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95 años de nicanor parra/ rafael cadenas, premio fil

atisbos

www.nicanorparra.uchile.cl

¡¡FFEELLIIZZ CCU UM MPPLLEEAAÑ ÑO OSS,, AAN NTTIIPPO OEETTAA N NIICCAAN NO ORR PPAARRRRAA!! Hoy [7 de septiembre] cumple 95 años el creador de la antipoesía, Nicanor Parra. Hijo de Rosa Clara Sandoval Navarrete, crece en un ambiente artístico. Desde pequeño alternó su residencia entre Santiago, Lautaro, Ancud y Chillán. En 1927, ingresó en el Liceo de Hombres de Chillán, donde cursó hasta el Quinto Año de Humanidades. En 1932, huyó de casa rumbo a Santiago, donde cursó el último año de educación secundaria en el Internado Nacional Barros Arana, gracias a una beca de la Liga de Estudiantes Pobres. Ahí conoció a Jorge Millas, Luis Oyarzún y Carlos Pedraza, con los cuales tuvo gran afinidad artística. El año 1933, el poeta ingresó al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile con el fin de estudiar Matemáticas y Física. También tomó Ingeniería, Derecho e Inglés, pero pronto los abandonó. Financió sus estudios desempeñándose como inspector del INBA y fue allí cuando en 1935 publicó su primer anticuento llamado "Gato en el camino" en la Revista Nueva (publicación que fundó junto a Millas y Pedraza). El relato circuló entre los inspectores, profesores y alumnos del Internado. Regresó del Instituto Pedagógico en 1937, para desempeñarse como profesor de matemáticas y física en el Liceo de Hombres de Chillán. El mismo año publica Cancionero sin nombre, su primer libro de versos, donde dejó entrever huellas de la poesía de García Lorca. En 1938 es galardonado con el Premio Municipal de Santiago por su contribución a la física y la matemática.


En 1943 viaja a Estados Unidos a estudiar mecánica avanzada al medio en la Brown University, mediante una beca del Institute of International Education. Regresa en 1946 incorporándose a la Universidad de Chile como profesor titular de Mecánica Racional. En 1948 es nombrado Director Interino de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. En 1949 parte a Inglaterra gracias a la beca del Consejo Británico con la intención de estudiar cosmología en Oxford. Su paso por los Estados Unidos e Inglaterra, particularmente la inmersión en la vida cotidiana de dos sociedades desarrolladas, y su oposición a la poesía tradicional de Pablo Neruda, son fundamentales en la gestación de sus antipoemas. Vuelve a Chile en 1951, casado con Inga Palmén, de nacionalidad sueca. En los Anales de la Universidad de Chile aparece una selección de sus antipoemas. Luego, en 1952 realiza nuevos avances en la poesía no tradicional, montando junto a Enrique Lihn, Alejandro Jodorowsky y otros, la poesía-mural quebrantahuesos, hecha con recortes de diarios. En 1954 aparece su segundo libro: Poemas y antipoemas. El sistema antipoético incluye entre sus elementos un personaje anti-heroico, humor, ironía, sarcasmo y un verso cuyo léxico y sintaxis no obedecen al modelo literario clásico, sino al lenguaje cotidiano. En su país, este nuevo estilo de poesía fue apoyado públicamente por el crítico literario Ignacio Valente, quien ha resultado ser uno de sus máximos divulgadores. En 1959 es invitado al congreso mundial de la paz en Pekín, China; para alcanzar la capital, viaja primero a Estocolmo, Suecia, debido a que los viajes a los países del socialismo real, en esa época de la Guerra Fría, eran exhaustivamente controlados por los organismos de seguridad occidentales. Visita a Artur Lundkvist, entonces Secretario Permanente de la Academia Sueca, y en casa de éste conoce a la escritora, Sun Axelsson, con quien se unirá sentimentalmente y que motivará, luego, el viaje de ella a Chile. En 1969 recibe el Premio Nacional de Literatura por todo su trabajo literario y por el impacto que generó su libro Obra Gruesa, que publica ese mismo año. En 1991, se le otorga en México el premio Juan Rulfo. También ese año es nombrado Doctor Honoris Causa en la Universidad de Brown, grado que le conferirían luego también las universidades de Concepción en 1996, y del Biobío en 2000. En 2000, recibe el Honorary Fellow de la Universidad de Oxford. El año 2001 recibe el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, además del Premio Bicentenario de la Corporación Cultural de Chile y Universidad de Chile. Tras una mediática exposición en el Centro Cultural Palacio de La Moneda, donde ahorcó a todos los ex-presidentes, que causó gran impacto, en octubre de 2006 presenta su nuevo libro Obras completas y algo más, que llegó a ser el más vendido en la feria del libro 2006. El Amaule, Chile, 7 de septiembre de 2009 www.elamaule.cl/admin/render/noticia/22797

N NIICCAAN NO ORR PPAARRRRAA CCU UM MPPLLEE 9955 AAÑ ÑO OSS EEN NCCLLAAU USSTTRRAAD DO O PPEERRO O VVIITTAALL,, CCRREEAATTIIVVO O YY VVIIGGEEN NTTEE Santiago de Chile. Enclaustrado en su casa de Las Cruces (región chilena de Valparaíso), pero envuelto por la creatividad profana e irreverente que cruza toda su obra, Nicanor Parra cumple hoy 95 años, convertido, según el crítico Harold Bloom, en uno de los mejores poetas de Occidente. Un calificativo que tomará forma en marzo del próximo año, cuando el creador de la antipoesía será homenajeado en el V Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebrará en el puerto de Valparaíso. También, mientras conduce su viejo escarabajo Volkswagen por las calles de Las Cruces y la vecina Isla Negra, donde afina los últimos detalles de su "Anti Museo", da los últimos retoques a dos nuevos libros. Se trata de Cacha la hueá y El marica de Shakespeare, títulos muy en la línea de los artefactos, verdaderos misiles poéticos que ha diseminado desde hace 40 años o más ("Si los maricones volaran/ no se vería la luz del sol"; "Yanquis sí, Cuba también"). También contradictorios con su admiración por elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/2


Shakespeare, aunque en rigor se declara más bien "hamletiano" y trabaja en una traducción de esa tragedia, que seguirá a Lear, rey & mendigo, que ha merecido el aplauso unánime de la crítica. El hermano mayor de la folclorista Violeta Parra, que huye de las entrevistas ("me tergiversan todo"), pero recibe a estudiantes, admiradores y especialistas, espera además la publicación del segundo tomo de sus Obras completas & algo más (Galaxia Gutenberg), anunciado para el primer semestre del 2010. Para entonces también debería tomar forma el proyecto de la editora española Carmen Balcells que, cautivada por Parra, a quien afilió como uno de sus representados, se propuso "dar a conocer en todo el mundo su obra, para vuestro bicentenario", comenzando por una antología a comienzos del 2010. Nacido el 5 se septiembre de 1914 en San Fabián de Allico y el mayor de nueve hermanos artistas, Nicanor Parra llegó en 1932 a Santiago, estudió Física en el Instituto Pedagógico y después en Estados Unidos e Inglaterra, adonde llegó a cursar un doctorado en Cosmología en Oxford, donde en cambio estudió Literatura. El año 2000, la Universidad de Oxford distinguió con el "Honorary Fellow" a este chileno, admirado por Bob Dylan, Alan Ginsberg y Roberto Bolaño, que en 1954 revolucionó la poesía con la publicación de Poemas y antipoemas", donde proclamó que "durante 50 años la poesía han sido el paraíso del tonto solemne". Preguntado tras su éxito si buscaba ser el mejor poeta de Chile, respondió que "no, me conformo con ser el mejor poeta de Isla Negra", en alusión a Pablo Neruda que en ese entonces ya vivía en esa localidad de la costa central de Chile. También se refirió a Neruda y a otros grandes poetas chilenos cuando proclamó: "No a la poesía de pequeño Dios (por Vicente Huidobro). No a la poesía de toro furioso (por Pablo de Rokha). No a la poesía de vaca sagrada (por Neruda)". En 1969 ganó el Premio Nacional de Literatura y publicó Obra gruesa", después la izquierda rompió con él por tomar té en la Casa Blanca con la esposa del presidente estadounidense Richard Nixon, se declaró ecologista y continuó creando. Artefactos" (1972), Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977), Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1979), Chistes para desorientar a la policía (1983), Coplas de Navidad (1983), Poesía política (1983), Hojas de Parra (1985) Poemas para combatir la calvicie (1993), son algunas de sus obras. También Páginas en blanco (2001), Lear Rey & Mendigo (2004), Obras completas I & algo + (2006) y Discursos de sobremesa (2006). Un largo camino poético, en el que alguna vez se declaró agotado ("Yo quería seguir poetizando,/ pero se me terminó la inspiración") o desencantado ("Ya no me queda nada por decir,/ todo lo que tenía que decir,/ Ha sido dicho no sé cuántas veces). A 95 años de nacido, Parra trabaja y se da tiempo para otear la tumbas de Vicente Huidobro y de Pablo Neruda, visibles desde su casa de Las Cruces, quiere desafiar al Papa a pelear y reivindica un antiguo artefacto alusivo a Dios: "ese güeón sí que la Kgó". Acaba también de debutar en el cine, en el recién estrenado documental Retrato de un antipoeta, de Víctor Jiménez, que lo siguió cámara en mano durante diez años. "Antes de ver este documental yo pensaba que era guapo", dijo tras ver el filme el poeta, alejado de la descripción de sí mismo que hizo en "Epitafio": "De estatura mediana [...] Flaco de nacimiento, aunque devoto de la buena mesa. De mejillas escuálidas y de más bien abundantes orejas. Con un rostro cuadrado en que los ojos se abren apenas y una nariz de boxeador mulato [...]. Ni muy listo ni tonto de remate. Fui lo que fui. Una mezcla de vinagre y aceite de comer. ¡Un embutido de ángel y bestia!". Agencia EFE, 7 de septiembre de 2009

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Hace seis décadas, Nicanor Parra tomó un barco a Inglaterra. El poeta, quien está a punto de cumplir 95 años, iba a cursar un doctorado en Cosmología, pero terminó escribiendo sus más famosos poemas. Lo intentaron expulsar de la universidad, no se acostumbró a la rigurosidad inglesa y conoció a una sueca con la que terminaría casado. Ésta es la historia de un poeta que en Oxford se transformaría en antipoeta. El trasatlántico lo esperaba en Buenos Aires. En septiembre de 1949, Nicanor Parra acababa de cumplir 35 años y en su maleta llevaba el único libro que había publicado más de una década antes. Se llamaba Cancionero sin nombre. Era un conjunto de poemas influenciado por García Lorca y que le había dado un pequeño nombre en las letras chilenas. En ese momento, cuando ponía sus pies sobre la cubierta, era aún un escritor en ciernes. Desde hacía algunos años trabajaba en el Departamento de Ingeniería de la Universidad de Chile y, gracias a una beca del British Council, pretendía terminar un doctorado en Cosmología en Oxford, Inglaterra. Precisamente por esa razón subía al barco. Pero la historia -siempre imprevisible- diría otra cosa: el que partía era un poeta y el que regresaría, dos años después, sería el antipoeta. La vida privada de Nicanor Parra, quien el 5 de septiembre cumplirá 95 años, siempre ha sido una suerte de búnker difícil de indagar. El poeta, hoy afincado en Las Cruces, ha sido tan celoso de ella que muchos de sus cercanos ni siquiera manejan los detalles. Durante esa primavera de 1949, la II Guerra Mundial acababa de terminar y en Chile gobernaba Pedro Aguirre Cerda. Parra estaba casado con Anita Troncoso y tenía tres hijos pequeños: Catalina, Francisca y Alberto. Los cinco vivían en una casa de la calle Paula Jaraquemada, en La Reina, y cuando le otorgaron la beca para partir a Europa, Parra habría dejado su familia al cuidado de Julio Ortiz de Zárate, uno de sus mejores amigos. En un trasatlántico hay tradiciones. Una de ellas, durante los días en que Parra iba a Inglaterra, era la fiesta que celebraba el cruce de la línea del Ecuador. En un texto publicado en 1962, Emir Rodríguez Monegal, uno de los grandes críticos latinoamericanos, cuenta que Parra junto a John Adams, un estudiante uruguayo que partía becado a Cambridge, preparó para esa ocasión una imposible parodia de los famosos hermanos Marx que, más tarde, representaría frente al resto de los pasajeros. Otra anécdota de esos días la cuentan Paz Arrese y Edel Castillo, dos periodistas que en su tesis de licenciatura -a la fecha, el mejor texto biográfico de Parra, pero aún inédito- siguieron paso a paso la vida del poeta. Según ellas, en el barco Parra se encontró con un enviado del British Council que no sólo le corrigió su pronunciación del inglés sino que le aconsejó usar chaquetas tweed para estar a la moda. Un consejo que el poeta tomó al pie de la letra. De hecho, una de las primeras cosas que habría hecho al llegar a la ciudad universitaria fue ir a una tienda y buscar esas famosas chaquetas. Paradójicamente, la estadía de Parra en Oxford resultaría fundamental no para sus estudios universitarios, sino para su poesía. Sin ir más lejos, casi dos tercios de los Poemas y antipoemas, el libro inaugural de su antipoesía, habrían sido escritos en Inglaterra. Allá leería a Shakespeare, Pound, Eliot y Auden, figuras claves no sólo para entender la obra del chileno, sino que buena parte de la poesía del siglo XX. El viaje a Oxford, sin quererlo, se transformaría en más que un viaje de estudios. Pero para que eso sucediera, tuvo que entrar en escena Edward Arthur Milne. Milne era un astrofísico y matemático inglés que, durante décadas, enseñó en Oxford. Era un hombre delgado, algo calvo y que paseaba por la universidad con anteojos redondos. Estudiaba la elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/4


expansión del universo e intentaba proponer una solución paralela a la de Einstein para la teoría de la relatividad. En la ficha que llenó Nicanor Parra para postular a la universidad, ya señalaba que Milne sería el tutor de su tesis, que se titularía "Some unsolved problems on Kinetic Relativity" ("Algunos problemas no resueltos en la relatividad kinética"). El chileno no era un novato en las aulas universitarias. Ya había estudiado Física y Matemáticas en el antiguo Pedagógico y en 1943 viajó por un año a Brown University, en Rhode Island, Estados Unidos, para continuar con un postgrado en Mecánica Avanzada. En Oxford, para resumir su expediente académico, debía terminar la tesis que lo convertiría en doctor. El 17 de octubre de 1949, el poeta se matriculó oficialmente en Saint Catherine's College. En la ficha de inscripción aparece como estudiante de Modern Mechanics (mecánica moderna), aunque su especialidad sería la Cosmología. Ubicado en Manor Road, y casi en las afueras de la ciudad, Saint Catherine's -conocido como St. Catz o sencillamente Catz- era uno de los colleges más nuevos y, de paso, uno de los formalmente más relajados. Una vez instalado en Oxford, Parra viviría en dos casas. Pero fue en la primera, ubicada en Pembroke Street, una pequeña calle cerca del famoso Christ Church -lugar donde filmaron los interiores de gran parte de las películas de Harry Potter-, en la que estuvo más tiempo. Allí arrendaría una pieza con vista a un pequeño cementerio y escribiría poemas como "Soliloquio del individuo". Por las mañanas tomaría una bicicleta y pedalearía por la ciudad. "No es un estudiante serio" Según cuenta Héctor Fuenzalida -especialista en la obra de Parra- en el Boletín de la Universidad de Chile, núms. 102 y 103, publicado en 1970, el poeta chileno tuvo una variada fauna de compañeros de curso: "Un príncipe hindú, un matemático árabe riquísimo", además de "un japonés, físico y ajedrecista". En todo caso, según revela el mismo poeta en una entrevista con el académico Manuel Jofré, a poco de llegar a Oxford las clases estuvieron lejos de ser su principal preocupación: "Percibía por un lado a Shakespeare y por otro a Newton, y una de las primeras cosas que se me ocurrió fue memorizar el monólogo de Hamlet, y aplanaba las calles de Oxford, repitiendo hasta el infinito to be or not to be, that is the question”. Así, atrapado por la poesía, Nicanor Parra comenzaría a girar desde la órbita de Newton a la de Shakespeare en una traslación que, en un comienzo, no agradaría a sus anfitriones. Los años de Parra en Oxford, además, estuvieron bañados de un aire melancólico. Según Arrese y Castillo, echaba de menos y no lograba acostumbrarse al frío protocolo inglés. Solía escribir cartas a sus amigos y, en ese contexto, los poemas se transformaron en su principal aliado. Tanto, que comenzó a faltar a clases y pasó de ser un mero alumno a transformarse en "el caso Parra". Hasta hoy, en los archivos de St. Catherine's College se conservan las cartas y documentos sobre la suerte que corrió el antipoeta. El profesor Milne informó al censor de la universidad que el chileno lentamente había dejado de asistir a clases y que mostraba poco interés por continuar sus estudios. En un comienzo, las autoridades de la universidad optaron por advertirle que si no lo tomaba con seriedad se verían obligados a cancelarle la beca. Así fue como Milne citó a Parra a su oficina y le explicó la situación. La creatividad del autor de Sermones y prédicas del Cristo de Elqui, como es de suponer, no es nueva. A esa reunión, según consta en un documento de la universidad, llegó con una antología en donde estaban incluidos algunos versos suyos y se los mostró a su tutor. Parra le habría dicho que no estaba perdiendo el tiempo, que había descubierto la tradición inglesa y pretendía escribir el libro de poemas que planeaba hace largos años. Para eso, claro, necesitaba no terminar el doctorado. Milne, siguiendo el riguroso pragmatismo inglés, informó de eso al censor: "Él no es un estudiante serio de matemáticas. Ha estado asistiendo a mis clases y seminarios, pero pareciera no tomar notas. A mediados del semestre me dijo que estaba usando el tiempo para escribir poesía porque Oxford lo inspira [...], él no está tomando parte en las elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/5


