Volver a amar

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Volver a

amar El matrimonio de sus sue帽os comienza en el coraz贸n

Gary y Greg

Smalley Con Dan y Marci Cretsinger


La misión de Editorial Portavoz consiste en proporcionar productos de calidad —con integridad y excelencia—, desde una perspectiva bíblica y confiable, que animen a las personas a conocer y servir a Jesucristo.

Título del original: The Heart of Remarriage © 2010 por Gary Smalley y Greg Smalley y publicado por Regal, de Gospel Light, Ventura, California, U.S.A. Todos los derechos reservados. Traducido con permiso. Edición en castellano: Volver a amar © 2012 por Editorial Portavoz, filial de Kregel Publications, Grand Rapids, Michigan 49501. Todos los derechos reservados. Traducción: Rosa Pugliese Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico, mecánico, fotocopia, grabación o cualquier otro, sin el permiso escrito previo de los editores, con la excepción de citas breves o reseñas. A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia. EDITORIAL PORTAVOZ P.O. Box 2607 Grand Rapids, Michigan 49501 USA Visítenos en: www.portavoz.com ISBN 978-0-8254-1809-9 978-0-8254-0632-4 Kindle 978-0-8254-8477-3 Epub 1 2 3 4 5 / 16 15 14 13 12 Impreso en los Estados Unidos de América Printed in the United States of America


Gary Smalley: A mi fiel asistente, Sue Parks, que me ha ayudado a escribir este libro con varias de sus historias de vida y con su juicioso entendimiento.

Greg Smalley: Dedico este libro a mi esposa Erin. Gracias por amarme desde lo profundo de tu corazón. No podría haber escrito este libro sin tu aliento, apoyo y sacrificio. Tú eres mi mejor amiga y el amor de mi vida. Y también a nuestros cuatro hijos: Taylor, Maddy, Garrison y Annie.

Dan y Marci Cretsinger: A nuestra querida amiga Doris Haynes. Siempre estaremos agradecidos por su amistad. Ella vio algo en nosotros que pensamos que estaba muerto, y Dios la usó para sacarnos del pozo de la culpa y ayudarnos a perdonarnos a nosotros mismos para seguir adelante en fe y amor. Ella ha estado con nosotros en muchos de nuestros momentos difíciles, siempre presente para alentarnos y recordarnos las grandes promesas de Dios para sus hijos. Nos ha inspirado, ha orado por nosotros, nos ha aconsejado, y hemos sido sanados y edificados en nuestro matrimonio y nuestra fe. Gracias, Doris. Gracias, Beth Moore, por haber escrito Cuando gente de Dios hace cosas que no son de Dios. Este libro fue una gran herramienta para nuestra sanidad. Y a nuestros hijos, a quienes amamos entrañablemente: Rachel, Michael, John, Dana y Sam. Gracias por perdonarnos y amarnos.


Contenido Introducción: El corazón del nuevo matrimonio..................................... 7

Primera parte: Asuntos del corazón 1. El nuevo matrimonio comienza en su corazón............................... 17 2. El corazón maltratado necesita seguridad.......................................36 3. Sane primero su propio corazón......................................................... 51 4. Creencias que desarrollan un corazón satisfecho en el nuevo matrimonio........................................................................78 5. Cómo mantener seguro el corazón de cada uno.............................96 6. Cómo preparar el corazón para el nuevo matrimonio................118

Segunda parte: Los roles en el matrimonio 7. El corazón de un esposo casado en segundas nupcias................135 8. El corazón de una esposa casada en segundas nupcias..............156 9. El corazón de un padre y padrastro casado en segundas nupcias..................................................................................171 10. El corazón de una madre y madrastra casada en segundas nupcias..................................................................................201 11. El corazón de los hijos e hijastros en el nuevo matrimonio............................................................................................222 12. El corazón abierto para con el ex cónyuge..................................... 244

Tercera parte: Herramientas para cambiar el corazón 13. Exámenes del corazón..........................................................................259 Reconocimientos......................................................................................... 284 Acerca de los autores................................................................................... 285


Introducción

El corazón del nuevo matrimonio Cuando Mateo y Melisa decidieron casarse, prometieron hacer las cosas bien. Se amarían el uno al otro hasta que la muerte los separase, y se casarían en una ceremonia en su iglesia delante de sus amigos y familiares. Con mucha emoción, la pareja reservó el día de su boda en el templo y planeó la recepción. Melisa compró un hermoso vestido de novia, y ambos eligieron sus anillos. Programaron sus citas de consejo prematrimonial y se presentaron unos minutos antes para la primera sesión, ansiosos por escuchar las palabras de sabiduría que su pastor les impartiría para su bendecida unión. Entraron a la oficina del pastor, donde los hombres se dieron las manos y unas palmadas en la espalda, y Melisa saludó con un pequeño abrazo. Luego ambos se sentaron frente a este hombre, a quien respetaban, y esperaron. De pronto, el ambiente se tornó un poco incómodo. El pastor aclaró su voz, para tratar obviamente de encontrar las palabras adecuadas. Los novios se miraron expectantes. Tanto Mateo como Melisa se iban a casar por segunda vez. Ella no era la joven novia en su primera boda; era una mujer divorciada con un ex marido que vivía en otro estado del país y dos hijos pequeños. Mateo tenía una ex esposa que asistía a la iglesia al otro lado de la ciudad y tres hijos que iban y venían entre la madre y el padre. De repente, la cómoda oficina revestida de madera empezó a sentirse sofocante. Esto, o algo similar, ocurre todos los días en la iglesia. Parejas bien intencionadas que han experimentado el dolor de haber dejado el matrimonio o haber perdido un cónyuge por muerte o divorcio desean unirse en matrimonio por segunda vez (o más), y pastores y ministros bien intencionados y comprensivos se sienten incómodos o no poseen las herramientas adecuadas para


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a­ consejarlos sobre cómo hacerlo. Parejas a punto de volver a casarse desean desesperadamente sabiduría, y sus corazones heridos anhelan una bendición. Han escuchado las advertencias de sus familiares y amigos. Ya saben sobre las probabilidades adversas de que un segundo matrimonio tenga éxito. Viven diariamente con el dolor de aquellos “amigos” que murmuran, juzgan o simplemente no los invitan más a sus casas desde que su matrimonio terminó. De todas maneras, las parejas cristianas que creen que Dios les ha ofrecido una nueva oportunidad de amarse para toda la vida tienen la dicha de hacer planes para su segundo matrimonio. Desean construir una familia que honre a Dios y ser utilizados por Él como una imagen viva de redención. Necesitan aceptación y sabios consejos, y recurren a su iglesia para recibirlos. A menudo, el pastor no está seguro de cómo dar consejo o dar la bendición. Después de todo, felicitarlos por haber permanecido sexualmente puros hasta la unión no concuerda exactamente, y hablar sobre cómo el matrimonio cambia cuando los hijos entran a escena tampoco es relevante. (“Ya han pasado por eso”). Las finanzas se enredan con las pensiones alimenticias que van y vienen, y simples sugerencias para una mejor comunicación no resolverán por completo las difíciles circunstancias que la nueva pareja tendrá que enfrentar con ex cónyuges que crean caos, e hijos que pueden odiar a sus padrastros. Además, la mayoría de los pastores ha aconsejado a cientos de matrimonios en problemas y ha visto segundos matrimonios desmoronarse a diestro y siniestro. Se debaten entre la esperanza de que esa unión dure por el bien de todos los niños implicados y el deseo de decir: “¿Están seguros de que quieren hacer esto?” (la versión amable de gritar: “¡Sálvate si puedes!”). Desean aportar sabiduría, pero no están seguros de cuáles son las palabras correctas. Cuando se terminan las sesiones prematrimoniales, las parejas sonríen y se dan la mano con el pastor otra vez, pero sus sonrisas están tensas, y todos se sienten aliviados de partir. Los tres pueden entablar unas cuantas más de estas conversaciones acartonadas antes de la boda, probablemente sin superar nunca el pasado y sin tratar nunca los problemas del corazón que pueden sanarse. En vez de obtener un buen comienzo para un segundo matrimonio sano, las parejas suelen sentirse culpables o frustradas ante la falta de empatía y comprensión. Los pastores y líderes laicos que se preocupan por estas parejas y quieren casarlas con una bendi-


