Laboratorio de escritura Nº 02

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Editorial / Pág. 2 Colaboradores: --Para la ironía y la risa (Armandeus) / Pág. 5 -De amores, fronteras y adioses (Wilmary Lizarazo) / Pág. 7 -Variaciones sobre cómo vuelan los grandes (María Villamizar) / Pág. 9 -De irreverencia femenina ( Geraldine Rincón) / Pág. 11 -Manicomio y otros horrores (Leonel Camacho) / Pág. 13 -Cuántico (Alexander Aldana) / Pág. 16 -Autopista erótica hacia la vía láctea (Ámbar Medina)/ Pág. 17 -Alfabeto para llorar en los aeropuertos (Kleyverth Durán)/ Pág. 18 -Amores tiernos, meretrices y obscenidades (Greissy Nieto) / Pág. 19 -Cajas de sorpresas (Víctor Martínez) / Pág. 21


Bienvenidos Laboratorio de escritura es una publicación enfocada en divulgar experiencias de discusión sobre la mecánica de los textos. A través de procesos históricos los textos se conforman en estructuras conocidas como géneros. Si estudiamos su funcionamiento, aprenderemos más fácilmente a dominarlos. Incluso la ficción tiene estructuras textuales convenidas socialmente. Los buenos escritores invierten mayor tiempo en planificar y corregir los textos que en producirlos. Esta revista es producto de numerosos encuentros con entusiastas de la lectura y la escritura que reflexionan a partir de técnicas para escribir Escribir implica un contexto, un pretexto y un texto No existen escritores geniales: existen personas que explorando el lenguaje logran producir un texto de calidad Leonardo Bustamante ljbr111280@gmail.com @lejebus www.comounapalabra.blogspot.com

Gran parte de las ilustraciones incorporadas en este número fueron tomadas de la red social Pinterest. Incluida la imagen de portada. No pretendemos atribuirnos su autoría, aunque sí el trabajo de curaduría y recreación de las mismas. De antemano nos disculpamos con sus “anónimos” autores.

Los colaboradores: -Armando Augusto Chaparro -Wilmary Lizarazo --María Villamizar -Geraldine Rincón -Leonel Camacho -Alexander Aldana -Ámbar Medina -Kleyverth Durán -Greissy Nieto -Víctor Martínez


El presente número está dedicado al minicuento. Reúne, a modo de compilación, una muestra de algunos productos escritos y redactados durante el Taller de producción de escrituras breves 1 celebrado entre julio-agosto del 2018 en la Fundación cultural Bordes (San Cristóbal, Venezuela). Para acercarnos a la tipología textual de la minificción acudimos a la revisión de las aportaciones de Violeta Rojo en su Breve manual para reconocer minicuentos (2009). Su aporte nos permitió fijar una serie de criterios que facilitaron la tarea de movernos dentro de los rasgos propios de la tipología textual de esta modalidad narrativa: (1) Es un subgénero del cuento de difícil clasificación y de nomenclatura diversa: minicuento, minitexto, micro-relato, textículo… (2) Destacan a través de su sintaxis la intensidad narrativa y la necesaria elección –de parte del autor– de las palabras precisas sobre lo que se quiere transmitir (3) Su brevedad obliga a que se acuda al recurso de la intertextualidad. Requiere por tanto que el lector identifique otros textos que un minicuento aluda o cite (4) Su tipología textual es híbrida. Con lo cual puede presentarse como un texto biográfico, epistolar, poético, ensayístico, histórico, incluso instruccional (5) Es difícil precisar una extensión determinada en un minicuento. A la par de la discusión sobre estas cinco nociones planteadas por la profesora Rojo, el grupo de participantes consideró que un minicuento, necesariamente debe contar una historia y en este sentido el resultado favoreció una escritura que garantizara un cuento, diferenciándolo de cualquier acto narrativo general. De manera que se incorporaron los planteamientos de Ricardo Piglia en un libro denominado Formas breves (2000). La experiencia, cruzada con aportes teóricos aportó rigor al acto de escribir los minicuentos. El resultado no es casual puesto que se parte de la idea de que para escribir es necesario conocer la estructura tipológica de cada género. Dicho de otro modo: identificar las características y el funcionamiento del género sobre el que se escribe, puede garantizar una buena escritura. En Formas breves, Piglia establece varias tesis de un cuento. El grupo de colaboradores de este número asumió como criterio de composición el criterio según el cual en un cuento hay en realidad dos historias: una de ellas se muestra al lector, la otra está escondida y se le revelará en un momento planeado y a un ritmo particular, para sorprenderle. Con lo anterior expresado, los textos compilados en este número responden según sus características a minicuentos y como tal se suscriben a las características que son inherentes al género del cuento. Sin embargo, la experiencia –dadora de saberes y aleccionadora– viene evidenciando que no basta con conocer las características del género sobre el que se escribe, de ahí que incorporemos un proceso metodológico de acompañamiento de la escritura. Los enumeramos: (1) Una experiencia pedagógica grupal de la escritura debe ser cooperativa, recursiva y contextualizada (2) La investigadora Liliana Tolchinsky2 describe las características de los escritores expertos y cuáles son los actos de escritura que los diferencia de los escritores novatos. En resumen, un escritor


experto invierte más tiempo en planificar y corregir que en redactar. (3) Hoy, el problema no consiste en que escribir, sino en como escribir. Este problema alude a la retórica del discurso y supone una cuestión de alta complejidad. El investigador y docente Daniel Cassany propone un cuestionario con interrogantes que podría conadyuvar a que el autor se haga más consciente de aquello sobre lo que quiere escribir y pueda planificarlo3 Los colaboradores de este número constituyen un grupo de adultos de 20 o más años, de diversidad profesional (ingenieros, profesores universitarios, arquitectos, estudiantes de comunicación social, entre otras actividades y oficios) que simpatizan con la literatura y manifestaron deseo de emprender un proyecto de escritura ficcional. A lo largo del taller expresaron gratitud y satisfacción en la experiencia de planear, redactar y compartir sus propios textos. Esta manifestación emocional hace creer que los procesos de creación en grupo constituyen una actividad íntima y socializadora que por una parte alfabetiza, pero por la otra humaniza. El resultado es el de un conjunto de textos enmarcados en producciones minificcionales, cuya temática abarca desde lo cotidiano del venezolano (tachirense) hasta el erotismo y el alegato en las voces narrativas femeninas, la búsqueda en ocasiones imposible del amor, el humor que hace más placentera la condición de vivir, reflexiones sobre la escritura y juegos del lenguaje, epístolas cargadas de sentimiento y poesía, incursiones en lo absurdo y alucinaciones, proposiciones científicas del caos, agujeros negros y exploraciones sobre la locura. Sin duda es esta una compilación que expresa un universo entero de voces que a fuerza del rigor lingüístico exigido por la gramática del minicuento se materializa en lo breve.

