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Santiago Chile, A ñ o ¡II=Núm. 21
Junio de 1930 60 cfvs. :: : :
SELECCION
EL ESPIRITU DE LOS UPANISHADS, por “Bfiscelianeous”. - El Umbral.-Lo Absoluto. - El Real Ser.-El Camino.- El Estudiante.El Instructor.- La Lección.- La ley del Karma. - Adoración Devociona1.- Libertad. - Conocimiento Espiritual.Los Cuatro Medios.Yoga.-Liberación. EL KYBALION, por Tres Iniclados. La Filosofía Eermética.Los Siete Principios Herméticos. Transmutación Mental. - El Todo. El Universo Mental.- La Divina Paradoja.- El Todo en Todo.- Los Planos de Correspondencia. - VibraCausación. Oeción .- Polaridad. -Ritmo.neración Mental .- Aforismos Herméticos. -EL EVAI;G+IO DEL SENOR BUD.\, por Yoni Kharlshnauda.Aiegria.- Gamsará y Nirv- na.-La Ver2arl Redentora.- tNac:miento de Buda. Juventud y Matrimonio.- Los Tres Ddores.La Renuncfación, -El Rey Bimbisara.- Ind?gaciones de! Sefior Buda.- PeTitencis en Uriivilva.La Tentación.- Iluminación - El Scrmón de Benarés.- El Padre del Bi?da.-El Rey LRS Prasenajit visita al Buda.Devadata.cuatro Nobles Verdades.- Contra los Milagros. Secreto y -Instrucciones para los Nocivos.Publicidad.- Regla de la Orden.-- Etc. EL EVASGELIO DE R.\M4KRISHX \. i)or Yo?¡ IClinrishnanda. Significado del nombre de Rama.Significado del nombre de Krishna.- En el Templo de Dakshinesfiara. - Unidad Esencial de toRamakrishna y sus Devodas las Religiones. De la tos.Individualidad y Personalidad. Naturaleza de Dios.4imbolismo de las Imigene%-Visita al Doctor Vidyas3gara.-El t?bwl.ito. -Plática con Keshady Chunder Sh.-La Divina Madre.-Un Domingo en el Templo.-En la Quiat a de Surendra.-Conversación con Sasadhai.Etc. TEOSOFIA PRACTICA, por Yogi Khsrishnands .Concepto de la Teosofía.- Concepto de Dios. Concepto del Universo.- El Universo y el HomEl Verdadero Hombre.- La, Trinidad. bre.Evolución. - Individualidad y Personalidad. La Reencarnación, La Ley del Kharma. Resurrección y Reencarnación. - La Evolución en los Tres Mundos.- El Nirvana.- Ilusión y ReaRazón, Fe y Credulidad. - Atman. lidad. TELEPATIA Y CLARIVIDESCIA, por Swami Pnnchadasi Telepatía y Clarividencia. Explicación de la Telepatía .- Telepatía Científica .- Psicometria Clarividente.. - La Mir.-da en cl Cristal (Hialoscopia) .- Clarividencia Extética. - Clarividencia Sencilla .- Clarividencia en el Espacio. --Clarividencia del Pasado. - Clarividencia del Futuro. NUESTRAS FUERZAS OCULTAS. por Swanil Panchrtdasi Los Sentidos Astrales .- Lectura Men-
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OBRAS
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tal.Doble Vista y Antevisión.- Actuación en Cuerpo Astral .-Extraños Fenómenos hstrales . Influencia Psíquica. -influencia Personal. - La Influencia Psíquica a Distancia.- Ley de Atracción Psíquica. - Terapéutica Psíquica y Magnética. EL -4UR.4 HZTMdNA Y EL MUNDO ASTRAL, por SWami Panchadas1.- Definición del Aura Humana. -El Aura Pránica.Colores Astra1es.C!aVe de los Colores Astrales .-Calidoscopio Astral. Formas de Pensamiento .- Influencia Psíquica de los Colores.- Magnetismo Aurico. - Desenvoltos vimiento del Aura. -El Aura Protectora.Siete Pianos .-Regiones Astrales .- Realidad del Transposición de la Frontera .Mundo Astral Subplanos Inferiores. - Egos D:sencarnados.Etcétera.
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LECCIONES DE YOGA PARA El, DESENVOLVIMIENTO ESPIRITUAL. por Swami nfukerji. Concepto Yoguístico de la Vida.- Lo Ideal y i o Práctico. Leed y Reflexionad. - El Hombre Animal y el Hombre Divino.- Doble ConsieFcia. -Desenvolvimiento esniirtual.Cams y Efecto. Des-Dominio Humano.- Desenvolvimiento. envolvimiento de la Conciencia Espiritual. ¿Quién Puede ser Yo@?Idealismo Constructor.- Intrepidez. - Vencimiento del Temor. Efectos de la Oración.- Las dos Fases del Pensamiento .-Ejercicio de Meditación .- Etc. DOCTRINA Y PRACTICA DE LA YÓGA, por Swnnii R1ukerji.- Concentración Práctica de la Concentración objetiva.Maya.- Dualidad MentP1. -Del Pensamiento y s u Gobierno.- Práctica de I s Concentración Subjetiva .- Magnetismo Personal.- De la Influencia Espiritual. - Conciencia Individual.Disciplina de la Voluntad. Dominio Propio.- Ejercicios Prácticos de la Yoga.Vencimiento del temor. - Prictica de 13 Yoga .- Conclusión. LA DOCTRINA SECRETA DE LOS ROSACRUCES, por “Magnus Incógnito”.- Los Rosacruces y su Doctrina Secreta. - La Causa Eterna. -- El Alma del Mundo .- El Andrógino Universal. - El Uno. y los Muchos. - La Universal llama de Vida. - Planos de Conciencia.- Los Aspectos del Alma. Reencarnación.- El Progreso del Alma.- El Aura Humana.- Los Siete Principios Cósmicos. COMO SE LLEGA A SER YOGUI, por Yogi Kharishsnnnda .- Introducción a la Yoga.Significado de la Yoga.- La Energía Prán,ca.- La Cfencia de la Respiración.- Los Centros de Energía. Yoga Raja. - Yoga Karma.-Yoga Hatha. Yoga Bhakti.- Yoga Gnani.- Cristo y la Yoga
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d e Chile Junio
de
1930
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Núm. 21
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“ X X VIAJE Coi\- E X DIALa aparición de BIiO”. (Cuentos) por Ja- “La Señorita Cor iiuario Espinosa. tés Monroy”, última novela de J a n u a r i o Espinosa, desconcertó a nuestra crítica, aunyuc los críticos no quisieron mostrarse desconcertad o s He a h í u n a novela que se presentó roll chadia h a s t a entonces Essencillas y lo hacía con Aquello parecía así, a prim e r a vista, despojado de todo interés, hasta. como u n a negación die a r t e , pero e r a el caso que quien empezaba a leer la novela no l a solt a b a h a s t a su ú l t i m a página y era tambien el caso que los personajes, lejos de caer en el olvido como h a b r í a ocurrido fatalmente en el t a s o no a t e n e r meritos, seguían viviendo e n el recuerdo del lector con caracteres de intens?. hwmani d a d “La Señorita Cortés Monroy” despertó por este motivo comentarios elogiosos, pero siempre a b r u ¿Qué secreto pos-? m a d o s de estupebacición J a n u a r i o Espinosa p a r a d a r interés a las cosas vulgares7 J a n u a r i o Espinosa se sonreía en su amab!? retiro, lejos de círculos y capillas literarias No contestó a las preguntas, no reveló s u secreto S e limitó a anunciar l a publicación de u n nuevo libro: “LTn viaje con el Diablo’, volumen de c u e n t o s que acaba de aparecer “Un Viaje con el Diablo” renueva el rrilagro de la novela que hemos comentado De nuevo J a n u a r i o nos cautiva con la narración de hechos corrientes, con l a p i n t u r a de tipos de esos que uno e n c u e n t r a a c a d a paso p o r I d calle 6CuAl es el secreto del escritor? 4 nosotros nos parece que el secreto está en su g r a n sentido de la realidad, su capacidad de observación v su potencia descriptiva A J a n u d rio Espinosa n o se le escapa jamás el detallo revelador, el momento vital de s u personaje Sus tipos son vulgares, pero todos ellos “viven”, se aniiman. se mueven como l o hacen en carnfi y hueso E n cuanto a s u paisaje es sintético J perfectamente enfocado, sin n a d a de m á s ni n a d a de menos E l lenguaje de nuestro a u t o r v a de a c u e r J o E s un lenguaje simple, pero coil su técnicr. ~ i v o un , estilo diáfano y apretado Tal vez e n ~ , n urinciaio a u e d a chocar s u falta de adornos ;u a i a r e n i e sequedad, pero bien pronto halla-
mos en él u n a secreta a r m o n í a que nos domin a y que resulta u n camino terso, fácil y t r a n quilo que nos conduce h a s t a la intimidad d J los personajes. “ C n l‘iaje con el Diablo” es u n hermoso éxito p a r a J a n u a r i o Espinosa. Y a hemos visto que este libro h a servido a algunos críticos p a r a a t a c a r a los “modernos”, a los que gustan del estilo complicado y echan fácilmente m a n o de la imagen E s el sistema chileno. Aquí s e elogia siempre a uno p a r a criticar a otro. P o r n u e s t r a p a r t e creemos ‘que “Un Viaje con el Diablo” es u n libro demamado h o n r a d o par,% servir de a r m a d e ataque. Debe decirse que es u n bello libro sin perjuicio de que puedan existir otros bellos libros e n otros g6neros Y en otras escuelias ‘cMEGAFOI\TO”, EN FILM E n el prólogo se D E LA LITEXATURA dice que este volúMEXDOCIXA D E IIOP mren no es Antolo(Antologirt). gía, pero debemos e s t i m a r l a como t a l ya q u e r e a n e con ihonrado criterio todo lo más representativo de la actual l i t e r a t u r a mendocina. E n este mismo prólogo se explica q u e h a y eri la Argentina numerosos núcleos intelectuales. a p a r t a d o s de Buenos Aires, pero con g r a n repercusión allí Sin d u d a el d e Mendoza es el de mayor importancia Así nos lo demuestra este “Megáfono ’ que reúne u n a buena cantidad de escritores personales, vigorosos, llenos de color y de interés Ellos son: Emilio Antonio Abril, Luis J. Dalla T o r r e Vicuña, Vicente Nasardto, Serafín Bern a r d o Ortega, J o s é E Peire, Guillermo Petra Sierralta, J o r g e Enrique Raniponi. Ricar5o M Setaro v Ricardo T u d e l a La selección de c a d a uno ue estos autores h a sido h e c h a con g r a n acierto, de m a n e r a que el volúmen da u n a impresión magnífica de valo , r e s densos, y ya defmitivos. “LOS POETAS D E VAXNuestro Redactol. GUARDL4 DE CHILE” 4ngel Cruchaga San--Conferencia por Angel t a María dictó una Ci-uchaga Santa María. nteresante conierencia en l a Asociación de Jóvenes Cristianos sobre los nuevos valorepoéticos de Chile. &4nte u n público numeroso, Cruchaga disertó extensamente acerca de ~ S L ’ tema. refiriéndoqe a todos los líricos n u e h a ? aparecido después de \Ticente Huidobro:
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P e n e t r a n d o en el sentido de c a d a uno de ellos, anaiizándolo con palabras de poeta, f i j a i i do su situación e n nuestras letras, Cruchaga h a hccho de s u conferencia uno de los más inLe resantes estudios que se hayan escrito s o b r s L nueva poesía de nuestro país Sin duda, p & r a rritícar iioesía, se necesita sensibilidad de poeta E3te es el principal 7’ i w d e la conferencia de Cruchaga, quien 110 por eso ahandon6 aquellos puntos de vista dehidch trictamente a la crítica E n este volumen ‘’EXqS‘f’O 3 SOBT E: lJI‘l‘E- reúne Tomds Gatica R \ T T R ? Rlhl’\NO 2- Martínez las confeMERPC4S\.-F \ POErencias dadas en diSI4 IJIZ<I<‘\ D l l 4:lTET E, versos establecimien XRBESTTSX Y PERT“’ tos educacionales, ~ m rTorn55 Gatica Mar- por encargo especia, tínez. del Xinistrrio respectivo. Gatica-él mismo lo dice en el prólogo-
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no h a querido ha:er u n a obra de estricta critic a , bin0 presentar en f o r m a accesible a s u a u d i torio los diversos valores líricoc de nuestro país. agregando a las palabras de presentacihn ui1 fragmento poético de cada a u t o r Sin duda ha conseguido su objeto. Hay en este libro u n a laudable serenidad de juicio y el plan de conjunto está bien desarrollado SI es verdad que notamos la ausencia clc algunos nombres, sabemos que Gatica se propoilr completar su obra con u n volumen intermedio entre el que a h o r a comentamos y el que continúa l a serie de estos “Ensayos”. Tomás Gatrra 3Iartínez h a procedido e n s u trabajo con espíritu honrado y con sinceridad, cualidades que no siempre guían de esta clase d e obras.
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EL “TRIPTICO del OLVIDV”, R I O deja que m e h u n d a en t u s raudales m e he despojado ya del mal: p o r no e m p a ñ a r t e los cristales mi corazón s e h a hecho cristal ... He aquí esta pequeñita composición-la mlis pequeña de todas-y donde, yo h.e creído deaiuhrir el instante mismo en )que l a poetisa resuelv e sus internos pudores y s e entrega-detipitivamente-al A r t e . Este temor, de empanar los cristales, que a esta joven l a h a retenido p o r rnuclho tiesmpo en el silencio. E s t e silencio que ha tenido, p a r a ella. el prestigio d e nuevas aguas purificadoras. María Ruiz comienza su obra poética cuando a ú n es muy niiia. 4 esa época pertenecen l a mayor p a r t e de las composiciones, que est6:l inspiradas en la rusticidad del campo. Aiiseiicia, Serrana y Clantares Tristes (gavillas doradas a l a luz a m o r o s a de su espíritu) la6 niás hermosas, sin duda, fueron escritas cuando María ,contaba solamente catorce años. Escúchese. s i no, esta estrofa de Cantares Tristes: Cuando salgo ,por el campo paso recogiendo cardas p a r a a r r a n c a r suavidades a l a burdez de mi falda, p a r a que. en ella descanse t u cabeza fatigada y l a halles blanda, t a n blanda, que no quieras l e v a n t a r l a . . . E l acento adquiere aquí u n a entonación t i n pura, que el paisaje se vislumbra colmo clareado por u n golpe de viento. Aún cuando l a mayor p a r t e de los ,poemas sean e n realidad, “versos”s -por l a utilización t a n if.recuente de l a métrica-hay, sin em’bargo, e n l a estrofa citada, u n a tendencia revelante a la modernidad debidaa l a nitidez d e l lenguaje. Maexclusivamenter í a Ruiz n o presume de un “idioma” propio, Su decir c s como la Mistral o Rubén Darío. sencillo: esta sencillez a veces encauzada en u n a cierta parejura, q u e no le es m á s i n g r a t a q u e a la colina tapizada de hierbas. Su voz 5s paisaje. Nuestro espíritu lo alumcbra o lo 03scurece a s u antojo. P e r o siempre gueda engarz a d o en el aire ese gajo de luz que viene a sei-
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s u propio acento. María Ruiz vaciló en a b r a sarse a e s t a cruz d’e pasión que, m&s que ninguna, la constituye el A r t e . . . tuviste sed de besos y te entregué mis labios; tuviste h a m b r e de amores, de amores t e sacié;. traías fría el a l m a , t e acurruqué e n mis brazo.;; venías extraviado y l a luz t e mostré y exprimiste mis labios y ‘de mi fuente p u r a secaste el manantial; dejaste mi regazo que p a r a t i se h a b í a hecho más blando y m& a m a n t e q u e u n seno maternal! Es en estos versos donde María Ruiz nos dcja. vislumbrar a través de las desgarraduras de su acento, esa otra entonación empapada e n u n dulce y recio fatalismo, q u e nos es y a familia? en ciertas colmposiciones de Gabriela Mistral. E n Venganza-por ejemplo-a pesar de la fuerza impulsiva de los sentimientos, logra l a poetisa-sin embargo-un atbsoluto dominio d e sí misma. E l equilibrio de l a conce,Qción poétice hace que las frases se desenvuelvan con finur a , estableciendo así u n a armonía perfecta e n t r e la forma y la inspiración. L a joven ya puede d a r nos sus cantos sin pudores. De este modo es corn@ s u poderosa vocación le a r r a n c a el grito tre-rnendo de sus labios: t e a r r o j a r é en l a ,falda de sombrías montañas y el #buitre de las sierras será ini vengador; con sus g a r r m enormes t e a b r i r á las e n t r a ñ s s ; s e pudrirá t u carne a los ,besos del sol! Es u n a lástima que por la falta de espacio,. no pueda extendermme más, en este artículo. del cual yo h a a r í a preferido hacer un. estudio de-tcnido d.e l a o’bra y de la personalidad de esta poetisa dotada de un verdadero. talento y a quien me h a tocado en h o n r a (inmerecida PO!” supuesto), de presentar a l público. Su libro aFarecerá-en breve-hermosamente editado For Nascimento, bajo el título de “El Triptic<> del Olvido y otros Poemas”. Llejo, cues, a m a no más experta y reposada l a t a r e a de aquilatar-debidamente-la obra de María Ruiz cuyo. nombre queda desde luego acuñado> en el cam-po de nuestras letras, de día e n día a c r x e n t a üo por la aparición de nuevos y positivos .valo‘res. RAFAEL ORREGO. J u n i o de 1 9 3 0 .
