Cuaderno de trabajo colegiata de n s de arbás

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Colegiata de Santa María de Arbas del Puerto Carrasco Castañón, Mª Ángeles De la Fuente Pereda, Cristina Suárez Rabanal, Mª del Carmen

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INDICE SITUACIÓN GEOGRÁFICA DE LA COLEGIATA DE NUESTRA SEÑORA DE ARBAS .............................................................................................................. 3 CAMINO DE PEREGRINACIÓN A SAN SALVADOR DE OVIEDO .................. 4 ORIGEN, FUNDACIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA ACTUAL COLEGIATA DE SANTA MARÍA DE ARBAS ............................................................................... 8 DONACIONES ................................................................................................. 11 LEYENDA ........................................................................................................ 12 ESTILO ARQUITECTÓNICO ........................................................................... 13 Descripción del edificio: ...................................................................................... 14 Portadas: .................................................................................................................. 15 Restauraciones en la Edad Moderna: .............................................................. 16 LIBRO DE VISITAS ......................................................................................... 18 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................... 20 ACTIVIDADES ................................................................................................. 21 SOLUCIONES.................................................................................................. 26

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SITUACIÓN GEOGRÁFICA DE LA COLEGIATA DE NUESTRA SEÑORA DE ARBAS Las tres Marías

Las Coladillas

Santa María de Arbas está situada en la Montaña de la Tercia del Camino que es un sistema montañoso de la provincia de León, en la zona central de la Cordillera Cantábrica, que conforma, junto con la de la Mediana de Argüello y la de Valdelugueros, lo que se conoce como Montaña de los Argüellos. Esta montaña se extiende a lo largo de las comarcas de la Tercia del camino y del Señorío de Arbas, que son la puerta del Principado de Asturias por el puerto de Pajares. Sus picos dominan los valles de Villamanín, Rodiezmo, Fontún, Millaró, Tonín y Pendilla, todos ellos de la Tercia, y los de Casares, Cubillas, Arbas, Busdongo y Camplongo que pertenecen al Señorío de Arbas. La mayoría de sus cumbres rondan los 2000 m., destacando sobre todas ellas el Pico Fontún, que aunque con sus 1948 m. no es la cumbre más alta, si es la más conocida, principalmente por las ascensiones y escaladas que se llevan a cabo durante todo el año y por su cumbre de forma piramidal. El pico Currillos (1942 m.) es la otra altura más importante del valle de Villamanín, junto con Peñalaza, sierra que se encuentra en las inmediaciones de Rodiezmo En la parte oriental y en el norte se elevan hacia el cielo un conjunto de cimas entre las que destacan Robequeras (2110 m.), Bolero (2045 m.), Aguazones (2048 m.), Peña Celleros (2124 m.), La Carba (2165 m.) y sobre todas ellas Brañacaballo o Pico Millaró que con sus 2189 m. es el techo de todo el sistema montañoso de los Argüellos. El recorrido de este último conjunto de cimas es conocido por los alpinistas y amantes de la montaña como Travesía de los dos miles. En la zona occidental del sistema, en las inmediaciones de los pueblos de Casares y Cubillas, se levantan los picos María de los Corros (1971 m.), María del Medio (1930 m.) y el Palero (1893 m.), tradicionalmente conocidos como las Tres Marías.

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En la misma zona destacan también las Peñas del Prado y la Peña de la Barragana. En las inmediaciones del puerto de Pajares nace el río Bernesga, del que son tributarios tanto el río Fontún, que nace en las cercanías del pico Currillos, como el río Rodiezmo que lo hace en el valle de Gistreo. Río Rodiezmo

CAMINO DE PEREGRINACIÓN A SAN SALVADOR DE OVIEDO El paso desde la meseta a Asturias, por el puerto de Pajares, sustituyó al primitivo de la Carisa, al convertirse en Camino de peregrinación. Ello ocurrió de modo paulatino, en la última parte del siglo X, cuando al fenómeno de las peregrinaciones a Santiago de Compostela, se unió la costumbre de acudir también a Oviedo para venerar las reliquias del rey de Asturias, Alfonso III el Magno (866/910), que se encuentran en la Capilla de San Salvador de la Iglesia Catedral. Por aquel entonces ya estaba generalizado el hábito de peregrinar a Santiago, y pronto este camino de Pajares sería utilizado y favorecido por los reyes, que trasladaron la corte a León (García I, años 910/914), los nobles de su séquito y los obispos y abades. Si se visita hoy día la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, un funcionario del Cabildo catedralicio informa ufanamente de que fue en la corte ovetense donde se originaron las peregrinaciones a Santiago, algunos siglos antes del ahora reverenciado “Camino francés”. No le falta razón. Incluso, como sugieren estudiosos medievalistas, son muchos los que piensan que el descubrimiento de la tumba del apóstol fue una operación cuidadosamente diseñada para competir con los dos polos de peregrinación de la cristiandad medieval: Jerusalén, (difícilmente accesible, cuyos peregrinos se llamaban “palmeros”), y Roma (“romeros”). A estos focos religiosos referenciales del mundo cristiano se pensó en añadir otro, que potenciara el valor del diminuto reino del norte, que le consiguiera conocimiento y respeto, y que le habilitara para asumir la continuidad de la monarquía visigoda de Toledo, aniquilada en Guadalete. Con tal señal de religiosidad, las consiguientes reliquias y la llegada de incontables peregrinos, incluidos los musulmanes del sur y los cristianos de medio Europa, la vacilante monarquía asturiana estaría pertrechada para soportar los embates del Califato y del expansionista Carlomagno, quien se había atrevido a sitiar Zaragoza.