discusiones de mis seminarios y no creo que pretenda terminar la tesis [...]. Sugiero que él haga lo pertinente para aprovechar las oportunidades de Oxford, y que no sea presionado para seguir los cursos". A los pocos días, a la oficina del generoso profesor de astrofísica, llegó la respuesta del censor. Parra había ganado. Le extenderían la beca por otro año y podría escribir sus versos tranquilamente. Oxford en el tiempo Marcelo Porta es, seguramente, uno de los que más saben sobre los años que Parra gastó en Inglaterra. En 1999 comenzó a filmar un documental sobre esa época -que pretende estrenar en 2010- y, para eso, ha viajado dos veces a Oxford. Según él, esos años de formación son esenciales para entender su poesía. Pero también fueron temporadas duras. Una vez, cuenta, Parra fue invitado a comer a la casa del decano de la facultad y sencillamente no apareció. No dio excusas ni nada y, según el protocolo británico, eso le bastó para ganarse la condena dentro de la universidad. Otra vez también fue invitado a comer y en vez de llegar solo, lo hizo acompañado: nuevamente un punto en contra. Porta, gracias a conversaciones con el poeta, supo que Parra además era un buen roommate. En la casa donde alojaba, la puerta se cerraba indeclinablemente a las diez de la noche, pero él dejaba entrar a sus compañeros por la ventana. Durante el viaje que realizó en 1999, Porta se entrevistó con Robert Pring-Mill, una de las eminencias en literatura latinoamericana en Oxford. En esa cita, le mostró un video de Parra recitando a Shakespeare y Pring-Mill, según ha confesado el propio Parra, se animó a postularlo como Honorary Fellow de St. Catherine's. Un grado honorífico que le concedieron en 2000 y que hoy también comparten Noam Chomsky y Benazir Bhutto. Parra finalmente terminó el libro de poemas que preparaba en Oxford. Lo tituló Poemas y antipoemas. Exactamente 60 años después, en el actual máster en Literatura Hispanoamericana que se imparte en Oxford, hay un curso llamado “Latin American Avant-garde Poetry: Theory and Practice”, donde el chileno es parte fundamental del plan de estudios. El crítico Rodríguez Monegal cuenta que Poemas y antipoemas durante mucho tiempo tuvo el título provisorio de Oxford 1950, un nombre que no sólo da cuenta de la importancia de la ciudad, sino de la fecha en la que fueron compuestos gran parte de estos textos. La razón de bautizarlos como antipoemas la dio el mismo Parra en una conferencia, realizada en 1982, en el Liceo de Niñas de Temuco. Su intervención fue grabada por una profesora y, años después, reproducida por el académico de la Universidad Austral Iván Carrasco. Allí, Parra revela: “Yo estaba en ese tiempo en la Universidad de Oxford [...] escribiendo, puliendo libros [...]. Un día pasé frente a una librería y me llamó mucho la atención un libro que se exponía en ese tiempo, que estaba en la vitrina. El libro se llamaba Apoemas, de un poeta francés, creo que Henri Michette”. La idea le siguió rondando en la cabeza. Una vez de regreso en Chile, sus poemas fueron rebautizados. Ahora eran antipoemas. Inga, la sueca Héctor Fuenzalida escribe que a poco de llegar a Oxford, Parra "queda vulcanizado por el encanto de dos suecas de celestial pureza y ardor". A una de ellas, hoy nadie la recuerda. La otra se llamaba Inga Palmen. Era rubia, delgada, 14 años menor que el chileno y estaba de vacaciones en la ciudad. El amor fue fulminante. El poeta, como cuenta él mismo en Conversaciones con Nicanor Parra, de Leonidas Morales, se terminaría casando con ella en Londres y, más tarde, la traería con él a Santiago. En el mismo libro, Parra explica que ya se había separado de Anita Troncoso, pero esa relación formalmente no terminaría hasta que el poeta volvió a Chile. Arrese y Castillo, sin embargo, escriben que la mujer chilena de Parra no se enteraría de la relación con la sueca hasta que, en 1951, su marido regresara a Chile de la mano de Inga. La incómoda situación se resolvería con la nulidad del primer matrimonio y la celebración de uno nuevo. elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/6


Parra regresó en junio de 1951, en pleno verano del hemisferio norte. Sin su doctorado, con una nueva mujer y con un conjunto de poemas que lo lanzarían al Olimpo de los poetas. Mac-Iver 22, a un costado de la Biblioteca Nacional, sería la dirección del departamento que durante años compartiría con Inga, una mujer silenciosa y ordenada que siempre encantó a los amigos del poeta. La aventura de Oxford, eso sí, no concluiría tan fácilmente. Parra volvió a Chile en silencio. De hecho, tuvo una suerte de afasia que le impidió hablar. Por lo mismo, cuando regresó como subdirector de la Facultad de Ingeniería se tuvo que limitar a tareas silenciosas mientras su voz volvía de a poco. Al parecer, en Oxford y con los Poemas y antipoemas, Parra dijo buena parte de lo que tenía que decir. Qué Pasa. Debate, Chile, 5 de agosto de 2009, www.quepasa.cl/articulo/6_425_9.html

VVÍÍCCTTO ORR JJIIM MÉÉN NEEZZ:: “AAU UN NQ QU UEE AA LLAA GGEEN NTTEE N NO O LLEE GGU USSTTEE,, LLAA PPEELLÍÍCCU ULLAA EESS U N H O M E N A J E A N I C A N O R ” UN HOMENAJE A NICANOR” ÁÁnnggeellaa TTaappiiaa FF..

El director que ha logrado mostrar al mayor de los Parra de manera más íntima al público, no tiene problemas en declarar que lo admira profundamente. Eso sí, tampoco niega que hubo roces a lo largo de los ¡once! años de filmación de su película y que, incluso, se dejó de hablar con la hija del antipoeta tras el estreno. A Víctor Jiménez Atkin le caía mal Nicanor Parra, y cómo juzgarlo, si dicen que el poeta cuando quiere ser insoportable sabe hacerlo como el mejor. A pesar de eso, se mantuvo una década filmándolo, y hoy hasta se emociona un poco cuando dice que realmente lo adora. Acaba de estrenar Retrato de un antipoeta, una película que en 71 minutos entrega escenas de un Nicanor más íntimo, rodeado de sus más cercanos, como su hija Colombina y su nieto Cristóbal (Tololo), y que además, revisa la influencia internacional que el mayor de los Parra tuvo en movimientos literarios de Inglaterra y Estados Unidos. “Yo no tenía idea de que Parra era tan importante. Provengo de familia de marinos, que son gente menos intelectual, más esparta. Así que cuando lo conocí, lo que me gustó de él fue la imagen y por eso partí”, dice Jiménez, quien además es el director de la Escuela de Cine del Inacap. La relación entre él y el antipoeta, si bien tuvo su origen en 1997 -cuando Jiménez realizó unas proyecciones en una exposición que presentaba obras de Roberto Matta con textos de Parra- comenzó más directamente y con la cámara en mano, gracias a que la familia de Quena Navarro, la esposa del director y productora de su película, era la propietaria de la casa de Las Cruces donde hoy reside el creador de “El hombre invisible”. El asunto fue de más a menos. En un comienzo Don Nicanor se dejó filmar por el joven Víctor, pero a medida que pasaban los años, el poeta comenzó a hacerse más reticente a la cámara. De hecho, la escena con la que comienza el film, corresponde a la última realizada al poeta, en el año 2004, con Jiménez escondiéndose tras una puerta y Parra enojado diciéndole “cogotero” cuando, molesto, lo pilla espiándolo. “Cuando él estaba enojado, yo agarraba mis cosas, ‘hasta luego don Nicanor, permiso, mucho gusto’, y me iba”.

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¿Cómo se enojaba él? “Se mandaba a cambiar. Por ejemplo, como esa vez, la de la última filmación cuando me dice ‘cogotero’, así se enoja. Se empelotaba, decía cuestiones y se iba a su pieza, arriba, y desaparecía, no decía nada. No era que me echaba de la casa ni nada. Él se iba y de repente bajaba, enojado, con la cara seria; nos veía y hacía unas cosas, unos gestos de ‘quédate ahí no más’. Obviamente, uno se daba cuenta que hasta ahí no más llegábamos y que nos teníamos que ir”. ¿Cuál era su rollo con la cámara? “Lo que pasa es que él no quiere dejar registro. Es como con Shakesperare; de él no hay nada; ninguna imagen. De hecho no se sabe quién es y eso a él le alucina muchísimo. Así que esto iba en contra de no dejar rastro y ahí había un conflicto. Hasta hoy él dice que el personaje tiene que desaparecer, que la obra debe hablar por él, no él hablar de la obra”. ¿Cómo lo convenciste entonces de aparecer, de dejarse filmar? “No lo convencí. Lo que hice fue -usando una palabra que dijo un crítico y que me gustó muchísimo- fue filmarlo de manera ‘cazurra’. Significa hacer las cosas de manera maliciosa, pero reservadamente, no violentamente. Yo siempre me mantuve en un segundo o tercer plano; preparaba los equipos de rodaje, conversaba con las personas que me iban a acompañar y que irían al encuentro de Nicanor. Pero yo siempre me quedaba en la terraza o en la cocina, mirando lo que estaba pasando. “Inicialmente llegábamos a su casa, cara de palo. Yo era más joven y más informal. Nunca fui a saludarlo en buena onda, siempre fui a trabajar, y era un trabajo doloroso, porque siempre era complicado, siempre. Cuando iba, tenía que arrendar cámaras y comprar películas, llevaba gente y había que tenerle catering y a veces llegábamos y no nos recibía, no nos habría la puerta. Ahí operaba la paciencia. Nos quedábamos en el lugar donde estábamos alojados, haciendo tomas del exterior, hasta que un día, de repente, aparecía él solo y se dejaba filmar”. En una escena, Nicanor habla del Principio de la Incertidumbre, que “el observador afecta al observado”. ¿Lograste superarlo? “Después de esa vez, en una conversación me dijo que cómo era posible que con la tecnología que hay hoy en día, no fuéramos capaces de filmarlo sin que se diera cuenta. Yo me quedé callado, no le dije nada, pero entendí que me estaba invitando a que usara otra metodología, en función de que la película quedara más espontánea, en función del Principio. Lo que tenía que hacer era arreglármelas para que él se manifestara al cien por ciento como es, y la coronación de eso fue una entrevista que le hice en La Reina, donde habla de las mujeres y se ve todo manchado y con ruido”. ¿Por qué te tomó 11 años filmarlo? “Fueron 11 años porque yo no lograba entender por qué estaba haciendo una película. Comencé porque me pareció una buena idea, pero luego ya no sabía porqué seguía ahí. Pero visceralmente, por imagen, por una cuestión más erótica que mental, me gustaba hacerlo. De hecho, al comienzo me caía mal Parra, pero, por otro lado, yo sabía que eso daba lo mismo, porque el personaje era tan importante que mi opinión y mis pasiones importaban un rábano”. No deja de influir un poco que te caiga mal el personaje principal de tu trabajo. “Obviamente. Así no podía editar la película. Tenía que llegar un momento en que entrara en armonía con lo que estaba haciendo y eso pasó recién hace dos años, cuando conocí a la jefa del Departamento de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Bristol, que era una fanática de Parra y me habló de la proyección internacional que tiene la antipoesía y el rol clave que él asume en la evolución del lenguaje. No me cabe duda que la película, fuera de Chile, va a tener un impacto súper importante”. elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/8


Con 11 años de cinta, debe haber algo que te dolió no incluir. “Claro, hay cosas políticas que tuve que sacar, otras que tuve que censurar. Todos los temas políticos en los cuales Nicanor aparecía diciendo cosas en contra de alguien o que se prestara para que un tercero lo enjuiciara, los saqué. Yo lo admiro y, aunque a la gente no le guste, la película es un homenaje a Nicanor”. ¿Qué tipo de censura hubo? “Tuve problemas que son los normales en una negociación sumamente delicada con Nicanor, a través de un abogado, a tres semanas del estreno. La película duraba 72 minutos y medio y ahora dura 71. Hay un minuto y medio que eran como las puntitas del filete que tuve que sacar. Ahí me dolió, pero sino, corría el riesgo de pelearme con él, con la Colombina y tener problemas con mis auspiciadores. Yo estaba en Argentina, haciendo las copias y ellos me llamaban diciendo que si no llegaba a acuerdo se bajaban, y yo que llevaba 11 años trabajando en eso... Yo quería sacar 45 segundos, pero al final, el abogado que trabajó conmigo me hizo entrar en razón y la Quena Navarro me convenció. Tuvimos que meterle tijera al positivo”. ¿Tienes la intención de que las imágenes sean públicas en algún minuto? “Existe la posibilidad, no sé. Hay partes que son muy interesantes. Una en especial, que me dio mucha pena, pero la tuve que sacar porque era muy complicado ponerla, a pesar de que, un poco, por esa parte en especial logré algunos auspiciadores. Así que al sacarla se desfinanció un poquito”. ¿Son acerca de su experiencia para el ’73? “Por ahí andaba la cosa, por esa zona”. ¿Cómo pasas de que no te caiga bien a decir que lo admiras y que no quieres dejarlo mal? “Es súper simple, por el tiempo y porque lo empecé a conocer de verdad. Quiero ser franco, no me considero un experto en Parra, pero tuve muchas conversaciones con César Cuadra (autor de Nicanor Parra, en serio & en broma), leí varias cosas de Nicanor, y después de todo el proceso de investigación, entendí el universo parriano y lo empecé a querer”. ¿Ahora son amigos íntimos? “He tenido breves conversaciones con él, ahora que ya no lo estoy filmando ni nada. Yo lo adoro, me produce una sensación de amor profundo, heavy. Todas las conversaciones que tuve para arreglar el conflicto nunca fueron con él, sino que con abogados y él nunca me dijo nada. Tuve más problemas con la Colombina. Nosotros éramos bien amigos y estamos peleados ahora, un poquito. Ella siempre apoyó la película y cuando ya estaba hecha y lista para salir, empezó lo de que corta tal parte, que la película no sale. Y esto no me lo decía Nicanor, me lo decía ella, pero yo sabía que hablaba por él. Así que con la Colomba no he hablado más desde hace un buen rato”. ¿Aunque hayas terminado cortando lo que te pidieron? “Pero es que ellos querían más. Ahora, tampoco es para tanto, no pasa nada grave en la película”. El siguiente paso en cine de Jiménez será cargado de las leyes de la física cuántica. El recién fallecido y famoso escritor Sergio Meier (autor de El color de la amatista y de La Segunda Enciclopedia de Tlön), fue el encargado de darle “el perfil de ciencia ficción dura”. Víctor se entusiasma hablando de realidades paralelas y de la paradoja de Schrödinger, cuya idea del experimento con el gato y el gas venenoso en una caja -y cuyas potenciales realidades: el animal está vivo o está muerto- será incluido en el film. Para finalizar, ¿cuál es tu vicio privado? “Es que soy muy vicioso, yo tengo todos los vicios del mundo, todos. (Lo piensa un largo rato, se ríe a veces). Un vicio, pero bien raro, es me gusta estornudar, así que provoco una situación para hacerlo”.