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a n i Difícil resulta s e p a r a r los nombres de Aníbal y L a u t a r o iilrial, h e r m a n o s e n la más a l t a ex-
p r e s i j n d e la palabra, unidos por u n a vasta labor común, por afinidad espiritual y por m u t u a
v i a de las revistas ~,cliarios, clue talltos bueilos tclilperamentos h a n malogrado con sus dos y su fatigosa labor mei..calitil. Alvial ha
C’do t r a b a j a r con independencia y estudiar CO?I c a m a r a d e r í a . H a s t a físicamente los A41vial son tranquilidad. t a n parecidos que es necesario ,entrar en su amisHacia 1 9 2 5 se acusa en su obra las nuevas tent a d p a r a poder distinguirlos. H a n t r a b a j a d o juntos desde su iniciación a i tística, apoyándose, aconsejándose, sin que se p u e d a decir cuál de los dos es el g u í a . Aunque sus obras son incltvidual,es, h a y en ellas u n a colaboración de m u t u a crítica r de comunes estudios. Hijos de marino, los hermanos Alvial h a n v16t o p a s a r l a mayor parte de sus vidas en Vaiparaíso. Allí se les quiere, se les aprecia justam e n t e . E n 1 9 2 4 hicieron u n a exposición de dibujos e n compañía de otros artistas porteños. 1 3 misminoa ñ o Aníbal obtuvo el P r i m e r Premio dr Dibujo e n el Salón de P r i m a v e r a de Valparaíso. A raíz dse esto, ambos hermanos hicieron su seg u n d a exposición. Desde entonces hasta hoy h a n continuado s u labor %?ria, a.ctiva. giie 8s um:~ de las m á s bellas realidades de nuestro ambiente Cabe también a estos artistas la h o n r a d e h a ber sido los primeros q u e en nuestro país realizaron el grabado e n linoleum. trabajo a que s: dedican con especial interés ‘y ‘del cual son, siri duda, los m á s interesantes cultivadores que exist e n en Chile e n la actualidad. Aníbal Altvial se inició corno un ci’ibujante de ,man sentido decorativo. Muy refinado, al estilo ‘!e Delmau y otros orientalistas, buscaba la lin e a agudizada hacia un sueño fastuoso. Su fantasía pudo t r a z a r bellas creaciones que constituyen u n a buena p a r t e de su l a b o r . Así ilustró alg u n o s cuentos de “Humo de Opio”, de Claude F a r r e r e y numerosos poemas de poetas chilenos. Alvial se h a visto libre del esclavizado trabajo
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dencias que l a dominan actualmente. Su f a n t a -
s a , a f i r m a el sello exótico y busca tambiér, asuntos americanos, chilenos, que t r a t a con singular acierto. La representación de animales lo cautiva. 'En linoleum empieza a darnos pequeñas o b r a s m a e s t r a s . Su visión se amplía y su sentido de lo decorativo se orienta hacia u n a armbnica simplicidad. Curioso, con u n a curiosidad de inteligente a n a lizador, m a r c h a a P a r i s en 1 9 2 8 . Permanece a l i i u n año y regresa trayendo multitud de motivo% de observaciones, todo lo cual en poco tiem130 de concehtrada labor en s u estudio de Valparaíso, hace surgir a l Aníbal Alvial de a h o r a , al aitista de personalidad firme y definitiva. iDibujo, pintura, grabado en m a d e r a y linoleum, todo a t r a e a este activo a r t i s t a . N a d a d a una idea m á s completa de su espíritu a l e r t a y de su incansable actividad que una visita a su estudio. E n el octavo piso de un edificio de l a calle 'Cuudell, Aníbal Alvial t r a b a j a con masnífiro entusiasmo. \En su biblioteca hallamos libros de arte, de lit e r a t u r a , de geografía y de ciencias naturales. Aníbal Alvial es u n curioso de todo, u n enarnorado d e l a naturaleza. La vida animal le maravilla y en grandes volúmenes estudia las costumbres d e las m á s exóticas f a u n a s . Su literatura preferida e s l a de acción, especialmente autores ingleses, a quienes lee en sil idioma original. Decimos que Aníbal Alvial e s ya un artista de personalidad form.ada, pero no que ha dado a ú c su obra definitiva. T r a b a j a sin premura, con esa seguridad tranquila que d a l a conciencia de que l a obra de a r t e no puede improvisarse. Nuestros lectores Que hallarán en esta página cuatro granadas en linoleum, podrán formarse una ideh clara de s u valer y z e n s a r con nosotros que es-
t á cercano el día del completo triunfo joven y rigoroso creador.
de este
JEROWIMO BEDEXI.
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H. Jtorisseau: Paisaje y Simple de nuestros días, Henri Rousseau, ajeno por completo a l intelectualismo, que inund,, el a r t e contemporáneo, repite, o mejor dicho, continúa el milagro de l a visión infantil y p l i maria, puramente sensorial, de los primitivos. Primitivo, primario de nuestra época, sus OJOC, están abiertos a u n a naturaleza de suefio y de recuerdo fantástico.
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E n el a r t e universal actual, el h o m b r e y el paisaje. los dos elementos primordiales de toda construcción o creación artística, juegan dos roles diferentes P a r a el occidental, de pensamíen' to reconcentrado, triste y envejecido por exedentes d e civilización, el hombre ocupa el paisaje, el paisaje aparece supeditado al h o m b r e P a r a el oriental, el paisaje coiitiene a l hombre, sus
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ojos están llenos de confianza y s u pensamiento lleno de fantasía y j u e g o . P o r lo que e n él hay de símbolo y de visión legendaria. encontraremos en el a r t e de Rousseaii m á s puntos de contacto con el a r t e oriental q u e con el de nuestro occidente. Palabras éstas q i i sitúo sin alcances de definición, sino d e mera impresión. E n la p i n t u r a contempoi.Anea, Rousseau a p a rece aislado y único. Vida cotidiana sencilla la de este aduanero de París, pintor del domingo, violinista de barrio, orador obligaio de las bodas humildes. P a r a concurrir a los salones de
pintura atravesaba las calles de P a n a m empu,ando un carrito de verdulero cargado con sus cdadros E n sus años de mocerío había estadc eil el trópico y de aquella aventura lejana arraiiCJ. toda la milagrosa a v e n t u r a de su a r t e . Pintor ~ dominical, pintando p a r a obsequiar a sus a m i ‘,os carteros, porteros, patrones de café; escribiendo por las noches d r a m a s interminables 5poesías medidas en las q u e cabían l a paloma y el nomeolvides, sus cuadros alcanzan hoy día cotiza-iones fantásticas y s u nombre h a e n t r a d o e n la gloria de lcs hombres. 9. ROJAS G I T I E S E Z .
Es u n hecho ineludible la violencia e n I L l u c h a de ser, l u c h a f u e r a de todo control. El caso del hombre opaco es necesario abcender. Ser, ya que dentro del círculo gris de s u vida no existe ningún contacto superior con l a realiddd que lo circunda Entonces h u i r , h u r e lejos de su nacimiento y de improviso se COlOcd f r e n t e a l espectáculo literario busca, de esta m a n e r a , su justificación H e aquí el caso del pequeño pueblerino qu? pegado a la pretina de lo que bien les cost; g a n a r 10 SUYO, desea t r e p a r a u n a situación con pequeños subterfugios envenenados L a f a l t a de sinceridad y l a ramplonería que da el medio de siutiquez que lo ha rodeadc, son caminos fáciles p a r a él modo de deslizarse por l a pendiente suave y tranquila, formada por esa sed de adulo y serretaría que la v a n i d a l lleva en los hombres Así, poco a poco, con todo el cuidado que se requiere p a r a aliñar un picante, de guatiia. el hombre opaco ensomhrece el paisaje claro del ambiente, con fines meramente especulativos E s absuelto de tal p a n e r a por la conrlición elegida que mira, o b r a y procede r o m o sus m,is inmediatos superiores. i espetuoso ante todo 1 ) que señale el camino del ascenso. Su vida es t a n simple, t a n suave, t a n llena de “iniirmiillos interiores” que, ingenuamente, deja pasar los aspectos que, sin duda, f o r m a n u n a personalidad Entonces, p a r a suplir aquel g r a n anonimato que lo rodea, opta por situarse frente al panor a m a íntimo de los hombres en actitud de asamhlei5ta demócrata, es decir, busca la polémica cogiéndose de los pequeños resortes de arlulación que su cai$cter le otorga Es cui-ioso air h a b l a r al h o m b i e opaco’ Existe u n conjunto de ideas en sus declarariones que impresiona eii la misma f o r m a que nos impresionaría un poema suprarrealista Efectos de desordenadas lecturas que, sin control alguno, mucho menos método, h a inqerido E n algunos rasos s u simplicidad lo lleva a problemas de interpretación, y, curioso’ el buen hombre repite con t a n mal acierto lo q u e h a captado en los corrillos, que su charla nos resulta u n a vitrina de turco pobre Si llegamos a penetrar en la vicia dc est? precario a m a t e u r literario, comurendemos la superficialidad que i r r a d i a Le justificamos en medio de su castidad cualquiera caida con la maritornes de la vecina o soportamos valientemente sus niijos de honorabilidad y moral Alguien me n a r r a b a u n a anécdota curiosa que ria la medida mental de eqtos pequefios trepadores: in 1-n sujeto que, buqcando afanosamente
medio p a r a simpatizar con Pablo Neruda y u n joven novelista bien conocido en nuestro ambiente, corrió a casa de estos a comunicarles que \e f i a g u a h a u n espantoso complot conti-> el prestigio intelectual de ambos Seriida, que aquella m a ñ a n a tenía m$s sueño q u e de costuinhre y no estaba p a r a escuchar le3endas mal ingeniadas se rascó la nariz y acoiisejó al sujeto que se entrrvistara con s u compdñero I le comunicara el hecho Y este se ian7ó en pos del noTelista p a r a n a r r a r l e e: grave ea50 -Yo, exclamaba he t r a t a d o por todos los imedios l?osibles d e evitar t a m a ñ a catástrofe. P e r o si iistedes no me ayudan, l a desgracia se % a a producir , Y sería tremendo’ Figúrens;. ustedes que existe alguien que está dispuesto a delatarlos El novelista algo extrañado. -LDelatarnos -Si señor Delatarlos -,Pero delatarnos de q u é ? -Hombre’ De la compañía de bombo m u t u o que ustedes dos h a n logrado organizar. El notelista apreció en s u justo valor l a t r e menda amenaza -Se lo agradezco, joven Es decir, le agradezco s u celo, sus buenas intenciones, etc P e r o fíjese usted E s día martes y hace calor ¿Ayo rree usted aue sería conveniente conversar es16 asunto cómodamente frente a u n a media pílse ner, por ejemplo, en a l s ú n lugar confortable? (¡Oh. inmensa felicidad’ E l truco d a b a r e sultado Tener en las manos la ocasión de p a g a r u n a media pílsener a un hombre de prestigio n o e r a mal negocio Y m a ñ a n a , o pasado mañana, esto tendría su repercusión) Con la f a z iluminada, el sujeto aceptó -Tramos en seguida! Garzón, do* media? pilsenersl -Sin duda la cosa es grave Ud comprende, r\-eruda y yo necesitamos de nuestra sociedaC ;De o t r a m a n e r a sería imposible nuestra figuración en las bellas letras‘ P e l o e x p l í i u e m e . . -Se pretende delatarlos repite e1 joyencilo niuv satis€echo -< P e r o a mui’én7 -T-Torribre’ & S o se le o c u r r e ? A klone, PI Crl tico cle “La STarión” ,Imagínese, si esto lo pone en el diario’ -Ah. claro, serí,x molestísima, sobre todo para S e r u d a Pídase otra pilseners -Garzón o t r a pilseners’ sefiar” -Chica, -1-0,qrande’. dice el novelista.. i\ pesar del desdén con que miró X e r u d a i r @u amigo la inqenuidad del t r u r o , el buen joT encito s u p o encontrar el camiiio p a r a situarse en el claro mirador de sus intencioneq SAMTTEIi TjETETJER 3L4TITR%Y4.
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e por anatolio La Revolución de Octuhre que libertó a todos los pueblos de l a Cnión Sovibtica y les abrió e! camino p a r a su desarrollo cultural, trajo ta.rlhién l a elevacibn a la literatura de las diversas lenguas nacionales. Los primeros años á e l a literatura soviética. después de l a Revolución de Octubre, estaban marcados por una cierta insuficiencia. Kos aport a r o n solamente pocas obras de almgunas escritor e s realistas de l a escuela gorkiana, que h a n encontrado el camino de l a revolución. E n este período dió sus primeros pasos el primer grupo de los escritores proletarios. ‘que consistían principalmente en u n a literatura de consignas y mítines. ,Como es sabido, sólo algunos futuristas tom a r o n parte activa (Vladimir Mawakosvky), y coll buen resultado en el desarrollo de l a literat u r a soviética de los primeros años. E n el primer período siguiente del desenvolvimiento de l a l i t e r a t u r a sovi’ética se aprecia, a n t e todo, l a aparbción de los llamados “Weggefahrten” (compañeros d e viaje) - y, en segundo l u g a r , la aparición de los nuevos escritores proletarios, los ‘que ya se acercaban considerablement g a l a divisa de su tarea, vale decir, la iutroducción del realismo social en l a literatura. E n este período de transición se puede obser’var la existencia de t r e s diferentes corrientes .principales. la de los “compañeros de viaje” primeramente: se f o r m a un cierto círculs de escritores, que n o siempre sinceramente,-de cuan. d o e? cuando a su talante vagando a c á y allá-, estaban empeñados en crear u n a l i t e r a t u r a accesible p a r a el nuevo público, a la cual ellos, sin embargo, llevaron este o zqu-1 tono falso (cons-ciente o inconscientemente). Con el deseo de no c a u s a r agravio a nadie, no menciono aquí los .nombres de semejantes escritores, sino m e refier o solamente como un ejemplo a l muy conocido en el extranjero, Ilya Elhrenburg, a quien hay que reconocer como el representante más característico de este grupo de escritores sovi’éticos. La segunda categoría de los “compañeros de viaje” se componía de aquellos escritores m á s o menos experimentados y artísticamente talentosos, que observaban atentamente y con simpatía l a f a z de este nuevo país y se a d a p t a r o n enérgicamente y en plena conciencia a las exigencias de ia nueva construcción. A ese grupo pertenecen, por ejemplo, aquellos-que en buena h o r a estah a n m&s alejados de nosotros-como Alexey ” Tolstoy; pero también los que estaban considerablemente cerca a nosotros, como, por ejemplo. l o s “lef-leute” ( g r u p o izquierda) que, casi íntegramente, pertenecen demasiaclo a l a literatura nroletaria. E l tercer grupo de los “We,ggefhahrten” I O constituyó por fin l a gente joven, los que estab a n a ú n en la juventu,d adolemente cuando l a revolución esta,lló, los que fueron lanzados por la revolución por aquí y allá, por decirlo así, 10s “hijos de Octubre” o, por l o menos, sus hijo8 adoptivos. E n t e r a m e n t e no siempre pueden 105 escritores de este tercer grupo reclamar el títule d e escritores proletarios, pero sus obras Ilevai: e1 signo de excepcionales sucesos revolucionarios. E s t e grupo constituye, pues, la categoría m a s
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lunatcharsky
f u e r t e actualmente por la unificación de u n pathos revolucionario y u n a considerable comDrensión revolucionaria-que a menudo se encuentra en él, aunque no siempre 8bsolutamentc p u a . A ese grupo pertenecen Leonov, Seifulina, Lawrenyew, y una serie e n t e r a de otros escritores de l a misma edad y í e l mismo procedimiento. Siempre resonó l a voz de la literatura proletaria bastante fuerte y el proletariado encaró de f r e n te el problema de terminar rigurosa y exactamente donrde se encontraban los límites e n t r e lo realmente propio a él, lo emparentado, lo Jeno susceptible de apropiación y lo falso, y, por ende, efectivamente hostil. Esto h a siáo también el origen del nacimiento de un movimiento turbulento, a cuyo frente est a b a el conocido periódico N a Postú ( “ E n e; Puesto”). E l partido y el Gobierno de los Soviets, que estaban m u x interesados en la creación de u n a nueva l i t e r a t u r a y e n l a adquisiciún de u n a intelectualidad calificada, t r a t a r o n a todos los escritores con l a m á s g r a n d e cortesíaa los que tomaban posición favorablemente f r e n sote a l a vida social creada por Octubre-aun lamente en cierto modo. Esta arnabilidáü con la intelectualidad que después de Octubre se puso al lado del proletariado, pronto degeneró en engreimiento, y condujo a u n a superestimación de sus fuerzas y d e s u valor y a u n a depreciación de sus flaquezas y .de las notas falsas que desentonaron e n sus o,bras, así como a u n cierto menosprecio frente a l a literatura proletaria pura, rápidamente cre. ciente. E n l a m a s a del desarrollo d e l a literatura proletaria se formaron corrientes contrarias que e n ’ el movimiento de l a gente de N a Postú y e n las tendencias dominantes de l a Asociación P a n Rusa de los Bscritores Proletarios ( W a p p ) e n contraron su expresión. L a lucha entre las direcciones procedentes de esta situación, llegó recién a l a calma, despuée de l a resolución del C. C. del P. de Julio de 1 9 3 5 , que erigió como principio las precisas 1íneas p a r a l a política literaria. E l rasgo esencial de l a literatura del tercer período, todavía a h o r a existente, constituye e n definitiva u n cambio brusco ai realismo social, y , por cierto, es a h í extraordinariamente caracteristic0 el impulso de los escritores mks nuevos de los últimos años, a buscar sus raíces, n o e n l a lit e r a t u r a más próxima a nosotros de los años ochocentistas y del período seguido ,después d e eso, sino en l a literatura de los cl&sicos y popularistas. Aun el Lef comenzó conscientemente a desviarse de todas las sutilizaciones, vale decir. del juego de los sonidos sin contenido. de l a coquetería con l a virtuosidad vacía y de i a declaración: “la superioridad de l a f o r m a p u r a s e a lo único trascendental en l a literatura”, sin que hubiese sido consciente de .ello. El florecimiento de l a novela proletaria, 12 aparición de algunas grandes novelas, u n a poey épica-enca’denada inmediatamente sía-lírica a l a vida, u n a nueva dramaturgia-’esta es a l presente l a ri,queza ‘literaria del ala p u r a de nuest r a literatura.
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Gladkoy, Lebedinski, Fadejeff, Utkin, Sharow, Besimenki v muchos otros forman actualmente el grupo director de nuestra literatura. Aparecieron tambi,én nuevos nombres, que autorizan a l a mejor esperanza, como, por ejemplo, Olecha, con su extraordinaria reciente novela “Envidia”. El triunfo decidido del po’der soviético y el patente adelanto que se está manifestando en ia construcción económica y cultural, ‘bajo su bandera, h a n nivelado las controversias entre los
diversos grupos de los literatos del Soviet y con. ducido a una federación general d e los eseritores soviéticos. Recientemente el Gobierno soviético encontrú. u n a serie completa de medidas p a r a el mejoramiento del n i v d de vida de los escritores, y p a r a el f u t u r o próximo e s t á en camino l a r e f o r m a de los derechos del autor, así como de la t a r i f a y normas p a r a los convenios entre los escritores y casas editoriales, todo lo cual influirá e n las condiciones de vida de los escritores del modo mks favorable.
l o s e c i m i e n t o 12ras u n a chiquilla, u n poco r a r a , que jugahas ( a las muñeca? con m i c a r a de náufrago, ensombrccida de bar( b a s y de pena. Ibas hasta los más obscuros
rincones
de mi (alma
encendiendo t u s l á m p a r a s de júbilo.
Tu sombra reciente improvisaba livianas danzas, y mis sueños antiguos s e reían m á s allá del mar. A veces girabas muy cerca de mí, t a n cerca de (mí; pero, yo no e r a l l a m a ni t ú e r a s mariposa.
E n mis manos grises abandonabas t u perfumada (juventud y mi boca triste no saafa morderte como a l a s (frutas. Esperabas mis palabras. y yo t a n sólo acertaba con aquellas t a n suaves clue it: uecinios a 10s ninos c u a n a o estamos en(fermos. 1
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1
1
Entonces te ale jabas riendo y danzando. Afuera te esper-aba e l sol, viejo y sabio,
m í
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Y
que besaba largo t u s cabellos y t u espalda.
P o q u w í a irme lejos. E l horizonte s e anillaba (a mis sienes; pero después recordaba las c a r a s bobas de los ( p á j a r o s marino? destilando hastío en l a orilla de las b a r c a s (cansadas. Y volvía a mis silencios con l a c a r a chorreada (de l u n a como 106 payasos después d e l a función. Pero un día, te acurrucaste en mis rodillas, y (estabas triste, con u n a tristeza de viaje, de Tiento o de m a r . KO sé por q u é u n a alegría salvaje, de selva a r (Aiendo. se impacientaba en mis brazos y e n mi voz.
En mi pasión
obscura, indefinible,
. .
