Guerra del Pacífico

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CAPITULO I. €soca

S U M A R I O . — I . Memoria que el Ministro de Relaciones Esteriores de Chile, señor don Domingo Santa María, presenta al Congreso Nacional de 1 8 7 0 . — I I . Leyes dictadas por el Congreso del Perú. — I I I . Partida del ejército chileno de Antofaijasta: descripción i proclamas al ejército. — I V . Documentos referentes a la defensa de Lima en Octubre de 1 8 7 9 . — V . Orden de partida de la escuadra i distribución de las fuerzas en los trasportes.—VI. Plana mayor del Jencral en Jefe; oficialidad do los diversos cuerpos que formaron parte del ejército espedicionario.—VII. Orden del dia i proclama del Jeneral Escala al ejército antes del ataque de Pisagua.—VIII. Divisiones en que se dividió el ejército de operaciones para efectuar su desembarco en Pisagua i Junin.— IX. Combate i toma de Pisagua: telegramas i partes oficiales chilenos, peruanos i bolivianos.—X. Descripción completa i detallada de este combate, según la relación de corresponsales chilenos.—XI. Correspondencias a E L NACIONAL de Lima, describiendo el combate de Pisagua; versión de Modesto Molina sobro este mismo combate.—XII. liando del prefecto de Iquique; decretos del Gobierno peruano sobre interdicción comercial con Chile, aumento de las contribuciones e impuesto sobre la renta.—XIII. ¡A las armas ciudadanos! Proclamas al pueblo de Lima de Fernando Casos i Mariano Delgado de la F l o r . — X I V . Bandos sobre alistamiento militar i circular a los prefectos con igual objeto; donativo a la viuda de Gran. — XV. Estado de las fuerzas del ejército aliado el 5 de Noviembre de 1879, tomado del archivo del Estado Mayor peruano.—XVI. Carta de Granier a Daza sobre el combate de Pisagua; cuadro de las fuerzas aliadas que ocupan el territorio de Tarapacá, publicado por L A DEMOCRACIA de La Paz del 7 de Noviembre de 1 8 7 9 . — X V I I . Combate de Agua Santa: partes oficiales i relación de los muertos, heridos i prisioneros.—XVIII. Carta de Barahona i versión de los corresponsales chilenos i peruanos sobre este combate.—XIX. Orden del dia del ejército peruano sobre el combate de Pisagua.—XX. Correspondencia de Arica a E L NACIONAL de Lima, describiendo la llegada de Daza i parte de su ejército.—XXI. Los cónsules peruanos en Potosí, Sucre i Cochabamb.i comunican la dolorosa impresión producida por la pérdida del Huáscar i la situación de la 5. división. (Inédito.)—XXII. Cartas del canónigo Pérez, jefe de la ambulancia Arequipa, desmintiendo las falsas inculpaciones hechas al ejército chileno por el corresponsal de E L COMERCIO de L i m a . — X X I I L Memoria que el Ministro do Guerra i Marina del Perú, señor Manuel Jlendiburu, presenta al Congreso ordinario de 1 8 / 9 . — X X I V . Editoriales de la prensa de Chile, Peni i llolivia. rt

I. Memoria que el Ministro de Relaciones Esteriores de Chile, señor don Domingo Santa María, presenta al Congreso Nacional de 18T9. L l a m a d o por S. E . el Presidente de la R e p ú b l i c a en A b r i l del presente año, a servir el departamento de R e l a ciones Esteriores i Colonización, tengo la honra de dar cuenta al Congreso de los asuntos concernientes a este d e partamento, para cumplir con lo dispuesto en el artículo 88 de la Constitución. N o necesito recordar circunstanciadamente, por ser d e masiado recientes i conocidos, los ni ni graves motivos que obligaron a la República a sacrificar su reposo i perturbar la paz que desde años atrás gozaba. Las esposiciones dirijidas a las naciones amigas en 18 de Febrero i 12 de A b r i l del presente año, han puesto de manifiesto la justicia i la severa rectitud de nuestro procedimiento. E l Gobierno se vio obligado a reclamar el concurso abnegado i el sacrificio sin límites del pais, para hacer frente a una situación que no había creado i que era debida esclusivamente a la actitud intransijente del Gobierno de Bolivia i a la c o n ducta insidiosa i desleal del Gobierno del Perú. E l pais no trepidó en ponerse de su parte i en prestarle una activa i jenerosa cooperación, désele que la honra nacional estaba comprometida. Mejor que ningún otro pueblo, Chile estima los inapreciables beneficios de la paz. F o r m a d o en la escuela del trabajo, persuadido de que a él debe sn progreso i engrandecimiento i habituado a respetar sin esfuerzo alguno los sagrados compromisos que contrae, habia logrado alcanzar una situación que, aunque modesta, le aseguraba el bienestar de sus hijos en el interior, i la estimación, para él mni valiosa, de las naciones estrau jeras. E n el corto espacio de nuestra vida independiente i aleccionado por la enseñanza que suministra el movimiento internacional del mundo civilizado, Chile se ha esforzado, por efecto de una profunda convicción, en acatar escrupulosamente el derecho ajeno, c o m o un medio de alcanzar i merecer el respeto del suyo propio. H a obedecido constantemente a este j>ropósito en sn política esterior i ha creído

servirlo siempre con tan honrada persistencia c o m o e s m e rada solicitud. E n toda situación azarosa, Chile, antes de llegar al d o loroso empleo de la fuerza, ha estado dispuesto a proponer i aceptar el arbitraje c o m o el medio mas honroso de arribar a la solución satisfactoria de la cuestión. A s í ha procedido cuando desgraciadamente ha visto surjir alguna dificultad en sus leales i amistosas relaciones con otras naciones. L a Gran Bretaña, la Francia, los Estados U n i d o s , la R e p ú b l i c a Arjentina, el Perú i Bolivia, pueden dar cumplido testimonio de esta verdad. Persuadido de la justicia <[ue le ha asistido, Chile ha descansado siempre tranquilo i confiado en que si la razón estaba verdaderamente de su parte, ella le seria reconocida por el arbitro llamado a pronunciarse en la contienda. Para un pueblo laborioso i tesonero c o m o Chile, la guerra no ha podido j a mas ser mi estímulo, a pesar de que el reconocido valor de sus hijos pudiera asegurarle un feliz éxito. Inspirándose en estas ideas, cultivando con acrisolada honradez la amistad de las domas naciones, i sirviendo con escrupulosa religiosidad al cumplimiento de los c o m p r o m i sos i obligaciones contraidas, Chile creía poder sustraerse, c o m o sincero a m i g o de la paz, a las penosas calamidades de la guerra i mantener aseguradas para siempre la tranquilidad del hogar i las fecuudas labores de la industria. Desgraciadamente no ha sucedido así; pero cábele al M E nos la satisfacción de que todos los espíritus rectos e iniparciales han hecho justicia a sus procedimientos i s i m p a tizado con la noble causa que hoi defiende. N o era permitido a Chile llevar mas lejos sus inclinaciones conciliadoras i sus miras pacíficas, porque su tolerancia i benevolencia escesivas, a mas de poderse traducir c o m o una debilidad ajena al carácter nacional, habrían hecho nacer funestas perturbaciones en sus compromisos esteriores i lastimado la moralidad que debe existir en sus relaciones con los E s tados amigos. A c e p t ó Chile la guerra con Bolivia, porque era ya indispensable establecer, una vez por todas, que no es lícito a una nación burlar i rehuir sistemáticamente el riguroso cumplimiento de los tratados que suscribe. I aceptó con mayor decisión i entereza todavía la guerra contra el Perú, aliado de Bolivia, porque creyó necesario castigar, en la medida de sus fuerzas, la conducta dolosa.


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GUERRA

DEL

PACIFICO.

i desleal de esa República, a la que habíamos ayudado, desde la era de la independencia, abnegada i jenerosanieute, i con la qne nos habíamos empeñado en mantener siempre las mas estrechas i cordiales relaciones. E n nuestra guerra con Bolivia se encuentra c o m p r o m e t i do un principio de derecho internacional qne constituye la base primordial sobre que descausan las relaciones entre t o dos los Estados. Bolivia, desconociendo con estraña porfía la fe de los tratados públicos i procurando burlar las obligaciones que ellos imponían, colocaban a Chile en la dura alternativa, o de sacrificar i abandonar vergonzosamente en todo o parte sus lejítimos derechos, o de acudir, bien a pesar suy o , al uso de las armas. H i z o lo primero en muchas ocasiones por no llegar al doloroso estremo de la guerra; pero penetrado al fin de la ineficacia de sus pacíficos esfuerzos, que pudieron a veces traducirse c o m o un síntoma de tímida complacencia, vióse compelido a echar mano de la fuerza. H a creído Chile, con sobrada razón, que al aceptar ios sacrificios de la guerra con Bolivia, se encontraría a c o m pañado de las simpatías de todas las naciones que se interesan cu mantener un profundo respeto a la fe pública formalmente comprometida. L a conducta de Bolivia no solo vulneraba los derechos de Chile, sino que envolvía mi grave peligro para lo demás países ligados a ella por tratados o convenciones. Era necesario resistir a esta tendencia perturbadora, i dejar así a salvo los principios i las doctrinas que la civilización moderna ha consagrado c o m o fundamento de la paz internacional, i cuyo desconocimiento venia justamente produciendo las mas alarmantes inquietudes.

los derechos de esportacion sobre los minerales qne se e s trajesen de los importantísimos veneros de riqueza que se habían descubierto al N o r t e del paralelo 24. L a s aduanas de Bolivia habían estado percibiendo estos cuantiosos derechos qne pagaba el capital chileno, casi e s clusivamente c o m p r o m e t i d o en la esplotacion de las minas de Caracoles. C o m o no era de esperarse, estas mismas aduanas se resistían a entregar a Chile, bajo diversos i frivolos pretestos, la parte que le correspondía de aquellos derechos, según el tratado de 1866. Bolivia habia manifestado también que le contrariaba el ejercicio de la facultad fiscalizadora que este tratado aseguraba a Chile sobre las aduanas i oficinas bolivianas encargadas de la percepción de esos impuestos.

Sabe mui bien el congreso qne Chile negoció primero con Bolivia el tratado de 1866 en virtud del cual convino en entregarle territorios de que nos considerábamos dueños i sobre los cuales ejercíamos un efectivo i verdadero dominio. Antes de ese tratado poseíamos en el desierto de A t a c a m a hasta el paralelo 23 de latitud Sur, i después de él, cediendo a jenerosos estímulos i propósitos, se fijó la línea fronteriza entre ambas Repúblicas un grado mas al Sur, es decir, en el paralelo 24.

E n presencia de esta actitud jenerosa, que demostraba hasta qué punto Chile llevaba su espíritu de conciliación i fraternidad, Bolivia no pudo vacilar, i suscribió el pacto de 6 de A g o s t o de 1874, cuyo artículo 5.° disponía testualmente lo que signe: « L o s derechos de esportacion que se i m p o n g a n sobre los minerales esplotados en la zona de territorio de qne h a blan los artículos precedentes, no escocieran la cuota que actualmente se c o b r a ; i las personas, industrias i capitales chilenos no quedarán sujetos a mas contribuciones, de cualquiera clase quesean, que a las que al presente existan. La estipulación contenida eu este artículo durará por el término de 25 años.» E l pacto que contenia la estipulación trascrita, había sido ajustado con todas las formalidades que el derecho internacional prescribe; habia recibido la aprobación de la asamblea lejislativa de Bolivia, i contaba, en seguridad de su fiel i leal cumplimiento, con la fe pública de aquel pais, solemnemente empeñada. E l Congreso conoce circunstanciadamente la manera c ó m o el Gobierno de Bolivia comenzó a socavar, por medio de contribuciones municipales impuestas a la industria c h i lena, la disposición esplícita e imperativa contenida en el tratado de 1874. Sabe también que no se detuvo en este camino, i que en el año ú l t i m o , sin precedente alguno j u s tificado, decretó un impuesto fiscal sobre una empresa c h i lena, la Compañía de Salitres de Antofagasta, violando de este m o d o abiertamente la estipulación que aseguraba por el término de 25 años la completa liberación de nuevas contribuciones a todas las industrias chilenas establecidas en aquel lugar. Conoce, por viltimo, el Congreso la tenaz resistencia que el Gobierno de Bolivia opuso al llamamiento qne se le hizo hacia el respeto que todas las naciones civilizadas deben guardar a sus compromisos. Su negativa fué sostenida i porfiada, llevándola hasta el estremo de rehusar el arbitraje que el Gobierno de Chile proponía c o m o medio de dar solución oportuna a un negocio que tomaba un carácter desagradable i podia tener un fin desastroso para Bolivia. Sorda a todos nuestros llamamientos i a t o das nuestras justas exijencias, concluyó, c o m o lo recordará el Congreso, por decretar a última hora el despojo de la Compañía Chilena de Salitres.

A l mismo tiempo, se estipuló que en la zona territorial comprendida entre los paralelos 23 i 2 5 , los productos del suelo serian divisibles por mitad entre ambas Repúblicas. E l m i s m o tratado imponía a las partes contratantes otras obligaciones que no hai para qué recordar en este m o m e n to. Chile dio fiel i exacto cumplimiento a lo p a c t a d o ; i la mejor i mas eloeneute prueba de ello, que podemos i n v o car, es que en nuestros archivos no se rejistra una sola n o ta en que se nos haga observación a este respecto. N o sucedió lo m i s m o por parte de Bolivia. P r o n t o e m p e zó por eludir la satisfacción de los compromisos contraidos, manifestando, por último, algunos años mas tarde i c o n firmando esta manifestación de diversas maneras, su firme resolución de desconocer i sustraerse a las estipulaciones que nos eran favorables. E n 1872, a repetidas instancias de pacientes jestiones nuestras, se firmó en L a Paz un convenio entre, los plenipotenciarios de ambas Repúblicas. C o m o lo sabe el Congreso, este convenio hacia desaparecer una gran parte de las dificultades suscitadas i ofrecía una prueba inequívoca del espíritu desprendido i elevado que animaba a nuestro Gobierno. Toda esta complaciencia no fué, con todo, bastante para asegurar la subsistencia del nuevo arreglo. Bolivia no tardó en dejarlo sin efecto. V i n o , por último, el tratado de 1874. Sus disposiciones estaban solícita i casi esmeradamente calculadas para facilitar a Bolivia el cumplimiento de las obligaciones que, por su parte, contraía respecto de Chile. L o s pactos anteriores habían consignado c o m o límite fronterizo entre ambas R e públicas el paralelo 2 4 ; pero se habia estipulado, c o m o ya hemos dicho, que la zona de territorio que comprendían los paralelos 23 i 25 seria de utilidad c o m ú n , es decir, qne se dividirían por mitad entre las dos naciones los productos resultantes de la esplotacion de los depósitos de Imano i

E n tal situación, Chile no rehusó ser'mas jeneroso de lo que debiera. E n el tratado de 1874 hizo a favor de Bolivia el abandono voluntario de todas las ventajas que le a c o r daba el pacto de 1866, i que habían servido de pretesto para rehuir su cumplimiento. R e n u n c i ó a la facultad de intervenir i fiscalizar l o s procedimientos de las oficinas aduaneras bolivianas;condonó a Bolivia las sumas que le adeudaba por los derechos percibidos en años anteriores: le acordó la facultad de percibirlos esclusivamente en l o sucesivo; i, en una palabra, suspendió todas las restricciones i todas las trabas que el tratado de 1866 imponía al dominio de Bolivia en los territorios comprendidos entre los paralelos 23 i 24. E n compensación de todas estas c o n cesiones, que acusaban un espíritu levantado i desprendido de nuestra parte, Chile se limitó a pedir únicamente g a rantía para las personas, industrias i capitales chilenos establecidos i radicados en aquella rejion.

N o era posible, después de esto, poner en duda que aque-


CAPITULO

Ha R e p ú b l i c a se negaba deliberadamente a todo avenimient o , i que mediante tal conducta nos compelía, bien a pesar nuestro, al doloroso empleo de la fuerza. Pero ¿qué causas habían venido perturbando el espíritu de Bolivia hasta el estremo de sacrificar i burlar la fe p ú blica, empeñada en solemnes tratados, presentándose c o m o infiel a todas las obligaciones contraidas para con Chile i dando el vergonzoso ejemplo de una nación insensible al sentimiento del honor nacional c o m p r o m e t i d o ? E l desarrollo de los acontecimientos no tardó en demostrar que B o livia obedecía en su política, entre otras causas que seria largo enumerar, a estrañas sujestiones que venían supeditándola de tiempo atrás, i que tenían c o m o principal mira realizar un plan de hostilidades contra Chile preparado por el Gobierno del Perú. E n 1872 la industria salitrera del departamento de T a rapacá había adquirido un notable desarrollo. Brazos i capitales chilenos daban en su mayor parte movimiento i vida a aquella importante industria. Una de las primeras i mas persistentes preocupaciones del Gobierno peruano, fué suprimir entonces toda participación chilena en las industrias salitreras. N o se disimulaba la odiosa prevención con que era mirada esa participación, i frecuentes eran las arbitrarias disposiciones con que se la hostilizaba. Las leyes de 21 de E n e r o i 23 de A b r i l de 1873, dictadas en el Perú con el objeto de estancar el salitre, i el decreto reglamentario de 12 de Julio del m i s m o año, estaban calculados para obtener, entre otros resultados, el hacer imposible o mni difícil el desarrollo i la seguridad de los intereses chilenos allí c o m p r o m e t i d o s . N o satisfecho todavía el Gobierno peruano con estas m e d i das agresivas, que eran a l a vez una injusticia, inició n e g o ciaciones con el Gobierno de Bolivia, sustrayendo cuidadosamente del conocimiento del Gobierno de Chile el carácter i la tendencia que esas negociaciones tenían. Creíase entonces, i la prensa de L i m a confirmaba esta creencia, que el Gobierno peruano solo buscaba en sus jestiones cerca del gabinete de L a Paz la aceptación de ciertas ideas relativas a l a esportacion i venta del salitre de la costa boliviana, para conseguir así hacer mas eficaz el estanco de este artículo, decretado por el Gobierno del Perú. N o t o r i o es que por el decreto de 12 de Julio de 1873 se estableció que desde el 1. de Setiembre inmediato no habría de pasar de cuatro millones quinientos mil quintales la cantidad de salitre qne habría de esplotarse i que compraría el estanco peruano. L a autoridad, por medio de comisiones nombradas al efecto, fijaría la proporción que correspondía a cada productor en la cantidad total que el estanco debia adquirir anualmente. E l Gobierno se reservaba la facultad de señalar la cantidad de salitre qne los mercados consumidores podrían soportar, para imponer por este medio el precio a la venta del artículo. c

E s t a medida, tan arbitraria c o m o irregular, no podia, sin e m b a r g o , dar los resultados que el Gobierno del P e n i aturdidamente perseguia, sino en tanto que Bolivia i Chile estuvieran dispuestos a seguir el m i s m o camino, o a g r a var con un fuerte derecho la esportacion del salitre qne empezaba ventajosamente a estraerse de la zona de participación c o m ú n , es decir, del territorio c o m p r e n d i d o entre los paralelos 23 i 2 5 . E l Gobierno del Perú hizo llegar a los gabinetes de S a n tiago i de L a P a z la espresion de su deseo, cual era que ambas Repriblicas dictasen leyes i medidas que sirviesen a la mejor ejecución de sus proyectos sobre el salitre de T a rapacá. Chile, c o m o era natural, no pudo acojer esta snjestion estraña que tendia a herir el ínteres chileno i vulnerar los principios económicos a que siempre ha obedecido. B o livia, por su parte, tampoco pudo secundar el pensamiento del Gobierno peruano, pues obstaba a ello el tratado vijente con Chile, según el cual los derechos de esportacion sobre los minerales, debían establecerse de común acuerdo entre ambas naciones. E n las cordiales relaciones que existían en aquella é p o ca entre Chile i el P e r ú , relaciones que Chile cultivaba con TOMO I I — 8

PRIMERO.

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esmero i con delicada honradez, no habría sido posible, sino aventurado, conjeturar qne el incidente referido l l é g a l a a inducir al Perú a proponer i solicitar con ahinco en los países vecinos un secreto pacto de alianza contra C h i le. I esta sospecha, si hubiera existido, se habria disipado ante las reiteradas protestas de buena amistad que el G o bierno de Chile, recibía del Gobierno del Perú. Se puso entonces, a lo que parecía, uu esmerado empeño en adormecer la honrada confianza del Gobierno de Chile, reiterándosele con vivo anhelo las protestas del deseo que el P e n i tenia de mantener cada día mas estrechas las relaciones que existían entre una i otra República. Temerario habria sido atribuir en aquel tiempo al Perú el torcido pensamiento de romper en perjuicio de Chile la solidaridad americana, olvidando los vínculos que unían a a m b o s países i que tenian su primer oríjen en la historia de un pasado que, recordado con serenidad, no podia menos que comprometer la gratitud del P e n i , que habia sido siempre, en todos sus conflictos, ansiliado por Chile con jeneroso desprendimiento. U n proceder contrario que desgraciadamente fué aceptado por el Perú, debia ofrecer un ejemplo de inmoralidad política de que todavía no habia sido testigo la A m é r i c a . A j e n o a toda fundada sospecha, el Gobierno de Chile se apresuró a instruir con lealtad al Gobierno del Perú, de todos los antecedentes qne venían preparando un necesario, inevitable, aunque doloroso conflicto con Bolivia. E l Gobierno del Perú no pudo desconocer la justicia que asistía a Chile, desde que demostraba que habia agotado en favor del mantenimiento de la paz todos los recursos c o n ciliatorios. Aparentando entonces el P e r ú un decidido i n terés por el restablecimiento de las amistosas relaciones entre Chile i Bolivia, finjió repartir entre ambas R e p ú b l i cas sus fraternales simpatías i asumió el carácter de m e diador en la contienda. Para este efecto, acreditó una L e g a ción estraordinaria que llegó a Santiago a principios de Marzo del presente año. A pesar de que entonces ya circulaban rumores, mas o menos autorizados, que denunciaban la existencia de nn pacto secreto de alianza entre el Perú i Bolivia, no era posible acojerlos c o m o la espresion de la verdad, desde que el Perú, sin insinuación alguna de nuestra parte, asnmia espontáneamente el delicado papel de mediador. Aceptar desde luego la existencia de ese pacto odioso, habria sido dar por establecido que el Perú jugaba un papel i n c o m p a tible con la honradez i la lealtad que las naciones, c o m o los individuos, estáu obligados a observar en todos los a c tos de su vida. N i n g u n a nación se ofrece c o m o mediadora sino cuando se siente impulsada por nn sentimiento de simpatía, igualmente vivo por ambas partes; cuando no existe ningún vínculo especial que le incline en favor de uno de los contendientes i cuando puede hacer oír, en m e dio de los intereses que ardientemente se chocan i que son el oríjen de una acalorada contienda, su voz desapasionada justiciera i noble. Sin e m b a r g o , c o m o las afirmaciones sobre la existencia del tratado secreto eran cada día mas insistentes, estimóse necesario interrogar acerca de su efectividad al órgano a u torizado de la palabra del Gobierno del Perú, a su M i n i s tro Plenipotenciario que iniciaba sus funciones d i p l o m á t i ticas. E l representante de aquella República consideró conveniente responder en esta f o r m a : " Q n e no tenia c o n o cimiento del tratado, que creía que no existiría i que él no habia podido ser aprobado por el Congreso de 1873, p o r que siendo las lejislaturas bienales hasta la reforma c o n s titucional de 1878, esa asamblea no se reunió en dicho año, i que estaba seguro de no haber sido aprobado en los años sucesivos, en que a él le cupo la honra de presidir la comisión diplomática del Congreso, ante la cual tenia n e cesariamente que discutirse aquel n e g o c i a d o : que, sin e m b a r g o , c o m o desde su llegada a Chile había oido hablar sobre la existencia de ese pacto, tenia pedido informes a su Gobierno, los que se haría un deber en comunicar en el m o m e n t o en qne los recibiera."