El editor



Para la ironía y la risa Armandeus Augustus LA VACA MARIPOSA La vaca Mariposa, la que tuvo un terné, era un ser muy inteligente y perspicaz, Lograba entender las anotaciones llevabas en una pizarra por su propietario, en la cual al lado del nombre de ella y de sus compañeras, marcaba una raya cada vez que una vaca daba una cría. Todas sus compañeras iban aumentando cada año las rayas hasta llegar a doce, pero Mariposa se quedó con una sola raya. Tal disfunción obligó al granjero a consultar con expertos y veterinarios y nadie daba con la razón por la cual Mariposa solo tuvo un terné. Ella sabía que una vaca luego de los doce partos irremediablemente iba al matadero, miedo por el cual logró escaparse de quedar preñada por algunos años. Su alegría duró hasta el día en que se le acabaron los anticonceptivos. EL PERRO MECANICO Desde su infancia, a Libardo le gustaba oír cuentos de terror, historias fantasmales que su padre disfrutaba contar. Así creció y se hizo adulto creyendo en la existencia de Satanás, La Sayona, El ánima errante, el Monje sin cabeza, el hombre Invisible y diversas apariciones, que le fueron creando un gran nerviosismo y un terrible miedo a la soledad y a la oscuridad. Cierto día, cuando conducía de noche con su viejo Ford del año 1952 se detuvo a tratar de resolver una avería mecánica, entonces se le apareció un perro grande y negro quien le dijo: –Señor, revise la bujías y la tapa del carburador. Sorprendido por lo que oía, y resistiéndose a creerlo, entró en pánico y salió despavorido corriendo por la carretera como alma que lleva el diablo hasta llegar a un caserío en donde un parroquiano al verlo pálido, agitado y sudoroso le preguntó qué le pasaba, contestándole Libardo que se había encontrado a un perro negro que le había dicho que revisara las bujías y el carburador. El parroquiano para tranquilizarlo le dijo: –Cálmese amigo. No le haga caso, porque ese perro no sabe nada de mecánica. Dos años más tarde a Libardo le dieron de alta en el manicomio. CUQUI Y MIMI Cuqui y Mimí eran un par de tiernas gatas de buena raza que vivían en casas vecinas. Eran jóvenes mascotas consentidas por sus dueñas, quienes siempre las tenían arregladas, peinaditas, perfumadas, entalcadas y adornadas con bellos corbatines que le colocaban en el cuello. Todas las noches se subían al tejado a contemplar la luna mientras se contaban sus más íntimos secretos. Eran comadres parlanchinas y dicharacheras. Vivian felices, pero aun no conocían gato. Una buena noche de luna llena, dos gatos del barrio vecino vinieron a visitarlas y a enamorarlas, a lo que no opusieron ninguna resistencia. Pasaron la noche afuera, hasta el día siguiente en que Mimí se presentó desordenada, con el corbatín arrugado, el rabo torcido, su pelaje despeinado y ya no olía a buen perfume sino a mal aguardiente. Estaba desgreñada, descuadernada y exhausta. Contenta le contó a su amiga, que había pasado una noche memorable y espectacular. Lo máximo. Y que su gato era divino, divino, pues le había enseñado lo que tardíamente aprendió, pero había pasado la noche en claro como lo demostraba las profundas ojeras que afeaban su rostro. En cambio Cuqui, impecable, todavía peinadita, acicalada y perfumada, con el corbatín en su puesto, pero con las mismas muestras de trasnocho, se lamentaba de que su gato había pasado toda la noche contándole como había sido la capada a la que lo sometieron.



De amores, fronteras y adioses Wilmary Lizarazo De nuevo yo A Norma Jeane

5 de agosto, otro día más. Suena el despertador y como de costumbre lo pospongo cinco minutos; desnuda bajo la cobija abrazo fuertemente la almohada con ganas de seguir soñando. Escucho nuevamente ese ruido ensordecedor y me levanto de mal genio, estoy en el mismo cuarto de siempre con las joyas y el maquillaje en el tocador y el frasco de barbitúricos aún sin abrir guardado en la primera gaveta de la mesa de noche. Voy al baño y me miro al espejo; veo a la mujer que llora cada noche escondida, ésa que cubre sus miedos bajo el manto de la picardía y cuyos labios rojos son admirados por todos allá afuera. Anoche soñé que volvía a ser sólo Norma y fui feliz, estaba junto a mamá; pero tenía que sonar la maldita alarma. Hoy no saldré, los labios rojos ahora están pálidos y la cabellera ya no es amarilla, parece ocre de flor marchita. ¡Hoy no saldré! aunque me esté muriendo; al fin y al cabo, muerta en vida ya estoy. Intentaré esta noche recobrar mi tan anhelado sueño; y por suerte la alarma no sonará, y por suerte yo tampoco despertaré.


