La trilogía de Nueva York Paul Auster
(…) Esto le ayudó algo. Pero las letras continuaban horrorizándole. Todo el asunto era tan solapado, tan diabólico por sus circunloquios, que no quería aceptarlo. Luego vinieron las dudas, como obedeciendo una orden, y llenaron su cabeza de rítmicas voces burlonas. Lo había imaginado todo. Las letras no eran letras en absoluto. Las había visto sólo porque quería verlas. Y aunque los diagramas formasen letras, era pura chiripa. (p. 82)
Hernani, Udal Liburutegia,2018 urria Biblioteca Municipal, octubre 2018