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¿Con el sol? “No, me meto palitos en la nariz y puedo quedarme estornudando veinte veces. La sensación me alucina (ríe)”. ¿Es broma? “¡No, te lo juro! No hay nada que me guste más que estornudar, así, heavy. Es como expulsar, porque todo el cuerpo hace como paaaaaa. Es un toque no más y tiene que ser un palito metálico y largo. Estornudo y estornudo hasta que ya estoy listo. Quizás es muy freak eso (ríe)”. www.puntomujer.emol.com, 9 de septiembre de 2009

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http://www.laprensa.com.bo/fondonegro/27-09-09/edicion.php Un encomio del genial y desconcertante vate chileno que hace poco cumplió 95 años en plena y lúcida creatividad. El creador de la antipoesía Tiene 95 años y la intención de resucitar, aunque sea en forma de rana. El creador de anti-poesía con aires de anarquismo, Nicanor Parra, sigue vivo y suelto, como Parrita, el perro de la casa. Matemático, nacido en Chillán en 1914, con estudios en Estados Unidos e Inglaterra, autor de piezas tan fundamentales como Poemas y antipoemas (1954), Artefactos (1972), Hojas de Parra (1985) y Poemas para combatir la calvicie (1996), este antipoeta chileno vive desde hace años en Las Cruces, en la costa chilena del Pacífico. Creador de versos tan desconcertantes como El hombre imaginario, sus escritos poseen la cualidad, la maravilla, de parecer nuevos cada vez que se los lee. Opuesta a la poesía de Neruda, basada en el habla popular, la bufonada, la risa entremezclada con las lágrimas, su “antipoesía” —que descree profundamente de la pompa y el artificio asociados a este arte— abunda en recursos cotidianos (sillas, mesas, ataúdes), y al decir de Hernán Miranda Casanova, “ha ejercido un efecto germinador en distintos países del ámbito iberoamericano”, lo que hace de él la figura más importante en la historia de la poesía hispanoamericana contemporánea. Quizá porque la tierra costera de la que proviene es fecunda en poetas de la talla de Vicente Huidobro, el mismo Pablo Neruda, o Gabriela Mistral, lo que acabamos de decir que no parezca una enormidad. Sin embargo, hay que leerlo, porque Parra es capaz de componer un rap de la Sagrada Familia, once años después de celebrar su cumpleaños número 80 sentado sobre un ataúd. Es capaz de pintar con graffiti las paredes de su casa con la misma agilidad con la que crea objetos de arte a cada instante, como esa hilera de máquinas antiguas de escribir, con el rotulito que dice “Máquina del tiempo”. Es un ser que manifiesta una imaginación desbordante, innovadora, necesaria. elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/10


Probablemente porque el ocaso de la poesía nos viene rondando, es bueno saber dónde encontrar, alguna vez, un verso fresco. Más aún cuando sus Obras Completas se publicaron por fin en España, por la editorial Galaxia Gutemberg. Esto tiene que decir Ignacio Echevarría al respecto: “El deslumbramiento (…) me lo produjo conocerlo personalmente. Fue durante una comida entre amigos. Nos llevaron a visitarlo a Las Cruces, Marcial Cortés-Monroy y Alexandra Edwards. Íbamos en compañía de Roberto Bolaño y su mujer. Durante la sobremesa, Nicanor se puso a recitar de memoria sus propios poemas. Recitó luego toda una antología viva de poetas, en castellano y en inglés”. “Aquello duró varias horas, que transcurrieron sin darnos cuenta, entre asombros y risas. Fue un día inolvidable, en el que se sembraron la admiración y la determinación que, venciendo escepticismos y problemas de toda índole, hicieron posible lo que parecía inalcanzable: que dispongamos por fin de las obras completas de uno de los más grandes poetas de la lengua”. * Escritora tarijeña EL HOMBRE IMAGINARIO

EL HOMBRE IMAGINARIO vive en una mansión imaginaria rodeada de árboles imaginarios a la orilla de un río imaginario De los muros que son / imaginarios penden antiguos cuadros / imaginarios irreparables grietas imaginarias que representan hechos / imaginarios ocurridos en mundos / imaginarios en lugares y tiempos / imaginarios Todas las tardes imaginarias sube las escaleras imaginarias y se asoma al balcón imaginario a mirar el paisaje imaginario que consiste en un valle / imaginario circundado de cerros / imaginarios Sombras imaginarias vienen por el camino imaginario entonando canciones / imaginarias a la muerte del sol imaginario Y en las noches de luna imaginaria sueña con la mujer imaginaria que le brindó su amor / imaginario vuelve a sentir ese mismo dolor elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/11


ese mismo placer imaginario y vuelve a palpitar el corazón del hombre / imaginario PELÍCULA: http://www.inacap.cl/tportalvp/?t=143&i=2&cc=10093&tm=2

testimonios TRES ARTEFACTOS

zonas elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/12


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El venezolano recibirá el galardón por una obra que no ha dudado en romper “las formas, los géneros y los discursos” de la poesía moderna. El poeta venezolano Rafael Cadenas (Barquisimeto, 1930) es el ganador del Premio FIL de Literatura y Lenguas Romances 2009, en reconocimiento a una vida dedicada a la literatura, según fue anunciado el mediodía de este lunes 31 de agosto en Guadalajara, Jalisco (México). El autor de Derrota recibirá el galardón el próximo 28 de noviembre en el marco de la jornada inaugural de la XXIII Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). El jurado estuvo compuesto por María Luisa Blanco (España); Ana María González Luna (México); Gustavo Guerrero (Venezuela); Darío

Jaramillo (Colombia); Lucía Melgar Palacios (México); Vicente Quirarte (México) y Raymond L. Williams (EU), quienes otorgaron el premio a Cadenas en virtud de “un exigente ejercicio crítico en busca de la expresión más auténtica, despojada y límpida, lejos de cualquier retórica o de cualquier afán estilístico o estético”. “Lúcido y vigilante, Cadenas no ha dudado en ir rompiendo con las formas, los géneros y los discursos más frecuentes dentro de la poesía moderna”, continúa el acta, que fue leída por Gustavo Guerrero, y en la que además se señala que el escritor “encarna hoy para los más jóvenes el horizonte de una palabra que se aleja del lirismo tradicional y trae consigo el imperativo de darle voz a aquello que, de otro modo, ya no encuentra espacios para decirse en nuestra época”. “Tengo muchas cosas que agradecerle a México. Por supuesto estoy muy contento”, dijo Cadenas cuando le fue comunicada la decisión por vía telefónica. “Lo que brota ahora en mí es la palabra gracias”. El autor habló sobre su relación con México y sus autores con los medios de comunicación que asistieron a la rueda de prensa en la que se anunció el fallo, y recordó que su Obra entera fue publicada en la nación azteca por el Fondo de Cultura Económica (FCE). El autor agregó que, a sus 79 años, aún le “asombra todo: desde una mata hasta una estrella. Yo no tengo límites en cuanto al asombro”. A la pregunta de un reportero acerca de la situación política en Venezuela, el llamado “poeta del silencio” dijo que se trata de “un país dividido. Hay intelectuales que apoyan el régimen y otros que están en desacuerdo con lo que se está haciendo. Entre ellos estoy yo. [...] Puedo decir lo que siempre les digo a los amigos hispanoamericanos con quienes tengo la oportunidad de conversar: [...] cuiden su democracia, aunque sea deficiente, aunque no sea cabal, para evitar que pueda ser destruida por algún caudillo”. Durante el anuncio estuvieron presentes Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta y presidenta honoraria del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances; Alejandro Cravioto,


secretario de Cultura de Jalisco, en representación del gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez; Marco Antonio Cortés Guardado, rector general de la Universidad de Guadalajara; Raúl Padilla López, presidente ejecutivo del Premio FIL y presidente de la Feria de Guadalajara; Joaquín Diez-Canedo, director del FCE y representante del Fideicomiso del Premio FIL; Gustavo Guerrero, representante del jurado; Nubia Macías, directora general de la FIL, y Dulce María Zúñiga, directora ejecutiva del Premio FIL. Perteneciente a la generación venezolana de 1960, Cadenas formó parte del grupo Tabla Redonda, junto con Arnaldo Acosta Bello, Jesús Guédez, Ángel Eduardo Acevedo, Darlo Lancini, José Barroeta y Jesús Sanoja Hernández. En 1952 fue desterrado a la isla de Trinidad por su militancia comunista y en 1958, a la caída del régimen de Pérez Jiménez, regresó a Caracas, donde reside actualmente. Entre sus obras se encuentran Cantos iniciales (1946), Una isla (1958), Los Cuadernos del destierro (1960), Derrota (1963), Falsas maniobras (1960), Anotaciones (1973), Intemperie (1977), Memorial (1977), Amante (1983), Dichos (1992) y Gestiones (1992). El Fondo de Cultura Económica publicó en el 2000 su Obra entera. Traductor de poesía inglesa, Cadenas fue además profesor universitario y cuenta con una amplia obra de ensayo considerada una referencia indispensable del pensamiento literario contemporáneo en español; destacan en ella sus libros En torno al lenguaje y los Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística. Ha recibido el Premio Nacional de Literatura en Venezuela, el Premio Internacional de Poesía Pérez Bonalde, la Beca Guggenheim y doctorados honoris causa de las universidades Central de Venezuela y Los Andes. Ha sido calificado por el crítico Juan Gustavo Cobo Borda como un “renovador secreto del lenguaje”, un poeta que abreva en el aforismo, el silencio y la inmediatez de la vida. El propio Cadenas se ha definido como alguien que “escribe desde la normalidad con sentido de asombro”. La Asociación Civil del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo ha

reconocido desde 1991 a importantes representantes de la literatura hispanoamericana, y hoy el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances —dotado con 150 mil dólares— se ha consolidado como un galardón de gran reconocimiento a nivel internacional. Este premio ha sido otorgado, bajo el nombre de Juan Rulfo, a los escritores Nicanor Parra (1991), Juan José Arreola (1992), Eliseo Diego (1993), Julio Ramón Ribeyro (1994), Nélida Piñón (1995), Augusto Monterroso (1996), Juan Marsé (1997), Olga Orozco (1998), Sergio Pitol (1999), Juan Gelman (2000), Juan García Ponce (2001), Cintio Vitier (2002), Rubem Fonseca (2003), Juan Goytisolo (2004) y Tomás Segovia (2005). Carlos Monsiváis (2006) y Fernando del Paso (2007) lo recibieron como Premio FIL de Literatura. António Lobo Antunes fue el primero en recibirlo como Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances en 2008. Letralia, 7 de septiembre de 23009

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Leído por un reducido grupo de fieles, Cadenas es el autor de una obra ensayística y poética que se revela como una de las más notables del escenario hispanoamericano de hoy. Bradu comparte aquí el regalo que significa su lectura.

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Para quienes sólo la conocíamos en y por partes, la Obra entera de Rafael Cadenas (traída a México por el Fondo de Cultura Económica, en especial por Adolfo Castañón) es un verdadero regalo. No se me escapa la singularidad de la suma que se cifra en el adjetivo "entera": antes que unas obras "completas" que por lo demás nunca deberían llegar a serlo, el título convoca la condición del animal que no ha sido castrado. Así, una "obra entera" es una obra intacta, libre, viva. "Sólo he conocido la libertad por instantes, cuando me volvía de repente cuerpo", asegura el venezolano. Del hombre, Rafael Cadenas, sé poco, prácticamente nada. Pese a los premios y la consecuente publicidad, su nombre recorre América Latina como la contraseña de una estrecha cofradía. Una leyenda lo envuelve a modo de sombra, poniendo a veces en tela de juicio hasta su misma existencia. No obstante, al leerlo, la sombra se abre y un verdadero acercamiento se produce, no sé si con la persona, pero sin duda con una voz, con la "voz incesable" de Rafael Cadenas. Ahora que escribo estas líneas, desconozco los rasgos de su rostro, el timbre de su voz, si es alto o bajo, flaco o gordo, pero lo puedo imaginar en una forma no figurativa como el pintor crea un paisaje a partir de puros colores. La voz incesable de Rafael Cadenas no es exactamente un canto; su poesía no aspira a la espectacularidad de los sonidos, sino más bien a una actitud, una manera de ver y de estar en el mundo. Quizá la fisonomía que descubre la voz sea la del alma. De la Obra entera me deslumbró la lectura de los "Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística". Sentí que por excepción leía unas reflexiones sobre la mística que eran, a un tiempo, agudas, pertinentes y accesibles. La pertinencia se agiganta bajo el lente egoísta de mis intereses: allí Rafael Cadenas hila sus comentarios a partir de las mismas preguntas que nunca pude contestarme a través de otras lecturas, quizá por la simple razón

de que nunca supe formularlas como él lo hace. Al frecuentar a los místicos, uno puede sentirse sobrecogido y admirado, pero también, inevitablemente, ajeno, quiero decir, distante, abrumado o embrutecido, y sin duda poco dotado para la gracia y la inteligencia. En cambio, si bien Rafael Cadenas atestigua un íntimo conocimiento de los asuntos místicos, permanece a nuestro lado, hablándonos al oído de los caminos que podrían conducir a la iluminación. Rafael Cadenas se sitúa a sí mismo fuera de "la ínfima minoría de los liberados", escribe desde "la normalidad con sentido del asombro", pero su autoexclusión del exiguo círculo mágico hace ingresar al otro que está en todas partes, en todas las cosas, y donde estamos todos, brillantes y miserables: "Solemos hablar del misterio del universo sin incluirnos, como cosa ajena, como si no formáramos parte de él, como si no le perteneciéramos." Gracias a este "situacionismo" sostenido en prosa y poesía, percibimos a Rafael Cadenas tan accesible, como si nos mostrara nuestra común derrota y nuestros torpes aleteos, pese a que compartamos el anhelo del vuelo y unas escasas intuiciones del "sentimiento del misterio". Me sorprenden los ensayistas que discurren sobre la mística. A veces, hasta me dan envidia. Parecen estar seguros de lo que afirman, siempre más seguros que uno. ¿De dónde sacan su seguridad? ¿Han conocido la iluminación? ¿Por qué no intentan narrarla como experiencia propia? Rafael Cadenas escribe sobre lo místico como muchos de nosotros pensamos que lo haríamos si tuviéramos su talento: titubeando o, mejor dicho, tropezando con los escollos de lo numinoso, siguiendo el "lento hacerse de Rilke, paso a paso, desde la escasez". "For us, there is only the trying", dice Eliot recordado por Cadenas. La conclusión de los "Apuntes...": "Decidí no escribir sobre San Juan. Espero que él y mi amigo me perdonen, que para eso son los santos y los amigos (aunque detesto el amiguismo). Yo también trataré de perdonarme por lo que he hecho", es una perfecta y graciosa expresión de la paradoja sobre la que descansa el ensayo. La renuncia llega después de más de treinta páginas que concentran lo esencial, en un tono elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/15


aparentemente llano, errabundo, casi diría: improvisado. "Apuntes..." es un ensayo que no se limita a ser una parodia de las paradojas entre las que se mueven los místicos, o una exposición por la vía de la negatividad tan necesaria a la expresión mística, sino una prueba por la escritura misma de una honda comprensión de lo que es y no es la mística. Además, la prueba se enuncia por omisión: "no escribiré sobre San Juan..." y quizá sea la más acertada y elocuente para hablar de lo místico. Por supuesto, la prueba es sutil y casi inadvertida para quienes leen con premura. La primera paradoja se tensa entre la afirmación de Cadenas de ser un lector, un noescritor, y la existencia misma de su ensayo que puede calificarse como una pieza maestra de escritura. El no-escritor "espera seguramente lo que los libros no pueden dar: una revelación que lo mude, que lo ponga en el camino del mayor descubrimiento", afirma Cadenas incluyéndose en esta legión esperanzada, pero creando para sus lectores la misma expectativa que advierte como un riesgo para sí. Con los "Apuntes..." y con la poesía, nos sentimos inmersos en la inminencia, como realizando sin saberlo un ejercicio de preparación para el "mayor descubrimiento". El lector Cadenas nos pone en guardia ante la ilusión y el poeta Cadenas nos prepara para quizá merecer lo inesperable. Rafael Cadenas es un hacedor de caminos. En el camino hay imágenes, palabras, visiones: en la unión ya no hay nada", repite Cadenas con algunos místicos. Esto deja a la poesía en un estado desamparado frente a la expresión de la unión mística. En rigor, no existiría una poesía mística propiamente dicha, sino una poesía de preparación, de incitación, de sugestión. La llamada "poesía del instante", que tan fácilmente calificamos de epifánica como si fuera efectivamente el suceder de la iluminación, no es sino el instante de atención recrudecida en que percibimos la cercanía del misterio. Llámese Dios, nirvana, vacío o silencio, el blanco con el que quiere dar el arpón de la palabra está fuera de la poesía o bien este blanco la contiene sin que ya tenga necesidad de manifestarse.

