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ESTE OVNI NOCTURNO FUE FOTOG RAF I ADO EN FRANCIA DURANTE 1975 (MAS IN FORMACIOI'I EN LA PAGINA 40).
COIáEORADORE§: fnnc[oo An¡§.to Lugo, Federico JArtoags, AoEn¡o J9É AÉ, Juan José Benítez, Jatorü Clrrk, Miguel Angel Ceotanheira, f¡rrio D¡rnouds, Rená Foueré, Hrlflr| Furbor, §alvdor Freixdo, Fanle Garzr, Perla Gonzáles, Mario Herrera, J. & $lur$k, J. P. Joude, John A, Keel, Ailonto Lr Hers, Judyth de León, ilt!¡u, LLtpt, Enrvin Móller, Soymour Martin, §rlllcrmo Mcndiz&al R., Servando Mol¡na, V¡cñú Qrtlz. Marcelo Eduardo Pichel, tú¡dr ñoynolü, Rofcl Bodrfguez, Añton¡o Rlüar¡, l,lom¡kt Bodrlguez, Cecilia Sánchez, V¡rdlb Slnd¡ez Ocelo, Jan Schnell, Guy Tr¡do.
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Danza de OVNIS por Wa¡ter López Venus: Ventanas
obre lxtapan de la Sal K. a un mundo proh¡b¡do por Erw¡n Móller. 1982: Oleada en el cono sur por e¡ lng. Roberto López
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1856: éCayó un satél¡te extraterrestre en México? por Stephan Neri Bolas llameantes, OVNIS y humanoides por Enr¡que Palos Libros
OVNI sobre el balneario por Rafael Rodríguez Dos avistamientos europeos por Jan Schnell
.-
Cartas En Gonhcto 30 42 rl. #': § K; *i l"¡ffi CONTACTOS EXTRATERRESTRES. Rev¡sta Publicda por Editoria! Posada, S.A. La Otra Banda No. 74, Col. Tizapán, San Angrel, Deleg. Alvaro Obregón 0f 090. México D.F. Tetéfono 5504G22. Publicación catorcenal. Registros en trárnite. Miembro de la Cámara Nacional de la lndustr¡a Editorial. lmpresa en Editora Sol, S,A. Lago Chalco No. 156 Coi. Anáhuac. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta revista, No se devueive material escr¡to o gráfico no sol¡c¡tado. Precio por eiemplar $30.00 M. N. lmpreso en Mcxico.r/Printerj in Mexico.
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Jdmr§oló¡zano ilco 6üv¡r &iánz
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sqMARrc No.'141
26 de mayo, 1982
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Editorial 26 35 36
El
Ret¡nión de estrellas por Rohrt Lorv
ODISEA.ESTELAR
PeCIr
Kolosimo
Plaa Y Janés ,'..,:. :Otra obra de Peter Kolosimo' uo-*,lv rec¡ente, Pero cuYo lnte;¡; ñ:Pierde actualidad Pues es ,h extehso recorrido Por los calii";; A tá arqueolog ía misteriosa' iá attro.rqueología, los e.ntgmas cientfficos de la Prehlstorta Y ia ániigi¡éáao, ta mitología. .com-o ír"n1ü de' la verdadera historia ili'oi."ái., ótcétera' se trata del ü-irJtitiió-li',ás caro a sus admiraitru -quienes lo Prefieren a von Úánit .n'Y comPañía Por su eruñ¡il;át Polísráfica Y Por la "*en¡¿uO Periodística de su Pro.r- et miimo de flo es ter-restre i aitl*rrin en la Prehistoria ' corr ía salvedad de que aquí es Tqclo más vasto, mucho más ambtcto'só]-eosecnándo resultados q.ue son müy,srYot Y que no ha tenido ne' cii¡háu' de' tomar Prestados de ótros autores. --'Ei irtrlo no es gratuito', como nos tiene acostumbrados' Kolostffi i;i¿i; a, odisea haciendo aiu' liü'n"u *á-novela de ciencia ficción: esta vez se trata de la Odisea de GlYsÜa, del autor norteameíiüno iáár. Vance, que de acuerd-o ái ProPio Kolosimo es una epopeva'de i'mitos, tradiciones Y recuerá;t:;. áóoñibci mientos históricos' irasrááaao a otro mundo Y a otro iü;ú;'. La conexión con el Poeá"."[á*¿iüo es evidente' Y io : m¡smo busca Kolosimo antepo"il"áo la ePoPeYa griega Y la fpáP.v. de ciencia ficción como iüs móotlos: narrar -en este caso ' iirt.i o" reconstruir- [o qu.e ü,iii¡o ln et Pasado rernoto de ;ñ Planeta, que de ninguna maáLia'co¡ncide con el concepto que iir*o. heredado Y que nP es,m9: oue un esquema convenciona! sln ñingrna validez; Para esta. nari'atiáñ roro'imo habrá ,$e. b1ar19 ;;i;t i,,g*tntot mitolósiccs mas Iii,ii-t¡.átiüos que han llesado hasta nüestros dfas y en los datos arqueoiiüjiü'-'"ai ócurtos 9"- #':.1:
