La misión de Editorial Vida es proporcionar los recursos necesarios a fin de alcanzar a las personas para Jesucristo y ayudarlas a crecer en su fe.
RAÍCES Edición en español publicada por Editorial Vida -2008 Miami, Florida
© 2008 Félix Ortiz -Annette L.B. Gulick - Gerardo J. Muniello
Edición: Silvia Himitian Diseño interior y de cubierta: Luvagraphics.com RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS. A MENOS QUE SE INDIQUE LO CONTRARIO, EL TEXTO BÍBLICO SE TOMÓ DE LA SANTA BIBLIA NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL. © 1999 POR SOCIEDAD BÍBLICA INTERNACIONAL.
ISBN - 978-0-8297-5006-5
CATEGORÍA: MINISTERIO CRISTIANO / JUVENTUD IMPRESO EN ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA PRINTED IN THE UNITED STATES OF AMERICA
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ÍNDICE
ÍNDICE Introducción
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Módulo 1: Cómo son los jóvenes con los que trabajamos Capítulo 1: Cómo son los jóvenes de nuestras iglesias Capítulo 2: ¿Por qué abandonan la iglesia los hijos de los creyentes? Capítulo 3: Fauna Juvenil Evangélica
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Módulo 2: Los fundamentos de la pastoral juvenil Capítulo 4: El propósito de la pastoral juvenil Capítulo 5: La adecuación de nuestros medios a nuestro fin Capítulo 6: Los recursos que se necesitan para llevar a cabo la educación Capítulo 7: El discipulado en las Escrituras
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Módulo 3: El liderazgo en la pastoral juvenil Capítulo 8: Los fundamentos del liderazgo en la pastoral juvenil Capítulo 9: Los recursos para el liderazgo Capítulo 10: La ejecución y evaluación del liderazgo
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Módulo 4: Los acercamientos educativos en la pastoral juvenil Capítulo 11: Visión general de los acercamientos educativos Capítulo 12: El grupo grande Capítulo 13: Los grupos pequeños Capítulo 14: El acompañamiento espiritual Capítulo 15: El tiempo concentrado: los campamentos, encuentros o retiros Capítulo 16: La puesta en práctica de los cuatro acercamientos educativos
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Módulo 5: Las barreras en la pastoral juvenil Capítulo 17: Observaciones introductorias Capítulo 18: Las barreras relacionadas con la estructura eclesial Capítulo 19: Dos barreras relacionadas con los jóvenes Capítulo 20: Barreras relacionadas con las propias carencias como líder
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Módulo 6: La puesta en práctica de la pastoral juvenil Capítulo 21: La arquitectura de la pastoral juvenil Capítulo 22: Pasos para diseñar una estrategia Capítulo 23: Un modelo de pastoral juvenil: Caso de estudio
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ÍNDICE Módulo 7: La pastoral de la adolescencia Capítulo 24: Bienvenido al mundo del adolescente Capítulo 25: El adolescente: persona en curso Capítulo 26: La familia en la pastoral de los adolescentes Capítulo 27: La iglesia en la pastoral de los adolescentes Capítulo 28: La pastoral de los preadolescentes
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Módulo 8: Apéndices
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Currículo de formación de jóvenes Nivel de competencia para líderes de jóvenes Recursos de apoyo: el grupo grande Recursos de apoyo: acompañamiento espiritual Un quinto acercamiento educativo
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Introducción
LA RAZÓN POR LA QUE ESTE MATERIAL PUEDE TRANSFORMAR TU MINISTERIO
Bienvenido. Aquí tienes un auténtico y completo curso de pastoral juvenil. Esta introducción tiene varias finalidades: 1. Definir lo que es la pastoral juvenil 2. Explicarte la filosofía de trabajo 3. Presentarte a Jesús como modelo de trabajo pastoral 4. Explicarte el proceso de la pastoral juvenil 5. Darte una visión panorámica de este curso de pastoral juvenil 6. Presentarte a los autores del curso
¿QUÉ ES LA PASTORAL JUVENIL? Cuando decimos pastoral, hacemos referencia a «la tarea de la iglesia en un medio determinado». Hablamos de «la pastoral de los adolescentes y jóvenes» para referirnos a la tarea de la iglesia con los adolescentes y los jóvenes. Hay grupos que atienden a la juventud apuntando a su preparación formal, o a su entrenamiento deportivo; la comunidad cristiana los debe atender de acuerdo con los valores y prioridades expresados en la Biblia. Cuando decimos jóvenes, incluimos a aquellos que están entre los 12 y los 29 años. Es frecuente que se distinga entre «jóvenes» y «adolescentes», lo que puede resultar útil, pero en este curso en general usaremos el término «jóvenes» para referirnos a ambos grupos. En parte lo hacemos porque es más sencillo, pero también porque creemos que no hay grandes diferencias en cuanto a la estructura de trabajo con estas diferentes edades. Lo que sí variará son los contenidos. Pero oportunamente, de forma puntual, iremos marcando las situaciones en que no podemos dejar de diferenciar. El término ministerio juvenil es un sinónimo del término pastoral juvenil, pero muchos opinan que al llamarlo ministerio no se incluye la idea del cuidado personal implícito en la imagen bíblica del pastor. Así que hemos escogido el término pastoral juvenil para enfatizar el aspecto pastoral del trabajo con los jóvenes.
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introducci Ó N PRINCIPIOS, NO MÉTODOS Este curso consiste en principios de trabajo para la pastoral juvenil. Por lo tanto, no nos centraremos en describir o proponer métodos. Cuando hagamos uso de algún método, irá como ilustración de un determinado principio. Nuestra filosofía no es capacitarte en el uso de diferentes métodos, sino en el conocimiento y uso de diferentes principios. ¿Por qué principios y no métodos? La razón es sencilla: los principios son verdades universales y no temporales. Explicado de otra manera, los principios pueden funcionar en todas las culturas y en todas las épocas. Por el contrario, los métodos son temporales y locales. Lo que puede funcionar perfectamente en una iglesia, tal vez no sea exportable, no ya a otro país, sino ni siquiera a otra iglesia dentro de la misma ciudad. Un principio puede ser adaptado a cualquier cultura, en cualquier época. Un método suele ser la manera en que se aplica ese Introducción, principio dentro de un contexto o época concreta. Por eso vamos a folder 2, enfatizar principios y no métodos. Si enfatizáramos estos últimos, hojas 2-6. la capacitación y, por lo tanto, este curso no resultarían válidos, ya que no podrías aplicar en tu realidad muchos de los métodos que nosotros usamos. Sin embargo, al centrarnos en principios, cualquier persona puede beneficiarse del contenido de este manual de pastoral juvenil. Permítenos usar un ejemplo para ilustrar mejor la diferencia y la relación entre principios y métodos. Principios
Métodos
Trabajar con los jóvenes dedicándoles tiempo en un nivel individual a cada uno de ellos.
