BENEMÉRITA Y CENTENARIA ESCUELA NORMAL URBANA FEDERAL “PROFR. J. JESÚS ROMERO FLORES” LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PRIMARIA
CURSO: PRODUCCIÓN DE TEXTOS ESCRITOS
ANTOLOGÍA:
PRODUCCIÓN DE TEXTOS
ALUMNO: JOSÉ LEOBARDO RODRÍGUEZ PACHECO ASESORA: GLORIA GONZÁLEZ ZARCO MORELIA, MICH. 22 DE ENERO DEL 2017
Contenido Introducción. ....................................................................................................................................... 4 Producción de textos… más allá del lápiz y el papel. ......................................................... 5 TEXTOS LITERARIOS… ............................................................................................................. 11 El texto literario como acto de comunicación. ................................................................... 12 Características del texto literario ........................................................................................... 13 EJEMPLO….................................................................................................................................... 17 TEXTOS HUMORISTICOS… ...................................................................................................... 23 EJEMPLO….................................................................................................................................... 24 TEXTOS PUBLICITARIOS… ...................................................................................................... 25 EJEMPLO….................................................................................................................................... 28 TEXTO EPISTOLAR… ................................................................................................................. 30 EJEMPLO….................................................................................................................................... 32 REFERENCIAS .............................................................................................................................. 33
Me es muy difícil entender la naturaleza de todas las cosas, es natural ser diferente, esta diferencia nos hace únicos ante los demás… entonces ¿por qué me señalas como diferente a ti?; ¿ acaso no somos distintos y por lo tanto en esencia lo mismo?” -Yadiar Julián (Doctor en Pedagogía, México)
Introducción. El siguiente trabajo tiene como finalidad reunir una serie de trabajos realizados durante el curso a fin de dar cuentas de lo realizado para así poder aprender de cada uno de los trabajos.
Después de analizar cada parte del llamado portafolio nos damos cuenta de varios retos que nos falta, de que no todo lo tenemos claro y que nos hace falta preparación en varios de los temas, una preparación muy necesaria ya que nosotros como futuros docentes estaremos enseñando a los alumnos cada tema, y si alguna vez lo hacemos mal podríamos arruinar el desarrollo del mismo.
Además durante el curso vimos temas sobre la diversidad sobre la atención a la diversidad, el cual nos sirvió para poder ver las barreras que debemos ser capaz de afrontar dentro del salón de clases.
Producción de textos… más allá del lápiz y el papel.
Para poder comenzar es necesario especificar más claramente que es un texto; es toda manifestación verbal completa que se produce con una intención comunicativa. Desde esta perspectiva tenemos: Las conversaciones formales o informales, las redacciones de diversa índole y finalidad, los poemas,
las
noticias,
un
informe.
Etc.
La lectura y la escritura son actividades interdependientes, prácticas complementarias y recíprocas, escribir es ejercitar con especial rigor y esmero el arte de la lectura.
Para escribir es necesario haber leído antes en una proporción mayor, haber interpretado los textos y encontrado en éstos los argumentos suficientes para ser tenidos en cuenta en el momento de iniciar el proceso de escritura. Los textos son leídos e interpretados dependiendo de la disposición anímica, la edad, las áreas de interés, las experiencias de vida y las lecturas anteriores. La escritura proporciona libertad, quien escribe debe ser libre de expresar lo que quiere, piensa, siente o necesita. La escritura debe ser un acto de fe y libertad.
La producción de textos consiste en elaborar textos de diferente tipo con el fin de expresar lo que sentimos, pensamos o deseamos comunicar. Esta capacidad involucra estrategias de planificación, de textualización, de
corrección, revisión y edición
del
También
texto. incluye
estrategias
para
reflexionar sobre lo producido, con la finalidad de mejorar el proceso. Los conocimientos previstos en el área son un soporte para desarrollar las capacidades comunicativas; por lo tanto, su tratamiento se realizará a partir de situaciones de interacción comunicativa y no de manera descontextualizada. Sólo con fines pedagógicos, tales conocimientos se han organizado en discurso oral, técnicas de lectura y teoría del texto, gramática y ortografía, lenguaje audiovisual y literatura.
En el proceso de programación y en el desarrollo de las sesiones de aprendizaje, las capacidades, las actitudes y los conocimientos se desarrollan en forma articulada. Los conocimientos gramaticales y ortográficos permiten reflexionar sobre la lengua y se abordan siempre y cuando su explicación sea necesaria para solucionar los problemas y dificultades que surjan en la comprensión o producción de textos. El lenguaje audiovisual se aborda como respuesta a la cultura de la imagen, que ha modificado las formas de relación social, y al uso, cada vez más generalizado de las tecnologías de la información y la comunicación, lo cual demanda un comportamiento reflexivo y crítico sobre sus efectos y su uso en beneficio de la comunidad. La importancia de la producción de textos radica en la importancia que motiva a que los alumnos escriban, desarrollen sus competencias, socialicen, y valoren la escritura como práctica que los enriquece afectiva y cognitivamente.
¿QUÉ IMAGEN TENGO DE MI COMO ESCRITOR O ESCRITORA?
Escribir es como fotografiarse, y explicar cómo escribes es como querer explicar la fotografía.
“Si quieres ser un escritor, debes hacer dos cosas por encima de todas los demás: leer mucho y escribir mucho” -Stephen King.
