Guerra del Pacífico

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GUERRA

DEL

PACIFICO. RECOPILACIÓN

COMPLETA

DE TODOS LOS

DOCUMENTOS OFICIALES, CORRESPONDENCIAS Y DEMÁS PUBLICACIONES REFERENTES i LA GUERRA Q U E H A DADO A LUZ

LA PRENSA DE CHILE, PERÚ Y BOLIVIA, CONTENIENDO DOCUMENTOS INÉDITOS DE IMPORTANCIA, POR

PASCUAL AHUMADA MORENO

VALPARAÍSO. IMPRENTA ANTIGUA

SECCIÓN

DEL PROG-RESO

DE O B R A S

I ENCUADERNARON

1 8 8 4 . NEMECIO MARAMBIO.

DEL

MERCURIO.


JDEDICATORIA. —:5-<«C-«-

Exorno. Señor Presidente Don Domingo Santa María.

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INTRODUCCIÓN. 0

La importancia de los hechos que se han desarrollado durante cuatro años en la contienda del Pacífico entre las Repúblicas de Chile, Perú i Bolivia, que, por lo que tienen de común en sus antecedentes i principios, debieran haberse conservado unidas, formando, si así puede decirse, una misma entidad en orden a su autonomía i progreso, nos ha inducido a consagrar toda la suma de tiempo, paciencia i prolijidad de que hemos podido disponer para recopilar cuanto documento se ha publicado en el trascurso de la guerra, a fin de presentar en una sola pieza reunidos todos aquellos comprobantes i justificativos del oríjen i consecuencias de tan sangrienta lucha. La obra que ofrecemos al público, en su esencia, no puede considerarse una historia, porque falta allí la narración o comentario que constituye la ciencia histórica, comentario o narración que, dicho sea de paso, en el caso actual, puede adolecer de defectos que comprometan la imparcialidad que debe presidir a toda obra de esta clase, por cuanto se hallan en concurrencia los intereses de tres naciones que. chocan, i cuyo espíritu, ajitado todavía, puede hacer ver las cosas muí diferentes de lo que son verdaderamente; pero en cambio en la compilación de los documentos que presentamos, se encontrará, si se quiere formar un juicio exacto de los acontecimientos cuya realización ha sembrado la desolación i la muerte con su terrible cortejo de miserias, una fuente inagotable de provechosa lección que, a no dudarlo, servirá de precioso talismán para prevenir males de tamaña magnitud en lo sucesivo, i de poderosísima palanca para levantar apresuradamente a las naciones belijerantes de la postración en que los ha sumerjido, cuando no la mala intelijencia de los hombres de Estado que han mantenido las riendas de Gobierno, alguna otra causa que no me es lícito apuntar en mi carácter de simple compilador, pero que pueden precisar con recto i sano criterio aquellas personas que. se tomen la tarea de revisar i comparar los testimonios que componen este libro. Como la historia, cuando solo tiene el nombre de tal, corrompe engañando i da lugar con ello a apreciaciones falsas i a menudo perjudiciales, esta obra que se refiere a la guerra del Pacífico únicamente, tiene la cualidad de rectificar los hechos terj i versados, sea por la pasión de sus narradores, sea por el poco conocimiento que se tiene de ellos, sea, en. fin, porque sistemáticamente se quiera adulterarlos: son los hechos mismos contados por los mismos actores que han representado en el gran escenario de esta guerra colosal, los que se encuentran compajinados en los dos primeros volúmenes de que se compone el presente trabajo. El historiador imparcial hallará en esta obra datos suficientes i verídicos para formar su historia, colocando los acontecimientos i las personas en su puesto propio i correspondiente, i haciendo de ellos un examen i análisis sinceros para aplicar su resultado al presente, al pasado i al porvenir. El hombre de Estado puede también estudiar seriamente en ella los puntos que mas interés tengan con la ciencia que practica o ejerce; los pensadores en cualquiera materia tendrán allí un vasto campo a su disposición para esplayar sus pensamientos, relacionándolos con la futura grandeza de la humanidad; por último, el pueblo mismo se proporcionará con el espectáculo de tantos i tan grandes acontecimientos medios necesarios para conocer i apreciar los hechos pasados, con cuyo valor inestimable puede ser útil a la posteridad. Ademas de los documentos oficiales de las tres naciones belijerantes que encierra esta obra, entre los cuales hai no pocos inéditos de grande interés, hemos creído de un valor relativo agregar asimismo el juicio espresado, al respecto de la guerra, no solo por la prensa de estos tres paises, sino también el que han emitido algunos diarios principales de Europa i Estados Unidos de Norte América, acompañándolos de las relaciones publicadas por distintos corresponsales en campaña. El orden adoptado para la composición de esta obra, es el cronológico. D e esta manera se verá mejor la relación que existe en los hechos sucedidos, i podrán compararse con buen acierto. La obra se encuentra dividida en capítulos, abarcando cada uno de ellos un suceso principal con las circunstancias que lo han precedido. Nuestro trabajo, si tiene algún mérito, él no nos corresponde. N o s damos por satisfechos con la benévola acojida que pueda dispensarle el público sensato e ilustrado i con el pensamiento de habernos propuesto hacer un bien. EL

AUTOR.


CAPÍTULO

I.

SUMARIO.—I. Tratado de límites Chileno-Boliviano del 6 de Agosto de 1 8 7 4 . — I I . Escritura de transacción celebrada entre el Gobierno de Bolivia i la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta.—III. Impuesto de 1 0 centavos al salitre: decreto de la Asamblea Nacional de Bolivia.—IV. Quién precipitó la guerra: importantes documentos para la historia—V. Primeras notas del Ministro chileno en La Paz i del Ministro de Relaciones Estertores de Bolivia.—VI. Decreto del Gobierno de Bolivia para hacer efectivo el impuesto de 1 0 centavos al salitre.—VII. Nota del Cónsul chileno al Prefecto pidiendo la suspensión del impuesto por unos dias.—VIII. Embargo de las propiedades de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta i mandamiento de prisión contra el administrador: notas cambiadas entre el Cónsul de Chile i el Prefecto.—IX. Protesta del administrador de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta i decreto del Gobierno de Bolivia rescindiendo el contrato con dicha Compañía.—X. Documentos relativos a la suspensión de embarque de salitre por el "Maitla."—XI. " L a cuna de )a guerra": documentos inéditos.—XII. Notas cambiadas entre el Cónsul de Chile i el Ministro de Relaciones Esteriores.—XIII. Ultimas notas cambiadas entre el Ministro chileno en La Paz i los Ministros de Relaciones Esteriores de Bolivia i Chile. —XIV. La cuestión boliviana ante los hechos i la historia: publicación importante de L A PATIIIA de Valparaíso. —XV. El desierto de Atacama: descripción importante.—XVI. Editoriales.

TOMAS FRÍAS, PRESIDENTE DE LA R E P Ú B L I C A DE B O L I V I A , A TODOS LOS QUE LA PRESENTE V I E R E N , SALUD. Por cuanto entre las repúblicas de Bolivia i Chile se negoció, concluyó i firmó en la ciudad de Sucre, el dia 6 de Agosto de 1874, por medio de plenipotenciarios competentemente facultados al efecto, un tratado de límites cuyo tenor, copiado a la letra, es como sigue: EN EL NOMBEE DE DIOS.

Las repúblicas de Bolivia i de Chile, estando igualmente animadas del deseo de consolidar sus mutuas i buenas relaciones i de apartar por medio de pactos solemnes i amistosos todas las causas que puedan tender a enfriarlas 0 entorpecerlas, lian determinado celebrar un nuevo tratado de límites que, modificando el celebrado en el año de 1806, asegure eu lo sucesivo a los ciudadanos i a los gobiernos de ambas repúblicas la paz i la buena armonía necesarias para su libertad i progreso. Al efecto bau nombrado i constituido por sus plenipotenciarios la república de Bolivia a don Mariano Baptista, 1 la república de Chile a don Carlos Walker Martínez, los cuales, después de haberse comunicado sus plenos poderes i de haberlos hallado en debida forma, han convenido en los siguientes artículos: Art. l.° El paralelo del grado 24 desde el mar hasta la cordillera de los Andes en el divortia aquarum es el límite entre las repúblicas de Bolivia i de Chile. Art. 2.° Para los efectos de este tratado se consideran firmes i subsistentes las líneas de los paralelos 23 i 24 fijadas por los comisionados Pissis i Mujía, i de que da testimonio el acta levantada el 10 de Febrero de 1870. Si hubiere dudas acerca, de la verdadera i exacta ubicación del asiento minero de Caracoles o de cualquier otro lugar productor de minerales, por considerarlos fuera de la zona comprendida entre esos paralelos, se jirocederá a determinar dicha ubicación por una comisión de dos peritos nombrados uno por cada una de las partes contratantes, debiendo los mismos peritos nombrar mi tercero en caso de discordia; i si no se aviniesen para ese nombramiento, lo efectuará S. M. el emperador del Brasil. Hasta que no aparezca prueba en contrario relativa a esa determinación.

se seguirá entendiendo, como hasta aquí, que ese asiento minero está comprendido entre los paralelos indicados. Art. 3.° Los depósitos de guano existentes o que en adelante se descubran en el perímetro de que habla el artículo anterior, serán partibles por mitad entre Bolivia i Chile; el sistema de esplotacion, administración i venta se efectuará de común acuerdo entre los gobiernos de las dos repúblicas en la forma i modo que se ha efectuado hasta el presente. Art. 4." Los derechos de esportacion que se impongan sobre los minerales esplotados en la zona de terreno de que hablan los artículos precedentes, no excederán la cuota de la que actualmente se cobra; i las personas, industrias i capitales chilenos no quedarán sujetos a mas contribuciones, de cualquier clase que sean, que a las que al presente existen. La estipulación contenida en este artículo durará por el término de veinticinco años. Art, 5." Quedan libres i exentos del pago de todo derecho los productos naturales de Chile que se importaren por el litoral boliviano comprendido dentro de los paralelos 23 i 24; en reciprocidad quedan con idéntica liberación los productos naturales de Bolivia que se importen al litoral chileno dentro de los paralelos 24 i 25. Art, b\° La república de Bolivia se obliga a la habilitación permanente de Mejillones i Antofagasta como puertos mayores de su litoral. Art. 7.° Queda desde esta fecha derogado en todas sus partes el tratado de 10 de Agosto de 1800. Art. 8.° El presente tratado será ratificado por cada una de las repúblicas contratantes, i canjeadas las ratificaciones en la ciudad de Sucre, dentro del término de tres meses. En fe de lo cual, los infrascritos, plenipotenciarios de las repúblicas de Bolivia i de Chile, han firmado el presente protocolo i puéstole sus respectivos sellos en Sucre, a los seis dias del mes de Agosto de mil ochocientos setenta i cuatro años.—(Firmado) Mariano Bautista.—(Firmado) —Carlos Walker Martínez. Por tanto i habiendo sido aprobado el tratado preinserto por el Congreso Nacional en (i de Noviembre de 1874, en uso de la atribución que la Constitución me concede, he venido en aceptarlo, confirmarlo i ratificarlo, para que rija como lei del Estado, comprometiendo a su fiel observancia la fe pública i el honor nacional. En fe de lo cual, firmo la presente ratificación, sellada con las armas de la república i refrendada por id Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores en la ciudad de La Paz, a los 28 dias del mes de Julio de 1875. (Firmado)—TOMAS FIÍIAS.—(Gran Sello del Estado.)— (Firmado)—Mariano Ba/ptista..


G U E R R A D E L PACIFICO.

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En la ciudad de La Paz, a los veinticinco dias del mes de Julio de mil ochocientos setenta i cinco, reunidos en el Ministerio de Relaciones Esteriores de Bolivia el señor doctor don Mariano Baptista, Ministro del ramo, i el señor don Carlos Walker Martínez, Ministro Plenipotenciario de la República de Chile, suficientemente autorizados para efectuar el canje de las ratificaciones del señor Presidente de Bolivia i del señor Presidente de la República de Chile, del tratado de límites concluido entre ambos países en 6 de Agosto de mil ochocientos setenta i cuatro, procedieron a la lectura de los instrumentos orijinales de dichas ratificaciones, i habiéndolos hallado exactos i en buena i debida forma, realizaron el canje. En fe de lo cual, los infrascritos redactaron la presente acta, firmándola por duplicado i sellándola con sus respectivos sellos. (Firmado.)—Mariano Baptista.—(Lugar del sello.) (Firmado.)—C. Walker Martínez.—(Lugar del sello).

TOMAS FRÍAS, PRESIDENTE DE LA R E P Ú B L I C A DE BOLIVIA. Por cuanto entre la República de Bolivia i la República de Chile se negoció, concluyó i firmó el veintiuno de Julio último, por medio de plenipotenciarios debidamente autorizados al efecto, un tratado de límites complementario del que en 6 de Agosto de 1874 celebraron ambas repúblicas, tratado que copiado a la letra con el protocolo que le precede, dice así: En la ciudad de La Paz, a los veintiún dias del mes de Julio de 1875, reunidos en el despacho del Ministerio de Relaciones Esteriores de Bolivia el señor Ministro del ramo doctor Mariano Baptista, i el señor Ministro Plenipotenciario de Chile, don Carlos Walker Martínez, convinieron, antes de hacer el canje de las ratificaciones del tratado de Sucre del 6 de Agosto de 1874, en suscribir el siguiente protocolo con el fin de aclarar ciertas dudas que se han suscitado sobre la interpretación de dicho pacto: De acuerdo con las notas cambiadas entre el Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia i el Ministro Plenipotenciario de Chile, con fechas del 25 i 27 de Agosto de 1874, que fueron conocidas i sometidas a la deliberación de la Asamblea boliviana, fué firmado el protocolo de 1 ° de Noviembre, considerándosele desde el principio como parte complementaria del tratado de 6 de Agosto. Previa esta interpretación lo aprobó la Asamblea en sesión del 6 de Noviembre del mismo año, quedando, en consecuencia, el Gobierno boliviano plenamente facultado para hacer el canje de las ratificaciones, bajo el supuesto de la modificación de los dos artículos 3.° i 10.° del pacto citado. El señor ministro de relaciones esteriores de Bolivia se halla en el caso de declarar lo mismo respecto a la prescripción insinuada por la Asamblea boliviana que consigna el principio de sujetar a arbitraje toda cuestión que llegare a suscitarse entre las dos altas partes contratantes. La cancillería boliviana, trasmitiendo las deliberaciones da su Asamblea, consignó i precisó en los términos de su desj)acho de 10 de noviembre de 1874 este concepto, refiriéndose únicamente a las cuestiones a que diese lugar la intelijencia i ejecución del mismo tratado. Con estos antecedentes el gobierno de Bolivia entiende como un acto consumado por su parte todo lo que atañe a las estipulaciones comprendidas en los artículos 3.° i 10 del referido tratado i a la interpretación del inciso 4.° de la lei de la Asamblea boliviana. Sin embargo, para, mayor claridad los negociadores respectivos han acordado reproducir las anteriores estipulaciones i reducirlas a la forma de un nuevo tratado complementario, en los siguientes términos: EN EL NOMBRE DE DIOS!

Los plenipotenciarios de las repúblicas de Bolivia i de

Chile, don Mariano Baptista i don Carlos Walker Martínez, debidamente autorizados por sus respectivos gobiernos, convienen en los siguientes artículos que se tendrán como incorporados al tratado de Sucre del 6 de agosto de 1874: Art. 1.° Se declara que el sentido que debe darse a la comunidad en la esplotacion de luíanos descubiertos i por descubrirse de que habla el artículo 3.° del tratado del 6 de agosto de 1874, se refiere al territorio comprendido entre los paralelos 23 i 25 de latitud Sur. Art. 2.° Todas las cuestiones a que diere lugar la intelijencia i ejecución del tratado del 6 de agosto de 1874, deberán someterse al arbitraje. Art. 3.° El presente tratado será ratificado dentro del plazo mas breve posible i canjeadas las ratificaciones en alguna ciudad de Bolivia. En fe de lo cual los infrascritos, plenipotenciarios de las repúblicas de Bolivia i Chile, han firmado el presente protocolo i púestole sus respectivos sellos en La Paz, a los veintiún dias del mes de julio de mil ochocientos setenta i cinco.—(Lugar del Sello.)—(Firmado.)—Mariano Baptista.—(Lugar del Sello.)—(Firmado.)—C. Walker Martines.T> I por cuanto las estipulaciones del preinserto tratado han sido negociadas conforme a la lei espedida por la Asamblea Nacional de Bolivia en 6 de noviembre de 1874; Por tanto, en uso de la atribución que la Constitución me concede, he venido en aceptarlo, confirmarlo i ratificarlo, para que rija como lei del Estado, comprometiendo a su fiel observancia el honor nacional. En fe de lo cual, firmo la presente ratificación, sellada con las armas de la república, i refrendada por el ministro de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores, en la ciudad de la Paz, a los 22 dias del mes de setiembre del año de 1875.—(Firmado.)—Tomas Frías.—(Gran sello del Estado.)—(Firmado.)—Mariano Baptista.

En ciudad de la Paz, a los veintidós dias del mes de setiembre de mil ochocientos setenta i cinco, reunidos en el ministerio de relaciones esteriores de Bolivia el señor don Carlos Walker Martínez, Ministro Plenipotenciario de Chile, i el señor don Mariano Baptista, Ministro de Relaciones esteriores de Bolivia, suficientemente autorizados para efectuar el canje de las ratificaciones del señor presidente de Bolivia i del señor presidente de la república de Chile del tratado complementario de 6 de agosto de 1874, concluido entre ambos países en 21 de julio del presente año, procedieron a la lectura de los instrumentos orijinales de dichas ratificaciones, i habiéndolos hallados exactos i en buena i debida forma, realizaron el canje. En fe de lo cual, los infrascritos redactaron la presente acta, firmándola por duplicado i sellándola con sus respectivos sellos.—(L. S.)—Mariano Baptista.—(L. S.)—C. Walker MartínezPROTOCOLO 2.°

En la ciudad de Sucre, a 6 de Agosto de 1874, reunidos en el despacho de Relaciones Esteriores de Bolivia el señor Ministro del Ramo i el señor Encargado de Negocios de Chile, convinieron eu acordar, para los efectos del artículo 5." del tratado hecho con esta misma fecha, que se entenderán por productos naturales de Chile los siguientes: afrecho, aceites, almendras, cueros, cáñamo, carbón de piedra, carbón de espino, carne, cebada, cera, charqui, frutas frescas i secas, fréjoles, ganado vacuno i lanar, garbanzos, galletas, grasa, harinas, jabón, jarcias, lentejas, lanas, leña, linaza, ladrillos, legumbres de toda clase, maiz, manteca, mantequilla, miel de abeja, maderas, nueces, paja, pasto aprensado en rama i picado, quesos, sacos, suelas, sebo, turba, trigo, velas de sebo, vinos i licores chilenos, etc., etc. Convienen igualmente, para los efectos del artículo 7.°, en que el tribunal de arbitraje que se nombre por las altas


CAPITULO P R I M E R O .

partes contratantes procederá para determinarla suma que adeude Bolivia a Chile en calidad de jurados, tomando en cuenta los derechos a, que renuncia Chile con la derogación del tratado del 66, los que corresponderían a Bolivia sobre los productos análogos en la zona comprendida entre los paralelos 24 i 25, el conjunto del tratado, las ventajas recíprocas i asegurada para ambos países, etc., etc., deducida la suma, el tribunal fijará o por anualidades o de la manera que juzgue mas conveniente i fácil el modo del pago. En fe de lo cual, los infrascritos,plenipotenciarios délas repúblicas de Chile i de Bolivia, han firmado el presente protocolo i puestole sus respectivos sellos.—Mariano Bautista.—G. Walker Martínez. ;

L E Í DE 12 DE N O V I E M B R E . LaAsamblea

Nacional

decreta:

Art. 1.° Apruébase el tratado de límites entre Bolivia i Chile ajustado en esta ciudad el 6 de Agosto de 1874 por los respectivos plenipotenciarios, con cargo de negociarse antes del canje de las ratificaciones la cancelación de los artículos 7." i 8.°, considerándose como suficiente compensación las ventajas i franquicias acordadas en este tratado por la recíproca renuncia que hacen las altas partes contratantes de la medianería sobre derechos de esportacion de minerales establecida en el tratado de 10 de Agosto de 1866. Las garantías de que habla el 2.° período del artículo 4.° se hacen ostensivas a los capitales, industrias i personas de los habitantes del departamento litoral. En el artículo 1." se hará la aclaración de que el límite oriental de Chile es la cordillera occidental 'ele los Andes en sus altas cumbres, conforme al acta de los comisarios Pissis i Mujia, que señalaron los puntos del Llnllayaeu i el Pular. Se estipulará que toda cuestión que llegare a suscitarse cutre las dos altas partes contratantes se resolverá por arbitraje. Art. 2.° El Ejecutivo negociará con el Gobierno de Chile, separada o conjuntamente.con las anteriores modificaciones, la cancelación de la medianería de los huanospor descubrirse en la zona comprendida entre los grados 23 i 25. Comuniqúese al Poder Ejecutivo para su ejecución i cumplimiento.—Sala de sesiones en Sucre, 6 de Noviembre de 1874.—Martin Lanza, Presidente—Juan Francisco Velarde, diputado secretario.—Nicolás Acosta, diputado secretario. Casa de Gobierno en Sucre, a 12 de Noviembre de 1874. Ejecútese.—TOMAS F R Í A S . — E l Ministro de Gobierno i Relaciones Esteriores.—Mariano Baptista.

II.

ESMfflUM DE TRANSACCIÓN. Eu la ciudad de Sucre, a veintinueve de noviembre de mil ochocientos setenta i tres años, horas doce del dia, ante mí el notario de primera clase i de Hacienda José Félix Oña, vecino i residente en la capital de la Repiíbliea i de los testigos que se denominarán al fin, fué presente en el salón de su despacho el señor Prefecto del departamento doctor don Pedro José Zilveti, boliviano, viudo, de este domicilio; asimismo fué presente don Belisario Pero, casado, de ejercicio comerciante, avecindado eu la ciudad de Valparaiso, República de Chile, i de tránsito en ésta: ambos señores mayores de edad i en el libre ejercicio de sus derechos civiles, de cuyo conocimiento doi fe, i me pasaron los obrados siguientes:=PoDER.=Mandato Especial.—Corresponde.—Eu Valparaiso, República de Chile, a catorce de febrero de mil ochocientos setenta i tres, ante mí el notario i testigos, compareció el señor don Agustín Edwards, vecino de ésta, mayor de edad, a quien doi fe TOMO 1 — 2

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conozco i dijo: Que como presidente de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta i por acuerdo del Directorio de ella, venia en conferir poder especial al señor don Belisario Pero, vecino también de esta plaza, para que en representación de la citada Compañía haga valer los derechos que a ella le corresponden como sucesora de los señores Milbourne Clark i Compañía para esplotar salitres i demás sustancias inorgánicas no metalíferas, construir ferrocarriles i otras concesiones que a dichos señores tiene otorgadas el Gobierno de Bolivia i que ellos vendieron i traspasaron a la Compañía otorgante: al efecto, el señor Pero hará ante el Supremo Gobierno de aquella República las jestiones necesarias para que esos derechos i concesiones sean reconocidos i queden asegurados del modo mas solemne, pudiendo con ese objeto entrar a celebrar con el Gobierno de Bolivia las transacciones i arreglos que fueren necesarios i que sean conformes a las instrucciones que se le dan en esta fecha, firmadas por el jerente de la Compañía i signadas con el sello de ella. El apoderado podrá delegar este poder en su señor hermano don Mariano Per'ó, residente en la ciudad de La Paz, en Bolivia. Lo otorgó i firmó con los testigos don Nicolás Ramírez i don Juan Pedro Miranda, doi fe.—Agustín Edwards.—Nicolás Ramírez.—Juan Pedro Miranda.-—Ante mí, Julio César Escala, notario piíblico.—Aquí un signo.—Pasó ante mí i en fe de ello lo signo i firmo.—Julio .César Escala, notario 2>úblico.=Los ministros de fe pública de la ciudad i puerto de Valparaiso, República de Chile, que suscribimos, certificamos: Que el signo i firma anteriores son auténticas de puño i letra del notario público en ejercicio i en esta ciudad don Julio César Escala.—Valparaíso, Febrero catorce de mil ochocientos setenta i tres años.— Santiago Lémus.—José María Vega, notario público de comercio.=Francisco Echánrren, Intendente, comandante jeneral de armas de la provincia i comandante jeneral de marina, certifica: que las firmas en la dilijencia anterior son auténticas de puño i letra de los ministros de fe pública en ejercicio en esta ciudad, cuyos nombres espresan dichas firmas.—Valparaiso, Febrero catorce de mil ochocientos setenta i tres.—Aquí un sello.-—Francisco Echáthrren.=Manuel Tomas Alcalde, cónsul jeneral de Bolivia en Valparaiso, certifica: que es auténtica la presente firma del señor don Francisco Eeháurreu, actual Intendente-de está provincia i comandante jeneral de armas i marina, —Valparaiso, Febrero quince de mil ochocientos setenta i tres.—Aquí un sello.—Manuel Tomas Alcalde.=~Esc~RiTO. = S e ñ o r Ministro de Hacienda.—Belisario Pero, en representación del Directorio de la Compañía anónima titulada Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, ante Ud. respetuosamente espongo: que deseando conciliar los intereses de mis poderdantes con la conveniencia nacional, i que desaparezca todo motivo qae pueda inducir a creer que existe antagonismo radical entre esos intereses i los del Ferrocarril de Mejillones, he decidido someter a la consideración del señor Ministro una nueva combinación que antes de serle espuesta, creo necesario hacerla preceder de algunas tijeras reflexiones. La esplotacion de los depósitos salitreros de Salinas, por la carencia o mala calidad del agua, por la necesidad que hai en consecuencia de bajar la materia prima para ser beneficiada a la orilla, del mar, recorriendo una distancia de veintidós leguas, se encuentran en condiciones mui desventajosas respecto a los de la provincia de Tarapacá, en el Perú, con los que tienen que sostener forzosa competencia. Esas desventajas solo pueden ser compensadas por un flete relativamente mas bajo, i solo ¡ludiendo contar con éste es posible la implantación de esa industria en Salinas. La circunstancia feliz de existir entre ese punto i Antofagasta una pendiente continua de suave declive, a propósito para la construcción de un ferrocarril, viene a proporcionar el medio de poder obtener el acarreo de los caliches de Salinas a un flete proporcionalmente mas bajo que el de Iquique, haciendo posible el negocio de salitres en Salinas; pero, solo a condición de ser esplotados por Antofagasta.—El ferrocarril de Mejillones, teniendo que vencer en su trayecto de Man-


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G U E R R A D E L PACIFICO.

tos-Blancos a Cerro-Gordo fuertes gradientes, que solo pueden salvarse con locomotoras de mucha fuerza, hará mucho gasto de agua i combustible, que lo pondrán en el caso de fijar tarifas de fletes que no podrá soportar ese negocio. Por lo dicho, se puede tener la convicción de que, considerando el negocio de salitre por su faz industrial i positiva, no puede dejar cuenta sino bajando los caliches a Antofagasta, i en ningún caso si hai que hacerlo a Mejillones. De consiguiente, ya sea que subsista o nó la Compañía que represento, el ferrocarril del Estado no debe contar entre sus ingresos naturales con el flete de los salitres de Salinas, porque, si se les impusiese la forzosa obligación de ser trasj>ortados por dicho ferrocarril, a nadie le convendría esplotarlos, i quedarían bien pronto abandonados. Es bajo esta persuasión que me permito pasar a esponer al señor Ministro las bases de la nueva combinación que he formulado, para dejar con ellas zanjadas las justas demandas que he elevado anteriormente ante el Supremo Gobierno a nombre de la Compañía que represento. Dichas bases son las siguientes:—Primera.—La superficie de terreno que fué concedida a la Compañía por la suprema resolución de trece de Abril de mil ochocientos setenta i dos, quedará reducida a las salitreras que actualmente esplota en el «Salar del Carmen» i a la parte de las salitreras de Salinas comprendida dentro de los límites del paralelógramo que fijó la mencionada resolución.=$e</iMii?«. —En compensación a la notable reducción que se hace de esa superficie, se adjudica a la Compañía cincuenta estacas de salitre en los mismos terrenos de Salinas, que quedan fuera del paralelógramo designado en la citada resolución; las que podrá tomar la Compañía continua o separadamente. Dichas estacas tendrán la estension que determina el artículo veintiocho de la suprema resolución de treinta i uno de Diciembre de mil ochocientos setenta i dos. La Compañía determinará la situación de estas estacas antes del treinta i uno de Diciembre de mil ochocientos setenta i cuatro, para que se proceda a mensurarlas i amojonarlas conforme a la lci.=Tercera.—La Compañía pagará anualmente una patente de cuarenta bolivianos por cada una de las mencionadas cincuenta estacas; dicha patente permanecerá invariable i no podrá ser aumentada durante el tiempo que dure esta concesión.=Cuarta.—Se concede a la Compañía por el término de quince años, contados desde el primero de Enero de mil ochocientos setenta i cuatro, el derecho de esplotar libremente los depósitos de salitre que existan en los terrenos que quedan designados en las bases primera i segunda, i el de esportar por el puerto de Antofagasta los productos de esos depósitos, libres de todo derecho de esportacion i de cualquier otro gravamen municipal o fiscal.=Quinta.—Se concede a la Compañía la facultad de construir un ferrocarril privado desde el puerto de Antofagasta hasta las Salinas, por el que podrá transportar únicamente los productos de su esplotacion de salitres i los artículos que fueren necesarios para esa misma esplotacion, sin perjudicar ni embarazar en manera alguna la esplotacion del ferrocarril del Estado. Podrá también construir los ramales precisos para el servicio i desarrollo de sus propias salitreras, ocupar i usar gratuitamente los terrenos fiscales que necesitare para la construcción de sus líneas férreas, estaciones i demás oficinas de servicio.= Sesta.—Se concede a la Compañía la liberación de todo derecho de importación sobre los artículos que introduzca por el puerto de Antofagasta para la construcción, conservación i servicio de las líneas férreas que estableciere i de sus oficinas de elaboración de salitres.=Séptima.—-En caso de que convenga a los intereses de la Compañía no construir ixu ferrocarril privado sino basta el punto de Mantos-Blancos, en que debe encontrar a la línea férrea de Mejillones, i quiera aprovechar de los rieles de dicha linea desde ese punto hasta sus últimas posesiones salitreras de Salinas, podrá entenderse la Compañía con los contratistas del ferrocarril de Mejillones, a efecto de celebrar con ellos un contrato, por el que, colocando dichos contratistas un tercer riel en ese trayecto, a sus espensas, pueda la Compañía, empleando su propio material i equipo, hacer

uso de la línea del Estado en dicho trayecto, bajo la base de pagar la Compañía por via de peaje, un canon de cinco centavos por quintal de cien libras, sea para la carga de subida o para la de bajada; entendiéndose que la primera no será otra que la necesaria para el fomento i desarrollo del negocio salitrero; i la segunda, los caliches de los establecimientos de la Compañía. La estipulación que a este respecto se celebrare será previamente aprobada por el Gobierno.=Octam.—La Compañía deberá constituir permanentemente en el puerto de Antofagasta un representante, munido de poderes bastantes, para que pueda asumir la completa representación legal de ella.—Tales son, señor Ministro, las bases que someto a la consideración del Supremo Gobierno por el digno órgano de Ud. i qire espero se dignará hallarlas aceptables i equitativas: será justicia, etcétera.—Sucre, Noviembre veintisiete de mil ochocientos setenta i tres.—'Señor Ministro.—Belisario Peró.=T)ECKETO SupiiEMO.=Bolivia.—Ministerio de Hacienda e In-

dustria.—Sucre, Noviembre veintisiete de mil ochocientos setenta i tres.—Vistas en Consejo de Gabinete las bases de transacción propuestas por el señor Belisario Pero, como representante del Directorio de la «Sociedad anónima de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta;» i considerando que la espresada Sociedad, habiendo obtenido en dos de Setiembre del sesenta i ocho i trece de Setiembre del setenta la concesión de esplotar i esportar ilimitadamente los salitres del litoral, i en el concepto de que su privilejio se hallaba fuera del alcance de las leyes de nueve i catorce de Agosto del setenta i uno, que anularon todos los actos i concesiones de la administración Melgarejo, solicitó ante el Gobierno su continuación; que el Gobierno espidió en consecuencia la resolución de trece de Abril del setenta i dos, restrinjiendo en algunos puntos la espresada concesión, i ratificándola en los demás, por motivos especiales que se espresan en la misma;que la Compañía de Salitres ha propuesto e insistido posteriormente en la modificación de la mencionada resolución, presentando algunas combinaciones de arreglo definitivo que no han sido aceptadas; que la que ha presentado últimamente, conocida ya i examinada en proyecto, tiende a conciliar los intereses de dicha Sociedad con los de la empresa del ferrocarril de Mejillones, i con los de otros industriales que se dedican a la esplotacion de salitres i demás sustancias inorgánicas, haciendo desaparecer la onerosa adjudicación de una zona considerable de terreno de propiedad fiscal; considerando, finalmente, que la Compañía de Antofagasta puso ya en esplotacion las salitreras de Salar del Carmen, i descubrió las de Salinas antes de la promulgación de los decretos de ocho de Enero i treinta i uno de Diciembre del setenta i dos, que determinan las condiciones necesarias para la adquisición i laboreo de materias inorgánicas, se aceptan por via, de transacción i en uso de la autorización que la lei de veintidós de Noviembre del setenta i dos confiere al Poder Ejecutivo, las ocho bases contenidas en la anterior proposición, quedando nidos i sin ningún efecto los actos anteriores que están en oposición con ellas. En su virtud, i previa notificación del señor Pero, procédase a la estension de las respectivas escrituras.—Ballivian.—Mariano Baptista.—Daniel Calvo.—Mariano Ballivian.— Pantaleon Dalence.=¥j\\ veintiocho del corriente hice saber al señor don Belisario Pero la resolución suprema que antecede, quien impuesto aceptó en todas sus partes i firma, de que doi fe.—Belisario Peró.—Oña, notario de Hacienda.=Ministerio de Hacienda e Industria.—Sucre, Noviembre veintiocho de mil ochocientos setenta i tres.— Se autoriza al Prefecto del Departamento para que mande estender la escritura.—_DaZeíice.=Prefeetura del Departamento.—Sucre, Noviembre veintiocho de mil ochocientos setenta i tres.—Cúmplase el anterior Supremo Decreto i estiéndase la correspondiente escritura pública de que se hace mérito por el notario de Hacienda.—Zilveti.—Simón Wenceslao Carvajal i Antonio José Félix O ña, notario de Hacienda.=PKOSiGUE.=En su mérito, dijeron: que el señor Prefecto del Departamento, a mérito de la autorización que ha recibido del Supremo Gobierno por el decreto


CAPITULO P R I M E R O . espedido el (lia de ayer, eleva a escritura pública los obrados que están insertos i se le pasaron por el Ministerio de Hacienda.=Estando presente el señor don Belisario Pero, dijo: que como apoderado i representante del Directorio de la Compañía anónima titulada Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, acepta la presente escritura en los términos en que está redactada. En testimonio de ello, así lo dijeron, otorgaron i firmaron juntamente con los testigos presentes a este acto i lectura que se les hizo de principio a fin de este instrumento i lo fueron los ciudadanos doctor Nicolás Sanz, soltero, de profesión abogado, i don Federico Bueno, casado, comerciante, ambos de este vecindario, mayores de edad, de que igualmente doi fe.—Pedro José Zilveti.—Belisario Pera.—Nicolás Sanz. —Federico Bueno.—Aquí un signo.—Ante mí, José Félix Oña, notario de Hacienda i de primera clase.=Pasó ante mí, i en fe de ello autorizo, signo i firmo.—Sucre, Diciembre seis de mil ochocientos setenta i tres años.— José Félix Oña, notario de primera clase i dé Hacienda. = L o s infrascritos notarios certificamos i damos fe: que el doctor José Félix Oña, por quien está autorizado i signado el anterior testimonio, es tal notario de primera clase i de •Hacienda, como se titula, i a todos los instrumentos que están signados por él se les da entera fe i crédito en juicio i fuera de él. I en fe de ello lo autorizamos, signamos i firmamos en esta ciudad de Sucre, capital de la República de Bolivia, a los seis dias del mes de Diciembre de mil ochocientos setenta i tres años.—José María Paravicino, notario.—Manuel Santos Orihuela, notario público.=E1 ciudadano doctor Pedro José Zilveti, Prefecto del Departamento de Chuquisaca, certifica la autenticidad de las firmas i signos ele los notarios José María Paravicino i Manuel Santos Orihuela, que certifican la legalidad del funcionario que ha autorizado el anterior testimonio, debiendo, por tanto, dárseles entera fe i crédito, por ser tales funcionarios públicos.—-Sucre, Diciembre 6 de 1873.— P. José Zilveti.—Simón W. Carvajal, secretario.

ni. L A ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE

Decreta: Art. único. Se aprueba la transacción celebrada por el Ejecutivo en 27 de Noviembre de 1873, con el apoderado de la Compañía anónima de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, a condición de hacer efectiva, como mínimun, un impuesto de diez centavos en quintal de salitre esportado. Comuniqúese al Poder Ejecutivo para su ejecución i cumplimiento.—La Paz, Febrero 14 de 1878.—R. S. Bustamante.—Abdon S. Ondarza, diputado secretario.—Samuel Velasco Flor, diputado secretario.—Casa del Supremo Gobierno, La Paz a 23 de Febrero de 1873.-—Ejecútese. — H . DAZA.—Gran sello del Estado.—El Ministro de Hacienda e Industria, Manuel I. Salvatierra. Es conforme.—El oficial mayor, Manuel Peñafiel.

IV. CONSULADO .IENERAL DE CHILE.

Antofagasta, Octubre 4- de 1878. Señor Prefecto: Tengo el honor de poner en conocimiento de usted que el señor Jorje Hicks, Jerente Administrador de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, se encuentra en mi casa i ha solicitado mi protección por encontrarse víctima de atropellos injustificables por parte del Presidente de la Municipalidad, lo que comunico a usted para los fines consiguientes. Este motivo me proporciona el gnsto de suscribirme de usted atento i seguro servidor. S.

REYES.

11

PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA.

Antofagasta,

Octubre 2J¡, de 1878.

N.° 12. Señor: Tengo la honra de acusar a usted recibo de su estimable comunicación del di a de hoi, en la que se sirve usted espresar que ha prestado ese Consulado protección a don Jorje Hicks, que se halla perseguido por el Municipio de este puerto. Con sentimientos de especial consideración, me suscribo de usted afectísimo i obsecuente servidor. SEVERINO ZAPATA. Al sefior Cónsul de Chile on Antofagasta. PREFECTURA DEL DEPATAMENTO DE COBIJA.

Antofagasta, Octulre 25 de 1878. Al señor Cónsul jeneral de la República de Chile.

Señor: El día de ayer tuve la honra de recibir el oficio de usted en el que se sirvió anunciarme que el señor Jorje Hicks, Jerente de la Compañía chilena de Salitres i Ferrocarril, se habia trasladado a ese Consulado pidiendo protección, por encontrarse víctima -de atropellos de parte del señor Presidente de la MunicipaHdad. (1) Siendo la hora mui avanzada, me limité a acusar el correspondiente recibo. Debo decirle hoi por la presente nota: que deploro mui de veras la odiosa controversia que se. ha suscitado entre la Municipalidad i el señor Hicks, quien ha creído necesario buscar asilo en ese Consulado para evitar el cumplimiento de las órdenes dictadas contra él por el Presidente de aquella Corporación, a consecuencia de haberse negado a satisfacer el impuesto para el alumbrado público. Sin entrar a calificar la justicia que tanto la Municipalidad como el señor Hicks pretenden dar, aquella a su providencia i éste a la opinión que ha formalizado, debo limitarme a decir a usted, con no poco sentimiento, que no puedo mirar como legal el derecho de extraterritorialidad que pretende asumir ese Consulado para protejer al señor Hicks. Aceptar este ¡írecedente, que menoscaba los derechos de la soberanía nacional, i que es contrario a los principios i prácticas del derecho internacional, importaría reconocer al señor Cónsul derechos i privilegios que no tiene en su carácter de tal, i que corresponde esclusivameute a los ministros piiblicos o ajenies diplomáticos, en la acepción limitada de esta palabra. Si en las repúblicas del continente se ha tolerado alguna vez el asilo en los consulados sin que esté reconocido como regla de derecho, Ira sido solo, como mui bien sabe el señor Cónsul, tratándose de delitos o persecusiones políticas que son actos que invisten un carácter especial; pero jamas se ha creído autorizado el asilo en los consulados para ponerse a cubierto de las providencias de la justicia ordinaria i menos en materia civil. Las reflexiones que me permito dirijir al señor Cónsul no tienen el objeto especial ni determinado de privar al señor Hicks de la protección a que se ha acojido, i sí a manifestar que el Consulado no puede ejercer legalmente el privilejio que pretende. Como las providencias de las municipalidades se han dictado en un juicio coactivo, por la minina cantidad de 150 pesos, que el señor Hicks pretende no deber pagar, parece manifiesto que la cuestión es de simple capricho i que no debiera preocupar tan seriamente ni a la Municipalidad ni al opositor. La Prefectura no le da pues grande importancia ni puede mirar como hecho grave i significativo el del asilo, que se ha escojitado, como medio de seguridad, i como su política es de paz, de concordia, de perfecta conciliación entre todas las (1) El Presidente lo ora don Hernán Puelina.


G U E R R A D E L PACIFICO.

12

autoridades i vecinos de este puerto, lejos de iniciar una cuestión delicada i trascendental sobre competencia de jurisdicción con ese Consulado, se limita a declarar por la presente que no le es dado reconocer el privilejio de extraterritorialidad que se pretende. Aviso al propio tiempo al señor Cónsul que por el próximo vapor me dirijiré al Gobierno Nacioual poniendo en su conocimiento lo ocurrido, para que por los medios respectivos se deslinden para lo -sucesivo los derechos e inmunidades que corresjsonden a los cónsules chilenos en el territorio de la República. Con sentimiento de especial consideración, me repito de usted atento i seguro servidor. SEVERINO ZAPATA. CONSULADO JENERAL DE CHILE.

Antofagasta,

N.° 12.

Octubre 26 de 1878.

Señor: Me he impuesto del contenido del oficio de usted fecha de ayer, ampliando la contestación dada a mi nota fecha 24, por medio de la cual, cumpliendo con un deber de cortesía i respeto, puse en conocimiento de usted que el señor Jorje Hicks se habia presentado a este Consulado solicitando su protección, por encontrarse víctima de atropellos injustificables de parte del Presidente de la Municipalidad, ampliación que habría considerado perfectamente justificada i oportuna en el caso que, como Cónsul Jeneral, hubiese pretendido arrogarme atribuciones i facultades que de derecho no me corresponden. Afortunadamente, debo declarar al señor Prefecto que aunque el espresado señor es Jerente de la Compañía Chilena de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, no ha pasado por la mente del suscrito, ni por un solo momento, sustraer al señor Hicks de la acción de los tribunales del pais. Lo único que lie deseado i a. lo que he propendido es que una cuestión que se presentaba con cierto carácter odioso, terminase de una manera equitativa para ambos contendientes. Verdad es, señor Prefecto, que el señor Hicks ha permanecido en mi casa desde el momento en que tuve el honor de comunicarlo a usted como primera autoridad del departamento, con el fin esclusivo i único de que las demás autoridades tuviesen conocimiento del lugar en que se encontraba, i no oculto o prófugo, como podía pensarse. Tan no he pretendido escudarlo bajo la bandera del Consulado, que todas las dilijencias j ndiciales se han practicado en mi casa. He querido entrar en estos detalles para que el señor Prefecto se convenza de que los principios de derecho internacional i la práctica de las naciones americanas respecto al derecho de asilo, que invoca en su estimable oficio, no deben tomarse en consideración en el caso presente. Creyendo que el señor Prefecto quedará satisfecho con las esplicaciones que he tenido el agrado de darle, habría terminado la presente nota, si un deber indeclinable no me obligase a llamar seriamente la atención de usted hacia el oríjen de la cuestión suscitada entre la honorable Municipalidad i el señor Hicks, i que entraña nada menos que el desconocimiento del tratado de límites entre las repúblicas de Bolivia i Chile. El artículo 4.° de ese tratado dice testualmente: « i las personas, industrias i capitales chilenos no quedarán sujetos a mas contribuciones, de cualquier clase que sean, que las que al presente existen,» i la honorable Municipalidad en el año de 1878, tres años después de la ratificación de este solemne pacto internacional, impone una contribución de alumbrado. No entraré de ninguna manera en el terreno de averiguar si este impuesto es justo o no: examino la cuestión bajo el punto de vista de si es una infracción del tratado vijente i de consiguiente ilegal. El 21 de Julio de 1875 el presidente de esta misma corporación, (1) empeñado en dejar a salvo el derecho de las juntas que le sucedieran para imponer esta contribución, elevó al Concejo Departamental un proyecto sobre la ma(1) Lo era don Matías Eojas D.

teria i esta corporación no le dio la aprobación debida: debiendo prevenir a usted que aquel en su nota hace hincapié de que se apruebe antes de la ratificación de los tratados. I a la verdad, señor Prefecto, es tan terminante el artículo que he citado que no deja lugar a dudas ni interpretaciones. Creo, pues, que la contribución de alumbrado establecida hoi por la Municipalidad, es la infracción mas clara i terminante del tratado, i es por esta razón que llamo la atención de usted sobre este asunto. En el próximo correo me dirijiré al señor Ministro residente en La Paz para que, si lo tiene a bien, interponga el debido reclamo ante la ilustración i rectitud del Gobierno nacional. Grato me es, señor Prefecto, aprovechar esta oportunidad para ofrecer a usted mis consideraciones de aprecio i respeto con que me suscribo atento i seguro servidor. S.

REYES.

Al señor Prefecto del departamento.—Presento. CONSULADO JENERAL DE CHILE.

Antofagasta,

Núm. 12. Octubre 29 de 1878.

Señor Prefecto: Habiendo asistido el dia de hoi al tribunal correccional que juzga a los señores Adamson, Garriga i Clemenson, he oido con profundo desagrado la lectura de un documento en el cual se me imputa un cargo que no puedo menos que rechazar enéticamente por contrario a la verdad. Si este documento hubiese sido suscrito por un empleado que no fuese de graduación, lo habria dejado relegado al olvido. Desgraciadamente, está firmado por el Intendente de policía, teniente coronel don Deterlino Echazú. No habria creído, si mis oídos no lo hubiesen escuchado, que una autoridad elevada a esta categoría pudiese gratuitamente herir sin el mas leve motivo a un funcionario de una república hermana. Después de lo espuesto, muí reconocido quedaría al señor Prefecto si pudiese proporcionarme una copia del citado documento para los fines que me convengan. Este motivo me proporciona la ocasión de reiterar a. usted mis consideraciones de aprecio con que me suscribo S. S. S. S.

REYES.

Al señor Prefecto del departamento.—Presente. PREFECTURA

I SUPERINTENDENCIA DEL DEPARTAMENTO

DE HACIENDA I MINAS LITORAL.

Núm. 13. Antofagasta, Octubre 30 de 1878. Señor: En contestación a su estimable oficio número 12, de 2U del mes que corre, tengo la honra de manifestar a usted que, no pndiendo esta' prefectura inmiscuirse absolutamente en los asuntos judiciales que se tramitan conforme a leí, se ve obligada a no poder cumplir con el deseo espresado por ese Consulado. El documento cuya copia legalizada solicita usted, probablemente debe correr en juicio i es al juez de la causa a quien debe el señor Cónsul pedirle directamente certificado de él. Sintiendo sinceramente no poder acceder a su demanda,, me repito de usted atento i obsecuente servidor. SEVERINO ZAPATA. Al señor Cónsul jeneral de la República de Chile.—Pre«ente. CONSULADO JENERAL DE CHILE.

Núm. 12. Antofagasta,

Octubre 27 de 1878.

Señor Ministro: Con no poco sentimiento tengo que comuicar a usted que la nueva contribución de alumbrado llevada a efecto


CAPITULO P R I M E R O .

por la Municipalidad de este puerto, ha dado oríjen a cuestiones demasiado enojosas, habiendo tenido que soportar la tormenta el Jerente de la Compañía de Salitres i Feírocarril, señor Jorje Hicks. Los obrados a este respecto, que en copia acompaño, manifestarán a V. S. las medidas violentas tomadas por esa Corporación para hacer efectivo el nuevo impuesto. A mi juicio, la letra i espíritu del tratado no pueden ser mas claros i terminantes. Lo que se ha querido es que mientras dure aquel, bajo ningún pretesto las industrias, personas o capitales chilenos sean gravados con ninguna contribución nueva, désele el nombre que se quiera. I, duro es decirlo, ya tenemos tres casos en que se ha infrinjido este pacto internacional: 1.° derecho adicional en el Gremio de Jornaleros, 2.° Ordenanza sobre lastre, i 3.° la contribución de que me estoi ocupando. En la nota que en copia acompaño, dirijida en contestación a la de la Prefectura, en la cual se trata del derecho de asilo, cuestión que intencionalmente he rehuido, S. S. verá que he reclamado contra la contribución de alumbrado, esperando que si S. S. encuentra justo este reclamo, lo entable de la manera que crea conveniente. Debo prevenir a V. S. que en este puerto ha existido i existe la contribución de patentes sobre los diversos establecimientos de industria i comercio, que las anteriores Municipalidades han aplicado al servicio del alumbrado, contribución que no existe en otras localidades del interior de la República. También acompaño a S. S. copia de la nota del presidente de esta Municipalidad, de fecha 21 de Julio de 1875, i lo que, respecto a esta contribución, decía en 1.° de Enero de 1876 en la respectiva memoria. En el diario El Litoral, que adjunto, verá V. S. la resolución del señor Ministro de Hacienda en este asunto i la nota de la Prefectura a este Consulado, a que me he referido antes. Creyendo que todos estos datos bastarán para que S. S. forme juicio en el asunto de que se trata, me es grato suscribirme de V. S. atento i S. S. S. REYES. Al señor Encargado de Negocios de Chile.—La Paz.

Hé aquí los documentos a que se refiere el señor Cónsul de Chile en su nota número 12 de 27 de Octubre de 1878: PÁRRAFO

DE LA MEMORIA

MUNICIPAL.

«Estando por aprobarse el tratado de límites con Chile i queriendo este Municipio dejar a salvo el derecho de las jautas que le sucedan para imponer una contribución sobre el alumbrado que creo mui justo que el vecindario pague, elevó con este motivo un proyecto al Concejo departamental por el cual se imponía un gravamen de tres por ciento sobre la renta a cada propiedad avaluada por una comisión especial nombrada al principio de cada año por la Municipalidad. No sabemos qué suerte le haya tocado a esta medida de precaución para el porvenir; i la llamo de precaución, pues bien pudiera suceder que desarrollándose este pueblo, el Municipio tuviera que cruzarse de brazos, i no atender a las necesidades públicas por no tener el derecho de establecer contribuciones absolutamente necesarias como la de que hablo. Otro móvil que guió al Municipio al acordar esta contribución fué hacer mas equitativos los impuestos, pues actualmente mucha parte de la población no paga contribución alguna.» Antofagasta,

j enero i que es de suma urj encía para el porvenir que esta junta pueda contar en adelante con entradas que le permitan sufragar los gastos necesarios para el desarrollo i adelanto del pueblo, ha acordado, en sesión de anoche, establecer una contribución de alumbrado público, basándose el impuesto sobre la renta de cada propiedad i gravándosela con un tres por ciento mensual sobre ella. Para llevarla a efecto, esta Municipalidad al principio de cada año nombrará una comisión que haga el avalúo correspondiente de las propiedades i otra para que oiga los reclamos del caso. Espera esta junta que ese honorable Concejo dé su aprobación a esta resolución i se sirva elevarla al Consejo de Estado lo mas pronto posible con el objeto de que sea considerada en tiempo. Con sentimientos de alta consideración i respeto, me suscribo del señor Presidente del Concejo atento i obsecuente servidor. (Firmado).—MATÍAS ROJAS Presidente.

Señor:

Núm. 13. La Paz, Noviembre

1-3

7 de 1878.

Han llegado a mi poder su nota número 12 de 27 del mes próximo pasado, con las piezas adjuntas que usted me acompaña. Impuesto de su contenido, he lamentado el jiro que se ha dado a uu asunto meramente local i municipal. Sin entrar a calificar la conducta del señor Jerente de la Compañía de Salitres i Ferrocarril en su oposición al pago de una contribución, que en su forma esterna era perfectamente legal, lamento que usted haya tomado intervención oficial, iniciándola por medio de una comunicación al señor Prefecto del Departamento, rejistrada en un número de El Litoral que me incluye, en la que usted pone en su conocimiento que el señor Jorje Hicks, Jerente de la Compañía Chilena de Salitres i Ferrocarril, se ha presentado ante usted pidiendo la protección de ese Consulado por encontrarse víctima de atropellos injustificables de parte del Presidente de la Municipalidad. Desconozco el alcance de esa nota i de su objeto práctico, desde cpie usted mismo así lo manifiesta. I talvez hubiera sido mas conveniente que usted no hubiera terciado en un incidente que debia seguir su curso legal. Sin entrar al fondo de la cuestión, me llaman la atención los fundamentos de la resolución del señor Ministro de Hacienda que a primera vista no es incompatible con el tratado de 1874. Tanto en este asunto como en el impuesto del lastre aguardaré el regreso del señor Ministro de Hacienda para arribar a un acuerdo conveniente, como lo estipulamos antes de su partida al Litoral, i tendré ocasión de comunicar a usted el resultado. Desde luego le anticipo que a mi juicio no es conciliable con la justicia i reciprocidad, que, a virtud del tratado de 1874 i apoyados en su letra, tratemos de cerrar el paso a la iniciativa local de las Municipalidades para que puedan cumplir por su parte con los deberes mas indeclinables de su cometido, dando garantías a las personas i propiedades con las medidas de seguridad, policía, asco, que si imponen desembolsos son en pago de servicios i en obsequio i beneficio de los mismos vecinos. Interpretaciones restrictivas i estrechas son siempre odiosas i producen resultados contraríos a los que uno mismo se propone. Dios guarde a usted. P. N.

VlDELA.

Al señor Cónsul jeneral en Antofagasta, señor don Salvador Reyes. CONSULADO JENERAL DE CHILE.

Antofagasta,

Tomando en cuenta esta Municipalidad que;, ratificándose los tratados celebrados entre esta República i la de Chile, no podrá imponerse en adelante contribución de ningún

D.,

LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

Julio 21 de 1875.

Al senor Presidente del honorable Concejo departamental.

TOMO

13

Octubre 13 de 1878.

Señor Ministro: Adjunto en copia una protesta que el Jerente de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta ha presen-


GUERRA D E L PACIFICO.

14

tado hoi a este Consulado referente a la contribución de alumbrado que ha impuesto la Municipalidad de este puerto. Se habla con insistencia de que en el vapor llegado el dia de ayer ha venido orden del Gobierno para hacer efectivo el impuesto sobre esportacion de salitres; pero hasta este momento no se ha hecho notificación ninguna al Jerente de la Compañía. Dios guarde a V. S. S.

REYES

Al señor Ministro de Chile en La Paz. LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

La Paz, Noviembre H de 1878. Señor: Acuso a usted recibo de su oficio número 13 de 3 del corriente mes con la protesta en copia adjunta que el Jerente de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta ha presentado a ese Consulado referente a la contribución de alumbrado que ha impuesto la Municipalidad de ese puerto. Respecto a lo que usted me comunica que se decía haber llegado en uno de los vapores la orden de este Gobierno para hacer efectivo el impuesto sobre esportacion del salitre, puedo asegurarle que carece de todo fundamento. Dios guarde a usted. P.

N.

Núm. Antofagasta,Diciembre

16.

1." de 1878.

Señor Ministro: Tengo el honor de acusar recibo del oficio de V. S. fecha 14 del pasado, por el cual me avisa haber recibido la protesta en copia que el Jerente de la Compañía de Salitres presentó a este Consulado. Quedo impuesto también de que carece de fundamento la noticia de quererse llevar a cabo la contribución sobre esportacion de salitres. El vapor llegado ayer es portador de la orden terminante del Gobierno para llevar a cabo este impuesto i solo se espera el regreso del señor Ministro de Hacienda para dejarlo establecido. Dios guarde a V. S. S. REYES. Al señor Encargado de Negocios de Chile en La Paz. CONSULADO JENERAL DE CHILE EN ANTOFAGASTA.

Núm. 23. Antofagasta,

Octubre 23 de 1878.

VIDELA.

Señor Ministro:

Al señor Cónsul Jeneral de Chile en Antofagasta. CONSULADO JENERAL DE CHILE EN ANTOFAGASTA.

Núm. 15. Antofagasta,

CONSULADO JENERAL DE CHILE EN ANTOFAGASTA.

Noviembre 80 de 1878.

Señor Ministro: Tengo el agrado de contestar el oficio de S. S. fecha 7 del presente. Respecto a la conducta observada por el suscrito en la cuestión suscitada entre la Municipalidad i el Jerente de la Compañía de Salitres, la cual da a entender en su citado oficio no era la mas conveniente en la circunstancia de que se trata, debo decir aS. S. que ella ha sido lo mas prudente i la que motivó el arreglo de la cuestión que se presentaba por desgracia con aspecto bastante odioso. Creo, como he creido i creeré, que una nueva contribución, de cualquiera clase que ella sea, viene a infrinjir el tratado celebrado entre ambas Repiiblicas, i esta convicción me la be fonnado estudiando desde su oríjen la cuestión de límites con Bolivia, que quedó terminada con el tratado que rije actualmente. Bastante claro he dicho en mi oficio dirijido a la Prefectura que no examinaba la contribución bajo el punto de la equidad i la jnsticia i solo la consideré bajo el punto de vista legal, como un desconocimiento del pacto internacional que nos liga. La cuestión para este Consulado ha sido salvar el principio, pues eludida una vez esa leí, mas tarde, bajo cualquier protesto, podría ser perjudicado el comercio por cuyos intereses estoi llamado a velar. «Interpretaciones restrictivas i estrechas son siempre odiosas i producen resultados contrarios a los que uno mismo se propone,» dice S. S. En ello encuentro demasiada razón a S. S. Pero yo no lie tenido la idea de interpretar, sino he creido atenerme a lo espresado testualmente en el artículo 4.° del tratado. Para terminar acompaño a S. S. copia de la nota que el señor Ministro de Relaciones Esteriores me ha dirijido respecto a este mismo asunto. Dios guarde a S. S. S. Al señor Encargado de Negocios de Chile en La Paz.

REYES.

Cumplo con el deber de poner en conocimiento de V. S. que la Municipalidad de este puerto ha establecido un nuevo impuesto por demás oneroso, puesto que tiene por base el tres por ciento de la renta mensual sobre todo edificio o establecimiento, cuya renta es calculada a juicio de la misma Municipalidad. Esta nueva contribución es rechazada por la mayoría de la población, por ser ella una infracción flagrante de lo estipulado en el artículo 4.° del tratado entre Chile i Bolivia. Por otra parte, ella ha dado oríjen a sucesos mui desagradables, como V. S. podrá informarse por los obrados que en copia acompaño, entre la Compañía de Salitres i Ferrocarril i la Municipalidad, que, apoyada en todo por las autoridades ¡eolíticas, ha asumido una actitud la mas agresiva hacia los que resisten el pago de este nuevo impuesto. El señor Ministro de Hacienda se encuentra en ésta con el carácter de delegado del Gobierno, i a fin de evitar los atropellos que la Municipalidad está cometiendo, tuve ayer con él una entrevista i en ella me manifestó que abrigaba dudas sobre la interpretación del tratado; que en su concepto la Municipalidad estaba en su perfecto derecho para establecer las contribuciones que creyera necesarias sin que por esto se infrinjiera el tratado, sin obtener la esperanza siquiera de que se dictara una medida que contuviera a la Municipalidad en el camino violento en que se ha lanzado. Se hace mui necesario, señor Ministro, que; nuestros nacionales conozcan la opinión que a este respecto abriga nuestro Gobierno para evitar dificultades que se suscitan con frecuencia. También debo hacer presente a V. S. que en el trascurso de este año esta es la tercera contribución que se establece con el carácter de municipal i que siguiendo el Municipio este camino vendría por fin a hacer ilusorio lo estipulado en el tratado en su artículo 4.° Por el correo próximo pondré en conocimiento del señor Videla los sucesos que tienen lugar actualmente en ésta, por si él tiene a bien hacer alguna jestiou ante el Gobierno. Dios guarde a V. S. S. REYES. Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile.—Santiago.


CAPITULO PRIMERO.

CONSULADO JENERAL DE CHILE.

Núm. Antofagasta,

24.

Octubre 31 de 1878.

Señor Ministro: Incluyo dos números del diario El Litoral en que vienen publicados todos los antecedentes relativos a la cuestión contribución de alumbrado impuesta por esta Municipalidad a la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, como asimismo las notas cambiadas entre el Prefecto i este Consulado a consecuencia de haber ocurrido a él el jefe de dicha Compañía solicitando protección. Debo prevenir a V. S. que en este asunto si he intervenido ha sido solamente en mi carácter particular i afinde que las dificultades que se presentaban tuvieran una solución conveniente, como alfinsucedió, i' no se cometieran las tropelías que habia empeño en realizar. De todo lo ocurrido he dado cuenta ya al señor Ministro en La Paz. Dios guarde a V. S. S. REYES. A1 señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. REPÚBLICA DE CHILE.

MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES.

Núm. 11. Santiago, Noviembre 14 de 1878. Se ha recibido el oficio de usted, número 23, de fecha 25 de Octubre último, en que me da cuenta del establecimiento en ese puerto de una contribución municipal con el nombre de alumbrado, de los desagradables sucesos a que ha dado lugar, i del resultado de la entrevista tenida por usted con el señor Ministro de Hacienda de Bolivia para evitar los atropellos que la Municipalidad está cometiendo con los que resisten el jjago de dicho impuesto. Asimismo se han recibido los documentos en copia a que se refiere el citado oficio de usted. Este Ministerio considera que esta contribución municipal, así como las anteriores del mismo oríjen, son contrarias al espíritu i letra del artículo 4.° del tratado que nos liga con esa República, i en consecuencia ha oficiado con fecha 8 del corriente a nuestra Legación en La Paz para que exija de ese Gobierno la suspensión definitiva de toda contribución nueva o aumento gravoso de las existentes con relación a la fecha de la vijencia del tratado. El resultado de estas jestiones será dado a conocer a usted oportunamente. Dios guarde a usted. ALEJANDRO FIERRO. Al Cónsul Jeneral de Chile en Antofagasta. CONSULADO JENERAL DE*CHILE.

Antofagasta,

Núm. 26. Noviembre %9 de 1878.

Señor Ministro: Acuso recibo a sus dos oficios números 9 i 10 de fechas 9 i 12 del corriente, con los despachos rogatorios adjuntos, a los que se les ha dado la tramitación de estilo. También se ha recibido en este Consulado el estimable oficio de V. S. fecha 14 del presente referente a los nuevos impuestos municipales establecidos en este puerto. Mui satisfactorio es para el suscrito haber interpretado tan fielmente las opiniones de V . S. a este respecto. Dios guarde a V. S. S. REYES. Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile.—Santiago.

V. La Paz, Julio % de 1878. Señor: En los primeros dias de Abril del corriente año tuve la ocasión de conferenciar con el honorable señor Salvatierra,

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ministro entonces de hacienda, a virtud de un reclamo de la Compañía Chilena de Salitresde Antofagasta, que me fué comunicado por mi gobierno con el encargo espreso de apoyarlo. El 14 de Febrero de 1878 la asamblea nacional constituyente decretó, como mínimun, un impuesto de diez centavos en quintal de salitre esportado por la Compañía anónima de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, i el Supremo Gobierno ordenó con fecha 23 del mismo mes la ejecución de ese decreto, lo que se hizo publicar por bando en la ciudad de Antofagasta. La Compañía Salitrera se consideraba tranquila en su propiedad i en sus derechos adquiridos después de varias vicisitudes i perturbaciones sufridas desde 1868 hasta el decreto de 31 de Diciembre de 1872, las que motivaron la transacción de 27 de Noviembre, de 1873 rejistrada en el ANUARIO OFICIAL DE LEYES DE BOLIVIA de aquel año, paji-

na 185, e incorporada en un protocolo público. Esa transacción, reducida a escritura pública en Sucre el 29 de Noviembre de 1873 ante el notario de gobierno don José Félix Oña.no deja nada pendiente, por haberla aceptado el gobierno en virtud de la autorización conferida al poder ejecutivo por lalei de 22 de Noviembre de 1872 inserta en la pajina 220 del Anuario de leyes i supremas disposiciones de aquel año i cuyo artículo 2.° dice terminantemente como sigue: «Se autoriza al poder ejecutivo para transar sobre indemnizaciones i otros reclamos pendientes en la actualidad contra el Estado, ya sea por nacionales o estranjeros, i para acordar con las partes interesadas la forma mas conveniente en que han de llenarse sus obligaciones respectivas, difiriéndose estos asuntos, solo en caso de no avenimiento, a la decisión de la Corte Suprema, con cargo de dar cuenta a la próxima asamblea.» La lei era esplícita: conferia al Ejecutivo poderes absolutos sin necesidad de nuevas revisiones ni aprobaciones, sino de dar simplemente cnenta de lo obrado en los casos en que interviniese decisión de la Corte Suprema. En consecuencia, se redujo en el acto a escritura pública la transacción i fué inserta en el ANUARIO i puesta en ejecución sin ser antes sometida a la aprobación de la asamblea, a la cual el señor Ministro de Hacienda se limitó a ciarle conocimiento de haberse celebrado en el informe, oficial de 1874. En dicho informe el señor Miuistro de Hacienda, refiriéndose a la Compañía de Salitres, manifestó haber dejado terminada con la transacción «una cuestión odiosa que por largo tiempo ha comprometido ante la opinión la probidaxl del Gobierno, teniendo pendiente su decisión la suerte de los gruesos capitales que los empresarios desembolsaron para establecer en el desierto de Atacama la industria salitrera en grande escala.» Hago también memoria de otro antecedente: habiéndose dirijido la Municipalidad de Antofagasta al señor presidente del Consejo de Estado, por oficio de 4 de Mayo de 1875, solicitando se impusiera a la Compañía Salitrera una contribución municipal de tres centavos por quintal de salitre esportado i fundándose para ello, entre otras consideraciones, en que el Supremo Gobierno habia declarado que la Compañía no estaba exenta de derechos municipales, esa solicitud fué remitida en informe al Concejo Departamental de Cobija, por decreto de 9 de Junio del mismo año, fechado en Sucre i firmado por el señor Reyes Ortiz, hoi Ministro de Justicia i entonces Presidente del Consejo de Estado. El Concejo Departamental informó que debia rechazarse la solicitud porque estaba «en contradicción con el art. 4.° de la transacción celebrada entre el Supremo Gobierno i la Compañía en 27 de Noviembre de 1873, en la que se estipula que el salitre que se esporte queda libre de todo derecho de esportaciou i de cualquiera otro gravamen fiscal o municipal,» i ademas porque «existe también el tratado de límites con Chile vijente, por el que no pueden cobrarse en el litoral nuevas contribuciones. En vista de este informe i de las razones en que él se apoya, se dio en Sucre el decreto de 27 de Agosto que declara ilegal la contribución que se trataba de establecer.


G U E R R A D E L PACIFICO.

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A estas someras, consideraciones me toca agregar otra de carácter mas serio e ineludible. La Compañía Anónima de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta es chilena, tiene su domicilio legal en Valparaíso i es casi en su totalidad compuesta de capitalistas chilenos. En virtud de la transacción con el Supremo Gobierno, en 27 de Noviembre de 1873, reducida a escritura pública i rejistrada en el ANUARIO OFICIAL de leyes de Bolivia, la Compañía chilena está bajo el amparo i garantía del tratado firmado en Sucre el 6 de Agosto de 1875, porque a la fecha de este tratado la Compañía esplotaba quieta i tranquilamente las salitreras que se le habían concedido por esa transacción, siendo libre de los derechos de esportacion de salitre, como asimismo exentos de los de internación los artículos que introdujese por el puerto de Antofagasta para la conservación i servicio de las líneas férreas i de sus oficinas de elaboración de salitres. De consiguiente la contribución mínima de diez centavos por quintal de salitre esportado, con que ahora se intenta gravar a la Compañía, importaría una violación del tratado vijente con Chile, i mi Gobierno no encontraría antecedentes que pudieran justificar su establecimiento. Si la Compañía Salitrera es dueño de una propiedad garantida por la lei i por un contrato solemne i ademas amparada por un tratado internacional, ¿cómo puede una lei posterior de la República echar por tierra ese contrato debidamente celebrado por la autoridad soberana i romper sin el acuerdo ni el consentimiento de la otra parte contratante ese pacto internacional? Yo fio, señor Ministro, en que estas breves consideraciones, a las que creo innecesario darles mas esteusion por ser ellas tan obvias i tan claras, bastarán para que V. E. se penetre de la necesidad ineludible en que se halla el Gobierno de V . E. de dictar una medida que deje a salvo los derechos i propiedades de la Compañía Salitrera de Antofagasta, vulnerados por la lei de 14 de Febrero de 1878. Desatender un reclamo de tan evidente justicia i legalidad, poniendo en tela de juicio el tratado de 1874, seria llevar la cuestión a un terreno delicado i resbaladizo que uno i otro Gobierno deben evitar. Así lo comprendió el Ministro de Hacienda del anterior Gabinete, señor doctor Salvatierra, con quien inicié verbalmente este reclamo, cuando de acuerdo conmigo i para evitar consecuencias de grave trascendencia ordenó la suspensión indefinida de la lei aludida de 14 de Febrero de 1878, mientras el Gobierno de V. E. encontraba una solución prudente que pusiera a salvo los intereses de la Compañía Salitrera. La Compañía anónima de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, con los injentes capitales invertidos en la industria de esplotacion i elaboración de salitres, los que suben a cuatro millones de pesos fuertes, da vida i trabajo a las poblaciones de Antofagasta i Salinas; si por una medida inconsulta se atacan sus derechos de propiedad, podría ella verse obligada a suspender o levantar parcialmente sus trabajos, dejando millares de pobladores i operarios en la ociosidad, i entonces seria de temer una sublevación que ni el Gobierno de Chile ni el de Bolivia podrían mirar con indiferencia. Con sentimiento de elevada consideración i estima, tengo el honor de suscribirme de V. E. atento i seguro servidor. P.

N.

VIDELA.

Al Excelentísimo señor Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia. MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE CHILE.

Santiago, Noviembre 8 de 1878. Este Ministerio ha recibido informes fidedignos de que el Gobierno de Bolivia persiste en establecer definitivamente el impuesto sancionado por lei de Febrero del corriente año sobre los salitres que se esporten por Antofagasta. Si los hechos confirmasen estas noticias i el impuesto fuese establecido bajo cualquiera forma o denominación,

ello importaría un ataque directo al tratado que existe entre las dos repúblicas i que en su artículo IV dice testualmente lo que sigue: «Los derechos de esportacion que se impongan sobre los minerales esplotados en la zona de terreno de que hablan los artículos precedentes, no escederán la cuota de la que actualmente se cobra, i las personas, industrias i capitales chilenos no quedarán sujetos a mas contribuciones, de cualquiera clase que sean, qué a las que al presente existen. »La estipulación contenida en este artículo durará por el término de 25 años.» La falta de cumplimiento de este artículo, que no puede ser mas claro i terminante, sobre envolver implícitamente la abrogación de todo el tratado, entrañaría tan serios peligros para la armonía i los intereses de los dos países, que considero iuoficios'o insinuarlos a V. S. Basta para comprenderlos i apreciarlos en todo su valor, tender la vista sobre las íntimas relaciones comerciales i políticas que han creado con Bolivia la numerosa colonia chilena del litoral, sus capitales i sus industrias. Se hace, pues, necesario, para evitar graves conflictos, que V. S. se dirija a ese señor Ministro de Relaciones Esteriores dándole lectura de la presente nota i dejándole copia de ella si fuera conveniente, i le manifieste que mi Gobierno no cree por un solo instante que el de Bolivia persista en el establecimiento de una contribución como la de que se trata, por cuanto es abiertamente contraria a la letra i al espíritu del ¡Jacto de 0 de Agosto de 1874. Igualmente contrarios a ese pacto son el aumento de la contribución conocida con el nombre de «derecho adicional», que percibe la compañía de lanchas, las modificaciones onerosas del impuesto de lastre a favor de la Municipalidad, i, finalmente, la contribución de alumbrado que en estos momentos se hace efectiva en Antofagasta. Todas ellas deben desaparecer respecto de las personas, industrias i capitales chilenos, si ese Gobierno se encuentra dispuesto, como no lo dudo, a dar exacto cumplimiento al artículo que arriba dejo trascrito. V. S. sabe que la exención de toda clase de contribuciones nuevas o de todo aumento o modificación gravosa de las existentes, acordada por el término de veinticinco años a nuestros compatriotas, sus industrias i sus capitales, no fué una concesión graciosa de ese Gobierno, sino la compensación de importantes i reconocidos derechos que Chile cedió a Bolivia para poner término a las diferencias que nos separaban antes del tratado de 1874. A¡)arte, pues, del estricto deber en que se encuentra ese Gobierno de cumplir lo solemnemente estipulado a este respecto, pesa sobre él la obligación moral no menos imperiosa de no poner obstáculo al ejercicio de nuestros derechos adquiridos legalmente i por compensación. Diversas jestiones ha hecho V. S. sobre la materia objeto de esta nota ante ese Gobierno, i si bien es cierto que no ha dejado de obtener favorables promesas, lo es también que parte de las contribuciones a que me he referido, se cobran i perciben por las autoridades locales de Antofagasta, i que so anuncia como un hecho probable o casi consumado el establecimiento del resto de ellas. Mi Gobierno, por las consideraciones espuestas, no puede mirar con indiferencia estas transgresiones del pacto de 1874, i considera conveniente que V. S. pida al de Bolivia lasnspension definitiva de toda contribución posterior a la vijeucia del tratado, como asimismo de toda modificación onerosa introducida en las contribuciones existentes con anterioridad a la misma fecha. La negativa del Gobierno de Bolivia a una exijencia tan justa como demostrada, colocaría al mió en el caso de declarar nulo el tratado de límites que nos liga con ese pais, i las consecuencias de esta declaración dolorosa, pero absolutamente justificada i necesaria, serian de laesclusiva responsabilidad de la parte que hubiese dejado de dar cumplimiento a lo pactado. Dios guarde a V. S. ALEJANDRO FIERRO. A don Pedro N. Videla, Encargado de Negocios de Chile en Bolivia.


CAPITULO

MINISTERIO DE RELACIONES ESTERTORES DE BOLIVIA.

La Paz, Diciembre 13 de 1878.

Señor: En contestación al oficio que V. S. se sirvió dirijirme en fecha 2 de Julio del año corriente, apoyando, a nombre de su gobierno, la reclamación de la Compañía de Salitres de Antofagasta respecto del impuesto de diez centavos que la Asamblea Nacional de Bolivia creó en su resolución legislativa de 14 de Febrero del año anterior, me limité a acusar a V. S. recibo de dicho oficio, manifestándole haberlo pasado al señor Ministro de Hacienda, a quien correspondía resolver la espresada reclamación. Al presente tengo el honor de adjuntar a V. S., en copia certificada, el informe que, con fecha de ayer, he recibido del señor Ministro de Hacienda, en el que verá V. S. los poderosos motivos que obligan al Gobierno de esta república a apreciar de diverso modo que el de V. S. la citada reclamación de la Compañía de Salitres de Antofagasta i a ordenar, por consiguiente, la fiel ejecución de la lei dictada por la Asamblea Nacional en 14 de Febrero del año corriente. Con tal ocasión me es honroso renovar a V. S. las protestas de distinguida consideración con que soi de Y. S. atento i seguro servidor. MARTIN LANZA. A S. S. el señor Ministro Encargado de Negocios de Chile en Bolivia.

La Paz, Diciembre 11 de 1878. Señor Ministro: Tengo el agrado de prestar el informe que se ha servido usted pedir a este Ministerio relativamente a la reclamación que hace S. S. el Encargado de Negocios de laRepi\blica de Chile, por su oficio de 2 de Julio último, que ha acompañado usted en copia certificada, sobre la ejecución de la lei de 14 de Febrero del año corriente, que aprobó la transacción celebrada entre el Gobierno de Bolivia i la Compañía anónima de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, en los términos de la escritura otorgada en 27 de Noviembre de 1873, con la modificación de que la Compañía debia pagar un impuesto de diez centavos por quintal de salitre que esporte; modificación que ha sido notificada al Jerente de la espresada Compañía, i que, actq>tada por ella con el silencio, ha motivado la reclamación del excelentísimo Gobierno de Chile. Tengo también a la vista la copia certificada del oficio de S. E. el Ministro de Relaciones Esteriores de Chile, dirijida con fecha 8 de Noviembre anterior a S. S. el Encargado de Negocios de aquella república, en que, insistiendo sobre la suspension definitiva de la lei de 14 de Febrero, anuncia la disposición en que está el excelentísimo Gobierno de Chile para declarar roto el tratado de 6 de Agosto de 1874 si el de Bolivia no acepta la suspension definitiva reclamada. Para poner la cuestión en el terreno debido, me es necesario recordar que por resolución de 2 de Setiembre de 1868 i 13 de Setiembre del 70, las salitreras de todo el litoral fueron adjudicadas graciosamente, apartándose de toda disposición legal, i que las leyes de 9 i 14 de Agosto del 71 anularon todas las concesiones ilegales i los actos de la administración Melgarejo. Anulados los derechos del adjudicatario de las salitreras por el imperio de estas leyes especiales i aun por las comunes, que reglan la manera i forma con que se debia adjudicar los bienes del Estado, i atendiendo las reclamaciones de los señores Milbourne, Clark i Ca., que habían empleado crecidas sumas de dinero para implantar en el desierto una nueva industria provechosa a Bolivia, espidió el Gobierno la resolución de 23 de Abril de 1872, restriujieiido en algunos puntos la concesión primitiva i ratificándola en los demás; pero la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, a quien habían pasado los derechos de Milbourne, Clark i Ca., insistió en la modificación de dicha resolución, i el Gobierno aceptó por resolución de 27 de Noviembre de 1873 las bases de transacción que fueron presentadas por el apoderado de la Compañía, el señor doctor Belisario Pero. TOMO

I—i

PRIMERO.

17

Estos antecedentes comprueban de una manera indudable, que la transacción celebrada entre el Gobierno de Bolivia i la Compañía anónima es un contrato de carácter meramente privado, i que las condiciones que le sirven de base i fundamento dependen de la voluntad recíproca de las partes contratantes hasta que él se perfeccione, sin que en manera alguna se roce con el derecho público internacional. La transacción de 27 de Noviembre no estaba aun perfeccionada, porque el Gobierno de Bolivia no la celebro en virtud de atribución peculiar que la lei le reconociera, pues que el art. 71 núm. 25 de la Constitución de 1871, bajo cuyo imperio se contrató, así como todas las Constituciones, no le atribuye mas que la administración de los bienes del Estado; i la transacción es el ejercicio de los derechos de propiedad. El Gobierno la celebró en virtud de la lei autoritativa de 22 de Noviembre de 1872, que en su último inciso le impone la obligación de dar cuenta a la próxima Asamblea, precisamente con el objeto de revisar sus actos por la manera i forma con que hiciera uso de la facultad concedida. El señor Encargado de Negocios de Chile impugna este sentido jenuino de la autorización, creyendo en su concepto «que la lei conferia al Ejecutivo poderes absolutos sin ne»cesidad de nuevas revisiones i aprobaciones, sino de dar ^simplemente cuenta de lo obrado en los casos en que interviniese decisión de la Corte Suprema.» Grave equivocación se padece en este modo de interpretar la lei de autorización. El deber de dar cuenta de lo obrado se refiere precisamente a la facultad de transar que el Poder Ejecutivo no la tiene por las leyes, i si se habla de que en caso de que no haya avenimiento se difiera el asunto a la decisión de la Corte Suprema, es solo incidentalmente, ¡jorque esa facultad viene de la lei i no de una autorización especial; pero aun en el supuesto de que la autorización fuese para los dos casos indicados, la cláusula de dar cuenta de lo obrado no puede dejar de referirse a ellos desde que están comprendidos en el mismo período, i es tanto mas necesario i lójico este sentido de la lei, cuanto que las decisiones de la Corte Suprema no admiten revisión de otros poderes páralos efectos civiles cuestionados, }jnes que la independencia de ellos es la base de la constitución del Estado, i por el contrario, los actos por delegación están i pueden estar sujetos a revisión, siempre que el poder conferente se ha reservado esa facultad, como espinosamente lo lia hecho la Asamblea en la citada lei de 22 de Noviembre. Pero si se tratara de la interpretación de la lei, nada hai que decir al frente de la que le ha dado la Asamblea del 78 de una mauera categórica e incontestable. Ella, por la lei de 14 de Febrero, aprueba la transacción con la modificación del impuesto; luego se reconoce con la facultad de aprobar i modificar, esto es, de revisar la transacción celebrada en virtud de su autorización. Por los principios jeuerales del derecho público, consignados en toda Constitución, es atribución privativa del Poder Legislativo interpretar las leyes. La de 22 de Noviembre de 1872 ha sido interpretada por la de 14 de Febrero último en el sentido que he indicado. Esto termina toda cuestión. El señor Encargado de Negocios hace mérito del informe prestado por el Concejo departamental de Cobija., con motivo de una ordenanza votada por la junta municipal de Antofagasta, imponiendo tres centavos sobre cada quintal de salitre, i trascribe el tenor literal del informe, que rechazaba el impuesto por cuanto estaba en contradicción con el artículo 4.° de la transacción celebrada por el Gobierno Supremo i la Compañía en 27 de Noviembre de 1873, en la que se estipula que el salitre que se esporte queda libre de todo derecho de esportacion i de cualquier otro gravamen fiscal o municipal, i ademas porque existe también el tratado de límites con Chile, vijente, por el que no pueden cobrarse en el litoral nuevas contribuciones. Asegura después que en vista de las razones en que se apoya el informe, el Consejo de Estado declaró ilegal la contribución que se trataba de establecer. Para desvanecer esta equivocación, básteme trascribir el


GUERRA

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tenor literal de la resolución del Consejo de Estado, por la que aparece que no estimó las razones aducidas por el Concejo departamental, i que si declaró ilegal la ordenanza fué porque no era de carácter municipal, sino nacional. Dice así la resolución: «BOLIVIA.—PRESIDENCIA DEL CONSEJO DE ESTADO.

Sucre, Agosto 27 de 1&78. Vistos: Con lo espuesto por el Concejo municipal de Cobija, i considerando: que el impuesto que se trata de establecer sobre esportacion de salitres es de carácter nacional, se declara ilegal la contribución de tres centavos sobre cada quintal de salitre que se esporte al esterior. Tómese razón i devuélvase por conducto del Concejo departamental. REYES ORTIZ, Presidente.

Qomez, Consejero-Secretario."

El señor Encargado de Negocios en la nota de que me ocupo, i S. E. el Ministro de Relaciones Esteriores de Chile, a la que se ha dado lectura en el Ministerio de Relaciones Esteriores, entran en consideraciones de carácter mas serio e ineludible en concepto de ellos, aprecian el impuesto decretado como un ataque al artículo 4.° del tratado de límites de 6 de Agosto de 1874 que existe entre las dos repúblicas i cuyo tenor es el siguiente: «Art. 4.° Los derechos de esportacion que se impongan sobre los minerales esplotados en la zona de terreno de que hablan los artículos precedentes, no excederán la cuota de la que actualmente se cobra; i las personas, industrias i capitales chilenos, no quedarán sujetos a mas contribuciones de cualquiera clase qne sean que a las que al presente existen. j>La estipulación contenida en este artículo durará por el término de veinticinco años.» Si la cuestión se considerara aisladamente en lo relativo al impuesto, el Excelentísimo Gobierno de Chile tendría toda la razón que pretende; i seguro debiera estar que el ele Bolivia no habría dado lugar a ella, porque comprende lo sagrado de sus compromisos internacionales; pero la cuestión, como al principio he probado, es de carácter esencialmente privado; el impuesto es una de tantas condiciones que una de las partes contratantes impone a la otra por razones de reciproca conveniencia, hace parte de un contrato innominado do utides. El Gobierno ha cedido a la Compañía sus propiedades salitreras en una inmensa estension, nada menos qne cincuenta estacas de una área de seiscientos cuarenta mil metros cuadrados cada una, que abrazan todas las salitreras que existen en el Sur; i en compensación a esta liberalidad le ha exijido solamente cuarenta bolivianos anuales por estaca, renunciando a la oferta espontánea de asociarlo con participación de la décima parte de las utilidades líquidas. La Asamblea, que confirió el poder con reserva de revisar el contrato, no lo acepta en los términos pactados por el Gobierno, sino con la calidad de que la Compañía pague diez centavos por quintal que esporte. Toca, pues, aceptar o rechazar esta condición a la otra parte contratante. Si no la acepta, importa no aceptar la cesión, i la transacción quedará sin efecto; pero esto es de derecho privado, es de la esclusiva incumbencia de la Compañía, que es la otra parte contratante, única que puedo valorar la condición impuesta, según sus conveniencias. Si la Compañía niega a la Asamblea el derecho de modificar la transacción, porque en su concepto la autorización fué absoluta i sin reserva, o por otras razones, haga sus reclamaciones o deduzca su acción ante los tribunales que la lei ha establecido para decidir las cuestiones que se suscitan entre partes contratantes i para compeler a la ejecución de lo que la sentencia declare. El impuesto como cláusula de la transacción no afecta, pues, al tratado, enteramente ajeno a toda convención pri-

DEL

PACIFICO.

vada, pendiente de la voluntad de las partes contratantes, i sujeto por consiguiente a las reclamaciones por derecho privado ante los tribunales, en caso de no haber avenimiento, pero de ninguna manera a las diplomáticas. Al terminar este informe debo recordar al señor Ministro de Relaciones Esteriores que el deber del Gobierno es ejecutar las leyes, i que si espontáneamente i en homenaje a las altas consideraciones que debe al excelentísimo Gobierno de Chile suspendió temporalmente la ejecución de la de 14 de Febrero, una vez dada la contestación a sus observaciones, apoyándose en razones que no pueden dejar de ser atendidas, debe anunciarle que se procede a la ejecución de dicha lei según se tiene acordado en consejo de Gabinete. Con sentimientos de alta consideración me suscribo atento seguro servidor. SERAPIO REINES ORTIZ. Al señor Ministro de Gobierno i Relaciones Esteriores. LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

La Paz, Diciembre 1J¿ de 187S. Señor Ministro: En la tarde de ayer se ha recibido en esta Legación el oficio de V. E., de la misma fecha, con el informe en copia, que V. E. se ha servido adjuntar, del señor Ministro de Hacienda, en el que espone ios poderosos motivos que obligan al Gobierno de esta república a apreciar de diverso modo que el mió la reclamación que he tenido el honor de entablar con motivo del impuesto de diez centavos por cada quintal ele salitre que esporta la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, creado por lei de 14 de Febrero de este año, i qne, en consecuencia, el Gobierno de V. E. ordenará la fiel ejecución de la lei citada. Limitándome a acusar a V. E. recibo de su oficio de ayer, me apresuraré a trasmitir por el correo próximo a mi Gobierno la copia de la nota informe del señor Ministro de Hacienda, permitiéndome rogar a V. E. se sirva esplicarme si la orden a que se refiere V. E. en el oficio que contesto se ha dado ya, o esperará su Gobierno, como V. E. me lo insinuó en conferencia de 11 elel corriente, a que el mió tome conocimiento del oficio que voi a trasmitirle. Aprovecho esta nueva ocasión para manifestar a V. E. los sentimientos de distinguida consideración con que me suscribo de V. E. mni atento seguro servidor. P. N. Y l D E L A . A S. E. el señor Ministro de Gobierno i Relaciones Esteriores de Bolivia. MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE BOLIVIA.

Lee Paz, Diciembre 1S de 187S. Señor : En contestación al oficio que tuve el honor de dirijir a V. S., con fecha 13 del actual, acompañando el informe que el señor Ministro de Hacienda pasó a este Ministerio, relativo a la reclamación qne hizo V. S. respecto del impuesto creado por la leu de 14 de Febrero del presente año, sobre los salitres que esporta la Compañía de Antofagasta, i en que espresé a V. S. que mi Gobierno estaba dispuesto a ordenar la ejecución de la lei citada, se sirve V. S. manifestarme el deseo de saber si la orden mencionada ha sido ya dada por el Gobierno de Bolivia, o bien si éste, para espedirla, es¡)erará a que el ele Chile tome conocimiento de dicha determinación, debiendo V. S. trasmitirla por el correo próximo. En vista de la respuesta que V. S. reclama en el asunto i considerados los perjuicios que la suspensión transitoria del impuesto citado ocasionaría al pais, si ella se prolongase por mas tiempo, debo decir a V. S. que en esta fecha se ha ordenado por el Ministerio de Hacienda a las autoridades del litoral hagan efectivo dicho impuesto, en conformidad a la lei de 14 de Febrero del año epie termina. Lo que tengo el honor de comunicar a V. S., repitiéndome su mui atento seguro servidor. MARTIN LANZA. A S. S. el Encargado de Negocios de la República de Chile en Bolivia.


CAPITULO

LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

La Paz, Diciembre 19 de 1878. Señor Ministro: Contra las mas fundadas previsiones, el reclamo formulado por esta Legación, con motivo del impuesto sobre los salitres, acaba de recibir una solución tan repentina como inesperada. En la parte final de mi nota número 71, fecha 2 8 de Noviembre, anunciaba yo a V . S. que este Gobierno se había por fin decidido a suspender la ejecución de la leí que estableció aquel impuesto, mientras llegaban oficialmente a conocimiento de V . S. las razones en que él se apoya para creerse obligado a hacerla cumplir. Estas razones debían ser espresadas en una nota que a mí se me dirijia en contestación a mi oficio del 2 de Julio, i que yo a mi turno trasmitiría inmediatamente a V . S. a fin de que se impusiera de las ideas i propósitos de este Gobierno. En efecto, el 13 de Diciembre recibí una nota del señor Ministro de Relaciones Esteriores, destinada a remitirme un informe dado sobre el reclamo por el señor Ministro de Hacienda, i a anunciarme que, en vista de las consideraciones espuestas en ese informe, su Gobierno se consideraba en la obligación imperiosa de ordenar la ejecución de la mencionada lei. V . S. se impondrá de estos dos documentos por las copias números 1 i 2 que encontrará entre los anexos. Como el señor Ministro de Relaciones Esteriores se limitaba a anunciarme que su Gobierno tenia ¡poderosos motivos para mandar ejecutar la íei, sin indicarme si ya se había tomado esta medida, le dirijí al dia siguiente una nota, interrogándole sobre el particular. Esta nota figura entre los anexos bajo el número 3. Pasaron todavía tres dias sin que se me diera contestación alguna, i solo ayer recibí la nota que Y . S. puede ver en la copia número 4. En ella se me anuncia categóricamente que la orden de ejecutar la lei está ya espedida i que por el correo de hoi debe ser mandada al litoral; colocado en tal situación, no cabia vacilación posible i, dando fiel cumplimiento a las instrucciones que de Y . S. recibí en nota del 8 de Noviembre, pasé al Ministerio de Relaciones Esteriores el oficio que en copia verá Y . S. en el anexo número 7. Colocada la cuestión en tan difícil terreno, ¿cuál es la actitud que asume mi gobierno i qué es lo que debe hacer esta Legación? Cuestiones son éstas que exijeu una inmediata contestación de Y . S., i confiadamente espero que Y . S. me comunique con toda oportunidad las resoluciones que mi gobierno adopte i me señale el camino que ahora clebo seguir. La Legación está seriamente comprometida ante este Gobierno, i es necesario obrar con toda prudencia, a fin de que, cuando llegue el caso de su retiro, éste se verifique con todo decoro i dignidad. Hoi remito al Cónsul de Ántofagasta una copia de mi última nota a este Gobierno i le recomiendo que comunique en el acto a V . S. lo pue allí suceda. Dios guarde a V . S. P. N. AI señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. (COPIA NÚMERO

VIDELA.

5.)

La Paz, Diciembre 1J/. de 1878. Señor Ministro: En diferentes conferencias verbales que lie tenido el honor de celebrar con V . E. i con su colega el señor Ministro de Hacienda, he tenido ocasión de llamar la atención de V . E. sobre la creación i modificación de algunas contribuciones municipales establecidas en la ciudad de Ántofagasta por aquella Municipalidad, con aprobación del Gobierno. Esas contribuciones son las siguientes: la primera, conocida con el nombre de derecho adicional, que percibe la Compañía de lanchas; la segunda, un aumento escesivo i oneroso del impuesto de lastre a favor de la Municipalidad, i, finalmente, la contribución de alumbrado que ha

PRIMERO.

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motivado reclamos i ' resistencias de parte del vecindario i en especial de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Ántofagasta. Sabe V. E. que por el artículo 4.° del tratado de Agosto de 1874 que existe entre ambas repúblicas, las personas, industrias i capitales chilenos no quedaron sujetos a mas contribuciones, de cualquiera clase que sean, que a las que a la fecha del tratado existían. Sabe ademas Y . E. que la exención de toda clase de contribuciones nuevas o de todo aumento o modificación gravosa de las existentes, acordada por el término de veinticinco años a mis conciudadanos, sus industrias i sus capitales, no fué una concesión graciosa del gobierno de Bolivia, sino compensación de importantes i reconocidos derechos que Chile cedió a Bolivia para poner término a las diferencias que nos separaban antes del tratado de 1874. Fuera, pues, del estricto deber en que se encuentra el gobierno de V. E. de cumplir lo solemnemente estipulado a este respecto, pesa sobre él la obligación moral no menos imperiosa de no poner obstáculo al ejercicio de nuestros derechos adquiridos legalmente i por compensación en el trascurso de algunos años. En algunas ocasiones que tratamos este asunto con el señor Medina, Ministro de Hacienda en propiedad, animados ambos de un espíritu leal i conciliador, estuvimos de acuerdo en que, aprovechando de la visita oficial que debía practicar el señor Ministro en el litoral, tendría la ocasión de llamar la atención de la municipalidad de Ántofagasta, a fin de cortar o arreglar el reclamo de que hago mérito. Últimamente también he tenido ocasión de dar a Y . E. lectura i dejarle copia de una nota del señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile, número 21, de fecha 8 de noviembre último, por la que mi gobierno juzga que si se insiste en establecer esos impuestos bajo cualqniera forma o denominación, ello importaría un ataque directo al tratado de 1874 i que en consecuencia reclame del gobierno de V . E. la suspensión definitiva de toda contribución posterior a la vijencia del tratado, como asimismo'de toda modificación onerosa introducida en las contribuciones existentes con anterioridad a la-misma fecha. La negativa de liarte del gobierno de V . E. a una exijencia tan justa como evidente, colocará a mi gobierno en 'el duro caso de declarar nulo el tratado de límites que nos liga con este pais, i las consecuencias de.esta declaración dolorosa, pero absolutamente justificada i necesaria, serian de la esclusiva responsabilidad de la parte que hubiere dejado de dar cumplimiento a lo pactado. Aprovecho esta oportunidad para renovar a Y . E. las consideraciones de señalada estimación con que me suscribo de V . E. atento i seguro servidor. P . N . VIDELA. Al escelentísimo señor Ministro de Eelaeiones Esteriores de Bolivia. Está conforme.—FRANCISCO (COPIA

YALDES

NÚMERO

VERGAKA..

6.)

La Paz, diciembre 17 de 1878. Señor: He recibido la atenta nota de V . S. de fecha 14 del corriente, anotada con el número 38, en la que V . S. se sirve manifestarme que'en diferentes conferencias verbales que V . S. ha tenido conmigo i con mi colega el señor Ministro de hacienda, ha tenido la ocasión de llamar la atención de mi gobierno sobre la creación i modificación de algunas contribuciones municipales establecidas en la ciudad de Ántofagasta, tales como la conocida con el nombre de derecho adicional qne percibe la Compañía de lanchas, la de un aumento escesivo i oneroso del impuesto de lastre i la contribución de alumbrados. Que el señor ministro de Hacienda, doctor Doria Medina, de acuerdo con V . S., le habia ofrecido que, aprovechándose de la visita oficial que debia practicar en el litoral, tendría ocasión de llamar personalmente la atención de la municipalidad de Ántofagasta a fin de arreglar el reclamo de que V . S. hace mérito. Que


GUERRA

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en consecuencia V . S. reclama de mi gobierno la suspensión definitiva de toda contribución posterior a la vijencia del tratado de 1874, como asimismo de toda modificación onerosa introducida en las contribuciones existentes con anterioridad a la espresada fecha. Limitándome al presente a acusar a V . S. recibo de su mencionada comunicación i reservándome dar contestación a ella inmediatamente que este ministerio tenga los informes que espera recibir del señor ministro Doria Medina, igualmente que del Concejo municipal de Antofagasta, me es grato renovar a V . S. las protestas de distinguida consideración con que soi de V . S. atento i seguro servidor. —(Firmado.)=MABTiN

LANZA.

A S. S. el señor Ministro Encargado de Negocios de Chile en Solivia.

Está conforme.—FRANCISCO VALDES VERGARA. (COPIA NUMERO

7.)

La Paz, Diciembre 18 de 1878. Señor: Acaba de recibir esta Legación el oficio de V . E. fecha de hoi, i, vista su importancia, me apresuro a acusar a V . E. el correspondiente recibo. Me anuncia V . E. que, considerados los perjuicios que recibiría el pais si se prolongase todavía la suspensión transitoria del impuesto sobre los salitres que esporta la Compañía de Antofagasta, con esta misma fecha el Ministerio de Hacienda ha ordenado a las autoridades del litoral que hagan efectivo dicho impuesto en conformidad a la lei de 14 de Febrero del año que termina. V . E. me permitirá manifestarle la estrañeza con que he tomado conocimiento de esta determinación, que de una manera tan violenta viene a poner término a la discusión aun pendiente a que habia dado oríjen el reclamo formulado por esta Legación con fecha 2 de Julio del corriente año. Hace solo cuatro dias que he tenido el honor de recibir la contestación oficial de V . E. a ese reclamo, i antes de que yo haya podido remitirla a mi Gobierno, el de V . E. toma una medida de grave trascendencia i que desvanece toda esperanza de arreglo. No niego el derecho que el Gobierno de V . E. tiene para dar las órdenes que estime convenientes; pero me sorprende que desde luego se ordene poner en vijencia un impuesto sobre el que hai un reclamo pendiente, i cuando la discusión, lejos de estar agotada, acaba de ser tranquilamente iniciada. Ni mi Gobierno ni el de V . E. han joodido apreciar- los fundamentos en que sus recíprocas exijencias se apoyan, i sin embargo hoi ha dictado el Ministerio de Hacienda una orden que hace ya imposible esa necesaria apreciación, para la cual eran indispensables mucho tiempo i mucho estudio. He recibido también la nota en que Y . E. contesta a mi reclamo sobre los impuestos municipales de Antofagasta, haciéndome saber que, para tomar una resolución, espera los informes del señor Ministro de Hacienda, doctor Medina, que se encuentra en el litoral. A este respecto me permito recordar a Y . E. que yo debía esperar de parte del Gobierno de Y. E. un procedimiento análogo tratándose del reclamo sobre el impuesto del salitre. V . E. sabe, i lo sabe también el señor Ministro de Hacienda interino, señor Reyes Ortiz, que el señor Medina habia convenido conmigo en respetar el statu quo, es decir, la supresión temporal del impuesto, hasta que la discusión no estuviese enteramente agotada, lo que no podría suceder sino a su regreso de Chile, donde él trataría de arribar a algún arreglo. La comunicación de V . E., que voi contestando, destruye todas las espectativas de una solución tranquila i conciliadora, i cierra el paso a toda discusión. Por mi parte, señor Ministro, dejo testimonio de que en lajestion de este asunto—descausando en la evidente justicia del reclamo que he hecho a nombre de mi Gobierno—no he perdonado esfuerzo para arribar a un desenlace prudente i tranquilo. Agotados estos medios i en presencia del oficio de V . E. fecha de hoi, que tengo a la vista, cumplo con el solemne i doloroso deber de declarar a Y. E., a nombre de mi Go-

DEL

PACIFICO.

bierno, que la ejecución de la lei que grava con un impuesto a la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, importa la ruptura del tratado de límites de 6 de Agosto de 1874, hoi vijente entre Chile i Bolivia, i que las consecuencias de esta declaración serán de la esclusiva responsabilidad del gobierno de Bolivia. Reiterando a V . E. las consideraciones de mi estimación i aprecio, me suscribo de V . E. atento i seguro servidor. P. N. VIDELA. Al excelentísimo señor Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia.

Está conforme.—FRANCISCO VALDES VERGARA. MINISTERIO DE RELACIONES

ESTERIORES.

Ija Paz, Diciembre 26 de 1878, Señor: Al acusar a V . S. recibo de mi oficio de 18 del corriente, en el que, satisfaciendo al deseo que V . S. me espresó en nota anterior, de saber si la orden de hacer efectivo el impuesto de 10 centavos sobre los salitres que esporta la Compañía de Antofagasta, habia sido ya dada por mi Gobierno, o bien si éste, para espedirla, esperaría que el de Chile tomase conocimiento de dicha determinación, a lo que tuve el honor de responder que se habia ya dado la orden mencionada por el Ministerio de Hacienda, V . S. se sirve manifestarme la estrañeza con que ha tomado conocimiento de esa resolución que, a su juicio, termina de una manera violenta la discusión aun pendiente a que dio oríjen el reclamo formulado por esa Legación, cuyos fundamentos considera V . S. que deberán ser apreciados en mucho tiempo i con mucho estudio; que esperando mi Gobierno los informes del señor Ministro de Hacienda, doctor Medina, respecto de la reclamación de V . S. sobre los impuestos municipales de Antofagasta, debia también adoptar un procedimiento análogo tratándose del impuesto sobre salitres; que mi líltima contestación destruye todas las espectativas de una solución tranquila i conciliadora i cierra el paso a toda discusión, i que, en consecuencia, cumple V . S. con el deber de declarar, a nombre de su Gobierno, que la ejecución de la lei que grava con un impuesto a la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, importa laruptura del tratado de límites de 6 de Agosto de 1874, hoi vijente entre Chile i Bolivia, i que'las consecuencias de esta declaración serán de la esclusiva responsabilidad del Gobierno de Bolivia. Por la contestación que he tenido el honor de dar a V . S. en oficio de 18 del mes actual, acompañando el informe respectivo del señor Ministro de Hacienda, sobre la naturaleza del impuesto creado por la lei de 14 de Febrero del año corriente, V . S. ha debido apreciar los motivos particulares que han obligado a mi Gobierno a poner en ejecución la citada lei, motivos entre los cuales se hace notable: el de que el impuesto reclamado por V . S. es solo procedente de un contrato privado entre la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta i mi Gobierno,, no p u diendo él, por lo tanto i como cláusula de transacción privada, afectar al tratado de Chile i Bolivia, que debe ser ajeno a toda convención particular. Espuestos dichos motivos, en satisfacción al reclamo de V . S., i no pudiendo quedar por mucho tiempo sin ejecución la lei citada de la Asamblea Nacional, que solo fué suspendida transitoriamente a causa de la reclamación de V . S. i por deferencia al excelentísimo Gobierno de Chile, comprenderá V . S. que mi Gobierno no ha hecho mas que cumplir con un deber constitucional al decretar la vijencia de la lei mencionada, sin que esto importe, como supone V . S., el término de toda discusión, ni menos una ruptura del tratado de 6 de Agosto de 1874, pues que V . S. olvida que, aun para el caso de que se susciten cuestiones sobre su iutelijencia i ejecución, el artículo 2.° del tratado complementario abre, en beneficio de parte de ambas naciones, el recurso arbitral. Con respecto al último reclamo de V . S. sobre los impuestos municipales de Antofagasta, deseoso mi Gobierno


CAPITULO P R I M E R O . de que las cuestiones a que han dado lugar esos impuestos se arreglen de un modo amigable i conciliador, no ha tenido inconveniente en deferir a la insinuación de V. S., esperando, para tomar una resolución conveniente, los informes del señor Ministro de Hacienda Doctor Medina; por manera que debo por mi parte manifestar a V. S. la estrañeza con que he recibido la declaración que V. S. se sirve hacer respecto de ruptura del tratado de 1874, a nombre del Excmo. Gobierno de Chile, en el oficio a que tengo el honor de contestar. Rogando a V. S. que, al elevar al conocimiento de su Gobierno los antecedentes de la cuestión que nos ocupa, se sirva también acompañar a ellos el presente oficio, tengo el honor de renovar a V. S. las espresiones de distinguida consideración con que soi de V. S. atento i seguro servidor. MARTIN LANZA. A l señor Encargado de Negocios de Chile. —Presente.

La Paz, Diciembre SG ele 1878. Señor: He tenido la honra de recibir el oficio que V. E. me ha dirijido con fecha de hoi, en contestación a mi nota número 40, fecha 18 del presente. Limitándome a acusar a V. E. recibo de dicho oficio, reitero a V. E. las consideraciones de aprecio con que me suscribo su atento seguro servidor. (Firmado) P. N. VlDELA.

Al excelentísimo señor Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia.

Está conforme.

Francisco Váleles Vergara.

LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

(1)

La Paz, Noviembre S8.de 1878. N.° 71. Señor Ministro: Por el correo que llegó anteayer a esta ciudad se recibió en esta Legación la nota de ese Ministerio, número 21, de fecha 8 del corriente, qnc me apresuro a contestar en vista de la importancia del asunto que V. S. me recomienda. El lunes 25 del presente habia ya tenido una larga conferencia de dos horas en la sala de despacho del Ministro de Relaciones Esteriores, hallándose ademas presente el señor Ministro de Hacienda interino. A dicha conferencia habia sido invitado por nota verbal por el señor Ministro de Relaciones Esteriores para tratar de la cuestión del impuesto salitrero. Sabia ademas yo por conducto fidedigno que este Gobierno estaba ya resuelto a mandar ejecutar en el litoral el decreto sobre el impuesto salitrero. Tratamos i discutimos bajo todas sus faces el mencionado decreto, sosteniendo con igual firmeza por una i otra parte, ya la legalidad del impuesto o su rechazo, por ser abiertamente contrario al tratado de 1874, sin arribar a ningún acuerdo. Toda la discusión recayó sobre el ¡junto capital, oríjen de la presente cuestión, a saber: sobre la intelijencia de una lei dictada por la Asamblea en 22 de Noviembre de 1872, en Sucre, por la que se autoriza al Poder Ejecutivo para transar sobre indemnizaciones i otros reclamos pendientes contra el Estado. De la aplicación o interpretación del testo de dicha lei, se deduce la legalidad o nulidad del impuesto decretado en Febrero de este año por la Asamblea. Me permito, con este motivo, llamar la atención del señor Ministro al contenido de una nota, número 30, de fecha 2 de Julio del corriente año, que pasé a este Gobierno entablando el reclamo sobre el impuesto, i cuya copia elevé a ese Ministerio. Allí encontrará V. S. el testo íntegro de la lei a que me refiero i apuntadas todas las razones que, a juicio de esta Legación, justifican la ilegalidad del decreto (1) Esta nota es contestación a la del señor Ministro Alejandro Fierro, de fecha 8 de Noviembre, inserta en la pajina 16. TOMO 1—5

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por ser abiertamente contrario al tratado de Agosto de 1874. Pero los señores Ministros de Relaciones Esteriores i de Hacienda sostienen que la transacción celebrada con la Compañía Salitrera, en virtud de la lei recordada, debió ponerse en conocimiento del Congreso para la aprobación, sin cuyo requisito no era definitiva, i que, de consiguiente, la Asamblea pudo en Febrero de Í878 aprobar esa transacción i concesión con la modificación que ella impuso, así como la Compañía era libre para aceptar o rechazar. Cada cual nos hemos • mantenido, como digo a V . S., en nuestras respectivas opiniones, sin arribar a resultado alguno. En seguida los dos Ministros me espusieron que el Gobierno iba a hacer ejecutar la lei. A esto contesté que habia un statn quo que debíamos respetar, acordado con el señor Ministro de Hacienda en propiedad, señor Medina, hoi ausente en el litoral, a saber: que el decreto quedara en suspenso mientras se discutía el reclamo diplomático iniciado por esta Legación. Reforcé este argumento con algunas otras consideraciones, i al fin se convino que tendríamos otra conferencia para que ellos pudieran consultar la opinión del señor Presidente. Cuando recibí, pues, la nota de V . S. en que me recomienda que exija con firmeza la abrogación o suspensión definitiva del decreto sobre impuesto salitrero, como las demás contribuciones municipales creadas o modificadas en el litoral, fui en el dia mismo invitado a continuar nuestras conferencias con los señores Ministros de Relaciones Esteriores i de hacienda interino. Hoi, a las 12 M., tuvo lugar esta segunda conferencia, i di, como Y. S. me recomienda, lectura a su nota número 2Í, de 8 del corriente, a los señores Ministros, i les dejé ademas copia, por haberlo ellos solicitado. Cumpliendo yo por mi parte con lo que Y. S. me recomienda, ellos entraron a manifestarme que tenían orden del señor Presidente de poner en mi conocimiento que el decreto se iba a ordenar que se ejecutase en el litoral. Por mi parte repuse que no pretendía poner obstáculo alguno a, semejante orden, pero me permitía espresar a los señores Ministros, con todo el respeto debido, que, a mi juicio, con dicha orden se quebrantaba el staÁu quo fundado en un compromiso formal contraído entre el señor Ministro de Hacienda, señor Medina, i el Encargado de Negocios de Chile; que ademas podia aseverar a los señores Ministros, para que así lo trasmitiesen al señor Presidente de la Repiíblica, que a juicio de mi Gobierno, con la ejecución del decreto, el tratado de Agosto de 1874 era abiertamente infrinjido, i que en tal caso las consecuencias i responsabilidades cesarían sobre aquel que las hubiera motivado. Agregué que no encontraba correcto ni amistoso el procedimiento desde que estaba pendiente un reclamo formal de mi Gobierno, i desde que aun no eran conocidos de un modo oficial por el Gobierno de Chile las razones i fundamentos que tuviera el de Bolivia para sostener su decreto, cuando era notorio que no se me habia contestado la nota de 2 de Julio del corriente año, en la que constaba el reclamo de esta Legación i las razones en que lo fundaba. Al fin, después de serias reflexiones, convinieron los señores Ministros en volver a hablar con el señor Presidente, darle a conocer la nota de Y. S., prometiéndome, antes de despachar el correo, avisarme por esquela el resultado. Acabo en este momento de recibir en la Legación al oficial mayor del Ministerio de Relaciones Esteriores, quien viene a comunicarme, a nombre del señor Ministro, que han 'acordado en Consejo de Gabinete suspender la orden de ejecución del decreto sobre el impuesto salitrero hasta que mi Gobierno tenga conocimiento, por medio de una nota contestación a la mia de Julio 2 de 1878, de las razones que tiene el de Bolivia para hacer cumplir la lei de la Asamblea. No me estiendo mas, señor Ministro, porque el eorreo no me deja mas tiempo de que disponer. Dios gnarde a V . S. P. Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile.

N.

VIDELA.


22

GUERRA

DEL

MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES.

Santiago, Diciembre 28 de 1878. He leido con interés la comunicación de V. S., fecha 2 8 de Noviembre próximo pasado, en la cual, entre otras cosas, me participa V . S. lo que sigue: Que el lunes 25 de Noviembre, antes de recibir mi nota del mismo mes, habia celebrado V . S . una conferencia con ese señor Ministro de Relaciones Esteriores, a la cual asistieron también los Ministros del Interior i de Hacienda. Discutido el asunto a que dicha nota se refiere, por espacio de dos horas, no arribaron a acuerdo alguno. Los señores Ministros persistieron con firmeza en sostener que el impuesto sobre los salitres era legal i que no contrariaba el tratado de 1874, porque el contrato de la Compañía Salitrera celebrado con el Gobierno debió ser sometido a la Asamblea, la cual no alcanzó a discutirlo ni a tomarlo en consideración en 1874, por lo que la Asamblea de 1878 ha podido con perfecto derecho ocuparse de ese privilejio o concesión, que debia ser revisado por ella, i prestarle su aprobación bajo la condición de pagar diez centavos poicada quintal de salitre que esportase la Compañía agraciada. Agrega V . S. que inmediatamente después se trató del statti quo i que los señores Ministros manifestaron la resolución que tenían de hacer ejecutar el decreto que ordena hacer efectiva esa contribución. En vista de las razones espuestas jior V . S., se convino al fin en hablar con S. E. el Presidente i en tener una nueva conferencia con V . S., la que tuvo lugar el 28 de Noviembre, encontrándose presentes los mismos señores Ministros, quienes dijeron a V . S. que se habia resuelto en Consejo de Gabinete cobrar el impuesto desde luego. V . S. entonces dio lectura a mi nota del 8 de Noviembre, trabándose nuevamente discusión, no ya sobre el fondo del asunto, sino sobre la ejecución inmediata del decreto. V . S. hizo presente que si se ejecutaba en el litoral, mi Gobierno consideraría roto el tratado de 1874 por ese solo hecho, i las cosas se retrotraerían al estado en que se encontraban antes de los tratados, agregando que para V . S. era estraña la resolución que se-tomaba estando pendiente un reclamo formal i que la ejecución del decreto significaba que el Gobierno de Bolivia pretendía resolver por sí solo la cuestión, haciéndose justicia en causa propia i desestimando el reclamo de Chile hasta el punto de no contestar la nota de Julio ni dar siquiera por escrito las razones qne tiene para sostener su derecho. Ademas, hizo notar V . S. que la resolución tomada por el Ministerio de Bolivia a última hora, era contraria a un compromiso formal celebrado entre V. S. i el señor Medina, Ministro de Hacienda en propiedad, para respetar el statu quo, suspendiendo temporalmente el decreto que hace efectiva la contribución hasta que se resolviese la jestion diplomática 2X'iidiente. Por último, V . S. declaró que hacia pesar sobre el Gobierno de Bolivia las consecuencias de esta medida que consideraba violenta i poco amistosa. Los señores Ministros manifestaron a V . S. que volverían a hablar con S. E. el Presidente, i como V . S. observase que necesitaba una contestación categórica sobre esta emerjencia antes de la salida del correo, para lo cual solo faltaban cuatro horas, se dio por terminada esta segunda conferencia para poner en conocimiento de S. E. el Presidente lo que en ella se habia tratado i trasmitir en seguida a la Legación del cargo de V . S. la contestación reclamada. Una hora después el oficial mayor de ese Ministerio de Relaciones Esteriores se. presentó a V . S. diciéndole que los señores Ministros habían acordado en consejo suspender toda medida hasta que se pasase a V . S. 'la contestación a su nota de 2 de Julio, i pudiese V . S. de esta manera informarse de los fundamentos en que se apoyaba el Gobierno de Bolivia para sostener el impuesto.

PACIFICO.

La importancia de estas conferencias, que dan un testimonio de las jestiones practicadas por V . S. en este grave negocio, aconsejan a este Ministerio consignar en el presente oficio los detalles que quedan espuestos. Dios guarde a V. S. ALEJANDRO FIERRO. Al señor Ministro Encargado de Negocios de Chile en Bolivia.

VI MINISTERIO DE HACIENDA E INDUSTRIA.

Bolivia—La

Paz, Diciembre 17 de 1878. Núm. 214.

Al señor Prefecto del departamento de Cobija. Señor: La Asamblea Constituyente aprobó la transacción celebrada por el Ejecutivo en 27 de Noviembre de 1873 con el apoderado de la Compañía anónima de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, a condición de hacer efectivo un impuesto de diez centavos en quintal de salitre esportado, i esta lei fué promulgada con las formas legales, i aun notificada al j érente que representa la sociedad anónima. Suspendida su ejecución por reclamo diplomático que dirijió al Gobierno el señor Encargado de Negocios de la República de Chile, no se ha podido arribar a acuerdo alguno en las diferentes conferencias que han tenido lugar i aun después de la contestación formal dada a la reclamación, i en esta virtud el señor Presidente de la República, oyendo al Consejo de Ministros-, me ordena decir a usted que haga efectivo el mencionado impuesto desde la promulgación de la lei. El Gobierno ha tenido en consideración que uno de sus deberes indeclinables consignado en el artículo 89, atribución 5. de la Constitución del Estado, es ejecutar i hacer cumplir las leyes; i no habría podido permitirme la suspensión definitiva de la citada lei de 27 de Noviembre sin incurrir en una grave responsabilidad, defraudando recursos fiscales que la lei ha creado, i que cada vez se hacen mas necesarios por el desequilibrio de la hacienda pública, causado por la quiebra en la contribución indijenal, en los diezmos i otros ramos. Por esta consideración primordial i otras que militan en apoyo de la lejitimidad con que la Asamblea aprobó la transacción con la modificación del impuesto, se ha decidido el señor Presidente -Provisorio de la República a dar a usted la orden indicada, que espera será fielmente cumplida. Dios guarde a usted. a

DAZA.—Serapio Beyes

Ortiz.

Está conforme.—R. S. Galvarro, secretario.

YII CONSULADO JENERAL DE CHILE EN BOLIVIA.

Antofagasta,

Enero

8 de 1878.

Señor Prefecto: Se ha puesto en conocimiento de este Consulado por el jerente de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, que el dia de ayer se le ha notificado una orden de pago i embargo dictada por esta Prefectura., por la suma de 90,000 i mas pesos, en el término de tres dias, suma proveniente de derechos de esportaelon de salitre. El señor Prefecto sabe que el señor Ministro de Chile en La Paz jestionaba para que se suspendiese la ejecución de la lei de 14 de Febrero de 1878, i que mi Gobierno cree está en abierta oposición al tratado de 1874, vijente entre ambas repúblicas, i que asegura por el término de 25 años la exención de toda contribución a las personas, industrias i capitales chilenos. Por otra parte, debo comunicar al señor Prefecto que mi Gobierno oportunamente ha dado instrucciones al Ministro, señor Videla, a fin de que reclame la suspensión de


CAPITULO P R I M E R O . la lei citada, i abriga la firme esperanza de que el de Bolivia no desoirá el llamamiento que le hace a la conciliación i a la discusión tranquila de esta cuestión, i que se apresurará a ordenar la suspensión de la mencionada lei, la cual una vez ejecutada por medios violentos traería una situación gravísima para ambas repúblicas. Dados estos datos i antecedentes, usted comprende, sé- . ñor Prefecto, que es deber de todos propender por cuantos medios sean posibles al término fácil i espedito de esta cuestión, i presentar una situación llana i abordable en todo tiempo, de tal suerte que no haya motivo alguno para que todo termine tranquilamente i a satisfacción de ambos gobiernos. Deber mió es apelar a la ilustración, intelijencia i recto criterio del señor Prefecto, a fin de que, mirando el asunto de que se trata con toda la calma e inspirándose en los sentimientos de elevado patriotismo que lo caracterizan, dé tiempo a que el gobierno de la república, conociendo las razone s que se alegan por mió para que no se lleve a efecto la lei de 14 de Febrero resuelva definitiva i perentoriamente. La snspension por unos cuantos dias en el cobro de la contribución aludida no puede ofrecer dificultad alguna ni compromete la responsabilidad del jefe político que la autorice, pues ella no tendería sino buscar un medio conciliatorio para el arreglo sencillo i fácil del asunto. Después de lo cs.pnesto, apelo, una vez mas, señor Prefecto, a los sentimientos que antes he invocado, a fin de que, mirando con tranquilidad este asunto, se sirva ordenar la suspensión del juicio iniciado contra la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, mientras que el ilustrado Gobierno de la nación, oyendo los reclamos del mió, resuelva lo que crea conveniente. Con sentimientos de distinguida consideración, tengo el honor de ofrecerme de usted atento i seguro servidor. S.

REYES.

Al señor Prefecto del departamento. —Presente. •

PREFECTURA I SUPERINTENDENCIA DEL

»i

DE HACIENDA I MINAS

DEPARTAMENTO DE COBIJA.

Núm. 1. Antofagasta, Enero 9 de 1879. Señor: Se halla en mis manos su aprcciablc oficio, de 8 del corriente, N.° 1, en el que se sirve usted solicitar que esta Prefectura suspenda los efectos de la orden suprema de 17 de Diciembre último, apoyando su petición en que el señor Encargado de Negocios de Chile aun reclama, cerca de mi Gobierno, la suspensión definitiva de la lei de 14 de Febrero del año próximo pasado, sancionada por la Asamblea Constituyente reunida en Noviembre del 77. En respuesta, tengo a bien decir al señor Cónsul que, como Prefecto del departamento, mis atribuciones se reducen, en este orden, a hacer cumplir las resoluciones supremas, cuando ellas, como ahora, no se oponen a la Constitución i demás leyes del Estado. En este sentido me es sensible manifestar que no puedo acceder a la solicitud del señor Cónsul sin dejar de cumplir las prescripciones que mi deber me impone. No quiero, señor Cónsul, espresar que la cuestión que nos ocupa ha sido ya suficientemente discutida i que la solución de mi Gobierno ha sido espedida después ele las notas cambiadas entre el señor Ministro de Relaciones Esteriores i ePseñor Encargado de Negocios de Chile. Con sentimientos de particular aprecio soi del señor Cónsul A. S . SEVERINO ZAPATA. Al señor Cónsul de Chile en Antofagasta.

Son conformes. El secretario,

á

Presente.

23

VIII A continuación publicamos las notas i demás documentos cambiados entre el Cónsul chileno i el Prefecto del departamento de Antofagasta: EN NOMBRE

DE L A LEI.

El ciudadano Severino Zapata, Prefecto i Superintendente de Hacienda i Minas del departamento, Ordena i manda: que el dilijenciero de hacienda José Félix Váida, apremie i conduzca ala cárcel pública a Jorje Hicks, Jerente i Representante de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, deudor al fisco de la cantidad de noventa mil ochocientos cmirenta i ocho bolivianos trece centavos. Asimismo, trabará embargo de los bienes de dicha Compañía, suficiente a cubrir la cantidad adeudada, depositando en persona abonada i fiable por derecho, pues que así se tiene mandado por decreto fecha 6 de los corrientes. Requiere a todos los depositarios de la fuerza pública, presten los auxilios necesarios para la ejecución de este mandamiento. Antofagasta, Enero 11 de 1879. SEVERINO ZAPATA.

En el puerto de Antofagasta, a horas doce del dia once de Enero de mil ochocientos setenta i nueve, yoel dilijenciero de hacienda, en cumplimiento del manda, miento anterior, trabé embargo de los bienes de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, consistentes en un terreno colindante por el Sur con la calle de Bolívar; por el Norte, con el establecimiento de la Sociedad Beneficiadora de Metales; por el Poniente, con la calle de Colon i por el Naciente con terrenos vacantes. Trabé igualmente embargo de nueve casas edificadas dentro del establecimiento, i de dos grandes depósitos de salitre elaborado, los que se pusieron a cargo del depositario don Eulojio Alcalde, quien fué nombrado para el efecto, siendo persona abonada i solvente, que, aceptando el nombramiento, firma en comprobante. No pnde apremiar la persona de don Jorje Hicks, por no ser habido, i lo que siento por dilijencia, firmando el depositario i dos testigos, de que certifico.—E. ALCALDE.—PEDRO

CABALLERO.—MATÍAS

IRIGOYEN.— JOSÉ

VALDA, dilijenciero de hacienda.

FÉLIX

Enero 13 de 1879. Señor Prefecto: Orijinal tengo a la vista una comunicación que el señor Jorje Hicks, representante legal de la Compañía Chilena de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, ha dirijido al comandante del blindado Blanco Encalada solicitando asilo abordo de su buque para su persona, por haber llegado a su conocimiento que durante su corta ausencia del puerto, el dia de ayer, se había procedido al embargo'de los bienes de la Compañía que administra, acampanando este acto con el apremio sobre su persona. Este Consulado ha tratado de inquirir la verdad de tal acertó, i siendo notorio i de dominio público que el citado embargo se ha llevado a cabo, aunque los empleados de la Compañía aludida no tienen conocimiento judicial de semejante acto, según ellos mismos me han informado, me veo en la imprescindible necesidad de recurrir a usted a fin de que, si fuese positivo lo que dejo espuesto, se sirva ordenar se me dé a la brevedad posible una copia legalizada de todo lo actuado para elevarlo al conocimiento de mi Gobierno i para los fines a que este procedimiento pueda dar lugar. Con sentimientos de distinguida consideración, tengo el honor de suscribirme de usted atento seguro servidor. S. REYES.

Rodolfo S. Galvarro.

Al señor Prefecto del departamento.


24

GUERRA

PREFECTURA I SUPERINTENDENCIA

DE HACIENDA

I

MINAS

DEL DEPARTAMENTO.

Antofagasta,

a 12 de Enero de 1879.

Señor: Acuso a usted recibo de su estimable oficio número 3, del dia de la fecha, en el que se sirve usted trascribirme una nota pasada al señor Gobernador de Caldera, por el señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile, relativa a prevenir que, habiendo mi Gobierno propuesto el arbitraje en la cuestión imposición sobre el salitre, se suspenda el cobro de los derechos con los que se le ha gravado. Estraño me es, señor Cónsul, que pretenda usted inmiscuirse en asuntos judiciales, en los que cónsul ni nación alguna pueden intervenir ni de un modo indirecto siquiera. Usted comprende que los actos de saberanía interna no están sujetos al juicio de otras naciones; comprende usted también que juicios de la naturaleza del que se organiza al deudor moroso don Jorje Hieks, tiene su tramitación que debe seguirse sin hacer languidecer sus prescripciones. He cumplido mi deber i lo cumpliré siempre, sin que nada pueda sobreponerse a él, sin admitir consideración alguna. Si solicita el señor Cónsul copia de todo lo actuado, puede hacerlo sin investirse del carácter de cónsul, puede pedirla como particular i se proveerá a su demanda. Ademas, todos los documentos a los que hace usted referencia, se publicarán por la prensa. Repito al señor Cónsul mis consideraciones de respeto. Dios guarde a usted.

D E L PACIFICO.

asilo para su persona, sobre la que hai mandamiento de apremio, pidiendo, ademas, copia legalizada de todo lo actuado en el asunto para elevarlo a conocimiento de su Gobierno, para lo que hubiere lugar. En contestación tengo a bien espresar a usted que, mientras no tenga conocimiento oficial de lo que usted me trascribe, por comunicación dirijida por mi Gobierno no podré suspender los efectos de la orden que se me ha impartido. Con sentimientos de especial consideración, soi de usted atento servidor. SEVERINO ZAPATA. Al sñor Cónsul Jeneral de Chile.

Son conformes.—Rodolfo

Galvarro.

OTRO sí.

Por orden del señor capitán de puerto, se ha impedido hoi el embarque de salitre; por estar éste embargado, la Compañía no ha hecho resistencia alguna de hecho, como alguien lo anunciaba. CONSULADO JENERAL DE CHILE EN ANTOFAGASTA.

Núm. 4. Enero 13 de 1879. Señor Prefecto:

Tengo el honor de contestar el oficio de usted, fecha de ayer, en el cual la Prefectura, autoridad que entiende en el SEVERINO ZAPATA. juicio coactivo que se sigue a la Compañía de Salitres i AI señor Cónsul Jeneral de Chile en Antofagasta Ferrocarril a fin de obligarla a pagar la suma de noventa i mas mil pesos, niega a este Consulado el derecho que tieCONSULADO JENERAL DE CHILE EN ANTOFAGASTA. ne para pedir copia de ciertos obrados en el asunto, lo cual de ninguna manera venia a perturbar la tramitación que N.° 3. .debia seguirse, ni menos a hacer languidecer sus prescripciones. Enero 12 de 1879. Si estrañeza ha causado al señor Prefecto mi justa deSeñor Prefecto: manda, tanto mayor debe haber sido la causada al infrasTengo el honor de trascribir a usted el siguiente oficio crito al ver la negativa del señor Prefecto i las razones en que he recibido en el vapor, del señor Gobernador de Calque la apoya, pues que lo que no se niega al individuo pardera: «Caldera, Enero 10 de 1879.—El señor Ministro de Re- ticular, se niega categóricamente al Cónsul Jeneral, en asuntos sobre los cuales se está jestionando i sobre actos laciones Esteriores me dice en telegrama de ayer tarde: emanados de la autoridad i a los cuales se les dio cumpliTrasmita al señor Cónsul de Antofagasta el siguiente miento de una manera incorrecta i sijilosa, i que afectan telegrama: cuantiosos intereses chilenos que es de mi deber protejer. «Notas oficiales de La Paz participan Gobierno boliviaQue no ha sido de ninguna manera pretensión exajerada no propone arbitraje sobre impuesto salitre. Esto supone de este Consulado, se encarga de probarlo su misma consuspensión cobro hasta sentencia. Participe esto Prefecto testación i los documentos publicados por la prensa, que para evitar que el cobro sea obstáculo a esta negociación. usted me anuncia, en los que nadie puede encontrar nada — ( F i r m a d o ) — A L E J A N D R O FIERRO.» que pueda justificar lo que usted me insinúa de que sea inLo que trascribo a usted en cumplimiento de lo ordenamiscurse en los asuntos judiciales de la nación. do por el señor Ministro. Dios guarde a usted.—(Firmado)—JERMAN DE LA P I E Ha sido práctica constante en todos los paises del munDRA.» do i también en la república dirijirse a la primera autoridad los ajentes consulares pidiéndoles todos aquellos datos Lo que pongo en conocimiento de usted en cumplimiennecesarios para poner al corriente a su Gobierno de los juito de mi deber. cios seguidos a sus nacionales, i esta misma Prefectura . De usted, señor Prefecto, su atento seguro servidor. siempre los ha atendido con oportunidad. S. REYES. Por esta razón no puedo ni debo aceptar el rechazo que Al señor Prefecto del departamento. el señor Prefecto ha hecho a mi justa demanda, ni menos la declaración que se hace de que «está siempre dispuesto PREFECTURA I SUPERINTENDENCIA DE HACIENDA I MINAS a cumplir con su deber sin que nada pueda sobreponerse a él, sin admitir consideración alguna,» puesto que jamas he DEL DEPARTAMENTO. pretendido nada que no sea justo i equitativo, i por consiN.° 2. guiente nada que pueda apartar a la autoridad del cumplimiento de su deber. En consecuencia, por mi parte i en Antofagasta, a 12 de Enero de 1879. cumplimiento del mió, repito al señor Prefecto, que no Señor: acepto el rechazo que ha hecho a mi solicitud i protesto He recibido su estimable oficio de la fecha, en que se contra semejante negativa. sirve usted poner en mi conocimiento que don Jorje Hieles, Con sentimientos de distinguida consideración i aprecio, representante legal de la Compañía anónima de Salitres i me suscribo de usted atento i seguro servidor. Ferrocarril de Antofagasta, ha dirijido al comandante del S. REYES. blindado Blanco Encalada una comunicación solicitando A l señor Prefecto del departamento.


CAPITULO

PREFECTURA

I SUPERINTENDENCIA

DE

HACIENDA

I MINAS

DEL DEPARTAMENTO.

Núm. Antofagasta,

4.

25

que seria largo espresar, el suscrito cree que la Prefectura puede otorgar al ocurrente la libertad provisional que solicita bajo la fianza que ofrece.—Antofagasta, Enero 1 4 de 1879.—MOLINA.

a 14 de Enero de 1879.

Señor:

PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA.

He recibido su oficio fecha de ayer, número 4 . Al contestarlo i haciéndolo con estudiada reflexión para evitar que nazcan de la Prefectura o ese Consulado cuestiones enojosas que nada útil puedan traernos, he venido en espresar a usted que, suponiendo que sean necesarios al Gobierno chileno los documentos por usted solicitados en copia legalizada, no creo de mi deber otorgarlos en la forma que usted insinuó. La publicidad de los juicios está en Bolivia reconocida, i por eso he hecho que todos los documentos mas importan-. tes sean publicados por la prensa. Allá puede su Gobierno estudiar el asunto, si usted, señor Cónsul, no solicita testimonio de otra manera. Si de este incidente surjen cuestiones diplomáticas, tanto el señor Cónsul como el infrascrito Prefecto, no pueden traerlas sin atribuirse prerogativas que no gozan. Dios guarde a usted. SEVERINO ZAPATA. A l señor Cónsul Jeneral de Chile en Antofagasta.

Son conformes.—Rodolfo

Oalvarro.

Señor Prefecto: Con la fianza que ofrece pide su libertad provisional.—• Jorje Hicks, jerente de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, ante usted respetuosamente me presento i digo: que teniendo conocimiento que la Prefectura ha librado orden de apremio contra mi persona en el juicio coactivo que se sigue contra la Compañía, por el cobro del impuesto de diez centavos por esportacion de salitres, sin que obste para ello el embargo de los bienes de la Compañía suficientes a cubrir el pago de la cantidad ejecutada; i como ademas mi permanencia en la cárcel pública, sin influir en nada en el juicio que se sigue, solo ocasionaría perjuicios a la Compañía cuyos derechos ejercito i una inútil privación del derecho de mi libertad, ocurro, pues, ante la justificación de usted, para que, en consideración a las razones que lijeramente dejo indicadas i aceptando la fianza de la persona abonada que firma conmigo este escrito, se sirva concederme la libertad provisional que solicito. Es lo que a usted pido por ser de justicia. Antofagasta, Enero 1 4 de 1 8 7 9 . JORJE HICKS.—NAPOLEÓN PERO, PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA.

Antofagasta,

enero 14- de 1879.

Vista al señor fiscal del partido. ZAPATA.

Señor Coronel Prefecto: Responde.—El que suscribe, con vista de la presente solicitud, dice: que, sin embargo de que la lei es mui severa en esta clase de juicios, el suscrito se inclina a que la justificación de usted puede acceder a la presente solicitud en consideración, ya a las razones en ella espuestas i ya a la naturaleza grave de los intereses que se atraviesan. Como se trata del cobro de un impuesto sobre salitres no solo esplotados i elaborados, sino también de los que se están elaborando, talvez estos trabajos sufrirían algún detrimento que refluyese en perjuicio de los derechos fiscales, sin la presencia del jerente de la casa, sea que se ausentase, o sea <pie fuese apremiado. Por estos motivos i otros especiales, TOMO

PRIMERO.

1-6

Antofagasta, Enero 14 de 1879. Con lo espuesto por el señor fiscal del partido, se concede equitativamente la libertad provisional que solicita el ocurrente, previas las formalidades de la lei. ZAPATA.

IX N . ° 1,

F.°

1,

R.

179.

Don Jorje Hicks, administrador de la Compañía do Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, protesta contra el embargo do salitres e inmuebles de dicha ' Compañía, i apremio corporal de su persona, ordenados por la Prefectura del departamento.

En el Salar del Carmen, república de Bolivia, a horas dos de la tarde del dia 1 3 de Enero de 1 8 7 9 años: Ante mí el ciudadano José Calisto Paz, notario público en la jnrisdiccion de este partido judicial, con residencia en el puerto de Antofagasta i transitoriamente en este lugar, fué presente con sus testigos instrumentales el señor don Jorje Hicks, inglés, mayor de edad, soltero, comerciante vecino de la ciudad de Antofagasta i de tránsito en este lugar, hábil en derecho, a quien conozco, doi fe i dijo: que reduce a escritura pública la minuta que copio i cuyo tenor literal dice: Antofagasta,

Enero

14- de 1879.

Señor notario don Calisto Paz: Sírvase estender en el rejistro de escrituras públicas que corre a su cargo, una por la que conste la protesta formal que yo, Jorje Hicks, representante legal de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, otorgo en la forma que voi a espresar. Con fecha 2 8 del mes i años presente estendí por escritura pública una protesta ante usted contra la lei de 2 3 de Febrero de 1 8 7 8 i la orden suprema de 1 7 de Diciembre último, que imponían a la Compañía de Salitres i Ferrocarril de este puerto el derecho de 1 0 centavos por esportacion de cada quintal de salitre, de la cual se me notificó por primera vez el. mismo dia en que fué anotada mi dicha protesta; como la Prefectura del departamento, según tengo conocimiento extrajudicial, ha ordenado el apremio de mi persona i el embargo de los bienes de la Compañía para hacer efectivo ese impuesto, i el embargo se pretende haberlo practicado por el notario de Hacienda, durante mi corta ausencia de este puerto, sin dar forma ni cumplimiento legales al acto, según he sabido extrajudicialmente, poniendo en depósito en poder del señor Eulojio Alcalde ciertas casas, depósitos de salitre i terrenos de la Compañía; no pudiendo, pues, consentir ni reconocer por un solo momento eii ese atentado ilegal que trata de vulnerar los derechos de. mis representados, protesto, a nombre i en representación de'la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, euérjicamente i como cu derecho me sea permitido, contra el embargo, la forma ilegal con que se ha efectuado i todas las órdenes i procedimientos de las autoridades que hubieran intervenido en él, reservando la plenitud de sus derechos a la Compañía que represento i refiriéndome i reproduciendo en todas sus partes i antecedentes a la protesta que tengo indicada. Usted, señor notario, se servirá agregar las demás cláusulas que sean necesarias para la mayor validez i fuerza de la presente escritura. JORJE

HICKS.


G U E R R A D E L PACIFICO.

26

Considerando, finalmente: que es atribución del Gobierno mandar ejecutar i cumplir las leyes i ejercer la alta supervijilancia i tuición de los intereses nacionales, en cuya virtud puede rescindir los contratos celebrados por la administración i que no han sido cumplidos-de buena fe. por los contratistas, se declara: que queda rescindida i sin efecto la Convención de 27 de Noviembre de'l873, acordada entre el Gobierno i la Compañía de Salitres de Antofagasta: en su mérito, suspéndese los efectos de la lei de 14 de Febrero de 1878. El Ministro del ramo dictará las órdenes convenientes para la reivindicación ele las salitreras detentadas por la Compañía.—Tómese razón, trascríbase, a quienes corresponda i devuélvase.—H. DAZA.—Martin Lanza.—Serapio Reyes Ortiz.—Manuel Othon Jofré.— Refrendada.—Eulojio D. Medina.—Son conformes.—El Oficial Mayor.—Manuel Peñaftel.

Presente el otorgante, aprobó i ratificó en todas sus partes el tenor literal de la minuta insertada, otorgó i firmó con los testigos instrumentales señores Manuel Felipe Serrano i Roberto Montoña, ambos mayores de edad, solteros, comerciantes, el primero residente eu este lugar i el segundo en Antofagasta, ante quienes i el otorgante se leyó de principio a fin.—Doi fe.—Jorje Hicks.—Manuel F. Serrano.—Roberto Montoña.—Lugar del sello.—Ante mi.—José Calixto Paz, notario público.—Pasó ante mí i en fe de ello signo i firmo. Lugar del sello.—(Firmado) JOSÉ CALISTO P A Z , notario público.

En la solicitud del señor Jorje Hicks, Jerente de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, en la que pide la suspensión de la orden i de la lei votada en 14 de Febrero de 1878, referente al pago de la imposición de 10 centavos en quintal de salitre que esporta la Compañía a mérito de la protesta que tiene hecha el 28 de Diciembre fdtimo contra la lei sancionada en 23 de Febrero de 1878, se ha resuelto lo siguiente:

X TESTIMONIO. Antofagasta, Enero 13 de 1879.

MINISTERIO DE HACIENDA E INDUSTRIA.

Señor Capitán de Puerto i Comandante del Resguardo, don Excquiel Apodaca. Presente.

La Paz, Febrero 1." de 1879. Visto: Eu Consejo de Gabinete, con lo espuesto por el señor fiscal del distrito i considerando: que las leyes son obligatorias eu todo el territorio de la república, desde su promulgación, ya por bando, ya por inserción en el periódico oficial: que la lei de 14 de Febrero del 78 fué promulgada por ambos medios: que, por consiguiente, no pudo menos que ser obligatoria para la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, representada por don Jorje Hicks; que, en esta virtud, es ilegal e inoportuna la escepcion de falta de notificación personal; Considerando: que dicho representante ha protestado ademas contra la citada lei de 14 de Febrero ante el notario del puerto ele Antofagasta, don José Calisto Paz; Considerando: que aunque tal protesta introducirá una práctica inusitada i desconocida para nuestras leyes, debe significar, no obstante, en el caso actual, la aquiescencia i oposición de la Compañía a la preindicada lei de 14 de Febrero del 78: Co'.isideraudo: que esta lei es el último i priucipal acto t-u los obrados seguidos por la Compañía para transijir con el C-robieruo sobre las concesiones graciosas e ilegales que !>M«v>> de la administración Melgarejo i fueron anuladas p->r las leyes de 9 i 14 de Agosto de 1871; Considerando: que en este sentido la protesta contra el acto aprobatorio de la transacción de 27 de Noviembre del 73. importa la ruptura de esa transacción i retrotrae las cosas al astado en que quedaron por las citadas leyes de 9 i 14 de Agosto del 71: Considerando: que siendo de la competencia ¡irivativa del Ca>.*rpo Lt-jislativo la enajenación ele los bienes nacionales, era necesario para la validez de la Convención de 27 Noviembre, qne mas que una transacción importa nna r-rnorm? i gratuita adjudicación de estacas salitreras, ijne fite.*e aprobada por dicho cuerpo, como lo fué por la leí de 14 de Febrero: Considerando: qw la misma leí de autorización, al conferir al Ejeentivo la facultad de transijir sobre indemnizaciones i otros; redamos ¡(endientes contra el Estado, le ímpriüo ía obligación de dar cuenta a la Lejislatura, no ,;-)n .>tro objeto qus- con el de aprobar o no las estipulaciones í* qti'- s¿- línbíf'S'' arribado por via de transacción; Considerando: qne sin esa aprobación la transacción 'le '¡a* so trata no ha podido reputarse corno perfeccionada i cosí v;i!or legal i definitivo, que así lo ha declarado el Poder L'-jtsíátüvo. a quien corresponde exclusivamente la facultad d-r »»tf-rj>retar las leve», en el rnero hedió de haber dictado ¡a de 14 de Febrero:

David' Sim, en representación del señor Hicks, ausente accidentalmente del establecimiento de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, hago presente que se ha impedido hoi el embarque de salitre'en el buque Muida- por orden de usted, i necesitando copia de esa orden que justifique la suspensión del embarque i no acarree a la Compañía los perjuicios de estadía, pido a usted se sirva darme; la copia antorizaela de la orden de suspensión.—(Firmado.) —David Sim. CAPITANÍA DEL PUERTO DE ANTOFAGASTA.

Bolivia,, Comandancia

del Resguardo, de 1879.

a 13 de Enero

Teniendo orden por escrito el jefe- del Resguardo que suscribe, elei administrador de esta Aduana, para no permitir el embarque de un solo quintal de salitre por estar éste embargado i depositado por adeudar los derechos de esportatoli, ocurra el presentante por el certificado que solicita ante el administrador ele Aduana, de quien emanala orden. —Apodaca.—Un sello.—A 13 de Enero de 1879.—El oficial primero de la oficina pondrá copia a continuación de la orden que la Prefectura pasó a la Aduana, ordenando se prohiba el embarque de que se hace mención en el escrito que precede.—La Riva. (COPIA.) PREFECTURA

DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA.

. Antofagasta, Enere 11 de 1879. N.° 3. ; Al señor administrador de la Aduana, j Señor: I En el dia de la fecha se han embargado los bienes de la j Compañía de; Salitres i Ferrocarril ele Antofagasta, sufii cientes a cubrir la cantidad que adeuda al fisco por dere| chos de espeirtaciou ele salitre, comprendido entre aquellos j los depósitos ele esta sustancia. Lo participo a usted para que imparta las órdenes necesarias al objeto ele; impedir el embarque de salitre, solicitando en caso de trasgresion de esta orden la fuerza pública, que sea precisa para hacerla cumplir. | Dios guarde a usted. ! i

|

SEVERINO ZAPATA.

Está conforme.—El oficial primero.'—Severino Paz,


CAPITULO P R I M E R O .

Antofagasta,

Enero 15 de 1879.

casado, artesano, i José Segundo Jiménez, soltero, comerciante, ambos mayores de edad i vecinos del lugar, ante quienes i el otorgante se leyó de principio a fin.—Doi fé.—

Señor Juez Instructor:

JORJE H I C K S . — J O S É

Para los usos que me convenga, suplico a usted se sirva ordenar que el notario don Calisto Paz me dé un testimonio de los obrados que acompaño i fechos se me devuelvan. Será justicia, etc.

SEGUNDO

José

Santos

Calisto

Pasó ante mí, i en fe de ello signo i firmo.—Hai un sello. JOSÉ CALISTO P A Z ,

Enero 15 de 1879.

notario público.

Franquéese el testimonio que se solicita, previa citación del señor Fiscal.—Montero.—Ante mí—Antonio Rodríguez, actuario. En la misma fecha hice saber el decreto que precede al señor Hicks i firmó.—Doi fe.—Jorje Hieles.—Rodríguez. Otra dilijencia hice con el señor Fiscal i firmó i doi fe. —Molina.—Rodríguez. En seguida practiqué otra con el señor notario Paz i firmó.—Doi fe.—José Calisto Paz.—Rodríguez. Es conforme con los orijinales de su referencia, a los que en caso necesario me remito, dando este testimonio a don Jorje Hicks, por orden judicial, en Antofagasta, a los 15 dias del mes de Enero de 1879 años.—Doi fe.—Hai un sello.—JOSÉ CALISTO P A Z , notario público.

Señor Prefecto del departamento:—Pide se le permito el embarque que indica, bajo la fianza que espresa. David Sim, administrador accidental de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, por ausencia de su jerente, el señor Jorje Hicks, ante usted respetuosamente me presento i digo: que hallándose fondeado en esta bahia el buque Maida, con el objeto de cargar salitres, i habiéndose interrumpido su trabajo por orden de esa Prefectura que prohibe el embarque de salitres, lo que indudablemente ocasionaría gravísimos perjuicios, tanto al espresado buque, que con una demora inesperada faltaría a sus compromisos en Europa o llegaría en una estación en que su artículo sea inútil, cnanto a la Compañía, que tiene que cumplir un contrato anteriormente estipulado para el des]3acho del espresado buque i seria responsable de cualquier demora o atraso: a fin de evitar estos perjuicios, me veo, pues, en el caso de ocurrir ante usted suplicándole se sirva permitir el embarque de 5,000 quintales, mas o menos, de salitres, hasta que se complete la carga del espresado Maida, ofreciendo yo para el efecto, a nombre de la Compañía, la fianza de resultas en la abonada persona del jerente del Banco Consolidado de Chile, señor don Pedro Wessel, que firma conmigo el jiresente escrito. La espresada fianza tendrá por objeto garantir el derecho de esportacion del salitre que se embarque mientras se resuelve el reclamo pendiente entre el Supremo Gobierno de la república i el de la de Chile.

N.° 2, F.° 3, R. de 1879. El señor Jorje Hicks, administrador de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, protesta contra la orden espedida por el Capitán de aquel puerto, prohibiendo el embarque de salitres pertenecientes a dicha Compañía.

En el Salar del Carmen, república Boliviana, a las cinco de la tarde del dia 13 de Enero de 1879 años, ante mí el ciudadano José Calisto Paz, notario público de la juridicciou de este partido judicial, con residencia fija en Antofagasta i transitoriamente en este establecimiento de elaboración de salitres, fué presente con sns testigos instrumentales, cuyos nombres se espresarán al final, don Jorje Hicks, ingles, mayor de edad, soltero, comerciante, vecino i residente en Antofagasta i de tránsito en ésta, hábil en derecho, a quien de que conozco doi fe, i dijo: que reduce a escritura pública la minuta que copio a continuación i que dice: «Salar del Carinen, Enero 13 de 1879.— Señor notario don Calisto Paz: Sírvase usted estender en el rejistro de escrituras públicas que corre a su cargo una por la que conste que yo, Jorje Hicks, administrador de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, a nombre i en representación de ella i de su directorio radicado en Valparaíso, otorgo la protesta que paso a esponer: Refiriéndome en todo a los precedentes sentados en mi protesta que elevó usted a escritura pública el 28 del mes i año próximos pasados, i en la de hoi, celebrada a horas dos de la tarde i conforme con lo espresado en ella, protesto hoi nuevamente con toda la enerjía posible conforme i cuantas veces el derecho me lo permita, contra la orden dictada por el Capitán de este puerto prohibiendo en lo absoluto el embarque de salitre, sin razón ni pretesto alguno justificables; i reservo a la Compañía que represento i a mi directorio de Valparaíso la plenitud de sus derechos para que los haga valer ante quien crea conveniente para reparar los perjuicios que le ocasiona tan arbitrario e inusitado proceder. Como la orden anteriormente espresada puede dar lugar a reclamo de parte de los dueños o contratistas del buque Maida, ocasionando "con ello un grave perjuicio a la Compañía con pagos que no debiera hacerlos, hago constar en la presente protesta que la orden aludida del Capitán de puerto, impide a la Compañía con fuerza mayor el despacho del espresado buque para que así queden a salvo los derechos de la Compañía i el directorio que represento. Usted, señor notario, se servirá aumentar las demás cláusulas que den mayor fuerza i valor legal a la presente escritura de protesta.—Jorje Hicks.—Presente el otorgante aprobó i ratificó en todas sus partes el tenor de la minuta inserta. Con lo cual quedó consumada esta escritura. La otorgó i firmó con los testigos José Santos Gandarillas,

JIMÉNEZ.—José

Gandarillas.—Lugar del sello.—Ante jní, Paz, notario público.

JORJE HICKS.

Antofagasta,

27

\ i I í

Como el salitre que existe en los depósitos es mas que bastante para responder al pago de la cantidad por la que lian sido éstos embargados, creo necesario también, señor Prefecto, espresar a usted que el embarque solicitado en este escrito, es del salitre existente en esos depósitos, los cuales también recibirán un aumento con el salitre que se sigue elaborando. En mérito de lo espuesto, a usted pido se sirva permitirme el embarque solicitado bajo la fianza ofrecida, por ser de estricta justicia.—Antofagasta, Enero 14 de 1879.—P. M. Wessel.— David Sim. PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO.

Antofagasta,

Enero 1£ de 1879.

Vista, al señor fiscal del partido. ZAPATA.

Señor Coronel Prefecto: Responde.—Como los procedimientos que se están practicando sobre la empresa de salitres de este puerto no tienen por objeto causar perjuicios inútiles i de trascendencia, sino únicamente asegurar i hacer efectivo el cobro de una imposición legal, i habiendo ofrecido esta seguridad bajo la garantía que indica el ocurrente, para que se le permita embarcar 5,000 quintales de salitre para salvar su compromiso en Europa, la justificación de usted puede permitir este embarque, previa la escritura de responsabilidad por los derechos i reconocimiento de la cantidad que se embarque, sin que esto sirva de regla para lo sucesivo, por ser esta concesión mas bien equitativa que necesaria, en atención a la circunstancia mui especial que la motiva.— Antofagasta, Enero 14 de 1879.—Molina.


GUERRA

28

DEL

PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA.

Antofagasta,

Enero 1J¡, ole 1879.

Con lo espuesto por el señor fiscal del partido, i en atención a las consideraciones que se han hecho presentes, se concede al jerente de la Compañía de Salitres de Antofagasta, por solo esta vez, el permiso para embarcar únicamente los 5,000 quintales de salitre de que necesita para salvar el compromiso que tiene manifestado, previa estension de la escritura de fianza por los derechos que le corresponden, i con conocimiento de la Aduana, cuyo administrador tomará razón de la cantidad i peso del salitre, j>ara su oportuna liquidación i cobro del resultado, i con notificación al depositario de los intereses secuestrados.

PACIFICO.

«Lo que trascribo a usted para que en el dia haga usted saber al señor Jerente de la Compañía de Salitres i Ferrocarril el contenido de la espresada orden suprema i vijile usted su mas exacto cumplimiento. Dios guarde a usted. NARCISO DE L A R I V A . » CAPITANÍA DEL PUERTO DE

Antofagasta,

a 10 de Enero de 1879.

Recibido en la fecha el presente oficio, notifiqué el contenido de la presente trascripción al Jerente de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, a las dos de la tarde del dia de la fecha, quien, impuesto i notificado, rehusó firmar a presencia del testigo Francisco Aros.

ZAPATA. APODACA.

(Testigo.)—Francisco Aros.

XI.

CAPITANÍA DEL PUERTO DE

LA CUNA VE LA GI.EátSíA. Aduana de Antofagasta,

Antofagasta,

a 3 de Enero de 1879.

AL SEÑOR ADMINISTRADOR DEL TESORO PÚBLICO.

Señor: El señor Prefecto del Departamento, en oficio de la fecha, me dice lo siguiente: «Señor: Extra-oficialmente he sabido que pasada la cuenta de lo adeudado por esportacion de salitre por la Compañía de Salitres i Ferrocarril, ha negádose ésta a hacer el pago de la suma a que ascendía aquella cuenta. Como es necesario dar cumplimiento a nuestras leyes i hacerlas respetar, ordeno a usted que inmediatamente remita la cuenta preindicada al Administrador del Tesoro para que éste jire el pliego de cargo i receta a la brevedad que le sea posible. «Al hacer la remisión de esta cuenta, hará usted la trascripción de este oficio. «Dios guarde a usted. SEVERINO

ZAPATA.»

Lo que tengo el agrado de trascribir a usted, adjuntándole la cuenta de lo que adeuda la Compañía citada por esportacion de salitre desde la promulgación de la lei. Dios guarde a usted. (Sin firma.) Aduana

de Antofagasta,

a 10 de Enero de 1879.

AL SEÑOR COMANDANTE DEL RESGUARDO. Presente.

Señor: Con fecha 28 del mes próximo pasado, la Prefectura del departamento me dirije la siguiente comunicación: Señor: «Por el presente vapor el señor Ministro de Hacienda e Industria, en oficio del 17 del corriente, me dice lo siguiente: ( N O T A . — E l decreto a que se hace referencia figura en el párrafo V I de este mismo capítulo.) «Lo que trascribo a usted para que cumpla desde la fecha con lo establecido por la lei, cuya vijencia se ordena, debiendo remitir a esta Prefectura, a la brevedad posible, el cuadro de los quintales de salitre esportados desde el dia 23 del mes de Febrero del presente año, con mas la cuenta de la cantidad a que asciende la imposición que se ha dejado de percibir, para que esta Prefectura haga efectivo su abono. «Dios guarde a usted. SEVERINO

ZAPATA.»

a 10 de Enero de 1879.

AL SEÑOR ADMINISTRADOR DE ADUANA.

Señor: Acuso a usted recibo de su oficio fecha de hoi, por el que me ordena haga saber al Jerente de la Compañía de Salitres i Ferrocarril el contenido de la orden suprema que me trascribe i que vijile su cumplimiento. Apesar de no ser de mi deber tal notificación, al ser el comandante del Resguardo quien debe practicar tales notificaciones, sino el escribano o actuario de Hacienda, he dado cumplimiento a lo ordenado a fin tan solo de no oponer obstáculos al objeto que el Gobierno se propone. Con la notificación practicada devuelvo a usted el oficio a que se refiere esta nota. Dios guarde a usted. E. PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO

Antofagasta,

APODACA.

DE COBIJA.

Enero 11 de 1879.

AL SEÑOR ADMINISTRADOR DE LA

ADUANA.

Señor: En el dia de la fecha se han embargado los bienes de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, suficientes a cubrir la cantidad que adeuda al fisco por derechos de esportacion de salitre, comprendiéndose entre éstos, depósitos de aquella sustancia. Lo participo a usted para que imparta las órdenes necesarias al objeto de impedir el embarque de salitre, solicitando, en caso de trasgresion de esta orden, la fuerza pública que sea precisa para hacerla cumplir. Dios guarde a usted. SEVERINO ZAPATA.»

Núm. 4. Antofagasta,

Diciembre 31 de 1878.

Señor Gobernador: Sírvase avisar al señor Ministro de Relaciones Esteriores que el dia 28 del presente se ha puesto en vijencia la lei que grava la esportacion de salitres, exijiendo el pago correspondiente a lo esportado desde el 25 de Febrero adelante. Dios guarde a V. S. S. Al señor Gobernador de Caldera.

REYES.


CAPITULO PRIMERO. Núm. 17. Señor:

Antofagasta, Diciembre 31 de 1878.

Cumpliendo con instrucciones que he recibido del señor Ministro en La Paz, tengo el honor de poner en conocimiento de V . S. que el 28 del presente se ha puesto en vijencia la lei que grava a la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta con diez centavos por cada quintal de salitre que esporte, haciendo efectivo el gravamen al salitre esportado por la Compañía desde el dia que se promulgó la lei. Con este motivo el Jerente de la Compañía ha sido notificado para el pago de mas de noventa mil pesos, como verá V . S. por el escrito que en copia acompaño r l i r i ü d o al señor Prefecto. bien adjunto copia de la escritura protesta que el señor Jerente ha estendido ante un notario púórdcn de pago aun no ha sido cumplida i no preveo pueda ser el resultado, ni los sucesos a que pueda dar ja. fecha 27 me dirijí ala Legación en La Paz, avisando irse jmesto en vijencia la lei ya citada, ios guarde a V . S. /

S.

REYES.

eñor Ministro de Relaciones Estertores de Chile.—Santiago.

Santiago, Enero 3 de 1879.

'

El Gobierno tiene conocimiento de que la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta ha sido requerida para que pague el impuesto de diez centavos por quintal de salitre, establecido en la lei boliviana de 14 de Febrero de 1878. Cree mi Gobierno que esa lei está en abierta oposición con el tratado de 1874, vijente entre ambas repúblicas, que asegura por el término de 25 años la exención de toda contribución a las personas, propiedades i capitales chilenos. Por el presente vapor se imparten a nuestro Ministro en La Paz las instrucciones necesarias para que recabe eficaz i perentoriamente del Gobierno boliviano la suspensión de la lei de 14 de Febrero, i le baga presente al mismo tiempo que su negativa a acceder a nuestra justa demanda seria mirada como una ruptura deliberada e injustificable del tratado de 1874, que pondría a Chile en la dolorosa necesidad de acudir a medidas que repugnan a sus sentimientos amistosos, pero que serán reclamadas por el deber que tiene de defender los intereses i derechos de la repriblica. Mi Gobierno abriga la firme esperanza de que el de Bolivia no desoirá el llamamiento que le hace a la conciliación i a la discusión tranquila de esta cuestión, i que se apresurará a ordenar la suspensión de la mencionada lei, la cual una vez ejecutada por medios violentos crearía una situación gravísima entre ambas repi'iblicas. Chile está dispuesto a discutir esta cuestión i a someterla en tdtimo término al fallo de un arbitro, tal como está previsto en el tratado de 1874; pero para ello exije que Bolivia no resuelva por sí sola la cuestión, dictando i poniendo en ejecución medidas que no podemos aceptar, porque son agraviantes a nuestra dignidad i perjudiciales a nuestros intereses. En esta situación, usted procurará obtener del Prefecto de ese departamento que difiera el cobro del impuesto solo el tiempo necesario para que vuelva la contestación que el Gobierno de Bolivia habrá de dar a la demanda de Chile. Al ilustrado Prefecto de ese departamento no puede ocultarse que la petición de Chile no tiene otro propósito que el de evitar la consumación de actos que serian un obstáculo, acaso insuperable, para llegar a una solución tranquila, como corresponde al interés bien entendido de ambos países. TOMO

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29

La dilación de unos cuantos días en el cobro de la contribución aludida no puede ofrecer dificultad alguna, ni comprometería, a mi juicio, la responsabilidad del Jefe Político que la autorice, porque la Compañía está dispuesta a dar fianza para el caso que estimo improbable de que el Gobierno de Bolivia insista nuevamente en el cobro del impuesto. Usted tocará todos los recursos que le sujiera su sagacidad para inclinar el ánimo del señor Prefecto en un sentido que asegure los derechos de todos i que no haga imposible la paz entre las dos naciones. Esto se obtendría, en nuestro sentir, si las autoridades de Antofagasta, inspirándose en consideraciones de elevado patriotismo, acordasen, como lo espera mi Gobierno, la suspensión temporal del cobro, en vista de las graves razones que lo aconsejan. Como la actitud que ha asumido el Gobierno de Bolivia nos hace temer el desarrollo de sucesos desagradables, mi Gobierno ha ordenado la inmediata salida para Antofagasta del blindado Blanco Encalada,, el cual se hizo a la vela de Lota ayer temprano. El comandante de esa nave, destinada a servir de amparo a las personas o intereses chilenos, lleva encargo de proceder de acuerdo con usted en todas las cosas que reclamen su intervención. A este respecto cree mi Gobierno que debe precederse, por ahora, con reposada cautela, porque le asiste; aun la convicción de que el Gobierno de Bolivia modificará la determinación de 14 de Febrero, i no desea mi Gobierno que surjan entre tanto nuevos elementos de complicación. Si, contra nuestras fundadas espectativas, el Gobierno de Bolivia persistiera en la violación del tratado de 1874, habría llegado la oportunidad de acudir a nuestras naves para exijir que los derechos de Chile sean debidamente respetados. Para esta emerjencía, usted i el comandante del buque de guerra serán provistos de las instrucciones necesarias. Sus esfuerzos por ahora, lo repito, deben encaminarse asiduamente a obtener que las autoridades de Antofagasta suspendan la ejecución violenta de una medida que entraña peligrosas consecuencias para la paz de las dos naciones. Téngame usted al corriente del curso que sigan estos sucesos. Dios guarde a usted. ALEJANDRO FIERRO.

Antofagasta,

Enero 7 de 1879.

Núm. 28. Señor Ministro: Tengo el honor de poner en conocimiento de V . S. que en la mañana de hoi ha fondeado en este puerto el blindado Blanco Encalada. También debo comunicarle que a las tres de la tarde de hoi ha sido notificada al Jerente de la Compañía de Salitres una orden de apremio dictada por la Prefectura, para que pague en el término de tres dias la suma de noventa i mas mil pesos, bajo apercibimiento de embargo de los bienes de la Compañía; dicha suma es proveniente de derechos de esportacion de salitre desde la fecha en que se dictó la lei. S. REYES. Al señor Ministro de Relaciones Exteriores de Chile.—Santiago.

Santiago,

Enero 16 de 1879.

Se ha recibido en este Ministerio el oficio de usted, número 28, de fecha 7 del corriente, en que usted me comunica el arribo a ese puerto del blindado Blanco Encalada, i en que también me da cuenta de que se ha notificado al Jerente de la Compañía de Salitres para que pague ciertos derechos de esportacion que se cobran a esa sociedad. Dios guarde a usted. ALEJANDRO FIERRO. Al señor don Salvador Reyes, Cónsul de Chile en Antofagasta.


GUERRA DEL

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Núm. 2. Enero № de 1879. Señor Gobernador: Sírvase trasmitir por telégrafo al señor Ministro de Re­ laciones Esteriores, lo siguiente: «Señor Ministro: En cumplimiento de sus instrucciones, lie dado todos los pasos en el sentido que V. S. me indica, ante la autoridad, i todo ha sido infructuoso.—Notas cambiadas van por el correo. Ayer venció el término dado a la Compañía de Salitres para el pago de mas de noventa mil pesos, i hoi procederán al embargo del establecimiento. No he recibido comunicación alguna de la Legación. Dios guarde a V. S. S.

REYES.»

Al señor Gobernador de Caldera.

Núm. 4. Enero H de 1879. Señor Ministro: Por los impresos que acompaño verá V. S. el jiro que toma la cuestión salitres. No se han omitido esfuerzos a fin de inclinar a la autoridad a tomar un temperamento conciliatorio; pero todo ha sido inútil. En copia remito a V. S. mi última nota al Prefecto. El señor administrador de la Compañíano ha sido preso porque con tiempo se trasladó al establecimiento de Car­ men Alto, en donde aun se encuentra. La situación, señor Ministro, no puede ser mas tirante, i si se llega a pretender rematar los bienes embargados a la Compañía, es imposible prever las consecuencias que se­ mejante proceder puede ocasionar. El vapor me toma de sorpresa con su arribo anticipado i no me da tiempo para entrar en consideraciones. Dios guarde a V. S. S. REYES. Al señor Ministro de Relaciones Esteriores.

Núm. 3. Antofagasta, Enero 14.de 1879. He recibido su oficio fecha 11 del corriente, en el que me trasmite un telegrama del señor Ministro de Relaciones Esteriores. Ruego al señor Gobernador se sirva trasmitir por telé­ grafo al mismo señor Ministro, lo siguiente: Señor Ministro: El dia 11 embargo de las propiedades Compañía de Sa­ litres, con orden de apremio.—Comuniqué Prefecto tele­ grama de, V. S.—Contestación negativa.—Orden 110 per­ mitir embarque de salitres. Situación tirante i difícil. Dios guarde a V. S. S.

REYES.

Al señor Gobernador de Caldera.

Antofagasta,

Núm. 28. Enero 10 de 1879.

Señor Ministro: Cumpliendo con las instrucciones de V. S., contenidas en su nota fecha 3 del Corriente, tuve el dia S una confe­ rencia con el señor Prefecto, i 110 habiendo obtenido resul­ tado favorable le dirijí la nota de la misma fecha, que en copia acompaño, obteniendo la misma negativa que en mi conferencia privada. También incluyo copia de la contes­ tación que el señor Prefecto dio a mi citada nota. Debo también poner en conocimiento de V. S. que el señor Evaristo A. Soublette, representante de la Compa­ ñía de Salitres, ha agotado todos los medios de concilia­ ción posibles hasta ofrecer la consignación de la cantidad que se cobre, i que nada ha obtenido, pues parece que hai una obstinación ciega de parte de las autoridades para agriar este asunto, a tal punto que hoi trataron de impedir con órdenes verbales se continuara cargando un buque con salitre.

PACIFICO.

Hoi, a las 3| P. M., espiró el término para el pago de los noventa i tantos mil pesos, i mañana probablemente procederán al embargo del establecimiento, a no ser que vinieran de La Paz órdenes en contrario. No es posible, señor Ministro, prever los acontecimien­ tos que puedan sobrevenir en una situación tan tirante como la presente, i si la Compañía de Salitres no obrara con suma prudencia i sacrificando en parte sus intereses, manteniendo todos sus trabajos con la misma actividad que antes, es indudable que nos veríanos envueltos en con­ flictos mui serios. Dios guarde a V. S. S.

REYES.

Al señor Ministro de Kelaciones Esteriores.

Núm. 4. Antofagasta, F ebrero 6 de 1879. Sírvase V. S. trasmitir al señor Ministro de Relaciones Esteriores el telegrama adjunto, si estuviese espedita la línea. Si al contrario estuviera interrumpida, trasmitirá por el cable solo la parte entre comillas, es decir, telegra­ ma de Iquique. Si consultado por V . S. el señor Ministro deseara cono­ cer algunos detalles, comunicará V . S. como mejor halle por conveniente, lo que paso a relatarle. El martes 4 llegó para el Prefecto, por el vapor de ese dia, un telegrama, sin duda de La Paz. Dicho telegrama nos es desconocido. El miércoles 5 fondeó aquí el vapor Limarí, chileno, i fué despachado por la autoridad sin darle sus papeles en debida forma i sin legalizarse por el Consulado. Cuando eptise mandar correspondencia, supe con sorpresa que el vapor había salido sin cumplir en el Consulado las dilijencias que le ordena la lei. El vapor Ayacucho, en viaje para el Norte, fué también despachado temprano. A la hora de salir el vapor para el Norte, se notificó a la Compañía de remate, previo justiprecio de los bienes embargados. No tengo duda de que se quiso evitar el que yo comunicara este acto, que coincide con el tele­ grama. Este remate, que debió notificarse hace mas de veinte días, estaba en suspenso, i se notifica cuando nues­ tro representante en La Paz está quizá por arribar a un arreglo. Ahora mismo se trata de embarazar la salida del vapor Matías Gousiño, que lleva esta correspondencia, con pro­ testos injustificados. Como todavía no sé lo que vaya a suceder con el despacho del espresado vapor, el capitán de él dará a V. S. relación verbal de lo que sucede. Los rumores de que viene tropa boliviana, creo son cor­ ridos por los mismos bolivianos. He tomado todas las pre­ cauciones necesarias para saberlo con anticipación i tengo fundados motivos para creerlos falsos. Estos rumores man­ tienen en el pueblo una escitacion grande. Si el vapor que lleva esta correspondencia pasase hasta Valparaíso,­puede remitir al señor Ministro orijinal esta nota, para que se imponga de estos pormenores. Dios guarde a V. S. NICANOR

ZENTENO.

Al señor Gobernador de Caldera.

Núm. 4. Antofagasta, F ebrero 7 de 1879. Señor Ministro: El dia 5 del presente, a las 4 h. P. M., fué notificado el. administrador del Establecimiento de Salitre de un de­ creto de la Prefectura, ordenando el remate de los bienes embargados a la Compañía, previo justiprecio. Las circunstancias que precedieron a este acto, le dan una significación bastante grave para que yo me apresurara a toda costa a ponerlo en conocimiento de ese Ministerio. Dichas circunstancias son: el haber recibido el Prefecto el dia 4, por el vapor venido del Norte ese dia, un telegrama que no conozco, pero que tengo motivos fundados para creer procedente de La Paz, conteniendo órdenes del Go­ bierno; tener el decreto de remate fecha de ese mismo día,


CAPITULO P R I M E R O .

i haber sido notificado el 5, a la hora indicada, después de la salida de los vapores del Sur i del Norte. Hubo, a mi juicio, el propósito de retardar lo menos tres dias el aviso que por medio de los vapores podia yo dar a mi Gobierno, haciendo uso del cable en Iquique o Caldera. La circunstancia, por otra parte, de haberse cambiado entre nuestra Legación i el G-obierno de La Paz proposiciones de arbitraje que llevan envuelta la condición previa de suspender los efectos de la lei del impuesto al salitre, da al mencionado acto de remate un significado poco tranquilizador, sobre todo si se considera que ha sido dictado en el mismo dia del recibo de aquel telegrana, i después de una suspensión de mas de veinte dias de los procedimientos del juicio. Estas consideraciones obligaron al Jerente de. la Compañía a enviar un propio a Mejillones, para que, alcanzando el vapor, entregase un parte que debia ser trasmitido desde Iquiqne i que ya supongo en conocimiento de V. S. Desde que se notificó a la Compañía, la situación ha cambiado notablemente. A está tranquilidad aparente i espectante, a que daba lugar la suspensión de los procedimientos ejecutivos, ha sucedido un estado de sorda ajitacion. Reina la alarma i la inquietud en el pueblo, i en el comercio un marcado malestar. Temo sobre todo que llegue el momento del remate, porque si la Compañía ha sufrido resignada los graves perjuicios que le acarrea esta situación que ya se prolonga demasiado, no sé hasta qué punto presencien impasibles este acto depredatorio su gran número de empleados i sus 2,000 trabajadores. No he creído conveniente solicitar desde luego la suspensión de una medida tan seria; pero lo haré en momentos mas oportunos i en que mi intervención puede ser mas eficaz, tratando de obviar los inconvenientes del espíritu de polémica que domina a estas autoridades. A estos motivos de escitacion, ha venido a juntarse el rumor de que se aproximaban tuerzas bolivianas a Caracoles: este rumor es enteramente falso, i tengo tomadas mis medidas para tener noticias mui anticipadas, si llegase a ser efectivo. La alarma ha sido tal, que el Jerente de la Compañía ha llegado a abrigar serios temores, i defiriendo a sus deseos, he consentido, de acuerdo con el Comandante del Blanco Encalada, en alguuas medidas preventivas para el caso de que sus valiosos intereses fuesen atacados. Acompaño a V. S. una copia autorizada de la protesta formulada por el administrador señor. J. Hicks, con motivo de la notificación de remate. Dios guarde a V. S. NICANOR ZENTUNO. Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile.

XIII. MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE CHILE.

Santiago, Enero 3 de 1879. Se ha recibido en este Ministerio el oficio de V. S., número 73, fecha 19 de Diciembre próximo pasado, i los siete anexos que se acompañan, en el último de los cuales, a saber, la nota pasada por V. S. a ese señor Ministro ele Relaciones Esteriores, con fecha 1S del mes último, ha notificado V. S. al Grobierno de Bolivia, a nombre del mió, «que la ejecución de la Compañía de Salitres 1 Ferrocarril de Antofagasta, importa la ruptura del tratado de límites hoi vijente entre Chile i Bolivia.» Impuesto mi Grobierno de todos los antecedentes que han colocado a V. S. en la dolorosa necesidad de formular la declaración a que acabo de hacer referencia, cumplo con el deber de espresar a V. S. que su conducta moderada i firme en este grave negociado merece por completo nuestra aprobación. Aceptada la situación que la mencionada declaración ha venido a crear en las relaciones de ambos países, cree mi Gobierno que la cuestión primitiva que la ha orijinado,

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debe eliminarse por el momento del debate. No seria propio que Chile entrara a reiterar i desarrollar argumentos tendentes a demostrar que la lei boliviana de 14 de F e brero último es contraria al artículo IV del tratado de límites de G de Agosto de 1874, desde que ese Gobierno cierra toda discusión i manifiesta de un modo claro i prematuro que las observaciones del de Chile, por justas que ellas fuesen, no serian parte a modificar su determinación. No significa otra cosa la orden impartida para que se haga efectivo el cobro de la contribución, sin aguardar siquiera a que mi Gobierno esprese los mui fundados motivos que le asisten para no aceptar por su parte las razones que han servido de antecedente a aquella determinación. Seria mui difícil conciliar la actitud del Gobierno de Bolivia con las prácticas internacionales i con la cortesía que era natural esperar, dadas las relaciones estrechas i cordiales que existen entre ambas repúblicas. El Gobierno de Bolivia ha podido creer que la contribución aludida no es contraria al tratado de 1874; el de Chile mantiene una opinión contraria. De aquí fluye natural i lójicamente la necesidad de una discusión tranquila i amigable para arribar a nn acuerdo común, i si ello no fuera posible, habría llegado la oportunidad de entregar el punto controvertido al fallo de una potencia amiga, dando así cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 2.° del protocolo anexo al tratado referido. Mi Gobierno acepta cualquiera de estos dos arbitrios; pero lo que no puede aceptar en manera alguna es que el Gobierno de Bolivia, haciéndose justicia por sí mismo, resuelva el punto discutido por vías de hecho, poniendo desde luego en ejecución una medida que Chile conceptúa abiertamente contraria al tratado vijente. En consecuencia, V. S. hará saber a ese Gobierno que el de Chile se encuentra dispuesto a continuar la discusión i a constituir el arbitraje, en la espresa intelijencia de que se impartirán inmediatamente las órdenes necesarias para suspender la ejecución de la lei de 14 de Febrero de 1878. Pedirá V. S. respuesta terminante i categórica acerca de este ¡junto, dentro de un término breve i perentorio. Si la respuesta del Gobierno boliviano fuese favorable, como es de esperarlo, V. S. continuará en su puesto para reabrir la discusión o iniciar las jestioues conducentes a la constitución del arbitraje, 2>ara lo cual se enviarán a V. S. las instrucciones del caso. Si, por el contrario, el Gobierno de Bolivia persistiere en llevar a efecto la lei de 14 de Febrero vil timo, V. S. pedirá sus pasaportes, declarando que la conducta de ese Gobierno hace del todo inútil e infructuosa la presencia de nuestra Legación en esa república, i que mi Gobierno hace pesar esclusivamente sobre el Gabinete de La Paz las consecuencias de esta medida, que hemos procurado evitar por todos los medios posibles. El Gobierno de Chile considera también couveniente que V. S. esprese, antes de retirarse, al de Bolivia, que su negativa reiterada a suspender la ejecución de la lei de 14 de Febrero de 1878 importaría la anulación del tratado de 1874, i que, en consecuencia, roto ese pacto por Bolivia, renacerían para Chile todos los derechos que lejítimameute hacia valer antes del tratado de 1860 sobre el territorio a qne ese tratado se refiere. Por la misma razón, Chile, llegada esta desagradable emerjencia, que él no ha provocado i que no ha podido evitar, ejercerá todos aquellos actos que estime necesarios para la defensa de sus derechos. Recomiendo a V. S. que me comunique a la posible brevedad el. resultado de las jestiones que debe practicar, usando de propios i empleando el telégrafo sub-marino, si la naturaleza del asunto le aconsejase. Dios guarde a V. S. ALEJANDRO

FIERRO.

A don Pedro N. Videla, Encargado de Negocios de Chile en Bolivia.


G U E R R A D E L PACIFICO.

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LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

La Paz, Diciembre 26 de 1878.

MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE CHILE.

Santiago, Enero 20 de 1879.

Por mis oficios fechas 3 i 1 0 del presente, se hallará V. S. instruido del juicio que mi Gobierno se ha formado respecto de la situación creada por los impuestos establecidos i mandados ejecutar por ese Gobierno. A última hora lie recibido hoi la nota del señor MinisEn esas comunicaciones hacia presente a V . S. la necetro de Relaciones Esteriores, que en copia remito a sidad de exijir la suspensión del cobro de esos impuestos, a V . S. fin de poder continuar la discusión tranquila iniciada, i acuEn ella se me indica que la cuestión a que lia dado ludir, en último término, al arbitraje. Recomendaba igualgar el impuesto sobre los salitres, debe ser resuelta por el mente a V . S. que pidiese a ese Gobierno una contestación arbitraje, en conformidad al artículo 1 1 del tratado comdefinitiva i terminante en un plazo breve i perentorio. La plementario firmado en La Paz el 2 1 de Julio de 1 8 7 5 . Yo justicia de esta exijencia no puede ser desconocida. Ella espero las instrucciones de V . S. antes de dar un nuevo tendía a evitar o disminuir los gravísimos perjuicios que paso en este asunto, i, de consiguiente, me he limitado a el cobro de los impuestos aludidos orijina a las industrias acusar un simple recibo de la mencionada nota. i capitales chilenos i atenuar la justa ajitacion que no ha Aquí reina cierta inquietud con motivo de este repentipodido menos de producir en los espíritus de la numerosa no conflicto, i no seria aventurado asegurar a V . S. que la población chilena del litoral boliviano la persuacion que opinión pública nos es favorable hasta este momento. Si les asiste de que tales impuestos importan una violación la jjrudencia de nuestra conducta posterior pone mas en de las exenciones que les asegura el tratado de 1 8 7 4 . relieve todavía la precipitación con que ha obrado este Gobierno, conseguiremos tener de nuestra parte las simHechos posteriores han venido a poner de manifiesto la patías de todos los hombres ilustrados e influyentes de conveniencia de definir pronto esta situación. Supongo que este ¡jais. V . S. se hallará impuesto de que las autoridades de AntoE l número 1 8 4 del periódico oficial de esta república ha fagasta han trabado embargo sobre el establecimiento de publicado, precediéndolos de un editorial, todos los docula Compañía de Salitres i embarazado su movimiento i esmentos relativos a este asunto, escepto la riltima nota de plotaeion. Al mismo tiempo han prohibido el embarque de la Legación. Remito a V . S. un ejemplar de dicho número salitre i los buques que han ido al puerto para trasportar i me permito hacer presente que convendría publicar tamese artículo permanecen ahí inactivos i haciendo gastos de bién esos documentos en el DIARIO OFICIAL de Chile. consideración. De aqm nace, como V . S. supondrá, un estado de cosas Dios guarde a V . S. en estremo grave i perjudicial, al cual es preciso poner térP. N. VIDELA. mino a la mayor brevedad. AI señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. En consecuencia, espero que V . S. no aceptará espedientes dilatorios i que pedirá una contestación franca que nos permita saber si el Gobierno de Bolivia suspende el cobro MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE CHILE. de las contribuciones que ha impuesto en el litoral, o si, resuelto a sostenerlas, asume las consecuencias que tendrán Santiago, Enero 10 de 1879. que derivarse forzosamente de su negativa. Entretanto, i deseoso mi Gobierno de evitar los desórTengo a la vista el oficio de V . S., fecha 26 de Diciemdenes a que pudiera dar lugar en Antofagasta la paralizabre, i la copia de la nota que el mismo dia recibió V . S. ción de los trabajos de. la Compañía Salitrera, que de imde ese señor Ministro de Relaciones Esteriores. proviso dejará sin sustento a gran número de operarios, Aparece de esas comunicaciones que el Gobierno de Boordenó que uno de nuestros buques de guerra se trasladara livia propone la idea de someter a arbitraje la legalidad a aquel punto i permaneciera en observación de los sucedel impuesto sobre salitre, establecido por la lei de 1 4 de sos que se desarrollasen. Febrero de 1 8 7 8 . Las instrucciones de que ha ido provisto el comandante Supongo ya en poder de V . S. mi oficio de 3 de Enero, de esta nave i las que ha impartido a nuestro Cónsul en que contiene la opinión de mi Gobierno acerca de este inAntofagasta, están concebidas en un espíritu conciliador i cidente i los medios que, a su juicio, pueden llevarnos a amistoso. una solución tranquila de él, sin mengua para nadie i con Persuadidos del buen derecho que nos asiste, mi Gopositivas ventajas para la buena intelijencia de ambas rebierno hará cnanto le permita su dignidad por evitar una públicas. complicación a que habrá dado oríjen sola i esclusivamente Entre esos arbitrios, snjeria a V . S. también el tempeel Gobierno de esa república. ramento de un arbitraje, dando así cumplimiento a la obliDios guarde a V . S. gación que para ambas partes inrponc el artículo 2.° del ALEJANDRO FIERRO. protocolo anexo al tratado de 1 8 7 4 . Antes de acudir a esta solución, que proponía en seA don Pedro N. Videla, Encargado de Negocios de Chile en Bolivia. gundo término, cree mi Gobierno que habría conveniencia recíproca en continuar la discusión, que está apenas iniLEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA. ciada, i de la cual es permitido esperar algún acuerdo o La Paz, Enero 2^ de 1879. arreglo que haga innecesaria la constitución de un arbiSeñor Ministro: traje. Remito a V . S. una copia ele la nota que esta Legación Recomiendo a V . S. que dirija sus jestiones de prefeha pasado al señor Ministro de Relaciones Esteriores de rencia en este sentido. Bolivia, en cumplimiento de las instrucciones que conConsidero innecesario agregar que, para la aceptación por tiene el oficio de V . S., número 1, fecha 3 del ¡iresente. nuestra parte de cualquiera de los dos arbitrios indicados, Como V . S. verá, no he propuesto el arbitraje sino que es condición previa la suspensión del cobro del impuesto solo he aceptado. Esto coloca en mejor terreno la causa que bre salitre. Si éste hubiera empezado a hacerse efectivo, sostengo i guarda perfecta consonancia con la declaración habría necesidad de exijir la devolución de las sumas perque hice el 1 8 de Diciembre último. cibidas i el restablecimiento de las cosas al estado que teAyer no mandé mi correspondencia por el correo porque man antes de ponerse en vigor la espresada lei. tenia fundados motivos para creer que hoi contestaría mi Dios guarde a V . S. nota el señor Ministro; no ha sucedido así, sin embargo, i ALEJANDRO FIERRO. tengo que despachar un propio sin poder antieijiar nada a V . S. sobre la resolución que aquí se inclinen a adoptar. A don Pedro N. Videla, Encargado de Negocios de Chile en Bolivia. Señor Ministro:


CAPITULO P R I M E R O . El clia 22 recibí el oficio de V . S., mimero 2, fecha 10 del presente. Nada tengo que contestar a él. Adjunto encontrará V . S. algunos periódicos de este pais, que eclitorialmente tratan del actual conflicto; entre ellos se encuentra La Democracia, que es el periódico oficial de este Gobierno. Dios guarde a V . S. ' P. N. V I D EL A. Al se&or Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. (COPIA.) LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

Señor:

La Paz, Enero W de 1879.

Mi Gobierno tiene ya conocimiento de las dos notas de V . E., fechas 13 i 18 de Diciembre último, destinada, la primera, a contestar el reclamo que esta Legación hizo el 2 de Julio de 1878, i la segunda a anunciarme que ese dia se mandaba al litoral la orden de poner en vijencia la lei de 14 de Febrero, objeto de aquel reclamo. Se ha impuesto también mi Gobierno de la nota que esta Legación tuvo la honra de dirijir a V . E., el mismo dia 18 de Diciembre, declarando que la ejecución de la mencionada lei importaba la ruptura del tratado de límites de 6 de Agosto de 1874, hoi vijente entre Chile i Bolivia. Las instrucciones que, en consecuencia, he recibido, permiten a esta Legación contestar la nota de V . E. fecha 26 de Diciembre, en la cual, confirmando V . E. lo dicho en sus anteriores comunicaciones, llama mi atención hacia uno de los artículos del tratado complementario negociado en La Paz el año 1875. Estimo, señor Ministro, enteramente estéril e inoficioso abrir un nuevo debate para demostrar que la lei de 14 de Febrero de 1878 es contraria al artículo 4." del tratado de límites de 1874. Desde que el Gobierno de V . E., desatendiendo el reclamo de esta Legación, mandó hacer efectivo en el litoral el impuesto sobre los salitres, sin dar tiempo siquiera para que mi Gobierno tomara conocimiento de este hecho inesperado, ya no es posible discutir nuevamente el fondo de la cuestión que ha dado oríjen al presente conflicto. Ahora debo ocuparme solamente en contestar la indicada nota de V . E., fecha 26 de Diciembre, i en esiDoner ciertas consideraciones necesarias para la justa apreciación de lo que sucede. V . E. me asegura que la ejecución de la lei reclamada no pone término a la discusión ni menos importa la ruptura del tratado de 1874, como yo lo he declarado a nombre de mi Gobierno, porque el artículo 2.° del tratado complementario, que V . E. supone olvidado por mí, establece el arbitraje para resolver todas las dificultades que ofrezcan la intelijencia o la aplicación de aquel pacto. Padece V . E. un grave error al creer que, en la jestion de este delicado asunto, he podido yo olvidar una estipulación de tanta importancia como la que contiene el artículo 2.° del tratado de 25 de Julio de 1875, que V . E. se digna recordarme. Ese artículo dice testnalmente así: «Todas las cuestiones a que diere lugar la intelijencia i aplicación del tratado de 6 de Agosto de 1874, deberán someterse al arbitraje.» En nada se ha apartado mi conducta del deber que a ambas partes contratantes les impone el artículo que acabo de trascribir. Si alguien ha olvidado que antes de llegar a un rompimiento era necesario recurrir al recurso arbitral, no ha sido por cierto mi Gobierno, que con perfecto derecho i sin violar en lo menor sus compromisos con Bolivia, ha debido declarar que, a su juicio, la ejecución de la lei de 14 de Febrero anularía el tratado de 1874, pues de esa manera conseguía establecer el verdadero alcance de la cuestión en

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debate i trataba de mantenerla en las condiciones creadas por el acuerdo que en Abril de 1878 celebró conmigo el señor Ministro de Hacienda en Bolivia, i en cuya virtud quedaron temporalmente snspendidos los efectos de aquella lei. Esta declaración, perfectamente correcta i ajustada a las prácticas internacionales, no pudo en ningún caso autorizar la violenta medida del Gobierno de V . E., que, en menosprecio de la opinión manifestada ]wr el Gobierno de Chile i como iVnica resjmesta a ella, mandó ejecutar la lei del impuesto, fallando por sí i ante sí en una cuestión que no era posible resolver tan precipitadamente. Es cierto que con posterioridad a ese acto V . E. ha acordado el arbitraje i lo ha propuesto como medio de resolver la presente dificultad. Pero V . E. no se ha fijado talvez en las circunstancias escepcionales en que esta proposición ha venido a ser formulada. El recurso arbitral, que está en via de ser adoptado por el mundo civilizado para dirimir todas las contiendas internacionales, se impone especialmente a Chile i Bolivia, no solo por hallarse consignado en un pacto solemne i obligatorio para ambos países, sino también por la identidad de sus antecedentes históricos i de sus futuros destinos, i por la analojía de las leyes que rijen su desarrollo. Mas, para ocurrir en una cuestión cualquiera a ese recurso, preciso es que haya perfecta igualdad en la condición de las partes contratantes. I esa igualdad no existe en el presente caso, puesto que Bolivia ha ordenado la ejecución de hechos que dañan la integridad del tratado, según la apreciación que de ellos hace mi Gobierno. Un arbitro nombrado en el actual orden tic cosas establecido por el decreto de 18 de Diciembre, no vendría a decidir sobre la jenuina interpretación del artículo 4.° del pacto, que es la materia de la controversia, sino sobre la legalidad de un hecho consumado, lo que coloca a nna de las partes en condición desigual i en una situación absolutamente inaceptable. I note V . E. que esa condición desigual, cicada por un acto inesplicable del Gobierno de Bolivia, fué lo que puso a esta Legación en el duro caso de no poder apelar al arbitraje, aun cuando mni bien sabia que el tratado presentaba este medio de arribar a una solución satisfactoria. No habría sido propio, en verdad, que el Gobierno de Chile hiciese todavía proposiciones de arreglo a un contendor que, faltando a los procedimientos usuales en toda controversia leal i al respeto recíproco que deben guardarse dos naciones amigas, se hacia justicia por sí mismo i prefería las vias de hecho a la discusión serena i elevada a que había sido invitado. Aun mas: después de lo sucedido, sobrada razón habría tenido mi Gobierno para negarse perentoriamente a aceptar la proposición de arbitraje que V . E. se ha servido hacerme, pues no es posible conciliar esta proposición con la conducta del Gobierno de V . E. que, al mismo tiempo que propone el arbitraje, comienza por sustraerse a él, mandando ejecutar una lei que Chile conceptúa contraria al tratado vijente. Sin embargo, en vez de dar este paso que todos los antecedentes del actual negociado coucurririan a justificar, mi Gobierno, deseoso de mantener sanas las cordiales relaciones que unen a ambos países, prefiere tentar todavía el recurso que se le ofrece para evitar un rompimiento, del cual la América entera baria responsable únicamente al Gobierno de V . E. Chile ha manifestado en toda ocasión el deseo siempre sincero de vivir en paz i buena amistad con sus vecinos; i el tratado de 1874, en el que hizo él jenerosa cesión de algunos de sus lejítimos i reconocidos derechos, es una prueba de la simpatía que le merecen el Gobierno i el pueblo bolivianos; consecuente con esa tradición gloriosa de su pasado, hoi dia quiere hacer una nueva ofrenda a la tranquilidad del continente americano i hacer conocer una vez mas los nobles sentimientos a que obedece en sus relaciones con los pueblos de su mismo oríjen.


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G U E R R A D E L PACIFICO.

Al efecto, mi Gobierno me encarga manifestar al de V. E. que, aceptando la indicación que se me ha hecho, está dispuesto a continuar la discusión interrumpida polla orden de ejecutar la lei de 14 de Febrero i a constituir el arbitraje, en el caso de no ser posible un avenimiento directo. Pero mi Gobierno obra así en la persuacion de que el de V . E. se propone por su parte dar órdenes inmediatas para que. se suspenda la ejecución de la lei i se restablezcan las cosas al estado en que se encontraban antes del decreto de 18 de Diciembre, pues esta es una consecuencia lójica de la proposición de arbitraje hecha por V . E. Bolivia ha contrariado las estipulaciones del tratado de 1874, innovando en 1878 el sistema tributario existente en el litoral a la fecha de aquel pacto: de consiguiente, la suspensión del decreto que mandó poner en vijencia el nuevo impuesto, es un requisito esencial i previo para reanudar la discusión o para iniciar las jestiones conducentes a la constitución del tribunal arbitral. Es esto tan natural i tan obvio, que no me atrevo a pensar siquiera que el Gobierno de Bolivia, al recordarme el artículo 2.° del tratado complementario, no haya tenido la intención de volver las cosas al único estado que hace posible un avenimiento pacífico, es decir, al statu quo establecido desde él momento en que se promulgó la lei. Pero esta situación incierta i llena de peligros no puede prolongarse mas tiempo, sin ocasionar perjuicios considerables a ambos países; tal incertidumbre debe desaparecer cnanto antes i para ello es necesario que el Gobierno de Bolivia haga conocer lo mas pronto posible su pensamiento. Ruego, pues, a V . E. que cualquiera que sea la solución definitiva que en vista de la presente nota adopte su Gobierno, se digne comunicármela antes del 23 del corriente, porque en ese dia debo yo trasmitirla a mi Gobierno, que con intenso interés espera el desenlace de esta gravísima cuestión. Esta Legación se complace en volver a recordar a V . E. que ella no ha escusado esfuerzo alguno para resolver dignamente la presente dificultad por medio de un acuerdo compatible con la justicia de la que sostiene i en armonía con la política tradicional de Chile, dirijida siempre a mantener la mas franca i cordial amistad con sus vecinos i en especial con sus aliados. Toca ahora al Gobierno de V . E. manifestar si igualmente se siente animado de propósitos conciliadores que permitan buscar todavía una solución amistosa al conflicto. En el estado en que la controversia se encuentra, no cabe mas que una pronta i definitiva resolución, de la cual depende la tranquilidad de los pueblos limítrofes, unidos hasta hoi por estrechos vínculos sociales i comerciales. Esa importante resolución está librada al Gobierno de Bolivia i sobre él recaerá la responsabilidad de todas las consecuencias que traiga un rompimiento, si por desgracia llega él a hacerlo necesario, negándose a suspender el decreto de 18 de Diciembre del año próximo pasado. Chile, apoyado en su buen derecho, no ha dado ni un solo paso que no se conforme estrictamente a los preceptos de la equidad i que no manifieste el propósito decidido de apartar de la discusión todo lo que pudiere ser un motivo de discordia entre ambos Gobiernos. Llegado el caso mui lamentable de una ruptura, esta conducta prudente i moderada será su mejor justificación ante la conciencia de la América i ante el juicio imparcial de todas las naciones amigas; ellas verán que Chile defiende los fueros de la justicia, vulnerados en este caso por la falta de cumplimiento de un pacto solemne, i no podrán mirar con indiferencia una causa tan noble, cuya solución favorable interesa a todos los pueblos civilizados. Reiterando a V . E. mis sentimientos de distinguida consideración i alta estima, tengo la honra de suscribirme su atento i seguro servidor. (Firmado).—P. N. VIDELA. A l excelentísimo señor Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia.

Es conforme.—Francisco Volóles

Vergara.

LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

La Paz, Febrero 6 ele 1879. Núm. 84. Señor Ministro: Por los cinco anexos a la presente nota se impondrá V . S. del curso que ha seguido la negociación pendiente con este Gobierno i del imprevisto desenlace que él pretende dar al conflicto. Conforme a las instrucciones que de V . S. he recibido, jiodria yo pedir mis pasaportes en vista del decreto que en el anexo número 5 encontrará V . S. ( 1 ) ; pero como en la nota con que se me ha remitido la copia de este decreto se pone en mi conocimiento que este Gobierno está dispuesto a someter al fallo de un arbitro toda nueva dificultad que surja, creo mas prudente poner los hechos en conocimiento de V . S. i esperar sus nuevas instrucciones. Creo preferible evitar un rompimiento i tentar todos los recursos honorables que a ese fin pueden llevarnos. Acabo de conferenciar privadamente con el señor Ministro de Hacienda, que es la persona mas caracterizada del Gabinete, i espero poder llegar a una solución satisfactoria. De todos modos, trataré de conseguir que no se retarde mas esta solución i la comunicaré inmediatamente a V . S. por un estraordinario. Dios guarde a V . S. P. Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile.

N.

VIDELA.

ANEXO NÚM. 1. MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE BOLIVIA.

La Paz, Enero 27 de 1879. Señor: Antes de pasar a contestar al oficio de V . S., de fecha 20 del corriente, he recibido instrucciones de mi Gobierno para manifestar a V . S. que el último correo recibido del esterior ha traído noticias de haber fondeado en el puerto de Autofagasta la fragata de guerra chilena Blanco Encalada, con el objeto, según se asegura, de interponerse cutre las autoridades de aquel puerto i la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Autofagasta e impedir que ésta efectué el pago del impuesto de diez centavos en quintal de salitre, votado por la última Asamblea Nacional de Bolivia. Como este hecho es afirmado por la prensa estranjera i la de Chile, en varios de sus órganos, me dirijo, ¡mes, a V . S., a nombre de mi Gobierno, para que se sirva esplicar el verdadero motivo i objeto de la presencia de dicha fragata en las aguas del litoral boliviano, que al presente importaría una amenaza, pues V . S. comprenderá que ante semejante presión no puede mi Gobierno seguir tratando con V . S., de un modo pacífico, la reclamación iniciada por esa Legación respecto del cumplimiento de la lei de 14 de Febrero del año próximo pasado. Esperando que V . S. se diguará dar a este Ministerio las esplicaciones convenientes, tengo el agrado de renovarle las espresiones de consideración con que soi de V . S. atento seguro servidor. MARTIN LANZA. A S. S. el señor Ministro Encargado do Negocios de Chile on Bolivia.—Presente. ANEXO NÚM. 2. LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

La Paz, Enero 27 de 1879. Señor: He tenido la honra de recibir la comunicación que hoi se ha servido dirijirme V . E., pidiéndome a nombre de ,su Gobierno una esplicacion sobre el verdadero motivo i obje(1) Este anexo se refiere al decreto del Gobisrno do Bolivia rescindiendo el contrato con la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, inserto en el párrafo IX.


CAPITULO

to de la presencia del blindado Blanco Encalada en las aguas del litoral boliviano, pues, a juicio del Gobierno de V . E., la presencia de este buque importa una amenaza, bajo cuya presión no le es posible seguir tratando de un modo pacífico el reclamo iniciado por esta Legación respecto del cumplimiento de la lei de 14 de Febrero del año próximo pasado. V . E. me dice que tiene instrucciones de su Gobierno para pedirme esa esplicacion antes de contestar mi nota fecha 20 del presente, porque la prensa estranjera i la de Chile, en varios de sus órganos, afirman que ese buque ha venido a Antofagasta con el objeto de interponerse entre las autoridades del puerto i la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antogasta, i de impedir que se haga efectivo el impuesto sobre la esportacion de salitres. En contestación a esta nota de V . E., no tengo inconveniente en declarar que la presencia del Blanco Encalada en la bahía de Antofagasta no tiene el significado ni el objeto que el Gobierno de V . E. le atribuye. Las naves de la armada chilena hacen periódicamente su estación naval en los puertos de Antofagasta i Mejillones, i gracias a estas circunstancias el Blanco Encalada pudo prestar oportunos auxilios a esas poblaciones en la noche aciaga del 9 de Mayo de 1877. Esperando que esta sencilla esplicacion desvanezca las alarmas infundadas del excelentísimo Gobierno de Bolivia, me suscribo de V . E. atento i seguro servidor. P.

N.

PRIMERO.

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ANEXO NÚM.

4.

(COPIA.)

La Paz, Febrero 6 de 1879. Señor: En contestación al oficio de V . S. de fecha 20 del mes próximo pasado, tengo el honor de espresarle que, a consecuencia de la protesta que ha hecho la Compañía de Salitres de Antofagasta contra la ejecución de la lei de 14 de Febrero del año próximo pasado, mi Gobierno se ha visto obligado a rescindir el contrato que tenia celebrado con dicha Compañía, por las razones espuestas en la resolución que, en copia legalizada, tengo el honor de adjuntar a V . S.; con cuyo suceso queda suspendida la ejecución de la lei de 14 de Febrero i desaparece, por consiguiente, el motivo de reclamación de V . S., de fecha 2 de Julio del año jpasado, igualmente que el arbitraje propuesto por V . S. en el oficio a que tengo el honor de contestar. Esperando, por lo tanto, que con la esjwesada resolución se restablecerán por completo la armonía i buena intelijencia existentes entre el Gobierno de Chile i el de Bolivia, i espresando ademas a V . S. que eu caso de suscitarse un nuevo incidente, que no lo espero, mi Gobierno estará siempre dispuesto a apoyarse, en caso necesario, en el recurso arbitral consignado en el artículo 2.° del tratado de 1875, me es satisfactorio renovar a V . S. las protestas de distinguida consideración con que soi de V . S. atento i seguro servidor.

VIDELA.

Al excelentísimo señor Ministro do Relaciones Estertores de Bolivia.

MARTÍN

A l honorable señor Ministro Encargado de Negocios de Chile.

Es conforme.—Francisco Vcddes

ANEXO NÚM. 3. (COPIA.)

La Paz, Febrero 5 de 1879.

Señor: En la nota que el dia 20 de Enero tuve la honra de dirijir a V . E., me permití rogarle que, a fin de evitar perjuicios considerables en el litoral, se dignara Y. E. comunicarme, antes del 23 del mismo mes, la resolución definitiva que, en vista de la mencionada nota, adoptara el Gobierno de V . E. Han pasado ya diez i seis dias i solo he recibido las dos comunicaciones que, con fecha 21 i 27 de Enero, me ha dirijido V . E. acusando recibo de aquella nota i pidiendo esplicaciones sobre la presencia del blindado Blanco Encalada en la bahía de Antofagasta. Esta prolongada demora en la contestación de V . E. infiere gravísimos daños a las industrias i capitales chilenos radicados en el litoral, i esos daños aumentan cada dia con motivo del embargo trabado sobre el establecimiento de la Compañía de Salitres i de la paralización de los trabajos que en grande escala tiene ella organizados en las propiedades que allí posee. Hasta el orden público se encuentra por esta causa amenazado: los operarios, que en número de mas de 2,000 ocupa la Compañía, pueden ser repentinamente privados del sustento diario, i esto perturbaría la tranquilidad de aquel departamento. Por otra parte, mi Gobierno necesita ver claramente definida la situación actual i saber cuanto antes si el Gobierno de V . E. suspende la ejecución de la lei de 14 de Febrero, reanudando así las negociaciones interrumpidas, o si persiste en hacerla ejecutar, aceptando, en tal caso, las consecuencias que este hecho debe forzosamente producir. Las consideraciones espuestas me obligan a pedir nuevamente a V . E. que se sirva darme una contestación definitiva a la mayor brevedad posible. Grande es la inquietud con que ambos paises esperan la solución de este conflicto; i no es ¡losible retardarla mas tiempo en perjuicio de sus recíprocos intereses i relaciones comerciales. Con los sentimientos de la mas distinguida consideración, me suscribo de V . E. atento i seguro servidor.—(Firmado) P.

N.

VIDELA.

Al excelentísimo señor Ministro de Relaciones Estertores de Bolivia.

Está conforme.—Francisco Vcddes

Vergara.

LANZA.

Vergara.

LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

La Paz, Enero 30 de 1879. Señor Ministro: Aun no he recibido contestación de este señor Ministro de Relaciones Esteriores a mi nota fecha 20 del presente, qne en copia remití a V . S. por el correo anterior. Atribuyo esta tardanza a las vacilaciones de los señores Ministros, que todavía no consiguen ponerse de acuerdo sobre la resolución que las conveniencias del pais les aconsejan adoptar en el presente caso. Si he de creer a los informes privados que tengo, prevalece eu el Gabinete la idea de suspender la ejecución de la lei de 14 de Febrero, exijiendo en cambio que la Compañía de Salitres deposite en un banco el valor del impuesto. Como es mni posible que se me conteste en este sentido, me apresuro a comunicar a V . S. esta noticia que hasta la fecha es un simple rumor. El dia 27 se me pidieron esplicaciones sobre la llegada del Blanco Encalada a Antofagasta. Yo contesté diciendo que esa nave venia a hacer su estación naval al litoral boliviano i que su presencia en Antofagasta no tenia ningún propósito hostil. Dios guarde a V . S. P.

N.

VIDELA.

A l señor Ministro do Relaciones Esteriores de Chile. LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

La Paz, Febrero 8 de 1879. Núm. 85. Señor Ministro: Los acontecimientos que en este pais se desarrollan con motivo del conflicto orijinado por la cuestión salitre, son cada dia mas graves i manifiestan que este Gobierno busca i provoca un rompimiento con Chile. La última nota de este señor Ministro de Relaciones Esteriores, que en copia he remitido a V . S. entre los anexos a mi oficio número 84, ha producido la salida del señor Lanza del Ministerio, el reemplazo de éste por el señor Reyes Ortiz, i el nombramiento de don Julio Méndez, declarado enemigo de Chile, para la cartera de Justicia, Culto e Instrucción Pública.


G U E R R A D E L PACIFICO.

36

El Gobierno tomó a mal la oferta del arbitraje hecha por el señor Lanza en la parte final de su nota, i es esto lo que ha ocasionado la crisis ministerial. Sabedor yo de estas cosas, hoi he dirijido al Ministro de Relaciones Esteriores la nota que en copia remito a V . S. Espero, casi con certidumbre, una contestación negativa; de consiguiente, es mui probable que el lunes 10 del presente haya pedido ya mis pasaportes. A última hora se anuncia que mañana parte en dirección a Chile el señor Reyes Ortiz. Como nada tendría que hacer en nuestro país este caballero, me inclino a creer que se marcha a Lima i que solo para ocultar el verdadero objeto de su viaje hace propalar rumores falsos sobre él. A fin de ganar tiempo, mando la presente comunicación por un estraordinario. Dios guarde a V . S. P. N. Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile.

VlDELA.

A N E X O . (COPIA.)

La Paz, Febrero 8 de 1879. Señor: Tengo a la vista la contestación que, con fecha 6 del corriente, ha dado V , E. a la nota que esta Legación tuvo la honra de dirijir a ese Ministerio el 20 del mes de Enero último. En ella se sirve espresarme V . E. que, en vista de la protesta hecha en Antofagasta por la Compañía de Salitres contra la ejecución de la lei de 14 de Febrero de 1878 i por las razones espnestas en la resolución de 1.° de Febrero, que V. E. me remite en copia legalizada, él Gobierno de V. E. se ha visto obligado a rescindir el contrato que tenia celebrado con dicha Compañía, suspendiendo, en consecuencia, los efectos de la lei reclamada de 14 de Febrero. V. E. agrega que el Excmo. Gobierno de Bolivia cree qne con este suceso desaparece el motivo del reclamo formulado por esta Legación con fecha 2 de Julio de 1878 i también el arbitraje propuesto en la nota que V. E. se digna contestar. Manifiesta en seguida V. E. la esperanza de que la mencionada resolución restablezca por completo la armonía i buenas relaciones existentes entre el Gobierno de Chile i el de Bolivia, i espresa ademas que, en caso de suscitarse un nuevo incidente, lo que V . E. no espera, su Gobierno estará siempre dispuesto a apoyarse, en caso necesario, en el recurso arbitral consignado en el artículo 2.° del tratado de 1875. Habiéndome impuesto con especial atención, tanto de la nota de V. E., como de la resolución suprema que en copia me ha remitido, no puedo ocultar a V. E. la estraña sorjiresa con que me he hecho cargo del nuevo e inesperado incidente que el Gobierno de V. E. hace surjir en la presente cuestión. Recordado por V. E., en nota de 26 de Diciembre, el recurso arbitral como medio de dirimir la contienda suscitada entre el Gobierno de Chile i el de Bolivia con motivo de la ejecución de la lei que creaba un impuesto sobre la esportacion de salitres, esta Legación declaró, en nota de 20 de Enero, qne, no obstante el jiro poco regular dado a la jiresente cuestión por el Gobierno de V. E. al mandar ejecutar la lei del impuesto, mi Gobierno, animado del buen espíritu a que siempre obedece en sus relaciones con los Estados amigos i en homenaje a la lealtad con que deben cnnrplirse los pactos internacionales, aceptaba la indicación de V. E. i estaba dispuesto a iniciar las jestiones conducentes a la constitución del tribunal arbitral. Tanto mi Gobierno como esta Legación creyeron, porque era natural i lójico así creerlo, que la enojosa cuestión que se estaba ventilando quedaba de hecho terminada satisfactoriamente desde que ambos Gobiernos iban a librar la decisión de la contienda a la rectitud e imparcialidad de jueces arbitros de común acuerdo designados.

Sin embargo, en la resolución gubernativa, cuya copia V . E. se sirve acompañarme i cuyos fundamentos no tengo para qué analizar, el Gobierno de V . E. declara rescindida i sin efecto la transacción celebrada con la Compañía de Salitres en 27 de Noviembre de 1873, aprobada por decreto supremo del Gobierno i reducida a escritura pública en 29 del mismo mes i año. En mérito de esta declaración, el Gobierno de V . E. suspende los efectos de la lei de 14 de Febrero de 1878 i encarga al señor Ministro del ramo que dicte las órdenes convenientes para la reivindicación de las salitreras detentadas por la Compañía. Es decir, que el Excmo. Gobierno de Bolivia, evitando la contestación clara i definitiva que le pedia esta Legación, i desentendiéndose del arbitraje, no solo estipulado en un pacto internacional, sino también acordado por el consentimiento esplícito de ambos Gobiernos, abandona la jestion diplomática, i por un camino inusitado llega a decidir por sí solo la cuestión en su favor. No significa otra cosa, en verdad, la anulación do un contrato perfecto celebrado por la Compañía de Salitres con un Gobierno constitucional debidamente autorizado por una Asamblea Lejislativa. Esta Legación, cumpliendo las instrucciones de su Gobierno, ha sostenido en toda ocasión, sea en conferencias verbales, sea en sus notas de 2 de Julio i 18 de Diciembre de 1878 i de 20 de Enero de 1879, que la Compañía Salitrera es dueña en propiedad de los terrenos que en el litoral ocupa, i que son lejítimos los derechos que le aseguró la transacción de 27 de Noviembre de 1873. No estrañará, pues, V. E. que el Gobierno de Chile—qne ha creído que en virtud del tratado de 1874 no se le puede imponer a la Compañía gravamen ninguno de esportacion ni de importación, ni estorbos en la esplotaciou de los depósitos salitreros que le pertenecen—crea ahora qne menos se le pueda despojar de las salitreras de que está en quieta i tranquila posesión desde cinco años há. Sin entrar en consideraciones sobre la teoría establecida en la resolución de 1.° de Febrero, en cuya virtud el Gobierno de V. E. se considera facultado para rescindir todos los contratos celebrados por una administración constitucional, estimo, sin embargo, conveniente tomar nota de ella en la presente comunicación. . Dados los antecedentes espuestos, declaró V. E., en contestación a su nota fecha 0 de Febrero, que mi Gobierno no cree, como el de V. E., que con la rescisión del contrato desaparece el motivo del reclamo formulado por esta Legación i también el arbitraje recordado por primera vez por V. E. en su nota de 2 de Diciembre i aceptado lealmente por mi Gobierno. En consecuencia, i teniendo presente la seguridad que V. E. me da en la nota que me ocupo en contestar, de que en caso de un nuevo incidente—como yo califico el actual •—el Gobierno de V. E. estará siempre dispuesto a apoyarse en el recurso arbitral, me apresuro a rogar a V. E. que se sirva declararme definitivamente, en una contestación franca i categórica, si el Gobierno de V. E. acepta o nó el arbitraje establecido en el pacto de 1875, suspendiendo previamente toda innovación hecha en el litoral con respecto a la cuestión en que nos ocupamos. En atención a los inmensos perjuicios que diariamente reciben las industrias i el comercio de aquel departamento, i en obsequio a la tranquilidad pública seriamente amenazada, me permito también pedir a V. E. que se digne darme dicha contestación en el perentorio término de cuarenta i ocho horas. Las consecuencias que forzosamente tienen que desprenderse de una contestación negativa, serán de la esclusiva responsabilidad del Excmo. Gobierno de Bolivia. Reiterando a V. E. los sentimientos de mi consideración, me, suscribo su atento i seguro servidor. (Firmado).—P. N. VIDELA. Al Excmo. señor Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia.

Está conforme.—Francisco Valdes

Vergara.


CAPITULO P R I M E R O .

CONSULADO JENERAL DE CHILE EN BOLIVIA.

Antofagasta,

Febrero 7 de 1879.

Señor Ministro: El dia 5 del corriente, a las 4 horas P. M., fué notificado el administrador del establecimiento de salitres de un decreto de la Prefectura, ordenando el remate de los bienes embargados a la Compañía, previo justiprecio. Las circunstancias que precedieron a este acto, le dan una significación bastante grave para que yo me apresure a toda costa a ponerlo en conocimiento de ese Ministerio. Dichas circunstancias son: el haber recibido el Prefecto el dia 4, por el vapor venido del norte ese dia, un telegrama que no conozco, pero que tengo motivos fundados para creerlo procedente de La Paz, conteniendo órdenes del Gobierno; tener el decreto de remate fecha de ese mismo dia i haber sido notificado el 5, a la hora indicada, después de la salida de los vapores del sur i del norte. Hubo, a mi juicio, el propósito de retardar lo menos tres dias el aviso que por medio de los vapores podia yo dar a mi Gobierno, haciendo uso del cable en Iquique o Caldera. La circunstancia, por otra parte, de haberse cambiado entre nuestra Legación i el Gobierno de La Paz proposiciones de arbitraje que llevan envuelta la condición previa de suspender la lei del impuesto al salitre, da al mencionado acto de remate un significado poco tranquilizador, sobre todo si se considera que ha sido dictado en el mismo dia del recibo de aquel telegrama i después de una suspensión de mas de veinte dias de los procedimientos del juicio. Estas consideraciones obligaron al Jerente de la Compañía a enviar un propio a Mejillones, para que, alcanzando el vapor, entregase un parte que debia ser trasmitido desde Iquique i que ya supongo cu conocimiento de V . S. Desde que se notificó a la Compañía, la situación ha cambiado notablemente. A esa tranquilidad aparente i especiante a que .daba lugar la suspensión de los procedimientos ejecutivos, ha sucedido un estado de sorda ajitacion. Reina la alarma i la inquietud en el pueblo i en el comercio un marcado malestar. Temo, sobre todo, que llegue el momento del remate, porque si la Compañía ha sufrido resignada los graves perjuicios que le acarrea esta situación que ya se prolonga demasiado, no sé hasta qué punto sufrirán impasibles este acto depreclatorio su numeroso cuerpo de empleados i sus dos mil trabajadores. No he creído conveniente solicitar desde luego la suspensión de una medida tan seria: pero lo haré en momentos mas oportunos i en que mi intervención pueda ser mas eficaz, tratando de obviar los inconvenientes del espíritu de polémica que domina a estas autoridades. A estos motivos de escitacion ha venido a juntarse el rumor de que se aproximaban fuerzas bolivianas a Caracoles. Este rumor es enteramente falso, i tengo tomadas mis medidas para tener noticias mui anticipadas, si llegase a ser efectivo. La alarma ha sido tal, que el Jerente de la Compañía ha llegado a abrigar serios temores, i defiriendo a sus deseos he consentido, de acuerdo con el Comandante del Blanco Encalada, en algunas medidas preventivas para el caso de que sus valiosos intereses fueren atacados. Acompaño a V . S. una copia autorizada de la protesta formulada por el Administrador, señor Jorje Hicks, con motivo de la notificación de remate. Dios guarde a V . S. NICANOR ZENTENO. Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. TELEGRAMAS.

Valparaíso, Febrero 7 de 1879. A las 4 P. M.—Señor Encargado de Negocios de Chile, La Paz.—En Antofagasta persisten en el remate del establecimiento i nuestro Cónsul cree que es en virtud de instrucciones recibidas a última hora de ese Gobierno. Exija contestación inmediata. En caso de negativa, proceda en conformidad a sus instrucciones. ALEJANDRO FIERRO.

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OFICINA DE VALPARAÍSO.

Febrero 11 de 1879. (Recibido a las 2.5 P. M. de la oficina de Caldera.) A L SEÑOR MINISTRO DE RELACIONES

ESTERIORES.

El Ministro chileno en La Paz, en cablegrama de hoi, me dice: «Trasmita al Gobierno: decreto de este Gobierno rescinde contrato con Compañía Salitrera, suspende lei de Febrero, reivindica salitreras.—P. N. Vidéla.D Lo que trascribo a V . S. para su conocimiento. Dios guarde a V . S.—Cesáreo Aguirre. Telegrama trasmitido por el cable a Tacna, para ser remitido de allí por chasque a La Paz: «Recibido su telegrama de hoi. Retírese inmediatamente. (Firmado.)—A. FIERRO.» (Telegrama trasmitido a Tacna para ser remitido a La Paz.)

Valparaíso, Febrero 13 de 1879. A L MINISTRO DE CHILE EN L A P A Z .

«Recibido segundo telegrama. El primero en que anunció la rescisión, que es uu nuevo agravio, decidió ocupación Antofagasta. Retírese inmediatamente. A.

FIERRO.»

MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE CHILE.

Valparaíso, Febrero 12 de 1879. Con fecha de ayer hemos recibido un parte telegráfico de nuestro Encargado de Negocios en Bolivia, por el cual nos comunica que aquel Gobierno ha espedido un decreto «que rescinde el contrato con la Compañía Salitrera, suspende la lei de Febrero i reivindica las salitreras.» Es esta la única contestación que han merecido las reiteradas reclamaciones de Chile para que se suspendan sin condición alguna los impuestos que cobran en ese litoral a los chilenos i a sus industrias, i ella no hace mas que agravar la ofensa que se ha inferido a nuestros derechos i la resistencia que se ha opuesto al cumplimiento fiel de un pacto solemne. Mi Gobierno se ha visto, pues, obligado a asumir una actitud que ha querido evitar a toda costa, pero que la conducta del Gobierno boliviano ha hecho absolutamente indispensable. En pocas horas mas el litoral que nos pertenecía antes de 1866, será ocupado por fuerzas de mar i tierra do la repiíblica i V . S. asumirá el cargo de Gobernador Político i Civil de ese territorio. En el desempeño de estas delicadas funciones, recomiendo a V . S. que no omita dilijencia para que las personas e intereses de todos los habitantes de ese litoral sean respetados i garantidos, como sucede bajo el imperio de nuestras leyes, a fin de evitar reclamaciones de cualquier jénero que sean, i hacer, en cuanto sea posible, simpática nuestra administración aun a los mismos bolivianos allí residentes. El Comandante en Jefe de las fuerzas, Coronel don Emilio Sotomayor, lleva las instrucciones que adjunto a V . S. en copia i según las cuales debe proceder de acuerdo con V . S. en los casos que ellas determinan. Dios guarde a V . S. ALEJANDRO

FIERRO.

A don Nicanor Zenteno, Cónsul Jeneral do Chile en Antofagasta. LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

La Paz, Febrero 12 de 1879. Núm. 86. Señor Ministro: En la tarde de ayer i en la mañana de hoi he recibido los telegramas de V . S., de fecha 7 del presente, que me han sido remitidos de Tacna por correos estraordinarios.


8

G U E R R A D E L PACIFICO.

Anticuándome a la orden que en ellos me da V. S., habia dirijido yo a este señor Ministro de Relaciones Esteriores, el mismo dia 8 de Febrero, la nota que en copia be remitido a V . S. con mi oficio número 85 i en la cual pedia una contestación definitiva en el perentorio término de cuarenta i ocho horas. Esa nota le fué entregada al oficial mayor del Ministerio el dia 8 a las 6 P. M. i he esperado la contestación pedida hasta hoi, a la 1 P. M. No habiéndola recibido, he interpretado el silencio del señor Ministro como una negativa i a esa hora he pedido mis pasaportes, como V. S. puede verlo en la copia que le adjunto bajo el número 1. A las 2\ P. M. recibí con sorpresa la nota que a V. S. remito en copia bajo el número 2. En ella no se hace alusión siquiera a la nota que, mas de una hora antes, le habia sido personalmente entregada al oficial mayor del Ministerio por el oficial de esta Legación, i se me dice que el Gobierno de Bolivia no puede continuar la negociación pendiente mientras el Blanco Encalada no se aleje del litoral boliviano. Esto no es serio ni digno de un Gobierno que entre manos tiene una cuestión tan grave como delicada, i cuando yo he ¡mesto fin a la negociación pidiendo mis pasaportes. Esa nota está jdagada de errores i falsas apreciaciones que mui fácil me seria rebatir; pero la discusión ha terminado ya i no debo dirijirme a este Gobierno sino para reiterar la petición de mis pasaportes, si no me fueren oportunamente remitidos. El estraordinario que conduce esta comunicación lleva también un telegrama para V. S. i otro para nuestro Ministro en Lima. Dios guarde a V. S. P. A l señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile.

N.

YIDELA.

ANEXO NÚM. 1. (COPIA). LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA.

'La Paz, Febrero 12 de 1S79. Señor:

Núm. 48.

El sábado 8 del presente, a las G P. M., hice entregar al oficial mayor del Ministerio de Relaciones Esteriores, una nota en la que pedia a V. E. que en el perentorio término de cuarenta i ocho horas me contestara definitivamente si su Gobierno aceptaba o no el arbitraje establecido en el tratado de 1875. Hasta hoi miércoles, a la 1 P. M., ha corrido con exceso el plazo fijado, i, sin embargo, aun no he tenido la honra de recibir la contestación de Y . E. Este silencio equivale a una negativa que hace del todo iimtil e infructuosa la permanencia de esta Legación cerca del Excmo. Gobierno de Bolivia. Por lo tanto, i en conformidad con las instrucciones que de mi Gobierno tengo recibidas, he resuelto regresar a Chile i me permito rogar a V. É. que se sirva espedirme los pasaportes necesarios. Antes de retirarme i para la mejor intelijencia de lo que sucede, debo declarar que esta ruptura es obra esclusiva del Gobierno de Y . E., que, habiendo propuesto dos veces el arbitraje establecido en el pacto vijente, las mismas dos veces ha olvidado su propuesta después cíe haber sido ella aceptada por mi Gobierno con su reconocida lealtad. Roto el tratado de 6 de Agosto de 1874, ¡jorque Bolivia no ha dado cumplimiento a las obligaciones en él estipuladas, renacen para Chile los derechos que lejítimamente hacia valer antes del tratado de 1866, sobre el territorio a que ese tratado se refiere.

En consecuencia, el Gobierno de Chile ejercerá todos aquellos actos que estime necesarios para la defensa de sus derechos i el excelentísimo Gobierno de Bolivia no debe ver en ellos sino el resultado lójico del rompimiento que ha provocado i de su negativa reiterada para buscar una solución justa, que habría sido igualmente honrosa para ambos países. Con sentimientos de consideración i respeto, .me suscribo de Y . E. atento i seguro servidor. (Firmado.)—P. N. VIDELA. Al Exorno, señor don Eulojio D. Medina, Ministrado Relaciones Esteriores de la república de Bolivia. ANEXO NÚM. 2. MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES.

La Paz, Febrero 12 de 1879. Señor: El correo del esterior, recibido en esta ciudad el dia de ayer, confirma las noticias alarmantes trasmitidas anteriormente a mi gobierno, respecto a preparativos i aglomeraciones de elementos de guerra en el litoral boliviano. La prensa de Chile i avisos particulares trasmitidos por personas respetables, hacen pviblico el hecho de haberse embarcado recientemente en Valparaíso fuerzas militares destinadas a aumentar la dotación del Blanco Encalada, surto en las aguas del puerto de Antofagasta. Interpelado V. S. por nota de 27 de Enero anterior, relativamente al objeto del viaje de aquel blindado de guerra, se sirvió contestar por nota de la misma fecha que la presencia del Blanco Encalada en la bahía de Antofagasta no tenia el significado ni el objeto que mi Gobierno le atribuía, recordando con este motivo que el espresado blindado se presentó también en nuestra costa después del cataclismo de 9 de Mayo del 77 para socorrer a las víctimas de aquel infausto suceso. La esplicaciou no podía ser menos satisfactoria; no obstante, mi Gobierno hubo a bien no insistir en su interpelación, respetando la honorabilidad de V. S., i no queriendo poner en duda la lealtad i buena fe del excelentísimo Gobierno de Chile. Mas hoi que los hechos diarios contradicen la afirmación de V. S., i que aun las personas de mayor calma i animadas del espíritu de conciliación en la enojosa cuestión que desgraciadamente se ha suscitado a Bolivia, miran como acto hostil i manifiestamente depresivo la presencia en Antofagasta del vapor de guerra chileno, a la que dan su verdadera significación la movilización de tropas en Chile, los comentarios de su prensa, tengo orden de mi Gobierno decir a V. S. qne cumple al decoro nacional no continuar negociación pendiente, mientras el buque de guerra insinuado no se aleje del litoral de la república. Tócame también manifestar a V. S. la impresión desagradable que ha causado a mi Gobierno el oficio de esa Legación de 8 del actual, en el que,' cumpliendo, sin duda, instrucciones superiores, pero saliendo de los usos i prácticas diplomáticas, i mas que todo de la moderación i carácter benévolo i cortés que le son propios, se sirve Y. S. exijir contestación categórica a su citado oficio, en el perentorio término de 48 horas. Tal exijencia, que me abstengo de calificar, podría inducir a mi Gobierno a juzgar que el de Y . S. no está dispuesto a seguir la política de paz, de conciliación i de fraternidad que debe reinar entre los Estados del Continente. E l oficio del excelentísimo señor Fierro, de 8 de Noviembre, por el que ex-abrwpto notifica a Bolivia la ruptura del tratado del 74, i sobre cuya inconveniencia ha fallado ya la opinión pvtblica en América, es altamente depresivo al decoro i dignidad de Bolivia, como lo es la irregular intimación de V. S., hecha con conocimiento pleno del cambio del jjersonal en el Ministerio de Relaciones Esteriores i cuando no podía ocultarse a Y . S. que el Gobierno no se encontraba en situación de prestar atención inmediata al referido oficio.


CAPITULO P R I M E R O .

En la antecedente, sobre cnyo desarrollo no quiero insis­ tir de propósito, me es sensible tener que decir a V. S., dan a la discusión un carácter de violencia por parte del excelentísimo Gobierno de Chile, que obsta a considerar la cuestión de fondo. Con sentimientos de distinguida consideración, tengo el agrado de repetirme de V. S. obsecuente i atento servidor. EULOJIO D.

MEDINA.

A S. S. clon Pedro N. Videla, Encargado de Negocios de Chile.—Presente.

Está conforme.—F rancisco Váleles Vergarci. LEGACIÓN DE CHILE EN B OLIVIA.

La Paz, F ebrero .U de 1879. Núm. 87. Señor Ministro: Como lo he comunicado a V. S. en mi oficio número 80, fecha 12 del presente, ese dia, mas de una hora después de haber pedido mis pasaportes, recibí una comunicación del señor Ministro de Relaciones Esteriores, cuya copia he remitido a Y. Yo no podía contestar eso nota porque mi misión es­ taba ya terminada, i menos podia conservarla en mi poder porque en ella se hacían cargos demasiado graves i absolu­ tamente infundados contra la conducta de mi Gobierno i contra el proceder de esta Legación. En consecuencia, adopté el camino mas prudente que en tal emerjencia se me presentaba i devolví al señor Minis­ tro su comunicación, con la nota que en copia acompaño ahora a V. S. Tengo la convicción de haber hecho cuanto me ha sido posible para evitar el actual conflicto i atribuyo el fracaso de mis esfuerzos a la tenaz resistencia que desde un prin­ cipio ha opuesto este Gobierno a todo arreglo. Si se me acusa de falta de moderación i desconocimiento de las prácticas diplomáticas, es solo con el objeto de pa­ liar, con tales acusaciones, los incorrectos procedimientos que en la delicada jestiou de este asunto ha empleado la cancillería boliviana. La prueba de ello está en lo ocurrido, con motivo de la crisis ministerial que a Y. S. he anunciado en mi oficio número 85, fecha 8 de Febrero. El señor Lanza renunció el 0 de Febrero la cartera de R e ­ laciones Esteriores, porque sus colegas de Gabinete conde­ naban su acritud conciliadora i se oponían al cumplimiento del art. II del tratado de 1875, que establece el arbitraje. El dia 7 fué nombrado para reemplazarle el señor Reyes Ortiz, pero habiendo éste recibido una comisión que debía cumplir en el esterior, fué encargado del despacho del Mi­ nisterio de Gobierno i Relaciones Esteriores el Ministro de Hacienda, don Eulojio D. Medina. Para la cartera de Justicia, Culto e Instrucción, dejada vacante por el señor Reyes Ortiz, fué nombrado don Julio Méndez, periodista que debe su reputación a los artículos que en la prensa de Lima ha publicado contra Chile. Este cambio en el personal del Gabinete fué publicado por bando nacional en esta ciudad el 7 de Febrero. La conocida causa de la renuncia del señor Lanza, el nombramiento del señor Méndez i el repentino viaje del se­ ñor Reyes Ortiz,que según la opinión jeneral se hadirijido a Lima, me hicieron comprender las disposiciones de este Gobierno i que se trataba de ganar tiempo, dejando las co­ sas como estaban. Mi deber era impedir que esto se consi­ guiera, i, por lo tanto, me apresuré a pedir contestación ca­ tegórica sobre si se aceptaba o no el arbitraje, en el peren­ torio término de cuarenta i ocho horas. Dados los antecedentes espuestos, no hubo en este acto falta de moderación i de cortesía, porque si era cierto que se había efectuado un cambio en el personal del Ministerio de Relaciones Esteriores, también lo era que ese cambio no me había sido oportunamente comunicado; que el an­

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tiguo Ministro salia por su espíritu conciliador i cpie la car­ tera, con motivo del viaje del señor Reyes Ortiz, quedaba encomendada al señor Medina, que tiene conocimiento ca­ bal de la negociación i a quien se debe en gran parte el jiro mui desagradable que ella ha tomado. Hasta el momento en que despacho el estraordinario que conduce esta comunicaciou, no he recibido mis pasaportes. Aun cuando no me sean dados, lo que nada tendría de es­ traño después de las incorrecciones en que a cada paso ha incurrido esta cancillería, saldré de esta ciudad el domingo 23 del. presente. Sé por informes privados que los señores Ministros di­ plomáticos del B rasil i del Perú se disponen a ofrecer su mediación en estas circunstancias. A fin de manifestar hasta el último momento el espíritu conciliador que me anima, aceptaré la mediación si los diplomáticos espresa­ dos llegan a ofrecerla; pero a condición de que ella pro­ duzca resultados inmediatos i de que no embarace la acción de mi Gobierno. Pienso, sin embargo, que toda mediación es inútil en el estado a que han llegado las cosas. Lo que ahora se anun­ cia no puede tener otra importancia que la de manifestar con claridad cuál es la política que el representante del Perú cree de su deber adoptar en presencia de este con­ flicto. Dios guarde a Y . S. P. Al señor Ministro de Relaciones Esterioves de Chile.

N.

YIDELA.

Post­scriptwm.—A tiempo de cerrar este oficio he reci­ bido una visita del señor Quiñones, Enviarlo Estraordina­ rio i Ministro Plenipotenciario del Perú. El señor Quiñones no solo me ha dicho que piensa ofre­ cer oficialmente la mediación de su Gobierno, sino que también me ha asegurado que no existe en el ánimo de éste el propósito de terciar en favor de B olivia en su actual contienda con Chile. Me apresuro a comunicar a V. S. esra importante de­ claración, estando para ello autorizado por el señor Qui­ ñones. P.

N.

YIDELA.

ANEXO. (COPIA.)

La Paz, F ebrero 13 de 1879. Señor: Ayer, a la una i diez minutos Р. M., fué entregada en el Ministerio de Y . S. la nota en que esta Legación anuncia su retiro i pide sus pasaportes. A las dos i cuarto Р. M. recibí la adjunta comunicación de Y. S. No p­adiendo contestarla, porque a esa hora ha­ bía ya terminado la misión que desempeñaba cerca de! Excelentísimo Gobierno de B olivia. ni" penuir.o devolverla а V. S. sin observación alguna. Ruego a V . S. que se digne remitirme los pasaportes que ayer le he pedido i aceptar las consideraciones de res­ peto con que tengo la honra de suscribirme su atento i se­ guro servidor. (Firmado.)—P. N. Y i d el a Al Excelentísimo señor Ministro de Relaciones Esteriores de llolivia. —Pre­ sente.

Está c o n f o r m e . — F r a n c i s c o Y a l d e s Y b u c a r a . LEGACIÓN DE CHILE EN BOLIVIA. La Pa.'j, Febrero IT, de 1879.

Señor Ministro: Acabo de recibir mis pasaportes, pero no me pondré en marcha hasta el domingo 23 del presente, porque, como lo anuncio a Y . S. en mi telegrama de hoi, mi salud i la falta de medios de trasporte no me permiten emprender inme­ diatamente el viaje. Adjunto encontrará Y. S. una copia de la nota con que este señor Ministro de Relaciones Esteriores me ha remi­ tido los pasaportes.


G U E R R A D E L PACIFICO.

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Celebraría yo que el señor Ministro cumpliera la amenaza que me hace al terminar su nota, porque de esta manera tendría V . S . la ocasión de manifestarle esplicitamente si esta Legación ha cumplido o no con su deber, a juicio del Gobierno de Chile. Dios guarde a V . S . P. N . VIDELA. Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. ANEXO. (COPIA.)

La Paz, a 15 de Febrero de 1879. Señor: Convencido mi Gobierno, en.vista del oficio de esa Legación, de fecha 13 del corriente, que V . S. está resuelto a cortar de hecho toda comunicación con este Ministerio, pues que al devolver la líltima nota que le fué dirijida, espresa V . S. que ha terminado ya la misión que desempeñaba cerca del Gobierno de Bolivia, tengo a bien incluir a V . S. los pasa2iortes que en dicho oficio solicita reiteradamente, haciendo, por mi ¡jarte, a V. S. esclusivamente responsable de los resultados de una ruptura tan violenta, i reservándome, ademas, informar oportunamente al Excmo. Gobierno de Chile sobre el estraño proceder de V . S. en la jestion diplomática que queda aun pendiente. Con tal motivo, me repito de V. S. atento i seguro servidor.—(Firmado.)—EULOJIO D. MEDINA. A S. S. el Encargado de Negocios de Chile en Bolivia.—Presente.

Está conforme.—Francisco Vcddes MINISTERIO

Vergara.

DE RELACIONES ESTERIORES DE CHILE.

Vcdparaiso, Febrero 12 ríe 1879. Con fecha de ayer hemos recibido un parte telegráfico de nuestro Encargado de Negocios en Bolivia, por el cual nos comunica que aquel Gobierno ha espedido un decreto «que rescinde el contrato con la Compañía Salitrera, suspende la lei de Febrero i reivindica salitreras». Es esta la única contestación que han merecido las reiteradas reclamaciones de Chile para que se suspendan sin condición alguna los impuestos que cobran en ese litoral a los chilenos i a sus industrias, i ella no hace mas que agravar la ofensa que se ha inferido a nuestros derechos i la resistencia que se ha opuesto al cumplimiento fiel de un pacto solemne. Mi Gobierno se ha visto, pues, obligado a asumir una actitud que ha querido evitar a toda costa, pero que la conducta del Gobierno boliviano ha hecho absolutamente indispensable. En pocas horas mas el litoral que nos pertenecía antes de 1866, será ocupado por fuerzas de mar i tierra de la república, i V. S. asumirá el cargo de Gobernador Político i Civil de ese territorio. En desempeño de estas delicadas funciones, recomiendo a V . S . que no omita dilijencia para que las personas e intereses de todos los habitantes de ese litoral sean respetados i garantidos, como sucede bajo el imperio de nuestras leyes, a fin de evitar reclamaciones de cualquier jenero que sean i hacer,en cuanto sea posible, simpática nuestra administración anu a los mismos bolivianos allí residentes. El comandante enjefe de las fuerzas, coronel don EmiSotomayor, lleva las instrucciones que adjunto a V . S. en copia i según las cuales debe proceder de acuerdo conV. S. en los casos que ellas determinan. Dios guarde a V. S. ALEJANDRO FIERRO. Al señor Cónsul Jeneral de Chile en Bolivia.

MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE BOLIVIA.

La Paz, Febrero 20 de 1879. Señor Ministro: Tengo el honor de clirijirme a V . E. con el objeto de informarle del jiro irregular que el Encargado de Negocios, señor don Pedro N. Videla, se ha servido dar a la negociación que se inició entre el Excelentísimo Gobierno de V . E. i el mió, sobre el cumplimiento de la lei de 14 de Febrero del 78, aprobatoria del convenio celebrado entre la Compañía anónima de Salitres i Ferrocarril de A n tofagasta i el Gobierno de Bolivia. Dicha negociación ha sido interrumpida ex-abru¡rto con las declaraciones que contienen los oficios de 12 i 13 del corriente del honorable señor Videla: por el primero notifica a mi Gobierno la ruptura del tratado de 6 de Agosto del 74; i por el segundo, que su misión habia terminado. Tales declaraciones, en el estado en que se encuentra el debate, pueden haber sido hechas con instrucciones i autorización del Gobierno de V . E. Por los informes que V . E. debe haber recibido del honorable señor Vicíela, está, sin duda, impuesto de que, habiendo iniciado por su oficio de 2 de Julio del 78 la reclamación respectiva sobre la ejecución de la lei de 14 de Febrero, mi Gobierno, solo por deferencia al de V. E., consintió en diferirla hasta dar la contestación de 13 de Diciembre último, en la qne manifestó palmariamente que el impuesto reclamado tenia su oríjen i era condición necesaria de un contrato particular celebrado entre la Compañía de Salitres i el Gobierno de Bolivia; que, por consiguiente, no era aplicable a él la estipulación del artículo IV del tratado de límites de 1874, que se refiere a casos jenerales i no a hechos que reconocen por causa una convención privada. Con esa contestación ¡irocedió mi Gobierno, obrando lójicamente, a hacer efectiva la lei, dando conocimiento de ello al representante del Gobierno de V. E., en comunicación de 18 de Diciembre pasado. El honorable señor Videla declaró entonces, como sabrá también V . E., a nombre de su Gobierno, roto el tratado de 1874, con cuyo motivo mi honorable predecesor tuvo a bien recordarle, en oficio de 16 de Diciembre, que el artículo I I del tratado complementario de 1875 señalaba el arbitraje como medio ele dirimir las cuestiones de interpretación i abdicación del tratado preindicado: es en esta virtud que el Gobierno de V . E. propuso el recurso del arbitraje. No obstante todo esto, el procedimiento de mi Gobierno ha sido calificado por el representante de V. E. como inusitado e irregular, llegando en el oficio de 8 del corriente hasta a acusarle de haber anulado un contrato perfecto celebrado con un Gobierno constitucional, debidamente autorizado por una Asamblea Lejislativa, olvidando que la lei de Febrero, cuya ejecución habia ordenado mi Gobierno, emana también de otra Asamblea Lejislativa; que al dictarla tuvo en cuenta los antecedentes del contrato celebrado con la Compañía de Salitres, el oríjen i condiciones de la adjudicación gratuita que bajo el nombre de transacción se le hizo de una ostensión de terreno salitrero mui superior al que debe concederse según nuestras leyes i reglamentos respectivos. Encontrándose en este estado la discusión, la protesta de la Compañía contra la lei de 14 de Febrero, que importa una negativa formal a aceptar la aprobación legal del convenio de 27 de Noviembre, obligó a mi Gobierno a pronunciar la rescisión de este convenio, retrotrayendo las cosas al estado de las primitivas concesiones que obtuvo la Compañía, i obró en este sentido ejercitando sus derechos de dominio eminente i los de supervijilancia i tuición que le corresponden res¡jecto a los intereses nacionales. Los fundamentos del acto administrativo de que hago referencia, están claramente consignados en la resolución de 1." del corriente, comunicada a la Legación de Chile en copia


CAPITULO

PRIMERO.

legalizada. La rescisión, cuyo "principal efecto ha sido suspender el cumplimiento de la lei de 14 de Febrero, reclamada por el Gobierno de V. E. como violatoria del tratado del 74, puso término a la reclamación diplomática, -haciendo desaparecer su único fundamento. Si la Compañía no se conforma con esa resolución, puede ocurrir ante los Tribunales de Justicia para hacer valer los derechos i privilejios que pretende haber obtenido. Comunicada la resolución de que se trata al señor Encargado de Negocios de Chile, se negó en conformarse con ella, aduciendo qne el Gobierno de Bolivia habia evitado dar una contestación clara i definitiva, i que desentendiéndose del arbitraje habia abandonado la jestion diplomática i decidido por sí solo en su favor. Partiendo de una base falsa., cual es la afirmación <rde que la Compañía anónima es dueña en propiedad de los terreque en el litoral ocupa i que son lejítimos los derechos que le aseguró la transacción de 27 de Noviembre de 1873,» concluye el honorable señor Videla «que, en virtud del tratado de 1874, no puede imponerse a la Compañía gravamen ninguno de esportacion ni de importación, i que menos se la puede despojar de las salitreras de que está en quieta i tranquila posesión desde cinco años há.» Las propias palabras del honorable señor Vicíela manifiestan al primer golpe de vista que no se trata ya de la percepción de ningún impuesto, sino directa i determinadamente de la cuestión propiedad de las salitreras, que por su naturaleza i sus antecedentes es estrictamente de carácter particular i privado o de derecho interno, i en la que el excelentísimo Gobierno de Chile no puede intervenir directa ni indirectamente, sin menoscabo de la soberanía de Bolivia i sin violación flagrante de las reglas mas comunes del derecho internacional.

del mismo dia al Ministerio, i en el que pidió sus pasaportes, dando por terminada su misión i declarando rotos todos los tratados existentes entre ambas repúblicas. Son notables a este respecto las palabras del negociador chileno, porque revelan tanta intemperancia, como un partido preconcebido en la cuestión que se ajita. No obstante de que veo que las apreciaciones en este orden serán talvez prematuras i podrían llegar a tener un carácter odioso, me permito llamar la atención de V. S. sóbrelas delicadas consideraciones a que dan mérito las declaraciones del representante del Gobierno de V. E. El honorable señor Videla, después de anunciar «que en conformidad con las instrucciones que de su Gobierno tenia recibidas,» habia resuelto regresar a Chile, declara roto el tratado de 6 de Agosto del 74, porque Bolivia no ha dado cumplimiento a las obligaciones en él estipuladas i que renacen para Chile los derechos que lejítimamente hacia valer antes del tratado territorial de 1866, sobre el territorio a que ese tratado se refiere. Para hacer pesar sobre Bolivia la responsabilidad de tal ruptura, no tiene inconveniente en aseverar que mi Gobierno habia propuesto dos veces el arbitraje establecido en el pacto, i las mismas dos veces habia olvidado su propuesta, después de haber sido aceptada por el Gobierno de V. E. No es exacto que el arbitraje hubiese sido dos veces propuesto por mi Gobierno; fué recordado en el oficio de 12 de Enero último, i es el representante de Chile quien lo propuso formalmente en el de 20 del mismo mes. Cuando en el oficio de 6 del corriente se espresó: «que, en caso de suscitarse un nuevo incidente, el Gobierno estaría siempre dispuesto a apoyarse en el arbitraje,» mal pudo proponerse éste para decidir si la rescisión pronunciada era o no legal, puesto que el Gobierno consideraba esta cuestión como de derecho interno i en ese concepto daba por terminado el motivo de la reclamación del excelentísimo Gobierno de Chile. No es justo hacer interpretaciones violentas con el esclusivo objeto de hacer pesar sobre Bolivia la responsabilidad de actos que no puedan imputársele. La verdad i la buena fe deben dominar en toda discusión, cualquiera que sea su objeto.

I en efecto, si el Gobierno de V. E. no puede decidir, sin investirse del poder judicial, que el contrato de 27 de Noviembre importa una transacción, no obstante de que la lei boliviana i la lejislacion universal definen claramente ese contrato; si no puede juzgar en cuanto a la violación de nuestras leyes i reglamentos con las gratuitas i enormes concesiones hechas a la Compañía, .sin causa justificada i sin ninguna ventaja para el pais; si no puede declarar que el contrato que solo por ironía puede llamarse de transacción, es manifiestamente lesionarlo para Bolivia i que fué otorgado con extralimitacion del mandato conferido por el acto lejislativo de 22 de Noviembre de 72, menos puede el Gobierno de V. E. asumir el carácter de parte interesada en este litijio, tomando sobre sí las jestiones, en representación de los intereses de una Compañía anónima establecida i legalizada en Bolivia, para obligar a ésta al arbitraje internacional, previsto en el tratado complementario de 25 de Junio del 75. Nada de esto ha querido ver el honorable señor Videla, i evitando la discusión, cuando mi Gobierno esperaba que seria tranquila i pacífica, se limitó a dirijir el ultimátum que contiene el oficio de 8 del corriente, señalando para su contestación el término perentorio de J¡S horas. Semejante conminatoria, daudo por cerrada la discusión, que recientemente se habia iniciado i que el señor Videla no tuvo a bien aceptar, no puede menos que mirarse como una injuria inferida a mi Gobierno; i V. E. juzgará si ante tal notificación debí o no dar contestación al oficio insinuado. Entretanto, como el correo del esterior trajo noticias alarmantes respecto a aprestos de guerra que se hacen en esa república i a la mira hostil eme la propia prensa de Chile atribuye a la permanencia del blindado Blanco Encalada- en la bahía ele Antofagasta, comuniqué al honorable señor Vicíela la declaración que contiene el oficio de 12 del corriente, que en copia legalizada me permito pasar a manos de V. E., reiterando su tenor i solicitando una -declaración franca i leal respecto a hostilidades próximas, que se dice prepara el Gobierno de V . E. sobre las poblaciones pacíficas e inermes del litoral boliviano. El honorable señor Videla eludió la contestación al insinuado oficio de 12 del corriente, por la casual circunstancia de haberlo recibido poco después que remitió el suyo <

TOMO

1-9

41

Desgraciadamente i forzoso es tener que consignar que, desde que se inició la cuestión con la Compañía anónima de Salitres, el excelentísimo Gobierno de Chile formuló su primera reclamación con la amenaza de la ruptura del tratado de 1874. El honorable señor Videla ha añadido a esta declaración, como ya lo he hecho notar, otra aun mas grave, retrotrayendo los derechos territoriales de ambas naciones limítrofes al estado anterior al pacto cesionario de territorio, que una dominación ominosa para Bolivia otorgó a Chile en 1866, en los momentos de haberle prestado alianza en la guerra con España, sin beneficio alguno para ella i otorgándole mas bien tres grados jeográficos de su litoral en el Pacifico. La anulación de dicho tratado cesionario del 66, lejos de menoscobar los derechos de Bolivia, produciría el efecto necesariamente estricto, en el derecho internacional, de volver al utipossidetis de 1870, según el que corresponde a Bolivia toda la parte comprendida en su litoral i territorio de Atacama, desde los límites setentrionales del desierto, en el rio Loa, hasta el grado 27, en el que únicamente comenzaba el territorio de Chile antes del referido tratado que le dio tres grados jeográficos al Sur del desierto. Como del jiro dado a la cuestión de la Compañía de Salitres se puede presumir el designio de nuevas desmembraciones del territorio de Bolivia, en virtud de las dificultades que presentan los pactos celebrados, cumplo con el solemne deber de declarar que ni Bolivia ni su Gobierno consentirán j a mas en el triunfo de la política absorbente i perturbadora que se atribuye al Gobierno de V. E., por el hecho de hacer snrjir de una cuestión económica i de importancia subalterna, que corresponde al derecho público interno, la gravísima declaración de la ruptura de todos los tratados


G U E R R A D E L PACIFICO.

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celebrados entre Chile i Bolivia, sin esceptuar ni el de límites que, según los principios del derecho internacional, queda subsistente, aun en el estado de guerra declarada i realizada. Ya que toco este punto, permítame V. E . manifestarle lo estraño que lia sido para mi Gobierno encontrar en los oficios del honorable señor Videla amenazas de guerra i conquista,-que no se esplican entre dos pueblos íntimamente unidos como Chile i Bolivia, por sus relaciones comerciales i de fraternidad. La conquista, sin el uso de la guerra, que es imposible entre dos potencias de las que la una es marítima i la otra por su naturaleza jeográfica es-, trictamente mediterránea, hasta llegaría a ser ridicula i carecería de gloria i de honor para Chile. La escuadra chilena puede ocupar sin ninguna resistencia las poblaciones indefensas del litoral boliviano; pero ese acto de guerra, que no importaría sino el escandaloso abuso de la fuerza, no resolvería ninguna cuestión territorial; i si Chile quisiera resolver el problema de la agresión, regular i decorosamente, tendría que buscar el poder que quiere combatir en el seno mismo donde reside la vida nacional. La victoria entonces le seria imposible. No dudo que el excelentísimo Gobierno de Chile se servirá prestar seria atención al informe anterior i que en beneficio de ambos países tratará de dar una solución pacífica i satisfactoria al desacuerdo pendiente; i esperando que V. E . quiera hacerme conocer el pensamiento de su Gobierno en este orden, tengo el honor de ofrecerle las espresiones de consideración con que soi de V. E . mui atento i seguro servidor. EULOJIO D. MEDINA. El Ministro de Relaciones Esteriorcs de Bolivia, al Ministro de Relaciones Esteriores de Chile.

XIVLA CUESTIÓN BOLIVIANA ANTE

LOS

HECHOS

I

LA

HISTORIA.

Llegan para las naciones, como para los individuos, momentos de verdadera sorpresa, de confusión, de vértigo. Tal es en estos momentos la situación de los ánimos en Chile. Cual la nave que azotada por el huracán se estremece, vacila i cruje como si sintiera desprenderse todas sus articulaciones, así el pais anheloso, intranquilo i sospechoso, recela ver en cada acontecimiento el jérmen de un conflicto, i el recelo perturba todas las fibras de su espíritu. Escapado apenas, i no sin una cruel i dolorosa lucha, a los azares de una guerra dolorosa. vese en estos momentos a una nación, con cuya gratitud mas que fraternidad debíamos i teníamos derecho de contar, preparar alevosamente crueles golpes con cuya impunidad se contaba por desgracia demasiado falazmente. En estas circunstancias, como es natural, el cerebro de los individuos i de las naciones mismas se conjestiona, la indignación sube en borbotones al corazón, i las mas amargas quejas se exhalan i ocupan el lugar de la cordura i de la fría reflexión. ¿Qué estraño tiene, de consiguiente, que la prensa i la opinión, al saber i tener noticia de los conflictos diplomáticos con Bolivia, haya sencillamente condenado esos acontecimientos i sus cansantes sin examinarlos a fondo? Un instinto jevieroso habría bastado para que la nación que lioi provoca a Chile, tan injusta como alevosamente, hubiera retardado por lo menos su reclamo, o mejor dicho su agresión. Se sabia que en esos mismos instantes paseaban por sobre nuestro puro cielo nubarrones de rayos i tempestad. Quizás se contaba con esto mismo para anonadar mas fácilmente a una nación que, la historia lo atestigua, no ha rehusado jamas ofrecer como tributo fraternal a sus hermanas, no solo su fortuna, sino lo mas precioso de su sangre.

Felizmente, la tempestad se ha disipado en parte, i la calma vuelve paulatinamente a ocupar el lugar que habia desalojado en los espíritus i en la opinión. Es justo entonces, i no solo justo sino conveniente, que corrido ya el telón de boca sobre las escenas del drama arjentino, la antorcha de la verdad pasee su poderosa i fuljida luz sobre los acontecimientos conocidos de muipocos que han sido fuente i oríjeu de las actuales complicaciones con el Gobierno boliviano. Haciendo, como es nuestro deber, a la opinión sensata e ilustrada de ambos países i de la América en jeiieral jueces de la contienda, vamos a entregarles por de pronto unas cuantas pajinas de descarnada pero irrefutable historia. Los hechos i los documentos tienen por ahora la palabra. I. El año 1856, un navio de guerra chileno, llevando a su bordo una espedicion científica destinada a esplorar el desierto de Atacama, partía de Valparaíso. Después de lijeras incursiones en esos áridos e incultos territorios, la espedicion regresaba a Chile, oprimidos su ánimo i espíritu por una triste decepción. Las riquezas minerales i naturales cuya revelación se deseaba o se aguardaba, se habían ocultado a los ojos de los esploradores. La ciencia habia pronunciado su anatema. El desierto era digno del abandono de la naturaleza i de los hombres. Pero lo que la mirada de la ciencia no habia logrado descubrir, debía hacerlo la tenaz paciencia i empeños del industrial. El desierto avaro guardaba sus misteriosos encantos para los amantes constantes i tenaces. Diez años después de. la espedicion científica, dos osados industriales emprenden de su propia cuenta una espedicion al interior del desierto. Mediante sacrificios i privaciones sin número, logran al fin adquirir la certidumbre de la existencia de sustancias inorgánicas en el desierto. Fuertes con este presentimiento, que es la fe de las grandes convicciones, los espedicionarios se dirijen al jefe de la administración Melgarejo—que entonces dominaba en Bolivia—don Mariano Donato Muñoz, i obtienen de él, por decretos de Setiembre 18 de 1866 i de Julio 30 de 1867, las siguientes concesiones: 1. Cinco leguas cuadradas continuas para esplotar en ellas el salitre i bórax; 2. ' Cuatro leguas cuadradas destinadas a trabajos agrícolas. Estas concesiones no eran, sin embargo, absolutamente gratuitas. Los concesionarios debían habilitar la caleta denominada de San Mateo, i construir en ella un muelle permanente de propiedad del Estado i destinado al uso público. Después de obtener, por decreto de 30 de Julio de 1867, próroga del año otorgado primitivamente para la planteacion de las faenas, se dio en los dias 13 i 14 de Julio de 1868 posesión judicial i solemne, con las formalidades legales, i por medio de escrituras públicas que se encuentran archivadas en Cobija, posesión a los concesionarios de los terrenos cedidos. a

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Modificada un tanto, dos años mas tarde, la primitiva sociedad, un decreto espedido por el Gobierno de Bolivia -en Consejo de Gabinete (equivalente a nuestro Consejo de Estado), con audiencia del fiscal de la república, concedía a la Sociedad Esplotadora del Desierto ele Atacama, que así se llamaba, por decreto de 5 de Setiembre de 1868, i bajo la condición del pago previo de una patente de 10,000 pesos que se hizo efectiva, privilejio esclusivo de 15 años para la esplotaciou i libre esportacion de los salitres en el desierto de Atacama. Junto con esta concesión, i con las mismas formalidades, se otorgó a los mismos privilejio para la construcción de una via carretera en el desierto.


