Espacios de lenguaje

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Espacios de lenguaje



Lourdes de Abajo



In(fini)to El infinito está dentro

Vasos como cuencos. Un vaso contiene infinitos. Hay infinitos de luz, de papel. Infinitos no nacidos, ausentes. La saliva que forma infinitos entre cuatro labios. La forma arcana de la incertidumbre. Lo infinito de una espera. Cabemos en infinitos ahuyentando qué. Una nana en la nuca. Hay letanías para. El hueso frágil. Desnudo. Caído en la piel.

Vaso roto del llanto primero. (Inédito)





Prunus dulcis

Despliego arena. Atraigo viento y agua. En el regazo la sombra invisible como un gesto sin nombre.





Prunus dulcis

Beso de arena y agua. En un rinc贸n sostenido mece el 煤tero la almendra. C贸mo no recordar sangres, ni duelos, ni lejan铆a.





Prunus dulcis

El ojo en la oscuridad. La pupila que nace como lengua sin diente. Semilla de amapola noto tierno el coraz贸n. Un pie que se dobla antes ya de alumbrarse.





Vesica piscis

Duele la sangre por un haz de luz. Tiembla el cuerpo y la niebla oprime el vientre herido. Mira luz el sol negro. Traspasa el pelo roto siervo de la niebla que cae. Jirón oscuro de una otredad abrasada.

(Del poemario “Almendra”)





Alberto Cubero



Un hombre lame el reverso de sus heridas junto al árbol de la memoria.

Entre las manos sostiene versos que sangran dudas que le hacen más hombre imágenes como árboles en un incendio, consumiéndose.

(de Pajaros de Granito, Legados)





Hasta esta estancia de ángulos quebrados llega la luz enferma del tiempo detenido.

Un escalofrío nos atraviesa.

Repiquetean los talones de la memoria.

En el interior de los espejos se enciende el duelo por los que aún laten.

Una sombra persiste en el corazón. ¿Será la nostalgia apuntalando nuestra finitud?

(de La República de la imaginación, Legados)





Tanteas la densidad de los espacios.

Pesa el aire.

Insisten los 贸xidos en su dialecto.

La soledad pesa.

Tanteas la consistencia del miedo.

(de La Textura Met谩lica del Dolor, El Sastre de Apollinaire)





En la caverna de los sueños se le encabritan las puntas a la media luna que te habita el corazón. Media luna que recorre ese lugar sin tiempo donde no aciertas a alcanzar la sombra de los que te forjan con su ausencia. Intuyes una incierta latitud bajo el palio púrpura de los fantasmas y abres en la aurora un aullido sin fin. Danza el péndulo de la nostalgia y no atiende a súplicas ni a treguas. Suenan entonces la soledad y el misterio. En la caverna de los sueños, por donde se filtra la lluvia los días de sol y el resplandor de las tormentas ilumina el rostro de las pérdidas, palpas el jeroglífico del devenir y admites la incomprensión.

(de Hendidura, Devenir)





En el comienzo no fue el verbo. En el comienzo fueron las manos auscultando la tierra. Un sonido, un estallido. Un grito de dolor o algarab铆a. Un animal desconocido merodeando los intersticios de la cordura. La carne contra la carne, la espina junto al miedo. Un hueco, el hueco. Un sonido, un estallido. Un grito de hallazgo o de desesperaci贸n. Una huella, la primera huella. En el comienzo no fue el verbo. Fue la fuerza incontenible de la emoci贸n, la desenfrenada espiral de los sentidos, una par谩bola cargada de voluntad.

(de Hendidura, Devenir)





Luis Luna



El durmiente

«como naipe cuya baraja se ha perdido». Luis Cernuda

Donde yace el durmiente beben las raíces de un árbol silencioso. Por él asciendes, por sus nudos e imperfecciones, por sus debilidades. En cada rama hay fruta lentamente pudriéndose, pájaros lentamente pudriéndose, sueños lentamente pudriéndose. La podredumbre entonces se hace en tus brazos como un vástago hambriento. Y qué alimento das en el ascenso. Una forma de lengua, un labio roto. Un naipe construido en la sangre y la escarcha.





Prunus fragilima

Con los hĂĄbiles dedos dibujar la rayuela. Numerarla. DespuĂŠs ponerle un cielo. El sĂ­mbolo trazar. Saber leerlo. (De Almendra)





Prunus fragilima

La voz como un pájaro frágil.

Y sin embargo el ala, el vuelo. Ciclo cumple: íntimo retorno de quietud a quietud. Frase del frío.

(De Almendra)





Es cierto que son piedras / en el borde del muro / apiladas. Indican el final / extremo / del camino. Un camino cortado donde no llega nadie. InĂştil para el resto. Pero no para ti. TĂş resplandeces.

(de Umbilical)





Renglones, sogas, cordĂłn, lĂ­neas tensas quĂŠ anudan sino ceniza o sombra / rudo ruido / despojo de animal:

el ala herida (de Umbilical)





Ana B. Martín Vázquez



Primeros moradores

Orfebres del silencio Bibliotecarios del azufre Maestros de lobos Vigilantes de la corteza Cocineros del aire Leùadores de la piedra Mensajeros de la sal Visitadores de ruinas Mecånicos del bosque Fareros de los recodos Artesanos de errancias Misioneros de las aves‌ Contemplaron la ciudad desde las dos orillas.





El edén

Siempre el río. La chopera. Estallido verde. Huella del agua. Pájaro e insecto levantan ciudades sobre acero, la abandonada senda del ferroviario.

Ancestros de raíces.





El castigo Mano de hombre, golpes y piedras. Aturdir metales. Forzar los muros. Construir rincones de palabra y silencio. La fuerza de las bestias, el arado y la carga. Subyugar la tierra. Retorcer el destino del bosque y el arroyo. Espantar la lluvia. Apilar guijarros hasta morder lo Ă­ntimo de la roca. Aniquilarse.





La expulsiĂłn

El aire visita las galerĂ­as, ocupa la despensa y la alcoba. La carcoma muerde vigas y umbrales, paciente hacedora de silencio. Desde el patio la fachada es tapiz de cables y telaraĂąas. Mosaico de agua vieja. Nadie en casa. Murmullos de la especie.





Testigo de memoria

El frío. Ser niño sin abrigo. Golpes de ventisca en una ciudad extraviada. Regresar. Reconocer el aroma de la piedra a pesar del árbol desterrado. Repetir viaje. Búsqueda de sosiego bajo la sombra del espino. Desfallecer. La osadía. Retornar de nuevo. La tormenta. Recuperar el tacto. Corteza y piel.





En el taller





expoesía








ESPACIOS DE LENGUAJE es una iniciativa de Luis Luna, respaldada y catalizada por Agustín Sánchez Antequera (El Sastre de Apollinaire). En su construcción han intervenido: Lourdes de Abajo, Ana B. Martín Vázquez, Alberto Cubero y el propio Luis luna, poetas, con sus palabras y Leandro Alonso que las lleva a la tercera dimensión y les pone materia.


Ă­ndice



Lourdes de Abajo pag. 5

Alberto Cubero pag. 27

Luis Luna pag. 49

Ana B. Martín Vázquez pag. 71

en el taller (imágenes) pag. 93

Expoesía (instalación) pag. 97

índice pag. 101


Im谩genes y maquetaci贸n, Leandro Alonso


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