Mi nombre es José Leobardo Rodríguez Pacheco, justo acabo de cumplir los veinte años. Estoy cursando la licenciatura en educación primaria y una licenciatura de psicología en línea. Las dos disciplinas que más me gustan. Al estar cursando dos carreras me encuentro sumergido en un sinfín de lecturas de diversas materias, un momento estoy leyendo sobre educación, fundamentación
de
planeaciones,
neurociencias, filosofía, etc. Pero ¿en qué momento escribo?, ¿qué es lo que escribo? Básicamente mis escritos son en su mayoría académicos, ensayos, resúmenes, análisis, reflexiones pero todo gira alrededor de la escuela, realmente no produzco textos para mí mismo en donde puede expresar mis ideas. De las pocas veces que he escrito algo personal es cuando es algo por celebrar, o porque estoy triste cada uno de esos textos los escribo para plasmar los sentimientos que en ese momento siento, es una manera para mí de desahogarme, a pesar que puedo parecer una persona hasta cierto punto extrovertido cuando se trata de expresar mis
sentimientos me resulta difícil por eso son contadas las veces que me expongo ante alguien así como son escasas las veces que plasmo mis sentimientos en una hoja de papel, o bueno, en un procesador de textos.
Cada uno de mis escritos se lleva algo de mí, expresa un momento de mi vida que fue crucial. De esos escritos algunos son para personas que significan algo para mi, les escribo para comunicarles algo. Regularmente cuando escribo estoy triste y es por eso medio que trato de aliviar ese dolor, cuando escribo me gusta estar solo en mi habitación y con música, con música un tanto depresiva, como dicen, echándole más sal a la herida. Estando así las ideas comienzan a fluir y escribo, escribo y escribo pero llega un momento en el pienso más rápido de lo que escribo y mis ideas comienzan a perder coherencia, o cambio muy drásticamente de ideas, pero siempre he pensado eso, que nuestra mente y pensamientos son como rayos dentro de un vacío, pasaban a una velocidad impresionante a veces ni nos damos cuenta de lo que pensamos.
La mejor manera de expresarte y siempre debería de serlo es con un lápiz y una hoja, de esta manera conectamos nuestro cuerpo en todos los sentidos, nuestras manos se vuelven parte de nuestro cerebro, son una extensión que nos ayudan a pincelar en esa hoja blanca esa gama de colores que se encuentra en nuestro ser, en nuestra alma.
Son tantas ideas que quiero plasmar que término dudando de para qué estaba escribiendo, por lo que a veces si me detengo a revisar mi texto para poder ver que es lo que he escrito, y ¡vaya! A veces ni creo que sea yo quien ha escrito eso, nunca me he considerado un buen escritor, bueno ni escritor
pero cuando quieres exponer algo siempre te saldrá de la mejor manera, cuando lo hago por cumplir termino haciendo tonterías. “La única razón por la que una persona escribe una historia, es porque a través de ella puede entender el pasado y prepararse para su muerte” -Stephen King.
No escribo muy a menudo, pero la razón no es que sea pereza muchas veces es porque no cuento con suficiente tiempo para hacerlo, y porque nunca he sentido que sea una persona con esa habilidad varias veces me decepciono de lo que escribo.
Soy una persona que lee mucho, bueno, últimamente leo mucho y me sorprendo de ello, antes ni sabía que existían tantos libros y me refiero a la edad de los trece años.
De un tiempo para acá me interese en novelas, creo en parte fue por la influencia que tenía de una amiga que se podría decir me obligaba a leer. Así cada vez que me aburría decidía ponerme a leer, en este año he leído aproximadamente cuatro libros, en su mayoría son de terror o suspenso, mi escritor favorito es Stephen King, me fascina la forma en que puede crear multiples mundos para cada uno de sus obras y más me fascina la forma en que escribe, él siempre detalla tan específicamente sus libros, lo hace de una manera tan obsesivamente detallada, me gustaría poder llegar a escribir como él pero para poder lograr eso como el mismo menciona en algunas frases, “si quieres, escribir, escribe, no hay mejor manera que haciéndolo” y es muy cierto la cuestión es que no tenemos la paciencia de sentarnos y analizar nuestra producción.
Dentro de mis problemas podemos encontrar grandes errores ortográficos y de redacción pero nada que no se puede arreglar con la práctica. Me gustaría que lo que escriba impactara de gran manera y trasmitiera esos sentimientos que algunos escritores logran hacer, como regresando al caso de Stephen King el poder hacer o generar miedo dentro de ti con el simple hecho de leer.
“Si no tienes tiempo para leer, no tienes el tiempo o herramientas para escribir”
-SK
TEXTOS LITERARIOS… El lenguaje literario es, básicamente, la lengua escrita estándar en la que se introducen palabras poco usuales (cultismos, voces inusitadas, extranjerismos, arcaísmos, etc.) y que se somete normalmente a una voluntad de forma. Por una parte, tiene muchos rasgos que lo acercan a la lengua escrita culta; pero por otra, es frecuente que aparezcan en él giros coloquiales y hasta vulgares, para producir ciertos efectos expresivos. En la literatura suele emplearse el idioma para llamar la atención sobre sí mismo, sobre cómo están dichas las cosas. El escritor debe producir extrañeza y ha de usar, con ese fin, los artificios adecuados. Aunque no por literarios estos recursos han de ser muy raros o chocantes.
Tengamos en cuenta que en la lengua ordinaria utilizamos con frecuencia el asíndeton, la adjetivación ornamental, las series binarias de palabras, metáforas, metonimias, etc. Cuando el lenguaje se utiliza para crear belleza, para llamar la atención sobre sí mismo, actúa en él la función poética. Lo importante no es tanto lo que se dice sino cómo se dice. El escritor pretende suscitar en el receptor una serie de sensaciones de belleza, creatividad e influencia a través de la forma de su mensaje. Son válidos todos los recursos expresivos.
Esta función aparece también en el lenguaje coloquial; cualquier persona, al construir su mensaje, selecciona de manera consciente o inconsciente las palabras, las inflexiones de la voz o los tipos de oraciones para conseguir una transmisión más eficaz de aquello que se pretende comunicar.