A la imposibilidad de ser de la analogía en la poesía mística (lo semejante sólo puede ser conocido por lo semejante), se suma la prohibición de la polisemia, al menos según San Juan de la Cruz. La prohibición dictada por San Juan de la Cruz iría en contra de la tesis cada vez más en boga según la cual el carmelita habría sido un sufí. En efecto, nada más importante para los poetas sufíes como la polisemia del sentido. Pero, tal vez, esto sería lo de menos. La prohibición de San Juan de la Cruz me parece una soberbia o una ingenuidad. ¿Cómo podría pretender controlar las palabras? ¿De qué manera podría mutilarlas para desaparecer otro o varios sentidos soterrados bajo el autorizado en el comentario? ¿Qué clase de poder se necesita para desterrar la polisemia de las palabras? Podrá San Juan ambicionar el control sobre sus lectores, pero no entiendo cómo lo conseguiría sobre el lenguaje. Rafael Cadenas advierte que el lector "debería someterse a lo que San Juan ordena, pero no lo hace, desatiende sus prescripciones, saborea los versos, siente que le pertenecen, les da el sentido que quiera, transgrediendo las indicaciones, ¿qué digo?, los mandatos del autor". Y añade: "Pero ¿no sería revelador seguir al pie de la letra lo que San Juan prescribe?" Sospecho que, sobre este punto, Rafael Cadenas tiene en mente otra cosa que la obediencia a San Juan. ¿Qué sucedería si las palabras se volviesen transparentes, unívocas, redondos receptáculos de realidad, cabales moradas del ser? Sucedería lo que persigue Cadenas en su poesía: un contacto directo entre la palabra y la realidad. También se cumpliría uno de sus poemas que más admiro y me turba. Sólo tiene dos versos, que a lo mejor ni siquiera son versos: "El dueño tiene miedo. / Los ojos sólo tienen realidad." ¡Cuántos volúmenes están contenidos en estas dos líneas! Pero me temo que esto elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/16


difícilmente sucederá y quizá no sea tan lamentable, porque así la polisemia seguirá descubriendo nuevas aproximaciones a lo mismo. "Vivir / de amanuense asombrado" es lo que pide Rafael Cadenas para alcanzar lo que no sucederá en la poesía. El problema de la atención, que es también una poética en Cadenas, trae a cuento otra paradoja que el poeta toca en su ensayo y parece resolver en su poesía. ¿Hay caminos que lleven a la unión mística? ¿Hay ejercicios de preparación para el descubrimiento mayor? Por un lado, dice Cadenas, "San Juan y casi todos los místicos señalan una sola vía hacia Dios". Por el otro, Rafael Cadenas comienza a socavar la ortodoxia reprobando el ascetismo extremo de San Juan, aunque admite no estar capacitado para juzgarlo o ponerle reparos. Sin embargo, se los pone por la vía de la negatividad disfrazada de impericia. El segundo reparo es más contundente: ¿Cómo puede San Juan rechazar a las criaturas de Dios si éstas son hechuras divinas? "La virtud se realiza en la flaqueza", responde San Pablo. "Las virtudes verdaderas son de poco peso y se llaman abandono, desapego, confianza, entrega, desnudez", escribe Octavio Paz a propósito de Henri Michaux y de sus visiones. Entonces, ¿de qué servirían el ascetismo, la rectitud en el camino, la preparación, los ejercicios espirituales si no hay mérito alguno en estos asuntos? "Cada uno tiene el infinito que se merece. Pero ese mérito no se mide con nuestras medidas" —concluye Octavio Paz acerca de Henri Michaux. Por su parte, Rafael Cadenas propone: "[los místicos] no les dejan alternativa a los que creen que hay muchos caminos hacia él, algunos hasta insospechados. Tal vez no haya ninguno, tal vez cuando se prescinde de la idea de camino y recobra su intensidad el presente, puede sentirse la cercanía del misterio". A lo largo de los "Apuntes...", Cadenas nos hace sentir la rigidez de ciertos cánones occidentales; cuando el razonamiento se asfixia, él inyecta el oxígeno del budismo zen que parece convenirle mejor, no como credo, sino como concepción y representación del mundo y de la condición humana. Además, lo nombrado y lo sobrenombrado en Occidente pueden ser un obstáculo para la comprensión de algunos

fenómenos. Por ejemplo, mientras lo sagrado siga nombrándose exclusivamente como Dios, está difícil que el hombre entienda lo que Cadenas no se cansa de decir en todos los tonos de su prosa y su poesía: el más allá está de este lado, la maravilla está al alcance de la mano, la iluminación puede encontrar caminos insospechados si no le tememos a la libertad. En efecto, ¿cómo conciliar la atención extrema que pide y practica Rafael Cadenas en su poesía, y muy precisamente en su forma poética de "la sequedad insobornable", con el desapego, la despreocupación, el sagrado ocio que es la actitud interior que conducirá a la iluminación? Y si, hagamos lo que hagamos, no estamos predestinados a conocer la unión con lo divino, ¿de qué nos servirá apurar gota a gota "el vino de los atentos" o, al contrario, abandonarnos al ocio? La incomprensión de esta injusticia mayor quizá encuentre una explicación en uno de los Dichos de Cadenas: "No buscamos ser sino sentirnos en algún estado 'superior'. Estamos adiestrados para perseguir siempre una ganancia, tal es nuestra barrera. La agonía de no querer ser lo que somos." Rafael Cadenas preconiza un regreso a la sencillez, muy distinta y ajena a la falta de dificultad. Quizá haya que rechazar la tentación mística, el desvelo por estas cuestiones, la sed de una luz absoluta, para esperar, como lo indica el poeta, "el milagro, lo máximo, que acaso sea lo más corriente, pero visto de manera inhabitual, a otra luz, no usada". Curiosamente, me vuelven a la mente las preguntas de André Breton al final de Nadja: "¿Quién vive? ¿Es usted Nadja? ¿Es verdad que el más allá, todo el más allá está en esta vida? No la oigo. ¿Quién vive? ¿Acaso sea yo solo? ¿Acaso sea yo mismo?" "¿Fue ése el pacto, / vivir contigo / a cambio de no verlo?", pregunta por su parte Rafael Cadenas en un poema, sugiriendo así que hay que pagar prenda, que el sacrificio es "palabra clave de todo laberinto humano descifrado", para decirlo con María Zambrano. Para terminar o, mejor dicho, porque no sé cómo terminar con estas cuestiones que no elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/17


aceptan una última palabra o una palabra última, porque así lo ha dicho Goethe: "lo importante es no llegar nunca a ningún término", suspendo estas cuartillas dándole las gracias a Rafael Cadenas por ponernos a veces a la intemperie de sus versos. Letras Libres, agosto de 2002

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…”Y lo devolvió a los brazos del origen” En la obra más reciente de Rafael Cadenas se adivina una rigurosa disciplina del espíritu, encuentro una síntesis de la existencia y su valoración, una visión del hombre acerca de sí mismo, de sus vivencias, una certera y conmovedora comprensión de sus propias marchas y contramarchas, y un encuentro profundo con lo esencial en el uso del lenguaje. Visión de la obra de Cadenas que siempre será una parcial e imprecisa, pues ni él mismo puede aquilatar la verdadera dimensión de su ser, que es infinita. Doy fe de ello, al acudir a estos versos: Cuánto no te costó ver que eres al mismo tiempo menos y más de lo que creías, pues perteneces. (Del libro “Amante”)

Casi siempre sabemos que no sabemos quienes somos. Aun llegamos a dudar si somos alguien, pues vivimos así, algo confusos en el encuentro con los otros, en su vitalidad que no nos deja quietos. Vivimos también sumergidos en nuestros propios claroscuros, y nos volvemos de pronto un gran enredo. Creemos que somos menos de lo que somos porque es nos es imposible mirarnos de un todo. El espejo refleja siempre un solo lado, casi plano, y si nos damos vuelta, con esa terquedad tan lógica de su sino, el azogue continuará reflejando tan solo el otro lado del ser. Así también, los otros reflejan nuestro rostro empañado por sus ideas predeterminadas sobre cómo se imaginan que somos, o cómo quisieran

que fuéramos. Nadie logra conocernos absolutamente. Nosotros tampoco a nosotros. Sólo existe un ser que, en un instante, es capaz de ver, sentir, saborear y saber cómo somos. Debiera decir, más bien, qué somos, quienes somos. Es el amante, en aquel instante de lucidez no entorpecida por la razón: Eludías el encuentro con el tú magnífico, el que te toma y te anula como tempestad y de ti arranca al que busca (Amantes)

El amante es el ser que posee por entero nuestra imagen rota y nos la devuelve intacta, íntegra, plena de toda plenitud. Nos entrega también algo más que antes no éramos, porque habíamos sido fragmentados, porque cuando llegábamos a ser, no había espejo que nos contemplara, ni había cáliz que contuviera nuestra sangre toda. El conocimiento del amante impele a reconocer que “ni un solo átomo mío es mío”.El encuentro con el amante se produce, “no a modo de visitación / no a modo de promesa / ni a modo de fábula / sino / como firme corporeidad, como ardimiento, como inmediatez”. La confrontación con “el otro”, que viene a ser el “ sí mismo “, no es otra cosa que reconocerse en el amante que llevamos dentro, lacrado en el tatuaje de la soledad:

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Cómo unirse a ella sin juntarse consigo? Ambos iban errantes en el encantamiento de la soledad …

En el libro Notaciones (1973), Cadenas dice: “Crece / el deseo de ver tu rostro”….. Luego añade: “Soy esta vigilancia. / Soy esta vacilante disponibilidad /… Ya no sé quién soy. /Si oigo mi nombre /ignoro qué designa”… Se presiente lo que se es, lo que en realidad y ante todo se es: “Amante / amante / en mí / sin tallar / como ignorado ícono”. Bien lo señala William Carlos Williams: “Por qué tratas / con tanta fuerza / de ser un hombre. Eres un amante”. Así es como vivimos, con la esperanza de alcanzar el amor. Sin amor, nadie quiere vivir. Día y noche, por el amor nos movemos, escribimos dramas y comedias, somos actores y actrices, ¡hacemos tantas cosas! ¿Será que no somos un yo, un tú, sino más bien somos Amor?. Resulta más que evidente: ¿Quién es esta sangre, estos tendones, estos ojos, esta extrañeza, esta antigüedad? / Una fuerza / me tiene / Entonces es ella/ la que puede decir soy, / la que puede llevar un nombre / la que puede usar la palabra yo, escribe el poeta Cadenas. Solo después de haber vivido la experiencia de la otredad salvada y vencida por lo inexorable, el amor, que se revela por encima de cualquier pensamiento, de cualquier medida, el poeta se encuentra íntegro ante sí mismo y adquiere la “conciencia cósmica que nace de una compenetración del fondo más profundo del individuo con la vida de todos los seres y con el universo”, esa conciencia a la cual se refiere Rafael Cadenas en el prefacio a su traducción de las Conversaciones con Whitman. En el fondo, cuando Cadenas se refiere a esa “conciencia cósmica”, se describe también a sí mismo. Y el poeta deja de verse separado, fragmentado, solo, porque su totalidad posee la experiencia única, irrepetible, imborrable de ser uno con la vida, de ser vida en la Vida. No es el éxtasis de los amantes la única vía del encuentro con la totalidad. Recordemos a San Juan de la Cruz: Sin arrimo y con arrimo / sin luz y a

oscuras viviendo / todo me voy consumiendo. / Mi alma está desasida / de toda cosa criada / y sobre sí, levantada / y en una sabrosa vida / sólo a su Dios arrimada. La agonía y el éxtasis del fraile Juan florece también de la cercanía con el Amado. Voluptuosa experiencia irreversible, “restaurada inocencia”, florecimiento “en un abismo”, el abismo del ser. Ahora Rafael Cadenas se dedica a:Vivir / en el sabor de ser. Y Cadenas confiesa:: Sólo he conocido la libertad por instantes, cuando me volvía de repente cuerpo. Manera de decir, con prontitud de lenguaje, haber encontrado un espejo que lo refleja íntegro y le permite expresarse con absoluta libertad, porque decir cuerpo es decir un todo, es no estar escindido en esas incómodas, a veces penosas categorías del cuerpo y el alma. Me detengo aquí, conmovida por esta aproximación a una obra que sólo alcanzo a atisbar desde la ventana de mi casa del ser. Versos que ya son míos y de todo aquél que sea tocado por ellos. Versos que conducen al resplandor, magnífico y terrible, de entregarnos al abrazo del origen: Y ella lo obligó a la más honda encuesta, A preguntarse qué era en realidad suyo. Después lo tomó en sus manos Y fue formando su rostro … y lo devolvió a los brazos del origen. La poesía, como la vida, nos conduce a nuestro origen y por unos instantes regresamos al vientre materno, al agua bendecida por el abrazo del ser.

www.analitica.com/va/arte/oya/6935605.asp# INQUISIDORES

VAN

DE UN SITIO A OTRO MIDIENDO, ANOTANDO,

mordiendo aquí, más allá, llenos de baba de pasado, muecas, rótulos. Indician, señalan, dictan, corrigen, acosan. Ahí, dicen, está el culpable. Nuestros códigos amaestrados lo perseguirán ladrando día y noche. Ahí está, nuestros mastines olisquean el rastro sucio. Él es la mancha en nuestras baldosas. Agravia nuestra pureza. Por el mundo, siempre, con sus libros de cuentas, sus lápices perversos, sus esto sí esto no, sus autos de fe, sus pócimas vengativas, extendiendo un rojo metro sobre el cuerpo que la jauría va a perseguir. Ahí está el que nos traicionó, dice. Escupamos, que ahí viene. Espiémoslo como un solo ojo. elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/19


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EELL LLEEN NGGU UAAJJEE,, PPU UN NTTO OD DEE PPAARRTTIID DAA YY D DEE LLLLEEGGAAD DAA CCoorraall BBrraacchhoo

