UN TMNVÍA LLAMADO DESEO
+fF
I
PERSONAIES
PRIMER ACTO
N¡cn¡ EuNrc¡ S::nNl¡y Kow,lr,srl Hrnoro Mrrcuer.r- (Mrrcn)
Sr¡L¡.¡ Kowrrsxr Sr¡ve Hu¡¡¡¡Bl¡Ncu¡ ou Bors Pr¡lo Go¡zÁl¿z Ur ¡ovrn conn toon Mexrc¡na U¡l¡.
¿xrr¡ñ¡
U¡{ ¡xrRáño
ESCENA PRJMERA
I I leoantarse el telón,la escena estd en la oruridad. Se o1e la I lmúira que ejetula una ?equ¿ña orquesla de jazz. La erena v ilumina lenlamente,
mo¡lrundo la¡ dos babilaciones del aparta-
mento de los Kouahki en el barriofanús de Nuetta
Ea
Orlea¡l
dormitorio, a la iz4uierda, Stella Kouakki est¿i arrellanada perezosamente en una denentijada butaca, ündose aire el
con un abanico de bojas de
palmal
comiendo choolates que saca de
una bokita de ?a?el. Le¿ na resista ¿e estrella¡ de cine. A ¡u izquierd4 una escaliaata de dos peldaños lleoa a la puerta cerrada del cuarta de baño.
Md¡ all¡i
de éste, ¡e oe el
ttano de ufla ?uerta cu-
bierta ?or una cortin4 que conduce a un armario de pared. En la sata, al centro derctbo, no ha1 nadie. Entre ambas
babitaciones existe una pared imaginatia y alforo, rerca del cenho, ?ende una cortina corrediza bajo un monlante roto, e4 el "arco, que
est¿í
¡obre et aano de
ta
?ue
a qu¿ un¿ la¡ babitario¡e¡,
Alforo derecha, en la sala, una puata baja da a un pordte sin tecbo. A la derecba de la puerta, una eseate¡a de carucol lleva al a?aúameflto de ariba. En la escalera e¡tdn sentadas dos qersonas: una tdnguida negra, gte se da dire con un abanio de bojas de 2alma, 1Eunie Hubbet, ta ocu2ante del ¿?arta ento de aftiba, que come cacahuetes y lee tna retista d¿ nconfesiones", A la derecba de la e¡talera de caracol ¡t del farche, un patillo sube basta el nioel de la eatle, atravesando el esenario deftis dt
24 las das habitaciane¡ de los KottalsAi,
l ptede
oerse, cuando estd
ilu-
minada, a trurr¿J de las ?a/ed* ?osteriorer del a?artarfleltto, y que son de gasa y sobre eltas estdn apliados los contofilot de las
Sreurt
(coniendo haeia la puerta de calle con el4aquete): -iStan-
Srr S rn
zia,):
-¡A jugar
?uerta,
Ie
a los
bolos!
gtita)t -¿Puedo ir a mirar?
Más allá det telók que cae inmediatament¿ detr¿js de la calle (1que es también de gasa) puede t'erse un tetón de fondo que re prevnta las vías det tren eleoado, que pasa ceru-
Al leoantarr llena
de
el telón,
tna mujex
con una bolsa de comprus
paquetes, cruza con airefatigado el escenalio de derecha a
izquierda 1 nle.
Stanlel KotualsAi entla ?ot el foro izquierdo, seguida por Harold Mitchell (Mitcb), suamigo,y se dirite ?ftsuro@rne4te Por la calle bacia la puerta de su q?artameñto. Mitcb aoanza a saltos detrds de Stanlel, tratañdo de Tnantener el mismo ritmo en el andax Se o1e
todaoía la mútia. El
billo
d¿
la¡ luces se ha intensiNegra ríen.) Naex-a. ld,indole un ,odazo a
f"odo.
Svnl-ev (abrienda
la ?uerta gritando hacia la sala): Stella! ¡Eh, Stella, nena!
!
Eunie): -¿@'é había e n ese pa-
-iEh,
Gran sonrisa de la Negra. Mitcb espera a la detecha a Stanky
.
y
Sterrn (leoantándose de un salto de la butaca, entra -No me grites así.
en la sata)'.
Sta.Ntxv (arrojándole un ?aquete ton came, cubierta
de sangre)'.
en
la otra un trocito
de escandalizada
el paquete
en
primel'término.
un coctel, en el
na mariPosilla.
al vuelo): -¿@Lé?
Mitclt salenpor la derecha
inoedulidad Su aspeao no armo'rrzr ton o de
)
Un Marinero, de traje blanro, entra 7ot elforo derecha 1
a mtisica. @ntetta
acelea
Stanley y
a su alrededox con aire ?aPel Mira
inco años de edad a
-¡Toma!
Sretrt' (atapando Sr.rNler -¡Carne!
de
musa de
se
la
o sabe qui
iztluicrrla.
2
La
música
se
extingl¿. Blanche dobla la esquina a la derecha y
se
la mujer que estuí sobre la escalera de caratol, llez.nndo la maleta en la nano izgrierda. Las luces de la eall¿ comienzon a osaterca a curecerse
y ta iluminación itteriol del a?artamento $ acenhi4.
l.lu¡uc¿: -Stella vive en la planta baja yyo arriba. Br-eNcrn: -¡A-h! ¿Ella salió? Euutcn (señalando la dcruha)- -¿Se 6jó en esa pista de boliche que hay a la vuelta de la esquina?
B¡-¡.¡crr¡: -Yo... No estoy segura de haberlavisto. Eunrcn (mira a Blanche, laego a la Negra y de nueoo a Blanthe, y te die a ésta): -¿@té pasa, querida? ¿Se ha extraüado?
Fluxrce: -Pues es allí donde está Stella... mirando jugar a su marido. (La Ncgra ie.J ¿Qriere dejar aquí su maleta e i¡
BL.cNcH¡ (parada a la dereclta de la ¿scalera, con bumor ligeraheñte h;st¿rico): -Me dijeron que tomara un tranvía llamado Deseo, que trasbo¡dara a otro llamado Cementerio y que üajara seis cuad¡as y bajase en los Campos
Btxtcnr. (yndo hacia el4orche): -No... Necr¡: -Iré a decirle que venga.
a busca¡la?
Btrr.tcux
(dejando tu maleta en el suelo): -Cracias.
Elíseos.
Eu¡¡lce: -Pues ahí
es
donde ahora está.
BuncHe: -¿En los Campos
coroada
EuNlc¡: -Éstos son los Campos Eüseos . (La Negra ñe.) Br¡ncnu -No deben haber cntendido el número que quería... Eurrcr: 1Qré número busca? B¡-.qncn¡ (aludienda on aire extenuado al troc;to de ?a?el que tiene en la mano): -El seistreinta y dos. EvNtcx (teñalando el nútnero o632" que esttí junto a la ?uerta
-No
del apartanenta)'. Negra ríe.)
necesita seguir buscando. /Za
BI-aNcn¡ (yndo bacia la izquieda,qrimer tétmino,
con
air
de
incomprensióa)'. -Busco a mi hermana, Stella du Bois..., quiero decir, la esposa de Stanley Kowalski.
La Negra le da tn
Euulcr: -Aquí
codazo a
Eraice 1 bosteza ostensible-
es. Pe¡o Stella acaba de salir. (La Negra
üanta, te det?ereza
!
da un farc bacia la dereeha,
en
término.)
Br-rncHr: -¡Aquí!
botteza 1 se despetezo, abanicdndose, 7 vlc endtccha, atastrando la ooz con un .Bicnoenida' la 2or cnE ?aelta al.Glacias, de Blanch¿.
La Negra
Elíseos?
¿Será posible que ésta sea su casa?
se
!e-
primer
Eurtce (leoantóadose): -¿Stella no la esperaba? Br.excrrr (estrujando el trocito de papel y artojdndolo): -No. No
esta nochc.
?ara¡ d¿ u't'a en el bolsillo del ustido): -Vamos... ¿Por qué no entra y se pone cómoda hasta que regresen? (Sube el2rimet qeldañ0,) BnNcne: 1Cómo podría hacerlo? EuNrcr. (bajando de la escalinata): -Nosotros somos los ducños de esta casa, de modo que puedo dejarla entrar. (Golpea la puerta de la calle con el dorso de la mano det¿tha y aqúlla se abre de par en ?ar Blancbe entta m la sala 1 se detiene, algo azorada. ,lbarn con la mirada la ltabitación. Eunice mira a Blanche y laego a su maleta, toma éttz, eñtra
EuNrce (guarddndos¿ na bolsita
con
la maletajunto al armario l leoanta la e¡coba, ?on;¿ndola a la d¿tetba del refigerador Entontes, adoitttc la ¿xPr¿s;ón de Blanche. Se adelanta, tetoge dos úest;dos de Stella tiradot vbre el sofi l se encamina batia el en la sala, deja
28
29
dormitorio con ello¡. Ha cenado la puetta de la calle.y dice, tomando la escoba:) Esto está un poco revuelto, pcro da gusto vcrlo cuando está limpio. Btencat (mirando a n alrededor): -¿De vens?
Bur.r.rcur:
Eu¡¡lc¿: -Hum... Así lo creo. ¿De modo que usted es la her-
Euwct
mana dc Stella?
Brtxcnx
(alzando su ulo): -Sí. (Quericndo de¡embaraz¿rs¿ de Eunhe.) Gncias por haberme dejado entrar.
EuNtct
(en el dormitolio, retocando un ?oco la cama):
-De nada,
como dicen los mexicanos... ¡De nada! Stella habló de lsted,. (Deja lot vstidos sobre la cama 1al t¡oloer toma dz ?aio una maflzana de un ?ldtito que ertá radiojunto a la pueta.)
sobre
ta mesa de la
Brtncrrx (quitándose los guantes): -¿De verrc? Eu¡¡rcr: -Si mal no recucrdo dijo que era usted maestra. (l1a ouelto 1 estd en el cen*o del escenario.) B¿¡.Ncn¿: -Sí. Evmcr, (enfenta a Blaaráel: -Yusted es de Mississippi... ¿verdtd? (Frota la manzana contta la maaga de su oetrido.)
Bl¡,r.¡ca¡: -Sí. Eu¡.¡rc¡: -Stella me mostró una fotografía de su plartzción. (Se si en ta. )
BuncHr: lBelle
casa
natal,la
Réve?
Evxtct
(con la manzana en la boca, dejc de come6 seftota el pie, leaanta 1 oa coa aire ofendído bacia la pueta de la calle); -Bueno... ¡No necesito quc me lo digan dos veces! se
-No hc querido ser grosera, pero... (ddndolc una palmada ea el brazo,l: -Me daré una cscapada a la pista de bolos para decirle a Stella que se aPresufe.
Mutis a h derecha, en primer término. Blancb¿ mira a ¡u alrededor Da unos ?arü hatie el dotmitorio con indecisión, se a¡oma a é1, tuelve, mira la pucrta ¿bierta del arma¡io, se acerm, ¡aca una bot¿tla d¿ tohisLy I un vaso. Se adelanta baJt¿ la meto, te siroc un respetable trago, bebe, dcja el aaso sobre la meta, tueloe a toma o, arroje las úlümas gotat de tuhiskl sobrc la alfombu I lle,ua nuelar?tefltc el aaJo y la botclta al armario. Se ace¡ca con airc a.ilante al úna?¿ I se sieata. Se oye por la do¿cha el cbillido de un gato. Blancbe se leoanta de un salto, sobrenltada.
Buncue: -Tengo que domina¡me. Va bacia
la izquierda,
en
mta 2recipitadamcnte SAlla,
primer término. Por la
seguida por Euaice, e
tL a?artamento, ,nienttas qte Euaice
se
d¿recha
irntnpc
en
oa al suyo.
Eu¡¡¡ce: -Una casa grande, muy grande, de columnas blancas. (Muerde la manzana.)
BL.rr.¡cr¡e: -Sí,.,
EunIcn: -Debe da¡ trabajo tener ümpia una casa así. B¡-nNcn¡: -Perdóneme, pero me estoy cayendo. ¡Me siento tan cansada!
EuNIce: me
{laro, h
querida. ¿Por qué no se pone cómoda? /Comanzana.)
BlaNcrru -Lo
que he querido decir es que me gustaría que-
darme sola.
(llamando con júbilo, al abrir la puetta): -¡Blanche! ¡Blanchel (Por ua monento, lat bermanat se miraa fja-
Srrrra.
meñte, Stella te laflza batia u¡ iflterruptor que ertd en el rincón delforo deretha dc la sala, debajo dc la escalera d¿ ca-
!
la babitación se inunda de luz. Luego, se n bermana.) Brrncxe: -¡Stella, oh Stclla, Stella! ¡Estrella mía! (Luego on febril oioacidad, omo tcmiendo que cualqtiaa de ellas piezse mós de la cuenra.,/ Vamos, déjamc q\e te mirr' . (Le rucol, lo o?r;rse
anoja
en brazos de
I 30
los! Le gusta. (Blancbe bebe.) Están haciendo un-.. (sara ttua botella del refrigerador e intetnla) ¡he encontrado soda!... Sí, haciendo un tor¡eo. (Ste//a ouelúe a la mera rcn una gateota, unajarra con agua 1 un abridor que estaha soúre el reftigeradot.
lh;rNc'le
verías qurse buena Sr
¿eré he dicho? ¡Oh! No amable y decir: ¡oh! ¡eré or el estilo! Tesoro, aún no
me has dicho una sola palabra. on cierta ansiedad.) a
ti. Abre ru bonira
boca y habla, mientras busco un poco d e licor. (Va a la derecha. Sé que debes tener alguno por aquí. ¡Dónde estat^l I/ueloe alfaro.) ¡Oh,yalo veo! lo veot (Va ¡ya
bacia el armario. Saca una
came qué significa esto. ¿Qré diablos estás haciendo en semejante casa?
Sl rt,ua. (4one lajarra con agua sobre la mesa, se si¿flta d¿l otro de hacerlo, querida.
Br
)
imultáneamente): -Mebasta con agua para el whisky. Vamos, no te preocupes. Tu hermana no se ha convertido en una borracha- Sólo está extenuada y acalorada y sucia. (Va bacia la izguierda./ Siéntate y explí(casi
botellal un
oaso.
Estd trémula,
lado de ésta, abre
su gaseosa,
la bebe)'. -Yarnos, Blanche. Seré s\ncera y crítica. (Va
llr,nrcHl: -Oh, no seré hipócrita.
hacia la izrluienla 1se asorna al dormitorio.,l Nunca, nunca, nunca, ni en mis peores sueños, pude imaginarme... (Volztíéndose hacia Stella). iSólo Poel ¡Sólo el señor
Ed-
gar Allan Poe... podría hacerle justicia! (India la mlle.) ¡Ahí, supongo, debe estar el bosque de Weir, donde vagabundean los vampiros! (Ríe.) Srtlle: No, querida... Ésas, son las vías del t¡en elevado. l)tdNcler, (adelantóndose batia ella): -No, hablemos en serio, bromas aparte. ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me escribiste? ¿Por qué no me avisaste, q\terid^! (Da otro 2aso bacia e//a.)
Br¡.¡qcs¡ (quitando!" el oaso): -Nada de gaseosa, querida. Con mis nervios de esta toche, ro. (Stella deja
i
botelta
tenías que vivir en estas condiciones, vaya!
Srertd.
pie,
(se
pone
de
dia
su bebida y
v
acerca a
Blantbe):-¿No
estarás exagerando un poco? ¡Esto no está tan mal como dices! Nueva Orleans no se parece a otras ciudades. (Le
l
Srntr,l (junto al refrigerador): -¿Sta
,,ilt
Srrr.r.n: -¿Por qué no te dije qué, Blanche?