El texto literario como acto de comunicación. El texto literario funciona como un acto de comunicación que posee las siguientes características: Es resultado de una creación que el autor destina a que perdure y se conserve exactamente con la misma forma original. La comunicación que la obra literaria establece con el lector y oyente es unilateral, porque el mensaje no puede recibir respuesta inmediata del receptor. La obra no se dirige a un destinatario concreto, sino a receptores desconocidos, muchos o pocos, actuales o futuros (receptor universal). El lector u oyente no establece relación directa con el autor, sino sólo con el mensaje, con su obra (comunicación diferida). Y ello, cuando él lo desea. De esa manera, la iniciativa del contacto comunicativo corresponde al receptor. La comunicación literaria es desinteresada, no tiene una finalidad práctica inmediata. Por el contrario, posee una naturaleza estética, es decir, pretende producir las reacciones que en el ánimo suscita lo bello. Sin dejar de ser cierto lo anterior, no lo es
menos que muchos autores escriben literatura para favorecer una determinada causa, para promover un cambio en la sociedad, para denunciar una situación.
Características del texto literario
El límite que separa al lenguaje literario de otros tipos de lenguaje es muy difuso. Muchos escritos de carácter periodístico o científico pueden ser considerados como verdaderas piezas literarias. La extensión de un texto literario no es un rasgo distintivo, puesto que es muy variable, desde un par de versos hasta cientos y millares de páginas. Así pues, el texto literario posee unas características internas sumamente peculiares pero, a la vez, difíciles de aislar. Comparte un buen número de ellas con otras clases de textos: la plegaria, el mensaje publicitario, el eslogan, el conjuro, el texto periodístico, etc.
Carácter desinteresado. Quizá el rasgo más diferencial sea su carácter desinteresado. Desinteresado en cuanto a la comunicación en sí misma, no por lo que se refiere a la remuneración que el autor pueda obtener a cambio de lo escrito. El texto literario no tiene una finalidad práctica inmediata, aunque puede tener muy diversas finalidades, ya que a través del texto literario se puede abordar casi cualquier finalidad. Final previsto. A diferencia de lo que ocurre en la comunicación ordinaria (la conversación entre dos interlocutores), el texto literario posee un final previsto por el autor. La extensión del texto dependerá del género elegido, pero siempre fluctuará dentro de unos límites aproximados. El cierre es, pues, otra de sus características diferenciales.
Artificios lingüísticos. Cuanto más estricta sea la exigencia del cierre, mayores efectos suele provocar en el lenguaje de la obra. Los géneros en verso muestran mayores artificios lingüísticos que los géneros en prosa; pero, en general, el empleo de expresiones poco usuales (arcaísmos, neologismos, voces inusitadas y cultas, y construcciones sintácticas atípicas, etc.) caracterizan a todos los géneros literarios. Polisemia. El texto literario se presta a múltiples interpretaciones o lecturas; en teoría, a tantas como lectores y oyentes. Y ello no perturba la comunicación; por el contrario, muchos lectores que muestran entusiasmo por una obra literaria no la entienden, o la comprenden de un modo deficiente y superficial. Pero la comunicación resulta satisfactoria. Esto no puede ocurrir en los mensajes ordinarios o en otros mensajes de finalidad práctica, pues daría lugar a errores que podrían ser muy graves; imaginemos lo que podría resultar de una polisemia en las señales de tráfico. Recursos literarios. Uno de los recursos que de forma más general caracterizan al lenguaje literario es el uso de una adjetivación especial, el uso de epítetos. Los epítetos son adjetivos ornamentales, no estrictamente necesarios para la comprensión de un mensaje. El buen escritor busca evitar los epítetos triviales y, en general, prescindir de los que no produzcan efecto de novedad. Según la Retórica tradicional, son figuras todas las anomalías que se producen en un escrito, todo aquello que produce extrañeza en el lector. Muchas de ellas se basan en la repetición y en el paralelismo. La repetición produce efectos rítmicos tanto en verso como en prosa. Puede conferir brillo a cualquier tipo de prosa, aunque el abuso de las construcciones rítmicas entraña el riesgo de caer en la excesiva musicalidad o en el sonsonete. Se han descrito varios centenares de figuras posibles, algunas con nombres casi impronunciables. No se trata aquí de ofrecer un catálogo detallado de
figuras retóricas, trataremos sólo de ofrecer una clasificación coherente de algunas de las más frecuentes: Figuras fónicas. La principal es la aliteración o repetición de uno o varios fonemas, con una frecuencia perceptible. Cuando la aliteración persigue una finalidad imitativa de sonidos o ruidos de la naturaleza, se denomina onomatopeya. La aliteración, como toda repetición muy marcada, perjudica a la prosa no literaria, y puede producir cacofonías. Figuras sintácticas. Son artificios de la construcción gramatical, y muchos de ellos se producen por apareamiento o paralelismo. Son más abundantes en el verso, pero no están ausentes en la prosa literaria. Dos de las más frecuentes son el hipérbaton y la anáfora.
