El cine israelí

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El judaísmo en el cine – Cursos y disertaciones

En 2012, el cine israelí fue noticia por los premios que obtuvo, tanto en el cine independiente, como en los galardones más conocidos por el público. Hearat Shulayim (Footnote o Pie de página, 2011), de Joseph Cedar, fue nominada al Oscar en el rubro de Mejor Película Extranjera, mientras que Hashoter (El policía, 2011), de Nadav Lapid, ganó en la Competencia Internacional del BAFICI (Festival de Cine Independiente de Buenos Aires). Este auge del cine israelí no es casual, como tampoco lo es la innumerable cantidad de premios internacionales que viene obteniendo últimamente, ni la enorme cifra de películas israelíes estrenadas en cines comerciales de nuestro país en los últimos diez años, o la atención que han tenido fuera de su país muchos directores israelíes (algunos, como Menahem Golan, cosecharon una carrera en Hollywood, y otros, como Amos Gitai, son celebridades en Europa). A lo largo de toda su historia, el cine israelí fue premiado en distintas partes del mundo, lo que demuestra la fortaleza y el vigor de dicha cinematografía, la capacidad de ésta de tomar posición respecto a los cuantiosos conflictos que ocurren en el país y el talento para abordar temas de índole universal. Pese a esto, en Argentina y en muchas partes del mundo, el cine israelí fue desconocido hasta hace poco más de diez años. Los cineastas israelíes se han preocupado por abordar temáticas universales, atadas a la coyuntura nacional. Ejemplo de esto es la transformación del protagonista en Shlichuto Shel Hamemune Al Mashabei Enosh (El gerente de recursos humanos, 2010), de Eran Riklis, que toma como disparador una muerte en un atentado terrorista, o el conflicto entre padre e hijo, con el prestigioso Premio Israel como telón de fondo, en Hearat Shulayim. Sin embargo, el cine israelí se ha caracterizado principalmente por abordar temas íntimamente ligados a la cultura israelí y a los conflictos que se suceden día a día en dicho país.

La guerra – El ejército La que es considerada como la primera producción israelí, data del año 1955, siete años después de la creación del estado, y se titula Giv'a 24 Eina Ona (La colina 24 no contesta), una película hablada en inglés y dirigida por Thorold Dickinson, un director británico. El film narra la historia de amor entre una resistente israelí y un policía británico durante el conflicto bélico que antecede a la independencia de Israel. Esta es también la primera película israelí que se centra en la guerra. La guerra y las vivencias dentro del ejército son, a lo largo de casi sesenta años de cine, los temas que más han transitado los realizadores israelíes. De hecho, podríamos decir que el ejército, como tema en sí, se impone frente al conflicto entre israelíes y árabes, o que dicho conflicto es generalmente narrado a partir de lo que ocurre puertas adentro del ejército. En la historia del cine israelí pueden observarse dos posturas diametralmente opuestas en cuanto a la guerra y el ejército. Por un lado, una actitud triunfalista del ejército frente al terrorismo islámico, que se aprecia en films como Mivtsa Yonatan (Operation Thunderbolt u Operativo Relámpago, 1977), dirigida por Menahem Golan y protagonizada por Yehoram Gaon y Klaus Kinski, sobre la Operación Entebbe, ocurrida un año antes. Esta postura del ejército como defensor de la libertad no ahorra críticas hacia la dirigencia política de entonces, con Itzjak Rabin como Primer Ministro y Shimon Peres como Ministro de Defensa. A su vez, y en la misma década, podemos encontrar películas que muestran la vida dentro del ejército con suma ligereza, como el film de culto Halahaka (La banda, 1978), de Avi Nesher, que termina con la banda militar cantando a coro “Shir lashalom” (“Canción por la paz”). A medida que se sucedieron los grandes conflictos bélicos en la breve historia del país (la Guerra de los Seis Días en 1967 y la Guerra de Yom Kipur en 1973), la postura triunfalista no varió demasiado en el campo del cine. El quiebre podríamos decir que lo causó la llamada Primera Guerra del Líbano, en 1982, con el intento de expulsión de la OLP del país, la ocupación de zonas como Beirut y el sur del Líbano y la masacre de Sabra y Chatila, en la que murieron unos mil refugiados palestinos a manos de milicias cristiano-falangistas libanesas, con la cómplice inacción del ejército israelí. Este conflicto armado y las décadas de violencia entre ambos pueblos que se sucedieron luego,