1
.
carne. (Jlancu
Esa noche todas las estrellas s e b a ñ a b a n en los (esteioe mientras yo recorría e l silencio contigo 0 n (brazos.
t i e r
r
A 3eceda rio del a l m a que el bu1 licio deletrea, casi dos p lanos idénticos de u n a ve rdad q u e s e niega
Con esa luz jubilosa alguien se viste de fiesta. Y a quisieran los recuerdos tenerla por consejera.
Limpia l a calle de ruidos. el jardín :r l a querencia. Viejo silericio que h o r a d a el roqueda 1 d e las penas.
Hemos t r-erizado l a r u t a como si fu.e r a una cuerda. Pon t u esperanza e n el m a r y t u conterito en l a t i e r r a
i
tu
* , . se cala como la luna en ia cona a e 10s arooles.
t
a
l
a
ietras
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5 F La tigura dL3 Ricardo nliiiar en Santiago,
Tudela n m e6 ya fa-
E n e l último tiempo io he-
nlos 1 isto aparecer por estas t i e r r a s con t a n t a frecuencia que y a lo consideramos u n o i e los nuestros. Porque, p a r a e l q u e no lo sepa. airemos q u e Tudela es argentino, de Mendoza, cuyano auténtico, de g r a n cordialidad y d e eomunicativa simpatía.
t a n t o coni0 en su P ~ . O P ~ O ~ a í s . SU colldicióil extranjero 10 hace verse l i s r e de los tie ciertos corrilios literarios santiaguinos. A d hemos conversado con Tudela amor enl a lunxlsre y del t a b a c o . Tudela habla tusiasmo de Valparaíso, ciudad qur le iñeal p a r a vivir; h a b l a de Política argentina‘ de la vida literaria. Nosotros encaminamos r e d sueltamente l a conversación POI. el calnino del reportaje. -¿,Qué opina E d . de l a actual pO$sía3. IC I I cimos . ~ u d e l a no vacila. Reforzando sus I 1 ~ 1 a b r a s I , r ~ ~ i adem;Ln?C: i <;r(iPicoc. rrsPa.ide: -para limitarme a la de h a b l a castellana debo decirle que me a t r a e poderosamente e s e tono medio de luces encendidas a trXvrbs de las esppsuras rumorosas de l a nueva SuWreiicia. ; ~ r a c i a sa. Dios que estap.os y a lejos de 1% clásica tronipetería española! Ahora la Pal:lbfa es-en las manos del poeta recién Ilegado---humedad del espíritu y tibio roce A^ claridad subconsciente. E l h o m b r e lírico que crea actualiiiente, es u n a escondida aproxímaclón a las bzientes spuras y esenciales del s e r . Esa ondulación brumosa de l a nueva poesía-tan caliini. , niadü por los críticos Fin sensibilidad-, esa a p t i t u d i-igilante p a r a c a p t a r los ni& sutíles yhuidizos movimientos anímicos, esa subreptic:& pcnetracíón a zonas espirituales y emotirns, cuyos matices reverberan en nuestro acento com o en u n a vibrátil lámina de oro, allegan !a substancia de un contenido sangrante. alígero Y dinámico, cuya posesión t r a n s m u t a los viejos metales rítmicos e n amplias y ahondadoras resonancias universales. De a h í proviene que el lírico nuevo plasme indistintamente s u poesía e n prosa o verso, porque lo vital e n su arte n o ES el andamiaje veraal ni las fastuosas caparazones retóricas, sino l a secreta y resonante :I: timidad del lenguaje, cada vez más ingenuo y desnudo. El poeta de hoy logra crear por h a llazgo; debido a esa intensidad. riJientras crea, le e? dado averiguar q u é porción cósriiica ocult ta p a r a él la u a l a b r a conquistada. De e s a inanera, del grito profundo de s u naturaleza. brota la claridad lunar de s u poesía: el suhconsriente le h a sido fiel. -Y de la no+ela a c t u a l , ¿,qué opina usted? -Que s e va aproximando a !a interpretación ferviente de la vida múltiple, cambiante y prof u n d a del tiempo q u e vivimos. E l detalle extcrior-tan insoportable en ciertos consagTados escritores-se va estilizando por trazos superPuestos, concéntricos, como tejido? e n la neriiosidad eléctrica del relato. E l color y sabor no son Y a esas p a r r a f a d a s de tipos y paisajes interminables. Ahora s e pinta con l a presteza y velocidad de los relámpagos; d e esa manera. actuando por esos zigzagueas de luz, la accióir desnuda s u s andurriales y 10s viste de ainplios Y Prolíficos horizontes de h u m a n i d a d . Y esto e s lo interesante: acción y persoiiajes vienen solos. algo esfumados, p o r q u e el vigor actual est á más en “enfocar” que en presentar^^, &. tenexnos también e l fenómeno de acción s i n personajes, especie de coloquio inexistente, y, parejo a m e , e l de personajes sin acción. uIla locura del subconsciente e n resonante libertad, Puente levadizo por donde se dpsnucan las sensibilidades r e z w a d a s . I
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lifrai*rlo Tiidelti ‘Habla con m u c h a expresión y a veces S U Palabra adquiere leves acentos Oratorios. E S Que este hombre, a d e m á s de literato, es PO!ftiCO Y con el mismo entusiasmo q u e h a b l a de POesíci. h a b l a de los problemas cívicos de su p a t r i a . Cada frase s u y a v a subrayada por un ademrin expresivo, grálfico. Tudela es un charladoy ameno, sin n a d a grave, sin n a d a de 1)retencioso. Sabe reír, virtud t a n rara e n los literatos. Tiene u n a obra interesantísima. Hace aigúi: tiempo en estas mismas COlUlmnaS f u é aDlaiidid o su libro “ E l inquilino de l a Soledad”, libro f i r m e , que acusa u n pensador y un a r t i s t a del idioma. E n Chile se le quiere y se le admira,
10 cuanto a la urdimbre central novelística,
se flexibiliza limpia y caliente de sentidos. El
método y orden tradicionales no interesan: casi es iniperioso el desorden desbocado: nervios. resquebrajamiento e hiperestesia d e nervios. No i m p o r t a que la claridad s e a mujer de honestidad <?udosa. Ahora tenemos honradeces inconfesables. P e r o en cada párrafo-el novelista dinámico, se entiende-oculta g a r r a s invisibles q u e buscan n u e s t r a carne espiritual para a r a ñ a r l a de sugerencias. Y así nos vamos desgar r a n d o en la novela moderna, porque este seritido del desgarramiento profundo nos vuelva agrios de sabor, un tanto sonrientes. necesitados cada vez más de ojos internos centelleantes p a r a desmenuzar nuestra tragedia y depurarla e n el escenario cósmico de la vida h u m a n a . -Y de l a ‘crítica, ¿cuál cree ustcd q u e es el nuevo r u m a 0 q u e debe seguir? -1.X de la sensibilidad. L a mayoría de los críticos padecen de l a peor enfermedad q u e puede a t a c a r a u n hombre: el intelectualismo. Son. casi siempre, terriblemente librescos. P o r eso sus juicios se resienten de cerebralismo; vale decir, de incapacidad p a r a gustar y valor a r la ,creación ajena. Nada más deprimente que el crítico erío, sin función de sensib?li,dad hurnana. Bien s é que a esa frialdad llaman algunos equilibrios, reposo de juicio, ecuanimidad. ¡Bellas palabras! Yo me río de todo eso,- porque los contemplo desde el escenario, e n t r e bastidorec. L o cierto, lo innegable, es q u e carecen de l a sensibilidad que exigen l a vida y e l a r t e presentes. ¿ Q u é es el a r t e , desde cualquier punto q u e s e le m i r e ? De.sasosiego creador, expansión eniotiva, hallazgo vital o social, ¿Qué h a menester el crítico, entonces, p a r a ejercer e n gracia h u m a n a s u función de t a l ? Sensibilidad, m u r h a sensibilidad. Que s u e6,píritu haya a d ouirido, merced a ella, esa agilidad ‘desinteresada q u e permite. a fuerza de depuración, a t r a p a r todos los matices que i l u m i n a o n el pensamiento y l a voluntad del a r t i s t a . Entonces será lo que debe ser: u n vigía en la a l t a noche de los m a r e s del arte. anunciando a los grandes transatiknficos que unen continentes y a ics vapores costero,s que s a l u d a n los muelles y caletas nacionales. . . -;Podría decirnos aloo sobre 1% nueva litrratura argentina? -Es u n momento de expectación y de iriterrogación personal ardiente,. Los nuevos valores, curados un poco d.el “imaginismo” enfermizo de los primeros tanteos, v a n encontrando lentamente sus verdaderos cauces íntimos pira. l a o b r a p e r m a n e n t e . P o r eso el ímpetu creador de los nuevos ha sido profundamente saludable p a r a todos los escritores. sin rlistinción de tende,ncias. Aún entre los valores qne se tienen por consagrado,s e inapelables, no obstante S U actitud deapectiva p a r a la nueva estética, se aprovechan de sus mejores atrevimientos creadores, utilizan s u s imágenes y el procedimiento del subconsciente en libertad; e n esa f o r m a h a n logrado mbs agilidad y vida nerviosa p a r a sus obras. Es la te-rrible encrucijada del famoso “renovarse o m o r i r ” . Actualiz&ndose. subsisten. . . E s t e movimiento de vitalización d.e la literat u r a argentina h a producido ya obras maestras. “Don Segundo Sombra”, contrariamente a io q u e pretenden los eternos clasificadores, es un admirable y brioso f r u t o de este desgarramient o . Ricardo Güiraldes, e n todas s u s obras, nació. creció y obtuvo plenitud dentro del nuevo e s p í r i t u . “Cuentos p a r a u n a inglesa dnsesperada”. de E d u a r d o Mallea, es o t r a deleitosa y recia realización; y la p l u m a de este escritor, t a n llena d e savia, t r a b a j a actualmente o t r a novela que s u p e r a vigorosamente su obra ar-terior, colocundole e n un plano de p r i m e r a línea entre
nuestros prosistas. Luego, a h í están los poetas Bernárdez, Rorges, Marechal. Valle& Molinari, Mastronardi, Petit de Murat, e t c . , etc. Son valores positivos y diáfanos, Dentro de la nueva prosa argentina, los nuevos escritores m a r c h a n r n un puesto de avanzada. Ya h a n logrado pdginas que p e r d u r a r á n . Escritores de talento ‘sin egoísmo 10 h a n reGálvez-el conocido así. E l novelista Manuel mejor novelista argentino, después de GÜiraIder-lo reconocía h a c e poco, exteriorizando sli simpatía hacia este espíritu creador que v a electrizando el estilo y el temperamento de las nuevas generaciones. Y colocado perfectament e dentro de ese movimiento, ,por sus ponderables aportes y la recia evolutción ai-tística obt,e.nida, d4bese mencionar a l grupo “Megáfono”, d e Mendoza. E s e l más disciplinado y conocido, de todas las provincias argentinas- Compónes? de los siguientes poet=, críticos y escritores: Vicente Nacarato, Emilio Antonio Abril. Serafín Ortega, Ricardo Setaro, José E . P.eire, G.. Pet r a Sierralta, J . Dalla T o r r c Vicuña, Enrique Rani,poni, y este afectuoso y servidor amigo BUy o . LO podemos decir conscientemente: desde Mendoza h a recibido l a nueva l i t e r a t u r a argentina, en sus ímpetus de renovación, valiosos aportes y contiiauciones que ya ha reconocido l a crítica s e r e n a de dentro y f u e r a .del país. B no est& lejano el día que del seno de ese núcleo, colmenar escondido, i r r u m p a n a l campo de nuestra literatura obras q u e h c n de llamar vivamente la atención. E s cuestión de tiempo. -¿Prepara. usted algo p a r a p r o n t o ? -1.arias cosas-dice con entusiasmo T u d e l a . P a r a l a primavera ,próxima publicará Manuel Gleizer, mi editor en Buenos Aires, un libro de versos titulado “Semáforo rojo”. Luego estoy t r a bajando o t r a obra en prosa, con el mismo espírit u de “El inquilino de l a soledad”, pero más orgánico, que tituIaré un “Soliloquio y s u s fant a s m a s ” . Obra de depurzción y de ahondnmiento. Esspero q u e l l a m a r á l a atención. P o r último, t r a b a j o con ahinco e n mi anunciado libro sobre Chile, en el cual volveré toda mi visión de este país, obtenida e n mis reitera-dos viajes. LE1 libro saldrh e l a ñ o próximo, y quiz:: lleve por título: “Hallazgo de Chile” : itinerario sentimental de un ar,gentino”. E n es\ o b r a h a blaré de paisajes, de escritores, de ciudades Y ambientes vividos, esforzándome por d a r algo del zumo racial de este pueblo vivaz, fuerte Y lleno de colores xutóctonos. H a y luna opinión q u e nos interesa especialineii-te oír de este escritor argentino. Pregunta-
nios: -¿Qu6 piensa ustcd de la. situación del excritor e n la vida sudamericana? -Cosas poco consoladoras, por cierto-dicc Tudela, diJujando un adcmdn desengañado. E l escritor en Sud América no h a adquirido todavía s u mayoría de edad civil. Y l a culpa es nuestra, n a d a más que n u e s t r a . E n vez de gast a r t a n t a pólvcra en herirnos mutuamente, debiéramos unirnos todos contra el enemigo codm ú n , caldeando el ambiente y orientando lac Ce conciencias hacia u n a exacta valorización las cosas del espíritu. L a influencia social del escritor, en nuestro continente, es débil; teniendo en sus manos el veihículo más poderoso p a r a llegar a l a l m a colectiva y depurarla, se a d c w ta y cuyva a los designios de los industriales dr. l a política que, por desgracia, tienen desgarrada y enf,erma el a l m a de América L a t i n a , Mal de España, decimos. Pe-o eso n o s a s t a p a r a justificar nuestra falta d e acción constructiva. Pretendemos serlo todo, vivimos .en constante actitud de gobierno del mundo, pero la triste realidad nos demuestra q u e estamos enfermos de nosotros mismos por incapacidad de acción.
letras Nos intoxicamos diariamente e n las librerías, Y, a l salir a l a calle, carecemos del instinto vital p a r a constituirnos en alma, nervio motriz P fuerza conductora de las masas. Es nuestrd. tragedia, de l a cual no saldremos h a s t a que no l o resolvamos nosotros mismos. -¿,Tiene usted autores favoritos? -Ya lo c r e o . E n la poesía. Rainer M a r í a Rilke, Vale,ry, Cocteau, J u a n R a m ó n Giménez, García Lorca, Alberti, Salinas J o r g e Guillén. E n prosa gusto mucho de Giraudoux, Dosto.uemski, .Prost Gide, los españoles Azorín, J a r nes, Arconada, Espina; les argentinos Gálvez, Bernárdez, Borges, Eandi, e t c . Tengo gran a m o r al t e a t r o ; en él a d m i r o a los alemanes Kaiser, Hebbel, 'Ho.flfmansta1, a l nomb.rado Cocteau, ciertas o'bra6 d e Maeterlinick, de D'Annunzzio, d e Andreiew; además, todo el teatro de
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Pirandello y aigo de Rosso de San Secondo. E n cuanto a filosofía, adoro a. Platón, a Emerson, a Nietzsche, y ciertos autores orientales. Como ve usted, no puedo ser más ec.lé,ctico. N i a n iieditrl artística más persistente e+ enro!itrar, a trav6s de las n i i ~ v a s . formas rst8ticas, esa npror<.nxción inmaterial e inelable dc la existencia cósmica, ardicnti?n.?nte vislumbrada. Soy un a t o r m e n t a d o de absoluto; p o r eso, por entre los vericueto6 del a r t e , de l a ciencia y la filoso.fía, acecho incesantemente el relámgngo de totalidad q u e desentumezca mi concieiicia del frío del mu.ndo.. . E l ci'garrillo se apaga,. Tudeala lo a p r i e t a cont r a el cenicero. Alguien q u e viene de l a calle habla del frío. Un reloj c a n t a con l a voz del tiempo y después de p a l a b r a s cordiales la charla se aleja, con los amigos. S . R.
H. 'Roiisseaii, La Bda.
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Por José Ortega y Casset X a d r i d , Abril de 1 3 3 0
1 ;,Qui611 es iisted? G n a de las cossa que m á s indignan 61 ciertas gentes es que u n a persona n o se adscriba a l pLrtido q u e ellas dorman ni tampoco al A e EUS enemigos, sino que tome u n a actitud trascendente de ambos, irreductible ¿L ninguiio de. ellos. -4 esto se llama colocarse “au dessus de la ineIée” y p a r a esas gentes n a d a hay mrís intolerable. Y o creo p o r el contrario, que esa exigencia d e que todos los hombres scan partidistas es lino de los morbos nibs aajos, más Tuiiies y más ridículos de nuestro tiempo. Por fortuna comienza y a a ser arcaica, exte,mporúnea y se va convirtiendo e n v a n a gesticulación. Cre?e, e n cambio, el n ú m e r o de personas que consideran esa exigencia, además de tonta, profundamente inmoral y q u e siguen con fervor esta o t r a nor? ma: -“No s e r hombre de partido”. ,Es innegable, si,n embargo, que cl imperativo del partidismo gozó e n los últimos veinte años de g r a n influjo h a s t a el punto de caracterizar’ ese período q u e incluye a l a h o r a pxesente. y es u n grueso síntoma del tiernpq que merere u n detenido análisis. Lo q u e sigue no pretende s e r éste y se reduce a destacar algunos de s u s ingredientes. Antes de examinar u n a doctrina conviene f i jarse bien en quién l a emite y s u s t e n t a . Ello nos a h o r r a a veces b u e n a ,porción de t r a b a j o . Así e n e s t e ,caso. J,os q u e se irritan contra quienes, según ellos, se colocan “au dessus de la me1é.e” son gentcs siempre d e una rniania vito!cZ. P o r lo pronto no son nurica los que pensaron 0riginariament.e la idea e n torno a la cual se formó el partido y q u e provocó la ”melée”. 310 son, pues, gentes q u e h a y a n por sí inismas ptnsado n u n c a en n a d a . Se h a n encontrado con un partido hecho que lJasaba delante de ellos y lo h a n tomado como se t o m a un autobús. Lo h a n tomado a f i n de caminar sin la fatiga de s u s i’ropias piernas. L o h a n tomado p a r a descansar de sí m i s m a . Portque h a y gente cans a d a de sí misma desde ‘que nace. N o se vaya a creer que este cansancio es u n detalle acciderltal. E l ihombre nati,vamente hastiado de si mismo es un tipo categórico de humanidad. E s e hastío es el centro mismo de s u ser y todo lo demás que hace lo hace en virtud 32 la necesidad de h,uir de sí R que ese cansnncio le obliga. Se preguntttrá d z dónde, a s u vez, provienen esp e x t r a ñ o hastío y f u g a d e sí. La pregunta es pavorosa p a r a hecha así en medio de un a r tículo. Responderla supondría reuumir todo u n sistema de psicología, de metafísica, y no es posible intentarlo a q u í . Ensayemos en pocas palzbras dibujar un escorzo mínimo de l a cuestión. Si yo preguntase a l que m e lee: ¿,Quién QC usted? ¿Qutén es ése a. quien a l hablar l l a m a usted mismo “YO” y que tiene ade,más u n nomb r e civil? La respuesta más próxima sería est a : YO soy mi cuerpo y mi a l m a , psique’, conciencia o como se lo quiera denominar. Pero YO le h a r í a advertir que s u cuerpo y su alma.