ti?Ióuirrá, datos que pg' Ptl: ifu:"lmlffi " :: L"#'?[3', :;;:: salen a la luz. "''Ái.t;;; bien, des.de ei PrinciPio Ae sü'áCItea, (olosimo hace Patent ra iinat¡dad de esta reconstruc-
REUNION DE E§TREIIAS
Por ROBERT LORY
Hay fiestas en las que todo puede ocLtrr¡r, en las que uno conoce a perconas nuevasn en ocasione§ extran¡eras, llegadas de muy lejos. A estas reuniones también asisten persona¡es cur¡osas con podera extraños capaces de. , . Bueno, Robert Lory ha tomada estos elementos para describir una curiosa situación en la gue se conjugan las estrellas, los horóscopos y, por supuesto, la astrología, para llevarnos a un fínal súbíto que seguramente les encantará.
dora, encantadora, encantadora Vicki!
Entramos y Hadiey se abrió paso al guardarropa ya atestado, dejando caer sin miramientos el abrigo de Vicki antes de ileEar a é1"
- iSanto Dios, y qué aspecto tan estupendo tienes! -dijo, volviendo al lado de Vicki.
D.ploro la matanza, especialmente porque de haber escuchado a Vicki no habría ocurrido aquella muerte. "No deberíamos acudir a la reunión de HadleY", dijo. Ella tenfa razones, . . Ninguna era ade' cuada, pero las tenía.
isus reuniones son siemPre un latazo! *se quejó mientras Peinaba su larga cabellera rubia.
-No puedo soportar a tus cere' bros de escarabajo de la Avenida Madison, representando sus PaPeles de personaies -fue su razón al poner yo en marcha el coche.
-Son una partida de "conquis' tadores" -soltó cuando entramos en el ascensor.
-Y Hadley es un tonel *espetó cuando el ascensor llegó al noveno piso.
Estaba yo llamando a HadleY
por el interfón, cuando Vicky lanzó su último argumento enfurruñado, -Y su aliento es repulsivo también.
Yo asentí, como había asentido a todo cuanto me llevaba diciendo. Seña!é, en respuesta, que para establecerse en la Avenida talescosas eran necesarias, las reuniones, los "conquistadores" y el malaliento de Hadley, No dije nada sobre lsvara. Aunque Vicky lo ignoraba, era lsvara la razón de nuestra asistencia a aquella reunión particular.
Abrióse la puerta e inundaron el vestíbulo los sonidos de una ruidosa camaradería, Un goi'do y babeante Hadley bloqueaba la vista de lo que iba desarrollándose en el interior.
- iGeorge, viejo! iY encanta-
No le faltaba raz6n. Tenía una única cualidad, pero suficiente para hacer de él un cot¡zado director artlstico. Entendía de helleza. Y Vicki, alta, rubia y bien formada en su vestido plateado. era la propia representación de la belleza femenina aquella noche.
- iEh, muchachos, rnir' ;"ién está aqu l. el mismo - ge Bond en persona! iEh, hola, chico maravilloso!
Estas palabras salían borboteantes de la boca estridente de un importante jefe de empresa neoyorkino. Estaba más allá de mi cornprensión cómo podfa tener éxito con ia clientela. Debía te. ner una labia especial, aunque, hice una mueca de falsa sonrisa, en espera de la secuela al "chico maravilloso" que me había adosado como etiqueta.