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El judaísmo en el cine – Cursos y disertaciones generaron una mirada completamente diferente sobre la violencia y, particularmente, sobre el rol de las Fuerzas de Defensa Israelíes. Un ejemplo de este cambio de óptica puede observarse en Hajaim al pi Agfa (La vida según Agfa, 1992) una película sobre varias historias que ocurren alrededor de un bar en Tel Aviv, donde el director, Assi Dayan (hijo del célebre general Moshe Dayan), revela una mirada apocalíptica y desesperanzadora sobre la violencia social en Israel, con una crítica aguda a los prejuicios raciales de los soldados israelíes. Dayan, a su vez, se hizo popular como director con Giv'at Halfon Eina Ona (La colina Halfon no contesta, 1976), una sátira sobre el ejército israelí, cuyo título parodia a La colina 24 no contesta. El cine israelí adquirió una permanente distribución internacional a partir del éxito y prestigio que cosechó el cine de Amos Gitai. Gitai es un realizador israelí con una extensa carrera que comenzó en 1980, aunque su cine adquirió notoriedad entre fines de los noventa y principios del 2000, cuando realizó tres de sus películas más aclamadas: Kadosh (1999), Kipur (2000) y Kedma (2002). El cine de Gitai se caracteriza por tocar temas sensibles de la cultura israelí, desde una mirada pensada para el público internacional, producto de los años en los que vivió en Europa. Así, mientras que Kadosh es una crítica a la comunidad ortodoxa, Kipur es un film antibelicista que transcurre durante la Guerra de Yom Kipur y Kedma narra la gesta que desembocó en la independencia del Estado de Israel. El éxito de Kipur generó, a partir de esa década, muchas películas reflexivas sobre el ejército y la guerra. Una de ellas es Lalejet al hamaim (Caminar sobre el agua, 2004), de Eytan Fox, sobre un agente de inteligencia israelí que debe investigar el paradero de un criminal de guerra nazi y se muestra intolerante con los árabes. Otro ejemplo es Beaufort (2007), la película por la que adquirió fama internacional el realizador Joseph Cedar (debido a que fue nominada al Oscar), sobre un grupo de soldados que custodian un fuerte antes de ser entregado a los árabes, y que cuestiona el sentido de la guerra cuando los soldados son enviados a morir por una causa ya perdida. Otro film que fue nominado al Oscar y que cosechó premios en innumerables festivales internacionales, es Vals im Bashir (Vals con Bashir, 2008), un documental de Ari Folman realizado con procedimientos de animación, que narra el intento de un ex soldado por recuperar los recuerdos de la Guerra del Líbano de 1982, y que expresa la locura que despierta la guerra en los jóvenes combatientes. Entre muchos ejemplos de esta temática, se destaca a su vez el film documental Z32 (2008), sobre un joven soldado que confiesa los asesinatos que cometió mientras se encontraba en el ejército, y en el cual el director, Avi Mograbi, juega con diversos procedimientos para ocultar el rostro de los que son entrevistados. También cabe mencionar en este apartado el film Ajami (2009), de Yaron Shani y Scandar Copti, nominada al Oscar y ganadora de varios premios internacionales, que, si bien no refiere a la guerra o al ejército, muestra el crudo enfrentamiento entre judíos y árabes en la actualidad.

