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CUILITI(;ION §UICIDA
from CE número 19
LAPor PABLO LATAPI ORTEGA
En todo el Cosmos no ex¡stía un planeta que buscase su prop¡a des- eso, dec¡dieron ¡nterven¡r.
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Desde sus orígenes, la ciencia ficción ha especulado sobre la posibilidad de gue en un futuro, más o menos próximo, el planeta Tierra denparezca a conseeuencia de las guerras atómicas. Esto, obviamente, se debe a que los escritores han vivido inmersos en un medio donde el peligro de la extinción es, a momentos, inminente.
Siguiendo esta línea apocalíptica, Pablo Latapí Ortega, un ioven autor mexicano conocido ya por nuestros lectores, imagina la historia futura de un puñado de hombres que fue salvado de la destruccíón por los extraterrestres.
Aquelta mañana, después de 482 años de vivir en Xilios, Lutkik empezaba a tornarse melancólico. A lo largo de tantos años nunca había sentido siquiera necesidad de recordar su planeta natal. Lutkik era, al igual que todos, un hombre que logró salvarse de la destrucción, y hoy que se sentía nostálgico tuvo un enorme deseo de ir a la salaode proyecciones y poner en la pantalla algunas películas terrícolas en las que podrfa ver lo que un día fue su hogar. La Tierra había estallado hacfa,454 años, es decir, 28 después de la partída de Lutkik.
La lista de títulos de los reportajes de la Tierra resultaba muy sugestiva: Junio 20 de 1969:
"Llega el Hombre a la Luna"; Agosto 8 de 1974: "Renuncia Nixon a la Presidencia de los Estados Unidos"; Marzo 14 de 1983: "Fatal Terremoto Destruye Nueva York con un Saldo de Tres Millones de Muertos"; Febrero 16 de 1986: "Un OVN I Secuestra a más de Cuatrocientas Personas en Pleno Centro de la Ciudad". Este último era el título que Lutkik buscaba. Era la primera vez, en 482 años, que sentía necesidad de recordar aquel momento.

Después de colocar la película en el proyector, se acomodó en un enorme sillón y oprimió el interruptor. Las imágenes empezaron a aparecer en la pantalla; simultáneamente, una voz relataba los sucesos : "Esta mañana, mientras nuestro reportero filmaba las manchas verdes que han aparecido en el cielo debido a la contaminación, sucedió un hecho extraordinario; un enorme platillo volador descendió lentamente sobre el parque central, haciendo que un grupo de aproximadamente cuatrocientos curiosos que se habían reunido a observar el fenómeno, fueran levantados por un enorme rayo de luz que los transportó hasta el interior del platillo. Por la filmación hemos podido observar que el profesor Lutkik Timashev, notable f ísico nuclear, se encuentra entre los secuestrados. El hecho ha consternado a todo el mundo, ya que se trata de un fenómeno sin precedentes. La Organización de Naciones Unidas teme por la desaparición y ha. . . "
La voz del narrador se hacÍa monótona y pesada. Lutkik observaba con una cierta emoción cómo la nave Kan-l aparecía sobre el cielo de la ciudad y descendía a una velocidad lenta. Un grupo de gente se aglutinaba sobre el pasto verde del parque; entre ellos se reconoció Lutkik con una cara de asombro, que dif ícilmente podía concebir ahora. El rayo transportador los levantaba a todos y los hacía entrar en la nave, la cual pocos minutos después reemprendió el vuelo, perdiéndose entre las nubes.
La película había terminado v Lutkik se quedó a oscuras. El resto de la historia lo conocía per- en que habrían de vivir los terrícolas era ¡mpres¡onante, rodeada de grandes árboles artificiales y con un c¡elo teñ¡do de un azul espléndido. ' Por las limpias ' calles se veía pasear a algunos an¡males ya ext¡ntos en la Tierra: había zorros, venados, caballosyconejos..." fectamente: al entrar en la nave, él y todo el grupo fueron recibidos por Kan-l y los demás tr¡pulantes del vehículo, quienes después de calmarlos un poco les explicaron el motivo del llamado secuestro. Kan-1, al igual que sus compañeros, pertenecía a un planeta denominado Xilios. Este planeta era el "Corrector de la Vía Láctea" ante la Comunidad Universal, y siempre les habían preocupado las actitudes de los humanos que buscaban perennemente su propia destrucción. Al principio no se habían alarmado demasiado; los humanos se mataban entre ellos, era verdad, pero por lo rudimentario de sus armas el número de muertos no era importante y no representaban un peligro para el resto del Universo.
La guerra de 1914 los había empezado a preocupar, pero cuando en realidad sintieron la necesidad de intervenir en la Tierra fue en 1939, año en que todos empezaron a pelear contra todos, y 1945, cuando los hombres utilizaron por prirrera vez las bombas atómicas como armas de guerra. Los habitantes de Xilios nunca creyeron a los humanos capaces de llegar a matarse con armas nucleares, y como esto representaba un peligro gigantesco para el resto de la Vía Láctea, se vieron en la necesidad de organizar la misión rescate.
