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“Si puedo aportar para que la gente sea más consciente de lo frágil que es el planeta, lo haré”
conectados, y ahora me quiero enfocar en decirle a la gente que todo lo que consume, compra y desecha termina en un lugar. Se trata de tomar decisiones más inteligentes, que no afectan para nada tu estilo de vida, que pueden parecer insignificantes pero que a la larga son capaces de producir cambios muy importantes y significativos”.
Prestigio vs. fama
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Amante también de la fotografía, Arap explica así su pasión por los temas ambientales. “Nací en Kenia y crecí muy cercano a la naturaleza. Desde que era muy chiquito, mi padre nos llevaba a bucear, a acampar en el bosque; me enseñó a amar el mar y a respetar los recursos... Por ejemplo, si íbamos a pescar, era para comer todo lo que pescábamos, no solo por diversión”.
Luego vino el trabajo actoral y se dio cuenta de que su voz era tomada en cuenta y se escuchaba más que otras, aunque también le ha significado algunas críticas. “Muchas veces la gente no es consciente del daño que hemos hecho al planeta, somos apáticos y por eso hemos llegado a grados históricos de contaminación. También piensan que ser ambientalista significa volverte un obsesivo del tema, cuando no es así, solo se trata de implementar pequeñas acciones a tu vida cotidiana con las que puedes disminuir el nivel de desperdicio al que hemos llegado y que está totalmente fuera de control”, agregó.
Sin embargo, no descuida su trabajo como actor. Recientemente participó en la cinta de terror Mal de ojo, misma que se colocó entre las tres películas más vistas del 2022 en nuestro país, y está próximo a estrenar la serie Juego de mentiras, producida por Telemundo. Con ellas busca refrendar su puesto como uno de los protagonistas más exitosos de su generación, aunque a él estos títulos no le quitan el sueño.
“La verdad siento que nunca he querido ser famoso. Me gusta mucho lo que hago y agradezco el nivel de reconocimiento que he llegado a conseguir, pero me interesa más el prestigio que la fama por la fama. Cada quien tiene su camino y yo prefiero no clavarme tanto en eso”, asegura.
Tampoco le da demasiada importancia a los premios. “Por supuesto que si ganas un Emmy está padre. Yo estoy muy orgulloso del trabajo que hicimos en Buscando a Frida porque fue un proyecto súper difícil, grabado en medio de la pandemia, con muchas restricciones, y que haya llegado tan lejos te enseña que el trabajo bien hecho tiene retribuciones... Pero tampoco me despierto al día siguiente pensando que soy un galán ganador de Emmy y que voy a conquistar el mundo; al contrario, se trata de regresar a la chamba, seguir haciendo castings y seguir buscándole, porque esta carrera de resistencia es una labor que nunca acaba”.
Lecciones de vida
En cierta medida, Arap no ha perdido la capacidad de divertirse como niño en los sets. “No hay que tomarnos las cosas tan en serio, porque no estamos practicando neurociencia ni enviando cohetes para investigar una galaxia; estamos contando historias y entreteniendo a la gente, y justo por eso debemos verlo, hasta cierto punto, como un juego. Nunca perdería la capacidad de divertirme por creerme el papel de estrella… Yo no me tomo en serio la fama porque sé que es transitoria; hoy puedes estar recibiendo un premio y mañana buscando trabajo porque nadie te llama”. Entre sus planes a corto plazo está el volver al teatro y seguir construyendo una carrera sólida. “Para mí la clave de lo que hacemos es poder interpretar diferentes tipos de personajes y no caer en lo mismo, porque eso es aburrido. Yo escogí esta carrera para contar mil historias y ponerme en los zapatos de mil personajes. Lo mismo puedo hacer a un padre de familia que a un abogado, un drama o una comedia; lo importante es no detenerse”, explicó. c