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Por tanto, esta idea latente desde el reinado de Alfonso I el Católico (739/757) tomó cuerpo en tiempos de su hija Adosinda, casada con el nuevo rey Silo (774/789), quien había sido promovido a rey por los nobles. Adosinda se hacía aconsejar por el abad Beato de Liébana, quien precisamente en el reinado de Silo escribiría sus “Comentarios al Apocalipsis”, donde se da cuenta de la predicación del apóstol Santiago el Mayor en España. También escribió un Himno litúrgico en honor a Santiago. Esta “intuición” del monje Beato, gratamente acogida por Adosinda, esposa del rey Silo, se concretó rápidamente en el inmediato reinado de Alfonso II, el Casto (791/842), sobrino de Silo y educado en la corte ovetense, mediante la oportuna aparición de una estrella durmiente, en territorio de Galicia, que alertó al eremita Pelayo sobre la situación de la tumba de Santiago. El eremita tuvo revelaciones angélicas de que allí se encontraba el cuerpo del apóstol, y advirtió del prodigio al obispo de Iría, Teodomiro. “quien habiendo comprobado por sus propios ojos la realidad de las prodigiosas luces, decretó un ayuno de tres días, al cabo de los cuales acudió al lugar que ellas señalaban, acompañado de multitud de fieles, y encontró allí el sepulcro de Santiago… Lleno de gran gozo se apresuró a llamar al Rey Casto” (“Historia Compostelana”, I, I, cap. II)

A partir del reinado de Alfonso II, el Casto, la peregrinación a Compostela inicia una andadura bien conocida. Reyes, arzobispos, nobles, hicieron suya la idea real, siguieron la estela de su primera peregrinación, apoyaron la construcción de catedrales, hospitales, abadías y ermitas que jalonaban el camino, y favorecieron con dádivas y donaciones este incipiente plan de acogida de viajeros, que llegarían desde los países más remotos. Los itinerarios por lo que llegaban lo peregrino a Santiago fueron varios, aunque el más famoso y frecuentado, por entroncar directamente con Europa a través de Roncesvalles, sería el llamado “Camino Francés” , ruta sancionada y establecida por Alfonso VI y Sancho Ramírez de Navarra, entre los años 1072 y 1109.

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Pero es notoria la existencia de otras rutas que accedían a Compostela por todos los puntos cardinales de tierra y mar. Y también los caminos que iban a Oviedo, a venerar las reliquias de San Salvador. Una vez puntualizado este concepto de la multiplicidad de los Caminos, (históricos o incluso probables) venimos a desembocar en el que ahora nos importa. Pues seguramente, en un inmediato nivel de importancia, después del “Camino francés”, hay que considerar la ruta desde León a San Salvador de Oviedo. Pues esta idea matriz de la peregrinación, surgida en la corte de Oviedo, tendría continuidad después del traslado de la residencia de los reyes a León. En la Cámara Santa de la Iglesia Catedral de Oviedo quedaron una serie de motivos de enorme importancia religiosa: Una imagen venerable del Salvador (estilo románico), la “Cruz de los ángeles”, donada por el mismo Alfonso II, la Caja de Ágatas o de las reliquias y otros tesoros que era necesario visitar. Por tanto, el todavía incipiente camino hacia Santiago que cruzaba la meseta desde Roncesvalles, y por lo cual tomó el nombre de “Camino francés” solía partir desde León rumbo al norte, como desvío casi necesario, a fin de alcanzar Oviedo y su Cámara Santa. Los propios peregrinos franceses acuñaron un estribillo, citado en la “Nuvelle Guide”, impresa en París en 1583: “Qui a esté a Sainct Jacques / et n`esté a Sainct alvateur a visité le serviteur / et