Figuras de palabra: los tropos. Llamamos tropos a aquellas figuras retóricas que afectan, modificándolo, al significado de la palabra. El símil o comparación no se trata, hablando con propiedad, de un tropo, pero es un concepto muy próximo. Cuando comparamos, por ejemplo, la vejez con una puesta de sol, en ninguno de los dos términos que intervienen en la comparación se produce mutación de significado. En todo símil hay un término real (A) y un término imaginario o imagen (B). Además, de un modo u otro, al comparar marcamos gramaticalmente el hecho de que estamos comparando (A es como B, A semeja B, A me parece B, etc.). La comparación es frecuente también fuera de la lengua literaria. Se recurre a ella para presentar más plásticamente lo que se quiere decir y, muchas veces, para concretar un pensamiento abstracto. Los símiles estereotipados o hiperbólicos suelen ser perjudiciales para el estilo de un escrito. La metáfora es el tropo por el cual se aplica el nombre de un objeto a otro objeto con el cual se observa alguna analogía, suprimiendo cualquier rastro gramatical de
comparación. Hay metáforas que están incorporadas al uso general, los diccionarios las registran y nadie las identifica como figuras, ya que no producen extrañeza alguna (la cabeza de un alfiler). Pero el escritor crea sus propias metáforas (Mi soledad llevo dentro, torre de ciegas ventanas; o, en un texto periodístico: Cristiano Ronaldo se pasó la tarde hambriento de balón). Una palabra aislada no puede funcionar como metáfora, necesita de un contexto en el que cobrar significado. Las formas más frecuentes de metáfora son las siguientes: A es B: Sus brazos son sarmientos. B de A: El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. A aposición B: El ruiseñor, pavo real facilísimo del pío. A aposición B + C + n: Ya viene, oro y hierro, el cortejo de... B en lugar de A: Su luna de pergamino tocando estaba ('pandero'). Esta última es la que se considera la metáfora pura, cuando el término real no aparece y solo aparece el término imaginario. La metonimia es un tropo en el que la relación entre los términos real e imaginario es, en general, de uno de los siguientes tipos: El efecto por la causa: Respeta mis canas. El autor por sus obras: Ya no leo a Machado. La parte por el todo: Mira qué par de ojos van por ahí. El continente por el contenido: Tomamos unas copas. Lugar por lo que en él se produce: Un rioja excelente.
Figuras de pensamiento. La hipérbole, en la que la expresión no corresponde al pensamiento. Se trata de una exageración, de una afirmación por exceso: Una mujer tan delgada, / que en la vaina de una espada / se trajo a la sepultura. La litotes o litótesis atenúa lo que se quiere decir, bien para no molestar al interlocutor, bien para dar más relieve al contenido: no está mal (por está bien). La personificación es la atribución de cualidades humanas a los animales y a las cosas: el viento susurra una canción monótona. La ironía consiste en decir lo contrario de lo que se piensa: por ahí va Brad Pitt, (señalando a un tipo feísimo). En la antítesis, una palabra se pone en relación, más o menos sorprendente, con otra contraria: Era sólo sombra de su pasado esplendor. La paradoja es una contradicción aparente: al avaro, las riquezas lo hacen más pobre.
EJEMPLO… BABADOOK
¡No quiero ir a la escuela!- grito furioso Matías que estaba tirado en la cama cubierto por la sabana, pataleando y alejándose de Wendy, su madre, que trataba de sacarlo para prepararlo y llevarlo a la escuela. Ya era tarde y no podía tener otro retardo en su trabajo, necesitaba el dinero y necesitaba el trabajo las cosas se habían complicado desde la muerte de su esposo y aunque ya había pasado un año del accidente automovilístico tanto Wendy como Matías no lograban seguir su vida. Wendy cada día se veía más cansada, más descuidada en su imagen dejando atrás sus largos rizos oscuros, su esbelta silueta, ahora eso ya no le importaba, su cabello estaba cada día más desalineado perdiendo ese encanto con el que Sebastián se llegó a enamorar alguna vez. El trabajo era en lo único que se ocupaba todo el día. El trabajo y Matías quien era un niño muy inquieto, no dejaba de romper cosas, de tirar y de estar corriendo sin detenerse por toda la casa, estaba lleno de moretones y rasguños por todos lados. Wendy ya no tenía control sobre él, y Matías lo sabía. -¡Matías! sabes que mamá debe ir a trabajar-Dijo Wendy quien comenzaba a perder la calma, pero no era capaz de gritarle, algo muy dentro de ella no le perdonaría gritarle a su hijo, tal vez sentía que ya había sufrido bastante con la muerte de su padre. -No quiero ir a la escuela, me siento mal mamá, me duele mi panza- Respingó Matías que estaba decidido a no ir a la escuela. Matías tenía 5 años cuando conoció el sentimiento de perder a alguien y tal vez esa fue la razón por la cual aún no podía adaptarse en la escuela. Habían pasado 3 meses en los que no hablaba ni hacía nada, sólo se sentaba en la sala frente al televisor a ver el programa que veía junto con su padre Junior Master Chef, su madre pensó que así estaría siempre por lo que se preocupó y lo llevo al psicólogo quien le dijo que dejara que pasara el tiempo que se le pasaría, Wendy tuvo esperanza y desde ese momento le cumplía cualquier capricho que tenía. -Sé que estás mintiendo, levántate por favor, que ya es tarde-Adiós amor, pórtate bien, te recojo más tarde- Se despidió Wendy esperando una repuesta de Matías la cual nunca ocurrió, haciéndole poner nuevamente esa cara de tristeza que había logrado controlar en el trascurso del camino. Comenzó a dirigirse a su trabajo, pensando en que estaba haciendo algo mal, en que necesitaba un descanso que ya no podría estar así. De repente llegó Jeremy uno de sus