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ción pueden sentir que han fallado en dar esperanza, sabiduría y recursos sólidos para que el nuevo matrimonio tenga un buen comienzo. Por todo esto, escribimos Volver a amar. Este libro tiene múltiples propósitos: enseñar a las parejas a sanar sus propios corazones del trauma asociado con la muerte o el divorcio; dar a las parejas, que ya se encuentran en sus segundas nupcias, herramientas prácticas para mantener sus corazones abiertos durante este complicado viaje; y proporcionar la visión del corazón a pastores, líderes laicos, consejeros y hasta líderes de grupos pequeños de estudio bíblico, que desean dar consejos llenos de la sabiduría de Dios con el fin de ayudar a estas parejas no solo a llegar al altar, sino también a tener un matrimonio pleno que dure el resto de sus vidas.

No hacen falta disculpas Creemos que no es necesario que los cristianos, que se han divorciado o perdido a su cónyuge, o se han vuelto a casar después de esa pérdida, se disculpen. Sí, la Biblia dice que Dios aborrece el divorcio. Pero también dice que detesta las mentiras, y que tampoco se complace con la envidia, la desobediencia o la rebelión. El pecado es pecado, y cuando las personas divorciadas enfrentan el juicio de otros cristianos, o cuando los pastores no tienen las palabras correctas para ministrar a dos personas heridas que ahora se unen en un segundo matrimonio, los corazones que necesitan sanidad pueden endurecerse. ¿Cuándo olvidamos que Romanos 3:23 dice: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (cursivas añadidas)? Los pecados de los miembros de la familia tradicional son tan reales como los pecados de los cónyuges de segundos matrimonios o familias ensambladas. En Divorce and Remarriage: A Redemptive Theology [Divorcio y segundas nupcias: Una teología redentora] el autor Rubel Shelly lo expresa de la siguiente manera: El divorcio es ofensivo para Dios, sin embargo, perdonable como cualquier otro pecado. En muchos casos, el divorcio es inexcusable, lo cual trae graves consecuencias a adultos y niños. Y no debería tomarse a la ligera. Sin embargo, negarle a alguien el perdón total y el derecho de vivir la vida


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al máximo en Jesucristo niega el poder sanador de la cruz. Dios alumbra en las tinieblas. Su obra redentora en la vida de personas imperfectas restaura los corazones de hombres y mujeres y los hace volver a Él. Su gracia perdona y transforma.1 ¿No es maravilloso? La gracia de Dios lo perdona y lo transforma, así como lo hace con cualquiera que acepta la salvación por medio de Jesucristo. A través del sacrificio de Cristo en la cruz y nuestra aceptación de esa dádiva, la gracia de Dios redime personas imperfectas, ya sean viudas, pastores, hombres divorciados, consejeros, ex esposas o esposos que se volvieron a casar, para que todos tengan “un futuro y una esperanza” en Cristo (Jer. 29:11 nvi).

Ayuda para sanar corazones endurecidos Escribimos este libro porque queremos sanar corazones endurecidos. Queremos que los segundos matrimonios empiecen bien y que el corazón de los cónyuges se abra el uno para con el otro, con sus hijos e hijastros, con sus familias extendidas y con sus amigos cristianos y miembros de la iglesia. Queremos que los pastores y los líderes de grupos pequeños tengan las palabras correctas para ayudar a sanar los corazones y formar nuevas familias. Sabemos que Dios tiene un plan para cada segundo matrimonio conformado por personas que lo aman y quieren vivir de acuerdo al propósito al cual son llamados (véase Ro. 8:28). Como autores de muchos libros sobre relaciones y como líderes de miles de talleres sobre matrimonios, queremos (Dres. Gary y Greg Smalley) dar a conocer nuestra historia personal al ver personas sanar después del divorcio o la muerte de un cónyuge. Le daremos herramientas prácticas para sacar provecho de la esperanza y ver florecer su segundo matrimonio. Además, contamos con la participación de Dan y Marci Cretsinger en este libro, una pareja casada en segundas nupcias que van a cumplir quince años de casados. Dan y Marci lo hicieron todo mal en sus primeros matrimonios y consiguientes divorcios; sin embargo, hoy son un reflejo de la gracia y la redención de Dios. Admiten francamente la vergüenza, la culpa y las graves consecuencias que ellos y sus familias experimentaron después del primer matrimonio de cada uno. Sin embargo, también son


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un ejemplo de esperanza y restauración de Cristo. Su segundo matrimonio es una bella imagen de lo que Dios puede hacer cuando los corazones y las vidas previamente quebrantados y en pecado se abren completamente a Él.

Exámenes del corazón Volver a amar ha sido pensado, en primer lugar, con la idea de ayudar a las parejas a escudriñar sus corazones, para que puedan aprender a abrirse totalmente y aprovechar la intimidad y la maravilla que el nuevo matrimonio puede traer. Segundo, el contenido de este libro está destinado a ser el recurso indispensable y vital que los pastores y los líderes de iglesias usen para ayudar a las parejas casadas en segundas nupcias a resolver los problemas de sus corazones antes que se conviertan en un estorbo e impidan que su matrimonio prospere. Mientras muchas de las parejas que se casan en segundas nupcias todavía tienen hijos en el hogar, y los retos que conlleva formar una familia ensamblada son muchos, no abordaremos soluciones superficiales en este libro. Creemos que la mayoría de los problemas en las relaciones vienen de corazones bloqueados y cerrados. Si los cónyuges de segundos matrimonios aprenden a abrir sus corazones y dejan que fluya el amor, muchos de los problemas de las familias ensambladas se resolverán. En este libro, explicamos cómo es el corazón cerrado y el corazón abierto, de qué forma los cónyuges pueden transformar sus creencias y corazones con la Palabra de Dios, cómo pueden sanar los corazones heridos y cómo los casados en segundas nupcias pueden descubrir la verdadera intimidad. Después vemos cómo es el corazón abierto y tierno en los roles del esposo y la esposa casados en segundas nupcias. Finalmente, nos concentramos en cómo estos corazones unidos y abiertos pueden trabajar juntos en los roles de madre, padre, madrastra y padrastro, e incluso con sus ex cónyuges. En resumen, Volver a amar le ayudará a entender por qué las personas sienten, actúan y reaccionan como lo hacen en el nuevo matrimonio, y cómo estos patrones están ligados a antiguas heridas y hábitos emocionales. Además, le daremos maneras de entender las motivaciones, las personalidades y los dones, que se combinan con las motivaciones, las personalidades y los dones únicos de cada miembro de la familia conformada por un nuevo matrimonio.