La creación poética es esencialmente una búsqueda, y esa búsqueda, expresada de innumerables formas, es colectiva, no sólo por la diversidad de expresiones en que se manifiesta, sino porque el lenguaje, su punto de partida, nos pertenece a todos. Adentrarse en los territorios del lenguaje significa, para la poesía, recuperar lo que en él ha desgastado y opacado su uso habitual. Recuperar el brillo, el peso, el color original de las palabras, reencontrar su densidad —de materia moldeable, de fuerza conducible, de movimiento— y sopesar los efectos de sus combinaciones es una parte del proceso creador del poeta. Otra, simultánea, es la de entrever y entretejer la multiplicidad de sentidos que sus posibles combinaciones generan: De la fusión de esos sentidos con la gestualidad sonora del lenguaje (sus ritmos, sus cambios de tono, su densidad, su ligereza...) surge el lenguaje poético. De su organización, a la vez plástica y musical, en un espacio que no sólo lo enmarca sino que contribuye también a la generación de sentidos y despliegues cinéticos (ya que en él se distribuyen, entran en contacto o se aíslan las palabras) surge el poema. Si el lenguaje científico, filosófico, y aun el lenguaje cotidiano, para alcanzar una comunicación práctica y eficaz, tienden a reducir al mínimo la ambigüedad y a unificar y fijar sus significados, el lenguaje poético, por el contrario, tiende a hacer perceptible la convivencia de sentidos diversos —y de sus resonancias y matices— y a hacer confluir en ellos las más distintas regiones de la vida anímica. La poesía reintegra, así, lo que el lenguaje racional separa o deja fuera. Y lo hace encontrando los vínculos que nos permiten reconocer como

necesaria esa integración. "La obra de un poeta — comentaba Xavier Villaurrutia en uno de sus ensayos— no vale sino en la medida que lleva consigo, al mismo tiempo, y en el mismo grado, lo inexplicable y lo explicable." Abierto a las libertades de lo onírico, a las revelaciones del inconsciente, a las formas que adopta el pensamiento mítico, y ceñido a sus propias fuerzas generativas, a esa energía palpable que lo recorre y que va dictando sus trazos, sus transformaciones, sus convergencias y reflejos, sus imantados silencios, el poema nos lleva a asomarnos a nosotros mismos y a descubrir lo que de otro modo no podríamos entrever ni tocar. Y esa fuerza de cohesión, sin duda la que más importa, proviene, a la vez, del poder del lenguaje y del magnetismo que en el poema generan sus resonancias y el impacto de sus asociaciones e imágenes, pero proviene también de la capacidad del poema para enfrentarse a la realidad — independientemente de los recursos que pone en juego— para abrir un ángulo de tensión con ella. Basta girar un poco el espejo en que la realidad está acostumbrada a reflejarse para que aparezcan, de pronto, aspectos que la costumbre nos impide ver. Algunos de esos aspectos la enriquecen, otros la desenmascaran, otros más nos orillan a constatar la posibilidad de lo que excluye. Una grieta delgada en la solidez de lo que parece inalterable. Una visión y su deslumbramiento. Un espejo inclinado. Un lente. Un cristal que hace visible —en sus densidades y texturas— su materialidad. O un prisma que diversifica los rayos de luz que lo tocan y entran en él. Las sombras y las imágenes que articula; los universos cambiantes que deja ver. Pero también las facetas que de pronto reflejan al que se acerca a ellas. El poema es una creación colectiva también en ese sentido: Cada lector ve en sus reflejos algo distinto. Cada lectura se detiene en diferentes rasgos, en diferentes cortes, en líneas distintas de sentido. Cada lectura reconstruye su vitral singular, su propio espectro de contenidos únicos. Y en la convergencia entre la experiencia singular y lo universal a que aspiran sus figuras y formas, el autor es también un lector más. elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/20


Si la poesía tiene una función social, no es sin duda la de imponer maneras de ver, de pensar o de comunicar, sino la de abrir canales a la sensibilidad y a la comunicación, posibilidades a la articulación del pensamiento, matices a la expresión de la emotividad y perspectivas para replantearnos nuestro estar en el mundo. El punto de partida de la poesía es el lenguaje, pero también su punto de llegada. Sobre él se abren los caminos que traza. A él regresan sus numerosas expresiones y hallazgos. Y de la inagotable capacidad de sugerencia que encierra, de sus profundas y casi inaprensibles sutilezas, la poesía extrae sus filos y desentraña su poder y su fuerza. (Este texto fue leído por su autora al recibir, con Pedro Ángel Palou, el Premio Xavier Villaurrutia 2003.)

Letras Libres, abril de 2004, p. 94 ***

LLAA PPO OEESSÍÍAA EESS U UN ND DEESSTTIIN NO O PPaabblloo M Moorraa

Más que una vocación, la poesía es un destino. En ella se encuentra un cincuenta o sesenta por ciento de oficio, de rigor, de disciplina. Un poeta es una gente “descarnada”, es decir, una persona que va por el mundo sin piel, con la carne viva. Por lo tanto, las cosas que suceden le afectan más que a otros. No tiene nada que lo cubra, que lo proteja, y entonces, como respuesta a la vida, se da a la poesía. Un ejercicio impúdico, en el que el hombre se tiene que desnudar para escribir. Darse totalmente en cuerpo y alma. Hay que tener el oído bien despierto, alerta los ojos y toda la piel al descubierto. El instante en que usted escribe es de verdadera comunión con las personas y con la vida. Hasta con los muebles y las cosas. Escribir es el verdadero sentido de la vida. La poesía es liberadora. Sobre todo de las tensiones humanas.

Creo que uno es como una caldera que está ardiendo y que va aumentando la presión cotidianamente, hasta que explota o hasta que se le abren las válvulas. La poesía es una de las válvulas que tenemos para liberar la caldera de la presión que vivimos, tanto de la alegría como del dolor. Las palabras llegan. ¡Ellas llegan! ¡Muchas veces ellas llegan aunque no las llame, pero me doy cuenta al momento de escribir! (Jaime Sabines) La poesía es una reflexión de la vida real. Es como un artículo en un periódico, una observación de lo que se vive en el mundo. Y algunos de mis poemas vienen de esa melancolía por el paraíso perdido y la tragedia de la guerra. La poesía es también un grito del corazón. (Indran Amirthanayagam). La poesía es la memoria de los pueblos y la gran fabricante de fantasmas. (Octavio Paz). Aplastado por el cosmos, el hombre se yergue y lo desafía, el poeta desafía al universo. Por la poesía se iguala o supera al cosmos. La poesía es revelación, es vida en esencia, es el universo que se pone de pie. En realidad, la poesía nos hace ver todo como nuevo, como recién nacido, porque ella es descubrimiento, iluminación del mundo. Cuando sentimos que nos salen alas en la garganta y que todo nuestro cuerpo tiembla, estamos en presencia de la poesía. La poesía da vida a la muerte y más vida a la vida. La poesía es la vida de la vida, por eso podemos decir que es el juego de la vida y de la muerte. La poesía siente más que nada el destino del hombre, y cuando creéis que está cantando, ella está llorando la libertad que es el paraíso perdido o, mejor dicho, el paraíso nunca hallado del ser humano. (Vicente Huidobro). La poesía es resistencia frente a un mundo que se vuelve cada vez más cruel, cada vez más terrible, deshumanizante, porque todo lo que pasa no está fuera de lo humano, y creo que la palabra es una forma de resistencia muy clara frente a todo esto. Lo extraordinario es cómo la poesía pese a todo, a las catástrofes de todo tipo, humanas, naturales, viene del fondo de los siglos y sigue existiendo. Ese es un gran consuelo para mí. Va a seguir existiendo hasta que el mundo se acabe si es que se acaba alguna vez. (Juan Gelman). www.analitica.com/va/arte/oya/1434161.asp elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/21


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““LLAA PPO OEESSÍÍAA D DAA PPRRO OFFU UN ND DIID DAAD D””:: AAD DO OLLFFO O CCAASSTTAAÑ ÑÓ ÓN N AAzzuucceennaa M Maannjjaarrrreezz

Culiacán, Sinaloa. Todos los que habitan esta tierra tienen distintas opciones; pero los que se que se inclinan por la poesía se vuelven personas más profundas, sensibles y encuentra su espacio interior y esto para el escritor Adolfo Castañón es ya decir mucho. Y como Pascal decía que en la especie humana conviven el león y la rata, Castañón asegura que hay unos que son más humanos que otros, y éstos son aquellos que conviven con la literatura, poesía, arte. Eso los hace distintos. "Al estar cerca de la poesía se produce un tipo de ser humano distinto, porque el arte nos acerca a la libertad y universalmente, la libertad se ha reconocido como el espacio auténtico del ser humano", señaló. Al ofrecer la cátedra Gravitaciones e Itinerarios de la Poesía y Literatura Latinoamericana, que ofreció El Colegio de Sinaloa y el ISIC, el también ensayista y traductor consideró que si existiera un acercamiento mayor al arte se tendría otra sociedad. "La poesía le da al ser humano profundidad, sensibilidad y la posibilidad de tener un acercamiento a su espacio interior, eso ya es decir mucho", consideró. La poesía de hoy El ganador del Premio Xavier Villaurrutia en 2008, señaló que la diferencia entre la poesía actual y la anterior sólo tiene que ver con la diferencia generacional que se ha dado en la sociedad. "En esencia la poesía sigue siendo la misma, con la diferencia general que se da un ciudadano mexicano de esa época y hoy cuando somos los mismos y no los somos. También tiene que ver con la disponibilidad de la información", apuntó Castañón.

En la cátedra se revisó la obra de autores hispanoamericanos como Rubén Darío, Gabriela Mistral, Octavio Paz, Juan José Arreola, Juan Rulfo y Gonzalo Rojas. "Al estar cerca de la poesía se produce un tipo de ser humano distinto, porque el arte nos acerca a la libertad y universalmente, la libertad se ha reconocido como el espacio auténtico del ser humano". www.noroeste.com, 8 de octubre de 2009 ***

CCEECCIILLIIAA VVIICCU UÑ ÑAA AABBRREE M MU UEESSTTRRAA D DEE PPO OEESSÍÍAA VVIISSU UAALL EEN N EESSTTAAD DO OSS U UN NIID DO OSS EElliissaa M Moonntteecciinnooss

Ideas pintadas se llama la exposición que la artista chilena abrió en Nueva York para difundir la combinación entre texto e imagen que ha estado presente desde la época de los mayas hasta Vicente Huidobro y Nicanor Parra. En el marco de la publicación de la Antología de poesía latinoamericana de la Universidad de Oxford (The Oxford Book of Latin American Poetry), que se presenta mañana en Nueva York, en la galería Cecilia de Torres se abrió la muestra Ideas pintadas, curada por la poeta y artista visual chilena Cecilia Vicuña, quien también estuvo a cargo de la edición del libro junto a Ernesto Livon Grosman. El volumen, que reúne 500 años de poesía, pone en plano de igualdad a los autores canónicos (Neruda, Paz, Darío) con la poesía indígena, oral y visual. "No hay movimientos, como el el surrealismo, sino poemas específicos. Hay que considerar que hay poesías indígenas muy ricas en toda Latinoamérica. En México, por ejemplo, hay cerca de 100 lenguas y en cada una hay 20 escritores importantes", señala Vicuña, quien de los chilenos incluyó a los insoslayables (Mistral, Neruda, Parra y Huidobro), pero también a

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"En el libro presentamos una visión inédita de la poesía latinoamericana como totalidad: poesía en el espacio, en el tiempo, en la página y en el paisaje. Y era necesario llevarla a una exhibición para que el público pudiera vivir la riqueza de estos 500 años", explica la curadora, para quien las distinciones entre verbo e imagen son inútiles. "En la tradición maya y andina las imágenes y el verbo son permeables y exigen la participación creadora del lector para reconstruir los significados", explica. La antología no establece jerarquías entre la poesía escrita y oral, lo que a su juicio rompe con el molde clásico de las recopilaciones, que privilegiaban sólo lo escrito. A comienzos del siglo XIX, el venezolano Simón Rodríguez (también en la exhibición) escribía: "Se puede pintar sin hablar, pero no hablar sin pintar". www.latercera.com/contenido/727_185589_9.s html creadores más actuales, como Juan Luis Martínez, Enrique Lihn y Elvira Hernández. En la inauguración de la muestra de poesía visual, la artista chilena se refirió a la amistad que unió al uruguayo Joaquín Torres García con Vicente Huidobro, verdaderos pilares de las vanguardias en el continente. Para Vicuña, la muestra provoca un diálogo entre experiencias poéticas diversas. Se incluyen imágenes de rituales indígenas, fotografías de la tradición mural maya con su escritura pintada y cerámica precolombina, todo mezclado con los poemas visuales de Nicanor Parra, Juan Luis Martínez y Vicente Huidobro. Los artistas chilenos figuran junto a las láminas del libro pintado por Guamán Poma de Ayala, en el siglo XVI, en que un astrólogo-poeta porta un quipu, sistema de memoria visual y escrita del mundo andino. También hay dibujos realizados por el pintor argentino Xul Solar, fotografías de los poetas concretos de Brasil, el registro de acciones de arte realizadas por la propia Vicuña e imágenes de la ciudad poética en la costa de Ritoque, creada por el colectivo de arquitectos Amereida.

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PPEETTEERR H HAAN ND DKKEE,, PPO OEETTAA D DEELL YYO O JJaaiim mee SSiilleess

Como casi todos los poetas europeos de su generación, el austríaco Peter Handke, nacido en 1942, concibe la escritura como una continua y concéntrica reflexión sobre el yo y el lenguaje: «Con la palabra YO comienzan las dificultades», dice el undécimo poema de su primer libro, y la angustia de los límites del habla sirve tanto de autoironía como de estímulo a este inteligente, crítico y lúcido creador, más atento a las percepciones y perplejidades que la ficción del yo elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/23


procura que a los juegos fónicos que la representación língüistica produce. Esto es lo que lo diferencia tanto del carácter metafísico que impregna la obra de Ingeborg Bachmann como del letrismo y la poesía visual y concreta de Ernst Jandl, a la que, por el uso de las mayúsculas y el ludismo de la tipografía, da la impresión de aproximarse a veces. Su tradición, a la que no son ajenos los dos citados nombres, se acerca más al Schopenhauer que influirá en Nietzsche y en Mauthner y que será el punto de partida del mejor Wittgenstein. La crisis del sujeto, tan presente en la filosofía austríaca de finales del siglo XIX, y la del lenguaje, representada por la famosa carta de Hoffmannsthal, vuelven a darse cita en Handke, pero de otro modo, que es el que nos lo hace contemporáneo no en tal o cual parte de sus libros, sino en su totalidad. Políticamente incorrecto Vivir sin poesía reúne su obra poética publicada hasta la fecha: los treinta y ocho poemas de El mundo interior del mundo exterior del mundo interior, los diecinueve de El fin del deambular, el unitario Poema a la duración, que tradujo Eustaquio Barjau hace algún tiempo, y los tres movimientos de Leben ohne Poesie, con el que en 2007 ha querido titular la edición de su poesía completa. No es casual que las citas que abren su escritura poética sean de un romántico como Jean Paul, ni que su primer libro se exprese en las más diversas formas, con entimemas y epiqueremas incrustados en el discurso lírico, poemas en prosa llenos de definiciones gramaticales aristotélicas, oraciones nominales puras, coordinaciones mecánicamente repetitivas, asíndeton acumulador, articulado laconismo, objetivaciones directas, tono discursivo, un irracionalismo controlado por la sintaxis propia de la lengua coloquial, parodia de distintos estilos formulares, utilización literaria de la enumeración propia de la esquela, los títulos de crédito de las películas y del hit-parade, narratividad y diálogos, todo ello con un sistema referencial que aúna la música y la filosofía con el cine y el fútbol, y que no tiene reparos en adoptar

los modos de la confesión, incluso cuando ésta es «políticamente incorrecta», como en la biografía de la frase «No soy ni un nacionalista ni un igualitario / No soy un adorador de la dictadura ni el defensor de una mal entendida democracia», o en «Mentira histórica». Visión del mundo En el primer Handke hay un alto grado de provocación y una serie de temas tan obsesivos como recurrentes, que, si no son del todo los mismos, sí enlazan con los que su prosa paralela o coetánea ofrece: el lector reconoce cuanto de unitario y común hay en aquélla y en ésta, que es tanto su visión del mundo como su idea del lenguaje, o al revés, ya que en Handke mundo y lenguaje son lo mismo. El segundo libro supone una experimentación de otro modo: en lo que él mismo llama «un segundo yo» y que obliga a disponer los poemas como si fueran dípticos de un «confuso balbucear». Lo que predomina ahora es el poema breve y, sobre todo, el fragmento, la estructura del haiku y la economía verbal al servicio del análisis del recuerdo y de la percepción. En su tercera etapa se advierte el poema sentido como movimiento en espiral: Handke intenta intuir y fijar «el aliento de la duración», que no está en lo temporal sino en «lo maleable», que se convierte en «una calma», en una «espera» y en «una redención» y que hace al yo menos solipsista que solidario. El yo no se conforma con una «letanía de palabras aisladas», el poema largo sirve de cauce al monólogo interior, y la filosofía de Bergson desplaza ahora a la germánica. Y el cambio no es sólo de tema sino también de forma, porque todos los textos últimos, aunque próximos en su visión del lenguaje y del mundo, difieren entre sí. ABCD, núm. 916, 20 de septiembre de 2009 ***

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JJO ORRGGEE D DEE AARRCCO O,, XXXX PPRREEM MIIO O IIN T E R N A C I O N A L D E P O E S Í NTERNACIONAL DE POESÍAA SSAAN N JJU UAAN N D E L A C R U Z DE LA CRUZ CC..TT..II..