1. Estudiar juntos y aprovechar los descansos para hablar 2. Ir a correr largas distancias y aprovechar para hablar sobre cosas espirituales
Utilizar medios creativos para compartir verdades espirituales
1. Usar vídeos 2. Organizar retiros o actividades en la montaña
Expliquemos este pequeño cuadro: un principio de trabajo con jóvenes sería dedicarles tiempo en forma individual a cada uno de ellos. Este principio ha sido aplicado siempre en la vida de la iglesia cristiana, en todas las épocas y en todas las culturas. Quienquiera sea el lector de este capítulo puede aplicar ese principio a su propia realidad. Pero los métodos usados en la aplicación del principio pueden y, de hecho, han de cambiar de lugar a lugar y de época a época. Si no eres estudiante, no tiene ningún sentido quedarte a estudiar con otros jóvenes y aprovechar para hablar acerca de verdades espirituales. Ese método sólo tiene sentido cuando el líder es un estudiante. Del mismo modo, no podrás utilizar la práctica del deporte como medio para pasar tiempo con los jóvenes a menos que seas un deportista.
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LA RAZÓN POR LA QUE ESTE MATERIAL PUEDE TRANSFORMAR TU MINISTERIO Los principios pueden aplicarse dentro de cualquier contexto, de cualquier cultura y en cualquier época porque son universales. Por tanto, deberás realizar el esfuerzo de orar y pensar acerca de cómo aplicar en tu propia realidad los diferentes principios que iremos transmitiendo. En ocasiones lo verás con claridad meridiana y no habrá ninguna dificultad. Pero en otras, aunque puedas reconocer los principios, no te resultará fácil descubrir cómo aplicarlos dentro de tu único y singular contexto. Algo que debes evitar es copiar los métodos que otros usan. Busca siempre el principio de trabajo que hay detrás de cualquier método. Trata de aplicar el principio, pero no apliques el método sin antes averiguar si puede resultar válido y funcionar en tu situación específica. El éxito, aunque a simple vista parezca lo contrario, siempre se encuentra en los principios, nunca en los métodos. Estos últimos son sólo vehículos, canales para la aplicación de los principios universales. De nuevo, cuando veas aquí un método explicado, recuerda que lo usamos para ilustrar la forma en que se puede aplicar un principio.
JESÚS, MODELO DE LA PASTORAL JUVENIL Jesús es nuestro modelo para la pastoral juvenil. Creemos que el trabajo pastoral que él llevó a cabo con sus doce discípulos constituye la fuente de la que debemos beber. Es en su trabajo formando aquel pequeño grupo de hombres donde encontramos los principios universales aplicables a nuestro ministerio de pastoral con la juventud. La manera en que Jesús trabajó con sus discípulos, los principios pastorales que utilizó, han de ser nuestra inspiración y modelo. Por eso, cada vez que te planteemos un principio de trabajo, una norma de actuación, una forma de encarar la pastoral juvenil, pregúntate siempre si es posible identificarlo con el trabajo pastoral llevado a cabo por el Maestro. En ocasiones nosotros lo haremos de forma explícita. Tu trabajo consistirá únicamente en buscar en el fondo de tu mente los ecos e identificarlo. En otras ocasiones no lo haremos. Será tu responsabilidad bucear, investigar, excavar en el trabajo del Maestro y tratar de identificar los principios que te hayamos transmitido. Como comprenderás, no íbamos a dártelo todo absolutamente hecho ¿no crees?
EL PROCESO DE LA PASTORAL JUVENIL Debido a que te interesa este material, suponemos que existe una brecha entre lo que ves actualmente en tu ministerio y lo que anhelas ver. El movimiento de un estado a otro implica cambio, pero no nos interesa el cambio por la simple novedad, sino que nos interesa el cambio que nos acerca cada vez más a nuestro propósito. En otras palabras, lo que nos interesa es el crecimiento. El crecimiento se da por medio de un proceso. El diccionario define proceso así: conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno. La experiencia y la historia han probado la importancia de los siguientes elementos en el proceso de crecimiento que llamamos El ciclo de crecimiento:
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Introducción, folder 3, hojas 3 en adelante.
introducci Ó N 1. La identificación de las necesidades que deben ser suplidas para que haya crecimiento. 2. La definición de los resultados que quieres ver, es decir, tu propósito. 3. La denominación de las metas específicas, los objetivos que componen tu propósito. 4. La elección de los medios que vas a usar para lograr tus objetivos. 5. La determinación de los recursos necesarios según el medio que has escogido. 6. La programación que tiene que ver con la ejecución de tu plan. 7. La evaluación de todos los elementos anteriores para determinar en que medida se ha cumplido el propósito.
Las necesidades de los jóvenes Dado que la pastoral juvenil existe para ayudar al crecimiento de los jóvenes y adolescentes, sus necesidades son el punto de partida del proceso. Consideramos importante que tengas el mejor y más amplio conocimiento posible de aquellos que serán los destinatarios de la acción pastoral. Desconocer sus necesidades puede entorpecer la tarea educativa. Así que el primer paso en el proceso de la pastoral juvenil es identificar las necesidades reales y significativas de los jóvenes con los que estás trabajando o quieres trabajar.