son cosas r o n que él se h a encontrado a: ellcontrarse viviendo. Se h a encontrado con ’ai? cuel-po f u e r t e o d,ébil. rápido o cOj.0, ha Z n contrado con que no tiene buena memoria de palabra,s, pero sí buena memoria de f e lo que e s ‘frícil el razonamiento matemático; w1‘0, en camaio, con que n o puede fiarse d e S U “fuerza de voluntad”. Esto revela que cuerP0 y a l m a son medios--mejoses o peores-con CIUI: ése a quien llama “yo” s e h a encontrado ‘parn, vivir, niedios que son p a r a esta s u vida los iiimediatos e importantes, los mr¿s ”suyos“; pero, en definitiva, medios a l igual que su t r a j e , d:*e u n a rica herencia, q u e la tierra donde habita. que la sociedad e n que se mueve. Su cu-rpo, su ulnia, su fortuna, SLI tierra. s u nación. son todas cosas, e n algún sentido suyas y: por lo mismo n o son é l . ¿.Quién es, pues, é l ? E1 es el qiie tiene que vivir con todo eso. Decir que sonios materia o espíritu es expresar mitos, a lo s u m e hipótesis @ausibl.es, pero iiada mbs. Hay que aprender a libertarse de l a idea tradicioual qiie 110s a r r a s t r a a hacer $consistir siempre l a rea!idad en alguna cosa, sea corporal o m e n t a l . E l “yo” de que h a b l a el lector en casi todas sus lrases ni es materia ni es espíritu. Es algo previo a to?as esas r e s p u e s t a “teóricas”: e s sencillamente el que tiene que vivir u n a cierta vida. Nótese, u n a cierta. v i d a . N o u n a vida cualquiera. sino. por el contrario u n a vida estrictainente determinada. Así, uor ejemplo, el lector es el clue sólo sería capaz de a m a r una. mujer q u e t u viese tales Y tales cualidades. Es: inútil que e l contorno le presente. figuras substitutivas y q u e él Ponga s u mejor voluntad p a r a enaniorarse: si aquella m u j e r peculiarísima no a-parece e n :S!I horizonte, e! lector habrá. fracasado una de l a s gran,des dimensiones vitales. Parejarnente: lector es el que tiene q u e s e r h o m b r e de mund o . P e r o ha nacido e n u n a familia humilde, sin medios de f o r t u n a , no ha tenido suerte en P U S negocios y posee un talle sobremanera desgarbado. E l lector no podrá entonces llegar a vivir sn vida. Su “yo”, el q u e él e s , n o llegará a realizarse, r e r o esto no q u i t a que él siga siendo eso; el q u e tiene O tenía clue ser hoinbre de mundo. Somos el que sornos indeleblemeilte y sólo podemos ser ese único personaje q u e somos. Si el mundo en torno-incluyendo nuest r o cuerpo y nuestra alma-no nos permits realizarlo en la existencia, t a n t o peor p a r a nosotros. Pero es vano pretender modiificar ese que somos. Si e n vez de ser nuestro auténtico “yo’’fuese sólo algo nuestro-como el traje, el cuerP O , el talento, la memoria, l a voluntacl-podríamos intentar corregirlo, cambiarlo. prescindir d e él, substituirlo, P e r o a h í está, es nuestro s e r inisnio, es el que queramos o no, tenenior q u c s e r . Se dirá que entonces nuestra vida tiene u n a condición trggica, puesto que. a !o mejor, no podemos en ella s e r e1 que inexorablemente somos. E n efecto, así acontece. La v i d a 5,s constitutivaniente un d r a m a porque es siempre la lucha frenética por conseguir )ser de hecho, el que somo6 e n proyecto. El “yo” del lector es, por lo pronto. u n proyecto de vida. P e r o n o se t r a t a de u11 proyect o ideado por él. preferido li,bre’mente. Esteproyecto se lo encuentra y a formaüo a l eiicon-t r a r s e viviendo. Los antiguos uisaban confusamente de un término cuyo verdadero signifi-
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cado coincido con ese que he llamado proyec-
débil. S u e s t r o idioma h a b l a muy agudanientdel homhre “decidido”, que es cosa m u y dist i n t a del hombre dotado con f u e r t s voluntad. El “clecidido” e s el que está deade luego e i n tegrarnente puesto a su destino, que io h a ace?tener e l l la vida de uno y otro valores distinto6 tado, que desde siempre y p a r a siempre e s t 5 encajado en é l . Hallase, pues, por completo a l Y haeta opuestos; s e r p a r a uno u n a delicia y P a r a e l Otro un desastre. 1,o que nos pasa, ~ u e s , servicio de aquel que tiene que s e r . depende. P a r a sus e,fectos vital.es, q u e es 10 deImagínese a h o r a el tipo de hombre opuesto cisivo. de q u k n seamos c a d a UIIO. Nuestro sc.r a &?e. Al primer choque de su “yo” con e l radical. e1 pl-owcto cie existencia eii que consisiiiundo sintió que no e r a capaz de s e r fiel n aquél, de comportarse e n cada situación vitai timos. califica y d a uno U otro valor a cuanto según su proyecto íntimo le ,deniandaba. N o sc 130s rodea. De donde resulta que el \-e1.dafiero h a resuelto a sufrir por su destino y se h a b i t ú a Destino e s nuestro ser mismo. LO q u e f u n d a mentalmente nos pasa es s e r el que S O ~ I ~ ~ ~ . a. abandonarlo. A yeces e s un hombre capaz de s u f r i r grandes penalidades p a r a sátisfacer un Somos nuestro Destino. somos pi-oyecto jl*r,apetito de s u cuerpo o de su alma-por ejerilmediable de u n a cierta existencia. EII c a d a ins. plo, lujuria o amJición-, pero es específicat a n t e de la vida notamos si su realidail coinrimente incapaz de esa f o r m a mucho m&s radide o n o con nuestro ,proyecto, y todo lo que h a cal de sufrimiento que es padecer p o r su Descuinplimiento. cemos lo hacemos p a r a darle tino. C o m o la vida es siempre d r a m a , también Porclue así como ese proyecto que somos n o lo es y más horrible l a de este h o m b r e . Por‘consiste e n un plan libérrimamente dibujado que quien renuncia L: ser el que tiene que ser p o r nuestra fantasía, tampoco s e halla ahí. coya se h a nyatado e n \-ida, e6 el suicida e n p j ? . m o éste, atenido a nuestro buen deseo de cumSu existencia consistirá en u n a perpetua fugcl plirlo o no. Lejos de esto es u n qroyecto qi:@ de l a única realidad auténtica que podía s e r . .por sí mismo se proyecta sobre nuestra vida., Xada de lo clue hace lo hace directamente por q u e la o.prime rigurosamente porque impone sincera insj~iracióii de su pro,grama vital, sino. s u ejecuciGn. Por eso decía yo antes: el lector al revés, cuanto h a g a l o h a r á p a r a compensar e s el q u e “tiene” q u e vivir u n a cierta vida. con actos adjetivos, p u r a m e n t e tácticos, met,?P e r o la vida n o e s sólo nuestro “YO”, sin0 clue nicos y vacíos l a f a l t a de u n destino autéptico. es también el mundo en que ese y o tiene Toda nialdad viene de u n a radical: no e n c a realizarse. E l proyecto es u n programa de acjarse en el propio s i n o . De aquí Que n o h a w tuación e n el mundo y tropieza, por lo tanto. maldad creadora. Todo a c t o perverso es u n fecon lo q u e éste s e a . Más o menos, siempre h a nómeno de comprensión que busca el ser incal l a r á dificultades. Y aquí aparece l a o t r a dipaz de crear un acto espontáneo, auténtico, que mensión de n.uestro y o . ¿Aceptamos ese pi-obrota de su Destino. E l adagio pppular dice yecto que somos no obstante las dificultades que que u n a mentira hace ciento. La menti.ra es u n s e oponen a su ejecución? ¿ O , por el contrario, ejemplo particular de, acción en que e l Iiombi-i. decidimos e n este, e n el otro caso, traicionar al abandona si:. verdadero ser. Toda verdad d.el que tenemos q u e ser, renunciando a soportar hablar supone la verdad del p e n s a r . P e r o no los enojos que nos t r a i g a ? E6 decir que si soh a y u n a verdad en nuestro pensar, sino h a y mos un proyecto vital somos también, insepauna verdad anterior a ú n , la verdad de ser, rablementc, el que decide o no s u aceptacióri. de ser el que auténticamente se e s . Y guien E s t a decisión es previa a todo acto de volunmiente en N U mismo ser sólo puede sostenerse en l a existencia fingiendo un universo falso, f n tad. tigándose en hacer cien m e n t i r a s . H a y quien inequívocamente acepta S u ds‘stiNietzsche y Scheler h a n estudiado e n el reno, s u ser, pero s e e n c u e n t r a mal dotado de sentimiento otro de esos que llamo fenómencs 1.-oluntad. Yo h e decidido no f u m a r porque perjudica mi salud y estorba mi trabajo, que e6 mi compensatorios. P e r o las formas de éstos son innumerables. Ahor- vamos a ver en el “ p a r destino. Mi decisión e s plena, a u t é n t i c a . Sin tidismo” un caso nias de comvensación. embargo, sigo fumando, porque mi voluntad es
to vital: ‘hablaban del Destino y creían que consistia tin las cosas que a u n a persona le pasan. Pronto se advierte que u n a misnia a o e n t u r a puede acontecer a dos hom,bres y, sin embargo,
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r
sin viajero
U n a geometría azul e n 100 m a p a s del silencio; t u imagen creando anillos como duendes del espejo. Cómo quisiera mentirte, icabizbajo sentimiento. Lim;)ia la t a r d e de escoria. Vuelan aviones, viajero. Ti+.ia que traigan l a linda caba!gata de los cerros;
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r i c a r d o
servirá conlo mercuric p a r a mis rotos espejos. El aire pinta esperanzas inútiles como los ceros 7 entre engaño y desengaño puebla de cifras nii anhelo
!Cuánto recuerdo olvidado en los andenes del miedo. ;I51 a l m a siempre e n los viajes y los viajes sin viajero!
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“EL DESTISO DEL OCCIDESTE”. Pierre Lasserre dedica un largo y elogioso estudio al 11b r a de R e a é Gillouin, titulado “El Destino de Occidente”, q u e a c a b a de aparecer en P a r í s . Refiriéndose a Gillourn, dice Lasserre “ E l reúnc las dos condiciones fundamentales del género (la crítica), u n a cultura extensa y profunda, in-’ dependencia de juicio Es uno de los raros escricores de nuestros días que no buscan el apoyo de ninguna secta y que hace u n a cuestión de honor en rechazar eqe apoyo cuando se le ofrece”. P a l a b r a s que a muy escasos hombres de nuebt r o país podrían aplicame. JBLOCX Y GIDE. - Edmond Jaloux h a publicado una, extensa crítica de “Robert”, la ú1t i m a novela de André Gide E l conocido crítico, ?in escatimar los elogios al talento de Gide, hace. sin embargo, algunos serios reparos a la realidad d y digr1w.s escenas d e l a o b r a .
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aquella época, pintgndolos a, todos como indivic duos inmorales. siempre dispuestos a meterse e n negocios sucios y a cometer toda clase de a t r o pellos en bien de su bolsillo. E l terrible E a r o j a no cesa de escandalizar a derecha e iuquierda. T r a s de s u s libros q u e d a siempre una polvareda de lamentos y de comentarios. UNA SOVE~LA J - P O S T S A % . S. Asada Charles Jacob han traducido del japonés l a n o vela “Las lágrimas frías”, de que es a u t o r 3iacamouné Hakoutnho. Según l a crítica, se t r a t a de u n a obra que coloca al lector ,bien lejos d c “Madame Chrysantiheme” y otras japonerías de pacotilla, pues -3tacamoun’é Hakoutc”no, que e s hombre ‘que se h a leído a Dostoyewsky y a F r e u d , aborda u n problema psicológico al cual logra d a r interés y belleza. “ S k N I G C S T I S ” , POR PSl’íSI. - E l a u t o r de “1’Uorrio Finitio” y de “Vita di Cristo.’, h ? puesto lo mejor de s u talento literario al n a r r a r la vida de San Agustín. Su libro recientemontc aparecido, h a sido acogido con entusiasmo por la crítica europea. “ri:w MEJORES PAGISSS DE MASI-EL TGARTE”. Marcel Brian comenta elogiosamente en “Les Nouvelles Litteraires” este libro que-según las palabras del crítico francés“revelan en sus múltiples aspectos el talento d e un gran e x r i t o r sudamericano. Poeta. noveliata, cuentista, ensayista, Manuel Vgaite es un% de las personalidades m&s resaltaiites cle iü iiteratura sudamericana, que cuenta con tantos escritores de valor”. L a edición del libro h a sido hecha por la casa Araluce de Barcelona. L‘S LIBZIO S O B K E &A IYDIS. Gran di;gusto ha causado e n la India el libro de Mis Iiatherine Mayo, titulado “Mother India”, que e p ese país h a sido considerado corno un calumnioso panfleto: Lajpat miembro d e la Asanibiea Legisiativa de ia Tndia, ha éscrilo un& it; plica contra la obra de Mis Xayo, refutando con documentos y estadisticas las aseveraciones de é s t a . Las personas que juzgan a m b a s obras in?parcialmente, están de acuerdo en d a r la razón al funcionario hindú que defiende nobleniente i~ su patria de las ca.lumnias inglesas. ESCRITORES AIiEMAXES. El eciitor berlinés G. Riepenheur, h a lanzado a l a cir-ulación un excelente volumen titulado “24 X e u e Deutsche Erzahler”, en el cual reúne a veinticuatrg novelistas representativos de u n a éPoca . EllOS son: Joseph R o t h , E r n s t Glaeser, Ginstrr. Renn, Faller, von der Vring, F . C . Weiskopf. .Tosegil Rreitbach, E r i c h Kastner, H e r m a n n Kesten ftrnducido ya al español), Anna Seghers, Mari2uiuiSP Fleiser, Anton Eesner, Anton Schnach. Arnold Weis-BuLhel, F r a n z Zeise, H . G . Brenner. A . A . Kuhneert, M. Kennel, Weyrauch, H . Lie?inailn, M a r í a Gresshoner y O . H o r v a t h . i Cuántos de estos escritores, todos d e f:mm en Alemania, son conocidos e n Chile? SOBRE XIGVEL BSGEL. L a escritor:% francesa Camille Mallarme h a publicado u n a i n teresante biografía iiovelada d e Migiiei h i g e l , escrita en lengua italiana y en l a cual n a r r a l o s últimos años del a u t o r de Illoioés. L a o h r a sitúa a Mme. Mallarme entre los mejores autores de I t a l i a . AUTOGRIFOS DE T21GORE. - Ilustramos estas líneas con l a reproducción de u n manuscrito corregido del gran R a b i n d r a n a t h . D a mucho que pensar esa extraña m a n e r a de f o r r e gir, de borrar las líneas, extendiendo sobre ellas complicados dibujos. Acaso esas laberínticas 1íneas conducen al hallazgo del pensamiento que h a de venir a su’bstituir lo hori-ado. I>i3ciplina,5
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lManiisci*ito corregido de Soga~e. “SUIGSTRAS IIICJEK,ES”. - Con este título h a querido René Deveney p i n t a r a la mujer, “D’apres-guerre”. P a r a ello emplea elementos muy del gusto actual: Carzonas, damcings, divanes, intimidades amorosas. nudismo y deportes, todo ello bien com’binado y con un fonde de art e y observación real ‘que le dan al libro toda ia consistencia necesaria para ser considerado com o u n a excelente novela. Daveney se asoma sin miedo a las degeneraciones sexuales y las expone e n s u libro con realiF’mo. Los deseos, l a alegría, la voluptuosidad, la. cólera-dice E d u a r d Maryr, que h a comentado este libro-todos los vehzmentes acólitos .de Eros. pintados con grandes rasgos, a n i m a n este relato vivo y r a p i d o ” . Elj TERRIBLE B.ZROtJ.4. Según se dice, las dos últimas novelas de Baraja, “Los Pilotos de Altura” y “La Estrella del Capitán Cihimista”, h a n sido quemadas en Cuba. Los cubanos se h a n indPgnado por las descripciones que don Pío h a ce de aquel país e n l a época de l a colonia espnBola. Juzgan que esas pinturas son ofensivas par a ellos. E l caso es que E a r o j a h a maltratado t a n t o a los culbanos como a los españoles de ’
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de l a vacilación acaso, acaso descanso en fa jorn a d a creadora. Ahí está el manuscrito p a r a rs-
IA t a n delicada cuestión clel incesto. h a sido trat a d a e n l a f o r m a m;is discreta y a l mismo tiempo m á s profunda por Leon,hard F r a n k , autor clue h a siüo últimamente t a n comentado entre nosotros por su d r a m a “Karl y Anna”, puesto en escena por Alejandro Flores. La o b r a de F r a n k a qbe nos referimos s e titula “Eruder und Schwester” y es u n a novela ixitética, en la cuai se n a r r a el a m o r de dos hermanos que, separados desde l a infancia, se encuentran m á s tard? pnrueltos en un conflicto t o r t u r a n t e . Hasta ahora l a única novela ds F r a n k traducida al castellano es In hermosa novela “J,a P a r t i d a de Eaiidoleros”, publicada PO: l a editorial Calpe. us r m a w DE PASAIT ISTRATI SOSRE R C S I A . - La editorial Cenit. que t a n bella o b r a de difusión cic los valores extranjeros est& efcctuando, a c a b a de lanzar l a traducción castellana de “iiuhia al Desnudo”, de P a n a i t Istrati. Libro apasionado, valiente, honrado, es, sin du-. da, un documento precioso p a r a todo el que t r a te de conocer la realidad r u s a de h o y . Istrati V1vió en aquel país dieciséis meses y pudo recoier Impresiones verdaderas que nos h a transmitido sin e n m a s c a r a r . GXRCI:\ SASCFJTZ. - Continuamente vemos e n “La Gaceta Literaria” y otras publicaciones prestigiosas de Xadrid, entusiastas comentarios a l a personaildad de Federico Garcia Sanchíz, comentarios q u e nos parecen digno de observación, y a q u e García Sanchíz es un m e d i o x e escritor y u11 conferencista d e ningún interCs. raniplón, h u e r o y cursi. T T N I,TB!PO SOBR#li: E.58PA%.\. - J o h n Do? J’asos, el norteamericano autor Üe “Itociriante T1ie1.c.c a1 C ~ i i i + n o ” .es un escritor único. Su;: cu. :la h c r h o otro extranjero u n a o b r a t a n fin a v condensada sobre España. nos .Passes llegó a E s p a ñ a ihace 1 0 años, vió a Pastora bablar u n a noche, y , evocando. e n ama,lgama d e raíces y afinidades, a J o r g e Manrique, corrió por los caminos iberos, buscando el gesto del pueblo español. Penetró s u e n t r a ñ a virgen. Lo cas-
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Pío B:riwja. Vi6 el artista Y medii6 - reaccionó -- el pensador. E n sus andanzas y e n BUS incursiones por i n historia española. enfrentóse con l a s g r a n d e s ind i T 7 i a , , 9 i i a g c ~_ a~ ,,_ IIn., - . ~ n - - -~ -. . CI-- -u- -l i l l r S . *S,, C i < L l . u a. u~ c b- ~ U por este libro desfilan perfiles geniales cI C l a raza, ‘Don Quijote y e l Cid. Con Santa 7reresa, San J u a n de la Cruz, E l Greca, VelAz w e z , Goya, entró .el artista e n l a samazón del misticiemo, e n l o s caractcres m á s recóndito3, d e l cspañolismo. Estudia. a Unaniuno. a Giner, Valle Inclán , Or_tega y Gasset, Baraja, Zuloaga, Rlasco I banea. Henarente, Los Zubiaurre. E n Madrid f:-eciienta las tertulias literarias. E n Toledo descifra e l centro del a l m a peninsular. E n Córdoba, por entre e l tipicismo a n d a luz, ve el ti-ági,co problema agrario. Hidalgos. arrieros, sindicalistas perseguidos .le d a n la medida de la e t e r n a originalidad del pueblo virgen y genial. i?8. e n fin. uno de los libros m5s sóY . .