CAPITULO P R I M E R O . Como compensación, el Estado exijia el establecimiento de postas cada seis o siete legxias, con aguadas i habitaciones ; tráfico forzoso de ocho carretas arrastradas por muías, i, por último, la cesión de todo esto a la nación al cabo de un período de quince años. Durante este mismo término, la Sociedad Explotadora tenia derecho esclusivo para esportar e internar, libre de todo impuesto, todos sus instrumentos i las sustancias metálicas que pudiera estraer de una legua de ancho del terreno que igualmente se le concedía en toda la lonjitud del camino, al lado que elijiera la Compañía. En caso de establecer un ferrocarril, el término del privilejio se estendia hasta cuarenta años. II. Tales son los antecedentes en virtud de los cuales la Compañía, después de transformaciones industriales, se proveyó de mi capital que le permitió cumplir jior su ¡jarte, i a costa de valiosos desembolsos i no menos costosos sacrificios, sus especiales obligaciones. De esta manera fué como se construyó el valioso- muelle que hoi posee el comercio de Antofágasta; se abrió el camino carretero cpie, dotado de vehículos, postas i aguadas, atraviesa treinta leguas del desierto, que se cedió voluntariamente al Gobierno de Bolina con todos sus adlierentes, en Setiembre 15 de 1870; i, por último, se introdujeron los cuantiosos capitales que han hecho de la laboriosa e iudustrial población de Antoíágasta un verdadero emporio, una rica colmena, en vez de la árida peña que antes existia. ¿Cuál lia sido la retribución del Gobierno de Bolivia ante estos sacrificios? El pais va a verlo. III. En 1800, a la fecha de la iniciación de los primeros trabajos, el pais recuerda que Bolivia estaba bajo la dictadura de Melgarejo. Fuere cual fuere el oríjen de esa administración i los medios por los que hubo alcanzado el poder, la industria i los capitales estranjeros no teniau para qué investigarlo. Según las mas rutinarias doctrinas del derecho de jentes, había allí un Gobierno constituido que hacia gala de gobernar sujeto a la lei, i que ofrecía su amparo a todos los industriales de buena fe. Ese Gobierno tenia sus empleados, su congreso, sus tribunales; estaba reconocido por las demás naciones; podia i debía creerse en su honorabilidad i buena fe. La Compañía pactó con él. Poco después, una convulsión política lo trajo a tierra. Este suceso no es, desgraciadamente, nada estraordinario ni fenomenal en la tierra de Bolívar. Pero sí lo fueron sus consecuencias. La administración que sucedió al Gobierno Melgarejo se propuso reaccionar contra esa administración, i la mejor manera que escojió para el logro de sus propósitos, fué borrar, como en una pizarra, todos los actos de su antecesora. Como era lójico, un congreso la secundó. No obstante respetuosas i fundadas reclamaciones i el envío de un comisionado especial, sagaz i discreto, el Gobierno de Bolivia concedía privilejios que estaban en pugna con los anteriormente otorgados, i, como si esto no fuera aun suficiente, dictaba un decreto supremo con fuerza de lei, que en su artículo 12 disponía literalmente lo que sigue:— 'Quedan de hecho nulas i sin ningún valor las concesiones de terrenos salitreros i de boratos que hubiese hecho la administración pasada,, declarándoseles el derecho de retracto a los que las hubieren obtenido, siempre que en los nuevos remates pretendiesen la adjudicación." Tales hechos no se comentan. Si la pasión política puede hacer comprender, sin jamas esensar, las exajeraciones violentas del odio, jamas puede penetrar con sacrilega i profana mano en el santuario de las transacciones celebradas al amparo de la fe pública de una nación o de un Estado.

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El pais que esto hace deja lógicamente ele figurar como tal en el rol de las naciones honradas, i si se quiere, civilizadas. Los industriales perjudicados protestaron, i sus protestas encontraron, justo es decirlo, eco en el pecho de algunos notables i honrados bolivianos. El Gobierno chileno se hizo un deber en prestar su patrocinio a esas protestas, i el mismo Ministro de Bolivia residente en Chile, señor Bustillo, las apoyó en nota dirijida al señor Corral, Ministro de Relaciones Estcriorcs en esos dias. Este funcionario, a su turno, respondía a su enviado el señor Bustillo en nota del 16 de Enero, que «su Gobierno, sin apartarse de los principios que ha sentado, i sin derogar la, prescripción del referido artículo, siempre ha tenido el ánimo de esceptuar sus efectos equitativamente, previo conocimiento de causa i por medio de resoluciones particulares a aquellos concesionarios que hubiesen llevado a efedo su privilejio, que tengan capitales comprometidos en él i que hayan efectuado mejoras i adelantos en beneficio del pais en las empresas que hubiesen acometido.» A tales promesas el Gobierno boliviano oponía sus actos. Las leyes de 7 i 12 de Agosto de 1871, dictadas por la Asamblea de Bolivia, no solo contenían modificaciones sustanciales en el sistema de medidas dominantes en el pais, sino que reducían de 40 a 15 años el plazo concedido a la Sociedad para la csplotacion del salitre, i por último, disminuían considerablemente el espacio mismo de esa csplotacion, dejándolo reducido de los límites del departamento de Cobija a un paralelógramo de 15 leguas de altura, medidas desde el grado 24 de latitud Sur en dirección al Norte i 25 leguas de Occidente a Oriente. Una protesta de los perjudicados por tan monstruosas e injustificables restricciones, solo recibió del Gobierno de Bolivia la siguiente testual i característica providencia : «Estando definido este asunto por parte del Gobierno, por el supremo decreto de 13 del actual, devuélvase al presentante para que haga, lo que viere convenirle.» IV Deseosos, sin embargo, los socios de la Compañía de Antofágasta de remover, a costa de no importa qué sacrificio personal, todo obstáculo que pudiera crear la sombra de una disidencia entre Chile i Bolivia, se prestaron gustosos, si puede decirse, al cercenamiento de privilejios tan duramente adquiridos, i elevaron al Gobierno una propuesta por la que hacían importantísimas i valiosas concesiones. Esa propuesta no tuvo ni los honores ni la cortesía de ima respuesta. Fué entonces cuando los socios de la Compañía de Salitres de Antofágasta, fatigados de esta larga c inútil viacrucis, pidieron en 1872 la ayuda del Gobierno chileno polla interposición de un reclamo diplomático. El reclamo diplomático tuvo lugar, en efecto, pero ello no impidió el que la Asamblea de Bolivia que funcionaba en esa época, redactara i sancionara una lei que, tratando de los reclamos contra el Estado, consignaba bajo su artículo 2.°, parte 1. , un artículo que espresaba que «se autorizedla, al Ejecutivo para transar sobre indemnizaciones i otros reclamos pend-ientes en la, actualidad contra, el Estado, ya sea por na.ciona.les o estranjeros.» a

V. Los socios de la Compañía de Salitres, en vista de esta disposición, sin desandar lo andado, se encaminan de nuevo hacia la morada de la administración, llevando en sus manos una propuesta de transacción. El Gobierno boliviano la toma, la examina, la discute, i después de serias i detenidas deliberaciones, espide en Sucre, con fecha de Noviembre 27 de 1873, el siguiente decreto:


GUERRA D E L PACIFICO.

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«Vistas en Consejo de Gabinete las bases de transacciones propuestas por el señor Belisario Pero, como representante del Directorio de la Sociedad anónima de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, i considerando que la espresada Sociedad habiendo obtenido en 2 de Setiembre del 68 i 13 de Setiembre del 70 la concesión de esplotar i esportar ilimitadamente los salitres del litoral, i en el concepto de que su privilejio se hallaba fuera del alcance délas de 9 i 14 de Agosto del 71, que anidaron todos los actos i concesiones de la administración Melgarejo, solicitó ante el Gobierno su continuación; que el Gobierno espidió, en consecuencia, la resolución de 13 de Abril de 1872, restrinjiendo en algunos puntos la espresada concesión, i ratificándola en los demás por motivos especiales que se espresan en la misma; que la Compañía de Salitres ha propuesto e insistido posteriormente en la modificación de la mencionada resolución presentando algunas combinaciones de arreglo definitivo que no han sido aceptadas; que la que ha presentado últimamente, conocida ya i examinada en proyecto, tiende a conciliar los intereses de dicha Sociedad con los de la Empresa del Ferrocarril de Mejillones i con los de otros industriales que se dedican a la esplotacion de salitres i demás sustancias inorgánicas, haciendo desaparecer la onerosa adjudicación de una zona considerable de terrenos de propiedad fiscal; considerando, finalmente, que la Compañía de Antofagasta puso ya en esplotacion las salitreras del Salar del Carmen i descubrió las de Salinas antes de la promulgación de los decretos de 8 de Enero i 31 de Diciembre de 1872 que determinan las condiciones necesarias para la adquisición i laboreo de materias inorgánicas, SE ACEPTAN, POR VÍA DE TRANSACCIÓN, I EN USO DE LA AUTORIZACIÓN QUE LA LEÍ DE 22 DE N O VIEMBRE DE 1872 CONFIERE AL PODER EJECUTIVO, LAS OCHO BASES CONTENIDAS EN LA ANTERIOR PROPOSICIÓN, QUEDANDO NULOS I SIN NINGÚN EFECTO LOS ACTOS ANTERIORES QUE ESTÁN EN OPOSICIÓN CON ELLAS.

»En su virtud i previa notificación del señor Pero, procédase a la estension de la respectiva escritura.—Ballivian. — Mariano Bctptista. — Daniel Calvo. •— Mariano Ballivian.—Pantaleon Dalence.» Este decreto, previa la consulta del Consejo de Gabinete, se redujo a escritura pública, i firmado por las partes contratantes, se archivó ante el notario de Sucre, don J. Félix Oña, en Setiembre 29 de 1873 i se insertó con la transacción en el Boletín de Leyes. VI. I bien: ¿cuáles eran las bases que merecieron la aprobación del Gobierno boliviano? Las siguientes: 1. En vez del paralelógramo adjudicado por el decreto de 1872, la Compañía solo podia esplotar las salitreras en trabajo llamadas del Carmen i la parte de las denominadas de Salinas que cabia dentro del mismo paralelógramo; 2. En compensación de esta pérdida de terreno se daban a la Compañía 50 estacas de salitre en las Salinas i fuera del paralelógramo indicado; 3. Cada estaca estaba sujeta al impuesto anual de cuarenta pesos, patente invariable i que no podia ser aumentada durante el tiempo que durase la concesión; 4. Por quince años, contados desde el 1.° de Enero de 1874, la Compañía tiene el derecho de esplotar libremente i espertar por Antofagasta los depósitos de salitre que se le han concedido, «libres de todo derecho de esportacion i de cualquiera otro gravamen municipal o fiscal.,» Las dermis estipulaciones se refieren a la construcción del ferrocarril. a

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VIL La transacción de que acaba de hablarse, hecha irrevocable por el consentimiento mutuo i con la fuerza de cosa juzgada para ambos contratantes, fué, en cumplimiento de una cláusula del convenio que ordenaba se diera cuenta

a la PRÓXIMA LEJisLATURA, puesta e n conocimiento de la Asamblea de 1874 por el señor Ministro de Hacienda con estas testuales palabras: cdüfilbourne, Clark i Ca., subrogada por la Compañía de Salitres. Las reclamaciones de esta c a s a , de que se informó en 1872, han sido también transijidas bajo condiciones que se resumen en la convención de 27 de Noviembre de 1873. Los representantes de la c a s a mencionada las han aceptado. QUEDA ASÍ DEFINIDA UNA CUESTIÓN ODIOSA QUE POR LARGO TIEMPO HA COMPROMETIDO ANTE LA OPINIÓN LA PROBIDAD DEL GOBIERNO, TENIENDO PENDIENTE DE SU DECISIÓN LA SUERTE DE LOS GRUESOS CAPITALES QUE LOS EMPRESARIOS DESEMBOLSARON PARA ESTABLECER EN EL D E SIERTO DE A'TACAMA LA INDUSTRIA SALITRERA EN GRANDE

ESCALA. Derogando aquellas adjudicaciones impropias de zona del territorio nacional, el Gobierno ha ratificado la adjudicación de las salitreras del Sedar del Carmen, que la sociedad esplotaba desde la inauguración de los trabajos, i le ha concedido cincuenta estacas en el depósito de las Salinas descubiertas por la misma. Le ha permitido, ademas, prolongar su ferrocarril hasta ese punto con la calidad precisa de no poder emplearlo sino en el trasporte de su propio salitre.» La Asamblea Nacional de Bolivia leyó esta declaración, i durante cuatro años no la encontró digna de la menor censura ni de la mas lijera observación. VIII. Un año después Bolivia i Chile, por el intermedio del señor Walbcr Martínez, celebraban un tratado que debia cimentar sobre sólidas bases las buenas relaciones entre ambos paises, i alejar entre ellos hasta la mas tenue sombra de desintelijencia. Después de ceder Chile a beneficio esclusivo de Bolivia todos los derechos aduaneros que podían corresponderle por internación de mercaderías en Mejillones, solo reclamó para sus nacionales las garantías que todo país civilizado se apresura a conceder a los que llevan a su territorio capitales, industria, laboriosidad i trabajo. Esas garantías se consignaron en el artículo 4.° del tratado bajo esta forma: «Art. 4.° Los derechos de. esportacion que se impongan sobre los minerales esplotados en la zona de terreno de que hablan los artículos precedentes, no excederán la cuota de la que actualmente se cobra; i LAS PERSONAS, INDUSTRIAS I CAPITALES CHILENOS NO QUEDARÁN SUJETOS A MAS CONTRIBUCIONES, DE CUALQUIERA CLASE QUE SEAN, QUE A

LAS QUE AL PRESENTÍ? EXISTEN. La estipulación contenida

en este artículo durará por el término de 25 años.» ¿Se concibe promesa mas esplícita, estipulación mas clara i terminante? IX.

Como era natural, ambos paises dieron al tratado i sus cláusulas la fe que se merecen i requieren los hombres i los paises dignos i honorables. I bajo la presión de estos sentimientos justos i lejítimos, la industria i los capitales chilenos afluyeron en considerable, número al territorio i a. los puertos de Bolivia, derramando en ellos profusamente el oro i el trabajo. La Compañía de Salitres, que habia sido el Colon de esa América, no se dejó sobrepujar, e invirtiendo en el ensanche de sus propias operaciones i en la ventaja i comodidad de sus operarios i de la población, el fruto de su trabajo, llegó a introducir en la negociación un capital que, según mis modestos cálculos, no bajará de la suma de cinco millones de pesos. Escuelas, muelle, caminos, casas, medios de movilización marítimos i terrestres, afluencia de población, de nuevas industrias i negocios, tales han sido los frutos de la obra de esa Sociedad, hoi embargada, apremiada i perseguida por los mismos a quienes vino a traer los dones de la fortuna i del trabajo.


CAPITULO PRIMERO.

X. Pero mientras el industrial i el peón chileno trabajaban, los hombres públicos de Bolivia complotaban en silencio su estorsion i su ruina. De esta manera fué como, por no ceder a instigaciones de que no es momento por ahora el ocuparse, en Febrero de 1878 i con un aparato hasta cierto punto teatral de sijilo i de sorpresa, la Asamblea Constituyente exhuma de su tumba de cuatro años la transacción aprobada por el ejecutivo, la adorna, la sienta en su barra, i sin ningún j é nero de consideración ni respeto le tributa el homenaje de una aprobación postuma o retroactiva por la lei que va a continuación: «ARTÍCULO ÚNICO.—Se aprueba la transacción celebrada por el Ejecutivo el 27 de Noviembre de 1873, con el apoderado de la Compañía anónima de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, a condición de hacer efectivo como mínimum un impuesto de diez centavos en quintal de salitre esportado. Comuniqúese al Poder Ejecutivo para su ejecución i cump limiento. La Paz, Febrero 14 de 1878.—R. J. BUSTAMANTE, presidente.—Samuel Velasco Flor, diputado secretario.— Abclon S. Ondarza, diputado secretario. CASA DEL SUPREMO GOBIERNO.

La Paz, a 23 de Noviembre de 1878. Ejecútese.—(Gran sello del Estado.)—H. DAZA. El Ministro de Hacienda e Industria.—MANUEL J. S A L VATIERRA.»

XI. ¿Cómo, bajo qué pretesto, por'qné fundamento, la Asamblea de 1878 se ocupaba de asuntos que, según la práctica constitucional i parlamentaria, ademas de la letra misma del tratado, debían ser i eran en realidad de la incumbencia esclusivadel Congreso de 1874? ¿Le correspondía la reparación de una omisión del anterior Congreso? De ninguna manera. La lei de Diciembre de 1872, que autorizó al Ejecutivo paratransijir, esjiresaba a la letra que «.se autorizaba al Poder Ejecutivo para transar sobre indemnizaciones i otros reclamos pendientes en la actualidad contra el Estado, ya sea por nacionales o estranjeros, i para acordar con las partes interesadas la forma mas conveniente en que habrán de llenarse sus obligaciones resjjectivas, lgg° DEFIRIÉNDOSE ESTOS ASUNTOS SOLO EN CASO DE NO A V E NIMIENTO A LA DECISIÓN DE LA CORTE SUPREMA, CON CARGO DE DAR CUENTA A LA PRÓXIMA ASAMBLEA.»

Como se ve, la obligación de elevar los convenios o los asuntos al conocimiento de los tribunales o del Congreso tan lejos de ser absoluta, es condicional i relativa; si hai litijio, hai consulta; si hai avenimiento, tiene autorización suficiente para obrar por sí solo. Nada autoriza ni a la Corte ni a la Asamblea para iumis- • cnirse en un negocio en que las partes estáu de acuerdo. ¡I bien! el avenimiento, que fué un hecho desde el principio, mereció los honores de una transacción que, convertida en lei para los contratantes por su inscripción en un archivo público, lo fué también para la nación entera por su publicación c incorporación en el Boletín de Leyes, en la pajina 220 del tomo correspondiente al referido año. ¿Qué efecto, pues, pueden surtir, deque oríjenlegal proceden las atribuciones que ha pretendido ejercer la Asamblea de Bolivia por su lei de 1878, cuya ejecución se ordenó por decreto de 23 de Febrero del mismo año? ¿Cómo se quiere dar a esa lei, contra las reglas de jurisprudencia universal, efecto retroactivo, no solo imponiendo un impuesto para lo futuro, sino también validándolo en lo pasado? ¿Cómo se decreta una exacción de 90,000 pesos fundada

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en antecedentes que rechazan, no ya los mas rutinarios principios de jurisprudencia, sino hasta la razón i el buen sentido? XII. Pero no son estos los únicos antecedentes. Los altos poderes priblicos han rechazado ya en otras ocasiones impuestos semejantes. En 1875 la Municipalidad de Antofagasta se dirijió al Presidente del Consejo de Estado pidiendo se impnsiera a la Compañia de Salitres una contribución municipal de tres centavos por quintal de salitre esportado. Esa pretensión pasó en informe al Concejo Departamental de Cobija, i esta corporación, presidida por el señor Reyes Ortiz, actual Ministro de Hacienda, rechazó la solicitud municipal, consignando literalmente en su informe «que la pretensión municipal estaba en contradicción con el artículo J¡.° déla transacción celebrada entre el Supremo Gobierno i la Compañía, en 27 de Noviembre ds 1873, en la que estipula que el salitre que esporte queda libre de todo derecho de esportacion i de cualquier otro gravamen fiscal o municipal»; añadiendo que «también pugna con el tratado vijente con Chile, por el que no pueden cobrarse en el litoral nuevas contribuciones.» Estos fueron los fundamentos en virtud de los que, por decreto de 27 de Agosto, se declaró ilegal la contribución que se trataba de establecer. XIII. Así las cosas, el Gobierno de Chile apoyó, por" nota del Encargado de Negocios de esa nación, el señor Videla, el reclamo iniciado por la Compañía. Esa nota iba fechada en Julio. El Gobierno boliviano la dejó abandonada i sin respuesta, i solo vino a recordar que pesaba sobre él ese deber cuando, xior oficio de Diciembre, pone en conocimiento del enviado chileno que «considerando los perjuicios que recibiría el país si se prolongase la suspensión transitoria del impuesto sobre los salitres que esporta la Compañía de Antofagasta, el Ministerio de Hacienda ha ordenado con la misma fecha a las autoridades del litoral que hagan efectivo dicho impuesto, conforme a la lei.» Así, pues, miéutras el Gobierno de Chile, tímido i vacilante, no osaba, a pesar de asegurárselo testigos i testimonios fidedignos, creer que el boliviano i)retendiera romper pactos internacionales i privados, éste, difiriendo maliciosamente la respuesta a una nota durante ocho meses, preparaba mañosa i sijilosameute el alevoso golpe en con-' tra de los que, ademas de la garantía de un contrato particular, tenían como escudo i salvaguardia la palabra de nación solemnemente empeñada por el Gobierno boliviano al Gobierno de la repiiblica chilena. XIV. Se ha dicho mas arriba que los planes del Gobierno boliviano en contra de las industrias i capitales chilenos no eran un misterio. Tal es la verdad. Ya en Noviembre del año vencido, la Cancillería chilena tenia en su poder datos verídicos e incontrovertibles relativamente a la existencia del plan qne con bien poca astucia i finura había concebido el Gobierno de La Paz. En esa época era también cuando, con un lujo de moderación que es el oríjen i causa de todo lo que ocurre, el Ministerio chileno, desentendiéndose aun de no pocos accidentes alarmantes, prevenía al Embajador de Chile hiciera oír la voz de la razón i los acentos de la justicia al G o bierno boliviano. Empero, esa moderación i esa prudencia no recibían por respuesta sino la mas cruel de todas las burlas. El Gobierno de Bolivia, que aparentemente parecía ceder a los razonamientos del de Chile, se escusaba, sin embargo, con la inobediencia de sus subalternos, i mientras


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G U E R R A D E L PACIFICO.

aparentaba negociar i prestar oido atento a una discusión tranquila i jjacífica, enviaba, sin embargo, por el mismo correo, perentorias órdenes de embargo i prisión contra los industriales chilenos. Procedimientos iguales no lian tenido sino un modelo, i la nación que los observó lia merecido del mundo i de la historia el calificativo de pérfida. XV. En tal situación, la paciencia i la tolerancia habrían estado en complicidad con la burla hecha a la ¡¡alabra i a las amonestaciones de Chile. País serio, debía obrar con dignidad i con entereza, i así lo ejecutó. Impuesto de lo que ocurría, el Gobierno chileno ordenó a su enviado hiciera comprender al de Bolivia que los actos por él ejecutados i en via de ejecución, envolvían precisa i fatalmente la negativa de derechos solemnemente reconocidos por un pacto internacional que de esta manera quedaba roto i violado. En una nota que por la elevada entereza i dignidad de sentimientos i lenguaje hace honor al Gobierno en cuyo nombre se habla i al plenipotenciario que la firma, el señor Videla llenó cumplida i satisfactoriamente la difícil misión que se le había encargado. «La ^comunicación de V. E., dice en esa nota el señor Videla, destruye todas las espectativas de una solución tranquila i conciliadora i cierra el paso a toda discusión. Por mi parte, señor Ministro, dejo testimonio de que en la jestion de este asunto, descansando en la evidente justicia del reclamo que he hecho a nombre de mi Gobierno, no he perdonado esfuerzo para arribar a un desenlace prudente i tranquilo. Agotados estos medios i en presencia del oficio de V. E., fecha de hoi, que tengo a la vista, cumplo con el solemne i doloroso deber de declarar a V. E., a nombre de mi Gobierno, que la ejecución de la leí que grava con un impuesto a la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Autofagasta importa la ruptura del tratado de límites de 6 de Agosto de 1874, hoi vijente entre Chile i Bolivia, i que las consecuencias de esta declaración serán de la esclusiva responsabilidad del Gobierno de Bolivia.» XVI. Tales son los antecedentes de lo que se denomina en estos momentos, simple i vagamente, cuestión boliviana, imperfectamente conocida i apreciada, o mas bien mirada bajo el triste reflejo que despiden en estos instantes otras cuestiones del mismo o semejante carácter. Por esta rápida i descarnada reseña, el país vendrá, sin embargo, a conocer los matices de esta cuestión, i de parte de quién están la razón, la justicia i el derecho. Por ahora, al observar el contraste palpitante entre la conducta i móviles de la Sociedad de Salitres de Antofagasta i los poderes públicos de Bolivia, estamos ciertos de que la opinión ilustrada i sensata no dejará de aplicar a la última el fallo del ilustre Montesqnieu: «Toda nación perezosa es déspota, que los que no trabajan se miran como soberanos de los laboriosos. Examinad todas las naciones i veréis que en la generalidad el despotismo, el orgullo i la pereza marchan conjuntamente a la par.» X. X. X. Febrero de 1879. EL DESIERTO DE ATACAMA I CARACOLES. (Traducido para El MERCURIO. )

En el interesante periódico Le Tour du Monde, que se publica en Paris bajo la dirección de M. Eduardo Charton, encontramos la interesante narración de un viaje al desierto, hecho por M. A. Bresson, injeniero que en el mes de Marzo de 1870 formó parte de una comisión, mitad

científica, mitad financiera, encargada de estudiar los depósitos de Imano i los yacimientos metalíferos del litoral de Bolivia. Desjiues de terminada esta comisión i de permanecer algún tiempo en Valparaíso, M. Bresson fué comisionado en 1872 ¡jara levantar un plano para un proyecto de ferrocarril a través del desierto, i entonces tuvo oportunidad de entregarse a una esploracion completa i minuciosa del desierto, que duró liasta'fmes de 1874. Sus datos merecen, pues, completa fe i su narración está llena de interesantes observaciones. Por eso hemos entresacado de ella los hechos mas importantes, seguros de que nuestros lectores tendrán una lectura amena, instructiva i llena de actualidad. Cobija. Las destilaciones de agua de mar.— La sequía del desierto.

Cobija, llamada con frecuencia Puerto Lámar, es la cabecera de Prefectura del litoral de Bolivia, i, por consecuencia, la residencia de las autoridades. Es una ciudad relativamente elegante i mucho mas limpia que las pequeñas ciudades análogas del litoral peruano. La rada es, desgraciadamente, mala; los arrecifes que encierra hacen difícil su acceso, i los desembarques son a menudo peligrosos. En la playa notamos establecimientos de una naturaleza completamente particular: son destilaciones que desembarazan el agua del mar de las materias salinas que contiene, a fin de que la población de Cobija tenga agua potable a su disposición. Desde nuestra llegada, la vista de esas destilaciones' nos revelaba la plaga que azota a toda esta rejion i que hasta el presente ha impedido su desarrollo. Esa plaga terrible es la falta de agua dulce. Mas tarde debia yo mismo constatar bajo todos sus aspectos las consecuencias desastrosas de esa sequía casi absoluta. fllejilloiies. Hermosura de la bahía.—Tranquilidad del mar.—Primeros proyectos de transformación del país.—Clima.

En Mejillones fuimos perfectamente recibidos por el Cónsul italiano, i desde el día siguiente por la mañana nos trasladamos a las huaneras, situadas en una península que limita por el Sur la bahía de Mejillones. Mejillones está lejos de ser, al primer golpe de vista, una estadía seductora. Veinticuatro horas después, todos mis compañeros de comisión se trasladaron a Valparaíso, dejándome solo en Mejillones con siete cajones de reactivos i de instrumentos para estudiar a mis anchas los luíanos i minerales que me rodeaban. Yo no esperaba este desenlace, i desde luego me sorprendí de encontrarme así aislado en un puerto de Bolivia, entre dos inmensidades desiertas: de un lado el océano, sin una vela, i del otro una llanura de arena, sin una habitación, sin un árbol... Pues bien: apesar de todo lo que en apariencia podía haber de entristecedor en esa morada, ofrecía un interés real, i fué allí donde poco a poco jermiuaron en mí los pensamientos de, porvenir i los proyectos de vastos trabajos que mas tarde ocuparon mi espíritu i lo llenaron por completo. En lugar de esa pobre aldea de doscientos habitantes, aislada entre las arenas, vi pronto la posibilidad de hacer desarrollarse rápidamente una ciudad considerable, cabecera natural del comercio i de la industria de la república boliviana, cabeza de una red de ferrocarriles que uniría la costa con las ciudades del interior i con todo el centro de la América del Sur, tan admirablemente rica en productos metálicos i en otros artículos muí estimados en Europa. La sola bahía de Mejillones bastaría para justificar mi fe en el desarrollo futuro de ese puerto ahora ignorado. No la hai mas hermosa ni mas hospitalaria en toda la costa occidental de la América del Sur, desde el istmo de Panamá hasta el cabo de Hornos.


CAPITULO P R I M E R O . En esta inmensa estension de agua de ciento setenta i dos mil cuatrocientos noventa, i cinco hectáreas, abrigada por una península pintoresca, no existe una sola roca, un solo arrecife. La mar está allí eternamente tranquila; sus azuladas olas van a reventar en pacíficas ondas sobre playas de dulce pendiente, cubierta de fina arena de conchas i bordada de barrancas; el flujo i el reflujo de las mareas son apenas sensibles; ladiferiencia del nivel de las aguas no pasa de un metro o de 1 m. 25; los huracanes no existen; nunca ha habido tempestades, nunca ha hecho oir allí sus rujidos el trueno. Solo se ven relámpagos. En las noches mas ardientes del estío, vienen, por decirlo así, a dar un espectáculo de fuegos artificiales en el horizonte, inflaman e iluminan durante horas enteras con sus no interrumpidos fulgores. Durante -el día el cielo conserva todo el año un azul inalterable; las'nnbes, las neblinas, la lluvia, son desconocidas. No hai memoria mas que de un aguacero, que se ha hecho célebre i que ilustró el mes de Mayo de 1848. Cuando el sol ha desaparecido, el dia es casi instantáneamente reemplazado por una noche mui negra, pero sin embargo trasparente, que deja brillar en el cielo con una limpidez maravillosa las espléndidas constelaciones del hemisferio austral. Mui a menudo la bahía, ya tan hermosa por la irradiación de las innumerables estrellas que decoran la profunda bóveda del firmamento, se adorna aun en la superficie de sus aguas con los deslumbradores centelleos de la fosforescencia. Uno se ve entonces como sumerjido en el seno de un océano de estrellas vivas que arrojan una luz tan brillante, que se puede leer con»sn reflejo. Durante dos años, los medios que he observado en Mejillones me han dado los resultados siguientes: Dia Noche

Primavera. 25°7 1G"4

Verano. 27"0 15°9

Otoño. 25°8 10°1

Invierno. 25°2 14"8

Se ve, pues, que la temperatura, del verano al invierno, varia solo en dos grados: en cambio, en el mismo dia puede haber entre el dia i la noche una diferencia de nueve a diez grados. Vivir en semejante clima, seria vivir en nu verdadero Edén, si no faltase el agua, i junto con el agua, la vejetacion. La ciudad construida al borde de esa bahía, tan grandiosa en su tranquilidad, presenta la modestísima arquitectura que se encuentra en todas estas costas. Las casas, que no tienen en jeneral mas que uu solo piso, están simplemente formadas de tal das i de planchas. Algunas, mas confortables, son construidas de antemano en Valparaíso o en Estados Unidos, de donde son mandadas en ¡uezas para ser armadas cu las ciudades i aldeas del Oeste de Bolivia, del Norte de Chile o del Sur del Perú. Inútil es decir que en la playa de Mejillones hai instalada una destilación de agua del mar. El agua que allí bebía era el primer producto de la industria del país, el (pie es necesario fabricar antes que todos los otros para no perecer irremisiblemente. l ú a mina

inesperada.

Una familia de mineros.—Efecto de la sequía.

Un día que yo regresaba rápidamente al pueblo, después de haber hecho una amplia cosecha mineralójica, creí ver en una pequeña garganta lateral la entrada de una ancha galería. Dirijí mi caballo hacia ese punto i me convencí de que tenia, en efecto, delante de mí la entrada de una esplotacion mas considerable de todas las que habia encontrado hasta entonces. A pesar de; la hora avanzada, eché pié a tierra i me dirijí, linterna en mano, hacia la abertura de la mina. No habia dado quince pasos cuando me detuve, presa de un sentimiento de horror. Un grupo de cadáveres disecados me abria el paso. Ese grupo se componía de un minero, de su mujer i de su hijo.

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Aunque la muerte de aquellos desgraciados pareciera remontarse bastante lejos, no se habia producido ninguna descomposición. El aire del desierto momifica los cuerpos sin alterarlos; la piel se pone amarillenta i arrugada sin destruirse; hasta los vestidos se conservan casi intactos. El niño estaba aun en los brazos de su madre, i ésta sentada, con la cabeza apoyada sobre las rodillas de su marido, que estaba agazapado sobre un trozo de mineral, con la espalda apoyada en la pared de la galería i la cabeza inclinada sobre la espalda izquierda. Evidentemente ese minero se habia aventurado en aquella mina con su familia, con esperanza de esplotar los riquísimos filones que en multitud se presentan allí; pero no habiendo, sin duda, hecho suficiente provisión de agua, todos habían muerto de sed. Ese lúgubre espectácido me quitó todo deseo de esplorar aquella galería, i regresé al galope a Mejillones, sintiéndome lleno de odio a ese desierto implacable, a la vez tan atrayente por las maravillosas riquezas que encierra, i tan espantoso por los peligros que hace correr al esplorador. La Su importancia para prepararla.

coca.

los bolivianos.—Antigüedad de su uso.---Medios de

Los changos pertenecen al número de los mas ardientes apasionados de las hojas de coceo; las mascan continuamente. Varios de ellos llevan a las . ciudades del interior pescado seco i se procuran en cambio ese artículo tan precioso a sus ojos. Tiene para ellos un gran valor, porque posee, según dicen, el poder de secundar las fuerzas en ausencia de toda alimentación. El sistema nervioso recibe con la masticación de esas hojas una escitaciou que impide el agotamiento. Gracias a la coca es como los indios, las indias, los soldados i los mulateros hacen marchas prolongadas sin víveres, trotando sin detenerse por sobre arenas ardientes i movibles, i siempre contentos con tal. que tengan en la boca un resto de su querida coca. El uso de esta masticación remonta al tiempo de los incas. La hoja es producida por el arbusto llamado por A. L. de Jnssieu Erythroxylon Coca. El boliviano lleva su provisión en un pequeño saco llamado chuspo; cuando quiere hacer su tablilla de coca, que renueva con intervalos iguales, toma una a una las hojas disecadas de que tiene necesidad, las estiende lentamente sobre la palma de su mano izquierda, donde las moja con la lengua. Por medio de una varilla pone en ella una pequeña cantidad de cal o de pasta alcalina llamada llipta (formadas de la cenizas del quinoa, o del cactus cardón), i enrollando el todo en forma de bola, lo introduce en un rincón de su boca. La mezcla de un álcali con la hoja de coca está destinada a neutralizar un principio ácido que contiene, al mismo tiempo que favorece la producción cíe la saliva cpie debe disolverla. La hoja del Erythroxylon se asemeja, bastante a la del té, pero no tiene endentaduras. Su olor es igualmente análogo al del té; en infusión tiene una amargura sui generis. Tomada como tisana da un poco de escitacion i de insomnio. No puede ser mascada sin enojosas consecuencias para el europeo que no ha contraído esta costumbre desde la infancia. Los cateadores. Descubrimiento de ¡asininas del desierto.—Don José Diaz Gana.—Espiraciones. —Proyecto de un ferrocarril a través del desierto.

Algunos meses mas tarde tuve el honor de ser encargado de los estudios del primer ferrocarril boliviano destinado a unir con la costa los terrenos metalíferos que acababan de ser descubiertos en medio de ese desierto de Atacama, con que habia hecho conocimiento en Mejillones. El descubrimiento de esas minas fué para la América del Sur el gran acontecimiento del año 1870.


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GUERRA DEL PACIFICO.

En el mes de Marzo una pequeña caravana compuesta de siete cateadores o buscadores de minas, caminaba penosamente por el desierto de Atacama, dirijiéndose a marchas forzadas hacia el litoral, porque los víveres i el agua principiaban a faltarle. La caravana estaba muí triste i abatida; desde hacia mas de un año esploraba en vano el desierto. Don José Diaz Gana, el jefe de esos cateadores, que dirijia las investigaciones a nombre i costo de nuestro compatriota el barón de Riviére, estaba profundamente desalentado. En la mañana del 25 de Marzo, uno de los miembros de la caravana, llamado Reyes, hizo notar una cadena de colinas, cuyo aspecto particular parecía, pero por medio de signos apreciables solamente para esos hombres, indicar serranías metalíferas. Don José Diaz Gana examinó las colinas con esa habilidad adivinatoria que caracteriza a las jentes de su profesión, i después de minuciosas investigaciones descubrió seis filones de plata de una riqueza inesperada i prodijiosa, porque hoi aun los seis filones de don José son los mas ricos de las cuarenta mil concesiones que el Gobierno boliviano ha acordado en ese distrito' desde esa mañana tan feliz. Don José Diaz Gana es considerado como el rei de los cateadores de la América del Sur, i con justo título. Nadie posee en mas alto grado las cualidades, tau difíciles de reunir, que forman al cateador, tipo interesantísimo i particular a los paises de minas. El cateador debe ser tan intrépido viajero como minero esperimentado. Montado sobre una muía, parte sin guia para el desierto, llevando solo algunas frugales provisiones i una pequeña cantidad de agua. Sobre la silla lleva una pequeña asada, un punzón de acero (barreta), i en sus alforjas un cabo de vela i un soplete. Con esos solos titiles se lanza en las soledades i hace a menudo los mas difíciles descubrimientos. Para guiarse se diría que tiene una especie de olfato de perro de caza, de presentimiento instintivo de los depósitos metalíficos; pero lo que tiene, sobre todo, es una colección infinita de observaciones i de señas personales de que se aprovecha constantemente para elejir una dirección. Todo le sirve de indicio: el aspecto jeneral de los terrenos; su tinte permanente o su coloración accidental; la disposición de esos valles o barrancas escarpadas que surcan el desierto i que se llaman quebradas; la naturaleza de los restos rocallosos sembrados sobre el suelo, i sobre todo el hallazgo del sulfato de barita o baritina, cuya pista signe con una habilidad tan estraordinaria, que daria lecciones a los mas sabios mineralojistas i jeólogos. A pesar de la penetración de su golpe de vista, a pesar de su paciencia i de su perseverancia, los cateadores están espuestos a muchas decepciones, i a menudo es tanto a su buena suerte como a su esperiencia a lo que deben el hacer descubrimientos semejantes al que ha ilustrado a don José Diaz Gana. En cuanto se tiwo la primera noticia de su descubrimiento, hubo en el mundo de los mineros i de los especuladores una fiebre, un verdadero delirio. Tanto en Chile como en Bolivia se organizaron centenares de espediciones para ir a esplorar los nuevos depósitos bolivianos; las demandas de concesiones afluyeron por millares, i se constituyeron poderosas Compañías financieras para organizar su esplotacion. Desde ese primer día esa esplotacion habia encontrado un obstáculo inmenso, mas temible de lo que se pensaba: el desierto de Atacama que habia que franquear. Se necesitaban cinco días de marcha para trasladarse del litoral a las minas, i esas mismas minas estaban en el seno de una soledad absolutamente árida. ¡Qué de dificultades para hacer trasportes a través de ese espacio sin agua, sin árboles, sin la menor verdura, sin el mas pequeño ramo de yerba, i que ademas presentaba un suelo atormentado, lleno de barrancas profundas, roco-

sas, en las que no se podia avanzar sino con lentitud i faAnte todo era evidentemente indispensable establecer desde la costa al placer un sistema rápido, fácil i poco costoso de vias de comunicación. El iniciador del descubrimiento de los filones, el barón de Riviére, propuso al Gobierno boliviano el establecimiento de un ferrocarril a través del desierto. En cuanto fué conocida esta proposición, surjió una multitud de esjDeculadores con proyectos análogos. El Gobierno decidió que el mejor plano seria elejido por una comisión especial encargada de estatuir en Marzo de 1872. Fué para levantar como injeniero uno de esos planos como abandoné a Valparaiso i volví al desierto de Atacama. Las costas del litoral. Las barranca? de la costa..—-Las playas.—Los puertos del litoral.

Las costas del desierto de Atacama presentan el mismo carácter en toda su .estension. Están formadas de altas barrancas rocallosas que bajan casi perpendicularmente hacia el mar; rara vez dejan a su pié playas bastante anchas para que puedan allí establecerse ciudades o aldeas. Esas barrancas tienen una altura de 450 a 550 metros de elevación sobre el nivel del mar. No presentan sino muí pocas gargantas o desfiladeros practicables para un escalamiento; por todas partes tiene uno delante de sí un muro abrupto de roca, cubierto aquí i allá de estiércol que depositan las aves marinas, cuyas bandadas son innumerables. Este muro no tiene mas que dos brechas considerables, la una sobre la costa chilena, donde-está construido Caldera, i la otra en Mejillones. Allí las playas están reemplazadas por arena marítima mui sonchillar, que se eleva algunos metros solamente sobre el nivel de las aguas i que permiten el fácil establecimiento de ciudades espaciosas que ofrecen toda clase de condiciones de seguridad. Eu la parte del litoral que pertenece a Bolivia se cuentan chico puertos, que tenia que examinar sucesivamente: Cobija, Mejillones, Antofagasta, Tocopilla i la caleta de Huanillo. Después de un atento estudio adquirí la certidumbre de que ninguno de esos puertos podia rivalizar con Mejillones, por la seguridad de las aguas i la seguridad que la ribera ofrecía para el desarrollo de una ciudad. Fué, pues, a Mejillones al que elejí como cabeza de línea de mi futuro ferrocarril. El baqueano. Los vientos del desierto.—Transformaciones.—Cualidades Atractivos del desierto.

del baqueano.—

Lo que ante todo debía preocuparme era la elección de un buen baqueano. En ese mar de arena ardiente que iba a recorrer, necesitaba, para estudiar mis trazados, seguir constantemente direcciones ciertas, i nada mas difícil. En efecto, el aspecto jeneral del desierto se modifica sin cesar bajo la acción de fuertes vientos que lo azotan, formando en él montículos i valles ondulados que se destruyen i se reemplazan sucesivamente. Cuando los vientos del sur soplan con fuerza, el horizonte se pone de un color amarillo rojo; el sol desaparece tras una cortina violácea; las cumbres de las dunas antiguas se estremecen; un humo amarillento se levanta de ellas como del cráter de un volcan al principio de una erupción. Poco después, verdaderas olas de arena i de casquijo remontan el flanco meridional de todas las partes del suelo que forman eminencias, i caen al lado opuesto en cascadas tumultuosas, que producen un ruido estridente semejante al del vapor que se escapa por las válvulas de un jenerador de locomotiva. Después de la tormenta, allí donde no habia mas que un montículo de escasa altura, se encuentra una verdadera montaña cónica; todo el paisaje está completamente transformado, i solo un hombre es capaz de encontrar la atin-


CAPITULO P R I M E R O .

gua ruta en ese dédalo de colinas o de montañas nuevas. Ese hombre es el baqueano, el guía del desierto, digno émulo de su colega el kebir del Sahara. De él depende el destino de una espedicion; él tiene entre sus manos la vida de aquellos que lo signen; que llegue a inclinarse un poco en demasía a la derecha o a la izquierda, a perder la posada aislada o la aguada en donde se debe encontrar agua para refrescar a hombres i animales, i toda la caravana quedará entregada a horribles sufrimientos, quizá a la muerte de inanición i de delirio. Para guiarse en su marcha, ese piloto terrestre debe tener, no solo un conocimiento perfecto de los menores indicios, sino también una aptitud particular para distinguir signos que escaparían a otros, i sobre todo a europeos. Hasta el tacto i el olfato le sirven para la inspección de los terrenos. A menucio he visto al baqueano probar con la lengua partículas de tierra para darse cuenta del lugar en que se encontraba. Mucho le ayuda durante el dia el sol, i durante la noche las constelaciones, que lanzan en esa rejion un brillo espléndido. El Centauro, las Nubes de Magallanes, Arion, donde los indios ven el lazo de un dios cazador que recorre las sábanas celestes; la Cruz del Sur, cuyas cuatro estrellas indican con una exactitud perfecta los cuatro puntos cardinales, son otros tantos puntos de señal, cuyo conjunto traza, por decirlo así, una carta del suelo terrestre que los baqueanos saben leer admirablemente. Aventureros por naturaleza, por hábito i por necesidad; de una bravura i de una habilidad a toda prueba, tienen mil recursos para salir de un mal paso. De una probidad perfecta, son amigos de todos los posaderos del pais. Saben qué hijiene se debe seguir, qué remedios conviene emplear, qué heridas se deben prever, i cómo se curan. Uno no puede menos de admirar la sangre fria, la actividad, la fuerza de alma de esos hombres que, después de una larga i penosa etapa, se contentan con una ración insignificante de alimento i con algunas bocanadas de agua. Antes de tenderse en el suelo para buscar allí un poco de sueño, encuentran aun tiempo para velar por los animales de la caravana, para que puedan salir bien reposados. En compañía de los baqueanos se enamora uno poco a poco de ese desierto que al principio no había inspirado, mas que sentimientos repulsivos, i sn fisonomía toma un ínteres que nunca habría uno sospechado. Para el viajero que no hace mas que atravesarlo al trasladarse rápidamente al punto a que debe ir, nada mas lúgubre, en efecto, que esas ondulaciones perpetuas, esas grietas abruptas en terreno descarnado, esas masas de granito i de pórfido, alternando con colinas de arena cegadora; nada mas'duro que esas carreras de veinte leguas hechas a toda prisa, en un aire tórrido, para ganar la aguada en que no podrá estancar su sed sino en una agua salitrosa i malsana. Pero para el esplorador qne, en lugar de no pasar mas que una vez, ha vivido largo tiempo en los despoblados; que los ha recorrido animado del pensamiento de vencer las resistencias que oponen al espíritu de civilización; para esos, esas rejiones tau muertas presentan a cada instante fenómenos llenos de atractivo, hasta de seducción, i a l a larga se esperimenta por el desierto la pasión que el marino esperimenta por el mar. £ 1 hambre i la sed. En las espedicioues por el desierto no tiene uno necesidad mas que de mui pequeña cantidad de alimento. A pesar de las fatigas de una larga travesía a caballo; a pesar de todos los trabajos a que me entregaba, yo mismo me admiraba del poco alimento que consumía, i comprendí entonces cómo los árabes son tan sobrios i cómo hacen largas espediciones sin mas provisión que algunos puñados de dátiles. Pero si la necesidad de alimentos es poca, la sed es ardiente, i uno debe dominarse mucho para ser moderado en ese punto. T O M O

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Es necesario que así sea, sin embargo, porque si desgraciadamente llega a faltar el agua, al instante la enerjía muscular i moral desaparece, i sobreviene el delirio, seguido pronto de la muerte. Las bestias de carga sufren tanto como los hombres; las muías i los bueyes pueden soportar la sed mas tiempo que los otros animales, pero produce en ellos la ceguera. El calor i el frió. Bajo estas latitudes i en estos desiertos, los dias son de un calor insoportable; pero en la noche la tierra irradia hacia el cielo el calor que lia absorbido, i de ello resulta una baja en la temperatura que puede llegar hasta la conjelacion. A ejemplo de los árabes, que tienen varias burnúes, se necesitan aquí varios ponchos para obviar los inconvenientes de esos pasos continuos i tan bruscos del estremado calor a un frió mui picante. El caballo chileno i la muía. Tuve también la obstinación, a despecho de todos los avisos contrarios que se me prodigaban, de preferir como montura el caballo a la mida, i, salvo para el caso en que es necesario trepar montañas cortadas a pique, estoi convencido de que tenia razón. El caballo chileno es tan sobrio i tiene el pié tan seguro como ta muía, poseyendo la ventaja inapreciable de ser mucho mas rápido. He hecho, por ejemplo, una jornada de doscientos quilómetros en el desierto, en el mismo caballo, en 24 horas. Tuve solo la precaución de detenerme dos veces, a la hora de mas calor, i friccionar con coñac los jarretes de mi valiente compañero i de frotar con grasa sus uñas después de la salida del sol. ¿Habría pensado en hacer tal cosa con una niiüa? Aspecto jeneral del desierto. La parte de la América del Sur designada bajo el nombre de desierto de Atacama, se estiende desde el rio Copiapó hasta el rio Loa, es decir, en un largo de seis grados (150 leguas) i un ancho medio de 200 millas jeográficas. La superficie de esas soledades es de 72,000 millas cuadradas, o sea 133.344,000 hectáreas, casi enteramente desconocidas de los jeógrafos, cuyas cartas están llenas de faltas o encierran muchos espacios en blanco. Naturaleza del suelo. Levantamientos sucesivos.—La cordillera.—Su aspecto.

El suelo de las dos terceras partes de esas inmensas soledades se compone de arena i de pequeñas piedras angulares que deben ciertamente su oríjen a la descomposición mecánica de las rocas; el otro tercio, llamado arenales, está formado de una mezcla de arena i de millares de conchas marítimas. Este hecho, lo mismo que la presencia de los depósitos de sales de soda en las partes bajas de las planicies, es una prueba manifiesta de que en una época anterioi este desierto formaba parte del fondo de los mares, qne iban entonces sin duda a bañar el pié de los Andes. Mediante un exámense distinguen cinco solevautamientos que se han producido en épocas distintas i con desigual fuerza de ascensión. En nuestros dias aun, 1884, se observó un solevantamiento mui apreciable en las costas de Chile. _ A causa de ese sistema de formación, el desierto presenta, a partir de las playas del océano, una serie de mesetas arenosas, separadas por colinas rocallosas cada vez mas elevadas. Esas secciones del desierto llevan los nombres siguientes: La cuesta, vecina del litoral, con 350 a 400 metros de elevación. 'hss, cordillera de la, costa,, colinas porfíricas, de 1,007 a


G U E R R A D E L PACIFICO.

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1,100 metros de altura, que sirven de sosten a la segunda meseta. La cordillera central, montes rocallosos, de 1,525 a 1,560 metros de alto, al Este de los cuales se estiende la tercera meseta de mía altura media de 2,745. El suelo está allí cubierto de piedras angulosas de composición porfírica, que se encuentran aun mas lejos, a grandes alturas, en los flancos de los contrafuertes de la cordillera, real, cuya altitud media llega de 4,500 a 6,000 metros. La presencia de esas piedras angulares en semejantes alturas es un fenómeno que el mismo Danvin ha comprobado con estrañeza, sin poder esplicarlo. Es la cordillera de los Andes la que sirve de frontera al desierto, frontera de sin igual majestad. Entre innumerables montes, de cumbres perpetuamente cubiertas de nieve, se levanta de cuando en cuando un vol-, can de cabeza humeante que se destaca en medio de la resplandeciente blancura de las cimas colindantes. Esta cadena tiene el carácter mui distintivo de que no presenta nunca esos picos puntiagudos, esas agujas aisladas, esas endentaduras que uno está acostumbrado a ver en nuestros Alpes o en nuestros Pirineos; todas las cumbres son redondeadas o cónicas, i de forma regular. El horizonte es, pues, completamente distinto del de nuestras rejiones montañosas. Ademas,—rasgo de fisonomía mas importante aun—del lado d¿l desierto la vertiente de las cordilleras es absolutamente abrupta; al contrario, por el lado del interior de Bolivia, las vertientes son de pendiente mui suave. Esta construcción de la cadena es uno de los principales hechos que esplicau cómo es rico el pais por un lado en cursos de agua poderosos, tales como el Madera i el Amazonas, mientras que por el otro lado, faltando los rios, el pais está condenado a una aridez eterna. El rio Loa. La quebrada de Chinchiu,—Los oasis.—Vejetacion.

Un solo rio riega la parte boliviana del desierto: el rio Loa, que sirve de límite entre el Perú i Bolivia. Es en las riberas del rio Loa donde se encuentra el mayor oasis, al que se llama la «Reina del Desierto:» Galanía. Allí las aguas del rio son aun potables; mas abajo están de tal manera cargadas de sulfato i de nitrato de soda, que solo las muías pueden beberías, i eso en pequeña cantidad. Remontando el rio Loa se llega, después de haber franqueado una soledad de veinte millas, a la quebrada de Chinchiu, «el Jardín del Desierto.» Este es, en efecto, el único sitio en que se encuentra una vejetacion relativamente bastante abundante. ¡Hasta se cultivan legumbres! Los árboles se desarrollan bastante bien. La aldea construida allí es la mas habitable de todo el pais. En los pequeños oasis, que deben su existencia a escasos riachuelos de agua salobre, la vejetacion es mucho menos rica i está re]tresentada por un solo, pequeño i débil arbusto, el «.triplex deserticola, i por algunas ¡dantas, entre las cuales citaré la «desmia atacamensis, la mcdeslierbia deserticola,, el scirpus clülens-i* i el polypogon coxhinalewis, que son tan delicados, tan pequeños, que no pueden ser empleados ni como combustible ni como alimento ¡(ara los animales. Perdido en el desierto. La sed.—Alucinaciones.—Los cóndores.—El miraje.—Salvación.

Durante la noche sopló una fuerte brisa del Sur-Este. A pesar de miescelente poncho de lana de vicuña, me sentí transido de frió, de modo que apenas envió el sol sobre el desierto sus primeros rayos descoloridos, yo estaba ya sobre la silla. Pero cuando busqué mi pista de la víspera, noté con inquietud que el viento de la noche la había borrado completamente.

Felizmente, pensaba, tengo mi brújula. La busqué al instante. ¡Habia desaparecido! ¡Estaba perdido! ¡Perdido en un desierto absolutamente desconocido i en que el viento había destruido el único sendero que podia servirme de punto de apoyo! ¿Qué dirección tomar? ¿Dónde estaba ese paraje tan ponderado i que ninguna señal lo hacia descubrirse a mis miradas? Sin perder el tiempo en demoras, no solo inútiles sino propias para aumentar mi peligro, puse mi caballo a galope, i durante todo el día recorrí quebradas, desfiladeros, gargantas i colinas. ¡Ai! en ninguna parte descubrí la menor señal que pudiese darme algún indicio! Por todas ¡(artes se estendia el desierto, siempre igualmente monótono en sus movimientos, en sus tintes, en sus horizontes. El dia llegó a su fin. No habia conseguido mas que agotar las fuerzas de mi caballo. Me acosté como la víspera., sin poder estancar la sed ardiente que me devoraba. Ese era mi suplicio mas insoportable, porque felizmente no sufría mucho con el hambre. Con el sol rayando partí de nuevo i continué esplorando en todo sentido las soledades sin fin que se sucedían unas a otras, i en las que no avanzaba ya con la misma rapidez. Mi caballo principiaba visiblemente a perder su enerjía; no habia comido ni bebido desde mi salida del campamento. En cuanto a mí, si el hambre no habia aumentado, la sed se hacia cada vez mas penosa. En fin, a la conclusión de aquella horrible jornada divisé—ya se adivinará con qué emoción—una pista mui visible de numerosos animales. Pude recojer bastante estiércol de muía i de caballo para hacer fuego, lo que era para mí un gran socorro, porque la noche prometía ser tan glacial como las precedentes. A fin de no perder aquella bienaventurada pista me acosté a través de ella. Mi caballo se estrechó contra mí; toda la noche sentí su hálito contra mi rostro i contra mi pecho. Aquel pobre animal parecía convencido de que sin mí estaba perdido, i parecía implorarme con la mirada que lo salvase i pusiese fin a sus sufrimientos. A l alba tomé mi caballo de la brida i me puse de nuevo en marcha, avanzando lenta i penosamente por la pista, que me pareció debia conducirme al litoral, hacia Antofagasta. Como a medio dia, bajo la influencia de un calor ardiente, el agotamiento comenzó a darme las alucinaciones que son el preludio de perturbaciones mas profundas. En todo mi alrededor veía elegantes jinetes i airosas amazonas, o bien habitaciones rodeadas de verduras. El miraje, tan frecuente en estos desiertos, agregaba sus ilusiones a las de mi cerebro, i hacia aparecer en el horizonte, lagos, rios, cascadas. Me sentía vacilar cada vez mas, i me vi obligado a montar de nuevo a caballo. Marchaba al paso para no cansar a mi compañero, que estaba tan decaído como yo. Todo el dia, i durante gran parte de la noche, avalizamos sobre la pista, cuya presencia mantenía mi enerjía i mis esperanzas, porque estaba tan bien marcada, que yo estaba seguro de que era recorrida con bastante frecuencia. En la tarde encontramos un esqueleto de muía, al que estaban aun atados un barril i un saco de cebada. Cuando mi caballo divisó el barril, se lanzó de un salto i antes de que yo ¡ludiese retenerlo habia hecho trizas el barril con las patas delanteras; ¡(ero estaba vacío i no contenia una sola gota del precioso líquido que esperábamos encontrar en él. En cuanto a la cebada,, el aire seco del desierto la habia conservado admirablemente, pero mi caballo no quiso ¡(robarla; los dolores de la sed habían destruido enteramente, tanto en él como en mí, la necesidad de alimento. Nos dormimos como la noche precedente, tendidos sobre la arena i estrechados el uno contra el otro.. De repente fui despertado de mi sueño por los sordos relinchos i los movimientos convulsivos de mi compañero. ¿Iría acaso a morir? ¿Iria yo a quedar solo, privado de su socorro, I agotado, en medio del desierto? Si mi caballo sucumbía,


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CAPITULO P R I M E R O . yo mismo estaba irrevocablemente destinado a perecer. No era la agonía, como yo lo temia, sino el terror lo que ¿ijitaba a mi compañero. En todo el rededor nuestro, como a doscientos jjasos, muchos cóndores, cuyos ojos brillaban como carbones ardientes, formaban un círculo amenazador. Por un estraño instinto, esos animales parecían adivinar la próxima muerte de sus futuras víctimas, i debían esperar con paciencia el momento en que podrían principiar su festín. Cuando una muía o un caballo están a punto de caer, aparecen al momento llegados de distancias considerables; un muirle uto antes no seles veia, i de repente están allí por tropas. Y o conocía, desde mucho tiempo atrás, ese rasgo de sus costumbres, i no pude menos de ver en ello un espantoso presajio. Sin embargo, tomando mi revólver en la mano derecha i mi cuchillo en la izquierda, avancé sobre aquellos cóndores que ocupaban la parte del círculo que atravesaba nuestra pista. Allí estaban, inmóviles, de pié, i pude contemplar su enorme estatura, que es como la de un niño de doce años de edad. Cuando estuve a pequeña distancia les descargué dos balazos. Entonces se elevaron todos con su pesado vuelo, i después de haber descrito algunos círculos a alturas vertijiuosas, bajaron de nuevo, pero mas lejos, aumentando el diámetro de la circunferencia de que mi caballo i yo éramos el centro atrayente. Durante todo el resto de aquella noche permanecí de pié, revólver en mano i acariciando a mi caballo para calmar su espanto. En cuanto apareció la aurora, me puse de nuevo en la silla i emprendí mi camino. Los cóndores, durante nuestros preparativos de partida, se habían dispersado i desaparecido. El lector comprenderá fácilmente cuan sombríos eran los pensamientos que llenaban mi alma; pero, a pesar de tocio, no habia perdido totalmente el valor; tenia fe en la pista por que marchaba. Estaba convencido de que terminaría por un lugar habitado. Solo que ¿tendría bastantes fuerzas para llegar hasta allí? En fin, aquella misma mañana a las siete creí ver a lo lejos delante mí, i como si vinieran a mi encuentro, dos jinetes. Mi primera impresión fué la de que era presa de una nueva alucinación. ¡ Qué de jinetes habia visto ya galopar así en el desierto! Sin embargo, los nuevos no eran semejantes a aquellos que la fantasía de la fiebre habia creado en los días precedentes; eran simples indíjenas, montados sobre pacíficas i robustas muías arjentiuas. Pronto los vi poner sus caballos al galopo. Nos habiau divisado, i corrían a nuestro encuentro. Ya no cabia duda. ¡De qué sentimiento de gozo i de reconocimiento me sentí entonces penetrado! Uno de los jinetes hacia grandes señales con su sombrero, i el otro con su poncho. Sin que tuviese necesidad de estimularlo con la espuela, mi caballo tomó por sí propio al instante el gran trote i media hora después estrechaba la mano de mi propio baqueana Almendar. No viéndome regresar al campamento, se habia puesto en busca mía, acompañado de uno de sus {¡amaradas, deseoso de ayudarlo a encontrar al "«hombre del ferrocarril,» sobrenombre con el cual habia sido poco a poco conocido de los cateadores, arrieros, posaderos i mineros del desierto boliviano. Mis dos salvadores se habiau provisto ampliamente de víveres, porque no creían encontrarme ya capaz de mantenerme a caballo. Después de algunas esplicaciones de una i otra parte, me bebí un solo vaso de agua, porque habría sido peligroso beber en mayor abundancia. Mi querido caballo tuvo por su ¡jarte el contenido de una gran calabaza, i nos pusimos de nuevo alegremente en marcha.

menor choque;_ mis cabellos i mi barba se quebraban con un pequeño ruido, en cuanto me las tocaba con la mano; la piel de mis labios estaba cubierta de grietas, i la sangre que me salia de ellas se secaba inmediatamente; la madera de mis instrumentos se retorcía, i las uñas de algunas de mis muías estaban hendidas. Al dia siguiente, a las cinco de la mañana, continué mi marcha hacia adelante; pero poco después de nuestra partida hube de moderar el ardor de mi arriero. Acelerando demasiado la marcha de nuestras muías, había determinado en varias de ellas los síntomas del mal de montaña llamado sorocho o ] m u « . En los primeros tiempos de las esploraciones de minas en el desierto de Atacama, ese mal hizo tan gran número de víctimas entre los animales, que las quebradas estaban llenas de cadáveres i de esqueletos de muías i caballos. El sorocho es atribuido jeneralmente a la rarefacción del aire, a la falta de presiou, i a una intoxicación debida al ácido carbónico. Después de los trabajos de nuestro célebre compatriota Pablo Bert, se sabe que es debido a una desoxigenación de la sangre. Los efectos son muí análogos en el hombre i en los animales: el pulso se acelera; se manifiestan perturbaciones cerebrales i nerviosas; se esperimentan palpitaciones, latidos, de las carótidas, hemorrajias. La lengua se seca; los alimentos no inspiran mas que disgusto, pero la sed es ardiente. La marcha se hace difícil, i es acompañada de dolores en las caderas i en las rodillas.

XVI. EL

DECRETO

DE DESPOJO.

(Editorial del DIARIO OFICIAL de Chile.)

El decreto del Gobierno boliviano que ayer reprodujo este diario i que lleva la fecha del 1.° de los corrientes, pone el sello a la justificación de las medidas que el Gobierno de Chile se ha visto competido a adoptar i que ha llevado a cabo en defensa de los intereses nacionales de diverso orden desconocidos i atropellados por el Gabinete de La Paz. Los fundamentos todos de tau monstruoso decreto de despojo son, como se ha visto, absolutamente prescindentes de las solemnes obligaciones contraídas por Bolivia, conforme al tratado de 6 de Agosto de 1874. El Gobierno que lo dicta parece no tener siquiera conocimiento de que este tratado existe, i de que existen también numerosas reclamaciones en reivindicación de su cumplimiento por parte de Bolivia, formuladas i presentadas, así por el Encargado de Negocios de Chile en La Paz, como por la misma cancillería de Santiago. De nada de esto se da cuenta el Gobierno boliviano, atento solo a ejercer discrecionalmeute sus facultades de contratante, que declara por sí i ante sí superviventes no solo a la tácita aprobación por la Asamblea del 74, del convenio por otra parte definitivo de 27 de Noviembre del año anterior, ajustado entre el mismo Gobierno i la Compañía de Salitres de Antofagasta, sino al solemne compromiso contraído por la nación de no gravar con nuevos impuestos la industria i capitales chilenos, ni aumentar tampoco la cuota de los que existían a la fecha en que se; celebró el tratado. El Gabinete de La Paz obra en el concepto de que sus derechos como parte contratante en un convenio privado, son superiores a los que obtuvo Chile por virtud de un pacto internacional, solemne i cíe claro i esplícito sentido; insinuando así la ostrafla teoría de que los tratados públicos ceden a las necesidades reales o ficticias que modifican o interpretan los derechos civiles en las naciones qne los han celebrado. Claro está que si semejante doctrina fuese en algún modo admisible, los tratados no tendrían objeto i las relaciones La sequedad del aire. internacionales carecerían en lo futuro de seriedad i conSus efectos.—Principios de sorocho.—Sus causas. sistencia. En una palabra, desaparecerla la personería jurídica de las naciones ¡jara cuanto dijese relación a sus muAl regresar al tambo tuve ocasión de comprobar los tuas garantías, derechos i compromisos. efectos de la sequedad del aire. Mis uñas se quebraban al


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GUERRA DEL PACIFICO.

Los tratados de comercio, entre otros, llegarían a ser letra muerta, una vez que siendo el impuesto aduanero, como todo impuesto racional i científico, nada mas que la compensación de un servicio reglado por un contrato tácito, fácil le seria a cada parte contratante alterar a su antojo o a medida de sus necesidades, el tipo arancelario, apoyándose en razones idénticas a las que lioi alega el Gobierno de Bolivia, esto es, la primacía de sus derechos como contratante, sobre los derechos i obligaciones definidos en el pacto internacional respectivo. Mas aun cuando fuera admisible la prioridad de sus derechos de contratante, sobre sus obligaciones internacionales, que el Gobierno de Bolivia establece como punto de partida del decreto de 1.° de Febrero, todavía seria éste irregular i monstruoso, por cnanto en él se prescinde: primero, del carácter definitivo que tuvo el arreglo de 27 de Noviembre de 1873; segundo, de la aprobación tácita que le impartió la Asamblea en sus sesiones de 1874; i tercero, de la tranquila posesión en que tuvo la Compañía de los derechos provenientes de ese convenio, durante los años de 74, 75, 76, todo el año de 1877, i los primeros cuarenta dias-del de 1878. Porque tratándose, sobre todo, de empresas como aquella que ha acometido i llevado a cabo la Compañía de Salitres de Antofagasta, no jmede admitirse racionalmente que los derechos i garantías que le sirven de base puedan ser alterados o revocados en cualquier tiempo i a voluntad de una de las partes. Ningún contrato seria posible en tales condiciones i mucho menos aquellos en los cuales, como el del caso en cuestión, es menester aventurar grandes capitales i desarrollar considerables i valiosos intereses, cuya compensatoria fructificación es obra de mucho tiempo. El Gobierno de Bolivia desconoce, sin embargo, estas sencillas a par que severas reglas de equidad i de justicia, i alegando pretendidos derechos de suprema tuición, declara roto i rescindido el convenio o contrato de 27 de Noviembre de 1873 i desjDOJada la Compañía de todos los derechos que ese contrato le acuerda i de que estuvo en posesión por el espacio de cinco años largos. I con el objeto de dar a la monstruosa medida de despojo aparariencias de legalidad, aunque tardía, i aun de intrínseca justicia, hace entender el mismo Gobierno: primero, que fueron graciosas e ilegales las primitivas concesiones hechas a la Compañía, i luego que el decreto, de Febrero de 1878 interpreta i aplica rectamente la leí que autorizó i sobre que reposa la transacción de 27 de Noviembre de .1873. Nada hai de cierto en cuanto a la pretendida gratuitidad de las concesiones primitivas, pues la Compañía no entró en posesión de ellas sino después de haber construido un muelle sólido para el uso público en el puerto de Antofagasta, i de haber abierto i entregado al tráfico una carretera, que partiendo del mismo puerto se interna en el desierto por espacio de mas de 25 leguas, i que está dotada de cnantas comodidades requiere un tráfico comercial, activo i seguro. También se echa en olvido que hai riquezas que no tienen valor alguno cambiable, sino a condición de que un trabajo intelijente las movilice i trasforme con el ausilio del capital, de modo que en puridad de verdad las concesiones que de ellas se hacen, carecen de valor e importancia, en tanto que no venga a completarlas una labor industrial verdaderamente creadora. Cuajado de tales riquezas estaba el litoral boliviano a n tes de que a él acudiesen el trabajo, la industria i el capital chilenos; i sin embargo, ellas para nada aprovechaban a Bolivia, i el yermo i la soledad constituían su único marco. No es admisible, pues, la alegada gratuitidad de las concesiones primitivas, aun cuando no hubieran existido las valiosas compensaciones de que se ha hecho mérito, puesto que son incontestablemente el trabajo i el capital chilenos los primeros factores de la riqueza, de la población, del tráfico i desarrollo social que han brotado en aquella comarca, a contar desde el año de 1866.

Demás de esto, los Gobiernos no tienen facultad para romper por sí solos los contratos que celebran, erijiéndose, aunque sean parte, en jueces soberanos, pues si de tal poder estuvieran legalmente revestidos, es seguro que nadie se aventuraría a tratar con ellos. E l Gobierno que es parte en un contrato, no puede anular éste, ni redimirse de las obligaciones que ha contraído, sino apelando a los mismos trámites que los particulares i aceptando como éstos la decisión final de los tribunales de justicia que para tal efecto han sido constituidos. Aun es menos admisible que el decreto abusivo de Febrero de 78, sea un acto legal complementario de la ejecución de la lei que autorizó la transacción de 27 de Noviembre de 1873, ora porque esta lei no reservó espresamente a la Asamblea la facultad de aprobar o improbar lo que hiciera su mandatario, ora porque aun aceptada la certidumbre de tal reserva, ella se refirió en los términos «con cargo de dar cuenta a la Asamblea inmediata a la de 1874,» i ésta, en efecto, tuvo conocimiento oficial del arreglo i lo dio por bueno, observando un absoluto i significativo silencio. Nótese, por último, cómo uno de los rasgos característicos de las aberrantes i estrañas doctrinas sobre que reposa el acto final i decisivo del Gobierno de Bolivia, el interés que éste muestra por la inmediata sanción de una lei, que no obstante tuvo él mismo en suspenso durante el largo esjjacio de nueve meses i que a la postre suspende de nuevo definitivamente. Por lo demás, el decreto en su conjunto implica el despojo en masa de todos los industriales chilenos que forman la Compañía de Salitres de Antofagasta, i el mas soberano desden por los compromisos internacionales afianzados al tenor del tratado de 6 ele Agosto. No solo se prescinde de cuanto se debe a Chile conforme a ese pacto, sino de todo aquello a que en jeneral tiene derecho, como Estado soberano i como pueblo que ha sabido conquistarse un puesto de honor i de respeto en la familia de las naciones. LA CUESTIÓN CON CHILE. (Editorial de LA DEMOCRACIA, diario oficial de Bolivia.)

La Paz, Enero 22. La cuestión que ha suscitado la cancillería de Santiago respecto al impuesto que la lei de Bolivia decretó sobre la esportacion del salitre de Antofagasta, ha llamado naturalmente la atención de la prensa estranjera, interesada siempre en la práctica de las buenas doctrinas i en la conservación de la armonía que debe reinar entre todos los Estados, especialmente los americanos. Sin entrar en el fondo de la cuestión, como lo ha hecho E L COMERCIO de Lima, preocupa la atención pública lo exabrupto con que las dos naciones amigas se ven colocadas en una situación tirante; i sea permitido felicitarnos, porque la prensa imparcial de la América empieza a hacernos justicia, como se ve por las lijeras líneas de L A P A TRIA i de L A OI>INION NACIONAL que trascribimos.

El Gobierno de Bolivia, aparte de que sus deberes constitucionales están limitados a dar cumplimiento i ejecución a las leyes votadas por la Asamblea, no podia suspender definitivamente la lei de 14 de Febrero del año pasado, sin aceptar una grave responsabilidad ante la nación, i mucho menos cuando esa suspensión definitiva se le imponía, cerrando toda discusión i con el altivo tono que pudiera tenerse al dia siguiente de una victoria. El Gobierno de Bolivia no habia puesto su veto suspensivo a la lei de la Asamblea, i no debia ni podia permitir que ese veto sea puesto por un Gobierno estraño, pues nada otra cosa importaría la suspensión definitiva que se ha tratado de imponerle. Si el señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile creía que el impuesto afectaba el tratado; si en su concepto era una imposición a la industria i capitales chilenos, i no una condición impuesta en un contrato de transacción, sujeto a revisión, que obliga a la parte contratante a dar la módica suma de 10 centavos por quintal en compensación


CAPITULO P R I M E R O . a los injeutes millones que le da Bolivia de su riqueza nacional; si toda contradicción en este contrato particular, no debe dirimirse en su concepto por los tribunales que la lei boliviana ha establecido para estos casos, sino por el pacto internacional, nada mas justo i natural que sujetarse a ese mismo pacto, que ha previsto el caso, sometiendo su decisión al arbitraje. Pero el excelentísimo señor Fierro, lejos de llevar la cuestión a este terreno convenido, con trasgresiou del mismo pacto que invoca, instruye a su Encargado de Negocios en Bolivia que se dirija al señor Ministro de Relaciones Esteriores (al de Bolivia), i le pida la suspensión definitiva; i que, en caso de negativa a esta exijencia, el Gobierno de Chile se verá colocado en el caso de declarar nulo el tratado de límites. El señor Encargado de Negocios, conforme a esas instrucciones, ha declarado a nombre de su Gobierno roto el tratado. La conciencia pública de toda la América valorizará esta imponente conminatoria, i no dudamos que hará justicia a Bolivia, haciendo recaer sobre el de Chile las penosas emerjencias que puedan resultar de ella. Entre tanto, el Gobierno de Bolivia, fuerte con el derecho que le asiste, convencido de sus deberes constitucionales, acepta las consecuencias en homenaje a la dignidad de su nación soberana. No es fácil penetrar el alcance de la frase que da por roto el tratado de límites. ¿Refiérese al de 1874 o también al de 1868? Si la cancillería de Chile cree que ha habido trasgresion del tratado de 1874, en que se pactó la Liberación de todo impuesto para lo futuro respecto de las personas, industrias i capitales chilenos, es bien claro que ese tratado es el que se da por roto, quedando las cosas en el estado en que estuvieron antes del 6 de Agosto de 1874; es decir, que en el caso no esperado e injustificable que se llevara a cabo la ruptura del mencionado tratado de 1874, quedaría en su vigor el de 1868, que reconoce la soberanía de Bolivia hasta el grado 24, bajo el odioso sistema de comunidad. No quedaría, pues, por ventilarse una cuestión de territorio, sino por el derecho de conquista (rissum teneatis): la cuestión seria de volver al ominoso sistema de comunidad, pactado en 1868 por un Gobierno anómalo. Esperemos con serenidad la solución pacífica de esta cuestión. Los respectivos Gobiernos se inspirarán en los consejos de la prudencia, en las conveniencias de los intereses nacionales, en el respeto debido a la dignidad de Estados soberanos i en la armonía que debe reinar entre dos naciones que por tantos títulos están obligadas a utilizar sus relaciones. No son los intereses privados de una sociedad anónima, por muchos que sean los altos personajes chilenos que tengan parte en ella, i que a manos llenas reportan las ventajas de las riquezas del territorio boliviano, los que deben alterar las relaciones que a costa de tantos sacrificios se reanudaron, despnes de una larga época de contradicciones odiosas. PRENSA PERUANA. APRECIACIONES

SOBRE

LA

CUESTIÓN

CHILENO-BOLIVIANA.

(OPINIÓN NACIONAL del 1 1 do Febrero.)

La manera como se ha conducido Chile, olvidando su tradicional prudencia, de la que acaba de dar una alta prueba en su controversia con la República Arjentina, le imputan la principal responsabilidad, i bastaría para que la asumiera íntegra la circunstancia de haber interrumpido el debate pacífico con el envió provocador de sus naves de guerra a las aguas de Antofagasta, si esto no significara claramente la intención hostil de apelar a la fuerza antes de que se ventilen en el terreno de la discusión los derechos recíprocos. Tales actos son ciertamente mui estraños i han arrancado la cuestión de su centro mercantil para llevarla al campo de la dignidad nacional, donde no está sujeta a los arreglos del tanto por ciento.

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Pero cuando, abrigándose la esperanza de una solución tranquila, admitida esplícitamente por ambos Gobiernos, vemos que uno de ellos se aparta de este camino i entra en el de la violencia, como americanos es nuestra obligación deplorar tal estravío i hacer un amistoso llamamiento a la confraternidad, que es i debe ser nuestra constante aspiración. Ciertamente que es estraño el procedimiento belicoso de esta república después de sus declaraciones, i es de temerse que así como la lei sobre impuesto al salitre se puso en vigor por una inconveniencia del representante chileno, hoi Bolivia sostenga su derecho como un deber de dignidad nacional. Estas conjeturas, que son del todo desautorizadas, nos hacen lamentar una vez mas que la intemperancia usurpe su puesto a la justicia para debilitar los vínculos amistosos de dos pueblos hermanos. (REVISTA DE TACNA del 12 de Febrero.)

En nuestro modo de ver las cosas i juzgándolas con imparcialidad, nos inclinaríamos ¿i creer que la patria de O'Higgins se ha apartado del camino de la justicia i del derecho, para entrar por el de la violencia armada, hacerse justicia 2>or sí sola, herir temerariamente el corazón de un pueblo desarmado i abjurar de sus sentimientos nobles de elevado americanismo. (OPINIÓN NACIONAL del 1 4 de Febrero.)

Después de recordar su actitud primitiva en la cuestión, dice: Si posteriormente Chile, enviando fuerzas bélicas, ha abandonado el camino pacífico para entrar en el de la violencia, deber nuestro era censurar su conducta, en vez de apoyarla, como lo ha hecho el redactorde L A TRIBUNA, que ya no podrá contar en la lista de sus grandes servicios al Perú, prestados dentro i juera de la república, el de haber interpretado sus miras, aconsejándole que rompa con Bolivia i se una a Chile. E L COMERCIO se contrae a pedir una estricta neutralidad. Cree que todos los Gobiernos americanos, especialmente el del Perú, están obligados a la adopción de medidas que puedan dar término a un conflicto que seria de funestas consecuencias no solo para las dos repúblicas directamente comprometidas en él, sino para todos los países que a ellas están unidos por los vínculos de la amistad i el comercio. Sin alterar nuestros juicios sobre el fondo de la cuestión, hoi tenemos el sentimiento de creer que el Gobierno de Chile, enviando fuerzas de desembarco sobre Antofagasta, cualesquiera que sean las causas que a . proceder así lo hayan obligado, se manifiesta poco conforme con su reconocida mesura i circunspección. El hecho de existir en Antofagasta una numerosa colonia chilena, que forma casi la totalidad de la población, no disminuye en lo menor los derechos de Bolivia sobre su territorio; i llevar a él la fuerza armada, sin la previa declaratoria de guerra, sin haber agotado los medios pacíficos de avenimiento, es comenzar los arreglos por donde debió terminar la contienda i aumentar las dificultades para dar al conflicto una solución tranquila en la serena via de la diplomacia. Bolivia, con quien acabamos de celebrar un tratado aduanero, sentirá languidecer su comercio con evidente daño del erario del Perú; Bolivia, en la necesidad de buscar, talvez fuera de su territorio, elementos de guerra, puede poner en peligro nuestra neutralidad i envolvernos en compromisos de graves consecuencias. Creemos interpretar fielmente el sentimiento público que prevalece en el Perú, condenando las medidas violentas que Chile o Bolivia pueden adoptar, ya se trate de la ocupación de Antofagasta por las fuerzas marítimas de es-


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G U E R R A D E L PACIFICO.

tos países, ya de la anulación que se dice declarada por el Gobierno boliviano del tratado celebrado con la compañía Salitrera, oríjen del conflicto; i por lo mismo no podemos menos que aplaudir las jestiones hechas por nuestro Gobierno con el objeto de impedir una ruptura de hostilidades entre las dos repúblicas del sur.

pendiente. No la toleramos cuando las potencias coaligadas la ejercieron en Méjico; protestamos con toda la enerjía de nuestra alma cuando la España la ejerció en Chile i alcanzó la mengua de incendiar un indefenso puerto, i corrimos a las armas cuando la misma España volvió sobre nosotros.

El mismo COMKBCXO de Lima, contestando a L A TRIBUNA, dice: «No es del caso que el jeneral Prado conozca o no a Chile, ni que sea conveniente o no desesperar a este pais: nosotros opinamos como L A TRIBUNA por lo, mas estricta neutralidad en el desgraciado caso de que no pueda evitarse una guerra entre Chile i Bolivia; pero nos mueve a opinar así un alto sentimiento de justicia con el cual están cu la mas perfecta armonía los intereses nacionales, i ele nigun modo el temor de exasperar a nadie.» L A OPINIÓN NACIONAL, al tener noticia de que el G o -

Nos inclinamos a creer que esas fuerzas (las enviadas por Chile al litoral) no tienen por objeto inferir un agravio a la soberanía boliviana, así por eso seria de lo mas irregular que cabe no estando declarada la guerra entre aquellos países, tanto porque seria justamente chocante el espectáculo ofrecido a la América por una nación americana, la que a su turno podia ser sojuzgada por otra mas fuerte, sufriendo las consecuencias de su propia práctica. Roto de esa manera todo respeto i hollado todo derecho que no tuviese apoyo efectivo, la razón de la fuerza se erijiria en arbitro soberano i acaso entonces no fuese Bolivia la mas perjudicada.

bierno boliviano estaba dispuesto a no hacer efectivo el impuesto sobre el salitre para reivindicarse los terrenos de la Compañía,, dice lo siguiente: Con esa.medida se pretende dar fin a la controversia diplomática i a la intervención de Chile, pues tratándose de asuntos privados i no continuándose la recaudación del impuesto, el asunto tiene que ventilarse ante los Tribunales de Bolivia.—(PATRIA del 1 4 de Febrero, órgano pierolista.) Desde luego, todo lo que fuese imposición de fuerza repugna a nuestras creencias i subleva nuestro espíritu inde-

Hé aquí, pues, el cómo toca a nuestro Gobierno un importante papel en el asunto. A nadie le cupo nunca una posición mas ventajosa, puesto que puede interponerse entre los dos contendientes, en representación, no del derecho de ninguno de ellos, sino del derecho americano que rechaza toda imposición de fuerza no justificada, todo desequilibrio perjudicial a los intereses del continente, toda agresión a la soberanía existiendo medios de solución pacíficos i amigables.


ÍNDICE INTRODUCCIÓN

PÁJ.

CAPÍTULO

I.

'., Tratado de límites Chileno-Boliviano del G de Agosto de 1874.—II. Escritura do transacción celebrada entre el Gobierno de Bolivia i la Compañía de Salitres de Antofagasta.—III. Impuesto de 10 centavos al salitre: decreto de Ja Asamblea Nacional de Bolivia.—IV. Quién precipitó la guerra: importantes documentos para la historia.—V. Primeras notas del Ministro chileno en La Paz i del Ministro de Relaciones Esteriores de Boliviajfl^VL Decreto del Gobierno de Bolivia para hacer efectivo elimpuesto de 10 centavos al salitre.—VIL Nota del Cónsul chileno al Prefecto pidiendo la suspencion del impuesto por unos dias.—VIII. Embargo de las propiedades de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta i mandamiento de prisión contra el administrador: notas cambiadas cutre el Cónsul de Chile i el Prefecto.—IX. Protesta del administrador de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta i decreto del Gobierno de Bolivia rescindiendo el contrato con dicha Compañía. — X. Documentos relativos a la suspencion de embarque de salitre por el Maida.—XI. La cuna de la guerra: documentos inéditos.—XII. Notas cambiadas entre el Cónsul de Chile i el Ministro de Relaciones Esteriorcs.—XIII. Ultimas notas cambiadas entre el Ministro chileno en La Paz i los Ministros de Relaciones Esteriores cte Bolivia i Chile.—XIV. La cuestión boliviana auto los hechos i la historia: publicación importante de L A PATRIA de Valparaíso.— XV. El desierto de Atacama: descripción impulsante.—XVI. Editoriales Páj.

C A P I T U L O II. I. Ocupación de Antofagasta: telegramas oficiales.—II. Notas cambiadas entre el jefe de las fuerzas de operaciones del litoral de Bolivia i el Prefecto al tomar posesión de Antofagasta. — I I I . Proclama del Prefecto Severino Zapata, i primeros decretos, bandos i proclamas de las autoridades chilenas en Anto. fagasta.—IV. Partes oficiales de Sotomayor i Zenteno.—V. Notas de los cónsules bolivianos de Tacna e Iquique a Daza, daud.o cuenta de la ocupación de Antofagasta. —VI. Proclama al pueblo de Valparaíso, circular a los Intendentes i Gobernadores, meeting i discursos de Errázuriz i Lila. —VIL Parte oficial, acta i proclama al tomar posesión de Caracoles.—VIII. Protesta de los Diputados bolivianos i colonia boliviana residente eu Tacna; proclama-pasquín ¡a Bolivia! ¡a la Amanea! —IX. Exposición de los motivos que justifican la reivindicación: circular del Ministro Fierro al cuerpo diplomático.—X. Corta del corresponsal de LA PATRIA de Valparaíso, refiriendo la ocupación de Antofagasta — X I . Notas del Gobernador Zenteno al Ministro del Interior. — XII. Manifiestos del doctor Casimiro Corral i del jeneral José Manuel Pendón al puoblo boliviano. —XIII. Representación de los chilenos de Caracoles, Antofagasta i colonia estranjera al Presidente de la República i contestación de los Ministros Fierro i Blest Gana.—XIV. incidente a propósito del impuesto al salitre.—XV. Primeras notas cambiadas entre el Gobierno chileno i el Ministro de Chile en el Perú sobre la cuestión con Bolivia.—XVI. Notas cambiadas entre el Ministro de Rolaciones Esteriores del Perú i el Ministro chileno en Lima, sobre la ocupación del litoral de Bolivia.—XVII. Embarque del 2 . i 3.° de línea i discursos del comandante Ramírez, Errázuriz, Vicuña Mackenua i Altamivano.—XVIII. Toma de Cobija i TocopVla: partes oficiales i notas cambiadas entre el jefe de la escuadra chilena i los sub-prefectos.—XIX. Mectiiigs en Cochabamba i La Paz, proclama al pueblo i protesta de los Diputados, jenerales i jefes del ejército boliviano —XX. Carta de Daza sobre el litoral i programa de las fiestas on La Paz en celebración de su natalicio.—XXL Cuadros de la vida militar de Bol via.—XXII. Editoriales de la prensa de Chile, Perú i Bolivia, i versos publicados por la prensa del Perú

III.

I. Primeros o importantes decretos de Daza referentes a la guerra —II. Declaración de guerra de Bolivia a Chile, espulsion

i confiscación de los bienes de los nacionales chilenos; espoliacion en masa de las minas de Corocoro.—111. Proclama de Daza a la nación, i la célebre del Corvo al ejército.—IV. Circulares del Gobierno de Bolivia a los prefectos, i del Ministro de Bolivia en Lima al cuerpo diplomático.—V. Organización de la Guardia Nacional i del ejército de Bolivia: decretos i nombramientos de sus jefes.—VI. Meeting en Lima protestando contra la reivindicación del litoral de Bolivia.— VII. Decretos de Daza estableciendo el corso, empréstito forzoso! descuento en el sueldo de los empleados civiles i eclesiásticos.—VIH. Los esfuerzos del Perú en favor de la paz: importantes notas cambiadas entre el Ministro de Kclaciones Esteriores del Perú i las Legaciones del Perú en Chile i Bolivia.—IX. El Sieut-Erat de la guerra: reminiscencias inéditas de Febrero de 1S79.—X. Instrucciones reservadas comunicadas al coronel Sotomayor al salir a campaña i carta del doctor Cabrera a Reyes Ortiz.—XI. Notable recepción del Ministro del Peni en La Paz; aprobación del tratado aduanero entre el Perú i Bolivia, i la mediación del Perú aceptada por Boliv i a . — X I I . Documentos relativos a la misión del Ministro Beyes Ortiz a Lima, i carta de Daza al prefecto Zapata anunciándole el envío del señor Ortiz a Lima paia solicitar el cumplimiento del tratado secreto de 1873.—XIII. Toma de Calaina: telegramas i partes oficiales de los jefes chilenos i bolivianos.—XIV. Conferencia de Cabrera con Spedi; proclamas de Sotomayor al ejército i pueblo de Caluma.—XV. Cartas de Sotomayor, Carlos F. Souper i José M. Walker sobre la ocupación de Calama.—XVI. Combate de Calama: correspondencias a la prensa de Bolivia.—XVII. Apuntes orijinales del doctor Ladislao Cabrera sobre el combate de Calama.—A'VIII. Celebración de la toma de Calama eu Antofagasta, meeting i discursos.—XIX. Circular dirijida a las naciones amigas por el Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia, con motivo de la guerra con Chile.—XX. Jeografía de Bolivia, por L. v. Doli.—XXI. Cuadro comparativo del Perú, Bolivia i Chile; de su población, escuadra, ejército i doticiou, etc., etc., en 1879, por J. G. Clavero.—XXII. Editoriales d é l a prensa de Chile, Perú iBolivia Páj. 101.

CAPÍTULO

IV.

. Tratado secreto entre el Perú i Bolivia: copia íntegra del orijiual.—II. Proclamas al pueblo de Valparaíso, mceting i discursos.—III. Ataque al Consulado del Perú en Valparaíso: notas, partes i sentencias do la Corte Suprema.—IV. Recepción oficial del Ministro 1 avalle en Santiago: discursos i credenciales.—V. Decreto de Prado convocando al Congreso del Perú a sesiones estraordinarias; mensaje del Presidente do Chile ccii igual objeto i manifiesto de Piérola a los pueblos del Perú.—VI. Notas cambiadas eutre el Ministro chileno Godoi i el Ministro (h Relaciones Esteriores del Perú.—VII. Retiro del Ministro Godoi: últimas notas cambiadas.—VIII. Misión Lavalle: completos c importantes documentos publicados polla prensa peruana. IX.—Retiro del Ministro Lavalle: últimas notas reservadas.—X. Sesión secreta estraordinaria del Senado de Chile en 2 de Abril de 1S79, en la cual declaró la guerra al Perú.—XI. Declaración de guerra al Perú i Bolivia: decretos i bandos publicados en Santiago i Valparaíso, mceting i ; discurso.—XII. Telegramas entre el Ministro Lavalle i el Ministro de Relaciones Esteriores del Perú sobre la declaratoria de guerra.—XIII. Mceting i discursos en Lima i el Callao al declarársela guerra.—XIV. Ataque al Consulado del Perú en Antofagasta: notas del cónsul Seguin.—XV. Circular del Ministro de Relaciones Esteriores del Perú a los cuerpos Diplomáticos i Consulares en el estranjero; circular a los Prefectos. —XVI. Salida del ejército boliviano de La Paz: descripción i proclamas de Daza. XVII. La mediación de Inglaterra desechada por el Perú; neutralidad d é l a Compañía Inglesa de Vapores.—XVIII. Primeros decretos del Gobierno del Perú referentes a la guerra.—XIX. Decretos ele espulsion a los chilenos residentes en el Perú. XX. Editoriales de la prensa de Chile, Perú i Bolivia Páj. 151

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CAPÍTULO

5

Páj.

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CAPÍTULO

V.

I. Bloqueo de Iquique: telegramas i notas cambiadas entre el jefe de la escuadra chilena, Prefecto, cuerpo Consular i ájente de la Compañía Inglesa de Vapores.—II. Primera correspondencia de Iquique a EL COMERCIO de Lima sobre el bloqueo noti-


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ÍNDICE D E L TOMO PRIMERO.

ficado por Arturo Prat, haciendo de él una favorable relación.— III. Primeras escursiones del Talismán i C/utlaco a Arica, Pisagua i Moliendo: correspondencias.—IV. Circular a los Prefectos.—V. Combale de Chiparía: primeros telegramas a Lima i Santiago; partes oficiales de los comandantes Juan J. Latorre, García i García, Nicolás F. Portal i Antonio C. de la Gucrrra. —VI. Cartas sobre ese combate, de Onofre Pérez G, V. Zegers, Joséí&l. Villarreal i Luis V. Controras.—VIL Manifestación al comandante de la Magallanes Juan ,1. Latorre.—VIII. CorTespondoncia a EL COMERCIO de Lima sobro el combate de Chipana, por Remo, tripulante de la Union.•— IX. Memorándum del DIARIO OFICIAL

La salvación de la Covadonga, por R. Martos. —XXII. Plan de ataque de la escuadra chilena contra los buques de la escuadra del Perú bajo los fuegos de las baterías del Callao i órdenes jeneralcs de Williams Rebolledo.—XXIII. Biografías de Prat, Serrano, Riquelme i Jorje Velarde.— XXIV. Recepción do los marinos de la Covadonga en Valparaíso i Santiago; banquete a Condell, discurso i felicitaciones. XXV. Prensa estranjera: versión del combate de Iquique, de un oficial de graduación de ¡a marina de los Estados Unidos de Norte-América i cartas de los marinos de la Turquoise a Condell.—XXVI. Sepultación en Iquique de los cadáveres de Arturo Prat, Serrano, Aldea, Velarde i García i García: documentos completos.—XXVII. Funerales en Santiago i Valparaíso a los héroe.s de Iquique, i en Lima a García i García i Velarde.—XXVIII. "El combate naval de Iquique": interesante descrípcien de Cabrera Gacitúa i otros tripulantes de la Esmeralda el día del combate.—XXIX, Editoriales de la prensa de Chile, Perú, Bolivia i estranjera Páj.

de Chile sobre la actitud del Gobierno del

Perú eu el conflicto chileno-boliviano.—X. Jiomhardeo de Pisagua, Moliendo i Pabellonde Pica, por la escuadra chilena: telegramas i parte» oficiales de Chile i el Perú.—XI. Diario de la "Campana Marítima" i ''Cartas (le la Escuadra" del corresponsal de HL Mjiíicuuio.—XII. Correspondencia de Neto a L A PATRIA de Lima.—XIII. Proclama de Prado a la Nación i del jeneral Buendia al pueblo do Iquique i al ejército.—XIV. Llegada del ejército bol v ¡ano a Tacna: descripción i proclamas de Daza.—XV. Cuadro de la fuerza efectiva del ejército de Bolivia, llegado a Tacna.—XVI. Cartas autógrafas cambiadas entro.Prado i Daza a su llegada a Tacna.—XVII. Prado asume el mando del ejército del . ur, decretos, proclamas de Prado i del Vice-Presidente La-Puerta.—XVII1. Cartas deSotomayor a Daza.—XIX. Editoriales de la prensa de Chile, Perú i Bo-

CAPÍTULO

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Páj.

lina

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CAPÍTULO VI. 1. Manifiesto que el Gobierno de Chile dirijo a las potencias amigas con motivo del estado de guerra con el Perú.—II. Sesión «straordinaria del Congreso del Perú el 24 de Abril de 1879; mensaje del Presidente Prado i contestación del Presidente del Senado señor José A. García i García. - - I I I . Memoria que el Ministro de Relaciones Esteriores del Perú presenta al Congreso Estraordinario sobre el conflicto con Chile.—IV. Calumniosa propaganda.- editorial del DIARIO OFICIAL de Chile.—V.

Ma-

nifiesto que el Gobierno del Perú dirije a 'os estados amigos con motivo de la guerra que le ha declarado Chile.—VI. R e cepción del Ministro Isaac Christiane}' en Lima i del Ministro Godoi en el Ecuador.—Vil. Notas del Ministro de Bolivia en Lima al Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia.—VIII. Reconocimiento o visita de observación a la aldea de Chiuchiu.— I X . Banquetes i discursos en la Legación de Bolivia en Lima.— X. Correspondencia de Arica a EL COMERCIO de Lima.—XI; La guerra del Pacífico juzgada por la prensa europea.—XU. Editoriales de la prensa de Chile, Perú i Bolivia Páj.

CAPÍTULO VIL Combote naval de Iquique i Punta Gruesa, entre los buques de guerra peruanos, blindados Huáscar e Independencia, i de madera, chilenos] Esmeralda i Covadonga: primeros telegramas oficiales.—II. Proclama del Intendente Altamirano al pueblo de Valparaíso; meetings i discursos en Valparaíso i Santiago.— III. Partes oficiales de los comandantes Condell, Oribe, Grau, Moore, Antonio Benavides i nota del Ministro de Marina al jefe de la escuadra.—IV. Carlas sobre el combate de Iquique del vice-cónsul ingles, oficiales Francisco 2.° Sánchez, Antonio Hurtado, guardia marina Vicente Zegers i Arturo W i l son.—V. Telegramas del señor Adam a Mr. Eovdand sobre el combate de Iquique, reconociendo la heroicidad de Prat.—• VI. Carta de Grau a la señora viuda de Prat i contestación de ésta; carta de Moore a Condolí; esposicion délos oficiales de la Independencia Fortunato Salaverry i Enrique C. Basadre, en repuesta al parte de Condell.—VII. Observación sobre la carta de Moore a Condell, por R.—VIII. Versión peruana del combate de Iquique, de EL COMERCIO, redactado por Modesto Molina.—IX. Combate de Iquique: editoriales de EL DIARIO OFICIAL del Perú: "Lo que pasó abordo déla Esmeralda", "¡Viva el Perú joneroso!", i editoriales de E L DIARIO O F I CIAL de Chile: " E l lenguaje oficial del Terú", "L05 prisioneros de Iquique i el diario oficial E L P E R U A N O . " — X . Para el juicio de la historia: las dos versiones del Perú sobre el combate de Iquique.—XI. "Pajinas do una leyenda de mar": la gloria de los tripulantes de la Esmeralda consagrada oficialmente por el estado mayor peruano, por H. V. Mackeuna.—. XII. " E l Libro Diario" del Huáscar: anotación del oficial da guardia C. Héros en el dia del combate do Iquique; enjuiciamiento de Moore por Prado.—XIII. Notas i cartas de pésame a la señora viuda de Prat i contestaciones de ésta.—XIV. Recompensas a los jefes, oficiales i soldado* de mar que asistieron al£t>mbate de Iquique.—XV. Acuerdo de la Municipalidad de Caldera sobre concesión hecha a favor del hijo de Prat; nota a la viuda i contestación de ésta.—XVI. La legación británica i los prisioneros de Iqtrquc; relación nominal de los tripulantes de la Esmcrahla, el dia del combate, muertos, heridos i prisioneros.—XVII. Averías del Huáscar, en el combate del 21 do Mayo.—XV.tl.1. Diario de la Coradt>ng<i: interesantes i minuciosos detalles del combate, tomados del "Libro Diario de este buque—XIX. '-Caitas déla Escuadra": importante descripción del corresponsal de líe MeitCUitCO sobre el viaje .leída i vuelta de la escuadra chilena al Callao.—XX. " E l combate de la Ind'ipeiiilKncia" i "Oon-espondeneia Marítima" del corresponsal de LA. O W S I O X NACIONAL de Lima. Julio O. lieyes, describiendo detalladamente el combato do Iquique. XXI.—

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254

VIII.

I. Proclamas de Prado, Vice-Presidente La-Puerta i circular a los prefectos sobre la llegada de la escuadra chilena al Callao. — I I . Parte i telegrama de Prado sobre el combate del 21 de Mayo; parte oficial de García i García, comandante del Oroya; plan frustrado de los peruanos i desmembración del territorio chileno según los aliados.—[II. Provisión de agua en Iquique durante el bloqueo: importantes documentos.—IV. Bombardeo de Antofagasta: telegramas i partes oficiales.—V. Correspondencias a EL MERCURIO i del trasporte Chalaco a E L COMERCIO de Lima.—VI. Escursiones i encuentro del Huáscar^ con el Blanco Encalada: correspondencias de L.v OPINÍO.V NACIONAL de Lima, por Julio O . Reyes,—VII. Nota de Williams Rebolledo estableciendo el bloqueo de Iquique; recepción oficial en Lima -del Ministro de Colombia.—VIII. Arribo del Huáscar al Callao i banquete a Grau.—IX. El embarque de armas en Panamá para el Perú: notas.—X. Mensaje del Presidente de Chile al Congreso Nacional en 1879 i del Vice-Presidente La-Puerta a las Cámaras Legislativas del Perú el 28 de Julio del mismo a ñ o . - - X I . Cartas cambiadas entre Daza i el Vice Presidente La-Puerta i proclama del Prefecto de Tarapacá Justo Pastor Dávila.—XII. Proposiciones de arreglo hechas a Bolivii por Chile; pretesto de que se vale Costa Rica para favorecer al Perú: importantes notas.—XIII. Curiosa carta de P-aza i carta de un boliviano al mismo.—XIV- Mediación ofrecida por los Gobiernos de Inglaterra, Colombia i Ecuador. —XV. Segundo bombardeo de Huanillos i Pabellón de Pica: partes oficiales.—XVI. Canje de prisioneros: nota de Williams Rebolledo al Prefecto de Iquique i nómina de ellos.—XVII. ¡Sorpresa de Iquique el 10 de Julio: telegramas i partes oficiales chilenos i peruanos.—XVIII. Correspondencias a E L M E R CURIO i COMERCIO de Lima sobre este hecho.—XIX Escursion de la Pilcoraayo: partes oficíales.—XX, Bombardeo de Iquique el 16 de Julio: partes oficiales i notas cambiadas entre el jefe de la escuadra chilena, Prefecto i Cuerpo Consular.—XXI. Manifestación i moción presentada a la Cámara de Diputados para conceder una medalla de oro al comandante de la Magallanes Juan J. Latorre.—XXII. El Huáscar i la Union en Caldera, Chañaral, Huasco ¡Carrizal: telegramas i correspondencias. — X X I I I . Principales documentos (inéditos) tomados del espediente orijinal seguido en el Callao para la distribución del bergantín chileno Saucy Jarle i su cargamento capturados por el Huáscar ila Union eI20 de Julio de 1S79Í declarados buenas presas por sentencia ejecutoriada de li de Mayo de 1SS0.— X X I V Captura del Eiraac: telegramas i partesofíciales chilenos i peruauos,—XXV La baudera chilena puesta al revés: carta del capitán Lantrop; desórdenes en Santiago, i representación del pueblo de Valparaíso al Presidente de la Üepública.— XXVI. Correspondencia a EL COMERCIO de Lima sobre la captura del Iiimac.—XXVII. Biografía de Grau i documentos relativos a su ascenso; carta de los marinos arjentinos.— XXVIII. Importantes documentos (inéditos) tomados de! espediente orijinal seguido en el Callao relativos a la valorización i distribución del vapor Iiimac i su carcomento capturados por el Huáscar i corbeta Union el 23 de Julio de 1 ¿70.—XXIX. Captura de un bote-torpedo: correspondencia: importantes documentos referentes a los torpedistas contratados por el Perú (inédito).—XXX. Las salitreras del T o e o : documentos: notas cambiadas entre el Prefecto de Iquique i el decano del Cuerpo Consular sobre suspensión del bloqueo.—XXXI. El Huancar en Caldera i T a l t a l : telegramas, partes oficiales cl.üent. s i de Grau, i correspondencia a El. M K K C U I U O . — X X X I I Ksploracion al interior <tcl desierto por el comandante jeneral de Caíanla, José M. 2." Soto: descripción, baa-.Us i nota.-. — X X X i l l . Editoriales p

;

CAPÍTULO

IX.

I. Combate de Antoftiff-ittu entre el //•«.•»-.vr;-. .Ur-io

i J/, ,„.//,,. f

nes: telegramas i partes oficiales chilena i i-er-aius. i l . ' t_'oi-roi-ondeueia a L A O m x i o s X A C I O S A L -le Lima. ,j» n Reyes, sobre el combate de Antofapwa. — [ I I . --i'.irtí^ ,\ \ Pesien»" del eerresn.msal de KL M ; : i : . > ' : - . ! O i A,\ ,q n ,¡ ; l n ,, ,},,

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la .V.f./.eííitn.-^ ».>bre e! mismo combate. — IV. Apunte* .--.br» e^da tiro t.miailos en !es nio-.n^ntos iu: ;e. ; - ,T^ ..v ..^ . " tierro i honras a les mr.en.os de! Aó'..o , —V. Ìtur-rí-aiitr trueeioiK'S dadas por el Gobierne, al ContaadaEtv en .fofo d.» la ;

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I N D I C E D E L TOMO P R I M E R O .

Escuadra, capitán de navio graduado don Gfalvarino Riveras, i decreto sobre distribución de presas.—VI. Viaje de la corbeta Union a Punta Arenas: partes oficiales de Carlos Wood i García i García; Correspondencias a E L MERCURIO i COMERCIO

de Lima.—VIL Parte oficial de Grau recomendando a los jefes i oficiales del Huáscar i nota contestación a su ascenso; llegada del Oroya de Panamá al CaHao con armas para el Perú.— VIII. Proclama a los habitantes del Toco; tiroteo de Atacama: telegrama i partes oficiales.—IX. Biografía i funerales^en Lima a Carlos de los Heros i carta de Grau al doctor Heros.— X. Tratado de paz i amista! entre España, Perú i Bolivia: documentos i circular al Cuerpo Diplomático i Consular del Perú. —XI La espedicion a Arica: telegramas, partes oficiales del. del Jefe de la Escuadra Chilena G. Riveros i Carlos Ferreyros, i correspondencia a LA OPINIÓN NACIONAL.—XII. Importante circular del Ministro de la Guerra de Bolivia, Manuel Othon Jofré a los prefectos.—XIII. Combate naval de Angamos: telegramas i partes oficiales de los Jefes de la escuadra chilena i p imana, incluyendo el de García i García i el acta de la Junta de Guerra levantada a bordo de la Uuion en su escapada al Norte.—XIV. Minuciosos detalles del combate comunicados por el 2.° jefe del Blanco, Guillermo Peña, i el comandante del Loa Javier Molina.—XV. P.elacion nominal de los muertos, heridos i prisioneros a bordo del Huáscar i exequias en Mejillones a los muertos del Huáscar,—XVI. Felicitación del Gobierno al jefe, oficiales i tripulantes de la escuadra i ascenso de Riveros i Latorre: notas; proclama del jeneral Escala al ejército i manifestaciones del pueblo en Santiago i Valparaíso-—XVII. Cartas de los prisioneros del Huáscar i de Daza al Vice-Presidente La-Puerta.—XVIII. "Cartas de la escuadra" del corresponsal de EL MERCURIO: interesante descripción del combate de Angamos.—XIX. Correspondencias a EL-NACIONAL i COMERCIO de Lima sobre este mismo combate.—XX. Llegada del Huáscar a Valparaíso: importante descripción; programa de las fiestas que tuvieron lugar en Valparaíso i Santiago.—XXI. Espléndido recibimiento al comandante Latorre en Antofagasta; conversación con los prisioneros del Huáscar. —XXII. Notables documentos reservados encontrados en el archivo del monitor Huáscar e importantes instrucciones dadas a Grau.—XXIII. Lei del Congreso del Perú concediendo montepíos a los marinos del Huáscar e Independencia i un monumento a Gran i compañeros.—XXIV. Procla-" mas del Prefecto de Iquique i el jeneral Buendia sobre la toma del Ilwíscar; manifiesto del Congreso del Perú a la nación.—• XXV. Funerales de Grau en Lima i Buenos Aires; carta de Prado a la señora viuda de Grau i decreto del Gobierno de Bolivia declarando duelo nacional.—XXVI. Biografías de Galvarino Riveros, Juan ,1. Latorre i Miguel Grau, por Benjamín V. Mackenna.—XXVII. Los muertos del Huáscar: apuntes biográficos de Elias Aguirre. Diego Ferré i Enrique S. Palacios, por R. Meló. - -XXVIII. Importantes documentos referentes a los gastos que hizo el Gobierno del Perú para atender a los prisioneros chilenos en Tarma (inédito).—XXIX. Editoriales Páj. 462

A P É N D I C E . Acta levantada en Lima en Consejo de Ministros el ] 9 de Noviembre de 1872 i que ocasionó el tratado secreto, orijen de la guerra. , Páj. 645 Nota del Ministro de los Estados Unidos dirij'ida a su Gobierno en Junio de 1878, dándole cuenta de las conferencias que habia tenido con el Ministro Irigóyen, sobre la internación de cereales de California 545 Producción del salitre peruano en 1878 i su consumo en los mercados norte-americanos 546 Protocolo firmado en La Paz para acordar la manera de hacer efectiva la mediación ofrecida por el Gobierno del Perú; nota del Ministro de Bolivia en Lima 546 Cuadro estadístico de los buques i trasportes de guerra del Perú: sus nombres, comandantes, dimensiones, artillería, etc., etc., por J. G. .Clavero 547 Instrucciones comunicadas al coronel Velarde, jefe de. la 1. D i visión, enviada a Iquique el 7 de Marzo de 1879 548 Cuestión de la bandera de los vapores chilenos; carta del Cónsul de I03 Estados Unidos en el Callao 549 Mensaje del Gobierno de Chile al Senado para hacer la guerra a Bolivia; decreto de Interdicción Comercial con Bolivia i el Perú ._. 549 Protesta del Cuerpo Consular do Arequipa, dirijida al jefe de las fuerzas chilenas en Moliendo, i parte oficial del bombardeo de dicho puerto 550 Instrucciones cp-.e observarán los señores comandantes jenerales de las divisiones vanguardia, primera i tercera del ejército del Perú, i organización del cuerpo de artillería en Tarapacá 551 Documentos relativos a la inspección de las salitreras i cantón militar de Agua Santa 552 Acia levantada en Lima el 14 de Marzo de 1879 referente a los aprestos de la escuadra del Perú hasta la salida de jeneral Prado a Arica, i que dio por resultado la pérdida de la Esmeralda, el 21 de Mayo del mismo año 552 Instrucciones que deben observar los comandantes militares de Tirana, Pica, Huatacondo, Quillagua, Patillos i Pabellón de Pica 553 Recepción oficial en Santiago a' jeneral Urbina, Ministro del Ecuador 554 s

Entrevista de Prado i Daza en Arica: relación del corresponsal de E L COMERCIO de Lima

Páj.

Importantes partes oficiales i notas del comandante Grau, copia íntegra del Libro Copiador de la correspondencia oficial de Grau, hallado a bordo del Huáscar el 8 de Octubre de 1879. Circular a los Prefectos ordenándoles la mas estricta persecución de los chilenos residentes en el Perú; derechos de importación i contribución personal; decretos del Vice-Presidente LaPuerta ... Notas cambiadas entre el Ministro de Chile en Colombia, don Domingo Godoi i el Almirante de los Estados Unidos en el Callao Circular a los comandantes militares de Tarapacá i Prefectos de lea, Arequipa i Cuzco; nota del Ministro de la guerra del Perú prohibiendo bajar a tierra los tripulantes chilenos a bordo de los vapores de la Compañía Inglesa Carta del Vice-Presidente La-Puerta al Ministro de Hacienda, i proclama del Prefecto del Callao sobre el empréstito nacional de ocho millones de soles Proyecto de lei del Congreso del Perú sobre empréstito nacional; propuesta de Mr. Guillaume para comprar hílanos a l " Perú Desarme del vapor Laura: notas cambiadas entre el Ministro Plenipotenciario de Bolivia i el Ministro de Relaciones Esteriores del Perú Decreto del Gobierno de Chile aceptando los ocho artículos del Convenio Internacional de Jinetea; dictámenes del Fiscal de la Corte Suprema del Perú sobro presas del vapor ingles Santiago i barca Añila ,. Partes peruanos sobre los movimientos de la escuadra chilena antes de la ocupación'de Tarapacá; instrucciones a los Comandantes militares estacionados al Sur de Arica Recompensas que la Municipalidad de Chuquisaca acuerda a los héroes de Calama Documentos relativos a la provisión de víveres del ejército peruano en Tarapacá Cartas sobre la guerra, cambiadas entre el doctor Ladislao Cabrera i el coronel..Belisario Suarez La falencia de Bolivia declarada por su propio Gobierno; carta de Suarez a Campero Cuestión Luxor: sentencia de primera i segunda instancia i dictamen del Fiscal Carta de Prado, i nota sobre reconocimiento i precauciones en Pisagua Recepción oficial del Ministro de Chile en Colombia; hoja de servicios del Contra-almirante Grau, i carta al mismo ofreciéndole la candidatura a la presidencia de la república Nota del Ministro Sotomayor al jefe de la escuadra chilena sobre la espedicion a Arica para atacar a la escuadra peruana, en Octubre de 1879; actas levantadas a bordo del Blanco Encalada por los comandantes de los buques que espedicionaron sobre Arica, al partir de Mejillones i a su regreso de aquel puerto Importantes .telegramas cambiados entre el Ministro Sotomayor i * el Comandante del Cochrane, don Juan José Latorre, el 7 de Octubre de 1879, acordando las medidas necesarias para la captura del Huáscar. ••• Proclama de Prado i Daza al pueblo i al ejército con motivo de la captura del Huáscar; carta de pésame de Daza a la señora viuda de Grau

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I N É D I T O S .

Estado que manifiesta la fuerza del ejército permanente de la República de Chile, desde la publicación de la Ordenanza Jeneral del Ejército, i fecha de las leyes que la señalan anualmente .•: Importantes telegramas ¡notas cambiadas entre el señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú i las legaciones en Paris^ Nueva York i el Consulado Jeneral del Perú en Panamá, desdé' Abril a Noviembre de 1S79 Documentos relativos a las publicaciones, servicio de vijilancia i mar, i gasto especial del Consulado del Perú en Panamá, comprendiendo la euenta-inversion de fondos i reclamación de pago del Cónsul Jeneral, don Luis E. Márquez Planilla de gastos del Cónsul Larrañaga en Panamá : Compra de carbón parala escuadra peruana a l a casa H . B. James i Ca., i carga embarcada durante la guerra en las vapores de la Compañía Inglesa por cuenta del gobierno del Perú. Sueldos de marineros de la fragata Independencia, embarcados en el trasporte Limeña :7Tr..... Lista de pagos a los señores jefes i oficiales de la fragata Independencia, en Mayo de 1879 Notas i lista nominal de los jefes, oficiales i soldados pertinecientes a la Columna Constitución, embarcados en la fragata Inde • peniew.ia Informe de los Comisionados Fiscales del Perú en Europa, sobre el espendio del huano i el salitre, con referencia a Dreyfus H e r manos i Ca

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CAPÍTULO

II.

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STJMARIO.—I. Ocupación de Antofagasta: telegramas oficiales.—II. Notas cambiadas entre el jefe de las fuerzas de operaciones del litoral de Bolivia i el Prefecto al tomar posesión de Antofagasta.—III. Proclama del Prefecto Severino Zapata, i primeros decretos, bandos i proclamas de las autoridades chilenas en Antofagasta.—IV. Partes oiciales de Potomayor i Zenteno.—V. Notas de los Cónsules bolivianos de Tacna e Iquique a Daza, dando . cuenta de la ocupación de Antofagasta.—VI. Proclama al pueble de Valparaíso, circular a los Intendentes i C4obernadores, meeting i discursos de Erraznriz i Lira.—VIL Parte oficial, acta i proclama al tomar posesión de Caracoles.—VIII. Protesta de los Diputados bolivianos i colonia boliviana residente en Tacna; proclama-pasquin ¡a Bolivia! ¡a la América!—IX. Esposicion de los motivos; que justifican la reivindicación: circular del Ministro Fierro al cuerpo diplomático.—X. Cartas de Rodolfo Galvarro a Daza i del corresponsal de LAPATRIA de Valparaíso, refiriéndola ocupación de Antofagasta.—XI, Notas del Gobernador Zenteno al Ministro del Interior.—XII. Manifiestos del doctor Casimiro Corral i delJeneral José Manuel Rendon al pueblo boliviano.—XIII. Representación de los chilenos de Caracoles, Antofagasta i colonia estranjera al Presidente de la República i contestación de los Ministros Fierro i Blest Gana.—XIV. Incidente a propósito del impuesto al salitre.—XV. Primeras notas cambiadas entre el Gobierno chileno i el Ministro de Chile en el Perú sobre la cuestión con Bolivia.—XVI. Notas cambiadas entre el Ministro de Relaciones del Perú i el Ministro chileno en Lima, sobre la ocupación del litoral de Bolivia.—XVII. Embarque del 2.° i 3. "delinea i discursos del Comandante Ramirez, Errázuriz, Vicuña Mackenua i Altamirano.—XVIII. Toma de Cobija i Tocopilla: partes oficiales i notas cambiadas entre el Jefe de la escuadra chilena i los Sub-prefeetos.—XIX. Meetings en Cocliabamba i La Paz; proclamas al pueblo i protesta de I03 Diputados, Jenerales i Jefes del ejército boliviano.—XX. Carta de Daza sobre el litoral i programa de las fiestas en La Paz en celebración de su natalicio.— XXI. Cuadros de la vida militar de Bolivia.—XXII. Editoriales de la prensa de Chile, Perú i Bolivia, i versos publicados por la prensa del Perú.

I

OCUPACIÓN DE ANTOFAGASTA. TELEGRAMAS. (Partes Oficiales.)

Caldera, Febrero 16 de 1879. El Gobernador de Caldera comunica lo siguiente: Antofagasta ocupado lioi sin resistencia ni desgracia. Hoi ocupamos Caracoles i Mejillones. Bolivianos bien tratados i garantidos. Nombro personal para el servicio mas urjente. La alegría de los chilenos es inmensa.—N. Zenteno, Gobernador. Caldera, Febrero 16. Señor Ministro de la Guerra: El Comandante en Jefe de las fuerzas acantonadas en el litoral del Norte de la República, desde Antofagastanne comunica en carta lo que sigue: Señor Gobernador de Caldera: Antofagasta, Febrero 14.—Muí señor mió:—A las 6 A.'M. fondeamos hoi en éste, i a las 8.30 hice mi desembarco con los hombres de tropa. El Prefecto señor Zapata me entregó las armas. Yo le he dado 'toda clase de garantías. Nada ha ocurrido. El pueblo se ha mostrado jeneroso i no ha cometido acto alguno vituperable. Sírvase indicarlo al Gobierno diciéndole que imperan las autoridades chilenas, siendo hoi proclamado Gobernador el señor Zenteno. Los buques Blanco EncaladaiO'Higginsnr&Yc]yM-on,el primero a Tocopilla i Cobija, en protección de los chilenos, i el segundo a Mejillones. De usted S. S.—Emilio Sotomayor. (Recibido de Valpararaiso a las 3.55 P. M.)

Santiago, Febrero 16 de 1879. Señor Ministro del Interior: El Coronel Sotomayor, Comandante en Jefe de las tropas espedicionarias en el Norte, ha tomado posesión de An-

tofagasta el 14, i ayer debió ocupar Caracoles i Mejillones. No ha habido resistencia i los negocios siguen su marcha ordinaria. Comuníquelo usted al público. CORNELIO

SAAVEDRA.

(Recibido de Valparaiso a las 4 P. M.)

Santiago, Febrero 16 de 1879. Señor Ministro de Relaciones Esteriores: La toma de Antofagasta, Caracoles i Mejillones, se ha hecho sin resistencia. El comercio tranquilo i sigue su curso ordinario. Los chilenos locos de contento. Las autoridades bolivianas bien tratadas i se las iba a mandar a Mejillones. Para Cobija salió un blindado en protección de los chilenos. CORNELIO

SAAVEDRA.

TELEGRAMA DEL CORRESPONSAL DE «XA PATRIA.» (Recibido a las 3 P. M.)

El Bolivia fondeó a las 2 P. M. El viernes, a las 7 A. M., 300 hombres de la Artillería de Marina tomaron jxjsesion de Antofagasta sin la menor resistencia. La llegada de la escuadra ese mismo dia, no ha podido ser mas oportuna. El dia 14 era el señalado para el remate de los bienes embargados a la Compañía Salitrera i el pueblo estaba indignado por esto i preparábase para irse sobre las autoridades. Estas i pequeña fuerza de policía boliviana, puestas al amparo de las fuerzas chilenas. " Ayer, sábado, cien hombres marcharon a Caracoles i a la salida del vapor habían llegado a Salinas sin novedad. Ayer mismo la O'Higgins salia a ocupar Mejillones i uno de los blindados marchaba a Cobija. No ha habido ninguna desgracia. El pueblo ha hecho manifestaciones de inmenso júbilo i ahora todo sigue su marcha normal. El Cónsul Jeneral de Chile, señor Zenteno, ha sido nombrado Gobernador del nuevo departamento. EL CORRESPONSAL.


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IL COMANDANCIA EN JEFE DE LAS FUERZAS DE OPERACIONES

sario lo hagan sin armas. Para el efecto puede usted ordenar le sean entregadas al señor Comandante don Ramón Vidaurre, evitando así toda desgracia. Dios guarde a usted.

DEL LITORAL BOLIVIANO.

Antofagasta,

E.

Febrero 14 de 1879.

ni.

Señor Prefecto: Considerando el Gobierno de Chile roto por parte de Bolivia el tratado de 1874, me ordena tomar posesión con las fuerzas de mi mando del territorio comprendido en el grado 23. A fin de evitar todo accidente desgraciado, espero que usted tomará las medidas necesarias ¡jara que nuestra posesión sea pacífica, contando usted con todas las garantías necesarias, como asimismo sus connacionales. Dios guarde a usted. E.

SOTOMAYOR.

PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA.

Antofagasta, Febrero 14 de 1879. Señor: Mandado por mi Gobierno a ocupar la Prefectura de este departamento, solo ¡joclré salir a la fuerza. Puede usted emjtlear ésta, que encontrará ciudadanos de Bolivia desarmados, pero dispuestos al sacrificio i al martirio. No hai fuerzas con cpie poder contrarrestar a tres vapores blindados de Chile; pero no abandonaremos este puerto sino cuando se consume la invasión armada. Desde ahora i para cuando haya motivo, protesto a nombre de Bolivia i de mi Gobierno contra el incalificable atentado que se realiza. Dios guarde a usted. SEVEKINO

ZAPATA.

SOTOMAYOR.

PROCLAMA DEL PREFECTO DEL DEPARTAMENTO,

A los nacionales: Ciudadanos: Enviado por el Gobierno de mi patria a desempeñar la Prefectura de este departamento, atravesando una época difícil, he sabido cumplir con los deberes de mi cargo, unido siempre a mis conciudadanos. Hoi se ha realizado un atentado incalificable, un escándalo que jamas se presenciará en pueblos civilizados. Sin fuerzas para combatir a los invasores que, alentados por nuestra debilidad hacen gala de entereza, usurpando derechos, hollando la dignidad del boliviano, aherreojando a las autoridades, consumando, en fin, un hecho que no necesita definirse para ser conocido en tocia su monstruosa deformidad e injusticia, ¿qué queda que hacer? Abandonar el territorio invadido, que no nos es posible defender, después de una solemne protesta a nombre de Bolivia, cuyos fueros han sido desconocidos a nombre de la América, que presencia espantada el ultraje que recibimos. Bolivianos: La primera autoridad, a nombre de la patria abofeteada, os llama a que os reunáis en torno del desgarrado pabellón de Bolivia, para repetir nuestra protesta, único camino que nos

deja la suerte.—(Firmado.)—SEVEIUNO Z A P A T A . —

(Firmado.)—RODOLFO S.

GALVARRO.

Antofagasta, Febrero 14 de 1879. Documentos oficiales.

COMANDANCIA EN JEFE DE LAS FUERZAS

ESPEDICIONAEIAS

REPÚBLICA

SOBRE EL LITORAL BOLIVIANO.

A atofagasta, Febrero 11¡. de 1879. Acabo de recibir su nota de hoi, i en contestación a ella creo es el caso de hacerle presente que, para evitar toda efusión de sangre, se sirva ordenar se haga entrega de las armas i tropa de su dependencia al Comandante don José Ramón Vidaurre. Respecto a las garantías a que he hecho referencia en mi nota anterior, puede tomar pasaje en el vapor del Sñique pasa para el Norte el 10, poniéndose de acuerdo con el que suscribe antes de verificarlo, por si así creyere conveniente. Dios guarde a usted. E.

SOTOMAYOR.

PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA.

Antofagasta,

U de Febrero de 1879.

Al señor Comandante de las fuerzas espedicionarias. Estando tomada esta plaza por las fuerzas de su mando i amotinado el populacho chileno, he creído conveniente que la fuerza de esta guarnición salga para Cobija por tierra. Así queda obviado todo inconveniente i salvada toda dificultad. El dia 10 partirá el suscrito i demás empleados al puerto de Cobija, cediendo a fuerza mayor. Dios guarde a usted. SEVEKINO COMANDANCIA EN JEFE DE LAS FUERZAS

DE

Antofagasta,

ZAPATA.

ESPEDICIONARIAS

DEL LITORAL BOLIVIANO.

Antofagasta, 14- de Febrero de 1879. Para que la tropa de mi mando estacionada en Mejillones no tome por enemigos hostiles al pasar por aquel jmerto los individuos de tropa que por su nota de hoi me dice usted marchan a Cobija por tierra, creo conveniente i nece-

CHILE.

Febrero 15 de 1879.

Publicamos a continuación los documentos oficiales dictados por las autoridades el dia de ayer: «Comandancia enjefe de operaciones sobre el litoral boliviano.—Antofagasta, Febrero 14 de 1879. Emilio Sotomayor, Comandante de las fuerzas de operaciones sobre el litoral boliviano, en virtud de las órdenes cpie tengo de mi Gobierno, he acordado i decreto: Nómbrase Gobernador Civil del litoral al señor clon Nicanor Zenteno. Publíquese por bando i comuniqúese.—E. SOTOMAYOR. REPÚBLICA

DE CHILE, GOBERNACIÓN DEL LITORAL NORTE.

DEL

Antofagasta., Febrero 14En esta fecha se ha decretado lo que sigue: nómbrase al señor Enrique Villegas subdelegado del mineral de Caracoles, en calidad de propietario, i al señor Ramón Spech como sustituto.—NICANOR ZENTENO.—Alejandro González, secretario. BANDO.—El señor coronel don Emilio Sotomayor, Comandante enjefe de las fuerzas estacionadas en el litoral: Conviniendo ál buen servicio público i a la seguridad de este departamento, armarlo en pié de guerra i tomar todas las precauciones necesarias para el objeto, he acordado i decreto: 1.° El jefe de Estado Mayor, teniente coronel don José Ramón Vidaurre, con los oficiales de su dependencia, procederán a la organización de dos batallones de la Guardia Nacional, compuesto de quinientas plazas cada uno, llevando la denominación de 1." i 2.° de Antofagasta. 2.° En virtud de lo dispuesto en el art. 156 de la Constitución del Estado, todos los ciudadanos en estado de cargar armas, pasarán desde el dia de mañana al cuartel del batallón de Artillería de Marina ¡jara enrolarse en la Guardia Nacional, cuyos rejistros quedarán abiertos desde esa fecha, desde las 9 de la mañana hasta las 2 de la tarde.


CAPITULO SEGUNDO.

Publíquese por bando, fíjese en los lugares de costumbre i comuniqúese a quienes corresponda para que llegue a conocimiento de todos. Antofagasta, Febrero 15 de 1879. El Comandante en Jefe.—E. SOTOMAYOR.—El ayudante jeneral.—J. M. Borgoño L. BANDO.—El domingo se publicó el siguiente: «GOBERNACIÓN DEL LITORAL DEL NORTE.

Antofagasta,

Febrero 22 ole 1879.

Esta Gobernación ha decretado lo que sigue: Señálase el término de tres 'dias para que los antiguos procuradores o los particulares en cuyo poder existan espedientes o documentos que correspondan a las oficinas públicas, los entreguen a alguno de los miembros de la comisión nombrada por decreto de fecha 14 del presente, bajo apercibimiento de poner a los infractores a disposición de la justicia ordinaria. Anótese i publíquese por bando e insértese en uno de los ¡Jeriódicos de la localidad.—ZENTENO.—Alejandro González P., secretario.» NOMBRAMIENTOS.

La Gobernación ha hecho los siguientes nombramientos: Para Antofagasta: secretario de la Gobernación, don Alejandro González;administrador de correos, don Clodomiro Vargas; Ministro de Aduana, don José Tomas Peña; comandante del gremio, don Antonio Olea Moreno; Comandante de policía, don B. Barrios; notario público i archivero, don Marcos Antonio Andrade; subdelegado del Salar del Carmen, don Alejandro Garin; de Caracoles, don Enrique Villegas, ¡iropietario; don Ramón Espech, suplente. El mas completo orden ha reinado anoche en la población; el pueblo ha estado a la altura de su deber.» Proclama del Gobernador

Zenteno.

GOBERNACIÓN DEL LITORAL DEL NORTE.

Antofagasta,

Febrero 14 de 1879.

Nicanor Zenteno, Gobernador departamental de este litoral, a los chilenos. Conciudadanos: La tenaz resistencia del Gobierno boliviano a escuchar los consejos de la prudencia, de la justicia i del americanismo que han inspirado al Gobierno chileno al querer dirimir amigablemente las cuestiones que han surjido entre ambas repúblicas, han decidido a nuestro Gobierno, en resguardo de la dignidad nacional, a tomar posesión por la fuerza de este litoral. El orden i compostura que habéis observado son un testimonio de vuestra conducta i de que sabréis continuar observando, en adelante, esa misma elevada actitud, con lo cual probáis que, si el Gobierno viene en defensa de la honra nacional, los chilenos aquí residentes saben ser nobles i jenerosos. Conciudadanos, salud! (Firmado.)—NICANOR ZENTENO.

Proclama al pueblo de Antofagasta. En todos tiempos i en todas circunstancias el pueblo chileno ha dado pruebas de cordura, de moderación i magnanimidad. Los sucesos adversos o favorables lo han encontrado siempre tranquilo i sereno. Siempre ha predominado en él el respeto a sí mismo i a los demás. Las circunstancias por que hoi atravesamos, por demás excepcionales, nos obligan mas que nunca a mantener incólume este lema, que es la divisa honrosa de todo chileno: orden, moderación i respeto. Hoi que, cobijados por el tricolor inmaculado, vencedor en cien combates, respiramos el aura de la patria, traída en las naves que se balancean en nuestra bahía, debemos esTOIMO

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forzarnos en manifestar, en toda su pureza, en todo su esplendor, esa divisa. Debemos esforzarnos en hacer llevadera la situación creada por nuestros descarriados hermanos, comprendiendo que nuestro mas imprescindible deber es mostrar que no sabemos vengarnos; que respetamos a todo el mundo como cumple a todo hombre civilizado, i que si la fuerza de los acontecimientos ha traído a estas playas la bandera chilena, ella trae también entre sus pliegues los mas nobles i jenerosos sentimientos. Que nadie arroje la mas leve sombra sobre esa bandera, cometiendo desórdenes, ni que por nada ni para nada recordemos las amarguras del pasado. Las propiedades particulares i las personas de los bolivianos son inviolables. ¿Qué importan los disgustos del pasado si el presente i el porvenir de este suelo es nuestro? Una vez mas: orden i moderación. ¡Viva el Gobierno de Chile que ha'sabido interpretar los sentimientos de los industriales chilenos que tanto han padecido bajo el dominio boliviano!

IVPARTES OFICIALES. MINISTERIO DE GUERRA. (COPIA.) Comandancia en Jefe de las fuerzas de operaciones sobre el litoral boliviano.

Antofagasta,

Febrero 14 de 1879.

Señor Ministro: A las seis de la mañana de hoi fondeamos en esta bahía con el blindado Almirante Cochrane. Acto continuo pasé al señor Prefecto de este litoral, don Severino Zapata, una nota en la que le hacia presente que en virtud de considerar roto el tratado de 6 de Agosto de 1874 por parte de Bolivia, tenia orden de mi Gobierno de tomar posesión de los territorios comprendidos en el grado 23, cuya operación estaba dispuesto a practicar en el acto. A las ocho i media de la mañaua ordené el desembarco de 100 hombres del batallón de Marina, al mando del sárjente mayor clon José Ramón Vidaurre, i 100 artilleros a las órdenes del capitán don Exeqniel Fuentes, mandado el todo por el qne suscribe i sus ayudantes don Javier Molina i capitán don José Manuel Borgoño L. Posesionado de la ciudad, recibí contestación a mi nota clirijida al señor Zapata, en la cual protestaba a nombre de su Gobierno ¡Dor la ocupación de este territorio. Después de varias comunicaciones con este señor, pedí entregara las armas en el cuartel del señor Vidaurre, pudiendo contar con todas las garantías necesarias compatibles con las circunstancias. Llenado mi objeto, procedí a promulgar un bando, dando a reconocer como Gobernador de este departamento de Caracoles al señor clon Nicanor Zenteno. Instalado este señor en su puesto, procedimos al nombramiento de las demás autoridades administrativas, a fin de dejar establecido el orden gubernativo conforme a nuestras instituciones. Para dar unidad al mando del señor Zenteno, hice marchar a Caracoles i Salar del Carmen al capitán don Francisco Carvallo, con 70 individuos de tropa, por ser el lugar de mas peligro en caso de un ataque por parte de Bolivia. La corbeta O'Higgins zarpará mañana para Mejillones i el Blanco Encáletela para Tocopilla i Cobija, a fin de dar protección a nuestros compatriotas i vijilar el litoral. Tengo el gusto de comunicar a V. S. que tocias estas operaciones se han verificado sin accidente alguno desgraciado, mostrándose los chilenos aquí residentes con la mayor cordura i moderación para con los bolivianos. Mañana procederé a la organización de la Guardia Nacional en esta ciudad i Caracoles, ocupando en ello parte del armamento que se embarcó a bordo de la O'Higgins. Al capitán de corbeta clon Javier Molina lo he nombra-


G U E R R A D E L PACIFICO.

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do Gobernador marítimo, con jurisdicción a los grados 23 i 24, comprendidos entre Mejillones i el puerto de Blanco Encalada, i capitán de puerto i jefe del Resguardo de A n tofagasta. Lo espuesto es lo que por ahora tengo el honor de comunicar a V. S . para su conocimiento. Dios guarde a V. S . — E . SOTOMAYOR.-—Conforme.— Moisés Vargas, oficial mayor.—Al señor Ministro de Guerra i Marina. (COPIA.)

Antofagosta,

Febrero 15 de 1879.

Señor Alejandro Fierro: Ayer, como a las 9 horas o 9| A. M., desembarcaron i tomaron posesión de este puerto 200 hombres de las fuerzas al mando del señor coronel don E. Sotomayor. Precedió a este acto un oficio al Prefecto, notificándole esta resolución. Nuestra tropa no esperó contestación, sino que entró sin resistencia a la plaza, en donde; se estacionó. Cruzáronse algunos oficios; intervine también yo, viendo personalmente al Prefecto, i se hizo sin resistencia la entrega de las armas. Él señor Sotomayor me nombró Gobernador civil de este litoral i he procedido a organizar provisionalmente el servicio mas nrjentc. He nombrado subdelegados para Mejillones, Caracoles, Salar, Carmen Alto, i tres para esta población que cuenta 8,000 habitantes. He nombrado también administrador de Aduana, de correos, jefe dejiolicía i demas empleados subalternos que he estimado necesarios. El comportamiento del pueblo i principalmente de la troj)a, ha sido ejemplar. No ha habido una sola víctima ni se ha derramado una sola gota de sangre. Parte del populacho, furioso contra aquellos que reconocía como sus verdugos, es decir, los que estaban sindicados de asesinatos contra chilenos, quería a toda costa atacarlos, pero se les hizo custodiar con bastante fuerza. Uno de ellos, que causó la muerte de un chileno azotándolo, i autor de otros desmanes, no se hallaba seguro donde se le custodiaba i pidió ser trasladado a otra parte. A pesar de que se le sacó custodiado por tropas i oficiales, el populacho cargó, i los custodiantes, incluso el oficial, recibieron algunas piedras. No hubo mas remedio que volverlo precipitadamente al cuartel. Todos nos hemos esmerado en evitar atropellos i en resguardar personas e intereses bolivianos. Sin mas, le saluda mui atentamente su afectísimo amigo i S. S. NICANOR ZENTENO.

VCONSULADO J ENE RAL DE LA REPÚBLICA DE BOLIVIA EN TACNA.

Febrero 19 de 1879. Al señor Ministro de Relaciones Esteriores.—La Paz. Señor Ministro: Debiendo llegar lioi el vapor del Sur al puerto de Arica, me constituí allí, a fin de obtener detalles sobre los sucesos de nuestro litoral, los que me apresuro a trasmitir a ese Ministerio. El 14 de Febrero corriente ha tenido lugar el mas inaudito suceso en el litoral boliviano. Aunque sin las fuerzas suficientes para hacer una relación que corresponda a la magnitud i trascendencia del crimen perpetrado por el Gobierno de Chile, procuraré, al menos, hacer un bosquejo informe de eso acontecimiento, que lia sido i será el baldón i la ignominia del Gabinete de Chile. En ese dia aciago i de eterna memoria para los fastos de toda la América, se ha presentado la escuadra de Chile en las aguas de nuestro ¡merto de Autofagasta con una fuerza mas o menos de 800 hombres i sin previa declaratoria de guerra ni forma alguna, el jefe de esaespedicion filibustera ha intimado al señor Prefecto del departamento litoral la entrega de la plaza de Antofagasta, haciendo saber que a

nombre de su Gobierno iba a tomar posesión del litoral boliviano hasta el grado 23, por hallarse roto el tratado de 1874. Antes de que se contestara semejante intimación i con una alevosía inaudita, desembarcaron, acto continuo,. 250 hombres armados i tomaron posesión del puerto, en medio de la algazara i gritería de la muchedumbre chilena; en seguida, esta plebe, acompañada de algunos soldados, izó el estandarte chileno en todos los edificios públicos, lanzando gritos de amenaza i muerte contra todos los bolivianos. A este acto de piratería, se agrega el mas horrendo ultraje que puede inferirse a una nación: en presencia del señor Prefecto del departamento i habiéndose invadido de antemano el local de la prefectura, se arrojó al suelo por el populacho de Chile el escudo de armas boliviano, se le hizo pedazos i se le holló de la manera mas villana i ruin, al frente.de la tropa chilena, que no solamente no impidió aquel hecho, sino que lo contempló con calma i satisfacción. El mismo señor Prefecto, insultado i vejado por esa borda salvaje, logró apenas retirarse al Consulado del Perú, juntamente con el señor Comandante Jeu eral. En el cuartel de Antofagasta, deduciendo a los enfermos i a los soldados destinados a la policía i cárcel, no habia mas que unos cuarenta hombres mal armados, que tuvieron que retirarse por orden de la autoridad competente, bajo la amenaza de ser pasados a cuchillo por los rotos chilenos. Ni los reclamos enérjicos hechos ante el titulado Gobernador del distrito de Autofagasta, don Nicanor Zenteno, por algunos bolivianos, ni la actitud prudente i moderada de estos últimos, fueron suficientes para contener la furia de los rotos que, apoyados por sus sayones, injuriaban, maltrataban i escarnecían a algunos bolivianos que habían desempeñado cargos públicos. En todo ese dia se repitieron las hostilidades de hecho i de palabras contra los bolivianos, de los que muchos salvaron milagrosamente su vida. A l mismo tiempo se intimó a las autoridades para que desocuparan el puerto en el primer vapor que pasara, por la bahía. Dos dias de sufrimiento i tortura padecieron los nacionales, i por fin en el vapor del 10 se embarcaron muchos de ellos con dirección a Cobija, Tocopilla i otros puertos del • Perú. El mismo dia 14, los famosos batalladores chilenos mandaron cien hombres a tomar Caracoles, i se ha sabido que en Carmen Alto se han cometido asesinatos atroces con los bolivianos indefensos que trabajaban en las salitreras, sin perdonar ni aun a las mujeres. Se dice que los empleados de aquel mineral se han retirado a Calama. El señor Prefecto, el señor Comandante Jeneral, el señor coronel Valdivieso i demás militares, se han estacionado en Cobija; los demás empleados se han diseminado eu distintos puntos de la costa boliviana i peruanaLa escuadra chilena consta de dos buques de guerra denominados Blanco Encalada i Lord. CocJt.rane que por sus dimensiones parecen que fueran de importancia, aunque hasta ahora sus marinos i sus cañones no cuentan con combate naval alguno: ademas tienen tres buques pequeños que no pueden servir sino como fantasmas. No omitiré manifestar a ese Ministerio que el referido dia 10, en que salieron casi todos los bolivianos de Antofagasta, el Blanco Encalada siguió de cerca al vapor en que se encontraban éstos i fondeó al mismo tiempo en el puerto de Cobija, donde quedó estacionado, sin conocerse su objeto ni la actitud que debia tomar: parece que esperaba la salida del vapor para descubrir el motivo que lo llevaba allí. El rumor que corría eu Antofagasta i que los mismos invasores no tenían inconveniente de manifestar, era que la usurpación iba a estenderse hasta el Loa. Los tres Diputados del litoral boliviano han hecho una protesta enérjica contra la invasión criminal de Chile i todos los bolivianos han obrado de igual manera, lanzando una interpelación llena de amargura e indignación a todo el ¡tais, para castigar severamente a los piratas sud-americauos. Ambos documentos han sido publicados por la prensa i no pueden menos que conmover las fibras mas


CAPITULO SEGUNDO. delicadas del sentimiento nacional i producir una honda i terrible impresión. Tal es, señor, el triste cuadro de los últimos sucesos del litoral, referido tanto por los nacionales, como por los estranjeros que han llegado el dia de hoi por el vapor Amazonas al puerto de Arica. Con toda consideración, soi de usted muí atento servidor. MANUEL GRANIER. CONSULADO JENKKAL DE LA REPÚBLICA BOLIVIANA.

Tacna,

Febrero

20 de

1879.

Al señor Ministro de Relaciones Estertores.—La Paz. Señor Ministro: Confirmo los oficios que el dia de ayer dirijia a ese Ministerio, por medio de uu extraordinario. El dia de ayer se ha presentado ante este Consulado la mayor parte de los bolivianos que desembarcaron ayer en Arica, i todos ellos, ai referir los atentados que he comunicado a ese Ministerio, al frente del ultraje i persecución de que han sido víctimas, recuerdan con gratitud i reconocimiento las manifestaciones que han recibido de los ciudadanos peruanos en el puerto de Iquique. Animados de sentimientos nobles i elevados, los hijos de ese activo i laborioso puerto no han podido menos que rechazar con indignación la actitud usurpadora del Gobierno de Chile sobre nuestro litoral. Igual impresión se deja sentir en esta importante población. Tampoco debo omitir manifestar a usted que la conducta del señor Cónsul del Perú en Antofagasta, doctor Manuel M. Seguin, no ha podido ser mas digna ni mas protectora para nuestros compatriotas. Perseguidos éstos por la rotería chilena, encontraron allí desde el momento de la invasión un asilo protector contra el insulto i el puñal. Aun no he recibido noticias exactas de todas las desgracias acaecidas; solo se sabe que en Antofagasta fueron cruelmente asesinados el sarjento Antequera i su esposa i que la noche del 1-1 se cometieron un sin número de robos i atentados; que en Carmen Alto se dio muerte a cuchillo a cnar.ro individuos i se maltrató i mortificó a Los trabajadores bolivianos que existen en aquellas salitreras. Respecto a Caracoles, no hai mas noticias que las que tuve el honor de comunicar a usted con fecha de ayer. Acompañando a este oficio la publicación de todos los actos que tengo comunicado*, me repito del señor Ministro mui atento servidor. MANUEL GRANIUIÍ. CONSULADO DE «OLIVIA.

Iqalquc,

Febrero

18 de

1879.

Ai ssñor Ministro do Litado en el despacho de Relaciones Estertores de L'olivia.

Señor Ministro: Cuando este Vice-consuiado hacia, esfuerzos supremos a fin de ayudar con un auxilio a los depártamelos del interior de la República que sufren el flajelo del hambre; cuando todos ios habitantes de las naciones estranjeras nos esrendian la mano protectora para atenuar las consecuencias de la seca, ha venido a turbar su reposo las pretensiones de Chile, cuyo carácter ambicioso i desleal es felizin.'ute conocido del continente americano. El telegrama adjunto, hará conocer a usted que el 14 del actuah después de intimar, com i se dice, a la Prefectura,, la entrega de Antofagasta, tomaron posesión de dicho puerto por la presión de la fuerza.; i son aquellos mismos, señor Ministro, que vergonzosamente i despavoridos huyeron a la sola vista de la escuadra arjeutiua. Este proceder inaudito i mil veces alevoso, emblema característico de aquella rejrítblica, no puede menos que sublevar la sangre de todo boliviano i hacer latir el corazón de patriotismo, al considerar la reivindicación del honor nacional, i sucumbir •con honra antes que permitir tan incalificable ultraje. Cumplo también con el deber de poner en conocimiento

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de usted, para que lo trasmita al señor Presidente de la República, que toda la colonia boliviana residente en este departamento, i en unmimero considerable, está dominada con un vehemente entusiasmo i lista para marchar en defensa de la nación, esperando solamente órdenes superiores. Ruego al señor Ministro, i por su digno órgano al señor Presidente, acepten estos sentimientos con mas la renuncia formal que hace el suscrito a fin de ir a combatir como soldado en las filas del ejército para lo que, después de aceptada dicha renuncia del Vice-consulado, le señale su puesto. Con este motivo, me es honroso reiterar a usted los sentimientos de alta i distinguida consideración con que me es grato suscribirme del señor Ministro, atento i seguro servidor. JUAN BALSA.

VI

Proclama al pueblo <lc Valparaíso. «.¡Al pueblo!—En los momentos en que se aguardaba la contestación del Gobierno de Bolivia al ultimátum en que se le exijia perentoriamente que suspendiese los efectos de la lei inicua que gravaba con impuesto la esportacion del salitre, el Presidente Daza i sus Ministros han creído encontrar una escapatoria injeniosa i afortunada. -—No habrá impuesto, han dicho; pero las salitreras serán arrebatadas a sus actuales propietarios chilenos i pasarán a manos del Gobierno de Bolivia. No gravaremos la industria chilena, pero procederemos a la espoliacion de las propiedades que representan en el litoral boliviano la industria, la intelijencia i el capital de Chile. Eso significa agregar el salteo al abuso, i el ultraje de la burla al ultraje del atentado. I el Gobierno de Bolivia ha llegado a esperar que la grosera jugarreta bastaría para satisfacer al de Chile i para paralizar el brazo i estraviar el criterio público de nuestro país. En honor de nuestros gobernantes i en desagravio de la opinión ofendida, podemos anunciar que el guante tirado desde La Paz ha sido reeojido, que se ha mandado retirar nuestra Legación en Bolivia i que ha sido espedida a los jefes de nuestras tropas en el norte la orden de ocupar el litoral donde flameaba antes de 18fio el noble tricolor de Chile. Ciudadanos: tributemos al Gobierno nuestro aplauso sincero i prestémosle caloroso apoyo miéutras se mantenga, como se asegura que lo hace en estos momentos, a la altura del sentimiento natural i de los altos deberes de la situación. Hagamos llegar a él, con los mil ecos del niecting, las manifestaciones de un pueblo varonil, que se sentirá satisfecho i bien representado en el poder mientras vea defendidos con entereza el prestijio, la honra i los intereses de Chile. Que nos vean i oigan en la actitud propia de buenos hijos de Chile los depositarios de la autoridad. Reunámonos hoi, en (d glorioso aniversario de Chacabuco, en la plaza de la Intendencia, el número suficiente para convencer al Gobierno i a la América de que viven en Chile, el 12 de Febrero de 1879, hombres que no desdicen de los (pie se sacrificaron por la patriad 12 de Febrero de 1817. Acudid, ciudadanos, al nieeting del patriotismo, al meeting de aliento, al meeting de reconciliación entre pueblo i Gobierno. A la plaza de la Intendencia, hoi a la plaza de la Intendencia, a las dos de la tarde del 12 de Febrero.»

Volpa raí so, Febrero

12.

Hé aquí la circular que el Ministerio del Interior lia dirijido a los Intendentes i Gobernadores:

«Valparaíso,

Febrero

12 de

1879.

12 hs. 20 ms. P. M.—El Gobierno de Bolivia, desentendiéndose de nuestras reclamaciones, ha decretado la expro-


G U E R R A D E L PACIFICO.

60

piacion de nuestros nacionales, apoderándose de las salitreras sin dar esplicacion alguna. El Gobierno de Chile ha retirado a nuestro Ministro i las tropas de la república están ya en marcha para ocupar a Antofagasta i demás puntos que convenga. B.

PRATS.»

Uleeting i discursos el 12 de Febrero. Con prudente cálculo avaluamos en 6,500 a 7,000 el número de los concurrentes; mas caben en el valle de Josafat; pero allá se verificará el juicio universal i ayer se ventilaba tan solo un gran juicio internacional. La antigua plaza de la Intendencia se encontraba atochada de espectadores ; los edificios vecinos, el correo, el Café Americano, la Intendencia, el Club Francés i todos los puntos restantes no habrían dado lugar para una docena mas de concurrentes. El entusiasmo que reinaba entre el pueblo i recorría como poderosa corriente eléctrica el campo donde se libraba la importante batalla de la opinión, rayaba a veces en delirio; solo viendo al pueblo chileno en las grandes manifestaciones de su patriotismo, se comprende como ese pueblo pacífico, que no acostumbra guerrear sino las nobles batallas de la industria, puede formar ejércitos de leones, que se lanzan al combate con toda la enerjía i todo el ardimiento que ha dejado impresas sus eternas huellas en los campos del Bnin i Yungai, de Chacabuco i Maipú, i hasta en los tristemente célebres de Loncomilla i Lircai. Poco antes de las dos de la tarde, llegaban los oradores a la plaza de la Intendencia; poco después de las dos de la tarde, se presentaban a hablar al público desde las ventanas del Café Americano. Un viva estruendoso saludó la aparición de don Isidoro Errázuriz; jioco después, un segundo aplauso lauzaclo por 7,000 ¡ patriotas saludaba al señor Lira, don Máximo. Los discursos de ambos levantaron tempestades de entusiasmo, cuyas oleadas rebotaban en las murallas del palacio i llevaban los ecos del patriotismo irritado hasta los oidos de los directores de Chile. No necesitamos decir si fué elocuente la palabra i si fué altiva la actitud de los oradores; conocidas son las dotes de esos dos príncipes de nuestra elocuencia parlamentaria i tribunicia. I luego, el entusiasmo de sus almas, retempladas al fuego del amor patrio, no podía ser sino el eco, el reflejo, la palabra del entusiasmo varonil de todo el pueblo chileno. Razón tuvo el señor Errázuriz para declararse en esos momentos el porta-voz de toda la nación chilena, que llevaba su palabra de aliento i de consejo hasta las alturas del Olimpo en que divisamos a los que debemos creer, de hoi en mas, protectores de los intereses i del honor de Chile. Damos a continuación los discursos de ambos oradores, que eran a cada momento interrumpidos por los aplausos de la concurrencia: DON ISIDORO ERRÁZURIZ.

¡Ciudadanos! Cada vez que la campana de la alarma nacional ha llenado con sus ecos solemnes los ámbitos del pais, anunciando que ha llegado para los hijos de Chile una hora de prueba i de sacrificio, la primera de las ciudades que se ha presentado a ocupar el puesto del deber ha sido la de Valparaíso. Hace cuarenta años, en una época que pertenece a la historia i de la cual hablan enternecidas a sus hijos las madres chilenas, atravesó las calles de Valparaíso el ejército encargado de abrir la campaña contra el poder de la Confederación Perú-boliviana; i aquí se impregnó de ese espíritu heroico i levantado i de esa resolución invencible que lo hizo capaz de destruir en diez meses un solio que descansaba sobre 12,000 bayonetas i de derribar un coloso de ambición i de iniquidad. De nuevo, en 1865, se presentó en nuestra bahía un enemigo poderoso en son de amenaza i de provocación, i fué el pueblo de Valparaíso el primero que devolvió el re-

to, i en una mañana inolvidable de Setiembre se vio a las madres, las esposas i las hermanas de los porteños, desplegar en la playa el pabellón i entonar el himno de la patria, a la faz del adversario que traia a nuestro pueblo el bloqueo i el bombardeo. Finalmente, en época mas reciente, ha sido Valparaíso la primera ciudad de la república que ha formulado enérjica advertencia contra la jjolítica de contemporizaciones i concesiones sin término que ha predominado durante tantos años i que nos ha hecho bajar del alto puesto que ocupábamos eu la escala de las naciones sud-americanas. Culpa de Valparaíso no ha sido si esa política ha prevalecido sin contrapeso, si hemos estado arrancando, uno tras otro, jirones de nuestra dignidad i de nuestro territorio, si hemos vivido huyendo de la tempestad, como bajel desmantelado, en vez de desafiarla i de hacer frente a ella cual corresponde a una nación digna. Hoi mismo nos encontramos saboreando uno de los frutos amargos de la política que siempre ha condenado la opinión de Valparaíso. En 1866 estaban ya a la moda las concesiones dolorosas para el patriotismo. En 1866 se conocía i practicaba ya el sistema de denigrar i desacreditar las posesiones que se pretendía entregar al estranjero. Nuestros políticos i hasta nuestros sabios afirmaban que el desierto de Atacama era un arenal improductivo i maldito; i sin embargo los cateadores chilenos, animosa vanguardia de la industria i de la civilización, lo recorrían en bandadas, persiguiendo las huellas seguras del cobre i el salitre, i en la portada del desierto se abre la bahía de Mejillones, la primera del Pacífico del Sur. Cedimos esa rejion a Bolivia en cambio de ciertas concesiones. ¿I cuál fué nuestra recompensa? ¿Gratitud, adhesión, siquiera lealtad? No, porque desde el dia signicnte comenzó Bolivia a aplicar tenazmente en sus relaciones con nosotros un sistema de política que consistía en mantener i respetar todas las disposiciones del tratado favorables a ese pais i en considerar como nulo i no escrito todo lo que favorecia a Chile. Las exijencias bolivianas nos arrastraron a nuevas concesiones, i en 1874 firmamos el tratado cu virtud del cual renunciamos a la parte que se nos reconoció en 1866 en los productos de las aduanas del litoral, i consentimos en que se redujese las ventajas de Chile a la participación en el producto de las huaneras i en franquicias e inmunidades para las personas, las industrias i los capitales chilenos establecidos en el litoral. Ni esto siquiera ha sido respetado por Bolivia. Las concesiones otorgadas en virtud de un pacto solemne le parecieron insoportables, i aprovechó el momento en que nos suponía envueltos en complicaciones bélicas con la República Arjentiua, para dictar i aplicar una leí gravando con un impuesto indebido la esportacion del salitre. I a las reclamaciones entablad-as por nuestro pais, llevando en la mano el pacto, ha contestado en último término declarando que se hará justicia, que no habrá impuesto, pero echando, al mismo tiempo, el guante a las propiedades de la Compañía Salitrera. Es decir, que no ha bastado a Bolivia hacerse ceder por Chile el territorio. Su ambicioso plan se estiende a la esppliaciou de las propiedades de los chilenos en el litoral. En pos del despojo de las salitreras vendrá el de las ricas propiedades de minas, i así, en poco tiempo, no quedarán allí ni rastros de la riqueza acumulada merced a la intelijencia, al coraje, al sudor i a la sangre de los chilenos. Hé aquí, ciudadanos, el fruto lejítimo de la política débil i contemporizadora. Hé aquí, también, por quó nos hemos reunido hoi, en uno de los grandes aniversarios de la patria, a cielo descubierto, con el Pacífico a la vista i en presencia de nuestros gobernantes, i les preguntamos, con las mil voces del pueblo, si ha de seguir imperando la política que tan funesta ha sido al pais, o si creen que es necesario entrar con resolución al camino que les señala el sentimiento unánime de la nación, si hemos de resignarnos a soportar sin término la afrenta i el abuso o si piensan


CAPITULO SEGUNDO.

que lia llegado la liora de estender sobre el territorio que fué un dia chileno, como un arco-iris de paz, de justicia i de civilización, el noble tricolor de Chile. Vemos, afortunadamente, que ha cesado el desacuerdo entre la autoridad i la nación, que la política de contemporización ha sido abandonada resueltamente, i que hoi mismo, en el aniversario del 12 de Febrero de 1817, ha debido zarpar de Caldera la escuadrilla que conduce las tropas encargadas de plantar la bandera chilena en la playa de Antofagasta. Si es así, puede contar el Gobierno con la seguridad de encontrar en el pais cooperación i apoyo ilimitados. Impuesto, soldados, corriente poderosa de entusiasmo i vigor, —todo el tesoro del patriotismo de una nación estará a su alcance. Pero debe tener presente, al mismo tiempo, que se halla al frente de una opinión decidida a ejercer severa vijilancia, a formar una sola masa para aplastar las maniobras i las influencias mezquinas, a ser un solo corazón para resistir a las pruebas i al sacrificio, a ser un solo brazo para levantar bien alto la espada i escarmentar a sus enemigos. Creyendo, ahora, interpretar fielmente la opinión de los millares de ciudadanos aquí reunidos, propongo a vuestra aprobación las siguientes conclusiones, que deben ser consideradas como la fiel espresion del sentimiento público porteño en las presentes circunstancias. DON MÁXIMO E. LIRA.

Ciudadanos:—Si los momentos actuales pudieran ser de recriminaciones, me seria mui fácil demostraros con lo que está ocurriendo, que las naciones nunca abandonan impunemente el camino ancho i recto de la dignidad en sus relaciones internacionales. Si todo reproche no fuera ahora intempestivo, yo os probaria de un modo palpable que estas son las consecuencias necesarias e inevitables del primer paso dado en falso, del primer desfallecimiento, de la primera debilidad, de la primera caida. Lo digo con la convicción mas profunda, i creo que mi opinión será también la vuestra: el conflicto boliviano snrjió con la retirada de Santa Cruz; las insolencias bolivianas en el Pacífico han sido un efecto de nuestras debilidades en el Atlántico; acá se pretende robarnos porque allá nos dejamos despojar. Fué eso lo que vio Valparaíso, con la alta previsión de los pueblos viriles, cuando vino a este mismo lugar a comunicar su espíritu levantado a los conductores del pais: a suplicarles que no arriasen la bandera nacional ante la insolencia estraujera; a pedir al vencedor inmortalizado en esa estatua que continúe protejiéndonos con su sombra i con el ejemplo de sus acciones, i que inspire en los que le han heredado en el puesto de defensores de la patria aquellas jenerosas ideas i aquellas altas resoluciones que lo elevaron a él hasta ese pedestal i dieron a Chile un lugar prominente entre los pueblos snd-americanos. Pero ya que aquel error es irreparable, echemos por ahora el velo del olvido sobre el pasado i conservemos de aquellos tristes sucesos solo un recuerdo que nos sirva de enseñanza saludable. Conservemos el remordimiento de aquellas debilidades como un estímulo para volver a ser fuertes, i saquemos de la vergüenza de aquella caida la noble resolución de levantarnos. I nunca, señores, hubo dia mas propicio que el presente para empezar la obra de nuestra redención. Chacabuco, bien lo sabéis vosotros, fué el desquite de Rancagua; la victoria de 1817 fué la reparación de la derrota de 1814; i si el 12 de Febrero mereció ser esculpido con letras de oro en los anales de las glorias chilenas, fué porque en aquel dia memorable los caídos se levantaron, los débiles probaron qne habían recuperado sus fuerzas i la regeneración comenzó. Hagamos, pues, en el auiversario glorioso de aquella fecha, el voto solemne de imitar en cuanto nos sea dable aquellos esfuerzos, aquellos sacrificios i aquel heroísmo. Que el eco de aquellas proezas sea para vosotros la voz

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omnipotente que gritó en las puertas del sepulcro:—«¡Lázaro, levántate!» voz que fué obedecida i que realizo el milagro portentoso de una resurrección! Ciudadanos: no fué Chile quien provocó el presente conflicto; no fué Chile quien faltó a la fe jurada; no fué Chile quien, movido por instintos de innoble codicia, ha preten-* elido consumar en el litoral un acto de verdadero vandalaje. Somos nosotros los provocados, nosotros los engañados, nosotros los despojados. Un dia se oyó en los tristes desiertos de Bolivia el ruido de unos pasos repercutidos por los ecos prolongados de aquellas pavorosas soledades. Eran, señores, los pasos atrevidos de los esploradores chilenos que iban a arrancar a aquella tierra, que parecía maldita, el secreto de los tesoros que ocultaba en su seno. Mas tarde se oyó en esos mismos desiertos el ruido déla azada, de la barreta i del combo. Eran los industriales chilenos, eran los peones chilenos que habían llevado a aquellas soledades la industria activa, el trabajo fecundo, el progreso i la civilización universal. I después se escucharon allí todavía los agudos silbidos de la locomotora i los multiplicados rumores de un enjambre de hombres de acción, cuyo jenio creador logró hacer del desierto un emporio de riqueza, i de aquellos arenales un campo abierto a las manifestaciones mas atrevidas de la actividad humana. Señores: ese suelo conquistado por el jenio emprendedor de nuestros conciudadanos; ese suelo regado con el sudor fecundo de nuestros obreros; aquella creación de la actividad de un pueblo esencialmente trabajador, es lo que se nos quiere arrebatar. ¿Para qué? Para que esas riquezas, que son nuestras, porque son el fruto de nuestro trabajo, vayan a alimentar los ocios corruptores de gobernantes que viven en la perpetua orjía del licor i de la sangre, con mengua del nombre americano i de la avanzada civilización de este continente. Pero eso es lo qne Chile no debe, lo que Chile no puede permitir, porque aquello es su obra, aquello es su creación, aquello es su conquista, i en conservarla para la humanidad civilizada está cifrada nuestra honra. Nunca hubo reivindicación mas necesaria ni mas lejítima! Ciudadanos: tendremos un aplauso para los gobernantes que mantengan con firmeza los derechos i el honor de Chile; tendremos maldiciones para los que vayan nuevamente a pedir consejos a la debilidad!» CONCLUSIONES.—Hé aquí las leídas por el señor Errázuriz i aprobadas ayer por aclamación: «El pueblo de Valparaíso, reunido en meeting para ocuparse de la cuestión suscitada con Bolivia, acuerda: 1.° Escitar al Gobierno a que proceda, con actividad i enerjía, a prestar el amparo de las armas nacionales a los industriales chilenos que se hallan espnestos a gravámenes injustos i odiosa espoliacion en el litoral de Bolivia; 2.° Manifestar, al mismo tiempo, que ese propósito no se realizará por completo, en su concepto, mientras Chile no haga valer los derechos que le confiere la ruptura de los tratados de 1866 i 1874 sobre el territorio que cedió a Bolivia en virtud de este pacto; 3.° Tributar un voto de aplauso al Gobierno por su conducta patriótica al declarar roto el tratado con Bolivia a consecuencia de las infracciones qne de él ha cometido aquella nación.» ADHESIONES.—El señor Errázuriz dio cuenta del sisiguiente telegrama remitido desde Santiago: «Santiago, Febrero 12 de 1879. Señor don Isidoro Errázuriz: Tenga la bondad de hacer presente nuestra entusiasta adhesión al meeting que tendrá lugar hoi en ésa con motivo de la actitud del Gobierno en los asuntos con Bolivia. —J". Luis Claro.—C. Pérez.—Silverio Villalon.—Lorenzo C. Pérez.—Juan Francisco Aliéneles.—Nicanor Bravo.—José Ignacio Bravo.—Jorje Portera


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GUERRA. D E L P A C I F I C O .

VIIToma «le posesión de Caracoles.

ACTA. REPÚBLICA DE CHILE.

En el mineral de Caracoles, a 16 dias del mes de Febrero de 1S79, reunidos en la sala de la ex-subprefectura, los señores Francisco Carvallo, capitau de ejército de Chile i ComanREPÚBLICA DE CHILE. dante de la división espedicionaria sobre Caracoles; Enrique Villegas, subdelegado nombrado por el Gobernador chileno Sublelegacion de Caracoles, Febrero 17 de 1879. del departamento litoral del norte, i Román Espedí, subTongo en conocimiento de V. S. que ayer domingo, a las delegado sustituto del mismo, ante los testigos que firman doce del dia, hizo su entrada a este mineral i fué ocupada a continuación i un numeroso vecindario, declararon que la Placilla por las fuerzas espedieionarias sobre Caracoles, tomabau posesión de este territorio a nombre del Gobierno al mando del capitán don Francisco Carvallo. Las autori- de Chile, i, por lo tanto, ipiedau en posesión de sus respectidades bolivianas, asi como la guarnición, evacuáronla Plavos cargos los citados funcionarios en conformidad a la cilla en la noche anterior, dejando abandonada la población constitución i leyes chilenas. después de dar libertad a los presos. Así lo dijeron, i en ejercicio de la toma de posesión que Un inmenso jentío, en su totalidad chileno, ocupaba el hadan a nombre del Gobierno de Chile, euarbolaron el edificio de la ex-suprefectura, la plaza i calles adyacentes; pabellón chileno i acordaron publicar por bando, comunien varios edificios se veia flamear el tricolor chileno, i una car al Supremo Gobierno i archivar la presente acta, que banda de música improvisada salió a encontrar al Coman- firman con testigos.—Francisco Carvallo.—Enrique Vidante de la espedirá.>n, que, acompañado del infrascrito i llegas.—Román Espedí-.—JoséM. Walker.—Juan- Francerca de cincuenta personas de lo mas respetable de este cisco Campaña.—Gabrid- Dinator.—Manuel Rodrigues. vecindario, se adelantó de la tropa para entrar en la pobla—Domingo González.—R. J. Ba-nados.—/. del C. Orreción. A la entrada del pueblo la banda nos acompañó togo.—Cayetano Pizarra.—JoséD. Toledo.—B. Caraba licando la Canción Nacional hasta la casa de Gobierno, donde tes.—Pedro Nilo Mad/triaga.—José A. Pazo.—Enrique algunos chilenos habían izado ya el pabellón nacional. Larca M.—Luis C. Carvallo.—Benito Quezada.—Andrés Llegados a la plaza i tomada, posesión del pueblo, se le- Ahumada.—Manuel D. Guzman.—Pedro H. Bwtos.— vantó el acta que en copia acompaño. Poco después entró Justo Cavada.—José R. Cosa-nova.—Domingo Várela. la tropa, que hice acuartelar provisionalmente en el piso —Juan R. Meza.—Juan M. Peña.—Nicolás Finio.—M. bajo de la casa de Gobierno, donde queda instalada la subVillegas.—Pedro R, Olivares.—Lorenzo Ochoa —Enridelegado'.). qué,Cavada.—José Tomas2° Cortés.—Benjamín NavarDesdo que tomé posesión de mi cargo, hice que se pu- rete.—(Siguenciento cincuenta i una firmas.) blicase por b.iudo el decreto de V. S. que nombra, subdelegado propietario i sustituto, i el acta de posesión, i proProclama a l pueblo de Caracoles. cedí a tomar las medidas del caso para la seguridad i Acabáis, señores, de presenciar uno de esos actos solemorden público. He nombrado Comandante de policía a don nes que hacen época en la vida de los pueblos: la toma de Claudio Martínez Ramos, quien tomó inmediatamente poposesión de este territorio a 'nombre del Gobierno de sesión de su cargo i procedió a organizar el cuerpo de su Chile. mando; he nombrado siete inspectores en las personas de La significación de este acto es que hoi pisáis un suelo los señores don Pedro José Vega, don Daniel González, chileno que hasta ayer habia dejado de serlo, i que el padon Daniel Escobar, don Manuel Calvo, don Máximo Mebellón chileno cobija vuestras personas i vuestras propielendez,dou José Miguel Pinto i don Flavio Sauvedra, a los dades. Los antecedentes de Chile os garantizan esas segucuales he señalado jurisdicción provisoria hasta que se haga ridades, i nosotros, ajeiites de ese Gobierno, consecuentes la división de esta sección en los distritos correspondientes. a esos principios, os prometemos que seremos los mas Con el fin de poner en seguridad los protocolos de los celosos guardianes de la lei i del derecho, i trataremos de notarios i archivos de los juzgados, he nombrado una co- inspiraros la confianza de que es acreedor el Gobierno de misión compuesta de los señores don Benjamín Navarrete que dependemos. i don Peh'o Godoi para que los recojan i depositen en poEl Gobierno de Chile, que comprende i sabe por espeder de D. Marcio Delgado hasta queV. S . me dé las instrucriencia propia que el trabajo es la principal fuente de la ciones del caso. Con idéntico objeto he nombrado una coriqueza de las nadones, ha sido i es su mas celoso protecmisión compuesta de los señores don Marcio Delgado, don Luis Carvallo, don J<.KÓ H i j a s Casa;v>va, don Juan Rosa tor, i por lo tanto desea que todo individuo que pise su territorio, cualquiera que sea su nacionalidad, encuentre Mena i don Juan Manuel Peña, ¡tara que se haga cargo i garantías de todo jénero, i miraría con mucho disgusto que administre los fondos municipales bajo la presidencia del algún ciudadano chileno mancillase su nacionalidad, coninfrascrito, mientras el Supremo Gobierno determina lo traviniendo a su deseo, ya sea ejerciendo alguna venganza, conveniente. ya sea cometiendo algún desmán en las personas e intereDe todas estas piezas acompaño copia. ses, de los no chilenos. Aun cuando entre los Gobiernos El orden público no ha sido alterado en lo menor i el surjan emerjencias, los pueblos republicanos deben confracomportamiento del pueblo es digno del mayor elojio. Toternizar i respetarse mutuamente; así, pues, señores, os das las faenas siguen su curso normal, i me complazco en rogamos que volváis tranquilos a vuestras faenas i guarcomunicar a V. S. que ningún incidente, ni aun de policía, déis el mejor orden i mayor moderación, de lo cual trataha turbado el entusiasmo i alegría sin límites que reina en remos de daros el ejemplo.—F. CARVALLO.—E. VILLEGAS. to.lo el vecindario. R. ESPECH. Hoi a las once del dia se celebrará en el templo de la Placilla una misa de gracias i Te Deum por la feliz ocupación de este territorio. VIIL Para, terminar, debo decir a V. S. que, en el acto de haA LA NACIOX, AL SOBERANO CONGRESO I AL GOBIERNO NAber abandonado el pueblo las autoridades bolivianas, el veCIONAL. cindario mas respetable organizó una, guardia de seguridad que fué la que vijiló la población e hizo mantener el orden El dia 14 i siguientes del presente, el Gobierno de Chile hasta, la llegada de la fuerza espedicionaria. se apoderó por asalto, sin ninguna forma de derecho, i sin Dios guarde a V. S. previa declaratoria de guerra, de nuestros florecientes E. VILLEGAS. puertos de Antofagasta i Mejillones i el rico mineral de Al seüor Gobernador Departamental de Antofagasta." Caracoles, traicionando las relaciones de amistad con BuHe aquí el parte oficial que ha recibido el Gobierno:


CAPITULO SEGUNDO.

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hasta el Loa, no solo partió con sus fementidos amigos i livia, i la confraternidad americana, depositadas en pactos hermanos sus tierras i sus productos, sino que fué iudulinternacionales, sagrados e inviolables. Renunciamos, por ahora, a consignar los crímenes come- jente i magnánima hasta con los turbiones i los vicios inauditos de sus jentes i de sus rotos, peripecias aterradotidos por los invasores que cruelmente han hecho correr láras de la humanidad. Los abusos, los robos, los asesinatos grimas i sangre. Nos basta poner nuestra santa causa bajo mas detestables; el virus que, como la carcoma, roe todas el emparo de la eterna justicia de Dios. las entrañas de la vida, todo supo perdonar i lamentar la La conciencia americana escarnecida en la alevosa victihospitalaria índole del boliviano con los yanhees de burla mación de la soberanía, dignidad e integridad de Bolivia, que invaden costas desiertas e indefensas, jior la sinrazón sabrá fallar sobre el atentado sin ejemplo cometido por i la fuerza de los alevosos i los cobardes... Chile. Los representantes nacionales elejidos por este distrito Está en la conciencia del mundo i particularmente de la litoral, denunciamos ante la opinión del mundo civilizado, América, hasta dónde ha ido el Gobierno chileno a buscar ante la patria, el soberano Congreso i el Gobierno nacional, la rencilla i el escamoteo. La Santa Sede, la España, la tan atroces actos piráticos, i demandamos la reparación o Francia, la Alemania, el Perú, Bolivia, la Arjentina, según el castigo de nuestros injustos agresores. la elocuente espresion de sus propios escritores, no han estado jamas libres de sus perfidias i de sus bruscas armanDenunciamos asimismo la falsedad que demuestra hipódija.s, huyendo para su baldón i su ignominia eterna, al critamente la diplomacia chilena anunciando mentidos primer rujido de los jaguares que duermen erguidos en las agravio-' , deducidos de la supuesta trasgresion de parte de dos riberas del Santa Cruz. Buscar con dos mil soldados Bolivia, del art. 4." del tratado de 1 8 7 4 . de primera clase, con naves blindadas i cañones del mayor Se tilda con cinismo por la prensa chilena i su maquiacalibre, 4 0 milicianos que vijílaban en medio de un pueblo vélica cancillería, que se ha interesado al Perú. Bolivia no plagado de rotos, la policía local, es una bravura que ha solo debe solicitar esta alianza, sino la íntima u n i ó n . . . i vuelto al tiempo de Don Quijote i de los molinos de viento. de no, buscar por todos los medios posibles el hacerse | ¡Adelante! Robad, talad, incendiad Gobierno Pinto, esa fuerte, ya que no bal justicia para el débil. tierra en la que dicen estáis en criminal partija. Llenad Pero, en medio de la indignación que subleva .'el senvuestro 2'avor i susto con las peñas i las rocas del litoral timiento nacional, téngase cordura para reflexionar, basboliviano. La historia ha de colocaros en el puesto que tante fuerza de espíritu para que el patriotismo se suborhabéis buscado con vuestra miseria i ambiciones. ; Capitán dine al dominio de la razón i se haga lo que mas convenga de rotos i bandidos, robad!!! a los grandes intereses de la república. Pueblos todos de la América: levantad un grito de inPor tanto, protestamos a nombre del honor boliviano, dignación contra los asaltadores; mirad en cada hecho, en contra la invasión de mil i tantos soldados mandados por Chile en su escuadra, para atacar alevosamente la mal ar- cada eslabón de esa cadena de horror, vuestros atropellos i violencias de mañana. Mirad que el Alto Perú fué el mada guarnición de 4 0 celadores de la policía de Antoprimer pueblo que dio el grito de independencia; que sus fagasta. ríos, sus montañas i sus aldeas, están bañadas con la sanEspulsados de una parte de nuestra patria, juntamente gre de los mártires de la libertad. Mirad qne el primer con las autoridades i connacionales, pedimos que todos los jeneral que el año 2.2 venció en Pichincha, fué boliviano; bolivianos, unidos a la sombrado nuestro pabellón, presten que el testamento del gran Bolívar i los tratados de Sucre, toda su confianza i apoyo al Supremo Gobierno, a fin de hacer efectivo el escarmiento de los usurpadores, i de al- os encomendaron la integridad i la independencia de aquel heroico pueblo que en Tumusla dio el último golpe a las canzar la unificación de dos repúblicas que deben estar ligaduras de la coyunda española. para siempre fraternalmente confundidas en una sola nacionalidad. Bolivianos: la unión es la fuerza. Hagamos conocer al mundo que no hai poder, que no hai estabilidad sin el apoTocopilla,'Febrero 1 7 de 1 8 1 9 . — A B D O N S . ONDARZA, diyo de la justicia; que el Gobierno chileno, el Gobierno putado por Cobija i Tocopilla.—MANUEL FEANKLIN A L VAPinto, es un Gobierno de iniquidad i de piratas. HADO, diputado por los puertos de Autofagasta i Mejillones. —MANUEL M A M A ABASTO, diputado por Caracoles i AtaBolivianos: protestemos con la fe del patriotismo contra cama.—LORENZO RIVERA QUIKOGA, diputado suplente por tan negro atentado; venguemos el ultraje que han pretenCobija i Tocopilla. dido inferirnos los rotos que vienen!Luyendo de los campos arjeutiuos; fundamos el bronce, afilemos nuestras lanzas, declaremos guerra eterna, guerra de esterminio a los sicoProtesta de la colonia boliviana fantas i ladrones de la América. RESIDENTE EN TACNA. En tan solemne i decisivo momento, unámonos todos, no pensemos mas que en la salvación de la patria. ConcurPor repetidos partes que se han hecho de Valparaíso, ramos al llamamiento de todos i cada uno, i juremos vensabemos que el desacordado Gobierno de Chile ha invadicer o morir. do el litoral boliviano, puñal en mano, para apropiarse de sus rentas i de su territorio, tomando por pretesto para El mundo de Colon nos mira. La civilización i la historia nos ha de tener en cuenta; San Martin ha de trepar tan escandaloso atentado, que Bolivia, en uso lejítimo de otra vez los Andes. Nuestros hermanos i padres de Cosu soberanía i de su conservación, habia impuesto la exilombia han de acudir a la lid i al unísono grito de reprogua suma de diez centavos sobre la estraccion de cada bación !!! quintal de sus salitres, que pérfidos mandatarios donaron a un individuo i después a una Compañía anónima que ha Protestamos todos los bolivianos de estas costas ayudar con todo jénero de sacrificios, sin omitir nuestros bienes i reflejado, según sus conveniencias, todos los colores del nuestra sangre. Si el destino llegan' a ser adverso a nuesverdadero Proteo. Ingleses unas veces, i después chilenos tra santa causa, al menos que conste, que palpite, que papara no pagar ningún jénero de contribución en cortesía saron sobre nuestros cadáveres. No hai gloria mayor para de un pueblo jeneroso que, ademas de regalarles inmensas el hombre que morir defendiendo la integridad i la autoriquezas, les ofrecía la seguridad i las garantías que aflunomía de su patria. yen de la conservación del orden público i la administración de una justicia acrisolada e impareial, sin deneTacna, Febrero 1 8 de 1879.—(Siguen las firmas.) gar por eso a los ciudadanos chilenos cargos honoríficos i PROCLAMA honrosos asientos en los Municipios, ¡quién creyera! caminando como el vándalo de las cárceles, ha consumado por Grito de guerra de los bolivianos. fin el crimen mas negro i horripilante de que solo es capaz ¡A BOLIVIA! ¡ A LA AMÉRICA! el salteador de caminos. Chile, que siempre se ha distinguido por la deslealtad, coFuera ingrata tarea probar que teniendo Bolivia derecho dicia i doblez en sus jestiones en la política esterna, acaba incuestionable a la propiedad i posesión desde el Paposo 3


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G U E R R A D E L PACIFICO.

de sellar para siempre en su historia una pajina mas de ignominia. Sin previa declaratoria de guerra, sin causal justificable, sin intimación ni trámite alguno, que aun observan los pueblos mas salvajes del mundo, ha invadido a mano armada nuestro litoral, con felonía i escándalo, en pleno siglo X I X . . . Tenéis clavada la bandera que simboliza el robo en ese suelo inviolable que nos legaron nuestros antepasados. La fuerza bárbara i despótica, el escamoteo criminal, las exacciones i violencias, todo lo mas ruin, bajo i soez de Chile, devora al pueblo de Antofagasta, al asiento minero de Caracoles, al hermoso puerto de Mejillones, a nuestra patria en el Pacífico. ¿Lo consentiréis? Se ha usurpado el territorio boliviano. Este crimen re quiere castigo. Las víctimas indefensas: tres en Carmen Alto, una en Salar del Carmen, multitud de otras; i mas que todo la sangre del desgraciado boliviano Antiquera i de su mujer vilmente asesinados, a quienes secretamente se enterró ala madrugada del 16, dia posterior a aquel en que tuvo lugar ese acto de inhumanidad i filibusterismo; repetimos, todos estos hechos reclaman espiacion. Ahí tenéis a los delincuentes fugados de las galeras de Chile, a esos mismos que asi fuerou llamados por Blest Gana i Vicuña Mackenna en el Parlamento i otros actos oficiales, administrando la justicia de los cordeles i déla sotana en nnestra patria, donde solamente se conoce el imperio majestuoso de la lei, donde nunca ha habido otra norma de conducta que la del respeto a las garantías individuales. Está profanada la tierra qne nos legó el coloso americano. Disfrazados bandoleros la han invadido. ¿Quedará sin castigo esa afrenta que' Chile irroga al nombre boliviano? ¡Nó! Se ha arrojado la bomba del incendio i la devastación. ¡Alerta! No hai por qué perder el tiempo. ¡A la guerra! ¡A la guerra! No solamente se asestó el bofetón en nuestra frente, sino que también toca a la parte mas noble del medio continente. Queda roto para Chile, pueblo que nada acata, que conculca siempre sus promesas i juramentos, queda roto ese solemne pacto de la Union Americana en el que prometió unión, buena fe, americanismo i respeto a la propiedad territorial de las repúblicas circunvecinas. ¡Americanos! se os conmina, se os escupe en la cara, se os insulta reduciendo a pedazos el documento continental que se juró guardar i reconocer bástala muerte. ¡Union, repúblicas aliadas, para lavar con sangre ese baldón! Chile no es pais guerrero, es pirata. Eso que llama su política no es otra cosa que tela de absorción i de perfidia. Quiere dominar por medio de la hipocresía. No lo conseguirá. Primero ha de desaparecer. Chile es una penumbra lóbrega i funesta en medio de la clara luz del ¡n-ogreso americano. ¡A la guerra! ¡A la guerra! ¡Noble pueblo del Perú! Se mina i amenaza vuestra independencia en el Pacífico! El ataque a cualesquiera de las secciones del continente por medio de la fuerza bruta, es una conminatoria a la América entera, es crimen de lesa civilización. Aun la guerra civil, que siempre ha devorado a vosotros, hermanos del Perú, fué promovida por el mismo Gabinete de la Moneda. La cuestión actual no es de derecho privado ni de interés nacional, sino de orden i de trascendencias continentales, i tocan mui de cerca a la |>olítica, propiedad i civilización de la América entera, con quien nuestra causa es solidaria. ¡A la guerra! ¡A la guerra! A bordo del vapor Amazonas en las aguas de Tocopilla, Febrero 17 de 1879.—Miguel Eguivar, Rafael Montero, Eliodoro Mier, J. María Zambrano, Toribio Gutiérrez, Rodolfo S. Galvarro, Apolinar Aramayo, Zenon Matos, Romualdo de la Peña, P. C. Micliel, Jose'G. Infantas, Jorje Pol, Antonio Rodríguez, Ignacio Pedraza, Benito T

M. Anze, Alfredo N. Alcérreca, Moisés Velasco, Celedonio Carrillo Valdivieso, José Santos Gandarillas, Feliciano Arecenega, Evaristo Zambrana, Severo Paz, Trinidad Fajardo, Anacleto Rivera, Eduardo Najerá.— (Emigrados bolivianos salidos del litoral.)

IX ESPOSICION DE LOS MOTIVOS QUE JUSTIFICAN LA REIVINDICACION POR PARTE DE CHILE DEL TERRITORIO COMPRENDIDO ENTRE LOS PARALELOS 23 I 24 DE LATITUD SUR.

CIRCULAR A LOS HONORABLES MINISTROS DIPLOMÁTICOS ACREDITADOS EN CHILE.

Santiago, Marzo 8 de 1879. Señor: Tengo la honra de acompañar a V. S. una esposicion de los motivos que justifican la reivindicación que Chile ha hecho de los territorios que poseía en el desierto de Atacama, entre los paralelos 23 i 24 de latitud Sur. Me asiste la confianza de que la lectura de esa sencilla narración llevará al espíritu de V. S. el convencimiento de que Chile, en sus relaciones con Bolivia, no ha abandonado la política de moderación i templanza con que tanto simpatiza, sino cuando vio agotados todos los caminos que ella franquea, i puestos en peligro la dignidad del pais i valiosos intereses de sus nacionales residentes en aquel territorio. El alto i lejítimo interés que el Gobierno de Chile cifra en que su política internacional sea debidamente apreciada por los Gobiernos con cuya amistad se honra i cuya estimación procura con incesante anhelo merecer, me ha inducido a consignar por escrito la esposicion que ahora pongo en manos de V. S., rogándole se digne elevarla al conocimiento de su ilustrado Gobierno. No necesito asegurar a V. S. que sus nacionales hallarán en el territorio en que ahora ha vuelto a imperar la lei chilena, toda clase de garantías en sus personas e intereses. Aprovecho esta ocasión para reiterar a V. S. la espresion de mis sentimientos de elevada consideración con que soi de V. S., atento i seguro servidor. ALEJANDRO FIERRO. REPÚBLICA DE CHILE.—MINISTERIO DE RELACIONES ESTERTORES.

Santiago, Febrero 13 de 1879. Señor Ministro: El 12 del presente mes, S. E. el Presidente de la República ordenó que fuerzas nacionales se trasladaran al desierto de Atacama para reivindicar i ocnjmr en nombre de Chile los territorios que poseía antes de ajnstarcou Bolivia los tratados de límites de 1866 i 1874. El tratado de 1866 fué anulado i desapareció con la celebración del qne lleva la fecha de 6 de Agosto de 1874; i este último acaba de ser abrogado por actos deliberados i persistentes del Gobierno de Bolivia, que importan no solo el desconocimiento conrpleto de las obligaciones que aquel pacto solemne le imponía, sino también una injuria a la lealtad i espíritu conciliador de Chile, qne el honor nacional no podía consentir. Agotados los espedientes de conciliación que su anhelo por la tranquilidad de la América hacia Chile poner en incesante ejercicio; desoídos i desdeñados por Bolivia todos los llamamientos que se le dirijian al cumplimiento de obligaciones legalmente pactadas en el tratado de 1874, no quedaba a Chile otro camino que colocar nuevamente su bandera en los territorios de que era dueño i devolver con ella a la numerosa población chilena i estranjera, a sus industrias i capitales allí radicados, la tranquilidad, la confianza i el bienestar de que la administración boliviana les habia hecho carecer. Chile, qne ama la paz de la América casi tanto como


CAPITULO SEGUNDO. la tranquilidad de su propio hogar, i cuya tradicional conducta ha sido siempre caracterizada por la moderación i templanza,, ha tenido el pesar de ver, en sus relaciones con Bolivia, destruirse una a una sus esperanzas de arreglo amistoso e imponerse, por último, la dolorosa necesidad de acudir a un desenlace con apoyo de la fuerza. No estaría, sin embargo, enteramente tranquilo, si al dar este paso, que a la vez demandaban su conciencia, sus derechos i su propia dignidad, no abrigase Chile la íntima persuacion de hallar en el espíritu sereno e ilustrado de V. S. la mas amplia i cumplida justificación de su conducta. A este efecto, he recibido de S. E. el Presidente de la República instrucciones de presentar al Gobierno de V. E. una breve i compendiosa reseña de los antecedentes de la cuestión i de las causas que han determinado los iiltimos acontecimientos.

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Mas tarde, en un mensaje, fecha 6 de Agosto de 1833, decia el Presidente, Jeneral Santa Cruz, a los representantes de Bolivia, lo que sigue: «Después de vuestro receso en la anterior lejislatura, he cumplido con la promesa que os hice entonces de visitar en persona la provincia litoral, queriendo llenar debidamente vuestros deseos i la lei de 12 de Octubre del año próximo, pasado en favor de nuestro único puerto de Cobija.'» Con tales antecedentes no podia mirarse sin cierta estrañeza la manifestación por parte de Bolivia de pretensiones i exijencias que estaban en pugna con los claros derechos de Chile al dominio del desierto de Atacama i que eran al mismo tiempo incompatibles con la convicción del Jefe Supremo de aquella república, inequívocamente espresada en los documentos que acabo cíe citar. Deseando, sin embargo, el Gobierno de Chile 'formar, acerca de esta cuestión importante, una opinión que estuviera completamente excenta de las influencias perturbadoI. ras que suele crear el interés nacional, emprendió un estudio cuidadoso de los archivos, sometió a prolijo examen Consolidada la emancipación política de la América eslos documentos que se exhibían de una i de otra parte, e pañola, las nuevas repúblicas no tardaron en fijar su atención en los territorios que abrazaban sus respectivas nacio- hizo un frió paralelo de los títulos con que cada nación sostenía sus respectivos derechos. nalidades i sobre los cuales debia rejir el imperio de sus leyes. Aceptada por las diversas secciones de América el Esta grata tarea sirvió para acentuar i robustecer la principio de que «las repúblicas americanas tenían por lí- convicción cpie le asistía de que la costa i desierto de Atamites los mismos que correspondían a las demarcaciones cama hasta el j>aralelo 23° eran evidentemente parte intecoloniales de que se formaron,» fué fácil para Chile saber grante del territorio nacional. hasta dónde se estendia por el Norte el campo en que debia Deplorando el error en que incurría el Gobierno de Boejercitarse su actividad nacional. livia, cuando pretendía fijar el límite divisoiio de ambas repúblicas en la desembocadura de un rio que se llamó Bastaba para ello interrogar a la historia, consultar el Salado, i cuyo curso los mismos jeógrafos que llamó en su pensamiento escrito de los soberanos españoles i examinar apoyo señalan con curiosa variedad, ya en el grado 25° 30', los actos jurisdiccionales que habiau sido la consecuencia ya en el 26° i aun en el 27°; el Gobierno de Chile manifestó, de esa manifestación de la voluntad suprema. al frente de esas pruebas vagas, indecisas i no pocas veces Este triple testimonio no permite abrigar dudas de que contradictorias, títulos de un valor incontestable i a cuya el límite boreal de Chile era, al menos, el paralelo 23 de fuerza probatoria creyó difícil que pudiera sustraerse algún latitud Sur, o, lo que es lo mismo, que el litoral i desierto espíritu desajDasionado. de Atacama hasta la bahía de Mejillones inclusive, formaba parte del territorio de la república. Fué, en efecto, fácil demostrar cpie desde mediados del siglo X V hasta mediados del siglo siguiente, los escritores Con esta convicción, el Presidente de la República dirijió de mas respetabilidad i que mas crédito podían inspirar, al Cuerpo Lejislativo un mensaje, fechado el 13 de Julio tales como Pedro Cieza de León, en su obra titulada Pride 1842, en el cual se leen las siguientes palabras: «Recomera parte de la Crónica del Perú, dada a luz en 1553; nocida en Europa la utilidad de la sustancia denominada el inca Garcilazo de la Vega, célebre compilador de las Imano, que desde tiempo inmemorial se usa como abono tradiciones ele aquel pais, en sus Comentarios reales que para la labranza de tierras en la costa del Perú, juzgué aparecieron en 1609 i 1616; el jesuíta Anello Oliva, que necesario mandar una comisión esploradara a examinar el publicó una historia del Perú, i otros de igual nombradía, litoral comprendido entre el puerto de Coquimbo i el están de acuerdo en afirmar que el desierto de Atacama morro de Mejillones, con el fin de descubrir si en el territorio de la república existían algunas huaneras, cuyo be- formaba parte de Chile. neficio pudiera proporcionar un ramo nuevo de ingreso a Pero, i aparte de testimonios de esta naturaleza, hai dola hacienda pública; i aunque el resultado de la espedicion cumentos oficiales que compreban que el territorio de la no corresjjoudió plenamente a las esperanzas que se habían república llega hasta el paralelo 23 i que en el territorio concebido, sin embargo, desde los 29° 35' hasta los 23° 6' que se_estiende al Sur se ha ejercido jurisdicción por las de latitud, se halló huauo en diez i seis puntos de la costa autoridades de Chile desde la época del coloniaje. Consta, e islas inmediatas, con mas o menos abundancia, según la pues, de esos documentos que, descubiertas en el desierto naturaleza de las localidades en que existen estos depó- de Atacama algunas porciones de terrenos hábiles para el sitos.» cultivo, hacia el grado 24° 30', fueron solicitadas en 1679, a título de merced, ante el Gobernador i Capitán Jeneral Acompañaba a este mensaje un proyecto de lei declarando de propiedad nacional las huaneras i señalando al- de Chile i concedidas por éste a los descubridores. Consta, asimismo, que la bahía de Nuestra Señora, conocida con gunas reglas para su esplotacion. Aprobado ese proyecto i convertido en lei de la república el nombre ele Paposo, situada en el grado 24°30', es decir, en medio del desierto, fué afines del siglo pasado el centro el 31 de Diciembre del mismo año, supo el Gobierno de Chile con sorpresa mas • tarde, que el de Bolivia exhibía del comercio en el litoral de Atacama i el punto de residencia de casi todos los pobladores de aquella rejion. El pretensiones por primera vez al desierto de Atacama. Tales Paposo era, pues, la cabecera de un distrito que abrazaba pretensiones habian sido desautorizadas de antemano por toda la comarca en que habia moradores, i estaba rejido el primer majistrado de aquella república, sin protesta alguna de los otros poderes. El Jeneral Santa Cruz habia por mi juez nombrado por las autoridades de Chile. Las reales órdenes de 3 de Junio de 1801 i 26 de Junio de en efecto dictado el siguiente decreto, refiriéndose a Cobija, 1803, mas esplícitas todavía, declaran que el Paposo era conpocos años antes: «La necesidad de fomentar el único siderado como la cabecera de toda la costa i desierto de puerto de la república i atendiendo a que la falta de nuAtacama i que todo aquel territorio estaba sometido a las merario para costear los gastos que demandan las obras autoridades de Santiago. La real cédula de 10 de Octubre proyectadas, hace infructuosas todas las medidas que el de21803 ordenó mas tarde que el desierto de Atacama se Gobierno ha adoptado para la pronta realización de tan segregase de Chile i fuera incorporado al Perú; pero esta interesantes objetos, decreto: «Se autoriza al Coronel Mareal cédula no llegó a tener efecto, sirviendo solo para dejar nuel Amaya para levantar un empréstito de cien mil establecido, de un modo mas inequívoco aun, que aquella pesos...» TOMO

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GUERRA DEL PACIFICO.

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rejión habia pertenecido a la capitaníajeneral de Chile en tiempo'dela colonia i que continuaba después formando parte de la república. Es sabido que en 1789 partió de Cádiz una espedicibn científica compuesta de las corbetas Descubierta i Atrevida,, mandadas por los capitanes de fragata don Alejandro Málaspina i don José Bustamánte. Esta comisión, que el soberano español encomendó a personas de notoria conipentencia, trajo por principal encargo reconocer la costa de la • América meridional. A fin de asegurar la mayor fidelidad i exactitud en los trabajos que le estaban encomendados, se puso a disposición de los jefes de la espedicion todos los documentos de Indias que existían en los archivos de España, i al mismo tiempo se espidió una circular fechada en Madrid el 5 de Febrero de 1789, ordenando a los vireyes i capitanes jenerales del Nuevo Mundo que ayudasen con los elementos que fuera dado disponer a la misión de los señores Málaspina i Bustamánte, facilitándoles el conocimiento de los valiosos archivos de la entonces estinguida Compañía de Jesús. La espedicion tocó en Montevideo, atravesó el cabo de Hornos i a la altura de Chiloé empezó a reconocer las costas de América hacia el Norte. Fruto de esta espedicion, preparada i provista con esmerada solicitud de todos elementos necesarios j>ara asegurar el logro de su importante objeto, fué la carta esférica, que hasta ahora se conserva, presentada al rei de Esjjañaen 1799 por don Juan de Lángara, secretario de Estado i del despacho universal de mariua. En esa valiosa carta, cuya importancia no podría discutirse, se señala como límite boreal de Chile el paralelo 22, i naturalmente se le asigna i reconoce dominio en una esteusion de territorio mas considerable que aquella que poseía tranquilamente desde la época del coloniaje. Como uno de los muchos comprobantes que podia aducir en aj)oyo de la jurisdicción que Chile ha ejercido siempre en aquella rejion, no considero demás observar que la sola aduana de Valparaíso otorgó, en cumplimiento de la lei de 31 de Octubre de 1842, en el tiempo trascurrido desde esta fecha hasta el año de 1857, ciento trece licencias a diversos buques de distintas nacionalidades para cargar Imano en Mejillones, Angamos, Santa María i demás caletas del litoral del desierto. Las manifestaciones de la voluntad soberana i los actos de jurisdicción ejercidos por Chile en las dos épocas de su existencia política sobre el desierto de Atacama hasta el paralelo 23, no hallarían cabida, si hubiera de referirlos todos, en los estrechos límites de esta comunicación. Limitándome a insinuar solo algunos, he teuido mui cu cuenta la consideración de no distraer demasiado la benévola atención de V. E. Me halaga, sin embargo, la creencia de que ellos habrán bastado para que V. E. se persuada de que a Chile no leerá dado abandonar en obsequio de Bolivia territorios de que se consideraba dueño i lejítimo poseedor. Al mismo tiempo que Chile sostenía con firmeza sus derechos de dominio i de quieta posesión en el desierto hasta el paralelo 23, no dejaba de tentar con cuidadoso anhelo los arbitrios que le parecían propios para acercar la solución del desacuerdo existente. Las diversas jostiones iniciadas con tal propósito no dieron, sin embargo, el resultado que era de esperarse i las dos repúblicas vieron trascurrir los años i ahjarse la cordialidad de sus relaciones. II. Acontecimientos de suma gravedad, de que fué teatro el Pacífico en 1804, conmovieron hondamente la tranquilidad de una gran parte del continente snd-americano, despertando un vivo i enérjico sentimiento de estrecha unión, ante el cual se apresuraron Chile i Bolivia a deponer sus pasados desacuerdos i a sellar el tratado de límites de 10 de Agosto de 1866. Chile no vaciló en sacrificar jenerosamente parte de sus derechos, impulsado por un espíritu de sincera amistad, i pensando que Bolivia sabría apreciar i corresponder esos elevados sentimientos. Suscribió un pacto que en su artí-

culo 1.° disponía: «que la línea de demarcación de los límites entre Chile i Bolivia en el desierto dé Atacama, seria en adelante el paralelo 24 de latitud meridional, desdé el litoral del Pacífico hasta los límites orientales de Chile; de suerte qne Chile por el Sur i Bolivia por el Norte tendrían la posesión i dominio de los territorios que se estienden hasta el mencionado paralelo 24, pudiendo ejercer en ellos todos los actos de jurisdicción i soberanía correspondientes al señor del suelo. La fijación exacta de la línea de demarcación entre los dos países, se hará por una comisión' de personas idóneas i peritas, la mitad de cuyos miembros será nombrada por cada una de las altas partes contratantes.» Por el artículo 2.°, se convino que «no obstante la división territorial estipulada en el artículo anterior, la república de Chile i la república de Bolivia se repartirán por mitad los productos provenientes de la esplotacion de los depósitos de Imano descubiertos en Mejillones i de los demas del mismo abono que se descubrieren en el territorio comprendido entre los grados 23 i 25 de latitud meridional, como también los derechos de esportacion que se perciban sobre los minerales estraidos del mismo espacio de territorio que acaba de designarse. El artículo 3.° establece que «la república de Bolivia se obliga a habilitar la bahía i puerto de Mejillones, estableciendo en aquel punto una aduana con el número de emplados que exija el desarrollo de la industria i del comercio. Esta aduana será la única oficina fiscal que pueda percibir los productos i los derechos de esportacion de m e tales de que trata el artículo precedente. El gobierno de Chile podrá nombrar uno o mas empleados fiscales que, investidos de un perfecto derecho de vijilancia, intervengan en las cuentas de las entradas de la refer ida aduana de Mejillones i perciban de la misma oficina, directamente i por trimestres, o de la manera que se estipulase por ambos E s tados, la parte de beneficios correspondiente a Chile, a que se refiere el citado artículo 2.° La misma facultad tendrá el gobierno de Bolivia, siempre que el de Chile, para la recaudación i percepción de los productos de que habla el artículo anterior, estableciere alguna oficina fiscal en el territorio comprendido entre los grados 24 i 25.» El artículo 4.° dispuso qué «serán libres de todo derecho de esportacion los productos del territorio comprendido entre los grados 24 i 25 latitud meridional, que se estraigan por el puerto de Mejillones: i también serán l i bres de todo derecho de importación los productos naturales de Chile que se introduzcan por el mismo puerto.». Por el artículo 5.° se convino «que el sistema de esplotacion o venta del Imano, i los derechos de esportacion sobre los minerales de que trata el artículo 2.° de este pacto, serian determinados de común acuerdo por las altas partes contratantes, ya por medio de convenciones especiales, o en la forma que estimaren mas conveniente i espedita. Por el artículo 6.", «que las repúblicas contratantes se obligarían a no enajenar sus derechos a la posesión o dominio del territorio que se dividen entre sí por el presen te tratado, a favor de otro Estado, sociedad o individuo particular. En caso de desear alguna de ellas hacer tal enajenación, el comprador no podrá ser sino la otra parte contratante.» . I,finalmente, por el artículo 7." se convino que «en atención a los perjuicios que la cuestión de límites entre Chile i Bolivia ha irrogado, según es notorio, a los individuos que asociados fueron los primeros en esplotar seriamente las hnaneras de Mejillones i cuyos trabajos de esplotacion se suspendieron por disposiciones de las autoridades de Chile en 17 de Febrero de 1873, las altas partes contratantes se comprometen a dar, por equidad, a los espresados individuos, una indemnización de ochenta mil pesos, pagadera con el diez por ciento de los productos líquidos de la aduana de Mejillones. . _ Estos siete artículos, que formaron el tratado de 1866 i que lie cuidado de trasmitir con perfecta exactitud, no fue-


CAPITULO SEGUNDO. ron, como aguardaba el Gobierno de Chile, otros tantos eslabones de unión entre ambas repúblicas. Chile se apresuró a despojarse por su parte de la posesión que mantenía en el grado 23, en la cual le sustituyó Bolivia, i a nombrar el comisionado que, en unión con el de esa república, debia fijar en el desierto de Atacamael paralelo 24, límite divisorio entre ellas, i los paralelos 23 i 25, que formaban por el Norte' i Sur la zona de territorio de cuyos productos tenían participación común. Al llenar, por su parte, leal i honradamente las obligaciones que le imponía el tratado de 66, estaba Chile muí lejos de pensar que Bolivia habría de considerarse desligada de cumplir por sn parte con las suyas. No trascurrió, sin embargo, largo tiempo sin que una serie de sucesos desagradables se encargara de imponerle este triste convencimiento. V. E. no ignora acaso que en 1870, un ciudadano chileno, impulsado por el espíritu de empresa i cediendo a una feliz inspiración, penetró en el desierto de Atacama i arrancó de su seno el secreto de riqueza que bien pronto atrajeron hacía ellas un vigoroso i sostenido movimiento de inmigración chilena. Los nuevos colonos no se detuvieron ante las dificultades i sacrificios de la empresa; i al esfuerzo de fatigosa labor vieron snrjir las poblaciones hoi florecientes de Antofagasta i Coracoles, que el pueblo de Chile puede exhibir como conquista de su trabajo i de su constancia. La importancia del mineral nuevamente descubierto correspondió a las prineras esperanzas, i la corriente de capitales chilenos se abrió luego camino hasta el interior del desierto para secundar en diversas formas los propósitos de una iniciativa tan intelijente como enérjica. Este gran acontecimiento vino a imprimir mayor importancia a las estipulaciones del tratado de 1866, cuyo cumplimiento empezaba Chile a reclamar sin fruto. Como he tenido la honra de manifestarlo, trascribiendo el pacto mismo, al hacer Chile voluntario i condicional abandono del grado 23, se le reconoció por parte de Bolivia clara i esplícitamente, entre otros, los siguientes derechos: 1.° Apercibirla mitad de los productos provenientes del cobro del impuesto de esportacion sobre los minerales que se estrajesen del territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24 (artículo 2.° del tratado); i 2.° A nombrar uno o mas empleados fiscales que, investidos de un perfecto derecho de vijilancia, interviniesen en las cuentas de las entradas de la Aduaua de Mejillones, que el Gobierno de Bolivia se obligó a habilitar i mantener con el número correspondiente de empleados, i a percibir directamente i por trimestres la parte de beneficios pertenecientes a Chile, de conformidad con el artículo 2.° (artículo 3. del tratado.) Interpelado el año 1871 el Gobierno ele Bolivia para que diera fiel cumplimiento en esta parte al tratado, entregando a Chile la mitad de los derechos ya percibidos i que continuara percibiendo, derechos que, a juicio de Chile, representaban una injente suma, porque era notorio que una sola casa comercial de Valparaíso habia enterado en aduanas de aquella repirblica la suma de veinticinco mil pesos, negóse con fútiles i estudiados pretestos a acojer la justa elemanda que se le hacia. Pretendió desde luego que el mineral de Caracoles no se hallaba en el territorio ele participación común, sin exhibir consideración alguna respetable que autorizara tal suposición, contraria, por lo demás, al dictamen de los comisarios científicos que el año anterior habían determinado por encargo ele ambos Gobiernos aquel territorio i comprendido dentro de sus linderos el lugar en que las minas estaban ubicadas. u

No fué Chile mas feliz en su exijencia para que se aceptase en la Aduana de Antofagasta, de conformidad con el pacto vijente, la intervención ele funcionarios chilenos que vijilaran las operaciones de los empleados de aquella república. So pretesto de que el ejercicio de este derecho lastimaba la soberanía nacional, se hacia letra muerta de la convención de 66, se convertía en irritante burla los dere-

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chos ele Chile i se le despojaba sin ambajes de su indisputable propiedad. Los secretos móviles de la resistencia que se oponía a la inspección de las oficinas perceptoras de fondos, se revelaron mas tarde en las siguientes palabras de un informe que el señor Virreira, empleado de Bolivia, presentó a su pais: «En la Aduana de Antofagasta parece que el caos hubiera sido mantenido adrede para evitar un examen. No ha existido cuenta alguna hasta que a principios de 1873 abrió los primeros libros i cuentas el actual administrador. El primer semestre de 1872 no tiene mas cuenta que un resumen o cuadro que el administrador don H. Ortiz pasó a su sucesor don E. Zalles; la cuenta del segundo semestre está también contenida en otro cuadro igual, ele unas pocas líneas; i ninguno ele ellos puede dar idea de la marcha de la oficina. En Mejillones, aunque se encuentran libros de cuentas, ellos son incompletos i tampoco pueden dar luz en cuanto a las operaciones ele aduana, pues carecen de documentación.» En presencia de estos hechos, refractarios de obligaciones solemnemente pactadas, i hasta cierto punto ofensivos a la dignidad de nuestro pais, el Gobierno ele Chile habría estado perfectamente justificado retirando su nombre elel trataelo de 1866 i recuperando el territorio que cedió, solo a virtud ele condiciones, que ele la otra parte se ponia tenaz empeño en eludir. Pudo, con todo, mas en los consejos del Gobierno de Chile su decidida inclinación a la paz; i echando en olvido pasadas contrariedades, resolvió tentar ele nuevo las soluciones amistosas, para lo cual acreditó otra Legación en Bolivia. Esta se clirijió el 10 de Abril de 1872 al lugar de su destino, i un mes después dio principio a su misión. No costó gran trabajo al representante chileno patentizar a los ojos del Gobierno de Bolivia la evidente justicia de las reclamaciones de que era portador. A este propósito, i después de referir al Gabinete de Santiago circunstanciadamente los argumentos espuestos en una conferencia celebrada el 18 de.Mayo, el diplomático chileno agregaba, en despacho elel 20 elel mismo mes, lo que sigue: «El señor Ministro conoció la fuerza ele esos argumentos i no me dio razón alguna que los destruyera; pero me espresó de una manera clara i terminante que Bolivia, a pesar de todo, no poclia aceptar la sociedad pactada en el tratado. Sobre este punto no cedería en manera alguna. S. E. creía esta comunidad inaceptable bajo todos aspectos, pues ella sobre ser inusitada seria causa ele constantes desavenencias.» Se ve, pues, que el Gobierno de Bolivia abrigaba la resolución firme e indeclinable de no aceptar la comunidad que establecía el trataelo vijente. Era forzoso definir de alguna manera esta situación, que elia a día iba acumulando en su seno mayores elementos de complicación. Las jestioiies del Ministro chileno encaminadas a obtener el reconocimiento ele los derechos ele Chile, hallaban siempre en el Gabinete ele La Paz moratorias i estudiadas dilaciones, ele las cuales usufructuaba aquel. Gobierno, pues mediante a estos arbitrios continuaba percibiendo esclusivamente todos los derechos que el tratado declaraba partibles por mitad entre las dos naciones. En fin, después de ocho meses ele estériles i elevados esfuerzos ele su diplomacia, el Gobierno ele Chile se encontró en la alternativa ele ceder una parte de sus derechos para asegurar por este medio id resto, o de volver al estado que tenían las cosas antes de negociarse el referido pacto. Optó, como otras veces, por el sistema de las concesiones, i el 5 ele Diciembre ele 1872 se firmaba en La Paz, entre los Plenipotenciarios de Chile i Bolivia, un convenio compuesto ele nueve artículos destinados a resolver, de conformidad con el tratado de 1860, las cuestiones incidentales a epte. espíritus predispuestos habían dado lugar. Por lo demás, el convenio aludido, que no creaba para Chile ventaja alguna, da testimonio de sus benévolos sentimientos liácia Bolivia. Por el art. ti." se estableció, modificando en esta parte el trataelo ele 1866, que antes ele


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entregar a Chile la mitad de las sumas recolectadas por derechos de esportacion de metales, se deduciría el importe del presupuesto de los empleados de Hacienda i de Justicia que reclamara el buen servicio del territorio formado por los paralelos 23 i 25, lo que equivalía a cubrir con fondos de Chile los sueldos i remuneraciones de empleados, en cuyo nombramiento no tenia parte alguna. Este convenio fué aprobado por el Gobierno de Chile un mes después, el 8 de Enero de -1873; pero el de Bolivia no lo favoreció con su aceptación. De este modo se frustraron una vez mas, sin culpa de Chile, las espectativas de arreglo i quedaron esterilizados los elevados i conciliadores propósitos que se tuvieron en vista al acreditar una Legación especial. III.

rado al tratado mismo, se consignó el siguiente precepto: «Todas las cuestiones a que diere lugar la intelijencia i ejecución del tratado, deberán someterse al arbitraje.» IV. El tratado de 1866 acababa de desaparecer sin que sus estipulaciones fundamentales hubieran sido observadas una sola vez por Bolivia; i para que V. E. se persuada todavía del ¡JOCO resjjeto que merece a esa república su palabra i su fe empeñadas solemnemente, me bastará recordar a V . E. que durante los ocho años en que rijió aquel pacto, no dio tampoco cumplimiento al compromiso contraído por el art. 7.° V. E. no habrá olvidado quizá que por ese artículo ambas repúblicas se obligaron a indemnizar a ciertas personas que, trabajando en el desierto, habían recibido algunos perjuicios a consecuencia de la controversia sobre límites que existia entre ambas naciones. De acuerdo con ese compromiso, Chile i Bolivia debiau entregar por mitad la suma de ochenta mil pesos a los damnificados, suma que se cubriría con el diez por ciento del producto de la venta de Imano.

Sin desalentarse todavía por este ingrato resultado i persiguiendo con mas ahinco garantías i seguridades para el . desarrollo tranquilo de los inj entes intereses chilenos comprometidos en el litoral i desierto de Atacama, el Gobierno de Chile envia una nueva Legación a Bolivia, que se aleja Chile entregó puntualmente aquella suma, pero Bolivia de Valparaíso a mediados de 1873. retardó con diversos pretestos su pago, i ahora pretende que no la debe por cuanto su obligación desapareció desde Hasta entonces el tratado de 1866 solo había sido resque el tratado de 1874 derogó al de 1866, sin tomar petado por Chile. Bolivia continuaba, con mengua de los en cuenta que un pacto destinado a crear o modificar las intereses i derechos de esta república, usufructuando del territorio de ¡ J a r t i c i pación común i desconociendo los pri- obligaciones de dos paises, no puede destruir derechos de vilejios i ventajas que aquel pacto consigna en nuestro fa- terceros, que no han sido consultados ni han intervenido en él. Ño traería este hecho a la memoria si los perjudivor. cados con esta conducta no hubieran acudido, invocando La política instable i no siempre respetuosa del derecho para ello cierta mancomunidad moral, que el tratado estaajeno, que de ordinario domina en el Gabinete de La Paz, blece en esa parte, solicitando del Gobierno de Chile que hacia temer al Gobierno de Chile que exacciones violentas i tributos exorbitantes se hicieran pesar sobre las perso- hiciera jestiones amistosas al Gobierno de La Paz para obtener el pago de aquel crédito. nas e industrias chilenas esparcidas en el desierto de Atacama. Evitar este peligro i poner al trabajo honrado a cubierto de es¡:>oliaciones inmerecidas, habia llegado a ser a El Gobierno de Chile esperaba que el nuevo ¡meto ponla sazón una de las mas fuertes preocirpaciones del Go- dría término definitivo a la serie interminable de controbierno de Chile i el punto de mira de las negociaciones por versias odiosas, de reclamaciones cuotidianas, de dificultaentablarse. des ele todo jénero a que el anterior habia dado lugar, i La nueva Legación de Chile, penetrada de aquellos te- manifestaba complacido esta confianza al Congreso Naciomores, encaminó sus jestiones con afanoso i resuelto emnal de 1875, en las siguientes palabras: «El tratado de 6 peño a obtener medidas que, asegurando la tranquilidad de Agosto del año último, cuyos pormenores reputo escupara las valiosas empresas chilenas, comunicaran al mismo sado espresar aquí, habiendo sido aprobado recientemente tiempo aliento i vida al espíritu industrial de los hijos de por el Congreso, revela de la manera mas palmaria, por la este pais. liberalidad de sus disposiciones, el espíritu eminentemente El Gobierno de Chile logra, al fin, alcanzar este resulcordial i americano de que se sienten animados el Congreso tado, haciendo para ello considerables sacrificios. Condona i la cancillería chilenos respecto de la república de Bolivia, a Bolivia la mitad de las sumas percibidas por los dere- i es una prenda segura de la permanencia de las buenas chos de esportacion de los metales estraidos del grado 23, relaciones entre los dos paises. Eliminada en este tratado que correspondían a Chile según el tratado de 1866; la li- la comunidad de intereses, con escepcion de la que concierberta del examen fiscalizador que tenia derecho a practicar ne a los luíanos, cuya participación común no ha motivado en sus oficinas aduaneras; i, poriiltimo, le cede para siemninguna dificultad, i concluida la intervención aduanera pre el goce esclusivo de todos los derechos de esportacion que que será innecesaria, nada vendrá a entorpecer en adelante el tratado referido declaraba partibles por mitad entre amla cordialidad de las relaciones existentes, ni a dificultar el bas naciones. En cambio de estas valiosas cesiones, Chile cumplimiento de las obligaciones contraidas. reclamaba i obtenía una sola garantía: la seguridad deque «En el ajuste de las nuevas estipulaciones, Chile no ha durante veinticinco años, bajo ningún pretesto, bajo nintrepidado en ceder parte de su derecho, así para obtener guna forma o denominación, se impondría a las personas, nuevas franquicias en obsequio del comercio e industria de capitales e industrias chilenos, otras o mas altas contribunuestros nacionales, como principalmente para zanjar, de ciones que las que al presente existían. una vez por todas, cuestiones ingratas que nos alejaban A ese pensamiento obedeció el tratado que se firmó en cada dia mas de Bolivia, cuya amistad tenemos interés en Sucre el 6 de Agosto de 1874, el cual, entre otras disposiconservar, i cuyo progreso, unido estrechamente a la soluciones inconducentes por ahora al esclarecimiento del conción de esas dificultades, no puede sernos en ningún caso flicto actual, estableció la siguiente: indiferente.» «Art. 4.°. Los derechos de esportacion que se impongan VI. sobre los minerales esplotados en la zona del territorio deEsta confianza, que no reconocía otro fundamento que que hablan los artículos precedentes (la.formada por los un sentimiento de natural afección de parte de Chile, no paralelos 23 i 25) no escederán la cuota que actualmente tardó en ser burlada por sucesos de'otro jénero que se desse cobra, i las personas, industrias i capitales chilenos arrollaban en las poblaciones de Caracoles i Antofagasta. no quedarán sujetos a mas contribuciones, de cualquiera Las autoridades bolivianas que rejian esos pueblos, alejaclase que sean, que a las que al presente existen. La estidas del centro del Gobierno nacional, libres de su vijilancia pulación contenida en este artículo durará por el término fiscalizadora, se abandonaban sin freno a las inspiraciones de veinticinco años.» de su capricho o de su conveniencia i el pueblo, pueblo El art. 3." dispuso: «Queda desde esta fecha derogado chileno, era la víctima de constantes desmanes i atropellos en todas sus partes el tratado de 10 de Agosto de 1866;» injustificables. El Gobierno recibía casi en cada vapor la i por un protocolo anexo, cuyo testo se considera incorpoprotesta de las quejas de sus nacionales, i nada divisaba


CAPITULO SEGUNDO. que l e hiciera mirar como probable un cambio inmediato i radical en aquella penosa situación. Un sentimiento de despecho, que la palabra del Gobierno de Chile i las jestienen moderadas de sus Cónsules no bastaban a reprimir del todo, se dejaba conocer visiblemente en las colonias de Chile, i hacia temer el estallido de conflictos de enojosas consecuencias. El pueblo de Chile, que habia llevado al desierto el trabajo,la vida i todas sus esperanzas;que instintivamente se inclinaba a considerarse dueño de aquellos territorios por los antiguos derechos de la república i por los títulos que ecuerda el jénio i el sacrificio; que componía el noventa i tres por ciento de sus habitantes, apenas podia resignarse a soportar los vejámenes que con ofensiva altanería le prodigaban funcionarios de un orden subalterno. En tal estado, el Gobierno de Chile creyó de su deber presentar al de Bolivia un lijero cuadro de aquella situación, i con fecha 31 de Enero de 1877 le decía lo siguiente: «De algún tiempo a esta parte se preocupa mi Gobierno de inquirir con espíritu sereno e imparcial las causas que puedan producir escisión entre los hijos de ésta i esa república residentes en el litoral boliviano. Animado del propósito mas sincero de destruir todo aquello que se oponga a la unión estrecha de ambas nacionalidades, mi Gobierno no ha cesado de inculcar este sentimiento en los Cónsules que allí ha constituido, encareciéndoles la conveniencia de trasmitirla a nuestros nacionales. Les ha encargado, asimismo, que nieguen su protección a toda petición o reclamo que no se presente acompañado de evidente justicia, i, hasta ahora, me complazco en reconocerlo, no han dejado aquellos funcionarios de interpretar fielmente el pensamiento de mi Gobierno. «Desgraciadamente, esto no ha bastado a contener i evitar la perpetración de graves i odiosos abusos, de cpve han sido víctimas algunos ciudadanos chilenos, ni las pretensiones exorbitantes de algunos ajentes secundarios de la administración boliviana, negando las atribuciones mas elementales de nuestros ajenies consulares, como luego tendré ocasión de demostrarlo. «Mi Gobierno ha llegado, por lo tanto, a persuadirse de ipie el oríjen del mal se encuentra en la elección poco acertada de algunos ajentes investidos de las funciones del poder público en esta jiartc del territorio boliviano, ajentes que, colocados a gran distancia de las autoridades superiores, carecen de la saludable vijilancia i fiscalización de ese ilustrado Gobierno, que aprecia los sucesos i situaciones por los relatos apasionados e inexactos de esos mismos ajentes, cuyos abusos quedan así sin el necesario correctivo. ' «La numerosa colonia chilena ha ido formando el penoso convencimiento de que las liberales instituciones que rijen a Bolivia no alcanzan hasta (día i que sus personas i bienes se hallan a merced del capricho inescrupuloso de ajentes subalternos de la autoridad. « V . E. debe tener conocimiento de la inhumana flajelación que aplicó cu Toeopilla a un ciudadano chileno un oficial de policía; V . E. debe tener también conocimiento de igual flajelacíon inflijida recientemente en Mejillones a otro ciudadano chileno, por orden del Comisario de policía. «Las respectivas jestiones que en cada caso han dirijido nuestros Cónsules para estimular el celo de las autoridades, en desagravio de la justicia i de la vindicta pública, no han traído otro resultado que un aparato de proceso tan ridículo como ilusorio. « V . E. no habrá olvidado tampoco el asesinato perpetrado en la persona de Clemente Andrade. Pero, para, no citar otros casos, ahí está el homicidio recientemente ejecutado en la persona de Arriagada, que ahora se trata de cohonestar desnaturalizando, ajuicio de mi Gobierno, los hechos que lo han producido. «Esta serie de hechos odiosos que han tenido que sufrir nuestros nacionales, ejecutados por empleados administrativos, sin que éstos hayan recibido en la jeneralidad de los casos la sanción penal que las leyes de Bolivia señalan, cualquiera que sea la nacionalidad del delincuente i del

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ofendido, ha ido despertando en la colonia chilena un sentimiento natural de dolor i de despecho, que si no se aviene bien con el respeto i prestijio de que debe verse rodeada la autoridad, no procede en este caso sino de la conducta poco circunspecta i poco regular de esta misma autoridad. «I uo crea V. E. que solo en los ajentes del poder político se hace sentir la falta de vijilancia, a que atribuyo la principal parte en la creación de la situación que examino. También la administración de justicia, salvo honrosas escepciones, se halla lejos de inspirar la respetuosa consideración de que ha debido hacerse merecedora. Diversos hechos, que_pmito consignar aquí, manifiestan que no son infundados los recelos i desconfianza con que son mirados sus fallos por las personas que se ven obligadas a solicitarlos.» Después de relatar los antecedentes de un proceso injustificable iniciado contra dos ciudadanos chilenos por el juez letrado boliviano en Caracoles, el despacho del Gobierno de Chile agregaba:—«Ahora bien: ¿quiere V. E. conocerlos antecedentes del juez que así privaba.de su sosten i su reposo a dos familias, que encerraba en una prisión a dos hombres honrados, que difundía la inquietud i la zozobra en la numerosa agrupación de chilenos que da vida a Caracoles? «V. E. se impondrá con dolor, por medio de la copia que tengo el honor de acompañar, de que ese juez, a quien se habia creído conveniente hacer depositario de las funciones mas delicadas, funciones que requieren en quien las pone en ejercicio antecedentes intachables i honorabilidad probada, tenia sobro sí el peso de una acusación criminal por intento de asesinato i consiguientes heridas que infirió el año de 1874, a Sebastian López; i,como si esto no fuera todavía bastante, en el año de 1875 se formó contra la persona de ese mismo juez otro proceso criminal por robo de dinero i otras especies de propiedad del doctor Manuel María Berazain. «I en este caso, siento decirlo a V. E., ni siquiera encuentro atenuaciones en una supuesta ignorancia de las notas informantes que hacían de ese juez un juez imposible, porque ellas son de fecha reciente, i porque el nombre del criminal, junto con el de otros delincuentes, se consignaba por mandato del tribunal superior de Cobijaren el rejistro de la cárcel pública de aquella ciudad. «Este hecho i otros que pudiera citar a V. E. le llevarán, sin duda, el convencimiento de que la situación de los chilenos en aquella rejion tiene mucho de azarosa e insegura.» No era posible que continuara por mas tiempo un estado de cosas que envolvía para la colonia chilena todo jénero de peligros. Sus peticiones al Gobierno de La Paz, trescientas leguas distante del teatro de los sucesos, no le permitían abrigar fundadas esperanzas de reparación. Pensóse entonces en la formación de una sociedad, a que se dio el nombre de La Patria,, cuyo programa, entregado a la publicidad, resumía los propósitos de los asociados, que no eran otros que asegurarse una protección miitua, alivio a los enfermos i ocupación a los que carecían de ella. Los asociados se comprometían, ademas, a someter cualquiera cuestión comercial, minera o personal, que surjiera entre ellos, a! fallo de un jurado de arbitraje, nombrado del seno mismo de la sociedad. Se obligaban también a no mezclarse en la política del pais ni en la creencia relijiosa de ninguno de sus miembros. Este programa que, respondiendo a un sentimiento humanitario i fraternal, satisfacía al propio tiempo una necesidad imperiosa, creando una medida salvadora, cuidó mui especialmente de no lastimar la susceptibilidad de los funcionarios de Bolivia. No imprimió a la sociedad el sello de una nacionalidad esclusiva; lejos de ello, llamó a formar parte tanto a los chilenos como a los bolivianos i estranjeros. Mas aun: insinuó al sub-Prefecto que el Directorio abrigaba el pensamiento de designarlo en calidad de miembro honorario de la sociedad. Sensible a estos sentimientos, el sub-Prefecto de Caracoles decía contestando: «En-


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.tuslasta como el (me mas por toda sociedad benéfica i moral que se establece, hago votos porque la que se proponen fundar beneficie este industrioso mineral.» Se. lisonjeaban los chilenos de haber removido una de las causas-mas graves de su malestar con la formación de esta sociedad, i nada les hacia presumir que pronto se les baria blanco de una persecución odiosa i severa. Consideraban que el derecho de asociación, que la Constitución de Solivia otorga,, sin escepciou ni distinción, a todos sus habitantes, no se les desconocería i que podrían contar con aquella preciosa garantía que los pueblos libres ofrecen siempre a los que pisan su suelo. «Esta creencia, agregaba el Gobierno de Chile en el referido despacho, ha debido, sin embargo, sentirse considerablemente debilitada, en vista de una nota que V. E. ha dirijido al señor Prefecto del litoral en 7 de Diciembre último, i en la cual recomienda a las autoridades que empleen medidas escopeionales de rigor contra los miembros de la sociedad La Patria, en quienes ve seguramente V. E. no individuos honrados que en la medida de sus fuerzas i en el uso de su derecho cooperan al progreso común, sino elementos 2>eligrosos que conviene alejar del territorio boliviano, aun sin forma de juicio, o sometiéndolos a un procedimiento eweepeional, como se me asegura que ya ha sucedido. I esto es tanto mas grave, cuanto que para dirijtiesa recomendación, Y. E. se refiere a simples tendencias, i no a ningún acto determinado i concreto, como si las intenciones i los propósitos pudieran ser materia de un procedimiento criminal. «Mi Gobierno no alcanza a espliearsc, señor Ministro, qué jénero de consideraciones haya podido aconsejar contra los hijos de esta república semejante línea de conducta, que parece constituir una hostilidad sistemática dirijida a hacerles, si no imposible, en estremo penosa su permanencia en ese pais. «V. E. ha visto que se ha puesto su fortuna, su honra i su vida en manos criminales, i cuando por este motivo, que no puede ser mas justificado, han resuelto defiuir sus contiendas por jueces arbitros elejidos por ellos mismos, seles persigne i aun se les amenaza con la espulsion del territorio. Se pretende negar ya a nuestros nacionales, no solo el ejercicio lejítimo del derecho de asociación, sino aun la facultad natural que todos poseen de someter al filio de terceros sus desacuerdos privados. V. E. convendrá conmigo en que no se puede llevar mas lejos esta prevención injustificable contra la nacionalidad chilena. «Para cohonestar este procedimiento, se aparenta ver en la resolución de los chilenos un agravio a la magistratura boliviana, i no se advierte que ese respeto no se impone por la violencia, sino que se conquista por la elevación, honorabilidad i rectitud del majistrado. El derecho de someter sus juicios i cuestiones al fallo de arbitros, no solo descansa en la lejislacion civil de todos los ¡jaises, sino que tiene la doble sanción de la práctica i de las leyes internacionales. En algunas naciones hai una jurisdicción especial para los estranjeros, con el fin de darles una garantía contra la prevención que pudieran profesarles los naturales. La mayor parte de los reglamentos consulares, como lo sabe Y. E., encargan a los Cónsules que amonesten a sus conciudadanos en el sentido de que diriman sus diferencias sin ocurrir a los tribunales locales, i muchos constituyen a los mismos Cónsules en jueces arbitros. No necesito recordar a Y. E. que el oríjen mismo de los Cónsules no fué otro que la facultad que voluntariamente concedían algunos soberanos a los estranjeros comerciantes que llegaban a sus puertos o establecimientos para constituir un juez de su nación que decidiese sus pleitos, conforme' a las leyes patrias. «Si la sociedad La Patria, lia podido nacer al amparo de la Constitución de esa rejmblica; si va a ejercer su acción dentro de la esfera permitida i garantida por las leyes, sin inferir agravio a la administración de justicia, el derecho que tiene para existir i aun para ser protejida, es todavía mas perfecto, si se recuerdan los antecedentes judiciales que he tenido la honra de esponer.

«Los chilenos, vejados en sus personas, perjudicados en sus intereses, solicitaban en sus angustias la intervención consular de Chile. El Prefecto de Antofagasta, en su declarada hostilidad hacia los miembros de la sociedad La Patria, hacia citar al presidente i tesorero, que residían en Caracoles, para que abandonando sus negocios se trasladasen, recorriendo un camino de cuarenta leguas, a dar esplicaciones acerca de la sociedad referida, providencia completamente innecesaria, desde que por medio del subPrefecto de Caracoles le era fácil, obtener todos los datos de (pie hubiera menester. La injerencia consular que estos sucesos hizo necesaria, vino a demostrar también que las autoridades subalternas del litoral desconocieron las atribuciones i deberes de aquellos funcionarios. El Cónsul de Chile en Caracoles preguntaba cou delicadeza al sub-Prefecto si era auténtica la orden que se decia haber impartido por su órgano el Prefecto de Antofagasta, disponiendo que el presidente i tesorero de la sociedad IM Patria se trasladasen a aquel puerto, i el referido sub-Prefecto, después de negarse con algunos protestos a satisfacer la atenta solicitud del consulado chileno, trascribió a éste, con fecha 11 de Diciembre, la siguiente nota del Prefecto de Antofagasta, en que se desconocía a los Cónsules el derecho de amparar a sus nacionales injustamente ofendidos. « No pudiendo esta Prefectura, decia aquella nota, reconocer en el señor Cónsul de Chile, ni aun en el señor Cónsul Jeneral, la facultad de intervenir en asuntos que no sean meramente comerciales, que les estén espresamente encargados en los tratados con el pais en que residen, tengo necesidad de recordar al señor Cónsul de Chile los principios i reglas jenerales del derecho internacional que prohiben a los Cónsules tomar injerencia en asuntos que. como el de los señores Palazuelos i Lichtenstein, chileno el uno i alemán el otro, solo seria materia de una reclamación diplomática, puesto que los Cónsules no tienen facultad para admitir protestas de sus conciudadanos contra los actos de una, autoridad del pais en que serán sometidos a sus leyes. De este proceder inusitado doi cuenta a mi Gobierno para que, por el órgano correspondiente, pida al de Chile que los señores Cónsules se circunscriban en sus relaciones oficiales con la autoridad política de este departamento, a las reglas establecidas por el derecho de jentes para estos casos i que no salgan de la órbita de las atribuciones que les prescribe el derecho i las prácticas jcneralmeute aceptadas entre las naciones.» Esta conducta del Prefecto de Antofagasta era tanto mas incomprensible, cuanto que el Gabinete de la Paz habia manifestado, un mes antes, en circular de 10 de Noviembre, dirijida a sus Cónsules en el estranjero, teorías completamente contrarias. En esa circular decia:—«El Gobierno no puede ver cou indiferencia que sus nacionales residentes cu pais estrajero sean perseguidos, encarcelados i victimados, sin que para ello, como ha sucedido en ciertos lugares, se observen, no solamente los principios de reciprocidad establecidos por el derecho internacional, ni aun las leyes de la humanidad, ni las comunes del Estado.» I al terminar agregaba:—«Los procedentes enunciados, señor Cónsul, me obligan a dirijirme a usted para recomendarle que en observancia de las Convenciones que tiene celebradas Bolivia con los Estados estranjeros i en vista de las leyes protectoras del derecho internacional que rije a falta de tratados a todos los pueblos civilizados, procure prestar usted lamas decidida i eficazproteccionalosnacionales bolivianos residentes en ese'punto, haciendo en favor de estos ante el Gobierno de esa, nación todas las reclamaciones que en su caso fueren necesarias, dando avisos oportunos al Gobierno de esta república, a fin do que pueda pedir las reparaciones que la justicia exijo de los ilustrados Gobiernos con los que felizmente Bolivia mantiene relaciones de franca i leal amistad.» Mientras el Gobierno de Bolivia, en la circular trascrita, declaraba que los Cónsules debían prestar decidido amparo a los nacionales lastimados en sus derechos, el Prefecto de Antofagasta declaraba a su vez que no tenían facultad ni


CAPITULO SEGUNDO. pava aceptar la protesta de sus quejas. El Gobierno de Bolivia les encarecía la conveniencia de reclamar ante el Gobierno mismo de la nación contra las vejaciones de que se les hiciera objeto, i el Prefecto, conocedor del pensamiento de su Gobierno, afirmaba, no obstante, que no les era lícito reclamar siquiera ante las autoridades subalternas. Estos hechos manifiestan que existia una profunda perturbación en lo-s resortes de la administración de Bolivia, debida sin duda, como antes he tenido la honra de esponerlo, a la falta de ilustración de sus ajenies i a la inmensa distancia que separaba las autoridades de La Paz de las del litoral. El Gobierno de Chile, deplorando la sensible situación que vituperables procedimientos de las autoridades bolivianas habían creado para los hijos de este país, no sentía que ello fuera bastante todavía para debilitar sus sentimientos de conciliación i benevolencia hacia la República de Bolivia. Al concluir, el despacho que contenia la narración de los sucesos de que me estoi ocupando, consignaba estas palabras:—«Por parte del Gobierno de Chile, que no quiere ver en Bolivia sino un j)ais amigo i hermano i con el cual aspira a mantener siempre i estrechar las relaciones mas cordiales de fraternidad, se harán incesantemente todos los esfuerzos posibles a fin de que la paz i la amistad hasta hoi existentes no se alteren ni debiliten, confiando al mismo tiempo, para alcanzar estos propósitos, en que sus ciudadanos residentes en Bolivia han de estar sujetos al derecho común imparcialmente aplicado; en que la sociedad La Patria, mientras no salga de la órbita que ella misma se ha trazado en su programa, mientras no infrinja las leyes ni ataque ningún derecho, ha de gozar de la protección que no se le puede negar, sin establecer una escepcion odiosa en su contra; en que los funcionarios consulares de Chile no vean entrabada su acción en beneficio de sus nacionales, siempre que ellos sean víctimas de alguna vejación o tropelía. Confia, finalmente, mi Gobierno, en que el de V. E. dictará todas las demás medidas de reparación i de estricta vijilancia que este delicado estado de cosas hace indispensable.» Las fundadas observaciones del Gobierno de Chile no obtuvieron del de Bolivia respuesta alguna, basta que después de muchos meses se hizo necesario enviar un Ministro a La Paz, el cual alcanzó siquiera algunas providencias tranquilizadoras i el cambio de varios funcionarios del litoral. Esto devolvió, por el momento, parte de sn reposo a la colonia chilena, VIL Entre tanto, desde los primeros meses del año último, manifestóse de un modo inequívoco el propósito deliberado que abrigaba el Gobierno de Bolivia de vulnerar i hacer a toda costa ilusorias las garantías que el artículo 4.° del tratado de 1874 aseguraba en el litoral i desierto de Atacama a los chilenos, sus cajiitales i sus industrias. En Antofagasta, a pretesto de atender a servicios de la comunidad, se dictaban o modificaban onerosamente i se ponían en ejercicio contra nuestros nacionales, empleando a veces un escesivo rigor, diversos impuestos, a los cuales se denominaba derecho adicional, contribución de lastre i alumbrado, que violaban abierta i claramente la letra i espíritu del artículo 4.° del referido tratado. Al mismo fin de barrenar aquella garantía concurría una lei dictada jior la Asamblea do Bolivia el 14 de Febrero de 1878 i promulgada por el Gobierno el 23 del mismo mes. Esta lei ordenaba que la Compañía Chilena de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta debia pagar un impuesto mínimum de diez centavos por quintal de salitre esportado. De esta manera, i dejando la Asamblea el camino abierto para subir el impuesto que ahora se fijaba en 10 centavos, a 20, a 50, al tipo que la codicia o la necesidad indicara, se asestaba un rudo e injusto golpe i se amenazaba para mas tarde de muerte a una de las empresas chilenas que durante

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diez años habia luchado con mas tenacidad en el desierto, que habia invertido no pocos millones de pesos, i que era el oríjen i la vida de poblaciones en el dia florecientes. Permítame V. E. referir brevemente el oríjen de los derechos de la sociedad industrial que se denomina Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta. Dos ciudadanos chilenos, deseando esplotar ciertos depósitos de bórax i de salitre que habían descubierto en el desierto, solicitaron i obtuvieron del Gobierno de Bolivia, en los años 60 i 08, la merced del terreno necesario para el objeto, el privilejio esclusivo por quince años para la elaboración i libre esportacion del salitre, i otras concesiones relacionadas con el propósito primordial de los empresarios. En compensación, éstos debían enterar en arcas del Estado la suma de diez mil pesos, construir a sus espensas un muelle en Antofagasta i una carretera de veinticiuco leguas, que, partiendo de ese puerto debia prolongarse h a cia el interior por el despoblado, estableciendo en el trayecto, de distancia en distancia, las convenientes aguadas, alojamientos para viajeros i otras comodidades. Consta que la suma de diez mil pesos espresada fué puntualmente cubierta en la tesorería de Bolivia, i que, tanto el muelle como la carretera con sus adherentes i accesorios fueron entregados antes del plazo que se fijó jiara ello, a satisfacción del Gobierno de aquella república. Entre tanto, un movimiento revolucionario derribó en 1871 a la administración que habia acordado esas concesiones remuneratorias, i el nuevo jefe del Estado, a influjo del calor de las pasiones producidas por la lucha, espidió vanos decretos tendentes a anular los actos de la administración caida. Por uno de esos decretos se declaraba írritas i de ningún valor las concesiones de terrenos salitreros i boratos hechas por la administración anterior; i solo se acordaba el derecho de retracto en favor de las personas que hubieran obtenido tales concesiones, siempre que se presentaran como licitadoras en los remates en que, según ese decreto, debían adjudicarse nuevamente las estacas o lotes de los depósitos que contenían dichas snstancias. La Legación de Chile creyó deber reclamar entonces de esta medida que hería intereses de tanta magnitud i que, a su juicio, no podía aplicarse sin manifiesta injusticia a industriales estranjeros que, ajenos a la política interior, consagraban al trabajo pacífico su actividad i sus capitales, confiados en la seriedad i justicia de los Gobiernos. El señor Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia, respondiendo al representante chileno, le decía en Marzo de 1872, que, aunque el Gobierno insistía en la anulación de los actos oficiales de la pasada administración, abrigaba también «el ánimo de esceptnar de sus efectos equitativamente, previo conocimiento de cansas i por medio de resoluciones particulares, a aquellos concesionarios que hubieran llevado a efecto su privilejio, que tengan capitales comprometidos en él i que hayan efectuado mejoras i adelantos en beneficio del pais en las empresas que hubiesen acometido.» La empresa salitrera reunía, pues, todas las condiciones necesarias para garantir su existencia. Algunos meses mas tarde, la Asamblea Nacional de Bolivia dictaba la lei de 22 de Noviembre de 1872, cuya parte dispositiva dice así: «Art. 1.° Los reclamos de los ciudadanos estranjeros por indemnizaciones provenientes de concesiones o contratos celebrados con el Gobierno, serán entablados ante la Corte Suprema de justicia, la cual conocerá de ellos enjuicio contencioso, representando el ministerio público los intereses nacionales. «Art. 2.° Se autoriza al Ejecutivo para transar sobre indemnización i otros reclamos pendientes cu la actualidad contra el Estado, ya sea por nacionales o estranjeros; i para acordar con las partes interesadas la forma mas conveniente en que habrán de llenarse sus obligaciones respectivas, defiriéndose estos asuntos solo en caso de no avenimiento, a la decisión de la Corte Suprema, con cargo de dar cuenta a la próxima lejislatura. «Art. 3.° Los reclamos que la Corte Suprema encuentre


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randados pasarán al Gobierno con la designación de la cantidad líquida a que asciende el crédito. «Art. 4.° El presupuesto jeneral designará los fondos para el pago de estas indemnizaciones.» De conformidad con el art. 2.° de esta leí, que el Ejecutivo se apresuró a promulgar, el Gobierno i el representante autorizado de la Compañía Salitrera ajustaron las bases de una transacción que pusiera una vez por todas término definitivo a las dificultades existentes. Entre esas bases figuraba el derecho de la Empresa para esplotar libremente los depósitos de salitres por el término ele quince años, i el de esportar, por el puerto de Antofagasta, los productos de su industria, libres de todo gravamen fiscal o municipal. En seguida el Gobierno espidió un decreto con fecha 27 de Noviembre de 1875, en el cual se consignaba un testimonio de justicia a la lealtad i buena fe de la Compañía, i se disponía en la parte resolutiva lo siguiente: «Se aceptan por via de transacción i en uso de la autorización que la leí de 22 de Noviembre de 1872 confiere al Poder Ejecutivo, las ocho bases contenidas en la anterior proposición, quedando nulos i sin ningún efecto los actos anteriores que están en oposición con ellos.» Dos dias mas tarde, la transacción aprobada se solemnizó por escritura pública otorgada en Sucre el 29 de Noviembre de aquel año, i fué rejistrada en el ANUAKIO OFICIAL DE LEYES DE BOLIVIA.

Definitivamente terminados los arreglos entre la Compañía Salitrera i el Gobierno, éste se apresuró a dar cuenta a la Lejislatura inmediata, como se lo recomendaba la lei de 22 de Noviembre de 1872, i lo hizo en los siguientes términos, al abrirse las sesiones de 1874: «Las reclamaciones de esta casa, de que se informó en 1872, han sido también transijidas bajo condiciones que se resumen en la Convención de 27 de Noviembre de 1873. Los representantes de la casa mencionada las han aceptado. Queda así definida una cuestión odiosa, que por largo tiempo ha comprometido ante la opinión la probidad del Gobierno, teniendo pendiente de su discusión la suerte de los gruesos capitales que los empresarios desembolsaron para establecer en el desierto cíe Atácame, la industria salitrera en grande escala.» La Asamblea Nacional de 1874 se impuso de la transacción, i con este trámite quedó cumplida la obligación de dar cuenta que la lei recordada impuso al Ejecutivo. Vino, por último, el tratado de 6 de Agosto de 1874, i eu él se estableció, como se ha visto, que las personas, industrias i capitales chilenos, no quedarían, por el término de 25 años, sujetos a mas contribuciones, de cualquiera clase que fueran, que a las que al presente existían. Nada podía ya justificar temor alguno, i la Compañía Salitrera se entregaba tranquila i sin zozobras a la esplotacion de la industria a que se habia consagrado. Trascurrieron así cuatro años sin que nadie intentara desconocer o desvirtuar los derechos de aquella Empresa, la cual solo en la tíltima éjioca enrpezaba a percibir la retribución material de sus largos sacrificios i de los grandes capitales que habia sepultado en el desierto. De imjjroviso, i cuando menos podia aguardarlo, se impone con asombro de que la Asamblea de Bolivia ha dictado, con fecha 14 de Febrero de 1878, una lei concebida en estos términos: «Artículo único. Se aprueba la transacción celebrada por el Ejecutivo en 27 de Noviembre de 1873 con el apoderado de la Compañía Anónima de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, a condición. de hacer efectivo como mínimum un impuesto de diez centavos en quintal de salitre esportado. Comuniqúese al Poder Ejecutivo para su ejecución i cumplimiento.» Esta lei fué sancionada por el Gobierno el 23 del mismo mes. La Legación de Chile se apresuró a representar al Gabinete de La Paz las gravísimas observaciones a que se prestaba esa resolución, que no solo venia a herir con notable injusticia intereses pacíficos que vivían al amparo de sus títulos legales i de la probidad del país, sino que era también una abierta i flagrante violación del tratado vi-

jente entre ambas repúblicas; i con fecha 2 de Julio dirijió una nota consignando por escrito las reflexiones hechas anteriormente en conferencias verbales. Este despacho no fué contestado; pero el Ministro de Chile obtuvo del señor Ministro de Hacienda la seguridad de que la lei, que él mismo hallaba inconveniente, fuera suspendida hasta encontrar una solución correcta i prndente de la dificultad. Después de varias observaciones, el Ministro chileno llamaba la atención del Gabinete de La Paz a un antecedente importante i decisivo que manifiesta el juicio de ese Gobierno sobre los derechos adquiridos por la Compañía de Salitres i la aplicación práctica del tratado de 1874. Decia nuestro Ministro en la nota espresada:—«Habiéndose dirijido la Municipalidad de Antofagasta al señor Prefecto del Consejo de Estado por oficio de 4 de Mayo de 1875, solicitando se impusiera a la Compañía de Salitres una contribución municipal de tres centavos por quintal ele salitre esportado, i fundándose para ello, entre otras consideraciones, en que el Supremo Gobierno habia declarado que la Compañía no estaba exenta de derechos municipales, esa solicitud fué remitida cu informe al Concejo Departamental de Cobija por decreto ele 9 de Junio del mismo año, fechado en Sucre i firmado por el señor Reyes Ortiz, hoi Ministro de Justicia i entonces Presidente del Concejo ele Estado. El Con.'ejo Departamental informó que cumia rechazarse la solicitud porque estaba «en contradicción con el artículo IV ele la transacción celebrada entre el Supremo Gobierno i la Compañía en 27 ele Noviembre de 1873, en la que se estipula que el salitre que se esporte queda libre de todo derecho de esportacion i de cualquier otro gravamen fiscal o municipal;» i ademas, porque «existe también el tratado de límites con Chile, vijente, por ed que no pueden cobrarse en el litoral nuevas contribuciones.» En vista de este informe i de las razones en que él se apoya, se dio en Sucre el decreto de 27 de Agosto que declara ilegal la contribución que se trataba de establecer.» A principios de Noviembre llegan a conocimiento del Gobierno de Chile informes fidedignos de que el de Bolivia persistía nuevamente en llevar a efecto el impuesto en cuestión. Sin pérdida de tiempo i con fecha 3 del mismo mes trasmite estas noticias i temores a la legación chilena, encareciéndole la necesidad ele evitar que se consume ese acto atentatorio. Después ele insistir en lajnsticia de nuestros derechos, agregaba aquella nota:—"Se hace, pues, necesario, para evitar graves conflictos, que V. S. se dirija a ese señor Ministro de Relaciones Esteriores dándole lectura de la presente nota i dejándole cojna de ella si fuere conveniente, i le manifieste que mi Gobierno no cree ni por un solo instante que ed de Bolivia persista en el establecimiento de una contribución como la ele que se trata, por cuanto es abiertamente contraria a la letra i al espíritu del pacto de 6 de Agosto de 1874. Igualmente contrarias a ese pacto son el aumento de la contribución conocida con el nombre de «derecho adicional» que percibe la compañía de lanchas, las modificaciones onerosas del impuesto de lastre a favor de la Municipalidad, i finalmente la contribución de alumbrado que en estos momentos se hace efectiva en Antofagasta... «Mi Gobierno, por las consideraciones espuestas, no puede mirar con indiferencia estas trasgresiones del pacto de 1874, i considera conveniente que V . E. pida al de Bolivia la suspensión definitiva de toda contribución posterior a la vijencia del tratado, como asimismo de toda modificación onerosa introducida en las contribuciones existentes con anterioridad a la misma fecha. La negativa del Gobierno ele Bolivia a una exijencia tan justa como demostrada, colocaría al mío en ed caso ele declarar nulo el tratado de límites que nos liga con ese pais, i las consecuencias de esta declaración dolorosa, pero absolutamente justificada i necesaria, serian de la esclusiva responsabilidad de la parte que hubiere dejado de dar cumplimiento a lo pactado.» El Ministro de Chile en La Paz tenia ya conocimiento de los propósitos que abrigaba el Gobierno de Bolivia, i antes de recibir la nota, en parte trascrita anteriormente, habia solicitado i obtenido del señor Ministro de Relacio-


CAPITULO SEGUNDO. nes Esteriores una conferencia eme tuvo lugar el 25 de Noviembre. El representante chileno espuso en ella todas las consideraciones que, a juicio del Gobierno de Chile, hacían injustificable el cobro del impuesto; pero el señor Ministro de Relaciones Esteriores i sus colegas del Interior i de Hacienda, que se hallaban presentes, persistían en la resolución de hacerlo efectivo. Sin haber llegado a ningún acuerdo, se dio por terminada la conferencia, quedando de reunirse para tratar del mismo asunto tres dias después. El 28 de Noviembre tuvo lugar, en efecto, la conferencia proyectada i en ella los mismos señores Ministros declararon al representante chileno, que después de haber hablado con S. E. el Presidente se había convenido en Consejo de Gabinete en cobrar el impuesto desde luego. El diplomático chileno no pudo disimular su estrañeza ante esa resolución, que consideraba inconciliable con la promesa que le habia hecho el Ministro de Hacienda en propiedad, señor Medina, ausente en esa época, de que no se procedería al cobro del impuesto hasta que se resolviese la jestion diplomática pendiente e incompatible con los principios mas elementales del derecho internacional i con la cortesía que Chile, pais amigo, tenia derecho de aguardar de Bolivia, pues hasta esa fecha no habia recibido siquiera contestación a la nota que cinco meses antes presentara manifestando los poderosos fundamentos que impedían a Chile aceptar como lejítima aquella contribución. Habiendo insistido el Gabinete de La Paz en hacer efectivo inmediatamente el impuesto, el Ministro de Chile dio lectura a la nota de 8 de Noviembre que acababa de recibir, i que se le habia dirijido para ese efecto, i espuso que si se insistía en ejecutar esa resolución, el Gobierno de Chile creería que daban por roto el tratado de 1874 i tomaría por su parte las medidas necesarias a la nueva situación que sin culpa suya venia a crearse. Los señores Ministros manifestaron entonces que volverían a hablar con S. E. el Presidente, i como el representante chileno observase que necesitaba una contestación categórica sobre esta emerjencia antes de la salida del correo, que tendría lugar cuatro horas mas tarde, se dio por terminada esta segunda conferencia. Una hora después, el Oficial Mayor de Relaciones Esteriores se presentaba en la Legación chilena para hacer presente que el Ministerio habia resuelto suspender toda medida hasta que la contestación a la nota de 2 de Julio se hubiera puesto en manos del Ministro de esta república. El 13 de Diciembre, nuestro Ministro en La Paz recibía, en respuesta a su despacho de 2 de Julio, una nota del señor Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia, destinada a presentarle en copia un informe que el señor Ministro de Hacienda le había ¡jasado acerca de la reclamación chilena, i a participarle que, en mérito de las consideraciones espuestas en dicho informe, su Gobierno se creia en el deber de ordenar la ejecución de la lei que gravaba con un impuesto a la Compañía de Salitres. Interrogado el señor Ministro de Bolivia por el representante chileno acerca de si la orden de ejecutar la lei se habia impartido ya o si se aguardaría para ello a que el Gobierno chileno conociera la nota de 13 de Diciembre, contestó, con fecha 18 del mismo mes, que dicha orden se habia espedido i que seria llevada a su destino por el correo del dia siguiente. Ya no podia quedar duda de que Bolivia estaba resuelta a desconocer sus obligaciones i producir un serio conflicto. Vanos habían sido los esfuerzos del Gobierno i representantes chilenos para evitarlo. A la reclamación prudente, templada i amistosa del Ministro de Chile, se contestaba después ele cinco meses con la notificación estraña i por demás descortés ele que la lei ele 14 de Febrero seria puesta inmediatamente en ejecución. No se consideró propio aguardar siquiera a que el Gobierno ele Chile tomara conocimiento ele la ofensa que se le hacia, i se procuró con rara precipitación hacer clel todo imposible el empleo de arbitrios conciliadores. El artículo 20 del protocolo adicional al tratado de' 1874, establece el arbitraje para el caso en que surjan dificultades acerca de la intelijencia i TOMO

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aplicación de sus disposiciones; i el Gobierno de Bolivia, temeroso talvez de que por parte ele Chile se hiciera apelación a ese arbitrio salvador, se apresura a crear una situación que lo hiciera inaceptable. Resuelve, según las inspiraciones de su propia conveniencia, las obligaciones ele un contrato bilateral; siendo parte interesada, se erije en juez esclnsivo para interpretar sus disposiciones; desdeña las observaciones de su contradictor, i, a despecho de sus reclamos i protestas, ordena que se lleve a efecto su mandato con demostraciones de innecesario rigor. Solo después ele consumado el atentado i de sacrificadas las mas obvias consideraciones de justicia i cortesía internacional, el Gobierno de Bolivia trae a la memoria la oportunidad que, a su juicio, habría de buscar la solución en un arbitraje. El Ministro de Chile, de acuerdo con las instrucciones recibidas en nota de 3 de Enero, acepta todavía el arbitraje i reprime, en obsequio a la amistad i a la armonía de dos pueblos hermanos, la natural resistencia al seguir tratando con un Gobierno que olvidaba, al parecer de intento, los respetos que se deben los pueblos cultos. Una sola cosa pedia el representante chileno ¡para aceptar el arbitraje: la suspensión de los procedimientos ejecutivos que se seguían por orden clel Gobierno a la Compañía de Salitres, a la cual se le cobraban noventa i tantos mil pesos, suma a que se hacia ascender el importe de la contribución impuesta por la lei de 14 de Febrero, i la reposición clel estado de cosas que existia antes de la ejecución de esa lei. Sin esta condición, el arbitro no vendría a pronunciarse acerca de la intelijencia i aplicación que clebia darse al artículo 4.° clel tratado, sino sobre hechos realizados como irrevocables i cuya reparación seria difícil i acaso imposible. «Mi Gobierno, decía en esa ocasión al Ministro de Chile, me encarga manifestar al de V. E. que, aceptando la indicación que se me ha hecho, está dispuesto a continuar la discusión interrumpida por la orden de mandar ejecutar la lei de 14 de Febrero i a constituir el arbitraje en el caso de no ser posible un arreglo directo. Pero mi Gobierno obra así en la persuacion de que el de V. E. se propone por su parte dar órdenes inmediatas para que se suspenda la ejecución de la lei i se restablezcan las cosas al estado en que se encontraban antes clel decreto de 18 de Diciembre; pues, esta es una consecuencia lójica de la proposición de arbitraje hecha pior V. E. Bolivia ha contrariado las estipulaciones del tratado de 1874, innovando en 1878 el sistema tributario existente en el litoral a la fecha de aquel pacto; de consiguiente, la suspensión del decreto que mandó poner en vijencia el nuevo impuesto, es un requisito esencial i previo para reanudar la discusión o para iniciar las jestiones conducentes a la constitución del tribunal arbitral. Pero esta situación incierta i llena de peligros no puede prolongarse mas tiempo sin ocasionar perjuicios considerables a ambos países: tal incertidumbre debe desaparecer cuanto antes, i para ello es necesario que el Gobierno de Bolivia haga conocer lo mas pronto posible su pensamiento. Ruego, pues, a V. E. que, cualquiera que sea la resolución definitiva que en vista de la presente nota adopte su Gobierno, se digne comunicármela antes clel 23 del corriente, porque en ese dia debo yo trasmitirla a mi Gobierno, que con intenso ínteres esperad desenlace ele esta gravísima cuestión.» El representante chileno aguardó en vano hasta el 24 de Diciembre la respuesta solicitada del Gobierno de Bolivia; la aguardó todavía hasta el 30 de ese mes; pero ella no debía de llegarle ni entonces ni mas tarde. Parecía que reflexivamente se había resuelto llevar hasta un término increíble la serie de procedimientos ele provocación contra Chile i ultrajantes a su dignidad. En vez de acojer con sinceridad el arbitraje o ele pronunciarse abiertamente contra él, el Gobierno prefiere mantener al representante de Chile en una duda engañosa que le permita realizar sin estorbo sus planes de despojos en el litoral, e imparte en ese sentido instrucciones secretas a las autoridades de Antofagasta. '


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G U E R R A D E L PACIFICO.

inusitada en las relaciones internacionales, convencida de El Gobierno de Chile se impone asombrado de que la que Bolivia no habia dado ni podido ofrecer en el porvenir sociedad salitrera, que ha visto embargar sus propiedades garantías eficaces a la colonia chilena que habia creado i establecimientos industriales paralizar su movimiento, pueblos en el desierto, se ha visto en el deber de reivindiponer en alarma a sus dos mil operarios chilenos, a quiecar todos los derechos que poseía tranquilamente antes del nes se amenaza con la privación del sustento, acaba, por pacto de 1866, i sabrá mantenerlos con la entereza que es i\ltimo, de recibir la notificación de que el 14 de Febrero propia de sus hijos, cualesquiera que sean las emerjencias serán puestas en remate público sus valiosas propiedades, que sobrevengan. fruto de diez años de incesantes i costosos sacrificios. ALEJANDRO FIERRO. Por último, un telegrama recibido de la legación en Bolivia el 11 del presente, informa al Gobierno de Chile que el de aquella república acaba de espedir un decreto despojando de sus propiedades i derechos a la Compañía Chilena X- ( 1 ) de Salitres, i declarándose dueño esclusivo de aquellos bieLa toma de posesión de Antofagasta. nes, que importan talvez mas de seis millones de pesos. (Del corresponsal de La Patria.) A este respecto V. E. ha de observar i sorprenderse de Señores Editores: que al dictar ese decreto. verdaderamente atentatorio de Mni de madrugada fondeó ayer en este puerto el C'otodo principio elemental de justicia, el Gabinete de La Paz chrane, que venia seguido mni de cerca por la O'Higgins prescinde en absoluto de la reclamación deducida por Chile, e inmediatamente empezó a cambiar señales con el Blanco. i aparenta creer, con maliciosa premeditación, que solo le cumple resolver una cuestión privada entre el Gobierno de Aquellas señales tenían por objeto que se arriaran boBolivia i la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofates i fueran tripulados con jeute de desembarco. gasta; i todavía, para hacernos mas vivo el agravio, declara Efectivamente, dicha maniobra se llevó a cabo con muese Gobierno que suspende la lei que impuso a la sociedad cha prontitud i pericia. recordada un impuesto sobre la esportacion del salitre en Pasados pocos instantes, vimos desprenderse del costado el mismo documento en que se hacia dueño de las salitredel Cochrane un bote que conducía al capitán Borgoño, el ras. cual, una vez desembarcado, se vino a conferenciar con el Cónsul de Chile i después con el Prefecto. El resultado V. E. ha de sorprenderse otra vez reflexionando que el de esta conferencia lo vimos inmediatamente. Mientras Gobierno de Bolivia ha resuelto política i administrativatanto, la alarma era indescriptible en tierra. La playa i los mente una contención que, en el negado caso de haber sido techos de las casas se veian cubiertos de espectadores que meramente privada, era i debía ser de la esclusiva compeesperaban ansiosos el resultado de lo que presentían iba a tencia de los Tribunales de Justicia, i cumplía que su resosuceder. La curiosidad jeneral no tardó en verse satisfelución se sujetase a las garantías tutelares del procedicha, pues al regreso del parlamentario a bordo, los botes miento judicial. Nada de eso parece respetar el Gabinete tripulados con jente de desembarco se vinieron simultáneade La Paz, i, violando las nociones mas primordiales de la mente al muelle, donde eran esperados por una multitud jurisprudencia universal, se erije en juez o tribunal de térque los aclamaba entusiasmada. De este modo se efectuó mino, i pronuncia un veredicto en un contrato bilateral en el desembarco. I los bolivianos ¿qué hacían? ¿Dónde estaque figura como parte contratante, i en que hai de por meban? Toda la jente que presenció el desembarco de las dio una grave cuestión internacional. fuerzas chilenas puede aseverar que no habia por aquellas La cancillería chilena reclamaba i pedia la suspensión inmediaciones ni uno solo de ellos, ni para remedio, como definitiva de los decretos bajo cuyo influjo se pretendía suele decirse. La columna pudo avanzar, pues, sin obstáespropiar, a título de impuesto, la industria i el capital chiculos hasta la plaza de Colon, donde formó en línea de balenos, en contravención del pacto de 1874, i el Gobierno de talla, dando frente al cuartel de policía. Como a las dos Bolivia suspende el despojo parcial i lo ordena en masa i horas mas tarde, todo estaba tomado. Antofagasta era se declara dueño i poseedor de los bienes de nuestros comnuestro sin quemar un solo cartucho, sin disparar un tiro. patriotas, invocando tan solo la codicia i su poder. I todaNo hemos visto mas humo de pólvora que la de una salva vía, después de resuelto esa acto injustificable, el Ministro de 10 a 12 cañonazos con que el Blanco saludó el resto de chileno, dominando los nobles impulsos de su alma, pide la escuadra a su llegada. Vino mas tarde el bando que dasu revocación i jestiona con solícito empeño para obtener ba a reconocer al Cónsul Zenteno como Gobernador i al que se someta al juicio de arbitros, sin poderlo conseguir. coronel Sotomayor como jefe de las fuerzas. Varios cabaEn presencia de hechos tan inauditos, que acaso nunca lleros se ocuparon en calmar los ánimos exaltados de las ha rejistrado antes la historia de las naciones civilizadas, jentes del pueblo, que pretendían arreglar cuentas atrasano quedaba sino un camino que pusiera a salvo los interedas con los bolivianos. Entre esos señores se notaron los ses chilenos i la dignidad del pais. distinguidos caballeros señores E. Soublette, Ramón 2." S. E. el Presidente ordenó, en consecuencia, que algunas Arancibia i Marcos Antonio Andrade, quienes en elocuenfuerzas de mar i tierra se trasladaran inmediatamente al tes discursos incitaron al pueblo al orden i a la moderación. desierto de Atacama i enarbolaran el estandarte nacional • El pueblo aplaudió entusiasmado i aprovechó los consejos, en los territorios que poseía antes de negociar con Bolivia dando una prueba espléndida de moderación i de cultura. los tratados que ésta acaba de romper con propósitos tan vedados como hostiles. «Las personas de los bolivianos deben ser sagradas para Cincuenta horas mas tarde, la lei chilena imperaba en vosotros, debemos pagar el asesinato i el odio con la magaquella rejion, colocando bajo su amparo los intereses chinanimidad i la clemencia con el vencido,»—se les dijo, i lenos i estranjeros, sin derramar una gota de sangre i en ellos, ese pueblo tan calumniado por los que no le conocen, medio del entusiasmo patriótico de las poblaciones redimiha sabido contenerse, i ni en su entusiasmo natural i das. justo ha llegado a ofender ni a tocar las personas i los intereses de dominadores del día anterior. Ejecutando esa resolución, Chile piensa que ejercita atribuciones propias e inherentes a su soberanía, sin que Con el mismo fin de calmar al pueblo, se repartió profupor ello puedan considerarse afectados los intereses amerisamente la hoja epte te acompaño.—(Proclama al pueblo canos. Esta república, que ha respetado esos intereses con ya reproducida.) jeneroso empeño, no pretenderá nunca herirlos; pero sostendrá siempre con levantado espíritu sus derechos i preroCARTA DE DAZA AL CÓNSUL DE BOLIVIA EN ANTOFAGASTA. gativas de pueblo independiente i dueño de sus actos. Amigo García Mesa: salga de esc* suelo infame i venga La nación chilena, amiga de la conciliación, anhelosa a reunirse con nosotros. Yo marcho a Potosí a la cabeza por mantener la paz i la unión en América, hizo en su obsequio cnanto fué posible i digno: violado un pacto solem(1) La carta de don Rodolfo Galyarro a que se re6ere el sumario del prene, desoídas sus reclamaciones amistosas de una manera sente capítulo, se publícala en ol apéndice que acompañará a este volumen-


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CAPITULO SEGUNDO. de 10,000 hombres; juro que antes de 70 días habré recuperado ese litoral i nuestra bandera flameará no solo en esa capital sino mucho mas allá. Siempre suvo. H.