Bleucne: -¡Qre
pone con dulzura las manos solrre los bombros.) (rebultendo su contacta)i -Esto nada tiene que ver
Bl+NcnB eyl ¡Jugando a los bo_
con Nueva O¡leans. Es como si dijeras... (Le da nnr
32
J-t
Stelld.)...petdóname, nena. No to. (Da ua hacia la derecba, ea
a
fan
Sretut', (va bada la izquierda): -Cracias.
Br-nNcn¡ (!a
te todos esos detalles en el telegrama... (Bebe nipida_ mente.) ¡Oh, esto me da una buena sacudida, y is tan agradable!
Srelm: lQrieres ot¡o whisky? es mi -áximo.
detiene ron la ooz. Mira ¡u oaso trémulo, hcgo r.,a batia la mesa): -¡Eres todo lo que me queda en el
Btancue: -No, uno
do y no te alegras de vermel
SrrlI.n: lSeguro?
iun_
cador, deja sobre él su oaso
!
,e
(Se letLanta, va hacia el
detie
e
to-
allíjfrerrle a Slella.)
BL.rNcH¿ (se mira en el espejo
gue pende sobre el tomdot y se oueloe ba¡ia ¡u berm¿z¿,I: -No has dicho una pia_ "ola bra sobre mi aspecto, (Se quita el sombrero, lo lleoa al er
Sretln
(entrando en e! dormitorio)i -No me has dado una sola oportunidad de de nico,
la revitta y lat
eÍr;torio
que estáj,t n¡mbra¡é a calla¡ a
oitorio 1 aueh,e.) -Estás muy guapa.
Srclu
Btr'Ncnx
quita el sombrero y los guantes, dejándolos sobre e! etclitorio. Consen)a la boka sobre el brazo izquiado): -¡Dios re bendiga por lo embustera! ¡La luz delJía nunca iumi_ nó semejante desastre! Pero ni has engordado un poco... (se
¡Estás regordeta como una perdiz! (Conterrr?la ¡Y qué bien te sienta!
Srrlm:
a¡kha.)
-Vamos, Blanche ...
Brrncrre: -Sí,
sí que es cierto. ¡En caso contrario, yo no te lo diría! Sólo debes cuidarte un poco las cade¡as. ponte de
Pre.
Sr.tLn: -Ahora, no.
Buucar:1Me
oyes? ¡Te he dicho que te pongas de pie! (Za obliga a letnntarse 1 le rctoca el cuello d¿l vat;ai1 iege
Br¡¡rcH¡ (vntdndose nbre el brazo izquicrdo de la butaca, que no ti¿ne brazo deruho): Iod,o lo ocur¡ido rn" hali" agotado tanto que... mis nervios desfallecieron, Estaba al borde de... ¡de la loc ñor Gra_ ves señor Graves o_ insi_ -el nuó que me tomara un cxplicar_
lii
c¡iatu¡a descuidada! ¡Has derramado algo sobre este hermoso cuello de encaje blanco!y tu cabello. ¡Debieras usar melena, con tus deltcadas facc\ones! (Mira las manot de Stella. ) Stella.-.Tú tienes una criada.. ., ¿verdad? SrELt-A (oa ¿eqacbram¿rrte llarta el otro lado de L oma y vnala el apartamento):-No. Con sólo dos habitaciones, es... Brr.¡¡csr: -¿Cómo? (Se acon a Stella.) ¿Dos habitaciones,
has
dichol
|'
'tt 34
Srrrrn: -Sí, ésta y.. . (Con malestax indica la nla.) Br,¡NcIls (aoanza hacia la nla): -¿Y la otra? (Ve la batella
so-
bre la mesa de la sala, rdpidameate aa al armario a sacar otro üaso. Stella la sigue.) Sólo bebe¡é un sorbito más, nada más que para ponerle el corcho, po¡ así decirlo... (Se sirz,'e.)
¡De modo que guarda la botella! ¡Guárdala!
Así no me sentiré tentada. Stella, que la toma
!
(Bebe
1le tiende la
botella a
la uuelz,e a poner en el armario. Blan-
the bebe, deja el aasa
y la boka sobre la me¡a. Quitdndose la cbaguetilla, vuehe rálidamente a la izquierda.) ¡@iero que mires mi figural No he aumentado un solo gramo en diez años. Peso lo mismo que pesaba el verano en que te fuiste de Belle Réve. El ve¡ano en que murió pa pá y nos dejaste. (Va lentamente hatia elforo, lleoando la
Ste¡-n: -Son
los amigos de Stanley.
Burcnr: Sruu.:
-¿Polacos? -Hay de todo.
Br-arcn e: 1Tipos... heterogéneos? Srerm: -Oh, sí. ¡Zrpos es la palabra indicada!
chaguetilla.)
Srell-t' (del otro lado de la mera, rcn aire
algo
fatigado): -Es
simplemente increíble, Blanche... ¡Qré guapa estás! Btnucnt (tacándose lafente, con dedos trlmalos,/: -Stella... ¿Sólo hay dos habitaciones? No sé dónde vas a acomoda¡me . Sretr;r (acerttíndose al soJi;): -Te pondremos aqtí. (Seiñala el
,zft.) Br.nncne (acercdndose al
mueble 1t tantedndolo):1Qré clase de cama es ésta? ¡Uno de esos muebles desarmablesl Srnue: -¿Te parcce cómodo? Br.nNcH¿ (con aire de duda): -Maravilloso, querida. No me
gustan las camas quc se hunden mucho. (Va bacia el arrl
il
il I
co gue separa amúas
baúitacione¡. Stella
se
acuesta en el
tu-
ft) Pero no hay puerta entre las habitaciones y Stan ley... ¡Será decente, eso? (Se útull)e hatia Ste a.) Srelle: -Stanley es polaco, como sabes. Blnncne: -Oh, sí. Eso es algo así como ser irlandés..., ¡verdad? (I/a a la izguierda 1r'ue/ve.) Sr¡lla: -Te
diré...
_
brc): -Parcces un poco nerviosa o excitada o algo así.
Br,rNca¡: lSimpatizará conmigo Stanley, o sólo
se¡é una cuñada de visita) Yo no podría soportar eso, Stella. /Je tueloe bacia su bermana.)
Stxtrt
(aceraindose
a Blanthe): -Os entenderéis perfec-
tamente, siempre que no Íates de... bueno, de compa_ ra¡lo con los hombres con quienes salíamos en Bille R€ve.
Brencnn: 1Es Stanley tan... distinto? STELLA: -Sí. Es otra clase de homb¡e. BL,rNcur: -¿En qué sentidol ¡Cómo esl
Srrlr.a: -Oh, no se puede describir
al que se ama. (Va hasta el toma un retralo de Stanhy que, en un ?eq eño marco, otupa allí un lugar de bono¡ Blancbe oa bacia la b¿_ taca, ! tuando Stella se ouelve hatia ella can el retrato ertd sentada allí, mirando alforo.) ifuqtí tíetes su ¡et¡ato! tocador
!
i7
36 Br¡.rcu¡
(tomando
la
fotografta de Stanley de uniforme
1mi-
rdndolo): -¿Un oficial?
Srella: -Sargento
del Cuerpo de Ingenieros. ¡Esas son con-
decoraciones!
Bmucne: -Seguramente, Stanley las lucía cuando lo conociste..., ¿verdad? SrEll.r: -Te aseguro que no me deslumbró todo ese latón. Pero, naturalmente, después tuve que adaptarme a ciertas cosas. su pasado de civil! ¡Cómo acogió la noticia Stanley cuando le anunciaste mi llegada? Srella: -Oh, no lo sabe aún. Bu.Ncu¡ (asustada): -¿No... se lo has dicho? Sr¡lr,e: -A menudo se ausenta.
BrarcHe: -¡Como
Br-,r.Ncn e:
-¡Ah!
¿Viaja?
BI-.r,Ncur: -¡Qré bien! Qrise decir.. Te parece bien.-., ¿verdad?
(tomando
la
fotografa): -Una sola noche que
se au-
sente me resulta insoportable...
Bu.ncnr: -¡Pero, Stella...! Srella: -¡Cuando se ausenta una semana, poco me falta para enloquecer!
BrnNcr:n (oa alforo): -¡Dios mío!
Sr¡ll¡: -Y cuando regresa,lloro sobre sus rodillas
como una
criaa:ra. (Deja caer la cabezasobte el codo, contra el respaldo de la butaca.)
Bt-nncat
(acercdndose a la cabecera de
eso será
la can
a,):
-Supongo que (Stella, alza
lo que llaman estar enamorada...
los ajos, con radiante sonrisa.) Stella.,. (Blanche deja su cbaguetilla sobre el euritorio.)
Srrlre: -¡Qré? Burr,rcn¡
.¡
Bl¡rc¡l¡:
-Bueno, Stella... Vas a hace¡me un reproche. Lo
sé. Pe¡o antes de hace¡Io... ten en cuenta que.,. ¡te fuistel (Se acetca hacia ella.) ¡Yo me quedé y luché! ¡Tú vi-
niste a Nueva Orleans y miraste por ti misma! ¡Yo me quedé en Belle Réve y traté de salvarlo! No te lo digo para reprochártelo, pero toda la carga cayó sobre mis hombros.
Srnlll; -Lo
mejor que yo podÍa hacer era ganarme la vida,
Blanche.
BrnNcg¡
(tomenzando a temblar
hacia la izquierda):
Sr¡lu.: -Sí-
Srtttn
hecho las preguntas que probablemente esperabas de mí. Confío. pues, en que te muestres comprensiva con respecto a lo que/¿ tengo que decine. Srrlr-,r.: -¿Qré, Blanclte? (Su semblante revela ansiedad.)
(con una predpitarión llena de malestar)'.
-No te he
-Lo
sé,
on renotada inten¡idad. Ila lo sé. ¡Pero fuiste tu quien
abandonó Belle Réve, no yo! ¡Yo me quedé y luché, di mi sangre por nuestra heredad y poco me faltó para morir por ella! Srelle: -¡Basta de arranques histéricos y dime qué pasó! ¿Qré quieres deci¡ con eso de que luchaste y diste tu sangrel ¿Qué clase de...? B¡.,1¡rcn¿: -Ya sabí¿ yo que me dirías eso, Stella. ¡Ya me imaginaba que asumirías esa actitud! Srrlr,e: -¿Con respecto... a qué? ¡Por favor! BLaNcne: -A la pérdida... la pérdida... Srerra:1De Belle Rével ¿De modo que se perdió? Br-encre: -Sí, Stella. Ur1 tler, ?asa ruidotamente ?or las úías. Blancbe entra en la sala, hada su boha que eúd sobre la mesa, saca un frasquito de agua de colonia y se pone un ?oco detrás de las orejas, La paun del didlogo para que rc oiga el ruido del tren no es larga.
39
38
Srtt-u.
(deja el retrato sobrc la cama. Se leaanta, aaanza 1 mira a Blancbe): -Pero..., ¿cómo se perdió Belle Réve? ¿Qré Pasó?
Bnrcne:
Srtrtr
-¡Buena eres ni para preguntármelo!
(un
pav
más cerca):
-¡Blanchel
Br-eNcae: -¡Buena eres Íit parz aturarñ¿ a mí de eso!. Srzttl. (sentándose en el nJii, de frente a Blancbe): -¡Blanchel
Blrxcnr
(enfrentdadola): -¡Yo,yo, yo recibí los golpes sobre mi
rostro y mi cuerpo! ¡Todas esas muertes! ¡La larga procesión hasta el cementerio! ¡Papá! ¡Y mamá! ¡Yel terrible espectáculo de Margaret! ¡Estaba tan hinchada que no pudieron acostarla en un férerro! ¡Hubo que quemarla como si fuese basu¡a! Tú apenas volviste a tiempo para los funerales. Y los fune¡ales son hermosos comparados con las muertes. Son silenciosos, pero las muenes no siempre lo son. A veces su respiración es ¡onca, a veces tartajosa, a veces le gritan a uno: ¡No me dejen ir! Hasta los viejos suelen decir: ¡No me dejen ir! ¡Como si uno pudiera detenerlos! Los fune¡ales son silenciosos, con flo¡es hermosas. Y..., ¡oh, en qué suntuosas cajas se los llevan! No habiendo estadojunto a la cama clando gritaban: ¡No me dejen ir!, no podrías sospechar esa lucha por respirar y ese sangrar. Pero yo lo vt. ¡Yo la oi. lo oi! ¡Y ahora me dices con los ojos, desca¡adamente, que yo ruve la culpa de que se perdiera Belle Reve! (Stella w ltatia el centro, Blancb¿ la sigue, la afena.) ¿Cóno diablos crees que pagamos por toda esa enfermedad y esa muene? (Blancbe estdjunto al hombm de Etella.) iLa muerte es cara, señorita Stella! ¡E inmediatamente después de Margaret,
murió Iaüeja primaJessie! ¡A¡ el Ceñudo Segador había sentado sus reales sobre nuestra escalinata!... Stella ¡Belle Réve fue su cuanel general! ¡Por eso se me escurrió de entre los dedos, queridal ¿Cuál de ellos nos dejó una for-
tuna? ¿Cuál de ellos nos dejó siquicra un centavo de segurol Sólo la pobreJessie..., cien dólares Para Pagar su ataúd. ¡Eso ñle todo, Stella! ¡Y yo, con mi t¡iste sueldo de
la escuela! (Stella amaga un ?aso hacia la izquierda
) Si'
acúsame. ¡Sigue pensando que yo dejé perderse Belle Ré-
ve! ¡Qre yo la dejé perder! ¿Dónde estabas tu? ¡En la cama con tu polaco! ¡Basta yal (Va hada el ruarto de baño.) BtnNcrl. (atercándosely': -¿Adónde vas? SIIELL (deteniéndore sobr¿ la e¡olinata del cuatto de baúo): -Al
Srnrm: -¡Blanche! ¡Cállate!
baño,
a
lavarme la ca¡a.
Bu.xc':z (natando de retenerla): -¡Oh, Stella, Stellal ¡Estás llorando!
Srrlla:1Te
sorprende)
B¡-¡t¡cn¡: -Perdóname... No quise... Se olen
por la derecha ooces de bombres Stella enira en el
ruarto de baño 1r cierra la ?ue/ta. Cuando aparecen los bombres 1 Blantbe adioina que debe de ser Stanlel de regreso, se adelanta on aire ind¿ciso ltasta el toeador, mirando con aptensión la 2uerta de la calle. Stanley entra por la deretha, primer término, seguido 2or Steoe y 2or Mixb. Stanlel se detienejunto 4 su Puelta, SteT)¿ at pie de la eualera de cantol y Mixb a la derecha de ambo¡ dis2oniéndose a salir por el foro dereeba. Cuando entran los bombrcs' oímos atgo del diálogo que
SraNlev: -iFue
igue-
así como se
lo pescó?
de la üeja veleta de seis núme¡os. un boleto con trescientos dólares en MlrcH: -No le digas esas cosas: se las creería. (Se dis?one d salir 2or elforo dererba.) Srrvrr.x (deteniéndol0,/: -Eh, Mitch... Ven aquí.
Srrvr: -Claro que fue así. Dio en el blanco
40
41
Se reanuda cl didlogo de escena. Blandte, al oír la¡ ooces se retita al foro izquierda en el dormitorio. Tbna ta fotografía de Stanley del locador, la mira la deja. Al enlrar Stanlel en e! I a?artamento, lajoven se lanza alforo izquierda se oculta detnis 1
del bionbo que bay a la cabecera de la cama.
