El Testamento Francés Andrei Makine
Éste es el relato de un hombre nacido en las heladas estepas siberianas y obsesionado con una fabulosa Atlántida, y de su excepcional abuela materna, Charlotte, fuente inagotable de historias que, a lo largo de su extraordinaria vida, le va contando casi desde la cuna. Pese a una dura travesía [...]
Hernani, Udal Liburutegia, 2011 urria Biblioteca Municipal, octubre 2011 http://liburutegiak.blog.euskadi.net/hernani/
Andreï Makine (Krasnoyarsk, 1957) Biografía1 Estudió en Kalinin, hoy Tver, y más tarde se doctoró con una tesis sobre literatura francesa en la Universidad Estatal de Moscú. Enseñó filosofía en Nóvgorod. En 1987 viaja a Francia en el marco del programa de intercambio cultural para enseñar en un liceo. Es entonces que decide no regresar a la URSS y pide asilo político, que le es concedido. Enseña literatura rusa y se dedica a escribir y traducir. Logra publicar su pirmer libro haciéndolo pasar por una traducción del ruso. En 1995 fue galardonado con los premios Goncourt y Médicis por su libro El testamento francés, publicado al año siquiente en España por Tusquets. Trata de la vida de su abuela francesa, Charlotte Lemonnier. Obras • • • • • • • • • • • • • • • • •
La Fille d'un héros de l'Union soviétique, 1990 Confession d'un porte-drapeau déchu, 1992 Au temps du fleuve Amour, 1994 Le Testament français, 1995 El testamento francés, Tusquets 1996 Le Crime d'Olga Arbélina, 1998 El crimen de Olga Arbélina, Tusquets 2001 Requiem pour l'Est, 2000 Réquiem por el Este, Tusquets 2007 La Musique d'une vie, 2001 La música de una vida, Tusquets 2002 La Terre et le ciel de Jacques Dorme, 2003 Entre el cielo y la tierra, Tusquets 2005 La Femme qui attendait, 2004 La mujer que esperaba, Tusquets 2006 Cette France qu'on oublie d'aimer, 2006 L'Amour humain, 2006 Le Monde selon Gabriel, 2007 La Vie d'un homme inconnu, 2009 La Fille d’un héros de l’Union soviétique, Paris, Robert Laffont, 1990 La Femme qui attendait, Paris, Éditions du Seuil, 2004 L'Amour humain, Paris, Éditions du Seuil, 2006 Le Livre des brèves amours éternelles, Paris, Éditions du Seuil, 2011
Pamphlet d'Andreï Makine 1
Más información en estas direcciónes [2011-09-13]: http://es.wikipedia.org/wiki/Andre%C3%AF_Makine
•
Cette France qu'on oublie d'aimer, Paris, Flammarion(2006), réédition Points, 2010
Pièce de théâtre d'Andreï Makine •
Le Monde selon Gabriel, Monaco, Éditions du Rocher, 2007
Autres ouvrages d’Andreï Makine : •
Andreï Makine et Ferrante Ferranti, Saint-Pétersbourg, Genève, Éditions du Chêne, 2002
•
Andreï Makine, Cette France qu’on oublie d’aimer, Paris, Flammarion, coll. Café Voltaire, 2006
•
Andreï Makine et Elena Maldevskaïa, Le Costume populaire russe, Connaissance des Arts, N° Hors-Série 396, 30 mars 2009
Critique littéraire par Andreï Makine : •
"Préface d'Andreï Makine" dans Valery Brioussov, Les dernières pages du journal d'une femme, Stalkers Éditeurs, 2008, traduction Anne Flipo Masurel
•
« Ivan Bounine et sa grammaire de la beauté » dans Ivan Bounine, La Grammaire de l’amour, Pin-Balma, Sables, 1997, traduction Anne-F. Masurel, pp. 7-20
•
La Prose de I. A. Bounine, Poétique de la nostalgie, thèse de doctorat, Paris IV, 1991, 572 p.