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G U E R R A

D E L

Cuando el diplomático peruano daba al gabinete chileno estas seguridades, el Gobierno del Perú desplegaba una estraordinaria actividad en todos los ramos del ejército i armada. Se aumentaba la fuerza de tierra en una cifra considerable; se la entregaba a ejercicios militares desacostumbrados, i se compraban armas en gran cantidad. E l m i s m o afanoso movimiento se advertía en las naves de guerra i en sns tripulaciones. N o era posible mirar sin zozobra todos aquellos aprestos bélicos, que no habia motivo para qué acopiar, si realmente eran pacíficas las miras del Gobierno peruano i sinceras sus manifestaciones. E r a menester definir esta situación que venia entrañando para el pais recelos i peligros. E l Gobierno de Chile creyó entonces oportuno exijir al del Perú, conformáudose a las prácticas del Derecho de Jentes, que espidiera una declaración de neutralidad, que permitiese contemplar con menos inquietud i zozobra la movilización i aumento de sus elementos de guerra. Después de diversas i tristes evasivas, el Gobierno p e ruano no pudo sostener por mas tiempo su equívoca situación. H u b o de declarar entonces que le era imposible mantenerse neutral en la contienda con Bolivia, a causa de un pacto secreto de alianza firmado el <> de Febrero de 1873.

PACIFICO.

A c e p t a d a por Chile la guerra contra el Perú i B o l i v i a , hemos procurado empeñosamente imprimir a las hostilidades el carácter que les dan las conquistas alcanzadas por la civilización moderna. Teniendo la guerra por o b j e t o , entre otros fines, destruir los elementos de agresión i d e fensa del enemigo, hemos encaminado todos nuestros e s fuerzos a circunscribir los males inevitables de la lucha al campo mas estrecho posible. Cuando ya no nos fué permitido adoptar otra línea de conducta, ocupamos con fuerzas militares los territorios que condicionalmeute habíamos cedido a Bolivia en el desierto de A t a c a m a ; pero, al ejecutar este acto, cuidamos de que se guardase a las autoridades i ciudadanos bolivianos toda jénero de consideraciones. Mas tarde, las necesidades de la guerra aconsejaron la ocupación de Cobija, Tocopilla í otros puntos del territorio de Bolivia, i me es grato c o n s I tatar aquí, con el acento de la mas severa verdad, que n i n guna acción odiosa de las tropas chilenas fué necesario reprimir, i ningún vejamen se h i z o sentir t a m p o c o contra los habitantes de aquellas poblaciones. Tal fué el respeto que el jefe de la ocupación manifestó por las personas, que propuso en algunos casos a los funcionarios bolivianos qne continuasen, c o m o antes, desempeñando sus respectivos empleos.

N o se ha adoptado en nuestro territorio medida alguna de hostilidad que pudiera dañar a los peruanos i bolivianos Para hacer al Gobierno de Chile esta irritante manifestación, que debía comenzar por la lectura de las estipula- que habitan entre nosotros. Gozan de la misma libertad de que disfrutaban antes de la guerra, i sus propiedades e i n ciones consignadas en el pacto secreto, el gabinete de L i m a tereses se encuentran al abrigo del mas remoto peligro. A comisionó al mismo Ministro Plenipotenciario a quien haninguno se ha obligado a abandonar el pais, i con ninguno bía conferido el carácter de mediador i que días antes hase ha empleado una vejación que pudiera hacerle fastidiobia negado la existencia de ese pacto. Tal conducta, (¡ue ponía en trasparencia la doblez del i sa su permanencia en él. Consigno este hecho con g r a t a satisfacción, porque da un elocuente testimonio de que Gobierno peruano, demostró con toda evidencia que el Perú, nuestro pais ha alcanzado un g r a d o de cultura moral de titulado mediador, era un enemigo encubierto de Chile que puede justamente enorgullecerse. desde hacia seis a ñ o s ; que c o m o tal había estado disimuDirijidas las hostilidades de Chile contra las fuerzas o r lando las tercas intrausijencias de B o l i v i a ; que él era el que habia snjerido a esta República la idea de formar una ganizadas de los beligerantes i contra los medios con que puedan aumentar sns elementos de agresión, la escuadra secreta i odiosa alianza, a la cual había procurado arrastrar a otra nación vecina, amiga nuestra, con la que des- chilena ha perseguido con tenacidad a la escuadra peruana i ha tratado de cegar las fuentes de recursos de su G o b i e r graciadamente manteníamos pendiente una cuestión que, no. Se ha visto forzada para ello a destruir las lanchas i e m en la severidad de nuestro leal comportamiento, hemos barcaciones que servían a la esplotacíon de Imano i salitre pretendido siempre resolver de la manera sensata que en los puertos del Sur. L a lejitimidad de esta medida no prescribe la justicia: e! arbitraje. E s t e piroeeder del Perú, tan estraño como pérfido, lasti- puede ser disputada, pues sin ella el Gobierno peruano h a bría continuado esportando aquellas sustancias al continenm ó hondamente la conciencia pública en Chile i produjo, te europeo para lograr proporcionarse, por este medio, c o m o era de esperarse, un jeneral i enérjico movimiento de indignación. N o era ya posible continuar en paz ni m a n - nuevos i mayores elementos de guerra. Era, pues, i n d i s p e n tenerse en fraternal armonía con una nación que gratuita- sable privarle de este ausilio para impedir que la lucha se prolongase i lomase mayores proporciones, con daño nuesmente se habia constituido en nuestro enemigo, i que habia empleado tan arteros e inmorales procedimientos. E l o de A b r i l se hizo saber al representante del Perú en Chile que quedaban rotas las relaciones pacíficas entre a m bos países, i desde entonces la República quedó en guerra declarada contra Boliva i el Perú, a pesar de su anheloso i constante empeño por vivir en paz, pero en una paz que tenga siempre por base el mutuo i constante respeto al derecho común i a la justicia. Por penoso que nos fuese ver rota la solidaridad de naciones, cuya historia rejistra glorias i desastres comunes, no nos era posible vacilar. En las relaciones internacionales de América no debía predominar, de parte de Bolivia, el desprecio por la fe pública empeñada, i de parte del Perú el desconocimiento de los deberes que la lealtad i la honradez imponen, sin los cuales el trato de las naciones se hace imposible, enjendrando constantemente por esta causa serios peligros i mas serias amenazas. N o podemos desconocer ni disimularnos cuan altos intereses están comprometidos en la presente guerra, m u c h o mas valiosos para nosotros que v i v i m o s de las afanosas labores de la paz i de un profundo i aun exajerado respeto al derecho ajeno. Esperamos por ello que la firmeza i el patriotismo chilenos lograrán obtener el triunfo definitivo, puesto que tenemos de nuestra parte la justicia i nos sostienen en la contienda sanos i elevados propósitos.

! tro i de los intereses neutrales. i P u d o verificarse este acto en algunos puertos del P e n i í sin resistencia de ningún j é n e r o ; poro en otros, c o m o P i s a ! sagua, Moliendo i Mejillones, los botes que nuestras naves habían destacado para efectuar la destinación de lanchas fueron atacados de improviso por soldados que, escondidos entre zanjas i favorecidos por otros accidentes de la costa, ¡se haciau invisibles. Fué preciso repeler inmediatamentV. la agresión i amparar c o n los cañones de los buques a la jente que en nuestros botes recibía el fuego del enemigo. L o s disparos no duraron mas tiempo que el necesario para a s e gurar este objeto.

Se ha procurado establecer por los funcionarios del P e r ú i por algunos ajentes consulares ¿straujeros, residentes eu l o s puertos ofendidos, que Chile no se conformó en la e j e cución de estas medidas a lo qne el derecho internacional prescribe en tales circunstancias. Pretenden que debió anticipar una modificación formal i conceder el tiempo n e cesario para que los intereses neutrales se pusieran al a b r i g o de todo daño. Habrían tenido estas observaciones alguna importancia, si Chile hubiese asumido de improviso el papel de agresor, i si, al presentarse en los puertos del Perú, hubiera dirijido sorpresivamente contra las poblaciones i m o r a d o r e s p e r u a nos el fuego de sus cañones, sin preceder provocación a l -


CAPITULO

g i m a de parte de la fuerza armada de tierra. E u tal caso, el j e f e de nuestra escuadra, lo que no es de creerse, habría contrariado sensiblemente las miras e instrucciones del Gobierno. P e r o los hechos no han ocurrido de esa manera. Las nav e s chilenas no han llevado el propósito de bombardear. Su objeto era distinto i conocido de las autoridades peruanas; i si su intento hubiera sido destruir esas poblaciones, jamas habrían traspasado, en el empleo de esta dura medida, las limitaciones que las prácticas civilizadoras han consagrado, ni habrían omitido las notificaciones i formalidades que, en estos casos, se exijen al belijerante en favor de los i n t e reses neutrales. S o l o la necesidad de contestar i repeler con la fuerza el ataque que de tierra era dirijido contra nuestras embarcaciones, fué causa de que se hiciese uso de nuestros cañones, i esta medida de lejítima defensa no imponía a nuestras naves obligación de ningún jénero, ni ligaba su responsabilidad a los resultados que estuviera llamada a producir en tierra. L a s autoridades peruanas que habían apostado fuerzas militares i que dispararon sobre embarcaciones chilenas, lejitimaron desde ese m e m e n t o los medios destructores e m pleados por nuestra p a r t e , i asumieron la responsabilidad esclusiva de todas sus consecuencias. E n el curso de las hostilidades, Chile no ha perdido de vista, en ninguna ocasión, el respeto a la propiedad e intereses neutrales i so ha esmerado en evitarles todo daño que n o sea exijido por el deber de consultar eficazmente los fines primordiales de la guerra, L o s Gobiernos de Bolivia i el P e r ú han estado muí lejos de imitar el espíritu liberal, j e u e r o s o i humanitario cu que se ha inspirado Chile. E n vez de dirijir sus fuerzas activas contra los ejércitos de nuestro país, han buscado víctimas indefensas, obreros de paz, a quienes han sorprendido tranquilos i confiados en sus hogares, para hacerles sentir el peso de medidas de innecesaria crueldad. J u n t o con la declaración de guerra el Gobierno de B o l i via se apresuró a dictar, con fecha 27 do Febrero, un d e creto de confiscación de las valiosas propiedades mineras de Corocoro, pertenecientes a ciudadanos chilenos, persig u i ó a sus operarios i se apoderó de 40,000 quintales de barrilla, que vendió inmediatamente i cuyo producto destinó a comprar elementos de guerra. Mas tarde, el 4 de Marzo, un nuevo decreto estableció el embargo de todas las propiedades chilenas i dispuso el ingreso de sus productos en arcas fiscales. P o r ese m i s m o decreto se ordenó ia espnlsion de todos los chilenos que había en el vasto territorio boliviano, acordándoles el angustiado plazo de diez días para abandonar sus fronteras. Fácilmente se comprenderá los penosos i angustiosos sacrificios que el cumplimiento de esta cruel medida impuso a nuestros nacionales. E l Perú siguió la misma senda trazada por Bolivia. O r denó por decreto de 27 de A b r i l la espnlsion de todas las familias i ciudadanos chilenos, acordándoles el estrecho término de ocho dias. I aun este término, reducido c o m o era, fué considerablemente limitado en algunas partes por los prefectos i autoridades de condición subalterna. E n Arequipa, por ejemplo, tanto ol cónsul c o m o íns numerosas familias chilenas que allí residían, solo pudieron disponer de cuarenta i ocho horas para abandonar el pais. E n Huanillos se dio de plazo a nuestros compatriotas solo tres horas, no obstante ser notorio que no habia entonces en el puerto ninguna nave de trasporte que pudiera recojerlos. Se les o b l i g ó , por esta m i s m a circunstancia, a emprender en mímero de cuatrocientos, a pié i sin recursos, un penosísimo viaje de tres dias por áridos desiertos basta Tocopilla, Habrían encontrado quizas una segura muerte en la travesía, si el jefe militar chileno, en previsión de la suerte desgraciada que les aguardaba, no hubiera oportun a m e n t e enviado en su ausilio agua i víveres. E n L i m a i Callao fueron puestos en prisión los chilenos

PRIMERO.

59

que, por carecer de recursos o por razón de enfermedad, no pudieron salir en el corto plazo señalado al efecto. E n Iqnique se redujo a dos horas el término en que los chilenos debían abandonar el pais. E l gran número de trabajadores qne habia atraído la esplotacion de las salitreras de Tarapacá, hacia impracticable el cumplimiento de esta orden. Sin la benévola i caritativa asistencia de las naves'de guerra inglesas i norte-americanas, que a la sazón se h a llaban eD aquel puerto i que se apresuraron a recojer en sus botes a centenares de desgraciados, habríamos tenido que lamentar muí dolorosas escenas. E l Gobierno del Perú ha violado, con semejante p r o c e der, no solo las doctrinas del derecho internacional, sino todas las prácticas consagradas por la civilización cristiana. Su conducta inhumana ha demostrado que la cultura moral del pueblo peruano se halla mui distante de corresponder al grado de adelanto i progreso que se atribuye. N o ha m u c h o hemos visto que la Francia i la A l e m a n i a en su última guerra, trataban de rivalizar tanto en la p e ricia i bravura de sus ejércitos c o m o en la jenerosidad i elevación de sentimientos que respectivamente los animaban. Si por una parte estaban persuadidos de que la v i c t o ria seria del mas fuerte, sabían, por otra, que el aplauso i las simpatías de todas las naciones que contemplaban aquel tremendo duelo, acompañarían a la que mas se hubiera levantado por su heroísmo i sus virtudes. E l Perú ha desdeñado ese reciente ejemplo i ha puesto en práctica en la guerra actual un sistema de hostilidades que la moral universal tiene condenado i desterrado. Pero el Gobierno del Perú no se limitó a los atentados referidos. E l 1.° de Jnlio cometió un incalificable atropello de los derechos de los neutrales, ordenando la violenta estraccion de un vapor ingles de la carrera de un representante diplomático chileno que se dirijiaa países amigos ele Chile i del Perú. Sabe el Congreso que el Gobierno, deseoso de ilustrar por su parte a los Gobiernos de Colombia i Venezuela acerca de las causas que habían orijinado la preseute guerra i de los propósitos que en ella perseguía, envió en calidad de Encargado de Negocios a aquellas Repúblicas a don D o m i n g o G o d o i , el cual se encaminó a los lugares de su destino, acompañado de su secretario, en el vapor Paita, a fines do Mayo último. Aunque el representante de Chile tenia forzosamente que pasar en su viaje por aguas peruanas, no se creyó que el Gobierno del Perú estuviera dispuesto a atrepellar las prácticas i principios internacionales umversalmente recoi nocidos hoi, ofendiendo también así los fueros de una nación c o m o la Gran Bretaña, neutral en la contienda. Hacia pocos años que, con motivo de ia ruidosa cuestión del Irent, qne tanto conmovió la opinión europea, quedó \ establecido i sancionado por el acuerdo unánime de las na| d o n e s de aquel continente, el principio de que no era. iíci| to estraer de un buque neutral a los ajenies públicos que I una nación belijerante acreditase aníe otra que no hubiera | tomado parte en la contienda. i Tenemos, pues, que bajo cualquier aspeeio que se consij dere el acto de haber sacado violentamente d e a bordo del I vapor ingles Paita, a los señores Godoi i Vial, que, en ea| lidad de ajentes diplomáticos de Chile, se dirijian a C o l o m I bia i Venezuela a desempeñar una misión de paz, aparece injustificable ante las mas respetables prácticas de derecho internacional, ante los privilejios reconocidos a las banderas neutrales, ante los tratados mismos celebrados por el Perú, i ante las prerogativas de qne gozan entre los países civilizados los Ministros públicos en tránsito. E l Gobierno de Chile confia en que tanto el de Su Majestad Británica, c o m o el de Colombia i Venezuela, en c o n o cimiento de los cuales puso oportunamente el suceso referido, no vacilarán en condenar la conducta del Perú c o m o atentatoria a las conquistas de la civilización i a las nociones del derecho internacional. Hasta ahora los señores G o d o i i V i a l permanecen en


60

GUERRA

D E L PACIFICO.

Tarma, una de las mas inclementes rejiones del Perú, s o metidos a una estricta vijilancia i soportando un tratamiento irregular que uada podria justificar. A l g u n a s naciones neutrales, movidas del deseo de evitar los males inseparables de la guerra, lian hecho esfuerzos encaminados a buscar el restablecimiento de la paz. N o habían trascurrido muchos días, después de declarada la guerra entre Chile i el Perú, cuando el representante de Su Majestad Británica nos hizo saber, en nota de A b r i l , que su Gobierno, anhelando por evitar la ruptura de hostidades entre ambas Repúblicas, lo habia autorizado para ofrecer sus amistosos oficios. A u n q u e esta insinuación llegaba en circunstancias de haberse ya dado principio a las hostilidades, no por eso creyó el Gobierno que debía negarle acojida. Así lo significó al representante de Su M a jestad, cuidando manifestarle que no le era permitido anticipar desde luego una aceptación formal de sus buenos oficios sin conocer previamente los términos o condiciones en que ellos fuesen propuestos. Hacíase, pues, necesario saber si la nueva situación que de esa manera pudiera crearse, dejaba a salvo las justificadas exijencias del honor nacional. L a negativa absoluta del Perú a secundar el pensamiento del Gobierno de Su Majestad Británica, detuvo sus j e s tiones a este respecto, iniciadas con propósitos elevados i laudables. A principios de Junio se recibió un despacho fechado el 15 de A b r i l , en que el Gobierno de los Estados Unidos de Colombia manifestaba el pesar con que se habia impuesto del conflieto que habia surjido entre Chile i Bolivia, i significaba su mas sincero anhelo porque en ningún caso se confiase a las armas la solución de nuestras diferencias. Recordaba con este motivo la práctica observada por otras naciones de someter, en casos análogos, al juicio de arbitros, las cuestiones de esta naturaleza, i ofrecía a Chile, con viva solicitud, sus buenos oficios, a fin de que, si se juzgaban oportunos, valiesen c o m o una mediación que i m pidiera el curso desastroso de la guerra. L a larga distaucia que nos separa de C o l o m b i a habia impedido que, al hacerse este ofrecimiento, se conociera i tomara allí en cuenta el desarrollo ulterior de los sucesos. La participación que, c o m o beligerante, habia asumido ya en el conflicto el P e n i , era desconocida en Colombia i por consiguiente no habia sido tomada en consideración. L o s ofrecimientos del gabinete de B o g o t á se referiau únicamente a Chile i Bolivia, i esta sola circunstancia habría bastado para destruir toda su eficacia. E n su respuesta, el Gobierno cuidó de dar a conocer al de Colombia todos' los empeñosos esfuerzos que por su parte habia hecho para inducir oportunamente al de Bolivia a aceptar el arbitraje, c o m o solución racional de sus diferencias. N o lian sido solo la Gran Bretaña i los Estados Unidos de Colombia los únicos que han hecho llegar a Chile la espresion de su ínteres por el restablecimiento de la paz cutre las Repitblicas del Pacífico. E l Ecuador nos envió también una Legación estraordiuaria, encargada de promover una amigable intelijencia entre los beligerantes i de ofrecer para ello su mediación. E l jeneral Urbiua, a quien se confió el desempeño de esta misión, hizo conocer al Gobierno de Chile, el 30 de Julio último, los propósitos conciliadores de que era portador, i los votos que el pueblo i el Gobierno ecuatoriano hacían porque cuanto antes se removieran i desaparecieran las cansas que habían turbado la paz entre tres naciones igualmente amigas i aliadas del Ecuador. Creia el representante ecuatoriano que no seria difícil hallar algún arbitrio que, dejando incólume la dignidad de los estados belijerautes, condujese al fin deseado. E n t r e esos arbitrios, sin perjuicio de acojer cualquiera otra indicación mas adecuada, el señor Urbana sujirió la idea de que tanto Chile c o m o Bolivia i el Perú invistieran a sus respectivos representantes en Quito de las instrucciones i p o -

deres suficientes para acordar las bases de un arreglo, debiendo, miéutras tanto, suspenderse las hostilidades. E x a m i n a d a tranquilamente la manera c ó m o la mediación habría de llevarse a cabo, no era posible disimularse las dificultades casi insuperables con que habría de tropezarse. Se indicaba que los Gobiernos belijerantes impartieran a sus representantes en Quito las instrucciones necesarias para acordar las bases de un avenimiento, i que, entretant o , se suspendieran las hostilidades. N o era aventurado conjeturar que, estaudo todavía en pié los elementos de acción con que las tres naciones sostenían su derecho, ninguna de ellas habría de estar dispuesta a ceder considerablemente en sus exijencias. Chile tenia, ademas, antecedentes para creer que por entonces los Gobiernos del P e r ú i Bolivia estaban en la determinación de no escuchar proposiciones de paz, si no era bajo la condición de que abandonásemos previamente el territorio que con un derecho incuestionable habíamos vuelto a ocupar en el desierto de A t a c a m a . E l retiro de nuestro ejército habria importado, en tal caso, una humillación disimulada i el abandono i n justificable de las poblaciones i derechos chilenos que existen en aquella rejion. La suspensión de las hostilidades, para dar lugar a que los representantes de las tres naciones tentaran en Quito conciliar las diversas i encontradas pretenciones, sin estar los Gobiernos de acuerdo siquiera en algunas bases fundamentales, no prometía un resultado satisfactorio i tendía, por otra parte, a prolongar la lucha por nn término indefinido. Estas consideraciones fueron representadas al Enviado Estraordiuario i • Ministro Plenipotenciario del Ecuador, quién, lamentando no haber alcanzado por el m o m e n t o el restablecimiento de la buena intelijencia entre los belijerantes, reservó para ocasión mas propicia sus nobles i elevados ofrecimientos, espresando que su Gobierno se estimaría feliz si lograba contribuir, en la medida de sus fuerzas, a poner término a la presente guerra, que c o m p r o metía tantos i tan caros intereses en América.