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Esperamos que este libro los aliente a usted y a su familia y les dé muchas herramientas prácticas, a tal punto que sus hojas queden dobladas y manoseadas por leerlo una y otra vez. Queremos que su matrimonio no solo salga bien, sino que prospere y sea un reflejo de la gracia y la redención de Dios. ¡Sabemos que es posible! Como Natalie Nichols Gillespie, una madre y madrastra de nueve hijos escribió en Stepfamily Success [El éxito de las familias ensambladas]: Ser parte de esta situación familiar única es una dádiva, un privilegio y una bendición inmensos. No permita que nadie le diga lo contrario… Me ha abierto los ojos a más lecciones acerca de la gracia, la misericordia y el verdadero amor de lo que jamás me hubiera imaginado… Sí, la presión puede ser enorme, pero esa misma presión puede moldear a su familia ensamblada de tal modo que llegue a ser una nueva creación, que glorifique a Cristo y en la que se amen uno al otro.2 A los pastores y ministros que se preocupan mucho por las parejas casadas en segundas nupcias que los rodean, queremos animarlos también. Queremos aportar un valioso conocimiento al gran reto que implica el segundo matrimonio, para que pueda ayudar a los miembros de su congregación que están en esa travesía. Le felicitamos por elegir este libro. Apreciamos su sensibilidad para con aquellos que aman a Dios y sienten el llamado a dejar atrás su pasado y formar un nuevo matrimonio. Nos complace que pueda ayudar a estas parejas a tener un buen comienzo y saber que tiene carga por ver cada miembro de su congregación totalmente sano e integrado al cuerpo de Cristo. Creemos que Dios perdona a todos aquellos que vienen a Él. Perdona a los cónyuges imperfectos en su segundo matrimonio así como lo hace con los cónyuges imperfectos en su primer matrimonio. Ron Deal lo resume perfectamente de la siguiente manera: El ministerio con los segundos matrimonios no quebranta el propósito de Dios para el hogar, como tampoco el ministerio de alcohólicos promueve la bebida. El ministerio con los segundos matrimonios simplemente responde con gracia y compasión a vidas destrozadas, como hizo Jesús con la


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mujer en el pozo (Jn. 4). Además, llama a las parejas a honrar el pacto de su segundo matrimonio y vivir santamente a partir de hoy. También los prepara para eso. Así podrán prevenir futuros divorcios, edificar familias más fuertes y romper ciclos de divorcio generacionales.3

Sabiduría colectiva Antes de escribir este libro, encuestamos a cientos de parejas casadas en segundas nupcias con respecto a los problemas más críticos que enfrentaban. La sabiduría colectiva de estas parejas le permitirá obtener técnicas y conocimiento cruciales de parte de aquellos que han atravesado las mismas circunstancias. Es como obtener discernimiento proveniente de generaciones de eruditos. Vamos a darle consejos de personas como Dan y Marci, que aprendieron cómo lograr que su nuevo matrimonio y su familia ensamblada sean grandiosos. Es como tener hoy el diario de mañana y poder evitar la caída de la bolsa, o sacar provecho de las acciones, porque ya sabe si subirán o caerán. Además, durante años, los Smalley hemos trabajado con parejas en crisis que recurrieron a nosotros en un esfuerzo desesperado de salvar su matrimonio inestable. Tuvimos mucho éxito con esta clase de parejas en peligro, haciendo solo una cosa: llevar cierta seguridad a su relación matrimonial. Cuando nos vinieron a ver, sus corazones estaban totalmente cerrados uno para con el otro. Y ¿sabe usted cuál es la única manera de hacer que dos corazones se abran? Deben comenzar a sentirse fuera de peligro. De modo que todo lo que hicimos fue ayudar a estas personas a sentirse seguras otra vez para que sus corazones pudieran volver a abrirse el uno para con el otro. Usted puede beneficiarse enormemente del aprendizaje de estas parejas. Si aprende ahora cómo hacer que su corazón se sienta seguro, podrá edificar un matrimonio firme que bendiga su vida y la vida de otros por generaciones. Tener el corazón abierto es la clave, y todo lo que ofrecemos en este libro está destinado a ayudar a las familias ensambladas a sentirse un poco más seguras para que sus corazones se abran el uno para con el otro, cualesquiera sean las circunstancias que atraviesen. En cada capítulo, encontrará lo siguiente:


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• Monitores del corazón: Preguntas para hacerse a usted mismo, hacer a su cónyuge y a otros miembros de su familia. Estas preguntas sirven también para que los líderes espirituales las formulen a parejas de grupos pequeños y en sesiones de consejería.

• Protectores del corazón: Ejercicios al final de cada capítulo destinados a ayudar a una pareja a pensar en el estado de su propio corazón y el de su cónyuge, y promover el diálogo para que puedan estar preparados para enfrentar los “ataques al corazón”.

• Sanadores del corazón: Pasos para sanar su corazón después de los conflictos o las heridas emocionales del pasado. Se encuentran estos recuadros a lo largo de los capítulos con un corazón al lado de ellos. ¿Está listo para derribar los muros, abrir la puerta de su corazón y ver fluir la sanidad y el amor? Este es exactamente el lugar donde queremos comenzar juntos nuestro viaje. Exploremos el corazón del nuevo matrimonio, para que pueda aprender a hacer que su matrimonio sea el lugar más seguro de la tierra. ¡Disfrute la aventura! Gary y Greg Smalley Dan y Marci Cretsinger

Notas 1. Rubel Shelly, Divorce and Remarriage: A Redemptive Theolog y (Abilene, TX: Leafwood Publishing, 2007), p. 37. 2. Natalie Nichols Gillespie, Stepfamily Success (Grand Rapids, MI: Baker Publishing Group, 2007), p. 51. 3. Ron L. Deal, “Redeeming the Remarried”, en Christianity Today, octubre 2007, p. 3.


Pr im er a Pa rt e

A su n tos

del c or a z贸n


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El nuevo matrimonio comienza en su corazón El corazón apacible es vida de la carne. P r o verbi o s 1 4 : 3 0

En nuestros (Dres. Greg y Gary Smalley) años de consejería para parejas y conducción de talleres de trabajo para matrimonios, hemos interactuado con cientos de esposos y esposas que estaban absolutamente convencidos de que nada podría mejorar su matrimonio. Aseguraban haber hecho todos los intentos de componerlo, pero nada les había dado resultado. Ya lo habían intentado todo. Estaban enojados, desesperados, amargados y cansados. Solo querían que todo terminara de una vez. ¿Es así cómo se encuentra usted en su nuevo matrimonio o familia ensamblada? ¿Ha estado luchando para sentirse aceptado o amado? ¿Ha perdido la esperanza de lograr una armonía entre su cónyuge y sus hijos, o se siente atrapado en las pérdidas de su pasado, o hundido en el enojo y la amargura por el trato que usted y sus hijos reciben? Tal vez eligió este libro porque está pensando en un nuevo matrimonio o en casarse con alguien que ha estado casado, pero ha escuchado historias de horror y advertencias de que no lo haga. ¿Tiene miedo de lo que puede acarrearle un nuevo matrimonio? Nuestros coautores, Dan y Marci Cretsinger, estuvieron a punto de renunciar a su matrimonio, muchas veces; pero como contarán en sus historias personales a lo largo de este libro, cuando pusieron en práctica las verdades que enseñamos, vencieron el enojo, los celos, la amargura y el distanciamiento que estaban destruyendo su matrimonio y familia ensamblada. Actualmente su matrimonio es más fuerte que nunca. ¿Cómo lo lograron? Todo comenzó en sus corazones.