Mas datos sobre su biografía:
Enriquecer el testamento francés - Luisa Corradini2 […] La única historia verificable en la vida de Makine comienza en Francia, país donde nadie podría ser más adecuado que él para transformarse en leyenda: ruso, exiliado, inmigrante, solitario, pobre, rechazado por todos los editores, desconocido y, de golpe, Premio Goncourt. Cuando llegó en tren a la Gare de l´Est, en 1987, sólo traía consigo un sueño: una Francia mítica que le había transmitido su abuela Charlotte. En El testamento francés, su libro más autobiográfico, relata la sensación de sentirse extranjero en su propia tierra siberiana, debido a una lengua y una cultura que le transmitieron un mundo irreal, una Francia que nada tenía que ver con la verdadera: cuando Charlotte le hablaba de un barrio parisino, en su imaginación él veía a Proust atravesando un pueblo de isbas de madera. Una vez en la Francia real, Makine vivió como pudo: en los barrios populares de Belleville y de Ménilmontant y hasta en una bóveda del cementerio de Père-Lachaise. Dio algunos cursos de literatura rusa, escribió una tesis sobre Iván Bunin, se construyó una cabaña escondida en las dunas de la costa atlántica. Desde allí escribía y enviaba sus manuscritos que le eran rechazados una y otra vez por los editores. "Las cartas eran terribles. Los editores son gente cruel. Todo aquello me hirió profundamente", reconoce. Entre dos golpes de desesperanza, su empecinamiento es apenas creíble. "Hice todo, todo, para ser publicado. Me puse todos los seudónimos posibles. Cambiaba los nombres de mis novelas, las primeras páginas, y volvía a enviar las copias a las editoriales. Cerraba mis manuscritos con hilos de goma de neoprene para ver si alguien abría el sobre. Los recibía de vuelta, con los hilos intactos, acompañados de una carta de rechazo argumentada", recuerda. Es verdad que, en el país que convirtió la expresión escrita en un culto, es difícil tomar en serio a un ruso que escribe en francés. Para sortear el escollo, Makine envió uno de sus textos con la mención: "Traducido del ruso por Albert Lemonnier". "Me dije que sería más fácil perdonar a un traductor eventuales errores de estilo", cuenta. La estratagema pareció funcionar, porque tanto Laffont como Belfont publicaron sus dos primeras novelas. Hasta que un día, Belfont le pidió el original en ruso de Confession d´un porte-drapeau déchu "para verificar ciertas fórmulas mal traducidas". "Es obvio que ese manuscrito no existía, entonces eché mano de un manuscrito en ruso cualquiera y, muy seriamente, simulé controlar, página por página, las frases que causaban dudas al editor", confiesa. Cuando pensó que todo había concluido, Belfont decidió "hacer controlar la traducción por un traductor externo". "Y bien, me crea usted o no, tuve que traducir íntegramente mi novela, del francés al ruso." Una verdadera tortura: "Me perdía, no encontraba las palabras. Algunas, ni siquiera existían en ruso", recuerda. -¿Por qué escribir en francés y no en ruso? -Yo no soy particularmente admirador de Sartre, pero él tenía una acertada idea sobre esta cuestión. A su juicio, hablamos en nuestra lengua materna, pero todos escribimos en un
2
Todo el artículo en esta página:[ 2011/09/14]: http://salonkritik.net/0809/2009/01/enriquecer_el_testamento_franc.php
idioma extranjero. La lengua escrita no es la lengua habitual. Exige un esfuerzo, es prefabricada, estilizada. Eso sucede cuando yo escribo: uso un idioma gramatical, morfológica y lexicológicamente extranjero. Pero sería lo mismo si escribiera en ruso. Hay en ese idioma, al igual que en el francés, variantes proustianas, balzacianas, flaubertianas. Ambas son lenguas completas, con sus sintaxis y sus módulos lingüísticos, que de paso suelen ser contrarios a nuestra forma de ser. -Usted dijo alguna vez que escribir en francés le evitó medirse con gigantes como Dostoievski o Tolstoi. -Es verdad. Esas sombras no planean sobre mi hombro cuando escribo. Pero, si así fuera, uno llega fácilmente a abstraerse. La escritura es una condensación de sí mismo en la cual uno deja de