DAZA.

XI. Gobernación del Litoral del Norte. Antofagasta, Febrero 28 de 1879. Señor Ministro: Por las diversas comunicaciones que he clirijido al Ministerio de Relaciones Esteriores antes de saber que dependía inmediatamente de V. S., se habrá impuesto de la. organización provisional que he dado al territorio de mi mando. Mediante la atención decidida i pronta que se ha prestado a los diversos ramos del servicio, han podido estas industriosas poblaciones pasar por una transición tan violenta, sin que se haya hecho sentir en ningún orden de intereses. Lejos de haber alarma en el comercio, se nota bastante animación, i las industrias i trabajos siguen su marcha normal. Algunas de las medidas que, he dictado pueden quizá ser poco legales; pero en la situación escepcioual creada por la reciente ocupación, eran de imprescindible necesidad, so pena de dañar intereses de todo jénero. La Aduana, por ejemplo:, en un puerto de tanto movimiento comercial diario, no habría podido permanecer suspendida, sin irrogar a industria, comercio i personas, muchísimos perjuicios i parte del desaliento que esa medida habría producido en medio de un estado de cosas de suyo alarmante. Las pequeñas dificultades que surjen no son de trascendencia, i para resolver algunas he pedido instrucciones por telégrafo'. Tales son: LA MONEDA

BOLIVIANA.

He dejado libre su esportacion (que antes pagaba un seis por ciento,) permitiendo su circulación hasta que haya resolución suprema, i se admiten en tesorería^hasta un 30 i aun 50 por ciento de los derechos que se pagan. Lo contrario hubiera ocasionado una verdadera crisis, siendo, como son, mni escasos los billetes nacionales.

El presupuesto de la administración boliviana a este departamento de Cobija, asciende como a 380,"000 pesos, siendo la producción de esta Aduana de Antofagasta, de 350,000 pesos, mas o menos. Bajo la administración de Chile, ya sea por la buena reglamentación i pureza en el manejo del tesoro, ya por el probable incremento comercial e industrial, esa producción se elevará a mucho mas de un tercio, i el presupuesto de adminisiracion, aun siendo provincia, seria cuando mas la mitad de aquella. Esto dejando los derechos de importación tales como están. Pero alterándolos o elevándolos a la tarifa i ordenanza chilena, quizá se daria un golpe a la industria minera i se restrinjiria la producción i el progreso, causando igual daño a la renta nacional. El entusiasmo de las poblaciones se mantiene vivo. Cada desembarco de fuerza chilena es una fiesta de frenético entusiasmo, i estas escenas se repiten en Caracoles con igual viveza. La oficialidad del batallón cívico mímero 2, está ya completa con lo mas escojido de esta juventud i no pasará de cuatro dias sin que el cuerpo esté completamente organizado. En Caracoles se forma un cuerpo de voluntarios costeado por los mismos iniciadores, a mas del batallón cívico que se ha creado i al cual ingresaron 40 hombres de la mina Deseada, con sus respectivos rifles. Seguiré dando a V. S. todos los datos que puedan servir a la organización estable de este territorio. Dios guarde a V. S. NICANOR ZENTENO. Al señor Ministro del Interior.

XIIMANIFIESTO DEL DOCTOR CASIMIRO CORRAL, ANTE SUS COMPATRIOTAS, CON MOTIVO DÉ LA INVASIÓN CHILENA AL TERRITORIO BOLIVIANO.

El correo vdtimo ha venido a confirmar la noticia de la escaudalosa ocupación de nuestras florecientes poblaciones de Antofagasta, Caracoles i Mejillones por fuerzas chilenas; i aun se asegura que quedaba bloqueado el puerto de Cobija. Se ha consumado esa violenta agresión conculcando las LOS CRÉDITOS DE LA ADUANA CONTKA COMERCIANTES I DE leyes de la guerra, que observan todas las naciones civiliÉSTOS CONTRA LA ADUANA AL TIEMPO DE LA OCUPACIÓN. zadas. He suspendido hasta resolución suprema el pago por la Se ha hecho ostentación déla fuerza bruta en territorios Aduana. Se reciben los pagos de comerciantes, que lo hadespoblados i con habitantes inermes i pacíficos, cometiencen sin objeción i se reservan los que son reclamados. do con ellos profanaciones i crímenes excecrables. Por los metales provenientes de Huauchaca, que antes El Gobierno que ayer se complacía en llamarnos sus se esportabau libres jior tener cierto contrato la Empresa hermanos, sus amigos i aliados, hoi acaba de inferirnos el con el Gobierno boliviano, hoi se exije un pagaré cobrable ultraje i la ofensa, a mansalva i con alevosía. por los derechos cuando haya resolución suprema. Antes de arreglar en el terreno pacífico de la diplomacia Las bárrasele plata, sea que vayan al estranjero, sea que las reclamaciones sobre el exiguo impuesto a la esportavayan a Valparaíso, pagan el mismo derecho a salvo para cion de nuestros salitres, el Gobierno de Chile ha sido el reclamar la devolución, si el Supremo Gobierno resuelve primero en emplear la amenaza, i en situar en seguida en otra cosa. nuestras aguas sus poderosos blindados. La administración de justicia de menor cuantía recla¿Ha pretendido humillar a Bolivia por cohonestar ante maba un servicio urjente. No sin algunas dudas, he nomsus compatriotas, el pacto que ha firmado bajo la presión brado un juez de primera instancia que baga las veces de de los cañones arjentinos en el rio Santa Cruz? Alcalde i de donde se dirivan los nombramientos de jueces ¿Por qué el Gabinete de Santiago no se ha anticipado de subdelegacion i de distrito, que son indispensables. a invocar el arbitraje previsto por el tratado que acaba de, En Caracoles, Mejillones i Salinas, se ha atendido con rasgar con la espada? igual solicitud al servicio urjente i tengo notas de los resSolo falta que como Pinzón i Mazarredo, el Gobierno pectivos subdelegados que me aseguran una marcha regude Chile proclame como fundamento de su conducta ^reilar del orden público.' vindicación, para patentizar su ambición de apropiarse de En carta especial que dirijí al señor Ministro de Relanuestros valiosos i admirables centros metalíferos, de nuesciones Esteriores, espuse mi opinión respecto a la política tras cobaderas de Imano i de nuestros inmensos depósitos económica que conviene adoptar en este territorio; i ' cada de salitres i bórax. dia no encuentro sino nuevas razones que me afirman en Con semejante modo de obrar lia roto la Union Ameriesta opinión, i sobre lo que llamo mni especialmente la cana i ha dado el triste escándalo de ostentar l a / e púnica atención de V. S. Que continúe lo mismo que antes el en sus tratados, abusando de la fuerza, que es la razón de comercio despachado i de Aduana para este puerto, que los que no tienen justicia, con la seguridad que le asiste al seria mayor, i en Mejillones menor, i no alterar en lo poque se cree invulnerable por el desierto i por el mar, i con sible los derechos de internación. la confianza de tener al frente un Gobierno que no cono-


G U E R R A D E L PACIFICO.

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cia las tendencias de su contendor, ni las consecuencias de su imprevisión. El Gobierno chileno ha desmentido la creencia que teníamos en su circunspección, su honorabilidad i su justificación: no ha querido comprender que no solo era nuestro aliado por la fraternidad americana, sino por nuestros vínculos de comercio, de industria i de solidaridad de intereses trascendentales. La historia lo juzgará, i la opinión ilustrada de Chile nos dará la razón. Mientras tanto, compatriotas, ante semejante ultraje no dos queda otra cosa que PROTESTAS como bolivianos, ya que la protesta es el recurso i el derecho que nos da nuestra condición actual. - Imitemos a la Francia que con su admirable juicio, con la inesperada concordia de sus partidos i su alta previsión, no pierde de vista a sus dos hermosas provincias comprometidas por el cesarismo. Está rota la Union Americana. Pero aun tengo fe en que la diplomacia ejercerá su civilizadora influencia, i que la acción de las cancillerías hermanas disipará las negras nubes que ha acumulado Chile sobre el hermoso horizonte de Bolivia: aun tengo fe en que el Gobierno de Chile, volviendo sobre su crédito i su honra, sabrá hacernos justicia i satisfará a Bolivia, recordando que en sus horas de tribulación supo acudir ¡presurosa con el continjente de su apoyo moral i material. Una de las repúblicas aliadas ha sido agredida con inusitada violencia, precediendo protestas de paz al enviar sus fuerzas navales a nuestras aguas. La alianza americana no existe para Chile. Esperemos sus consecuencias. Pero, para todo caso, protestemos todos defender hasta el sacrificio nuestros sacrosantos derechos conculcados por el invasor. Protestemos con un solo pensamiento contra ese violento ataque, sin abandonarnos a los consejos que da la desesperación del patriotismo herido i de la honra nacional ofendida, i con paciencia, perseverancia i previsión, bien pronto llegaremos a ser lo que debíamos por nuestros grandes elementos de riqueza, por nuestro patriotismo i abnegación i por nuestro proverbial valor. Esperemos, pero preparándonos, sin olvidar aquella máxima: Si vis pacenx para bellum. Puno, 26 de Febrero de 1879. CASIMIRO CORRAL. EL

JENERAL CORRAL A LOS BOLIVIANOS.

¡Bolivianos,

a la guerra!

En mi manifiesto de 26 de Febrero, sin invitaros a PROTESTAR contra la invasión chilena al territorio de Bolivia, os decía: «Pero aun tengo fe en que la diplomacia ejercerá su civi«lizadora influencia, i que la acción de las cancillerías her« manas, disipará las negras nubes que ha acumulado Cíñale sobre el hermoso horizonte de Bolivia; aun tengo fe «en que el Gobierno de Chile, volviendo sobre sus crédito « i su honra, sabrá hacernos justicia i satisfará a Bolivia, « recordando que en sus horas de tribulación supo acudir «presurosa con el continjente de su apoyo moral i mace terial.» Entonces también os aconsejaba que esperásemos con paciencia, perseverancia i preparación; porque aun tenia la ilusión de que Chile respetase i obedeciese a la fuerza de la opinión ilustrada de todo el continente, para aceptar la mediación ofrecida tan bondadosamente por una de las cancillerías de las repúblicas hermanas. Vana esperanza! río solamente han ocupado las fuerzas invasoras hasta el paralelo del grado 23, sino que han avanzado hasta Calama i Chinchiu, a cien millas de Cobija. No es la ocupación provisional de nuestro territorio, cuya propiedad ha sido reconocida i ratificada por el mismo Gobierno de Chile en tratados solemnes, para obligar a Bolivia a cumplir sus compromisos, sino que, usurpando la soberanía sobre dicho territorio, ha comenzado a ejercer actos de alta jurisdic-

ción, i ha declarado que lo retiene a perpetuidad i con el título de reivindicación. Ya no trata el Gobierno chileno del cumplimiento de un pacto internacional, sino de hacer ostentación del despojo lejitimado por la fuerza de sus cañones. Ya no invoca ningún derecho, ni alega ninguna razón honorable: hace cínico alarde de la violencia, i se rie de nuestra imprevisión i buena fe. Ya no hai que esperar nada de la acción pacífica de la diplomacia: i no le queda al Gobierno de Bolivia otro recurso que apelar al doloroso pero necesario estremo de la guerra. El reto está lanzado. No hai otro remedio que recojer el guante i admitir el duelo, en nombre de nuestro honor ofendido i en defensa de nuestros derechos conculcados. Aceptemos el reto por nosotros i por las jeneraciones venideras, jurando ante la patria no escasear, en todos tiempos i circunstancias, sacrificio alguno hasta conseguir no solamente la reivindicación de nuestros territorios usurpados, sino la completa satisfacción a los ultrajes que se han inferido a Bolivia. ¿Qué importa que nos haj a sorprendido Chile con alevosía, i traicion/sin que dispongamos por hoi de los medios de hacer la guerra ofensiva? Tenéis suficiente patriotismo, vuestro valor es admirable i vuestra abnegación i heroísmo no reconocen límites. Saquemos recursos de nuestros grandes elementos de vida; depositemos todos al pié del altar de la patria la ofrenda de nuestras vidas, de nuestras haciendas i trabajo. Sea maldito i excecrado el que permanezca indiferente o egoísta. Piérdase todo, antes que el honor. En situaciones como la nuestra, el que no está en defensa de la patria, es enemigo de ella. A las armas, pues! Levantaos todos, i marchemos con entusiasmo i abnegación a cumplir nuestro deber. r

Hoi no hai mas colores políticos que los que se ostentan en nuestro bello pabellón boliviano. Crimen seria, i crimen de lesa patria, pensar en intereses personales o de partido: hoi solo debe haber unión, concordia i fraternidad. A las armas todos! Juremos hacer la guerra sin tregua ni descanso a nuestros ingratos i alevosos agresores, hasta conseguir el triunfo de la justicia, i hasta alcanzar la justicia de nuestros derechos. Nuestro patriotismo está herido i no es posible contener el lenguaje de nuestra indignación. Nos han ultrajado con la deslealtad i villanía del filibustero que menosprecia las mas triviales máximas del derecho de jentes. Es porque nos han creído incapaces de abatir su necia altivez i su quijotesca vanidad. • Es porque se ha imajinado que en Bolivia se ha estinguido la raza de los héroes, que sin recursos ni elementos, lucharon 1 5 años por la independencia i libertad de la América. Es porque nos suponen debilitados i desmoralizados por nuestras prolongadas i frecuentes disensiones domésticas. Probemos, pues, al mundo qne somos dignos de llamarnos bolivianos. Manifestemos a nuestros enemigos que somos capaces de todos esfuerzos i de todo sacrificio. Poco importa que la deficiencia de nuestros medios de defensa, nos obligue a sostener una guerra larga i prolongada, que si fuese necesario la legaremos a nuestros hijos. Poco importan los desiertos i las distancias que se opongan a nuestra inquebrantable resolución. Acordaos que los Incas llevaron sus huestes hasta los confines de Chile para sojuzgar a sus habitantes. Recordad también que los conquistadores españoles atravesaron el desierto para adueñarse de aquel pais. ¿Qué de menos tenemos nosotros? Cuando hai conciencia de la justicia que se defiende i la bondad de la causa por la que se combate, no hai obstáculos ni imposibles. Levantaos todos, para que la historia consigne vuestros nombres en el número de los grandes héroes que supieron


CAPITULO SEGUNDO.

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cumplir con los sacrosantos deberes para con Dios i la Cruzaremos el desierto para reivindicar la integridad de patria. nuestro territorio i al llegar ahí con el rostro sudoroso por Nos han obligado a elevar el estandarte sangriento de la fatiga i el polvo de la jornada, sabremos sucumbir hasta la guerra: pues bien, guerra tendremos. Caigan las res- el último al pié de la bandera de la patria, i probar a Chiponsabilidades sobre el insidioso Gobierno que nos precisa le i a la América toda, que Bolivia puede ser mártir, pero a asumir la noble i digna actitud que corresponde a un jamas esclava. pueblo libre e independiente. Entre tanto, anticipo a mis amigos i conciudadanos que No temáis, amigos, por las consecuencias. Dios proteje estoi dispuesto a cumplir el deber que el patriotismo aconla buena causa: la justicia está de nuestra parte, i todos seja a todo hombre dentro de cuyo pecho palpite un coralos corazones honrados de las naciones civilizadas fallarán zón boliviano, abandonando el suelo estranjero, para correr a nuestro favor. al seno de mi patria i ofrecerle el concurso de mi espada i el continjente de mi sangre, hasta que el Dios que dirije Confiemos en las simpatías de todos nuestros hermanos de la América. Ellos no nos abandonarán en la santa cru- la suerte de las batallas i los destinos de los pueblos, marzada que vamos a emprender; porque la bandera que enar- que la hora solemne de su redención i libertad. bolamoses la de la civilización contra la barbarie, del dereSi por desgracia la cancillería de Chile no se apresura a cho contra la usurpación, de la justicia contra la violencia reparar su alevoso atentado, retirando el padrón de ignominia i de la propiedad contra el bandolerismo. que, con mengua de su decoro como nación, ha arrojado sóbrela frente de Bolivia, creo que es llegado el momento de A las armas, pues!!! sacrificarlo todo en obsequio de la soberanía e independenConozco vuestro denuedo i valor para defender la honra nacional vulnerada, i para sostener la integridad del terri- cia nacional. torio. I si, como no lo creo, llega a levantarse la voz de algún La patria nos exije hoi grandes sacrificios: hagámoslos, espíritu apocado, a quien amedrenta la guerra, no la escuhasta vencer o morir! chéis, compatriotas, porque vale mas morir como héroes Para tan santo fin me veréis entre vosotros como el vil- que vivir como cobardes! El patriotismo hace mártires, pero jamas pusilánimes! timo soldado en cualquiera parte en que sean necesarios mis servicios. Pero para que los sacrificios, a que la deslealtad i ambición de Chile arrastra en la actualidad a Bolivia, no sean Vuestro compatriota i amigo. infecundos, preciso es que todos los bolivianos, unidos en CASIMIRO CORRAL. un pensamiento común, se pongan de pié para protestar soPuno, lo" de Marzo de 1879. lemnemente contra tan atroz ultraje, i saludar en la banMANIFIESTO dera nacional la divisa bendita que nos ha de llevar a las DEL J E N E I t A L JOSÉ M A N U E L E E N D O N , A N T E SUS C O M P A T R I O T A S , CON MOTIVO victorias. DE L A I N V A S I Ó N C H I L E N A E N T E R R I T O R I O BOLIVIANO. I si, por desgracia, la suerte de las armas nos fuere adCompatriotas: versa, si sucumbimos todos en los campos de batalla, todaLa historia de todo pueblo tiene sus pajinas solemnes. vía Chile i Bolivia quedarán frente a frente ante el fallo Ellas vienen marcando un período, una época de revoluinexorable de la opinión de la historia; de un lado se señaciones políticas i sociales en el sentido del progreso i de la lará el suelo que meció la cuna de una jeneracion de márdemocracia universal que los siglos afianzan i perpetúan tires, i del otro, la arrogante i desleal nación, cuyo engrani las jeneraciones recuerdan como ejemplo de abnegación i decimiento descansa en la perfidia i la deshonra. virtud republ icaria. Conciudadanos:da paz se consolida por la unión i el saDormidos hasta ayer en la almohada siempre cómoda i crificio i los pueblos se hacen libres por la abnegación i el atractiva de la indolencia, hemos esperado que el estampimartirio. do del canon enemigo venga a sacudir violentamente núes¡A las armas, pues, i a vencer o morir por Bolivia! tro sopor i a recordarnos que la historia de Bolivia reclaJOSÉ MANUEL RENDON. ma una pajina mas, escrita con la sangre de sus hijos, en Arequipa, Marzo 4 de 1879. medio los campos de batalla. Chile, la nación que siempre se ha distinguido por su deslealtad i espíritu de supeditación sóbrelos demás EstaXIII. dos vecinos, acaba de manchar su historia i escandalizar a la. América, con un golpe rudo i salvaje, asestado sobre la PRESENTACIÓN DE LOS CHILENOS EN CARACOLES. soberanía e independencia de Bolivia, falseando todos los Excelentísimo señor: principios del derecho de jentes que rijen a las naciones El pueblo chileno residente en el nuevo departamento cultas en sus contiendas i sin mas títulos que justifiquen su actitud agresiva i desleal, que las maquinaciones ambi- del litoral del Norte, os saluda, excelentísimo señor, i en vuestra persona a las elevadas i patrióticas intelij encías ciosas que reinan en los sijilosos Consejos de un Gabinete que han devuelto a Chile una ¡¡arte preciosa de su territoalevoso i cobarde. rio, que jamas debió haberse abandonado .como hija prosNuestras florecientes poblaciones de la costa del Pacífico jimen actualmente bajo el yugo de acero del conquista- cripta de la madre común. Pero ¡ai! excelentísimo señor, si indecoroso i degradante dor chileno i los lamentos de mi patria, brutalmente herifué desprenderse de un rico jirón de la tierra que nos legada en el corazón, han llegado a ajitar mi alma en el silenron nuestros ¡ladres, nada fué mas cruel i doloroso que encio de mi retiro. tregarlo al despotismo inconsciente i retrógrado de una Es por esto que, como boliviano i como soldado, me dinación sujeta todavía, por su desgracia, al caudillaje i a la rijo a mis amigos i conciudadanos, invocando el deber i el consiguiente barbarie. patriotismo, para agruparnos en torno de la bandera nacioHemos sufrido todas las humillaciones, todas las injusnal que nos legaron nuestros ¡ladres, i recordarles que, en ticias, todos los latigazos con que martirizaban los antilas presentes circunstancias, cualesquiera que hayan sido guos bárbaros a sus esclavos. nuestras disidencias locales, debemos inmolarlas con envi¿Volveremos a dejarnos amoldar el yugo del vencido? diable virtud cívica sobre el sagrado altar de la ¡latría. No, excelentísimo señor; no lo esperamos de nuestros Alas armas, bolivianos! Probemos al traidor i arrogante sabios mandatarios.' usurpador de nuestros puertos, que, Bolivia ha nutrido sus Chile no volverá a soportar la vergüenza del desprecio hijos con la sangre de los proceres de nuestra emancipaque—sobre sus glorias adquiridas con tanta sangre i tanta ción política, i que. del seno do un pueblo pacífico e indusvirtud—ha arrastrado durante nueve años, casi nueve sitrial, saben, cuando el caso lo requiere, levantarse erguidos e imponentes millares de soldados que se baten i mueren glos del Gobierno i pueblo mas falsos que rejistra la histocomo héroes. ria contemporánea.


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G U E R R A D E L PACIFICO.

U n pueblo libre, pero que durante nueve años ha bebido gota a gota toda la jüel de la esclavitud, os rinde, excelentísimo señor, el homenaje de la mas eterna gratitud. T Dios bendice en sus hijos al que se hace digno de la gratitud de un pueblo noble i honrado! El nuevo departamento dará a la nación riqueza, gloria i dignidad. Excelentísimo señor: no deprecies tanto beneficio que la Providencia concede a Chile durante vuestro Gobierno, i la historia de la república os contará entre los padres de la patria. Adelante, excelentísimo señor; recordad que detenerse es retroceder; i el mundo entero llegará a compararos con vuestro noble i augusto padre. Os saludan i os bendicen, excelentísimo señor, i en vos a vuestros sabios consejeros, los esclavos de ayer i los libres de hoi, por vuestra elevada i patriótica virtud. MUÍ respetuosos conciudadanos, excelentísimo señor.— Caracoles, Febrero 10 de 1879.—(Siguen doscientas quince firmas.) CONTESTACIÓN.

MINISTERIO DE «ELACIONES ESTERTORES.

Santiago, Febrero 25 de 1879. Señores: La sentida i elocuente manifestación dirijida por ustedes desde Caracoles a su S. E. el Presidente de la República, ha conmovido i ajitado sus sentimientos de majistrado i de chileno. Sabia mi Gobierno los dolores i sentimientos de la colonia chilena que habia llevado a esos territorios sus capitales, su esperauza i un trabajo iutelijente i fecundo hasta conseguir trasformar el desierto, llevar allí la luz de la civilización i convertirlo en pueblos i en establecimientos industriales i comerciales. Conocía mi Gobierno que el réjimen establecido por Bolivia no ofrecía garantías a las personas i a los intereses de los chilenos allí residentes; pero estaba en el deber, en la imprescindible obligación de cumplir estrictamente con los preceptos del pacto que tenia ajustado con esa república. Violada esa convención por el Gabinete de La Paz, desoídas nuestras legítimas reclamaciones, correspondía que la acción del Gabinete de Santiago fuera pronta i enérjic.a i que reivindicáramos los territorios que en 1866 cedimos eondicionalmente con notable jenerosidad e inducidos por altas ideas de americanismo i confraternidad que S o livia no ha sabido apreciar. Las leyes chilenas que han empezado a rejir en esos lugares darán siempre garantías eficaces alas personas e intereses allí radicados. Tengo el honor de ofrecer a ustedes los sentimientos de alta i distinguida consideración con que soi de ustedes atento i seguro servidor. ALEJANDRO FIERRO.

Ruego a V. S. se digne ponerla en conocimiento de S. E. el Presidente de la República. Dios guarde a V. S. NICANOR

MANIFESTACIÓN.

La colonia estranjera residente en Antofagasta se complace en reconocer que desde el dia de la ocupación de este puerto por las fuerzas de mar i tierra de la República de Chile, ha gozado de la mas completa seguridad i garantía en sus personas, comercio e industria; i al encontrarse de este modo bajo el imperio de las leyes chilenas, cree poder felicitar al Gobierno de Chile, sin romper la neutralidad que le corresponde en esta emerjencia. Antofagasta, Febrero 22 de 1879. (Siguen setenta i ocho firmas.) FELICITACIÓN AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.

Antofagasta, Marzo 2% de 1879. Excelentísimo Presidente de la Repitblica: «Al abrirse hoi la era del progreso bajo la administración chilena, el vecindario de Antofagasta os saluda ba'ciendo votos por la felicidad de Chile i la vuestra.'» (Signen treinta i cuatro firmas.) «Santiago, Marzo 24- de 1879. El Presidente de la República agradece debidamente en nombre del piáis i en el suyo, los votos de adhesión que V. S. ha trasmitido en representación de nuestros compatriotas de Autofagasta. S. E. aprovecha esta ocasión para felicitar a los chilenos del litoral i de Caracoles, por la elevada i patriótica actitud que han mantenido en presencia del conflicto suscitado por el Gobierno de Bolivia. Chile, que siempre ha respetado el derecho estraño, que reconoce iguales garantías a todos los que habitan su suelo, debe también cumplir con el deber de amparar las personas e intereses de sus nacionales. El orden público allí no se ha perturbado, a pesar de una situación estraordinaria i la circunspecta conducta de nuestros conciudadanos, son los mejores justificativos cíelas medidas adoptadas a consecuencia de la violación del tratado que existia con Bolivia. No se hará la guerra a que nos ha provocado contra la soberanía lejítima de aquella república, ni menos contra los intereses de sus ciudadanos. Antofagasta, Mejillones i Caracoles han interpretado fielmente el sentimiento nacional. No queremos conquista. Deseamos solo obtener lo que nos pertenezca i prestar eficaz garantía para la industria i el trabajo de todas las nacionalidades. Dios guarde, a V. S. Al Gobernador de Antofagasta.

A lo3 miembros de la Comisión Municipal de Cai'acoles, seííores Marcio Delgado, Juan Rosa Me=a, ,T. M. Peña, Luis C. Carvallo i José Rojas Casanova.

MANIFESTACIÓN DE LA COLONIA ESTRANJERA GASTA.

DE ANTOFA-

Gobernación del Litoral del Norte. Antofagasta, Marzo 1." de 1879. La colonia estranjera espontáneamente movida i con una circunspección i altura que le hacen honor, envia también sus plácemes a la república. Hoi se ha presentado a esta Gobernación una comisión de estranjeros de diversas nacionalidades, compuesta de los señores Jorje Hicks, E. W. Foster, Emilio Puyó i Julián G. Alegre, poniendo en mis manos, para hacerla Ilegal' al Supremo Gobierno, la adjunta manifestación firmada por los estranjeros mas caracterizados de este ¡merto.

ZENTENO.

Al señor Ministro del Interior.

JOAQUÍN BLEST GANA.

XIV. Señor don Jorje Hicks. MUÍ señor mió: Por varias comunicaciones que se han recibido cu esta ciudad de ese puerto, se dice que esclusivamente tiene la culpa el jeneral Manuel Othon Jofré, actual Ministro de la Guerra de ?Bolivia, de que el reclamo del impuesto de 10 centavos a la estraccion de salitre haya llegado a un pié tan serio como se encuentra en la actualidad, i otros aseguran que son invenciones; por consiguiente, deseoso el suscrito de que no se estravie la opinión pública i se diga lo que verdaderamente haya acontecido entre usted i el j e neral Jofré, me jjermito dirijirle la ¡n'esente rogándole que, en contestación, se digne decirme si la copia adjunta está conforme con el brindis que pronunció usted en un banquete. 1


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CAPITULO SEGUNDO. Pidiéndole encarecidamente me suscribo de usted atento i seguro servidor. JUAN BALSA.

(Copia.)—En Antofagasta ha habido un banquete, i se refiere que en un brindis, Hicks manifestó sentimiento por el sesgo quehabia tomado el asunto salitres, i entre otras cosas, descartándose, dijo que él no tenia la culpa, ni habia tenido jamas intención de llevar el asunto al terreno de las reclamaciones diplomáticas; que luego que por primera vez llegó la lei del impuesto de diez centavos en quintal de salitre, se le apersonó el jeneral Jofré con la lei en una mano i con el tratado en la otra, manifestándole, indignado, que se faltaba a este último; que, ofreciéndole jestionar a este respecto, convinieron en darle diez mil libras, si impedia la ejecución de la lei, como la suspendió, i colocó a su hijo en la casa como abogado de ella; i que, a insinuaciones de él dio a la cuestión el jiro diplomático, habiendo sido él quien le hizo la primera protesta o reclamo ante el Gobierno.—Terminó Hicks, culpando esclusivamente a Othon Jofré.—Bien se decia entonces, como recordará usted, que habia algo deprima; cierto, pues el jeneral habia recibido diez mil libras. ¡Qué infame! Ahí tiene usted al autor de todo.—Es conforme a su orijinal. JUAN BALSA.

Iquique, Marzo 17 de 1879. Señor don Jorje Hicks. Mi estimado señor: Confiado en la amistad cine usted me ha dispensado, le dirijo a usted la presente, deseándole salud completa, quedando en ésta a sus órdenes. En ésta, el furor jeneral, tanto compatriotas mios como peruanos, es contra la persona de usted esclusivamente, porque lo señalan autor de las actuales circunstancias políticas entre Chile i Bolivia: esto seria aceptable para aquellas personas que, no estando enteradas de la conducta conciliadora que siempre ha? tratado usted de observar con las autoridades bolivianas, i siempre han sido frustrados sus sentimientos, i aun parece que hubiesen tratado de engañar a la casa de que usted es Jerente como es el jeneral Jofré, quien es en la actualidad el mas entusiasta i empecinado en venir con fuerzas sobre el litoral i atacar a los chilenos i que la casa que sea el pato de la boda será primeramente la que represeuta usted; de lo cual yo sentiré mucho i en especial por usted. Aquí corren, sin embargo, rumores de que ya usted lo ha echado al público, algún secreto que he pedido conservar respecto al jeueral Jofré, hasta la fecha en un brindis que usted pronunció en un banquete en ésa, como es, el haber tenido Jofré esclusivamente i ser responsable de las actuales circunstancias chileno-bolivianas, por haber recibido diez mil libras. ¿Qué hai sobre esto? Dígnese decirme. Sin mas, deseándole salud completa, se despide de usted mni atento i seguro servidor. MARCOS

Antofagasta,

ORTAUD.

Marzo 19 de 1879.

Señor don Juan Balsa, vice-Cóusul de Bolivia.—Iquique. MUÍ señor mió: El vapor de ayer me trajo su nota i oficio pidiéndome datos respecto a un rumor que circula en Iquique sobre que yo he asegurado en un banquete, que el señor jeneral Manuel Othon Jofré suspendió la ejecución de la leí que ordenaba el impuesto de d?ez centavos sobre cada quintal de salitre esportado i que el señor Jofré habia llevado a cabo esta suspensión por haberlo nada menos que comprado por diez mil libras esterlinas i la colocación de su hijo como abogado de la Compañía. Francamente, señor vicc-Cónsul, me admira sobremanera ver una autoridad boliviana haciendo uso de su sello para autorizar chismes de tan baja lei, i si no fuera porque se ataca la reputación del señor Jofré, no me ocuparía de contestar semejante superchería. Los tantos paisanos

de usted actualmente en Iquique, i que por tantos años se ocuparon aquí de bribonadas i de prostituir' la justicia, i leyes de su país, son los que mejor pueden a usted asegurar que los gringos prefieren «fregarse» (fórmula de su Presidente) a comprar a las autoridades i, como muchos de ellos recibieron su desengaño a este respecto, tratan de cebarse en la reputación del señor Jofré. Si yo creí conveniente ocupar al hijo del señor Jofré como abogado, para defender los derechos de la Compañía contra tanta ave de rapiña, los documentos publicados i nuestra defensa prueban que entre tanto tinterillo, supe elejir un abogado, quien, por su talento, ha merecido el sueldo de tres mil pesos, que le pagaba. Es cierto que el señor Jofré, como también el Presidente de la República, por medio del Prefecto Zapata, me aseguraron que nunca se pondría en vijeucia la tal lei. Déjese usted, señor více-Cónsnl, de estos cuiquwnosen momentos tan serios, i en lugar de chismear a sus primeros mandatarios, póngase la espada i venga para acá, donde usted verá que no estamos ocupados de banquetes ni brindis. De usted su seguro servidor. JORJK

HICKS.

XVEl Ministro de Relaciones Esteriores de Chile al Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile en el Perú. MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE CHILE.

Sa/ntiago, Enero 3 de 1879. Adjuntas i signadas con las letras A, B, C, D, E i F, encontrará V. S. diversas comunicaciones (1) con sus resjiectivos anexos que se han cambiado en el curso del año anterior entre este Ministerio i nuestra Legación en Bolivia, con motivo de la necesidad en que se ha visto mi Gobierno de reclamar de la vecina república sobre el establecimiento de nuevos impuestos o la agravación de los existentes a la época del tratado de límites de 6 de Agosto de 1874 en el litoral boliviano. La lectura de las mencionadas piezas, sobre las cuales es inoficioso llamar la atención de V. S., por ser los antecedentes de una situación gravísima que no ha sido creada por nosotros, pondrá a V. S. en aptitud de apreciar los acontecimientos que se producen, de informar sobre ellos al Gobierno del Perú, en caso necesario, i de dar cumplimiento a las instrucciones que acaso deberá Y. S. recibir mas adelante de este Ministerio. Poi ahora solo me propongo instruir a V. S. de la inesperada dificultad que se ha presentado en las buenas relaciones que ligan a Chile con Bolivia, i para ello bastan los documentos de mi referencia. Dios guarde a V. S. ALEJANDI-.') FIERRO. El Ministro de Relaciones Esteriores de Chile al Euviado Estiaordinai io i Ministro Plenipotenciario de Chile en el Perú. MINISTERIO DE RELACIONES

ESTERIORES DE CHILE.

Sa/ntiago, Enero 20 de 1870. Después de la nota que dirijí a Y. S., con fecha 3 del corriente, hasta hoi ñaua ha ocurrido que pueda modificar la situación creada entre Chile i Bolivia, con motivo de los impuestos que esta república ha establecido. El representante de Chile en Bolivia recibió del señor Ministro de Relaciones Esteriores de esa república la nota fecha 2G de Diciembre, que V. S. hallará adjunta en copia con la letra B, i que fué recibida en este Ministerio al mismo tiempo que la nota marcada con la letra A, que también remito a Y. S en copia. De la nota del señor. Ministro de Bolivia se desprende que por parte de ese Gobierno no hai inconveniente para someter a arbitraje las cuestiones pendientes; pero como ( 1 ) Las comunicaciones a que se hace .referencia en este oficio se encuentran publicadas en el capítulo anterior.


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G U E R R A D E L PACIFICO.

para optar por este camino exije Chile previamente la suspensión de los impuestos, mientras esto no suceda la dificultad no podrá solucionarse por ese medio. Si el Gobierno boliviano insistiese en su negativa a acceder a esta justa petición, el Gobierno de Chile se verá en la dolorosa necesidad de echar mano de todos los recursos que juzgue convenientes en amparo de los derechos e intereses que está obligado a protejer. Para el caso de esta eventualidad seria importante conocer la actitud que asumiría el Gobierno peruano e indagar si podría Chile contar con su neutralidad i simpatías. A fin de obtener estos datos, convendría que V. S. conferenciase con S. E. el Presidente de la República icón el señor Ministro de Relaciones Esteriores, a quienes debería imponer de los antecedentes de este asunto. El resultado de esa conferencia V. S. procurará comunicármelo a la brevedad posible. Dios guarde a V. S. ALEJANDRO FIERRO. El Encagado de Negocios de Chile en el Perú al Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ.

Lima, Enero £9 de 1879. Señor Ministro: Por el oficio fecha 3 del corriente, el cual, con todos los anexos de su referencia ha llegado en su oportunidad a esta Legación, he quedado suficientemente instruido de todos los antecedentes que hacen a la cuestión suscitada entre nuestro Gobierno i el de Bolivia con motivo del establecimiento de impuestos nuevos o mas onerosos que los que existían a la época del tratado de 6 de Agosto de 1874. Algunos días antes de recibir la comunicación de V. S. me habia dado noticia nuestro Encargado de Negocios en La Paz, de la inminencia de un conflicto por la cansa indicada, haciéndome sabedor de algunos de los antecedentes del caso, i, por mi parte, prestando a ello toda mi atención, pude dar al señor Vicíela, con fecha 15 del actual, la siguiente contestación: «He recibido el oficio que V. S se sirvió dirijirme con fecha 26 de Diciembre próximo pasado. Su lectura i la de los anexos en él referidos, me han dejado impuesto del conflicto a que ha dado cansa la resolución de ese Gobierno de hacer efectivo el impuesto establecido por la lei boliviana de 14 de Febrero del año precedente, a pesar de que su exacción contraría abiertamente el espíritu i tenor literal del tratado de 1874, como V. S. lo ha demostrado en el curso de la reclamación establada. «Tiene en su apoyo esa reclamación tan sólidos fundamentos que, no obstante el carácter violento i casi provocativo de la última determinación de ese Gobierno, descanso todavía en la confianza de que su término no será un rompimiento, sino la sumisión del asunto sobre que versa al fallo arbitral previsto en el protocolo adicional al tratado referido. «De este concepto participa el Gobierno del Perú, que, como V. S. debe presumirlo, observa con sumo interés aquella cuestión; opina de la misma manera el señor Flores, Ministro de esa rejráblica cerca de este Gobierno, si bien creyendo que la lei de 14 de Febrero no pugna con el tratado de 1874 i que es indudable la licitud del impuesto que ella establece; aun la prensa de Lima, ordinariamente desafecta a los intereses chilenos, ha encontrado bien fundada nuestra reclamación en el caso de que se trata. En tal sentido se pronunció E L COMERCIO del 3 del presente, i si L A OPINIÓN NACIONAL emitió distinto parecer, él fué sujerido por la Legación boliviana i aceptado indeliberadamente por los editores de este diario. «Empero, si contra lo que es presumible, el conflicto hubiera de prolongarse, i, sobre tocio, si hubiera de dar lugar a un rompimiento de las relaciones diplomáticas entre Chile i Bolivia, el caso no seria estraño ni indiferente para el Gobierno del Perú, i, por consiguiente para esta Legación será siempre muí importante el recibir las ulteriores comunicaciones que V. S. le promete.»

Después de esto i al ser instruido por V. S. mucho mas ampliamente hasta imponerme de las instrucciones impartidas el 3 del que rije a nuestro Encargado de Negocios en La Paz, juzgué llegada la oportunidad de hablar detenidamente sobre estos asuntos con S. E. el Presidente de esta Repitblica. No tuve que esforzarme en darle a conocer los antecedentes de la cuestión, pues por las publicaciones de la prensa, por las comunicaciones ele la Legación peruana en Bolivia, i acaso por otros medios, era conocedor, así del estado actual de ella como de todo lo que le habia dado oríjen. Pero sí debí inspirarle la convicción, que no tenia, de que el Gobierno de Chile, mni lejos de repugnar el sometimiento de la controversia a un arbitraje, estaba por él, con tal que el Gobierno de Bolivia suspendiese la ejecución de la lei de 14 de Febrero de 1878. Le di lectura de una parte de las instrucciones comunicadas por V. S. a la Legación chilena en La Paz, esto es, clel siguiente pasaje: «El Gobierno de Bolivia ha podido creer que la contribución aludida no es contraria al tratado de 1874; el de Chile mantiene una opinión contraria. De aquí fluye natural i lógicamente la necesidad de una discusión tranquila i amigable para arribar a un acuerdo común, i si ello no fuera posible, habría llegado la oportunidad de entregar al fallo de una potencia amiga el punto controvertido, dando así cumplimiento a lo dispuesto en el art. 2.° del protocolo anexo al tratado referido. «Mi Gobierno acepta cualquiera de estos dos arbitrios; pero lo que no puede aceptar eu manera alguna es que el Gobierno de Bolivia, haciéndose justicia por sí mismo, resuelva el punto discutido por vias de hecho, poniendo desde luego en ejecución una medida que Chile conccqrtua abiertamente contraria al tratado vijente. «En consecuencia, V. S. hará saber a ese Gobierno que el de Chile se encuentra dispuesto a continuar la discusión i a constituir el arbitraje, en la espresa iutelijencia de que se impartirán inmediatamente las órdenes necesarias para suspender la ejecución de la lei de 14 de Febrero ele 1878.» En vista de esto no pudo menos el señor jeneral Prado de espresarme con mucho calor i énfasis la complacencia que le causaba esta nueva demostración, ele que nada que no fuera equitativo i plenamente justificado entraba en el ánimo de nuestro Gobierno. «Ahora no tengo, me dijo, la menor duda de que pronto se habrá llegado al término satisfactorio de la dificultad, entregándola al fallo arbitral, pues no pienso que el Gobierno de Bolivia entorpezca ese procedimieato insistiendo en la aplicación de la lei que ha motivado el conflicto.» Discurriendo en seguida en tono confidencial sobre el fondo de la cuestión, me dijo el señor jeneral Prado que él era de opinión que, juzgado el caso con sujeción estricta a lo pactado, carecería el Gobierno de Bolivia de la facultad que ha pretendido ejercer; pero que, prescindiendo de ese punto de vista i admitiendo las inspiraciones de la equidad, no se faltaría a ellas si el arbitro impusiese a la próspera Compañía de Salitres de Antofagasta la obligación de pagar un lijero impuesto (tal como el proyectado) al Gobierno de Bolivia, Gobierno pobre i falto de recursos. «Por estas consideraciones encontradas, me añadió, no quería yo hallarme en la situación del arbitro que ha de fallar.» No dejé pasar sin la conveniente observación estas ideas de S. E., pero no necesito dar a conocerá V. S. mi contestación, ni estenderme mas sobre el particular, desde que en este punto no es otro mi propósito que indicar desde luego a la atención de V. S. uno de los motivos por los cuales, si se ha de llegar a constituir el arbitraje, la elección de este Gobierno no seria conveniente a nuestras miras. Tampoco lo seria por la consideración de que al interés de este Gobierno conviene todo gravamen que se imponga a la industria salitrera que hace competencia a la clel Perú. Dios guarde a V. S. JOAQUÍN GODOI.


CAPITULO SEGUNDO. El Enviado Estraordinario i Miniitro Plenipotenciario de Chile en el Perú, al Ministro de Relaciones Esteriores de Ohile. LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ.

Lima, Marzo 1." de 1879. Señor Ministro: Ayer dirijí a V. S. un telegrama concebido en estos términos: «Subsiste situación espectante que V. S. conoce. Gobierno espera informes Lavalle para decidirse. Recomiende vijilancia a fuerzas navales destacadas al Norte.» En efecto, la indecisión i el embarazo de este Gobierno en presencia del conflicto chileno-boliviano, son hoi los mismos que he tratado de poner de manifiesto en mis anteriores comunicaciones. Estimulado a la intervención armada en favor de Bolivia por motivos i consideraciones mui poderosas, e instigado a guardar neutralidad por otras consideraciones i motivos no menos atendibles, parece que su principal empeño se dirijiera a aplazar cuanto mas fuere dable el momento decisivo. Así se esplica la solícita acojida que dio a la idea de enviar cerca de nuestro Gobierno la Legación confiada al señor Lavalle, no tanto con la esperanza de atraer a los Gobiernos de Chile i de Bolivia a una solución pacífica, cuanto persiguiendo el propósito de ganar algunos días durante los cuales pudiera aquietarse la opinión de los no pocos hombres influyentes que jior pasión o por interés están por la intervención del Perú en la contienda. En este propósito, bien poco éxito ha logrado hasta ahora el Gobierno, preciso es reconocerlo. El diario oficial ha aludido a la cuestión en términos moderados aunque algo vagos; pero los demás diarios, escejito L A TRIBUNA, en que su editor i propietario, don Luis F. Zegers, se ha propuesto defender nuestra causa, i E L COMERCIO, que hasta cierto punto también la ha abrazado, persisten empeñosamente en su propósito de escitar la opinión pública contra Chile, calumniando nuestras intenciones, falseando la versión de los sucesos i apreciándolos a su antojo con las espresiones mas violentas e irritantes. Los pliegos adjuntos contienen una colección de los artículos de la prensa en los últimos dias. Su lectura permitirá a V. S. percibir por sí lo que acabo de esponerle. Al mismo tiempo que la prensa, otros elementos de ajitaciou se ponen en juego, i así, eutre los artículos a que acabo de aludir, jiodrá V. S. ver uno en que se promueve un meeting para protestar contra la actitud de Chile i para escitar al Gobierno a declararnos la guerra haciendo causa común con Bolivia. La ajitacion, pues, no cede, i ese estímulo, agregado a los demás que en otras comunicaciones he procurado señalar, i a un nuevo aliciente, a saber, el ofrecimiento que, según se me asegura, ha venido a hacer a este Gobierno la misión boliviana del usufructo gratuito por 99 años de las salitreras del Toco, obligarán al Gobierno del Perú a adoptar mas o menos pronto una decisión. La oportunidad de ella vendrá, a no dudarlo, luego que el señor Lavalle envié sus informes. Entre tanto, no esperando este Gobierno que el nuestro consienta en la desocupación del litoral que está dominando, teme no poder resistir al empuje de los diversos elementos conjurados contra nuestra causa i tener que declararse nuestro enemigo. Para tal evento, acaso está procurando interesar en el plan al Gobierno arjentino; mas esto no pasa hasta ahora de una simple presunción que carece de datos positivos en que fundarse. Pero sí está al alcance de mi percepción que está haciendo ajirestos bélicos, si no con mucha actividad, con aquella, al menos, que sus escasos recursos permiten. La fragata blindada Independencia, la corbeta Union i la cañonera Pilcomayo, estaban de antemano listas. El monitor Huancar lo está al presente i en él se ha embarcado cautelosamente en estos dias un numeroso cuerpo de guarnición. Los monitores de torreón Manco Capac i Atahualpa se están reparando hasta alcanzar a ponerse en el mediano estado que a lo sumo pueden alcanzar. Se han efectuado algunos enganches para completar las dotaciones de la arTOMO

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retada, i aunque sin informes todavía sobre trabajos en las baterías del Callao, tengo noticias de que son objeto de la atención actual del Gobierno. Todas estas fuerzas son, empero, impotentes para luchar con probalidades de éxito contra las de nuestra armada, i tal es la conciencia del Gobierno fundada en la opinión de los mas serios de sus marinos. De aquí la necesidad de proveerse de mas elementos, i de aquí el empeño con que se procura, según se me ha dado aviso del Callao, adquirir torpedos a toda costa. Esto considerado, no he podido menos de insistir en mi telegrama de ayer en la conveniencia de que se recomiende toda vijilancia a nuestras fuerzas navales destacadas en el Nopte. Una sorpresa, el empleo acertado de torpedos, etc., podrían compensar la diferencia de poder de las dos escuadras. Por este mismo correo, i si fuere necesario por telégrafo, haga i haré las advertencias del caso al jefe de nuestras fuerzas de ocupación, i entre esas advertencias oportunamente le trasmitiré la de una próxima salida hacia el Sur, según estoi avisado, del vapor Talismán, con dirección i objeto que hasta ahora no me son conocidos. Habiendo dado a conocer a V. S. en mi precedente comunicación los oficios cambiados entre esta Legación i el Ministerio de Relaciones Esteriores del Perú, con motivo de haber este Gobierno interpeládome acerca de la significación i alcance de la reocupacion del litoral por nuestras autoridades, tócame ahora elevar a su conocimiento la última nota que he recibido de este señor Ministro sobre el particular. Dicha nota es la que se servirá V. S. hallar adjunta. Dios guarde a V. S. JOAQUÍN GODOI. El Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile en el Perú al Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ.

Lima, Marzo 5 de 1879. Señor Ministro: Dos telegramas dirijí sucesivamente a V. S. durante el día de ayer. El primero, valiéndome del Código secreto que envié a su despacho adjunto a mi oficio, i fecha 22 del mes próximo pasado, constaba de las palabras martillo fiel que, según el indicado Código, han debido significar a V. S. lo siguiente:—«Número 1. Los últimos acontecimientos del litoral han producido acpií una considerable escitacion contra Chile.» El segundo, redactado con arreglo a la nueva clave, que V. S. se sirvió comunicarme en nota reservada de fecha 19 del mes recien pasado i precedido de la palabra sierra, que en conformidad al Código secreto referido significa «número 2,» ha debido espresar, descifrado, lo que signe:—«Gobierno tiene temor a guerra, pero escitado por opinión, hace aprestos sin decidirse. Escuadra, ejército i baterías Callao, alistándose.» Con efecto, en las breves palabras de esos telegramas va espresada la situación del dia. De la grande escitacion que en la opinión pública han despertado los sucesos del litoral, i últimamente la supuesta ocupación de Calama por nuestras fuerzas, podrá V. S. tomar ideas por los artículos de los diarios de Lima que van recopilados en el legajo adjunto. Con escepcion de L A TRIBUNA, que defiende nuestra causa, i del diario oficial, que usa de circunspección al referirse a aquellos sucesos, los demás periódicos estimulan abiertamente al Gobierno i al pueblo a unir sus esfuerzos a los de Bolivia para hacernos la guerra. E L COMERCIO, que se habia contenido dentro de ciertos límites de moderación i que aconsejaba al principio la neutralidad, como necesidad i conveniencia para el Perú, ha adoptado la cansa contraria, i en los últimos dias ha usado de un lenguaje tan violento que en nada cede a los demás. El Gobierno ha tenido que apelar a todos los medios de influencia para con los caudillos conocidos de las ajitaciones populares a fin de evitar un meeting desordenado en


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que trataban de constituirse para poner en conflicto a las autoridades i precipitarlas a la guerra. V. S. es conocedor, ¡)or mis precedentes comunicaciones, de los móviles de esta escitacion: el odio hacia nuestro país encarnado en muchos notables e influyentes personajes; el interés mercantil de todos los que están ligados de algún modo a la vasta especulación salitrera, i los cálculos políticos de los desafectos al Gobierno i de los que anibicionau altos puestos en la administración. Apagar todos esos estímulos i dominar todos esos elementos, es empresa de que no encuentro capaz al Gobierno, i para la cual el Gobierno mismo se siente desanimado. De aquí la casi seguridad de que será arrastrado a la intervención armada. La única consideración poderosa que mantiene la indecisión es, no la remota esperanza a que da a veces acojida de que la Legación Lavalle logre inducir a nuestro Gobierno a un avenimiento pacífico con Bolivia, sino la conciencia de su pésima situación fiscal i de la inferioridad ele sus elementos navales comparados con los que Chile posee. Pero de esta última consideración, unida, a la casi certidumbre de que tendrá que hacernos la guerra, ha nacido naturalmente su empeño de alistar sus naves, incrementar su ejército i marinería,, guarnecer a Iquique i aprestar las baterías del Callao, descuidadas poco tiempo bá. En el alistamiento de las naves es de notarse que todas las que requerían reparaciones en el dique flotante del Callao han sido sometidas a esta operación. Los monitores Huáscar, Manco Capac i Atolmalpa han sido sucesivamente reparados de esa suerte, i la fragata blindada Independencia está hoi mismo en el dique. Se dice, pero no tengo todayía por cierto tal rumor, que este buque cambiará su artillería (dos cañones de 150 i doce de 70, sistema Armstrong) por otra de mas grueso calibre. La corbeta Union i la cañonera Pilco-mayo, que han estado de estación en los puertos del Sur, han sido llamadas al Callao para incorporarse a la escuadra que, según cálculos aproximativos, en poco mas de una semana estará espedita para moverse hacia donde se la destine. Aunque sus dotaciones son todavía incompletas, con la actividad que ha empezado a desplegarse por las autoridades marítimas, pueden completarse en pocos dias mas por medio del enganche voluntario i el reclutamiento forzoso a que se ha apelado. A las baterías del Callao se ha destinado alguna fuerza que, careciendo todavía de pericia en el manejo de los cañones de grueso calibre, ha empezado a ejercitarse bajo la dirección de oficiales de artillería i de marinos que, retirados temporalmente del servicio, han sido llamados a él con precipitación. Para guarnecer a Iquique, trátase de mandar a aquel puerto tres batallones de infantería i probablemente alguna fuerza de artillería. Los trasportes de guerra Chalaco, Limeña i Talismán, con 24,000 raciones de armada a bordo, están casi listos para poder zarpar, pero presumo que no saldrán sino en convoi con toda la escuadra para Iquique, en donde hai el plan, no bien decidido aun, de concentrar el ejército i la escuadra de operaciones para el caso de guerra. Limitada la acción de este Gobierno a guarnecer a Iquique, poco recelo deberían inspirarnos esas medidas; pero si ha de trasportarse allá toda la escuadra i un numeroso ejército, pienso que tal disposición es casi la guerra misma. Dado ese caso me parece que deberé interpelar a este Gobierno i exijirle que declare abiertamente su neutralidad en la contienda chileno-boliviana i que no aproxime su escuadra a la nuestra. Una respuesta aquiescente i satisfactoria, habiendo motivos para reputarla sincera, baria desaparecer todo recelo; pero una negativa de su parte a tan lejítima exijencia, seria la señal del rompimiento que me apresuraría a comunicar inmediatamente al Gobierno i al jefe de nuestras fuerzas espedicionarias a fin de obrar a tiempo, resuelta i rápidamente, sobre las fuerzas peruanas. Invito particularmente a estas circunstancias hipotéticas la atención de V. S. Va adquiriendo acojida el propósito de algunos de que sea convocado estraordinariamente el Congreso de este

pais. Si esto acontece, las probabilidades todas estarán por la ruptura, i el hecho solo de la convocatoria por el Gobierno, significará que deliberadamente se deja arrastrar a ella. Por conducto que, si no inspira desconfianza, tampoco j>uedo reputarlo fidedigno, ha llegado a mi noticia que este Gobierno cuenta con adquirir un buque blindado poderoso en un término de no mas de cincuenta dias. Sin hacer gran caudal de esta inesperada nueva, no me abstengo, sin embargo, de trasmitirla a V. S. ni descuidaré dilijencia alguna paraxomprobarla, pues tiene de verosímil la circunstancia de que este Gobierno, persuadido de la inferioridad de sus elementos navales respecto de los de Chile, ningún esfuerzo, ningún sacrificio omitiría por adquirir otros. Ademas del plazo de cincuenta dias en que se supone posible la adquisición, puede orijinarse la sospecha de una tentativa respecto del Gobierno de Buenos Aires. Trasmito a V. S. como dudosa esta noticia, o mas bien como un motivo para tratar de adelantar una investigación sobre el particular, porque es mi propósito no comunicar a V. S. como importante i efectivo, nada sobre cuya certidumbre quepa duda. Así, se ha circulado recientemente aquí el rumor de que el Gobierno de S. M. B. había resuelto apremiar a este Gobierno para la solución de las obligaciones contraidas en la Bolsa de Londres. Me abstuve de participar a V. S. ese rumor, si bien tuve motivos para pensar que fué trasmitido a Chile por telégrafo, porque no lo encontré suficientemente comprobado, como no lo está hasta hoi, i a pesar de que tengo fuente segura de información que he consultado. Dios guarde a V. S. JOAQUÍN

GODOI.

MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES.

Lima, Febrero 27 de 1879. Señor: Me es grato acusar recibo a V. E. de su oficio de 23 del mes corriente en que, respondiendo al mió de 21 del mismo, se digna informarme que su Gobierno no tardará en dirijirse a los de las naciones amigas dándoles cuenta, por medio de una esposicion detallada, del rompimiento de sus relaciones amistosas con Bolivia, i que dicha esposiciou se remitirá a la cancillería del Perú, Estado con el que ha mantenido siempre Chile inalterable amistad i del que ha sido constante aliado desde su independencia en todos los grandes conflictos internacionales. Agradezco a V. E. debidamente tan oportunos informes. A la vez debo decirle, ocupándome del incidente con que V. E. termina su citado oficio, que el Gobierno se impuso con sentimiento de la publicación hecha por un diario de esta capital anunciando que por este despacho se habia dirijido a esa Legación una comunicación en solicitud de informes oficiales sobre la ocupación del litoral boliviano por fuerzas chilenas, i que, con tal motivo, el infrascrito dictó las medidas conducentes a una eficaz investigación. Sirplico a V. E. que, por su parte, se sirva hacer lo propio en esa Legación, a fin de asegurar, en cuanto sea posible, la reserva necesaria en nuestra correspondencia. Tengo la honra de renovar a V. E. las espresiones de alta i distinguida consideración con que me suscribo de V. E. atento i seguro servidor.—(Firmado).—M. IRIGOYEN. — Al excelentísimo señor Joaquín Godoy, Enviado Estraorclinario i Ministro Plenipotenciario de Chile. Está conforme.—Godoi. El Ministro de Relaciones Esteriores de Chile al Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile en el Perú. MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE CHILE.

Santiago, Marzo 11 de 1879. Acabo de celebrar con el señor Lavalle, Ministro Plenipotenciario del Perú, la primera conferencia acerca del objeto de su misión. Omitiré en este momento el cambio de conceptos jenerales i de importancia secundaria para comunicar a V. S.,


CAPITULO

desde luego, la idea primordial que domina i que seguirá acaso dominando en las sujestiones conciliadoras del representante del Perú. Considera el señor Lavalle que la ocupación por parte de Chile de los territorios reivindicados es un escollo que embarazará todo arreglo, i por eso ha tratado ante todo de removerlo. Pretendería el Plenipotenciario peruano que Chile abandonara los territorios que ha ocupado recientemente hasta tanto se pronunciara un arbitro acerca del derecho que Chile alega al dominio de ellos. Entre tanto, se formaría una rejion neutral bajo la garantía de Solivia, Chile i Perú. Como V. S. comprenderá, esta idea no podia hallar en mi Gobierno buena acojida. Chile, antes de enviar sus fuerzas al desierto de Atacama, agotó todos los arbitrios conciliadores que le sujeria su ardiente deseo de conservar la buena iutelijencia con Bolivia. Rechazadas por ésta sus justas i moderadas exijencias; roto, por último, el tratado (pie a ella le ligaba, Chile no podía hacer otra cosa que adoptar sin pérdida de tiemjio las medidas necesarias para mantener la situación que la ruptura del tratado creaba lójicamente. Ocupando Chile sus antiguas posesiones, que solo abandonó a virtud de un pacto que la otra parte no ha cumplido, no pone en peligro ningún interés continental, ni desarrolla pretensiones de avanzar sus fronteras mas allá de donde las tenia el año 6G. Si en esta fecha no se creyó que Chile debia abandonar la posesión real i efectiva que desde tiempo inmemorial sostenía en Mejillones, con menos razón puede pretenderse eso ahora que se han levantado poblaciones chilenas. Por mi parte no dejé de insinuar estas ideas al señor Lavalle, el cual me pidió que, no obstante, hablase con S. E. el Presidente acerca de la sujestion que me hacia. Terminada aquella conferencia, sin que hubiésemos arribado a ningún arbitrio aceptable, convinimos en que nos reuniríamos próximamente con el mismo objeto. Apenas considero necesario agregar que tanto S. E. el Presidente como mis colegas de Gabinete me han significado su perfecta conformidad con las ideas espuestas por mi parte. Entre tanto, considero que esta situación no puede prolongarse sin positivas desventajas para nosotros. Merced a estos recursos dilatorios, el Perú logrará, sin duda, reforzar sus elementos bélicos i colocarse en mejor situación que la actual. Conviene, pues, estimularle para que nos haga conocer la actitud que asumirá en presencia de nuestro conflicto con Bolivia. Aunque ya he llamado la atención de V. S. a este punto, creo que debo encarecerlo ahora que diversos documentos oficiales del Gobierno de Bolivia, que ha rejistrado la prensa, no jmeden dejar duda de que se ha establecido el estado de guerra entre ambas repúblicas. Si el Gobierno del Perú, echando en olvido los deberes que la reciprocidad le imponía, se niega a asumir la actitud neutral que Chile observó por su parte con toda lealtad cuando él se vio envuelto en guerra con los Estados vecinos; si, por último, no tiene el ánimo de mantener la actitud de amigo común, que sagrados deberes le imponen, será preciso que así lo declare, i que asuma la responsabilidad de sus actos. Espero, pues, que V. S. pida al Gobierno del Perú una declaración oficial que disipe toda duda i que nos permita conocer si existen los elementos adversos con que habremos de luchar en la presente contienda con Bolivia. Dios guarde a V. S. ALEJANDRO FIERRO.

El Ministro de Relaciones Esteriores de Chile al Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile en el Perú. MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE CHILE.

Santiago, Marzo 12 de 1879. Como V. S. comprenderá, interesa sobremanera a mi Gobierno tener un conocimiento exacto del tratado de alian-

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SEGUNDO.

za entre Perú i Bolivia, que se dice ajustado el 6 de Febrero de 1873 i aprobado por las Cámaras de ambas repúblicas en el curso del mismo año. La apreciación de las cláusulas que aquel pacto contenga respecto de nosotros, nos marcaría fijamente el rumbo que debemos seguir i determinaría la actitud que nos corresponde asumir en las presentes circunstancias. Reitero, pues, a V. S., mui encarecidamente, la recomendación que antes le he hecho, de hacer cuanto sea posible para adquirir una copia de aquel pacto, o, a falta de ella, un conocimiento fiel de sus disposiciones, que nos permita basar en él nuestros procedimientos ulteriores. En este sentido, no debe escusar V. S. dilijencia, gastos ni sacrificios. En la conferencia que acabo de tener con el representante del Perú, señor Lavalle, le interpelé acerca de la existencia del pacto aludido. Me espuso sin vacilación que no tenia el menor conocimiento de que Bolivia i el Perú estuviesen ligados por el compromiso que se les atribuía i que, preocupado por primera vez su espíritu con este asunto, con motivo de las alusiones al pacto que ha hecho la prensa de Chile, no habia trepidado en dirijirse a su Gobierno pidiéndole, en la primera nota escrita desde este pais, una esplicacion acerca de ese hecho. Me agregó que su participación activa en los debates lejislativos desde el año 74, le habría hecho conocer, si él existiese, el pacto en cuestión. Me significó, por último, que el año 73, en que se dice fué aprobado por las Cámaras del Perá, el Congreso se mantuvo en receso, de modo que no ha podido prestar en ese año la aceptación constitucional que para su validez requiere todo tratado que celebre el Ejecutivo. Por lo demás, en oficio separado comunicaré a V. S. el resultado de la conferencia que acabo de tener con el señor Lavalle i cuyo estracto he trasmitido a V. S. por telégrafo. Me bastará anticipar a V. S. que en la espresada conferencia no se arribó a ninguna solución aceptable. Próximamente tendremos otras conferencias. Dios guarde a V. S. ALEJANDRO

FIERRO.

El Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile en el Perú al Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ.

Lima, Marzo 12 de 1879. Señor Ministro: Habiendo llegado a manos de V. S. mi precedente nota, fecha 8 del corriente, destinada a darle a conocer la azarosa condición actual de las relaciones entre éste i nuestro pais, e impuesto de mi telegrama del 8, marcado «Tornillo,» en que le comuniqué la salida de una fuerte guarnición para Iquique i el envío, con el mismo destino, de un considerable armamento, habrá podido V. S. comprender perfectamente toda la significación i alcance del telegrama qu*> le dirijí el dia 9, marcado «Prensa,» o sea «número 0,» i que, descifrado, debe haberle espresado lo siguiente:—«Creo misión Lavalle trata ganar tiempo. Si no logra avenimiento, guerra inevitable. Escuadra en Callao. Gobierno cree contar con blindado italiano. Pienso debemos precipitar solución i obrar pronto aun sobre trasportes en marcha, si misión Lavalle no promete solución pacífica. Avise resolución. No se divulgue.» Que la misión confiada al señor Lavalle trata de ganar tiempo, i que en este propósito obedece a instrucciones de su Gobierno, es para mí una conjetura que reviste los caracteres de la evidencia. Al Perú le conviene aplazar el momento de tomar una resolución, porque ella tendrá que ser por la intervención armada, al menos que Chile consienta en abandonar el litoral recuperado, i para intervenir como belijerante con probabilidades de éxito, necesita acabar de alistar su escuadra e incrementar su poder con la adquisición de torpedos i de uno o mas buques blindados, lo que procura a toda costa i sin omitir medio alguno. Necesita, ademas, arbitrar fondos para hacer esas adquisiciones i para sostener el numeroso ejército que trata de


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formar i que se eleva ya a no menos de 4,000 hombres. Para el caso en que el señor Lavable no pudiera dilatar el curso de sus jestiones, tanto cuanto conviene a las miras de su Gobierno, tiene éste el propósito de convocar al Congreso Nacional a sesiones estator diñarías, fijando un plazo de treinta días para la reunión. Sabedor positivamente de que el Congreso estará por la guerra, su convocatoria no tiene otro objeto que el aplazar la decisión hasta el momento que crea oportuno. A todos los demás indicios ciertos que revelan el propósito de ganar tiempo, jiíutase la proposición que el Enviado peruano lia hecho a V. S. en su primera conferencia, de la cual acabo de tomar conocimiento por su telegrama de esta fecha, proposición inaceptable a todas luces, i, como tal, calculada para prolongar la discusión i no con otro fin, pues este Gobierno está en la firme persuacion de que Chile no consentirá en la desocupación del litoral recuperado, i de ahí su decisión reservada de hacer la guerra i para ello sus activos aprestos. Que la guerra con el Perú será por este Gobierno provocada cuando se sienta suficientemente fuerte, si no consiente Chile en la desocupación propuesta, es también un hecho con que es forzoso contar, i ya he manifestado a V. S. los motivos que me asisten para afirmarme en este concepto. A ellos, ademas, tengo que agregar que, según revelaciones que estimo fidedignas por su procedencia, el Gobierno de Solivia está estimulando vivamente al del Perú hacia su pronunciamiento contra Chile, no solo recordándole el pacto que liga a ambos, sino halagando el codicioso interés con que éste mira las salitreras de Antofagasta. Antes habia ofrecido otorgarle el usufructo gratuito por 99 años de los salitrales del Toco; ahora, según las aludidas revelaciones, le promete en los mismos términos el usufructo de todos los salitrales existentes en el territorio de que está en posesión i en el que trata de recuperar con el auxilio del Perú. Partiendo de este modo de ver, en mi telegrama del 9 no pude menos de manifestar a V. S. el concepto que tengo formado de que nos interesa sobremanera precipitar la solución, obligando al Perú a que se prenuncie antes que él mismo considere llegado el momento de pronunciarse, esto es, antes de que complete la organización de sus elementos bélicos. Llevé mi idea en el telegrama del 9 hasta creer conveniente la captura del trasporte Limeña con las tropas i armamento que a su bordo iban encaminados a Iquique, porque preveo que, guarnecido aquel puerto con un ejército cpie fácilmente puede hacerse llegar a 4,000 hombres, mas tarde su ocupación nos impondrá grandes sacrificios. Si se tratase de rendir la guarnición por la fuerza, una lucha sangrienta seria inevitable; si se tratase de rendirla por hambre, bloqueando el puerto, la numerosa población chilena avecindada en Tarapacá, seria la primera víctima de la medida, pues la guarnición no se rendiría sino después que hubiesen perecido de estenuacion los seis mil o mas chilenos que residen en aquel departamento. Antes de haber sido guarnecido Iquique, nuestra ocupación habría sido fácil i nuestros compatriotas allí residentes habrían sido otros tantos brazos armados para sostener la ocupación; jiero después de guarnecido,nuestros compatriotas, sin poder prestar a la causa de su país gran cooperación, pueden llegar a ser un embarazo para nuestra acción. Estas consideraciones prevalecieron en mi idea sobre las que no desconozco de que habría sido imposible dar forma regular a nuestro procedimiento sorpresivo, i de que el tiempo para obrar era demasiado estrecho para utilizarlo con tal propósito. Ayer dirijí a V. S. dos telegramas, marcado el uno «Clavo,» o sea «número T» i redactado según el Código telegráfico, para significar este concepto:—«Noticias fidedignas llegadas de Bolivia anuncian que se han puesto en marcha para el interior, con dirección al litoral, 5,000 hombres;» el otro marcado «Yunque.» o sea «número 8,» escrito en la clave vijente, para significarle lo siguiente:—«Continúan aprestos aquí. Creo conveniente nuestra escuadra esté reunida.» Tocante al primero, debo manifestar a V. S. que no he obtenido la noticia de buena fuente; pero no estoi escento

de mirarla con desconfianza, ya en cuanto al propósito mismo de emprender la marcha a través del desierto, ya en cuanto al número del ejército. Esto, no obstante, lo trasmití a V. S., i al jefe de¿ nuestras fuerzas espedicionarias, porque, a ser cierta, como se me ratifica hoi, ella demandaría medidas urjent.es. Tal como se me comunicó i se me ratifica, habrían salido de La Paz, primeramente dos mil hombres, que se suponen llegados a Potosí, i poco después tres mil mas, que se suponen ya en Oruro, unos i otros destinados al litoral. Respecto del segundo de los telegramas aludidos, solo tengo que añadir a su contenido que los aprestos a que se refiere se advierten en el ejército i en la marinería, que si.guen amentándose, en las naves que siguen alistándose con actividad (si bien el alistamiento de la Independencia promete demora de mas de quince días,) en las baterías, servidas ya por una regular dotación que hacen con la posible frecuencia ejercicio de tiro al blanco, i en todos los departamentos a que conciernen los preparativos para una próxima campaña. Sin tiempo para estender mas este oficio, continuaré mis informes por los correos próximos, sin perjuicio de servirme del telégrafo, como hasta ahora, para comunicaciones de carácter urjente. Dios guarde a V. S. JOAQUÍN GODOI. El Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile en el Perú al Ministro de Relaciones Esteriore» de Chile. LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ.

Lima, Marzo 15 de 1879. Señor Ministro: Estoi impnesto, por conducto enteramente fidedigno, de que este Gobierno ha recibido ayer u hoi un telegrama en que se le avisa que su comisionado, don José Francisco Canevaro, salió de París el 10 i llegó a Roma el 12 del corriente, para cumplir las órdenes de aquí impartidas, de piocurar la adquisición inmediata de uno o dos blindados italianos. El hecho de haber salido el señor Canevaro de Paris diez dias después de haber recibido las órdenes aludidas, a pesar de la suma urjencia con que se le encargó proceder, es indicio cierto de que ha empleado ese plazo en realizar fondos para la operación, fondos que puede haber reunido contribuyendo él mismo con una considerable porción, i los acaudalados peruanos allí residentes, Goyeneclie i Candamo, con lo restante, o que puede haberlos obtenido en alguna ojieracion financiera,, tan onerosa como se quiera, pero que este Gobierno ha aceptado de antemano anhelosamente. Es posible que el Gobierno italiano no esté dispuesto, como lo estuvo en otro tiempo, a enajenar sus buques acorazados, pero también cabe la suposición contraria. Me consta que hasta ahora el comisionado Canevaro no hadado aviso de haber efectuado la compra en Italia; pero me inclino a creer que cuenta ya con los fondos necesarios, i en tal creencia, si no puede realizar su tentativa en Italia, acaso no le sea difícil en Turquía, Francia o Inglaterra. Reunidos los fondos, tiene ya en su favor casi todas las probabilidades. Este propósito, perseguido por el Gobierno del Perú con indecible ahinco, i sin reparar en sacrificio alguno, constituye una de las evidentes demostraciones de que, persuadido de no lograr la desocupación del litoral reivindicado, está resuelto a hacernos la guerra de concierto con Bolivia, no esperando para ello sino el momento en que le sea dado reforzar su escuadra. Como ese momento dista todavía, le importa sobremanera ganar tiempo, i definitivamente afirmo que no es otro el objeto de la permanencia del señor Lavable en Chile, después de saber que nuestro Gobierno no acepta arreglo que tenga por base la desocupación. Con el objeto también de ganar tiempo i con otro que indicaré en seguida, ha dirijido una comunicación al Gobierno norte-americano escitándole a interponer su mediación para con Chile i Bolivia. Dicha comunicación (así me


CAPITULO SEGUNDO. consta positivamente) fué enviada por el vapor que salió de aquí antes de ayer con destino a Panamá, para ser de allí trasmitida por telégrafo al secretario de Estado de los Estados Unidos. Sin perjuicio de esa comunicación, es posible que haya dirijido otra telegráfica al mismo destino por la via de Chile; pero acerca de esto no me asisten sino meras presunciones. El otro objeto, o mas bien los otros objetos que ha tenido en mira al dirijirse al Gobierno norte-americano, son, después del ya indicado, que es el primordial: 1.°, hacer saber a aquel Gobierno la existencia del estado de guerra entre Bolivia i Chile, i reforzar de este modo la noticia sobre lo mismo enviada irregularmente por el señor Flores, proponiendo así i haciendo lo jwsible por cerrarnos los puertos de aquel pais para la estraccion de elementos bélicos; i 2.°, atribuirse las apariencias de ser guiado por miras honradas i ]iacíficas, i a la vez alejarnos las simpatías, concitándonos aquellas no grandes dificultades, pero dificultades, al fin, que nos acarrearían el rechazo de un ofrecimiento de mediación hecho por el Gobierno americano. Con todos estos propósitos ha tratado de captarse este Gobierno la voluntad del Ministro de los Estados Unidos en esta capital, i hasta cierto punto debe haber logrado su intento, pues el señor Gibbs, si bien se negó a comunicar por telégrafo a su Gobierno el estado de guerra, estravagantemente pronunciado jior el señor Flores, sujirió a éste la idea de enviar un telegrama a Mr. Evarts i él mismo le hizo ^traducción inglesa. Ademas, todo me hace creer que por el citado vapor del 13, escribió a su Gobierno escitándole a asumir el papel de mediador. Hai aun otro incidente en que el señor Gibbs ha tomado una solicitud que nos es desfavorable: el relativo al cambio de bandera de los vapores Itata i Loa de la Compañía Sud-Americana, incidente de que me ocuparé mas adelante o en otro oficio. La ajitacion del Gobierno del Peni, preparándose para la guerra, no solo tiene espresion en los pasos i dilij encías a que acabo de referirme, sino en la actividad desplegada para acumular i organizar los elementos de que aquí puede disponer. El ejército sigue incrementándose i disciplinándose con un empeño hasta ahora desconocido i llega ya a la considerable cifra que con otros detalles daré a conocer a V. S. en mi próxima comunicación ordinaria o antes por telégrafo, pues estoi compajinando los datos adquiridos a este respecto. Para completar las dotaciones de los buques se reclutan forzadamente a los nacionales i se pagan fuertes jirimas de enganche a los estranjeros, jeneralmcnte americanos, irlandeses, italianos, ecuatorianos i manilas, que consienten en tomar servicio. Los buques de línea, todos los cuales, a escepcion de la cañonera Pilcomayo, se hallan ya reunidos en el Callao, están mientras algunos completan sus reparaciones, haciendo diarios ejercicios de tiro al blanco fuera de la bahía. Los trasportes, a escepcion del Limeña, que no ha regresado aun de su comisión a Iquiqne, se hallan listos para partir con cualquier destino sobre la costa. La corbeta Union apresura la limpia de sus fondos, estando lista en cuanto a J o elemas; i la fragata Independencia activa la rocolocacion de sus antiguos cañones, habiendo prevalecido la ielea ele no cambiar los de batería, i la de sustituir tan solo uno de los cañones ele 150 libras ele la cubierta por otro de 300. Las baterías del Callao, dotadas ya de un número de jente de servicio que, si no es suficiente, es buena base para ulterior aumento, hacen diarios ejercicios de fuego i de maniobra bajo la dirección de una comisión especial. A la anunciación de tóelos estos preparativos bélicos es necesario añadir, para su perfecta apreciación, la ajitacion de los ánimos i la exacerbación ele las pasioues cada elia mayor. El Gobierno que, usando de sus facultades estraordinarias i procurando la calma, impidió en vez pasada la celebración de un meeting, ha resuelto ahora permitirlo i tendrá lugar mañana. En esta situación que, como se ve, anuncia rompimiento inevitable si no aceptamos las sujestiones cled Enviado del Perú, inaceptables como son, he recibido hoi el telegrama en que V. S.,con fecha de ayer, me dice lo siguien-

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te, si mal no he descifrado la forma incorrecta en que lo ha trasmitido el cable:—«Vistos telegramas de hoi. Pida neutralidad inmediata. Avise.» Aunque nada me parece mas propio de las circunstancias actuales que el cumplimiento inmediato de esta orden, lo he demorado por algunas horas, que he empleado en el despacho de mi copiosa correspondencia de hoi, dirijiendo entre tanto a V. S. un mensaje telegráfico para asegurarme de la autencidad del recibo i de haberlo descifrado con acierto. Mi telegrama, parte en cifra i parte en palabras usuales, ha debido decir a V. S. lo siguiente:—ccRecibido su telegrama de ayer con orden de exijir inmediata neutralidad. Confirme contenido con la palabra auténtico, i esta tarde pasaré nota.» El tiempo disponible no me permite prolongar este oficio ; pero el telégrafo me permitirá reparar mas oportunamente toda omisión. Dios guarde a V. S. JOAQUÍN GODOI. El Ministro de Relaciones Esteriores do Chile al Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile ea el Perú.

Santiago, Marzo 18 d¿¡ 1879. Se han recibido los oficios de V. S., números 16 i 17, de fecha 1.° i 5 del corriente. Con posterioridad a la primera de esas fechas se han recibido los telegramas de V. S. que reproduzco en seguida con las respectivas contestaciones i subrayando la parte cifrada. Núm. 1.—Martillo fiel.—4 de Marzo. Núm. 2.—Sierra.—«Gobierno tiene temor guerra; pero escitaclo por la opinión hace aprestos sin decidirse. Escuadra, ejército i baterías Callao, alistándose.»—5 de Marzo. Núm. 3.—Rueda.—«Se cree Canevaro ha comprado en Inglaterra, Italia o Turquía, para Perú, un blindado que viene camino con jefes peruanos. Estoi indagando. Indague V. S. en Europa. Iquiqne va a ser guarnecido mil hombres. Avise recibo i resultado misión.»—7 de marzo. Núm. i.—Palanccc.—«Si Perú ha comprado blindado importa obligarle declare guerra para que obremos pronto. Este Gobierno tiene miedo. Avise recibo.»—7 de Marzo. Contestación.—«Recibido dos partes. Indagaré Europa. Misión recibida ayer sin novedad.»—8 de Marzo. Telegrama al Ministro de Chile en París.—«Avise si Perú compró buque en Europa.»—8 de Marzo. Núm. 5.—Tornillo.—«Trasportes Lima i María Luisa, salieron anoche con mil hombres de infantería i artillería para Iquiqne. Irá caballería. En el Sur se embarcará mas tropa hasta completar dos mil. División lleva, ademas de su armento, tres mil rifles.»—8 ele Marzo. Núm. 6.—Prensa.—«Creo misión Lavalle trata ganar tiempo. Si no logra avenimiento, guerra inevitable. Escuadra en Callao. Gobierno cree contar con blindado italiano. Pienso debemos precipitar solución i obrar pronto aun sobre, trasportes en marcha, si misión Lavalle no promete solución pacífica. Avise resolución.»—9 ele Marzo. Contestación.—«Recibido tornillo i prensa. Mañana primera conferencia Lavalle. Comunicaré.»—10 de Marzo. Telegrama al Ministro de Chile eu París.—«Avise si Perú compró buque en Italia.»—10 ele Marzo. Telegrama del Ministro a la Legación de Chile en el Perú.—«Lavalle propone desocupar el litoral i neutralizarlo'garantía Chile, Perú i Bolivia, mientras arbitro falle. Chile no puede aceptar esa base. Habrá otra conferencia.» —11 de Marzo. Núm. 7.—Clavo.—«Acuñado i acuñación (Código).»—11 do Marzo. Núm. 8.— Yunque.—«Continúan aprestos aquí. Creo conveniente nuestra escuadra esté reunida.»—11 de Marzo. Núm. 9.—Polea.—«Ministro boliviano en Lima, dirijido circular a Cuerpo Diplomático'annnciándole estado ele guerra entre Chile i Bolivia. Ha pedido sin lograrlo, que Ministros ingles, francés, italiano i americano, informen a sus Gobiernos por telégrafo.»—14 de Marzo. Núm. 10.—Motor.—«Objeto circular Ministro bolivia-


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GUERRA DEL PACIFICO.

no evitar salida de nuevos buques para Chile».—14 de proposiciones, de cualquier jénero que sean, que signifiquen Marzo. el abandono de aquellas poblaciones i territorios que forman parte integrante de la república. Contestación.—«Vistos sus telegramas de hoi. Pida neutralidad inmediata.—Avise.»— 14 de Marzo. Cuidaré de tener al corriente a V. S., por medio del telégrafo, de las incidencias que ocurran en este particular. Núrn. 11.—Piola.—«Recibido hoi su telegrama de ayer con orden de pedir inmediata neutralidad. Confirme conCon el propósito de regularizar la administración polítenido con la palabra «auténtico» i esta tarde pasaré nota.» tica, civil i judicial del litoral del Norte de la república, S. —15 de Marzo.» E. el Presidente de la República, de acuerdo con el Consejo de Estado, ha resuelto convocar al Congreso a sesioContestación.—«Auténtico.»—17 de marzo. nes estraordinarias para el 20 del corriente. Al mismo Núm. 12.—Cuña.—«No he recibido contestación a tetiempo que se tomen las providencias relativas al fin indilegrama Piola, pero hoi paso nota pidiéndola (?) declaracado, se tomarán las que convenga para la defensa nacioción de neutralidad.»—17 de Marzo. nal, supuesto el caso de que nos veamos obligados a rechaEsta correspondencia telegráfica, en la parte cifrada, ha zar las hostilidades de Bolivia o de sus aliados, si los ensido traducida con facilidad i exactitud, i el sentido de ella cuentra. no se ha prestado a dificultades de interpretación. En cuanto al justificativo de mi telegrama del 14 del corriente, es Adjunto a V. S. un ejemplar de la esposicion de los mobien obvio i no dudo que V. S. lp habrá comprendido. La tivos que justifican nuestra conducta respecto de Bolivia i circular del Ministro boliviano en el Perú, que pedia a los dejo a la discreción de V. S. la reproducción de él en uno representantes de Inglaterra, Francia, Italia i Norte Améo mas diarios de esa capital. rica, que dieran cuenta a sus Gobiernos por medio del teléDios guarde V. S. grafo, del estado de guerra sobrevenido entre Chile i BoliALEJANDRO FIERRO. via, era la primera declaración oficial que habia llegado al conocimiento de mi Gobierno de la ruptura de las hostiliX V I dades de Bolivia en contra nuestra i que definía, en conseMINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES. cuencia, la situación. Lima, Febrero 20 de 1879. Dado este paso, necesitamos que el Perú declare a su turno cuál es la actitud que piensa observar en el conflicPor noticias que son ya del dominio público, se ha i m to, i con tal fin ordené a V. S. que exijera la declaración puesto mi Gobierno del desembarco de tropas chilenas en inmediata de neutralidad o de alianza con Bolivia. el puerto boliviano de Antofagasta i de la ocupación de Esta declaración del Gobierno del Perú es tanto mas Mejillones i Caracoles: i esto ha venido a sorprender penonecesaria cuanto que todo induce a creer que las pretensio- samente su ánimo i a producir en esta capital una gran nes del Ministro boliviano respecto del Cuerpo Diplomáti- •inquietud, que debe haberla notado V. E. co acreditado en esa capital, pretensiones que han debido V. E. reconocerá que el Perú no puede mirar con indiser rechazadas, puesto que los honorables representantes ferencia hechos de esa gravedad i trascendencia, tanto polde Francia, Gran Bretaña, Italia i Norte América no esla importancia que en sí mismo tienen, cuanto porque puetán acreditados ante el Gobierno de Bolivia, no han podiden afectar sus intereses, que se hallan íntimamente ligado ser snjeridas sino por el Gobierno del Perú. En efecto, dos con los de Chile i Bolivia. no se concibe qué interés pudiera tener Bolivia en que no No debe, por tanto, estrañar V. E. que me dirija a esa aumentásemos nuestra escuadra o nuestro armamento de Legación, como tengo la honra de hacerlo, por encargo estierra, cuando su Gobierno tiene la convicción de que pecial del Presidente de la República, a fin de que se diges impotente para luchar con Chile, i cuando no tiene créne comunicarme, si estuviese en aptitud de hacerlo, los indito ni recursos para acrecentar sus elementos de guerra; formes necesarios para que mi Gobierno pueda apreciar al paso que el Perú tiene efectivamente ese interés inmecon exactitud los referidos hechos, así como su significadiato, i natural es que procure cerrarnos los arsenales eución i alcance. ropeos o de Norte América por medio de las jestiones del Tengo el honor de renovar a V. E. las seguridades de la Gobierno boliviano,?' dejándolos abiertos para sí, a fin de alta consideración i aprecio con que me suscribo de V. E. poder contrarrestar nuestro poder marítimo una vez declaatento i seguro servidor. rada su alianza con Bolivia. Llamo particularmente la atención de V. S. hacia estas fundadas presunciones i lo invito desde luego a dirijir sus investigaciones sobre el particular. Por lo demás, sea cualquiera la resolución que en el presente conflicto adopte ese Gobierno, el mió queda preparado para toda emerjencia i no descuidará la adquisición de elementos de guerra i de defensa que los sucesos posteriores hagan necesarios. La misión del señor Lavalle nada ha avanzado desde la fecha de la conferencia que V. S. conoce por mi oficio anterior. Ni hemos tenido otra conferencia ni ha formulado . otras bases que la desocupación del litoral i su neutralización bajo la garantía de los Gobiernos de Chile, de Bolivia i del Perú, mientras un arbitro falle la cuestión sobre dominio de aquel territorio. Conocida por V. S . la determinación formal de mi Gobierno, de no abandonar jamas aquel territorio, determinación que está en perfecto acuerdo con nuestros derechos i con la opinión de los altos cuerpos del Estado i de todas las clases sociales que lo componen, aquellas bases no son aceptables en manera alguna, i así lo declararé mañana al señor Lavalle en una conferencia a que lo he citado con tal objeto. Si la misión del diplomático peruano está reducida a interponer sus buenos oficios bajo la base de la desocupación del litoral reivindicado por nuestras armas, ella debe considerarse terminada, puesto que mi Gobierno no aceptará

M.

IRIGOYEN.

Excelentísimo señor Joaquín Godoi, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile. LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ.

Lima, Febrero 23 de 1879. El 21 del actual tuve el honor de recibir el despacho del dia precedente, en que V. E., por encargo especial de S. E. el Presidente de esta República, se ha servido solicitar de mí aquellos informes que esté en aptitud de suministrarle i que permitan a su Gobierno apreciar con exactitud la significación i alcance de la ocupación de Antofagasta, Mejillones, i Caracoles, recientemente efectuada por fuerzas chilenas. En respuesta, es mi deber manifestar a V. E. que mi Gobierno no tardará en dirijirse a los de las naciones amigas dándoles cuenta, por medio de una esposicion detallada, del rompimiento de sus relaciones amistosas con Bolivia. En esa esposiciou, que llegará a manos de V. E. no después que a otra alguna cancillería, como es natural, tratándose de la de un Estado con el que ha mantenido siempre Chile inalterable amistad i del que ha sido constantemente aliado, desde su independencia, en todos los grandes conflictos internacionales, verá V. E. amplia e incontrovertiblemente demostrados los motivos i fundamentos de los sucesos cuyo conocimiento oficial es deseable para su Gobierno.


CAPITULO

No daré término a esta breve respuesta sin hacer presente a V. E. que el acontecimiento del despacho que a ella se refiere, ha sido ayer publicado en estracto por la prensa. Si, como lo pienso, no ha sido permitida por V. E. esa publicación, es de ver en ella una falta que, si fuere imputable a algún funcionario público, debería sujetarse a una eficaz investigación. Permítome invitar hacia este incidente la atención de V. E. I aprovecho esta ocasión para renovar a V. E. las seguridades de la consideración muí distinguida con que tengo la honra de suscribirme, su atento seguro servidor. JOAQUÍN GODOI. Exelentísimo señor Manuel Irigoyen, Ministro de Relaciones Exteriores del Perú.

Lima, Febrero 27 de 1879. Señor: Me es grato acusar recibo a V. E. de su oficio de 23 del mes corriente en que, respondiendo al mió de 21 del mismo, se digna informarme que su Gobierno no tardará en dirijirse a los de las naciones amigas dándoles cuenta, por medio de una esposicion detallada, del rompimiento de sus relaciones amistosas con Solivia, i que dicha esposicion se remitirá a la cancillería del Perú, Estado con el que ha mantenido siempre Chile inalterable amistad i del del que ha sido constante aliado desde su independencia, •en todos los grandes conflictos internacionales. Agradezco a V. E. debidamente tan oportunos informes. A la vez debo decirle, ocupándome del incidente con que V . E. termina su citado oficio, que el Gobierno se impuso con sentimiento de la publicación hecha por un diario de esta capital, anunciando que por este despacho se habia dirijido a esa Legación una comunicación en solicitud de informes oficiales sobre la ocupación del litoral boliviano por fuerzas chilenas, i con tal motivo el iufrascrito dictó las medidas conducentes a una eficaz investigación. Suplico a V. E. que, por su parte, se sirva hacerlo propio en esa Legación, a fin de asegurar, en cnanto sea posible, la reserva necesaria en nuestra correspondencia. Tengo la honra de renovar a V . E. las espresiones de mi alta i distinguida consideración, con que me suscribo de V. E. atento i seguro servidor. «=> M.

IRIGOYEN.

Excelentísimo señor Joaquín líjdoi, Enviado Ustrajrdinai'io i Ministro Plenipotenciario de Chile. LEGACIÓN PE CHILE EN" EL PERT.

Lima,

Ma,rzo 10 de 1879.

Señor: Se me ha hecho presente que un diario de esta ciudad ha divulgado en su edición del 7 del corriente, de que V. E. se sirvirá hallar adjunto un ejemplar, la falsa aserción de haber yo concurrido el dia anterior a una sesión del Consejo de Ministros para ser interrogado por su Presidente en demanda de esplicaciones sobre la reocupacion del litoral del Norte, recientemente efectuada por las autoridades chilenas. Pudiendo esa impostura i las reflexiones de que está acompañada encontrar circulación o acojida al menos entre aquella clase social que no tiene idea del modo i de la circunspección con que los Gobiernos i los ajenies diplomáticos que les están acreditados acostumbran comunicarse i entenderse entre sí, creo conveniente i necesario en estas circunstancias, no solo la corrección hecha oportunamente por el diario oficial, sino la publicación de las notas de V. E. fechas 20 i 27 de Febrero próximo pasado, i de la mia fecha 23 del mismo mes, comunicaciones que dan espresion a lo único que ha mediado entre el Ministerio de Relaciones Esteriores del Perú i esta Legación, tocante a esplicacionos sobre la reocupacion chilena. Con tal motivo tengo el honor de reiterar a V. S. las

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SEGUNDO.

seguridades de mi mas atenta i distinguida consideración. JOAQUÍN GODOI. Al Excelentísimo señor doctor don Manuel Irigoyen, Ministro de Relaciones Esteriores del Perú.

Lima, Marzo 12 de 1879. Oportunamente, como a V. E. le consta, se rectificó en E L PERUANO la inexacta noticia publicada en un diario de esta ciudad, fecha 7 del corriente, de haber asistido V. E. el dia anterior a una sesión del Consejo de Ministros. V. E. cree, sin embargo, conveniente i necesario por los motivos que se sirve espresar en su comunicación del dia 10, que recibí ayer, la publicación de las notas cambiadas entre este despacho i esa Legación, fechas 20, 23 i 27 de Febrero próximo pasado, a lo que accedo gustoso por no haber de parte de mi Gobierno ningún inconveniente para hacerlo. En consecuencia acabo de dar orden para que se publiquen en el diario oficial los mencionados documentos, junto con la nota de V. E. que tengo la honra de dejar contestada, i esta resjraesta, llamadas a esplicar el motivo de dicha publicación. Sírvase V. E. aceptar, con tal motivo, las seguridades de mi mas atenta i distinguida consideración. M.

IRIGOYEN.

Excelentísimo señor Joaquín Godoi, Enviado Estraordin rio i Ministro Plenipotenciario de Chile.

XVII(Crónica del 1 9 de Febrero.)

La partida del 2." de línea ocupó ayer la atención de todo Valparaíso. I decimos con todas sus letras «de todo Valparaíso» porque no creemos que haya habido un solo hijo de esta noble ciudad que no haya acudido a presenciar el embarque de nuestros guerreros, o que, al menos, no haya acompañado con un voto de ardiente entusiasmo la despedida de los compañeros que van a afianzar en el Norte de la república el honor i los derechos de Chile. A la 1 i media salían las tres compañías del 2,", de su cuertel del Barón, i a las 2,40 llegaban al muelle, acompañadas de una multitud que las vitoreaba con aclamaciones triunfales. En su trayecto atrajo una multitud de todo jénero; pocos compadecían a los futuros vencedores de los campos de Calama i Chinchín; muchos los felicitaban, creemos que casi todos los envidiaban. Noble envidia la que aspira a la gloria! Vimos, es cierto, correr algunas lágrimas; pero, sí las que caian de los ojos femeninos brotaban del corazón de una madre, ele una hermana o de una esposa; las que regaban las mejillas del guerrero se evaporaban al recibir el sol del patriotismo. En el muelle de la Bolsa los esperaba una multitud cuyo número podría calcular tan solo quien ha presenciado nuestras grandes fiestas ¡patrióticas. No calculamos en menos de 7 a 8,000 las ¡personas que acudieron a dar el última adiós a los defensores del honor chileno. La tropa marchó durante todo el trayecto al son de la música marcial, ejecutada por la excelente banda del número 2.°, i llegó al embarcadero tocando la Canción Nacional de Chile: no podía ser otra la música que lanzara sus postreras vibraciones sobre las playas de Valparaíso: esos acordes triunfales serán también los primeros que se envié como saludo a las playas de Antofagasta, Inmediatamente se procedió al embarque, presidido por el señor Saavedra, Ministro de la Guerra, i el señor Altamirauo. El trasporte de la tropa al vapor Rimac se hizo en 4 lanchas de don Pacífico Alvarez: era muí natural, el. señor Alvarez ha sido el hombre del movimiento de toda la campaña de la bahía; también es verdad que siempre ha sido el hombre de la actividad intelijente i ordenadora. Tres lanchas navegaban llenas de soldados, a lancha por


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G U E R R A D E L PACIFICO.

compañía; en nna 4 . lancha se embarcó la banda; los oficiales se embarcaron en distintos botes; i en la faina del resguardo ocuparon asientos los señores Saavedra i Altamirano, el Comandante del cuerpo, teniente coronel don Eleuterio Ramírez, el porta-estandarte i algunos otros caballeros. A las 3. 10J minutos, se dio la orden de desatracar, i las embarcaciones abandonaron el muelle entre los estruendosos vivas de 7,000 espectadores, quienes saludaban, sombrero en mano, a la tropa que partía. A las 3 i inedia ya se encontraba todo el cuerpo a bordo del Rimac i cada cual se daba a preparar su alojamiento. Entre las manifestaciones que la tropa hacia a su jefe, hubo escenas verdaderamente conmovedoras i patrióticas, de las cuales solo me limito a narrarle una.—De entre las filas de los soldados salió al frente uno de gallarda figura, i que por su aspecto parecía un joven de familia, i le dijo estas palabras: —«¡Comandante: yo, el último de los soldados quemarcha en este digno cuerpo, al cual tengo el honor de pertenecer, le pido que en el primer encuentro con el enemigo, me señale un puesto de peligro i de honor, i le prometo delante de todos mis compañeros aquí presentes, que no volveré a su presencia sino trayendo en esta mano aunque no sea mas que un pedazo de una bandera enemiga!» El Comandante, mui conmovido, como todos los caballeros que lo acompañaban, le contestó al momento: —«Le cobro esta palabra, i si usted sabe cumplir con lo que promete, yo a mi vez le protesto que un soldado que así se porte, no volverá de la campaña con el mismo grado con que hoi marcha a ella. Como una prueba del cariño que profeso a todos, le estrecho su mano con toda sinceridad, saludando en usted a todos mis compañeros i soldados, que se cubrirán de gloria i con ella al ejército chileno i a su patria querida.» Grandes vivas i hurras fueron la contestación a estas elocuentes palabras, i los kepíes de los soldados volaban por el aire en señal de entusiasmo. A

DISCURSO DEL COMANDANTE E. RAMÍREZ.

«Señores:—A nombre del batallón 2.° de línea i del mió propio, doi las mas sinceras gracias por la espontánea i noble manifestación de que hemos sido objeto, tanto de parte del pueblo de Valparaíso, como de vosotros mismos, que formáis en las filas de los esclarecidos ciudadanos de esta localidad. «Pero debo recordaros que el honor que hacéis ahora al cuerpo de mi mando, a quien ha cabido en suerte el ser llamado uno de los primeros a la defensa de los intereses i de la honra de nuestra patria, lo recibo, no solamente en nombre del batallón 2.° de línea, sino en el de todo el ejército, que como nosotros está llamado a defenderla. «Permitidme, pues, en este momento, recuerde a los viejos compañeros de armas que formaron en las filas del Carampangue, Chacabnco, Maipú, Bnin, Santiago, Colchagua, Carabineros i Yungai, del último de los cuales se ha formado este batallón, i que han legado a la historia de nuestras pajinas 'gloriosas hechos inmarcesibles de abnegación i heroicidad. «Esa huella luminosa de victorias, seguirá siempre este batallón, continuando de esta manera la tradición de acontecimientos que han enaltecido al ejército chileno i mantenídolo en la esfera respetuosa de que ha gozado dentro i fuera de la república. «La manifestación de que somos objeto, la acepto con tanta mayor razón, cuanto que ella envuelve un deseo vehemente de gloria i prosperidad para el ejército del pais, del cual nosotros somos en este momento, una pequeña parte, i como un aliento, que lo impulsará, como en todo tiempo, por el sendero de la victoria i del honor.» Este discurso fué aplaudido con entusiasmo, i a él siguieron algunos del mismo tenor. Los soldados aclamaron ardientemente a su jefe.

DON ISIDORO ERRÁZURIZ.

«Soldados de Chile:—El dia de hoi es un dia solemne para vosotros; vais a marchar a los últimos confines del Norte de la república a defender el honor i los intereses de la patria, i a cubriros de una gloria que será también la suya. «Soldados: la patria os seguirá en vuestra marcha teniendo los ojos siempre sobre vosotros i alentándoos, bendiciéndoos i llenándoos de entusiasmo con el recuerdo de sus glorias i la espresion de su cariño. «Vais a probar a las tropas enemigas que el valor del chileno no lia decaído un solo momento i que sois los dignos sucesores de los soldados que combatieron como buenos en los campos de Yungay i que escribieron gloriosos hechos en el recuerdo de Cazma. Vais aprobar que tantos años de próspera calma i tranquilidad productora no han enervado nuestro valor; vais a retemplar vuestros ánimos en presencia del enemigo i a colocar el nombre del soldado chileno sobre el de todos los soldados americanos. La infantería chilena no debe olvidar las glorias de Yungay; la caballería chilena debe inspirarse en los grandes recuerdos que la legó el ilustre. Baqnedano; todas las armas del ejército chileno deben continuar dignas de sus antiguas glorias. «Soldados: la situación es grave; jamas, desde la época de la independencia, se habia visto Chile en circunstancias como la presente; jamas habia exijido mayor valor, constancia i disciplina de parte de sus guerreros. «Pero es preciso que no os engañéis; no creáis que vais a combatir contra un enemigo indigno de vosotros; el soldado boliviano es valiente, sobrio i bien disciplinado. Esos enemigos deben obligaros a ostentar iguales cualidades, i a hacer alarde de todo vuestro empuje. «No olvidéis que, a mas de la gloria, se encuentra la fortuna al alcance de vuestro fusil, de vuestra bayoneta o de vuestro sable. El que ha partido como simple soldado, puede volver como cabo, talvez como capitán. El valor no reconoce imjDosibles; toda la fortuna pertenece al valiente. Haced que los boletines militares puedan consignar vuestro nombre con respeto i cariño, i que al leer los partes del combate puedan enorgullecerse de vosotros vuestros hijos, hermanos i esposas. «Soldados, que os anime el gran espíritu de la patria! ¡Yo os saludo i os bendigo, soldados de Chile!» Este discurso fué interrumpido a cada paso por entusiastas aclamaciones. Al final, los aplausos fueron unánimes i repetidos; los soldados estaban conmovidos i esclamaron «Viva Chile!»—El orador recibió las felicitaciones de los jefes i de los concurrentes. (Crónica del 24 de Febrero.)

El embarque del batallón 8." tuvo lugar ayer, alas cuatro i media de la tarde, en medio de un jentío mas numeroso todavía que el del dia anterior. Para presenciar el embarque era preciso tomar algún bote, a menos que con mucha anticipación se hubiese apoderado de un lugar de preferencia. Murallas inespugnables de cuerpos humanos cerraban completamente el malecón en un largo espacio. Por mar se veia una flota de embarcaciones llenas de jente, que aguardaban el momento de la partida para acompañar a la tropa. Como otras veces, el señor Ministro de la Guerra presidió el embarque desde el mismo muelle, lo mismo que el Inspector Jen eral del Ejército, el Comandante Jeneral de Armas i muchos otros militares i funcionarios públicos. La tropa salió en seis lanchas, a las cuales dio remolque, a medida que salían del muelle, la lancha a vapor Nelly. Las últimas salieron con una flota de botes llenos de jente, ene se agarraron a las lanchas i fueron remolcados en convoi. Mientras tanto a bordo ya estaba invadida la cubierta del vapor por las almaradas, i sus inseparables niños, por algunos enganchados, por una parte de la tropa i muchos paisanos, entre los cuales se encontraban don Isidoro Erra-


CAPITULO SEGUNDO.

zuriz i don Benjamín Vicuña Mackenna, que iban con el propósito de dirijir a la tropa algunas palabras patrióticas de aliento i despedida. A las cinco i media de la tarde ya no se podia dar un paso en el vapor, a pesar de que muchos se quedaron en los botes por las dificultades que ofrecía el embarque. A esa hora salían también los últimos soldados, i poco después les dirijia la palabra, palabra ardiente i llena de entusiasmo patrio, de sentimiento fraternal, el elocuente ' orador don Isidoro Errázuriz, haciéndoles comprender la importante misión que iban a desempeñar. No pudimos oír bien el discurso del señor Errázuriz, pero sí oimos los aplausos i vivas que a cada momento arrancaba de la tropa i demás espectadores. En seguida habló don Benjamín Vicuña Mackenna, también en medio de ios aplausos de la tropa i el pueblo. Hizo una pequeña i oportuna historia del 3.° de Arauco, que mas tarde fué el glorioso «Carampangue,» que siempre íné el batallón reservado para decidir de las batallas. Refirió varios episodios que produjeron en la tropa entusiasmo, aplausos i vivas. Por fin, hizo uso de la palabra el señor Comandante Jeneral de Armas, don Eulojio Altamirano, i desde el puente del buque dio un sentido adiós a la tropa, en nombre de S. E. el Presidente de la República, de los que se hallaban allí reunidos i en el suyo propio. Tuvo pensamientos felices, inspiraciones de verdadero patriotismo. Fué aplaudido como los anteriores, i creemos que esas palabras habrán quedado gravadas en el corazón del soldado chileno, tan amante siempre de sus glorias militares. El adiós al 3.° ha sido tan tierno i entusiasta como el que se dio a la tropa que le jirecedió. El Limarí ha salido llevando un buen coutinjeute de tropas i recursos a los defensores de la patria. He aquí un estracto de los discursos: EL SEÑOR ERRÁZURIZ.

«Soldados del 3." de línea:—Hai en la vida algunas despedidas tristes en que el llanto amargo rueda de las pupilas i el dolor se exhala en suspiros del alma; pero hai otras despedidas en que todo es regocijo i entusiasmo'i en que, si se vé alguna lágrima, solo es producida por el patriotismo. A la segunda clase pertenece el adiós que venimos a daros, repitiendo el que os han dado millares de voces en la ribera. Vais a combatir por la patria, vais a sostener en los últimos confines de la república el honor i los derechos de Chile. Por eso no veis ni una lágrima en nuestros ojos, ni un dolor en nuestra frente; pero si muchas aclamaciones en nuestros labios. «Soldados de Chile: la patria tiene sus ojos fijos en vosotros; las hazañas ejecutadas por el último tambor del 3." de línea serán trasmitidas por los partes militares i encontrarán aplauso desde Atacama hasta ese Arauco que acabáis de abandonar. Vuestras familias se regocijarán al tener noticias de vuestro valor, i la patria tendrá coronas, triunfos i premios para el buen soldado. «Pero, así como hai premios para los buenos, no olvidéis que habrá bastante infamia i desprecio para los cobardes. Vuestra suerte está en vuestras manos. «Vais a combatir enemigos dignos de vosotros; el soldado boliviano es uno de los mejores i mas disciplinados soldados; la infantería boliviana es una de las primeras infanterías del mundo. Harto costó a vuestros abuelos para romperles la crisma en Yungai. «Necesitáis, pues, de todo vuestro empuje i de todo vuestro valor. Inspiraos en los grandes hechos de la epopeya chilena, i no dejéis empañarse el brillo de las armas que la patria os confía. «Soldados del 3.° de línea, yo os saludo.» EL SEÑOR VICUÑA

MACKENNA.

«Soldados:—Permitidme que descubra mi frente ante ese pequeño número de bronce que brilla en vuestros kepíes i que yo saludo con respeto i cariño. TOMO

1-15

89

«No. estañareis que me descubra ante él con veneración, cuando sepáis lo que ese número significa. «Soldados: sois los herederos de grandes glorias históricas; fueron vuestros abuelos los bravos del 3." de Arauco, uno de los batallones que mas se distinguieron en la guerra de la independencia. Esos valientes fueron los que dieron el asalto a Talcahuano, i la historia consigna el nombre del soldado Romualdo Rabanales, que fué el primero en subir al fuerte, en 1814, i que tendió su manta al jeneral Cruz que se colocó al lado de él. «Muchos otros nombres quedaron oscuros en ese combate; pero la patria espera que cada uno de vosotros recuerde el nombre i reitere las glorias de Romualdo Rabanales. «Soldados del 3.° de línea: tenéis todavía otros ilustres ascendientes, sois los sucesores del inmortal batallón Carampangue. ¿I sabéis lo que era este batallón? Voi a decíroslo: el batallón Carampangue no entraba jamas en el primer ataque, se lo dejaba para la reserva; porque se sabia que era irresistible i que acostumbraba decidir la victoria en favor de Chile. _ «Soldados: vosotros sois los herederos de esas glorias; no dejéis que se marchiten, hacedlas reverdecer con vuestro valor, i la ¡latría os retribuirá con sus premios i su cariño. EL

SEÑOR ALTAMIRANO.

«Soldados del 3.° de línea:—Grande i solemne es el espectáculo que presenciáis i es grande también la gloria que os espera. Vais a combatir por la patria i a renovar las glorias délas armas chilenas. «Soldados: yo os felicito en nombre del Gobierno, en nombre de la nación i a mi propio nombre. «Al partir a la difícil, pero gloriosa campaña que iniciamos en defensa de la patria, no debéis olvidar los deberes del buen soldado, i debéis recordar como los cumplieron los que os han precedido en la historia de las armas chilenas. Vuestro deber es vencer en la batalla, i, si es necesario, morir en ella; pero jamas dar vuelta las espaldas al peligro. Quien tal hiciera, seria tenido por un cobarde i un mal soldado. «Pensad que la patria os sigue con sus votos; pensad que estaremos con los ojos fijos en vuestras hazañas; pensad que, si el valiente merecerá el premio de las victorias, el cobarde solo recibirá el desprecio de eterna humillación. «La campaña será ardua, pero gloriosa. Vosotros seréis, talvez, los últimos soldados que completen la primera división del Norte, pero no olvidéis mi encargo de ser los primeros en el combate. «Cuando lleguéis a reuniros con vuestros compañeros, decidles que en estas playas reina el entusiasmo patriótico en toda su pureza, decidles que habéis sido despedidos entre aclamaciones entusiastas, i que os encargamos de ser los portadores de los votos que la patria les envía. «Decidles también que, si algún sentimiento nos queda, es el de una noble envidia al veros partir a defender la bandera chilena. «Sí, soldados del3.° de línea; yo os ajilando i os envidio, i tengo la seguridad de que este es el sentimiento que anima a todos los que aquí han venido a daros, el último adiós.» Estos discursos eran interrumpidos a cada paso por aplausos frenéticos; no hubo una sola voz que no se alzara para saludar al sol de la patria. Los soldados revelaban en su actitud i en sus esclamaciones que estaban electrizados de amor patrio.

XVIII

TOMA DE COBIJA I TOCOPILLA. PARTES

OFICIALES.

Antofagosta,

Marzo W de 1879.

Con esta fecha digo al Comandante en Jefe de la E s cuadra Nacional, lo que sigue: «Siendo necesario protejer las personas e intereses da


GUERRA DEL PACIFICO.

90

los chilenos residentes en el litoral boliviano, a consecuencia de lo dispuesto a este respecto por el Gobierno de esa nación en los decretos de 26 de Febrero i 1.° de Marzo del corriente año, i exijiendo también la seguridad de nuestro ejército del Norte el impedir la aglomeración de fuerzas i de recursos, con que aquel Gobierno procura hostilizar nuestras fuerzas, he dispuesto que V. S. tome posesión de las poblaciones de Cobija i Toco]5Ílla, estableciendo en ellas, mientras dure el estado actual de cosas, todas aquellas medidas que conceptué necesarias 2>ara el fin indicado. «También prevengo a V. S. que con el mismo objeto se ha trasladado a Caracoles el Comandante en Jefe de este ejército, el que con fuerzas suficientes partirá mañana 21 a esplorar las márjenes del Loa i poblaciones bolivianas situadas a sus inmediaciones; así es que V. 8. puede conocer desde Tocopilla la situación que ocupe el mencionado Comandante en Jefe, quien está igualmente prevenido del movimiento de la escuadra i las fuerzas puestas a las órdenes de V. S.» Lo trascribo a V. S. para su conocimiento i demás fines. Dios guarde a V. S. CORNELIO

SAAVEDRA.

AJ señor Ministro de Guerra. REPÚBLICA DE CHILE.

COMANDANCIA JENERAL DE LA ESCUADRA.

Puerto La Mar, Marzo 21 de 1879. En virtud de, las instrucciones de V. S., ayer a las 6 P. M. zarpé de Autofagasta, con los buques Blanco Encalada, Almirante Cochrane, Esmeralda, Chacabuco i Tolten, con rumbo a este puerto, conduciendo la tropa de Artillería de Marina, al mando del teniente coronel clon J. Ramón Y i claurre. Hoi a las 8 A. M. fondeé sin novedad en esta bahía, despachando al Almirante Cochrane a Tocopilla con las instrucciones cpie en copia acompaño a V. S. Preparado convenientemente el desembarco, a las 9 A. M. ocupé este puerto, sin ninguna resistencia. Pontos documentos que en copia acompaño, se impondrá Y . S. de lo obrado basta este momento, sin que me sea posible estenderme mas, por ahora, a fin de aprovechar el vapor de la carrera que sale ya. Dios guarde a V. S. J. Al señor Ministro de Guerra i Marina.

"WILLIAMS REBOLLEDO.

BANDO. REPÚBLICA DE CHILE. COMANDANCIA JENERAL DE LA ESCUADRA.

Puerto Lee Mar, Marzo 21 de 1879. La actitud hostil del Gobierno de Bolivia i las providencias dictadas últimamente ordenando la confiscación i embargo de los bienes chilenos, ha obligado a mi Gobierno, en garantía de los derechos de sus nacionales, a ordenar la posesión transitoria de este litoral con las fuerzas de mi mando; pero esta ocupación, que solo durará mientras duren las causas que la motivan, no ofrecerá dificultad alguna a los intereses i transacciones comerciales de los subditos bolivianos i estranjeros que puedan fiar en la lealtad i honradez de mi Gobierno. Pueden, pues,' todos los ciudadanos, de cualquiera nacionalidad que sean, descausar en la seguridad de que encontrarán el apoyo.debido, tanto de parte del qne suscribe como del jefe encargado accidentalmente del mando del litoral. WILLIAMS REBOLLEDO. REPÚBLICA

DE CHILE.—COMANDANCIA

JENERAL

DE LA

ESCUADRA.—A BORDO DEL • BLINDADO «BLANCO ENCALADA.»

Cobija, Marzo 21 de 1879. Señor Prefecto: Participo a V. S. que con motivo de la declaración de guerra hecha por el Gobierno de Bolivia, i obedeciendo a

las instrucciones de mi Gobierno, me veo en la precisa pero indispensable necesidad de tomar posesión transitoria del litoral con las fuerzas de mi mando, a fin de garantir los intereses chilenos i como medida de estratejia, vistala actitud tomada por el Gobierno de V. S. Confío, 'pues, que V. S. no querrá oponer una resistencia que juzgo imítil, i cuyas consecuencias serian de la esclusiva responsabilidad de'V. S. • Debo agregar a V. S. que tengo encargo especial de mi Gobierno para proponer a V. S. la permanencia en el puesto que boi ocupan todos los empleados civiles de su dependencia, para que continúen como hasta ahora sirviendo los intereses de Bolivia, a condición de cpie bajo pretesto alguno podrán mezclarse absolutamente en la parte militar, cuya acción se reserva el que suscribe. En consecuencia, con esta misma fecha he nombrado al teniente coronel don José Ramon Vidaurre. Comandante de Armas del litoral, el cual queda encargado de velar por los intereses i seguridad de todos los empleados civiles i militares dependientes de V. S., ' debiendo estos últimos abandonar el litoral en primera oportunidad. Si, como lo espero, acepta V. S. la proposición que dejo hecha, sírvase Y. S. comunicármelo a la brevedad posible,, para,, en caso contrario, tomar las medidas que juzgue oportuno. Dios guarde a Y. S. J . WILLIAMS REBOLLEDO. SUBPREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA. /Minar, Marzo 21 de 1879. Señor: Autorizado por el Prefecto del departamento para abrir la correspondencia de carácter urjente que le fuese dirijida durante su ausencia de este puerto, me he permitido informarme del contenido de su apreciable oficio de esta fecha que lo trasmitiré hoi mismo al vice-canton de Calama, donde se encuentra la primera autoridad, a quien corresponde primitivamente contestar a los distintos puntos que contiene su citado oficio. Dios guarde a V. S.

PEDRO Ross. Al señor Comandante Jeneral de la Escuadra Chilena. REPÚBLICA DE CHILE.—COMANDANCIA JENERAL DE LA ESCUADRA. A BORDO DEL BLINDADO «BLANCO ENCALADA.»

Tocopilla, Marzo 22 de 1879. Señor: La declaratoria de guerra hecha j)or el Gobierno de Bolivia, con motivo de la reivindicación efectuada por mi Gobierno, del territorio hasta el grado 23, me obliga a ocupar militarmente a este puerto, i a todo el litoral boliviano hasta su frontera Norte. Siendo la ocupación transitoria i en la forma que dejo dicha, juzgo prudente que los funcionarios civiles, judiciales i del orden administrativo, continúen en sus puestos, a fin de qne los intereses del Gobierno de Bolivia no sufran menoscabo alguno. El jefe encargado de la ocupación tiene recomendación especial, de parte del que suscribe, para hacer respetar los intereses, tanto de los ciudadanos bolivianos como estranjeros residentes en este puerto. Dios guarde a Ud. J . WILLIAMS REBOLLEDO. Al señor sub-Prefecto del distrito de Tocopilla.

Tocopilla, Marzo 22 de 1879. Señor: He recibido su oficio fecha de hoi, en que me comunica Ud. que por orden de su Gobierno debe ocupar transitoriamente este puerto hasta su frontera Norte, pudiendo quedar en el ejercicio de sus funciones los empleados de los diferentes ramos de la administración pública. Cábeme decir a Ud., en contestación, que no teniendo mas fuerza armada que cuatro policiales ele sable, no puedo poner resistencia alguna a la determinación consignada en


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CAPITULO SEGUNDO. la nota que contesto, apoyada en la fuerza de cnatro vapores, dos de ellos de poder. I me limito, a este respecto, a protestar enérgicamente de ataque tan violento, arriando el pabellón de la república en el momento de entregar este oficio al comisionado por Ud. Por lo que toca a los funcionarios públicos del ramo civil, ellos han manifestado su coacción desde este momento, adhiriéndose a la protesta que dejo hecha. Dios guarde a Ud.

M. M. ABASTOS.

Al señor Comandante de la Escuadra de Chile.

XIX

CUSAN MEETING POPULAR.

Cochabamba, Marzo 1." de 1879. Las noticias traídas por el correo último han producido justa alarma en el pueblo de Cochabamba, sublevando profundamente el seatimiento nacional. Pendiente la discusión sobre el impuesto de salitres, entre nuestro G-obierno i el Plenipotenciario de Chile, se presenta el blindado Blanco Encalada en las aguas de Antofagasta con el preconcebido plan de ejercer una presión directa sobre Bolivia: sistema imitado a los ocupantes -del rio Santa Cruz Viene a esto la resolución suprema de l.°del presente, declarando rescindido el contrato con la Compañía de Salitres i Ferrocarril, i cuando esto parecía zanjar todas las cuestiones, habiéndose dado aun de mano a la idea del arbitraje, por motivos en que no es del caso insistir, el Encargado ele Negocios chileno declara bruscamente terminada su misión i las cosas en el estado en que se hallaban antes ele 1866, solamente porque en el improrogable término de 48 horas no- contesta categóricamente nuestro Gobierno a los puntos que aqnel deseaba, siguiendo las instrucciones del famoso Ministro. Toma sus pasaportes i deja cortadas las relaciones entre ambos países. Todo esto, concordando con el envío de fuerzas chilenas en el vapor Cochrane para reforzar el Blanco Encalada, hacen presumir por parte del Gobierno chileno el plan preconcebido de apoderarse de nuestro territorio litoral por la fuerza i de inferirnos un ultraje i una nsurpacion. •Quién creyera que en el siglo X I X una cuestión de pequeños intereses se llevase hasta el estremo de encender la guerra entre dos naciones hermanas i vecinas, llamadas por mil títulos a estrecharse con vínculos de fraternidad i de armonía! I quién creyera que el Gobierno chileno, que ayer ha recibido una marca de humillación por parte de la República] del Plata, se presente tan amenazador i arrogante con una nación débil que atraviesa una via-crucis dolorosa! Natural es, pues, que el pueblo de Cochabamba, siempre celoso por los fueros i la dignidad ele la patria, se levantase, como se ha levantado en masa, para protestar contra la actitud amenazante del Gabinete de Santiago. El viernes 28, previa una invitación suscrita por varios ciudadanos, se reunió un comicio en el local de la Escuela Central Sucre, bajo la presidencia del ilustrísimo prelado diocesano que, después de declarar que la misión del sacerdote era de ¡>az i concordia, ¡>ero que en conflictos semejantes estaba llamado a intervenir como ciudadano, invocó la protección divina para la causa del derecho i de la justicia. Rechazada la idea de un aplazamiento, se nombró una comisión compuesta ele los señores Melchor Terraza, Mariano Baptista i Jorje Oblitas para que formulasen la manifestación del comicio. En el intermedio, el señor Isaías Carmona dio lectura a los últimos oficios cambiados entre el Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia i el Encargado de Negocios de Chile; concluyó con una alocución en que escitaba el patriotismo del comicio. para apoyar al Gobierno i sostener la bandera nacional. Se presentó en seguida la comisión conduciendo el retrato de Bolívar del salón de la Universidad; se leyó el proyecto i el señor Mariano Baptista, con aquella elocuencia arrebatadora que posee, esplicó los propósitos de la comisión, i haciendo una rápida ojeada retrospectiva de la polí-

tica sostenida por el Gobierno chileno desde 1841, contrariando los sentimientos de un pueblo jeneroso i pretendiendo Siempre apoderarse de nuestros territorios, terminó llamando al pueblo al cumplimiento de su deber contra las pretensiones de la bastarda Inglaterra de la América, insinuando antes la idea de alianzas con las potencias vecinas i especialmente de una confederación Perú-boliviana, idea que fué acojida con estrepitosos aplausos. Hablaron en seguida los señores J. Oblitas i Nataniel Agnirre, este último tan conmovido ante la idea de «ver abatido el pabellón nacional en ,las arenas de Antofagasta», que se sintió indispuesto i no pudo determinar su discurso. La concurrencia acojió unánimemente el proyecto i procedió a suscribirlo aprobando las siguientes mociones adicionales: Que se acredite un comisionado ante el Gobierno para presentarle el acta de Cochabamba; siendo designado para ello el señor Miguel Agnirre. Que se pida al mismo, convoque una Convención Nacional, para tratar de todos los puntos relativos a la cuestión actual i sus emerjencias. Que se amnistíe al señor B. Salinas i a los demás individuos que se dice hallarse presos en La Paz, bajo la garantía de todo el pueblo boliviano, en el que no puede haber un solo proyecto de consjiiracion, al frente de la honra nacional seriamente amenazada. (Esta indicación fué del señor Baptista.) Una comisión fué a pedir la bandera peruana del Cónsul de esta nación, que fué traída al local de la reunión con honores militares i luego el meeting se trasladó a la plaza del 14 de Setiembre, llevándose el busto del libertador a la cabeza ele la inmensa comitiva entre los pabellones nacional i peruano. La concurrencia era escojida i respetable; en la puerta de la casa de Justicia i Gobierno pronunció el señor Prefecto un discurso entusiasta i patriótico—depositándose en seguida el busto i ambas banderas en la fachada de la casa municipal, donde les hicieron los honores una guardia doble de jóvenes. LOS VECINOS DE COCHABAMBA REUNIDOS EN JUNTA POPULAR,

Declaran: 1.° Que la cuestión privada suscitada al Gobierno nacional por la Compañía ele Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, corresponde a la jurisdicción de los tribunales ordinarios; i que el Gobierno, estimándolo así, ha llenado su deber; 2.° Que para obviar conflictos internacionales, podia someterse esa demanda amparada por el Gobierno chileno, a decisión ele arbitros, en los términos del tratado ele 1874: i que el ele Bolivia, insinuándolo así, ha llenado su deber: 3.° Que esa apelación al arbitraje es, sin embargo, inaceptable, mientras estén surtos en aguas bolivianas, buques de guerra chilenos; i que el Gobierno resolviéndolo así, ha interpretado el sentimiento nacional; 4.° Que la actitud amenazante del Gobierno de Chile i la sospecha fundada de mayores violencias, ponen en peligro el porvenir ele Bolivia, comprometiendo desde luego su dignidad i sus respetos de nación;todo lo cual lo autoriza a tomar lejítimamente medidas previsoras, enérjicas i decisivas, sin escliúr las alianzas o confederaciones que le den fuerza i resguarden su respetabilidad en el esterior. En consecuencia, Protestan sostener las anteriores declaraciones, con toda la entereza i patriotismo propios del carácter nacional i de los ciudadanos ele un país libre. Cochabamba, Febrero 28 de 1879. (Firmado 'por todo el vecindario.) R. P.—DIÓCESIS DE COCHABAMBA, PALACIO EPISCOPAL.

Cochabamba, a 28 de Febrero de 1879. Al señor Ministro de Estado en el despacho de Gobierno i Relaciones Esteriores.

Señor Ministro: Honrado con la presidencia del meeting popular reunido


92

G U E R R A D E L PACIFICO.

el día de hoi en el Colejio Sucre de esta ciudad, me es grato remitir al señor Presidente de la República, por el digno conducto de usted, la adjunta manifestación, entusiasta i unánimemente sancionada por dicho comido, que diputó al ciudadano don Miguel Aguirre para conducirla personalmente a esa capital, aprobando, ademas, dos mociones sucesivamente propuestas por los señores Mariano Baptista i Natauiel Aguirre; de las cuales la primera se reduce a esponer: que cualesquiera que hayan sido los m o tivos determinados de la prisión de algunos ciudadanos en La Paz, no es posible que en la situación actual i frente a frente de la violencia estranjera, haya boliviano que pretenda perturbar el orden interior i que, por tanto, en tales circunstancias, la junta popular responde del honor del i n timo compatriota e interpone su responsabilidad conjunta i solidaria, solicitando del Supremo Gobierno la liberación de los sindicados. Por la segunda moción, el pueblo de Cochabamba se insinúa con el Supremo" Gobierno, para que se convoque una Convención Nacional plenamente autorizada, con el esclusivo objeto de ocuparse del conflicto internacional de la República de Chile i sus emerjencias. Al poner en conocimiento del Jefe Supremo de la nación i su respetable Gabinete, los espresados acuerdos del comid o popular que he tenido el honor de presidir, aprovecho de tan plausible i patriótico motivo, para suscribirme del señor Ministro, mui atento servidor i capellán. FRANCISCO M.—(Obispo.) PROCLAMA DEL PREFECTO DE COCHABAMBA A LOS PUEBLOS DEL DEPARTAMENTO.

Compatriotas!—La altiva planta del estranjero ha profanado el suelo sagrado de la patria. Nuestro litoral indefenso ha sido ocupado por fuerzas chilenas, sin que se hayan observado las prácticas internacionales. Hijos de la ilustre Cochabamba!—Este ultraje inferido a nuestro pabellón nacional nos impone el santo deber de tomar las armas para defender nuestra soberanía. Jóvenes cochabambinos!—-La gloria os llama, volad a su encuentro. Soldados fueron nuestros padres que, durante quince años, lucharon por nuestra independencia. Soldados hemos sido para defender nuestras libertades. Seamos soldados para conservar el honor i la gloria de nuestra patria. A las armas, bizarros jóvenes, a las armas.... Artesanos!—Os habéis mostrado siempre dignos del nombre boliviano; no escuseis vuestra sangre, ni vuestros sacrificios, para defender la honra nacional. ¡Guerra! nos ha dichola desleal república chilena en las playas de nuestro litoral; ¡guerra! debemos contestar con toda la enerjía de nuestro patriotismo. ¡A la guerra, artesanos, a la guerra! Compatriotas!—No hai mas bandera que la bandera nacional, no hai mas j^ensamiento qxie la salvación de la patria. Bolivia es una en presencia ele las huestes estranjeras, jiara salvar su dignidad i para lavar la afrenta con su sangre. La hora de la abnegación i del sacrificio, lo es también de la reconciliación i del olvido. Cochabambinos!—-La Providencia que vela por los destinos de nuestra patria, ha querido que nuestra rejeneracion social se realice a la sombra de los laureles de la glorio. Seamos dignos de la santa causa que defendemos. En la hora de la abnegación i del sacrificio estará junto a v o sotros vuestro compatriota i amigo. MANUEL M. GÓMEZ.

Cochabamba, Marzo 4 de 1879. JURAMENTO DE MORIR EN LA CONTIENDA.

La República de Chile, olvidando los vínculos que nos ligan i dando oidos a su injusta ambición i a su orgullosa altivez, ha pretendido humillar la honra de Bolivia i amenaza hollar con su planta el suelo sagrado de la patria. La hija predilecta del gran Bolívar no puede consentir que su estandarte glorioso sea infamemente deshonrado.

Los que tenemos consagrada nuestra sangre i nuestra vida, nos apresuramos a protestar contra la indigna conducta de la nación chilena, que en las secciones sud-americanas ha prostituido escandalosamente las relaciones de fraternidad, ha violado los pactos mas sagrados faltando a las leyes de la dignidad i del decoro. Los jefes i oficiales de la columna i de la plaza de Cochabamba, indignados por la condneta desleal de la República de Chile, piden al Supremo Gobierno se les señale el puesto de honor en que deben combatir en defensa de su patria, i en ocasión tan solemne juran en presencia de Dios, con la espada en la mano i con la mirada en el pabellón nacional, vencer o morir en el campo de la gloria.— Viva Bolivia! Cochabamba, Febrero 28 de 1879.—Comandante Jeneral, Desiderio Lanza.—Jeneral de división, Ildefonso Sanjinez.—Id. id., Vicente G. Prado.—Id. de brigada, Manuel de la, Cruz Pomier.—I 47 mas, firmantes. Proclama. A LA NOBLE JUVENTUD PACEÑA.

El incalificable atentado con que Chile acaba de escandalizar al mundo libre e independiente de Colon, profanando el suelo bendito de la patria de nuestros padres, de esta patria querida de nuestros hijos; el cobarde asalto de nuestros hogares, de nuestra fortuna i de nuestra honra, ese crimen, ciudadanos, nos ha agrupado en torno de nuestro hermoso pabellón para defender la soberanía nacional, vilmente escarnecida por los miserables piratas del Pacífico. El pueblo de Murillo, este pueblo siempre noble i siempre grande, ha levantado su voz prepotente para vengar con sn sangre el bárbaro ultraje inferido a Bolivia i a la América entera. La esplosion del patriotismo que ha conmovido, que ha electrizado todos los corazones, tiene ahora que manifestarse mas elocuente que realizar en el hecho. Unificado el sentimiento patrio, sepultadas en el olvido todas nuestras disenciones políticas del pasado i del presente, hemos jurado ante Dios, que velará por la santa causa de un pueblo libre e independiente, morir antes que esclavos vivir. Pues bien. Valientes i abnegados jóvenes: vosotros que representáis la patria de mañana, tenéis que cumplir, los primeros, ese solemne juramento. Debéis sellar con vuestra sangre la autonomía de Bolivia. Ese es el legado que habéis recibido del primer protoniártir de la independencia americana. Os invitamos pues, con la ardiente fé de nuestro patriotismo, para organizar inmediatamente un Escuadrón de voluntarios, que con el nombre de Murillo marche a la vanguardia del ejército i del pueblo armado. Para este fin estaremos reunidos el dia de mañana, a horas 2 P. M., en el local de la oficina de Correos, calle del Comercio. • Arriba, ciudadanos!! O nuestra hermosa tricolor ha de flamear triunfante sobre nuestros lares, o ha de ser nuestra mortaja mas gloriosa. La tumba o la patria. Paisanos, amigos, vamos a vencer o morir. No hai otro camino que el de la gloria. ¡VIVA BOLIVIA!! ¡Viva nuestra independencia!! Fuego a los chilenos invasores de nuestra independencia!! Dios i la Pcttria nos han señalado el camino del deber; Dios i la Patria nos bendecirán en la victoria o en la muerte. . La Paz, Marzo 1.° de 1879. PROTESTA DE LOS DIPUTADOS DE LA ASAMBLEA

CONSTITU-

YENTE DE 1877-78.

Los suscritos, Diputados nacionales en la iiltima Asamblea Constituyente i residentes en esta ciudad, se hacen un deber en manifestar su indignación contra el atentado co-


CAPITULO SEGUNDO.

metido por el Gobierno de Chile que, faltando a los deberes mas sagrados del derecho de las naciones, se ha apoderado de Jacto de una parte del territorio boliviano, sin pretesto siquiera ostensible, invitan a la nación entera a ponerse de pié para reparar tan indigno ultraje i reivindicar la integridad territorial. I, por último, dan un voto de confianza al Gobierno para que, fuerte con el concurso de todos los bolivianos, pueda dedicar sus esfuerzos a repeler la pirática agresión del eterno enemigo de la república, del bastardo pueblo de la América meridional! La Paz, 1." de Marzo de 1879. Juan José f—Obispo de Santa Cruz, Diputado por La Paz.—J. R. Gutierres, Diputado por La Paz.—A. (guijarro, Diputado por Potosí.—Manuel F. Castro, Diputado por Cochabamba.—Federico Diez de Medina, Diputado por La Paz.—Isaac Tamayo, Diputado por La Paz.—Tomas Macices, Diputado por La Paz.—Luciano Valle, Diputado por La Paz.—Dámctso Gutiérrez, Diputado por La Paz.—Ceferino Méndez, Diputado por Potosí.—Juan Federico Swazo, Diputado por La Paz.—Emilio Adrián, Diputado por La Paz.—Isaac Escobari, Diputado por La Paz.—José María Velasco, Diputado por el Beni.—José María Barragan i -Eyzaguirre, Dijmtado por la Paz.— César Zallez, Diputado por La Paz. PROTESTA DE LOS SEÑORES JENERALES, JEFES I OFICIALES DEL EJÉRCITO BOLIVIANO.

En los solemnes momentos en que se halla la patria, ocasionados por el inaudito atentado que el Gobierno de Chile ha consumado, ocupando por la fuerza el litoral boliviano, i provocándonos a una guerra para la que no teníamos'voluntad, comprendemos los jefes i oficiales del ejército permanente toda la magnitud de los beberes que tal situación nos impone. Esto no es bastante ni satisface la justa indignación que arde en nuestros corazones. Antes de sellar con sangre el juramento prestado a nuestras banderas, antes de cubrir con gloriosas inscripciones i laureles estas grandes insignias—«protestamos contra el incalificable acto de deslealtad i de barbarie ejecutado por el Gobierno chileno en Antofagasta, Mejillones i Caracoles. Poseídos de noble orgullo, los que tenemos al cinto una espada, que la patria nos ha confiado para defenderla i conservar incólume su honra, juramos mil veces mas que no envainaremos estas espadas antes de vengar el ultraje que Chile ha inferido a Bolivia. I para cumplir estos juramentos estamos dispuestos a todo sacrificio, principiando por la renuncia de nuestros sueldos i sujetándonos a la ración de campaña como clase de tropa. Conste así, i que la posteridad nos juzgue! ¡¡VIVA BOLIVIA!! ¡Abajo el salvaje Gobierno de Chile! Esta protesta está firmada por—10 Jenerales—74 Coroneles—29 Coroneles graduados—46 Tenientes-Coroneles —40 Tenientes-Coroneles graduados—68 Comandantes— 29 Comandantes graduados—74 Sarjentos-Mayores—46 Sarjentos-Mayores graduados—61 Capitanes—36 Capitanes graduados—52 Tenientes primeros—25 Tenientes primeros graduados—59 Tenientes segundos—47 Tenientes segundos graduados—72 Snb-tenientes. ¡¡VIVA BOLIVIA!! ¡¡MUERA CHILE!!

Compatriotas: acaba de iniciarse la gran campaña nacional contra los salvajes que osaron rasgar el pabellón boliviano. Está'cumplid'o nuestro primer propósito. Paso de vencedores, i adelante! que el ánjel de la victoria preside nuestro camino.

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Abracémonos, amigos, i juntos todos, ancianos, jóvenes i niños, marchemos a cumplir nuestro juramento: 0 muerte o independencia, en el suelo querido de la patria! L O S SOLDADOS DEL ESCUADRÓN «MURILLO».

La Paz, Marzo 2 de 1879. ¡ V I V A L A P A T R I A DE M U R I L L O ! ¡VIVA EL GOBIERNO NACIONAL!

Nohai momento que perder. A las armas, ciudadanos! Habéis jurado nuevamente, ante la imájeu sagrada de la patria, vencer o morir en defensa de sus sacrosantos derechos, alevosamente conculcados por nuestros cobardes agresores. La solemne i grandiosa manifestación con que el dia de ayer habéis probado vuestro patriotismo, ha sido digna, mil veces digna del nombre boliviano. Ya no hai mas bandera que la bandera de la patria! Todos sus hijos, sin distinción de clases sociales, todos, absolutamente todos, estamos agrupados en torno del Gobierno nacional i a la sombra de nuestra hermosa tricolor. El Capitán Jeneral del Ejército nos ha prestado su cooperación mas activa i eficaz, autorizando ampliamente la organización del «Escuadrón Murillo», i ofreciéndonos las armas con que, a su lado, vamos a vengar el nefando crimen de los filibusteros. 1 para que esa organización sea definitiva e inmediata, debemos reunimos el dia de mañana, 12 -h. P. M., en el local del Colejio Ayacucho. Allí quedará en pié de guerra el «Escuadrón Murillo». Los jóvenes que aun no estuviesen alistados en sus filas, pueden hacerlo hasta esa hora, dejando sus nombres en la inscripción que se-está firmando en la Cigarrería Boliviana, Botica Paceña i oficina de Correos en esta ciudad. Venid, pues, todos; venid a organizar la vanguardia del ejército boliviano, para ponernos inmediatamente a las órdenes del Estado Mayor Jeneral. Adelante, bizarra juventud paceña! Habéis inflamado la tea que el inmortal MURILLO dejó a sus hijos. Así luminosa, así candente, llevadla, bolivianos, para que alumbre nuestra patria siempre libre e independiente. La hoguera está encendida. Vamos a quemar a los írnosos, para que ni sus cenizas existan en el suelo bendito de la América. ¡Viva el ejército, viva el Batallón de La Paz! Viva nuestro Capitán Jeneral! I muera Chile, una i mil veces muera! LOS SOLDADOS DEL ESCUADRÓN «MURILLO».

La Paz, Marzo 3 de 1879.

XX. Curiosa carta de Daza. «Mi querido amigo: Tengo una buena noticia que darle. He fregado a los gringos, decretando la reivindicación de las salitreras i no podrán quitárnoslas por mas que se esfuerce el mundo entero. Por lo demás, usted verá si conviene mas arrendarlas o esplotarlas por cuenta del Estado. Espero que Chile no intervendrá en este asunto empleando la fuerza; su conducta con la Ar jen tina revela de una manera inequívoca su debilidad e impotencia; pero si nos declaran la guerra, podemos contar con el apoyo del Perú, a quien exijiremos el cumplimiento del tratado secreto. Con este objeto voi a enviar a Lima a Reyes Ortiz. Ya ve usted cómo le doi buenas noticias que usted me ha de agradecer eternamente; i como lo dejo dicho, los gringos están completamente fregados i los chilenos tienen que morder i reclamar, nada mas. Manténgase usted con enerjía i no tema, porque en mí hallará todo apoyo, desde que su conducta es en bien de


G U E R R A D E L PACÍFICO.

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Bolivia i yo uo tengo otro anhelo que el bien de mi patria. Esperando que así lo haga usted i que se conserve bueno, lo saluda su amigo i compatriota.—H. DAZA.» Grandes fiestas en la Paz. Mientras el pueblo perece de hambre, el sultau de la Paz se divierte a mas i mejor derrochando los dineros del Eitado. Hé aquí el programa que publica L A DEMOCRACIA de La Paz: «PROGRAMA PARA LA CELEBRACIÓN DEL ANIVERSARIO DEL NATALICIO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, JENERAL OON HILARIÓN DAZA.

Dia 14-—Las bandas de música del ejército saludarán la aurora con la Canción Nacional, ejecutada en la puerta del palacio de Gobierno. Salva de 21 cañonazos. Misa de gracias. Arengas. Columna de honor. A las 2 P. M. movimientos de táctica, al compás imajinario, ejecutados en la plaza de armas por el Rejimiento 1.° de Húsares i id Escuadrón Ametralladoras i Rayados. Durante la ceremonia de iglesia, otra salva de 21 cañonazos; otra igual al ponerse el sol. Corrida de toros alas 3 P. M., obsequio de los sub-Prefectos de Pacajes e Ingaví i Sica-sica. A las 9 P. M. gran concierto instrumental, ejecutado por todas las bandas del ejército, en la plaza de armas. Dia 15.—A las 11 A. M. gran cabalgata i ensayo de toros en la plaza de armas. A las 2 P . M . diversión militar con fuegos, ejecutada por el batallón Illimaui, cazadores de la guardia, en la, misma plaza. A las 3 P. M. principiará la corrida de toros obsequiada por los sub-Prefectos de las provincias de Osmasúyos i Larecaja. Por la noche retreta. Dia 16.—A las 11 A. M. la cabalgata i ensayo como en el anterior. A las 2 P. M. maniobras con fuegos, ejecutadas en la plaza de armas por el batallón Sucre, granaderos de la guardia. A las 3 P. M. corrida de toros obsequiada por los subPrefectos de Yungas e Inquisivi. Retreta por la noche. Dia 17.—Alas 11 A. M. cabalgata i ensayo. A las 2 P. M. maniobras con fuegos, ejecutadas por el batallón Daza, granaderos 1.° de la guardia. A las 3 P. M. la corrida de toros • obsequiada por los subPrefectos de Muñecas i el Cercado. Retreta por la noche. Dia 18.—A las 12 M. el Presidente de la República pasará revista de armas al ejército en la Alameda. A.las 8 P. M. fuegos artificiales en la plaza de armas, obsequiados por el sub-Prefecto de Caupolican. Dia 25.—-A las 9 P. M. se obsequiará al Presidente de la República, por los señores jefes i oficiales del ejército, un sarao en los salones del Teatro Municipal. El Comandante jeneral.—EZEQUIEL DE LA PEÑA.

X X I CUADROS DE LA VIDA MILITAR DE BOLIVIA. Las cartas de Daza i las sábanas del jeneral Melgarejo. —

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A ISIDORO ERRÁZURIZ.

Entre los innumerables rumores, mas innumerables que las arenas del mar, que con motivo de la guerra boliviana han descendido cual bandada de gaviotas sobre las playas de Chile, desde las de Bolivia, se da por hecho cierto i comprobado la aparición de una carta interceptada por el coronel Sotomayor, dirijida al coronel Prefecto del litoral, don Severino Zapata (personaje de cuenta que merecería una pajina aparte) por el señor jeneral de rifleros don Hilarión Daza, Presidente de Bolivia por la gracia del rifle i la cerveza. Esa carta es efectiva,, de lindísima letra cuica, de escribiente paceño, i anda de mano en mano en Valparaíso llevando en su carátula la fecha de 6 de (dos corrientes» (estilo boliviano.)

Pues en esa ya famosa epístola, primera pieza de archivo histórico de la segunda guerra púnica, el Presidente de Bolivia, hablando a calzón quitado con su subalterno y confidente íntimo, le dice que se mantenga firme como un qnisco de la sierra en la cuestión salitrera; que ya tiene una compañía inglesa que esplotará como palo blanco el injenio del Salar del Carmen para el Erario de Bolivia, reducido al último estremo de la mendicidad, que es la muerte de hambre, i que los chilenos no dirán esta boca es mia porque están tanto o mas «fregados» que sus hermanos de Bolivia, a los cuales se les va acabando el caballo i la camisa... Jentes hai, sin embargo, que acusau esta carta de apócrifa, porque no se persuaden que entre las medidas financieras de un pais civilizado figure en primera línea el salteo, liso i llano, como en Teiio. Pues, precisamente para este jéuero de incrédulos es para el gremio que escribimos la presente leyenda histórica, que es tan verdadera como la carta de papel azul del Presidente Daza. I por su tenor formarán concepto nuestros lectores del calibre financiero de los Ministros de Hacienda i de los Presidentes de Bolivia, cuando se ven con la agua en los hocicos en el diluvio de déficitEra el año, para siempre memorable, de 18(55. Los españoles estaban en las Chinchas con Pinzón (porque en esto de pagarnos con lo ajeno, España ha sido maestra i nodriza); el coronel Prado, Prefecto de Arequipa, había dado el grito del honor nacional contra Pezet, (Febrero 28) i el jeneral clon Mariano Melgarejo, nuestro futuro i querido aliado, Presidente de Bolivia desde el año anterior, por una sublevación de cuartel en Cochabamba, su ciudad natal (28 de Noviembre de 1864) se hallaba en Oruro, con el Gobierno a caballo i en muías, paseando su temida autoridad de ciudad en ciudad i de comarca en comarca, con sus terribles rifleros, cuerpo escojido del que Daza era a la sazón no saltemos si capitán o simple soldado. En tales circunstancias i aprovechándose de la revoltura del Perú, metióse por Arica i por Llnta a La Paz, el j e neral i ex-Presidente proscripto don Manuel Isidoro Belzn, ídolo de los cholos de esa populosa i tumultuosa ciudad, (como el señor Corral lo es hoi dia), i jefe i maestro de Melgarejo, como éste lo fué de Daza. El cholo, como el antiguo aunará, necesita un ídolo: no importa que éste sea de oro o cíe barro, de acero o de sangre. La Paz, en consecuencia, se pronunció a su presencia i se cubrió de barricadas i trincheras. Pero Melgarejo arrimó espuelas a su famoso alazán chileno, i como si llevara sus batallones de cholos a la cincha, ¡tresentóse en las alturas de La Paz envuelto en la niebla de una mañana de Otoño i rebozado en su ancha manta de lana de vicuña. Era el 27 de Enero de 1865, dia que los bolivianos no sabrán olvidar jamas. Melgarejo habia empleado cinco días en recorrer las cuarenta i nueve leguas bolivianas que separan a La Paz de Oruro Es esa la marcha reglamentaria del soldado-huanaco de la altiplanicie: diez leguas por día natural. La marcha forzada es el doble; de modo que los cuícos puedan llegar en un mes, si les place, o si les alcanza el talón i la coca, a Lima, a Salta o a la Serena. Puesto con su tropa en las alturas denominadas del Cementerio, que dominan a La Paz, metido dentro de un hoyo como en una sepultura, Melgarejo desplegando esa bravura salvaje i aterradora que fué la esencia de su carácter i de su poder inverosímil, penetró a sangre i fuego por seis calles colgadas de la ciudad—-ombligo (esta es su significación iudíjena), i saltando por una trinchera, envuelto por una nuve de fuego i de metralla, penetró en la plaza, subió las escaleras de palacio, revólver en mano, i ejecutando un acto de audacia de que habrá pocos ejem-


CAPITULO SEGUNDO.

píos en la historia militar del mundo, de vencido i traicionado, se hizo dueño de la ciudad, del palacio i del ejército vencedor, matando a su jefe en su propia sala de triunfo i de regocijo. Después de la victoria el botin. Después del rifle la cerveza. Hé aquí la síntesis mas completa de la historia militar de Boüvia. A la siguiente mañana de reconquista de la temible i guerrera ciudad acostumbrada a la intestina matanza (que lioi temamos), comenzó la mas espantosa disipación del tesoro publico i de sus entradas presentes i venideras. Todo se embargó i se remató administrativamente «alo Zapata.» A cada soldado cupo diez pesos, a cada oficial cuatrocientos, a Melgarejo libranza abierta, i ala famosa doña Juana Sánchez el Ministerio de Hacienda, las Cajas (que así se llama, como en Chile, el antiguo edificio del tesoro) i el corazón del magnánimo vencedor, esclavo de sus encantos hasta la hora de la muerte. Aquella espantosa orjía duró una semana, dos semanas, tres semanas, casi un mes entero. Pero no podia durar un dia mas porque se habia agotado la última barrica de Pass i de Adwanter, porque habia corrido por las encendidas gargantas de la soldadezca la ríltima gota del aromático aguardiente de Tacna, de cuyo líquido Bolivia consume anualmente un millón de pesos. Los otros líquidos, es decir, el Burdeos, el Champaña, el Ochagavía, el Urmeneta, el Snbercaseaux, esos se llaman en Bolivia, vines de la, costa, i bajan los CUÍCOS de todas jerarquías a beberlos, como los chilenos vienen a la playa de su litoral a bañarse en las espumas. En La Paz no se conoce mas que la cerveza i el cediente, nombre mitolójico del «ponche.» Una mañana de Abril de 1865, La Paz i el Gobierno, en consecuencia de todo esto, amanecieron en plena crisis. No habia un solo real en las arcas ni en manos de los rematantes, de ramos fiscales.— No se podia pagar ni la policía de la ciudad, ni la cocinera de S. E. Menos podia ¡proveerse su agotado lagar. En tan dura emerjencia, S. E. el Presidente habia tomado el mejor partido, el de todos los cpie no tienen como pagar i no pueden esconderse ele sus acreedores, esto es, finjirse enfermo i echarse en cama a buen recaudo. Sus edecanes decían que se habia lastimado un pié con la punta de su espada. 1

Habitaba en esa ocasión el jeneral Melgarejo la casa que posee todavía en la ¡¡laza de La Paz el acaudalado vecino don José María Peñaranda, porque el inmediato palacio, desde el asesinato de Belzn, habia quedado excecrado como mansión habitada por fantasmas. Ocupaba el jeneral una sala elel piso bajo a la izquierda del zaguán, i conforme a su costumbre, habia hecho tender su cama compuesta de un colchón i unas cuantas burdas mantas en los ladrillos, a ejemplo ele Nicolás ele Rusia, que siempre dormía sobre un cuero ele caballo, aun en el Quiriual, cuando entre cojines de oro hospedólo Gregorio X V I . Alumbraban aquella sala, un tanto monumental en sus pretensiones, dos altas i lúgubres ventanas que miraban a la plaza, i los atemorizados vecinos ele La Paz habíanles puesto el nombre de los barómetros, porque cuando estaban abiertas (lo que sucedía rara vez) era señal ele que S. E. estaba visible i elespejado... Cuando divisábanlas cerradas a doble batiente, era señal segura de que el cediente iluminaba por la parte ele adentro los muros blanqueados i las paredes del cerebro del cholo sangriento. Era Melgarejo una especie ele león de África escapado a las selvas del nuevo mundo, con pasiones jenerosas pero lentas, i al propio tiempo era esterior e interiormente un orangután peludo, de esa raza de los Gorillas del Senegal, que destripan al mas robusto cristiano de un solo manotón. Cuando sobrio, solia ser hombre i hasta héroe. Pero

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cuando habia bebido, convertíase en monstruo; la bestia felina se sobreponía en todo su ser al indio aimará, i la espuma ele la cerveza se convertía en sus fauces entreabiertas en la baba sanguinolenta ele la pantera rabiosa con su macho... El rei de los cholos tenia la frente despoblada, los ojos hundidos, la boca gruesa i lasciva, el ángulo facial como el ele los cuadrúpedos carnívoros, la nariz elel ave de rapiña, la corpulencia del oso, el alma del indio aimará, indomable como el araucano. Cuando estaba ebrio, que era lo consuetudinario, no se atrevía ni su favorita a acariciarlo. Hallábase, como íbamos diciendo, ed Presidente ele Bolivia bajo el imperio ele una ele esas «rascas a lo Antofagasta libre,» que han comenzado a tomar renombre, i epie ya habia durado tres dias con sus noches, cuando una mañana, mui de madrugada, presentóse a la puerta dé su alojamiento el Prefecto ele La Paz, el ilustrado jeneral don Narciso Campero, joven militar educado en Europa por cuidado elel jeneral Ballivian, i a quien el mismo Melgarejo habia ascendido a jeneral de brigada en el campo ele batalla, por su señalada bravura, el dia ele la toma ele la plaza. Era, por consiguiente, el favorito ele la hora. Acosado Campero (según nos lo refirió él mismo en j u nio de 1866) por la penuria mas horrible, habíase atrevido a violar la consigna i a penetrar en el santuario. Por otra parte, Melgarejo habia sido soldado de su compañía cuando él era capitán, poco después ele Yungai (1841). Encontró el Prefecto al Presidente echaelo en el suelo sobre ser colchón, i convidándolo familiarmente el último a tomar asiento, recostóse aquél, a guisa de camarada, en la blanda cama, mientras Melgarejo alzaba pesadamente su cabeza cuadrada sobre las amarillentas almohadas. —¿Qué ancla haciendo compañero? preguntó con llaneza el Presidente a su huésped. —Señor, en busca de plata.—No hai un solo boliviano ni de donde sacarlo. Estamos desesperados. — I los Ministros, esclamó con enfado Melgarejo, aludiendo a su Gabinete formado en La Paz; i Muñoz i Oblitas i Bustamante i el viejo Olañeta?... —Señor, no han podido hacer nada. Solo el Ministro de Hacienda, don Ricardo Bustamante, (un poeta improvisado de orden suprema financista) tiene ciertas propuestas que le ha mandado de París el jeneral Santa Cruz sobre el Imano ele Mejillones... —Que se vaya al diablo Santa Cruz con su huano, gritó encolerizado el Presidente. Yo tengo otro plan. Que llamen a los Ministros.... E incorporándose hasta sentarse recto en la cama, ciñóse su birrete de terciopelo negro, cuajado de bordados de oro, su insignia de mando. El ebrio se habia convertido en mandatario. Fué cumplida la orden como por ensalmo, porque los Ministros ele los Presidentes de Bolivia de la escuela Belzn, ele la escuela Morales, ele la escuela Melgarejo i ele la escuela Daza (que toda es una sola) deben estar de facción permanentemente en la antesala, so pena ele la vida o de una pateadura... Es la misma escuela ele todos los tiranos, desde Syla, la misma escuela de todos los pretorianos, desde Sejano. Entraron tres de los Ministros del despacho, ele uno en uno, como desfilan los soldados al montar la guardia, i se sentaron en el suelo, al borde ele la cama, a ejemplo de Campero. Solo faltaba el jeneral don Pedro Olañeta, Ministro ele la Guerra. Entrando inmediatamente en Consejo i aprovechando aquel raro momento lúcido, el Ministro Bustamante sacó apresuradamente el pliego cíe Santa Cruz sobre Mejillones i comenzó a leerlo con énfasis. —Cállese usted c..., le interrumpió a las pocas líneas el Presidente; Santa Cruz es un animal, i ya sabe usted cómo nos dejó en Yungai. Yo era entonces soldado del 4.° de Bolivia i teníamos acorralados a los chilenos del Porta-


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G U E R R A D E L PACIFICO.

les i el Coleliagna, cuando el picaronazq se fugó del campo de batalla. Y o no quiero tener nada con cobardes. I luego, incorporándose, agregó estas testuales palabras: «Tenemos que tratar por ahora de un asunto de gran importancia... Pero, que llamen al Ministro de la Guerra». Dicho i hecho, penetró éste a su turno en la sala apenas alumbrada, i cuando se hizo silencio, el jeneral Presidente comenzó a desarrollar en pocas palabras su plan de profunda i neta sabiduría para restablecer el equilibrio de la Hacienda pública de Bolivia i traer la abundancia a sus exhaustas cajas. Hemos dicho antes que por esos dias el coronel Prado, a la cabeza de la guarnición de Arequipa, habia alzado banderas contra Pezet, i comenzaba hacia el interior del Perú el hábil movimiento de circunvalación que dio por resultado, ocho meses mas tarde, la feliz ocupación de Lima. • Pues bien: el plan de Melgarejo para salir del estado de crisis permanente en que se hallaba su Gobierno, como hoi el de Daza, era simplemente invadir sobre la marcha el Perú, declarar al coronel Prado traidor a la patria i a la América, i volver en seguida, como los antiguos castellanos de la conquista, cargado con el rico botín de los valles i ciudades del Cuzco, Arequipa i Tacna. La historia nos ha conservado sus propias palabras por la boca de uno de sus interlocutores, i vamos a reproducirlas en seguida como dignas no solo de la posteridad, sino especialmente como dignas de la actualidad de Chile i de Bolivia. Dicen así, tales cuales las ha estampado el jeneral Campero en su libro de Memorias, pajina 113: «Mudando él entonces de tono i con jesto i ademan mui insinuantes, habló, poco mas o menos, en estos términos: —«Sí, señores: es de necesidad que nos pongamos en campaña; no tenemos otro medio de salir de apuros. Ven ustedes los trabajos en que ahora mismo estamos para pagar el ejército...¿Qué será dentro de dos meses?...I cuando el soldado pida su socorro, i no tengamos ni pan que darle, ¿qué será de nosotros? ¿qué de mí i de ustedes, de usted, de usted....? (señalando a cada uno, de los circunstantes) nos fusilarán i saquearán en seguida las poblaciones. Para evitar esto, es preciso, pues, que cuanto antes demos entretenimiento al ejército. Diremos que vamos a apoyar a Pezet porque es un Gobierno lejítimo, pero esto diremos no mas...Será el pretesto; porque a nosotros, ¡qué nos importa ni Pezet, ni Prado, ni que mande quien mandare' el Perú? Lo que importa, es buscar una ocasión para hacernos de plata.... ¿Dónde vamos a sacar recursos en Bolivia que está tan pobre i cuando todos estamos lo mismo..?- «Vea usted...» (Decia estas dos últimas palabras desenvolviendo sus frazadas, como para mostrar la pobreza de su cama; i preciso es añadir que, al llegar a este punto de su discurso, parecía como inspirado el hombre)... «Vea usted

Ahora bien, ¿cómo encuentra el lector perfectamente lójico que después de los ocho dias de San Hilarión, santo que cayó en el presente año en 14 de Enero (dia martes) i de sus eternas saturnales, no encuentra lójico, decíamos, que los que quisieron ir por sábanas al Perú hayan pretendido venir por camisas al despoblado de Chile, conforme a la carta ya célebre del jeneral de rifleros don Hilarión Daza a su antiguo compañero de armas en el 3." de Bolivia, coronel don Severino Zapata? I como ésta son, nias o menos, todas las cartas i todas las pajinas de la vida militar de este hermoso i desgraciado pais de Bolivia (el mas hermoso i el mas desventurado de la América) al cual Bolívar legó, junto con su nombre, su eterna maldición. X

XXII (Editorial de E L DIARIO OFICIAL de Chile.)

Marzo 1.° Hai quienes imputan al Gobierno de' Chile estrema e inusitada lijereza en sus procedimientos diplomáticos con Bolivia. Aseveran que el envío de la nota de nuestro Ministro de Relaciones Esteriores, de fecha 8 de Noviembre último, espositiva de todas nuestras quejas i que termina con la conminación de declarar roto el tratado i proceder, en consecuencia, dado el caso de la no suspensión del cobro'del impuesto, oríjen del conflicto, fué un acto estremo e imprudente, que necesariamente debió herir la susceptibilidad de los mandatarios de Bolivia i embarazar el curso de las negociaciones, pendientes. Se agregaba, en comprobación de semejante cargo, que la misma cancillería chilena hubo de reconocer su error, i que volvió atrás proponiendo el arbitraje. Este cargo de lijereza que se hace a nuestra cancillería i en jeneral a la conducta de Chile en la actual emerjencia, es el mas infundado entre todos aquellos de que se pueda hacer uso con el objeto de desvirtuar la justicia de nuestros procedimientos. Basta recordar un poco la historia de nuestras relaciones con Bolivia, a contar desde el dia en que procedimos a ajnstar con aquélla la amigable transacción de 1866, para llevar a todos los.espíritus bien dispuestos en favor de la verdad, el convencimiento de que Chile, lejos de haberse mostrado urjido, impaciente o siquiera lijeio, ha hecho lujosa ostentación de calma, de esquisita moderación i hasta de mansedumbre, llevando las cosas por este camino hasta el estremo de parecer débil o indolente i de sujerir a observadores superficiales la idea de que es posible i aun fácil tarea arrebatarle su derecho. El tratado de 1866 fué, como se sabe, no un deslinde sino una transacción de derechos. Bolivia quedó en posesión del territorio en disputa, i qué Presidente!... Ni sábanas tengo...! VAMOS, PUES, SEÑOChile se reservó simplemente una parte en el usufructo de RES, A TRAERNOS SÁBANAS DEL PERÚ!» las riquezas que ese territorio contiene i que han moviI sin mas argumento ni mas réplica que la de las sába- lizado labor, industria i capital esclusivamente chilenos. nas, ordenó incontinenti al jeneral Olañeta que inmediaChile no ha inquietado la posesión por Bolivia del territamente se alistase el ejército con su coca (coca-vi) i sus torio objeto de aquella transacción. Chile tampoco ha disojotas para marchar al Desaguadero, como dicen ya que putado a Bolivia su parte de usufructo de las riquezas en Daza ha dado orden de marchar al desierto. ese territorio esplotadas. Recordamos perfectamente que de todo eso hablóse mas Entretanto, ¿qué fué de las concesiones i garantías reo menos vagamente en Chile en esa época, prueba de que cabadas por Chile?—-¿Qué hizo de ellas Bolivia? lo de las sábanas del Perú no se quedó entre sábanas... Los derechos i garantías chilenos se convirtieron, como todo el mundo sabe, en una especie de pleito a la antigua Por fortuna, la ventana, de la sala del dormitonio del usanza española, pleito que duró desde el dia de su iniciajeneral Melgarejo pasó abierta toda aquella mañana i la ción, que casi puede decirse fué el siguiente al de la firma tarde, de suerte que cuando el Ministro de la Guerra vino del pacto, hasta el 6 de Agosto de 1874. a tomar el santo de la propia boca de S. E., nada le dijo Hé ahí una cancillería cuya pretendida importancia, hoi éste de la invasión del Perú ni de sus sábanas, i así todo' denunciada, sabe esperar por el largo espacio de ocho años. quedó olvidado como un sueño. De lo único que ha queHubo, como se sabe, en 1873, esperanza de terminar el dado memoria es de lo de las sábanas del Perú, adajio de pleito, i de terminarlo a satisfacción de la cancillería que crisis que rije hoi en Bolivia i en Puno como un .refrán lo había suscitado. popular. Ajustóse un tratado cuyos principales fundamentos fueron obra de la sujestion boliviana.


CAPITULO SEGUNDO. Chile se apresura a aprobarlo. Bolivia lo niega con igual düijencia, i su Gobierno no se da siquiera la pena de esplicarnos en virtud de qué razones un avenimiento sujerido en la Paz i consentido i sancionado en Santiago, corre, sin embargo, tan mala suerte entre los hombres públicos i al calor de las mismas opiuiones a que debió su oríjen. ¿Qué hace, entretanto, la impaciencia chilena? La impaciencia chileua reanuda negociaciones que ya habian sido frustradas por dos veces. Nombra un tercer Ministro en La Paz, i autoriza a ese Ministro para hacer •la última concesión que es compatible con los intereses nacionales comprometidos en la cuestión pendiente. Chile puede ceder territorio, i cede territorio. Chile puede renunciar al reintegro de fuertes sumas de dinero que Bolivia le debe, i hace en efecto tal renuncia. Pero no podia, al menos con previsión i con honra, abandonar a tocias las eventualidades de la dominación estranjera. las personas i los cuantiosos intereses de los millares de chilenos que habian ido a establacerse en el litoral, en la creencia de que allí los protejeria la soberanía directamente ejercida o eficazmente reflejada de la nación eme es su patria. Necesitaba obtener garantías para esos millares de hijos suyos i para su industria i propiedades; i a trueque de obtenerlas firmes, estables i eficaces, renunció al dominio i señorío sobre el territorio i renunció a su derecho sobre las contribuciones que en él habia cobrado Bolivia por el largo espacio ele ocho años. De aquí el tratado de 8 de Agosto de 1874, en el que Bolivia lo obtuvo todo, reservándose Chile nada mas que la promesa de que durante veinticinco años los chilenos residentes en el litoral podrían trabajar en la seguridad de que el fisco boliviano no gravaría sus capitales e industrias con mas impuestos o con impuestos ele mayor cuantía que los existentes a la fecha de tal estipulación. ¿Dónde está, pues, la lijereza i precipitación de que hoi se acusa a Chile, en sus difíciles relaciones con Bolivia? ¿Cómo es jiosible tachar en tal sentido su diplomacia, cuando está a la vista que ella no solo ha sabido esperar largo tiempo, sino que ha tenido id desprendimiento necesario para hacer a Bolivia todo jénero ele concesiones, es•cepto la del completo desamparo de la persona i de la industria ele los nacionales chilenos establecidos en el litoral? ¿Xi qué significa sino una jiermnta de territorio i ele dinero por garantías para, el trabajo libre el último acto que se creyó seria decisivo ele esa diplomacia tan mal apreciada al presente? ¿Hai ejemplo ele que una nación ceda territorios i ceda dinero, en cambio de nn ensanche temporal para fuera de' su jurisdicción, de las garantías epie edla misma acuerda a todos los habitantes ele su .suelo? No se concibe cómo es cpie existiendo tales antecedentes, hai, sin embargo, juicios que pretenden ser serenos i ser impartíales, que acusan de lijera la conducta ele Chile, i de impaciente, por espíritu de cálculo, a su diplomacia. Pero se ostraña que al requerimiento para el arbitraje, precediera el despacho conminatorio ele fecha 8 de Noviembre, i en tal estrañeza apoyan algunos el cargo en cuya refutación nos ocupamos. Bastaríale a Chile exhibir su moderación de muchos años, su perseverancia en los tratados con Bolivia i su decisión a hacer en ellos tóelo jénero de sacrificios, para esplieiar satisfactoriamente aquel paso que a primera vista parece intempestivo o estremo, ele notificar ed rompimiento elel tratado, antes de tentar el arbitraje. Ha de saberse, sin embargo, que aun en este mismo al parecer brusco incidente, Chile no ha hecho sino ensayar ana contra-política de obsecacion estremaela, el último de los recursos de su diplomacia pacífica. Durante una buena parte elel tiempo trascurrido desde la fecha ele la primera nota de reclamo de nuestro Encargado de Negocios en la Paz (2 ele Julio), hasta la del despacho en cuestión (2 ele Noviembre,) el Gabinete, boliviano se, mantuvo calculadamente indeciso en cuanto a la ejeToavto

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cucion del acto violatorio de nuestros derechos, i su Ministro de Relaciones Esteriores, en las varias conferencias verbales tenidas con el señor Vicíela, ora se mostraba dispuesto a hacernos justicia, ora daba preferencia a los que consideraba ineludibles deberes constitucionales de su Gobierno, de poner en vijencia la lei de Febrero, violatoria de nuestros derechos. Presumir que Chile esperaría aun mas todavía, después de este viltimo incidente, era presumir que Chile estaba dispuesto a abdicar ele todos sus derechos como Estado soberano, i aun de su propia dignidad i honra. Solo en virtud ele esta última aventurada presunción, puede acusarse de lijera la conducta de su Gobierno, i el apoyo que a esa conducta presta actualmente la nación entera. De pronto cesaron tales indecisiones, i nuestro Ministro fué notificado ele que se llevaría a cabo el impuesto. Instruido el Gobierno de semejante determinación, resolvió dirijir al boliviano la nota que lleva la fecha del 8 de Noviembre; pero aun abrigando esperanzas ele que en La Paz hubiesen prevalecido al fin los consenos ele la cordura, insinuó a su representante que no la leyese al Ministro boliviano, sino en el último caso, i solo por via de un po'strer esfuerzo en favor de la traneprila reivindicación de nuestros derechos. La historia ele tan prudentes procederes está consignada en la nota eme se publica hoi por vez primera, i que áutes no se habia dado a luz por dificultades transitorias del archivo, provenientes ele la ausencia ele Santiago ele los principales empleados elel Ministerio. La subsiguiente invitación para apelar al arbitraje, no fué así rectificación o enmienda ele un acto precipitado, sino sencillamente una muestra mas ele la buena e incansable disposición de Chile en favor de las soluciones tranquilas, que son resultado de un pacífico avenimiento. Sábese en qué términos ácojió Bolivia aquella invitación, i hasta qué estremo llevó aquel Gobierno sus pretensiones. Tampo será justa la apreciación que se haga de los actos del Gobierno de Chile, ciñéndose a considerar lo que el de Bolivia ha hecho en el caso concreto ocurrido con la Compañía de Salitres, pues la lei de Febrero del 78 que manda cobrar un impuesto sobre la esportacion del salitre, no es el único acto violatorio de los compromisos contraidos con Chile, que el Gobierno de este pais observó en tiempo i contra cuya ejecución reclamó en vano. Hasta la Junta Municipal de Antofágasta se creyó facultada para imponer gravámenes ele diversa naturaleza a las industrias amparadas por la garantía elel tratado, i si bien nuestro Ministro en La Paz reclamó oportunamente contra tal procedimiento i sus consecuencias, sus jestiones no tuvieron mas resultado que el de una vaga promesa de estudiar el asunto, cuando se oyese al Ministro que viajaba en comisión por el litoral, i a la misma corporación autora del acto reclamado. La garantía que se violaba, es, sin embargo, de tan claro i tan esplícito sentido, que basta leer su testo una sola vez para saber que está completamente restrinjida la acción de los poderes de Bolivia en todo lo que se refiere a la imposición i exacción de nuevas contribuciones sobre el capital e industria de los chilenos residentes en el litoral. Satisfechas, siquiera en esta parte, nuestras reclamaciones, habría podido presumirse que en lo tocante al impuesto legislativo mediaban duelas sinceras, compromisos de administración ineludibles; mas una vez convinada la postergación depresiva ele aquel reclamo con los procedimientos con que se pretendía llevar a cabo el impuesto, ya no quedó eluda ele epie dominaba eai el Gabinete boliviano firme disposición a anular todos nuestros derechos, haciendo letra muerta del tratado ele 1874 para todo lo que significase garantía eficaz del ínteres chileno. ¿I era posible, era siquiera decoroso esperar nuevas pruebas, que sin eluda habrían de parar en nuevos desengaños i ofensas?


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GUERRA DEL PACIFICO. La guerra chilena (Articulo de EL COMERCIO de La Paz.)

Marzo 1° El atentado se ha consumado—el gnante está echado —las cosas definidas.—Incapaz Chile de resistir por mas tiempo a sus antiguos proyectos de invasión, se ha lanzado a la guerra con tal precipitación, con una audacia tan descarada, eme nos recuerda los buenos tiempos de la edad media. Sea que el Gobierno Pinto quisiese vengar en nosotros las humillaciones que le ha hecho pasar la República Arjentina, sea que constreñido por la lójica de nuestras razones, no hubiese encontrado otra salida, el hecho es que, rompiendo toda consideración, pasando por sobre todos los principios de justicia i de lejislacion internacional, sin previa declaratoria de guerra, ha ocupado nuestro territorio, desembarcando de sus buques, en nuestros puertos, completamente inerme, jente de guerra que ha roto nuestro escudo, que ha rasgado nuestra bandera, que ha victimado indefensos ciudadanos i vertido sangre boliviana, sangre de mujeres i de niños. Reservado estaba para Chile cometer, en pleno siglo X I X , hecho tan escandaloso i tan'inícuo; reservado estaba para ella sola, entre todas las naciones de la América, el dictado de ; la palabra es dura i vale mas callarla. La ocasión es solemne i no tenemos otra cosa que hacer, que aceptar la guerra, guerra que no hemos buscado, que no hemos querido i que tampoco esperábamos. Ella nos toma en condiciones bien desfavorables bajo todo punto de vista. Mientras por su mariua de guerra puede Chile poner en pocos dias en nuestro litoral cuanto elemento de guerra quiera, Bolivia, que no posee un solo buque, encerrada en el corazón del continente, teniendo de por medio desiertos, cordilleras i territorios estranjeros, tiene que hacer obra de titanes para situar su ejército en los territorios invadidos; i hoi por hoi, la movilidad de ese ejército cuando el flajelo del hambre castiga nuestros departamentos del interior, es obra que puede asustar a todo el que estime en mas su vida que el honor nacional, porque, aun cuando tales sean los obstáculos que tengamos de encontrar i mucho mas, haremos, sí, la guerra a que se nos provoca: no se diga que nosotros los descendientes de esos héroes que en sangrienta lucha de 15 años conquistaron la independencia, no sabemos ni merecemos conservar la patria que nos legaron. Verdad es que el patriotismo en Bolivia, a cansa de nnestra existencia tan borrascosa, estaba amortiguado. Ambiciones personales, lucha de partidos esclnsivistas, asesinatos sangrientos, completo olvido en nuestros Gobiernos de velar por el progreso moral i material del pais, en fin, la empleomanía, la vida a costa de los dineros del Estado, etc. Pero así como en el mundo material un cataclismo trasforma la naturaleza, el golpe moral que acabamos de recibir ha reanimado las fibras de ese patriotismo esjñraute. Pueblo i Gobierno han comprendido que estamos en un momento decisivo, i que solo la unión puede salvarnos; por eso hemos visto que el Gobierno dicta una lei de amnistía, amplia i sin restricción i que el pueblo se agrupa como un solo hombre bajo los pliegues de nuestra bandera; un solo pensamiento alienta al pueblo boliviano: vengar la injuria que Chile nos ha inferido tan aleve como injustamente, pedhle cuenta de la sangre inocente que han vertido sus invasoras huestes i reivindicar nuestro territorio hasta morir en la demanda. ¿De qué nos serviría una vida deshonrada? Sin hacernos ilusiones, motivos hai bien graves para creer que no estaremos solos en la liza con nuestros enemigos. Las naciones americanas i especialmente el Perú, están tan interesadas en la contienda como que les va en ello su honor. Cuando un ladrón ataca una casa, el vecino está en el deber de defender al robado, aunque le sea indiferente ¡asimismo entre las naciones, i esto es mas estricto en el derecho internacional, cuando una que se considera mas fuerte invade a otra mas débil, es deber de las demás salir

a la defensa i restablecer el equilibrio; la nación que llamada a desempeñar este rol por sus relaciones o compromisos, su situación o su historia, no lo hace, tiene que confesar,— o que es egoísta, o que es impotente; en uno i otro caso su prestijio moral cae por tierra, i bien puede ya prepararse a sufrir mañana igual tratamiento. Mas no adelantemos reflexioues sobre este punto, porque no sabemos la actitud que tomen las repúblicas americanas en esta guerra; pues todas, pero particularmente las limítrofes, están en el deber de conservar el equilibrio americano que acaba de ser roto por Chile; i entre todas, el Perú, con quien tan íntimas, tan estrechas relaciones hemos mantenido antes i mantenemos en la actualidad, sabrá, lo esperamos, colocarse en el terreno que le señalan sns antecedentes i su propio honor. Entre tanto, sea que contemos con alianza o no, no debe caber el desaliento en nuestro espíritu; defendemos la causa santa de la integridad de la patria,, i debemos saber de una vez si Bolivia es o no una nación libre, de vivir independiente. Hai un abismo de sangre entre nosotros i Chile. Si tallo exijiera la fatalidad, viviremos en estado de continua guerra; pero dia llegará en que la justicia se cumpla, porque nunca puede prevalecer la usurpación contra el derecho; armémonos con las armas de la unión i del patriotismo; afrontemos la situación varonilmente i esperemos. Chile tiene razón pero su causa no es simpática. (Editorial de EL COMKIICIO de Lima.)

Las noticias que del Sur nos ha traído el vapor del domingo, esplican con bastante claridad los acontecimientos realizados en el litoral boliviano i descubren los planes de los chilenos sobre esa zona mineral. Forzoso seria cerrar los. ojos a la luz de la justicia para no ver que la razón está de taparte de Chile; i sin embargo, a la primera mirada investigadora que echa el espectador desapasionado sobre el vasto campo en que se ventilan los derechos e intereses de Bolivia i Chile, descubre que la causa de este último pais es antipática. (II) Que Bolivia ha violado los pactos i que los «doctores pílcenos,» como llama un diario de Santiago a los políticos de la Paz, han creído que las cuestiones internacionales pueden resolverse con abogaderas de leguleyos, son hechos que los mismos periódicos bolivianos se encargan de comprobar cuando pretenden hacer ereer que las reclamaciones de Chile en favor de la Compañía Salitrera de Antofagasta, debian cesar en cuanto se dictó por el Gobierno del jeneral Daza la resolución de 1.° de Febrero que arruina a la citada Compañía. Todo hombre de sentido común debia haber previsto que el tajo con que el Gobierno boliviano pretendía cortar el nudo gordiano de Antofagasta, tenia forzosamente que exasperar a los chilenos, pues cuando éstos pretendían resolver la cuestión por arbitraje no era ciertamente la mejor manera de proceder, destruir lo que servia de oríjen a la cuestión. En cambio Chile, que estaba indudablemente autorizado para apelar a las vias de hecho, de la misma manera que Bolivia, no se ha conformado con salvar su derecho i decoro, sino que, juzgándolo por las revelaciones i sobre todo por el tono de su prensa, parece mni satisfecho de encontrar un pretesto para realizar planes preconcebidos. Si Chile se hubiera limitado a ocupar Antofagasta para evitar que se realizase la venta de las propiedades de la Compañía Salitrera, declarando a la vez que tan luego como el decreto que autorizaba su enajenación se revocara, abandonaría aquel puerto; si Chile hubiese manifestado de alguna manera que,- a pesar de las violencias de Bolivia, estaba siempre dispuesto a apelar al arbitraje, con tal que las cosas se retrotrajeran al estado en que se hallaban cuando lo propuso, no habría motivo alguno para quejarse de los procedimientos del Gobierno de aqnel pais, i, por el contrario, los hombres de Estado que se interesan en el mantenimiento de la paz entre las naciones, habrían creído


CAPITULO

de seguro que el único camino para alcanzar este fin era ejercer presión sobre el Gobierno boliviano, con el objeto de obligarlo a que desistiera de su singular propósito de constituirse en juez úuico de una causa en que es parte. Pero Chile ha ido mucho mas lejos; su prensa habla de reivindicación de territorio, como de la cosa mas natural del mundo; el jefe de sus fuerzas espedicionarias no se toma el trabajo de insinuar siquiera una escusa al tomar posesión de Antofagasta, i aunque es cierto que los diarios chilenos manifiestan una reserva circunspecta al disertar sobre la actitud que nuestro pais pueda asumir al frente del conflicto creado por la ocupación del litoral boliviano, bien claramente dejan comprender algunos de ellos su resolución de alentar al Gobierno chileno a arrancar al boliviano el territorio comprendido entre los grados 23 i 24, aunque para esto sea necesario sostener una guerra con los Estados vecinos que pudieran oponerse. Uno de los diarios a que nos referimos deja entrever en el caso de que el Perú condene las pretensiones de Chile, que el sempiterno revolucionario peruano don Nicolás de Piérola encontraría fácilmente elementos eii Chile para turbarla tranquilidad pública en su pais; pero los que esto escriben no cuentan para nada con el sentimiento patriótico', demasiado propenso a exaltarse en nuestro pais, i que no podrían menos que tener en cuenta el señor de Piérola i cualquier otro que pretendiera debilitar al Perú en una lucha esterior. No desconocemos que seria posible, i aun relativamente fácil, que Chile hiciera estallar la guerra civil en el Perú; pero ¿cuánto tiempo permanecerían en armas los auxiliares de un enemigo cstranjero? Probablemente solo el que la distancia obligara a perder a las fuerzas del G o bierno antes de caer sobre ellos i castigar sus traición. En sentido hipotético habla el diario chileno, i de la misma manera le contestamos nosotros, porque hoi, como ayer i como siempre, abogaremos por la paz i la aconsejaremos con firme convicción, mientras no sea absolutamente necesario recurrir a las vias de hecho. Pero la verdad es que la violencia con que procede Chile somete a mui dura prueba los sentimientos conciliadores de que estamos animados, pues no es posible mirar con indiferencia que se consume la desmembración de un Estado vecino, i al cual estamos ligados por mui estrechos vínculos, como un castigo que se le impone por la falta de sagacidad i cordura que ha manifestado en sus relaciones internacionales. Nosotros no podemos olvidar que el Peni tiene también vecinos poderosos que, andando los tiempos, podrían pretender despojarlo de una parte de sus fértiles rejiones amazónicas, i en previsión de tal emerjencia i acatando un alto principio de justicia internacional, no podemos mirar impasibles que la fuerza trace a nuestro rededor líneas caprichosas en el mapa político de América. I en el mismo caso que el Perú se hallan Colombia, el Ecuador, el Uruguai; i estas naciones deben también dejar conocer con oportunidad que no están dispuestas a consentir en que se erija la conquista en principio de derecho internacional americano. Nuestros colegas del Mapocho uo tienen embarazo para declarar que no quisieran que el Perú interviniese con las armas, pero mauifiestan con bastante claridad que ni nuestra alianza con'Bolivia los baria desistir desús propósitos. Esto mismo, con la sola diferencia de nuestras situaciones respectivas, es lo que hemos opinado desde un principio: lamentaremos profundamente un rompimiento con Chile, pero habremos de resignamos a ello si este pais persiste en reivindicar para sí la rica zona del litoral que hasta ayer formaba parte integrante del territorio de Bolivia. Mientras tanto, i sin que sea nuestro ánimo sujerir la adopción de una medida hostil contra Chile, creemos oportuno recomendar al Gobierno que piense hasta qué punto es prudente conservar la provincia de Tarapacá sin una íuerte guarnición en las circunstancias actuales. N o sabemos adonde vamos, i por consiguiente ignoramos el c a mino que tendremos que recorrer. Las noticias que nos ha traído el vapor llegado hoi en la tarde, en momentos de terminar este artículo, manifies-

SEGUNDO.

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tan que allí puede haber serios trastornos. Hai que resolver en Tarapacá un problema de la mayor importancia: conservar quietos a los millares de trabajadores chilenos que allí existen, tanto porque el Perú no puede consentir que en su territorio se hagan demostraciones hostiles i quizás ofensivas contra un pais amigo, cnanto porque nos es indispensable impedir que por cualquiera emerjencia pudiera paralizarse o entorpecerse siquiera la esportacion del salitre. ¿No cree el Gobierno que la mejor manera de resolver ese problema seria enviar un par de batallones a Iquique? NOTA.—Hemos creído conveniente publicar al final de cada capítulo de nuestra obra, las diferentes poesías que se han escrito en las tres repúblicas belijerautes i que se relacionan con los acontecimientos de la guerra. Estos versos que, al parecer, no tienen ninguna importancia histórica, observados con detención, reflejan el e s píritu de los tres pueblos i dan una idea clara al observador del modo de pensar de cada uno de ellos. Es por esto que hemos determinado agregarlos al final de cada capítulo, i mucho mas teniendo en consideración que servirán de grato solaz al paciente i estudioso lector. EL

AUTOR.

Poesías de la señora del jeneral boliviano, Dr. don Narciso Campero. ¡BOLIVIA! CON MOTIVO DE LA

INVASIÓN CHILBNA.

Bella Vírjen del suelo americano, De mi esposo i mis hijos patria cara, ¿Por qué enlutada estás?... Nunca como ahora Hizo latir tu nombre el corazón. Esposa soi i madre!... mas soi hija De tu suelo también, i en mi mejilla Siento caer candente la mancilla Que te arroja ¡cobarde! el invasor. He llorado hasta hoi acerbo llanto, A l contemplar ¡tu hambre! tu agonía; Pero no lloro ya! que hai cobardía En el llanto que hoi vierta la mujer. Ella que al hijo su deber le inspira, Al esposo valor!... aunque deshecho Quede en silencio su angustiado pecho, Sumisa ante el honor sabe callar! Mas cuando Dios ¡oh Patria! cu su clemencia El triunfo te conceda, justo i santo, Débil volveré a ser vertiendo llanto... Llanto, esta vez, de dicha i bendición!!

CHILE (1). Un conjunto de grasa i de porotos, Con salza de durazno i de sandía; Pelucones de excelsa jerarquía, Dandys por fuera i por adentro rotos. Chabalongo, membrana, pujos, cotos, Alientos que no exalan ambrosía; Lengua española vuelta algarabía, Erutos que parecen terremotos. En vez de mente, masa tenebrosa, Que por luz racional tiene pavesa Que no hai poder humano que encandile; Mucha alfalfa, mal pan, chicha asquerosa, Alma encorvada i estatura tiesa Al pié de este retrato pongo ¡¡CHILE!! Josí: JOAQUÍN DE MORA.

Secrstario que fué de Santa Cruz, (año 1S35.) (1) Aunque este seneto fué dado a luz en época anterior a la actual guerra, le damos publicidad por haber sido reproducido en hojas sueltas i repartido con profusión en Iquique pocos dias antes de declararse la guerra entre Chile i el Perú. ¿QUÉ

ES UN

MEETING

EN CHILE?

Un conjunto de humos andrajosos De torvo ceiío i de mirada incierta; Dispuestos a formar una reyerta En medio de sus gritos tumultuosos. Sus discursos son dardos venenosos; E»ta reunión pacífica ¡un alerta!! Obligando al vecino a un cierra-puerta Ya tomar retirada a los curiosos.


GUERRA DEL PACIFICO.

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Su mollera jamas ha ¡laminado El respeto debido a las naciones: I se llaman ¡un pais civilizado!

Todo el mundo está, dispuesto:— / dieen que frai Modesto No pudo jamas ser prior.

Aprended de nosotros ¡pelucones! Dejad ese pais que habéis hollado Jigantes del desierto! fanfarrones!

Así a la pata a la llana Aquestos consejos doi I lo repito con gana:— No dejes para mañana Lo que puedas hacer hoi.

Segunda amonestación. ( Nacional.) Que me perdone el Gobierno Mi refranear sempiterno:— Que siempre es bueno un consejo. Aunque sea de un conejo. Que no será cosa incierta Con Chile que no es babieca Afirmar a ciencia cierta:— Que lo que es en arca abierta Seguro es que el justo peca. Si mi afán a tanto alcanza, Que ya por poco no emigro, Es que se va mi esperanza:— i'oes dicen que en la tardanza Se suele Judiar el peligro. .Son verdades a tropel, Quizás un poquillo toscas; Mas, sepa el Gobierno fiel:— Que a aquel que se hace de miel Se lo manducan las moscas. ¡Cómo hallar nadie que alabe De Chile el gran desacato? Eso seria mui grave:— / aquí cada uno sabe Dónde le ajusta el zapato. I si es que a Chile le zurro No es porque aqui hayan Quijotes; Al ver su audacia me aburro:— I una vez ya sobre el burro Hai que aguantar los azotes. Tanta remora no alabo Después del gran desacato, Pues no hai que olvidar al cabo:— Que por la falta de un clavo Suele perderse un zapato. No >ne pregunten por qué, Pues lo diré en castellano, Que bien sabido es a fe:— Al villano darle el pié 1 se tomará la mano. I otro refrán aqní presto Se me viene ¡qué contento! Con que así sumo i no resto:— Seriares: quien hace un cesto Pucle mui bien hacer ciento. Deseando estender comarca I en busca de mas ancheta, Si Chile al Perú se embarca:— .Dígale: quien mucho abarca Seguro es que pioco aprieta. Jugando a carta cabal Digo que no hai otro medio, Marchemos al litoral: — Jifas vale evitur el mal Que después poner remedio. Marchemos, pues, pero presto Gobierno, dueño i señor,

Al Perú justicia inviste, I sus derechos le escudan; Vamos, que Chile no chiste:— Quien con lo ajeno se viste En la calle lo desnudan.

La

cucaracha.

(Opinión

Nacional.)

Era una cucaracha que eorrin, En ademan guerrero, Ufana el mundo entero, Alardeando de mucha valentía Tras su coraza de templado acoro. (Coraza, ya se entiende, eran dos alas Que aprueba estaban de insectibles balas. Ufana, altiva, pérfida, insolente, Salió con mucha pompa A campana, por quítame esas pajas, 1 a Inglaterra pidiendo su tridente, Metió el pico, proboscis, o bien trompa, De un vecino hormiguero en las migajas. Qué gritos! qué alborozo! qué bureo! La blindada señora De reocupacion hizo trofeo, I, reivindieadora,j Las fuerzas desplegó del Filisteo, Porque en jactancia, fieros, furia i facha Nadie venció a mi doña Cucaracha. Caráspila! bufaba cual torpedo; "Ante ella muda se postró la tierra," Al escuchar el mar se quedó quedo, I temiendo sus rabias i desmanes Se ocultaron toditos los volcanes. Viva el valor! se dijo, estoi en grande! " P o r razón o por fuerza" aquesto es mío; Ande el mundo como ande, Yo del mundo ine rio; I el que quiera probar, que se desmande; Pues vivir de lo ajeno, Dice un autor que es bueno, bueno, bueno. Del hormiguero salieron hormigones, Oyendo el soliloquio Se pegaron del monstruo en los alones; Dos de ello?, en bélico coloquio, Le asieron una pata a la enemiga; I salieron cien mil de la cobacha I alzaron con la invicta Cucaracha. En andas la llevaron al desierto I allí.hicieron festín con gran cachaza Como quien raja i corta en cuerpo muerlo; No dejaron, por cierto, Sino las alas, digo, la coraza, Para escarmiento de cucarachones Que andan buscando reivindicaciones. " Y si el lector dijere ser comento, Como me lo contaron se lo cuento."


CAPÍTULO

III.

S U M A R I O . — I . Primeros e importantes decretos de Daza referentes a Ja guerra. — I I . Declaración de guerra de Bolivia a Chile, espulsion i confiscación de los bienes de los nacionales chilenos; espoliacion en masa de las minas de Corocoro.—III. Proclamas de Daza a la nación, i ia celebre del COKYO al ejército.—IV. Circulares del Gobierno de Bolivia a ¡os Prefectos i del Ministro de Bolivia en Lima al Cuerpo Diplomático. — V. Organización de la Guardia Nacional i del ejército de Bolivia: decretos i nombramientos desús jefes.—VI. Meeting en Lima protestando contra la reivindicación del litoral de Bolivia.—VII. Decretos de Daza estableciendo el corso, empréstito forzoso i descuento en el sueldo de los empleados civiles i eclesiásticos. — V I I I . Los esfuerzos del Perú en favor de la paz: importantes notas cambiadas entre el Ministro de Relaciones Estcriores del Perú i las Legaciones del Perú en Chile i Bolivia.—IX. El Sicut-Erat de la guerra: reminiscencias inéditas de Febrero de 1 8 7 9 . — X . Instrucciones reservadas comunicadas al coronel Sotomayor al salirà campaña i cuta del Dr. Cabrera a Reyes Ortiz.—XI. Notable leccpeion del Ministro del Perú en La Paz; aprobación del tratado aduanero entre el Perú i Bolivia i la mediación del Perú aceptada por Bolivia.—XII. Documentos relativos a la misión del Ministro Reyes Ortiz a Lima, i carta do Daza al Prefecto Zapata anunciándole el envío del señor Ortiz a Lima para solicitar el cumplimiento del tratado secreto de 1 8 7 3 . — X Í I Í . Toma de Caluma: telegramas i partes oficiales de los jefes chilenos i bolivianos.—XIV. Conferencia de Cabrera con Speoh; proclamas de Sotomayor al ejército i pueblo de Galanía. - X V . Cartas de Sotomayor, Carlos F. Souper i José M. Walker sobre la ocupación deCalama.— X V I Combate de Galanía: correspondencias a la prensa de B o l i v i a . — X V I I . Apuntes orijinales del Dr. Ladislao Cabrera sobre el combate de Cal a m a . — X V I I I . Celebración de la toma de Calama en Antofagasta, meeting i discursos.—XIX. Circular dirijida a las naciones amigas por el Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia, con motivo de la guerra con Chile.—XX. Jeografía de Bolivia, por L. v. D o l i . - - X X I . Cuadro comparativo del Peni, Bolivia i Chile; de su población, escuadra, ejército i dotación, etc., etc., en 1S79, por J. G. Clavero.—XXII. Editoriales de la prensa de Chile, Pera i Bolivia.

I-

i estraordinaria que la Constitución política del Estado le concede en los casos de grave peligro por cansa de conmoción interior o guerra esterior, oído el consejo de Ministros,

HILARIÓN DAZA, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA,

Considerando: Que la ocupación militar del departamento de Cobija por las fuerzas invasoras de la escuadra chilena, es un atentado injustificable contra la soberanía de la república i su integridad territorial; Que hallándose ultrajada la patria, es un deber nacional sostener su independencia i defender su dignidad, con el concurso unánime de todos los bolivianos que, en la hora del conflicto, han sabido unirse siempre con entereza i patriotismo, Decreto: Artículo único.—Se concede amnistía amplia i sin restricción a todos los ciudadanos bolivianos que por motivos políticos estuvieren enjuiciados o fuera del pais, cou la seguridad que se colocarán al lado del Gobierno, que por hoi no tiene otro pensamiento que levantar mui alta la bandera nacional, bajo cuya sombra fraternizarán todos los hijos de la j)atria. Los respectivos Ministros de Estado cuidarán de la ejecución de este decreto en la parte que les concierne, debiendo publicarse por la prensa i por bando nacional. Dado en la ciudad de La Paz de Ayacncho, a los veintiséis dias del mes de Febrero de 1879 años. H.

DAZA.

Manuel Othon Jofré.—Julio Méndez.—Refrendado, Eulojio D. Medina.—Es conforme—El oficial mayor de Gobierno, Luciano Valle HILARIÓN DAZA, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE BOLIVIA, ETC.

Considerando: Que los puertos de Antofagasta, Mejillones i minerales de Caracoles, han sido ocupados por fuerzas espedicionarias de la República de Chile; que este acto de agresión injusta i pérfida obligó a la nación a tomar las armas para defender la integridad de su territorio, su soberanía e independencia atacada por un vecino desleal i ambicioso; que el estado de guerra a que ha sido impelida la república, hace necesario conferir al Gobierno la acción eficaz

Decreto: Artículo único.—Se declara la patria en peligro i en estado de sitio conforme a la prescripción del artículo 25 de la Constitución del Estado: en consecuencia, se inviste el Gobierno de las facultades consignadas en el artículo 27, mientras duren las actuales circunstancias de guerra promovida por Chile. Los Ministros de Estado, cada uno en su respectivo ramo, quedan encargados de la ejecución i cumplimiento del presente decreto. Dado en la ciudad de La Paz, a los veintiséis dias del mes de Febrero de 1879. (Firmado)—DAZA.—Manuel Othon Jofré.—Julio Méndez.—Refrendado, Eulojio D. Medina.—Es conforme— El oficial mayor de Gobierno, Luciano Valle.

II. Espulsion i confiscación <le los bienes <Ie los chilenos H I L A R I Ó N DAZA, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE BOLIVIA, ETC.

Considerando: Que el Gobierno de Chile ha invadido de hecho el territorio nacional, sin observar las reglas del derecho de jentes, ni las prácticas de los pueblos civilizados, espnlsando violentamente a las autoridades i nacionales residentes en el departamento de Cobija; Que el Gobierno de Bolivia se encuentra en el deber de dictar las medidas enérjieas que la gravedad de la situación exije, sin apartarse, no obstante, de los principios que consagra el derecho público de las naciones, Decreto: Art. l.° Queda cortado todo comercio í comunicación con la República de Chile mientras dure la guerra que ha promovido a Bolivia. Art. 2.° Los chilenos residentes en el territorio boliviano, serán obligados a desocuparlo en el término de diez dias, contados desde la notificación que se les hiciere por la autoridad política local, pudiendo llevar consigo sus


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G U E R R A D E L PACIFICO.

papeles privados, su equipaje i artículos de menaje particular. Art. 3.° La espulsion ordenada en el artículo anterior solo podrá ser suspendida por el término que fuere estrictamente indispensable, por causa de enfermedad u otro impedimento grave, ajuicio de la autoridad. Art. 4.° Se procederá por las autoridades respectivas al embargo bélico de las propiedades muebles e inmuebles pertenecientes a subditos chilenos, en el territorio de la república, con escepcion de los objetos designados en el artículo 2.° Las empresas mineras pertenecientes a chilenos o en las que hubieren accionistas de esa nacionalidad, podrán continuar su jiro, a cargo de un administrador nombrado por la autoridad o con intervención de un representante del fisco, según creyere aquélla mas conveniente. Art. 5.° Los productos netos de las empresas mineras pertenecientes a chilenos o de las acciones correspondientes a los mismos, serán empozados en el tesoro nacional. Art. 6.° El embargo mandado por este decreto, se convertirá en confiscación definitiva, siempre que el jénero de hostilidades que ejerzan las fuerzas chilenas requiera una retaliación enérjica de parte de Bolivia. Art. 7.° Se desconoce toda trasferencia de intereses chilenos, hecha con posterioridad al 8 de Noviembre último, en cuya fecha el Gobierno chileno declaró nulo el tratado de 1874; debiendo considerarse como simulado todo contrato que se hubiese pactado a este respecto. El Ministro de Gobierno i Relaciones Esteriorescuidará de la publicación i ejecución de este decreto. Es dado en la ciudad de La Paz de Ayacucho, el d i a l . de Marzo de 1879. (Firmado.) H. DAZA.—Manuel Othon Jofré.—Julio Méndez.—(Refrendado)—Eulojio B. Medina,.—Es conforme—El oficial mayor—Luciano Valle. 0

MINISTERIO DE GOBIERNO.

cediendo amnistía amplia a los ciudadanos bolivianos, cualesquiera que sean las causas que los hayan alejado del suelo patrio. Los documentos relativos se los mandaré a la mayor brevedad, por escala. Prevengo a usted que por orden superior i ejecutando el justo derecho de represalias desplegará usted la mayor vijilaucia para evitar la estraccion de metales i cualesquiera otros enseres pertenecientes a las minas que espióte la Compañía Chilena Corocoro de Bolivia, cuyo dominio corresponde desde luego esclnsivamente a la nación, según habrá usted recibido ya las respectivas órdenes superiores. Dios guarde a usted.—Firmado—Casto Argueda. Lo que pongo en conocimiento de ustedes, para cuyo cumplimiento se servirán detener obligaciones, tratos i contratos con la mencionada casa chilena, so pena de descomisarse el artículo i pagar ustedes el triple del valor de la especie descomisada. Dios guarde a usted.—Firmado—Pedro P. Vargas.— A los señores Noel Berthin i Eduardo de la Carrera. Corocoro, Febrero 28 de 1879. Señor: Toda la barrilla esplotada de los intereses mineralójicos de la Compañía Corocoro de Bolivia, hará usted que se conserve en sus depósitos respectivos mientras se le dé el curso que convenga. Ademas la que se traiga en adelante para depositar en las mismas localidades, sin que bajo pretesto alguno puedan estraerse al esterior. Los libros i demas documentos de contabilidad los tendrá arreglados para que esta Snb-prefectura los inspeccione tan luego como convenga. Todas las armas, sean escopetas, rifles o revólvers que existan en su poder o en el de sus dependientes, los prestarán en el acto a esta Snb-prefectura; caso necesario, se tomarán medidas serias contra su individuo, que es el único responsable de los enunciados intereses. Dios guarde a Ud.—Pedro P. Vctrgas.

La Paz, Marzo 3 de 1879. Al señor Prefecto del departamento.

Señor: Tengo la satisfacion de acompañar a este oficio en copia debidamente legalizada, el supremo decreto dictado el 1.° del mes en cnrso, a fin de que usted dé cumplimiento a sus diferentes disposiciones. Conforme a los dos incisos del artículo 4.°, debe hacerse efectivo el embargo de la empresa chilena de Corocoro correspondiente a subditos chilenos, para cuyo efecto mandará usted notificar, con el decreto indicado, al Administrador jeneral de aquella Compañía anónima, i hará que el interventor fiscal que se nombre ejerza las funciones que le señala la lei.'El trabajo debe continuar sin interrupción, debiendo depositarse en el tesoro únicamente las utilidades líquidas, conforme al artículo 5.° del espresado decreto. Con tal motivo, reitero a usted mis consideraciones de aprecio. Dios guarde a usted. DAZA.

Eulojio D. Medina.—Es conforme—El oficial mayor de Gobierno—Luciano Valle. SUB-PREFECTUBA

DÉ PACAJES E

INGAVÍ.

Corocoro, Febrero 28 de 1879.

Señores: Trascribo a ustedes el siguiente oficio, cuyo tenor dice así: «Prefectura i Superintendencia de Hacienda i Minas del departamento.—La Paz, a 27 de febrero de 1879.—Circular número 3.—Al señor Sub-prefecto de Pacajes e Iugaví. Señor: Con esta fecha el Gobierno Nacional ha espedido dos supiemos decretos, el uno relativo a la declaración del Estado de sitio en que constituye a la república por haber roto las relaciones internacionales con Chile, i el otro con-

III Proclama del Presidente de Bolivia a la nación. Bolivianos: La República de Chile nacida a la independencia por los esfuerzos arjentinos, i defendida de la reacción española de 1866 por las otras tres repúblicas del Pacífico meridional, persiste en desplegar las fuerzas con que le ha dotado esta mitad de la América, para perturbar i agredir su equilibrio internacional, representado por el principio constitucional de su derecho de jentes recíproco—el uti possidetis de 1810. La ocupación progresiva de los dos desiertos de Atacama i Patagonia, demarcadores de la capitanía jeneral de Chile, mantiene a éste en permanente ataque contra la integridad de Bolivia i la Confederación Arj entina, llevando sobre los estreñios de los océanos Pacífico i Atlántico una pretensión de predominio inconciliable con el desarrollo marítimo de las naciones que avecindan, i la concurrencia de todas las demás marinas del globo, al encuentro de dos océanos i la comunicaciou de dos mundos. Ya veis que las imprudentes concesiones territoriales de la dictadura Melgarejo, otorgando a Chile tres grados jeográficos en pleno dominio, i apartando uno solo en media soberanía desde 23.° al 24", no han bastado a colmar la ambición de un Estado que, a las absorciones territoriales i a la hejemonía hispano-americana, no ostenta mas títulos que. los de una diplomacia llena de falsía i duplicidad, i la influencia arrancada a intervenciones mas o menos manifiestas en la guerra civil que naturalmente aqueja la infancia de nuestras repúblicas. A las dictaduras de Rosas en el Plata i de Melgarejo en los Andes, debe los avanzados puntos de Punta-Arenas en el estrecho de Magallanes i el puerto Blanco Encalada en Atacama; i no bastando estos avances a su ambición, ha roto el dia 14 del presente los mismos pactos concesionarios de Bolivia, estendiendo


CAPITULO TERCERO. su ocupación hasta el grado 23, conforme a la intimación del jefe de las fuerzas que han izado en Antofagasta el pabellón de la conquista. Compatriotas: Es la primera vez que la guerra de conquista se ostenta entre pueblos liispano-americanos, pocos dias después de que un lado arbitral zanja las cuestiones territoriales de la guerra del Plata, entre la Confederación Arjentina i la República del Paraguay. Recordáis que, realizada allí la victoria mas absoluta i la conquista estipulada en los pactos solemnes de la triple alianza, la Confederación retrocedió delante de estos derechos de otro continente i de otra civilización, declarando espléndida i americanamente que la victoria no le daba títulos territoriales, i pactando, en consecuencia, bajo los principios de la paz mas completa, el tratado de 3 de Febrero de 1875, que es el laudo arbitral que ha venido a complementar. Hoi Chile viene a romper el hermoso concierto del derecho de jentes americano, con un escándalo contra el cual han de protestar, por su sola significación, todos los Estados setentrionales i meridionales de este continente. El derecho de conquista emerje del fondo de una cuestión administrativa i que recien empezaba a discutirse, antes de haberse definido la jurisdicción interna o esterna que le era referente, i, por consiguiente, de la esclusion o el estricto caso del arbitraje. La guerra nos ha sido impuesta sin que haya sobrevenido el rigor de un casus belli, i al contrario anticipando la amenaza al reclamo i la ruptura de tratados mistos de límites i derechos secundarios, a la jestion del cumplimiento de éstos. No ha sido impuesta sin suficiente declaración, como a la Confederación PerúBoliviana en 28 de Agosto de 1836, arrebatándole antes su escuadra, el 21 de Agosto del mismo año; como en 1837, usufructuando la paz de Paucarpata i devolviendo la guerra; como en 1866 a España, abordando la Covadonga con bandera neutral; como siempre, sorprendiendo la paz i la confianza públicas. Chile que ha hallado tolerancia a este sistema de subve rsion contra el derecho internacional hispano-americano, acudiendo al espediente sofístico de hacer litijioso el uti possidetis, principio acatado no solo por su eminente justicia, sino también i mui principalmente por su doble evidencia histórica i jeográfica, no lo dudéis, hallará por fin término con su imprudencia a sus ambiciones perturbadoras del bienestar de medio continente. Para lograr tan seguro bien, no necesitáis mas que rodear la enseña de nuestro glorioso estandarte, burlando el único plan de contener por medio de la guerra intestina, de que son capaces los atentadores del dia 14 en las indefensas costas de Antofagasta, donde no reside el poder soberano a quien se dirije esa guerra cobardemente reducida a una ocupación sin victoria, sin honor i sin derecho. Limitándose Chile a ocupar el litoral, busca forzarnos a la ofensiva. Bolivia acepta la guerra sin provocarla. La ofensiva pertenece al desgarrador de tratados i al detentador del territorio. Nuestra fuerza es eminentemente defensiva e inespngnable; no renunciaremos a ella. Tócales salvar el desierto, vencer el espacio i retarnos en el asiento de nuestro poderío. La mera ocupación de una provincia alejada por el mar i el estraujero por un rumbo, i perdido en el desierto por otro, no es guerra, porque no concluye en la victoria, ni puede resolverse por tratados de paz consiguientes. Es una detentación vandálica, la guerra permanente, una violación contra el derecho mismo de la guerra, que las naciones no pueden consentir, porque si bien es lícito apelar a las armas i al derecho de la fuerza, es también consiguiente limitar la duración de la guerra al hecho final del triunfo dirimidor. Conciudadanos: Ved ahí trazada nuestra tarea con el agresor. Falta ahora que nuestro ascendrado patriotismo le oponga esa maravillosa unificación de sentimiento nacional con que nuestros padres supieron superar i aun vencer guerras de intervención radicadas en el servicio de partidos políticos internos. ¿Con cuánta mas razón vuestro civismo no resal-

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tará delante de la guerra de conquista a que os provoca una nación ingrata al favor de nuestros tesoros en minas i ricas sustancias inogárnicas, al socorro gratuito de nuestra alianza i a la cesión de nuestro territorio? Chile vale lo que Bolivia le ha dado. Antes no fué mas que pais de cárceles; i lo que allí llaman hoi capitales e industria chilenos, no son mas que las riquezas espionadas a Bolivia ingrata i pérfidamente. Vais a combatir contra las ventajas creadas por vuestros propios favores. La Paz, Febrero 26 de 1879. HILARIÓN DAZA.

Gran proclama de "El Corvo." MINISTERIO DE LA GUERRA.

Orden jeneral, Cuartel Jeneral. En La Paz, a 27 de Febrero de 1879. El Presidente de la República ha tenido por conveniente hacer saber al ejército nacional los sucesos del litoral, i ha espedido la siguiente PROCLAMA.

Soldados: A la sombra de la paz que debería ser inalterable i cordialmente sostenida entre las repúblicas de Bolivia i Chile, porque así lo exijen los intereses de ambos países, porque mi Gobierno ha cuidado de cultivar con esmero sus fraternales relaciones, el de aquella nación acaba de consumar un incalificable atentado contra la civilización. El dia 14 de los corrientes, dos vapores de guerra chilenos con ochocientos hombres de desembarque i apoyados por un considerable número de jentes depravadas por la miseria i el vicio, asesinos de cuchillo corvo, se han apoderado de nuestros indefensos puertos de Antofagasta i Mejillones, por sorpresa, sin previa declaratoria de guerra, sin tener en cuenta que la civilización condena los actos de vandalaje, mas que los de las hordas de salvajes, si ellos se cometen por naciones i Gobiernos que pretenden ser cultos. El resultado de una iniquidad internacional, natural es que haya sido el ejercicio del crimen como acción loable. Un policial boliviano, su esposa e hijo en Antofagasta, cuatro jornaleros en Carmen Alto, han sido asesinados con el arma especial del bandido chileno—el puñal corvo. Compañeros: Tan cínica conculcación de los fueros de la humanidad impone a todos los Estados del continente americano un sagrado deber de alta justificación i de previsión, que pronto o mas tarde tendrán que cumplir. Entre tanto el ejército boliviano hará conocer al mundo que la honra de Bolivia i la integridad de su territorio están bajo la salvaguardia de sus bayonetas, i que en esta ocasión, como en otras, sabrá castigar a sus cobardes agresores. Camaradas: Todo lo espero de vuestro patriotismo, de vuestra serenidad i disciplina. Si el Gobierno que ha creído humillarnos ocupando nuestras desiertas playas, no retracta honorablemente sus actos vandálicos, quedará inaugurada para nosotros una gloriosa epopeya, porque todos cumpliremos a competencia el santo deber de combatir sin tregua ni desaliento a los enemigos de la autonomía nacional, a los usurpadores de nuestro territorio, a los conquistadores de pueblos civilizados: que nuestra consigna sea: «.vencer o morir por Bolivia.» Soldados: Estad listos para el momento precioso en que se abra la campaña i marchemos a recobrar el hermoso suelo de Atacama que nos legaron los fundadores de la república. H.

DAZA.

Cuartel jeneral en La Paz, a 27 de Febrero de 1879. Lo que se hace saber en la orden del dia, a fin de que los señores jefes, oficiales i tropa, redoblen sus esfuerzos i perseverencia para llegar al mas alto grado de moralidad i disciplina, elementos indispensables para cumplir con los sublimes deberes que en estos momentos impone


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G U E R R A D E L PACIFICO.

Solivia a sus hijos armados en su defensa, i para obtener espléndidas victorias. El jeneral Ministro, Jofré.—-Comunicada:—El mayor 2.° ayudante—Eduardo Gutiérrez.—Está conforme—El coronel ayudante jeneral—Ignacio Oeballos. PROCLAMA QUE EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DIRIJE A LA NACIÓN.

Bolivianos: Los audaces invasores que ayer se apoderaron, a mano armada, de nuestras poblaciones de Antofagasta, Mejillones i Caracoles, a título de reivindicación, acaban de reagravar el ultraje inferido a nuestra dignidad, ocupando ios puertos de Cobija i Tocopilla. - Conciudadanos: Las tendencias de Chile, mal disimuladas en su oríjen, se manifiestan hoi a la luz del dia, i en toda su magnitud. Aquella nación desleal pretende restablecer la conquista en América, con violación flagrante de los principios del derecho internacional moderno. Compatriotas: El nuevo atentado, que se ha consumado, bajo el falso i ridículo pretesto de que Bolivia ha declarado la guerra, importa la mas irritante de las provocaciones. Bolivia no ha sido la agresora; lia recojido el reto de guerra que se le ha lanzado, pero borrará con sangre la mancha que se ha hecho caer sobre su ¡tabelión. Amigos: La Providencia, que vela constantemente por el triunfo de la justicia, precipita a la soberbia Chile en el camino de la espiacion i marca para Bolivia la hora de las grandes reparaciones. Caiga sobre aquella la sangre que va a der-, ramarse a torrentes i todas las desgracias i desolaciones de la guerra. Bolivianos: La patria está en peligro i reclama de sus hijos el continjente de su valor. Tiempo es de cumplir nuestros sagrados juramentos; nos esperan un combate tras de otro; una guerra sin tregua ni descanso; pero mas allá tenemos el triunfo i la gloria, que coronarán nuestros esfuerzos i sacrificios. A las armas! al combate! valientes hijos de Bolívar i de Sucre: que nadie escuse derramar su sangre para fecundar la santa causa de la independencia nacional. Por mi parte, pronto estoi a cumplir a vuestro lado los deberes que nos han impuesto Dios i esta j'atria querida, cuna de las mas gloriosas tradiciones. Vuestro amigo •La Paz, Marzo 30 de 1879.

H.

DAZA.

IVCirculares. MINISTERIO

DE GOBIERNO I RELACIONES ESTERIORES.

conseguir la reivindicación del rico territorio que nos asaltan sin mas forma ni lei que la del salvaje que acomete i pelea por el aliciente del botin i de la sangre. El pueblo boliviano, que jamas ha dejado hollar su dignidad i que ha dado pruebas inequívocas de su heroísmo, no puede ver con indiferencia el inmerecido ultraje de que ha sido víctima. Pueblo viril, que jamas consintió en la humillación, se levantará en masa para lavar con sangre la afrenta que le ha irrogado un Gobierno vacilante que se halla amenazado en su propio territorio por la convulsión social de sus hambrientas i desorganizadas turbas. El Gobierno boliviano, fiel intérprete del sentimiento nacional, ha comprendido lo que en tan solemne situación corresponde a su deber i dispuesto a levantar mui en alto nuestra hermosa tricolor, espera encontrar el apoyo de la opinión i el concurso de todos los ciudadanos para el triunfo de nuestra causa, protejida por la justicia i por los preceptos del derecho internacional americano. Los impresos adjuntos manifestarán a los vecinos de ese departamento los pormenores que han precedido a la escandalosa invasión; bastan ellos para sublevar la conciencia pública. En el alcance al número 201 de L A DEMOCRACIA se registran los dos supremos decretos de 2G del presente; por el primero se concede amnistía amplia a todos los sindicados políticos llamándolos al rededor del Gobierno para que unan sus esfuerzos a los de la defensa nacional; por el segundo se ha declarado el estado de sitio, conforme a la constitución política del Estado, habiendo asumido el Gobierno las mas amplias facultades, con las que acumula con actividad los elementos necesarios para defender nuestro territorio invadido. Por oficio de esta fecha, i de acuerdo con el Ministerio de la Guerra, se manda la organización en toda la rejniblica de la fuerza nacional activa i pasiva. Es notable i mui digno de aplauso el entusiasmo patriótico que se ha despertado en este heroico departamento para escarmentar cuanto antes a los que, derrotados i humillados, sin combate, por nuestros hermanos los arjentinos, han. retrocedido a hacer alarde de su poder marítimo con las poblaciones desarmadas que les habían proporcionado jeuerosa hospitalidad i fabulosas riqnezas que esplotaban gratuitamente. Seria por demás encarecer a usted que se dirija al ¡patriotismo de nuestros conciudadanos para que acudan presurosos i con todo el continjente de sus esfuerzos a rodear al Gobierno que se halla decidido a conservar incólumes los sacrosantos derechos de la patria. Dígnese usted, señor Prefecto, publicar este oficio por bando solemne, trascribiéndolo para igual fin a todas las autoridades de su dependencia. Ofreciendo a usted mis consideraciones de estimación, tengo el agrado de suscribirme su atento seguro servidor.—• E%dojio D. Medina.

La Paz, Febrero 28 de 1879. (Circular número 5.) Al señor Prefecto del departamento de...

Señor: El Gobierno chileno, que hace tiempo manifiesta desmedidas tendencias de predominio sobre los demás Estados de América, acaba de consumar el mas injustificable atentado contra nuestro indefenso departamento de Cobija. El dia 14 del corriente la escuadra chilena ha cometido un acto de verdadero filibusterismo atacando, con mengua de su honor i dé la civilización, pueblos inermes i desprevenidos, consumando, bajo el pretesto mas injustificable, atentados contra la vida i la propiedad de bolivianos indefensos. Habiéndose roto, con tan violento proceder, las buenas relaciones que cultivábamos con aquella nación, no nos queda otro camino que castigar su infidencia sacrificando en aras de la patria todo lo mas sagrado de la vida, hasta

MINISTERIO

DE GOBIERNO I

RELACIONES ESTERIORES.

La Paz, Febrero 28 de 1879. (Circular número 0.) Al señor Prefecto del departamento de...

Señor: Ultrajada nuestra dignidad nacional por la invasión de las fuerzas navales de Chile sobre el litoral, todos los bolivianos deben concurrir patrióticamente a la defensa de la integridad de nuestra patria. Para tan sagrado objeto es necesario la organización inmediata de las Guardias Nacionales cpie usted, señor Prefecto, se servirá verificarla, impartiendo las órdenes convenientes para igual fin a las Sub-prefecturas de su dependencia, i sujetándose de pronto a los reglamentos que rijen en la materia. Una vez formadas estas fuerzas cívicas, el Ministerio de la Guerra dictará las órdenes precisas para movilizarlas conjuntamente con el ejército de línea. Con tan valioso continjente, el pueblo de Bolivia armado


CAPITULO TERCERO. sia dificultad reivindicará en breve tiempo su territorio, salvando así la honra nacional tan pérfidamente ofendida. No duda el señor Presidente de la República del entusiasmo patriótico de los pueblos indignados ante semejante atentado vandálico, i cuenta con el ardimiento que caracteriza a usted para vigorizar el sentimiento nacional ultrajado. Dios guarde a usted, señor Prefecto.—Eulojio D. Medina. ' Son conformes.—El oficial mayor—Luciano Valle. MINISTERIO DE GOBIERNO.

La Paz, Marzo S8 de 1879. (Circular número 7.) Al señor Prefecto del departamento.

Señor Prefecto: La situación estraordinaria que atraviesa el pais, desde que el Gobierno de Chile invadió nuestros indefensos puertos del litoral, ha colocado al Gobierno en el estremo caso de dictar diferentes providencias de carácter transitorio i que están encaminadas al único objeto de organizar con toda preferencia i a la mayor brevedad, los elementos precisos para la defensa de la integridad territorial i de la honra de la nación. Felizmente, el patriotismo de los bolivianos se ha manifestado a porfía, i ha removido los inconvenientes que parecían insuperables atentas las malas condiciones económicas que ocasionaron en la república los pasados flajelos de la carestía i de la peste. Los tres años de paz pública i la buena administración nos han restituido con usura el crédito público abatido en el interior, i cree el Gobierno que no encontrará mayores dificultades para realizar mui en breve el empréstito interno i las demás combinaciones que tiendan a cubrir los gastos indispensables de la guerra. La franca fusión de los partidos políticos es un hecho positivo que tiene por bases sólidas las garantías mas amplias acordadas por el Gobierno, i las manifestaciones solemnes i esplícitas que en este sentido se han apresurado a hacer todos los bolivianos que hoi se hallan íntimamente ligados contra los invasores que nos han injuriado con un atentado escandaloso. El ejército nacional, lleno del mas ardiente entusiasmo, ve con orgullo agruparse a su lado, desde los mas conspicuos ciudadanos, hasta los mas laboriosos trabajadores, reclamando el puesto del. honor a que los llama la patria. La juventud intelijente i abnegada de todos los departamentos se ha alistado en cuerpos respetables, solicitando a porfía ocupar la vanguardia de los defensores de la nación. Se halla convenientemente armado i equipado el ejército de línea. El jefe del Estado desplega en estos momentos su reconocida actividad e intelijencia, para completar el buen arreglo de los demás cuerpos que deben movilizarse ya en mui breve tiempo. Las demás medidas de carácter reservado i urjente, i cuyos proficuos resultados serán conocidos después de la victoria, están para llegar a un término satisfactorio. El poder nacional, que tiene prestado sus juramentos ante Dios i la patria, se halla seguro de responder bien de sus solemnes propósitos. Bolivia, con el derecho i la justicia que lo asisten, mediante el valor i sensatez de todos sus hijos, reivindicará pronto la honra de su bandera nacional ultrajada i del territorio de que violentamente ha sido despojado. La voz de toda la América se ha dejado ya escuchar en nuestro favor, dándonos así nuevo aliento para responder agradecidos a ese valioso continjentc que nos presta su ilustrada opinión. El Gobierno no tiene al presente mas objeto que acelerar la consecución de los pocos elementos que aun le son precisos, para cumplir el graudioso deber que le ha impuesto el pais. Dígnese usted, señor Prefecto, mandar publicar por banT O M O

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do i trascribir a quienes corresponde, la presente circular, en cuyos límites no es prudente consignar los detalles de los activos trabajos de las serias combinaciones a que se halla entregado el Gobierno, para obtener un seguro éxito al engrandecimiento de Bolivia. Con sentimientos de mi particular estimación, tengo el agrado de suscribirme de usted como su mui atento. S. S. DAZA.

Eulojio D. Medina. Son conformes.—El oficial mayor—Lxiciano Valfe.

Y MINISTERIO DE LA GUERRA.

La Paz, Febrero 28 de 1879. (Circular.) A l señor Prefocto del departamento de

Señor: Por las publicaciones de la prensa nacional i estranjera, se ha denunciado al mundo civilizado el incalificable crimen internacional consumado en nuestro indefenso litoral i en el desierto de Atacama, por la escuadra i ejército chilenos el día 14 del que espira, en pleno siglo X I X . Tal sistema, propiamente del filibusterismo que Walker inició en Centro América, ha tenido la satisfacción de llevarlo a su perfección el Gobierno desleal de la República de Chile, haciendo ridicula ostentación de su poder marítimo i abusando de la distancia i desierto que hacían ineficaz la acción del ejército boliviano. Bolivia i su Gobierno aceptan el guante que se les arroja por un amigo traidor, ingrato i codicioso, i se hallan dispuestos a todas las emerjencias de una guerra sin tregua. El entusiasmo del pueblo paceño es el sublime ejemplo que ha de imitar. El sacrificio a que está dispuesto el ejército es el destino que anhela todo boliviano que tenga el sentimiento nacional en el corazón. Estas breves consideraciones deben hacer comprender al pais que se abre para Bolivia el libro en que se escribirán las epopeyas de héroes i de grandes acontecimientos que inmortalizarán su nombre. El Gobierno, por su parte, sabe que debe prepararse para sostener una lucha gloriosa cuyo fin no es dado prever, i cuyo principio es la infamia del enemigo. Ridículo seria pensar en hacer esa guerra de honra nacional en que se ha de jugar el todo por el todo con los recursos que contamos en el momento. Tenemos mas sangre i mas riquezas que Chile: el Gobierno de aquella nación nos declara'la guerra en defensa de intereses de mercaderes i no cuenta ni con las simpatías de las naciones cultas ni con la adhesión de los chilenos amantes de la libertad i de la justicia.—Bolivia combatirá por su dignidad, por su independencia i por la integridad de su territorio. Que la nación se ponga de pié, organizada su juventud toda, sin escepcion de condiciones, en ejército de vanguardia, junto al veterano cuyo ejemplo le servirá de noble estímulo. Quedos padres de familia i hasta los valetudinarios formen otro ejército de reserva, cubriendo los puestos de guardia en las plazas, a donde no se atreverían a venir nuestos injustos i quijotes invasores. Tal es en síntesis el pensamiento del Gobierno, que se pondrá en práctica con la seriedad que la situación exije. De pronto recomiendo a usted i al señor comandante jeneral, de acuerdo con el señor Ministro de Gobierno, la inmediata organización de la guardia nacional de ese departamento, conforme al reglamento de 14 de Junio de 1871 i con las modificaciones que paso a esponer: I.—La guardia nacional se dividirá en activa i 'pasiva. II.-^-La primera será formada por todos los bolivianos solteros i viudos que tengan la edad de diez i seis a cu-arenta años. III.—La segunda de los casados i. de los que cuentan mas de cuarenta años de edad.


G U E R R A D E L PACIFICO.

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IV.—Ademas de los jefes, oficiales i clases que fueren nombrados conforme al reglamento, i cuyos despachos i nombramientos serán espedidos por el Presidente de la República, queda éste como Capitán Jeneral del Ejército, con la facultad de nombrar jefes, oficiales i clases en calidad de instructores. Y.—Tan luego como el ejército sea declarado en campaña, la guardia nacional activa estará dispuesta a tomar las armas i trasladarse a los campamentos que le sean designados. VI.—La guardia nacional activa se compondrá de los siguientes cuerpos, llevando cada uno el nombre de la localidad a que pertenezca i ademas el número que se le designará en las divisiones o cuerpos del ejército: •

INFANTERÍA.

DEPARTAMENTO DE LA PAZ.

Batallones La Paz, Omasuyos, Pacajes e Ingaví, Yungas, Sicasica, Inquisivi, Larecaja i Muñecas. DEPARTAMENTO DE ORURO.

Batallón P a r i a i Carangas.

DEPARTAMENTO DE COCHABAMBA.

Batallones Cochabamba, Tapacarí, Gliza, Tarara, Totora, Arque, Chaparé. DEPARTAMENTO DE POTOSÍ.

Batallones Potosí, Porco, Chayanta (en Sur Cbayanta). •—Colquechaca (en Ñor Chayanta).—Chorolque (en Sur Chichas).—Chichas (en Ñor Chichas). DEPARTAMENTO DE CHUQUISACA.

Batallones Sucre (Cazadores).—Cinti, Yamparaez. DEPARTAMENTO DE TARIJA.

Batallones Tarija, Tomayapo. CABALLERÍA. DEPARTAMENTO DE COCHABAMBA.

Escuadrones Punata, Mizque. DEPARTAMENTO DE CHUQUISACA.

Escuadrones Padilla, Azero. DEPARTAMENTO DE TAHUA.

Rejimientos San Lorenzo, Concepción, Salinas, San Luis. DEPARTAMENTO DE- SANTA CRUZ.

Rejimientos Santa Cruz, Valle Grande, Cordillera. ARTILLERÍA. DEPARTAMENTO DE ORURO.

Batallón Oruro. V I L — E l departamento del Beni i las provincias de Caupolicau, Chiquitos i las demás no anotadas en este cuadro, remitirán continuamente personales ¡para engrosar el ejército permanente. VIII.—Ademas de estos cuerpos se forma uno de j)referencia, de rifleros a caballo, titulado «Lejion Boliviana.» Este se compondrá de los jóvenes voluntarios de todos los departamentos que se presentarán armados i montados en el cuartel jeneral. Su primer jefe será el Capitán Jeneral del Ejército, cuyas órdenes le serán directamente comuni• cadas. Sus demás jefes, oficiales i clases serán nombrados a elección de entre ellos o entre los jefes del Estado Mayor Jeneral i edecanes del Supremo Gobierno. Los jefes i oficiales sueltos se incorporarán en la «Lejion Boliviana.» Es cnanto en estos momentos tengo la honra de comunicar al señor Prefecto, de orden del señor Presidente de la República, encareciendo el pronto i exacto cumplimiento de todas las prevenciones que contiene este oficio; i reiterándole las seguridades de mi profundo respeto como su atento i seguro servidor. DAZA,

Manuel Othon Jofré. MINISTERIO DE LA GUERRA. (Orden jeneral. — Cuartel jeneral.)

La Paz, Febrero 38 de 1879. Artículo único.—De orden del señor jeneral Presidente

de la República, se reconocerá p r Inspector Jeneral del Ejército al jeneral de División don Carlos de Villegas. Lo que se comunica en la orden del dia para conocimiento del ejército. El jeneral Ministro — Jofré.—Comunicada—El mayor 2.° ayudante —Eduardo Gutiérrez. 0

MINISTERIO DE LA GUERRA. (Orden jeneral. — Cuartel jeneral.)

La Paz, Marzo 1." de 1879. El jeneral Presidente de la República i Capitán Jeneral del Ejército, teniendo en consideración: 1.° Que por el supremo decreto de 26 de Febrero último se ha declarado la patria en peligro i todos los bolivianos se hallan en el estricto deber de ofrecer sus servicios ¡jara defender su honra mancillada por los desleales invasores de su territorio; 2.° Que toca al ejército nacional escarmentar a los que conculcando todo principio de derecho internacional, basta los que en la guerra regíanla conducta de losbelijerantes, se han apoderado de nuestros indefensos puertos de Antofagasta, Mejillones i del mineral de Caracoles, a traición i con quijotesca ostentación de poder marítimo i militar; 3.° Que no siendo suficiente el valor i el entusiasmo para combatir i vencer, sino que las condiciones esenciales que preparan i determinan la victoria son la disciplina i la moral, ausiliares indispensables del arte de la guerra i de la ciencia estratéjiea, es conveniente establecer estas bases de orden moral; 4.° Que, debiendo aumentarse ed ejército nacional con mas plazas i cuerpos de nueva creación, conviene; establecer en toda su rijidez i pureza el servicio militar, para que así, avesaelo el soldado en el esclusivo ejercicio de su profesión, se halle dispuesto a arrostrar sereno todo peligro i a aceptar la muerte como el último deber cumplido, Ordena lo siguiente: Art. l.° Desde el dia de mañana el ejército nacional queda solamente declarado en campaña, conforme; al capítulo 8.° del Código Militar, recomendándose mui especialmente la estricta observancia ele las secciones 10.", 11.", 12." i 13. de dicho capítulo. Art. 2." En el Estado Mayor Jeneral se formará un rol jeneral de jefes i oficiales del ejército, según la antigüedad que tengan por despachos especiales en forma. Si alguna duda se suscitase respecto de antigüedad, la resolverá el jefe del Estado Mayor Jeneral, sin lugar a reclamo alguno, temiéndose presente qne toda murmuración o descontento a este respecto será considerado como acto de insubordinación i castigado como tal, i, por el contrario, será meritoria toda acción epie manifieste el eleseo i resolución de servir con abnegación a la patria. Esta disposición no escluye las justas i moderadas reclamaciones. Art. 3." Los comandantes jenerales de departamento pasarán al Estado Mayor Jeneral las relaciones siguientes: 1." De jenerales, jefes i oficiales en servicio activo. 2." Id. id. id. en plaza, frontera, destinos civiles e inválidos. 3. Id. id. id. retirados elel ejército. 4." De los jefes i oficiales de la guardia nacional activa,. Art. i." Todas las autoridades civiles i militares están en la obligación irrecusable de recojer los rifles, fusiles, municiones i demás artículos ele guerra que fueren necesarios para armar los cuerpos ele; guardia nacional, pasando una relación circunstanciada a la Comandancia Jeneral del departamento cpie la trasmitirá en estado jeneral al E. M. J., dentro del término ele 15 clias désele la •publicación ele esta orden jeneral. Art. 5." Se tomará también una razón ele todas las escopetas ele uso privado, sin despojar ele ellas a sus propietarios, para en su caso armar a las tropas irregulares deguerrilleros que se organizarán oportunamente. Art. 6.° Ningún jefe ni oficial podrá aleñarse de su cuartel sin el competente permiso ni por mas tiempo qne el de tres horas. a

a


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CAPITULO TERCERO. Art. 7.° Al toque de jenerala todos los cuerpos estarán formados en sus respectivos cuarteles, en disposición de emprender la marcha. Art. 8.° Todos los cuerpos del ejército, el dia de mañana, después de la misa en la plaza de Armas, renovarán el juramento de fidelidad a sus banderas i estandartes, conforme al artículo 29, sección 3. , capítulo 5.° del Código, esceptuando la descarga que en él se previene, i entonando la Canción Nacional. Art. 9." El ciudadano Enrique Pinedo ha sido rehabilitado en su clase de teniente 2." i destinado.al batallón «Daza», granaderos 1." de la guardia; el primer jefe de dicho cuerpo le dará la colocación respectiva. Comuniqúese en la orden del dia para conocimiento del ejército i de quienes corresponda. El jeneral Ministro—Jb//*e. Comunicada.—El mayor 2." ayudante—Eduardo Gutiérrez. a

El ejército boliviano. MINISTERIO

DE

LA

GUERRA.

Orden jeneral.—Cuartel jeneral.

La Paz, 1." de Abril de 1870. Art. l.° Los cuerpos cuya nomenclatura se ha dado en la orden jeneral del dia de ayer, quedan reconocidos de línea, sujetos a las leyes militares i declarados en estricto servicio de campaña. Art. 2.° El ejército de línea queda organizado en la forma siguiente: COMANDO SUPREMO.

Capitán Jeneral i en jefe del ejército.—El jeneral Presidente de la República, Hilarión Daza. Ayudantes jeneróles del Capitán- Jeneral. Coronel Luciano Mendizábal, id. graduado José R. Avila, id. id. Anjel Zarco, id. id. Bonifacio Pacheco, id. id. Pablo Quiroga. Primeros ayudantes. Teniente coronel Federico Guillen, id. id. Salustiauo Trigo, id. id. JoséE. Vizcarra, id. id. José María Guzman, id. graduado Cleto Pérez, id. id. Mariano Calvimontes, id. id. Napoleón Qnijarro, id. id. Guillermo Martínez. Ayudantes segundos. Comandante Francisco J. Villegas, id. Castro I. Suarez, id. Néstor G. Romero. Ayudantes de camino. Capitán graduado Daniel L. Bedregal. Teniente 2." Manuel de la Quintana, id. id. Manuel Canseco. Sub-teuiente José R. Quiroga. Estado Mayor Jeneral del ejército. Jefe del Estado Mayor jeneral—Jeneral de brigada Manuel Othon Jofré. Ayudantes-jenerales. Jeneral de brigada Juan Mariano Mujía. Coronel Miguel Armaza, id. Ignacio Ceballos, id. Uladislao Silva. Primeros ayudantes. Coronel Emilio Silva, id. graduado Gavino Mangudo, id. id. Luciano Revilla, id. id. Manuel Vila, id. id. Corsino Balsa. Teniente coronel Zacarías Alve, id. graduado José I. España. Segundos ayudantes. Comandante Belisario Ruiz, id. graduado Benjamín Patzi, id. id. Gregorio Alarcon, sarjcnto mayor Eduardo Gutiérrez, id. id. Luis Ortega. Adjuntos. Mayor graduado, Eloi C. Pérez, id. id. Melchor Argandoña, id. id. Juan Velasco, id. id. Manuel S. Velasco.; Ayudante del jefe de Estado Mayor jeneral, teniente 2.° graduado Juan Othon Jofré.

Sección de injenieros i estadística. Jefe de la sección, jeneral Juan Mariano Mujía; adjunto, coronel graduado Lucindo Revilla. Cuartel maestre jeneral. Jeneral Manuel de la C. Pommier, primer ayudante, coronel José María García, segundo id. graduado Francisco Solís, id. teniente coronel graduado Tiburcio R. Ponce, id. comandante José de la Viña, ayudante del cnartel maestre jeneral, auditor jeneral del ejército, doctor Pedro H. Vargas. Servicio sanitario. Cirujano mayor del ejército, doctor Donato D. Medina, inspector i director de ambulancias; id. Constantino Medina, médico del capitán jeneral, cirujano de los dos cuerpos de servicio. Parque jenercd. Jefe del parque i convoyes, coronel graduado Zenon Ocampo; adjuntos, mayor graduado Valentín Delgado, id. id. Manuel S. Velasco, Simón Rentería, teniente segundo graduado Asencio Barron. Comisaría, jeneral. • Comisario jeneral, coronel Jorje Iriondo, oficial mayor Modesto Ramírez, oficial primero contador Jenaro Cueto, cajero, Jorje Olmos, ansiliar José María Hermosa. ¿Servicio del cidto. Vicario jeneral, monseñor Manuel Facundo Castro. DIVISIONES

DEL

EJERCITO.

1* División. Comandante jeneral, jeneral de División, Carlos de Villegas; jefe de estado mayor divisionario, coronel Ezeqiúel de la Peña, primer ayudante id. graduado Pablo Idiáquez, id. id. teniente coronel Anjel María Guzman, segundo id. comandante graduado Rufino Gutiérrez, ayudante del comandante jeneral, sub-teniente Zoilo Rivera. Cuerpos de la i . División. Batallón «Daza», Granaderos l.°de la Guardia, id. Paucapa'rta, 2.° de la Paz, id. Olañeta, 2.° Cazadores de la Guardia, rejimieuto Bolívar, l.°de Húsares. a

2. División. Comandante jeneral, jeneral de brigada, Castro Argnedas, jefe de estado mayor divisionario, coronel Claudio Rada, primer ayudante coronel Jacinto Virreira, id. id. id. graduado, Gavino Valle, segundo id. teniente coronel graduado Manuel Glaure; adjunto^ sarjento mayor Manuel Cordero; ayudante del comandante jeneral, id. Rodolfo Guilarte. Cuerpos de la, segunda División. Batallones Sucre 2.°, Granaderos de la Guardia, Victoria 1." de La Paz, Dalence, Carabineros 1.° de Oruro. Rejimieuto Santa Cruz; de Artillería. a

5." División. Comandante jeneral, jeneral de brigada Pedro Villanal, jefe de estado mayor divisionario, coronel Claudio Sánchez, primer ayudante id. Narciso Tablares, id. id. id. graduado Quintín Sainz; adjunto, capitán graduado Ladisla Oquendo, ayudante del comandante jeneral, comandante graduado Lorenzo Acosta. Cuerpos de la 3: División. Batallones Illimui, Cazadores 1." de la Guardia, Independencia 3." de La Paz, Vengadores 3." de Potosí. Escuadrón Escolta 1.™ de Coraceros. 1

4. División. Comandante jeneral, jeneral de brigada Luciano Alcoreza (hijo.) Cuerpos de la 4. División. Batallones Oropeza 1.° de Cochabamba, Aroma 2." de Cochabamba, Viedma 3.° de Cochabamba, Padilla 4.° de Cochabamba. n

a


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Escuadrones Junin 3.° de Coraceros, Libertad 4.° de Coraceros.

-5. Division. a

Comandante jeneral, jeneral de division Narciso Campero. Jefe de estado mayor divisionario, coronel Francisco Benavente, primer ayudante id. Exequiel Apadoca, ayudante del comandante jeneral. Cuerpos de la 5. Division. Batallones Bustillos 1." de Potosí, Ayacucho 2.° de Potosí, Chorolque 4." de Potosí, Tarija 3.° de Granaderos, Escuadrón Méndez 2.° de Coraceros, Lejion Boliviana vanguardia del ejército. El jefe de la lejion es el capitán jeneral del ejército Hilarión Daza; ayudante jeneral de la lejion, coronel graduado Miguel Aguirre; 2.° ayudante, comandante don Benedicto Rodríguez. a

Cuerpos de la lejion. Primer escuadrón Rifleros del Norte, 2.°-escuadrón Vanguardia Rifleros, 3er. escuadrón Libres Rifleros del Sur. Art. 3.° Los cuerpos que deben organizarse con los nacionales arrojados de nuestro litoral i que se hallan refugiados en las poblaciones vecinas del Perú, formarán una Division compuesta de los batallones Antofagasta, Mejillones i Caracoles, i escuadrón Rifleros de Atacama, en la provincia de ese nombre, espidiéndose al efecto las órdenes convenientes para su repatriación. Art. 4.° Los comandantes jenerales de las divisiones 4. i 5. , que deben situarse en Oruro i Tupiza, quedan autorizados para completar el arreglo de sus respectivos estados mayores divisionarios i los cuadros de jefes, oficiales i tropa de los cuerpos que las componen. a

a

Meeting universitario contra Chile. (NACIONAL de Lima del 16 do Marzo.)

Desde que amaneció el dia, el entusiasmo despertado jior los que habiaii convocado a un meetiug altamente patriótico, se dejó sentir en todos los círculos sociales, i la parte mas selecta de la juventud limeña se preparaba a tomar parte en la deliberación de la universidad. En todas partes no se hablaba de otra cosa que del acto que iba a verificarse, i a las doce del dia, con una puntúalidadad digna de todo elojio, una inmensa multitud de j ó venes comenzó a llegar a los claustros del convictorio. Imposible era que no dejase de manifestarse digna i grande la juventud de la universidad. A la una del dia era imponente el aspecto que presentaban los corredores, altos i bajos del convictorio. Grupos de veinte i mas los recorrían impacientes esperando el momento de manifestar el entusiasmo por la noble causa a que querían prestar el continjente de sus fuerzas. Ln.s discusiones particulares se verificaban por todos los ángulos del eolejio i en ellas predominaban las manifestaciones mas espontáneas a favor de la justicia i la libertad. Allí se repetían las jialabras de nuestros padres; allí se decía como en la gran asamblea donde se discutió la unidad americana: formemos una sola familia, démonos pruebas de confianza, de ínteres i de verdadera amistad. Formemos un cuerpo de derecho; en él la injuria, hecha a un Estado se'entienda causada a los demás, como en una sociedad arreglada lo que se comete contra un individuo interesa al resto de la república. A las dos de la tarde lucieron abrir el jeneral i la multitud se agolpó a él invadiéndolo por completo; las galerías altas i todas las bancas fueron ocupadas por centenares de jóvenes; el salón fué invadido por una gran parte que tuvo que permanecer de pié i los corredores i patio próximos al salón se vieron igualmente repletos de jente. Pocas veces hemos visto una reunión tan solemne. El mayor orden, la mejor compostura fué guardada por todos los concurrentes. El señor Santiago Parodi tomó posesión de la silla pre1

sidencial i el señor Figneroa tomó su puesto como secretario de la junta directiva. Abierta la sesión, el señor ¡secretario leyó el acta de la última sesión celebrada por el club Carolino, i en seguida el señor Parodi manifestó en un breve discurso el objeto de la reunión. Una vez verificada esta iniciativa, el señor La Puente, desde una de las altas galerías, tomó la palabra i se.espresó en los siguientes términos: «Señores: Los alumnos del Convictorio Carolino, que forman esa jeneracion que creciendo a la sombra de la libertad i del derecho es la mas preciosa esperanza de la patria i el porvenir mas halagüeño de la república, vienen hoi a este sitio a protestar muí alto, con toda la enerjía de una conciencia indignada, del odioso atentado que contra la civilización i las leyes internacionales ha sido víctima nuestra valiente hermana la República de Bolivia. En el seno mismo de América, en ese suelo bendito creado por la Providencia para ser la cuna de la libertad i el refnjio de los perseguidos, es donde vemos hoi levantarse a una nación que, cual la Roma de los tiempos antiguos, pretende arrastrar en su torrente de ambición sin límites a un pueblo libre, a un pueblo soberano, que no tardará en castigar con el acero de sus bayonetas el crimen que con mengua de la civilización moderna se ha realizado en sus indefensas playas. En su política absorvente en la triste carrera que hoi emprende, no debe estrañaruos, i es muí posible que lo que hoi hace con Bolivia, mañana lo haga con nosotros. ¡ Pero la hora de la espiacion ha sonado ya! Si en el vírjen i hermoso suelo sud-americano aun existe una nación aleve i traidora que ataca con violencia los sagrados derechos de una potencia amiga, los hijos de la patria peruana, cuando las circunstancias lo exijan, sabrán alistarse i volar al lugar de la lucha con la conciencia del triunfo, con el valor en el corazón! Para entonces unámonos todos i hagamos conocer a las naciones que nos contemplan que no es tan fácil profanar los sagrados territorios de la América libre! Que antes que esto suceda, preferible es morir, como los hijos de la heroica Numaucia, entre el incendio i las ruinas, antes de ver hollado el santo suelo déla patria por la planta del alevoso soldado que Chile armara para apagar la sed inestinguible de su loca ambición! ¡Atrás los conquistadores de Antofagasta i Mejillones! Si ellos, en su conducta maquiavélica i egoísta, señalan hoi a Bolivia como la triste víctima sacrificada a su insensato deseo de engrandecimiento i prosperidad, con daño del derecho .ajeno, las aguas tranquilas del océano i las ardientes arenas del Atacama serán mudos testigos de un drama sangriento, cuyo desenlace esta próximo. Allí se dará, una lección tremenda a las naciones que, como Chile, tratan de consumar los actos mas injustos de una violencia exajerada, apoyadas en el poder precario de sus armas! ¡Allí se verá triunfante la justicia i el derecho que a Bolivia le asiste! Mas si el destino en sus inmutables decisiones permite lo contrario, podremos decir con lágrimas en .los ojos i el desaliento en el alma que en la América la libertad ha muerto! ¡Quiera el Cielo, señores, que tal cosa no suceda! Los alumnos del Convictorio de San Carlos, esperan del patriotismo del jefe del Estado i del Gobierno que hoi dirije la marcha de la república peruana, que sabrán colocarse a la altura que la dignidad nacional reclama, toihando a la mayor brevedad posible la actitud honrosa i digna que estos cataclismos políticos exijen; teniendo presente que la juventud que hoi se halla reunida en el salón del jeneral de San Carlos, se colocará, tanto en los momentos de la paz como en los instantes del peligro, al lado del pabellón nacional, para defender con gloria la honra preciosa de nuestra cara e inolvidable patria!» Este discurso fué interrumpido por estrepitosos aplausos repetidos a cada momento.


CAPITULO Al terminar el señor La Puente un lmrra resonó en el salón i el entusiasmo fué jeneral. Después del señor La Puente hizo uso de la palabra el señor Medina, miembro de la escuela de injenieros, que habia sido invitado. Terminado el discurso del señor Medina, la juventud a una voz comenzó a señalar a las personas que deseaba hiciesen uso de la palabra. El señor Torres Paz, llamado por aclamación a la tribuna, la ocupó; i plácenos felicitarle por su hermoso discurso improvisado. Bravos estrepitosos i aclamaciones de júbilo interrumpían a cada momento al señor Paz, que estuvo verdaderamente inspirado. Condenó el atentado cometido por Chile con moderación digna, i enalteció los triunfos de la libertad, defendiendo el derecho con todo el calor de un corazón joven i de un pensamiento ilustrado. En estremo aplaudida fué la palabra del señor Torres Paz. En seguida la voz pública llamó al señor Pflucker, que, como miembro de los que en la prensa defienden los derechos del pueblo, manifestó su firme propósito de sostener en el periódico la noble causa que hacían suya los j ó venes de la universidad. Muchos aplausos resonaron en el jeneral. Por aclamación fué llamado a la tribuna el señor Domingo Vivero, cuya palabra florida i bien meditada desde que se dejó oir arrebató a la multitud. Enérjico, elevado, conceptuoso, magnífico fué el discurso del señor Vivero: el poeta inspirado en aquel momento jior la musa del patriotismo, arrancó, podríamos decir, a su sonora lira acentos como los de Quintana. Valerosa, alentadora, llena de fuego, se dejó oir la palabra del joven Vivero que, cortada en párrafos cortos como las estrofas de un canto patriótico, era interrumpida a cada instante, no bien un bello pensamiento'brotaba i se dejaba conocer por medio de ella. Una escelente improvisación fué la del joven Vivero, que electrizó al selecto auditorio. Habló en seguida algunas pocas palabras el jefe de la sección crónica de este periódico, opinando como el señor Vivero i felicitándolo. El señor Neto fué llamado para tomar la palabra, i a nombre de la juventud arjentiua manifestó en un breve discurso su simpatía por la juventud del Perú i por la noble causa que defendía. El público aplaudió sus palabras. En seguida fué llamado a la tribuna el señor Patino Samúdio, cuyo discurso fué igualmente aplaudido. Pidió el público que hablase el joven Pedro Falla R o dríguez, quien improvisó un pequeño discurso recibido con entusiasmo. Llamaron en seguida a la tribuna al presbítero Pinto, •quien, cediendo a las exijencias de la multitud, repetidas i unánimes, se espresó en medio de estrepitosos aplausos en los siguientes términos: ((Señores: Se cree jeneralmente que el sacerdote es enemigo de la libertad, igualdad i fraternidad, elementos de progreso social; pero esto no es cierto, porque Jesucristo fué el primero que enseñó estos principios desconocidos en el mundo, i que salvaron a la humanidad; i como nosotros no somos sino los continuadores de su doctrina, hacemos frente a todo enemigo que pretende borrar de la faz de la tierra estos principios. _ Jesucristo destruyó la tiranía i el despotismo, que habían enarbolado su estandarte sobre la tierra; nosotros, ministros suyos, debemos hacer otro tanto, en cumplimiento de nuestro doble carácter de sacerdotes i de ciudadanos. Si los principios de concordia i de paz están amenazados i la patria en peligro, seremos los primeros en defenderla con la palabra i aun con el sacrificio.» El popular poeta José Alvarado, pidió permiso a la

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asamblea para recitar una pequeña composición poética cuyas estrofas fueron aplaudidas i que damos a continuación: DOS PREGUNTAS A CHILE. IMPROVISACIÓN.