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¿Qué sucedería si le dijéramos que el amor, la satisfacción y el gozo en su nuevo matrimonio dependen simplemente de un latido del corazón? Bueno, tal vez no sea tan solo un latido, pero lo cierto es que la calidad de su nuevo matrimonio se encuentra totalmente condicionado por el estado de su corazón. Es fácil echarle la culpa a su pareja, a sus hijos o hijastros, o a su ex cónyuge por todos sus problemas; pero la verdad es que la calidad de su vida y de sus relaciones proviene de su propio corazón. Esto es clave: si la ventana de su corazón tiene un letrero que dice ABIERTO, quiere decir que usted rebosa de amor. Si las experiencias dolorosas en las relaciones han dado vuelta ese letrero y ahora dice CERRADO, quiere decir que se ha quedado sin reservas de amor. Es así de simple. Muchas veces, cuando las parejas se unen en un nuevo matrimonio, piensan que sus corazones están bien abiertos hacia el otro y que siempre será así. En realidad, los letreros en las puertas de su corazón tal vez digan ABIERTO, pero las puertas están cerradas. Cuando su sueño de formar una familia ensamblada perfecta se desmorona rápidamente, la burbuja de la fantasía explota, y siete de cada diez familias ensambladas fracasan.1 Contra todo pronóstico, usted puede ser el que concreta ese sueño. Sabemos que puede hacerlo. Si aprende la importancia del estado de su corazón y de cómo abrirlo y protegerlo para que permanezca abierto, su nuevo matrimonio puede durar toda la vida. Una vez que comience a entender el poder de su corazón, puede dotarse de herramientas para aprovechar las emociones dolorosas o conflictivas y aumentar la paz, el gozo y la satisfacción de su nuevo matrimonio. Usted tendrá la capacidad de manejar mejor cada reto que enfrente.

Su corazón: El centro vital de su verdadero ser ¿Por qué es tan importante su corazón? Porque es la parte que nos vincula a un Dios santo y vivo. Hace varios años, (Greg) les pregunté a cientos de parejas casadas que definieran el “corazón”. Estas son algunas de mis respuestas favoritas: El corazón es…

• Un manantial de vida. • Un reflejo del verdadero ser.


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El epicentro de una persona. El eje profundo de nuestra vida. La parte más íntima de la personalidad humana. Yo. El lugar en el que nos relacionamos con Dios y con los demás. • La esencia de quiénes somos. • El origen de nuestro verdadero carácter. • El centro ejecutivo de la vida humana. El corazón es donde se toman las decisiones y se hacen las elecciones de toda una vida.2 Esta lista deja bien en claro que casi todos reconocen instintivamente que el corazón es el manantial del cual fluye la verdadera naturaleza de una persona. Las Escrituras hacen varias declaraciones afirmativas acerca del corazón (cursivas añadidas). “Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida” (Pr. 4:23 bla). “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mt. 12:34). “El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas” (Mt. 12:35). Pero ¿qué es el corazón? Nuestra definición de corazón favorita es: centro vital del verdadero ser. Otra manera de ver el corazón es a través de la analogía del “lugar santísimo”. En el tabernáculo del Antiguo Testamento, había un cuarto interno llamado lugar santísimo. Era el lugar especial de la morada de Dios en medio de su pueblo, un lugar al que ninguna persona común y corriente podía entrar. De hecho, cualquiera que entraba al lugar santísimo, excepto el sumo sacerdote, moría. E incluso el sumo sacerdote, el mediador del pueblo elegido por Dios, sólo podía atravesar el velo y entrar una vez al año, un día prescripto para tal motivo, llamado día de expiación. Y para ello, el sumo sacerdote tenía que realizar algunos meticulosos preparativos: lavarse, ponerse una vestimenta especial, quemar incienso para que el humo cubriera sus ojos y no viera directamente a Dios, y ofrecer sangre para la expiación por los pecados.3


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Se dice que el sacerdote hasta se ataba una cuerda al tobillo antes de atravesar el velo, para que pudieran sacar su cuerpo de allí si la ira de Dios caía sobre él a causa de no haber hecho algo correctamente. Así de sagrado y precioso era el lugar santísimo. Nuestros corazones son igual de sagrados. Para aquellos que han aceptado a Cristo, nuestros corazones son ahora el lugar de la morada interna del Dios santísimo. Son tan preciosos como el lugar santísimo; sin embargo, muchos de nosotros ignoramos, rechazamos, abandonamos, juzgamos y abusamos de nuestros corazones. Somos negligentes con la parte más valiosa de quiénes somos. Puede que se esté preguntando cómo no hemos entendido el mensaje de la importancia del corazón. ¿Por qué no pasamos más tiempo en la iglesia, en la lectura de libros sobre el matrimonio o en conferencias para matrimonios que hablen sobre nuestros corazones? Durante muchos años en los seminarios para matrimonios que hemos conducido, pedimos a los hombres que levantaran las manos si habían crecido en un hogar en el que su padre o un modelo influyente les hubiera enseñado la importancia del cuidado de sus corazones en la vida y las relaciones. Nunca hemos tenido un número mayor al tres por ciento de manos levantadas. Luego les pedimos a las mujeres que levantaran las manos si su madre o un modelo influyente les hubiera enseñado algo acerca de sus corazones y les había mostrado cómo cuidarlo. Y otra vez, nunca levantaron las manos más que un pequeño porcentaje de las mujeres. El hecho de que nuestros corazones sean tan importantes parece una verdad muy simple, y es cierto que nos rodean pruebas por todos lados. Sin embargo, de alguna manera, la mayoría de nosotros obviamos este hecho. ¿Qué es lo que sucede? Pienso que John Eldredge, el autor del gran éxito editorial El despertar de los muertos, lo resume bien: El enemigo conoce cuán vital es el corazón, aunque nosotros no, y todas sus fuerzas se confabulan para destruirlo. Pues si él puede neutralizar o amortecer el corazón, entonces ha frustrado eficazmente el plan de Dios, que era crear un mundo donde reinara el amor. Si el enemigo anula su corazón, está anulando su vida, que es parte esencial de la historia. Una vez que usted comience a ver con los ojos de su corazón; una vez que empiece a comprender desde lo profundo de su ser que esto es verdad, todo cambiará. La histo-