.- ¡Sl, señor, todos nos maravillarnos, chico, pregLrntándonos cómo has conseguido una mujer así!, y se rió, Seguimos sonriendo a través de ia sala y el comedor, recibiendo
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saiudos que iban desde las sonrisas senrisinceras a las punzantes palmaditas en la espalda. Cada mujer parecía ansiosa por acercarse y acribiilarme con lo punzante de sus senos.
Yo nr: sé lo que píensa la rnayo- ría de los hombres, pero sustento ia opinién eie que los pechos son rnagníficos. , pero en su sitio, Oue n0 e§tén opuntaladas hasta parecer homi:ros deformados, Toda la raza humana me disguta a veces, y también a Vicki, especialrnente en est6s reunicnes 0 "EuatequÉs", comG ahora se Ci**.
-ÉT* ¿:iir¡iertes? -me preguntó con acsí1tü avinagrado.
Estaba yo preparando una respuesta rnordaz, cuancio un horrendo pubiicista llamado Pitcorn, me asíó del brazer y r1'¡e puso en la cara una páteta frita ''a la inglesa".
"'-cFr¡,¡ebas una, George? Tienen un sabc¡' excelente. Marcia las hizo. TraEr.ré saiiva y compuse una soñilsa.
--No, gracias Pit. Estoy a régimen. Va sabes -le di una amistosa palmaela er: la espalda, lo más afectuosa r¡ue pude, tanto que le hice escupir lo menos tres rebanadas de patata que estaba engullendo.
Mi aiegría sádica fue interrun¡- pida por un tirón en la manga que me dio Vicki. Cuando estuvimos fuera Ce i aicance del oido de pitcorn, ciljo:
-ñ/le alegra que lo hicieras. Creo que se hacía ciertas ilusiones acerca Ce r* i.
-l.Jo ternas -dije-. Podrías ser su rnilerte y él lo sabe, Vamos a ton:ar algo.
Al dirigirncs al bar cje caoba de la vasta sala de estar, mi mirada vagó por las cai'as falsannente risueñas y de krocas espumeantes, que estahan parloteando y cañtandr:r y miran,Jo de soslayo a nuestro derrecior. l-.a reunión había alcan" za¡J* in fase en que los hornbres se desal:r*clrai:an Ias chaquetas, se deshaclan l*s nt¡dos de las corbatas, y ios vestidos de las muleres mostrahan ya los efectcs del problema innominable: ei de la transPiración.
Mi mer:te lo tomó como cosa natlJral, rnieñtras intentaba localizar a ia persona cuya presencia en aquelia orgía era la única razón de n¡i ryenida.
-lCr¡ién es? *dijo Vickí, mientras le servía un Martini- iQuién e$ esa per"§*i'la a la que buscas. ,?
Sonreí eon orgullo. iCuán superior era Vicki a todas las bufonescas criüturas allí presentes i áOt¡é otra mujer podría saber instintir¡a, exaciamente, lo que su rrarido estaba pr:nsarrdo?
-¿0uién? --repitió.
*Aauél -dije, al hallar al homDre enjuto y de elevada estatura que ahora atravesaba la puerta de cristal esmerílado que separaba la sala de uné terraza exterior*. Él del turbante. §e f lama lsvana.
*L.!n nombre interesante. i Es realm*nte el suyo?
Cualquiera que hubiese estudia" do profundan'lente ias creene ias reiigiosas del ser hurneno, reronocería en ,lsvara -como Vicki lo hizo-- a uns de los títulcs cie la deidad su§rerna hindú. Yo no sa-
bla si lst¡ara nació con tal nombre o se to había puesto en sustitución de Alí Babá o Sam O'Rourke y así se lc'n rnanifesté a Vicki, Presenciarnos cómo un rechoncl'lo pelirrojo, a quien no reconocf, cfree ía a lsvara alguna clase de behida. La rechazó, con un leve ademán cle eabeza y, dejando al pelirrojo rnirándole con indignación, §e puso en cuclillas en un ríncón aisiado de la sala.
-ürJsempeña muy bien el papel de m ístico -observó Vicki-. ¿Dénde lo cazé Hadley?