El

escritor madrileño Jorge de Arco, con la obra La casa que habitaste, ha sido el ganador de la vigésima edición del Premio Internacional de Poesía San Juan de la Cruz, que otorga al vencedor un premio de 6 000 euros y su publicación en la Colección Adonais, de Ediciones Rialp. El autor, de 42 años, es juglar de Fontiveros desde 2005 y su obra fue seleccionada, según Gonzalo Santonja, portavoz del jurado calificador, por ser un libro que va “en consonancia” con el nombre que lleva el premio. Y es que La casa que habitaste tiene “un tono sanjuanista” en algunos versos, además de llevar un ritmo “muy cauto” que, “a veces, se disimula, pero que golpea, a su final, como un aldabón”. Se trata, asimismo, de un libro “muy castellano”, que “está por encima de localismos”, de manera que Santonja destacó que a Jorge de Arco “le vendrá bien el premio”, de la misma forma que “al premio le vienen bien este tipo de autores”. Por su parte, Carmelo Guillén, de Ediciones Rialp, destacó que la obra ganadora es “un libro de la memoria, muy asentado en el amor” y que, pese a ser “ciertamente castellano”, contiene “muchas referencias a la cal, a la luz y a las palomas”, elementos que "forman parte del mundo andaluz del autor" y que, además, dan “continuidad” a la obra de Jorge de Arco. De la misma forma, subrayó el hecho de que en La casa que habitaste, un libro en el que está presente “la emoción”, se encuentren referencias a Miguel Hernández, Pablo Neruda o José Hierro.

200 obras En la vigésima edición del Premio Internacional de Poesía San Juan de la Cruz, que organizan el Ayuntamiento de Fontiveros, la Colonia Fontivereña y la Obra Social de Caja de Ávila, en colaboración con Ediciones Rialp, el poemario de Jorge de Arco ha tenido que competir con las 200 obras presentadas, un número que “está en consonancia con los de los tres últimos años”, según puntualizó el presidente de la Colonia Fontivereña, Javier Báñez. Algunos de los remitidos desde países como Venezuela, sin embargo, no han podido ser calificados por el jurado, pues, según Báñez, no cumplían con los requisitos, como incluir la plica. Aún así, este año se han recibido poemarios, sobre todo, de España, pero también de numerosos países extranjeros; en su mayoría, latinoamericanos. Entre todos ellos, finalmente, quedaron 14 y el jurado calificador se decantó por cinco y, especialmente, por tres, entre los que se debatió para decidir el ganador. Este año, el jurado del premio, que se entregará en el mes de noviembre –no podrá llevarse a cabo el acto en el Centro Integral de San Juan de la Cruz, de Fontiveros, según detalló el presidente de Caja de Ávila, Agustín González, por no estar aún finalizado-, ha estado presidido por Clara Janés y han formado parte de él, asimismo, Jesús Munárriz, Carmelo Guillén, Antonio Colinas y Gonzalo Santonja. El autor Por lo que respecta a Jorge de Arco, de 42 años, fue nombrado juglar de Fontiveros en el año 2005 y es profesor universitario de Literatura Española, además de poeta, traductor y crítico literario. Autor de obras como La constancia del agua y director de la revista poética ‘Piedra del Molino’, a lo largo de su trayectoria, premios como el Vicente Aleixandre, el Fray Luis de León de madrigales, el Santa Teresa de Jesús, el Martín Descalzo o el Ciudad de Alcalá, entre otros. www.aviladigital.com/subseccion/subseccion2/ fichaNoticia.aspx?IdNoticia=102042 *** elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/25


LLAA RREEGGIIÓ ÓN N CCEELLEEBBRRAA EELL CCEEN NTTEEN NAARRIIO O D E M I G U E L H E R N Á N D E Z DE MIGUEL HERNÁNDEZ M Maarrííaa JJoosséé M Muuññoozz TToolleeddoo

Castilla-la Mancha rendirá homenaje al poeta, en su centenario, y repartirá 5.000 cd didácticos en los centros de enseñanza. también se celebrará el concierto «tristes guerras» en las cinco capitales de provincia «Cien años de ternura, cien años de poesía, cien años de cultura». Con estas palabras, la consejera de Cultura de Castilla-La Mancha, Soledad Herrero, evoca la figura de un poeta español. El próximo 2010 ha sido declarado «Año Hernandiano»: Se cumplen cien años del nacimiento en Orihuela del poeta Miguel Hernández, que murió enfermo de tuberculosis en la cárcel de Alicante en 1942, con tan sólo 31 años de edad. El poeta será homenajeado el año que viene en 18 países y 34 municipios españoles, y Castilla-La Mancha no podía quedarse al margen de un centenario que lidera la Fundación que lleva su nombre y que dirige Juan José Sánchez. Las gestiones para conmemorar los cien años del nacimiento del autor de «El rayo que no cesa» se han realizado en contacto con hispanistas, profesores universitarios y centros culturales de Europa, América, África y Asia. Soledad Herrero, que tuvo el «honor» de presentar en el Congreso de los Diputados una iniciativa preparatoria del Centenario, está especialmente sensibilizada con Miguel Hernández, de quien alaba un «espíritu de superación que supo trasladar a la poesía». El Gobierno de Castilla-La Mancha, a través de las Consejerías de Educación y Ciencia y Cultura, Turismo y Artesanía, ha comenzado a preparar ya

su homenaje al poeta mediante la edición de un CD interactivo didáctico, «El rayo que no cesa y la importancia de la poesía social», que se distribuiría entre 5 000 escolares de la región para que trabajen con esta herramienta y conozcan la lírica del pastor de Orihuela. También cada capital de provincia acogerá la celebración de un concierto donde se presentará el disco del cantautor Paco Damas «Tristes guerras», en cuya grabación han colaborado Luis Eduardo Aute y Pastora Soler. «También haremos un acto conmemorativo del centenario, y lo presentaremos en Madrid y Toledo. Tanto la música como los recitales de poesía son una forma magnífica de rendir tributo a nuestro gran poeta. En tiempos de crisis, la cultura tiene que estar en primer plano», subraya la responsable autonómica de Cultura. Talavera de la Reina, Puertollano, Ocaña y Mestanza son cuatro localidades de Castilla-La Mancha que se han sumado ya al acontecimiento, ya que por todas ellas pasó el poeta. Como muestran los archivos de la Fundación Cultural Miguel Hernández, la figura de Carmen Pastrana quedó vinculada a la del poeta por un encuentro casual en la villa de Mestanza, donde ejercía como maestra y que fue lugar de paso de Miguel Hernández, que en aquella época formaba parte de las Misiones Pedagógicas. «Tanto debió impresionar Carmen al poeta que éste le dedicó un poema, generando una polémica para la crítica literaria hernandiana que ha llegado hasta nuestros días». Respecto a la estancia de Miguel Hernández en las Misiones Pedagógicas en primavera de 1936 por tierras de la Mancha, el poeta escribe una carta a su esposa Josefina con membrete del Hotel Castilla de Puertollano, y fechada en marzo de 1936, donde dice: «Aquí me tienes ya; hubiera querido escribirte ayer mismo que fue el día de mi partida de Madrid a esta provincia de Ciudad Real. Estoy muy cerca de Andalucía, pero no paso a ella...te pido me escribas a la dirección ésta: Miguel Hernández. Hotel Castilla. Puertollano». La Fundación también ha realizado gestiones con la Concejalía de Cultura de la localidad toledana de Ocaña, en cuya cárcel estuvo preso entre 1940 y 1941. El poeta, recluido al final de la elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/26


guerra civil, es trasladado en noviembre de 1940 al Penal de Ocaña, donde daba clase a los reclusos analfabetos. Vinculación con Talavera «Y en Talavera de la Reina tuvo buenos amigos, como Víctor González Gil o el poeta Rafael Morales, que fueron bastante importantes en su vida. En junio de 1935, cuando Víctor González dirigía la revista talaverana «Rumbo», Miguel publicó allí el soneto «Pastora de mis besos»», señala Juan José Sánchez, director de la Fundación. Como se ve, la vinculación del poeta con Talavera es grande y el Organismo Autónomo Local de Cultura, que dirige Francisco Castaño, «ya está preparando varias actividades para el centenario». Para ello cuenta con el apoyo de Pilar García, especialista en el escultor Víctor González Gil, que perteneció a la generación del 27 y que mantenía excelentes relaciones con Miguel Hernández. Víctor González Gil contó, durante una conferencia pronunciada en la década de los ochenta, que Miguel Hernández escribió «Las Nanas» y algunas cancioncillas en la parte de arriba de su casa de Talavera, y abajo, en el patio, se pasaba el día subido a la higuera, como si estuviera en Orihuela. La Fundación Miguel Hernández ha patrocinado el disco del que habla la consejera, «Tristes guerras», en el que el cantautor Francisco Damas ha musicado doce poemas con la colaboración del poeta argentino Juan Gelman, Premio Cervantes 2007; el cantautor Luis Eduardo Aute y la cantante Pastora Soler, con ritmos contemporáneos. «Es un intento de acercar la poesía de Miguel a todos los públicos. Hay un formato digipack y también va a haber un formato CD-ROM para alumnos», explica Juan José Sánchez, quien añade que este último formato estará patrocinado por el Gobierno de Castilla-La Mancha, a través de las Consejerías de Educación y Cultura, y que se distribuirá con fines didácticos por los centros de enseñanza. La presentación tendrá lugar en Toledo, probablemente en octubre. También en la capital de Castilla-La Mancha se preparan unas jornadas dirigidas a profesores de Educación Secundaria que podrían celebrarse, en colaboración con la Junta de Comunidades, entre

febrero y marzo de 2010, impulsadas por una experta en el poeta oriolano, la profesora Inmaculada Gómez Vera, autora de una tesis doctoral sobre Miguel Hernández. Un acto muy especial del Centenario será el envío a la luna del libro «Perito en lunas». Introducidos en una cápsula, los poemas serán depositados en la superficie lunar en 2011. Saldrán desde Huston. Miguel Hernández, que se autodenominaba «lunicultor», será así el primer poeta del mundo que pisará la luna gracias a la empresa Celestis, que trabaja para la NASA. www.abc.es/20090929/nacional-castilla-manchatoledo/region-celebra-centenario-miguel200909292019.html

Ú ÚLLTTIIM MO OSS EESSTTAALLLLIID DO OSS D DEE O OLLGGAA O ORRO OZZCCO O M Maarriioo CCaam mppaaññaa

Hace diez años, el 15 de agosto de 1999, murió Olga Orozco. Era una mujer de edad provecta: 79 años. Había escrito 9 libros de poemas y su vida y presencia ya formaban parte de la leyenda cultural rioplatense, de Argentina y Uruguay, y su obra del patrimonio literario de todo el continente. La poeta de quien Pere Gimferrer afirmó en 1998, en el prólogo a la antología Eclipse y fulgores (Lumen), que era manifiestamente la mayor poeta y uno de los mayores poetas que escriben en estos momentos en español”, empezó muy joven, a los dieciocho años, a integrar los círculos de élite de la literatura argentina. El gran Oliverio Girando fue uno de sus primeros maestros y la editorial Losada, aquella maravillosa casa que a tantos de nosotros, lectores latinoamericanos de la segunda mitad del siglo XX, elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/27


nos dio la oportunidad de acercarnos por primera vez al mundo de los libros, publicó la mayoría de sus obras, la primera, Desde lejos, en 1974. El año antes de la muerte de Orozco, un critico informado como Julio Ortega afirmó que la argentina era “la gran desconocida” de las grandes poetas hispanoamericanas, un grupo del que mencionaba a la cubana Fina García Marruz, la peruana Blanca Varela y la uruguaya Idea Vilariño. Sin embargo, ese mismo año la Feria Internacional del Libro de Guadalajara le confirió el Premio de las Literaturas Latinoamericanas y del Caribe Juan Rulfo, y el año anterior, en 1997, el reino de España le había concedido el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Así, excepto el Cervantes, que absurdamente le fue negado, los principales reconocimientos literarios en lengua española le fueron otorgados. De su poesía el mismo Pere Ginferrer afirmó que se trataba de “una voz cuyo poderío resulta tan turbador que casi podría llamársele alarmante”. De esa mujer, ahora, a la vuelta de diez años, aparece un libro póstumo, un manojo de 12 poemas escrupulosamente presentados por su albacea, la poeta Ana Becciú, y publicados por la editorial Bruguera, de Barcelona. Últimos poemas, de Olga Orozco, son los textos que la autora dejó “encima de su mesa de trabajo” antes de ingresar en el hospital donde habría de morir, como se explica en el prólogo. Cuatro de ellos habían sido ya publicados en la mencionada antología Eclipse y fulgores. En todos se percibe una situación limítrofe, más allá de la cual nada puede ser siquiera imaginado, una existencia despojada de todo impulso, de todo aliento, como el postrer brote de una mata cuyas raíces no se nutrieran ya de un suelo fértil, sino de uno árido, o se secaran al aire, estériles. A juzgar por estos poemas, se puede decir que en 1999 la voz de Olga Orozco seguía siendo singular y poderosa, pero su espíritu bordeaba ya la extenuación, había perdido todo horizonte. Los últimos poemas parecen dictados por una voluntad final. Son las palabras de quien se apresta a entrar humildemente a la muerte. Es cierto: la muerte fue siempre el objeto más preciado, el lugar más buscado de su ronda espiritual, de su meditación esforzada. En su

segundo libro, titulado precisamente Las muertes, incluyó un poema titulado ‘Olga Orozco’, que contiene este primer verso: “Yo, Olga Orozco, desde tu corazón digo a todos que muero”. El verso siguiente está en pasado: “Amé la soledad, la heroica perduración de toda fe”. El universo de estos últimos poemas es el mismo de toda la obra de Orozco. Ante la muerte, ante su línea incandescente, la poeta argentina no intenta proeza alguna. El deseo humano de trascender no la arrebata. Ese deseo es, Orozco lo sabe bien, una historia de amor no correspondido. La posteridad no se enamora de los vivos y de la muerte solo saben los muertos. Orozco ni siquiera intenta, en estos momentos finales, unas palabras de adiós. En lugar de una lujosa ceremonia de despedida, elige un humilde balance, una aproximación respetuosa a aquello que pronto va a ser consagrado de manera definitiva. La serenidad, la franqueza y la lucidez son los rasgos más distinguidos de esta última prueba. Orozco fue una poeta moderna. En la matriz de su discurso actúan de manera permanente al menos cuatro de fuentes incombustibles de la sensibilidad moderna: 1. la tentativa de buscar el mundo en la noche, de ‘descifrarlo’, por ‘mandato de fuego’, a través de signos invisibles; 2. la angustia ante el paso del tiempo, la caducidad y la muerte; 3. la ausencia de paliativos ante la destrucción de la vida antigua, que produjo un aislamiento irremisible que se llamó ‘soledad’; 4. la sensación de insuficiencia del lenguaje y la consiguiente desconfianza ante la expresión: la impotencia que obliga al silencio. Todo esto ayudó a corroer la convicción de que habitamos un mundo seguro, e inoculó en los hombres una sensación de ‘desierto’ y de absurdo, y una “vocación de abismo”, según uno de los versos de Orozco, que confiesa haberse obstinado en una “tentativa imposible”, haber sucumbido a un destino, a una culpa, la culpa de soberbia. Orozco es consciente de que ese deseo culposo ha guiado elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/28


