El dinosaurio elegante

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El dinosaurio elegante.

I

Quino Romero



El dinosaurio elegante. DINOCCIARIO DEL ELANGUA I da cabida a 40 encuentros forzados entre 2 ilustraciones y su consecuente nomenclatura y 40 poemitas vagamente inspirados por los collages que acompañan, sin más pretensión que el ejercicio y entrenamiento del apéndice y las orejas. Collages a mano y tijera y retocados levemente en digital. Que decir tiene que cualquier parecido con la coincidencia es pura realidad. Molesten las disculpas. Ilustraciones recogidas del Diccionario Anaya de la Lengua. Collages y textos por Quino Romero.

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RefĂşgiate en el corazĂłn, al menos allĂ­ no mienten tus sonrisas aunque a veces si puedan tracionarte los nervios.



Evitaba por todos los medios ocuparse de sus labores. El origen y el destino le dieron carta blanca para maniobrar. Y se escurre como el aceite entre los besos.



Ella no tenĂ­a culpa. El sentimiento de asco o arcada como papel charol es indecentemente elegante. La podredumbre precedĂ­a. Tus pies son dos pozos hambrientos de sombra.



Almas blancas siembran un presente oxidado, un desierto férreo de dones mezquinos, un daño, una tortura aplazada, interesada, una voz empuñada que te muere y nos mata indiscriminadamente con fraudes y mimos. Veo cerca un humo negro, veo venir un cielo turbio atravesándonos de cieno.



EgoĂ­smo depositario. Residuo humano, vano trofeo sin otro uso mĂĄs que el propio. Automatismo evasivos. Miradas que amagan, presas que no sacian el fuego de su avidez.



Muchas son las posibles entradas a elegir. Cรณmo acertar? Acaso hay premio de consolaciรณn? Siempre a ciegas sin fin, una vez mรกs en la topera que nunca empezรณ y no acabarรก de terminar.



Mejor no pienso y me contradigo. Camino con pies de globo y me ahogo en nubes movedizas. Y despĂşes, en el curso, como inocente: ÂżalcanzarĂŠ el equilibrio?



Las leyes nos pertencen y viceversa. Lo dem谩s es descosido y ocasi贸n. Y en los verdes espacios bellas olas de viento nos mueven.



Apenas comĂ­a. Sus pensamientos se enredaban en toda clase de crudos y sensatos detalles. Mientras cruentos zarpazos del tiempo le iban matando ĂŠl soĂąaba erguido.



Por si acaso, algún quizá pudiera defraudarnos, llegado el punto, me comprometo a componer, acabada la estupidez, un poema como a dios le gusta, que hable del odio entre los hombres y los hombres. Sentirás como el rubor del público no te empuja a ninguna parte. El amor tiene cara de col.



Lástima de estado, endémico. De repente, en algún momento, no ahora, más tarde, quizá las formas varíen de postura, por qué no. La libertad de verte generosa como el fruto.



Persistentes alrededor del engaño ideal dan vueltas adornando con palabras mayúsculas “malas artes” y entre comillas, su esperpento caníbal. Encarnamos falsos espíritus, absurdas creaciones del deseo nos sacrifican como a ídolos en el campo de la suerte.



Marca registrada, patente de corso, ondea en tu mente el nulo testigo de un obsceno recelo. AcĂŠptalo! Desde siempe lo inevitable lo sabe de mĂĄs y lo repite una y otra vez.



De prolongado protocolo y entredicha justificaciĂłn son mis gestos bien definidos e inacabados. QuĂŠ te voy a contar? Orgullo a regaĂąadientes. Que nadie es imperfecto, que es mi coartada predilecta.



Duro como el pedernal es el rostro que se gastan algunos y algunas excusas. Muy grรกciles de tan enfermas atacan por la espalda sus cobardes alusiones. Es el juego de siempre. Prenden la mecha, explotan la tierra, atacan al otro y salen corriendo.



Arrojadizo es mi verso, un elegante escupitajo, a quemarropa y juego limpio, subcampe贸n en duelos a corta distancia. Ni gota de mancha!