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ria de su vida es la historia del extenso y brutal ataque a su corazón por parte de alguien que sabe qué pueden llegar a ser usted y su matrimonio, y les teme.4 Ahora bien, ¿se da cuenta de que lo único que quiere el maligno es mantener su corazón cerrado para con Dios y los demás; especialmente para con su cónyuge? Sin embargo, si usted aprende a abrir la puerta de su corazón y mantenerlo abierto de par en par al amor de Dios, su vida y su nuevo matrimonio pueden cambiar radicalmente. El rey Salomón nos da la primera clave que necesitamos para liberar el poder de nuestro corazón. Salomón se conoce universalmente como el hombre más sabio que alguna vez existió. Durante su reinado como rey de Israel, Dios lo bendijo con gran sabiduría y riqueza. Salomón escribió el libro de Proverbios, que contiene cientos de sabios consejos que aún hoy tienen vigencia. Algunos de los proverbios más fascinantes del rey Salomón hablan del corazón. Observe Proverbios 14:30: “El corazón apacible es vida de la carne” o Proverbios 20:5: “Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará”. Cuando el hombre más sabio de la tierra le dice que algo le dará vida, o le ordena hacer algo “por sobre todas las cosas”, esas palabras probablemente sean principios a los que usted debería prestar mucha atención. Pero ¿por qué Salomón se enfoca tanto en el corazón? ¿Qué tiene que ver el estado del corazón con el nuevo matrimonio? En una sola palabra, todo. Para entender a qué se refiere Salomón, necesita entender qué es un manantial. Un manantial es una fuente de agua que nunca termina. Es un recurso de constante suministro de una sustancia que da vida. El rey Salomón está diciendo que nuestro corazón es un suministro interminable de algo extremadamente importante; algo que nos da vida. ¿Qué suministra su corazón? Permítanos mostrárselo por medio de una historia acerca de la pequeña niña de Greg en su primer día de jardín de infancia.

El estado de su corazón Nunca olvidaré el primer día de jardín de infancia de mi hija Taylor. Mi esposa Erin y yo estábamos en la esquina de nuestra


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casa, saludando mientras el autobús escolar partía con nuestra pequeña niña. Erin estaba llorando, y yo tuve que hacer que entrara a la casa antes que los vecinos comenzaran a pensar que le estaba haciendo algo horrible. Al final de su primer día de clases, salí afuera a recibir a Taylor. Estaba parado en el porche de adelante esperando a mi preciosa hijita cuando vi que el autobús se detenía. No veía la hora de que me contara cómo había sido su primer día en el jardín. Cuando finalmente el autobús se detuvo, y todos los niños salieron, me sorprendió lo que vi. ¡Taylor salió del autobús tomada de la mano de un niño! Me quedé con la boca abierta y casi me atraganto. No lo podía creer. Mi pequeña niña estaba tomada de la mano de un niño. ¡Un NIÑO! En vez de reaccionar mal, le di a Taylor el beneficio de la duda. Debe de ser un compañero de autobús que el conductor le asignó, razoné. Pero mientras los otros niños se dispersaban, Taylor no solo seguía tomada de la mano de este niño, sino que además comenzó a correr por el pasillo hacia mí. De repente mi niñita de cinco años gritó: “Hola, papi. Él es Hank. ¡Estamos enamorados y vamos a casarnos!”. Y con esa buena noticia, pensé que me estaba comenzando a descomponer. Al menos, eso era lo que parecía. Después de recuperar mi compostura, y con la pareja prematuramente prematrimonial parada delante de mí, decidí divertirme un poco con ellos. —¿Así que están enamorados? —les pregunté. —Sí —dijo Taylor con una afirmación. —Y ¿se van a casar? —indagué. —Sí —ambos respondieron afirmativamente con sus cabezas. —A los cinco años y todo —dije ocultando una sonrisa—. Y ¿dónde van a vivir? Me miraron, se miraron y se encogieron de hombros. Taylor llevó a la rastra a Hank hacia un lado del porche para arrimarse y discutir mi pregunta. Apenas podía oír lo que estaban diciendo. Después se dieron vuelta, y Taylor dijo: —Papi, si a ti y a mamá no les importa, Hank y yo quisiéramos vivir en la casita Little Tikes [una de esas casitas de plástico para niños] que está en el patio de atrás. —Seguro —dije y puse mi mejor cara—. A mamá le gustará tenerte muy cerca. Podremos visitarte cuando lo queramos [como hacen realmente los suegros]. Aunque tendrás un lugar encantador para vivir, necesitarás llevarte algunas cosas. Me gustaría


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r­ egalarte algo especial. Digamos que será un regalo de inauguración de la casa. ¿Qué cosa necesitan para sobrevivir nuestros fríos inviernos de Missouri? Me volvieron a mirar, se miraron uno al otro, se encogieron de hombros y esta vez caminaron juntos hacia un rincón del porche. Mientras los observaba dialogar, me di cuenta de que no era una buena señal que mi propia hija de cinco años y su “novio” resolvieran los problemas mejor que mi esposa y yo. (Pero ¡este sería tema para otro libro!). Cuando terminaron, mi futuro yerno se acercó y dijo: —Decidimos que necesitamos tres cosas. ¡Vaya! —pensé—. Simplificaron sus vidas a tres cosas. —Está bien, dime. Hank se mantuvo erguido, me miró a los ojos y dijo: —Necesitamos el televisor y el control remoto [al parecer estas dos cosas contaban como una sola], un rollo de papel higiénico y una caja de cereales. Mientras pensaba en las peticiones de Hank, me di cuenta de que realmente tenían sentido. Como hombre, yo podría vivir durante meses (bueno, hasta que se agotaran los cereales) con solo esas tres cosas. Así que le hice “choque esos cinco” y le di la bienvenida a la familia. Durante las siguientes semanas, me sentí un poco extraño al ver cómo mi pequeña niña se relacionaba con Hank. En realidad, era un poco escalofriante ver cómo parecía que estaban siempre juntos, se reían y jugaban. Y después pasó lo que tenía que pasar. Una tarde regresé a casa del trabajo y encontré a Taylor que lloraba en su habitación. Rápidamente descubrí que Hank había terminado con ella. El compromiso estaba oficialmente disuelto. Después de mirar al cielo calladamente y dar gracias, consolé a mi hija. Nunca olvidaré lo que dijo. Mientras mi preciosa Taylor estaba recostada sobre mi brazo, me miró y me aseguró: “Papi, lo amaba tanto. [Casi me descompongo otra vez]. Pero me lastimó mucho. ¡Ahora lo odio, y quiero que se muera!”. (Por si se lo está preguntando, esa reacción la sacó del lado de la familia de Erin). Muchas veces pensé en ese momento y en la pasión con la que Taylor se expresó. No tanto porque tenga temor por mi propia seguridad si ella se enojara conmigo, sino porque es lo mismo que he observado en las parejas adultas. ¿No es interesante ver que antes, ese mismo día, Taylor estaba


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Volver a amar

enamorada de Hank (tanto como puede estarlo una niña de cinco años)? Pero una vez que la hirió, dejó de sentir amor. Y no solo eso, sino que quería verlo muerto. ¿Qué pasó en esas doce horas? Lo mismo que les sucede a parejas de todo el mundo cuando tienen problemas matrimoniales y ya no sienten amor uno por el otro: la puerta del corazón de Taylor se cerró de golpe hacia Hank. De hecho, si le pudiera haber cerrado la puerta de un golpe en la cabeza, lo hubiera hecho. Así es. Este es el problema. Un corazón cerrado.

