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Del absurdo y el ridículo

“Cuando empecé a pintar, mi gran batalla era contra el arte abstracto, porque me parece con menos sentido, incluso, que el surrealismo… Ponen una cosa negra junto a una amarilla y te dicen que eso es la belleza, pero a mí esa me parece una premisa muy pobre, igual que el minimalismo…

Yo creo que hay que volver a enriquecer el arte con muchísimas imágenes.

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Siempre he sido un enamorado del pasado, y aunque la mayoría de los artistas modernos dicen que es un error quedarse en el pasado, a mí me parece que es muy rico; solo el pasado precolombino está lleno de ornamentos, colores, bloques, pirámides, masas... Y aquí hay elementos de todo tipo: motivos del Renacimiento, formas vegetales y zoológicas, animales, insectos y otras cosas que me fascinan, como los logotipos. Estos diseños de marca de fábrica no recuerdo ni dónde los he ido encontrando, como la imagen de este perro (menciona mientras señala una de sus piezas), que es muy sencilla, pero me parece muy bonita para jugar con los tamaños y las dimensiones.

Una ventaja en las técnicas modernas es que puedes pedir que las impriman en rojo o azul, más ancho, más angosto... Es como lo que querían hacer los futuristas italianos hace 100 años, cuando comenzó el cine e iniciaron el arte del futuro, pues esto es una especie de cinito infantil con Batman, Superman, el perro, la cebra, el Hombre Araña o la Mona Lisa... Todo en varios tamaños, experimentando con las formas, distorcionándolas, viéndolas en otros colores… Uno puede adaptar cualquier cosa a sus deseos, pues es una especie de plagio, de ‘apropiacionismo’.

El significado es el absurdo y el ridículo que se expresa a través del contraste de una obra. Como dijo alguien que definió el surrealismo: ‘Es el encuentro fortuito de una máquina de coser, sobre una mesa de operaciones’... Porque hay objetos poéticos creados por el absurdo, como la maravillosa taza de café forrada con piel que hizo Oppenheim; no es muy cómodo tomar café en ella, pero es como burlarse de la vida cotidiana y de todo lo que damos por hecho, cuando en el fondo todo es absurdo y nada tiene explicación. Si el mundo es azul, hay que usar cosas rojas al frente y viceversa, aunque en realidad solo me interesan los colores para separar elementos. La perspectiva es una cosa mucho más profunda, como Escher (el grabador neerlandés) que es mi inspiración y solo hacía litografías en gris, negro y blanco. Por eso digo que el color no es absolutamente necesario, aunque sí añade algo a la tristeza de la vida diaria”, nos dijo. c

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