Héroes cristianos de ayer y de hoy
DESAFÍO PARA
VALIENTES La vida de Loren Cunningham
Héroes cristianos de ayer y de hoy
DESAFÍO PARA
VALIENTES La vida de Loren Cunningham Janet & Geoff Benge
Editorial JUCUM forma parte de Juventud Con Una Misión, una organización de carácter internacional. Si desea un catálogo gratuito de nuestros libros y otros productos, solicítelos por escrito o por teléfono a: Editorial JUCUM P.O. BOX 1138, Tyler, TX 75710-1138 U.S.A Correo electrónico: info@editorialjucum.com Teléfono: (903) 882-4725 www.editorialjucum.com
Desafío para valientes La vida de Loren Cunningham Copyright © 2010 por Editorial JUCUM Versión española: Antonio Pérez Edición: Miguel Peñaloza Publicado por Editorial JUCUM P.O.BOX 1138, Tyler, TX 75710-1138 U.S.A Publicado originalmente en inglés con el título de: Loren Cunningham: Into All the World Copyright © 2007 por YWAM Publishing Publicado por YWAM Publishing P.O.BOX 55787, Seattle, WA 98155 U.S.A Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida en forma alguna —a excepción de breves citas para reseñas literarias— sin el previo permiso escrito de Editorial JUCUM. ISBN Impreso en los Estados Unidos
Héroes cristianos de ayer y de hoy Biografías Aventura fantástica: La vida de Gladys Aylward Persecución en Holanda: La vida de Corrie ten Boom Un aventurero ilustrado: La vida de William Carey La intrépida rescatadora: La vida de Amy Carmichael Odisea en Birmania: La vida de Adoniram Judson Alma de Campeón: La vida de Eric Liddell Padre de huérfanos: La vida de George Müller Peligro en la selva: La vida de Nate Saint Peripecia en China: La vida de Hudson Taylor La audaz aventura: La vida de Mary Slessor Portador de esperanza: La vida de Cameron Townsend La tenacidad de una mujer: La vida de Ida Scudder
Emboscada en Ecuador La vida de Jim Elliot C.S. Lewis Un genio de la narracion
Índice 1. Un agujero en las nubes . . . . . . . . . . . . . . 9 2. «Cuando Dios manda ir, nosotros obedecemos» . 3 3. «Es obvio que tienen un predicador en casa» . 25 4. Zapatos nuevos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 5. El rostro de una pequeñita . . . . . . . . . . . . 47 6. Ola sobre ola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 7. Te pareces tanto a Tom . . . . . . . . . . . . . . 71 8. Triunfarás en la vida . . . . . . . . . . . . . . . 83 9. Juventud con una misión . . . . . . . . . . . . 93 10. Una oferta espléndida . . . . . . . . . . . . . 109 11. La primera ola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119 12. Multiplicación . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129 13. Hotel golf . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139 14. Una misión creciente . . . . . . . . . . . . . . 149 15. Sólo el principio . . . . . . . . . . . . . . . . . 165 16. Nuevas fronteras . . . . . . . . . . . . . . . . 179 17. Hasta los confines del mundo . . . . . . . . . 193 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203
Capítulo 1
Un agujero en las nubes La pequeña avioneta de cuatro asientos se elevó por el cielo africano. Loren Cunningham —un joven de veinticinco años— contempló la tierra reseca salpicada de arboledas y se sintió emocionado por estar a punto de cumplir el sueño de su vida. Se hallaba camino a la ciudad de Kedougou, en Malí, África. En muchas aldeas de esa región nunca habían oído el mensaje del evangelio. Loren esperaba predicarlo en algunas de ellas. Sentado al lado de Loren, pilotando un vuelo de dos horas, viajaba Talmadge Butler, hombre tejano de carácter sobrio, de mentón prominente y veterano misionero en Africa. Los dos asientos traseros iban ocupados por Betty, esposa de Talmadge, y su hijo pequeño. Talmadge era un hombre abierto y afectuoso, por 9