E l Gobierno se adhirió, por decreto de 28 de Junio, a las conclusiones del Congreso de Jinebra de 1874, mediante las cuales se establece completa inmunidad para las a m b u lancias, hospitales i personal destinados al servicio sanitario de los ejércitos en campaña. Estos privilejíos, hermosa conqnita de la caridad cristiana, guardan completa conformidad con las prácticas que el Gobierno ha querido hacer prevalecer en la presente guerra. ( 1 )

DOMINGO SANTA M A R Í A .

II. Leyes dictadas por el Congreso del Perú. Moneda de nickel. L U I S PRIMER

LA-PUERTA,

VICE-PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA ENCARGADO DEL PODER EJECUTIVO.

P o r cuanto el Congreso ha dado la lei siguiente: El

Congreso

ele la República

Peruana.

Considerando: Que el millón de soles en moneda de nickel mandado acuñar por lei de 18 de Setiembre de 1879 es insuficiente para las transacciones por menor, (1) De la presente memoria solo hemos tomado lo que se relaciona con la guerra.


CAPITULO

H a dado la leí siguiente: Artículo ú n i c o — E l Gobierno mandará acuñar con arreg l o a la lei citada, 500,000 soles mas en moneda de nickel, en este orden: 400,000 soles en piezas de cinco gramos i 100,000 en piezas de dos i medio gramos. Comuniqúese al Poder Ejecutivo para que disponga lo necesario a su cumplimiento. D a d o en la sala de sesiones del Congreso, en L i m a , a 9 de Octubre de 1 8 7 9 . F. Rosas, Presidente del S e n a d o . — R i c a r d o W. Espinosa, Primer vice-presidente de la Cámara de Diputados. —L. García, Secretario del S e n a d o . — Víctor Eguiguren, Diputado Secretario. Al Excmo. señor Presidente de la República.

P o r t a n t o : mando se imprima, publique i circule i se le dé el debido c u m p l i m i e n t o — D a d o en la Casa de Gobierno, en L i m a , a los 14 dias del mes de Octubre del año de 1879. Luis LA-PUERTA.

J. F.

Pazos.

Empleados i comisiones de Hacienda. LUIS LA-PUERTA, PRIMER

VICE-PRESIDENTE

DE

L A EEPÚBLICA

ENCARGADO

D E L PODER EJECUTIVO.

Por c u a n t o el Congreso h a d a d o la lei siguiente: El

Congreso

de la República

peruana.

Considerando: Q u e las circunstancias del erario nacional e x i j e n q u e se h a g a n las e c o n o m í a s compatibles c o n el b u e n servicio público, H a d a d o la lei siguiente: A r t . 1. ° Se suprimen todos los empleos, cargos i c o misiones d e l ramo d e H a c i e n d a del Perú que existen actualmente en Europa, escepto los destinos d e Inspector Fiscal, d e Secretario d e éste i d e u n o o tres ausiliares. A r t . 2. ° D i c h o s empleados percibirán los sueldos siguientes: 9,000 soles anuales el Inspector Fiscal, 4,000 su Secretario i 1,800 cada u n o d e los ausiliares. T o d o s estos sueldos se pagarán en plata. A r t . 3. ° L o s n o m b r a m i e n t o s d e I n s p e c t o r Fiscal i d e Secretario, los hará el G o b i e r n o c o n acuerdo d e l Consejo de Ministros. A r t . 4. ° E l Inspector Fiscal continuará las jestiones iniciadas contra los consignatarios del h u a n o ; p o d r á entablar reclamaciones p o r n u e v o s cargos i desempeñará las funciones e n c o m e n d a d a s al D e l e g a d o Fiscal d e l Perú en E u r o p a p o r la lei d e 16 d e Abril d e 1870. Comuniqúese al P o d e r E j e c u t i v o para q u e d i s p o n g a lo necesario a su c u m p l i m i e n t o . D a d a en la sala d e sesiones del Congreso, en Lima, a 24 d e O c t u b r e d e 1879.—Francisco de P. Muñoz, primer vice-presidente del S e n a d o . — R i c a r d o W. Espifiosa, primer vice-presidente d e la Cámara d e D i p u t a d o s . — L . García, Secretario del S e n a d o . — Víctor Eguiguren, Diputado Secretario. Al Excmo. señor Presidente de la República.

Por tanto: m a n d o se i m p r i m a , publique i circule i se le d é el d e b i d o c u m p l i m i e n t o . D a d a en la Casa d e G o b i e r n o , en Lima, a los 24 dias del m e s d e O c t u b r e d e 1879. Luis

LA-PUERTA.

José

V.

Arias.

PRIMERO.

61

Papel moneda, LUIS PRIMER

LA-PUERTA,

VICE-PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA ENCARGADO DEL

P O D E R EJECUTIVO.

Por c u a n t o : El Congreso d e la República, El Congreso

de la República

lia d a d o la lei siguiente:

peruana.

Considerando: Q u e es urjente proveer al tesoro p ú b l i c o d e los fondos q u e d e m a n d a la prosecución d e la guerra en q u e actualm e n t e se encuentra e m p e ñ a d a la República, H a d a d o la lei siguiente: Art. 1. ° Autorízase al Poder E j e c u t i v o para q u e m a n d e emitir por la j u n t a administradora i d e vijilancia de la emisión fiscal, la cantidad d e treinta i d o s millones d e s o les en billetes d e responsabilidad fiscal, q u e se aplicará a los objetos siguientes: 1. ° , hasta veinte millones a los gastos d e la guerra; 2. ° , hasta o c h o millones a la adquisición de elementos navales; 3. ° , el saldo de cuatro m i llones a las operaciones q u e requiere la mejora del c a m bio. Art, 2. ° L o s billetes fiscales serán d e curso forzoso. A r t . 3. ° L a emisión destinada a los gastos d e la guerra, se hará en la p r o p o r c i ó n d e d o s millones de soles m e n suales, a contar desde 1 . ° d e N o v i e m b r e p r ó x i m o , sin esceder el límite fijado a su m o n t o en el inciso 1. ° " artíc u l o 1. ° , i solo hasta un mes después de terminada la guerra. A r t . 4. ° S e destina especialmente a la estincion o rec o j o d e los billetes fiscales, los arbitrios aplicados p o r leyes anteriores a este objeto i los que aplica la presente, siendo u n o i otros los siguientes: 1. ° E l p r o d u c t o del impuesto sobre m o v i m i e n t o de bultos i del a u m e n t o d e l 3 0 % en los derechos específicos; 2. ° E l 6 0 % d e la c o n t r i b u c i ó n personal; 3. ° E l 2 % ad valorem, impuesto a la esportacion de azúcar; 4. ° E l p r o d u c t o íntegro d e l impuesto anual sobre la renta del capital m o v i b l e ; 5. ° E l 60 % d e la c o n t r i b u c i ó n de predios rústicos i urbanos, industrial i d e patentes; 6. ° El p r o d u c t o del impuesto de l o c o m o c i ó n i diversiones públicas. Art. 5. ° T o d a s las operaciones concernientes a la e m i sión autorizada por esta lei, i al levantamiento del valor del billete por la mejora del c a m b i o , correrán a cargo d e la j u n t a administradora i de vijilancia d e la emisión fiscal, siendo d e su esclusiva responsabilidad la aplicación indebida que se haga d e los valores d e q u e se o c u p a la lei, a objetos distintos d e los q u e ella señala. Art. 6. ° L o s fondos destinados a amortizar la emisión fiscal, serán entregados o remitidos directamente por los respectivos funcionarios encargados de su recaudación, bajo responsabilidad personal de aquellos i del Ministro d e H a c i e n d a i Comercio, a la J u n t a Administradora i d e Vijilancia d e la emisión fiscal, la cual estinguirá p o r m e d i o d e incineraciones mensuales los billetes p r o c e d e n tes d e los impuestos aplicados a este objeto. A r t . 7. ° Autorízase a la J u n t a Administradora i de Vijilancia d e la emisión fiscal: 1. ° Para hacer los gastos q u e d e m a n d e la emisión de los billetes fiscales, sujetándose en c u a n t o a la serie, n u meración i tipo, a la forma i proporciones q u e determine el Gobierno; 2. ° Para reformar la organización d e su oficina i a u m e n t a r sus empleados, s o m e t i e n d o a la aprobación del G o b i e r n o el p r o y e c t o d e reglamento i la planta i presupuesto d e los sueldos d e d i c h o s empleados; 3. Para poner a disposición del G o b i e r n o la suma designada en el artículo 1. ° inciso 1. ° d e esta lei, i en el m o d o i términos prevenidos en el artículo 3. ° ; c


GUERRA DEL PACIFICO.

62

,

4. ° Para realizar con cuatro millones, d e q u e se o c u p a el inciso 3. ° artículo 1. ° , las operaciones mercantiles necesarias para la m e j o r a d e l c a m b i o . A r t . 8. ° Q u e d a n vijentes, en c u a n t o n o se o p o n g a n a la presente lei, las q u e c o n fecha anterior, se h a n espedido respecto a la J u n t a A d m i n i s t r a d o r a i d e Vijilancia d e la emisión fiscal, así c o m o los decretos i resoluciones d i c t a das en ejercicio d e aquellos. C o m u n i q ú e s e al P o d e r E j e c u t i v o para q u e d i s p o n g a l o necesario a su c u m p l i m i e n t o . D a d o en la sala d e sesiones del Congreso en L i m a a 25 d e O c t u b r e d e 1879.-—Francisco ele F. Muñoz, primer vice-presidente del S e n a d o . — R i c a r d a W. Esjñnosct, p r i m e r vice-presidente d e la Cámara d e D i p u t a d o s . — J o s é Morales Alpaca, Senador Secretario.— Víctor Eguiguren, D i p u t a d o Secretario. P o r tanto, m a n d o q u e se imprima, publique, circule i se le d é el d e b i d o c u m p l i m i e n t o . D a d o en L i m a a los 28 dias del m e s d e O c t u b r e del año d e 1879.

LUIS PRIMER

V.

El

L A REPÚBLICA

D E L PODER

Congreso

Arias.

ENCARGADO

Francisco de P. Muñoz, primer vice-presidente del S e n a d o . — R i c a r d o TU Espinosa, primer v i c e p r e s i d e n t e de la Cámara de D i p u t a d o s . — L . García, Secretario del S e n a d o . — Carlos Julias, Diputado Secretario.

Peruana.

Considerando: Q u e si bien es ilegal el contrato d e préstamo celebrado en el m e s d e Julio ú l t i m o por el G o b i e r n o c o n el B a n c o Garantizador, éste lia entregado a aquél, en virtud d e d i c h o contrato, la cantidad d e un millón d e soles; i q u e el Congreso, atendiendo a las circunstancias actuales, d e b e o

7

.

.

.

Por t a n t o : M a n d o se imprima, publique i circule i se le dé el d e b i do c u m p l i m i e n t o . — D a d o en la Casa de Gobierno en L i m a , a los 4 dias del mes de Noviembre de 1879. Luís LA-PUERTA.

.

disponer lo mas c o n v e n i e n t e i equitativo en este asunto, H a d a d o la lei siguiente: A r t . 1. ° L a nación asume la emisión del B a n c o Garantizador, hasta la cantidad d e u n m i l l ó n ele soles, i h a c e s u y o el m i l l ó n prestado al G o b i e r n o por d i c h o B a n c o . A r t . 2. ° Esta emisión se considerará c o m o parte i n tegrante ele la autorizada p o r el Congreso, i la j u n t a creada por la lei d e 27 de Enero último la recojerá d e preferencia, reemplazándolos c o n billetes fiscales. A r t , 3. ° D i c h a j u n t a examinará los libros del B a n c o Garantizador; i si d e ello resultare q u e la emisión d e este B a n c o es d e mas de un m i l l ó n d e soles, l o obligará a q u e recoja el esceso, o lo garantice c o n arreglo a la lei citada en el artículo anterior. A r t . 4. ° D e n t r o d e treinta elias, contados desde la f e cha de la p r o m u l g a c i ó n d e esta lei, el indicado B a n c o r e cojerá o garantizará el osceso a q u e se refiere el artículo precedente. A r t . 5. ° Q u e d a sin efecto el referido contrato celebrado por el G o b i e r n o c o n el B a n c o Garantizador. C o m u n i q ú e s e al P o d e r E j e c u t i v o , para q u e dispoga lo necesario a su c u m p l i m i e n t o . D a d a en la sala d e sesiones del Congreso, en Lima, a 23 de O c t u b r e d o 1870. Francisco de P. Muñoz, vice-presidente del S e n a d o . — Ricardo i r . Espinosa, primer vice-presidente d e la C á mara de D i p u t a d o s . — García, Secretario del S e n a d o . — Carlos M. Elias, D i p u t a d o Secretario. Por tanto: m a n d o se imprima, p u b l i q u e i circule i se le d é el debido c u m p l i m i e n t o . — D a d o en la Casa d e G o b i e r n o , en Lima, a 1. ° d e N o v i e m b r e d e 1879. Luis LA-PUERTA.

J.

M.

Qiiimpjer.

Peruana.

A r t í c u l o ú n i c o . — P r o r ó g a s e para el Baiico de Tacna el plazo que señala el artículo 6.° de la lei ele 27 de E n e r o sobre circulación de billetes, hasta un mes de la terminación de la guerra con Chile, pero entendiendo sus billetes en metálico i qne no podrá hacer nuevas emisiones. L a escepcion concedida a favor ele ese establecimiento, solo se refiere a la suma que tenia emitida el 20 de S e tiembre del presente año. Comuniqúese al Poder Ejecutivo para que disponga lo necesario a su cumplimiento. D a d a en la sala de sesiones del Congreso, en L i m a , a 2 5 de Octubre de 1879.

EJECUTIVO.

de la Rejmblica

de la República

Qne el Banco de Tacna prestó importantes servicios al ejército del Sur i que es conveniente acordarle un plazo para que recoja su emisión, pero sin que pueda pasar ésta de la suma que tenia en circulación el 26 de Setiembre, fecha en que debia haber retirado sus billetes, H a dado la lei siguiente:

P o r c u a n t o el Congreso h a d a d o la lei siguiente: El

Congreso

Considerando:

LUIS LA-PUERTA, VICE-PRESIDENTE D E

P O D E R EJECUTIVO.

P o r cnanto el Congreso ha dado la lei siguiente:

Emisión del Banco Garantizados

PRIMER

LA-PUERTA,

VICE-PRESIDENTE D E L A REPÚBLICA ENCARGADODEL

Luis LA-PUERTA.

José

Emisión del Banco de Tacna.

José Marict

|

Qttimpcr.

III.

i I ! ' I I I i

Partida del ejército chileno de Antofagastn.

E l 28 del Octubre se hizo a la vela la espedicion q u e debia operar el d e s e m b a r c o en las costas del Perú. C o n s taba d e 18 buques i ele m a s de 9,205 h o m b r e s . M o m e n t o s antes de la salida d e la flota se e m b a n d e r ó la ciudad, n o q u e d a n d o ni el m a s h u m i l d e edificio sin q u e ostentase el h e r m o s o tricolor. E l muelle, la esplanacla, las azoteas d e las casas i todas las eminencias q u e rodean la p o b l a c i ó n , estaban cubiertas i d e j e n t e s q u e desde lejos i p o r la centésima v e z enviaban | sus adioses a los guerreros en marcha. | S e formó un puente d e embarcaciones desde la playa i hasta los buques, puentes q u e nuestros soldados salvaban i formados al grito d e ¡viva Chile! El p u e n t e era construido c o n embarcaciones chatas, ensambladas entre sí p o r una plancha de fierro q u e tiene cada u n a d e ellas i q u e en el d e s e m b a r c o p u e d e , l e v a n tándola, servir de blindaje. E l e m b a r q u e del ejército se llevó a c a b o en solo clos i m e d i o dias escasos, sin n i n g ú n accidente. S o l o u n a lancha cargada c o n caballos se dio vuelta en la barra, a h o g á n d o se u n o . Por lo d e m á s n o h u b o cosa q u e llamara la atención, a n o ser el gran entusiasmo q u e se advertía en las tropas; entusiasmo q u e se traducía en ardientes vivas a Chile, al Jeneral en Jefe i al Ministro d e la Guerra, A l t i e m p o d e partir se repartieron las siguientes p r o clamas:


CAPITULO

PROCLAMA D E L MINISTRO D E LA GUERRA.

" S o l d a d o s del ejército de Chile: R e c i b o de S . E. el Presidente d e la R e p ú b l i c a el h o n r o s o encargo d e dirijiros a su n o m b r e la palabra en la h o r a solemne de la partida. Testigo presencial de vuestra constancia en el trabajo i d e vuestro c o m p o r t a m i e n t o ejemplar en el c a m p o d e instrucción, esperimento íntima satisfacción al desempeñar el m a n d a t o del Jefe del Estado. Soldados: Millares de ojos de madres, esposas, hijos i amigos se hallan a estas horas fijos en vosotros. Millares de brazos se levantan para enviaros saludos cariñosos. Millares de corazones palpitan d e u n estremo a otro de la patria chilena, al pensamiento d e la gloriosa tarea que os aguarda en el territorio de nuestros e n e m i gos. L a confianza q u e en vosotros tiene depositada la n a c i ó n n o será burlada hoi, c o m o n o lo fué j a m á s . V o l v e reis c o n la frente ceñida de laureles a recibir las j u s t a s recompensas quo sabrá otorgar la R e p ú b l i c a a vuestro h e roísmo i a vuestros esfuerzos. Volvereis sobre t o d o c o n la c o n c i e n c i a d e haber l e v a n t a d o el n o m b r e i la h o n r a de Chile a una altura a q u e n o alcanzará el soplo del odio i la calumnia; de haber escarm e n t a d o para siempre a sus gratuitos enemigos, i de h a ber abierto una era de la historia nacional, c o l o c a n d o la paz, la industria i la prosperidad de la patria sobre a n c h a e incontrastable base. Soldados: E l ejército n u n c a v e n c i d o de Chile; el ejército que c o operó a la i n d e p e n d e n c i a peruana después de afianzar la propia; el ejército q u e en 1838 i m p u s o la lei a la primera confederación perú-boliviana, parte h o i a desbaratar i d e s trozar esa alianza f o r m a d a de n u e v o en hora tenebrosa. Este ejército lleva la victoria en pos de sus banderas. S u vigor,'su pericia i su nobleza van a dar u n a muestra esp l é n d i d a do la cultura i de la p u j a n z a del pais. Salud, valiente i p u n d o n o r o s o ejército de Chile! A n o m b r e de S . E. el Presidente de la R e p ú b l i c a . R . SOTOMAYOR, Ministro de la Guerra en campaña.

Antofagasta, O c t u b r e 27 de 1879.".

PROCLAMA DEL JENERAL ESCALA.

Soldados: H a llegado por fin la hora por tanto t i e m p o anhelada •de ir a buscar a nuestros enemigos en su propio suelo. Tres veces las huestes de Chile lo han pisado c o m o libertadoras; hoi v a m o s a pisarlo c o m o castigadores d e u n a negra alevosía. T o m a n d o por debilidad nuestro espíritu b e n é v o l o i conciliador; c r e y e n d o q u e nuestra fecunda i larga paz, solo interrumpida para pro tejer su existencia de p u e b l o independiente, hubiera enervado nuestro brazo, el ingrato Perú se ligaba tenebrosamente para atentar a nuestros derechos i seguridad. Soldados: Q u e los q u e nos h a n obligado a soltar los instrumentos d e l trabajo para e m p u ñ a r el sable i el fusil, c o n o z c a n luego que, si nuestro brazo tiene suficiente p o d e r para arrancar los tesoros a las entrañas d e la tierra i dar v i d a a los desiertos, l o tiene m u c h o mas aun para batir a los enemigos de Chile. M a r c h e m o s a llevar la guerra i sus tremendas c o n s e cuencias a los violadores d e nuestro derecho, a los confis<;adores d e las propiedades d e nuestros c o n c i u d a d a n o s , a los que h a n espulsado i maltratado a los enérjicos e intelijentes trabajadores q u e d a b a n v i d a a sus ciudades i existencia a sus industrias; a los desapiadados perseguidores d e las mujeres i niños p o r q u e tenían la gloria de ser c h i lenos. Q u é caiga sobre ellos el castigo q u e merecen!

PRIMERO.

03

¡Soldados! ¡La hora d e los c o m b a t e s h a sonado! Vuestros varoniles p e c h o s palpitarán p r o n t o c o n las grandes e m o c i o n e s d e los guerreros c u a n d o se v e n frente a frente de los e n e m i g o s de su patria. Sé bien lo que p u e d o esperar de vosotros, que, c o n admirable constancia, moralidad i disciplina, habéis soportado los rigores de la enseñanza militar; sé bien que n o necesito recomendaros el valor i sacrificio, p o r q u e c o n o z c o que la divisa de nuestra patria, " v e n c e r o morir", está esculpida en vuestros corazones. ¡Soldados! ¡A los c o m b a t e s ! Q u e vuestros h e c h o s e n g r a n d e z c a n el n o m b r e de Chile i lo h a g a n t e m i d o de sus e n e m i g o s . V u e s t r o Jeneral ERASMO ESCALA.