Espalda nocturna

Dormía plácidamente es nuestra cama, ésa donde tantas noches el fuego nos ha consumido, donde ha sido mía y suyo he sido también; su espalda nocturna es la guía de la bitácora hacia mi paraíso perfecto que tantos insomnios me ha causado, amando cada rincón de ese cuerpo escondido bajo las sábanas blancas. Me invade la necesidad de correr a perderme entre sus brazos y sus labios de esmalte que me dejan desorientado; la admiro, desde la entrada de la habitación y quiero poseerla una vez más. Me acerco lentamente para no turbar su sueño, me recuesto junto a ella, no se inmuta; levanto la sábana y aparto de su rostro las ondulaciones del cabello donde quiero enredarme siempre, contemplo ese rostro de luna silenciosa y esa boca tornasolada que amaré en ésta y otras vidas. La beso y el invierno en sus labios me deja inmóvil; paso mi mano por su espalda y el hielo de su piel desnuda me congela de terror. Entristecido me levanto y comprendo que seguiré amándola; pero ella no podrá amarme más en esta vida.

En busca de la felicidad

Muy temprano en la mañana papi salió de viaje, antes de irse me dio la bendición y un beso; eso dijo mami, no lo recuerdo porque aún dormía. Dijo también que regresará pronto, fue a buscar la felicidad al otro lado de la frontera y apenas la encuentre vendrá a compartirla con nosotros. No entiendo nada, ellos me han dicho que su felicidad soy yo; pero ya no soy suficiente, porque papi se fue a buscarla en otro lugar y mami no ha dejado de llorar.


Variaciones sobre cómo vuelan los grandes María Villamizar 1 Me gustaba navegar en aguas misteriosas hasta ahogarme en su oscuridad, gozaba con el veneno que hacía palpitar mi garganta y le sonreía al vacío absoluto cuya compañía era infalible, le abracé con gran fuerza cuando me presentó a la hermosa locura que tanto deseaba y esperaba. Juntos corríamos más rápido que el tiempo en búsqueda del peligro al cual le sonreía cada vez que vi su rostro. Le desafié al mostrarle la ausencia en mí del miedo y el temor, pero encolerizado decidió comenzar un juego de eternas llamaradas que hicieron arder cada parte de mi ser y al cual fui adicto aun cuando caí ante su fuego. 2 Quemado. Fui convertido en polvo y ceniza, tirado en el suelo cuán perdedor pero vino el viento y me llevó hacia las alturas, entonces... volé entre las nubes como un héroe. Me convertí en el polvo de las estrellas que brilla entre soles y encandece en el frío negro. Me sentí infinito, eterno e inmarcesible. De pronto caí a toda velocidad y cada partícula de mi ser comenzó a tener forma. Cada fragmento estaba uniéndose y todo aquello que una vez fue de polvo de luz de estrella, ahora tenía forma humana. Volví a arder. 3 --Thomás, es tu turno-- me grita un viejo gordo mientras abría la puerta. Se queda allí y arquea la ceja-deja de meterte vainas en la nariz que vas es a joderte. Quise golpearlo pero finalmente le obedecí. ... cinco, seis, siete y ocho. En todos lados y en todos los ángulos mi espíritu estaba libre pero quebrado. En cada giro el viento se llevaba una parte de mí, pero entonces giraba y giraba y llegué a temer por desaparecer. Terminé y miré a mí alrededor. Allí estaba él, mirándome otra vez, desde el espejo me sonreía pero yo no le correspondía… Me ardía la espalda. Allí estuve, ni héroe, ni incandescente. 4 Entre paredes grises estuve enjaulado como un pájaro, sin luz, bailaba entre sombras con mi compañero pero en secreto le temía. No me gustaba sentir como me tocaba, ni su mirada en mi y mucho menos la sensación de su aliento en mi nuca. Pero necesitaba verle. Sin embargo tuve que tomar un par de copas cada vez que lo encaraba en nuestra habitación. Le veía allí en el espejo. Me arde la espalda otra vez. Al terminar, volvía a encerrarme para entregarme ante ese polvo blanco que me hacía sentir supremo. Una y otra vez volaba y volaba pero volvía a aterrizar. Un día lo enfrenté directamente, le gruñí todo cuanto le odiaba, " ojala te mueras" grité con tanta fuerza que me rasgué la garganta. Golpeé el espejo y mi puño tomo un lindo color rojizo, tomé un pedazo del espejo quebrado y lo clavé en la espalda, allí donde tanto me ardía, terminé con dos grandes cortes. Finalmente corrí hasta el último piso del edificio. Entre sangre, de mi espalda brotaron dos alas y entonces me lancé, me entregué al viento y finalmente volé como un héroe.



De irreverencia femenina Geraldine Rincón Mi blanca salvación Eres único, escaso y suave. Cuando estamos en contacto, eres dolor y pasión. Exquisito limpiador, ilustre purificador, mi salvación. No sé qué haría sin amado y blanco tampón

Viaje exótico Me veo inmersa en medio de mis incongruencias. Sumergida en un mar de voces e imágenes que brotan en mi mente. De pronto, veo llover hamburguesas en el país de las maravillas. Esperen ¿qué? Cruzando la segunda estrella al norte de nunca jamás encuentro a mi locura extraviada, quien conversa con mi muchosidad, tan tranquilas, como dos comadres parlanchinas. Quizá parezco un Humpalumpa, pensé, o quizá ellas deberían venir conmigo y explicarme qué hago en este mundo psicodélico de My little ponny. Ahora solo falta que aparezca un dinosaurio morado y se presente como Barney. Cada vez los colores se hacen más y más intensos. ¡Estoy volando! ¡No puedo creerlo! Quiero tocar las nubes; parecen algodones de azúcar. En un abrir y cerrar de ojos me encuentro deslizándome por un arcoiris camino a una piscina de chocolate. En la medida en que voy cayendo, logro percibir mi cuerpo. Estoy vestida con la vía láctea y llevo, sobre mi cabeza, una aureola. ¿Estoy muerta? ¿Acaso soy una especie de Ángel? ¿Acaso Dios es mujer? ¿Quién soy? Estas y muchas más preguntas invaden mi cabeza al punto de sumergirme en un profundo sueño milenario donde todo es oscuro y frío. Una voz masculina me despierta de golpe: ¡esta perra está otra vez drogada! ¡Me dijo Barney! ¡No le pagaré ni un centavo! Humanidad de esmalte Muchas veces nos creemos Dios: al mirar con soberbia, al ser vanidosos en medio del sufrimiento ajeno y al llenarnos de sadismo mientras disfrutamos la desgracia del otro. Es cierto; somos seres autodestructivos, quienes buscamos desesperadamente un propósito en la vida y arrasamos con todo a nuestro paso, pero eso no nos da el derecho a sumergirnos en la penumbra más oscura y maligna de nuestro ser y mucho menos a traerla a nuestra sociedad corrompida por impurezas y banalidades. Pareciera que ya nada importara y si ya nada importa, ¿qué será de nosotros como especie? Eco Él secuestra mi voz, me hace gritar sin esfuerzo; cuando lo poseo, me hace vibrar, me eriza la piel, suave como bebé, él, mi micrófono, proyecta mi ser. Locura Cuando el verbo se hace carne y la materia se desvanece, no queda más remedio que aferrarse con todo el ser al regalo más preciado y menos valorado del hombre: su locura.