Te delatan las manos, sucias como la calma que trabaja con la mugre ingrata de todos los r铆os. Inocente de honores, en la mara帽a tus dedos se hunden en el coraz贸n. D贸nde se guardan si no? Bajo el agua? Sobre la escarcha? En tus besos, sin duda.



La memoria es minuciosa, lenta en los detalles que estudia con atención marcial y diligente el desfile de pasos en falso que doy sin daber a dónde se dirigen. Sus huellas se desplazan erráticas sobre el horizonte buscando algo que no saben. Al final, el recuerdo también se extravía antes de ser rescatados junto a los años.



Válvula de escape, balón de oxígeno. La victoria es lo de menos, es el aliento la clave. El saber o imaginar otra disposición natural de nuestros actos e ideas, un orden de cosas diferente, una posibilidad latente. Ahí radica la ilusión, echando raíces fuertes en la más seca realidad, naciendo la ocasión.



Manual de destrucciĂłn. Las relaciones entre los sujetos es combinatoria creando mĂşltiples opciones y consecuencias. Ejemplo nĂşmero 1. Autoeliminado. Mi voluntad puede matarme. Tu voluntad puede matarte. Su voluntad puede matarle. Nuestra voluntad puede matarnos Vuestra voluntad puede mataros. Su voluntad puede matarles.



Los extremos de tu empuje me llevan por la ciudad. Vienen a recogerme, a no dejarme caer en cualquier sigilo, en cualquier ovillo. Tus vientos, mar, no me traicionan.



Remedio casero contra las pequeñas epidemias morales. El mal se acentúa en lugares húmedos y secos rincones. Prevención: cultivo y llanto. Hay bocas abiertas como yermos arenales.



Uniformidad discontinua, palabra que brota, silencio que muere. Invento del viento que se parte en mil acasos idĂŠnticos hinchados del tedioso estupor que todo lo concede y condena.



Alza tus pétalos y corre despacio como un verso medio dulce, medio amargo. Soñaste un lugar, un camino, una luz. Florece víscera!



No lo sé. Un bar de rudas confusiones. Una ronda por el lodo de mis huellas. Vengo de un linaje próximo y cansado. Otra más por favor. No lo sé.



Condenado al silencio te empeĂąas en gritar por los codos, por las rodillas, por los nudillos, por cada una de las inflexiones que dan rienda suelta al odio pero nadie te oye porque todos te aman. El sol se va todos los dĂ­as preso en su elipsis como el pensamiento que persigue un cuerpo.



Dentro de tus besos hay criterios extinguidos, imágenes quiméricas, mágicos disparates. Puedes amar. Puedes amar, aunque no creas.



La ignorancia, estancia de encanto de luces y u単as.



Donde la calma se desarma y todo es posibilidad cueste lo que cueste. Donde el temor viste de alarma y el sentido nos arroja al desorden col茅rico. D贸nde soy, donde estoy.



Se busca inquilino. Se alquila motivo, sin amueblar y luminoso. Razón allí. En la rareza confusa que define lo sencillo, en la noche desnuda que respira huida lo increíble.



Después del adiós otro renglón donde escapar hasta encontrar un viejo escondite, ese rincón odioso. Tras los postres salir a la calle a buscar o dormir de tanto hastío.



Por momentos distingo entre tanta combustión y propicio propagamiento un futuro limpio, un futuro casual. Puedo asegurar con cierta inocencia y clarividencia relativa que solo habrá bajo el cielo del día de mañana fuego y ternura, purificadoras.



Sensor, no impongas tu ritmo, inútil ritual y dame un poquito de candor. Déjame soñar, coger el paso, morder el polvo, señor. Por favor. Se habrá hecho de día y tú no habrás nacido.



Intensa urdimbre, incertidumbre inmensa, inversa verdad. Bajo los pies brotan aves y sobre la cabeza vuelan algas. En el curso, un trapecio sin rival.



El alimento recogido y el fruto expulsado de lo justo provienen del mismo rincón, de la misma distancia, dispersa y mimética como barcos varados. ¿Y la luz? Dime tú, mi entraña, ¿de dónde viene la luz?



Bailamos tras ĂŠl como lunas y liendres armando el oĂ­do con caricias, sosteniendo el presente con pena. Vencemos, aĂşn en las derrotas porque nuestra es la verdad. Y nuestra es la sombra.



