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identidad, memoria y tradici贸n
Las artes del cuerpo en Colombia
Identidad, memoria y tradición Bajo este temario hablaremos aquí, de manifestaciones de las artes del cuerpo que buscan una identidad perdida entre más de quinientos años de conquista cultural, de obras que trabajan con la memoria en un país amnésico que gira sobre un eje deformado por occidente y de expresiones que retoman lo tradicional a través de aportes plásticos contemporáneos. Pese a la brevedad del capítulo, pensamos que los siguientes artistas sintetizan de buena manera uno de los más importante y recurrentes temas en las artes plásticas latinoamericanas. En primer lugar tenemos los trabajos de María Teresa Hincapié quien a través de su cuerpo vuelve al proto-símbolo de la mujer como generadora de vida, arquetipo de tierra y ancestro de los ancestros. Sus obras son acciones lentas que se resisten a la velocidad de las ciudades contemporáneas, caminatas pacientes de una ciudad a otra, de una región a otra, de la urbe al campo, del presente al pasado, animada, tal vez, por un cordón umbilical, que une el Génesis y el Apocalipsis, en momentos interminablemente sutiles. Obras como las de María Teresa Hincapié rescatan del cuerpo, la sangre de los antepasados y reubican al espectador en una cosmogonía particular. Dentro de esta misma corriente se encuentra la obra de Antonio Caro, quien con precedentes como la utilización de iconografías del maíz y otros símbolos referentemente indígenas llega a la propuesta “Proyecto 500” realizado pronunciándose enérgicamente ante la falaz celebración de los 500 años de la conquista española en América. En otro plano se encuentran trabajos como los de Daniel Zuluaga generando una versión bien particular del arte en Colombia, como producto de la maquinación de occidente, así crea la “Universidad Fantasma Internacional” (U.F.I.), cuyos integrantes, igualmente fantasmas, son prolongaciones “criollas” de artistas influyentes en las artes contemporáneas, como Christo, Duchamp o Beuys.
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En la acción “Sam Son Proyect” (proyecto hijo de Sam) Zuluaga envuelve (bajo la influencia notoria de Christo) las rejas de la embajada de los Estados Unidos en Bogotá además elabora dos bolas que simbolizan dos testículos y que deposita, en una ceremonia reivindicadora de la dignidad patriótica, en la casa presidencial; bajo este mismo parámetro, utilizá también cinta de enmascarar para la realización del proyecto “Cubrimiento de la Historia” realizado en el conmemorativo puente de Boyacá. Bajo el estigma de Duchamp realiza la acción “La Danza del Enruanado del Puente Pizano”, realizado en Jardín, Antioquia, y en este ritual que le pide al fantasma de Marcel Duchamp declarar a Colombia un Ready-Made. En este mismo sentido aparece la obra de Guillermo Marín, que sin tratar de resistirse a la influencia de la historia del arte de occidente, se apropia de imágenes que rearticula, combina o modifica a través de acciones estáticas donde su cuerpo asume posturas perdiendo carnalidad bajo gruesas capas de maquillaje que cubren la superficie total de su piel desprovista de cualquier vello, unificando lo femenino y lo masculino y volviéndose una figura sintética e inexpresiva. Si bien la identidad del colombiano es frágil, más frágil es su capacidad de fijar en la memoria los verdaderos hechos que marcan su historia, y valiéndose de esta desnutrida memoria aparece el trabajo de Lucas Ospina y Bernardo Ortiz, creando un personaje histórico ficticio, Pedro Manrique Figueroa, supuestamente, es el precursor del collage en Colombia, desaparecido sin dejar rastro alguno de su obra, en el periodo de la violencia de los años cuarentas y cincuentas. La creación de este personaje diagnostica la facilidad del colombiano de incorporar en su mente, un pasado ilusorio y sus posibles protagonistas. ¿qué somos? ¿para dónde vamos? ¿de dónde venimos? Son preguntas que las artes del cuerpo se han hecho desde sus inicios en los setentas. Si analizamos un poco la obra de Alfonso Suárez, encontramos respuestas claves a estas preguntas. Suárez es de Mompox, costa Atlántica, Colombia, Latinoamérica; su fisonomía obedece a la reunión de cauces raciales que desembocaron en su pueblo y a través de sus acciones desea reconstruir el legado patrimonial que este mestizaje ha dejado en él. Suárez recoge, en acciones como “Visitas y Apariciones” tradiciones culturales y creencias populares utilizando la imagen del “Santo Doctor” José Gregorio Hernández, basando su performance en