Manicomio y otros horrores Leonel Camacho El sonido del adiós La noche radiante reflejaba el esplendor de la luna llena, el miedo se apoderaba de María, que tenía terror de ser separada de su pequeño mientras huían por el monte de la sabana. Tras ellos, sus captores los acorralaban, uno a la derecha, otro a la izquierda. Volteó y, mirando a los ojos a su criatura lanzó al cielo un soni-

no limpiar el vidrio. Pasada la medianoche el motor comenzó a hacer un ruido extraño y el vehículo se apagó. Ambos jóvenes salieron del auto y con gran rapidez producto del miedo abrieron

el

capot

y

revisaron

el

motor, pero no consiguieron nada extraño. Daniel se quedó mirando al cielo y dijo: —Roberto, ¿crees que estamos solos en el

do desgarrador que se escuchó en toda la sa-

universo?

bana, el sonido del adiós. Al amanecer, iba en

—No, pero aún no sabemos qué hay más allá

el camión del ganado rumbo al matadero.

de esto. Igual no creo en marcianos y en hombres verdes.

Luz en el cielo El automóvil iba por la solitaria y oscura calle de la montaña. La única luz que se lograba divisar era la del auto al que le faltaba el bombillo izquierdo.

—No seas tan egocéntrico — replicó. Al instante se escuchó un estruendo en el cielo y una luz iluminó a los jóvenes parados junto al vehículo. Roberto comenzó a elevarse en el cielo mientras Daniel echó a correr por la carretera lanzando gritos al aire.

—Daniel, ¿no te asusta ir por este camino tan oscuro? —Dijo Roberto.

A la mañana siguiente los jóvenes estaban en el carro, y Roberto con los ojos rojos le dice a Daniel:

—Es mejor llegar rápido —respondió Daniel. — ¿No creerás en fantasmas y esas cosas verdad?

— ¿Ya se acabó la marihuana? —Sí, se acabó.

— ¡Por supuesto que no! ni en fantasmas ni en extraterrestres. En el cielo nocturno solo se veía un par de es-

La ventana de los lirios

trellas y el frío de la noche hacia que el vidrio

Unos la llamaban sol y otros la llamaban Ale-

del vehículo se empañara. Daniel no hacía si

jandra, y cada mañana se colocaba junto a la


ventana de la habitación. Contemplaba el cielo

unos y un escape para otros, muchos fueron los

azul, las formas de las nubes, el color verde de

pacientes psiquiátricos de aquel lugar, unos

las hojas de los arboles. Pero lo que más le gus-

caminaron al sol y otros a la gloria. Pero ella, fue

taba ver era un hermoso jardín de lirios en el

verdaderamente libre y feliz en ese instante de

nivel inferior, visible desde la habitación. Lirios

tiempo junto a la ventana de los lirios

de muchos colores, amarrillos, violetas, carmesí, rojos, blancos. Estaban en todo el jardín y le daba vida aquel triste y blanco lugar carente de alma. Al estar frente a la ventana su mente era clara, ¡cuánto desearía tener entre sus dedos un hermoso lirio! Pero verlos tras los barrotes de la ventana la hacían sentir una prisionera. Cuando llegó a aquel lugar era como un cuartel, pero

lentamente

se

trasformó

en

una

prisión, lo único que le quedaba libre era su mente. Tenía instantes de felicidad al ver volar las mariposas y los pájaros por el cielo, imaginaba un mundo llenos de flores y rosas, de caballos galopando. La luz del sol iluminaba su rostro sereno, el viento acariciaba su cabello. Alejandra cerraba sus ojos y olvidaba dónde estaba, olvidaba la existencia del sol y de la tierra, olvidaba su nombre, porque ya no era sol Alejandra, ahora era solo ella, simplemente ella delante de sí misma, en la búsqueda de un sentido real para su existencia. Aquella triste habitación 34. Una tumba para

Imagen del autor



Cuánticos El Enigma Al fin termine mi máquina del tiempo, estoy ansioso por resolver el enigma que me atormenta, quiero ver la luz al final del túnel de esta situación que me acorrala, que me deprime? Todo está listo, pues bien fijemos el año, 9 de Julio del año 2118. Que comience el viaje? Que extraño, nada me es conocido, supongo que estoy en la misma ciudad. A un transeúnte le pregunto: -¿Favor me indica en que año estamos? -Me mira con cara de asombro. En el año 100. -Pero no es posible! ¡Este debe ser el año 2118! -Tal vez sí. Es el año 100 de la nueva era. -¿Y en qué ciudad estamos? -En San Cristóbal. -¿A dónde puedo acudir para que me respondan varias preguntas profundas, de alta sabiduría? -En esa gran casa, es un centro filosófico. Al entrar, un gran árbol en el centro del gran patio central, con grupos de jóvenes adolescentes, cada grupo rodeando al que creo es su docente. Me acerco a uno de ellos donde se observan imágenes que se proyectan sobre pantallas invisibles o algo así? Discutían el término Riqueza, a la final el profesor dice: Riqueza : Capacidad que posee el ser humano para entregar gratitud y servicio. Este viaje tiene más incógnitas que respuestas. ¡Ale, despierta! a los niños se les va hacer tarde para ir a la escuela. Paradoja Desde que soy un electrón, soy más feliz. Me parece increíble que solo necesite querer estar en un lugar para estar allí, las distancias no existen… ante cualquier ser puedo observar sus tristezas y sus alegrías, como quien ve un estante de bisutería. No hay barreras ni obstáculos ante mi transitar pues todo el espacio es luz, todos los seres tienen más espacio vacío que materia.