a laissé le signeur” Cuya traducción sería: “Quien ha ido a Santiago y no a San Salvador visitó al esclavo y no visitó al señor”. La ruta de León a Oviedo tomó, sin ninguna duda, los antiguos trazados de la caminería romana, con pocas excepciones. Una de las más importantes ocurrió, precisamente en el territorio de los Argüellos leoneses, al abandonar la calzada de La Carisa y sustituírla por la de Pajares, de menor altitud. Este es el camino que nos ocupa, y el que recorrieron reyes, nobles, eclesiásticos y peregrinos durante centurias: Don Fernando I y Doña Sancha hicieron esta peregrinación en el año 1053, Alfonso VI en 1075, y Alfonso VII en varios viajes. Santo Martino de León e incluso San Francisco de asís mencionan este 6


Camino, y el propio Rey Sabio, Alfonso X cita en la “Primera Partida” a los que “andan el pelegrinaje a Santiago o a San Salvador de Oviedo, o a otros lugares de luenga y extraña tierra”. Favorecido por los reyes con privilegios y pragmáticas, hospitales y puentes que hiciesen más accesible el viaje, este camino resultó una de las principales vías de comunicación entre Asturias y la Meseta. La dureza del paso queda atestiguada por los temerosos comentarios de los peregrinos, desde su llegada a La Robla, recogidos en numerosas canciones de los viajeros franceses, impresionados por la orografía del paso del puerto: “Quand nos fûmes au Mont Etuve qui est si froid et si rude, et fait plusieurs coeurs dolents, on fait plusieurs femmes veuves, orphelins petits enfants…” Extraño parece que el paso de Pajares, a través de Arbas, produjese tanto temor, y mucho más el resultado de tantas viudas y niños huérfanos… aunque es un hecho que los canónigos de Arbas tañían las campanas para orientar a los viajeros en medio de la niebla y las imponentes nevadas de la cordillera. La toponimia nos ilustra de estas extremas dificultades con pagos tan significativos como “La collada de los muertos” o “La Quemaona”, ya en el lado asturiano. Más verosímil nos resulta aceptar el comentario del peregrino italiano Bartolomeo de Fontana, quien, después de calentarse y tomar el vino en el Hospital de Arbas, al avistar el alto del puerto, exclamó: “Bellísimo paese, que parea proprio il paradiso deliciano” Subir el puerto era antes, como ahora, entrever las delicias del paraíso.

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ORIGEN, FUNDACIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA ACTUAL COLEGIATA DE SANTA MARÍA DE ARBAS El conde Fruela Díaz y su esposa Estefanía, tenían grandes propiedades en torno a Arbas, y alrededor de 1116 quisieron fundar un albergue u hospital de peregrinos que sirviera de refugio, protección y descanso a los viajeros que frecuentaban esta zona desde la Meseta camino de Oviedo, en cuya cámara Santa de la Catedral, como ya se ha citado, veneraban las numerosas reliquias que allí se guardaban. Este tipo de albergue-refugio proliferaba en los lugares donde era necesaria la ayuda a los caminantes, por ser sitios apartados y poco concurridos. Se contaba con hospitales y capillas en el Puerto de San Glorio, Puerto de Pandetrave, Puerto del Pontón, Puerto de la Ventaniella, Puerto de Tarna y Puerto de San Isidro. El paso de Pajares era especialmente peligroso. El hospital y la pequeña capilla se construyeron junto a un manantial del río Bernesga, frente a la actual Iglesia, y se accedía a él desde el Valle de la Madera y el Coito Alto, por el “Canto de los Pobres” y cruzando el puente del mismo nombre. (El actual trazado es del siglo XIX). Cumplió su función de apoyo incluso hasta hace pocos años, cuando desde el “Mesón Quico” continuaban atendiendo graciosamente a quienes hacían un alto en el camino. En la localidad de Arbas del Puerto se había asentado una comunidad monástica de canónigos regulares de San Agustín, que tenían ya su pequeña iglesia. Los condes quisieron que estos religiosos se ocupasen de poner en marcha el hospital tan necesario y para ello donaron al abad Sancho el monte contiguo, que era de su propiedad. Su asistencia médica sería precaria, limitándose, en principio, a orientar al viajero los días de niebla y nieve, con hogueras, tañido de campanas, voceo y cobijo, fuego, pan y vino con tal de que “humilde y devotamente lo pidiese”. La abadía tuvo, desde antiguo, el privilegio de no depender del Arzobispado de Oviedo y ser una institución independiente, cosa que fue siempre motivo de disputas llegando, dichas disputas, hasta el siglo XIX en que los párrocos de Casares y Cubillas se 8