La religión En todo el mundo se conocen los conflictos entre los judíos israelíes no ortodoxos y los que viven en comunidades ortodoxas. También se sabe que, por lo general, el judío israelí no ortodoxo es menos observante de la religión que el judío de la diáspora, lo que despierta conflictos aún mayores que los que pueden ocurrir en el resto del mundo. El cine israelí se ha dedicado, particularmente en los últimos años y gracias al éxito de Kadosh, de Amos Gitai, a explorar en los conflictos que ocurren dentro de la ortodoxia. Sin embargo, es muy difícil para un realizador no ortodoxo, introducirse en ese universo sin generar estereotipos negativos ni críticas facilistas. Tal es así que la propia Kadosh es una crítica excesivamente atada al discurso ideológico de Gitai, por lo cual el clima opresivo que plasma el director se traslada a personajes masculinos pintados con trazo grueso. La sexualidad es un tema que aparece en varios films sobre la ortodoxia, como Einaim Pkujot (Ojos bien abiertos, 2009), de Haim Tabakman, que describe una prohibida relación homosexual entre dos hombres ortodoxos, o Hasodot (Los secretos, 2007), de Avi Nesher, que muestra a una joven ortodoxa que se enamora de otra chica. Einaim Pkujot adolece de los mismos problemas que Kadosh, con personajes sofocados por un argumento que carece de toda complejidad en su elaboración. Distinto es el caso de Jofshat kaitz (Vacaciones de verano o Mi padre, mi señor, 2007), de David Volach, que es igual de crítica que Kadosh y Einaim Pkujot, pero con un debate ideológico más complejo y personajes mejor elaborados. En el otro extremo de estas películas se encuentra Ushpizin (Los invitados, 2004), de Gidi Dar, que expresa una mirada ortodoxa sobre la propia comunidad, y que, contraria a la mirada sobre la mujer ortodoxa que muestran los realizadores laicos, exhibe a un personaje femenino que no se somete a los valores machistas de la ortodoxia. Por el

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El judaísmo en el cine – Cursos y disertaciones contrario, la esposa del protagonista es una mujer más valiente y decidida que su marido. Naturalmente, este aporte (único en su tipo, ya que la ortodoxia no se ocupa de realizar películas porque sus miembros no suelen ir al cine), refleja una mirada optimista de la religión y de sus valores ideológicos.

Los conflictos internos En Israel confluyen diversos conflictos internos que escapan a la lógica bélica o netamente religiosa, y que históricamente, han sido expresados a través del humor. Tal es así que el popular cineasta y escritor Efraim Kishon fue uno de los pocos que han utilizado el cine para satirizar, de manera inteligente y aguda, muchos conflictos propios del estado y de su constitución. En Sallah Shabati (1964), su primer gran éxito en el cine (nominada al Oscar y ganadora del Globo de Oro), Topol compone el personaje de Sallah, un inmigrante yemenita que desemboca en un kibutz con toda su familia, y su vagancia contrasta con el espíritu laborioso de los habitantes del lugar. Este argumento le sirvió a Kishon para establecer una crítica ácida sobre los procedimientos de absorción de inmigrantes en los sesenta, y también sobre la política y la burocracia, dos temas que satirizó en otra de sus grandes películas, Tealat Blaumilch (El canal de Blaumilch, 1969), sobre un loco que escapa de un neuropsiquiátrico y comienza a taladrar una calle de Tel Aviv, y luego es ayudado por los funcionarios municipales, que se enredan en su locura. Con Hashoter Azulai (El policía Azulai, 1971), Kishón reforzó su crítica a la institución policial a través de un torpe policía, que aparecía previamente, siempre interpretado por el mismo actor, en dos films de Kishón, Tealat Blaumilch y Ervinka (esta última, realizada en 1967, también es protagonizada por Topol). Con Hashoter Azulai, Kishón volvió a recibir la atención de Estados Unidos, y, al igual que Sallah Shabati, fue nominada al Oscar y gana el Globo de Oro. Si hablamos de conflictos internos, no debemos olvidar Kazablan (1974), dirigida por Menahem Golan, un musical de culto que es una mezcla perfecta entre Amor sin barreras (West Side Story, 1961) y El violinista en el tejado (Fiddler on the roof, 1971). El protagonista, Kazablan, interpretado por Yehoram Gaon, es el líder de una pandilla, y debido a sus conductas callejeras y a su origen marroquí, es obligado a alejarse de la joven que pretende, una chica polaca que vive en su mismo barrio en Yafo. La película es una muy interesante pintura de los enfrentamientos entre sefaradíes y ashkenazis durante las primeras décadas del país, y fue un enorme éxito que le permitió a Golan dirigir años después Mivtsa Yonatan, y, gracias al éxito internacional de esta última, poder afincarse en Hollywood para realizar películas de acción en la década del ochenta.