--En la agencia. lsvara posa para cierto aRuncio de cigarrillos. Está aqu í probablemente para entretenernüs esta noche, pues adívina el carácter de las personas.
Vicki tomó un sorbito de su Martini.
-iErnplea la bola de crístal o las hajas de té? -preguntó irónica.
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-Ni lo uno, ni lo otro' Estrellas. .'una esPecie de astrología; Pitcorn me habló de ello' lsvara exarnina atentamente las acciones de alguien, y Por ellas determina el planeta rector o las estre ilas que 'han influenciado su nacimiento' El resto de sus deducciones se desprende lógicamente.
-¿Y tti crees en eso?
.-Pitcorn sí. lsvara le dijo que su gran problema en la vida era el de ño haberse resignado nunca a la muerte de su madrastra, Y que si alquna vez se casa será mejor que ld fraga con una bibliotecaria de cierta edad.
Vicki rió ante la imagen de la futura novia de Pitcorn, Pero su rostro se tornÓ bruscamente serio, -ZlJas visto eso? Estaba mirando en nuestra dirección. A mí'
Un manotazo en mi hombro cortó cualquier comentario que Yo pudiera hacer.
-iTe diviertes, eh, George?, -bramó Hadley, abalanzándose hacia Vicki, quien se apartÓ con un movimiento de sus Puntiagudos tacones, haciendo q'-¡e nuestro anfitrión fuese a parar tambaleándose al diván, donde aterrizó en el r*gazo de una matrona de cabello ieñido cie azul, que habla estado defendiendo con vehemencia su teoría personal acerca de la gran I ite ratu ra.
-Creo que tengo miedo de ese hombre -dijo Vicki.
-Es inofensivo" Sólo se imagina que es un gran arnante y nade más.
-No hablo de HadleY, sino de é1. *Estaba mirando a lsvara*. [Vle pone la carne de gallina, EstoY segura de que ha estado observándome.
-No faltaba rnás -dije, burlándome de su tono ansioso-. Probablemente le has flechado. DesPués de todo, tiene una gran afinidacl con las estrellas, y para cualquier hombre discernidor tú eres la estrella de esta reun¡ón.
Vicki murmuró algo sobre no gustarle aquello, cuandc me di cuenta, con horror, que rni vaEo estaba vacío. Ya desde el Primer "guateque" habla aPrendido que el secreto para soportarlos con el juicio intacto, era "Ponerme" ha§ta el tope.
-iOtro trago? -pregunté a Vicki, Ella respondió que no, Por lo que tuve que ir solo, vadeando a través de los movientes cuerpos que bailaban *si así pod fa decirseal ritmo del mal jazz.
En el bar cambié mi vaso de Martini por un combinado doble de ginebra, Acababa de acondicionarlo debidamente con su correspondiente hielo, cuando me fijé que un artista.de la agencia había ecorralado a Vicki junto a la maceta de una palmera enana.
Goddard el Estólido, le llamaba yo. Un zopenco. Cada vez que se me ocurría reflexionar sobre que la raz6n de mi deseo de trabajar en publicidad era Para estar üerca de seres como Goddard, Pitcorn y el resto y poner a Prueba mi inteligencia, La inteligencia era el meollo de la cuestión. Me imaginaba que los artistas y los escritores -hombres creadores- serían rnás inteligentes que el resto de los hu-
manos, más próximos a la comprensión del significado de la vida. Pero estaba equ ivocado.
Sin embargo, allá tenfamos a lsvara, de pie en el rnismo rincón. Acaso é1. Decidí someterlo a prueba.
Respondió a misaludo diciendo: -Su esposa es una Persona encantadora.
Asentí, pensando que Podía traiar de los atributos de mi mujer con cualquiera Y en todo mornento, y más ahora que deseaba hablar sr¡bre astrología, con alguien que pretendía conocer algo al respecto.
-Muy encantadora -rePitió-, pero singular.
Mi mente consciente flotó a través del combinado de vermut con ginegra y se puso alerta.
*iSinEular?
-Sí -respondió-. ¿Conoce usted mis facultades, Sr. , "?
*Bond...GeorgeBond.