Alexander Aldana

Hasta mi memoria se ha ampliado y me acuerdo de cosas de mi infinito pasado. … no entiendo, ¿será porque soy muy pequeño? o ¿será porque antes me creía muy grande? Pensándolo bien, siempre he sido pequeño ante la bastedad del universo, pero empiezo a ser grande por mi actual condición. Reflejo Trato de recordar la tienda donde me compre esa camisa, no parece un hecho relevante pero algo extraño sucedió en ella… al fin la he encontrado, ahora me queda por buscar el espejo… ese es. Esta ocupado, ¿será que cualquiera percibe lo que yo percibì?, observando a quienes se han acercado no parecen verse sorprendidos… es mi turno. - Señor ¿se le ofrece algo?, comenta el almacenista. - No. gracias. - Pero ¿qué se está probando? Porque esa ropa no es del almacén. - Ah. Claro. Es que quiero fijarme bien cuál va a ser la diferencia cuando me pruebe la que quiero. El almacenista se retira extrañado. - En realidad no vistes muy bien, me parece que tu ego tiene mejor presencia que tu ropa. - Oh, si eres tú, no fueron ilusiones mías, tú me hablas. - Yo no hablo, tú te hablas. - Pero te escucho, me estás hablando. - Creo que estas confundido como siempre, ¿cuántas veces te ves en el espejo? - Casi nunca, no lo necesito. - Y cuantas veces te ves a ti mismo? - No entiendo, ¿porque a mí mismo? Me tuve que retirar pues varios necesitaban el espejo, después de esta segunda experiencia, esa voz del espejo parecía seguirme siempre… y sigue allí.


Autopista erótica hacia la vía láctea Ámbar Medina Nardo fatal En el puerto me sentía perversa con mi botín de hombres. Todos deseaban tenerme cerca y disfrutar mi piel generosa. Ensimismada en medio de tantos placeres, me perturbaba no poder sacarla de mi mente. Ardiendo de deseo fui a su encuentro y me retuvo entre sus manos ligeras. Ella supo hacerme despegar con su belleza de nardo extendida sobre la mesa. Ni siquiera el amanecer pudo negarme el placer de tenerla, porque permaneció en mí como una inhalación inacabable.

Recital Repentinamente apareció en el salón, al escuchar su voz poética y observarla detenidamente, me pareció que el color de su cabello se hacía aún más azabache. Cada palabra demostraba un erotismo exquisito y una personalidad cautivadora. Después de su puesta en escena, la abordé y le pregunté en voz baja: –Disculpa ¿Cómo te llamas? –Mi nombre es Medea- me respondió indiferente y luego dibujó una sonrisa a medias. Lentamente me dio la espalda y se distrajo con algunos de sus admiradores que le hablaban. Me aparté para sentarme sola en una butaca y alejarme del bullicio mientras su nombre retumbaba en mis oídos. Recordaba cada imagen, cada palabra en sus poemas intensos. Mientras cavilaba distraída, repentinamente se acercó a mí agitada, me tomó de las manos, me arrastró a su camerino, cerró la puerta y mirándome a los ojos me dijo: frota mi piel y luego arrodíllate, separa bien mis piernas, y no hagas caso de mis gemidos. Me sometí a sus ordenes disfrutándolo, hasta escuchar sus latidos de éxtasis en ascenso. Al concluir con el rostro sonrojado, me ordenó aún jadeando: debes irte. Alcé mi vista hacia sus ojos y sin pronunciar palabra me levanté y caminé hacia la puerta, mientras ella tendida y extenuada en el diván me dijo: mi próximo recital será el viernes, ¿Vendrás?

Erotismo Sideral ¿Escribir será posible para alguien como yo? porque podría combinar narrativa y erotismo al mismo tiempo – reflexioné en silencio–. ¿Podríamos ser escritoras, a pesar de nuestra labor tan inaceptable?, -interpelé a mi amiga la Diosa-. Ella me respondió: –Pues, en algunas sociedades nuestro trabajo es bien visto, así que de darse el caso, yo escribiría poesía como Silvia Platt, ¡sabes! con un toque trágico. –¿Tu sobre qué quisieras escribir, Ultravioleta? –me preguntó, la Diosa–. –Quisiera escribir cuentos de ficción, tanto como disfruto de la práctica tántrica. Mientras conversábamos, la más circunspecta y excéntrica, la más deseada y exótica, veía por la ventana. De pronto nos interrumpió levantando la voz: –¡Pues yo deseo que un astronauta, quitándome el aliento me lleve a múltiples y pequeñas muertes para después filosofar en el ágora de la vía láctea.


Alfabeto para llorar en los aeropuertos Kleyverth Durán NO HAY No hay árbol que el viento no haya sacudido, ni viento para aquel árbol. No hay lugares donde el ser vivo no haya estado, ni lugares para el ser vivo. No hay lágrimas para curar el despecho, ni despecho para las lágrimas. No hay licor para olvidar la traición, ni traición para el licor. No hay drogas para conseguir la aceptación, ni aceptación para las drogas. No hay agua para saciar la sed, ni sed para saciar el agua. No hay lamentos para sanar la culpa, ni culpa para sanar lamentos. No hay dinero para la salvación, ni salvación para el dinero. No hay esperanza para la muerte, ni muerte para la esperanza. No hay vacío para el ausente, ni hay ausencia para el vacío, No hay olvido para el perdón, ni perdón para el olvido. No hay mentiras para el creyente, ni creyentes para la mentira. No hay tristezas para las despedidas, ni despedidas para la tristeza. No hay rencor para los problemas, ni problemas para el rencor. No hay triunfos para la enfermedad, ni enfermedad para los triunfos. No hay alimentos para acabar con el hambre, ni hambre para los alimentos. No hay verdad para el pueblo, ni pueblo para la verdad. No hay amor para los honestos, ni honestos para el amor. No hay palabras para este texto, ni texto para estas palabras.