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Ll equipo ciel d i a lo llasa a1 equipo Be la noche, PI ecluipo rle noche lo r e p a s a . H a v tartamudea en esa jerga ComnrnnciAniosla a medias. E n la- laminerías y fábrica.: E n 10- altos hornos que grufien y reqafian El h u m o cambia SU sombra T los hombres cambian su ?ombra: TJn neqro. un Itálico, un Eslovaro cambian T-na b a r r a de acero solo H u m o e n el fondo, h u m o y sa1igre Be un hombre. Corriente (le fuego que ha entrado. salido, ( t o n-ido por otro l a d o . Y salido del humo-del h u m o y de la sangre de ( u n honibr? Y he aquí el acero concluído, enfriado y azulado n > - -1 .4sí entra. sale. se tuerce por v L l v IlaUv IUcrV. T las b a r r a s de acero, es un ca Eón. u n a rueda,
( u nL clavo, u n a pala, T-n timón en el m a r , un volante en el cielo; Y siempre obscuro en el fondo 1 e n todas partes. H u m o Y sangre de un hom bre . s o n ., ~ n P i t t r b u r q , Youngstown, Gary. h s o n n . (con el h o m b r e . 1 7
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Con la sangre de los hombres y las tintas . . de las
Hilo de acero con púas alrededor de u n a Lsina, Cafiones de acero en las fundiciones del h o r r b r e ( d e guardia e n las puertas de l a Usina Mineral de acero llevado p o r barcadas, a r r a n c a d o ( d e la tierra ron g a r r a ? de acero, levantado y llevado poi- brazos de acero, cantado e n el camino ( p o r los estrepitosos caracoles. Luego corriendo, luego palpando, es el a c e r o , el aue cava. a t r a p a y remolca; el que iza esas juni u r a s a u t o niáticas rle u n a obra a l a otra; es el acero fabriciaodo el acero. Fuego. polv10 y aire luchan e n los hornos; la colada est6 r e glamentada, los rondines se enroscan; la escoria. s e amontona: Paquebots E;obre el m a r , rascacielos sobre l a tier r a ; acero ssumergido en el m a r , acero e n ascen":&m h0n.n aly.l el cielo. IlaLla
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Los uue Le f?ncuentran en lo negro a ti. Steve, con u n a gamela , tu paso pesado sobre los corredorer en la ohscu ridad. con un diario de l a t a r d e p a r a ia mujer 3' los chicos, tu, Steve, pregúntale en la n i h a v i A A n r l e concluiremos todos.
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T,os que encuentran en lo negro Steve: doy 11-11 brazo .. .con mangas r o n escoria: descendemos I?. odo igual p a r a nosotros: tri moriremos sobre los mismos
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planetas; llevaremos todos sombreros en el infierno, juntos o en el paraíso.
Carmesíes de rectángulos escupen. Las pestañas del negro en l a agonía descienden. E 3 fuego. y el viento llevan las escorias. P a r a siempre las escorias,son Ilevüdas por e ; (fuego y el viento. He aquí el himno enseñado por el acero: Haz eso o tendrás h a m b r e . Buscad nuestro moho sobre un a r a d o . Escuchadnos en el “brr” de u n a trilladora. Ved nuestra o b r a en el trigo de l a revol~vedora.
. \ c c h * s c’e huriid en el pLesente, P t c v e Humo, ‘humo perdido en los hariieros de a i r e ; Trueltos a poner en las cavidades y garabatos hoy H u m o como los relojes y los silbatos siempre. Noches de h u m o en el presente Mañana o t r a cosa.
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L u n a s aparecen, desaparecen: Cinco h o m b r e s nadan en u n a caldera de acero (rojo S i x huesos están amasados en pan de acero; Sus huesos h a n sido martillados en bobinas y (bigornias T los cilindros aspirantes de las turbinas er, (batalla con el m a r Buscad en el artesonado en un establecimientc (de telegrafía sin hilos.
se (ocultan f a n t a s m a s
en el acero como ( h o m b r e s de brazos fuertes e n los espejos. Se muestran, se ocultan-sombras que danzan ( e n t u m b a s donde se río, Siempre están allí y n u n c a responden. Dice uno de ellos: yo quiero mi gordiflón, ia compañía me t r a t a bien; América es un pa;3 maravilloso” Dice otro: “Jesús, eqtoy enfermo a los huesos: l a compañía miente; este país de libertad es u n infierno ! ” Dice el otro: H e tomado una mujer, u n a perla; economizaremos y tomaremos u n a hacienda p a r a criar puercos y s e r nuestros propios a m o s ” . Y los otros e r a n rudos mozos que cantaban muy (lejos de sns casas. Buscadlos detrás del acero de u n a puerta clr ( s u bt erra n eo. Así
Del precio ellos se b u r l a n . Elevan los hombres-pájaros en el azul; E s el acero que u n motor c a n t a y mueve. 5 2 las excavaciones y arcones del túnel E n las lentas selvas hidráulicas, en el cieno o en (la arena, Bajo los árboles de los dinamos, en las telas de (arafia de los inducidos. Sombras qne dar?zan y se burlan del precio.
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Los hornos aclaran un domo rojo. Eobinas de fuego, se enrollan. ruedan
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El fuego y el viento limpian las escorias. Vagones, relojes, escomhradoras a vapor. pisto-
O ! las escqrias de los mon ( b a r r a irk pesada de escorias por muchos (caminos.
Se traspasará y se tirará con esto, se knrír m a n te>yuilla,se cavará bajo los ríos, se segarh el heno. se cortarán los puercos, se desmem~hrnr&n los bueyes, se pilotearán los navíos. atravesando Am6rica del S o r t e , Europa. Asia, dando la vuelta al m u n d o . Desprendido de un país d e roca d u r a , triturado e! polvo nojo espera Que el p u r o grano duro de sus átomos estropee, embote las mechas que lo 1’0811 p a r a h a c r r u n agujero. 121 acero de esos Iilintos y rebordes estk calzulado. ; O h Dios!. en una millonésima de p u l s a d a .
y cocido en los talleres y fundiciones,
SOT‘THERS PACIFIC RSILROAR Huiitingtoii, el magnate. yacente en su m o r a ó a -seis pies de tierra bajo de u n a losa talladaFueña con s u s caminos de hierro y ve en redor diez mil sombras seryiles que balbucen: Seiior ... Slithery, el carrilano. rej?osa en sn niorada -seis pies de tierra cabe de una cruz mal (talladasoilando que en r>reseniia de Huntington, s u í terror resucita en abyecto balbuceo: Seíior . . . Huiitington el magnate, tal Dlitherly h a n 1x1: tina! niora,da los seis pies de
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Nacianie Ciirie.
E n el transcurso del revuelo científico que ha ilustrado con tanto brillo los últimos años del siglo XIX, el descubrimiento de l a radioactividad y del rá,dium ha sido considerado como u n gran acontecimiento, tanto 1ior los sabios coni3 1301- el pú~blico. Los esfuerzos que h a n sido como el preludio de resultados t a n notables, s e escalonan e n dos e t a p a s bien distintas, d o s series d e trabajos ejecutados,. unos y otros, en los laboratorios frailceses. P r i m e r a m e n t e , hasta 1 8 9 6 , Henri Eecqilere! descubrió l a radioactividad de las sales de uranio, propiedad de la m a t e r i a completamente ignorada, y entrevista entonces por primera vez. Poco m á s tarde, e n 1 S 9 8 , l a radioactividad a n o i m a l de c'erto mineral de uranio intrigaba l a Sdgncidad d e los e,sposos ,Curie y los orientaba hacia l a vía del radio. H e n r i Eecquerel fué en F r a n c i a uno de lo.; primeros e n a,pasionarse por el descubrimiento de los rayos X, pu,blicado por Roetgen en 1 8 9 5 . T1os tubos de Roetgen atraían sobre todo su atención poi- sus ,efectos luminosos; poyque, como hij o y nieto de físicos s e h a b í a :familiarizado, e n ia escuela de su padre, con todo lo tocante a ia fliiorescencia. Creyó discernir u n a conexión entre los rayos X y l a fluorescencia, equivocándose, sin embar-
go e n esto. I 3 r o r fxu!:cio y rirle u n a experiencia clecisiva . u n a mLiesti.2, de sulfato d e uranio y d e pota s u abuelo. 1% que Eeequerel s Excita s u fluorescencia p o r sol: espera provocar así u n a t' c u e impresionarán una p l a c i f-tcgráfica a través del papel negro. L a s presunciones de Eecquerel parecen justificarse desde qiie ronlienza s u trabajo: l a m u e s t r a d e sales c i ~uranio, fuertemente soleada. ha marcado SLI huella sobre la superficie sensible. A fiier de experimentado;. concienzudo, Recquerel reitera el ensayo h e atquí que u n a vez terminados los pre vos, s e oculta el sol. E s preciso encerrar nueramerite placa y sal de urajiio en un caj5n. a la e:pera de un cielo mAs límliido. I,? suer'í. h a c a clue el tiempo continúe nebuloso durnnte varios días. Reoquerel. impaciente. desarrolla a pesaide todo su negativo, previendo u n a impresión insignificante. iCu5l n o sería su estupefacción a l pcrcibii., contrariamente a lo supuesto. un efecto d e lo'; ni5q acentuados. canin s i l a sal de uranio, en lugar de estar encerrada. n o hnhieqe resaclo de 1 ~ e r m a n e r e ra pleno sol!! Prosiguiendo sus investigaciones. .Becquerel se convence bien pronto que In luz no intorsiene p a r a n a d a en e1 fenhmenn. T n sal de uranio es efectiva por sí misma, y esto por un rayo per-
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te emitido. F o r otra parte, todo esconfirma la observación aislada hetreintena de años antes por Niepce dr y sobre la cual no se insistió. Eee-iuerei encuentra, además, que las substancias radioactivas n o se limitan a impresionar l a p i a r a fotográfica: tienen también l a propiedad d e t o r n a r el aire ambiente en buen conductor de l a electricidad y de descargar los electrones con ~ ó l os u simple aproximación. S o se t a r d a en reconocer que l a radiación radioactiva es com-pleja: se compone, a la vez, de partículas electrizadas <-on ambos signos, y u n a radiación de la misma na.ruraleza de los rayos X, que sobrepasa a ú n a í.?:os en poder p e n e t r a n t e . Becquerel h a revelado l a radioactividad, después de haber supuesto erróneamente otros procesos. Es de preguntarse si cuando un experimentador está dotado de sentido crítico p e i .manee+ n o ohstante apegado a las hipótesis que Inicialmente lo h a n inspirado.
poderosa. A fin de esclarecerlo, t o m a n el partido de separar sistemáticamente, unos clespuas de otros, los diiversos constituyentes de l a pechblenda, P a r a su rebusca, la balanza se muestra insuficiente, pero ellse guiar á n por las propiedades eléctricas de l a radiación. La radiación radioactiva descarga, e n efecto, como hemos visto, los cuerpos electrizados, y Pedro Curie imatgina, p a r a estas medidas, a p a ratos delicados y precisos. E n t r e los productos q u e los esposos Curie log r a n extraer, partiendo de los métodos ordiiiarios de la química, el )bario acusa u n a radioactividad intensa, en tanto que partiendo de otras operaciones no muestra absolutamente n i n g u n a . E l elemento hipotético está, pues separado de é l . De donde, u n a certeza definitiva: este elemento hipotético goza de propiedades químicas m u y semejantes a las del bario, y a que io acompaña en los tratamientos. Precisamente, p a r a 10s experimentadores, la analogía restringía muoho las posibilidades de una. separación ulterior. Sólo estaba a m a n o e! procedimiento largo y engorroso de l a cristalización fraccionada. A medida que el trabajo iba progresando, las medidas revelaban que l a r a dioactividad se acumulaba en ciertas porciones, mientras que otras se empobrecían de e l l a , L a separación se amplificaba por la multiplicación de las operaciones. E n fin de cuentas, el t r a t a miento suministró un producto un millón de veces m á s activo que la. sal de uranio o r d i n a r i a . Es a esta. substancia de radiación formidable, y cuyas propiedades iban a ser reconocidas como las más extrañas, a l a ruai los esposos Curie dicron el nombre de “Radiimi”. El prestigioso radio tomó. naturalmente. su l u e a r entre los otros elementos desde que, en seguida, se hubo determinado sucesivamente su espectro luminoso, s u peso atómico y s u s demka constantes físicas. Partiendo de l a sal blanca obtenida, de l a que algunos milígramos resultail de toneladas de mineral, se aislará m á s t a r d e ei metal mismo. El radio, bajo todo estado químico, emite constantemente u n a radiación intensa, y no cesa de prodniir un desprendimiento de calor. La energía que suministra sobrepasa considerablemente a la de todos los explosivos conocidos. Equivale a 2 5 0 , 0 0 0 reces l a energía q u e presenra la combustiAn de un peso i’gual de carbón. ;Quiere decir que se h a puesto Qor fin l a man o sobre el movimiento perpetuo, sobre l a e,nerRía entre-yada g r a t u i t a m e n t e ? No, gu.es el r a d im PP d -i iI_._ _ e_s- t r.u v p a medida a u e i r r a d i a . Disminuye en u n a niitad ai cabo de diecisiete siglos: e n las experiencias primitivas s u destrucción había pasado inadvertida n a d a m á s que debido a su lentitud. Al mismo tiempo. h a y generación d e un cyá~ radioactivo, la emanación. A s u vez, la ~ m a i i a c i ó nmisma se destruye: desaparece SU mitad e n t r e s días veinte horas, e n t a n t o que e n g e n d r a un elemento radioactivo ulterior. Se t r a t a de toda u n a filiación de elementos nue\ o s i filiación que desciende de u n antepasado. el uranio. y que tiende hacia un término Último‘ el plomo. NI por la temperatura, ni por ningún otro agente, poi- violento que sea, se h a podido obtener !a moditicación de la velocidad de las transformariones radioactivas. Ante hechos t a n diferentes a los que se conocían h a s t a a h o r a , ¿,en qué quedan nuestras ideas sobre e1 á t o m o ? Es preciso corregir la imagen que Dalton se h a b í a trazado, de u n Rtomo eterno e intangible. La invulnerabilidad de los átomos no es más q u e u n a ilusión del químico. debida a la insuficiencia de sus medios de aoción Los átomos no son estables n a d a más q u e en apariencia. Son transmutaciones, min d u d a alguna, las desintegraciones radioactivas ~
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la <‘poca en qiie inició
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bajos.
E l descubrimiento del radio seguirá de cerca ai de In :adioactividad. Surgirá también de ia obserrai:ón crítica de u n a circunstancía que 52 h a incomprensible. i i curiosidad despierta ante los resultanee>guerel, se entregan los esposos Curie a exaniinar la radioactivjdad de un mineral n a t u r a l d!? tiranio, la pechblenda, encontrada en Joachim.staI ( A u s t r i a ) . Ahora, en t a n t o que p a ra todos los compuestos conocidos del ui-anlo, las propiedades radioactivas son siempre, sin excepcicin, !unciones ya conocidas, las de l a pechblenda contradicen, de m a n e r a notoria las cifras del an&lisis químico. La radioactividad de l a pe,c’hblenrla es m u y superior a l a del producto de sinteeis reconstituída. ¿.Qué significa = t o ? i.Cu61 ser5 la substancia, origen de la radiación, 3- a la cual no traiciona la ‘aaianza? ia, que araso h a b r í a escapado a científicos. se m u e s t r a a n t e los om0 u11 indicio de signiiicación
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espontáneas que la Naturaleza muestra a nu.?.;t r o s ojos; y el átomo, asiento de fenómenos t a n complicados, no puede, por tanto, wer sienipro u n a entidad, es al contrario todo un mundo pi1 donde la actividad e1,éctrica debe de-sempeiiar un papel de preponderancia. ,331 'estudio 'de .la radioactividad e n t r a ñ a todav i a grandes sorpresas . Sometiendo u n a radiación del rádium a un aniilisis físico apropiado, se nota q u e el elemento despide constantemente áto,nios de h.elio. E l helio (lo recordamos incidentalmente), ese gas descu'bierto primero en el sol, del cual o3tiene s u nombre, gas inerte. encontrado más t a r d e en nuestro globo. y extraído ahora p a r a inflar los dirigibles. Así el helio sin ser radioactivo por sí misino, nace e. favor de la desintegración del radio. Esta génesis inesperada h a constituído un hecho nuevo, sensacional, que debe añadirse : ~ 1 activo de la t r a n s m u t a r i ó n de los elementos. Todas las transmutaciones q u e acabanioc: de describir son espontán.eas, independientes de la ii:Priativa d.el observador. La radioactivida~d, de u n a m a n e r a indire.cta. ofrece algo mejor a i i n ; gracias a ella se h a podido provocar transmutaciones artificia1,es. Abordemos aguí las célebres experiencias del físico inglés Ernesto Ruthe.rford, las únicas experiencias sobre transmutaciones a r t i f k i a l e s h a s t a a h o r a adinitidas sin objeción. Volvamos a tosmar, pues, los átomos de helio, expulsados del radio, y de los gales hemos h a b l a d o . E n el momento de s u generación. ellos son portadores de u n a c a r g a eléctrica positiva. y se e n c u e n t r a n lanzados con velocidaI
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des r a n t h t i c a s , q u e pueden alcanzar .c 20.000 lctms. por segundo. E n x> Iiutherford se ha servido de estos proyectiles atómicos de tan grande energía, para b o m h n r dt-ai- otros átomos escogidos e n t r e los niRs li1-iaricis, Cuando el bombardeo e s aoroxiniativaiiiente central, el proyectil posee b a t a n t e ensrgíagía para dislocar ei blanco. Bajo -1 iinpacto, e: iitonio ,chocado vuela e n estalli.dos, ya sea dhoro, de tízoe, de fluor, de sodio. d e aluminio o d e fósforo: es la transmutación en que soñaron ios alquimistas. ¿ Y cuál es, en cada caso. el residuo de la catástrofe? Atoinos dc hiCrógerio s i e m p r e . Aparece entonces el hidrógeno como un constituySnte universal de l a inateria. Estos son, pues. los horizontes. cada vez ni& yastos, que nos entre,ga el conocimie-nto d~ la ra.ciioactiT-idad y del radio. Especialmente, la raciioa-tividad h a reanimado el eterno debate s o - ~ a r e la constitución de, la materia, que h a renacido, niás ardiente que nunca, des-pués de hil-. ber marcado u n a fase nueva de 6u h i s t o r i i . E n un orden de ideas más prRctico. 1 ~ 5pro-. piedades fisiológicas de las radiaciones radioactivas h a n formado l a base d.e toda .una terapéutica. Los resultados obtenidos y a en el t r a - . tP.niiento de enfermedades reputadas antes com o incurables, h a n ensaxohado considerablemente el cuadro de las posibilidades médicas. Vna vez más, y estemos de ello. orgullosos, F r a n c i a h a podido reivindis-ar uno de esos dese$ cubrimientos capitales cuya repercusión múltiple e n el desarrollo del pensamiento.