PROCLAMA D E L PUEBLO D E ANTOFAGASTA AL

EJERCITO.

E l p u e b l o d e Antofagasta, por el órgano d e su representación local, saluda en la partida al brillante ejército d e Chile. E n este m o m e n t o solemne en q u e toda la R e p ú b l i c a c o n t e m p l a c o n m o v i d a a sus hijos predilectos hacerse al mar en d e m a n d a de la victoria, este p u e b l o testigo i n m e diato i mas afortunado, cree tener u n doble título para dirijiros una palabra de simpatía: Antofagasta que n o d e j ó j a m a s de ser chileno, reúne en sí todos los m o t i v o s , todas las faces, todas las afecciones i caracteres quo distinguen a Chile en la presente guerra. Este p u e b l o , d a n d o v i d a al desierto, parece haber c o n c e n t r a d o la savia del j e n i o e m p r e n d e d o r chileno. B e n é v o lo i j u s t o , h a sido en estas playas el d i g n o representante del carácter nacional. Jamas pueblo alguno dio una p r u e ba m a y o r d e acatamiento a la soberanía de otra n a c i ó n , c o m o él que durante o c h o años h a sufrido, o b e d e c i e n d o i respetando el d e s p o t i s m o odioso i despreciable de u n p u ñ a d o de d o m i n a d o r e s , p o r q u e mediaba para ello el c o m p r o m i s o sagrado de un pacto. Sobre su cabeza iba dirijido el g o l p e de codicia que al fin puso la espada en m a n o s d e la R e p ú b l i c a . El saludó la bandera del 1-i de F e b r e r o c u a n d o abordasteis esta tierra chilena, de que Chile se había desprendido en aras de una fraternal cordialidad. El os h a h o s p e d a d o en su seno, os ha visto hacer el aprendizaje de las armas, siendo testigo de vuestra m o r a lidad, disciplina i cultura. H a engrosado vuestras filas, c o m p a r t i e n d o alguna vez c o n vosotros los peligros i e n t u siasmos de la lucha. Por último, h a aprendido a amaros, i viondoos partir, siente la necesidad de dirijiros una palabra salida de su corazón. ¡Salud, hermosas lejiones de la patria! L a R e p ú b l i c a , en sus mejores dias, en sus luchas j i g a n tescas, j a m a s vio sobre su suelo ni sobre sus bajeles un ejército mas n u m e r o s o , mas i m p o n e n t e , mas brillante q u e el q u e ahora lleva entre sus manos aprisionada la v i c t o ria, c o m o lleva en su p e c h o el p r o f u n d o sentimiento de la j u s t i c i a de su causa. A su cabeza va la ciencia i el talento, el valor i la abnegación. El grandioso espectáculo de su marcha, su resuelta apostura i hasta la alegría q u e anima los juveniles rostros de sus soldados, tienen una elocuencia irresistible quo p a rece decir: ¡Atrás odio salvaje! ¡Atrás pérfida asechanza! ¡Atrás insensatos provocadores! ¡Dad paso al trabajo, al d e r e c h o , a la civilización! ¡Nobles soldados del ejército de Chile! R e c i b i d los v o tos del p u e b l o q u e al veros partir, el aliento suspenso i el alma enternecida, os bendice i saluda, batiendo en alto el h e r m o s o tricolor chileno. Q u e mantengáis inmaculada la blanca estrella de la R e p ú b l i c a i tornéis pronto ceñidos d e laureles a vuestros hogares, s o n los votos ardientes del p u e b l o de A n t o f a g a s t a . — N I C A N O R ZENTENO, gobernador.—-Matías Hojas U.—


64

G U E R R A

Telésforo Mandiola.municipales.

•Nicanor

(De E L PUEBLO CHILENO

Correa

de Scia,

D E L PACIFICO.

alcaldes

de Antofagasta.)

L a m a n o encallecida p o r el c o m b o i la barreta, p o r el arado i el r e m o : todos, mineros, agricultores i marinos, h a n c a m b i a d o llenos de decisión i virilidad el instrumento del trabajo i de la civilización, por ese otro q u e destruye e n vez d e crear, q u e mata i q u e aniquila: por el fusil i la espada. D e s d e el a ñ o 38, solo la bandera d e paz i d e trabajo ondeaba en nuestros puertos, e n l a p u n t a d e los mástiles de las naves, o e n el asta d e bandera d e nuestros h o gares: solo se forjaban instrumentos de labor i civilización en nuestros talleres; i las escuelas repletas d e niños q u e entonaban e n sus cánticos h i m n o s a la paz i al progreso, eran el e m b l e m a v i v o i real d e nuestros hábitos pacíficos en el presente i de nuestras aspiraciones d e fraternidad i de progreso para el porvenir. Ha cesado la lucha sangrienta, Ya es hermano el que ayer invasor.

nas d e la guardia urbana municipal, que serán formadas d e nacionales; 3. ° Solicitar el c o n c u r s o del h o n o r a b l e C o n c e j o departamental para dirijirse al Jefe d e l Estado i manifestarle las exij encías d e la situación; 4. ° Organizar comisiones para los diez distritos d e la capital, c o n el fin d e hacer inmediatamente u n llamam i e n t o al p u e b l o para comenzar, sin pérdida d e tiempo, los trabajos q u e exije la defensa d e la c i u d a d ; 5. ° Dictar las órdenes convenientes para q u e los C o n cejos d e distritos envíen a esa c i u d a d el continjente d e individuos armados c o n q u e repeler toda agresión. L i m a , O c t u b r e 31 d e 1 8 7 9 . — P . M. Rodríguez.—José A.

de los RÍOS.—G.

A.

Seoane.

Y. O r d e n en que salid el convoi de Antofagasta i distribución del ejército. COCHRANE.

ITATA. ABTAO.

AMAZONAS. LÁMAR.

LOA.

MAGALLANES.

LlMARÍ.

TOLTBN. M A T Í A S COUSIÑO. SANTA LUCIA. H é ahí l o q u e la v o z d e la nación cantaba e n el h i m n o HOANAY. ANOAMOS. COPIAPÓ. d e d i c a d o a la patria al dia siguiente de haber c o n q u i s t a d o O ' H I G G I N S . PAQUETE DE M A U L E . E L V I R A A L V A K E Z . TORO. COVADONGA. nuestra soberanía e independencia por m e d i o de cruentas i terribles campañas. L a distancia q u e m e d i ó entre u n o i otro durante el viaH o i t o d o cambia: solo se o y e el tambor i el clarín g u e r - j e fué d e 400 metros. rero q u e nos llaman a la victoria o l a muerte. ¡Si! vencer o morir es nuestro lema, i c u a n d o la perfidia, la traición, la cobardía i el insulto h a c e n desenvainar la PRIMERA DIVISIÓN. espada vengadora d e Chile, caiga la sangre q u e v a a d e r NAVES. DISTRIBUCIÓN. HOMBRES. ramarse sobre los q u e nos p r o v o c a n i n o v u e l v a la espada Amazonas.—Artillería Naval 640 a la vaina sino c o n la victoria. Batallón d e Zapadores 400 A d i ó s ¡oh patria! Prepara los laureles q u e h a n de ceñir I d . Valparaíso 300 la frente d e tus valerosos hijos; soldados hoi, ciudadanos U n a batería d e campaña, 6 ayer, volverán m a ñ a n a a sus hogares después d e vengada piezas 125 la afrenta i r e d i m i d o el ultraje. Estado M a y o r i cuartel j e n e El ejército se p o n e en marcha. C o m o decia César, p o jeneral 80 d e m o s también decir, q u e nuestros soldados llevan c o n ellos a Chile i a su fortuna. 1545 V o l v e r e m o s c u a n d o n o haya nada por vengar; si n o v o l batallón d e l rejimiento 2.° d e v e m o s , caigan sobre nuestras tumbas las silenciosas lágri- Loa.—Un línea 560 3 mas d e nuestras esposas, d e nuestras amantes o d e n u e s U n a batería d e campaña 125 80 tros hijos, q u e n o habrá h o m b r e s q u e lloren p o r nosotros, U n a c o m p a ñ í a d e Cazadores pues si n o v e n c e m o s , todos perecerán c o n nosotros. 125 a caballo 115 A n i m a l e s d e la batería q u e v a en el Amazonas 80

IV-

Decreto referente a la defensa de Lima, en Octubre de 1879. El Concejo Provincial,

etc.

800

288

Ltata.—Rejimiento 3.° d e línea 1100 U n a batería d e m o n t a ñ a , 6 piezas 125 U n a c o m p a ñ í a d e Cazadores a caballo 115 Caballos d e l rejimiento d e Cazadores

5

Considerando: Que la alarmante situación en q u e se encuentra la R e pública a consecuencia d e la guerra actual, requiere l a a d o p c i ó n d e medidas perentorias i ene'rjicas que salven la ciudad d e L i m a de los peligros q u e la amenazan. 1340 Q u e la representación d e la c i u d a d e n c o m e n d a d a al C o n c e j o n o p u e d e en la actualidad concretarse ú n i c a m e n t e Copiapó.—Rejimiento Buin l . d e línea... 1100 a la satisfacción d e sus necesidades locales. U n a batería de m o n t a ñ a 125 Q u e cualesquiera q u e sean las medidas q u e t o m e el Muías d e carga para m u n i S u p r e m o G o b i e r n o para la defensa d e la ciudad, es deber ción ineludible d e l C o n c e j o adoptar p o r su parte las q u e g a ranticen la vida i propiedad d e sus habitantes. 1225 Que la dirección del concurso individual e n defensa d e SEGUNDA DIVISIÓN. la patria toca inmediatamente a los Municipios, p o r sus Limarí.—Batallón A t a c a m a 590 relaciones íntimas c o n los ciudadanos, Batería d e m o n t a ñ a 125 Resuelve: C o m p a ñ í a d e Cazadores sin 1. ° Declararse en sesión permanente i c o n t i n u a para caballos 115 ocuparse con toda preferencia d e la defensa d e la ciudad; 2. ° Reiterar al S u p r e m o Gobierno la petición d e la 830 alcaidía referente a la organización militar d e las c o l u m 3

41 125 129 300 5 46 9 60 3 41

44


CAPITULO PRIMERO.

Matías Causino.—Batallón C h a c a b u c o Abtao.—Cuatro compañías del Tejimiento 4.° d e línea Paquete Maule.—Batallón Coquimbo Huanay.—Rejimiento 2.° d e línea Lámar.—Rejimiento 2." d e línea Batallón C o q u i m b o R e j i m i e n t o d e Cazadores Personal d e u n a batería

600

3

600 500 450 90 50 50 125

3 2 3

315

50

50

Tolten.—Dos

Total

300 500 90

100

9405

853

VI. Plana mayor del Jeneral en Jefe i oficialidad de los diversos cnerpos del ejército espedicionario.

Orden de batalla. Jeneral

en

Jefe.

Jeneral d e brigada, d o n E r a s m o Escala. Ayudante

del Jeneral

en Jefe.

Capitán d e n a v i o , d o n E n r i q u e S i m p s o n . Teniente coronel d e ejército, d o n J u a n d e D i o s Vial Maturana. Teniente coronel, d o n F e d e r i c o Valenzuela. Id. id. d o n S a m u e l Valdivieso Id. id. d e guardia nacionales, d o n Justiniano Zulairía. Sarjento m a y o r , d o n Jorje W o o d . Id. id. d e guardias nacionales, d o n J u a n F r a n cisco Larrain. Teniente d e ejército, d o n Guillermo Lira Errázuriz. Id. id. d o n R a m ó n Dardignac. Id. id. don Domingo Chacón.

Estado Mayor Jeneral. Jefe d e l Estado Mayor, d o n Emilio S o t o m a y o r . Primeros

ayudantes:

Teniente coronel, d o n D i e g o D u b l é A l m e i d a . Teniente graduado, d o n Evaristo Marín. Sarjento m a y o r , d o n Belisario Villagran. Id. id. d o n Fernando Lopetegui. Segundos Capitán, Id. Id. Id.

don don don don

ayudantes:

F r a n c i s c o Pérez. J o s é María B o r g o ñ o L. F r a n c i s c o Villagran. Marcial Pinto A . Agregados:

Teniente coronel d e guardias nacionales, d o n R o b e r t o Souper. Sarjento m a y o r d e ejército, d o n J o s é María Soto. TOMO I I — 9

1. ° Zapadores. 2. ° Navales i u n a batería d e campaña. 3. ° 3. ° d e línea, 4. ° Valparaíso. 5. ° U n escuadrón d e Cazadores. V a n en el Cochrane, Amazonas, Ltata i Copiapó. E l resto formará la 2 . división. 0 3

RELACIÓN DE LOS SEÑORES JEFES I OFICIALES, CIRUJANOS

Rejimiento Buin 1 . ° de línea.

310 compañías d e l rejimiento 4.° de línea Cochrane.—Batallón Búlnes Elvira Alvarez.—Rejimiento d e Granaderos a caballo Muías d e carretones, a m b u lancias, etc.

División de vanguardia.

I PRACTICANTES QUE MARCHAN A CAJVIPAÑA.

100 210

Santa Lucia.—Jornaleros,trabajadores,etc. R e j i m i e n t o 4.° d e línea

65

Teniente coronel c o m a n d a n t e , d o n Luis J o s é Ortiz. Id. id. d o n J o s é María del Canto. Sajento mayor, d o n J u a n L e ó n García. Capitán ayudante, d o n J o s é E. Vallejos. A b a n d e r a d o , d o n Pedro del P. Pérez. A g r e g a d o s . — S u b t e n i e n t e s : d o n Milciades Fernandez i don Ramón B López. Aspirante, d o n E d u a r d o Ramírez. Primera compañía del ler. batallón.—Capitán, don J u a n R a m ó n Rivera. Teniente, d o n Tristan Plaza. Subtenientes: d o n Leónidas Urrutia V., d o n Belisario Cordovez i d o n J o s é V í c t o r A n g u i t a . Segunda id. del 1. ° .—Capitán, d o n Nicolás 2. ° J i m é nez. Subtenientes: d o n Luis P. Valenzuela, d o n J o s é María A l a m o s i d o n V i c e n t e 2. ° Echeverría. Tercera id. del 1."—Capitán, dó"n R a m ó n Valenzuela. Teniente, don Salvador Mora. Subtenientes: don Lucindo Bgserrnger, don Manuel D e l fín i don Felipe 2.° Geisse. Cuarta id. del 1°—Teniente, don José Luis Araneda. Subtenientes: don Valentín 2.° L e ó n i don Juan G . C a s tro C. Primera compañía del 2. Batallón.—Capitán, don R u perto Fuentealba. Teniente, don Parmenon Sánchez. Subtenientes: don Fernando González i don Desiderio Iglesias. Segunda id. del 2°—Capitán, don Enrique Valenzuela. Teniente, don Manuel A . Baeza. Subtenientes: don Carlos S. Barrios, don Lucas L. V e negas i don Julio C. Garmendia. Tercera id. del 2."—Capitán, don Ruperto Salcedo. Teniente, clon José Manuel D o n o s o . Subtenientes: don David Quintero E . i don D o m i n g o Arteaga N. Cuarta id. del 2."—Capitán, don Francisco L . Fuentes. Teniente, don Luis E . Ortiz O. Subtenientes: don Benjamín Villarreal, don José del C. Velazquez i don D o m i n g o Menares. a

Rejimiento 2, o de línea. Teniente coronel comandante, don Eleuterio R a m í r e z , 2.° c o m a n d a n t e teniente coronel, don Bartolomé V i v a r . Mayor, don Gregorio Echanez. Capitanes ayudantes: don D i e g o Garfias Fierro i don Miguel Arrate Larrain. Capitanes: don P a b l o Nemoroso R a m í r e z , don José I g nacio Silva, don E m i l i o Larrain, don Manuel Pantaleon Cruzat, clon José A n t o n i o 2.° Garreton, don Bernardo Necochea i don A b e l Garreton. Tenientes: don Anacleto Valenzuela, don Joaquín A r c e Villagran, don R o b e r t o Concha, don Pedro N o l a s c o del Canto, don Francisco Olivos, don José de la Cruz R e y e s Campos i don Belisario Zelaya. Subtenientes: don Francisco Hinostrosa, don D o m i n g o G u z m a n Jofré, don Telésforo Barahona, don José Tobías Morales, don Francisco L a g o s Z ú ñ i g a , don Carlos Gaete Vergara, don Federico Aníbal Garreton, don Ricardo B a s -


GUERRA

66

DEL

cañan Valdovinos, don A b r a h a u Valenzuela, don C l o d o miro Bascuñau, clon E m i l i o Herrera Dueñas, don Gabriel N . Aracena, don A a r o n Malueuda, don Manuel Luis O l m e d o , don Alejandro Fuller, don Enrique Tagle Castro, don Belisario L ó p e z N u ñ e z , don Víctor Lira Errázuriz, don Manuel Larrain, don Telésforo Gajardo, don R o d o l f o Diójenes R a m í r e z , d o n Carlos A n i e t a , don Pedro M . P á rraga i don Pedro 2.° Pardo. Aspirantes: don Francisco 2.° Moreno, don Guillermo V i jil Z . i don Artemon 2." Cifuentes. D o c t o r e s : don Julio Gutiérrez i don Juan K i d d .

Rejimiento 3. ° de línea. Teniente coronel i comandante, don R i c a r d o Castro. Id. id. don Vicente R u i z . Sarjento mayor, don Hijinio José Nieto. Capitanes ayudantes: don Nicolás González A . i don Juan Henriquez. Subteniente abanderado, don Belisario A c u ñ a . Capitanes: clon Silverio Merino, don Federico Castro, don Hermójenes Camns, don Pedro Herrera, don Gregorio Silva, don Viviano 2.° Carvallo i don Virjilio M é n d e z . Tenientes: don Leandro Navarro, don Tristan Chacón, don Pedro A n t o n i o U r z ú a , don Pedro N o v o a Faez, don Leandro Fredes, don Benjamiu Silva (agregado al batallón C h a c a b u c o ) , d o n Liborio Audrade i don R o d o l f o W o lleter. Subtenientes: don Corona Bravo, clon Marcos José A r ce, don Eleodoro G u z m a n , don Avelino V a l e n z u e l a , don R i c a r d o Serrano M., don Salvador Urrucia, don L u i s F e l i pe Camas, don José Antonio Silva Olivares, don Ismael Santiago Larena, don R a m ó n Jiménez S., don Luis R i q n e l me R . , don Orestes V e r a R . , don Marcos A . A l m e i d a , don D o m i n g o Luis V . , don A d o l f o G o n z á l e z , don Pedro N . W o lleter, don R i c a r d o Jara U . , clon R o d o l f o Portales, don F é l i x V i v a n c o P., don E m i l i o Merino, don Manuel F i g n e roa, don Francisco Meyer, don Jnvenal Baris i clon José Ignacio López. Subteniente agregado, don R a m ó n T. A m a g a d a . Aspirantes a subtenientes: don Nicolás O p a z o i don F é lix Canales. Cirujano 1.°, don J e r ó n i m o Rosas. Id. 2.°, don Julio Pinto A g ü e r o . Practicantes: don David Herrera i don A m b r o s i o Luna.

Rejimiento 4. ° de línea. Coronel, don José D o m i n g o A m n n á t e g n i . Teniente coronel, don Rafael Soto A g n i l a r . Capitanes ayudantes: don Luis Galo Zalclívar i don M i guel Rivero. Capitanes: don Landano Fuenzalida, don Eleuterio D ä nin, don Menandro Urrntia, don Pedro O. García, don Pedro Julio Qnintavalla, don José M . cíe la Barrera, don P a b l o Marchant i don A v e l i n o Villagrau. Tenientes: don Eujenio Vildósola. don Ricardo Solis A . , don Juan Urrea, don Gnmecindo Soto, don Juan de D . R e y te, don E m i l i o Marchant i don José A . Contreras. Subtenientes: don Luis V . Gaua, don R i c a r d o G o r m a z , don Casimiro Ibañez, don Carlos E. W o r d l m a d l , don Juan B. R i q u e l m e , don Vicente Videla, don Juan Rafael A l a m o s , don Eduardo Guerrero, don A l c i d e s V a r g a s , don L e o p o l d o Velasco, don Miguel E. Aguirre, don Jenaro A l e m parte, don Samuel Meza F., don A l b e r t o de la Cruz G., don Salvador Larrain F., don Marcos A . L o p e z , don Francisco A . L o p e z , don José A . 2.° Benitez, d o n Carlos L a m a s , don Ramon Silva Contreras i don V í c t o r L o p e z A . Aspirantes: don Carlos Aldunate i don Manuel O. Prieto. A g r e g a d o s : tenientes, don L o r e n z o Navalon i don G r e gorio Ramírez. A g r e g a d o , subteniente don Martin Bravo. Médico cirujano 1.°, don Juan M . Salamanca.

PACIFICO.

Cirujano 2.°, don Juan A . Llansas. Practicantes: don Menandro Latorre i don varrubias.