EL AZUL DEL AEROPUERTO Estaba asustado. No, no era susto, era emoción, emoción disfrazada de ansiedad. Por vez primera me arriesgaba a hacer algo que quería, y no precisamente me refería a subir a un avión. No sabía cómo era, con qué me encontraría, pero sí lo que quería. Quería que fuese azul. Azul como los azulejos que cubrían las paredes de Maiquetía. Azul como el mar de La Guaira. Azul como el suéter que llevaba puesto aquella última vez. Azul como el cielo donde está.

IRONÍA Sonreía por la ironía de la vida por entregar mi vida a quien no lo merecía por dejar todo por algo que hoy es nada por creer en eso que todos queremos creer hoy día estando solo sé que solo debo creer que quien deja de sonreír no merece la vida he ahí la ironía. ESTOS DIAS Estos días he estado algo distante, es fácil de percibir más aún cuando eres alguien tan cercano, ameno, agradable, dócil, solo sé que no quiero más días como estos, donde estas.


Amores tiernos, meretrices y obscenidades Greissy Nieto Para mi amargado favorito Se dice que a veces no se sabe que decir y creo que este es uno de esos días, por lo que empezaré a escribir hasta que algo se me ocurra. Por estos momentos solo te diré que eres un amargado, eso eres: un amargado y simplemente no se puede cambiar, pero también eres una persona tan dulce, cariñosa, fantástica, mi número uno, mi oso cariñoso, eres el terrón de azúcar que endulza mis días, eres mi más hermosa casualidad. Simplemente apareciste de la nada y no me cansaré de decir que yo tenía que conocerte, destino o casualidad, debías estar en mi vida. Tú, mi amor de novela, protagonista de mis sueños, quiero de ti infinitas alegrías, discusiones que terminen con sexo, besos que sulfuren todos mis sentidos, disfrutar de experiencias insólitas aunque terminen en un desastre, aprender palabras raras como fortuito, que seas el duende de mi almohada, que tu cuerpo peludo sea mi abrigo, que tus nalgas sean mi deleite. En Definitiva, te quiero solo para mí. Cotidianidad Me levanto, miro. Son las 7:00 de la mañana. Voy al baño, me ducho. “¡Carajo! debo depilarme porque soy mujer ¡Ash! ¡qué estresante!”. Salgo, me miro en el espejo por millonésima vez y veo lo mismo de siempre. Me visto, desayuno lo mismo de todos los días: un cachito con café. Vuelvo a mirar la hora, –¡demonios! ya son las nueve y se me va hacer tarde”. Llego a mi trabajo para colocarme en acción, y como llegué tarde de nuevo me tocó el uniforme más cliché y el que por cierto odio tanto, el de enfermera, bueno ni modo. Ya vestida, entro al cuarto y lanzo un grito que se escucha hasta la cuadra siguiente: ¡que pase el primero! Al abrir la puerta entra un hombre de unos 42 años, en traje negro con corbata azul. Es gordo, “¡por dios! parece que se hubiese comido una vaca”, al quitarse la ropa la barriga era como una lengua enorme que le escondía el pene y mientras observaba esa atrocidad en mi mente me preguntaba “cómo iba a hacerle el oral”. Mientras los minutos avanzaban, mi mente se iba perdiendo en un pensamiento que me invadía desde hace días: todo lo que debía comprar en el súper. Entre eso, las galletas de chocolate que me gustan. El pensamiento me duraba muy poco, pues con 500 kilos sobre mí era muy difícil pensar ya que debía concentrarme en cómo no morir aplastada. Después de 1 hora el hombre se fue contento y yo también lo estaba porque Salí viva de esa sesión. Esperé unos 15 minutos en lo que el cliente se iba para asearme y las de limpieza preparaban el cuarto. Al entrar de nuevo grité: ¡Siguiente!. Esta vez era un hombre flaco y con unos dientes como los de Drácula, al verlo solo pensé en salir corriendo. Cuando el hombre comenzó a besar mi cuello, no podía evitar en pensar en sus afilados dientes y en si me iba a succionar el cuello, por lo que preferí mejor besarlo yo antes de que me mordiera. Luego de 2 horas el hombre quedó satisfecho y yo terminé con una buena propina. Al asomarme por el vidrio pude notar que tenía un día de mucho trabajo, así que me tomé una bebida energizante para seguir con el maratón. Después de 8 horas de trabajo, 7 orales, 12 orgasmos, 3 confesiones y 10 penes, llegue a mi casa directo a bañarme para volverme a ver en ese espejo que no me muestra nada distinto. Bajé a la cocina, cené unos rollos de sushi que compre en el camino, luego me coloque la pijama para dormir y soñar con un lugar distinto como cada noche, antes de que el despertador me indicara que debo volver hacer todo de nuevo. Ataduras de papel Pienso sin pensar en las tinieblas de mi habitación. Pienso como quiero ser y en lo que soy, pienso en lo que quiero llegar a ser y en lo que seré, como quiero mi entorno y como será en realidad, pienso en expresarme de forma libre pero la verdad debo expresarme con cortesía. Al analizarme me di cuenta que Soy como un cuerpo de papel que se deja manipular en el viento como un papalote, que se deja llevar hasta las nubes para sentir el calor del sol. Hasta que al igual que el papalote soy arrastrada de nuevo al suelo como un montón se sueños rotos. la única diferencia entre ese papalote y yo es la caída, el cae con estilo a la espera de ser recogido para ser usado en una próxima oportunidad, en cambio yo caigo en el suelo mojado para desvanecerme poco a poco hasta dejar de existir, sin la posibilidad de que alguien me levante.