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tilbid de w o i ~ s i ePcgiieiir. ~
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E n el N.o I S de la revista “TRAIVSITION”, q u o se publica en len,gua inglesa e n París, Y, clue juiito con “RIFLTR” constituyen los voceros ni& autorizados de las nuevas ten.dencias literarias y científiicas en boga, aparece un interesantísimo artículo de Eugene Jolas, con el título de: “ E L UNIVERSO SINTP:TICO”, (notas ,-obre la r e a l i d a d ) . Lo he considerado de interés, iporque e n bre\-es términos permite darse u n a idea más o menos czbal de los cam’inos por los c-uales avanza la estética contemporánea, y 106 p-untos en los .cuales t o m a contacto con las concepAones tier,tíficas y escuelas psicológicas o médicas más recientes. Jolas: j u n t o con Luis Aragón, Elas Cendrars, Harry Crossby, J a m e s Joyce, Whit Burnett, Peter Weagnl, Oakley Johnson. Robert Desnos, T’alery-Larbaud, RiNbemont-Dessayne’s. León-Paúl Fargue, Marcel J o u h a n d e a u , Apdré Bret,ón, J’aul Elouard, Sonpault, Ehrenbourg, etc., forman e l g r u p o m á s importante de los “surrealistes”. y las obras de casi todos ellos son bastantes coiiocidns en los ambientes literarios p a r a q u e yo necesite comentarlas. Me limitará, pues, a transcribir el artículo dc J o l w . traducido lo más fielmente posible, .sin pronunciarme sobre s u s opiniones.
Helo aquí: EL CCSIVERSO SIKTETICO
Sotas sobre la realidad E l esfuerzo creador de ésta época. tisnde h.1.cia l a integralidad. Para w e a r l a imagen nueva del mundo, q u e apenas percibimos al través de u n a nie3la e n el horizonte, desintegramos el universo valiéndonos de todos los tm’edios a nuest r a disposición, y transformamos el Caos en Cmmas. Vivimos en niedio de la inquietud y de l a desorientación. Los “ismos”, van y vienen; l a crisis de l a imaginación continúa. Lo que caracteriza mejor esta época es su falta de fe sevoIEcionaria. Esta edad camina al través de u n a dialéctica de aceptación y 3usca apoyos trascendentales en los conocimientos intelectivos. El nuevo impresionismo q u e vemos de~sarrol~:i,rsces sólo u n intento de resucitar el naturalism0 de u n a edad. puramente mecánica, cuando e l imaterialis’mo evolucionista dominaba a1 mundo. Se aplaude a los sentidos inme,diatos como a loa factores primo.rdiales e n l a organización estética. E n esta metafísica positivista todo aquello .enigmático o pre-lógico es abandonado. E l neoclasicismo lucha por e l restablecimiento del r a 7cionnlismo tradicionalista. Y yendo más allá de la m e r a analogía busca el retorno en u n a concepción de l a vida, arcaica y largo tiempo sepult a d a , con la cual se identifica desesperadamente, E s t e neo-clasicismo ansía apoderarse de nuestra conciencia e ideología, y busca s u estética en e l orden “racineano” y la rigidez “cartesiana” . E e t a actituá está destinada a morir. como la de los neo-románticos, cuyo objetivo frente a l a Vida y e l Arte es el irracionalismo. Estos son incapaces de salirse del cao6 q u e ellos a d o r a n , a u n q u e debe decirse e n s u favor c u e su preocupación respecto del s e r primitivo da a su mo-vimiento u n a innegable fuerza experimental Los
proletarios elementales y , sus h e r m a n o s los f u turistas de lm “rascacielos”, se acercan “1, 38píritu creador inadecuadamente, porque 911 vlsión empirica los guía hacia el pragmatism0 puro. La mayoría de los sistemas ,filosóficos h a s t a hace poco t r a t a b a n de explicar l a naturaleza racionalmente. Aún Hegel y su sistema, present a b a a la razón como Único ag9nte importante e n la formación d e la realidad. E l elemento desconocido, a u e es “a priori” a l conocimiento. fU6 individualizado y de4mostrado por ‘Shopenhauer, quien tuvo el mérito de (probar la selatividad de la. razón, y la importancia del sentido del “will”. E l revolucionó l a concepción epistomológica del idealismo, y encontró q u e el conocimiento e s si,mpiemenl.e el sustituto del “‘will’. el cual viene a ser la unidad de l a realidad orgánica e inongánica. E l llegó a la conclusión d ? que in razón puede llegar a ser per,iecta S Ó lo mediante un proceso de desarrpllo más all& de las limitaciones primitivas. Trayendo el elemento psi.co-empírico del “will” a primer rango. e: nuevo idealismo en!contró u n escape del dile,ma e n que había caído. Las exploraciones en las regiones pre-ló.gicas reciabieron u n impulso muy grande durante el período romántico. Este movimiento surgió desde el racionalismo puro, hacia las sintesis de: racionalismo con el irracionalismo y alcanzó s u zenit e n el más absoluto irracionalismo. Nunca fueron los poderes de la fantasía,.de lo instint i v o y de lo ilógico, explorados con más pasióa gue por los románti,cos. Todas las r a m a s de la filología, filosofía, estética y a ú n jurisprudencia fueron influenciadas ,por l a corriente. Herder, bajo la FgiSI^ da de Haman, había dado ya en “Historia de l a Humanidad” u n iiotaible i m al movimiento. y en su ”Afi‘~spulso tea” cul~minó esta misma tendencia. Si bien es cierto que casi todos los románticos a s r i e r o n nuevas pistas hacia u n a compresión de los instintos, no pudieron, e n cambio, resolver el problema principal, el del “conocimiento”, Y col: una o dos e,xcepciones, .especialmente Novxiis, ?-e hundieron ,más y más en el caos. Es un hecho curioso que sus sucesores e imitadores n o h a n reconocido este error fundamentr.1. H a y <if-*.tos impulsos orgánicos eternos cuy? dinamismo pragni5tico h a sido imposible eliminar. El “mythos” primitivo e s u n a corriente subterrsnea, contenida por la ciencia civiiimda, que podemos observar u n a y o t r a vez, eii manifestaciones tales, como el sueño, los trastorpor nos neuropáticos y l a inspiración poética. ejemplo. Las exploraciones e n lo “irracional” racionalismo materialista. E n los comienzos c i t . se continiiaron a ú n en la época del más pu?o este siglo recuperaron s u posición y llegaron e n ciertos momentos a ser la nota de palpitante actualidad. Cuando F r e u d e n su “TOTEM a n d TABOO” nos mostró l a relación sorprendente que hay e n t r e las neurosis y l a humanidad primitiva, s e avanzó u n g r a n paso e n la compresión de la Vida. E n s u lucha p a r a c u r a r las perturbaciones psíquicas, transformando el “insconciente e n “consciente”, desarrolló l a técnica del Psico-análisis. Los descubrimientos del psicólogo francés J a n e t , a l mismo tiem,po abrieron u n a b.re’cha en igual sentido. E s t a nueva psicología ‘Pronto rompió las fronteras de la Medicina Y lentamente f u é y va asu’miendo 106 carácteres de u n a nueva interpretación del universo. E l subconsciente e s el receptáculo inmenso e n el
letras cual se absorven todos los co,niponentes de nuest r o ser. Este es el principio psíquico fundamental. P e r o el Dr. Jung, uno de los disidentes de l a e x u e l a f‘reudiana, encontró que, dentro del subconsciente fluyen no sólo los elementos insatisfechos de nuestras vidas. sino tambi0n est5 coiiteiiido e n él el “mythos” colectivo, estnbieciendo así la relación del individuo con la O r ganixarión social y aím con las fuerzas cósmicas. Aunque hace muy poi?o tiempo q u e el “sueño” h a sido científicamente desintegrado en sus parte’s componentes, e n .realidad este ~problerna h a preocupado a 106 poetas y pensadores desde muchos siglos. Principiando con Heráclito y Aristóteles, ,los griegos habían intentado penetrar e n los misterios del ,sueño. H’erádito s e preg u n t a b a I>or qué e s q u e e n el sueño cada. hombre tiene s i l propio mundo, ,mientras que despiertos todos tenemos un m u n d o comiin. Lo6 sueños .” deseados o a voluntad e r a n conocidos de los a n tiguos griegos, porque ellos habían descunierto q u é e n sus Sueños e l hambriento come y el sediento bebe, etc., Aristóteles esbozó l a primera. explicación psicológica de los sueños, cuya g é nesis no f u é a buscar f u e r a del hombre, sino q u e en SU vida i n k r n a . lFsta concención revolucionaria terminó definitivamente con l a idea de q u e los sueños e r a n revelaciones sobrenaturnles. Hiuócrates reconoció más también las posibilidades psicognósti~cas d,el sueño. Más t a r d e encontramos q u e e l aristotelianismo cristiano examinó l a cuestión, especialmente Tomás de Aquino y Albe.rto Magno. E s t e Último compara, las imágenes de los sueños icon las ilusiones sensuales a.ue tenemos despiertos. P a r a comtprender l a natura1ez.a exacta d e los sueños en su relación con la vida creadora. se deben estudiar ciertos estados del pensamiento que prece.den o siguen a ellos, o más bien 3icho, ai estado de sueño. H a y ciertas- alucinacion e s que experini,entC,mos ante’s de klo.rmircos o inmediatamente despu’és de despertar. Estas llamadas alucinaciones hiponógicas representan casi siempre reflejos imaginísticos de un pensamiento en el cual estábamos o’cupados antes d ? dormirnos. La. imagen que experimentamos ric??e a llenar el d.esarrollo lógico del pensamiento a n t e r i o r : u n a realidad de asociaciones aparoc e n ; la vuelta del mundo objetivo nos hace ver el contorno exacto de esta imagen. La transición entre, estas alucinaciones del dormitar y el sueño verdadero e s t á n llenas de l a s imzigencs más raras, las q u e , según e l psicólogo Maury lo h a establecido, se prolongan dentro .le1 sueño mismo. Kxaminando esta región, l a psicologia iia facilitado la !comprensión de los procedimiento; de creación. Los viejos dogmas de los dictadores d e la crítica h a n sido autorn6tica8mente echados por la borda. Hemos lleigado junto a las fuentes mismas de la inspiración y el secreto del genio h a sido revelado. Lofi visionarios crean instintivamente sus su,bstancialidades f u e r a de s u s constelaciones demoníacafi o religiosas. L a proyección del “will”, en el sentido de Shopenh a u e r , a través de sublimaciones, es l a solución del problema de l a creación artística. E l agente revolucionador es aquél que llega a hacerse consciente, Y realiza u n a fusión d e !o instintivo con l a realidad objetiva. Las fuerzas colectivas e individuales buscan u n a unión. Por no reconocer es t e principio f,u6 q u e los neo-románticos cayeron e r el e r r o r d e aplicar demasiado literalmente los nuevos descubrimientos p,sieológicos, resultando así s u trabajo, incoherente e incompjeto. E l creador presenta, y a veces interpreta s u s símbolos instintivos. Desde que el estado e6tético es u n a transición e n t r e las tendencias activas y aqu-ellas de los impulsos interiores,
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es necesario p a r a que la expresión p u e d a verdaderamente axabar esta t a r e a , q u e l a belleza atlética, q u e es s u sublimación, descienda e n la oscuridad de l a vida; sólo así obtendremos l a obrn perfecta. P a r a este objeto no necesitamos acept a r la idea de “Fe~&ner de el “day-wiew” y e1 “night-wiew” con to.das sus implicancias. Sabemos q u e l a mentalidad moderna t r a t a de aproximar este distingo. Los símbolos del aubconsciente alcanzan variadas ‘dimensiones e n su desarrollo ‘mitológico-individual. La condensación de estos símbolos nos m u e s t r a cómo, los ,estratos di’vessos del organismo afectivo en los sueños son producidos en l a reacción creadora. Mucho se ha escrito sobre las diversas teorías de interpretación d e los sueños, p a r n qce yo me entre a ocupar de ‘ellas. P e r o la importancia a x o l u t a de los sueños p a r a l a cyeación a r t b tica debe ser puesta de relieve. ( I . ) . ‘El sueno es el reflejo d8e l a l m h a e t e r n a entre nuestra vid a instintiva y nuestro s e r civilizadp. P o r esta razón, como lo h a se.ñalado Steckcl, l a defiriición f,reudiana de los sueños como u n a p u r a voluntaria realización, no es e n t e r a m e n t e correcta, y a que e n t r a n e n ellos elementos como temor, remordimiento, etc. P e r o el estudio del mecanismo de los sueños franquea la e n t r a d a hacia el conocimiento de un mundo que antes est a b a oscuro y medado. E l sueño es l a imaginación pura. Allí nosotros estamos m á s allá d~ dios y del diablo. E n ese mundo suceden las cosas más maravillosas, patológicas,. &imina’les. demoníacrts o hermosas. La imaginación t o m a sil. venganza contra l a realidad. Todas las cosas pierden s u s virtudes pragmáticas y IJevan sólo l a emo!ción poética. E n el límite del aespíritir creador est& siernpre lo pre-lógico. Su exp.resión es e l primer elemento en l a operación ‘poética. E l creador es e l q u e lleva en sí ‘todas éstas imágenes y asocinciones, y, l a diferencia e n t r e él y el neurópata, radica pre.cisamente e n su capacidad p a r a librarse de esta carga p0.r el poder de l a exprefiión. El creador artístico y el que sueña tienen iguales raíces. Ambos t r a t a n de volver a, la condición primitiva de l a h u n i a i d a d , y !crean un estado ,en q u e las fronteras de lo real y lo irreal se desvanecen. Nosotros hemos a h o r a controlado l a realidad e n cierta extensión. E n Física, Química. Y Matemáticas, asistimos a l a prolongación increíble de s u límites. ,331 átomo, en un tiempo la. Última realidad, h a abierto el camino a nuevas desintegraciones, que dejan y a vislumbrar la perspectiva de grandes evolucionss. La repercusión de esto e n la expresión creadora e s muy i,mportante. Estamos acercánE1 .donos a los límites fantásticos del infinito. “heracliteano” aspecto d e la vida m o d e r n s nos confirma e n lo q u e deci.mos. E1 subconsciente no nos bastas. Debenios organizar. Debemos salir resueltamente de lo excesivam,cnte racional Es un fanatiF)mo ciego querer negar el “will” consciente como agente de creacióp. N O SOY d e aquellos que ahora. se vuelven repentinamente contra el “surrealisme”. A despecho de todos los “snobs” qu’o siguieron a nuestros “pionners” y h o y hablan llenos de pretensión y fatuidad de este movimiento, yo persisto en m i r a r el resultado del “surrealisme” com o l a cristalización de u n tópi,co en e l espíritu ‘moderno. La. imgortancia del “surrealisme” que YO t r a t é de remarcar cuando por p r i m e r a vez lo introduje en e s t a Revista, estriba e n q u e dic h a escuela reconoce ai “ser primitivo” como e l elemento ‘básico e n l a actividad creadora. E110 significó una. revuelta c o n t r a la hegemonía de l a Razón, y e n e s t e sentido, se vincula históricamente con el Ro,mahticismo, y más recientemente con F r e u d . E l e r r o r “su.rrealista” está e n que, despues
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de h a o e r aplicado los desmcubriinientos freudiaROS dadaístas, no su,po trascenderlos. El paso, d.esde la vida como existencia biológica, a la existencia artiiicial de la crezción artística. lleva ,en sí misma, o m á s bien significa, u n tee’mergenrrible proceso de transformación. a¡.. cia espontánea e n l a conciencia, de los sínibolos q u e yacen desintegrados. es l a condición “a priori” de toda actividad creadora. Y es aquí donde la realidad sinúética comienza. La nueva composición .&be advenir e n acción “mytológica”. E l “mythos” primitivo y el “mythos” moderno s e fusionan, y l a unión de lo colectivo y de lo individual, a nivel de la conciencia inmediata, produce la condición universal. L a s fuerzas libres, las que no reconocen límite de espacio ni tiempo, radican ocultaiiientr e n lo instintivo. La conciencia e s meramente el resultadu de un esfuerzo hacia u n a estabilización d e l a nientr. hacia el control. E n qué grado nosotros controlemos también los sueños diurnos y todas 13s corrientes emocionales que están e n l a conciencia misma, es u n a cuestión bien discutida. El nuevo creador está preparado p a r a efeict u a r la alianza entre lo dionisíaco-’dinámico y las realidades nocturnas. Est5 preparado p a r a revelar la unidad de la Vida. TJegando a suprimir la distancia e n t r e el “Ello . y el “Yo”’, produce nuevos “maythos”, salidos d e él mismo eii medio de u n ambiente dinámico, mitos de nuevas máquinas e invenciones, cuentos de h a d a 6 , y fábulas y leyendas, expresando un ansi:t 2e belleza q u e no es pasiva y 6uave como en antiguos tiempos, sino d u r a y met8lica como l a época hacia la cual marchamos. El creador t r a e o t r a vez lo fabuloso h a s t a efectos son transnuestro alcanoe. Causas Y puestos. L a s distancias del mundo son conquistadas. Pasado, ,presente y f u t u r o desaparecen e-n la unidad. La nueva composición es’ homogénea, pero e n muchos planos. Es t a n exacta como posible, Y t r a t a de producir l a armoniosa unidad, equilibrando las representaciones dinámicas del m u n d o con’ el movimiento espiritu-1 de los. sueñ o s El llamado que la vida nos hace p a r a expresaria en toda su crudeza y basado en s u s
mujer
a u s e n t e
Del libro “Riimbo TnBeciso”
Yo sé t u vida como u n a canción repitiéndola a c a d a instante, pero entre e l espacio de t u a l m a y mi alma, la distancia abisma su venganza, itpara qué escribirte u n poefma si mi vida y t u vida n o tienen secreto? detrás del océano t u ausencia g r i t a desesperadamente, dijiste, no t e olvidaré j a m á s y tu v a l a b r a hiere a l tiempo, yo también t e amo, t u nombre c a n t a en la melancolía continco siendo un homhi-e obscuro y triste, pero mi a m o r es tuyo.
imperativos sociales y morales, no responde hoy a nuestras necesidades. E1 método de Zola n o es p a r a nosotros. Esa escuela relata’ tin ambiente y describe un segmento de s u tiempo y del mundo, copiándolo, aunque es ciesto qué, :a veces s u pasión y su a m a r g u r a rebalsan sus mismos límites. L a creación artística no es el espejo de l a realidad. Ella es realidad en sí misma. E l escritor de m a ñ a n a orientado hacia un “romanticismo-realismo” nos d a r á el “temp” y el desarrollo de fuerzas gigantescas que e n e n c o n t r a r á en una fusión del espacio metafísico con s u propia naturaleza. Su sujeto e s la vida. enigmática y utópica. Este nuevo sentido de la vida, este sentido universal, con tendencias a la integralidaci. caracterizará seguramente a las próxinias ,-en<raciones. Pero, antes que ello sea posible, dehcnios desintegrar la patología de esta civilización. nominados por esta idea pura, somos individualist a s y universalistas a la vez. Agentes renovaúores cuya visión e.s la síntesis de TOXIAS las fuerzas de la TTida.