declararon en rebeldía y, como religiosos, no reconocieron la autoridad del abad. Pese a ser una construcción muy tosca y pobre, destinada básicamente a guardar el ganado de la comunidad, tuvo su importancia y relevancia ya que, aparte de los peregrinos, servía de alojamiento a los pobres que así lo solicitaban. Se le conocía también como “Casa de los pobres". Alfonso IX de León, que en sus frecuentes viajes a Asturias se alojaba en Arbas, hizo cuantiosas donaciones a la abadía, y en 1216 ordenó la construcción, junto al albergue, de la nueva iglesia de Nuestra Señora de Santa María de Arbas. El templo sufrió una serie de transformaciones a lo largo de los siglos, entre las que se destaca el adosamiento a la nave norte de una capilla gótica. El pórtico

de entrada que se cubrió con una crucería, donde predomina la ornamentación de ciertas partes con formas alusivas al Camino de Santiago, como puede ser la cruz de la orden de Santiago. En 1419 tuvo lugar la secularización canónica de la abadía, como consecuencia de la general relajación de la observancia de la regla de San Agustín1. En 1582 el rey Felipe II relevó a la abadía del derecho jurisdiccional, derecho que, a su vez, vendió al concejo; aunque poco tiempo después el abad lo recuperó.

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La relajación de las costumbres con incumplimiento de la regla monacal fue un fenómeno que se dio en todas las órdenes religiosas en este periodo, por eso tuvieron lugar tantas reformas.

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Con todos estos aconteceres empezó a producirse la decadencia monacal, que aumentó con la moda del absentismo2 y la mala administración de los beneficios. En 1693 se terminó la construcción de una torre, adosada a los pies de la iglesia, donde se ubicó el coro, y que fue concebida para hacer las funciones de pórtico. En el año 1723 se construyó la “Casa del abad”. En una visita pastoral a la Colegiata, observó el Dr. Jacinto Díez de Miranda que los canónigos vivían poco menos que en chozas. Así lo transmitió al rey, por cuya intervención se tramitará la construcción de nuevas viviendas para los canónigos, levantadas a principios del siglo XIX. En 1799 escribe Jovellanos que se proyectaron 187.000 reales para las nueve casas con galería baja corrida al frente y puerta para comunicar con las casas del Abad y la Iglesia. La desamortización3 puso fin, en 1866, a la vida canónica. El pequeño cementerio se instaló en su actual emplazamiento a principios del siglo XIX, cuando decayó la costumbre de enterrar en los atrios de las iglesias. Durante la guerra civil española, la iglesia fue saqueada, siendo quemada la imagen original de la Virgen en el año 1936. Fue sustituida por una copia, obra del escultor Seoane Otero, de la Virgen del Monasterio de Gradefes. La imagen original forma parte de las reliquias de San Isidoro de León. Con el paso del tiempo el hospital fue perdiendo vida y quedó únicamente la Iglesia como parroquia de la localidad. A mediados del siglo XX el arquitecto Luis Menéndez-Pidal y Álvarez se encargó de su restauración. Desde el punto de vista religioso, Santa María de Arbas pasó a depender de la Colegiata de San Isidoro en 1986, por decreto episcopal. Fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931.

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Los abades ya no dormían dentro de la clausura, y gobernaban el monasterio incluso sin pisarlo. Según Tomás y Valiente la desamortización consistió en la nacionalización y ulterior venta en pública subasta de tierras u otros bienes hasta entonces pertenecientes a “manos muertas”(herencias que no se podían vender)eclesiásticas o civiles. 3

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DONACIONES En 1117 la reina Urraca I de León realizó una donación en cuyo escrito se especifica a qué va destinado: “Ad illa albergaría quaensunt constructa in illo pórtico de Arbas” Los reyes leoneses dieron un total apoyo a este complejo y, tano Alfonso VII como Fernando II, confirmaron el estado de Patronato Real. Fue por esta época cuando la comunidad canóniga de regulares se estableció en régimen de Colegiata. El rey Alfonso IX solía hospedarse aquí y por entonces se renovó el edificio cuya apariencia puede verse en la actualidad. Los reyes Fernando III, Alfonso X y Sancho IV tuvieron muy en cuenta esta institución real y la favorecieron aumentando las rentas. Existe un documento de 1132 donde se cita la donación del canónigo Fernando Gil de unas casas y una tierra de su propiedad que tenía en León. Poco después, en 1136, el abad Monio recibió la donación de un monasterio, el de San Miguel de Parayas, cuyas rentas servían de ayuda a las obras de ampliación del hospital. Alfonso VII regaló a los monjes en 1151 el monte llamado Castro Nigro. El lugar fue promocionado por los canónigos, que concedían carta puebla4 a quienes lo habitaran, dándole el nombre nuevo de Población. Alfonso IX otorgó en 1214 al abad Martín Muñoz unas posesiones en las tierras de Luna a condición de que se construyese una capilla junto al hospital: “Ad serbitium peregrinorum et requiem defunctorum et ut simper unus ex dictis prefati monasterio misam ibidem celebret.” Es possible que esta capilla sea la construcción adosada al norte de la Iglesia. Este mismo rey asistió en el monasterio a la reunión del capítulo en 1216, siendo entonces cuando concedió al mismo el portazgo 5 de Puente de los Fierros, más 100 aranzadas de viña procedentes de la villa de Toro, en Zamora. Anteriormente, en 1214, ya les había concedido otras 60 aranzadas provenientes del mismo lugar. Además el monasterio había adquirido otra cantidad por medio de compra y donaciones particulares, en este caso procedentes de otros sitios, sobre todo de las tierras de Mayorga. Con estas