10
Desafío para valientes
lo que Loren desde el principio se sintió cómodo en su compañía. El vuelo estuvo normal hasta cuando aparecieron negras y amenazadoras nubes sobre el horizonte. Empujadas por el viento, las nubes no tardaron en cubrir el pequeño aparato. Loren se asomó a la ventanilla pero esta vez no pudo ver más que una envoltura plomiza. —La visibilidad es realmente mala —dijo Talmadge con acento tejano mientras consultaba el reloj. Llevamos una hora de vuelo y nos queda combustible para otra hora. Si tuviéramos que regresar, lo mejor sería hacerlo cuanto antes. No debemos aterrizar en estas condiciones. Lo más prudente es dar la vuelta ahora mismo y salir de aquí. Podemos volver a intentarlo mañana. —Como te parezca —repuso Loren. El tamborileo constante de la lluvia sobre el fuselaje le estaba empezando a inquietar—.Estoy Completamente de acuerdo. Pronto se dieron cuenta que no había forma de escapar. Aunque hicieran un viraje y volaran durante cincuenta minutos en dirección contraria, seguirían sumergidos en la tormenta que zarandeaba la avioneta como «un gato que juega con un ratón». Loren oyó a Betty susurrar algunas oraciones en el asiento de atrás. Miró de reojo y vio que Stevie estaba despierto y rígidamente erguido. El corazón de Loren se aceleró. ¿Iba a terminar su vida siendo víctima en un accidente aéreo en África? Él estaba preparado para morir en aras del cumplimiento de «La Gran Comisión», pero el ministerio al que había
Un agujero en las nubes
11
sido llamado acababa de principiar. ¿Iba acaso a finalizar antes de haberlo siquiera comenzado? La voz de Talmadge dio vía libre a su pensamiento. —Loren, estamos en medio de una situación muy peligrosa. Debemos orar. No tengo idea exacta de dónde nos encontramos; tenemos que aterrizar muy pronto —dijo. Aunque el tono de Talmadge era tranquilo, Loren supo que corrían un grave riesgo. Les quedaba combustible para volar diez minutos y no había forma de saber exactamente dónde se encontraban. Loren echó un vistazo al indicador del combustible y se arrepintió de haberlo hecho. La aguja indicaba que el depósito estaba vacío. Inclinó la cabeza y oró: «Señor, muéstranos cómo salir de aquí. Somos tus siervos y confiamos en que nos sacarás de aquí ahora mismo». Abrió los ojos y se asomó a la ventanilla. Los velos del cuello se le erizaron. La avioneta sobrevolaba un claro entre las nubes —el primero que veían desde cuando quedaran envueltos en la tormenta. Loren vio el terreno que había debajo. —Ahí hay un claro. Sigue orando. Voy a descender —dijo Talmadge mientras enfilaba hacia la abertura. Loren se aferró a los brazos del asiento, y el pequeño avión inició el descenso. —Gracias, Dios —exclamó Talmadge—. ¿No les parece increíble? Esta es la carretera que lleva a la pista. Creo que puedo aterrizar aquí. Acto seguido tiró de la palanca y la avioneta recuperó la posición correcta lista para el aterrizaje. Seguía lloviendo a cántaros cuando los cuatro pasajeros
12
Desafío para valientes
saltaron temblorosamente y corrieron a cobijarse en un viejo hangar. Una vez adentro, Talmadge dijo a Loren: —Ha sido la situación más angustiosa de mi vida como aviador. Pero Dios intervino, ¿no te parece Loren? ¿Qué posibilidades había de que apareciera un claro que nos mostrara el lugar exacto para aterrizar? Loren lo admitió. Fue una experiencia que nunca olvidaría, a pesar de que había vivido otras muy interesantes. Recordó el incidente que vivió a los cuatro años cuando Dios les salvó la vida a él y a su familia de una muerte segura mientras le servían.