pertenecerse. -¿Es decir? -Un libro se escribe en dos años y se lee en dos horas. Por esa razón escribir es una vocación, en el sentido latino de vox. La voz que guía. En el acto de escribir intervienen muchos elementos: místicos, irracionales, inconscientes? -¿Qué otra cosa es escribir para usted? -Escribir no se reduce sólo a las palabras, al estilo, ni siquiera al encadenamiento de las frases: es sobre todo una visión. Uno escribe con los ojos, no con la pluma. Con una pluma se escriben lindas novelas, bellas frases, pero que carecerán de visión. En Dostoievski el estilo suele tener carencias, porque escribía demasiado rápido y se repetía. A pesar de ello, es un gran escritor porque era un visionario y un genio espiritual. -¿Quiénes son los escritores que más lo han marcado? -Mi filiación literaria es ecléctica. Hay cosas de Pierre Loti que me gustan mucho. También admiro a Chateaubriand, cuyas obras prefiguraban las de Proust, según este último. En realidad,
nunca
me
identifiqué
con
las
preocupaciones
literarias
de
los
franceses,
esencialmente dirigidas hacia un pensamiento filosófico, aforístico, y menos hacia la emoción. Yo siempre me preocupé más por expresar la naturaleza y las sensaciones que por los silogismos.
En 2000, convertido en ciudadano francés, Makine volvió con la imaginación a su tierra natal, escribiendo Réquiem para el Este. Es una novela intensa, apasionante y cruda, que consigue transportar al lector dejándole un gusto amargo en la boca. Cuenta la historia de tres hombres (el abuelo, el padre y el hijo) durante tres momentos clave de la historia soviética: hacia 1920, cuando los bolcheviques terminan de doblegar a Ucrania; en 1943-1944, cuando el Ejército Rojo persigue a la Whermacht en su retirada hacia Berlín, y en los años 70, en Yemen. Allí, protagonista en uno de los conflictos periféricos provocados por la Guerra Fría, el narrador es miembro de los servicios secretos soviéticos. Esas páginas están escritas con una minuciosidad y un realismo que permiten todas las conjeturas?
[…]
ENTREVISTAS "No h ay tiempo para escribir libros malos”. Antonio Jiménez Barca3
El autor ruso-francés es muy crítico con la sociedad occidental y afirma que la literatura ha de centrarse en los grandes temas existenciales. Vida de un desconocido, historia de amor y guerra sobre el fondo de la época soviética, es su nueva novela [….]
"El escritor debe buscar esos temas de los que no se habla. Por ejemplo: la muerte" PREGUNTA.
¿Vida de un desconocido es una novela muy rusa escrita en francés? RESPUESTA. Sí, es una mezcla. Al principio es una suerte de parodia de cierta literatura que se hace en Francia, que cuenta pequeñas historias, un chico de barrio rico encuentra a una chica de barrio rico, y luego se separan... Son historias que no merece la pena escribir, de ahí la parodia. P. ¿Y qué historias merecen la pena? R. Las grandes: el hombre frente a Dios, frente a la muerte, frente a la muerte de los padres, frente a la fugacidad de la vida y la pena que eso acarrea. Es decir, frente a dramas que nos superan. P. Leyéndolo, da la impresión de que esos dramas solo ocurren en Rusia. R. No crea. Al principio del libro hay un viejo que cuenta una historia de guerra, es un viejo combatiente que habla, pero que nadie escucha. Eso también es un drama: uno es viejo, ha vivido su vida y nadie le escucha. En otra novela mía, La mujer que esperaba, cuento la historia de una mujer que aguarda noticias de su marido, que nadie sabe si murió o no en la guerra. Un periodista español me informó de que durante la guerra civil española también pasaron cosas parecidas. Más que con la historia o la geografía, las historias que me interesan son existenciales, tienen que ver con algo que no se entiende, que no se puede entender. Se puede escribir una novela con un personaje que viaja mucho que en el fondo sea una novela muy local porque se refiere a una clase social muy limitada, la de intelectuales que viajan mucho, por ejemplo... P. En sus novelas son muy importantes las historias que se entrecruzan, la literatura que influye en la vida de cada uno.