Cajas de sorpresas Víctor Martínez AMOR DE MI VIDA Con tanto por hacer no me queda tiempo para distraerme, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Llego agotado, con dolor de cabeza y de espalda. Mi amigo de toda la vida, Williams, me invitó a un club, alegando que necesitaba relajarme un poco y quizá hasta encontrar al amor de mi vida. Ese amor el cual impediría que muriese sólo y viejo. Visitamos el club, un bar, un café… y así pasaron varias semanas hasta que me di por vencido. Una tarde decidí irme a casa caminando luego del trabajo, a lo mejor tendría suerte y lograría mi cometido –pensé-. Y sí, lo hice. La vi en la calle un poco aturdida y hasta asustada, quizá era primera vez que estaba por ese lugar. Me produjo tanto amor que me acerqué a ella y la invité a comer. Hice eso por varios días, hasta que la llevé a mi casa, preparé una apetitosa cena, vimos un poco de televisión y luego nos fuimos a dormir. Exactamente una semana después, vi un anuncio en donde buscaban a Gineth, si, así le puse a la hermosa poodle que me encontré, aunque en realidad se llamaba Vicky. Con gran tristeza porque no la volvería a ver y me quedaría solo de nuevo, llamé al dueño. Pero esa tristeza no duró mucho y se acabó definitivamente cuando colgué una soga al techo y con un poco de esfuerzo amarré la piñata para celebrarle una fiesta sorpresa a Miriam, la dueña de Vicky… y el nuevo amor de mi vida. PASOS CONGELADOS Era martes por la tarde, caminaba con pasos apresurados mientras llovía a cántaros y hacía un terrible frío. Tenía los pies congelados y las manos sorprendentemente frías, a pesar de tenerlas dentro de mi abrigo. En la cabeza mil cosas que debía hacer, tantas, que estuve apunto de devolverme a la comodidad de mi cama. Pero la responsabilidad era enorme, por lo cual, terminé de llegar a la universidad. Cuando por fin llegué, busqué un poco de paz para estudiar y como siempre me sucede en cualquier lugar, terminé pensando en ti, en tu rostro en tu cuerpo, en tu voz… en ese momento miré por la ventana y te vi. Caminando bajo la lluvia con pasos de bailarina, elegantes, con gracia, como si caminar fuese una danza natural en ti. Mirándote con la ropa adherida a tu cuerpo por la lluvia, se me olvidó todo, mi cama, los deberes, el frío. De regreso a casa terminé bajo la lluvia otra vez, pero en esta oportunidad estaba contigo, riendo tontamente enamorado y con un agradable calor recorriéndome el cuerpo, borrando para siempre los pasos congelados. LA TRADICIÓN Desde tiempos milenarios hay una tradición muy arraigada en nuestra tierra. Tradición que es transmitida de madres a hijos, de hijos a padres y hasta de abuela a nietos también. Y aunque para algunos es tan importante como respirar, pues, no a todos se les puede dar. Es que hasta el mínimo detalle en este ritual es muy importante para el resultado final. Desde que nacemos nos inculcan con canciones cómo debemos hacerlo. Unos cuantos dicen: “El que no sepa hacerlo no es venezolano”, la realidad es que no comprenden el arte de lo irreverente y lo abstracto. Pero ya hay una solución, tomas agua, le agregas sal, harina, le das consistencia, tomas una pequeña porción, le das forma de esfera y con mucho amor… le pides que colabore.


SENTIMIENTOS La rabia corre por mis venas como si fuese fuego, como corre el magma dentro de un gran volcán a punto de estallar. Tantos sentimientos encontrados que quisiera irme lejos de ella, lejos de todo rastro de humanidad, quizá sea mejor así. Porque hay pocas cosas peores que sentirse traicionado, es el peor sentimiento que se puede experimentar. No dejo de pensar en lo sucedido ni un solo instante, no hay cosa que pueda hacer para distraerme. Me recomendaron respirar hondo varias veces y de tanto hacerlo tuve un mareo que casi me caigo, también me dijeron que dejara pasar un tiempo y me olvidaría de todo lo malo, pero han pasado 28 minutos con 14 segundos y tampoco está dando resultados. Intenté salir a caminar y recorrí más de 15 cuadras sin calmarme ni un poquito. Ya cansado pero aún molesto, recordé que romper papel es relajante, así fue como hice papelillos un cuaderno entero además de un desorden en mi habitación. Llorar a veces funciona, pero conmigo no, no me sale una sola lágrima aunque me golpee el dedo chiquito del pie. Me puse a escribir en el último intento por calmarme, nunca había escrito tanto en mi vida, me duele la mano y casi gasto la tinta del bolígrafo, pero creo que me está ayudando… es más, le escribiré una carta para pedirle disculpas y recordarle que es el amor de mi vida. duele la mano y casi gasto la tinta del bolígrafo, pero creo que me está ayudando… Es más, le escribiré una carta para pedirle disculpas y recordarle que es el amor de mi vida. EFÍMEROS 5:30pm. Aunque me cueste admitirlo, estoy acabado. El cansancio llegó para quedarse y se alojó en cada parte de mi cuerpo, de mi mente… de mi alma. No viví la Segunda Guerra Mundial, de hecho no he vivido ninguna, pero siento que la vida me ha golpeado tanto y tan despiadadamente que me considero prácticamente un sobreviviente. Me duelen los pies, siento un peso insoportable en los hombros, mi cintura ya no da más y mis ojos, ya muy enrojecidos por su esfuerzo, se asemejan a los de un anciano al que los años le pasaron factura. Hasta el sol de hoy no sé qué hacer, quizá sea culpar a la vida o al universo, pero hasta para buscar culpables estoy muy cansado. Con movimientos automáticos hago las labores diarias, deseando con ansiedad el momento de cerrar los ojos para dormir y de vez en cuando soñar algo lindo, soñar que la sociedad no es prejuiciosa, que el “bien” triunfa sobre el “mal”, que no existe el odio y que las personas son conscientes de sus acciones. Pero nada más, todo queda en un sueño, el cual se va borrando de mi memoria y en su lugar va quedando el anhelo de que acabe el día. Sin embargo, tengo la esperanza de despertar como un hombre cualquiera, salir a caminar sin tener mirada triste y pasos cansinos. 5:31pm. Me encuentro en el mismo lugar de ayer, haciendo las mismas cosas y sintiendo el mismo cansancio.


Notas 1. 2.