(a Stanle1 mañana¡
Bte,xcnt
I
Mitch): -¡Vosotros! ¿fugaremos al póquer
SraNr,¡y:tla¡o..., en casa de Mitch. Mrtcn (al oír esto, vuelae nipidamente alpasamano
de la escalera):
-No... En mi casa no. ¡Mi madre está enferma, todavía! SrnNr-ey: -Bueno, que sea en la mia... (Mitth ruehte a bacet n fatso muti.) ¡Pero tu tendrás que traer la cerveza! (Mixhfnge no baberlo oído, grita "Buenas noche¡ a todosu l sale lor el foro derecha, cantando. Desde aniba, llega la Eunice.)
Eurrcr: lVas
a acabar de charlar ahí? /.S tanley,ituehte a tetorddrle @n un gesta a Mitcb que traiga la ceroeza.) he
¡Yo
prcparado los espaguetis y yo misma me los he comido!
Stxvx (habla nientrat
Jube
?or la escalera.
Sus
subralados par ?intoretcas interjecciones de
ca ¿ tarios ,on
Eunice);4e
he
dicho en persona y por teléfono que jugábamos en la cervecería deJack.. EuNrce: -¡No me has llamado ni una sola vez! Srevn: -¡Te lo he dicho cuando nos desayrnábamos, te he llamado a la hora de comcr..! más da! ¿Por qué no üenes a casa, de vez en
Euntcr: -¡Qré
cuandol Sreve: -¡Maldita
sea!
¿Qrieres que lo anuncie en los periódi-
cos? DesaVarece
al ubir la
Atiba, se o!¿ un ?ortazo. to, .errdido la ?uerta en ?os
escalera.
Stanlel ba entrado en su a?arta
llir
ncsymiraaStanley. (aoanzando hasta el sofri): -Usted debe de ser Stan-
ley. Yo, soy Blanche.
Srrvr
,uoz de
é1. Nota ta earne que e á tobre ld mela en ta nla 1 la lleoa al rctiigaador. Blanche aa haeia la puerta que separa las habitatio-
lc
meh
Srtw-nr
(quitdndose la tbamarra d¿ los bolos): -¿La hetmana, de Stella?
Bl¡xcn¡: -Sí, Erturrv (atanza
baci¿ ella. Blanche rctrocede un poco):
-:Ianto
gusto. iDónde está Stella? (Pasa junto a Blanche y entra m el dormitorio, dejando la chamana en la alacena.) Blercn¡: -En el baño. Sr,r¡¡LBv: -Ah... (Vtelve a la sala.) No sabía que usted vendría a la ciudad. /Sa acerca al armaio.) ¿De dónde viene, Blanche? BL¡.¡.rcHs: -Yo... Yo vivo e n Laurel. Sra,xtw (trayendo la botella de licor 1 un vaso, los deja sobre la
lon que en Laurel... ¿€h? Ah, sí. En Laurel. Eso es. No está en mi zona, (Alza la botella pata oer uánto queda.) El licor desaparece p¡onto cuando hace calor. ¿q¡iere un tr^go? (Si¡ae.) mesa)'.
Blrr.¡cn¡: -No... Yo...
rara vez toco el ücor. (sonriéndola/: Srtnrex -Algunos tocan rara vez el licor, pero el licor los toca a menudo a ellos, (Bebe.) Btn tcut (déb i lm en te) : -Ja, ja...
SlnNtov (dejando el oaso y la botella sobre la mesa, se aerca nueoamente a Blanrbe)::lengo la camisa pegada al cuerpo. ¿Hay inconveniente en que me ponga cómodol (Ee parajunto a la cama y se qún la tamisa.) llue,Ncux (acercdndose a n bolsa, gue estd sobre la mesa en la ¡ala): -Hágalo, pot favor. Sr.aNr,rv: -Esta¡ cómodo. Tal es mi lema y el de mi pueblo.
42
43
-El mío también. (Ha tomado la bolsa y hurga en e/la.) Ctesta trabajo conselvarse fresco cuando hace calor. No me he lavado ni empolvado, siquiera...y... (Mira lafgura semidesnuda de Stanlel.) ¡Ya está usted a sus
SreNlrv: 1Qré
anchas! (Se lleaa a la cara
l] r-¡.Ncr¡ ¿: -É1... él m
B¡-er.rcr¡r:
pañuelo em?apado en agua de colonia 1 le oueloe la espalda.) STt Ntxv (leaanta una camis¿ttl gue está robre la mesita de la radio, M la ?one
t
se
ac¿fta a
¿l
Blancbe):-Como sabrá, uno
se
en el atmario y le dice desde allí.)Usted estuvo castda en otros tiempos... ¿verdad? Rlancur: -Sí, cuando era muyjoven. pasó?
vió.
arrullo lejano
"La Varsoviana." Bla¡cbe, müntras escutba la música, se acero netoiosamente al sofí.)Creo que,,, estoy algo marc da. (Se (Se oye el
de
ienta en el sofí. La mú¡ica se torna ntís insistente Lajooen prorurafagir que na la o1e, mirando carl a;re tefletuto
pue-
de resfriar si se queda sentado con la ropa húmeda puesra, sobre todo después de un ejercicio violento como los
a su alrededor, fi;entras las lucet
5¿
atenúLn. Cuando Ia
músiea llega a un crescendo, Blanthe se leoantd re?ent;na-
bolos. Usted es maestra... ¿verdad? Ble¡lc¡r¿ (enfentando a Stanle1t en el centra de la sala.,4mbo¡
mente ¿¿ ufi talto, ta?dndose los oídos.)
estdn inmóviles):
-Sí. Srnulrv: 1Qré enseña? Blencnr: -Inglés. Sr.r¡¡Lsv: -Yo nunca fui un buen alumno
Las laces se a?agdn rá?idament¿
SuNlrv: -Me
BI-,t
ha¡ía si eso no les causa¡a molestias a ustedes. parece bien.
a la dey Blanclte salta involurllaliarn¿nte hatia Stanley, que
ie.) Nurr:1Qré
ha sido eso?
SrnNI-rv: -¡Los gatos! (Sonie. Entra en el dormitorio, imitanda a un gato. Va hacia el cznrto de baña y grita./ ¡Eh, Stella!
Srtttt
(desde el cuarto de
baao): -¿@Lé, Stanley?
Sr,rurrv: lPiensas quedarte ahí una ete¡nidad? (En la sala, Blanrlte da un 4aso bacia la deretba, on indecisión. Stanley
'La
al armaria 1rc vueloe bacia ella.)Temo parecerle tosco. Stella me ha hablado muchísimo d e wted. (Entru
ESCENA SEGUNDA
Las
seis de
la tarde siguiente.
se estd bañaido. Stella, en combinación, estd sentocador en el dormitorio, terminarulo de arreglarse. tada ante el
Blancbe
Su q..¡estido está sobre el respaldo de
la silla,
a
tu alcance.
Ha llegado ya el baúl de Blanthe 1 Io han calaudo a la iz' qlierda del sofi, en la sala. Estd abierto l ethibe un guardatEa battante ;rh?oúante, aunque de tonos chillo¡es Blancbe ha tirado negligentemente ?arte de surcqa sobre la silla próxima a ta mesa.
En
ésta, balt un joyero
en
forma de corazón, lleno
de
joyas, una
cristal de roca y an oaporizadar de 2erfune El izquierda de tres biombo 4aneles q e ha ocu?ado el rincón delforo la cabeeen abora contru está plegado de la sala en la escena itiial diadema
de
de falso
le cama.
Sus
guantes
Al levantarse
se acetca
,ll
el telón. Cesa
de inglés. ¡Cuánto
Br,+ncnr: -Viajar me cansa muchísimo. SttNLtv: -Bueno, tómelo con calma. (Un gato cbilla recba
cae
Varsooiana."
tiempo piensa quedarse, Blanche? Blnucse: -No... no lo sé, todavía. SraNr,rv:_¿Se propone vivir aquí algún tiempo?
Bl¡xcr¡¿: -Lo
l
rece
1t su
boha etl.in tobre el tocadox
el telón, la calle ettá iluminada y Stanlry 4?a-
por elfara izquierda,lt va hacia la derecha ?r;mer tétmi o en
45
44
co¡*añía
de Pablo
Gonzilez, uno
de sus amigas. Los siguea Stete
un Hombre gue atraoiesa la calle y
sale
por
1
el foro detecba. (Jna
mujer gue lleva un cesfo sigue a los bombres I sakforo detecba. La música de jazz se atenúa mientras bablan. Stanle1
se
despide de Pablo 1 Pablo sale por la derecba primet letmino. Stantey entra en la sala cerranda la puerta detrás de tl. Deja su periódico
y suportartiandat
reJiigerador,I adttierte los vestidos la silla.
sobre el
que estlin sobre el let?aldo de
Srrutxv
(a Stella): -Hola, qucrida. de un salto): -,Oh,Stanleyl Srl.Nrz.r (señalando tos oestidos y mirando et baút): -¿@,é significa todo este ca¡naval?
Srxu-a. (leoantdndose
Srer-m: -¡Oh, Stanleyl
arroja en sus brazos 1t lo besa, gesto y al ual responde con unafamitiar patmada en las posaderas de Stella.)Yoy (Se
que él ace?ta con señarial circuntpección
a
llevar
a
Blanche aI ¡estaurante Galatoire, y después de
la ce¡a i¡emos a un espectáculo, porque es tu noche de póquer. (Derylés de la palabra .Galatoire", cesa la músia
dejazz)
Srtnrev mi
Srnrre.
(ambos están paradot en elforo derecha de la sala):-¿Y cena? Yo no iré a cenar al restaurante Galatoire.
(se
binca de rodillas sobre una silla,junto a
Stanley);:le
dejo un plato de carnes frías en el refrigerador. Srantel, (yeado batia el rcf.rigerador): -Buer,o... Srnun: -Trata¡é de no volver con Blanche hasta que termine la partida, porque no sé cómo lo toma¡ía... Srevtxv (ha sacado un plato del refigerador, va hacia la mesa 1r s¿ lo muettra a Stella. El plato contiene un pocodejamón1un
par
sakbihón de hígado): -¿Verdad que espléndido? (Cone tn poco de carne.)
Sterrt
de tajadas de
es
(arrodillada sobre una illa)'.-De modo que luego iremos a uno de esos teatritos del barrio y más vale que me
des
un poco de dinero. (Hurga en el bokillo de Stanle11
le saca algunos billetes.)
Srar.rlrv:1Dónde está Blanche ? Sr¡¡-le: -En la tina tomando un baño caliente, para aplacar sus nervios. Está
afligidísima.
Srerulev: -¿Por qué?
Srelle: -Ha pasado po¡ un trance tan penoso... SraNr.rv:1De veras? Srelle: -Stan... ¡Hemos... perdido Belle Réve! Srrrlrv: -¡La finca del campol Sr¡¡-n: -Sí. SrnNr,rv: -¿Cómo?
Srturt
(tepara el dinero y dupués de re;nt¿grar
?a
e ¿e ¿l
al
bohillo de su marido, eñtra en el dormitor¡o y 2one ta suma con que te ba quedado sobre el totadox Habla con oaguedad): 4h, hubo que... sacrificarla... o zlgo asi. (Ha1 una PaAa, mientras Stanley medita. Stella se dirige batia e! dormitorio, diciendo:) Cuando entre Blanche, dile algo amable sobre su aspecto. (Staaley entra en el dormitorio, atanza hacia el cuarto de baño l oye que Blancbe canta .M1 Bonnie Lies Oaer the Ocean., Entone¡, ttuel<t¿ hasta aceftaÍse a la butatu d¿l dormitorio.) Srtrta. (junto al tocador):-Y no menciones al niño. Yo no le he dicho nada, aún. Espero a que esté más tranquila.
no): -¿De verasl Srerrn:-Y procura comprenderlay ser bueno con ella, Stan. (Ambos ombian una mirada. Stella te ?one el vestido ) Blanche no esperaba encontÍarnos en una vivienda tan pequeña. Traté de dorarle un poco todo esto en mis
Srr.ntxv
(con tono sinies
cartas... ¿comPrendes¡ (sentdndote en la butaca, con los pies sobre la silla sin
StrNt-tt
reEaldo): -¿De verrsl Srrttt (oa hacia él 1t se detiene a
*
izquierda)'.
-Y admia
su
,46
47
vestido y dile que está maravillosa. Eso es muy importante para Blanche. (Bev a Stanley y se retoca el vestido.) a eso
que me dijiste de que la finca había sido liquidada.
Srrr.m: -¡Ah! Sí... S'rnNtxl" (asiendo el vestido de Stella 2or una de tut P rrtat ! reteni¿ndola cuando ru mujer se ditpone a alejarse): -¿@,é me dices de eso? Dame más detalles. Srrlre: -Seá mejo¡ no habla¡ mucho del asunto hasta que Blanche se haya calmado. SraNrev: {onque ésas tene mos... ¿eh? ¡A la hermana Blanche no se la puede fastidia¡ ahora con detalles de negocios! Sretut (ajustándase el cinnnln): -Ya iste cómo estaba anoche. SraNl¡v: -Hum. Sí. Vi cómo estaba. Ahora rzmos a echa¡le una ojeada a la escritura. Sr¡ll¡: -No he visto escritura alguna. Sr,rulev:1Qré quieres decir? ¿Blanche no te mostró documentos? ¿Ni una esc¡itura de venta ni nada parecido? Sreura, (t'oloiéndose bacia el tocador 1 terminando de oestirse): -Parece que Belle Réve no ha sido vendida. Srnwr.ey: -Entonces... ¡qué diablos pasól ¿La regalaron? ¿A una sociedad de beneficiencia? Srztr,t (dando un 2aso hacia el cuarto de baao): -¡Baja la vozl Puede oí¡te. Sr¡¡rr,¡v: -No me i mporta. (Leoantándose, se le acern.) ¡Aver esos documentos! Srzna (de frente a r'/,/: -¡No había documentos, Blanche no me ha most¡ado documentos y no me importan los documentos! (Va hatia la illa del tocador) SrrNrxv (asiéndola del brazo): -Escucha... ¿Has oído hablar del Código Napoleón? Sreu-a. (liberdndose, se sienta ante el foodor y se empohta la na-
-No,
Stanley. No he oído hablar del Código Na-
poleón.
SrtNixv
¡Es su debilidadl
Srn¡¡l¡v: -Sí. Comprendo. Ahora, volvamos un poco
riz,,l:
(acercándote al toodor,
se
apoya tantra ¿ly contem?la a
Stella¡-Permíleme que te explique un par de cosas'
Srerl.a: 1Cuáles?
Sr¡Nl¡v: lEn
el estado de Louisiana, tenemos lo que se lla-
le1 le arrebata confrmeza y pone sobre el tocador')
Srelut: -¡Estoy mareada! Sr¡ul¡v: -Perfecto. Esperaré a que Blanche concluya mar su baño caliente y le preguntaré si
de
to-
¿//¿ conoce el
Código Napoleón. (Entra en la sala )Me Parece que te vihan est"fado, .r.na. Y cuando te estafan a ti bajo la a mí' estafan ramúién me gencia del Código N agoleón, Y a mí no me gusta q\re me estal¿n' Srat ut (se le acern): -Ya te sobrará tiempo para hacerle esas preguntas, pero si lo haces ahora Blanche volve¡á a enierá"r"e. No errtiendo qué ha pasado con Belle Réve' qué ¡idículo estás al insinuar que Pero no te imaginas -i h"r-"n" o yo o cualquier otra Persona de nuestra famüa podamos haber estafado a alguien'
Sren¡,rv' -E.rton..s,
si
vendieron la propiedad" ¿dónde es-
tá el dinero?
perdió, se perdió! (Vueloe al tocador. Stanlel la sigue rápidamente, la aferra y la obliga a tohter a la salajunto al baúl de Blanche )
Sr¡r.Le: -No la vendieron...