3
toda la entrevista aquí: http://www.elpais.com/articulo/portada/hay/tiempo/escribir/libros/malos/elpepuculbab/201006 19elpbabpor_22/Tes
R. Porque el país al que prohíben la palabra se agarra a la literatura. En Rusia, por ejemplo, un poeta podía morir por un poema. Yo, ahora mismo, puedo ir ahí al lado, a la Place des Abbesses, y comenzar a gritar: "¡Abajo Sarkozy!". Todo el mundo pasará de mí. Sin embargo, hace unos años, tú te ponías en la Plaza Roja y gritabas: "¡Abajo Stalin!", y automáticamente, eras ejecutado. Así, la palabra, la literatura, era un acto valiente, casi existencial, que marcaba tu identidad, ya que uno se preguntaba: "Hablo o no hablo, me atrevo o no me atrevo, soy un hombre honorable o un esclavo...". P. ¿Entonces, en los países democráticos no habría verdadera literatura? R. No, porque el escritor debe buscar esos temas de los que no se habla. Por ejemplo: la muerte. En la sociedad occidental no se habla de ella: decimos la tercera edad, la cuarta edad... Sin embargo, la muerte está ahí, es terrible, y no aparece mucho en la literatura. Hay que ser consciente de la fugacidad de la vida, de los pocos días que vivimos. Hay muy poco tiempo para hacer el mal, para hacer el idiota. No hay tiempo para escribir malos libros, para no ser amados, para tomar decisiones pequeñito-burguesas y no grandes decisiones, hay muy poco tiempo para ser políticamente correcto.
Andreï Makine Euskadiko Irakurketa Publikoko Sarean Makine, Andreï (1957-)
A orillas del amor / Andrei Makine ; traducción de (2001) Zoraida de Torres Burgos
Makine, Andreï (1957-)
El testamento francés / Andrei Makine ; traducción de Javier Albiñana
(1997)
Makine, Andreï (1957-)
La música de la vida / Andrei Makine
(2002)
Makine, Andreï (1957-)
La música de una vida / Andreï Makine ; traducción de Amelia Ros y Alejandra Montoro
()
Makine, Andreï (1957-)
Le testament français / Andreï Makine
(1998)
Makine, Andreï (1957-)
A orillas del amor / Andreï Makine; traducción de Zoraida de Torres Burgos
(2001)
Makine, Andreï (1957-)
El crimen de Olga Arbélina / Andreï Makine ; traducción de José Escué
(2001)
Makine, Andreï (1957-)
El testamento francés / Andrei Makine ; traducción de Javier Albiñana
(1996)
Makine, Andreï (1957-)
Entre el cielo y la tierra / Andreï Makine ; traducción de Amelia Ros
(2005)
Makine, Andreï (1957-)
El testamento francés / Andrei Makine ; traducción de Javier Albiñana
(1997)
Makine, Andreï (1957-)
La mujer que esperaba / Andreï Makine; traducción de Javier Albiñana
(2006)
Makine, Andreï (1957-)
Réquiem por el este / Andrëi Makine ; traducción de Amelia Ros y Alejandra Montoro
(2007)
Makine, Andreï (1957-)
Vida de un desconocido / Andreï Makine ; traducción de Juan Manuel Salmerón
(2010)
Makine, Andreï (1957-)
La vie d´un homme inconnu / Andreï Makine
(2009)
Makine, Andreï
El crimen de Olga Arbélina / Andreï Makine ; traducción de José Escué
(2001)
MAKINE,Andrei
El testamento francés / Andrei Makine ; traducción de Javier Albiñana
(1996)
Los premios Goncourt de novela
(1998)