Nicolas C o -

Rejimiento núm. 2 de artillería. Plana mayor.—Tenientes coroneles: don José V e l a z quez i don José Manuel 2.° N o v o a . Sarjentos m a y o r e s : don José de la Cruz Salvo, don B e n j a m i u Moutoya i don Exequiel Fuentes. Capitanes ayudantes: don Santiago Frías i don Delfín Carvallo. Alférez porta-estandarte, don Salvador L. de Guevara. Cirujano, don Elias L i l l o . Practicante, don W e n c e s l a o Pizarro. Primera compoMia de la 1. brigada.—Capitán, clon Eulojio Villarreal. Teniente, clon Gnmecindo Fontecilla. Alféreces: don R o d o l f o Guillermo Prat, don José J o a quín Aguirre i don R o b e r t o Aldunate. Segunda compañía de la 1. brigada.—Capitán, don R o berto W o o d . Teniente, don F i l o m e n o Besoain. Alféreces: don José Manuel Ortúzar, don Santiago F a z i don Julio Pnelma. Primera compañía de la 2. brigada.—Capitán, don A b e l a r d o Gallinato. Teniente, d o n F e d e r i c o 2. ° W a l t o n . Alféreces: d o n Jesús María Díaz, d o n Caupolican V i l l o ta i d o n Zacarías Torreblanca. Segunda compañía de la 2. brigada.—Capitán, don Basilio D avila. Teniente, d o n J o s é A n t o n i o Errázuriz. Alféreces: d o n J u a n Bautista Cárdenas, d o n Pedro N o lasco V i d a l i d o n R e i n a l d o B o l t z . Primera compañía de la 3. brigada.—Capitán, don J o s é J o a q u i n Flores. Teniente, d o n G u s t a v o L e o n h a r d d . Alféreces: d o n L o r e n z o Oír, d o n E d u a r d o S á n c h e z i d o n A r m a n d o Díaz. Segunda compañía de la 3. brigada.—Capitán, don Pablo Urízar. Teniente, d o n Belisario R i v e r a Jofré. Alféreces: d o n G u i l l e r m o A r m s t r o n g , d o n H e r a c l i o L. A l a m o s i d o n J u a n García. Parque.—Sarjento m a y o r , d o n J o s é de la Cruz Salvo. Teniente, d o n Manuel H . Maturana. Alféreces: d o n Jenaro Benavides i d o n R i c a r d o A g u i lera. A g r e g a d o s : Capitán, d o n Rafael 2. ° Garfias. Tenientes: d o n D i e g o A . A r g o m e d o , d o n E d u a r d o S a n fuentes, d o n J o s é Keller B a n n e n i d o n Manuel Escala. Alféreces: d o n Virjinio Sanhuesa, d o n F e d e r i c o V i d e l a i d o n G u i l l e r m o 2. ° N i e t o . Sarjento 2. ° , d o n P e d r o Pablo Peña. a

a

03

03

03

a

Granaderos de a caballo. (125

hombres)

Capitán, j e f e de la c o m p a ñ í a , d o n R o d o l f o Villagran Lattapiat. Alféreces: d o n Pedro N. Hermosilla, d o n E d u a r d o C o x , d o n Ulises Barahona i d o n J u a n E. Valenzuela.

Cuerpo de injenieros militares del ejército del Norte. C o m a n d a n t e , d o n Arístides Martínez. Sarjento m a y o r , d o n B a l d o m e r o D u b l é . Capitanes: d o n F r a n c i s c o Javier Zelaya i d o n Manuel Romero Hodges. A g r e g a d o s : d o n F e d e r i c o S t u v e n i d o n A u g u s t o Orrego. Sección de pontoneros.—Subtenientes: d o n Víctor B a a i 11a U . i d o n J o s é D o m i n g o Salas E.


CAPITULO PRIMERO.

Navales. C o m a n d a n t e , c o r o n e l d o n Martiniano Urriola. M a y o r , teniente coronel graduado, d o n Estanislao d e l Canto. Capitán, g r a d u a d o d e sarjento m a y o r , d o n A l f r e d o Délano. Capitanes: d o n A l e j a n d r o F r e d e r i c k , d o n Elias Beytia i d o n R e i n a l d o Guarda. Capitán ayudante, d o n R ó m u l o Vega. Tenientes: d o n R o b e r t o S i m p s o n , d o n Pedro D u e ñ a s , d o n Guillermo Carvallo, d o n G u i l l e r m o Dolí, d o n Daniel Martínez, d o n A u g u s t o Castro Soma, d o n R a m ó n L. O p a zo, d o n Luis Penjean, d o n N i c a n o r Santelices i d o n J u a n P a r d o Correa. Subtenientes: d o n J u l i o Jeanneret, d o n E n r i q u e E s c o bar Solar, d o n E n r i q u e D é l a n o , d o n D a v i d V i v e s , d o n E n r i q u e Germain, d o n Gustavo Prieto, d o n D a v i d Beytia i d o n M. N. Renjifo. A g r e g a d o , d o n Guillermo Errázuriz.

Batallón de línea Valparaíso. Coronel c o m a n d a n t e , d o n J a c i n t o N i ñ o . Sarjento m a y o r , d o n J u a n Evangelista Castro N. Cuarta compañía.—Capitán, d o n A l v a r o G a v i n o Serei. Primera compañía.—Capitán, d o n J o s é A n t o n i o Castro. Tercera compañía.—Capitán, d o n B e n j a m í n Fuentes. Tercera compañía.—Teniente, d o n R i c a r d o Olguin. Cuarta compañía.—Teniente, d o n F e l i p e Santiago A r tigas. Tercera compañía. — Subteniente, d o n J u a n R a m ó n Silva. Primera compañía.—Subteniente, d o n Miguel S a n h u e za C. Cuarta compañía.—Subtenientes: don José Dolores M o rales i d o n A m a d o r A . Ferreira. Tercera compañía.—Subteniente, d o n Caupolican N i ñ o F. Primera compañía.—Subteniente, d o n Marcelino M u ñ o z B. Tercera compañía.—Subteniente, don Pedro Nolasco Beytia. Plana mayor.—Sub-ayudante, d o n D a v i d Ibañez A . Antofagas'ta, O c t u b r e 27 d e 1879. J U A N E.

CASTRO

N.

Batallón Chacabuco. Teniente coronel, d o n D o m i n g o T o r o Herrera. M a y o r , d o n P o l i d o r o Valdivieso. Capitanes: d o n V i c e n t e Dávila Baeza, d o n R o b e r t o O v a lie Valdes, d o n Carlos C a m p o s i d o n Manuel J e r m a n E c h e verría. Tenientes: d o n Temístocles Castro, d o n E n r i q u e O p o r tus, d o n A r t u r o Prieto, d o n Luis Sarratea, d o n J o r j e Cuevas, d o n P e d r o Urriola, d o n Francisco Javier Lira Errázuriz i d o n Rafael Errázuriz. Subtenientes: d o n D i e g o S. A l m e i d a , d o n Camilo O v a lie, d o n R a m ó n S o t o , d o n J o s é F r a n c i s c o C o n c h a , d o n Caupolican Lastarria, d o n N. Salcedo, d o n Valeriano D o noso i d o n V í c t o r L u c o . A y u d a n t e m a y o r , capitán g r a d u a d o d o n F é l i x Briones; segundo id., d o n Martin Frías.

Batallón Búlnes. Comandante, d o n J o s é Echeverría. Sarjento m a y o r , d o n J o s é María Lira. A y u d a n t e , d o n J o s é R. Lira. Sub-ayudante, d o n Pedro N. Gamallo. A b a n d e r a d o , d o n Hilario G ó m e z . Capitanes: d o n J o s é D o m i n g o L a z o , d o n R a m ó n Corei, d o n José Calisto Martínez i d o n Manuel Alvarez.

67

Tenientes: d o n J u a n Cáceres Martínez, d o n J o s é C h a c ó n i d o n A b e l Silva. Subtenientes: don José G. Santander, don Gumecindo Rivera, don Leonardo A g u a y o , don Manuel Francisco Bisquertt, don Eujenio B r a v o , don Evaristo Sanz, don Aurelio Castillo i don Alejandro Arenas. Capellán, Frai Juan C. P a c h e c o . Cirujano, don José A n t o n i o Manriquez. Practicante, don Cirilo Quinteros. 40 clases i 460 soldados. Total 500 i una cantinera.

Batallón número 1 de Coquimbo. Comandante, don A . Gorostiaga. Sarjento mayor, don Juan Antonio Gutiérrez. Ayudantes mayores: don Luis Larrain A . i don B e n j a mín Lastarria. Primera compañía.—Capitán, don Mariano Peñafiel. Tenientes: don A r t e m o n Arellano i don F. Aristía. Subteniente, don Luis F. Vicíela, Segunda compañía.—Capitán, don F . 2.° Cavada. Tenientes: don P. C. Orrego i don A . R i s o - P a t r o n . Subtenientes: don C. Várela i don R . E . Beytia. Tercera comp>añia.—Capitán, don F. Olivares C. Tenientes: don E . Astaburuaga i don M . Iribárren. Subtenientes: don M . M . M a s n a t a i d o n V . R e y g a d o s B. Cuarta compañía.—Capitán, don E . N o v o a . Tenientes: don R , H . Soto i don J . Caballero. Subtenientes: don A . Botarro i don C. Barceló. Subteniente abanderado, don Antonio M. Torres.

Plana de los oficiales i jefes del batallón Atacama. Comandante, don Juan Martínez. Sarjento m a y o r , don A n a c l e t o L a g o s . Ayudantes m a y o r e s : don Juan A . Fontanes i don D a niel Cruz R a m í r e z . Abanderado, don E d m u n d o V i l l e g a s . Primera compañía.—Capitán, don R a m ó n Soto Aguilar. Teniente, don José M . Puelma. Subtenientes: don Juan G. Matta i don R e m i j i o B a rrientes. Segunda compañía.—Capitán, clon José A g u s t í n Fraga. Teniente, don Meliton Martínez. Subtenientes: don Rafael Torreblanca i don Antonio 2.° Garrido. Tercera compañía.—Capitán, don R a m ó n R . Vallejo. Teniente, don Moisés A . Arce. Subtenientes: don José V . Blanco i don Anastacio A b i nagoitis. Cuarta compañía.—Capitán, F é l i x G. Vilche. Teniente, don A n t o n i o María L ó p e z . Subtenientes: don Alejandro Arancibia i don Andrés Wilson. Tenientes a g r e g a d o s : don Andrés Hurtado i don Juan Valenzuela.

VIL Orden del dia del Jeneral Escala. En alta mar, 1879.

a bordo

del Amazonas,

Noviembre

1. °

de

INSTRUCCIONES A QUE DEBEN ATENERSE LOS JEFES D E LOS BUQUES D E L A A R M A D A

I

TRASPORTES

QUE ESTÁN BAJO

MI MANDO, PARA DESEMBARCAR E L EJÉRCITO D E L

NORTE

E N EL TERRITORIO PERUANO.

L a flota, c o m p u e s t a de los buques d e guerra i trasportes, se presentará frente al puerto de Pisagua i caleta d e Junin, a las 4 A . M. del dia 2 del actual, en el orden de


GUERRA

68

DEL

m a r c h a siguiente: el Cochrane, la OPIiggins, la Magallanes i la Covadonga, a la cabeza. Seguirán los trasportes Copiapó i Lvmarí; después el Loa, el Abtao, el Tolten i el Santa I^ucía. Continuarán el Matías Cousiño, el Iluanay i el Lámar. El Aligamos quedará a retaguardia i se c o n servará fuera del puerto en observación sirviendo de vijía. E l Itata i el Amazonas marcharán u n o en p o s de otro llevando el ala derecha del c o n v o i i se quedarán sobre sus máquinas en un p u n t o desde d o n d e p u e d a n dirijirse igualm e n t e a los fondeaderos de Pisagua o de Junin, esperando órdenes para marchar al p u n t o que c o n v e n g a . D o s millas antes del fondeadero, los cuatro buques de guerra n o m b r a d o s primero, c o n el Cochrane a la cabeza, se dirijirán al p u e r t o i atacarán las defensas enemigas hasta apagar sus fuegos i dejar libres los desembarcaderos para las tropas. A n t e s de emprender esta operación se h a brán desprendido de sus botes i dejádolos al costado de los dos primeros trasportes q u e los siguen. T o d o el c o n v o i se detendrá en este p u n t o , conservando su formación i orden de m a r c h a . Mientras los buques de guerra r e c o n o c e n ' la bahía i destruyen las fuerzas enemigas i sus defensas, los trasportes alistarán sus embarcaciones, c o l o c a r á n todas las escalas que tengan i tenderán planchas de los portalones para que la salida de la tropa se haga c o n facilidad i rapidez. T o d o s los b u q u e s mandarán sus botes a cargo de u n teniente, el que se p o n d r á a las órdenes del capitán de n a v i o g r a d u a d o d o n Enrique S i m p s o n , quien dirijirá en j e f e la operación del desembarco del ejército i ordenará t o d o lo que tenga relación c o n este servicio. E n el m o m e n t o que se h a g a n señales a la c o r b e t a Magallanes, se desprenderá del resto de la armada para dirijirse h a c i a d o n d e se encuentren el Amazonas i el Tolten para protejer el desembarco de sus tropas. T o d o b u q u e que haya d e s e m b a r c a d o su tropa se replegará sobre el flanco respectivo i t o m a r á la posición c o n v e n i e n t e para q u e avance el que sigue en el orden de m a r c h a designado, de m o d o que n o h a y a estorbo ni c o n fusión ninguna. A estas instrucciones se atendrá estrictamente Ud., i t o d o l o que le concierne lo hará c u m p l i r c o n escrupuloso rigor. Dios guarde a U d .

PACIFICO.

VIII. Divisiones del ejército espcdicionario. Primera

división

(atacará

a

Junin.)

Jefe, c o r o n e l Urriola; s e g u n d o id. id. N i ñ o . Navales 650 Valparaíso 300 3 . ° de línea 1,100 U n a batería d e m o n t a ñ a 125 Total Segunda

división

2,175

(atacará

a

Pisagua.)

Jefe, c o m a n d a n t e Ortiz; s e g u n d o id., c o m a n d a n t e J . M . Cruz. Atacama , 590 Buin 1,100 D o s baterías de m o n t a ñ a 250 Total Tercera

división

1,940

(sigue a la segunda

en el

Jefe, coronel A m u n á t e g u i ; s e g u n d o c o m a n d a n t e R a m í rez. M e d i o rejimiento del 2. ° 500 R e j i m i e n t o 4. ° 900 Total Cuarta

división

1,400

(sigue a la tercera, sobre Pisagua.)

Jefe, el c o m a n d a n t e T o r o Herrera; s e g u n d o ñor Gorostiaga d o n A . Chacabuco Coquimbo M e d i o rejimiento del 2. ° Total División

especial

para

PROCLAMA A L EJERCITO.

donde sea ?nas

En todo

L a patria l o espera t o d o de vuestro esfuerzo. proteje; la inmortalidad os aguarda.

Dios

Adelante! V u e s t r o Jeneral, ERASMO

ESCALA.

os

400

p>or ahora.

Total

Soldados:

jireciso.

7,465

sin designación

Soldados: E n p o c o s m o m e n t o s habréis pisado ya el suelo e n e m i g o , i c o n la primera victoria habréis principiado a aplicarle el castigo m e r e c i d o por la alevosía de su agresión. Tenéis en vuestras m a n o s la suerte d e la patria, q u e os h a d a d o esas armas para su seguridad i para nuestra g l o ria. A la entereza del alma corresponde siempre la e n tereza del brazo; i vosotros, soldados, q u e sois d e la raza d e los libertadores de esta tierra ingrata i de los que p a searon triunfante por sus c a m p o s i ciudades en 1838 el tricolor de la República, vais a continuar ahora esas n o bles tradiciones del heroísmo chileno.

600 500 450

E l c u e r p o de Zapadores a las órdenes de su jete Santa Cruz

Fuerza

,

j e f e , el se-

1,550

Artillería d e marina Tres baterías deartillería de c a m p a ñ a Cazadores a caballo Búlnes

ERASMO ESCALA.

ataque.)

800 375 500 500 2,175

IX. COMBATE I TOMA DE PISAGUA. TELEGRAMAS

CHILENOS.

(-Recibido en Santiago de la oficina de Aniofagasta a las 11.55 P. M. del 6 do Noviembre de 1879.)

Pisagua,

Noviembre

3.

Señor Ministro de la Guerra:

Nuestras operaciones sobre el territorio e n e m i g o h a n principiado felizmente. D e s p u é s de navegar cuatro i m e d i o dias para reunir el c o n v o i i organizar los elementos de ataque, nos presentamos frente a Pisagua a las 6 A . M. del dia 2, i después d e r e c o n o c e r la bahía i las defensas d e l e n e m i g o , principió el Cochrane sus fuegos a las 7 A . M., e inmediatamente siguieron la O'LIiggins, m u i l u e g o la Magallanes i la Covadonga, n o tardando en p o n e r fuera de c o m b a t e u n a pieza de costa m o n t a d a en la parte Sur del puerto; p o c o después se principió el desembarque d e nuestras tropas


CAPITULO

para desalojar a los enemigos de las formidables p o s i c i o nes q u e o c u p a b a n cerca de la ribera d e l mar. D e s p u é s d e tres horas d e r u d í s i m o c o m b a t e , nuestros soldados enarbolaron el estandarte de Chile en el c a m p a m e n t o m i s m o d e los enemigos aliados, situado sobre una planicie casi inaccesible, elevada mas de 300 metros sobre el nivel del mar. Mientras tanto, otra division del ejército se dirijió a la caleta de Junin; a las 3 P. M. teníamos y a 2,000 h o m b r e s d u e ñ o s de las alturas, i al concluir el dia, 3,000 chilenos habían entrado al suelo e n e m i g o por u n a pequeña abertura de una bravia caleta. E n resumen, señor Ministro, o c u p a m o s una parte i m portantísima del territorio peruano, i el p o d e r o s o esfuerzo d e nuestro ejército nos p o n d r á en situación de dictar nuestras condiciones. L a o c u p a c i ó n de Pisagua nos cuesta 300 bajas entre muertos i heridos. Las pérdidas del e n e m i g o son m u í superiores. P r o n t o enviaré el parte detallado. D i o s guarde a V . S . EL

PRIMERO.

69

(Recibido de Antofagasta el 6 de NoTiembre, a las 9. 20 P. M.)

Pisagua,

Noviembre

5.

Murieron en el combate del 2 del corriente dos oficiales: el aspirante de la O'Higgins, don Miguel A . Isaza i el subteniente del Buin, Iglesias. R.

SOTOMAYOR.

(Recibido de Antofagasta el 6 de Noviembre, a las 9. 20 P. M.)

Pisagua,

Noviembre

5 de

1879.

E l ejército se organiza en las pampas que dominan a este puerto, para marchar a ocupar la línea férrea hasta A g u a Santa. L a caballería practica reconocimientos. E l ferrocarril se ha ocupado en esta parte, auuque con escaso material. R.

SOTOMAYOR.

(A la 1.20 P. M.)

JENERAL EN JEFE.

Noviembre

6.

Señor don Joaquín Santa Cruz:

Pisagua,

Noviembre

3.

El 2 h u b o un reñido c o m b a t e en Pisagua entre n u e s tras tropas i las del e n e m i g o . El c o m b a t e fué p r e c e d i d o de u n c a ñ o n e o de dos horas, sostenido por dos de nuestros buques d e guerra. A las siete d e la m a ñ a n a se r o m p i ó el fuego d e c a ñ ó n , i a las dos de la tarde había cesado el c o m b a t e , teniendo d e nuestra parte 300 bajas, entre ellas 120 muertos. E l e n e m i g o tenia allí 1,300 h o m b r e s de tropa, m a n d a dos p o r el c o r o n e l Granier, que h u y ó . E l e n e m i g o t u v o una baja c o m o de 200 h o m b r e s , d e ellos 150 m u e r t o s i el resto heridos. A d e m a s setenta prisioneros. J u n i n fué t o m a d o sin resistencia. J. A.

VlLLAGRAN.

(1)

(Alas 12 P. M.)

Pisagua,

Noviembre

5.

Señor Jeneral Villagran:

Comunique V . S . al señor Ministro de lo Interior lo siguiente: E l secretario del Jeneral en Jefe, señor Vergara, ha dado aviso d e q u e la línea hasta Dolores, lugar de abundante agua, está desamparada. Se encuentra una locomotora. Hai poco trabajo en la línea hasta Dolores. Será servida para proveer al ejército. E l secretario, señor Vergara, fué ayer con un piquete de Cazadores a practicar el reconocimiento que ha dado tan buenos resultados. E l ejército se pondrá hoi en marcha al interior. RAFAEL

SOTOMAYOR.

(A las 10.20 P. M.)

Pisagua,

Noviembre

5.

Señor don Domingo Santa María:

Mis felicitaciones. E l ejército ha sobrepujado toda e s peranza. Dicen los oficiales estranjeros que 2,000 hombres b a s tarán para llegar a Iquiqne. Nuestro plan de Junin resultó admirable. El ejército acampa en el Hospicio. A y e r se m o v i ó la caballería. Preparamos marcha al interior. E l enemigo no da señales de vida. ISIDORO

ERRÁZURIZ.

(1) Este telegrama fué comunicado por el corresponsal del MERCURIO al jeneral Villagran, i que éste, a su vez, lo trasmitió al Gobierno, mientras llegaba a Antofagasta la O'Higgins portadora del parte oficial.

El jeneral Villagran me dice hoi lo que sigue: L o s Zapadores i el A t a c a m a fueron los primeros en e m peñar el combate de Pisagua, secundándolos en seguida una parte del Buin. MIGUEL L.

AMUNÁTEGUI.

(A las 8.10 P. M.)

Antojagasta,

Noviembre

6.

A c a b a de llegar el Loa con ciento cuatro heridos, casi en su totalidad del batallón Atacama. J.

A.

VILLAGRAN.

(A las 8.30.)

E n el Loa vienen cincuenta i cinco prisioneros: no sé si todos bolivianos. De éstos, cuatro oficiales, un teniente coronel peruano, un capitán boliviano, un teniente boliviano i un subteniente peruano. TELEGRAMAS DETALLANDO EL COMBATE DE PISAGUA.

Antofagasta,

Noviembre

8 de

1879.

El 2 del presente h u b o u n gran c o m b a t e en Pisagua. A las c i n c o de la mañana se encontró la escuadra c h i lena, c o m p u e s t a de 18 b u q u e s , frente al puerto. A las seis avanzaron el Cochrane, la O'llir/gins, la Covadonga i la Magallanes a tiro de c a ñ ó n de los fuertes i arriaron sus botes. A las 6.55 estaban estos buques c o l o c a d o s j u n t o a los fuertes i la población, i a las 7.05 rompieron un terrible fuego sobre el enemigo. H a b í a en tierra d o s cañones Parrot d e a 100, u n o en el fuerte N o r t e i otro en el fuerte Sur. Este q u e d ó a b a n d o n a d o , después de hacer tres disparos, a los primeros tiros del Cochrane i de la O'Higgins, cuyas punterías fueron soberbias. El fuerte Sur solo alcanzó a hacer u n disparo, h u y e n d o los artilleros a los c a ñ o n a z o s d e la Covadonga. H a b i a en tierra 1,200 h o m b r e s de los batallones V i c t o ria e I n d e p e n d e n c i a , bolivianos, i una brigada peruana de artillería. Jefe d e los fuertes, el capitán d e n a v i o peruano J o s é Becerra, m u e r t o por una granada, lo m i s m o que el sarjento m a y o r A b e l Latorre B u e n o . E l b o m b a r d e o terminó a las o c h o , apagados ya los f u e g o s d e los fuertes. L o s trasportes c o n tropas se mantenían fuera de tiro d e cañón. A las 9.05 se r o m p i ó de n u e v o el fuego contra las trincheras i parapetos, mientras los botes avanzaban c o n tropa hacia la ribera.