Eiigene dolRs.
N. del Trad. - L a p a l a b r a “sueño” es eniuleado e n todo el artículo en el significado d e “soñar”, ( t o d r e a m ) y n o el de dormitar, ( G O sleep).
-~ (1). - No doy l a menor impostancia a i a s aplicaciones infantiles que ciertos ingleses 5- americanos h a n dado a l a teoría freudiana. Con u n a sensitbili’dad ipragmática típica, ellos h a n “psicologizado”, aplaudiendo un estrecho pallsexualismo como u n a nueva “filoso.fía de la vida”. Tal el caso d e Eu,gene O’Neill, que, r n “Strange Interlude” y otros dramas, no h a s a bido re,conocer al subconsciente como f u e n t e d e inspiración, sino que h a tomado exterioridades.
i n m e m o r i a m Fuiste c a r n e dolorosa Y triste. Carne de hombre Solitaria y esquiva, Tu dolor Como la noche O l a muerte, Es de todos.
Ahora, eres pan de gusanos, Vicio de vida Rajo la tierra de l a m u e r t e . Hombre -Ademán indecisoDetente, Somos t i e r r a de l a t i e r r a .
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por ‘Nuestra época se caracteriza por l a exaltación m á s ardiente del Individuo. E n L i t e r a t u r a este fenómeno no podía c r e a r excepción. La nueva novela francesa-de Gide, Proust. Giraudoux, Valery L a r b a u d p a r a acá-no podrid denominarse con u n a p a l a b r a concreta, como en otro tiempo se hizo (Romanticismo, Naturalism o ) , a pesar de los manifiestos de g u e r r a s a n t a lanzados con iutermitencias por los cenáculos de P a r í s . No constituye escuela, sino abigarrado grupo de %entes delirantes. ASí pues ( h a de s e r estudiada por hom,bres y por l a tendencia de cada uno, por l a estela de sugestiones que cada uno d e j a . Quizá cuando exista perspectiva ’histórica-pueden bastar unos años-las personalidades que hoy nos parecen antagónicas tengan u n aire de familia entre sí. Estudiemos anteecdentes y paralelos. E n la g r a n descomposición de l a F r a n c i a de avant guérre hubo precursores de l a nueva perfección que t r a j o consigo el a m a r g o examen de conciencia hecho sobre el paisaje de l a depredación. U n a de estas figuras estilitas f u é Alain-Fourn i e r . Nótese cómo el pasado n o vuelve sino por individuos también. Los g r u p o s no obran influencia, sino sus figuras de calidades menos aparentes, m á s eternas. Con L e Grand Meaulnes ,de Alain-Fournier, que aparece en 1 9 1 2 , nace la nueva novela f r a n cesa, o mejor aún, la nueva concepción novelesca, d e l a cual se hacen ensayos valiosos durant e la g u e r r a y q u e halla plena realización en los años actuales. &e Grand Meaulnes, apenas conocida más que de intelectuales. e s u n a novela sencilla, un canto de libertad, u n llamamiento a lo desconocido. E r a esta l a ‘época del triunfo desmesurado de Proust. Eijemplar este paralelo de Alain-Fournier y Marcel Proust. Uno, el inquieto porvenir. Otro, nueva confección de esteticismos pasados de m o d a . L o s novelistas posteriores a A41ain-Fournier siguen el camino que él (había señalado, pero aprovedhando l a experiencia, de la vida en :as t r i n c h e r a s . Le Grand Meaiilnes es u n a utopía, m i e n t r a s que la novela de aprés guérre es l a necesidad imperiosa de abandonar la realidad, el país de la m u e r t e . E l sueño, el deseo de lo desconocido en Alain-Fournier se transforma en u n a necesidad de p a r t i r . . E l tipo medio del Iranoés es sedentario, rultiv a su huerto, como si hubiese escuchado el consejo de Candide, pero los poetas sueñan en los países m á s exóticos. Desde Laforgue, que h a lló l a expresión, los poetas franceses eran víct i m a s del ‘‘faillir s’emharquer’’. E n el deseo de partir, de conocer lo desconocido, los jóvenes escritores de F r a n c i a , viajan. E n t r e paréntesis, hemos de desdeñar los a n t e cedentes penales-color, sólo color-de Loti Farrére, etc. E n un principio estos jóvenes escritores f r a n ceses creyéndose en cierto modo culpables, h o m bres de E u r o p a , reflejan los ambientes exterio1-es cle un modo objetivo. No lhablan de sí mis-
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mos, sino de lo que ven. De este tipo es Pau; Morand. Surge pronto u n a nueva generación que toma. conciencia de sí misma, q u e construye y a l a novela subjeti,va. Son espíritus franceses, que contemplan serenamente el extranjero. Así Soupault refleja Inglaterra; Delteil, E s p a ñ a ; Cendrars, los Estados Unidos. Hablan e n p r i m e r a persona, o comunican al h3éroe su pensamiento. La no-. vela tiene u n sentido poemático, porque estoa, escritores son poetas sobre todo. Se m a r c a e n este g r u p o u n a tendencia a olvid a r la guerra, a suprimir l a civilización a c t u a i . Dos intenciones se manifiestap para obtener este propósito: Una que renuncia al pasado (daclaistas, surrealistas, por ejemplo, Soupaiilt) . Existe u n a última generación q u e abandona e l exotismo de l a precedente, y crea, ella misma, ?I. país ideal, procedienmdo por sueño, volviendo a la táctica de Alain-Fournier, pero añadiendo poesía libre y aprovechando la maestría de los dos grupos anteriores. ‘En esos países ideales creados por los nuevos. sin haber salido de su gzubinete, de su IaboratoricF central, los personajes son genéticos, alegóricos, en oposición a E d g a r Manning (Le Ségre) o a J e a n (,Cholera), .que son los mismos Soupault Q Delteil. Los personajes de los últimos novelistas no son ellos mismos, sino lo que quisieran s e r . Dos nombres nos parecen representativos. ent r e los que a h o r a s u r g e n . E l de Andrc Eeucler, ,que a b r e esta tendencia con Le Pays Neiif, u n país de sueño, irreal. “C’est cette marge de l a société-dice u n crítico, nos aspirations se deporiiAndré Cayatte-ou lient des conrentions quotidiennes”. Así. por ejemplo: sus li’éroes tienen nombres vagos. co-. m o E l Filósofo, o nombres muy comunes como M . Visse,Aque es o t r a m a n e r a de vaguedad. ,Pero si Beucler inicia, otro mks nuevo todavía, Armand Tréguiere continúa y realiza .la tendencia, aumentándole su propia ori’ginalidacl, coli TristBn, Juliette et Mephisto, con -artahan, no7-clas q u e tiene a u n la tinta f r e s c a . E n estas últimas realizaciones se puede estudiar con la mayor precisión los temas y simpa-. tías de l a nueva novela francesa. Primero, algo sorprendente: La vuelta al a m o r . E l corazón está de nuevo e n boga. en contra de lo que propugnaba Cocteaii al d e c i r que le cneiir ’re se porte plus. P e r o n o se le dice a l a mujer, con ditirambo, a la m a n e r a r o m á n tica, “te quiero” o “le adoro”, sino valiéndose de sutiles subterfugios. La simpatía que los nuevos sienten por Valery Larbaud quiz$ se deba al hecho de h a b e r mostrado el papel de la m u j e r si no como héroe absoluto, como centro de fenómenos sentimentales. Se vuelve a un neo-romanticismo, y se añaden nuevos sentimientos. E n t r e ellos, el de la amist a d . E n un país de transición, de espíritus t u r bados, como es el de la F r a n c i a de :hoy, lo que se busca ansiosamente, es, a n t e todo, hombres mHs que obras. E l e s c r i t o r busca el escritor, el amigo. como si hubiese escrito p a r a él solamente. c o m e diciendo: Aquí estoy. Es expresivo el grito d e Delteil: “L’art rest moi”. E n un período e n que los espíritus sienten l a necesidad de creencia, se acercan más f k i l m e n -
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te a un hombre que a u n a idea a b s t r a c t a . Esto justifica l a g r a n influencia de Aiidré Gide. exait a d o r del hombre, sobre las nuevas minorías, a pesar de s u esteticismo formal-y moral-ya mustio. Esra reaparición del a m o r 37 de la amistad, d a lugar a u n debate de d o s pasiones fundamentales, que llena de calor y de vida l a obra de los nuevos. N o es el conflicto de Corneille, que resuelve una situación indiriduai, sino q u e este problema se extiende al destino de todos los nuevos hombres, adquiriendo antiguas proporciones de t r a g e d i a . Y todo ello, cristalizado en un estilo desenvuelto, pleno de alegría y desenfado. herencia ds los cubistas. dadaístas y surrealistas, que e n el
silencio de l a academia hicieron estallar sus carcajadas. S u e s t r o Orteiga 5’ Gasset h a dicho eerteramente: “El artista de a h o r a nos invita a qUc’ contemplemos un a r t e que es u n a broma, que es esencialmente, l a burla de sí mismo”. E s t a intención irónica del a r t e nuevo, es marcadísima en l a nueva no’vela francesa, ‘que es a n t e todo uc juego de h u m o r . Si la novela inglesa-Stevenson. Hardy, Conrad, Joyce-es acción o romanticismo puro, y l a rusa-DostoieWski, Andreie\%--. Leonidas Leonov-un desganado monólogo, una dolorosa etopeya, la novela francesa es hoy e: genero que mejor representa l a alegría autócton a de l a Galia, que tiene su raíz e n Rabelais 3’ Voltaire, ,y que estalla en flor después de l a guer r a , como a una primavera.
PARA “IjETRAS”.
V n a m a ñ a n a de e ~ a sen que los cabellos, de p u r o no s é qué, c l a i a n atrozmente las i d m s y luego las levdnlan eri triunfo como espadas o pobres obreros e n l a refriega del mitin, caminábamos por los alrededores de l a ciuda3. com o siempre, por?que los alrededores son el 6ncanto d r nuestra pobreza, pues ell06 h a n a m a m a n t a d o de libertad y de a m o r nuestros cordzones Aquella m a ñ a n a tt.nía u n a dulzura tal, que francamente yo esperaba q u e algún desconocid o “antiiguo” me l l a m a r a y con u n tímido “rlispense Cd ”, me r n t r e g a i a u n a cartera llena de billetes de Ganco E l l a tenía e n l a tez un rosado maravilloso. Además, sus ojos estaban t a n abiertob, que por ellos, a través de ellos o en ellos mismos, pude ver lo desonocido: planetas raros. mundos e n pleno ocaso y planetas niños jugando dulcemente con la r u e d a de Saturno, divinos fósforo3 e n agonías, lagos crespos de duda, aves largas i prolongadas infinitamente como las som ?ras d e los espelos, niños suaves como seno6 infantiles, madrugadas, atardeceres. cirios votivoa. Arboles melenudos, novios, todo, yo Me quedé extasiado mirándola largamente Tomé s u man o y le di u n beso como si hubiese bebido u n a m u e r t e diminuta P e r o deliro Mas, delirar es Y sobre todo es bello, es f u e r t e , es h u m a n o preferible delirar a no hacer n a d a . Delirando. además, muchas veces, cuando no encontraba l a deifinición de u n a angustia, me hallaba frent e a esos Andes antiguos, enormísimos, de p u r a contemplación, que e s lo inexorable P e r o sigo delirando Dejadme, pues, dejadme, dejadme, dejadmedejadme d j m d j m j m d J . Cuando y a serenos nuevamente torcíamos u n a e s w i n a , casi e n la misma portería del campo, atravesó nuestro camino, como u n a cruz de *emana santa, u n señor con tres niñitas, indudablemente s u s hijitas . -Buenos días . -Ruenos días . Verdad que no nos dimos los buenos días per o pudo s e r así y esto también e s verdad Poco a poco, casi lentamente, fuimos fijáildonos en el a m a n t e p a d r e q u e t a n dulcemente llevdba a bus pálidas hijitas, t a n solícitamente al campo, a refrescarles los OJOS llorositos con
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el verde esplendor ‘de la alfalfa: y a beberse el jugo del canto de los pájaros. Pobres nenas. fie posiblemente convalecientes de la muerte su madre. El estaba vestido íntegramente de luto: el sombrero, el bastón, las cejas, los #bigotes guiosos, el rastro, el luto mismo estaha de luto. Horrible. Las hijitas iban también vestidas como de “primera muerte”, con crespones de sombra, de su padre y señor. Horrible, horrible. Las erres de lo “horrible” limaron vertiginosamente nuestr 0s dientes, y . . . r r r r r m r r . Horrrsrrrible . P e r 0 h a b í a al,go más, algo m á s profundo que de sólo cuando estuvimos lejos. más lejos nosotros mismos, pudimos d a r n o s c u e n t a . Era la palidez, la palidez, la galitdez de aquel p a d r e de familia, y todavía: l a palidez de l a palidez misma. A su reflejo nuestras manos s e pusieron amarillas, t a n amarillas que d a b s vértigos niirarlas. Aún las manos de ella se marcbitaron, y e n un instantáneo eclipse d e sol-si? epid6micos avisos de astrónomos,-la tierra tiritó, en un ataqiie de paludismo atroz. . . a m a rilla, amarilla, amarilla. . . Ay,-me dijo. Y ese mismo Ay q u e caló mi pecho, e r a como un cuchillo amarillo, oxidado, Ay, antiguo. Felizmente, y a ha pasado el caballero de !a amarillez. Y sólo a h o r a . Ah,-¿cómo no pudisólo mos darnos cuenta de la vevdad, antes?-, entonces supimos q u e ese hombre con s u prole e r a la misma ,Miierte; disfrazada i m p u n e m e n t e de hornare, de padre d e familia honesto que lleva a s u s hijos a ver el campo, e n las m a ñ a nas, como a nosotros nos llevaba también nuest r o p a d r e . Y sólo entonces nos dimos cuenta q u e 61 h a b í a dioho: vamos, vamos, hijitm, a p ú rense. Y se lletvaba a esas pobres criaturas, a coin&selas, quizá, luto y todo. A sus hijitas pálidas, ojerosas como los crisantemos. Así se paseaba la Muerte, con su bastón nsgro con puño de plata, como los b-stones de lo:: provincianos jueces inexorables. Así, paso L: paso, de l a mano las pobres ,chiquitas. . . t á s . . . t á s . . . mirando a los lados dispJiceiitenientt, u n a m a ñ a n a , e n las calsles de Y a n a h u a r a ( q u a en “queshua” quiere decir” calzón n e g r o . . . ) i Y dejándoiios tristes!
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a n d r é E l verdadero artista, dice Stevenson, sipur ei curso de l a conversación como el pescador el t!c u n río, sin detenerse donde no hay nada. clue pescar.
*
‘En un medio ,que no es el tuyo y del que ignoras los secretos, lleva la conversación h a r i a l a s cimas metafísicas. Ahí el guía del alpenrtock seguro se a d u e ñ a de esos extraños orgiillosos, a ‘quienes el a m o r propio nunca dejará pedir que se descienda.
* E n P a r í s es b u e n o que un relato s e a breve. S o l a m e n t e jefes de Estado, AWinistros, almirantes, embajadores, hombres de letras famosos y d o s o t r e s conversadores profesionales tienen der e c h o a l a palabra por ,más de cinco minutos. E n provincias, reemplazad “ministros, generales”, por “prefectos y coroneles”. E n el extranj e r o ningún límite de tiempo.
m ó u r o i s *
Durante mucho tiempo he creído que, como la conversación de un experto me había aclarado la Bolsa. la de otro la vida política y la de otro a ú n la química, u n día las palabras de un fi16f o t o iban a hacerme comprender l a vida. t
Un salón debe ser suficientemente grande par a que dos qrupos puedan hablar en él, uno de otro. sin riesgo de s e r oídos.
* Me gusta io que Mme. de Sevigné llamaba conversaciones “infinitas”, e n que se habla de sí. de otros. de pequeñas aventuras, de nada, sin pullas, sin ruido, sin temor del silencio, con confiztnza, con abandono.
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Eoylesve escribe en s u Diario: “El ‘que tiene en c u e n t a a otro ya no se expresa bien, se expresa y se deforma a imagen de ese otro, se traicion a usando un idioma que n o es e n absoluto el suyo”. P o r eso, l a conversación de u n g r a n conversador es casi siempre un monólogo. Mme. d t Noailles habla a las estrellas; a las sombras Cocteau; Valéry ha:bla a lo que s e r á Valery.
* El g r a n conversador piensa en alto, en cont a c t o directo consigo mismo. Inclinado sobre un a b i s m o interior, describe lo que ve pasas.
* Tono de la elocuencia: se vuelve a encontrar. e n l a vida ordinaria, en u n político, en u n conferencista.
*
Un hombre bien educado mantiene sus creencias f u e r a de s u conversación.
* La f o r m a de los muebles no deja de influir sobre la calidad de l a conversación. L o s nrandev sillones ingleses convjenen a u n a casi m u d a somnolencia: los asientos de respaldo duro avivan el ingenio; los divanes en que puede uno tend e r s e son propicios a las confidencias más íntimas. Gracias a ellos, ya no se encuentran los ojos-lo que apacigua l a timidez-’; l a proximid a d de los cuerpos alargados evoca recuerdo; srnsuales.
*
E n mi salón, dice S . . ., dispongo siempre 10.9 sillones en grupos de tres. De dos es i>eligroso. E l infeliz a quien el azar roloca ai lado de u n a m u j e r tediosa, y a no puede romper la conversa’ción. mientras u n a pareja que desea un retir o tran’auido. siempre tiene suficiente enemfa p a r a eliminar al tercero.
,111 gusto por lo serio hace que me plazca cobr? todo hablar con los niños.
ESCES4S DE LA VIDS D E COSVERSACTOS El extranjero está. sentado en un rincón, casi Solo. F u é en s u honor por lo que se reunieron tanto personajes eminentes, pero después de u n a m i r a d a al ilustre huésped, se h a n alejado e n pequeños grupos. Prefieren u n a mediocridad conocida a u n a grandeza incomunicable, y ese h o m b r e que e n su país sería el centro de u n cfrculo atento, habla a q u í tristemente con un niño.
La conversación se h a empeñado de distinta m a n e r a de como uno y otro lo deseaban. Helos aquí impotentes p a r a detenerla. Las frases, arrastxando a las frases, pasan frente a ellos con estrépito. Guardaagujas desatentos, miran el convoy de sus palabras h u i r sobre l a m a l a vía haria u n a catástrofe segura. Teme tanto no ser el único en hablar que. d i se interrumpe un instante, extiende l a mano, c0mo el agente a los carruajes, y detiene en línc t respetuosa las palabras que se iban a lanzar de otras bocas.
*
H a venido p a r a verla a ella sola y se encontro con dos tías y tres primas I n t e n t a ser animoso y hablar con aleqría, pero ella se ve que sufre. y se siente a la r e z maliciosa compasira.
* Sentada al lado del h o m h r e ilustre de quien h a leído todos los libros. t r a t a en vano de h a r e r le hablar S o r e a su izquierda ai joven desconocido que le contaría taii bellas historias.
* No h a buscado esta larza conversación Sino p a r a presentar una solicitud. pero quería hacer-
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lo descuidadamente, como por casualidad, y fingir q u e le a g r a d a b a todo lo demás. Su tono 12 traicionó, lo h a sentido. Un silencio siguió a l a frase peligrosa, y su huéFped, un poco frío, sabe ya que no tiene a n t e sí m á s que un solicitante.