-Señor Bond. creo que habrá oído usted hablar de mi Poder Para anaiizar los caracteres de las personas por sus' acciones. ¿Fla estado usted, o no, esperand<¡ toda la noche una oportunidad para tratar este tema conmigo? La deducción no resulta dif ícil, señor Bond. Es en su esposa en quien he estado concentrándome, como ya se lo ha dicho ella misma.
Vicki tenía raz6n. El había estado observándola.
-Me interesará su análisis -dije' lsvara meneó la cabeza, respondiendo:
*No hay ningún análisis. Su esposa es. . . insondable, y no lo digo a ia iigera, Porque, señor Bond, cuando mi don no me Permite penetrar en la misma alma de una persona, esa persona es. irnpenetrable. 2 Lo comprende?
-Pues no -confesé.
*Yo sí. -La voz era de Vicki, quien evidentemente había logrado desembarazarse de Goddard-. Yo comprendo perfectamente al señor.
Z lsvara? E! señor lsvara te está diciendo, George, que cuando falla su sistema infalible, la óulpa no es del sistema, ni de él mismo, sino que evidentemente reside en el sujeto. -Vicki me guiñó un ojo y sonrió-. En otras palabras, que soy une chica muy díscola.
Si fuera de los que se sonrojan fácilmente, me hubiese abochorna-
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do. lsvara -la única persona de la cclncurrencia a la cual comenzaba yo a tener cierto respeto- y Vicki comportándcise de ls más descaradarnente. Comencé a excusarme, pero me cortaron en seco.
-La señora Boncl tíene rnucha razón, aunque creo que habló en bron¡a -dijo lsvara-" El fallo Cebe estar, sin ernbargo, en sí misma"
Lo dijo sosegadarnente, con ia tranquílidad de un profesor explicando a sus alurnnos que el hidrógeno y el oxígeno se combinan para forrnar agua. ñeí. Vickí mer*r:ía aqueílo. Y hubíese reído más, pero lsvara prosiguió:
-Es verdad" Se dé o nrt cuenta, señer BonC, su esposa está íntentando a toda costa ser algo que no es. Está representando un número rnuy especial, *¿ldrl¡'nero? -Me quedé mirandc a Vicki.
-l\iilmero -afirmd él*" Unavariedad de características me dice que eile es de Capricornio. su encantc, su tipo de atractívo sensual, ciertas sefiales dejadas por la expe;-iencia, todo ello apunta a ese sígno ;'eg!cto por §aturno. Pero le falta la dignidad y reserva halladas en Capricornir:. Sonríe dernasíado anhelosamen te y hasta un psicólogo aficionaeio puede descubrir una, " una sonrísa forzada, falsa. Ffjese, sefior Boncl, que ahora no está sonriendo.
I{o pod ía haber sido rnás exacto" El rostrc de Vícky estaba plácido, pero su interíor era L¡n volcán dos segundos antes de la explosión. Yo era su marido y podía decírlo. y también lsvara.
Ella hahía segr-rido mis pensa.m¡entos, io sabía, Sus ojos decían: 'Yo voy a arreglar esto. V comenzé a intentar!o.
.-§eñor lsvara, quizá tenga usted toda la razón. Acaso haga yo algo de tripas eorazón para ser sociable en estas reuniones que no puedo soportar. iY q*é? Muchas personas iraeen tanrbién io rnismo. Usted dijo que soy de Capricornio, bajo la infiuencia de. Saturno, éno es eso? Bien, ipor qué no dejarlo as í?
lsvara sohrió con agradable sonrisa.
-Porque usted desaf ía el análisis balo el signo de Saturno. Usted viste comg si fuera de Taurus, se
comporta ptlblicamente corno Aries y piensa ecrno Libra. Mientras Eue y0 no siento sino desdén por la astrologfa pepular, eualquier practicante de elle le ciirá que tanto Aries corno Libra son incompatibles con eaprieornio. *iY eso qué significa? *diio glacialnnente Vicki"
*Significa que o bien tiene usted una neurosis de personalidad múltiple, que no es el caso, 0 gue está viviendo conscientemente una §ran i'nent¡ra.
- iLe ruego me perdcne! *dije, hacienclo un esfuerzo por parecer brusco" El esfuerzo falló iamenta. blen:ente, pero tanía que ifttentar. lo.