¡Se
48
Srr,utt (leoantando los wstidos): -¡Ba1a la, vozl. Srtnrav (sacando mós prendas de oestir del baúl): -¡Mira
Srxrre. (reintegrando lasjolas aljolero): -Una diadema de falestas
plumasypieles queviene aluciraquí!¿Qré es esto? ¡Mira, parece que es un vestido de ofo macizo! (Leoanta un testido recamado de oro. Stella se lo quita.) Y éste. (Saca arra.,/¿Qré es esto? ¿ Zorros? (Saca unapiel de zorro blanco.
Stella guiete anebatdrseto, é! la afera de! brazo y le dice
en la
ora.)
¡Pieles
d,e
zoffo auténticas, de medio kilóme-
tro de longirud!¿Dónde están tus pieles dezor¡oblanco? Srxtut (tomando la piel. -Son pieles de verano baratas que
Blanche posee desde hace mucho. (va bacialad*ecba. Stella se ac¿rca al baúll omienza a qoner tot vestidos en su lugat): -:fengo un amigo que trabaja con estas cosas. Lo haré venir para que las valúe. Sr¿L¡-¡: -No seas estupido, Stanley. 1.2 e quita la piel la reinl tega al baúL.)
Stnxtxv
Sn'Ntrv
(siguiendo con la mirada su¡ mooimientos-): -Apostaría a que se han invertido mil dólares en esas prendas. (Ve eljolero con el rubillo de! ojo y se vueltte bacia la mev)
¿Y qué tenemos aquí? ¿El cofre de un piratal (Se acerca mesa y abre con un chasquido e! joyera en forma de corazón.)
a la
Srr,ttt
(aceruindose
?reci?itadam¿nt¿): -¡Oh, Stanley!
¿Unbuzo? (Alzando un bnzalete, despuís de baber tirado tas perlas sobre la mesa.,/ Brazaletes de oro macizo. ¿Dónde esrán tus perlas y tus brazzletes de oro? (Stella le aÍebata el
btazalete,
se
acerca a la mev 1 lo guatda en
-¡Sssst! ¡Cállate, Stanley! SrtNrrx (tomando ta diadema):
eljoyro.
)
-Y esto, ¿qué es? ¿Diamantes¡ ¿La co¡ona de una emperatrizl (Va hatia la izquierda, ron la diadema en alto.)
es eso de
rio y toma su sombrero 1 su bolsa. Stanley se 2one el cigarro denás de la oreja.) Voy a sali:.. (Atereándose a Stanlel.) Sal
conmigo mientras Blanche se viste. Srenr,ev: lDesde cuándo me das ó¡denes? (Blanche abre la ?Lefta del alto d¿ baño I laego oueloe a entrar en érte en busca de su oestido.)
ST^NLEr (a?artrindola con ¿l brazo izquietdo, sau joyas del estuche):-¡Perlas! ¡Sartas de perlas!¿Qré es tu hermana?
Srrue;
un baile de máscaras. falso cristal? Srxrrt (quitóndole la diadema y poniíndola en eljoyero): -Lo más parecido que hay al üdrio. SreNler. -¡Te burlas de mí? (Se acerra a la mesa.) Tengo un amigo que trabaja en una joyería. Vendrá aquí a tasar esto. (Se acerca al baúl t saz nueoamente todos los ztestidos, leoantándalo¡ a bueaa altura.) ¡Aquí tienes tu plantación o lo que quedó de ella! ¡Aquíl Srxrte. (rc le acerca, toma los vestidotlt los uueloe a guardar en el baúl): -¡No te imaginas cuán estupido y horrible estás! ¡Vamos, deja en paz ese baúl antes de que Blanche salga del baño! SrtNtnv (yndo a la derecba): -Los Kowalski y los Du Bois tienen ideas distintas. SrELL^ (irritada)t -¡Claro! ¡Por suene! (Entra en el dormitoso cristal que Blanche usó en
SraNr.ev:1Qré
Sru;,a, (afrontándolo): 1Te
quedarás aquí para insultarlal
Sr¡.N¡-tv: -Estás diciendo tonterías. bacia la derecba,
se
Me qtedaré aqtí. (Va
sienta sobre la mes4 saca otro cigato, lo
md' se lo 4one detnís de la oreja. Stella preci1itadamente ?or ld ?uelta de calle, se detiene en el ?orthe eflciende un cigarro que ba tonado de sa boha. Blanche abre la fuerta del cuarto de baña y sale, en bata. enciend¿. Saca otro
sale
!
Trae un oestido vaporosa
I n bolsa. [/a bada la puerta gue
separa tas habi tacione s. )
Br-¡Ncr¡¡
(alegremente):
-¡Hola, Stanley! ¡Aquí estoy recién
50
5t
bañada y perfumada y oliendo a ser humano flamante!
(Deja
n
bolsa sobre el sofd.)
SrnN¡-¿v: -Está bien. Bl¡tlcHe (aa a la derecba): -¡Excúseme, mientras me pongo mi bonito vestido ruevol (Deja raer el oe¡tido sobre el soJii, oa bacia la¡ ortina¡ ! ?one la mano sobre el
ordón.)
Srnrurrv /siz adoertit la
insinuación)'. -Claro. Adelante, há(Comptendiendo galo, Blanche. lo que quiere la jooen, se
!
efltra en el dormilorio. Blancbe se gueda retatadamente de piejunto al baúl para dejarlo qasat,1t luego rorre lat coftinas gae ftparan las habitaciones diiendo.Graciasn. l/e que ban reouelto su baú|.) teoanta
B¡-¡l'rcH¡
(guitdndase la bata, que deja caer sobre el baúl y po-
niéndose el wstido)'.
-¡Tengo entendido que habrá una partida de póquer a la cual las damas, cordialmente, zo han sido inütadas!
Sln*tzv
(con tono siniestro, parado junto al tocador);
B¡-aNcn¡:1Dónde
está Stella? (Inspecciona
s
-¡Así esl
ro?a reouelta
en el baúI.)
Srenlev: -Afuera, en el porch€. Br¡.r¡cn¡ (re ?on¿ el üertido. Des?u¿s de una rtípída mirada al
i
qorrbe): -Yoy a pedi¡le un favor (Stellata bacia la escalera de raratol l se reclina rcntra el pasamaaos.) Sll'Ntnv (se quita la rbaqueta 1 la tira sobre la cama): -¿@'é seÉ, digo yo? Bt-,+rucHn:-¡Qre me abotone el vestidol (Descorriendo las rortinas.) ¡Ptede entrz.r! (Va a la sala. Stanley se le aterra. Es táfarioso.
Btlncuz
)
(retrorede un poco y lo enfrenta):
tlr
ba.¿ una
toee t¿ntatioa
de
abotonarla): -No puedo hacer nada con estos botones. Bt aNcxe: -¡Oh, ustedcs los hombres, con sus dcdos grandes y toryesl (Lo ,n;/a.) ¿Mc deja probar su cigarro?
Sr:';'ltzv (ündotc
el dgano gue tiene detuis de la orcja): -Tome... Aqui tiene éste para usted. Br*ncnz (tomdadolo): -¡Oh, gracias! Se diría que mi baúl ha
reventado.
StttNrev (encendiéndoh a
el
cigarro): -Yo y Stella la ayudaremos
desempaquetar
Bttvcttn
(acertdndose al baú!, saca una piel): -Pues han hecho un trabajo rápido y concienzudo. Sr¡.r.¡L¡y: -Parecería que usted hizo una incu¡sión a varias de
las tiendas más clegantcs de París.
Btlrtcux
¡/Se a cerca a
Blancbe.)
(aneglando el vestido ea el baúl): -Sí... ¡Los vestidos son mi pasión!
Sr,r.tlev: -¿Cuánto cuesta una sarta de pieles como
ésta?
Blq.ncn¡: -¡Pero si son un homenaje de un admirador míot...
(Se
ponc la piel.)
SrrNI-¡y: -Pues debc habe¡la admirado mucho. Bltxcur, (pavoneándosc con la piel): luando era muchacha, provoqué cierta admiración. Pe¡o mí¡eme ohora. (Le sonie, radiante.) ¿Le parece posiblc que, en oftos riempos, me hayan considerado... atr¿ctir¡? Sranr.ev: -Su aspccto cs agradable, Bu;rNcux (ríe,1 reintegra la piel at baúl): -Me estaba buscando una galantcría, Stanley.
Sr¡.nl¡y: -A mí no me
pescan con ésas.
Br,encnr: -Con
-¿qré tal estoy?
Sr.rr l¡.r: -Perfectamente. Bu+ucne: -¡Muchas gracias! ¡Ahora, los botonesl (Le vuelt,e la espalda.)
Sr*ntnv (acetándov por ¿etrds,
Srr:llttr
ésas... ¡qué? (mientras Blancbe alisa
los
oe¡tidos del baúl):
{onlos
cumplidos a las mujeres por su belleza. Nunca hc conocido a una mujer que no supiera si era bonita o no sin que se lo dijescn, y algunas sc c¡een más bonitas de lo
52
53
que son. En cierta ocasión, salí con una que me dijo: el tipo de la mujer fascinante." (Imita a la mu"Tengo
BlnNcue (confngido
.¡Tengo el tipo de la mujer fascinante!, Yo le contesté:
Srrrr,+: -¡Stanley!
thacha, paniendo la mana con aire remilgado sobre su nuca.)
.¿Y qué?" mesa
para tomar sujayero)'. -¿Y qué
SreNl¡:v: -Nada. Eso la obligó
a encerra¡se en sí
(1endo hacia el baúl con eljoyeroJ:
misma co-
-¿Eso Ie puso tér-
mino al romance? SraNr-rv: -Le puso término
a la conve¡sación... Eso fue todo. (Blanche ríe y guarda el jalero en el úaú|.)Hay hombres a quienes se les puede embauca¡ con esa fábula de la fasci a
lo Hollywood y otros a quienes no. al baú|. DeJrente a Stanley): -Estoy segura de
BrrNcun (junto
que usted pertenece a la segunda categoría.
Sr¡.Nr-pv: -Así es. Br,aNcne: -No puedo imaginarme bruja que sea, hechizándolo.
Sr,qrl¡v: -Así...
ba-
?reci?itarlamente en la habitacian. ) ¡SaI y deja que Blanche te¡mine de vesti¡-
a
ninguna mujer, por más
es sencillo, franco y honrado. Un poco primitivo, diría yo. Para interesarlo, una mujer tendría el
primer
térnino.)
SrtNtxx ¡siguiéndo1a./: -Tendría quejugar a cartas vistas. Br,nrcHr: -Pues a mí nunca me ha gustado la gente ambigua. Por eso, cuando usted ent¡ó aquí anoche, me dije: se ha casado con un hombre!, Natu¡almente, eso fue todo lo que se me ocurrió pensar de usted en ese momento. (Le da una palmada en el hambro.) SrrNtex (alzando la ooz/: -¡Bueno! ¿Qré le parece si termi-
namos esta comedia?
(Lleoa a Stella al porche.) 4uerta
de
la calley
se
la derecha, Blanche cierra la ttueloe hatia Stanley Stanlel apaga el
cigarra sobre la repisa del nléfono.) su cigarro rcbre el ceniero de la mesa):
Br-¡Nc¡r¡ (a?laÍa
Br-¿¡¡cr¡¡: -IJsted
que... (Se interrumpe, con gesto tago. Va hatia
tamos charlando. /Sigue niranda a Blanche.) Br,¡NcHE: -Bueno, un momento solamente... (Se acerca a Stella 1 le dice rcn oiaacidad, mi¿ntras StanleJ M aPaúa un qarc.) Q-ueida,bazme un favor ¡Corre a la farmacia y tráeme un refresco de limón con mucho hielo picado! ¿Harás eso por mí, querida? Por f¿vor.. por favor..
Sreu,t (reacia): Bueno. (Sale por
es.
"¡Mi hermana
de vestirme, tesoro. (jalando del brazo derecha a Stanley/: Bueno. Enton ces, ven conmigo. SrtNrev (implacable, zafándose de ella)::lu hermana y yo es-
Buq¡¡cn¡: -Ya he terminado
Srztre
mo una almeja.
nación
susto, tapándose las orejas, da un paso
izquierda): ¡Oooohl (Stella, al oft el alborato, entra
se!
Br,.lNcHe (yendo bacia la dijo ella?
BtaNcnn
cia la
-La
pobrecita estaba ahí añre¡a escuchándonos y sospecho que no lo comprende a usted tan bien como 1o... Perfectamente, seño¡ Kowalski. Adelante, sin más digresiones. Estoy dispuesta a responder a todas sus Preguntas. Nada tengo que ocultar ¿De qr:.é se trata? (Se ecba
?erfulne rcn el oaqorizadar que toma de la mesa.) SrnNt-av (atetcdndose n/is a ella, pacientemente): -Er' el estado de Louisiana existe algo que se llama el Código Napoleón, de acuerdo con el cual todo 1o que le pertenece a la esposa le pertenece al marido y viceversa. Blencnn: -¡Caramba! ¡Su aire impresiona, señor Kowalskil ¡Parece usted un juezl (Lo roda con el oaqorizadar y ríe ) SrdNuav (afetrándola de la tnuñera dereclta): -Si no supiera qr-rc
54
55
usted es la hermana de mi mujer, pensaría ciertas cosas de \tsted. (La ruelta. ) BreNcHe: -¿Por ejemplo? SrnNtev (apartándole la mano): -No sehaga la tonta. ¡Usted sabe qué quiero decir! But'Ncuz (dejando el oaporizador sobte la mr,ra/: -Bueno, pongamos las cartas sobre la mesa. Eso me conviene. /,Se aueh.te batia Stanle!.) Sé que soy bastante embuste¡a. Después de todo, la seducción en una mujer se compone en un cincuenta por ciento de ilusión. Pero cuando se trata de algo importante digo la ve¡dad y la verdad es ésta: yo no he estafado a mi hermana ni a usted ni a nadie en mi vida.
Sr,lNI-ev: -P¡imero, les echaré una miradita Br-¡¡¡cnn Qalanda de! brazo de Stanley): -iEl contacto de su mano es un insulto para esas caltas! ST
,rNtxv (minindolat): -¡Déjese de farsas! (forcejeando 2ara arrebatórselat): -¡Ahora que las ha tocado,las quemarél (Las cartas caen al suelo Blancbe corrc al cenlra, se h;nea de radillas, las recoge 1t las ata con la
Btr\cnr
dnta.)
Srenlev: 1Qré son? BI-¡NcIje (de roditlas): -Poemas Los escribió un joven
que
ha muerto. ¡Lo herí como quer!ía herirme usted a mí, pero no puede hacerlo! Ya no soy joven y vulnerable' Pero mi joven marido lo era, y yo... Bueno, qué más da'
Sr,rNlev:1Dónde están los documentos? ¿En el baúll BlencH¡: -Todo lo que tengo en el mundo está en ese baúl.
SreNI-ev: -¿Qré quie¡e decir con eso de que tcndrá que que-
(Stanley va hacia el baúl y omienza a hurgar en la gaoeta arriba.) ¿En que está pensando, por amor de Dios?