* A Spinoza, dice M . . .. lo releo sin cesar. Y cita u n a bella frase. Se a d m i r a su memoria, su cuitura. P e r o guardáos de encontrar a M . . . con frecuencia. Descubriríais que vive de esta frase, de algunas otras de Confucio y de u n pasaje de San A’gustín. Es fácil sorprender a los hombreh.
* H a y hombres cuya conversación depende de los que le rodean, así como h a y reacciones químicas que no se operan sino en presencia de ciertos cuerpos. P . . . sólo vale a n t e su mujer, que le cela: E . . . sólo e s atractivo lejos de l a suya: es celoso.
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E s m á s fácil pedir o rehusar por teléfono. La ausencia del rostro h u m a n o priva a l a imaginación de todo apoyo.
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La conversación por teléfono está a medio camino entre el a r t e y l a vicla. Se h a b l a con iti imagen que se ha formado del interlocutor.
* Es fácil marcharse de un salón. E1 movimiento i2dica l a intención. P e r o en el telefono es difícil, p a r a u n tímido. no ser áspero. Hay que adquirir un modo ligero y como prolongado de decir: Adios. COXSEJOS 9 CAT, JOVEN
temas de historia p a r a un examen. Después acec h a t u oportunidad. E n las cuestiones de hecho, la competencia d a derecho a intervenir. Sé teólogo, psicólogo, jurista. C i t a las ‘fórmulas de excomunión y los ai-tículos del Código Civil. El mundo respeta a los especialistas. Con las mujeres sé simple y atrevido. Les gust a l a naturalidad y q u e s e les hable de ellas. No, vaciles en describir t u oficio. H a y e n l a actividad del hombre como u n a r u d a caricia ‘que las halaga. N o temas silquiera ser oscuro. Ellas dir á n : “‘Es aquel joven que tiene bonitos ojos y que me h a ‘hablado de Einstein”.
* E n u n a reunión un poco numerosa, u n a mujer puede hacer muaho bien con u n a m i r a d a a un amigo delicado e inquieto. Sonrisa que se esfum a en los ojos, vuela y se posa sobre u n alma sosegada. EL BANQUETE La con,versación de sobremesa fué, sin duda, más solemne entre los griegos que entre nosotros. E n el Banquete de Platún los convidados comen antes de que se empiece a ha,blar. Después, el médico Eriximaco prvpone u n t e m a de conversación: “Cada quien improvisará lo m e j o r que pueda un discurso e n alabanza del amor. Cor r e r á l a voz de izquierda a derecha”. Al canto del gallo, Sócrates discurría aún. obligando a sus dos vecinos a reconocer ‘que el mismo hombre debe ser poeta trágico y poeta cómico. E r a pleno día cuando, habiendo adormecido a los dos, f u r al Liceo y se bafió. ¿Qui6n brillaría a h o r a en estos largos juegos nocturnos?
“?io
menos que las gracias, n o mBs que las
Musas”, decía Disraeli. N o pienso como él. Vna
Te h e observado d u r a n t e l a tertulia. Estabas triste y descontento de ti. Vecino de u n a m u j e r que t e gusta, nermaneciste silencioso. E l l a txaló de animarte. Después, sorprendida. se levant6 m u r m u r a n d o que debía partir. Una h o r a m a s t a r d e l a encontraste &legre, gozosa, al lado de otro. Fuiste a reunirte a l grupo de los políticos. Hablaban de t e m a s que t e son familiares: guer r a , impuestos, crisis de negocios. N o decían nad a que n o hubiese sido impreso todos los días en los periódicos, y, sin embargo, su con,versación parecía a n i m a d a y espiritual. Quisiste mezclarte e n ella. Se volvieron a ti con extrañeza como u n a b u e n a orquesta a un nuevo violinista que desafinara. Principiaste u n relato. DespuCs de dos frases, el h o m b r e de l a voz fuerte t e iiiterrumpi6 y nadie t e ha preguntado el ‘fin. No osaste ser el primero en salir, pero seguist e a l a p r i m e r a salida. Caminabas lentamente, con l a cabeza baja. Yo tenía g a n a s de alcanzart e y decirte: No t e a f l i j a s . . . ¿Tu a v e n t u r a de esta noche? Fue l a nuestra. No creas que se h a ya advertido t u silencio. Los hombres están demasiado ocupados de sí mismos p a r a pensar e n t i d u r a n t e mucho tiempo. Fnvidias su autoridad. T,a tendrás. L a autoridad nace de l a fun,ción y de l a ausencia de espíritu crítico. Los puestos t e vendrán con l a edad. &prenderás a afirmar. Tendrás u n a doctrina. blindaje pólido. Protegido por ella t e volverás intrépido. E n t r e t a n t o , observa algunas reglas provisionales de prudencia. No hables nunca cuando penetres por primera vez a u n mundo nuevo. Escucha, busca t u profundidad. E n P a r í s no hay, al mismo tiempo, más de t r e s asuntos posibles de conversación. Estúdialos del mismo modo que prepararías 105
comida de dos personas es l a más atractiva. L a ausencia de oyentes n o da lugar a la vanidad. E n París, seis u ocho son los números m8s propicios a l a conversación brillante. Los invitados están aún lo bastante cerca p a r a oírse sin alzar la voz. De ocho conviene saltar a catorce. Diez, doce. son demasiado ruidosos p a r a que se pueda oír un relato e n . t o d a l a mesa y no los suficientes p a r a permitir las confidencias. De catorce a treinta, las parejas rehacen u n a soleldad en la muchedumbre.
*
No olvides que l a menos bonita de t u s v e c i n a s puede tener u n a l m a secreta y encantadora.
* Es di,fícil hacer, pasar la Conversación de t c derecha a t u izquier-a, e¡ quieres hacerlo a toda v@locidad.H a y que b a j a r el tono insensiblemente b a s t a el silencio, y desembragar p a r a t o m a r la curva. DINNER E n u n a comida británica, n a d a de conversaciór: general. Se h a b l a con el vecino, r a r a m e n t e más allá. No f u é siempre así. E n tiempos del doctor Joihnson. la conversación de sobremesa era lucha de l a que se salía vencedor o vencido. “;.Pero, señor, decía Boswell. no puede habel. huena conversación sin combate por el primeru n a conversación animada“, responlugar ?-No día- Johnson. Oscar Wilde pudo todavía acallar u n a mesa de veinte personas p a r a referir un cuento. Ya no h a y u n h o m b r e e n I n g l a t e r r a a quien se tolere t a n t o genio. U n a frase demasiadov
una.
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1
encuesta
sobre
el teatro chileno
el apogeo del teatro psicológico. E n cambio, me pah s Dodge Sisters. famosas cYLr4las del Follies Bergere dc Parene que l a producción de vis, qoe Iian llegado recientemente a Hollyx~ o&. h a y se h a l l a estagnada en moldes mucho m á s anticuados q u e los d e esclue conocen la “Fedra” de Racine, o “El Entiempo. P e r o cclmo e n los últimos aiios, el teafermo Imaginario” de Moliére, nos sobrarían t r o h a experimentado e n todo el mundo una dedos de las manos. 1.X t e a t i o no st improvisa fkcilmente, n e evolución considerable, y como las piezas chiie-
letras cesita estudio, conoc:miento de los grandes maestros y de los triunfadotres de hoy; así C O m o el a l u m n o de Bellas Artes precisa a l t e r n a r s u s oaservaciones de Fra. Angélico y L e o n a r l o c o ~ lPicasso y Chiricc. iPriniero la buena lectura y después la ’’Y. pansión de l a propia fantasía creadora 3 o Aunque admii 3 y saboreo el buen t2at r o criollo, no creo qile de él vayan a salir ’ag r a n d e s ’piezas definitiva& La universalidad 3e 1 ~ 1 3 % obra, constit-uye SU müyor t r i u n f o .
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es hija de las ttndencias personales de su a u t o r y no creo q u e haya una orientación “standard”, como no sea la del verdadero mérito. 3.a Hoy día existe una sociedad univeral. Los métodos de comunicación rapidísimos hail uniformado las costumbres hasta el punto de hacer sumamente dificultosa la definición del “criollismo”. Acercjndose en lo posible a nues-
4 o Que e n s 1 p i n t u r a de ambientes b u s 4 u e aquellos de más rico Y original colbrido Y [que, en cuanto a personades y a conflictos, prescinda d e l a m a l comprendada y m a l cultivada “ n a t u r a lidad”. de l a insípida f o tografía de los cotidiano. p a r a a b o r d a r con inteligencia y sensibilidad lo a r b i t r a r i o de nuestra vida, que es l a fuente dP nuestros mejores goces y preocupaciones 5 . 0 Que h a sido siempre h o n r a d a , entusiasta Y que las y benévola gentes de los corrillos artísticos son injustas e n a t a c a r a Yáñez Silva, que ha sido el más constarit e y ferviente impiulsador del t e a t r o e n Chile. 6 . 0 ITuvimos u n g r a ? actor oóimico: Arturo R ü h r l e . Los dos de h o y están devorados p o r u n a fatuidad q u e h a n producido los éxitos fáciles. Y no )se perfeccionan iniaginándose que h a n llegado a l a m e t a cuando h a n iniciado apena6 la carrera. 7.0 No me interesan SUS actmidades. E n vez de malgastar t a n t o pae n inútile5 pel y tnnta estatutos, debían lanzar o b r m interesantes y noI edosas . 8.0 El porvenir de nuestro t e a t r o depende: a ) De u n a competenicia de compailías que obligaría a los actores y actrices actuales a mej o r a r s u s interpretaciones y presentaciones. b ) Del estudio decidido y tesonero de los a u tores, ya que, como ha dicho Ralke, se n e c e s i a vivir tolda u’na vida p a r a q u e s u r l a la primera i u l a b r a de un verso.
.
DE *JORGE SAYHUEZA 1.a Aún cuando e n casos aislados se ’ h a n estrenado en el extranjero obras chilenas, n o m e parece que haya ninguna capaz de afrontar crítica? exigentes. E n cuanto a u n a chilena capaz de Perdurar, esto es de sobrevivir a s u autor, considero que no se h a escrito todavía. 2.a Ninguna orientación definida. Cada una
tros puntos de vista, pueden hacerse obras que gusten en Chile. pero. e n ningún caso, m e parece esa una modalidad ncccsaria para nuestro teatro. 4.a Si hubiera de escribirse u n tcatro netamente criollo, habría que i r a buscar sus fueiites, o en nuestros campos, o en nuestra historia. E l momento presente, e n las grandes urbes, n o da ‘temas Para obras nacionalistas. 5.a Desgraciadamente, es éste u n punto que p a r a su análisis completo y justo necesitaría mucho más espacio que el 4u0 puede otorgar esta encuesta. E n general, puedo decir, que todos nuestros críticos, tanto los que actualmente ejercen esta profesión, como los que les h a n precedido, pecan en absoluto de falta de sinceridad. L o s círculos literarios, las amistades per-
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sonales, los intereses creados, h a n hecho de n u e s t r a crítica e n general algo sin autoridad. Bien harían los críticos, entre los cuales hay personas de vasta ilustración y elevado criterio, e n analizar a obras y autores a l margen de tod a Pasión. Ganarían ellos y ganaría nuestro teatro. 6.a Es difícil encontrar en el teatro muiidial, más de cinco o seis actores o actrices cuyo mérito no pueda discutirse. Sería, en realid a d extraordinario el que uno de ellos hubiera nacido en Chile. Como actores de mérito positivo, t a n t o aquí como fuera de nuestra patria, SOl o considero que existen dos: Alejandro Flores y Rafael F r o n t a u r a . E n cuanto a actrices, la cosa varía. Mi opinión sincera es que no hay nin.guna.
tinada a cautelar los interefies de sus asociados, m e parece que cumple perfectamete con su cometido. E n cuanto a la a¿ención que debiera merecerle el t e a t r o chileno dn general, ha realizado fecundas campañas, pero e n la actualidad, encuentro d6bil su labor en este sentido. 8.a El teatro lo f o r m z n t a n t o los autores como los actores. E n t r e l o p primeros, es posible encontrar sólidas esmzanzzs que h a c e n pensar en u n a buena producción f u t u r a . Desgraciadamente, en cuanto a los segundos, a p a r t e de tres o c u s t r o nombres bien conocidos, p a r a necesitar especificarlos, nuestra pobreza es franciscana. No se ven los sucesores que puedan tener. F a l t a n escuelas de actores y, sobre todo, espíritu de autocrítica en casi todos los existentes. E s t e es, quizá, el p u n t o más negro que se presenta a l
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CTABRIEE MIRO Doloi-osa p a r a !as letras hisnanas e s la m ü e r e d e Gabriel MirU, acaecida a los 5 1 años de edad. Miró e r a un admirable cincelador de prosa, un estilista perfecto, con eyquisito sentido de l a med i d a y del equilibrio. Su a r t e ‘ sutil, hecho- de música y d e sueño, aportó a las letras e s p a n o l a cle la generación del 9 8 un valor nuevo, personal, inconfundible. Su espíritu reflejó siempre un matiz melancó lico, u n a poesía de abandono y de desencanto profundos, f u é un maravilloso evocador, u n agud o sugeridor de paisajes y de desconsolados estados espirituales. Supo pintar con tonos de ele(ría cuadros de eiicantamiento, e n 910s cuales e., siempre grato recogerse. Lírico, pero lírico sin exaltaciones, sin estridencias, cultivó su a r m o nía interior con un refinamiento que, en cierto modo, lo e m p a r e n t a con los simbolistas franceses, a u n q u e su o b r a e s de recio carácter español E s t a s condiciones de sutileza y de vagueda4 poética lo privaron, naturalmente, de popularid a d Así, su muerte h a pasado sin grandes ecos L a s obras m á s destacadas de Miró son. “El abuelo del Ray”, “El Labro de Siguenza”. “La-Cerezas del Cementerio”, “Colección de E s t a m pas” y “ E l Obispo Leproso” Estos libros quedar 6 n entre lo mejor de l a actual literatura espafiola GEORGE6 84URE, AFFICHISTA Georges Saure presentó recientemente u n a colección de sus affiches P o r primera vez e n nuest r o país se hacía u n a expowción de este género. v ” a C_I U P los trabaios de S a u r r están dedicados a la propaganda romercial H a sido un éxito. Saure es personalísimo en esta clase de t r a b a j o s . Moderno, con un estupendo sentido decorativo, ha realizado cosas que están muy bien. S u s vitrinas de l a Compañía de Tracción y Alumb r a d o de Santiago, h a n h e c h o entre nosotros ma? por el a r t e moderno que todas las exposiciones vanguarditas y que to4os los manifiestos de e.,tBtica revolucionaria Nuestro aplauso a Georges Sauré “SEM \FORA”, POR CLAT’DIO BELMAR. El poeta porteño Claudio Belmar anuncia par a muv pronto l a aparición de su libro lírico “Scmkifora” Quienes conocen p a r t e de l a obra de este ?oven escritor nos dicen que dicho libro sera u n a revelación. Así lo deqeamos JTAN MARIY A b w d o del “Araucano”, buque m a d r c de nu?*tros submarinos acaba de llegar a Chile el PO?t a de “T,ooping”, J u a n Marín, que es también médico naval.
Marín h a viajado largamente por Europa, viaje fructuoso p a r a el escritor y el médico. Gran Amigo de “Letras”, nos h a enviado y a l a tradue-ión del estudio sobre el Surrealisme que publicamos e n este número y nos a n u n c i a p a r a e; próximo u n cuento. Saludamos f r a t e r n a l m e n t e al ~ i a j e r o “UEISES” E l poeta Jacobo Danke, en compañía d e los dibujantes Aníbal y L a u t a r o Alvial, lanzará en breve en Valparaíso l a revista “Ulises”, publicación de a r t e y literatura que constará de ocho páginas, en g r a n f o r m a t o y que se propone s e r un exponente serio de nuestras actividades intelectuales Deseamos a esta publicación el mayor éxito, toda vez, que los nombres de sus editores constituy n l a mejor g a r a n t í a . DE ISI&ES PARA XUESTROS ESCRITORES E l señor J. Laureano Rodrigo, Gerente de u n a importante orgamzación de publicaciones, se propone editar u n extenso c@tSlogo de todas las obras nacionales dte literatura q u e estén e n vent a . E l propósito del señor Rodrigo es hacer circular profusamente este catálogo e n el extranjero, con el objeto de facilitar l a venta de dichas obras. L o s escritores que deseen datos sobre cl particular pueden dirigirse a: J . Laureano R o drigo. Casilla 1566, Santiago. VICiTORIA OCAMPO L-ltimamente h a visitado nuestro país l a escritora argentina Victoria Ocampo, quien tiene ya realizada u n a interesante obra de nevelista v ensayista. Permaneció pocos días en Santiago Y f u é muy visitada por nuestros intelectuales aficionados a l a vida social. VIGENTE PEREZ ROSALES E N ESPARA Indudablemente, es u n a agradable sorpresa saber que Pérez Rosales s e r á editado en Madrill. S i l obra “Recuerdos del pasado”, es libro q u e debe figurar entre los monumentos de l a evocac.ón de un pasado heroico. E1 autor, nacido en 1x07-muerto en 1886, h a escrito “Recuerdos”, q u e van desde 1 8 1 4 h a s t a 1860; h a visto la -,uerra de la Independencia, h a presenciado l a muerte de dos de los h e r m a n o s Carrera en el patíbulo, ha viajado, h a sorprendido un inolvidable momento de San Martin en el destierro, h a participado de l a fiebre del oro en California y h a vuelto a su tienra después de conocer dos continentes p a r a dejar a l a posteridad los “Recuerdos”. e n que se inmortalizan r clue demuestran que l a historia no es necesariamente un bostezo. Pronto llegará este g r a n libro y m u c h a s nuevas qrneraciones l o leerán con el mismo agrado que otras lo han leído y reeleído.
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Dresenta las siguientes noved ades literarias de gran . . interés ......... -u
A
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I
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Una Colección Histórico-Novelesca Extraordinaria “Vidas. Españolas. del Siglo XIX” Acaba de aparecer: “SAGASTA O EL POLITICO”, por-el CONDE DE ROMANONES”. Una época &aniática, u n hombre de vida intensa, evocados por.un
político ilustre. conocedor como nadie d i
los secretos y bastidores de la política espafiohPublicados anteriormente en la misma serie: EL GENERAL SERRANO, DUQUE DE LA TORRE, por el Marqués de Villaurrutia. . SOR PATROCINIO, LA MONJA DE LAS LLAGAS, por Benjamin Jarnés. LGIS CANDELAS, EL BANDIDO DE MADRID, por Antonio Espina. CARLOS VII, DUQUE DE MADRID, por el Conde de Rodezno. RIESGO Y VENTURA DEL DUQUE DE OSUNA, por Antonio Marichalar. MARTINEZ DE LA ROSA, POLITICO Y POXTA. por LUls de Sosa. VOLGMENES LUJOSAMENTE PRESENTADOS, CADA GSO. $ 7.50
EL ORACZ‘LO MANUAL, EL HEROE Y EL .$ 15.DISCRETO, por Gracián AS ENE.iD.%S, por Plotiiio, cuatro volúmenes... $ 30.00 ARISTOTELES, por H . Siebeck
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