No era necesario ni Ăştil siquiera pero si inevitable como el aguacero despuĂŠs de la lluvia, como la vida despuĂŠs de vivir o morir. Nadie puede regalarte lo contrario.



Entre sus frĂĄgiles pasos vencĂ­a cercando el horror de las tercas amenazas con alegre saĂąa. En el resto los versos de un naufragio.



Verde es tu palabra, tu pensamiento germina en mi boca y del aire brota el tiempo. Ni la mientes. No la pierdas de vista, persĂ­guela, incansable, diga lo que diga.



En armas mi alma clama: “calma no habrá hasta el alba“ Mientras la cama en llamas. calla el cantar del agua que mana de tus aguas y sana la yaga. Te llamas Anda.




Definiciones Clarifante: de clarinete y elefante. m. Instrumento animal de viento.

Columguila: de columna y anguila.

f. Apoyo cilíndrico y cuerpo largo, sin aletas abdominales y muy escurridizo.

Chaqueracha: de chaqué y cucaracha.

m. Especie de levita que a partir de la cintura se abre hacia atrás formando un insecto ortóptero nocturno que se alimenta de restos animales y vegetales.

Armazafrán: de armazón y azafrán.

amb. conjunto bélico de piezas herbáceas de la familia iridáceas, cuyos estigmas, de color rojo anaranjado, se usan para condimento.

Blasontera: de blasón y aceitera.

f. Recipiente de armas pequeño para guardar o conservar el escudo.

Ampólamo: de ampolla y álamo.

m. Vasija de cuello largo y angosto, de la familia de las salicáceas que crecen en zonas templadas, y de cuerpo ancho y redondo de tronco de hasta 40 m de altura.

Bergalao: de bergantín y bacalao.

m. Buque osteíctio gadiforme de dos palos y velas cuadradas que mide entre 50 y 180 cm, de cuerpo alargado y blando de color pardo amarillento, con tres aletas dorsales y dos anales.


Cotandote: de cotangente y sacerdote.

f. mat. En un triángulo rectángulo, hombre dedicado a los ritos y ofrecimientos de ciertas deidades, en relación entre los dos catetos con respecto al ángulo adyacente al primero de ellos.

Bácurzo: de báculo y corzo.

m. Mamífero encorvado en su extremo superior, artiodáctilo rumiante cérvido, que usan sobre todo los pastores. El macho tiene astas pequeñas, verrugosas y ahorquilladas hacia la punta.

Corsígaro: de corsé y bígaro.

m. Prenda común interior que usaban diversos moluscos desde el pecho hasta las caderas.

Patete: de pato y chupete.

m. Nombre común de diversas especies de piezas de goma anseriformes en forma de pezón, cuello corto y patas también cortas y palmeadas, que se pone en el biberón o se da a los niños para que chupen.

Circufaz: de círculo y antifaz.

m. Superficie limitada por la circunferencia que se cubre la cara, especialmente la parte que rodea los ojos.

Ajucho: de ajo y aguilucho.

m. Nombre común de varias plantas falconiformes de la familia de las liliáceas, de cabeza mediana, ojos grandes, de bulbo blanco y redondo, sabor picante y con el plumaje de color gris o pardo.


Cilínmata: de cilindro y dálmata.

m. Cuerpo de tamaño medio y pelo corto de fondo blanco con pintas negras limitado por una superficie curva, cuyo desarrollo es un rectángulo, y dos planos circulares que la cortan.

Cimbacho: de cincel y bombacho.

m. Herramienta con boca acerada y recta de doble bisel para labrar, ancho y ceñido por abajo, a golpe de martillo, piedras y metales.

Cisnolla: de cisne y ampolla.

m. Ave de cuello largo y angosto y de cuerpo ancho y redondo de aproximadamente 1, 50 m de altura, con el plumaje blanco o negro según las especies.

Bracabatros: de bracamante y albatros.

f. Arma marina del orden procelariformes que alcanzan más de 3 m de envergadura alar, blanca larga, recta, aguda y cortante, con empuñadura y guarnición para el vuelo. Su plumaje es blanco y pardo, con el borde de las alas negro, y su pico es ganchudo.