Chile ilusa, responde con franqueza ¿Hasta dónde te lleva tu ambición? Tomar puertos inermes es proeza Que gloria nunca da sino baldón! I tú, en Autofagasta i Caracoles Vas a rifar tu nombre i dignidad, Como una vez los buques españoles Vinieran a oprimir tu libertad! ¿No recuerdas? entonces los peruanos Bloquear no se dejaron como tú, Arrancaron el triunfo a los hispanos I en su defensa te vengó el Perú. ¿No recuerdas la alianza que firmaste Con Bolivia, el Perú i el Ecuador? ¿Siendo tú la que mas aprovechaste Pues no volvió a tocarte el invasor? ¿Recuerdas que en Abtao nuestra flotilla Sosteniendo un combate desigual Logró vencer la escuadra de Castilla I la obligó a dejar tu litoral? Pues, si tienes tan mala la memoria I te ciegas con bélica actitud, Puede decir la americana historia Que nos pagas con negra ingratitud. Infrinjiendo el derecho i la justicia Vas puertos indefensos a ocupar, Sin mas lei que la fuerza i la codicia, Como hacen los piratas eu el mar! Sabemos que a Bolivia hacen la guerra Con un fin que nos cansa indignación: Desmenbrarle un pedazo mas de tierra I estraerle salitre a discreción! I para completar la justa ofensa Principias al peruano a provocar; Tu pueblo nos injuria i hoi tu prensa Amenazas comienza a vomitar! ¡Guerra pues! ofendido el patriotismo Tanto insulto no puede consentir; ¡A las armas, peruanos! ahora mismo, Si la patria nos llama a combatir! Hasta quemar el último cartucho Batiremos al pérfido invasor; Los hijos de los héroes de Ayacucho No desmienten su audacia i su valor! La usurpación despótica entre hermanos Mui caro, Chile, te podrá costar! En tierra te saldrán los bolivianos I las naves peruanas en el mar.» No ocupando ningún otro señor la tribuna, se dio lectura a las proposiciones que se habían formulado. La primera fué aprobada sin discusión, i se referia a elevar una solemne protesta a nombre de la universidad contra el atentado de Chile i a enviarla al señbr Ministro de Bolivia, residente en esta capital, por medio de una comisión nombrada al efecto. La segunda se referia a formar un cuerpo regular de ejército, que debía ponerse alas órdenes del Supremo Gobierno. Esta proposición, suscrita por el señor Parodi, ocasionó una prolongada discusión cuyo acaloramiento fué grande. Los señores Pflucker, Arnaez i Vasquez de Velasco combatieron la proposición, i la sostuvieron los señores Parodi, Torres, Paez, Mendivil i otros. Suscitóse, al pasar a la votación, la duda de si todos deberían votar o solamente los pertenecientes a la universidad, i se acaloraron los ánimos de tal modo que todos


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los ajenies del cuerpo universitario abandonaron el salón. (VA). Algunos pedían sesión publica en una plazuela; mas el orden prevaleció, i una comisión llamó a todos los que se habían retirado, acordándoles el derecho de votar. En estos momentos se presentó en el jeneral un anciano veterano de la independencia, que fué saludado con estrepitosos aplausos i conducido de la mano por el señor Torres Paz hasta un sillón colocado a la derecha del presidente del meeting; desde allí suplicó el encanecido e inválido soldado que manifestasen a la reunión que, no por hallarse encorvado bajo el peso de los años le faltaba vigor para luchar por la libertad; que la unión constituía la fuerza, i que los principios por los que combatió en Junin i Ayacucho debían ser siempre defendidos por la juventud. Casi en peso levantaron al anciano veterano los jóvenes universitarios, i los vivas a la patria, a la América i a la libertad resonaron ensordecedores bajo la bóveda del j e neral. Habló también un señor García, el joven Zavala i el señor Tavara, don Ignacio, que manifestó la fe que debíamos tener en nuestro Gobierno i en particular en el jeneral Prado. Modificada la proposición del señor Parodi i acordado que se solicite la formación de un cuerpo de guardia nacional al que por indicación del señor Ángulo se dijo podían enrolarse todos los jóvenes que los solicitaran, el señor Hildebrando Fuentes, presidente del club, manifestó lo enorgullecido que se hallaba en acto tan solemne, i después de felicitar a la juventud peruana por su significativa actitud, declaró terminado el meeting. El señor La Puente pidió entonces ir a casa del señor Ministro, de Bolivia, i colocados de dos en fondo, cerca de 500 jóvenes, seguidos de una gran muchedumbre, se dirigieron a la calle de la Encarnación. Una vez en ella, salieron al balcón de la casa que ocupa el señor Ministro boliviano, el señor Flores i el señor Reyes Ortiz, i los jóvenes La Puente i Vivero les manifestaron los sentimientos que dominaban en la universidad. Un señor García hizo también uso ele la jialabra. El señor Flores contestó agradeciendo tan 'significativa manifestación i lanzó un viva a la república del Perú. El señor Reyes Ortiz, en un corto pero bien meditado discurso, espresó por su parte su agradecimiento, i condenando el atentado perpetrado por Chile, recordó las glorias del Perú, las de la América i la justicia de la causa de su nación. Vivas repetidos se dejaron oír en toda la calle. La fuerza constituida por el Prefecto fué de todo punto innecesaria, pues el mayor orden había reinado en las palabras i en los hechos. La Legación chilena se hallaba a dos pasos de la boliviana i ni un solo grito se dejó oir contra Chile. MUÍ digna ha sido la conducta de la juventud i mni respetable del pueblo que la seguía. Ni estingnido ni amortiguado se halla en su corazón el sentimiento patrio, i las altas ideas de justicia encuentran cabida en su alma siempre jenerosa, siempre digna. Imposible hubiese sido que el atentado de Chile perpetrado a las puertas de nuestra nación no hubiera sublevado el espíritu altamente liberal de la juventud peruana. Los alumnos de la universidad, protestando contra semejante atentado, han sido los representantes de la juventud del pais, indignada i pronta a levantarse como un solo hombre en defensa de los derechos de un pueblo hermano. • Seguros estamos que la palabra del convictorio hallará eco en toda la república, i los jóvenes de todos los departamentos secundarán su patriótica actitud. Orgulloso debe hallarse el pais de la brillante juventud liberal que. pisa hoi los claustros de la universidad; ella simboliza una esperanza,- es el presajio del triunfo del liberalismo i la garantía de conservación de las instituciones democráticas.

No se consumará impunemente en América un atentado contra el derecho, ni se pretenderá hollar las bases de su organización democrática mientras haya una juventud entusiasta, patriota, justiciera, ilustrada, i, sobre, todo liberal. Sin tiempo para apreciar debidamente lo verificado hoi, cúmplenos felicitar al pueblo peruano i a los alumnos de la universidad.

VIL HILARIOS HAZA, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE

BOLIVIA, ETC.

Habiéndose constituido la República de Chile en guerra con Bolivia i provocada ésta por una agresión filibustera i violenta ocupación a mano armada, del litoral marítimo, rompiendo dos tratados de límites de carácter permanente, ha llegado el caso de organizar las hostilidades marítimas por todos los medios lejítimos de defensa; i al efecto teniendo derecho i creyendo necesaria la expedición de patentes de corso contra los buques que naveguen con bandera enemiga, contra las mercaderías de chilenos, sean o no contrabando de guerra, míe se encontraren bajo pabellón neutral i para el apresamiento i confiscación de los salitres, huanos i productos del litoral boliviano, que se esplotan i esportan, cometiendo en la propiedad nacional robo i piratería, protejidas por las fuerzas chilenas, Decreto El siguiente reglamento a que deben sujetarse los capitanes de los buques corsarios con patente de la república en la actual guerra contra Chile. l.° Se autoriza a los corsarios bolivianos a perseguir i apresar a todo buque chileno, sea de guerra, corsario o mercante, bien se halle en el mar o en las aguas o puertos de la república o en aguas o puertos enemigos. 2." Se prohibe a los corsarios de la república, atacar o ejercer acto alguno de hostilidad en los jmertos o en las aguas territoriales de naciones neutrales, entendiéndose por aguas territoriales las comprendidas dentro del alcance del cañón, a la mas baja marea. 3." Los corsarios de la república podrán apoderarse de los cargamentos de los buques mercantes chilenos, siempre que aquellos no pertenezcan a ningún neutral, salvo el caso de que los efectos que lo convpongan sea contrabando de guerra destinada al enemigo, que siempre serán apresables. Si una parte del cargamento es contrabando de guerra i la otra no, solo será apresa-ble la primera. 4.° Los corsarios quedan autorizados para detener i apresar cualquier buque neutral que trasporte, con destino al enemigo, despachos oficiales o tropas de tierra o de marina o marinería para los buques del mismo enemigo. 5.° Los corsarios de la repiíblica podrán apresar todo cargamento de propiedad chilena que se halle a bordo di; buque neutral, sea o no contrabando de guerra. ü.° El contrabando de guerra se compone de los siguientes objetos: cañones, fusiles, morteros i toda clase de armas, así como .toda filase de proyectiles. Cureñaje, estopines fulminantes i de hebra. Cápsulas, mechas, pólvora, salitre, azufre, prendas de vestuario militar, correajes, sillas de caballo i bridas, tiendas de campaña, carbón de piedra destinado a los buques de guerra del enemigo o sus corsarios, i, en jeneral, todos los instrumentos i objetos destinados a la guerra, entre ellos los víveres i municiones de boca, el oro i plata sellados i la correspondencia dirijida al enemigo. Asimismo son contrabando de guerra los continjentes militares i los individuos que pertenezcan al servicio del enemigo. 7." Es también apresable todo buque cuya neutralidad no pueda comprobarse. Lo será igualmente el que careciese de los papeles principales, como son: la patente, los conocimientos de la carga u otros que acrediten la propiedad neutral de ésta i de la embarcación, i será declarada buena presa, a menos q" se verifique haberlos perdido por accidente inevitable. To6


CAPITULO TERCERO.

dos los papeles que se presenten deben ser firmados como corresponde para ser admitidos. 8.° Se tendrán por enemigos los buques que enarbolasen otra bandera distinta de su verdadera nacionalidad; los que arrojen sus papeles al mar i los que presenten resistencia o pretendan evadir al corsario. 9." Los corsarios de la república quedan autorizados para apresar todas las embarcaciones de cualquiera nacionalidad, que conduzcan a bordo los productos esportados de los puertos de Mejillones, Antofagasta, i mineral de Caracoles, como salitres, huanos, metales, de plata o cobre, siempre que no se haga constar que han sido espedidos con intervención de las autoridades bolivianas. 10. La declaración de buena ¡presa darán los tribunales establecidos por las leyes de la república. Si no pudiese llevarse la presa ante ellos por la distancia u otra causa, el juzgamiento tendrá lugar ante los ajentes diplomáticos o consulares de la república, en los puertos de las naciones amigas que consintieren poder vender sus presas. Si el corsario se viere embarazado por alguna circunstancia estraordinaria, para enviar la nave apresada para ser. juzgada, usará de todo arbitrio según las circunstancias, consultando su seguridad i reservando los documentos justificativos que presentará a su tiempo a la autoridad competente. 11. Los corsarios de la república tienen, como tales, el derecho de visita que corresponde a todo beligerante, i para ejercerlo deberán cumplir con las ¡prescripciones siguientes: El corsario largará el pabellón nacional, disparando nn cañonazo sin bala, para que el buqué que ha de ser visitado se detenga i largue su bandera. Si no lo hiciere, procederá el corsario según convenga, para obligarlo a ello. 12. Si se detuviere el- buque mercante i largase su bandera, el capitán corsario procederá a enviar la visita de reconocimiento con las precauciones necesarias, a fin de cerciorarse por los papeles que existen a bordo, de la nacionalidad, naturaleza del buque i de la cargaf i si se ocupa o no de un comercio lícito. 13. Siempre que de la visita resulte que el buque es apresable, el corsario hará levantar un inventario de la carga i de todos los efectos que se encuentren a bordo; se guardarán los documentos que prueben la legitimidad de la presa para presentarlos al tribunal respectivo. 14. Si de la visita resultase que el buque no es apresable ni está en el caso de ser detenido i que la carga es completamente propiedad neutral i no hai contrabando de guerra, se dará al capitán de la nave visitada uu certificado, en que consten estas circunstancias, dejando el capitán corsario en su poder un duplicado de este documento. lo. Los buques apresados por corsarios deBolivia, como la carga capturada a su bordo, quedan libres de todo gravamen fiscal en los puertos o caletas de la república. 10. El comandante, oficiales, guarnición i equipajes de buques corsarios, quedan bajo la protección i leyes de la república, i serán considerados ciudadanos bolivianos, con todas las garantías i derechos anexos a la ciudadanía boliviana,, aun siendo estraujeros, desde el acto de armar el buque en corso o alistarse a bordo de él. Dado en ha ciudad de La .Paz, a los veintiséis dias del mes de Marzo de 1879. (Firmado)—H. DAZA—Refrendado—Eulojio D. Medina Es conforme—El oficial mayor—Dámaso Gutierres. EMPRÉSTITO FORZOSO. HILARIÓN" DAZA, PRESIDENTE DE

LA REPÚBLICA.

Considerando: Que"uno de los deberes mas imperiosos del Gobierno es salvar la integridad del territorio nacional seriamente amenazada con la ocupación militar de los puertos de Antofagasta, Mejillones i minerales de Caracoles por parte del Gobierno de Chile; Que para reivindicar el territorio ocupado i escarmentar a los invasores, ningnn ciudadano debe omitir, ni el con-

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tinjente de sus esfuerzos personales ni el de sus recursos pecuniarios; Que los ingresos ordinarios de la nación no alcanzan para hacer frente a los gastos estraordinarios de la guerra; que lo premioso i urjente de la situación no permite tampoco ocurrir a la negociación de un empréstito estranjero, que ¡jodia salvar toda dificultad; Oido el dictamen afirmativo del Consejo de Ministros i de conformidad con el inciso 2.° del artículo 27 de la Constitución política del Estado, decreto: Art. 1.° Se vota un empréstito nacional interno, por la suma de 1.000,000 de bolivianos, aplicable a los gastos de guerra. Esta cantidad se distribuirá en la forma siguiente: El departamento de La Paz contribuirá al empréstito con la suma de B. El de Oruro El de Chuquisaca El de Cochabamba El de Potosí El de Tarija El de Santa Cruz

350,000 120,000 130,000 160,000 200,000 30,000 10,000

B. 1.000,000 Art. 2.° El empréstito anterior es obligatorio para todos los ciudadanos cpie sean designados como prestamistas. Art. 3.° El Gobierno, en garantía del empréstito, hipoteca las rentas mas efectivas de la nación, con las que serán solventados los prestamistas tan luego que termine el estado de guerra. Art. 4.° Cada prestamista en resguardo de sus derechos obtendrá un vale del crédito público de los que espedirá el Gobierno, reconociendo la obligación precisa de pagar el interés de 6 por ciento anual i recibir dicho vale, pasada la guerra, en las tesorerías fiscales, como dinero efectivo por él capital e intereses que representen. Art. 5.° En la capital de cada departamento i de provincia se reunirá una junta presidida por el Prefecto o Sub-prefecto respectivo i compuesta del fiscal del distrito o de partido, de dos ciudadanos propietarios, de dos comerciantes i de un mienibro de la Municipalidad correspondiente. Esta junta hará la acuotacion a cada uno de los ciudadanos que deben contribuir al empréstito; no pudiendo imponerse éste sino a las personas que gozan de una renta saneada de mas de trescientos bolivianos anuales. Art. 6." L a j u n t a d e q u e habla el artículo anterior determinará la suma del empréstito con que deben contribuir los vecinos de la capital, distribuyendo a cada una de las provincias de su jurisdicción la cantidad equitativa con que debe contribuir a llenar el monto de la suma designada a cada departamento. Art. 7.° Cada ciudadano contribuyente satisfará su acuotacion al tercer dia de ser notificado, debiendo hacerse efectiva en caso de resistencia por la via coactiva de apremio i pago que sustanciarán los Prefectos i Snb-prefectos, sin dar lugar a recurso alguno. El producto que se recaude será depositado por el Prefecto en las oficinas del Banco Nacional de Bolivia, sin pérdida de tiempo, remitiéndose de los departamentos donde no existen estas oficinas a la de esta ciudad i dando aviso inmediato al Gobierno. El Ministro de Estado en el despacho de Hacienda queda encargado' de la ejecución de este decreto. Es dado en la ciudad de la Paz, a los diez i nueve días del mes de Marzo de mil ochocientos setenta i nueve años. —HILARIÓN

DAZA.—JULIO

MÉNDEZ.—MANUEL

OTHON

JOFRÉ.—Refrendado.—El Ministro de Hacienda Encargado del despacho de Gobierno i Relaciones Esteriores— EULOJIO D .

MEDINA.

HILARIÓN DAZA,

PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.

Considerando: Que la deficiencia del tesoro nacional, no permite aten-


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G U E R R A D E L PACIFICO.

der debidamente a los gastos estraordinarios de guerra, que son indispensables para repeler la agresión del Gobierno chileno; Que estando declarado el estado de sitio en la república, por decreto de 26 de Febrero, último, es permitido al Gobierno reducir el pago de las listas civiles i eclesiásticas, conforme al inciso 3.° del art. 27 de la Constitución política del Estado, Decreto: Art. l.° Desde el 1.° del corriente se hará un descuento a todos ios empleados civiles i eclesiásticos, en el pago de sus sueldos i pensiones, de cualquiera clase que sean, en la proporción siguiente: De 300 a 800 Bs. inclusive, el 10% De 800 a 2000 „ '„ el 20 De 2000 a 5000 „ „ el 25 „ De 5000 adelante la 3. parte. a

Art. 2.° No están comprendidos en el descuento los sueldos i pensiones que no pasan de 300 bolivianos anuales. Art. 3.° El descuento ordenado por el presente decreto se considerará como empréstito de guerra, que será reembolsado oportunamente por el Gobierno. El Ministro de Estado en el despacho de Hacienda queda encargado de la ejecución de este decreto. Es dado en la ciudad de La Paz, a l.°de Marzo de 1879. H.

relaciones amistosas de los dos países, lo que seria sumamente sensible i lamentable. En previsión de esta eventualidad, i no debiendo jamas el Perú permanecer indiferente ante lo que pueda afectar la buena armonía i la paz entre sus hermanas las repúblicas de este continente, muí en especial entre Bolivia i Chile, que se hallan tan íntimamente ligadas con él por relaciones de amistad i comercio, S. E. el Presidente me ha encargado que recomiende a V . S. preste a este asunto una atención mui esmerada, procurando instruirse de cuanto ocurra al respecto i trasmitirlo en el acto a este despacho, aun haciendo uso del cable, si la importancia i urjencia de la noticia lo requiere a juicio de V . S. Me ha encargado ademas, S. E., que autorice a V . S. para que en el caso de que se presentase algún peligro inminente que amenazase la paz de esa república con... interponga en el acto los buenos oficios del Perú, procurando al mismo tiempo obtener, en una forma amistosa, la suspensión de cualquier acto o medida de ese Gobierno, que tendiera a agravar el estado de la cuestión i a hacer difícil una solución pacífica. Dios guarde a V . S. M. MINISTERIO

DE

IRIGOVEN'.

'

RELACIONES ESTERIORES.

Lima, Febrero 4- de 1$79. •

DAZA.

Manuel Othon Jofré.—Julio Méndez. (Refrendado)— El Ministro de Hacienda, Encargado del despacho de Gobierno i Relaciones Esteriores. Eulojio D. Medina. Es conforme. El oficial mayor, Manuel Peuafiel. VIII.

Los esfuerzos del Perú en favor de la paz MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES.

Lima,

Enero 2 de 1879.

A laa Legaciones de Chile i Bolivia.

En el suplemento al número 183 de L A DEMOCRACIA, periódico de La Paz, que recibí ayer, he leido varias comunicaciones oficiales cambiadas entre el Encargado de Negocios de Chile en Bolivia i el Ministro de Relaciones Esteriores de esa república i aquel mismo funcionario i su Gobierno, referentes al cumplimiento de una lei dictada por el Congreso boliviano, a principios del año próximo pasado, gravando con diez centavos cada quintal de salitre que se esporte por Antofagasta. El Gobierno de Chile se opone al cumplimiento de dicha lei, fundándose en que es contraria a una transacción celebrada por el Gobierno boliviano con la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta i atentatoria al artículo 4." del tratado que existe entre las dos repúblicas; i ha declarado por el órgano autorizado de su Ministro de Relaciones Esteriores, que la negativa del Gobierno de Bolivia a la exijencia que ha formulado, lo colocaría en el caso de declarar nulo el espresado tratado de límites. El Gobierno boliviano, por su parte, ha manifestado por el órgano también de su Ministro de Relaciones Esteriores, que la cuestión promovida por Chile tiene un caráctes esencialmente privado, siendo el impuesto que se ha fijado a la espresada Compañía de Salitres una de las condiciones impuestas para la validez de su contrato, i ha concluido por comunicar al Encargado de Negocios de Chile que, en vista de los perjuicios que la suspensión transitoria del impuesto citado ocasionaría a su país, se había ordenado a las autoridades del litoral hagan efectivo dicho impuesto. Tan terminante declaración por parte de ambos Gobiernos, hace temer que sobrevenga alguna alteración en las

Señor doctor don José Luis Quiñones, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del Perú en Bolivia.

En oficio fecha 2 de Enero próximo pasado, manifesté a V . S. la necesidad de que prestase una atención mui esmerada a la cuestión que actualmente existe eutre esa república i Chile, con motivo del impuesto de diez centavos con que el Congreso boliviano ha gravado la. esportacion de cada quintal de salitre por el puerto de Antofagasta, i lo autoricé ademas para que interpusiera los buenos oficios del Perú, en caso de que fuese inminente un rompimiento tle relaciones entre los dos espresados países, procurando, al mismo tiempo, evitar en una forma amistosa, la suspensión de cualquier acto o medida de ese Gobierno, que pudiera hacer imposible o mui difícil por lo menos, un arreglo satisfactorio. Posteriormente recordé a V . S., en carta semi-oficial, que procurase insinuar a ese Gobierno, confidencialmente la conveniencia de someter aun arbitraje el conocimiento i decisión de aquel grave asunto, con arreglo a los términos del tratado de 1874, vijente entre Bolivia i Chile, i de suspender durante él la ejecución de la mencionada lei sobre el impuesto del salitre. No dudo que V . S. habrá procurado encontrar la oportunidad necesaria para dar cumplimiento a esta segunda liarte de mis instrucciones; i me inclino ademas a creer, que el ilustrado Gobierno del jeneral Daza se decida a dar esa solución tan legal i justa a un desacuerdo que podría ocasionar serias perturbaciones entre ambos países, i que el Perú no puede mirar con indiferencia por hallarse tan íntimamente ligado con las dos repúblicas. Espero, pues, con vivo interés, el resultado que haya alcanzado V . S. i le reitero la autorización que le tengo dada para hacer uso del telégrafo i del cable, en cualquier caso grave i urjeute. Dios guarde a V . S. M. MINISTERIO

DE

IRIGOYEN.

RELACIONES ESTERIORES.

Lima, Febrero 12 de 1879. Señor Dr. don Luis Quiñones, Encargado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del Pervi en Bolivia.

Este despacho tiene conocimiento de telegramas recibidos ayer i hoi, anunciando que la Legación chilena ha cortado sus relaciones en La Paz con el Gobierno de Bolivia i que se ha retirado, en consecuencia, de esa ciudad, como asimismo de la rescisión, por parte del Gobierno de Bolivia, del contrato que tenia celebrado con la Compañía


CAPITULO TERCERO. Salitrera de Antofagasta; i, en fin, se asegura que se lian embarcado tropas chilenas en Caldera con destino al espresado puerto. El Gobierno del Perú, a quien han impresionado vivamente tales noticias, esperaba que se hubiera entrado en el terreno de la conciliación, mediante la suspensión por parte de Bolivia de la resolución relativa al impuesto sobre el salitre, como se aseguró que se proponía hacerlo aquel Gobierno, mientras sentaba las bases de un arreglo amistoso con Chile; pero a tenor de las noticias espresadas, la cuestión tiende a complicarse i reagravarse mas. Mientras me informa V. S. del uso que ha hecho de las instrucciones cpie se le comunicaron para ofrecer al Gobierno de Bolivia los buenos oficios del Perú, debo recomendarle de nuevo que no omita paso alguno amistoso que pueda conducir al restablecimiento de las buenas relaciones entre ambas repúblicas. Cree S. E. el Presidente que se puede llegar a tal fin, ya sea acudiendo al arbitraje prescrito en el mismo tratado de amistad que liga a Bolivia con Chile o bien sirviéndose del conducto de un pais amigo para llegar al avenimiento. En ambos casos, se evitarían las consecuencias que pudieran sobrevenir de un rompimiento. En tal sentido, no debe V. S. dejar de trabajar en el ilustrado espíritu de ese Gobierno, que ha probado siempre interés en la buena armonía entre los paises de América. Le recomiendo, de nuevo que haga V. S. uso del telégrafo para comunicar a este despacho los sucesos de gravedad que pudieran surjir con motivo de la espresada cuestión. Dios guarde a V. S. M. IRIGOYEN. LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Viña del Mar, Enero 21¡, de 1879. Señor Ministro: Tardando aun en llegar a Valparaíso el señor Fierro, Ministro de Relaciones Esteriores , que ha emprendido un viaje al Sur, i deseoso yo de dar cumplimiento a las instrucciones consignadas en la nota de V. S., de 2 del corriente, número 1, me dirijí hoi a Valparaíso con el objeto de hablar con el Presidente mismo. Después de dar la bienvenida a S. E., le manifesté mi deseo de saber lo que hubiera de cierto acerca de la cuestión boliviana, a que tanta gravedad atribuían unánimemente todos los diarios, escusándome al propio tiempo con el excelentísimo señor Pinto, de tocarle esa cuestión, por hallarse ausente el señor Ministro del ramo correspondiente. S. E. empezó por decirme que casi nada de lo que propalaba la prensa a este respecto merecía crédito; i añadiendo en seguida «la cuestión es la siguiente», me hizo la prolija historia de los tratados celebrados con Bolivia desde hace doce años, hasta llegar al estado actual de la cuestión pendiente. El excelentísimo señor Pinto abriga la esperanza de que el Gobierno boliviano acepte el medio del arbitraje que se le ha propuesto, i que él mismo, espontáneamente, habia también insinuado por su parte al Ministro chileno en La Paz. — ¿ I cómo es, me permití observar, que tanto ellos como ustedes siguen precipitando sus medidas, poco menos que de guerra? —Eso es lo que me sorprende, replicó S. E., porque si el Gobierno de Bolivia persiste en sostener su decreto, no cabe la aceptación del arbitraje i es inevitable un conflicto. Me esplicó asimismo S. E. la presencia de un blindado chileno en Antofagasta, la de otro de reserva en Caldera, i el último envío de cien hombres mas de tropa, que han salido de Valparaíso, como medidas precautorias para conservar el orden público en Antofagasta, de acuerdo con las autoridades de tierra, como ya se ha hecho otras veces en que esas mismas autoridades bolivianas han solicitado la TOMO

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cooperación de guarniciones chilenas para reprimir desórdenes. Toda la conversación de S . E. rodó sobre estos dos puntos: «El Gobierno de Bolivia aceptará el arbitraje; pero si se persiste en su decreto, será inevitable un conflicto.» —-Yo también creo que acejitará el arbitraje, le dije; i así lo he insinuado a lili Gobierno. —¡Ojalá que el Perú tomara parte, seria lo mas justo, esclamó S . E. A este deseo, tan francamente manifestado, no pude menos de contestar: — E l Perú ofrecerá sus buenos oficios si llega el caso, i yo estoi autorizado para ello. —Con mucho gusto, con mucho gusto; me dijo por varias veces el Presidente. — ¿ I si snrje alguna emerjencia grave, que obligue a ustedes a tomar una medida estreñía? pregunté yo, pensando en el último párrafo de la nota de V. S. —-No tenga usted, cuidado, contestó el Presidente; que yo le haré dar aviso de cualquiera novedad que ocurra. Con lo cual concluyó nuestra conversación, que me es grato trasmitir a V. S . Solo me resta comunicar a V. S. que el señor Pinto espera la contestación del Gobierno boliviano a la oferta del arbitraje, para los últimos dias de este mes. Dios guarde a V. S. P. PAZ SOLDÁN I UNÁNUE. SEÑOR DOCTOR DON M A N U E L

IROGOYEN.

Valparaíso, Febrero 12 de 1879. Apreciado señor i amigo: Esta mañana, al cerrar en Viña del Mar mi correspondencia oficial de este vapor, que he puesto ya en el buzón, recibí una esquela del Ministro Fierro, pidiéndome que viniera a este puerto; con lo que me confirmé en la necesisidad i resolución de venir hoi, de que le hablo a V. S. en esa correspondencia. El señor Fierro me espuso i confirmó lo que ya sabia, desde anoche, por telegrama de que también hablo a V. S. eu mi citada nota. Cuando me comunicó la resolución invariable de su Gobierno de ocupar con sus fuerzas el litoral boliviano, le dije que creía llegado el momento de ofrecer oficialmente los buenos oficios del Perú i que esperaba que, dado este paso, se suspendiera la ocupación decretada, siquiera por algunos días. El Ministro me contesto que con cualquier otro pais que no fuera con Bolivia, se apresuraría a acceder a mis deseos, pero que se habían convencido de que el Gobierno de esa república se estaba burlando de ellos, i que su último decreto rescindiendo el contrato con la Compañía de Salitres, por toda contestación a las jestiones de la Legación chilena en La Paz, lo estimaba este Gobierno como una burla i un bofetón. Que Bolivia quería ganar tiempo; que los chilenos del litoral estaban ardiendo por sublevarse, i que por todos estos motivos no habia mas remedio que proceder a la ocupación, la cual quedará consumada mañana o pasado. No he comunicado a V. S. todo esto por cable, porque sé que el Gobierno lo hizo anoche con el señor Godoi, enviándole un despacho de diez i nueve palabras, i no dudo que él se lo habrá mostrado a V. S. o al jeueral. Todas mis reflexiones fueron inútiles. Observé al señor Fierro que, aceptados los buenos oficios del Perú, yo le avisaría al Gobierno por el cable: que por el mismo órgano se comunicaría de Lima a La Paz, i talvcz por el intermedio del señor don Zoilo Flores; i que en dos o tres dias podríamos saber el efecto que ellos produjeran en esa ciudad. Replicó el señor Fierro que Chile i su Gobierno, burlados i abofeteados por el de Bolivia, i retirada la Legación, tenían forzosamente, i hasta por prudencia, que proceder a la reivindicación de ese litoral. Sobre lo que sí haré a V. S. un cablegrama ahora mis-


G U E R R A D E L PACIFICO.

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mo, es sobre esta negativa a los bueuos oficios i la razón en que la funda el Gobierno, que es: la actitud cada vez mas resuelta de Bolivia. En este momento se celebra un meeting, exaltando al pueblo a la guerra, al mismo tiempo que se festeja el aniversario de Chacabuco. Hablan los oradores Isidoro Errázuriz i Máximo Lira. El Cónsul de Bolivia en este puerto acaba de retirar su escudo. Como materialmente no tengo tiempo para escribir al jeneral Prado en este vapor, le ruego a V. S. que lea la presente. Su afectísimo amigo i S. S. P. LEGACIÓN

DEL

PAZ

SOLDÁN I UNÁNUE.

PEllÚ EN CHILE.

Vi ña del Mar,

Febrero 14- de 1879*

Señor Ministro: Al cerrar mi única nota del vapor pasado, número 27, recibí una esquela de Valparaíso, del señor Ministro de Relaciones Esteriores, suplicándome que pasara a verlo; con lo que me confirmé en mi determinación de ir al puerto ese dia, de que hablaba a V. S. en mi espresada comunicación. Contesté por telégrafo al señor Fierro, que dos horas después me tendría en su despacho. Cuando llegué, se hallaba en conferencia (talvez en consejo) con el Presidente; i solo vino al cabo de mucho rato, que se me mandó anunciar. Entro en estos pormenores, a fin de que conste que el señor Ministro no fué tomado por sorpresa, i que pudo consultar con su S. E. i quizá con tocio el Gabinete, la propuesta de buenos oficios que ya esmeraban de mí en ese momento. Así no tendrá disculpa el Gobierno de Chile, ni ante propios ni ante estraños, si la precipitada medida de ocupar militarmente el litoral boliviano hasta el grado 23, le trac algún descalabro, o graves complicaciones, como es múi de temerse. Nada costaba tentar el medio conciliatorio de los buenos oficios, sobre todo los del Perú, cpie para Bolivia habrían sido mui atendibles. Si no se llegaba a una solución pacífica, siempre se ganaba tiempo, i había lugar de aplicar con alguna justificación el mismo procedimiento de la fuerza, prematuro hoi, i que ha disgustado a las personas sensatas, i aun al cuerpo diplomático de aquí. El señor Fierro se negó a aceptar los buenos oficios del Perú, con invariable aunque cortés firmeza, sin que ésta decayera un solo instante, ni en vista de la seguridad que le di yo de proceder con rapidez, ni de los temores que con toda sagacidad le manifesté, i por los resultados que iba a dar a Chile. Se conocía que la resolución del Gobierno era inflexible, aunque repentina. Las causas que, como ola poderosa lo han empujado hasta ese estremo, han sido los valiosos intereses particulares amenazados con la violenta rescisión por parte de Bolivia del contrato que teníala Compañía Salitrera i las exijencias de la opinión pública, que a todo trance quería un ensanche, después del pacto arjentino, que se ha considerado humillante. Desde que se inició la cuestión, el Gobierno ha dado por hecho que lo que el de Bolivia deseaba era proporcionarse fondos, buena o malamente. De aquí eL furor que produjo la orden de embargo i remate comunicada a Antofagasta; i quizá la ocupación del litoral no tenga, por lo pronto, mas objeto que custodiar las propiedades chilenas e impedir un saqueo, que es lo que constantemente ha aparentado temer ese Gobierno. No vaciló el señor Fierro en decirme que cualquiera otro pais que no fuera Bolivia, aceptada los buenos oficios del Perú; pero que de esc Gobierno no se podia esperar nada; que solo trataba de ganar tiempo i de hacer efectivos sus deseos de entrar en posesión de los fondos, i que la decre-

tada rescisión del contrato la estimaba el Gobierno de Chile como m í a «burla» i como un «bofetón», que no le dejaban otro arbitrio que la ocupación del litoral. De mi entrevista con el señor Ministro, tuve el honor de dar cuenta a V. S. el mismo dia, desde Valparaíso, en una carta de xíltima hora. Puesta en el correo mi carta, hice a V. S. el siguiente despacho por el cable: «Chile juzga inaceptables buenos oficios, en vista actitud Bolivia. Ocupa hasta grado 23.» Mientras tanto, el público i la prensa están ebrios de orgullo i satisfacción. E L MERCURIO llama ya «la primeravictoria,» en un pomposo editorial, al mero envío de fuerzas a Antofagasta. Si la mente del Gobierno guarda conformidad con los rumores públicos, creeré de mi deber llamar la atención de V. S. mui seriamente sobre esta ocupación, harto alarmante en sí misma Se dice, aun en los buenos círculos, que no se va a la guerra, sino a «la conquista»; que esos dos grados jeográficos van a servir para echar toda la población de desecho, con la que la policía no sabe ya qué hacer aquí. Por de contado, confian también en que reportarán grandes beneficios, estableciendo aduanas e impuestos. El Gobierno riñe, al propio tiempo, la gran batalla eleccionaria. Dios guarde a V. S. P. LEGACIÓN DEL

Viña

PAZ

SOLDÁN I UNÁNUE.

PERÚ EN CHILE.

del Mar,

Febrero 25 de 1879.

Señor Ministro: Habiendo llegado a hacerse insoportables las prevenciones de este público para con el Perú, a causa del cablegrama que se atribuía al señor Godoi, i de que tuve el honor de hablar a V. S. en el vapor pasado, nota 39, determiné irme a ver con el señor Ministro de Relaciones Esteriores, el 22 del presente. El señor Fierro se habia ido a Santiago; pero el señor Godoi, jefe de sección i único empleado que se hallaba presente, me dijo que todas las noticias que tenia de Lima eran tranquilizadoras, inclusive un parte de su hermano, que acaban de recibir i que no habia inconveniente en leerme, ya que jo le aseguraba no saber nada. Dicho parte decia, poco mas o menos: «hoi sale para ésa Lavalle, misión especial.» Me fui a ver a S. E., quien me dio las mismas seguridades, siendo las primeras i las únicas que oia en estos dias, pues los rumores enconados contra el Perú, por la actitud que se atribu3*e, i que se refieren los mas a despachos del señor Godoi, empiezan a circular, por decirlo así, desde los primeros grupos que rodean al Gobierno. Me leyó asimismo S. E., espontáneamente, el parte que ya me era conocido, con estas palabras mas: «ofrecer mediación Perú.» El Presidente parecía mui satisfecho de la noticia; mas no con la satisfacción del 24 de Enero, cuando por insinuación suya i cumpliendo con mis instrucciones, le ofrecia yo los buenos oficios del Perú; ni con la del señor Fierro en el caso de la Devonshire, no obstante reconocer que llegaban tarde, como bien lo sabia yo; sino con la del que ve providencialmente eliminado el único obstáculo que le preocupa en sus planes. Con esta oportuna actitud del Perú, Chile podrá ganar tiempo, porque mientras ella dure, por lo menos debe esperar que se suspendan las represalias de Bolivia, i cuenta con una garantía positiva de la neutralidad del Perú, que es de lo que aquí mas se duda. Tarapacá, Iquique, el Perú mismo—lié aquí la meta que los mas formales parecen haberse señalado. Como peruano i como representante, cumplo con el doble deber de dar la voz de alarma a mi patria. Cualquiera sorpresa, como la sustracción de nuestros buques de la bahía del Callao, ahora cuarenta años, por


CAPITULO TERCERO. esta misma república, o como la ocupación de las islas de Chincha, que, sin embargo, tuvo sus agresores, nos tomaría desprevenidos e inermes. Sé que el Cónsul chileno en Iquique ha remitido a su Gobierno una lista délos chilenos avecindados en ese litoral, i que ella ha producido un agradable efecto, haciendo creer que, a la larga, esos territorios podrán prestarse a la misma fácil ocupación oue Antofagasta. Todo Chile piensa hoi en el litoral Norte i mas allá, como los antiguos españoles pensaban en las Indias después de la conquista. Por lo bajo, se fomentan emigraciones de proletarios a Tarapacá, como criados u otros oficios, a fin de irse preparando alií una base nacional como en Antofagasta. Ya desde hoi, dicen los diarios i todo el mundo, con equívoca amenaza, que Iquique i Tarapacá están llenos de chilenos. La Prefectura de esa provincia litoral, es hoi de la mas alta importancia política para la república. Si nada de lo que dejo espuesto es cierto en las rejiones oficiales, es la idea de todo el mundo; i será, por lo tanto, tarde o temprano, la idea del Gobierno. Yo no me atrevo a usar del cable, mientras no reciba de V. S. la cifra que he solicitado. Aun la cifra está ya sindicada por la recelosa suspicacia de los chilenos, como lo verá Y. S. por el adjunto recorte de E L MERCURIO. Antes de separarme de S. E. me preguntó: «¿qué habia de un pacto secreto entre Bolivia i el Perú?» Le contesté que nada sabia. —Pardo lo negaba mucho, repuso el señor Pinto. Al salir de palacio, un soldado a caballo, a galope, repartió hojas impresas al populacho que lo seguía. Era una ardiente proclama a los piorteTios, llamándolos a enrolarse en el ejército, i designando los cuarteles a que podían dirijirse. Los exaj erados aprestos militares de todos los dias, según el decir jeneral, son para el Perú i no para Bolivia. Dios guarde a Y. S. :

P. PAZ SOLDÁN I UNÁNUÉ.

MINISTERIO

DE

RELACIONES ESTERTORES.

Lima, Febrero 14- de 1879. Señor Dr. P. Paz Soldán i Unánue, Encargado de Negocios del Perú en Chile.

Por el telegrama que dirijió Y. S. anteayer a S. E. e Presidente, me he impuesto de que el Gobierno de esa república no ha tenido a bien aceptar los buenos oficios del Perú en sus cuestiones con Bolivia. Esta noticia es una verdadera i muí sensible decepción para el Gobierno; pues era de esperar lo contrario después de la conversación que tuvo V. S. con S. E. el Presidente señor Pinto, i que me refirió en su oficio fecha 24 de Enero. Por el mismo telegrama he sido informado de que se habia embarcado fuerzas en Caldera, con el objeto de ocupar el litoral boliviano hasta el grado 23; lo que seria sumamente grave, no solo porque tal hecho vendida a embarazar un arreglo con Bolivia, sino por el precedente' que establecería i las consecuencias a que podría dar lugar. Debiendo recibir mui pronto las comunicaciones de V. S. que no dudo me pondrán al corriente de todo lo que haya tenido lugar respecto de la interposición de nuestros buenos oficios i de las medidas al parecer violentas que, según se dice, ha tenido a bien adoptar ese Gobierno, me limitaré hoi a recomendarle que, si a juicio de V. S. i con el conocimiento que tiene de lo ocurrido, no se comprometiese la dignidad i el decoro del Perú, haciendo alguna insinuación referente a la aceptación de nuestros buenos oficios i aun de una mediación en forma, puede Y. S. proceder a verificarlo, avisándome el resultado por el cable en caso de ser favorable. Nuestra Legación en Bolivia aun no ha comunicado nada con respecto a las instrucciones que le dirijí al mismo tiempo que a Y. S. sobre la interposición de los buenos oficios del Perú. Si ese Gobierno los acepta, los comuni-

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caré a V. S. por el cable para que haga de ello uso, siempre, que esa noticia pueda influir en modificar las ideas i ¡propósitos de ese Gobierno i conducirnos al fin que nos proponemos—de evitar una guerra escandalosa e innecesaria entre dos repúblicas tan íntimamente unidas entre sí i con el Perú. Dios guarde a Y . S. M.

IRIGOYEN.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN BOLIVIA.

La Paz, Febrero 5 de 1879. Señor Ministro: Recibido oficialmente por el Supremo Gobierno de esta república, en el elevado carácter diplomático con que la bondad de S. E. el Presidente i de Y. S. me han honrado, mis primeros pasos se han dirijido a conocer i estudiar la política que observa el Gobierno del excelentísimo señor jeneral Daza, en sus relaciones esteriores. De mis observaciones resulta que, en lo jeneral, mantiene buenas relaciones de paz i amistad con las repúblicas del continente i con los Estados del viejo mundo; i algo mas, que manifiesta buena voluntad para estrechar los vínculos que le ligan con la América latina, i muí en especial con el Perú, en cuyo favor abunda en sentimientos de benevolencia i gratitud, segnu habrá visto Y. S. por el significativo discurso con que ha contestado al de esta Legación. Harto sensible es al infrascrito, hacer una escepcion de lo anteriormente dicho, en lo relativo a las cuestiones de límites que por desgracia tiene pendientes; pero es posible esperar que aun cuando no sea mas que manteniendo el statvu quo, arreglará sus presentes dificultades con Chile i evitará nuevas complicaciones. El honorable señor Yidela, Encargado de Negocios de la República de Chile, ha esplicado satisfactoriamente al Excmo. señor Dr. Lanza, Ministro de Relaciones Esteriores, la presencia en Antofagasta del blindado Blanco Encalada, i aun cuando últimamente se han publicado noticias alarmantes sobre que el Gobierno de Chile ha dado orden para que otro buque de guerra, la fragata O'Higgins, se dirija a Antofagasta con tropas de desembarque, creo fundadamente que desaparecerá todo conflicto con el jiro que acaba de dar este Gobierno a la cuestión con la Compañía anónima Salitrera de Antofagasta, rescindiendo el contrato i trayendo la cuestión al terreno ¡privado o particular que parece le corresponde. Esperando que V. S., señor Ministro, se servirá poner este oficio en el conocimiento de S. E. el Presidente de la Repirblica, tengo el honor de repetirme de V. S. mui atento servidor. J.

L.

QUIÑONES.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN BOLIVIA.

La Paz, Febrero 6 de 1879. Señor Ministro: He tenido el honor de recibir el estimable oficio de Y. S. fecha 2 de Enero último i signado con el número 1, en que se sirve Y. S. manifestarme el estado actual de las relaciones entre Bolivia i Chile, con motivo de una leí decretada por el Congreso de aquella república a principios del año próximo pasado. Así Y. S. se ha dignado indicarme la política que debo observar en esta grave cuestión. Me es grato manifestar a V. S. que, deseando cumplir fielmente los deseos de S. E. el Presidente, desde que ha llegado a ésta, estoi dando los pasos necesarios, a fin de que el Gobierno de Bolivia acepte la mediación que se le ofrezca. En el caso que ocurra algo importante sobre el particular, lo trasmitiré en el acto a Y. S. haciendo uso de los medios que se sirve indicarme.


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G U E R R A D E L PACIFICO.

Reitero a V. S. mis sentimientos de consideración i respeto, con que soi de Y . S. atento servidor. J. L. Señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú.

QUIÑONES.

LEGAGION DEL PEEÚ EN BOLIVIA.

La Paz, Febrero 5 de 1879. Señor Ministro: Conocida la tendencia del Gobierno de esta república para proceder con enerjía en su cuestión con la de Chile, sobre el cumplimiento de la lei de 14 de Febrero de 1878, cumplimiento que se ha suspendido por decreto de 1.° del mes en curso, que rescinde el contrato o transacción de 27 de Noviembre de 1873, con la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, he seguido cuidadosamente todos los incidentes que se han desarrollado hasta hoi en esta importante cuestión, i cumplo son el deber de informar a Y . S. por medio de este oficio de carácter reservado. Sabe V. S. que la separación del señor Dr. Martin Lanza i el advenimiento del señor Dr. Julio Méndez al Gabinete, ha sido porque aquél no se mostraba bastante enérjico en esta cuestión i ¡jorque el señor Méndez forma homogeneidad en las tendencias de S. E. el señor jeneral Daza i sus colegas; i sabe V. S. que eluuevo Ministro de Gobierno i Relaciones Esteriores, señor Dr. Serapio Reyes Ortiz, marchó en misión especial ante nuestro Gobierno, para después pasar al litoral de esta república, con el objeto de reivindicar las salitreras, espulsando la Compañía que la'esplota, de conformidad con el supremo decreto de rescisión; i según posteriormente he sabido, tiene bastante autorización para organizar las fuerzas que le sean necesarias, tanto para lo dicho cuanto para rechazar cualquiera agresión por parte del Gobierno de Chile. Dada esta situación, he tenido la fortuna de ponerme casi en íntimo contacto con S. E. el señor jeneraL Daza i su Gabinete, i mni especialmente con el señor Ministro Dr. Méndez; i tanto es esto, que el Excmo. señor Doria Medina, Ministro de Relaciones Esteriores, ha tenido la bondad de permitirme la lectura de los despachos cambiados con la caucillería chilena, i de manifestarme el objeto que persigue su Gobierno. A la primera reclamación del honorable señor Yidela, Encargado de Negocios de Chile, para que se suspenda ei cumplimiento de la lei citada, se habia contestado insinuando que el reclamo podría resolverse por medio del arbitraje estipulado en el tratado de 1874; i al comunicar a la Legación de Chile el decreto de rescisión, también citado, el ex-Ministro señor Lanza, sin acuerdo, i aun parece contia la opinión de S. E . el Presidente i de sus colegas, habia reiterado que siempre quedaba espedito el medio del arbitraje, si apesar de hallarse retirada la cuestión del terreno diplomático, surjia algún nuevo reclamo. El honorable señor Yidela contestó el anterior oficio con fecha 8, declarando no discutir los considerandos del decreto de rescisión i limitándose a pedir que en el término de 48 horas se le dijese si la cuestión seria sometida al arbitraje, propuesto i reiterado por Bolivia, i aceptado por Chile. Trascurrido los dias 9, 10 i 11, la Legación de Chile pidió el 12 sus pasaportes, por estimar como una negativa al arbitraje la falta de contestación hasta la 1 P. M., hora en que dirijió este despacho al Ministro: i retrotrayendo las relaciones cutre ambas repúblicas al estado en que se hallaban antes del tratado de 1800, una vez roto por Bolivia el de 1874, que prescribe el arbitraje. Dice el excelentísimo señor doctor Doria Medina, que el despacho anterior se habia cambiado en el tránsito con su respuesta; i aun cuando el honorable señor Yidela asegura que tal contestación le fué entregada una hora i cuarto después de remitida la petición de sus pasaportes, lo sustancial es que la contestación aludida se limita a manifestar: que no discute la cuestión, mientras no desaparezca la presencia hostil del blindado Blanco Encalada en las aguas de Antofagasta; presencia hostil comprobada con los aprestos bélicos de Chile, que publican los diarios de aquella república i comunican las autoridades del litoral, a pesar de las es-

piraciones dadas por la Legación de Chile. Este despacho ha sido devuelto por el honorable señor Yidela, con un oficio en que dice: que, habiendo cesado su misión desde la 1. 10 P. M. del dia anterior, en que fué entregado el oficio por el cual pedia sus pasaportes, no podia entenderse mas con el Gobierno de Bolivia. Comprendiendo que habia llegado el momento de cumplir las instrucciones de Y. S., ofrecí inmediatamente los buenos oficios del Perú; porque creo que nunca hubiera sido mas oportuno que en tales circunstancias, en que surjia ya un rompimiento con la petición de pasaportes. Me apersoné anteayer en el despacho del excelentísimo señor Ministro de Relaciones Esteriores, i le manifesté al señor Doria Medina, que mi objeto era interponer, como en efecto interponía en toda forma, los buenos oficios i la mediación del Peni en el conflicto que por desgracia surje entre esta república i la de Chile, a fin de que por medio de esplieaciones francas i amistosas o aceptando algún medio que me permitieran sujerir, pudiéramos hacer que desaparezca el conflicto. El excelentísimo señor Ministro, enterado desde antes i de un modo particular, de mis jestiones sobre la mediación, me contestó de un modo oficial: que su Gobierno estaba enterado con satisfacción de la sinceridad de mis procedimientos 1 que agradeciendo sobre manera tal proceder del Gobierno del Perú, se reserva contestarme, aceptando o no, hasta después de la llegada del próximo correo del esterior por la via de Tacna; agregando, con carácter reservado, que quizá seria lo último: 1." porque tenia el Gobierno datos para creer que a la fecha el de Chile habia entrado en el terreno de los hechos, apoderándose de Antofagasta i cometiendo otras hostilidades con las fuerzas cpic habia acumulado en aquel puerto; siendo en este caso inoficiosa la mediación; 2." porque esperaban saber el resultado de la misión especial en que habia ido el señor Ministro, doctor Reyes Ortiz, cerca de nuestro Gobierno; i 3.° porque S. E. el Presidente de la República i el Gabinete estaban resueltos a no cejar un punto en la línea de couducta que se han trazado, hasta obtener plena justicia de Chile. Cumplí igual deber respecto de la Legación de Chile. El señor Yidela, a quien ofrecí los buenos oficios del Peni en los mismos términos que al excelentísimo señor Ministro de Relaciones Esteriores de esta república, hablando franca i cordialmente, me dijo: que estaba dispuesto i que estimaba i agradecía mas la mediación que le acababa de ofrecer, porque circulaba el rumor, aceptable solo por el vulgo, de que el Perú terciaba en la cuestión a favor de Bolivia, i de que aun habia mandado dos buques de guerra a Antofagasta, para oponerse a los procedimientos hostiles de las fuerzas navales de su Gobierno ¡hostilidades que no podían tener lugar, porque estando a sus órdenes el blindado Blanco Encalada, habia dado orden a su comandante para que se mantuviese en la actitud mas pacífica, a pesar de saber que las autoridades de Antofagasta cometían todo jénero de depredaciones contra la Compañía de Salitres i la colonia chilena. Finalmente me dijo: que desearía cpie la mediación fuese de un resultado inmediato, porque no podia responder de alguna medida violenta que hubiese adoptado su Gobierno en vista de cualquier conflicto que pudiera haber surjido en Antofagasta. Esperando que Y. S. se'dignará poner este oficio en el conocimiento de S. E. el Presidente de la República, me es grato reiterar a Y. S. las consideraciones de estimación i respeto con que me suscribo atento servidor. J.

L.

QUIÑONES.

Señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú. LEGACIÓN DEL PERÚ

La Paz,

EN BOLIVIA.

Febrero 15 de 1879.

Señor Ministro: Al tener el honor de acusar a Y. S. el oficio que se sirvió dirijirme con fecha 2 de Enero próximo pasado i signado con el número 1, sobre el conflicto que desgraciadamente surje entre esta república i la de Chile, por el _


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CAPITULO TERCERO.

cumplimiento de la lei de 14 de Febrero de 1878, que impone la pensión de diez centavos por cada quintal de salitre que esporta la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, me permití manifestar a V. S. que estaba dando los pasos necesarios a fin de que fuese aceptada la mediación. Puedo asegurar a V. S. que mis jestiones a este respecto habían adelantado bastante; pero la rapidez con que se han desarrollado los acontecimientos, hasta el estremo de que el señor Encargado de Negocios de Chile se halla hoi solicitando sus pasaportes, me obligaron a presentarme anteayer en el despacho del señor Ministro de Relaciones Esteriores a interponer, como en efecto interpuse, la mediación del Perú, declarando que lo hacia por instrucciones especiales de mi Gobierno, sumamente interesado porque no surja conflicto alguno entre las repúblicas del continente i muí en especial entre sus aliadas i hermanas Chile i Bolivia. El excelentísimo señor doctor Doria Medina, Ministro Encargado del despacho de Relaciones Esteriores, me manifestó la complacencia i gratitud con que veía su Gobierno mis jestiones para que por la mediación del Perú desapareciera el conflicto a que fatalmente se halla arrastrado Bolivia por las exijencias e intemperancia del Gobierno de Chile, que daría cuenta a S. E. el Presidente de la República, i con acuerdo del Gabinete me contestaría después de la llegada del próximo correo del esterior por la via de Tacna. Remitiendo esta comunicación por la via de Puno, cuidaré de participar a V. S. lo demás que ocurra sobre el particular, por el próximo correo de la via de Tacna, Sírvase V. S. poner este oficio en el conocimiento de S. E. el Presidente de la República i aceptar la distinguida consideración con que me suscribo de V. S. mui atento i obediente servidor. J.

L.

QUIÑONES.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú.—Lima. MINISTERIO DE

RELACIONES

ESTERIORES.

Lima, Febrero 15 de 1879. Señor Dr. don José Luis Quiñones, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del Perú en Bolivia.

Este despacho ha sido informado de telegramas recibidos ayer i hoi, anunciando que la Legación chilena ha cortado sus relaciones en La Paz con el Gobierno de Bolivia, i que se ha retirado, en consecuencia, de esa ciudad; como asimismo de la rescisión jior parte del Gobierno .de Bolivia del contrato que tenia celebrado con la Compañía Salitrera de Antofagasta, i, en fin, se asegura que se han embarcado tropas chilenas en Caldera con destino al espresado puerto. El Gobierno del Pen^ a quien han impresionado vivamente tales noticias, esperaba que se hubiera entrado en el terreno de la conciliación, mediante la suspensión por parte de Bolivia de la resolución relativa al impuesto sobre el salitre, como se aseguró que se proponía hacerlo aquel Gobierno, mientras sentaba las bases de un arreglo amistoso con Chile; pero a tenor de las noticias espresadas, la cuestión tiende a complicarse i a reagravarse mas. Mientras me informa V. S. del uso qne ha hecho de las instrucciones que se le comunicaron para ofrecer al Gobierno de Bolivia los buenos oficios del Perú, debo recomendarle de nuevo que no omita paso alguno amistoso que pueda conducir al restableciniento de las buenas relaciones entre ambas repúblicas. Cree S. E el Presidente que se puede llegar a tal fin, ya sea acudiendo al arbitraje prescrito en el mismo tratado de amistad que liga a Bolivia con Chile, o bien sirviéndose del conducto de un pais amigo para llegar al avenimiento. En ambos casos se evitarían las consecuencia que pudieran sobrevenir de un rompimiento. En este sentido no debe V. S. dejar de trabajar en el ilustrado espíritu de ese Gobierno, que ha probado siempre ínteres en la buena armonía de los países de la América.

Le recomiendo de nuevo que haga V. S. uso del telégrafo para comunicar a este despacho los sucesos de gravedad que pudieran surjir con motivo de la espresada cuestión. Dios guarde a V. S. M.

IRIGOYEN.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN BOLIVIA.

La Paz, Febrero 22 de 1879. Señor Ministro: En mi primera, número 21, de 15 del actual, comuniqué a V. S. que habia ofrecido la mediación a nombre del Perú, al Excmo. señor Ministro de Relaciones Esteriores de esta república, que éste se habia reservado contestarme aceptando o no dicha mediación, después de la llegada del próximo correo del esterior por la via de Tacna, es decir el 18 en la tarde. Como no me hubiera dado respuesta alguna sobre el particular, fui el 19 donde el señor Ministro doctor Doria Medina, el que me dijo que podíamos reunimos en conferencia el sábado 22, a fin de escojitar los medios por los que pudiéramos llegar a un arreglo satisfactorio para ambas repúblicas; pero la precipitación del honorable señor Vicíela, proveniente de que Antofagasta habia sido tomado por fuerzas chilenas, hecho que él no podía ignorar, malogrará la mediación. Rogando a V. S. ponga este oficio en conocimiento de S. E. el Presidente, me es sumamente grato a la vez que honroso, reiterar a V. S. mis consideraciones i respetos con que soi de V. S. atento servidor. J.

L.

QUIÑONES.

Señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú.—Lima. LEGACIÓN DEL PERÚ EN BOLIVIA.

La Paz, Febrero 27 de 1879. Señor Ministro: Es en mi poder el estimable oficio de V. S., número 7, de 12 del que espira, en el que, después de comunicarme el estado en que se halla la cuestión pendiente entre Chile i Bolivia, se digna V. S. reiterarme las instrucciones que me tiene dadas para ofrecer al Gobierno de Bolivia los buenos oficios del Perú, i me recomienda que no omita paso alguno amistoso que pueda conducir al restablecimiento de las buenas relaciones entre ambas repúblicas. También se sirve V. S. comunicarme que cree S..E. el Presidente que se puede llegar a tal fin, ya sea acudiendo al arbitraje prescrito en el mismo tratado de amistad que liga a Bolivia con Chile, o bien sirviéndose del conducto de un pais amigo para llegar al avenimiento. En contestación me es mui honroso manifestar a V. S. que he hecho i continuo haciendo todos los esfuerzos posibles a fin de que se realicen los nobilísimos propósitos de S. E. el jefe de Estado i de su ilustrado Gabinete, como se cerciorará V. S. por las comunicaciones que he dirijido a ese despacho. Con sentimiento de distinguida consideración i aprecio, tengo el honor de suscribirme de V. S. niui atento i obediente servidor. J.

L.

QUIÑONES.

Señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN BOLIVIA.

La Paz, Febrero 28 de 1879. Señor Ministro: Sin embargo de que en 12 i 20 del que espira, ofrecí al Gobierno de esta república i a la Legación de Chile la mediación del Perú, para terminar por un arreglo pacífico el conflicto en que desgraciadamente se encuentran, según lo participé a V. S., reiteré por escrito la mediación, que ha sido aceptada nuevamente por este Gobierno, como se impondrá V. S. por las copias mimeros 1 i 2, que tengo el honor de acomjiañar a este oficio. En vista de la aceptación, me dirijiré mañana a primera


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G U E R R A D E L PACIFICO.

hora del despacho, al excelentísimo señor Ministro de Relaciones Esteriores, pidiéndole mía conferencia para acordar loque sea posible hacer en la mediación, lo cual cuidaré de comunicar a V. S. oportunamente. Tanto por los docnmentos a que me refiero, como por las demás comunicaciones que obran en ese despacho, se convencerá V. S. que esta Legación ha cumplido i continua cumpliendo con las instrucciones que se le han comunicado. Al dejar así contestado el enunciado oficio, me es grato reiterar a V. S. las consideraciones de particular aprecio con que me suscribo de V. S. mui atento servidor. J. L. QUIÑONES.

COPIA N.° 1. LEGACIÓN DEL l'ERÚ EN BOLIVIA.

La Paz, Febrero 37 de 1879. Núm. 12.

Señor Ministro; El infrascrito, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del Peni, tiene el honor de¡dirijirse al excelentísimo señor Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia, reiterándole el ofrecimiento de la mediación de su Gobierno en el conflicto en que por desgracia se halla esta república con la de Chile, hermanas i aliadas de la del Perú, sin embargo de que benévolamente acojida por V. E. en 12 del mes que termina i ratificada del mismo modo el 20, no pudo tener efecto por la separación del honorable señor Pedro N. Videla, Encargado de Negocios de Chile; porque los buenos oficios i la mediación de los Estados amigos nunca son estemporáneos, cuando existe la mejor disposipara terminar cualquiera diferencia por medios pacíficos i conciliatorios, como por fortuna existe en el ilustrado ánimo del Gobierno de V. E. Al tener el honor de ratificar por escrito la mediación del Perú, el infrascrito cumple con el deseo vehemente que anima a su Gobierno por la paz i buena armonía entre los Estados del continente, i mui en particular entre Bolivia i Chile. Con este motivo el infrascrito tiene el honor de renovar a V. E. los sentimientos de distinguida consideración i respeto, con que se suscribe de Y. E. mui atento servidor. —(Firmado)—José Luis Quiñones.—Es copia exacta.— Juan Ureta, secretario.—Agustín Blanco, secretario.

el conflicto creado por el Gobierno de Chile, tiene el honor de manifestarle que, el de Bolivia, como lo reconoce S. E. en el oficio a que el infrascrito tiene la satisfacción de contestar, nunca ha rehusado, ni rehusa al presente, los medios pacíficos i conciliatorios que le han sido ofrecidos por S. E., i que, al contrario, los acepta como un deber que las relaciones de amistad con el Perú le imponen, siempre que ellos puedan realizar el fin cpie anhela S. E., salvando al propio tiempo la dignidad nacional de Bolivia, hollada por el Gobierno de Chile. Con tal ocasión, tiene el infrascrito el honor de renovar a S. E. las protestas de alta i distinguida consideración, con las que se suscribe de S. E. atento i seguro servidor. (Firmado.)—Eulojio D. Medina. Es copia exacta.—Agustín Blanco, secretario.—Juan Ureta, secretario.

IX. EL "SICUT ERAT" DE LA GUERRA. (REMINISCENCIAS INÉDITAS DE FEBRERO DE 1879.)

I. Hubo en Chile un chistoso caballero que acostumbraba en chanza preguntar:—«¿Qué era lo que habia antes del principio?»... A lo que cada cual contestaba a su manera, diciendo unos que Dios, otros que Adau, otro que el caos, otros que nada, porque nada podia haber lógicamente antes del principio. Mas, después ele darse cada cual por vencido, el caballero de nuestra alusión afirmaba mui seriamente que lo que habia antes del principio era el sicutera, por aquello del comienzo de los Evanjelios.—Sicut erat in principium... I hoi que entramos en el quinto año de esta guerra matusalénica, no se considerará cosa fuera de propósito el que recordemos algunos de sus preliminares antes d¿l principio, que reflejan no poco honor en los que en ellos tomaron parte i que hasta aquí constituyen documentos enteramente desconocidos del público i de los historiadores. II. Comenzaremos por el principio, es decir, por el sicut erat del caballero santiaguino i con la siguiente interesante carta del Cónsul de Chile en la boliviana Antofagasta, cuya fecha es dos semanas anterior a la ocupación: (Reservada.)

COPIA N.° 2. MINISTERIO

DE RELACIONES

(íAntofagasta, Enero 31 de 1879. ESTERIORES.

La Paz, Febrero 27 de 1879. Señor Ministro: El infrascrito, Ministro de Relaciones Esteriores, ha tenido el honor de recibir el oficio que, en la fecha, se ha servido dirijirle el excelentísimo señor Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del Perú, espresándole que reitera el ofrecimiento de la mediación del excelentísimo Gobierno del Perú, en el conflicto en que por desgracia se halla esta república con la de Chile, hermanas i aliadas de la del Perú, sin embargo de que, habiendo sido acojida ella por el infrascrito en 12 del mes que termina i ratificada del mismo modo el 20, no pudo tener efecto polla separación del honorable señor Pedro N. Yidela, Encargado de Negocios de Chile; i agregando que los buenos oficios i mediación de los Estados amigos nunca son estemporáneos cuando existe la mejor disposición, para terminar cualquiera diferencia, por medios pacíficos i conciliatorios i que, al ratificar S. E. por escrito la mediación del Perú, cumple con el deseo vehemente que anima a su Gobierno por la paz i buena armonía entre todos los Estados del continente i mui en particular entre Bolivia i Chile. Agradeciendo el infrascrito mui cordialmente los nobles oficios de mediación que el excelentísimo señor Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del Perú le ofrece a nombre de su Gobierno, amigo del de Bolivia, en

Señor Enrique Villegas.—Caracoles. Mi estimado amigo: Como usted sabe, nos hallamos en una situación especiante harto desagradable. De un momento a otro recibiremos i recibirá nuestro Gobierno noticia de la resolución favorable o contraria del Gobierno de Bolivia sobre los impuestos violatorios del tratado de que el nuestro reclama. En el primer caso, todo volverá a tomar su curso ordinario. Pero en el segundo, es decir, en el de que el Gobierno de Bolivia insista en llevar adelante las contribuciones, el de Chile defenderá con entereza, lo ha declarado espresamente a sus nacionales, los intereses de éstos radicados en el litoral. Las medidas a que dé lugar esta firme resolución no podría diseñarlas con certidumbre, ni el Gobierno ha avanzado idea alguna a este respecto; pero no seria difícil prever mas o menos cuál seria su actitud en aquella emerjencia i cuál su línea de conducta, dependiendo ésta en mucha parte de la actitud i movimiento del de Bolivia. En esta situación, me hallo en el deber, por el puesto oficial que desempeño, de observar vijilantemente la actitud, medidas i movimientos del Gobierno i autoridades bolivianas, que puedan en cualquiera manera afectar al desarrollo posterior de los sucesos. La reserva que exije esta clase de vijilancia por doble motivo de su propia delicadeza i del mal efecto que produ-


CAPITULO TERCERO.

ciria su trasparencia en caso de que la cuestión tomase un jiro amigable, me ha hecho clirijirme a usted como la persona cuya discreción, celo e intelijencia me inspiran entera confianza, a fin de que usted me tenga al corriente de todo suceso que afecte al estado ele cosas que dejo indicado, i principalmente sobre la aproximación o movimiento de tropas de línea que pudieran venir por el camino de Potosí. Aunque, según datos fidedignos, creo poco menos que imposible la venida de tropas bolivianas por esa via, sin embargo bastan los rumores que han circulado sobre esto para no descuidarnos del todo. Convendría, pues, que usted se informara de los viajeros o personas amigas que puede teñen en Calama i otros pueblos, de lo que pueele haber de verdad en esos rumores; i si éstos tuvieren'algún fundamento, enviar si es posible una persona de confianza a Calania o mas allá, para que; avise con toda la presteza posible si tales noticias se confirmasen. Autorizo a usted en este caso para hacer con discreción los gastos que demande ese enviado u otros que usted juzgue indispensables. También convendría me impusiera, del número, calidad i armamento de la fuerza- que existe en ese mineral. Usted puede informarme ademas ele todo lo que juzgue conducente. Las comunicaciones las dirijirá usted a Salinas, rotulándolas a don Jorje Iiicks, valiéndose ele persona segura que las entregue en manos de dou N. Fajardo. Si hubiere alguna noticia urjente que comunicarme, la pondrá usted en cifra, segunda clave que va aeljunta, incluyénelosela en carta a Fajardo, para eme éste la trasmita por telégrafo al mismo clon Jorje Hicks. Por mi parte procuraré mantener a usteel al corriente del desarrollo de los sucesos, i siempre claré sin pérchela ele tiempo los avisos que puedan interesara la colonia jpet-ra su resguardo i defensa. Contando con la benevolencia ele usteel i mas que todo con su patriotismo, me atrevo a esperar se tome estas molestias en pro de la causa común. Sírvase saludar en mi nombre a su apreciable señora i familia i aceptar la estimación i afecto ele su amigo i S, S. —Nicanor Zenteno.D III. A esta oportuna i previsora misiva contestó el intelijeníe i enérjico Cónsul de Chile en Caracoles en los términos siguientes: «.Caracoles, Febrero 6 de 1879.—Señor Nicanor Zeuteno. —Antofagasta.—Apreciado señor i amigo: Oportunamente he recibielo la favorecida de usteel, ele fecha 31 elel mes próximo pasado, a la epie tengo el gusto de corresponder. Principiaré por dar a usted mis mas sinceros agradecimientos por la confianza que le merezco en las actuales circunstancias, i por decirle que haré cuanto esté ele mi parte por corresponder elignamente a ella. Pueele usteel tener la seguridad de que lo tendré al corriente de todo cuanto por acá pueda ocurrrir i ala brevedad posible; en una palabra, obraré en todo i por todo ele conformidad con las instrucciones que usted se sirve darme en su grata que contesto. Acá, hasta este momento, todo permanece tranquilo i los bolivianos mas caracterizados corren que la cuestión pendiente con Chile tendrá una solución pacífica. Sin embargo, me consta que esos mismos bolivianos tienen sus conciliábulos todas las noches, en un lugar determinado, i no ha sido posible averiguar de lo que allí tratan. Hai quienes dicen que están todos comprometidos a guardar la mas estricta reserva, i que si hubiera algún indiscreto seria empaquetado i mandado al interior del pais. Probable es qne haya mucho ele cierto en tales díceres. En este instante, ocho de la mañana, recibo su telegrama (en cifra) al cual también contestaré con la presente, así que regrese del pueblo, a donde me voi en busca de noticias que poder trasmitir. Nada de nuevo he encontrado en la Placilla, que merezca la pena de ser comunicado. Parece que la noticia que usted me dice ha tenido, de haber venido -

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un propio de Huanchaca trayendo la noticia ele que vienen en camino para este mineral 300 hombres ele tropa, carece de toda verdad. Desde hace elias circula acá ese vago rumor, pero nadie le ha dado crédito. Si las cosas se encrespau mas de lo qne están hoi, bien pudiera suceder que de Potosí viniera un batallón por esta via, pues el año de 1872 ya vino uno compuesto de 250 hombres. Usted debe saber que estos malditos cuícos son mejores que las bestias parco viajar el desierto. Pero a la verelael duelo mucho que en las actuales circunstancias, i menos en otras peores que no pueden estar distantes, se aventuren a mandar fuerza por acá. Cuando vino aquel batallón el año 72 no habia temor el que menor que alguien les saliera al encuentro, como pudiera acontecer ahora. A mi juicio no hai nada que temer por este lado; pero esto no quiere decir que dejemos ele observar un solo instante tóelos los movimientos de las autoridades de la localidad i de averiguar lo que pueda ocurrir un poco mas al interior. El armamento que tiene la autoridad, la policía mas bien dicho, son doce o catorce rifles. En Calama i Atacama sé con toda seguridad que solo hai diez buenos rifles en cada una de las poblaciones. Como usted ve, tal cantidad ele armas no merece la pena de tomarse en cuenta, ni menos tenerle recelo alguno en un caso dado. Para su tranquilidad, antes ele recibir usteel la presente tendrá un corto telegrama mió. Mucho quedo agradeciéndole la promesa que usted me hace, de mantenerme al corriente ele todo cuanto por allá ocurra, pues ello me será muiagraelable. Lamento verdaderamente el estado de tirantez a que han llegado las relaciones de nuestro Chile con Bolivia i deseo que todo desacuerdo termine, sin que haya necesielael de tocar los estreñios para conseguirlo; pero, eso sí, deseo, ya que nuestro Gobierno ha sido obligado o tomar una actitud seria, enérjica, que la mantenga hasta que le den las mas amplias seguridades de que sus nacionales serán mejor tratados de lo que lo han sido hasta, la fecha, en el litoral boliviano;! sobre todo garantías mui sólidas i mui verdaderas con respecto a las antorielades ele dicho litoral, administrativas i judiciales, que es lo peor que tenemos i lo que mas nos viene aflijienclo desde hace tiempo; ¿seráesto posible? Ya lo veremos. En ningún caso nos conviene la guerra, sobre todo con hermanos; pero no puedo negarle a usted, que la creo preferible mil veces a la paz vergonzosa que hemos estado manteniendo desde hace ocho años, qué se yo por qué consideraciones, durante los cuales nuestro buen Gobierno se ha hecho sordo a todos los clamores ele sus nacionales que han tenido la desgracia de venir a regar con su sangre i fecundar con el sudor de su frente, dándole vida próspera i robusta (1) al árielo i tan terrible desierto ele ayer. A grandes males grandes remedios, dice un proverbio, i nunca pueele él tener mejor aplicación que en esta vez, si es que Bolivia obliga a Chile a hacerle la guerra. Pelearemos, sufriremos mucho, pero al fin la victoria será, nuestra i con ella nos vendrá lo que de derecho nos pertenece: dejar de ser estranjeros en nuestro propio suelo (!!) (2) Terminaré, mi señor Zenteno, repitiéndole a usted que en todo cuanto se le ocurra por acá no tiene mas que darme sus órdenes i con la seguridad de que ellas serán cumplidas con la mejor buena voluntad. Mi señora me encarga corres ponela a su afectuoso saludo. Deseándole a usted buena salud• i toda felicidad, me repito su mui afectísimo amigo i S. S.

E. VILLEGAS.» Los dos celosos centinelas ele Chile en el desierto conocían a Bolivia, i sus pronósticos naturalmente se cumplieron. Hé aquí, en efecto, el primer anuncio del desenlace largo (1) Esta frase aparece tarjada en el orijinal. (2) Palabras tarjadas por el autor.


G U E R R A D E L PACIFICO.

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tiempo pacientemente esperado. Es una esquela matinal i apresurada del Cónsul de Chile en Antofagasta al exCónsul de Chile en Caracoles, debiendo advertirse que el exequatur del último habia sido cancelado algunos años hacia por «atrevido,» es decir, por previsor. La esquela dice así: «.Antofagasta, Febrero 14 de 1879.—Caracoles.—Señor Enrique Villegas: A las 6 A. M. fondeó en este puerto el blindado Almirante Cochrane. Procuraré anunciarle todo suceso de importancia. Luego paso a bordo. De usted mui atento amigo i seguro servidor.—NICANOR

ZENTENO.»

V. Una o dos horas habían trascurrido desde el envío un tanto furtivo del anterior despacho, i entonces era el telégrafo el que hablaba vibrando hasta Carmen Alto en el siguiente mensaje que de hecho i de derecho es como la ¡partida de bautismo de la guerra: «Seño rdon Enrique Villegas.—A horas 9 A. M. el pueblo ha sido ocupado por nuestras fuerzas. Luego irá fuerza a ese mineral. Comunique a los que convenga, i reservado hasta que

llegue la tropa.—NICANOR ZENTENO.

Recibido de Antofagasta en Carmen Alto a las 9.30 A. M

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por el que suscribe, i lo certifica.—V. PRETOT FREIRÉ. Carmen Alto, 14 de Febrero.»

VI. En el mismo dia el Cónsul de Antofagasta, convertido en Gobernador por la voluntad i gracia del coronel Sotomayor, enviaba, lejislando ya en territorio chileno, a su lugar-teniente de Caracoles la siguiente nota semi-oficial de instrucciones sobre su manera de proceder inmediatamente a chilenizar aquel territorio: «Antofagasta, Febrero 14 de 1879.—-Señor Enrique Villegas, Caracoles.—Estimado amigo: Nombrado Gobernador de este litoral, he tenido a bien nombrar a usted provisionalmente subdelegado de ese distrito. Usted deberá proceder ampliamente a nombrar provisionalmente los empleados que sean necesarios para mantener el orden i el servicio urjente: administrador de correos, jefe de policía, inspectores, etc., etc., hasta que nuestro Gobierno ordene las cosas de una manera estable. Sobre todo le encargo nombre una comisión de los vecinos mas respetables que se reciban de los archivos i oficinas bajo inventario jeneral, i un depositario que los custodie. Como usted lo comprende, interesa sumamente que se salven esos archivos íntegros. No deje de vijilar por el interior i déme cuenta de todo lo que allí se haga. Va el señor Francisco Carvallo con una fuerza de cuarenta soldados que servirán para tomar posesión del lugar i guardar el orden. Tome todas las precauciones posibles para que no se dañe en lo menor a los bolivianos ni sus intereses. Proceda de acuerdo en las medidas de orden con el mencionado oficial. De usted mui atento amigo i seguro servidor.—Nicanor

Zenteno.»

VIL I con esta diferencia de horas, i juntando la acción a la tinta, era despachado de Antofagasta a Caracoles el activo i entusiasta patriota don Ramon Espech con un destacamento de la Artillería de Marina al mando del capitán Carvallo, a tomar posesión del interior. I en seguida, este ríltimo emisario, escribiendo al revés, es decir de izquierda a derecha, como los árabes, los caldeos i no pocos de los chilenos de estos tiempos, a fin de que su misiva solo pudiese descifrarse en trasparencia por el reverso, enviaba con fecha 15 de Febrero desde el Carmen Alto el siguiente telegrama de precaución guerrera a Caracoles: «Ramón Espech a Enrique Villegas, Caracoles.—Voi

con 70 hombres. Mándeme aviso si hai peligro. Esperaré propio de usted a la llegada.—Espech.» VIII. Casi al mismo tiempo, es decir, al dia siguiente, cuando Caracoles era ocupado por Espech, el Gobernador Zenteno felicitaba al subdelegado Villegas en los términos siguientes: «Señor Fajardo: Sírvase mandar a Caracoles en primera 02Portuuidad el siguiente telegrama.—Greene. «(Horas 10.25 A. M.)—Antofagasta, Febrero 16 de 1879.— Señor Enrique Villegas, Caracoles. — Recibí, su parte; la alegría aquí es inmensa. Todo marcha sin la menor novedad. Los bolivianos se embarcan hoi para Cobija sin armas, en medio del respeto mas completo a sus personas e intereses. Haga todo esfuerzo porque en ese mineral se proceda lo mismo. Lo saluda—Nicanor Zenteno.» IX. Una pajina mas ele aquel tiempo que fué antes del principio del tiempo. Mientras el coronel Sotomayor, un poco tardíamente, pero obedeciendo a la tardanza de la Moneda, se preocupaba de despachar su espedicion a Calama, el astuto jefe boliviano que mandaba en esta plaza tomaba sus medidas de espionaje con la duplicidad acostumbrada, según consta de la siguiente carta que copiamos de su orijinal, i dice así: «Calama, Febrero 19 de 1879.—Caracoles.—Muí señor mió i amigo: El señor Leiton tiene necesidad de clirijirse a ese mineral, i talvez de ¡pasar hasta Antofagasta en negocios esencialmente particulares. En las difíciles circunstancias en que nos encontramos, he creído que en la caballerosidad de usted hallará todas las seguridades que pudiera necesitar, tanto en ese mineral como en Antofagasta, El señor Leiton puede esplicar a usted lo que sea relativo a la interdicción de víveres de Atacama, pues juzgo que la guerra a que estamos obligados será leal i respetando los dereehos de la humanidad. De usted, su servidor. — Ladislao Cabrera.—Señor don E. Villegas.» X. Tales son las primeras pajinas sueltas que hemos llamado con un rancio pero sagaz patriarca de Santiago, el sicut erat de la guerra actual. I pluguiera al cielo que en fecha semejante al aniversario que hemos elejido para esta reproducción, no hayamos añadido un año mas a nuestros errores en demanda de una paz legal, paz de papel, tan innecesaria como imposible, i hayamos planteado la cuestión, como los dos emisarios de Antofagasta i Caracoles en Febrero de 1879, únicamente en el terreno liso i llano de los hechos consumados. * *- *

Viña del Mar, 14 de Febrero de 1883. El prefacio del "Sicut Erat" de la guerra. (Especial para EL INDUSTRIAL.)

I. No hace mucho tiempo nuestro ameno historiador don Benjamin Vicuña Mackenna daba a luz un interesante artículo bajo el rubro del sicut erat de la guerra. Pero el distinguido escritor no estaba al cabo de los antecedentes que motivaron el cambio de las importantes cartas, que él ha publicado, del patriota Cónsul jeneral de Chile, clon Nicanor Zenteno, i del no menos patriota exCónsul eu Caracoles don Enrique Villegas. Esas comunicaciones tenían por objeto principal de que el señor Villegas lo enterase perfectamente del movimiento que observase entre los bolivianos residentes en ese mineral, sus o]PÍniones i el grado de veracidad que debia prestarse a las noticias que circulaban de próximo arribo de fuerzas de línea del interior, como también de las indica-


CAPITULO

ciones que creyese oportunas para salvar una situación que cada dia se iba haciendo mas difícil i tirante. Esos antecedentes son precisamente los que vamos a tratar de dar a conocer en el presente artículo. II. En el mes de Octubre de 1878 la Municipalidad de Antofagasta hacia efectiva una contribución de alumbrado. El jerente de la Compañía de Salitres i Ferrocarril, fundándose en que ella envolvía el desconocimiento de un pacto internacional que garantizaba a los habitantes de este territorio la exención de impuestos por el término de veinticinco años, i no queriendo dejar establecido un precedente, cuando ya se susurraba que se pretendía por el Gobierno imponerle un derecho de esportacion sobre el salitre, se negó abiertamente a su pago. La Municipalidad le siguió un juicio coactivo para hacer efectivo el pago de la deuda, juicio el mas rápido conocido, pues no solo se embargan los bienes sino también que se apremia a la persona. Esta situación tan tirante creada por la Municipalidad obligó a don Jorje Hicks a pedir amparo al Cónsul de Chile, don Salvador Reyes, quien, no pudiendo dárselo, se limitó a prevenir al jefe político que dicho señor se encontraba en su casa solicitando su amparo. Los empleados de la citada sociedad quisieron manifestar a su jefe las simpatías que su conducta enérjica les inspiraba, i en un número bastante crecido, llevando a la cabeza a los señores Diego Adamson, Ramón Gar-riga i Juan Clemenson, se presentaron a las puertas d¿l Consulado de Chile e hicieron presente al señor Hicks el objeto de esta manifestación. Este caballero les manifestó su agradecimiento i les prometió que mui pronto estaría en su compañía, pues la justicia que le asistía tenia que convencer a las autoridades. La comitiva se retiró en perfecta tranquilidad. A los dos dias se iniciaba un juicio correccional, siendo llamadas ante el tribunal las personas que hemos citado, qne iban a la cabeza de los manifestantes, para que respondieran ante él de los cargos de instigadores i jefes de tumultos i asonadas que comprometían el orden público. Muchas personas fueron llamadas a declarar en contra de los acusados, i a pesar de la actividad que desplegaron para buscar testigos que declararan en su contra, el tribunal correccional, presidido por el juez don Rafael Montero, tuvo que declarar la inculpabilidad de ellos. Como se comprende, estos actos de abierta hostilidad centrados intereses chilenos, tenian, con justa razón, alarmado a todo el pueblo. La prensa que estaba en poder de los bolivianos, mui lejos de llamar a la conciliación, no hacia otra cosa que enardecer los espíritus. Por otra parte, las .autoridades superiores estaban distantes de guardar una conducta circunspecta que hiciese cesar el estado de alarma jeneral, no tratando sino de arrojar mas elementos en una hoguera ya formada de recelos i desconfianza. El mismo Ministro de Hacienda Doria Medina guardaba una prescindencia absoluta, cuando una sola ¡mlabra suya hubiera podido hacer cesar el-estado de cosas que tenia necesariamente que traer una situación enteramente difícil. III. Por una disposición mui liberal de la admhustracion del jeneral Morales, del año de 1871, los estranjeros avecindados durante un año en el departamento del litoral tenian el derecho de ser elejidos electores de la Municipalidad, i debido a esta hábil determinación i a la completa independencia en que vivía de las otras autoridades, Antofagasta creció i se desarrolló de una manera tal, que a la vuelta de pocos años tuvo que declarársele en el hecho capital del departamento. Pero este estado de cosas no convenia a los bolivianos que veían hasta con despecho ocupando esos importantes puestos en. su mayor parte a chilenos. En Diciembre de 187S tuvieron lugar las elecciones de Municipales i, apesar de las trabas i obstáculos que se pu-

T O M O

1—19

TERCERO.

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sieron para tener un resultado que los favoreciese, fueron derrotados por una inmensa mayoría! El furor llegó al colmo i no conformándose con tan triste resultado, influenciaron al Gobierno del jeneral Daza, logrando obtener la derogación del decreto de 1871 i la anulación de las elecciones que acababan de tener lugar, i determinándose que solamente ciudadanos bolivianos pudiesen ejercer el cargo. Nuevas elecciones se celebraron en las cuales solo tomaron parte los nacionales;pero los intrigantes i autores de este verdadero atentado, no vieron realizados sus fines, pues la nueva Municipalidad, esclusivamente boliviana, clebia instalarse el 16 de Febrero de 1879, i la ocupación por las fuerzas de Chile tuvo lugar el 14. Este fué otro motivo para que los odios i las rencillas fueran diarias. IV. No debemos olvidar, por otra parte, que los abusos perpetrados en Caracoles en varias ocasiones con ciudadanos chilenos i el fusilamiento en masa del pueblo de Antofagasta en la aciaga noche del 31 de Marzo de 1877, habían también contribuido a que se produjera cierta aversión entre chilenos i bolivianos. Pero estos resentimientos i rencores pudieron haber estado por mucho tiempo en estado latente, si así puede decirse, si una intelijencia hubiese presidido los destinos de Bolivia. Llegamos, por fin, a los primeros dias del año de 1879 i nos encontramos con que el Gobierno de esta nación por sujestiones peruanas i creyéndose custodiado con el tratado secreto que tenian ambas celebrado, entró de lleno a la cuestión de imponer un impuesto a la Compañía de Salitres, que contaba por base el mínimum de diez centavos por quintal. Esta sociedad no podia mirar con indiferencia la situación que se le creaba, jiues el mínimum podia ser elevado hasta espropiarla de lo que tantos capitales i tantos sacrificios le habia costado. Nuestra cancillería por su parte no podia mirar con indiferencia que fuese despedazado por la fuerza bruta un pacto internacional, al cual se habia arribado después de las jenerosas concesiones que Chile habia hecho en obsequio de la paz i armonía. Los documentos oficiales están manifestando claramente que el Consulado de Chile en Antofagasta hizo cuanto estuvo a su alcance jmra que cuestión de tanta trascendencia fuese llevada con la calma i mesura que las circunstancias requerían, como también ponen de manifiesto la terquedad i hasta altanería del Prefecto del Departamento. La prensa de este puerto en el mes de enero conducida por los Ondarza, los Molina, lo.s Gutiérrez i otros patrioteros, mui lejos de llamar a la conciliación i la tranquilidad, hacia una propaganda de odios, burlándose de nuestros justos reclamos. En los corrillos i en todos los lugares públicos hacían lujo de una jactancia sin igual i propalaban noticias deque tropas del interior, entre ellas el batallón Colorado, vendrían por la fuerza a llevar a efecto las medidas de rigor empleadas con la Compañía de Salitres i los que la apoyasen ; se burlaban de la presencia tranquila del Blanco Encalada en las aguas de este puerto; desafiaban al mundo entero con sus baladronadas i se amenazaba a los principales chilenos con ser arrastrados a las cárceles por el delito de querer mucho a su patria, como también de incendiar la población en caso de cualquier amago del pueblo. La situación no podia ser mas difícil. Necesario era, pues, que los intereses i personas chilenas se pusieran en guardia. Los bolivianos nada o casi nada tenian que perder en cualquier conflicto en este puerto. V. A fines de Enero llegaba de Chile el Cónsul jeneral, señor Zenteno, i conthmaba las jestiones que antes habían sido encomendadas al señor Reyes.


G U E R R A D E L PACIFICO. Impuesto de la situación por que atravesábamos, llamó a una conferencia enteramente privada a los señores don Evaristo Soublette, secretario de la Compañía de Salitres, a don Jorje Hicks, administrador de ella, don Juan Estevan López, comandante del blindado Blanco Encalada, a don Salvador Reyes, Cónsul en este puerto, i a don Matías Rojas, conferencia que se celebró en casa de este último. En esta reunión el señor Zenteno hizo preséntela situación seria por que estaba atravesando este pueblo a cansa de la conducta hasta arbitraria de las autoridades bolivianas, que estaban en asecho de cualquier eventualidad para inferir agravios a las personas o intereses chilenos; de las amenazas casi diarias que hacían los bolivianos, tanto en los círculos como en la prensa; de las noticias de próxima llegada de tropas del interior, que habían llegado a sus oídos; de incendiar la población, i en especial a la Compañía de Salitres, que miraban como su eterna enemiga; de las irregularidades con que se estaba procediendo con esta misma Sociedad, i que había creído de su deber invitar a esta conferencia para ponerse a cubierto de todo desmán. Después de alguna discusión se llegó a convenir en lo siguiente: Dirijirse a don Enrique Villegas para que tuviese al corriente al señor Cónsul de todo lo que se relacionaba i podía servir a los intereses chilenos, especialmente que comunicase cualquier movimiento de tropas bolivianas que pudieran venir del interior. Comisionar al señor Jorje Hicks para que mantuviese perfectamente vijiladas las líneas férrea i telegráfica, para que no pudiesen ambos elementos ser inutilizados por las autoridades. Dado el caso de que se tratase de incendiar la población o cometer actos atentatorios contra la seguridad de las personas, no se permitiese oponiendo la fuerza a semejante atentado contraía civilización, para lo cual quedarían avisados los administradores de Carmen Alto i Salar del Carmen, a fin de que procurasen los elementos necesarios para coadyuvar a este fin. Si al resistir a los atropellos de la fuerza de la autoridad el pueblo unido a la j ente que podia disponer la Compañía de Salitres no fnese suficiente para contrarrestarla, entonces el silbato a vapor de la Empresa daria la voz de alarma al blindado Blanco por medio de silbidos repetidos, los que serian acompañados de señales de luces i voladores durante la noche i banderolas en el dia, que indicasen el grado de intensidad de apuro, i, en consecuencia, desembarcase la jente con que el buque de guerra debia ayudar a los que se batían en la población en defensa de sus derechos. Los señores Soublette e Hicks quedaban encargados de arreglar estas señales, cuyo plan debia mandar de a bordo el comandante López, como también todas las ¡Precauciones necesarias para estar listos en el momento del conflicto que se preveía. Por su parte los Cónsules de Chile i el señor Hojas quedaban encargados de lo que se refiere al pueblo. Convenidos los presentes en estos acuerdos, cada cual con el mayor entusiasmo se dedicó a la parte que le tocaba guardando el sijilo que tan serias determinaciones exijiau, i en especial el comandante López que, habiendo regresado a su buque, mandó pronto los voladores que se necesitaban, i al dia siguiente un plan de señales completo. Por su parte el señor Zenteno dirijia al señor Villegas la carta que ha hecho conocer al señor Vicuña Mackenna, lo mismo que su entusiasta contestación. La reunión a que nos hemos referido es, pues, puede decirse, el prefacio del sicut crat de la guerra. VIL Pero a esta relación vamos a agregar un epílogo. Después de tomadas estas resoluciones, ya la tranquilidad volvió al espíritu de los presentes a esa reunión i miraban con profunda indiferencia las bravatas bolivianas. Mas no todo ha de ser completo. Tres o cuatro noches antes del dia de la ocupación don Mateo Concha Moreno, vecino desde muchos años en este puerto, mui entusiasta

sostenedor de nuestros fueros, pero que peca por curioso, se acercaba en el club de Antofagasta a uno de los que estuvieron presentes a la reunión patriótica de que venimos hablando, i lo interpelaba acerca de lo que significarían unos voladores que habían partido de la Compañía de Salitres. Naturalmente el interpelado le contestó con la tranquilidad que el caso reclamaba i su profunda ignorancia de lo que podia significar; pero inmediatamente se dirijió a poner en conocimiento del señor Zenteno lo que pasaba, quien trató incontinenti de saber lo .que pasaba, para lo cual se dirijió al establecimiento. Ahí se le contestó que nada de lo que se relataba era exacto. Las dudas i las zozobras de si por alguna casualidad el plan fraguado estaba en conocimiento de los bolivianos, hicieron ¡pasar en vela a los señores Zenteno, Reyes i Rojas. Todos pensaban en las consecuencias tan serias que una indiscreción" podia causar a nuestros intereses i a nuestra reputación; i tan pronto como la bahía se abrió al público, uno de los nombrados avisó al comandante lo sucedido, quedando por el momento en parte nulo lo acordado. Felizmente, lo que habia ¡pasado era mui sencillo. El señor Concha Moreno habia tomado nota de las personas que entraban a la casa del señor Rojas, el tiempo que habían permanecido en ella, la llegada de un marinero con los voladores, i por inducción se habia formado la idea de que algún plan de defensa se habia acordado. Esto revela tino i perspicacia, pero la de nuestro querido paisano costó momentos mui amargos a las personas que hemos citado. Antofag'asta, Octubre 9 de 1883.

RAMEO MARTOS.

X INSTRUCCIONES RESERVADAS COMUNICADAS EN VALPARAÍSO AL CORONEL SOTOMAYOR AL SALIR A CAMPAÑA.

Valparaíso, Febrero 9 de 1879. Nombrado V. S. comandante en jefe de las fuerzas destacadas en el Norte de la república i en litoral boliviano, creo necesario indicar a V. S. las instrucciones principales a que deberá ceñirse en el desempeño de dicho cargo. El envío de nuestras fuerzas al litoral de Bolivia, tiene por objeto hacer respetar el tratado celebrado con esa república en 1874, i cuyas estipulaciones se niega a cumplir el Gobierno de esta vdtima, infiriendo serios perjuicios a los intereses chilenos con la imposición de derechos fiscales i municipales, en abierta oposición con lo establecido en dicho pacto. Si nuestro representante en La Paz no obtiene el resultado favorable que es de aguardar de las jestiones que al efecto _ ha seguido ante el Gobierno de Bolivia, i se viese en la necesidad de dar por terminadas sus relaciones diplomáticas, en tal caso deberá considerarse como írrito el tratado de 1874, i V. S. procederá a establecer la jurisdicción que Chile tenia hasta el paralelo veintitrés antes de la celebración de aquel pacto, designando al efecto con carácter provisional las autoridades administrativas para la marcha regular i ordinaria del servicio público en aquel territorio, adoptando al mismo tiempo las medidas indispensables a su defensa i seguridad. En la designación de empleos administrativos, V. S. procurará marchar de acuerdo con el Cónsul jeneral de la república en Antofagasta, quien recibirá instrucciones sobre el particular por el Ministerio de Relaciones Esteriores. En el caso posible que las autoridades bolivianas, constituidas en el litoral, tratasen de desconocer las que V. S. designare, i procuraran la resistencia con fuerza armada o tumultos populares, V. S. impedirá todo acto de esta clase hasta afianzar el orden i restablecer la tranquilidad en la población, amparando todos los intereses allí radicados, ya sean de nuestros nacionales, ya de los ciudadanos estranjeros establecidos en esa costa. Asimismo deberá V. S. ejercer vijilancia en los puntos


CAPITULO TERCERO. de la costa o del interior en que ¡ludieran establecerse fuerzas hostiles al estado de cosas creado por la ruptura del tratado, e impedir i rechazar las agresiones que se llevasen contra las fuerzas de V. S. hasta tanto que, en vista del desarrollo de los acontecimientos, pueda el Gobierno i el Congreso adoptar las medidas cpie se desprendan de la gravedad misma de los sucesos i lo anormal de nuestra situación respecto de la república boliviana. Por lo demás, V. S. necesitará obrar con latitud de acción en los accidentes, imposibles de prever, que se orijinarán con motivo de las complicaciones posteriores a la anulación del tratado de 6 de Agosto de 1874'. El tino i prudencia de V. S. son una garantía para que en la situación difícil que crea a la república la actitud del Gobierno boliviano, no sufran los pobladores ni los intereses industriales allí establecidos los perjuicios que la exaltación consiguiente de los ánimos podrá ocasionar. Encargo mui especialmente a V. S. que ponga con frecuencia en conocimiento del Gobierno los sucesos que se verifiquen, ya sea por medio de los vapores de la carrera o del cable snb-marino, si a su juicio de V. S. revistiesen grave importancia i no se presentaren inconvenientes para ello. PÍOS guarde a V. S.

Conidio

Saavedra.

Al comandante en jefe de las fuerzas espedicionarias al Norte de la república.

Caluma, Febrero 22 de 1879. Muí querido hermano: «Me tiene usted aquí desde el día 1 8 ; he podido organizar una pequeña fuerza que será la primera en cambiar balas con los . chilenos. dKo tenia, idea de la importancia de este pueblo como centro de recursos de boca i de resistencia. He pedido a Tocopilla armas i municiones. Esperohoi lo que se me diga. Si me mandan lo que pido tomaré con mi peque ña fuerza la ofensiva de Caracoles. Si no hai elementos para eso, conservaré al menos este punto, que es superior al cuadrilátero del Austria. «La situación no es para comentarios; es para recobrar por la fuerza lo qne por la fuerza se nos ha arrebatado de la manera mas desleal i cobarde. «Lo que me ha sorprendido en todo esto es que no hayamos en este departamento opuesto ninguna resistencia, Habría sido envidiable la suerte de nuestros compatriotas que hubieran espuesto sus cadáveres, para que sobre ellos se ocupara la parte del territorio de que se han apoderado. «Conoce usted cómo juzgo esto, i prepárese usted a contar los hechos que se realicen, si recibo los recursos que he pedido a Tocopilla. Mi cabeza, i mi corazón son un volcan que harán alguna erupción, cuyas cenizas es probable me sepulten a mí antes que a otro. «Abrace usted a las hermanas i Federico.» Su hermano Ladislao. Al señor doctor don F. Reyes Ortiz.

XI R E C E P C I Ó N D E L SEN011 M I N I S T R O P E R U A N O D R . D O N J Ó S E L U I S QUIÑONES. (DEMOCRACIA de La

Paz.)

Ayer, a las dos de la tarde, fué recibido en el palacio de Gobierno el excelentísimo señor Ministro Plenipotenciario i Enviudo Estraordiuario, Dr. don José Luis Quiñones, con asistencia de las corporaciones i empleados públicos de las listas civil i eclesiástica i de los señores jefes i oficiales del ejército nacional. El Tejimiento Bolívar 1 de húsares acompañó al señor Ministro del Perú desde su casa habitación hasta el palacio. Ciudadanos peruanos juntamente con los secretarios formaban la comitiva. Habia notable concurrencia del vecindario.

123

Terminada la ceremonia, los jefes i oficiales acompañaron al señor Ministro de la Guerra i felicitaron al señor Quiñones i sucesivamente a todos los individuos notables. La recepción ha sido mas solemne que cualquiera de costumbre. DISCURSO del señor Ministro Plenipotenciario i Encargado de Negocios del Perú, Dr. don José Luis Quiñones, en su recepción.

LEGACIÓN DEL PERÚ.

Señor: El Supremo Gobierno del Perú, presidido hoi por el benemérito señor jeneral Mariano Ignacio Prado, el leal amigo de Bolivia i el soldado que, en la alianza con esta noble i valiente nación, consolidó la independencia de la América antes española en el glorioso combate del 2 de Mayo de 1 8 6 6 , como fiel intérprete de la voluntad i de los sentimientos del pueblo peruano, me ha enviado cerca de vos, digno jefe del patriota pueblo boliviano, para que cultive i estreche mas i mas, si cabe, las buenas relaciones que por fortuna existen entre ambos países. De las repúblicas sud-americanas, sin lastimar en lo menor la comunidad de oríjen, intereses i porvenir que une a, todas, ninguna puede disputar a los pueblos del Perú i Bolivia su fraternidad i afinidades; porque no han sido mas que una sola familia, un solo pueblo; i porque constituidos en naciones soberanas, libres e independientes, seguirán siendo la misma familia i el mismo pueblo. ¡Hai vínculos que Dios bendice i que ningún poder humano puede romper! (Yanacocha, Socabaya e Ingaví corroboran esta afirmación.) Ciudadano Presidente:—Al tener el honor de poner en vuestras manos la carta autógrafa que me acredita Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del Perú cerca de vuestro ilustrado Gobierno, permitidme hacer votos ¡jor vuestra felicidad i por el bienestar i progreso del pueblo que gobernáis, i permitidme también ofreceros mi eficaz cooperación para que siempre sean sinceras i cordiales las relaciones de paz i amistad entre el Perú i Bolivia. La Paz, Enero 2 7 de 1 8 7 9 . — E s copia.—JUAN URETA, secretario.—AGUSTÍN BLANCO, secretario. DISCURSO del señor Presidente de la República, contestando cd señor Ministro Plenipotenciario. Señor Ministro: Al recibir la carta credencial del excelentísimo señor jeneral Presidente de la República del Perú, que os acredita Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario cerca de mi Gobierno, me es grato espresar la alta estimación que por parte de éste merece el excelentísimo señor Prado. En el combate de 2 de Mayo de 1 8 6 6 , consolidó la independencia de la América antes española, i ningún pueblo americano puede olvidar tan remarcable servicio. La nación boliviana, cuyos intereses están ligados íntimamente con el Perú, es mas agradecida, que otras naciones sud-americanas a las pruebas de amistad que recibe cada dia del Perú; i mi Gobierno, que no es mas que el órgano de los sentimientos nacionales, se apresura a declararos que os recibe como al Ministro que estrechará con vínculos mas cordiales de fraternidad al Perú i Bolivia. Separándonos de la política seguida, por otros Gobiernos que se proponían sembrar desconfianzas i recelos, me propongo daros pruebas en el curso de vuestra misión de que el deseo mas ardiente de mi Gobierno es cultivar amistosas relaciones con el vuestro, espresándoos ademas que hago votos por la prosperidad del pueblo peruano i de su noble e ilustrado Presidente. Por lo que a vos toca, creo que las funciones de Ministro Plenipotenciario i Enviado Estraordinario del Perú no han podido encargarse a persona mas digna, i por tanto me es grato poderos ofrecer la mas eficaz cooperación con que debéis contar de mi parte para hacer mas sólidas i cordiales las relaciones de paz i amistad que felizmente existen entre el Perú i Bolivia.


G U E R R A D E L PACIFICO.

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Con motivo de la aprobación del tratado aduanero entre Perú i Bolivia, el mismo órgano oficial del Gobierno boliviano distribuyó el siguiente suplemento el 2 del presente:

¡VIVA BOLIVIA! ¡VIVA EL PERÚ! Precisamente en los momentos en que se hacia con toda solemnidad por el Gobierno la recepción del excelentísimo señor Ministro Plenipotenciario i Enviado Estraordinario del Perú, doctor don José Luis Quiñones, se ha recibido los telegramas que anuncian haberse aprobado por las cámaras del Perú el tratado de comercio. Es el triunfo del buen sentido de dos pueblos hermanos, un vínculo mas de las relaciones íntimas que la naturaleza ha creado i que la política fortalece. Leo union del Perú i de Bolivia tiene fecunda significación en la política americana, respecto a la armonía i cd equilibrio de las naciones que produjo la independencia. El Gobierno nacional se felicita i da el parabién a toda la repiíblica por ha pacífica solución de tan espectado problema.

TELEGRAMA.

Flores.—Lima, Enero 29, 10.35 A. M., Granier Tacna. Tratado aprobado anoche. Lima, Enero 26 de 1879. Excelentísimo señor: «El Congreso, en ejercicio de la atribución 16 del artículo 59, título 8.° de la Constitución, ha aprobado el tratado de aduanas ajustado entre la República del Peni i la de Bolivia i firmado en esta ciudad por los Plenipotenciarios respectivos, el 15 de Octubre de 1878, i el protocolo anexo que en ¡parte lo modifica, firmado igualmente en esta ciudad por los mismos Plenipotenciarios el 11 de Enero de 1879. Lo comunicamos a V . E. para su conocimiento i demás fines. Dios guarde a V. E. Camilo N.\ Carrillo, Presidente del Congreso.—Manuel María, del Valle, secretario del Congreso.—Federico Luna, secretario del Congreso.» Al excelentísimo señor Presidente de la República.

Lima, Enero 29 de 1879. Cúmplase, comuniqúese, rejístrese i publíqnese.—Rúbrica de S. E.—IRIGÓYEN.(I)

XII. HILARIÓN DAZA,

PRESIDENTE PROVISORIO DE LA REPÚBLICA, ETC. Considerando: Que el señor Ministro de Gobierno i Relaciones Esteriores, Dr. Serapio Reyes Ortiz, ha sido encargado por el Gobierno para desempeñar una misión especial en el departamento de Cobija, i debiendo ausentarse inmediatamente, Decreto: Mientras durare la comisión del señor Ministro, Dr. Serapio Reyes Ortiz, despachará las carteras de Gobierno i R e laciones Esteriores el señor Ministro de Hacienda e Industria, Dr. Eulqjio D. Medina. El Ministro de la Guerra queda encargado de la ejecución i cumplimiento de este decreto. Es dado en La Paz, a los 8 dias del mes de Febrero de 1879 años. (Firmado.)

HILARIÓN DAZA.

(Refrendado.) Manuel Othon Jofré.

(1) La mediación peruana aceptada por Bolivia, figura al final del párrafo VIII de este mismo capítulo.

BOLIVIA. MINISTERIO JPE RELACIONES

ESTERIORES.

La Paz, Febrero 10 de 1879. Al señor Cónsul de

Señor: Tengo el agrado de participar a V. S. que por haber renunciado el señor Dr. clon Martin Lanza el puesto que desempeñaba en el Ministerio de Gobierno i Relaciones Esteriores, el señor Presidente de la República ha tenido a bien confiar la cartera de dicho Ministerio al señor Dr. clon Serapio Reyes Ortiz, pero que debiendo éste cumplir antes con una comisión temporal en el departamento de Cobija, debo hacerme yo cargo, durante su ausencia, del despacho del Ministerio ele Gobierno i Relaciones Esteriores, en conformidad a lo dispuesto en el supremo decreto espedido el 8 del mes actual. Lo que tengo el honor de comunicar a V. S., suscribiéndome de V. S. atento i S. S.

EULOJIO D. MEDINA.

CONSULADO DE CHILE EN AREQUIPA. Febrero 13 de 1879. Señor Ministro: A las dos de la mañana de hoi ha llegado a ésta un Ministro Estraordinario, clon Serapio Reyes Ortiz, mandado por el Gobierno boliviano, i hoi a las 8 ha seguido su marcha para Moliendo, con dirección a Lima. Según me ha asegurado, va con el objeto de conseguir del Gobierno del Perú, permiso para el pase de las tropas bolivianas por territorio peruano en ferrocarriles hasta Moliendo, i de allí dirijirse al litoral. También tengo noticias, recibidas el 11 del presente, ele que ha marchado un batallón por despoblado al litoral a reforzar las fuerzas que habia antes en aquel punto. Dios guarde a V. S.

BALTAZAR CASTILLO.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile.

Señor coronel don Severino Zapata. La Paz, Febrero 6 de 1879. «Querido amigo: «Tengo tus dos cartas del 26 del pasado, que me es grato contestar. «Tu enerjía i rectitud en el cumplimiento de las órdenes supremas me satisface, pues veo corresponderás con dignidad al honor nacional. No me cansaré de repetirte que tú tienes que ser el representante de la actitud del Gobierno, i que, como tal, no cederás un solo paso. «Para probar a Chile que nosotros obramos con la justicia que nos acompaña i que no nos atemorizamos de sus amenazas con el Blanco Encalada, en consejo de Gabinete se ha anulado el contrato sobre las salitreras con la casa inglesa, para tener libertad de esplotar por cuenta del Gobierno o arrendarlas conforme mejor convenga a los intereses del pais. «Espero que cumplas a este respecto las órdenes que se te comunican por el Ministerio de Hacienda. «Reservado.—El Ministro Reyes Ortiz marcha a Lima dentro de dos dias a ponerse de acuerdo con el Gobierno del Perú, a fin de que Chile, en caso de agresión, tenga un enemigo a quien respetar, i arríe banderas como lo ha hecho con la Arj entina. Debe igualmente ¡pasar a ese litoral i él te espresará las órdenes e instrucciones que por escrito se le lia dado. «Me alegro que haya llegado Canseco para que ayude en la conservación del orden público i sostenimiento de la dignidad nacional, i te autorizo i prevengo para que no admita-s en ese departamento a cualquiera que lo creas sospechoso, bien sea contra el Gobierno o en esta cuestión con Chile. «El pais i las naciones limítrofes tienen fija la vista en tu actitud, i es preciso que sepas corresponder, como lo estás haciendo, al honor boliviano jamás mancillado.



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CAPITULO TERCERO.

Consérvate bueno i repútame siempre tu amigo.

H. DAZA.»

XIII Toma de Calama. TELEGRAMAS. (Despacho recibido de Antofagasta a las 12. 30 P. M.) (OFICIAL.)

Excelentísimo señor don Aníbal Pinto:—El comandante en jefe de este ejército, por telegrama trasmitido a las 10 A.¡M. de boi, me dice desde Calama lo siguiente: "Ayer a horas 10 A. M. se tomó a Calama después de un sostenido combate. El capitán San Martin herido levemente. De cazadores un soldado muerto i tres heridos. El comandante Ramírez nombrado Gobernador de la ¡liaza de Calama. Los bolivianos mas caracterizados se mandaron mudar del lugar. Hai prisioneros. Los fujitivos toman dirección de Cobija. Todo queda tranquilo." Dios guarde a V. E. CORNELIO SAAVEDRA.

Antofagasta, 24 de Marzo. (Recibido alas 12.5 P. M.)

Marzo

28.

Señor Intendente de Valparaíso:—Sírvase trasmitir a S. E. lo siguiente: Nuestras pérdidas en Calama son siete cazadores a caballo muertos i tres heridos. Infantes, cuatro ¿heridos. El lunes saldrán para Valparaíso los siguientes prisioneros: jeneral Canseco, un sarjento mayor, dos capitanes, siete oficiales subalternos, veintiséis hombres de tropa. Mañana regresará el coronel Sotomayor. Un ejercicio de fuego que tuvo anoche la O'Higgins alarmó la población, pero no hubo novedad alguna, escepto un pequeño incidente al Cónsul peruano, que fué reprimido. CORNELIO SAAVEDRA. PARTES OFICIALES. (Comandancia en jefe del ejército del Norte.)

Señor Ministro:—A las 5 A. M. del 23 del corriente llegué a la vista de Calama con una división de quinientos hombres, mandada por el teniente coronel don Eleuterio Ramírez, marchando durante dos horas en observación de los movimientos del enemigo allí acampado, i estudiando a la vez la topografía del terreno para determinar los puntos de ataque. Los dos caminos que de la quebrada de Calama se dirijen al Loa, bajando de Limón Verde, fueron los que preferí seguir, considerando que en su término tendría el enemigo todas sus fuerzas. Las compañías de cazadores del 2.° i 4.° de línea se dispusieron a tomar la ofensiva: la primera para atacar a la derecha del enemigo, i la del 4.° la izquierda, del lado de Tópate, forzando este paso. Los cazadores a caballo debían tomar los caminos que conducen a Tocopilla, Cobija, Chiuchiu i Santa Bárbara, para cortar el paso a los enemigos en esas direcciones; al efecto, llevaban los prácticos necesarios para pasar el rio. La primera avanzada de cazadores a caballo, mandada por el alférez don Juan de Dios Quezada, que buscaba el paso del rio para cortar la retirada por el Oriente, recibió los primeros disparos, lo que la hizo detenerse, mientras que la otra mitad del mismo cuerpo, a las órdenes del sarjento mayor graduado don Rafael Vargas, continuaba marchando en dirección al vado de Carbajal. Aproximado a 1,200 metros de la línea enemiga, ordené la marcha de los cazadores de infantería, pues la actitud

del enemigo me obligaba a obrar sin consideración alguna. Los cazadores del 4.° de línea rompieron sus fuegos a 500 metros sobre las trincheras formadas por las murallas de una máquina de amalgamación perteneciente a la casa de Artola, situada a 125 metros al frente del-puente Tópate. Apoyaba este ataque una pieza de artillería de montaña, mandada por el teniente don Eulojio Villarreal, la que se colocó en una pendiente del cerro Tópate, cuyo pié baña el Loa. En este momento el teniente coronel graduado de injenieros don Arístides Martínez, recibió la orden de marchar por nuestra izquierda, siguiendo las márjenes del rio, para tender un puente que franquease el paso a los cazadores del 2.° de línea que lo acompañaban con este objeto i dar apoyo a los cazadores a caballo del sarjento mayor graduado don Rafael Vargas. Dicha operación se ejecutó eon toda prontitud por los treinta paisanos de Caracoles, zapadores improvisados por el teniente coronel Martínez. Informado por mis ayudantes de campo de haber pasado la tropa del 2.° de línea i una pieza de artillería de montaña mandada por el alférez don Pablo Urízar, hice avanzar al teniente coronel graduado don Bartolomé Vivar que, con la 1. i 2. compañías del mismo batallón, se situó de reserva en el centro de nuestra línea. En estas circunstancias el combate se hizo sentir en las alas de ambas líneas, principalmente en nuestra izquierda, donde los cazadores a caballo recibieron a quema ropa una descarga de fusilería de las trincheras enemigas, a corta distancia del vado, a cuyo punto los condujo por engaño un prisionero que les servia de guia, según lo espone el mayor Vargas en su parte. En esta inopinada sorpresa los cazadores dieron a conocer su justo renombre de valientes, soportando m i fuego mortífero i perdiendo en menos de un cuarto de hora siete hombres muertos i cuatro heridos, viéndose obligados a echar pié a tierra, tanto por las trincheras que cubrían al contrario, como por las dificultades del terreno cubierto de zanjas, canales i espesos arbustos, lo que hacia imposible el servicio de la caballería. Para terminar el combate, el teniente coronel graduado don Bartolomé Vivar recibió orden de pasar el rio con sus dos compañías, apoyando por su derecha a la tropa del 4.° de línea i a los cazadores a caballo por su izquierda. Ejecutada esta maniobra, dicho jefe concluyó con los-defensores de la trinchera de Tópate, al mismo tiempo que el comandante Ramírez, jefe inmediato de las tropas de ataque, terminaba por la izquierda la resistencia de los atrincherados en Carbajal, en donde le fué herido su caballo, batiendo a sus enemigos hasta entrar al pueblo. En esta acción de guerra tuvimos siete individuos de tropa muertos, de cazadores a caballo, cuatro heridos de este mismo cuerpo, uno del batallón 2.° de línea, i levemente herido en la oreja izquierda el bizarro capitán de la compañía de cazadores del batallón 4.° de línea, don Juan José San Martin. El enemigo perdió veinte hombres muertos i treinta i cuatro prisioneros, de ellos diez oficiales, dejando en nuestro poder lanzas, fusiles, carabinas i pistolas, en número de 70. Creo justo recomendar a los señores jefes, oficiales i tropa que tomaron parte en la acción, particularmente al comandante del batallón 2.° de línea, don Eleuterio Ramírez, que personalmente dirijia el atacpie del ala izquierda con la compañía de cazadores de su cuerpo; al sarjento mayor graduado don Rafael Vargas, que escapó milagrosamente en el paso del rio, i mediante su reconocido coraje salvó a su tropa después de la sorpresa de Carbajal; al teniente coronel graduado de injenieros don Arístides Martínez, cuya prontitud para tender el puente facilitó oportunamente el paso del rio a las tropas; a mis ayudantes señores José M. Walker, capitán del batallón cívico de Caracoles, i Román Espedí, ayudante del mismo batallón, por su patriotismo i abnegación, pues al marchar a Calama pidieron acompañarme en clase de ayudantes de campo i cuyo nombramiento se les hizo el dia 21 al partir; i en fin, a

a


G U E R R A D E L PACIFICO.

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a los ciudadanos señores Ignacio Palma Rivera i Alberto Gormaz, con quienes en varias ocasiones mandé órdenes a derecha e izquierda de la línea en ausencia de mis ayudantes. Los jefes de las tropas que tomaron a Calama hacen recomendaciones especiales de oficiales i tropa, como podrá verlo V . S . en los partes que acompaño. La planicie de Calama, en que se halla el pueblo de este nombre i en la que tuvo lugar el combate del 23, ocupa una superficie de tres quilómetros cuadrados, mas o menos cubierta de matorrales espesos, ya formando cercas, ya dispersos en todos sentidos. El rio Loa la baña por el sur, sirviéndole de defensa como los fosos de una fortaleza; de él salen canales de riego para el cultivo de alfalfa i siembras de maiz. Todo el terreno está dividido en ¡pequeñas propiedades, cuyo suelo, por la clase especial de laboreo, forma una sucesión de acequias i escavaciones anchas bordeadas de gruesas aporcas que lo hacen intransitable para la caballería e incómodo para el tráfico de a pié. Esta fué la causa principal que hizo prolongarse el combate por mas de dos horas. Calama, como posesión militar, es de gran importancia, prestándose ventajosamente para la guerra de emboscadas. Los matorrales que la rodean tienen de espesor en jeneral seis metros, por otros tantos de altura. Los írmeos puntos para atacarla con alguna ventaja, son: el camino de Chinchín al Oriente i el de Cobija i Tocopilla al Poniente, sin embargo de que los matorrales se prolongan al Oriente como cuatro quilómetros, mas o menos, surcando esta parte tres caminos, dos para caballos i uno carretero. Inmediatamente de tomar posesión de Calama, 11 A. M., hice publicar un bando dando a conocer como jefe político i militar de la plaza al teniente coronel comandante del batallón 2.° de línea, don Eleuterio Ramírez. Calama, Marzo 26 de 1879.

EMILIO SOTOMAYOR. A l señor Ministro de la Guerra.

PARTE DEL COMANDANTE RAMÍREZ. Calama, Marzo 24 de 1S79.

Cumpliendo con las instrucciones de V. E., contenidas en la orden del dia 21 del preseute mes, salí de Caracoles a las 3 P. M. xlel mismo día 21 con una división de quinientos cuarenta i cuatro hombres, conrpuesta de tres compañías de cien hombres cada una, pertenecientes al 2.° de línea, a las órdenes del teniente coronel graduado don Bartolomé Vivar; la compañía de cazadores del 4." de línea, a las órdenes del sarjento mayor graduado don Juan José San Martin; una compañía de cazadores a caballo, a las órdenes del sarjento mayor graduado don Rafael Vargas, i dos piezas de artillería de montaña, a las órdenes del teniente clon Enlojio Villarreal. A las 10 P. M. acampamos en las aguadas saladas de la Providencia, donde pasamos la noche. A las 8 A. M. del dia 22 emprendimos la marcha hacia la cima de la Sierra de Limón Verde, acampando a las diez de la noche al Poniente de la espresada montaña, en una estrecha garganta situada a la entrada de la quebrada que baja al valle de Calama. A las 2.30 A. M. del día 23 di la orden de marcha, disponiéndonos al ataque de la plaza de Calama en el orden siguiente: Un piquete de caballería a las órdenes del alférez don Juan de Dios Quezada, llevando por prácticos a los señores don Secundino Corvalan i don Lucas González, para que marchara a la vanguardia i tomara po-esion del camino cpie conduce a Chin-Chin; otro piquete de 65 hombres del mismo cuerpo, a las órdenes del sarjento mayor graduado don Rafael Vargas, llevando por ¡práctico a don Pedro Hernández, para que tomara posesión del camino que conduce a Cobija; las compañías de cazadores del 2.° i 4.° de línea para que protejieran la construcción de los puentes que debia establecer en el rio Loa el teniente coronel graduado de injenieros militares clon Arísticles Martínez,

auxiliado por treinta voluntarios chilenos sacados del mineral de Caracoles i el resto de la fuerza del 2.° de línea. Dos piezas de artillería i 25 cazadores para que sirvieran de reserva i atacar al enemigo por el frente del pueblo. A las 5.30 A. M. avistamos a Calama i a las 7.30 se cambiaron los primeros tiros con el enemigo por el piquete de la vanguardia que mandaba el alférez don Juan de Dios Quezada al hacer éste su reconocimiento en el vado To-

pater.

Acto continuo marcharon al ataque las dos compañías de cazadores del 2.° i 4.° de línea, al mando de sus respectivos capitanes, en protección ambas ele la construcción de los puentes, i la primera de las nombradas para protejer al piquete de cazadores a caballo que mandaba el sárjenlo mayor graduado don Rafael Vargas, i que fueron los primeros que atravesaron el Loa por el vado Carbajal. Desde ese momento fué necesario que yo me ocupara mui particularmente de la dirección del ataque con las fuerzas que habían atravesado el Loa por el lado Carbajal, que veía comprometida por la resistencia del enemigo, que habia causado algunas bajas a la tropa de cazadores a caballo. Esta división, compuesta solo de la compañía ele cazadores del 2.° i los 65 cazadores a caballo, fueron los que desalojaron ál enemigo de sus importantes posiciones, ganándoles terreno con todo arrojo i decisión hasta ser los ¡primeros que entraron al pueblo de Calama. La compañía de cazadores del 4.° de línea rompió sus fuegos sobre el enemigo, que estaba atrincherado en las casas de la máquina de amalgamación, situada media cuadra del vado Topater, i las compañías 1. i 2. del 2.° de línea, mandadas por el teniente coronel graduado don Bartolomé Vivar i los capitanes L. Echanez i P. N. Ramírez, atravesaron el rio Loa sin el auxilio de ningún puente, por el lugarejo Llama-viento. La resistencia del enemigo en esta parte, como en la que atacaba el capitán San Martin con sus cazadores del 4.", fué tenaz, i solo pudo obligárseles a dejar sus importantes posiciones mediante el arrojo i sangre fría ele nuestros soldados. V. S., que ha dirijielo el ataque en lo mas importante de los puntos donde el enemigo estaba atrincherado, hasta correr serios peligros su persona, sabrá estimar el mérito particular de los jefes, oficiales i tropa (pie han tomado parte en el ataque del dia de ayer; permitiéndome hacerle por mi parte una recomendación especial de los sarjeutos mayores graduados don Rafael Vargas i clon Miguel Arrate L. que mandaba la tropa que bajo mis inmediatas órdenes atacó a esta plaza por el lado del Sur. • La toma de esta plaza costó al enemigo la pérdida de un sarjento mayor i diez i nueve individuos entre oficiales i tropa; heridos: un sarjento mayor, un temiente i un soldado; prisioneros: un sarjento mayor, dos capitanes, un ayudante, un teniente primero, dos tenientes segundos, dos subtenientes, un sarjento primero i catorce soldados, algunas armas i municiones de distintos sistemas. a

a

Por nuestra parte hemos perdido un cabo 1." i un cabo 2.° i cinco soldados del Regimiento de Cazadores a caballo; heridos levemente en la oreja ize¡uierda el sarjento mayor graduado del 4.° de línea don Juan J. San Martin, i de alguna gravedad cuatro soldados de Cazadores a caballo i uno del 2.° de línea. Merece una recomendación especial la buena conducta i moralidad de nuestras tropas durante cd ataque i después de él; asimismo el entusiasmo i resistencia con que ha verificado su marcha por el desierto, haciendo la travesía de 20 i tantas leguas que se dice hai de Caracoles a Calama, en 20 horas i media de marcha. No concluiré sin hacer una recomendación especial de los oficiales del batallón cívico de Caracoles, capitán don J. M. Walker i ayudante don Ramón Espech, i de los ciudadanos clon Ignacio Palma Rivera i don Alberto E. Gormaz, que, con la mayor decisión, prestaron sus servicios como ayudantes de estado mayor, concurriendo a todos los puntos donde fué necesario trasmitir las órdenes de V. S. i del que suscribe. Es cuanto tengo que decir a V. S. en cumplimiento do


CAPITULO TERCERO. las instrucciones de su citada orden.

Dios guarde a V . S.

ELETJTERIO RAMÍREZ.

Señor comandante en jefe del ejército de operaciones del Norte.

Parte del capitán Vargas.

REJIMIENTO DE CAZADORES A CABALLO.

127

don Sofanor Parra, quien sostuvo heroicamente el puesto que le confié, pues el enemigo, observando que salía en persecución de la caballada, volvió sobre sus posiciones naciendo un fuego terrible. A l teniente Parra lo acompañaba el alférez agregado a esta compañía don Carlos Sonper, quien se batió heroicamente imitando el entusiasmo de sus compañeros. Los alféreces don Belisario Amor i don Juan de Dios Quezada no han desmentido la confianza que en ellos había depositado. A l mismo tiempo recomiendo a V. S. con especialidad al sarjento 1.° Facundo Rojas, al id. 2.° Rios Herrera i José Vicente Caris, i los soldados Juan Mesías i José del CármenjGaona, que, a pesar de haber perdido su caballo, siguió batiéndose a pié; i en jeneral toda la tropa se batió con valor i entusiasmo. Las pérdidas que al enemigo le hayamos causado no puedo espresarlas con exactitud por la premura de tiempo; pues ellos, como poseedores del terreno por lo ventajoso de sus posiciones, llenas de montañas, matorrales i zanjas, han tenido facilidad para ocultar sus bajas. Solo hemos encontrado seis cadáveres completamente carbonizados, por estar dentro de trincheras cuya naturaleza nos obligó a incendiar, pues estaban formadas de una muralla de adobe, reforzada por otra de pasto seco, una pirca viva i una zanja. Fueron tomados por la tropa de mi mando veinte prisioneros, entre ellos un capitán, un teniente primero, un id. segundo, un subteniente i 17 individuos de tropa. Les tomamos igualmente veinte armas de fuego entre fusiles, rifles i revólvers i un buen número de municiones, los cuales he puesto a disposición del señor jefe de operaciones. Dios guarde a V. S.

Calama, Marzo 24 de 1879. Tengo el honor de dar cuenta a V. S. de las operaciones ejecutadas en el dia de ayer por la tropa-que comando. Cumpliendo con las instrucciones que recibí del señor jefe de operaciones, teniente coronel don Eleuterio Ramírez, dividí mi tropa en dos porciones para atacar esta plaza i tomarla a viva fuerza; mandé una mitad al mando del alférez clon Juan de Dios Qnezada al Sureste, i con el resto de la tropa me dirijí al Suroeste, llevando por prácticos dos individuos que habían sido hecho prisioneros la noche anterior, i que, según declaración de uno de ellos, fueron mandados por los jefes de esta plaza para descubrir nuestras fuerzas. Dichos prisioneros, como conocedores de los puntos atrincherados por el enemigo, nos condujeron a esos atrincheramientos i emboscadas, que eran mui ventajosas para el enemigo. . El alférez Qnezada con su mitad, sin apercibirse que hubiese enemigo emboscado por la parte que esploraba, a mía distancia cuando mas de quince metros recibió una descarga del enemigo sin ocasionarnos desgracia, i a la cual contestó con nutrido fuego sin perder terreno. En estas circunstancias, recibió órdenes de V. S. de replegarse a la izquierda de la línea, observado que fué por V. S. el fuego tan nutrido que en esta parte nos hacia el enemigo. Entraré ahora a manifestar a V. S. el resultado de las ojieraciones. Después de grandes dificultades i engaños del práctico RAFAEL VARGAS. para poder conseguir pasar el rio, el guia prisionero que Al señor jefe de ojieraciones en el Norte. nos conducía, saltauclo fosos i cercas, nos llevó a la boca de los fuegos enemigos, donde, i cuando menos lo esperaOcupación de Chiuchiu. ba, recibí una granizada de balas en circunstancias que COMANDANCIA EN JEFE DEL EJERCITO DEL NORTE. tratábamos de salvar los fosos que impedían maniobrar a Antofagasta, Abril 1° de 1879. la caballería. En situación tan desesperante hice desmontar la tropa En este momento, hora de salir el vapor Loa para Vali cargamos a las trincheras con un fuego tan violento coparaíso, recibo el parte en que se me da cuenta de la como el que nos hacia el enemigo, a pesar de la desventajosa misión encomendada al capitán don Rafael Vargas cerca posición en que nos hallábamos, recibiendo el fuego a pede Chiuchiu, el que remito a V. S. orijinal por no tener cho descubierto, mientras tanto ellos estaban atrincheratiempo de sacar copia de él. dos i de¿sus posiciones era casi imposible desalojarlos. Me es mui sensible, como lo verá V. S. por el parte Viendo el enemigo que ya había desmontada una parte indicado, lamentar la muerte violenta de cuatro soldados de mi tropa para atacarlos, yendo sobre él, abandonó sus del 2.° que se ahogaron en el Loa al pasar en carreta por posiciones; mas, no teniendo ningún paso accesible por donel puente de Topater el dia 29 del pasado, de regreso para de perseguirlos, me fué enteramente imposible poderlo ejeCaracoles. cutar. En estas circunstancias ordené al teniente don SoLo comunico a V. S. para que sea en su noticia. fanor Parra mantuviese esas posiciones con su mitad, mienDios guarde a V. S. tras yo salí en persecución de la mayor parte de los caballos E. SOTOMAYOR. que dispararon tanto por mis fuegos como por los del eneA l señor Ministro de la Guerra. migo, los cuales temí cayesen en manos de ellos. Mientras yo me ocupaba en esta operación, llega en mi DIVISIÓN DE OPERACIONES DEL NORTE. auxilio el teniente coronel comandante del 2.° de línea don Eleuterio Ramírez, quien dispersó su tropa en guerrilla. Calama, Marzo 29 de 1879. • Una vez tomada mi caballada nos fuimos sobre el pueblo Ayer, a las 7| P. M., ha regresado a esta plaza el sarsaltando fosos, tapias i cercas, i penetrando a él sin pér- jento mayor graduado don Rafael Vargas, de su reconodida de tiempo. cimiento a la villa de Chiuchiu. De sus informes trasmito Con sentimiento manifiesto a V. S. que por mi parte he a V. S. lo siguiente: esperimentado en mi tropa las pérdidas siguientes: muerA su llegada a Chiuchiu fué recibido cordialmente por tos: cabo 1.° Belisario Riquelme, id. 2.° José Exequiel Selos vecinos mas respetables del pueblo, manifestándoles púlveda; soldados, José Onofre Quiroga, José de la Crnz éstos al regresar que sentían verse asi tan luego privados Vargas, Carlos Fernandez, Rafael Ramírez i Feliciano de las garantías ele respeto i consideración que el ejército Martínez. Gravemente heridos, soldados Alejandro Herrechileno sabe guardar con los pacíficos habitantes. ra i José Vergara, i mal heridos José Bustamante y E u Que a su llegada a Chiuchiu no encontró ninguno de jenio Meyer. Total de muertos, siete; heridos cuatro i conlos enemigos que formaban la columna que hizo resistentusos uno, José del Carmen Gaona. cia a nuestras fuerzas en Calama, los cuales, en número Me es grato manifestar a V. S. que la conducta obserde 40 a 60, la mayor parte jefes i oficiales, huyeron para vada por los señores oficiales i tropa de mi mando ha sido el interior de Bolivia, robando en Chiuchiu a los arrieros enteramente satisfactoria. de tránsito i a los vecinos honrados i pacíficos las cabalNo cumpliría con mi deber si no hiciera una recomendagaduras, víveres, dinero i otros objetos. ción especial de los señores oficiales siguientes: teniente Que encontrando aquella población completamente


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G U E R R A D E L PACIFICO.

tramqaila i sin ningún síntoma de hostilidad contra las armas de Chile, regresó a esta plaza cumpliendo con las instrucciones superiores que tenia. Hoi, a las tres de la mañana, he hecho regresar a Caracoles la 2. compañía del batallón de mi mando, i espero efectuarlo con el resto de la fuerza en poco dias mas, para lo cual he solicitado de Caracoles el mimerò de carretas necesarias. A l separarse de esta plaza la 2. compañía, he tenido el profundo sentimiento de perder cuatro de mis mas veteranos soldados. Una de las ocho carretas en que marchaba la tropa trasportaba seis enfermos que mandaba al hospital de Caracoles, i ésta al atravesar el puente de Topater, le tocó la desgracia de quebrar algunos tablones i volcarse al rio ; el auxilio inmediato de la demás fuerza pudo libertar a dos de sus compañeros, pereciendo los cuatro restantes. En el resto de la guarnición no bai novedad. Dios guarde a V. S. a

a

ELEUTERIO RAMÍREZ.

Ál señor comandante en jefe del ejército de operaciones.

INSTRUCCIONES DEL CORONEL SOTOMAYOR AL JEFE DE LAS OPERACIONES EN CALAMA. Caracoles, Marzo 21 de 1879. «Debiendo tomar posesión de Calama el dia 23 del presente con las tropas de esta guarnición, operación que a usted se le confia por esta Comandancia en jefe, dispóngase usted para marchar hoi con 300 hombres de su batallón, la compañía del 4.° de línea, dos piezas de artillería i la compañía de Cazadores a caballo. La marcha puede usted emprenderla a las tres de la tarde, disponiendo que la caballería tome la vanguardia, haga los reconocimientos e impida toda comunicación con el enemigo. «La primera jornada se hará hasta la aguada Bandera; la segunda a la cumbre de Limón Verde. «Para el reconocimiento de las aguadas, se tomará como práctico bajo las órdenes del comandante de la caballería, a don Pedro Hernández. «La tropa debe llevar víveres para dos dias en su morral, cien tiros por hombre i las carpas que tuviere el batallón. «En conclusión, tomará usted todas las medidas conducentes a fin de que la operación que se le confía haga honor a las tropas chilenas, mui particularmente a las de su mando, prohibiendo todo acto vejatorio e innecesario con los enemigos.»

EMILIO SOTOMAYOR. PARTES OFICIALES DE «OLIVIA.

PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA. • Ascotán, Marzo 25 de 1879. Al señor Prefecto del departamento de Potosí;

Señor: Ignoro si al recibo del presente oficio haya llegado a sus manos mi nota de 22 del corriente, fechada en Calama, i en la que impartía a usted los últimos acontecimientos acaecidos en aquella localidad, con ocasión de la rendición que mandaron proponer los jefes invasores de nuestro territorio, de la plaza de Calama, deposición i entrega de armas, declarando en su defecto tomarla a sangre i fuego. En efecto;—el domingo 23 al rayar la aurora se presentaron 1,500 hombres armados de rifles, con once piezas de cañón de montaña, tres ametralladoras i muchas bombas. A las 7 A. M., nuestra avanzada se batía con la enemiga logrando rechazarla tres veces i desalojarla de sus posiciones. Una hora después todo el grueso de la tropa chilena atacaba por cinco partes distintas, logrando nuestros valientes contenerlos i tomarles muchos rifles que sirvieron para castigar a sus propios dueños. Por último replegaron sus fuerzas en solo tres puntos, atacando por el vado de Juana Guaita, frente de Topater i alto del mismo nombre. |

Aquí, señor Prefecto, tuvo lugar una serie de hechos heroicos en los que un puñado de valientes en número de 50 ciudadanos e igual número de tropa, con 30 rifles, 50 fusiles i 20 escopetas, fueron los que escarmentaron a los piratas de América. Desgraciadamente, después de dos horas de combate, se agotaron nuestras municiones, i con el último cartucho quemado tuvimos que dejar el campo al enemigo. Cortados en nuestra retirada a la costa en pleno desierto i sin recurso de ningún jénero, avanzamos sobre Chiu-Chiu, población situada a siete leguas de Calama, continuando nuestra retirada al interior. Es indudable, señor Prefecto, que, contando con cien rifles, no nos habría sido difícil conservar aquella plaza importante, que era necesario defenderla palmo a palmo, como se verificó en la memorable jornada del 23, que marcará una época en los fastos de Bolivia, encargándose la historia de recojer los nombres de los pocos ¡pero valientes ciudadanos. Dígnese, señor Prefecto, poner al corriente de éste suceso a los habitantes de esa capital i trascribir a quienes corresponde, aceptando usted las consideraciones de aprecio con que me repito de usted atento servidor.

SEVERINO ZAPATA.

JEFE DE LAS FUERZAS DE CARACOLES I ATACAMA. CUARTEL JENERAL EN MARCHA.

Huanchaca, Marzo 31 de 1879. Señor: Al haber tocado este departamento con los restos del combate que el dia 23 del que termina tuvo lugar en Calama, entre el ejército de Chile i la escasa fuerza de mi mando, me es obligatorio poner en conocimiento del señor Comandante Jeneral del departamento, que continuo mi marcha a esa capital, donde estaré con el señor Prefecto del litoral, coronel Severino Zapata, i cuarenta i ocho personas entre jefes i oficiales, tropa i empleados de la Prefectura del litoral. Aprovecho esta ocasión para ofrecer al señor Comandante Jeneral mis consideraciones de respeto i estimación. Dios guarde a V. S.

LADISLAO CABRERA.

Al señor Comandante Jeneral del departamento de Potosí.

JEFE DE LAS FUERZAS DE CARACOLES I ATACAMA. CUARTEL JENERAL EN MARCHA. Canchas-blancas, Marzo 31 de 1879. Señor: A fin de que esa Comandancia Jeneral tenga conocimiento del combate que tuvo lugar en Calama en la mañana del 23 del mes que termina, adjunto copia autorizada del parte que dirijo al Ministerio de la Guerra. Con este motivo soi del Comandante Jeneral, su atento seguro servidor.

LADISLAO CABRERA. Al señor Comandante Jeneral del departamento de Potosí.

JEFE DE LAS FUERZAS DE CARACOLES I ATACAMA. CUARTEL JENERAL EN MARCHA. Cccnchas-blancas, Marzo 27 de 1879. Señor: Después de mis oficios de 16 i 25 del corriente, cumple a mi deber dar parte al Supremo Jefe del Estado, por conducto del señor Ministro de la Guerra, del combate que en la mañana del 23 tuvo lugar en Calama, entre el ejército de Chile en número de 1,400 a 1,500 hombres, i los pocos ciudadanos que defendían la integridad del territorio nacional; combate que dio por resultado la ocupación de aquella importante plaza por las fuerzas de Chile. Hecha la intimación de fecha 16, por un parlamentario ad hoc de las fuerzas enemigas situadas en Caracoles, i firmado el ¡Protocolo en que consta la contestación que aquél recibió, debia esperarse que si no ese dia, al siguiente cuando mas seria asaltada la plaza.


CAPITULO TERCERO. Mas no .fué así: las fuerzas de Chile en Caracoles, que no bajaron de 800 hombres cuando se hizo la intimación, no se creyeron bastante poderosas para la toma de Calama, defendida únicamente por unos pocos ciudadanos. Fué preciso que hicieran venir de Antofagasta mayor número de tropas i a uno de los mas acreditados jefes. Reunido así un ejército efectivo de 1,400 a 1,500 plazas, con las armas mas perfeccionadas por su precisión i alcance, con once piezas de artillería de montaña i dos ametralladoras, en la madrugada del dia 23 empezó a descender rápidamente°por la quebrada principal que de Calama conduce a Caracoles. En ese ejército se notaba también un cuerpo de caballería. El campamento tenia pequeña fuerza cuyo número era solo de 135 hombres entre jefes, oficiales i soldados; se hallaba situado entre el camino de Chinchín i el puente de Topater a una altura como de cien pies sobre el nivel de éste, i por consiguiente en estado -de observar los movimientos del enemigo, de los cuales dependía .la defensa de la plaza. El tiempo que el ejército enemigo empleó en" bajar a las márjenes opuestas del rio Loa, que nos dividia, lo utilicé en preparar mis pocos pero valerosos compañeros cuyo ardimiento por el próximo combate aumentaba a medida que eran interminables las columnas enemigas que bajaban al llano. En homenaje a la justicia i en honra a los bolivianos declaro, señor Ministro, que en esos solemnes momentos no vi palidecer a ninguno de los que se hallaban en el campamento. Mas parecia que se preparaban a un festín qne a un terrible combate en -que iban a correr torrentes de sangre. Si alguien hubiera proferido la idea de la retirada a la vista de la superioridad numérica tan excesiva, habría sido despedazado. Los 135 defensores de la plaza, que niui luego tal vez iban a convertirse en mártires de su patriotismo i de su abnegación, esperaban mis últimas órdenes con impaciencia febril. Para mejor comprensión debe tenerse presente que el rio Loa en el paralelo de nuestro campamento tiene el nombre de Yalquincha, de Topater en el lugar del puente de este nombre, i de Carbajal en el lugar del otro puente. Ambos mandé destruir dias antes. De Yalquincha a Carbajal hai mas de tres millas de distancia. Se comunican por senderos angostos que es preciso conocer para recorrer de un punto a.otro. Cualquiera desviación es un gran inconveniente para todo movimiento rápido. A las 8 A. M., mas o menos, el ejército enemigo i a distancia como de tres millas de nuestras posesiones, se situó en unas colinas que se hallan sobre el camino de Caracoles i desde allí desprendió algunas columnas lijeras que avanzaron sobre el rio que nos separaba, siendo, al parecer, su principal punto de ataque el puente de Topater. Me dirijo al coronel Fidel Lara i le ordeno que baje inmediatamente. Mi orden es contestada por entusiastas vítores a Bolivia, al Presidente de la República, que jamas olvidaré. Yo también bajo al mismo lugar a señalar su puesto a la valiente columna que mandara el coronel Lara. Llevé también con esa columna doce rifleros montados, • al mando de su segundo jefe don Eduardo Abaroa. El resto de este" cuerpo lo dejé de reserva para acudir al lugar que fuese necesario. Otro de los puntos amenazados fué el puente de Carbajal en cuya dirección bajó una de las columnas enemigas. Era preciso atender allí. Separé de la fuerza del coronel Lara quince hombres de tropa, cinco oficiales armados de rifles i cuatro de los rifleros de los doce de qne hago mención, íal mando del teuiente'coronel Emilio Delgadillo los condujo a defender un vado del Loa llamado de la Huaita un poco al Norte del puente Carbajal. Cuando llegué a este último punto, ya veinticinco o treinta hombres de a caballo de las fuerzas enemigas, habían pasado dicho vado i colocádose en unas murallas de adobe. Entre estas murallas i un pilón de pasto seco que nos ocultaba i dividia, no habia sino la T O M O

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distancia de diez metros a lo mas. Pude colocar convenientemente a los veinticuatro hombres que llevé con el teniente coronel Delgadillo, los cuales rompieron el fuego con tal certeza que quedaron nueve cadáveres en los primeros tiros, los sobrevivientes repasaron el vado en precipitada fuga i algunos de éstos quedaron en las aguas del rio. Fué allí que se tomaron diez rifles, una espada i un caballo. Reiterando mis órdenes de defensa de aquel vado al teniente coronel Delgadillo, vuelvo al escape al ¡oliente de Topater donde se sentía el fuego mas nutrido qne puede concebirse. Al aproximarme a este puente noto que el ejército enemigo habia formado un semi-círculo desde las cercanías de Yalquincha al lado opuesto de nuestras posesiones hastael vado detenido por el teniente coronel Delgadillo. Ordeno que el resto del cuerpo de rifleros entre en combate hacia Yalquincha a donde se veian desprenderse enormes masas de tropa. El señor Prefecto del departamento, coronel Severino Zapata, que comprendió la inmensidad del peligro, anticipándose a mi pensamiento ya habia desprendido ocho rifleros en la dirección amenazada i se hallaba en momentos de mandar el resto al punto atacado cuando llegué allí. Entró, pues, en combate el total de los 135 hombres de que disponía. Ocho de los primeros doce rifleros que coloqué en Topater habían pasado el rio hacia el campo enemigo sobre una viga de madera al mando del segundo jefe clon Eduardo Abaroa, así como el tercer jefe don Juan Patino i el oficial Saturnino Burgos, por un vado del rio al Norte de Topater. Con esta combinación de defensa quedaron rechazados los numerosos enemigos en todos sus puntos de ataque por mas de tres i cuatro veces. Cuando se veia dar media vuelta hasta los tiradores ¡de a caballo i refnjiarse de nuestras balas en las colinas del camino a Caracoles de que he hablado antes, me hacia una ilusión de creer que el patriotismo i el valor de mis compañeros se sobrepondría a todas las ventajas del número i de las armas de precisión. Desgraciadamente todo rechazo atraia mayor número de enemigos, i como era tenaz la resistencia, fué redoblado cada nuevo ataque. Columnas cerradas venían en protección de las rechazadas. Empieza a oírse el ruido de las piezas de artillería, i entre éstas de las ametralladoras, al propio tiempo que aumentaba el silbido de las balas de rifle. Desde ese momento los tres puntos defendidos, Yalquincha, Topater i vado de la Huaita, no solo eran impotentes sino espantosos para quienes no han podido oír el retumbar del cañón, el estallido de las bombas de incendio i el ruido de las balas de rifle. Duraba ya este desigual combate cerca de dos horas. Siento que en el ala derecha de nuestra defensa en el vado de la Huaita disminuyen nuestros fuegos. Me dirijo allí por tercera o cuarta vez i antes de llegar allí encuentro al oficial Manuel Luna que venia a pedirme refuerzo con un rifle i caballos enemigos. No teniendo ni un solo hombre mas de que disponer me limito a ordenarle qne vuelva a ocupar su puesto. En esta situación se me dice que otro puente a distancia de dos millas del de Carbajal, al Sur, esto es, Chunchnri, estaba ocupado por fuerzas enemigas. Era nueva atención en tan difíciles momentos. Mando a informarse de la verdad de este nuevo peligro al capitán de lanceros Miguel Palalo, i regreso al puente de Topater a ver si podían sacarse de entre los defensores de aquel punto algunos hombres para atender a Chunchuri. Ya era tarde: este puente habia sido tomado por el enemigo, así como el cuerpo de rifleros al Norte de Topater. El coronel Lara se habia retirado quemando su último cartucho. El cuerpo de rifleros, agotadas sus municiones, habia hecho otro tanto. Se notaba en aquella situación que el enemigo que habia desalojado a la columna de Caracoles i al cuerpo de


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rifleros, no se atrevía a traspasar el rio; parecía que se hallaba asombrado de tanto heroísmo. No se oía ya sino en dirección del pueblo uno que otro tiro. Pude llegar así sin ninguna dificultad a lo que fué nuestro campamento, donde encontré todavía al jefe del Estado Mayor, coronel Gaspar Jurado, al comandante Pedro Caballero i al oficial de lanceros Segundo Altamirano. El comandante Narciso Aviles, tercer jefe de la Columna de Caracoles, me da la triste noticia de que parte del ejército enemigo habia ocupado ya el pueblo que defendía habiendo penetrado por el vado de la Huaita. Despacho al oficial Altamirano a informarse de si esto era cierto. No vuelve éste. Me dirijo yo mismo al pueblo i cerca de él encuentro a uno de los cornetas de la columna de Caracoles (Aparicio) que venia de fuga i me confirma la noticia de la ocupación del pueblo. Contramarcha sobre el campamento en .cuya dirección se retiraban algunos soldados i rifleros; les indico como punto de retirada el pueblo de Chinchín i yo mismo tomo esa dirección. En el camino me incorporo con los compañeros cuya lista acompaño. En cnanto a las pérdidas que se ha sufrido, de los informes que he podido recojer resulta que murieron de la columua de Caracoles tres individuos de tropa i un herido; del cuerpo de rifleros dos muertos, i doce prisioneros de uno i otro cuerpo. Entre éstos el comandante, tercer jefe de rifleros, Juan Patino. Las del enemigo son injentes relativamente; todas las personas que salieron de Calama después de nosotros aseguran uniformemente que pasan de cien los muertos en los tres puntos atacados. Nada se sabe del teniente coronel Delgadillo ni del segundo jefe de rifleros, Eduardo Abaroa; sin embargo, respecto del segundo, se dice que fué fusilado después de prisionero. Si esta fatal noticia se confirmase, habría que vengar este nuevo crimen. El ejército enemigo en el combate del 23 hizo uso de todas sus armas, hasta de las bombas de incendio que en los depósitos de pasto seco han hallado cómodo combustible. Cuando las bombas no producían el efecto deseado por él, ponían fuego a los cercos de los alfares. El aspecto que Calama presentaba en nuestra retirada era de una hoguera espantosa. Así terminó aquel combate sin igual en la historia.moderna; 135 hombres mal armados defendiendo una línea de mas de tres millas contra un ejército compuesto de 1,400 a 1,500 hombres con las mejores armas que se conocen. Ahora Chile sabe con cpié clase de enemigos tiene que luchar, i el país no olvidará que a las ventajas numéricas 2>uedeu oponerse el valor proverbial del ciudadano boliviano i el estudio de las localidades aparentes para la defensa o para el ataque. Al terminar esta csposicion, es de mi deber i de severa justicia, hacer conocer a la nación i al Supremo Gobierno, el comportamiento heroico de todos los jefes, oficiales i tropa que rechazaron cu la mañana del 23 al ejército chileno. El señor coronel Severino Zapata que llegó a Calama el día 20, prestó con su presencia i sus consejos importantes. servicios, antes del combate, durante él i en la retirada,, así como su comitiva compuesta, del coronel Juan Saliuas, doctor Ricardo Ugarte, Lizardo Taborga i Manuel T. Cueto. El Estado Mayor compuesto del coronel Gaspar Jurado, del teniente coronel Pablo Sánchez, del comandante Pedro Caballero, teniente primero Ignacio Pedraza i del ayudante Federico Andia, cumplió también legalmente su deber. El coronel Lara (pie defendía el puente de Topater cansó no pocas bajas en el ejército enemigo; pues se le veia hacer constante fuego con un rifle, rodilla en tierra. En este punto se hallaron el comandante Aviles i los oficiales Braulio Vera, Hermenejildo Villegas, Alfredo Goblé i Lucio Villegas. El teniente coronel Delgadillo desplegó un valor en la defensa del vado de la Huaita superior'a todo elojio. Con

él se encontraban los capitanes José Diaz i Francisco Zúñiga, los oficiales Samuel Aramayo, Manuel Luna, Manuel Chavei, Manuel I. Gandarillas i Rodolfo Abaroa. El teniente coronel Pablo Sánchez no satisfecho con hallarse en el Estado Mayor.se agregó con mi .consentimiento a los defensores del puente de Topater. El cuerpo de rifleros que defendía el vado de Yalquincha, al mando del tercer jefe Juan Patino, del Mayor Florian Flores i del capitán Luis Laines, se colocó a la altura de su deber i cumplió dignamente los compromisos que voluntariamente i con sin igual abnegación contrajo. A este cuerpo pertenecían los oficiales Saturnino Burgos, Luciano Caballero, Severo Aparicio, Manuel Percira, Modesto Carrazana, Manuel I. Gandarillas, Rodolfo Abaroa i Avelino Aramayo. El cuerpo de Lanceros no ha sido menos digno en los servicios locales a que estaba destinado; i sujeté en su calidad de tal i como Sub-prefecto de la provincia de Atacama, señor José Santos Prada, ha prestado igualmente importantes servicios, asimismo que el Intendente de Policía i capitán de rifleros, Eujenio M. Patino. Con sentimiento de alta consideración, soi del señor Ministro de la Guerra atento i seguro servidor.

LADISLAO CABRERA. R. B.—MINISTERIO DE LA GUERRA. La Paz, abril 3 ele 1879. Al señor Dr. Ladislao Cabrera, jete de las fuerzas de vanguardia de Caracoles i Atacama.

Señor: La actitud enérjiea que Ud. ha desplegado en los momentos de prueba contra los invasores de nuestro territorio, ha sido para el señor jeneral Presidente de la República, según la lectura que hice de su oficio de 19 próximo pasado, de alta .significación para los trabajos bélicos que se deben emprender sucesivamente. Ese proceder tan patriótico i unido a los acontecimientos i comprobada actividad que le caracterizan, darán ¡lor resultado el triunfo de nuestra justa venganza. Animado de esta idea, me permito decir a Ud. de orden del jefe supremo de la nación, que todos sus actos son plenamente aprobados, como serán los que surjan en adelante; encargándole que tome siempre la misma enerjía que hasta, aquí para el feliz resultado de sus operaciones, i que el Gobierno i la patria hagan justicia de sus importantes servicios. Sírvase Ud. dar partes frecuentes a este Ministerio sobre las operaciones de que Ud. está encargado como jefe de las fuerzas de vanguardia de Caracoles i Atacama. Con las consideraciones de mi mas perfecta estimación, me suscribo de Ud. su atento servidor.

MANUEL OTHON JOFRK. RELACIÓN TROPA

DE QUE

MARZO DE 1

LOS

SEÑORRS

I-TAN

JEb'BS,

COMBATIDO

OFICIALES, PAISANOS

EN

CALAMA

EL

879.

Doctor Ladislao Cabrera. Ciudadano Eduardo Abaroa. Coronel Severino Zapata. Id. Fidel Lara. Id. Gaspar Jurado. id. Juan Salinas. Teniente coronel Emilio Delgadillo. Id. graduado Pablo Sánchez. Abogados, Ricardo Ugarte. Lizardo Taborga. Valentín Navarro. Manuel J. Cueto. Cirujano Gregorio Saavedra. Comandante Narciso Aviles. Jd. graduado Pedro Caballero.'

23

I

DE


CAPITULO TERCERO. Sárjente- mayor Juan Patino. Id. José Diaz. Id. Luis Lainez. Id. Froilan Flores. Capitán Francisco Zúñiga. Id. Miguel Palalo. Teniente 1.° Nicanor R. Aramayo. Id. Braulio Yei'a. Id. Federico Andia. Id. . N. Menacho. Id. Manuel J. Pedraza. Id. segundos Samuel Aramayo. Id. Manuel Luna. Id. Hermenejildo Villegas. Id. Alfredo Goblé. Subteniente Francisco J. Aramayo. Id. Horacio Lara. Id. Luis Villegas. Id. Manuel Chavez. Id. Manuel J. Gandarillas. Id. Segundo Altamirano. Id. Rodolfo Abaroa. Id. N. Burgos. Id. Abdon Jurado. Id. N. Jurado. Id. José R. Miranda. Id. Hilarión Torres. Id. Luciauo Caballero. Id. Manuel Pereira. Id. Modesto Carrazana. Id. Avelino Aramayo. Sarjen to 1.° Pedro G. Crespo. Id. 2.° Laureano Perez. Id. id. Santiago Toro. Cabo 1." José Lino Alvarez. Id. id. Manuel Vasquez. Id. 2.° José Aparicio. Soldados.—Luis Villegas, Pió Salazar, Francisco R o driguez, Marcos Arispe, Justo Cartajena, José Cruz, Zenon Machicado, Ceferino Llano, Toribio Cari, Enjenio Jerez, Demetrio Martinez, Cirilo Flores, Carlos Orellano, Noíberto Corrales, Crispin A van, Cornelio Chaborca, Juan de Dios Lopez, Juan B. Maldonado, Plácido Pineda, Eloi Pereira, José Guerra, Santiago Astete, Ventura Velasquez, Mariano Pereira, José Manuel Colpa, Acencio Villegas, Tomas Vargas, Mariano Curso, Martin Castillon, Francisco Morales, Manuel Bautista, Vicente Salvador, Bautista Cilis. Sub-prefecto de Atacama José G. Santos Prada.—Intendente de id. Enjenio M. Patino. NOTA.—No se consignan los demás nombres por no tener a la vista ningún documento que esprese el de los demas defensores. R. U.

LISTA NOMINAL DE JEFES, OFICIALES I TROPA PRISIONEROS. Sárjenlo mayor Juan Patino. Capitán Francisco Zúñiga. Id. José Diaz. Teniente 1." Nicanor R. Aramayo. Id. id. Braulio Vera, Oficial Francisco Aramayo. Id. Horacio Lara. Tropa.—Luis Villegas, Pió Salazar, Francisco Rodriguez, Marcos Arispe, Justo Cartajena, José Cruz, Eduardo Zúñiga, Zenon Machicado, Ceferino Llano, Toribio Cari, Eujenio Jerez, Demetrio Martinez, Cirilo Flores, Carlos Orellano, Nolberto Corrales, Crispin A van, Cornelio Chaborca, Juan de Dios Lopez, Juan B. Maldonado, Plácido Pineda, Eloi Pereira, José Guerra, Santiago Astete.

MUERTOS.

Eduardo Abaroa. N. Menacho i 14 de tropa.

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Rifles, 45, diferentes sistemas. Fusiles, 43. Escopetas, 15. Lanzas, 31. Tiros dados por los de Calama, 2,200. Id. por los chilenos, 30,000.

IV Documentos anteriores al combate de Calama. Jefatura de Caracoles i Atacama.— Cuartel Calama, Marzo 19 de 1879.

Jeneral

en

Señor: Acompaño al presente oficio, copia autorizada del protocolo que firmé el 16 del corriente con el parlamentario de las fuerzas que ocupan a Caracoles. Según él, esperaba que ayer u boi se hubiera comprometido el combate; mas hasta este momento (horas 3 P. M.) no se hallan a la vista. Abrigo la fundada esperanza de que todos los bolivianos que se hallan conmigo sabrán cumplir cou lo que la patria exije de ellos en esta situación. Soi del señor Ministro delegado del Gobierno, atento i seguro servidor. Ladislao Cabrera. Al señor Ministro delegado del Gobierno en ti litoral.

En el vice-canton de Calama, a horas 9 A. M. del día diez i seis de Marzo de mil ochocientos setenta i nueve; reunidos en la jefatura de armas, los señores Dr. Ladislao Cabrera, jefe de las fuerzas de Caracoles i Atacama del ejército de la República de Bolivia, i Ramón Espech del batallón cívico, ayudante mayor parlamentai io ad lioc, enviado por el comandante del ejército del Norte de la República de Chile, han celebrado la conferencia que consta del siguiente protocolo. El señor Espech espuso: que tenia instrucciones de su jefe para proponer al señor jefe de la ¡daza la rendición de ella i de]30SÍcion de las armas, fundándose en" que teniendo fuerzas superiores deseaba evitar efusión de sangre i ahorrar al vecindario los horrores de la guerra: en cambio ofrecía dar las garantías que le fueran pedidas, así como también la libre entrada de los víveres qué el señor jefe de la jdaza le pidiera para distribuirlos entre los pobladores que los necesitasen. El Dr. Ladislao Cabrera contestó: que no estaba dispuesto a aceptar ni someterse a la intimación que se le hacia, i que cualquiera que fuese la superioridad numérica de las fuerzas en cuyo nombre se le intimaba la rendición, defendería hasta el último trance la integridad del territorio de Bolivia. Cou esto se dio por terminada la conferencia, firmando dos ejemplares del mismo tenor, que tomó cada uno de los firmantes. (Firmado.)—L. Cabrera.(Firmado). — R . Espedí.—Es conforme—El ayudante mayor, Valentín Navarro. PROCLAMAS.

A ORILLAS DEL LOA. Marzo 23 de 1879. Soldados: Habéis principiado a soportar las fatigas del desierto, i veo con satisfacción que lo hacéis con la estoica resignación qne caracteriza al soldado chileno. Vamos a invadir un pueblo estranjero. Sois la salvaguardia del honor de nuestra patria. No necesito recomendaros la moderación, porque bien sé que tal virtud es peculiar a los valientes. Sed magnánimos con el enemigo vencido; pero rechazad con toda enerjía cualquiera agresión que se os haga. Cumpliendo con vuestros deberes merecéis bien de la patria, os haréis acreedores a las bendiciones de vuestras


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familias, de vuestros conciudadanos, i el mundo civilizado os hará justicia. Estos son los votos i los deseos de vuestros jefes.

EMILIO SOTOMAYOB. A ORILLAS DEL LOA. Marzo 23 de 1879. ¡Habitantes de Calama! El Gabinete de Bolivia ha es pulsado de su territorio a los laboriosos chilenos i ha confiscado sus bienes A este acto de barbarie, vengo a corresponder con actos de civilización. Vengo al frente de soldados que saben morir venciendo; pero que jamás han hecho la guerra a las propiedades e intereses ajenos. Vengo a colocar, bajo el amparo de nuestra gloriosa bandera, vuestras personas, vuestros intereses i la honra de vuestras familias. Nuestras armas vienen preparadas para el enemigo en campaña. Para los habitantes pacíficos, chilenos, bolivianos, estranjeros de todas las naciones, os traemos protección i amparo. Chilenos: ¡La bandera de la patria os proteje! Estraujeros: ¡Ya lo sabéis! En Chile, todos los hombres, sin distinción de nacionalidad, gozan de todos los beneficios, sin soportar las cargas que pesan sobre los nacionales. No necesito deciros que nuestra bandera proteje vuestras personas e intereses, tanto como los nuestros. Bolivianos pacíficos! Vuestras personas i vuestras propiedades son sagradas e inviolables. Quedáis colocados bajo nuestra especial protección. Bolivianos indíjenas! (Desde este momento, dejáis de ser tributarios. Ya no pagareis contribución por cabeza como las bestias. Os traemos la civilizacion-i la libertad de industrias. Ni contribuciones, ni impuestos de guerra, ni empréstitos, ni gabelas de ninguna clase tendréis que sufrir, ni los hijos de la desgraciada Bolivia, ni nadie. La paz para vosotros, la guerra para los tiranos.)

EMILIO SOTOMAYOR.

XV.

Carta del coronel Sotoinayor„aI Ministerio de la Guerra, anunciándole la toma de Calama. «Querido amigo: «Después de tres dias de marcha forzada, llegamos a Calama el 23, a las 6 A. M. «La primera división, compuesta de 25 hombres del rejimiento de Cazadores a caballo, recibió los primeros tiros del enemigo que estaba cubierto tras de paredones, chircas i matorrales defendiendo el paso Topater. «La compañía de Cazadores del 4.° atacó ese punto con vigor i decisión hasta consumir cien tiros cada soldado, al mando de su bizarro capitán San Martin. «La misma compañía del 2.° pasó por un puente provisional que se tendió en el rio por el teniente coronel don Arístides Martínez, batiendo palmo a palmo al enemigo hasta derrotarlo completamente. En el ataque fué muerto por sorpresa el soldado Rafael Ramirez i heridos tres de su cuerpo, escapando milagrosamente el capitán don Rafael Vargas. La tropa merece una recomendación especial: lo mismo los oficiales. «El comandante Ramírez tomó el mando de su compañía de Cazadores i atacó al enemigo. «De las autoridades, unas han huido a Cobija, otras a Chinchín. «A las 6 A. M. principió el fuego. «San Martin merece toda clase de consideraciones: es un valiente.

EMILIO SOTOMATOR.

CARTA DEL SUBTENIENTE SOUPER. Calama, Marzo 25 de 1879. Señor don Francisco A. Medina.—Antofagasta. Estimado amigo: El 21, a las 4 P. M., salimos de Caracoles 115 Cazadores de a caballo, 340 del 2.° de línea con su banda de música, 30 artilleros i 106 del 4.° de línea. La marcha hasta el portezuelo de Calama fué mui penosa: la tropa iba mui rendida de fatiga, de sed i de hambre, tanto soldados como oficiales. Marchábamos de dia i de noche, con pequeños descansos: en el dia nos cubríamos del sol con la sombra que nuestros caballos bacian. En la noche teníamos un frío de algunos grados bajo cero, endiablado. Salimos el 21 de Caracoles i llegamos el 23 a las 7 A. M. al rio Loa. La tropa supo que nos batiríamos por una avanzada que tomó el alférez Qnezada en el portezuelo de Calama, i aunque rendida de fatiga olvidó ésta por el entusiasmo de la batalla. Después de un descauso de cinco horas nos dirijimos a Calama. La tropa llevaba el siguiente orden: el alférez Qnezada iba con una descubierta de 24 hombres por el N. E.; en seguida iba la infantería, esto es, el 4.° de línea, el 2." de línea i una pieza de artillería i el resto de caballería tomó al S. E., yendo cada división con sus vaoueanos. El alférez Qnezada tomó en el Loa un indio i le hizo que le enseñase el paso; mas éste lo condujo a las trincheras del enemigo donde ni el diablo los veia; cuando estuvo a quince metros de distancia le hicieron un fuego graneado que por suerte no le hirió ningún soldado; esto fué como a las 7 A. M. Nosotros, esto es, el capitán don Rafael Vargas, el teniente Parra i yo que veníamos al mando de 50 Cazadores, cuando sentimos el fuego que le hacían a nuestros compañeros nos lanzamos a escape al rio i apurando i amenazando con la muerte al guia boliviano, al prisionero que no quería señalarnos el paso, nos condujo a él, i pasando con el agua casi hasta la cintura nos lanzamos al otro lado; pero ¡qué engaño! el maldito boliviano nos llevó a unas emboscadas de enemigos donde estábamos cercados por fosos en todos sentidos, por murallas de caliches o adobes i a mas unas enredaderas enormes de chucas que no dejaban ver nada mas allá de ellas. Entonces tratamos de buscar salida, i cuando nos hallábamos a la orilla de los cierros nos lanza el enemigo una granizada de balas a una distancia de tiro de escupo que nos hecho tres Caladores a tierra, muertos, pues, como le digo, no habrían arriba de ocho varas de distancia. En ese entonces el guia arrancó, pero un soldado le largó un balazo i lo echó muerto a tierra; éste era un señor Jurado, hijo del coronel Jurado. Con motivo de la descarga i fuego nutrido que nos Inician i sin encontrar salida para avanzar i tomar al enemigo por la espalda, no tuvimos mas que contestar el fuego sin retroceder un palmo; pero como los bolivianos estaban entre trincheras invisibles i nos bacian un juego mortal, tuvimos que echar pié a tierra i lanzarnos como imfantería. Estos momentos fueron terribles: los soldados, rabiosos por ver su impotencia, lo mismo que los jefes, i ya en el colmo de la desesperación, el capitán Vargas i el teniente Parra, revólver i sable en mano, se lanzan por un boquete contra el enemigo con algunos soldados; los contrarios los recibieron con fuego certero porque ellos estaban invisibles i con mampuesto; así es que no sé cómo diablos escaparon Vargas i Parra: algunos soldados que entraron, cayeron muertos. Nosotros estábamos a pecho descubierto, i como era menester desalojar el enemigo para ir a protejera Qnezada, teníamos que hacer esfuerzos sobrehumanos. Mientras Vargas i Parra estaban peleando a unas dos varas del enemigo, yo estaba con mi mitad apostado sobre una muralla haciendo fuego para protejer a los compañeros, pero de poca consecuencia puesto que no veíamos a nadie; yo estaba sobre una muralla i no sé cómo escapé a las balas que rnc silbaban por las orejas. Al capitán Vargas lo vi llorar por ver la impotencia nuestra, i animaba a los soldados;


CAPITULO TERCERO.

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pero viéndose que era muerte segura, tuvimos que retirarnos unas treinta o cuarenta varas para rehacernos. Mientras tanto el capitán hacia seguir la caballada que se habia disparado por los fuegos i que temíamos la tomase el enemigo. En tan triste situación nos resolvimos a morir todos i avanzamos haciendo fuego; pero siempre nos sujetaban los parapetos enemigos. El teniente Parra con su mitad" les hacia fuego i yo por otro lado con mi mitad, i habiéndome subido nuevamente sobre la muralla para animar los soldados, éstos siguieron con muchos brios; pero me obligaron los soldados a bajar porque era una temeridad estuviese de blanco. En esa circunstancia huía un soldado boliviano, i no habiéndole acertado bien unos tiros, me le fui encima i lo pasé banda a banda de una estocada. En estos momentos llegan los caballos, i teniendo nosotros siete cazadores muertos i viendo la imposibilidad de rechazar al enemigo sin esponernos a morir todos, el capitán Vargas dio orden de prender fuego a las cercas vivas, operación difícil por ser verde la cerca i por estar a los pies del enemigo; pero el valor de la tropa i la rabia lo hizo ejecutar en un momento. Mientras tanto el tiroteo seguía con todo encarnizamiento. Los Winchester no podían funcionar todos por ser algunas cápsulas mas grandes; yo tenia ganas de cargar a sable, pero era imposible pasar. Al fin el incendio toma cuerpo, la infantería ya se acercaba i el enemigo principiaba por abandonar sus guaridas. En estas circunstancias se replegó el alférez Qnezada a nosotros, pues recibió órdenes con este fin, porque nada podia hacer sin infantería i lo reemplazó el capitán San Martin con su compañía del 4.° de línea, quien los obligó a los bolivianos a retirarse dejando algunos muertos i heridos, habiendo salido el mismo capitán San Martin herido en una oreja.

el orden i la tranquilidad volvieron inmediatamente a la jen te. Como usted me pidió le escribiese para remitir los datos a E L MERCURIO, lo hago ahora aprovechando la salida de Ignacio Palma i del coronel Sotomayor i demás agregados, para mandársela con ellos que salen mañana a las ocho o diez para Tocopilla. Lo cierto es que le escribo mui de carrera i no puedo revisarla; pero al menos los datos le servirán. Repito que el comandante don Eleuterio Ramírez se portó mui valiente i sereno. También merecen recomendación especial los capitanes Vargas i San Martin, i, en jeneral, toda la tropa. Los baqueanos don Abraham Valkjos i don Saturnino Corvalan, se portaron mui bien; siempre estuvieron' en el medio de la acción ilustrándonos con sus conocimientos. En jeneral todo chileno se portó bien. Lo saluda su amigo

Cuando el enemigo se iba retirando escondido entre los inmensos zarzales, sin ser visto ya por nuestras obstinadas cargas, como por el incendio, llegó el 2.° de línea al mando del jefe de operaciones, comandante don Eleuterio Ramírez, quien hizo fuego graneado sobre -el enemigo. Éste jefe procedió con toda serenidad i valor, i ni se arrugó cuando le bandearon de un balazo su caballo. Cuando se retiró del N. E. Quesada con su caballería, para venir en auxilio nuestro al S. E., la compañía del 4.° de línea, al mando del bravo capitán Juan José San Martin, fué a reemplazar a Qnezada: mas, viendo el coronel Sotomayor el fuego que se mantenía tan vivo entre San Martin i el enemigo, mandó una compañía del 2.° de línea al mando del mayor Bartolomé Vivar, quien pasó el Loa sobre un puente provisorio recien puesto que allí hizo colocar el injeniero don Arístides Martínez, i llegó muí a tiempo en socorro de San Martin, habiéndole ayudado a dejar en el campo algunos muertos i heridos.

Señor don B. Vicuña Mackenua. Valparaíso, Abril 11 de 1879. Mi mui apreciado señor i amigo: Sé que usted es amigo del coronel Sotomayor, i sé particularmente que usted -pospone todo a la verdad, sobre todo cuando se trata de hechos que han de pasar a la historia. En este doble sentido me permito dirijir a usted una breve i compendiosa, pero estrictamente sincera, relación de lo que yo he visto con mis ojos como ayudante de campo voluntario del coronel Sotomayor en la corta espedicion a Calama. Me lisonjeo con la esperanza de que la sencilla relación de los hechos esclarecerá puntos mal comprendidos i restablecerá algunas apreciaciones inexactas i aun injuriosas para nuestro noble ejército. La espedicion sobre Calama fué preparada tranquilamente en Caracoles. Por consiguiente, se tomaron todas las medidas que la prudencia militar i el conocimiento especial del desierto requerían. La tropa salió contenta i satisfecha a las cinco de la tarde del viernes 21 de Marzo, hora que le permitía lograr la fresca de la tarde i de la noche. Antes de partir los soldados recibieron con recojimiento las bendiciones del capellán del ejército, padre Correa, que les amonestó a fin de que cumpliesen su deber como cristianos i como chilenos. Esta tierna e imponente ceremonia tuvo lugar en la ¡daza de armas de Caracoles. La división iba seguida de veintiuna.carretas metaleras, de las que se usan en el desierto, que son bastante espaciosas i tiradas por cuatro muías. De ese convoi, bastante numeroso, dos carretas conducían la madera destinada a los ¡mentes del Loa; dos o tres llevaron los equipajes de los oficiales; tres o cuatro iban repletas de víveres, es decir, pan, galleta, charqui i hasta una cantidad considerable de conservas. No iba una sola botella de vino, escepto dos cajones de Burdeos que llevaba yo en mi carretela, i alguno que otro frasco de coñac del servicio particular de los oficiales. Por consiguiente, es completamente falso lo que se ha dicho del uso de licores para la tropa.

Cuando el enemigo desamparó bien las trincheras, que Vargas ayudado por Ramírez le disputaban, fuimos avanzando i saltando fosos i cercas, llegando a un cerco chico donde habían muchos matorrales i un fosito de diez varas de largo, con un puentecito de menos de una vara de ancho, por donde habia que pasar. Nos sorprendimos de ver que un boliviano desde adentro hiciera fuego a mas de cien hombres, entre caballería i el 2.° de línea que iban a pasar por allí; pues, amigo, nos dio balas duro i fué imposible pillarlo por mas que se le buscaba, Al fin salimos de allí después de un encarnizado combate de mas de dos horas, i una vez en el camino, la caballería se lanzó a escape al pueblo; pero allá no encontró nada. Entonces cada oficial salió en distinta comisión. Yo salí en persecución del Prefecto; pero en vez de tomarlo a él, que no lo hallé por haberse ido temprano, tomé 20 prisioneros perfectamente armados, a pesar de ir yo con ocho soldados solamente." Traté mui bien a los prisioneros por el valor que desplegaron en la defensa de su Calama, i ellos quedaron mui agradecidos: entre éstos se hallaba el célebre capitán Díaz i otros oficiales i 17 soldados. A las doce del dia ya estábamos todos en el pueblo, i

CÁELOS F . SOUPER.

P.S.—Hoi salimos para Chinchín 40 Cazadores, al mando de Vargas, Parra, Amor (alférez), i yo. Es la una de da mañana i salimos a las 5 A. M. Marzo 26 de 1879.—VALE. Olvidaba decirle que el capitán Diaz i el teniente de los presos bolivianos, confesaron haberle disparado varios tiros al capitán Vargas, i que estañaron haberle errado, pues le apuntaron bien i a boca de jarro. El señor jefe de Zapadores, don Guillermo G-acna, ha sido nombrado comandante de policía de esta plaza. CARTA

DEL

SEÑOR

J. M. V ALICER.


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G U E R R A D E L PACIFICO.

En cnanto al agua, eso era muí diferente: cada soldado llenó su cantimplora en los depósitos del Hospital, de modo que cada uno llevaba cerca de cuatro botellas para una marcha de noche i de solo siete leguas. A mayor abundamiento i precaución se mandaron de las pozas de Agua dulce, dos grandes toneles al alojamiento del Agua de la Providencia, cuya agua es algo salobre, pero potable. Estos toneles median setecientos i tantos galones ele agua; es decir, mas de un galón por soldado: por consiguiente la tropa no ha padecido sed en su primera marcha. En la marcha del segundo dia acompañaron a la división los mismos toneles, i en la noche sobraba todavía agua, que yo mismo distribuí entre los que la pechan, sin malgastarla, bebiendo cada cual hasta satisfacerse. Alguien ha dicho que en el desierto la sed es un miraje, i si esta es la clase de sed que han padecido los soldados, nada tengo que decir. Respecto a los víveres, la división ha sido perfectamente dotada. Después de una buena comida ele carne, los soldados cargaron en sus mochilas víveres secos para dos días de marcha, i si no se llevó leña fué sencillamente por la razón de que no se llevaba carne ni ningún apresto para comida cocinada. Lo que a mi juicio ha dado lugar a la queja de la falta de leña, es la circunstancia ele haber mandado el subdelegado de Caracoles dos novillos de regalo, cuando la elivision iba ya en marcha, i no era culpa ele los jefes que los bueyes no llegasen con su parrilla en los lomos. Ahora, en cnanto a que faltó hasta la sal en los manteles de un señor oficial quejumbroso, es un cargo que se hace verdaderamente rielículo a orillas del salobre Loa... Esto por lo que respecta a los aprestos i precauciones de la marcha i las municiones de boca. No hai, por lo tanto, un solo cargo leal que hacer al director de la campaña en este sentido. Respecto del ataque ele Calama, no soi militar ni pretendo dar opiniones técnicas sobre el manijo de una división que ataca un lugar fortificado; pero contaré sencillamente lo que he visto, i usted i el público juzgarán. Al desembocar de la quebrada que conduce al valle de Calama, enclavado hasta cierto ¡imito entre barrancas, • como nuestros valles i ríos del Norte, la caballería se dividió en dos trozos para cortar la guarnición ele Calama en su sospechada fuga, dirijiéndose el alférez Quezada con un pelotón hacia los vados de arriba, i el bravo mayor Vargas con el resto hacia los vados de abajo. Me parece que esto es lo que se hace jeneralmente en este jénero de ataques, es decir, lo que se llama vulgarmente cortar la retirada al enemigo. Verdad es que algunos conocedores prácticos del terreno aconsejaron al jefe de la división hacer un rodeo mas largo por el lado de abajo, pasando los Cazadores por el vado de Chunchuri, dos leguas al Poniente ele Calama, para penetrar por el camino mas abierto i despejado de Cobija; pero el señor Sotomayor temió probablemente aislar demasiado la tropa ele caballería del centro de la división. La elivision marchó en pos de la caballería, los cañones adelante, los infantes en el centro i los muchos agregados que venían en el convoi ele víveres, a retaguardia; i aquí elebo advertir que es inexacto lo que se ha asegurado de haber quedado muchos soldados rezagados en la marcha; al menos yo no he encontrado sino un tambor de la brillante compañía del 4.° de línea que se había quedado en una quebraclita fatigado i a quien hice subir a mi caballo de tiro. Lo que sin duda ha dado lugar a esta versión de rezagados son los mineros que-en eliferentes direcciones salían ele las minas i formaban la cola de la marcha. Ahora, respecto de la manera de empeñar el combate, si fué la caballería la que primero se chocó contra los chircales i pircas de caliche del valle ele Calama, debióse únicamente a la siguiente circunstancia inesperada: Cuando el alférez Quezada iba a pasar por el vado de Topater, lo recibió un vivo fuego i pudo replegarse sobre la infantería sin comprometer su jente. Pero no sucedió lo mismo al capitán Vargas, porque habiendo pasado éste por el puente que en siete minutos echó sobre el rio el coman-

dante Martínez, ayudado por los mineros, se encontró aquél de repente en un pequeño potrero rodeado de fuegos que le mataron casi en el primer momento siete soldados. En tal coyuntura el heroísmo juntamente con la prudencia militar aconsejaron al mayor Vargas hacer lo que hizo, es decir, convertir a sus jentes en infantes, echando pié a tierra i sosteniendo el combate hasta que llegase la infantería, como en efecto sucedió. Indudablemente que habría sido una atrocidad mandar la caballería a batirse con tropas atrincheradas, teniendo cañones e infantes; pero lo cierto fué que la artillería no pudo prestar los servicios a que estaba destinada por circunstancias ele meros detalles que no es mi ánimo apreciar. Sin embargo los artilleros se batieron bien con sus fusiles. En cuanto a la infantería, ésta entró rápidamente en sosten de la caballería, prematura e inesperadamente comprometida. El ataque de la infantería fué vigoroso i sostenido, mandado en persona por el comandante Ramírez, mientras el capitán San Martin se batía no menos heroicamente para abrirse paso por el vado de Topater. Prometí a usted no entrar en apreciaciones militares; pero no podré menos ele hacerle notar que en el ataque ele Calama se trataba juntamente de forzar una posición naturalmente fortificada i ele pasar un rio estrecho pero invadeable, bajo los fuegos elel enemigo, i esto que parece tan sencillo a la jeneralidad ele los críticos, es un verdadero problema militar, resuelto felizmente en el paso i ataque del Loa frente a Calama. Ahora, en cnanto a la ocultación cíe los muertos en el primer parte, no puedo atribuirlo sino a la equivocación de un número, porque en el momento de comenzar a dictar el señor Sotomayor el lijero boletín de la toma ele la plaza, se sabia ya que habían perecido siete cazadores, ele suerte que probablemente se escribió o se leyó 1 donde decia 7. Me parece, señor, que con esta lijera i leal relación ele lo que he visto i refiere) a usted, la opinión pública, talvez un tanto preocupada por impresiones ajenas o porque no siempre es posible darse clara cuenta ele un combate por los partes militares que lo refieren, se formará un concepto claro i desapasionado ele un acontecimiento que ha costado algunas preciosas vidas, pe'ro (pie está llamado a figurar con honor en los anales militares ele nuestro país. Esta al menos es la opinión de su afectísimo servidor i amigo. José M. Walicer.

XVI Señor Redactor del BOLETÍN DE LA GUERRA. Canchas-blancas, Marzo 27 de 1879. Señor Redactor: Con fecha 22 del mes que espira i desde Calama comunicaba a Ud. todos los sucesos notables. Comprendo que talvez no haya llegado a sus manos mi aludida comunicación poi-el combate del dia siguiente:—por esto, i a largos rasgos, voi a referirle los hechos mas culminantes. El 1G se presentó un parlamento enviado de Caracoles a intimar la rendición de la plaza, deposición i entrega del armamento; o bien declaraba que la tomarían por la fuerza ele las armas. El Dr. Cabrera, jefe de las fuerzas, contestó que no entregaba la ¡daza ni eleponia las armas empuñadas para defender la integridad territorial de Bolivia. Désele aquel dia se redobló el servicio ele campaña i se aguardaba por momentos al enemigo para batirlo. El señor Prefecto, coronel elon Severino Zapata, salió de Cobija el 18 para incorporarse con los valientes de Calama i compartir con ellos las glorias del triunfo o seguir las eventualidades ele la caprichosa suerte. El 19, por aviso oficial de la Sub-prefectura, tuvo conocimiento ele la intimación i desde luego apresuró su marcha. Llegado a Calama, recorrió todos los puntos que constituían la defensa de aquella población. El 22 fueron tomados prisioneros dos de nuestros jóve-


CAPITULO TERCERO. venes que se hallaban de observación en el camino que conduce a Caracoles. El 23, al rayar la aurora, descendían rápidamente a las márjenes del rio Loa los cobardes invasores en número de 1,500 hombres armados de rifles, con once piezas de artillería de montaña, tres ametralladoras i multitud de bombas. A las siete tenia lugar el primer tiroteo entre avanzadas, siendo el resultado que los nuestros pusieron en vergonzosa fuga a los enemigos, por tres veces, matándoles multitud de tropa. Una hora después tenia lugar el sangriento combate, en el que un ¡aunado de cien hombres, mal armados de rifles, fusiles i escopetas, peleaban con un heroísmo propio del soldado boliviano. El enemigo atacó por cinco partes, viéndose pronto obligado a concentrar sus fuerzas en solo tres puntos denominados: «Vado de la Huaita», id. de «Topater», i puente del mismo nombre. Aquí, señor Redactor, principia esa serie de episodios sublimes que mi pluma no puede describir con toda belleza. El Prefecto, coronel Zapata, entusiasma a los combatientes i les recuerda que se baten por la causa mas santa. El Dr. Cabrera les dice: «marchad con paso de vencedores sobre el enemigo, que allí encontrareis vuestra gloria.» Un corneta, Muñoz, de nacionalidad chileno, pero educado en el ejército boliviano desde su niñez, les dice: «compañeros: vamos a escarmentar a los cobardes i bandidos.—¡Viva Bolivia!» El contento que se nota es sorprendente; mas parece que asisten a una función de regocijo, i no a un hecho de armas: todos los semblantes serenos i risueños. En medio del fragor del combate se ve al valiente sarjeuto mayor Juan Patino i al teniente Burgos, que salen a la márjen opuesta del rio, rifle en mano, i hacen retroceder a los enemigos. El esforzado teniente Luna toma prisionero un caballo i desarma, en unión del teniente Gandarillas i otros compañeros, a los agresores, conduciendo él en persona los rifles del enemigo que sirvieron para hacerles morder el polvo. Los capitanes Diaz i Zúüiga, el primero espada en mauo i el segundo con una corneta, animaban a su tropa, i no ¡ludiendo hacer fuego por no tener armas, arrojaban piedras. El intrépido teniente coronel Emilio Delgadillo no deja de avanzar ganando terreno. El entusiasta joven capitán Eujenio M. Patino se presenta con 20 hombres a caballo i con lanzas. El Dr. Cabrera recorrió todos los puntos de ataque i estimulaba con su presencia. En fin, señor, no puedo comunicar detalladamente todos los hechos culminantes, porque basta decir que todos i cada uno se han batido como verdaderos héroes. Acá haremos un paréntesis para recordar las palabras del señor Erráznriz, chileno; a la salida de las tropas de yalparaiso, decia: «el soldado boliviano es valiente, apunta bien i dispara; el chileno, dispara sin apuntar.» I nosotros añadimos: el boliviano es mas que valiente, porque él no pregunta cuántos son, sino donde están. La brilkuite jornada del 23, constituye una época en la historia americana: si en la antigua se recuerda con respeto el paso de las Termopilas, defendido por 300 espartarlos, en la historia contemporánea se inscribirá con letras de oro la defensa de Calama por cien bolivianos, contra 'i'úl quinientos. Por fin, con el último cartucho quemado, emprendimos retirada, abriéndonos paso a través de los fuegos enemigos. Aquí diremos como Federico I I : «todo se ha perdido, menos el honor.» . Quedaban en el campo cuatro muertos de parte nuestra p ? « u e n t a chilenos. Es indudable que si se apoya a los invencibles de Calama con cien rifles, no serian hoi los chilenos quienes se 1 C

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ensoñoreen en aquel punto militar. No queremos agregar un palabra al respecto; el tiempo demostrará de quién es la falta. Continuamos la retirada para el interior, desde donde seguiré impartiendo a usted todo lo que acontezca. Antes de cerrar esta correspondencia, incito el noble patriotismo que lo caracteriza para que, por medio de su órgano de publicidad, llame usted a todos los bolivianos a vengar la sangre de nuestros hermanos—i borrar el ultraje que Chile nos ha inferido. Agrupémonos en rededor de nuestra hermosa tricolor, todos de pié, rifle en mano, i en marcha; así se manifiesta el patriotismo; así se reconquistan nuestras indefensas poblaciones ocupadas cobarde i traidorameute por los piratas de Sud- América. A las armas bolivianos! Guerra, pero guerra a muerte a los invasores; que corra a torrentes la sangre araucana de esos rotos; solo así vengaremos a la patria' de la humillación de hoi. Ricardo ligarte.

XVII (DRAMÁTICA

RELACIÓN INÉDITA ESCRITA POR EL DOCTOR DON LADISLAO

CABRERA.)

Narrados en el artículo precedente los acontecimientos que precedieron al combate de Calama, vamos a asistir al choque de las armas en el Loa, cuando el pueblo chileno, como un solo hombre, y remeciendo por el brazo el sueño de la Moneda gritaba; ¡al Loa! ¡al Loa! Es el ponderativo pero enéijico Prefecto boliviano el que tiene otra vez la palabra y se espresa como va a verse en el cuaderno de tapas verdes recien capturado en las montañas bolivianas, y en el cual, trazando su propia autobiografía, dice así: EL

COMBATE.

I. ..."El rio Loa, que baña a Calama, ofrece serias •meditaciones para quien quiere aprovecharlo. Casi diariamente recorría ambas orillas, ya para mandar destruir los puentes, medir la profundidad de los vados, o bien para dar mayor ancho al cauce del rio en los lugares en que era demasiado angosto, tanto que era posible saltarlo a caballo. En la mayor ¡jarte de estos reconocimientos y estudios me acompañaba mi inolvidable amigo Eduardo Abaroa, que estaba constantemente con el caballo listo para montar al propio tiempo que yo. Asi pude conocer la importancia de Calama y hacerme cargo de todas sus angostas sendas, por donde los vecinos de una ribera se comunican con los de la opuesta. Hai algunas tan secretas y escondidas que mui pocos cálamenos las conocen. Al elejir el lugar del campamento para situar mi escasa tropa, que a medio mes de Marzo no alcanzaba mas que a 120 hombres, incluyendo entre éstos 30 armados de lanza, supuse, como era de presumir, que las fuerzas enemigas de Caracoles, en caso de venir a atacar a Calama no lo harían sino por uno de los tres caminos que descienden del Loa: por el de Atacama, que cruza por el vado de Yalquincha; por el camino recto que desciende al puente de Topater y Carbajal, o por el de Limón Verde que cruza el puente de Chunchuri. Los puentes de Carbajal y Chunchuri estaban destruidos. No-conservaba sino el de Topater, y no con los elementos precisos para mandarlo, destruir en el momento urjente Elejí este lugar como campamento para la tropa y centro de resistencia. Ademas de las consideraciones jenerales que no se ocultan a quien lo conoce, tenia razones especiales que me inclinaban a creer que uno de los puntos atacados había de ser ese. El día del combate quedó confirmada mí apreciación. Para proceder asi me acordaba haber leido en alguna parte ''que en la guerra lo esencial es penetrarse de lo que hará el enemigo." Aparte de esto, concurrían razones de instrucción y has-


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G U E R R A D E L PACIFICO.

ta de disciplina para tener a la tropa fuera del contacto de la población. II. En este estado los oficiales Samuel Araniayo y Hermenejildo Villegas llegan de Cobija con un pequeño continjente de armas y municiones enviadas por el Prefecto. Las armas ascendian a 18 entre rifles y fusiles. Con este escaso refuerzo y el de los seis o siete hombres de Tocopilla que llegaron pocos dias después, pude contar un total de fuerza de 105 hombres con diferentes armas. Podían notarse hasta 30 rifles de diferentes sistemas, cuatro escopetas de dos cañones y fusiles los demás. Entre estos habia algunos cuyas cajas rotas no pudieron cambiarse y solo estaban sostenidas por cuerda de cuero. La dotación de los rifles variaba, según los distintos sistemas, desde 80 tiros hasta 250: las escopetas tenían 100 tiros cada una y los fusiles a seis paquetes por plaza, esto es, 60 tiros. Cartuchos para los fusiles habia hasta para 200 tiros por plaza, pero las cápsulas eran escasas y no correspondían sino a razón de 60. El resto de la tropa hasta el completo de los 135 que fué el máximun con que contaba, eran lanceros; muchos de éstos no tenían monturas i montaban en caronas. Estos 30 lanceros, mas que para el combate, se organizaron para el servicio de avanzadas, para las comisiones en el pueblo i para los trabajos de defensa en el rio, en que prestaron importantes servicios. III. La administración de los fondos destinados al diario de la tropa, como se ha dicho, corría a cargo de un comisario que no pagaba sino previo decreto. Es inútil decir que yo no he tocado un solo centavo de esos fondos, bajo ningún motivo. Mi constante empeño no era otro que el que no se les diera otra aplicación distinta de su objeto. Hasta dónde se ha llenado esta relijiosa obligación, consta de los libros i cuentas documentadas que existen eu poder del que fué comisario de guerra, don José Santos Perada. IV. De Caracoles escaseaban las noticias; se prohibió la comunicación i la estraccion de víveres. Creian equivocadamente que en Calama nos hallábamos escasos de víveres. En represalia prohibí que se permitiera la introducción de ganado arjentino a Caracoles, dando las órdenes necesarias a Atacama i Chinchín. Sin embargo, por personas de confianza que pudieron introducirse, sabia con seguridad que en Caracoles tenían 500 hombres de tropa de línea armados con rifles, sistema Comblain i 300 a 400 rotos acuartelados que hacían ejercicios, pero sin armas. Sabia también que se preparaban a atacar a Calama i que para esto esperaban la llegada de Antofagasta de tropa a caballo. Las noticias que recibían los enemigos del número i estado de mi fuerza eran exajeradas. Creian como artículo de fé que habia recibido del interior, por la via de Santa Bárbara, 300 hombres del ejército, bien armados i equipados A esto dio consistencia una nota dirijida por el Sub-prefecto de Lipez, señor Sevilla, en que aseguraba haber armado 3,000 indios con fusiles, escopetas i hondas i que estaban listos para moverse al primer aviso. Cuando pedí los que estuvieran armados con fusiles i escopetas, resultó que no habia ni un solo hombre armado i el Sub-prefecto mismo abandonó su puesto, habiendo dado libertad a dos espías enemigos que remití allí. Estos vinieron de Caracoles provistos de pasaporte. La segunda vez que los examiné, uno de ellos confesó que habían sido enviados por el comandante de policía de Caracoles a informarse del estado de Calama; tenían instrucciones de reconocer hasta los ciénegos. En buena lei pude haberlos mandado fusilar; mas como la aplicación de la pena de muerte es opuesta a las doctrinas que en este orden profeso, me conformé con mandarlos a la provincia de Lipez. Uno de ellos recuerdo que se apellidaba Reyes.

V. Era el 16 de Marzo; de ocho a nueve de la mañana se me anuncia* que un parlamentario procedente del campo enemigo deseaba conferenciar conmigo. Di la orden de que lo condujeran con las reservas del caso; mas ya él llegaba a la casa en que yo estaba alojado. Me hallaba a esa hora en la población, que dista del puente de Topater dos millas; allí era el campamento; de manera que el parlamentario, a su paso, pudo hasta haber contado el número de mi tropa que se hallaba en instrucción. No se habia tomado con él ni la precaución de vendarle los ojos. Me manifestó su credencial i el objeto de su misión, que se reducia a intimarme que rindiera la ¡liaza i entregara las armas. Mas o menos se firmó el siguiente protocolo: «En Calama, a 16 de Marzo de 1879, reunidos en el local del jefe ele la plaza, Ramón Espedí, ayudante mayor del cuerpo cívico del ejército de Chile, i el doctor Ladislao Cabrera, jefe de las fuerzas de Caracoles i Atacama, el primero espuso: que tenia instrucciones de su jefe para intimar la rendición de la plaza i la entrega de las armas, rendición que la creia tanto mas necesaria cuanto que era mui superior el número de sus fuerzas; que en cambio ofrecía conceder las garantías que se le pidieran i permitir la distribución de víveres éntrelas familias que, a juicio del jefe de la plaza, los necesitaran, y que debían eA'itarse los estragos de la guerra. El Dr. Cabrera contestó: No. estoi dispuesto a aceptar ni someterme a la intimación que se me hace; i cualquiera que sea la superioridad numérica de las fuerzas en cuyo nombre se me intima la rendición de la plaza i la entrega de las armas, defenderé, hasta el último trance, la integridad del territorio de Bolivia. Con lo que concluyó este acto firmando dos del mismo

tenor.—LADISLAO CABRERA.—RAMÓN ESPECH.» VI.

Concluida aquella formalidad, el parlamentario me manifestó la sorpresa que le causaba mi proceder, con cuyo motivo tuvo lugar este diálogo: —Permítame usted, señor Cabrera, que le esprese la sorpresa que me ha causado la contestación de usted. — ¿ I por qué, señor Espedí? —Porque considerando el poco número de sus fuerzas, la resistencia parece inposible; i ademas, porque suponía que la rendición estaba acordada. —¡Acordada, señor Espech! ¿I con quién? ¿Conmigo? —Veo que no ha sido precisamente con usted; pero si no fué acordada, creo que al menos hubo una insinuación. —¿De mi parte? —De parte de usted nó, señor Cabrera, pero de parte de alguna persona... —Estamos en terreno demasiado peligroso, señor Espech, i vale mas no continuar en él. Yo he dado mi contestación; no debo proceder de otro modo. Cuatro o cinco dias después, el comandante jeneral del departamento, coronel Oanseco, que se hallaba en Tocopilla, en su última carta, entre otras cosas, me dice: «No comprometa usted ningún combate hasta mi llegada.» Mas tarte, en uno de los números de EL MERCURIO de Valparaíso, he leído «que el coronel Canseco fué a Calama con el propósito de obligarme a que entregara la plaza.» El parlamentario Espech en sus revelaciones reticentes, ¿se referia al coronel Canseco? No quiero dar crédito a semejante afirmación, porque no me persuado que haya boliviano que procediera de ese modo. VIL Una vez despachado el parlamentario nos hallábamos ya en los supremos momentos. Debia creerse que el ejército enemigo estuviera cerca. Para saber esto despaché a los hermanos Palalo, naturales de Calama, de observación al alto, hasta un cerro distante 18 millas del pueblo i de donde a la simple vista se ven, no solo los caminos de Caracoles, sino hasta los cerros de aquel mineral, especialmente los de la mina Deseada.


CAPITULO TERCERO. Llevaban instrucciones de permanecer allí hasta las seis de la tarde. Era de absoluta, de la mas alta importancia para la defensa saber cuál de los tres caminos tomaba el enemigo. Si el del centro que conduce a Topater, lugar del campamento, el de Chinchín o el de Limón Verde. Si tomaba el primero, estaba perdido. VIII. Para ese caso habia meditado un plan que lo juzgaba, i ahora mismo creo de seguro favorable resultado. Consistía en comprometer el combate, antes que en las márjenes del Loa, en la quebrada que desciende en el llano de Calama, viniendo de Caracoles. Es una quebrada angosta que tiene mas de. cuatro millas de ostensión. En algunas partes se estrecha tanto que no deja paso sino para el ancho de las carretas i coches, i hace zig-zag con los que interceptan la vista de uno a otro. En muchos de éstos las aguas, que alguna vez han debido abrir ese cauce, han formado barricadas naturales que me prometía aprovechar colocando allí mi tropa. Estaba seguro de que una sorpresa en esa quebrada seria concluyente contra el enemigo. Ademas de la medida de observar diariamente los caminos para cualquier evento, en la noche del 10 cambié de campamento de Topater a una casa de Quevedo, de donde se ven distintamente los tres caminos que descienden del alto. Esta casa ofrece la ventaja de estar colocada a mayor altura de Topater, i sobre todo en condición de quedar defendido el borde Yalquiucha, que es importante para el ataque. Suponía que los chilenos ofenderían por ese lado. IX. La intimación se me hizo en nombre de mayor número de fuerzas del enemigo 'respecto de las mias. Deber mió (ira dar conocimiento del contenido del protocolo a cuantos se hallaban bajo mis órdenes. La mayor parte eran voluntarios de cuya vida no podia disponerse en lo absoluto. Apenas se despidió el parlamentario me trasladé a mi campamento donde di lectura al protocolo que se acababa de firmar. Una salva de aplausos i de entusiastas vivas se dejó sentir cuando cu la lectura llegué a la parte de la contestación que acababa de dar. «Que vengan 500, que vengan ¡S00, que vengan mas, 1,000 hombres, me decían los ciudadanos armados, no retrocederemos de nuestro puesto.» Aquella heroica resignación a defender la patria con tan escasos elementos como los que tenía, me conmovió profundamente i me entusiasmó a la vez. Les dirijí algunas palabras de aliento propias de esa situación; mi voz apenas se dejaba oír, tales eran las interrupciones que* nacían de una benévola acojida. A pesar de esto, no cesaba de hablar confidencialmente con los mas de mis compañeros para convencerme plenamente de su decidida, voluntad, i tengo presente los siguientes hechos: N. Marqníua pertenecía al cuerpo de rifleros. Tres o cuatro días antes del combate vendió la. parte que le tocaba en muí mina descubierta por él en el mineral del inca. La mina ¡leva su nombre, Man) a i na, i es una de las buenas veras de aquel descubrimiento. La venta le produjo algún dinero, que para.su modesta posición era una fortuna. Tenia mujer e hijos. Podia aprovecharla. Hablo con él para persuadirle que se retire de su cuerpo. Para mí un hombre separado no era una arma perdida. Tenia para cada rifle vacante tres o cuatro que podían tomarlo en el acto. Mis observaciones le hicieron profunda impresión; las lágrimas asomaban a sus ojos i en tono conmovido me dice: (.(Señor, no me castigue usted con tanto rigor; yoquiero defender mi patria, quiero pelear.» La noche antes, por celebrar la venta de la mina faltó a la lista de ocho i mi insinuación la tomó como castigo. Semejante resolución no podia desecharse; continuó como riflero. . ^ Menaclio, que aseguraba haber sido capitán de ejército, residía en Iquique. Cuando supo que en Calama se hacia resistencia, se trasladó por las salitreras del Toco. Allí los peones, antiguos soldados en su mavor parte, i TOMO

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que ascendían a 250, le encargaron la misión de hablar conmigo para que les dijese en contestación si tenia armas que ciarles. En caso de afirmativa volarían en el acto. Menacho cumplió su comisión en Calama i solicitó con insistencia un puesto en mi tropa, aunque fuera de soldado. No tenia armas que ciarle i su colocación en cualquiera de los cuerpos habría sido estéril. El 23 en la mañana, momentos antes del combate, se me presentó armado de un pedazo de espada; le señale el cuerpo a que debía seguir. X. La noche del 10 en que cambié de campamento, dejé destruido el ¡mente de Topater. Al dia sígnente hice destruir la toma del rio a fin de cpie todo el caudal de sus aguas fuera por su único cauce, haciendo, si no imposibles, difíciles los pasos por los vados. Con estas disposiciones esperaba ser atacado de un dia a otro. Mis puestos avanzados comprendían desde Yalquincha hasta el camino que conduce a Cobija. Yo los recorría constantemente en altees horas de la, noche o en las primeras de la mañana. Normalmente se empleaban en ese servicio 30 hombres por noche de mi escasa fuerza. XI. El dia 20 llegó a Calama el Prefecto coronel Zapata; el dia antes, en Chacanee, habia recibido mis comunicaciones en que le repetía mi firme resolución de no entregar la plaza sino por la fuerza. A su llegada me aseguró que habia escrito al Gobierno. Junto con mis cartas recibió copia del ¡protocolo firmado con el parlamentario chileno. Le di informes circunstanciados sobre mis medios de defensa, visitó mi campamento i me espresó que estaba satisfecho de todo. En cuanto el comandante jencral, supe, tanto por sus cartas como por personas venidas de Tocopilla, que continuaba en ese puerto. Era ya el dia 22 i el ejército chileno no parecía; habían trascurrido seis dias desde la intimación del parlamentario. Muchos afirmaban que no se atacaría a Calama, que la intimación no debia tomarse a lo serio i que probaba el hecho de haber trascurrido ya tantos días. Yo no participaba de esta opinión. Como de ordinario, ese dia mandé dos hombres de observación al alto de Calama, oficial Ruperto Jurado i un soldado de los lanceros llamado Maldonado. Debían regresar de ocho a nueve ele la noche, por el vado de la Huaita, que, como se ha dicho, era ¡toco conocido. XII. A las diez de la noche no volvía ninguno de los dos. Dos horas de atraso ya era mucho. Debia temerse que los hubieran tomado. A las once, después de, recorrer los puestos avanzados, tomé el camino del vado secreto i salí al llano opuesto. Ninguna noticia del oficial Jurado ni del soldado. Mi temor tomaba consistencia. Era indudable que hubieran caído en poder del enemigo. Regresé al campamento con la creencia de que el ejército enemigo so hallaba cerca i por el camino en que yo esperaba aniquilarle. Mas esta esperanza estaba, frustrada, i. por un incidente tan perqueño, por la captura del oficial. Calculada la distancia que éste tenia que recorrer i comparada con la del enemigo, no ¡nulo haber sido tomado sino en la quebrada, i tal vez en el mismo lugar destinado al combate. No era ya posible utilizar aquella tan ventajosa, tan •inespugnable posicion. No me quedaba otro recurso que oponer la resistencia en los vados del rio. XIII. Mi inseparable compañero Eduardo Abaroa, único que tenia conocimiento de mi plan, abrigaba el mismo temor que yo respecto de Jurado; ambos creíamos que el combate seria al amanecer. En efecto, al disiparse las últimas sombras de la mañana, con el auxilio del anteojo era fácil notar la nube de


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GUERRA DEL PACIFICO.

polvo que el enemigo hacia al desembocar de la quebrada. Nos hallábamos a poco mas de seis millas de distancia. Advierto a mi tropa de la presencia del enemigo. ¡Con qué alegría recibe esta noticia! Con la claridad de la mañana pudo convencerse por sí misma de la inmensa línea de jente que descendía sobre el rio. Había tiempo de tomar con calma las últimas medidas. Ordenando la distribución de todas las municiones, me dirijo al pueblo, que se hallaba ya profundamente alarmado con la vista de todo un ejército. No tardé en la población sino el tiempo absolutamente necesario para hacer trasladar al campamento un resto de municiones i cambiar de bestia; la que ocupaba en la noche estaba rendida. Cuando volvía a mi campamento, los rayos del sol reflejaban sobre las armas enemigas. Mas de una persona a mi paso me dice: «Pero, señor, si es todo un ejército que baja, ¿no lo ve usted? Ustedes son tan pocos, no salvará ninguno.D XIV. Incorporado a mi tropa, la hallo toda ella dispuesta para el combate. Pocos momentos después se me reunió el Prefecto, coronel Zapata; su ayudante, coronel Juan Salinas, i el secretario don Ricardo Ugarte, asi como ei jefe de estado mayor, coronel Gaspar Jurado; el teniente coronel Pablo Sánchez, y el comandante Caballero. Mis órdenes para la incorporación de todas las avanzadas se habían cumplido i tenia los 105 hombres armados, unos de rifles, algunos de escopetas i los demás con fusiles. Los 30 lanceros recibieron en el pueblo la orden de colocarse a retaguardia del puente de Topater, o mas bien, de la fuerza que allí debia colocarse. XV. Yo observaba cuidadosamente los movimientos del enemigo. Este, a distancia de tres millas mas o menos del rio que nos separaba uno de otro, hizo alto, cuidando de colocar el grueso de sus tropas protegidas por unas pequeñas colinas, en donde en las noches colocaba yo una de mis avanzadas. Tardó poco en desprender dos partidas de caballería p r o tejidas por tropas de infantería, la una por el camino a Topater i la otra a Carbajal. Ademas, cada una .de esas partidas tenia artillería. No me había equivocado en creer desde un principio que uno de los puntos atacados seria Topater. Me dirijo al coronel Lara, a quien le di el mando de la columna de Carneóles, le' señalo Topater como el lugar donde debia cubrirse de gloria., i le ordeno que marche allí. Mi orden fué contestada, con entusiastas vivas que conmovieron profundamente mi alma. Aquellos soldados, que debían suponer que batiéndose con todo un ejército, si no todos muchos de (dios habían de morir, acojian la orden de marcha con trasportes de alegría. ¡(¿vé extraíio qw los jlrondinos en Francia entonasen la Marsellesa cd marchar al paMbulo! Los soldados de Galanía saludaban su muerte próxima con repetidos vivas a sus jefes. ¿Quién habría mostrado fllaqneza de ánimo con semejantes hombres? XVI. Yo mismo los conduje i coloqué en el puente de Topater, con orden de defender a trance a aquel punto. De esa columna, situada ya en Topater, separé 15 hombres, (i oficiales i 2 rifleros, que, al mando del segundo jefe, teniente coronel Emilio Delgadillo, los situé en el vado de Huaita, jiocos metros al Norte de Carbajal. El camino que de Topater conduce al vado de Huaita en su mayor parte es estrecho i cubierto por ambos costados con arbustos. Ese día, en una estension de mas de tres cuadras, se hallaba lleno de agua. Los oficiales i soldados pasaron con un pié de agua. Perdimos, por consiguiente, mas tiempo que el enemigo en llegar al lugar que debia cubrirse. Yo, que iba a la cabeza de aquellos 24 hombres, incluso el teniente coronel Delgadillo, noté que ya

la partida de caballería enemiga que tomó a nuestra vista esa dirección habia pasado el vado i situádose dentro de unas murallas de adobe de antiguas casas. Nos hallamos divididos solo por un pilón de pasto seco. No podían vernos; de manera que pude colocar a esos pocos oficiales i soldados convenientemente detras del pasto seco. Hacen fuego a mi primera orden, de mampuesto i a distancia cuando mas de diez metros. El enemigo se pone en precipitada fuga, sin hacer ni un tiro de rifle, i repasa el vado perseguido por los fuegos certeros de mi tropa. Se podían ver varios caballos sin jinetes que seguían a los fugitivos. En la primera descarga habían caído diez jinetes i algunos mas al repasar ei vado. En esc momento sentía un fuego nutrido en Topater. Me dirijo allí a escape. El teniente coronel Delgadillo al separarme me pregunta: —¿Qué instrucciones debo cumplir? Tengo presente haberle contestado: —Dejarse matar antes que el enemigo tome este vado. XVII. Cuando regresé a Topater el fuego de una i otra parte era tan activo que eu vano buscaba en mi imaginación algún medio de suplir la escasez de las municiones de mi tropa. Creía que llegaría el momento en que se avisara que estaban agotadas. El valiente Eduardo Abaroa, segundo jefe de los rifleros i a quien dejé eu Topater con ocho de aquéllos para la defensa de ese paso, con el coronel Lara, contraviniendo a mi orden, habia pasado el rio sobre dos vigas de madera i se batía al otro lado hacia el campo enemigo. Le obligué a que ocupara su puesto eu el establecimiento de beneficiar metales situado en la niárjcn del Loa. XVIII. Cuando tenia lugar lo anterior, un batallón enemigo que vestía pantalón colorado i levita azul, empezaba a romper el fuego, avanzando hacia Yalqnincha. A este batallón lo apoyaban algunas piezas de artillería, colocadas en las alturas de la casa de Lorenzo Venia. Hasta entonces mantenía de reserva el cuerpo de rifleros, escepto doce que ya estaban en combate en Topater i en la Huaita. Esa escasa reserva, que no contaba mas de 37 plazas, opuse al batallón enemigo. Desde ese momento el ataque i la defensa se hizo jeneral en los tres puntos indicados: Yalqnincha, Topater i vado de Huaita. Yalqnincha formaba id ala izquierda de -mi línea de defensa que tenia tres millas de, estension; Topater el centro, i el vado de Huaita ei ala derecha, Antes que diera la orden de entrar en combate a la re$ serva, <d Prefecto coronel Zapata habia comprendido también la necesidad do defender el ala izquierda. Vuelvo otra vez a recorrer mi línea. Eu el cuerpo de rifleros veo un cadáver, era el de Marquina; en Topater ve.o otro, el del capitán Me nacho. De ambos lie hecho lijeras referencias. Llego por segunda vez al vado de Huaita: el teniente coronel Delgadillo resistía ventajosamente; no habia sufrido aun ninguna baja i habia rechazado al enemigo en sus sucesivos ataques. XIX. Se me presenta el oficial Jurado, el mismo a quien los chileuos tomáronla noche anterior. ¿Cómo habia salvado? Se referirá eu las siguientes pajinas. Contramarcha a Topater i Yalqnincha, donde el fuego era cada vez mas activo. En ambos puntos la resistencia era tenaz. El enemigo no habia avanzado ni una sola línea sobre el rio. Mas bien habia retrocedido varias veces sobre su centro de operaciones, especialmente la caballería que precedía a los batallones. Hubo un momento en que creí que estaban en completa derrota. Fué una de las veces en que la caballería retrocede al escape e introduce la confusión i el desorden en todas las filas enemigas. ¡Cómo deploraba entonces no tener unos 100 hombres de reserva de que disponer para ponerlos en completa derrota!


CAPITULO TERCERO.

No siendo perseguidos en ese estado de desorden, podían rehacerse fácilmente i atacaban con mayor número de fuerza, pero era solo para ser rechazados nuevamente. Mientras duró el combate, ni un solo chileno pudo cruzar el rio a pié ni a caballo;! si lo hicieron al principio, en el vado de Huaita, no fué sino para repasarlo, dejando mas de una tercera parte muertos. XX. El combate»duraba ya mas de una hora i tres cuartos. Empezó, mas o méuos, alas 7 A. M. i eran las 8 tres cuartos. Los fuegos del enemigo aumentaban en actividad. Dos ametralladoras colocadas la una hacia Topater i la otra al vado de Huaita, ademas de otras piezas comunes de artillería que arrojaban bombas de incendio i metralla, funcionaban incesantemente. Mi inquietud por la escasez de municiones aumentaba. Por tercera vez bajo al vado de Huaita ¡jasando por Topater. En el tránsito encuentro al teniente Luna que venia a galope en un caballo que habia tomado al enemigo, i armado de un rifle, también enemigo, a pedirme, a nombre del teniente coronel Delgadillo, refuerzo para el vado que defendía. El número de enemigos que atacaban aquel punto era cada vez mayor. En la imposibilidad absoluta de poder mandar refuerzo alguno, me limito a coutestarle: «Ocupe usted su puesto.» Al llegar al vado, noto en efecto que las fuerzas enemigas habían aumentado. Así debia juzgarse por el fuego nutrido que se sentía, que lo que es a la vista nos ocultábamos unos de otros por los arbustos, que en esa parte son espesos. Para examinar bien la distancia subo sobre una casa próxima donde encontré una familia llena de terror. De esa altura pude notar cuánta era la diferencia de las fuerzas que atacaban respecto de las mías. Sin embargo éstas resistían, i resistían sin perder terreno. Una mujer me advirtió que caían muchas balas en la casa. Ponía el pié al estribo para volver a Topater i Yalqnincba, cuando se me anunció que una numerosa fuerza enemiga, por puentes que habia traído construidos, pasaba por Chuñenuri i se dirijia al pueblo. Chnnchuri se halla a distancia de mas de dos millas del valle de Huaita. XXI. Iiai avisos que desagradan tanto que cuesta trabajo aceptarlos. Así sucedió con el que se acababa de darme. Para dar un entero crédito mandé al capitán Miguel Pabilo, que apareció en ese instante con un rifle enemigo, a que comprobase la verdad del aviso. Eran las 9 A. M. La resistencia continuaba; ninguno de los puntos atacados cedía. El enemigo hizo entrar en combate el total de sus fuerzas, que constaba de CINCO CUERPOS : DOS BATALLONES, el 2," i el 4."; UN REJIJIIENTO DE HÚSARES, UNA BRIGADA DE ARTILLERÍA i Utl BATALLÓN DE

cívicos DE CARACOLES. Ascendían a 1,400 o 1,500 hombres. (¡Échale, doctor!) XXII. A las nueve i cuarto aun no volvía el capitán Pabilo. •Siu embargo, el comandante Aviles me confirmó el aviso de haber sido ya ocupado el pueblo i estar casi agoladas las municiones en Topater. En Yalquincha el fuego seguía activo. Mandé a otro oficial, a Segundo Altamirano, i como tardara también éste en volver, me dirijí solo al pueblo, ¡mes mis ayudantes se hallaban en comisión. Al llegar ya al pueblo encontré un corneta que estaba en (d vado de Huaita con el teniente coronel Delgadillo. Este me dio noticias circunstanciadas: realmente, por Chunclmri habia penetrado fuerza enemiga; los defensores de Huaita,, agotadas las municiones, abandonaron el vado. Se notaba al mismo tiempo que en Topater i Yalquincha había cesado casi el fuego, pues no se oía sino uno que otro tiro de fusil i a largos intervalos algunos de canon. ¿Qué habia ocurrido allí?

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XXIII. Para abreviar lá distancia tomé una estrecha senda que en líuea recta conduce a Topater i Yalquincha. A l aproximarme al panteón vi a algunos soldados de la Columna de Carocoles i otros rifleros que buscaban retirada. Habia ocurrido lo que en Huaita: se agotaron las municiones. Indicándoles como punto de retirada el pueblo Chiuchiu, avancé sobre Topater en busca de Abaroa, de quien supe, por uno de los soldados, que aun se mantenía en su puesto. Su rifle Winchester tenia 300 tiros de dotación. Me fué ya imposible llenar mi objeto porque interceptaba el paso un gran incendio que se pronunciaba cerca. Perdida toda esperanza, tomé el camino de Chiuchiu, pasando por mi campamento. Absoluto silencio. Hasta los peones de la finca habían abandonado aquel lugar. Solo de vez en cuando caía una que otra bala en las paredes de los cnartos que allí hai. Me detuve un momento a observar : si éramos perseguidos: ni un solo enemigo traspasaba el rio. Cuando salí al camino de Chiuchiu algunos otros soldados mas de mi tropa tomaban la misma dirección; esperé que avanzara el último. Cuando no se veia ya ninguno emprendí mi retirada. A la distancia se observaba el polvo que hacían mis compañeros sobre el camino que indicara. XXIV. La retirada, o mas bien el lugar por donde debe hacerse un combate, antes o después de él, es sin duda de la mas alta importancia; pero también peligrosísima si lo conoce el soldado con anticipación. Todo jefe de ejército o de una plaza, en su plan de ataque o de defensa, debe cuidar dé su retirada, pero jamas comunicarla al soldado sino en el acto de emprenderla. Ya habia andado cerca de tres millas i encuentro a dos de mis soldados fatigados de sed i de cansancio. Eran las 11 A. M.; el sol era abrasador; el combate de mas de dos horas habia debilitado algo a aquellos dos hombres. A m bos, casi a la vez, me piden que los lleve en mi caballo. Era imposible que pudiera conducimos a los tres. Eché pié a tierra para que los dos montaran. No pude obtener que ninguno lo hiciera. Su escusa la fundaban en estar reparados con un momento de descauso. Una tropa de muías que se vio a poca distancia i que ademas llevaba a Calama barriles de agua, puso término a aquella situación. Se pudo a la vez saciar la sed i tener movilidad para los soldados. Cuantas veces volvía la vista hacia Calama se distinguían gruesas columnas de humo que nacían del incendio. No pudiendo desalojarnos de nuestras posiciones en buena lid,, recurrieron a ese medio de destrucción, que sin dañar a los combatientes han perjudicado a las personas inofensivas, dueños de las chacras. Desde el primer combate empezaba a acentuarse la naturaleza salvaje de la guerra que nos hace Chile. De Calama a Chiuchiu hai 24 millas de distancia. A las diez o doce encontré a muchos de mis compañeros en un número de 48, entre éstos el Prefecto coronel Zapata, el coronel Lara, el coronel Jurado, el teniente coronel Pablo Sanchez, el comandante Aviles, el de igual clase Pedro Caballero, el ayudante mayor Valentin Navarro, algunos oficiales i soldados de rifleros de la Columna de Caracoles i de lanceros, el ayudante de la Prefectura coronel Salinas i el secretario señor Ugarte. XXV. ¿Qué habia sido de los jefes Abaroa, Delgadillo i Patino? Qué de los oficiales i soldados que íaltaban? Este recuerdo i el de la suerte a que quedaba entregado el joneroso i patriota, pueblo de Calama. eran los únicos que venían a turbar la inmensa complacencia que sentía al ver que todos mis compañeros no habían abandonado su puesto sino cuando se agotaron sus municiones. XXVI. El ejército de Chile, en número de 1,500, combatiendo


G U E R R A D E L PACIFICO.

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contra 85 hombres mal armados i en una línea de tres millas, que apenas podia atender, no pudo traspasar el rio en los] tres puntos de ataque, sino cuando los defensores quisieron desalojarlo. Hasta para aproximarse a los puntos de combate hizo uso de bárbaras amenazas sobre el oficial Jurado i el soldado Maldonado. Ya se sabe"que éstos fueron tomados por el ejército enemigo el dia antes del combate. Por medio de amenazas de fusilarlos, les obliga en la mañana del 23, al oficial Jurado a conducir a la fuerza que atacó el vado de Huaita, a aquel punto que era secreto, i a Maldonado a otro vado también poco conocido, al Norte de Topater. Jurado enseñó el vado, que fué el que defendía el teniente coronel Delgadillo, i como lo traiau a la cabeza de la tropa cuando principió el combate hubo un momento en que se vio entre dos fuegos. Para salvar de la muerte se tiró al rio i llegó a la orilla opuesta sin dificultad a favor de la espesura de los matorrales que hai en ese lugar. No be podido obtener la verdad sobre la suerte de Maldonado. Creen unos que fué fusilado por haberse negado a enseñar el vado; otros que. murió a la orilla del rio. No faltan quienes sostengan que se halla prisionero. En cnanto al comandante jeneral ocurrió lo siguiente: En los primeros momentos del combate, o mas bien, cuando apareció el ejército enemigo, .se me avisa que llegaba con dos jefes mas, i que ya se bailaba a media milla de distancia del pueblo. Inmediatamente mando a dos oficiales, Palalo i Altamirano. a que le dijeran: «que se me incorporara en el acto, i que si no pudiera hacerlo, que al menos me mandara los rifles que traia.» Regresan los oficiales trayendo tres rifles con su dotación. El comandante jeneral y los dos jefes, tomándolos por enemigos habían saltado del coche, y puéstose en fuga apié hacia, los matorrales. En vano los dos oficiales que no estaban armados ni tenían uniforme hicieron señales y dieron voces de ser amigos, e iban en comisión. No pudieron obtener que se detuvieran. En el coche encontraron los tres rifles que todavía sirvieron en el combate. Posteriormente se me informó, que cuando los oficiales se retiraron tomaron nuevamente id camino y eoutramarcharon sobre Chacanee. Consigno todos estos hechos, porque las lijeras apuntaciones que anteceden no están destinadas sino para mis recuerdos particulares y para uno que otro amigo que quiera conocer en leal fuente la resistencia de Calama. OBSERVACIONES.

Ni los jefes ni los soldados chilenos probaron conocer el avie de la guerra. No los primeros, porque a pesar de los estudios tan anticipados como prolijos que hicieron de Calama, mucho antes de la guerra y de los distintos planos formados para la ocupación de la plaza, uo conocían la localidad ni las condiciones especiales del rio Loa, en que tuvo lugar (d combate. Tuvieron que hacer uso de tremendas amenazas sobre Jurado y Maldonado para informarse de las sendas estrechas que conducen a \o< vados secretos. Teniendo 1,500 hombres como tenían, a jefes mas intelijeutes les habría, bastado, para hacer inútil toda resistencia, prolongar su línea de batalla a toda la ostensión del rio paralelo al pueblo. Con 8 5 hombres yo no habría podido defender una línea de nueve millas, y habríamos sido tomados todos por retaguardia, Ademas, cometieron dos errores que no se esplican sino teniendo en cuenta la ignorancia de los jefes. El primero consiste en haber atacado los puntos de defensa con los húsares de a caballo a la cabeza, y el segundo, en que la infantería entraba en columnas cerradas, ofreciendo asi blanco seguro a nuestras balas. Es asi como ¡se comprende que el ejército enemigo hubiera perdido 138 hombres, 110 muertos i 28 heridos. ( I vaya con el mentir de los húsares!) De mi parte no perdí sino 10, 9 muertos i 1 herido. La impericia de los soldados consiste en que no hacen

buena puntería, bien porque no conocen las condiciones de su arma, o porque no se han disciplinado convenientemente en ejercicios de fuego. Casi todos los proyectiles enemigos, así los de canon como los de rifle, pasaban auna inmensa altura de nuestra cabeza. Por el ¡llano un poco inclinado que ocupábamos i por la distancia de algunas casas en cuyo techo caian las balas, se podia calcular que esa altura no bajaba de 20 metros. No me sorprendió menos que después del combate no hubiéramos sido perseguidos. A haberlo sitio habríamos sido tomados en el camino de Chinchín. No teníamos como protejer nuestra retirada. Nuestras armas no tenían municiones. Tal fué la defensa hecha contra tres batallones de infantería, un regimiento de húsares i una brigada de artillería, en todo 1 , 5 0 0 combatientes chilenos (que no eran ni 4 0 0 con dos cañones) por un doctor boliviano i su saliva, Murieron de los nuestros en aquel descomunal combate, que recuerda a lo vivo los cueros de vino de don Quijote, no menos de cien (que no alcalizaron a siete); i en vista de tanta garrulidad¿no es ala verdad una lástima que asi como el doctor Cabrera describió el homérico combate de Calama, cual no lo habría hecho mejor Cervantes, no escribiera su retirada para ser comnarado a Jenofonte? X. Celebración de la toma de Calama. Antofagasta, Marzo £5 de 1879. Antes de la hora designada para el meeting a que se habia. invitado, la ¡daza de Colon estaba invadida por una concurrencia que puede estimarse en dos mil personas. El señor Audrade propuso para que presidieran el. meeting a los señores siguientes: Presidente—señor Francisco Rascuñan Alvarez. Secretarios—señores Aníonino Toro i llamón Yalenzuela Yaldovinos. . La concurrencia aceptó estos nombramientos con aplausos prolongados. La banda de música tocó el himno nacional en medio del mas vivo entusiasmo del pueblo. Si pudiera describirse las emociones que ocasionan al alma los armóniosos acordes de la canción chilena, necesitaríamos llenar nuestro periódico con la narración de las patrióticas escenas que ayer presenciamos. El primero en subir a la tribuna fué don Marcos Antonio Andrade, quien, en una calorosa i patriótica improvisación, supo conquistarse merecidos aplausos. Don Ramón 2." Araneibia fué el segundo que subió a la tribuna i pronunció el siguiente discurso: «Ciudadanos: chilenos todos que como yo habéis sufrid') hasta hace poco el despotismo brutal de los cholos salvajes que acaban de, ser castigados en Galanía i que manchaban con su inmunda planta este suelo que hoi reclina su cabeza en el regazo sagrado de la madre patria, a vosotros me dirijo para que juntos nos congratulemos del brillante resultado obtenido por nuestros hermanos en el primer encuentro con aquellos sayones que ayer no mas arrastraban o hacían arrastrar por estas calles con el palo, el látigo o el revólver, a los hijos del trabajo, a los chilenos que con el sudor de su frente mantenían su lujo i sus vicios. Ah! señores, la sangre de Wenceslao Sánchez, muerto a azotes por JorjePol; la sangre de Elíseo Amagada, asesinado cobardemente por ese tigre que se llamaba Valverde; los atroces martirios conque casi despedazaron a Wenceslao López, ciudadano pacífico; los millares de víctimas inmoladas por el nunca bien maldecido Valdivieso, por Báscones, Echazii, Ápodaca i cien otros, toda esa sangre ha sido vengada i seguirá la venganza i las sombras de esos compatriotas se estremecerán de placer en sus tumbas al sentir que sonó la hora de la justicia. Honor mil veces al ejército! Honor al Gobierno que marcha impertérrito por el camino qne se ha trazado. Una palabra mas, conciudadanos: El cazador muerto en


CAPITULO

defeusa de nuestra patria eu Calama, debe tener una madre, un hermano, talvez hijos. Os pido, a nombre de los vuestros, que hagamos una colecta a fin de hacer un obsequio a la familia de ese héroe que cayó como valiente.» El señor Arancibia era interrumpido a cada momento por el entusiasmo loco de la concurrencia,, principalmente cuando recordaba la conducta infame de las autoridades bolivianas. Después de este discurso, la banda tocó la.canción de Yungai. Don Juan de la Cruz Salvo, distinguido oficial de nuestro ejército, supo estar a, la altura de su intelijencia, pues su brillante improvisad m leba conquistado un envidiable puesto entre nuestros tribunos populares. Sentimos que el estracto que a continuación publicamos, no sea mas que un pálido reflejo del discurso que, con tanta justicia, aplaudió la asamblea. ((Señores: Este suelo que Chile ha regado tantas veces con el sudor de sus hijos acaba de serlo con su sangre. Este suelo, ayer boliviano por la jeuerosidad de Chile i hoi chileno por derecho, retornó nuestros sacrificios i fatigas por darle vida, con la violencia i la codicia de sus mandones; nuestra lealtad con su. mala fé, i la mano pródiga que sepultaba capitales en su seno para arrancar al desierto la riqueza de sus entrañas, vio que era imposible detener la ambición boliviana por el respeto que las jentes cultas deben a su palabra solemnemente empeñada. La vía de las concesiones que Chile reconocía a grandes pasos en favor de nuestros vecinos los hizo creer que el momento del pillaje había llegado i, fuertes con su misma debilidad, nos provocaron a esta guerra seguros del auxilio de otro pueblo que también nos retorna con felonía importantísimos servicios. Pero esa traidora coalición, aunque columbrada en el horizonte público, no detiene ni siquiera un momento a los hijos de los héroes de Yungai, del Puente JBnin, de la portada de Guias, aceptan el reto, i ahora, como en el 37 i 30, corren a la lid sin contar sus enemigos. Calama, acaba de ver nuestra vanguardia i sus defensores huyen en este momento despavoridos por el desierto, después de tres horas de resistencia, en que atrincherados i emboscados, apenas han tenido el tiempo suficiente para ver cómo se bate i cómo muero el soldado chileno. ¡Honor i gloria a los valientes que lian recojido la primicia de los laureles! Nosotros, sus compañeros, que luego les seguiremos, les llevamos vuestros aplausos i vuestros votos, i os aseguramos que será su mejor recompensa. Hoi sois mil que en torno de nuestra bandera os agrupáis para celebrar la primera jornada del ejército del Norte: mañana serán dos millones los que rendirán homenaje a la primera sangre derramada en el desierto, al valiente cazador Rafael Ramírez. Si mi voz llega hasta tí, simpática víctima, os ruego que anticipándoos al hilo eléctrico esparzáis la noticia por todos los ámbitos de Chile para sostener el entusiasmo de los buenos i sacudir el de los reacios; i tornando en seguida tu etéreo vuelo hacia Solivia, decidle que apreste el lecho i la mesa para sus destrozadas huestes de Calama que, desnudas de cabeza i pié, corren sin rumbo en el desierto en busca de refrijerio; decidle: ya es imposible vencer a hombres que se baten como vos i vuestros compañeros; decidle que 20,000 chilenos esperan una sola voz para seguir vuestras huellas. I en seguida, posándoos sobre la cumbre, del majestuoso lllimani, dormid el sueño eterno, que tal tumba merecéis.» Don Ramón Yalenzuela dio lectura a las siguientes conclusiones: El pueblo de Antofagasta, reunido en comicio popular, acuerda: 1.° Enviar un voto de aplauso al Supremo Gobierno

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por haber ocupado los puertos de Tocopilla, Cobija i la población de Calama, punto estratéjico que acaba de ser tomado después de un reñido combate de tres horas; 2." El pueblo de Antofagasta vería con grato placer que se concentraran en la línea del Loa todas nuestras fuerzas, para defender nuestras fronteras de agresiones probables i estrañas; 3." Enviar al señor coronel Sotomayor, i a las fuerzas que se han batido en Calama, un voto de aplauso a nombre del vecindario de Antofagasta; 4.° Promover en el vecindario una snscriciou a favor de la familia del soldado Rafael Ramírez, muerto en el primer combate sostenido en Calama; 5." Autorizar a la mesa directiva para que haga efectivos los acuerdos del meeting. Leídas i aceptadas por el numeroso pueblo las conclusiones del meeting, la concurrencia, presidida por la junta directiva i llevando la banda de música a la cabeza., se dii'ijió a la morada del señor Ministro de la Guerra, cu donde fué cordialmente recibida por dicho señor Ministro. El señor M. A. Andrade, comisionado por los miembros de la mesa para dirijir la palabra al señor Saavcdra., se espresó, mas o menos, eu estos términos: «Señor Ministro: El pueblo de Antofagasta, reunido eu meeting con el objeto de celebrar la victoria de nuestras armas en Calama, me ha dado la honrosa misión de ser su intérprete para declarar a vuestra señoría honorable sus votos de adhesión i simpatía al Gobierno de que V. S. es digno miembro, porque ha sabido interpretar fielmente el sentimiento de Chile en jeneral, ordenando la ocupación da Calama, i demás puntos csíratéjicos para impedir toda agresión del enemigo. Me encarga, todavía, el pueblo de Antofagasta, decir a vuestra señoría que él, en particular, por haber sufrido mas de cerca una dominación injusta i odiosa, ve con sincero placer que el Gobierno trata de mantener el firme propósito de que este suelo, siempre chileno, no deje jamas de serlo, aunque para ello sea necesario el sacrificio de su sangre, la cual está dispuesta a derramar en el altar sagrado de la patria.» El señor Ministro contestó que él, a nombre del Gobierno, se creía autorizado para contestar que veía con júbilo una reunión que se proponía fines tan elevados como la presente: que agradecía en estremo el voto de aplauso del pueblo de Antofagasta, i se hacia m i honor en declarar que el Gobierno mantendrá a todo trance la ocupación del litoral, aun cuando haya de derramarse la última gota de sangre de los hijos de Chile para conseguirlo. Pero, añadió el señor Ministro, «es menester que vuestro entusiasmo se traduzca en hechos, es necesario que vayáis a los cuarteles a aprender el modo cómo se manija, el fusil para utilizarlo con provecho en caso necesario. No solamente es preciso sentir en el corazón los arranques del patriotismo, es menester saber apuntar bien, para poner fuera de combate al enemigo.» Estas últimas palabras del señor Ministro, repetidas por el señor Andrade a la multitud, fueron aplaudidas estrepitosamente por la inmensa concurrencia de espectadores. Con esto se dio por terminado el meeting, retirándose la jente con la mayor compostura. El doctor Ladislao Cabrera llamaba cuadril ateno del Austria a Calama, i juraba conservarlo para su patria. Al efecto habia pedido refuerzos a Tocopilla i Cobija i los j e fes i soldados bolivianos allí se concentraron. Levantaron trincheras, hicieron fosos i favorecidos por el terreno pantanoso pudieron resistir por algunas horas al empuje de la división chilena; pero como el valor, la intelijencia i la fortuna acompañan siempre a los espíritus serenos, la estrella de Daza se eclipsó i las promesas de Cabrera fueron vanas como su patriotismo. Los héroes no se forjan en el marasmo i la abyección; salen armados de la cabeza de Minerva para rendir homenaje a la libertad. ¿Cómo pretenden entonces ser paladines de la justicia los que no han


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sabido defender su dignidad bollada por la planta de oscuros mandarines? Si los hombres de Bolivia hubiesen servido a la causa nacional, ni estarían boi en guerra con Chile ni vivirían pendientes de la espada peruana: respetados i queridos mas estarían con nosotros por el camino del progreso. Pero astutos i suspicaces, felones i traidores, los gobernantes bolivianos han arrastrado a su país a un precipicio sin salida. Chile reivindicando sus fueros derrocará también la odiosa tiranía de esos mandarines i la nación boliviana bendecirá la bandera chilena, que llevará en sns victorias la ruina de los déspotas. Porque por una lei histórica i constante, las desventuras de los pueblos se deben a sus malos gobernantes, i hoi que en defensa de su derecho un pueblo americano lleva a Bolivia la guerra, después de los estragos consiguientes, el jérmen de la dignidad brotará en el pecho de los infelices esclavos de Daza, i levantando su espíritu a rejion mas noble, comenzarán a mejorarse para engrandecer a su patria. Mientras tanto, Bolivia, pueblo supeditado i tributario de una falanje de tiranuelos, es responsable de la sangre chilena vertida en Calama cuya cantidad aun no conocemos: pero, mucha o poca, ella hará que nuestra república se inflame en bélico entusiasmo i que el brazo no descance hasta que se restablezca por la razón de la fuerza la armonía interrumpida por una diplomacia falaz. I ya que el cuadril aleño de Calama ha sido impotente para contener el valor chileno, conviene qne mediten en su causa los bolivianos, porque la estrella de Chile hoi mas que nunca verá agrupados a su alrededor a los lujos de Carrera i Rodríguez. Dias de prueba i de constancia se preparan para Chile. Que los ardores de la victoria encuentren mas prevenidos i serenos los conductores del pabellón nacional!! (PUEBLO CHILENO.)

XIX CIRCULAR DIRIJIDA A LAS NACIONES AMIGAS POR EL MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE BOLIVIA, CON MOTIVO DE LA GUERRA CON CHILE. MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES.

La Paz, Marzo 31 de 1879. Señor: Los acontecimientos harto trascendentales i de creciente importancia para el continente americano que vienen sueediéudose con marcados caracteres de violencia i de escándalo desde el 14 de Febrero último, me ponen en la penosa necesidad de dirijirme a Y. E. para manifestarle lijeramente la injusticia i ultrajante audacia con que el Gobierno de Chile ocupó a mano armada la parte del litoral boliviano comprendido entre los grados 23 i 24 de latitud austral, haciendo presado las importantes poblaciones de Antofagasta, Mejillones i Caracoles, tres fuentes de riqueza por sus productos naturales de salitre, huauo, metales de plata i cobre i de otras muchas sustancias. Aquel acto atentatorio i altamente depresivo de la soberauía e independencia de Bolivia, de su decoro i dignidad, lia sid> reagravado hoi mas escandalosamente todavía, si cabe, con la ocupación de los puertos de Cobija i Tocopilla, que se ha verificado en los dias 21 i 22 del corriente. De la situación violenta creada por Chile para Bolivia, se derivan naturalmente la actitud que corresponde a ésta i el deber en que se encuentra de emplear todos los medios necesarios a fin de repeler con la fuerza la agresión armada i reivindicar el territorio que se le ha usurpado. La agresión de Chili en plena paz, sin previa declaración de guerra ni otro trámite, i pendientes anulas negociaciones entabladas en esta ciudad por el señor Vicíela, Encargado de Negocios del Gobierno chileno, no ha podido menos que sorprender a mi Gobierno i tomarle plenamen-

te desprevenido. La presencia del blindado Blanco Encalada en las aguas de Autofagasta se denunció desde un principio por la opinión pública i aun por la prensa misma de Valparaíso, como precursora de los sucesos que se han cumplido posteriormente; mas mi Gobierno, confiando en la circunspección i probidad del de Chile, no quiso dar crédito a rumores tan ofensivos e inadmisibles, i se limitó a interpelar acerca de ellos al representante chileno. La contestación de éste, consignada en su oficio de 27 de Enero último, fué satisfactoria, i mi Gobierno no pudo sospechar que era un medio escojitado para adormecer i oscurecer la verdad, pues de lo contrario habría tratado de guarnecer sus puertos indefensos, sin omitir ningún sacrificio, i la ocupación armada habría sido sin duda menos fácil, pero mas honrosa para Chile. La indefensión i remota distancia del litoral del Pacífico, el centro de acción i de poder del Gobierno boliviano, lo sorpresivo i exabrupto del hecho, lo encubierto del pensamiento lenta i tranquilamente ¡preconcebido desde tiempo atrás, son circunstancias que afectan la honorabilidad del Gobierno de Chile i que dan su verdadero carácter i colorido al crimen consumado contra Bolivia i contra el derecho público de las naciones. Como ese hecho de recuerdo bochornoso para el agresor tiene el sello de la notoriedad pública, omito relatar los antecedentes que han concurrido a hacerlo mas odioso, no obstante de que el Gabinete de Santiago hace esfuerzos para presentarlo al mundo como su mejor timbre de gloría. La esposicion estensa publicada por el periódico oficial, que tendré el honor de remitir a V. E., le hará conocer a fondo la cuestión que Chile ha querido solucionar por el medio fácil del empleo de la fuerza; mientras tanto me limito a nu informe que, aunque somero, manifestará la plena justicia que asiste a Bolivia en esta cuestión internacional. Bolivia, que bajo el nombre del «Alto Perú» fué la sección americana qne luchó por mas largo tiempo para conquistar su emancipación, proclamó su independencia i autonomía en 1825, bajo los límites de las antiguas provincias que debían constituirla. En la misma época, con poca diferencia, es decir, en 182(3, se señaló la jurisdicción territorial de cada una de las ocho provincias que componían la república de Chile, siendo la primera dice el testo de su lei «desde el despoblado de Atacama hasta la orilla did Norte del rio Choapa; la segunda provincia desde el rio Choapa, etc.» Esta demarcación no hizo mas que seguir las tradiciones antiguas, pues el mismo fundador de Santiago de Chile don Pedro de Valdivia,, habia dicho al emperador Carlos V, en la carta que le dirijió, dándole cnenta de su viaje a aquel reino, estas notables palabras:—«.Caminé del Cuzco luida el valle de Copia.pó, que es el principio de esta tierra 'pasado el despoblado de Atacama.» La constitución primitiva de Chile estuvo de acuerdo con las palabras del conquistador i fundador Valdivia, i documentos mas tarde compulsados, han probado hasta la evidencia que el gran despoblado de Atacama era parte integrante dtd territorio alto peruano. No podría entrar en el examen de esta materia, sin hacer la prolija i detenida esposicion de datos, documentos, historias i tradiciones, que se exhibieron en su tiempo oportuno, i que hoi no harían sino di snaturalizar este oficio. Fué en 1842, con motivo de los descubrimientos ele Imano en Mejillones, que Chile manifestó sns primeras e infundadas pretensiones al territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24 de latitud austral. Es entonces que declaró por una lei, no precisamente la propiedad del territorio de un modo directo, «sino la propiedad de las Incalieras existentes en el desierto de Atacama. El Gobierno de Bolivia reclamó inmediatamente, i Chile ocurrió al,partido de las dilaciones, aprovechando para una esplotacion arbitraria los momentos de perturbación política, que desgraciadamente han sido tan frecuentes en Bolivia. Los trabajos o instancias de seis distintas logacio-


CAPITULO TERCERO.

nes constituidas en diferentes épocas, no fueron bastantes para sacar a aquel Gobierno del medio calculado de a p l a zamiento i moratorias. Consecuencia natural i precisa de semejante conducta ha sido el sistema chileno de ocupar a mano armada ad perpetuara, en la ocasión mas favorable, el territorio c o d i ciado. E n 1878 se preseutó esa ocasión por el acrecentamiento de Lis fuerzas de Chile, preparadas para la cuestión arjentin i, i que se han dirijido contra Bolivia. Necesario era un pretesto, i el Gobierno de Chile lo ha encontrado en la lei de 14 de Febrero del 78 dictada por la A s a m b l e a Nacional constituyente, imponiendo diez centavos sobre quiutal de salitre esportado por una sociedad anónima, a la cual el Gobierno de Bolivia habia h e c h o concesión graciosa de vastos terrenos salitreros. Cuestión del todo privada, que no podia vulnerar los derechos de Chile, ni afectar su política internacional. E l debate sobre límites quedó interrumpido en 18G3, porque el Gobierno de Chile habia eludido siempre los medios de advenimiento i de arbitraje, llevando adelante su sistema de ocupación de hecho, c o m o lo verificó en aquel año, dando justo motivo a Bolivia para que espidiera la lei de 5 de Junio que autorizó al Gobierno ¡jara declarar la guerra, siempre que, agotados los medios conciliatorios de la diplomacia, no se obtuviera la reivindicación del territorio usurpado. Con este motivo quedaron rotas las relaciones con aquel país. Sobrevino el Gobierno del jeneral Melgarejo, i en m o mento en que el principio de reivindicación inventado por la antigua metrópoli vino a perturbar la tranquilidad americana, aquél Gobierno firmó un pacto de alianza, de la que Chile hacia parte, i estipuló con ésta el tratado de límites de 1800 señalándose el paralelo 24 c o m o línea de demarcación entre las dos ilaciones. L a revolución popular de 1871, en ejercicio de un acto do soberanía, cambió todo el estado de cosas creado por la administración Melgarejo; mas, en homenaje a la fe d o l o s pactos internacionales, respetó el ajustado con Chile, que fué revisado en 1874, ratificando la condición principal de la demarcación en el paralelo 24. P o r el artículo 4." di: este último tratado, que no tiene coueccion necesaria con su principal objeto, quedaron libres de todo impuesto los c a pitales, industrias i personas chilenas. L a lei de 14 de Febrero de 1878, al revisar i prestar su aprobación a la concesión que el Gobierno habia hecho en 27 de N o v i e m b r e del 73 a la Compañía anónima de Salitres i Ferrocarril de Autofagasta, impuso diez centavos en quintal de salitre que se esporte, c o m o única 'compensación de las euormes i extra-legales concesiones que a título gratuito se habían hecho a la Compañía con el nombre de transacción. E l cuerpo lejíslativo, que pudo haber r e chazad. como v.nlo o írrito aquel pacto niauiliestameute lesionarlo para el Estado, se limitó a exijir la pequeña compensación do que se trata, dando así una prueba brillante de la circunspección i tino con (pie procedía, respetando ¡a palabra del Gobierno i e "mediando en cuanto le era posible la equidad con la lei, i los intereses de la C o m pañía con los del Estado. 1

La Compañía, dándose por herida en sus derechos, r e nunció la acción contencioso administrativa que podia h a cer valer, creyó lícito rebelarse contra todas las formas establecidas por las leyes bolivianas, i ocurrió con su r e clamación ante el Gobierno de Chile, alegando nacionalidad chilena i residencia en Valparaíso. E l Gobierno de Santiago no tardó en dar carácter d i p l o mático a la jestion, que por su propia naturaleza era de derecho interno, i en despacho de 8 de Noviembre del 78 fijó sus conclusiones en tono inusitado i de altanería sin ejemplo, demandando la suspensión de los efectos de la lei de 14 de Febrero, o la ruptura de los tratados de límites. A l e g ó que la imposición de que se trata violaba el artículo 4.° del tratado de 6 de A g o s t o del 74. M i Gobierno no halló fundada ni justa la reclamación, por cnanto el impuesto tenia su oríjen en un contrato privado i debía

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considerarse c o m o pequeña e insignificante compensación de las enormes i graciosas concesiones que se habían h e cho a la Compañía. Mandó en consecuencia el c u m p l i miento de la l e i ; mas c o m o la Compañía hubiese p r o t e s tado formalmente, desconociendo el carácter obligatorio de aquella, tuvo que declarar rescindido el contrato de 27 de Noviembre, mandando suspender en consecuencia los efectos de la imposición impugnada por el Gobierno de Chile. U n a vez rescindido el contrato, al que impropiamente se ha llamado transacción, la controversia debió quedar reducida a simple cuestión privada, veutilablc ante los tribunales de justicia, i en la que el Gobierno de Chile no podia intervenir, puesto que suspendidos los efectos de la lei de 14 de Febrero, habiau desaparecido a la vez el i m puesto, el juicio coactivo pendiente, la pretendida violación del artículo 4.° del tratado del 6' de A g o s t o del 74, i finalmente el arbitraje internacional propuesto i exijido por aquel Gobierno. L a solución dada al conflicto, con la Compañía, no pudo, pues, ser mas natural i lójica, i al propio tiempo mas justa i pacífica. Declarada por los tribunales de justicia la legalidad de la rescicion, que el Gobierno habia pronunciado solo administrativamente, la reicimlicacioii de ¡as salitreras se habia realizado por los mismos medios l e g a l e s i ante los m i s m o s tribunales de justicia, sin estrépito ni v i o lencia. L a majistratura boliviana, tengo a alto honor el poder decirlo, a voz en grito ha dado mas de una vez pruebas brillantes de su sabiduría, de su alta justificación i de su perfecta independencia. U n a prueba elocuente de esto ha dado hace poco la Corte Suprema, fallaudo en contra del Gobierno nacional un rec l a m o del ciudadano chileno Juan Gardai. P e r o desgraciadamente el arbitraje internacional, exijido con insistencia i a todo trance, no era mas que un pretesto para encubrir el proyecto preconcebido de conquista i anexión, que acaba de ponerse en práctica con perfecta deliberación. I es por ello que la legación chilena no quiso ni discutir los fundamentos de la resolución de 1." de F e brero ú l t i m o i se apresuró a precipitar el conflicto. E l Gobierno chileno veía, de años atrás, con sentimiento de despecho el rápido desarrollo i engrandecimiento del puerto de Autofagasta, codiciaba las riquezas de Caracoles i miraba los luíanos de Mejillones c o m o medio seguro para aliviar las necesidades de su tesoro exhausto; i ha a p r o v e chado de. la primera ocasión para arrebatar a Bolivia aquellas posesiones. E l incentivo del lucro, estimulado por la facilidad de la empresa, ha sido el verdadero móvil de la invasión chilena. A l emitir tan grave i severo juicio, debo presentar las razones en que se apoya. E l oficio preceptivo de x de N o viembre último del señor Ministro de R e l a c i o n e s Estertores de Chile hizo ya traslucir las miras de su G o b i e r n o ; mas habiéndosele recordado el tenor del artículo 2," del tratado complementario de 21 de Julio del 7o, tuvo que proponer el arbitraje, h i e n a pesar suyo; mientras tanto se hacían aprestos formidables de guerra en Chile: se m a n dó al Blanco Encalada a l a s aguas de Autofagasta., con dotación competente de tropas de desembarco; se estacionaron mayores fuerzas en el puerto de Caldera, i el E n cargado de N e g o c i o s señor Videla recibió órdenes perentorias para precipitar la discusión i producir el conflicto. Con tales antecedentes dirijió su oficio de 8 de Febrero ú l t i m o , insistiendo sobre el arbitraje internacional; pero entre tanto su Gobierno i los jefes militares estacionados en Caldera, sin conocimiento ni noticia del resultado de las negociaciones que se seguían en esta ciudad, r o m p i e ron los tratados con Bolivia consumando la invasión de su territorio a mano armada; de m o d o que las negociaciones del señor V i d e l a fueron de simple apariencia i no tuvieron otro objeto que distraer la atención de mi Gobierno que, mui distante de poner en duda la lealtad del de Chile i la honorabilidad de su representante en esta ciudad, tenia completa fe en que una cuestión simplemente e c o n ó m i -


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G U E R R A D E L PACIFICO.

ca i de poca importancia, no podría ser resuelta sino de nn m o d o amigable, sin que jamas pudiera llegar a ocasionar un eas-m belli entre dos repúblicas vecinas, que habían pertenecido a la alianza americana, i a las que se debía suponer animadas de ese espíritu de paz i de confraternidad, tan necesaria entre los pueblos del continente para su común desarrollo i progreso. L a falta de declaratoria previa de guerra es otro m o t i v o que pone de manifiesto el procedimiento irregular i las tendencias preconcebidas de la cancillería chilena, Sabido es que todo Estado debe agotar los medios pacíficos de conciliación antes de comenzar una guerra ofensiva, i está obligado, para romper las hostilidades, a hacer conocer previamente su intención de ocurrir a las armas. FA derecho internacional civilizado, dice un publicista c o n t e m p o ráneo, vitupera a los Estados que inician una. guerra ofensiva sin previa declaración i que tratan de sorprender a su adversario precipitando las hostilidades. E l Gobierno chileno, poco escrupuloso en la observancia de las formas, no ha parado su atención en nada de esto, i sin embargo de que la actitud pacífica de Solivia ponía de manifiesto su propósito de conciliación i de concordia, no ha trepidado aquél en lanzarse a la guerra principiando por arrebatarle parte de su territorio, bajo pretesto de r u p tura de los tratados de límites, declarada por sí i alegando una posesión anteriora 1800, que j a m a s ha tenido. L a d e tentación transitoria antes de aquella época, que fué tan violenta i arbitraria c o m o la presente, no ha importado nunca otra cosa que el abuso de la fuerza material, a p r o vechando la falta de elementos de guerra marítima por parte de Bolivia.

Chile no ha alegado razón justificativa ninguna que autorice la guerra ofensiva que ha p r o m o v i d o a Bolivia. L a agresión inferida a ésta con la conquista de su territorio i con la ruptura de sus tratados de límites, no puede ser mas injusta i violenta, i ya que se le ha colocado en situación tan estreñía, bien a pesar suyo, se encuentra en el indeclinable,deber de a c u d i r á las armas para la defensa de su territorio usurpado, de sus rentas defraudadas, de su dignidad hollada i su bandera vilmente ultrajada en su propio suelo. Bolivia no ha deseado ni buscado la guerra, ¡jorque es esencialmente pacífica i sabe respetar el derecho de las demás naciones, pero no t e m e : la acepta de buen grado i uo omitirá esfuerzo ni sacrificio para repeler la fuerza con la fuerza, para, reintegrarse en sus derechos i conservar la incolumidad del honor nacional, V . E . se. servirá poner el presente despacho en c o n o c i miento del E x c m o . Gobierno que representa, a fin de que, penetrado del estado actual de guerra, haga justicia a la actitud obligada en que se encuentra Bolivia, i se sirva llenar para con ella los deberes consagrados por la lei s o lidaria de las naciones. Con sentimientos de mi mas distinguida consideración me suscribo de V . E . mui atento i obsecuente servidor. EULOJIO DORIA

MEDINA.

X X JEOGRAi'IA. JS>ü B-OLIVIA.