-Lo que dije no fue expresado corno insulto, señor Bond. -lsvara me miraba ahora fijamente a los ojos-" Lo que dije es r¡n hecho. Las estrellas son un hecho. Sus posiciones, aLlnque sapaces de una variedad de influencias, no dejan por ello de ss!'un heeho. Y esas influencíes son observables a quienes *aben cómo leerlas.
-Y él puede leerlas seguramen- te *interuíno una nueva voz. De todas las v€ces c¡r.Je !a cara de pit. corn parecía repulslva, a buen seguro era esta una que no fallaba_. tTe lo está haciendo a ti, George? Sonreí débilnnente
-No, a rní no, a Vicki" Pitcorn exclamó: ,'¡Ch!,,, y apuntó al vaso que tenía yo en lá mano.
*iDispuesto a volverlo a llenar? Te acompañaré.
-Sl, George, ve *dijo Vicki, tendiéndome su vaso-. y sé rnoderado eon el verrnut. *Hió con risa. que parecía sincerñ, pero que no Io era.
*Relájate *me dijo Fitcorn mientras nos dirígíarnos ai bar*. Tienes el aspecto cie. . de un saltador de pértige. *Rió entre díentes su chiste.
-Dernasiada bebida -rezongué clestapando una botella de ginebra, VertÍ buena cantídad de ella en los vasos, antes de llenarlos con semi-respetables Martinís. Cuando miró a trevés de la saia al lugar en que habla dejado a Vícki e lsvara, mi pulsc se aceleró.
Se habí'an ido. -¿Adónde vas? -preguntó pit-
corn al ve!"me salir disparado y lfeno de pánico"
En la cocina y cornedrr algunas deseotadas mujeres ¡ne mirarán insinuantes, pero Vickl nc estaba, De nuevo en la safa, la loealícé" Se hallaba cerrandc le esrnerilada puerta que daba a l* terraea - iAprisa, lsvara está fuera! -me cuehicheó. §u p:fníco era mayor que el rn ío.
La segu f a donde se encontraba lsvara, ínmóvil y frío eomo la piedra, cerca de la esquina de la terraza. Vicki lo había eanEelado. *i l-o sabía éi? -pregunté.
. -Estaba empezancXo a sospecharlc" -Miro nerviosarnente a la reunión*. Hemos de darnos prísa.
Tomé el cadáver de lsvara y lo coloqué sobre la balaus.t¡.ada de la terraza.
-Disponte a chillar -díje a Vicki.
Y a nueve pisos de altura sobre el pavímiento, empujé el cuerpo al aire. Viekí chiltó.
*.Dijo quq. , que estaba inteñtando desafiár a ia graveeacj -ma- nifesté entre sollozos. cuando Ha" Él"y y íos demás nos inr,errogaron. Bepetimos la hístoria al llegar la policía.
-Puso el pie er: el borde. . dijo que estaba desafiando la ley de la gravedad, . y . . . -Vicki lloró histéricamente.
-Era una especie de chiflado y creo que estabe tan bebido cornó todos nosotrcs -añadí.
Aceptaron nuestra explicación. Un carácter eom$ lsvara -un extravagente místico, como lo de_ norninó el sargento- era muy probabie que enseyase sus poderes paseánciose por el antepecho de una terraza, -Vemos rnuchas cosas de este género -aseguró el sargento a Vicki, quíen se estremeCló eonvincentemente. Nadie sospechó de nosott"os. No habfa ningún motivo. Y. desde iuego, naclie supo lo que lsvara había dicho a Vieki an. tes de que ella le sugiriese que fuesen a respirar un poco de alre fresco.
-Fero -estaba él dicíendo- las est¡'ellas serían de diferentes formas sí. sifuesencontempladas. . desde alguna ot,-a parte.