compañeros de trabajo para decirle que tenía una llamada, era raro que le marcaran a su trabajo pero en ese momento se dio cuenta que lo había olvidado su teléfono celular en el carro, era del colegio – ¿Señora Williams?- Preguntaban del otro lado de la línea – ella habla- contestó un tanto asustada y preocupada, no es común que hablen de la escuela aunque presentía por donde iba lo ocurrido – Hemos estado queriendo contactarla desde la mañana, Matías, Matías- Dígame de una vezordeno Wendy pensando lo peor sobre su hijo- Matías golpeó a un compañero y necesitamos que venga lo antes posible- Esta bien, ahora me dirijo a la escuelarespondió Wendy y colgó. Llegó a la escuela donde estaban esperándola, paso directamente a la dirección donde estaba la maestra, el director y Matías. La maestra se mostraba realmente molesta parada en una esquina de la oficina, mientras Matías estaba sentado viendo al director con la cara dirigida al suelo en forma de arrepentimiento, sabía que estaba haciendo mal y que le iría mal. El director comenzó a decirle que no era la primera vez que pasaba esto y que no tolerarían que pasara otra vez, que era necesario que tuviera un maestro especial – Es una exageración- dijo Wendy - es algo que pasa en todas las escuelas. - Pero no es la primera vez- replicó el Director dando a entender que no cambiaría de parecer- Matías necesita un cuidado especial de lo contrario correrá peligro la escuela entera- prosiguió diciendo con un tono de burla. No es alguien especial es como cualquier niño- grito Wendy mientras se paraba y tomaba de la mano a Matías- Si ustedes no pueden tratarlo como un niño normal no quiero que esté aquí- terminó diciendo mientras salía de la oficina. Al llegar al automóvil mientras lo encendía una lágrima corrió por el rostro de Wendy, una lágrima de desesperación mezclada con una inmenso océano lleno de tristeza. Una vez más se sintió sola, logro prender el automóvil y se dirigieron a casa. Al llegar a casa Wendy sólo se dirigió a su cuarto y se tiró a la cama, quería dormir, olvidarse, sentir que solo era un sueño que no estaba realmente pasando y que esto pasaría al abrir los ojos. Eso deseaba que fuera, pero no, sabía que la realidad era la que estaba viviendo y que no se solucionaría nada estando en su cuarto. Bajo por las escaleras esperando escuchar correr a Matías, pero se le hacía increíble no escuchar nada, debería sentirse alegre de disfrutar el silencio, pero sin embargo estaba asustada y preocupada de donde se encontraría -¡Matías!- Gritó por toda la casa esperando que contestara en cualquier momento, pero no respondía, comenzó a desesperarse hasta que escuchó el rechinido de una tabla de madera, una vieja tabla se escuchaba y lo recordaba, claro que recordaba ese ruido, era la puerta del sótano donde estaba el estudio de Sebastián. Una semana después que había muerto cerró el sótano, realmente no quería tener presente a cada momento la muerte de a quien más había amado. El sonido rechinaba y resonaba por toda la casa como una tormenta acercándose cada vez más. Su piel comenzó a sentir el sonido, recorría por cada uno de sus poros y sus ojos se enrojecieron. Sin embargo quería saber quién estaba dentro se acercó cada vez más y más con un miedo, con el miedo como el de cuando era niña y sentía que alguien estaba debajo de la cama. Llegó a la puerta y la abrió por completo, estaba Matías jugando con las cosas de su papá, Wendy sintió alivio por un momento, pero después llegó un enojo y coraje
para ella las cosas de Sebastián eran como sagradas no quería que nadie las tocara, quería que se quedaran tal cual él las había dejado, era lo único que a ambos les quedaba de él. -Deja las cosas en su lugar- dijo Wendy todavía con un poco de miedo – ¡No son tuyas son de mi papá deja de meterte en sus cosas por eso se fue! No sabes cuantas veces desearía que hubieras muerto tú y no él- le contestó Matías, haciendo entrar en cólera a Wendy quien poco a poco se iba acercando con la intención directa de sacarlo lo más pronto posible, no quería seguir viendo cómo desbarataba las cosas de Sebastián – ¡Basta!- Grito Wendy haciendo que Matías saliera corriendo de la habitación. Ella salió atrás de él para alcanzarlo pero fue en vano, Wendy se quedó sentada recordando cada cosa, cada momento, las lágrimas nuevamente comenzaban a caer. Llegó la hora de la cena, estaban ambos sentados como de costumbre cada uno en el extremo de la mesa, Matías seguía molesto pues solo jugaba con la comida moviéndola de un lado para otro, el silencio era insoportable era crudo y triste. Terminaron de cenar y Wendy subió a la habitación de Matías para contarle un cuento antes de dormir como lo había hecho desde ya hace un año, aunque estuviera muy cansada no podía dejar de hacerlo, era un pacto. – Vamos cariño es tu turno de escoger el cuento para esta noche- Inmediatamente se dirigió al mueble para seleccionar el cuento, le era difícil, recorrió una y otra vez los títulos del libro, buscando el más llamativo y el que no hubiera leído antes, finalmente encontró uno, era un libro rojo, un rojo muy llamativo que solo tenía escrito Babadook,- donde encontraste esto cariño- preguntó Wendy, un tanto sorprendida, no recordaba haber leído o visto ese libro- en el estante mamá- respondió Matías ansioso de que comenzara a leer el cuento. Wendy abrió el cuento, tenía un oscuro muy triste contrastado con unas escalas de grises donde resaltaban los dibujos que estaban igual, grises -Si está en una palabra o en una mirada, no puedes librarte del Babadook- comenzó a leer el cuento- Si tú eres alguien muy listo, y sabes lo que hay que ver, entonces puedes ser amigo de alguien especial... un amigo tuyo y mío. Su nombre es Míster Babadook, y este es su libro. - Siguió leyéndole Wendy a Matías quien esta insegura de seguir leyendo- Un sonido estruendoso, y luego tres agudos golpes... ba, BA-ba ¡Dook! ¡Dook! ¡Dook! Así sabes que él está cerca. Lo verás si observas... – Eran las siguientes líneas donde estaba un dibujo de un niño acostado en la cama, y en el ropero del dibujo se encontraban unos enormes ojos que parecían estar mirando fijamente al niño y una sonrisa, una sonrisa tenebrosa con unos dientes afilados. La cara del niño comenzaba a estar llenarse de miedo - Tal vez deberíamos leer otro esta noche, ¿sí?- dijo Wendy quien no quería seguir con el cuento - Pero dijiste que podía elegirrespondió Matías quien estaba ansioso por saber qué ocurría. Prosiguió leyendo- Esto es lo que trae en su cabeza, él es divertido, ¿no lo crees? Velo en tu habitación en la noche..., ahora estaba un gran sombrero entre las hojas. Wendy paso la siguiente página y estaba un dibujo de Babadook, quien comenzaba a acercarse al niño, paso una y otra hoja rápidamente preguntándose qué clase de