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aparecer y desaparecer en diferentes lugares tanto del país como del exterior, reuniendo así varios países latinoamericanos que tienen bajo su tradición religiosa la estampita iluminada de esta divinidad sanadora. En otra obra, “El Ribereño”, analiza una parte del folclor caribeño: “La Danza de las Farotas de Mompox”, escarbando en sus orígenes como instrumento de venganza masculina indígena contra los hombres españoles que violaban sus mujeres, invistiéndose ellas para atraerlos y después asesinarlos, revindicando así el honor de su raza, hasta convertirse en un ingrediente festivo y propio del trópico caribeño. En otro nivel de este temario: identidad, memoria y tradición, encontramos trabajos que hacen del cuerpo un instrumento renovador de una identidad personal; artistas como Liliana Abaunza, María Angélica Medina, Silvie Boutique, Liliana Díaz, Leonardo Herrera, Marcela Gómez, Silvia Aseneiva Sánchez o Paúl Arias abren su cuerpo para dejar los conflictos íntimos de rol o de género, de auto-aceptación, de violencia intrafamiliar, de tradición generacional, de traumas, resistiéndose a la homogenización social y se pronuncian agresivamente como seres individuales, cuerpos únicos, impermeables a la influencia de la moda, de la secularización, de la rotulación masiva ó de su globalización en los parámetros de la estética contemporánea dictaminada desde occidente. Por último, sería imperdonable no mencionar uno de los artistas más virtuosos de Colombia y cuya herramienta de expresión es exclusivamente su cuerpo: Álvaro Restrepo, quien ha realizado una extensa búsqueda de la poética corporal, indagando en la danza contemporánea y las disciplinas orientales. En el presente adelanta una labor instructiva a partir del cuerpo, con la creación del “Colegio del Cuerpo”, cuya sede se encuentra en la patrimonial Cartagena, en el, sus alumnos tienen la posibilidad de reencontrarse con sus cuerpos perdidos, violados o torturado, desplazados o abandonados, buscando en el acto poético corporal o en la metáfora de sus dolencias espirituales la expiación y la auto aceptación a la diferencia y el respeto por la vida.
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Álvaro Restrepo Medellín. Fotografía: Rubén Afanador
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Maria Fernanda Cardoso Circo de Pulgas Cardazo Bogotá. 2000 “Exploratium, museo de ciencias, arte y percepción humana de san Francisco de Asís.” Esta artista monta su propio espectáculo de tradición medieval, dándole eficaz relevancia a los vínculos entre el hombre y la naturaleza. A través de este circo de pulgas, como propuesta plástica pasa de la observación pasiva de lo natural, como es el caso de sus esculturas taxidermicas, para ejercer un control directo y una manipulación abierta de las formas primarias Cortesía: Biblioteca Luís Ángel Arango
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Alfonso Suárez El ribereño Barranquilla. 1997 El artista ejecuta un solo de la danza de “las farotas” en la cual los hombres indígenas cansados de los abusos de los españoles, se disfrazan de mujeres usando los atuendos característicos, llevando a los españoles mediante engaños a su muerte, y vengando así, la humillación a la que anteriormente habían sido sometidos. Cortesía: el artista
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Adolfo Cifuentes Arqueología personal y los rostros del otro Bucaramanga. 1995 En esta instalación performance, Cifuentes hace una reflexión acerca de la fotografía, de su poder de ejercitar la memoria y de revindicar recuerdos específicos cuando es un retrato de alguien próximo. Cortesía: el Artista
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Grupo Matracas Water Prof.
Álvaro Restrepo La enfermedad del ángel
Bogotá. 1995 “Nuestra obra, no menos glacial, consiste en un laboratorio emplazado en la mitad de un salón donde gracias a virtuales cirugías, realizadas con cintas adhesivas trasparentes, modificamos cosméticamente nuestro aspecto gracias a una personal y fría operación.” Las Matracas en 1995 la primera versión de la “Bienal de Venecia”, la cual convoca una serie de artistas contemporáneos, para realizar trabajos a partir del reconocimiento previo del barrio Venecia, ubicado al sur de la ciudad y cuyas características son bastante particulares extrayendo de esta acción, los símbolos y conceptos que soportaran sus obras expuestas posteriormente en el salón comunal del barrio. Cortesía: catálogo Salones Nacionales
Bogotá. 1991 Su trabajo ha sido catalogado como: danza, teatro, propuesta no convencional, poesía escénica, performance, danza postmoderna o ritual. Cortesía Revista arte en Colombia.