Blásbalo: de blástula y búfalo.

f. Nombre común a una de las primeras fases del desarrollo embrionario de mamíferos artiodáctilos corpulentos, de cuello corto y grueso y cuernos curvados hacia atrás formando una estructura esférica hueca, constituida por una sola capa de células.


Chorliela: de chorlito y biela.

m. Nombre común de diversas especies de barras de pico recto, largo y delgado, patas finas y negruzcas y plumaje pardo, que, en las máquinas, transforma un movimiento de vaivén en otro de rotación, o viceversa.

Mabeza: de mano y cabeza.

f. Parte superior del cuerpo del hombre que va desde la muñeca hasta la punta del tronco, y superior o anterior del de muchos animales.

Sombredal: de sombrero y dedal.

m. Pequeño utensilio de vestir que sirve para costura, de forma cónica y hueca la cabeza, consta de copa y ala para proteger la punta del dedo que empuja la aguja.

Chobeta: de chopo y cubeta.

f. Recipiente usado en laboratorios de corteza gris y hojas en forma de rombo.

Aceltruz: de acelga y avestruz.

m. Ave herbácea estrucioniforme, de la familia de las quenopodiáceas, corredora que puede llegar a medir 2 m de altura, de hojas grandes y comestibles con patas largas y robustas, cabeza y cuello casi desnudos y plumaje suelto y flexible:

Bacillo: de bacía y farolillo.

m. Vasija pequeña de papel y varios colores que usan los barberos para remojar la barba en fiestas y verbenas.

Anteoctilar: de anteojos y dactilar. m. Instrumento digital que acerca los objetos lejanos.


Chorueco: de chorlito y zueco.

m. Nombre común de diversas especies de zapato de madera de una pieza de pico recto, largo y delgado, patas finas y negruzcas y plumaje pardo, que se usan en varios países los campesinos.

Mosquilatura: de mosquito y musculatura.

m. Nombre común de diversas especies de músculos dípteros pequeños y delgados, con dos alas transparentes y patas largas.

Magizoma: de magia y rizoma.

f. Arte, técnica o ciencia oculta horizontal y subterráneo que contiene yemas y del que nacen las raíces extraordinarias, contrarios a las leyes naturales, propio de plantas de montaña y de clima frío.

Chambedil: de chambergo y dedil.

m. Funda de vestir de diversos materiales cuyo estilo responde al del uniforme que protege cada dedo de la mano.

Blastomete: de blastómero y bacinete.

m. Cada una de las células en que se divide el casco para proteger la cabeza de las primeras fases embrionarias.

Antestruz: de antebrazo y avestruz.

m. Parte del brazo estrucioniforme desde el codo hasta la cabeza.

Cotilusco: de cotiledón y molusco.

m. Forma de cuerpo blando no segmentado, en el embrión de las plantas con semilla que puede estar desnuda o revestida.


Relóccix: de reloj y coccix.

m. Hueso que sirve para medir el tiempo la columna vertebral.

Cranteza: de cráneo y corteza.

f. Capa ósea más externa de la Tierra que contien al encéfalo.

Cochimanil: de cochinilla y aguamanil.

f. Palangana isópoda terrestre propia de parajes húmedos, destinada para lavarse las manos, de 1 a 2 cm de largo.

Arpadillo: de arpa y armadillo.

m. Mamífero musical americano de puede medir de 15 cm a 1, 5 m según las especies, con el cuerpo protegido por un caparazón formado de figura triangular con cuerdas colocadas verticalmente y que se tocan con ambas manos pudiendo enrollarse sobre sí mismo.

Lámprero: de lámpara y sombrero. m. Utensilio de copa y ala para vestir la luz.

Jarrarda: de jarra y avutarda.

f. Vasija gruiforme de hasta 1 m de longitud cuerpo de color rojizo con líneas negras con una o dos asas, de vuelo corto y pesado, cuello ancho y boca con un pico que se usa para contener y servir las bebidas.

Repolavera: de repollo y calavera. f. Parte de la col que forma la cabeza con hojas apretadas

Alabaxis: de alabarda y coxis.

f. Arma formada por un asta de hueso de punta cruzada vertebral, aguda por un lado y media luna por el otro.



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