cuento era, la expresión de Wendy cambió en un segundo, estaba asustada y Matías lo notó quien comenzó a asustarse - Mamá, ¿le hace daño al niño? ¿Mamá? ¿Vive bajo la cama? ¿Mamá? ¡¿Mami?!- grito Matías asustado- No quiero que nada malo te pase mamá- Nada me pasará- Contestó Wendy asustada y sorprendida, tratando de abrazar y calmar a Matías quien comenzaba a llorar y gritar descontroladamente, no dejaba de llorar, estaba desesperado. Wendy trato de tomar y leerle otro cuento pero era inútil no dejaba de llorar y todo parecía indicar que no lo haría, no le quedo de otra que llevárselo a su cuarto a dormir con ella. Llegó la mañana y Wendy se quedó un momento contemplando a su hijo, la inocencia que demostraba le daba la tranquilidad que necesitaba, la hacía sentir nuevamente nueva y con ganas de levantarse. Volteó a ver el reloj que tenía en su mesita y vio que ya era tarde y necesitaba ir al trabajo, y en ese momento recordó que no podría llevar a Matías al colegio, por lo que recurrió a llamarle a una amiga, Violeta Se acabó el día y era hora de que pasara a recoger a Matías, pero antes revisó su celular y observó que tenía varias llamadas perdidas de Violeta. Se preguntó por qué estaba tratando de llamarla, por lo que prefirió apresurar el paso para saber lo que hubiera ocurrido. Llegó a la casa de Violeta y la observó en la entrada de su casa con una cara de descontento mezclada con preocupación y más adelante de ella estaba Matías sentado en las escaleras de la entrada, con las manos en las orejas y los ojos cerrados. Wendy se bajó del coche y se acercó rápidamente a Violeta preguntando inmediatamente que ocurría.- Tu hijo, que no para de hablar de un tal Babadook, que nos está vigilando, primero lo tomé en broma pero me empezó a asustar, dice que nos quiere asustar y que está detrás de nosotros, Wen, enserio necesitas ver a tu hijo, no es algo normal. Wendy se comenzó a preocupar pensó que el asunto del libro solo había sido por la noche. – Lo siento Violeta, sí hablare con él perdón por lo que pasó- Decía Wendy mientras se agarraba a Matías y se lo colgaba en brazos. Lo subió al auto y se dirigieron a casa.
Al estar en casa Wendy comenzó a preguntarle que por qué había mencionado a Babadook, que era solo un cuento y que no era real. La cara de Matías era pálida, seca sin observar nada sin escuchar a Wendy, sólo contesto, -Nos quiere asustar, eso primero hará y luego, ¡Mamá! ¡No quiero que te vayas!- Gritó fuertemente dirigiéndose a su mamá abrazándola con tanta fuerza. Se quedaron ambos en el cuarto de Wendy, estaban asustados, aunque no lo quisieran reconocer. Comenzó a llegar el sueño, no había ni un sonido todo estaba tan callado, la oscuridad predominaba, sólo las sombras se observaban. Wendy estaba intranquila, Matías ya estaba dormido y por alguna razón Wen no quería hacerlo, un presentimiento se apoderaba de ella; sin embargo, el sueño le ganó y comenzaba a cerrar los ojos, los sentía tan pesados, mientras se cerraban observó a unos alargados humanoides con enormes cornamentas ramificadas con unos rostros pálidos e inmóviles y una inmensa boca en forma de sonrisa y vestimentas negras o peludas. Se asustó y abrió los ojos rápidamente sin ver nada, solo las
sombras seguían ahí y una fuerte brisa que abrió de golpe la ventana, haciendo que se levantara rápidamente a cerrarla. Cuando volteó, en una esquina observó una sombra que figuraba a uno de esos humanoides que vio en sus sueños para ella era un sueño, sentía que la sombra la observaba, que no quitaba la mirada, y de pronto la sombra le sonreía fijamente, Wendy comenzó a temblar no sabía qué hacer, no sabía si era real o solo una pesadilla que sentía tan real. De un momento a otro sabía quién era o más bien que era, era el Babadook. La sombra comenzaba a crecer de tamaño se estaba acercando a ellos a la cama, empezaba a estirar sus largas y filosas manos, acercándose más y más a Matías, quería a Matías. Matías despertó y vio a Babadook por lo que gritó tan fuerte. Wendy se asustó y lo tomó y corrió con una fuerzas sobre humanas, cuando estaban abajo, se preguntó a donde podían ir se sentía acorralada. Llego a la puerta de la calle pero no abría y se escuchaban los pasos cada vez más cerca, Matías tenía cara de muerto, Wendy le dijo que se ocultara debajo de la mesa, el pequeño estaba muy asustado, aterrado por esa criatura sobre humana. Desde el cuarto se escuchaba un llanto, un quejido, era un sonido ensordecedor – Tráeme al niño, ¡tráeme al niño!- El sonido cada vez se escuchaba más fuerte y más cerca, se sentían los pasos. De pronto no se escuchó nada todo estaba callado. Matías corrió con su mamá a abrazarla, tanto Wendy como Matías pensaron que solo era un sueño, pero de repente las paredes comenzaban a chillar a encogerse y en el fondo de la habitación solo se veían unos enormes ojos blancos y una sonrisa con unos largos dientes. – ¡¿Qué es lo que quieres?!- grito furiosa Wendy -¿Quién eres tú?- preguntas que parecía que las gritaba al viento, solo una risa se escuchaba de fondo. De repente Wendy notó que Matías tenía temperatura, su cara demostraba que no se encontraba bien, se veía desorientado, y repentinamente se desmayó. Estaba inconsciente, ahora Wendy tenía que luchar con la criatura y proteger a su hijo, sabía que si lo dejaba solo un momento lo perdería. Lo tomó se lo colocó en sus brazos y corrió nuevamente a su cuarto, sentía la presencia de alguien más detrás de ella, de repente volteo y vio a su esposo, a Sebastián con el traje de su boda, Wen se quedó pasmada sin aliento su mente quedó en blanco. No corras cariño, yo te protegeré, no pasa nada, es solo un amigo que quiere conocer a mi hijo, le he contado cosas maravillosas de él- Se escuchó la voz de Sebastián de fondo, esa voz que trajo infinidad de recuerdos a Wendy, haciendo que sus ojos se llenaran de lágrimas, no podía contenerse, se perdió en la ilusión, no estaba segura si realmente era él o no. Vamos cariño, déjalo que lo conozca y yo estaré un momento contigo, o prefieres venir conmigo- Volvió a sonar la voz de Sebastián haciendo dudar a Wendy. Las lágrimas rodaron sobre su mejilla, se sentía sola muy sola y solo añoraba un abrazo de él, hace ya un año que trataba de olvidarlo de dejarlo atrás de no recordarlo, pero ahora estaba ahí, lo veía, lo sentía.