Nos eítaba "calando,,,-o lo habrla logrado pronto. [_a guerra es
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ia guerra? per'* tod*víe '**p§*r<: su muerte. l-e inteligen*t* del h*n¡bre y el heehc de que tl¡viec* txnta razón sabre Vicki, . . Eiia es una Capriccrnío" por ls n:en*s, y Satur¡rs su planeta gcbeinar:ts. Y será el de todo*, después de le iiegada de ñue$tras trüBas. "-,a
Viene de la pá9. t g VHruW§;
uffiruYKru&S."-
gu*do, abri* §u§ §a.úca ii'4s 'i cornenué a frcna¡ a :rn¿ elt'-jÍ,i *,r 4V kllámstrss, t&r-rtii',*=¡;dc si: lento descensa n¡ere*d s L:i: úis;'-' sitivo aerodinánlscg tir :' sr,¿do. Durante ei áterr;za¡e, i¡s :ái'',1''¿; comenuaran a tümar fot*gi'aiías pancrárnic-es a c<¡lor':le: i,¡:',Éje. 'Esto duró un* hora Y i:sirión,
a'jur*¡l?r ix **al su vel**ldad se f;-re r{:,"ji:cier}rJr¡ gredueimente de 1i fi*il * 3§* rn*trss pcr segund*" iln* vez en *i suelo, un& íJttt€r¡§ regi;l*d,m ps:r *isüositívus autorná'tie*s *'*rrteneó s transrnitir los datn:;, §n *i eentro de *ontrol de la l'i*i".ra ** **nr¡:rmbó que todo fun*i*nrlf* biery r, {::*?"yleüzaron a reeil¡ir irr{*r¡-.ra':iSn telen¡Étrica de lss §p&r'atfl}s ':e ¿r b*rrjr:. Hr: !q:ssiguien- f*s t ?.5 rninutot, ia r¡ave envió e,e¡il:i*"n¡* i*fcrn:acif;n, inciuyendo *;l ! ¡ *:i;r"rs rc g:.r* rt*s *ol¡re actit¡IeJades ,ií¡:il;;::i¡t .r, 1*:t prspíedades flsieqs 1 ** ír:":ii:i:$ d*¡ *,;*iel. ** i;eire¿r* es¡rer:ie§, que opera .¡ á,:..:.1'; l*i'{ti}Pi"frtiil"et'* y L::'esiones, **tu';* o"rlu*$t!"a$ iei s**ic. mis¡uas .;i:,* i'Lll.ri",]ft *ni*cad*s e;'¡ ¡-¿na gálí¡aia ir*¡":r'¡cit!,i:¡l qus reaiiz ó su ;¡,4i11:ili ü*i *:*etrio *le rayos X y :it ¿.1*iür*;"lili*, iltroS ¡ nsti"umÉnt{}§ reaii;*¡'*rr *r¡'*iiris *sr:ectra§es de ia i¡¡.¡i¡:cir:rt **lar", miqJi*ron la e!ectricl*¡ij xtr:to*fÉrica y la ccrnposi¡!¡r: 1-<1¡is¡¡riqa Ce ias nui:,e*, CüL"&##&AülüI\i §ruTÉffiSdAüI*NAE-C:tlia ¡* üüe pudiera pefisarsc,
para el br¡en éxito de la rnisión, cíentfficos norteamer¡canos y de otros países colaboraron con su§ calegas soviéticos. Por ejennplo, expertos de la NA§A ayudaron a elegír los sitíos de descenso proporcionando a los soviéticos mapas detallados de la superficie venusina, obtenldos por medio de radar con la sonda Pioner-Venus.
Bajo un programa franeo-soviético, la nave estudió durante su travesfa las fuentes galácticas de rayos X y de radiacién Gamma. Un rnsgnet6rnetro austriaeo fue utiliEaeis para rnedir los *ampos Eravitacionales interplanetarios; el móriufo autsmáties cliseiiaclo por los rusos innplantó un nuel,o récord, logrando funeionar cuatro vece* rnás de lo planeadc, El panorama captado por las fotograf ías, inusitadernente claras, demuestra que el sitis donde aterrizaron las cápsulas Venera "13 Y f4 difiere rnucho de los iugares sñ que descendieron otras estaciones automátíeas saviétieas" Alrededor de las rnisrnas" pueden verse disemlnadas rocas angulosas
SEPTIEMBRE EN ERO EL PROGRAMA PIONERO DE LA TELEVISION NOCTURNA. VIERNES Y SABADOS CONDUCTOR;LUIS CARBA,JO POR EUE D ICIE M BRE DIIT§ rv0r3r
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