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María Teresa Hincapié Divina Proporción Primer Premio XXXVI Salón Nacional. Bogotá. 1996 En esta ocasión, María Teresa tomó trozos de pasto y los sembró en las ranuras de grandes y pesados módulos de concreto, luego recorre el espacio muy lentamente como si quisiera dejar cada paso, cada acción grabada en todas y cada una de las mentes de los espectadores, realiza solemnes actos como el de regar esta vegetación. Cortesía: Museo de Arte Moderno de Bogotá
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María Teresa Hincapié Tú eres santo Museo de Arte Moderno de Bogotá Bogotá. 1995 Esta exposición es complemento de su peregrinación a San Agustín. Durante siete días y siete noches habita el museo, antes de la apertura de la exposición se aísla para meditar, y una vez abierta la muestra, su interacción con el público se hace a través de textos escritos. Realiza acciones varias como caminar o reclinarse pero siempre con la paciencia que caracteriza sus movimientos. Riega el césped donde duerme y en cada una de sus acciones, le devuelve a la vida su sentido sagrado. Cortesía: Museo de Arte Moderno de Bogotá
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Leonardo Herrera Equilibrio Cali . 1999 CortesĂa: el artista
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Baldomero Beltran Impresiones de la Memoria Pasto. 2003 “Se propone una lectura de carácter telúrico, para poder identificar las raíces que hacen posible nuestro ser ahora. para narrar esta particular cosmovisión , recurro a un lenguaje artístico que fusiona varias técnicas como la performancia, la danza contemporánea y la instalación, generando rituales de ofrenda lo cual permite crear una atmósfera en la que se imbuye sensitivamente al espectador, apartar de los ceremoniales campesinos que aún hacen parte de la cotidianidad de los pueblos fríos de los andes nariñenses”. Cortesía: el artista.
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Guillermo Marín La Venus cargada Cali . 1999 Cortesía: Museo de Arte Moderno “La tertulia”
Wilson Díaz Polanco Acción con mariachis Cali. 1998 Cortesía: el artista
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Ana Milena Aldana Sin título Cali. 2000 La moda no sólo exhibe modelos de ropa sino también modelos de comportamiento, irradia estereotipos femeninos como sugerencias-imposiciones en lo cotidiano. Estas órtesis que modelan las posturas que las modelos de revista adoptan, subrayan la tortura camufladas en lo “correcto y establecido”. Cortesía: artista
Guillermo Marín La novia Cali. 1996 Lo femenino y lo masculino es unificado en esta acción estática, en donde el artista ubicado en un supernivel obliga al espectador a arrodillarse sobre granos de arroz para observar en un orificio de su traje de novia imágenes sugerentes. Cortesía: Alejandra Gutiérrez
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Maria Angelica Medina El rollo Bogotá. 1999, 2000 Bajo diferentes títulos como: “Pieza de conversación” y “También tejo bufandas” o finalmente “el rollo”, entre otros, Maria Angélica Medina, intenta mostrar el arte como un sistema de comunicación menos sofistica y hermético, una forma de lenguaje y expresión humana. A través de esta acción cotidiana inserta la actividad artística en su vida. Para lograrlo, se vale de un banco que pone a su lado, mientras teje, invitando al dialogo al espectador; rescatando la experiencia personal por medio de la valoración de la labor artesanal dentro de las artes contemporáneas. Cortesía: artista
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Wilson Díaz Polanco Sobre la superficie
Alfonso Suárez Visitas y apariciones Premio XXXV Salón Nacional Bogotá. 1993
Museo de Arte Moderno de Bogotá Bogotá. 1994 Durante la noche de inauguración de la exposición compuesta de pinturas y fotografías de autorretratos, recorre el museo con su cuerpo pintado de plateado y unido, genitalmente a un espejo cortado con la forma de su silueta desnuda, en un gesto narcisista que busca entre los espectadores, una identidad perdida. Cortesía: el artista
Cortesía: el artista
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María Teresa Hincapié Vitrina Bogotá. 1990 Cortesía: Museo de Arte Moderno de Bogotá
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