BI-nNcne (atando lat cartas): -Perdón. Debo de haber perdi-
de
¡Der.uélvamelas! marlas?
¿Qré hay en el fondo de su cerebro infantil? ¡Permítame que lo haga yo, será más rápido y más sencillo! /Se
do la cabeza por un momento. Todos tenemos algo que no quercmos ver en m¿nos de los demás, a c¿usa de
ani-
su... caráctel íntirno. (Parece desfalleeer de agotamiento
acefta al baú(, afartando a Stanle!. Ciefta la gateta de
ba, abre la segtnda, toma dos sobres de 2apel Manila gue pone sobre la ¡a?a luego extrae una caja de latón de las
I
usadot Para guardar escrituta') Generalmente tengo mis documentos en esta caja de latón.
SraNuev (erudriñando la gaoeta por sobre su hombro): -¿@Lé hay ahí debajoi BL,qNcH¡: -Cartas de amor. (Alforo, rc oye oLa Varsaoiana.,) Amarillas de vejez, y todas del mismo. /,Stanley toma las cartas y oa a la derecba. Blancbe, rcn tn grito, repone la caja de latón en tu ga7)eta.,/ ¡Devuélvamelas! (Lo sigue. Stanlel
les
arrano la¡ tintas a /ar aarlal
Blancbe ruando lajooen
v
le acern
t manti?ne a ra)ra a por la izquierda 1 luego
Por ¿etftis, en eanas tentatioat de recobrar las cartas.
)
cuando guarda las cartas en su bolsa, la ci¿rra
1t
la cuelga de
su brazo derecha. Vuelve al baúl I trae dos grandes sobres con documentot legales- Stanlel se le aterca La mtisica de oLa Varol'iana, se exting e. Blanche l¿ tiende a Stantel
Ambler' Ambler y Ambler?
uno de lot sobres.) Ambler y
SraNI-rv:
1Qré
es eso de
B¡-¡t,¡cHr (miranda la caja de latón): -Una fi¡ma comercial que nos hizo préstamos sobre el valor de la propiedad' (Pone la oja de latón encima del sabte ) SreNI-eY: -¿De modo que la finca re2e¡ád a caus¿ de un¿ hi poteca? BI-,q.NcFI¡:
-Debió
de ser eso lo que ocurrió
Sretrrnv: -¡No quiero ningrin si...,1t. ,operol ¿Dóntlc
cstr.rrr
los demás documentosl (Se ateru a la mesa, le arrima la
¡illa, Br,aNc¡¡e
(Se
siental.die, débilmente:)Yo no lo
J Stelta llega por la derecha con un r¿fresco enouelto en un
-Hay miles de documentos vinculados con Belle
Réve
y
que surgieron alo largo de siglos, a medida que nuestros imprevisores abuelos y padres y tíos y hermanos permutaban parcela tras parcela la tierra por sus épicas fornicaciones... para decirlo sin ambages. Esa palabra nos despojó de nuestra plantación, hasta que finalmente sólo quedaron, y Stella puede comprobarlo (se arerca a Stanky con lot papeles),la casa solay unos veinte ac¡es de tierra, inclusive un cemente¡io al cual ahora se han
retirado todos, menos Stella y yo. (Sanndo los documentos del sobre y poniéndolu en manos de Stanlel, sobre la mesa. Esgrime el sobre oado.) ¡Ahí están todos los documentos! ¡Se los regalo! ¡Lléveselos, es¡idielos!... ¡Apréndaselos de memoria, si quiere! Me parece espléndidamente nat-
ural que Belle Réve se haya reducido por
fin a ese
manojo de papeles en sus grandes y competentes manos. (Anoja el sobre oatío sobre la mesa. Se oye mútica de
jazz.) ¿Habrá weho Stella con mi ¡ef¡esco de limón? (Se adelaata bacia la fuerta de la nlle.) SraNtzx (recogiendo los papetes): -Tengo un amigo abogado que los estudiará a fondo. (cierra la gaoeta del baú\.
Br.rncrrc
Enta en el dormitorio para tleoarse su nmbrero 1 tut guarltes gl¿ ettain ¡obre /a cama. Se gueda paradajunto a la si//a del tocador, poniérulose un
cartón. Blancbe oa preiurosom¿nte a su encuentro 1 la conduce al porche. Stanlel v leoanta,lleoa los documentos al dormitorio, saca un cajón que esttí debajo de la cama, guarda allí los papeles, taelae el cajón a su sitio y se sienta pesadamente sobre la cama,
miando absoúo
¿l aacío.
BL,tNcne (en la escalinata): -¡Stella, estrella mía! ¡q¡é hermoso es tener un hijo!Todo va bien. Todo ra muy bien. Sr¡Lr-,4.: -Lamento que Stanley se haya portado así contigo. BI-aNcnr:-¡Oh, supongo que no es uno de ésos que simplemente se entusiasman con el perfume deljazmín, pero quiá tenga lo que necesitamos para mezclarlo con nuestra sangre, ahora que hemos perdido Belle Réve! El asunto está
liquidado. Estoy temblando un poco aún, pe¡o creo habe¡lo manejadobien. Hereídoylo he tratado todo en broma. Steu 1 Pablo vienen 2or la derecha con una caja de ceroezal
-Lo he llamado chiquillo y he reído y flirteado. he estado fli¡teando con tu marido! (Cuando los ¡Sí, hombres se acercan.)Ya llegan los invitados para la parti
Br-excr¡¡:
da de póquer. Las intitados entran, l¿oantando a?enas los sombreros ra saludar a las mujeres. Pablo dice: *Hola,
pa-
Sx/|a." Dentro,los hom-
Sr¡n
bres empiezan a
tiene que interesarse por los asuntos d" .u -u¡.... ,ol bre todo ahora, que Stella va a tener un hijo. BrnNcuz (impresionada): -¿StelJ.a? va a tener un hijo?
BL¡.Ncus: -¿Por dónde nos vamos ahora, Stella? ¿Por ahí? (Señala ta izguürda.) Srrlre: -No, por allá. (Condure a Blanche por la dertcbr)
¿Stella
llr
sabia..
guarlar la eerteza
en el
refigerador
59
58
BuqNcn¡ (riendo y yéndase):-¡Los ciegos guian a los ciegos! Voz o¡L veNoeoon arrour-aNre: -¡Bocadillos calentitos!
Mrncu
Mit¿b e
tras
se
sube de oolumen
y
se
sigue oyendo
algun
sienta sobr¿ la esquina izqúerda de la mesa 1
as ga n
ancia s.
cartas. Gana Steve
reunidos a su alred¿dar, inclinados sobrc sus naipes,fumandq
rcn-
halla sentado a la deretha de la mesa, lad¿ado
silla; Eteu, del otro lado, con el sombrero ?uetto ! senta¿a tobTe ta oja de certezas taúa, imtertida. (Las botella¡ de ceraeza oacía¡ en su
estdn disperns por ta habitatióa
y
se
oe un qar de botellar de
liot
úacíat a medias. Una de ellas, sobre ta mesa.) Mitcb estó a la quierda de la mesa, sentado sobre el sofi to a aquélla, deJiente al públio.
I
Pablo sobre una
Tambih
iz-
sillajun-
tiene el sonbrelo ?uesto.
Mitrh v ha quitado la chaqueta, gue estd sobre el banco a n lado, 1 los zaPatoi La fiesa de ?ó(luer ettui ubierta con un gran trozo de bayela oerde. (La mtkica tesa nÍ?idamente al letantalse el telóft.
)
Sr¡.nl¡v: -Cua¡do estoy Perdiendo' te sientes sobre la mesa, Mitch.
se
te ocurre comer' No
Sobre la mesa sólo debe
haber cartas, fichas Y whiskY. (leoantdndose 1 tomando caúas): -¿No te Parece quc estás un Poco fanfarrón? (Juegan. Mitch eont'lta ru r¿loj' Stanley da caltas Mitch v sienta-) Bueno' Creo quc
Mrrctt
Pronto tendré que volver
Sr,rt.¡ Lsv: {állate. Mlrcr¡: -Mi mad¡c
a c¿sa.
cstá cnferma. No se duerme mientras no
lr.relvo. ella? -Entonces... ¿Por qué no te quedas en casa con me no esas salidas pe¡o Mtrcn: -Me dice que salga y salgo, no de casa, proporcionan placer. Cuando estoy fuera STANLEY:
de palabras entre los jugadores. Cada
En et dormitorio, el biombo ba ido desplegado de tal nodo que oalta la cabecera de la cama.) Mrrcu (bostezando):1Qré hora es? Srev¡: -Mitch no dejará de jugar mientras no haya ganado una fortuna. ¿Tiene algo de raro esta mano? P ABL}', -Los va lc ts tuertos. Sr,+ur-nv: -¿Qré diablos tc importa?
dos
uno tiene una ,nato de naipes.
Sreve (a Pablo): -¿Cuántrs ca¡tas Pn¡¡-o: -Dos.
sc
a la despensa del chino, a traer una buena cantidad de choP suey? (Muetttan las
Horas mds tarde, esa misma nocbe. En la sala, han mooida la me¡a a la izquierda. Los hombres, Stanlel, Mitch, Steoe 1 Pablo estdn
Ha1 un breoe interrambio
lv
alguien un tngo? la maao):-Sí,yo'
Perlo: lPor qué no va alguien
ESCDNA TERCERA
se
nbo
se
de
mien-
mmbia el decorado.
centrados. Stanlel
lQriere
Sra.r'ttxv (quitdndole la botella
reló¡r La música dejazz
(leoantdndota,):
has sacado?
andirige atlí ) un caratnelo' comPraremos SrnNI-rv: -Vuelve pronto y te tecoge unas monedas mesa, MIrcH : -U[.. ¡Cállatel (Vueloe a la do se muera mi mad rc'Yoy albano'
que ba ohtidado, aa
al cuarto
d¿ baño
(Se
cuzando el dormi-
torio ! cielra la ?uertL ) Parlo:1Qré tienes tul
Srev¿: -Full dc corazones. Bueno, muchachos Ahora, lrl¡¡rr-
60
6t mos póque¡ abierto. O s corrtaré aJgo... (Cu¿nta una mientras bamja.)El
bitoria
Perro: -¡Hola!
su granja echándole
Dirtraídam¿nte, Stetn empieza mtra aún tus xaipes.
a pozerse de
pie, mieatras
tas..-
ando el gallo vio dejó escaPar a la el viejo granjero
gaJlia, ",
diio:
lj-li.
:;:-Y,";;;;tr;;:Ii;;:,
cteftto. LoJ tler em?iezan ajugar en seria. Stella
I
Blanúe
al porche.
Sr¡r
depapef.)
gando. Br,r.Ncae:
1eré
están
ju-
tal estoyl
r tanchi. (se uuek ttada la ?ue a.) BLI¡.rc¡re: -Espera a " q; i abrir la puerta. PaÍl '',;;;;;"" (Le úende a Stelli la bo/si¡a.)'NI. siento tan acalorada y deshecha... ;pa¡ezrn .^ñ.,¡ñ:r^)
*:::_ff:
t* *
:"!3.! :,::'/:
__l
"::, n
^¡^,t ";;;; una
I'j¡5.,.19,,:"."11. Sranrrv: -.¿Dóide h"béi. ""
t'"":::11^.,n:l
bueno, bucno... ¡ya veo que
lili;;
il)hilí.t
runción. Blanche, te
presento al señor Gon",a"ry a r"no,
los bombres.)
Hil,aJ'"Ali,"lI
BLa¡¡cge: -Por favo¡, no
se
levante.
Srtnuev (bebietdo): -Hasta oue estemos dispuestos a dejar de hacerlo.
BLar.¡cu¡
(acerctindose
a
Stete):
nante,.. ¿Puedo curiosear bacia uaa baraja.)
-El
w
príquer es tan fascipocol (Tiende la mano
bJ
lla dice a Blanche, yndo hacia el tocador para dejar allí la y los guaates) Me ir¡ita tanto cuando lo hace en
BrrNcn e (yndo
presencia de gente... (Se quita lor guant¿r.) -Creo que me voy a baña¡.
S,rt
bolsa
Bnrcnr:
Srella: 1De
(3e levanta. [/a bacia el cuarto de baño.)
Sr¡ua: -No lo sé. (Errtra en el armat;o.
Se ¿nei¿nde
Blanthe ltama a la pue a del narto de baño. Mituh abre la pueta I sale, toalla en mano.)
Br-nncnr: -¡Oh! ¡Buenas noches!
Mnca:-Hola. (La miru absoto.) Srrttt, (saliendo de! armaüo y acerdndose): -¡Ah! Blanche, éste es Harold Mitchell. Mi hermana, Blanche du Bois. Br^excHr: -Mucho gusto. .orrerrZ,/:
tna bata
dc baño 1t un
-Mucho gusto, señorita Du Bois.
está su mamá,
Mitch?
más o menos igual, gracias. (Bajando la erali_
nata.) Le agradece el flan que le mandó. (Se adelanta, cor atl¿ torpe, ?e|o no ?uede ?aral entre las muhacbas.) Discúlpenme, por favor. (Las jttuenes dic¿n .Oh, dücul_ Pe', etc¿tera, a úolufltad del actor. Mitch ?asajunto a e!!as, Iropezando celc¿ de Stella 1va a la puerta del cenrro. Srella se quita el nmbreto, Amba¡ se vaelo¿n a mi¡arlo, sontiendo dl notar tu @nfuriór. En la puetta, Mixb adoierte gue üe_ ne aún ld toall¿ en l¿ maao- Muy tutbado, oueke a la ha_ bitación 1se la tiende a Stella. Ésn la pone sobre ¿l tocador as 1 vuelve a la mesa oueloe a ponerse los mutbatbas.)
camisón,l:-Sí que Io es. (Se balla ante
madre está enferma. (Entra en el armario
tac.t una bata, un @ntüón
l
unat qantufas. Anbas
de
pared,
íen.)
Bttncrtz (quitdndose el ustido): -¿Está camdo? Srettn (guitdndose los zapatos): -No. (Pone la bata sobre la titla.) Blercur: -¿Es un donJuan?
Slettt
(de t'uelta del armario de qared. Se ?one las Pantufat)i -¡Vamos, Blanche! (Rüita de Blonche.) ¡No! No creo
que lo sca.
Buxtcnz (entra en el armario
El póquer abierto ba tcrminado.
Mrrcs: -Poco
eon
Brn¡qcn¡: -Su mi¡ada me ha parecido sercible.
Sr¡¡,la: -Su la luz de
éste.
MtrcH (con lorpe Srelle: 1Cómo
ttt
!úuelüe
nuevo?
Bur.rucur: -Tengo los nervios tensos. ¿Está ocupado el baño? I
bacia la puerta del centro 1t soltuindose el oesti/a/: -Ese... parece superior a los demás. (pone su sombrero sobre el esoitorio, oa al armario de 4ated
de
pared lleaando ¿l sombrero, lo¡
se qu;ta los za?a! ! rarl: -¿A qué... a qué se dedica? Sruutn ¡se tJuita el oest lojunto al tocador,,/: -Está en la sección de precisión del apartamento de repuestos. En la fáb¡ica donde es agente comercial Sta ey. (Se apaga la luz en el armario de qared.) Bta,Ncrrr, (saliendo del arnario de pared en bata t tralendo unat
guantes
el ú¿st;do,
mientlar ¿rtd abí,
?antu.flasl -¿Su empleo es importante? Sre¡-¡,n: -No. Stanley es el único de cllos que tiene probabilidades dc progresar. (Guarda cl ustido en el armario de 2ared y tuelae.) las
pantufas.)