Información detallada del taller en: www.comounapalabra.blogspot.com/2018/06/preparandonos-para-elproximo-taller.html. Según Tolchinsky (2014), Cuando redactamos un texto no comenzamos directamente, ni continuamos hasta el final componiendo página tras página sin retrocesos ni interrupciones. Redactar no es tarea sencilla; aunque, para nuestro consuelo, se facilita con la práctica, sobre todo si tenemos claro a quién, para qué, sobre qué y cómo escribimos. Comencemos por el final: el proceso de producción. Para redactar se realizan tres actividades: planificar, traducir ideas a palabras y revisar. Al planificar anticipamos lo que escribiremos; al traducir ponemos en palabras aquello que queremos decir, y al revisar repasamos lo escrito para verificar si efectivamente convertimos en palabras lo que queríamos decir, tanto en contenido como en forma. Es muy importante resaltar que estas actividades no son ni sucesivas ni separadas, sino recursivas y simultáneas. Cuanto más se escribe sobre un tema, mayor cantidad de expresiones surgen de la memoria a largo plazo y mayor cantidad de alternativas de organización aparecen en la mente de quien redacta. En general, cuanto más se escribe, más fácil resulta escribir. Cuanta más práctica se tiene, mayor recursividad y simultaneidad se da en las actividades. Los escritores expertos planifican mientras escriben, traducen en palabras párrafos enteros mientras planifican, revisan mientras traducen. Los escritores expertos tienen claro que escribir es reescribir. No quedan prendados de sus propias expresiones, sino que cambian, alteran, modifican, prueban distintas alternativas y eliminan. Los escritores noveles se centran en el contenido. Se preocupan, sobre todo, de poner en el texto lo que saben o lo que van recordando sobre el tema o acontecimiento, tal como va apareciendo en la memoria a largo plazo. Casi todo su tiempo lo invierten en la traducción; muy poco en la planificación y la revisión. En cambio, los escritores más avezados trabajan tanto con los aspectos de contenido como con las cuestiones retóricas. No solo se detienen en «qué decir» sino en «cómo decirlo». Alteran el orden en el que presentan las ideas si no les parece claro, cambian una expresión si no les parece que está bien construida, quitan o agregan detalles según van revisando el texto. En general, dedican más tiempo a la planificación y a la revisión. Esta manera de redactar lleva a una transformación del conocimiento en la mente del escritor: entiende mejor y de otra manera lo que ha ido redactando como resultado de haberlo redactado. En la redacción del experto, los dos tipos de problema (de contenido y retóricos) están interactuando continuamente. El escritor adopta una postura crítica que le permite ir reformulando ideas y texto, lo que genera una transformación del conocimiento. En el escritor avezado y maduro se agudiza la sensibilidad a uno de los componentes del espacio retórico: la audiencia. Así, los escritores cognitivamente maduros y con mucha práctica son capaces de anticipar las diferentes interpretaciones de su texto e ir aclarándolas o rebatiéndolas para alcanzar una comprensión más amplia de su escrito. Además, es fundamental conocer las prácticas discursivas de la comunidad específica a la que pertenece la audiencia para poder leer el texto como otro miembro de dicha comunidad, para anticipar las posibles críticas y revisar el texto en profundidad.

• Pre-escritura (planificación) – Elaboro un esquema con las ideas que tengo en mente y en la información bibliográfica. – Pero sé que durante todo el proceso de escritura irán apareciendo nuevas ideas; no temo ir incorporando nuevas ideas o desechando algunas que aparecieron al principio. – Si se trata de un artículo que voy a publicar, consulto el formato requerido para el texto que me propongo redactar (las instrucciones para autores), o las indicaciones dadas para cualquier otro tipo de trabajo: longitud, espaciado, títulos, maneras de citar, bibliografía, etc. • Borrador (traducción) – Traduzco mis ideas en palabras, frases y párrafos. – Me digo a mí mismo lo que sé y pienso sobre el tema o tópico. Al organizar mi pensamiento también iré modificando el borrador.


• Revisión (repaso) – He de ganar objetividad respecto al texto, ya que en esta fase tengo que pensar en las expectativas y necesidades de la audiencia. – El texto no se debería «solidificar», pues he de poder introducir cambios profundos; por ejemplo, ¿necesita una idea más argumentos para ser convincente?, ¿quedan claros y son adecuados los conceptos para el lector? • Edición – Reviso cuestiones ortográficas, gramaticales y de formato. – Pero, atención, ¡he utilizado el formato requerido desde el borrador! Lista de control En este apartado hemos visto los principales modelos teóricos sobre escritura. De ellos podemos extraer lo que hay que hacer para producir un buen texto: • Saber qué, a quién y para qué se redacta (tópico, audiencia y propósitos). • Tener muy claras las convenciones que se tienen que aplicar en el texto. • Identificar nuestro estilo personal, pero prestar atención a las sugerencias, pues nos pueden ayudar. • Planificar, redactar y revisar, pero hacerlo ágil y flexiblemente; dejar que las ideas emerjan mientras escribimos, no temer los cambios y probar alternativas. • Reescribir y reescribir. 3. Las siguientes son las preguntas de Cassany: Propósito • ¿Qué quiero conseguir con este texto? • ¿Cómo quiero que reaccionen los lectores y las lectoras? • ¿Qué quiero que hagan con mi texto? • ¿Cómo puedo formular en pocas palabras mi propósito? Audiencia (receptor) • ¿Qué sé de las personas que leerán el texto? • ¿Qué saben del tema sobre el que escribo? • ¿Qué impacto quiero causarles? • ¿Qué información tengo que explicarles? • ¿Cómo se la tengo que explicar? • ¿Cuándo leerán el texto? Autor (emisor) • ¿Qué relación espero establecer con la audiencia? • ¿Cómo quiero presentarme? • ¿Qué imagen mía quiero proyectar en el texto? • ¿Qué tono quiero adoptar? • ¿Qué saben de mí los lectores y las lectoras? Escrito (mensaje)  ¿Cómo será el texto que escribiré?  ¿Será muy largo/corto?  ¿Qué lenguaje utilizaré?  ¿Cuántas partes tendrá?  ¿Cómo me lo imagino?



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