El tigre Juan Valdano
C
uando despertó, el sol había trepado a lo más alto del aire. Desde el suelo, donde yacía boca abajo, miró a su alrededor: en lo profundo del bosque se agazapaba la sombra, cerca del río y entre las piedras, el tigre estaba muerto. Se levantó con un áspero sabor a tierra en la boca y un dolor mordiéndole en las sienes. Estaba solo y anublada tenía la mirada. Tomó la lanza que había permanecido a su lado, sobre la marchita yer-
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