El propósito de la pastoral juvenil: “Jóvenes que piensan y viven como Jesús” Después de identificar las necesidades, debes definir tu propósito o misión, la razón fundamental de tus esfuerzos. ¿Qué esperas que sea y haga tu grupo? ¿Cuál es el propósito de tu ministerio? ¿Qué o quién lo determina? Las respuestas a estas preguntas son clave. Es fácil notar una necesidad e intentar hacer algo al respecto, pero si saltamos de las necesidades a la actividad, es decir a «la ejecución», existe una buena posibilidad de que no veamos crecimiento como resultado de lo que hacemos. Necesitamos asegurarnos de que nuestras actividades nos llevan un paso más cerca de nuestro fin, que nos ayudan a cumplir nuestro propósito. De lo contrario, nuestra actividad puede resultar inútil por falta de rumbo y dirección. ¿Cuál es el propósito de la pastoral juvenil? Podemos afirmar con seguridad, sin riesgo de torcer el sentido de las Escrituras, que el propósito último del trabajo con los jóvenes y adolescentes, la misión que Dios nos ha dado, consiste en que éstos se vuelvan personas maduras en Cristo Jesús. Dicho de otra manera más llana y fácil de entender por parte de los jóvenes, que piensen y vivan como Jesús, que manifiesten sus actitudes y comportamiento en relación con Dios, con ellos mismos, con los demás y con la comunidad y el mundo que los rodea.
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LA RAZÓN POR LA QUE ESTE MATERIAL PUEDE TRANSFORMAR TU MINISTERIO
Establecer nuestro propósito nos ayuda a ver crecimiento verdadero por tres motivos: 1. Le da un sentido de dirección a todo lo que hacemos, o sea, presenta el blanco hacia el que debemos dirigir todo nuestro esfuerzo. 2. Nos ayuda a determinar los medios que necesitamos para lograr nuestro fin. 3. Nos permite evaluar cómo van las cosas, descubrir si nuestros medios resultan eficaces o no, y cuánto nos falta para alcanzar la meta.
Los objetivos: «Nueve características de la persona madura en Cristo Jesús» Si el propósito nos indica hacia dónde vamos, los objetivos nos muestran el destino específico. En este paso salimos del terreno de las abstracciones porque, a diferencia de los propósitos, los objetivos son enunciaciones de metas específicas y mensurables. Para que un objetivo resulte válido ha de ser algo que se puede evaluar y medir. Implica esfuerzo aterrizar nuestro propósito en objetivos mensurables, pero vale la pena a la hora de evaluar. ¿Qué significa en forma práctica el «pensar y vivir como Jesús»? Si a «la madurez espiritual» no le damos un contenido específico para identificarla como nuestro propósito, no nos sirve de nada. ¿Cómo podremos evaluar si los jóvenes con los que trabajamos progresan adecuadamente hacia esa madurez? Poder dar respuesta a esas preguntas es una necesidad vital, especialmente cuando estamos al frente de un ministerio con jóvenes. Para que sea específica y posible de medir, vamos a dividir «la madurez en Cristo Jesús» en nueve características que esperamos que los jóvenes vivan y experimenten en sus vidas. Cada una de esas característica se compone de tres elementos diferentes: conocimientos, convicciones y conductas. Así que, la persona madura en Cristo Jesús es aquella que da evidencias en su vida de todas y cada una de estas nueve características a través de los conocimientos que la persona adquiera, las convicciones que interiorice y las conductas que practique.
El medio: La educación Después de determinar a dónde queremos ir, tenemos que establecer cómo llegar allí. Los medios son métodos para lograr un fin. Hablando de medios, es importante tener presente la siguiente distinción: los fines que desees lograr nunca justifican los medios que emplees, pero siempre los determinan. No todos los medios servirán o serán útiles para los fines que desees alcanzar. Debe haber una clara adecuación de los medios a los fines. Al estudiar el ministerio de Jesús, que es un modelo en cuanto a la adecuación de los medios a los fines, vemos que él llevó a cabo un auténtico proceso educativo en su trabajo con los doce discípulos. Sin duda Jesús usó la enseñanza, y lo hizo de una manera magistral, pero fue mucho más allá de la enseñanza. Si Jesús trabajó de esa manera para desarrollar a sus discípulos y llevarlos a la madurez, sería una ilusión que nosotros pretendiéramos conseguir los mismos fines sin utilizar los
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introducci Ó N mismos medios. Como líderes juveniles estamos llamados a mucho más que organizar reuniones o entretener a la gente que el Señor ha puesto bajo nuestra responsabilidad. Hemos sido convocados a realizar un trabajo educativo con ellos. La educación, un proceso que usa la enseñanza pero que va mucho mas allá de ella, es el medio que nos permitirá alcanzar nuestro fin: ayudar a los jóvenes a pensar y vivir como Jesús.
Nota: Educación vendría a ser el término pedagógico, técnico, «profesional», por decirlo de alguna manera. Discipulado sería el término bíblico, espiritual, cristiano. A lo largo de este material es posible que aparezcan ambos términos simultánea o alternativamente. Por favor, no olvides que estamos hablando de lo mismo, nunca de dos cosas diferentes.
Los recursos Los recursos son los elementos disponibles o necesarios que permiten que los medios funcionen. Básicamente existen dos tipos: recursos humanos (dones, talentos, disposición de la gente, y otros) y recursos materiales (programas, dinero, máquinas, libros, y muchas cosas más). El liderazgo es el principal recurso de la pastoral juvenil. Tu propia vida es tu mejor recurso educativo; lo que eres (tu relación con el Señor, la medida de madurez que has alcanzado en tu experiencia con Dios) representa tu principal activo a la hora de llevar a cabo el proceso educativo. Pero a la vez es probable que no puedas alcanzar muchos de tus objetivos si cuentas únicamente con tu trabajo y dedicación. Por tanto, también has de ampliar el número de personas que estén dispuestas y capacitadas para participar en la pastoral de los jóvenes y adolescentes. Otro recurso importante lo constituyen los cuatro posibles acercamientos educativos: el grupo grande, los grupos pequeños, el acompañamiento espiritual y el tiempo concentrado (los campamentos, encuentros retiros). Estos son los canales a través de los que se lleva a cabo el proceso educativo porque son recursos que usó Jesús en su ministerio.
y en
La ejecución Después de determinar los elementos anteriores, es preciso especificar los detalles prácticos de la organización y administración para que el proyecto se encamine hacia el cumplimiento del propósito. La puesta en práctica incluye respuestas a las siguientes preguntas: ¿Qué se va a hacer? ¿Quién lo va a hacer? ¿Dónde? ¿Cuándo? Y otras. Haremos aterrizar cada módulo de este material, explicando cómo poner en práctica su tema especifico. Hay un módulo completo que analiza las barreras más comunes que interfieren con la puesta en práctica de la pastoral juvenil en general. Algunas se relacionan con los jóvenes mismos, algunas con las estructuras eclesiales y algunas con tus propias carencias como líder y educador.