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Otorgar privilegios a grupos de población con el fin de obtener la repoblación de ciertas zonas de interés económico o estratégico. 5 Impuesto que podía gravar los derechos de tránsito que satisfacían los que iban de camino, pisaban terreno del rey o del señor, o entraban en la ciudad. Podía gravarse tanto a las personas, mercancías o animales.

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adquisiciones ya tenía la comunidad garantizado el abastecimiento de vino para el albergue.6

LEYENDA La leyenda del oso y el toro relacionada con la construcción de la Colegiata de Arbas, puede considerarse un mito medieval, con reflejos en otras circunstancias y lugares. Así podríamos citar el caso de otro oso que ayudó a San Froilán a acarrear materiales para la construcción de la ermita de Valdorria, en castigo por haberse comido el burro del santo; o el topo que deshacía de noche todo lo edificado durante el día en la catedral de León. Estos ejemplos se multiplican por todas partes, y tenían, antiguamente, un valor moralizante para las gentes sencillas al apelar a la intervención sobrenatural en apoyo de las obras humanas. Al flanquear la puerta de acceso a la iglesia hay dos modillones en piedra representando un oso y un buey. El oso y el buey de la leyenda: Los canónigos agustinianos acarreaban la piedra rosada de grano desde el Pico de los Tres Concejos por el camino de Pendilla a Arbas y por el camino de Nuestra Señora de Tonín a Arbas para construir el hospital. Empleaban la carreta celta, cantora, de eje unido a las ruedas untado con tocino para que el carro cante. Los carros cantores se oían por los valles como un encanto en el paisaje. Ni el más sofisticado automóvil moderno lleva incorporada una música tan subyugadora como los carros centella7. Al yugo, uncidos, tiraban del carro centella la pareja de bueyes. El oso, el temible oso totémico de los peregrinos, mató a uno de los bueyes y el canónigo Pedro lo castigó a ser uncido con el otro buey para acarrear la piedra con que fue construido el hospital.

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Toda la información de esta sección está sacada de Rodríguez Montañés 2002: p 93/100 Mitos y leyendas. Matías Díez Alonso. Pg 115

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Así quedó el testimonio legendario esculpido en la piedra imperecedera para solaz de los caminantes que entran en este templo a visitar a la Virgen de Arbas.

ESTILO ARQUITECTÓNICO La iglesia de Santa María de Arbas del Puerto es el único edificio que se mantuvo íntegro a través de los tiempos. Es una genuina representante del eslabón entre el románico leonés y el asturiano. Es un románico tardío que ya busca un acercamiento con la estética gótica, y esto se demuestra en el carácter vegetal de la mayoría de sus capiteles. Es uno de los mejores ejemplares que se encuentran en la actual provincia de León, aunque a juzgar por su decoración está más cerca del románico asturiano que del románico leonés. Este estilo tardío recibe el nombre, o es conocido como arte 1200. La construcción románica del siglo XIII (debida a los canteros del Rey Alfonso IX, alrededor de 1214) parece que aprovechó las piedras de una desaparecida ermita anterior, a más de las acarreadas desde el pico “Tres Concejos”, sobre Pendilla. Hay autores que afirman que el conjunto es sobrio8, y otros, por el contrario, participan de un elevado entusiasmo, considerando el templo como uno de los ejemplos más puros y elegantes del románico leonés: “el ábside central es espléndido, singularísimo. Se abre a la nave con un magnífico arco apuntado con ricos ornatos geométricos. Viene después el hemiciclo, en el cual sobre el zócalo con moldura se eleva una arquería formando nichos… esta estructura singular es de un movimiento y una belleza incomparables”.9 Sobre los capiteles también se ha dicho:

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Maestro Gómez Moreno. Revista “Ilustración española y americana”(8/04/1907)

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“Son dignos de notarse por su sistema decorativo de complicados follajes, trenzados los de las columnas del arco triunfal del presbiterio: Hay también abundantes tipos de entrelazados, dientes de sierra, escamas, perlas, bolas, veneras, florones… Las figuras, tanto de animales como humanas están usadas con cierta parsimonia, y pueden ser contadas: El Agnus Dey, en la clave de la bóveda de la capilla mayor, varias figuras de palomas bebiendo, cabezas humanas entre la hojarasca, un hombre de cuerpo entero mordido por dos serpientes, y las cabezas del oso y del buey de la portada oeste”10 A la vista de todo el edificio, se puede decir que en él se reflejan y entremezclan varios estilos. Gótico en la semicúpula del ábside central, con características de las usadas en las Catedrales castellanas de Toro, Zamora y Salamanca, y románico astur en casi todo el resto.

Descripción del edificio: Esta iglesia está construida con sillería de arenisca de color parda. Es de dimensiones medianas. Tiene planta basilical formada por tres naves, modelo no habitual en los edificios eclesiásticos de la provincia de León, destacando la nave central por su anchura y altura, siendo rematadas las tres naves por ábsides, semicircular la nave central, donde se alberga la capilla mayor, y cuadradas las laterales. En su origen, la cubierta de la nave central consistía en un artesonado de madera que fue sustituido, en el siglo XVIII, por tres bóvedas de terceletes (nervio suplementario de la bóvedas de crucería, que arranca del ábaco del capitel para terminar en las cadenas), en tanto que las laterales lo hacen con las de tipo arista. Las naves están separadas por cuatro pilares cruciformes con cuatro semicolumnas adosadas en sus cuatro caras. Se alzan sobre plintos circulares, todos ellos adornados con una gran variedad de bolas, flores y garras. Destaca la falta de crucero. La iglesia tiene un coro alto, obra de los primeros años del siglo XVIII. 10

José María Luengo “Aportaciones para el estudio de la Real Colegiata de Santa María de Arbas del Puerto. (Consejo Superior de Investigaciones científicas. Madrid 1.946)

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En la nave norte hay un arcosolio con el sepulcro del arquitecto Luis Menéndez-Pidal y Álvarez, restaurador de esta colegiata, muerto en 1975, con una inscripción que dice: “Oh Dios, salva a su alma de la perdición, como él salvó a esta Iglesia de la ruina”. En el exterior adornan el edificio una serie de canecillos en los aleros del ábside representando figuras humanas y de animales. Todo muy bien labrado y bien conservado. En el muro sur los canecillos son más simples, predominando la talla geométrica. La torre se construyó adosada a la fachada occidental en el año 1693, según se lee en una inscripción del arco de ingreso.

Portadas: La Iglesia tiene dos portadas románicas visibles, y tuvo una tercera en el muro norte de la que solo queda algún vestigio. La portada principal, que se sitúa en el lado meridional, está protegida por un pórtico del siglo XVIII y se compone de un arco de medio punto con tres arquivoltas, alzándose sobre un zócalo escalonado. El primer escalón está decorado con bolas y el segundo con bezantes. El arco consta de un guardapolvo o chambrana y las arquivoltas están profusamente adornadas. Las basas de las columnas son de perfil ático con decoración de lengüeta sobre la primera moldura y toro inferior muy desarrollado y muy adornado. El arco interior lleva moldura de bocel o toro, rombos con perlas en los centros y dientes de sierra inclinados. La segunda arquivolta presenta en su intradós una decoración de cabecitas sobre hojarasca con un zigzag por la frente. La tercera lleva decoración de figuras: cabeza humana con boca abierta, tres animales cuadrúpedos, otra cabeza, un personaje tumbado vestido con ropa talar, un libro en la mano izquierda y una paloma en la derecha, otro personaje que sostiene una cruz, un ave, una cabeza de pájaro, otro personaje con larga túnica, dos aves enfrentadas que picotean un pez, una rana entre dos largas serpientes, un león y una serpiente que muerde a otro león. La cuarta arquivolta tiene dos filas de zigzag. En el lado occidental hay otra portada de arco de medio punto y tímpano liso. Se encuentra dentro del cuerpo inferior de la torre. El tímpano liso descansa 15


sobre dos ménsulas que representan las figuras de un oso y un buey. La arquivolta es de aristas vivas, con una pequeña decoración de ajedrezado. Las columnas son de fuste monolítico y los capiteles llevan decoración de entrelazos.