Corazones cerrados En la mayoría de las parejas, los cónyuges suponen que siempre estarán “enamorados”. Pero aquellas cuyos matrimonios terminan en divorcio se dan cuenta de que sus suposiciones estaban equivocadas. Por desdicha, terriblemente equivocadas. Pocas personas divorciadas se casaron por primera vez con la esperanza de que su matrimonio fuera perfecto, pero seguramente no pensaron que llegaría el momento en el que ya no sentirían amor por su cónyuge. Es como la canción de Righteous Brothers: “Has dejado de sentir amor”. Se casaron con un corazón abierto y lleno de amor; pero un día, por lo general después de meses o años de sucesos que los endurecieron, la puerta del corazón de uno o de ambos se cerró de un portazo. ¡Zas! De repente, dejaron de sentir amor. Igual que la experiencia de Taylor, las heridas emocionales que experimentaron cortaron su suministro de amor. Sus heridas congestionaron su corazón. Puede que haya habido un día en su matrimonio anterior, en el que se dio cuenta de que ya no amaba a su cónyuge. Tal vez fue su primer cónyuge el que pronunció las terribles palabras: Ya no te amo. Hay horas, días e incluso años cuando las parejas dejan de sentir amor; sienten que ya no se aman. La dificultad está en la confusión que se produce: ¿Acaso la ausencia de amor significa que algo anda mal en mí? ¿Es mi cónyuge? ¿Puede ser que el problema sea nuestro matrimonio? Tal vez no debimos habernos casado. Quizá no sea mi alma gemela. Tal vez haya otra persona en el mundo que me está buscando, pero ¡ahora no estoy disponible! Parece una locura, ¿verdad? En la relación de cada pareja, hay veces (incluso breves lapsos de tiempo) que ninguno de los dos siente amor por el otro. En el caso del nuevo matrimonio, la cuestión es no dejar que esos mo-


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mentos los convenzan de que han cometido un grave error. Habrá momentos, incluso etapas, en que las emociones no concuerden con las palabras pronunciadas en los votos matrimoniales. Tal vez ahora se sienta así. Todos experimentan soledad y sentimientos de vacío en un momento u otro del matrimonio. En esos tiempos, es necesario que las parejas trabajen conscientemente para volver a sentir amor. De hecho, esta es la pregunta más común que escuchamos de esposos que vienen a vernos para recibir consejería matrimonial: ¿Puede ayudarnos a reavivar nuestro amor? La pregunta puede venir de varias formas y variaciones:

• • • • •

¿Es posible despertar en mi corazón el amor por mi esposo? ¿Puede ayudarme a volver a sentir amor por mi esposa? ¿Cómo puedo restaurar el amor en mi matrimonio? ¿No es demasiado tarde para reavivar nuestro amor? ¿Cómo puedo sanar y restaurar el amor y la confianza en mi matrimonio? • ¿Podré volver a amarla alguna vez? • ¿Es posible redescubrir la pasión que una vez sentíamos el uno por el otro? • ¿Puede ayudarme a sentir que soy algo más que su compañera de cuarto? Finalmente, cada pareja está pidiendo el mismo milagro: ¡Ayúdenos a volver a amar! ¿Y sabe qué? En nuestro trabajo con parejas, cuando escuchamos: Ya no amo a mi cónyuge, hacemos ver que no hemos escuchado nada. Es probable que esté pensando: ¿Qué? ¿Cómo puede simplemente dejarlo pasar? ¿No es un problema grave sentir que uno ya no ama a su cónyuge? En realidad, no. No es que ignoremos el hecho de que alguien haya dejado de sentir “amor” por su esposa o esposo. Sino que sabemos, por experiencia, que están expresando el síntoma, no la raíz del problema. Sabemos que necesitan hacer un cambio de paradigmas (o ver su situación de manera diferente). En vez de hablar de sus sentimientos de amor, o la falta de este, por lo general, les preguntamos algo que realmente los haga pensar. Les preguntamos: ¿De dónde viene el amor? Cuando usted ve el amor desde esa perspectiva, los sentimientos pasan a segundo plano. El amor no tiene que ver con química o magia. Los seres humanos no pueden generar amor. La


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Volver a amar

i­ ncapacidad de una persona de producir sentimientos de amor por su cónyuge no es una señal de que algo esté mal con alguno de ellos o con el matrimonio. No significa que la pareja sea difícil de amar, que el matrimonio se haya derrumbado o que el cónyuge no sea su “alma gemela”. (¡En realidad, detestamos ese término!). Es el simple hecho de que el amor no tiene su origen en los seres humanos. Pero muy pocos conocen esta verdad que nos hace libres.

Corte corazones en papel de colores y en cada uno de ellos escriba un versículo que hable del corazón. Coloque los corazones en el espejo del baño, el monitor de su computadora y en otros lugares visibles de su casa. Dios es el autor, creador y generador del amor. El amor viene de Dios, y Dios es amor (véase 1 Jn. 4:7-8). A decir verdad, la única razón por la que podemos amar es porque Él primero nos llenó de su amor (véase 1 Jn. 4:19). La cuestión es que nada del amor del cual hablamos, escribimos y cantamos viene de nosotros mismos. Nosotros no producimos una sola gota de amor. Todo viene de Dios. A propósito, es así como funciona el ciclo del amor: cuando abrimos nuestro corazón a Dios, recibimos su amor. Luego, Él llena nuestro corazón abundantemente de su amor (véase Ro. 5:5). Una vez que nuestro corazón está lleno del amor de Dios, entonces podemos abrirlo y dar amor a los demás. El ciclo del amor

Abrimos nuestro corazón a Dios

Dios llena nuestro corazón de amor

Damos amor a los demás

El amor de Dios me hace sentir bien, y yo soy un conducto por el cual pasa a otros. Cuando tengo el corazón abierto para con Dios y mi cónyuge, el flujo de amor es abundante y total. El amor de Dios es el suministro interminable que fluye a través de nuestro corazón como un “manantial”. Es así como podemos vivir el principal mandamiento de “amar a Dios con todo nuestro corazón,


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toda nuestra alma, toda nuestra mente y todas nuestras fuerzas, y amar a otros como a nosotros mismos” (nuestra paráfrasis de Mr. 12:30-31). La clave es entender que la principal fuente de amor es Dios. No podemos ni siquiera amar a Dios hasta que Él llene nuestro corazón de su amor. La condición para amar a otros es primero experimentar el propio amor de Dios. Observe lo que dice 1 Juan 4:7-19: Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. En definitiva, cuando las personas dicen que ya no aman a su cónyuge, el problema no es la falta de amor. Dios es amor, y su amor siempre está disponible (un manantial interminable). El amor de Dios es como el aire; nos rodea por todas partes. El amor de Dios fluye a través de nosotros cuando abrimos nuestro


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Volver a amar

c­ orazón. Cuando las parejas piensan que han “dejado de sentir amor”, damos por hecho que han cerrado la puerta de su corazón. Pero dado que la mayoría de las personas no sabe esto, renuncia a su matrimonio. Esto es lo que hicieron Dan y Marci. Renunciaron a sus primeros matrimonios de más de veinte años y se divorciaron de sus primeros cónyuges para estar el uno con el otro. Pensaron que el amor eran los “sentimientos” que experimentaron juntos cuando se entendían uno al otro —esa química y esa comunicación abierta. “Yo era cristiana y había trabajado en el ministerio femenino y en la enseñanza de estudios bíblicos durante años —cuenta Marci—. Pero sentía que estaba atrapada en un matrimonio sin amor ni esperanza. No sabíamos cómo abrir nuestros corazones el uno para con el otro. Nuestra comunicación era solo superficial, porque habíamos levantado paredes emocionales alrededor de nuestros corazones como protección. Estas paredes se debían a años de malentendidos, falta de perdón, pasividad y sarcasmo. Me sentía impotente, y él también, porque no importaba qué intentáramos —consejería, seminarios y libros para matrimonios—, no contábamos con las herramientas adecuadas. Pasamos años viviendo más como compañeros de cuarto que como una pareja casada. Ni siquiera teníamos una relación íntima desde hacía siete años”.