Srel¡-¡: -Míralo. de
(Se sienta en
la silla del tocador. Stanlel bebe
la hotella.)
BtrNcn¡
(acercándose a Stella y Pardndose en ¿l haz de luz qur Se Pone lar ?ahtuJlat a?o!¿indoÍ tottltl
llega de la deruba.
la butara):
-Lo he m\rrdo.
64
65
SrELL : -Entonces, debieras saberlo. Br+r.¡c¡rn (reoohiéndase el cabello): -Lo siento, pero también he notado el sello del genio sobre la frente dc
Mitch, quc ba estado mirando el dormitorio de soslami Puesta¡ /¿r: -Bueno, Mitch... ¿Ves (Entra en el cuarto de baño' momento. en un Sr¿¡-in: -Saldré el camisón 1 la toalla 1 Ias pantufas, c! vestido, lleoando
Stanley.
Srt
Nr-xv (a
Sr¡lr,¡: -Eso no está sobre su frente y no es el genio. BL.tt¡c¡rr: -¡Ah! Bueno... ¿Q¡é es, pucs, y dónde está? Me gustaría saberlo.
SrnlI,n: -Es un impulso de Stanley, Blanche,
estás parada en
la luz.
BLt¡tca¡
(con
rn gritito. ¡Como si no lo supiera!); -¡Ah!
posiblel ¡Dios mío! (Sale del haz
dc
luzl
¡e
¿Será
¡ienta sobre la
tala el biombo al pie de la catna En el a?arato se ole con estrépito una rumba.) SrtNt ti (bra-ondo, hacia el dormitorio): -¿Qrién ha encen-
dido
Stzttt
(en voz baja, aparte):
Bu¡rct¡¡
-¡Sivieras a sus esposasl (casi riendo): -Me las imagino. Serán unas gordas
cxrtosas. (Se sienta sobre el brazo de la butan.) S-rzu-t (a Blanúe, tayendo el aestido y cl camisón y con uaa sita): -¿Conoces a ésa de ar¡iba...? B¡-aNca¡ (también con rna risira/: -¡Oh, ese horror!
Srtrta
(sofocdndose cati de
ri-
risa): -Puesbien, una noche... ¡Se
BI-¡Ncnr
eso?
(asondndose
al2or entre las eortiaas): -Yo' ¿Tiene
gún inconveniente? Sr.rNI-ev: -¡Apáguelol (Blanebe hace 1 orehte al biombo
caso omiso dc sut
palabns
)
Srevr: -¡Vamos, deja que las muchachas escuchen Past-o: -¡Claro! ¡Eso está bienl ¡Déjalas, Stanley! Srrve: -¡Parece Xavier Cugat!
su música!
agrietó el yeso del techo...! (Paro lefalta para desfallecer i¿ndo a mds
de risa. Blancbe est¿i en brazos de su hermana, ao
poder)
S"TANLEv (gue estd
?ediendo al póquer): -¡A ver esas gallinas!
¡Basta de charla! STELLA (dando un ?dso bacia él):-¡T]ú no puedes oírnos!
SraNlev: -¡Pues tú puedes oírme
a mí y he
dicho que os ca-
lléis! Stnttt (mirando entre las cortinas): -¡Oye! ¡Estoy en mi casa y hablaré todo lo que se me antoje! Burcnn: -Stella, no hagas una escena. Srtrut: ¡Oh, Stanley está algo borrachol. (Tbma del tocador la toalla tJue ha dejado Mixlt y se dirige al cuarto de bañ0. Blanclte acomoda cl biombo del otro lado de la oma.)
peina, saca una boquilla de la boha guz estd sobte el toodor ma la silla a éste 1 se sienta, de perfl al2úblio'
Srzvr, (disrufiendo
con Pablo sobte la
partilz,/: -¡No te he oído
apostar!
P,r.rro: -¿No he dicho cuánto apostaba, Mitch?
MIrcn: -Yo no estaba cscuchando. P,lrlo: -¿Qré hacías, entonces?
arri-
66
SraNI-ev:
67
atisbaba por entre esas cortitas. (Ha resilla.)Yarnos,ruelve a dar cartas yjuguemos, o
-Mitch
grendo
a su
paremos. ¡Haygente que siente comezón de i¡se cuando ganal (Mixh esttí de pie, poniéndose la rhaqueta.) ¡Siéntatel
Mncu
(ronchrye
die,
con
de
ponerse la tbaqueta, se inclina soúre la mesa
y
aire confdencial): -Planto el juego. No me deis
cartas.
Srnvr
(dando
nrtas): Claro
que siente comezón de irse,
ahora. Tiene siete billetes de cinco dólarcs en el bolsillo
del pantalón, apretaditos como pelotitas de papel. (Mitch saca unas paÍillas de sen-sen de un Pequeiiio sobre del bolsillo de su chaqueta. Blanthe regresa.)
P¡¡lo:
-Mañana lo verás en la ventanilla del cajero, cambiándolos por cuartos de dólar. (Mitth se pone en la boca el sen-sen
l
guarda el sobre ea su bolsillo.)
Sr¡u¡-¡y: -Y cuando haya vuelto por uno en una alcancía.
noches. baño
B¡-nNcn¿:
Mrcca tte
Mncu
narto
de
(detexióndose al pie de la puerta del tuarta de baña,
tur-
-Hemos... hemos estado bebiendo ceweza. (Vtel-
al ccntro )
(junto a la butora): Es... unabebida adecuada para el calor.
l,ilJ
qué marca?
(acercándosc, con la dgarrera ab;erra):
Br,rNcn¡ (tomando un cigarro l
-Al,
-Lucky Strike-
ajustdndotelo ert su boquilla)'.
bueno. (Fijdndose en la rtgarreta.) ¡Bonita ciga-
rrera! ¿De plata? sí. Lea la dedicatoria. (Blantbe toma la cigarrcra.) Br-¿Ncn¡ (escudt;ñtíndola¡ -iAf\! ¿Hay una dedicatoria? No la distingo. (Mitch enriende unfasfaro y se le acerca.) i/.hl (Lee, onfngida dtfcultad.) "¡Y siDioslo quiere, sólo te Vamos... ¡Si esto es de la muerte!o amaré mejor dcspués de mi soneto favorito de la señora Browningl (Entiende
Mrrcn: -Sí,
dgarrera
on cl fósforo de su
que le atena
M¡tcb. Este tor a la
mano.)
(apagando el frisJbro en el cenircro que eÍá sobre el toca-¿Lo conoce?
dor)'.
Blalcuu: -¡Claro! Mrrcn: -La dedicatorir tiene.u historia. BlaNcne: -Eso parece ¡omántico.
Mrrcn: -Una historia muy mano
BtnNcnr.
y va hacia altí.) Discúlpeme. -El cuarto de los niños ahora está ocupado.
bado)'.
Mtrcu
Mrccu
(dando ortas): -Bueno, muchachos. Esta partida es como escupir en el océano. (Los bombres reanudan tu ?ó(Jaer Mitcb se aerca a la tuhrhña que estd junto a las co/tinas ! gobea tímidamente.) Brn¡c¡rn: -¿Qgél (Mixb entra en el dormitario y escudriña a Blancbe. Luego, torre la cortina detnis de é1.) ¡Ah! Buenas un gesto i¡dicando el
(Esgrinzíndo su boquilla.) ¿T rene ciga:nosl mano a n cigarreru): -Claro que sí.
aÚ,n.
Mrccn (echando Bleucnr: -¿De
su dgarro
a casa, los depositará uno
Srrvr
l\4Irc¡r: -Buenas noches. (Hace
BI-eNcue: Oh, no )o creo, a mí siempre me da más calor
de
triste- La muchacha
mvtó. (La
póquer ha conrluido. Pablo oueloe a dar urtas.)
(con honda solidaridad):
Mtrcn: -Sabía
-¡Oh!
que se estaba muriendo cuando me dio esto. E¡a una muchacha muy extraña, muy dulce... ¡Ya lo creo! Br,aNcnn: -Debió quere¡lo mucho. Los enfermos sienten afec tos tan Profundos y sinceros. Mrrcs: Así es. Seguro que sí. Burncne: -Creo que el dolo¡ mueve a la sincerid¿d. Mrrcu: -Sin duda, la provoca en Ia gente. Br,aNcnE: -La poca sinceridad que existe se nota cn lx gcntc que ha sufrido.
69
MIrcn: -En
eso, creo que tiene
-Compré esta adorable pantalla de papel en un bazar
¡aán.
BI-nNcae: Claro que sí. Muéstreme a una persona que no haya sufrido y ahí tendrá usted a un ser superficial. ¡Escúcheme! ¡Mi lengua está un poco torpe!Ustedes tienen la culpa. La función terminó a las once y no podíamos volver ¿ casa debido al póquer, de modo que tuvimos que ir a alguna pane a beber. No estoy acostumbrada a
toma¡ más de una copa. ¡Dos son mi máúmo... y tres...!
chino del Bourbon. Póngasela al foco. ¿Qriere hacerme elfavoi (Le tiende la pantalla.) Mncu (desdablando la pantalla)'. -Con mucho gtsto (La mano de póquer ba terminado. Stanley talla.) BLnr.¡cHe: Me ¡esulta insoportable un foco sin pantalla.Tan insoportable como una observ¿ción grosera o un acto vulgat. (Pone ta bohita
lMrcc'l
/Rr''a) Esta noche, tomé tres.
Srntrzv (a vaz en cucllo): -¡Mitch! Mtrcu (asomríndose lot entre las cortinas): -No
deón): me den ca¡tas.
de
pafel
que le dó su nombra.)
MIrcH; -Eso
a las
circunsrancias.
(repitiendo el nombre, asomado a la sala): se
rtueloe Áacia
-Du Bois.
BtrNcr.n
B/a*be.)
a¡T
Mtrcu: -¿Es usted franccsa? Buqr¡cne: Somos de origen
Bratcue: -¡Gracias' caballero! (Mith francés. Nucstros primeros an-
tcpasados nortelmericanos cran hugonotes fianceses. Mr'¡ c¡r: Es ustcd hcrman¡ dc Stella..., ivcrdad?
Bl¡¡cttn:
Sí. Stclla es mi prcciosa hcrmanita. La llamo hermanrtir aunquc es mayor que yo.
leuanta, aa bacia
?a?el
q
I
saca la
es
una solterona. oa bacia el tocador qara
poner la pantalla en elforo/ ¡Aprecio su galantería! modo que se dedica a la enseñanza?
Mncr- (mirándola):1De
él): -Sí. Oh,
sí
BLAN]HE (a?art.indose
de
Mrrc'r
pantalla): -¿En la cscuela primaria o
(atareado
on
la
.
en la secunda¡ia o...? (a ooz en
tuettol.-¡Eh,Mitchl
(Se leoanta. Los demás
lo contienen.)
M:lrc'l
el paquete que @ñtiene la
e estd sobre el tacador,
y
está...?
Br,encne: -¿Casada? No. No, soy una maestra solterona. Mtrcn: -Usted podá ser maestra, Pero ciertamenle no
Srrntev
Mrrcn: -¡Ah! Bur¡cue: -R>ca cosa. Me llcva menos de un añoMrrcrr: -¡Ajá!... Burrcne: -¿Haría ustcd algo por míi Mrrcn: -Claro. ¿Qré? (Se le arcrca.) (se
algún
-Stella no está muy bien úLltimamente rdarla un poco. Se siente muy decaída.
MrrcH: -¿Usted no
de
a pasar
(acerrdndose):
he venido a
Bu+t.lcH¡: -Es un apellido francés. Significa madera, y Blanche significa Blanca, de modo que anrbos nombresjuntos significan madera blanc¿. ¡Como un huerto en primave¡a! Pucde ¡ecorda¡ mi nombrc ¡sí... si le inte¡esa.
lla
venido
es muy convenie nte. ¿Ha
tiempo con Stanleyy Stella?
Br,aNctl¡: -Du Bois.
Bra,ucne
bas
tante tosca.
Br¡Ncn ¡: -Me adapto mucho...
(Corre las cortinas 1
)
ifuese un atur-
-Creo que debemos parecerle una Pandilla
Estoy hablando con la señorita... (Mira a Blanrbe para
Mlrcn
sobre el escritorio
(desplegarulo tor?emente laPantalla como
panta-
pantalla):
(gritando, en retpuesta): -¡Yoyl (Blanche se deja caer en la silla,junto al toeador Stanlel z,uelzte a rentarv,furioso, y reanuda eljuego.) Bulrucne: -¡Dios mío, qué fuerza tiene en los pulmoncs! lirr seño en la secundaria. En Laurel.
70
Mrccu
(sujeta la
2antalla
sobre el portalámparar,l:
-¿Qré ense-
ña? ¿Qré asignatura? Bt-aNcne: -¡Adivine!
MIrcu: -¡Apostaria a que es pintu¡a o
musical (Blanche ríe,
suSra,Nwv (deelarando su mano): -¡Ttes ases! ¡Aguanta ésa' cio l¿tino! ut vtPADLo: -¡Perfecto! ¡Ya te agarré! (Stanley se letanta de a detprender comienza to, irrum?e ?or entre las cortinas 1t la radio
Claro que podría equivocarme, Qrizá enseña a¡itmética. (Se para junto a ella y su mana logra con afectarión.)
de su
nicbo.)
?osartefnalmentc tobre et respaldo de su silta.)
B¡-¡Ncne: -¡Aritmética? Jamás, caballero! ¡Aritmética, jamást (Ríe.) ¡Ni siquiera me sé la tabla de multiplicar! No, tengo la desgracia de ser maestra de inglés. ¡Proclro inculca¡les a un hato de chiquilinas y Romcos de confitería respeto por Hawthorne yWhitman y Poe! MlrcH: -Creo que algunos dc ellos se interesan más por ottas cosas. (Su mano sigue sobre el respaldo de su ilta.) Bt-encHt: -¡Tiene mucha razón! ¡Lo que más aprecian no es su herencia literaria! ¡Pero son encantadores! ¡Y en primavera conmueve ve¡los descubrir el amor! ¡Como si nadie lo hubiese conocido antes! (Ambos ríen. Blanche poae su mano sobre la de Mitch. Mitch murmura: nDíscúl?eme"
!
retloeede, en el ?rcde instante
er1
que Slella abr¿
la
2uerta rlel ruarto de baño. É/ se le ha ifiter?uerto en el tamino lpoto lefalta para chocar al2rincipio con ella y luego, al tettucedea Para trcpezar con Blancbe que se leeanta, y mira la pantalla.) iAh! ¿Terminó ya?
Mrrcn: -¡Hum! (Adoirtiendo
la
pantalla.) iAh, síl (I/a a en-
se Sreve: -¡Calma, Stella! ¡Calma! (En e! dormitorio' Stanley o¿z la última decilc: para a Mikh ha tletenidojunto '¡Es
Sre¡ruvicra un Poco de decencia!"' Stanlel ole e! alboroto de la sala 1' se lanza bacia lo detiene. Stanlel lo aparta de un emlellón
cender la ldmpara.)
Buncne: -No-
¡Espere! ¡Encenderé la radiol. (Va bacia el aparato,la batefuncionar y se o1e el "Win, Wein.,) ¡Encier'da aho¡a la luz! (Mixh obedete.) ¡Oh, mire! ¡He mos hecho
m
E]^t (BIanche enPieza a bailar por ta habitació¡ al ritmo de ta músia; Stelta, 2arada en la 4uerta del cuarto de úaño, a?la de. Mitú Mnta 1 v balancea iguiendo el compás, dis-
futando
r,l
afondo dt laimprouisada danza
)
BuncHr: -Stella, cuidado... ¡Está "!
allí
Sleoe
(Stanlel qersigue a Ste-
lla, que se relira detrrx de la ?uerta, a la deretha del foto' Loibombres lo ,iguea ld?;damente ?ara conteñcrlo ) Sreve: -Vamos, Stanle¡.. Calma, calma
Srtlt ¡: -Atrévete a tocarme y te Se
ole un golpe dettás de la
?