Hubo una tercera portada, cuyos restos aún se pueden ver en la zona norte de la iglesia, pero desaparecida al adosarse al edificio una capilla.11

Restauraciones en la Edad Moderna: Bajo los abades Marcos Bravo de la Serna (1.679) y Thoribio de Cienfuegos (1.693) se acometió la primera gran reforma de la Colegiata, que afectó a las bóvedas de crucería, el claustro y la torre. Las bóvedas adoptaron, entonces, una apariencia neogótica, que contrasta levemente con la traza románica de la nave. La autoría de las obras queda certificada por la leyenda grabada en la piedra del zaguán de entrada a la nave de la iglesia, donde se lee: “Hízose esta torre reinando en España la majestad de Don Carlos II, siendo abad Don Thoribio de Cienfuegos del hábito de Santiago y capellán de su majestad. Año 1.693” Restauración de D. Luis Menéndez-Pidal Álvarez:

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Toda la información de esta sección está sacada de Rodríguez Montañés 2002:p 93/100

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Después de muchos años de abandono y de los pillajes de la guerra civil, la Colegiata presentaba, a mediados del siglo XX, un estado deplorable. Estado que se puede apreciar en la fotografía de la puerta de la leyenda en el momento de la restauración. El arquitecto Luis Menéndez Pidal Álvarez, sobrino del insigne D. Ramón Menéndez Pidal, conocía, desde su niñez, el entorno y la propia colegiata de Arbas. En la inmediata postguerra alcanzó el cargo de “Arquitecto conservador de monumentos”, extremo que algunos han aprovechado torpemente para intentar una descalificación a la persona, como adicto al Régimen. Fruto de su conocimiento del entorno y del monumento fue su “Memoria y Proyecto de restauración de la antigua abadía de Santa María de Arbas”. Está fechado en el año 1.958, y junto con sus planos se conserva en el Instituto el presupuesto aprobado, que constó de las partidas siguientes: Ejecución material Plus de cargas familiares

439.684,15 pesetas 43.968,41 pesetas

Honorarios del arquitecto 12.547,96 pesetas Honorarios del aparejador 3.772,48 pesetas Importe total 500.000,00 pesetas, Esta escueta cifra, por otra parte significativa para la época, permitió una restauración importante de tejados y obra de fábrica. Además se construyó una escalera de caracol, en piedra labrada, para dar acceso al coro, que fue reducido de tamaño par dar más amplitud y luz al templo. Finalmente se instaló el propio sepulcro del arquitecto, quien quiso reposar en esta iglesia románica, referencia de sus antepasados. En ella se halla, efectivamente su tumba, con su epitafio, como se ve en la fotografía.

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No se puede finalizar este trabajo sin mencionar, ignorando si tiene algún valor arquitectónico o no, el hermoso empedrado geométrico que decora el pavimento de la entrada.

LIBRO DE VISITAS El libro de visitas de Arbas es un testigo del más reciente peregrinar. Nadie parece mirarlo, nadie repara en él, pero sus páginas se van llenando de vida. Ahora los peregrinos vienen en sus automóviles, pasan de sus quehaceres y, en ocasiones, se dejan hundir en la penumbra fresca de la nave exterior. No ven a un oso y un toro eternamente uncidos, ni mucho menos las marcas de cantero de los muros románicos. Ahora, los visitantes dejan una nueva impronta entre los muros: Se acercan, toman el libro y escriben en él impresiones, súplicas, quejas, críticas, alabanzas, quiebros, en la diversidad que admiten los infinitos rumbos cardinales del espíritu humano. De estas modernas “marcas de cantero” hechas con lápices o plumas actuales, inadvertidas por los expertos o tenidas a menos por altos guardianes de la escritura, rescatamos las ideas más repetidas, que son: el asombro ante la perfección de la piedra, el recogimiento al que llama la penumbra, lo imprevisible del lugar, la pena ante la ignorancia de haber tenido tamaña obra a tu alcance, desde siempre, y haberla ignorado… Y lo hacen en múltiples y variados idiomas. Peregrinos y piedras hablan así:

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“Sorpresa inesperata, in bellísimo loco…(Montibello, Italia) “Somos de Málaga. Esto es precioso”. “Tan cerca y tan lejos” “Una maravilla…en las alturas…en las nubes…” “Muertos de frío pero atónitos por lo que vemos” “Nos emocionó. Dios tiene que existir”. “Gracias al oso y al buey”. “Entras aquí y eres pequeño y grande a la vez”. “Aquí lloré un ratito. Paz y silencio. Lo buscaré de nuevo.” “Si la belleza fuera pecado esta colegiata no tendría perdón de Dios.” “Mercì, mon Dieu, pour toutes ces beauties.”