Haga una recopilación de discos (o bájelos a su iPod) de sus cancio­ nes de amor favoritas (¡canciones felices, no de fracasos!) y melodías de adoración. Encienda la música mientras prepara la cena, sale a caminar o hace ejercicio. En ese momento, el corazón de Marci estaba tan bloqueado y cerrado hacia su esposo que ni siquiera sentía amor, solo frustración y desesperanza. Esta es una situación extremadamente peligrosa para el matrimonio; y es cuando deben ser más conscientes del deseo del maligno de ocasionar destrucción total. De lo que Marci y su esposo no se dieron cuenta es que las personas no son creadoras del amor. Dios es amor. Lo volvemos a afirmar: El amor no proviene de nosotros. Amamos porque Dios nos amó primero. Lamentablemente, Marci y su primer esposo no son los únicos que experimentaron el cierre de su corazón sin la revelación de que se puede


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volver a abrir. La mayoría de las parejas no lo sabe. Todo lo que usted tiene que hacer es ver las razones para el divorcio que, por lo general, citan las personas:

• • • • • • • • • • •

No somos compatibles. Nuestras diferencias nos están matando. Él tuvo una aventura amorosa. Ella tiene demasiadas expectativas irrealistas. Peleamos y discutimos todo el tiempo. No tenemos nada en común. No puedo soportar sus manías. Raras veces tenemos relaciones sexuales. Todo lo que él hace es trabajar. No tenemos dinero. Siento como si estuviera viviendo con un compañero de cuarto. • Finalmente encontré a mi “alma gemela” (y no es mi cónyuge). • Sus padres me están volviendo loco. Sin duda, estos tipos de circunstancias causan tirantez en el matrimonio, pero sostenemos que estos son problemas secundarios. El verdadero problema es que los corazones se han cerrado uno para con el otro. Vamos a decirlo una vez más: el verdadero problema no es el “amor”; es el estado del corazón. ¿Hay un letrero que dice ABIERTO o CERRADO en la ventana de su corazón? Hay un denominador común en los matrimonios de casi todas las parejas heridas con las que hemos trabajado: un corazón cerrado. Un corazón completamente desconectado del corazón del cónyuge. Las personas a menudo usan otras palabras para describir un corazón muerto: distante, indiferente, adormecido, sin vida, insensible, solitario, emocionalmente agotado, duro. Es como algo que dijo el Hombre de hojalata en la novela clásica de L. Frank Baum El maravilloso mago de Oz. Fue terrible soportar aquello, pero durante el año que permanecí de pie allí tuve tiempo para pensar que la mayor pérdida que había sufrido era la pérdida de mi corazón. Mientras estuve enamorado, era el hombre más dichoso de


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la tierra; pero nadie que carezca de corazón puede amar, de manera que estoy resuelto a pedirle a Oz que me dé uno.5 He aquí el problema. Cuando nuestro corazón se cierra (especialmente hacia nuestro cónyuge), el amor de Dios deja de fluir a través de nuestra vida. Por este motivo, las personas dicen que ya no sienten amor. Si su corazón se ha cerrado, entonces le ha cerrado la puerta al amor de Dios. Usted no puede sentir amor, porque la compuerta se ha cerrado herméticamente. Esto es lo que en realidad sucede cuando las personas no “sienten” amor, en especial en el matrimonio. Simplemente, han cerrado su corazón para con su pareja. Jesús dijo: “Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así” (Mt. 19:8, cursivas añadidas).

Mire El Mago de Oz y preste atención a las palabras del Hom­ bre de hojalata sobre el corazón. Conversen sobre el estado de sus corazones. ¿Cuándo sintieron su corazón más abierto? ¿Cuándo lo sintieron más cerrado? Hablen sobre cómo se siente uno cuando no tiene corazón (o tiene el corazón cerrado). Reconocer esta verdad puede ser sumamente liberador. En vez de poner su esfuerzo y energía en hacer algo para lo cual tiene cero capacidad de hacer (crear amor), ahora usted sólo necesita enfocarse en la condición de su corazón. ¿Está abierto o cerrado? Si usted le pone una tapa a su corazón, se cierra también al amor de Dios; por lo tanto, no tiene nada para dar. No puede amar a Dios, a usted mismo o a otros. Obviamente, Dios seguirá amándolos a usted y a los demás, porque Él no nos necesita para cumplir con sus promesas. Pero Él quiere que seamos parte del proceso. Nos invita a cada uno de nosotros a relacionarnos con Él con un corazón abierto para que podamos cosechar los beneficios cuando nos use para amar a otros. Cuando usted abre las compuertas de su corazón al amor de Dios en su vida, recibe cosas como paciencia, bondad, aliento, humildad, gentileza, generosidad, autocontrol, perdón, gozo en la verdad, protección, confianza, esperanza y perseverancia (véase 1 Co. 13:4-7). Aunque ningún ser humano puede producir amor, la buena


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noticia es que podemos elegir el estado de nuestro corazón. Dios nos ha creado con la capacidad de decidir si queremos un corazón abierto para con Él y para con otros. No podemos elegir siempre a nuestras relaciones —no elegimos a nuestros padres o hermanos o hijos—, pero sí podemos decidir a quién abrimos y cerramos nuestro corazón. Primero y principal, hemos de decidir si vamos a abrir o no nuestro corazón a una relación con Cristo. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Ap. 3:20). ¿A qué “puerta” está Él llamando? Está llamando a la puerta de su corazón. Cristo es un caballero. Él no tira abajo la puerta, sino que llama y espera pacientemente. Usted decide si abrirá o no, y usted decide cuándo cerrarla de un portazo. Nadie puede cerrar su corazón. Las personas hacen cosas que nos hieren, y a veces nuestra reacción es cerrarnos. Pero sigue siendo nuestra decisión. Esa es la buena noticia. Es nuestra decisión. Usted decide. ¿Cómo es un corazón cerrado? Los síntomas de un corazón cerrado incluyen estas características:

• Distanciamiento o falta de disponibilidad (barreras emocio• • • • •

nales). Apatía o falta de interés. Adormecimiento, letargo o falta de vida. Egoísmo o egocentrismo. Insensibilidad o falta de sentimientos (desalmado). Dureza, maldad o crueldad.

Si en este momento su corazón está cerrado, está bien. No estamos aquí para forzar a nadie a abrir su corazón. Si su corazón está cerrado, estamos seguros de que es por una buena razón. En cambio, solo queremos que siga adelante con el entendimiento de la verdad sobre el amor y la manera en que funciona. Queremos que acepte lo que realmente está sucediendo, que reconozca que si cuesta “sentir” amor, en cierta medida, su corazón podría estar cerrado. Finalmente, si usted desea tener una relación íntima en su nuevo matrimonio, es necesario que abra su corazón. Queremos estudiar con usted qué hace falta exactamente para tener un corazón abierto y disponible para Dios y otros (en especial para con su cónyuge), y le daremos las herramientas que necesita para lograrlo.