Presentamos al público este artículo que trata de la república bolivia.ua en jeneral, abrazando también la d e s Mas no creo necesario deber insistir sobre este punto. cripción topográfica del litoral de A t a c a m a chileno-boliviaL a ocupación violenta del litoral boliviano ha sido j u z g a d a no, q u e h o i tanto interesa, en vista de los sucesos ú l t i m a ya por la opinión pública de A m é r i c a c o m o acto atentatomente consumados i del esperado desenlace de la cuestión, rio e injustificable. Chile ha asumido exabrupto el papel que el Gobierno de Chile en concordancia con la opinión de invasor armado, i faltan do a los c o m p r o m i s o s que contrajo popular de toda la república procura dar en pro del p o r c o m o una de las repúblicas signatarias del pacto de alianza venir de aquella localidad i del progreso i la prosperidad del 00, ha roto los vínculos de la unión americana, ha v i o j e n e r a l ; intereses que aun todas los estranjeros miran c o m o lado las reglas i prácticas del derecho internacional i premejor garantidos en manos de los chilenos que en las de sentado un escándalo mas en la historia de estas repúblila administración de sus adversarios. cas, que será un siniestro precedente para las relaciones L a R e p ú b l i c a de Bolivia, antes llamada el A l t o P e r ú , de los Estados débiles con los fuertes, i que romperá la confina por el Norte i E s t e con el Brasil: p o r el Sur con valla del derecho en las controversias diplomáticas freid Chaco paraguayo, según la decisión del reciente a r b i cuentes de la nación americana. traje con la R e p ú b l i c a Arjentina i con C h i l e : por el Oeste P o r mui fundadas que hubiesen sido las razones que se con el Perú i en una corta faja de costa con el Océano P a han aducido contra el cumplimiento de la lei de 14 de F e cífico, apesar que en el t i e m p o del coloniaje español la c a brero, Chile no h a podido romper los tratados de límites pitanía jeneral de Chile, hoi la república de este n o m b r e , ni alegar reivindicación de lo que j a m a s le perteneció. se entendiera hasta la latitud Sur de 21"-JN', o s e a la e m L o s tratados de límites se consideran c o m o cesiones rebocadura del rio L o a i la llamada Caleta chilena. L a p o s i cíprocas, son verdaderas transacciones en las que cada uno ción de Bolivia es entre los 58" i 7 1 " de lonjitud al Oeste de los signatarios renuncia una paite de sus derechos a ! de Greenwioh i de latitud austral entre los i.)" ( 1 0 " según trueque de asegurar el resto. V. E. sabe que estos trata- i los brasileros) i 24" (23° desde la reivindicación c h i l e n a ) ; dos, c o m o los de cesión, cambio de territorios i en jeneral I la línea de la frontera con la R e p ú b l i c a Arjentina la marca todos aqvjíllos que. estableen derechos que no pueden deen su mayor estension el grado 2 2 , comprendiendo los d o rogarse tácitamerde, tienen el carácter de perpetuidad i minios hasta los 2 4 g i a d o s solos los avances de los b o l i son de tal naturaleza que aun cuando queden suspensos vianos en <d desierto de A t a c a m a , durante la guerra, reviven luego sin necesidad de acuerdo Bifurcándose en esos parajes la alta cordillera, que uniespreso. Esta es la doctrina, de los publicistas mas autorida había servido con su línea divisoria de las aguas de zados. límite entre Chile i la República Arjentina, Bolivia se Solo la cancillería de Chile ha querido olvidar esa d o c considera señora nominal de una estéril cuña de territorio trina fundamental, como ha olvidado que no puede hacerse que se interna entre aquellas dos repúblicas hasta mas al la guerra sino con m o t i v o de una cuestión de derecho p ú Sur del grado 2 0 . Sin e m b a r g o , hai que notar que l o s c o n b l i c o ; que los litijios de derecho privado están sujetos a la fines de Bolivia con el ángulo Noroeste de la R e p ú b l i c a deliberación de los tribunales de justicia; que son causas Arjentina la forma, el gran despoblado de las provincias lejítimas de guerra únicamente la violación de los derechos de Jujui i Salta; ademas, hai cuestión de límites pendienfundamentales o esenciales de un E s t a d o , el despojo v i o te con la Arjentina sobre el dominio del departamento lento o el ataque a las bases sobre las que descansan el boliviano de Tarija, i sobre el gran Chaco con las r e p ú orden i el derecho en la humanidad. blicas Arjentina i Paraguaya. Si la cancillería de Chile desconoce i rompe los tratados L a superficie de Bolivia es de cerca de 1.300,000 k i l ó de límites de 1800 i 1874, Bolivia se verá obligada a r e c o metros cuadrados, con una población calculada en 2.325,000 brar i mantener su derecho de propiedad sobre los tres habitantes o sea 1.8 sobre cada k i l ó m e t r o cuadrado. g r a d o s j c o g r á f i c o s que cedió a Chile en su litoral por d i L o s ocho décimos de, la población los forman los indios, chos tratados por hacer solo homenaje a la paz i deseando tanto mansos c o m o b r a v o s ; los criollos, mestizos i cholos conservar la , mas perfecta armonía entre ambas R e p ú forman los otros dos d é c i m o s ; de, negros hai pocos. Casi blicas. todos los indios son católicos, conservando muchos usos i


CAPITULO TERCERO. supersticiones del tiempo de la idolatría del sol. El idioma oficial es el castellano; hablando sin embargo las familias decentes en gran parte los idiomas quichua i aimará de los descendientes de los subditos de los antiguos incas. Los indios del Este i Norte hablan guaraní i muchos otros idiomas, mas o menos parecidos a los dialectos de sus hermanos limítrofes del Brasil i el Perú. Las tribus mas conocidas son los indios Chiquitos al Este i los Mojos al Norte. La república de Bolivia de hoi en dia o el Alto Perú de los Pizarro i Almagro formaba durante dos siglos i medio parte del vireinato del Peni, mientras que desde 1776 con las actuales tres repúblicas del Plata fué reunida en el vireinato de Buenos Aires. El Perú i Bolivia fueron los últimos países que se hicieron independientes de España. Bolivia declaró su independencia eL 6 de Agosto de 1825; en honor del libertador don Simón Bolívar tomó el 11 de Agosto el nombre de Bolivia i se abrió el primer Congreso a 25 de Mayo de 1826. Bolívar habia sido dictador de la república peruana «una e indivisible;» pero en 1836 se dividió esta en dos repúblicas, tomando los nombres de Perú del Norte i Perú del Sur, que con Bolivia formaron una confederación bajo un protector común, dándose una Constitución parecida a la de los Estados Unidos de Norte América. Conocida es la espedicion del ejército restaurador chileno bajo el mando del jeneral don Manuel Búlnes. Pues, en 1839 se disolvió la confederación; el Perú del Norte i del Sur volvieron a formar una sola república que al principio, en unión con Bolivia, combatió contra las fuerzas de Chile. En seguida se hicieron la, guerra los que hasta entonces habian sido aliados, porque el Presidente peruano. Gamarra le tuvo envidia al prestijio i a la autoridad del Presidente Santa Cruz de Bolivia. Desde entonces a esta parte quedó Bolivia república independiente, pero con su suelo ensangrentado por las revoluciones provocadas por los ambiciosos caudillos que codiciaban la silla presidencial. Hasta fines del gobierno del jeneral Castilla en el Perú, eran frecuentes las discordias de Bolivia con el Perú. Pues es evidente, echándose tina mirada sobre el mapa, que la configuración jeográfica i política del pais es la mas desgraciada que se pueda figurar. Es cierto que desde los únicos puertos del ditoral boliviano, Cobija i Tocopilla, existe un camino que atravesando el desierto de Atacama conduce al interior, a las ciudades de Potosí i Tarija. Pero no es el único ni el mas cómodo. El litoral natural de Bolivia no está al Sur del rio Loa; esta rejion, que corre paralela con la frontera arjentina allende los Andes, pertenece jeográficamente a Chile, como lo comprendían los antiguos españoles. Todos los puertos del Pacífico desde los cuales son mas accesibles las capitales del centro: La Paz, Oruro, Cochabamba, Sucre i Potosí, se encuentran en posesión del Perú. A la, verdad, la angosta laja de territorio formada por el Perú meridional desde Arequipa para acá, contiene los puertos naturales que llevan a los centros de la población boliviana; tales son principalmente Islai, Moliendo, lio i Arica. Por eso se ofrece como una eventualidad tan segura una guerra entre los dos vecinos por la posesión de esa costa, como era inevitable el conflicto actual de reivindicación entre Chile i Bolivia, desde que el Gobierno de esta, última República interpretaba con tan mala fe los tratados existentes i puesto que para el porvenir no influyera gran confianza la política de los hombres de Estado, nombrados ministros por un Presidente torero aficionado. Bolivia está atravesada de Sur a Norte por los Andes con sus numerosas ramificaciones en todas direcciones. En la rejion del Madera i del Paraguai pertenecen las serranías ya al sistema de las montañas brasileras. En esta República se encuentran algunas de las cumbres mas elevadas de la jigantesca cordillera, como son el Illimani, Sorata, Sahama, Gualatieri, los nevados de Cochabamba i el Potosí, célebres por las abundantes minas de plata que existen en sus faldas. Muchos volcanes hai especialmente en las sierras inmediatas al litoral o desierto de Atacama, TOMO

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donde son frecuentes los temblores. En esta rejion, como en la costa del Perú, no llueve; sin embargo, en los meses entre Junio i Diciembre hai neblina i fuerte rocío. Allí también existen ricas minas de plata i valiosos depósitos de guano i salitre. El clima en los húmedos llanos i pampas al Norte i Este con su espléndida vejetacion es ardiente i malsano, a causa de las grandes inundaciones en la estación de las lluvias. En los altos hace mucho frió, por lo elevadas que son las altiplanicies i por las frecuentes nevadas; en cambio, el aire es mui puro. A la altura de mas de 12,000 pies se hallan dos grandes lagos: el Titicaca, navegado por vapores, en la frontera del Perú i unido por un ferrocarril con La Paz, i el lago Aullaga; ambos lagos están unidos por el rio Desaguadero. El segundo ferrocarril que hai en la República parte del puerto de Antofagasta a Salinas i será prolongado hasta Caracoles. Bolivia es sumamente rica en metales, en particular por sus minas de oro i plata. En su territorio se encuentran las célebres i ricas minas del Potosí, que hace poco tiempo daban anualmente 1,240 quilogramos de oro i 74,000 quilogramos de plata. Hoi en dia se esplotan en grande escala varias minas de cobre. En. el espacio de tiempo entre los años 1556 i 1802 las minas del Potosí rindieron 824 millones de pesos fuertes, i solo en los 44 años de 1776 a 1820 dieron 154 millones de ¡)esos. El oro mas fino se halla cerca de la Paz. El suelo es sumamente fértil, i se dan en él naturalmente, ademas de los cereales i plantas de Europa, los mas estimados productos de la América, i algunos especiales de la República; el pais está cubierto de magníficos bosques de maderas esquisitas; i la lana de los llamas, alpacas i vicuñas que se crian en sus montes, es mui abundante, con todo lo cual Bolivia cuenta con elementos superiores de riqueza. Los animales domésticos son: el buei, el caballo, el asno, el mulo i el llama, llamado camello de los Ancles. En los bosques habitan el tapir, el jaguar, el leopardo (cnguar) i muchos monos, i en las llanuras del Este una multitud de reptiles e insectos venenosos o destructores. La industria no es mui importante, \mes se reduce a los tejidos de algodón i de los demás lauajes del pais, a algunas alhajas i joyas i a los artículos de plumas que fabrican los indios. Pues se hallan también el avestruz en los llanos i el majestuoso cóndor en los cerros. El comercio es poco importante i mui inferior a lo que pudiera ser con los elementos que para ello reúne el pais. Las esportaciones.se reducen a los metales preciosos, el guano, los cueros, la quinina, el estaño i las lanas; el fierro, la quincalla i la secta son casi los tínicos artículos que se importan. El comercio de Europa se hace jeneralmente por la costa del Océano Pacífico, algunas veces por Cobija, pero mas comunmente por el puerto de Arica situado en la costa del Perú. Según el almanaque de Gotha era el presupuesto de entradas para 1873 de 2,930.000 bolivianos, el ele gastos de 4.500,000 el déficit, de 1.570,000 bolivianos; la deuda pública según la misma fuente en 1875 de 3.400,000 libras esterlinas. Los rios principales de Bolivia van a aumentar con sus aguas a los dos rios mas caudalosos de la América del Sur, el Amazonas i el Plata. El mayor de los afluentes del Amazonas, el Madera, se forma aquí por la unión del Guapora i el Mamoré, recibiendo mas abajo al Beni. El Paraguai es rio fronterizo, con él se juntan mas abajo los rios de oríjen boliviano Piícomayo i Bermejo. La República está dividida en nueve departamentos, que lo están en provincias i éstas en cantones. Hai un arzobispo en Sucre, i obispos en La Paz, Cochabamba i Santa Cruz. El actual Presidente, el jeneral don Hilarión Daza, lo es desde el 4 de Mayo de 1870; hai 4 ministros^del despacho. El ejército se compone de 8 jenerales, 359 jefes, 654 oficiales' i unos 2,000 soldados; cuesta su manutención como 2 millones de pesos al año. Los hombres de familia buscan mucho los empleos públicos en Bolivia sosteniéndose así a costa del Estado.

L . V . DOLL.


GUERRA DEL PACIFICO.

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XXI IPIDIRTJ", B O L I Y I A I CHILE, SUS DEPARTAMENTOS, POBLACIÓN, ETC., ETC., PERÚ.—SUPERFICIE

1.500,000

Total

KILÓMETROS CUADRADOS.

GUARDIA NACIONAL.

DEPARTAMENTOS.

Amazonas Anoachs Apurimac Arequipa Ayacucho Cajamarca ... ..... Callao Cuzco Huancavelioa Huanuco lea Junin Lambayeque Libertad Lima Loreto Moquegua Piura Puno Tacna Tarapacá En la República..

E N 1879, P O R J. G. C L A V E R O .

16314 137198 58976 77047 68972 1C0711 20218 120214 51870 39282 35186 101997 47120 76201 124625 32144 14519 65789 129357 18S87 24236 13C0863

17970 147632 59549 79999 73243 112035 14274 128818 51199 39709 25069 107762 39618 71135 101175 29761 14266 6982rf 130092 17122 13989 1338243

34284 284830 185525 157046 143215 212746 34492 243032 103069 78991 Í.0255 209759 80738 147336 225S00 61905 287S5 135615 259449 36009 38225

2699106

EJERCITO EJERCITO EN EN GUERRA. PAZ.

TONELADAS.

¡CABALLOS DE FUERZA.

TRIPULACIÓN.

815 6809 2948 3852 3448 5035 1010 6010 2543 1980 1253 5388 19S0 3551 5053 1483 713 3481 6509 851 699

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HOMBRES.

MUJERES.

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EJÉRCITO EJÉRCITO EN EN P\Z. GUERRA

TONELADAS.

CABALLOS DE FUERZA.

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TRIPULACIÓN.

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DEPARTAMENTOS.

BUQUES.

BOLIVIA.—SUPEREICIE S01,540 KILÓMETROS CUADRADOS.

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380000 325604 1S90C0 156000 450000 125500 212016 50000 45000

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TUNELADAS.

CABALLOS DE FUERZA.

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TRIPULACIÓN.

CHILE.—SUPERFICIE 362.340 KILÓMETROS CUADRADOS.

INTENDENCIAS.

En la República Total

HOMBRES.

100000 7S0Ó0 145000 40O0O 60000 l.'COOO 50000 80000 100000 100000 175000 5( 00 4000 K0Q 1028500

MUJERES.

12C000 lOOCOO 200000 55000 800C0 108000 110000 120000 114(00 150C00 23S000 12000 2300 12C0

1411500

TOTAL.

220000 178000 345000 95000 140000 19S0C0 160000 200000 214000 250000 413000 17CO0 6300 3700 2440000

cu ARDÍA SACIOXAL.

EJÉRCITO EJÉRCITO EN EN PAZ. GUERRA.

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CAPITULO TERCERO. Dotación de los ejércitos de las repúblicas del Perà, Bolivia i Chile.

ARTILLERÍA

CLASE.

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(1) Entre sus jenerales cuenta Chile al actual Presidente del Perú, señor Mariano I. Prado. (2) La caballería en Bolivia, como la artillería, es nominal; pero en cambio tienen zarpadores, únicos de la América Meridional. (3) Los jefes chilenos de artillería i caballería son de guardia nacional. Lima, Marzo 6 de 1879. .

XXII. (Editorial DEL DIARIO OFICIAL de Chile, Febrero 28.)

El Gobierno ha consentido en que se dé a la prensa el telegrama que en seguida se reproduce, ya para mostrarse fiel al sistema de publicidad por el que ha optado, ya para evitar con una innecesaria reserva, conjeturas i alarmas que no tendrían ningún fundamento sólido en que apoyarse. Ese telegrama no tiene, por otra parte, ningún carácter serio especial, i es simplemente una información oficiosa, de tiempo atrás ordenada a nuestro Cónsul en el Callao, mas para el sen-vicio del público que por interés oficial directo. Tampoco trasmite, como se habrá visto, ningún hecho concreto de importancia. Su autor se limita á reflejar, con un criterio enteramente privado, algunas manifestaciones de opinión hechas en la ciudad de Lima. En cuanto a sus referencias a la política oficial del Perú, preciso es advertir qne ellas no concuerdan completamente con los datos que nuestro Gobierno ha recibido de su representante en Lima, i que éste a su turno ha tomado de las fuentes mas respetables. Hoi, como ayer, el Gobierno de Chile tiene por que mostrarse satisfecho de la actitud circunspecta, franca a la vez i conciliadora, en cnanto es posible, del Gabinete peruano. En atención a la gravedad de las circunstancias i a la influencia decisiva que cualquier comunicación oficial ejerce en estos momentos sobre el espíritu público, el Gobierno ha tomado ya sus medidas para que en lo sucesivo los informes que se le trasmitan revistan todo el carácter de precisión i seriedad que se requiere en estos casos; de modo que queden concillados el interés de una lata publicidad con el de la circunspección i exactitud de todo cnanto se ponga en conocimiento del pais. (Telegrama recibido DE Caldera a las 12.15) CONSULADO DE CHILE EN EL CALLAO.

Señor Ministro de Relaciones Esteriores: La ocupación de Antofagasta llama hoi preferentemente la atención del Gobierno i del priblico. Se encuentra en Lima el señor Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia. Se dice que su misión tiene por objeto solicitar el tránsito de fuerzas bolivianas, i de que el Perú cumpla con el pacto secreto de 1873 de alianza ofensiva i defensiva para asegurarse la iutegridad territorial de ambos países.

Hoi iba a ser recibido en audiencia pública. Una comisión de jefes de marina ha examinado los m o nitores i ha dispuesto sean inmediatamente reparados. E L NACIONAL pide sin vacilación la alianza con Bolivia, tomando en cuenta las conveniencias de los negocios de salitre del Perú. L A TRIBUNA combate tales ideas i requiere una estricta neutralidad. E L COMERCIO contestando a E L NACIONAL recomienda

una nentralidad estricta mientras no estén efectivamente en peligro primordiales intereses del pais. La pobreza del erario impide toda acción desfavorable a Chile por de pronto.' El Gobierno iba a reunir a los mas respetables jurisconsultos para tratar acerca de la actitud que le corresponda tomar ante la ocupación de Antofagasta por Chile; pero antes se ha acordado pedir a Chile una esplicacion acerca de la verdadera tendencia ulterior de aquella ocupación. El Presidente Prado se manifiesta en apoyo de la neutralidad. Hai opiniones de que si Chile no acepta la cooperación de los esfuerzos del Perú por evitar la guerra entre Chile i Bolivia, se solicite por el cable la mediación oficiosa del Gobierno de los Estados Unidos. Al decidirse E L NACIONAL tan sin embozo a pedir alianza bélica del Perú con Bolivia se cree que cuenta con las inspiraciones del Ministro de Relaciones Esteriores, Irigoyen. Considero que el Presidente i una mayoría de tres Ministros están decididos por la neutralidad. Domina gran ansiedad entre la colonia chilena del Callao i Lima por los actuales acontecimientos de su pais. Se me dice a última hora que hai el rumor que don José Antonio García i García ha sido nombrado Plenipotenciario cerca del Gobierno de Chile i que se cree parte hoi mismo para esa República. El reo Francisco José Vázquez iba a salir hoi con destino a Valparaíso, por haberse accedido a la estraccion. Todo estaba dispuesto para su embarque; pero el Ministerio de Gobierno ha ordenado, por telégrafo, al prefecto de esta provincia que suspenda su salida. Dios guarde a U. S. Ramón Rivera Jofré. Chile ante la América. (De L A DEMOCRACIA de La Paz, diario oficial).

Ningún pueblo en el mundo se ha llenado de mas baldon, en menos tiempo de vida independiente, que la República chilena.


G U E R R A D E L PACIFICO.

148

pueblo peruano; dejarais al pueblo arjentino, dejarais a toNació egoísta, todo lo hizo i lo quiso para sí, i sin emdos los pueblos sin los lazos de la política; dejarais obrarbargo de recibir el beneficio de la emancipación del graír los por sí, oyendo solo el grito de la conciencia, i entonces, pueblo arjentino, fué el primero que" correspondió eon la Chile seria tratado como pueblo indigno de la América. mas negra ingratitud. No ha dejado tiranía que esplotar ni debilidad de que «Chilenos fueron, dicen los escritores del conquistador, abusar; i las mismas fuerzas que ha recojido a espensas en especial Arteaga Alemparte, Z. Rodríguez, Blanco Cuarde ajeuos sacrificios, las ha empleado para su propio entin i hasta Errázuriz i Lira,—los que descubrieron las migrandecimiento, sin reparar en lo ilejítimo i en lo crinas de plata i cobre, el salitre, el Imano; chilenos los que minal. llevaron capitales, industria, trabajo i civilización a Antofagasta, Caracoles y Mejillones; luego Antofagasta, CaraLa República Arjcntina tiene largo catálogo de los coles i Mejillones son propiedad de Chile.» agravios que ha cosechado de sus servicios. Apenas puede creerse que semejantes personajes, cómEstrechado Chile en una lonja de tierra, ha querido esplices del conquistador gobierno Pinto-Fierro, puedan adutenderse apenas se ha visto fuerte por su posición topográcir tan absurdo argumento. fica i litoral, que ha llevado a su seno el espíritu me.rcantilista, hasta la pasión mas ciega i obcecada. Colejiríase de semejante sofisma que una colonia tiene derecho ele propiedad sobre el territorio que cultiva, que Raza de Quijotes, se puso en el vil ridículo de declarar trabaja, que esplota. su absoluta neutralidad en la gran guerra del Oriente entre Rusia e Inglaterra. De suerte que Corocoro, Oruro i Huanchaca, donde trabajan minerales de plata i cobre, donde han introducido Todo su anhelo es estenderse. Así lo quiso verificar por capitales, industria i población, pertenecen en propiedad a el Sur, i cobardemente corrido, emprendió por el Norte la los chilenos? difícil tarea de la conquista, que harto le costará. La conquista ha sucumbido en América con el coloniaje Y si les pertenecen, ¿por qué no vienen a tomar pacífica español: i volverla a invocar es lanzar el ultraje en todas posesión? i cada una de las naciones que derramaron su sangre para Jamas en el continente de Colon, después de la domina])roclamar ¡abajo la conquista! ción española, hubo guerra mas injusta. La ofensa que acaba de inferir a Bolivia es a toda la Chile es un reo ante la América, i deber de ella es castiAmérica,, al derecho nacional, que es la causa de todas gar al criminal, o a lo menos contenerlo en la carrera de sus ellas. crímenes. La humanidad reprueba la neutralidad cuando los dePREftSA PERUANA. rechos de soberanía i moralidad se ven atacados. No puede verse jamas con indiferencia una violación en media LA CONQUISTA PREPARADA I CONSUMADA. plaza, un asesinato en plena sociedad, un robo o asalta(Editorial de L A PATRIA.) miento en medio mercado. De ahí la moral universal, Lima, Marzo 4fuente i raiz de todo derecho. Es por este sentimiento natural epte la prensa americana Todavía hai quien discute el derecho en la cuestión, o se ha sublevado instintivamente contra la violenta ocupamejor dicho, en el escándalo ofrecido por Chile al mundo. ción del territorio, contra la alevosía del Gobierno de SanTodavía se traen al debate los documentos de las cancilletiago, que, obedeciendo a. la lei de su orgullo vano i necio, rías contendientes, i todavía hai quienes aconsejan modede su alma quijotesca, ha roto los vínculos de respeto a ración, reserva i neutralidad suponiendo remediables por todo derecho, a toda justicia, a ¡metos espresos, principios ese. medio los males ya cansados. i prácticas que formaban el ser constitucional de los países Opinamos que la cuestión no está en este terreno; opino corrompidos de la vírjen América. namos cpie es menester estar ciegos para no ver ya con toda la claridad apetecible i fallar con toda la seguridad Es un ejemplo que infesta las sociedades, que amenaza del buen criterio. a todas ellas i que da oríjeu al deber de estirparlo para que no cunda su mal en la humanidad. La conquista de la costa de Atacama se ha consumado Chile ante la América es un reo, como el bandido lo es pura i simplemente porque debía consumarse, porque esante la sociedad, cualquiera que se presente. taba decretada desde 1842, porque era una necesidad de Chile ante la América es la vergüenza, porque restableexistencia para Chile i porque era el sueño dorado de sus ce el abuso de la fuerza. hombres públicos, de sus diplomáticos, de sus capitalistas, Si la indefensión fuera título para apoderarse de lo aje- de sus industriales i de sus rotos. no, ¿qué fuera del pacífico labriego ante la cuadrilla de malEl protesto escojido para dar comienzo a la obra prepahechores que siembran la desolación en las campañas? rada duranto largos años, ha sido el impuesto de los diez No: el título de fuerza sobre la independencia es el derecentavos sobre, el salitre; pudo ser otro cualquiera, como cho del puñal. lo ha sido después el decreto supremo de Bolivia, en cuya virtud desaparecía aquel impuesto, es decir, desaparecía Bolivia está rodeada de desiertos inaccesibles al poder central de soledades, que el tiempo guarda como un tesoro, la primitiva razón para dar protesto a un finjído ultraje inferido a Chile. para nuestros hijos, para el porvenir; el Perú lo está, lo está el Pa.raguai, lo está Colombia, lo estala Arjentina, y ¿seDiscutir, pues, las razones, los motivos que impulsaron ria lícito que el mas fuerte sentase sus reales, tomase por 0 hubieran impulsado a Chile, es caer en el lazo, es acepasalto i amurallase esas soledades para proclamar propietar una inocente complicidad EN UN CRÍJIEN PREMEDITADO, dad, por derecho de fuerza? PREPARADO I PERPETRADO SOBRE SEGURO, A MANO ARMADA En semejante hipótesis absurda, que la Arjentina se apo1 CON ALEVOSÍA. dere i fortifique el Sur con inclusión de Tarija; el Brasil Esta es la verdad'verdadera; verdad que ni aun se puede del Beni i Santa Cruz; el Perú de Caupolican; i el mismo ocultar en el manifiesto del Gobierno de Chile, i que el Chile traiga sus naves hasta el Loa cual lo pretende. desarrollo de los sucesos está comprobando sin dejar duda Desde el grado 27 ha venido día a día usurpándonos; i en la conciencia mas incrédula. en maldecida hora se le permitió hasta el 24. De ahí, hoi La costa de Atacama era pues el ideal de los estadistas ha tendido sus garras hasta el 2 3 ; i el nuevo periódico de chilenos. Su adquisición el objeto permanente de sus meAntofagasta L A V O Z DE CHILE, anuncia que el Gobierno ditaciones. usurpador hadado órdenes para que se ocupe Calama, que Soplando la discordia entre el Perú i Bolivia, escitando jamas fué disputado ni aun en la crisis de la codicia. la codicia de ésta pa.ra tomar en el Peni la costa que les Es a ese sentimiento jeueral de justificación que el noble falta para su comercio, conseguida dos cosas: aliarse a BoPerú se levanta indignado como un león herido, i lucha livia recojienclo en la ijartija la parte que ambicionaba en por desatarse de las cadenas de moderación, para lanzarse el Atacama, i amenguar la preponderancia peruana en el sobre el escandalizado! de la América. ¡ Oh! dejarais al Pacífico. -


CAPITULO TERCERO. Pero ese plan no halló secundaclores en la República vecina. Chile no escachó nanea un eco simpático a sus proposiciones, i vio por ese laclo perdidos sus afanes. Para el Perú aquella táctica no era del todo desconocida; actos oficiales mni significativos así lo demuestran i la prensa peruana no se ha engañado en ningún tiempo. Inserto a continuación varios párrafos de los artículos de la prensa limeña publicados en los años 72 i 73. Después de esto, es posible dudar, ni por un instante de que la conquista del territorio boliviano fuese un hecho meditado i preparado desde mucho tiempo i que se hubiese llevado a cabo ayer, hoi, o mañana, precisa i necesariamente? ¿Era posible detener a los argonautas del Sur en su fanática empresa de buscar el vellocino de oro en las costa-; del rico Atacama? ¿Para qué crearían de antemano como crearon no ha mucho la provincia de Atacama lejisland > sobre el desierto i teniendo sus límites de demarcación en el cielo? Inútil es pues seguir finjiendo nosotros en punto a creencias i estímulos mas nobles de aquella parte, cuando ella misma se encarga de arrebatarnos toda ilusión, i se declara abierta i francamente nsiuqwlora. lía creído que sus fuerzas eran ya suficientes i ha empleado sus fuerzas. El guante está arrojado sin cumplimiento. Ensayó entonces los mas seguros en su compito; favoreció la emigración a esos territorios, empleó sus capitales en los trabajos de las rejiones guaneras i mineralójicas, consiguió preponderar por sn ¡^oblación i ¡Dor el ajjoderamiento de todas las industrias i, mientras se preparaba el terreno por ese lado, se redondeaba por el pensamiento aprestando tropas, armas, buques i elementos de guerra, cuyo destino se ocultaba bajo la forma de las reclamaciones con otros vecinos a quienes jamas tuvo intención de buscar en el campo de batalla. Entretanto, se arrancaba a los movedizos gobiernos de Bolivia, concesiones mas o menos escandalosas i al de Melgarejo la cesión de tres grados de territorio i el goce común del cuarto. Se entretenía el tiempo hablando de prácticas de fusión i confraternidad, de respeto a los débiles i deseo de inaugurar una política americana esencialmente. (La

OPINIÓN

NACIONAL

de

Lima.)

El INDEPENDIENTE de Santiago, órgano del partido ultramontano de Chile, bajo la firma de su redactor, señor Zorobabcl Rodríguez, hace en un editorial las siguientes apreciaciones respecto de las consecuencias de la guerra, caso de tomar parte en ella el Perú: «Provocados a la guerra por el Perú i derrotada su escuadra, ¿cuáles serian para él las consecuencias? ¿Qué no podría exijir Chile de él como indemnización, como seguridad para lo futuro i hasta como escarmiento? Vencedor el Peni, nos arrebataría las salitreras i minerales del litoral, para quedarse con ellos o entregárselos a Bolivia. Vencedor Chile, mantendría la ocupación del litoral, que le pertenece, estendiéndolo hasta el Loa, i mas allá del Loa; ¿quién podría impedirle buscar una compensación de los gastos i sacrificios de la guerra en la ocupación de las salitreras del Perú?» Por partes. El Perú no ha provocado ni provoca la guerra: s u misión ha sido de paz i conciliación; ¿quién puede racionalmente dudarlo? Las negociaciones antes i después del conflicto chilenoboliviano, ¿significan acaso intentos de devastación? El Perú, pues, si toma parte en la contienda armada, seria arrastrado por l a temeraria obcecación de Chile; hé allí l o que está viendo el mundo americano. I si f u e r a nuestro e l éxito de la campaña, ¿qué e s lo q u e pueden justificar l o s pronósticos d e l INDEPENDIENTE, e n Cnanto a l a repartición d e l botín? El Perú n u n c a ha s i d o

149

acusado / l e molestar al vecino con pretensiones descabelladas. El ha sido i será un hermano pacífico i respetuoso por lo que lejítimamente le corresponde i nada mas. Ha podido ser, ha sido, es el señor del Pacífico, i le ha servido alguna vez de tentación su preponderancia? - Presente Chile su foja ele servicios i compárenla con la del Perú: ésta es nuestra única contestación. Mientras tanto, conste que el partido ultramontano de Chile es el mas empeñado en la guerra, para obtener ventajas de predominio político, i que ya adelanta las ideas absorbentes de llevar la dominación usurpadora de Chile no solo hasta el territorio, sino hasta nuestro propio suelo. Las ilusiones fermentadas en momentos de cólera suelen costar caro. Si Chile llegara a vencer a nuestra escuadra, Chile no seria dueño de la mas mínima porción del Perú. ¿Se ha olvidado lo que vale el amor patrio defendiendo su hogar? Exhibamos a la execración del mundo i a la indignación de las repúblicas sud-americanas, las ¡iretensiones incalificables de quienes aseguran tener todo el poder necesario para dominar el continente. Ojalá que los arranques quijotescos de los vecinos guerreros, no encuentren una sima en sus desesperados intentos!» X a preponderancia marítima del Perú. E L NACIONAL de Lima, después de comparar los actos contradictorios de Chile en su política internacional durante los últimos años, para deducir que ese pais es arrogante e insolente con los débiles, contemporizador i hasta humilde con los fuertes, dice: El Perú ha tenido por mucho tiempo, en el Pacífico, la preponderancia marítima. Ha sido casi la única nación americana que ha tenido escuadra. Mientras esto sucedió, nadie tuvo desconfianza en América, no snrjieron constantes alarmas ni tuvieron lugar estrepitosas diferencias por límetes i otros motivos. . La escuadra del Perú solo sirvió para cubrir el corazón de la América i ponerlo a cubierto de los disparos insensatos de la España. Ha llegado un momento- desgraciadamente en que Chile se ha creído con igual o superior poder marítimo al nuestro. Desde que esto ha sucedido, ha comenzado Chile a disputar territorios a todo el mundo i a tomarlos de hecho con solo la razón de su fuerza. Se lo disputa a la República Arjentiaa i se lo disputa a Bolivia. No está lejos el dia en que se los dispute al Perú. Las últimas noticias nos anuncian ya que sus tropas avanzan casi hasta los confines de nuestro pais, cerca del Loa i fuera del grado 23. ¿Quién nos dice que si hoi consentimos en su política nsmq)adora i en su vecindad en la costa, no lia de inventar argumentos mas tarde para exij irnos el departamento de Tarapacá? Lo hará indudablemente si crece sus fuerzas superiores a las nuestras. Solo se abstendría en el caso de que nos encontrase suficientemente preparados ¡Jara poner a raya sus pretensiones. No olvidemos, pues, que el único modo de vivir en paz con Chile i de asegurarla en el continente americano, es no perdiendo nuestra preponderancia marítima. A los héroes de Calama. Honor a los valientes que en Calama, Un pnñado no más contra millares, Ardiendo de entusiasmo en santa llama Supieron defender los patrios lares! ¡Gloria a los bravos que en la lid sangrienta Ni vencidos por eso se humillaron; Lavar no mas quisieron nuestra afrenta Con sangre que en el campo derramaron. Mil quinientos salidos de galeras De esos que arrastran crímenes sin cuento,


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GUERRA DEL PACIFICO. S» lanzan a robar nuestras fronteras; Pero tan solo cien valientes, ciento Detienen el puñal de esos ladrones Defendiendo a Bolivia con denuedo: Acometen con furia de leones E infúndeles terror, pavura i miedo. Pero la fuerza vence al fin ¿Qué importa? Solo la fuerza estúpida, salvaje> La fuerza del puñal que solo aborta En la caverna hedionda del pillaje. Mas vosotros, ¡valientes ciudadanos! Supisteis defender nuestros derechos I como bravos, leales bolivianos A las balas rifasteis vuestros pechos. ¡Gloria valientes! Si vencidos fuisteis Brilla v estro valor tan soberano Que aquella sangre misma que vertisteis Itecojerala el Pueblo Boliviano, Marcando un anatema atroz eterno Sobre esos asesinos i traidores Para cuyo castigo el mimos infierno Aun es nada con todos sur ardores. ¡Que la patria, esa Madre tan querida, Os bendiga por siempre agradecida.

Potosí, Abril 4 de 1879. FELIPE AUGUSTO Ríos

A los chilenos. "¡Guerra, guerra; no hai hermanos!" Así gritan los chilenos I echan centellas i truenos; Pero si una nación fuerte Les alza un poco la voz, ¡Ai por Dios! Guardan silencio de muerte. ¡Olí! los chilenos son hombres crudos Que no le temen ni a los zancudos. Sin decir peeata meuin Se apoderan de un desierto; No lian tenido un solo muerto I ya cantan el Te Deum. Esta jente en el combate lis de hacérsele la cruz; ¡Ai Jesús! Si es jente de chocolate. //Salí. los chilenos son hombres crudos Que no le temen ni a los zancudos. Si es menor el enemigo Se combate con denuedo, Si es mayor, gritan de miedo Esto no rije conmigo, I con valor tan notado I tono tan fanfaron; Con razón Tienen al mundo admirado ¡H/i.' los chilenos son hombres crudos (¿ue. ?ÍO le temen ni a los zancudos. Su ]>ruilcncict a toda prueba Los salvó en el paso estrecho, Su valor en el despecho A la conquista los lleva; Por esto el mundo proclama Que li ai terror en Santa Cruz ¡ Ai Jesús! I valor en Atacama; ¡/Salí' los chilenos son hombres crudos Que no le temen ni a los zancudos. 1

Lima, 15 de Marzo de 1379. ALEJANDRO CÉSAK.

£1 Búlnes. Ese gran batallón de los chilenos Que llama "Búlnes" la jentuza rota, La muerte sufriría i la derrota; Pero con los estómagos rellenos. Tienen cebada i abundantes henos, De espeso chacolí múltiple bota, I, a guisa de coraza o firme cota, Largos trozos de charqui entre los senos. Tienen en mancomún: melocotones,

Duro limón i repasada pera, Calzoncillos sin fin, muchos colchones, Queso, jamón, picante i salmuera, Pasas, huesillos, guindas, orejones I una llosa Espinosa... cantinera. EL RECLUTA.

A Bolivia CON MOTIVO DE 'LA REIVINDICACIÓN DE CHILE.

¡Cobarde usurpación' Gloria menguada Que conquistó falaz el egoismo, Obra execrable de una raza odiada, Cuya afrenta eternal será marcada Con el negro terror del hondo abismo. ¡Cobarde usurpación! Como el sicaric Que el eco fué del criminal Atila Se levanta ese pueblo mercenario, Con la ambición famélica de Mario, Con el orgullo estúpido de Sila. ¡Cobarde usurpación Hurto sin nombre! Que el mundo entero execrará mañana, Crimen que es fuerza al Universo asombre, Estigma de deshonra para el hombre Que así demuestra su intención villana. ¡Cobarde usurpación! GUERRA I ALIANZA El Illimani con su voz pregona; Caiga el pirata allí sin esperanza, I que mire brillar en lontananza Del gran Bolívar la viril corona. ¿Cobarde usurpación! Suya es la afrenta I para tí, Bolivia, prez i gloria; No se sacia jamas la horda avarienta Con el salitre que tus playas cuenta... ¡Por eso quiso deshonrar su historia!!! ¡Cobarde usurpación! Chile altanero Te insulta aun con maldiciente labio; Es el buitre del mar, el cóndor fiero Que al enseñar las garras, ve primero La inerme presa para hacerle agravio. ¡Cobarde usurpación! Crimen inmundo Que detuvo el raudal del Amazonas; Avergonzado de él el Nuevo Mundo Te nombra Chile con horror profundo, Porque en tu horrible sed nada perdonas. ¡Cobarde usurpación! En la pelea Hará Chile el papel de DON QUIJOTE, El salitre será su Dulcinea * Que turbará del invasor la idea, De su moneda parodiands el MOTE (1). ¡Cobarde usurpación! Guerra i mas guerra El cóndor gritará sobre los Andes; I de mil naves el poder no aterra A los que saben defender su tierra, A los que saben combatir cual grandes. ¡Cobarde usurpación! Sin resistencia; Dueño el chileno fué de Mejillones; ¡Nada de compasión ni de clemencia! I que pague el pirata su demencia Cuando apronte Bolivia sus lejionesü ¡Cobarde usurpación! ¿Qué nombre darte Si tú no tienes en la Historia nombre?... Has llenado de lodo tu estandarte Sin ver te sigue vengativo Marte Donde pensaste conquistar renombre. ¡Cobarde usurpación! Sobre los mares Puede el pirata dominar si quiere; Sus glorias de Cain serán pesares, Que de Bolivia al profanar los lares Verá con rabia que el valor no muere. ¡Cobarde usurpación! Guerra i alianza Que sea tu divisa, patria mia, No temas de la suerte la mudanza, Para vencer te sobra la esperanza, Para morir te sobra valentía. ¡Cobarde usurpación! Dirá la Historia Que derrimió Bolivia su calvario, Que eomo Esparta se llenó de gloria; Cual Scévola inmortal fué su victoria, Venciendo en franca lid a su contrario. Lima, Abril 3 de 1879.DALMIRO. (I) Por ]a razón o la fuerza


C A P Í T U L O IV. > —<——

SUMARIO.—I. Tratado secreto entre el Perú i Bolivia: copia íntegra del orijinal.—II. Proclamas al pueblo de Valparaíso, meeting i discursos.—III. Ataque al Consulado del l'erú en Valparaíso: notas, partes i sentencias de la Corte Suprema.—IV. Recepción oficial del Ministro Lavalle en Santiago: discursos i credenciales.—V. Decreto de Prado convocando al Congreso del Perú a sesiones estraordinarias; mensaje del Presidente de Chile con igual objeto i manifiesto de Piérola a los pueblos del Perú.—VI. Notas cambiadas entre el Ministro chileno Godoi i el Ministra de Relaciones Esteriores del Perú.—VII Retiro del Ministro Godoi: últimas notas cambiadas.—VIII. Misión Lavalle: completos e importantes documentos publicados por la prensa peruana.--IX. Retiro del Ministro Lavalle: últimas notas reservadas.—X. Sesión secreta estraordinaria del Senado de Chile en 2 de Abril de 1879, en la cual declaró la guerra al Perú.—XI. Declaración de guerra al Perú i Bolivia: decretos i bandos publicados en Santiago i Valparaíso, meeting i discursos. -XII. Telegramas entre el Ministro Lavalle i el Ministro de Relaciones Esteriores del Perirsobre la declaiatoria de guerra.— XIII. Meeting i discursos en Lima i el Callao al declararse la guerra.—XIV. Ataque al Consulado del Perú en Antofagasta: notas del Cónsul Seguin. —XV. Circular del Ministro de Relaciones Esteriores del Perú a los cuerpos Diplomáticos i Consulares en el estranjero; circular a los Prefectos.— XVI. Salida del ejército boliviano de La Paz: descripción i proclamas de Daza. X V I I . La mediación de Inglaterra desechada por el Perú; neutralidad de la Compañía Inglesa de Vapores.—XVIII Primeros decretos del Gobierno del Perú referentes a la guerra.—XIX. Decretos de espulsion a los chilenos residentes en el Perú.—XX. Editoriales do la prensa de Chile, Perú i Bolivia.

I Tratado secreto entre el Perú i Bolivia.

PROTOCOLO. Reunidos en el Ministerio de Relaciones Esteriores los infrascritos Manuel Irigoyen, Ministro de ese ramo, i Serapio Reyes Ortiz, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Bolivia, en misión confidencial, convinieron, de conformidad con lo dispuesto en el artículo adicional del Tratado de alianza defensiva celebrada entre el Perú i Bolivia el 6' de Febrero de 1873 i previa la exhibición de sus respectivos plenos poderes, en dar publicidad a dicho Tratado. En fe de lo cual, los infrascritos han firmado por duplicado la presente declaración, i han puesto en ella sus respectivos sellos. En Lima, 5 de Abril de 1879.

MANUEL IRIGOYEN.—SERAPIO REVÉS ORTIZ. Lima,

Abril

5 de 1879'.

Visto el protocolo anterior, apruébase en todas sus partes; i, en consecuencia, dense las órdenes necesarias para su cumplimiento.—Comuniqúese i rejístrese. Rúbrica de S. E.—IRIGOYEN. ADOLFO BALLIVIAN,

PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA HE 150LIVIA. Por cnanto entre las Repúblicas de Bolivia i el Perú, representadas por' sus respectivos Plenipotenciarios, se celebró cu la ciudad de Lima el O de Febrero de este año, el siguiente

TRATADO DE ALIANZA DEFENSIVA. Las Repúblicas de Bolivia i del Perú, deseosas de estrechar de una manera solemne los vínculos que las uncu, aumentando así su fuerza i garantizándose recíprocamente • ciertos derechos, estipulan el presente Tratado de alianza defensiva, con cuyo objeto el Presidente de Bolivia ha conferido facultades bastantes para tal negociación a Juan de la Cruz Benavente, Enviado Estraordinario i Ministro Pl enipotenciario en el Perú,, i el Presidente del Perú a José de la Ri va-Agüero, Ministro de Relaciones Esteriores, quienes han convenido en las estipulaciones siguientes:

ART.

I.

Las altas partes contratantes se unen i ligan para garantizar mutuamente su independencia, su soberanía i la mtegridad de sus territorios respectivos, obligándose en

los términos del presente Tratado a defenderse contra toda agresión esterior, bien sea de otro n otros Estados independientes o de fuerza sin bandera que no obedezca a ningún poder reconocido. ART. II. La alianza se hará efectiva para conservar los derechos espresados en el artículo anterior i especialmente en los casos de ofensa que consistan: 1.° En agtos dirijidos a privar' a alguna de las altas partes contratantes de una porción de su territorio, con áuimo de apropiarse su dominio o de cederlo a otra potencia. 2.° En actos dirijidos a someter a cualquiera de las altas partes contratantes a protectorado, venta o cesión de territorio, o a establecer sobre ella cualquiera superioridad, derecho o preeminencia que menoscabe n ofenda el ejercicio amplio i completo de su soberanía e independencia. 3.° En actos dirijidos a anular o variar la forma de Gobierno, la Constitución política o las leyes que las altas partes contratantes se han dado o se dieren en ejercicio de su soberanía. ART. III. Reconociendo ambas partes contratantes que todo acto lejítimo de alianzase basa en la justicia, se establece para cada una de ellas, respectivamente, el derecho de decidir si la ofensa recibida por la otra está comprendida entre las designadas en el artículo anterior.

ART. IV. Declarado el casus foederis, las altas partes contratantes se comprometen a cortar inmediatamente sus relaciones con el Estado ofensor; a dar pasaporte a sus Ministros Diplomáticos; a cancelar las patentes de los Ajentes Consulares; a prohibir la importación de sus productos naturales e industriales, i a cerrar los puertos a sus naves. ART. V. Nombrarán también las mismas partes, Plenipotenciarios que ajusten, por protocolo, los arreglos precisos para, determinar los sbsidios, los continjentes de fuerzas terrestres i marítimas, o los auxilios de cualquiera clase que deban procurarse a la República ofendida o agredida; la manera como las fuerzas deben obrar i realizarse los auxilios, i todo lo demás que convenga para el mejor éxito de la defensa. La reunión de los Plenipotenciarios se verificará en et lugar que designe la parte ofendida. ART. V I . Las altas partes contratantes se obligan a suministrar a la que fuese ofendida o agredida, los medios de defensa de que cada una de ellas juzgue poder disponer, aunque no


G U E R R A D E L PACIFICO.

152

hayan precedido los arreglos que se prescriben en el artí­ culo anterior, con tal que el caso sea a su juicio urjentc. Авт. V I L Declarado el. casus foederis, la parte ofendida no podrá celebrar convenios de paz, de tregua o de armisticio, sin la concurrencia del aliado que haya, caso fuere, tomado parte en la guerra. Авт. V I I I . Las altas partes contratantes se obligan también: 1.° A emplear con preferencia, siempre que sea posible, todos los medios conciliatorios para evitar un rompimien­ to o para terminar la guerra, aunque el rompimiento haya tenido lugar, reputando entre ellos, como el mas efectivo, el arbitraje de una tercera potencia. 2.° A no conceder ni aceptar de ninguna nación o Go­ bierno, protectorado o superioridad que menoscabe su independencia o soberanía, i ano ceder ni enajenaren favor de ninguna nación o Gobierno, parte alguna de sus terri­ torios, escepto en los casos de mejor demarcación de lí­ mites. 3.° A no concluir tratados de límites o de otros arreglos territoriales, sin conocimiento previo de la otra parte con­ tratante. Авт. I X . Las estipulaciones del presente tratado no se estienden a actos practicados por partidos políticos o provenientes de conmociones interiores independientes de la interven­ ción de Gobiernos estraños; pues teniendo el presente Tra­ tado de Alianza por objeto principal la garantía recíproca • de los derechos soberanos de ambas naciones, no debe in­ terpretarse ninguna de sus cláusulas en oj>osicion con su fin primordial. AET. X . Las altas partes contratantes solicitarán separada o colectivamente, cuando así lo declaren oportuno por un acuerdo posterior, la adhesión de otro u otros Estados ame­ ricanos al presente tratado de Alianza defensiva. Авт. X I . El presente tratado se canjeará en Lima o en La Paz tan pronto como se obtenga su perfección constitucional, i quedará en plena vijencia a los veinte dias después del canje. Su duración será por tiempo indefinido, reservándo­ se cada una de las partes el derecho de darlo por termina • do cuando lo estime por conveniente. En tal caso, notifi­ carán su resolución a la otra parte i el tratado quedará sin efecto a los cuarenta meses después de la fecha de la no­ ficacion. En fe de lo cual los Plenipotenciarios respectivos lo fir­ maron por duplicado i lo sellaron con sus sellos particu­ lares. Hecho en Lima a los seis dias del mes de Febrero de mil ochocientos setenta i tres. JUAN DE LA CKUZ B ENA V E N T E . — J . DE LA R I V A ­ A G U E R O .

ARTÍCULO ADICIONAL. El presente tratado de alianza defensiva entre B o­ livia i el Perú, se conservará secreto mientras las dos al­ tas partes contratantes, de común acuerdo, no estimen necesaria su publicación. BENAVENTE.—RIVA­AGUERO.

Por tanto, i habiendo el preinserto tratado recibido la aprobación de la Asamblea Estraordinaria en 2 del preséntenles i año; en uso'de las atribuciones que la Cons­ titución déla República me concede, he venido en confirmar­ le i ratificarlo para que rija como lei del Estado, compro­ metiendo a su observancia la República i el honor nacional. Dado en la ciudad de La Paz de Ayacncho, a los 1G dias del mes de Junio de 1873 i refrendado por el Ministro de Gobierno i Relaciones Esteriores. ADOLFO B ALLIVIAN.

Mariano

Baptista.

En la ciudad de la Paz de Ayacncho, a los 16 dias del mes de Junió de 1873 años, reunidos en el Ministerio de Relaciones

Esteriores de B olivia, el señor D. D. Mariano B aptista, Ministro del ramo, i el señor D. D. Aníbal Víctor de La Torre, Enviado Estraordinario i Ministro Residente del Perú, suficientemente autorizados para efectuar el canje de las ratificaciones de S. E. el Presidente del Perú del tra­ tado de alianza defensiva concluido entre ambos países en 6 de Febrero del presente año, procedieron a la lectura de los instrumentos orijinales de dichas ratificaciones, i ha­ biéndolos hallado exactos i en buena i debida forma, reali­ zaron el canje. En fe de lo cual los infrascritos han redactado la pre­ sente acta que firman'por duplicado, poniendo en ellas sus sellos respectivos. MABIANO

B APTISTA.

A. V. de La

Torre.

Lima, Abril 28 de 1873. Excmo. Señor: El Congreso ha aprobado, en 22 del presente, el tratado de alianza defensiva celebrado en esta capital el G de Fe­ brero último por los Plenipotenciarios del Perú i B olivia. Lo comunicamos a V. E. ¡jara su conocimiento i demás fines. Dios guarde a V. E. Francisco de Paula Muñoz, Presidente del Congreso— Félix Manzanares, Secretario del Congreso—José Mario. González, Secretario del Congreso. Excmo. Señor Presidente de la República.

Lima,Abril

30 de 1873.

de la

Riva­Agüero.

Cúmplase. M.

PARDO.

Alianza con ISolivia. Se ha espedido el siguiente decreto: M A R I A N O I. PRADO, PRESIDENTE DE LA REPÚB LICA.

Considerando: 1.° Que por el tratado de 6 de Febrero de 1873 se hallan solemnemente comprometidas las repúblicas del Perú i Bolivia a garantizarse su independencia i soberanía así co­ mo la integridad de sus respectivos territorios; 2.° Que la ofensa arrojada por Chile a Bolivia cou la ocu­ pación del grado 23—24 de su litoral a título ([¡¿reivindi­ cación, importa un ataque a los espresados derechos de Bolivia i está espresamente determinado en el inciso 1." del artículo 2." del mencionado tratado, como la primera i prin­ cipal cansa para que la alianza se haga efectiva; 3.° Que el Enviado Estraordinario i Ministro Plenipo­ tenciario en misión e'special de B olivia ha solicitado, por orden espresa de su Gobierno, la declaratoria del casas foe­ deris i la consiguiente ejecución del mencionado tratado; i que el Perú ha adoptado todos los medios conciliatorios para asegurar la paz entre las mencionadas repúblicas, in­ terponiendo primero sus buenos oficios i ofreciendo después su mediación en forma, sin haber obtenido otro resultado del Gobierno de Chile que el de la declaratoria de guerra hecha por éste contra el Perú, Decreto: La República del Perú declara que ha llegado el casus foederis conforme al tratado de G de Febrero de 1873 cele­ brado con B olivia; debiendo en consecuencia hacerse efec­ tiva la alianza en todas i cada una de sus estipulaciones. Los Ministros de Estado en sus respectivos despachos quedan encargados de dictar las órdenes necesarias para el fiel i exacto cumplimiento de este decreto i de hacerlo pu­ blicar i circular. Dado en la casa de Gobierno en Lima a G de Abril de 1879. MARIANO I .

PRADO.

Manuel

Irigoyen.


CAPITULO CUARTO.

IL

Proclama. ¡AL

PUEBLO!

¡Ciudadanos! El martes próximo debe llegar, según noticias fidedignas, a las costas de Chile, un emisario peruano con el cargo, seguu unos, de interponer su mediación oficiosa en nuestra querella con Bolivia; según otros, con el propósito de pedir severa cuenta a la nación por la reivindicación de nuestros territorios del Norte. La venida del diplomático peruano coincide con los preparativos bélicos del Perú, con reunión estraordinaria de su Congreso, con la movilización i reparación a gran prisa de sus naves, con los anatemas que su prensa lanza a Chile. Pero es posterior a la existencia de un tratado fratricida firmado por el hombre que indicó a Bolivia el proceder cpre nos ha hecho desnudar la espada; por el hombre que arrebató a Chile, por un golpe de mano incalificable, gran parte de su fortuna i de su trabajo, espropiando los salitres de Tarapacá. La nación que tal hizo no puede ser mediadora; las mas vulgares conveniencias se lo impiden. Chile, al pisar el desierto, ha dicho como Mac Mahon en Malakoff: aquí estol i aquí me quedo. Pero si la proposición de mediar es estemporánea e imprudente, la idea de pedir cuenta de nuestros actos es tan insolente como audaz. Soberanos por derecho propio, libre por nuestros propios esfuerzos, no somos ni los pupilos ni los protejidos del Perú. Nuestra autonomía i nuestra independencia serian amenguadas si bajo cualquier pretesto se nos exijiera rendir cuenta de nuestras decisiones a un poder estraiío. Así, pues, bajo su doble carácter, la misión del enviado peruano no tiene razón de ser. Esto es lo que corresponde manifestar al pais, con incontrastable decisión, i por actos inequívocos, pviblicos i solemnes. La diplomacia tiene sus usos, sus hipocresías, sus perifrases i reticencias; el pueblo no las conoce ni las emplea; el pueblo solo oye i comprende el lenguaje viril i franco de la verdad. El pueblo de Chile desea hacerlo comprender así al plenipotenciario peruano, que ya como mediador oficioso, ya como juez, inquisidor, su misión es ineficaz u odiosa, como al Gobierno de Chile que las puertas de la Moneda deben hallarse cerradas para quien pretende entrar por ellas a través del disfraz, bien poco denso pero cierto de una falaz diplomacia. Con este objeto se convoca al pueblo de Valparaíso a un meeting hoi martes 4, a las ocho de la noche, en la Plaza de la Intendencia, para hacer prácticas estas consideraciones i adoptar en presencia del enviado peruano la actitud digna de los hijos de Caupolican i de Lautaro. A la Plaza de la Intendencia, noble pueblo de Valparaíso. MEETING. ' (CKÓNICA DEL 5 DE MARZO.)

El meeting, cuyo fin era protestar contra la mediación peruana, tuvo lugar anoche en la Plaza de la Intendencia, con una concurrencia que hemos oido calcular en mas de 5¡i 0,000 personas. No podemos asegurarlo, porque estábamos, en pésimo lugar para abarcar todo el campo. Usaron sucesivamente de lá palabra don Joaquín Larrain Zañartu, don Federico Crnzat, don Alberto Toro Carrera i don Víctor Aquiles Biauchi. El meeting dio comienzo a las ocho en punto; al principio solo unas 1,500 personas ocupaban la plaza, pero después se llenó todo el espacio de la primera plazuela hasta cerca de la estatua de Cochrane. Los iiphutsos no escasearon; en ellos reveló el pueblo su intención de no permitir sin abierta reprobación que venga a T O M O

1-23

153

intervenir en nuestros asuntos i casi a tomarnos cuenta de ellos i a imponernos una norma de conducta una nación que, por mas de un motivo, debemos considerar nuestra interesada rival i nuestra solapada enemiga. Por esta causa, los oradores fueron aplaudidos calorosamente i de entre los concurrentes se levantaban ésclamaciones salidas del fondo del alma. Los oradores hablaron desde las ventanas del Café Americano. Cuando hubo concluido el meeting la gran mayoría de los concurrentes se retiró tranquilamente a sus casas i unos pocos procedieron a la bellacada que en seguida daremos cuenta. DISCURSOS. DON JOAQUÍN LARRAIN ZAÑARTU.

Ciudadanos! Jamas como en el actual momento se ha necesitado de ánimo, jamas con mayor razón se ha podido reclamar indnljencia al ocupar vuestra atención. Porque, no lo ignoráis, ciertamente. Este meeting al que habéis acudido solícitos ha sido objeto de recelos, de desconfianzas i de sospechas, así de parte de la autoridad como también de parte de la opinión! I bien! vuestra presencia en este momento, i vuestra actitud en la mañana de hoi, son el desmentido mas elocuente a esas sospechas, la victoria sobre esas desconfianzas i la prueba mas espléndida de que como la esposa del César, el pueblo de Valparaíso en materia de cultura, de respeto i de civilización, no puede, tanto como aquella, ser acreedor jamas a la sospecha! El pueblo de Valparaíso ha comprendido i desempeñado su deber, recibiendo esta mañana, con majestuoso i severo silencio, al embajador i al hnésped; pero también cumple en este momento con el augusto deber del patriotismo, al reunirse para desempeñar con franqueza i enerjía su misión de vijilancia i de advertencia. Porque no se trata ya de ese patriotismo fácil, que se entusiasma a la vista del soldado, i que ajita su sombrero, apenas suenan en su oido los dulces ecos del himno nacional; no, por cierto. El patriotismo de los pueblos enérjicos i viriles no se traduce en vanas manifestaciones; él es una mezcla de abnegación i sacrificio, de vijilancia i de trabajo, i es esto lo que consagra con la majestad del hecho vuestra presencia en este lugar. Venimos, señores, no lo ignoráis, a manifestar el deseo de que no se oiga la mediación que un mes mas tarde de un innoble atentado a nuestro honor, ofrece una nación que se titula amiga nuestra, i con enérjica voluntad a manifestar igualmente el deseo de que nuestros conductores no se dejen arrastrar por falaces proposiciones de paz que no vengan apoyadas i robustecidas en el incontrastable testimonio de los hechos! Esta es nuestra misión, ciudadanos; estos son los propósitos que nos han reunido. No es este un meeting de desconfianza i de recelo; jamas ! Ai! del chileno que en estos instantes rehusara a la patria el mas duro sacrificio, ya en su persona, ya en su fortuna, ya en su vida. El anatema de la opinión lo fulminarla como el rayo, dejando solo en pié una memoria maldecida! Pero la vijilancia no está reñida con la adhesión, i esas balas,' doradas un tiempo como trofeos de victoria, i el incendio de este puerto cantado épicamente en el Congreso bajo el nombre de triunfo moral, nos enseñan que jamas un pueblo debe abdicar por completo i en manos de autoridad alguna sus grandes i vitales derechos de vijilancia i de advertencia! I bien, señores, al rechazar la mediación el pueblo previsor i vijilante, no obra movido por quimeras o cajirichos; de ninguna manera. Porque tiene presente que esa mediación es ofrecida i


G U E R R A D E L PACIFICO.

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llevada a cabo por el Perú después de un mes de consumado el atentado; después de un mes casi de la salida de nuestras tropas i sobre todo que mientras acá se nos muestra la oliva de la paz, el Perú bacina elementos bélicos i sus diques trabajan a gran prisa para poner a flote una armada cuyo rumbo no puede ser otro sino Cbile! El pais no olvida, ademas, que la paloma de boi es el chacal de ayer, i que mientras en una de sus carteras el enviado peruano tiene su propuesta de mediación, en la otra está el tratado ofensivo contra Cbile, fraguado traidoramente por su Gobierno en tiempos no lejanos, cierto! cierto!) tratado cuya existencia constata el Presidente de Bolivia en su carta al Prefecto de Antofagasta! ¿I qué pretende, qué se obtendría con la mediación? Ño otra cosa que dar tiempo al enemigo de armarse; nomas que procurar alianzas contra nosotros i cortar el vuelo a nuestras armas, i crear para nuestro valiente ejército, algo mas duro i penoso que las inclemencias de la atmósfera i los rigores del desierto; el suplicio mas terrible i penoso para el soldado de Chile, el de no tener a su frente un enemigo que combatir. He aquí, señores, cutre muchos uno de los inconvenientes de la mediación, que obliga al pais a condenarla con viril enerjía i entusiasmo. Ahora si el Perú pretende ser nuestro amigo, es indispensable que lo demuestre con la elocuencia de los hechos, no con el fugaz ruido de las palabras. Que rompa el tratado que, lo liga contra nosotros, i que, puesto que no necesita ejército ni marina para Bolivia, su aliada i amiga, nos pruebe, poniéndose en situación de paz, que esos ejércitos i esas naves no conspiran tampoco contra Chile. Señores; existen en las espadas toledanas una inscripción que creo oportuno recordar. JVo me saques sin razón, dicen a su poseedor, ni me desenvaines sin honor. La espada de Chile, desnudada con razón, fulgura ya en el litoral de Atacama; juremos todos, señores, en este momento, que jamas volverá a la Taina sin honor. r

DON

FEDERICO CRUZAT.

Ciudadanos: Después de sesenta i nueve años de independencia, durante los cuales Chile ha ejercido plenamente actos de soberanía; después de sesenta i nueve años consagrados al trabajo i al progreso material o intelectual, liemos venido a parar en que Chile no es dueño de sí mismo; hemos venido a parar en que no podemos ni ocupar nuestro propio territorio sin pedir permiso al Perú. Porque ¿qué otra cosa significa la mediación que a estas lioras pretende arrogarse en nuestra contienda con Bolivia? ' ' I ¿qué ha sido i es para con nosotros el Perú? Si acaso pudiera representar el papel de nación amiga de ambos belijerantes, si hubiera celebrado con nosotros en años anteriores algún pacto secreto, pase. Pero nó, es nuestro mas encarnizado enemigo, es el aliado de Bolivia quien nos envia un Ministro mediador. Por eso, aun cuando el señor Lavalle nos trajera la oliva de la paz, yo creería que era fementida, que era el beso de Judas. I no puede creerse otra cosa, porque al mismo tiempo que se nombraba en Lima un Ministro, se mandaba alistar los monitores; i mientras el Gobierno del digno jeneral Prado se esfuerza en contener la opinión, se celebran meetings contra Chile i la prensa toda arroja lodo i ponzoña a la faz de este bello i noble pais. Solo hai dos diarios que nos defienden en aquella capital, L A TRIBUNA i E L COMERCIO, i ambos son redactados por chilenos, i los chilenos en cualquiera parte que se encuentren aman i defienden a su patria. No hablaré, ciudadanos, de la prensa de Tacna, Iquique i otros departamentos; en ellas se nos trata de piratas, ladrones i bandidos, pero tales insultos no valen ni la pena de ser tomados en cuenta. Mañana leeréis en los diarios una colección de artículos

en contra de Chile, colección de pasquines que han venido empaquetados en el mismo vapor en que ha llegado el señor Lavalle, a quien, si Valparaíso no fuera un pueblo civilizado, debia haber arrojado a puntapiés desde el muelle hasta el vapor. En uno de esos artículos se ha tenido la feliz ocurrencia de parangonar la ocupación del litoral boliviano por las fuerzas chilenas con la toma de las Chinchas por la escuadra del almirante Pinzón. Ambas, dice E L NACIONAL, han sido pretendidas reivindicaciones de territorio. El recnerdo del diario peruano no puede haber sido mas oportuno, porque él nos trae a la memoria una guerra en que gastamos estérilmente veinte millones nada mas (pie por defender al Perú. Ahí están esas balas incrustadas en las paredes de la Intendencia, resultado de aquella ignominiosa campaña en que nos comprometimos, sin tener arte ni parte, nada mas que por salvar al Perú que se hallaba completamente arruinado i rejido por el traidor Pezct. Nosotros hicimos la revolución que llevó a Prado al poder. Desde esa época hemos sido sinceros amigos del Perú. ¿I cómo nos ha pagado? Con la mas negra ingratitud. Hoi prepara contra nosotros sus buques de guerra; pero nuestros blindados, que llevan los gloriosos nombres de Cochrane i Blanco Encalada, no retrocederán ante el Huáscar o el Manco Capa.c. El pueblo peruano nos odia con todo el odio que es capaz de sentir el cholo salvaje, i por eso nosotros debemos gritar: «¡guerra! ¡guerra! al Perú: al Perú i Bolivia unidos!», i el Gobierno, haciéndose el eco de los latidos del corazón de este pueblo, el mas noble i valiente de Sud América, debe dar su pasaporte al señor Lavalle sin oírle siquiera. Nuestros bravos soldados que han ocupado el litoral antes boliviano, nos responden de (pie nuestra bandera volverá sin una mancha, antes por el contrario mas llena de brillo i de gloria. Pero, ciudadanos, que ni una sola gota de sangre chilena sea derramada estérilmente; si ellos caen, iremos todos nosotros a reemplazarlos. Pero iremos para pelear contra nuestros dos enemigos mortales. Un viva, señores, a la patria. Un viva a nuestras glorias i a nuestros triunfos contra el Perú i Bolivia. DON

ALBERTO TORO CARRERA.

Pueblo de Valparaíso! A medida que el tiempo avanza, la situación del pais en el esterior se agrava mas i mas; i por eso es que dia por dia, momento por momento, se ve enardecer el fuego santo del patriotismo en todos los corazones chilenos, del uno al otro confín de la República. Estos mismos sitios, ciudadanos, han sido testigos de las manifestaciones sinnúmero que se lian llevado a cabo. Ellas han sido ya un reproche a nuestros gobernantes 2ior un acto de debilidad, ya una voz de aliento i de aplauso por una medida eiiérjica, ya, en fin, una palabra de previsión i de ¡alerta! por lo que pudiera sobrevenir. Pues bien: lo que hoi reúne al pueblo de Valparaíso es el último de aquellos móviles. Hoi quiere pedirle al Gobierno de una manera enérjica i resuelta que no desmaye un instante, i que si el tricolor chileno se ha plantado ya en Antofagasta, Mejillones i Caracoles, continué enarbolado allí hasta que haya caído el último brazo que pudiera sostenerlo'; i esto, ciudadanos, lo digo con la convicción mas ¡n'ofunda, no sucederá jamas! Sí, señores, no muí distante de ¿nosotros se encuentra un emisario enviado por el Gobierno peruano para que venga a mediar en nuestro actual conflicto con la nación boliviana. Sean cuales fueren las instrucciones de que tal enviado sea portador, Chile no puede ni debe aceptar tal tercería. En las actuales circunstancias, no hai lugar a mediación alguna, ni mucho menos cuando ella emana de una nación que es parte interesada en la contienda. Es un sarcasmo, señores, i nada mas que un sarcasmo. ¿Qué significa la intervención de un Gobierno que se es-


CAPITULO CUARTO. trecha la mano por medio un pacto secreto "con el que hoi es nuestro mas encarnizado enemigo? ¿I cómo .esplicarse esta coincidencia tan estraña? En los momentos mismos en que allá se hacia los preparativos de viaje para el señor Lavalle, se hacia otros preparativos, pero de guerra, ciudadanos. Por esto es que he dicho que tal mediación no jmede ni debe ser aceptada por una nación que se considera libre i soberana. No nos hagamos ilusiones, no nos dejemos arrastrar por las apariencias; lo que la diplomacia peruana quiere realizar es el beso de Judas; envia abrazos a nuestras costas i ;allá preparan sus carabinas i nos hunden por la espalda el puñal del hipócrita, del aleve i del cobarde. Pero esos planes quedarán frustrados por completo, porque el tal enviado no podrá subir las escalas-de la Moneda con la máscara con que pretende encubrir sus designios; porque aquellas carabinas que preparan con tanto celo, la previsión del pueblo chileno se las convertirá en carabinas ambrosianas. No seria la primera vez.que se ponía aprueba el heroísmo del soldado chileno. El veterano de hoi destruirá confederaciones, como el recluta de ayer deshizo las huestes españolas en 1810 i como deshizo también los ejércitos confederados de Santa . Cruz en 1839. Euerjía i enerjía! eso es lo que venimos a pedir aquí; i que ese tricolor i esa estrella que hoi flamea en el litoral chileno, continúe flameando siempre como en Raucagua i Yungai!

DON VICTO 1! A. BIANCHI.

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el león en el desierto que defiende su presa contra las hienas, i así oh! tú también defiende tu presa contra Bolivia i el Perú unido»'. Al combate i no vuelvas la espada a la vaina sino con honor i de ninguna manera con baldón. ¿Cómo esas lágrimas derramadas por la madre, la esposa i la hija al despedirse hau de ser estériles? Esas tiernas despedidas de nuestros primeros oradores i de la autoridad de la provincia que les veía partir con envidia; no, todo eso no puede'quedar en nada. ¡A la guerra! i que nuestros bravos no vuelvan sino con medallas en sus jenerosospechos o con las cicatrices de las heridas abiertas en victoriosa lid. CONCLUSIONES.

Hé aquí las del meeting de anoche, que fueron leídas por el señor Biauchi i aclamadas por toda la concurrencia: «Los ciudadanos de Valparaíso, reunidos en meeting, teniendo presente: »1.° Que la mediación del Perú, ofrecida después del insulto de Bolivia i la ocupación del desierto de Atacama por nuestras tropas, es tardía, ineficaz e inojiortuna; »2.° Que esa misma mediación, ofrecida después de la celebración de un tratado secreto con Bolivia i en medio de preparativos bélicos dirijidos evidentemente en contra nuestra, es ademas eminentemente sos2)eehosa; »3.° Que la mediación ofrecida por el Perú bajo el iml^erio de todas estas circunstancias solo traerá por resultado detener el vuelo de nuestras armas en Boliva, aumentar los rigores de la campaña i mantener por un dilatado tiempo el malestar industrial, económico i social que son una consecuencia inevitable del estado de guerra; Acuerda: »1.° Espresar al Gobierno su vehemente deseo de que no dé oido a proposición alguna que tienda directa o indirectamente a demorar el rápido concurso o desarrollo de nuestras operaciones bélicas en el litoral. »2.° No aceptar, sobre todo, la mediación del Perú, mientras su Gobierno no haya roto el pacto ofensivo que en contra nuestra firmó con el de Bolivia, i, dejando de mano sus belicosos aprestos, nos manifieste por actos su sincero deseo de manifestarse neutral en la actual contienda con Bolivia.»

Pueblo de Valparaíso: Permitidme que ante todo proteste de las medidas tomadas para recibir al Plenipotenciario peruano. Este pueblo noble i jeneroso jamas ha recibido a sus huespedes, aunque sean de ideas contrarias, con pitos i algazara, eso está bien para las tolderías araucanas, pero no para un pueblo civilizado como éste i que ha dado tantas pruebas de cordura i moderación. No hace mucho tiempo hubo nnmeeting para protestar del pacto arjentino i cuando el pueblo volvía lleno de entusiasmo encontró al mismo honorable señor que había firmado el tratado que el pueblo reprobaba i se pasó delante de él sin que nadie lo molestase i le faltara al respeto. III Hubo un meeting contra Bolivia i el pueblo en medio de exaltación i entusiasmo patrio dejó al cónsul de Bolivia Ataque al Consulado del Perú. eu paz i lo dejó marchar a su patria cuando se le antojó, (CRÓNICA.) sin que nadie lo molestase. Vino Pardo, enemigo jurado de Chile, i Chile lo recibió Valparaíso, Marzo J cariñoso i olvidó las injurias quede élhabia recibido i hasCinco o seis mil personas sobre poco mas o menos asista un escritor chileno honró i justificó su memoria. tieron al meeting que tuvo lugar en la plaza de la IntenAun mas, vino aquí el traidor Bilbao i el pueblo le dejó dencia. pasar, manifestándole su reprobación con el mas completo Hubo estrepitosos vivas a Chile i al ejército del litoral. desprecio i desden, sin que hubiera un solo pito que perA pesar de haber todos los oradores recomendado la turbara los remordimientos de su conciencia. moderación, una parte de la concurrencia, dejándose llevar Habiendo hecho esta formal protesta en nombre de este de arrebatos en estremo vituperables, incurrió en desórdejeneroso pueblo que sabe respetar las personas, aunque sea nes que no fué ¡cosible evitar. Hubo riña entre los exaltaintrausijente con las ideas, aquí debería leer yo las conclu- | dos i los que se esforzaban por contenerlos «iones de este meeting, porque bien poco tengo que agregar El grupo de los exaltados, al pasar j)or la casa del cóna lo que los oradores anteriores os han dicho. Pero permisul del Peni, plaza Francisco Echáurren, principió alantidme que una mi voz a ellos para rechazar laintervencion zar gritos de abajo el Perú! guerra a los peruanos! peruana, que no admito bajo ningún protesto, como lo maSe agrega que uno de ellos lanzó una piedra que fué a esnifestaré en las conclusiones de este majestuoso meeting. trellarse i a romper los vidrios de una de las ventanas de Señores: Chile dormía tranquilo en medio de una paz la casa del cónsul. Este caballero se hallaba fuera. oetaviana; una mujer se acerca a su almohada para cortarle La policía, apenas se apercibió del jiro deplorable que la cabeza i cuando este valiente i denodado guerrero saca tomaba la manifestación, ocurrió inmediatamente a disperla espada para defender su vida, un amartelado i oficioso sar el grupo de los exaltados. galán saca la cara por lachóla boliviana. A las diez i media de la noche la casa del cónsul se enEste compasivo galán no puede ser intermediario, desde cuentra custodiada por mas de 50 policiales a caballo. que es parte en el asunto i desde que viene a defender sus Estos desórdenes han merecido la condenación unánime intereses, hasta el punto de que habia dado orden al vicei enérjica de todos los hombres de ilustración i de respeto. cónsul en Antofagasta para rematar por su cuenta esas saEl señor Lavalle se marchó a Santiago en el tren de las litreras. cinco de la tarde. Basta, ¡oh Chile! no seas candoroso, i precávete i como h


G U E R R A D E L PACIFICO.

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PARTE DE LA POLICÍA. Guardia deprima delpuerto.—Como a las 9 p. m. mas o menos, con motivo del meeting habido en la plaza de la Intendencia, al retirarse se dirijieron varios grupos a la plaza Echáurren cometiendo desórdenes con los gritos que daban. En este estado de cosas se dirijieron a la casa del señor cónsul peruano, lanzando vivas a Chile i mueras al Perú, en dónde arrojaron varias pedradas a las ventanas i puertas de la casa que este funcionario ocupa en la . plaza citada, rompiendo un vidrio de la puerta i la parte superior del escudo. El que suscribe, acompañado de la tropa de la segunda escuadra, pudo contener algo el desorden, poniéndome con mi jente al frente de la puerta mientras llegaba mas fuerza, como en efecto llegó a los pocos momentos, logrando con este auxilio tomar preso al autor del desorden que se encontraba en estado de ebriedad. Se le capturó en cumplimiento de lo ordenado por el señor'Intendente. Al que suscribe le lanzaron también algunas pedradas. La plaza quedó completamente despejada. El señor Intendente acompañado de varios caballeros llegó a los pocos momentos al lugar del suceso, quien me ordenó por escrito capturar al promotor del desorden, orden que fué cumplida, a mas de la que usted tuvo a bien impartir verbalmeute con el mismo objeto i para la completa tranquilidad del local referido. El señor coronel comandante de policía también acompañaba al señor Intendente. Valparaíso, Marzo 4 de 1879. Ignacio Espíndola. Valparaíso,5

de Marzo da 1S79.

Señor Intendente de esta provincia.—Presente. Señor Intendente: Vivamente reconocido a V. S. por su euérjica i eficaz intervención para impedir que los numerosos i mal inspirados individuos que asaltaron anoche el consulado de mi cargo realizaran actos de mayor violencia que los que por desgracia ejercieron, juzgo de mi deber manifestar a V . S. mi gratitud por sus esfuerzos i medidas en favor de la seguridad de mi familia. Pláceme reconocer que las autoridades no pudieron pirever el ultraje inferido al consulado, i aun me consta que la fuerza pública recibió pedradas que le lanzaron los individuos del tumulto. Estimaré a V . S. se sirva trasmitir la espresion de mi profundo agradecimiento a los señores coronel don Jacinto Niño, capitán de navio don Osear Viel, alcalde municipal don José María Necochea i los demás caballeros que acompañaron a V. S. al consulado. Me es grato repetirme de V. S. mu i atento i obsecuente

tamente mi deber. Nada tiene, pues, que agradecerme V. S. Valparaíso entero deplora en este momento lo sucedido, i en cuanto a la autoridad de la provincia, tiene el convencimiento de que velando, por la seguridad de V . S. i de su familia, ha cuidado del buen nombre i del honor del pais. Dios guarde a V . S.-—E. ALTAMIRANO. Santiago, Marzo 6 de 1879. El Ministerio de mi cargo ha ordenado que se levante el correspondiente sumario sobre los deplorables sucesos que tuvieron lugar en Valparaíso cerca de la casa del cónsul del Perú en la noche del 4 del que rije. Atendiendo a la gravedad especial de los referidos sucesos, el infrascrito cree que es mui conveniente que V . E. encargue al juez del crimen que conoce en el asunto, que dé cuenta a V . E., dentro de los plazos que V. E. le señale, de la marcha que siga el proceso. Dios guarde a V . E.

JOAQUÍN BLKST GANA.

A la Excelentísima Corte Suprema de Justicia.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Santiago, Marzo 11 de 1879. Con esta fecha se ha recibido la nota de V . S. del 6 del corriente, en que indica a esta Corte la conveniencia de ordenar al juez de letras respectivo dar cuenta de la marcha del sumario mandado instruir con motivo de los sucesos ocurridos en Valparaíso el 4 del actual. Esta Corte ha ordenado que el juez que conoce de la cansa informe sobre el particular para dictar las provi• dencias convenientes. Dios guarde a V . S.

JOSÉ MIGUEL BARRIGA.—J. ALEJO VALENZUELA.— ALVARO COVARRUBIAS.—ALEJANDRO REYES. Al señor Ministro de Justicia.

Sumario sobre desórdenes en Valparaíso. La Corte Suprema ha aprobado los siguientes del juez del crimen de Valparaíso: Valparaíso,

autos

Marzo M de 1879.

Autos i vistos: se ha instruido este sumario para averiguar la causa del desorden que en la noche del martes 4 del actual se formó cerca de la casa que en esta ciudad ocupa el señor cónsul del Perú. De la investigación que se ha practicado resulta que en la noche referida varios individuos que p>oco antes habían asistido aun meeting celebrado en la pjlazadela Intendencia, llegaron cerca de la casa del espresado señor cónsul, gritando «¡Viva Chile!» i «Muerael Perú;» i que algunos de ellos, de entre la multitud, arrojaron varias piedras contra dicha casa; que la policía, secundada por algunas personas, intervino inmediatamente, i fácilmente pudo evitar el desorden, sin ninguna resistencia de parte de los que lo servidor.—Luis E. MÁRQUEZ formaban, habiendo arrestado tínicamente a Jesús María Cáceres. Este, en su declaración de fojas 9 vuelta, niega AL SEÑOR CÓNSULJEXERAL DEL PERÚ. toda participación en el desorden i solo confiesa que repetía los gritos de la multitud, hallándose en estado de ebrieValparaíso, Marzo o de 1879. dad, falta por la cual fué condenado a la pena designada Señor cónsul: He recibido i contesto en el acto la atenta comunicación por la lei. de V . S. fecha de lioi. Ni la policía ni los demás testigos han podido reconocer Le agradezco sobre todo su espíritu de justicia al recono- a los que arrojaron las piedras, ¡jor lo cual no se les ha cer que las autoridades no pudieron prever lo que iba a su- aprehendido ni enjuiciado; i en cuanto a la causa del desceder en el consulado. Estaba seguro, por los informes que orden, varios testigos que lo presenciaron declaran que no había recibido, de que no había el propósito, ni debía te- tuvo instigadores, i mucho menos que fuese el resultado merse ningún desmán, i cuando vi retirarse después del de un plan preconcebido con el propósito de faltar a los meeting que tuvo lugar en la plaza de la Intendencia, tran- respetos debidos al señor cónsul del Perú. quilamente i por diversas avenidas las personas que habían En mérito de lo relacionado, nopudiendo por ahora adeconcurrido allí, quedé completamente tranquilo. lantarse mas el sumario ni resultando de él mérito sufiFué, pues, para mí una sorpresa la noticia de que un ciente para proceder contra determinada persona, de congrujió se habiadiríjalo al consulado i cometido ahí excesos formidad con el dictamen fiscal que precede, sobreséase deplorables. mientras se obtienen mejores medios de averiguación. Anótese i consúltese.—CANTO.—ARMAS CAÑAS. Lo que hice desde que tuve la noticia fué cumplir estric-


CAPITULO CUARTO.

Valparaíso,

Abril 22 de 1879.

Autos i vistos: iniciado este sumario para descubrir a los promotores del desorden ocurrido en la noche del 1.° del presente mes frente al consulado peruano, desorden que dio por resultado el arranque del escudo que se hallaba frente a la casa que ocupó dicho consulado, se ha constatado que como a los 8 f de aquella noche, varios muchachos i algunos individuos del pueblo se reunieron frente a la casa, i uno de éstos, al parecer .artesano, se trepó por una ventana i consiguió desprender de su sitio el escudo i lo arrojó al suelo. Los muchachos i demás acompañantes lo tomaron i procuraron despedazarlo, i no consiguiéndolo lo llevaron consigo en dirección al Almendral, no habiendo podido descubrirse después. Aunque el policial apostado en aquel lugar, Juan Hernández, i varias personas decentes que pasaban procuraron evitar el desorden i atentado, no consiguieron impedirlo, i cuando en seguida se llamó mas policía i ésta acudió, los tumultuarios se habian dispersado llevándose el escudo. Ninguno de los testigos, entre los cuales se encontraba don Juan de Dios Franco, encargado entonces accidentalmente del consulado, ha podido dar a conocer al individuo que arrancó el escudo, ni ha podido dar su filiación, i a pesar de las dilijencias practicadas no ha podido descubrirse a los promotores del desorden i atentado. Por lo cual, i no pudiendo adelantarse mas en la investigación por falta de nuevos datos, i no habiendo jiersona determinada contra quien proceder, sobreséase como opina el señor promotor fiscal hasta que haya nuevos datos de investigación, i consiiltese.—VEGA.—ARMAS CANAS.» SEGUNDO ATAQUE AL CONSULADO DEL PEBÚ. (Crónica).

El escudo peruano del consulado de Valparaíso parece que estaba sentenciado a la última pena, ejecutándosele anoche poco antes de las nueve. Como una hora antes habia pasado pox la calle de la Aduana un grupo de muchachos i algunos hombres llevando a la cabeza una bandera chilena. No irían doscientos, pero gritaban por mil, sobre todo los chiquillos que iban a la cabeza i que se hacían oír como una banda de clarines. Llegaron a la plaza de la Intendencia, en donde permanecieron un momento echando vivas al rededor de un ciudadano que decía algo parecido a arenga. Todo fué pasar mi carro i subirse a él el de la batidera, para que todos los demás quisiesen hacer otro tanto. Mal que mal, siguió su marcha el carro con la pesada carga i los demás a pié. Llegaron hasta la calle del Cabo i de allí se volvieron por lacle Cochrane, tomando después la de la Aduana a los gritos de viva Chile i muera el Perú. Durante algún tiempo anduvieron como vagando por esas calles sin rumbo fijo; pero de repente se detuvieron al lado del hotel Aubry, frente a la casa eu que estaba el escudo peruano i empezaron a tirarle una soga para enlazarlo. Como no lo consiguieran tan luego, trepó uno como gato por una ventana, luego se cojió de la comiza i por fin llegó hasta el escudo, que arrancó i lo tiró abajo. Toda esta operación la hicieron con mucha tranquilidad i sin meter ni bulla; pero cuando el escudo cayó de golpe, se formó la algazara, precipitándose tocios sobre él. Aquí se armó un nudo que parecía difícil cortar; pero intervinieron algunos curiosos i entonces el escudo quedó en poder de uno que empezó a darle golpes para despedazarlo. No sabemos si lo conseguiría al fin, porque luego siguieron con él con dirección al Almendral, i esto es todo lo que hemos visto. Un transeúnte quiso intervenir para que no sacasen el escudo, i entonces gritó uno: «Ese es peruano.» Naturalmente, el otro creyó prudente sacar el cuerpo. Nos dicen que frente a la iglesia de la Merced echaron parafina sobre el escudo i le pegaron fuego, reduciéndolo a cenizas.

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El parte de policía sobre el suceso de anoche es el siguiente: «GUARDIA DE PRIMA DEL PUERTO.

Como a las 8.45 P. M., uua reunión de pueblo que habia ido a la Intendencia, al regresar por la calle de la Aduana frente al número 48, casa del señor Cónsul del Perú, unos de éstos asaltaron dicha casa para apoderarse del escudo, lo que consiguieron subiéndose a una ventana. Después de cometer este desmán, emprendieron la marcha en todas direcciones, siendo imposible capturar a los autores. El soldado del punto, Juan Hernández, que trató de evitar esta tropelía, estuvo en inminente peligro de ser víctima en el cumplimiento de su deber, i lo habría sido sin el oportuno auxilio prestado por el señor Mercado i otros caballeros. El escudo fué despedazado por la turba. Valparaíso, Abril 1.° de 1879. JUAN RAMÓN SILVA.» «LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago, Abril 2 de 1879. Señor Ministro: Cuando esperaba los informes que V . E. me tenia ofrecidos por su nota de 6 del pasado, en desagravio de los insultos inferidos al consulado peruano en Valparaíso, en da noche del 4, por algunos hombres del pueblo, llega a mis manos una carta del actual encargado de esa oficina, en la que se me comunica un nuevo atentado de la misma especie, plenamente consumado está vez. Según la carta a que me refiero, una parte del pueblo de Valparaíso, i entre ella un tal Castro, redactor de L A PATRIA, escalo el consulado del Perú, arrojó el escudo a la calle i lo hizo mil pedazos. Los diarios agregan que después fué quemado frente a la iglesia de la Merced. Así mismo habrá visto V. E. por los papeles públicos, que el consulado peruano en Autofagasta ha sido víctima ele un ataque mas odioso todavía. Desentendiéndome de este vdtirno ultraje, por parecerme que la reclamación incumbe directamente a mi Gobierno, paso a ocuparme del que sirve de motivo principal a esta comunicación. No solo la entidad moral, la entidad física- por decirlo así, de la República del Perú en Valparaíso ha sido estinguida a manos de un populacho desbordado, en el seno de una ciudad civilizada, en el núcleo de las principales casas de comercio i consulados estranjeros, a un paso de la Intendencia, i a lo que asevera el encargado del consulado, en presencia de la policía que contemplaba el acto con indiferencia. Ni la conducta de los aj entes consulares i diplomáticos del Perú en Chile, ni el estado de las relaciones entre a m bos países, ni la actitud del pueblo de Lima en las actuales circunstancias, nada autoriza, si es que alguna vez pueden ser autorizadas las provocaciones mas o menos graves cpie están sufriendo desde hace un mes los consulados i legaciones de la nación que tengo el honor de representar. La queja mas seria que hasta aquí ha podido elevar al Supremo Gobierno del Perú la legación de Chile en Lima ha sido la de que un club pasó por delante de ella «impávidamente.» Perdidos ya a lo que parece para el pueblo chileno los universales respetos cpie en todo tiempo i aun en las peores circunstancias' han merecido los consulados i legaciones; vista la- ineficacia de las garantías cpie V. E. se sirviera darme por su citada nota del C, i antes que a la inmolación de los emblemas internacionales suceda la de las personas encargadas de velar por su incolumidad, i veamos repetirse en un pais cristiano las tristes escenas de Salónica, tengo el honor de decir a V. E. que protesto formalmente como Ministro del Perú del indigno c insólito atentado de que han sido teatro las calles de Valparaíso en la noche de ayer. Creo asi mismo de mi deber participar a V . E que si


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G U E R R A D E L PACIFICO.

prontas i completas reparaciones propias de la magnitud de la ofensa no se dejan sentir desde luego, me veré obligado al retiro de esta legación i de-sus dependencias consulares, yaque el pueblo de Chile les niega las consideraciones i el respeto que la civilización concede en todas partes. Aprovecho la ocasión para reiterar a V. E. la seguridad de mi mas alta consideración. (Firmado.)—PEDRO PAZ SOLDÁN i U N A N U E . — A . S . E.

don Alejandro Fierro, Ministro de Relaciones de la República de Chile.»

Esteriores

JRecepcion oficial del señor X a v a l l c .

Luí numeroso jentio llenaba la entrada del Palacio i la sala de Gobierno. A launa, de la tarde, S . E. ocupó en dicha sala el dosel presidencial i momentos después, el señor Lavalle i acompañantes fueron conducidos por el oficial mayor del Ministerio de Relaciones Esteriores i el coronal Amengual, a la presencia de S . E. El señor Lavalle tiene una buena figura i pronunció con una \\w clara i agradable un discurso de introducción. No a-d S. E., quien sea por emoción o por otra cansa cuyo significado se nos escapa, habló tan bajo, que apenas el Ministro alcanzaba a oirle. Terminados los disonrsos, que mas abajo reproducimos, el Plenipotenciario entregó sus credenciales e hizo la presentación oficial' del secretario de la legación, señor Casos, i de un atkíeké, hijo del mismo señor Miuistro. Terminada la ceremonia, i cuando el señor Lavalle se retiraba de palacio en el coche de Gobierno, acompañado del coronal Ameugual i del oíicial mayor señor Gana, dos o tres de los concurrentes gritaron ;viva Chile! esclamacion que no tuvo eco ni debió ser percibida por la comitiva. lié aquí los discursos a que hacemos alusión: Dl.StVÜ.30 D.'JL SEÑOR LAVALLE.

Excelentísimo señor: Es ya una antigua política en el Gobierno del Peni i de ele) dan test i minio los anales de la diplomacia continental, propender ala conservación de la paz i el desarrollo de las relaciones entre los pueblos hispano-americanos, por tantos vínculos ligados i en los que por felicidad no existen inconciliables intereses. Abundando el de S. E. el jen eral Prado en estas elevadas miras, se ha dignado acreditarme por la carta credencial que tenga el honor de poner cu manos de V. E. como Enviado Esíraordinario i Ministro Plenipotenciario del Perú, cerca del Gobierno de Chile, con el objeto de procurar remover todo obstáculo que pueda oponerse al restablecimiento de la buena armonía entre Chile i Bolivia, naciones ambas amigas del Peni, i a la reanudación de sus relaciones hoi desgraciadamente interrumpidas. Midan ni:ig:m.t pudiera serme mas grata, mui feliz me estimaré si en su desempeño logro satisfacer las jenerosas aspiraciones de mi Gobierno i merecer la alta benevolencia de V. E. CONTESTACIÓN DEL PRESIDENTE DE.LA REPÚBLICA.

Vuestra presencia en el pais i las palabras que acabo de escucharos, son un testimonio bien significativo del interés i solicitud con que vuestro Gobierno contempla el estado actual de las relaciones entre Bolivia i Chile, naciones ambas amigas del Perú. Me halaga la confianza de que en el curso de vuestra misión llegareis a persuadiros de que Chile amante de la paz i de la armonía internacional hizo oportunamente en obsequio de ellas cuanto podia exijir de su dignidad i de sus sentimientos americanos. Sensible mi Gobierno a los elevados móviles que han aconsejado vuestra misión, podéis, señor Ministro, estar seguro de hallar en él la franca i cordial acojida que se os debe, por la representación que traéis de un pueblo hermano i por vuestros propios merecimientos.

Aceptad, señor Ministro, mi bienvenida i la espresion de mis deseos de que vuestra permanencia en nuestro pais os sea grata. Terminados los discursos, el señor Lavalle presentó a su secretario señor Casos, i al teniente de ejército señor Lavalle, hijo del señor Ministro; i luego todos se retiraron ala sala de despacho del Ministerio de Relaciones Esteriores, donde después de una corta conferencia se separaron, siendo otra vez el señor Lavalle i su secretario acompañados por el señor Gana i coronel Amengual. CREDENCIALES.

Las credenciales del señor Lavalle son las siguientes: Mariano Ignacio Prado, Presidente de la República del Perú, a S. E. el Presidente de la República de Chile.— Señor: Siendo mi mas constante i vehemente deseo, la conservación de la armonía i de la tranquilidad en América, i animado del sincero propósito de que so restablezcan sobre bases sólidas las buenas relaciones entre Chile i Bolivia, desgraciadamente alteradas hoi de un modo que puede ocasionar graves perjuicios a los intereses sud-americauos, he creído conveniente encomendar esa misión a una persona que goza de mi confianza. I con tal motivo me es grato informar a V. E. que he nombrado Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario en misión especial ante el Gobierno de V. E. a don José Antonio de Lavalle, senador de la República i su ex-Miuistro en Rusia i Alemania. El conocimiento particular que tengo de las cualidades que distinguen a don José Antonio Lavalle i de su celo por el servicio, no me dejan la menor duda respecto del modo como desempeñará las altas funciones que se le han confiado. Deseo que la persona de este Ministro sea grata a V. E. i que le honre con su benévola acojida, dándole entera fe i crédito a cuanto dijere en nombre del Perú i mui especialmente cuando hable a V. E. de mi anhelo por conservar las buenas i amistosas relaciones i cordial intelijencja con esa República, por cuya prosperidad i la de V. E. haga los votos mas sinceros. Dígnese V. E. admitir la espresion de mi mas alta consideración. Dada, firmada, sallada i refrendada por el Ministro de Estado en id departamento de Relaciones Esteriores, en la casa de Gobieno en Lima, a los veinte dias del mes de Febrero del año de mil ochocientos setenta i nueve. (Firmado)—MARIANO I. PUADO.

El Ministro de Relaciones Esteriores. (Firmado.)—MANUEL IRIÜOYEN. Es copia.—IRIGOYEN.

VCongreso esíraordinario,

M A R I A N O I. P R A D O , PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA.

En uso de la atribución que concede al Poder Ejecutivo el inciso 2." del artículo 94 déla Constitución del Estado, Decretro: 1." Se*-convoca al Congreso a sesiones estraordiuarias para el 24 de Abril del corriente año; 2." Son objeto de la convocatoria: 1." Poner en conocimiento del Congreso el conflicto existente entre las repúblicas de Chile i Bolivia, a fin de que se ocupe del estado de las relaciones de la República con las partes belijerantes i resuelva lo conveniente; 2." Tratar de los asuntos de mas importancia i de interés jeneral que el Gobierno tenga a bien someter. El Ministro de Estado en el Despacho de Gobierno queda encargado del cumplimiento de este decreto. Dado en la casa de Gobierno en Lima a 24 de Marzo de 1879. MARIANO I.

PRADO.

Juan Corrales Melgar.


CAPITULO CUARTO.

MENSAJE. Hé aquí el mensaje que el Presidente de la República ha dirijido al Congreso convocándolo a sesiones estraordinarias:

«CONCIUDADANOS DEL SENADO I DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS: Los documentos adjuntos a este mensaje os instruirán de todos los antecedentes que han traído como consecuencias indispensables la ruptura de nuestras relaciones con el Gobierno de la República de Bolivia i la adopción de ciertas medidas estraordinarias. Abrogado el pacto internacional de 0 de Agosto de 1874, que era también una lei de la República; destruida toda garantía para la industria i la propiedad chilenas en los territorios cedidos jenerosamente a nuestros vecinos, mediante la estipulación esencial de no imponer nuevas gabelas, no fué posible arribar a ningún arreglo decoroso. El Gobierno habría deseado encontrar alguna solución justa i amistosa; pero desgraciadamente, como lo demuestran los documentos acompañados, el de Bolivia, por su sola voluntad i por medidas injustificables, manifestó de un modo práctico su resolución de no cumplir el convenio solemne que obtuvo la aprobación de las dos Repúblicas. Eii tal situación, que se ha creado i que se nos ha impuesto por la violación flagrante del tratado aludido, el Gobierno necesitó obrar de una manera pronta i enérjica, pues era urjente protejer intereses nacionales amagados por los procedimientos mas irregulares, ya sobre todo que la dignidad menos susceptible no podia consentir que Bolivia se constituyera en arbitro inapelable de la interpretación i de la aplicación de aquel tratado. Las piezas anexas ponen eii evidencia que el Gobierno ha necesitado movilizar el ejército, organizar un servicio provisorio para la administración política i económica, i decretar gastos no consultados en los presupuestos. Legalizar esas medidas i sancionar otras tendentes a establecer nn réjimen regular, son los objetos principales de la convocatoria a sesiones estraordinarias; porque el Gobierno desea, ante todo, asociarse íntimamente al sentimiento nacional i contar con el apoyo de los representantes del pais en un conflicto que podrá ser de grave trascendencia. No necesito manifestar que en la inesperada emerjeneia sobrevenida jior la persistente tenacidad del Gobierno boliviano, era urjente aumentar el ejército i proveer debidamente nuestra armada. Era asi mismo de la mas calificada necesidad atender a la ¡percepción de las rentas i a la administración de los caudales públicos i establecer desde luego, aunque en calidad de interinos, los varios ramos del servicio administrativo. No dudo que el Congreso sabrá apreciar la situación escepcional cu que, por actos estraños, se vio colocado el Gobierno; i espero confiadamente que las providencias de que tomareis conocimiento por los documentos agregados, merecerán vuestra aprobación. Como es fácil comprender, las medidas accidentales adoptadas hasta ahora, no son suficientes para llenar las exijencias de la administración pública i dar facilidades al desarrollo de los intereses privados. Por esto, el Gobierno no ha dudado que el Congreso Nacional prestará su patriótico concurso para convertir en leyes los proyectos que se os envían con este mensaje i los demás que, con el mismo objeto, se someterán oportunamente a vuestra deliberación. Deseando el.. Gobierno cumplir un deber constitucional i persuadido, ademas, de que encontrará la mas decidida cooperación para establecer nn réjimen legal en los territorios situados al norte del departamento de Caldera, he creído que ha llegado el caso de hacer uso de la facultad que me confiere el inciso 5.°, artículo 82 de la Constitución del Estado. En consecuencia, i' en conformidad a la mencionada

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atribución, i de acuerdo con el Consejo de Estado, convoco a sesiones estraordinarias para el veinte del presente. Santiago, Marzo quince de mil ochocientos setenta i nueve.

ANÍBAL PINTO. Joaquín Blest Gana,.»

MANIFIESTO DEL SEÑOR DON NICOLÁS DE PIÉROLA A LOS r PUEBLOS DEL SUR. Al pisar de nuevo las orillas del Pacífico después de un año de ausencia marcado para nuestra historia política por las mas abominables escenas, i para mí, mas que para ningún otro peruano, por dolores o indignación difíciles de espresar, he encontrado al Perú en presencia del gravísimo conflicto ocurrido entre dos pueblos hermanos: Bolivia, del cual apéuas nos separa el hecho puramente político de 1825, i que, por lo mismo, es aun hoi casi el Perú: i Chile, inmediato vecino, ligado a nosotros por todo ¡enero de estrechísimos vínculos, que confiau al terrible recurso de las armas la resolución de sus diferencias. En semejante situación el Perú está llamado a una misión altísima, de inferes fraternal i americano, de justicia i beneficio común i que nada que no sean los deberes de su posición i las mas elevadas consideraciones ha de inspirar; misión tanto mas alta i saludable, cuanto que no sou sus propios intereses sino los de dos pueblos hermanos los comprometidos en la contienda. Los que en el hecho tienen la representación política del Perú ¿sabrían, a lo menos, en tales circunstancias, traerlo a la actitud que le corresponde i mantenerlo en ella como es debido? Era lejítimo esperarlo. Como quiera que fuese, de ellos no tenia i tiene que recibirla la República. Pero a todo buen ciudadano corresponde cooperar al acierto de semejante decisión, dejando imperar la calma de las serenas resoluciones do la justicia i el alto interés común, suprimiendo, sobre todo, cuanto pudiera perturbarla. • Por sobre todas las diferencias interiores, ayer, como hoi, i como mañana, estarán siempre para nosotros la dignidad i política esterior del Perú. Toda queja debia, pues, ser ahogada, aplazado el ejercicio de nuestros derechos domésticos conculcados, para quitar a los que gobiernan todo cuidado, toda preocupación interior, rodo móvil ahora secundario, para dar al Perú la completa unidad de acción epte le es indispensable fuera. Desembarazar por entero esa acción, apartar todo obstáculo parad acierto, era el consejo del patriotismo. Cuanto mas hondo fuese el divorcio entre el pueblo i sus actuales jereutes, tanto mas premioso era hacerle sentir con nuestra conducta que le dejábamos la mas absoluta libertad de obrar, que solo le pedíamos volver los ojos al esterior e inspirarse solo en la justicia i en las altísimas conveniencias de un gran pueblo. Difícilmente podría presentarse situación interior cuque el silencio i el aplazamiento fueran mas costosos para el patriotismo. Era preciso, no obstante, imponer, por decirlo así, al Gobierno con nuestro duro sacrificio la pureza, i grandiosidad de miras que la situación le reclama. No hemos trepidado nn instante en hacerlo asi, i ni una sola voz de queja se ha escapado a nuestros labios. Con relación al conflicto mismo, era bueno no esponerse a dividir la unidad nacional, contrariando acaso con una palabra pública la senda en que se hubiese comprometido ya el Gobierno. Mas al paso que, obedeciendo a tal consideración la silenciábamos (con sorpresa de algunos de los nuestros mismos) me apresuré yo a hacer saber al Gobierno, por medio de su Plenipotenciario en Santiago, cuál era a mi juicio la línea de conducta que convenia al Perú, i nuestra resolución de apoyarle en la acción esterior que juzgase oportuno adoptar en servicio de los grandes intereses nacionales. Tal ha sido nuestra manera de' proceder, i continuaría observándola yo por entero, si no fuese ya indispensable


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G U E R R A D E L PACIFICO.

poner en guarda a los buenos ciudadanos contra la culpable tarea interior a que estamos asistiendo un mes há. Mientras el' Perú llena en el estranjero una misión de concordia i de paz, ambiciosos vulgares, traficantes conocidos i anatematizados por el sentimiento público, se esfuerzan por levantar en el pueblo pasiones de guerra e incendios de odio, para esplotar en provecho suyo la situación que éstos traigan i sacar partidos de los generosos trasportes del sentimiento nacional. Están resueltos a empujarnos a la guerra, no en el interés del Perú, menos aun en el de Bolivia, sino en interés personal i propio; i como ayer no mas lo fué para ellos el combate de Pacochas, el conflicto ' chileno-boliviano es hoi para ellos mismos campo de esplotacion política, sin que falten jentes bien intencionadas que se dejen arrastrar en esa senda. Como si para el doloroso caso de hallarse comprometido por cualquier motivo nuestro pabellón, el pueblo peruano no estuviese dispuesto a toda hora a sucumbir por defenderlo, sin averiguar cómo ni por qué caminos se hubiese llegado a tal estremo; como si para ello necesitase de insensatos estímulos de guerra, i pudiesen ser éstos tolerables al propio tiempo que negociamos la ¡mz entre los amigos; como si, finalmente, no estuviese viva la culpable historia de los ajitadores en Mayo i Junio de 1S77 i en los dos años últimos, i no hubiese ésta revelado al Perú lo que vale para ellos el honor i la independencia de la patria! Seria injusto descargar sobre todo un círculo político de responsabilidad de tan condenables propósitos. No son, no pueden ser estensivos al mayor número de los que se llaman civilistas, pero es de entre ellos de donde vienen tales maniobras i deben ser ellos los primeros en conjurarlas. En todo caso es menester que el pueblo abra los ojos i esté prevenido contra la culpable tarea de quienes no se detienen ni ante la suerte de tres pueblos. Tenemos fe en la paz provechosa para todos. La deseamos ardientemente. Si a la guerra se nos condujese, sin embargo, iremos a ella con dolor, pero con una sola preocupación: el respeto de nuestro nombre entre los pneblos, i el triunfo de nuestras armas, sin economizar para ello vida ni esfuerzo alguno. Entre tanto, ha desaparecido para nosotros toda división, toda lucha interior. Estamos cumpliendo hoi en Bolivia, como en Chile, una misión fraternal i fecunda, toda tentativa de trastorno interior, como todo incentivo que se oponga a esta es un atentado contra el Perú i contra la América. Valparaíso, Marzo 21 de 1879. N. DE PIÉROLA.

VI

(i)

El Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile on el Perú, al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ.

Lima, Marzo 19 de 1879.

Señor Ministro: Antes de ayer, 17 del corriente, dirijí a V. S. un telegrama en cifra que vertido a espresiones usuales, ha debido significarle lo siguiente: «No he recibido contestación a telegrama «Piola;» pero hoi paso nota, pidiendo declaración de neutralidad.» No bien habia encaminado a su destino ese mensaje cuando recibí de V. S. la contestación aludida, i cerciorado por ella de la autenticidad de su orden telegráfica del 15, asi como la de haberla descifrado con acierto, di curso inmediatamente a la nota que teuia escrita, en la cual, usando de la moderación i conveniencias mas estrictas, i alegando con firmeza motivos incontestables, he pedido a este Gobierno que manifieste sus propósitos en una formal declaración. De esta nota se servirá V. S. tomar conocimiento por la copia que va anexa. Recibido mi despacho por este señor Ministro de Rela(1) Esta nota i siguientes del prosente párrafo es continuación del párrafo XV ¿el capítulo II, tomadas de la Memoria de Relaciones Esteriores de Chile.

ciones Esteriores en la tarde del indicado dia 17, ayer se reunió el Presidente con el Consejo de Ministros para tomar su contenido en consideración. No estoi aun suficientemente bien informado, pero me inclino a creer, haciendo caudal de varios indicios, que en la indicada sesión del Consejo no se arribó a determinación alguna, i que el asunto quedó pendiente para hoi. Asi, pues, basta el momento en que estoi escribiendo este oficio no he recibido respuesta. La que reciba (que no viniendo mañana a mis manos recabaré nuevamente) será trasmitida a V. S. en estracto por el telégrafo. La prolongada deliberación a que se ha sujetado la repuesta pendiente es indicación inequívoca del temor que este Gobierno tiene, según lo he hecho notar a V. S. en anteriores comunicaciones, a comprometerse en guerra con Chile antes de reforzar su escuadra con nuevos buques o con otros elementos de defensa i ataque; mas de ninguna manera implica vacilación en el propósito que tiene formado de romper cuando sea oportuno las hostilidades. Partiendo de este bien formado concepto, no espero respuesta categórica sino evasivas mas o menos aparentemente bien urdidas. Dado esto, con el acnerdo de V. S. que recabaré por telégrafo, creo será mi deber exijir la terminante i esplícita declaración de neutralidad bajo comunicación de reputar su negativa o el prolongado silencio (que este arbitrio es aquí a veces empleado) como demostración de intenciones hostiles de parte del Gobierno del Perú. Llegando tal situación, lo siguiente a ella será la petición de mis pasaportes i mi inmediato retiro. Si no hace este Gobierno declaraciou de neutralidad, es porque encamina deliberadamente sus pasos a la guerra; i si la guerra ha de sobrevenir, nos importa ante todo i mas que todo obrar pronto, precipitar los acontecimientos i sorprender al Perú impotente ¡jara la defensa con éxito. Viéndome forzado a abreviar esta comunicación ¡jorque llega la última hora para el despacho del correo, llamo, al concluir, la atención de V. S. hacia los artículos de la prensa que van adheridos a las hojas adjuntas. En ellos verá V. S. lo que aquí confirmo: la oscitación i el encono contra Chile subiendo cada dia de punto en la opinión pública; tomará en esos papeles conocimiento aproximativo del carácter de la reunión del pueblo que tuvo lugar el 1(¡ para hacer ostentación de sentimientos hostiles a Chile i de simpatias hacia Bolivia; i notará la particular circunstancia de haber los promotores de ese meeting presentádose al Presidente de la República para darle cuenta i para recibir de S. E. palabras de estímulo. Algo tengo que comunica) a V. S. por telégrafo mañana; pero como por este medio llegará a su destino anticipándose a esta nota, no haré aqui mención particular sino de la circunstancia de que mi comunicación telegráfica no va hoi por estar cerrada la oficina de Lima, como dia festivo que es éste aquí. Dios guarde a V. S. -

JOAQUÍN

GODOI.

LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ.

TÁma, Marzo" 17 de 1879. Señor: Son notorios los aprestos bélicos que ha empezado a hacer el Gobierno de V. E. desde que estalló el conflicto chileno-boliviano i el ejército ha recibo considerable aumento, sigue incrementándose i so eleva ya a una cifra que sobrepasa en mucho a lo que en el estado de paz es requerido por el servicio ordinario; i una fuerte división de él, bien armada i copiosamente provista de pertrechos ha sido aproximada al territorio que será teatro probablemente del combate que las fuerzas bolivianas se disponen a librar co'.i las de Chile; las naves qne componen la armada peruana, se concentran, se equipan i se aprontan como para abrir campaña, aumentando aceleradamente sus dotaciones, reforzando su armamento, embarcando municiones, víveres, combustible i entregándose a frecuentes i no usuales ejer-


CAPITULO CUARTO. eicios; nuevos baques acorazados han. sido pedidos con urjencia a Europa para engrosar la armada, que durante machos años de paz internacional se ha considerado suficientemente poderosa; las fortalezas que defienden la plaza del Callao i que dan abrigo a la escuadra nacional, se artillan, aglomeran jente para su servicio, acopian materiales, ejercitan diligentemente su artillería, i se aprestan, en una palabra, para sostener combate. Al lado de todos estos indicios de una actitud belicosa no esplicada por la existencia de peligro alguno conocido que amenace la honra, la integridad o los intereses de la República, no es dable dejar de considerar con recelo, en una porción al menos del pueblo, el estallido, espontáneo o sujerido, de sentimientos de hostilidad hacia Chile, sen•timientos a que acremente da diaria espresion, encendiendo los ánimos, exacerbando las pasiones i aun aclamando abiertamente la guerra, la prensa peruana casi unánimemente, i a que también acaba de servir de manifestación la reunión popular que ayer cruzó impávidamente las calles de la ciudad para ir a cambiar con la misión boliviana palabras de ardientes simpatías para con Bolivia i de odio i guerra contra Chile. 1 a tan vehementes motivos de inquietud i zozobra para los que, tanto en Chile como el Perú, consagramos nuestros mas sinceros esfuerzos a la conservación tle la paz i de la inalterable amistad entre ambos Estados, es preciso añadir todavia otro de estrema gravedad: la persuasión no combatida autorizadamente por nadie hasta ahora, de que el Perú se halla formalmente comprometido a hacer causa común con Bolivia contra Chile, a virtud de un pacto secreto de alianza ofensiva i defensiva. En presencia de este estado de cosas Chile, que en sus relaciones internacionales no ha cesado de dar, por largos años como son los que cuenta de existencia autonómica, pruebas inequívocas de su amor a la paz, que ningún esfuerzo al alcance de su voluntad i compatible con su honra ha omitido jamas por conservar perfecta armonía con las demás naciones i por granjearse las simpatías de aquellas especialmente que tienen un oríjen i acaso un destino común; que, si hoi ha imterrumpido sus relaciones de amistad con una de ellas i está dispuesto a entregar a la decisión délas armas la controversia, es porque a tal es tremo lo ha arrastrado el Gobierno de Bolivia, rompieudo temerariamente un tratado solemne, oponiendo obstinadamente resistencia a todo medio de avenimiento amistoso i ordenando arbitrarios procedimientos como iiltima respuesta a las pacíficas i venébolas indicaciones que hasta el último momento se le hicieron; Chile, cuyos ejércitos, si por dos veces han salvado los límites de sus fronteras sea porque han venido bajo banderas aliadas a derramar su sangre por la redención del Perú; Chile cuyo anhelo por multiplicar i fortalecer los vínculos de amistad,.de estimación i de común ínteres que le ligan a esta República, es tan sincero como bien comprobado; tiene motivos, en salvaguardia de sus derechos, para preocuparse de la actitud que revelan de consuno la existencia, no puesta en duda del tratado secreto de alianza con Bolivia, las demostraciones hostiles sin embozo de una porción del pueblo, i los preparativos bélicos de parte del Gobierno. Cree propio, para hacer mas desembarazada su acción respecto del Gobierno de Bolivia, inquirir seriamente si el de V. E. tiene la intención que sus deberes le sujieren, de permanecer neutral ante los acontecimientos que han tenido i tengan lugar defendiendo Chile con las armas la reocupacion del territorio litoral al Sur del paralelo 23. Espera confiadamente que el Gobierno de V. E., dando testimonio de que al Perú no le son indiferentes ni la tradicional amistad con Chile, ni las mutuas conveniencias, ni los dictados de la justicia, no se negará a hacer formal declaración de su neutralidad, desvaneciendo así todo motivo de desconfianza entre dos pueblos llamados a vivir en perpetua armonía. . Para recabar esta declaración, mi Gobierno me ha comunicado especiales órdenes a que doi fiel cumplimiento, rogaudo a V. E. que tenga a bien prestar entre sus atenciones al pronto fin de esta jestion, toda la preferencia que TOMO

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su índole reclama i que es necesaria para conjurar inmediatamente los perniciosos efectos de la alarma que domina los ánimos. Aprovecho esta ocasión para reiterar a V. E. las seguridades de la consideración muí distinguida con que tengo la honra de ser de V. E. atento i seguro servidor.

(Firmado).—JOAQUÍN GODOI. Lima, Marzo 21 de 1879. Señor: He tenido el honor de recibir la nota fecha 17 del corriente, en que V. E., después de entrar en varias consideraciones relacionadas con el conflicto existente entre Chile i Bolivia, termina pidiendo por especiales órdenes de su Gobierno, que el del Perú haga una formal declaratoria de su neutralidad ante los acontecimientos que han tenido i tengan lugar entre las espresadas Repúblicas. S. E. el jefe del Estado, a quien he dado cuenta de esa comunicación, me ordena decir a V. E. que habiendo el Perú acreditado una misión especial en Chile, precisamente destinada a entenderse con el Gobierno de V. E. sobre todos los incidentes a que ha dado i puede dar lugar en adelante la situación creada en el litoral boliviano, i de la que el gabinete de Santiago no le ha dado aun conocimiento, se imparten al Plenipotenciario que la desempeña las instrucciones convenientes sobre los puntos a que se contrae V. E. en el despacho aludido. Aprovecho esta oportunidad para reiterar a V. E. las seguridades de mi mas alta consideración i suscribirme de V. E. atento i seguro servidor.

MANUEL IRIGOYKN.

Lima, Marzo 22 de 1879.

Adjunta a mi nota de 19 del presente, remito a V. S. la que dos dias antes me dirijió el señor Godoi, relativamente a la actitud del Perú con motivo del conflicto existente entre Bolivia i Chile, agregando a V. S. que se iba a acordar en Consejo de Ministros la contestación respectiva. Esa contestación fué, en efecto, pasada al señor Godoi el 21, según aparece de la copia que acompaño. Diré a Y. S., ante todo, las razones que el Gobierno ha tenido para no dar esa contestación directamente al Minitro de Chile. Acreditado V. S. especialmente en Santiago para tratar de todo lo concerniente a la situación creada por la ocupación del litoral boliviano, e ignorándose aun hasta por falta de tiempo material, las jestiones que V. S. debía haber iniciado, carecía el Gobierno absolutamente de datos para tomar una decisión sobre el punto capital de la nota del señor Godoi, que era la petición de que el Perú proclamase su neutralidad. Ademas, es una regla de los asuntos diplomáticos, la que la cancillería chilena se conforme estrictamente por su parte, que cuando se empeña una discusión entre dos Gobiernos, cada uno de ellos se vale para satisfacer a las observaciones del otro, de sus propios ajentes diplomáticos, dándoles cuenta de dichas observaciones e instrucciones para hacer conocer su manera de pensar. A esta regla jeneral, justificada en el presente caso por el encargo especialísimo de V. S., se ha sujetado el Gobierno del Perú en el jiro dado "a la comunicación del señor Godoi. Contrayéndome ahora al contenido de ésta, debo notar que comprende cuatro puntos: 1.° Manifestación de la opinión pública; 2.° Aprestos bélicos del Perú; 3.° Existencia de un tratado secreto con Bolivia; 4.° Proclamación de la neutralidad del Perú. Respecto del primero," manifestaré ante todo, que las manifestaciones que la opinión ptiblica ha creído conveniente hacer en presencia del conflicto chileno-boliviano, estrañas en lo absoluto a la decisión del Gobierno, no han podido ni debido ser suprimidas por él, mientras se mantuviesen en los límites que la lei señala a la libertad de


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GUERRA DEL PACIFICO.

la prensa i al derecho de reunión; por otra parte, se ha usado en Chile, en los últimos tiempos prescindiendo de toda contemplación, sin que el Gobierno del Perú se creyese autorizado para formular la mas leve queja. Si la idea del señor Godoi ha sido referirse mas particularmente a la intemperancia del lenguaje en que han podido incurrir algunos periódicos, el Gobierno del Perú la deplora, como se complace en creer que lo haga el de Chile, en vista del tono que gran parte de la prensa de ese pais se ha permitido usar hablando del Perú. Excesos de esta clase deben condenarse, de donde quiera que vengan, i el único medio de verlos desaparecer, cuando se sustraen a la sanción legal, es que cada uno se esfuerce en dar a los otros el ejemplo de la moderación. En cuanto a los preparativos bélicos que ostensiblemente hace el Gobierno del Perú, no debe haberse ocultado a la sagacidad del de Chile i a la de su representante en Lima, que nos hemos visto, mal de nuestro grado, obligados a ello, primero por poner a salvo la paz del territorio de la República en cuya parte meridional poblada en gran parte por bolivianos i chilenos podría en un momento, con gran perjuicio propio i ajeno, estallar disenciones que el estado de cosas hace por desgracia demasiado probables, i en segundo lugar porque el Perú dominado del mas sincero deseo de evitar una lucha desastrosa entre pueblos amigos no puede si sus esfuerzos en este sentido fracasan, estar seguro de asistir a ella como espectador impasible si llegasen a verse comprometidos sus intereses. Al hacer, pues,- los preparativos que han llamado la ' atención del señor Godoi, el Peni no procede sino obedeciendo a las sujestiones de la mas vulgar prudencia; i sigue, por lo demás, la línea dé conducta que todas las naciones observan en igualdad de circunstancias. S i n o estuviera fuera de nuestro ánimo hacer cargos o recriminaciones que, ni de uno ni de otro lado, nos parecen convenientes, podríamos entrar a nuestra vez, tanto respecto de este ¡Junto como del primero, en serias consideraciones relativas a la actitud hostil que revelan las manifestaciones hechas en Chile en contra del Peni, i sobre todo a las proporciones que el Gobierno de esa nación ha dado en los últimos años i da actualmente a sus armamentos mui superiores por cierto sobre todo en la parte marítima, a las exijencias de una campaña contra Bolivia. Después de las instrucciones dadas a V. S. en notas de 8 i 19 del presente, no es necesario estenderme sobre la cuestión de la existencia del tratado secreto con Bolivia. Me bastará agregar que, antes de dar contestación a la nota del señor Godoi, S. E. el jeueral Prado le manifestó verbalmeute i con la mas completa franqueza, cual era el carácter i el alcance de ese tratado, cuyas estipulaciones ni tienen nada de ofensivo, ni están dirijidas contra Chile, ni escluyeu, sino que mas bien prescriben, una acción diplomática previa para entrar a un avenimiento por los medios que el derecho internacional señala. Por otra parte, la necesidad imperiosa para el Perú, de mantener con Bolivia relaciones que no pueden fácilmente turbarse, porque en ello están interesados el comercio tan activo entre los dos países i su tranquilidad recíproca, fué el móvil principal sino único de ese tratado, cuyos efectos han correspondido al fin que se tuvo en mira. Gracias a ese estrecho vínculo de unión, se han podido, en efecto, prevenir o allanar dificultades que, de otro modo, habrían sido talvez inevitables. Réstame solo hablar de la última i mas importante parte de la nota del señor Godoi, aquella en que por orden especial de su Gobierno pide que el del Perú haga una declaración formal de su neutralidad en el conflicto existente con Bolivia. En la fecha de la comunicación del señor Godoi, i aun hoimismo, ignorárnoslos términos del manifiesto que según los. anuncios de la prensa se proponía dirijir el gabinete de Santiago a los de las naciones estranjeras sobre la ocupación del litoral boliviano; i mientras no tengamos tal conocimiento, no se podrá juzgar cuál es el alcance ver-

dadero i definitivo de aquel acto. Cuando esc documento llegue a nuestro poder, será, pues, el momento de manifestar, por nuestra parte, la opinión que debemos formar sobre él, i la actitud que, en consecuencia, nos tocaría asumir. Bajo este punto de vista debemos considerar, pues, como prematura la neutralidad que se reclama. Ademas, la línea de conducta que haya de seguirse, sobre tan grave materia, depende de dos condiciones que no es posible desatender; primera la existencia del tratado secreto con Bolivia, cuyas estipulaciones relativas al casus foederis deberá examinar el Peni, si hai que renunciar a toda esperanza de arreglo; i segunda, la decisión del Congreso Nacional, que ha sido estraordinariameute convocado para trazar, en definitiva, la línea de conducta que el Gobierno debe seguir. Recorriendo la nota del señor Godoi, no dejará de llamar la atención de V. S. el tono apasionado de algunos de sus períodos, que deliberadamente me abstengo de calificar, fiando en que el Gobierno de Chile será el mejor juez par hacerlo. V. S. leerá esta comunicación al señor Fierro, dejándole copia de ella, si lo desea. Dios guarde a V. S. MANUEL

IRIGOYEN

A l señor J. A . de Lavalle, Ministro Plenipotenciario de la República en Chile. LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ.

Lima, Marzo 22 de 1879. ' Señor Ministro: En virtud de la activa vijilancia que he recomendado a nuestros Cónsules en este pais, he sido informado últimamente por el de Arequipa de que se habia enviado de La Paz con destino al litoral una partida de mil quinientos rifles i municiones. Al mismo tiempo el del Callao me ha trasmitido la noticia, comunicada por un pasajero chileno en viaje para Antofagasta, de haberse embarcado en Moliendo mil quinientos rifles, quinientas mil cápsulas y algunos cajones de cartucheras con destino al interior de Bolivia. Se agrega ademas que esas armas habían sido trasbordadas por uno de los buques de la armada que estaba de estación en el Sur al vapor Limeña,, trasporte peruano que condujo a Iqnique la división Velarde y que fué el que la desembarcó en Moliendo. A pesar de lo contradictorio de estas noticias, recordando la recomendación epte por encargo del señor jeneral Prado hice a Y. S. wn mi nota número 3 de 18 de Enero último, no he podido menos de temer, en vista de la identidad en la cantidad de rifles de la partida de que se trata, que sea la misma que existia a principios del año a.ctual en almacenes de aduana en Valparaíso i que adquirió este Gobierno. Con el objeto de adelantar la investigación que conviene hacer con motivo de este envió de armas i que yo continúo practicando en este pais, pongo en conocimiento de V. S. los datos anteriores, esperando que el ministerio tendrá a bien instruirme de lo que en Chile haya ocurrido con la.partida de fusiles que habia en la aduana de Valparaíso. Dios guarde a V. S. JOAQUÍN GODOI. Al señor Ministro de Relaciones Exteriores de Chile. LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ.

Lima, Marzo 22 de 1879. Señor Ministro: Si, como es de presumirlo, ha llegado ya a sus manos mi precedente comunicación, debe ser V. S. conocedor del modo como he procedido en cumplimiento de sus instrucciones para pedir a este Gobierno una inmediata declara-, cion de neutralidad. La copia que acompañé a la citada comunicación habrá manifestado a V. S. en sus términos testuales el despacho que el 17 del corriente dirijí sobre el


CAPITULO

particular al señor Irigoyen, Ministro de- Relaciones Esteriores. Recibido ese despacho, en la tarde del dia de su fecha, se reunió al siguiente el Consejo de Ministros para tomarlo en consideración; pero en aquella sesión no se arribó a resolución alguna. En la que se celebró el dia subsiguiente, si las noticias que se me han dado no son inexactas, el señor Irigoyen presentó un proyecto de respuesta en términos de absoluta denegación a mi demanda, proyecto cpie no fué aceptado, i que por esta circunstancia dio motivo a que el señor Ministro intentase dimitir su cartera. Un dia después, el 20, disponiéndome a hablar con S. E. el jeneral Prado sobre estos graves asuntos, recibí su invitación con el mismo objeto i ¡indo tener lugar la entrevista de que paso a dar cuenta a V. S. Pidióme S. E. que le comunicase con toda franqueza todo el propósito de mi despacho del 17. A tal invitación le espuse que en ese documento no habia mas propósito ni mas intención que los claramente formulados en su contesto; que el Gobierno de Chile, deseoso de mantener sin menoscabo sus amistosas relaciones con el del Perú, no podia menos de considerar como mni ocasionada a contrariar sus deseos la actitud de este pais i de su Gobierno, espresada en los hechos concretos espuestos en mi referido despacho; que era, por tanto, a mí a quien correspondía pedir a su franqueza una sincera manifestación en aquel momento. S. E. me declaró entonces que no le era posible formular en espresiones precisas cuál seria mas tarde su decisión, pues si personalmente aspiraba a que la paz se mantuviese inalterable entre Chile i el Perú, tenia, como mandatario de este pais, que anteponer las inspiraciones de él a las suyas propias; que sn Gobierno, ligado de antemano a Bolivia por un tratado secreto de alianza ofensiva i defensiva, tendría forzosamente que hacer causa común con aquel pais, a menos que se restableciesen las relaciones.de amistad entre él i Chile, o a menos que el Congreso del Perú, que será en breve convocado a sesiones estraordinarias, autorizase el no cumplimiento de dicho tratado. Que para todo evento necesitaba estar preparado i que a tal intención correspondían los preparativos bélicos. Al llegar a este punto, trató de ocultarme que habia dado órdenes para adquirir en Europa buques acorazados; pero cuando le hablé directamente a este respecto, citándole nombres i fechas, dejó pasar sin contradicción mi aserto. En conclusión, díjome que una decisiou no seria adoptada por su Gobierno sino después de ser conocedor del éxito de la misión confiada al señor Lavalle después de interrogar al pais por medio de sus representantes al Congreso; que, por consiguiente, la respuesta definitiva a mi nota del 17 no la podría dar sino su representante en Chile a nuestro Gobierno, i que en este sentido me contestaría al dia siguiente el señor Irigoyen. Obsérvele que tal procedimiento, lejos de hacer cesar los motivos de alarma, no hacia sino mantenerlos con todos sus perniciosos efectos; que, por tanto, después de ponerme en comunicación con mi Gobierno, como pensaba hacerlo desde luego, creía que me hallaría en la imprescindible necesidad de insistir en mi demanda de una declaración categórica. Admitió, así debo presumirlo, el señor Prado, la justicia de esta reflexión, puesto que nada sustancialmente contrario a ella me significó.

CUARTO.

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goyen, concebida en los términos de la copia anexa, i hoi la he comunicado a V . S. en lo sustancial por medio del telegrama marcado Escuadra, o sea número 17, en que, descifrándolo, habrá leido V. S. lo siguiente:—«Recibí ayer tarde respuesta a nota sobre declaración de neutralidad. Dice que se envían instrucciones a Lavalle para entenderse sobre particular con Gobierno de Chile. Ratifico todas las indicaciones de mi telegrama Nivel.» En mi telegrama de ayer no dejé de hacer alusión a la moderación de mi despacho a este Gobierno, ya para que V. S. estuviese preparado contra cuanto se le pudiera comunicar en contrario, ya porque aquí la prensa ha propalado maliciosamente que dicho documento es hiriente u ofensivo en su índole i en sus espresiones a la dignidad del Perú. En el mismo telegrama recomendé reserva para todas mis comunicaciones, comprendiendo en éstas las telegráficas, asi como las ordinarias, teniendo presente que no tardará en reunirse nuestro Congreso, al cual convendrá en todo caso darle cuenta en sesiones secretas. Apremiado como en otras ocasiones, por la inmediata salida de este correo, cierro la presente comunicación participando a V. S. que los aprestos continúan en este pais con inucitada actividad, i que el propósito de ganar tiempo se hace cada dia mas evidente. Mis comunicaciones telegráficas i ordinarias posteriores a esta fecha seguirán, sin duda alguna, manifestando a V. S. que llegados a la situación actual, nos importa precipitar los sucesos. Dios guarde a V. S. JOAQUÍN

GODOI.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ.

Lima, Marzo 26 de 1879. Señor Ministro: Antes de ayer 24 del corriente a las 10 P. M. me fué entregado el telegrama de la misma fecha en que V. S. se sirvió comunicarme bajo cifra lo siguiente: «Hable con Presidente i Ministros; pida esclarecimiento sobre el armamento i su objeto, i como garantía la declaración inmediata de neutralidad. Todo debe tratarse en Lima. Mande Rivera n otro a Iquiqne i Moliendo para inquirir si es cierto que Perú presta armas a Bolivia i tomar datos sobre moviente ejército boliviano. No olvide instrucciones a cónsules i comisionados. ¿Cuántas plazas tiene hoi ejército? Actividad.» Aunque comprendí que este despacho telegráfico no era contestación a los míos de fechas 21 i 22 del corriente, marcados «Nivel» i «Escuadra» cuyo contenido era importante que V . S. conociese previamente, intenté ayer tener una entrevista con S. E. el Presidente o con el señor Ministro de Relaciones Esteriores; pero mi propósito no pudo realizarse a pesar de ladilijencia que empleé, pues a otros inconvenientes propios de dias festivos se agregó que el Presidente, habiendo venido de Chorrillos, no se detuvo en Lima, sino que se trasladó al Callao para presenciar los aprestos de la escuadra. En la noche, disponiéndome a encaminarme a la casa de S. E. en Chorrillos, recibí otro telegrama en cifra para cuya intelijencia me fué forzoso emplear todas las horas háLa entrevista a que acabo de referirme tuvo lugar en biles restantes. De esta suerte hoi solamente me ha sido Chorrillos la noche del 20, i el dia de ayer 21 me apresuré a dar a V. S. concisa cuenta de ella por telégrafo, dirijiéu- posible dar cumplimiento a las instrucciones contenidas en él, que descifradas, son del tenor siguiente: «Solo anodoleen cifra el mensaje marcado Nivel, o sea el número 16, che pudo descifrarse el telegrama «Nivel». Declaración que descifrado habrá c.omuuicado lo siguiente: «Mi nota «moderada, pidiendo declaración neutralidad, será contes- neutralidad debe resolverse inmediatamente en Lima acomtada hoi. Presidente me espnso anoche no poder deci- pañada de suspensión de armamento i de todo acto carácter hostil. Ño aceptamos que este asunto se trate en dirse, tener tratado alianza con Bolivia, convocar ConChile. Pida manifestación pacto secreto. Inquiera si está greso para decisión i encargar Lavalle de esplicarse con aprobado por el Congreso, i si el Gobierno se resuelve a «nuestro Gobierno. Encargo a Lavalle es evasiva para abrogarlo inmediatamente. Conferencie hoi con Presidente «ganar tiempo. Continúan aprestos bélicos i escitacion «pública. Creo debo insistir en declaración inmediata, i i Ministros, i contéstenos hoi, i si no fuere posible mañana. Prolongadas han sido las conferencias que hoi he tenido «no obteniéndola pedir pasaportes. Espero sus órdenes.» sucesivamente con el señor Ministro de Relaciones EsteEn consecuencia, con lo anunciado por el señor Presidente, ayer en la tarde recibí la contestación del señor Iri- riores primero, i con el Presidente de la República en se-


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G U E R R A B E L PACIFICO.

guíela, de tal modo que lie podido regresar en los últimos momentos para escribir esta comunicación, no siu haber .antes dirijido a V. S. un telegrama marcado «Tenazas», anunciándole haber recibido el segundo de los de V . S. que quedan trascritos, haber conferenciado con el Presidente i con el Ministro de Relaciones Esteriores sin haber avanzado nada, i ofreciéndole comunicación telegráfica a este respecto para mañana temprano. En efecto, ni el señor Presidente ni el señor Ministro se han manifestado dispuestos a acceder a nuestra exijencia. La manifestación del pacto secreto (que está revestido de todos los requisitos de aprobación lejislativa en los dos países, ratificación i consiguiente canje) no es posible, me han dicho, porque está estipulado en el mismo pacto que se mantendrá reservado, a menos que las dos partes acuerden, lo que aun no ha sucedido, la publicidad. Por lo demás, no he podido obtener que se me permita tomar siquiera conocimiento confidencial, lo que es tanto mas estraño cnanto que se me ha asegurado que al señor Lavalle se le ha enviado un estracto de todas las estipulaciones, para que por ese conducto lleguen a conocimiento del Gobierno de Chile. Respecto a la declaración de la neutralidad, me han espuesto tanto el señor Presidente como el señor Ministro, que ese es un acto que no ejecutará su Gobierno si el Congreso peruano (recientemente convocado para el 24 de Abril próximo) no lo acuerda. Por consiguiente, se tiene la intención de prolongar la indecisión hasta que el Congreso tenga a bien resolverse por la neutralidad o por la guerra.

timo que V. S. haga tomar nota de que la dirección de dicha casa e s " P . O. Box 1471, NeAv York." Nuestros cónsules en Arica, Arequipa, Moliendo e Iquique tienen reiteradas i oportunas instrucciones para observar i comunicar a Y. S., al jefe de nuestras fuerzas de ocupación i a esta legación, todo cuanto sea de importancia para nuestras operaciones. Pero esto no obstante saldrá en el próximo vapor un comisionado para establecer desde Puno un servicio regular i permanente de noticias. Con la necesaria cautela.estoi adoptando disposiciones de que por hoi no alcanzo a dar cuenta a Y. S., para inclinar favorablemente la voluntad de los hombres públicos del Ecuador i para esplorar las intenciones del Gobierno de aquella República. En este propósito, el Ministro ecuatoriano en Lima, ligado al Perú por muchos vínculos, no está en aptitud de prestarme su cooperación, por mas que, como los ecuatorianos en jeneral, abrigue sentimientos de simpatías hacia nuestro pais. Dios guarde a V. S. JOAQUÍN Gonoi. ANEXO A LA NOTA ANTERIOR.

Lima, Marzo 26 de 1879. Señor Ministro: He tenido la satisfacción de recibir el telegrama que V. S. se ha servido dirijirme desde ese puerto para anunciarme la ocupación de Calama. Aunque desde los primeros momentos del actual conflicto con Bolivia, oficié a nuestros Cónsules cu estopáis para prevenirles que debían comunicar a la Legación todas las Habiéndome espuesto que el armamento i en jeneral noticias de interés i los informes que puedieran sernos de todos los preparativos que hace el Perú no llevan el deutilidad para las 'operaciones consiguientes a la ocupación terminado objeto de hostilizarnos, se me ha manifestado del litoral, juzgo indispensable llamar la atención de V. S. la intención decidida de no suspenderlos. Inútiles han a la necesidad de buscar todos los medios de información sido a este respecto las seguridades que he dado, con exhide que sea posible dispouer para conocer los movimientos bición de comunicaciones de mi Gobierno, de que el Perú, de tropas o las medidas i aprestos bélicos del Gobierno de manteniéndose neutral, nada tiene que temer de la actitud Bolivia,. Nuestros Cónsules en Arica i Arequipa solo tiede Chile bajo ningún aspecto. nen mni reducidos medios de información i su permanenPara que la lijerísima narración que precipitadamente cia en "esos puntos es ¡irecaria. Mientras yo permanezca en acabo de hacer, como los instantes de que dispongo me lo Lima haré lo posible para mantener comunicación con los permiten, sea en lo sustancial completa,, debo agregar que lugares de donde nos sea mas importante recibir noticias tanto S. E. el Presidente como el señor Irigoven me han i para dejar combinado un plan que nos permita continuar hecho reiteradas ¡'i'otestas de que sus intenciones persona-, esa comunicación con la regularidad i la seguridad que perles son pacíficas. Empero, estas protestas no van acompamitan las circunstancias. ñadas de actos que las confirmen; i la resistencia a proJuzgo tanto mas necesario rpie ese departamento i el nunciarse por la paz o por la guerra, la negativa a mani- jefe de nuestras fuerzas en el litoral sean oportunamente festarme el tratado de alianza aun confidencialmente, la reiuformados de lo que pasa en este pais i en Bolivia, cuanto solución de no suspender los preparativos, i antes bien la que, conjeturando acerca del probable desarrollo de los actividad que en ellos se pone, son argumentos que no posucesos, no veo sino estas dos hipótesis posibles: o Bolivia demos dejar de tomar en la mas seria consideración. entra sola en campaña, o bien, declarándose el Gobierno Mucho antes que este oficio llegue a manos de V. ¡3., cd del Peni aliado de Bolivia, toman parte en las hostilidades telegrama que me propongo dirijirle mañana le dará conofuerzas combinadas de ambos paises. Eu el primer caso, cimiento del asunto, suficiente para que V. S. me imparta las tropas bolivianas no tendrían otro camino que el del sus órdenes definitivas; pero no obstante, en el próximo interior para llegar hasta el territorio ocupado. En el secorreo haré de esto materia para menos precipitada comugundo caso, parece que el plan mas jeneralmente aceptado nicación. es el de combinar un ataque sobre nuestras actuales posicioAcompaño a esta nota copia de una que con esta fecha he nes, obrando por el interior un cuerpo de tropas boliviano, dirijido a! señor Ministro de la Guerra, accidentalmente en i por el litoral el ejército aliado, bajo la protección de la Antofagasta. En ella podrá imponerse Y. S. de paiticulaescuadra peruana. ridades que no tengo tiempo de comunicar al Ministerio de Ademas de la división que marchó a Iquiqne al mando Relaciones Esteriores de un modo mas directo i con mayor del coronel Velarde, i de cuyo número supongo a V. S. amplitud. hau informado, quedan en Lima, Callao i otros puntos de Eu (d vapor que salió para, Panamá la semana pasada la república tropas regulares de las tres armas, que pasan no se embarcó con destino a Estados Unidos el coronel bode tres mil hombres, i se anuncia que pronto se enviará liviano Aramayo; pero soi sabedor, a pesar de todas sus una nueva división, llevando, ademas, artillería para estaprecauciones, de que tomará el vapor de mañana en comblecer defensas permanentes en Iquiqne. pañía probablemente con otro comisionado que hoi ha lleDe esta manera seria posible a este Gobierno poner en gado de Boüvia. Don José Abelardo Nuñez irá, pues, a mni poco tiempo cuatro mil hombres de ejército en Iquibordo del mismo vapor i llegará al mismo tiempo con qne, o llevarlos en sus trasportes i escuadra, junto con dos aquellos a su común destino, lo (pie importa, me parece, o tres mil hombres de tropas bolivianas para desembarcaruna ventaja adquirida por nuestro comisionado. En este los en cualquier punto de la costa. punto, teniendo presente haber recomendado a V. S. que Bajo un tercer aspecto pueden mirarse también estos sudirija sus comunicaciones para el señor Nuñez a cargo de cesos.—Continuando como hasta el presente la indecisión la casa comercial de Fabbri & Chauucey, me parece opoiv de este Gobierno para tomar una actitud definida en el


CAPITULO CUARTO. actual conflicto, mantendrá naturalmente su escuadra, como en el dia lo está, reunida i lista, al abrigo de las baterías del Callao. Como nos ofrecería mucha mas dificultad venir a encontrarla en esa situación, nos seria forzoso obligarla a salir, lo que sin duda tendría lugar si nos resolviéramos, por ejemplo, a ocupar a Iquique u otro puerto del litoral peruano. El viaje a Estados Unidos del coronel boliviano Aramayo no se llevó a cabo en el vapor del jueves pasado, i ha quedado oculto en Lima para continuarlo mañana,' que zarpa un nuevo vapor para Panamá. Otro comisionado boliviano ha llegado hoi, i partirá, asociado con Aramayo, también a Estados Unidos. He sabido con este motivo que uno de los principales objetos del viaje de esos comisionados, fuera de los ya indicados, es el de colocar en Estados Unidos patente de corso. Como lo he anunciado a V. S. en mi anterior comunicación, partirá mañana don José Abelardo Nuñez, quien, yendo en el mismo vapor que Aramayo, podrá con mas segundas vijilar sus pasos, i se detendrá en Panamá si es ese al punto donde se propone el comisionado boliviano adquirir elementos de guerra, o lo seguirá en caso contrario a Estados Unidos. Juzgando siempre indispensable que el señor Nuñez sea iuvestido de un carácter oficial para que pueda de esta manera jestionar ante el Gobierno i autoridades déla Union, espero que esta indicación sea atendida oportunamente. Entre tanto, lo he provisto de comunicaciones para ponerlo cu relación con nuestros Cónsules de Panamá i Nueva York i con algunas otras personas de las •que menciono, la casa comercial de Fabhi &. Chamice}-, cuya dirección (P. O. Box. 1471-New York U. S. A.) conviene tenga V. S. presente para que dirija bajo de ella sus comunicaciones al señor Nuñez. • Ignorando si V. S. se encuentra en posesión de la clave telegráfica de que hago uso para mis comunicaciones confidenciales con el Ministerio de Relaciones Esteriores, me permito prevenir a V. S. que cuando necesite participarle alguna noticia haciendo uso de dicha clave, la enviaré directamente a Santiago para que de allí pueda ser trasmitido a V. S. el telegrama traducido o en clave, como el Gobierno lo tenga por conveniente. También debo advertir que conviene observar el estado del cable snb-marino, pues si algún dia aparece; cortado, aun cuando una interrupción puede tener su oríjen en muchas causas diferentes, también deberá ser motivo para redoblar la vijilancia sobre nuestra escuadra i ejército, pues un ataque de soimresa no debe estar fuera de nuestra, previsión, i aun cuando tenga medios seguros de información que me permitirán avisara V. S. o al jefe de nuestras fuerzas de cualquier movimiento de la escuadra peruana, cortado el telégrafo se impediría o retardaría la trasmisión de esa noticia. Dios guarde a V. S.

(Firmado).—JOAQUÍN GODOI. Al señor Ministro de Estulo en el Departamento de li Guerra, Antofagasta.

Está conforme.—GODOY.

VII TELEGRAMA.El Ministro de Relaciones Esteriores do Onile al Enviado E-straorJinario i Ministro Plenipotenciario de Chile en el Perú.

Santiago, Marzo 29 ,de 1S79. Prepare nota fundada pidiendo pasaportes i declarando que ese Gobierno asumió el carácter dé belijerante desde que se negó a declararse neutral por tener un tratado de alianza con Bolivia; que así lo ha manifestado también por su actitud bélica i los ausilios de armas a Bolivia. - S. pasará la nota cuando reciba un telegrama «proceda.» Dispóngase V. S. para trasladarse al Ecuador. v

ALEJANDRO FIERRO.

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LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ. El Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario Perú al Ministro de Relaciones Esteriores de Chile.

de Chile en el

Callao, Abril 9 de 1879. Señor Ministro: Por el precedente correo,del 5 del actualienvié a V. S. copia de la nota que, según sus instrucciones telegráficas, dirijí el dia 3 a este despacho de Relaciones Esteriores, declarando terminada mi misión i pidiendo mis pasaportes, i a falta de tiempo para remitir en la misma forma la respuesta que recibí el dia 4, incluí un diario de esa fecha en que fué publicada. En esta vez acompaño copia auténtica de dicha respuesta. Efectuada de la manera que esos documentos demuestran la ruptura de las relaciones diplomáticas, dio este Gobierno, de acuerdo con el Enviado Especial de Bolivia, publicidad al tratado secreto de alianza de 6 de Febrero de 1873. Tal como ha sido dado a luz ese tratado i el protocolo en que se acordó su publicación va en una hoja adjunta. No es necesario que llame particularmente la atención de V. S. hacia las estipulaciones del pacto indicado, pues todas ellas serán debidamente apreciadas por el Gobierno; pero es oportuno que haga aquí presente que tengo motivos para dudar de la fidelidad de la copia que se ha dado a la prensa, pnes se me ha dicho que en el preámbulo del tratado i en algunos de sus artículos se estipula espresamente la aliauza contra Chile para el caso de sobrevenir la guerra entre algunos de los pactautes i nuestro pais por cuestiones de límites u otros intereses, circunstancia que no aparece en la reproducción. Da razón a la duda i verosimilitud a lo que se me ha espuesto, el hecho de haberse negado obstinadamente este Gobierno a permitirme tomar conocimiento siquiera confidencialmente del instrumento orijinal. Corrobora asi mismo esta presunción lo cpie me espuso S. E. el jeneral Prado a este respecto en la entrevista que con él tuve el 18 de Febrero último, de la cual, di cuenta a V. S. en mi oficio número 9. En la respuesta dada por el señor Ministro de Relaciones Esteriores a mi despacho del 3, merece atención especial el pasaje en que audazmente se imputa a nuestra cancillería el reiterado intento de celebrar alianzas contra el Perú ya sea con Bolivia, ya con el Ecuador, j'a con el Brasil. Dios guarde a V. S.

JOAQUÍN GODOI. LEGACIÓN DE CHILE EN EL PERÚ. Lima,

Abril 3 de 1879.

Señor: El infrascrito, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile, cumpliendo instrucciones emanadas de su Gobierno, tiene el honor de espresar al excelentísimo señor Ministro de Relaciones del Perú los graves motivos que han hecho desaparecer la armonía hasta ahora reinante entre las dos repúblicas i que importan un inevitable rompimiento de las buenas relaciones por tantos años cultivadas entre ambas. Hallará también indicado S. E. el úuico arbitrio a que, por penoso que sea, tiene que apelar el infrascrito, habiendo sido desestimado por el Gobierno del Perú las lejítimas exijencias del de Chile. Al estallar el conflicto que sin provocación del Gobierno del infrascrito i bien a su pesar suyo, han interrumpido las relaciones amistosas que ligaban a Chile con Bolivia i colocado a las dos naciones en estado de guerra, la armonía mas perfecta existia entre Chile i el Peni. La amistad de estos Estados, estrechada desde los primeros dias efe su existencia, se había mautenido imperturbablemente i fortificado con el transcurso del tiempo, a influjo de sus mutuos intereses i conveniencias de todo orden, i con la sucesión de acontecimientos repetidos en que elevadas i comunes aspiraciones los habían llamado a unir sus esfuerzos como aliados, acontecimientos en que siempre cupo a Chile dar


1GG

G U E R R A D E L PACIFICO.

testimonios irrecusables ele jenerosielatl i ele sinceridad de sus sentimientos. En tal situación, natural era esperar que la causa de Chile en el conflicto aludido, causa a cuyo lado militan la razón i la justicia, la civilización i la buena fe, hubiese encontrado en el pueblo i en el Gobierno del Perú nobles adhesiones i ardientes simpatías; i si consideraciones o miras diverjentes hubiesen hecho olvidar por un instante los antecedentes de uno i otro pueblo, los fueros de una antigua amistad i hasta los intereses reales i permanentes, era, por lo menos, ele confiar en que el Perú, sometiéndose a los deberes mas obvios e imperiosos a que viven sujetas las naciones, inspirándose en ellos, acatando las sagradas obligaciones jmpuestas por la reciprocidad, por el respeto mutuo i por esos mismos intereses comunes a la familia americana a que se ha dado un nombre mas usado que bien comprendido, hubiese guardado una severa i estricta neutralidad, aquella neutralidad, cuando menos que le era indispensable adoptar para poder ejercer, como lo ha intentado, los delicados oficios ele mediador; esto es, para ser el depositario de la confianza de lasi naciones contendientes. Imposible es 2>or tanto espresar el sentimiento de asombro i de sorpresa con que el Gobierno de Chile i la nación entera han tomado nota de la actitud asumida por el Perú. Esa actitud está claramente revelada por hechos tan notorios como repetidos. No considerará aquí el infrascrito sino para hacer una simple mención, las reuniones -populares que en muchas ciudades ele la República han tenido lugar, consentidas espresamente por las autoridades, para aclamar públicamente la unión con Bolivia i la guerra contra Chile. Tampoco pondrá a la altura de los hechos mas graves el clamor unísono i diario de la prensa, que en apasionado i con frecuencia i ultrajante lenguaje, invoca el rompimiento con Chile i la causa común con Bolivia, como la aspiración i el propósito mas encarnecido ele este pais. Fijará únicamente su atención en actos de gravísimo carácter imputables al Gobierno de V. E. Ninguna precaución ha sido bastante para ocultar j>or mas tiempo la existencia del tratado secreto ele la alianza que en 1ST3 celebraron Bolivia i el Perú. Según ese pacto, ajustado cuando Chile descausaba en la confianza ele que una profunda paz reinaba en sus relaciones con este pais, con Bolivia i con todas las naciones, el Perú quedó formalmente obligado a constituirse, dado el conflicto hoi existente, en enemigo de Chile, i a comprometer en su daño, sus ejércitos i sus tesoros. No solo existe ese compromiso consignado en el pacto secreto de 1873. El Gobierno del infrascrito es sabedor de que el de V E . ha empezado a darle cumplimiento suministrando directa aunque ocultamente al de Bolivia armas i municiones de guerra. Profundamente ofendido Chile por la actitud del Perú revelada en estos dos hechos concretos, puede desconocer elesde luego el carácter neutral que pretende conservar esta nación i tratarla como enemiga. Tal conducta habría témelo, como en efecto tiene en su apoyo la sanción mas esplícita del derecho internacional. No procedió sin embargo con el rigor que era dueño usar; quiso evitar la guerra con un pueblo cuya amistad no le ha sido jamas indiferente. Se limitó a enviar instrucciones a su representante cerca del Gobierno de V. E. para que lo invitase a esplicar con lealtad el objeto real de sus preparativos bélicos, a manifestar la naturaleza i alcance del tratado secreto de alianza pactado con Bolivia, i a hacer una formal declaración de sus propósitos. Tal fué la intención del despacho que el infrascrito tuvo el honor ele dirijir a V. S. el 17 de Marzo, la misma que le llevó nueve dias después a conferenciar sucesivamente con el Excmo. Sr. Presidente i con V. E. Sabe V. E. que no tuvo el infrascrito la fortuna de lograr su éxito en esas bien intencionadas tentativas. La contestación al citado despacho del 17 refirió al Enviado Especial que el Perú tiene acreditado en Chile el dar aquellas esplicaciones; pero el Enviado peruano, interpelado sobre la existencia del tratado secreto, solo ha tenido por conveniente responder

con nua temeraria ocultación, declarando que le es desconocido, que interrogará a su Gobierno. En cuanto a las conferencias aludidas, no ignora V. E. que el infrascrito tuvo el pesar ele saber que no obtendría del gobierno peruano declaración ele neutralidad; que estaba ligado con un pacto de alianza con Bolivia; que ninguna consideración era bastante poderosa para inducirle a la ruptura de ese convenio. El carácter ele belijerante asumido, pues, deliberadamente por el Gobierno del Perú, en el hecho de haberse negado a hacer la declaración de neutralidad que le fué pedida, es el de haber dado por fundamento ele su negativa la existencia ele una alianza concertada con uno de losbelijerantes; en el de haber suministrado auxilios directos de armas i municiones; i en la actitud bélica, que revelan después de estos antecedentes, los activos aprestos que el infrascrito mencionó en su citado despacho de 17 ele Marzo i que han continuado i continúan con inusitada solicitud; pero esto hace ver, que no es compatible con la dignidad ele Chile el mantenimiento de esta legación, que desde su llegada al Perú i durante su prolongada permanencia, no ha sido guiada por otras miras epie por las de servir con absoluta consagración al cultivo de la paternal amistad que debía ligar perfectamente a uno i otro pueblo. Declara por tauto el infrascrito terminada su misión ele paz, declina toda la responsabilidad de esta determinación en el Gobierno del Perú que la ha hecho necesaria, i ruega a V . E. se sirva enviarle su pasaporte para dejar el pais en la mas próxima oportunidad. Con tal motivo tiene el honor ele reiterar al señor Ministro ele Relaciones Esteriores del Perú las espresiones con que es ele V. E. MUÍ atento í seguro servidor.

JOAQUÍN GO'DOI.

MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES. Lima, Abril .j. de 1S79. El infrascrito, Ministro do Relaciones Esteriores del Perú, tuvo ayer a la una i media de la tarde el honor de recibir la nota de esa fecha, que se ha servido dirijirle el Excmo. señor Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile, declarando a nombre ele su Gobierno el rompimiento de las buenas relaciones ele Chile con el Perú i la terminación ele su misión diplomática, pidiendo en consecuencia, la espeelícion de sus pasaportes. La altísima gravedad de dicho documento impone al infrascrito el deber de examinar los funelamentos que en él se aducen para apoyar tan trascendental determinación del Gobierno de Chile, i asi pasa a hacerlo, comenzando por manifestar a S. E. (pie los cargos que se quiera hacer pesar sobre su Gobierno por las manifestaciones que el pueblo peruano ha creído conveniente hacer con motivo del conflicto chileno-boliviano, tanto jior medio de la prensa como ele reuniones populares desaparecen por completo, ante, la consideración ele epie ellas han sido hechas en ejercicio ele un derecho que las leyes acuerdan i ademas provocadas por la prensa i el pueblo de Chile, que désele los primeros momentos del conflicto con Bolivia i aun olvidándose ele que el debate era con aquella nación, se consagraron con marcada complacencia a denigrar al Perú i a su Gobierno, i exitar contra ellos los mas bajos sentimientos de las masas, dando entre otros muchos resultados, el ultraje inferido en Valparaíso i Antofagasta a los consulados ele la República. La prensa peruana, por otra parte' no ha llegado a asumir nunca el tono ni la tendencia de Chile; ni las reuniones populares de Lima i otras ciudades han dejado de ser ni por un instante serenas e irreprochables; ni las autoridades han dejado ele. ser elilijentes para prevenir, aunque sabían que era innecesario hasta la posibilidad de que se llegase a inferir la mas lijera ofensa a los representantes ele Chile, como consta a S. E. Hechas estas rectificaciones indispensables, a la parte de la nota del excelentísimo señor Godoi, a que se refieren,


CAPITULO

CUARTO.

pasa el infrascrito a tomaren seria consideración, los puntos de verdadera entidad que ella contiene. Dice S. E. que el tratado de alianza que existe entre el Peni- i Bolivia, que ninguna precaución ha sido bastante para mantener secreto, obligaba formalmente al primero a constituirse, dado el conflicto en que hoi se encuentra Bolivia con Chile, en enemigo de éste, i a comprometer en su daño, sus naves, sus ejércitos i sus tesoros. No se comprende como S. E. se cree autorizado para avanzar semejaute aseveración, siéndole perfectamente conocido desde mediados de Marzo fdtimo el carácter esencialmente defensivo i jencral de aquel pacto; como igualmente la obligación que le impone las j>artes contratantes de emplear todos los medios conciliatorios para evitar un rompimiento, del derecho que cada uno de ellos se habia reservado para decidir si la ofensa recibida por la otra, baria o no efectiva la alianza. Estas seguridades las recibió primero S. E. del Excelentísimo señor Presidente de la República i posteriormente del infrascrito; las mismas, i casi en igual fecha, debe también haber recibido directamente el Gobierno de Santiago del Plenipotenciario señor Lavalle; i elhis eran sobradamente poderosas para que Chile estimase el espíritu de conciliación i de particular deferencia que le guardaba el Perú; jmes habiendo podido presentarse como aliado de Bolivia desde el primer dia en que el Gobierno de V. E. tuvo a bien ocupar con sus fuerzas el litoral boliviano, aplazó la ejecución del tratado de alianza i trabajó sin descanso i sin omitir ningún medio decoroso, por conseguir un arreglo que dejando dicho pacto sin ejecución, evitase la gnerra entre tres Repúblicas, por tantos títulos llamadas a vivir en la mejor armonía. El Gobierno de S. E. parece, sin embargo, no haber dado crédito a mis esplíeitas i leales declaraciones; i se manifiesta profundamente ofendido \mr la existencia de una alianza celebrada no en su daño, que ha estado en su voluntad dejarla sin efecto, i de la que, si no se le ha dado conocimiento testual, como se sirvió solicitarlo S. E., ha sido tan solo por la consideración de que estipuláudope en una de sus cláusulas la reserva, hasta que ambas partes contratantes lo juzgasen necesario i lo acordaran en debida forma, no podía el Gobierno del infrascrito proceder por su propia decisión. Tratados de este carácter i de estas tendencias son perfectamente lícitos i convenientes, como medios de estrechar las relaciones entre dos Estados, especialmente cuando se encuentran en la situación de Perú i Bolivia; i ninguna nación pfiede darse por ofendida de su existencia. No es, pues, justo bajo concepto alguno, que el Gobierno de Chile inculpe al del Perú, como una medida de hostilidad preconcibida, la celebración de un tratado que no podia aplicarse a aquella nación, sino en el caso de que ella misma atacara, como lo ha verificado, los derechos mas claros i mas vitales de una de las partes contratantes. Chile no tiene tampoco por qué estrañar, ni por qué quejarse de que el Perú haya declarado una alianza defensiva con Bolivia; pues él mas de una vez lo ha intentado, i no de una manera inofensiva i abstracta, como lo ha hecho el Perú, sino con el propósito que me abstengo de calificar, de aquirir la parte del litoral boliviano de que hoi se ha apoderado a título de reivindicación, bajo el compromiso de apoyar a Bolivia, con sus naves, sus ejércitos i sus tesoros en la temeraria empresa de arrebatar al Perú, Iquique i Arica, hasta el morro de Sama; Chile ha solicitado igualmente en 1864 i con miras hostiles (jambien h a cia el Perú, la alianza del Ecuador; i en diversas épocas i con reiteradas instancias la de una nación poderosacomo sabia i prudente. La armonía mas perfecta existia sin embargo, entre el Perú i Chile mientras tenían lugar todas aquellas secretas negociaciones que el tiempo revelará i comprobará. ' • ' La afirmación hecha por S. E. de que el Gobierno del infrascrito ha comenzado a dar cumplimiento al mencionado tratado de alianza defensiva, suministrando directa, aunque ocultamente, armas i municiones de guerra, carece

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absolutamente de fundamento, i es ofensiva a la lealtad nunca desmentida del Perú i así cumple al infrascrito declararlo. Otra parte de la nota del señor Ministro de Chile, que el abajo firmado cree de su deber aclarar, es la que re refiere, al curso que su Gobierno juzgó conveniente dar a la comunicación de. S. E. de 17 de Marzo último, eu la que después de hacerse cargos idénticos al de la presente, se solicitaba que el Perú declarase su neutralidad. S. E. fué instruido oportunamente por la comunicación del infrascrito, hecha el 27 del mismo mes, de que habiendo constituido el Gobierno del Perú una misión extraordinaria i especial, precisamente encargada de tratar directamente con el gabinete de Santiago de todo lo que se relacionase con el conflicto chileno-boliviano, se le, impartían las instrucciones convenientes sobre los puntos a que se contraía el aludido oficio de S. E. El Gobierno del Perú no se negó pues a dar las esplicaciones solicitadas, sino que se limitó simplemente con las reglas observadas con el manejo de las negociaciones diplomáticas, a hacerlo por conducto de. su Plenipotenciario oxl hoc, enviándolo al efecto el 22 de dicho mes, esto es, al siguiente dia de haber dirijido a S. E. su mencionada respuesta, las instituciones necesarias, i entre ellas, la de dejar al Excmo. señor Fierro copia de la nota que las contenia. El infrascrito tiene la convicción de qne las esplicaciones que el señor Lavalle estaba encargado de dar, habrían podido influir en el ánimo del Gobierno de Chile para atraerlo a una apreciación mas tranquila de los verdaderos móviles que han guiado la conducta de la cancillería peruana. Desgraciadamente i cuando las últimas comunicaciones del señor Lavalle, recibidas antes de ayer hacían concebir la esperanza de que no estaban agotados todos los medios de llegar a una solución satisfactoria, han venido seguramente a imperar otros consejos en el Gobierno de S. E., que. no ha juzgado siquiera conveniente dejar transcurrir el el corto tiempo que era necesario para recibir las esplicacione.s anunciadas. La nota de S. E. el señor Godoi termina diciendo, que el Perú ha asumido el carácter de belijerante i, que siendo incompatible con la dignidad de Chile la subsistencia de la legación que le estaba encomendada, declara terminada su misión de paz, declinando toda su responsabilidad de esta determinación en el Gobierno del Perú, que le ha hecho necesaria i pidiendo su pasaporte para dejar el pais en su mas próxima oportunidad. El Gobierno del Perú qne ha hecho leal mente todos los esfuerzos que estaban de su parte para evitar esa estremidad; qne si celebró un tratado de alianza con Bolivia en 1873, no pudo pensar que el Gobierno de Chile vendría a dar lugar a que ese pacto se hiciese efectivo respecto de él; que si ha hecho aprestos bélicos no les ha dado otro carácter qne el de la mas elemental de las precauciones que podría exijir en seguridad justificada hoi por desgracia; el Gobierno del Perú, en fin, que hasta el último momento ha trabajado por evitar la guerra, se da por notificado de la determinación de la misión de paz de S. E. el señor Godoi. La conciencia pública de todas las naciones que han comenzado ya a pronunciar su fallo inapelable para condenar la violación del derecho dejent.es consumada por Chile, al revisar la desmembración del territorio de una nación americana, es de esperarse que sea también propicia al Perú en la guerra que se le declara. Sobre todo la nación entera rodeará debidamente a su Gobierno. El infrascrito termina esta comunicación remitiendo a S. E. el señor Godoi su pasaporte pedido; i reiterándole una vez mas, como tiene la honra de hacerlo las espresiones con que es de S. E. mui atento i servidor. (Firmado)

MANUEL IRIGOYEN.


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G U E R R A D E L PACIFICO.

YIII Misión Lavalle. ANEXOS A LA MEMORIA DEL MINISTRO DE RELACIONES ESTERIORES. LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago, 7 de Marzo de 1879. Señor Ministro: Se habla jeneralmeute en este país de la existencia de un tratado secreto entre la República del Perú i la de Bolivia. Esta jeneral i ya arraigada creencia, es lo que principalmente ha causado la exacerbación de las pasiones en nuestra contra, que últimamente se ha manifestado con tanta intensidad; pues suponen traición de nuestra parte el presentarnos como mediadores entre Bolivia i Chile, cuando estamos obligados a seguir a la primera en sus hostilidades hacia la segunda. A todas las personas, i no son pocas ni poco caracterizadas, que sobre este punto me han hablado, me he limitado a asegurarles que pacto semejante no se ha sometido a la aprobación del Congreso del Perú, en ninguna de las lejislaturas correspondientes a los años de 1874, 76 i 78, en que he tenido el honor de presidir la Comisión Diplomática de ese Congreso—lo que es la .verdad—indicando que quizás se dá el carácter de pacto secreto de alianza a cierta convención de tránsito de tropas que se celebró en 1874, según recuerdo, entre el Perú i Bolivia. Mas, antes de anoche en una larga conversación que tuve con mi exelente amigo el señor don Domingo Santa Maria, persona altamente colocada en este pais, me dijo que sospechaba que el Gobierno de Chile, previa toda discusión, me exijiria una esplanacion categórica i terminante sobre la existencia del pacto en cuestión, de cuya esplicacion era posible que dependiese la continuación o la ruptura de toda negociación. El caso no ha llegado auu, i si llegase antes de recibir instrucciones de V . S. me limitaré a contestar que no teniendo conocimiento del convenio en cuestión, pediré a V. S. los datos i las instrucciones convenientes. Ruego a Y S. que se sirva trasmitírmelas a la brevedad posible, ¡jara arreglar a ellas estrictamente mis procedimientos, previniendo entre tanto a V S . que la sospechada existencia de ese convenio es la causa principal de la prevención con que aquí se mira la participación amistosa del Perú en la cuestión chileno-boliviana. Esperando una pronta i precisa contestación de V S . a este respecto, reiteróme de V S., Señor Ministro, muí atento servidor. J . A . DE LAVALLE. Al señor Ministro de Delaciones Esteriores del Perú. LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago, 7 de Marzo de 1879. Señor Ministro: En las setenta i dos horas que hace que estoi en esta ciudad, mi constante preocupación ha sido formarme la mas correcta idea de las causas que mas han influido en la política de este Gobierno en sus relaciones con el de Bolivia; del estado de la opinión pública respecto de esas relaciones, i de la manera mas aceptable de ciarles un jiro que, alejando el peligro de una guerra efectiva entre Bolivia i Chile, alejase también para nosotros el de una complicación en esa fuuesta querella. De los datos hasta hoi adquiridos he venido a formar las opiniones siguientes, que considero correctas, aunque no las doi a V.J3. como invariables ni definitivas. I.—CAUSAS DE LA GUERRA.

Estas son de dos clases: financieras i políticas. Esas causas financieras son unas de naturaleza pública i otras

de naturaleza privada. Las políticas son de conservación del Gobierno unas, i otras de exijencias electorales. Las cansas financieras de naturaleza pública son: las exijencias del servicio público, que no obstante todas las economías practicadas en él, son mayores aun que los medios con que cuenta Chile para satisfacerlas en la actual depresión de su comercio, medios que cree aumentar con los productos de la esplotacion de las salitreras del litoral boliviano. Las causas finaneierasde naturaleza privada son: los intereses chilenos fuertemente comprometidos en el litoral boliviano i que se creen mas salvos i seguros bajo su propia bandera que bajo la de un pais estraño. A estas causas vinieron a reunirse las de naturaleza política, que son, como llevo dicho, de conservación del Gobierno i de exijencias electorales. El contraste sufrido por la política chilena en sus relaciones con la República Arjentiua, comprometió fuertemente el crédito i la solidez del Gobierno i le impelió, para restablecer el uno i asegurar la otra, a dirijir la atención pública hacia otro punto en el que conquistas fáciles i lucrativas halagaban el orgullo i el interés material del pais. La próxima renovación de un tercio de la Cámara de Diputados exijia que esa renovación no se hiciese en momentos en que el prestijio gubernativo estaba amenguado, sino, por el contrario, bajo la impresión que produjeran nuevos triunfos de política esterna que borrasen la producida por los recientes contrastes esiJerimentados en la cuestión arjentiua. Estas causas combinadas fueron las que impulsaron al Gobierno a lanzarse a la fácil presa que le ofrecía el litoral boliviano, un poco atolondradamente quizás i sin una-exacta apreciación de las consecuencias que ese paso podia ocasionarle en lo futuro. II.

ESTADO DE LA OPINIÓN.

La opinión que aquí se abriga sobre la ocupación del litoral boliviano es diversa, según son diversos los oríjeues que esa opinión tiene. Los hombres pensadores i juiciosos creen que el Gobierno ha obrado mal, embarcándose en nua empresa que puede suscitar la alarma justa de los otros Estados americanos, procurándole a Chile nuevas complicaciones esternas, i aunque así no fuese, creándole en el litoral boliviano lo que uu estadista chileno llama un Arauco Septentrional, el que puede consumir sus recursos financieros i, lo que se considera mas grave auu, renacer la preponderancia militar. Los hombres empeñados en la política militante encuentran en esa ocacion uu elemento para acrecentar la popularidad i prestijio del Gobierno o de los individuos que esplotau el conflicto que ella ocasiona, como un elemento del triunfo electoral. La masa jeneral del pais ve satisfecho con ella el orgullo nacional. Los primeros desearían que tal hecho no se hubiese realizado: los segundos se encuentran satisfechos de él: mas esos no comprenden cómo pueda volverse atrás i éstos no quieren que se vuelva atrás de ningún modo. La perspectiva de una complicación con el Perú aterra a los unos, por las terribles consecuencias que, vencedores i vencidos, pudiera atraerle a Chile: esa perspectiva alienta a los otros, que, en la exajerada idea que abrigan de las fuerzas de la nación, estiman mas fecunda en glorias i en provechos una .guerra con el Perú que una guerra con Bolivia. III.—MEDIOS DE LLEGAR A UN ARREGLO.

Tengo a mi pesar de todo lo que llevo dicdio, i de todo lo que pueda alegarse justamente en contrario, que si hubiese un medio que Chile adquiriese de un modo pacífico i legal sus nuevas conquistas o de que pudiese abandonarlas, sin mengua de su decoro—o de lo que por decoro aquí se entiende—i sin menoscabo de sus intereses, ese medio seria aceptado si no con entusiasmo, a lo menos con satisfacción, por el Gobierno i las clases superiores de la sociedad i con indiferencia por el pueblo mismo, pasados estos momentos de efervescencia i de ajitacion. Pero ¿cuál seria ese medio? Ciertamente que no puede presentarse otro, que el del sometí-


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miento de la cuestión—que versa no ya sobre las violaciones cometidas por el Gobierno boliviano en los pactos celebrados con el Gobierno o con los ciudadanos, sino sobre el derecho al propio territorio—retrotrayéndola al punto en que se hallaba en 1866, a la decisión de un arbitro o de un tribunal arbitral, que diese a Chile la posesión legal del codiciado territorio o ante cuya decisión adversa, lo abandonase a su rival, sin mengua de su decoro ni de su susceptibilidad nacional. Pero aquí se presenta la primera i a mi entender la mas invencible de las dificultades que la negociación confiada a mi celo ofrece. Durante la prosecución del arbitraje, ¿quién ocuparía los territorios en cuestión? Juzgo punto menos que imposible que Chile, en las actuales circunstancias, consienta en retirar sus fuerzas del litoral boliviano, sin que proceda una sentencia arbitral que a ello le obligue. Juzgo también punto menos que imposible que Bolivia consienta que se someta la cuestión a un arbitraje, bajo la presión de la ocupación de su litoral por las fuerzas chilenas, aunque esa posesión protempore no diese nacimiento a ningún derecho en lo futuro. Ante estas inconciliables exijencias de uno i de otro contendor, preveo que tiene que estrellarse necesariamente la acción pacífica i conciliadora del Perú. Mucho desearía equivocarme i ruego a V. S. que con su superior intelijencia, me sejiera un medio equitativo i aceptable que a la mia completamente se oculta. Muchas son las razones que pudiera ofrecer a V. S. en el apoyo de las opiniones que sobre este punto me he permitido esponerle; pero me detiene la consideración de dar a este oficio, demasiado largo ya, mayores dimensiones aun. Sin embargo, daré a V. S. una que comprende i concreta a todas, dado el estado de debilidad en que se encuentra el Gobierno respecto a la opinión pública i a los partidos políticos, no puede tener la fuerza suficiente para resistir el embate de la tempestad que levantaría un acto, que aunque necesario, justo i quizás conveniente para Chile mismo, heriría profundamente el sentimiento i el orgullo nacional. Ante consideración semejante, creo que el Gobierno de Chile rehusará perentoriamente la previa desocupación del litoral boliviano, haciendo así imposible todo arreglo pacífico.

CUARTO.

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jurisdicción, territorio que habia cedido a Bolivia en 1866 bajo de ciertas condiciones, que, no habiéndose llenado por Bolivia, obligaron a Chile en bien de la paz, a sustituir por otras condiciones mas fáciles de llenar i sumamente jenerosas, en 1874; que no habiendo Bolivia llenado esas, sino antes bien violándolas abiertamente, Chile reivindicaba sus cedidos derechos i se volvía a colocar én el punto en que se encontraba en 1866; que en servicio de la paz, en consideración a los buenos oficios del Perú, i con el justo deseo de que esa posesión que hoi tenia, fuese sancionada por el reconocimiento de sus derechos i no solo por la sanción de las armas, consentiría Chile en someterse a la decisión; si le fuese desfavorable, lo que no.suponia, se retiraría entregando los territorios al que con derecho a ellos se declarase; que Chile no pretendía conquistar territorios, que sobrados tenia, sino recuperar los suyos propios, i no solo por ser verdaderos territorios chilenos, sino por estar poblados principalmente por chilenos; que Bolivia no tenia interés en ellos; que no los podia administrar por la gran distancia que los separaba de su centro administrativo, i que si quisiese, podría entenderse con Chile por medio del Perú, para arreglar ese asunto sin necesidad de arbitraje, mediante equitativas indemnizaciones. Bajo el aspecto práctico me espuso S. E. que todos los Gobiernos tenían que contar con la opinión pública, aun en sus exajeraciones i estravíos, mas aun los Gobiernos representativos en jeneral i los de las Repúblicas americanas en particular; i que, en el estado en que la de Chile se encontraba, el retiro de las fuerzas chilenas del litoral atraería complicaciones que, en vez de facilitar un arreglo, crearían quizás nuevas i mas invencibles dificultades.

Combatí detenidamente las razones espuestas por' S. E. en la primera parte de su razonamiento i deteniéndome en la segunda; esto es, en la práctica, le manifesté que el Gobierno boliviano tenia también, i mas que el de Chile quizás, que contar con la opinión pública; que la de Bolivia debia hallarse excitadísima por los últimos sucesos, i que no le permitiría al jeneral Daza, aunque quisiese, tratar bajo la presión de la ocupación del litoral. Dejando la discusión allí, me observó el Presidente que la 3. base—la división de las rentas durante el arbitraje— Cuáles serian las consecuencias que la ruptura definitino le parecía bien. Convine en ello, i le indiqué el depóva de todo arreglo pacífico traerían para el Perú, i la polísito en manos del arbitro mientras se decidía la cuestión, tica que en tal emerjencia correspondiese adoptar a nueslo que aceptó en la hipótesis de que la primera lo fuese. tro Gobierno, son cosas que dejo a la intelijencia i prudencia de V. S. apreciar i determinar. Siendo ya cerca de las 2 P. M., hora en que debia yo ver al señor Fierro, lo indiqué así a S . E., el que me dijo Sírvase V. S. escusar las dimensiones que me he visto que le viese con confianza, que él entre tanto pensaría soobligado a dar a este despacho i aceptar la espresion del bre lo que habíamos hablado i lo consultaría con sus Midistinguido aprecio, con que me reitero de V. S., nistros i otras personas, con lo que terminó nuestra conSeñor Ministro, mui atento i seguro servidor. i ferencia, con la renovación de las mayores protestas de J. A. DE LAVADLE. bnena voluntad de una i otra parte. Antes de separarnos, pregunté al Presidente si podría LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE. telegrafiar a Lima, indicando que las negociaciones tenían Santiago, 13 de Marzo de 1879. un aspecto satisfactorio. Me dijo que eso podría hacer Al señor Ministro de Estado eo. el despacho de Relaciones Esteriores. concebir mas fundadas esperanzas de'arreglo que las que en realidad habia i que me limitase a decir lo que era Señor Ministro: cierto—que habia encontrado la mejor voluntad en su GoContinúo dando cuenta a V. S. de las conferencias que bierno para llegar a un arreglo pacífico. tuve con S. E. el Presidente i el señor Miuistro de Relaciones Esteriores de esta República el 11 del que corre, Pasé luego al despacho del señor Fierro i mi conferencuya relación víine obligado a interrumpir por la estrechez cia cou'él, llena también de la mayor cordialidad i corte.del tiempo, apremiándome a poner término a mi oficio de sanía, fué como era natural, una segunda edición de la aquella fecha en que la inicié; i tomándola de aquel en que que habia tenido con S. E., i por lo tanto no la repetiré a quedó en dicho oficio, prosigo. V. S. El señor Fierro también quedó en meditar mi proS. E. escuchó mis proposiciones con suma atención, i yecto i en consultarlo con sus colegas, ofreciéndome provocuando hube terminado me contestó objetando detenidacarme a una nueva conferencia cuando el caso llegase. mente el primer punto, primero bajo su aspecto teórico i Antes de separarnos convinimos en que nuestras^ converluego bajo sn faz práctica. Díjome bajo el primero, que saciones tenían un carácter puramente confidencial; que Chile no habia ocupado ni ocupaba territorio boliviano, can o l e daríamos el oficial hasta que llegásemos a convenir so en el que no tendría dificultad en desocuparlo, porque en algo; i que, si ese caso no llegaba, trataríamos de dar comprendería la justa susceptibilidad de Bolivia para traun término a la negociación, de común acuerdo, para que tar mientras flamease en él su bandera, aunque me repetía tuviese el carácter menos hiriente posible. que mil i mil veces naciones infinitamente poderosas haAl levantarme me dijo el señor Fierro que le permibían tratado hasta con sus capitales ocupadas; que Chile lo tiese preguntarme qué habia del tratado secretó de que ocupaba era un territorio que estima propio i al que alianza entre el Perú i Bolivia: que Godoi le escribía que siempre se habia considerado con derecho i ejercido en él a

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GUERRA DEL PACIFICO.

ese tratado existia desde 1873; pero que estrañaba cómo Godoi en seis años no habia dicho una palabra sobre él, i cómo un tratado que se suponía aprobado por el Congreso del Perú i de Bolivia, habia podido permanecer secreto tanto tiempo; que Videla le habia asegurado que mucho habia oido hablar allí de semejante tratado hasta los últimos tiempos, en que se dijo que se habia encontrado en un armario un tratado secreto entre el Perú i Bolivia; que a él se le habia dicho que ese tratado se le habia procurado la accesión de la República Arjentina; pero que la Cámara de Diputados lo habia rechazado a solicitud del señor Rawson. Le contesté que yo habia sido Presidente de la Comisión Diplomática del 76 i 78, i que en ellas no se habia visto tal tratado; pero que oyendo hablar tanto en Chile acerca de él, habia pedido informes a Lima sobre el particular. Es todo lo que pasó en mis conferencias con S. E. i su Ministro de Relaciones Esteriores el dia 11 de los corrientes. De lo que de ello resulte iré dando cuenta a V. S. sucesiva i oportunamente. Entre tanto, me repito de V. S., señor Ministro, mui atento, obediente servidor. J.

A.

DE LA VALLE.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago,

13 de Marzo de 1879.

Al señor Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores.

Señor Ministro: Ayer, a cosa de las 2 P. M., vino a verme mi amigo el señor don Domingo Santa María, persona altamente colocada en el círculo político i oficial de Chile, i con el que hace años tengo mui francas relaciones i cordialísimo tratado, el cual me pidió una conferencia reservada que en el acto, como era natural, le concedí. Antes de entrar a referir a V. S. lo que en ella se trató, prevendré a V. S. que al siguiente dia de mi llegada a Santiago vino a verme el dicho señor Santa María, i tuve con él una larga conversación sobre el objeto que a Chile me traía, a cnya conversación atribuyo en gran parte la manera tan satisfactoria como he sido recibido por este Gobierno i el mejor aspecto que hasta cierto punto parecian presentar las cosas, pues el señor Santa María ejerce sin eluda gran influencia en el Gobierno i especialmente en el jefe del Estado. En el curso de esa conversación me preguntó dicho señor si a mi juicio, i hablándole francamente i de amigo, el éxito de las negociaciones que se me han encargado daría como resultado evidente la guerra entre el Perú i Chile, le contesté sin vacilar que sí, le di todas las razones ostensibles cpie para abrigar tal opinión se presentan, asegurándole también—lo que V. S. sabe es la mas absoluta verdad—el vivo deseo que el Gobierno del Perú abriga de evitar tan funesta consecuencia. Santa María me dijo:—eso es mi creencia también, i parecióme sincera i penosamente preocupado de esa idea. La profundizamos en amistosa plática, examinando con verdadero dolor las funestas consecuencias que para nuestros países traería una ruptura, i quedamos en que era necesario hacer todo esfuerzo por evitar tan deplorable accidente. Desde aquel dia hasta el de ayer, no nos habíamos vuelto a ver. Vuelvo ahora a la conversación de ayer. Comenzó el señor Santa María por decirme que, como yo sabia, él no tenia participación oficial en este momento en el Gobierno; pero que, como yo lo sabia también, era mui amigo del Presidente, que yo conocía bastante su carácter para estar cierto de que él no se mezclaría en los asuntos que me ocupaban, sin estar autorizado para ello, i que bajo tal supuesto hablásemos. ¿En qué ha quedado usted con el Presidente? me dijo. En nada, le repliqué: usted debe saber cuál ha sido nuestra conferencia i su resultado. Lo sé, me dijo, i por eso vengo: la desocupación del litoral, hecha por otra causa que no sea la decisión de un arbitro, es completamente imposible, me agregó; i estendiéndose largamente sobre ees punto con gran acopio de razones, entre ellas muchas

que no debiendo yo estimar sino como confidencias de amigo, ni aun a V. S. mismo me encuentro autorizado para repetir. Pues, si eso es así, le repliqué, debo dar mi misión por concluida, pues el Perú no puede exijir que Bolivia trate con la vijencia de la ocupación; estendiéndome a mi turno en demostrarle hasta el cansancio las razones que para ello existen. Entonces me dijo Santa María prepárese para contestar al Gobierno una pregunta que le hará, cuando se vea que no hai modo de arreglarnos. El Gobierno va a pregúntale terminantemente cuál será la conducta qué observe el Perú vista la infructuosidad de la mediación, si se mantendrá neutral o se declarará en favor de Bolivia. ¿Qué le contestará usted?—Lo tínico que puedo contestarle: que siendo mi misión una misión especial para un objeto dado, no puedo conocer cuál será la política de mi Gobierno, dado el caso que esa misión no tenga éxito.—-Pues esa es la guerra; puesto que cualquiera evasiva la tiene que considerar el Gobierno de Chile como un propósito de guerra, i procederá a hacerla en el acto, para aprovechar las condiciones en que hoi se halla i disminuir sus gastos haciéndola mas pronta i mas rápida.—¡Qué haremos! le dije, i volvimos a entrar en las consideraciones a que ese tema se presta, i no puediendo a tai estremo resignarnos quedamos én vernos hoi, después de la sesión que debe tener el Consejo de Estado, al que el señor Santa María pertenece, para ver si algo se nos ocurría que evitarla pudiese. Son las 2 -i i quisiera entretanto presentar a V. S. algunas consideraciones sobre las consecuencias que pudiera tener una guerra con Chile, ya fuera el Peni el vencedor, ya el vencido, caso que no es falta de patriotismo preveer, pues todas las naciones por mui poderosas i valerosas que sean, pueden ser i han sido alguna vez vencidas, sin que de ello se deduzca para ellas mengua ni baldón; pero me detiene la consideración de las dimensiones que para hacerlo con estension, seria necesario dar a este despecho, i me reservo para hacerlo en uno especial, si tiempo para ello tengo mientras espero al señor Santa María. Marzo

H.

Ayer un poco mas tarde de lo convenido, por haberse prolongado algún tanto la sesión del Consejo de Estado a que pertenece—vino el señor Santa María i me espuso: que habiendo reflexionado bien sobre la situación, i encontrado cada vez menos motivos de querella entre Chile i el Peni i mucho menos ¡>or causa de Bolivia, que no seria estraño que—si ese desgraciado caso llegase—volviese la espalda al Perú para aliarse con Chile que algunas ventajas ¡)odia ofrecerle a costa de aquel; i que juzgando a la vez que, en las condiciones en que yo i el Gobierno de Chile nos encontrábamos; esto es—yo requiriendo como base de toda negociación la desocupación del litoral boliviano, i él en la IMPOSIBILIDAD ABSOLUTA de desocuparlo, habia creído, i así se lo habia dicho el Presidente, después de consultarlo con varias personas influyentes de todos los partidos, citándome entre otros a don Antonio Varas, que lo mejor era dar tiempo al tiempo i dejar las cosas como estaban; que ya yo habia espuesto al Gobierno el objeto de mi misión e indicádole las bases que podían adoptarse ¡jara llegar a un arreglo; que el Gobierno me habia escuchado i prometídome contestar, i que me contestaría cuando lo juzgase oportuno; que, entre tanto, se irían calmando las pasiones aquí i allá; que a ello propenderían el Gobierno i toda la jente sensata de Chile, esperando que lo propio sucediera en Lima, i que, cuando menos se pensase, podría todo arreglarse fácilmente, i aparecerían sencillas las dificultades que hoi parecen insuperables; que como Bolivia no habia declarado guerra a Chile, ni éste a Bolivia, el Gobierno no ha podido—como algunos deseaban—instarme para que definiese la situación del Pen\ en ese caso, pues yo podría decir con razón, que no existiendo aun la guerra de hecho ni de derecho, el Perú no podia prejuzgar lo que en ese caso baria; que entre tanto, ¡quién sabe lo que sucedería en Bolivia; i .por último, que con esperar nada se perdía.


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Le contesté que a esa política, que me parecía mui prudente i mui conforme con la opinión de Talleyrand que decia que en diplomacia no se debia hacer nunca hoi lo que se podia hacer mañana, no le encontraba mas que tres objeciones: 1. que, como el Presidente mismo me lo habia espresado, la prolongación-de la tirante situación en que el Perú i Chile se encontraban, podia dar lugar a emerjencias que enconaran sus relaciones i precipitasen el rompimiento que deseaban ambos países evitar; 2. que, como también me lo habia significado S. E., a Chile le convenia mucho definir la situación, puesto que la oscuridad de ella le obligaba a sostener un armamento superior a sus recursos financieros; 3. que habiéndose asegurado por la prensa que el objeto que tenia en mira el Gobierno al enviarme a Chile era únicamente ganar tiempo para armarse, yo no quería que, si ai fin llegaban a romperse esas relaciones, hubiera protesto para decir que el Peni habia observado una política pérfida, ni que yo habia sido el órgano de ella. Santa María me replicó que los peligros que envolvía la primera observación eran menores que los que resultaban de precipitar las negociaciones; que la segunda era negocio de Chile—en lo que convine—i que en cuanto a la tercera ni yo ni el Perú podían ser responsables de dilaciones que emanaban del Gobierno de Chile; i que, en todo caso, podia apelar a su testimonio, que lo daria completo, de la franqueza i lealtad de los procedimientos del Perú i de los míos propios, de los que su Gobierno estaba mui satisfecho. a

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Convine, pues, con el señor Santa María en dejar las cosas como estaban, pues en realidad no era a mí sino al Gobierno de Chile a quien le tocaba la obra; pero antes de selláramos exijí autorización esplícita de Santa María para poner en noticia de mi Gobierno todo lo que habia pasado entre él i yo. Me la dio como deseaba, insistiendo en que dijera a V. S. que «él no tenia carácter oficial ninguno; que se mezclaba en este asunto como amigo del Perú, del Presidente jeueral Prado, del señor Pinto i mió; pero con autorización espresa del Presidente de Chile. Ahora bien, señor Ministro, ¿qué razones hai para este cambio de política, acentuado por el cambio que se nota en la prensa? Pueden ser las siguientes: 1. que Chile trabaje en Bolivia por derrocar al Gobierno del jeneral 'Daza i por hacerlo sustituir con otro caudillo con el que se arregle directamente; 2. que sin apelar a tal estremo, Chile se ocupe de arreglarse directamente con el mismo jeneral Daza, fuera de nuestra intervención; 3. que el Gobierno chileno confíe en que tendremos pronto dificultades con la Gran Bretaña, pues ayer ha corrido aquí un telegrama en que se asegura que Inglaterra ha ofrecido a los tenedores de bonos peruanos anglo-franco-belgas, hacer efectivas sus reclamaciones mediante la presión de cuatro buques de guerra, en cuyo caso pudiera rechazar sin temor nuestras reclamaciones amistosas; 4. que Chile se haya alarmado con el envió de la cañonera arjentína Paraná, qne dice vieue a Antofagasta, i no quiera apresurar el desenlace con el Perú temiendo que no sea pacífico, hasta ver mas claro; 5. i la menos posible, qne espere alguna revolución en el Perú, la qne apunto solo por exceso de previsión. De todas estas razones, a la que mas me inclino es a creer que Chile trabaja por derrocar al jeneral Daza i sustituirlo con un Gobierno con el que pueda arreglarse sin nuestra intervención, i quizás con nuestro detrimento. De cualquier modo que sea, mi papel es hoi el de esperar. Esperar órdenes de V. S. i esperar contestación del Gobierno de Chile. Entre tanto, no perdono medio de apaciguar los espíritus, lo que me lisonjeo de haber obtenido en parte. Sigo siendo colmado de atencioues por lo mejor i mas distinguido de la sociedad de Santiago; i aunque no creo pecar de poco modesto al suponer que no todas esas atenciones tienen por objeto al Ministro del Peni, sino al antiguo amigo, no obstante ellas no pueden menos qne redundar en beneficio de los intereses que represento. a

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CUARTO.

Espero que el Gobierno de Lima procure por su parte ealmar los espíritus allá, i que a ello propenderá V. S. con su reconocido tacto i prudencia, i reiterándole mis sentimientos de especial consideración, me repito de V. S., Señor Ministro, mui atento, obediente servidor.

J . A . DE LAVALLE. LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE. Santiago, 18 de Marzo

de 1879.

Al seoor Ministro de Estado en el Departamento de Relaciones Esteriores

Señor Ministro: En el oficio que se sirve V. S. dirijirme con fecha 26 de Febrero último i bajo el número 2, se sirve V. S. también indicarme las objeciones que presentará el Gobierno de Chile para rehusar la desocupación del litoral boliviano i los argumentos que debo oponer a ellas, en el supuesto caso de que nuestra mediación fuese aceptada. Paréceme, señor Ministro, que nuestra mediación ha sido aceptada en principio; puesto que, desde que los términos de las credenciales que cerca de este Gobierno me acreditaban, i los del discurso que al presentarlas a S . E. el Presidente eran de él i de su Gabinete conocidos con anterioridad a mi presentación, i eran tan esplícitos i terminantes, que no podia dejar ni asomo de duda respecto al objeto de la misión que aquí traia, la recepción de esta Legación especial equivale a la aceptación de los buenos oficios que ella venia a ejercer. La mediación del Perú ha sido, pues, aceptada a mi juicio—falta únicamente acordar el modo i los términos en que ella se ejercerá: convenidos estos, la mediación tendría cumplido efecto: no habiendo acuerdo, la mediación habría sido estéril; pero no por eso habría dejado de ser aceptada i ejercida. La base señalada por V. S. en sus instrucciones de 22 de Febrero, i a la que se contrae V. S. nuevamente en su oficio de 26 que contesto, es precisamente la gran dificultad de la negociación i lo que tiene hasta hoi paralizada, como lo habrá visto V. S. por los despachos que antes he tenido el honor de dirijirle por la via reservada. V. S. determina como base principal, como condición indispensable de toda negociación, la previa desocupación del litoral boliviano por las tropas chilenas, i esa base, que he señalado también como tal en mis conferencias con S. E., con su Ministro de Relaciones Esteriores i con el señor Santa María, de que antes he dado cuenta a V. S., es de IMPOSIBLE ACEPTACIÓN por el Gobierno de Chile: no hai razón, no hai argumento, que pueda convencer a este Gobierno de la conveniencia de dar ese paso, i marche V. S. en sus determinaciones ulteriores con la convicción de que Chile no retirará sus fuerzas del litoral boliviano, sino ante la decisión de un arbitro o bajo la presión de la fuerza. Ciertamente que ni el Gobierno de Chile nilajente sensata de este pais quieren la guerra con el Perú. Si la quisieran no hubieran aceptado esta misión, o si la hubiesen aceptado, hubieran dado término a toda negociación, desde que les señalé la base para ellos inaceptable, de la desocupación de Antofagasta i demás puntos, como condición SINE QUA NON de todo arreglo, haciéndoles a la vez comprender que el rechazo de la mediación nos conduciría fatalmente a la guerra entre el Perú i Chile. No quieren la guerra, es cierto; pero no pueden aceptar la base de la desocupación, i en esta disyuntiva han adoptado la política de la espectacion, esperando que alguna negociación secreta quizás, o algún acontecimiento imprevisto, venga a aclarar la situación i a facilitar su desenlace. Otro puuto, señor Ministro, sobre el que llamo la atención de V. S. Parece que V. S. juzga posible que la mediación del Perú se ejerza sobre la base de retrotraer las cosas al estado en que se hallaban la víspera del 14 de Febrero del corriente año. Eso no es posible. Chile las ha retrotraído, no al punto en que se hallaban ese día, sino al punto en que se encontraban antes del tratado de 1866. La cuestión no es averiguar si Bolivia tuvo o no derecho para imponer la producción del salitre, ni si tuvo o no de-


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GUERRA DEL PACIFICO.

recho a la posesión efectiva, al dominio real del territorio comprendido entre los grados 23 i 24 de latitnd Sur. Esta es la cuestión. Chile le niega ese derecho i reivindica para sí DE JUBE i DE FACTO, la posesión de esos territorios, fundado en el principio del UTI-POSSIDETIS de 1810. Convendría en someter esa cuestión a un arbitraje, conservando la posesión de esos territorios en cuestión mientras decidiese, por conservar la paz con el Perú i nada mas; pero no convendrá jamas, ni en retrotraer simplemente las cosas al punto en que se hallaban el 14 de Febrero, ni en desocupar el territorio disputado. Sírvase pues V. S. fijar la política de nuestro Gobierno teniendo presente estos tres puntos: 1.° el Gobierno de Chile no quiere la guerra con el Perú; 2.° el Gobierno de Chile no desocupará el litoral boliviano, sino por una sentencia arbitral o por la presión de la .fuerza; 3.° el Gobierno de Chile no someterá a un arbitraje, sino la cuestión de dominio real sobre los territorios comprendidos entre los grados 23 i 24 de latitud Sur. Sobre estos principios dícteme V. S. sus instrucciones. Agregaré a V. S. que el Gobierno de Chile estaría perfectamente dispuesto a entenderse con el de Bolivia para adquirir la posesión pacífica de esos territorios mediante una indemnización pecuniaria, o para entenderse secretamente con él mediante nuestro detrimento, así como estaría igualmente dispuesto a entenderse secreta o públicamente con el Perú i la República Arjentina, para dividir a Bolivia entre las tres repúblicas, como me lo han dejado ver muchos hombres de Estado de este pais. Desde mi última conferencia con el señor Santa María, que tuvo lugar el 15 de los corrientes i de que di oportunamente cuenta a V. S., nada ha ocurrido en las negociaciones confiadas a mi cuidado. Mi conferencia con el Presidente terminó, asegurándome S. E. que consultaría con sus ministros i con otros hombres influyentes, sobre lo que habíamos hablado i que nos contestaría: mi conferencia con el señor Ministro Fierro terminó, esponiéndome que consultaría con sus colegas i que me pediría oportunamente una nueva conferencia: mis conferencias con el señor Santa María terminaron, diciéndome éste que el mejor partido seria el de esperar i dar tiempo al tiempo. No he creído, pues, que así las cosas, debía hacerse mas, que debía esperar alguna nueva iniciativa del Gobierno de Chile. No la ha habido, i nada tengo por tanto que decir a V. S. a ese respecto. Establecida, pues, la situación, como he tenido el honor de hacerlo, sírvase V. S. darme sus órdenes en consecuencia, indicándome si debo apresurar o no una solución. Entretanto, tengo a honra repetirme de V, S., Señor Ministro, muí atento, obediente servidor.

J. A. DE LAVADLE. LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE. Santiago,

18 de Marzo de 1879.

Al señor Ministro ele Estado'en el Despacho de Relaciones Esteriores.

Señor Ministro: Después de cerrada la correspondencia que por este correo dirijo a V. S., vino a verme el señor don Mariano E. de Sarratea, amigo de mucha confianza para mí, que lo es también del Presidente señor Pinto, i que como V. S. sabe, acaba de ser nombrado Encargado de Negocios de la República Arjentina cerca de este Gobierno. En el curso de la conversación me preguntó el señor Sarratea cuál era el estado actual de nuestras negociaciones cuya iniciación sabia en todos sus detalles por S. E. el señor Pinto, con el que acababa de llegar de Valparaíso. Le dije cual era, agregándole que acababa de recibir del señor Fierro una invitación para tener mañana a las doce del día una conferencia relativa al objeto de mi misión;i como en ese momento me alcanzase el impreso que contiene la declaración de guerra del Gobierno de Bolivia, indiqué al señor Sarratea que quizás el objeto de la conferencia era darme comunicación de ese decreto i tal vez dar por terminadas en consecuencia las negociaciones. Como el señor Sarratea deplorase semejante desenlace, en los momentos

en que precisamente tratábamos de procurarle otro mas satisfactorio, convinimos en que esta noche mismo veria al Presidente Pinto, a fin de saber cual era el objeto de la conferencia pedida por el señor Fierro i evitar que fuese el ya indicado, a fin de tener tiempo para llevar adelante algo qne acabamos de arreglar con el señor Sarratea i es en breves palabras lo que sigue: qne procurácemos que, ya por indicación del Gobierno de Chile, ya por iniciativa mia, se invitase al representante arjentino a tomar parte amistosa en nuestras discusiones, a fin de facilitar un arreglo aceptable al Gobierno de Chile en la difícil posición en que se eucuentra i qne teniendo la sanción del Gobierno arjentino, pudiese éste influir en su aceptación por el G o bierno boliviano. El señor Sarratea desea procurar, ante todo, una nueva conversación entre S. E., él i yo, con precedencia del señor Ministro de Relaciones Esteriores. Sin tiempo para entrar en mas detalles, reiteróme de V. S., señor Ministro, mui atento servidor. J . A.

DE

LA VALLE.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago, 20 de Marzo de 1879. Al señor Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores.

Señor Ministro: Como tuve la honra de decir a V. S. en mi oficio del 18 de los corrientes, número 32, después de cerrada la correspondencia recibí una nota verbal del señor Ministro de Relaciones Esteriores de esta República, invitándome a una, conferencia relativa cd objeto de mi misión para el siguiente dia, esto es, ayer, a las 12 del dia. En la noche de aquel dia—el 18—vino a verme el señor Santa María, de cuya intervención en las negociaciones que me están confiadas i cuya personalidad he tenido ocasión de hablar a V. S., i me dijo que, como antes me lo habia espresado, a pesar de los vivos deseos que animaban al Gobierno por la conservación de la paz i de llegar, mediante la intervención del Perú, a un arreglo amistoso, le era absolutamente imposible aceptar como base de un arbitraje la desocupación del litoral boliviano; qne el caso se habia consultado en Consejo de Ministros, en el Consejo de Estado i en acuerdo privado con las personas mas influyentes del pais; i cpie se habia juzgado que, vista la situación i el estado de la opinión, eso era imposible; que siendo esa desocupación la base de la mediación propuesta por mí como indispensable, el' Gobierno de Chile temia que su negativa a aceptarla diese término a mis negociaciones i fuese el principio de una guerra con el Peni, que Chile repugnaba, que Chile no eomprendia, pero qne veia evidente, por los aprestos i preparativos bélicos que el Perú hacia; qne alarmada justamente la opinión, jiesaba sobre el Gobierno, que de todos lados era urjido para que exijiese del Perú una declaración terminante de la conducta qne jiensaba observar en el conflicto chileno-boliviano, declaración que se veria obligado a exijirme si nada se me ocurría fuera de lo propuesto, i si nada mas que a eso me autorizaban mis instrucciones; que el Gobierno i la jente sensata de Chile deploraban profundamente el estado de relaciones entre el Peni i Chile; que la guerra era mirada con horror aquí; pero que a ella los arrastraría al fin la actitud agresiva del Perú, estraña a un mediador, i que si a ese estromo habíamos de llegar, mas valia para Chile definir cnanto antes la situación i aprovechar los momentos, sin dar tiempo a (pie al Perú se armase i recibiese los elementos que al Gobierno se le aseguraba* trataba de procurarle en Europa el 2." vice-Presidente señor Cauevaro; que Chile estaba dispuesto a entrar en cualquier arreglo con Bolivia que le permitiese conservar la posesión de un territorio ocupado esclusivamente por chilenos, en el que existían empeñados grandes caudales chilenos, que Bolivia no podia ni siquiera administrar; que le ofrecía la indemnización que fuese justa i aun mucho mas de lo que Bolivia podia conseguir cíe esos territorios; i que al Perú le daria


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todas las garantías necesarias para que se desvaneciesen las alarmas infundadísimas que hubieran allí podido crearse respecto a la política de Chile. Contesté al señor Santa Maria que sentía profundamente que el Gobierno de Chile no pudiese aceptar la base de la desocupación del litoral propuesta por mí; pero que según las instrucciones que de V. S. habia recibido, esa base era indispensable; que en ello insistía V. S. mas i mas en cada despacho que me dirijia, i que yo al proponerla al Gobierno de Chile en los terminas en que lo habia hecho, me habia excedido, incurriendo en grave responsabilidad, e impulsado por mi deseo ardientísimo de evitar un conflicto, facilitando a Chile los medios de aceptarlas; pero que me era imposible proponer arreglo ninguno que no tuviese aquella base. Que en cuanto a exijir de mí una declaración terminante respecto a la actitud que el Perú asumirá en el conflicto chileno-boliviano, creia que harían muí mal; pues dadas las circunstancias en que nos hallamos, esa propuesta equivaldría a mettre la feu aux poudres i apresurar el estallido, que debíamos hacer todo lo ¡cosible por evitar, como lo deseaba el Gobierno del Perú, como lo deseaba el de Chile, como lo deseaba el señor Santa María i como lo deseaba yo con toda mi alma; pues no habría un peruano al que le fuese mas sensible un rompimiento entre su patria i un pais cuyo Gobierno i cuyos habitantes empeñaban cada dia mas su personal afecto i gratitud; que nada se me ocurría fuera de mis instrucciones para salvar ese conflicto; que las proposiciones que Chile pudiese hacer a Bolivia de la naturaleza de las' que el señor Santa Maria me indicaba, no era posible que se hiciesen por escrito, ni por el intermedio del Perú; pero que en el deseo que todos abrigábamos por el restablecimiento de la paz en América i su conservación sobre bases sólidas, no encontraría estraño ni por injuria lo tendría, que el Gobierno de Chile me dijese que aceptada como está la mediación del Perú— pues mi recepción por este Gobierno, después de conocer el objeto esclusivo de mi misión, mediante la copia que previamente le pasé de mis credenciales, i del discurso que debía pronunciar al presentarlas, equivalia a una esplícita aceptación de la mediación, en lo qne convino el señor Santa Maria—i no pudiendo aceptar las bases qne yo le presentaba para hacerla efectiva, ni teniendo yo autorización para presentar ni aceptar otras, enviara un ájente especial al Perú, o autorizara al que allí tenia, para que se entendiese directamente con el Gobierno del Perú, a fin de obviar las dificultades de las distancias, i que allí i alrededor de una mesa, en amistosa plática entre el Ministro de Relaciones Esteriores del Perú, el de Bolivia actualmente en Lima, i el de qne Chile enviase—que a mi juicio debería ser el mismo señor Santa Maria—se llegaría mas fácilmente a un arreglo definitivo i estable, que por medio de notas, proposiciones, contraposiciones i arbitramentos; que yo daría mi misión por terminada, puesto que mi objeto era ofrecer la mediación del Perú i llegar a un arreglo, pacífico; que la mediación estaba aceptada, i que al arreglo se llegaría a mi entender, de esa manera. Pareció agradarle la idea al señor Santa María, i aunque me hizo algunas objeciones para ir él a Lima, objeciones que yo traté de desvanecer, concluyó diciéndome que habia en mi idea materia para pensar, con lo que terminó nuestra conferencia, aunque quedamos largamente departiendo sobre la situación resjtectiva de nuestros países i sobre los medios de arreglarla i los obstáculos qne se presentaban para ello. Ayer a las 12 del día me dirijí al despacho del señor Ministro de Relaciones Esteriores, el cual me recibió con la amabilidad que lo caracteriza, i me espuso respecto a desocupación del litoral, lo mismo que el señor Santa María me habia dicho, insistiendo mucho en el deseo que animaba a su Gobierno i al pais de conservar las mejores i mas cordiales relaciones con el Perú, yendo hasta decir estas palabras, que jamas Chile declararía la guerra cd Perú i que se limitaría a resistir si era agredido, considerando esa la mas dolorosa de las necesidades a que podia verse espuesto: agradecíle sus palabras efusivamente i le repliqué

CUARTO.

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respecto a mis instrucciones, lo mismo que habia dicho al señor Santa María i que he espuesto a V. S., concluyendo por asegurarle que daria cuenta a V. S. i esperaría sus órdenes ; pero que temía que mi misión hubiese terminado, si a él no se le ocurría proponerme algo que pudiese trasmitir a V. S. Entonces el señor Fierro, volviendo a espresarme su deseo por la conservación de la paz i los esfuerzos que por conseguirla hacia Chile, procurando conservar la posesión de unos territorios ocupados por chilenos a los que no podia abandonar al despotismo i a la anarqnía perpetua de Bolivia, agregando: ¡Si esos territorios fueran peruanos, seria otra cosa; pero, devolverlos a Bolivia! ¡ usted no se figura, acostumbrado a países como el Perú i los de Europa que tanto tiempo ha habitado, qué clase de Gobierno es el de Bolivia!—me indicó un arreglo directo con Bolivia por el intermedio i mediación del Perú, un arbitraje, etc., i como un medio de llevarlo a cabo, el que yo , habia indicado al señor Santa María. Acéptelo con entusiasmo, i con mucho mayor, la indicación que me hizo de que el Gobierno se habia fijado al intento en el señor Santa María, el cual no se habia decidido aun a admitir, i que en todo caso iría como ájente confidencial quedando el señor Godoi con el carácter oficial, porque el señor Santa María era Senador, cargo incompatible con una misión al esterior, i que no quería perder; pero que el señor Santa María trataría i el señor Godoi tendría orden de firmar lo que aquel arreglase; que entretanto, conservásemos todo en secreto, como yo le aseguré por mi parte. Entonces me dijo que, ¿cómo haríamos para terminar entre él i yo las negociaciones iniciadas entre ambos que no habían tenido mas carácter que el de confidenciales? Le repliqué: que lo mejor me parecía, que me pasase una nota estableciendo lo que yo habia propuesto i dándome las razones que le asistian para trasladar las negociaciones a Lima, lo que yo aceptaría de buen grado. Convino en ello i me dijo que para que no hubiese tropiezo, me mandaría el borrador de su nota, que yo podría correjir a mi agrado, pues nada deseaba mas que obrar en entera conformidad i armonía conmigo, con lo que terminó nuestra entrevista, llena de cordialidad i franqueza. Hoi i a eso de las doce del dia vino a verme el señor Santa María, i me dijo que el Presidente lo habia llamado para que fuese al Perú, según lo acordado con el señor Fierro; que para él era un gran sacrificio ausentarse en este momento de Santiago donde estaba muí amarrado; pero que no habia sacrificio que no hiciese por asegurar la paz entre el Perú i Chile, que no podia resignarse a ver rota, sobre todo por causa dejBolivia; mas que deseaba que su sacrificio no fuese estéril i que temía que ya fuese demasiado tarde; que el Perú caminaba a pasos ajigantadosa la guerra; que su conducta daba mucho que sospechar a Chile; que el Gobierno confiaba en la rectitud de los sentimientos del jeneral Prado i en su buena fe i lealtad, como confiaba en la sinceridad de los míos; pero que temia que el Presidente fuese arrastrado por la opinión, que se presentaba como en el último grado de excitación contra Chile; que yo inconscientemente estuviera haciendo aquí un papel contrarío ciertamente a mis sentimientos;que el envió de 2,000 hombres a la frontera de Bolivia era amenazante para Chile, i que aquí el pueblo estaba irritatlísimo i no creia poder contener el Gobierno la espansion de sus sentimientos; que Godoi habia escrito, que antes de 15 dias estaría aquí i que le tomasen casa con anticipación. Le dije a Santa María que las noticias que hasta hoi llegaban de Lima, eran anteriores a mi llegada a Chile i bajo la impresión de los tumultos del 4 cu Valparaíso; que esperaba que cada correo viniera trayendo mejores noticias, pues cada uno seria en adelante el uso de las satisfactorias comunicaciones que yo habia pasado, i que esperaba qne la opinión se modificara mediante ellas; que debia confiar en la sinceridad de mi Gobierno, en las simpatías de S. E por Chile, en las mías propias, cada dia mas sinceras i profundas; que creia convenientísimo su viaje a Lima, i que no dudaba que al rededor de una mesa, conversando amistosamente, todo se arreglaría. Como yo tengo gran amistad i franqueza con


G U E R R A D E L PACIFICO.

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el señor Santa María, le dije lo que a otro chileno no le hubiera dicho, i se lo dije sin temor de ofenderlo, porque es un hombre de mui elevado carácter; esto es, que en el Perú se temia que la cuestión de límites con Bolivia fuese una cuestión de salitres i nada mas; que de Mejillones se pretendía hacer una especie de Gibraltar, que daria a Chile el dominio del Pacífico; que los argumentos de nacionalidad de pobladores i capitales, que se adelantaban como argumento para poseer a Antofagasta i Mejillones, podian aplicarse a Iq ñique; i por último que en el Perú no se olvidaba la toma de la escuadra de la confederación en plena paz, mediante una desleal sorpresa; que esos sentimientos no eran los del Gobierno, ni los mios, ni los de la jentepensadora; pero queajitaba el ánimo del pueblo que, en el Perú como en Chile, influía en los actos del Gobierno. Santa María trató esas cuestiones con la altura, la intelijencia, la nobleza de sentimientos que lo distinguen, i que quizás podrá V. S. apreciar algún dia, i convinimos en que iria a Lima el sábado 29 del corriente, si algo no ocurría de hoi a entonces. Para evitar que así fuese, le pedí autorización para hacer al Presidente un telegrama anunciándole su viaje; me dijo que aun no: que mañana me contestaría i que acordaríamos lo que debíamos escribir, con lo que nos separamos. Y o sin embargo, temiendo que allí se tomase alguna medida decisiva, pues los diarios de aquí hablan de interpelación del Ministro chileno a Y. S. sobre actitud del Perú en la guerra, hice en el acto a S. E. el telegrama, que quizás en el momento en que escribo esta llega a Valparaíso, adonde lo dirijí para evitar alarmas aquí; pues todo el mundo está pendiente de mis menores acciones, queriendo deducir de mis actos, la verdadera situación de las cosas. ¡Ojalá pueda aun evitarse una guerra entre el Perú i Chile! Esperando que de hoi a mañana tenga algo que comunicar a V. S. de mas terminante, lo que haré en oficio separado, pongo punto a éste rogando a V. S. lo eleve al conocimiento de S. E. i reiterándome de V. S., señor Ministro, con toda mi consideración su mui atento obediente servidor. J.

A.

DE

LAVALLE.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago, 21 de Marzo de 1879. Al señor Ministro de Estado en el departamento de Relaciones Esteriores.

Señor Ministro: Refiriéndome a mi oficio de 18 délos corrientes, prosigo dando cuenta a V. S. del incidente relativo al señor Sarratea, Encargado de Negocios de la República Arjentiua. En la conferencia que tuve con el señor Santa María en la noche de ese dia, i de que he dado cuento a V. S. en mi anterior oficio, me dijo este señor: «Parece cpie la República Arjentiua quiere mezclarse en estos asuntos, pues algo lia indicado Sarratea al Presidente; pero no podemos admitir su intervención en ellos, pues en la situación en que se encuentran nuestras relaciones con ese pais, la participación de Sarratea aunque fuese enteramente privada, no seria conveniente.» Al siguiente dia, el 19, vino el señor Sarratea en la mañana i me dijo que habia indicado al Presidente la idea de asociarse a estas conferencias sin carácter oficial ninguno, i solo como amigo particular interesado en la conservación de la paz, con el objeto de ver si podia atraernos a un punto que respondiese satisfactoriamente a las exijencias de todos, i que el Presidente habia callado siu dar continuación a la idea. El señor Sarratea me dijo también, como una apreciación enteramente personal suya, que temia mucho que si la guerra al fin estallaba en este lado de América, la República Arjentina no pudiese permanecer neutral; que habia pensado decírselo así al Presidente; pero que habia vacilado ante la consideración de que esa apreciación puramente personal, se supusiese una indicación oficial, lo que fuera errado.

Para terminar apuntaré a V. S. que los diarios arjentinos, cuyos artículos han reproducido los de aquí, se muestran mui simpáticos a Bolivia, i que aquí se cree en los círculos oficiales que la tendencia de la política arjentina es fomentar la discordia entre el Perú i Chile a fin de tener a éste empeñado en una guerra por el Norte, cuando deba resolverse difinitivamente en Buenos Aires la cuestión chileno-arjentina, aplazada por el tratado Fierro-Sarratea. Juzgo de mi deber poner todo lo que pueda en conocimiento'de V. S., i al hacerlo, repetirme de Y. S., señor Ministro, mui atento i obediente servidor. J.

A.

DE

LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago,

LAVALLE. *

21 de Marzo de 1879.

Al señor Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Exteriores.

Señor Ministro: Refiriéndome a mi oficio de ayer, tengo el honor de poner en conocimiento de V. S. que hoi a las 3 P. M. vino a buscarme el señor Santa Maria, conforme lo indiqué a V. S. en el que le dirijí hoi bajo el immero 35, i me espuso que, después de haberlo meditado mucho i de haber conferenciado con S. E. hasta ayer a las 12 P. M., habia resuelto no ir al Perú como el Presidente deseaba, porque al paso en que iban las cosas allá, temia llegar mui tarde, i no ir mas que a ver dispararse los cañones; que ademas, temia que su viaje fuese estéril aunque llegase a tiempo; i que apesar del vivo deseo que abrigaba de evitar, si posible fuese, un rompimiento cutre el Perú i Chile, por lo que haria cualquier sacrificio, creia mas oportuno suspender su viaje hasta que viese mas probabilidades de que él fuese eficaz; i concluyó mostrándome una carta de Lima en que le decían que la guerra era inevitable, porque todo el mundo la 'deseaba, cosa que el señor Santa Maria no podia comprender. Le ri pliqué al señor Santa Maria que sentía mucho su resolución, porque mucho esperaba de su viaje; pero no insistia en él, de temor de que resultando estéril por la fuerza de los acontecimientos, me atribuyese—no él, porque mucho me conoce, para suponerme capaz de doblez ni alevosía, siuo el jmblico chileno— el deliberado propósito de haber pretendido ganar tiempo para que el Perú mejor se armase para la guerra. Santa Maria me aseguró que nadie en Chile me haria semejante injuria, con lo que nos separamos, vendóme a casa de S. E. con el que tenia cita a las 4 P. M., como lo dije también a V. S. en mi oficio de 1 roí, numero 3o. S. E. me recibió con su jenial bondad i con la especial confianza con que se ha dignado favorecerme desde que llegué, i me dijo que Sauta María rehusaba ir al Perú pollas razones que ya he espnesto a V. S.; que le parecía que no carecía de razón porque la conducta del Perú era verdaderamente alarmante para Chile; que no comprendía qué podia temer el Perú de Chile para armarse así, ni qné interés lo movía para tener una, guerra con un pais con el que ni cuestiones de límites podia tener, i cuyo recíproco interés era vivir en paz i armonía; que su mas vivo deseo era conservar la paz con el Peni i restablecerla con Bolivia por su intermedio; pero que la actitud del Perú era mui alarmante, i que sus oficios como mediador eran mui difícil que se hiciesen efectivos, mientras pareciese próximo i dispuesto a ser beligerante; i que en bien de la paz, desearía saber si el Perú seria o no neutral en la guerra entre Bolivia i Chile ya declarada por Bolivia, pues de su neutralidad dependía que se llegase por su intermedio a la ¡mz para la que Chile estaba dispuesto. Contesté a S. E. que yo no tenia autorización ni instrucciones para declararle cuál seria la actitud del Perú una vez declarada la guerra i perdida toda, esperanza de arreglo pacífico; pero que me parecía—i que al darle mi parecer personal i nada mas, hacia acto de lealtad para con él—que el Perú no podia ser neutral en una guerra entre Chile i Bolivia, entrando largamente en darle todas las razones que para ello hai, i las muchas que se despren-


CAPITULO CUARTO. den de la conducta observada por Chile en sus intimas desavenencias con Bolivia, que constituyen una violación de la lei internacional i una amenaza para los pueblos vecinos; que si el Gobierno de Chile deseaba conocer cuál seria la conducta ulterior del Gobierno peruano, podia dirijirse a él por medio de su representante en Lima, lo que suponía que habia hecho, según lo afirmaban los diarios. El Presidente me dijo que, en efecto, habia dado orden al señor Godoi para que del modo mas cordial, mas afable, mas suave i menos hiriente, se informase de las intenciones del Gobierno del Perú; pues de ellas dependía el arreglo definitivo de la cuestión pendiente, i que deploraba mucho que los diarios se hubiesen ocupado de eso; que deseando Chile la paz, ¿cómo podia llegar a ello por intermedio de un mediador armado? que él suponía que esos armamentos no envolvían un acto de hostilidad a Chile; pero que así le parecía i así lo sentía el público; que ya en la Cámara de Senadores se habían ocupado de eso hoi, i que el señor Vicuña Mackenna habia asegurado que a la fecha el coronel Velarde ocuparía el Loa; que una declaración de neutralidad del Peni lo facilitaría todo, permitiendo disponer de mas tiempo i no procurando la paz en medio de las exijencias de una situación irritante. Contesté a S. E. que el Perú nunca podia hacer una declaración de neutralidad a priori, pues sus condiciones, en relación con sus vecinos, lo obligarían a asumir una actitud diferente en el curso de los sucesos, dando lugar entonces a que se le acusase de duplicidad en su conducta; que el Perú podia declararse neutral sub conditione; esto es, que Chile aceptase bases de mediación, las que el Perú pasaría a Bolivia si las encontraba aceptables, que ya S. E. conocía las bases propuestas por el Perú, bases que Chile no podia adoptar conforme el señor Fierro me lo habia hecho saber, a pesar de haberlas yo, bajo mi responsabilidad, modificado; que si Chile presentaba nuevas bases aceptables, yo las trasmitiría a mi Gobierno, i quizás ellas lo decidirían a declarar la neutralidad. El Presidente me manifestó que la de devolver el litoral a Bolivia era imposible, como ya lo he dicho a V. S., que lo de neutralizarlo era mas hacedero; pero no por el momento, sino dando lugar a una discusión mas tranquila; que Chile aceptaría quizás mas tarde esa base; pero que por el momento, no podia proponer sino las siguientes: 1. el statu quo sin derivar de ello otros derechos para lo futuro: 2." el retrotraimiento de la cuestión al punto en que su hallaba en 186G: 3. el sometimiento a un arbitraje de la decisión del dominio real; pero que esto no podia hacerse sino mediante una discusión tranquila, siendo el Perú neutral. Le contesté que yo no tenia inconveniente en trasmitir a mi Gobierno lo que S. E. deseaba; pero que le prevenía qne por telégrafo era casi imposible dar los detalles necesarios para qne las proposiciones fueran comprensibles, i que por escrito se emplearían muchos dias, dando lugar a que se supusiese que nosotros pretendíamos ganar tiempo; que, ademas, eran las 5 i yo debía cerrar mi correspondencia a las 6 i enviarla. S. E. opinó por que emplease el telégrafo; i que en cuanto al oficio a que mi conversación con él diese lugar, podia enviarlo en la noche, qne él se encargaría de trasmitirlo a Valparaíso, como en efecto lo hago con éste, qne va por conducto del señor Pinto, mientras el resto de mi correspondencia ha ido por el Consulado de Valparaíso. Entonces dije a S. E. que él mismo me enviase el borrador del telegrama que deseaba dirijirse al Gobierno del Perú, para marchar en todo de acuerdo con él, en lo que convino, i cuyo borrador espero, siendo en este momento las 7.35 p. m. Después me indicó S. E. la conveniencia de una tregua para dar lugar a negociar, lo que no me parece del todo mal. a

a

Alargaría demasiado este oficio, i haría pesada su lectura, si entrase en todos los detalles de mi conversación con el señor Pinto, llena de los mas pacíficos i amistosos sentimientos hacia el Perú; pero no puedo dejar de signi-

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ficar a V. S. que S. E. me espusolque Chile en' el caso de conservar su posesión de Mejillones, se comprometería para tranquilizar al Perú, a no fortificarlo jamas, i aun hacer un arreglo sobre salitres. No quiero estender mas este oficio: trasmitiré a V. S. el telegrama que S. E. me envíe, i concluiré asegurándole sus buenos sentimientos hacia el Perú i sus disposiciones para un amistoso arreglo. Mientras estaba con S. E. entró el señor Fierro, el cual me dijo que me habia escrito dándome una cita para mañana a las 12 del dia, la que en efecto encontré a mi vuelta en mi alojamiento: supongo que será para acordar los términos de las notas que debamos cambiar sobre las proposiciones que hice i la contestación del Gobierno. Asegurando a V. S. las buenas disposiciones del Gobierno i de la jente sensata de Chile, me es grato repetirme de V . S., Señor Ministro, mui atento, obediente servidor.

J . A. DE LAVALLE. LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago,

25 de Marzo de 1879.

AI señor Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Exteriores.

Señor Ministro: Como tuve la honra de decirlo a V . S. en mi nota de ayer, a las 4 P. M. de ese dia me habia pedido S. E. que le viese. Acudí a su cita a la hora señalada, i recibido por él, me espresó que estaba profundamente disgustado, porque acababa de tomar algunas medidas relativas a la guerra con el Perú; que no se resignaba a la idea deque tuviésemos una guerra, que nada exijia ni ningún interés justificaba; que si Chile hubiese recibido alguna injuria del Perú, él seria el primero en aceptar la guerra como Presidente i como ciudadano; mas, que no siendo así i no habiendo entre Chile i el Perú causas que reclamasen la guerra sino al contrario, intereses que la hicieran funesta para ambos países, no veia por qué habíamos de llegar a tan dolorosa estremidad; pero que la actitud del Perú exijia que Chile tomase una resolución; que el Perú se presentaba como mediador, pero como mediador armado i próximo a ser belijerante; que como ese carácter de conminatorias i su aceptación era ofensiva a la dignidad de Chile, pues parecían impuestas a la fuerza; que muchas de las cuestiones que hoi parecen indiscutibles podrían discutirse i resolverse en otras condiciones; que era por tanto preciso que el Perú definiese su actitud declarando su neutralidad; que habia encargado al señor Godoi que pidiera esa declaración de la manera mas suave i amistosa posible; que quizás lo habría hecho ya i que el telegrama en que de ello talvez daba cuenta, no habia podido descifrarse ;'que la opinión pública—no la de vocingleros ni de charlatanes, sino la de hombres serios i respetables—le exijia una resolución; que con razón o sin ella, los marinos i hombres de guerra de Chile creían el momento propicio para acometer al Perú por considerarse hoi mas fuerte Chile, i era mui grave la responsabilidad en que él incurría, si impulsado por sus deseos pacíficos i amistosos, aplazase la decisión del asunto, i el rompimiento tuviese lugar al fin en otras condiciones para Chile; i que por tanto deseaba que yo pidiese a mi Gobierno una declaración de neutralidad absoluta. Contesté a S. E. que aunque no tenia instrucciones ni autorizaciones al efecto, me permitía manifestarle una vez mas qne eso era inútil; que el Perú por su posición jeográfica i por las relaciones o intereses que lo ligaban con Bolivia i con Chile, no podia ser neutral en una lucha entre ambas naciones; i que, si así lo declarase apriori e incondicionalmente, declararía un absurdo, i que sn conducta posterior, impuesta por las circunstancias, harían que fuese acusado de doblez i falsía; que si el Perú pudiese ser neutral entre Bolivia i Chile, no hubiera asumido el papel de mediador, porque por mui sentimental que fuese nuestra política, ese sentimentalismo no iba hasta inmiscuirse


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G U E R R A D E L PACIFICO.

eu asuntos ajenos, cuando nada le importasen, i cuando su Como lo observará V. S., esto es simplemente burlezco; si intervención en ellos podia acarrearle desazones i compliChile nada ofrece, si Chile nada propone, ¿en qué ejercerá caciones; que ya le liabia dicho otra vez, que si el Perú su Gobierno su seriedad, su buena fe ni su justificación? asumía el papel de mediador, i no perdonaría esfuerzos por Departíamos sobre este punto con el señor Paz Soldán, evitar una guerra entre Chile i Bolivia, era precisamente mientras procurábamos dar forma telegráfica al borrador porque convencido de la imposibilidad de ser neutral en de S. E., cuando entró mi mui antiguo i excelente amigo ella, quería evitar la necesidad de ser belijerante; que ba- el señor don José Victorino Lastarria, de cuya persona es ria a mi Gobierno las preguntas que S. E. desease; de lo escusado procure dar a V. S. idea, pues es ampliamente que la respuesta a la declaración de neutralidad podia an- conocido en América i aun en Europa, por sus talentos i ticipársela a S. E.i que si de la negativa del Perú dependía carácter, el cual vino a preguntarme en qué punto se hael rompimiento ajuicio del señor Presidente, tenia el sen- llaban las negociaciones, pues el señor Ministro de Justitimiento profundísimo de considerarlo como consumado. cia clon Joaquín Blest Gana había dado en el Senado esS. E. me replicó que no veia qué intereses tan poderoplicaciones tan embrolladas que nada habia podido dedusos podían ligar al Perú con Bolivia; que Chile le daria cirse de ellas; que el señor Montt habia preguntado al setoda especie de garantías, si de algunas necesitaba a conñor Blest si su colega el señor Fierro habia reducido a secuencia de la ocupación del litoral boliviano, i que, si protocolos sus conferencias conmigo, i que el señor Blest por su declaración de neutralidad Bolivia le hacia la guehabía dicho que lo ignoraba, agregando el señor Lastarria rra, contase con la alianza de Chile i con un ejército chique, en tales condiciones, el Senado no sabia a que ateleno que se pondría a las órdenes del Perú. nerse sobre el particular. Di las gracias a S. E., asegurándole que en el remoto caEspuse al señor Lastarria con la cooperación del señor so de que alguna vez existiese la guerra entre Bolivia i el Paz Soldán, de la manera mas franca, todo lo que habia Peni, juzgaba que no nos seria necesario el auxilio de pasado entre.S. E., el señor Fierro i yo, en las conferenChile, por mui valioso que fuese, como en efecto creia que cias que con uno i otro habia tenido, hasta el punto eu lo era. que nos encontrábamos, que tanto ajuicio del señor Paz Díjome el Presidente que ese caso no era tan remoto Soldán, como al mió, equivalía a un rompimiento, jures el como lo creia; que si la guerra estallaba entre Chile i el Peni nunca declararía una neutralidad imposible, de una Perú, no seria estraño que acabase en una guerra entre el manera incondicional, mostrando al señor Lastarria el Perú i Bolivia aliada a Chile; pues hoi mismo Chile poborrador que me habia dado S. E. dría hacer la paz con Bolivia con detrimento del Perú, coEl señor Lastarria pareció chocado de la manera cómo se sa en que él no entraría jamas; i que para evitar la guerra habían conducido las cosas eu el Gobierno de Chile; sinceraentre ambos países, era preciso que el Perú decla,rase su mente pesarozo del punto a que habían llegado, i asomneutralidad, a cuyo efecto deseaba que hiciese el Peni un telegrama., concebido mas o menos en los términos conte- brado de la vaguedad del proyecto de telegrama del Presidente, al que reconocía que no habia que replicar, desnidos en un papel que S. E. me alcanzó i que encontrará de el momento que nada precisaba. Nos dejó entender V. S. en copia bajo el núm. 1. que él, apesar desús vivos deseos de que un arreglo pacífiLo leí e insistí con el Presidente en que el Perú no poco se realizase, no habia querido tomar una parte activa en dia hacer tal declaración; que era indispensable' que se le él, porque juzgaba que el actual Gabinete debía tener poasegurase, siquiera, que esa declaración tendría algunos cos días de vicia, i porque no aprobaba el modo desbaraefectos tendentes a procurar la paz entre Chile i Bolivia, como la sanción de una tregua i la apertura de negociacio- justado que tenia el Gobierno de obrar habiendo ann reprobado a su amigo el señor Pinto, sin acuerdo de los nes; que el Vínico modo que tenia Chile de desligar al Perú Ministros i de un modo tan confidencial como lo habia hede Bolivia, era aceptar términos que pudiese el Perú cho, mas que, ya que el voto aprobatorio que habia dado ofrecer a Bolivia, sin detrimento de su dignidad, i que si el Senado a los actos del Gobierno, que aunque no impliesta rehusaba por capricho o tenacidad, pudiese el Perú abandonarla a su propia suerte; que era necesario tener pre- caba un voto de confianza en el Gabinete, como mui enfáticamente lo habia hecho sentir el señor Montt, aseguraba sente que si Chile tenia que contar con la opinión pública a lo menos su existencia: ya que las cosas habían llegado de su pais, el de Bolivia i el del Perú se encontraban eu las al punto eu que se encontraban, haciendo casi cierta la mismas condiciones. guerra, qne era necesario evitar a todo trance, iba a pedir Alargaría indefinidamente este despacho, si dijese a V. S. en el Senado que se le presentasen los protocolos de las todo cuanto espuse a S. E., del cual me separé ofreciéndole conferencias del señor Fierro conmigo, i que se le hiciesen trasmitir a mi Gobierno sus deseos; pero asegurándole conocer exactamente mis proposiciones, i que iba a ver al nuevamente por mi parte, que esa declaración de neutraliseñor Santa María para que viese al señor Pinto, e hiciedad del Perú que solicitaba, el Perú no debia, no podia, se que punto tan importante i tan serio se tratase en el no quena hacerla, i que veia con profundo dolor que las Consejo de Ministros i en el de Estado. cosas se acercaban a un doloroso i sangriento término. Yo dije al señor Lastarria que no tenia inconveniente Antes de separarnos me dijo S. E. que el señor Godoi escribía sumamente alarmado con los aprestos del Perú i en reducir a protocolos mis conferencias con el señor con el espíritu que reinaba en el pais que él hacia la parte Fierro, cosa sumamente fácil, pues en mis oficios a V. S. de eso, que correspondía al carácter del señor Godoi i a la consignado habia exactamente lo que en ellas habia paatmósfera que debia rodearlo de chilenos exaltados, que essado; que habia dicho al señor Fierro, cuando esperaba tañan viendo por todas partes visiones. Le dije que mucho 'concluir algo, que lo que arregláramos se consignaría en me complacía, que juzgase tan correctamente a su reprenotas, que cambiaríamos con previo acuerdo; que cuando sentante i a las circunstancias en que se hallaba. me dio cita el 22 habia supuesto que era con ese objeto, mientras que fué con el de conocer mis ideas sobre la orA mi vuelta a mi alojamiento, i cuando me hallaba cu unión de nuestro Encargado de Negocios señor Paz Soldán, ganización provisoria del litoral, de lo que supuse iba a ocupado de redactar el telegrama que deseaba S. E. que ocupar al Senado, mientras que, según el señor Lastarria, enviase, recibí de éste la carta particular, que acompaño nada habia comunicado sobre el particular. a V. S. en copia bajo el mímero 2, i que en nada mejora El señor Lastarria me aseguró que iba en el acto a la propuesta, pues se pretende de que el Perú declare su ocuparse de eso i hacer que el señor Fierro me indicase la neutralidad incondicionalmente; pues según las propias panecesidad de protocolizar nuestras conferencias, iniciativa labras del señor Pinto, «toda condición tendría el carácter que ya yo habia indicado al señor Lastarria debia partir «de conminatoria i seria inaceptable ala dignidad de Chile, del señor Fierro. «debiendo el Perú confiar en la seriedad de su Gobierno, El señor Lastarria indicó un plan de arreglo, que tanto «en su justificación i en los amistosos sentimientos del el señor Paz Soldán como yo, encontramos conveniente, i «Presidente por el Perú i su ardiente deseo por la paz.» es el siguiente:


CAPITULO CUARTO.

1.° Trégna i suspensión de liostilidades entre Chile i B o livia i por el tiempo qne se fijase. 2." Retiro de las fuerzas chilenas a los límites del territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24 latitud Sur i restitución a Bolivia de Cobija, Tocopilla, Calama, etc. 2.° Suspensión por parte de Bolivia de los decretos de espulsion de los chilenos, confiscación de sus propiedades, etc., etc. 4.° Suspensión de los armamentos de Chile, Perú, i Bolivia. 5." Reunion de una conferencia de Plenipotenciarios en Lima, para transar i arreglar definitivamente las cuestiones. Dijimos al señor Lastarria que nos parecía aceptable, i con su oferta de que iba a trabajar con ese fin se separó de nosotros. Es cuanto por el momento tengo que dar cuenta a V. S. relativamente a las negociaciones, con lo que me repito de V. S., Señor Ministro, muí atento i obediente servidor.

J. A. DE LAVADLE COPIAS.

177

de do rú en

una consideración que para con él se ha tenido, querienevitar qne se supusiese que a los buenos oficios del Pese les daba el carácter de una presión ejercida poniendo perspectiva una alianza entre el Perú i Bolivia. Cuaudo tenga el honor de recibir de V. S. contestación al oficio que le dirijí en 7 de Marzo, me apresuraré a dar al señor Fierro, sin esperar nueva iniciativa de su parte, las esplicaciones necesarias en el sentido antes indicado. Entre tanto prevendré a V. S. que en una conversación que acabo de tener con S. E. el señor Pinto i de la que daré a V. S. cuenta por separado, me dijo S. E. que el señor Godoi le aseguraba en su último telegrama que S. E. eljeneral Prado le habia dicho confidencialmente que el tratado a que me voi refiriendo realmente existia i que se me habia dado 3 a con relación a él las instrucciones necesarias. Contesté al señor Pinto que asídebiaser si S. E. el jeneral Prado lo decía i cuando el señor Godoi lo afirmaba, i que no era estraño que esas instrucciones se me mandasen cuando, como habia dicho antes al señor Pinto i a su Ministro de Relaciones Esteriores, las tenia pedidas desde el 7 de este mes. r

Sin mas que agregar en este punto, reiteróme de V. S. Señor Ministro, mui atento obsecuente servidor.

J. A. DE LAVALLE.

MINISTERIO DEL INTERIOR.

La situación indefinida del Perú es un obstáculo insuperable para las negociaciones. La declaración de neutralidad tranquilizaría los espíritus aquí como en el Perú i Bolivia (sic). Proposiciones que podrían ser aceptables estando los ánimos mas tranquilos no pueden ahora disentirse.

MINISTERIO DEL INTERIOR. Señor ü . José Antonio Lavalle. Mi apreciado señor: Creo que no estaría de mas decir cpie declarada la neutralidad las negociaciones podrían continuarse en Lima, donde podrían llevarse con mas actividad que en Santiago. Creo que declarada la neutralidad podríamos conseguir que Santa María fuese a Lima. Mande a su afectísimo.

(Firmado)—A. PINTO. Santiago,

a 2o de Marzo de 1879.

J. A. DE LAVALLE. (Son copias.)

LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

LEGACIÓN DEL

Señor Ministro: Ayer después de haber despachado la correspondencia que llevará a V. S. el vapor qne zarpa hoi de Valparaíso, recibí del señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile el oficio que se servirá V. S. encontrar en las copias anexas bajo el número 1 i un recado verbal del señor Fierro, rogándome le diese una contestación inmediata. Hícelo así en efecto i dicha contestación la encontrará también V. S. anexa en copia, bajo el número 2. • Aunque por el estimable oficio de V. S. de 8 del corriente, ratificado por su telegrama de 21 del mismo podía haber dado al señor Fierro una contestación mas terminante al caso a que su oficio se referia, juzgué mas conveniente concretarme a responder a su pregunta, tanto porque V. S. me autoriza en su citado oficio de 8 de Marzo para dar a este Gobierno en caso de que lo solicitase, esplicaciones verbales sobre el asunto en cuestión, cuanto porque habiendo ofrecido al señor Fierro pedir a V. S. esplicaciones i autorizaciones sobre dicho asunto, era a mi entender mas conveniente qne el tiempo transcurrido hiciese aparecer esas esplicaciones como dadas a petición mia, qne como emanadas espontáneamente de V. S., dándole a la reserva qne se ha guardado con el Gobierno de Chile el carácter TOMO

1-26

CHILE.

Santiago, 26 de Marzo de 1879. NÚM.

1.

REPÚBLICA DE CHILE. MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES.

Santiago, Marzo 24 de 1879. Señor Ministro: V. E. no habrá olvidado que en la primera de nuestras conferencias tuve ocasión de manifestarle qne mi Gobierno tenia noticias, aun cuando no bastante positivas, sobre la existencia de un tratado secreto de alianza entre las Repúblicas del Peni i Bolivia. V. E. en aquella oportunidad me indicó que creia que tal tratado no existia, tanto mas cuanto que era estraño que V. E. no tuviera de él ningún conocimiento. Ademas me agregó qne en el año de 1873 no habia funcionado el Congreso Nacional peruano; i que posteriormente V. E., habiendo presidido desde 1874 la comisión diplomática de aquella lejislatnra, en la cual deben discutirse negociados de esta especie, podía asegurar que jamas se trató de un pacto semejante. Espero que V. E. tenga la bondad de acusarme recibo en conformidad con la que precede. Con sentimientos de distinguida consideración soi de V. E. atento i S. S. (Firmado.)—ALEJANDRO

Santiago, 26 de Marzo de 1879. Al sefior Ministro de Estado en el Departamento de Relaciones Estertores.

PERÚ EN

FIERRO.

Al señor don J. A. de Lavalle, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del Perú en Chile. NÚM.

2.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago,

2o de Marzo de 1879.

Señor Ministro: El abajo firmado, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de la República del Perú, acaba de recibir en este momento—las 3.20 P. M.—un oficio que S. E. el señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile se ha servido dirijirle con fecha de ayer 24 i cuyo portador le pide en nombre de S. E. conteste el que suscribe tan pronto como posible sea. No obstante lo avanzado de la hora i la postergación con que el infrascrito ha recibido el oficio a qne alude, i a pesar de carecer en el momento del auxilio de los empleados de la Legación, deseoso siempre de complacer a S. E. el señor Fierro en cuanto a su alcance esté, procedo a dar a S. E. la contestación qne tan urjentemente solicita. En la primera conferencia que el infrascrito tuvo la honra de tener con S. E. el señor Ministro de Relaciones Esteriores el dia 11 délos comentes, i ya al dar término, preguntóle S. E. qué habia sobre la existencia de un tratado secreto de alianza entre el Perú i Bolivia, que se su-


G U E R R A . D E L PACIFICO.

178

ponia existente desde 1873 i de cuya existencia S. E. tetil todo acto oficioso posterior de parte del Perú», debe nia noticias aunque no bastante positivas, yendo aun S. E. V. S. dar por terminada mi misión, salvo que por desocupahasta indicar al infrascrito algunas razones fundadas que ción del litoral boliviano no se entienda precisa i necesade esa existencia lo hacían dudar. riamente su devolución a Bolivia, en cuyo caso no seria absolutamente imposible, a mi juicio, que Chile conviEl abajo firmado contestó a S. E. que no tenia noticia niese en desocuparlo, dejándolo en una especie de existende semejante tratado; que dudaba que existiese, puesto que se suponía aprobado por el Congreso del Perú en 1873, . cia autonómica, bajo el protectorado del Perú, Chile i Bolivia, mientras que por medio de un arbitraje se decidiera a año en que no correspondía la reunión del Congreso del quien competía la posesión absoluta i dominio real en diPerú, cuyas lejislaturas eran bienales, hasta la reforma constitucional realizada en la última legislatura de 1878; chos territorios. que ciertamente no habia sido aprobado en las de 74, 76 i Porque la cuestión no se comprende aquí como Y . S. 78, en todas las cuales habia cabido al que suscribe la parece creerlo en el oficio que contesto, esto es, «que anuhonra de presidir la comisión diplomática del Congreso; lado por el Gobierno de Chile, según lo declaró su repreque, esto no obstante, desde la llegada del infrascrito a sentante en La Paz, el tratado de 1874-, deberían haber Chile, habiendo oido hablar a varias personas caracterizaquedado las relaciones entre ambos países sujetas al antedas sobre la existencia de ese tratado, tenia ya pedidos a rior tratado de 1866, por el cual se reconocía igualmente su Gobierno informes sobre el particular, que cuando llea Bolivia derecho i soberanía sobre el grado 23.» Aquí lo gasen se apresuraría a comunicar a S. E. En efecto, anque se pretende es que el tratado de 1866 quede completes de tener el que suscribe la conferencia a que alude con tamente anulado por el de 1874, i que anulado a la vez el señor Fierro el 11 de los corrientes, se habia dirijido con éste por la falta de cumplimiento del Gobierno boliviano fecha 7 de los mismos al señor Ministro de Relaciones E s a las estipulaciones contenidas en él, vuelven las cosas al teriores del Perú pidiendo los informes que indico a S. E. punto en que se encontraban antes de que se firmase el el señor Fierro en la conferencia referida. Juzga el intratado de 1866. frascrito que esto es exactamente, lo que se habló entre Las ideas que apunto a Y . S. sobre las condiciones en S. E. el señor Fierro i él, en la conferencia de 11 de Marqn'e Chile desocuparía Antofagasta, no son mas que simzo, con relación al tratado en cuestión; i con la esperanza ples deducciones mías de conversaciones tenidas con perque así lo juzgue también S. E., tiene el honor de renovarsonas influyentes en la opinión pública i aun en la del Gole la espresion de los sentimientos de alta i distiugnida bierno; pero la manera como Chile aprecia-la cuestión en consideración, con la que es de S. E. mui atento i seguro debate, la deduzco ele sus actos oficiales, que por ser coservidor. nocidos de Y . S. me abstengo de indicar. Quizás las conferencias que luego voi a tener modificaFirmado.—J. A. DE LAVALLE. rán mis apreciaciones, lo que me apresuraré a elevar al Exemo. señor don Alejandro Fierro, Ministro dé Relaciones Esteriores de la República de Chile. conocimiento de Y . S., repitiéndome entre tanto de Y . S., Son copias.—J. MELESCIO CASOS, señor Ministro, mui atento, obediente servidor. J. A.

Secretario. LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago, 25 de Marzo de 1879. Al señor Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores.

Señor Ministro: Tengo el honor de acusar a V. S. recibo del despacho que se ha servido V. S. dirijirme con fecha 22 de Febrero bajo el rubro de reservado. Siendo las primeras horas del dia de la fecha, i teniendo como he dicho a V. S. en mi anterior número 23, que ocupar las siguientes en conferencias con S. E. el Presidente i el señor Ministro de Relaciones Esteriores, me dispensará V. S. si no contesto con la detención debida su citado oficio, contrayéndome únicamente a lo cpie mas esencialmente exije, que le manifieste mis ideas respecto a la cuestión pendiente entre Chile i Bolivia. Se sirve V. S. decirme que proponga a este Gobierno, «en caso que nuestra mediación fuese aceptada, el restablecimiento de los hechos al estado en que se encontraban antes de los últimos acontecimientos, esto es, la desocupación del territorio boliviano, siempre que aquella República esté dispuesta por su parte a suspender el decreto de rescisión i la lei por la que se gravó con diez centavos la esportacion de todo quintal de salitre que haga la Compañía de Antofagasta i consiguiente sometimiento de estas diferencias al arbitraje que ambos Gobiernos tuviesen a bien constituir.»Ya he dicho a V . S. en mi oficio de 7 de los corrientes, número 2, que juzgo punto menos que imposible que Chile en las actuales circunstancias consienta en retirar sus fuerzas del litoral boliviano sin que preceda una sentencia arbitral que a ello le obligue: ni el Gobierno aceptaría tal proposición, ni el pais lo consentiría, aunque aquel la aceptase, no haciendo mas en ese caso que procurar su propia caida. «Por consiguiente, si la aceptación por parte de Chile debe ser precisamente bajo la base de la desocupación del litoral boliviano, i si toda negativa a este respecto del Gabinete de Santiago tendrían la mui clara significación de no hallarse dispuesto a entrar en el camino de la equidad i prudencia, baria enteramente inú-

DE LAVALLÉ.

AL SEÑOR MINISTRO DE ESTADO EN EL DESPACHO DE RELACIONES

ESTERIORES.

Señor Ministro: Refiriéndome a mis oficios de 25 del corriente, números 15 i 16 reservados, tengo el honor de llevar a conocimiento de V. S. que habiendo acordado con el señor Paz Soldán hacer observaciones a S. E. el Presidente sobre la inconveniencia de remitir al Perú el telegrama que en copia envié a V. S. en mi citado oficio número 15 reservado, i aprovechando de las circunstancias que me ofrecía haber recibido de Valparaíso un telegrama en el que se me decia que la oficina del telégrafo submarino habia estado cerrada el dia 25, me dirijí'cl dia 26 en la mañana a la habitación de S. E. i le manifesté que habiendo meditado detenidamente sobre el alcance i consecuencias que poclia tener el telegrama que me habia pedido trasmitiese al Gobierno, i aprovechando del aviso que de Valparaíso se me daba de no haberlo podido enviar inmediatamente por la circunstancia preindicada, me habia permitido molestarle para llamar su atención sobre la naturaleza i consecuencias de dicho telegrama. S. E. el Presidente con su característica bondad, me dijo que le hablase con entera franqueza i le espnsiese todo lo que juzgase conveniente. Procedí entonces a manifestar a S. E. que su telegrama, despojado de las palabras amistosas con que me habia pedido su trasmisión i del tono cordial de esas palabras, podía ser estimado en Lima como un ultimátum del Gobierno de Chile; hacer en consecuencia un deplorable efecto, i como la contestación .del Gobierno de Lima no podia ser otra que una terminante negativa, no veia objeto de remitir dicho telegrama, salvo que tuviese S. E. el de considerar llegado el casus belli, si el Gobierno del Perú se negaba como firmemente lo creía, a declarar su neutralidad incondicionalmente en el conflicto pendiente entre Chile i Bolivia; que ademas S. E. podia estar cierto'que el Perú nunca poclia ser neutral en dicho conflicto, repitiéndole nuevamente todas las razones que al caso le habia dado en ñus anteriores conferencias con él.


CAPITULO CUARTO.

S. E., después de una larga discusión, que por rodar siempre sobre el mismo punto, esto es, el de que ¿'por qué no puede el Perú declarar su neutralidad? creo inútil trasmitir a V. S. convino en que suspendiese la remisión del telegrama. Preguntóme entonces qué idea era aquella de la tregua de que le habia hablado el señor Lastarria i de la que me he ocupado ya en mi antes indicado oficio de 2o de Marzo, número 15. Espliqnésela largamente i diciéndome que dicho señor Lastarria debía verlo a las doce de ese dia, nos separarnos quedando en que me haria conocer sus ulteriores determinaciones. No me las ha hecho saber hasta ahora que son las doce del dia de la fecha, esto es cuarenta i ocho horas pasadas de la conferencia que llevo referida. Mas, ayer vino a verme el señor Lastarria i me dijo confidencialmente, que su idea de treguad de Congreso de Plenipotenciarios no habia sido admitida por el Gabinete i que el Presidente le habia dicho que me lo comunicase así, lo que el señor Lastarria habia rehusado, manifestando al Presidente que si por puro patriotismo i aprovechando de la antigua i buena amistad cpie conmigo tenia, se habia mezclado eu ese asunto, era para tomarlo de una manera seria i formal i no para andar llevando i trayendo recados i que, por consiguiente, diera su intervención como terminada. Esta es, pues, señor Ministro, la situación actual de las cosas. Si de aquí a las 5 P. M. ocurriese algo digno de ser llevado abtonocimiento de V. S., me apresuraré a trasmitírselo en oficio separado, reiterándome entre tanto de V. S. Señor Ministro, muí atento obediente servidor. J . A.

DE

ANEXOS A LA MEMORIA DEL MINISTRO DE

LAVALLE.

RELACIONES

ESTERTORES. LEGACIÓN

DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago,

28 de Marzo de 1879.

Al señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Esteriores.

Señor Ministro: Acabo de adquirir datos que me permiten suponer era casi seguridad plena que la inacción de este Gobierno tiene por cansa la seguridad que ha adquirido, mediante las comunicaciones del señor Godoi, de la existencia de un tratado secreto de alianza entre el Perú i Bolivia, i la que le asiste de que yo le daré a ese respecto esplicaciones oficiales en breves dias mas, en mérito de habérmelas pedido el señor Fierro en la conferencia que tuvimos el 11 de los corrientes i de haberle yo dicho entonces que las habia pedido a V. S. con fecha 7 de los mismos. Cuando ese caso llegue, el Gobierno de Chile declarará el casm belli, fundándose en la existencia de ese pacto. Como esto debe tener lugar del 2 al 3 de Abril, puede estar V. S. seguro que, para esa fecha, se iniciarán violentamente las hostilidades. Entre tanto llamo la atención de V. S. sobre el conté-. nido de la nota qne acabo de dirijir al señor Fierro, i que incluyo a V. S. en copia bajo el número 1, esperando de un momento a otro la contestación que verbalmente le he hecho pedir me dé tan pronto como posible le sea, i que si el tiempo lo permite, incluiré igualmente a V. S. en copia bajo el número 2. Reiteróme de V. S., señor Ministro, mui atento i seguro servidor. -

J . A. LEGACIÓN

DE

LAVALLE.

DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago, Marzo 28 de 1879. Señor Ministro: Una persona altamente caracterizada i que me merece entera fe por su sinceridad i circunspección, acaba de manifestarme que seria conveniente que tomase las precauciones necesarias, para evitar los atentados que ciertos

179

círculos preparan contra esta Legación i la Legación ordinaria de la República del Perú, así como los ataques personales que contra sus miembros meditan. Representante de una nación ante el Gobierno de un pueblo civilizado; bajo la protección del derecho de jentes i de las leyes especiales de Chile, no puedo ni debo tomar mas precaución que la de elevar estos datos, con las reservas debidas, al conocimiento de V. E., aprovechando siempre con gusto cualquiera que sea su causa, toda ocasión que se me ofrezca de renovar a V. E. los sentimientos de alta i distinguida consideración, con que tengo la honra de reiterarme De V. E., mui atento i seguro servidor. . J . A.

DE LAVALLE.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago, Marzo 31 de 1879. Al señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Esteriores.

Señor Ministro: En mérito del oficio que se sirvió V. S. dirijirme con fecha 11 del mes que acaba, relativo al tratado de alianza defensiva existente entre el Perú i Bolivia, contestando a mi nota del 7, signada con el número 1, fuímehoi al despacho del señor Fierro i le manifesté que habiendo ya recibido las instrucciones que, como antes le habia dicho, tenia pedidas a V. S. respecto al tratado secreto de alianza entre el Perú i Bolivia, iba a comunicarle verbalmente lo que habia sobre dicho pacto; algo mas: que iba a darle lectura íntegra de él, pues aunque para ello no tenia autorización de V. S., yo me la tomaba, creyendo necesario que lo conociese en tocios sus detalles, agregándole que si bien yo no estaba autorizado para dejarle copia, no podia impedirle epte hiciese las anotaciones que gustase. Procedí luego a darle lectura del tratado, inculcando i llamando su atención hacia todos los diversos puntos que le quitan el carácter de agresivo a Chile que se ha pretendido que tenia. Escuchólo atentamente el señor Fierro, tomando las notas que juzgaba necesarias, i concluido que hube mi lectura, me dijo dicho señor que trasmitiría al Gobierno la comunicación que acababa de hacerle, i que me contestaría oportunamente. Lo que tengo el honor de poner en conocimiento de V. S., repitiéndome cíe V. S., señor Ministro, Mui atento i obediente servidor. *

J . A.

DE LAVALLE.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago, Marzo 31 de 1879. Al señor M inistro de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores.

Señor Ministro: Con el estimable oficio de Y. S. de 19 del mes que acaba, recibí copia del que con la del 17 dirijió al despacho de V. S. el señor Godoi, Ministro Plenipotenciario de Chile eu el Perú, «inquiriendo si nuestro Gobierno tiene la intención que sus deberes le imponen de permanecer neutral ante los acontecimientos que han tenido i tendrán lugar, defendiendo Chile con las armas la reoenpacion del territorio litoral al sur del paralelo 23",» del que tomé conocimiento con la debida atención. Como me chocasen sus términos altisonantes i los encontrase poco en armonía con las instrucciones que, según S. E. el señor Pinto, se le habían dado al intento, puse en el bolsillo dicha copia cuando al medio dia de hoi fui aver al señor Fierro—que aunque sin orden de Y. S. que por su parte habría ya contestado como correspondía al señor Godoi, iba a darle lectura al oficio; que éste habia dirijido a V. S. eu cumplimiento de las órdenes de su Gobierno, referente a la neutralidad del Perú, lo que hice [en efecto, haciendo notar al señor Ministro de Relaciones E s teriores todas las partes de aquel oficio qué debian refutarse i todas las falsedades en que el señor Godoi incurre en


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G U E R R A D E L PACIFICO.

él. Cuando hube terminado, el señor Fierro parecía querer replicarme; le observé que yo no quería esplicaciones, que no tenia derecho ni deber de exijir i que mi objeto único estaba llenado. En todos los diarios se ha dicho aquí el domingo, por medio de suplementos repartidos a profusión por las calles, que el señor Godoi había pedido con arrogancia y altivez esplicaciones a V. S. sobre la conducta del Perú, i que no habiéndole contestado V. S. satisfactoriamente, habia pedido sus pasaportes i embarcádose el 29 para Chile. ISTo di crédito a semejante noticia, pues supuse que si así hubiera sido, V. S. me hubiese telegrafiado en el acto haciéndomelo saber i dándome sus instrucciones, porque el Gobierno del Perú no podía estar representado aquí ni un minuto mas, después que hecho semejante hubiese tenido lugar. Sin embargo, temiendo que el despacho de V. S. en que me lo participase hubiese sido interceptado, para ponerme en una falsa posición aquí, pregunté al señor Fierro qué tenia de cierto aquella noticia, i me aseguró que nacía, pues ni aun se conocía en su despacho la contestación que V. S. hubiese dado al señor Godoi. Hoi han desmentido los diarios la noticia de la salida de Lima de ese señor. Reiteróme con toda consideración de V. S., señor Ministro, mni atento obediente servidor. J.

A.

DE L A VALLE.

LEGACIÓN DEL PEKÚ EN CHILE.

Santiago, 1° de Abril de 1879. Al señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Esteriores.

Señor Ministro: El dia 18 de los corrientes se me dio aviso de que este 'Gobierno habia dado orden a su escuadrilla para tenerse pronta para obrar al primer aviso, sea sobre Iquique, sea sobre alguno de nuestros otros puertos. Juzgué que precisamente seria sobre Iquique, objetivo de la guerra que se hace a Bolivia, i en consecuencia escribí a V. S. i al señor Prefecto de Tarapacá previniéndoles. Calculé luego que lo que se esperaba quizás, era línicamente la contestación de V. S. al señor Godoi relativa a la neutralidad del Perú, o lamia concerniente al tratado de alianza; i como en uno o en otro caso, la resolución que este Gobierno tomase se llevaría a efecto mucho antes de que mis oficios llegasen a manos de V. S. i a las del señor Prefecto de Tarapacá, resolví telegrafiar a V. S., como en efecto lo hice en la noche del 29, diciendo a V. S. lo conveniente en cifras. Ese telegrama no pudo salir el 30 por ser dia feriado; pero fué -espedido ayer a las 10 A. M. Juzgólo en manos de V. S. Hoi oficio nuevamente al señor Prefecto de Tarapacá. Renuevo a V. S. la espresion de respeto i consideración, con que soi de V. S., señor Ministro, mni atento i obediente servidor. J.