su vida hasta el final; y que el resultado solo podía ser el que fue, uno que la ha dejado con un infierno propio, entre “silencios crueles”, sin canto, sin una morada posible, pendiendo “sobre la boca abierta del abismo”. La vida espiritual de la modernidad exigía a los hombres y las mujeres una actitud heroica, que tenía asimismo raigambre clásica y que se convirtió en signo de distinción de muchos artistas de los siglos XVIII, XIX y XX: Beethoven, Víctor Hugo y Baudelaire son buenos ejemplos en la cultura europea. Eva y Adán son sus ancestros, por la ambición de conocimiento, pero también Prometeo y Sísifo, por el arrojo y la aceptación del castigo. Ese es el género de heroicidad que empapan las confesiones de este libro. En sus últimos poemas Orozco habla del precio: “¿acaso no son esas moradas imposibles tus verdaderas propiedades,/ ganadas palmo a palmo para los territorios de los eternos bienes?/¿No son como la inmóvil, inalterable cara de una misma moneda/que lleva en reverso el precio que pagaste:/la confusa, la incierta, la cambiante, la sorpresiva cifra del presente?”. A cualquier persona mayor de cuarenta años le resultarán familiares estos sentimientos. Durante tres siglos formaban parte de los más profundos dilemas de la existencia en el mundo occidental, y se agudizaron en el siglo XIX y XX, y en América Latina marcaron indeleblemente a dos o tres generaciones de pensadores, escritores y artistas, de modo señalado a las generaciones de los años veinte, treinta y cuarenta. Hoy todo eso ha cambiado. La ciencia física y el positivismo han vencido: el mundo es todo materia. La soledad ya no existe: la burguesía consiguió dar ‘compañía’ a los hombres, aunque sólo sea una de calidad deleznable: la sociedad de masas y los medios audiovisuales que gestiona son sus principales recursos; la soledad, que hizo pensar a Pascal que todos los problemas –incluso las guerras- se resolverían si los hombres

aprendieran a estar solos, si pudieran quedarse tranquilamente en una habitación a solas consigo mismo, esa soledad, ya no existe. También el tiempo ha dejado de ser un problema metafísico. No hay eternidad; y en términos reales, no hay pasado ni futuro. Sólo nos concierne el presente: lo aceptamos todos, por mucho que parezca lo contrario. Y la biogenética nos otorga cada día más confianza frente a la corrupción de la carne. En cuanto al lenguaje, ya lo dijo el poeta Tomás Segovia: “No hay mudez en el hombre sordera es lo que hay”. Sin duda la vacua locuacidad, uno de los signos de este tiempo, es una de las causas de esa tal sordera. Los poemas de Orozco, pues, son un testimonio de una manera de sentir de un hombre que está desapareciendo. Son las últimas fulguraciones, un último, magnífico, trágico estallido retrospectivo de una de las testigos más veraces de nuestro pasado inmediato. El Telégrafo, Ecuador, 4 de octubre de 2009

SSEE PPRREESSEEN NTTAA EEN N VVIIEED DM MAA LLAA AAN NTTO OLLO OGGÍÍAA D DEE O OLLGGAA O ORRO OZZCCO O El próximo jueves 26 de noviembre a las 19, en la Biblioteca de la Legislatura de Viedma, se presentará la antología de Olga Orozco, El jardín posible, con la presencia de la poeta Marisa Negri, autora del prólogo y quien seleccionó las obras editadas por Ediciones en Danza. Olga Orozco, reconocida poeta y cuentista argentina contemporánea, nació en Santa Rosa de Toay en 1920, y vivió en su ciudad natal, en la provincia de La Pampa, hasta los ocho años; luego se trasladó a Bahía Blanca y en 1936 se instaló en Buenos Aires. Se graduó como maestra, profesión que nunca ejerció, y más tarde se licenció en la facultad de Filosofía y Letras. Colaboró en las revistas Canto, A partir de cero, Sur, Cabalgata y Anales de Buenos Aires. Trabajó como periodista y elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/29


en cierto momento llegó a tener ocho seudónimos, cada uno para escribir en un estilo distinto; durante años redactó los horóscopos del diario Clarín. Incursionó asimismo en el radioteatro como actriz. En 1961 obtuvo la beca del Fondo Nacional de las Artes; ganó diversos premios de poesía y en 1998 fue galardonada con el Octavo Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, una de las distinciones más importantes en lengua hispánica. Publicó los libros: Las muertes, Losada, 1951; Los juegos peligrosos, Losada, 1962; Museo salvaje, Losada, 1974; Antología poética, Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1985; En el revés del cielo, Sudamericana, 1988; La oscuridad es otro sol (relatos), Pre-Textos, 1991; La luz es un abismo, Vinten, 1993; Cantos a Berenice, Sudamericana, 1977; Mutaciones de la realidad, Sudamericana, 1979; La noche a la deriva, Fondo de Cultura Económica, 1984; Con esta boca, en este mundo, Sudamericana, 1994; y Los juegos peligrosos y otros poemas, Ayacucho, Caracas, 1994. Poemas suyos fueron traducidos al francés, inglés, italiano, alemán, rumano, hindú, portugués y japonés. También es importante su trayectoria como novelista; un ejemplo de ello es la obra La oscuridad es otro sol (1968). Falleció el 15 agosto de 1999 a los 79 años como consecuencia de una afección circulatoria, sus restos se encuentran en un cementerio privado de Pilar, provincia de Buenos Aires. Marisa Negri, nació en Buenos Aires el 24 de junio de 1971. Es profesora de Castellano, Literatura y Latín y se especializó en Educación por el Arte. Ha coordinado talleres de escritura para diversas instituciones de todo el país. Participó con una serie de haikus de la muestra Satori en la galería Masottatorres (San Telmo, Buenos Aires). Publicó los siguentes libros: Caballos de arena (Poesía, Nuestra América, Buenos Aires, 2003); Un camino en la selva, un paso a la libertad (Antología de Ramón Quichiyao, Futrono, Chile, 2004) y Al filo del gozo (Antología de poesía erótica preparada por Marisa y Socorro Trejo Sirvent, Viento al hombro, 2004). www.eltendal.com.ar/inicio/index.php/letras/557se-presenta-en-viedma-la-antologia-de-olga-orozco

BBU USSCCAAN ND DO O EELL GGRRAAN N LLIIBBRRO O:: EEN NTTRREEVVIISSTTAA AA LLU UIISSAA FFU UTTO ORRAAN NSSKKYY GGuuiilllleerrm moo BBrraavvoo

Se dice solitaria, pero mientras hacemos la entrevista el teléfono no para de sonar. “Disculpame, era Laurita, una amiga”, “Disculpame, era Lucía”, dice al volver de la mesita de al lado. Aunque el departamento es pequeño, parece contener pedacitos de cada continente. “Típico departamento de argentino”, dice con una voz bien porteña que los viajes por el mundo no han sabido borrar. La primera travesía fue a través del norte argentino. “En esa época para la juventud, en la izquierda a la que yo pertenecía, el viaje obligado no era Europa sino Latinoamérica. Europa era para las Ocampo, Borges y Bioy”. Poco después de ese viaje por el interior salió del país con una beca para Estados Unidos, dónde entró con una visa equivocada: “Fue cuando gané la beca Fullbright. Abrochaban una hoja al pasaporte donde ponían a qué ibas, cuánto tiempo te ibas a quedar, etc. La mía decía: Alejandra Pizarnik. Y así pasé la aduana de Argentina y de Estados Unidos. Ella acababa de ganar la Guggenheim, también viajó a América, no sé si en su pasaporte decía Luisa Futoransky. Cuando me enteré de su muerte, rompí ese papel”. Antes había estudiado música con Cátulo Castillo, se había recibido de abogada en la UBA y había estudiado poesía anglosajona con un famoso escritor argentino. “¿Ya dejaron de preguntarle por Borges?”. “No. Me arrepiento de que se haya sabido. Borges no necesita de mí, no necesita que yo hable de él. Además he compartido cosas con muchos grandes, con muchos, digamos, de los que elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/30


tienen su nombre en Wikipedia, pero se empecinan con Borges. Él merece nuestro respeto y admiración. También nuestro olvido en ciertas cosas”. ¿Por qué decidió estudiar abogacía? En mi época, siendo mujer y viniendo de una familia de clase media, casi baja, como la mía, no había muchas opciones. Estudiar era ya una excentricidad. Estudiar letras ni hablar. ¿Y cómo se escribe desde “una mujer de clase media, casi baja”? La diferencia fundamental con algunos de mis colegas es que yo he tenido siempre que ganarme el pan de cada día. Mi vida pertenecía más al ambiente de Arlt que al de Borges. El mundo del trabajo puede traer sus dosis de humillación cotidiana. ¿Cómo tomó la decisión de irse del país? Primero por la beca, después fui encadenando los viajes y se fue haciendo cada vez más difícil volver. En 1963 publicó el libro de poesías Trago fuerte. Al año siguiente, El corazón de los lugares. Después fundó su propia editorial, La Loca Poesía, con la que publicó en 1968 Babel Babel, uno de sus libros más reconocidos. Siguieron más de una docena de libros de poesía, pero también ha publicado novelas (Son cuentos chinos, 1983; De Pe a Pa, 1986; Urracas, 1992; El Formosa, 2009) y ensayos (Pelos, 1990; Lunas de miel, 1996). ¿Qué diferencia hay entre trabajar un poema, un ensayo o una novela? Esencialmente son parte de lo mismo. Escribir prosa o poesía. Nunca he escrito a mano. Simplemente me siento en la computadora, o en la máquina antes, y escribo. Es difícil hablar de esto porque operan procesos que uno mismo desconoce. ¿Y el trabajo periodístico? El trabajo periodístico que yo he ejercido, que no es el periodismo de investigación, es muy ingrato. En París trabajé en la agencia France Presse. El trabajo en una agencia es redactar a velocidad y sobre temas económicos donde si te equivocás en un número puede ser un problema enorme.

Después de pasar por Japón y China, donde trabajó como periodista, se instaló en 1981 en París, donde además de trabajar en France Presse ofició como conferenciante en el Centre Pompidou, y aunque admite que ese trabajo está considerado una especie de lujo, dice que también fue difícil: “Nadie sabe que en el Centre Pompidou, además de estar todo el día entre cuadros, los responsables de sector hacen ronda para ver si estás en tu puesto y tenés que pedir permiso para ir al baño”. Después de tantos viajes y de haber pasado casi treinta años en París, ¿volvería a vivir en Buenos Aires? No, no lo creo. Aquí soy un hongo, puedo aislarme. En Argentina adivino todo, soy permeable a todo. Desde la manera de abrir el diario hasta el acento. Sería demasiado difícil, aquí puedo cerrar las cortinas, allá no podría. En París, aún sigue trabajando para ganarse el pan de cada día, hace traducciones y correcciones. Por suerte, le queda tiempo para escribir cada mañana dos o tres horas, bien temprano, y también para organizar picnics o ir a nadar a la pileta de su barrio. “¿Y el futuro?”. “Como siempre, sigo pensando en escribir el gran libro”. www.letralia.com/219/entrevistas01.htm

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M MU URRIIÓ Ó LLEEÓ ÓN NIID DAASS LLAAM MBBO ORRGGH HIIN NII,, U UN N PPO OEETTAA D DEE LLAA PPAARRO OD DIIAA El escritor, que reelaboró la poesía gauchesca, eligió la tragedia y la risa para hablar del país El escritor argentino Leónidas Lamborghini, una figura singular de la poesía, creador de una obra que jugó con la parodia y con la tragedia, y cuya influencia se extendió en América latina, falleció ayer por la tarde, en Buenos Aires, a los 82 años de edad.

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Muchas veces criticado, otras tantas celebrado, siempre controvertido, Lamborghini tuvo entre sus admiradores a Leopoldo Marechal, Rodolfo Fogwill, Juan L. Ortiz y Ricardo Piglia, que escribió: "Todos admiramos a Lamborghini y todos lo hemos copiado". "Fue un escritor de variaciones sutiles, que revisó con estiletes agudos y espíritu socarrón textos fundamentales de la política argentina", se difundió apenas conocida la noticia desde la Biblioteca Nacional, donde comenzó su velatorio ayer, a las 21.30. Autor de 25 libros de poesía, tres novelas y numerosos ensayos, Lamborghini recuperó la poesía gauchesca y la reformuló apelando a la risa, la tragedia, la mezcla y el absurdo. Así, pensaba, se podía comprender la Argentina. "Entre la parodia y la tragedia se define nuestra realidad histórico política, como supieron entenderlo y expresarlo los gauchescos Hidalgo, Ascasubi, Del Campo y Hernández", escribió el autor, alguna vez acusado de "mancillar a la poesía", como él mismo recordaba. Militancia y literatura Leónidas Lamborghini nació en el barrio porteño de Villa del Parque el 10 de enero de 1927. Comenzó sus estudios universitarios en 1946, en la Facultad de Agronomía, que abandonó, para dedicarse a trabajar en la industria textil (como tejedor y encargado de telares) y, a partir de 1955, se dedicó al periodismo y a la poesía de manera completa. Fue redactor del diario Crítica y debutó como escritor con El saboteador arrepentido, de 1955. A esa obra se sumaron Al público (1957) y Las patas en las fuentes (1965), obra que creó como respuesta a la expresión "aluvión zoológico", que

el diputado radical Sanmartino había usado para hablar del peronismo. Militante peronista, integrante brevemente de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires durante el gobierno de Héctor Cámpora, entre 1977 y 1990 vivió exiliado con su familia en México. Fue autor también de La estatua de la libertad (1968), Coplas del Che (1968), La canción de Buenos Aires (1968), El solicitante descolocado (1971), Partitas (1972) y de la obra de teatro Perón en Caracas (1999), que se montó este año en el teatro La Ranchería y cuya crítica en LA NACION elogió "una escritura que defiende siempre el valor de la palabra y no se ata a ninguna decoración innecesaria". En 1972, en Eva Perón en la hoguera , hizo, en sus palabras, "una relectura de La razón de mi vida ". Era hermano del también escritor Osvaldo Lamborghini, fallecido en 1985. Entre sus obras poéticas también se cuentan Circus (1986), Odiseo confinado (1992), La risa canalla (2004) y El jugador, el juego (2007). También escribió novelas: Un amor como pocos (1993), La experiencia de la vida (1996). En ensayo, se dedicó, entre otros temas, a analizar críticamente la poesía gauchesca, que entendía como "una épica de la antiépica con un antihéroe como héroe: los paisanos payasos de Hidalgo, de Ascasubi, de Del Campo, y ese clown desgarrado que los resume a todos: Martín Fierro", como escribió en 1995 en El poder de la parodia . "La política y la historia política siempre han estado haciendo presión sobre mi trabajo", aseguró en ese texto, que sintetiza su credo estético . La parodia era, para Lamborghini, la vía para cuestionar los valores hegemónicos y revelar el vacío de muchas convenciones, y la risa, un camino para llegar a la verdad. La editorial Adriana Hidalgo publicó la casi totalidad de sus últimos libros: El jardín de los elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/32


poetas , Carroña última forma , Trento , Odiseo confinado (reedición), y El jugador, el juego. Varios libros suyos todavía permanecen inéditos. En una entrevista, Lamborghini condensó la originalidad de su obra: "Quiero demostrar que el poema no se explica con la idea, sino que se gesta en contra de lo que uno había pensado al principio". Sus restos se velan desde anoche y hasta hoy, a las 16, en la sala Augusto Raúl Cortazar de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502). Serán enterrados en el cementerio de la Chacarita. La Nación, Buenos Aires, 14 de noviembre de 2009