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BIBLIOGRAFÍA Díez Alonso, Matías: “Mitos y leyendas” “Historia y actualidad de la Villa y Real colegiata de Santa María de Arbas del Puerto”

García, Alfonso: “Leyendas de León. Pasado mítico de una tierra” (Edilesa, 2005)

García Lobo, Vicente y José Manuel: “Santa María de Arbas: Catálogo de su archivo y apuntes para su historia” (Madrid, 1980: Gráficas Feijoo)

Luengo, José María: “El oso de Arbas. Leyenda leonesa” (León 1928) “Aportaciones para el estudio de la Real Colegiata de Santa María de Arbas del Puerto” (León) (Consejo Superior de Investigaciones científicas. Madrid 1946)

Montero Prieto, Alberto: “La ruta jacobea en Asturias”

Gómez Moreno, Manuel: “Catálogo monumental de España. Provincia de León”

Rodríguez Montañés, José Manuel: “Enciclopedia del Románico en Castilla y León”. León. Aguilar de Campoo. Fundación de Santa María la Real: Centro de estudios del Románico.

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ACTIVIDADES 1ª A) La leyenda habla de dos animales. ¿Sabrías encontrarlos en esta fotografía? B) Resume la leyenda

2ª A. ¿A qué estilo arquitectónico pertenece este arco? B. ¿Qué característica de ese estilo encuentras en dicho arco?

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3ª ¿Qué semejanzas encuentras entre estas dos imágenes? ¿Hay alguna diferencia?

4ª A) ¿Sabrías descubrir la fecha de fallecimiento del arquitecto que restauró la Colegiata, Menéndez Pidal (última fecha que aparece en la imagen)? B) Averigua los años que vivió.

Pista: Día-mes-año.

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5ª A) ¿Cuál de las dos es la auténtica Virgen románica? B) ¿Cuál de las dos se encuentra en la colegiata de Santa María de Arbás?

6ª ¿Qué y cuántos animales aprecias en las arquivoltas del arco de la fotografía?

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7陋 Resuelve el crucigrama

1. Estilo arquitect贸nico de la Colegiata 2. Lugar donde se encuentra la Colegiata 3. Apellido del arquitecto de la restauraci贸n de la Colegiata 4. Animal plant铆grado de la leyenda 5. Rio que nace en las inmediaciones del puerto Pajares 6. Otro animal de la leyenda

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A) ¿Para qué pueden servir los canecillos que ves en la fotografía? B) Con la misma utilidad, ¿qué nombre reciben en nuestra catedral?

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SOLUCIONES

1ª A) La leyenda habla de dos animales. ¿Sabrías encontrarlos en esta fotografía? B) Resume la leyenda

Resumen de la leyenda: En la construcción del hospital (primer uso de la Colegiata), acarreaban la piedra una pareja de bueyes que tiraban de un carro. Un oso mató a uno de los bueyes, y el canónigo Pedro lo castigó a ser uncido con el otro buey para acarrear la piedra para la construcción.

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2ª A. ¿A qué estilo arquitectónico pertenece este arco? B. ¿Qué características de ese estilo encuentras en dicho arco? A) Románico. B) Arco de medio punto y decoración ajedrezada.

3ª ¿Qué semejanzas encuentras entre estas dos imágenes? ¿Hay alguna diferencia?

Semejanzas: Las dos son fotografías de capiteles. Capiteles con motivo vegetales. Diferencias: Una tiene decoración ajedrezada y la otra no.

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4ª A) ¿Sabrías descubrir la fecha de fallecimiento del arquitecto que restauró la Colegiata, Menéndez Pidal (última fecha que aparece en la imagen)? B) Averigua los años que vivió. Pista: Día-mes-año.

A) 28-febrero-1975 B) 82 años. 5ª A) ¿Cuál de las dos es la auténtica Virgen románica? B) ¿Cuál de las dos se encuentra en la colegiata de Santa María de Arbás?

A

B 28


6ª ¿Qué y cuántos animales aprecias en las arquivoltas del arco de la fotografía?

Un sapo y dos serpientes

7ª Resuelve el crucigrama 1. Estilo arquitectónico de la Colegiata. Románico 2. Lugar donde se encuentra la Colegiata. Arbás del Puerto 3. Apellido del arquitecto de la restauración de la Colegiata. Menéndez 4. Animal plantígrado de la leyenda. Oso 5. Rio que nace en las inmediaciones del puerto Pajares. Bernesga 6. Otro animal de la leyenda. Buey

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A) ¿Para qué pueden servir los canecillos que ves en la fotografía? B) Con la misma utilidad, ¿qué nombre reciben en nuestra catedral? A) Para recoger el agua de lluvia. B) Gárgolas.

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