La evaluación Cuando nuestro ministerio tiene un propósito y objetivos definidos, podemos analizar el trabajo, valorándolo a su luz. Es importante evaluar tanto el pasado (que hayamos cumplido con nuestros objetivos, y en consecuencia con el propósito), como el futuro (el «¿ahora que?»). Esa evaluación nos permite obtener una información muy valiosa. Nos
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LA RAZÓN POR LA QUE ESTE MATERIAL PUEDE TRANSFORMAR TU MINISTERIO hace conscientes de las cosas que estamos haciendo bien y de las que estamos haciendo mal; de aquello que debemos enfatizar y de lo que debemos dejar de hacer. También nos ayuda a ver cuánto nos falta para llegar a la meta. Este proceso no garantiza el crecimiento pero sí provee un ambiente que lo favorece y nos ayuda a identificar los factores que contribuyen a él o que lo impiden.
VISTA PANORÁMICA DEL CURSO Este curso de pastoral juvenil está compuesto por varios módulos que queremos presentar de forma breve. Cada módulo se divide en diferentes temas. Al ir trabajando cada uno de esos temas podrás completar la totalidad del módulo.
Módulo 1: Cómo son los jóvenes con los que trabajamos La finalidad de este primer bloque es ayudarte a entender cómo son y cómo piensan los jóvenes y adolescentes con los que llevarás a cabo tu tarea de pastoral juvenil. Es posible que eso cambie de un país a otro. Por lo tanto, la información que aquí se comparta consistirá, fundamentalmente, de principios generales. A ella deberás añadirle los datos específicos de tu propio contexto. Esta última parte será de tu responsabilidad
Módulo 2: Los fundamentos de la pastoral juvenil Como su nombre lo indica, se trata de los principios básicos y esenciales para el trabajo educativo de la pastoral juvenil. Aquí trataremos de aclarar el propósito y los objetivos del trabajo con los jóvenes y de señalar los medios más adecuados para lograrlos, siempre desde una perspectiva bíblica y siguiendo el ejemplo de Jesús.
Módulo 3: El liderazgo en la pastoral juvenil El liderazgo será el que se haga responsable de llevar a cabo la pastoral juvenil. Analizaremos su propósito y algunos objetivos específicos que le corresponden, los medios y recursos que tiene a su disposición y la forma de ejecución que implementará, específicamente en cuanto a su relación con Dios y con los demás. También explicaremos el uso de una herramienta de evaluación, el «NIVEL DE COMPETENCIA PARA LIDERES DE JÓVENES».
Módulo 4: Los acercamientos educativos El líder lleva a cabo su tarea de pastoral juvenil por medio de diferentes acercamientos educativos. En este apartado estudiaremos qué es un acercamiento educativo, cuál es su función, cuáles son los acercamientos que usó Jesús, y cómo se complementan los diferentes acercamientos educativos. Posteriormente estudiaremos cada uno de forma detallada y te ayudaremos a entender su puesta en práctica en tu contexto específico.
Módulo 5: Barreras comunes en la pastoral juvenil Cuando el responsable de jóvenes lleva a cabo su trabajo de pastoral debe enfrentar ciertos obstáculos o barreras. Consideraremos cuáles son los más habituales y cómo pueden ser trabajados. Trataremos de ver esos obstáculos como oportunidades para desarrollar mayor confianza y dependencia del Señor.
Módulo 6: La puesta en práctica de la pastoral juvenil En este bloque integramos lo aprendido hasta este momento para ayudarte a aplicarlo en tu situación local. Estudiamos el fundamento y los pilares que deben sostener tu
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introducci Ó N ministerio y un proceso de crecimiento balanceado. También te presentamos un caso de estudio para que veas un modelo de la pastoral juvenil en funcionamiento.
Módulo 7: La pastoral de la adolescencia Este bloque está dedicado al mundo de la adolescencia. En él estudiarás las peculiaridades de esa época de la vida y las características que ha de tener un ministerio dirigido a los adolescentes.
Módulo 8: Apéndices Este último módulo tiene como finalidad proveerte de algunos materiales que te serán de utilidad a la hora de desarrollar tu Pastoral Juvenil y tu propio crecimiento como líder juvenil. No se encuentran impresos en este libro, sino en un espacio singular en internet:
www.especialidadesjuveniles.com/raices Material de apoyo Los módulos están acompañados por materiales adicionales que tienen varios propósitos: ayudarte con tu comprensión de los conceptos presentados, favorecer su puesta en práctica en tu ministerio, servirte en el proceso de la formación de un grupo de líderes. Algunos se encuentran en este libro y otros debes buscar en la página web. 1. Preguntas de Autoevaluación Al final de la mayoría de los capítulos hay una batería de preguntas que te ayudarán a profundizar en los contenidos leídos. Algunas son de tipo observación, en las cuales se tiene que buscar qué han dicho los autores acerca de tal punto; otras son de tipo análisis, en las cuales se tiene que pensar en el impacto o significado de algún punto. 2. Trabajo práctico De nada sirven los principios bíblicos que se comparten en este material si no los implementes en tu ministerio. Así que al final de capítulos puntuales te proporcionamos una tarea con el fin de ayudarte a aplicar a tu realidad los principios que has estudiado. 3. Hojas de trabajo Cuando ves este icono, significa que en el internet encontraras una hoja de trabajo que corresponde al contenido señalado. Estas hojas listas-para-usarse están diseñadas para ser herramientas útiles en la ejecución de la Pastoral Juvenil. 4. Clases Animadas La página www.especialidadesjuveniles.com/raices te proporciona 20 clases animadas que enseñaza el material del texto de este libro de forma visual e interactiva. Las caricaturas de Félix y Gerardo te guían por los contenidos, potenciando tu comprensión por medio de símbolos y ejemplos del ministro de Jesús y una comunidad de líderes y jóvenes. Cuando aparece el icono de las clases en el texto, significa que hay una sección que explaya el concepto señalado. El icono siempre va acompañado por el número de la clase, el fólder y la página donde se encuentra el tópico. ¡Que disfrutes de esta herramienta educativa innovadora!