Matías seguía inconsciente, apenas podía respirar, -Déjame ayudarte con él, debes estar cansada, perdón por no estar aquí contigo- Wendy no sabía qué responder, pero entre labios salieron unas frases- Te he estado extrañando mucho, ha sido tan difícil. Pero ya aquí estoy, y puedes estar conmigo, solo suelta al niño y deja que mi amigo lo vea- Respondió Sebastián o lo que parecía que lo era.- ¿Por qué le dices niño? Acaso no es tu hijo- Pero claro que lo es, solo que mi compañero no es muy paciente y se comienza a desesperar, no hagamos que lo haga si no me tendré que ir y ya no te podré ver. Wendy no quería perderlo otra vez, no quería estar sola, amaba a su hijo pero no podía soportar estar sola, ¿qué diablos debo hacer? Resonaba por su cabeza de un lado a otro sin poder encontrar la respuesta. Matías estaba poniéndose peor, la temperatura aumentaba. –No querrás hacerle daño a mi niño, acaso no ves cómo está, ¡deja de jugar de una vez y déjame cargar a mi hijo!- Gritó el eco de lo que era la voz de Sebastián. Wendy comenzó a estirar los brazos, sabía que si no hacía nada moriría su hijo y no se podría permitir eso. Las manos de Sebastián estaban extendiéndose para recibirlo, -Dijiste que podré estar contigo si cargas a Matías, ¿verdad?- Pregunto Wendy para estar segura- Si amor, eso dije, solo será un momento- Respondió con una gran sonrisa Sebastián. Matías pasó de los brazos de Wendy a los de su papá, y en ese mismo momento cuando Wendy observo a su alrededor, se encontraba en un campo, un hermoso campo lleno de flores amarillas, y más adelante estaba un colina con un enorme árbol con flores rosas, los rayos de sol contrastaban con el paisaje, no había ni un sonido era el momento de paz que nadie jamás se había imaginado. Wen comenzó a caminar hacia la colina pasando entre el pasto verde que expedía un agradable aroma, cada vez estaba más, cerca de la colina. Comenzó a correr se sentía libre, liberada y tranquila, cuando llego al árbol observo que del otro lado solo había un enorme agujero negro, por un momento pensó que caería dentro de él, se quedó por un momento contemplando el paisaje, cuando se escuchó una voz que decía –Gracias por tu niño, ahora será feliz a mi lado, ¡jajajaja!. Cuando volteo una fuerte briza la sacudió haciendo que cayera en el agujero. Cuando abrió los ojos, se dio cuenta que estaba dormida, que al parecer todo había sido un sueño, dentro de ella sentía ganas de llorar y reírse por lo que soñó. De repente volteo a ver a Matías, pero no estaba, no estaba en la cama alzó las cobijas rápidamente tratando de buscarlo, pero solo estaba debajo el libro de Babadook, pero ahora en la portada no solo estaba la figura de Babadook ahora a su lado estaba la silueta de un niño. Wendy comenzó a gritar, ahora sí estaba sola.
TEXTOS HUMORISTICOS… Los monólogos humorísticos son textos orales que presentan a personajes, costumbres, actitudes… desde una perspectiva cómica. Generalmente, son interpretados en programas de televisión o en escenarios de pequeños teatros, ante una audiencia que busca el entretenimiento y a la que se le exige permanecer atenta para captar las agudezas, los juegos de palabras, los dobles sentidos… Habitualmente, empiezan por una anécdota o una pregunta, a partir de la cual se van hilvanando peripecias jocosas, chistes, boutades…. Los protagonistas
suelen
ser
estereotipos
sociales
perfectamente reconocibles por el auditorio (el funcionario, el incompetente, las madres…), aunque también se recurre a personajes históricos o contemporáneos
(famosos,
políticos…)
para
establecer asociaciones cómicas.
Una de las características del género es la agilidad con la que se van ensartando nuevos asuntos cuya relación con el tema del monólogo es casi siempre sorprendente y disparatada. Muchas veces el dinamismo se consigue con la inclusión de otras voces mediante retazos de diálogos. Y es muy frecuente que aparezcan interpelaciones a la audiencia. Evidentemente la ironía es un mecanismo que ayuda a la construcción de dobles sentidos, pero también aparecen otros recursos, como la hipérbole, la comparación, la metáfora, el paralelismo, el
calambur,
la
interrogación retórica.