A.

DE

LAVALLE.

(COPIA.) Acápite

de- carta del señor don M. M. Segín, Cónsul en Antofagasta. Llegaba aquí cuando, persona de distinguido carácter público, me pidió una entrevista i me invitó a hacer en su compañía algunas observaciones, de las cuales resulta: que el Contra-Almirante Williams Rebolledo tiene ofrecido repetir, en cuanto a nuestra escuadra, la táctica que le hizo dueño del trasporte español La Vírjen de Covadonga. Un consejo de jefes ha aprobado el plan de acometer cuanto antes a nuestros buques uno a uno, de asaltar en fin a cualquiera de ellos que naveguen solos, i hasta se ha ofrecido i solucionado la dificultad de cohonestar ese empleo de fuerza sin previa declaratoria de guerra. El Don Mariano, vapor de la compañía de Lota, fondeado en esta bahía, está cargando carbón para trasbordarlo en Cobija i Tocopilla a los buques que deben realizar el golpe de mano. Mi primer acuerdo fué dirijir a S. E. por cable este despacho: Buques no naveguen solos: por correo razones. Detúvome

no obstante, primero, la desconfianza de la fiel trasmisión o denuncia a las autoridades, i segundo, la imposibilidad de fundar tan grave alarma, una vez que he jurado al señor dignatario, autor de la primera revelación, callar eternamente su nombre. He resuelto, pues, dar este aviso a V. S. hoi, i semejante, mañana. El retardo necesario para los trasbordos de carbón me deja aún la oportunidad... Marzo 25 de 1879. Es copia.—/. Melecio Casos, secretario. (COPIA.) SEÑOR DON J. A. DE

LAVALLE.

Señor de todo mi aprecio: Desearía tener un rato de conversación confidencial i' amistosa con usted, i le quedaría muí agradecido si tuviera la bondad de venir a verme en el departamento de mi habitación, mañana, a la hora que a usted le sea cómoda. Con esta ocasión saluda a usted mni afectuosamente su atento servidor (Firmado).—A. PINTO.

Es copia.—J. M. Casos, Secretario.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago, 11 de Marzo de 1879. Señor Ministro de Estado en el despacho de K elaciones Esteriores.

Señor Ministro: Como tuve el honor de decir a V. S. en el oficio que le escribí en la madrugada de hoi, a las 12 de este dia debia tener una conferencia con S. E. el Presidente, i a las 2 otra con el señor Ministro de Relaciones Esteriores: la primera provocada por S. E. mismo i la segunda solicitada por mí. En consecuencia, a las 12 me dirijí al departamento privado del Presidente, el cual se dignó recibirme con la mas franca i sencilla cordialidad, espresándome que queria que lo tratase como un amigo i que como tal se habia permitido pedirme que lo viese, a fin de que cambiásemos con toda confianza nuestras ideas sobre la situación en que nuestros países respectivos se encontraban; que él i el país que gobernaba no tenían preparación ninguna, ni contra el Perú, ni mucho menos contra su Gobierno; que, por el contrario, todos sus deseos eran conservar la mejor armonía con el Perú i estrechar mas sus relaciones con él; que estaba seguro que iguales sentimientos animaban al Gobierno de S. E. el jeneral Prado i a la nación peruana, siendo prueba de ello mi presencia en Santiago, tanto por la misión que venia a desempeñar como por haber elejido el Perú para ella a una persona que tantas simpatías i afecciones inspiraba a la sociedad chilena; pero que atravesando en este momento una situación tan difícil en sus relaciones con Bolivia, la cual no podia menos que reflejarse en sus relaciones con el Perú, era necesario que esa situación se resolviese para afianzar las que debían ligar constantemente a Chile con el Perú; i que era necesario que se resolviese cuanto antes, para evitar que su prolongación, excitando pasiones i sentimientos poco tranquilos, diese márjen a nuevas complicaciones; que yo debia ya haber observado que tanto en Santiago como en Valparaíso no era la espresion verdadera i jenuina del sentimiento público la que se espresaba en ciertas manifestaciones i por medio de ciertos órganos del periodismo; que el señor Godoi le habia espresado que lo mismo pasaba en Lima, i que, bajo esa persuasión, debíamos cambiar nuestras ideas de una manera enteramente confidencial i privada; que él suponía que no habiendo tiempo para cpie el Gobierno del Perú se pusiese en acuerdo con el de Bolivia después de la ocupación de Antofagasta, yo no podia traer de parte del Gobierno del Perú proposiciones terminantes ningunas que aceptadas ya por Bolivia sirviesen de base a tina negociación. Contesté a S. E. agradeciéndole cordialmente los sentimientos que por el Perú, por su Gobierno i por mí mismo me manifestaba en su nombre i en el de Chile; que yo por mi parte podia asegurarle que de iguales sentimientos se


CAPITULO

hallaban poseídos el Perú i sn Gobierno; que nuestro mas vivo deseo era conservar las buenas relaciones entre el Perú i Chile, i que a ese fin propenderían mis esfuerzos; pero que abundaba en la creencia de que tal fin no se conseguiría sin que se arreglasen las relaciones entre Chile i Bolivia, cuyo malestar amenazaba seriamente, i en su porvenir, mas o menos remoto, las de Chile con el Perú, sin que fueran parte a evitarlo ni la prudencia ni la buena voluntad de que sus respectivos Gobiernos se hallaban animados. Pasé luego a hacerle una esposicion detallada de la manera como yo entendía la cuestión pendiente entre Chile i Bolivia; la necesidad de solucionarla por medio de un arreglo amistoso i la de que ese arreglo fuese de t a l naturaleza que el Perú pudiese proponerlo a Bolivia sin mengua de su decoro; señalando, por último, como el nudo de la cuestión, la ocivpacion del litoral boliviano por las fuerzas chilenas, durante la cual Bolivia no jiodia posiblemente tratar directa ni indirectamente con Chile, ni el Perú proponérselo sin inferirle un ultraje. Reconoció S. E. que esa era en realidad la gran dificultad que se ofrecía, i entró en largas esplicaciones sobre las causas i motivos que habían impelido a Chile a obrar como lo ha hecho, concluyendo por decirme que ya no se trataba de evitar nn rompimiento entre Chile i Bolivia; que la guerra existia de hecho i que no veia por qué Bolivia no trataría con una parte de su territorio ocupado por su enemigo, cuando todas las naciones europeas, mas o menos, habían tratado en idénticas circunstancias, i últimamente lo habia hecho Francia en 1870. Le repliqué que las circunstancias eran mui distintas; que esas naciones que así habían obrado, no podían continuar existiendo sin tratar, mientras que Bolivia podia no solo continuar existiendo sin tratar, sino sin hacer la guerra, obligando a Chile, con solo su inacción, a mantenerse en estado de guerra, causándole grandes perturbaciones en su estado económico i haciendo pesar sobre sn erario cargas que le seria difícil sobrellevar largo tiempo. S. E. pareció reconocer la justicia de estas observaciones, puesto que volvió a su primitiva idea de procurar arreglar cnanto antes la cuestión pendiente con Bolivia. Le dije que sinformularproyecto ninguno de arreglo, insistía en establecer como base fundamental la desocupación del litoral boliviano. El Presidente se estendió larguísima i detenidamente en darme todas las razones que a su juicio existen para poder realizar actos semejantes, indicándome que podia arreglarse que Chile mantuviese la posesión de esos territorios mientras se decidía la cuestión, pagando a Bolivia una subvención que la indemnizase de los perjuicios mas aparentes que reales que la falta de ese territorio le ocasionara. Le repliqué que a mi juicio, i al del mismo al que apelaba, era completamente imposible que Bolivia consintiese en oir siquiera proposiciones de arreglo mientras el pabellón chileno flameara en el litoral que consideraba suyo. .. «Entonces, contestó S. E., tendremos «que apelar alhanseatismo que proponía D. M C » Le repuse que, sin aceptar en toda su estension esta idea, si deseábamos todos llegar, como lo creía, a una solución pacífica, tendríamos al fin que llegar a algo semejante, que tuviese presente que Bolivia creía, a mi entender, que la cuestión no versaba sobre el dominio real de los territorios, sino sobre la falta de cumplimiento al tratado de 1874, i que anulado éste por Chile, quedaba vijente el de 1860. El Presidente se detuvo entonces largo tiempo en demostrarme que la anulación del segundo se habia realizado cuando se celebró el primero i que hoi la verdadera cuestión jiraba sobre el dominio real al territorio en cuestión. No necesitaba S. E. mucho esfuerzo de dialéctica para probarme lo que, como he dicho a V. S. en otro oficio, es mi creencia también. Volvílo a traer sobre el punto de la desocupación del litoral i me dijo entonces: «¿i qué se le ocurre a usted para salvar esa gran dificultad?»

CUARTO.

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Yo, que tenia motivos para suponer que el objeto con que me habia llamado S. E. era con el de ver un medio que condujese a este fin, le dije que sin instrucciones de mi Gobierno para ello, sin autorización para proponerle nada i mucho menos para firmar, i reservándome siempre pedir para todo especial aprobación del Gobierno peruano, animado solo del mas vivo interés por llegar a una solución, pacífica i honrosa de esta intrincada cuestión, creia que no habia mengua, ni para Chile ni para Bolivia, en arribar a las siguientes conclusiones: 1.° Que Chile desocupe el litoral boliviano, declarándose ese territorio aislado, mientras un arbitro determina a quien pertenece el dominio real. ,2.° Que se constituya en él una administración municipal autónoma, compuesta de personas elejidas en la forma que por un pacto especial se determinase, bajo el protectorado i la garantía de Chile, Bolivia i el Perú, los que acordarían los medios de ejercer ese protectorado de una manera eficaz. 3.° Que los productes fiscales de ese territorio se apliquen alas necesidades de su administración, i el excedente, si lo hubiese, se dividirán entre Chile i Bolivia. Siendo la hoi a avanzada i cerrándose la estafeta en unos instantes mas, me veo, con sentimiento, en la necesidad de interrumpir esta importante narración para poner punto final a esta correspondencia. Reiteróme de V. S., señor Ministro, mui atento i seguro servidor. J.

A.

DE LAVALLE.

IX LEGACIÓN DEL PERÚ

Abordo del vapor 1879.

«Liguria»,

EN CHILE.

Valparaiso,

4- de Abril

de

(Reservada.)

Al señor Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Estertores.

Señor Ministro: Conforme tuve el honor de decirlo a V. S. en mi oficio de 1.° de los corrientes, esa misma noche escribí al señor Ministro de Relaciones de Chile el oficio que se servirá V. S. encontrar en copia anexa bajo el número 1, el cual fué puesto en manos del oficial mayor de aquel despacho, por el teniente Lavalle, adjunto militar a esta Legación, en la primera hora útil del siguiente dia 2. Apesar de la naturaleza urjente de mi citado oficio, no obtuve respuesta alguna del señor Fierro durante todo el cnrsf del citado dia 2, mientras que, por otros mui fidedignos conductos, adquiría la certidumbre de que la guerra al Perú se declararía solemnemente el dia 4, llenados todos los trámites constitucionales al intento requeridos, i que, a esa solemne declaración, seguiría o precedería quizás un ataque alqnique; en consecuencia de lo cual despaché para Valparaiso al correo de Gabinete don Vicente Pacheco, conduciendo un despacho concebido en estos términos:—«Presidente—-Lima—Se va a declarar la guerra al Perú el 4. Refuerce Iquique.—LAVALLE»—a fin de que fuese espedido por cable, como en efecto lo fué en lá mañana del 3. Como fuesen ya las 12 del dia 3 i ¡jasadas hubieran sido 24 horas desde aquella en que el teniente Lavalle entregó al oficial mayor del Ministerio de Relaciones Esteriores mi oficio del 1.", dirijí al señor Fierro el que también se diguará encontrar en copia anexa bajo el número 2. Esperé que V. S. esta vez me diese una inmediata contestación ; mas como trascurriesen dos horas sin recibirla, escribí a S . E. e^Presidente señor Pinto la carta particular que acompaño a V. S. en copia bajo el número 3, la que le remití por conducto de un amigo particular. S. E., con la caballeresca cortesía que le distingue i con la benevolencia de que me ha dado constantes pruebas basta mi salida de Chile, me replicó en el acto por el mismo conducto, con la carta que acompaño en copia bajo el número 4. Atacar-» ta particular de S. E. se siguió mui de cerca el enVio del


182

G U E R R A D E L PACIFICO.

oficio del señor Fierro que lleva el número 5 en las copias anexas, i al cual repliqué inmediatamente con el que lleva el número 6 i puse término a mis relaciones con el Gobierno de Chile. Como V . S . lo observará, el oficio del señor Fierro lleva la fecha del 2, aunque no llegó a mis manos sino en la tarde del 3, i en él prescinde el señor Ministro de mis reiterados oficios del 1.° i del 3. Dejo a la apreciación de V. S. este pobre procedimiento del honorable señor Fierro, i prosigo. Inmediatamente después que recibí el oficio del Ministro de Relaciones Esteriores de Chile, dirijí a Valparaiso ostensiblemente el telegrama que sigue: «V. d. H . Valparaiso.—Santiago, Abril 3 de 1879—Telegrafié Lima lo que sigue:—Presidente.— Lima. Relaciones oficiales rotas hoi.—Perú considerado belijerante.—Pasaportes, recibidos—Salgo mañana—LAVALLE»— i prepáreme a partir. r

Tomaba mis disposiciones al efecto, cuando se me presentó el capitán de, navio don Patricio Lynch, encargado por S. E. de ponerse a mis órdenes hasta mi salida del territorio chileno, i de tomar las mias respecto al modo como quisiera efectuarla, espresándome que S. E. había ordenado que se tuviese en Santiago un tren especial a mi disposición, i que en Valparaiso se tomasen todas las precauciones necesarias para la seguridad i respetabilidad de mi persona. Agradecí debidamente la bondad de S. E. i espase al señor Lynch que mi deseo era salir cnanto antes del territorio chileno, pero que, como no deseaba provocar un escándalo, fácil de preveer visto lo acontecido en Valparaiso i en Autofagasta, i en atención a las precauciones que el Gobierno mismo de Chile respecto a mi seguridad tomaba, establecido mi deseo de partir cuanto antes, dejaba al señor capitau Lynch la libre disposición en la manera de realizarlo. Manifestóme el capitán Lynch que lo mejor seria que saliésemos en un tren especial a las 8 1/2 P. M. de Santiago, en cuyo caso llegaríamos a Valparaíso a las doce de la noche, en donde me esperaba el Intendente Altamirano, i procedería a embarcarme, sí así lo deseaba, inmediatamente, en todo lo que convine gustoso. Arreglada así nuestra salida de Santiago, dirijí al señor Encargado de Negocios de la República la nota qu? acompaño a V. S. en copia anexa bajo el mímero 7 i pocos instantes después i a cosa de las 5 1\2 P. M. recibí de V. S. el despacho cifrado que decía:—«Retírese decorosa i conveniontemente.»—Las órdenes de V. S. estaban cumplidas antes de haber sido recibidas. Como habia sido convenido con el capitán Lynch, salí de Santiago en un tren espreso a eso de las 9 P. M. acompañado por el Secretario de la Legación señor Casos i el adjnnto teniente Lavalle, el teniente de la armada nacional don Felipe de la Torre Bueno, el capitán Lynch i el señor don Domingo Toro Herrera,-amigo particular, al que debo las mas finas atenciones. Corrimos"sin parar hasta Llai-Llai, lugar en el cual el capitán Lynch hizo detener el tren para pedir noticias del estado de Valparaiso, que debían ser trasmitidas a Viña del Mar, i después de un rato de descanso, durante el cual fuimos objeto de una impertinente i hostil curiosidad, proseguimos nuestro viaje a Viña del Mar. Allí recibió el capitán Lynch noticias del Intendente Altamirano, i, en mérito de ellas, seguimos a Valparaiso. Llegamos a este puerto a mas de las 12 P. M. i fuimos recibidos por el Intendente Altamirano rodeado de varios oficiales de uniforme, el capitán del puerto señor Urriola i varios amigos míos, estranjeros todos. Embarcámouos en el acto, i a instancias del señor Hayne me dirijí a este buque en vez de hacerlo directamente al que debe conducirme al Callao el 5, al que llegué pocos momentos después. Al terminar este oficio cúmpleme manifestar a V. S. cuan satisfecho estoi de los procedimientos del señor Intendente de Valparaíso, que ha hecho todo lo posible, i con el mejor éxito, por evitarme todo disgusto, cosa no muí fácil por cierto dadas las condiciones del pueblo que le cabe gobernar.

Ruego a V. S. se sirva elevar esta comunicación al conocimiento de S. E. el Presidente, i esperando que mis procedimientos merezcan su aprobación i la de V. S., reiteróme de V S., señor Ministro, mui atento i obediente servidor. J.

Copias anexas al oficio N°

A.

DE LAVALLE.

26.—Reservados.

LEGACIÓN DEL PEKÚ EN CHILE.

Santiago, 1." de AbriV de 1879. Señor Ministro: El diario titulado LAS NOVEDADES, en un suplemento que publicó en la tarde de hoi i que han reproducido otros diarios de esta ciudad, asevera que el Gobierno de V. S. ha pedido el acuerdo del Consejo de Estado para declarar la guerra del Perú. Noticia semejante, que la opinión jeneral acepta sin discusión, me obliga a dirijirme a V. E. para inquirir seriamente lo que haya de cierto a ese respecto i rogarle que en el desgraciado caso de que tal determinación se hubiese tomado por el Gobierno de Chile, se sirva enviarme inmediatamente mis pasaportes; pues fácil le será comprender a V. E. que mis relaciones oficiales con su Gobierno habrían terminado con este hecho. Esperando que V. E. se sirva contestarme con la prontitud que la gravedad del caso requiere, me es siempre grato reiterar a V. E. la espresion de la alta i distinguida consideración con que soi de V. E. muí atento i seguro servidor. Firmado.— J . A. DE LAVALLE. Excmo. Señor don Alejandro Fierro, Ministro de Relaciones Esteriores de la República de Cliile NÚM. 2—LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE

Santiago, d de Abril de 1879. Señor Ministro: Hacen ya 24 horas que el agregado de esta Legación puso en manos del Oficial Mayor del Ministerio del despacho de V. E. un oficio que me vi en la penosa necesidad de dirijirle con fecha 1. ° de los corrientes, de naturaleza tan urjente, que esperé de la benevolencia habitual que distingue a Y. E. su mas inmediata contestación; contestación que me estraña no haber recibido aún. Los hechos a que en este oficio me refería i aludía, han adquirido ya para mí un carácter de completa autenticidad, i han sido comentados en Valparaíso con actos cpie no es este el momento de calificar. Ruego por tanto a V. E. que dando un instante de mano a sus importantes ocupaciones, se sirva contestar mi enunciado oficio en tiempo oportuno, para aprovechar la ocasión que me ofrece un vapor próximo a zarpar en derechura para el Callao. Esperándolo así de su jeuial cortesía, me es grato reiterar a V. E. una vez mas la espresion de la alta i distinguida consideración con que tengo el honor de suscribirme cíe V. E. mui atento seguro servidor. • (Firmado.)—J. A. DE LAVALLE

Al excelentísimo señor don Alejandro Fierro, Ministro de Relaciones Esteriores de la República do Chile. NÚM.

3.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE. (Particular.)

Hotel Ingles,

Santiago, a o de Abril de 1879.

Excelentísimo señor don Anibal Pinto, Presidente de la República de Chile.

Señor de todo mi respeto: El hecho de que el Gobierno de V. E. habia pedido al Consejo de Estado su acuerdo para recabar del Congreso la autorización necesaria para declarar la guerra al Perú, propalado por el diario LAS NOVEDADES en la tarde del I." de los corrientes, reproducido por otros diarios, aceptado unánimemente por la opinión pública i tristemente comentado por el populacho de Valparaíso en la noche misma de ese día, obligáronme a dirijirme en el acto al señor Ministro de Relaciones Esteriores, inquiriendo seriamente sobre la verdad de ese hecho; rogándole que, en caso de que desgraciadamente fuese cierto, se sirviera


CAPITULO CUARTO.

183

mandarme inmediatamente mis pasaportes; i espresándole mi deseo de que me diese una contestación tan pronto como posible le fuese i como la gravedad del caso lo requiere. Esto no obstaute, han trascurrido ya 24 horas sin haber recibido contestación del señor Fierro, ni a mi nota del 1 0 ni a otra que, urjiéndole por una repuesta, hace dos horas le escribí. Como esto me manifiesta que el Gobierno de Chile ini.cia sus hostilidades hacia el Perú, rompiendo, contra todas las fórmulas, sus relaciones en la persona que aquí principalmente lo representa, de una manera tan estraña, creo inútil volver a dirijirme al señor Fierro, i ratificóme en la resolución de retirarme hoi mismo para aprovechar de un vapor que sale directamente al Callao. Vista la estrema escitacion del pueblo de Chile, i en especial del de Valparaiso, no seria raro que los actos de violencia que se han practicado con el símbolo del Perú en la noche del 1.° se repitiesen con quien es su representación viviente, i como eso redundaría mas en baldón para Chile 'que en mengua para el Perú, me permito dirijirme a V. E., no como a Presidente, sino como a un ¡cumplido caballero que me ha favorecido con su honrosa benevolencia, a fin de que se sirva ordenar lo que sea conveniente, para la seguridad de mi persona i comitiva, evitando así un escándalo para el mundo civilizado i nuevos motivos de odio i encono entre dos países que Dios no crió ciertamente para que se devorasen entre sí.

de Marzo último, contestando a la interrogación que le hice sobre si existia o no ese pacto, i en la que V. S. me aseguró que no tenia conocimiento de él, que creía que no existia, i que esa pretendida convención no podia haber sido aprobada por el Congreso peruano de 1 8 7 3 en que se decía ajustado i mucho menos en los años posteriores, en que V. S. formó parte de la comisión diplomática; ateniéndome a esa respuesta, repito, mi Gobierno ve que el de V. S., reservando el pacto a V. S. i a este Gobierno, se ha colocado en una situación profundamente irregular. Mi Gobierno se ha sorprendido al saber que el del Perú proyectase i suscribiese ese pacto en los momentos en que manifestaba hacia Chile sentimientos de cordial amistad. A ese acto misterioso i en el que se pactó la reserva mas absoluta, el Gobierno de Chile contesta con elevada franqueza que declara rotas las relaciones con el Gobierno del Perú i la considerará belijerante, a virtud de la autorización que a este efecto i con fecha de hoi ha recibido de los altos cuerpos del Estado. Al enviar a V. S. sus pasaportes, me cumple asegurarle que se han impartido las órdenes convenientes a fin de que se ofrezcan a V. S. para su regreso i el de la Legación permanente del Perú, todas las facilidades i consideraciones que le son debidas. Con sentimientos de distinguida consideración, reitero a V. S. las espresiones de alta estimación, con que soi de V. S. atento i seguro servidor.

Esperando así de V. E. i espresándole mi sincero pesar porque otro no haya sido el término de mi misión, reciba V. É. la espresion de mi reconocimiento por la manera como personalmente me ha tratado i la del profundo respeto con que me repito de V. E. atento i seguro servidor.

Al señor don José A. de Lavalle, Enviado Estraordinario i Ministro Pleni potenciario del Perú,,

(Firmado.)—J. A. DE LAVALLE.

Núm 4. 3 de Abril de 1879.

Santiago, SEÑOR DON J . A.

DE LAVALLE.

Mi apreciado señor: Solo hoi ha sido posible dar a usted la contestación a su nota de ayer, porque solo ayer tarde fué aprobado por el Senado el proyecto de leí en que se autoriza al Gobierno para declarar la guerra al Perú. Nadie siente nías que yo el que las relaciones entre el Perú i Chile hayan llegado al estado en que se encuentran. Este resultado no ha podido ser para usted una sorpresa después de las francas conversaciones que hemos tenido. El rompimiento de nuestras relaciones con el Perú ha sido para mí doblemente sensible por los males que la guerra acarreará tanto a Chile como al Perú, i porque hubiera deseado que la misión confiada a usted hubiera tenido el resultado que era debido al buen espíritu con que usted la ha dirijido. Se ha oficiado ya al señor Altamirauo para que se proceda al debido castigo del atentado cometido en la noche del 1.° del presente. Se ha dado ya instrucciones para que, tanto usted como su comitiva, no se vean espuestos a ningún acto, que seria, como dice usted mui bien, desdoroso para Chile. Reiterando mis sentimientos de la mayor consideración, le pido disponga de su atento servidor. (Firmado.)—A. PINTO.

Núm. 5 REPÚBLICA DE CHILE.

MINISTERIO

DE RELACIONES ESTE-

RTORES.

Santiago,

Abril

3 de 1879.

Señor: La manifestación hecha estos últimos dias al Ministro chileno en Lima por el Gobierno de V. S., de que no podía declararse neutral en nuestra contienda con Bolivia por tener un pacto de alianza defensiva, que V. S. me leyó en la conferencia del 3 del corriente, ha hecho comprender a mi Gobierno que es imposible mantener relaciones amistosas con el del Perú. Ateniéndome a la respuesta que V. S. me dio en la primera conferencia que tuvimos el 11

(Firmado).—ALEJANDRO FIERRO.

NÚM. 6.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Santiago, 3 de Abril de 1879. Señor Ministro: Acabo de recibir el oficio que se ha servido V. E . dirijirme con fecha 2 del corriente, que supongo contestación a los que tuve la honra de dirijir a V. E . con la de 1.° del mismo i la de hoi. Sírvese V . E . comunicarme que quedan rotas las relaciones entre los Gobiernos del Perú i de Chile, i que este considerará a aquel como belijerante, en virtud de la autorización que recibió ayer de los altos Cueimos del Estado, i enviarme en consecuencia el pasaporte respectivo, así como el que corresponde a la Legación ordinaria del Perú, asegurándome que se han impartido las órdenes convenientes a fin de que se ofrezcan tanto a mí como al señor Encargado de Negocios del Perú, todas las facilidades i consideraciones convenientes para nuestro regreso. No es tiempo ya de discutir las razones i motivos en que V. E . funda la resolución tomada por su Gobierno, i me limito por tanto a dar a V. E . las gracias por las órdenes que respecto a esta Legación, como a la permanente del Perú, ha impartido i reiterar a V. E . , por última vez, la espresion de la alta i distinguida consideración con que soi de V. E . mui atento i seguro servidor. (Firmado.)—J.

A. DE LAVALLE.

Al señor don Alejandro Fierro, Ministro de Relaeiones Esteriores de la R e pública de Chile. NÚM.

7.

LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.

Sojitiago,

3 de Abril de 1879.

SEÑOR ENCARGADO DE NEGOCIOS DEL PERÚ.

S.E. d e N . : S. E. el señor Ministro de Relaciones Esteriores de la República de Chile me dirije con fecha de ayer la nota que en copia incluyo a V. S., remitiéndome con ella los pasaportes respectivos, asi para esta especial misión como para la permanente, que igualmente incluyo a V. S. Terminadas nuestras funciones en Chile, se servirá V. S. ordenar el retiro de los Consulados de su dependencia. Dios guarde a V. S. (Firmado)—J. A. DE LAVALLE.—Son copias.—J. M eleció Casos, secretario.


184

G U E R R A D E L PACIFICO.

La declaración de guerra al Perú. SESIONES SECRETAS DEL SENADO.

Sesión

secretee estro-ordinaria

en 2 de Abril de 1879.

El señor Fierro presenta un proyecto de declaración de guerra al Perú, i lo justifica con la lectura de diversos despachos telegráficos i datos sobre las negociaciones seguidas en Lima desde el 20 de Enero de 1879. —Da lectura a un estracto del tratado secreto que en la víspera le Labia leido el enviado La valle después do haber negado su existencia.—Leyó también una nota del Cónsul de Chile en Arequipa anunciando el paso de armas por el Perú i varios telegramas del señor Godoi en que le anunciaba sus conferencias con el Presidente Prado i sus Ministros hasta que confesaron la existencia del tratado secreto, todo lo cual lo habían hecho, incluso el envío de Lavalle, solo para ganar tiempo. —Concluyo el señor Ministro que apenas preste su aprobación a la declaración de guerra enviaría sus pasaportes a Lavalle.—El señor Zañartu declara que dará su voto a la declaración de guerra. —Igual declaración hace el señor Reyes i pide se envié al litoral toda la fuerza disponible. —Contesta el señor Fierro que el Gobierno pondrá el ejército en el pié de 9,000 hombres i que ya habia 6,000 en el litoral.—El señor Ibañez increpa su felonía al Gobierno del Perú i declara que el tratado secreto fué una maquinación inicua i estensa contra Chile, cuya aprobación evitó en el Senado arjentino el patriotismo del señor Rawson.—El señor Montt manifestó que daria su voto a la declaración de guerra, pero dijo que no podia menos de manifestar su asombro por la imprevisión del Gobierno que, conociendo o sospechando la existencia del tratado secreto hacia cinco años, nada habia hecho para develar tal maquinación.—El señor Varas acentuó mas estos cargos, pero pidió que se declarara inmediatamente la guerra, continuando después la discusión del incidente.—Se apro bó 1.1 declaración i se suspendió la sesión, continuando con el uso de la palabra el señor Prats para rechazar el cargo de imprevisión.—El señor Zegers esplaya mas estas ideas i sostiene que en el Consejo de Estado se habían manifestado altas opiniones para no hacer la guerra estensiva al Perú. —El señor Varas insiste en sus cargos i cree que se puede atacar al Perú conjuntamente con Bolivia, e insiste en increpar al Gobierno su imprevisión respecto del tratado secreto, fundándose¿en varios i oportunos avisos que sobre el particular recibió del señor Walker Martínez i de otros ajentes.—Se levanta la sesión.

'

Asistieron los sefieres Covarrubias, Blest Gana, Claro, Guerreros, Ibañez, Lastarria, Marcoleta, Montt (don Manuel), Pedregal, Pérez Rosales, Prats, Reyes, Salas, Silva, Urmeneta, Varas, Zañartu, i los señores Ministros de Relaciones Estertores i de Hacienda. Aprobada el acta de la sesión anterior, se dio cuenta de cuatro oficios de la Cámara de Diputados. En el primero avisa haber elejido para su Presidente al señor don Melchor Concha i Toro, i para primero i segundo VicePresidente a los señores don Justo Arteaga Alemparte i don Jorje Beauchef; en el segundo comunica quedar instruida de la reelección hecha en los señores Covarrubias i Reyes para Presidente i Vice-Presidente del Senado; con' el tercero devuelve aprobados en los mismos términos que lo hizo esta Cámara, el proyecto que aprueba la resolución del tratado de 6 de Agosto de 1874 que existia con la República de Bolivia i la ocupación del territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24 de latitud Sur; que autoriza la declaración de guerra al Gobierno de esa nación i otorga al efecto diversas autorizaciones a S. E. el Presidente de la República ;"i con el último participa haber aprobado un proyecto por el que el Congreso presta su aprobación para que el Presidente de la República declare la guerra al Gobierno del Perú. Del primero se mandó acusar recibo; el siguiente se dispuso se archivara; al tercero se ordenó comunicarlo a S. E. el Presidente de la República, i el cuarto se reservó para segunda lectura. Antes de pasar a la orden del dia, el señor Ministro de Relaciones Esteriores espuso: que lamentaba no haber estado presente en la sesión anterior para haber contestado las observaciones de los señores Silva i Vergara, i mucho mas desde que ellas versaban sobre cuestiones internacionales radicadas principalmente en el Ministerio de su cargo. Que de ellas se habría deducido que la declaratoria de guerra al Perú estaba plenamente justificada i los fundamentos de ese acto doloroso consignado en el siguiente mensaje: «.Conciudadanos del Senado i de la Cámara de Bipibtados. El 20 de Enero del presente año, el Ministro de Relaciones Esteriores de Chile dirijió una nota a nuestro Ministro en Lima diciéndole, entre otras cosas, que si el Gobierno boliviano insistiese en no suspender los impuestos

en el litoral, el Gobierno de Chile se veria en la dolorosa necesidad de echar mano de todos los recursos que encuentre conveniente en amparo de los derechos e intereses que está obligado a protejer. Para el caso de esta eventualidad seria importante c o nocer la actitud que asumiría el Gobierno peruano e indagar si podríamos contar con su neutralidad i simpatías. A fin de obtener estos datos, convendría que V. S. conferenciase con S. E. el Presidente de la República i con el señor Ministro de Relaciones Esteriores, a quienes deberíaimponer de los antecedentes de este asunto.» El señor Godoi conferenció con S. E. el Presidente de la Repiíblica en cumplimiento de las órdenes recibidas. En nota de 12 de febrero último nuestro Ministro en Lima decia a este Gobierno que la neutralidad del Perú era una circunstancia con que podríamos contar mientras el actual Presidente de la República pudiese dominar la situación, i que S. E. creia que no le era dado siquiera prohibir el tránsito de tropas bolivianas por el territorio peruano, a que está obligado por un pacto público, en tanto que su Gobierno no fuese notificado de la existencia de un estado de guerra. El Congreso sabe que cuando en los últimos dias de F e brero se supo en Lima la ocupación de los territorios comprendidos entre los paralelos 23 i 24, se produjo allí una escitacion considerable, i el Gobierno del Perú ofreció sus buenos oficios i se apresuró a mandar una Legación est-raordinaria cerca del Gabinete de Santiago, que fué recibida el dia 7 del mes próximo pasado. El Ministro de Relaciones Esteriores tuvo una conferencia con el diplomático peruano de carácter privado i con el esclnsivo objeto de cambiar ideas i hacer apreciaciones sobre el conflicto chileno-boliviano. En esa época habia llegado a ser objeto de preocupación para el Gobierno i para la opinión pública, la existencia de un pacto de alianza que se decia ajustado entre los gobiernos del Perú i Bolivia, i con este motivo el Ministro de Relaciones Esteriores interpeló al señor Lavalle acerca de este hecho, i éste le respondió sin vacilar «que no tenia conocimiento de tal pacto, que creia que no existia i que no habia podido ser aprobado por el Congreso peruano en el año de 1873, en que se decia ajustado, porque ese año no funcionó aquella rama del poder público, i que estaba completamente seguro de que en las lejislaturas posteriores no habia sido presentado, puesto que él formó parte de la comisión diplomática del Senado i los tratados se discutían reuniéndose en una sola asamblea ambas cámaras, i por último, que como a su arribo a Chile se le hablase de un pacto, habia pedido informaciones a su Gobierno, las cuales serian trasmitidas al de Chile tan pronto como llegasen a su poder. El mismo Ministro fué interrogado sobre los armamentos que hacia el Perú i el movimiento de sus tropas, i contestó que lo hacia sin ánimo de hostilidad contra Chile i con el objeto de resguardar sus fronteras i territorio que Bolivia habia violado hasta en sus conmociones interiores; que todos los estados de Europa, cuando existia la guerra entre dos naciones del continente, preparaban sus ejércitos i escuadras i que.estos actos no investían un carácter hostil. No siendo satisfactorias estas consideraciones, el Gobierno creyó mas conveniente pedir los esclarecimientos del caso al Gabinete de Lima por conducto de nuestro Ministro en aquella capital. Estando las cosas en este estado, el 14 de Marzo recibió el Gobierno de Chile un telegrama de su Ministro en el Perú en que le participaba que el representante boliviano acababa de notificar al Cuerpo Diplomático allí acreditado el estado de guerra entre Chile i Bolivia. Dado este antecedente, el Gobierno del Perú, no podia ya lejítimamente escusarse de asumir una actitud franca, i en consecuencia se encargó a nuestro Ministro en el mismo dia por telégrafo que pidiera la neutralidad inmediata. A la jestion de nuestro representante, respondió el Gabinete de Lima con evasivas que no nos era dado aceptar. Sin avanzar ningún concepto claro i definido, pretendía


CAPITULO CUARTO.

que se enviaran instrucciones al representaute peruano señor Lavalle para entenderse directamente con mi Gobierno sobre el particular. El mismo dia 22 de Marzo en que se nos comunicaba de Lima esta resolución, se reiteraba al Ministro chileno al encargo de insistir en que aquel Gobierno declarase inmediatamente su neutralidad i diese esplicaciones mas satisfactorias acerca del objeto de sus armamentos. Estimulado el Gobierno del Perú a pronunciarse sobre el particular, ha manifestado el... del presente, que no le es permitido declararse neutral, por cuanto se encuentra ligado a Bolivia por un pacto de alianza, cuyo estracto seria comunicado al Gobierno de Chile por el señor Lavalle, i agregaba que al Congreso convocado para el 24 de Abril le correspondería decidir acerca de la neutralidad o de la guerra contra Chile. En vista de esa declaración, reagravada con la circunstancia de haber consentido el Gobierno del Perú que pasasen por su territorio armas destinadas al Gobierno de Bolivia, no era posible abrigar dudas respecto de la actitud hostil que el Perú está dispuesto a asumir contra Chile. En una conferencia celebrada ayer, el representante del Perú dio lectura al Ministro de Relaciones Esteriores a una copia del tratado de alianza defensiva quédesele 1873 existia entre aquella República i Bolivia. Con tales antecedentes, el Gobierno ha tomado las medidas que exije el resguardo de los intereses i de la honra déla República, i solo aguarda para proceder que tengáis a bien aprobar el siguiente proyecto de lei, que de acuerdo con el Consejo de Estado someto a vuestra deliberación: Artículo único. Autorízase al Presidente de la Repúbli- , ca para declarar la guerra al Gobierno del Perú. -

A. P I N T O . — B . P R A T S . — A .

FIERRO.—J.

BLÉST GANA.

—JULIO ZEGERS.»

Su Señoría agregó que hacia tres o cuatro dias se habia recibido la siguiente nota del cónsul de .Chile en Arequipa e Islai: «.Arequipa, Marzo 16 de 1879. Señor Ministro: Con fecha 10 del presente han pasado por esta ciudad para la República de Bolivia, 1,500 rifles, llegando el 12 a Puno, donde han sido embarcados en uno de los vaporeaos que hacen la navegación del lago con destino a la Paz. Ningún detalle puedo dar a V. S. de la procedencia de este armamento, porque no me ha sido posible adquirir noticia alguna a este respecto, sin embargo de haber puesto en Moliendo nn encargado para que comunique todos los datos que pueda adquirir referente al asunto de la presente nota. Esta noticia no la he trasmitido antes por esperar la •confirmación de ella, lo que cumplo, una vez convencido de su efectividad. Tan pronto como reciba detalles del punto de donde ha salido el armamento, lo pondré en conocimiento de V. S. Dios guarde a V . S. BALTASAR CASTILLO. Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile."

El señor Ministro dio en seguida lectura a los siguientes telegramas cambiados con el señor Godoi en Lima, desde el 14 de Marzo último: «Señor Ministro de Relaciones Esteriores:—Lima, Marzo 14 de 1879.—Ministro boliviano en Lima dirijió circular al Cuerpo Diplomático anunciándole estado de guerra entre Chile i Bolivia. Ha pedido, sin lograrlo, que los Ministros ingles, francés, italiano i americano informen a sus gobiernos por telégrafo.—J. GODOI. Señor Ministro de Relaciones Esteriores:—Lima, Marzo 14 de 1879.—El objeto de lá circular del Ministro b o liviano es evitar salida de nuevos buques para Chile.— Gonoi. TOMO

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Señor Ministro de Chile en'Lima:—Santiago, Marzo 14 de 1879.—Vistos sus telegramas de hoi, pida neutralidad inmediata. Avise.—ALEJANDRO FIERRO.

Señor Ministro de Relaciones Esteriores:—Lima, Marzo 15 de 1879.—Recibo hoi su telegrama de ayer con orden de pedir inmediata neutralidad. Confirme contenido con la palabra «auténtico,» i esta tarde pasaré nota.—J. GODOI. Señor Ministro de Chile en Lima:—Santiago,

Marzo

17 de 1879.—«Auténtico.»—A. FIERRO.

Señor Ministro de Relaciones Esteriores:—Lima, Marzo 17 de 1879.—No he recibido contestación a telegrama indicando la palabra «auténtico,» pero hoi paso nota pidiendo declaración de neutralidad.—GODOI. Señor Ministro de Relaciones Esteriores:—Lima, Marzo 22 de 1879.—Recibido ayer tarde respuesta a mi nota j sobre declaración de neutralidad. Dice que se envían instrucciones a Lavalle, para entenderse sobre el particular con Gobierno de Chile. Reitero todas las indicaciones de mi telegrama «Nivel.»—GODOI. Señor Ministro chileno en Lima:—Santiago, Marzo 22 de 1879.—Hable con Presidente i Ministros. Pida esclarecimientos sobre el armamento i su objeto, i como garantía la declaración inmediata de neutralidad. Todo debe tratarse en Lima. Mande a Rivera o a otro a Iquique i Moliendo para inquirir si es cierto que Perú presta armas a Bolivia i tome datos sobre movimiento del ejército boliviano. No olvide instrucciones a Cónsules i comisionados especiales i cuántas plazas tiene hoi ejército. Actividad.— A. FIERRO.

Señor Ministro de Relaciones Esteriores:—Lima, Marzo 21 de 1879.—Este telegrama llamado «Nivel» se recibió el 22 tarde de la noche i no pudo descifrarse. Se pidió su repetición a Valparaíso i vino equivocado, hasta que fué necesario pedirlo a Lima i llegó en forma el 24 en la noche. Mi nota moderada pidiendo declaración de neutralidad será contestada hoi. Presidente me espuso anoche no poder decidirse: tener tratado alianza con Bolivia: convocar Congreso para decisión i encargar Lavalle de esplicarse con nuestro Gobierno. Encargo Lavalle es evasiva para ganar tiempo. Continúan aprestos bélicos i escitacion pública. Creo debo insistir en declaración inmediata neutralidad, no obteniéndola pedir pasaportes. Esjiero sus órdenes.—GODOI.

Señor Ministro chileno en Lima:—Santiago, Marzo 25 de 1879.—Solo anoche pudo descifrarse telegrama «Nivel.» Declaración neutralidad debe resolverse inmediatamente en Lima acompañada de suspensión de armamentos i de todo acto de carácter hostil. No aceptamos que este asunto se trate en Chile. Pida manifestación pacto secreto, inquiera si está aprobado por el Congreso i si el Gobierno se resuelve a abrogarlo inmediatamente i dar esplicaciones satisfactorias. Conferencie hoi con presidente i Ministros i contéstenos hoi i si no fuese posible mañana temprano—A. FIERRO. Señor Ministro de Relaciones Esteriores:—Lima, Marzo 27 de 1879.—Tuve ayer conferencias sucesivas con Presidente i Ministro de Relaciones Esteriores. Este Gobierno no declara neutralidad. Suspende armamentos: dice que armarse no es acto hostil; quiere que el Congreso convocado para el 24 de Abril, decida la paz o la guerra con Chile; se ha negado a manifestarme pacto secreto aun confidencialmente ; dice que una cláusula prohibe manifestarlo; está aprobado, ratificado i canjeado en toda forma; dice haber enviado a Lavalle un estracto; quiere Lavalle trate esto en Chile. Continúan aprestos bélicos. Ayer salió trasporte Limeña para Iquique llevando armamento, elementos de


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G U E R R A D E L PACIFICO.

fortificaciones i mas tropas que a su paso tomará en Pisco. Ganar tiempo para aumentar sus fuerzas es el propósito del momento.-—-GODOI. Señor Ministro chileno en Lima:—Santiago, Marzo 28 de 1879.—Prepare nota fundada pidiendo pasaportes i declarando que ese Gobierno ha asumido el carácter de belijerante desde que se negó a declararse neutral por tener un tratado de alianza con Bolivia, que así lo ha manifestado también por su actitud bélica i los auxilios de armas a Bolivia. V. S. pasará una nota cuando reciba un telegrama Proceda. Dispóngase V . S. para trasladarse al Ecuador.—A. FIERRO.

El señor Godoi ha acusado recibo de ese telegrama. Acto continuo S. S. espuso que el limes pasado se habia presentado el señor Lavalle para darle lectura del pacto secreto, del cual no quiso dejarle copia, pudiendo apenas hacer un estracto de él mientras dicho señor lo leia; que no obstante esto, creia que habia traducido fielmente, si no las palabras, al menos el espíritu de sus diversas disposiciones. El tenor de ese estracto dice asi: TRATADO DE ALIANZA DEFENSIVA.

Art. 1." Las repúblicas de Bolivia i el Perú ajustan un tratado de alianza defensiva para garantirse recíprocamente la soberanía e integridad de sus respectivos territorios contra cualesquiera otros Estados independientes. Art. 2." La alianza se hará efectiva respecto de los actos que ejecute una tercera potencia para apoderarse de una porción del territorio de alguna de las partes contratantes con ánimo de apropiarse su dominio. Respecto de actos dirijidos a someter a las partes contratantes a protectorados o encaminados a compelerlas a ceder una parte de su territorio i en todos aquellos que menoscaben su soberanía e independencia o que tiendan a variar o modificar su forma de Gobierno o sus leyes. Art. 3." Cada parte contratante tiene facultad para decidir por sí el casusfoederis. Art. i." Declarado el caso de guerra, la nación no agredida cortará sus relaciones políticas i comerciales con la nación agresora. Art. 5." Ambas partes contratantes nombrarán ministros plenipotenciarios para que resuelvan los subsidios i armamentos recíprocos. Art. 6." Siu embargo de lo dispuesto en el artículo que precede, las partes contratantes se obligan a suministrarse los auxilios de que puedan disponer antes de hacerse el arreglo previsto en dicho artículo. Art. 7." Declarado el casus foederis, la parte ofendida no podrá negociar sin el concurso de su aliada. Art. 8." Las partes contratantes se obligan: 1.° A emplear todos los medios conciliatorios para prevenir un rompimiento con una" tercera potencia o para terminarlo en caso de haberse ya producido, indicando el arbitraje como el medio mas eficaz para obtener ese resultado; i 2." A no conceder ni aceptar de otra potencia o Gobierno protectorado o superioridad que menoscabe su independencia, a no ceder parte de su territorio, salvo los casos de demarcación de límites, en los cuales podría hacerlo con conocimiento previo de la otra parte contratante. Art. 9." Las estipulaciones de este pacto no comprenden las conmociones i actos de política interior i solo se refieren a los actos de otra nación que hagan peligrar la independencia i soberanía de cualquiera de ellas. Art. 10. Las partes contratantes solicitarán conjunta i separadamente la adhesión de otras potencias americanas a este tratado de alianza defensiva. Art. 11. El presente tratado será canjeado en Lima o La Paz i quedará vijente veinte dias después del canje. Su duración es indefinida i cada parte tiene el derecho de darlo por terminado cuando lo estime conveniente. A este efecto, le hará saber su resolución a la otra parte i quedará cancelado cuarenta meses después.

Lima, Febrero 6 de 1873.—JUAN DE LA C. BENAVENTE. — J O S É D É L A R I V A AGÜERO.

Artículo adicional.—El presente tratado de alianza defensiva se conservará secreto mientras las partes contratantes no consideren necesaria su publicación.—BENAVENTE.—RIVA-AGUERO.»

Por último, Su Señoría terminó esponiendo que el 2 de junio do 1873 habia sido aprobado este pacto por la asamblea estraordinaria de Bolivia, i ratificado el 16 del mismo mes por don Adolfo Balliviau i don Mariano Baptista, i canjeadas las ratificaciones en el mismo dia entre los señores Baptista i Mariano de la Torre. Que el señor Lavalle habia espresado en conferencia de 31 de Marzo iiltimo que tenia encargo especial de su Gobierno para manifestar que el tratado era de alianza defensiva, jeneral, i no se habia negociado especialmente contra Chile, como lo manifestaba la fecha en que se celebró, en la que las relaciones entre Bolivia i Chile eran amistosas; que se habia reservado i no se habia indicado ni dado a conocer al Gobierno de Chile porque una de sus cláusulas lo prohibía terminantemente, i porque desempeñando el Perú la misión conciliatoria que le impone como deber el artículo 8.°, creyó que podia herir la susceptibilidad nacional de Chile, espresando que los buenos oficios del Perú obedecian, entre otros móviles, al de cumplir una de las obligaciones que le imponía el pacto de alianza. Que Su Señoría se habia limitado a esponer al señor Lavalle que daría •conocimiento del pacto i de sus declaraciones a S. E. el Presidente de la República i compañeros de gabinete. Con estos antecedentes, el señor Ministro pidió a la Cámara autorizase la declaratoria de guerra. Púsose, en consecuencia, en discusión jeneral i particular el proyecto acordado por la Camarade Diputados de queso ha dado cuenta. El señor Zañartu adujo algunas consideraciones para manifestar que de los antecedentes espuestos por el señor Ministro de Relaciones Esteriores, se dejaba ver claramente que desde años atrás se tramaba un complot por varios gobiernos en contra de la República. Que una vez descubierto, era llegado el momento de que Chile pusiera a raya las pretensiones de sus contrarios, debiendo contar el Gobierno con el apoyo mas decidido del pais ' para afrontar una guerra que, aunque llena de peligros, estaba llamada a cimentar su grandeza i prosperidad futuras. Que, por lo tanto, su voto seria favorable al proyecto en debate. El Señor Vice-Presidente, sin entrar a la cuestión de fondo, clirijió las siguientes preguntas al señor Ministro de Relaciones Esteriores: si creia necesario que en los momentos actuales era compatible con el decoro de Chile mantener relación con la legación del Perú. Con qué elementos contaba el Gobierno en la presente guerra. Si creia que las fuerzas combinadas de Bolivia i el Perú podrían ser contrarrestadas con las que existían en el litoral. Si no estimaba conveniente hacer salir desde luego todas las fuerzas disponibles;! finalmente, si se habia dado orden de comprar mas armamento del encargado últimamente. El señor Ministro de Relaciones Esteriores contestó: que una vez que el Senado se pronunciara sobre el proyecto en cuestión, mandaría sus pasaportes al señor Lavalle i pondría un telegrama al señor Godoi para que pidiera los suyos al Gobierno peruano. Que el ejército constaba en la actualidad de 7,000 hombres i se había ordenado que se elevara a 9,000. Que las fuerzas del litoral se habían aumentado considerablemente con el trasporte de muchos chilenos que residían en la costa del Perú, i que el número total no bajaría de 6,000 plazas. Que el señor Saavedra habia dicho, a su llegada, que todo estaba preparado para un ataque ; pero que esto no obstaría para hacer salir mas fuerza a los puertos del Norte con el fin de tenerlas listas para marchar al teatro de la guerra. I por tíltimo, que en cuanto a armamento existían trece mil fusiles Comblain i se había aumentado el encargo hecho a Europa hasta en cinco mil.


CAPITULO CUARTO. El señor Ibañez esposo que en el momento presente se creía en el deber de completar los informes leídos a la Cámara por el señor Ministro de Relaciones Esteriores. Que el pacto aludido tenia nn objeto mas estenso del que aparecía, i si Su Señoría no lo había revelado era porque creía que no estaba autorizado para hacerlo. Que el Gobierno arjentino había sido también-invitado para aprobar el tratado secreto existente entre el Perú i Bolivia, i que pasado al Congreso de esa nación, la Cámara de Diputados le había prestado su asentimiento, quedando no obstante sin efecto por haberle negado el Senado su acuerdo, mediante los esfuerzos hechos por el señor Rawson, miembro de este último. Que el Gobierno de Chile, en la imposibilidad de desbaratar esos fines proditorios, había encargado a Europa los buques blindados que, siendo los mas poderosos de la armada, estaban quizás destinados a decidir deda suerte del pais. Que, en consecuencia, apoyando las observaciones hechas por el señor Zañartu, su voto seria por la mas amplia aprobación del proyecto. El señor Suva preguntó qué noticia tenia el Gobierno acerca de la actitud que asumiría la República Arjentina. El señor Ministro de Relaciones Esteriores contestó que el señor Balmaceda, en un telegrama que le habia dirijido desde Buenos Aires, le comunicaba que el Gobierno arjentino se encontraba animado del mejor espíritu hacia la República i que el señor Móntesele Oca le habia asegurado que el pacto pendiente seria aprobado. El señor Montt preguntó si el estracto del tratado leido por el señor Ministro de Relaciones Esteriores estaba solo fundado en sus recuerdos o se habia levantado algún protocolo. El señor Ministro contestó que no se habia levantado acta sobre el particular, porepie el señor Lavalle se habia resistido tanto a ello como a permitir,que se sacase copia del tratado. El señor Montt espuso en seguida que la cuestión habia llegado a un punto tal, que no cabía discusión. Que la conducta del Gobierno peruano justificaba plenamente el procedimiento del Gobierno chileno, pues a mas ele ser aliado ele nuestros enemigos se presentaba como mediador amigable ocultando sus verdaderos designios. Que le asombraba, sin embargo, lo que se habia espnesto a la Cámara sobre el conocimiento de antiguo cpie se teuia de ese pacto, sin que el Gobierno hubiera dado paso alguno para conjurar con tiempo sus deplorables efectos. El señor Ibañez contestó las observaciones del señor Montt, manifestando que el Gobierno de epie Su Señoría formó parte no habia conocido oficialmente la existencia de ese pacto sino por referencias privadas; pero que sin embargo habia procedido a armarse, tomando así la vínica medida posible en presencia de. enemigos aleves. Que en la dificultad de encontrar aliados i sin los elementos necesarios para llevar la guerra a Bolivia, que habría traído consigo las hostilidades de tres naciones, se habia creido conveniente deshacerse de la cuestión pendiente con ella, celebrando el pacto epie ahora habia sido violado. Que, a su juicio, solo uua locura habia podido aconsejar a Bolivia el rompimiento con Chile, que debía ser su aliado a costa del Perú. Con este motivo Su Señoría hizo relación ele los servicios que el pais habia prestado-al Perú en la época de la Independencia, en tiempo de la Confederación Perú-boliviana, en la guerra con España en 18Ü4 i finalmente en la construcción ele sus ferrocarriles que habían costado la vida de millares de ciudadanos chilenos, impugnando en seguida la conducta observada por (isa nación que, si no negaba la realidad de esos servicios, aseguraba sin fundamento que habían sido debidamente remunerados. El señor Claro pidió en seguida la palabra para interpelar al señor Senador por Valdivia, a fin de que Su Señoría esplicase con alguna detención el modo i forma en que el Gobierno habia tenido conocimiento del pacto ele 1873. Ajuicio ele Su Señoría, la importancia de precisar todas las circunstancias que se relacionaban con este hecho era inmensa, pues no comprendía cómo habiendo

tenido desde hace cinco años el Gobierno datos mas o menos precisos relativamente a la celebración de aquel pacto, se hubiera perdido el tiempo i dejado al Perú en libertad para armarse, i que por último deseaba saber si en el Ministerio de Relaciones Esteriores obraban desde aquella época algunos antecedentes oficiales sobre el particular. M señor Ibañez observó que, aunque dudaba del derecho que pudiera tener otro señor Senador para interpelarlo, contestaría, sin embargo, en vista de la gravedad del asunto. Al efecto, espuso que el señor Godoi le comunicó desde Lima en 1873 que habia tenido conocimiento de que algo se tramaba entre Bolivia, el Perú i la República Arjentina en contra de Chile; que con este antecedente habia escrito al señor Blest Gana a Buenos Aires, quien le trasmitió las noticias privadas que habia podido recojer sobre el particular, pero sin comunicarle ningún dato oficial i auténtico que diese fuerza a los rumores que circulaban. Que solo posteriormente se habia sabido que aquel tratado habia sido aprobado por la Cámara ele Diputados ele la República Arjentina i rechazado en el Senado de dicha nación, sin que hasta hoi se hubiese tenido un conocimiento mas o menos cabal de sus cláusulas; que como las noticias trasmitidas entonces no autorizaban para hacer jestion alguna diplomática, el Gobierno, en previsión de cualquiera emerjeueia, procedió a armarse como el vínico medio de hacer frente a los manejos secretos de sus vecinos, i que esta medida era tanto mas autorizada cuanto si la cuestión pendiente con Bolivia estaba en via de arreglarse, la que se sostenía con la República Arjentina se complicaba cada elia mas. El señor Ministro ele Relaciones Esteriores espuso: que no había encontrado en el Ministerio ningún antecedente oficial referente a la existencia del pacto secreto; que solo el 11 del pasado el señor Vicíela le habia dicho que, a su salida de La Paz, algo habia oido sobre el particular, pero que el corto tiempo ele que pudo disponer antes de partir no le permitió adelantar mas en sus investigaciones. A propuesta del señor Varas, se acordó proceder a la votación del proyecto, reservando continuar en seguida la discusión del incidente. Votado el proyecto, resultó aprobado por unanimidad. Es del tenor siguiente: «Artículo vínico.—Autorízase al Presidente de la República para declarar la guerra al Gobierno del Perú.» Se suspendió la sesión. A segunda hora, el señor Montt manifestó que como talvez la alusión que habia hecho antes de suspenderse la sesión era la causa del incidente que ocupaba la atención de la Cámara, se veia en ed caso de precisar td sentido ele sus observaciones. Que en el curso del debate se habia dicho que el Gobierno tenia de tiempo atrás conocimiento del tratado secreto celebrado entre los Gobiernos del Peni i Bolivia, i que ese conocimiento lo habia inducido a aumentar la escuadra i a proveerse de los elementos necesarios para el caso ele nn rompimiento probable con aquellas naciones; pero que esto mismo probaba que aquel hecho no era un simple rumor, sino nn acontecimiento revestido de cierta autenticidad, que debió impulsar al Gobierno de Chile a dirijir las negociaciones diplomáticas en el sentido de obtener ele una manera fehaciente la certeza ele la existencia del tratado, paralizar sus efectos i procurar que volvieran a buen camino las naciones que lo habían ajustado; que el asombro que habia manifestado al ver que se habia descuidado aquella oportunidadad, no envolvía el propósito de hacer cargos en contra del Gabinete i sí solo sacar de ese hecho una lección provechosa para el porvenir i sentar un precedente que hiciese al Gobierno mas cauteloso i dilijente en lo sucesivo; qne dados los antecedentes que obraban en el Ministerio ele Relaciones Esteriores, era lójico esperar que el Gobierno se, hubiera empeñado en desbaratar la proyectada alianza entre el Perú, Bolivia i la República Arjentina, i que esa omisión le inspiraba un justo temor por las operaciones que mas tarde hubieran de realizarse; que si


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G U E R R A D E L PACIFICO.

temblaba por la suerte futura del pais, era porque notaba omisiones i deseaba que en lo sucesivo se procediese con mayor cautela; que lanzarse a una guerra sin saber con qué alianzas contaba el enemigo, no era tolerable, tratándose de la suerte de un pais; i por último, que al discurrir sobre estos hechos, su único objeto era llamar la atención hacia ellos i a la apreciación que en otra época pudo hacerse respecto de su alcance i significado. El señor Prats, Ministro de lo Interior, espuso: que reconociendo el patriotismo que dictaba las palabras del honorable Senador por Chiloé, no podia, sin embargo, aceptar el cargo de impremeditación i falta de celo que ellas envolvían. Que el Gobierno no había sido, a su juicio, tan vijilante i prudente como la gravedad de los acontecimientos lo exijia; que el Ministro de RelacionesEsteriores habia manifestado que, en vista de los rumores que circulaban sobre la existencia del tratado secreto entre Bolivia i el Perú, se habia hecho lo posible por descubrirlo; pero que toda investigación tendente a cerciorarse de él i de sus cláusulas se habia estrellado contra el silencio i el misterio que lo habia rodeado; que dados estos antecedentes, era verosímil dudar de la efectividad de aquel pacto; que, por otra parte, rotas las relaciones con Bolivia, arrojados los chilenos de su suelo, confiscadas sus propiedades, el conocimiento perfecto del tratado no habría retraído al pais de la declaración de guerra, porque era preciso recordar que, antes de ocupar el litoral del Norte, se habiau agotado todas las medidas de prudencia conciliables con su dignidad; que el cargo concreto i en apariencia aceptable de haberse recibido al Plenipotenciario peruano, quedaba desvanecido si se consideraba que era uno de los últimos esfuerzos que la nación hacía para evitar la guerra ^con el Perú, i por último, que teniendo en consideración los documentos que obraban ya en conocimiento del Senado, no podia aceptar el cargo de imprevisión, pues el Gobierno, creyendo desde el primer momento que la gnerra con el Perú seria inevitable, habia equipado la escuadra, aumentado el ejército hasta nueve mil hombres, procurádose armamentos, i hecho en fin todo lo que era posible con el objeto de prepararse para aquella emerjencia El señor Varas dijo que se hacia un deber en declarar a la Cámara que si hubiese tenido conocimiento del tratado secreto habría estado siempre por la gnerra, a pesar de ser ella una verdadera calamidad para Chile; pero que no era éste el verdadero punto de vista en que debia situarse la cuestión en debate, pues con los antecedentes que se tenia acerca de la existencia de aquel pacto, el Gobierno debió proceder de otra manera. Que si obraban en el Ministerio de Relaciones Esteriores datos,' aunque privados e imperfectos, acerca de aquél, debió llamarse al señor Blest Gana para pedirle esplicaciones mas detalladas, ya que su situación de rspresentante de Chile en la República Arjentiua lo habría colocado en el caso de poder obtener algunos datos a este respecto. Agregó que habia sabido por un señor Senador que el señor Walker Martínez, representante de Chile en Bolivia hacia pocos años, tenia también conocimiento de aquel tratado; que en el Ministerio de Relaciones Esteriores debia existir una nota pasada por el Ministro Plenipotenciario del Brasil en que dicho funcionario, llevado de las buenas relaciones de su Gobierno para con el de la República, le denunciaba también la existencia de aquel documento para que tomara las medidas que juzgase oportunas; que una persona que le merecía confianza le habia escrito hallándole de una carta dirijida por el Presidente Daza a uno de sus subalternos, i que habia sido interceptada por las autoridades nacionales en el litoral del Norte, en que hacia también una referencia esplícita al pacto secreto, i que no comprendía cómo, si las sospechas acerca de su existencia se vigorizaban, el Gobierno no habia procedido de otra manera i solicitado del Perú una declaración pronta i categórica de que mantendría la mas estricta neutralidad; que la situación de Chile le habría sido mui ventajosa si al mismo tiempo que ocupaba a Antofagasta i demas puntos del Norte, se hubiera dirijido al Perú, que es-

taba entonces completamente desarmado en el mar, i con un ejército de tierra incompleto; que a su juicio, todo esto importaba una imprevisión perjudicial a los intereses del pais, i que éste tendría ocasión de juzgar mas tarde, imponiendo al Gobierno la responsabilidad que pudiera caberle; i por fin, que al manifestar el desaliento que estos hechos llevaba a los espíritus, no le guiaba un projiósito político sino el sentimiento de su deber. El señor Ibañez .espuso que como entre los hechos traídos al debate por el honorable señor Varas habia uno que se referia a la época en que Su Señoría habia deseinpeñado la cartera de Relaciones Esteriores, se veía en el caso de hacer uso de la palabra para rectificarlo. Al efecto, declaró que era verdad que el Plenipotenciario brasilero se le habia acercado para leerle una nota de su Gobierno en la cual le insinuaba el deseo de estrechar mas las relaciones que lo ligaban al de Chile, pero que nada le habló del pacto secreto entre Bolivia, el Perú i la República Arjentina; que, refiriéndose a esta última nación, le habia manifestado la posibilidad de que buscase alianzas eu un probable rompimiento con Chile; que el conocimiento que el G o bierno habia tenido en aquella época de la existencia del tratado provenia de comunicaciones privadas e incompletas, que no lo autorizaban en manera alguna para suponer que él existia realmente. El señor Ministro de Hacienda observó que no creia justos los cargos que se habiau formulado contra el Gobierno, a propósito de la dirección de las negociaciones diplomáticas i de los preparativos para la defensa del pais, pues no era equitativo apreciar la conducta del Gabinete en tina época pasada a la luz de acontecimientos posteriores ignorados en el momento en que se obraba; que cuando el G o bierno de Chile ocupó el litoral del Norte lo hizo casi sorprendido, pues no esperaba ni debia esperar que el de Bolivia infrinjiese abiertamente un tratado solemne que, en último término, prescribía el sometimiento a arbitraje de toda cuestión a c|ne diese lugar. Que por ese motivo i por la circunstancia de estar Chile preocupado casi esclnsivamente de su situación económica interior, se encontraba con un ejército reducido a menos de 2,000 hombres, con una escuadra desarmada casi en su totalidad i con la guardia nacional licenciada; que sorprendido ¡ior la resolución tan injusta como inesperada del Gobierno de Bolivia, el de Chile creyó ver.en la osadía de aquel un indicio de que esa nación se sentía alentada o con ePauxilio seguro o mui probable de otra potencia; que esta idea había predominado desde los primeros momentos en los consejos de gobierno i determinado casi todos sus actos, como eran la organización rápida i resuelta que se habia dado al ejército i el armamento inmediato de toda la escuadra; que el rumor de la existencia de un tratado habia ayudado también a determinar esa resolución i preocupado vivamente la atención del Gobierno, como lo probaban las notas cambiadas con nuestra Legación en el Peni desde el 20 de Enero, es decir, antes de la ocupación del litoral, i la primera conferencia que el señor Ministro de Relaciones Esteriores habia tenido con el Plenipotenciario peruano de que tenia conocimiento el Senado i en la cual este diplomático habia declarado que no conocia la existencia del tratado; i que a pesar de eso, el Gobierno habia persistido en que el del Perú hiciera una declaración espresa i terminante respecto de su existencia. Que la actitud del Gobierno con relación a una guerra probable con esta rdtima nación habia sido materia de serias deliberaciones en elCousejo«de Estado, i que en el seno de esa corporación, hombres eminentes por su intelijeneia i sus servicios al pais, libres de toda sospecha por su patriotismo, aconsejaron al Gobierno que hiciese esfuerzos para evitar un rompimiento con el del Perú, que antes de avanzar ideas que pudieran provocar un conflicto con esa nación, tratase de mantenerla dentro de la neutralidad i evitase por su parte todo acto o palabra que pudiese precipitarlo a la guerra; que estos datos revelaban que el Gobierno no habia sido estraño desde el primer momento


CAPITULO

CUARTO.

a la existencia del tratado i que, preocupado mni seriamente de este punto, había hecho todo lo posible para esclarecerlo. Que a juicio del señor Ministro, la Cámara debia tener presente otro jénero de consideraciones para aceptar o rechazar los cargos que se habian formulado contra el Gobierno; que éste, en presencia délas dos opiniones capitales que dominaban sus consejos, habia procedido desde el primer día preocupado con la idea de qne tendríamos guerra con el Perú; que el aumento considerable del ejército, el armamento completo de la escuadra i la organización dada a la gnardia nacional, eran una prueba dé su aserto, pues siendo esos sacrificios innecesarios en un conflicto con Bolivia, solo podían esplicarse i justificarse en presencia de un conflicto inminente con el Perú. Su Señoría hizo todavía presente qne al formularse el cargo capital contra el Gobierno se confrontaba la situación del Peni en 14 de Febrero con la situación de Chile hoi dia i no la situación de ambos países el dia de la ocupación del Litoral; qne si era cierto que el Perú al verificarse la ocupación se encontraba desarmado, también lo era que Chile en ese momento no estaba absolutamente preparado para la guerra; que si durante los cuarenta i cinco dias trascurridos desde aqnel acto, el Perú no habia perdido su tiempo, Chile lo habia aprovechado en toda la estension de sus recursos para su defensa; que todos los jefes de la escuadra i los hombres mas importantes del ejército, entre los cuales se contaban algunos que habian figurado en las grandes acciones de la patria, eran de opinión qne tanto la escuadra como el ejército podrían batirse hoi siu desventaja con los enemigos de la Repúbica;i por fin, que si era fácil formular cargos después de verificados los acontecimientos, no lo era tomar resoluciones acertadas en medio de una situación oscura e indefinida. El señor Varas contestó las observaciones del señor Ministro de Hacienda, cspouiendo que realmente habia sido Su Señoría quien, en el seno del Consejo de Estado, habia emitido sus opiniones de que acababa de hacer mérito el señor Ministro; pero qne entonces no tenia conocimiento alguno de la existencia del pacto; que a haberlo tenido, otra habría sido su opinión; que por lo- que tocaba a la condición en que se encontraba Chile el 14 de Febrero último, no era del todo exacto que el país "estuviese completamente desarmado, pues tenia en pié de guerra los dos blindados i Idos de las corbetas, lo qne importaba una superioridad evidente sobre el Perú, cuya escuadra no podia en aquella época movilizarse. El señor Senador concluyó lamentando que el Gobierno no hubiera sabido con mas oportunidad la existencia del tratado, pues esta circunstancia habia creado una situaciou favorable al Perú; i agregó que sus jirecedentes observaciones estaban tan lejos de envolver un interés político, que se hacia un deber en reconocer que el Gobierno habia procedido cu los primeros momentos con la actividad i dilijencia que era posible desear. No habiendo otro señor Senador que hiciera uso de la palabra, se dio por terminado el incidente i se levantó la sesión, quedando en tabla el proyecto que autoriza a S. E. el Presidente de la República para nombrar los empleados administrativos que el servicio haga necesario en el territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24 de latitud Sur. — ALVARO

COVARRUBIAS. — FEDERICO

PUELMA,

Secretario.

XI

MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES.

Santiago, -Abril 3 de 1879. Por cuanto el Congreso Nacional ha dado su aprobación al siguiente PROYECTO DE LEÍ:

Art. l.° Se aprueba la resolución del tratado de 6 de Agosto de 1874 que existia con la República de Bolivia i la consiguiente ocupación del territorio que media entre los paralelos 23 i 24 de latitud Sur.

189

Art. 2.° El Congreso presta su aprobación para que el Presidente de la República declare la guerra al Gobierno de Bolivia. Art. 3.° Se autoriza al Presidente de la República; 1.° Para que aumente las fuerzas de mar i tierra hasta lo que creyere necesario; 2.° Para que de los fondos nacionales invierta por ahora hasta cuatro millones de pesos en los objetos a que se refiere esta lei, debiendo rendir la correspondiente cuenta de inversión en las épocas en que deben rendirse las cuentas jenerales de la administración pública; 3.° Para contratar empréstitos hasta la suma de cinco millones de pesos, pudiendo hipotecar a su pago las propiedades del Estado, o estipular otras garantías; 4.° Para que declare puertos mayores los que juzgue necesarios i provea a su servicio mientras no se dicte una lei que lo organice. Art. 4.° Se aprueba la inversión de caudales públicos decretada por el Presidente de la República para el aumento, la provisión i movilización de la escuadra nacional i de las fuerzas del ejército de tierra i para el servicio administrativo i aduanero de Autofagastai Mejillones, debiendo rendir la correspondiente cuenta. Art. o.° Las autorizaciones contenidas en el artículo 3.° durarán por el término de un año. I por cnanto, oido el Consejo de Estado, he tenido a bien aprobarlo i sancionarlo; por tanto, promulgúese i llévese a efecto como lei de la República. ANÍBAL PINTO.—Belisario Prats.—Alejandro Fierro. —Joaquín Blest Gana.—Julio Zegers.—Cometió Saavedra. DECLARATORIA DE GUERRA.

Santiago, Abril 5 de 1879. Señor Intendente: En virtud de la facultad que me confiere el número 18 del artículo 82 de la Constitución del Estado i la lei de 4 del presente, He acordado i decreto: El Gobierno de Chile declara la guerra al Gobierno del Perú. El Ministro de Relaciones Esteriores comunicará a las naciones amigas esta declaración, esponiendo los justos motivos déla guerra i el del Interior la hará llegar a noticia de los ciudadauos de la República mandándola publicar con la solemnidad debida. Dado en Santiago el dia 5 de Abril de 1879. A. PINTO.—B. Prats.—Alejandro Fierro.—O. Saavedra.—Blest Gama.—Julio Zegers. Santiago, Abril ó de 1879. Señor Intendente: En virtud de la facultad que me confiere el número 18 del artículo 82 de la Constitución del Estado i la lei de 3 del presente, He acorcbado i decreto: El Gobierno de Chile declara la g-uerra al Gobierno de Bolivia. El Ministro del Interior hará llegar esta declaración a noticia de los ciudadanos de la República, mandándola publicar con la solemnidad debida. Dado en Santiago el 5 de Abril de 1879. A. PINTO.—B. Prats.—Alejandro Fierro.—C. Saavedra.—J. Blest Gana.—Julio Zegers. BANDOS PROMULGADOS EN VALPARAÍSO.

((Eidojio Altamirano, Intendente i Comandante Jenerad de Armas déla. Provincia i Comandante Jeneralde Marina, etc., etc. Por cuanto el señor Ministro de lo Interior con fecha de hoi me dice lo siguiente: «En virtud de la facultad que me confiere el número 18 del artículo 82 de la Constitución del Estado i la lei de 3 del presente, he acordado i decreto:


G U E R R A D E L PACIFICO.

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El Gobierno de Chile declara la guerra al Gobierno de Solivia. E l Ministerio de lo Interior hará llegar esta declaración a noticia de los ciudadanos de la República mandándola publicar con la solemnidad debida. Dado en Santiago el dia cinco de abril de mil ochocien­ tos setenta i nueve—ANÍB AL PINTO.—Belisario Prats.— Alejandro F ierro.—Gomelio Saavedra.—Joaquín Blest Gana.—Julio Zegers­ъ Por tanto, i para que llegue a conocimiento de los habi­ tantes de esta provincia, publíquese por bando solemne a la 1.30 Р. M. de mañana en la forma que se indicará por decreto especial; comuniqúese' a los gobernadores de los departamentos de mi dependencia i dése a los diarios de es­ ta ciudad. Dado en la sala de despacho de la Intendencia a cinco dias de Abril de mil ochocientos setenta i nueve.—E. A L ­ TAMIEANO.—F. H. Rodríguez Cerda, secretario. Eulojio Altamirano, Intendente i Comandante Jen­eral de Armas déla Provincia i Comandante Jeneral de Marina,, etc, etc. Por cuanto el señor Ministro de lo Interior con fecha de hoi me dice lo siguiente: «En virtud de la facultad que me confiere el número 18 del artículo 82 de la Constitución del Estado i la lei de 4 del presente, he acordado i decreto: El Gobierno de Chile declaia la guerra al Gobierno del Perú. E" Ministro de Relaciones Estertores comunicará a las naciones amigas' esta declaración, esponiéudoles los justos motivos de la guerra; el de lo Interior la hará llegar a no­ ticia de los ciudadanos de la República mandándola publi­ car con la solemnidad debida. Dado en Santiago el dia cinco de Abril de mil ochocien­ tos setenta i nueve.—ANÍB AL PINTO.—Belisario Prats.— Alejo/adro F ierro.—Cornelio Saavedra.—Joaquín Blest Gana.—Julio Zegers.» Por tanto, i para que llegue a conocimiento de los habi­ tantes de esta provincia, publíquese por bando solemne a la 1.30 Р. M. de mañana en la forma que se indicará por decreto especial, comuniqúese a los gobernadores de los de­ partamentos de mi dependencia i dése a los diarios de la ciudad. Dado en la sala de despacho de la Intendencia a cinco dias de Abril de mil ochocientos setenta i nueve.—E. A L ­ TAMIRANO.—F. H. Rodríguez Cerda, secretario. CRÓNICA DE «EL MERCURIO».

Valparaíso,

Abril 7 de 1879.

El bando jeneral de declaratoria de guerra al Perú i Bolivia tuvo lugar ayer en medio del entusiasmo i gran movimiento que desde temprauo se notó en la población. En la plaza Francisco Echáurren se reunieron todas las compañías de bomberos, la fuerza de línea de que ha podi­ do disponerse, dos compañías de la guardia municipal al mando de su coronel Niño, i el batallón cívico Naval. Mandaba las fuerzas el coronel del cuerpo de injenieros don Francisco Gana. Como a la una i media empezó el desfile hacia la plaza de la Intendencia, que ya estaba ocupada por una gran cantidad déjente. Allí el señor Intendente Altamirano, situado en uno de los balcones del palacio, leyó el bando, rpie arrancó a la multitud un unáuime viva a Chile al ser pronunciadas las palabras de guerra al Perú i Bolivia. Terminada la lectura del bando en medio de las acla­ maciones del pueblo, el señor Altamirano pronunció un disenrso verdaderamente patriótico i bien meditado, que conmovió hondamente al pueblo. Era imponente el espectáculo que en esos momentos ofrecía la plaza, porque se habia convertido en nn templo por el silencio relijioso qne reinaba i la actitud reverente, llena de emoción, que se observaba en todos los ciudada­ nos i aun en los estranjeros que presenciaban el acto.

Pero a pesar del arrobamiento jeneral, de cuando en cuando era imposible prescindir de los aplausos i los vivas que salian de toda la plaza. El señor Altamirano estuvo patriótico sin incurrir abso­ lutamente en la fanfarronería que es el defecto de algunos discursos de la época, cuyos autores se dejan arrastrar de­ masiado por el entusiasmo. Se colocó no solo a la altura del mandatario, sino a la del chileno, i del chileno patriota que no se forma ilusiones i que por lo mismo sabe apre­ ciar la situación. ,. Mas abajo publicamos el discurso, que por cierto no tendrá el mérito que le encontramos nosotros i cuantos lo oyeron ele boca del elocuente orador. Después del discurso empezó el desfile de las tropas, de los bomberos i del pueblo hacia el Almendral, siendo leido el bando en todas las plazas de la población por el escri­ bano señor Escala. El acto ha tenido, pues, lugar con toda solemnidad, no­ tándose el entusiasmo con que el pueblo haacojido la san­ ción de la declaratoria de guerra de las dos Repúblicas aliadas por un pacto secreto e infame. DISCURSO DEL SEÑOR ALTAMIRANO.

.

«Hemos llegado a la gran fecha de nuestra historia con­ temporánea. Hoi se inicia nn período que puede ser para nosotros de grandeza i de gloria, de merecido prestijio en América, o bien de abatimiento i decadencia. Abandonamos a pesar nuestro los trabajos de la paz para empuñar la espada de los combates. La pérfida con­ ducta de dos Gobiernos que creíamos amigos, hermanos, aliados, i que eran de antiguo constantes enemigos de nuestro pais, nos arrastra a esta dolorosa estremidad. América sabe i no olvidará lo que hemos hecho por con­ servar la jiaz i jior hacer cordiales nuestras relaciones con Bolivia i el Perú. Hubo un dia en que el Perú vio amenazada la integri­ dad de su territorio por poderoso enemigo. Chile estaba desarmado, pero esta consideración no le detuvo e hizo suya la causa del hermano. Aun podéis ver incrustadas en este edificio las balas que recuerdan nuestro sacrificio. ¿I sabéis cómo nos ha pagado el Perú nuestra conducta en aquel solemne momento de su historia? Ha corrido la América i golpeado a la puerta de todas las cancillerías en solicitud de adhesiones para nn pacto de odio i de ester­ minio a Chile. ¡ A las armas! i castiguemos tanta perfidia i tanta ingra­ titud. Pero tened presente que la empresa es ardua, que la victoria está lejos i cpie para llegar hasta su trono glorioso es preciso haber depositado abundantes ofrendas en el al­ tar de la patria. Corred a llevar esas ofrendas, corred a los cuarteles í llenad los claros que aun existen en nuestras filas. Pero sobre todo, pongamos término a nuestras disensio­ nes domésticas. . Pensad cpie si en política hai i deben haber muchos ideales, el ideal de la patria es solo uno i para todos el mismo. Unámonos en torno de nuestro glorioso pabellón, jure­ mos no retroceder ante ningún sacrificio por mantenerlo sin mancha i respetado. Cuando la fatiga os rinda, cuando las gabelas que trae necesariamente la guerra os parezcan pesadas i os venga la idea de resistirlas, pensad en la patria humillada, escarnecida, vencida, i ante esa visión recobrareis toda vuestra enerjía i toda vuesta virtud. No olvidéis, os lo repito. Damos principio a una guerra mas grande que la de nuestra independencia. Jugamos nuestro porvenir i nues­ tro puesto en los consejos de América. ¡Arriba entonces! No mas discursos, no mas meetings, no mas reuniones nocturnas para hacer el gasto de un fácil patriotismo. ¡A los cuarteles!.


CAPITULO CUARTO. Que Valparaíso prepare a sus mejores hijos i los envié a representar su patriotismo i su entereza en los campos de batalla; que entre provincia i provincia se establezca la santa emulación del sacrificio por la patria. Qneda declarada la guerra a los gobiernos de Bolivia i el Perú. ¡A las armas! entonces, i a la victoria o a la muerte al grito de: «¡Viva Chile!» Santiago, Abril 6. GRAN

MEETING

PATRIÓTICO.

Jamas hemos asistido a un meeting mas. entusiasta i mas espléndido que el celebrado hoi por la juventud en el circo de la calle del Dieziocho, i nunca habíamos visto palpitar mas fuerte i patrióticamente el corazón de la capital que en estos dias i en la solemne reunión de hoi. Encerraba el circo mas de seis mil personas de la flor de la juventud i déla sociedad'de Santiago. Por jeneral aclamación, i a indicación del promotor del meeting don W. Rodríguez, presidió el digno Senador don Adolfo Ibañez, i entre los asistentes al palco de la tribuna notamos al señor jeneral don José Antonio Villagran i al coronel i comandante del rejimiento 4.° de linea don Domingo Amunátegni. Los oradores i el meeting correspondieron a la solemnidad de las presentes circunstancias. Probaremos a dar siquiera una pálida idea de los elocuentes discursos i de algunos de los bellos arranques de patriotismo, aplaudidos frenéticamente por el inmenso concurso, que se hicieron oir en este soberbio meeting. Don Adolfo Ibañez recordó los grandes servicios prestados i los valiosísimos sacrificios de sangre i de dinero hechos por Chile por la independencia, libertad i prosperidad del Peni, de esa nación que ahora nos los paga con la mas negra ingratitud i la mas execrable felonía. Entre esos servicios de inmensa valia hizo notar el orador los padecimientos, los sacrificios de vida i de sangre que costaron a millares de chilenos los ferrocarriles en qne hoi el Perú transporta las armas i recursos bélicos que debían herir a su protectora i jenerosa hermana de ayer, la República de Chile. Manifestó su confianza en el valor chileno, que es el mismo ahora qne el que en 1818 libertó a Chile del león de Iberia i el mismo que cosechará gloria inmortal en la contienda contra dos naciones coaligadas por la codicia, la envidia i el odio. Don Manuel Antonio Orrego pronunció una bella composición en verso, de la qne tomamos las siguientes estrofas: Guerra anuncia la trompa guerrera; Guerra, guerra os anuncia el cañón: De la patria la hermosa bandera Ya tremola en el campo de honor. ¡A las armas corred, ciudadanos; A las armas! ¡oh pueblo viril! No es chileno, no es nuestro hermano Todo aquel que no cargue un fusil. Si hoi la patria en peligro se halla, Conjurar tal peligro es deber: ¡A las armas! Formad en batalla I a la guerra, a morir o vencer. Guerra, guerra es el grito del fuerte Que no teme en el campo morir. El chileno no teme a la muerte, Solo sabe vencer en la lid. Olvidando el Perú la victoria Que sobre él Chile obtuvo en Yuugai, Hoi le ofrece en la guerra otras glorias: ¿A la guerra a alcanzarlas no vais?... ¡A la guerra marchad, denodados! Del chileno es herencia el valor; A la guerra, valientes soldados, Que morir por la patria es honor!! El aleve, llamándose hermano I finjiéndose amigo leal, ¡Miserable!... nos daba una mano

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Icón otra ocultaba el puñal!... De su fuerza orgulloso hace alarde, Mas su pecho no encierra el valor: ¡Arrancad el puñal al cobarde, Castigad cual merece al traidor! Si en un tiempo al cobarde supimos En el campo de honor- humillar I doblar la rodilla le hicimos, ¿Podrá hoi nuestro orgullo domar?... ¡Nunca! ¡nunca! ¡jamas! pues sabremos Como bravos pelear i vencer, I a los pies de la nuestra veremos La bandera peruana caer. Saludemos la enseña gloriosa Que en los campos flameó de Maipú, I a pasearla marchad, victoriosa De uno a otro confín del Perú. En tus aras, oh! patria querida, Hoi juramos pelear con ardor I rendir cien mil veces la vida, Defendiendo tu gloria i tu honor. Guerra, guerra es el grito del fuerte Que no teme en el campo morir: El chileno no teme a la muerte, Solo sabe vencer en la lid. Don Francisco de P. Pleiteado dijo, entre otras cosas, lo siguiente:—«Un pueblo que se llama el señor del Pacífico, el equilibrista americano, no puede permitir jamas, sin mengua suya, que bajo su imperio se consume el atentado mas inicuo que recuerdan los anales de su flamante americanismo. La ambición lo ciega i no ve que el papel que representa a la faz del mundo es el del bandido que cambia su poncho por la levita para asaltar mejor a su víctima. Su orgullo se siente herido mortalmente al ver que cada dia se aleja mas su dorado ensueño de preponderancia. El pueblo de Caines se irrita al ver el bienestar i engrandecimiento de sus hermanos de Chile i desaforado busca por donde quiera la quijada del asno. El pueblo de coquetones cree qne el tiempo ha hecho dejenerar a los vencedores de Yungai, Buin i Matncana, i cree qne el valor ha dejado de ser el alimento forzado de nuestros corazones, i que solo necesita para vencernos de sus muecas i borneos de ojos. Pues bien: probemos a los caballeritos de Lima que podemos alcanzar hasta ellos i empolvarles sus almibarados rostros con la tierra que levanten nuestras balas. La guerra está declarada. Es necesario combatir con la confederación perú-boliviana, sin dejar por eso de dar una mirada al gato montes que raje desde las riberas del Plata. El libro de oro de la inmortalidad está abierto para inscribir eu él a los que combatan con denuedo en defensa del honor i gloria de Chile. ¿No recordáis a O'Higgins, el héroe de Rancagua i Chacabuco, herido en la aciaga noche del 19 de Marzo? ¿No recordáis al esforzado Ibieta que espiró acribillado de heridas antes que abandonar nuestra bandera que con efusión estrechaba entre sus brazos? Ha llegado la hora de manifestar la pujanza de vuestro brazo, compatriotas; ha llegado la hora de probar a nuestros rastreros enemigos qne jamas se ofende a un pneblo digno sin que el castigo siga a su alevosía. La victoria os espera. ¡Marchad! Si rendís la vida allá en lejanas playas, tened seguro que no faltará quien, imitando el epitafio de los héroes de las Termopilas, escriba sobre vuestras tumbas:—«Pasajeros, id i decid a nuestro Chile que hemos muerto por defender su dignidad, su honor i su gloria.» Don Vicente Talayera Luco pronunció un discurso que fué interrumpido muchas veces por los aplausos del inmenso auditorio, como los oradores que le habían precedido. «Perú i Bolivia, dijo, avergonzadas por nuestra prosperidad i- envidiosas de que Chile sea la única nación americana que cuenta con verdaderas glorias marítimas,


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GUERRA DEL

lian dicho:—«No mas-preponderancia en el Pacifico.»— ¡Error! Chile, después del combate, como el gladiador .romano, se levantará mas fuerte. ¡Ciudadanos! Id a ejercitaros en el manejo de las armas, para que cuando estéis en el campo de la guerra, sepáis decir al enemigo, con el fusil i la bayoneta, cómo se defienden hombres libres i de trabajo contra masas corrompidas por los ocios, la malicie i las dictaduras!... Oid loque nos hablan nuestros héroes inmortalizados por la gratitud i la justicia. Descendientes de Chacabnco, Maipú i Rancagua, venid a retemplar vuestras espadas en las piedras que sirven de monumentos a los padres de Chile.» Usaron también de la palabra don Wenceslao Rodriguez Leon, presidente de la sociedad de bibliotecas populares; don Ramon Moreira, que tuvo rasgos mui felices de patriotismo i de injenio; don Rafael Egaña, que entre otros arranques oportunos trajo a la memoria la estrofa de nuestro himno sobre la bandera tricolor, bandera de victoria, etc.; don JerardoBarrios; don AdolfoIbañez, que recordó que a don Federico Errázuriz se debia la adquisición de los blindados Cochrane i Blanco Encalada. El señor Orrego, M. A., hizo presente que habia un hombre que se habia hecho indigno de figurar en nuestro escalafón militar. Era el Presidente del Perú, don Mariano Ignacio Prado, cuyo nombre debiamos pedir que se borrara de la lista de los militares chilenos. El público acojió esta proposición con truenos de aplausos. El señor Ibañez leyó i el público aprobó con entusiasmo la siguiente resolución que debia ser leida inmediatamente a S. E. el Presidente de la República:

PACIFICO

da, resonaron estrepitosos i unánimes los vivas a Chile, al Presidente de la República i al contra-almirante Williams Rebolledo, quien fué también muchas veces recordado con patriótica simpatía en el meeting.

XII TELEGRAMAS

El PERUANO publica en su edición de ayer los siguientes, de los cuales algunos eran desconocidos del público: Lima, Abril 2 de 1879. (11 A. M.) • Señor Lavable: Recibido oficio 21.—Señor Santa María será bien recibido. Acaso su misión asegure la paz.—Nuestros aprestos son solo preventivos i no agresivos.—Notician que Chile declara guerra al Perú.—Si esto es cierto, vea si conviene hacer uso de este telegrama. IRIGOYEN. A S. E. EL PRESIDENTE.

Lima. Valparaiso,

El pueblo de Santiago, reunido en meeting, ha acordado lo siguiente: 1.° Dar uu voto de aplauso al Supremo Gobierno por la conducta enérjica observada con Bolivia i el Perú. 2.° Darlo igualmente a los valientes de Calama por su denuedo. 3.° Recibir lo mas pomposamente posible al valiente defensor de la causa chilena eu el Perú, don Rafael Vial. 4.° Enviar un voto de aliento a la escuadra chilena,i a los ejércitos que se preparan a defender la patria. 5. Nombrar a los siguientes comisionados para poner en manos de S. E. el Presidente de la República las anteriores conclusiones: Arteaga, Justo; Blanco Viel, Ventura; Barrios J., Jerardo; Egaña, Rafael; Errazúriz, Isidoro; Ibañez, Adolfo; Moreira, Ramon; Orrego, Manuel A . ; Pleiteado, Francisco de Paula; Rodríguez, Zorobabel; Rodriguez Leon, Wenceslao; Sanchez, Liborio; Escuti Orrego; Millan, Santiago Donato. G.° Borrar del escalafón militar al jeneral don Mariano Ignacio Prado.» Al retirarse la concurrencia, después de haber entonado de pié el himno nacional i de hacer ruidosas demostraciones de entusiasmo, se encaminó en dirección al Palacio de la Moneda, precedida de una banda de música que durante el meeting no habia cesado de tocar el himno nacional, el de Yungai i otras piezas. La comisión entre a palacio, i habiendo leido a S. E. la, resolución del meeting, el Presidente de la República contestó que agradecía como chileno aquella manifestación patriótica, que ella era uu augurio de victoria para nuestro ejército i nuestra escuadra, i que mientras él fuera el primer majistrado de la nación, podía la capital, émula de las demás provincias por su acendrado patriotismo, estar segara de que no quedaría satisfecho sino hasta haber, vengado a Chile de los agravios que se le habían inferido i hasta levantar nuestro pabellón tricolor a una altura de la cual jamas la envidia podrá moverlo. Al anunciar el señor Ibañez esta contestación de S. E. el Presidente desde los balcones del Palacio de la Moneda al inmenso concurso que llenaba la Plazuela de la Mone-

2 de Abril.

(1.57 P. M.) El Consejo de Estado autoriza al Gobierno para declararnos la guerra. LAVALLE.

Lima, Abril 2 de 1879. ( 6 de la tarde.)

(.(Santiago, Abril 6 de 1879. Excelentísimo señor:

OFICIALES.

SEÑOR MINISTRO PERUANO LAVALLE

Valparaiso. Acabo de recibir su telegrama. Reitero mi anterior, dejando a su discreción retiro de Legaciones i Consulados. IRIGOYEN. A S. E. EL PRESIDENTE.

Lima. Valparaiso, (11.8 A. M.) Se va a declarar la guerra el 4.

o de

Abril.

LAVALLE.

0,

MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES.

Lima, Abril 3 de 1879. (A la 1 P. M. Retírense en el acto decorosamente. "IRIGOYEN. A

S.

E. EL PRESIDENTE,

Lima. Valparaíso, 3 de Abril. (5.42 P . M.) Recibido el 4 de Abril. Relaciones oficiales rotas.—Hoi Perú considerado como belijerante.—Pasaporte recibido.—Salgo mañana.—LAVALLE.

XIII Gran meeting en Lima. Grandiosa e imponente ha sido la reunión que ha celebrado hoi el pueblo de Lima. Mas de diez mil ciudadanos han concurrido a ella; no es posible pintar el entusiasmo i ardimiento que los dominaba. Se pronunciaron notables i elocuentísimos discursos, sobresaliendo en todos ellos la verdad i el razonamiento, sin ese ridículo ropaje patriotero i chillón que estilan los oradores del Mapocho.


CAPITULO CUARTO. Algunos de esos discursos fueron improvisados, tal como el que pronunció el señor Casos, que fué una verdadera conferencia histórica de la política incidiosa que ha observado Chile respecto de los demás pueblos sud-americanos. Recordando los hechos lejendarios de nuestra independencia, el orador hizo una breve pero elocuente narración de los beneficios que la República Arjentina habia rendido a la patria de los reivindicadores, i el pago que éstos habían dado a su abnegación i sacrificios. Parangonó en seguida esos procedimientos respecto del Perú, e hizo importanteswevelaciones s< bre los desleales i traidores manejos de la cancillería chilena en época en que nos protestaba fraternidad i americanismo. El señor Casos tuvo momentos felicísimos en que arrebató de entusiasmo a sns oyentes. El antiguo tribuno de nuestras asambleas conserva toda la inspiración i brillante elocuencia de sus mejores años. En los instantes en que iba a dar principio el meeting, se presentó la colonia colombiana, trayendo a su cabeza la gloriosa insignia de su patria, a la que acompañaba desde lo mas humilde hasta lo mas selecto que tiene aquella. A nombre de esa laboriosa e intelijente colonia, con cuyo jeneroso apoyo cuenta siempre el Perú en sus momentos difíciles, habló el señor Pinillos. Sentimos no haber ipodido obtener su discurso, que fué uno de los mas notables entre todos los que tuvimos el placer de escuchar. Hé aquí ahora los nombres de los señores que tomaron la palabia: Lizardo Montero. Alejandro Arenas. Lorenzo García. Cesáreo Chacaltana. Ricardo Espiell. Fernando Casos. Delgado, teniente 2.° de marina. A. Villaran, en verso. José Alvarado, en verso. I algunos otros señores.—En la plaza. Dr. Dulanto. Chalcaltana, A. Castro, C. Pereira i otros. La concurrencia era tan inmensa i se hallaba tan repartida, que sucedía que dos o tres oradores hablaban a la vez en distintos puntos de la plaza, de manera que no hemos podido tomar nota exacta de todos los ciudadanos que hicieron uso de la palabra. Terminados los discursos en la plaza, gran parte de la concurrencia se dirijió al monumento del 2 de Mayo, los restantes a la plaza de Bolívar. Damos a continuación algunos de los discursos pronunciados. El de"seo de dar cuanto antes a luz nuestro número, nos obliga a reservar para mañana todas las consideraciones a que se presta la importante i patriótica reunión que se ha verificado hoi. El señor alcalde del honorable Concejo provincial, contra-almirante don Lizardo Montero, dijo: Conciudadanos: El Concejo provincial qne tengo la honra de presidir,os aguardaba, i os contempla orgulloso, de vuestro patriotismo. Este meeting asegura los triunfos de mañana, no es la reunión de muchedumbres tumultuosas a quienes devora la sed de sangre: es la solemne i grandiosa asamblea de los hijos de esta patria que supo siempre hermanar su indomable valor i la santidad de la justicia. Conciudadanos: Como alcalde provincial de Lima, os doi la bienvenida a esta reunión; como soldado os pido este mismo ardimiento, esta misma decisión para esclamar hoi i siempre: ¿viva el Perú! ; ¡A las armas i al combate! Hasta el dia de la victoria! TOMO

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Conclusiones aprobadas en el meeting de hoi. EL PUEBLO DE L I K A ,

Considerando: 1.° Qne los actos practicados por el Gobierno chileno, • desde la.violenta ocupación del litoral boliviano hasta la declaratoria de guerra al Peni, importan una amenaza a la soberanía i a los mas sagrados intereses nacionales; 2." Que en los momentos actuales es necesario rodear al Gobierno, sin distinción de colores políticos, i robustecer su autoridad, para defender con eficacia la honra i los intereses nacionales; Resuelve: 1.° Protestar en nombre de lajusticia, de la civilización i de la confraternidad americana, de los procedimientos con que el Gobierno de Chile viola sistemáticamente estos tres principios sagrados; 2.° Declarar que comprende i está resuelto a cumplir, sin restricción de ninguna especie, los deberes que el patriotismo i la situación le imponen; 3.° Poner estas declaraciones en conocimiento del Supremo Gobierno, para qne sepa que puede contar con el patriótico concurso del pueblo de Lima, ya se trate de las personas o de sus bienes. DISCURSO PRONUNCIADO POR EL DOCTOR DON ALEJANDRO ARENAS.

Señores: El Concejo departamental me ha honrado con la comisión de hablar en su nombre al pueblo de Lima en esta solemne manifestación. Difícil es cumplir satisfactoriamente ese encargo, no solo por la importancia de la corporación de que procede, sino también por su propia naturaleza. ¿Qué puede decirse que no sientan i comprendan los peruanos a quienes me dirijo? Cómo excitar mas el patriotismo de un pueblo valiente i jeneroso i que se ve amenazado por una guerra de esterminio? Con qué palabras podría manifestar los sentimientos que me dominan en este momento, que son los de todos los que me oyen? Cómo podré significar la indignación que siente todo peruano^por las provocaciones insolentes de la prensa i del pueblo de Chile; por los ultrajes hechos en Valparaíso i Antofagasta al glorioso símbolo de. nuestra soberanía? ¿Cómo interpretaré fielmente el deseo universal de vengar ofensas i la firme resolución de hacer la guerra hasta sus líltimos límites? No puedo proponerme el alentar el patriotismo, ni excitar el entusiasmo, cuando ambos han llegado a su mas alto grado. Debo solo recordar hechos que revelan lo que exijen la seguridad i el porvenir del Perú. Esta guerra insensata de parte de nuestros enemigos, tiene por oríjen el odio i mezquinos intereses de los que siempre ha abrigado Chile i que ahora esplotan en su provecho los negociantes que dirijen los destinos de ese pueblo. Antes que combatir i que vencer, procederá a atacar pueblos indefensos. El fin que se persigue es el aniquilamiento de nuestro poder en la América i de nuestras riqnezas, para satisfacer el deseo de adquirir de un pueblo escepcional por su egoismo i de un Gobierno mercantil. El Perú, siguiendo su política tradicional, combatirá hoi como siempre por los derechos i los intereses de la América, derramará la sangre de sus hijos, gastará sus riquezas i agotará sns elementos en defensa de la integridad de Bolivia, de la de los demás Estados hispano-americanos. Chile, a su vez, sigue también su política tradicional, se apodera del litoral indefenso de una república vecina i sostiene el mismo principio que invocó la España en 1864. Hé aquí la verdadera situación del Perú i la de Chile. Ella nos indica lo que debemos hacer i lo que tenemos que esperar. Unir nuestros esfuerzos en defensa de la patria ultrajada i amenazada, contribuir a su defensa con nuestras personas i recursos pecuniarios, olvidar en lo absoluto nuestros resentimientos i querellas políticas. Hé aquí lo que la patria exije, lo que el deber impone i lo que el sentimiento nacional facilita en los dias de prueba.


GUERRA DEL PACIFICO.

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Tengamos fe en el valor de nuestra marina i de nnestro ejército, en el patriotismo de nuestro pueblo, i en que combatimos al presente por el mismo principio qne el 2 de Mayo de 1866. La victoria será nuestra, porque ella acompaña siempre al valor sereno, al entusiasmo tranquilo, a los pueblos que tienen conciencia del derecho que defienden i que obran inspirados por el mas puro patriotismo. EL SEÑOR CHACALTANA

(CESÁREO.)

Ciudadanos: Hace cincuenta i ocho años que en este sagrado recinto i en torno de la bandera patria, juraban nuestros libertadores hacer todo jénero de sacrificios para llevar a cabo i sostener en toda época la independencia i el honor peruano. Fieles a ese sagrado juramento, volvemos hoi a reunirnos para aceptar, con la resolución del mártir i el jeneroso desprendimiento del patriota, la loca provocación que nos hace Chile: ese pais que, después de haber inundado de aventureros al resto de la América, se lanza ella misma en el torbellino de una política de aventuras. Hace mes i medio que, agazapándose en las costas de Atacama, como el tigre que espia su presa, acechaba el momento en que mas desprevenida estuviese Bolivia para acometer el salteo que deslealmente consumó el 14 de Febrero. Nuestro corazón americano se sublevó ante ese ultraje sangriento hecho a la moral, a la civilización i al derecho. De nuestros labios brotaron palabras de ardorosa simpatía en favor de una hermana indefensa cuyo suelo habia sido impíamente profanado. Chile, que durante treinta años habia trabajado secretamente contra nuestro pais, creyó llegado el momento de llevar a cabo sus inconcebibles planes de desmembración ; planes inspirados por la codicia, alentados por el desden que siempre nos han inspirado sus baladronadas i puestos en planta por una escuadra que en el rio Santa Cruz no pudo hacer trente a dos cañoneras i un blindado. Estos son, en resiinien, los móviles i el significado de la declaratoria de guerra que Chile nos ha hecho. ¿Hai en ello algo de estraordiuario o de imprevisto? No, señores. Chile ha sido en toda época el gran traidor de la América i el mas insigne conspirador contra la estabilidad de los •gobiernos regularmente establecidos en los Estados limítrofes o vecinos. Cuando la República Arjentina estaba comprometida en una guerra estranjera, Chile lanzó contra ella al conspirador Yarela, dándole armas, pertrechos i buques. ¿Por qué hacia eso? Para levantar en ese suelo jeneroso un Gobierno que, como el de Melgarejo en Bolivia, recompesara sus esfuerzos obsequiándole un pedazo de territorio, el estrecho de Magallanes quizás. Mas o méuos, en la misma época, incitaba .Chile al Ecuador a que buscase querellas al Perú. En 1872 esa nación ofreció a Quintín Quevedo dinero i elementos de. guerra para derrocar al Gobierno de Bolivia, exijiéndole como en recompensa la cesión hasta'el Loa del litoral boliviano, i garantizándole su concurso para arrancarle al Perú una parte de su costa. Hoi cpie todos estos hechos se van aclarando ante el gran tribunal de la conciencia americana, es necesario que sepa el mundo libre que si la infortunada Cubaba sucumbido después de heroicos esfuerzos, quedando atada al carro triunfal de la España, Chile tiene una gran responsabilidad por tan desgraciado resultado. Cuando el Gobierno del Perú reconoció la independencia de Cuba, habia obtenido promesa formal del representante chileno de ayndarlo en sus esfuerzos para conseguir la libertad de la heroica Antilla. Es del dominio del mundo, incluso de la España, que nuestro pais estaba resuelto a apoyar ccn dinero i elementos de guerra a Cuba. Llegado el momento de enviarlos, se preguntó a Chile cuál era el concurso que ofrecía.

¡Contestó que daria su influencia diplomáitca! Si aquello no fué una burla digna del mas alto desprecio, reveló que en ese pais el mercantilismo i la codicia habían borrado hasta las huellas de todo sentimiento jeneroso. ¿Por qué, pues, nos hemos de admirar de la serie de escándalos qne Chile está dando al mundo? Su declaratoria de guerra a nuestro pais es un designio de la Providencia, que sin duda quiere dar al Perú la noble i altísima misión de hacer desaparecer de las aguas del Pacífico esa bandera manchada por tanto crimen. Cada vez que nuestros buques han surcado el océano para purgar los mares de esos piratas disfrazados de guerreros, el triunfo i la gloria han coronado los esfuerzos de nuestros valientes marinos. Hoi, como siempre, o triunfarán o se hundirán. Ellos forman la vanguardia de un pueblo que ha aceptado la guerra para sepultar en la ignominia a esa nación, lanzada en medio de la América como un castigo; de esa nación que si cousiguió, con.la grandiosa ayuda del arjentino romper las cadenas de una esclavitud de trescientos años, no ha podido aun desviar el látigo infamante qne sobre las espaldas de su pueblo tiene suspendida la justicia. Esos mares que representan las lágrimas de todas las jeneraciones que vivieron bajo el yugo de los conquistadores, seráu una vez mas testigos mndos de los sacrificios i de las glorias del Perú. Mientras ellos se consnman, protestemos contra la conducta de Chile con la nobleza que corresponde a un pueblo que durante medio siglo ha servido de invencible baluarte a la libertad americana! EL SEÑOR DE. D. R. M. ESPIELL.

Conciudadanos: La solemnidad de esta grandiosa manifestación anuncia al mundo, con la poderosa voz de un pueblo entero, i le acredita con la eficaz elocuencia de los hechos, que hemos recojido el guante de guerra que, en mala hora para él, injusto retador nos arrojara. El Perú está de pié. ¡Un solo espíritu lo anima! Sereno, firme i altivo i, con la conciencia de su derecho, cumple ya entusiasta su deber. Nuestro sincero anhelo por la tranquilidad de la América ha sido interpretado como impulso de amor a mezquinos intereses; nuestra fraternal i caballerosa intervención, como medida de intrigante falaz, i estimada ha sido nuestra prudente conducta como encubridora de un ánimo cobarde. Pero ya nos ven armados i nos tienen a su frente; un instante nos ha bastado para lanzarnos a la lid, i cual Lima se presenta hoi ocupando su puesto, al frente de la República, así toda ésta ofrecerá a su audaz contraria miles de ¡lechos que reciban sus golpes, miles de brazos que airados se los devuelvan i supremos recursos que sostengan la lucha. ¿Pero de qué sacrificio no podemos ser capaces? ¿Han muerto acaso nuestras glorias de Pichincha, de Junin i de Ayacucho? Se han marchitado, por ventura, nuestros frescos laureles de Abtao i el 2 de Mayo? Compatriotas: Lima ha recibido echando a vuelo sus campanas el reto qne nos llama a un combate para el que no estábamos apercibidos; i al anunciar con regocijo la nueva prueba que a nuestra patria se impone, Lima, orgnllosa i contenta, en 24 horas se desprende de 10 millones que arroja a las arcas públicas i sus hijos se disputan el favor de un puesto en las lejiones que mantendrán nuestra honra. I no hai pueblo en el Perú capaz de abandonar el camino que su capital le traza i que no rivalice con ella en abnegación i sacrificios. Esta es nuestra República! Ella no necesita emitir bonos de un miserable empréstito que no se cubre en dos meses; no fija banderas de enganche para traer soldados a las filas de su ejército, ni mucho menos cercena en pré de


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CAPITULO CUARTO. sus oficiales que mauda a campaña—Hé aquí comparados los dos pueblos. Rapaz avaricia, sórdida envidia, artera alevosía, manifiesta el uno; noble entereza, apacible bondad, jeneroso desprendimiento, distinguen al otro. Nuestro pueblo no exalta su ánimo con jactanciosas vociferaciones. Se alienta en la conciencia de su propia dignidad, i su valor no se sostiene con la efervescencia de menguado apasionamiento. Los procaces insultos i la insidia de siempre, su reto de ayer i sus alevosos ataques de mañana, no deben sorprendernos. Chile sigue lójicamente la conducta que le inspira, con corroedora constancia, su euvidioso corazón; i mal puede resignarse jamas al vernos disfrutar de riquezas, apesar de nuestra prodigalidad; de progreso i engrandecimiento, no obstante nuestras desgracias i discordias; i de gloria i de poder, a costa de nuestro valor i nuestra sangre. ÉL SEÑOR D ü L A N T O , A NOMBRE D E L A F A C U L T A D D E M E D I C I CINA, DIJO:

Señores: El pueblo de Chile que, cou mengua de su propia dignidad, pisotea i enloda hoi los baluartes que sus padres le conquistaron ayer en Chacabucó i Maipú, acaba de escarnecer la civilización del siglo X I X con la traidora i alevosa ocupación de Autofagasta. El pueblo de Chile, que sin decoro ni vergüenza salta hoi villanamente por encima de la moral, de la justicia i del derecho, acaba de romper también la preciosa confraternidad americana que a fuerza de tantos sacrificios como heroísmo fundaron San Martin, Sucre i Bolívar. El pueblo de Chile, señores, hambriento de riquezas i dispuesto como siempre a tomarse lo ajeno por la razón o la fuerza, no escucha jamas los consejos del amigo, si tienden amioralizarlo; i para mayor vergüenza de sus hijos, paga cou negra ingratitud nuestra leal i sincera mediación de paz en su presente conflicto con Bolivia. La Cancillería chilena, que parodiando el 14 de Febrero último, en los desiertos de Atacama, la torpe i ridicula conducta -de Pinzón i Mazarredo en las islas de Chincha, el 14 de Abril de 1864, pretende a título de reivindicación ensanchar sus dominios, por el Norte, hasta el grado 23; al ver sin duda que los valientes hijos de Bolívar i los vencedores del 2 de Mayo de 1866, jamas cometerán un robo tan descarado, podemos hacerle conocer mui pronto, a sus huestes de mar i tierra, la misma suerte que corrieron las naves de Méndez Nuñez en las aguas del Callao. Chile, señores, que ayer no mas se crnzaba de brazos i humilde recibía el bofetón que la España le diera en Valparaíso, cobarde i deshonrosamente huye hoi de Santa Cruz para precipitarse luego, cual el ave de rapiña, sobre un territorio indefenso de Bolivia. En Valparaíso i Santa Cruz estaba la honra solo, pero no habia salitre que esplotar. La honra de los chilenos está, señores, en el bolsillo. Chile, señores, que en todas sus empresas no busca mas que el tanto por ciento, quiebra hoi, sin pudor, su amistad con (d Perú, sus periódicos insultan, su plebe destroza nuestro escudo en Valparaíso i Autofagasta, i su Gobierno arroja en nuestra faz el guante de desafío de guerra. Quiere Chile güera i guerra, es preciso llevarle hasta el centro mismo de su poder. A las armas,[pues, compatriotas, i no olvidemos jamas que aquella bandera, emblema de nuestra nacionalidad, simboliza también el valor i la nobleza que siempre nos lian distinguido. Miradle bien, señores, ella es roja como la sangre que derramaron nuestros padres en Junio i Ayacucho por la libertad de toda la América, blanca i pura como nuestros sentimientos i gloriosa como nuestras armas en la jigantesca lucha de nuestra independencia. A las armas, pues, compatriotas, que nuestro pabellón reúna hoi en torno suyo todos los partidos políticos sin distinción alguna. La gloria nos espera en Autofagasta. El triunfo será nuestro indudablemente porque Dios proteje siempre las causas justas; i tengamos ademas mui

presente que los hijos del Mapocho, acostumbrados desde su cuna a la humillación del azote i al sable del jendarme, no pueden tener ni la altivez, ni la enerjia necesaria para resistir a nuestros valientes soldados! Viva el Perú i Bolivia, señores! Mueran los hijos espúreos de Sud-América. EL

SEÑOR

JERMAN

DECKER,

«COLABORADORES D E

POR

LA

LA

SOCIEDAD

INSTRUCCIÓN.»

Honorable municipio: Pueblo peruano: Encanecida mi cabeza por la edad i el trabajo,—pero no balbucientes mis labios ni]debilitado en mi corazón el santo amor a la patria,—vengo también a unir mi voz a la vuestra, en nombre de la sociedad «Colaboradores de la Instrucción.» Esa noble i viril juventud que euseña i es enseñada por nuestro colejio gratuito para el pobre, comisiona hoi a un anciano para que os diga que también ella estará a vuestro lado, hoi i siempre, asida del pabellón perú-boliviano, hasta clavarlo flameaute i victorioso en las arenas de A n tofagasta Esa juventud sedienta de saber, henchida por laciencia, i retemplado su espíritu por el derecho i la moral, me envía a mí, alemán como soi, a deciros que en el joven como en el viejo, en el peruano como en cualquiera, que sienta en su conciencia la chispa de la grau Justicia Universal,— en esos pechos todos existe i existirá siempre el huracán terrible de la venganza i maldición! Sí, señores!... De la maldición divina i humana que las justicias fulminan sobre la cabeza del avaro, del infame i 'del traidor!!!... Señores: Los jóvenes Colaboradores que, con novilísima abnegación han dedicado ya once años de su vida a enseñar al desamparado por la fortuna, me mandan a deciros que os enviarán una hila para enjugar la sangre del hermano herido, enrojecida e hirviente por sublime patriotismo, al mismo tiempo qne ellos se organizan en cuerpo del ejército regular para engrosar ese baluarte humano, esa muralla, invencible que formaremos con nuestros pechos para defender a nuestras madres, nuestras hermanas i a nuestras hijas,— i para herir en medio mismo del corazón a la mas vil de todas las naciones!!! EL

DOCTOR

CASOS.

Ciudadanos: después de los elecuentes discursos que han pronunciado los ilustres oradores de los concejos , departamental i provincial, nada quedaría por decir en este grandioso comicio de la ciudad de Lima, si no fuera que, por grande que sea el entendimiento, nunca puede abarcar en las causas también grandes, todas bis ideas, las concepciones i los hechos que los pueblos deben conocer en estas situaciones solemues, para defender con ardimiento sus derechos. Inculcar en las masas la conciencia de la justicia de una causa, es llevarlas derechamente a la victoria. Quince años hace, ciudadanos, que no os he dirijo la palabra, quince años que no os ponéis en comunicación con mis ideas, quince años en que se ha levantado una nueva jeneracion que desea conocerlas con la espansiou cou que fueron conocidas en los tiempos no remotos de nuestra última guerra cou España. Voi a cumplir este deber que me impone la patria i qne vosotros me exijís, honrándome en alto grado. Ciudadanos:—No habian trascurrido 55 años de la b a talla de Maipú, en que el heroico pueblo arjentiuo, con el gran San Martin a la cabeza, habia derramado su sangre para libertar a Chile del coloniaje i la esclavitud de España, cuando era la ingratitud mas-pérfida, la moneda con que Chile pagaba a la República Arjeutina la inmensa deuda de su independencia. A osotros sabéis que Chile planteaba, a su benefactor, contra toda razón, toda justicia i todo derecho la disputa sobre la Patagonia, i que, para demostrar la existencia de lo que no tenia, mandaba consr


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GUERRA DEL PACIFICO.

Cuando después del 2 de Mayo de 1866, el Perú se ocupaba de reconstituir radicalmente el réjimen democrático' i de echar las bases de un nuevo Congreso americano, basado en la alianza de las cuatro repúblicas, para declarar los nuevos principios de un nuevo derecho de jentes que asegurara para siempre la integridad i la independencia de las repúblicas latinas; cuando el Perú tenia en sus manos afortunadas i vencedoras los destinos de medio continente, esa gran tarea se encuentra de súbito suspendida, interrumpida en su marcha i en la necesidad de paralizar su acción: ¿sabéis por qué, ciudadanos? porque Chile, sin consideración a sus aliados, habia ajustado en 1867, en la ciudad de Washington, un pacto de tregua indefinida con el gobierno español; este pacto fué ideado i realizado por el Plenipotenciario de Chile mediante instrucciones de su Gobierno, es decir, que al siguiente año del 2 de Mayo, Chile, en la oscuridad de la noche i con la mayor perfidia, nos esterilizaba las mas lejítimas glorias, al mismo tiempo que mantenía su mano entre las nuestras con una simpatía judaica. Tal es el primer crimen. Voi a contaros el segundo.

fin? Chile se fué a Londres, i allí, en Marzo de 1868, su plenipotenciario ajustó un convenio con el plenipotenciario español, que tenia por objeto consentir que España sacara del Támesis les encorazados Victoria i Arápiles, en cambio de que España le permitiera la salida de dos corbetas. Con este convenio fué alzada la prohibición del Gobierno británico, i el enemigo español se encontró espedito para una nueva campaña en el Pacífico. Tal es el segundo crimen. Chile, pues, rompía la alianza americana para sacar dos corbetas; Chile obraba contra sus aliados i especialmente contra el Perú, que lo habia vengado de los azotes del 31 de Marzo de 1866. Decidme ahora, ciudadanos, sobre los crímenes i las asechanzas que os han contado de parte de Chile otros oradores con tan precisa exactitud, ¿qué es lo que la conciencia i el mundo americano deben hacer con Chile, al convencerse del punible ayuntamiento de este perpetuo intrigante con el enemigo jurado de la América latina? Si nosotros no nos encontráramos a tanta altura de moralidad, de progreso i de respeto por los intereses americanos, claro i evidente es que semejante padrón de ingominias debería desaparecer para siempre del mapa político i jeográfico de América. Permitidme, ciudadanos, que a este discurso del momento le dé la fisonomía de una conferencia, porque no todos vosotros sabéis, i es necesario que sepáis, el sentido práctico de ciertos principios ligados con la nefanda guerra ofensiva i sorpresiva declarada por Chile a nuestra hermana, mas bien dicho, a nuestra hija Bolivia, i en seguida a nosotros. Sabed, ciudadanos, que en el nuevo mundo americano, entre las Repúblicas independientes, rije, sobre sus límites i posesiones territoriales, el principio denominado del uti possidetis, principio que consiste en el acuerdo común de todas las Repúblicas para esnsiderar como sus límites recíprocos las demarcaciones territoriales de jurisdicción que existían en las épocas coloniales, antes de que hubiesen sido emancipadas. Conforme a este principio, nuestra hermana Bolivia, antes parte integrante del Perú, gozaba de derecho i poseia como límite en el Pacífico hasta el grado 27. Este evanjelio, este vínculo de solidaridad, arca santa de la paz de los pueblos independientes, recibió con mano sacrilega un tremendo golpe por parte de Chile, que comenzó por avanzar hasta el grado 25, i que no contento con eso, se puso a espiar la ocasión de ir mas adelante. Con efecto, la encontró; i cuando en 1866 el desorden interno llevó al poder un hombre tan bárbaro como Jeuserico i tan perdido como Eleogábalo, le arrancó, con el oro corruptor, el tratado de 1866. Así es, señores, cómo Chile avanzó hasta el grado 24, es decir, usurpó tres grados, de depredación en depredación. Ya sabéis, ciudadanos, cuánto se hizo después por Chile, sin reparar en crímenes,, para venir en 1873 hasta el grado 23; ya sabéis que armaba invasiones, ofreciendo a Bolivia nuestros territorios de Iquique i Tarapacá, si el invasor le entregaba aquellos territorios hasta las márjenes del Loa. Felizmente entonces éramos gobernados por un hombre que era un Arístides por la justicia i un Pericles por la sabiduría i la previsión, i ese hombre, celebrando con el Gobierno lejítimo de Bolivia la alianza defensiva de Junio de 1873, salvé al mismo tiempo a Bolivia i al Perú de la voraz codicia i rapacidad sin par de los chilenos. Ese hombre, señores, es Manuel Pardo, de cuya tumba debemos evocar su fama, su intelijencia i su gran corazón para tributarle en este solemne dia de Bolivia i del Perú, todo el homenaje de nuestro reconocimiento. Gloria i honor a su nombre, ya que no es posible decir mas en un momento de efusión i de sincera confraternidad entre todos.

Frustrado el plan proditorio de Chile contra el Perú i la América, por medio de la lei que sancionamos para sostener un estado de guerra permanente con España, el estado de guerra consiguiente a injurias que venían desde la época de la conquista, aquel pais ingrato i pérfido por constitución, procuró abrirle a España el camino de una segunda espedicion al Pacífico; ¿qué hizo para alcanzar su

Ya sabéis qne Chile se encontró como Atila detenido en su [marcha; ¿i qué hizo entonces? mandó construir estos encorazados, el Cochrane i el Blanco Encalada, para prepararse a la usurpación de un grado mas en el tratado de 1874. Este tratado, ciudadanos, es nulo desde su oríjeu, porque conforme al inciso 3.° del artículo 8." de la alianza defensiva de 1873, Bolivia no podia ajustado sin el previo

truir buques de guerra para invadir con ellos la tierra propiamente llamada el hogar paterno. Vosotros sabei« todos los desenvolvimientos de ese gran desafuero de la moral i del derecho, i no ignoráis qne, cuando Chile llevó sus fuerzas navales al rio Santa Cruz, retrocedió espantado i despavorido con el terror que siembra el crimen en la conciencia del culpable, al encontrarse con las fuerzas arjentinas dispuestas para defender los territorios patagones. ¿Qué hizo Chile entonces para disculpar su afrenta en presencia del mundo americano? Se reunió en gran comicio en las calles de Santiago, i ejercitó el valor, que no habia tenido en Santa Cruz, ¿contra qué enemigo, señores? contra la estatua de Buenos Aires contra esa estatua que la gratitvid nacional, en un dia de escepcion de ese pueblo degradado, habia erijido para consignar su gratitud en un monumento que fuese el público testimonio de su honor i de su gloria. Ciudadanos: después de este hecho de infame profanación por parte de Chile, ¿qué estraño puede parecer que ese pueblo merecedor del Gobierno que tiene, haj a declarado lá guerra al Perú, que hace trece años en este mismo mes de Abril, reunía a sus valerosos hijos para que, con su sangré, enjugasen las lágrimas i la sangre de los que inermemente habían permitido a Méndez Nuñez el bombardeo i el incendio de Valparaíso? Felizmente, señores, Chile no nos habia erijido una estatua; a ser así, el dia de la declaratoria de guerra nos habrían dado, como a la de Buenos Aires, la primera batalla! No es, pues, estraño para los espíritus reflexivos que Chile pague con moneda de ingratitud sus deudas de reconocimiento. Señores: Chile está en el camino que los malos recorren siempre, en el camino que los conduce al abismo, en el abismo en que se precipitan todos aquellos a quienes ciega una ambición insensata i una codicia rapaz. Los oradores que me han precedido, os han hecho con grande acierto el triste recuerdo de las perfidias continuas que, por mas de veinte añes, esa nación de embusteros viene preparando contra el Perú. No me ocuparé, pues, de repetirlo para inflamar vuestro patriotismo, que ya es inmenso, pero sí voi a deciros dos hechos de alta traición a la alianza america-, na, suficientes para que en el banco del criminal Chile i su Gobierno fuesen borrados en el mapa político i jeográfico del continente latino i de la América Republicana; dos hechos que nuestra cancillería conoce, que existen documentados en nuestros archivos diplomáticos, i que vosotros no conocéis, pero que vais a saberlos, para esculpirlos en la memoria de vuestros hijos. r


CAPITULO CUARTO.

acuerdo del Perú; ese tratado no existe, ni para el Perú, ni para Bolivia, i ya comprendereis ahora que el atentado del 14 de Febrero, la ocupación de los territorios bolivianos, no solo no descansa como reivindicación en ningún título de dominio ni de posesión, sino que tampoco descansa como pacto internacional en ningún título legal. Cuando Chile, señores, se ha convencido de todo esto, cuando se ha visto perdido en su camino i sin ningún rnnibo fijo al fin que se proponía, Chile ha rechazado nuestra mediación, ha repelido nuestra palabra de paz i nos ha declarado la guerra, haciendo servir en ella los encorazados pedidos contra las Repúblicas Arjentina i de Bolivia, pero que realmente, desde su oríjeu, estuvieron destinados contra nosotros. Éstos procedimientos de mala fe refinada i de perfidia, tienen su parecido en la historia. Ciudadanos: Chile es hoi, como Cartago, que provoca contra Roma la primera guerra prinica; felizmente, sin que ellos tengan un Aníbal: nosotros podemos vanagloriarnos de tener al frente de nuestros destinos al Escipion del 2 de Mayo de 1866. Pero, señores, ¿qué habia hecho el Perú en esta misma cuestión para merecer de Chile tan desenfadado desafío? yo os repetiré las sinceras palabras de verdad i lealtad de nuestra misma cancillería. No obstante que nuestro tratado de alianza nos prescribia claramente un casus federis, quisimos evitar al mundo americano el gravísimo escándalo de una guerra fratricida entre dos amigos que son dos ramas del grande árbol fecundado con la sangre de tantos mártires, i con tan noble objeto i tan levantado corazón, quisimos convertimos de aliados i belijerantes en mediadores i nobles mensajeros de la paz, i en los primeros dias de la recrudescencia, ofrecimos en tal sentido nuestros buenos oficios al gabinete de Santiago, buenos oficios repelidos sin discusión ni examen, porque estaba preconcebido el golpe de mano en los inermes territorios bolivianos, en las soledades de Atacama, a la manera que los beduinos asaltan en los desiertos de África las carabanas de los comerciantes pacíficos. A pesar de esto, un hombre en cuyo corazón se 'alberga siempre.el sentimiento del bien, un hombre que vive por el bien de la patria i para el bien de sus semejantes, nuestro Presidente de la República, creyc todavía existente en la conciencia de Chile un átomo de prudencia, de justicia i de templanza. Con este jeneroso sentimiento insistimos en una nueva misión de paz, i en el espacio de 25 dias nuestro Gobierno ha adquirido el triste convencimiento de que para los malos nada significan los consejos ni las súplicas de los buenos: mas aun: se ha convencido de que en la víspera misma de declararnos la guerra se pretendía engañarlo con una nueva legación chilena mensajera de la paz;i era, señores, que Chile quería ganar un corto espacio de tiempo para descuidarnos e impedir el refuerzo definitivo de nuestras fronteras. Nuestro Gobierno, señores, sagaz como prudente, todo lo tenia previsto, por manera que cuando Chile nos ha declarado la guerra nos ha encontrado con nuestras grandes guardias dispuestas al combate a las inmediaciones del Loa. Bien por nuestro Gobierno, ciudadanos; muibien,puesto que podemos repetir con el jefe del Estado, si la guerra quieren, guerra tendrán, guerra grande, guerra terrible, guerra inmensa, en una palabra, guerra sin cuarteles. Bien por nuestro Gobierno, ciudadanos, mui bien. La guerra declarada por Chile importa, señores, la pérdida de la última tabla de salvación de ese pais desgraciado, en medio de la revolución social que lo devora, esto es, en el levantamiento trascendental del roto contra el pelueon que lo ha crucificado a látigos en el cuerpo i en el alma durante treinta i cinco años. Voi a daros, ciudadanos, la demostración de este hecho que constituye, por decirlo así, una especie de parábola en la existencia política i social de los chilenos. No quiero hablaros de tiempos atrasados: traigo a vuestra memoria hechos económicos de que todos somos en el Perú, con relación a la mísera existencia de Chile, espectadores i testigos, inclusive la numerosa adelescencia que nos escucha. Vosotros sabéis que en nuestras salitreras i

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guaneras hemos mantenido en los últimos diez años 8,000 chilenos, i que en el quinquenio de 1868 a 73, hemos • mantenido 5,000 más en nuestros ferrocarriles. Estos son los que en el Mapocho se llaman los gañanes o los rotos, éstas son las superfectaciones de una sociedad trabajada por la miseria que el Perú se encarga humanitariamente de sostener i alimentar en bien de CJiile con el pan de cada dia. Ciudadanos: a estos rotos les hemos dado 40.000,000, de que hemos privado a nuestros trabajadores trasandinos. Vosotros sabéis igualmente que el mercado principa" de los trigos i porotos chilenos, sea de sus cereales, ha sido nuestra República, que pidiéndole para su consumo una producción equivalente en diez años a 50.000,000 nominales, ha dejado a sus cultivadores un beneficio de mas de 20.000,000. I vosotros sabéis también que no habiendo sido el capital iudijena de Chile, aun nacionalizado el estranjero, de mas de 15.000,000, de nuestras salitreras ha obtenido en el curso de diez años mas de 40.000,000 de pesos. Esta valorización económica, señores, equivaliendo a 100.000,000 en 10 años, representaba para Chile un mercado que, sobre salvarlo de una revolución social interna, deja un saldo de 6.000,000 por año en su riqueza nacional, de 6.000,000 que Chile ha perdido desde hace 4 a 6 años recibiéndolos del Perú para arrojarlos insensatamente en las empresas mineras de Antofagasta, en cuyo abismo sin fondo se ha ido la economía del labrador, la renta del capitalista, i aun la economía del funcionario civil, arrastrando en tan insondable abismo toda la economía fiscal de un pais cuya suerte corresponde al castigo merecido por los malos; i digo la economía fiscal, porque empobrecidos los campos, arruinada la industria del crédito, i aniquiladas con el juego déla fortuna las fuentes de la riqueza, Chile ha visto disminuirse sus consumos de importaciones aduaneras, disminuir sus impuestos indirectos i languidecer sus elementos de producción. Perdida su industria minera, perdida la industria del capital, i levantándose en la América del Norte un poder colosal que comienza a aniquilar la indnstria de los cereales, Chile, señores, debia ¡merecer bien pronto trabajado por la miseria i devorado por una profunda revolución social. Para los hombres pensadores, Chile no tiene mas camino que el salteo de Atacama como medio, i la invasión del Perú como fin, porque los chilenos, como los antiguos cauaneos, se encontraban en el caso de gobernarse por la doctrina que consiste en lejitimar el crimen con la necesidad, i por esto, señores, que los he comparado con los cartajineses primitivos que implautaron la doctrina de sus projenitores en las primeras guerras púnicas contra Roma. El ejemplo lo tenéis desde ayer: Iquique i sus inmediaciones están bloqueados por las fuerzas de Chile. ¿Con qué objeto, menos que con el de represalia de guerra, no motivada todavía, con el de hacer botin de nuestros salitres, de nuestra riqueza nacional, falsificando así los medios bélicos que acuerda el derecho de jentes? Felizmente esto no durará mucho tiempo, aun cuando se prolongue la guerra, porque nuestras fuerzas navales i nuestros marinos cumplirán en breve con el deber que la patria les impone, cu tanto que nuestro bravos soldados darán cuenta de las fuerzas de ocupación del otro lado del Loa, i, escuchad ciudadanos, que si hai un soldado de facción que en aquella da el ¡quién vive! hai otro que de nuestra parte contesta ¡el Perú! oprimiendo su fusil al corazón. Ciudadanos: Chile nos ha declarado la guerra, sin comprender que el destino le ciega para perderlo. ¡Bendita sea, señores, esta guerra, jérmenpara nosotros de tan grandes como proficuos resultados! i yo os lo voi a trazar someramente, para que vosotros todos bendigáis la guerra defensiva que debe dirijir nuestro Gobierno, contemplando en la nación un solo hombre, un solo campamento de valientes, que pone en sus manos, a la vez que toda su confianza, su futuro destino! Sabéis señores, cuáles son para el Perú los inmediatos resultados de la guerra que Chile nos declara? Vuestro patriotismo i vuestro buen sentido los siente i los comprende; asi es que mi palabra no tendría sino el pequeño trabajo de analizar vuestra propia síntesis.


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G U E R R A D E L PACIFICO

Trabajados estábamos hace quince años por la division de partidos, por las ardientes pasiones políticas, propias de toda democracia que definitivamente se constituye; acabábamos de pasar por dos sangrientas peripecias i estábamos amenazados de sacrificarnos a nuestras recíprocas ideas políticas como se sacrificaron en otro tiempo las antiguas Repúblicas italianas. Nosotros no podíamos escapar a las formidables e inflexibles leyes de la historia, i era preciso, como un milagro providencial, para que, saliendo de una vorájine, nos halláramos de repente en el mas tranquilo i pacífico de una reconciliación jen eral; de una reconciliación sincera, por sentimiento i por conciencia, que nos hiciera recobrar en la suerte futura de la patria, la unidad de nuestras miras, conspirando todas juntas al bienestar i la felicidad común. Bendita, pues, esta guerra señores, que nos conduce al doble fin de nuestra regeneración moral, por el camino anchuroso de nuestra concordia política. No creáis, ciudadanos, ni por un mnmento, que esta guerra nos traiga, aparte de perturbaciones transitorias, ninguna miseria ni desolación permanente. Sabed, compatriotas todos, que el solo hecho de la guerra producirá en nuestros depósitos de salitre en el estranjero, un aumento en valor por cuatro o seis millones de pesos fuertes; sabed que nuestras cuestiones económicas en el esterior se encuentran en camino de una brillante solución, que no solo hará convalecer nuestro crédito, sino que serán todavía mejoradas con nuestra victoria sobre Chile; i sabed, en fin, que para esta guerra nuestro Gobierno no necesita de estorsiones ni de empréstitos, porque cuenta desde el pritner dia con la renta i el capital de todos los ciudadanos, que a porfía se apresuran a colocarlos sobre el altar de la patria. Nuestras madres, nuestras esposas i nuestras hijas, como las mujeres griegas, nos dicen en el hogar que vayamos todos a la defensa de la República, i que regresemos con una cicatriz para conmemorar la victoria. Nada tengo que deciros de nuestros valerosos soldados ni de nuestros serenos e imperturbables marinos; ellos, que salvaron la segunda independencia de 1866, sabrán cumplir su deber en 1879. La prudencia del jen eral aumenta el coraje de sus soldados: el Presidente Prado ha sido i es hasta hoi, tan prudente como se lo reclama su encumbrada majistratura i su renombre ya histórico en América. Unámonos todos en derredor del jefe del Estado, sigamos el rumbo que él nos indique, i tengamos la conciencia de que no zozobra el barco que lleva en la tempestad a César i su fortuna. Pero vosotros me diréis: ¿cuáles son después de todo los resultados prácticos de esta guerra? voi a decíroslo con el presentimiento profético con que describí la conducta de Chile con el Peni desde 1867. Esta guerra, nías temprano o mas tarde, tendrá por término la victoria, i para entonces, señores, necesario es que el Perú comprenda la elevada misión que está llamado a cumplir en los destinos de este continente. El primer resultado práctico debe ser, por consiguiente, restablecer toda su fuerza moral i de doctrina positiva al común acuerdo de 1810, o sea al principio del último possidentis del continente americano, por cuyo medio Bolivia recobrará hasta el grado 27 en el Pacífico, punto en el cual terminaba la jurisdicción del Alto Perú. El segundo resultado práctico tiene que ser la forzosa i necesaria consecuencia ele la guerra: tiene que consistir en la pacificación i completa tranquilidad de esta parte del continente, tranquilidad que estará precisamente bajo la salvaguardia del Perú, encargado de mantener a Chile en la impotencia para que no perturbe nunca la paz de las naciones i aprenda, con una dolorosa espericncia, a respetar a sus vecinos. Con tan importante objeto hemos de tomar i debemos de tener desde el grado 47 hasta el 56, esto es, desde el golfo de las Penas hasta el Cabo de Hornos, o sea los dos archipiélagos, la Madre de Dios i el de Magallanes, porque solamente así la América se encontrará tranquila de las acechanzas de un fratricida, i porque res-

guardado el mundo sud-americano por Colombia en el istmo de Panamá i por el Perú en el Estrecho de Magallaues, habrán quedado definitivamente resueltos los destinos de la América latina. Señores: Chile es un pais raquítico i endeble; es un pais que tiene lo suficiente con 20 grados de latitud Sur para su existencia política i social. Ciudadanos: Yamos a la guerra, con la conciencia de la noble causa que en ella nos compromete, con el sentimiento de que desenvainamos nuestra espada para defender a Bolivia, que nos dio su decisión final en 1866, i a quien debemos tener el amor que inspira la hija de nuestras entrañas. ¡A la guerra, ciudadanos! a la guerra sin tregua, terrible i tremenda!! La victoria nos espera. ¡¡Yiva la República!! Meeting en el Callao. (De LA OPINIÓN NACIONAL).

Abril 6 de 1S79. SS. E E . El meeting se realizó hoi con gran esplendidez. Mas de ocho mil ciudadanos ocupaban la Plaza Matriz i sus avenidas. El entusiasmo ha sido estraordinario. Al lado de nuestros connacionales, estaban también los estranjeros llenos de entusiasmo. Dos bandas de mtisica tocaban los himnos nacionales del Perú i Bolivia. Las altas jerarquías sociales, como las humildes, todas estaban allí representadas. Un solo sentimiento las dominaba: la defensa de la patria. ¡Gloria i honor al pueblo del Callao! Hablaron los señores Mujica, Roque Unzueta, doctor Arias ( V . ) , Miro Quezada, Rossel, doctor Troncoso, cura párroco de la Matriz, doctor Deustua, Emiliano Niño, comandante Sánchez Lagomarsino, Lature, doctor Garces, i otros muchos. Todos fueron aplaudidos. A las tres de la tarde terminó el meeting en el mayor orden i en seguida se principió a suscribir el acta de estilo. La comitiva se dirijió después en procesión cívica hacia la alameda, i a su regreso se encaminó a la Prefectura, donde el señor Prefecto pronunció un discurso que reproducimos mas abajo. La comitiva partió de allí hacia la estatua de Galvez, que fué saludada, i en seguida, presidido por dicha autoridad, se encaminó al castillo de la Independencia, en donde estaba la columna Constitución acuartelada recientemente. Entre entusiastas aplausos fueron felicitados los oradores. Hé aquí algunos de los discursos: KL ALCALDE SEÑOR

UNZUETA.

Señores: Cuando el Perú, cediendo a un noble espíritu de confraternidad americana, se empeñaba por que tuvieran un pacífico desenlace las graves dificultades que Chile ha suscitado a Bolivia, por considerarla rica i creerla débil; cuando el Perú empleaba sus esfuerzos jenerosos en el sentido de la paz honrosa para evitar a América el escándalo de una guerra, i a Chile la oprobiosa mancha de iniciarla sin asomo de razón i por los móviles de un estrecho mercantilismo; cuando, en fin, el Peni esperaba que su actitud fuera estimada i respetada por todos, recibe como recompensa de sus afanes un reto audaz de Chile, de ese Chile, señores, cuyos buques izan la bandera misericordiosa de auxilio, mientras sus cañones estallan contra los que, víctimas de la mas engañosa perfidia, acuden presurosos a socorrerlos.


CAPITULO CUARTO,

Hemos procurado la paz, i se comete la ignominia de llamarnos a la guerra. Sea en buena hora! Honroso, mui honroso es para el Perú luchar una vez mas por la santa causa de la justicia i del derecho, i sellar también una vez mas con la sangre jenerosa de sus hijos la idea de la integridad de las repúblicas sud-americanas. El odio de Chile al Perú, tanto tiempo concentrado, al fin ha hecho su violento estallido, i felicitémonos, señores, de que el destino en sus misteriosas combinaciones nos acerque el momento >de castigar a los osados que nos juzgan débiles poique nos han visto siempre dignos i siempre respetuosos al derecho. Valiente pueblo del Callao! Nuestra gloriosa historia nos señala la actitud que debemos asumir: ser de los primeros i de los mas esforzados en la guerra, ya que somos también de los primeros en la paz. No olvidemos que nuestra fortuna i nuestra sangre pertenecen por entero a laTatria, i que al llegar con entusiasmo una i otra como débil ofrenda a sus altares, solo cumplimos con un deber: conservar pura i sin mancha la preciosa herencia de la República que nos legaron nuestros padres, i que a nosotros corresponde trasmitir también pura i sin mancha a nuestros hijos. Patriotas chalacos!—Viva el Perú! Viva Bolivia!

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estraviado. Pero, con sorpresa para toda nación civilizada, con inaudito escándalo para el mundo entero, no solo rechazó el culpable nuestra jenerosa mediación, sino que, en su delirio, con la insolencia del cobarde que se cree fuerte, con la ingratitud del que juzga las nobles acciones por los dictados de su conciencia del mercader, nos arroja el guante, retándonos a un duelo a muerte. ¡Bien sea! El duelo está aceptado! Haya guerra, sangrienta i tremenda, para bien de la América i escarmiento de los cobardes salteadores que nos han provocado! A las armas, ciudadanos! Vamos a emprender la tercera gran campaña del siglo en estas rejiones. Si en las dos primeras hemos sostenido con heroico esfuerzo los derechos de un continente contra las miras dominadoras de la antigua metrópoli; en ésta, cuya causa es tan justa como las anteriores, no obtendremos un éxito menos glorioso! Vamos a defender a nuestra hermana jómela, débil i desmembrada! Vamos a restablecer el equilibrio americano contra las pretensiones del cóndor chileno, que, olvidando su ilustre oríjen, se ha convertido en asqueroso cuervo que busca hambriento con que saciar su voraz apetito! I lo conseguiremos, sí! Bien lo revela el patriótico entusiasmo que os inflama, i la decisión que demostráis para sacrificaros, si fuere necesario, en aras de la patria. Por eso el Concejo Departamental, en cuyo nombre tengo la alta honra de dirijiros la palabra, interpretando fielmente. vuestros sentimientos, ha tenido la gloria de ser el primero en EL SEÑOR R I C A R D O ROSSELL. ofrecer al Gobierno las reutas de que dispone, i que representa el sudor i el trabajo del patriota i esforzado pueblo Ciudadanos: chalaco. Grandioso es en verdad el destino que les está reservado Estén, pues, desde este momento nuestras personas i a ciertas privilejiadas naciones en él dilatado curso de los nuestras fortunas a disposición del Jefe del Estado, que nos tiempos i a través de las vicisitudes humanas. Su posición jeográfica, su modo de ser político i económico i el carácter conducirá indudablemente, como ya en otra ocasión, a la mas espléndida victoria! de sus habitantes, las hacen capaces de concebir i sostener I no tardará en llegar tan anhelado instante. Talvez a las trascendentales ideas que encarnadas en grandes hechos abren nuevos senderos a la justicia i al jirogreso i de- estas horas los cañones de la escuadra chilena, que permanecieron mudos en Abtao, truenan en estos puertos indeciden de la suerte de un continente. fensos del Sur. Mas ¡ai! de los cobardes! bien pronto verán Una de esas naciones es el Perú, señores. El pais escepcional en cuyo bendito suelo se han consumado los dos que no les'vamos a proporcionar triunfos que infaman como acontecimientos mas importantes que rejistran los anales el apresamiento déla «Covadonga», ni glorias baratas como sud- americanos, el pueblo que selló con su sangre, en cam- la toma de Calama. No! la hora de la «spiacion ha sonado para esa nación po de eterna recordación, la libertad de un mundo, rompiendo el último eslabón de la cadena que ataba a la Amé- de mercaderes!! Pronto entre las nubes de humo i de metralla que lancen nuestros valientes marinos, quedará ecliprica al trono español; el pueblo que cuarenta años mas sada para siempre la siniestra estrella del pendón chileno. tarde en estas playas afianzó en combate tan desigual coPronto, mui pronto, nuestro invencible ejército tronchamo glorioso la autonomía de las Repúblicas aliadas contra rá, en las márjenes del Loa, las alas del ave de rapiña que las locas pretensiones de su antiguo dominador; el pueblo, ostenta el escudo de Chile. en fin, de Ayacucho i Dos de Mayo! ¡A las armas, pueblo chalaco! ¡Viva el Perú! ¡Viva BoliPues bien: ha sonado en ese reloj misterioso i jior tervia! Guerra a Chile! cera vez en el presente siglo una de esas horas solemnes i decisivas para nuestra patria! El fuego de la discordia ha EL SEÑOR PREFECTO estallado en el gran domicilio de la familia sud-americana! Señores: Uno de sus miembros ha empuñado con sacrilega mano La actitud que asume el pueblo del Callao ante el pelila tea incendiaria, i las llamas amenazan devorar el majesgro que amenaza a la nación, es digna de sus glorioso antuoso templo que amasado con la sangre de mi/ ¿é>oes, altecedentes. Hoi como ayer i como siempre, el pueblo viril zaron nuestros padres a la libertad i al progreso/ La voz' del Dos de Mayo está dispuesto a derramar su sangre en salvaje de ¡conquista! ha partido desde las orillas del Malos combates para afianzar el triunfo de nuestras armas, poidio! El bárbaro grito de ¡reivindicación! na rasgado el que fueron siemjire jirotectoras del débil i del oprimido. viento desde los abrasados arenales de Antofag-astaü Hemos agotado todos los recursos de la conciliación i de la prudencia enviando a Santiago un Emisario de paz i de Una nación vecina, desleal i envidiosa, aprisionada enconcordia; hemos querido que nuestra voz, haciéndose eco de tre la nevada muralla de los Andes i las azules ondas del la justicia i de las conveniencias de América, resonara dulceOcéano; empobrecida por la decadencia de sns industrias mente en los oidos del Gobierno de Chile; i hemos llevado agrícola i minera; únicas fuentes de su escasa n'oüeza; delinuestro deseo de paz hasta el estremo de hacer caso omiso rante con la fiebre del hambre, tendió la codiciosa mirada délos salvajes atentados de Valparaíso i Antofagasta. Pero hacia el rico litoral boliviano, i armado con el puñal del nuestra buena voluntad, nuestra prudencia i nuestro amesalteador, se ha lanzado al desierto; ha sorprendido traidoricanismo, han "sellado aute la loca voluntad de un pueblo ramente a la amiga i hermana indefensa; le ha arrebatado que marcha con los ojos vendados al abismo, creyendo que cobardemente el ambicionado territorio, i ha proclamado, va a tocar a la tierra prometida de. sus ensueños, de su con asombrosa impudencia, ante la faz de la América inengrandecimiento i de su ambición ilimitadas. dignada, que lo hace suyo, con escarnio de toda justicia i de todo derecho! Quieren la guerra i la tendrán en adelante: nuestros cañones i nuestros proyectiles tomarán la palabra, i su eloEl Perú, fiel a sus gloriosas tradiciones, no podia con cuencia hará volver el juicio a la Nación chilena, que ha su indiferencia hacerse cómplice de tamaño crimen! QHiolvidado que la palabra bárbara de conquista ha desapasopantes de desenvainar la espada, tender una mano conrecido en el Diccionario de la civilización Universal. ciliadora para reunir en un abrazo fraternal al ofendido i


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Desdo el momento en que se nos ha notificado, el pueblo se reúne en torno del Gobierno; los partidos políticos desaparecen i forman una sola hueste de guerreros que aprestan sus armas a la sombra de nuestro querido pabellón. Pronto, señores, recibirá Chile el castigo que su soberbia merece; pronto será de nosotros el triuufo, porque el Anjel de las victorias deja caer las palmas del vencimiento en las manos de los que defienden, como nosotros, el derecho i la causa santa de la autonomía de los pueblos. Si para vencer es necesario nuestra sangre, la derramaremos con placer i bendeciremos al cielo que tan propicio se nos muestra, ofreciéndonos, la ocasión de morir gloriosamente por la patria. Señores, viva el Perú! Viva el valiente pueblo del Callao! Viva el héroe del Dos de Mayo!! EL SEÑOR ELÍAS MÜJICA, PRESIDENTE DEL CONSEJO DEPARTAMENTAL

Hace tres días que un gobierno de mercaderes, digno de un pueblo moralmente perdido, ha lanzado a nuestra patria el rete de la guerra, contestando con el trabuco a nuestra mediación jenerosa i franca para evitar la consumación de los mas inaudito de los atentados. Ese pueblo, que hace tiempo vive sumiso bajo el látigo de una aristocracia enriquecida al amparo del mas odioso despotismo; ese pueblo, que hace tiempo ha renunciado a su soberanía por una migaja de pan que recibe humillado del banquete de los ricos; ese pueblo, vil instrumento de la codicia de sus amos, que hoi se lanza famélico sobre los tesoros de una Nación amiga; ese pueblo es Chile, conciudadanos; Chile, que en su demencia, en la turbación de su conciencia estraviada, tratando de asegurar su presa, provoca al Perú a nna guerra fratricida, arrastrado por la fuerza del crimen. Sí, conciudadanos; la virtud i el crimen tienen su lójica también; la virtud i el crimen impulsan a los pueblos irresistiblemente en sendas contrarias; la una eleva a los pueblos a las dilatadas rejiones del patriotismo; el otro arrastra a los pueblos corrompidos al fondo del abismo, en donde la fascinación de la codicia hace brillar el oro ambicionado. Hé aquí por qué mientras Chile medita en silencio su depravada empresa, acopia elementos de guerra i acecha, cobarde, la hora oportuna del asalto a mano armada; mientras tiembla i huye de la Arjentina poderosa para merodear en las costas indefensas de Bolivia; mientras, intranquilo, vacilante, por la enormidad de su crimen, cierra los ojos ante la América escandalizada para clavarse en las bayonetas de nuestros soldados; el Perú, noble i j e neroso como siempre, con la noción ciara del deber, con la virilidad i altivez de los pueblos soberanos, se esfuerza en conservar la paz entre las repúblicas sud-americauas, ofrece desinteresado sus amistosos oficios i se levanta hoi entusiasta, valiente, resuelto i mui poderoso para hundir bajo su planta a ese pueblo abyecto, que encontrará en lugar del oro que apetece el plomo de nuestras balas. Lo encontrará, sí, porque ese fuego de santo patriotismo que arde en nuestros corazones, ese entusiasmo con que venimos a ofrecer en aras de la patria amenazada nuestra sangre i nuestra fortuna; ese ardor que ha conquistado para el Perú inmarcesibles glorias en Junin, Ayacucho, Abtao, i en esta heroica ciudad, se traducirán en el campo de batalla en gloriosísimos triunfos. La cansa del Perú es la causa de Dios, porque es la de la justicia, porque es la causa nobilísima del queproteje al hermano, f>orque es la causa de América que maldice a la reivindicadora Chile. Pueblo del Callao: mui gloriosas son las pajinas de vuestra historia; abierto está el libro de vaestro por venir; vuestra patriótica actitud ante la patria amenazada ha agregado una pajina de gloria mas: la nación peruana demanda toda la sangre de sus hijos: no cerrejs ese libro sin haber derramado la última gota. *

Probemos a esa república de farsa, a ese pueblo envilecido por el infamante látigo, lo que vale la dignidad de una nación ofendida. ¡Viva el Perú! ¡Viva el heroico pueblo chalaco! ¡Viva el Presidente de la República! EL SEÑOR JOAQUÍN MIRO QUEZADA, SÍNDICO DEL CONCEJO PROVINCIAL.

Conciudadanos: La República de Chile, que hasta ayer fué nuestra hermana i nuestra aliada, ha roto los lazos de la unión americana, destrozando la confraternidad del continente. Esa república ambiciosa, cegada por su sed de oro, ha desenvainado el puñal de la conquista, para clavarlo en el corazón de nuestra hermana la República de Bolivia diciéndola: la bolsa o la vida. El Perú, siempre grande i siempre noble, no ha podido ver impasible un crimen semejante. Quiso interponer sus buenos oficios entre las dos repúblicas belijerantes i en cambio de las palabras de paz i de concordia que llevó a la cancillería de Santiago, Chile, la insolente Chile, nos ha arrojado al rostro una declaratoria de guerra. Hoi que todos los pueblos del Perú se ponen de pié para ofrecer su concurso al Gobierno, el Callao, el valiente i patriota pueblo del Callao, debe ser el primero en ¡irestar el suyo, como lo hizo siempre que] fué necesario hacer un sacrificio en aras de la patria. Si Chile quiere guerra, que haya guerra, como dijo mui bien el Jefe del Estado, pero guerra de jigantes. Hagamos constar a nuestros hermanos del Continente, que Chile, que hoi representa el repugnante papel del Cain de las repúblicas aliadas, es el único responsable de lo que venga. Que caiga sobre Chile la sangre americana que va a correr en el suelo de América i probemos a Chile que somos los mismos que al pié de los cañones dimos a la América las glorias del 2 de Mayo. Ciudadanos, a las armas! Viva el Perú! EL DOCTOR VITERBO ARIAS, MIEMBRO DEL CONCEJO PROVINCIAL.

Compatriotas: Mui poco tengo que agregar a cuanto os han dicho los entusiastas ciudadanos que .acaban de dirijiros la ¡jalabra, porque siempre es una sola la idea vertida a impulsos del mismo sentimiento. No necesito, hijos del Callao, estimular vuestro acrisolado patriotismo: el pueblo que, casi enerme, supo dar al Perú las glorias de Mayo del 66, no ha menester exhortaciones para volar a los combates, cuando es necesario el sacrificio de su sangre para lavar los ultrajes inferidos a la patria. Yo sé, valerosos chalacos, [qne basta señalaros donde están los enemigos de la nación para, que os apresuréis a buscarlos. Un pueblo que parece contajiado del salvajismo de sus vecinos los patagones, cometía los mayores excesos sobre el litoral de nuestra hermana la República de Bolivia, cuyo tesoro le sorprendimos robando en pandilla; i porque hemos pedido a ese pueblo degradado, a ese pueblo de la escalera i del látigo, que respete los eternos preceptos de la moral, que se someta a las leyes que atacan todos los pueblos civilizados de la tierra, han contestado nuestras amonestaciones con un reto insolente i nos provocan a una lucha en la que están de nuestro lado la justicia i las simpatías de cuantos conservan en sus corazones el amor puro del bien. No es el valor, compatriotas, lo que ha alentado a Chile, que es ese pueblo envilecido- de que os hablo, a provocar una guerra cuyas consecuencias deben caer sobre las criminales cabezas de sus pérfidos gobernantes; no, es la codicia, el deseo de pillaje, i creen que les será posible saciar en el Peni su rapacidad porque no conocen nuestro entusiasmo para defender nuestros derechos. I no lo conocen


CAPITULO CUARTO. porque no tuvieron valor para acompañarnos en el memorable 2 de Mayo, i porque en Abtao dejaron combatir solos a nuestros animosos marinos, i se escondieron cobardemente a la presencia de las buques españoles. Por eso creen que la guerra marítima consiste en bombardear puertos indefensos; por eso tal vez en estos momentos balagán su quijotesca vanidad incendiando con sus bombas el inerme Iquique; i por eso presumen quizás que dejaremos impune su atentado, como ellos dejaron sin desagravio el bombardeo de Valparaíso. No necesito decir que se engañan miserablemente en esto, como se han engañado en todo, como se han engañado al suponer qne ni dinero podríamos acopiar para hacer nuestra defensa. Ellos, cegados por sórdido mercantilismo, no podían imajinarse que a diferencia de las ridiculas ofrendas de una bandeja de hilas i diez cueros para mochilas, que sus periódicos han aplaudido con hinchados elojios, los peruanos habían de depositar cuantiosas fortunas en las arcas del Estado para auxiliar al Gobierno en su augusta misión de defender la honra nacional. Nosotros también contribuyamos a probar que los beduinos del Sur se han equivocado i que llevaremos nuestros modesto continjente al depósito común de las prácticas ofrendas; nosotros también juremos derramar hasta la última gota de nuestra sangre en defensa de la dignidad peruana i no abandonar el arma vengadora sino cuando hayamos rendido a nuestros infames agresores o exhalado el último suspiro. Chalacos: Viva el Peni! EL SEÑOR EMILIANO NIÑO. ¡GUERRA A CHILE!

¿Oís, pueblo peruano? ha dicho ¡guerra! La patria en que nació Caupolican; I la raza gloriosa de los Incas ¡Guerra! también constesta a su rival. Sí, la tendrá sangrienta i sin descanso: Si Chile la provoca sin razón, Muí pronto en el combate probaremos Que nos sobran la fuerza i el valor. Defendiendo el derecho de un hermauo, La paz le propusimos entre sí; Pero Chile, cegada por el oro, Quiso ser de la América el Cain. Si tiene un hijo ingrato el continente, Es justicia matarle sin dolor: La tierra debe estar purificada De todo lo que anuncia corrupción! ¡Compatriotas, marchemos a la guerra! I que caiga deshecho a nuestros pies Ese nido asqueroso de reptiles Que en la América puso Lucifer. ¡Marchemos! que resuene en el combate El eco formidable del cañón; I flamee en los mares como siempre Poderosa la enseña bicolor!

XIV Señor:

como ataque de la escuadra peruana, faeron rotas las puertas, arrancado el escudo i perseguida mi persoua hasta mi mismo dormitorio; 2.° Si a continuación de tan grave escándalo no recibí visitas de todas las autoridades i jefes superiores i se colocó una guardia en este Consulado, todo una hora después de los sucesos, i 3.° Si no ha tenido Vd. ocasión de ver todavía los daños causados en la casa. Se trata de encubrir un crimen con otro i parece qne la inacción de la autoridad i el mutismo de los diarios tienen por objeto alentar al crimen, ampararlo e impedir la justificación, cerrándole el camino de las pruebas inmediatas, i por eso quiero oponer a tan vedadas armas el testimonio de la honradez imparcial. Suplicando a Vd. pronta contestación, tengo el honor de suscribirme su afectísimo S. S. MANUEL M A R Í A Señer Dr. Gay, Ájente confidencial de Francia.

SEGUIN.

Antofagasta, 29 de Marzo de 1879. Señor Cónsul del Perú en Antofagasta. MUÍ señor mió: En contestación a su presente carta le diré como verdadero testimonio que: 1." Consta para todos en Antofagasta i para mí en particular, que en la media noche del 27 al 28 de Marzo, la plebe rompió la puerta de la casa del Consulado peruano, como también los vidrios de las ventanas de dos aposentos, con motivo de creer en un ataque de parte de la escuadra peruana, i vengarse sobre la persona del rejjresentante de dicha República del presumido ataque. 2.° El señor Cónsul del Perú recibió en fecha del 28 de Marzo, visitas de las autoridades, jefes superiores i amigos. ^ 3.° He visto los daños causados en la casa. Con motivo * de allanar la casa, la plebe dejó rastros de golpes en las puertas a la calle i como ya lo he dicho rompió los vidrios. Dios guarde a Vd. H.

Marzo 29 ele 1879.

GAY,

Ájente confidencial de la República francesa en Antofagasta. CONSULADO ARJENTINO.

Antofagasta, Marzo 29 ele 1879. • Señor: En contestación a su oficio que antecede, me permito hacer constar lo siguiente: 1.° No habiendo salido de mi domicilio la noche del 27, no he tenido ocasión de presenciar ninguno de los actos a que Vd. se refiere, los que llegaron por la voz pública a mi conocimiento, en la mañana del dia 28; 2.° Habiendo hecho a Vd. una visita el dia de ayer, con motivo de los acontecimientos de la noche anterior, me espuso Vd. el contenido de su segunda pregunta. 3." Con motivo de mi visita a Vd. el dia de ayer, he tenido ocasión de ver que falta el escudo de su Consulado i que la puerta de la calle había sido forzada i una de las ventanas tenia los vidrios rotos. Dejando así contestados los tres puntos a que se refiere su precitado oficio, teugo el agrado de ofrecerme como su atento i seguro servidor. NAPOLEÓN

CONSULADO DEL PERÚ.

Antofvejada,

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PERO,

Cónsul de la República Arjentina.

Al señor cónsul del Perú.

CONSULADO DEL PERÚ.

El silencio estudiado que guarda la prensa i la impunidad absoluta en que deja la autoridad el allanamiento de nú domicilio, rotura del escudo consular i conato de homicidio en mi persona que se realizaron en la noche del 27, me obligau a comprobarlo con el respetable testimonio de \d. i le ruego me diga a continuación: , 1." Si no es cierto que con motivo del imprudente ejercicio en altas horas de la noche qne interpretó la plebe T O M O

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S. M.

Antofagasta,

Marzo 29 ele 1879.

Los documentos que tengo el honor de adjuntar orijinales, darán a V. S. conocimiento así del atentado en que fué objeto la casa consular, como de la conducta observada por el que suscribe, tanto durante la noche del 27 del actual como desde los primeros dias de la ocupación. Ruego a V. S. se digne tomar en cuenta la indudable

3 '


GUERRA DEL PACIFICO.

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imparcialidad i carácter público de los informantes al apreciar mis procedimientos en tan difíciles circunstancias. Dios guarde a V . S . MANUEL M . SEGUIN. Señor Ministro de Relaciones Esteriores de la República.—Lima.

Lima, Abril 3 de 1879. Apruébase la conducta observada por el Cónsul de la R e pública en Antofagasta don José María Seguin, durante el tiempo que ha desempeñado ese puesto, i especialmente la noche del 27 de Marzo próximo pasado, en que fué atacado el Consulado i roto el escudo nacional, según aparece de los documentos que acompaña. Dénsele las gracias por los servicios que ha prestado, publicándose este oficio, junto con los anexos de su referencia, rejístrese. Rúbrica de S. E.—IRIGOYEN.

XVCIRCULAR A

LOS

CUERPOS DIPLOMÁTICO I CONSULAR DEL

PERÚ EN

EL ESTRANJERO.

Lima, Abril 7 de 1879. Por el número de E L PERUANO que acompaño a V. S., de impondrá de la declaratoria de guerra, que por conducto de su ex-plenipotenciario en esta capital, el señor Godoi, ha hecho al Perú el Gobierno de Chile. Los fundamentos de dicha declaratoria son, como fácilmente lo apreciará V. S., meros pretestos para comprometer al Perú en una guerra premeditada. Los principales son el tratado de alianza defensiva que el Perú celebró con Bolivia en 1873, i los supuestos auxilios de armamento i municiones proporcionados al Gobierno boliviano; mas dicho pacto, por su naturaleza i sus términos, no ha podido ser materia de ofensa para Chile, según lo juzgará V. S. con la lectura de su testo, que igualmente le acompaño, como no lo es para ninguna otra nación; ni es tampoco cierto que el Gobierno hubiese proporcionado a Bolivia el mas insignificante auxilio para la guerra que Chile le ha,bia declarado, apoderándose a título de reivindicación de la parte mas rica de su litoral. Mni lejos de esto: el Gobierno habia llevado su escrupulosidad, mientras ejercía el elevado cargo de mediador, hasta el punto ele haber influido con los Plenipotenciarios de Bolivia en esta capital, para que impidiesen la salida de un corsario boliviano que llegó a saber se hallaba listo para entrar en campaña, comenzando por apoderarse con seguridad completa de una presa valiosísima. Chile no ha podido, pues, inculpar al Perú de acto ni omisión alguna que, comprometiendo su neutralidad, lo hubiese presentado como belijerante. Los demás puntos, ele bien pequeña entidad, en que también ha fundado el Gobierno de Chile su declaración de guerra, los encontrará V. S. detenidamente tratados en mi nota fecha 4 del corriente, junto con los anteriores de que he creído necesario hacer en este oficio una especial mención, a fin ele que resalte mas el injustificable, temerario i criminal jirooedimiento elel Gabinete ele Santiago. Pero hai algo mas todavía, one agrava notablemente la conducta del Gobierno chileno, i es su negativa a aceptar las bases de la mediación que le fueron propuestas por nuestro Plenipotenciario ad lioc, el señor Lavalle, bases justas i equitativas, \mes se reducían a retrotraer las relaciones de aquella República con Bolivia al estado en que se encontraban la víspera ele la ocupación por sus fuerzas de mar i tierra del.grado 23, bajo la garantía ele los tres Estados, hasta que se constituyese un arbitraje i viniese su fallo a determinar a cuál de los dos países pertenecía aquel territorio. Chile no ha querido escuchar estos consejos amistosos i leales del Perú, como no quiso tampoco aceptar nuestros buenos oficios ofrecidos oportunamente antes de su rompimiento con Bolivia, no obstante que'el Excelentísimo señor Pinto habia manifestado con anterioridad a nuestro Encargado de Negocios su complacencia por la intervención amistosa del Perú.

Debo aquí manifestar a V . S. que lo que el Gobierno de Chile se ha propuesto conseguir a todo trance del Perú, ha sido su neutralidad absoluta e incondicional en sus cuestiones con Bolivia; a lo que el Gobierno no ha podido acceder, de acuerdo con la opinión pública manifestada por todos sus órganos, tanto por la existencia del Tratado de alianza defensiva que lo liga con esta República desde 1873, cuanto porque la desmembración del litoral boliviano rompe el equilibrio de América con grave daño nuestro i establece el principio ele reivindicación, de fatales consecuencias para la paz i el porvenir de todos los Estados latino-americanos. En vista de la política desarrollada por Chile hace algunos años, i sobre todo de los últimos acontecimientos, es indudable que aquella república ha tenido un plan premeditado de absorción ele la mayor i mas rica parte del litoral boliviano; i creyendo sin duda al Perú impotente en la actualidad para oponérsele, se ha lanzado en tan proditoria empresa. Los hechos le probarán, sin embargo, bien pronto, que aunque ha venido a sorprendernos en uno ele los momentos mas difíciles de nuestra vida política i económica, tiene siempe el Perú la virilidad i el patriotismo de los años 1821 i 1866, con que superando las mas grandes dificultades, llegó a realizar verdaderos prodijios. La escuadra chilena compuesta ele sus dos blindados, dos corbetas i una cañonera, se encuentran bloqueando el puerto ele Iqñique desde el 5 del corriente, en que rompió el señor Godoi sus relaciones de paz con el Gobierno. La escuadra chilena ha bombardeado las indefensas huaneras de Huanillos, sin previa notificación. Dicho puerto de Iqnique se encuentra en tierra defendido por tres divisiones fuertes de cuatro mil hombres de todas armas, que impedirán cualquier desembarque que ¡ludieran intentar las - fuerzas chilenas. En Arica tiene también el Gobierno una fuerza competente que haría igualmente, llegado el caso, respetar nuestro territorio. Una división naval compuesta ele la corbeta Union i la cañonera Pilcomayo salió hace dos chas del Callao al mando del capitán de navio clon Aurelio García i García, en desempeño ele una importante comisión, quedando en dicho puerto lo fuerte de nuestra escuadra alistáudose para salir mui pronto a rechazar de Iqniqne la escuadra invasora. En cnanto al estado de la nación, me complazco de manifestar a V. S. que el reto de Chile ha sido aceptado con noble i decidido patriotismo i entusiasmo, i que todas las clases i círculos sociales i políticos ofrecen rodear al Gobierno i le ofrecen jenerosamente sus vidas i sus fortunas en servicio de la patria. Los estranjeros mismos, casi sin'escepcion, simpatizan ardientemente con la causa que sostiene el Perú, i nos clan de ello de dia en dia las pruebas mas elocuentes. Terminaré este oficio recomendando a V. S. la conveniencia ele aprovechar todas las oportunidades que se le presenten en sus relaciones con ese Gobierno i los altos círculos sociales, para manifestar la iniquidad ele los procedimientos de Chile i hacer simpática la causa clel ¡Perú. Cuide V. S. igualmente rectificar en cuanto fuere indispensable i esté de acuerdo con el decoro del pais, las versiones falsas cque probablemente harán los ajentes chilenos sobre los aludidos sucesos. Dios guarde a V. S. MANUEL IRIGOYEN.

CIRCULAR. SEÑOR PREFECTO DEL DEPARTAMENTO DE TARAPACÁ.

Lima, Abril 8 de 1879. Por los documentos que rejistrael adjunto periódico oficial, se pondrá V . S. en conocimiento de que el Gobierno de Chile, por órgano de su Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario señor doctor don Joaquín Godoi, ha eleclarado la guerra al Perú; destacando al mismo tiempo sn escuadra, para bloquear nuestra costa del Sur. Semejante


CAPITULO

procedimiento, que entraña uu acto alevoso, ha tenido lngar cuando el Gobierno trabajaba con celosa lealtad en favor de la paz, que evitara a dos repiíblicas hermanas, i a la América toda, el escándalo de una guerra fatricida. El Gobierno de Chile, desatendiendo los sentimientos de justicia, desoyendo los consejos de un americanismo desinteresado, ha roto bruscamente los_ vínculos de la Union Americana i asumido el carácter de agresor temerario, retando a la guerra no solo a Bolivia, sino a la nación mediadora, que felizmente, usando de una prudente previsión, que los hechos consumados jnstifican, se preparaba para las eventualidades que pudieran surjir de la negociación entablada. Nuestra misión de paz queda, terminada; principíala de guerra: en esta, nos encontrarán nuestros gratuitos i jactanciosos enemigos tan activos, vigorosos i fuertes, como hemos sido prudentes, perseverantes e insistentes en la labor de conciliación que hemos procurado para poner término al conflicto entre las Repúblicas, belijerantes. Chile nos emplaza a la guerra,, aceptamos el reto que nos lanza, con la frente altiva, con la conciencia tranquila i con el corazón rebozando de ardiente patriotismo. Nuestros ejércitos en.tierra, nuestras naves en el mar i la nación en todas partes castigarán su insolencia. Las bayonetas de nuestros soldados i las lanzas de nuestros coraceros, elevarán nuestro estandarte a la altura que el honor nacional exije, i pronto haremos comprender a nuestros menguados enemigos, que el escudo apedrado, bajo la salvaguardia del derecho internacional, quedará veugado, arrebatando el suyo del centro mismo de sus ejércitos en medio. del combate, para hacerles así entender ei modo corno los pueblos civilizados i celosos de su honra abaten la bandera de una nación, cuando reciben una ofensa que demanda sangrienta reparación. En esta lucha tenemos la justicia de nuestra parte i a los hombres de buena voluntad de todos los pueblos de la tierra, que aman i respetan el derecho de las naciones. Los horrores de la guerra i sus funestas consecuencias pesarán esclusivamente sobre el agresor criminal, que, desoyendo lo voz de la justicia, busca en los campos de batalla la legitimación del vandálico atentado cometido en las ricas costas de Bolivia, que no podia obtener en el pacífico terreno de la discusión i del derecho. Habiendo asumido el Gobierno la actitud que el deber i el honor le imponen, para dejar mni alto el nombre del Perú, toca a V . S. poner estos hechos en conocimiento de los dignos habitantes de ese departamento, a fin de que apreciando la magnitud de la situación den completo ensanche a las manifestaciones de su patriotismo, haciendo que cada hombre sea un soldado, pronto a acudir al teatro de la guerra, i cada capitalista un cajero nacional, que ponga a disposición de su patria ultrajada los ahorros de su trabajo. ] El mundo entero así lo espera de los valientes hijos del Perú. Llamados al campo del honor, debemos derramar toda nuestra sangre, hasta vencer i lavar la mancha que hoi empaña nuestro glorioso escudo nacional, que puro recibimos de los fundadores de la patria, i que fué inmortalizado por los vencedores del glorioso 2 de Mayo. r

Dios guarde a Y. S. JUAN CORRALES MKLGAR. CIRCULAR A LOS PREFECTOS.

Lima, Abril 9 de 1879. No debiendo el Gobierno omitir en las presentes circunstancias medio alguno para organizar en alta escala la defensa nacional, i contando con el decidido apoyo i natural entusiasmo de los habitantes de la República, ha resuelto acopiar las armas que hai en todo el territorio, como el primer elemento para castigar la injusta provocación que nos hace una República que se decia aliada i amiga, con escándalo i mengua de la América.

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CUARTO.

Con tan distinguido objeto, me ordena el señor Ministro dirijirme a V . S. para que procediendo con el civismo que lo distingue, se dirija a los pueblos del territorio de su mando, excitando su patriotismo a fin de que entreguen las armas de guerra que poseen, remitiéndolas a esta capital a la posible brevedad. No duda el señor Ministro que V . S. se esforzará en esta delicada materia, desplegando la prudencia i tino que son necesarios para eí logro de los deseos del Gobierno. Que comunico a V. S. para su inmediato cumplimiento. •Dios guarde a V. S. CARLOS LISSON.

XVI Salida del ejército boliviano de la Paz, descripción, proclamas. (De Ei, COMERCIO DE LA P A Z . )

Abril

19 de 1879.

Ayer, ante la imponente majestad que presentaba, no diremos un ejército sino un pueblo reunido, al pié de los majestuosos Ancles i en la misteriosa altiplanicie, • cuna de pueblos cuya historia se ha perdido, contrajimos con nuestros compañeros el compromiso de escribir una relación de la salida del ejército nacional. El entusiasmo nos hizo creernos capaces de semejante empresa. Después de la reacción natural a tanta emoción, nos trajo el dolor a la realidad i al sentimiento de nuestra impotencia. Renunciamos, pues, a nuestro propósito. Conocimientos del tecnicismo del arte de la guerra, pluma ejercitada a espresar con el pobre medio del lenguaje humano lo que el alma siente: mas que todo, ánimo frió i sereno para observar impasible tan sublime espectáculo en 'su conjunto i en sus detalles, son menester para hacerle justicia. Espectáculo que nuestra jeneracion ve por la primera vez, ¡quiera Dios lo sea por la última! El de una nación armada que sale en defensa de su honra i hacienda. Solamente un chileno podría dar cuenta de lo que pasó ayer. Todo otro americano tenia el alma demasiado conmovida para observar filosóficamente lo que sucedia a su vista e historiarlo concienzudamente. Con cuanta mas razón un indio boliviano, descendiente como el peruano de esa grande i civilizada raza quechua, de la que no desciende el chileno, hijo espúreo del presidario i de la hembra del salvaje araucano. Desde la media noche se movía en todo sentido el pueblo a fin de facilitar la pronta marcha del ejército.—Los cuerpos dejaron sus cuarteles, llenos de brío i bélico ardor.— Aun recordamos la espartana arenga del jefe del Rejimieuto Murillo a sus compañeros en la puerta del cuartel— «Valientes hijos de Murillo, juremos nuevamente vencer o morir.)')—A lo que respondió-'en formidable coro:—«Lo juramos ante Dios i la patria.»—I como carecían de banda, estos heroicos muchachos entonaron ardientes el glorioso himno nacional.—En efecto, el valor i la sensibilidad se ligan íntimamente i solamente el cobarde es frió i feroz. —La música es un elemento esencialmente marcial. Formados los cuerpos en la plaza a las diez de la mañana, les dirijió S. E el capitán jeneral, con la elocuencia varonil que le caracteriza, una proclama llena de nobles i honradas ideas. Habló de la justicia de nuestra causa, del valor inútil sin la subordinación i la disciplina, del honor, del deber, de todas esas ideas que conmueven las fibras del alma en los momentos supremos. Manifestó al pueblo el imperioso deber que tenia de conservar el orden interior mientras sus hermanos derramaran su sangre por salvar la honra nacional en el esteríor.—Hizo constar con lejítimo orgullo la unión íntima de todos los bolivianos al rededor del pabellón nacional, la desaparición de todos los partidos que tanto han desangrado esta pobre patria, que sin ellos ostentaría hoi sino mas entusiasmo, mas grandes medios materiales para aplastar al común enemigo de América. Quizá recordaba en esos momentos que ahora medio siglo rom-


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G U E R R A D E L PACIFICO.

Jamas, desde la guerra de la independencia, se levantapian infames traidores el brazo del vencedor de Ayacucho, dejando funesta simiente que solamente esta guerra puede | ron mas alto dos pueblos, porque jamas se cometió mayor crimen por otro, ni la justicia de una causa se mostró mas eradicar, pues los bolivianos no somos traidores. brillante. Pnes en movimiento el ejército, salió con dificultad polen medio de calles atestadas de jente de todas las clases El Gobierno tiene la firme conciencia de haber procedisociales, de lágrimas, de flores, de sonrisas, de hurras atrodo con espíritu de paz i de concordia dentro i fuera de la nadores ; marchaban casi confundidos el soldado i el paiRepública, porque ha creído que de otro modo no podia hasano incapaz de servicio activo, la delicada señorita i la huber reorganización ni progreso. Defendió sus intereses i la milde i heroica rabona, hasta el alto de la Garita, donde incolumidad augusta de su soberanía, conforme a las leyes nos detuvimos largo tiempo. S. E. el capitán jeneral, copatrias. Sus actos de política esterna llevan el sello de la nocedor del corazón humano, comprendía la necesidad de justicia i de la dignidad, i han sido aprobados por todos los dar espansion a sentimientos tan lejítimos. Ese adiós fué pueblos, que han protestado al propio tiempo contra la sublime. ¡Quién lo describiría! Honor a las matronas bousurpación del filibnsterismo. livianas que han sabido dominar su amor i sus temores Compatriotas:—Ha llegado el momento de obrar. Los sobreponiéndose a todo ante el sagrado deber cpie impone acontecimientos que se suceden i precipitan con rapidez la patria, aun al mas débil de sus hijos. Honor a los guevertijinosa, nos dan la señal de marchar en busca del enerreros que disimulaban con forzada sonrisa el dolor que les migo. Ayer fué Calama el triste teatro de una lucha desicausaba la separación, por el pensamiento de lo que sufrigual, pero heroica i gloriosa para los defensores de la inrían los seres queridos que dejaban preocupados con los riestegridad nacional: hoi el estruendo del cañón chileno hagos que correrían.—¡Honor a todos!—En medio de tales i ce saber a los habitantes de la costa peruana que la guertan encontradas emociones reinaba el mas perfecto orden, ra ha estallado también en su territorio, i que la sangre la mas perfecta disciplina. La escena era digna de los bueva a correr a torrentes en el mar como en la tierra. nos tiempos de Roma. Chile, que con la enseña de la conquista en la mano, Y no fué este adiós el último. Nos siguieron nuestros asaltó nuestro territorio indefenso, cegado por el odio i las hermanos i hermanas hasta el alto. Allí nuevas emociones malas pasiones, se prepara para el bombardeo, el asalto i pronto vencidas. A la una i cuarto se puso el ejército en la destrucción de los puertos peruanos, qne no estando formarcha; i los que, sea a cuidar del orden o a preparar nuestificados no pueden oponer resistencia a la agresión de sus tra marcha para incorporarnos al ejército, tuvimos que blindados; pero sabe Dios que en la costa peruana no alver alegres i tristes a la vez, volteando el alto vimos que canzará gloria barata. nuestra ciudad querida, la cuna de Murillo, estaba coronaConciudadanos: La Divina Providencia me ha destinado da de un arco iris tan hermoso como rara vez lo hemos para defender la espoliacion premeditada por mas de un visto i que nos presajiaba pronta i feliz conclusión de la cuarto de siglo, i quizás para castigar al atentador i rescampaña. tablecer el equilibrio americano, presidiendo vuestro valor Dominados aun de la impresión de tan consolador esi patriotismo. pectáculo borrajeamos estos renglones en la cartera. Los Partamos a la guerra mas santa que han espectado los mandamos a la prensa. Son indignos del dia de ayer, mas pueblos del mundo. son el eco fiel de lo que nuestra alma sentía en esos moMarchemos con denuedo i firmeza los que avanzamos en mentos. la vanguardia, llevando la íntima convicción de que el orY entretanto algún filósofo que impasible contemplara den i la unión en la República darán fuerza para sostener tan conmovedora excena, no diria para su capote: «Es una lucha, que no cesara mientras no sea devuelto su esposible, Dios mió, que sea necesario gastar tantas lágriplendor a la gloriosa bandera qne nos legaron Bolívar i mas i tanta sangre, sacudir la América española de estreSucre. mo a estremo i detener la marcha de la civilización i el Os dejo organizado el Consejo Ejecutivo, para el curso progreso solamente porque Chile tiene sus finanzas en mal normal de la administración pública, i el sosten del réjiestado i no ha encontrado medio mas sencillo de restable-. men constitucional, mediante vuestra obligatoria coopecerlas que el apoderarse de los tesoros del litoral boliviaración. no, contando con su aparente debilidad?» Bolivianos: Nuestro es el derecho i nuestro será el Muera Chile! triunfo. Plegué al Dios de los ejércitos que os traiga el laurel PROCLAMA DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA A LA NACIÓN. de la victoria, ciñendo los pendones de los pueblos aliados, Bolivianos:—El crimen cometido por Chile el 14 de como símbolo de un porvenir de rejeneracion i de la mas Febrero último contra Bolivia, la América i la civilizaíntima i estrecha unión entre ambas Repúblicas. ción, no puede quedar impune sin subvertirse las leyes Partamos con esta fe, confiados en Dios i en el pueblo. del orden moral i de la política continental. Si la suerte nos fuere adversa, habremos cumplido el santo El derecho herido reclama justicia i la razón universal deber que nos impone la patria, legando a nuestros hijos lanza su anatema, que es el triunfo, ante la opinión públiun nombre glorioso, que la historia nacional recordará con ca, precursor del que tenemos'que obtener en los campos orgullo a la posteridad. de batalla. La conciencia americana está profundamente indignada ante la perfidia con que Chile ha hecho presa de nuestro litoral, i los Estados todos del continente simpatizan con nuestra causa. El escándalo de la conquista i de la violencia no ha podido menos qne alarmar a todos los pueblos, i el noble i heroico pueblo peruano, inspirándose en sus sentimientos de lealtad, de honradez política i de ardiente americanismo, i recordando la solaridad de nuestros intereses, la comunidadad de oríjen, de tradiciones, de sufrimientos i de gloria, ha hecho fraternal alianza con nuestra patria, ofreciéndonos en prenda de unión la sangre de sus hijos i la fortuna de sus arcas, para defender nuestros fueros i restablecer el imperio de la justicia, turbado violentamente por Chile. ¡Honor i reconocimiento eterno a nuestros dignos i valientes hermanos del Perú!

La Paz, 13 de Abril de 1879.—H. DAZA. EL CAPITÁN JENERAL

I JENERAL

EN JEFE DEL EJRRCITÓ

BOLIVIANO, A LAS FUERZAS DE SU MANDO.

Soldados! Habéis trasmontado ya la frontera de nuestra patria i vais a pisar el suelo de la nación hermana i aliada la República del Perú. Si hasta aquí vuestra moralidad i disciplina, vuestra obediencia i vuestra subordinación han sido ejemplares, os encargo que llevéis mas adelante, si es posible, la práctica de esas virtudes en la tierra que nos brinda la mano franca de nuestros aliados. Que sus personas os sean queridas con el amor de la fraternidad; que sus bienes os merezcan el mas relijioso respeto. No olvidéis, camaradas, qne si la gloria del soldado se cosecha en el campo de batalla, la honra de un


CAPITULO

ejército solo se consigue con la práctica de las virtudes. Tenéis que mostrar al mundo que si sois bravos en la pelea e invencibles en el combate, sois también honrados en la campana i morales en el vivac. Dos dias mas de abnegación i sufrimientos i-estaréis al otro lado del desierto, para arrojaros en los brazos de nuestros companeros del ejército peruano, que os esperan para ayudaros a castigar con mano severa los prevaricatos de un injusto invasor. La bandera tricolor heredada sin mancilla a nuestros abuelos, será tremolada también por nosotros en el camiuo que conduce a la gloria., i los que la hicieron flamear desde el Ulimani al Chorolque, desde el Illampu al Tunari i el Sajama, no se avergonzarán de nosotros, porque siguiendo sus mismas huellas, la conduciremos siempre triunfante. Que el jénio de la victoria guie vuestros pasos i que la mano de Dios os bendiga, son los votos, queridos compañeros, con que os saluda Vuestro jeneral i amigo H.

DAZA.

XVII La mediación de Inglaterra desechada por el Pera LEGACIÓN BRITÁNICA.

Lima, Abril % de 1879. Señor Ministro: El Secretario de Estado en el despacho de Negocios Estranjeros me ha ordenado informar al Gobierno del Perú de que el Gobierno de S. M., por demás ansioso de evitar un rompimiento de hostilidades entre Chile i el Perú, desea ofrecer sus buenos oficios, si estos son aceptables. El señor Pakenham, Ministro residente de S . M. en Santiago, entiendo que ha recibido instrucciones semejantes, con la esperanza de que este paso, dado por el Gobierno de S . M., propenda a restablecer la paz i a un arreglo de las diferencias entre los países. No dejará V. E. de notar en las palabras de la comunicación, que este despacho telegráfico fué enviado de Inglaterra antes de que supiese que habían empezado las hostilidades. Repetiré ahora lo que ya de palabra he declarado antes, i es: que el Gobierno de S . M. está sumamente ansioso de aprovechar cualquiera oportunidad que se presente para ayudar a restablecer las relaciones de paz entre las dos repúblicas. Nada mas agregaré a esta comunicación, sino el vivo deseo que siento de secundar hasta donde me sea posible cualquiera tentativa que pueda hacerse para llevar a cabo el objeto que el Gobierno de S. M. tiene en mira. Acepte V. S., señor Ministro, la seguridad de mi mas alta consideración. SPENCER ST. JOHN, Ministro Residente de S. M.

Traducido de orden de V. S.—SIMÓN CAMACHO, intértepre del Estado. Lima, Abril 28 de 1879. Señor Ministro: He tenido el honor de recibir la nota fecha 25 del corriente, en que V. S. H. se sirve manifestarme que su Gobierno deseoso de evitar un rompimiento de hostilidades entre Chile i el Perú, le ha ordenado que ofrezca a esta Repúblia sus buenos oficios si fueren aceptables; agregando que cree cpre el señor Pakenham, Ministro residente de S. M. en Santiago, haya recibido idénticas instrucciones i que al serle ellas comunicadas por telégrafo, se ignoraba en Inglaterra que las hostilidades hubiesen comenzado. S. E. el Presidente de la República, a quien he dado cuenta de dicha comunicación, me encarga manifestar a V. S. H. toda su gratitud por los esfuerzos hechos por el Gobierno de S. M. en el sentido indicado.

CUARTO.

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Desgraciadamente, como es público*,.las hostilidades han comenzado por parte del Gobierno de Chile, i bajo forirías que revisten todos los caracteres de la barbarie; pues con infracción de las leyes de la guerra, que todas las naciones civilizadas reconocen i observan, ha bombardeado e incendiado poblaciones comerciales e indefensas, como Hnanillos, Pabellón de Pica, Moliendo, Pisagua e Iquique, i aun ha llegado a arrojar bombas sobre un convoi que partía del último de dichos puntos conduciendo a mujeres i niños que se alejaban de la ciudad. Los amigables propósitos del Gobierno de. S. M . llegan pues al Perú, como V. E. H. mismo se sirve hacerlo notar, cuando ya no pueden producir los humanitarios efectos a que se dirijian i en momentos en que, como consecuencia de la reprobada conducta de Chile, los intereses i el amor patrio de la República se hallan seriamente comprometidos i el espíritu nacional alta i justamente indignado. Agregúese a esto que la causa del actual conflicto es la usurpación intentada por Chile de una parte del territorio de Bolivia, cuya integridad se halla garantizada por el Perú, en virtud de un pacto solemne, que impone obligaciones especiales i comunes a ambas naciones, i de las cuales no le es posible al Perú desviarse. Agradeciendo profundamente a V. S. H. el vivo deseo que se sirve espresar al final de su citada nota, de secundar hasta donde le fuese posible cualquier tentativa de arreglo entre los belijerantes, me es honroso renovarles las seguridades de mi mas alta consideración i particular estima. MANUEL IRIGOYEN. H. S. Spencer Saint John, Ministro residente de S. M. B. NEUTRALIDAD DE LOS VAPORES INGLESES.

• (Traducción.,) Circular número Iffit.—Compañía de navegación por vapor en el Pacífico.—Ccdlao, Abril 10 de 1879. A LOS COMANDANTES EN EL SERVICIO DE LA COMPAÑÍA.

Señores: A consecuencia de la guerra entre el Perú, Bolivia i Chile, tengo nuevamente que llamar la particular atención de Vdes. sobre las instrucciones contenidas en el artículo 14 del reglamento de la Compañía, insertas en la circular número 341, i que son como sigue: "Los comandantes cuidarán que tanto ellos mismos como todos i cada uno de los oficiales o empleados de la Compañía que se hallan a sus órdenes, preserven de la manera mas estricta la neutralidad de los vapores de la Compañía, a fin de evitar hasta la posibilidad de queja alguna sobre este particular de parte, de los gobiernos o autoridades de cualquiera de los- Estados del Pacífico. Ninguna consideración debe relajar el estricto cumplimiento de esta orden, i la menor infracción de ella de parte de cualquier oficial o empleado de la Compañía será castigada con inmediata separación del servicio." Es bajo las actuales circunstancias absolutamente prohibido conducir en los vapores de la Compañía fuerzas militares o navales de las potencias belijerantes, armas o municiones, o contrabando de guerra de cualquiera especie que sea, i los ajenies tienen órdenes especiales de no permitir su embarque, pero Vdes. se servirán cooperar con ellos en este asunto, i dar órdenes estrictas a-su contador i oficiales para que cada uno de ellos vea que estas instrucciones se cumplan fielmente. Buques de guerra de ambas partes tienen el derecho de hacer parar en alta mar cualquier buque con el objeto de averiguar su carácter i objeto, de manera que si los buqué*s de guerra de cualquiera República quisiesen hacer parar a Vdes. en la mar, deberán Vdes. acceder a ello. No permitirán Vdes. sin embargo ninguna demora innecesaria del vapor, i en el caso de que tal demora fuese impuesta polla fuerza, deberáu Vdes. dar cuenta del suceso al comandante del primer buque de guerra ingles que encuentren, comunicándome en primera oportunidad los pormenores.


G U E R R A D E L PACIFICO.

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No entregarán Vdes. ningnn saco de correspondencia ni despacho alguno sino a quien vaya dirijido, ni permitirán que ningún pasajero que se haya embarcado en el vapor de su mando con el objeto de proseguir su viaje a cualquiera otra parte de la costa, sea sacado del buque, contra su voluntad, por ninguna de las partes belijerantes. En cualquier caso que se emplee la fuerza para obtener posesión de despachos o cartas, o para apoderarse de las personas de pasajeros, protestarán Vdes. contra la violencia ejercida, pondrán el suceso en conocimiento del comandante del primer buque de guerra ingles que encuentren, i me suministrarán sin demora los pormenores. Si encentrasen Vdes. algún buque de guerra descompuesto i fuese necesario prestar auxilio, pueden Vdes. recibir a bordo a los oficiales i tripulantes, sin armas, i conducirlos al puerto mas próximo—siendo esto una medida de humanidad, pero bajo ninguna circunstancia remolcarán Vdes. un buque de guerra. De Vdes. su atento i S. S. J . W . FIRTH, Ájente jeneral interino.

XVIII £1 estado de guerra MARIANO L PRADO,

PRESIDENTE CONSTITUCIONAL REPÚBLICA,

DE LA

Considerando: Que el Perú se halla en estado de guerra con la República de Chile, Decreto: Art. l.° Declárase en campaña al ejército i a la armada nacional. Art. 2.° El Estado Mayor Jeneral, comisarías i demás dependencias se organizarán por decretos separados. El Ministro de Estado en el despacho de Guerra i Marina queda encargado del cumplimiento de este decreto i de hacerlo publicar i circular. Dado en la casa de Gobierno en Lima a 4 de Abril de 1879.—MARIANO I. PRADO.—Domingo del Solar. CIRCULAR AL CUERPO DIPLOMÁTICO.

Nuestro Ministro de Relaciones Estertores ha pasado a los ajentes diplomáticos la siguiente circular: Lima, Abril 5 de 1879. Por los documentos insertos en el adjunto número del periódico oficial, se impondrá... de que el Gobierno de Chile, por el órgano del ájente diplomático que lo representaba en Lima, ha declarado la guerra al Perú. Mi Gobierno espondrá oportunamente en un manifiesto la conducta que ha seguido desde que se inició el conflicto chileno-boliviano i los motivos que la han dictado; somete mientras tanto a la apreciación de... i a la de su Gobierno los que constan en los mencionados documentos. Aprovecha, etc.—IRIGOYEN CANCELACIÓN DE PATENTES CONSULARES.

Lima, Abril 4 de 1879. Habiendo declarado el Ministro Plenipotenciario de Chile rotas las relaciones de ese pais con el Perú, cancélase el execuatur espedido a las patentes de los ajentes consulares chilenos acreditados en las siguientes localidades: Cónsul jeneral en el Callao, don Ramón Rivera Jofré; Cónsul en Arequipa e Islay, don Baltasar Castillo; Cónsul en el Cerro de Pasco, don Manuel G. Rubio; Cónsul en Pisco, don Cipriano Román; Cónsul en Lambayeque, clon Gregorio del Castillo; Cónsul en Tacna, don Clemente Torreti; Cónsul en Paita, don José Lañas; Cónsul en Iquique, don Antonio Solari Millas; Vice-Cónsul en Pacasmayo, don Manuel Flores; Vice-Cónsul en Huacho, de n Juan Toribio Pérez; Vice-Cónsul en lea, don Carlos González; V i ce-Cónsul en Pisagua, clon Diego Bruce; Vice-Cónsul en Trnjillo, don Marcial Acharan i Vice-Cónsul en Arica, don Manuel Maria de Villauueva. Comuniqúese, rejístrese i pnblíqnese.—IRIGOYEN.

M A R I A N O I. P R A D O , PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA.

Considerando: 1.° Que son muchos i valiosos los donativos ,i ofrecimientos de todo jénero que recibe el Gobierno de peruanos i estranjeros para sostener la gnerra provocada por la República de Chile. 2." Que con este motivo es indispensable organizar i centralizar la recaudación i abdicación de esos donativos i ofrecimientos, Decreto: Art. l.° Fórmese una junta que se denominará «Junta Central Administradora de donativos para la guerra con Chile, compuesta de ventiun miembros que el Gobierno nombrará por decreto separado; 2.° Esta Junta recibirá los donativos de toda especie i los tendrá a disposición del Gobierno; 3.° Todas las solicitudes que se dirijan al Gobierno haciendo donativos n ofrecimientos para sostener la guerra, se remitirán a la Junta para que haga efectivos éstos; 4.° La Junta se pondrá en relación con todas las sociedades i personas que traten de suministrar auxilios, a fin de que se centralicen, para que se apliquen esclusivamente a las necesidades de la gnerra de la manera mas provechosa i conveniente; 5.° La Junta pondrá diariamente en conocimiento del Gobierno los recursos i auxilios de que disponga para que determine su especial aplicación. El Ministro ele Estado en el despacho de Hacienda queda encargado del cumplimiento de este decreto. Dado en la casa de Gobierno en Lima a los 7 dias del mes de Abril de 1879. MARIANO I.

PRADO.

José Ií. de Izcue. REPATRIACIÓN DE PERUANOS.

Lima, Abril 17. Visto el oficio que precede del Plenipotenciario del Perú en misión especial en Chile, i teniendo en consideración que espedido el decreto de espulsion de los ciudadanos chilenos residentes en el Perú, es deber del Gobierno facilitar a los nacionales que residan cu Chile los medios de regresar a su patria, i que algunos de dichos nacionales han solicitado la repatriación, por carecer de recursos necesarios para hacer el viaje, se resuelve: que por el Ministerio de Hacienda se contrate con la Compañía Inglesa de Vapores cu el Pacífico los pasajes que fueren precisos a fin de repatriar a los peruanos que residau en Chile i que no pueden regresar al pais por falta de recursos para pagar sus pasajes, aplicándose este gasto a la partida de estraordinarios del ramo de Relaciones Esteriores. Comuniqúese, rejístre i pnblíqnese.—Rúbrica de S. E. IRIGOYEN.

Se calculan en 400 el número de peruanos que residen actualmente en Chile. M A R I A N O I. P R A D O . PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA.

Considerando: Que habiendo decretado Chile la interdicción comercial con el Perú, se obliga a éste a tomar resolución que destruyan el efecto de esa hostilidad mal entendida i que hagan que no se disminuya el tráfico mercantil; pues el Gobierno cree que no puede dictarse medida, alguna que ataque en lo menor el movimiento pacífico i nada hostil del . comercio de los particulares, por ser contrarias a las conveniencias i a los intereses bien entendidos de las naciones, Decreto: Art. l.° Todos los artículos similares a los que se producen en Chile i que vengan de puertos de otras naciones, pagarán los derechos de importación desde esta fecha con una rebaja de. 50 por ciento.


CAPITULO CUARTO. Art. 2.° El Gobierno determinará, con 60 dias de anticipación, la fecha en qne debe cesar la concesión que se hace en el artículo anterior. Art. 3.° Desde el dia 15 de Junio próximo los artículos de producción de Chile i los que vengan de ultramar en buques que hagan escala en cualquiera de los puertos de Chile, pagarán los derechos de importación actualmente establecidos con un recargo de 50 por ciento. Quedan esceptuados los artículos de ultramar que vengan en vapores por la via del Estrecho. Art. 4." Los artículos libres de derechos procedentes de Chile o que vengan en buques que hagan escala en puertos de Chile, pagarán el derecho de importación de 25 por ciento sobre su avalúo desde la misma fecha señalada en el artículo precedente. Art. 5.° El Gobierno asume la responsabilidad de esta medida i solicitará oportunamente la sanción lejislativa. El Ministerio de Estado en el despacho de Hacienda i Comercio queda eneargado del cumplimiento de este decreto i de hacerlo publicar i circular. Dado en la casa de Gobierno en Lima a los diez i siete dias del mes de Abril del año de mil ochocientos setenta i nueve. MARIANO I .

PRADO.

J. R. de Izcue. JUNTA DE INFORMACIONES.

Lima, Abril

21 de 1879.

Deseando el Gobierno aprovechar de todas las indicaciones i proyectos aceptables que .para el mejor éxito de las operaciones de la campaña abierta contra Chile presenten los habitantes de la República, cualquiera que sea su clase i condición social; i no pudiendo por sí mismo, en virtud de sus multiplicadas atenciones, contraerse al estudio de todos los que pueden someterse a su conocimiento, créase una juuta que se denominará Junta de informaciones, con el objeto de que instruyéndose de todas las memorias, noticias verbales o proyectos detallados, ya sean anónimos o firmados que pudiera recibir sobre las operaciones de la guerra, medios de hacerla eficaz o de anular los que emplee el enemigo, eleve al Gobierno los que a su juicio sean dignos de atención, acompañándolos del respectivo informe. Dicha comisión será compuesta del jeneral don Manuel de Mendiburu, que la presidirá, del capitán de navio clon Francisco Carrasco, del Presidente cesante del tribunal mayor de cuentas don Manuel Ángulo, del doctor clon Pedro Paz Soldán i Unánue i de clon Jerardo Cabello que hará de secretario. Comuniqúese i publíquesé.—Rúbrica de S . E.—SORLAR. MARIANO 1 PRADO, PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA.

Considerando: Que es necesario uniformar los ofrecimientos que de sus sueldos o parte de ellos han hecho espontáneamente los empleados civiles, judiciales i de hacienda, para contribuir a los gastos de la actual guerra, Decreto: Artículo 1.° Desde el Presidente de la República hasta el amanuense se acepta a todos los empleados civiles, j u diciales i de hacienda, en activo servicio i de las listas pasivas, el 20 por ciento de sus haberes i pensiones como donativo que se aplicará esclusivamente a los gastos de la guerra. Art. 2.° Hecho el descuento en cada pago, la caja fiscal u oficina que lo verifique remitirá su valor a la junta administradora de donativos para la guerra. Art. 3.° El descuento se principiará a hacer desde el presente mes de Abril, i solo es aceptado para los pensionistas i empleados que tengan un haber mayor de sesenta soles. Art. 4.° Los empleados cnyos haberes estén actualmente sujetos a otros descuentos, solo contribuirán por ahora con el diez por ciento de ellos; pero este descuento se con-

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tinuará haciendo por el doble del término que dure para loe demás, a fin de que unos i otros contribuyan en la misma proporción. Art. 5.° Solo los militares en campaña están esclñidoe de este decreto. El Ministro de Estado en el Despacho de Hacienda i Comercio queda encargado del cumplimiento de este decreto i hacerlo publicar i circular. Dado en la casa de Gobierno en Lima a los 21 dias del mes de Abril de 1879. MARIANO I . PRADO.

J. R. de Izcue. El Congreso, etc. Considerando, etc. Ha dado la lei siguiente: Art. l.° Todo peruano de 21 a 60 años de edad contribuirá a los gastos de guerra con cuatro soles al semestre en los departamentos de la costa, i tres soles al semestre en los departamentos del interior. Art. 2.° Esta contribución principiará a recaudarse, según el reglamento que espida el Poder Ejecutivo, désele el semestre en curso. Art 3.° El que deje de pagar un semestre de contribución sufrirá la pena de pagar el cuadruplo de la cuota asignada. . Art. 4.° Para ejercer los derechos de ciudadanía en las elecciones populares, es indispensable presentar el recibo que acredite haber pagado la contribución establecida en esta lei. Dada, etc. Lima, Abril 26 de 1879. J. R.

DE IZCUE.

El Congreso, etc. ' Considerando, etc. Ha dado la lei siguiente: Desde el 1.° de Junio próximo se pagará en plata sellada en las Aduanas de la Repiíblica, el cincuenta por ciento de los derechos de importación establecido sobre las mercaderías estranjeras. Dada, etc. Lima, Abril 26 de 1879. J. R.

IZCÜE.

El Congreso, etc. Considerando, etc. Ha dado la lei siguiente: Art. l.° Se prohibe la esportacion de la moneda nacional de oro o plata. Art. 2." El qne contravenga a esta prohibición ademas de la pérdida de la moneda que pretendiese estraer i qne quedará a beneficio del aprehensor o denunciante según loe reglamentos de Aduana, sufrirá la }Dena de penitenciaria en segundo grado i serán confiscados todos sus bienes. Art. 3.° La traslación de la moneda nacional de un punto a otro de la República será garantida con fianzas saneadas que se harán efectivas en el caso de que no se presente en el término de la distancia el certificado de su introducción a puertos peruanos. Art. 4.° Los administradores de las Aduanas concederán permiso para llevar en cautidades proporcionadas la moneda nacional que fuese necesaria para los buques surtos en los puertos. Dada, etc. Lima, Abril 26 de 1879. J.

R.

DE ÍZCUE.

MARIANO I. P R A D O , PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.

Por cuanto el Congreso ha dado la lei siguiente: El Congreso de la República Peruana, Considerando:


G U E R R A D E L PACIFICO

Que la noble conducta que lian observado los estraujeroü residentes en el Perú, a consecuencia d é l a guerra que Chile le ha declarado, obliga la gratitud nacional, Ha dado la lei siguiente: Artículo único.—El Congreso emite un voto de gratitud enifavor délos estranjeros que han manifestado sus simpatía» al Perú, con motivo de la guerra que Chile le ha declarado, i mili especialmente en favor de los qne 1« han ofrecido su jeuerosa cooperación para defender su honra, independencia e integridad. Comuniqúese al Poder Ejecutivo para que disponga lo necesario a su cumplimiento. Dado en la sala de sesiones del Congreso en Lima a 2 Mayo de 1879. JÓSE" ANTONIO GARCÍA I GARCÍA, Presidente del Senado.

— R I C A R D O ESPINOSA, Vice-Presidente d é l a Camarade Diputados.—FEDERICO LUNA, Secretario del Senado.— NICANOR LEÓN, Secretario de la Cámara de Diputados. Por tanto mando se imprima, publique i circule i se le dé el debido cumplimiento. Dado en la casa de Gobierno en Lima a los cinco días dul mes de Mayo de mil ochocientos setenta i nueve. MARIANO I . PRADO.

Juan Corrales Melgar

XIX ¡•¿tswnlsion de chilenos. II AHÍ ANO I. PRADO, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.

Considerando: Que el estado de guerra en qne se encuentra la República con la de Chile-hace indispensable, la adopción de toda medida que asegure el buen éxito de las operaciones militares, Decreto: 1.° En el perentorio término de ocho dias contados desdi? la fecha,, salvo, el de la distancia, saldrán del territorio nacional todos los chilenos que actualmente residen en la Ryp.úbUea; 2." Quedan esceptuados de lo dispuesto en el artículo anterior: 1.° los chilenos comprendidos en el inciso 2." i 3.° artículos 34 de la Constitución-; i 2.° los que habiten en la República mas de diez-años, siendo casados con peruanas i propietarios de bienes raices, siempre que con su conducta no se lingan sospechosos al Gobierno, en cuyo caso se considerarán iucursos en el artículo 1.°; 3." Los que no cumplan con este decreto en el plazo fijado, serán internados a su costa, a, los puntos que designe el Gobierno; •k" Los Prefectos de los departamentos cumplirán estric.t-:,;m>t:t(!, bajo la mas severa responsabilidad, este decreto. Dado en la casa de Gobierno en Lima a l o dias del mes de Abril de 187'.). d . r i ! -. O) .[. PliA.DC).

Juan Corrales Melga/,: Bando. E N R I Q U E LA HA, COUOXKL D?, INl.'AXTF.RI.-V DE EJERCITO I PREFECTO DEL DEPARTAMENTO,

Por cuanto: E: Supremo Gobierno con fecha 15 del corriente ha d 'C:-c":i,do la ospulsiou de los chilenos del territorio de la República. • Decreto: 1." En el perentorio término de ocho dias contados desde lalVclia, t o d o s los chilenos residentes en el departamento saldrán del territorio peruano, con escepciou de los comp r e n d i d o s en l o s incisos 2." i 3." del artículo 34 de laConstitnc: 1:1 i los qiv habiten cu la República mas de diez años, siend > .eaead-'-s con peruanas i propietarios de bienes rai-

ces, siempre que con su conducta no se hagan sospechosos al Gobierno. Para probar esta escepciou presentarán ante los subprefectos respectivos los documentos correspondientes. 2. Los que no cumplan con este decreto en el plazo fijado, serán internados a su costa a los puntos que designe el Gobierno. 3.° Los subprefectos de las provincias quedan encargados del cumpliminto de este decreto. Dado en la casa prefectoral en Lima a los dieziseis dias del mes de Abril de mil ochocientos setenta i nueve. a

ENRIQUE L A R .

José' A. del Rio, Secretario.

S>ireccion de Gobierno. M A R I A N O I. P R A D O , PRESIDENTE

DE

LA

REPÚBLICA.

Considerando: Que los vdtimos hechos practicados por el almirante de la escuadra chilena, atacando sin previo aviso contra los principios establecidos por el derecho de jentes los puertos indefensos de Molleudo, Iquiqne i Pabellón de Pica, autorizan al Gobierno del Perú para adoptar toda especie de represalias en defensa de la justicia i de sus derechos, Decreto: Declárase estensivo a todos los chilenos que residen en el territorio de la República, sin escepcion alguna, lo dispuesto en el artículo 1.° del supremo decreto de 15 del corriente, debiendo en consecuencia salir del pais en el plazo fijado en el citado artículo. Dado en la casa de Gobierno en Lima a los 17 dias del mes de Abril de 1879.. MARIANO I.

PRADO.

Juan

Corrales

Melgar.

Bando. ENRIQUE

LARA,

CORONEL DE INFANTERÍA DE EJÉRCITO I DEPARTAMENTO.

PREFCET0 DEL

Por cnanto: El Supremo Gobierno ha decretado con fecha de ayer la espulsion de todos los chilenos del territorio peruano, Decreto: 1." En el improrrogable término de seis dias, todo individuo nacido en la República de Chile saldrá fuera del departamento de Lima; 2.° La policía reducirá a prisión a los chilenos que no cumplan con este mandato a fin de que sean internados al Amazonas, quedando autorizado todo ciudadano para denunciar ante los subprefectos respectivos la presencia de cualquiera de ellos en el territorio de ese departamento, a fin de hacer efectiva la resolución del Gobierno. Dado en la casa prefectoral en Lima a los 18 dias del mes de Abril de 1879.—Enrique Lava.—José' A. del Rio, Secretario.

XX. ;A LA GUERRA! ¡ A L A GUERRA! (El Mercurio, Abril 2 de 1879.)

Al saberse ayer aquí que el honorable Consejo de Estado por unanimidad de votos habia acordado declarar inmediatamente la guerra al Perú, una emoción de gozo indescriptible se apoden') de todos los corazones. La inccrtidunibre, la tardanza, lo enigmático de la situación, eran un tormento para el patriotismo, cuyas impaciencias no reconocen freno cuando se ve que a medida que el peligro avanza retrocede la acción que debe conjurarlo. Hoi ya, por misericordia de Dios, el velo que cubría nuestra vista ha caído hecho pedazos a nuestras plantas, dejándonos al descubierto al pérfido enemigo que no con-


CAPITULO CUARTO.

209

Pizarro degolló como a ovejas en la plaza de Lima a los tentó ann con venirnos engañando con sus insidiosas segumiles de indios que custodiaban el palanqnin de Atahnalpa; ridades de afecto, quería darse el placer de saborear las Valdivia no pudo matar un solo araucano impunemente; torturas de nuestro orgullo i nuestra paciencia. aquellos eran menos que mujeres, éstos mucho mas que Es preciso que los documentos que ha tenido envista el Consejo de Estado sean mui poderosos para obligarle a hombres, eran todos titanes del patriotismo. Las afiladas tizonas españolas se mellaron en el pecho de granito de los proceder como lo lia hecho. Se nos dice que las piezas enhijos de Chile, mientras que en la sedosa piel de los incas viadas por nuestro Ministro en el Perú, entre las cuales se no hicieron mas que afilarse mas. halla la copia del tratado secreto con Bolivia, son abrumaSiendo ello así ¿qué nos importa que sus ejércitos se dudoras; que en ellas está patente la maquiavélica conducta pliquen; que sus naves de guerra cambien su vieja artilledel ex-Presidente Pardo i no menos visible la política del ría por poderosos cañones; que sus buques de madera hombre que hasta ayer no mas creíamos un dechado de vuelen como las gaviotas; que sus cholos se preparen belealtad i de hidalguía. biendo vino con pólvora para la matanza; que los bribones El jeneral Prado, al enviarnos al señor Lavallecon prode la prensa de Lima destilen inmunda hiél; que el jenepuestas de mediación mientras que por otro lado manioral Prado, convertido en pobre manequí de los populachebraba para hacernos caer en alevosa emboscada, ha proros, no descanse en animar con .su presencia i sus consejos cedido como el digno jeje de un gobierno que por sus infiel simulacro de los combates contra las boyas i los esdencias características, su proverbial falta de honradez i capanta-pájaros que sirven de blanco a los fusiles i la artirencia absoluta de todo decoro, es la piedra de escándolo plería de su terrible ejército? de todos los países de Europa i América. El reto ha sido alevoso, lo mas aleve que puede conce¡Nada! ¡nada! Venceremos al Perú i a Bolivia juntos, i birse ; aceptémoslo, pues, i en nombre de Dios i de la patria los venceremos, primero porque nuestra cansa es justa, i corramos a vengarnos! segundo porque nuestros blindados no llevan a su bordo Pero es preciso que la venganza sea tan terrible como mercenarios estranjeros, sino patriotas, i porque nuestro el insulto; que los dejenerados descendientes de los incas ejército de tierra signe un estandarte que hasta ahora no ha reciban el castigo que merecen por su traición cobarde, por sido profanado nunca en los sesenta i tantos años que su envidia ruin, por sus odios inveterados i gratuitos con- lleva de existencia. tra Chile, que jeneroso i magnánimo corrió por dos veces ¡A la guerra! ¡a la guerra, pues! No puede asistirnos el a libertarlos del ignominioso yugo que los oprimía; que menor escrúpulo ni sombra de remordimiento. aun después de los mil i un motivos de resentimiento perHemos hecho cuantos esfuerzos son imajinables por durable voló a interponerse entre la España poderosa i su evitar una colisión con el Perú. Los mismos diarios de desleal hermano, sin acordarse de qne no tenia para deLima nos enrostran la cobardía de haber hasta ahora fenderlo otras armas que su coraje. soportado sin murmurar las altivas insinuaciones de nuesValparaíso fué bombardeado, reducidos a cenizas sus tros vecinos, i en fin la América entera sabe i puede demagníficos almacenes de aduana, i todo ese sacrificio no cirlo que a trueque de no comprometer nuestra paz i nuestuvo mas causa que nuestro necio afecto por el Perú, por ! tro crédito, nos hemos llevado durante cuarenta años esa República que no ha cesado desde los días de la indesufriendo ¿tacientemente todas las intemperancias de los pendencia de trabajar sordamente por nuestra ruina. Gobiernos i pueblos con quienes hemos tenido litijios de Pero todo esto que habría para siempre encadenado con intereses. lazos de indisoluble gratitud a la nación menos sensible i Nuestra diplomacia ha sido el Calvario de Chile. noble, ha sido como escribir en el agua, peor que eso aun: El cáliz de la hiél lo hemos bebido hasta las heces. fundamento para acrecentar el odio tradicional i hacer mas No se podia ya aguantar mas, so pena de descender hasta esplosivas las susceptibilidades de su rencoroso amor proel último escalón en el concepto del mundo i esponernos pio. a todas las injurias de pueblos que son mui inferiores en ¿Qué podemos entonces esperar del Perú? ¿Qué nos contodo i por todo al nuestro. cite, valiéndose de las cabalas de su artera diplomacia, la La guerra al Perú i a Bolivia no solo es de imprescinanimadversión de la América? ¿Qué sea el auxiliar de Bodible necesidad viov el honor, sino de indeclinable deber livia para hacerse pagar bien caro por ella su auxilio aun para sincerarnos ante la opinión de la América, que, por en caso de derrota e imponernos a nosotros la lei, si la lo visto, cree que entre nosotros se ha borrado hasta el suerte de las armas nos fuese adversa? recuerdo de lo que fuimos. Eso es lo único que del Perú podemos esperar. De consiAnte semejantes consideraciones no hai sacrificio qne guiente, es preciso aplastarlo, reducirlo a la impotencia de duela; por el contrario, todos son i deben ser gratamente hacer el mal: i que lo conseguiremos es una idea encarnaaceptados. da en el espíritu de todos los chilenos, que para esa obra La sacudida, lejos de debilitarnos, nos prestará mas no habrá sacrificio por que no pasen ardiendo en santo i vigor. varonil entusiasmo. La larga paz enerva, afemina los caracteres, embota las A estas horas quizás las Cámaras habrán aprobado el susceptibilidades jenerosas del orgullo i concluye por hacer acuerdo del Consejo de Estado. ¿Qué nos queda que hacer olvidar a los pueblos que el honor es el primero de sus eleentonces? Correr todos a ofrecer en los altares de la patria mentos de vida. querida todo lo que poseemos: dinero i sangre tenemos de Si nuestros recursos pecuniarios son cortos para la emsobra; derramémoslos pues sin tasa, si es preciso, para depresa, en cambio tenemeshoi un continjente de fuerzas con fenderla. que no contábamos, i es el ardimiento patrio, para el cual Nuestro suelo produce soldados heroicos con la misma fertilidad que el Perú lúcumas i chirimoyas; convoquémos- no hai egoísmo que valga, ni nada costoso, ni nada imposible. los en nombre de la patria i correrrán a alistarse en tropel, La gloria nacional es una pasión que vivifica, que depura serán veteranos en unos cuantos días, i en unos cuantos días también podrán caer como el rayo sobre las afemina- los corazones, que ilumina los espíritus, que hace de un país aletargado por la miseria o por los vicios un centro das lejiones que vienen a provocarlos. de luz, de trabajo, de fraternidad, de todas esas virtudes Si se necesitan mas buques, mas armamento, etc., cómque solo brotan al choque de los grandes aprestos. prese todo sin regatear, i todo vendrá a nuestras manos Hé ahí el lado bello de la situación que no debemos antes que los tan cacareados pertrechos del enemigo. perder de vista para que la esperanza tiernamente acariEl Perú nos lleva la ventaja de la premeditación, pero nosotros les llevamos la del denuedo, la del empuje irre- ciada en todas las almas, centuplique nuestras fuerzas i nos dé la espléndida victoria que necesitamos. sistible de nuestros soldados, en cuyas venas circula la ¡A la guerra! ¡a la guerra, pues! I el Dios de las batasangre de fuego del español mezclada con la lava de los llas nos protejerá como protejió a nuestros padres en las volcanes de Arauco. T O M O

1-30


G U E R R A D E L PACIFICO

210

jigantescas luchas que sostuvieron para legar a Chile, su patria adorada, el esclarecido nombre que lleva. ( E L PERUANO, diario oficial.) Lima, Abril 4- de 1879. Nuestro deber. Ha llegado el momento en que, agotados todos los medios que aconsejaban el amor a la paz i el deseo sincero de evitar un conflicto entre dos repúblicas hermanas, el Perú se levante lleno de abnegación i de enerjia para defender su bandera; ha llegado la hora en que todos los peruanos deben agruparse al rededor de las autoridades, de que pongan al servicio de la patria todas sus fuerzas, practiquen todas las virtudes que el patriotismo encierra e inscriban lluevas i gloriosas pajinas en la historia nacional. El Perú se vio amenazado por Chile, que tan poco respeta los intereses americanos; vio que se proclamaba una doctrina absurda, condenada por todos los tratadistas, como jèrnieu fecundo de desórdenes i de guerras; vio que se trataba de romper los tratados que aseguran los derechos de todos los pueblos del continente; escuchó la palabra reivindicación, que importa una amenaza contra la soberanía i la integridad territorial; presenció los aprestos bélicos, en grande escala, para ahogar a un Estado que no podia defenderse por el momento; asistió con calmai con dignidad al sacrificio de los principios que rijeu las relaciones americanas i el sacrificio de uu vecino i de un hermano. tSu actitud fué de conciliación amistosa: ofreció primero sus buenos oficios i después su mediación en forma, sin obtener en cambio sino el rechazo, que no tiene ejemplo, de sus levantados propósitos. Chile fué mas lejos: atropello a dos de nuestros ajentes consulares, lanzó el primero el insulto en sn prensa i en sus plazuelas; i como si no bastasen tan incomprensibles escándalos, nos declara hoi la guerra. ¡La guerra al intermediario que habla el lenguaje del derecho, de la conciliación i de la buena fé; la guerra al que insinúa medios de avenimiento i de arreglo, manda plenipotenciarios con tal objeto i propone soluciones tranquilas; la guerra a quien solo interviene para evitar una lucha escandalosa que desprestijie a toda la América! Hé aquí una inconsecuencia que es imposible esplicarse, i que revela el ardiente deseo de que corra la sangre, en unos países, en unos tiempos i bajo instituciones esencialmente liberales i humanitarias. Hé allí un suceso que no podrán comprender las jeneraciones futuras: la guerra para el amigo que trata de cortar la discordia! Pues bien. Tal declaración manifiesta tendencias que es preciso abogar en todo el vigor posible. El Perú va a desempeñar un papel digno de la civilización; i tiene la obligación de obtener la victoria; pero una victoria completa, que encierre seguridades para el porvenir. Los principios' que va a defender valen la pena de sacrificar la tranquilidad, los bienes materiales i hasta la existencia. Hgamos la guerra; pero hagámosla en regla. Sea el Perú un solo hombre armado que no cede si no triunfa. La reacción será sumamente benéfica'i favorable; nos hallará a la altura de un pueblo que no busca ni quiere sino que se acaten los principios eternos de justicia; que no domine en América la audacia del primer aventurero que se lance a conquistar ajenos territorios; que los tratados, ni los vínculos de estos países, ni la civilización, no sean una engañosa mentira. Organicémonos pues. Preparémonos a la victoria, sin demorad sin desorden. Ha llegado el instante de hacer un llamamiento al patriotismo peruano, que respondió en 1821 con las batallas de Jnnin i Ayacucho, i en 1864 con la gloriosa jornada del 2 de Mayo de 1866. Todo lo debemos poner boi a su servicio. En cuanto a nuestros soldados i marinos, en la situación iictual del Perú, no deben tener sino una consigna: o ven-

cer o hundirse para siempre antes que dar un solo paso atrás. LA

OPINIÓN NACIONAL, 4 de Abril de

1879.

Lima. Estamos preparados i estamos resueltos a todo: si Chile nos declara la guerra nos encontrará, no solo con la valerosa decisión de recojer el guante, sino con los elementos necesarios para devolvérselo en el corazón de nuestras metrallas. El patriotismo nacional es hoi gran sentimiento i fuerza invencible: saldrá triunfante. Las victorias morales, precursoras de las victorias armadas, son ya nuestras: hemos manifestado toda la altiva firmeza, toda la culta circunspección que exijian nuestro deber i nuestro derecho. Nuestro deber era agotar los medios de conciliación, i lo hemos cumplido: nuestro derecho era impedir los atentados de Chile, i vamos a ejecutarlo. Bajo esta doble inspiración, el Perú sabrá colocar sus banderas a la altura que le señalan sus hechos lejendarios. El enemigo que lo llama al campo de batalla las conoció en Pancarpata i huyó ante ellas despavorido, cuando se desplegaron, a sn vista. Si alguna vez trajo las suyas para profanar nuestro suelo, las ocultó entre los pliegues de las nuestras, confiando ambas al esforzado brazo de soldados peruanos. Pero aun estos hechos, sobre los cuales ha pronunciado ya la historia su fallo inapelable, salvando el honor del Perú, la jactancia chilena nos lo recuerda, presentándonos una cuenta, que queremos cancelar, que cancelaremos a cañonazos. Por doloroso que sea. para el Perú empeñarse en una contienda fratricida, que será e" escándalo ele la América i del mundo entero, va a ella con la frente levantada, con la conciencia tranquila, con la noble persuasión de que defiende la buena cansa. I va a ella, ademas, para agregar un nuevo episodio a los que forman la inmortal epopeya de sus eminentes servicios a la fraternidad continental. Sus héroes confundieron con los héroes del Orinoco i del Plata su sangre jenerosa, para sellar, en los campos de Jnnin i de Ayacucho, la independencia de las otras Repúblicas, i en estas jornadas memorables, sus lejiones marcharon a la vanguardia de la gloria. Constituido el Perú en nación libre, rica i poderosa, la mas rica i la mas poderosa de todas, no se le ha visto sino como centinela avanzado de la justicia, siempre que de ella reclamara su apoyo i su defensa. Allí donde no podían llegar sus auxilios materiales, llegaba su palabra de aliento o sus óbolos populares. Tal sucedió en Méjico cuando la invasión francesa: fallía sucedido en Cuba cuando sus hijos luchaban por su emancipación: tal ha sucedido siempre que ha sido necesario mantener incólumes los fueros de los débiles i de los oprimidos. La lójica lo obliga pues a seguir ese magnánimo papel tradicional: lo seguirá con ardiente entusiasmo i hasta se felicita de tener que seguirlo. No son las huestes de Napoleón III, ni los siervos de Isabel II los que hoi ponen aprueba la lealtad de sus principios: son los sicarios de uu Gobierno de mercaderes, qne desertando de la comunión americaua, ha levantado en los territorios de Bolivia, la hermana de la víspera, el estandarte de la conquista i de la reivindicación, el mismo estandarte destrozado en Querétaro i puesto en fuga en el Callao. Apenas puede creerse semejante aberración, ni menos que la avaricia de unos cuantos negociantes, arrastre a un pueblo entero a la ruina i a la deshonra. Ruina i deshonra inevitables, porque Chile arrojado de su suelo tiene que buscar en suelo estraño la fortuna i el salario, i porque cualquiera que sea el éxito de la guerra,


CAPITULO CUARTO. siempre será rma ignominia para sus armas haberlas empeñado en una empresa filibustera. I no colmada aun la medida de sus funestos errores; no satisfecho con haber faltado a todos los respetos que se deben a las leyes internacionales; no contento con haber abjurado de la fe comprometida en sus propios pactos, todavía pretende que se le deje devorar a su víctima i si pudiera pretendería hasta que se tributaran aplausos al sacrificio. No ha encontrado quien acepte sus indicaciones para tomar parte en ese festín inicuo; no ha querido el Perú oír sus promesas de reparto; no ha habido quien lo acompañe en su obra proditoria, i por eso, con la desesperación de Ayax, desafia al Perá, ofreciéndole la deseada oportunidad de sacar la espada en defensa de Bolivia. Antes de llegar a tan sensible estremidad ha intentado cnanto recurso sujiere el mas vivo anhelo por la paz; ha honrado con sus debates una cancillería que no los merece; ha devorado en silencio los insultos hechos a su pabellón; ha conxprimido todos sus arranques de lejítima represalia; i en fin, ha dado el mas alto ejemplo de su civilización i de su prudencia. Pero ha llegado la hora suprema, i ha llegado apresurada por los mismos, cuyo interés aconsejaba evitarla. Pues bien: estamos listos! Si Chile quiere ir al abismo, irá al abismo. No crea que lo imitaremos en sus actos de barbarie, ni en sus alardes de jactancia: nos conocemos i los conocemos. Para ellos, los desbordes salvajes de la impotencia, las manifestaciones intemperantes de la rabia, los ultrajes oprobiosos del despecho. Para nosotros, la actitud serena del deber, las solemnes pruebas del patriotismo, las efusiones sinceras de confianza. No tema, pues, que reproduzcamos el espectáculo de sus excesos: témale solo a nuestros cañones i a nuestros rifles en el campo del honor! ¡¡Guerra a lüiileü CORO. Si a la guerra, peruanos, nos llama La chilena insolente altivez, Indignada la Patria se inflama i a sus hijos recuerda el deber. I • Alza, olí Patria, orgullosa la frente I cual rayo feroz, iracundo, Vue'a al grito do guerra, que al mundo Ha lanzado el chileno invasor. No es la fuerza de un pueblo villano La que puede en su infame codicia Ultrajar sin honor, ni justicia La justicia que es causa de Dios. II ¡A las armas! si ingrato el chileno Hoi altivo al combate se apresta I al acento de paz nos contesta Descargando terrible el cañón; Nada importa la fuerza: el derecho Nos asiste en la lucha que inflama, I si Chile a la guerra nos llama G u K i u t A . A M ü K i t T E tendrá esa nación. III ¡¡GuEititA A MUERTE!! al clamor de la Patria No haya un solo peruano en el mundo Que no vuele cual rayo iracundo La ultrajada justicia a vengar, No haya tregua ni un solo momento Ni piedad a ese pueblo malvado Que olvidando el glorioso pasado Hoi nos roba.i nos tala el hogar. IV A las armas, valientes peruanos! De venganza sedientos volemos I a esa tierra maldita probemos Nuestro puro patriótico aulor. ¡Tiembla, oh Chile! nación degradada Ya corona al Perú la Victoria, A sus hijos los llena de gloria I a tus pueblos de eterno baldón. Lima, Abril 7 de 1879.

211 SONETO. ADOLFO BALLIVIAN.

(6 de Febrero de 1873, fecha en que se ajustó el pacto defensivo con el Perú.) Con ojo penetrante, en el chileno Viste la oculta garra del pirata; Viste el puñal de la nación ingrata, Que un dia hiriera de tu patria el seno. Tu previsión, entonces, de hijo bueno Al Perú a la enmun labor reata, La pérfida asechanza desbarata, I quita al áspid su mortal veneno. Ilustre joven, cuya vida breve Fué límpido esplendor; mira: la gloria Graba en tu losa su iomortal relieve. Mañana, al ver tu postuma victoria Salvó su patria de conquista aleve Desde su tumba, nos dirá la historia. D.

COMPOSICIÓN

PRONUNCIADA

EN CABILDO EN

DEL 6 DE ABRIL DE

CAMPOS.

EL

MEETING

1879.

¡ Guerra sin cuartel! Chile se ha vuelto loca! La fiebre delirante De impúdica codicia la vino a trastornar; Si ayer retó a Bolivia, hoi nos arroja el guante I por la sed del oro se dejará matar! Pues bien, nación ingrata! será la guerra a muerte Ya que exabrupto rompes los lazos de la unión; I en tal cruzada inicua jamas quisieran verte Los pueblos mas sensatos del mundo de Colon! Guerra, pues, si la quieres, con mengua de tu nombre, Sangrienta, formidable, sin tregua, sin cuartel! El recio descalabro que sufras, no te asombre, Porque al Perú provocas, i Dios está con él! De pié, conciudadanos! marchemos al combate: Con entusiasmo ardiente las armas empuñad; I sepan los contrarios que en vuestros pechos late El sentimiento sacro de patria i libertad! Chile que ser ansia reina del grande Océano, Lujo hace de la fuerza, mofa de la razón; Sin ver al internarse por suelo boliviano Que su deshonra lleva escrita en su pendón. Con su artillada Ilota se cree preponderante, Ante ella, nuestros buques son cascaras de nuez... Veremos de la lucha eu el supremo instante, Si en el mar nos sepulti su cínica altivez! Hoi las naciones libres del nuevo continente La conducta de Chile reprueban con horror: I miran en Bolivia la víctima inocente A luchar obligada, en guarda de su honor! La causa de Bolivia con todos simpatiza, El triunfo le desean los pueblos de ultramar, Guay! cuando los peruanos penetren en la liza, Del enemigo injusto la tienen que vengar. Tú lo has querido, Chile! La América latina Mira con dosconiianza flamear tu pabellón, Hoi el Perú i Bolivia, mañana la Arjentina, Podrán borrar tu nombre del bello escalafón. Ya no eres nuestra hermana, ya no eres nuestra aliada, Tus hechos te declaran envidiosa rival! Sigue tu mal camino, i al fin de la jornada No habrá quien te levante de tu caida mortal'! Arriba, compatriotas! probemos nuevamente Qne hai fuerzas en el brazo, fuego en el corazón! Una lección tremenda demos al insolente, Que apague su sed de oro, do sangre i de invasión! De pié, bravos peruanos! volemos ai combate; I como el " 2 de Mayo" las armas empuñad; Probad a los chilenos qne en vuestros pechos late El sentimiento sacro de patria i libertad! JOSÉ ALYARADO.


CAPÍTULO

V.

SUMARIO.—I. BLOQUEO DE IQOTQUE: telegramas i notas cambiadas entre el jefe de la escuadra chilena, Prefecto, cuerpo Consular i ájente déla Compañía Inglesa de Vapores.—II. Primera correspondencia de Iquique a EL COMERCIO, de Lima sobre el bloqueo notificado por Arturo Prat, haciendo de él una fovorable relación.—III. Primeras escursiones del Talisman i Chalaco a Arica, Pisagua i Moliendo: correspondencias. —IV. Circular a los Prefectos.—V. COMBATE DE CHIPANA: primeros telegramas a Lima i Santiago; partes oficiales de los comandantes Juan J. Latorre, Garcia i Garcia, Nicolas F. Portal i Antonio C. déla Guerra.—VI. Cartas sobre ese combate, de Onofre Pérez d., V. Zegers, José M. Villarreal i Luis V. Contreras.— VIL Manifestación al comandante de la Magallanes Juan J. Latorre. —VIII Correspondencia a EL COMERCIO de Lima sobre el combate de Chipana, por Eemo, tripulante déla Union.—IX. Memorándum del DIARIO OFICIAL de Chile sobre la actitud del Gobierno del Perú en el conflicto chilenoboliviano.—X. BOMBARDEO DE PISAGUA, MULLENDO i PABELLÓN DE PICA por la escuadra chilena: telegramas i partes oficiales de Chile i el Perú.— XI. Diario de la "Campaña Marítima" i "Cartas de la Escuadra" del corresponsal de EL MERCURIO,—XII. Correspondencia de Neto a L A PATRIA de Lima.—XIII. Proclama de Prado a la nación i del jeneral Buendia al pueblo de Iquique i al ejército.—XIV. Llegada del ejército boliviano a Tacna: descripción i proclamas de Daza..—XV. Cuadro de la fuerza efectiva del ejército de Bolivia llegado a Tacna.—XVI. Cartas autógrafas cambiadas entre [Prado i Daza a su llegada a Tacna,—XVII. Prado asume el mando del ejército del Sur; decretos, proclamas de Prado i del VicePrésidente La-Puerta.—XVIII. Cartas de Sotomayor a Daza.-—XIX. Editoriales de la prensa de Chile, Perú i Bolivia. 0

I. Bloqueo de Iquique. T E L E G R A M A S .

Lima, Abril 5 de 1879. El Supremo Gobierno ha recibido los siguientes telegramas: Iquique, 5, 1 1 . 4 5 A. M.—Sur cinco vapores a la vista. 2 . 2 0 P. M . — L a escuadra chilena a la vista. A las 4 . 5 5 P. M.—Iquique bloqueado por buques de guerra chilenos. Iquique todo tranquilo. Los negocios todos suspendidos. Estrado del oficio pasado por la Comandancia Jeneral de Marina trascribiendo el del Comccndante en Jefe de la Escuadra, señor Williams Rebolledo. COMANDANCIA JENERAL DÉ MARINA.

Valparaíso,

Abril 12 de 1879.

E l Comandante en Jefe de la Escuadra, en oficio fechado en Iquique el 7 del .corriente, me dice lo que copio: «Paso a dar cuenta a V. S. de las operaciones practicadas por la escuadra de mi mando, desde la fecha de mi última comunicación El dia 2 se iucorporaron a la escuadra, embarcándose en el buque de la insignia, los señores don Rafael Sotomayor i el capitán de fragata graduado don Arturo Prat. A l dia siguiente recibí los telegramas que me indujeron a dirijirme a estas aguas abandonando a Antofagasta a la 1 de la mañana, con los dos blindados i las corbetas Ghacabuco, Esmercdcla i O'Higgins. A la altura de Cobija encontré a la corbeta Magallanes J que regresaba de su comisión Durante ese dia practiqué con los buques una serie de ! evoluciones de táctica, con el objeto de adiestrarlos en los movimientos combinados de la escuadra, terminando éstos con un zafarrancho jeneral de combate, disparando bala rasa con carga máxima con los cañones de grueso calibre; i el sábado a las 2 P. M . me presenté en la boca de este puerto, sobre la máquina, desde donde envié al jefe político del lugar las notas qué en copia acompaño, comunicándole que desde ese momento bloqueaba el puerto. Como V. S. comprenderá, esta medida ha producido estraordinaria alarma en la población, llegando la excitación hasta tal punto que muchos de nuestros nacionales

(en número de 2 0 0 hasta esta hora) se han visto obligados a refujiarse en los buques mercantes que existen en la bahía, i como la mayoría de ellos es jente desvalida, ordené se les racionara, i hoi deben partir algunos en el vapor que conduce la presente comunicación. En la bahia existen 1 7 buques de nacionalidad estranjera, a los que se ha notificado el bloqueo señalándoles el plazo de 1 0 dias para que dejen el puerto. Como el objeto principal de mi venida a este puerto es provocar a la escuadra peruana para presentar combate, es muí posible que si las medidas tomadas hasta esta fecha no son bastante a conseguirlo, emplearé todavía otras mas eficaces hasta lograr el objeto que persigo. El estado sanitario de los equipajes es satisfactorio. Antes de terminar me complazco en manifestar a V. S. que todos los señores jefes, oficiales i tripulaciones de los buques de la escuadra, mantienen el espíritu levantado i todos ellos cumplirán con su deber el dia de la prueba.» Lo trascribo a V. S. para su conocimiento, haciéndole presente que no acompaño los documentos a que se alude en la nota anterior, por creer que el Comandante en Jefe de la Escuadra los habrá mandado a ese Ministerio, como ha susedido en ocasiones anteriores. Dios guarde a V . S. E.

ALTAMIRANO.

Al señor Ministro de Marina.

República de Chile.—Comandancia Jeneral de la Escnaxlra.—Abordo del "Blanco Encalada".—Rada, de Iquique, Abril 5de 1879. Señor ; Acabo de presentarme en estas aguas con la escuadra de mi mando, con el objeto de establecer el bloqueo efectivo del puerto i sus inmediaciones que principia desde luego.— I como es posible que la marcha de los acontecimientos que mui pronto deben desarrollarse, ya sea por la presencia de la escuadra peruana en estas aguas o ya por otra causa, me obligue a emplear los elementos militares de las fuerzas de mi mando, me anticipo a prevenirlo a V. S. para su conocimiento i para que así lo haga saber a la parte indefensa de la población, a cuyo efecto señalo el plazo de veinte i cuatro horas, que deberán contarse desde el momento en que reciba V. S. la presente comunicación, haciendo responsable a V. S. pasado aquel tiempo, del resultado de mis operaciones. Dios guarde a V. S. J . WILLIAMS REBOLLEDO. Al Jefe Político i Militar del puerto de Iquique

Es copia.—Enrique Rojas,

secretario.


213

CAPITULO QUINTO. Prefectura del Departamento Abril.6 de 1879.

de

Tarapacá.—Iquique,

Señor: Por el oficio de V. S. me he enterado de que con la escuadra de su mando ha establecido el bloqueo en este puerto i sus inmediaciones, haciéndome responsable del resultado de sus operaciones militares que en esta plaza le impongan los acontecimientos posteriores. En contestación, debo espresar a V. S. la profunda sorpresa qae me ha causado dicho oficio, pues la actitud que ha tomado la escuadra de su mando importa una hostilidad contra el Gobierno peruauo, que represento en esta localidad, i sin que haya precedido la declaratoria de guerra en la forma debida. Por lo mismo, protesto a nombre del pais i del Gobierno Supremo, contra este acto atentatorio, declinando en V. S. toda resposabilidad, tanto por el bloqueo como por las operaciones que la escuadra de su mando emprenda en este puerto o litoral, i en que llegado ese caso inesperado, como primera autoridad i como peruano, sabré cumplir mis deberes. Dios guarde a V. S. JUSTO P.

DÁVILA.

Sefior Comandante Jeneral de la Escuadra de Chile.

República de Chile.—Comandancia Jeneral déla Escuadra.—Abordo del "Blanco Encalada".—Rada de Iquique, Abril 5 de 1879. Señor: Partici])o a V. S. que con esta fecha he establecido el bloqueo de este puerto como medida estratéjica para los futuros acontecimientos que tendrán que surjir con motivo de la actitud hostil asumida por el Gobierno del Perú en nuestra contienda con Bolivia i tengo el agrado de manifestar a V. S. que todos los subditos i ciudadanos estraujcros residentes en este puerto obtendrán del que suscribe el apoyo i seguridad de sus personas e intereses, siempre que no estén en op>osicion con los propósitos que j>ersigo. En consecuencia si algunos de ellos desean abandonar el lugar trasladándose por mar al norte o sur no pondré inconveniente ' para que lo efectúen con tal que obtengan previamente un pasaporte del señor Cónsul de la nación a qne pertenecen, el cual será visado por el que suscribe. Debo prevenir a Y . S. que los vapores de la carrera solo permanecerán en el surjidero sobre vapor, i el tiempo preciso para el embarco i desembarco de la correspondencia i pasajeros que deban desembarcarse en el sentido que dejo indicado. Sírvase V. S. en su carácter de Decano del Cuerpo Con-> snlar en este puerto, poner en noticia de sus honorables colegas el contenido de la presente nota i admitir los sentimientos de consideración con que me suscribo de V. S. atento i S. S. Firmado—J. WILLIAMS REBOLLEDO. Señor Decano del Cuerpo Consular. CUERPO CONSULAR DE IQUIQUE.

Señor: El infrascrito ha tenido la honra de recibir la atenta nota de V. S. de esta fecha por la que queda impuesto de que, como medida estratéjica, se ha servido establecer el bloqueo del puerto de Iquique, manifestando a la vez que todos los subditos i ciudadanos estranjeros residentes en este puerto obtendráu de parte de V. S. ei apoyo i seguridad de sus personas e intereses siempre que no estén en oposición con los propósitos cpie persigue, no poniendo con tal motivo inconveniente para que las personas que deseen abandonar el jugar puedan hacerlo sacando previamente un pasaporte del Consulado de la nación a qne pertenecen, el cual será visado por V. S. Manifiesta V. S. en conclusión que los vapores de la carrera permanecerán sobre vapor el tiempo preciso para el

embarco i desembarco de la correspondencia i pasajeros que deban embarcarse con dirección al norte o sur. Cumpliendo con el encargo de Y. S. he reunido en el acto el H . Cuerpo Consular, de este puerto i puesto en sin conocimiento el contenido de su ya citada nota. De acuerdo con todos los señores Cónsules i a su nombre vengo a manifestar a V. S., como no puede ignorarlo, que una gran parte de los habitantes de este puerto, sino la mayor, son estranjeros de distintas nacionalidades i que por consiguiente sea directa o indirectamente, sus intereses representan los de la población de Iquique. Sabe V. S. también que la construcción de Iquique es de un material que constituye en sí mismo un peligro inminente i que en el caso desgraciado de un conflicto a mano armada ¡os verdaderos perjudicados serán los estranjeros o neutrales en la actual contienda. La posición topográfica de Iquique i la falta de medios de trasporte es un impedimento insuperable para poner los intereses a salvo, ni podrían sus dueños dejarlos abandonados, acojiéndose a la franquicia que V. S. les ofrece para poner en salvo sus personas i familia, porque este abandono equivaldría a una pérdida casi segura del todo, apesar de las seguridades que V. S. se sirve ofrecerles, siempre qne no estén en oposición con los propósitos que persigne V. S. Los que somos neutrales en la contienda actual, no podemos, bien lo sabemos, coartar la libertad de las operaciones militares, ni de unos ni de otros, i esta persuasión, permítame V. S., hace ilusorias las garantios qne nos brinda i pone a este Cuerpo Consular en el caso de pedir a V. S. algunas esplicaciones sobre el modo de ejercer en provecho de los intereses estranjeros las garantías i apoyo de que habla su nota. En cuauto a la prevención que hace Y. S. respecto de los vapores cíe la carrera i del embarco i desembarco de pasajeros i correspondencia en el sentido indicado en 3a misma nota, desearía hiciese V. S. cstensiva la libertad del embarque a las familias todas que quisiesen abandonar este puerto, tanto estranjeras como peruanas i bolivianas, yendo estas últimas resguardadas por el pasaporte de algunos de los consulados de naciones amigas del Gobierno qne Y. S. representa, lisonjeándonos la esperanza de (pie Y . . S . no se negará a visarlos. I siendo quizás conveniente tener algún arreglo verbal con V. S. sobre este particular, de entre los miembros de este cuerpo consular se ha nombrado a los señores representantes de la Gran Bretaña, Francia i Alemania, para que apersonándose con V. S. se sirva estipular con ellos el modo mas espedito para llenar esto requisito. Con sentimientos de alta consideración soi del s-mor Comandante Jeneral sumni atento S. S. El Decano del Cuerpo Consular, G. H. SATTLEIÍ. Al s:ñor Comandante Jeneral de la escuadra chilena cu osla rada.

República de Chile —Comandancia Jeneral de la. E&euudra.—A bordo del «Blanco Encalada.»—Rada, de Iquique, Abril 5 de 1879. Habiendo establecido el bloqueo de este puerto con ¡a escuadra de mi mando, he creído conveniente dirijirme a usted para que imparta a los capitanes de ¡a. carrera la orden de no fondear i solo mantenerse sobre la máquina para embarcar i desembarcar la correspondencia i pasajeros, debiendo éstos últimos, para ser admitidos abordo, presentar un pasaporte espedido por el Cónsul de la respectiva nación, visado por el que suscribe. Esta medida ha sido adoptada a fin de dar fa.-üidades al comercio i a los intereses de la Compañía que usted representa-, evitando toda dificultad que pudiera sobrevenir por la desobediencia de los capitanes de los vapores, a lo dispuesto por el que suscribe. Dios guarde a usted. J.

WILLIAMS

REBOLLEDO.


214

G U E R R A D E L PACIFICO.

II. Iquique. (Correspondencia especial para " E L COMERCIO.")

tamente; entregó la nota i pidió permiso para entregar otra al Cuerpo Consular. . En la nota al Decano del Cuerpo Consular manifestaba Rebolledo que a consecuencia de la actitud hostil del Perú con Chile, en la contienda boliviana, se ve precisado a bloquear a Iquique, como punto estratéjico, i le indica que los subditos estranjeros pueden embarcarse en los vapores, con un pasaporte del Cónsul respectivo, que irá visado por él.

Abril 8 de 1879. Señores i amigos amigos: Dejando por unos instantes el rifle, paso a dar a ustedes cuenta, rápidamente siquiera, de la violenta i caprichosa agresión de la escuadra chilena i de los sucesos desarrollados con tal motivo en esta capital. Prat regresó después de cumplida su comisión a bordo, El día 3 circuló cou jeneralidad la noticia de que no so- ' volvió a tierra a las cinco i media de la tarde a notificarlamente hahia fracasado la misión encomendada al señor le verbalmente al Prefecto que se abtuviera de continuar Lavalle sino que el Comgreso hahia autorizado al ejecutilos trabajos de fortificación de la isla, porque la escuadra vo para declarar la guerra al Perú. se vería obligada a destruirlo todo. Este hecho, las tendencias anti-americanas de Chile, el El prefecto le contestó que "haría en la esfera de lo ningún respecto de su Gobierno a la lei internacional, bien posible cnanto pudiera para defenderse." acreditado en el litoral boliviano, la idea insinuada por la prensa de Santiago i Valparaíso de ocupar el departamenEl Cuerpo Consular, reunido a indicación de su Decano, to de Tarapacá, como punto estratéjico i como fuente que el señor Enrique Sattler, Cóíisul del imperio alemán, acores de recursos para el Perú, presajiaban la tempestad que dó en la noche misma del 5^ pedir esplicaciones al jefe de al fin estalló el 5 del corriente. la escuadra chilena sobre algunos puntos de su oficio. El dia 5 entre diez i once de la mañana se divisaron por Como el Almirante Williams Rebolledo deja entrever el sur dos buques a vapor, apareciendo una hora después en su oficio la idea de que, en caso necesario, bombardeaiia tres mas, a vapor también. A la una de la tarde todos reel puerto, parece que las esplicaciones del Cuerpo Consuconocieron a la escuadra chilena que avanzaba al puerto lar se limitaban a este punto. en son de combate. No seria estraño, atendido el desden cou que el GobierAl esparcirse en la población la nueva de que la escuano de Chile mira los principios del derecho internacional, dra chilena estaba a la vista, como j>or un tocamiento eléccanonizados por la práctica de los pueblos cultos, no seria trico se levantó en masa-resuelta a rendirla vida en defensa estraño, repetimos, el bombardeo de Iquique por la escuadel sagrado suelo de la patria. dra chilena, por mas que este puerto sea abierto, indefenso, El acaudalado comerciante, el hombre de letras, el inescencialmente comercial i de construcción de suyo comdustrial, todos, dominados por el santo amor a la patria, bustible. se aprestaban, rifle en mano, a rechazar cualquier desemAl dia siguiente constituyóse a bordo del Blanco Encabarco. lada el Cuerpo Consular con el objeto indicado, habiendo El espectáculo que ofrecía Iquique era verdaderamente sido recibido por el Almirante con frialdad i hasta con conmovedor. disgusto, según me lo ha dicho uno de los señores cónsules. A las tres de la tarde la escuadra se presentó, como El Almirante se espresó con la misma ambigüedad de dicen los marinos, en demanda del puerto. su oficio. Dijo que, en cumplimiento de las órdenes de su El Blanco Encalada, que monta el Contra-Almirante Gobierno, se limitaba por ahora al bloqueo; pero que no Williams Rebolledo, i el Goehrane, blindado como aquel, por esto dejaría de emplear otras hostilidades mas eficase aproximaron a la isla de Cuadros, situada a un cuarto ces si las circunstancias de la guerra lo exijian. de milla de la ciudad, con el objeto de reconocerla. ConNo es, pues, exacto lo que asevera el COMERCIO de este vencidos de que no habia en ella fortificación alguna, el puerto, a saber:-que el Almirante Williams Rebolledo habuque almirante izó dos banderas, que fué la señal para bia autorizado a uno de los cónsules para comunicar a su que los demás buques avanzasen a la rada. Ministro en Lima que Iquique no seria bombardeado polla escuadra chilena. El orden de marcha era el siguiente: la Esmeralda, la El Almirante Rebolledo se ha limitado a decir que por O'IIiggins, la Chacabvxo, el blindado Goehrane i la capiahora establece únicamente el bloqueo de Iquique i sus tana Blanco Encalada. En el fondeadero ocuparon el orinmediaciones; pero que no por esto dejará ele emplear, d den inverso en línea paralela. las circunstancias de la guerra lo exijen, hostilidades Acto continuo se dirijió a bordo del Blanco Encalada mas eficaces. el capitán de puerto, capitán de corbeta don Salomé Porras, Aseguramos esto bajo el testimonio de uno de los mas que fué recibido con frialdad por el Almirante Williams respetables cónsules con quien hemos hablado en la noche Rebolledo. Preguntóle éste por la denominación que tenia de ayer. el jefe de la plaza; i, absuelta que fué la pregunta, agregó el. Almirante: Tenga, usted la bondad de decirle cd PreApenas se avistó la escuadra chilena, todos los ciudadafecto que cumpliré cd pié de la letra la comunicación qué nos corrieron precipitadamente a los cuarteles de la guaren breve le sertv entregada, por un oficial de mi escuadreo. dia nacional pidiendo armas i dando estruendosos vivas al c

Se desembarcó el capitán de puerto i vino tras él el mayor de órdenes de la escuadra el don Arturo Prat, con la siguiente comunicación: ( 1 ) . Prat es un marino de arrogante talle, bien parecido i de maneras cultas. Desembarcó con mucha naturalidad i pasó por entre el inmenso jentío que habia en el muelle. Ni una sílaba se escapó a la muchedumbre que indignada presenciaba esta excena. Un silencio sepulcral, aquel que precede a los graneles acontecimientos, reinaba en los alrededores del muelle i la Prefectura. Prat subió a la Prefectura. El Prefecto lo recibió aten(1) Nota de Williams Rebolledo al Prefecto Dárila, notificándole el bloqueo. ,

Perú. Civilistas, pierolistas, pradistas, olvidando sus antiguas diferencias, se acordaban únicamente de que eran peruanos obligados a defender el sagrado suelo de la patria i a escarmentar a sus injustos invasores. El entusiasmo era indescriptible. El distinguido doctor La-Torre, Senador suplente por el departamento i segundo jefe, del batallón Iquique número. 1, a cargo del mismo por hallarse en el interior el primer jefe, señor Ugarte^ dirijió la palabra al pueblo en el teatro, pronunciando un patético discurso, adecuado a, la solemnidad de las circunstancias, que fué interrumpido varias veces con calurosos aplausos i vivas al Perú i a Bolivia. Mas de quinientos ciudadanos, resueltos todos a morir en defensa de la República, manifestaban que en sus venas corría la sangre de los vencedores en Junin i Ayacucho.


CAPITULO Sentimos mui de veras no poder trascribir a ustedes la feliz improvisación del iutelijente doctor La-Torre. Inmediatamente ordenó la formación del batallón, dirijiéndose en seguida a la Aduana, en donde se hallaban las armas. En el trayecto del teatro a la Aduana, no cesaban los vivas al Perú i a Bolivia, i apenas llegó el batallón a este punto, el doctor La-Torre, a petición dé varios ciudadanos, volvió a hacer uso de la palabra con igual elocuencia. En la plazuela de la Aduana habría como mil ciudadanos en esas circunstancias, en el semblante de todos los cuales se notaba la resolución mas decidida de defender la patria hasta rendir la vida.. El señor don Alfonso Ugarte, primer, jefe del batallón Iquique número 1, se hallaba en la Noria desde la víspera; pero apenas supo por telégrafo la noticia que la escuadra chilena estaba a la vista, se trasladó a este puerto a ponerse al frente de su batallón. Al ocuparnos del señor Ugarte, no dejaremos de consignar el hecho de haber obsequiado a su batallón un vestuario completo, cuyo monto asciende a doce mil soles mas o menos. Este donativo, amen de los esfuerzos desplegados por el señor Ugarte en defensa de la República, demuestran el temple de alma de este digno iquiqueño. En la Bodega -del Morro, cuartel de la columna naval, que tan dignamente comanda el distinguido i valiente teniente coronel don Carlos L. Richardson, segundo jefe que fué de la antigua columna Constitución del Callao en la administración del Excmo. señor Pardo, tenían lugar acontecimientos de igual naturaleza. Los individuos que la forman, todos del gremio de playeros, estaban en sus puestos con sus distinguidos oficiales. La columna naval, dominada por su patriótico ardimiento, no cesaba de repetir estruendosos vivas al Perú. Difícil es describir el hermoso espectáculo que ofrecía la columna naval en tan solemnes momentos para la patria. El doctor Melendez, segundo jefe de la columna naval, dirijió la palabra al pueblo desde uno de los balcones de la Aduana, pronunciando una felicísima improvisación que concluyó por un oportuno—¡ciudadanos, a las armas! ¡Viva el Perú! Al tomar las armas la columna de honor, al mando del entusiasta coronel don Juan de Dios Hidalgo, el doctor Aduvire, que es uno de los soldados de este cuerpo, dirijió a sds compañeros de armas una patética peroración, varias veces interrumpida por los aplausos del auditorio. La columna del señor Hidalgo es compuesta de personas de alta posición social. A su cabeza marcha de simple sárjente, rifle al hombro, el distinguido doctor don Francisco Valerio Reyes. Apenas se avistó la escuadra chilena, el Prefecto del departamento ordenó cpie todos los chilenos se congregaran en nn solo punto—en el local que se está construyendo para matadero j ene ral—con el objeto de preservarlos de cualquier atropello en la exaltación del patriotismo. Aunque el pueblo ha respetado las personas i propiedades chilenas, no por eso deja de ser recomendable la previsión de la autoridad. El diputado por la provincia, señor Billiughurst, se dirije a los secretarios de la Honorable Cámara a que pertenece, manifestándoles que la situación de la provincia, por consecuencia de la violenta e injustificable agresión de la escuadra chilena, le señala el puesto que ocupa en el ejército en campaña, por lo cual no podrá concurrir a las sesiones estraordiuarias a que ha sido convocado el Congreso Nacional. Iquique se encuentra defendido por cuatro mil hombres,

QUINTO.

215

entre los de línea i guardia nacional, de manera que es poco menos que imposible una invasión por tierra de las fuerzas chilenas. Si tal intentaran, encontrarían aquí su tumba. De las investigaciones que hemos hecho en la capitanía del puerto i en la ajencia de vapores, resulta que desde el 14 ele Febrero hasta la fecha han abandonado a Iquique cinco mil chilenos, entre hombres i mujeres. Todos se han dirijido a Chile. De usted afectísimo amigo. El Corresponsal.

III Escursion del " T a l i s m á n . "

Callao, Abril 15. El Talismán, al mando ele su comandante señor Sánchez, ha fondeado ele regreso de su comisión, 4 lp2 P. M., la cual ha desempeñado con la exactitud i acierto epie de él debe esperarse siempre. Desembarcó en Arica los jefes i material ele guerra que para ese puerto llevaba, i salió para ésta el sábado. El domingo tocó en Moliendo para dejar el cuadro de oficiales ele que habla nuestro corresponsal, lo que verificó a pesar ele encontrarse el mar ajitaelo i la jente de tierra alborotada con la noticia de haber corrido la Magallanes delante de nuestros buques. En Arica el trabajo es bien activo, pero desean mas piezas de grueso calibre i .mas combustible para surtirá los buques de la armada. El Talismán se ha puesto ele Moliendo al Callao en solo 44 horas: avistó en Lomas al vapor que llegará mañana. Arica, Abril 13 de 1879. SS. E E . Principio a cumplir el honroso compromiso contraído con ustedes, remitiéndoles mi primera correspondencia, escrita cha a día en lámar i terminada en este puerto, doude acaba de fondear nuestro trasporte Talismán, después de una comisión llena de peligros, llevada a feliz término por la pericia i el arrojo de nuestros marinos. Para mayor claridad, daré a ustedes cuenta del viaje, estractando el diario que llevo con el objeto ele ajmntar los hechos notables ele la campaña en que me ha tocado nn lugar. Lia

10.