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Un corazón abierto A estas alturas, debería quedar claro que una de las verdades más grandes sobre las relaciones es que a fin de obtener lo que más desea en su nuevo matrimonio —intimidad, relación profunda, cercanía emocional, entendimiento, comprensión, bondad, reconocimiento, amor, afecto, aliento, cuidado, ternura, pasión, aventura, etc., etc.—, la ventana de su corazón debe tener un letrero que diga ABIERTO.

Imagine su corazón con un letrero que diga CERRADO. Ahora imagínese una mano que lo gira hacia el lado que dice ABIERTO. Por esto, el apóstol Pedro nos exhortó: “amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1 P. 1:22), y el apóstol Pablo alentó a los nuevos cristianos de Corinto: “Hermanos corintios, les hemos hablado con toda franqueza; les hemos abierto de par en par nuestro corazón. Nunca les hemos negado nuestro afecto, pero ustedes sí nos niegan el suyo. Para corresponder del mismo modo —les hablo como si fueran mis hijos—, ¡abran también su corazón de par en par!” (2 Co. 6:11-13 nvi, cursivas añadidas). Abran su corazón de par en par y amen de corazón puro. Estos son consejos maravillosos de dos de nuestros mayores padres espirituales. Síntomas de un corazón abierto incluyen:

• • • • • •

Vínculo cercano o interacción. Interés, atención, afabilidad. Energía, pasión o estar lleno de vida. Abnegación, amabilidad o consideración. Sensibilidad, compasión, una actitud cariñosa, empatía. Bondad, gentileza, ternura.

Esto me hace pensar nuevamente en mi hija Taylor. Aun a sus cinco años de edad, permitió que la puerta de su corazón se cerrara de un portazo después que Hank la hirió. En el jardín de infantes, puede que no parezca de gran importancia. Sin embargo, en el matrimonio, cuando dos corazones se cierran el uno para con el otro,


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puede causar la muerte de una familia. Y cuando un matrimonio se muere, nadie gana excepto el diablo. Dan y Marci experimentaron esa verdad cuando se enamoraron y cada uno dejó a su primer cónyuge por el otro. Marci sabía que estaba pecando, y ella y su nuevo esposo, Dan, pagaron un precio muy alto por su pecado. “Tanto Dan como yo habíamos pasado años con lo que sentíamos que era un matrimonio sin amor, vacío —comenta Marci—. No obstante, sabía que estaba mal. No debía enamorarme de Dan, pero mi corazón se había cerrado para con mi primer esposo. Recuerdo estar mirando un álbum de fotos familiares durante el tiempo cuando sabía que me estaba enamorando de Dan y llorar sobre esas fotos con mucha amargura. Sentía que no podría seguir adelante si tenía que enfrentar otros veinte años con ese matrimonio sin esperanza”. Marci dejó a su esposo, y Dan dejó a su esposa. Los dos se casaron al poco tiempo después de terminar con su divorcio y pasaron los primeros siete años del nuevo matrimonio experimentando la agonía de las secuelas. “Perdimos todo —dice Dan—. Perdimos nuestras finanzas, nuestras familias, nuestros hijos, nuestros hogares. El pastor y los amigos de la iglesia de Marci le dieron la espalda. Yo estaba muy enojado y me desquitaba con Marci. Nuestros hijos intentaron distanciarnos el uno del otro. Fue un tiempo terrible, muy terrible”. “No se lo recomendaría a nadie —dice Marci—. La culpa era enorme. Pensaba todo el tiempo en suicidarme. Lloraba y tenía pesadillas todos los días durante los primero siete años de matrimonio. Sabía que divorciarme de mi esposo por otro hombre estaba mal, pero no tenía idea de la devastación que causaría”. Cuando fortalecieron su relación con Dios y aprendieron a abrir sus corazones el uno para con el otro, el matrimonio de Dan y Marci comenzó a mejorar. Dios perdonó sus pecados cuando le pidieron su precioso perdón. Ellos recibieron la gracia y misericordia de Dios, pero les llevó muchísimo tiempo más sanar sus corazones. Un corazón cerrado impide que la dádiva más preciosa de Dios —su amor— fluya a través de nosotros hacia las relaciones más importantes de nuestra vida. “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Co. 13:13).


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Volver a amar

Los cónyuges necesitan recordar que deben guardar su corazón, porque este es un manantial de vida y amor en el matrimonio. En el capítulo siguiente, veremos uno de los elementos vitales que necesita el corazón de las personas que se vuelven a casar para poder mantener el centro de sus vidas unido a Dios y a los demás.

Mon i tor es

del cor a zón

1. Tome algunos minutos para evaluar el estado de su corazón en su nuevo matrimonio. ¿Está cerrado completamente? ¿Está completamente abierto? ¿Está cerrado para con algunos miembros de su familia ensamblada, pero abierto para con otros? Si es así, ¿por qué? 2. ¿Qué necesita para que su corazón se abra? 3. ¿Cuáles son tres cosas que piensa que han provocado que usted cierre su corazón? 4. ¿Sus padres o alguna importante imagen paterna o materna le han enseñado la importancia del cuidado y el mantenimiento de su corazón? Si es así, ¿qué medidas protectoras ha tomado? Si no, ¿cómo se siente acerca de su corazón después de leer este capítulo? 5. Mencione cuatro versículos de la Biblia que hablan del corazón. ¿Cuál es su versículo favorito y por qué?

Prot ec tor es

del cor a zón

Si sus corazones no están completamente cerrados el uno para con el otro, hable con su cónyuge sobre la importancia del corazón y luego explíqueles a sus hijos e hijastros lo que ha aprendido. Concéntrese en aprender juntos a mantener sus corazones abiertos al amor de Dios para que pueda dejarlo fluir a través de su vida hacia otros. Si el corazón de su cónyuge o su propio corazón ha estado completamente cerrado, comience a orar para que Dios le muestre la manera de forzarlo a abrirse. ¡Sea paciente! Enumere algunas de las heridas y los temores que le han hecho cerrar su corazón para con su cónyuge. Analice la lista aten-


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tamente. ¿Algunas de las acciones de su cónyuge han sido hechas con malicia, o simplemente tiene algunas manías personales que le molestan? Separe las injusticias deliberadas de las manías, y trate de no tomar las manías tan personalmente.

Notas 1. Ron L. Deal, “The Stepcouple Divorce Rate May Be Higher Than We Thought”, Successful Stepfamilies: Christian Resources for Church and Home, en línea http:// www.successfulstepfamilies.com/view/176. Recurso en inglés. 2. Dalas Willard, Renovation of the Heart: Putting On the Character of Christ [Renueva tu corazón: Sé como Cristo] (Colorado Spring, CO: Nav-Press, 2002), p. 30. Publicado en español por Editorial CLIE. 3. “The Holy of Holies and the Veil”, The Tabernacle Place, 2006, en línea http://www. the-tabernacle-place.com/tabernacle_articles/tabernacle_holy_of_holies.aspx. Recurso en inglés. 4. John Eldredge, Waking the Dead: The Glory of a Heart Fully Alive [El despertar de los muertos: La gloria de un corazón que vive a plenitud] (Nashville, TN: Thomas Nelson, 2006), pp. 34-39. Publicado en español por Editorial Caribe-Betania. 5. Frank L. Baum, The Wonderful Wizard of Oz [El mago de Oz] (Nueva York: HarperCollins Publishers, 2000). Publicado en español por Editorial Alianza.


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