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LA RAZÓN POR LA QUE ESTE MATERIAL PUEDE TRANSFORMAR TU MINISTERIO
ACERCA DE LOS AUTORES Queremos darte algo de información sobre quiénes somos los autores de este libro. Aquí apreciarás un poco de nuestra apasionante vida. Al menos, has de saber que nuestros esposos la encuentran muy, pero muy interesante. Nuestros hijos, no tanto.
Annette L.B. Gulick Junto con su esposo Tim, trabaja con el ministerio SEPAL, proveyendo recursos y capacitación para líderes de jóvenes, mayormente a través de la pagina de internet www.ParaLideres.org. Annette es Licenciada en Periodismo y Español de Baylor University en Waco, Texas y Master en Teología por el Reformed Theological Seminary de Orlando, Florida. Annette es autora de varias series de “Estudios Activos” para adolescentes y jóvenes.
Gerardo J. Muniello Es pastor de la iglesia Presbiteriana San Andrés en Olivos, Buenos Aires, Argentina. Tiene el título de Licenciado en Administración de Empresas, otorgado por la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y de Licenciado en Ministerio, otorgado por el Instituto Bíblico Buenos Aires (IBBA).Cuenta con muchos años de experiencia en la pastoral de adolescentes y jóvenes, en el desarrollo de modelos de trabajo y en el entrenamiento de líderes. Es un conferencista internacional en América Latina, y además, profesor de varios seminarios y consultor en desarrollo de organizaciones. Gerardo está casado con Adriana y tiene dos hijas, Samanta y Jessica.
Félix Ortiz Está casado con Sara y tiene dos hijos, Andreu y Anna. Estudió historia y educación en la Universidad de Zaragoza y tiene una Maestría en Educación Cristiana, otorgada por el Southwestern Baptist Theological Seminary de Texas, Estados Unidos y otra en Educación a Distancia otorgada por la Universidad Nacional de Educación a Distancia de España. Ha escrito numerosos libros sobre el trabajo con jóvenes y ha sido profesor de varias instituciones teológicas españolas. En la actualidad es el responsable de formación y desarrollo de líderes de Campus Crusade for Christ para Europa. Sigue vinculado de varias formas con el ministerio juvenil.
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M’ódulo 1 CÓMO SON LOS JÓVENES CON LOS QUE TRABAJAMOS
Este primer módulo ha sido concebido para ayudarte a tener una mejor comprensión de los jóvenes con los que estás trabajando o esperas trabajar en el futuro. Creemos que es importante que puedas tener el mayor conocimiento posible de aquellos que serán los destinatarios de la acción pastoral. Es totalmente cierto que algunos aspectos cambian de país a país. Pero también es verdad que existen ciertos rasgos generales que son comunes a la juventud de todos los países de habla hispana. Pues bien, nos centraremos en estos últimos.
Módulo 1 - Capítulo 1 CÓMO SON LOS JÓVENES DE NUESTRAS IGLESIAS
Una nota introductoria Este capítulo pretende hacer un acercamiento general a la realidad de los jóvenes de nuestras iglesias; no intenta hacer ninguna descripción específica o concreta. Es posible que algunas de las características aquí mencionadas no encajen total o parcialmente dentro de la realidad que tú vives. Eso no es problema puesto que el capítulo, como se indicó, constituye solo una aproximación general. Las impresiones aquí vertidas provienen de experiencias recogidas a través nuestro ministerio personal en Centro y Sudamérica y España, y de entrevistas con muchos líderes de esas regiones.
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CÓMO SON LOS JÓVENES CON LOS QUE TRABAJAMOS muchachos y muchachas de nuestras iglesias: empiezan a ser conscientes de todas las contradicciones que existen a su alrededor. Eso es una realidad en los ámbitos de la familia y la iglesia. Es común entre los adolescentes afirmar que la iglesia está llena de hipócritas. Todos, sin ninguna duda, hemos escuchado esa afirmación de labios de los jóvenes y adolescentes con los que llevamos a cabo nuestra pastoral juvenil. Al margen de que la juventud de todas las épocas haya hecho esta misma afirmación, debemos preguntarnos, desde un punto de vista crítico y serio, qué hay de realidad en ella. El desarrollo de nuevas capacidades de pensamiento en la vida de los adolescentes les permite volverse reflexivos en niveles que hasta entonces no les había sido posible. Lo que con anterioridad a ese momento les parecía un universo perfecto e inmaculado, de pronto se convierte en una realidad llena de fallas, falsedad y contradicciones. Debemos entender que los adolescentes y muchos jóvenes tienden a visualizar la realidad en términos de blanco o negro, sin ninguna gama de matices intermedios y que, por tanto, su apreciación no necesariamente resulta del todo exacta. Pero también es cierto que no tenemos que cerrar nuestros oídos a sus críticas y opiniones. Los jóvenes de nuestras iglesias se dan cuenta de que los valores que profesamos creer como comunidad no necesariamente se viven en la realidad práctica y cotidiana. Tal vez hablamos de reconciliación y, sin embargo, hay familias en la congregación que viven en abierta pugna y enfrentamiento. Leemos pasajes que hablan acerca del amor, la comunión y la fraternidad mientras es posible que la indiferencia hacia las necesidades de otros resulten evidentes y claras. Sin duda la evangelización y el amor a los perdidos están presentes en nuestro credo, incluso en nuestra declaración de propósito como iglesia, pero tal vez no evangelizamos ni tenemos ningún programa de ayuda a los más necesitados y desheredados de la sociedad. ¿Cómo pensamos que debe sentirse un joven que se da cuenta de esa realidad? ¿Qué reacciones internas provocará todo ello en su, tal vez, todavía inexistente o naciente fe? Félix recuerda una conversación con el padre de un adolescente que formaba parte de su ministerio. Ese padre se preocupaba por la aparente indiferencia espiritual de su hijo. Félix le señaló que esa indiferencia, en opinión de su hijo, era producto de las contradicciones que observaba en la vida de la comunidad. Por toda respuesta, el padre afirmó: «Siempre ha habido hipócritas en la iglesia. Nuestros hijos han de aprender a mirar al Señor y no a los hombres» . La respuesta incluso parece tener coherencia. No obstante, ¿no existe una cierta falacia en tal actitud? ¿No debería preocuparnos el hecho de que nuestras conductas y actitudes demasiado a menudo impidan que los jóvenes puedan ver a Dios? Somos plenamente conscientes de que nuestras exégesis no son excesivamente precisas, pero, en ocasiones nos preguntamos si los versículos en los que Jesús enfatiza que dejemos que los niños se acerquen a él y que no se lo impidamos no se aplican a esta situación de la que venimos hablando. Realmente la iglesia ha de llevar a cabo una seria autocrítica a fin de discernir hasta qué punto el estilo de cristianismo que vivimos en nuestras comunidades plantea al joven unas contradicciones que en nada lo ayudan a desarrollar una fe madura y que ni siquiera lo impulsan a querer continuar en la fe. En línea con esto, el joven no solo encuentra contradicciones entre los valores que la iglesia predica y vive, sino que sucede lo mismo dentro de su propia familia. No resulta extraño que la unidad familiar proclame creer en los valores que emanan de la palabra de Dios, pero que después, en la realidad del día a día, esos valores estén ausentes o incluso se viva según valores que están en abierta oposición con los que teóricamente proclama y defiende. Puestos en este contexto, hemos de pensar en el impacto que este descubrimiento de contradicciones entre la teoría y la práctica debe producir sobre la religiosidad de los jóvenes de nuestras congregaciones. ¿Cuántos se habrán apartado de la fe por esta causa? ¿Cuántos estarán retrasando un compromiso más firme con Dios debido a ello? No
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M Ó dulo 1 podemos cerrar los ojos a esta realidad; por el contrario, hemos de hacer un esfuerzo para que la vieja excusa de la hipocresía nunca más pueda ser invocada como razón para apartarse del Señor.
Marcos de referencia débiles Los estudiosos de la personalidad humana afirman que en el periodo de la adolescencia y la juventud temprana, la principal tarea que enfrentan los chicos es la formación de su propia identidad personal. Los adolescentes quieren alcanzar una identidad propia, quieren saber quiénes son, cuál es el propósito y el sentido de sus vidas. Ya no desean ser identificados por la pertenencia a sus familias; necesitan ser ellos mismos, y no el hijo de tal o la hija de cual. Es un proceso normal, necesario y saludable. Ese proceso implica la necesidad de tomar distancia de los padres a fin de poder encontrarse con ellos mismos para contestar las preguntas antes enunciadas. La distancia permite adquirir una perspectiva que facilita la reflexión acerca de uno mismo. Ese distanciamiento no es únicamente físico: los hijos se vuelven menos cariñosos y propensos al contacto físico con los padres. Y, sobre todo, se trata de un distanciamiento ideológico, emocional, intelectual. El joven necesita distanciarse de los valores de sus padres, de su forma de vivir, a fin de determinar si ese estilo de vida es válido para él. En esta época los jóvenes se cuestionan la fe. Tienen que decidir si incorporarán la fe de sus padres a su nueva y emergente identidad. Han de definir si la nueva fe incluirá como propia la religión, las creencias y los valores de los padres. No es posible desarrollar una fe madura sin pasar por un proceso de crítica y evaluación. Durante el proceso de distanciamiento, el joven continúa necesitando a los adultos. El muchacho o la muchacha mira a su alrededor en busca de marcos de referencia. Esos «marcos» son personas o instituciones a los que el joven acude para, por medio del contraste, la imitación, la confrontación, el diálogo, ir formando su propia y nueva identidad. Si queremos utilizar una expresión más corriente, podríamos afirmar que se trata, simple y llanamente, de modelos. Hasta ese momento, la escuela, la familia y la iglesia constituían el marco de referencia por excelencia. Sin embargo, todos los expertos concuerdan en afirmar que los marcos tradicionales están en franca decadencia y comienzan a ser sustituidos rápidamente por otros distintos, por nuevos modelos. (Este apartado se desarrolla con más amplitud en el módulo dedicado a la pastoral del adolescente. Aquí, por tanto, solo hacemos menciones sucintas). Los nuevos modelos les son transmitidos a los jóvenes por sus propios amigos y por los medios de comunicación. Queremos resaltar aquí la alarmante falta de buenos modelos para nuestros jóvenes que se da en muchas comunidades locales. La iglesia puede ayudar bastante a la familia. Proveyendo buenos marcos de referencia para los jóvenes, por ejemplo, especialmente durante este periodo tan crítico en el que ellos se distancian de sus familias en medio del proceso de búsqueda de la propia identidad personal. Los muchachos y las muchachas miran a su alrededor en busca de adultos significativos que puedan proveerles ejemplo y un modelo para imitar. Sin embargo, no siempre sucede eso. Con demasiada frecuencia faltan personas que tengan bien integrada la fe a la vida cotidiana y puedan constituirse en un marco de
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CÓMO SON LOS JÓVENES CON LOS QUE TRABAJAMOS referencia adecuado para la juventud. Faltan líderes de jóvenes con un buen diálogo entre la fe y la cultura, líderes que no solo les presenten a los jóvenes un enfoque moral sino que estén en condiciones de ofrecerles una auténtica cosmovisión, es decir, una interpretación verdaderamente cristiana del mundo y la vida. Suele suceder en algunas iglesias evangélicas que los jóvenes solo encuentren contradicciones y marcos de referencia pobres, inmaduros y poco atractivos cuando buscan modelos a imitar. Eso nos plantea un increíble desafío: la necesidad de desarrollar buenos modelos en nuestras comunidades, en especial entre los líderes y otras personas que influyen sobre la juventud. Precisamos encontrar personas cuyas vidas sean dignas de imitar por parte de nuestros jóvenes.