EJEMPLO…
TEXTOS PUBLICITARIOS… En sentido estricto, se denomina publicidad al conjunto de técnicas que intentan influir en el comportamiento del hombre, incitándolo a consumir determinados productos. Sin embargo, en un sentido más amplio, podemos incluir en la publicidad, además de la estrictamente comercial, una serie de actividades emparentadas con ella, como es el caso de la publicidad estatal, las relaciones públicas y la propaganda. La publicidad utiliza como vehículo fundamental, aunque no único (y cada vez menos), la lengua. Pero ésta, a su vez, recibe el influjo de la publicidad manifestado en la inclusión de nuevas palabras (champú, spray, etc...), en el enriquecimiento del vocabulario y de la capacidad de expresión del receptor del anuncio, y en la difusión de terminología y conceptos técnicos o científicos (los oligoelementos de ciertos productos cosméticos, por ejemplo). El proceso comunicativo publicitario presenta una serie de peculiaridades con respecto a los actos comunicativos generales.
El mensaje publicitario constituye un lenguaje sincrético, ya que en el se entremezclan diferentes componentes que se apoyan mutuamente: ß Composición del mensaje. ß Componente verbal. ß Componente visual. ß Sonidos (en el caso de la radio, cine y TV).
Los textos publicitarios se encuentra formados por diferentes elementos (imágenes, textos, dibujos, líneas, colores, etc...) que se distribuyen por el anuncio. La forma en que están colocados es tremendamente significativa. Veamos algunas estructuras compositivas: ß Composición armónica, equilibrada, simétrica, unitaria... ß Composición por contraste, inestable, asimétrica, fragmentaria... El texto del anuncio puede situarse en posición vertical u horizontal. La tipografía.- Para resaltar algún elemento del anuncio y llamar la atención sobre él, en los anuncios que llevan texto se hace uso de la tipografía, jugando con los tipos de letras, su tamaño y color, los espacios entre letras y entre líneas, el empleo de mayúsculas o minúsculas, etc... El mensaje verbal.- La información primordial sobre la marca publicitaria la proporciona el eslogan, que debe ser una frase concisa y elocuente que exalte el producto. Junto al eslogan es fundamental la aparición de la marca, que a veces se acompaña de un logotipo (dibujo que da relieve al nombre y facilita su identificación por el comprador. Es en el eslogan, marca y logotipo donde aparece mucha de las connotaciones con las que juega el arte publicitario.
El componente visual. La imagen.- La imagen que se incluye en los textos publicitarios puede ser fija o en movimiento, fotografía, pintura o dibujo, o bien una simple (a veces no tan simple) combinación de colores, líneas y puntos. La imagen presenta una serie de características que debemos conocer: Grado de iconicidad, es decir, el grado de semejanza que guarda con la realidad a la que representa. La imagen capta la realidad sólo parcialmente, no en su totalidad. En primer lugar, es bidimensional, pero también presenta otro tamaño, no tiene relieve, la luminosidad puede no ser la que presenta el objeto real, etc... La imagen nos ofrece una doble significación: · Contenido denotativo, su significado objetivo. · Contenido connotativo, significación subjetiva que es producto del tratamiento que ha recibido la realidad al ser reproducida CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE PUBLICITARIO.- El lenguaje publicitario se caracteriza, como es lógico, por el predominio de la función conativa sobre todas las demás, ya su finalidad última y casi exclusiva es atraer la atención del receptor hacia el producto que se anuncia. Pero también tiene una gran importancia la función fática, ya que el anuncio debe mantener la atención del consumidor potencial. Para conseguir estas finalidades, los textos publicitarios se manifestarán fundamentalmente a través de componentes visuales, verbales y auditivos en perfecta cohesión. En definitiva, podemos decir que la publicidad pretende conseguir una serie de objetivos: ß Convencer. ß Desarrollar o modificar actitudes. ß Provocar necesidades. ß Inducir a realizar acciones de compra.
EJEMPLO…
TEXTO EPISTOLAR… Cuando hablamos de género epistolar en la literatura nos referimos a un texto compuesto por una o más cartas postales con la intención de crear una historia. Las epístolas literarias provocan que el narrador del relato sea el propio autor de la carta, dotando así de un punto de vista personal a la narración, que se produce en primera persona. En este tipo de género, el narrador acostumbra a ser intradiegético (está dentro de la historia) y equisciente (conoce tanto como otros personajes), lo que da más realismo y aporta mayor credibilidad a lo que se cuenta. Este género literario ha evolucionado y, con la aparición de nuevos medios de comunicación y transmisión de información, se han utilizado nuevos métodos epistolarios tanto en la vida como en la literatura. Vamos a tomar ejemplo de género epistolar original a la novela Frankenstein de Mary Shelley y de su última desembocadura a La vida en las ventanas de Andrés Neuman.
La novela epistolar constituye un juego literario. Imaginamos que alguien ha debido reunir esas cartas de las que se compone la narración y que esa persona debería ser el editor del libro si las epístolas fuesen reales, pero las cartas acostumbran a ser obra del autor de la historia ficticia, quien reparte el papel de narrador entre los distintos remitentes de los mensajes. El lector mantiene un
acuerdo con el escritor sobre la ficción de la historia por el que acepta la credibilidad de la autoría (ficticia) de las cartas de la novela y así eliminar ese tramo de la construcción del libro en el que alguien debería haber seleccionado, juntado y ordenado debidamente las cartas, y que no se ha producido al no existir éstas.
Todo mensaje del género epistolar permite la desaparición del narrador omnisciente
genérico,
quien
acostumbra a usar la tercera persona gramática para narrar, en primera persona y en el papel de un personaje, consiguiendo mayor realismo en la historia y el acercamiento del lector a la acción, eliminándose los obstáculos que puedan interferir en la transmisión de información.
EJEMPLO…
REFERENCIAS González-Serna Sanchez, J. Las variedades temáticas del texto. Manual para segundo grado de bachillerato. Marín A., Diego. (2009). El correo electrónico como nuevo género epistolar en la literatura actual. Universidad de la Rojia. Materiales
de
la
lengua
y
literatura.
Obtenido
de:
http://www.materialesdelengua.org/LENGUA/comunicacion/variedades_lengua/mo nologos.pdf