GUERRA DEL PACIFICO.

70

A las 9.45, 17 botes c o n tropas abordaron la playa p o r d o s pequeñas caletas situadas al N o r t e d e la p o b l a c i ó n , llevando parte del batallón A t a c a m a i brigada d e Z a p a dores. Estos desembarcaron e n m e d i o d e u n a lluvia d e balas del e n e m i g o , s e m b r a n d o los botes i la playa d e m u e r t o s i heridos. A l instante atacaron a los bolivianos parapetados en las rocas d e la playa, sosteniendo el fuego a b o c a d e j a r r o . E l batallón A t a c a m a principió a subir la cuesta arenosa batiéndose heroicamente, mientras los Zapadores t o m a b a n d e flanco al enemigo. P r o n t o lo desalojaron d e la ribera i se v i o flamear en ella la bandera chilena. L o s bolivianos se refujiaron en la trinchera natural formada p o r la línea férrea a 50 metros d e la playa. E l A t a c a m a c o n t i n u ó avanzando hasta c o n s u m i r sus m u n i c i o n e s , q u e eran, término m e d i o , cien tiros p o r hombre. Esta primera división, c o m p u e s t a d e las c o m p a ñ í a s 1. i 3. * del A t a c a m a i 1 . * d e Zapadores, s o s t u v o lo mas recio del ataque. 03

E n la segunda división d e los botes q u e a b o r d ó la playa tres cuartos d e hora después, iban la 2 . i 4 . compañías del A t a c a m a , la 2 . d e Zapadores i la 4 . c o m p a ñ í a d e l Buin. 0 3

0 3

0 4

0 3

A las d o c e desembarcó la tercera división c o n otras c o m p a ñ í a s d e l Buin, i a esta hora principiaron a huir b o livianos i peruanos. L o s marineros d e los botes i aspirantes a c a r g o d e ellos se c o n d u j e r o n valerosamente. A l g u n o s saltaron a tierra i cargaron j u n t o c o n los soldados. Mientras duraba el c o m b a t e , el Cochrane, la O'Higgins, la Covadonga i el Loa disparaban contra g r u p o s d e soldad o s enemigos, o b l i g á n d o l o s a huir. E l j e f e d e las fuerzas bolivianas era el c o r o n e l J u a n Granier, q u e h u y ó c o b a r d e m e n t e antes d e terminar el c o m b a t e , sin haber t o m a d o parte en él. E l jeneral Buendia, q u e estaba allí, h u y ó también so pretesto d e m a n d a r n u e v o s refuerzos. H a b i a i d o a revistar tropas i servir d e p a d r i n o d e los fuertes, q u e iban a ser bautizados ese dia, A las tres d e la tarde habia cesado toda resistencia i las tropas chilenas se habían posesionado del c a m p a m e n to e n e m i g o , q u e formaba la 5 . trinchera. 0 3

Durante la batalla los jenerales Escala i B a q u e d a n o estaban en Junin, p o r d o n d e d e s e m b a r c ó sin resistencia u n a división d e 2,000 h o m b r e s llevada p o r el Amazonas,

Antojagasta, Noviembre 7 de 1879. A l amanecer d e l 2 la escuadra chilena estaba en Pisagua. A las 7 r o m p i ó sus fuegos sobre los fuertes c o n m u i b u e n éxito. A las n u e v e i m e d i a se r o m p i ó el f u e g o sobre la p o b l a ción, abandonada y a p o r toda la j e n t e indefensa. A las diez e m p e z ó el d e s e m b a r c o d e las tropas, siendo los p r i meros en llegar a tierra 3 0 0 h o m b r e s d e los Zapadores i 150 d e l A t a c a m a , q u e s o n los q u e han soportado lo m a s rudo. D e s p u é s d e s e m b a r c ó u n a parte d e l Buin. E l e n e m i g o en n ú m e r o d e 1,500 a 2,000 hacia fuego v i v í s i m o contra nuestras tropas, parapetado detras d e los peñascos i tras d e los desmontes d e l ferrocarril, sin q u e pudiera ser visto p o r los soldados chilenos; pero el e m p u j e d e éstos i la certera puntería d e los cañones d e los b u ques, hicieron i m p o t e n t e los esfuerzos del e n e m i g o i las ventajas naturales del lugar q u e parecían hacerlo i n v u l nerable. A las diez i cuarto se vio flamear en tierra el pabellón nacional c o l o c a d o por el teniente d e marina J u a n A . Barrientes, d e l vapor Loa; pero el fuego era a u n m u i n u t r i d o . A la u n a i m e d i a p u d o y a considerarse t o m a d a la plaza d e Pisagua. S o l o u n o s cuantos soldados se batieron en retirada, perseguidos p o r los nuestros q u e trepaban c o m o gatos las a l turas m a s escarpadas hasta llegar al c a m p a m e n t o . E l ú n i c o j e f e q u e p u d o saltar a tierra fué el c o m a n d a n t e Santa Cruz. M u c h a j e n t e pereció en los botes antes d e saltar a tierra. Las bajas d e nuestro ejército i marina se calculan en 300, siendo la tercera parte muertos. Bolivianos h a h a b i d o 100 muertos i 50 heridos i otros tantos prisioneros. P o r falta d e caballería q u e d e s e m b a r c ó en Junin, n o se p u d o perseguir al e n e m i g o . L a demás tropa d e s e m b a r c ó allí m i s m o i n o h u b o resistencia, llegando a Pisagua p o r tierra al amanecer d e l dia 3. T o d o el ejército está a c a m p a d o en u n h e r m o s o llano situado en la cubierta d e los cerros d e Pisagua, d o n d e h a n e n c o n t r a d o carpas, u n a ambulancia i otros recursos. Este c a m p a m e n t o era el q u e o c u p a b a el e n e m i g o i está ligado al p u e b l o p o r el ferrocarril q u e c o n d u c e al interior. L a escasez d e agua h a i m p e d i d o q u e el ejército c o n t i n ú e sus operaciones i n m e d i a t a m e n t e . L a tropa q u e guarnecia a Pisagua era boliviana; solo los artilleros eran peruanos.

el Itata i la Magallanes.

Nuestras bajas se calculan en trescientas, d e ellas c i e n to veinte m u e r t o s i el resto heridos. L a s d e l e n e m i g o en doscientas, d e ellas ciento c i n c u e n t a m u e r t o s i el resto heridos. S e t o m a r o n unos setenta prisioneros. E l resto h u y ó , i y a se h a n t o m a d o algunos fujitivos. Batallón A t a c a m a , n i n j p n oficial m u e r t o . H e r i d o s : m a y o r Lagos, leve; capitán Fraga, grave, i subtenientes B a r rientes i H u r t a d o , graves. Z a p a d o r e s : m a y o r Villarroel i teniente Canto, graves; subteniente Guerrero, leve. N i n g ú n oficial muerto. Buin: m u e r t o subteniente Iglesias; subteniente C o r d o v e z , herido m u i grave; subteniente N o v o a grave, i teniente Aravena. N i n g ú n otro oficial d e l ejército m u e r t o ni herido. D e la O 'Higgins, aspirante Isaza, m u e r t o , i teniente Santa Cruz, herido. D e l Cochrane, herido guardia-marina Contreras. D e l Loa, aspirante D o n o s o . D e la Magallanes, guardia-marina Villarreal. D i c e n algunos oficiales d e la Thetis i Turquoise q u e presenciaron el c o m b a t e , q u e esta acción d e guerra es s u perior a Sebastopol, i se muestran admirados del valor i arrojo d e los soldados chilenos i buena puntería d e los artilleros.

TELEGRAMAS PERUANOS I

BOLIVIANOS.

Arica, Noviembre 2 de 1879. ' D i e z i seis b u q u e s en Pisagua; e n e m i g o intenta ataque. H a intentado u n desem barco allí. C o m b a t e encarnizado. PRADO.

(Recibido en Lima a las 12. 45 P. M . )

Arica, Noviembre 2 de 1879. SS. EE. del E l

NACIONAL

L a escuadra chilena b o m b a r d e a n d o Pisagua; v a n c i n c o horas d e c o m b a t e , i a u n continúa. Baterías resisten. E l j e n e r a l B u e n d i a allí. E L CORRESPONSAL.

(Recibido en Arica a las 7. 27 P. M . )

Jaspámpa, Noviembre 2 de 1879. Señor Jeneral Daza.

S u c u m b i m o s ante el n ú m e r o . Mortandad m u i g r a n d e d e chilenos.


CAPITULO

D e b e estar orgulloso del c o m p o r t a m i e n t o de cada u n o . C o m a n d a n t e Recabárren, j e f e d e plaza, informará. Otros telegramas anuncian c o n c e n t r a c i ó n d e nuestras fuerzas, retirada en orden destruyendo t o d o j enero d e elementos. E l c o m b a t e d u r ó 7 i media horas. GRANIER.

PRIMERO.

71

Agua Santa, Noviembre

B a j o las órdenes d e S. S. el jeneral Buendia, h e m o s c o m b a t i d o c o n 890 rifles p o r siete i media horas contra la escuadra chilena i su ejército. E l resto d e nuestra fuerza estaba d e guarnición en J u n i n i Pisagua viejo. Chilenos fusilan nuestros prisioneros. Guerra a muerte. VILLAMIL.

EJÉRCITO B O L I V I A N O — S E C R E T A R Í A J E N E R A L .

Arica, Noviembre 3 ele 1879. Señor: Por el telégrafo debe estar informada esa L e g a c i ó n d e la o c u p a c i ó n d e Pisagua p o r tropas chilenas. L o s d o s b a tallones bolivianos q u e guarnecian ese p u n t o , después d e luchar, c o n fuerzas d o c e a q u i n c e veces superiores en n ú m e r o , se h a n retirado en orden, destruyendo c u a n t o p u diera aprovechar el e n e m i g o . Las últimas noticias s o n d e A g u a Santa, d o n d e están el señor j e n e r a l B u e n d i a i el s e ñ o r coronel Granier. L a m o r t a n d a d del e n e m i g o h a sido inmensa. L a fraternidad d e los ejércitos aliados se consolida i h a c e mas íntima cada dia, sellándose c o n la sangre en los c a m p o s d e batalla. E n Bolivia la paz es c o m p l e t a , i el sentimiento n a c i o nal se acentuará mas todavía c o n el ú l t i m o suceso. ( F i r m a d o . ) — J . R. G U T I É R R E Z .

(Recibido a las 3.40 P. M.)

Iquique,

Iquique,

3 ole 1879.

Señor director de E L NACIONAL.—Lima.

Pisagua t o m a d o . — B u e n d i a se retiró a J a z p a m p a . — E l c o m b a t e se sostuvo mientras lo permitieron los elementos de defensa disponibles.

Arica,

Noviembre

3 de 1879.

E l dia d e ayer, después d e u n c o m b a t e d e siete horas i media, t o m a r o n los chilenos Pisagua i el H o s p i c i o , favorecidos p o r las densas nubes d e h u m o q u e p r o d u j o el i n c e n dio del salitre. Los e n e m i g o s h a n tenido gran m o r t a n d a d : sus filas están diezmadas. Nuestras tropas, después d e luchar heroicamente, se retiraron en orden; pero antes incendiaron los depósitos de víveres, cantinas i c u a n t o habia en el c a m p a m e n t o . Se asegura q u e los chilenos h a n traido para sus operaciones d e 11 a 12 m i l h o m b r e s . Nuestros bravos soldados q u e c o m b a t i e r o n ayer n o ascendían mas q u e a 900. Nuestras tropas en su retirada se reconcentraron en San R o b e r t o ; e n la tarde se retiraron a J a z p a m p a i en la n o c h e a Santa Catalina, cerca d e A g u a Santa. T o d a s las fuerzas q u e tenemos en Tarapacá se r e c o n centran c o n rapidez. Pisagua c o m p l e t a m e n t e i n c e n d i a d o . E L CORRESPONSAL.

o de 1879.

LAVALLE.

(5.20 P. M . )

Noviembre

5 de 1879.

Ejército sale P o z o A l m o n t e . Prefectura i demás funcionarios a la Noria. S o l o q u e d a n útiles, cincuenta j e n d a r m e s para replegarse oportunamente.

SOLOGUREN.

SS. EE.de E L NACIONAL.

Noviembre

B u e n d i a retiróse d e A g u a Santa. N u e s t r o ejército entre Peña Grande e I q u i q u e . E l ejército chileno en Santa Catalina. Telégrafo terrestre perdido.

Iquique,

Noviembre

5 de 1879.

LAA^ALLE.

(Recibido a las 10.15 A. M.)

Iquique,

Noviembre

E l Prefecto d e I q u i q u e al Presidente: Consejo d e guerra ha resuelto abandonar plaza d e j a n d o solo nacionales, prefectura i dependencias: sale interior; c o m u n í q u e l o . Escuadra aquí d e u n m o m e n t o a otro espérase.

Al señor doctor don Zoilo Flores, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de la República. —Lima. '

5 de 1879.

Señor Jeneral Daza.

Iquique,

Noviembre

6 de 1879.

E l e n e m i g o en A g u a Santa. T i r o t e o d e primeras avanzadas. Importantes movimientos. LAVALLE.

(12 b. 48 m. P. M.)

Iquique,

Noviembre

7 de 1879.

Señor Director de E L NACIONAL.

E j é r c i t o saliendo encontrar enemigo. Gran entusiasmo tropa. SOLOGUREN.

TELEGRAMAS

CAMBIADOS

ENTRE

LOS JEFES

PERUANOS

D U R A N T E E L COMBATE D E PISAGUA.

(Noviembre 2 de 1879.) Buendia al coronel Snarez. Pisagua

a

Iquique.

" A r r e c i a el cañoneo. E s nutridísimo el fuego de fusilería de los botes i de tierra. H a n incendiado el p u e b l o . "

(Recibidos en Tacna a las 9 A. M . )

Agua Santa, Noviembre

5 de 1879.

Buendia al coronel Suarez. Iquique.

Señor Jeneral Daza.

N o b l e , heroica h a sido la c o n d u c t a d e los valientes j e neral Villainil, jefes, oficiales i tropa d e l ejército boliviano en el sangriento c o m b a t e del 2. L o s chilenos h a n fusilado c o b a r d e m e n t e a los prisioneros. E s t a m o s bien preparados a la guerra sin tregua. Mis atenciones d e l servicio n o m e permiten ser estenso c o m o quisiera. S a l u d o a V . E. BUENDIA.

" S i e t e horas de combate bajo fuegos de artillería, rifles de a bordo, ametralladoras i de la fuerza de desembarco. Convinimos con el jeneral Villamil emprender retirada, desde que con nuestra pérdida, no podíamos esperar ausilios áutes de tres i media horas. Insisto en mi idea de reconcentración i librar batalla."


72

GUERRA

D E L

PACIFICO.

(A las 4.10 p. M . )

Bnendia a Snarez. Iquique. " R o p a , botas, charreteras, faja, cnanto traje de Iquique se ha perdido en el incendio. Si corro mala suerte que Dancourt se encargue de mi equipaje i lo entregue c o m o está a m i familia." P r a d o al coronel Suarez. Arica

a

Iquique.

" D i g a al jeneral Buendia lo siguiente:—de Prado al jeneral Bnendia, San R o b e r t o . — S i no tiene V . S. seguridad de sostener posición con buen éxito, es mejor reconcentrar el ejército i dar una batalla con todas nuestras fuerzas." (Noviembre

3 de 1879.)

Prado al jeneral Buendia. " H e estado esperando que me telegrafíe V . S. dándome algunos pormenores de la jornada de ayer. P i d o pues a V . S. m e los trasmita. A y e r le telegrafié pidiéndole que si no podia sostenerse con seguridad en una buena posición, era lo conveniente concentrarse con las fuerzas; i debe V . S. hacerlo desde luego, sin olvidar la fuerza de Mejillones. L a caballada de Camarones está en marcha para unirse a V . S. ¿Qué es de la división Vanguardia? A c a s o será m e j o r hacerla retroceder. E n fin, V . S. vea lo mas conveniente a este respecto." Buendia al jeneral Prado: Jazpampa

a

Arica.

" N u e s t r a situación no permite en este m o m e n t o p o r m e nores que quiero sean exactos. H e ordenado v e n g a a A g u a Santa la fuerza de Mejillones. Hasta este m o m e n t o , ignoro donde se encuentra la división Vanguardia. H e corrido una circular para que espere donde esté. R e c i b o aviso que A r o m a , que estaba en Mejillones, ha llegado a A g u a Santa." Prado al coronel Suarez: Iquique. " H e dado orden que salga hoi m i s m o la caballada de Camarones para P o z o A l m o n t e . T e m o por ella, i principalmente por falta de forraje. ¿Qué ruta debe seguir? H a b r á peligros?" (A las 8.18 P. M.)

Suarez a Cáceres, M o l l e . Iquique,

Noviembre

2.

Jeneral Bnendia i Recabárren en J a z p a m p a con división V i l l a m i l , se retiran después de siete i media horas de c o m bate por falta de municiones. H a n desembarcado 5,000 hombres en Pisagua. Estoi ocupado en reconcentrar fuerzas. (A las 3.55 P. M.)

Suarez a Cáceres, M o l l e . Iquique,

Noviembre

3.

Monte cuatro o seis oficiales por camino de Huantajaya con uno que conozca caminos i que observen todas esas alturas para que no podamos ser sorprendidos. Que avancen cuatro o seis leguas. (A las 3 58. P. M.)

Cáceres a Snarez, Iquique. Molle,

Noviembre

2.

Preveo resultado del combate. En este m o m e n t o m a n do seis oficiales dirección a Huantajaya, i c o m o este servicio veo que será de necesidad siempre, conviene que mande U d . algunas bestias.

Cáceres a Suarez, Iquique.

Molle, Noviembre 3. Han regresado oficiales que mandé en c o m i s i ó n ; han e s tado hasta la altura de Mejillones i no han encontrado ni visto nada. Y o estoi listo. PARTES OFICIALES JENERAL EN JEFE DEL

EJÉRCITO

CHILENOS. DE OPERACIONES DEL

NORTE.

Campamento

del Hospicio,

Noviembre 10 de

1879.

S e ñ o r Ministro: D e s d e el dia en q u e fui investido c o n el alto carácter d e Jeneral en Jefe del ejército d e operaciones d e l N o r t e , a y u d a d o c o n la eficasísima c o o p e r a c i ó n del señor Ministro d e Guerra en comisión, d o n Rafael S o t o m a y o r , contraje mis esfuerzos c o n preferente atención a preparar i organizar los elementos de una espedicion sobre el territorio e n e m i g o , que, asegurando el triunfo d e nuestras armas, apresurara el t é r m i n o h o n r o s o d e la injusta guerra a q u e tan alevosamente h a b í a m o s sido p r o v o c a d o s . Graves dificultades se presentaban para tan ardua e m presa. El estado del ejército d e m i m a n d o era altamente satisfactorio; pero los obstáculos materiales q u e a ella se oponían, eran casi insuperables. Cualquiera q u e fuera el p u n t o d e l país e n e m i g o q u e se elijiera c o m o el o b j e t i v o de operaciones, había d e presentar t o d a clase de i n c o n venientes. L a e n o r m e distancia q u e nos había de separar de los centros d e nuestros recursos, la escasez d e elementos d e trasporte i de m o v i l i z a c i ó n d e q u e p o d í a m o s disponer para u n c r e c i d o ejército, la privación d e los m e d i o s d e sustentación, la falta casi absoluta de u n e l e m e n t o tan indispensable c o m o el agua, la influencia del clima i m u chas otras dificultades que n o se ocultarán a la intelijente penetración de V . S., nos obligaba a tomar t o d o j enero d e precauciones i prevenciones q u e nos pusieran a salvo de toda eventualidad o emerjencia. C o n t o d o , c á b e m e ahora la honrosa satisfacción de dar cuenta a V. S., de que esta espedicion h a sido llevada y a a c a b o en una importantísima parte c o n u n feliz é x i t o ; i n o vacilo u n m o m e n t o en afirmar a V. S. q u e el resultado final h a de corresponder al é x i t o q u e hasta aquí se h a obtenido. E n los últimos días del mes p r ó x i m o pasado, se dio principio en el puerto de Antofagasta al e m b a r q u e en los b u q u e s de nuestra escuadra i trasportes nacionales, d e nuestras tropas, elementos i pertrechos de guerra, e q u i p o , embarcaciones, provisión de agua, d e víveres, d e forrajes i d e la caballería, c o m o también d e las demás existencias que para p o d e r moverse requería u n ejército tan n u m e roso c o m o el destinado a obrar sobre el suelo m i s m o del enemigo. Por, fin, el dia 28 d e ese m e s se habia c o n s e g u i d o tener a b o r d o de nuestras naves t o d o el personal del ejército, q u e constituía la primera división espedicionaria, i el c o n tingente indispensable para ponerse en marcha; i a las 6.30 P. M. zarpábamos del i n d i c a d o p u e r t o de A n t o f a gasta c o n r u m b o h a c i a el N. O., d e j a n d o en este puerto u n a fuerte guarnición de cerca de 3,000 h o m b r e s d e línea i mas d e 2,000 d e guardias nacionales, todas ellas perfectam e n t e equipadas i disciplinadas. C o m p o n í a s e el c o n v o i d e los b u q u e s d e guerra b l i n d a d o Almirante Cockrane, cruceros Amazonas i Loa, vapor Abtao, cañonera Magallanes i goleta Covadonga, b a j o las órdenes del capitán d e fragata, Jefe accidental de la escuadra, d o n Manuel T. T h o m p s o n ; i de los trasportes n a cionales Itata i Copiapó q u e daba r e m o l q u e a la fragata nacional Elvira Alvarez, Limart, Lámar, Santa, Lucía, Tolten, Huanay, Paquete de Maule i Toro, al m a n d o del capitán de n a v i o , C o m a n d a n t e Jeneral de trasportes, d o n Patricio L y n c h .


GUERRA

DEL

PACÍFICO.

D E S E M B A R C O

T O M A . EL

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NOVIEMBRE

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1879.