Deficiencias en la educación familiar Existe una realidad evidente en muchas de nuestras iglesias: los padres se desentienden de la educación espiritual de sus hijos, delegándola cada vez más en la iglesia. Ellos esperan que la comunidad se encargue de la transmisión de los valores cristianos y dan por sentado que a ese fin las iglesias deberían desarrollar las estructuras necesarias. Sin embargo, la responsabilidad primera de la educación en cuanto a la fe les corresponde a los padres y en ningún caso a la comunidad cristiana. No estamos diciendo que la iglesia local no deba proveer formación espiritual para los niños y jóvenes. ¡En absoluto! Afirmamos que esa educación les corresponde en primer término a los padres y solo en segunda instancia a la iglesia. Esta ha de ser colaboradora en la formación espiritual de los niños y jóvenes, pero nunca suplantará el papel de los padres, ni asumirá la responsabilidad prioritaria que les ha sido puesta sobre los hombros a ellos por la Palabra de Dios. Desafortunadamente una cosa es la teoría y otra la realidad. Cada vez más padres transfieren, consciente o inconscientemente, esa responsabilidad a la iglesia. Ante esta situación, la iglesia se ve forzada a reaccionar y encarar una tarea que no es primariamente suya, pero que, debido a la falta de asunción por parte de los progenitores, no puede dejar de llevar a cabo. ¿Que implicaciones tiene esto para la pastoral juvenil? Pues que cada vez nos encontramos con más jóvenes que carecen de una formación cristiana recibida en el hogar. Eso significa que no solo desconocen la información básica acerca de la Biblia, sino que tampoco han recibido en su contexto familiar los valores fundamentales de la fe cristiana, valores que son los que conforman el estilo de vida. Tal vez nunca más podamos dar por sentado el hecho de que por provenir de hogares cristianos nuestros jóvenes ya estén formados en los aspectos básicos del conocimiento y la práctica de la fe cristiana. Es probable que eso nos obligue a replantear nuestras estrategias educativas; ya no podremos seguir siendo un complemento a la educación familiar. Lamentablemente, deberemos convertirnos en su sustituto.
Inseguridad y confusión con respecto a la experiencia de conversión Hay una realidad que no podemos ni debemos ignorar: en nuestras congregaciones existe un número creciente de personas que pertenecen a una segunda e incluso a una tercera generación de evangélicos. Se trata de jóvenes que no han llegado directamente del
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M Ó dulo 1 Falta de atención en cuanto a las necesidades de los jóvenes Como gente que tiene amplia experiencia en el trabajo con los jóvenes, domingo tras domingo nos sentamos en los bancos de nuestras iglesias durante el culto dominical. En teoría, esa constituye la gran celebración de la fe; es el tiempo en que toda la familia cristiana (niños, adolescentes, jóvenes y adultos) se reúne para adorar al Señor y celebrar la nueva vida que tenemos en Cristo. La perspectiva es bella: toda la familia reunida para una fiesta. Sin embargo, cuando el servicio comienza, las cosas cambian y la ilusión, desgraciadamente, con demasiada frecuencia da paso a la decepción. El culto está pensado por y para los adultos de la iglesia. Las necesidades, e incluso las posibilidades de participación de otros sectores de la familia de la fe no se tienen en cuenta. No cantamos canciones infantiles; tampoco explicamos las cosas a un nivel que permita a los niños comprender lo que pasa. Los sermones nunca son del estilo que les agrada a los adolescentes. La música (y esto no en todas las iglesias) suele ser la única concesión que se les hace a los más jóvenes en nuestras congregaciones. Esto no resulta únicamente anecdótico, constituye una muestra de la desatención que se da en el seno de algunas de nuestras comunidades cristianas hacia las necesidades propias de la adolescencia y de la juventud. Sin duda, a los jóvenes de nuestra generación les toca vivir en una época de presiones y ataques a su fe sin precedentes. La juventud que viven hoy los muchachos y las muchachas no tiene nada que ver con la que nos tocó vivir a nosotros. En este tiempo la existencia se ha vuelto extremadamente compleja y difícil. Vivir la fe en un contexto semejante resulta mucho más duro. Y representa un mayor desafío. Hay algunas cuestiones fundamentales referidas a los jóvenes que demandan urgente atención: por ejemplo, lograr una comprensión de la adolescencia y de las necesidades que de ella se derivan, tomar conciencia de las presiones por las que los chicos pasan y de lo complejo de la sexualidad dentro de la sociedad contemporánea, percibir la necesidad que tienen ellos de adquirir una identidad cristiana y de asumir el desafío de vivir la fe bajo el creciente imperio de la postmodernidad. También que se les provean salidas para el terrible problema del ocio juvenil existente en nuestra cultura, que se les brinde orientación vocacional, y otras cosas por el estilo. Eso requiere de la iglesia que sea capaz de ofrecer opciones y orientación. El silencio, en ocasiones, resulta aterrador. A menudo es fruto de nuestra propia incapacidad como adultos para entender que la sociedad ha cambiado y ellos han quedado atrapados en medio de un cambio que nosotros no comprendemos y que ellos no saben cómo manejar.
Premisas equivocadas que se relacionan con el trabajo entre los jóvenes Las premisas equivocadas llevan, de forma ineludible, a conclusiones erróneas. En muchas iglesias el trabajo dirigido a la juventud se construye en base a dos premisas que a nuestro juicio no son correctas pero que, no obstante, determinan el tipo de ministerio que se lleva a cabo. La primera de ella es que todos los que están, son. Expresado de otro modo, damos por sentado que todos, o la mayoría, de los jóvenes que asisten a la iglesia o están relacionados con ella, son creyentes, nacidos de nuevo, y que tienen una relación personal con Dios. Como ya hemos visto, nada está más lejos de la realidad, especialmente cuando trabajamos con un grupo en el que la mayoría de los integrantes son hijos de creyentes de primera, segunda e inclusive tercera generación. Dar por sentado que son creyentes solo porque pertenecen a familias «que han estado toda la vida en la iglesia» o porque participan del grupo de jóvenes y de las actividades de la iglesia no es más que una equivocación dañina. Puede ser el caso que estemos trabajando con jóvenes que se han conformado externamente a nuestro estilo de vida, adaptando ciertas pautas y normas morales
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CÓMO SON LOS JÓVENES CON LOS QUE TRABAJAMOS Debemos delegar responsabilidades que impliquen un desafío para el joven. Al hacerlo, tenemos que proveerle la supervisión necesaria y el apoyo imprescindible para que pueda crecer por medio del desempeño de su tarea. No olvidemos que, en ocasiones, el fracaso del joven en llevar a cabo la responsabilidad delegada no es consecuencia de su irresponsabilidad, sino más bien de nuestra falta de supervisión.