A las 4.30 P. M. se embarcó et señor contra-almirante don Lizardo Montero, nombrado comandantejeneral cíelas baterías del Sur, con su estado mayor, compuesto de algunos jefes i oficiales de marina i de ejército, en medio de las entusiastas aclamaciones ele la multitud que le acompañó hasta a bordo. Muchos fleteros se ofrecieron voluntarios para dotar las baterías ele Arica i han venido también. Los comentarios sobre la comisión dada al jeneral Montero no han sido escasos. Sin entrar en apreciaciones que sintetisen las opiniones emitidas, nos limitaremos a asegurar a ustedes que han dominado dos ideas: que el jeneral Montero, sacrificando todo jéuero de aspiraciones, para desempeñar otro puesto, ha dado una incontestable prueba de su patriotismo marchando entusiasta al lugar cpie el Gobierno le ha designado; i que es indudable que, atendidos el prestijio de que goza en los pueblos del Sur, i especialmente cu Arica, i a su prodijiosa actividad e iucpiebrantable enerjía, la fortificación de este puerto se hará en mucho menos tiempo que el que cualquier otro habría empleado. ; Quién sabe si cabrá al jeneral Montero la gloria de lanzar el primer cañonazo sobre los reivindicadores del litoral boliviauo! Asi es ele esperarse, si los arrogantes jefes de la flota pirata quieren apercibirse de que Arica se hallará en breve como no estaba Valparaíso en 1860. Zarpamos del Callao a las 5.45 P. M., i francos a bis 6h.20 m., se principió a gobernar a rumbo. Era indudable que marchábamos al Sur.


G U E R R A D E L PACIFICO.

216

Dia 11. Noche tranquila.—A las 8 A. M. se avistó un buque en la caleta de «Salinillo,» al Sur de Pisco, i se gobernó en su demanda hasta reconocerlo, resultando ser una barca mercante con bandera portuguesa. A las 2.20 P. M. se avistó por la proa un vapor. La alarma cundió a bordo, como era natural, pues en este dia ningún vapor de comercio podia zurear la zona en que nos hallábamos. Se tocó zafarrancho de combate i los cuatro pequeños cañones del Talismán fueron cargados i puestos en batería para el caso de resistir cuanto fuese posible. El aparejo del vapor avistado pareció ser de un buque de guerra i tanto la dotación de nuestro buque cuanto los pasajeros se manifestaron decididos a cumplir su deber. El comandante del Talismán, sin vacilar un solo instante, procedió al reoonocimiento del buque sospechoso, i como éste no hubiese izado su bandera, cuando ya a bordo se habia hecho, ordenó hacer un tiro al aire pura detenerlo. No se habia aun principiado a ejecutar esto, cuando el indicado vapor puso su pabellón i resultó ser alemán, perteneciente a la Compañía Kosmos. En la noche se ordenó que se hiciesen guardias de vijilancia por los individuos del estado mayor i asi se verificó, no habiendo ocurrido la menor novedad. Dia 12. Sin mas novedad que el reconocimiento de un buque de vela mercante. Durante la noche los jefes i oficiales del estado mayor del jeneral Montero, i los del estado mayor jeneral del ejército, que estaban abordo de pasaje, se turnaron en las guardias de vijilaqcia, pues estando en las inmediaciones de Arica las precauciones debian duplicarse. La hoche sin novedad. Dia 13. Estamos frente al morro de Sama. La ansiedad es nota" ble.—Se espera que nuestros enemigos, dóciles a los preceptos de la guerra, tengan en estas aguas algún buque que vijile los movimientos de nuestra armada.—No se distingue nada.—Avanzamos.—El morro de Arica a nuestra vista.—• Nuestra máquina a toda fuerza.—Entusiasmo sin límites, esperando el momento de hacer una nueva burla al enemigo.—¡No parecen los chilenos!—¡Adelante!. A las 2 h. P. M. hemos fondeado. La espedicion arriesgada i valerosa que se ha emprendido para hacer la guerra a que hemos sido provocados, ha sido terminada felizmente, merced a la audacia i competencia del comandante Sánchez, jefe del Talismán. En este momento principia a desembarcarse el valioso material destinado a la fortificación de Arica. En pocas horas mas estará en tierra; e inmediatamente el Talismán zarpará para el Callao, para ser él mismo el portador de la noticia de su hazaña i del coraje de su equipaje i pasajeros. ¡Un hurra a los valientes! El

Corresponsal.

El Chalaco en el puerto con trojms de Moliendo. CORRESPONDENCIA PARA EL «COMERCIO.»

Arica, Abril 12 de 1879. Señor Director: Después de una corta navegación hemos fondeado en este puerto a las dos i media de la tarde con los noventa individuos que Vd. dejó a bordo del Talismán i que son nn contraalmirante, diez i nueve jefes, treinta oficiales i el resto voluntarios, o como aquí les dicen, rabones. El 10 a medio dia divisamos mi vapor; esta pequeña novedad .dio lugar a varios comentarios i era divertidísimo oir los elojios mutuos que se prodigaban los voluntarios por lo temerario de la empresa: afortunadamente el vapor era mercante i alemán. Ayer divisamos otro, pero ya no se notó esa conmoción del primer dia.

Dejo al buen criterio de Yd. la calificación que puede darse al contra-almirante, por haber llevado a cabo i con felicidad una empresa, que bien puedo calificar de temeraria. El vapor de la carrera lleva a D. Nicolás. No sé que efecto le haya producido la vista de su Talismán. El señor Bezada, prefecto de Arequipa, ha venido en el Chalaco con 1,750 hombres, así: celadores de Arequipa, mil 200 plazas; batallón número 8, de 570. Acuartelados aquí, 400, armados i equipados. Dícese que dos buques de los de Chile han ido a Antofagasta i han quedado solo tres en Iquique. Dícese que en Pisagna, para donde marcha el Chalaco con su jente, hoi parte la escuadra chilena. El Talismán llevará un cuadro de oficiales hasta Moliendo, i seguirá después de una demora de un dia. Creo que este vapor de regular andar, llegará primero que el mercante, i por eso le envió por ahí la presente carta, que si carece de datos, debe esensarse en atención a la premura con que ha sido escrita. El Corresponsal. LAS ESCURSION.ES DEL «CHALACO.»

Moliendo, Abril 11 de 1879. Señor director del COMERCIO, Lima. Tenemos aquí al Chalaco, i como supongo a usted ansioso por conocer los detalles de su comisión, paso a dárselos. Llegó el 5 a Arica, sin novedad, aunque sumerjido hasta los tambores. Allí supo que la escuadra chilena estaba en Iquique. Desembarcó su gran cargamento con mucha actividad i entusiasmo. Al dia siguiente se consultó al comandante del Chalaco si creia conveniente i seguro ir a Pisagna i el señor Villavicencio contestó que sí, pero con mucha precaución; i aunque después telegrafiaran de Iquique que dos buques se desprendían para el Norte, se juzgó que seria una descubierta en la noche, asi es que siempre emprendió su viaje el Chalaco. En efecto, a las cuatro de la mañana habían estado por allí los rotos, pero nuestro trasporte llegó sin novedad. En 40 minutos desembarcó al batallón «Puno», media batería, el jeneral La Cotera i muchos caballeros voluntarios de Tacna con sus Winchesters, entre ellos Blondell,el doctor Oviedo, etc., etc. Después regresó el Chalaco a Arica, desembarcó los cañones i ayer zarpó para este puerto. Actualmente tiene embarcados como 1,000 valientes arequipeños (jendarmeria i guardia civil) que marchan con el coronel Bezada, los cuales desembarcarán en Arica o Pisagna, si puede burlar la vijilancia de los chilenos» El entusiasmo es mucho: actualmente que estoi escribiendo oigo a un soldado arequipeño como de 45 añusque dice: «¡ Qué felicidad llegar a esta edad i morir combatiendo contra el enemigo de' mi patria!» Vuelvo a decirle que el entusiasmo por los puertos del Sur es grande i cada vez que entra o sale el Chalaco con tropas, recibe el comandante Villavicencio mil felicitaciones llenas de espansiou i contento. ¡Qué será cuando venga la escuadra por estas aguas manchadas por las estelas impuras de naves mas que piratas i obcecadas! En Arica se trabaja con actividad: habia ya dos cañones de a 100 en el morro i creo que ya estarán los cuatro colocados. Los jenerales Buendia i Bustamante se quedaron en Chala, por nn telegrama de Lima que recibieron en Pisco. La Cotera se fué por tierra de Pisagna a Iquique. OTRA

CORRESPONDENCIA.

A bordo del Chalaco, Abril 11 de 1879. Señor director del COMERCIO. Cumplo con el deber que me impuse al ofrecer a usted escribirle en la primera oportunidad i al hacerlo quiero ser lo mas minucioso que me sea posible.


CAPITULO QUINTO. Zarpamos del Callao el miércoles 2 del presente a las dos de la mañana con rumbo al Sur, conduciendo la división al mando del señor jeneral La-Cotera compuesta de los batallones Puno número 6 i Lima número 8, Tejimiento ílúsares i una brigada de artillería; ademas dos cañones de a 250 i dos de a 100 para las fortificaciones de Arica, cuya dirección está encomendada al señor coronel de artillería don Arnaldo Panizo, muchos pertrechos de guerra i armamentos. El señor Ministro de la G-nerra estuvo a bordo hasta media hora antes de nuestra marcha. El sábado a las 6 de la tarde estuvimos a la vista del morro de Arica, habiendo llegado hasta aquí con la mayor felicidad i navegando de 9, 10 hasta 11 millas por hora; a las 7 déla noche estuvimos frente al puerto; momentos fueron estos de gran zozobra por la circunstancia especial de no encontrar la señal que estaba convenido se nos hiciera, i nos tuvimos que aguantar fuera del puerto esperando la señal; hubo pues que hacer señales de abordo, pero ya el señor Prefecto de este departamento con la actividad i enerjía que lo distingue, hizo destacar muchos botes con el fin de que nos dieran noticia de no haber peligro alguno. Llegamos al fondeadero i gran número ele botes rodearon al vapor dando vivas al Perú i a Bolivia, los que fueron contestados por la tropa i tripulación. El entusiasmo do este momento es difícil describirlo a usted; quisiera poseer la elocuencia que se requiere para referirle las emociones que esperimentamos. Recibimos en este momento la confirmación ele la declaratoria de guerra i la existencia ele la escuadra chilena en Iquique, la que habia dado 24 horas para bombardear el puerto. Se dispuso por el señor jeneral La-Cotera no pasásemos mas adelante i nos ocupamos toda la noche en el desembarco de la división. Al dia siguiente, domingo 6, se continuó el desembarco de la artillería, resto de pertrechos, etc. A las doce i media del mismo dia avistamos un buque de guerra, lo que dio lugar a zarpar inmediatamente. Una vez reconocido que era la corbeta de guerra inglesa Turquesa, regresamos al fomleadero i se. continuó el desembarco. El mismo dia se desembarcaron dos cañones ele a 100. En la noche, como medida precautoria, zarpamos con rumbo al O. i regresamos al fondeadero en la mañana. El dia 7 se colocó lá cabria para el desembarco ele los cañones de a 250, ayudados por los playeros i lancheros del puerto, quedando lista para el objeto. En la noche se reembarcó el jeneral La-Cotera con el batallón Puno número ü, dos piezas de artillería i una fracción del número 1 con destino a Pisagua, viaje que se verificó en siete i cuarta horas, navegando hasta 11 i media millas, llegando a las 8 de la mañana, i en 54 minutos quedamos listos para zarpar, lo que se verificó inmediatamente. Hemos estado a 32 millas del enemigo o 3 horas de navegación, nos hemos burlado de su vijilancia desembarcando tropas en sus barbas. La Ckacabuco habia estado a las cuatro de la mañana a la altura de Pisagua. Salimos inmediatamente i llegamos al puerto ele Arica a las cuatro i media di; la tarde. En la noche se desembarcó un cañón de a 250. Eu el acto zarpamos con rumbo al O. i a una distancia conveniente nos aguantamos, regresando en la mañana. Eu ese dia se desembarcó el otro cañón de a 250 i resto ele las municiones, llenando así la comisión que se nos habia confiado. Mucho es el entusiasmo que reina por estos lugares. En Tacna, Arica i Pisagua se han organizado las guardias naClónales. En Tacna se espera de un momento a otro parte del ejército boliviano al mando del Presidente i jeneral Daza, compuesto de mas ele 4,000 hombres de todas armas i cuatro ametralladoras. _ En Arica se procede con mucha actividad a la colocación ele los cañones; en este momento, ya han subido al morro los dos ele a 100 i me han asegurado que todos estarán montados i listos para rechazar al euenfigo dentro de tres clias; trabaja tóela clase de personas sin distinción de T O M O

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clase ni condición: todos estos trabajos son dirijidos por el coronel Panizo i oficialidad que está a sus órdenes. Hemos tenido el honor de ser los primeros de entrar en campaña, desempeñando una comisión de suyo importante i atrevida: nos hemos burlado de la cobardía i poca pericia de los reivindicadores de nuevo cuño, solo confiados en el verdadero patriotismo i en la pericia e intrepidez de nuestro comandante don Manuel A. Villavicencio, el que recomiendo a Vd. le dé las felicitaciones que se merece como también a sus dignos oficiales que lo ayudan i secundan. Olvidaba participarle que hemos conducido de Pisagua a Arica a dos ele los combatientes ele Calama que nos han informado de todos los acontecimientos, de los que Vel. ya tiene perfecto conocimiento. El dia 9 en la noche zarpamos de Arica con rumbo a Pacochas, viaje feliz; llegamos en la madrugada, con el objeto de hacer carbón i agua, estuvimos fondeados tóelo el día 10 i concluida esta faena zarpamos con destino a Moliendo, llegando en la mañana del 11. Désele que estuvimos en el puerto de Arica tuvimos orden del Supremo Gobierno para ir a Moliendo, pero ignorábamos el objeto de ese viaje. Inmediatamente que hemos llegado estamos recibiendo la división del señor coronel Bezacla, Prefecto ele Arequipa, compuesta de la guardia civil, 1,000 hombres, toda mui buena jente, fuerte, robusta i llena de entusiasmo. Vamos pues por segunda vez a burlar la vijilancia de esos cobardes que será tan feliz como la anterior, i que pronto le haremos ver lo que puede un pueblo heroico i valeroso como el Perú. Espero, apreciado amigo, que no será esta última que le dirija, pues me prometo informar a Vd. minuciosamente de todos los acontecimientos mas notables que se realicen tanto en tóelos estos lugares como en nuestra navegación. Sin mas por ahora, tengo el placer de saludarlo. Su afectísimo S. S. i amigo.

IV Circular a los prefectos. Lima, Abril 12 de 1879. Señor Prefecto eled departamento de... Para conocimiento de Y. S. i de los patriotas habitantes de ese departamento,me es grato comunicara V. S. de orden del señor Ministro, que la República entera en todas sus clases de habitantes, unidos en un solo sentimiento, se ha levantado erguida aute la alevosa declaratoria de guerra que le ha hecho la República de Chile, secundando euérjica i abundantemente la acción del Gobierno eu la defensa del honor nacional. Declarada en bloqueo la costa Sur ele la República j:>or la escuadra enemiga, de lo que tiene V. S. conocimiento por la circular del señor Ministro, se encuentra ya cubierta i libre de toda agresión por las proutas i vigorosas medidas dictadas por el Gobierno. Tres divisiones de las tres armas, al mando deL jeneral La-Cotera i de los coroneles ' Veíanle i Suarez, i bajo la dirección del jeneral en jefe, jeneral de división don Juan Buendia i del jefe ele estado mayor, jeneral de brigada don Pedro Bnstamante, aparte do: qniuiéntos nacionales, bien organizados i disciplinados, que hacen un total de cuatro mil hombres, guarnecen el departamento ele Tarapacá, cuya crista se está a la vez fortificando con gruesa artillería; eu el de Tacna campea un ejército de dos mil hombres que nada deja que desear a las órdenes del coronel Bozada i bajo el mando del. contraalmirante don Lizardo Montero, fortificándose de igual modo el morro de Arica; i el ele Moquegua es defendido por seiscientos hombres, todos decididos, ardiendo eu deseos de medirse con el enemigo; de modo que su insolente planta no llegará a profanar esa parte del territorio nacional. La capital i todos los departamentos presentan el mas bello espectáculo de civismo i decisión por castigar a nuestros menguados invasores. En el seno ele esta población


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G U E R R A D E L PACIFICO.

Al dia siguiente, alas 11.30 de la mañana, avistó dos buques de guerra en la desembocadura del Loa, i tomándolos por la Esmeralda i otra de nuestras corbetas, siguió su rnmbo forzando sus fuegos i poniéndose en son de combate en previsión de encontrarse con enemigos. Tres cuartos de hora después, reconoce a la Union i Pilcomayo. Conoció también que ambos buques tomaban posiciones de combate, colocándose a su costado la Union i cortando la popa la Pilcomayo para enfilarla i dispararle a mansalva. Mediaba una distancia de tres mil metros cuando los peruanos rompieron el fuego. Mucho rato no fueron contestados por la Magallanes, pues esperaba se acercaran mas. MUÍ poco se atrevieron a estrechar la distancia. La Magallanes contestóles, aunque dudando de la eficacia de un combate, a tres kilómetros. Una hora duró éste, sin otro resultado que el gasto de ciento cincuenta proyectiles disparados por el enemigo i cincuenta por la Magallanes. Esta no podia tomar la ofensiva con sus dos cañones contra dos buques que montan veinte i mucho mas lijero en su andar. Aurelio García i García, que comandaba esta escuadrilla, levantó en la Union la insignia de comodoro. El casco de una granada de la Pilcomayo reventada cerca de la Magallanes le sacó una pequeña astilla en la popa. CARLOS LISSON. Los oficiales de la Magallanes creen que la Union recibió en su casco uno de sus proyectiles. "v El 12 fondeó en Iquique sin mas novedad que la anunCombate <le C'liipiíiia. ciada.. TELEGRAMAS. Trabajadores llegados a Antofagasta en una lancha coCaldera, Abril 17 de 1879. municaron que en el mismo lugar de donde salieron los buques peruanos el dia del combate, fueron sujetados e Al editor de E L MERCURIO: interrogados sobre las posiciones que ocupaba nuestra esIquique, Abril l.j..—Frente a la boca del Loa estaban la Union i la Pilcomayo esperando al Copiaría. Lo con- cuadra en la rada de Iqnique, lo que manifiesta que obedefundieron con la Magallanes, porque el Copiapó habia pa- cen a un plan de sorpresa. El Huáscar quedaba en el Callao el dia 9, que salió el sado ya. A este vapor le dispararon cohetes i voladores, Lontué. pero cerró sus portas i apagó sus luces. El 12 en la noche, después de haber entrado la MagaAl ver a la Union i a la Pilcomayo,. la Magallanes forzó su máquina. La Union la alcanzó. Entonces la Ma- llanes a Iquique, el Blanco salió a cruzar al Norte, i el 13 al aclarar avistó, doce millas al Norte de Pisagua, al Chagallanes se encaró a la Union i le disparó cincuenta i un laco, que traia de Moliendo jiara Pisagua 1,800 hombres. cañonazos. Cuatro horas lo persiguió sin conseguir ponerse a tiro de Con uno de a 115 la pasó de banda a banda. cañón. Le acertó varios otros i al fin .una granada, que estalló El Chalaco, forzando máquina, anda hasta 14 millas. en la cubierta de la Union, hizo grande avería. Las tropas las dejó en Arica, a donde también habia Principió a escapar • vapor i retrocedió a unirse con la llegado el jeneral en jefe i estado mayor del ejército del Sur, Pilcomayo, que habia quedado atrás. que en el vapor anterior quedaron en Chala. La Magallanes siguió tranquilamente navegando. El 14 se esperaba en Arequipa la primera división boliEn la Magallanes no hai mas averías que un casco de viana de ] ,500 hombres. granada que arrancó una astilla a proa. Ninguna desgracia Este vapor trae 800 hombres recojidos de los puertos personal. del Perú Al Cónsul de Chile en Arequipa, don Baltasar Castillo, El Copiapó quedaba en Iqnique con otros 1,500 chilenos, le dieron 48 horas de plazo para desocupar la población. que los oficiales de los bnqnes ele guerra ingleses i ameriSalió a las doce horas de su notificación, abandonando canos en sus propios botes sacaban del muelle. Tres dias cnanto poseia. de constante trabajo llevaban ya dichos oficiales en tan Las autoridades de Hnanillos i Pabellón de Pica les filantrópica comisión. dieron tres horas. En Antofagasta i en el interior no hai novedad. En númeio de 400 salieron por tierra, algunos en botes. La Union tomó uno e interrogó a los tripulantes si habían MANUEL JOSÉ VICUÑA. visto algún buque chileno i qué posición tenia la escuadra en Iqnique. Ellos contestaron que no sabian, i apareció TELEGRAMA ESPECIAL PARA «EL COMERCIO.» entonces la Magallanes. A bordo de la Union venia don Aurelio García i García Arica, 14 de Abril. i otros jefes de alta graduación. Salieron el dia 8 del Callao. (Recibido a las 10.40 A. M . ) Los buques peruanos tenían mas de 800 hombres de deSeñores Editores del Comercio, sembarco. Lima. El corresponsal. Sábado frente Loa dos horas combate con Magallanes. Huyó. •• C A L D E R A . Divisisn naval triunfó. ESPIELL. Señor Intendente E. Altamirano: El 11 zarpó de Antofagasta la cañonera Magallanes con rumbo al Norte a reunirse con la escuadra en Iqnique.

no se piensa mas que en la guerra i la victoria, haciendo i preparándose para toda especie de sacrificios en aras de la patria. Son tan cuantiosas las obligaciones que se ofrecen por nacionales i estranjeros, que el Gobierno ha tenido necesidad de formar una junta que las reciba, administre i les dé la aplicación que desean los erogantes. Una fuerte división de las tres armas i la respetable fuerza de guardia civil i jendarmería de a pié i de a caballo que sostienen su economía interior, están prontos para marchar al punto en que se les necesite; pues va a ser reemplazada sin daño del servicio por la guardia urbana que está organizando el Concejo Provincial de este cercado, en la que se han enrolado las numerosas colonias europeas i americanas que hai en ella, las cuales son dignas de todo elojio i del mas sincero agradecimiento nacional, por la espontaneidad i entusiasmo con que se han ofrecido en vista de la justicia de nuestra cansa, sin economizar sus personas ni bienes, retribuyendo de esta manera, con usura, la estimación i buen trato con que son atendidos desde que se hacen huéspedes de la República. Con tan poderosos medios i la decidida constancia que se prepara i de que hemos dado relevantes pruebas, nuestro triunfo es seguro cualesquiera que sean las emerjencias que puedan sobrevenir. Lleno de fe el Gobierno así lo anuncia a todos los pueblos del Perú. Dios guarde a V . S.


CAPITULO

TELEGRAMA ESPECIAL.

Arica, 14- de Abril. (Recibido a las 10.45 A. M.) Excmo. señor Presidente, Lima. Frente a la quebrada de Iquiqne avistamos el sábado la eorbeta M agallarles. Goberné dándole caza, batiéndola durante dos horas. Teniendo mayor andar, huyó velozmente para Iquiqne. La perseguí hasta fuera del alcance de los cañones i a cinco horas de Iquiqne. Ninguna novedad en la división. Todos se portaron espléndidamente. GARCÍA I GARCÍA..

PARTES OFICIALES. COMANDANCIA

DE LA CORBETA MAGALLANES.

Iquique, Abril-12 de 1879. Cumpliendo con las instrucciones del jefe del convoi de que formaba piarte hasta el momento de mi salida de A11tofagasta, dejé este puerto anoche a las 9.30 P. M. Mi viaje no tuvo novedad hasta la mañana de hoi en que recalando sobre tierra para ir en demanda de la rada de Huanillos, fui avisado a las 10.30 A. M. de la presencia de dos vapores que cruzaban al Sur de la desembocadura del rio Loa. Momentos después se reconocía que los citados buques eran las corbetas peruanas Union i Pilcomayo que se dirijiau sobre nosotros. Fiando sin duda en la potencia de sus máquinas, no avanzaron con la rapidez necesaria para empeñar un combate a corta distancia, prefiriendo sin duda cañonearnos, haciéndonos fuegos perpendiculares desde lejos. Esta lentitud en sus movimientos nos permitió avanzar ventajosamente, obligándolos ademas a emprender en seguida el de caza. A las 10.5'0 A. M. habiéndosenos entrado hasta quedar a una distancia de 3,500 metros, se [tuso de través la Pilcomayo rompiendo sus fuegos de enfilada sobro la Magallanes. A pesar de la larga distancia, los disparos de aquel buque fueron mui buenos, llegando el segundo que hizo a tocar el agua a seis metros de la hélice de babor, para rebotar en seguida sobre el mismo costado levantando astillazos en una ostensión de 80 centímetros. Prosiguió después su movimiento de caza, disparándonos siempre de enfilada con sus cañones de proa. La Union entre tanto, que se nos liabia acercado hasta una distancia de 2,300 metros, rompió los fuegos de su batería de babor, i si bien al comenzar el cañoneo sus disparos fueron buenos, inundándonos los alrededores del buque con los cascos de sus granadas, poco a poco sus tiros dejaron mucho que desear por lo cortos que caían, aunque siempre las direcciones fueron mui buenas. Por mi parte, a fin de no perder lo ventajoso de nuestra posición, no contesté absolutamente los fuegos dchx Pilcomayo, pero sí con el cañón de popa a las 12.10 P. M . a los de la Union, i en seguida, variando de un modo conveniente la dirección de la proa con los cañones-colisas del centro. Apercibida la corbeta de nuestros disparos, se atravesó un poco con dirección a tierra, suspendiendo a la vez por un momento sus fuegos para volver a romperlos de nuevo, aunque ya mas lentamente. Nuestras punterías, que al comienzo 110 brillaron por su exactitud, debido a lo especial de nuestra posición, se fueron haciendo mas certeras a medida que la variación de nuestra proa nos permitía aprovechar el mayor blanco que entonces nos presentaba el casco déla Union. Debido a esto, las últimas fueron mui buenas, al estremo que a las 12.55 P. M. dos granadas de nuestras colisas, alcanzando el blanco, es mui posible que hayan reventado dentro del buque, causándole serias averias, por coiucidir con este hecho el de apercibirnos de un gran escape de vapor por su chimenea, a la vez que separarse rápidamente del combate, optando para reunirse a la Pilco-

QUINTO.

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mayo, por el camino mas largo, a fin de interponer de esta manera entre él i la Magallanes un poco de mayor distancia. Reunidos de nuevo los enemigos, prosiguieron su movimiento de avance, desistiendo sin embargo momentos después que pusieron proa a tierra, dirijiéndose a Huanillos. Por nuestra parte se. prosiguió con rumbo a este puerto. Durante la hora larga que duró el cañoneo a que hago referencia, se gastaron por este buque los ¡iroyectiles siguientes : 2 granadas dobles de 115 ~) ™ , 1 0 ° , -, -i - Y Espoletas de percusión. 2 » comunes de l i o J 19 » » de 64 ^-Espoletas de percusión. 11 » » de - 2 0 } , , o , 1 OA J-ld. de concresion. 8 de segmento de 20 J El enemigo, a juzgar por el número de sus cañones, 110 ha podido gastar menos del triple de la cantidad empleada por nosotros. La máxima distancia a que se disparó fué de 4,300 metros i la mínima de 2,300. Debo todavía hacer presente a V. S. que las necesidades del momento me obligaron en estas circunstancias a sacrificar nuestra lancha de vapor. Suspendida como se hallaba sobre la boca del cañón de 115, era natural que los disparos de la pieza la afectasen grandemente, como en efecto así sucedió tan pronto como se rompió el fuego. Al primer cañonazo saltó su tablazón de proa, al segundo la roda i demás ligazones delanteras, i previendo que al tercero se cayera del todo al agua, ordené que se anticipara el momento de su pérdida, picando al efecto las tiras que la retenían en los pescantes. Después de la esposicion que dejo hecha, esensado casi me parece agregar a V. S. que no hemos tenido que lamentar la menor desgracia personal, ni esperimentado otra averia en casco i arboladura aparte de la mui insignificante que cito en otra parte. Al concluir, señor almirante, réstame cumplir con un sagrado deber recomendando a la consideración de V. S. al cuerpo de oficiales del buque de mi mando, cpre en el dia de hoi han cumplido dignamente con su deber. Igual recomendación me permito hacer a V. S. de la tripulación i guarnición de la Magallanes, cuyo entusiasmo i decisión en estas circunstancias me han dejado así mismo plenamente satisfecho. Dios guarde a V. S. 1

1

T

M

J. J.

LATORRE.

COMANDANCIA EX JEFE DE LA. ESCUADRA.

Iquique, Abril 13 de 1879. Se aprueba la conducta observada por el comandante de la corbeta Magicllanes, de que da cuenta en el parte que antecede, i pase éste orijiual al señor Comandante Jeneral de Marina para su conocimiento i demás fines. WILLIAMS REBOLLEDO. PARTE DEL COMANDANTE GARCÍA I GARCÍA.

Comandancia de la división naval en comisión especial. —Abordo de la corbeta Union.—Altara del Loo,, a 12 de Abril de 1879. Señor G. M. en el despacho de Guerra i Marina.

S. G. M. Cumpliendo con las instrucciones que recibí de S. E. el Presidente de la República para cruzar la via de comunicación de la escuadra chilena, tengo el honor de poner en su conocimiento por el digno órgano de V. S. que después de haber recalado con la división de mi mando al estremo Sur de nuestro litoral toqué en Huanillos en la mañana de hoi por breves momentos a fin de recibir las últimas noticias, zarpando inmediatamente de allí con dirección al Sur, para reconocer esa costa. Trascurridas dos horas, a las 9 h.30 m. estando frente a


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G U E R R A D E L PACIFICO.

la quebrada de Iquique, se avistó por el Suroeste el humo de un vapor. Ordené al instante que navegáramos en su demanda i resultó ser la corbeta chilena Magallanes, que viajaba al Norte i la que al reconocernos desvió su rumbo al Oeste, enmendándolo mas tarde hacia el Norte. Emprendida su caza, en son de combate, afiancé alas 11 h. A. M. la bandera con tiro blanco, sin recibir contestación del buque perseguido. Media hora después, hallándonos a tiro, ordené a la Pilcomayo romper sus fuegos con sus miras de proa i a la Union caer un poco sobre estribor, rompiendo también los suyos con la batería de babor. Corridos algunos minutos, nuestros fuegos fueron contestados vivamente por la Magallanes} cuyos proyectiles pasaban sobre nuestra arboladura o reventaban casi al costado sin tocarnos, siendo en jeneral bien dirijidos. La rapidez de nuestra marcha no pudo ser sostenida por la Pilcomayo que sucesivamente fué atrasándose hasta quedar como cinco millas al Sur, pero el combate continuó con la Union hasta las 2 h. P. M., momentos en que el enemigo recibiendo los últimos disparos, cuyo efecto no hemos podido apreciar, i con un andar superior, que gradualmente había aumentado, logró ponerse fuera del alcance de nuestras piezas, huyendo hacia el Norte, rumbo que siguió la división hasta encontrarnos a cinco horas del puerto de Iquique, a donde el enemigo se dirijia indudablemente en solicitud de la escuadra chilena allí fondeada. A l dar cuenta de este hecho de armas me complazco en comunicar que todas mis órdenes fueron cumplidas con la mayor precisión i prontitud por los comandantes capitán de navio don Nicolás Portal de la Union i capitán de fragata clon Antonio Guerra de la Pilcomayo; i que en él, los jefes, empleados del Estado Mayor, oficiales, voluntarios de la columna «Constitución del Callao, i tripulantes de ambos buques, han observado todos una actitud tan entusiasta i decidida que no me permite hacer distinciones especiales; por lo mismo, me permito adjuntar a V. S. las respectivas listas de presentes en este combate en que nos ha cabido la honra de iniciar la lucha a que tan injusta i sorpresivamente ha sido provocada la República. Dios guarde a V. S. AURELIO

GARCÍA I

GARCÍA.

PARTE DEL COMANDANTE PORTAL.

Comandancia

de la corbeta

Union.

Señor Comandante en Jefe de la división naval de operaciones.

En la mar, a 12 de Abril de 1879. S. C. J. Tengo el honor de poner en conocimiento de V. S. que en la mañana de hoi, principiando a recorrer la costa al Sur del rio Loa, después de haber reconocido un bote que conducía emigrantes de Hnanillos a Tocopilla, se avistó a las 9 h. 30 m. A . M. un humo por el S. SO. Inmediattmente por orden de V. S. gobernamos en demanda de él para reconocerlo, ordenando a la Pilcomayo acortara la distancia buque a buque; resultó ser la corbeta chilena Magallanes, que al apercibirnos, enmendó su rumbo al Oeste con la marcada intenciou de huir nuestro encuentro. Con objeto de cortar su designio, se dio mayor fuerza a la máquina i principiamos a darle caza. A las 11 h. 15 A . M., habiendo logrado sacarle alguna ventaja, se mandó izar el pabellón i la insignia, afianzándoles con un tiro en blanco. En este momento V. S. bajó del puente i arengó a la tripulación, siendo contestadas sus palabras con entusiastas vivas al Perú i a la marina nacional. Como el vapor no contestara, ni este buque pudiera romper sus fnegos, por tener su proa enfilada a su costado i carecer de cazadores, se ordenó a la Pilcomayo que lo hiciera, sin que el buque perseguido izara por esto su pabellón. Minutos después recibí orden de abrir los fuegos, i para ello tuve que separarme de la línea de eaja i presentarle el costado de babor. De cuatro a seis tiros descargó este buque antes que el enemigo izara su pabellón, pero cerró un poco

su rumbo gobernando mas hacia el Norte i mas tarde rompió sus fuegos por estribor. No pudiendo seguir la caza de proa por la carencia ya mencionada de cañones cazadores, continuamos el-fuego por babor. Media hora después de nuestros primeros disparos noté que el coliza de proa del enemigo cesó por completo, sin embargo de tener siempre nuestro costado en su línea de puntería: esta circunstancia me hace sospechar que sufrió allí alguna avería. A esta misma hora se rompió el eje delantero del cañón número 6, quedando inutilizado por el momento. A la 1 h. 40 P. M. se habia alargado tan considerablemente la distancia entre ambos buques, que nuestras bombas no alcanzaban con una elevación de mas de 3,500 metros, por lo cual seguramente el enemigo también paralizó sus fuegos: sus tiros fueron en jeneral bien dirijidos, pero mal elejido el momento del disparo, o no llegaban a nuestro costado o pasaban por alto; esta es la cansa de que no hayamos sufrido la mas insignificante averia. Nuestros disparos ascendieron a 148 tiros. Desde el principio de la caza, la circunstancia de navegar al O., ele no izar su pabellón ni contestar nuestros fnegos, manifestaba sus deseos de no comprometer combate, empeño cpie consignó en parte aumentando su andar i obligándonos a desviar nuestro rumbo para presentarle el costado.' La caza se siguió hasta las 2 h. P. M. i hasta la altura aproximada de Pabellón de Pica, en que virando por el Norte disparamos nuestros últimos tiros con la batería de estribor. Los jefes i oficiales del Estado Mayor i de la dotación, lo mismo que los marineros i soldados, se han conducido con serenidad i decisión i solo han manifestado el sentimiento de no haber trabado un combate mas empeñoso en. servicio del pais. Dios guarde a V. S. Nicolás F. Portal. PARTE DEL COMANDANTE GUERRA.

Comandancia

de la cañonera

Pilcomayo.

Señor capitán de navio, Comandante Jeneral de la división de operaciones en el Sur.— Corbeta de guerra Union. Señor O. J. Dando cumplimiento alas prescripciones de Ordenanza, paso a esponer a V. S. los acontecimientos qne durante la mañana del 12 del que cursa tuvieron lugar en esta cañonera, al avistarse un buque de la República de Chile, en las inmedieciones del límite de nuestro litoral con el vecino Estado de Bolivia. Habiendo zarpado de la caleta de Hnanillos, punto de nuestra recalada, i a donde habíamos permanecido próximamente media hora sobre, la máquina, mientras que la capitana comunicaba con algunas embarcaciones menores del puerto mencionado, seguimos con rumbo al Sur las aguas de la corbeta Union, navegando sobre su aleta de babor a dos cables próximamente de distancia, según órdenes comunicadas por señales, cuando se nos ordenó reconocer la costa sin perder de vista la capitana, i en cumplimiento recorrimos a poco mas de un cable la parte del litoral comprendido entre la punta mencionada i la de Arenas. En esta situación i mientras la capitana reconocía una embarcación menor a la vela, que navegaba cerca de la Punta de Arenas, se avistó a diez millas próximamente de distancia un buque a vapor, que después se reconoció ser de guerra i llevar calados sus masteleros mayor i de mezana. Después de interpretar algunas frases entusiastas, que la comandancia jeneral dirijió por señales a las dotaciones de la división, i a la orden de prepararse para el combate, nos pusimos a toda fuerza de máquina en reconocimiento de la nave mencionada, la que a su vez trataba de alejarse


CAPITULO QUINTO. con notable velocidad. La capitana afianzó el pabellón nacional con un tiro de canon a pólvora; i poco después nos mandaba hacer fuego contra el enemigo con nuestras colizas de caza atacándolo por la popa. Momentos después euarboló la nave perseguida el pabellón de la República de Chile, sin mover la velocidad de su huida. Aprovechando toda oportunidad i navegando once millas, máximum de andar de esta cañonera, hicimos repetidas veces certeros tiros con la artillería dando a las piezas toda oblicuidad posible hacia popa i el mayor alcance de sus punterías, 4,000 yardas, la capitana hacia un vivo fuego con sn artillería. El que a su vez nos dirijió la corbeta enemiga, no tuvo resultado alguno; pues 'bien la distancia que nos separaba o mas probablemente la falta de artillería Inicia popa de la nave mencionada la imposibilitaban en la posición en que se hallaba para ofendernos. Alas 2 b . P . M. la corbeta enemiga se encontraba fue ra de tiro, i en consecuencia suspendimos nuestros dispares. Cumpliendo órdenes comunicadas por señales se mandó un oficial a bordo de la Union en demanda de instrucciones. A bordo no ha tenido lugar otra ocurrencia que la casi inutilización de la 1. i 2. fainas, a causa de los disparos délos cañones de la sección de popa, que jiraban bajo esas embarcaciones No terminaré, señor comandante jeneral, esta esposicion, sin hacer constar el entusiasmo que animaba a la novel tripulación de esta cañonera i que el único sentimiento que se notaba era el no encontrar en el enemigo una ocasión propicia para poner a prueba el patriotismo de que está poseida. En la mar, Abril 13 de 1879. a

Señor Comandante Jeneral.

a

ANTONIO O DE LA G-UERRA.

VL CAUTAS SOBRE EL COMBATE.NAVAL ENTRE LA «MAGALLANES» I LOS BUQUES PERUANOS.

Señor corresponsal del Mercurio don Eloi T. Cavieclez: Voi a hacerle a la lijera la relación qne me pide sobre el combate qne tuvo lugar el 12 del actual en la ribera Norte del rio Loa entre las cobetas Union i Pilco-mayo i la Magallanes. Como a las 10.30 A. M. avistamos dos humos por la mura de estribor i nos acercamos para reconocerlos. Una vez cerca de ellos nos pareció serla Esmeralda laque venia delante i la otra una de las corbetas; pero pocos momentos después conocimos ser los dos buques peruanos ya nombrados. Inmediatamente pusimos la caña a babor i se tocó zafarrancho, pero ya todo el mundo estaba en su puesto. Se cargó los cañones i quedó todo listo para entrar en combate. En este momento se encontraban la Pilcomayo i la Union haciendo señales para tomar sus posiciones de combate ; su situación era por la aleta de nosotros. A las 11.45 la Union euarboló su pabellón afianzándolo con un cañonazo, i lo mismo hizo la Pilcomayo; mas nosotros permanecimos impasibles activando los fuegos para seguir nuestro derrotero. A los nueve cañonazos que hubo disparado la Union, el comandante ordenó izar el tricolor afianzándolo con un tiro con el cañón de a l i o . Eran las doce del dia. Se nos dio la distancia i principió el cañoneo, asegurándole de mi parte que todos los tiros lanzados por nosotros han sido mui certeros, a la par que los de la Union mui cortos pero ceu buena dirección. La Pilcomayo, que tenia orden de la Union para hacernos fuego por el costado de estribor, no nos daba alcance, pero se atravesaba para lanzarnos sus disparos. Un casco de granada de los de la Pilcomayo vino de rebote i nos dio en la aleta de babor. Ancho 15 centímetros, largo 40 i profundidad 5. Le diré que todos nuestros disparos se dirijieron solamente a la Union, la que por cada tiro de nosotros ella

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contestaba con tres. Las averias que creo hayan tenido deben ser de consideración, pues no se comprende cómo dos buenos buques andadores hayan emprendido la fuga sin habernos seguido. Se observó que durante el cañoneo de ambos buques, la Union ya no disparaba con sus siete cañones sino con dos i a mas que eran mui tardíos. Cuando se vio un gran escape de vapor, ella viró para tierra i nos presentó el costado de babor, que presumo sea el que tendrá bueno i sin disparar un solo tiro mientras que nosotros seguimos, dándole balas mientras ella corriá al Sur a juntarse a la Pilcomayo. La menor distancia ha sido de 2,300 metros i la mayor a 4,200. Es lo ore por ahora puedo relatarle de nuestro feliz combate eu Chipana. De usted.—ONOFRE PÉREZ

Gr.

Iquique,

Abril 14 de 1879.

Querido Daniel:—-Antes de ayer en la noche fondeamos en este puerto con procedencia cíe Antofagasta. En nuestro trayecto i frente a la desembocadura del rio Loa avistamos dos buques que en los primeros momentos los confundimos con la Esmeralda i una de las corbetas. A poco andar reconocimos a la Union i Pilcomayo que nos pusieron la proa cuando estuvimos frente a ellos. Inmediatamente tocamos a zafarrancho, i listo todo esperamos el combate. Los buques peruanos tomaron direcciones para tomarnos entre dos fuegos: la Union por estribor i la Pilcomayo por babor. Momentos después de esta maniobra, la Union izó su bandera, afirmándola con un cañonazo. Luego como no nos pudiera dar alcance, la Pilcomayo nos presenta el costado de estribor i dio principio a los disparos. Nosotros no hicimos el menor juicio a los tiros de la Pilcomayo, i solo presentamos nuestros cañones a la Union, que gracia a su mucho andar, iba a la par con la Magallanes. Inútil es decirte que nos hemos batido desesperadamente, pues eran dos buques mui superiores contra uno, i en los primeros momentos todos creímos ser vencidos irremisiblemente. Tan lo creyó así el comandante, que mandó amarrar de firme la bandera, alistar el buque para echarlo a pique i rompió todos los papeles por los cuales hubieran podido saber algo los peruanos. El combate duró como una hora larga, i era de ver como cada tiro que era bien dado, era saludado con vivas por toda la tripulación. El miedo nadie lo conocía, i era tal el entusiasmo, que individuos que estaban en cama casi sin moverse, corrían a tomar sus puestos en el combate. Nosotros perdimos la laucha a vapor, que tuvimos que echarla al agua por incomodar al cañón de a 115 libras; i también era inútil conservarla en los pescantes, pues con los disparos del mismo cañón habría sido despedazada. Por la jiopa sacamos un balazo de la Pilcomayo, que puede decirse un astillazo, pues no pasó al otro laclo. La Union debe haber sacado averias de consideración, pues se le vio escapar mucho vapor i virando abandonarnos para unirse con la Pilcomayo, que la dejamos por la popa. Sin embargo, ésta siguió haciéndonos fuego i la Union calló sus cañoues. La Magcdlanes continuó su rumbo en medio de los vivas del comandante, oficiales i tripulación. Los peruanos si no nos tomaron fué de tontos i de cobardes. En la noche fondeamos en Iquique. Dispensa te acabe mi carta con lápiz, pues te escribo desde un bote. Tuyo. J.

M.

VlLLARREAL

C.


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G U E R R A D E L PACIFICO. Tquique, Abril 13 de 1879.—(Bloqueando.) Corbeta Magallanes.

Señor don José Zegers. Querido papá: Sin mas tiempo que el necesario para escribirle unas pocas líneas, le dirijo la presente con el solo objeto de sacarlo de dudas i relatarle a la lijera lo sucedido el 12 del presente, reservándome para el próximo vapor una relación detallada del combate, la Cual irá acompañada de un croquis para mejor intelijencia. Estoi.contento, querido papá, por haberme encontradoen el primer combate naval de esta campaña, el cual ha sido glorioso para nosotros bajo todos conceptos. El 11 del presente recibimos orden del coronel Sotomayor para marchar a Iquique a reunimos allí con la escuadra. Cumpliendo con esta orden, zarpamos de la rada de Antofagasta el mismo dia en ía noche. Esta trascurrió sin novedad, conservándonos siempre a vista de tierra. A l dia siguiente al amanecer estábamos frente a Cobija i a las 11 avistábamos el rio Loa. Hasta aquí todo iba a pedir de boca, i en todo pensábamos menos en un combate con fuerzas enemigas. A las 11.30 avistamos en la desembocadura del Loa dos buques a vapor; por lo que a primera vista pudimos ver, tomamos por la Esmeralda i O'Higgins a dichos buques, i en consecuencia continuamos navegando con toda confianza; mas pronto vimos que nos habíamos equivocado. El buque que creíamos ser la Esmeralda, era mayor que ésta i en (día reconocimos pronto a la corbeta peruana Union. La otra resultó ser la corbeta Pilcomayo. Inmediatamente se tocó a zafarrancho i a los dos minutos estaba todo el mundo en sus puestos con los cañones cargados. A pesar de que el enemigo era tres veces mas fuerte, en todas las caras se veía el contento i la confianza. Se conocía que toda aquella jen te era chilena. Juzgue usted de la diferencia de fuerzas en vista de los siguientes datos: La corbeta Union, de 1,300 toneladas, carga 14 cañones, dos de a 150 i doce de a 68, sistema francés. lia Pilcomayo, de 750 toneladas, tiene dos colizas de 70 libras i cuatro cañones de a 40. Vea usted ahora nuestras fuerzas: 770 toneladas i 4 cañones, uno de a 115, otro de 64 i dos de 20 libras. Por 1Q que respecta al andar, la Union anda mas que nosotros. Pues bien: con esta desigualdad de fuerzas íbamos a entrar en combate. Pronto reconocieron los peruanos que nuestro buque era chileno; se prestaba a esto el aparejo, que lo llevábamos calado en son de combate, i en consecuencia se lanzaron en nuestra persecución. Nosotros dimos toda fuerza a la máquina. Tan luego como estuvimos a tiro de cañón, los peruanos, creyéndonos presa segura, izaron su inmundo bicolor, afirmándolo con un tiro a bala la Union. La Pilcomayo siguió haciendo fuego, i solo a su sesto disparo nosotros izamos nuestro glorioso tricolor, afirmándolo con un tiro de a 115 tan certero que le dio a la Union en el medio del costado. Desde este momento principió el combate con todo vigor. La Pilcomayo, situada por la popa i queriéndonos alcanzar, nos dis.paraba sin cesar. La Union, avanzando por estribor i ganándonos terreno, nos disparaba a cada momento toda su artillería. Nosotros seguíamos a toda fuerza i contestábamos sin cesar a los fuegos del enemigo. Al noveno disparo de la Pilcomayo, una granada nos dio por aleta, sin causar mas perjuicio que un rasmillón de tres ¡migadas de profundidad i lanzar una columna de agua que empapó a los sirvientes del cañón 4. Pocos momentos después nos acertó otro disparo un poco mas a proa, cansando menos daño que el anterior; tocios los demás tiros de este buque quedaron por la popa, sin alcanzarnos, pues ya el buque enemigo habia quedado fuera de tiro, con motivo de su menor andar. En consecuencia el combate quede reducido a la Union i Magallanes, a 14 cañones contra 4. La Union no haría menos de

130 disparos. Sus balas i granadas nos rodeaban, pero todas pasaban sin causar daño. Al ruido producido por el estampido del cañón, habia que agregar el silvido de las balas en el aire. Le aseguro que. aquel espectáculo era imponente. Varios cascos de granadas cayeron próximos a mí, mas por felicidad ninguno causó daño de consideración. Nuestros cañones seguían disparando con toda actividad, i a cada cañonazo bien ciado se sentía un ¡hurra! jeneral. No menos de diez disparos tenemos seguridad de haberle dado a la Union. Después de lanzar nosotros una granada doble que cayó en la cubierta, vimos elevarse una columna de humo i un objeto negro que no pudimos distinguir. A otro disparo nuestro, el buque se tumbó mi poco i empezó a escapar vapor en inmensa cantidad; al mismo tiempo e inmediatamente empezó a virar, tratando de volver atrás. Nosotros continuamos disparando. La Union apuró su máquina i puso proa al Sur, tratando de hacer una cobarde retirada. Entonces nosotros la seguimos un poco, dándole magníficf s tiros, los que continuamos hasta estar fuera de cañón. Si hubiéramos andado tanto como ellos los habríamos perseguido, pero en nuestro caso todo era inútil. Media hora después se habia unido a la Pilcomayo i ambas hicieron rumbo a tierra, emprendiendo la mas cobarde retirada. Como usted ve, el éxito ha sido completo, i desde ese dia habrá un hecho mas que agregar a nuestra gloriosa marina militar. Ademas de los daños causados por los tiros, tuvimos el sentimiento de ¡icrder nuestra lancha a vapor. Daño personal no liemos tenido ninguno. Las pérdidas de la Union no deben haber sido pocas. Así lo atestiguan su vergonzosa retirada i los efectos visibles que produjeron nuestras granadas. El total de nuestros tiros fué de cincuenta i uno. Aquí, Iquique, llegamos el mismo dia en la noche, siendo recibida con gran entusiasmo la noticia de nuestro encuentro. El almirante va a pasar una nota mni honrosa al señor Ministro del ramo. Sin tiempo para mas, salude a mi nombre a todos mis hermanos, etc., etc. V.

ZEGERS R.

Señor clon David Honorato. Iquique, Abril 14 de 1879. Mi estimado señor i amigo: El vapor está a la vista i no tengo tiempo que jierder para comunicarle, como le prometí, una noticia de importancia, ya que antes no habia podido hacerlo, pues desde que llegamos la Magallanes se ha llevado en continuo movimiento. El sábado 12 nos hemos batido con la Union i Pilcomayo a la altura de Babia Chipana, a 70 millas al Norte de Cobija. El 7 salimos de este puerto con el Cochrane para Antofagasta, a donde llegamos el 9 por la mañana. En ese dia i al siguiente cargamos carbón, i el 11 a las 9 i media P. M. dejamos el fondeadero nosotros solos, con rumbo al Norte. Los subalternos no sabemos nunca para dónde vamos ni a qué. El 12, sábado Santo, como a las 10 A. M. se avistaron humos al Norte i creímos que fueran algunos de. nuestros buques. Cuando se distinguieron los cascos, creímos que eran la Esmeralda i alguna de las corbetas; pero bien pronto el comandante reconoció a la Union i Pilcomayo que salían a cortarnos frente a la boca del Loa. Se mandó activar los fuegos i todos ocupamos nuestros puestos de combate. El enemigo distaría cinco millas. Eramos uno contra dos mas fuertes. En lugar de volver caras, el comandante'prefirió forzar el paso. Da gusto servir a las órdenes de un jefe valiente. A las 12 los teníamos por la cuadra. A las 12.10, izaron su bandera i rompió el fuego la Pilcomayo. En este instante la posición de los buques era así: ellos al laclo de


C A P I T U L O QUINTO. la costa; nosotros a tres mil metros mas afuera, todos rumbo al Norte i a unas cinco millas al Oeste de Babia Chipana. La Union izó una señal, i acto continuo la Pilcomayo se hizo afuera como para tomarnos por babor. Al ejecutar esta maniobra parece que temió nuestros fuegos, pues hizo rumbo rectamente al Oeste en lugar de inclinarse algo hacia nosotros; eso la hizo perder camino i se quedó atrás. La Union se nos iba entrando. Cuando la tuvimos a dos mil quinientos metros rompimos el fuego nosotros; eran las 12.15. La Union ganaba terreno estrechando la distancia; la teníamos algo a popa de la cuadra por estribor i el cañoneo estaba en toda su fuerza. Entre tanto la Pilcomayo nos hacia fuego por la popa. Los tiros de esta última eran mas certeros:'uno de ellos rebotó a cincuenta metros de la popa bañándonos enagua, i vino asacar un astillazo en el costado de estribor cerca la popa i a un metro sobre el agua. Fué el único proyectil enemigo que nos tocó. Los tiros de la Union tenian buena dirección pero mala elevación: no menos de doce tiros pasaron sobre el buque i por entre los palos, i muchos mas cayeron a cien metros de nosotros. Nuestros tiros fueron con buenas direcciones, pero no podemos apreciar sus efectos. Después de un tiro nuestro se notó un escape de vapor. Como a las 12.40 la Union comenzó a disminuir su andar i a las 12.50 se retiró del combate, haciéndoles nuestros íntimos disparos a 4,500 metros. ¿Por qué se retiró la Union? ¿Qué le sucedió o qué temieron? Francamente yo no lo comprendo. El combate cesó frente a Bahia Comache (doce millas al Norte de Chipana). Nosotros seguimos en nuestros puestos hasta perder al enemigo de vista. Ellos se dirijierou a la costa. Total de tiros disparados: nosotros 45, ellos los estimo en mas de 100, pues por cada tiro nuestro nos disparaban ellos dos o tres. A la Pilcomayo no le hemos hecho un solo disparo, pues estaba por la popa. ¿Qué tal? Ahora si alguno me pregunta si he oido silbar las líalas si las he visto caer cerca de mí, ¡medo contestar que síFrancamente, a usted, como mi amigo, se lo digo: no he tenido temor ni lo he notado en nadie a bordo; al principio serenidad i poco después mucho entusiasmo: cada tiro bueno era saludado con ¡burras! Luis V. CÓNTRERAS.

VII MANIFESTACIÓN AL COMANDANTE LATORRE.

Una hermosa i merecida manifestación se ha hecho al valiente comandante de la Magallanes. Varios caballeros de Santiago le envían por el próximo vapor un precioso cronómetro de bolsillo, de oro, i de la forma mas elegante. Es una esquisita obra de arte adquirida en la acreditada joyería de los señores Herz i C. , que vale lá pena de ser examinada por los intclijent.es i que ha sido vendida por un precio mui inferior al de su costo en razón del objeto a que está dedicada. En la tapa del reverso i grabadas con preciosas letras esculpidas por el hábil grabador Depaut, se lee la siguiente inscripción:—A J. J. Latorre, comandante de la cañonera Magallanes en el combate de Loa.— Abril 12 de 1879, 12 M. La última cifra se refiere a la hora cronométrica en que comenzó el combate: las doce en punto. Los mismos caballeros han enviado también al segundo jefe de la Magallanes, el teniente 1." don Cenobio Molina., un bonito reloj de viaje con despertador, encerrado dentro de un estuche de tafilete i sumamente a propósito para el camarote de un oficial que desea marcar las horas de sn guardia i demás servicios. Estas obras de. arte tan oportunamente elejidas, han sido costeadas por una snscricion recojida en pocos minutos con las erogaciones de varios señores. il

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Los objetos que forman el recuerdo (testimonial) ofrecido a los jefes de la Magallanes, serán enviados hoi al señor Altamirano para su pronta i segura remisión a la escuadra; estos van acompañados con la siguiente carta del señor Benjamín Vicuña Mackenna, promotor de la idea: «Señor don Juan José Latorre.—Santiago, Abril 22 de 1879.—Mi querido comandante: Cuando hace cabalmente un mes tuve el gusto de dar a usted mi abrazo de despedida en Viña del Mar, le dije con sincera efusión que Chile tenia confiados sus destinos a los cañones de su escuadra i a los valerosos brazos encargados de su custodia i servicio, añadiendo que, por tanto, esperaba que si a usted cabia la suerte del primer combate, usted estaría a la altura de las esperanzas de la patria en peligro. Por única respuesta me dijo usted, con la modestia austera de su noble profesión, que sabría cumplir con su deber como marino de Chile. El cielo ha querido que la prueba haya venido pronto, i que en ella haya usted dado a su patria un verdadero dia de gloria, batiéndose impávido i sereno contra dos buques poderosos que habían tendido a su pequeña pero valerosa nave, una verdadera i peligrosísima celada de mar. Usted i sus valientes compañeros han probado que la sorpresa no vale como un ardid de guerra contra marinos chilenos; i al batirse i poner en fuga a dos barcos superiores en tripulación, en artillería, en marcha i mandados por un jefe peruano de renombre, han consumado una verdadera hazaña, digna de los anales de la República. Marinos que antes de romper el fuego clavan su bandera i alistar; sus válvulas de inmersión para irse a pique antes que entregarse al enemigo, son a la verdad dignos hijos de aquellos bravos que lord Cochraue proclamó «iguales a los primeros marinos del mundo,» cuando en la noche del o de Diciembre de 1820 se adueñó, dentro de la rada del Callao, defendida por doscientas bocas de fuego, de la fragata Esmeralda, de cuarenta cañones. Unánimes i entusiastas son los elojios tributados por la prensa i la opinión pública a los tripulantes de la Magallanes, de capitán a paje. Para mientras llega la hora en que los directores de la guerra ofrezcan a los que lo hayan merecido el galardón que la ordenanza i el patriotismo les señala, dígnese usted aceptar, en nombre de unos pocos de sus amigos, el cronómetro de bolsillo que será enviado a usted, junto con esta carta, por el Comandante Jeneral de Marina de Valparaíso. Me permito asi mismo rogar a usted ponga en manos de su digno segundo, el señor Molina, el reloj de viaje que va cu un estuche por separado; i como la snscricion que ha costeado estos objetos, i que he recojido hoi en unos pocos minutos, en el camino de mi quinta del Camino de Cintura al centro de la ciudad, ha dejado un sobrante de veinte pesos, me permito incluirle esta pequeña suma en cuatro billetes que usted se servirá distribuir a los artilleros que, a su juicio, hayau hecho mejores punterías de combate en el encuentro. Rogando a usted escuse la pequenez de esta manifestación improvisada, i esperando que usted i sus bravos camaradas de la escuadra reservarán todavía al pais días de justo orgullo nacional, me suscribo su afectísimo amigo.— B. VICUÑA

MACKENNA».—(Ferrocarril.)

CARTAS DEL COMANDANTE LATORRE I DEL TENIENTE MOLINA.

Señor don Benjamín Vicuña Mackenna. IqvÁqne, Mayo 5 dé 1879. Señor: Junto con sn benévola carta de fecha 22 del mes pasado, han llegado a mi poder las joyas i el dinero que usted i algunos honorables caballeros de Santiago han tenido la bondad de dedicar al que suscribe, al teniente 1." señor Zenobio Molina, oficial del detall de la Magallanes, i a los cabos de cañón de la misma, con motivo del acontecimien-


G U E R R A D E L PACIFICO.

2.24

to verificado el dia 12 de Abril último por frente a la desembocadura del rio Loa. El encargo para el señor Molina i los cabos de cañón queda cumplido, i uno i otros aprecian como se debe la distinción de que han sido objeto. Por mi parte, quedo asimismo profundamente agradecido a usted i demás caballeros por la señalada muestra de consideración con que me han'honrado, i todavía a usted, señor, por los benévolos conceptos que le merece nuestra marina, ufana hoi por las esperanzas que en ella cifra el pais, i a los que procuraré, en .todas circunstancias, corresponder dignamente. Dígnese, señor, aceptar las particulares consideraciones con que se suscribe de usted muí atento i seguro servidor. J.

J.

LATORRE.

Señor don Benjamín Vicuña Maclccnna. Iquique, Mayo ó de 1879. Señor: Por conducto del señor comandante Latorre he tenido el honor de recibir el obsequio que, a su nombre i en el de varios caballeros de Santiago, se han servido hacerme con motivo de. la conducta observada por el que suscribe en el combate habido entre este buque i las corbetas peruanas Union i Pilcomayo, frente al Loa, el 12 del próximo pasado. Ese obsequio, tan jeneroso como espontáneo, es para mí tanto mas valioso cnanto que él nace de personas tan distinguidas como usted, que, con recto juicio i sano criterio, pueden apreciar, aun en sns menores detalles, los hechos que han motivado esa manifestación, hechos que para mí no sou otros que el deber que como chilenos estamos obligados a cumplir con nuestra patria en la hora del peligro i del sacrificio. Esa manifestación será también, para mí i mis compañeros, un poderoso estímulo que nos guiará al cumplimiento del deber i del honor, por cuanto ella significa que nuestros esfuerzos son debidamente apreciados j)or nuestros compatriotas. Acepte usted, señor, i demás caballeros obsequiantes, la seguridad de mi aprecio i consideración con que me suscribo de usted su atento i seguro servidor. ZENOBIO A.

MOLINA.

VIII I^a esnedicion de la "Union" i la "Piücomayo". SS. RR. del Comercio: En la mar, abordo de la corbeta «.Union», Abril 17 de 1879. SS. RR. A Dios gracias, puedo cumplir el amistoso encargo que recibí de Vds. reseñándoles las operaciones navales de la división de la escuadra, que en la madrugada del martes 8 dejó la balda del Callao, para llenar la comisión especial que le confiara el Supremo Gobierno. Dicha división, compuesta de la corbeta Union, su comandante el capitán de navio don Nicolás Portal, i la Pilcomayo, cañonera, al mando del capitán de fragata don Antonio de la Guerra, zarpó a las órdenes del comandante de ella, capitán de navio don Aurelio García i García, quien se constituyó a bordo de la citada corbeta con su Estado Mayor organizado del siguiente modo: Mayor de órdenes, capitán de corbeta don Elias Aguirre. Secretario, teniente coronel de la guardia uacional doctor don Ricardo M. Espiell. Agregados, teniente de la armada don Pedro Roel, don Julio Beuitez i don Cristóbal Lastres, capitán de la guardia nacional don Nicanor Alvarez Calderón i archivero del Ministerio de Relaciones Esteriores, don Julio Beuavides. Dejado el puerto sin novedad, la división hizo rumbo al Sur siguiendo la cañonera las aguas de la corbeta por el costado de estribor de ésta.

Los dias trascurridos hasta la madrugada del 12, pasaron tranquilamente para el convoi que debia cruzar las comunicaciones de la escuadra chilena con la costa de su litoral, empleándose mientras tanto el tiempo, en ambos buques, en las faenas de a bordo i en los preparativos consiguientes al éxito de una comisión en cuyo desempeño se tenia de encontrar al enemigo. Apercibidos para un lauce de este jénero, i calados los masteleros de la corbeta, a las 2 h. A. M. del 12 llegamos a la desembocadura del Loa, de donde recalamos a Huanillos para tomar noticias de los bloqneaclores de Iquique. Orientados sobre el particular zarpamos de este punto a las 7 h. A. M. con rumbo al Sur inspeccionando la costa i a las 9.30 h. A. M. los vijias anunciaron ver al O. SO. el humo de un vapor. A la sazón nos hallábamos frente a la quebrada de Iquique i desde allí, puestos eu son de combate, los buques de la división emprendieron su caza, pues se reconoció ser la corbeta chilena Magallanes que calados sus masteleros viajaba hacia el N. El enemigo, sorprendido a nuestra vista, forzando su andar, pretendió eludir el encuentro a que lo provocábamos; pero obligado por nuestras evoluciones, después de desviar su rumbo al Oeste, lo enmendó mas tarde hacia el N., procurando mantenerse fuera de nuestro alcance. En tal disposición i habiéndonos aproximado a todo audar, se izaron a bordo en el tope del mayor la insignia del comandante de la división i en el pico de mesaría el pabellón de combate, el mismo que tremoló en Abtao, afianzándolo con un tiro blanco i saludándolo con los entusiastas i estrepitosos burras de la tripulación que acallaba de oir la elocuente peroración con que el comandante García habló a su patriotismo: eran las once de la mañana. Indescriptible es la solemnidad de tales momentos. Cada cual eu su puesto; los comandantes García i Portal en el puente; el capitán Salaverry, 2.° de la Union, mandando las baterías de proa i el capitán Aguirre las de popa; los oficiales en las piezas al frente de los sirvientes de cada una i distribuidos los pasa-cartuchos i porta-bombas. Todos animosos i serenos esperan con anhelo el instante de dar espausion al valor que los alienta i al patriótico sentimiento que los inspira. Pero el enemigo sigue su marcha absteniéndose de enarbolar su bandera i a ello es preciso obligarlo disparándole las piezas de nuestro costado de babor. Así se efectúa i la Pilcomayo le arroja con la Union los proyectiles de sns miras de proa. • El combate es por el momento ineludible parala Mayallanes e izando entonces su enseña comienza a contestar a nuestros fuegos. El combate está trabado: nuestros tiros se suceden sin interrupción i la Pilcomayo mientras su distancia lo permite nos secunda con decisión. Nuestro afán es acercarnos i toda fuerza de máquina se hace para lograrlo, pero el enemigo es de andar superior i emplea todo su poder en aumentar la distancia que de nosotros lo separa. Mientras tanto con la poderosa artillería de que dispone no cesa de enviarnos proyectiles que, siendo en jeueral bien dirijidos, cruzan nuestra arboladura o revientan delante del costado. La Providencia que protejo la justicia de nuestra causa no ha permitido que nos causen la mas leve desgracia. Las dos de la tarde ya van a sonar i el enemigo libre hace una hora de los fuegos de la Pilcomayo i que ha podido ponerse fuera de los nuestros después de recibir los últimos disparos con que precipitamos su huida, se aleja a todo vapor en su rumbo, donde lo seguimos hasta dejarlo a cerca de cinco horas de Iquique, puerto al que se dirijo para llamar en su auxilio la escuadra que allí lo espera. La caza comenzó desde el frente de la Quebrada do Iquique; el combate se formalizó al cruzar la desembocadura del Loa, i la persecución vino a terminar casi a la altura de Pabellón de Pica. Así ha concluido el primer hecho de armas en que después de cuarenta i cinco años le ha tocado a una división naval del Perú iniciar con gloria la lucha a que la Repú-


CAPITULO QUINTO. blica ha sido provocada de una manera tan sorpresiva i aleve como injustificable. Tenga Chile presente estas coincidencias dignas de apuntarse: los primeros cañones que hemos disparado en su contra el 12, fueron también los primeros que en 1866 rompieron sus fuegos en su defensa; i en sábado de gloria hemos dado caza i presentado combate a una de sus naves que huyó, así como Valparaíso sufrió impasible, en igual dia, la inicua ofensa con que España la agravió en su principal puerto. El primer paso está dado. En breve se completará la obra, i el Perú habrá alcanzado la reparación que le exije su dignidad i que obtendrá por el valor i el sacrificio de sus hijos. El combate del Loa marca una nueva época de gloria para nuestra patria i abre para Chile la era de su espiacion. A ustedes toca, señores R R . , apreciar la conducta de los valientes tripulantes de la división naval que con tan feliz éxito ha llenado su cometido. Las palabras de aplausos espresadas por mí serian corta satisfacción para los que han sabido tan dignamente mantener la honra de nuestro pabellón. Para concluir réstame decirles que a las 7 h. A. M. del lunes 13 entró la Union a Arica, puerto que encontró lleno de entusiasmo con la noticia que de Iquique le trasmitieron comunicando que la Magallanes habia llegado a enseñar a la escuadra chilena las heridas que nuestras balas habían abierto en sus costados i la sangre que manchaba su cubierta. Ayer 14 en la mañana nos unimos a la Pilcomayo en la altura del l i o ; i desde allí seguimos en convoi para el Callao, de cuyo fondeadero se apresura, saludándolos, a dirijirle la presente su afectísimo. REMO.

Relación nominal de los individuos que componen la Guardia Nacional de la Columna Constitución a bordo de la corbeta Union. Teniente.—Manuel Pejoves. Sarjentos primeros.—Francisco Salcedo, Camilo Espejo. Sarjentos segundos.—Mariano Vallejos, Eduardo Ramírez, Francisco Pinday, Salvador Barcelona. Cabos primeros.—Pedro Jayo, Zoilo Ponce, Pedro Rivera, Andrés de la Cruz. Cabos segundos.—Toríbio García, Fidel Marca.. % Soldados.—Manuel García, Juan de Mata Buronel, Pedro Ferreiros, Gaspar Aguilar, Manuel Ovalle, Juan Lainas, Marcos Slepes, Ignacio Lauda, Tiburcio Martínez, Luis Carrera, Manuel Chinga, Marcos Madrid, Manuel Zapatel, BernaBé Ruiz, Manuel Sánchez, Manuel Machín, Felipe Morales, Sebastian Morante, Pablo Calderón, Juan Villegas, Juan Mogollón, Francisco Palacios. Sábado, 12 de Abril de 1S79.—Frente al Loa. Tripulantes de la división: Nos ha cabido la suerte de formar la avanzada con que la'República inicia su defensa contra la injustificable agresión chilena. Fieles a nuestras tradiciones de cuerpo, correspondiendo a las vehementes aspiraciones de nuestros compatriotas i llenando el mas sagrado de nuestros deberes, nos toca hoi, que los enemigos se presentan, hacer algo que enriqnezca la historia patria con una pajina gloriosa. Para conseguirlo, solo os exijo que cada cual, en su puesto, desempeñe, como peruano, la labor que le está encomendada. Así lo espera de vuestra disciplina, coraje i patriotismo, vuestro jefe Aurelio García, i García.

TOMO

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COMANDANCIA D E LA DIVISIÓN NAVAL ESPECIAL.—CORBETA

EN COMISIÓN

«UNION»

Relación nominal de los señores jefes, oficiales, guardias marinas, aspirantes i maquinistas, que componen la plana mayor i dotación de la espresada en el dia de la • fecha. Señor capitán de navio D. Aurelio Garcia i Garcia, Comandante Jeneral. Id. id. de corbeta Elias Aguirre, Mayor de órdenes. Teniente coronel de la Guardia Nacional don Ricardo M. Espiell, Secretario. Capitán de la Guardia Nacional don Nicanor Alvarez Calderón, agregado. Teniente 2.° don Julio E. Benitez, id. Id. id. don Pedro Roel, id. Id. id graduado don Cristóbal Lastres, id. Archivero del Ministerio de Relaciones Estertores don Julio E. Benavides, id. Señor capitán de navio don Nicolás F. Portal, comandante. Id. de corbeta don Juan Salaverry, segundo id. Teniente 1.° graduado don Arnaldo Larrea. Id. id. graduado don José Barloque. Id. 2.° id. don Juan M. Ontaneda. Alférez de fragata don Federico E. Matos. Guardia marina don Héctor Harvey. Id. don David Flores. Id. don Enrique Gamero. Aspirante don Emilio Escobar. Id. don Guillermo Spiers. Id. don Oliverio Saenz. Teniente de infantería don Cruz Carranza. Id. de Guardia nacional don Manuel Péjoves. Contador, oficial 1.° del Cuerpo Político, don Exequiel Fernán dini. Cirujano contratado don Pedro Irnjo. Primer injeniero don James Wallace. 2.° id. don Alfredo Pavis. 3.° id. don Podro L. Esterase. 4.° id. don Federico Bullack.

IX

Actitud del Gobierno del Perú en el conflicto chileno-boliviano. MEMORÁNDUM. (Editorial del DIAMO OFICIAL.)

En el mes de.Enero próximo pasado se trasmitieron a nuestro representante en el Perú instrucciones sobre la cuestión que nos habia suscitado el Gobierno de Bolivia. E l de aquella nación amiga i aliada nuestra hasta entonces, debia tener amplio conocimiento de las causas del inesperado conflicto, de los pasos que habia dado Chile para conjurarlo amigablemente, aunque en vano hasta la fecha de la comuuicacion, i finalmente el deber en que estaba nuestro Gobierno de emplear cuantos medios estuviesen a su alcance, los de la fuerza inclusive, a fin de que los derechos asegurados a Chile al tenor del pacto de 1874, no fnesen bnrlados por el Gobierno de Bolivia, como ya lo habían sido los que creyó dejar garantidos por el tratado anterior de 1866. Semejante participación al Gobierno del Perú del estado de la cuestión con Bolivia i de las probables consecuencias a que daría bagar la injustificable resistencia del gabinete de La Paz a atender debidamente nuestras quejas, tuvo por parte de Chile un doble propósito. Fué el primero el de practicar con el Gobierno de nuestra antigua amiga i aliada un acto de amistad sincera, presentándole la franca esposicion asi de la justicia i estension de nuestros derechos, como de los medios de defensa a que tal/vez nos compelería la resistencia boliviana i del deber


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с G U E R R A D E L PACIFICO.

i voluntad de nuestro Gobierno para emplearlos, por dolo­ rosos que ellos fueran, una vez llegado el último caso. Fué el segundo importante objeto, el de inquirir discreta pero seguramente cuál seria la conducta que el Perú obser­ varía en la mas que probable eventualidad de que Chile tuviese que ejercer medidas de guerra respecto de B olivia, i aun retrotraer las cosas al estado en que se hallaban antes de la celebración del tratado que el Gobierno de aquella República se empeñaba en violar sistemática­ mente. Nuestro Ministro en Lima cumplió oportuna i satisfac­ toriamente la comisión especial de que fuera encargado. En mas de una conferencia verbal informó circunstancia­ damente al del Perú de cuanto habia ocurrido en la jestion de nuestros asuntos con B olivia, i esponiendo con precisión i claridad asi la justicia de Chile como la decisión a hacerla valer que animaba a su Gobierno, tuvo el cuidado de pre­ ver i de espresar cuáles podrían ser las medidas compulsi­ vas a que, una vez agotados los medios pacíficos, acudiría Chile para salvar su derecho. La abrogación del tratado de 1874 i la consiguiente re­ versión de las cosas al estado que éstas tenían cuando Chile cedió en parte sus títulos de dominio territorial, en cambio de un réjimen de garantías para sus nacionales, entraron en el número de aquellas previsiones i fueron espuestas al Gobierno del Perú con tácita i aun espresa advertencia de su carácter trascendental. Recibidas i debidamente apreciadas tales informaciones, el Gobierno del Perú contestó a nuestro representante es­ presando cuáles eran sus principales puntos de vista res­ pecto del conflicto, los que aquel se apresuró a trasmitir al nuestro en nota que llegó a Santiago a fines del mes de Febrero. El Gobierno del Perú estaba convencido de que no debía apartarse de la neutralidad, i tal era su propósito sincero si no surtían efecto las sujestiones pacíficas que había he­ cho.llegar i que ahora reiteraba indirectamente a los Go­ biernos contendientes. Pero era fácil descubrir en el fondo de tal determinación el vago temor que asaltaba a los hom­ bres de ese Gobierno, i con especialidad a su jefe, de que sobrevinieran complicaciones i acontecimientos que no pu­ diendo ser dominados a la voluntad, acaso pudieran com­ prometer eventualmente al Peni. Entre tanto, la neutralidad de aquella nación era una circunstancia con la cual podia contar la nuestra, al me­ nos mientras el desbocamiento de una opinión contraria no arrebatase las riendas a los hombres de Gobierno. Se previo también por aquel gabinete la posibilidad de que el Gobierno de B olivia solicitase del Perú el tránsito de sus tropas por el territorio de esta nación, concesión que no podia rehusarse a virtud de los antecedentes que en tal sentido formaban autoridad, mientras no fuese notifi­ cado de la declaración de guerra entre Chile i B olivia. Estas disposiciones del Gobierno del Perú manifestadas a nuestro Ministro i trasmitidas por éste, parecieron reci­ bir considerable estímulo i apoyo con la comprobación que se hizo de que Chile habia propuesto a B olivia el arbitra­ je, completando con tan enequívoca muestra la justifica­ ción de su conducta i la lealtad de sus propósitos. La.actitud del Gobierno del Perú impuso al nuestro el estudio atento i la elección escrupulosa de otra que le fue­ se correspondiente i que sin comprometer en lo mínimo la seguridad de nuestros intereses, tampoco fuese o pareciese ser arrogante, provocativa i calculadamente premiosa. Por de contado que no hacia parte de esa conducta, fir­ me i prudente a la vez, la reiteración inmediata i brusca de la exijencia ya dirijida al mismo Gobierno que acaba­ ba de manifestarse convencido en favor de la neutralidad i deseoso de poder cumplir los deberes que ella impone, aun cuando para el efecto se hubiese podido alegar, con carácter de incontestable, la circunstancia revelada en es­ tos últimos dias por el Gobierno del Perú de la existencia de un pacto secreto con B olivia. Adoptando a título de una oportuna prudencia semejan­ te procedimiento, Chile habría autorizado en cierta mane­

ra las acusaciones que ahora se le dirijen de provocador interesado, a quien guían planes recónditos de antemano preparados contra el derecho i la quietud ajenas; i en vez de completar, como lo ha hecho en pocos dias (bien nece­ sarios para nosotros i bien aprovechados por otra parte), de laboriosa i sostenida espectacion i de esclarecimiento de los hechos, la justificación del paso a que acaba de ser compelido, habia aparecido como que lo deseaba con an­ sia i lo provocaba a todo trance, sin parar siquiera aten­ ción en las palabras de tranquilidad i en los buenos deseos que recojiera en el primer momento. La de una espectativa vijilante, activa, que estuviese ateuta a los hechos, a su esclarecimiento oportuno i califi­ cación precisa; que partiese de la advertencia tácita del mismo Gobierno del Perú, de que la neutralidad de la pri­ mera hora podia ser sustaucialmentc modificada por las exijencias de una opinión ardiente i estraviada, era la úni­ ca actitud que conciliaudo los intereses de la seguridad nacional con los de una política que quiere a todo trance mostrarse tal cual es, honrada, sin ambición de ningún li­ naje i apegada solo a la integridad del derecho propio, de­ bía seguir i se propuso en efecto poner por obra el Gobier­ no de Chile. Por comunicación telegráfica recibida el 14 de Marzo, supo que el Ministro de B olivia en el Perú habia notifica­ do a los representantes diplomáticos acreditados en esa República el estado de guerra en que respecto de Chile se consideraba Bolivia. Reiteró en consecuencia en el mismo dia sus instrucciones al señor Godoi para que recabase del Gobierno del Perú la declaración franca i categórica de la neutralidad, en favor de la cual se mostrara tan bien ani­ mado, según sus primeras declaraciones. El telegrama del 14 no surtió sus efectos hasta el dia 17, a consecuencia de haber solicitado el señor Godoi su es­ presa confirmación, atendida la importancia decisiva de su contenido. En la espresada segunda fecha, el Ministro chileno di­ rijió al de Relaciones Esteriores del Perú la nota corres­ pondiente i estela contestó el 21, refiriéndose a instruc­ ciones que sobre el particular se trasmitían al Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario que aquel Go­ bierno acababa de acreditar en Chile en misión especial. En el mismo dia 21 de Marzo, se dirijió nuestro Gobier­ n o ^ su representante en Lima, con el objeto de que pidie­ se no ya la simple declaración de neutralidad, sino educa­ ciones satisfactorias sobre los armamentos que allí se haciau i sobre su verdadero objeto, asi como para que re­ cabase, en previsión de cualquiera contiujencia, las garan­ tías que nos eran debidas respecto de la actitud bélica que tan resueltamente principiaba a asumir ese Gobierno. En la misma comunicación se insinuó claramente a nues­ tro Ministro cuáles eran la verdadera consideración i la importancia que aquí se daba por nuestro Gobierno ala mi­ sión estraordinaria del señor Lavalle. Siendo esta pura­ mente conciliadora, en condiciones de paz i de perfecta neutralidad, según los términos de su solemne enunciación por el mismo gabinete de Lima i habiendo pasado ya con mucho la oportunidad aparente, para aprovechar tal coyun­ tura, el Gobierno de Chile tenia que considerar i conside­ raba en efecto la misión del señor Lavalle, ineficaz respecto de su principal propósito, i como inaparente del todo para cuanto se relacionase con el cumplimiento de los deberes de la neutralidad a cargo del Peni. Díjose, en consecuencia, al señor Godoi que era en Lima i no aquí, donde las jestiones referentes a la actitud del Perú debían adelantarse hasta obtener una declaración ca­ tegórica, quedando así determinada por medio de esta pe­ rentoria advertencia la conducta que el Gobierno de Chile había seguido hasta entonces i se proponía seguir en lo su­ cesivo respecto de una misión que consideraba terminada. Esta decisión a obtener directamente del Gobierno del Perú las declaraciones i garantías que se debían a nuestro derecho, estaba ademas justificada por el resultado de las esploraciones que en audiencia de los planes conciliadores de la misión peruana habia obtenido nuestra cancillería.


CAPITULO QUINTO. Con efecto, en la primera conferencia verbal celebrada el 11 de Marzo, con nn carácter preparatorio i sin mas propósito que el de cambiar apreciaciones- sobre el conflicto que era objeto de las comunes preocupaciones, nuestro Ministro de Relaciones Esteriores inquirió por la existencia del tratado que se decia ajustado por los Gobiernos del Perú i Bolivia, el cual si realmente existiera, i se considerara en vigor por el Gabinete de Lima, no solo invalidaría la acción mediadora que éste habia intentado, sino que la revestiría ademas de caracteres poco honrosos para el Gobierno peruano. Se refirió asi mismo a los armamentos que estaba haciendo el Perú, i respecto de los cuales no ocultaba al Enviado de aquel pais la fundada estrañeza con que nuestro Gobierno debia mirarlos i los miraba en efecto. El Enviado Estraordinario contestó: que no tenia noticia ele semejante tratado, que creía no existiese, puesto que se suponía aprobado por el Congreso del Peni de 1873, año a que no correspondía la reunión de este cuerpo, cuyas funciones lejislativas eran bienales hasta la reforma constitucional realizada en la lejislatura de 1878; que ciertamente no ha sido aprobado en las de 1874, 76 i 78, en todas las cuales el Enviado habia presidido la comisión de .relaciones esteriores; qne no obstante, i a consecuencia de los rumores que habia oido en Chile sobre el particular, tenia ya pedidos a su Gobierno informes precisos que, cuando llegaran, se apresuraría a trasmitir al Gobierno de Chile. En cuanto a los armamentos del Perú, atribuyólos el Enviado no solo al estado de las relaciones entre Chile i Bolivia i a los deberes de previsión que él imponía a una nación que parte límites con uno de los contendores sino también a la cautela qne respecto de Bolivia se veia obligado a guardar al Perú, cuyo territorio fuera invadido en repetidas ocasiones por tropas de esa República. De esta esposicion fué fácil deducir hasta qué punto estaban limitadas o eran deficientes las instrucciones del En viado peruano. Era, pues, indispensable dar una vez por todas a las jestioues que se adelantaban a Lima i a las iniciadas sin esperanzas de buen éxito aquí, su verdadei'a gradación c importancia. Las primeras debian "ser, tenian que ser las únicas decisivas; las segundas, apenas merecían nuestra consideración por el propósito que en ellas parecía culminar i las condiciones personales del negociador. Con fecha 21 de Marzo nuestro Ministro en Lima trasmitió al Gobierno una comunicación telegráfica que se recibió en la noche del 22; mas a causa de no haberse podido descifrarla, hubo necesidad de nueva i correcta trasmsion, la que se obtuvo en la noche del 24. Nuestro Ministro avisaba que habia reiterado bajo formas moderadas pero con euerjía en el fondo, la solicitud de una declaración que definiese la actitud del Perú en el sentido de una franca i estricta neutralidad. Aun no se le habia contestado por escrito; pero en conferencia verbal previa se le habia dado a conocer que aquella declaración era imposible, por existir un tratado de alianza con Bolivia. El Gobierno peruano insistía, por otra parte, en deferir a lo que aquí dijiese su Enviado Estraordinario, i mostraba una vez mas el vivo deseo de aplazar la solución de la difi-' cuitad, sin darnos, sin embargo, ninguna garantía sólida respecto no ya de la mañana, pero ni de la hora siguiente. Confesaba la existencia de un tratado que según terminante declaración propia debia convertir forzosamente al Perú de mediador aparente i transitorio, en belijerante efectivo, dado el supuesto de qne habia llegado para él el easiis foecleris, la actitud especiante i de calificación de los hechos que Chile habia observado hasta entonces, debia cambiar por completo. Era urjente definir el estado de las cosas, i saber una vez por todas si el Perú seria una nación neutral, resuelta a cumplir lealmente con los deberes de tal neutralidad; o si por el contrario, como lo venia proclamando su prensa con voz enardecida por la cólera, se creia llamado a tutelar discrecionalmente a Bolivia i a coartar en Chile el derecho mas sagrado entre los que reviste toda nación soberana, cual es el de apelar a la guerra i hacerla libremente en reivindicación de la jnsticia que se le niega i

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j>ara recabar al cumplimiento de los tratados que haya celebrado por un acto espontáneo de su voluntad. El mismo diaen que se descifró el telegrama del 21 (24 de Marzo), dirijiéronse al Ministro señor Godoi nuevas instrucciones. Tenian éstas por objeto: 1.°, confirmar al Gobierno del Perú en la decisión del de Chile, de sostener en Lima, i no en Santiago, directamente con él i no aquí con su representante, la jestion pendiente; i 2.°, exijir del mismo la suspensión inmediata i con las debidas garantías, de los armamentos en grande escala que estaba haciendo, i en jeneral, la de todo acto que implicase hostilidad contra Chile. Instruyóse igualmente al señor Godoi para que inquiriese con eficacia si el tratado secreto habia sido o no perfeccionado por la aprobación del Congreso, i si el Gobierno actual del Perú estaría dispuesto a _abrogarlo inmediatamente i a dar sobre él a Chile las esplicaciones satisfactorias a que tiene derecho un Estado contra quien, en plena paz i guardando buena armonia con sus vecinos, ajustan estos pactos de amenaza que pueden convertirse con cualquier pretesto en impensada i abierta hostilidad. La acción de nuestro Ministro debia ser en esta ocasión mas activa, si era posible, que en las anteriores. Los sucesos se desarrollaban con "rapidez, i tomaban un aspecto por demás inquietante i amenazador. Empeñado Chile en la cuestión con Bolivia, debia conocer ya sin ambajes de ninguna clase, si era mano amiga i leal o mano que se armaba para obrar en la primera oportunidad, la que dejaba libre a uno de sus flancos. En situaciones de tal naturaleza, la esplicacion que de su actitud armada se pide a un Estado vecino, es condición esencial de la defensa propia, i en presencia de lo que esta requiere i tiene derecho de recabar no son alegables los fueros de la soberanía.. Nuestro Ministro celebró conferencias sucesivas i eficaces con el jefe de la administración peruana i con sus Ministros del despacho. El resultado de tales conferencias no pudo ser mas advirtente i perentorio. El Gobierno del Perú no podia declararse neutral, aunque ofrecía, contradictoriamente, suspender sus armamentos, i aun pretendía redimir éstos de su carácter de evidente hostilidad contra Chile. El tratado con qne se hizo traición a nuestra injenuidad i buena fe i se rompió una alianza sellada años atrás con altos propósitos de interés americano, habia sido perfeccionado por el Perú. No se intentaba siquiera su justificación a los ojos de Chile, por la franca trasmisión de una copia de su testo íntegro. Una de sus cláusulas imponía el secreto, i el Gobierno del Peni era el primero en cumplirlo ante Chile, guardando la reserva. Anunció sin embargo, que habia enviado al señor Lavalie una copia del tratado, e insinuó de nuevo la pretensión de que su Enviado prolongase aquí las negociaciones, en tanto que allá continuaban, a despecho de la promesa de suspender los preparativos bélicos. En vista de tales comunicaciones, resolvió el Gobierno dar al asunto el único desenlace qne ya era estrictamente compatible con la seguridad de la nación, con su honra misma i con la grave responsabilidad de sus conductores. El 28 de Marzo, un dia después de recibidas las ídtimas declaraciones del Perú, se ordenó al señor Godoi qne preparase una nota espositiva de nuestras quejas i de su inmotivado rechazo. Rehusada la declaración de neutralidad; mal esplicados los armamentos i luego contradicha de hecho su suspensión ofrecida a título de garantía; reconocida paladinamente la existencia de nn tratado que el Perú firmó con la misma mano con que tenia estrechada la nuestra, a título de leal amistad i alianza; cumplido ese mismo pacto a la faz de nnestro representante, por el respeto del secreto que él establece i qne duplica sus amenazas contra Chile; el Gobierno del Perú, autor de tales actos, se constituía con cada uno de ellos i naturalmente aun mas con su monstruoso conjunto, en verdadero enemigo' nuestro i ;


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GUERRA DEL PACIFICO.

aun nos daba perfecto derecho para sospechar que su transitoria actitud de amigo mediador, fuera solo un innoble recurso para preparar a mansalva el aparato de sns hostilidades. Debia agregar nuestro Ministro la constancia recientemente adquirida, de los auxilios bélicos prestados a Bolivia, o por lo menos de que los ferrocarriles peruanos han trasportado armamento i municiones para el aprovisionamiento de las tropas de aquella República. La nota espositiva de aquellos hechos debia espresar que Chile consideraba al Perú como verdadero belijerante, concluiría con la consiguiente petición de pasaportes, i seria presentada al gabinete de Lima tan luego como nuestro Ministro recibiese nuevo i lacónico aviso de parte nuestra. El aviso le fué enviado, en efecto, en el mismo dia en que el Congreso autorizó la declaración de guerra i en el mismo fueron dados los últimos pasos i quedaron cumplidos los deseos del Gobierno. El 31 de Marzo el Enviado peruano habia leido a nuestro Ministro de Relaciones Esteriores una copia del tratado secreto por el cual el Perú se hizo gratuitamente nuestro encubierto enemigo. El Ministro de Relaciones Esteriores pidió en vano que se le diese copia de semejante documento. El Enviado peruano rehusó acceder a la demanda i espuso en su apoyo que el tratado no podia hacerse público sin el consentimiento previo del Gobierno de nno i otro Estado contratantes, por cuya razón se habia mantenido en reserva respecto del Gobierno de Chile i aun del mismo negociador peruano. Ello, no obstante, la lectura de aquel pacto permitió a nuestro Ministro de Relaciones Esteriores penetrar un tanto en los verdaderos móviles que impulsaron al Peni a celebrarlo i los resultados con que llegó a halagarse su Gobierno. El tratado en cuestión aparece celebrado en épocas cuyas especiales circunstancias respecto de nuestro pais, reagravan considerablemente el carácter de solapada agresión que él reviste. Chile tenia aun pendientes con Bolivia no solo su vieja cuestión de límites, sino las accesorias i no menos importantes que procedieron de la violación del tratado de 1866 celebrado con la misma República, i adelantaba en cuanto era posible su definitivo i satisfactorio arreglo por los medios naturales i pacíficos de una negociación diplomática en la que dominaran siempre no solo propósitos fraternales sino las formas mas corteses i benévolas. El Gobierno de¡Bolivia no solo no tenia motivo alguno para inquietarse por la prosecución de tales negociaciones, sino que debia ver en ellas la prueba mas convincente de que Chile no pretendía obtener de aquella nación sino lo que reputaba su derecho, i de que estaba francamente dispuesto a no emplear para el efecto ningún recurso coactivo o conminatorio. La estemporánea garantía del territorio boliviano a que parecia encaminado el pacto en virtud de supuestas amenazas de Chile, no tenia en realidad semejante objetivo. Su intención i alcance latentes eran los de reforzar con la respetabilidad i el apoyo de Bolivia, los planes fiscales que el Gobierno del Perú adelantaba entonces i que tenían por base el despojo inicuo, luego consumado, de los capitales chilenos invertidos en la industria salitrera del Perú, la violación de la libertad del trabajo garantida tácitamente por la lejislacion peruana i a la sombra de la cual acudieron allí los brazos i capitales estranjeros; i finalmente, el .sistema odioso de monopolio i de hostilidad al derecho de trabajar libremente, que es el derecho de vida sobre el cual están asentadas con rarísimas i mil justificadas escepciones las sociedades modernas. El tratado era, pues, fórmula i fortaleza de una doble hostilidad contra Chile. Hostilidad a los derechos territoriales que a la sazón reclamaba en negociación diplomática tranquila, con Bolivia; i hostilidad al capital, a la industria, a las garantías individuales de los millares de hijos suyos que establecidos en el litoral peruano habían

hecho brotar allí la riqueza i el comercio, la población i el tráfico, de entre los inesplorados yermos del desierto. I esa doble evolución, que nos enajenaba a Bolivia i hacia de Bolivia un cómplice del fiscalismo peruano, ruinoso en gran parte para Chile, se habia llevado a efecto a tiempo que nuestras relaciones con este último Estado eran de paz perfecta, de amistad no interrumpida i aun conservaban el jeneroso calor de una alianza solemne, al favor de la cual chilenos i peruanos confundieron sus pabellones, sus voces de protesta, su sangre i el grito de su derecho i su victoria. Llamó también vivamente la atención del Gobierno, como llamará sin duda la de Chile i de la América entera, la cláusula del tratado por la cual una i otra parte contratantes se reservan juzgar con criterio propio independiente cuando ha llegado el respectivo casus foederis. Ño obedecía, pues, la acción intrusa del Perú a compromisos anteriores irredimibles: no era cierto que hubiese enajenado de antemano su neutralidad: conservaba, por el contrario, la libertad de acción bastante al efecto, i nada le era mas fácil, si quería proceder con circunspección i justicia, que notificar a Bolivia que no consideraba casus foederis el del conflicto con Chile. Este conflicto provenia inmediatamente de la violación de la fe pública; Bolivia habia rehusado ponerle término por el medio pacificador del arbitraje i su marcha i desenlace verdaderamente precipitados era obra esclusiva del Gabinete que ordenó i pretendió llevar a cabo, una en pos de otra, medida a cual mas violenta, con interrupción de negociaciones en curso, por encima de los respetos de nuestra legación, i sin dar tiempo, a lo menos aparentemente, a que su aliado el Perú, cuya acción creia comprometer, le advirtiese o auxiliase con sus consejos. A la independencia que se reservó de su criterio i de su acción, pudo el Perú agregar estas últimas poderosas consideraciones; i sin embargo, afectando ser arrastrado por compromisos que, como se ve, a'nada.concreto lo ligan i lo comprometen, ni tuvo el valor de asumir una actitud neutral ni acertó a decir con honrada franqueza que tomaba parte en el conflicto porque creia que así se lo aconsejaban su política e intereses. Estas apreciaciones, dictadas con voz niui clara por testo del pacto en cuestión, necesariamente tuvieron que colmar i colmaron en efecto la medida de nuestra paciencia. Por los antecedentes i naturaleza de aquella negociación, por su actitud posterior al conflicto que nos procuró Bolivia i aun por la resaltante coincidencia de haber relajado sus exijencias para con el Gobierno de esa República, en la espinosa cuestión de tránsito i aduanas, precisamente en los momentos en que el gabinete de la Paz resistía con mas ceguedad a nuestras justas reclamaciones, el Gobierno del Perú se hacia ayer i se ha hecho con mayor razón en la actualidad altamente acreedor a que de hoi mas i mientras la enerjia de nuestra defensa no quebrante su dañina voluntad, lo consideremos como un Estado sin fe, i como el principal i gratuito enemigo de nuestro pais. II. JSÍO teme Chile que ninguno de los pueblos i gobiernos llamados por su desinterés, imparcialidad e ilustración a ser jueces morales en esta contienda tan inmotivadamente ensanchada por el Gobierno del Perú, pueda acusarlo con visos de razón no solo de haber provocado el conflicto, pero ni de haber omitido para conjurarlo cuanto era compatible con su dignidad, su conveniencia i el libre ejercicio de sus derechos soberanos. Es principio elemental del derecho internacional de nuestros tiempos i sirve de base a la sociabilidad de las naciones civilizadas, el de que cada Estado tiene -plena facultad proveniente de un perfecto derecho inherente a su soberanía, para hacer efectivo el cumplimiento de los tratados que haya celebrado con otros Estados, i para decidir por sí i ante sí, como juez ; único de su honra, de su dignidad, de su fuerza i conveniencias, cuando es que esa facultad puede conducirlo a hacer la guerra, libremente, sin cónsul-


CAPITULO

tas previas incondicionales, sin modificar a voluntad de tercero el programa natural de sus futuras seguridades i compensaciones. Restriujir aquel derecho de soberanía, coartar o someter a pauta arbitraria antojadiza, i de criterio no menos antojadizo el ejercicio de la facultad que de él emana, equivale a desconocer el hecho fundamental de la personería jurídica de las naciones, a suprimir la responsabilidad de éstas i a erijir un arbitro soberano para las querellas que las dividan, no al poder de la opinión pública ni al de la fuerza lealmente empleada para dirimir la contienda, sino a la arrogancia vanidosa o a la potencia material impudente del Estado que por mas fuerte o por mas entrometido quiera decidir por sí solo cuando es que una nación reivindica derechos efectivos, i cuando consuma agresiones injustas i mal encaminadas. Pues esta es la pretensión del Perú en el conflicto que nos promoviera Bolivia. Constabas a su Gobierno i a su opinión, la existencia i firmeza hasta ayer, de un tratado solemne a virtud del cual Bolivia, a quien cedimos territorio, nos ofreció garantías para nuestros nacionales establecidos en el litoral. Constates a uno i otro que esas garantías faltaron; 'que nuestros derechos fueron atropellados; que reclamamos vanamente en tiempo contra esa violación; que aceptamos primero i propusimos después, en balde también, la solución del arbitraje sobre la base de statu quo natural; que por último recibimos, a título de reparación de nuestro derecho, el atropello en masa de todas las garantías de propiedad i trabajo libre, sobre que se basa el tratado de 1874; i que fué solo a última hora i cuando la dignidad nacional podia lastimarse, que Chile tiró de la espada i resolvió hacerse justicia por propia mano. -

Cónstales al Gobierno i a la opinión peruana tales antecedentes, i aun los han reconocido terminantemente en mas de una ocasión. Sin embargo, uno i otro ha indicado que Chile renuncie bajo presión inadvertida e imprudente a la natural reivindicación de sus antiguos derechos, que vuelva atrás plegando su pabellón, que ordene a sus soldados que den la espalda a enemigos sin franqueza i sin derecho i abandonen a la violencia rapaz un territorio que es tres veces suyo: suyo por'títulos ele posesión histórica, por la resolución i ruptura del tratado de 1874 i por la santa creación del trabajo honrado que enriquece i eleva a propios i estiaños, que aprovecha a todo el mundo. Al salvar Chile su derecho en Bolivia, atropellado por Bolivia, ¿amenazaba siquiera el derecho del Perú en el Perú o fuera del Perá? Nó, por cierto. La reivindicación alegada como título que lejitime la ocupación del litoral, en nada puede afectar a un pais, a una nación con quien jamas partimos límites, ni disputamos territorios, i cuya historia de cincuenta años rejistra por el contrario pruebas elocuentes del respeto en que siempre tuvimos su soberanía, la integridad de su suelo i su derecho a gobernarse libremente. Si esa historia se olvidó ya i si por añadidura la palabra de reivindicación ya no puede usarse siu despertar alarma, solo porque una vez se empleó para producirla adrede, ahí estaban para tranquilizar al Perú nuestros amigables cnanto espontáneos informes trasmitidos en Febrero, i las seguridades que luego le enviamos reiteradamente de que, una vez declarada su neutralidad, respetaríamos relijiosameute su territorio i todos i cada uno de los derechos provenientes de su actitud neutral. ¿Por qué embarazar, entonces, una acción de derecho, que tanto así se proponía respetar el derecho del Perú? III. Táchase nuestra política de estar mercantilmente interesada, i aun se ha pretendido rebajar el ejercicio de un derecho sin el cual serian palabras vanas nuestra independencia i soberanía, a la condición de un negocio privado cuyos dueños han logrado imponerse al pais i a su Gobierno. Sea en cuanto a lo primero, i quede la calumnia adicio-

QUINTO.

229

nal en donde está i de donde no querrá levantarla la altiva dignidad chilena. ¿I por qué habia de ocultar Chile cuan cierto es que en la actual cuestión la bandera que él empuña es la misma que desplegaran las tres grandes revoluciones que han trasformado al mundo i cambiado de tres siglos a esta parte el curso i el jenio mismo de la historia? ¿Por qué negaría que la cnestiou de los diez centavos es la cuestión deí voto del impuesto que produjo la revolución inglesa en 1688, la. cuestión de los cinco peniques sobre el té que determinó la revolución americana en 1774, i la cuestión del trabajo libre i del pan bien ganado para el pueblo que tenia hambre, de la gran revolución francesa de 1793? Nuestros padres, los gloriosos jenitores de esta América libre e independiente, ¿qué otro derecho reivindicaron con su palabra, con su sangre i con su vida, sino este derecho que ahora sustenta. Chile de producir en libertad, i de cambiar en libertad t a m bién? Tenían vidas i no podían cultivarlas; tenían trigos, i no podían sembrarlos; les sobraban el algodón, el añil,, el cáñamo, i les estaba prohibido tejértelas i teñirlas. ¿Con qué otro objeto, sino con el de asegurar su derecho al trabajo, que es el derecho a la vida, se alzaron contra España i quebraron sobre la cerviz de la porfiada madrastra las cadenas que arrancaron de la suya? Esto que con tales circunstancias es título de honor para Chile a quien se le enrostra, se convierte bajo otras mui distintas, en título de mui diverso carácter para sus enemigos, quienes al denunciar nuestro pretendido mercantilismo, olvidan o aparentan olvidar que son ellos los únicos que calculan i que calculan mal, con egoísmo retrógrado i con flagrante violación de los principios que rijen la producción, cambio i consumo de las riquezas en el mundo. Es, en efecto, de priblica notoriedad que el Perú ha edificado su sistema fiscal i consiguientemente el económico de todo el pais sobre la base estrecha i esterilizadora de un monopolio altamente suspicaz i opresivo. Dueño en parte de los dos abonos químicos que requiere para su fertilidad i producción el suelo europeo, ha pretendido de tiempo atrás imponer la lei a los agricultores de aquella parte del mundo siu tener en cuenta que equilibrados como se hallan entre Europa i América la producción i los consumos, aquella como manufacturera i ésta como productora de las materias primas, necesariamente tiene que recaer sobre la última las consecuencias de la carestía artificial que se imponga al producto europeo, ya que está consignado i demostrado que dentro de la lei de la solaridad económica no hai jamas ni daños ni beneficios parciales. Desatendiendo, empero, tan triviales nociones, empéñase el Peni en esplotar anchamente esos monopolios, i en esterilizar o en incluir cuando menos en ellos, toda fuente de riqueza mineral salina que surja fuera de su territorio. De ahí sus maniobras para arrastrar a Bolivia al sistema del monopolio del salitre, el anhelo con que sorjió el gravamen fiscal del artículo al Gobierno boliviano, i su alarma profunda de hoi ante la perpectiva de una producción libre bajo la jurisdicción soberana de una nación como Chile que proclama el trabajo libre i sabe garantirlo eficazmente. Quede, pues, constancia de que efectivamente el conflicto bélico.que el Perú ensancha tomando en él indebida participación, reviste todos los caracteres de una gran cuestión de producción, que afecta por súbase la condición délas subsistencias en una gran parte del mundo, cuestión en la. que el Perú i Chilc'enarbolan banderas opuestas: la del monopolio esplotador aquel; éste el de la producción libre, regular, armónica, que no recarga el costo del producto agrícola en Europa, para no reagravar el precio del producto manufacturado en América. Por de contado que estas consideraciones, apesar de su gravedad o intrínseca importancia, no fueron, ni podían ser ellas solas las que determinaron a Chile a proceder contra Bolivia en los términos en que lo ha hecho. Chile no hace la guerra de principios, por mucho que el de la libertad comercial esté íntimamente enlazado con su propio progresivo desarrollo: la cansa que lo llevó a Bolivia i que


230

GUERRA DEL PACIFICO.

lioi lo pone frente a frente del Perú provocador e intruso, es una causa aun mas clara, mas concreta, de la que mana mas directamente su derecho de belijerante. Esa causa es la insistente violación de la fe' pública por parte del Gobierno de Bolivia. Mas ya que se nos ha hecho con gran aparato de palabras proceso de codiciosos, justo es esplicar las grandes i elevadas consideraciones que aunque de segundo orden, respecto de la justicia internacional, nos mueven a hacer la guerra, nos dan para ella fuerza moral inmensa, i habrán de contribuir grandemente a nuestra justificación i buen éxito.

IV. Necesario es hacer incluir también en esta esposicion los antecedentes que autorizaban a Chile para esperar i aun para tener por seguro que el Perú, sin perjuicio de sus derechos de mediador pacífico i bien intencionado, no pretendería contrariar, una vez llegado el caso, la acción espedita de nuestro buen derecho. De todos los Estados hispano-americanos con quienes Chile comparte oríjen, lengua, instituciones i destino histórico i con los cuales ha mantenido i cultivado relaciones de buena amistad i fraternal alianza, es el Perú el primero, el mas favorecido i aquel para quien siempre estuvieron prontos, nuestro ajioyo moral i no pocas veces nuestro tesoro i nuestra sangre. Incompleta aun la obra de nuestra independencia i cuando Chile apenas tenia fuerza para medio incorporarse en su lecho de secular abatimiento i de reciente desastrosa lucha, ocurriósele, no solo como medida de previsión i en defensa propia, sino también por inspiración incontenible de jeuerosa fraternidad, enviar a sus hijos a combatir por la redención del Perú i consumir en la creación de la marina de guerra necesaria al efecto, los escasos recursos que le quedaron después de las duras pruebas i sacrificios que importara su propia independencia. Fruto de aquel noble propósito fué la espedicion libertadora que acaudilló San Martin, a la sombra de cuyas bayonetas advino el Perú a nueva i verdadera vida. Con ellas peleó sus primeras batallas i amparados por ellas echó las bases de su orgauizacion independiente. Ocho años después, la naciente respetabilidad de Chile ya constituido, puesta en acción dentro del radio de una discreta ijenerosa diplomacia, concilio entre sí a Bolivia i al Perú, apagó sus mutuos celos i desarmó los odios prestos a dilacerarse, de algunos de sus antiguos libertadores. Cuando siete años mas tarde, el Perú tuvo la desgracia de atraer con su anarquía interior la intervención del vecino, i éste, una vez dueño de los destinos peruanos, los transformó i puso seguidamente al servicio de su personal ambición, Chile, que pudo cambiar principios de elevada política americana por ventajas comerciales tanjibles, despreció sin embargo semejante conyuntura i atento solo a las necesidades del verdadero equilibrio i a las doctrinas fundamentales del derecho, desenvainó sn espada i fué por segunda vez al Perú a restaurar desinteresadamente en Guias, en Matucana i en Yungai la obra gloriosa cuyas bases echara en 1822. Mediador en 1841 entre el Perú i Bolivia i en 1859 entre aquella República i el Ecuador, cada uno de estos episodios de la historia internacional hispano-americana ta sirve para testificar a las naciones de esta parte del contitente, en jeneral i particularmente al Peni, sus propósitos de paz, de conciliación i de verdadera fraternidad, aquella que apacigua querellas, sin exaltarlas con la imposición arbitraria de su propia voluntad. Vino, por último, el conflicto con España. Los golpes que ésta descargó sobre el Perú sintiólos Chile en sns mas nobles entrañas, i echando a un lado todo jénero de cálculos i aun de prudentes consideraciones, sin parar atención ni en el excelente pié en que por entonces se hallaban sus relaciones con la nación agresora del Perú, ni en la bien quista colonia de aquel pais que albergaba en su seno, con provecho de sus intereses comerciales, i olvidando también

que estaba poco menos que inerme, hechos por largos años de paz a las solas artes de la paz i del trabajo, solo tuvo oido atento i latidos de corazón indignado para los peligros que corría el Perú i para los golpes que sobre esa nación hermana descargaba la invasión española. Arrebatado así de noble indignación, hizo suya la causa del Perú: entregó sn costa i ciudades indefensas al bombardeo de las naves enemigas, i salió al fin del largo conflicto, si con la integridad de su honra i de sus conviciones, hondamente quebrantado en sus rentas, enpabezalamejor parte de la segunda de sus ciudades i con la herencia de una enemiga que será eterna mientras nó repare debidamente el ultraje de Valparaíso. Tales son en breve pero verídicos rasgos, los hechos que acreditan nuestra amistad antigua hacia el Perú, nuestra decisión fraternal por su progreso, su estabilidad política i buen nombre, el interés que siempre nos inspiró su independencia i soberanía, i la abnegación con que acudimos, cuando pareció preciso, a salvar contra propios errores del Peni, o de agresiones estrañas aquellos bienes inapreciables. Debió esperar, pues, Chile, con sobrado fundamento, que presentándose la ocasión de hacer valer sagrados derechos de su soberanía i salvar conveniencias propias del mas incontestable carácter, el Peni, si no le era francamente simpático i amigo, tampoco seria para él un estorbo i mucho menos una insidiosa hostilidad. Al ver desvanecidas tales esperanzas por una serie de procedimientos que a la enemistad no provocada agregan su doblez i encubrimiento, Chile se siente tan dueño de sn lejítima indignación como del derecho que le asiste i del poder i de la autoridad de que dispone para refrenar por ahora i evitar en lo sucesivo los malos procedimientos del Perú. Intacta como está la moralidad patriótica de sus partidos, la unión íntima de todos los ciudadanos, que requiere la magnitud de la empresa i la gravedad del peligro, ha surjido i se ha levantado poderosa a la sola presencia de éste. Fortificado el Gobierno por tan enérjica actitud, i resuelto a consolidarla por la observancia de una política que no responderá sino a necesidades verdaderamente nacionales, considérase seguro, cuanto es posible en los cálculos humanos, del buen éxito de la contienda. Pone, en consecuencia, los destinos de esta nación honrada, pacífica i trabajadora, que hasta aquí usó del hierro, del bronce i del acero nada mas que en las labores de sus campos, la movilidad de sus cosechas i la inmortalidad de sus libertadores, de sus sabios i maestros, bajo la protección de Dios, i los encomienda lleno de confianza al valor, a la enerjía i al tesón incansable de sus propios hijos. Telegramas oficiales peruanos. Iquique, 16, a las 10 lis. 30 m. A. M. Pabellón, destruidos elementos carguío. Alaiza en Huanillos mandó propio. Este telegrama está esplicado por los siguientes: Iquique, 15. «Escuadra chilena destruyó a cañonazos las plataformas de Pabellón i Hnanillos i apresó todas las lanchas.» Las lanchas apresadas pertenecen a la casa inglesa de Peac i compañía. Iquique, Abril 15, 10 lis. 35 m. F. M. Buques chilenos destruyen plataforma Pabellón. Arica, 16,12 hs. 25 m. P. M. Chile decretó interdicción comercial, manda Ministro i Cónsul a "Washington i Panamá.


CAPITULO QUINTO. Arica, 16,10 h. 30 m. A. M. Regresó Chalaco dejando en Pisagna 1,300 hombres; sale para Callao dentro de dos horas. Moliendo, Abril 17. Blindado Almirante Cochrane con una corbeta están hace una hora aquí. Rejistran patentes buques mercantes. 'EL

SUBPREFECTO.

PREFECTO DE IQUIQUE.

Iquique, Abril 17. (12 h. 35 m. P. M.) El blindado Encalada i 3 corbetas bloquean.

231

NOTICIAS RECIBIDAS DE ARICA.

Por telégrafo se sabe que de los ocho cañones que se llevaron para colocarse en aquel puerto, se han probado ya siete en tiro al blanco, dando los mas satisfactorios resultados. . Arica, pues, está ya en estado de defensa, con la siguiente artillería, que basta para poner a raya a los bombardeadores de ciudades inermes. Dos cañones de a 200 i los demás de a 100 i de 70. Moliendo, Abril 19. (11 h. 13 m. A. M.) Los buques chilenos salieron hoi a medio dia, primero con rumbo al Norte i después con rumbo al Sur. Comuniqúese a las autoridades de Arica.

PREFECTO DE IQUIQUE.

EL

Iquique, Abril 17. (12 h. 45 m. P. M.) El Almirante chileno comunica que a las 4 destruirá las máquinas de agua.

SUBPREFECTO.

Puno, 20. (9.45 P. M.) El.ejército boliviano salió el 17 de La Paz para TacnaLATORRE.

SUBPREFECTO DE MOLLENDO.

Moliendo, Abril 17. (1 h. 55 m. P. M.) El blindado Cochrane destruyó lanchas; habiendo hecho fuego la falúa que hacia esa operación, fué contestado por paisanos de tierra. Acto continuo principió el bombardeo sin notificación. Han hecho 8. cañonazos.—Ninguna víctima.—Pocos daños. Iquique, Abril 18. (11.35 m. A. M.) Almirante

Recibidos en la mañana de hoi. Iquique,

BüENDIA.

•Iquique, 20. (1 h. P. M.) En buques traída mucha tropa—intentaron desembarque—caletas deshechas.—Izquierda, centro bajo fuego. Escuadra opongo. BUENDIA.

i corbeta bombardean Pisagua. Avisaré.

Arica,

DÁVILA.

Incendio Pisagua. Combate recio.

20.

(5.30 P. M.) Un blindado i corbeta tenemos cerca.

(1 P. M.)

EL

Iquique, ó h. P. M. Excmo. señor: Dos veces intentaron desembarcar. Rechazados. Pisagua destruido, bombas incendiarias. Han abandonado. Están a la vista. DÁVILA.

Iquique, o.10 P. AI. Excmo. señor: Pisagua bombardeado i destruido. Tropa rechazó heroicamente desembarco. Chilenos muertos i heridos. Ningún peruano muerto: algunos heridos. Trabajan por cortar cable. DÁVILA.

Iquique,

llJj.0.

BUENDIA.

Iquique, Abril 19. (10 h. A. M.) Rompen fuego 8.25 A. M. estación tren. Buques frente pueblo quinientos metros. Iquique, 19, 10.20 A. M.

SUBPREFECTO.

Iquique, 20 (5.30 P . M.) Guarnición Huanillos llegó a Noria. Costa vijilada. Buques línea avanzada. EL

PREFECTO.

Arica, 20. (10 P . M.) Cochrane i corbeta a tiro'de cañón. Nada dicen. EL

Tranquilos, listos.

PREFECTO.

Iquique, 21. BUENDIA.

(11.45 A. M.) Buques desaparecieron anoche.

Arica,

21.

PREFECTO.

Acabamos de llegar bien con división Bezada.

Once tiros. Suspenden fuego.

20.

(9.30 A. M.) Sin novedad, preparados.

(12.20 P. M.) Cochrane i Magallanes Pisagua.

Iquique, 21.

PREFECTO.

Iquique, (12.45 A. M.) Listos sin novedad. Blanco, Cochrane, Esmeralda, Chacabuco i Pisagua tomaron buque ingles carbón.

22.

O'Iliggins.

BUENDIA.


232

G U E R R A D E L PACIFICO. Telegramas chilenos. Abril

23 de 1879.

PRIMER TELEGRAMA: DE CALDERA A SANTIAGO.

(2 P. M. del 22.)

El comandante de la Chacabuco al Ministro de la Guerra: A la ima de hoi he llegado procedente de lquique, por orden del almirante, a disposición de V . S. E l 12 i 16 destruidos muelles i aparatos de carguío en Pabellón de Pica i Huauillos. Setenta i cinco lanchas tomadas i dos remolcadores. E l 17 j:>or la noche cortado el cable d° Iquiqn El. 18 en la manada entré a Pisagua i habiendo hecho fuego de tierra, bombardeé, llegando el Blanco que lo continuó. Población reducida a cenizas en sus tres quintas partes; tropa habia mil hombres. La Ciacabuco tuvo un muerto i seis heridos. ÓSCAR V I E L . SEGUNDO TELEGRAMA RECIBIDO

DE CALDERA.

(A las 7.30 P. M.) Señor Miuistro de la Guerra: Salí de lquique el 17 a las dos de la mañana, con orden de bombardear los elementos de carga i descarga i de no hacer fuego si no tiraba primero el enemigo. Adas ocho en Pisagua mandé dos botes con 60 hombres para tomar lanchas. Al abordarlas, se nos hizo fuego de tierra, el que fué contestado por los botes. E l almirante llegó entonces i ordenó disparar sobre el enemigo, i un segundo ataque con los botes mientras el Blanco i Chacabuco bombardeaban. Las fuerzas de tierra eran numerosas i atrincheradas. Resultado: incendio de la población i supongo muchos muertos. Lo demás conforme al parte anterior. Dios guarde a V . S. ÓSCAR V I E L .

lquique, Abril 21. (A las 2 A. M.) Se intimó al Prefecto de lquique que apagara los fuegos de la fábrica de la destilación de agua, establecimientos salitreros, ferrocarril, etc., en el término de dos horas, so pena de bombardear los edificios. El Prefecto paró inmediatamente todos los trabajos. El Cochrane i la Magallanes destruyendo muelles i otras obras públicas de Arica i Moliendo. El bombardeo de Pisagua fué ocasionado por una felonía de tierra. La primera espedicion de botes fué a recojer las lauchas i se la recibió a balazos. La escuadra protejió los botes con sus disparos, i los jieruanos arriaron sus banderas. Entonces se mandó una segunda espedicion con el mismo objeto, que fué recibida traidoramente a balazos. Se bombardeó entonces el puerto. La mayor parte reducida a cenizas. Número incalculable de muertos en tierra. Chilenos, un muerto i seis heridos. La Esmeralda, en lquique hizo fuego contra un tren después de la intimación. ( A las 2.30 P. M.) En Moliendo la escuadrilla de botes del Cochrane tuvo un muerto i cinco heridos. El Cochrane se apoderó de tres buques peruanos cargados con harina, Imano i carbón. Echó lanchas a pique. Disparó seis cañonazos sobre la población. El Gobierno peruano decretó la espulsion de los chilenos.

Descontento en Lima por el resultado del combate con la Magallanes. La Union tuvo 36 entre muertos i heridos. Rencillas entre el Perú i Bolivia. Desconfianza contra Bolivia. Temores de que se apodere de Arica i Tacna. Estragos en Pisagua son valorizados en dos millones de pesos. El Cochrane i la Magallanes entraron hoi a Arica i fondearon a tiro de cañón. Partes oficiales. Las últimas operaciones de nuestra escuadra.—Comandancia Jeneral de Marina.—Valparaíso, Abril 27 de 1879. E l Comandante eu Jefe de la escuadra, en oficio fechado en lquique el 19 del corriente, me dice lo que sigue: «Señor Comandante Jeneral: Paso a dar cuenta a V . S. de las operaciones que he practicado con la escuadra de mi mando desde el dia 13 del actual, fecha de mi última comunicación. A la 1 A. M. del dia 15 dejé este puerto con rumbo al Sur, con las corbetas O'Higgins, Chacabuco, Magallanes, quedando en este puerto para hacer efectivo el bloqueo la corbeta Esmeralda. A las seis se avistaron dos vapores por la proa, que resnltarori ser el Cochrane i el vapor de la carrera lio, a m bos en demanda de lquique. Colocado al habla con el blindado Cochrane, hice venir a bordo a su comandante i al de la Magallanes, a quienes verbalmente di instrucciones para dirijirse al Norte hasta Moliendo, donde debia emplear las mismas medidas de hostilidad que iba yo a practicar eu las caletas del Sur, i haciendo escala de regreso en todos los puntos intermedios con el mismo fin, debiendo apresar a alguno de los trasportes enemigos que se decia se hallaban en aquellos parajes. Mientras tanto, el vapor de la carrera pegado a tierra continuaba al Norte, i a fin de tomar noticias i la correspondencia, le hice señal de detenerse con un disparo de pólvora; pero desatendiendo esta ultimación i continuando todavía avante, le hice un disparo con bala rasa, consiguiendo así que detuviera su marcha. Se envió un bote a bordo, que trajo la correspondencia i al teniente coronel don Arístides Martínez, que coriducia pliegos del comandante eu jefe de las fuerzas del Norte para el que suscribe. El vapor continuó su viaje, i dos horas después fondeábamos en Pabellón de Pica con las corbetas O'Higgins i Chacabuco, a quienes habia hecho adelantar. . Una vez en aquel puerto, se notificó a los buques surtos en la bahia (estado número 1) que dejaran el fondeadero; hice echar a ¡lique veintiuna lanchas i un vaporcito, destruir hasta donde fué posible las construcciones para la carga i descarga de Imano, todo con el fin de impedir que se continuara cargando este abono. En este puerto habia como trescientos individuos chilenos asilados en una chata en la bahia, a los que hice trasbordar a las corbetas para conducirlos a lquique i de este puerto enviarlos al Sur en alguuos de los vapores de la carrera. En la noche continuamos al Sur, i al amanecer del cha siguiente, 16, fondeamos en Hnanillos, donde se practicó igual operación i con mejor éxito. En efecto, se destruyeron completamente las dos únicas construcciones para la carga de Imano i lastre que allí existían i cincuenta i cinco lanchas que habia eu el lugar. En esa misma noche dejé a Huauillos, fondeando en este puerto el dia siguiente a las 9 A. M. con las corbetas. Durante mi ausencia no habia ocurrido novedad. Al amanecer del 18 dispuse que la corbeta Chacabuco se dirijiera a Pisagua con el objeto de destrozar también ahí las lauchas que hubiera, para concluir así con todo embarque i desembarque de mercaderías. Dos horas después, es decir, a las 4 A. M., temeroso de que este buque solo sufriera algún acto ele hostilidad, pues tenia conocimiento de la existencia de un gran mime-


CAPITULO QUINTO.

ro de tropa que habia en ese lugar, zarpé con el buque de mi insignia, avistando mas tarde a la Chacabuco que ya se dirijia al puerto. Mi llegada no pudo ser mas oportuna: eran las 9.30, la corbeta Chacábuco, sobre su máquina, en la babia, destacados su botes para tomar las lanchas; pero al llegar a éstas (que se encontraban mui cerca de tierra) i cuando se preparaban a desamarrarlas, fueron atacados de sorpresa por un nutrido fuego de fusilería, que habría concluido con todos ellos si en el acto no me hubiera aprestado a ordenar por señal se replegasen a su buque haciendo fuego en retirada mientras los buques disparaban sobre los de tierra para desalojarlos de sus trincheras. Como a los quince minutos, notando que el incendio se •pronunciaba en tierra, que una parte de la tropa se habia retirado detras de una pequeña eminencia, i mas que todo, que el pabellón peruano habia sido arriado, se dispuso nuevamente la escuadrilla de botes para dirijirse a tierra en busca de lanchas. No obstante esta última manifestación, apenas se acercaron los botes a la playa rompieron nuevamente el fuego desde otros lugares (pues la tropa estaba acordonada i parapetada en toda la ostensión de la playa), obligándome otra vez a disparar sobre los grupos de fuerzas enemigas para protejcr el repliegue de los botes de a bordo. Como verá V. S. por los partes de los comandantes del Blanco Encalada i corbeta Chacábuco, que orijiuales acompaño, ha habido que lamentar la pérdida del capitán de altos Francisco Manser i cinco heridos, incluso un guardiamarina, en la corbeta Chaca-buco, debiendo agregar que los botes de ese buque han recibido un sinnúmero de proyectiles. En la tripulación del Blanco no ha ocurrido novedad. A la 1 P. M. abandoné aquel puerto, que en esos momentos era presa de las llamas, desgracias que no fué posible evitar por la situación que ocupaban las tropas enemigas sobre que se hacían los disparos, los qne al rebotar i desviarse dañaron algunas de las construcciones- inmediatas qne habría deseado no sufrieran, resultando de esto la casi completa conflagración de los principales barrios de la población. A las 5.30 P. M. regresaba otra vez a este puerto, donde no habia ocurrido novedad durante mi ausencia. No obstante el bloqueo de este puerto, he creído conveniente tomar otras medidas de hostilidad, de que daré cuenta a V. S. oportunamente. Ayer a las 3.50 P. M. zarpó la corbeta Chacábuco con pliegos cerrados e instrucciones privadas impartidas por el que suscribe. Acompaño a V. S. los estados de fuerza de los buques que existen hoi en este puerto, pues el blindado Cochrane i corbeta Magallanes aun no han regresado de su comisión al Norte. Lo trascribo a V. S. piara su conocimiento, advirtiéndole que los documentos a qne se alude en la nota precedente no han llegado a mi poder. Dios guarde a V. S. EULOJIO ALTAMIRANO. Al señor Ministro ile Marina. COMANDANCIA DEL ALMIRANTE COCHRANE.

Señor Almirante: Reunido a V. S. doi cuenta de mi comisión. Separado de V. S. el 15 a las 11.30 A. M., me dirijí en derechura, como me lo ordenó verbalmente, a Moliendo, donde llegué el 17 a las 7 30. A. M., habiendo estado pararlo parte de la noche por no conocer el puerto i haber faltado el sol el dia anterior. Llegado al puerto noté cinco buques: una barca inglesa, otra francesa i tres nicaragüenses. La inglesa, Clyde Vede, estaba desembarcando carbón, i la francesa, Juana Luisa, mercaderías surtidas, cada una con una lancha cargada al costado. Notificadas de que no podían continuar en esa operación, las lauchas se desatracaron para el desembarcadero i entonces las hice venir al costado i tomé a TOMO

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bordo sus cargas. Mientras tanto también mandé largar al garete las (lemas lanchas en número de once. Al mismo tiempo i viendo qne la barra era mui mala, siendo peligroso para los no conocedores de ella, quise comunicar con la autoridad por medio del capitán del buque ingles, a quien mandé buscar a bordo, pero desgraciadamente ya se habia ido a tierra; así es que no pude mandar en tiempo la nota que adjunto. Viendo que no se oponía resistencia a la destrucción de las lanchas, retiré lajente de sus cañones dejándolos listos. Mas tarde, a las 12.30 P. M., se oyeron tiros de rifle que provenían ele tierra i eran dirijidos a los botes mandados pollos tenientes señores Matías López i' Guillermo Aguayo. En el acto hice tocar zafarrancho, dando principio al fuego por los cañones de a 20 libras, de cubierta, i luego después por. los grandes, dirijiendo los fuegos a los puntos de donde se disparaba, que eran el muelle, donde se habia puesto una bandera peruana, i otros puntos ribereños de la costa. A los veinte minutos, notando que habia cesado el fuego de tierra i sabiendo que casi toda la propiedad era estranjera, mandé cesar el fuego, habiéndose disparado en todo once tiros. Según supe después, los perpetradores de este acto de locos, en número de 200 individuos, arrojaron sus armas, i junto con las autoridades huyeron despavoridos dejando el pueblo indefenso por varias horas. Luego después envié una nota al decano del cuerpo consular, notificándole el bloqueo, i otra a la autoridad, cuyas copias acompaño por medio del vice-cónsul ingles, quien vino a bordo i me dio las gracias por mi moderación. Muchas balas de rifles alcanzaron también al buque. En seguida me ocupé de examinar los papeles de los demás buques, i encontré que uno, el de la Plata, capitán Fredericken, de nacionalidad nicaragüense, tenia a su bordo seiscientas toneladas de carbón de Cararapangue, i que otro, la barca Monroe, capitán Matxen, también con bandera nicaragüense, estaba cargada de víveres, la mayor liarte a la orden, i habia sido enviada desde Valparaíso por la casa de N. N., a la que también pertenecía. El carbón i los víveres eran indudablemente contrabando de guerra i solo faltaba reconocer la lejitimidad de la bandera, i esperé hasta el dia siguiente para decidir. A la tarde entró el vapor lio del Sur i también recibí contestación de la autoridad de tierra, que acompaño. La noche pasó sin novedad, quedando los buques en bloqueo afuera. Al dia siguiente i viendo que la barca inglesa Clyde Vale solo tenia treinta toneladas de carbón a bordo i necesitaba lastre, no se lo quité, i que las mercaderías de la francesa consistían en artículos de abarrote i de perfumería, tampoco la molesté; pero notifiqué a la Plata i ala Monroe que la sacaría afuera. A las. 4 P. M., en unión de la Magcdlanes, sacamos los buques arriba mencionados hasta salir bien claros de tierra. La Plata no tenia sus papeles completos i decidí rellenar las carboneras con su carbón; pero teniéndola al costado en la noche, el capitán me pidió qne lo tomara a bordo por estar su buque yéndose a pique. Ya antes babia oído al carpintero de él decirle al capitán que la proa se sumerjia i habia prevenido a este último que si habia abierto espiche lo dejarían irse a pique con su buque. Mas tarde me dijo el capitán qne hacia agua por golpes que habia recibido contra el Coch,rane. Efectivamente, se le habia roto la obra muerta; pero los fondos no se habían dañado en nada. Recibimos los tripulantes a bordo i viendo que demoraba en sumejirse i que quedaba de estorbo a la navegación, lo hundí con el espolón. La cuestión del otro buque era seria, i en consulta con el comandante de la Magcdlanes i el segundo comandante de este blindado, acordamos dejarlo volver a Valparaíso bajo el mas solemne juramento de ir de vuelta de afuera sin tocaren ninguna parte, lo que firmó i juró por duplicado, teniendo a bordo para ello de sobra víveres i aguada, como el mismo alegó. Mas tarde, a las 4.4 A. M., puse proa el S. £ O. para alejarme de tierra. Al amanecer se avistó un buque por la proa 1


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ciñendo de la vuelta de estribor, es decir, hacia tierra, viéndose la luz roja con viento S O . , i momentos después al divisarnos viró por redondo, cuya maniobra vi yo personalmente, poniéndose en seguida de vuelta afuera. Luego después, habiéndonos acercado, vi que era la misma Monroe, cuyo capitán, a pesar de su solemne juramento, estaba barloventeando para tomar otra vez el puerto de Moliendo, pues yo habia difundido la voz que me dirijia hacia el Callao. Traido a bordo el capitán no tuvo nada que alegar, i al contrario lloraba temiendo que en castigo de su villanía se le ofendiera. Teniendo que entrar a Arica de orden de V. S. i creyendo poder encontrar alguno de los buques enemigos, lo que me habría obligado a soltarlo en caso de remolcarlo, pues no habría podido demorarme pararecojer la jente, me vi en la dolorosa precisión de destruirlo i lo incendié con granadas, maniobrando al rededor de él para ejercitar la jente. En seguida hice rumbo hacia Arica, i a las 3.33 A. M. del 20, entre lio i Morro de Sama, avistamos un vapor i dándole caza, resultó ser el vapor Rata, con el cual comuniqué i supe que a la Union i Pilcomayo las habia encontrado a 60 millas al Sur del Callao. A las 5.30 P. M. estuvimos a. tiro de canon de la batería del Morro, de 120 metros de altura sobre el mar, i vimos montaba cinco cañones gruesos, tres de los cuales defienden la bahía i dos miran hacia el O . ; i entrando hasta mil metros (1,000 metros) o cuarto de tiro de ella, le presenté el costado, como asimismo la Magallanes que seguía mis aguas, i esperamos hasta que cerró la noche sin que se nos ofendiera, a pesar de que el morro dominaba nuestras cubiertas a un ángulo de 7 grados de depresión. Al N O . sabia que habia otra batería oculta que no se notó, pero en la isla Alacrán que quedaba como a 800 metros, se- veia un parapeto de batería en construcción, pero sin cañón. A l mismo tiempo pudimos reconocer que no habia ningún buque peruano i solo cinco mercantes estranjeros, entre ellos el del cable sub-marino. En cuanto a las lanchas, estaban en la playa. Concluido el reconocimiento, me dirijí al Sur, i a las 8.30 A. M. de hoi llegamos a Pisagna. Todavía estaban humeando los escombros, i luego supe por el señor Cónsul ingles que Y. S. lo habia bombardeado. Encontrando aquí un buque ingles recien llegado con carbón,-que por supuesto es en esta circunstancia contrabando de guerra, lo he tomado i traido a remolque con anuncio del Cónsul ingles para que Y» S. disponga lo conveniente. Acompaño a V. S. los papeles del buque quemado i el sumario correspondiente i los que tenia él con carbón, los partes de los tenientes segundos señores Guillermo Aguayo i M. López; otro del cirujano del buque, sobre los heridos, i las demás notas mencionadas. En cuanto a la comportacion de los oficiales i de la marinería que llevó a cabo la destrucción de las lanchas, debo decir que en jeneral se condujeron bien en los momentos críticos en que el agua hervía de balas i que nunca retrocede el marino chileno. El teniente señor Aguayo escapó milagrosamente con la pechera de la levita atravesada por una bala, i el teniente López que en ese momento remolcaba una lancha con boza larga, volvió atrás para recojer un marinero que habia puesto en lancha para gobernar. En conclusión diré a V. S. que en Moliendo. quedaron mil quinientos reclutas bolivianos sin armas ni uniforme esperando trasporte, i ademas, por varias fuentes, supe que la Union, Pilcomayo, i Chalaco habían regresado al Callao. Finalmente, me hago un deber de recomendar a Y . S. al brillante comandante de la corbeta Magallanes i a su dignísima oficialidad por su constante cooperación durante el crucero. Es cuanto, por ahora, tengo que decir a V. S. Dios guarde a V ' S. ENRIQUE M.

SIMPSON.

Valparaíso, mayo 7.—El comandante en jefe de la escuadra, en oficio fechado en Iquique en 2 del corriente,, me dicelo que copio: «He recibido la« notas de esa Comandancia Jeneral en los números 699,700,703 i 704, de cuyo contenido quedo impuesto. En la noche del lunes 28 destaqué al blindado Almirante Cochrane i corbeta O'Higgins con dirección a Pisagna i Mejillones del Perú, con el objeto de destruir las lanchas que allí habia para impedir todo embarque i desembarque. Del resultado de aquella comisión se impondrá V. S. por el parte del comandante Simpson que en copia acompaño a Y . S. Esa misma noche, aunque mas tarde, zarpé con el buque . de mi insignia i corbeta Magallanes hasta las aguas de Moliendo, con el objeto de interceptar la marcha de trasportes peruanos que pudieran conducir tropa o víveres o elementos de guerra a los puertos Sur de aquél, regresando a Iquique anoche, alas 8 P. M., sin haber encontrado en el trayecto recorrido ninguna embarcación sospechosa. Durante esta travesía la corbeta Esmeralda permaneció en Iquique manteniendo el bloqueo sin que hubiera novedad. Ayer fondeó en este puerto el vapor Matías Cousiño conduciendo víveres i carbón para la escuadra, i en las primeras horas de la mañana de hoi se ha dado principio al trasbordo. A bordo no ocurre novedad; el estado sanitario de las tripulaciones es bueno i se continua practicando los ejercicios militares. Acompaño a V. S. los estados, de fuerza de los buques de la escuadra, correspondientes ala primera quincena del presente mes, con -escepcion de la corbeta Chacabuco que aun no regresa de su comisión al Sur!» Lo trascribo a V. S. para su conocimiento, acompañándole el parte a que se alude i advirtiéndole que en primera oportunidad se remitirá a ese Ministerio copia de los estados de fuerza de que se trata, porque solo se ha enviado un ejemplar de cada buque. Dios guarde a Y. S. E.

Iquique,

ALTAMIRANO.

Mayo 1.° de 1879.

Tengo el honor de dar cuenta a V. S. del resultado de la comisión que Y. S. se sirvió confiarme verbalmente en la tarde del 28 del presente mes. A las 12 M. del dia siguiente dejé esta rada en unión de la corbeta O'Higgins, haciendo rumbo a Pisagna, a donde arribamos a las 7 A. M. del mismo dia. Inmediatamente me puse al habla con la autoridad militar del puerto, por intermedio del señor vice-Cónsul de S. M. B., para notificarle que el objeto de mi viaje era el de destruir todas las lauchas i embarcaciones menores surtas en la bahía, i que esperaba que no se me pusiera impedimento alguno por las fuerzas de tierra para evitar de esa manera la efusión innecesaria de sangre. Al poco rato volvió el señor viceCónsul a bordo i me dijo que, habiendo hablado con la autoridad, podia verificar la destrucción aludida, porque no se opondría de tierra la menor resistencia, salvo que se intentara algún desembarco. En efecto, a las 12.40 P. M. del indicado dia, se dio principio a esa operación con las embarcaciones de este buque i las de la O'Higgins, i se terminó a las 2.20 P. M. sin ser molestado en lo menor. El número de lanchas i embarcaciones menores destruidas ascendió a 44, pudiendo asegurar a V. S. que no quedó una sola en la bahía, siéndome también grato participar a Y. S. que, como dejo dicho, esta operación se llevó a cabo sin efusión de sangre, mediante la prudencia i buen juicio que predominó en esta ocasión en las autoridades de tierra. Realizado ya mi objeto, dejé hoi el surjidero de Pisagna en unión de la corbeta O'Higgins, a las 10 A. M., i cuín-


CAPITULO QUINTO. pliendo también con las instrucciones de V. S., puse proa al Snr para alcanzar temprano a Mejillones del Perú. Al enfrentar a ese puerto, a la 1.30 P. M., hice señales a la O'Higgins para que lo reconociera, ordenándole al mismo tiempo la destrucción de las lanchas que hubiesen en la bahía. Mientras tanto me aguanté sobre la máquina a corta distancia del puerto. Estando las embarcaciones de la O'Higgins ocupadas en esta faena, se empezó de tierra un nutrido fuego de fusilería sobre los tripulantes de dichas embarcaciones, lo que me obligó entonces a tomar medidas enérjicas, ordenando inmediatamente el bombardeo del pueblo e incendiando una buena parte del caserío. Tampoco dejé en este puerto ninguna embarcación, porque se destruyeron todas antes i después del bombardeo. A las tí.30 P. M. hicimos rumbo al Sur para reunimos a V. S. Por último, acompaño a V. S. el parte que me ha pasado el cirujano del buque sobre dos accidentes casuales ocurridos a bordo en los momentos del referido bombardeo, debiendo prevenir a V. S. que milagrosamente escaparon de ser heridos o muertos todos los tripulantes de las embarcaciones de la O'Higgins. Me hago,pues, un deber de recomendar a V. S. al señor comandante i oficiales de esa corbeta por su dignísima coniportacion durante el crucero que acabamos de emprender. En conclusión diré a V. S., que anoche a las 10 P. M. arribamos a este puerto para reunimos a V. S. i que no habiéndolo encontrado aquí decidí permanecer en bloqueo hasta el regreso de V. S., efectuado esta noche a las 8.20 P. M. • Dios guarde a V. S.

,

r

ENRIQUE SIMPSON.

Partes oficiales del Perú. DIDECCION DE GOBIERNO.

Prefectura

del departamento de Taixtpacá.—Iquique, Abril 24 de 1B79.

Señor Director de Gobierno. S. D : El comisario de policía de Pisagua comunica, en oficio al sub-prefecto de este lugar, los hechos de bombardeo e incendio qne los bnques de guerra chilenos consumaron en ese puerto. Esta Prefectura, impuesta de su contenido, remite a V. S. en copia certificada dicho oficio, para que a su vez lo ponga en conocimiento de S. E. el Presidente de la República. Dios guarde a V. S. JUSTO P.

DÁVILA.

COMISARÍA I GOBERNACIÓN DE PISAGUA.

Abril 19 de 1S79. Señor teniente coronel snb-qu efecto de la provincia. -

S. S: Tengo el sentimiento de poner en conocimiento de V. S. que ayer, a las G A. M., el vijía hizo señales de avistarse dos buques enemigos por la parte del Sur: los mismos que llegaron a este puerto a las 9 A. M. Reconocidos qne fueron, resultaron ser uno de ellos la corbeta de guerra chilena O'Higgins i el otro el blindado Blanco Encalada, el cual enarboló la insignia de contra-almirante. En vista de tales enemigos, i de acuerdo con el señor coronel Moreno, comandante militar de esta plaza, ocupé con las fuerzas de jendarmes de mi mando la parte Norte de la población, colocándose la columna Ayacucho al Sur, i los nacionales al mando del segundo jefe, señor don Gaspar Ureta, la plaza de la Aduana. Colocadas las fuerzas en esas posiciones, esperábamos ,como era natural, que el enemigo nos mandase una embarcación de parlamento i que nos diera a conocer sus hostiles intenciones, cuya esperanza fué frustrada, puesto que dichos buques estando sobre sus máquinas desprendieron de la O'Higgins seis embarcaciones bien equipadas con jente armada, las que se dirijian a tierra por la parte Sur, en donde estaban fondeadas las lanchas al ser-

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vicio de la Compañía de Vapores, i como la actitud del enemigo fuese destruir dichas lanchas en presencia nuestra i a distancia de medio tiro de rifle, los nacionales i la segunda compañía de la columna Ayacucho rompieron los fuegos sobre el enemigo, que inmediatamente fueron contestados por ellos i por los cañones del Blanco Enccdada, secundándolos la O'Higgins, i jeneralizáudose así el primer combate en todas las líneas de nuestras fuerzas, durante media hora, en que se les puso en fuga. Las naves enemigas continuaron haciendo disparos de cañón contra la población con bombas incendiarias, sirviendo de blanco la casa de la capitanía del puerto, donde tremolaba el pabellón nacional i la de la ajencia de vapores, donde también se encontraba izada la insignia de la Compañía Iuglesa de Vapores, situada en casa del señor don Manuel F. Zavala, siendo ésta la primera incendiada por completo. En este estado suspendieron sus fuegos i se ocuparon en reunir sus fuerzas de desembarque de ambos buques, operación que duró mas o menos una hora, después ele la que efectuaron un segundo ataque, aumentando su flotilla con nneve embarcaciones perfectamente tripuladas con jente de desembarco i lanchas cañoneras, dirijiéndose al Norte de la población, porque creyeron sin duda que ese lado estaba indefenso. Tan luego como se encontraron entre los buques mercantes que se hallaban en la bahía, rompieron los fuegos sobre la fuerza de jendarmes que estaba a mis órdenes i de los nacionales que por disposición del señor comandante militar pasaron a ocupar ese puesto. Simultáneamente los buques enemigos ofendían con sus proyectiles la esteusion de la población de Norte a Sur; lo cpie dio por resultado un incendio jeneral, ocasionado por sus bombas incendiarias. Las embarcaciones que conducían las fuerzas de desembarco del enemigo fueron también rechazadas después de media hora de combate, replegándose a sus buques, los que se habían aproximado800metros mas órnenos ala playa para protejer el segundo ataque, i después de haber recojido su jente continuaron bombardeando la población ]ior espacio de una hora mas, retirándose después lentamente de la bahía, con rumbo al Sur. Las desgracias de que tengo hasta hora conocimiento, son seis soldados i un oficial heridos, pertenecientes a la columna Ayacucho, i del pueblo tres mujeres, dos criaturas i un asiático muertos, i heridos dos individuos i dos criaturas. Ademas han perecido una mujer i dos criaturas. No encuentro términos para manifestar a V. 8. el horroroso"espectáculo qne presentaba a la vista la población incendiada en todas direcciones, haciéndose imposible apagar las llamas, no obstante de los heroicos esfuerzos de los vecinos i de la fuerza para sofocar el incendio; habiendo, por consiguiente, quedado reducida a cenizas toda la población, a escepcion de pocas casas. Los capitales perdidos a consecuencia del bombardeo no me es posible apreciar hasta este momento, porque aunque se encuentran en el lugar los damnificados, ninguno por desprendimiento se ocupa de valorizar sus pérdidas, i por esta razón he creído conveniente nombrar una comisión avaluadora, compuesta de los señores Manuel F. Zavala, Nicanor González, Tadeo A. Loayza, Gaspar Ureta i doctor don Agustín Izarnótegui, prometiendo dar cuenta de su resultado. Me es imprescindible poner en conocimiento de V. S. que.todos los habitantes de este puerto se encuentran desnudos, sin víveres, con poca agua potable i sin los fondos necesarios para proporcionarse lo indispensable i urjente para salvar su desastrosa situación. Con satisfacción, como soldado peruano, me permito hacer justicia ante V. S. i ante la nación, del heroico comportamiento de los señores jefes, oficiales i tropa de la columna Ayacucho, Jendarmería i Guardia Nacional, capitán del puerto señor Becerra i jefes del ferrocarril, señores Quiros i Correa; habiéndose hecho notables por su serenidad i valor los señores coronel Moreno, sarjento mayor Gutiérrez; los jefes de la Guardia Nacional don Nicanor González, don Manuel F. Zavala, don Gaspar Ureta i demás señores que componen dicho cuerpo, como también el señor cura párroco, doctor don Manuel B. Villcna, que reco-


G U E R R A D E L PACIFICO.

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rria todos los puntos del combate, perorando i entusiasmando a las fuerzas i al pueblo, sin babor desatendido su deber sacerdotal, salvando en las fuerzas de las llamas la Custodia con el Santísimo Sacramento. Dios guarde a V . S. BENIGNO F.

MALDONADO.

Es copia.-—Enrique Rojas, Secretario. República peruana.—Alcaldía del Concejo del distrito.—Pisagua, Abril 25 de 1879.

Municipal

Al señor Alcalde del H. Concejo Provincial—Iquique.

S. A. Cumplo con el deber de comunicar a V. S. en parte minucioso lo acontecido en este puerto el 18 de los corrientes, en (d bombardeo que el contra-almirante Williams Rebolledo, al mando del Blanco Encalada i O'IIiggins, hizo sufrir a este puerto. A las 7 de la mañana de ese dia, mas o menos, se tuvo noticia de que el enemigo se dirijia a este puerto, según todas las creencias, con el fin de destruir las lanchas i embarcaciones menores. La opinión del pueblo se pronunció en el sentido, o de vararlas, barrenarlas, o colocarlas en un lugar en que, sin ofender a la población con los disparos de los invasores, pudiesen ser defendidas, evitando a todo trance el desembarque de éstos. El jefe de la. plaza, señor coronel Moreno, manifestó ser del mismo modo de pensar i aun se dirijió con tal propósito al jefe de la empresa de lanchas, cuyas determinaciones me fueron entonces desconocidas. A eso de las 9 A. M. se presentaron los buques enemigos i sin participar a la autoridad política cuáles eran sus intenciones, desprendieron de sus costados seis lanchas cargadas de jente armada de rifles, hachas i otros útiles para destruir las citadas embarcaciones. Como con esa manera de proceder faltaban a las reglas establecidas por el derecho de jentes a que están sujetas hasta las naciones medianamente civilizadas, |juesto que sin notificación alguna trataron de apoderarse de propiedades bajo la salvaguardia de la nación, salió precipitadamente la tropa a tomar posesión de los peñones del.Sur, quedando la segunda compañía en playa descubierta, los paisanos que consiguieron armas, en pelotones, uno tras de las peñas de la Aduana, entre ellos don Gaspar Ureta, don José Vicente Rodríguez, teniente alcalde, miéuti 'as que otros, en número de seis, con el síndico don José G. Prada, se plegaban a la 2. compañía citada, rompiendo los fuegos cuando los invasores posaban la planta en propiedad del Perú, jeneralizándose el combate, que dio ¡ior resultado que la compañía 2. , situada en la playa i que recibía con entera esposicion i soportaba los tiros de los agresores a pecho descubierto, tuviese que lamentar las heridas del valiente capitán don Ensebio Coronado, saijento 1." Francisco Azabache i 3 individuos de tropa, todos abala de rifle. a

a

Esta se replegó en seguida al resto del. batallón parapetado en los peñones ya dichos, cuando el fuego de fusilería bahía terminado i continuaba el de cañón que cesó también a las 10 1/4 A. M., poco mas o menos, volviendo a acometer con intención de desembarque a las 12, trayendo ya 9 lanchas cargadas de jente i éntrelas embarcaciones dos cañones que pretendían verificarlo hacia el lado de la estación que la creían indefensa. Previniendo este caso los paisanos, que, como he dicho, se batían en pelotones discrecionalmente i sin reconocer mas jefe que el coronel Moreno, se unieron en número como de 34 a la jeudarmería, a órdenes del comisario señor Maldonado, quien así como los oficiales i tropa se portaron con todo el valor i serenidad de militares peruanos, rechazando al enemigo i poniéndolo en fuga vergonzosa, a tiempo que la columna Ayacucho marchaba en su protección. Debo comunicar a V. S. que antes de terminar el primer ataque, ardia la casa del señor don Manuel F. Zavala, por consecuencia de las bombas incendiarias arrojadas sobre

la población i que el fuego habría sido estiuguido, si en el segundo ataque no hubieran lanzado infinidad de proyectiles que hicieron estéril toda tentativa por salvar la población. Concluiré, señor Alcalde, haciendo a V. S. especial mención para que la historiado consigne, de la heroica conducta observada por el señor coronel Moreno, comisario de policía don Benigno F . Maldonado, sarjeuto mayor don Eulojio Gutiérrez, capitán Coronado, herido, teniente alcalde don José V. Rodríguez, síndico señor Prada, sarjeuto Azabache i señores Zavala, Ureta, i Evaristo Hermosa, que se distinguieron tanto por su valor como por su serenidad ante el peligro. El señor cura Villena se ha hecho acreedor a mención honrosa, habiéndose portado como valiente i buen sacerdote, alentando a la tropa durante el combate i salvando cuando el incendio la Custodia i Santísimo Sacramento; el presbítero señor Barreuechea estuvo asimismo a la altura de su misión. Todas las desgracias que por ahora tenemos que lamentar son la muerte de 5 mujeres, 1 asiático i 2 niños i las honrosas heridas recibidas por 6 soldados. Entre los del enemigo, grandes bajas cuyo número sería aventurado calcular. Por último, señor Alcalde, aunque Pisagua yace en cenizas, ha sabido mantener incólume la honra del pabellón nacional, sacándolo victorioso en esta ruda prueba a pesar de la inferioridad de sus elementos bélicos i escepcional condición. Dios guarde a V. S., S. A. FRANCISCO JAVIER GUEVARA. CONCEJO PROVINCIAL DE IQUIQUK.

Abril

28 de 1879.

Señor Alcalde del Honorable Concejo del distrito de Pisagua: . Inmediatamente que se recibió en esta ciudad la deplorable noticia del bárbaro atentado cometido por la escuadra chilena bombardeando esa población indefensa, esta Alcaldía, de acuerdo con el señor Prefecto del Departamento, procedió a realizar la compra de víveres para remitirlos al. dia siguiente a esa localidad; pero desgraciadamente uno de los buques enemigos hizo varios tiros de cañón a bala sobre el tren que conducía los referidos víveres en la mañana del 1." del presente. Aunque las balas no tocaron el tren, sin embargo la fuerza de andar que el maquinista se vio obligado a dar a la locomotora para ponerse fuera de tiro, ocasionó la descompostura de ésta, por cuya razón no pudo llegar mas allá del alto de Molle, donde tuvo que dejar los víveres, quedando una parte en la estación del ferrocarril de esta ciudad que no ha sido posible movilizarla a causa de haberse paralizado el curso de los trenes, i tanto éstos como los que quedaron en Molle a disposición de la Prefectura. Sensible me es, señor Alcalde, que esta fatal circunstancia me haya privado la satisfacción de ser útil al estimable vecindario de Pisagua, cu la crítica situación en que lo ha colocado su patriotismo i la temeraria alevosía de los chilenos. Al manifestar a usted i al Concejo de su presidencia, por mí i a nombre de la corporación municipal, el prr fundo sentimiento con que deploro el atentado de que ha sido víctima esa población, me permito suplicarle a la vez se sirva manifestarlo así a ese vecindario. Dios guarde a usted.—JUAN BERNAL I CASTRO. PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE TARAPACÁ.

Iquique, Abril 21 de 1879. Señor Alcalde del Concejo del distrito de Pisagua: El señor Director de Gobierno, en oficio de 12 del actual, me dice lo que sigue: «Con fecha 12 del actual se ha dictado la resolución que sigue:


CAPITULO

Visto el adjunto oficio del Alcalde del Concejo del distrito de Pisagua ofreciendo al Gobierno el concurso de esa corporación para el sostenimiento del orden i defensa del honor nacional, se declara que el Gobierno ha visto con complacencia el patriotismo i decisión del citado Concejo i que acepta su ofrecimiento dándole por ello las debidas gracias.» Que trascribo a V. S., de orden del señor Ministro, para sii conociente i demás fines. Trascríbolo a usted para su conocimiento i fines consiguientes. Dios guarde a usted. JUSTO P. ESTADO

DÁVILA.

MAYOS DE LA PRIMERA DIVISIÓN.

Iquique, Mayo 2 de 1879. Señor Comandante Jeneral de la división: Tengo el honor de elevar a V. S. el parte orijinal que me lia remitido el comandante militar de la caleta de Mejillones, teniente coronel graduado don Luis Reina, el cual ha cumplido el deber de peruano, rechazando el desembarco de fuerzas enemigas en el citado lugar. Dios guarde a V. S. FEDERICO RÍOS. PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE TARAPACÁ.

Iquique, Mayo 3 de 1879. Señor Director de Gobierno: El señor comandante militar, en oficio de 1." del corriente, me dice lo que sigue: «Comandancia militar de Mejillones.—Mayo 1." de 1879. —Señor coronel prefecto del departamento.—Señor coronel:—Tengo el honor de comunicar a V. S. que el dia de ayer a las 12 M. ingresaron a esta caleta los buques de la armada chilena Lord Gochrane i O'Higgins, procediendo inmediatamente después de su arribo a destacar seis falúas, con la dotación respectiva, para intentar un desembarco en la población. En cumplimiento de mi deber, dispuse que los cinco jendarmes que se hallan a mis órdenes, acompañados de los abnegados i patriotas señores Andrés Bustamante, teniente del resguardo; capitán de puerto accidental, don Pablo García, don Toribio Trelles, inspector del resguardo; don Máximo Piache, don Domingo Ortega i el matriculado Timoteo Pérez, tomarau posiciones i rompieran el fuego sobre las embarcaciones del enemigo. Así se efectuó i me es satisfactorio decir a V. S. que después de cinco horas de heroica resistencia, se retiraron a sus buques sin haber conseguido el objeto. Durante el combate dichas naves dispararon su artillería a la población, logrando incendiar la parte baja de ella, sin que felizmente haya desgracia'que lamentar. Dejo á la apreciación de V. S. el resultado de este hecho, suplicándole se digne elevároste oficio a conocimiento de quien corresponda. Dios guarde a V. S. Luis REINA.»

Que trascribo a V. S. para su conocimiento i para que se sirva V. S. ponerlo e n e l d o S. E. el Presidente d é l a República. Dios guarde a V. S., S. D . JUSTO P.

DÁVILA.

Mejillones del Perú, Mayo 1." de 1879 Scítor coronel prefecto del departamenro de Tarapacá. Iquique. Señor coronel prefecto: A las 12 M. de ayer se pusieron a la vista dos buques chilenos a vapor, un blindado i una barca. Al aproximarse al foudadero cambiaron de señales por el espacio de diez minutos, i a la 1 P. M, largaron ocho falúas con jente de desembarco, que desfilaron a tomar los muelles del puerto. El señor comandante militar de la plaza don Luis Rei-

237

QUINTO.

na, con una serenidad digna del mas grande encomio, dispuso la defensa i parapetándose con cinco soldados de su mando i acompañado por el teniente del resguardo don Pablo García, que tomó distinta posesión; el señor ayudante de la guardia urbana, don Toribio Trelles i el capitán de la misma don Domingo Ortega, como el valiente patriota don Máximo Blacke, inspector del resguardo, acompañando al comandante militar i sosteniendo un fuego nutrido contra los piratas impidieron el desembarco de las fuerzas enemigas. El resto del pueblo, que formaba la guardia urbana, colérica i rabiosa por no tener armas, coronó los morros i peñascos para hacerles ver que había valor i decisión i hacerles morder el polvo si se colocaban en tierra. Señor prefecto: el bombardeo de Mejillones es la afrenta mas grande de tos filibusteros; mas de ciento veinte tiros entre bombas, granadas i balas rasas han lanzado al inofensivo i desamparado puerto, a mas de un nutrido fuego de fusilería que desde a bordo sostenían tan luego como corrieron sus embarcaciones. Vergüenza para los chilenos, que once hombres mal armados los hayan hecho correr; que mas de cien hombres en ocho falúas no hayan podido efectuar su desembarco i ocurrieron al incendio de media población i perforación del resto. Desgracia que lamentar ninguua;por parte del enemigo varias; pérdidas del comercio, propietarios i demás industriales, se calculan en seiscientos mil soles, mas o menos. Cuatro i media horas de combate i bombardeo hacen honor a Mejillones i recomiendan a su bravo, sereno i humilde comandante militar, como igualmente a sus cinco soldados. Dios guarde a V. S. MANUEL BUSTAMANTE.

XI Diario de la campaña marítima. ABRIL,

A

BORDO

DEL

«BLANCO

ENCALADA.»

Dia 15.—El 12 en la noche me encontraba en el puente con otros oficiales cuando la Magallanes paso cerca de nuestro costado haciendo señales que traía noticias de importancia. Naturalmente nuestra curiosidad se despertó por saber en qué consistía la importancia de las novedades, pero estuvimos lejos de suponer que ellas fueran tan interesantes como las encontramos después. Había sucedido que la Union i la Pilcomayo, corbetas de guerra peruanas, la habían atacado a la altura de Chipaua, a eso de las doce del clia, i después de un rudo cañoneo de hora i media había salido ilesa, puede decirse, pues solo una bala le tocó, i eso rasmillándole lijeramente el costado de la parte de popa; mientras que la Union había sido paralizada por una granada del cañón de a 115 de nuestio buque, certeramente dirijida por el teniente Molina, i cpie, penetrando por el costado, estalló en la parte interior del buque, causando estragos en la máquina, a juzgar por la repentina paralización del buque i el escape de vapor que se siguió. La Pilcomayo no pudo seguirle, los alcances, o bien no encontró por conveniente seguirlos; ello fué que la Magallanes, buque débil i que pudo haber sido destrozado por dos corbetas relativamente poderosas, consiguió un verdadero triunfo con haber resistido sus fuegos i aun mas con haber dado a probara uno de ellos el acíbar que destilan sus cañones, de ingrato sabor, por cierto, para nuestros enemigos. Noventa tiros se dice que disparó, i sobre ella llovieron doscientas sesenta balas enemigas que apenas la alcanzaron a rasguñar, i con esto se abre la era de los combates en que la marina de Chile, siempre gloriosa, encontrará nuevos laureles que conquistar. El entusiasmo que despertó en nosotros esta noticia fué indescriptible. Con envidia considerábamos a los afortunados compañeros que, habiau logrado ver la cara a un enemigo que, después de desafiarnos con un desenfado sin igual, encuentra por conveniente guarecerse detras de las bate-


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rias de sus puertos fortificados. En medio de nuestros comentarios la orden de salida llamó a cada uno a su puesto, i yo volé al mió. A las diez de la noche zarpamos solos con rumbo al Norte, i después de una noche pasada en medio de la ajitacion interior que cada uno esperimentaba, áusias inesplicables de encontrar un instante siquiera a ese enemigo que anda como los salteadores de camino, en emboscadas, procurando sorprender^ la indefensa vida de los que pasan a sus alcances, pero que huye de quien le puede hacer pagar caro el mas lijero atrevimiento. La luz del alba nos sorprendió a la altura de Pisagna, i no hai cómo esplicar el júbilo que cada cual esperimentó cuando se nos hizo perceptible un vapor, sobre el cual nos fuimos inmediatamente. Desgraciadamente después de una persecución de tres horas, tan empeñosa como inútil, tuvimos el sentimiento de volvernos a Iqnique, donde fondeamos poco antes de las ocho de la noche. Todo el dia de ayer lo pasamos en alistar el buque i hacer las preparaciones consiguientes en la máquina, i en la noche la Chaca-buco echó señales de que habían pasado buques para el. Sur. Como a las doce i media de la noche zarpamos para el iSur acompañados de la Magallanes, la Chaca-buco i O'Higgins, quedando la Esmeralda para mantener el bloqueo ele Iqnique. ¿Adonde íbamos? Hoi día debía aclararse el misterio. Al Cochrane lo encontramos por la mañana a la altura ele Pisagna, i mas tarde avistamos un vapor, sobre el que se dirijié la escuadra desplegada en semi-círcnlo. Sin embargo, nosotros fuimos los que seguimos sus alcauces, i no dejó de sorprendernos el que hiciera caso omiso de los disparos que se le hacían }iara que parara, demostrando, por el contrario, que mas que todo quería huir que pararse. Después de algunos disparos con los cañoncitos de cubierta se hizo uno con los ele la batería, i el proyectil pasó bastante cerca del vapor para hacer conocer al testarudo capitán que ya era tiempo de entender lo que aquel lenguaje significaba. La correspondencia nuestra fué traída i sin mas novedad nos dirijimos a Pabellón de Pica con la O'Siggins i Chacabuco, donde se ha mandado botes armados para apoderarse de algunas lanchas i un vaporcito, i también para disparar sobre unos puentes de madera que sirven para la conducción del Imano i su embarque, con el objeto ele dañar al enemigó. La Magallanes! el Cochrane siguieron para el Norte; supongo que irán a Iquique. Son las ocho de la noche; estamos sobre vapor. Dia 10,—Anoche contemplamos el incendio ele los muelles i obras de conducción i desembarco de Imano del puerto de Pabellón de Pica. Cuando se medita hasta qué punto merece castigo este pais felón, que mientras nos saludaba con el ósculo de Judas nos procuraba enemigos por todas partes i maquinaba nuestra ruina, realmente que esto solo se puede mirar como el principio del castigo que debemos influirle. Ahora meditarán estos señores, i al saborear los amargos frutos que cosechan, encontrarán que no era cosa tan deseable como pretendían el tener guerra con nosotros. La destrucción causada puede avaluarse en .200,000 pesos i los perjuicios en mas ele 1.000,000, pues quedan impedidos para cargar los buques que allí había. Hoi, a las cuatro i media mas o menos, partimos con rumbo a Huauillos, donde llegamos a las siete i media de la mañana. El aspecto de estos lugarejos, que son una fuente de vida para el Perú, no puede ser mas miserable, i sobre todo el de este puerto no pobre en apariencia. Aquí hemos hecho lo mismo que en Pabellón ele Pica: destruir los muelles de embarque i obras para el acarrreo del Imano, i ademas todas las lanchas que hemos tomado i que forman un largo rosario a la cola de cada buque. También habíamos tomado un vaporcito, propiedad de un ingles, que aunque hubiera méritos suficientes para destruírselo se le dejó en consideración a que probó que habia sido mui buen muchacho con los chilenos, a quienes habia auxiliado en diversas ocasiones. Con esto ya puede contarse este puerto como destruido, pues su importancia se anula con

la imposibilidad ele esportar su Imano, i de miserable que era, quedará dentro de poco reducido a ser nada mientras elure la guerra. Los cuarenta i tantos buques anclados en la rada, casi todos en lastre, tendrán que retirarse pronto de un lugar donde ni agua suficiente hai para lo mas indispensable; basta decir que no existe una máquina de destilación i rpie el agua la suministra una chata que posee dichos aparatos. La Chacabuco se nos reunió como a las tres ele la tarde, i como a las seis hemos principiado a movernos i ahora vamos navegando, supongo que para Iquique. Dia 17.—Por la mañana como a las ocho i media llegamos a Iquique i en pos de nosotros la Chacabuco con lanchas a remolque, habiendo echado a pique las restantes. La O'Higgins llegó poco después con un rosario algo mayor, creo que nnas doce, i en seguida tomaron su colocación. Luego que llegamos, el capitán Walker fué a . tierra en la chalupa llevando un oficio para el prefecto, donde se le intimaba que cesaran de funcionar las máquinas ele resacar agua, so pena ele destruirlas a cañonazos, i la señal del bombardeo seria una bandera colorada izada al palo trinquete. Cuentan que los cholos, cuando el capitán pasaba cerca de ellos, le pifiaban por lo bajito en cuanto quedaban a su espalda. Pero, en fin, ello fué que las máquinas cesaron de arrojar humo por sus chimeneas i la amenaza surtió el efecto apetecido. El resto del dia se pasó sin mas novedad que el tiro al blauco con-fusil que hizo la marinería, entre cuyos tiros la generalidad fueron excelentes. A las cinco i media se alistó la máquina, i poco después se elevó el anclote i pasamos el resto ele la noche sobre la máquina. Una sola desazón esjierimentamos en la mañana, i fué que se nos pasó el vapor qne va al Sur sin poder enviar nuestra correspondencia, pues a las siete lo encontramos, pero iba mui a la costa i nosotros algo afuera. De la Esmeralda, que eseaba fondeada aquí manteniendo el bloqueo, recojimos algunas noticias que trajo, i entre ellas la ele haber llegado la Pilcomayo a Arica con la Union a remolque. Según se ve, la Magallanes no pudo haber alcanzado mas espléndido resultado en su elesignal lucha contra dos enemigos, cada uno mui superior por cierto en fortaleza a ella, que no pasa de ser un buque bien débil. Dio 18.—Hoi, a las 4 A. M., principiamos a movernos con rumbo al Norte i como a las siete i media estábamos dentro de la rada de Pisagna. Pocos momentos antes se habia tocado zafarrancho con ocasión de un buque avistado por la proa en cuya persecución nos pusimos. La bruma de la mañana i la densa columna de humo que arrojaba i envolvía sus contornos, nos impedia verle la forma del casco, i estuvimos a punto ele dispararle, cuando aclarándose el horizonte dejó ver que el buque era la Chacabuco. Como iba adelante de nosotros llegó primero i sobre la marcha arrió botes para ir a ejecutar la operación de recojer las lanchas de la rada i destruirlas en seguida para imposibilitar el embarque ele salitres i mercaderías. No le salió el asunto mui a cuentas, pues la guarnición ele este puerto, fuerte de dos mil hombres, esperó emboscada en las casas de la orilla del mar i detrás de los peñascos, que se acercase lo suficiente para hacerle un fuego, como se lo hicieron venteramente mortífero, i fué maravilla, en verdad, que hubiera quedado alguien vivo en las embarcaciones, pues a uu bote tirándole con calma es de no perder tiro, yendo dirijidos a una aglomeración de hombres que ofrecen un blanco considerable. Sin embargo, un hombre murió, natural de Chiloe i de apellido Mancer, casado en Valparaíso i que deja dos pequeñas criaturas en la mas triste horfandad. Ademas otros tres marineros heridos, dos de gravedad i uno levemente. También uno de los guardia-marinas, señor Carrasco, en una pierna, siendo su herida leve también. Nosotros penetrábamos en la rada cuando percibimos la crítica situación de los botes, que contestaban bizarramente con un nutrido fuego de fusilería i se batían retirándose lentamente. En


CAPITULO QUINTO. cuanto iludimos colocarnos convenientemente, pues los buques mercantes surtos en la babia nos impedían jugar con libertad la artillería, principió el Blanco a vomitar hierro i fuego por la boca de sus cañones, siguiendo la Chacabuco el mismo compás. Los proyectiles de nuestros poderosos cañones cruzaban el aire silvando, mas bien rujiendo de un modoformidable; al caer estallaban produciendo un ruido semejante al trueno o como si las entrañas de la tierra se conmoviesen i desmoronasen. Una de las primeras granadas cayó precisamente en medio de un lugar donde un buen número de tropa se parapetaba i estalló produciendo en sus contornos destrozos considerables. Muí pronto los que allí se albergaban se lanzaron huyendo a todo escape, atravesaron un despoblado al Sur de la población i se escondieron detras de un morro. A la cabeza de los soldados, rivalizando en diligencia por huir, iban algunos individuos vestidos de paño negro, al parecer los jefes, pues los soldados llevaban pantalón blanco, uno de cuyos individuos vi caer destrozado por una granada de los cañones chicos de cubierta i que cayó casi a sus pies; dio dos pasos mas, talvaz en virtud del impulso que llevaba i vino al suelo: no lo vi levantarse mas. Espectáculo lastimoso era, efectivamente, ver a las mujeres i hombres de todas edades i condiciones ir huyendo por el camino que serpentea la falda de la cuesta a cuyo pié estaba edificada Pisagua en forma de anfiteatro, i con un aspecto algo mas pasable qne el de Huauillos i Pabellón de Pica. ¡A qué duras cosas nos arrastra la guerra! Por darse el placer de disparar sobre unos botos que no iban en demostraciones hostiles, provocaron el bombardeo e incendio de una población que indudablemente la noche anterior no se soñó la suerte que le esperaba. Regresados los botes a bordo de la Chacabuco atracaron a sn costado i uno de ellos vino con la noticia de las desgracias ocurridas i con el objeto de tomar órdenes. El!fuego de los buques que solo liabia tenido por objeto protejer la retirada de los botes, cesó, tanto por haber atracado éstos al costado de su buque, como porque se liabia a.iriado bandera en el cuartel, lo que significaba que no se haria mas resistencia. Por este mismo tiempo una granada que habia ido a estallar al medio de la población hacia declararse un incendio, que, de poca estension al principio, tomó a poco dimensiones alarmantes. Arriada la bandera de la plaza i no contando ni suponiendo que se faltara, como se faltó, a lo establecido en los usos de la guerra i el derecho de jeutes, una segunda espedicion de botes de la Chacabuco, acompañados esta vez por la chalupa i la canoa de aquí, partió en dirección a las lanchas, pero no bien estuvieron a una distancia conveniente, cuando de otros parapetos un fuego nutridísimo los envolvió en una lluvia de balas, que levantaban a su rededor mil lijeros penachos como los gruesos goterones de un aguacero en la superficie tersa de una laguna; i si admirable fué que en la primera ocasión no tuviéramos mayores pérdidas, mas lo fué aun esta vez en que no salió nadie herido, ya sea efecto de algún buen jéuioqne protejia a los nuestros o ya de las punterías de los contrarios, cuyas balas vinieron hasta nuestro costado aplastándose en su impenetrable coraza. El cañoneo principió de nuevo i una granada lanzada por la Chacabuco redujo a repentino silencio una division que parapetada en las escabrosidades de una ladera hacia un porfiado fuego sobre los nuestros. El monstruoso proyectil cayó sobre una lomita mas baja i que estaba un poco adelante de ellos, formando una lijera quebrada, estalló i abrazó todo el frente ocupado por ellos. ¿Qué estrago baria? Fácil es suponerlo; de ese sitio no salió mi tiro mas. Las granadas que estallaron en las casas de la población produjeron nuevos incendios i pronto todo el centro de aquel pueblo, edificado de tablas, no fué sino un mar de fuego que amenazaba concluir con todo a causa de una brisa algo fresca que se levantó en esos momentos. ¡Cómo van a hablar los peruanos cuando sepan el incendio de Pi-

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sagua! Por cierto que se van a olvidar de qne han violado las leyes mas elementales del derecho i que han perdido el que tenían como pueblo calificado con sus actos pérfidos; por el placer de hacer fuego sobre unos botes acarrean sobre la población indefensa todos los horrores de la guerra i de su merecido castigo. Pero sea: ellos lo sentirán, gritarán a los cuatro vientos i dirán que dicho bombardeo requiere venganza; aquí, pues, estamos nosotros cpie lo hemos hecho, que no deseamos otra cosa sino que se presenten. A las dos de la tarde elejamos a Pisagua i nos dirij irnos nuevamente a Iquique, a donde llegamos a las 6 P.M., contemplando la jente qne se habia ido a los cerros por temor talvez de un bombardeo; pero los iquiqueños pueden estar tranquilos mientras no cometan actos de hostilidad en contra nuestra; pero si imprudentemente nos provocan, nos veremos también en la necesidad de imponerles el condigno castigo. Dia 19.—La noche la pasamos sobre la máquina, como de costumbre, i en la mañana de hoi un incidente ha venido a remover la monotonía que ofrece la vida de bloqueo en este puerto. A las ocho de la mañana un cañoneo de la Esmeralda nos llamó la atención, i saliendo a ver qué era pudimos contemplar una locomotiva que arrastraba un couvoi i que, salida del puerto, se dirijia al interior. Merced a una espesa calima habían salido dos máquinas, la segunda de las cuales se paró en cnanto se aclaró la bruma; pero la otra, jugando el todo por el todo, trepó la rápida pendiente de la línea, alcanzándole a disparar como trece cañonazos la Esmeralda, ninguno de los cuales la tocó. Este vapor debe llevarles la noticia detallada a los peruanos del bombardeo de Pisagua. Ya me parece estar leyendo sus papeluchos, en donde agotarán indudablemente todo lo que el diccionario encierra de epítetos insultantes. ¿Qué le hemos de hacer mientras no se atrevan a otra cosa? Pero estos señores necesitaban nua lección. Estaban acostumbrados, al calor de sus guerras civiles, a violar entre ellos las mas elementales prescripciones del derecho de jentes, disparando sobre los parlamentarios i cometiendo actos análogos, con aplausos de sus correlijiouarios, i al imajinarse que podrían burlarse impunemente de nosotros han sufrido un buen chasco; para otra ocasión, cuando arrien su bandera eu señal de rendirse, lo harán de veras i no para formar una pérfida emboscada. Talvez la prensa de este pa s, para estraviar el criterio de las demás naciones i para engañarse a sí misma, proclamará como a héroes a insensatos dignos de un severo castigo por esponer sin objeto una población a los horrores de la guerra. Pero ellos son dueños de hablar i nosotros de hacer. Abril 20.—Todo el dia lo hemos pasado sobre la máquina. La Esmeralda continua siempre en el interior del puerto vijilando de cerca los movimientos de los de tierra. La O'Higgins cruza afuera. Hasta aquí no nos llegan noticias del Cochrane ni de la Magallanes. Aunque sea cosa que corre en boca de todos aquí abordo de que han ido a destruir las obras fiscales de Moliendo i Arica; sin embargo hai viva curiosidad por saber cómo habrán desempeñado su cometido. La corbeta de guerra de S. M. 13. Petican que llegó hoi, trae la noticia de que los muertos en Pisagua habían sido 10, pero no es creíble que sean tan pocos; los cálculos mas moderados de aquí a bordo los hacen subir a cincuenta, aunque algunos lleguen a suponer que no bajarán de doscientos. De todas maneras, creo que no teniendo datos precisos de cpie partir, es aventurada cualquiera suposición. En la tarde partió la fragata americana, la que al pasar por nuestro costado rompió con la Canción Nacional chilena, a lo que nuestra jente contestó subiéndose a las jarcias i lanzándoles tres estruendosos burras. No se quedaron cortos los yankes: mandaron también su jente alas jarcias, i después de despedirse, con otros tantos burras, tomaron rumbo al Norte. En ese momento llegaba la corbeta de guerra de S. M. B. Ihirquoise. _ Dia 21.—Todos esperábamos con viva impaciencia la ;


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llegada del vapor que debía traernos noticias que prejuzgábamos de mucho interés. En la tarde llegó, i por cierto que valían la pena. Desde luego el Cochrane en Moliendo había esperimentado lo mismo que nosotros en Pisagua. Al mandar sus botes a recojer las lanchas de la rada, fueron recibidos por un vivo fuego de fusilería que les mató un hombre. Siempre el mismo: un solo hombre, ya lejendario, i cinco mas que hirió. Usando de una prudencia i moderación que cuesta alabar, pero de la que estaba relevado, les mandó una nota intimándoles que si hacian fuego otra vez se vería en la necesidad de bombardear, a lo que el prefecto de Arequipa contestó una nota que, según me aseguran, es mui peruana, por cierto, en la que no faltan los propósitos de «hundirse bajo las ruinas», ni «el sagrado suelo del Peni», etc., etc. Pero del dicho al hecho a los seis disparos no quedaba cholo por arrancar, i entonces el Cochrane efectuó tranquilamente su operación. Parece, sin embargo, que no destruyó el muelle. Cuando el vapor salia de Arica, el Cochrane iba llegando; no he podido saber lo que allí pasó, aunque digan que en el momento que salían de Pisagua iba llegando ahí también. Lo que nos dicen de este tíltimo puerto no deja de ser interesante; nosotros no hemos visto el final del incendio, que aun no ha concluido, pues cien mil toneladas de carbón almacenadas por el Gobierno peruano han mantenido el fuego tan activo, que nadie ha procurado apagarlo siquiera. De las casas solo quedaron unas cuantas del barrio Sur, al parecer el barrio pobre de la ciudad. Se dice que los muertos pasan de cien, i ellos se jactan de habernos muerto sesenta hombres; i como no iban sesenta por todos en la ¡numera espedicion, que fué cuando pudieron aprovechar sus tiros a causa de la corta distancia a que hicieron fuego, resulta que ha muerto mas jente que la que iba en los botes! Este _ un solo hombre muerto se desacreditó desde el principio, i ahora la prensa, cuando sepa que nuestros botes han sufrido un fuego vivísimo de fusilería con un solo hombre muerto i que idéntica cosa le ha pasado al Cochrane, va a cascabelear, de seguro; pero ¡qué diantres! no podemos inventar muertos donde no los hai. El Cochrane tomó en Moliendo tres buques: uno cargado de Imano, otro con carbon i otro con víveres, de los que dos fueron a pique i el otro se trae a remolque. Bia 22.—Anoche como a las diez llegaron el Cochrane i la Magallanes; traían un buque con cargamento de carbon. Aunque el capitán tuviera la mejor voluntad para venderlo a la escuadra, los ingleses del buque de guerra se opusieron por ser contrabando de guerra i el buque mercante de nacionalidad iuglesa. Por otra parte, como no había méritos para detenerlo, a consecuencia de que no habia venido con conocimiento del bloqueo ni del estado de guerra, se le dejó irse i hoi mismo partió. La Magallanes salió anoche mismo con rumbo a Mejillones del Perú, de donde trajo un buque cuyo cargamento se han ocupado en arrojar al agua durante todo el dia los de la O'Higgins; parece que una vez efectuada esta operación lo dejarán irse. Las noticias que corren sobre el modo como fueron recibidos en Arica nuestros buques no tienen ínteres. El Cochrane i la Magallanes pasaron la noche en ese puerto, donde no hicieron ninguna demostración hostil i donde tampoco fueron molestados. Parece que las autoridades de ese puerto se han conducido con la prudencia que deben, no provocando a nuestros buques, i aun se asegura que han desaprobado la conducta de las autoridades de Pisagua, que con su imprudencia se acarrearon tan gran desastre. De los dos buques tomados fueron echados a pique el

uno sirviendo de blanco, que fué incendiado al primer disparo con una granada que, penetrándole por el costado, estalló dentro, i el otro haciendo un ejercicio de espolón. Cuentan que el choque apenas fué perceptible a bordo de nuestro buque. Bia 23.—Hoi ha sido un dia bastante tranquilo para la escuadra; no hemos tenido movimientos ni novedades de ninguna clase que se puedan mencionar. ¡Si será esta la calma que presajia la tempestad! Rumores anclan de que la escuadra peruana debe haber salido del Callao el 18, i por lo tatito deben encontrarse bastante cerca de nosotros. Si fuera cierto i tuvieran valor de presentarse, tendríamos fiesta pronto. Bia 3J¡..—Esta mañana la Magallanes disparó unos tres tiros sobre una máquina de resacar agua que se había permitido infrinjir la prohibición que les tenemos hecha. Para ello dio vuelta la isla i por detras de ella hizo fuego. Parece que el señor Cónsul italiano encontró que el asunto lo perjudicaba, porque, según he oido decir, mandó una nota reclamando. El vapor llegó temprano i nos trajo la noticia de la impresión que habían causado en el. Perú los hechos efectuados por la escuadra delante de sus puertos. Da lástima i risa, se siente una impresión de desprecio, sino de asco, al ver que haya hombres, que haya diarios cajiaces de decir, no diré mentiras, sino algo mas que mentiras, necedades de tan grueso calibre. Pisagua ha sido un triunfo; nos han muerto sesenta hombres;dejamos la playa sembrada de cadáveres porque tuvimos la pretensión de desembarcar i fuimos rechazados! Como así sean sus triunfos siempre, es mejor que si nos los entregaran amarrados. Mientras tanto, sus plumarios se divierten en hacer la crítica de nuestros meetings, en formar el cómputo de nuestros partes de policía, i en burlarse de los ebrios i los pillos que han sido sorprendidos en alguna ratería. Nosotros nos divertiremos en destruirles .sus puertos mientras tanto; en arruinar su comercio; en hacerles morir de hambre. Pero lo que es el colmo es que estos señores se atrevan a inventar los argumentos mas curiosos para disculpar su cobardía i su falta de atrevimiento para presentarse delante de nosotros, queriendo pervertir el sentido común hasta decir que estamos escondidos en este puerto, en este puerto que es de ellos, que lo tenemos bloqueado i próximo a morirse de hambre. Según confesión de un diario, el fracaso de la espedicion Union-Pilcomayo (que no puede haber sido mayor) habia desalentado el espíritu público del Perú; pero gracias a los sesenta hombres que elejamos en las playas de Pisagua se habia reanimado; i ¡cómo no! a la noticia de un triunfo tan espléndido. Cuando se. necesitan tamaños disparates para engañar a un pueblo, debe ser mui lastimoso el estado de su sentido moral. El Cojñapó llegó también en la mañana i nos trae víveres i carbón: esto último sobre todo, de lo que íbamos estando escasos. Bia 25.—Hoi dia se ha ocupado la jente en hacer carbón: las carboneras han quedado casi repletas i mui temprano concluiremos mañana. La Magallanes relevó a la CHiggins i ha quedado cruzando fuera del puerto. En la noche, poco después de oscurecer, un vapor cuajado de luces se apareció en la boca del puerto: era el vapor del Estrecho que habia recalado con el objeto de dejar carga probablemente, o mas bien para dejar constancia de que no era culpa suya el no haber podido descargar. Bia 26.—Temprano se avistó un vapor que al principio tomé por el Tolten, pero que después reconocí ser el Paquete ele Maule. Como a las nueve fondeó, i ahí nos vienen víveres i algunos pertrechos que necesitábamos con urjencia.


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CAPITULO QUINTO. Cartas de la escuadra. (DE NUESTRO

CORRESPONSAL ESPECIAL

EN LA ESCUADRA.)

SíMABIO. —Sigue la guerra activa. —Intimación a Iquique. —Se apagan loa fuegos de las fábricas.—Pesca del cable submarino.—Torpedos al Blanco i a la Esmeralda.—Nueva espedicion del Blanco i de la Chacabuco.—Pisagua.—Espedicion de botes.—Fuego de tierra.—Tiroteo.—Disparos de canon.—Se arria la bandera peruana.--Segunda espedicion de botes.— Huevos tiros de tierra.—Incendio de la población.—Incidentes.—Muertos i heridos. —Tiros de ri0e i cañonazos disparados. —El comportamiento de los soldados de tierra.—Regres» a Iquique.—Salida de la Chacabuco.— Partida de la Pensdcola.

Iquique,

a bordo del «Blanco Encalada», de 1879.

Abril 20

Desde la fecha de mi última carta, que no pude remitir oportunamente a causa de haber encontrado aL vapor en alta mar, han continuado con vigor las hostilidades. Apenas llegados a Iquique, el almirante, que de todas maneras trata de provocar una salida de la escuadra peruana, mandó a tierra al cajntan Walker llevando un oficio para las autoridades del puerto. En aquel oficio se intimaba al prefecto que hiciera cesar inmediatamente todo trabajo en las fábricas i establecimientos de la población en el término de dos horas, so pena de cañonear esos edificios i destruir las maquinarias. De este modo quedarían privados los iquiqueños de toda comunicación con el interior por medio del ferrocarril, paralizados los establecimientos de fundición, i lo que es mas, privados del mas importante de los elementos, el agua potable. El capitán Walker fué a tierra con bandera de parlamento, i recibido en el muelle por el capitán de puerto, entregó al prefecto la nota del almirante. Inmediatamente regresó a embarcarse en su bote, atravesando por entre la multitud que se apiñaba en el muelle i acompañado por tres coronóles peruanos. E l populacho, al verlo pasar, decia por lo bajo:—«¿Este es el guapito?» i al bajar las escaleras, muchos de ellos le dirijieron pianismmo una especie de silbatina semejante a las que los colejiales modulan a veces a sus inspectores, es decir, torciendo la cabeza para no ser sorprendidos infraganti. Como habia mni pocas probabilidades de que los bravos iquiqueños, que en sus patrióticas proclamas juran hacer de su pueblo una nueva Numancia; como habia, decimos, mui pocas probabilidades de que se sometieran a las duras condiciones impuestas por la intimación, se mandó preparar los botes de la O'Higgins i de la Esmercdda armados con sus respectivos cañones; que tomasen posiciones cerca de la playa, i que a las dos de la tarde, si no estaban apagadas todas las chimeneas de la población, principiasen a dispararles cañonazos hasta dejar completamente destruidos esos establecimientos, con especialidad las máquinas de destilación de agua i la estación i carros del ferrocarril. Pero escrito está que los señores peruanos son pura boca, aunque es verdad que a esa hora nos dijeron esta boca es mia. Cesó instantáneamente el humo en todas las chimeneas; se apagaron todos los fnegos, terminaron todas las faenas, i hasta ladiandera peruana, ese hermoso bicolor tan cantado por los bardos del Pimac, dejó de flamear en las astas del muelle i de la prefectura. En vista de esta inesperada docilidad, hubo de hacerse señales de reunión a los botes, que tenían ya apuntados sus cañones, i se suspendió la orden de hacer fuego, quedando encargada la Esmercdda de disparar sobre cualquier humito sospechoso que se divisase en la población. En la noche, principió a garrar el anclote de la- Chacabuco, a causa de la rápida corriente de Norte a Sur que ha-i en la boca de este puerto. Fué necesario levarlo, i ¡oh sorpresa! en una de sus uñas venia enredado ese malhadado cable sub-marino qae tantos malos tatos nos ha hecho pasar i que tan buenos servicios ha prestado al enemigo. Por supuesto cpre se le recojió a bordo como hueso de santo, i ahora se encuentra el pobre descansando de sus fati gas en un pontón. TOMO

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Desde hacia unas seis u ocho noches trabajaban los b o tes de la Esmeralda i de la Chacabuco en rastrearlo con arpeos, pero hasta entonces habían sido vanos todos los sacrificios i todas las trasnochadas. El cable parecía sacar el cuerpo a sus esploradores. Por eso, al conocerse a bordo de la Esmeralda, la noticia de esta verdadera pesca milagrosa, la alegre tripulación pronunció en estruendosos burras que pronto fueron acompañados por la Chacabuco. I esas demostraciones de regocijo son mui justas. El cable era en manos del enemigo un recurso mas valioso que cuatro trasportes, i su pesca por nuestra escuadra equivale a haber quitado al enemigo un recurso poderoso. Ya no espiarán diariamente nuestros menores movimientos, comunicándolos al instante al Callao i Arica; ya nos encontraremos de igual a igual en materia de comunicaciones, i si la escuadra o algunos buques peruanos se atreven a sacar las narices del Callao i se aventuran en algún puerto del Sur, no será con la ventaja de obrar a sabiendas, sino esponiendo buena a buena su pellejo. Esa misma noche llegó a bordo de la Esmeralda, un chileno que se vino desde tierra a nado con el objeto de dar aviso a bordo para que se ejerciera la mayor vijilaucia posible contra los atentados del enemigo. En efecto, la autoridad peruana habia ofrecido la suma de 40,000 soles en plata al que se atreviera aechar a pique a la Esmeralda, por medio ele un torpedo, i 100,000 al que lo hiciera con alguno de los blindados. Parece que ya se habia presentado al Prefecto un estranjero comprometiéndose a llevar a cabo aquella atrevida empresa, i con ese motivo habia mucha alegria i escitacion en tierra. Nuestro compatriota no pudo entonces resistir a sus zozobras, i arrostrando la muerte se echó a nado i llegó a bordo a dar la noticia. Bueno es que en algo se entretengan los señores iquiqueños para que no se les haga tan pesado el bloqueo. Por lo que respecta a llevar a cabo sus sueños, es empresa mas difícil de lo que se figuran, i luego, apenas fracasada su tentativa, no quedaría en Iquique piedra sobre piedra. Ya están advertidos, i por esto creemos que lo pensarán dos veces. A las dos de la mañana del 18 salió la Chacabuco con dirección al Norte, i dos horas mas tarde la segnia el Blanco Encalada. Ambos buques iban a Pisagua a continuar la tarea de hostilizar i desafiar al enemigo. La Chacabuco llegó a ese puerto a las seis de la mañana, i el Blanco una hora mas tarde. En los momentos de nuestra llegada, dos botes de la Chacabuco, al mando de los guardias marinas señores Marazzi i Carrasco, se clirijian a tierra con el objeto de apoderarse de las lauchas, que estaban amarradas mui cerca de la playa. Tranquilamente ocupados en esta operación se encontraban, i ya habían tomado una, cuauclo inopinadamente i de distintos puntos cercanos a la playa principió a lloverles un nutrido fnego de fusilería. Desde los botes se oian las voces de mando de los oficiales ordenando romper el fuego, i se vio a un oficial de pié sobre, una peña dirijendo los tiros de sus soldados. La jente de los botes, sorprendida por este repentino ataque, no por eso ¡icrdió la cabeza. Se trasbordaron a su respectiva embarcación cuatro marineros que ya ocupaban la lancha desamarrada, i en un instante echaron mano a sus rifles i principiaron a contestar los fnegos del enemigo. Trabajo costó a los oficiales conseguir que siquiera dos marineros de cada bote empuñasen los remos para mover la embarcación. Todos querían tomar parte en la refriega. El señor Marazzi, empuñando un rifle de uno de los vogadores, principió a disparar certeros tiros contra los enemigos, que estabau parapetados tras trincheras de sacos i en las fragocidades de la ribera, bordada de peñascos i de pequeños morros. Tuvo la suerte, sin embargo, de echar por tierra de un tiro a un oficial enemigo que estaba a su frente, junto al desembarcadero. 1


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A l señor Carrasco, guardia-marina del otro bote, le tocó una bala en un pié, cerca del tobillo, en los momentos en que parado sobre un banco de la embarcación animaba a su jente i disparaba su rifle. Los botes, mientras tanto, permanecían cerca de la playa contestando vivamente el nutrido fuego de los contrarios, i allí se habrían quedado a no ser por las repetidas señales que desde a abordo del Blanco i de la Chacabuco se les hicieron para que se reunieran a su buque. Principiaron entonces a retirarse lentamente, sin dar la popa al enemigo i contestando bizarramente sus disparos hasta encontrarse fuera de tiro. Para formarse una idea de lo reñido clel combate, baste saber que los 24 hombres que tripulaban ambos botes consumieron como 800 proyectiles. El fuego graneado de aquel corto luquete no había estado ni un momento cortado. Apenas estuvieron los botes al abrigo de los disparos, rompió el Blanco Encalada el fuego de cañón sobre el enemigo parapetado en la playa, acercándose a tiro de rifle. Eran las 8.50 de la mañana. La Chacabuco hizo en seguida otro tanto, i pronto el terrible estampido de los graneles cañones principió a hacer temblar aquellas empinadas crestas, que parecían desplomarse sobre las cabezas délos defensores de Pisagua. A los primeros disparos fué echada abajo el asta de bandera en que flameaba el pendón peruano en un edificio que parecia ser la prefectura. Luego, sin embargo, fué izada ele nuevo la bandera en medio clel silbido de las balas, i allí permaneció. Las granadas i metrallas que vomitaban los cañones de las naves chilenas principiaron .pronto su obra de destrucción. Luego comenzó a arder una casita situada cerca cíela plaza, i en esos momentos se veía a los habitantes correr desolados por las calles i dirijirse fuera ele la población por el lado Oeste, algunos con atados de ropa a cuestas, huyendo de nuestras balas. Una granada disparada en esos momentos por el cañón de^a 150 de la Chacabuco estalló en la playa junto a un grupo de soldados que estaban allí atrincherados. Los destrozos fueron tremendos, i al instante aquella tropa emprendió a toda carrera la retirada i huyó a ocultarse tras un pequeño morro de piedras situado ai Oeste de la ciudad, con sus jefes a la cabeza. Otros disparos de la Cliacabuco fueron tan certeros como aquel, i una de las granadas lanzadas por los grandes cañones clel Blanco hizo esplosion sobre un apiñado montón de soldados fnjitivos que trepaban la empinada cuesta, haciendo entre ellos un verdadero desparramo. En estos momentos se notó que en la plaza i en cinco o seis partes mas se arriaba la bandera peruana, i al ver esta señal de sumisión se dio desde a bordo de la capitana la orden ele «alto, el fuego.» Eran las 9.30 de la mañana. Poco después llegaba al costado clel Blanco un bote ele la Chacabuco que ve ida a comunicar las noticias sobre el resultado del tiroteo. Este no habia tenido tan tristes resultados como todos nos lo figuramos en vista de su duración i de lo nutrido del fuego. Habia un solo muerto, un marinero llamado Francisco Manser, capitán de altos, i cuatro heridos, entre ellos uno de mucha gravedad en el pecho, de apellido Yansen. De los otros tres heridos, el ele mas gravedad fué el sárjenlo Florencio Diaz, de la guarnición clel buque, a quien le entró una bala por el hombro derecho, aunque no habrá necesidad ele amputarle el brazo. Naturalmente, es imposible calcular los muertos que hubo en tierra, aunque su número no debe haber sido, por cierto, tan corto como en nuestros botes. Aprovechando este momento de tranquilidad i mientras se organiza la segunda espedicion con cinco botes de la Chacabuco i dos clel Blanco, voi a dar una ojeada a esta hermosa ensenada i esta apiñada población. Pisagua está situada a 33 millas al Norte de Iquique,

en una hermosa aunque pequeña rada abrigada contra todos los vientos reinantes que forma lo que en marina se llama mi saco. E l pueblo está edificado, mirando al Norte, al pié de una altísima colina que no tendrá menos de 900 metros de elevación i de una rápida pendiente. El pueblo, a causa de la configuración ded terreno, es como en forma de anfiteatro; las casas parecen estar amontonadas unas sobre otras. El aspecto ele la población es alegre i pintoresco. Se ven algunos hermosos edificios, entre ellos la iglesia i el palacio de la prefectura, i muchas fábricas i establecimientos industriales. Su población, a juzgar por su caserío, llegará a unos 3,000 habitantes. La rada es tranquila, estrecha, i se presta admirablemente para ser fortificada. La boca del puerto es angosta i en la punta clel lado Sur se podrían establecer formidables baterías que ernzariau sus fuegos con las del Norte i harían casi inespnguable ese paso, sobre todo apoyadas por algunas colocadas en las inmensas alturas que dominan la población. Pisagua es, pues, un hermoso puerto, llamado a tener gran desarrollo, i quizá a ser en lo futuro una importante plaza fortificada. * Ya se desprende clel costado de la Chacabuco la escuadrilla de botes encargada de llevar a cabo la comisión encomendada a la primera. Esta escuadrilla se compone ele cinco botes ele la Chacabuco i dos clel Blanco, todos al mando clel teniente clon Juan Francisco Toro, que monta el que lleva el cañón volante. Las otras cuatro embarcaciones están mandadas pollos guardia-marinas del mismo buque señores Marazzi, Eduardo Riquelme, Sanz i Muñoz. Van agregados a la misma fuerza dos embarcaciones del Blanco al mando del guardia-marina señor González. Una de ellas lleva al subteniente de la guarnición señor Beytia. Son en todo 83 tripulantes. La Chacabuco acompaña a la flotilla hasta corta distancia de la ribera. En seguida los botes, resguardados por un buque mercante americano, se desplegan en batalla i avanzan hacia las lanchas. Van vijilantes, a pesar de estar arriadas todas las banderas peruanas. Ahora parece mas bien Pisagua un pueblo italiano, porque el pabellón ele Italia se desplega por docenas i de todos tamaños en muchas casas de la población. Pero entonces sucedió una cosa inusitada e imprevista. El enemigo, que por medio de un indigno ardid había atraído a nuestras fuerzas, rompió de repente, a tiro de pistola, un rndrido fuego sobre los botes. Los soldados ele tierra estaban parapetados entre las gargantas de las peñas i en los lugares en que flameaban las banderas neutrales, i allí, abrigados contra nuestros fuegos, nos disparaban de mampuesto. Los botes, por su parte, contestaron inmediatamente los tiros i continuaron avanzando, a pesar de que de todas las casas de la ribera asomaban rifles i cabezas ele soldados enemigos. Consumieron entre todos unos 2,500 a tres mil cartuchos, i habrían agotado sus municiones i apoderádose de las lanchas si desde el Blanco no se les hubiera puesto bandera de reunión. Eran las 10.45 ele la mañana. El Blanco i la Chacabuco, sin consideración ninguna ya en vista de semejante felonía, abrieron al instante un nutrido cañoneo sobre la población. Un tarro ele metralla disparado desde el. Blanco, que fué regando el agua en todo su trayecto, estalló tras nu morrito situado a la derecha clel pueblo, desde donde se habia estado haciendo un sostenido fuego contra los botes. Apenas cayó, allí aquel aluvión de proyectiles, cesaron por completo los disparos. La Chacabuco, que estuvo felicísima en sus tiros, puso una granada de a 150 tras otra prominencia situada a la izquierda de la población, prominencia tras de la cual se abrigaba un batallón entero. Allí, desde las cofas clel Blanco, se divisaba a un fraile que, armado de un bastón, animaba a los suyos con la pre-


CAPITULO QUINTO.

.sencia i con el jesto, blandiendo el palo a manera de tizo­ na, i se conocía que los proclamaba i los alentaba en el combate. De cuando en cuando salia de detras del escon­ drijo, i con mucha pausa se paseaba a campo descubierto. Este valeroso fraile salió de allí ileso, i debe haber sido capellán del batallón. La población, mientras tanto, era presa de las llamas. En cinco o seis puntos distintos ardían como chicharrón las casas, i una brisita del Oeste que principió a soldar en esos momentos vino a ayudar la obra de destrucción. En las calles se veia gran multitud de jeute huyendo despavorida del incendio, i de cuando en cuando algunos soldados subían por el camino del cerro trasportando en camillas a los heridos. Pronto las llamas se comunicaron a la iglesia i a algu­ nos edificios en que flameaba la bandera del ájente consu­ lar británico, que se encontraba en Iquique i que ese mis­ mo dia se dirijia a Pisagua a bordo de la Pelican, con la que nos cruzamos en el camino a nuestro regreso. Todas sus habitaciones fueron devoradas por el fuego, cosa sen­ sible ciertamente, pero de la cual debe hacerse responsable al enemigo, porque a la sombra de esa bandera habia apos­ tado un fuerte destacamento de tropas que no cesaba de hacer fuego. Habiéndose incendiado poco después la Aduana, la casa de la sub­prefectura i los depósitos de salitre, el almirante hizo poner la señal de «alto el fuego.» Eran las 11 de la mañana. El cañoneo pausado i metó­ dico solo habia durado quince minutos, i podia decirse que Pisagua entero era ya presa de las llamas. Los resultados de este segundo tiroteo deben haber sido tremendos para nuestros enemigos. Es de todo punto im­ posible calcular el número de bajas que habrán tenido, pero creemos que alcanzarán a una cifra considerable a juzgar por el terrible efecto producido por algunos dis­ paros. Por nuestra parte no hemos podido andar mas felices. Aunque materialmente llovían las balas sobre los botes, en este segundo encuentro tuvimos solo dos heridos, i és­ tos de poca gravedad. Se conocía que los soldados de tierra eran bisónos i que quizá era aquella la primera vez que se fogueaban, porque tiraban a la diabla i muchas balas de rifle alcanzaron a pasar por sobre la cubierta del blindado. Apesar de todo, solo una feliz casualidad ha podido evi­ tar mayores desgracias, porque algunos botes salieron acribillados a balazos, i solo la bandera del que montaba el señor Marazzi sacó diez agujeros de bala. El agua al rededor de las embarcaciones se veia a cada momento sur­ cada por los proyectiles enemigos, que levautabau blancos penachos. Deben haber estado mui atolondrados con el te­ rrible estampido i los efectos de nuestros disparos para que produjeran tan poco efecto sus tiros. Sin embargo, se han conducido como valientes i soste­ nídose decorosamente en su puesto, lo que a muchos ha hecho suponer que aquellos no eran soldados peruanos. Esta suposición se corrobora con la noticia, recibida hace poco, de <pie el Chalaco desembarcó allí mía división de 3,000 hombres del ejército de B olivia, que debe haber sido la misma que ocupaba el puerto ese dia. Según todos los cálculos, en la población no habría me­ nos de mil hombres repartidos en los distintos puntos, i en las alturas colindantes se veían a mas numerosas tro­ pas. De todas maneras, si aquellos soldados eran peruanos, hemos de confesar que en esta ocasión no se han portado como tales. Pero no se crea tampoco que nuestros buques se ensa­ ñaron contra un enemigo débil e indefenso. Se limitaron tan solo a castigar el acto reprobado i traicionero de dis­

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parar después de rendirse, i cumplieron concienzudamente con esta tarea. Apenas se declaró el incendio en los edificios públicos i en los depósitos de salitre, se suspendió jior completo el fuego. Si se hubiera prolongado el cañoneo, no habría quedado en Pisagua un solo soldado vivo. El Blanco Encalada disparó durante el fogueo 44 ca­ ñonazos, de ellos solo 18 con los de a 300; la Chacabuco de 55 a 60, de manera que el total de los tiros de cañón puede calcularse en 100 o 110 a lo sumo. A las 12.30 iiuso la capitana la proa al Sur seguida pol­ la Chacabuco. Desde lejos se veían aun las esplosiones del salitre, que al arder lanzaba al cielo una espesa masa de negro humo, i en seguida nos dirijimos a Iquique, a don­ de llegamos a las 6 P. M. del mismo dia.

El Cochrcme i la Magallanes no han llegado aun de su especlicion al Norte. Hoi salió la Chacahuco para el Sur, creemos que a esperar en Caldera al Abtao i la Covaxlon­ gá, i en la tarde abandonó también esta rada la corbeta norte­americana Pensacola. El Corresponsal.

XII Correspondencias p a r a l a " P a t r i a "

de Lima.

Iquique, Abril 27 de 1879. Señor Director: La escuadra enemiga está durmiendo sobre los laureles del bombardeo de Pisagua. Desde antes de ayer sus buques no se han ocupado de otra cosa que de trasladar el carbón i elementos de guerra que les han enviado de Chile en los trasportes Maule i Li­ man. Esta aglomeración de pertrechos hace preveer una nue­ va arriesgada espediciou sobre alguno de nuestros puertos indefensos. Supongo que ya se tendrá en Lima noticias de la rup­ tura del cable entre este puerto i Arica. Desde que se estableció el bloqueo, dia i noche han an­ dado los buques chilenos arando con sus anclas esta bahia, hasta que por fin, antes de ayer a las 3.10 Р. M. lograron pescar el cable. Telegráficamente hemos quedado, pues, incomunicados con el Sur i el Norte. Lo que es la comunicación por tierra está éspedita, pero el servicio de correos deja mucho que desear, no llegan p e ­ riódicos, i en cnanto a cartas, una que otra. I nada nos entristece i contraria mas como no recibir noticias de esa Lima, centro de nuestras mas caras espe­ ranzas, recuerdos i afecciones. Confio en que el señor director.de correos, que lia dado tantas pruebas de celo i actividad, pondrá todo empeño para remediar tales faltas. Del Sur no tenemos otras noticias que estas: Los chilenos han conducido nuevas fuerzas al litoral boliviano i han reforzado la guarnición de Calama con mil seiscientos hombres i con setecientos la del Toco. A todos estos huéspedes tendremos que escoltar hasta Santiago. Profundo desagrado ha cansado en el ejército la nueva de que la Inglaterra ofrece su mediación pacífica. Después de los actos de barbarie que ha cometido la escuadra chi­ lena, no se concibe, no se admite otra solución que la de las armas. Es tarde, señores ingleses. La organización del ejército no ha sufrido alteración al­ guna, salvo la creación de una columna lijera consagrada a vijilar ciertos puntos de la costa. Terminaré ésta con una noticia plausible. El peligro, carestía de agua, que tanto nos preocupaba, está salvado, gracias a los activos i patrióticos esfuerzos


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G U E R R A D E L PACIFICO.

del Alcalde del Consejo Provincial señor Juan Vernal i Castro i del inspector de aguas señor G. Billinghurst, ayudados por el intelijente señor Adolfo Palacios. Tenemos agua en abundancia i de excelente calidad. Hasta mi próxima, B. NETO.

Iquique, Abril 29. Señor Director: Continúan los chilenos haciendo en nuestros puertos la guerra de los romanos contra Corinto: guerra infame, como decia Cicerón, hecha a las murallas, a los templos i a las casas. Los chilenos la encuentran gloriosa, sin embargo, i persisten en hacérnosla sin cuidarse de lo que diga el mundo, ni del veredicto con que la historia ha anatematizado tales atentados. A las 9.30 de la mañana de hoi se supo aquí por telégrafo, que el Gochrane i una de las corbetas, habian fondeado en Pisagna, i que por conducto del Cónsul ingles habian notificado a las autoridades de aquella población de j¡u propósito de destruir las embarcaciones menores i de no dejar un jialo en pié dado caso que se les luciera fuego desde tierra. Inmediatamente el señor jeneral Bnendia hizo el siguien- • te telegrama al jefe de la plaza: <cJVo ceda, rechace!!)') .. Poco después vino la noticia de que los chilenos habían barreneado todas las lauchas que se encontraban en la bahia dejándolas al garete, es decir, a merced de las olas. Se nos anunció también que el Cónsul ingles habia ido abordo del Gochrane. En este: momento (G P. M.) recién llegan pormenores respecto de la entrevista de aquél con el jefe de los buques chilenos. l i é aquí el resumen del parte: El Cónsul ingles dice que el comandante del blindado tiene órdenes de sus jefes para destruir no solo las lanchas sino también todas las oficinas pertenecientes al Estado: entonces el Cónsul le observó que no habia en la localidad otras propiedades que las particulares, que no existia ninguna del Gobierno. El jefe chileno, para salvar su responsabilidad, exije por escrito lo que se le acaba de asegurar. El Cónsul accedió al pedido. Hasta aquí las noticias que se tienen de lo oenrrido en Pisagna. Pero ahora surjo una duda. ¿Por qué no hizo fuego la guarnición a los chilenos que destruían sus lanchas, como sucedió en el primer atacpie? Los partes del jeneral en jefe al comandante de la plaza son terminantes como se ve por el que dejo trascrito. I aun hai este otro: Haga vijilar cedetas, no abandone el pueblo. Repito no ceder i rechazar. BUENDIA.

Por lo que he oído a personas autorizadas, la conducta del jefe de la guarnición de Pisagna será sometida a un riguroso esclarecimiento. Así lo exije la disciplina i el decoro militar. Del Blanco Encalada i corbetas se ignora cd rumbo que hayan tomado. Sospecho que a estas horas anden por algún otro puerto indefenso, detrayendo lanchas e incendiando poblaciones. ¡Qué empuje i heroísmo de jente! En nuestra bahia no ha quedado mas buque que la Esmeralda. Por lo domas, pueblo i soldados siguen animados del mismo entusiasmo, i unidos por una armonía verdaderamente fraternal. —Algo de que conviene tomar nota: Llama la atención que en una localidad del tamaño e importancia de ésta, i de la cual han huido las familias, dejando sus casas abandonadas, sin mas guardianes que los

vecinos, pues las fuerzas de policía están prestando otros servicios, no haya ocurrido, sin embargo, ni un robo, ni el mas leve desorden, sucesos que eran antes el pan nuestro de cada dia, ¿Cómo esplicar esto? ¿No dan ustedes en el quid? Pues yo sí:—Ese orden, esa garantía respecto de la vida i de la propiedad, nos lo esplica mui claramente esta noticia: JYo hai chilenos en Iquique. B.

NETO.

XIIIProclama.

E L . P R E S I D E N T E DE LA R E P Ú B L I C A A LA NACIÓN.

Conciudadanos: Los incalificables procedimientos del Gobierno de Chile, que a nuestra conducta jenerosa i sincera ha contestado con una declaratoria guerra, los atentados que contra las leyes del honor i la justicia está cometiendo en nuestro litoral, después de haberse apropiado una, parte del de Bolivia, nos ponen en la imperiosa necesidad si no de responder con iguales actos de barbarie, a lo menos con toda la vehemencia del patriotismo inicua i alevosamente herido. Los marinos i soldados que el 2 de Jfsyn de 1800 lucharon heroicamente contra una poderosa escuadra-, para libertar a nuestro enemigo de hoi • de una guerra que no podia sostener sola i que la obligó a solicitar nuestro auxilio, sabrán, no lo dudéis, bajar el insensato orgullo de los bomhardeadores e incendiarios de pueblos inermes e indefensos como Iquique, Pabellón de Pica, Moliendo i Pisagna. Si hacen lujosa ostentación de un valor linjido, allí donde no hai enemigos con quienes luchar, i solo para destruir propiedades valiosas, frutos de nuestra creciente prosperidad i objeto do odio i de un despecho mal reprimidos, les haremos ver que los vencedores en Abtao i en el Callao, no consentirán nunca en ver marchitados sus gloriosos laureles.—Guerra quiere Chile i guerra tendrá: nuestra victoria será tan espléndida cuan grande la reprobación de toda la América a la conducta vandálica de Chile. Confiad, compatriotas, en que la hora de las represalias por nuestra parte i de la espiacion de los chilenos no se hará esperar mucho tiempo, i que veréis siempre en el sitio del mayor peligro al hombre a quien están hoi confiados los mas grandes i elevados intereses de la República. Lima, Abril 18 de 1879. MARIANO I . PUADO.

P r o c l a m a s del j e n e r a l Bucinlia. EL JENERAL EN JEFE DEL EJERCITO A LOS HABITANTES DE ESTE DEPARTAMENTO.

Compatriotas: Una guerra injustificable i sin precedente en los anales de Sud-América, somete a dura prueba vuestro patriotismo. Ya conocéis las causas que la han motivado. Chile, para quien el porvenir ha cerrado sus puertas i cuya vicia languidece bajo el poso de sus errores, creyéndose poderoso e invencible se apodera a mano armada, como un recurso en sus conflictos, de una parte del territorio de la República boliviana. Llevamos nuestra palabra fraternal de paz ante el usurpador, para alejarlo de la afrenta i del escándalo i para traerlo al camino del deber, i él no solo nos rechaza sino que nos insulta i nos reta, porque no fuimos impasibles ante la usurpación. Hé aquí los móviles que han guiado al conquistador soberbio para llevarnos a la guerra. ¡Puesto qne es suya la culpa, caiga^sobre él la responponsabilidad de la sangre que se derrame!


CAPITULO QUINTO.

Chile que como Cain ha desertado de la noble familia que fundaron los padres de la República, levanta sus armas fratricidas contra nosotros i nos provoca, nó a la caballerosa lid en qne las naciones civilizadas miden sus fuerzas i su valor respetando los derechos humanos i los sagrados fueros que deben guardarse mutuamente, sino sembrando el terror, la desolación i la ruina por todas partes, desesperado de la injusticia de su cansa i de haber perdido para siempre las simpatías del mundo entero. Ahí tenéis a Pabellón de Pica destrozado, a Pisagua re dncido a cenizas, a Moliendo cañoneado. Esta mañana habéis visto el temerario bombardeo sobre un convoi que conducía mujeres i niños indefensos. Ahí están nuestros hermanos contemplando, nó con miedo, sino con aquella altiva indignación del patriotismo, la obra de los hijos de un pueblo sobre el cual ha caido la maldición de Dios i de los hombres. Amigos: Pabellón, Pisagua, Moliendo e Iquique, son los pueblos en que Chile ha jn'incipiado a saciar su ferocidad, La sangre allí vertida por mano aleve, es la primera ofrenda que colocamos en el altar de la patria. Tarapaqneños: no se nos hace la guerra del derecho; se nos hace la guerra del crimen. Cualquiera que ella sea, la hemos aceptado con entereza i entusiasmo, i aquí estamos para enseñar a Chile en lucha leal, como proceden los pueblos que se respetan i tienen conciencia de su poder i de su prestijio que se han conquistado. Habitantes del departamento: la patria ha confiado a nosotros su custodia i su honra. Para cuidar de la primera hemos empuñado sin jactancioso alarde nnesta espada. La segunda la simbolizan nuestras banderas. Yo os prometo que no volverá ai cinto esta espada hasta que el Perú no esté plenamente satisfecho de la ofensa que su gratuito enemigo le lia inferido. Yo os juro que la santa enseña de su honra conservará esplendoroso brillo, como en los días inmortales de Jtinin, Ayacueho i 2 de Mayo. Peruanos: marchemos al combato, alentados por el poderoso estímulo de vuestro patriotismo: él es presajio de victoria. El ejército lo lleva en el corazón i va seguro del triunfo. Cuarto] jencral en Iquique, Abril 19 de 1879. Jt."AN 13 TENDÍA. EL JhiKKKAL EN JEFE AL EJÉRCITO 1 LA GUARDIA NACIONAL.

Soldados: La. patria nos ha confiado una augusta misión que debemos cumplir. Vamos a defender su honra injustamente ultrajada, i para ello ha armado nuestro brazo, pidiéndonos entusiasmo en esta noble cruzada, valor en la lucha i el sacrificio de nuestras vidas, que 1« pertenecen por entero. ¡Grande i noble misión, cuyo móviles el honor nacional i la justicia, i cuyo resultado será la vindicación de los derechos de dos naciones. Compañeros i amigos: un enemigo envidioso i aleve, que ha roto todos los lazos que lo digaban a la familia americana, nos insulta i nos reta, desde la distancia, i hasta hoi no en campo abierto, en donde podríais medir vuestras armas, no profanadas por el crimen, como las suyas, calientes i ensangrentadas por el incendio i la matanza de Oalama, Pabellón de Pica, Pisagua, Moliendo i el atentado de hoi en este puerto. Lo esperamos, para que en noble duelo nos pruebe, si es tan audaz, frente a frente de nosotros, como cruel i desleal ha sido destruyendo poblaciones indefensas. Soldados: la integridad i la honra de la patria son un depósito sagrado qne nos legaron nuestros padres. Conservarlo incólume, como ellos nos lo entregaron, sellado con su sangre e inmortalizado con sus laureles, es un deber que debemos tener presente en estos momentos de prueba. Sus sombras, que ha deificado el mérito, serán nuestro guia, porque preceden nuestras lejiones i nos encaminarán al triunfo.

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Sí, porque como ellos lograron vencer, nosotros sabremos triunfar. Tened presente que nos está confiada no solo la suerte del Perú, sino la de un pueblo hermano i amigo, i que a uno i otro debemos contestar con la victoria. El enemigo que vais a combatir es insidioso i está cegado por la ambición, el despecho i el rencor. A esas pasiones ruines las vence fácilmente un espíritu fuerte, un brazo firme i un corazón leal. Vosotros habéis dado prueba de que lo poseéis: porque, me enorgullezco en decirlo, sois dueños de todas las virtudes cívicas que realzan al buen soldado. Guardias nacionales i voluntarios: os encuentro compartiendo las fatigas de la campaña i el mismo vivac con el ejército. Tal conducta es digna de vosotros, i por ello os felicito a nombre del Supremo Gobierno i al mió. Soldados: seguid el ejemplo de valor de vuestros jenerales, jefes i oficiales, que os han educado en la escuela de la obediencia, inculcando en vuestro espíritu los estímulos del patriotismo i el honor, i que sabrán conduciros a la gloria. Yo estaré con vosotros, i nada mas satisfactorio i grande para mí, que el honor que me ha dispensado el Gobierno colocándome a la cabeza de un ejército que ha dado repetidos ejemplos de saber como se sufre, se lucha i se muere en defensa de la patria. Cuartel jeneral en Iquique, Abril 19 de 1879. JUAN BHENDÍA.

Soldados i guardias nacionales: Conmemoramos el glorioso 2 de Mayo al frente de las bocas de los cañones que, cobardes, enmudecieron en Valparaíso, ante la escuadra española, para servir hoi de instrumentos de incendio i destrucción contra pueblos inermes e indefensos. Soldados: igual gloria a la que entonces adquiristeis, os espera en la lucha en que debéis castigar la ingratitud i la perfidia de aquellos que no supieron vengar ultrajes recibidos, ni apreciar vuestra abnegación i sacrificios. Soldados i guardias nacionales: la nación i el Gobierno confian en que hoi, como entonces, levantareis bien alto la enseña de la patria-, i qne nuevas victorias vengan a dar mas lustre i brillo a nuestras armas. Cuartel jeneral en Iquique, Mayo 2 de 1¡S79. JUAN

BUENDIA.

XIV. Ejército ooliviano en Tacna. (De

L A REVISTA I>KL .Sen.)

Mayo

:í.

l

LLEGADA DEL EJÉRCITO BOLIVIANO.

Desde el sábado último se tuvo noticia aquí de qne había principado a llegar a Pachia el ejército boliviano. El deseo que teníamos todos de que nuestros aliados estuviesen en la costa mas antes, hacia epte nuestro entusiasmo subiese de punto. Se anunció que el miércoles 30 baria su entrada en ésta. La ciudad sufrió una trasformacion completa. Quién no corría de aquí a allí; quién no buscaba un lugar de preferencia para ver el desfile del ejército que nunca mas numeroso visitó Tacna; quién no se apresuraba a enarbolar el pabellón nacional i el de Bolivia; quién no revelaba en su semblante un contento bien marcado; quién, en fin, no veia en su entusiasmo, cercano el momento de la espiacion de los salteadores de Antofagasta. Llegó la hora. Eran las 12 i media P. M.—Los balcones i avenidas de la ciudad atestados de jente de toda clase i condición. Creemos que en ese dia no quedó alma viviente en domicilio. El señor jeneral Manuel Othon Jofré, Ministro de la Guerra, que se había adelantado a ésta, pidió al señor A l -


G U E R R A D E L PACIFICO.

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cal de del Consejo Provincial, se colocase en los balcones de la casa consistorial el retrato del Excelentísimo jene. ral Prado, liara que a su llegada el ejército aliado le tributase los honores del caso. Así fué en efecto: se colocó el citado retrato entre los pabellones del Perú.i Bolivia. A la una menos 20 minutos P. M. hizo su entrada el capitán jeneral i jeneral en jefe del ejército, señor Hilarión Daza, acompañado de los Consejos Departamental i Provincial que en corporación i a caballo, marcharon a recibirlo en las afueras de la ciudad. Seguían sus edecanes, ayudantes, estado mayor jeneral i cuatro coraceros de talla bien uniformados. Acto continuo descendieron por la calle del Comercio, pasaron por delante del Consejo. Provincial e hicieron los honores indicados al retrato de nuestro Presidente; las siguientes divisiones vinieron por mitades en columna: PRIMERA.

Al mando del jeneral de división señor Carlos de Villergas, compuesta de los batallones Daza, Granaderos 1." de la guardia, su jefe el coronel don Ildefonso Mnrgnia; Paucarpaía, 2." de La Paz, jefe coronel Pablo Idiaqnez; Rejimiento Bolívar, 1." de Húsares, jefe coronel don Julián López. SEGUNDA.

Al mando del jeneral de brigada señor Castro A r guoda.s. Batallones: Sucre, 2." Granaderos de la guardia, su jefe el señor coronel clon Rndeciudo Niño de Guzman; Victoria, ] . " ile La paz, su jefe el señor coronel don Juan Garnier; Dalence. Carabineros ] . " de Oruro, su jefe el señor coronel don Donato Vasquez; Rejimiento Santa Cruz, de artillería, su jefe el señor coronel don Adolfo Vasquez. TERCERA.

Al mando del jeneral de brigada señor D. Pedro V i llamil. Batallones: Illimani, 1." Cazadores de la guardia, su jefe el señor coronel D. Ramón González; Independencia, 3.° ile La Paz, su jefe el señor coronel D. Pedro Vargas; Vengadores, 3." de Potosí, su jefe coronel D. Federico Murga: Escuadrón Escolta, 1." de Coraceros, su jefe el señor coronel D. Melchor González. Entre la primera i segunda divisiones, vino el magnífico [tejimiento Murillo, bajo el ma.ndo del coronel señor Juan Saravia. Dicho rejimiento está compuesto de los mas distinguidos jóvenes de La Paz, quienes con caballos i armas en su mayor parte, se presentaron al Gobierno para volar al litoral en defensa del honor nacional ultrajado. El Murillo cuenta con 300 pla./.as, bien montadas i está armado di. carabinas Remington. Todo el armamento del ejército es de precisión; i este constará, poco mas o menos, de 0,000 hombres. Hoi o mañana temprano llegarán, procedentes de Cochabamba 2,000 hombres, según informes que hemos adquirido. Es la. 4. división. El jeneral Daza recibió misturas a su entrada por la calle de San Martin. El mismo diafué visitado en su alojamiento por el señor contra-almirante Lizardo Montero, comandante jeneral de las baterías de Arica, quien vino en un tren e-apreso con sus ayr.dantes.

—Olvidábamos consignar que en el ejército llegado el miércoles, ha venido desarmado un batallón denominado Colquecbaca, el que como los demás cuerpos es compuesto de jente joven, sana i llena de fuego patrio. Este cuerpo ha caminado 150 leguas a pié, i llegó a Tacna, como si no hubiese recorrido sino 10 leguas. — E n este momento, horas 2 i media P. M., acaba de llegar un rejimiento, fuerte de 250 distinguidos jóvenes de la sociedad cochabambina. Un viva para esa juventud que abandona todo por sainen defensa de la madre patria. Viva Bolivia! PROCLAMAS. El capitán jeneral i jeneral en jefe del ejército a las fuerzas de su mando.

boliviano

Soldados! Habéis trasmontado ya la frontera de nuestra patria i vais a pisar el suelo de la nación hermana i aliada la República del Perú. Si basta aquí vuestra moralidad i disciplina, vuestra obediencia i vuestra subordinación, han sido ejemplares, ós encargo que llevéis mas adelante, si es posible, la práctica de esas virtudes en la tierra cpie nos brinda la mano franca de nuestros aliados. Que sus personas os sean queridas con el amor de la fraternidad; que sus bienes os merezcan el mas relijioso respeto. No olvidéis, camaradas, que si la gloria del soldado se cosecha en los campos de batalla, la honra de un ejército solo se consigne con la práctica de las virtudes. Tenéis que mostrar al mundo que si sois bravos en la pelea e invencibles en el combate, sois también honrados en la campaña i morales en el vivacDos días mas de abnegación i sufrimiento i estaréis al otro lado del desierto, para arrojaros en brazos do nuestros compañeros, del ejército peruano, que os esperan para ayudaros a castigar con mano severa los prevaricatos de un injusto invasor. La bandera tricolor heredada sin mancilla a nuestros abuelos, será tremolada también por nosotros en el camino que conduce ala gloria, i los que la hicieron flamear desde el Illimani al Chorolque, desde el Illampn al Tunari i el Samaja, no se avergonzarán de nosotros, porque siguiendo sus mismas huellas, la conduciremos siempre triunfante. Que el jénio de la victoria guie vuestros pasos i que la mano de Dios os bendiga, son ios votos, queridos compañeros, con que os saluda vuestro jeneral i amigo'. H.

DAZA.

Cuartel jeneral, a orillas del More a 23 de Abril de 1879.

1

a

Ayer lo fué igualmente por los Consejos Departamental i Provincial, cuerpo Consular, señor prefecto del departamento Carlos Zapato, que vino del vecino puerto en tren de o i media, i por una multitud de caballeros de nuestra sociedad. Deseamos vehementemente que la permanencia del señor capitán jeix-ral en Tacna lesea satisfactoria i agradable i goce de ia mas perfecta salud.

P R O C L A M A IMÍL A

CAPITÁN JENERAL LAS FUERZAS

DEL

Q U E SE

EJÉRCITO

BOLIVIANO,

INCORPORAN.

Cama/radas:—La guerra a que Chile nos ha obligado, exaltando vuestro patriotismo, os ha conducido a estas costas sin que fueran obstáculos las cordilleras ni las fragosidades del largo terreno que habéis atravesado. Estáis en territorio del Perú, Estado noble i aliado, en donde os abrazo con el corazón palpitante de entusiasmo. Escuadrones:—«Vanguardia de Sucre,» hijos de la ilustre Charcas:—«Potosinos,» nacidos en las faldas del opulento Cerro de proverbial riqueza:—«Cinteños,» moradores de uno de los mas hermosos valles de la patria; i «Cochabambinos de la 4." División», denodados descendientes de los vencedores de Aroma:—recibid, todos, mi salutación de júbilo i afecto. La Patria sabrá agradecer vuestros sacrificios; mas para coronarlos, tenéis que agregar los sufrimientos de una larga campaña en la que liareis lujo de la subordinación i valor qne son los distintivos del soldado boliviano.


CAPITULO

Pacientes i sufridos, habéis burlado así las distancias i los ríjidos climas: bravos, denodados i terribles, tenéis que combatir a un alevoso enemigo. Pensad que a él le engríe la idea de ser descendiente de Caupolican i de Lautaro, sin mirar que vosotros sois los nietos de Padilla, Matos, Camargo, Arce i demás ilustres mártires de la Independencia. Soldados:—Sed dignos de vuestros antecedentes, correspondiendo de esta mauera a la alta idea que de vosotros tiene formada

QUINTO.

247

XV Cuadro de la fuerza efectiva del ejército de ííolivia QUE

SE

HALLA

ACTUALMENTE

EX

TACNA

EN

CAMPAÑA

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4

ESTADO

M A Y O 11 J E N E R A L .

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M . J. M a n u e l O t h o n Jofré

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Jeneral a y u d a n t e , j e n e r a l J u a n N . M u j i a . . . .

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í d e m cuartel maestre, jeneral Juan J . Pérez

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A y u d a n t a s del c a p i t á n j e n e r a l

enca/rgado del Poder

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DAZA. J e t e d e E.

El Consejo de Ministros

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Cuartel Jen eral de Tacna, a 15 de Mayo de 1879.

E.ÍKIiOITÜ

3 d e 187'J.)

(Nacional d e L i m a d e M a y o

Vuestro Capitan Je ne ral i amigo H.

V.L

SOBRE

INVASOR.

H li

4

4

1

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1

253

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Lcjion Boliciana.

Ejecutivo

de Bolivia a la, nación.

]I

Conciudadanos:—La campaña a que nos obliga la invasión chilena, está abierta. El ejército nacional del Norte ha partido al teatro de las operaciones; i el Consejo de Ministros ha sido investido del Poder Ejecutivo, por el mismo jefe del Estado, que asume la dirección de todas las fuerzas nacionales en su alto carácter de Capitán Jeneral de la República. Pronto nuestros soldados van a fraternizar con el valiente ejército i la denodada escuadra del Perú, aun antes de concurrir a la reconquista del litoral boliviano, i al restablecimiento del equilibrio internacional perturbado por el Gobierno de Chile. La grandeza de la causa que la alianza defiende, no puede ser mas augusta, ni mas solemne el sentimiento que confunde los intereses de dos pueblos hermanos, antes de una sola i misma nacionalidad. La victoria es la promesa de todas las unificaciones que defienden el derecho, i la recompensa segura de los esfuerzos que tienden a vindicar su impuesto. Saludemos al jeneroso pueblo peruano, jurando responder después del triunfo con el mismo sentimiento de fraternidad con que nos une ahora la defensa del derecho internacional hispano-americauo. Confiemos en la Providencia cuya asistencia preside las causas justas, i en cuyos designios resplandece el progreso sucesivo de todos los pueblos por medio de la integridad i libertad de su personalismo nacional. Las guerras defensivas realizan la penalidad internacional contra los Estados invasores. Atrás los poderes que acechan la vida i obstruyen el porvenir de las naciones.

Cuerpos de la Lejion Boliviana. P r i m e r e s c u a d r ó n M u r i l l o , l í i ñ e r o s del X o r t e

5;

4! 4

S e g u n d o i d e m , V a u g u a r d i a í d e m del C e n t r o .

1

20

200

Divisiones aue marchan por la via de Tacna. Cdte. O . d é l a 1 . " Jefe

d e E.

M.

d i v i s i ó n Carlos d e V i l l e g a s D.

Coronel

1

Execpuiel d e la 1

Ayudante del E. M . D

1

Cuerpos que componen la primera división. 1

12

B a t a l l ó n D a z a , 1.° H r a n a t l e r o s de l a G u a r d i a

4

yo 2«

Rejhuiento Bolívar,

15

1 . " de H ú z a r e s

Scjunda

1

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540 400

i

•131 i

251

1

diemon.

Comandte. Jeneral, jeneral Castro A r g u e d a s J e f e d e E . M . 1). C o r o n e l J a c i n t o V i r r e i r a . . .

1

0

Cuerpos que componen la srjjunda división. Batallón Sucre, 2. °

Granaderos de la O u a r 5 r.

I t e j i m i e n t o S a n t a Cruz de artillería

4

1

500

34

1

28

1

500

1

500

1

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32

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Tercera división. i J e f e de E

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coronel Claudio S á n c h e z

1

0

Anudantes del E. M . D

0 i 1

Cuerpos que componen la tercera división-

La Paz, Abril de 1879.—Pedro José de Doria Medina.—Julio Méndez.

Guerra.—

B a t a l l ó n I ü i í n a n i , 1. ° C a z a d o r e s d e l a G u a r 1) 4 id.

V e n g a d o r e s , 3. °

de Potosí

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1

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15

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XVI

Cartas autógrafas.

Entre el Capitan Jeneral del ejército boliviano i S. E. el Presidente del Perú se han cruzado las siguientes cartas: El Capitán Jeneral Presidente de Bolivia i jeneral en jefe de su ejército espedicionario, a su noble i ijra,nde amigo el Presidente del Perú. Grande amigo: Al acudir con la mayor parte del ejército boliviano a la invitación telegráfica que de parte de V. E. me fué hecha,


G U E R R A D E L PACIFICO.

248

no he vacilado en venir personalmente mandándolo; pnes XVII. es en el seno de la verdadera confraternidad de hermanos siempre leales que vengo a unirme con V . E. para qne con Licencia del Presidente de la República. esfuerzos comunes mostremos al mal aconsejado Gobierno A la siguiente resolución lejislativa puso el cúmplase el de Chile que en América no es la fuerza el derecho. Ejecutivo con fecha 10 del presente: Al poner mi planta en el suelo peruano con tan santo fin, como Capitán Jeneral del ejército boliviano i su JeneLima, Mayo 9 de 1879. ral en Jefe, cumplo el grato deber de saludar a V. E. Excmo. señor: como el aliado i mejor amigo de mi patria i como PreEl Congreso, en vista del oficio que el dia 2 del mes en sidente del preclaro pueblo peruano. curso dirijió a las Cámaras Lejislativas el Presidente del En cumplimiento de la Constitución boliviana, por mi Consejo de Ministros, dando cumplimiento a los artículos temporal ausencia, queda constituido mi Gobierno que sa- 95 i 96 de la Constitución del Estado, ha concedido licenbrá corresponder a lo que de él esperan Bolivia i su alianza. cia al Presidente de la República, para qne, si lo juzga Señor i amigo: al estenderos mi mano desde Tacna para necesario, pueda mandar personalmente la fuerza armada estrechar la de V . E. a las orillas del renombrado Rimac, i salir del territorio nacional; debiendo en caso que haga siento fuerte emoción i tengo fe en que Dios bendice la uso de esta licencia, total o parcialmente, encargarse del unión de dos pueblos a. los que El ha querido dar un común desempeño del Poder Ejecutivo el Vice-Presidente llamaoríjen i un destino común. do por la lei. He resuelto que éstas mis letras sean puestas en manos Lo comunicamos a V . E. para su conocimiento i demás de Y. E. por el señor coronel graduado de ejército doctor fines. don Nataniel Aguirre, a quien con este objeto he nombraDios guarde a V . E.—José Antonio García i García, do mi ájente confidencial ante Y . E., en cuya calidad lo Presidente del Senado.—Ricardo W. Espinosa, Presidenacredito i cuyo carácter le he prevenido trasmita a Y . E. te de la Cámara de Diputados.—Federico Luna, Secretalos especiales encargos que para Y . E. le encomiendo. rio del Senado.—Nicanor León, Secretario de la Cámara Sírvase V . E. aceptar las protestas dé mi alta i distinde Diputados. guida consideración. Cúmplase, comuniqúese i publíquese.—Dado en la Casa Es'dada en Tacna, firmada de mi mano, sellada con las de Gobierno en Lima a los diez dias del mes de Mayo de armas de la República i refrendada por mi secretario jenemil ochocientos setenta i nueve. ral a los 6 dias del mes de Mayo de 1879. Rúbrica de S. E.—Corrales Melgar. DAZA.

M A R I A N O I. P R A D O ,

El sub-secretario jeneral, Isaac

Tamayo.

Mariano Ignacio Prado, Presidente de la República del Perú, a su grande amigo i aliado el Capitán Jeneral Presidente de Bolivia i jeneral en jefe de su ejercito espedicionario. Grande i buen amigo: El señor coronel don Nataniel Aguirre ha puesto hoi en mis manos vuestra carta autógrafa dada en Tacna el 6 del corriente mes'i en la que, al pisar el suelo peruano, os apresuráis a saludarme como el aliado i mejor amigo de vuestra patria i como a Presidente del pueblo peruano, tendiéndome la mano, lleno de fe en que Dios bendice la unión de nuestros dos pueblos. Precisamente llega vuestra carta en el momento en que voi a emprender la marcha en busca de nuestro común enemigo, i tócame la dicha de llevaros personalmente el abrazo cordial que el Gobierno i el pueblo peruano envían a sus hermanos de Bolivia. Estoi seguro, como vos, de que la santa causa de la justicia es propicia a Dios que rijelas naciones, i qne el valor de los ejércitos aliados reintegrará a Bolivia su territorio usurpado. El. señor coronel Nataniel Aguirre os dirá que fué recibido como lo merece el representante del jefe de una nación amiga i aliada, en el seno de nuestra lealtad inquebrantable i del fraternal afecto que nos liga a Bolivia. He resuelto que éstas mis letras sean puestas en vuestras manos por el señor coronel don Mariano Varga, a quien con tal objeto he nombrado mi ájente confidencial. Recibid, señor, la mas sincera protesta de respeto i adhesión. Dada en la Casa de Gobierno en Lima, firmada de mi mano, sellada con las armas de la República i refrendada por el Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores, a trece dias del mes de Mayo del año mil ochocientos setenta i nueve. MARIANO IGNACIO PRADO.

Manuel

Irigoyen.

PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA.

Por cuanto es indispensable i urjente la necesidad de que asuma el mando en jefe de las fuerzas de mar i tierra, en la guerra a que ha sido provocado el Perú por la República de Chile; en uso de la autorización que me ha sido conferida por el Congreso en la resolución lejislativa del presente mes, conforme a lo dispuesto en el artículo 90 de la Constitución, Decreto: Art. l.° Asumo el mando de las fuerzas terrestres i navales de la República, como jeneral en jefe del ejército i armada; Art. 2.° Durante mi ausencia, i mientras ejerza el cargo de jeneral en jefe, se encargará de la Presidencia de la República el Vice-Presidente, conforme a los artículos 90 i 93 de la Constitución. Publíquese i circúlese para su debido cumplimiento. . Dado en la Casa de Gobierno en Lima a diez i seis de Mayo de mil ochocientos setenta i nueve. MARIANO I. PRADO.—Manuel Irigoyen.—Juan

Corra-

les Melgar.—M. Felipe Paz Soldán.—Domingo del Solar —J. R. de Izcue. Es copia auténtica.—Lima, Mayo 16 de 1879. Manuel

Irigoyen.

Fuerzas de mar y tierra. El Ejecutivo ha puesto el cúmplase a la siguiente lei: EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.

Por cuanto el Congreso ha dado la lei siguiente: El Congreso de la República Considerando:

Peruana.

Que en el estado de guerra en que se encuentra la República, es necesario aumentar la fuerza armada, Ha dado la lei siguiente: Art. l.° Autorízase al Poder Ejecutivo para aumentar las fuerzas de mar i tierra hasta donde las circunstancias lo demanden, quedando aprobado el aumento hecho en dichas fuerzas antes de la promulgación de esta lei.


CAPITULO

Art. 2.° Autorízase igualmente para movilizar las o-uarclias nacionales de toda la República. Comuniqúese al Poder Ejecutivo para que disponga lo necesario a su cumplimiento. Dada en la sala del Congreso en Lima a 16 de Mayo de 1879.—José Antonio Garda y Garda, Presidente del Senado.—Ricardo W. Espinosa, Presidente de la Cámara de Diputados.—Federico Luna, secretario del Senado.— Nicanor León, secretario de la Cámara de Diputados. AI Excmo". señor Presidente de ia Kepública,

Por tanto: mando se imprima, publique i circule i se le dé el debido cumplimiento. Dada en la casa de Gobierno en Lima a 16 de Mayo de 1879.—MARIANO I. PRADO.—Domingo del Solar. Presidencia del Consejo de Ministros.—Lima, Mayo 16 de 1879. Excmo. señor; La copia auténtica que tengo la honra de acompañar a este oficio impondrá a V. E. del decreto que ha espedido en la fecha S. E. el Presidente para asumir el mando del ejército i armada de la República como jeneral en jefe, i encargar a V. E. con arreglo a los artículos 90 i 93 de la Constitución de la presidencia de la República. Al tener la satisfacción de comunicar a V. E. el referido decreto, me es honroso manifestarle que debiendo embarcarse hoi S. E. el Presidente con destino al Sur, para emprender la campaña contra Chile, debe V. E. encargarse, desde luego, del elevado puesto en que lo ha colocado la merecida confianza de sus conciudadanos. Con sentimientos de la mas alta consideración, tengo la honra de suscribirme de V. E. mui atento i obediente servidor.—Manuel Irigoyen. Al Excmo. señor jeneral don Luis La-Puerta, primer Vice-Presidente de la República.

Lima, Mayo 16 de 18879. Señor Presidente del Consejo de Ministros. Con la estimable comunicación de V. S. de esta fecha he recibido la copia auténtica a que se refiere, del supremo decreto por el cual S. E. el Presidente ha asumido el mando del ejército i armada como su jeneral en jefe, encargándome, conforme a la Constitución, el ejercicio del poder Ejecutivo. En respuesta, debo decir a V. S. que paso a hacerme cargo del Poder Supremo; i que mi principal labor será la de proporcionar al Presidente de la República en campaña cuantos elementos necesite para conducir a glorioso término la inicua guerra que Chile, en un momento de demencia, ha declarado al Perú. Así corresponderé a la nación que con sus espontáneos votos me elevó a la primera vice-presideucia i habré cumplido, por mi parte, con el sagrado deber que todos tenemos de contribuir a rechazar la invasión del territorio de Bolivia, nuestra noble aliada. He rogado a S. E. el Presidente que, después de las victorias que indudablemente obtendráu nuestro ejército i marina, sobre las huestes chilenas, i castigada la perfidia del gobierno que las ha arrastrado a una insensata reivindicación, vuelva tan pronto como le sea posible a encargarse del mando que le confirieron los pueblos como a su primer elejido. Con sentimiento de la mas alta consideración, tengo la honra de suscribirme de V. S. mui atento i seguro servidor. .LTJIS

LA-PUERTA.

LUIS L A - P U E R T A PRIMER VICE-PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.

Habiéndose encargado en esta fecha del mando en jefe de las fuerzas de mar i tierra de la República, el Presidente jeneral don Mariano I. Prado, en uso de la autorización lejislativa de 9 del corriente, TOMO

1-35

249

QUINTO.

Decreto: Desde este dia asumo el ejercicio de la Presidencia de la República mientras dure el impedimento del mencionado Presidente constitucional jeneral don Mariano I. Prado, conforme a lo dispuesto en la segunda parte del artículo 90 de la Constitución. Dada en la casa de gobierno, en Lima, a los 16 dias del mes de Mayo del año 1879. Luis LA-PUERTA.

Juan Corrales Melgar. Proclama del Jeneral Prado. En la tarde de hoi el Director Supremo de la guerra ha dado la siguiente proclama: Conciudadanos: Ha llegado el momento de ver terminadas las disposiciones necesarias para hacer frente a la guerra a que, con tanta temeridad como injusticia, nos provocara el Gobierno de Chile. Si el tiempo que esas preparaciones han exijido, ha dado anzas a nuestros adversarios para cometer en nuestras costas actos de crueldad i de barbarie innecesarios, les haremos ver, merced al no dudoso auxilio de la Providencia, que no impunemente se hieren los fueros de un pueblo que ama su gloria i sabe, en todo caso, sostener su decoro. Yo marcho a ponerme al frente de nuestras tropas deseosas de corresponder a la alta misión encomendada a su patriotismo i a su valor. Si la mas decidida abnegación, si la disposición al esfuerzo de todo jénero, incluso el sacrificio de la persona, pueden servir de augurio del triunfo, yo os ofrezco que nada escnsaré, en servicio de nuestra patria tan sin razón ultrajada. Al partir, dejo el Gobierno en manos del ilustre ciudadano, llamado por la lei, cuyas altas dotes i ascendrado patriotismo son conocidas en toda la República. Cuento con vuestra lealtad nunca desmentida i con vuestro interés en la mas santa de las cansas, como vos podéis i debéis contar con mi absoluta e ilimitada consagración a sostenerla. Si no es lícito a un hombre ofrecer la victoria, le es sí confiar en que la alcanzará cuando lucha en defensa de su patria i a la cabeza de valerosos soldados. Soldados i marinos: Voi a compartir con vosotros las fatigas de otra campaña i ser un testigo de vuestro entusiasmo i de vuestro heroísmo. El Perú confia en todos i en cada uno de sns hijos, i yo juro que no seré nunca el último que se encuentre en los lugares del peligro. Lima, Mayo 16 de 1879. MARIANO I.

El primer

PRADO.

Vice-Presidente de la Repiíblica encargado del Poder Ejecutivo « la nación.

Peruanos: En cumplimiento del artículo 90 de la Constitución, asumo desde hoi el ejercicio de la presidencia de la República. Elejido por vosotros en tiempos bonancibles primer Vice-Presidente, mi mas vehemente aspiración, en el caso de reemplazar al Presidente, fué impulsar al pais en el camino del progreso, a la sombra de la paz i del respeto a las leyes. La Providencia, en sus inescrutables arcanos, dispuso los acontecimientos de otro modo. Con profundo dolor no seré, pues, el obrero del progreso ni el mensajero de la paz. Mi Gobierno, por el contrario, no se ocupará sino en lo posible de esos bienes inestimables i dedicará con preferencia toda su atención, toda su actividad i todos sus esfuerzos a sostener inmaculado el honor de uuestra bandera en la guerra a qne Chile nos


G U E R R A D E L PACIFICO.

250

ña provocado. E l Perú todo habrá de convertirse bien pronto en un inmenso campamento, del cual brotarán los ejércitos que en el Sur, en el Norte i en el centro de la R e ­ pública estén destinados a sostener, con la existencia de la patria, su honra i su dignidad.^ ¡Guerra! i guerra sin tre­ gua ni descanso, con brio i resolución inquebrantables: tal es el programa único de mi Gobierno. Conciudadanos: la nación que, como el Perú, ha ofrecido voluntaria i sinceramente en los altares de la patria la vi­ da i la hacienda de sus hijos, sin límite ni restricción de ningún jénero, es invencible. E l camino de la victoria es, sin embargo, el del sacrificio. Preparaos, pues, para las grandes pruebas; que ellas vendrán a fortalecer nuestro espíritu í a retemplar nuestro ardor, pero nunca debilitar la fe que nos inspiran nuestro buen derecho i la conciencia de nuestro poder. Compatriotas: el ejército aliado que impaciente espera la orden de marcha, iniciará pronto sus operaciones; están a su cabeza dos ilustres jeuerales, de cuyos conocimientos i pericia militar debemos esperar que pronto será abatido el criminal orgullo de esa nación que se llama Chile i que es la vergüenza de la América del Sur. Lima, 17 de Mayo de 1879. Luis LA­PUERTA.

El primer У ice­Presidente de la República, encargado del Poder Ejecutivo, al ejército i armada. Soldados del ejército de operaciones: El Presidente de la República, jeneral Prado, marcha a tomar la dirección de las operaciones militares en la cam­ paña que ya habéis iniciado bajo tan favorables auspicios. Lleva consigo los elementos que la ciencia de la guerra exije cómo medios para alcanzar la victoria. Os sobran disciplina i valor, i el Perú todo, envidiando desde ahora vuestras glorias, os acompaña con sus ardientes votos i lejítimas esperanzas. Adelante, pues, i probad con vuestros hechos, en el cen­ tro mismo de las depredaciones i de los crímenes de Chile, que sois los lejítimos descendientes de los prohombres que nos dieron independencia i libertad. Soldados de los ejércitos de reserva i de las guardias na­ cionales: mientras vuestros hermanos del ejército marchan al combate a las costas del Petú i Bolivia, permaneced tran­ quilos esperando el momento en que os llame a nombre de la nación. Moderad vuestro ardor i ocupaos solo de perfec­ cionaros en vuestra profesión militar. ¡Que un solo pensamiento os domine: la salvación de la patria i el castigo ejemplar del Gobierno aleve que la ha ultrajado! Marinos: La República confia, con entera fe, que ten­ dréis en el combate el mismo valor que en Abtao. Soldados del ejército boliviano: ¡Nobles hijos del inmor­ tal B olívar i bravos descendientes de Murillo! Permitidme que os dirija una felicitación. En pocos dias os habéis orga­ nizado i unido a vuestros hermanos del Perú; venís a ven­ gar sangrientos ultrajes, i lo conseguiréis, pues habéis de ser hoi lo que siempre fuisteis, aguerridos i valientes: el Perú, por mi órgano, se complace en saludaros. Lima, Mayo 17 de 1879. Luis LA­PUERTA.

XVIII. (Comercio de Lima.) Lima, Mayo 7 de 1879. Señor Editor de El Comercio: Por encargo del señor Ministro de B olivia me permito remitir a usted, para su publicación, dos cartas dirijidas de Santiago de Chile, con fecha 8 i 11 de Abril último, al se­ ñor Presidente de Bolivia jeneral don Hilarión Daza, por el señor don Justiniano Sotomayor, ex­cónsul de Chile en Bolivia, hermano del coronel Emilio Sotomayor, jefe del

estado mayor del ejército chileno en el litoral de Bolivia, i hombre influyente en la política de Chile. Por dichas cartas, para cuya publicación está amplia­ mente autorizado el Ministro de Bolivia, se podrá apreciar la moralidad de la política internacional de Chile, pues ellas encierran la fórmula de un pensamiento que consti­ tuye uno de los ensueños de aquel país i de su digno G o ­ bierno. Soi de usted atento i S. S. P. MATIENZO. CARTA DIRIJIDA A S. E. EL JENERAL DAZA POR DON J. SOTO­ MAYOR.

Santiago, Abril 8 de 1879. Señor don Hilarión Daza, La Paz. Apreciado amigo: Me encuentro aquí desde hace un mes i usted no tendrá necesidad de que le diga por qué me he venido. La ruptura de relaciones entre B olivia i Chile me ha sido mui dolorosa porque siempre he sido de opinión que no debiera haber en la América del Sur países que culti­ vasen mas estrechas relaciones de amistad. El Perú por el contrario es el peor enemigo de Bolivia, es el que lo agobia bajo el peso de sus trabas aduaneras, el cancervero de la libertad comercial, industrial i hasta cierto punto política de Bolivia. Chile ha llevado a Bolivia industrias i capitales. Con ese impulso la minería ha tomado allí un considerable impulso i esa actividad ha tenido que refluir sobre la agricultura i sobre la riqueza del pais. Chile es el único pais que puede librar a Bolivia del pe­ sado yugo con que el Perú la oprime. Chile es también la única nación que aliada a B olivia puede darle lo que le falta para ser una grande nación, es decir, puertos propios i vias espeditas de comunicación. ¿Puede pensarse seriamente en B olivia en buscar por Cobija i denias puertos de su litoral una salida para su comercio? Profundo error. Los únicos puertos naturales de Bolivia son Arica, lio i Moliendo o Islay. Aliada del Perú i haciendo la guerra a Chile, ¿qué le su­ cederá a B olivia si Chile es vencida? Que caerá en manos del Perú i jemirá como antes, bajo el peso de sus gabelas. I si Chile triunfase ¿qué ganarían los aliados? B olivia vencedora o vencida quedará sin puertos i anulada como nación. ; Por el contrario Bolivia unida a Chile ¿no tendría segu­ ridad de vencer al Perú? ¿No tendría en su mano apode­ rarse de la puerta de calle de que carece? Una cosa he notado aquí desde mi llegada. No hai odio alguno contra B olivia, se han respetado los bienes i perso­ nas de los bolivianos, la guerra a Bolivia no ha conmovi­ do al pais, salvo alguno que otro movimiento de tropa; parecíamos estar en paz. Pero llegó el momento de decla­ rar la guerra al Perú i el pais se levantó en masa, como nu solo hombre, i todos han conocido que el Perú ha llenado la medida de sus intrigas, ingratitudes i deslealtades i solo se habla de castigarlo terriblemente. Al Perú le haremos guerra a muerte, a Bolivia no pode­ mos odiarla. ¿Por qué andamos tan descarriados haciendo guerras que no nos convienen i contrayendo alianzas que nos con­ vienen menos aún? ¿Seria aun tiempo de poner las cosas en orden? ¿Por qué nó? Ahora o nunca debe pensar B olivia en conquistar su ran­ go de nación, su verdadera independencia, que por cierto no está en Antofagasta sino en Arica. Después de esta guerra ya seria tarde. Chile vencedor no lo consentiría a menos de tener a Bolivia de su parte. El Perú vencedor le impondrá la leí a B olivia su aliada i a Chile su enemigo, i Chile debilitado no podría ayudar a Bolivia aunque ésta se lo pidiese.


CAPITULO

El hombre que dé a Bolivia su independencia del Perú será mas grande que Bolívar i que Sucre porque aquellos ,solo le dieron un simulacro de libertad, i éste se la daria real i verdadera. ¿Estaba reservada a Vd. tan colosal empresa? Su" afectísimo amigo i S. S. (Firmado).—J. SOTOMAYOR.

Santiago,

Abril

11 de 1879.

Señor D. Hilarión Daza.—La Paz. Estimadc amigo: Cou fecha 8 del corriente me he tomado la libertad de • dirijirle una cartita sometiéndole ciertas ideas que espero le hayan merecido alguna atención, porque no ha de tardar mncho en llegar el momento de que puedan ser llevadas al terreno de la práctiea. Usted habrá tenido ya alguna oportunidad de notar lo que valen sus aliados actuales, que después de conseguir su fin de poner en guerra a Chile con Bolivia, i de gritar i hablar mucho, todavía nada han hecho en favor de ustedes, ni .harán, ni podrán hacer, aunque lo quisieran. Hace ya ocho dias a la fecha, que la escuadra chilena está bloqueando a Iquiqne, i la tan ponderada escuadra peruana no ha salido a protejer ese importante puerto, desentendiéndose así de dar el combate a que nuestra escudra la provoca. Espero que al fin se resolverá a salir del Callao i que nuestra escuadra dé buena cuenta de la peruana. Dueños nosotros del mar, obligaremos al Perú a hacer la paz bajo las condiciones que Chile quiera imponerle, i entonces quedará Bolivia imposibilitada para recuperar su antiguo litoral i aun para pensar en conquistar jamas a Tacna, Arica, lio i Moquegua que es i debe ser su sueño dorado de nación. El Perú no tardará mucho en dar a Bolivia fundados motivos de queja, porque no le cumplirá ninguna de las promesas que le ha hecho. No estrañe usted que me interese por Bolivia i que desee verla unida a mi pais estrechamente. He estado en Bolivia 8 años i tengo mi porvenir vinculado a una enpresa radicada en ese pais, la cual he formado en seis años de asiduo trabajo. Después de Chile, es Bolivia el pais de mas simpatías para mí. Durante mi permanencia en Bolivia he espresado siempre mi parecer de que Bolivia no tiene mejor amigo que Chile, ni peor verdugo que el Perú. Este hace el papel de vampiro que chupa a Bolivia toda su savia vital, mientras Chile le ha llevado barzos, capitales e intelijencias para desarrollar su riqueza nacional. El Peni oprime a Bolivia con sus leyes de tránsito i de aduana, i en Chile se ha visto con pena ese estado de cosas, i se ha simpatizado con la aspiración de un noble pais que lucha en vano para obtener vías propias para ponerse en relación con el resto del mundo. Buscar esa solución por Amazonas, por el Plata o por Cobija o Mejillones, son sueños, porque esas vias serán en todo caso mncho mas caras que las de Tacna i Arica, aun cuando en ésta se cebe la codicia del Perú. Para Bolivia no hai salvación, no hai porvenir, no hai esperanza de progreso, mientras no sea dueña de lio, Moquegna, Tacna i Arica. Imajínese usted a Bolivia en posesión de esos terrenos. En mni poco tiempo una línea férrea uniría a Tacna con La Paz i el telégrafo la pondría en contacto con el mundo entero. La industria i comercio tomarían un inmenso desarrollo. Bolivia veria incrementarse rápidamente sus rentas, afluir la inmigración, crecer su población; sus importantes productos agrícolas i mineros, irían a competir con los de sus vecinos en los mercados del mundo. Bolivia podría tener marina de guerra i marina mercante. En vez de consumirse en disturbios i revoluciones internas, emplearía su actividad en progresar i en enriquecerse.

QUINTO.

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La posesión de Tacna i Arica seria para Bolivia la varita májica que todo lo trasformaria. Bolivia que encierra en su seno tantas o mayores riquezas que Chile i el Perú i a la que solamente faltan puertos propios en situación conveniente, llegaría en mui poco tiempo a competir con sus vecinas en población, rentas, riquezas i adelantos materiales de todo jénero. La alianza con el Perú, la derrota de Chile, ¿pueden darle algo parecido? ¿Tendría siquiera gloria? ¿La gloria no seria para el Perú, i los gastos i perjuicios de la guerra, no serian para Bolivia? ¿No quedaría Bolivia mas oprimida que antes por el Perú i con menos probabilidades de salir jamas de una posición secundaria i avasallada? I en caso de vencer Chile por mar (que es lo mas seguro) a la escuadra peruana, ¿cómo podría Bolivia pensar en atacarnos en Antofagasta? Todo su valor i decisión ¿no serian vencidos por el desierto antes de llegar a las manos? El Perú que ha sido desleal con Chile i con Bolivia en repetidas ocasiones no tardará en dar a usted algún motivo poderoso de queja que sirva de punto de partida para la alianza con Chile, la cual aquí no encontraría grandes dificultades para ser aceptada según el espíritu que he podido observar en la jeneralidad del pueblo, el cual si odia al Perú, ha tenido mas bien simpatía por Bolivia hasta la última emerjencia que nos ha hecho romper relaciones. Con gusto me impondré de la contestación que tenga a bien darme, para seguir trabajando por la difusión de mi idea dado caso de ser aquella favorable. Su afectísimo amigo i S. S.—(Firmado.)— J. Sotomayor. Es copia.—El secretario de la Legación de Bolivia, P. Matienzo.