Otros temas En el cine israelí se encuentran múltiples temas además de los mencionados. El mediometraje documental BeYerushalaim (En Jerusalem, 1963), del gran documentalista David Perlov, exhibe diversos aspectos de la ciudad capital de Israel que, a pesar de los años que han pasado desde su realización, no ha perdido vigencia. Un tema que el cine israelí ha abordado relativamente poco es el de la Shoá. Al respecto, la célebre actriz y escritora Gila Almagor, ha llevado adelante la adaptación al cine de sus obras autobiográficas Hakaitz Shel Aviya (El verano de Aviya, 1988) y Etz hadomim tafus (1995), dirigidas por Eli Cohen. En ambas narra la herencia traumática de la Shoá, en Hakaitz shel Aviya, se centra en el drama que Almagor ha padecido al convivir de niña con una madre cuyas vivencias de la Shoá la llevaron a la locura. En dicha película, Almagor encarna a la madre de Aviya, una joven partisana devenida en una madre atada a sus traumas de la Shoá. La clasificación que hemos hecho es, naturalmente, algo arbitraria. Hemos dejado de lado películas muy difundidas, mientras que ciertos estudiosos del cine israelí han establecido otras clasificaciones (se destaca, por ejemplo, la figura del “sabra”, que se encuentra en muchas películas israelíes, principalmente de la primera época). Sin embargo, resulta interesante observar la manera en la que ciertas temáticas se repiten, con diferentes y singulares abordajes, demostrando el impacto de contenidos que solamente se pueden desarrollar en dicho país, como los enfrentamientos interculturales y las diversas reflexiones en torno al ejército israelí y a una sociedad militarizada y sumida en la violencia entre pueblos.

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El judaísmo en el cine – Cursos y disertaciones

Filmografía mencionada: 1955 – Giv'a 24 Eina Ona (La colina 24 no contesta), dir: Thorold Dickinson 1963 – BeYerushalaim (En Jerusalem), dir: David Perlov 1964 – Sallah Shabati, dir: Efraim Kishon 1967 – Ervinka, dir: Efraim Kishon 1969 – Tealat Blaumilch (El canal de Blaumilch), dir: Efraim Kishon 1971 – Hashoter Azulai (El policía Azulai), dir: Efraim Kishon 1974 – Kazablan, dir: Menahem Golan 1976 – Giv'at Halfon Eina Ona (La colina Halfon no contesta), dir: Assi Dayan 1977 – Mivtsa Yonatan (Operativo Relámpago), dir: Menahem Golan 1978 – Halahaka (La banda), dir: Avi Nesher 1988 – Hakaitz Shel Aviya (El verano de Aviya), dir: Eli Cohen 1992 – Hajaim al pi Agfa (La vida según Agfa), dir: Assi Dayan 1995 – Etz hadomim tafus, dir: Eli Cohen 1999 – Kadosh, dir: Amos Gitai 2000 – Kipur, dir: Amos Gitai 2002 – Kedma, dir: Amos Gitai 2004 – Ushpizin (Los invitados), dir: Gidi Dar 2004 – Lalejet al hamaim (Caminar sobre el agua), dir: Eytan Fox 2007 – Beaufort, dir: Joseph Cedar 2007 – Hasodot (Los secretos), dir: Avi Nesher 2007 – Jofshat kaitz (Vacaciones de verano o Mi padre, mi señor), dir: David Volach 2008 – Vals im Bashir (Vals con Bashir), dir: Ari Folman 2008 – Z32, dir: Avi Mograbi 2009 – Einaim Pkujot (Ojos bien abiertos), dir: Haim Tabakman 2009 – Ajami, dir: Yaron Shani y Scandar Copti 2010 – Shlichuto Shel Hamemune Al Mashabei Enosh (El gerente de recursos humanos), dir: Eran Riklis 2011 – Hearat Shulayim (Footnote o Pie de página), dir: Joseph Cedar 2011 - Hashoter (El policía), dir: Nadav Lapid

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