"
'
erla st¿lla Prafor tn 'tl'n í
73 a
ayudat
a se?arar
Bu,nc'rr,
¡cbillando, a
Mittb): -¡Mi hermana
Mrrcu: -¡Esto es horrible!
Mrrcx: -Acostadlo Paar.o:
{reo
en la cama y traed una toalle húmeda.
que serír mejor darle café.
Srrvn: -¡Lo mejor sería echarle agua fría! MIrcu: -¡Ponedlo bajo la duchay dadle una va a tencr un
buena cantidad de (Empuja izquierda. Los hombres ngoa.fríal a Steve hacia la arrastran alfarcejeanle Stanley al narlo de ba¡o. Mittb los igue 1 lo enpuja. E¡tre las maldiciones y gruñidot de la lucba, se le ayc decir a Mítcb.) ¡StanIey no debiera vivir con mujeres buenas! ¡No sc lo mercce! ¡No sabe traturlas! ¡Poncdlo bajo la ducha! /Zor homúres desaparccen en el
hijo!
ixterior del cuarta de baño, enpujando a Stanhl. Se o1e allí una tcrrortfca lucha, gritos, blasfemiat un ettr¿?ito im' ponente. Sale Mitú, satudiéndose las mangat Para qailafie Ias salpiaduras dtlagua. Cruza amba¡ ltabitationeslta a la Pucrta de la olle. Dice, con tono triste 1 Jirmc:) No se deberíajugar al póquer cn una casa donde hay mujcres. (Salc, mira la escalera de caracol, se oa por el foro derecba. Pablo y Stete se a?resuran a irsc, eludiendo la inmincnte reacción de Stanlel. Recogen
P "¿Tb ba becbo daño?,, et.¿tera, con tono @nsolador Mitch
estd a su derecba, Pablo a su izguierda.
grupo.)
l,l
Mitrb
se acerca
al
tu,o
(tomanda el dinero
I
dircro
de
la nesadepóquer)
la cbaqueta que etlá sobr¿ el r¿sPalda
illa): -¡Yinonos p¡onto!
lanza bacia la paerta .on un gruñido. Steoe lo 1t nte 2or derecha primer t¿rmino, sigue y empieza a nbir por la escalera de nracol. Eunice grita dede arriba. "¡Steoe!" Steoe ¡ns¡¡nq¡q: "¡Ya ta, ya oa!" / tale de ?/ita ?or la derecba. La¡ lutes del a2artamento se atenúan. Al ¡abo de un instante, Stanley sale del cuarto de baño. Busu con la m;rada a St¿lla, da unos ?asos ton de
la
(Se
indeciti¿n, ouza ea zigzag la¡ habitacioncs. Ee detiene Descuetga el auricular. Procara rercrdar el número. Fina/ment¿, lo marca.) Srnnuw (al teléfoao, murmurando): -¡Eunicel ¿Está rhí rni muchachal ¡Qriero a mi muchacha! ¡Seguiré llrrnlrn,l,, hasta que pueda hablar con mi nenat. (()d.g rttilo"t
junto al teléfato.
75
74 mente el au/i.ula/. Sale a tropczones al porcbe. Mira Ia escatera ¿e mraaol, ecba atrds la .abeza @mo un ,ableso que
Br-eNcue:1Dónde
está
mi hermanita? Stella... Stella"
ladra, y brana:) ¡Stellaaaaa! Euxrce (desde arriba,,/: -¡Basta de aullar y regrese a la cama! Srnrulrx: -¡Eunicc, quiero que mi nena baje!
Eunrce: -¡No bajará, de modo que más vale que llamaré a un policía!
se
calle! ¡O
Sranlev: -¡Stellaaaa! EuNrcr: -¡Usred no puedc pegarle
una mujer y pedirle luego que urelva! ¡No iál ¡Y pensar que SteLla va a tener un hijo! Srar'rrex: -¡Eunice...! EuNIce: -¡Conffo en que se lo llevarán y lo mojarán con la a
manguera, como la vez pasada!
Srnlr,rv: -¡Eunice, quiero que mi
nena bajel
Eurvrce: -¡Cerdo! ¡Perro polaco! (Cierra la puerta de aniba con ertú?ito.) Sre,Ncw (ton tremenda violencia).. -¡STELLAAAA!... STELL... Stella baja. Ec detiene cetca del último pcldaño. Sfanley cae de rodillat Erime el rortro conttu el úientre de su mujer. Llora. Se tetanta y la toma en ns bruzo¡ dirigiéndose a! porche. Los pies de ella no tocan el suelo.
l
Srt Nret (mientrat Stella lo besa apasionadameflte)i -No me abandones nunca..., no me abandones nunca..., tesoro..., nena... Se apagan /as luces dc
la¡ babitariones, ¡aloo el déúil res-
fiente tofltra ella, con lurbado suspiro- Por elforo dereclta aparetc Mitch. W a Blanthe. Se aceta al pasamana de la escaleta de nracol y se indina hacia lajooen.
M¡rcn: -Señorita Du Bois... Buncnr: -¡Oh! MtrcH: -¿Todo está tranquilo en el Potomac, ahora? Blatcr¡¡: -Stella bajó corriendo y entró ahí con él' Mr.rcu: -Por supuesto. BI-nNcnr: -¡Estoy aterrorizadal
Mncu
(acerúndosele):
hay por qué asusta¡sc Están lo-
cos el uno Por el otro. BLANcHE: -No estoy habiruada a semejantes ' MIrcH: -Es una vergüenza que esto haya ocuúido Precisamente cuando usted acaba de llegar' Pero no lo tome en
serio...
Burcnr:
-¡La violencia! Es tan...
Mrrcn: -Siéntese en los peldaños y fume un cigarro conmigo. (Saca la cigarrera.) BunNcHe: -No estoy vestida decorosamente.
M¡rcn: -Eso carece de importancia en este barrio' Bl,lncHe: -¡Qré bonita es esta cigarrera de plata! M¡rcn: -Le he mostrado la dedicatoria.'. ¿verdad? Bl,qNcH¡: -Sí. (Pausa. Lo mita ) IJay ttnta confusión en cl mundo... ¡Gracias por haber sido tan bueno! Ahorl nc cesito bondad.
hil
-No
76 Las lucet
se
apagan
y
dormitorio y se detiene junto a su hermana, en un arrañque d¿ histiira ternura. TELóN
Co.,::r"::
, sc ombia lras
o oírse pregone, call?jetur, gue prosiguen mien_
el ¿l¿corado.
Se oyc aún a los aendedores callejeros, mieatras vueloe a i/u_ minar¡e /a escena,
Blanche baja por la escalera ,le caracol, abre la ?uerta, en_ ila,pred?itadanenk en el apartameato. Lo, pr"gorá ,oar¡íor'r" e lnguen.
Holrane : -¡Pollos!
Hor'Isnr: -¡Zarzanorasl ¡A diez
centavos el kilo!
alrededor):-¿Sehaido él?
Sr¡¡-¡,,c: -Se ha ido a que engrasen el lutomóvil. ¿Por quél Bl¡.rlcne: -¿Por qué? ¡Stella, poco me faltó para enloquccer cuando descubri que habias cometido la locura de volver aquí después de lo sucedido! Iba a vcnir a buscarte. Srrlla: -Me alegro de que no lo hayas hecho. Bu.r,¡cne: -¿En qué estabas pensando? (Stella lla.e un gesto oago.) ¡Contéstarne! ¿En qué? ¿En qué? Srrru: -¡Por favor, Blanche! Siéntate y deja de chillar Brlncno (sentándose en el f¿buletefente a ¿lla, le toma la ma-
no): -Muy bien, Stella. Ahora, tc repetiré con serenidad mi pregunta. ¿Cómo pudiste volver aquí anoche? Pero si... ¡Debes haber dormido con él! Srr.rr* (se leoanta con aire tranquilo 1 sin prisa,1 se despewza); -Blanche, había olvidado lo excitable que eres. Estás haciendo demasiado alboroto por esto. /I/a hacia la ¡illa del toeadox)
Mu¡en: -;Buenas mazorcas frescas tostadas!
Bltrcur:1Te parece? Sretrt (bincando una rodilla
Hounrr: Holrrrr:
-¡Sandías! -¡Patatas irlandesas! Mu¡en: -¡Habas tiernas!
sobre la silla y miándose en el espejo): -Sí, si gue lo eres, Blanche. Comprendo qué mala impresión debió causarte eso y lamento muchísirno que haya sucedido, pero dista de ser tan serio como pa-
campo! zrel: _¡ere ...1 quc ?arece
a su
Srnlr,a:1Stan? Sí. Brrrucrtr: -iVolverái
En la¡ primeras boras tle la maiana siguiente.
profere un grito
STELLA (a?artándose de ella): -¡Blanche! ¿Qré te pasa?
Bt-nrtcnr. (mirando
ESCENA CUARTA
Blaacbe
Blancne: -¡Hermanita, hermanita mía!
,n gemido,
se
lanza
al
rcces creerlo. (Btancbe se leoanta yta alforo.,,l En prirner lugar, cuando los hombres beben y juegan al póquer pued€ suceder cualquier cosa. Es siemprc un b¿rril dc pólvon. (Sefota la cabeza, on aire satisfecbo.,) Stunlcv ¡r,'
78
79
sabia lo que hací¿... Cu¿ndo bajé estaba manso como un cordero y se siente rcalnttntt muf pero muy aver-
gonzado de símismo. Br-encHn: -¿yeso... eso lo
hechos, en tu opinión?
"^!j:,'fr
Srrlr-l: -¡No!
Srntt¡ lbat
gir¿r /a silla d toc,trlor¡ara en frntar el esbeio v¡¿ sienta). -¡DestozÁ todos los foc<.¡s J"" ;i;;íil;; pantufla! /Rr.e./
\L¡ ru:...
_ St¿l¿¡:
-Me
inclina soóre el to¡ador):
ii\o
a¿rnsle, no
-¿y
tu...
pritastel
tu le dejaste ha.
sentía algo así cJmo... emocronada al ver aoue
üo.. (Se teaanta, aromoao tugor "n a la puetta.) desa¡rnado
,,
l iO);;;;r);:;;;
¿Has con Eunicel úLANc.HE (¿lclante dcl totador): _¿C rees gue tenia ganas de de_
^
sayunarl Sre¡-¡-e: -Sobre el homillo queda un poco de café. DLANC.HE (sin mooerse): _Lo... Io tomas con tanta na¡urali_ dad, Stella...
SrtLtz. (iunto a la me¡ita s
¿le
ueltot): -¿eLé quteres
la radio, leoanraxdo alganot bilot
ue h aga I S tanlev s. fr".l"""a"l" poio,..(Cín ,no ,,,,tu satisfeúa.) No 1i11.-l,li1 ca),ó sobrela.rcera, ': de modo que sólo se rompió un bulbo. Burucue: q
l*.n"
Sretr¡
-¡y ni tr,, t."nquil,
(acorto¿Ja /o, hilar'¡obre "hilonr¡.ndot t) nutta del apuato):
qureres quc hagal (Mueae el bio*to la cama, a!/í lo pliega arrinrotta.) 1
la raraa,/: -¿Cuáles son esos
Br-encur: -¿En mi opinión? Estás
apenas entramos aquí. me anaocó ll; """1T cmpezó a correr por el aparlamento, destrozando tos focos con ella. Br-arcn e: -¿eri... hizo, dicesl
(se
(se sienta a su la¿lo sobre
haga se_
los.panruflas y
BttNc':e
hechos.
Srawt
arregla todo?
Srr¡-
B¡-,eNcHe (sc sientn sobrc la e ana); -Dorníntre y afronta los
¡"i.
U
_¿eÉ
át")rli
.
casada con un loco.
BreucHn: -Sí que lo estás. ¡Tu situación es peor quc la mía! Pcro no cres razonable. Yo voy a ltater algo, ¡A cobrar ánimos y a empezar una nueva r.ida!
Srerla:-¿De veras? Br¡¡lcn¡: -Pcro ní te has rendido. ¡Y eso no
está bien! ¡Tú
no eres vieja! Pucdes libe¡arte. Srr,u-a, (lenta y c4taticamente):-No estoy atada a nada de que quiera liberarme. Btrvcur. (con tono incrédulo): -¿Qgé dices... Stella? Sta-ur (se leoanta y se acerra a la fared intermedia d¿ las babilaeiones):. -}{e dicho quc no estoy atada a nada de que quiera liberarme. (Escudriña el ,lesordex de la sala.) ¡Mira el caos de este cuarto! ¡Y esas botelJas vacíasl (Ronda alrededor de la mesa, recogiendo las barajas y juntdndolas.
Blanthe sigue bacia la puerla del entro.) ¡Anoche, liquidaron dos cajas! Stanley me prometió esta mnñana que dejaría el póquer, pero ya sabes qué poco duran esas promes¡s. Oh... Bueno... Después de todo, es su diversión, como lo son el cine y el bridge para mí. Supongo que debemos ser tolerantes con los hábitos de los demás.
Btl.vcnz
te entiendo. (Stella gruñe con aire satisferbo y oa alforo derecha en bus(quc
se
ba detenidojunlo a su ball,/:
-No
ra de una eroba.) No comprendo tu indiferencia. ¿Es una filosofía china que h¿s... cultivado? (Sigue a Snlh.v te dctienejunto al rofii.) Sretle (tohiéndose baeia Blanclte y haciendo bdlntt.ut f, t,r'o
80
81
saftente /a es@ba en ,u manos, ron /a ?aja delante mismo del ro¡tro de su bermana): _¿Es... qué| BL¡¡'¡cn¡ (bablando dfrultosamenÍe, mrcniras Stella bland? la eroba ante sut ojot): -Ese... arrastrar los pies de un lado
^
a ot¡o y mu¡murar., ¡Un bulbo roto..., botellas de ce¡_ veza..., el caos en la cocina...!Todo como si no hubiera
sucedido nada de particular ¡Me estás agitando de
libe¡adamente esa escoba delante de la ca¡J Sro¡-I-n: -No. BLANCHE
la estoba): -¡Bastal ¡Déjala! ¡No quiero ,(a?artan¿la quc limpies lo que ha dejado él!
Sr¡¡-ur: -Entonces..., ¿quién io hard) ¿Tú? ¡Le
pone la e:coba
en las manas a Blanche.)
BunNcne (tirando la
escoba
detrds del
baúl):1yo? ¡yo...!
Las osas que ltace Stella al ordenar la babitatióx pueden aariar ligeramente: el ejemp/o dado aguí es el má¡ corriente en la ?rd¡t;ca.
Strttl.
(acerca un poco la silla a la
(Se
izguierla/: No, no lo creo.