XIX El combate del "Loa". (Editorial del Diario Oficial)

Penosa tarea es la que impone a la prensa oficial de Chile la gárrula jactancia cou que la del Gobierno del Perú se propone convertir en señaladas ventajas para su prudente escuadra, las ya serias advertencias que sobre la superioridad física i moral de la nuestra han tenido ocasión de hacerle a dos naves pernanas los bravos marinos que tripulan el mas débil de nuestros buques de guerra. No se discute la victoria: ella se impone, como se impone la evidencia. Ni basta gritar que se ha vencido; i ocasiones hai, i son las mas comunes, en las que ese grito está de mas i aun es seguro indicio de que quien lo lanza no solo no ha tenido valor para vencer, sino que carece ademas de la dignidad que es necesaria para sobrellevar sin mayor mengua la derrota. Pero el criterio militar del Perú se ha formado seguramente conforme a principios mui distintos, i al Gobierno de aquel pais le parece que basta disfrazar de victorias los reveses de sus armas para escapar a la responsabilidad i a la vergüenza de su inferioridad bélica en una guerra que él ha provocado, a la que entró con inusitada arrogancia i para cuyas probables contiujencias viene gastando hace ya muchos años la tercera parte de sus gruesos presupuestos. Se promete, ademas, que esta pueril adulteración de la verdad transitoria es ineficaz como todo lo qué va contra la evidencia causará impresión favorable a su causa en el ánimo de los pueblos i Gobiernos cuya opinión sobre la presente contienda se propone estraviar por cuantos medios están a su alcance. Solo por evitar que este dañino intenio se realice, pero con la altiva morificacion de quien jamas necesitó comprobar que habia cumplido con su deber cuando sacó la espada en defensa de nobles causas, será preciso de hoi mas contradecir las jactancias de nuestros enemigos, aunque una vez por todas en cada caso, i sin hacer mas para el efecto que. esponer leal i tranquilamente los hechos cuya natnraleza se pretenda adulterar.


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G U E R R A D E L PACIFICO

El Peruano no ha tenido inconveniente en dar solemne Este incidente distrajo un poco la atención pública, al investidura oficial a la pretendida victoria del Loa, fabrimenos mientras los tripulantes de la división suministracada mas para la esportacion que para el propio consumo ban los pormenores de esa malograda escursion. interior, por la aturdida prensa de Lima. Mas tarde volviéronse a formar grupos en la plazuela Ya está dicho que el laurel de la victoria no es asunto de la Matriz, donde algunos caballeros peroraron al pueque se alega i se pleitea para recabar sentencia a la mediblo durante algún tiempo. da de un pulmón mayor o de mejores argucias. Los hechos S. E. el Presidente, de regreso de la bahia, donde visitó solos lo determinan i adjudican, i los del encuentro del la fragata Independencia, hallábase a la sazón en la casa Loa son abrumadores para la petulancia de los tiue hoi prefectoral. osan atribuirse sus ventajas. Trasmitida que fué esta noticia, la gran muchedumbre, Dos naves peruanas, cada una de ellas superior a la que en la plaza indicada daba espansion a sus sentimienMagallanes por su construcción, por su andar, por la tos de amor patrio cobardemente ofendido, se dirijió en fuerza de su máquina i sobre todo por el mímero i calidad masa a la Prefectura con el objeto de que el excelentísimo de sus cañones, presentaron combate a aquella cañonera señor Prado tranquilizara con su palabra el espíritu de sus nuestra, que apenas pudo haber tentado una resistencia gobernados. seria contra una sola de las naves agresoras. El Prefecto, coronel Rodríguez Ramírez, habló al pueSemejante superioridad está comprobada de antemano blo, insinuándolo a que se tranquilizara, porque el Gobierrjor el mismo escalafón de la marina peruana, en el que los ! no procedía activamente a fin de asegurar el éxito del desespresados buques aparecen figurando en esta forma: agravio que justamente se solicitaba en presencia de los Corbeta Union, con aparejo de fragata, 12 cañones dea incalificables atentados que la escuadra chilena consumaba 70 i 1 de a 40, sistema francés. diariamente, a contar desde el día 5, en que el contra-almiFuerza de la máquina, 400 caballos. rante Rebolledo notificó al Prefecto de Tarapacá que en Toneladas, 1,150. nombre de su Gobierno establecía desde ese momento el Goleta a vapor Pilcomayo, tí cañones, 2 de a 70 i 4 de bloqueo de ese puerto i sus inmediaciones. a 40, sistema Armstrong. »Comprendo, dijo, que las exijencias de actualidad son Fuerza de la máquina, 180 caballos. escepcionales, i los hechos realizados en el Sur, graves, i Toneladas, 600. por lo mismo capaces de mortificar el patriotismo i la altiTotal de cañones del enemigo, 21. vez peruana; pero para satisfacer la aspiración de ustedes, La Magallanes es una cañonera cuya máquina tiene la que es también la mas vehemente del Gobierno i todas las fuerza de 200 caballos; su andar medio es de 7 a 7 i media autoridades, es menester que la confianza tranquilice vuesmillas, que puede estenderse mediante un cousumo de 24 tro espíritu, dando al Gobierno la libertad de acción que toneladas de carbón, i la consiguiente mayor fuerza de la le es necesaria. máquina a 10 u 11 millas. »E1 buen juicio i la sagacidad clel •pueblo del Callao le Su artillería consta de: aconsejan prescindir por ahora de la exijencia que os anima. 1 cañón que arroja balas del peso de 115 libras. »La presencia del Gobierno ante vosotros tiene que per1 id. de 64 id. turbar necesariamente las interesantes medidas que actual2 del calibre de a 20. mente se ocupa de dictar. No le interrumpáis, pues, en su La superioridad de la división ¡remana era, pues, abrupatriótica labor, i los resultados ya os dirán cuánto se afamadora: a 21 cañones repartidos entre dos buques mas na por dar al Perú la tranquilidad i la gloria de que va en fuertes i de movimientos mas rápidos, el nuestro solo tepos.» nia que oponer dos para las largas distancias, i dos mas A pesar de esto, el pueblo insistió, i S. E. hubo de prepara el caso de aproximación. sentarse ante el exijente pueblo chalaco, que le saludó con Ello, no obstante, la Magallaneslogvü, un mayor andar grandes aclamaciones i estruendosos vítores al Bení i a su para el efecto de colocarse en posición i rumbo ventajosos, persona. i sostiene un combate de una hora, durante el cual, sin suDesde el corredor de la Prefectura, i previa la manifesfrir el mas leve daño, a pesar del vivo cañoneo del enemitación del objeto que habia reunido al pueblo, S. E. dijo go, infiere a éste el que obligó a la Union a separarse del poco mas o menos: combate, i mas luego a abandonar, junto con la Pilcoma^«Señores: yo, la empresa intentada, enderezando rumbo a Arica i en seguida al Callao con serias averias que acaban de ser de«Me complace siempre hablar al pueblo. Estoi dispuesto bidamente confirmadas. en toda época a darle cuenta de mis actos. »Por eso tan luego como he recibido hoi las noticias que conocéis, las he comunicado, para que, enterados de los suGran escitacion en el Callao. cesos, podáis dar espansion a vuestro patriotismo. »Estoi listo, trabajo i me afano para poner en buen pié PUADO DECLARA AL PUEBLO QUE LA ESCUADRA N O ESTÁ nuestra escuadra. LISTA. «Quisiera con los alientos poner nuestras naves en con(Del corresponsal del NACIONAL de Lima. diciones aparentes para que puedan batirse con esperanza de buen éxito. Los últimos sucesos acaecidos en nuestro litoral del Sur, »Zc, guerra nos ha tomado con sorpresa. Los chilenos tales como la destrucción de Pabellón de Pica por la esestahanpreparadosparala guerra; nosotros, por desgracuadra chilena, bombardeo de Moliendo, intimación para cia, no lo estábamos, porque confiábamos en la paz!!! destruir los estanques de agua i las máquinas condesadoras »No conviene, por ahora, mandar uno, dos o tres buques; de Iquique, etc., etc., produjeron en este puejto profunda nohai esperanza de éxito i su pérdida seria mui sensible. indignación, i desde que se tuvo conocimiento de los partes ¿Queréis que mande a la Union, Huáscar i Pilcomayo? oficiales en que se da cuenta de proezas dignas tan solo de ^Nuestra escuadra no está en actitud de batirse, seria, los marinos chilenos, grupos de jente irritada recorrían la mui posible su pérdida i entonces me echarías en cara calle de la Costitucion i la plazuela de la Matriz, comenmi fcdta de previsión. tando i censurando con la merecida enerjíael villauo procedi»Tan luego como he recibido las últimas noticias, he vomiento de la escuadra chilena, que para teatro de sus halado a ver si logro hacer avanzar el alistamiento de los buzañas elije los puertos indefensos del litoral, solo porque en ques que aun faltan para escarmentar a Chile. ellos la impuuidad asegura sus actos. y)Esos cobardes han atacado a Moliendo, donde no tenePoco después súpose la llegada al puerto de la división mos ni un cañón, i solo podían responder unos cuantos rinaval compuesta de la Union i Pilcomayo, comandada fles; han atacado a Iquique, que está en la misma condipor el capitán de navio señor García i García. ción, pero han dejado ileso a Arica, donde tenemos ya dos


CAPITULO QUINTO. o cuatro cañones montados, con los que habríamos podido castigar su osadía. «Confiad en el Gobierno. Estad seguros de que trabajo de dia i de noche por el engrandecimiento del Perú i por su gloria; porque así trabajo por mi propio engrandecimiento ; porque cuantas mayores sean las glorias del Perú así será también mi elevación. »Bieu, señores; volved vosotros a dar espansion tranquila a vuestro patriotismo, cual corresponde. Dejadme a mí que vuelva a mis labores, porque así lo exije el bien de la patria i el cumplimiento de mi deber.» Terminado el discurso S. E., se retiró la concurrencia, sin que ocurriera nada digno de mencionarse. LOS

BOMBARDEOS D E

PISAGUA I D E MULLENDO.

(Traducido del SUN de Nueva York para el DIARIO OFICIAL.)

Mayo 26 de 1879. Según informes que hemos recibido de fuentes privadas, aparece que los bombardeos de Pisagua i de Moliendo no fueron actos de vandalismo, como la prensa i Gobierno peruanos quieren hacerlo comprender al mundo. Sucedió que los botes enviados por los buques de Chile tenían orden de notificar primeramente a las autoridades que iban a poner el puerto en estado de bloqueo, i en seguida, con el objeto de hacer el bloqueo mas efectivo, ordenaron que se destruyesen las lanchas del puerto. En uno de los primeros botes que se acercó a la playa, un oficial chileno se puso de pié sobre uno de los bancos i señaló un gran pliego oficial e hizo señales de que quería comunicar con la jente de tierra. Estas señales fueron desatendidas, i cuando los botes estuvieron a unas cien yardas de tierra se abrió sobre ellos un nutrido fuego, matando e hiriendo a algunos, lo cual obligó a las fuerzas chilenas a retirarse. Los diarios peruanos confiesan que sus tropas hicieron fuego contra los botes i los obligaron a retirarse, i no cabe la menor duda de que los primeros fuegos fueron de los voluntarios de tierra, de los dueños de lanchas i de sus empleados, a los cuales se j untaron después los militares. Un cuerpo de «tropas hizo fuego tlesde una eminencia a retaguardia del consulado ingles i sobie este edificio, eü el cual flameaba la bandera consular. Esto se hizo en abierta oposición a las vigorosas manifestaciones del cónsul ingles, quien les hizo presente que la casa consular estaba ocupada por muchas mujeres i niños que se habían refujiado allí considerándola libre de los ataques, i que si las tropas persistían en hacer fuego por detras ele ese edificio, como estaban haciéndolo con tanta enerjía, el resultado seria que el fuego de los chilenos se dirijiria primeramente contra ese centro aparente de ataque. El resultado justificó los temores del cónsul, porque la primera bomba fué directamente contra la casa consular, matando algunas mujeres i niños, i en media hora quedó poco menos que destruido el edificio. La acción de Moliendo pasó de la misma manera. Algunos botes que se acercaron a la playa fueron recibidos a balazos. En ambos puertos la acción del almirante chileno fué únicamente defensiva i se limitó a tomar represalias contra los'ataques dirijidos a sus oficiales i soletados. En resumen, este es el informe que se nos ha dado, i que juzgamos mucho mas razonable que las relaciones que nos llegan por medio de nuestros colegas peruanos. No se consumó, pues, atentaclo alguno en Moliendo, pues de lo contrario a aquella población le habría tocado la misma suerte que a Pisagua. Es necesario observar también que mas de un jefe, puesto en el caso del de la escuadra chilena, habría hecho lo que éste, esto es, acudir al auxilio de sus botes con el fuego de su artillería, aun cuando fuera con el solo propósito de cubrir su retirada. Que el almirante Rebolledo no hubiera roto el fuego en sus buques, inmediatamente después que vio que los botes eran tuacaclos, es prueba de una gran paciencia. Muchos otros marinos habrían bombardeado la plaza

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por esa sola causa, sin conceder plazo alguno al enemigo, en la firme creencia de que estaban en su derecho al inflijir este justo castigo. ¡Siempre los mismos! A

CHILE.

La gran Roma, con base de bandidos, Llegó a ser en el mundo la gran Roma, Poblada de patricios distinguidos, Autores de hechos mil esclarecidos— Que la fuerza del bien el vicio doma! Sócrates, el filósofo profundo, I otros mil sacerdotes de la ciencia Esparcieron su luz en todo el mundo I en el fondo de su antro nauseabundo Brillaron la virtud i la conciencia. Todo pueblo doblega a la enseñanza Sus torcidos instintos naturales Cuando la lei de su progreso avanza; Solo Chile nos niega ia esperanza, Aun bajo el latigazo de Portales! Para hacer de los malos hombres probos, Ese tirano, necesario un dia, Pensó estirpar a látigo los robos; I el ruin instinto de los hombres-lobos A cada latigazo mas crecía. Ayer no mas tu nauta Rebolledo Asaltando indefenso al Covadomja Con cobarde maniobra, hija del miedo, Hizo una hazaña que nombrar no puedo... Decidme el nombre que queréis le ponga... Cuando al frente de naves españolas Luchamos por la patria, como buenos, I vengamos tu afrenta, nuestras olas Jemian de dolor, viendo que a solas Robaban en el puerto dos chilenos. Como enseña de asalto,, tu bandera Indica robo donde clava el asta; Hai que esconder de tu garduña fiera Todo tesoro, aun del desierto afuera— Que lo diga por hoi Antofagasta? Vengamos tu baldón con heroísmo Al dejarte pisar de los de Hesperia, I, probándonos hoi que eres el mismo, Nos retas a la guerra con cinismo, Esplicable tan solo en tu miseria. Cuida mui bien tu vulnerable pecho, I que cese tu ruin piratería, Bastando las proezas que ya has hecho; Porque, contra piratas, el Derecho Ha hecho universal la policial Todo pueblo doblega a la enseñanza Sus torcidos instintos naturales Cuando la lei de su progreso avanza, Solo Chile nos niega la esperanza Aun bajo el latigazo de Portales! Lima, Abril 7 de 1879. EL CHICO TBRBNOIO.

¡Guerra a Chile! ¿OÍS pueblo peruano? ha dicho ¡guerra! La patria en que nació Caupolican; I la raza gloriosa de los Incas ¡Guerra! también contesta a su riva!. Sí, la tendrá; sangrienta i sin descanso: Si Chile la provoca sin razón, Mui pronto en el combate probaremos Qne nos sobran la fuerza i el valor. Defend iendo el derecho de un hermano, La paz les propusimos entre sí; Pero Chile, cegada por el oro, Quiso ser de la América el Caín. Si tiene un hijo ingrato el continente, Es justicia matarle sin dolor: ¡La tierra debe estar purificada De todo lo qne auuncia corrupción! ¡Compatriotas! marchemes ala guerra! I que caiga deshecho a nuestros pies, Ese nido asqueroso de reptiles Qne en la América puso Lucifer. ¡Marchemos, que resuene en el combate El eco formidable del cañón: I flamee en los mares como siempre Poderosa la enseña bicolor. Callao, Abril 6 de 1879.

E.

N.


CAPÍTULO

VI.

SUMARIO.—I. Manifiesto que el Gobierno de Chile dirije a las potencias amigas con motivo del estado de guerra con el Perú.—IT. Sesión estraordinario del C o n g r e s o del Perú el 24 de Abril de 1879; mensaje del Presidente Prado i contestación del Presidente del Senado señor José A. García i Garc í a . — I I I . M e m o r i a que el Ministro de Relaciones Esteriores del Perú presenta al Congreso Estraordinario sobre el conflicto con Chile.—IV. Cah u m n i o s a p r o p a g a n d a : editorial del DIARIO OFICIAL de Chile.—V. Manifiesto que el Gobierno del Perú dirije a los Estados amigos con mot v o d e j a g u e r r a que le ha declarado Clii'e.—VI. Recepción del Ministro Isaac Christiancy en Lima i del Ministro Godoi en el Ecuador.— ^ I I . N o t a s del Ministro de Bolivia en Lima al Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia.—VIII. Reconocimiento o visita de observación a la aldea de C l i i u c h i u . — I X . Banquete i discursos en la Legación de Bolivia en Lima.—X. Correspondencia de Arica a EL COMERCIO de Lima. X I . L a g u e r r a del Pacífico juzgada por la prensa europea.—XII. Editoriales de la prensa de Chile, Perú i Bolivia.

I. MANIFIESTO que el Gobierno <Ie Chile dirije si las potencias amigas con anotivo del estado de guerra con el Gobierno del Perú. MINISTERIO D E RELACIONES

ESTERIORES

DE

CHILE.

Santiago, Abril 12 de 1879. Señor Ministro: Y. E. se servirá hallar adjunto a la presente nota un ejemplar del DIARIO OFICIAL de la República de Chile, por el cual se instruirá de las autorizaciones conferidas a mi Gobierno por los altos cuerpos del Estado, para declarar la guerra al del Perú i llevarla a término por todos los medios que reconoce el derecho de jentes i con todos los recursos de que el pais puede disponer. De orden de S. E. el Presidente de la República cumplo con el deber de manifestar a V. E. las graves cansas que han llegado a producir esta resolución imprescindible, por mas que ella sea digna de lamentarse, puesto que rompe antiguos vínculos que Chile siempre se había esmerado en estrechar. Ei Gobierno, en cuyo nombre tengo el honor de hablar, se lisonjea con la fundada esperanza de que el sereno criterio del que Y. E. representa, sabrá apreciar debidamente . la conducta que Chile ha observado en esta emerjencia tan ajena a su carácter i tradiciones, como contraria a sus mas caros intereses. La índole especial de este pais, la tendencia constante de su política esterior, i sus mismas necesidades sociales i económicas le han sustraído a todo espíritu de aventura i le han empeñado en el propósito de mantener las mas amistosas relaciones con todos los pueblos. Chile vive de la paz i del trabajo; necesita como primordial elemento de su prosperidad de la inmigración estranjei'a; i poseyendo nn vasto territorio fecundizado en pequeña jiarte por la ruda labor de sus hijos, ha menester como ningún pueblo de la tranquilidad esterna i déla quietud interior. Bien se sabe que ha obtenido esta última, merced a la franca planteacion de un sistema en que los poderes públicos emanan directamente del voto nacional; i hasta ha probado con la historia de largos años, que siempre procuró evitar cualquier conflicto con las potencias amigas. La República puede establecer con lejítimo orgullo que nunca ha sido avara de su sangre ni económica de sus recursos, siempre que se bnya encontrado comprometida una noble causa i mucho menos cuando a ella se han ligado los intereses de este continente. Pero también con no menor satisfacción puede justificar que pronta siempre a constituirse defensora del derecho ultrajado, ha huido sistemáticamente de toda provocación aun en circunstancias que la habrían autorizado. Hace muí pocos meses ha consagra-

do de una manera solemne el carácter tradicional de sn política, cortando por el honroso medio de un arbitraje la enojosa i antigua cuestión que sostenia con una potencia vecina; bien que para ello tuviera que entregar a la incertidumbre de nn fallo derechos a los que el sentimieuto nacional daba gran importancia. Por esto fácil será a Y . E. deducir que Chile, al olvidar su destino histórico i las necesidades de su situación, lo ha hecho únicamente por la irresistible fuerza de una justicia evidente i de las mas calificadas exijencias de su dignidad. Mi Gobierno, en oportunidad bien reciente, cumplió con el deber de manifestar a aquellos con quienes se complace en mantener cordiales relaciones, las circunstaucias que le obligaron a declarar resuelto eí tratado existente con la República boliviana, i a ocupar el territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24 de latitud Sur. Mas tarde, i sin previa declaración de guerra, el Presidente de Bolivia espidió un decreto emanado de su sola voluntad, i por el cual se espulsaba de aquel Estado a los ciudadanos chilenos, se confiscaban sus propiedades i sé imponía secuestro a los productos de la industria i de los capitales de este pais. Innecesario es recordar los vínculos que unían a las dos naciones, consagrados por pactos solemnes, nunca respetados por nuestros vecinos. Inútil repetir que desde 1866 hasta la ocupación de Antofagasta en 14 de Febrero del año que rije, mi Gobierno, por una serie de concesiones mas 0 menos valiosas, había llegado a los últimos sacrificios por mantener la paz. Si pudo aceptar el estremo de la guerra,, ello hoi se sabe que no fué su obra sino la consecuencia ineludible de la conducta estraña del Gobierno de La Paz. Este por una parte se negaba a cumplir el tratado de 1874, en virtud del que 1 por tal único título, poseía condicionalmente el espacio territorial cuyo dominio se le trasfirió por la citada convención. Por la otra, rehusó el digno camino de un arbitraje, pretendiendo constituirse en juez inapelable de la interpretación i práctica aplicación de los derechos i deberes establecidos por mutua sanción de ambos pueblos. Cualquiera que sea el pnnto de vista bajo el cual la mas severa imparcialidad considere los procedimientos sobrado irregulares de la cancillería boliviana, a la nuestra asiste la convicción de que las potencias amigas, cuyo concepto tanto estima, habrán de reconocer en homenaje a la estricta justicia, que la situación impuesta a Chile por ajena voluntad, le señalaba un solo arbitrio en resguardo de su decoro. Mi Gobierno, sin embargo, a pesar de antecedentes que tal vez le trazaban diversa conducta, quiso limitarse a manifestar las consecuencias naturales de la ruptura del tratado de 1874. Si es innegable que antes del pacto de 1866, el territorio que abarca el paralelo 23 i 24 correspondía a Chile j i o r razón de dominio i por el ejercicio constante de una verdadera posesión; si es cierto que fué cedido a Bolivia por el pacto de 1874 mediante la muí determinada condición


CAPITULO SESTO.

de no imponer ninguna nueva gabela a la industria i capitales chilenos; i si es, por fin, triste verdad, patentizada por documentos públicos del Gobierno boliviano, que él, desoyendo toda reclamación no ya decretó tributos, sino que hizo ilusoria la propiedad reconocida por sus propias leyes, forzoso era al de Chile retrotraer las cosas al estado que tuvieron antes de la insólita violación del pacto aludido. I tal retroacción verificada violentamente i de antemano por Bolivia, debió traducirse por la ocupación de lo cedido a trueque de la condición no cumplida. Esto bastaba para esplicar satisfactoriamente el desembarco de nuestras tropas en Antofagasta,; de modo que, al atribuir a ese acto provocado i necesario el carácter de una operación bélica, se desconocian deliberadamente i con visible falacia los antecedentes del conflicto. Para evitar la ocupación, Bolivia habia tenido el medio espedito de la mas vulgar honorabilidad, espresando su propósito de respetar el tratado de 1874. Esto habría correspondido a su lealtead, como nación civilizada, porque ningún razonamiento, ningún pretesto podía hacer comprensible la terca sentencia que pretendió pronunciar en el debate: retener el territorio que debia a la libertad de Chile, i al propio tiempo, por la mas inconsecuente ambición, quebrantar la condición fundamental de aquella dádiva. Es doloroso, pero también indispensable, traer a la memoria de las potencias amigas, otra evidente razón que mi Gobierno por miramiento a una nación del mismo oríjen, habría deseado no verse en la necesidad de revelar. La historia oficial, i mas que todo, la historia privada de la industria chilena en el litoral de los paralelos 23 i 24 latitud Sur, son testimonios que no pueden ser desmentidos en cuanto demuestran que desde 1860 hasta la fecha de la ocupación de Antofagasta, el Gobierno boliviano parece haber ideado, organizado i puesto en práctica un inflexible sistema de persecución contra el desarrollo de las empresas chilenas, que han sido el único oríjen i el principal elemento de las riquezas de esa localidad, jamas sospechadas, ni nunca fomentadas por el trabajo particular o por la protección nacional de Bolivia. Empeñadas en costosas especulaciones los capitales de esta República, o los que se desarrollaban bajo la protección de nuestras leyes sin distinción de nacionalidades, mi Gobierno no podia mirar cou indiferencia que se adoptaran en Bolivia medidas especiales tendentes a |colocar a los chilenos en una situación escepcional. Mui pronto, después del tratado de 1806; posteriormente después de 1874, se adquirió la penosa persuasión de que en Bolivia no se tenia noción ninguna de las garantías individuales, puesto que se imponían contribuciones so pretesto de ser municipales; que la fuerza pública inflijia castigos desdorosos a los ciudadanos de esta República; i finalmente que una empresa chilena para la esplotacion de terrenos salitreros, autorizada por el Gobierno boliviano, daba pretesto a una lei inconciliable cou la estipulación mas esencial del convenio de 1874. Mi Gobierno no podia ni debia abandonar a sus nacionales a merced del capricho del de Bolivia ni menos a la discreción de sus subalternos; i los documentos oficiales iusertos en las Memorias del Ministerio de Relaciones Esteriores desde 1866, hacen innecesarias toda demostración para evidenciar que desde entonces hasta ahora ha sido imposible regularizar el ejercicio de las autoridades bolivianas. Esos precedentes hacían conocer demasiado que la ocupación de Antofagasta era nrjentemente requerida por la violación del tratado; i que mi Gobierno se vio en la necesidad de ordenarla, en protección de intereses i de personas amenazadas por medidas autoritarias que no respetaban ningún derecho. La ocupación verificada en 14 de Febrero no ha podido nunca estimarse como una declaración de guerra, ni menos como la manifestación de mi Gobierno de amenazar la soberanía de Bolivia. Con menor razón fué lícito creer que el Gabinete de Santiago pretendiera alterar los límites jeográficos de las naciones _ vecinas. En esta contienda,

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que nunca habria surjido si se hubiera guardado siquiera apariencia del respeto al testo i espíritu de los tratados, lo que la República pretendió desde el principio con la mas franca claridad fué defender sus derechos nacionales vulnerados, i la propiedad particular atropellada. Antes de 1866, poseíamos efectivamente hasta el paralelo 33. Por .el tratado de aquel año aceptamos la esplotacion promiscua hasta el paralelo 25; i mas tarde fijamos los límites de Chile hasta la línea 24, siempre que la República limítrofe libertase nuestra industria de toda nueva exacción. La situación de las dos Repúblicas parecía ser bien clara. Chile renunciaba su dominio efectivo hasta el paralelo 23; Bolivia cedia sus espectativas fantásticas hasta el paralelo 24; i ambos países, respetando el hecho de que Antofagasta, Mejillones, Caracoles i Salinas eran creaciones chilenas, se comprometieron a garantir la libertad de las industrias establecidas en esas rejiones. Esto indudablemente importaba a Chile un inmenso, sacrificio, puesto que cedia a Bolivia no solo un territorio litijioso, sino mucho de aquello en lo que no habria sido posible disputarle su dominio. Los precedentes del tratado de 1S66 i las negociaciones que dieron por resultado el pacto de 1874, son las pruebas mas evidentes de que Chile, lejos de desear el acrecentamiento de sus límites reconocidos bajo el dominio colonial, solo buscó un arreglo que permitiera el ejercicio desembarazado del trabajo chileno, sin consideración a que Bolivia. se apropiaba el territorio que poseíamos. Por lo demás, inoficioso seria detenerse a demostar el derecho de una nación soberana para reclamar de otra con quien contrató, el cumplimiento de lo estipulado, i la no menos indisputable facultad para emplear los medios de apremio que la lei internacional ha puesto en uso. Aunque el procedimiento seguido por mi Gobierno no era susceptible de ninguna objeción, bien que el conflicto con Bolivia en nada afectaba al Perú, quisimos dar a este último una. prueba de nuestra leal amistad instruyéndole detalladamente de cuanto acontecía; llamando de antemano su atención al resultado forzoso de una complicación inmotivada. El gabinete de Lima supo, pues, todo lo concerniente a las negociaciones de La Paz. Pudo apreciar la tenaz resistencia que se opuso a las proposiciones conciliadoras de nuestra cancillería; i no ignoraba tampoco que a tales proposiciones se respondió con actos inauditos de violento despojo. A pesar de esto, aquel gabinete, tan celoso por la paz americana, que ha asumido a última hora la cúratela de Bolivia, no encontró entonces, cuando la oportunidad le señalaba la senda de su deber, una sola palabra, ni abitrio ninguno que conjurara un conflicto cu el cual hoi, puede decirse, representaba nu secreto papel nada conforme con su decantada hidalguía. Teníamos en aquella época el deber de confiar en la franqueza del Perú; mas todavía, teníamos el derecho de exijírsela, sea en nombre de una sincera amistad, sea como pequeño retorno de la sangre de nuestros ciudadanos i de los caudales derramados para darle nacionalidad i defenderlo no ha mucho a costa de nuestra ruina. Era natural que prestárames fe a los propósitos de neutralidad que el Gobierno peruauo nos hacia llegar por el órgano de nuestro plenipotenciario; que estimáramos como amistosa la advertencia cpie se anticipó por ese gabinete, de tener que permitir el tránsito de tropas bolivianas en virtud de un tratado anterior i en tanto que la guerra no estuviera declarada. Habia, empero, diversos antecedentes que desautorizaban en gran parte las declaraciones que ahora, con entero conocimiento i con desapasionado espíritu, podemos calificar de insidiosas. El Presidente del Perú no vacilaba en esponer sus temores por lá presión que en sentido contrario podia ejercer una opinión pública inconsciente. Preveía el caso no improbable de ver entrabada la acción del poder público, i reconocía la influencia de ciertos círculso cuya desafección a Chile solo se funda en el pueril recelo con que se mira nuestra prosperidad.


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G U E R R A D E L PACIFICO.

Esto aconsejaba a mi Gobierno una actitud de vijilante espectativa. Dentro de las reglas a que obedecen las relaciones de pueblos amigos, habría sido anticipado provocar una situación definitiva; pero dentro, así mismo, de nuestra responsabilidad i decoro, debíamos prepararnos para cualquiera emerjencía. Ello esplica también la recepción acordada a la legación estraordinaria del Perú que llegó a Santiago a principios de Marzo con palabras de paz i de conciliación. La naturaleza misma de la complicación con Bolivia no escluia la posibilidad de algún arreglo, puesto que no nos proponíamos hacer la guerra con el objeto estéril de imponer i de participar sus horrores. Mi Gobierno, empero, comprendía que toda mediación en aquellas circunstancias era importuna; que aun lo había sido cuando en dias anteriores se la propuso por el Encargado de Negocios del Perú; i que el gabinete de Lima habia perdido la ocasión de hacer valer sus benévolas intenciones, si es que alguna vez las abrigara. Cuando el Gabinete de La Paz se mostraba sordo a toda observación; cuando por único argumento nos ponia decretos refractarios del tratado de 1874; cuando a indicaciones pacíficas se contentaba con la ejecución de la leí de 1878 que implícitamente abrogaba sus recientes compromisos con Chile, entonces sí que la mediaciQn habría sido practicable, dado que el Perú invistiera el carácter verdadero de un honrado amigo común. Creyendo firmemente que la mediación por el momento carecía de base, juzgó mi Gobierno que tal idea no era incompatible con oir la espresion del pensamiento del Gobierno peruano que debia trasmitirle su representante don José Antonio de Lavable. Al efecto, en la conferencia preparatoria de 11 de Marzo que tuvo el infrascrito con el señor Lavalle, se estableció que el objeto de ella era el de cambiar ideas i hacer apreciaciones jenerales sobre la cuestión chileno-boliviana. Como en aquellos dias se acentuara la presunción sobre la existencia de un tratado secreto de alianza, ajustado el año 73 entre los Gobiernos del Perú i Bolivia, pareció necesario interrogar al enviado peruano acerca de un hecho de tamaña gravedad; i como al propio tiempo se observaba un raro movimiento en el ejército i armada del Perú, se pidieron esplicaciones sobre la significación i alcance de aquellos preparativos. El señor Lavalle dio la siguiente contestación: «Que no tenia conocimiento del tratado aludido, que creia no existiera i que él no habría podido ser aprobado por el Congreso de 1873, porque siendo las lejislaturas bienales hasta la reforma constitucional de 1878, esa asamblea no se reunió en dicho año; i que estaba seguro de no haber sido aprobado en los años sucesivos en que a a él le cupo la honra de presidir la comisión diplomática del Congreso ante la cual tenia necesariamente que discutirse aquel negociado; que sin embargo, como desde su llegada a Chile habia oido hablar sobre la existencia de ese pacto, tenia pedidos informes a su Gobierno, los que se haria un deber en comunicar en el momento en que los recibiera.» Respecto de la actitud bélica que principiaba el Perú a indicar, su representante la atribuyó a la situación especial de su territorio i a la necesidad de impedir que fuera violado por las operaciones de los belijerantes; lo que era racional prever porque los ejércitos bolivianos lo habían invadido, aun en los casos de conmoción interior. Esas informaciones no eran tranquilizadoras por no ser concluyentes; i confirmaron en el espíritu de mi Gobierno la necesidad de resolver ante el propio gabinete de Lima aquella equívoca situación, i aun sin conocer sus antecedentes, desde el primer momento se enviaron instrucciones a nuestro Ministro en aquella capital, para pedir la pronta declaración de neutralidad. El gabinete de Lima, como ya he tenido el honor de esponerlo a V. E., declaró a nuestro representante, en conferencias verbales: que seria neutral en la contienda con Bolivia, i que esa resolución quedaría en suspenso hasta que se le notificara el estado de guerra.

El 14 de Marzo último, nuestro Ministro en Lima anunció a mi Gobierno que el Encargado de Negocios de Bolivia habia hecho saber al cuerpo diplomático allí residente, que su patria se encontraba en guerra con Chile; i en el mismo dia se ordenó al señor Godoi que recabara la declaración de neutralidad. Ella fué pedida en términos moderados el 17 del indicado mes; i la cancillería peruana, contestando el 21, se referia a instrucciones que se trasmitirían a su Enviado Estraordinario en Chile,]sin¿esplicar las razones que le movían a demorar la resolución de un derecho lejítimo que no daba márjeu a mayores esclarecimientos. La poco leal evasiva del Perú, era inaceptable para el criterio menos previsor; i por esto mi Gobierno en el mismo dia que tuvo couocimiento de aquella noticia, previno al señor Godoi que no admitía esa lenta tramitación; que insistía en radicar en Lima lajestion de su derecho; i que pedia no ya simplemente que el Gobierno del Perú definiera su actitud, sino la esplicacion franca del objeto de su armamento, i que ademas se nos diera en previsión de cualquiera continjencia probable, garantías eficaces respecto del porvenir. Tal apremio estaba por demás justificado. La misión estraordinaria del señor Lavalle, en tan solemnes momentos, solo tenia para satisfacernos la duda i la ignorancia sobre hechos de inmensa trascendencia. Al mismo tiempo era de recordar que el Gobierno de Lima se habia confesado impotente para cumplir sus deberes, i que estallaba en el pueblo del pretendido mediador, la ruidosa esplosion de un odio tan profundo como inmotivado contra esta República. Llegó, pues, el momento de disipar toda duda. Mi Gobierno, sensible a la responsabilidad que sobre él gravitaba; no ignorando hasta dónele alcanzan los derechos de la defensa propia, ante una neutralidad mal definida que se arma a toda prisa, no titubeó en dar a sus exijencias el jiro apremiante que requería la gravedad de la situación. El referido dia 21 de Marzo comunicó el señor Godoi a mi Gobierno el resultado de aquella jestion; pero la mala trasmisión telegráfica hizo indispensable la rectificación del despacho que j)or diversos incidentes no pudo verificarse hasta la noche del 24. Su nota no habia sido aun contestada por escrito; pero en conferencias verbales se le dio claramente a entender por el Gobierno del Perú, que le era imposible asumir la posición de neutral por existir un tratado de alianza con Bolivia. A pesar de la trascendencia de esta declaración, el mismo Gobierno insistía en que Chile se atuviera a las ulteriores i simples palabras del. Enviado peruano; i mostraba aun con una impasibilidad inavenible con la moral menos íntegra, el deseo de aplazar la solución del problema. No obstante, atento mi Gobierno al respeto que siempre ha profesado a la opinión ilustrada de todas las naciones, i evitando el reproche de lijereza por omisión de algún requisito esencial para establecer claramente la situación del Perú, procuró obtener esplicaciones esplícitas i precisas. El recordado dia 24 de Marzo se enviaron terminantes instrucciones a nuestro Ministro en Lima. Según ellas, debía insistir en que no aceptábamos que se tratase en Chile la cuestión de neutralidad; que exijiamos la suspensión inmediata i garantía de los armamentos i la manifestación del pacto secreto, inquiriendo si estaba aprobado en debida forma i si el Perú estaba dispuesto a abrogarlo inmediatamente i a darnos las consiguientes esplicaciones sobre el hecho incalificable de haber ajustado en el misterio, a la sombra de nuestra amistad, un pacto de desconfianza i aun de hostilidad contra Chile. Tales fueron nuestras liltimas exijencias i sus justos fundamentos. Nuestro Representante en Lima, poniéndolas en pronta ejecución, celebró conferencias verbales con el jefe del Gobierno peruano i los miembros de su gabinete. Fueron resultados de aquellas conferencias las declaraciones siguientes, que bastarían sin comentario alguno para calificar la política internacional de un gobierno ligado hasta entonces con nosotros por un pacto de fraternidad


CAPITULO SESTO. ofrecido por Chile cuando al Perú se imponía humillante vasallaje por sus antiguos dominadores. El gabinete de Lima, sin mostrar siquiera un lijero rubor; sin detenerse ante recuerdos recientes; sin tener ni aun la hidalga claridad que disculpa en ocasiones las grandes faltas, contestó tranquilamente a nuestro Ministro: 1.° Que no declaraba ni asumía la actitud neutral, aunque con lójica incomprensible ofrecía, no obstante, bajo su palabra ya falseada, suspender sus aprestos bélicos; 2.° Que el tratado secreto con Bolivia, dolorosa red tendida a nuestra amistad, estaba debidamente perfeccionado de tiempo atrás; 3." Que aquel pacto, cuya sijilosa existencia era el mejor comprobante de su bastarda filiación, tendría que mantenerse en el secreto exijido por una de sus estipulaciones, calculada arteramente contra el amigo de largos años, el aliado en las tribulaciones, el salvador en las dos grandes crisis de la nación cpte con tal monumento eternizaba su gratitud; i 4.° Que se habia remitido copia de ese pacto singular al señor Lavalle, pero bien entendido, con el solo propósito de que se nos diera lectura, sin duda para satisfacer la curiosidad por conocer un negociado cuyos precedentes apenas se encuentran en las pajinas mas oscuras de la diplomacia. No es de admirar que se tuviera también la valentía de insistir, con las apariencias de un Gobierno serio, en la posibilidad de continuar las negociaciones pendientes. Si todo esto no era la guerra, tal como la entienden los paises civilizados, significaba el mismo estado bajo el trasluciente disfraz de un mediador que asumía el doble papel de amigo cuando era belijeraute interesado. El pacto secreto de 6 Febrero de 1873 no ha menester de prolijo examen para concebir su objeto; i la reserva en que se le ha mantenido, despierta en el espíritu menos caviloso el convencimiento de que se ajustó únicamente como un medio de seguridad para el egoísmo fiscal del Perú en sus angustias pecuniarias i para lejitimar los desmanes del Gobierno de Bolivia, conspirador perpetuo, contra el tratado de 1860. En 1873, ni el Perú ni Bolivia se encontraban amagados por alguna remota amenaza de desmembración territorial; i mucho menos podía preverse que Chile alimentara tal idea, siendo que había otorgado a Bolivia, cuando esa república descansaba en la convención de 1806, aplaudida por el pueblo boliviano como la mas espléndida manifestación de la jeuerosiclad chilena. El tratado de 1873 debió su nacimiento, ocultado como acto vergonzoso, a las medidas que el Gobierno del Perú adoptó en aquella época para justificar una de las mas audaces i crueles espoliaciones que han presenciado paises sometidos a un réjimen de común respeto parala industria de todas las nacionalidades. El Perú necesitó estancar i apropiarse las negociaciones salitreras, i, a fin de sostener un crédito cada dia mas debilitado, apeló al supremo arbitrio de arruinar la industria para satisfacer la voracidad fiscal que no podia saciarse con los recursos ordinarios de un pais que ha vivido, gracias a las riquezas de su territorio, con el completo olvido de la economía i del trabajo. "V. E. no puede iguorar la situación que estas tres repúblicas tenían en Febrero ele 1873; i a la verdad, únicamente por los móviles que acabo de indicar es dado comprender la existencia del pacto de aquel año en previsión de actos que nadie amenazaba realizar, que no podían verificarse existiendo el tratado de 1866, i que en ninguna emerjencía era posible anticipar que Chile o cualquiera otra nación pudiera amagar la integridad del territorio boliviano, o la nunca disputada soberanía del Perú en sus límites reconocidos. Es evidente que el Perú buscó en el pacto de 1873 la consagración de las medidas financieras que tenia meditadas sobre una industria que en cualquier pais medianamente escrupuloso habría tenido el derecho de desarrollarse libremente. Lo que se quiso fué robustecer el monopolio del salitre, sin miramiento a los capitales invertidos en T O M O

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• aquella esplotacion; porque en balde se rastrearían antecedentes de cualquiera especie que hicieran creer, no ya probable, pero siquiera posible, alguna agresión contra la independencia o dominio de los estados contratantes. Conociendo la situación respectiva de estos paises, el pacto secreto de que vengo hablando, o era del todo inútil, o tenia una intención ulterior que los acontecimientos manifiestan ser la verdadera. Ni Bolivia ni el Perú podían temer que se les perturbara en su soberanía por ninguna de las naciones limítrofes; de manera que la alianza se espirea por motivos mucho menos elevados i que decididamente se encaminaban a embarazar la acción de mi Gobierno para exijir el exacto cumplimiento del tratado cpre otorgamos a Bolivia i prevenirse contra las consecuencias del indignado clamor de los chilenos, despojados por la mano despótica del monopolio establecido en Tarapacá. En último análisis, la convención Perú-boliviana fué para el Perú el frió negocio de un mercader; i para Bolivia un voto de indemnidad que cubría las violaciones anteriores i las infracciones futuras del compromiso de 1866. El interés mercantil monopolista de aquella república i el desgobierno internacional de la segunda, hallaron su fiel espresiou en ese documento cuya celebridad será tan duradera como la condenación cpte habrá de inflijir la honrada conciencia de todo pueblo culto. I esto, nótelo V. E., como lección nunca dada de lealtad diplomática, en víspera de ajustarse el tratado de 1874; esto, cuando Chile, sin necesidad, i solo en obsequio a la paz, pucliendo exijir el cumplimiento del pacto de 1806, se apercibiría a desprenderse de sus derechos reconocidos en el paralelo 23 i 24. I hai algo mas digno de observarse. El artículo 3." de la convención secreta reserva a cada contratante la calificación del ca&us foideris. E l 8.° establece como solemne compromiso, conjurar hasta donde fuere posible el estremo de la guerra, empleando para prevenir un rompimiento los medios conciliatorios i entre ellos el arbitraje. Tuvo, por consiguiente, el Perú la mas amplia libertad deaccion para decidir sobre si habia o no llegado el caso eventual de la alianza; pudo i debió estimar el objeto i carácter de las operaciones emprendidas por mi Gobierno: i mas de una oportunidad se le presentó para ofrecer su mediación, cuando asistía como mudo testigo a las negociaciones cuyos resultados lójicos no le era dado dejar de prever. No es entonces desautorizada suposición la de imputar al gabinete de Lima el deliberado intento, muí anterior, de asumir la actitud de belijeraute. Por eso manifestaba su decidida inclinación a la neutralidad mientras se armaba con desusada rapidez; por eso nos enviaba una legación cpte decía carecer de instrucciones sobre los puntos cardinales de su encargo; por eso, en tanto que se retardaban las contestaciones pedidas por nuestro plenipotenciario, se remitían órdenes urjeutes para la adquisición en Europa de nuevos elementos bélicos. Todo ello merecería en el criterio de cualquiera potencia desinteresada en la contienda, calificativos demasiado severos, para que mi Gobierno los esprese por la consideración que debe al de V. E. Las naciones a cuyos dignos; representantes tengo el honor de dirijirme, observarán en vista de los documentos adjuntos, que aun cuando se aceptara como obligatorio el pacto secreto de 1873, el Gobierno peruano se hallaba desligado de todo compromiso. El de Bolivia rehusó el arbitraje consultado en la estipulación 8. de la alianza reservada, como en los convenios ajustados con Chile; i el casas Jwderis no habia sobrevenido, desde que Chile dijo i repitió muchas veces, que no pensaba conquistar un palmo de territorio boliviano. El Perú no solo ¡nulo, sino que debió mantenerse en la mas perfecta, neutralidad, siendo fiel observante de los tratados sijilosos que le ligaban con Bolivia; porque éstos se fundaban en la existencia de alguna amenaza, contra la integridad territorial, que jamas se pensó ni se hizo efectiva por nuestra parte; i porque en ellos ademas se consultaba como antecedente indispensable del casus fiederis el previo ensayo del temperamento de un arbitraje. A


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I las esplicacion.es que insinuó el señor Lavalle, lejos de atenuar, acentuaron de un modo mas claro, si es posible, el espíritu terminante de la convención de 1873. ¿Cómo aceptar la nimia escusa de envolver aquel una estipulación jenérica, sin consideración a Chile, mientras se le sustrae afanosamente de su conocimiento? ¿Cómo, si el pacto importaba una garantía jeneral contra cualquier avance de alguna potencia estraüa, no se buscó la cooperación de Chile, que ha dado mas de un ejemplo de contribuir el primero, con sus hijos i recursos, al mantenimiento de la soberanía de los pueblos de común oríjen? Mas inconcebible era, en la seriedad que debíamos atribuir al Perú, que nos dijera por su Enviado: que la reserva del pacto provenia de una de sus condiciones; abrigando el temor de herir nuestras susceptibilidades, si se procedía a ejercitar la mediación dándonos cuenta de las relaciones del mediador con uno de los belijerantes. Discutir alegaciones semejantes, seria imponer inútil cansancio a la benévola atención ele V. E. Doblemente inoficioso, si se atiende a que el Perú desde el principio de la contienda, puso todo su empeño en elndir cualquiera es¡dicacion acerca del pacto secreto. Mi Gobierno no ha menester de estraordiuario esfuerzo para que naturalmente se desprenda de los actos i declaraciones que be relacionado, cuál fué la posición inaceptable que prefería asumir elPerú cuáles los derechos, i mas que todo, los deberes elementales que de ella procedían. El mediador se hacia espaldear por un ejército, cuya rápida unión acusaba la previsión de próximos conflictos; aprestaba su armada; i mientras proferia con balbuciente incertidumbre palabras de imparcialidad, dejaba divisar en el fondo de su cartera, el compromiso de belijerante decididamente sellado. Fué el Perú el que, si no declaró con la entereza propia de las uobles resoluciones, inició primero la guerra, i lo que es peor, la guerra encubierta i preparada al amparo de las falaces protestas de amistad. Chile no ha sabido jamas olvidar la senda que le trazaran el patriotismo de sus hijos, la enerjía que alienta, el convencimiento de la justicia vulnerada, i su nombre histórico, entre las naciones civilizadas. Es el Perú quien ha meditado i querido la guerra; que sea el Perú quien recoja sus amargas responsabilidades, mientras Chile entrega su porvenir a la protección de Dios, al firme corazón de los ciudadanos i al fallo justiciero de los pueblos ilustrados. Con sentimientos de distinguida consideración, soi de V. E., A . S. S. r

ALEJANDRO FIERRO.

II Congreso del Perú. PRESIDENCLA DEL SEÑOR GARCÍA I GARCÍA.

Primera

sesión del 24- de Abril.

Abierta la sesión a las 2.30 P. M., el señor Luna dio lectura al decreto del Gobierno convocando a congreso estraordiuario. En seguida S. E. declaró abiertas las sesiones del congreso estraordiuario. S. E. después de nombrar algunas comisiones, suspendió la sesión. En el acto la comisión de anuncio salió a cumplir su cometido. Diez minutos después continuó. De regreso la comisión de anuncio, el señor García Calderón, dijo: «Excelentísimo señor:—S. E. el'Presidente de la República, a quien hemos tenido el honor de manifestar la reunión del Congreso, nos ha contestado con suma complacencia, que en pocos instantes estará en el local del Cuerpo Lejislativo.» Pocos momentos después so presentó en el salón S. E.

el Presidente de la República, acompañado del Consejo de Ministros i dio lectura al siguiente MENSAJE DE S. E. EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA AL CONGRESO ESTRAORDINARIO DE 1879.

«Honorables representantes: Cuando mas arraigado parecía en la América el sentimiento de confraternidad, nacido no solo de la unidad de oríjen de sus pueblos i de las gloriosas ti adiciones que forman su moderna historia, sino también de recíproca conveniencia, han venido a sorprendernos hechos gravísimos, consumados exabrupto por el Gobierno de Chile. Después del grito unísono de indignación qne la América dejó oir cuando los ajentes del Gobierno español pretendieron revivir la época de sus famosas conquistas; después del brote de fraternal sentimiento qne unió a todas las repúblicas sud-americanas para protestar enérjicamente contra actos odiosos ante el derecho i ante los principios que las naciones cultas han proclamado como reguladores de sus relaciones, parecía imposible que esos mismos pueblos recurriesen a las armas sin agotar antes las medidas racionales de todo avenimiento i sin observar las formas que dan a la guerra el carácter de legalidad de que carecen las violentas agresiones i las hostilidades desplegadas cuando el enemigo no está apercibido ni preparado para rechazarlas. Estas medidas, que ultrajan los preceptos de la moralidad a que deben obedecer los gobiernos i estravian a los pueblos escitando en ellos, so capa de patriotismo, pasiones exaltadas de odios i venganzas, no son ciertamente aconsejados por la civilización moderna ni por el respeto que en todo caso merece todo pueblo, cualesquiera que sean su jerarquía i su poder, ni mucho menos sen las que pueden adoptar las naciones jenerosas que counan sus destinos, no al empleo de la fuerza material, sino a la mauifiesta justicia de su causa. Complacíanse tanto mas el Peni i su Gobierno de ver a todos los pueblos americanos robustecer dia a dia los vínculos enjendrados por la naturaleza,, cuanto que veía también la solicitud con que todos ellos acojieron i realizaron la idea de uniformar sus lejislaciones, pretendiendo con ese acto dar unidad i conformidad a sus intereses, no solo materiales sino también morales, haciendo desaparecer en cuestiones importantísimas la odiosa distinción nacida de la palabra estranjero, que debía ser proscrita al tratarse de ciudadanos sub-americanos. A estos trabajos de trascendentales i proficuos resultados hubiéranse sin duda sucedido otros que en cuanto lo permitieran las condiciones especiales de los estados, produjeran en el terreno de la política los mismos beneficios qne se esperaban de la unidad de los principios del derecho interno. El Perú ha abrigado hasta tal punto esos laudables deseos, que en todo momento en que ha temido que pudiera alterarse en lo menor la concordia entre algunas otras repúblicas, se ha apresurado a abogar por la paz i a ofrecer para que ella no se interrumpa, todos los buenos oficios que pudieran conducir a ese propósito. El Gobierno peruano ha tenido siempre la convicción profunda de (pie los desastres de la guerra producen en todos los pueblos del mundo, i en especial en los pueblos nuevos, que necesitan emplear su vigor, sus medios i su actividad en consolidar sus instituciones i en adquirir esa fuerza moral que coloca a las naciones en el primer rango, dándoles prestijio i esplendor, solo pueden ser aceptables cuando se halla comprometida la independencia de los estados o seriamente amenazados sus mas caros intereses. Si desgraciadamente los hechos heroicos sostenidos para recuperar su independencia, i después de ellos los diversos principios que han motivado evoluciones políticas mas o menos turbulentas han retrasado cu algo la consecución de esos fines, hai, a no dudarlo, una virilidad indiscutible qne, puesta al servicio de la paz, abre la puerta al desarrollo de todos los elementos de engrandecimiento nacional. La contienda actual entre Bolivia, Perú i Chile, obra


CAPITULO SESTO. preconcebida del gabinete de Santiago, no ha podido, pues, dejar de afectar profundamente el ánimo de los pueblos del continente; i mucho mas desde que los pueblos, con esa intuición providencial de que están dotados, ven, o mejor dicho, sienten qne la ocupación del territorio boliviano por fuerzas chilenas es una verdadera usurpación, atendiendo las condiciones en que se ha verificado, revestido de un carácter violatorio de los mas comunes dogmas de la justicia i del derecho, i que la guerra declarada al Perú, por suposiciones mas o menos antojadizas, no tiene en su favor razón alguna que la apoye. En verdad, ni la causa ostensible de los procedimientos de hecho, ni el estado de cuestiones suscitadas, autorizaban una agresión tan injustificable como odiosa. Reivindicar terrenos de que otro país ha estado siempre en posesión i cuyo dominio ha sido reconocido por medio de tratados solemnes, no importa otra cosa que emprender conquistas abusando de la debilidad del agredido. Declarar sin causa i por sorpresa la guerra al Perú, es nada méno^ que un plan preconcebido de adueñarse de una parte codiciable de •su territorio. El conflicto desarrollado violentamente entre las repúblicas de Bolivia i de Chile, dio lugar a que os convocara a sesiones estraordinarias para que, ajjreciando debidamente la importancia de las causas que lo motivan i sus manifiestas tendencias, determinaseis la conducta que debia seguir el Gobierno en tan difíciles circunstaucias, i midiendo la verdadera situación cu que nos encontramos, adoptaseis las medidas convenientes. Entre tanto, i sin imajinar ni remotamente que la declaración de guerra seria la correspondencia a nuestra jenerosa mediación por la paz de las repúblicas contendientes, el Gobierno, reflejando los sentimientos del pais, que se dejaban escuchar en todos los círculos sociales, i deseando vivamente prevenir una guerra sangrienta entre dos repúblicas hermanas, apresuróse a ofrecer sus buenos oficios al gabinete de Santiago; habiendo nuestro Encargado de Negocios obtenido del Presidente de la República la promesa de no dar un paso definitivo respecto de la cuestión boliviana sin darle conocimiento. Esto no obstante, el Gobierno de Chile hizo que sus fuerzas militares ocupasen el puerto de Antofagasta, desalojando a las autoridades bolivianas i enarbolando su bandera para reivindicar ese territorio. La prensa de Chile, revelando las miras ocultas de su Gobierno, desde el principio dejó comprender sin embozo que la ocupación de Antofagasta era el paso preliminar de una guerra contra el Perú. La violencia de sus procedimientos bélicos; el sijilo observado con nuestro Encargado de Negocios, sin embargo de la promesa de no ocultarle sus operaciones; las ofensivas, repetidas i reiteradas manifestaciones de sus comicios populares, en el seno de las buenas relaciones que entonces existían entre ambos países; las numerosas fuerzas militares enviadas a Antofagasta; la concentración de la escuadra chilena en ese puerto, i las fortificaciones emprendidas desde luego, hicieron comprender que en realidad sus operaciones se dirijian especialmente contra el Perú; porque las hostilidades contra Bolivia, que carece de fuerza marítima, no demandaban una escuadra ni un ejército en Antofagasta, ni fortificaciones de mar en ese puerto. A pesar de la elocuencia de los hechos que se desarrollaban, el Gobierno peruano, vivamente interesado por la paz de las repúblicas sud-américanas, i fiel a sus tradiciones, propuso nuevamente su mediación, acreditando un Ministro plenipotenciario cerca del gabinete de Santiago, a fin de que las dos repúblicas, cediendo de sus recíprocas pretensiones, sometieran sus diferencias al arbitraje de que se ocupa el tratado que ambas celebraron en el año de 1874. Las negociaciones emprendidas de la mejor buena fé por nuestro Plenipotenciario el señor don José Antonio LavaHe, lejos de debilitar los propósitos del Gobierno de Chile han dado márjen a que, apoyado en frivolos protestos, rompa bruscamente sus relaciones con nosotros, nos declare una guerra bajo todos aspectos injustificable, i comience in-

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mediatamente toda clase de hostilidades bloqueando, bombardeando, incendiando los puertos indefensos del Sur. Nuestros aprestos militares, el movimiento de las tropas peruanas sobre el departamento de Tarapacá, i la existencia de un tratado de alianza defensiva, son los motivos que han contribuido a que Chile dudase aparentemente de nuestros deseos de paz, i a que nos considere belijerantes en su actual contienda con Bolivia. La futilidad e ineficacia de semejantes motivos no se oculta a ninguna intelijencia. Inmediatamente qne surjierou dificultades entre Chile i las provincias arjentinas, mi Gobierno, consecuente con los deberes que le inrpone el amor a la paz i progreso de las naciones sud-americanas, ofreció sus buenos oficios para qne ambos países resolvieran sus diferencias de una manera amigable, evitando las calamidades de la guerra; i procediendo del mismo modo luego que tuvo noticia de las cuestiones con Bolivia, no podía Chile dudar de nuestra buena fe i menos desde que yo, amigo entonces de Chile, yo, que como mandatario i como particular jamas he usado de doblez con las naciones ni con los hombres, tenia la honra de encontrarme a la cabeza del Gobierno del Perú, dirijiendo las negociaciones diplomáticas. El hecho atentatorio de Chile al invadir Bolivia i apoderarse de territorio ajeno, i la acumulación en grande escala de elementos de guerra en Antofagasta, dejaban inducir propósitos de hostilidad contra el Perú; i la prudencia aconsejaba ponerse en actitud de defender, en caso dado, la honra nacional i la,integridad de nuestro territorio. Esa circunstancia esplica satisfactoriamente nuestros aprestos militares i el movimiento de tropas sobre nuestra frontera del Sur. La neutralidad armada no ha ofendido jamas alas naciones belijerantes. El tratado de alianza defensiva ajustado con la república boliviana, no podía dar márjen a un supuesto de mala fé en la conducta que el Gobierno del Perú observaba respecto de Chile; porque ese tratado, que bien podia suscribirlo el mismo Chile, i que solo tiene por objeto asegurar la independencia, la soberanía i la integridad de los territorios de las partes contratantes, impone al Perú el deber de emplear con preferencia, siempre que sea posible, todos los medios conciliatorios para prevenir un rompimiento, o para evitar la guerra si el rompimiento hubiese tenido lugar, reputando como el mas efectivo de esos medios el arbitraje de una tercera potencia. El mismo tratado, que no obliga al aliado a la guerra a todo trance, justificaba los buenos oficios del Perú i garantizaba la buena fé de su irreprochable conducta. A pesar de las exijencias de los plenipotenciarios de Bolivia, mi Gobierno, cumpliendo fielmente los deberes que le imponía su carácter de mediador, se negó en lo absoluto, no solo a dar cumplimiento al pacto sino a proporcionar armas i otros ansilios que Bolivia le pedia. Ni los aprestos militares que dictaba la prudencia; niel movimiento de tropas que, entre otras razones, hacia necesario la condición especial del departamento de Tarapacá; ni el tratado de alianza defensiva, que si permanecía oficialmente secreto a causa de una de sus estipulaciones, no era desconocido del Plenipotenciario señor Godoi, ni de los hombres del Gobierno de Chile; ninguna de esas circunstancias, ni todas ellas reunidas, bastan para cohonestar la conducta de esta nación, ni justificar su agresión tan violenta como atentatoria, que rompe de un solo paso las relaciones existentes entre pueblos que se han dividido hermanablemente de los beneficios de la paz, de las calamidades de la guerra i de los esplendores de la gloria. La Repúbliea de Chile nos ha declarado la guerra porque el Gobierno del Perú procuraba evitar la que había estallado entre ella i la de Bolivia; i el Perú la ha aceptado con ese entusiasmo activo i jeneroso que lo caracteriza en las grandes.situaciones; con ese entusiasmo que siempre inspira la justicia precursora de la victoria. E l trastorno de la antigua demarcación territorial, obedeciendo a miras interesadas i mezquinas, es una pretensión que raya en lo imposible, porque no la consiente el


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Perú, ni la consentirá los demás Estados de Snd-América, sin comprometer la integridad de sus respectivos territorios; i la fuerza de esta consideración pone de mauifiesto que la guerra que se nos ha declarado carece de fin político o social que la justifique. Silos esfuerzos por la conservación de la paz han sido estériles; si Chile, que solo se ha armado con el propósito de agredirnos, llegando hasta el punto de ofrecer su apoyo material i moral a los caudillos bolivianos a fin de que se apoderasen del antiguo departamento de Moquegua, quiere la guerra a todo evento con el Perú; si locamente i desmintiendo su preciada sensatez, se ha lanzado a los campos de batalla, a ellos vuela el Perú, cual corresponde a su dignidad ofendida i al valor de su ejército i armada. Ha vastado que Chile lanzara el grito de guerra para que el Perú se levantase entero a poner a disposición del Gobierno las vidas i haciendas de sus hijos. El Perú presenta a la contemplación de las naciones civilizadas el mas bello espectáculo de patriotismo. Si estaban vacias las arcas fiscales, los ciudadanos han disputado el honor de llenarlas; si los cuerpos del ejército i la marina se encontraban reducidos a los límites que señala la lei para el estado de paz, boi tocios son soldados, decididos a sacrificarse en aras de la patria. El Perú puesto de pié en un instante al frente de su gratuito enemigo, vengará la injuria que alevemente le ha inferido. Lejisladores: Os convoqué a sesiones estraordinarias para que determinaseis la conducta que el Gobierno debería seguir en presencia del conflicto desarrollado entre las repúblicas de Bolivia i de Chile, pero inesperados acontecimientos han venido a simplificar vuestra misión. Estamos, pues, en guerra con Chile, i a vosotros corresponde dictar las medidas que juzguéis convenientes para asegurar el triunfo de nuestras armas, i con él la honra i la gloria de la patria. Que la Divina Providencia os ilumine en vuestras deliberaciones. Quedan abiertas las sesiones del Congreso estraordinario de 1879. MARIANO I .

PRADO.»

Discurso pronunciado por el excelentísimo señor Presidente del Senado, doctor don José A. García i García, en respuesta al mensaje de S. E. el Presidente de la República. Conciudadano Presidente: Es quizas la primera vez que los representantes de la nación escuchan la autorizada palabra del Jefe del estado, bajo la influencia de sentimientos tan opuestos i tan penosos como los que en este solemne momento dominan sus espíritus. El conocimiento exacto que, como el pais entero, tienen sus delegados en el parlamento de la preconcebida conducta de Chile en sus relaciones con el Perú; la sospecha i el asombro que no ha podido menos de despertar en su ánimo el cúmulo de festinaciones i de intemperancias de qne ofrece lastimoso ejemplo la política de esa nación en la constantes evoluciones de los grandes intereses americanos, i la indignación que en los corazones rectos i levantados naturalmente enjendran las deliberadas trasgresiones del derecho que sirve de lei a los estados i garantiza, en consecuencia, el imperio de la justicia como regla común i necesaria en el cultivo de sus mutuas relaciones: todo, en fin, lo que en el orden de los principios i en el campo, fecundo ya, de los hechos consumados, ha herido el sentimiento de la dignidad nacional i profanado los severos dictados de la razón i de toda lei, cuya autenticidad i cuyos detalles habéis comprobado con los mas claros testimonios en vuestro importante mensaje, no podia dejar, de producir en el seno de las cámaras lejislativas las clolorosas i contrarias emociones de que os he hablado. Encendida en nuestros espíritus esa lucha cruel que el fuego sagrado del patriotismo aviva, es indudable, ciudadano Presidente, que

ella nos conducirá a los mas violentos trasportes en la represión i en el castigo de tan inauditas ofensas, si en el Congreso Nacional predominaba la influencia de un criterio moral distinto del que hasta ahora ha servido de seguro guia al Gobierno i que inspira en los mas elevados sentimientos a la nación entera. Pero nó, excelentísimo señor: en el cuerpo lcjislativo, como en el Gobierno i como en la integridad de la comunión peruana, el sentimiento de la justicia i de la propia dignidad, la conciencia del deber, el respeto mas sagrado al derecho ajeno, i una confianza absoluta en la suficiencia de su poder para castigar, a la vez qne las ultrajantes ofensas hechas al pabellón querido de la patria, toda agresión temeraria, imperan felizmente sobre los arrebatos de la cólera i de esas impaciencias que, lejos de denotar fuerza o razón, acusan debilidad o estravios lamentables. La esposicion tranquila, elevada, digna, que habéis hecho de los antecedentes históricos de la guerra injustificable i, por lo mismo, ignominiosa que Chile ha declarado al Perú, permitirá a la representación nacional apreciar a la luz que proyecta aquella i con el auxilio de los documentos que el Ministerio de Relaciones Esteriores debe presentarle oportunamente, la previsión, el acierto i el patriótico celo deplegados por el Poder Ejecutivo, tanto con el. fin laudable de evitar los desastres de una guerra entre pueblos hermanos i aliados del Perú, como Bolivia i Chile, cuanto por mantener en su debido esplendor el grandioso principio de la confraternidad, como vínculo indisoluble de feliz unión entre los estados republicanos del nuevo mundo. Ese mismo notable documento llevará, estoi cierto de ello, al ánimo de la nación entera, i de los pueblos i gobiernos estrafios a esta emerjencia, la íntima persnacion de que, si los esfuerzos del Perú por el mantenimiento de la paz entre Bolivia i Chile no solo han sido infecundos, sino, lo que es verdaderamente sorprendente, correspondidos con el mas ofensivo i desacordado reto de muerte, la obra del mal es obra esclusiva de Chile i el fruto maduramente preparado de largo tiempo atrás para arrebatar su sociego i su graudeza, no a Bolivia sino al Perú esclnsivameute, a este pueblo que si la mano de Dios quiso favorecer tan bondadosamente con sus dones, Chile ha querido en todo tiempo i quiere hoi mismo estorbar el creciente desarrollo de su riqueza, de su ilustración, de su poder i de su lejítima influencia en el continente sud-americauo. Profunda verdad encierran vuestras palabras, ciudadano Presidente, cuando aseveráis que el Perú ofrece a la contemplación de las naciones civilizadas el mas bello espectáculo, porque, en efecto, excelentísimo señor, nada hai mas grande, mas hermoso ni mas diguo que la resolución i enerjía con que la nación j>eruana, sin escepcion de ninguno de sus hijos, se ha levantado como un solo hombre, llena de ardimiento i de vigor, para ayudar a los poderes públicos con sus vidas i haciendas en la gloriosa empresa de salvar la honra i la dignidad de la república en la fratricida contienda a que Chile la provoca. En esta obra redentora, en este nobilísimo i patriótico empeño, el cuerpo lejislativo, puedo declararlo en su nombre, excelentísisimo señor, sabrá colocarse a la altura de su misión. Vuestras indicaciones, vuestros proyectos, en una palabra, la iniciativa del Gobierno, así como la iniciativa de los representantes en todo lo concerniente a la defensa del pais i al triunfo de sus armas, encontrarán en las cámaras pronta acojida i la solución mas favorable a los bien entendidos intereses de nuestra causa. El Perú, que ha cumplido un noble i desinteresado deber respecto de nuestro hermano el buen pueblo de Bolivia, sin faltar en lo menor a las consideraciones que igualmente le mereciera Chile, llenará también, para honra i gloria propias, la obligación que se ha impuesto de triunfar. La Providencia Divina, cuyo auxilio invocamos con vos, ciudadano Presidente, discierne siempre la victoria a la causa de la justicia, qne evidentemente es nuestra causa: triunfaremos, pues, porque nuestro triunfo, como lei necesaria del orden moral, es su manifiesta voluntad.» En seguida S. E. levantó la sesión.


CAPITULO SESTO.

III. Memoria que el Ministro ele delaciones Esteriores del Perú presenta al Congreso estraordinario de lSítt sobre el conflicto suscitado por Chile contra las repúblicas del Perú i 15Olivia. Honorables representantes: Entre las graves cuestiones que han surjido de nuestras relaciones esteriores desde la gloriosa victoria del Callao, ninguna ha hecho vibrar con mas ímpetu las fibras del patriotismo, ni interesado tanto a la honra i al porvenir de la república como la sorpresiva i audaz declaratoria de guerra que Chile ha lanzado al Perú, quebrantando los preceptos del derecho internacional, i desoyendo la conciliadora i jenerosa palabra de nuestra diplomacia en el conflicto que promoviera a Bolivia. La América entera conmovida por este atentado, sin precedente en la historia, inquiere en vano las causas que han podido influir en el Gobierno i pueblo de Chile, para dar al mundo el escándalo de una guerra de conquista i esterminio contra dos naciones antes hermanas i siempre benefaeteras suyas; i se asombrará, sin duda, cuando llegue a conocer los verdaderos móviles que los han impulsado a lanzar el insensato reto, que va a cubrir de sangre, de minas i de. duelo a tres repúblicas, aunque para ninguna será, sin duda, mas terrible ni mas trascendental que. para Chile. La cancillería peruana, que con alto i sereno espíritu ha seguido atentamente el tortuoso curso de la política chilena, desde que pretendió la posesión absoluta del Estrecho de Magallanes i las costas orientales de la Patagonia, hasta el 14 de Febrero último, en que se consumó el atentado de apoderarse del indefenso litoral de Bolivia, se encuentra en aptitud de revelaros las causas verdaderas de la guerra, los sucesos realizados, i cuanto ha hecho el Gobierno en la esfera del decoro i de las conveniencias nacionales i americanas para evitar el conflicto de una contiendo fratricida. Para mayor claridad de esposicion debo comenzar, honorables representantes, por referiros la acción eminentemente americana que cupo a la política del Perú en favor de la paz i de la armonía entre Chile i Bolivia, desde los primeros incidentes de la discordia, que ha dividido para siempre a ambos pueblos por hechos que no se olvidarán jamas. El vice-cónsul de la república en la Paz, remitió al Ministerio de mi cargo, a fines de Diciembre último, un suplemento del periódico L A DEMOCRACIA, de dicha ciudad, en que se insertaban las primeras notas cambiadas entre la Legación chilena i el Gobierno boliviano, con motivo de la lei de Febrero de 1ST8, por la que el Congreso de Bolivia imponía un gravamen de diez centavos a cada quintal de salitre que esportaba la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Autofagasta; llamando desde el primer momento la atención del Gobierno, la gravedad de las declaraciones que contenían esos documentos i el tono destemplado de su estilo, e inspirándole el temor de que surjiera algún conflicto entre ambas repúblicas. El Gobierno de Chile, en efecto, fundándose en que el referido gravamen de diez centavos era contrario a la transacción celebrada por el Gobierno boliviano con la mencionada compañía, i violatorio de la cláusula 4. del tratado celebrado entre Chile i Bolivia el 6 de Agosto de 1874, en qne se estipuló la liberación de todo impuesto a la industria chilena durante 25 años, declaraba por órgano autorizado de su Ministro de Relaciones Esteriores, que la negativa del Gobierno de Bolivia a suspender la ejecución de la referida lei colocaría a su Gobierno en el caso de declarar nulo el espresado tratado de límites. A tan violenta i amenazadora declaración, el Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia respondió manifestando que la cuestión de que se trataba, tenia un carácter esencialmente privado; que dicho gravamen provenia de a

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un convenio particular entre su Gobierno i la mencionada Compañía Salitrera de Antofagasta, cuya ejecución no significaba violación alguna del tratado vijente entre ambos países, i notificando por fin al Encargado de Negocios de Chile, que, en vista de los perjuicios qne la suspensión del impuesto citado ocasionaba a su pais, se había ordenado a las autoridades del litoral que lo hiciesen efectivo. El siguiente día de conocer el Gobierno estos documentos, el 2 de Enero último, me apresuré a oficiar a nuestras legaciones en Bolivia i Chile, manifestándoles el penoso recelo que alarmaba al Gobierno, de que el desacuerdo surjido entre ambas repúblicas adquiriese mas grandes proporciones, encareciéndoles que prestasen a tan delicado asunto una atención mui esmerada i ordenándoles que en el caso que se presentase algún peligro inminente que amenazare la paz entre ambas repúblicas, interpusieran en el acto los buenos oficios del Perú, procurando al mismo tiempo obtener en una forma amistosa, la suspensión de cualquier acto o medida que tendiera a agravar el estado de la cuestión i a hacer difícil una solución 2>acíJica. Entre tanto, las noticias que continuaban llegando de. La Paz, acerca del. curso de las reclamaciones diplomáticas de Chile, eran cada vez mas alarmantes, i acentuándose el temor de un rompimiento de relaciones por la negativa del Gobierno de Bolivia a suspender la ejecución de la lei de 14 de Febrero de 1878, ordené a nuestro representante en La Paz que procurase insinuar a ese Gobierno la conveniencia de someter a uu arbitraje el conocimiento i decisión de aquel grave asunto, con arreglo a los términos del citado tratado, i de suspender durante él la ejecución do la lei sobre el impuesto de salitre; agregando «que me inclinaba a creer que el ilustrado Gobierno del jeneral Daza se decidiría a dar esa solución tan legal i justa a un desacuerdo que podia ocasionar serias perturbaciones entre ambos paises.» A la vez conferenciaba en esta capital con el Plenipotenciario de Bolivia, en idéntico sentido, recomendándole se sirviera trasmitir a su Gobierno los deseos i propósitos del Perú, conducentes al pronto i pacífico término del señalado desacuerdo. Mientras la cancillería peruana se esforzaba de tal modo por cortar el conflicto por parte de Bolivia, nuestro E n cargado de Negocios en Chile daba satisfactorio cumplimiento a las instrucciones que se le impartieron el 2 de Enero, sobre la interposición de nuestros buenos oficios. El 24 de dicho mes, en efecto, el señor Paz Soldán tuvo en Valparaíso una larga conversación con el Excmo. señor Pinto, por hallarse ausente el señor Ministro de Relaciones Esteriores; i en ella, i después de recibir de S. E. la declaración de que si el. Gobierno boliviano aceptaba el arbitraje suspendiendo la ejecución de la lei sobre el salitre, se cortaría el conflicto, i de que la presencia en Antofagasta de un blindado i la reserva de otro en Caldera, no eran sino medidas precautorias para conservar el orden público en dicho puerto, de acuerdo con las autoridades de tierra, le dírijió S. E. las siguientes palabras «¡Ojalá que el Perú tomara parte! seria lo mas justo.» Nuestro representante aprovechó esta ocasión tan favorable que se le presentaba para cumplir sus instrucciones i se apresuró a decir a S. E.: «Que el Perú ofrecería sus buenos oficios, si llegaba el caso, i que estaba para (dio autorizado.»—«Con mucho gusto», le contestó por dos veces el Presidente de Chile. El señor Paz Soldán, recordando entonces la segunda parte de las instrucciones que tenia, le dirijió a S.- E. la siguiente pregunta: «¿I si surje alguna emerjencia qne obligue al Gobierno a tomar una medida estrema?»—«Xo tenga usted cuidado, le dijo el señor Pinto, que yo le haré dar nu aviso de cualquiera novedad que ocurra.» ¡Los sucesos posteriores han venido a probar cuan lejos estaban las declaraciones del Presidente de Chile de los verdaderos propósitos de sn gobierno! La fé de la palabra oficial empeñada, como lo dejo manifestado, por el Excmo. señor Pinto; el texto del art. 2."


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G U E R R A D E L PACIFICO.

del protocolo suplementario del tratado de límites chilenoMejillones tuviera el carácter de .una presión transitoria de boliviano de 1874, cpie somete a la resolución arbitral todo la fuerza, con el único objeto de obligar al Gobierno de Bodesacuerdo sobre su intelijencia i ejecución, i el conocilivia a aceptar llanamente el arbitraje, suspendiendo los miento que llegó a adquirir el Gobierno de la buena voprocedimientos dictados contra la Compañía de Salitres i luntad del gabinete de La Paz para la aceptación del arFerrocarril del primero de los citados puertos; pero desbitraje, desvanecieron nuestros primordiales recelos e higraciadamente i con gran sorpresa nuestra, Chile declaró cieron concebir halagüeñas esperanzas de que la cuestión ele una manera oficial que se apoderaba de aquellos territodel impuesto de los diez centavos, insignificante en estrerios a título ele reivindicación: de ese falso principio que mo, no llegaría a ocasionar ni una ruptura siquiera de rerechaza el código internacional, invocado tan solo por los laciones diplomáticas entre los dos gobiernos. espoliaclores del derecho i ele la justicia humana, i que la , El de Bolivia accedió poco después a los deseos i exi- América indignada vio abatirse en 1866 ante el viril esjencias del gabinete de Santiago suspendiendo la aplicafuerzo del Perú. ción del mencionado gravamen i sometiendo sus derechos Sorprendido penosamente el Gobierno por tan graves a la decisión de un arbitro, con arreglo al pacto mencioi trascendentales acontecimientos, ordenó en el acto, por nado, lo que debió haber terminado por completo i de una conducto de este despacho, al Encargado de Negocios de la manera tranquila toda controversia. república en Santiago, que hiciera un nuevo esfuerzo en el sentido de la aceptación ele nuestros buenos oficios, si No sucedió así, sin embargo, i sirvió de protesto al Goconsideraba, en vista ele los hechos que se hubiesen realibierno de Chile para desarrollar su antiguo i premeditado zado, que no se comprometería el decoro i la dignidad del proyecto de apoderarse a todo trance de la parte mas rica Gobierno i del pais. del litoral boliviano, la rescisión decretada por el de Bolivia del contrato particular que tenia con la compañía anóSe dirijió igualmente esta cancillería al Enviado Esnima de Autofagasta, por no querer sujetarse a la conditraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile, señor ción impuesta por el Congreso al aprobar la transacción Godoi, pidiéndole esplicaciones sobre la significación i alque se celebró con ella. cance de los actos de su Gobierno; obteniéndose por única respuesta, la ele que mui pronto recibiríamos la esposicion Si el gravamen de diez centavos, aplicado única i excluque iba a dirijir a los Gobiernos amigos el Ministro ele sivamente a la consignación de salitres i ferrocarril de Autofagasta, no podia en justicia afectar el tratado vijente Relaciones Esteriores, señor Fierro. entre Chile i Bolivia, por no tener el carácter jeueral de Por xíltimo, y a fin ele agotar todos los medios condutodo impuesto i referirse tan solo a un convenio privado, centes a evitar la guerra entre Chile i Bolivia, se acordó mucho menos pudo considerarse el decreto de rescisión de mandara Santiago un Enviado Estraordinario i Ministro aquel contrato como ofensivo a Chile e infractorio del traPlenipotenciario, en misión especial, con el importante tado de límites i cansa lejítima de usurpación de terriobjeto ele ofrecer la mediaciou amistosa del Perú en el torios. serio conflicto que habia surjido en dichas repúblicas, recayendo dicho nombramiento en nuestro intelijente i esNingHim de las dos cuestiones, particularmente la seperimentado diplomático don José Antonio de Lavalle. gunda, afectaba en lo menor los derechos de la nación chilena, sino los de una compañía que habia celebrado siemEste funcionario salió inmediatamente para su destino pre i directamente con el Gobierno de Bolivia todos sus el 22 de Febrero último; i del curso de las negociaciones arreglos, i que se hallaba sujeta a las leyes i procedimienque entabló i ele su resultado, que aunque negativo, está tos peculiares de aquella república. mui lejos de serle imputable, pasa a tener el honor de instruir a la representación nacional. El Gobierno de Santiago, siu embargo, al tener conocimiento del mencionado decreto de rescisión, i como si se tratara de los intereses mas vitales de su.pais, i olvidánPrescindiendo de la manera cómo una parte de la prensa dose de las importantes declaraciones i ofrecimientos hei del pueblo ele Valparaíso recibieron a nuestro Enviado chos a nuestro rejiresentante, declara roto el tratado de Estraordinario; del raeeting que se organizó para el día ele 1874 i manda inmediatamente ocupar por las fuerzas que su llegada i que llegó a efectuarse, comenzando por insultenia preparadas de antemano, i sin formalidad alguna de tar públicamente al Perú i terminando por apedrear la casa las que prescriben i observan todas las naciones, i halláni el escuelo ele nuestro consulado, debo manifestaros que el dose presente aun en La Paz su Encargado de Negocios, señor Lavalle fué recibido por el Gobierno ele Chile con los puertos indefensos de Autofagasta i Mejillones. todos los respetos i consideraciones correspondientes a su E l señor Ministro Fierro invita al mismo tiempo al serango. ñor Paz Soldán a que lo vea en su despacho, i allí le maLas instrucciones que se dieron a nuestro representante, nifiesta la resolución invariable ele su Gobierno de ocupar fueron las siguientes: 1. , proponer el restablecimiento de con sus fuerzas el litoral boliviano. Nuestro representante los hechos al estado en que se encontraban antes ele la ocule reitera entonces el ofrecimiento de nuestros buenos ofipación de Antofagasta por las fuerzas chilenas, en caso de cios, que veinte dias antes le habia hecho directamente al que el Gobierno ele Bolivia estuviese por su parte dispuesto Presidente de la República; le pide que suspenda la ocua suspender la ejecución del decreto ele rescisión del conpación decretada, siquiera por algunos dias, dándole tiemtrato con la Compañía de Salitres i Ferrocarril ele aquel po clara avisar por el cable a su Gobierno, i le hace sagazpuerto, la lei sobre el impuesto ele diez centavos i el somemente comprender los graves resultados del paso que iba timiento de todas sus diferencias al arbitraje estipulado en a dar Chile. El señor Ministro no se detiene, sin embargo, el tratado celebrado entre ambos países en 1874; 2. , proante ninguna consideración, i se niega a aceptar los bueponer igualmente al Gobierno ele Chile la garantía del nos oficios del Perú con inquebrantable firmeza. Perú para el cumplimiento de la estipulación que se acorTodos estos antecedentes revelan ele una manera bien dase con Bolivia i evitar los desórdenes que pudieran soclara que el Gobierno chileno no abrigó jamas en el fondo brevenir en el litoral boliviano, si llegara a ser desocupado el anhelo de mantener incólume el pacto que ligaba a su por las fuerzas chilenas; 3. , recibir i trasmitir al Gobierno pais con Bolivia, i ele evitar la guerra, sometiéndose al arcualquiera base de arreglo que pudiera hacerle el gabinete bitraje; ellos hacen evidente, por el contrario, la secreta de Santiago, en caso de no aceptar nuestras proposiciones, resolución ele desligarse a todo trance de aquel pacto, i esperar en ese puesto las nuevas instrucciones que se le abriendo nuevos horizontes a su política usurpadora i impartieran. vastísimo campo a sus industrias i comercio, quebrantados El señor Lavalle llegó a Santiago el 4 del mes próximo por terribles fracasos financieros, abrumadora crisis merpasado e inició su importante misión con una conferencia, cantil i agotamiento de las principales fuentes naturales a la que fué invitado por el Excmo. señor Pinto, i en la de la vida de aquella república. que, después de cambiarse recíprocas protestas de mutuos Era natural suponer, i el Gobierno lo creyó así en los buenos deseos i de rectas intenciones, se trató detenidaprimeros momentos, que la ocupación de Antofagasta i mente de las bases sobre las que podría llegarse a un arrea

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CAPITULO SESTO. glo. Ofreciéronse desde luego, dos insuperables dificultades. Por un laclo, el Presidente de Chile juzgaba enteramente imposible, el abandono por las fuerzas de su pais del litoral boliviano, salvo en el caso de que su devolución a Bolivia le fuese impuesta por una sentencia arbitral, que reconociese a aquella república derecho perfecto al domiuio del territorio disputado; i por otro, nuestro representante exijia el abandono del litoral, en mérito de las terminantes instrucciones que se le habían dado, i juzgando a su turno enteramente imposible también, que Bolivia pudiera aceptar arreglo de ninguna especie que no tuviera por base la desocupación del litoral usurpado. Ademas de esta insuperable dificultad, ofrecióse otra de no poca importancia. Se le habia ordenado al señor Lavalle que propusiese el restablecimiento de los hechos al estado en que se encontraban antes de la ocupación de Antofagasta por las fuerzas chilenas, dado que el Gobierno do Bolivia estuviese dispuesto a suspender por su parte la ejecución del decreto de rescisión del contrato con la compañía salitrera i la leí sobre el impuesto de diez centavos, esto es, el retrotraimieuto délas cosas alistado en que se hallaban el 14 de Febrero, mientras que el Presidente de Chile pretendía que, anulado a causa de su falta de cumplimiento por parte de Bolivia el tratado de 1874, que a su turno habia anulado el de 1866, debían volver las cosas al punto en que se hallaban cnando se firmó este último pacto; de manera que, según S. E., lo que debia cometerse a arbitraje, no era ya si el Gobierno de Chile tenia o no derecho para anular el contrato con la compañía salitrera, o gravar con diez centavos por quintal la esportacion de salitre; sino si Bolivia tenia o no derecho a la posesión i dominio real del territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24 de latitud Sur. Para obviar estas dificultades, nuestro representante, declarándose previamente sin autorización para ello i reservándose pedir la aprobación del Gobierno nacional, propuso a S. E. el señor Pinto, las siguientes bases para celebrar un arreglo: 1. , la desocupación por las fuerzas chilenas del litoral boliviano, declarándose ese territorio independiente, así de Bolivia como de Chile, mientras un arbitro determinase a cuál de las dos naciones correspondía su dominio real; 2.", que se constituyese en dicho territorio un Gobierno municipal autonómico, compuesto de personas elejidas en la forma que por un pacto especial se determinase, bajo el protectorado del Perú, Chile i Bolivia, acordando los medios de ejercer ese protectorado ele una manera eficaz; 3.", que los productos fiscales de ese territorio se aplicasen desde luego a las necesidades de su administración, i el escedente, si lo hubiese, fuera repartible por iguales partes entre Chile i Bolivia. El Presidente de Chile, después de una larga discusión, observó que la base 3." no era conveniente, i el señor Lavalle propuso en su lugar el depósito del escedente de las reutas fiscales en poder del arbitro, mientras se decidiese la cuestión del dominio real; base que el señor Pinto aceptó en la hipótesis de que las anteriores fuesen acordadas, quedando entretanto con nuestro Ministro en meditarlas i someterlas"» la consideración de su gabinete. a

A la conferencia que tuvo el señor Lavalle con el Presidente de Chile siguióse otra en el mismo dia con el Ministerio de Relaciones Esteriores, que fué, en sustancia, la repetición de la anterior, quedando también el señor Fierro en someter las bases indicadas por el señor Lavalle a la consideración de sus colegas i prometiendo darle oportunamente la respuesta conveniente. En esta conferencia interpeló el señor Fierro a nuestro representante del tratado de alianza con Bolivia, a cuya interpelación replicó el señor Lavalle que no tenia conocimiento de dicho pacto, perdiendo asegurar únicamente, que de él no se habia tratado en las lejislatnras del Congreso Nacional de 1874, 76 i 78, en que habia presidido la comisión diplomática de ese alto cuerpo; pero que habia ya pedido al Gobierno instrucciones sobre el particular. Conocimiento oficial de dicho pacto no creyó el Gobierno conveniente dar al señor Lavalle, al emprender su viaje, por el temor, mui fundado, de que se considerase por el

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Gobierno de Chile la declaración de su existencia, en los momentos en que interponía su mediación, como amenazante i conminatoria, i de que comprometiese el resultado de nuestra amistosa intervención. El 12 de Marzo el señor don Domingo Santa María, persona altamente colocada en el círculo oficial de Chile, vio al señor Lavalle para tratar de la cuestión en debate, espresando previamente, que, aunque no formaba parte del Gobierno, estaba autorizado por el Presidente. Siguieron a esta entrevista varias conferencias, i no habiendo podido arribar a ningún resultado, nuestro representante inició la idea de que el Gobierno de Chile acreditase en Lima a dicho señor Santa María como ájente plenamente autorizado para que se entendiese directamente con el Perú, aprovechando la presencia en esta capital del excelentísimo señor Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, a fiu de llegar mas fácilmente a un arreglo definitivo; lo que le pareció mas atendible i digno de meditación al señor Santa María. Pocas horas después nuestro representante tuvo una entrevista con el Ministro de Relaciones Esteriores i en ella se le propuso la idea epte él mismo habia iniciado sobre la espresada misión; lo que fué aceptado en el acto, acordándose en seguida la salida para esta capital del espresado señor Santa María el 28 de Marzo. El señor Lavalle se ofreció a acompañarlo, por considerar en ese caso innecesaria su permanencia en Santiago. Desgraciadamente, dicho acuerdo, verificado el 20 del anterior, quedó sin efecto al siguiente dia, por desistimiento del señor Santa María, fundado, según las palabras que dirijió al señor Lavalle, en que juzgaba inútil su misión i estéril el sacrificio que al aceptarla se imponía, desde que le parecía inevitable un rompimiento entre el Perú i Chile. La misma declaración hizo a nuestro representante pocos momentos después el Excmo. señor Pinto. Esto vino a malograr una combinación que probablemente habría salvado la paz de tres Repúblicas; pues, reunidos en esra capital los representantes ele Chile i Bolivia i el que el Perú hubiera nombrado como mediador, no habría sido imposible encontrar un medio decoroso de salvar la situación. Prueba ademas esto que el Gobierno de Chile no tuvo nunca leal i sincero propósito de evitar la guerra. Mientras se realizaban estos acontecimientos en Santiago, el Plenipotenciario de Chile, señor Godoi, dirijió a mi despacho una nota inconveniente i llena de palabras i conceptos ofensivos al Perú, con el objeto de inquirir seriamente si era la intención del Gobierno permanecer neutral ante los acontecimientos que habían tenido i tendrían lugar, defendiendo Chile con las armas la reocupacion del territorio litoral al Sur del paralelo 23.° El Gobierno comprendió que esta comunicación estaba destiuada a precipitar un rompimiento, i aunque hubiera deseado contestarla en la forma i términos que correspondía hizo, sin embargo, un nuevo esfuerzo en obsequio a la paz, i se limitó a decir al representante de Chile, en términos tranquilos, que habiendo acreditado el Perú un Plenipotenciario especial en Santiago, precisamente destinado a entenderse con el Gobierno de Chile sobre todos los incidentes a que habia dado i pudiera dar lugar en adelante la situación creada en el litoral boliviano, se le impartían las instrucciones convenientes sobre los puntos a que se contraía su despacho. Debo hacer notar aquí un hecho al parecer insignificante, pero que en mi concepto envuelve simulación en los procedimientos del gabinete chileno. En Santiago aseguraba al señor Lavalle S. E. el señor Pinto, que habia dado instrucciones al señor Godoi, para que inquiriese de nuestro Gobierno, del modo mas cordial, mas suave i menos hiriente, la actitud que estaba dispuesto a asumir en sus cuestiones con Bolivia: mientras tanto, bien conocidos son los términos que empleó en su nota aquel representante; sin que sea posible poner en duda qne en materia tan grave i trascendental se hubiese permitido el señor Godoi separarse en lo mas mínimo del tenor de sus instrucciones. El Gobierno al siguiente dia de haber dirijido al repre-


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GUERRA DEL PACIFICO.

sentante de Chile la repuesta mencionada, cumplió con remitir al señor Lavalle una nota en la que se consignaban satisfactorias i francas esplicaciones sobre todos los cargos que conteníala comunicación del señor Godoi; encargándole que diera de ella lectura al Ministro de Relaciones E s teriores, i le dejara copia si la pedia. La precipitación con que los acontecimientos se desarrollaron en los últimos dias, no dio tiempo, sin embargo, a nuestro representante para dar cumplimiento a dichas instrucciones. Esto estuvo, sin embargo, salvado con las esplicaciones verbales que el señor Lavalle dio al señor Fierro, en el acto que recibió la copia qué ledirijió este despacho, de la nota aludida del Ministro de Chile. El 21.del anterior, tuvo el señor Lavalle largas conferencias con el señor Pinto, concernientes a la actitud que asumirá el Perú en la contienda chileno-boliviana; i en ellas manifestó nuestro representante que, aunque carecia de autorización especial, juzgaba que la república no poclia ser neutral. El presidente le exijió entonces que hiciera al Gobierno un telegrama al intento, ofreciéndole que le enviaría el borrador e indicándole la conveniencia de una tregua entre los belijerantes, que diese lugar a negociar con mas calma. El señor Lavalle no recibió el borrador ofrecido por el señor Pinto; pero el 24, esto es, tres dias después de la conferencia recordada, le fué entregada una carta de S. E. judiándole que lo viese el mismo dia. El objeto de esta llamada fué para manifestarle que acababa de tomar algunas providencias relativas a la guerra con el Perú, i pedirle que manifestase al Gobierno que no habia otro modo de evitarla, que la declaración de una neutralidad absoluta e incondicional. Nuestro representante le repitió a S. E. lo que áutes le habia ya espuesto, que el Perú no podia ni debia ser neutral en la guerra entre Chile i Bolivia; pero se ofreció a trasmitir el telegrama que juzgase conveniente i que recibió al intento. Al mismo tiempo que esto ocurría, el Ministro señor Fierro halagaba al señor Lavalle haciéndolo de la manera como se podría a su juicio organizar el litoral boliviano, en el hipotético caso de que se llegase a un arreglo sobre la base de la desocupación por las fuerzas chilenas, lo que tendia claramente a hacerle concebir falaces esperanzas, de que la desocupación podria tener lugar si el Perú declaraba su neutralidad absoluta e incondicional, i así lo comprendió en el acto nuestro espresado representante. E l señor Lavalle se ociqiaba en trascribirnos el telegrama que habia recibido del señor Pinto, cuando se le presentó el señor Lastarria, alto personaje de Chile, quien después de manifestarle que deseaba encontrar una solución que evitase la guerra entre Chile i el Perú, le indicó la conveniencia de una tregua; lo que fué inmediatamente aceptado, llegando aun a acordarse los puntos principales i a ofrecer el señor Lastarria someterlos a la consideración ~del Excmo. señor Pinto. Juzgando nuestro representante acertadamente, qne la contestación del Gobierno a la solicitud de su neutralidad seria negativa, i que su conocimiento por el gabinete de Santiago determinaría un rompimiento, creyó prudente no remitir el telegrama que le habia entregado el Presidente de Chile, sin hacerle antes nuevas observaciones sobre su ineficacia; así lo hizo, en efecto, el dia 26. El señor Pinto aceptó que se suspendiera la trasmicion; le indicó en seguida que el señor Lastarria le habia comunicado su pensamiento respecto a la tregua; a cuyo efecto tendría con él pocas horas despnes una conferencia, cuyo resultado le ofreció trasmitirlo. El siguiente dia supo el señor Lavalle por el órgano del señor Lastarria, que ese proyecto de paz no habia sido aceptada por el Presidente ni su gabinete. Persuadido se hallaba nuestro Ministro en Santiago, de que la guerra entre Chile i el Perú era inevitable, no obstante los esfuerzos que, interpretando fielmente el pensamiento del Gobierno, hacia sin cesar, i llegó a juzgar correctamente, i así lo trasmitió a mi despacho, que solo esperaba por el Gobierno chileno un pretesto, por fútil que fuese, para declararla; i que este pretesto se encontraría, ya en la negativa del Gobierno a declarar la neutralidad del

Perú, ya en la comunicación que se le hiciera de la existencia del tratado de alianza con Bolivia. El señor Lavalle tuvo su última conferencia con el señor Ministro Fierro el dia 1.° del presente mes de Abril; i habiéndole dado en ella conocimiento verbal del tratado, llamándole detenidamente su atención hacia sus diversas estipulacioiiss que le quitan el carácter agresivo que se ha pretendido darle, pudo apreciar con toda claridad, que la guerra no tardaría en declarársenos, sino el tiempo necesario para que se llenaran las formas requeridas por la Constitución de Chile en todos casos; i así lo comunicó a S. E. el Presidente, por el cable. No se equivocó, en verdad, el señor Lavalle en sus apreciaciones, pues el mismo dia 1.° de Abril, pidió el Gobierno de Chile el acuerdo del Consejo de Estado para presentar al Congreso el proyecto de lei que le autorizara a declarar la guerra al Perú. Al tener nuestro representante conocimiento de estos hechos, se dirijió al señor Ministro de Relaciones Es te ñ o res, inquiriendo su verdad i pidiéndole sus pasaportes en el caso de que fuesen ciertos; i habiendo trascurrido veinticuatro horas sin que recibiese contestación, dirijió un nuevo oficio, con fecha 3, exijiendo perentoria e inmediata repuesta, i espresando su resolución de salir de Chile ese mismo dia. Dos horas despnes, i guardando aun silencio la cancillería chilena, escribió particularmente nuestro Ministro al señor Pinto en idéntico sentido; i momentos después recibió una nota del señor Fierro, con fecha atrasada, en la que, prescindiendo de las que le habia dirijido, le anunciaba la ruptura de relaciones i le acompañaba sus pasaportes i los del Encargado de Negocios señor Paz Soldán. Esta es la compendiada i fiel historia de la misión especial confiada al señor Lavalle. Pendientes los -buenos oficios ofrecidos por el Perú a Bolivia i a Chile i cuando por el Gobierno del segundo de de dichos países habia perdido toda esperanza de zanjar amistosamente sus dificultades con el tercero, acredito a principios de Febrero, cerca de nuestro Gobierno, un Enviado Estraordiuario i Ministro Plenipotenciario en misión especial, elijiendo con tal objeto al señor doctor don Serapio Reyes Ortiz, que acaba de desempeñar el Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública i debia pasar a ejercer el de Gobierno i Relaciones Esteriores. Recibido en carácter diplomático el 19 de dicho mes, i después de informar a nuestro Gobierno del estado de las relaciones entre Bolivia i Chile, que ya lo era conocido, solicitó el cumplimiento del tratado de alianza defensiva, celebrado con el Perú el 6 de Febrero de 18T3. Habiéndome puesto de acuerdo con S. E. el Presidente i el gabinete, contesté inmediatamente al señor Reyes Ortiz, que el Gobierno jnzjaba todavía posible un avenimiento tranquilo entre Bolivia i Chile; que estaba resuelto a emplear con tal fin todos los medios conducentes a ese resultado; cpie próximamente íbamos a mandar a Santiago una misión especial encargada de ofrecer la mediación del Perú bajo la base de la desocupación del litoral boliviano;, i que mientras no conociéramos su resultado i acabara el Gobierno de agotar todos los recursos decorosos que la diplomacia ofrecía, quedaría aplazada toda discusión referente al mencionado tratado de alianza. El Plenipotenciario de Bolivia, haciendo justicia a estos sentimientos i propósitos del Gobierno, se prestó gustoso a secundar nuestra política; i ha permanecido tranquilo en esta capital, esperando el resultado definitivo de nuestra mediación en Santiago. Perdidas en los primeros dias del presente mes las lejítimas esperanzas que fundábamos en la misión del señor Lavalle, i después de haber cosechado como fruto de nuestros sinceros i leales esfuerzos en favor de la paz entre Bolivia i Chile, la inicua guerra que nos ha declarado la segunda de estas naciones, me dirijió el señor Reyes Ortiz una esposicion pidiendo, a nombre i por encargo especial de su Gobierno, qne el Perú declarase llegado el casus fcederis del tratado de alianza i qne se procediera en seguida a dar cumplimiento a lo estipulado en su artículo 4.".


CAPITULO

Estando los hechos consumados por Chile en el litoral boliviano, espresamente considerados en los artículos 1.° i 2.° de dicho pacto, por los que el Perú i Bolivia se unieron para garantizarse mutuamente la integridad de sus territorios respectivos, el Gobierno no vaciló en acceder a la solicitud del señor Reyes Ortiz, declarando por decreto fecha 6 del corriente, haber llegado el casas fderis, i) disponiendo la fiel i exacta ejecución del tratado. Esta cancillería, con la debida autorizaoion suprema, acordó al mismo tiempo en un protocolo, en el enviado especial de Bolivia, la publicación del mencionado tratado, conservado en secreto desde su celebración por estar así en él acordado; i tuvo en consideración para hacerlo, el cpie desapareciesen las dudas que sobre su naturaleza, su significación i alcance pudieran abrigarse; i que conociéndolo todos los Gobiernos del mundo, pudieran debidamente apreciar si la existencia de un pacto abstracto i puramente defensivo, celebrado hace siete años, podía ser causa lejítima de la guerra que Chile en su ceguedad se ha avanzado a declararnos. Las apreciaciones que de dicho tratado se han hecho por los diversos órganos públicos i el juicio que sobre él tienen ya todos los que lo conocen, dentro i fuera del pais, han venido a comprobar la conveniencia i oportunidad de su publicación. Habiendo sido honrado por S. E. el Presidente con sus plenos poderes, he procedido a negociar con el Enviado Estraordiuario i Ministro Plenipotenciario en misión especial de nuestra aliada, un protocolo en que se determinen, de conformidad con el artículo 5.° del tratado de alianza, los subsidios i continjentes de fuerzas con que ambas partes concurren; i mui pronto tendré el honor de daros cuenta • de él. Debo pasar ahora a instruiros de los graves incidentes que se realizaron en Valparaíso i en Antofagasta, mientras el Gobierno trabajaba en Santiago i en esta capital a favor de la paz; me refiero a los aleves ataques de nuestros consulados hechos en presencia de las autoridades i fuerzas chilenas. El 4 de Marzo en Valparaíso, después de un MEETING borrascoso, en el que se prodigaron insultos i mueras al Perú, parte de la reunión se dirijió a nuestro consulado i con gritería salvaje lanzó pedradas a nuestro escudo nacional; i como si esto no bastase, ni fuera suficiente la reclamación que el dia después hizo nuestro Encargado de Negocios, i que dio lugar a que se inaugurase el juicio correspondiente, cuyo resultado no es aun conocido, el 1.° de Abril se armó otra vez la turba en el mismo puerto i consumó el atentado de arrancar el escudo, despedazarlo i quemarlo. Si del primero pudo hasta cierto punto justificarse el Intendente de Valparaíso, en la visita que inmediatamente pasó a hacer a nuestro Cónsul jeneral, del segundo atentado no podrá salvarse jamas, por todas las circunstancias de premeditación i publicidad que lo rodearon. El ataque al Consulado de Antofagasta, ocupada militarmente por numerosas fuerzas chilenas, no tiene tampoco la menor escusa; i prueba, como los anteriores, que las autoridades de Chile eran las verdaderas instigadoras de tan reprobados como cobardes atentados; por los que algún dia tendrá Chile que dar al Perú las mas amplias i cumplidas satisfacciones. Honorables representantes: Debo hacer resaltar el contraste que ofrecen los actos practicados contra nuestros ajenies en Chile i en el litoral boliviano ocupado por fuerzas de esa República, respecto de la actitud asumida' por las autoridades i el pueblo del Perú. Mientras allá las turbas se reunían para insultar procazmente al Estado que ofrecía su mediación i se lanzaban sobre nuestros consnlados, aquí se custodió oportunamente la Legación chilena i se rodeó a los ajenies consulares de ese pais de todas las seguridades convenientes, en previsión de represalias, aunque estas en verdad no eran de temerse, atenta la cultura de nuestro pueblo. Aquí todos cumplieron con su deber: la policía previendo los sucesos; el pueblo observando una conducta circunspecta i trauTOMO

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SESTO.

quila. Hasta el mismo momento de su partida, los señores Godoi i Rivera Jofré, Ministro i Cónsul jeneral de Chile respectivamente, recibieron no solo las garantías sino todas las consideraciones posibles. He terminado la esposicion que estaba en el deber de haceras acerca de las negociaciones que han corrido por el despacho de Relaciones Esteriores, a cuyo frente tengo el honor de encontrarme; i espero que juzgareis en la voluminosa correspondencia que la acompaña, que he sido fiel en mi narración. • Lima, Abril 24 de 1879. MANUEL IKIGOYEN.

IV Calumniosa propaganda. (Editorial

del

DIARIO

OFICIAL.)

I.

Prensa i diplomacia peruanas redoblan su empeño para estraviar respecto de Chile i de su causa la opinión del resto de la América. Proclaman al efecto que la política esterior de nuestro pais fué siempre insidiosa i absorvente. Atribuyen a nuestra cancillería planes sistemados i profundos, una diplomacia hábil i paciente, inescrupulosidad en la elección de los medios i recursos de antemano preparados para llegar a un fin propuesto. La guerra a que nos ha arrastrado Bolivia, o mas bien el Perú mismo por medio de los inadvertidos gobernantes de aquel mas que culpable, desgraciado pais, se nos atribuye como una de las etapas que debe recorrer nuestra mal oculta i dilijente ambición. Si Chile vive en paz; si a la sombra de esa paz trabaja i progresa; si doma para la civilización i el comercio sus rejiones del sur i los mares que las bañan; si hacia el norte esplora, coloniza, funda poblaciones i crea.industrias; si los brazos de sus hijos i los capitales de sus ahorros se derraman a lo largo ele la costa del Pacífico con provecho propio i de los estraños i con buen nombre jiara nuestra raza, sus instituciones i destinos históricos; si nuestro Gobierno defiende tanto i aun menos que los de los demás estados de. la familia americana, nuestros títnlos territoriales, herencia de 1810; todos i cada uno de estos actos son otros tantos indicios de esa política profunda, artera, de sijilosa pero segura espansion, que los escritores i diplomáticos del Rimac se han encargado de denunciar clamorosamente al resto de la América, señalando a Chile como el lobo que hai que perseguir, i atribuyendo a su descuadernada nación el papel de pastor dilijente que preserva i guarda el rebaño. No es esta la primera vez que tomamos en cuenta tan pérfida como calumniosa propaganda i que oponemos al vocerío de la prensa i de la diplomacia peruanas, no palabras sino hechos que la contradicen victoriosamente; no declaraciones pueriles, sino tradiciones históricas, rasgos sociales i políticos en los cuales la simple razón lee la demostración perentoria de que si hai en América algún Estado naturalmente inofensivo para todos sus vecinos i de cuyo engrandecimiento por los medios lejítimos de la paz i del trabajo nada tienen que temer aquellos i los ele mas allá, ese pais es el nuestro. Mas, como epiiera que ahora se redoble, la dañina propaganda i ésta tenga por objeto ahogar si es posible en el clamoreo de sus voces la voz de nuestro derecho, adrede i gratuitamente herido por los mismos que hoi gritan ¡al lobo! ¡al lobo!, conviene reproducir aunque suscintamente las pruebas tomadas de nuestra propia historia, de nuestra condición social i política i hasta de la índole i carácter de nuestro pueblo, que contradicen aquella reputación ele habilidad, tan hábilmente atribuida antes i sobre todo en los momentos actuales a nuestra política esterior, con el claro i manifiesto propósito de sublevar no solo en contra de ella sino de la nación i de sus mas sagrados intereses, los sentimientos de honor, el culto al derecho, la franqueza


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G U E R R A D E L PACIFICO.

republicana i la adhesión a la diplomacia de los tiempos modernos i de los pueblos libres—la diplomacia de la buena fé i de la verdad—que dominan en América i son cuando menos el ideal de la jeneralidad de sus hombres públicos. Esa política recóndita, artera, firme i tenaz en su acción, que se atribuye a Chile, ha de ser por fuerza puro embeleco o mero anacronismo teórico, si no tiene por base los elementos de acción moral i material que son indispensables para plantearla i conducirla lenta pero seguramente al fin que ella se propone. No basta que un Estado quiera ensanchar su territorio, acrecer su influencia i afianzar su poderío i dominio por los medios de la vieja política de la edad media. Es menester, ademas, que ese Estado cuente con una organización interior congruente i armónica con semejantes planes; que disponga de gruesos presupuestos; que fomente el espíritu militar i haga descansar sobre nociones de honor hasta cierto punto ficticias, pero en todo caso deslumbradoras i atrayentes, todos los resortes de su acción pública i los diversos elementos de su Gobierno; que tenga instituciones militares en permanente evolución progresiva: que se arme en el mar i dé a las naves de sus flotas puntos de apoyo numerosos i aun centros de acción i de dominio eficaces en sus propias costas i en los territorios e islas adyacentes; que eduque i sostenga un personal diplomático con programa invariable i único; i, finalmente, que discipline i aun sojuzgue la opinión pública nacional tanto como es meuester para que ésta entre eu los planes del Estado, impulse su ejecución i los sirva con la discreción del silencio o la propaganda de la palabra, según el caso lo pida. Ahora bien: Chile jamas ha montado un aparato político parecido o semejante. Sus instituciones libres, la acción de sus partidos espedita, su prensa completamente independiente i repartida por igual entre todas las opiniones en lucha, la fiscalización eficaz de sus parlamentos, son todas condiciones de organización que escluyen por completo aquel remedo de la política antigua, que hoi apenas pueden ensayar los Estados que viven bajo la dependencia de una sola voluntad, o son dirijidos por una sola clase, que ni soporta contradicción ni tolera altcrnabilidad en el manejo de la cosa pública. El presupuesto fiscal de Chile tampoco admite el dispendioso gasto que es propio de la política que se nos atribuye. Formado en su totalidad con los impuestos que paga el trabajo, i siendo éste, ademas de mni rudo, la base única de la subsistencia de todos los chilenos, mal podrían consagrarse gruesas sumas al sostenimiento de ejércitos i armadas o a fomentar empresas ele prematura espansion nacional. Salta a la vista que una política ele tal naturaleza seria insostenible, caso ele que pudiera siquiera ensayarse. El pueblo que vota los impuestos i que sabe muí bien lo que ellos le cuestan, jamas habría cooperado con el sacrificio ele sus haberes al mantenimiento» ele un sistema que, so protesto ele conquistar engrandecimiento para lo futuro, lo habria condenado a la miseria en el presente. Ahí están, si no, las cuentas ele inversión de los dineros públicos de Chile durante los últimos once años. El total de gastos militaies en este período de tiempo, incluyendo lo que importó la guerra con España, la administración i pago de la lista militar, la adquisición de buques i fortificación de puertos, alcanza a la suma de cuarenta i seis millones ele pesos: en tanto que en esa misma época se invirtieron diez millones en la instrucción j>opular i poco menos de treinta en obras de fomenso material, de carácter eminentemente civilizador, pacífico i reproductivo. Mientras tanto, el Estado que os arroja la primera piedra, i que se ofrece a las miradas del mundo en la interesante actitud de un Estado pacífico i confiado a quien sorprende con la guerra un mal vecino, gastó, durante esa misma época, según sus propios i deficientes datos oficiales, la enorme suma de ciento diezisiete millones de pesos en montar i mantener un aparato militar que en 1872 quedó reducido a humo en tierra, i que ahora exhiben ver-

gonzosamente en el mar cuatro naves averiadas, que no se atreven a salir fuera del alcance de los cañones del Callao, i unos jefes de marina cuyo olvido de sí mismos i de lo que deben a su pais, raya ya en lo inverosímil. En cuanto a espíritu e instituciones militares, Chile puede jactarse con razón de haber sido el primero entre los Estados americanos cuya organización social i política viciara de tiempo atrás el réjimeñ ele la fuerza colonial que comprendieron i pusieron en práctica .el saludable principio ele la absoluta preponderancia del elemento civil i la limitación elel militar i de sus representantes a las funciones que les son naturales. Nuestro ejército ha sido así una guardia cívica en permanencia: sus jefes, oficiales i soldados se han formado en la severa disciplina de la lei civil antes que de la lei militar, i siempre han comprendido que el primero de sus deberes consiste en prestar mano fuerte a las autoridades que son garantía del derecho común, cuando no están en la frontera de la Araucauía sirviendo con sus pechos ele escudo i de ariete a un tiempo a la civilización i a su propaganda. Este carácter eminentemente cívico de nuestro pequeño ejército i de las instituciones militares elel pais, está comprobado, talvez con exajeracion, por la notable circunstancia ele haber sido casi siempre hombres civiles, abogados o administradores en la paz, los que han figurado al frente de los departamentos ele guerra i marina. . No procetle así, por cierto, el Estado con cuyo carácter i atavíos se quiere revestir al nuestro para calumniar i bar cer odiosa su honrada política. La ambición i el cálculo de aquél, le piden i le imponen que organice su ejército sobre bases mni distintas i que llame a desarrollar sus instituciones militares a hombres que no solo comprendan el espíritu ele éstas, sino que lo amen, que'sepan trasmitirle poderoso impulso i que pospongan a él cualquier otro interés o consideración. Un Estado como el de Chile, que tiene aposentada en la mitad ele su territorio, a manera de paréntesis de su sociabilidad civilizada, una raza bárbara i valiente que vijilar i reducir, i que no obstante tal circunstancia apenas mantiene un cuadro de ejército ele 3,000 hombres i lo somete a la dirección de hombres civiles, puede ser todo lo que se qniera, menos el Estado invasor, calculador con acecho i con poder, que con fuerzas suficientes espia la ocasión de caer sobre el vecino i de saciar en su territorio i riqueza la hambre i sed de espansion i predominio ele que se le supone atormentado. El diario oficial del Gobierno peruano ha publicado, con fecha 18 del pasado Abril, el siguiente artículo que reproducimos sin mayor comentario, porque los que hiciéramos estarían de mas en presencia ele tanta i tan pueril adulteración de la verdad. ¿Qué dicen ahora los que desconfían del Gobierno? pregunta en son de triunfo la hoja oficial del Perú. ¿Qué dirán mañana, agregamos nosotros, cuando sorprendan a su Gobierno en infraganti delito de engaño i ele pueril jactancia, cuando sepan que la escuadra chilena no ha intentado ningún desembarco, i que <rel campo que los chilenos han dejado cubierto de muertos i heridos,» solo figura en la convencional topografía de las fábulas oficiales de sus gobernantes? «Lima, Abril

18.

«Los chilenos trataron por dos veces de desembarcar en Pisagua; pero cuando se creían dueños del puerto, recibieron el castigo de su audacia. Han dejado el campo cubierto de muertos i heridos. Algunos peruanos han salido heridos. ¿Qué dicen ahora los que desconfian del Gobierno? ¿Qué' pueden responder ante el éxito glorioso de este primer encuentro? Chile ha teñido ya con su sangre esta tierra jenerosa que le ofrecía la paz. Mni pronto pagará como merece su insolente provocación.


CAPITULO SESTO. Haya orden i confianza. Estemos todos unidos en derredor del Gobierno, que cumplirá su deber severamente. Nada de ruido ni de escándalo: los pueblos patriotas proceden como en Pisagua, pero con enerjía i resolución. El Gobierno se prepara a dar dias de glorias a la República. Confianza.» II. La reorganización de nuestra pequeña marina de guerra, cuyas gloriosas tradiciones, lejos de señalarla a los recelos de nuestros vecinos, debieron de recomendarla a su gratitud, tampoco fué inspiración de un cálculo ambicioso, ni hizo parte, como ahora se sirpone, de un plan de predominio indebido en las aguas de estos mares. La adquisición de la escuadra que hoi posee Chile nos fué impuesta como consecuencia de la valerosa actitud que asumimos, poco menos que indefensos, en presencia de la agresión española de 1806. Aquella ruda lección, recibida esclusivamente en servicio desinteresado del Perú, puso de manifiesto la necesidad en que estábamos de organizar una base de armada que fuese capaz de cubrir nuestras costas i de imponer respeto a la política de aventura i de agresión que por entonces practicaban algunos estados del viejo mundo. Los buques que entonces se compraron, vinieron a ser un escudo mas para la causa que ya habíamos clefendido.en común en ly(50, i la América republicana solo debió ver en ellos la renovación oportuna i poderosa de las viejas naves chilenas que bajo el mando de Cochrane i de Blanco libertaron estos mares i sus costas fortificadas de la dominación española. Al oríjen verdadero, a la causa efectiva de nuestros armamentos marítimos, debe agregarse el recuerdo de lo que con ellos hizo nuestro Gobierno en el momento en que las advertencias de la tremenda crisis que hoi pesa sobre el mundo nos señalaron como puerto de salvación el de una severa economía. En vísperas de arreciar los conflictos internacionales en que impensadamente nos vemos envueltos, decretóse el desarme de varios buques de la armada i la venta de dos de ellos: desarme i venta que se ejecutaron en seguida, no sin cpte llegase, a pensarse también por algunos en la enajenación de los dos blindados, como recurso el mas espedito para llegar al anhelado equilibrio de nuestro presupuesto. Hé aquí otros tantos signos de confianza i aun de abandono, modestas i preferentes aspiraciones a la regularidad i equilibrio ele nuestra hacienda pública, que contradicen de la manera mas victoriosa la actitud de acechanza, de preparativos bélicos i de agresión calculada que hoi se nos atribuye. Aun menos indicios, si cabe, pudieran hallarse de la existencia de aquellos planes en la dirección que se ha dado a la educación de nuestras nuevas jeneraciones. Chile no se ha preocupado un solo instante, de una manera preferente o siquiera especial, de la necesidad de formar guerreros o de educar soldados. El poderoso impulso cpie de años atrás viene dando a la enseñanza popular, tiene por base principal la lenta pero scgmra ascensión de sus masas democráticas a la vida de la inteligencia i del derecho, i persigue como resultado accesorio el fomento i desarrollo de todas aquellas facultades morales i de intelijenciá que son inmediatamente aplicables al trabajo de nuestras dos graneles industrias: la agricultura i la minería. Un Estado en cuyas escuelas elementales se inicia el conocimiento i el aprendizaje de la ciudadanía, i en cuyos liceos i universidad se educan tan solo abogados, médicos, naturalistas e injeuieros, no es un Estado que medita conquistas i epie se prepara para realizarlas seguramente. Si tales fueran en realidad los propósitos de Chile; si sintiéndose efectivamente estrecho i mal hallado dentro de su propio suelo, meditase engrandecerse a costa del vecino, por cierto que entonces habría aplicado otra clase de jimnástica a la intolerancia de nuevas jeneraciones, i lejos de enseñar a sus hijos el manejo del arado i de los instrumentos de minería, la filosofía del derecho i los secretos de las ciencias naturales, los habría puesto a educarse i adiestrarse bajo la disciplina de los cuarteles i en el aprendizaje del arfe de la guerra.

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Se incurre, por otra parte, en groserísimo error cuando se da por supuesto que a una nación le bastan voluntad i soldados para dilatar sus fronteras, i que su fuerza i prestigio se aumentan con el solo aumento de su territorio o del número de sus pobladores. Las naciones de nuestra época no crecen i preponderan porque así lo quieren teóricamente sus pueblos i Gobiernos, apoyados al efecto en un aparato militar mas o menos poderoso i respetable. La fuerza de esjiansion que los eleva i fortifica, no está en el espíritu de sus cancillerías, ni el número de sus soldados i cañones, sino en la capacidad progresista de su pueblo, en los hábitos de trabajo i de empresa que él posee, en su adhesión a la paz i al orden, i en el espíritu mas o menos sabio i espansivo de sus instituciones domésticas. Fuera de tales circunstancias toda tentativa de espansion tendrá que ser artificial i ['efímera, i por tanto ruinosa para el pueblo que la ensaye, así como será incontenible en el caso contrario. Mientras la nuestra consista en la dilatación natural de las fuerzas que hemos venido acumulando en cuarenta años de paz i de trabajo, i signifique como hasta el presente producción, industria, tráfico comercial, navegación libre i segura de aguas hasta ayer poco menos que desconocidas, costas alumbradas, etc., etc., semejante espansion tendrá que ser irresistible, porque es espansion ele vida i de civilización, i los que hoi la ven con desconfianza i aun con envidia, no podrán jamas contrarrestarla sino por la ejecución de medios análogos. Denunciarla como obra de perfidia i de fuerza; promover contra ella el recelo i aun el odio de los pueblos americanos, es obra tan vergonzosa como estéril, i Chile, objeto de semejante insensata propaganda, lejos de sentirse herido por ella, tiene por el contrario sobrados motivos para ostentarla como el mejor entre los títulos que pudiera exhibir a la simpatía i al aprecio de las naciones que seSinteresan por el progreso universal. No es menos garrafal el error en que incurren los autores de la propaganda, al presentar a Chile buscando su engrandecimiento en la conquista o adquisición fraudnleruta de nuevos territorios. La opinión del pais ha progresado lo bastante para no ignorar que el poder i la influencia de las naciones no dependen, sobre todo en nuestra época, ni de la mayor o menor estension de su territorio, ni del mímero mas o menos considerable de sus pobladores. La Grecia era un puñado de tierra cuando irradió sobre el antiguo mundo la luz de su civilización, i Atenas con solo 20,000 habitantes fué bastante para imponerse a los demás Estados sus vecinos i para vencer a los imperios asiáticos que la amenazaron con sus armas. La Holanda i la Inglaterra' de los tiempos modernos, demuestran asimismo que el jenio de los pueblos,' como la potencia del vapor, es tanto mas poderoso e impulsivo, cnanto mas escerradas se hallen sus fuerzas. No es la estension territorial la que hace grandes i prósperas a las naciones, como no es el método de la agricultura estensiva el que obtiene ele la tierra mas ricos i mas abundantes productos. Descendiendo ahora ele las consideraciones jenerales para ocuparnos en hechos concretos, uno hai, i de data por cierto mui reciente, que prueba de la manera mas inequívoca hasta qué punto son antojadizas las acusaciones que propagan en daño nuestro la prensa i la diplomacia peruanas. Un dia estalló a bordo de la nave de guerra mas poderosa entre las de la marina do aquel pais, una insurreciou que por el momento pareció formidable. Dueños del buque los que consumaron el movimiento, luciéronse al mar i vinieron en seguida a uno de nuestros puertos en demanda del caudillo que debia dirijir la campaña i aprovechar sobre el litoral peruano la inmensa ventaja del dominio marítimo que en él les aseguraba la posesión del mejor buque de su escuadra. El Gobierno de Lima tembló en presencia del inesperado conflicto, llegó a entrever todas sus posibles consecuencias, i se apresuró a adoptar cuantas medidas le parecieron conducentes a conjurarlo.


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G U E R R A D E L PACIFICO.

Una de las primeras, la que adoptó con mas decisión i confianza, fué la de declarar pirata al buque insurreccio­ nado i venir a solicitar vivamente de nuestro Gobierno que se hiciese el ejecutor de la sentencia que aparejaba semejante declaración. Dada la certidumbre de la política que hoi se nos im­ puta, aquel «.cto de aturdimiento del Gobierno peruano estaba llamado a servirnos admirablemente. So color de protección i amparo a la lejítima autoridad del Perú, pudo el nuestro lanzar sobre él buque insurreccionado todas las naves de nuestra escuadra, basta hacerse dueño de él, en calidad de buena presa, o inutilizarlo i echarlo a pique. La destrucción de esa máquina de guerra para que se nos in­ vitaba i aun apremiaba con singular ahinco, habría equi­ valido poco mas o menos que al aniquilamiento de la ma­ rina militar peruana, i en todo caso la incontestable supe­ rioridad de la nuestra quedaba completamente asegu­ rada. El procedimiento de nuestro Gobierno fué, como se sa­ be, muí distinto del que de él se solicitó i que estaba en la lójica de las cosas, una vez supuesta la certidumbre de los planes que ahora se le atribuyen. Limitóse a ordenar a las autoridades marítimas de Caldera que rehusaran al buque carbón i demás elementos de guerra, proporcionándole en cambio los víveres estrictamente necesarios para la subsis­ tencia de sus jefes, oficiales i tripulación. En contestación a las exijencias del diplomático perua­ no, cuidó de darles su verdadero carácter, de señalar sus peligrosos alcances, i se denegó firme pero tranquilamente a satisfacerlas, sobrellevando en paz las impertinencias a que se dejó arrastrar, una vez desechada su solicitud, la Legación que con tanto ahinco i tesón habia solicitado nuestra intervención en los asuntos domésticos de aquel pais. El desenlace de esta triste historia es bien conocido pa­ ra que sea menester que aquí se relate de nuevo. Otras manos' infh'jieron al Perú la vergüenza que en vano vino . a implorar de las nuestras, i la integridad de esa escuadra con que hasta ayer se nos amenazaba, fué obra esclnsiva de la honradez i circunspección de nuestro Gobierno, en lucha con el aturdimiento i la ¡joca o ninguna dignidad del que a despecho de tan abrumador antecedente osa acusar a Chile de deslealtad i lo denuncia como un estado qne vive en permanente acecho de la debilidad o de la confianza de los Estados vecinos. Las consideraciones que hasta aquí llevamos espnestas, los hechos que en apoyo de ellas dejamos apuntados i el recnerdo de lo que pasó en ocasión reciente, qne fué mui señalada para exhibir la buena fé de nuestros procederes, • bastan para desvirtuar completamente la propaganda ca­ lumniosa contra Chile i su Gobierno en que hoi están vi­ vamente empeñadas la prensa i la diplomacia del Perú.

Y. Manifiesto que el Gobierno del Perú dirije a los Esta­ dos amigos con motivo de la guerra que le ha decla­ rado el de Chile. Lima, Mayo 1. de 1879. Señor: La esposicion que en 12 de Abril último ha dirijido a los Gobiernos amigos el Ministro de Relaciones Esteriores de Chile, pone de manifiesto la futilidad de los motivos que han determinado al Gobierno de esa República a de­ clarar la guerra al Perú. Estoi seguro que en vano ha procurado V. E. encontrar en ese documento una razón plausible que aparentemente siquiera justifique el hecho gravísimo de que se ocupa; por­ que no es posible que el buen sentido i la justicia se mani­ fiesten en el terreno preparado desde hace tiempo por la ambición exajerada i otros sentimientos innobles, qne des­ de luego se presentan a las apreciaciones de nna crítica im­ parciaí. Perdido el Gobierno de Chile en eljconcepto de su pro­ pio pais por la conducta que observara con la República a

Arjentina, sosteniendo durante largos años i de una mane­ ra irritante, exajeradas pretensiones sobre todo el Estre­ cho de Magallanes i las costas patagónicas, i abandonán­ dolas después ante la actitud enérjica de esa nación; i agobiado por el abatimiento cada vez mayor de sus indus­ trias i por una abrumadora crisis mercantil, que aniquilaba dia a dia las principales fuentes ele su prosperidad, volvió rápidamente la mirada hacia el litoral boliviano, objeto de sus antiguas i aplazadas aspiraciones, para realizar una fácil conquista que lo rehabilitase en la opinión de sus conciudadanos, ensanchase su agotado tesoro con las abun­ dantes riquezas qne la Providencia ha derramado en ese privilejiado territorio. Necesitaba para el caso algún pro­ testo que diera márjen ala iniciación de sus planes prodi­ torios, i lo encontró en la cuestión suscitada entre la Com­ pañía anónima de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta i el Gobierno boliviano, con motivo del módico gravamen de diez centavos, que, a fin de cortar las diferencias pen­ dientes, impuso éste a la esportacion de cada quintal de nitrato. Aunque en esta cuestión, de carácter enteramente pri­ vado, i sujeta por tanto a las leyes i tribunales de Bolivia, no era dado disculpar la intervención de ningún Gobierno, el de Chile se avocó la defensa de aquellos intereses pci\. fenecientes no solamente a chilenos sino a individuos dj otras nacionalidades; i fundándose en el artículo 4.° de tratado celebrado con B olivia en 1874, exijió la suspensión del impuesto bajo la conminación de declarar nulo el refe­ rido pacto. El Gobierno boliviano rechazó tal pretensión, recordan­ do al de Chile que para resolver las diferencias que entre ellos se suscitasen estaba estipulado el arbitraje. Este Gobierno, que hasta ese momento parecía haberse olvidado de. tan sagrado compromiso, como lo revelan los términos de su demanda, vióse en la necesidad de recono­ cerlo, exijendo que B olivia suspendiese la ejecución de la leí sobre el impuesto a la Compañía ele Salitres i Ferroca­ rril de Antofagasta, para someter el asunto al arbitraje es­ tipulado. I debo hacer notar a V. E. que al mismo tiempo qne manifestaba ele ese modo hallarse dispuesto a entrar en mi arreglo amigable con B olivia, situaba en Antofagasta uno de sus blindados, con fuerzas de desembarque, i avánzala sobre Caldera otra parte de su escuadra con toda especie ele elementos de guerra, asegurando a los gobiernos ele La Paz i de Lima, por el órgano de sus respectivas Legaciones, que el buque i las fuerzas llevadas a aquel puerto no tenían otro objeto que asegurar, en caso necesario, el orden i la tranquilidad en tierra de acuerdo con las autoridades bo­ livianas. Mientras esto se realizaba, el Gobierno ele Bolivia, ani­ mado del deseo de evitar un conflicto con Chile i clefiriend­ al mismo tiempo a los buenos oficios qne el Perú interpno so, accedió a las pretensiones de aquella República, sus­ pendiendo la ejecución de la leí sobre el gravamen da salitre i aceptando el arbitraje. Este hecho debió haber terminado por completo coda diferencia, i así lo creyó mi Gobierno; mas el ele Chile,qne se hallaba resuelto a romper a todo trance el tratado de 1874 i apoderarse de parte del litoral boliviano, encontw , un nuevo pretesto en el decreto por el que el Gobierno de La Paz rescindió el contrato particular que habia celebra­ do con la referida Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta. Una resolución semejante, en la hipótesis dr que fuera injusta e ilegal, no da motivo bastante para que un Gobierno rompa violentamente los tratados, i nmcl" menos para apoderarse del litoral ele su contendor, a título de reivindicación, como lo ha hecho Chile; siendo asíq ante un sano criterio no podría justificarse ni siquiera nna simple presión de fuerza. Cuestiones como la que existia entre el Gobierno boli­ viano i la Compañía de Salitres, de suyo contenciosa i f carácter privado, están sujetas al fallo, de los propios tri­ bunales, con arreglo a la lejislacion de cada pais i a № principios del derecho de jentes. Solo en casos ele denega­ 1

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CAPITULO SESTO.

cion de justicia o injusticia notoria, puede un Gobierno estranjero intervenir en apoyo i protección de sus nacionales; i bajo este punto de vista, Chile debió esperar la oportunidad de interponer sus reclamos, siguiendo la conducta que en tales casos observan las naciones que no se apartan de los principios proclamados por la ciencia i aceptados por la civilización, i sin perder jamas de vista que toda diferencia con Bolivia debia resolverse por medio de unarbitraje. Esto no obstante, procedió de distinto modo, pues no bien tuvo noticia de la rescisión del contrato ajustado con la espresada compañía, sin reclamar del acto, mediante el empleo de medios pacíficos, que siquiera aparentemente llenasen las formas que se observan en casos semejantes, lanzóse a ocupar el indefenso litoral boliviano con las fuerzas que al efecto tenia preparadas, i que, según sus recordadas declaraciones, no deberían emplearse sino en garantizar el orden en tierra, si llegaba a ser necesario, de acuerdo con las autoridades bolivianas. Chile procura justificar su conducta, alegando que el territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24 de latitud Sur, le correspondía por dominio i posesión antes del pacto de 1866; que fué cedido a Bolivia bajo la condición de no imponer gabelas a las industrias i capitales chilenos durante veinticinco años; i que habiendo esta República hecho ilusoria dicha estipulación, le fué necesario retrotraer las cosas al estado que anteriormente tenían. Para que V. E. pueda apreciar la inexactitud de estos hechos, basta que presente a su ilustrada consideración las propias declaraciones de la cancillería chilena, consignadas en las «Memorias de Relaciones Esteriores» dirijidas a la Representación Nacional de acpiel estado en los años anteriores al arreglo de 1866. En la de 1861 se encuéntralo siguiente: «El Tratado de » límites que se negociaba con la República de Bolivia, ha » encontrado entorpecimientos inesperados en su ajuste. » El Gobierno se habia lisonjeado con la idea deque arre» glos amistosos i prudentes, harían desaparecer esa in» determinación de límites que antes de ahora ha dado » oríjen a diferencias -entre los clos países, i siente que los » pasos dados en este sentido hayan sido infructuosos.» En igual documento correspondiente al año de 1862 confiesa también el Gobierno chileno la indeterminación de límites por medio de la siguientes palabras: «Las negociaciones relativas al ajuste de un Tratado de límites, que » pusiera término a la antigua cuestión que a este respec» to trae divididas a la República i a Bolivia, no han pro» elucido los resultados que eran de esperarse.» En la misma Memoria participa el Ministro de Relaciones Esteriores al Congreso de su pais, «que Bolivia por medio de » su Plenipotenciario ad hoc, proponía someter la decisión » de la cuestión al arbitraje deuna tercera potencia amiga.» Esta circunstancia manifiesta la confianza que siempre tuvo aquella nación en los derechos que sostenía i sus deseos de llegar a uu arreglo de un modo amigable. I por último, i con idénticas palabras habla el Ministro de Relaciones Esteriores de Chile en la Memoria que presentó el año de 1863, declarando qne se hallaba pendiente el ajuste de un tratado de límites que pusiera término a las cuestiones que mas de una vez se habían suscitado entre ambos países. Es, pues, un hecho comprobado, que antes del tratado qne celebraron Chile i Bolivia en 10 de Agosto de 1866, habia entre ambos países indeterminación de límites i negociaciones para ajusfar un pacto qne resolviera las diferencias; lo cual revela que son enteramente inexactas las afirmaciones que ante los Gobiernos amigos hace el señor' Fierro en la esposicion de que me ocupo, asegurando que Chile tintes del referido arreglo «tenia dominio i posesión «en el territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24.» Si Chile se hubiese encontrado en estas condiciones, no habría ciertamente sostenido, durante largos años, las negociaciones a que se refiere en sus propios documentos, i mucho menos habría llevado su desprendimiento hasta abandonar un rico territorio, por congratularse tan solo

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con el Gobierno de Bolivia. Intimamente persuadido de que en ningún tiempo le han pertenecido los territorios disputados, no se resolvió a aceptar el arbitraje propuesto por Bolivia; i seguro de que en todo caso el tallo arbitral le seria adverso, celebró el ajuste de 1860, cuyo artículo 1.° dice lo siguiente: «La línea de demarcación de los límites entre Chile i Bolivia en el desierto de Atacama, será en adelante el paredelo 24 de latitud meridional, desde el litoral del Pacífico hasta los límites orientales de Chile; de suerte que Chile por el Sur i Bolivia por el Norte, tendrán la -posesión i dominio de los territorios que se estienden hasta el mencionado paralelo 24, pudiendo ejercer en ellos todos los actos de jurisdicción i soberanía correspondientes al señor del suelo.» Este artículo corresponde a la introducción del tratado, en que se asegura que ambas Repúblicas deseaban «poner un término amigable i recíprocamente satisfactorio a la antigua cuestión pendiente entre ellas sobre la fijación de sus respectivos límites territoriales en el desierto de Atacama;» i a los términos de la Memoria, que inmediatamente después de celebrado este pacto, presentó al Congreso chileno el Ministro de Relaciones Esteriores de esa República, en que se encuentra el siguiente período: «Animados a la par que Bolivia del vivo deseo de estrechar las relaciones entre las dos Repúblicas i de remover -para siempre toda cansa de mala intelijeucia entre ellas, nos aprovechamos de estas buenas disposiciones comunes para zanjar definitivamente la a/nterior cuestión de límites en el desierto de Atacama.» El tratado de 1874, que es el último celebrado entre Chile, i Bolivia,, con el fin de introducir algunas modificaciones sobre la esplotaciou de los productos de los territorios limítrofes, que se habían reconocido recíprocamente ambas naciones en el de 1860, vino a consolidar los derechos de la segunda sobre los paralelos 23 i 24. Su artículo 1." es, en efecto, lo mas terminante que pudo acordarse, pues dice: «El paralelo del grado 24" desde el mar hasta la cordillera de los Andes en el divorila aquarurn es el límite entre las Repúblicas de Chile i Bolivia.» Estas estipulaciones en su esencia i en su forma son absolutas e incondicionales; i en nada se asemejan, por otra parte, a los 'términos que las naciones emplean en sus tratados de cesión de territorios. El artículo 1.° del celebrado entre Francia i Cerdeña, en 1859, sobre cesión de la Lombardia, se halla concebido de este modo: «Su Majestad el emperador de Ausilia renuncia por él i s u s sucesores a sus derechos i títulos sobre la Lombardia.)' Casi los mismos términos se emplean cu el de cesión de Monaco ala Francia, de los cantones de Mentón i Koenitbrnme, i en el mas moderno de la cesión de Niza en IsOt». Necesario era presentar los antecedentes de que me be ocupado i que abrazan un período de cerca de veinte años, para que pudiera apreciarse el oríjen del debate que dio por resultado la ocupación del litoral boliviano, i que ha arrastrado a Cinica declarar la guerra al Perú. Ellos sr,n ademas indispensables para llegar a la conclusión, de quila contienda entre Chile i Bolivia,' sostenida durante tan largo período de tiempo, llegó a terminarse amigablemente porla transacción consignada en el tratado de 1*00 i ratificada en 1874, en que ¡as dos altas partes contratantes hicieron mutua i recíproca renuncia de los derechos «pilcada una pretendía tener sobre el territorio de Atacama. No se puede, pues, sostener en justicia que Chile hubiera cedido a Bolivia una parte del territorio qne indisputablemente le pertenecía, ni menos que los mencionados tratados hubiesen tenido, como aquél lo pretende, ei carácn-r de condicionales. Bien sabe V. E. que los tratados de límites, como los de reconocimiento de la independencia de un Estado, son p u r su.naturaleza transitorios i tienen la índole especial de quedar consumados, definitivos e irrevocables, llevados una vez a efecto. Esos tratados subsisten independientemente hasta de un camino de soberanía i de alteración cu la forma de Gobierno de un pais, i ni la guerra misma los


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abroga, como lo hace ipso jacto con los demás pactos existentes entre los beligerantes. Es inexacto que el tratado de 1874 sea condicionado que Chile hubiese cedido sus derechos al territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24 de latitud Sur, bajo la condición de no imponer gabelas a la industria i capitales chilenos, como lo asevera el señor Fierro. Chile no podia ceder lo que nunca le ha pertenecido, i menos estipular condiciones para semejante cesión. En eP tratado de 1866 reconoció el dominio de Bolivia sobre el territorio que se estiende hasta el indicado paralelo 24, declarando que esta República podia ejercer sobre él todos los actos de jurisdicción i soberanía que corresponden al señor del suelo. Evacuado este reconocimiento de una manera absoluta, no era lícito revocarlo después, o Tescindirlo mediante la estipulación de ulteriores condiciones. Chile habia declarado solemnemente que Bolivia es el señor del suelo; i habiéndole considerado como tal durante los ocho años corridos hasta el tratado de 1874, en que, lejos de poner en duda el derecho que le habia reconocido en 1866, tuvo a bien ratificarlo, no podia volver a sus antiguas cuestiones, invocando el derecho de reivindicación, completamente vituperado i abolido en todos los pueblos civilizados. La reivindicación supone el dominio incuestionable sobre la cosa a que se refiere; i si Chile jamas ha tenido dominio sobre los territorios que acaba de ocupar violentamente; si, lejos de eso, abandonando sus antiguas cuestiones, reconoció que pertenecían a Bolivia, claro es que la reivindicación de que hace mérito es un contrasentido en el terreno de las ideas i un atentado en el de los hechos. I no puede alegar en contra la invisibilidad del tratado de 1874, porque aun dado el supuesto que hubiese sido abrogado por las finjidas violaciones del Gobierno de Bolivia, las cosas habrían debido restituirse al estado en que se encontraron antes de su celebración, quedando, en consecuencia, vijente el dominio de esta República a los aludidos territorios, puesto que le habían sido reconocidos de una manera irrevocable en el pacto de 1866. El Gobierno de Chile ha desconocido, sin embargo, estos principios salvadores de la autonomía de los Estados; i en medio de la paz ha roto un tratado de límites, apoderándose por la fuerza del territorio que ella misma declaró de la pertenencia de Bolivia, i en el que habia reconocido la soberanía de esta nación desde el año de 1866 hasta el 14 de Febrero último; i ha procedido a realizar sus planes, invocando el absurdo e insostenible principio de reivindicación, que él mismo condenara en 1864, después de la ocupación de las Chinchas por la escuadra española, conmoviendo así los sentimientos en que descansan las naciones de América, i creando rencores profundos i una sed inestinguible de venganzas, cuyas tremendas consecuencias es imposible prever i apreciar. Conocido el oríjen de la cuestión que movió primeramente a Chile a apoderarse de la parte del litoral boliviano comprendido entre los paralelos 23 i 24 de latitud. Sur, i a declarar en seguida la guerra al Perú, paso a tener el honor de manifestar a V. E. la conducta observada por mi Gobierno en el conflicto que surjió entre aquellas dos Repúblicas i las causas verdaderas de la política seguida por el gabinete de Santiago. Desde el 2 de Enero del corriente año, en que esta cancillería llegó a conocer los primeros síntomas de mala inteiijencia entre Chile i Bolivia, se encargó a los representantes del Perú en La Paz i Santiago, -ofrecieran oportunamente a los Gobiernos de ambos países los buenos oficios de la República, a fin de evitar un rompimiento e impedir, en una forma amistosa, todo acto o medida que hiciera imposible, o por lo menos difícil,una solución tranquilado las cuestiones pendientes. Mi Gobierno recomendó ademas al de Bolivia, del modo mas insinuante, ya en detenidas conferencias que el infrascrito tuvo en este despacho con el Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario, doctor don Zoilo Flores, ya por medio de su representante en La Paz, la conveniencia de cpie se suspendiese la ejecución de la lei sobre

el gravamen del salitre de Antofagasta, i el sometimiento de estas diferencias a un arbitraje; lo que patentiza el vivo interés con que el Perú trató de evitar el conflicto, i la inexactitud de la afirmación contraria, que ha tenido a bien hacer, en la nota espositiva de que me ocupo, el señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile. El 24 de Enero, esto es, veinte dias antes de la ocupación por las fuerzas chilenas, del litoral boliviano, nuestro representante manifestó a S. E. el Presidente de Chile, en una conferencia especial que tuvo con él, por hallarse ausente el Ministro do Relaciones Esteriores, que estaba autorizado para interponer los buenos oficios del Perú, a fin de impedir amistosamente todo acto violento que pudiera entorpecer un arreglo con Bolivia. S. E. aceptó el ofrecimiento con entusiasmo, i lo correspondió con la promesa formal de que no tomaría medida alguna estrema sin ponerla antes en su conocimiento. Esto no obstante, nuestro Encargado de Negocios manifestó los deseos del Perú al mismo señor Ministro Fierro; i cuando era justo que esperase el cumplimiento déla palabra empeñada por el Presidente de la República, solo obtuvo un cortés rechazo de los bnenos oficios i la notificación de que se daban órdenes para ocupar por la fuerza Antofagasta i Mejillones, como se realizó, en efecto, pocos dias después. Entre tanto, Bolivia habia aceptado los buenos oficios del Perú, i cedido, según queda manifestado, a las exijencias de Chile, que consistían en que susi>eudiese el gravamen impuesto a la esportacion del salitre. El Perú uo fué, pues, indiferente a las dificultades que se desarrollaban entre Chile i Bolivia: su conducta, por el contrario, fué la de un amigo solícito i previsor; i si sus buenos oficios, ofrecidos antes de que se realizase el conflicto, no lograron evitarlo, como lo deseaba mi Gobierno, fué única i esclusivamente porque en los consejos del gabinete chileno estaba acordado de una mauera irrevocable el engrandecimiento de su territorio, a costa de su vecina i antigua aliada, i de la perturbación del equilibrio de esta parte del continente. I bien clara i elocuente prueba del vivo interés que animó al Perú en favor de la paz se encuentra en que, a pesar de no haber sido aceptados sus bnenos oficios, i de considerar por esto algo afectado su decoro, no se desalentó en sus propósitos, sino que se apresuró a acreditar en Santiago un Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario en misión especial, encargado de proponer un arreglo con Bolivia bajo la base racional i justa de la desocupación del territorio invadido i sometimiento a un arbitraje de todas las cuestiones pendientes con esta República. Tan reiterados ofrecimientos, de cuya lealtad se permite dudar el señor Fierro, suponiendo de una manera ofensiva, que S. E. el Presidente del Perú habia manifestado «que una opinión inconsciente ejercía presión i entrababa su poder,» fueron después confirmados en Santiago por nuestro Enviado especial, quien, durante el mes que permaneció en aquella ciudad, no cesó de escojitar i proponer diversos medios para un avenimiento decoroso, sin conseguir sacar otro resultado que la triste convicción de que el Gobierno de aquella República estaba firmemente resuelto a sostener a todo trance la usurpación del territorio de Bolivia, i la declaración de guerra con que se ha correspondido a los esfuerzos hechos por mi Gobierno en favor de la paz. En las diversas conferencias que tuvo en Santiago, tanto con el excelentísimo señor Presidente, como con su Ministro de Relaciones Esteriores, se procuró siempre ocultarle aquellos designios, hablándole en términos que le hicieron comprender la posibilidad de. la desocupación del litoral boliviano, a fin de arrancarle una declaración de neutralidad absoluta c incondicional, i se le propusieron al mismo tiempo, por órganos si no oficiales mui caracterizados al menos, bases de arreglos ignominiosos, que nuestro representante rechazó con dignidad, como lo habia hecho antes nuestro Encargado de Negocios, no obstante que «e halagaban con ellos los intereses del Perú. Entre esas propuestas, figuran la de dividir Bolivia entre Chile,


CAPITULO SESTO. el Perú, la República Arjentina i el Brasil, haciendo de ella, según las palabras que se emplearon, una Polonia americana; i la de quedarse Chile con el litoral boliviano, cediendo el Perú a Bolivia, Iquique i Arica, i recibiendo en compensación la provincia ecuatoriana de Guayaquil. En los mismos dias en que esto ocurría en Santiago, el representante de Chile en Lima dirijió a este despacho una nota inmoderada i estudiosamente provocativa, pidiendo esplicaciones por la actitud de la prensa i del pueblo peruanos, que no hacían otra cosa que corresponder débilmente a las provocaciones desenfrenadas de la prensa i pueblo chilenos; inculpando falsa i calumniosamente a mi Gobierno el haber suministrado al de Bolivia armas i municiones de guerra; exijiéndole esplicaciones sobre la existencia del pacto de aliauza que liga al Perú con Bolivia, i qne en aquella fecha se conservaba en secreto; i demandando por último una declaratoria terminante de su neutralidad, ante los acontecimientos que habian tenido i tendrán lugar, mientras defendiese Chile con las armas el territorio boliviano que habia ocupado. Halláudose las negociaciones radicadas en Santiago, i creyendo ademas esta cancillería encontrar en el gabinete chileno un espíritu mas tranquilo i conciliador que el que manifestaba en todos sus actos su Plenipotenciario en Lima, apresuróse a dirijir al señor Lavalle, autorizado adhoc, una nota en que se desvanecen satisfactoriamente los cargos que se hacían contra mi Gobierno, recomendándole que diera lectura de ella el señor Fierro i le dejara copia, si lo deseaba. Esta nota, que lleva la fecha de 22 de Marzo último, se encuentra publicada entre los anexos de la memoria que este despacho acaba de presentar al Congreso estraordinario reunido el 24 de Abril, i que acompaño a fin de que V. E., si lo estima necesario, pueda comprobar este i los demás hechos a que me refiero, i formar un juicio exacto respecto del procedimiento observado por ambas Repúblicas. En dicho documento mi Gobierno declaró: que no teniendo, como no tenia entonces, conocimiento oficial de la ocupación del litoral boliviano, e ignorando la significación i verdadero alcance de aquel acto, no habia llegado la oportunidad de que el Peni manifestase su opinión i la actitud que le correspondería asumir; i-que sn conducta dependía de dos condiciones que no le era posible desatender: la existencia del pacto de alianza defensiva que lo ligaba a Bolivia, i la decisión del Congreso nacional, que habia sido convocado con el esclusivo objeto de trazar al Gobierno la línea de conducta que debería seguirse. El Ministro de Relaciones Esteriores de Chile se permite, sin embargo, afirmar que el gabinete de Lima ofreció a su Plenipotenciario que sería neutral. La inexactitud de este acertó está comprobada, no solo por lo que queda espuesto, sino por las terminantes declaraciones que directamente i repetidas veces hizo al Gobierno chileno nuestro Plenipotenciario el señor Lavalle, de que el Pera «no podía nidebia» permanecer neutral en la contienda con Bolivia. Otro hecho igualmente inexacto, de los muchos que contiene la esposicion de que me ocupo, consiste en el supuesto de haber .ofrecido al señor Godoi suspender los aprestos bélicos, emprendidos desde qne se conocieron los propósitos manifiestamente hostiles del Gobierno chileno. Bien lejos de esto, en las diversas ocasiones en que se acercó a mi despacho le manifesté, con la lealtad característica del pueblo peruano, que nos armábamos en previsión de las eventualidades que pudieran snrjir, pero nuestros aprestos no debían ser mirados por Chile como azarosos, pues no tenían el carácter de agresivos, i quedando satisfecho de mis esplicaciones, llegó a declararme, repetidas veces, que comprendía que los intereses i la posición política del Perú o le permitían ser neutral en la cuestión que se ventilaba entre Chile i Bolivia, i que asilo habia manifestado a su Gobierno. No es tampoco exacto que el Perú, mientras ejercía su mediación en Santiago, hubiese suministrado a Bolivia arfl

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mamento i municiones de guerra; i mi Gobierno se apresuró a rechazar este cargo con la altnra que le correspondía, desde que lo iniciara el señor Godoi. No solamente llevó lealtad i su deseo de evitar la guerra hasta negarse a Bolivia a proporcionar elementos bélicos, sino que se esforzó en impedir la salida del ejército de La Paz, que ardia por lanzarse a lecuperar su territorio usurpado, i la de un corsario que el Gobierno de aquella República, qne no ha suscrito la declaración de Paris, de 1856, habia preparado para emprender sobre una rica i segura presa. Nada omitió, pues, en su inquebrantable propósito de arreglar amigablemente las diferencias entre ambos países. El Gobierno del Perú no podía pensar ni obrar de otra manera; pues aparte del interés que siempre ha sentido i manifestaclo por la conservación de la paz en los estados sud-americanos, i confiando en las buenas relaciones que lo ligaban con sus vecinos, vivía sin preocuparse de sus elementos de guerra i contraído esclusivamente a reparar los estragos de la crisis mercantil i financiera, que hace tiempo viene perturbando el desarrollo de sus operaciones económicas: el ejército, por otro lado, se hallaba a la sazón diseminado en diversos puntos de su vasto territorio i reducido al estricto pié de fuerza que la lei señala para el estado de paz; i la escuadra, como es público i consta a todos los representantes estranjeros que residen en esta capital, se encontraba casi desarmada, circunstancia que hasta hoi no le ha permitido salir de las aguas del Callao a desalojar a la chilena de los puertos del Sur, a fin de que no continué en la obra de incendiar poblaciones comerciales e indefensas i arrojar bombas sobre trenes llenos de mujeres i niños. Una nación completamente desarmada, como se encontraba el Perú, i temerosa de qne se comprometiesen sus intereses en la lucha, si no arribaban a un arreglo satisfactorio las Repúblicas contendientes, no podia eximirse de trabajar de una manera sincera i entusiasta en favor de la paz. I así lo hizo mi Gobierno, acallando la justa indignacien que produjeron en su ánimo i en el de su pais cutero, los escandalosos atentados cometidos a presencia de las autoridabes i fuerzas chilenas contra nuestros consulados en Valparaíso i Antofagasta, i que sin duda fueron espresamente preparados, con el objeto de provocar un rompimiento de las buenas relaciones hasta entonces existentes. Mientras mi Gobierno obraba de esta suerte para evitar una guerra sangrienta, el de Chile entretenía al Plenipotenciario peruano con indicaciones relativas a un arreglo «que no reputaba imposible»; i luego que tuvo listos los elementos bélicos, sijilosamente preparados, rompió de una manera brusca sus relaciones con él, al mismo tiempo que su representante en esta capital pedia sus pasaportes; i se lanza inmediatamente, sin declaración formal de guerra, a bloquear el puerto de Iquique i cometer los vandálicos atentados que llevo referidos. Para justificar estos procedimientos solo alega los preparativos que se hacían entonces en nuestra escuadra; el envió de una división de mil quinientos hombres al puerto de Iquique i la existencia de un tratado de alianza defensiva que el Perú habia celebrado con Bolivia el año de 1873, Basta la mera enunciación de tales fundamentos, para que resalte su insignificancia i la evidencia de que la conducta de nuestros adversarios obedece a otros móviles ocultos, que no se atreven a manifestar, porque causarían una iudignacion profunda en todos los países de la tierra. Los arreglos de nuestra escuadra i el envió de mil qui-' nientos hombres a Iquique en los momentos en que estallaba una guerra entre dos Repúblicas vecinas del Perú, no podían sorprenderá Chile; pues es muí natural que se preparen las naciones en previsión de las emerjencias que la guerra suele orijinar, sobre todo cuando se inicia en sus fronteras, como aconteció en el presente caso. El Gobierno chileno habia recibido, por otra parte, terminantes i reiteradas declaraciones oficiales sobre la naturaleza de los preparativos de nuestra escuadra, que no pasaban de su parte material, i del movimiento de la peque-


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G U E R R A DEL PACIFICO.

ña fuerza mencionada; i debió estar convencido deque no tenían, como los hechos lo han corroborado, el carácter de agresivos. '"El tratado de alianza ajustado con Bolivia no podia constituir tampoco un. motivo de guerra, puesto que al celebrarlo las partes contratantes solo se propusieron garantizarse mutuamente su independencia, su soberanía i la integridad de sus respectivos territorios mediante la defensa, común contra toda agresión esterior, lo que no es una ofensa a los derechos de ninguna nación. Alianzas de esta especie abnnclau en todas las cancillerías, i nunca han dado márjeu a que se dude de la buena fe de los Gobiernos que las celebran. La'impersonalidad del tratado; lo abstracto de sus estipulaciones, i las condiciones prefijadas para la declaración del cani-i fieleris, ponen de manifiesto que solo podría relacionarse con Chile, después que de su propia voluntad practicase los atentados que hae.eu efectiva la alianza. Este pacto, ademas, no obliga al aliado a uua guerra a todo trance, sino, por el contrario, al empleo de los medios conciliatorios, que oportunanruite fueron ofrecidos por el Perú, sin necesidad de ocultar bajo el disfraz del mediador el compromiso del belijerante. La existencia del tratado, aunque secreto en virtud de sus estipulaciones, no era por otra parte desconocida en Chile. Sus hombres públicos, i aun los mismos Ministros de Estado de diferentes épocas la han manifestado, ocupándose constantemente de su contenido. Da otro lado, el Gobierno chileno tuvo conocimiento oficial de su existencia desde que principió la cuestión con Bolivia, porque el Presidente de la República i el infrascrito comunicaron al señor Godoi sus principales estipulaciones, que lejos de embarazar, apoyaban i justificaban la acción mediadora i amistosa que el Perú había desarrollado para evitar la guerra entre dos Repúblicas amigas, i la realización de las emerjencias que darían márjen a la efectividad de la alianza convenida. Las estipulaciones del tratado no hacían tampoco imposible la neutralidad del Perú. Si Chile no hubiese ocupado el litoral boliviano, invocando el absurdo principio de reivindicación, que viola el idti possidetis de 1810, i amenaza la integridad territorial de los Estados sud americanos; sino hubiese abrigado el propósito de apoderarse a viva fuerza de lo que nunca le ha pertenecido; si, inspirándose en los dictados de una razón sana, hubiese concretado sus esfuerzos a procurar, mediante el empico de medios coercitivos, que se admitiese la iutelijencia que él atribuye al artículo 4." del tratado de 1874, avocándose uua cuestión de la competencia de los tribunales bolivianos, indudablemente que el Perú no habría tenido razón para intervenir en la contienda, porque desde que no se ofendiese la integridad del territorio boliviano, no habría sobrevenido el casus ñederis, i hubiera permanecido neutral, procurando evitar la guerra que presajiaban el rompimiento de las buenas relaciones entre ambos países i las hostilidades emprendidas. En el año de 1873, Bolivia estuvo amenazada de desmembración territorial, i lo estuvo igualmente la República Arjentina. Estas amenazas dieron oríjen a la alianza cuyos propósitos i tendencias sou i serán siempre eminentemente americanos, desde que se encaminan a evitar la guerra entre pueblos que necesitan de la paz para consultar las crecientes exijeueias de su desarrollo i prosperidad. Chile habia terminado de una manera irrevocable su cuestión de límites con Bolivia desde 1866, i el tratado posterior, ajustado en 1874, manifiesta que él no fué el motivo que inspiró la alianza, ni su objeto, a no ser que se lanzara, como lo ha hecho, al terreno vedado de las usurpaciones escandalosas. La idea de que la alianza fué inspirada por la necesidad de prevenirse contra el clamor de los salitreros de Tarapacá, despojados de su industria, carece de fundamento i es a todas luces impertinente. La espropiacion de las salitreras cuesta al Perú mas de veinte millones de soles; i en el precio abonado a los que voluntariamente se resolvieron a

la venta, encontrará, el que no cierre los ojos a la evidencia, una indemnización harto superior en algunos casos a la que la justicia misma indicaba. Pagando el precio e indemnización al daño, no hai espoliacion. El Perú hizo una i otra cosa, i no merece los denuestos que se le prodigan en el manifiesto de que me ocupo. Convertir en óríjen de la alianza de dos naciones la necesidad de precaver al Gobierno de uua de ellas de los reclamos que sus industriales pudieran presentar contra las medidas fiscales que hubiese adoptado, no pasa de ser una orijinalidad que nadie encontrará-aceptable. Alegaciones semejantes solo sirven para dejar comprender que Chile se preparaba a convertirse en tutor i defensor de los salitreros, abundantemente remunerados del valor de las oficinas que de una manera voluntaria vendieron al Estado; pues solo así se esplica que su Ministro de Relaciones Esteriores vea a la vez en la alianza la consagración de la espropiacion de las salitreras i una ofensa inferida a su patria. Pero si es cierto que a la luz de una crítica imparcial no puede sostenerse que dicha espropiacion inspira la idea de la alianza, es preciso convenir en que ella aseguró para el Perú i Bolivia el monopolio del salitre i de las multiplicadas negociaciones que le son anexas, sentando las bases de una prosperidad halagüeña que Chile apetecía i deseaba arrebatarnos a todo trauco. Hasta entonces las producciones peruanas le habían servido para equilibrar su balanza mercantil; i una vez que por la fuerza de las cosas sus capitales se retiraron de Tarapacá, revivieron sus ambiciones i volvió a la tarea de apoderarse de nuevos territorios, que avivaseu sus desfallecidas industrias. Esto es lo único que esplica la conducta de Chile. Necesita riquezas en las difíciles circunstancias que atraviesa; i como no las encuentra en su exhausto territorio, se lanza a apoderarse a viva fuerza de las que pertenecen a sus vecinos. Tales son los resultados de la justicia que pregona i de la civilización de que hace alarde. La verdadera cansa, pues, de la guerra que Chile ha declarado al Perú se encuentra en su desmedida ambición, en el vehemente deseo de apoderarse del litoral boliviano que encierra grandes riquezas en Imano,, salitre i minerales. Tiempo hace que lo viene buscando, sin omitir medio algalio, ni aun siquiera los vedados, i trabaja por alcanzarlo de una manera incesante. Aprovechando délas dificultades internas que atravezaba la República boliviana, logró arrancarle el territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24 de latitud Sur; i no contento con esta concesión, ha procurado lanzarla contra el Perú ofreciéndole su apoyo, como ya lo he indicado, en la empresa de apoderarse de los departamentos de Tacna i Tarapacá, en cambio de los territorios que confinan con las riberas del Loa. No hai infidencia, que Chile no haya cometido contra el Perú a la sombra de las buenas relaciones que entre ambos existían. Ni los sagrados intereses de la América, ni la dignidad que corresponde a las naciones, ni los respetos que se deben a los demás Estados, nada ha bastado para aplacar sus ambiciones desordenadas. Inmediatamente después que las fuerzas españolas ocuparon las islas de Chincha a las órdenes del almirante Pinzón, lejos de ponerse al lado de los intereses sud-americanos, procuró estrechar sus relaciones con España i celebrar con el Ecuador un tratado de alianza ofensiva contra el Perú a fin de que, abrumado por las calamidades de la guerra i en medio de las dificultades que entonces embarazaban su defensa, sucumbiese i le sirviese de pedestal a la realización de cálculos impuros. No se habia ajustado la tregua con España, i subsistiendo aun el estado de guerra, su representante en Londres se puso de acuerdo, sin anuencia del Perú, con el de aquella nación, para sacar de' los astilleros de Inglaterra los buques que ambos habían mandado construir, permitiendo de esa suerte que el enemigo común aumentara considerablemente sus fuerzas navales. No habiendo realizado por entonces sus combinaciones proditorias, mandó constelar blindados poderosos que le


CAPITULO SESTO. permitieran enseñorearse en las aguas del Pacífico e imponer su voluntada las naciones del continente. Luego que se sintió fuerte, emprendió otra vez su tarea contra el Perú, inspirando a los Gobiernos i caudillos bolivianos la idea de apoderarse de una parte de nuestro territorio; i aprovechando de la primera coyuntura que se le presentó, nos ha declarado la guerra, que es el objeto que persigue muchos años, pnes la cuestión con Bolivia no ha sido sino nu pretesto, corno lo manifiestan diversos i muí importantes documentos públicos, en los que ha propuesto a aquel Estado la paz inmediata i la indemnización de su territorio con otros . mas valiosos pertenecientes al Perú. A la luz de estos antecedentes, V. E. apreciará los verdaderos motivos de la guerra que nos ha declarado Chile, i verá de qué lado se encuentra la justicia. Entre tanto, el Perú llamado intempestivamente al combate, entrega sus destinos a los designios déla Providencia i la justicia de su causa; i contando con su abada la noble República de Bolivia, con el entusiasmo de sus hijos i con el acreditado valor de su ejército i armada, abriga la convicción de escarmentar a sus gratuitos enemigos. Con sentimiento de la mas alta consideración, tengo la honra de suscribirme de V. E. mui atento i obediente servidor. MANUEL

IRIGOYFN.

VI. decepción diplomática. Hoi ha sido recibido, en auclieneia pública, por S. E. el Presidente de la República, con las formalidades de estilo, el honorable señor Isaac P. Christiancy, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de los Estados.Unidos de Norte-América. En seguida publicamos los discursos cambiados entre el nuevo Ministro i S. E. el Presidente, los documentos reí? tivos a la recepción i la autógrafa del Presidente de los Estados Unidos. El señor Christiancy dijo: «Señor Presidente: Al tener el alto honor de presentar personalmente a V. E. la carta del Presidente de los Estados Unidos de América, en que me acredita de Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario en la República del Perú, de la cual es V. E. jefe honrado i constitucional, deseo aprovechar esta ocasión para manifestar a V. E. el profundo interés que siente no solo el Presidente i todos sus departamentos del Gobierno, sino también el pueblo de los Estados Unidos por la prosperidad del Gobierno i el pueblo del Perú, i su ardiente deseo de fomentar i robustecer los lazos de amistad que hoi felizmente existen entre las dos naciones, i como medio de conseguir tan 'deseado objeto promover i aumentar el comercio entre los ciudadanos de los dos paises. I aprovecho la ocasión, ademas, para asegurar a V. E. que personalmente por largo tiempo he estado i espero continuar perfectamente de acuerdo con estos sentimientos, i en todas ocasiones i de todas los modos lejítimos, estaré dispuesto a llevarlas a cumplido efecto práctico, pnes desde mi juventud, mejor dijera mi niñez, me ha interesado vivamente la lucha que afianzó el establecimiento de la hermandad de las Repúblicas sud-americanas, i su subsecuente i no menos interesante valioso esfuerzo para realizar el gran principio del Gobierno propio popular. Aunque representando a otro Gobierno popular que cultiva amistosas relaciones con todas estas Repúblicas, creo que sin impropiedad puedo manifestar mi sentimiento personal por los acontecimientos que perturban amistosas relaciones, i especialmente porque se haya crcido o supuesto necesario ocurrir a la guerra para el arreglo de sus controversias o disenciones i espresar la esperanza (que estoi seguro compartirán conmigo todas las naciones neutrales i amigas) de que tales controversias i disenciones pueden todavía encontrar en una diplomacia conservadora i huTOIwtO

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mana, mejor solución i remedio mas eficaz i duradero que el de la espada. Permítame V. E., finalmente, presentarle en persona la carta del Presidente de los Estados Unidos, i manifestarle mi sincero deseo en favor de su bienestar personal i por la prosperidad del Gobierno i del pueblo del Perú.» S. E. el Presidente contestó:» «Señor Ministro: Me es altamente satisfactorio recibir de vuestras manos, la carta por la que el Presidente de los Estados Unidos os acredita su Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario en el Perú. Casi tradicional se ha hecho entre nosotros considerar a vuestra patria como una de las mejores amigas del Perú, i nada puede, por consiguiente, ser mas grato a mi Gobierno que fomentar i robustecer los lazos de amistad que felizmente existen entre nuestros respectivos paises i ensanchar sus relaciones comerciales. Podéis, pues, coutar con que encontrareis en mi Gobierno las mas favorables i simpáticas disposiciones para llevar a feliz término vuestra importante misión. La opinión personal que os habéis dignado espresar sobre la facilidad con que racionalmente pudo hacerse un arreglo entre las Repúblicas hoi en guerra, es enteramente exacta; mas, afortunadamente no es el Perú el que ha asumido ante la América la gravísima responsabilidad de turbar su tranquilidad, agotar sus recursos i cubrir su suelo con la sangre de sus hijos. \ Señor Ministro: Sed bienvenido al desempeño de vuestra elevada misión.» LEGACIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS.

Lima,. Abril 16 de 1879. Señor: El infrascrito, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos en la Rejiública del Perú, tiene la honra de enviar a Y. E. copia oficial de la carta.del Presidente de los Estados Unidos al Presidente constitucional de la República del Perú, en la cual acredita al infrascrito, i de rogarle se sirva señalar un dia para que él tenga la honra de presentar en persona al Presidente de la República del Perú, el orijinal de la carta antes citada, del Presidente de los Estados Unidos. Tengo la honra de suscribirme con el mas alto respeto i estimación. I.

P.

CHRISTIANCY.

Lima, Abril 17 de 1879. Señor : El Excuio. señor Presidente de la República, a quien di cuenta de la estimable nota de V. E., fecha de ayer, ha señalado el sábado 19 del corriente, alas dos de la tarde, para recibir a V. E. en audiencia pública, con el objeto de que V. E. le presente la carta del Excmo. señor Presidente de los Estados Unidos de América, la que le acredita Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de su Gobierno cerca del nuestro. Dejando así contestada su indicada nota, aprovecho esta primera oportunidad para ofrecer a V. E. las seguridades de mi alta consideración i respeto. M.

IRIGOYEN.

Al Excmo. señor Isaac P. Christiancy, E. E. i Ministro Plenipotenciario de . los Estados Unidos de América. RUTHERFORD B. HAYES, PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTE-AMÉRICA Al Bxcmo. señor Mariano I. Prado, Presidente constitucional de la Kepú blica del Perú.

Grande i buen amigo: He elejido a Isaac P. Christiancy, uno de nuestros mas distinguidos ciudadanos para residir «erca del Gobierno de la República del Perú, en calidad de Enviado Estraordi-


G U E R R A D E L PACIFICO.

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nario i Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos de América. El se halla bien al corriente de los relativos intereses de los dos países i de nuestro sincero deseo de cultivar i fortalecer la amistad i buena correspondencia existente entre nosotros. Conociendo sn habilidad i elevado carácter, tengo completa confianza en qne se hará acepto a V. E. por sus constantes esfuerzos para conservar i fomentar los intereses i felicidad de ambos paises. Ruego, por tanto, a V. E. lo reciba favorablemente, i le dé entero crédito, a cuanto en nombre de los Estados Unidos dijere, i mas especialmente, a las seguridades que dé a V. E. de la amistad i buenos deseos por la jirosperidad de esa República. Dios conserve a V. E. en su gracia. Dado en la ciudad de WasP'ngton, el dia 31 de Enero de 1879. Buen amigo de V. E. •

-

R.

B. H A Y E S .

Por orden del Presidente, W. M. Evarte, Secretario de Estado.

amistosa que nos envia esa nación hermana, como por las distinguidas cualidades de la persona a quien su Gobierno la ha confiado con tanto acierto. No lo dudéis, señor Ministro, el Gobierno i pueblo del Ecuador saben apreciar i aprecian altamente la noble amistad del Gobierno i pueblo de Chile, i os aseguro que la corresponden con perfecta lealtad, cual cumple a pueble : hermanos, enlazados por tantos i tan sagrados v'ncrdosde oríjen, lengua, relijion i destino. Inspirado por esos sentimientos, prenda segura de recíproca confianza i fraternidad invariable, mi Gobierno no omitirá medio alguno de estrechar i hacer cada dia mas firmes i duraderas las relaciones de las dos Repúblicas; pues que así lo piden la buena volnutad i el mutuo interés de ambos pueblos. Vuestra misión contribuirá, sin duda, a la consecución de tan laudable propósito. Os doi gracias, señor Ministro, por vuestros votos en favor de mi Gobierno i del pueblo que tengo la honra de presidir, i pido al Ser Sujiremo que derrame la abvndpnch de sus bienes sobre el Gobierno i pueblo de Chile.»

Mayo 29. RECEPCIÓN DEL EXCMO. SEÑOR ENVIADO ESTRAORDINARIO I MINISTRO PLENIPOTENCIARIO DE CHILE.

Con asistencia del ¡personal del Gobierno, designado por la lei, i de una numerosa concurrencia, el jueves 22 de Mayo presente, fué recibido en audiencia pxíblica el señor don Joaquin Godoi, en su carácter de Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de Chile cerca del Gobierno del Ecuador. Al poner en manos de S. E. el jeneral de Veintemilla la autógrafa de S. E. el Presidente de aquella Rejuiblica, que le acredita con tal carácter, se espresó en los términos siguientes :«Excmo. señor Presidente: El mas importante de los deberes a que me es grato dar cumplimiento, al tener la honra de poner en vuestras nía-, nos la carta autógrafa que me acredita cerca de V. E. en el carácter de Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de la República de Chile, es el de dar espresion a los cordiales sentimientos con que el Gobierno i el pueblo de mi patria contemplan i anhelan vuestra personal felicidad i el engrandecimiento, prosperidad i gloria de la nación que gobernáis. La nunca interrumpida amistad, esmeradamente cultivada entre Chile i el Ecuador, tan antigua como la existencia de ambos Estados, tan firme i sincera como el carácter de uno i otro pueblo, hace presentir que serán coronados por el éxito mas completo los designios que mi Gobierno abriga de poder dar, en el interés de las dos RejDÚblicas i consultando sus lejítimas aspiraciones del momento i del porvenir, mayor espansion i robustez, si es posible, a los víuculos de unión, fraternidad i alianza que venturosamente losdiga. Servir a aquellos elevados designios con fidelidad e incesante solicitud, es el objeto de la misión que me ha sido confiada, objeto al que, sin perderlo un instante de vista en ninguno de mis actos, sabré consagrar el esfuerzo de mi mas decidida voluntad. Los impulsos de mis mas arraigadas convicciones me dan, desde ahora, señor, la lisonjera esperanza de que la consecución de tales fines me será fácil: de ello son prenda segura la lealtad de mis intenciones; mas que esto, la mui benévola acojida que me ha dispensado, empeñando ilimitadamente mi gratitud, esta hospitalaria, noble i jenerosa' sociedad; i, sobre todo, la elevación, rectitud i dignidad de las miras i de los sentimientos propios de V. E.» Seguidamente S. E. el Presidente de la República contestó: «Señor Ministro: Con sincera satisfacción recibo la carta autógrafa que os acredita en ol carácter de Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de la República de Chile, en el Ecuador ; satisfacción mui grata ciertamente, así por la misión

VII MISIÓN ESPEC \L EN EL PERÚ. T

Lima, Abril 5 de 1879. Señor Ministro:

Núm. 48.

El domingo 30 de Marzo, a horas 2 P . M., una comisión puso en mis manos la enérjica protesta que la ilustrada juventud de la Universidad mayor de San Marcos, de esta capital, suscribió el 16, condenaudo lacondneta observada por el Gobierno de Chile con la República de B o via, dirijiéudome su Presidente las sentidas i patrióticas palabras que forman la alocución publicada, junto con mi contestación, en el número 2,336 del diario L A PATRIA, que hoi remito a los Ministerios del Estado, tribunales nacionales i prefecturas de esa República para conocimiento del Supremo Gobierno i pueblo bolivianos, conforme al deseo manifestado en el segundo artículo de dicha protesta. Considero de altísima honra para nuestra patria, tan sr lemne documento en que la juventud de Lima ha consignado los principios mas liberales del derecho de jentes en defensa de Bolivia i para oprobio del Gobierno de Chile; i espero se le dará la mayor publicidad posible, no solo por su importancia e influencia moral, sino también como un testimonio de gratitud nacional i de adhesión a las ideas i nobles sentimientos de esta porción ilustre del pueblo peruano, que constituye la mas halagüeña esperanza de su glorioso porvenir. Hoi, que el Gobierno chileno, en su demencia i necio orgullo, acaba de declarar también la guerreo al Perú, por razón de la alianza defensiva que un pacto solemne i la naturaleza misma han establecido entre Bolivia i el Perú, debo esperar que nuestra juventud i todo el pueblo bo 'viano corresponderán con igual altura al testimonio de al • negada sinrpatía que nos han dado la juventud i pueblo peruano, a fin de hacer mas sólidos i perdurables los sentimientos de sincera amistad, de cordial unión i de la mr ; estrecha confraternidad que debe existir entre ambos pueblos i Gobiernos, en beneficio común de sus mutuos intereses en el j)orvenir. Sírvase usted, señor Ministro, dar lectura de este despacho al señor Presidente de la República i a sus 'bgnos colaboradores del gabinete, aceptando mis consideraciones de alto i distinguido ajtrecio. Dios guarde a usted, señor Ministro.—Berapio Rey* Ortiz.—Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia—La Paz. 1;

1

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CAPITULO

LEGACIÓN DE B0L1VIA EN

EL PERÚ.

Lima, 12 de Abril de 1879 Núm. 244.

SESTO.

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VIII. Un reconocimiento o risita de observación a la aldea de Chiuchiu.

Señor Ministro: El 24 del presente, a las 11 i media A. M., salimos de Como tuve el honor de anunciar a usted en mi comuniCalama con el Teniente Coronel Ramírez acompañado de cación anterior, el domingo 6 del corriente tuvo lugar el veinticinco granaderos a caballo, mandados por el alférez gran meeting de todo el pueblo de Lima, convocado i enseñor Barahona, del ayudante en comisión de la Comandancia de Armas, don Carlos Sonper, i don Pedro Carre, cabezado por los honorables consejos departamental i prociudadano francés. vincial. A las 4 P. M. llegamos al borde de la planicie, desde El entusiasmo que raya en frenesí, con que ha sido acepdonde se divisa la aldea de Chiuchiu; desde ese punto, tada aquí la guerra, se escapa a la posibilidad siquiera de aun cuando parece a la simple vista estar solo a cuatro o una descripción aproximada: ese entusiasmo, ese delirio seis cuadras del, pueblo, hai, sin embargo, veinte minutos popular, se concibe fácilmente pero no se describe. El puede camino al tranco o marcha ordinaria de la caballería. blo de Lima, levantado ese dia como un solo hombre, reEste error de óptica es común en el desierto, .donde las .cojió el guante que le arrojara la quijotesca arrogancia de montañas o cualquier objeto insignificante se ven mucho Chile. mayor que lo que es, si la distancia es corta, i si es de leComo era de esperarse, la Legación de Boliviafué objeguas no es estraño ver una cerranía a dos o tres leguas de to ese dia, mas que otro alguno, de la mas tierna solicitud, nosotros cuando estamos a cuatro o seis por lo menos. de la ovación mas espléndida, pues primero fué saludada Cuando avistamos el pueblecito de Chiuchiu lo primero por la numerosa colonia de las tres Repúblicas que compoque apareció a nuestra vista fué un edificio de techo blannían la antigua Colombia, la cual ofreció jenerosamente quecino, pues con motivo de ser raras o fenomenales las sus servicios, dejando copia del acta que habia firmado en lluvias en estos lugares, algunos edificios notables tienen favor de Bolivia i del Perú. el techo blanqueado como las murallas interior i esterior. Vino en seguida, la escuela de medicina conduciendo A medida que nos aproximábamos al pueblo, llegaban nnidos los pabellones del Perú i Bolivia, bajo la presidena nuestros ojos otras formas confusas de aspecto fúnebre, cia de su decano, el respetable doctor Odriozola, a ofrecer que nuestro guia nos daba a conocer como los edificios parsus servicios profesionales en la campaña. ticulares de aquella miserable población, que el terremoto Mas tarde, concnrrió a las puertas de la Legación el del 9 de Mayo del año pasado redujo a la última miseria. inmenso jen tío que se habia reunido en meeting en la A pocas cuadras del pueblo i cuando ya nuestra vista plaza principal; con cuyo motivo se le dirijieron elocuenpudo distinguir alguna de las calles, principiaron'a aparetes i patrióticos discursos, que fueron contestados por el cer formas humanas, vestidas de colorado i verde, que son doble personal de la Legación i por otras personas notables los colores de predilección para los trajes de los cholos. de las muchas que llenaban sus balcones. Al mismo tiempo los hombres montados en muías i burVino, por último, el numeroso meeting del Callao, cuyo ros huían a las quebradas o serranías dejando a sus famientusiasmo no creyó deber escusar su ardiente simpatía lias, como es costumbre en ellos, a disposición del enemigo por su noble i valerosa aliada la República de Bolivia. En una palabra, señor Ministro, el entusiasmo de este ' mientras se ponen en salvo. A las 4 i media atravesamos el rio Loa para entrar al noble pueblo por la guerra, i la cordialidad del afecto que pueblo, después de un corto descanso cpie dimos en la ribera lo liga con Bolivia, tienen profundamente comprometida norte para que bebieran agua nuestros caballos. Nuestra la gratitud de los representantes de ésta, quienes no cesan corta ascención por la calle principal me hizo recordar un instante de recibir manifestaciones esplícitas de tan aquellos estrechos i peligrosos senderos de nuestras cantenobles sentimientos, ya en el recinto privado del domicilio, ras o minas de j.fiedra, jures, como en éstas, la juincipal caya en los salones de la Legación, ya en las calles, plazas, lle de Chiuchiu no tiene mas que una huella angosta donteatros, etc., o en donde quiera que ellos se presenten. de apenas caben las patas de los caballos: el resto en amEsas manifestaciones colectivas de ardiente simpatía, de bos lados está ocupado por graneles troncos de caliche doble entusiasmo, se producen también de momento a modesprendidos de los edificios, desde el 9 de Mayo, i que la mento i de un modo individual en los salones de la Legainercia de estas jentes los conservan en la misma situación ción, los cuales están incesantemente invadidos por jentes i lugar donde los dejó aquel recio sacudimiento de tierra.de toda nacionalidad, que vienen a ofrecer sus servicios por Con dificultad i uno a uno pudimos al fin penetrar haspuro amor a estos paises i por odio a Chile; protestando ta la plaza, que se halla situada a dos cuadras del rio. de antemano que no aceptan sueldo, ni recompensa de ninAquí no hallamos mas edificios en pié que una modesta gún jéuero, i solicitaudo solamente un rifle i un puesto en habitación de un joven italiano, el tínico ser que en su molas filas del ejército que vá a defender los fueros del deredo de vivir i obsequiosidad con los forasteros da a conocer cho i del decoro de la América. al que llega a Chiuchiu que en aquel lugar habitan seres Tal es, señor Ministro, la actitud de este pueblo, cuya racionales. jenerosidad i desprendimiento llega, por otra parte, a la La antigua población habrá tenido mas de ochenta caaltura de su entusiasmo, pues bien se puede asegurar, sin sas, pero sus pobladores no olvidaron por completo las costemor de equivocarse, que las iujentes i numerosísimas dátumbres de sus abuelos, los infieles, como llaman aquí a divas espontáneas del patriotismo producen al Gobierno los primitivos pobladores de la raza india. todo lo necesario para hacer frente a los gastos de la Las calles no tienen mas que cinco varas de ancho, pero guerra. esta no es la anchura jeneral en todas partes, pues no sienI es de esperar que imite tau noble ejemplo el altivo i do conocido entre estas jentes los directores de obras púpatriota pueblo de Bolivia, con tanta mas razón, cuanto blicas, cada vecino edifica su casa como mas le acomoda; que él es el ultrajado en sus mas nobles sentimientos. así que no es raro encontrar algunas murallas salientes Reitero, con este motivo, al señor Ministro las consideuna o dos varas de la línea que forman los demás edificios raciones de respeto i estimación particular, con que soi su i dejar un paso bastante estrecho para que apenas ruede atento i seguro servidor. nn carretón, o entrarse en el terreno diagonalmente para Z . FLORES. dejar solo una esquinaa la calle. Al seiior Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia. Todas las murallas i techos, pues todos estos últimos son planos que sirven de basurales, son construidos con trozos de caliche. Las murallas son de dos varas i media con una puerta de entrada, sin ventanas a la calle muchas


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G U E R R A D E L PACIFICO

de ellas i el interior dividido en estrechos calabozos; el basural mas inmundo del rio Mapocho en Santiago o la plaza del Almendral en Valparaíso, no es comparable con el de los patios i piezas de habitación de todos estos pueblos, no digo solo el de Chinchín, pues en Calama es lo mismo, desde que ha sido necesario para ocupar las casas que sirven de cuartel, emplear quince o veinte hombres por dos o tres dias en amontonar i botar los trapos, cueros i miles de inmundicias sobre las cuales tienen costumbre de vivir estas miserables jentes. El mas rico i acaudalado vecino de Chiuchiu es el señor Gregorio Carrazano, boliviano de orijen i de costumbres; allí fué hospedado el Comandante Ramírez i el señor Carre. La pieza de recibo destinada para estos señores fué la mejor de la casa, i como no podemos resistir a la tentación de referir lo que hemos visto en esta escursion, nos permitirá el honorable huésped hagamos una lijera descripción de todo. Cuando llegamos a la casa del señor Carrazano, pues tuvimos el gusto de acompañar al señor Ramírez, nos recibió un arjentino, especie de mayordomo de la casa. Nos ofreció café apenas nos apeamos del caballo, pero como ya era hora de comer, según nuestros cálculos, pues eran mas de las cinco, nos escusamos, aguardando sí, como era natural, nos condujera a la pieza de espera o de recibo, puesto que andaba ausente de la casa el dueño de ella, iinica persona que podía hacernos los honores, pues la familia estaba en las quebradas, oculta desde el primer día del arribo de nuestras fuerzas a Chiuchiu. El mayordomo nos sacó sillas al corredor j>ara que pudiéramos descansar, pero una de ellas carecía de espaldas i con una pata medio despegada; ésta, que era la mejor, sin embargo, le tocó de preferencia a nuestro jefe, quien no pndiendo conservar el equilibrio a que lo obligaba el mal taburete, prefirió estar de pié, no obstante las diez leguas de viaje que habíamos acabado de hacer. Al fin, después de media hora de esjiera, el señor Carrazano se puso a nuestra vista; llegaba de visitar su chacra i la familia; montaba un macho oscuro, i como hombre prevenido traía dos alforjas repletas de choclos. Un cordial saludo recibimos de nuestro huésped i nos hizo pasar inmediatamente a su única pieza de recibo. Consistía ésta en una pieza de seis varas de largo por cuatro de ancho i tan alta como las demás del pueblo. No había cielo ni piso entablado, porque la madera es muí escasa por estos lugares, pero en cambio se veía un cielo de jénero donde miliares de moscas habían vivido i reproducídose por alguna veintena de años. El piso era del mas puro caliche donde la escoba no habia pasado probablemente desde la ausencia de la familia; habia dos mesas, dos catres, tres cajones en que quizá hubo botellas de vino, tres sillas que se trajeron del corredor, un apero completo de carreta i una montura. Nos ofreció asiento al rededor de la mesa i luego vino el café que es el principal obsequio en aquel lugar, donde taivez por la circunstancia de ser abundante como la coca, obligan a los huéspedes aceptarlo a toda hora. Dos horas mortales de conversación, en la que nuestro jefe no desperdiciaba los momentos oportunos de hacer algunas preguntas que mas tarde pasaron a formar líneas en * las notas de la cartera, fueron al fin lo bastante para que llegara su hora a la comida. Ya era tiempo, pues desde las diez de la mañana hasta las siete de la noche era algo esperar para los que no usamos coca, o maiz tostado en los bolsillos. Pero ¡qué, en vano fué nuestro esperar! la comida estaba retratada en los manteles, en los vasos como en el resto de la pieza. Teníamos choclos cocidos en vez de pan; dos vasos, para cinco convidados ¡i qué vasos, santo cielo! Estábamos a seis varas de un gran cequión de rica i cristalina agua, pero esto no implicaba para que los vasos necesitasen de nuestros pañuelos de narices, pues era mas aseado esto que pasar el mantel, no digo servilleta, puesto que no la conocen estos señores, por el borde del vaso donde debíamos poner nuestros labios. Los que bebieron en

tasa del poco vino que nosotros habíamos llevado, no sé si vieron lo que nosotros en los vasos; talvez no, porque el color de ellos era para confundir el vino con el café con leche, color que habían tomado por su mucho uso por jente que masca coca. La noche la pasamos como puede suponerse después de nuestra comida; teníamos si, buenos colchones, pero faltos de abrigo i demás utensilios, por lo que las espuelas i las botas fueron las únicas prendas que se desprendieron de nuestras maltratadas humanidades. La tropa pasó mejor dia i mejor noche, pues el Comandante Ramírez antes que para él i sus oficiales cuidó de que nada faltase a los soldados i sus caballos. , Al dia siguiente de nuestra llegada a Chinchín, dio el jefe la orden de regresar a Calama, i mientras la tropa emprendía su marcha después de haber almorzado, nosotros nos internamos algunas leguas por la quebrada que forma el rio Loa. Es un vallecito muí estrecho que no tiene mas de una cuadra en algunas partes; su vejetacion es raquítica, i sus tierras tan pobre que no producen otros cereales que el maiz, la quina, trigo en muí pequeña cantidad i la alfaP'i, que es su mayor riqueza. Visitamos el antiguo pueblo de los infieles i las huacas 0 cementerios de esos indios. El pueblo era una especie de ciudadela, de una cuadra en cuadro, defendida por su tres fuertes con dos fosos i tres murallas aspilladas, por las que deberían arrojar sus flechas. Está situado en la orilla de una barranca que cae al rio Loa i 'tiene también por este lado una muralla aspillada. En este corto espacio ele terreno deberían rcfnjiarse eu tiempo de guerra .pueblos numerosos de indios, según se demuestra por las infinitas cobachas, tan pequeñas algunas de ellas que es imposible estar de pié ni horizontal. Idai centenares de estas casuchitas i se conservan intactas muchas de ellas, es decir, las mas grandes i refaccionadas por los indios modernos que las ocupan actualmente. Esta cindadela es un verdadero laberinto por su infinidad de callesitas tortuosas i de una vara de ancho. Las casas o cobachas mas bien dicho, no tienen mas altura qne dos varas, con una puerta i una ventana cuando son de tres o cuatro varas en cuadro, pero con solo la puerta si son mas chicas. Por las puertas no puede entrar derecho el hombre mas pequeño, pues no pueden llamarse puertas sino postigos. Son pocas las que de estas casnchas pueden ser habitadas, porque casi toda esa ciudadela está en ruina. A pocos metros de la ciudadela están las huacas o cementerios de donde se estraen las momias que enriquecen nuestros museos. Una escavacion insignificante bastaría para sacar centenares de ellas, pues a la vista se ven desparramadas por el suelo muchas en buen estado,de lasque sacan los escarbadores del caliche para estraer capas gruesas o trozos qne sirven para murallas o cierros de potreros 1 dejan al aire libre infinidad de sus restos humanos que los mismos indios miran con la mas alta indiferencia. Vistas a la lijera estas raras antigüedades i tomados algunos apuntes sobre la localidad, pues es el pueblo que luego ocupará el ejército del jeneral Campero, i qne yo no lo apetezco ni espoñdria la vida de un solo hombre en su defensa, nos regresamos a Calama, bien molidos, sedientos i tostados con la travesía de esa parte del desierto, donde abundan salinas excelentes en que los carretoneros recejen la sal como recojen arena en las playas de Valparaíso los contratistas del lastre para los buques. Concluyo estos lijeros apuntes de mi escursion a Chinchín, advirtiéndole que este infeliz pneblecillo está casi del todo abandonado, pues no hai allí mas habitantes que los pocos indios que han emigrado de aquí i algunas otras personas mas pudientes como el honorable Carrazano i un otro rico propietario i compatriota nuestro, el señor don Eulojie Yañez, que tuvo la galantería de venir de tres leguas de distancia a hacernos su visita, presentándose de gran etiqueta i vestido a la usanza de nuestros carrilanos, con cotona de cotí mui enhuinchada con cintas lacres i con las faldas fuera del pantalón.


CAPITULO SESTO.

IX. El banquete de la Legación boliviana. 15 DE ABRIL DE

1879.

(PATIIX de Lima.)

La representación oficial de Bolivia ofreció ayer tina muestra de cordialidad i de simpatía a la prensa de Lima, reuniendo a los directores i redactores de todos los diarios a la vez que al señor Ministro de Relaciones Esteriores i a los representantes diplomáticos de las Repúblicas americanas, en un suutuoso banquete que tuvo el éxito mas satisfactorio, así por la delicadeza i esquisita galantería de los señores Flores i Reyes Ortiz, Ministro residente el primero i en misión especial el segando, cnanto por la sincera dad i franqueza de los brindis i por el unánime sentimiento que dominaba a todos. Concurrieron a él las siguientes personas: señor Irigoyen, Ministro de Relaciones Esteriores; el señor Riofrio, Ministro Plenipotenciario del Ecuador; señor Naranjo, Plenipotenciario de Venezuela; señor Bravo, Plenipotenciario del Uruguay; señor doctor Lama, (don Tomas,) Plenipotenciario de Nicaragua; señor Lama (M.,) secretario del Congreso de Juristas, i los señores Derteauo, Watson, Braun Arauda i el secretario de la Legación boliviana, señor don Pastor Matienzo. La prensa se bailaba representada de esta manera: E L PERUANO por el señor don Eujenio Larrabure i Unánue; E L COMERCIO por el señor José Antonio Miro Qnezada; E L NACIONAL por los señores doctor don Manuel María del Valle i doctor Cesáreo Chacaltana i don Federico Flucker; L A SOCIEDAD por Monseñor Manuel Tobar; L A OPLNION NACIONAL por el señor doctor don Andrés A. Aramburú, i L A PATRIA por los señores doctor don Pedro A. del Solar i don Jnlio L. Jaimes. El banquete fué espléndido, suntuoso i digno de las altas personas que lo ofrecieron. La representación boliviana, interpretando el deseo de su patria, no quiso dejar pasar mas tiempo sin dar esa primera muestra del sentimiento de afecto i simpatías engrandecidas hoi i que rebozan en el corazón de aquel pueblo, unido al nuestro por nuevos i mas imperecederos vínculos. Así lo hicieron conocer sus dignos representantes con toda la verdad i efusión de su elocuente palabra. No añadiremos aquí inútiles pormenores, dejando el espacio para los significativos i mui notables brindis. Los insertamos en seguida, en el orden en que fueron pronunciados, dirijieudo antes nuestros plácemes a los señores Flores i Reyes Ortiz, pues su conducta en esta ocasión, como en todas, les ha granjeado el aprecio de nuestra ' sociedad, en donde cuentan con grandes i sinceras simpp • tías: El señor Flores, Ministro de Solivia. «Señores: Me permito invitaros a tomar una copa por un tema que debe ser simpático para todos—por el Excmo. Gobierno del Perú—por el ilustre jeneral Prado—por el digno jefe de su ilustrado gabinete, a cuya sombra el pais se ha levantado a la altura que le corresponde, i se ha preparado a la realización de sus grandes destinos. A la conquista de nuevos laureles que completen la grandiosa obra de San Martin, de Bolívar i de Sucre; no ya, señores, contra la ambición de una potencia europea, sino contra la codicia de una nación americana, que parece no haber comprendido todavía que en la gloriosa jornada del 2 de Mayo se sepultó para siempre el titulado derecho de reivindicación. Brindo, pues, señores, por el Excmo. Gobierno del Perú, por el ilustre jeneral Prado i por el digno jefe de su levantado gabinete, llamados a realizar tan grandes bienes para, el Perú i para la América entera.» El señor Irigoyen, Ministro de Relaciones Esteriores del Perú. «Excmo. señor: Los acontecimientos humanos, realizan jeneralmente casi de una manera fatal, los impulsos i las tendencias de la

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naturaleza; i esto es lo que ha acontecido con la íntima i estrecha unión que hoi existe entre el Perú i Bolivia. Ninguna de las dos naciones ha provocado ni ha deseado la guerra con Chile; ambas, por el contrario, han hecho cuantos esfuerzos decorosos han estado a su alcance para impedirlo; i sin embargo, se encuentran en guerra con aquella República, i como cons< mencia de la guerra, unidas fraternalmente, como han debido i deben estarlo siempre, por los mismos sentimientos i aspiraciones, en su presente, que indudablemente será glorioso, i en su porvenir, fine será próspero i tranquilo. ......>s hombres a quienes como a mí, nos ha tocado una paj'fe activa en estos acontecimientos, no hemos hecho, •pile mas que seguir las evoluciones naturales de los hechos, inspirados i apoyados por el sentimiento uniforme de la opinión pública; hemos cumplido simple i lealmente nuestro deber, como lo han cumplido todos los peruanos, en sus diversas condiciones políticas i sociales. No hai, pues, mérito alguno especial en mis actos. Agradezco, sin embargo, desde lo mas íntimo de mi alma, las benévolas espresiones con que se ha dignado honrarme el señor Ministro de Bolivia. Señores: brindo a la salud de S. E. el jeneral Daza i de su gabinete; por sus representantes en Lima, i por la prosperidad de Bolivia, aliada del Perú.» El señor Flores, Ministro

de Bolivia.

«Señores: Permitidme tomar una segunda copa en homenaje a la poderosa palanca con que el Gobierno ha contado para formar la conciencia pública en el sentido de las mas grandes ideas, de los mas grandes intereses, de las mas nobles aspiraciones que sostiene en la guerra que Chile le ha declarado. Ya comprendéis, señores, que me refiero a la prenla ilustrada prensa de Lima, que ahora, como ayer i como siempre, se ha elevado a la altura del decoro i de las lejítimas conveniencias de la nación. Brindo, pues, señores, por sus ilustrados directores, a quienes la patria i la América agradecidas consagrarán una guirnalda de gloria cual corresponde a los hombres que imprimen a la humanidad una tendeucia irresistible, capaz por sí sola, de realizar las mas heroicas proezas, sus mas grandiosos destinos. Brindo, pues, señores, por esos campeones de la idea, de la civilización i del progreso.» El señor Larrabure i Unánue, redactor de E L PERUANO. «Señores: • No existe, en efecto, acontecimiento, importante en el que no ejerza la prensa periódica una influencia poderosa: su misión se estiende a todas partes i su voz es escuchada i atendida. Antes, los Gobiernos i los Parlamentos decidían, primero que los ejércitos, de la suerte de los pueblos; hoi, tenemos otro poder—el periodismo— esto es, la gran palanca de 1» civilización moderna, que pone en íntimo contacto a gobernantes i gobernados; que discute, razona i aconseja, primero, i alienta después a los guerreros i les señala el camino de la gloria. Mas, para cumplir bien su misión, la prensa solo debe defender el derecho i la justicia. I la prensa del Perú i Bolivia han combatido, desde que se inició el debate diplomático en La Paz por unas de las causas mas santas que baya visto la América; porque no sufran los fueros de la soberanía nacional; por la integridad de un Estado americano; por el arbitraje, como solución a los conflictos internacionales ; porque se llenen todas las formalidades del derecho de jentes; porque no haya sorpresas ni perfidia en la guerra, cuando la guerra es inevitable; en fin, porque no se reivindique en América, que no se invada ni se conquiste. Al defender tales principios la prensa de Bolivia como la del Perú, no han hecho sino cumplir con su deber. Habréis observado que solo cuando partió de Chile, pre-


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cisoes declararlo por ser incidente histórico de mucho precio, solo cuando de las hojas chilenas partió el insulto procaz i la injuria, los escritores peruanos, sin descender a personalidades, hicieron uso del derecho de defensa— que es uno de los primeros derechos del hombre. El periodismo boliviano, culto, sensato, ilustrado, eriérjico i americano, ha estado a la altura de la situación. Que la alianza de las dos Repúbbcas traiga la alianza íntima de las dos prensas. Brindo por la prensa de Bolivia!» El señor Reyes Ortiz, Plenipotenciario

de Bolivia.

«Siempre me es satisfactorio encontrar oportunidades para espresar la profunda gratitud de los bolivianos a toda la nación peruana, por la noble actitud que ha asumido en nna hora solemne, en hora de gran conflicto para mi patria Sus elevadas ideas por la justicia i sus nobilísimos sentimientos de simpatía a su hermana ultrajada, fueron valientemente espresados por el órgano autorizado de la prensa, donde militan distinguidos patriotas; i ese poderoso impulso de la opinión pública vino a robustecer la acción del Gobierno ilustrado i patriota, que hace mucho tiempo ha comprendido la elevada misión que el Perú desempeña en la América del Sur. Felices los pueblos en que los gobernantes i gobernados no tienen mas que un pensamiento, un solo sentimiento, cuando se trata de sus destinos: ahí está la dignidad i la grandeza; allí el poder i la fuerza invencibles. Señores: ya que acontecimientos de notoria injusticia han obligado a poner en acción la alianza Perú-boliviana, brindo porque ella, que si está escrita en un pacto solemne es porque lo está en la naturaleza de ambas naciones, sea el lazo que los una eternamente en la mas perfecta i cordial armonía; que la América sepa, como lo sabe ya, que el Peni i Bolivia son dos naciones independientes i libres; pero que no son mas que una sola cuando se ven ofendidas en sus graneles intereses o en sus sagradlas derechos.» El señor Miró Quezada, director de E L COMERCIO. «Señores: E l redactor del.diario oficial ha contestado ya en nombre de la prensa al Excmo. señor Flores; pero elExcmo. señor Reyes Ortiz insiste bondadosamente en eualterar los merecimientos del periodismo limeño, i mis compañeros, los editores de diarios no oficiales, me encargan corresponder a esta nueva manifestación de simpatía. La prensa, señores, ha cumplido su deber, i nada mas. Por distintos caminos hemos marchado hacia el mismo fin los que en ella militamos: unos juzgaron necesaria la guerra desde el ¡¡rimer instante; otros abogaron por la paz mientras creyeron poder evitar con honra las calamidades de la guerra. Pero llegó un momento en que ya no fué posible dudar de que Chile estaba resuelto a arrebatar a Bolivia, con fútiles protestos, la mas rica zona de su territorio, i desde ese momento hubo entre nosotros la mas perfecta uniformidad de ideas. Era necesario salvar a Bolivia, protejer al débil contra el fuerte, i el Perú debia hacer relucir su espada en defensa de la cansa de un pueblo hermano, que era también la causa de la humanidad. lia usurpación proyectada por Chile no solo debia privar a Bolivia de las riquezas de su suelo, sino paralizar su desarrollo; porque los países mediterráneos progresan con suma lentitud, i arrebatar a Bolivia su codiciado litoral; seria arrebatarle la esperanza de ponerse en breve en comunicación directa con los demás pueblos de la tierra; seria apartarla de la senda del progreso; seria condenarla a vivir en perpetuo aislamiento, con grave daño de la civilización. El Perú no ¡jodia esperar impasible que se realizara nn plan de resultados funestos para el pueblo hermano, cuyas riquezas habían despertado la codicia de Chile, para la humanidad entera, cuyos intereses están íntimamente ligados al progreso de cada pueblo; i el Perú aprestándose

a la guerra, ha cumplido el deber que la confraternidad i la civ zacion le imponían. Señores, brindemos por la prosperidad de Bolivia.» ÍK

El señor Naranjo,

Ministro de

Venezuela.

«Dos palabras, señores, para interpretar la manera cómo,, a lo que creo, serán apreciados los sucesos allá en las R e públicas que compusieron la antigua Colombia: la Colombia de Carabobo i Boyacá, de Bombona i Pichincha, i luego de Junin i Ayacucho. El tiempo i la distancia nos tienen aun privados del conocimiento de esa apreciación; perotengo la convicción de que será unánime para reprobar la conducta de Chile i aplaudir la altivez con que el Perú i Bolivia se aprestan a defender la causa de la justicia i del derecho. Los Estados colombianos jamas verán indeferentes la temeraria empresa de aniquilamiento de Bolivia; porque recordarán que en la creación de esa República tuvieron mucha parte, i porque recordarán también que la nación obsecada que tal empresa acomete no se encontró presente en las dos luchas en que quedó sellada la independencia americana. I así fué, señores. Antes de Ayacucho se habia ido la división auxiliar de Chile; i al Libertador se le escribía que no debia contar con Chile para nada, nada, nada. La América triunfó, pues, sin Chile en Ayacucho; i en la última tentativa de la España reivindicadora, en esa del Dos de Mayo, tampoco se halló presente para cooperar con el Perú a espulsar definitivamente de América a la España; porque bien sabemos que ese glorioso dia no habia en el Callao mas que un chileno, i no quiero ahora, señores, acordarme de lo que hacia ese chileno, mientras los valientes morían luchando por la independencia americana. Por otra parte, señores, los países colombianos son esencialmente democráticos i no pueden menos que presentir el desenlace que traerá a Chile la aventura en qne lo ha comprometido su Gobierno. Puede decirse que en Chile ha continuado en sus instituciones el réjimeu colonial. Es el único pais de América en que las clases populares emigran en mímero considerable. I ¿por qué emigran? Emigran en busca de pan i libertad. Digamos la verdad, señores, que será dura para Chile, pero que puede serle también provechosa. En Chile impera una oligarquía mui pesada para las masas populares: la propiedad territorial remecía en su distribución el réjimen feudal; i los azotes, señores, es una institución chilena, sin la cual se creería perdida aquella República. En Chile, pues, tiene que venir una revolución que reforme radicalmente sus instituciones; i creo, señores, que su actual Gobierno, sin sospecharlo siquiera, lleva de la mano esa revolución con esta inconsulta guerra que está haciendo a Bolivia i al Perú. ¿Cuál será el resultado de esa guerra? Será, señores, la derrota de Chile. Entonces las masas populares pedirán cuenta a sus señores de la honra i de la suerte del ¡aais. Entonces el ariete democrático demolerá el carcomido edificio de sus anticuadas instituciones; i entonces veremos todos en esta guerra temeraria, uno de esos sucesos que jjarecen preparados para producir nn cambio en que no se pensaba i que no se podía producir por la marcha ordinaria de las cosas. El vencimiento de Chile será, pues, la rejeneracion de ese pais. Hé aquí, por consiguiente, un doble motivo para brindar por la derrota de Chile: esa derrota será el triunfo de la justicia i del derecho que defienden el Perú i Bolivia; i luego será la rejeneracion del vencido, ¡jorque después de la guerra desastrosa le espera la revolución reformadora. Brindemos, pues, señores, por esa derrota de resultados tan provechosos.» El señor doctor don Pedro A. del Solar, director de L A PATRIA.

«Señores: Las naciones como los individuos pasan por solemnes momentos de prueba, en los que manifiestan al mundo, lo qne son i lo que valen. Bolivia i el Perú en primera linea i las demás naciones


CAPITULO SESTO. americanas a su turno, bolivianos, peruanos, americanos, todos, vamos a probar hoi, cada cual en su puesto, de qué somos capaces, qué valemos. Las naciones aliadas que forman hoi una sola entidad social y política, por sns naturales i estrechos vínculos de oríjen, constitución e intereses, al aceptar el reto al enemigo común, han contraído la sagrada obligación ele reparar la ofensa i de sacar triunfante en la contienda el nombre i el pabellón de la República. Los principios de independencia i libertad que sostiene la América, las relaciones de amistad i comercio que nos ligan a Europa, imponen a las naciones de ambos continentes, en las presentes circunstancias, deberes especiales que cumplir. Los ciudadanos de las Repúblicas hermanas, para llenar .el compromiso de honor contraído ante la jjatria, debemos comenzar por hacernos dignos de la victoria. Necesitamos, pues, deponer nuestras rencillas domésticas, olvidar nuestros enconos i borrar nuestras miserias, para hacer posible los héroes. Inspirados en odios i venganzas, jamas podremos elevarnos soble el nivel de las mezquinas i mas vulgares pasiones: i, señores, bajo ese nivel, no caben los actos de nobleza, de abnegación i de valor que exije el patriotismo. Chile, al declararnos la guerra, ha encendido el crisol en qne van a ser depurados sus enemigos. Si la guerra va a reparar, la escoria de las malas pasiones políticas, que nos ha cubierto, para que el mundo pueda ver con claridad lo que somos: esforcémonos pues, en estar unidos, para ser grandes. • Yo hago por mi parte, los mas fervientes votos de que soi capaz, porque en la prueba a que estamos sometidos, sepamos todos, gobernantes i gobernados, peruanos i estranjeros, colocarnos a la altura que marca nuestro deber; así, i solo así, tendremos derecho de esperar días de verdadero honor i gloria para la patria.»

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nuestra hospitalidad, nuestros caudales, aun nuestra gloria, pero nunca nuestro afecto. I hoi pierde hasta nuestra estimación, porque imitando a sus bajos fondos, que se espatrian, buscando pan i huyendo del látigo, como lo acaba de recordar el Excmo. señor Naranjo, sus clases capitalistas, i hoi hasta su Gobierno, que se han convertido en aventureros, que corren tras todas las riquezas ajenas, sin recordar que tendrán que arrojarlos mui pronto como los dineros de Judas. I así sucederá, porque Chile es el Judas de la América; se vuelve contra sus protectores i ofende nuestra civilización política i social. Cuando la espada vencedora del Norte vino a pelear en Junin i Ayacucho i la espada inmortal del Oriente libertó a Chile a su paso, sin sospechar que creaba un ingrato, se formó una constelación de Repúblicas, de las cuales solo Chile ha sido una escepcion en el comercio de las ideas i de los progresos democráticos. Allí está su pueblo, jimiendo entre el plomo i el rollo, i dispuesto siempre a emigrar en pos de salario i libertad. Un gran hombre de estado del Perú, don Manuel Pardo, dijo que tenia contra Chile absorvente i detentador, dos grandes monitores: uno al Oriente i otro al Norte. Pues bien: el del Oriente lo ha humillado sin batirlo, el del Norte lo humillará batiéndolo, a la sombra de dos pabellones hermanos. Brindo, señores, por esta victoria i porque ella sea un nuevo lazo que estreche las relaciones de Bolivia i el Perú, llamados a realizar una gran misión en esta parte del continente americano. El señor Riofrio,

Ministro del Ecuador.

«Como miembro del Congreso Americano me es grato responder de mi parte a la benevolencia con qne ha sido saludado. A esfuerzos del Gobierno del Perú la unión continental estaba simbolizada en Lima por los representantes de nueEl doctor A. A. Aramburú, director de L A OPINIÓN ve naciones. Esta excelsa fraternidad fué herida por el NACIONAL. grito de guerra que ha convertido los mares i las costas de «Señores: esas Repúblicas en un inmenso teatro de escenas fratricidas. Voi quizá a neutralizar la grata impresión que habéis Si DO me es lícito entrar en cierto jénero de apreciaciorecibido, escuchando la ilustrada i elocuente palabra de los nes, tampoco me es posible dejar de ver el cuadro que está señores que acaban .de hablar, pero los epie pedimos inspipresenciando toda la América. raciones al corazón, contamos, o al menos esperamos siemEn él aparece qne de nueve naciones reunidas para la pre, benévola indnljencia. paz, son ocho las que jiermanecen inalterables, formulando Pocas veces, señores, se habrá demostrado con mas sus partes, i una sola la que ha traido la guerra hasta el exactitud la verdad de este aforismo democrático: la voz . reciuto mismo donde se hallan, suscritos por su mano, sodel pueblo es la voz de Dios. lemnes documentos señalando el punto hasta donde llegó la La voz del pueblo peruano ha sido, en efecto, la voz de unión i de donde empezó la defección. la justicia. El Congreso no puede menos de presentarse como un No ha vacilado un instante, no ha dudado un instante, árbol del que una rama se ha desgajado cuaudo empezaba no ha dejado de ver claro un instante, que sns simpatías a dar sus frutos. De deplorarse es que este daño amenprimero, sus convicciones después, i por tiltimo, sus resogüe, siquiera sea temporalmente, la hermosura i armonía. luciones, estaban en favor de la buena causa. Pero una vez que el tronco existe i continua como antes Por eso nosotros, que como diaristas tenemos el deber absorviendo la fecunda savia americana, yo brindo, señode traducir esos sentimientos, nos hemos colocado, al inres, por los opimos frutos que ese árbol seguirá dando en terpretarlos, dentro de la uniformidad mas completa. provecho del continente, i me complazco en hacer justicia Bien se comprendía el desenlace de esta cuestión, desde repitiendo una vez mas que ellos serán debidos ala gloriosa que dio sns primeros pasos la diplomacia chilena, históriiniciativa i a los perseverantes esfuerzos tlel Perú.» camente traidora, i no se necesitaba mas que interrogar antecedentes para descubrir que buscaba un pretesto cualEl señor Tobar, director de L A SOCIEDAD. quiera, a fin de realizar sus alevosas agresiones. «Señores: Pero la ceguedad de su impaciencia no le permitió adivinar que aquella agresión encontraría, no solo pechos Faltara yo a mi deber, en estos solemnes momentos, si bolivianos, sino también pechos peruanos, unidos por la no dijera alguna palabra en nombre del clero de mi pahonrosa confraternidad de la justicia. tria, del cual, aunque no tengo la representación oficia!, Porque si la alianza con Bolivia no hubiera existido tengo la que me da el sagrado carácter que invisto. desde 1873, se habria firmado hoi en nombre i para serviSeñores: La relijion i el patriotismo no estuvieron jacio de intereses mui elevados i trascendentales, que acermas separados en la historia del mundo. Dígalo, entre can a ambos pueblos. muchas pruebas que pudieran presentarse, la noble donceEntre esos intereses descuella un vínculo indisoluble, el lla de Orleans, qne fué, al mismo'tiempo que una gran del afecto, que no han borrado ni amenguado siquiera nuessanta, la ilustre libertadora de Francia. Dígalo la época tras disidencias con los hermanos del Sur. lejendaria de la independencia, en epte tuvo tan gloriosa No sucede lo mismo respecto de Chile; le hemos dado parte el clero americano.


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Dígalo, por último, señores, el espectáculo que hoi ofrece—i que vosotros contempláis regocijados— el clero del Perú i Bolivia bajo la dirección del ilustre episcopado de ambas Repúblicas. Brindo, pues, señores, porque la victoria corone los valerosos esfuerzos de los ejércitos del Perú i Bolivia, que marchen al combate a defender, con la bendición de Dios, la santa causa de la justicia i el derecho. Brindo, porque la paz se firme en Santiago, a la sombra de los pabellones unidos del Peni i Bolivia, i en presencia de sus ejércitos vencedores. El señor don Julio L.Jaimes, redactor de L A PATRIA. «Señores: Fuera yo si mine espectador en esta fiesta de la confra ternidad a que asisten tan distinguidas personas, i siutien" do las emociones que la palabra elocuente del patriotismo produce, me limitara a recojer con gratitud cuanto hai de favorable i simpático para mi patria, sino hubiese escuchado espresiones de elojio i enaltecimiento de' la prensa en cuyas filas ocupo-un puesto, bien rquc en relación con mis escasos merecimientos. Séame, pues, permitida la personería que, ciertamente, no será ¡jara abusar de la benévola atención con que os dignáis escucharme. ¿La prensa se ha colocado en efecto a la altura que haga justos i merecidos los elojios que se le tributan? He ahí lo que no nos toca resolver a los a.ctores en ella. La opinión ilustrada es el juez úuico, i sus fallos, ya lo habéis oído, tienen tan dignos intérpretes. Pero si no nos es dado apreciar el mérito de lo hecho, nos toca iniciar al menos el programa de lo que se debe hacer, para que el alto destino que tiene entre los pueblos, sea en esta ocasión eficaz i fructuoso. Las relacioues entre el Perú i Bolivia, mas o menos cordiales en la vida oficial, mas o menos acentuadas i sinceras en la vida ordinaria, no eran, señores, necesario es decirlo, no eran lo que debían ser, atendido el oríjen común de ambos pueblos, su unidad jeográfica, su igualdad de costumbres, de raza i hasta de mitos i dialectos indíjenas: no lo eran, en fin, atendida la importancia de esa estrecha unión para la respetabilidad i progreso de ambos, tan ventajosamente colocados en el centro del continente i a las opuestas faldas de la cadena de los Andes, que, lejos de ser una barrera, es precisamente el nudo que los acerca i los junta. Nadie hubiera podido calcular el tiempo en que patentizándose tranquilamente la necesidad de estrecharse hasta formar una sola entidad en su representación esterior, se realizase al fin ese bello ideal del progreso. De pronto Chile arrojando la careta de su hipócrito americanismo, da el escándalo de la mas torpe i descabellada agresión al derecho de ambas, i el grito de guerra lanzado en La Paz, repercute en Lima i se estiende desde (d Bermejo al Tumbes, realizado la primera i mas fecunda de las unidades: la unidad del sentimiento patriótico puesto a prueba. Aquí comienza, pues, la verdadera labor progresista de la prensa i esa es 1a segunda parte que nos toca desempeñar con inqniebranfable fé i entusiasmo. Nos toca utilizar ese nobilísimo impulso i encaminarlo por la senda del acierto; nos toca trabajar porque se realice el gran pensamiento de constituir una sola entidad de esas dos entidades distintas i ayudar a la naturaleza que les dio a entrambas un mismo destino. Señores, brindo porque después del triunfo de la cansa que defendemos hoi, procuremos ver coronados con el éxito mas satisfactorio los trabajos que la verdadera conveniencia de la América nos impone. El doctor Bravo, Plenipotenciario del Uruguai, en contestación a las palabras del Excmo. señor Flores, dijo: Que por su parte «se complacía en poder separar la representación oficial que tiene en el Congreso de Jurisconsultos, para poder manifestar por su propia cuenta la espresiou de sus sentimientos cordiales, en la contienda que

dolorosamente ha surjido entre las Repúblicas de Bolivia i del Perú i la de Chile. La guerra que esta última ha emprendido contra Bolivia, i la que ha declarado al Peni, son hechos que han de ocupar una pajina tristísima en la historia de América republicana. Se comprendería que un pueblo que tuviese exhnberancia de vida, de población, de capacidad productora, de actividad i de movimiento, pretendiera buscar en la conquista la estensiou de su territorio, i aun esa conquista para ser tolerable habia de ser pacífica, si no con voluntad, al menos con benévola conformidad del pueblo incorporado; pero decir solamente que es estrecha la demarcación de su territorio, cuando no lo posee siquiera íntegro; decir,.como dice Chile, sin probarlo: soi fuerte i quiero en el Oriente la Patagonia, en el Sur el predominio del Estrecho, que es no solo de la América sino del mundo, i eñ el Norte el litoral que ha poseido i tuvo siempre una República que lo necesita i no quiere cederlo; intentar todo esto, como lo ha hecho Chile, es procurarse una decepción amarga, como el reto no aceptado en Santa Cruz, i provocar las tristes vicisitudes que le esperan en Atacama. ¿I sabéis, señores, lo que sucede a los pueblos que equivocan la soberbia con la virilidad, que confunden la ambición desatentada con el deseo justo de engrandecimiento i que quieren presentar pasiones mezquinas como equivalencias de instintos guerreros o conquistadores? ¿Sabéis lo que la Providencia les reserva? El mayor, el mas tremendo de los castigos que pueden sufrir los hombres congregados en nación independiente: la decadencia moral, la decadencia política, la decadencia social: el aniquilamiento de sus fuerzas i forzosamente su juzgamiento por otro pueblo, es decir, la esclavitud política. Pero este tema no puede ser desarrollado en estos momentos. Yo queria sencillamente felicitar al pueblo de Bolivia en la persona de sus dos esclarecidos Ministros; queria estender mi saludo al pueblo del Perú, tan dignamente representado en esta reunión, i a eso debo limitarme. Que ambos pueblos se inspiren en la justicia de su causa; que vayan al combate i a la pelea a que nos provocaron, con la fé profunda i viva de que ejercitan el mas sagrado de los deberes, la defensa del hogar: que hagan alarde en tal contienda, alarde que no será cu vano ni infecundo, de la nobleza de sentimientos i elevadas dotes que ambos pueblos tienen en sus hombres de acción i de Gobierno. Que Dios los proteja, ¡señores! Y para Chile ¿cuál es mi deseo? Que calme el aturdimiento de sus actos; que vea con escrutador examen loque significa la antipática opinión de los Gobiernos i de los hombres imparciales; que estudie, señores, i que retroceda en la senda peligrosa que ha adoptado. Hoi no tiene esa República mas que dos adversarios; bastantes poderosos, sin embargo. Mas tarde su política absorvente puede concitarle nuevos enemigos que hoi están envueltos en las reservas diplomáticas. I sobre todo esto tiene en su propio seno elementos que puestos en desorden el dia de la desgracia, pueden llegar de vicisitud en vicisitud hasta la venganza brutal que desgarra el corazón de la patria. Qne no provoque, pues, con mayor tenacidad la acción de los hombres i de los pueblos, que no provoque su cólera, esa cólera señores, de las masas, que se forma, a semejanza de las nubes por vapores invisibles en la superficie de la tierra; densos, negros i terribles en la inmensidad del espacio.» El señor Flores, Ministro de Bolivia. Una copa mas, señores, por mis ilustrados compañeros del Congreso Americano de Jurisconsultos, cuya presencia aquí tiene para mí, señores, una grandísima significación: significa nada menos que el triunfo de la confraternidad americana sobre el aleve intento de su dislocación por parte de una hermana refractaria a aquel sentimiento, i cuya concurrencia a las labores del Congreso no ha correspondido jamas, señores, al sentimiento de confraternidad que anima a las demás, sino a la necesidad de evitar el aislamiento que la amenazaba, de la familia americana. Es así como se esplica, sin duda, la conformidad con qne los


CAPITULO SESTO. miembros del Congreso se han visto privados del poderoso concurso del representante de Chile. El Congreso de Jurisconsultos ha creído, sin duda, que era mas conveniente a los fines de su institución contar con un elemento homojéneo, de sincera confraternidad, i rechazar de su seno la traición i la alevosía disfrazadas con el manto de la confraternidad americana. Brindo pues, señores, por mis ilustrados compañeros, i mas que todo por la continuación de sus proficuas tareas en las que no presto ni he presentado mas contingente que el de mi ardiente entusiasmo, inspirado por una de las aspiraciones de mi alma cual es, la realización práctica de la unión i de la confraternidad americanas. Al levantarse de la mesa el señor Larmbure i Unánue. «Señores: Permitidme que, antes de que os retiréis de este banquete, pronuncie una sola palabra, que ha hecho siempre palpitar con violencia nuestro corazón i que nos hace sufrir amargamente: Cuba! La perla de las Antillas jime aun, despertando entre nosotros sentimientos i recuerdos de los cuales no podremos prescindir jamas, ni en la paz ni en la guerra, ni en medio del festín ni en los dias de luto. Cuba es una hermana que nos es tanto mas amada, cuanto tarda mas en sacudir sus cadenas i. venir a reunirse a su familia, que la espera hace mas de medio siglo con los bravos abiertos. Por nuestra querida e inolvidable Cuba!»

X. Correspondennia.de Arica. Mayo 7 de 1879. Señores Editores de E L COMERCIO..—Lima. La falta de salud no me permitió escribir a ustedes en el vapor pasado, si bien es cierto que nada de mui importante tenia que comunicarles de esta localidad. Los acontecimientos mas notables en los dias trascurridos, tales como la llegada a Tacna del ejército boliviano i la ruptura del cable entre Iquique i Arica, es seguro que llegarían oportunamente a conocimiento de ustedes por sus respectivos corresponsales. Pero la incomunicación en que quieren mantenernos, los subordinadados del almirante Papudo, quedará burlada de un monier ,o a otro, pues desde que se tuvo la noticia, salió el iujeuiero de la comandancia jeneral de las baterías ahacer Jos estudios para la plantificación de un alambre entre este puerto i Pisagua, que puesto en conexión con el de Pisagua a Iquique se habrá hecho una nueva burla a laestratejia chilena. Esto, como dejo dicho, sucederá mui en breve, jures los trabajos se hacen rápidamente i los elementos sobran. La vijilaucia desplegada por nuestro activo capitán de puerto, señor comandante Raygada, de acuerdo con nuestro comandante jeneral Montero, para impedir que los vapores lleven datos al enemigo, ya por el desembarque de pasajeros, ya ¡lor ciertas visitas inconvenientes a los buques, es digna del mayor encomio, puesto que hoi estamos seguros de que los espías no harán presa en este puerto. Lr celebración del 2 de Mayo ha sido aquí tal cual lo permiten las condiciones de la localidad; pero el entusiasmo ha suplido toda falta material i el espíritu del pueblo se ha manifestado en toda su plenitud, celoso de las glorias conquistadas i anhelante de las que nos están reservadas en la guerra actual. La especial circunstancia de ser hoi jefe del Estado el jeneral Prado, habiéndolo sido el 2 de Mayo de 1886, i la de ser actual comandante jeneral de las baterías el jeneral Montero, que lo fué de la escuadra en ese memorable dia, contribuyeron mucho a aumentar el entusiasmo; i los nombres de ambos jenerales, después del de la República, eran victoriados incesantemente por el pueblo. _ En honor del dia se hizo en las baterías un lujoso ejercicio de tiro al blanco. T O M O

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El 4 tuvimos aquí al señor jeneral don H. Daza, Presidente de Bolivia i jeneral en jefe de su ejército, que vino a corresponder a la visita que tres dias antes le habia hecho el jeneral Montero en Tacna. El señor Daza fué recibido con los honores militares que corresponden a su alto rango. Después de recorrer los lugares mas notables de la ciudad, se le alojó en el departamento principal de la aduana, donde se le sirvió un espléndido almuerzo. A medio dia el ilustre huésped fué invitado por el jeneral Montero a recorrer las baterías i presenciar un ejercicio de fuego. Después de una visita detenida al fuerte de San José, la comitiva ascendió a la-batería del Morro donde debia practicarse el ejercicio. Una lancha de mui pequeñas dimensiones servia de blanco a tres millas de distancia, i desde el primer tiro que se hizo, el jeneral Daza principió a manifestar su satisfacción. Solo se pudo hacer quince tiros, porque aumentando la precisión en cada uno de ellos, el último dio de lleno en el centro del blanco, hundiéndolo instantáneamente.—¡Si hubiera sido un buque pirata! Aquí no tuvo límites el entusiasmo del jeneral Daza i llamó i abrazó con efusión al jefe de la batería; i dirijiéndose en seguida al cabo de cañón, quiso premiarlo con un puñado de oro, pero el jeneral Montero se opuso cortesmente recompensando él mismo con largueza al citado individuo. Con satisfacción apuntamos su nombre: Ricardo Silva (á Chico) fletero del Callao, voluntario de la espedicion Montero. Entre tanto el pueblo inmenso que presenciaba el ejercicio prorrumpió en frenéticos aplausos que duraron largo rato. Hallábanse también como espectadores los vapores ingleses que en el mismo dia zarpaban al Norte i Sur, i en ambos hubo también aplausos para nuestros artilleros. El jeneral Daza asistió después a un lunch i comida espléndidos como el almuerzo, i en la noche, en tren estraordinario, volvió a Tacna a unirse con su ejército. Lo acompañó una escojida i elegante porción de jefes i oficiales de su Estado Mayor. De estos apuntes colejirán ustedes que nuestras fortificaciones están en el mejor estado de potencia i disciplina, i que la pereza en no venir por acá de los héroes de Mejillones, Pisagua, etc., obedece, sin duda a ese convencimiento. ' Cada dia se presentan nuevos voluntarios que son acojidos con cordialidad. Hoi hemos tenido el gusto de ver en este puerto a una parte de la humanitaria institución «La Crnz Roja», compuesta de la plana mayor de las ambulancias i de la 1." de éstas, que consta de 28 personas. Ustedes conocen el distiuguido personal de esa desprendida asociación, i así no me detendré en hacer la lista de sus nombres. Ha llegado, por tierra, nn propio del ejército i asegura hallarse éste en Iquique i lugares adyacentes, en las mejores condiciones, i sin que su entusiasmo haya sufrido alteración. Tengo el gusto de saludar a ustedes i repetirme su. atento servidor. EL

CORRESPONSAL.

XI La guerra del Pacífico. JUZGADA POR LA PRENSA

EUROPEA.

(Traducido de L E X I X SJKCIK para EL MERCURIO.)

La fuerza militar de Chile es una arma legal entre las manos del Gobierno, i nó, como en las Repúblicas vecinas, una espada de Damocles suspendida sobre el Poder Ejecutivo. Desde 1830, las bayonetas chilenas han defendido el orden i hecho triunfar la legalidad, que no ha sido atacada sino en dos ocasiones: en 1851, con motivo de una


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G U E R R A D E L PACIFICO.

trasmisión curiosa del viejo mundo a este rincón de la de vivandera; que la vida de familia, el idilio militar perúAmérica del movimiento de 1848; i en 1859, en que la boliviano está proscrito de los cuarteles, i que el soldado no ciudad de Talca se sublevó contra el Gobierno central. Se sufre a la vez como en el campo enemigo, las leyes de la encargó entonces al jeneral García el restablecimiento del disciplina i del amor. Es éste un ejército de hombros vigoorden. El jeneral comtemporizó durante 15 dias. El señor rosos que llevan bien el uniforme francés, que siguen una Varas, primer Ministro del Presidente Montt, despachó un bandera de que están vanagloriados, i que en número de correo al comandante de las fuerzas del Gobierno, previ15,000, bajo las órdenes de 10 coroneles i de 3 oficiales j e niéndole que si Talca no estaba tomada en 48 horas, seria nerales, esperan de pié firme a si s adversarios coaligados. sometido a un consejo de guerra i fusilado, aunque él fuese Tienen la ventaja de defender un pais que confia en ellos, nada menos que el jeneral García. Varas marchó cuatro una constitución querida, una industria que se desarrolla i horas después de su correo al teatro de la revuelta. Cuando un comercio que se engrandece. No signen, como los bolillegó, la ciudad estaba tomada i el orden restablecido. vianos, a un hombre que ha logrado imponerse a su pais. No combaten, como los peruanos, por una pretendicba simEste hecho forma época en la historia de Chile. Desde patía hacia una nación vecina. No han sido violentados; entonces el ejército ha servido con una obediencia pasiva i marchan con la lei. patriótica a los mandatarios de un poder salido del sufrajio universal. Este poder, esencialmente civil, se siente de Los chilenos saben por qué se baten; saben a dónde van; tal modo fuerte, que ha acordado a los oficiales, desde el saben lo que quieren,.i esta ciencia, patriótica en el primer grado de subteniente, el ejercicio de los derechos políticos, jefe, debe triunfar de la oscura ignorancia del hombre de i, detalle característico, los 250 votos del ejército no han armas que compone las filas enemigas. recaído jamas en militares. El Poder Lejislativo, como el Ejecutivo, lo forman (DAILY TELEGBAPH de Abril 9.) siempre los industriales, los agricultores, los abogados i el Publica una carta de su corresponsal en Lima, fecha 8 clero. Un solo Presidente ha sido militar, el jeneral O'Higde Marzo. gins, hijo de ingles, educado en Europa, i no solo uno de El autor de ella espone con exactitud los antecedentes los mas valientes capitanes de la América independiente, de la cuestión con Bolivia. Establece qué acto de la lejissino también uno de los hombres mas sabios i entusiastas latura boliviana fué violatorio del tratado de 1874, i obra por la difusión de las letras i las ciencias. Los oficiales en de la pobreza i avidez de los gobernantes de aquella Rela sociedad jeneralmente no usan uniforme. Los galones i pública. Hace constar que nuestro Gobierno protestó en las charreteras son para ellos las insignias de una función tiempo contra tal violación i snjirió el recurso de arbitralegal, i no la etiqueta de una nobleza amenazante-usurpadora. El oficial chileno se acuerda de su grado en el cuar- je. Espone la manera cómo Bolivia contestó estas reclatel i en el campo de batalla: el resto del tiempo en la vida maciones i califica de cínica impudencia la .medida final de la espropiacion, que obligó a nuestro Gobierno a ha civil. cerse justicia por propia mano, mediante la ocupación del Los 250 oficiales de Chile mandan en tiempo de paz litoral. 2,000 hombres de infantería, reforzados por 800 hombres Alude el corresponsal a la intervención peruana, como de caballería, establecidos en las fronteras de los salvajes consecuencia de un pacto secreto entre el Perú i Bolivia; i araucanos, i 600 hombres de artillería en el puerto Valdespués de pasar en revista los recursos bélicos de ambos paraíso, o sea cerca de 3,500 hombres en servicio activo, Estados, termina per espresar el temor que abriga de que mas 4,500 de policía a pié i a caballo. Estos últimos dependen, salvo el caso de guerra, del Ministerio de lo In- la guerra se desenlace con ruina para todos ellos. «El Perú, ajn'eo-a, se halla actualmente en plena bauca-rota, i soterior, manteniendo el orden de las ciudades. lamente podrá soportar los gastos de la guerra repudianAdemas de este ejército permanente, todo chileno hábil do todos sus compromisos i ensanchaudo el réjimen del pertenece a la guardia nacional i hace una vez por semana papel-moneda. Chile lucha también con graves dificultatres horas de ejercicio con la compañía de su circunspecdes.» ción. Estos ejercicios hebdomeclarios se suspenden durante Se lisonjea, no obstante, con la esperanza de que el Pelos dos meses de la cosecha. rú no irá a la guerra por una cuestión que apenas lo afecLos enganches voluntarios constituyen el único medio ta remotamente. de reclutamiento; ellos no se hacen definitivos sino después Hace, por tdtimo, la descripción de lo que pasa en Bolide una prueba de tres meses, tiempo que se ha fijado para via en materia de trabajo e industrias. «Un Gobierno halos que no saben leer i después del cual son dados de baja ce un contrato, los capitalistas arriesgan su dinero confiasi se les considera inhábiles. Por lo demás, i con la instidos en la fé pública, pero en seguida viene una revolución, tución de. escuelas de cuartel, se les da toda clase de facililevanta otro orden de cosas, i éste deroga o destruye la dades para instruirse. obra de su predecesor.» Un oficial, acompañado de varios ayudantes, hace las funciones de director. En seguida de los cursos elementales (THE SOCTH AMERICAN JOUKNAL de Abril 8.) de lectura, escritura i cálculo, se enseña a los soldados a Inserta,una larga carta escrita en Londres el 8 de Marleer una carta jeográfica i se les da a conocer en detalle la topografía i la climatolojía de las rejiones vecinas en las zo i suscrita con las iniciales M. G. El autor de ella principia por esponer bajo su verdadecuales, en caso dé guerra, debe operar. ra faz el estado económico i financiero de Chile, que alguTenemos también a la vista un cuaderno run mapa punos diarios han exajerado en adverso sentido. Esplica las blicados por el Estado Mayor chileno, que se han distribuicausas de la crisis, indica las medidas tomadas para hado a todos los soldados. Es un excelente memento que cerle frente, se refiere a las economías decretadas por las indica, no solo los caminos i los mejores alojamientos, sino cámaras, i termina esta parte de sus informes advirtiendo también los recursos del teatro de la guerra. En él enconque el total de la deuda esterna chilena está cubierto con tramos, junto con las esplicaciones del mapa, los nombres i la residencia de los bolivianos que poseen ganados, muías, el valor de nuestros ferrocarriles fiscales, cuyo capital rinterrenos i recursos pecuniarios: de manera que los valiende, término medio, un 4 por ciento de alquiler anual. tes bolivianos, que han ido a la guerra un poco a la moda Para esplicar en seguida la complicación con Bolivia, i antigua, con su rocinante, su sable i su Dios, se hallau en después de citar todos los antecedentes del asunto con copresencia de enemigos que manejan a maravilla el Comblain pia de una parte de los documentos mismos de la admii el Spencer, cañones rayados franceses i algunos Krnpp, nistración boliviana, termina con estas palabras: sino que tieuen qm habérselas con adversarios a quienes «En<el presente caso, Chile defiende los principios mas una minuciosa estadística sirve de guia i cuyo trabajo presagrados sobre que reposa la sociedad moderna, los principaratorio lia allanado los caminos. Agregad a estos detalles JJÍOS de justicial los derechos de propiedad directamente que la rabona en el ejército chileno está reducida al papel atacados por Bolivia, i no acierto a comprender cómo el


CAPITULO SESTO.

pueblo británico, que los ha divulgado i sostenido en cada parte del mundo, podria condenar una actitud determinada por iguales motivos, con razón tanto mayor cuanto que hai intereses de subditos ingleses mezclados a los de la Compañía chilena de Salitres.» (MONEY MARNET REVIEW DEL DAILY TELEGRAPH de Abril 7.)

Inserta una carta de rectificación que le dirije el Cónsul chileno en Londres, i la hace preceder de las siguientes líneas: «No hemos tenido ni la mas remota idea de justificar la conducta observada por Bolivia en sus cuestiones con Chile, al imponer, con evidente violación de los tratados, un derecho sobre la esportacion de los nitratos, i al confiscar en seguida a la compañía propietaria. No nos asiste el menor deseo de figurar en el Minero de los ápolojistas de Bolivia, i mucho menos del Perú, ni hemos tenido la intención de herir con rudas críticas la dignidad chilena.» El TELEGRAPH se ha limitado, dice en conclusión, a apreciar los sucesos con su acostumbrada imparcialidad, i a rechazar cuando mas la pertinencia i correcta aplicación de ciertas teorías sobre la guerra, enunciadas a nombre i en defensa de Chile. ( L E TEMPS de Abril 1 2 . )

Se refiere a una nota que publica la GACETA OFICIAL del reino de Italia, por la cual el Gobierno de este pais invita a los italianos residentes en el Perú i Chile ( 1 7 , 0 0 0 en el primero i 2 , 0 0 0 en el segundo, según datos del diario francos) a guardar neutralidad estricta en la presente guerra. Pasa eu revista los recursos militares de los tres Estados: Chile tiene, en su concepto, la veritaja de la concentración de su población. Refiriéndose a la guerra marítima, anuncia el bloqueo de Iquique por la escuadra chilena; i después de esponer el oríjen del conflicto, agrega lo siguiente : «Según los informes particulares trasmitidos al EVENING STANDARD, los chilenos, después de ocupar a Antofagasta, han podido comprobar que Bolivia meditaba de mui atrás el romper sus compromisos, no obstante sus protestas pacíficas, i que al efecto se proponía apoderarse de los caliches, bien para esplotarlos por su propia cuenta o para cederlos a una compañía estraujera. Desde 1 8 7 6 la política del Perú empujaba a Bolivia en esta via.» ( L É NATIONAL del 9 de Abril.)

Inserta una estensa carta de Valparaíso que contiene todos los pormenores de la cuestión con Bolivia, su esclarecimiento perfectamente razonado i su documentación. Termina así: «La conducta enérjica de Chile, ademas de estar plenamente justificada por lo que exije la dignidad nacional, ha sido recibida con satisfacción por el alto comercio de Valparaíso, que ve en la anexión a Chile de los territorios de Atacama, un gaje de paz i de estabilidad i un poderoso estímulo para el desenvolvimiento i esplotacion de las riquezas que encierra aquel snelo. «Las mismas causas que motivan la satisfacción del comercio estranjero de Valparaíso, escitan la mauévola rivalidad del Perú, que no puede ver con buenos ojos la producción, en competencia con la suya, de los huanos i salitres de Antofagasta, al mismo tiempo que la estensiou territorial de Chile en el Pacífico, inquietante para su poderío marítimo. «Aquí se considera inminente una intervención peruana, i como ellaüo ha de tener en verdad por objeto hacer respetar los derechos de Chile, es claro que si se consuma, producirá la guerra. «Tal es, hasta el momento en que termino esta carta, la impresión aquí dominante.» LA LIBERTED de Paris, de fecha 9 de Abril, i L'UNION BRETONE del 1 0 , hacen apreciaciones idénticos a las que contiene la correspondencia auterior.

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L A REPUBLIQUE FRANÇAISE ( 1 5 de Abril), refiriéndose

en su sección de fondo a un artículo anterior, espositivo de las causas que han determinado al Perú i Bolivia a declarar la guerra a 01 de, «cree conveniente dar una idea de la posición jeográfica i de los recursos estratéjicos i militares de los belijera ites. «El éxito de la guerra no seria dudoso, si ésta fuese solo entre Bolivia i Chile: el primero de estos dos Estados seria seguramente vencido por él último, pero una vez pactada la alianza del Perú con Bolivia, seria difícil que Chile haga triunfar su derecho, i aun es probable que se vea obligado a ceder a la fuerza.» «Concluye anunciando que mientras los Gobiernos del Perú i Bolivia, conciertan su acción militar contra Chile, el ejército de este último Estado dispone de tiempo suficiente pai a organizar la defensa, a lo que se agrega que el teatro de operaciones está sembrado de obstáculos naturales, poco menos que inaccesibles. «La guerra comenza á problablemente en el mar.» v

( D I A R I O OFICIAL.)

XII El banquete de Lima. (Editorial del DIAKIO OFICIAL de Chile.)

Las indecorosas diatribas pronunciadas contra Chile i su Gobierno por algunos de los representantes de los Gobiernos americanos que tomaron parte eu el congreso de juristas de Lima i que fueron invitados al banquete boliviano, oríjen de tal demostración, pudieran ser erróneamente consideradas como la espresion desmentida, pero eu el fondo verdadera, de la política de los Estados cuyo respetable nombre ha servido de amparo a los autores de tan inusitado desahogo, sino que se conociera al propio tiempo cuál es el verdadero carácter que esos señores revisten, las circunstancias en que fueron acreditados por sus respectivos Gobiernos, i las de su anterior posición en el Perú, que los inhabilitan ]ior completo para formarse i espresar sobre el conflicto cuyo conocimiento se abocan indebidamente, una opinión propia, independiente i digna de traducir o reflejar siquiera la de sus Gobiernos i naciones. Tatito el venezolano don Pedro Naranjo como el colono español clon Pascual Bravo, son antiguos huéspedes del Perú, a cuyo pais llegaron como emigrados i han vivido en él a sueldo de diversas empresas. Durante esa inmigración los Gobiernos de Venezuela i Uruguay i el que se decia existente en la parte de Cuba, que por entonces se mantenía en lucha contra la España, invitados por el del Perú a tomar parte en los trabajos de una codificación internacional, tuvieron a bien aprovechar la presencia en Lima de aquellos señores para hacerse representar por ellos en la discusión que iniciara el Gobierno peruano. El señor Bravo principió sns labores a nombre i en representación del Gobierno de la República de Cuba. Caducados há poco snsjpoderes por la completa sumisión de la isla a la autoridad española, se retiró del congreso, para volver a él algunos dias después;, ya con poderes del Gobierno uruguayo. Respecto clel venezolano señor Naranjo, media ademas la circunstancia de que sus poderes emanaron de un Gobierno cuya política i principales actos acaba ele repudiar en masa la nación venezolana, i esto solo da la medida de la inadvertencia con que, arrogándose una representación que en realidad no inviste i olvidando los deberes de la mui circunscrita que le fué otorgada por su Gobierno, se entromete, sin embargo, a espresar como de su pais i aun como la de todos los antiguos Estados colombianos, su particular opinión, viciada ademas por intemperancias de lenguajes que no solo pugnan con la verdad histórica i chocan contra todas las reglas de la circunspección diplomática, sino que están también fneral de los buenos usos sociales. Como se ve por esta senci la relación de hechos, que son notorios en el Perú i bien conocidos en Montevideo i Caracas, aquellos juristas plenipotenciarios no han tenido an-


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G U E R R A D E L PACIFICO.

toridad, ni siquiera actitud propia e independiente para llevar al banquete diplomático en que se sentaron, la opinión de sus Gobiernos i mucho menos la de los pueblos venezolano i uruguayo, de cuya leal i antigua amistad está seguro el nuestro. La que allí espresaron atrepellando toda consideración i miramiento no pasa de ser la de agradecidos comensales que se permiten confundir en un momento de efusión sus sentimientos mas o menos íntimos con el juicio sereno, medido i elevado que los Gobiernos ilustrados deben formarse, fuera de todo compromiso de gratitud personal i lejos del choque de las copas, sobre cuestiones tan serias i trascendentales como lo que ha dado oríjen a la actual guerra del Pacífico. Mas, no obstante tales antecedentes i las reducidas proporciones que ellos dan al inaudito desahogo contra Chile, de que han sido autores los juristas plenipotenciarios de Venezuela i Uruguai, nuestro Gobierno dirijirá en primera oportunidad a los de estos dos pueblos hermanos una esposicion de lo que ha pasado, la que estamos seguros bastará para que sus ilustradas cancillerías reparen el daño que áutes que al de Chile han causado al decoro i buen nombre de aquellas naciones los que habiendo recibido el encargo único de tomar parte en las discusiones del Congreso de juristas reunido en la* capital del Perú, se han permitido estenderlo, con su solo criterio o sentimiento individual, a asuntos totalmente distintos i de carácter aun mas delicado. Penoso e« tener que advertir también una indiscreción, por decir lo menos, en la alegórica palabra del Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del Ecuador, señor Riofrio, quien a pesar de haber principiado por reconocer los deberes de circunspección i reserva a que está sometido, terminó sin embargo por significar que Chile ha roto culpablemente los lazos de fraternidad con que el Congreso de juristas acababa, según el orador, de afianzar la uuiou americana. El Gobierno de Quito no ha dado a entender de ninguna manera a nuestro Gobierno que ha cambiado por su parte la política de leal amistad i fraternal intelijencia qne ya es tradicional entre las dos Repúblicas. Aun está por conocerse la opinión que ese mismo Gobierno se haya formado sobre las causas de la guerra i sobre el verdadero •papel que en ésta representa Chile; i mientras tanto los antecedentes todos de la política que las dos naciones han observado mutuamente, inducen a creer que la nuestra puede contar por lo menos con la neutralidad de aquel Gobierno i con la discreción i comedimiento de los qne representan en el esterior. De consiguiente el fallo del señor Riofrio, no obstante la ficticia discreción de sus formas alegóricas, carece de autoridad, i es altamentejinconveniente, i hai por qué esperar que él sonará mal en los oidos de los hombres de Estado que hoi dirijen, con el tacto i circunspección propias del momento, las relaciones esteriores del Ecuador, que siempre fueron de franca amistad, de verdadera confraternidad i aun de alianza íntima respecto de nuestro pueblo i Gobierno. Juzgados en conjunto estos actos, tan estraños como desautorizados, de los cuales hace, sin embargo, gran caudal la prensa de Lima, ellos revelan el febril afán que posee i ajita al Gobierno del Perú de sorprender, por cuantos medios están a su alcance, la opinión de las demás Repiíblicas, i de promover así, auuque sea solo sobre el papel, una especie de segunda guerra del Peloponeso en la que aquel Estado se reserva, con sn habitual modestia, el papel de la robusta Esparta. Afortunadamente, la verdadera opinión americana está fuera de las vulgares influencias de los que en Lima se contentan con falsificarla para sus transacciones del momento, i sabrá espresarse con toda la dignidad, independencia i franqueza que corresponden a los pueblos i Gobiernos que la forman. Chile confia tranquilamente que ella le hará justicia, así como su Gobierno espera que los de Venezuela i Uruguai aplicarán el debido correctivo a los aj entes suyos que se han permitido atribuirles una política que no es, ni por su

fondo ni por sn forma, la de aquellos pueblos i de sus ilustradas cancillerías. Prensa peruana. LOS

HECHOS.

(Editorial de E L PERUANO, diario oficial.)

Sin comentarios vamos a presentar un cuadro de lo que dicen los acontecimientos desarrollados desde el principio de la guerra; a fin de poder juzgar con severa imparcialidad, cuál de las dos causas—la del Perú unido a Bolivia, o la de Chile—se halla en mejores condiciones i cuenta con mayores probabilidades de victoria. Desde luego debemos prescindir de lo que dice i promete la prensa chilena. Allí se falsea todo. Se falta a la verdad sin reserva alguna i se adulteran las noticias del teatro de la guerra. Aquella prensa comprende que si no proce así, para engañar a su propio pueblo i engañar a sus otros vecinos, conocida la realidad de las cosas, vendría el desaliento, la guerra civil o socialista, i la muerte moral. Dicen los hechos: 1.° Que el Perú aceptó con gran entusiasmo la declaratoria de guerra, poniendo su vida i sus intereses al servicio de la lucha contra los reinvindjeadores; 2.° Que en el primer combate entre nuestras dos naves Union i Pilcomayo, la corbeta Magallanes, ésta fugó tristemente, recibiendo por la espalda, en su veloz carrera, el fuego de nuestros cañones i uniéndose al resto de la escuadra en Iqnique; 3.° Que en esa acción la Magallanes salió herida por la popa i perdió su lancha a vapor, mientras que nuestros buques quedaron ilesos; 4. Que en Pisagna, Moliendo i Mejillones, únicos Ingares donde los chilenos han intentado un desembarque, han sido rechazados con enerjía, retrocediendo sus embarcaciones con muertos i heridos; 5.° Que en Mejillones, un puñado de quince a veinte hombres, derrotó a los chilenos que trataron de acercarse atierra; 6." Que en Iqnique se arrojaron bombas incendiarias sobre uu tren con mujeres i niños que se alejaba de la ciudad ; i en Pisagna, se bombardeó la población sin notificación previa i lanzando no solo balas esplosivas, sino hasta cohetes, lo qne es prohibido por las leyes de la guerra; 7.° Que el cuerpo diplomático en Lima, ha protestado de tales actos salvajes; i algunos de sus miembros han organizado en forma sus reclamaciones contra Chile, que ya asciende a mas de 1.000,000 de soles; 8.° Que mientras en el ejército aliado perú-boliviano hai verdadero orden i buena disciplina, en el chileno situado en Atacama, se practican todo jénero de crímenes i hai gran descontento, hasta haber sido indispensable emplear el fusilamiento para contener el desborde, según noticias de oríjen chileno; 9.° Qué nuestra escuadra ha debido repararse en el Callao, por no hallarse lista para el combate cuando se declaró la guerra; pero que dentro de breve estará en excelentes condiciones i bien provista. Estos hechos culminantes son los que constituyen[la primera faz de la guerra, i si algo tenemos que agregar es —que las víctimas para el Perú no han pasado hasta hoi de cuatro muertos (inclusive dos mujeres en el bárbaro bombardeo de Pisagna,) al paso que no bajan de ciento los muertos i heridos por parte de Chile. ¿Quién ha obtenido hasta aquí mayores ventajas, en los combates que han sido de poca significación numérica; en el mejoramiento de sus elementos de guerra; en el respeto al derecho de los neutrales i a las leyes internacionales;en el campo de las simpatías de las demás naciones, i en el de la civilización? ¿De qué lado están todas las probabilidades -de la victotoria, según los hechos acaecidos hasta hoi? No es difícil la respuesta. a


CAPITULO SESTO.

EL NACIONAL.

Copiamos los dos artículos que trae en su número d anoche, por juzgarlos de interés.

e

GUERRA SALVAJE. «Mientras nuestros buques de madera cruzan libremente los mares del Pacífico, desafiando la audacia de una escuadra poderosa, los marinos chilenos se ocupan de hacer ostentación de su valor, bombardeando puertos indefensos. «Ayer se enzañaron contra Pabellón de Pica i Huanillos. R\ii le ha tocado su rurno a Iquique i Moliendo. Después toda la costa indefensa del Perú será víctima de los que se están creando una celebridad poco envidiable. «Mientras tanto ¿qué piensa hacer nuestro Gobierno, para responder con enerjía al vandalismo chileno? «¿Ha ideado acaso las represalias que debe ejercitar el • Perú para reducir a Chile a los límites de lo que prescriben el consumo, la civilización i la justicia? «¿Hemos de presenciar impasibles la destrucción de las obras que el trabajo i nuestros adelantos han acnmulado en tantos puertos florecientes? «Nó; eso no es posible; eso no es tolerable. «Respondamos a la jactanciosa altanería chilena i al vandalismo que está desplegando con actos de entereza i de vigor, si se quiere, con acciones de heroísmo, pero que salven al país de la condición en que lo va colocando una nación que nada respeta, que nada obedece, que no escucha un solo consejo sano. «A la guerra no se responde con la paz. «Al bombardeo de plazas indefenzas no se contesta con una resignación que no puede hacerse interminable sin convertirse en ridicula. «Esperamos, por lo tanto, que si hasta hoi el Gobierno no ha llegado a formarse un plan serio, para defender al pais del salvajismo chileno, lo hará con toda la rapidez que las circunstancias lo exijeu. «De otro modo la nación i escuadra chilenas, alentadas por una jenerosidad que no tiene nombre, cobrará mas brios. para inventar nuevas hostidades berberiscas. «S. E. el Presidente ha dicho que, puesto!que Chile quiere guerra, la tendrá; pero guerra tremenda. «Es necesario que tal ofrecimiento se haga práctico i que no se aplace indefinidamente. «Tal es la esperanza de los pueblos del Perú.» Alocución patriótica ESCRITA CON MOTIVO DE LA

GUERRA

A CHILE, I DEDICADA

AL DISTINGUIDO POETA NACIONAL DON

CARLOS AUGUSTO

SALAVERRY. No al Perú, no a Bolivia solamente Ultraja el reto del audaz chileno, Traicionero puñal clava en el seno Del noble americano continente, Rompe el sagrado pacto... de su trono, Cual Luzbel de la gloria, Henchido de ambiciones i de encono Desciende aleve i por sí mismo arranca Las pajinas gloriosas de su historia!... Dos pueblos de valientes Calmando apenas impetuoso brío, . Blandiendo el arma cou robusta mano, A1 combate se aprestan impacientes En nombre del honor americano! Del llano hasta la sierra, Del Pacífico mar al Amazonas, (Pues chinen dijo Perú, dijo heroísmo,) Al ronco grito que repite "guerra" Responde con grandeza el patriotismo: ".No hai odios ni rencores, El peruano pendón da augusta sombra Sin distinción de c l a L 3 s , ni colores, Al que hijo suyo con ardor se nombra!"... Henchida de entusiasmo hacia el combate La juventud se lanza, Ni el temor de la muerte su fé abate, Ni el peligro dá sombra a su esperanza; El roble envejecido, el noble anciano

285 Siente reverdecer su inerte brio I al altar de ¡a patria vuela ufano... Se detiene suspenso... avanza... jime... Pues si arde el corazón, tiembla la mano! En el arranque de su amor sublime Llamas arroja de sus ojos fijos, I, rendido jigante, " M i yerta sangre no, dice anhelante, Entera te daré la de mis hijos." De los muelle divanes se desprende Hollando rosas la mujer peruana; El inefable encanto, La gracia no aprendida desatiende, Solo la mueve el entusiasmo santo De su vehemente calidad cristiana! Su huella la veréis por donde quiera: Cerca al pobre doliente en hospitales; Entre el humo i frr '¡OÍ de lucha fiera, Con la doble guirnalda en ambas manos, Cuando entre arcos triunfales Regresen vencedores sus hermanos!... Con tal grandeza, tan heroico empeño, La victoria, peruanos, nos espera!... Dos naciones heridas ya tremolan De unión fraternal triunfal bandera... La gloria que se obtenga en la jornada ¡I que habrá gloria el corazón presiente; Aunque solo por dos fuese alcanzada, Es la gloria inmortal del Continente! CAROLINA FREIRÉ DE JAIMES.

I'ma, 18 de Abril de 1879.

A Chile. A donde vais Cántabros fieros, Fidalgos de Madrid i Andalucía, J. V. Camacho. A donde vais, soberbios Araucanos? A dónde vais, sus, sus, No está la gloria en indefensas playas: Marchad a Santa Cruz. A qué tanto coraje, tanto apresto I tanta indignación? Lavad, que aun indeleble en la mejilla Tenéis un bofetón. No es de Quijotes rehuir la lucha Con el buen justador, Ni enzañarse altanero con el débil Con mengua del honor. Imitad el coraje i la bravura Del gran Caupolican, Pero... a qué hablar de honor a mercaderes Que solo anhelan se locupletar. No de Bolivia a las'inermes playas Envíes tus cañones, Buscando en el desierto de Atacama Fantásticas lejiones. De vuestras naves el potente empuje Queréis galardonear? Id del Plata a las costas guarnecidas Mas no... que es mucho andar. Un teatro mas vasto a vuestro brio? Enemigo mayor a vuestra zana? Vengad de Valparaíso el bombardeo Con que os befó la España. II. Mas no es honor lo que entusiasta busca La falanje chilena, Es el huano, es el cobre, es el salitre; Es la riqueza ajena. Es la codicia, la que ardiente inflama El patriotismo de las rotas jentes, Del estómago son las exijencias Las que electrizan tanto a esos valientes. De un triunvirato astuto es la ruin I avaricia rapaz. ¡Atrás, pues, ambiciosos mercaderes! ¡Atrás! atrás! atrás! De la lucha la hora ya se acerca I... Dios decidirá; El honor guiará nuestro estandarte, I la justicia nos hará triunfar.

cabala


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