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1—

Pajina 72


CAPITULO

F o r m a b a n también parte d e este c o n v o i la c o r b e t a O'Higgins i el trasporte Matías Cousiao, que c o n a n t e rioridad se habían dirijido al puerto de Mejillones para t o m a r las fuerzas q u e había estacionadas allí, d e b i e n d o reunirse al c o n v o i en u n p u n t o designado, l o m i s m o q u e el trasporte Aligarnos, q u e p o r haber llegado en la m a ñ a n a del dia que nos d á b a m o s a la vela, t u v o que retardar su salida. Las fuerzas d e tierra embarcadas aparecen en el siguiente cuadro. R e j i m i e n t o 1. ° d e línea. Rejimiento 2 d e línea. R e j i m i e n t o 3. ° de línea. R e j i m i e n t o 4. ° d e línea. Batallón Naval. Batallón Valparaíso, Batallón Búlnes. Batallón C h a c a b u c o . Batallón A t a c a m a . Batallón C o q u i m b o . R e j i m i e n t o Artillería. R e j i m i e n t o Artillería de Marina. R e j i m i e n t o Cazadores d e a'caballo. Brigada de Zapadores. C u e r p o de P o n t o n e r o s . Nuestra m a r c h a , a distancia d e unas 50 millas de la costa, t u v o q u e ser m u i lenta, p o r q u e el mal estado de a l g u n o s trasportes, q u e iban ademas s u m a m e n t e cargados, n o permitían un andar superior á tres millas p o r hora. o

D e s p u é s d e tres dias de viaje, nos e n c o n t r a m o s por fin, reunidos y a todos los b u q u e s del c o n v o i , el dia 1. ° de N o v i e m b r e en la mañana, inmediatos a la altura d e Pisagua, p u n t o designado para e m p r e n d e r el d e s e m b a r c o ; p e r o t u v i m o s q u e mantenernos sobre la m á q u i n a durante el dia para esperar la primera hora del siguiente, q u e era el m o m e n t o mas o p o r t u n o para intentarlo en mejores c o n diciones. Ese dia se celebró a b o r d o del b u q u e j e f e u n c o n s e j o de todos los c o m a n d a n t e s de cuerpos i buques q u e en c o m b i n a c i ó n debian obrar durante la a c c i ó n ; i en él se t o m a r o n las determinaciones que requería el m e j o r arreglo de la operación de desembarco i ataque. D e b i m o s amanecer en la m a d r u g a d a del dia 2 en la m i s m a bahía de Pisagua; mas el c o r t o andar d e varios trasportes, según lo h e manifestado ya, v o l v i ó a atrasarn o s , i solo p u d i m o s presentarnos en el puerto a las 6 A . M. U n a vez que estuvieron en frente d e él todos los b u ques del c o n v o i , los de guerra, b l i n d a d o Almirante Goehrane, corbeta O' Iliggins, cañonera Magallanes i goleta Cocccclonga, pasaron a tomar dentro de la bahía las p o siciones acordadas, m a n t e n i é n d o s e el resto a u n a distancia c o n v e n i e n t e . El primero de ellos r o m p i ó sus fuegos a las 7 A . M., dirijiendo sus punterías a u n fuerte establecido en la parte Sur de la plaza, i fueron seguidos por los d e la c o r b e t a O'Higgins casi inmediatamente, i m u i l u e g o por la cañonera Magallanes i la goleta Covaclonga. D e s pués de u n a hora de u n v i v o fuego, las certeras punterías de nuestros b u q u e s apagaron c o m p l e t a m e n t e los fuegos de la batería enemiga, q u e n i n g ú n d a ñ o n o s hicieron, q u e d a n d o casi destruida esa batería. A u n q u e sobre el m o r r o de Pisagua se divisaba otra fortificación, sin embargo, el e n e m i g o n o h i z o disparo alguno, a pesar d e que fué atacado p o r los q u e se le dirij i e r o n desde a b o r d o . E n t r e tanto, u n a c o m i s i ó n c o m p u e s t a del c o r o n e l d o n Luis Arteaga, tenientes coroneles d o n D i e g o D u b l é A l m e i d a i d o n Justiniano Zubiría, i del capitán d o n J u a n Santana, fué a practicar, d e orden del q u e suscribe, en una l a n c h a a vapor, u n r e c o n o c i m i e n t o de la playa para informar sobre los lugares apropiados para el desembarco, i p u d o hacerlo a pesar d e los fuegos q u e se le dirijieron d e tierra al acercarse a la playa, i q u e la l a n c h a contestó. A p a g a d o s p o r c o m p l e t o los fuegos de tierra, se h i z o avanzar a las 8 | A . M . los trasportes Copiapó i Limarí TOMO I I — 1 0

PRIMERO.

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q u e c o n d u c í a n los cuerpos d e la segunda división d e las en q u e habia sido seccionado el ejército espedicionario para este acto. Esta segunda división, c o m p u e s t a del r e j i m i e n t o B u i n 1. ° d e línea, batallón A t a c a m a i d o s b a terías de artillería de m o n t a ñ a , fué designada para hacer primero el d e s e m b a r c o en el puerto de Pisagua. T a m b i é n se o r d e n ó adelantarse al trasporte Lámar, q u e llevaba a b o r d o la brigada de Zapadores, q u e por la inst r u c c i ó n especial q u e el c o m a n d a n t e de este c u e r p o , teniente c o r o n e l d o n R i c a r d o Santa Cruz, habia d a d o a su tropa para ataques de esta especie, c o m p o n í a una sección separada. E l desembarco debía hacerse en los botes i canoas d e los b u q u e s d e la escuadra i trasportes, i algunas lanchas construidas especialmente c o n este objeto, las cuales c o n s tituían una flotilla de embarcaciones menores que se p u so a las órdenes del capitán d e navio, ayudante d e c a m p o d o n E n r i q u e M . S i m p s o n , a quien se le confió esta comisión. L a d i r e c c i ó n del d e s e m b a r c o de la tropa fué e n c o m e n dada al coronel d o n E m i l i o S o t o m a y o r , j e f e d e E s t a d o Mayor, quien al efecto se e m b a r c ó en una lancha a v a p o r c o n el c o m a n d a n t e j e n e r a l de infantería, coronel d o n Luis Arteaga, atendiendo ellos personalmente tan delicad a i difícil operación. D i ó s e p r i n c i p i o a ella a las 9 i A. M. i al dirijirse a la playa las primeras embarcaciones, recibieron u n nutridísimo fuego de fusilería de las fuerzas enemigas que se e n contraban atrincheradas tras de las enormes i escarpadas rocas q u e forman esa playa, i de los parapetos que les ofrecían los accidentes naturales del terreno u obras especiales construidas al efecto. Ocultábanse asimismo en los edificios de la p o b l a c i ó n , en los carros del ferrocarril d e Pisagua, en las zanjas que q u e d a n al costado de la l í n e a férrea, q u e está u n p o c o elevada, i tras de grandes r u m a s de sacos de salitre i pilas de carbón, q u e habia en la estación, i en diversos p u n t o s d e la ciudad. Intentóse a la vez el d e s e m b a r c o en diversas partes, i en todas ellas se les hizo igual resistencia. Dióse entonces o r d e n a la escuadra de q u e protejiese esta operación c o n el fuego de sus cañónos, dirijiendo sus tiros hacia todos aquellos lugares desdo los cuales se hacia fuego a la tropa nuestra. Las balas i granadas de nuestros buques caian en distintas direcciones en todos aquellos puntos en q u e el e n e m i g o estaba oculto, i se p r o d u j o entonces el incendio, tanto en los edificios de la población, c o m o en los d e p ó s i tos de sacos de salitre i de carbón existentes en varias partes. Sin e m b a r g o , n o cesaba una verdadera granizada de balas clirijida sobre t o d o s los botes que c o n d u c í a n tropas; i en m e d i o de ellas, m e r c e d al valeroso e m p u j e de n u e s tros soldados i a la serenidad i ejemplar bizarría de sus j e f e s i oficiales, principiaron los botes a echar a tierra sus tripulantes, teniendo a mas que luchar con la pésima c o n d i c i ó n de los desembarcaderos, en los cuales la ola azotaba sobre las rocas c o n toda violencia, E n m e d i o d e tantas contrariedades, logran nuestros b o tes, a u n q u e c o n considerables pérdidas, acercarse a la playa, protejidos también por una ametralladora de m o n taña de la artillería, q u o se e m b a r c ó en u n bote, a las ó r denes del subteniente del rejimiento, d o n José A n t o n i o Errázuriz, i q u e prestó una eficaz ayuda. Las primeras tropas q u e p o n e n el pié en tierra son las d e la brigada d e Zapadores, q u e dirijidas c o n acierto por su c o m a n d a n t e , m e r e c i e r o n tomar al e n e m i g o por la retaguardia, facilitando así el d e s e m b a r c o del resto d e la d i v i sión, q u e en esos m o m e n t o s bajaba a tierra por dos p u n t o s distintos, sufriendo u n fuerte ataque de las fuerzas c o n trarias estacionadas en algunas posiciones elevadas. V e n c i e n d o todas estas dificultades, llegaron a tierra el batallón A t a c a m a , rejimiento Buin, a las órdenes de sus respectiv o s c o m a n d a n t e s i 108 del rejimiento 2. ° de línea. Y a u n a v e z en tierra estas fuerzas, principiaron a g a nar terreno p o c o a, p o c o i a d o m i n a r algunas alturas, d e s d e las cuales arrojan al e n e m i g o d e las ventajosas p o s i -


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GUERRA

DEL

ciones en que estaba parapetado, i principia entonces una n u e v a operación n o m e n o s atrevida i dificultosa. Trátase entonces de arrojar al e n e m i g o de su p r o p i o c a m p a m e n t o , situado en la c i m a de u n elevado cerro (a 1,300 pies) cortado a pico, i d e u n terreno m o v e d i z o i polvoroso. E l e n e m i g o tiene cerrados todos los senderos, i h a o c u p a d o magníficas posiciones, a p r o v e c h a n d o los r e c o d o s de la via férrea i del c a m i n o , i todas las ventajas q u e le p r o p o r c i o n a el lugar. C o n todo, el batallón A t a c a m a , el rejimiento B u i n , i 100 h o m b r e s del rejimiento 2. ° d e línea i 100 d e la brigada de Zapadores, a las órdenes del teniente c o r o n e l d o n Luis J . Ortiz, e m p r e n d e n tan atrevida ascensión, siendo ausiliados en ella por los fuegos d e nuestra escuadra, que c o n toda certeza se dirijen hacia aquellos p u n t o s en q u e estab a n agazapados los enemigos. D e s p u é s de cuatro horas i m e d i a de u n r u d o c o m b a t e sostenido por nuestras tropas en tan desventajosas c o n d i ciones c o n u n e n e m i g o q u e n o le era inferior en n ú m e r o , parte d e los nuestros llega a d o m i n a r la altiplanicie del cerro en que existia el c a m p a m e n t o del ejército e n e m i g o , c o m p u e s t o de los batallones V i c t o r i a e I n d e p e n d e n c i a , de mas de 1,200 plazas, según informes q u e h e r e c o j i d o , al m a n d o del coronel boliviano d o n J u a n Granier. A p e n a s divisa el e n e m i g o que nuestras fuerzas h a n d o m i n a d o la antiplanicie, a b a n d o n a el c a m p a m e n t o i h u y e vergonzosamente, q u e d a n d o nuestro el c a m p o a las 2. 30 P. M., i al apercibir los b u q u e s de la escuadra que el p a b e l l ó n chileno flameaba en el m i s m o p u n t o en que se o s tentaba m o m e n t o s antes el del e n e m i g o , suspenden p o r c o m p l e t o s sus fuegos. Mientras se verificaba este importante h e c h o d e armas en el puerto de Pisagua, la primera división d e l ejército, c o m p u e s t a del rejimiento 3. ° de línea, batallón N a v a l de Valparaíso, dos baterías de m o n t a ñ a i el batallón V a l p a raíso, embarcada en el crucero Amazonas i en el trasporte Itata, s e d i r i j e , c o n v o y a d a por la Magallanes, sobre la caleta de Junin, u n p o c o al Sur de Pisagua, d o n d e debia desembarcarse para tomar el c a m i n o que debia c o n d u c i r l a al m i s m o c a m p a m e n t o del e n e m i g o , en el cerro de Pisagua, i sorprenderlo allí por la retaguardia. Esta caleta presentaba también m u c h a s dificultades i peligros para el desembarco, pues las olas reventaban c o n u n a gran fuerza sobre las rocas de las playas, q u e p u e d e n parapetar u n a fuerza insignificante para rechazar a u n ejército, por n u m e r o s o que fuera, q u e tratase de d e s e m barcar allí. F e l i z m e n t e la p e q u e ñ a guarnición que habia, c o m p u e s t a de unos 30 h o m b r e s , h u y ó a los tres primeros tiros que so le dirijió d e a b o r d o , i p u d o efectuarse c o n t o d a tranquilidad el desembarco. Esta división, a las órdenes del coronel d o n Martiniano Urriola, c o n t i n u ó su m a r c h a c o m o a las c i n c o d e la tarde h a c i a el c a m p a m e n t o , i v i n o en amanecer a él en la m a d r u g a d a del dia siguiente, e n c o n t r á n d o l o o c u p a d o ya p o r nuestras fuerzas. Pasada la hora en q u e fué t o m a d a la plaza fuerte d e Pisagua, se c o n t i n u ó en el desembarco d e la tropa hasta entrada la n o c h e , para seguirlo en los d o s dias subsiguientes, hasta que todas ellas estaban reunidas en el c a m p a m e n t o m i s m o del enemigo, llamado el H o s p i c i o . H e m o s tenido que lamentar algunas bajas, p r i n c i p a l m e n t e durante el desembarco, alcanzando ellas también a los botes de la escuadra que se o c u p a r o n en este acto. E n el ejército h e m o s tenido las siguiente bajas: Regimiento Buin.—Muertos: el subteniente d o n D e s i d e rio Iglesias i d o c e individuos de tropa. H e r i d o s : los subtenientes, d o n Belisario C o r d o v e z i d o n D o m i n g o Arteaga N o v o a , i 27 d e la tropa. Regimiento 2.° de línea.—Muertos: tres individuos de tropa, i ocho heridos. Brigada de Zapadores.—Muertos: 20 soldados. H e r i d o s : el sarjento mayor donManuel Villarroel, el t e niente don Enrique Canto i el subteniente don Froilan Guerrero, i 40 de la tropa.

PACIFICO.

Batallón Atacama.—Muertos: 19 individuos de tropa. H e r i d o s : el capitán don A g u s t í n F r a g a i los subtenientes don Beningno Barrientes i don Andrés Hurtado, i 51 heridos. Rejimiento de Artillería.—Heridos: dos individuos de la tropa que acompañaban al subteniente Errázuriz en el servicio de la ametralladora. El rejimiento 4.° de línea, embarcado en el trasporte Tolten, no t o m ó parte en el desembarco; pero habiéndose acercado este vapor demasiado a l a playa, se dirijieron d e s de tierra algunos fuegos de fusilería sobre la cubierta del buque, en la cual estaba la tropa, causándole la pérdida de 3 soldados muertos i 13 heridos. N o me es posible determinar, ni aun aproximadamente siquiera, el número de muertos que haya tenido el enemig o : el c a m p o quedó sembrado de cadáveres, los cuales se hizo sepultar el dia siguiente. E n la marina hemos sufrido las siguientes pérdidas: Almirante Cóchrane.—Un marinero muerto. H e r i d o s : el guardia marina don Luis V . Contreras, i tres individuos de la tropa, Corbeta ÜHiggins.—Muertos: el aspirante don Miguel A . Isaza, un guardián 2.° i cuatro marineros. H e r i d o s : teniente 2.° don José M. Santa Cruz, dos c a pitanes de altos, tres marineros i dos grumetes. Goleta Covadonga.—Un marinero herido. Corbeta Magallanes.—Un marinero muerto. Heridos: el guardia marina don José María Villarreal, un guardián 1.° i un marinero. Trasporte Loa.—Heridos: el aspirante don Eduardo D o noso, un patrón de bote i un marinero. "Trasporte Limccrí.—Fué herido el marinero José D i a z , que no pertenece a la dotación de guerra. H e m o s tomado al enemigo cerca de treinta prisioneros: entre ellos dos tenientes coroneles, nn capitán, dos tenientes i un subteniente. Se ha tratado de atender con solícito interés a los heridos, en cuanto lo permiten los recursos de que puede disponerse aquí, pues por falta de trasportes no nos fué permitido traer con el ejército algunas de las ambulancias, cuyos servicios habrian sido mni importantes. E n el c a m p o enemigo existia la ambulancia A r e q u i p a , que atendió a algunos de sus heridos, pero ella se ha retirado ya, llevándose su material. Cou la toma de Pisagua hemos ocupado una parte mni importante del territorio enemigo, no solo por las c o n d i ciones estratéjicas especiales que tiene, sino también p o r que hemos quitado al enemigo una de las partes mas interesantes, tanto para su comunicación entre el Norte i el Sur, c o m o por sus riquezas. E n los primeros dias subsiguientes a la toma de la plaza, no pudo movilizarse el ejército por haber sido sumamente escasa el agua i no poderse proveer al soldado de la necesaria para que marchara, Mas, hoi es distinta la condición del ejército: avanzadas nuestras ocupan el territorio hacia el interior en una ostensión de mas de 00 millas, i en ella tenemos ya el agua necesaria para surtir la tropa, i esta ha sido ya distribuida convenientemente en todo el cantón. A la presencia de nuestras fuerzas en los puntos del i n terior, han huido las fuerzas enemigas que allí habia. Solo en A g u a Santa una avanzada nuestra de caballería, encontró resistencia en una fuerza de 100 hombres de caballería enemiga, que fué completamente batida por la nuestra, dejando en el c a m p o 70 muertos del enemigo i tomando 6 jwisioneros, entre ellos un teniente coronel i nn teniente, sin que nosotros hayamos sufrido mas que la pérdida de 3 cazadores i 6 heridos. E l comportamiento de los señores jefes, oficiales i tropa, ha sido digno de todo elojio. L o s cuerpos que no alcanzaron a hacer el desembarco durante el ataque, anhelaban vivamente compartir la gloria de ir a sostener con las armas en la mano el honor de nuestra querida patria. L o s cuerpos cívicos movilizados en la presente campaña, han rivalizado con nuestros veteranos de línea en bravura i disci-


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plina, correspondiendo por completo a las buenas esperanzas que en ellos se fundaban. Este magnífico espítitu de la tropa no ha desmayado un m o m e n t o , i hoi espera con ansia el dia en que pueda dar mayores glorias a su pais. L o s señores jefes i oficiales, a su vez, están animados del mas acendrado patriotismo, i celosos i estrictos en el c u m plimiento de su deber, seles ve en los momentos de peligro ser los primeros en acudir. De ello ha dado un espléndido testimonio el memorable hecho de armas de que ahora he dado cuenta a V . S.; así es que me permito recomendar al Supremo Gobierno los importantes servicios que ellos han prestado, comprendiendo esta recomendación a todos i a cada uno de ellos. Termino, señor Ministro, felicitando al Gobierno i a la nación, por un hecho de armas que viene a agregarse a los mni gloriosos i difíciles que en diversas ocasiones han l l e vado a cabo los ejércitos chilenos, i que han revelado de cuánto es capaz el soldado chileno cuando se trata del honor de su patria. Dios guarde a V . S. ERASMO

ESCALA.

Al señor Ministro de Estado en el departamento de Guerra.

PARTE D E L JEFE D E ESTADO M A Y O R D E L

EJÉRCITO.

(Inédito.) Pisagua,

Noviembre

o de

1879.

Señor Jeneral en J e f e : E l dia 2 del mes en curso, cumpliendo con las órdenes de V . S . de proceder al desembarco de la segunda división, c o m puesta del rejimiento Buin 1 . ° de línea, 3. brigada de Zapadores i batallón A t a c a m a , con él objeto de atacar las tropas bolivianas que defendían las alturas de Pisagua, se envió una lancha a vapor con una comisión compuesta del coronel graduado don Luis Arteaga, teniente coronel de Estado Mayor don D i e g o D u b l é A l m e i d a i el de igual clase de guardias nacionales, don Jnstiniano Zubiría, con el objeto da reconocer la playa o informar sobre los l u gares apropiados para el desembarco de las fuerzas, o p e ración que se efectuó en los momentos en que nuestra escuadra batía las fortalezas de tierra, habiendo principiado el fuego a las 7 h. 15 m. A . M. A las 9.30 A . M . se dio principio al desembarco de las tropas por medio de la flotilla de botes i lanchas de los buques de guerra i trasportes que el capitán de navio graduado don Enrique Simpson habia organizado. 03

El primer cuerpo que tomó la ofensiva desembarcando en Playa-Blanca, caleta estrecha con capacidad únicamente para dos embarcaciones i que se había acordado elejir c o m o punto mas seguro, fué el A t a c a m a . A dos c o m p a ñías de este batallón les indicó el que suscribe trataran de dominar las alturas i, si era posible, flanquear al enemigo que desde la playa, colocado detrás de las rocas i de toda clase de obstáculos, hacia un nutrido fuego sobre las e m barcaciones que conducían las tropas. Los. del A t a c a m a , con algunas pequeñas pérdidas, rechazaron a los enemigos de la playa que se replegaron poco a poco hacia su segunda línea, situada en la via férrea. I n mediatamente después hice descender dos compañías de Zapadores al mando del sarjeuto mayor don Manuel V i l l a r roel, jefe que fué herido en una pierna al saltar de la e m barcación. E s t a trojDa t o m ó tierra mas al Poniente (caleta Guatas) haciendo el desembarco con el agua a la rodilla. Protejidas entre sí estas cuatro compañías, seguí con el resto de estos batallones hasta completarlos, ordenando a sus comandantes, don Juan Martínez, del A t a c a m a , i don Ricardo Santa Cruz, de Zapadores, organizaran su tropa i trataran de hacer fuego economizando municiones. Con valor i calma principio la ascensión a la altiplanicie de Pisagua, situada a 2,000 pies de altura sobre el nivel del m a r ; mas c o m o veia que el enemigo aumentaba en número i que los nuestros eran inferiores en fuerzas, t e niendo, ademas, que vencer fuertes posiciones i que los b o -

PRIMERO.