Br-,tNcr¡e:
-Me encontré con él el invierno pasado. ¿Sabes Miami durante
que fi.¡i a
S'rerrn
las vacaciones de navidad?
levanta y lleoa las botellas al a¡mario): -¿De veras? BL¡Nc¡¡s: -Sí. Me enconüé con Shep Huntleigh... Nos topa(se
mos en Biscayne Boulevard en nochebuena, ¿l anocheccr.., cuando Shep subía a su automóvil... (Stella pone la silla mds baja a derecba primer término.) iUr' Cadillac convertible tan la¡go como la calle! Slnrra, (olora la silla mris alta en su potitión pimitioa): -¡Creo que no debía ser muy cómodo usarlo con el t¡áfico! Brnrcr¡r (frtuolamente, afaro): _¿Has oído hablar de los pozos petrolíferos? Sratt t (ouehte a poner la me,a coma antes. Le quita la carpeta venle, que
de bayeta
se
rcloca bajo el braxo izcluierdo. Repo
ne el ccnircro sobre la mesa):
-Sí,vagamer.te.
BL¡Ncrjs: -Shep tiene pozos petrolíferos en toda la cxten sión de Texas. Puede deci¡se que Texas le vierte literalmente o¡o a chorros en el bolsillo. (llevando alforo derecha la nja de ceraezas que ha seroi-
Srzru
aproxima a la men rcmienza a recoger las cartas.) ¡t (junfo al baúl): _¡Oh, déjame peniar, siempre que mi ce¡eb¡o funcione! Tenemos qu" .onr.glri. un poco de dinero. ¡Ésa es la solución! Srzrrt. (rccogiexdo las barujas): _Crco que siempre es bueno tcner dine¡o.
partida de póquer 1 poniendo tambayta bajo la escalera): -¡Caramba! ¡Caramba! Br¡¡¡cn¡: -Ya conoces mi indiferencia ante el dinero. Sólo me importan los dólares por lo que pueden conseguirle a una. ¡Pero Shep podría hacerlo, ya lo creo que podría!
Br-,qNcnr (acercdndose a la mesa): -Vamos, escúchame, Se me ha ocurrido una idea. ¡Recuerdas a Shep Hun.
Br-¡I'rcH¡ (aoloiéndose hacia Stella): -¡Instalarnos un... nego-
^ttLANcH.E
tleighl
Sra,ra.^(guardando las bamjas en la gaveta de la nesa): _No. (Se arrodillajunto a la mesa jjunfa las botellas.) ^ Br¡.¡rcn¡: -Claro que lo recuerjas. Fui con él a la universi_ dad y usé durrnte algún tiempo su distintivo. y bien... _ 5ren,r: -¿Y bien?
do de asiento durante la bién la
Srrrrn: -¿Hacer
qué, Blanche?
cio, mira!
Sru+a. (juato
al armarla/: -¿Qré clase de negocio?
BraNcn¡;-Oh... un..., ¡algún negocio! Pod¡ía hacerlo con la mitad dc lo que derrocha su mujer cn las c¿ureras.
Srrr-n: -¡Ah!
¿Está casado?
BI-¡.Ncn¡ (voloiéndose): -iQrerida! ¿Estaría yo aquí si no tuviese casado? (Stella
ie
un paro
cs
y Blancúe st l¡uz,t 1,,t t,t
82
d teleJono.) ¿Cómo puedo comunica¡me con la Vy'estern
Uúon? (Con aoz thillona, al ttléfaao.) ¡Telefonista! ¡Con la Weste¡n Union!
Sru-te
(arreglando el softí): -Este reléfono es automático,
querida,
saca unos billctes doblados):
-Stanley no
me da una asignación regular, le gusta pagar las cuentas personalmente, pero... Esta mañana me dio diez dólares para suavizar la situación. (Sc arerca a Blaacbc.) Toma cinco, Blanche, y me quedaré con el resto (Quiere hater-
Br-ancar: -No puedo ma¡car, estoy demasiado... Srtr.la: -Marca, simplemente, la nbo.
h accptar un hillete.)
BL¡.Ncr¡s (a?aú(indav, rcn aire majestuoso): -¡Oh, no! ¡No,
Butr.rcne
: 1La "O,? Sreru: -¡Sí,la uO" de operadoral
BtaNcnr. (ooila un momento, leja
Srxrta. (oa al toodor y
Stella!
Sra-tn (insistiendo): -Sé cuánto levanta cl ánimo tener en el el xtéfono, aa bada el
ton_
bolsillo algún dinerito para alfileres.
BrrNcua a
(con aire
melodramdtico):-No,gracias...
¡Mc largaré
la calle!
Sr..;,un (ponicndo el din¿ro en la boha de Blanrhe): -iNo digas rontcrías! ¿Cómo pudiste qucdartc sin dinero? (Cierra la boka dc Blanthe.) escribe.) Yeamos...
Déjame pensarlo...
Shep.
"ererido Mi hermana yyo en situación desesperada., Srerr.n:1Qré dices? Bla¡'¡cH¡ (pennndo en ooz a!ta): -"Mi hermana y yo en si_ tuación desesperada. Explicaré detalles luego., ¿Le in_
teresaría. iLe interesaría...? (Estn4ja la toallita golperitos n clla cn
la
y se
da
garganra.) ¡Nunca se llega a nin_
guna parte con peticioncs di¡cctasl Srrru (zi./: -¡Qrerida, no seas ridícula! B LaNcHr (se letanta, zto alforo izquierda, tira la roallita
Bnr¡cr¡r: -El dinero se va.,. se va de paseo (Se Jrota lafenral ¡Hoy necesitaré un comprimido de bromuro! S'TDLLA:
-¡Te traeré uno! (Da
un paso haria el cuarto de baño
)
Btnncnr. (reteniáxdola/: -Tbdavía no...Tengo aún que pensar. Srntlr (tueloe a ella 1 le 2ane las manos sobre lot hombros): -Dcja simplemcnte las cosas así, al menos por-.. algún trempo... él! Tú sí que puetu marido. Pero.,, ¿cómo podría yo quedarme
Bur¡lcan: -¡Stella, yo no puedo vivir con des, es
al
ces_
aquí con él después dc lo ocurrido anoche, con sólo esas cortinas entre nosotrosl (Tira de las cortinas gue rcparan las babitaciones.)
Srella: -Blanche, anoche lo viste en su Peor momento. Brnncax (junto a la butaca):-¡Por elcontrario,lo vi en su mesam unas monedal) ¡Mira lo que hay! ¡Sesenta y cinco
míse¡os centavos en moneda del reinol (,lrroja las mo_ nedas debajo del fandor. Ya ba¡ia la buta¡a. con la boha abierta sobre el brazo izquierdo.)
jor momento! ¡l,o que puede ofrecerun homb¡e como
él
y Stanley dio una maravillosa exhibición de eso! Pero laúnica manera de vivir con un ho¡rbr c es fuerza animal,
así es... ¡ir a la cama con
él!Y
eso, es cosa
tuYl..., ¡rro rrríitl
84 I
I
Srrtrt
ft'olaiéndose hacia el tocador, ordena las osas que eÍán atima el 2ortal.im?ara| @n la pantalla a la pared):
allí y
-Cuando hayas descansado un poco, verás que todo iá bien. No tienes por qué preocupane por nada mientras estés con nosottos. Me rcfiero... a los gastos. Br-aNcu¡ (.letftir de Stella): -Stella... ¡Tengo que planear por las dos la manera de salir de aquí!
Srus-t
(dcjando ruidosamente na ?alüera sobre el tocador): -¡Basta de suponer que estoy atada a algo de lo que quiero librarme, por favor! Blnr¡cnt: -Supongo que recuerdas aún lo suficiente Belle Réve para que te resulte imposible vivir en este apartamento y con esosjugadores de póquer.
Sru-rt
(de espaidas a
Bl¡.xcne (oa batia el retpaldo de la butata y luego se acerca a .Srel/a,/: -De lo que heblas es del brutal d€seo..., simple mente... ¡del Deseol... el nombre de ese traqueteante tranví¿ que Íecorre ruidosamente el barrio, por una de las angostas calles y luego por otra...
Srrlt-,r:1No
ni me siento superior ni mucho menos, Stella. Créeme. ¡No hay tal cosa! Sólo pasa csto.Yo veo las cos¿s así. Con un hombre como Stanlcy, se puedc salir... una..-,
puedo creer quc hables cn serio.
dos..., tres veces cuando una tiene el diablo en el cucrpo. Pero... ¡Vivir con él! ¡Tener un hijo con él!
Srer.la:-¿Nol Lo
Srerre, (limpiando el retrata con una toallita de papel): lreo quc habría dado lo mismo que lo viese aquí o en cualqui€r otra parte. BI-,+Ncnn: -¡Vamos, no me digas que fue una de esas miste¡iosas co¡rientes eléctricrc quc sc cstablecen entre l¿ gente! Si lo haces, me rciré en tus narices.
Sreu,t
(caa oebemencia,
hrblar dc cso. BI-aNcrrn (t'olúíndon'):
tira
el papel
-iMty
en
rrrto/: -No volveré a
succ<lcn cn
l¡ oscr¡rirlatl cicrtas cosls que...
dc las ctrrlcs
Srnll.l: -Te Br.q¡¡cs¡
cosas después
trxlr ¡:rrccc... carcccrdc importancia.
sobre
el
fasco con el esmahc Pala zÉar,/: -¡No puedo evitar que tiembles si te empeñas en temblarl (Pausa. Se oye el silbato y el bramido de un tren gue rc aterca.) mueble
BttNcrrr
el
(se acerca):
-¿Puedo... hablar. . claramente?
Srrr-;+: -Sí, habla. Con toda
la claridad que quieras.
Guardan ¡ilencio mientras
pan tugiendo
el tren. Blanúe
piejunto a la cama, ta?ándote los oídos, el rostro ouelta hacia el armario, buyendo del ettrucndo. Al amparo del ruido del tren, Stantelt entra por la deretha en la sala. Trae una lata dt
rc queda de
aceite
Pausa
he dicho quc lo quicro. (dando un paso hacia la derecba)'. -Entonces, itiem-
á/a por ti! Simplcme nte..., ¡tiemblo pot til Sretua, (tLa batia Ia butd.a, se t;ento ! Pone a tu alcante
bien! ¡No lo hagas!
Srtu,a (ynlo hacia./¿r: -l)cft) cntrc un hombrc v una mujer
y
soy
Blanúc, atareadajutto al tocador): -Pues
Br-a.Ncne: -Comprendo lo ocurrido... h¡lsta cierto punto. viste de unifo¡me cuando era oficiaJ, no aquí sino...
más
donde me avergüenza estar Srr,tta (dando un paso hatia la izqúenla): -Entonces... ino te parece que ru airc de suPerioridad está un Poco fuera de lugar? Bua,r,tcnr. (siguiendola I deteniéndola, la obliga a ooloerse)'. No
suponcs demasiadas cosas.
Blarcnr: -No
has viajado alguna vez en él?
B¡-n¡¡cn¡: -Ese tranvia me trajo aquí... Donde cstoy dc
lteshí cubierto
de grasa.
Franquea el umbral,
se
qucdt
¡ant-
rlajuñto a la P eúa, terca del refrigerador, sin set aita ¡ar Blun-
86 cbe
y
Stella, pero aisíble
de ambas
para
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el público,
y escrcha la onoersación
gresca! iDios mío! Puede ser que distemos mucho de estar hechos a la imagen de Dios, pero, Stella... /Se ti.nta junto d Stetla ! la rodea rcn el bruzo.) Hcrmana rnía... ¡se han hecho algunos progresos desde entonces! ¡Ya han aparecido en el mundo cosas como el arte... como la poesía yla música! ¡En algunas pe¡sonas han em-
mujerel
B¡-excs¡: -Pues bien... Perdóname,
pero
Srellr: -Supongo que sí. Blaxcur: -¡Lo supones! ¡No puedes
... ¡Stanley es tulgata.
haber olüdado nuestra
educación, Stella, hasta el punto de suponer siquiera que tiene algo propio de un caballero! ¡tVi urra ?artícula, zal ¡Oh, si sólo fuese ú menos ordinariol (Stanlel se yrgue y escucba.) Si sólo fuese... cornún...,pero bueno e íntegro... ¡/r... ¡Hay en él algo francamente... bestial! Supongo que me odiarás por haberte dicho esto... ¿vcr-
üd? ( Va bacia la izquierda.) Sre:.;.t (confialdad): -Vamos, dilo todo, Blanche. Br,r.xcl.l¡ (adelantándose mú batia la izqxierda): -¡Stanley acnia como un animal, tiene los hábitos de un a¡rimal! ¡Come como un animal, se mueve como un anirnal, habla como un animal! ¡Hasta hay en él algo de... subhumano...! ¡Algo que no ha llegado aún a la etapa huma-
pezado a nacer scntimicntos más tiernosl ¡Tenemos ql;le aceentarlos'! ¡Y aferrarnos a ellos, y retenerlos como nuestra banderal En csta oscura ma¡cha hacia lo que está cada vez más próxino... ¡No te quedes atrós... no te quedet atrás con lot órutosl
con
Stanlel oacila, paúr.dose la l¿ngua 1,or los labios, Cieta eÍre?;to la ?u¿úa de la calle I abre el refrigeradox Blanthe te-
h'ot¿d¿,
sobrsakada.
Sranrrv: -¡Eh! ¡Oye, Stella!
de ceraeza yt la abre. Hay rna pausa intercambian una larga mirada.)
na! Sí... ¡Tiene algo de simiesco, como esas láminas que he visto en... los estudios antropológicosl Miles y mi.les
Srztri
de años han pasado de la¡go a su lado y ahí lo tienes. Stanley Kowalski.-. ¡el sobreviüente de la Edad de Piedra! ¡Ahí lo tienes, llevando a su casa la ca¡ne crud¿ dc la prcsa que acaba de matar en la sclva! Y ni... nj estás
Burncne (murmura,
a,guí... ietperándolol ¡Qrizá te golpce, o tal vez gruña y te bese! ¡Eso, si se han descubierto ya lo sbesosl (Atnnzr a ?/irn¿/ télrnirro.,/ ¡Anochece, y los demás gorilas se
reúnen! iA¡í, delante de la caverna, todos están gnrñendo como é1, bebiendo y mordiendo y moviéndose con pesada torpeza! ¡Su partida de póquer! ¡Así llamas ni a esa... fiesta de gorilas!Alguien gruñe... Uno de esos animales int€nta apoderarse de a[go... ¡y ya empezó la
(Sarc del refrigerador una bolella
y
ambas hcrmanas
(que ha escuchado con aire gruve a Blanthe):
-¡Sí, Stan-
ley! con aire agitado): -istell^l (Trata de tetener a su hermana, que se levanta y oa hacia ta puetta que
sepata lat babitationes 7 descorre las cortiaas.)
Sr,rxr-ev: -Hola, Stella. ¿Ha wclto Blanchel Srtu,r (regrcsando a! dormitorio I nirando a Blanclte); -Sí,ha
leoanla, oa bacia ta 4u¿rta que tEala las babitaciones, arrimándose a la columna. Está ¿n!ft Stonley y Stella y mira con aprensión a aqué(,) Srerrev: -Hola, Blanche. (Ha dado un par de 4asot hatia el
vtelto. (Blancbe
se
y le sonríe a su cuñada.) (mhindolo): -Por lo visto, te metiste debajo del automóvil.
centro
Srzttr
88 -- SrnNr-rv: -¡Esos malditos mecánicos del taller de
Fri¿ no
saben distinguir una lata de aceite de la tercera base en
un partido de béisboI! (Bebe un trago de la botella de cerwza. Lentammte, Stell¿ úa h¿cb StanlE. Ltego, @n unlt
careritafinal,
se
atmja
en sus brazos.)
S'rl.utt:" (mientras Stella se lanza co?t {m?etu raloaje en sus brazor, a l¿ úitta de Blancbe): -¡Ehl (La leetanta y la mece, ?egadaat
cuer?o.)