Ausencia de personas preparadas para el trabajo con jóvenes Durante mucho tiempo la disponibilidad y la buena voluntad han sido, si no las únicas, al menos las principales exigencias para trabajar con los jóvenes. El muchacho o la muchacha que mejor apuntaban, recibía la carga y la responsabilidad de asumir la dirección del grupo de jóvenes de la iglesia local. Sin embargo, todos sabemos que ni la buena voluntad ni la disponibilidad implican necesariamente tener la capacidad para llevar a cabo la tarea encomendada. Otro sistema de selección del liderazgo juvenil, común en algunas denominaciones, ha sido la elección para desempeñar un cargo durante un periodo determinado. La esencia de este método es buena. Intenta que el mayor número posible de personas pueda ejercer una función responsable y de ese modo desarrollar sus dones y talentos. En la práctica, con demasiada frecuencia, el sistema no ha funcionado de forma tan eficaz. Elección no implica capacidad para la ejecución. El hecho de que la mayoría de los jóvenes de un grupo depositen en ti la confianza para asumir una determinada responsabilidad no implica, ni de lejos, que seas una persona capaz de desempeñarla. Por otra parte, a los dos problemas antes mencionados, hemos de agregar el de la falta de capacitación de los líderes. Es habitual que la persona que recibe una responsabilidad, sea por el medio que fuere, no reciba la capacitación para poder llevar a cabo su tarea. Una encuesta realizada recientemente en dos congresos juveniles internacionales reflejó que, en su mayoría, los líderes juveniles no habían recibido ningún tipo de capacitación, ni formal ni informal, que les permitiera llevar a cabo su tarea con eficacia. La palmadita en la espalda es, para muchos líderes, lo único que reciben cuando se les delega responsabilidad. A la carencia de capacitación deberíamos añadir la carencia de recursos, de una filosofía del ministerio e incluso de materiales adecuados para trabajar con la juventud. A pesar de todas las carencias hasta aquí mencionadas, lamentablemente, a muchos líderes se los hace responsables de que los jóvenes de la comunidad salgan adelante en lo espiritual. En otras ocasiones el problema se espiritualiza. Con la idea de que el Espíritu Santo nos guiará en la tarea, hemos obviado la planificación y la preparación para el ministerio. Como pastores y padres consideramos que los puntos anteriores constituyen una negligencia total. Cualquiera de nosotros que tuviera que ponerse en las manos de un neurocirujano, le exigiría mucho más que buena voluntad; le pediría que tuviera la preparación, profesionalidad y destreza necesarias. Del mismo modo, como padres no vamos a permitir que nuestros hijos estén a merced de personas cuya única credencial para el ministerio sea la buena voluntad. Sinceramente, creemos que eso resulta totalmente insuficiente para convertir a alguien en líder. Aún más, es nuestra sincera opinión que deberíamos destinar al ministerio con la infancia y la juventud a las personas más capacitadas y preparadas de nuestras iglesias. Aquellas que poseen más talentos han de estar en estos ministerios, ya que no debemos olvidar que los niños y los adolescentes perciben a la iglesia y la actitud que esta tiene hacia ellos por medio de las personas que les ministran. Las personas poco o insuficientemente preparadas pueden causar daños irreparables en la vida de niños y adolescentes.
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M Ó dulo 1 Autoevaluación 1. ¿De qué forma afecta a los jóvenes la realidad de vivir en dos mundos diferentes: el de la iglesia y el de la sociedad? ¿Cómo podemos ayudar a los jóvenes a sobrellevar con éxito esa tensión? 2. Muchos de nuestros jóvenes no tienen en claro la experiencia de conversión. ¿Por qué resulta importante ayudarlos a que lo hagan? ¿Cuáles pueden ser los peligros de no hacerlo? 3. ¿Qué implica que la palabra de Dios no tenga impacto en las vidas de los jóvenes de hoy? ¿Cómo podemos ayudarlos para que la Biblia les resulte algo vivo y dinámico? ¿Qué peligros tendremos que enfrentar si no lo hacemos? 4. En tu opinión, ¿Cuál es la causa de que tan a menudo se desatiendan las necesidades de los jóvenes en las iglesias? ¿Qué peligros pueden derivarse de ello? 5. ¿Por qué a los jóvenes no se les delegan responsabilidades significativas? ¿Qué características debería tener una responsabilidad para lograr un efecto educativo y de crecimiento sobre el joven? 6. ¿Cuál es el peligro de no hacer una clara distinción entre la forma y la función? ¿Por qué hemos de adaptar las formas a los tiempos cambiantes? ¿Cómo afecta eso a la pastoral juvenil? 7. ¿Cuáles son las implicaciones que las deficiencias en la educación familiar acarrea a la pastoral juvenil? ¿Cómo podemos enfrentarlas? 8. ¿Qué sucede cuando los jóvenes carecen de marcos de referencia adecuados? ¿Qué desafíos plantea eso a la pastoral juvenil? 9. ¿Cuál es el peligro de trabajar para el entretenimiento o mantenimiento de los jóvenes, en vez de hacerlo para su crecimiento? 10. ¿Por qué la buena voluntad no resulta suficiente para llevar a cabo un ministerio con los jóvenes? 11. ¿Qué cualidades debería tener una persona para poder ejercer como líder de jóvenes?
Trabajo práctico Analiza la situación de tu grupo de jóvenes a la luz de las características que han sido expuestas en este capítulo. En ese trabajo deben considerarse todas las características, sin excepción.
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