Los primeros pasos de la misión rescate se iniciaron con el lanzamiento de pequeñas naves que lle- gaban a la Tierra para transportar uno o dos humanos; éstos servirían de muestra para estud¡ar a la raza humana en general y conocer sus necesidades para poder vivir conformes y en paz. Al mismo tiempo que se eregía una ciudad especial para los terrícolas, fue constru¡da la gran nave de Kan-|, que se encargaría de transportar al mayor número posible de terrícolas hacia Xilios. Los terrícolas servirían de muestra en el Universo para que pudiera observarse cómo habían sido los habitantes del planeta antes de su autodestrucción. Con la explicación de Kan-|, Lutkik, al igual que el resto de los secuestrados, había quedado maravillado y tenía enormes deseos de conocer Xilios y el lugar que los xilianos habían construido para que los terrícolas vivieran. Cuando Lutkik y sus compañeros llegaron a Xilios, fueron objeto de minuciosos exámenes médicos. La parte rnás ínteresante de su arribo sucedió al momento en que un grupo de médicos inmunizaron a los terrícolas contra una de las enfermedades más comunes de la Tierra, la llamada muerte natural.
La ciudad en que habrían de vivir los terrícolas era impresionante, rodeada de grandes árboles artificiales y con un cielo teñido de un azul espléndido. Por las limpias calles se veía pasear a algunos animales ya ext¡ntos en la Tierra; había zorros, venados, caballos y conejos; los cielos eran surcados por hermosas aves que habían sido capturadas en las selvas amazónicas del Brasil. Había también un zoológico en el que estaban íncluidas todas las especies animales de la Tierra, desde unas pequeñas moscas verdes hasta dos gigantescos monstruos del lago Loch Ness, de Escocia. Todos los animales vivían en absoluta paz y sus enormes jaulas eran copia fiel de sus lugares de origen.
Cuando Lutkík llegó a Xilios se preguntó lo que podría hacer en un mundo tan armónicamente perfecto, y la respuesta se la dio Kan-l al explicarle que todas aquellas cosas que en la Tierra no había podido lograr por determinados motivos eran realizables en Xilios. Lo único que necesitaba hacer era programar a la computadora para informarse sobre cómo llevar a cabo cualquier actividad. Eñ la Tierra, Lutkik se había quejado siempre de falta de tiempo para hacer un viaje a París, y ahora podía programar a la computadora, la cual le entregó un par de boletos aéreos; Lutkik se dirigió a una especie de aeropuerto, en donde fue transportado en avión a un lugar idéntico a París. Aunque no sab ía qué ocurría en realidad, Lutkik se encontraba recorriendo un lugar como París. Visitó los Campos Elíseos, la plaza de la Concordia y la de la Bastilla, viajó en Metro, se emborrachó en el barrio latino y conoció a una parisina que le mostró lugares insólitos. Al regresar a su ciudad en Xilios, Lutkik descubrió que un enorme marcador señalaba el tiempo en años, meses y días que habían transcurrido desde su arribo a Xilios. Cuando Lutkik regresó de París, marcaba dos años con un mes y un día. Lutkik nunca se había vuelto a preocupar del marcador hasta el día en que buscó recuerdos en la sala de proyecciones; el marcador señalaba 482 años con tres meses y doce d ías. Después de recordar y observar cómo hab ía sido su llegada a Xilios, Lutkík volvió a revisar el catálogo de las películas. La última en la lista estaba fechada el 3 de agosto del año 2,014, el título era simplemente: El Fin.
Lutkik volvió a sentarse en la sala de proyeccíones y empezó a ver en la pantalla cómodos países de la Tierra empezaban a crearse problemas. Uno de ellos se quejaba de falta de respeto a los derechos humanos, y el otro protestaba por haber sufrido ataques y agresiones a todas las escalas. Nunca llegaron a un acuerdo Y uno de ellos empezó a arroiar sobre el otro poderosas bombas de neutrones que destruían a los hombres sin afectar las construcciones. El otro pais respondió con bombas atómicas que demolían grandes ciudades. Todo el mundo reaccionó y empezaron los países a lanzarse bombas atómicas entre ellos, hasta que estalló una de tal manera, que la reacción en cadena que provocó no pudo ser controlada y destruyó toda la Tierra. La destrucción fue total, no quedó piedra sobre piedra, y ahora el planeta entero se veía como una enorme esfera muerta que emitía radiaciones mortales. Ninguna nave espacial osó acercarse, y en realidad faltó muy poco para que la Tierra saliera de su órbita solar y se hubiese convertido en un peligro para el resto del Cosmos.
Después de recordar que había sido rescatado de su planeta, Lutkik se sintió avergonzado de habe¡ pertenecido a la raza humana, la única en el Universo que había buscado su autodestrucción y que lo había conseguido. Lutkik estaba seguro que los terrícolas que ahora vivían en Xilios eran completamente dist¡ntos a los que murieron en su lugar de origen, pero eraR, desde cualq!¡er punto de vista, criticables y enjuiciables por haber pertenecido a una civilización suicida.

La sala de proyecciones y archivos de la Tierra siempre había estado abandonada hasta aquella mañana, en que después 'de 482 años, Lutkik había empezado a sentirse melancólico. -
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