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JJO OSSÉÉ EEM MIILLIIO O PPAACCH HEECCO O:: ““N NO O SSO OYY N NII EELL M MEEJJO ORR PPO OEETTAA D DEE M MII BBAARRRRIIO O”” AAnnttoonniioo AAssttoorrggaa

“Triste que todo pase... Pero también qué dicha este gran cambio perpetuo. Si pudiéramos detener el instante todo sería mucho más terrible». ¿Pueden imaginar a un José Emilio Pacheco de 2009, digamos, que hubiera congelado el tiempo fugaz en un momento preciso? Nosotros, sí. Ocurrió esta mañana, en el Palacio Real, donde el autor de «El arte de la sombra» detuvo el espacio para conquistar al auditorio con su bonhomía, sencillez y humildad, cualidades que no se estilan en este aire de los días irrespirables. José Emilio Pacheco, que a las siete de esta tarde recibe el merecidísimo premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (después de muchos años de quedarse a las puertas) de manos de Doña Sofía en el Salón de Columnas del Palacio Real, constituye por sí mismo una literatura. Como sus

compatriotas Octavio Paz y Alfonso Reyes (a quien él daba a leer sus textos de juventud) y como Jorge Luis Borges, de quien Pacheco es consumada autoridad. José Emilio Pacheco es el único poeta posterior a Octavio Paz que ha creado un universo auténticamente propio, labrando y esculpiendo todos los tonos del lenguaje, el poema confidencial, el irónico, el de lo cotidiano, sostiene uno de sus grandes admiradores, Jaime Siles, encargado de presentar la antología Contraelegía, editada por la Universidad de Salamanca con motivo de la concesión del XVIII premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que cuenta con una magnífica introducción, edición y selección de la profesora de Literatura de la Universidad de Salamanca, y "pachequista" convicta y confesa, Francisca Noguerol. Sin dedicatorias La clase de José Emilio Pacheco la destiló el estupendo poeta a la primera pregunta de esta mañaña, en la presentación de su «Contraelegía»: ¿Se considera usted el mejor poeta mexicano? “¡Cómo voy a ser el mejor poeta mexicano si no lo soy ni de mi colonia, ni de mi barrio!”, contraataca al instante. Y lo explicita: “A la vuelta de la esquina de mi casa vive Juan Gelman [premio Reina Sofía el año en el que Pachecó quedó segundo- y Cervantes], y a unas cuantas cuadras (manzanas) Alberto Blanco”. Cuando Gelman ganó el Cervantes invitó a su vecino Pacheco a brindar por el galardón en un restaurante cercano, en presencia de su editor Chus Visor. José Emilio Pacheco, que no tenía a mano su poemario (“se lo cambié ayer por un disco a la joven y linda cantante española Rosa”) confesó que no ha puesto dedicatoria en su libro porque “si no lo convierto en un libro tibetano de muertos”. ¿En qué empleará la dotación económica del Premio Reina Sofía (42.100 euros)? Con deliciosa ironía, Pacheco remató: “A esta edad, el galardón tengo que emplearlo en gastos médicos. Si me hubiera pillado con 30 años me lo habría gastado en Ibiza”, mientras sonreía en la distancia a su encantadora mujer Cristina. ¿Y el sentimiento de lo efímero? ¿Dónde nace, maestro Pacheco? Don José Emilio responde con elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/33


prontitud y sabiduría: “Ese sentimiento de lo efímero es consecuencia directa de haber nacido y crecido en la ciudad de México, donde todo desaparece al instante. ¡Todo desaparece brutalmente en México! Yo no me puedo oponer al cambio, pero de repente cae una casa y la sustituyen por un edificio horrendo”. José Emilio Pacheco ensancha el mundo con su poesía. ¿Su inspiración poética? Y recurre a la fábula del ciempiés y el entomólogo: “Resulta que un buen día un entomólogo le pregunta al ciempiés cuál es la patita que mueve primero. El insecto se queda petrificado. Se agobia, se paraliza, se muere de hambre y cae ante tamaña cuestión. Eso mismo me pasa a mí. No sé qué patita poética muevo en primer lugar. La ‘fama’ me está impidiendo escribir una sóla línea. Yo creo que tras la Feria de Guadalajara nadie se acordará de mí”. Aunque aún queda el Cervantes -como apuntó el director de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña, cinco autores galardonados con el Reina Sofía fueron reconocidos posteriormente con el premio que lleva el nombre de don Miguel de Cervantes: Gonzalo Rojas, Álvaro Mutis, José Hierro, Antonio Gamoneda y Juan Gelman-, pero José Emilio Pacheco no aspira a ningún otro reconocimiento: “Jamás di un paso o pedí una carta de recomendación. No tengo ningún afán de superviviencia. Al día siguiente en que me muera, desapareceré”. No leemos a Pacheco. Nos leemos en él. ABC, Madrid, 17 de noviembre de 2009

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Pero también dijo sentirse abrumado por tantas entrevistas, que no le gustan. Aún así, señaló que en medio de la situación que vive México se ha levantado un movimiento poético que uno sólo puede explicárselo como una forma de resistencia a las dificultades. “La poesía no puede cambiar eso, pero sí reflejarlo”. “Solo se me ocurre que escribimos poesía porque es una forma de resistencia contra la barbarie”. asegura. En el antiguo Palacio Real de Madrid y ante más de 300 invitados, el poeta dijo en su discurso de aceptación del prestigioso galardón que recibió por su trayectoria literaria, dijo que “la violencia sigue siendo un látigo que azota al planeta, y en especial a México, al que se suma el desempleo”. El poeta, quien asistió acompañado de su esposa Cristina Pacheco, aseguró que “ahora la violencia y la crueldad extremas son mi pan cotidiano”. José Emilio Pacheco señaló que el Premio Reina Sofía es una ventura que no admite un discurso elevado, al que prefirió sustituir por unas sencillas palabras de gratitud. “No quiero apartarme de esta buena costumbre ni tampoco ignorar las trágicas circunstancias por las que atraviesan México, en particular, y el mundo, en general”, añadió. Y en ese tono explicó que han dicho que lo ocurrido en los 20 años posteriores a la caída del Muro de Berlín se resume entre un título de Dickens y otro de Balzac: Grandes esperanzas y Las ilusiones perdidas. Al hablar de estas épocas turbulentas, recordó que nació a mediados de otro año horrible, 1939, pero “me libré de los desastres de la guerra. No

BBeerreenniiccee SSáánncchheezz

La noche de ayer fue para José Emilio Pacheco la culminación de un día diferente, emotivo e inolvidable. Recibió de manos de la Reina Sofía el premio de Poesía Iberoamericana y dijo que está muy agradecido por la distinción, que no sólo es para él y su obra, sino “para toda la poesía mexicana y latinoamericana que es muy buena”.

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sufrí los bombardeos, las batallas, las persecuciones o los campos de exterminio. Todo lo experimenté a distancia, pero no por ello dejó de imprimirse en cuanto he escrito”. José Emilio Pacheco, considerado en 2002, a través de una encuesta por internet de la revista Letras Libres, como “el mejor poeta vivo de México”, dice que “escribo sobre lo que veo y lo que veo no es para sentirse optimista. Ahora hay un nuevo matiz que no existía antes, una crueldad nueva. Por ejemplo, antes había venganza entre los gangsters, pero a las mujeres y a los niños se les respetaba. Ahora aparecen los niños quemados vivos o un hombre decapitado al que le sacan los ojos, es monstruoso. Es de una impotencia terrible; yo creo que no soy pesimista, que con los seres humanos me quedé corto”, añade. México es para Pacheco todo, además de ser el tema de muchos de sus poemas. Uno de ellos, convertido en todo un símbolo para muchos jóvenes: “No amo mi patria / Su fulgor abstracto / es inasible. Pero (aunque suene mal) daría la vida por diez lugares suyos / cierta gente, puertos, bosques, desiertos, fortalezas...”. Explicó que actualmente hay muchos jóvenes escribiendo poesía. “Yo podría decir que la poesía ha perdido adeptos, aunque tampoco creo que haya habido una época de oro de este género”, expuso, aunque agregó que quizá nunca se había escrito y leído tanta poesía como en estos tiempos. Anotó que además hay un elemento que contribuye a ello, que es el internet, “que yo ya por razones de edad no conozco, pero estoy seguro de que la comunicación a través de esta vía debe ser muy intensa”. El escritor Rafael Pérez Gay celebró que el Premio Reina Sofía de Poesía iberoamericana se le haya otorgado a José Emilio Pacheco, porque con

ello premian a la más sólida y tenaz trayectoria poética de nuestro país, dijo. Subrayó que “Pacheco es el hombre de letras vivo más importante de México que desde hace ya muchos años se ha dedicado con rigor, disciplina y entrega al mundo de la literatura. “Con este reconocimiento se premia el talento de uno de los escritores que con sus textos nos enseña de manera inteligente y atractiva al mundo fascinante de las letras”. Por su parte, el escritor René Avilés Fabila dijo: “José Emilio tiene muy merecido este premio y muchos otros más. Es uno de los escritores de mayor talento, de mayor cultura. Creo que su único antecedente en tal sentido es Alfonso Reyes. “Pacheco es un hombre de letras, desde niño empezó a escribir y ha logrado incursionar de una manera fantástica en todos los géneros literarios: cuento, novela, poesía, ensayo y periodismo, es un escritor muy completo”. La Crónica de Hoy, 18 de noviembre de 2009

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Antonio Gamoneda descubrió que la poesía, incluso la solidaria, se hace en soledad. El

español Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931) tiene la mirada reposada de los poetas veteranos. La misma luz en los ojos que se puede apreciar en Rafael Cadenas, que rebosaba en Eugenio Montejo y en Alfredo Silva Estrada. El poeta asturiano estuvo en Caracas y Valencia, en un instante que pudo abrir dentro de su gira por América Latina. En la capital recitó en Ciudad Banesco, y en Valencia fue recibido por la elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/35


Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (Filuc). ¿Cuánto ha variado su poesía desde sus inicios? Hacia mediados de los setenta, cuando apareció la democracia en España, yo llevaba 15 años escribiendo poco y sin publicar. A partir de ese momento algo me incentivó o yo dejé de preocuparme por la dictadura, pero me di cuenta que mi poesía, mi lenguaje, mi pensamiento poético, habían cambiado. ¿Qué es ese pensamiento poético? Lo entiendo como el lenguaje interior que, en mi caso, registró una rítmica distinta, una manera de dirigirme hacia una semántica desconocida, una significación que antes era más deliberada aunque no puro automatismo. Y eso, más toda la vida de esos 15 años, dieron como resultado un giro en el lenguaje poético fuerte. ¿Hubo síntomas? Ocurre que la poesía no me interesa como palabra ornamentada. Me interesa más como un hecho existencial, con el mismo peso de realidad y vida que pueden tener otros aspectos. Los años habían pasado, la existencia me había cargado de sentidos y de contenidos nuevos y eso, más algo intuitivo, habían cambiado todo. ¿Qué pasó? Un día iba por la orilla del río Torío, con orillas llenas de álamos y se me aparecieron unas palabras: "El óxido se posó en mi lengua como el sabor de una desaparición". Yo no lo pensé, vinieron y eran palabras con un molduraje un tanto rítmico como semántico imprevisto para mí. Allí partió la poesía y, como ahora no tengo perspectiva sobre mí mismo, no sé si hay verdaderos cambios. Se dice que su poesía no entra en ninguna tendencia, ¿Cómo la define? Eso no es ningún mérito especial. Yo soy un poeta provinciano vocacionalmente, que nunca he participado de los mundillos literarios, de los grupos que configuran una tendencia. La poesía se hace en soledad, incluso la que conlleva solidaridades. Pero usted tiene cuatro premios importantes. ¿Cómo lo perciben los jóvenes?

No lo sé. De repente, primero despacio y luego en sorprendente torrencial, llegaron los premios. Igual tengo conciencia clara de mi soledad. ¿Qué prepara ahora? Estoy intentando tener espacio mental libre para escribir con cierta responsabilidad. Pero precisamente esa torrencialidad de la que hablábamos ha intervenido en mi vida. Esa no es la posición que yo quiero para escribir; me fatiga un poco. ¿Mantiene relación con los poetas venezolanos? No. No tengo especial conocimiento de la poesía venezolana, ni de la poesía latinoamericana. Sí era buen amigo de Eugenio Montejo. Este desconocimiento es parte de una culpabilidad aún mayor porque el desconocimiento es colectivo y recíproco. Pero claro, ¿dónde están aquí los libros españoles? Resultan carísimos. Los libros tienen origen en un acto de creación, pero son un producto de mercado y eso condiciona el conocimiento. ¿Qué lee actualmente? Hace tres años que no leo un libro entero. O estoy viajando o a las 3:00 de la mañana estoy preparando una conferencia. Es exagerado, pero es así. Tengo una carpeta con papeles garabateados que no sé si son algo o nada. He terminado de escribir hace medio año un libro de memorias de infancia. Proyectos tengo, pero no son más que eso. www.eluniversal.com/2009/11/20/til_art_la-poesiano-me-int_1662502.shtml

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N NO OVVEED DAAD DEESS Minerva Margarita Villarreal, Herida luminosa. México, Conaculta, 2009 A ratos elegía y a ratos canto celebratorio, Herida luminosa, de Minerva Margarita Villarreal, se nos presenta como un largo poema fragmentario cuyas elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/36


estaciones apuntan hacia la construcción de un paisaje estrechamente unido al origen. Con una voz que no teme mostrar su herida en el arrebato lírico, y a la vez capaz de remontar bellas alturas verbales, la autora reincide en emparejar con fortuna una cadencia bíblica a un tono erótico. A lo largo del poemario, el espacio físico muta hasta confundirse con los confines interiores donde los verbos caer, subir, avanzar, retroceder son brújulas a descubrir en el trance de una comunión del cuerpo con otras esferas de existencia. El amante y la divinidad se confunden en un mismo diálogo. Una trinidad donde las transfiguraciones del interlocutor comprenden al padre, al amante y al hijo. Porque abreva venturosamente en una tradición cara a nuestro idioma, y por sus aciertos estéticos que logran una intensidad espiritual, este libro se inscribe con solvencia entre lo mejor de la poesía que se escribe actualmente en nuestro país. Luis Jorge Boone Noé Jitrik, Cálculo equivocado. Poemas 19832008. Buenos Aires, FCE, 2009 Cálculo equivocado reúne la obra poética de Noé Jitrik escrita entre 1983 y 2008: Última copa y no va más, El vals de otro tiempo, El tango del filósofo, Anatomías, Ocasionales y Erráticas.

[…] En este volumen que hoy reúne felizmente no pocos años de poesía que mana serena pero no mansamente, [descubro] tanto la concentración (y ahondamiento) de ese discurrir original como la aparición de nuevos timbres, el logrado escandido, por ejemplo, que encabalga y desencabalga las líneas no sólo para emitir sentido sino también para expresar, en sus mejores momentos al unísono, sonido; algo que en esta época sorda, y muda, devuelve sus laureles al longevo y jamás desdeñable valor del oído. La poesía de Noé Jitrik no es una manifestación diferente de su inteligente y atentísima capacidad de reflexión y análisis. O al menos, no sólo eso. Sino también, unas veces aguzándola y otras por el contrario, la manifestación espontánea, la evidencia de una devoción y de un lirismo personal, auténtico, de fondo (no sólo como telón), que ha fluido y sostenido siempre en lo esencial, por tener conciencia fresca de él, su propia obra académica, su propio criterio como crítico. Rodolfo Alonso

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