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livianos del Victoria e Independencia, con un contiujente de 1,200 hombres podrían hacernos gran resistencia si no se les atacaba con vigor i constancia, ordené al comandante del Bnin, teniente coronel don Luis Ortiz, jefe de la segunda división, protejiese el ataque por nuestra izquierda, a fin de flanquear la derecha del enemigo. Tres compañías de este rejimiento, al mando del teniente coronel don José María del Canto, saltaron a tierra, siguiendo mas tarde el resto con treinta soldados del 2. ° de línea al mando del capitán don E m i l i o Larrain. Estas fuerzas, con un valor a toda prueba dominaron la altura a las 2 h. 30 m. P. M., después de cinco horas de tenaz combate. L o s soldados del A t a c a m a i del Buin, fueron los primeros que hicieron flamear la bandera chilena en la mas alta cima, poniendo en fuga al enemigo que en los primeros momentos fué m a n dado por el jeneral peruano Bueiidia i coronel Granier, comandante en jefe de las fuerzas bolivianas. A m b o s jefes abandonaron sus tropas a las 12 i media del dia. Según los partes de los comandantes de los cuerpos que entraron en acción, han resultado los muertos i heridos que a continuación se espresan: Del A t a c a m a 19 muertos i 52 heridos. „ Buin 13 „ 30 „ Zapadores 24 ,, 42 ,, Total

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Oficiales muertos del rejimiento B u i n : el subteniente don Desiderio Iglesias; heridos: subteniente don Belisario Cordovez i don D o m i n g o Arteaga N . Del A t a c a m a , herido el subteniente don Benigno B a rrientos. De Zapadores, heridos el sarjento mayor don Manuel Villarroel, teniente don Enrique del Canto i subteuiente don Froilan Guerrero. D e l enemigo han muerto próximamente ciento, i sesenta heridos. Prisioneros: veinte individuos de tropa. También han sido tomados prisioneros el teniente coronel don M a nnel Pareja, teniente clon Ricardo Ovalle i subteniente don José Escalier V a r g a s , bolivianos; teniente coronel don Manuel A . Saavedra i los capitanes clon A d o l f o E s p i nosa i don Gregorio Palacios, peruanos. E n las pérdidas que hemos esperimentado no están c o n siderados los muertos i heridos de los tripulantes de las embarcaciones que conducían las tropas a tierra. V . S. tendrá conocimiento de ellas por el parte que dé a . Y . S. el jefe de la escuadra. L o s señores comandantes de cuerpos, en pocos dias mas, pasarán al Estado Mayor las listas de los individuos que tomaron parte en este notable hecho de armas, las que pasaré a manos de Y . S. E n nota separada adjunto a V . S. el parte oficial que ha pasado al que suscribe el teniente coronel don D i e g o D u blé A l m e i d a , jefe del E s t a d o Mayor de la 1. división, c o m puesta de 2,300 hombres que al mando del coronel clon Martiriano Urriola, desembarcó en Juniu el mismo dia 2 e hizo la marcha por tierra hasta Pisagua con el fin de t o mar la retaguardia del enemigo. Tomada la plaza hice una lijera visita a la ciudad. E n ella existe una maestranza del ferrocarril de Pisagua i A g u a Santa, línea que tiene cincuenta millas de esteusiou. E l material existente es de cinco locomotoras i un gran número de carros de carga. Carbón hai el necesario para el servicio de tres meses, habiéndose consumido gran parte de este combustible a causa del incendio que produjeron los fuegos de los buques de la escuadra. E n la estación del ferrocarril i sus dependencias hai gran cantidad de salitre, i un cargamento de 14,000 quintales en la fragata francesa Adolf'a de Burdeos, que pertenece al Gobierno peruano i que conceptúo debe ser e m b a r gado. L a población está completamente destruida, parte por bombardeos anteriores i el resto por el del dia 2. A l delegado de la Intendencia del ejército se ha ordenado firmar los correspondientes inventarios de lo que se ha a


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G U E R R A

D E L

hallado en esta población, i al teniente coronel de guardias nacionales don V í c t o r Pretot Freiré, se le ha encargado la organización i arreglo de la línea férrea, que desde el dia 3 presta importantes servicios. Hánse t e m a d o , ademas, al e n e m i g o : 2 cañones Parrot de a 1 0 0 , con sus montajes i útiles completos. 174 granadas para id. 223 saquetes para id. 218 fusiles Chassepot. 70 id. R e m i n g t o n . 17 id. de diversos sistemas. 27,000 tiros a bala. M e acompañaron en esta operación el capitán de navio graduado don Enrique Simpson i el coronel graduado don L u i s A r t e a g a ; los ayudantes de E s t a d o Mayor, teniente coronel graduado don Evaristo Marin, sarjento mayor don F e r n a n d o Lopetegni, capitanes don Francisco P é r e z , don Francisco Villagran, don Marcial P i n t o , el subteniente agregado al E s t a d o Mayor don A l b e r t o Gándara i el t e niente coronel ayudante del señor Jeneral en Jefe, don Joaquín Cortés. M U Í importantes fueron l o s servicios prestados en la operación del desembarco por el teniente de marina clon P o l i c a r p o Toro, que dirijíala lancha a vapor del Cochrane. Dios guarde a V . S. E.

SOTOMAYOR.

COMANDANCIA E N JEFE ACCIDENTAL D E L A ESCUADRA.

Pisagua, Noviembre 3 de 1879. Señor: D e s d e m i última c o m u n i c a c i ó n desde Antofagasta, de fecha 21 del p r ó x i m o pasado, hasta el 26 del m i s m o m e s , dia en q u e c o m e n z ó el e m b a r q u e , se o c u p a r o n los b u ques de la escuadra de m i accidental m a n d o , en alistarse para recibir las tropas, pertrechos de guerra, artillería, caballos, forraje, víveres, etc., etc. E l 28 t o d o listo a b o r d o d e los diversos b u q u e s que iban a formar el c o n v o i i recibidas por éstos las instrucciones p o r escrito q u e versaban sobre el o r d e n do salida fuera del puerto, orden de m a r c h a q u e debia observarse durante el viaje, acompañándoseles el diagrama para q u e c o n o c i e s e n sus c o l o c a c i o n e s , c ó d i g o s q u e debían emplearse, c u á n d o el nacional i c u á n d o el í internacional, luces q u e debían llevarse durante la n o c h e en caso de accidente, m o d o d e avasallo de dia o de n o c h e , m o d o de usar las señales para que fueran p r o n t o c o m prendidas por toda la escuadra, manera d e t o m a r el f o n deadero para evitar colisiones, p u n t o ele reunión en caso d e separación de alguno d e ellos, etc., etc.; i h a b i e n d o r e c i b i d o a b o r d o del b u q u e d e mi insignia, crucero Amazonas, a los señores Jeneral en Jefe del ejército de operaciones del N o r t e i ayudantes, Ministro de Guerra i Marina en c a m p a ñ a i ayudantes, Jefe de Estado Mayor i a y u d a n tes, D e l e g a d o del ejército i marina en campaña, i varias otras autoridades tanto civiles, militares c o m o eclesiásticas, zarpamos de este puerto a las 6.45 P. M. g o b e r n a n d o al Oeste p o c o a p o c o , para dar t i e m p o a q u e todos l o s ' b u q u e s tomaran su c o l o c a c i ó n designada, siendo estos el b l i n d a d o Admirante Cochrane, v a p o r Abtao, cañonera Magallanes, cruceros Amazonas i Loa, trasportes licita, i Copiapó, esto último d a n d o r e m o l q u e a la fragata n a c i o nal Elvira Alvarez, Limarí. Lámar, Santo,Lvcía, Tolt.cn, Iluanay, Paquete de, Maule i Toro. D u r a n t e la n o c h e , la Elnra Aleares c o n el Copiapó, que cerraban la línea a retaguardia, c o r t ó el r e m o l q u e , por c u y a causa perdieron de vista el c o n v o i , i j u n t o c o n el vaporcito Toro, que caminaba al costado de la Elvira, se dirijieron a Mejillones, en d o n d e se reunieron a la corbeta O'llitjijius i trasporte Medias Cousiño, que de orden del señor Jeneral en Jefe del ejército de operaciones del N o r te embarcaban tropa en aquel lugar. H i c e el 31 un reconocimiento frente a T o c o p i l l a c o n el c r u c e r o Amazonas para ver si el Ara/amos i la Covadonga

PACIFICO-

se e n c o n t r a b a n allí, pues el primero habia i d o a a q u e l puerto a embarcar parte del rejimiento d e Artillería d e Marina i dejar en su lugar al batallón Lautaro, i el últim o habia sido destacado c o n el o b j e t o de a c o m p a ñ a r la Elvira Alvarez i el Copñapó. E l 1. ° d e N o v i e m b r e t o d o el c o n v o i r e u n i d o p e r m a n e c i ó en el paralelo d e Pisagua i a c i n c u e n t a millas d e distancia de la costa, lugar d e c o n c e n t r a c i ó n en caso d e separación de algunos d e los buques, celebrando a b o r d o del crucero Amazonas los últimos consejos de guerra c o n los c o m a n d a n t e s de los b u q u e s d e la escuadra i los jefes d e los batallones, para el m e j o r é x i t o del ataque c o m b i n a d o d e la escuadra c o n las fuerzas de desembarco. A las 6 P. M . de este dia, terminados y a los consejos i c o n f e rencias, ordené al c o n v o i gobernar al Este verdadero c o n u n andar m á x i m o d e c i n c o millas, i a las 4 A . M. del 2, tenia p o r la proa la quebrada d e Pisagua a o c h o millas d e distancia. E n esta situación disminuí a tres millas el andar del Amazonas para dejar acercarse el c o n v o i q u e se habia q u e d a d o atrás durante la n o c h e , esperando los trasportes d e rueda Paquete de Mátele i Iluanay. A las 5 A . M. y a entre claro, r e c o n o c í la p o b l a c i ó n de Pisagua i m e dirijí al surjidero c o n el Cochrane, O'IIiggins, Magallanes i Covadonga, b u q u e s destinados a atacar los fuertes i d e s pejar la playa i parapetos, para preparar el d e s e m b a r c o . A las 7, r e c o n o c i d o s éstos, i h a b i e n d o t o m a d o cada u n o d e ellos la c o l o c a c i ó n destinada al efecto i o r d e n a d o arriar sus botes tripulados c o n v e n i e n t e m e n t e i situarse claros de la línea de b u q u e s , r o m p i ó el f u e g o el Cochrane a 1,300 metros d e distancia, h a c i é n d o s e en seguida j e n e ral p o r los demás b u q u e s . D u r a n t e el ataque a los fuertes de la p o b l a c i ó n , situados el u n o al Suroeste de ésta i el otro en la punta N o r t e d e Pisagua, el Amazonas disparó algunas granadas sobre las tropas i c a m p a m e n t o s q u e se divisaban en la c u m b r e de los cerros que caen sobre la*ciudad. A las 10.35 A . M., n o t a n d o q u e apresuradamente se descolgaba m u c h a tropa d e la que se hallaba acampada en la parte superior de los cerros i a la que el Amazonas habia dirijido sus fuegos i que llegaba a parapetarse d e n tro d e la población, h a c i é n d o s e difícil el desalojarla c u a n d o se intentase el d e s e m b a r c o , consulté al señor J e neral en Jefe i Ministro de Guerra i Marina en campaña, la conveniencia de bombardearla, i siendo de la aceptación de estos señores jefes, puse señales a los buques ele la escuadra de concentrar sus fuegos sobre la ciudad, lo q u e en el acto se ejecutó. • Mientras esto sucedía, 10.45, el Jefe de E s t a d o M a y o r i ajmdantes, c o n el capitán de navio g r a d u a d o d o n E n r i q u e M. S i m p s o n , a c u y o cargo corría la dirección del d e s e m barco de la segunda división, se desatracaban del Ama-zonas en la lanchita a vapor, para cada cual llenar su c o m e tido. Esta división la c o m p o n í a n el batallón A t a c a m a , rejimiento Buin, 100 h o m b r e s del 2. ° de línea i 100 h o m bres de la brigada de Zapadores, los que desembarcaron por la parte N o r t e i Sur d e la población, después de una gran resistencia de parte del e n e m i g o que hacia un n u trido fuego de fusilería parapetado detrás ele las piedras i metidos en las zanjas i fosos al costado de la vía férrea. Las tripulaciones de los b u q u e s d e la escuadra se p o r taron bravamente i h a n d i s m i n u i d o u n tanto a c o n s e c u e n cia ele las bajas que han esperimentaclo; pues, repetidas v e c e s se vio salir del costado d e u n b u q u e un b o t e c o n su d o t a c i ó n c o m p l e t a i volver solo la m i t a d h a c i e n d o uso d e sus remos, teniendo, en tal caso, q u e echar arriba los m u e r t o s i heridos i v o l v e r n u e v a m e n t e a tripularlo para continuar c o n d u c i e n d o la j e n t e de desembarco. Los partes orijinales q u e a d j u n t o a V . S. de los c o m a n d a n t e s de los buques, le harán ver lo espuesto; p e r m i t i é n d o m e hacer notar a V . S. la parte tan activa q u e h a t o c a d o a la armad a de la R e p ú b l i c a en el ataque i t o m a de Pisagua. A las 11 h., h a b i e n d o recibido órdenes del señor J e n e ral en Jefe para dirijirme a J u n i n , según lo a c o r d a d o el


CAPITULO

PRIMERO.

d i a anterior, h i c e señales al Itata i Magallanes d e "seguir el Amazonas c o m o a las o c h o d e la n o c h e a n u n c i a n d o su m i s aguas" i al Angarrios d e c r u z a r fuera d e l puerto, f o n - ingreso c o n voladores de luces. A l dia siguiente la escuad e a n d o en aquel surjidero a las 11 h. 35 m. A . M . A c t o dra d e t u v o su m a r c h a hasta las c i n c o d e la tarde q u e c o n t i n u o d i principio al d e s e m b a r c o de la primera d i v i - v o l v i ó a emprenderla en d e m a n d a de Pisagua, d o n d e sión, c o m p u e s t a del rejimiento 3. ° de línea, batallón entramos a las 6 h. 30 m. A . M. del 2 del presente, en la N a v a l , batallón Valparaíso i d o s baterías d e m o n t a ñ a , d e b i d a f o r m a c i ó n i son d e c o m b a t e , habiendo a m b o s después de haber h e c h o algunos disparos a la tropa e n e arriado el primero, s e g u n d o i tercer bote, c o n v e n i e n t e m i g a q u e se veia en las inmediaciones del d e s e m b a r c a m e n t e tripulados i pertrechados, para unirse a la escuad e r o , la q u e h u y ó precipitadamente. A las 11 h. 35 m., el drilla de d e s e m b a r c o , c o m a n d a d a por el capitán de n a v i o oficial encargado d e la división, teniente 1. ° d o n E m i l i o d o n E n r i q u e M. S i m p s o n . V a l v e r d e , pisó en tierra i enarboló el pabellón nacional. Las embarcaciones de este b u q u e iban a las órdenes del A las 5 n. se habían d e s e m b a r c a d o las fuerzas que c o n teniente 2. ° d o n H o r a c i o U r m e n e t a , s e c u n d a d o por el d u c í a m o s , las que ganaron i n m e d i a t a m e n t e a paso d e guardia-marina d o n J o s é María Villarreal i los aspirantes c a r g a la c i m a de los cerros para cortar por retaguardia la l b a ñ e z i Escobar. A las 7 h. 5 m . A . M. r o m p í el fuego t r o p a e n e m i g a que defendia a Pisagua. contra la batería del Morro N o r t e , sobre la q u e se h i z o tres disparos; pero n o h a b i e n d o sido contestados, fuera y a A las 7 h., h a b i e n d o d a d o orden de restituirse a b o r d o al oficial encargado del desembarque, izado todas las e m - i p o r q u e los disparos de la Covadonga i de este b u q u e h i barcaciones, d e j a d o en tierra un p i q u e t e d e 15 h o m b r e s I cieran algún estrago, o p o r q u e la j e n t e abandonara el c a ñ ó n , o p o r q u e n o lo tuvieran m o n t a d o , lo cierto es q u e d e la g u a r n i c i ó n de este b u q u e , a cargo de u n oficial, n o h a b i e n d o c o n t e s t a d o nuestros fuegos, resolví h a c e r para el c u i d a d o del lugar, zarpe' c o n d i r e c c i ó n a Pisagua, t o d o el mal posible a las baterías del Sur i a las posicio*d o n d e f o n d e é a las 7 h. 45 m. P. M. nes de las tropas enemigas, a c e r c á n d o m e hasta 200 metros A l amanecer del dia siguiente se c o n t i n u ó el d e s e m de la plaza, sosteniendo c o n las fuerzas enemigas parapeb a r q u e de caballos, víveres i pertrechos de guerra q u e tadas tras de las piedras u n vivísimo fuego de fusilería tenia a m i b o r d o , h a c i é n d o s e igual cosa p o r los trasdurante una hora, sin olvidar, de c u a n d o en c u a n d o , disportes. parar c o n los cañones algunas granadas hasta las n u e v e , L a c o n d u c t a tan valerosa i decidida observada p o r los hora en q u e se dio orden de cesar el fuego; pero a las 9.45 señores jefes, oficiales, tripulación i g u a r n i c i ó n d e los se disparó sobre la p o b l a c i ó n p o r haberse izado señales de b u q u e s q u e c o m p o n e n la escuadra de m i accidental m a n incendiar al e n e m i g o , lo q u e se ejecutó h a c i e n d o algunos d o , ha sido digna de t o d o elojio, i tan jeneral, q u e n o m e tiros. A las 11 h., h a b i é n d o m e el buque jefe izado señales p e r m i t o r e c o m e n d a r en particular a n i n g u n o , pues todos d e " v e n i r al habla", salí fuera de la bahía i seguí sus ellos han rivalizado p o r llenar c u m p l i d a m e n t e sus d e b e aguas en d e m a n d a de la caleta J u n i n d o n d e debia p r o t e res i las esperanzas del pais. j e r el d e s e m b a r c o d e la tropa. L l e g a d o allí, se h i c i e r o n D i o s guarde a V . S. d o s disparos i el e n e m i g o fugó, h a c i é n d o s e así sin resisM. T . T H O M S O N . tencia el desembarco, i siendo, por consecuencia, inútil m i A l señor Comandante Jeneral de Marina. p e r m a n e n c i a en ese lugar, p e d í órdenes i v o l v í al c a m p o del c o m b a t e a prestar cuanta a y u d a fuera posible al b u e n C O M A N D A N C I A D E L A CAÑONERA " M A G A L L A N E S . " é x i t o de la acción. Pisagua,

Noviembre

3 de

1879.

D i r é a V . S . q u e la tropa de p o n t o n e r o s q u e a b o r d o tenia, h a b i e n d o sido d e b i d a m e n t e distribuida, prestó sus S e ñ o r Jefe de división: b u e n o s servicios, y a h a c i e n d o uso de sus armas, y a c o m o Paso dar cuenta a V . S . de lo o c u r r i d o en el b u q u e d e sirvientes de los cañones i guardianes del estandarte. m i m a n d o , desde la salida d e Antofagasta hasta el 3 del A b o r d o del b u q u e de m i m a n d o , a u n q u e varias balas presente. d e rifle dieron en distintas partes de él, n o h u b o desgraE l martes 28 de O c t u b r e el b u q u e de mi m a n d o en c o n cia personal alguna que lamentar; pero, desgraciadamente, v o i c o n el trasporte Lámar, dejó el puerto de Antofagasta n o sucedió lo m i s m o en las embarcaciones que concurriea las 6 P. M. en d e m a n d a del de Mejillones de Chile, en el | ron al desembarco. E l guardia-marina d o n José María q u e largué el ancla a las 4 h. A . M. del 29. E n este p u e r | Villarreal, q u e m a n d a b a el tercer boto, fué herido en el to se e n c o n t r a b a n la corbeta (Jlligyins i trasporte Alalias brazo d e r e c h o i garganta levemente, i muí gravemente en Cousiño, e m b a r c a n d o tropas, pertrechos i animales, o p e el o j o d e r e c h o , según la opinión del cirujano del buque; ración q u e ausilié c o n todas las embarcaciones del b u q u e i muertos el marinero 2. ° J o s é R a m ó n Valenzuela i dos hasta terminarla. H a b i é n d o s e reunido al c o n v o i el trasporte soldados del c u e r p o de Zapadores. Copiapó, fragata Elvira Alvarez i el v a p o r Toro, a las 11 E n el s e g u n d o bote, m a n d a d o por el teniente U r m e n e P. M. zarpamos todos en d e m a n d a del resto de la escuata, fué herido en la pierna derocha el marinero 2. ° D i o dra. nisio Morales, i m u e r t o un soldado do Zapadores. La E l dia 20 a las 12 M., el que suscribe recibió órdenes d e herida del marinero n o es de gravedad. • adelantarse al c o n v o i Inicia al N o r t e hasta q u i n c e millas F i n a l m e n t e , en el primer boto fué herido levemente en en d e m a n d a de la escuadra, pero n o h a b i e n d o descubierto el h o m b r o d e r e c h o i h o m ó p l a t o del mismo lado, el guarnada, m e reuní n u e v a m e n t e a él, i en conferencia c o n el jefe d e división i c o m a n d a n t e del trasporte Copiapó, se j dian 1. ° T o m a s Harvis, i la embarcación arrojada a la playa sobre las piedras, por c u y o accidento dos marineros resolvió destacar al Sur el v a p o r Toro, mientras el c o n v o i fueron aplastados por el bote, recibiendo contusiones seguía también el m i s m o r u m b o a u n q u e c o n solo u n andar leves. de tres a cuatro millas recorriendo el meridiano de los 71 D u r a n t e el c o m b a t e se c o n s u m i e r o n las m u n i c i o n e s sigrados. guientes: A n t e s do separarse el Toro de los b u q u e s , fueron tras12 granadas c o m u n e s de a 115 libras. b o r d a d o s al de m i m a n d o los c i n c u e n t a i tres p o n t o n e r o s 1 id. doble id. id. q u e aquel c o n d u c í a . 18 id. comunes 64 id. T o d a esa n o c h e se n a v e g ó sin n o v e d a d alguna, i a las 20 id. id. 20 id. c i n c o de la m a ñ a n a del 31 se avistaron h a c i a el Este los 31 espoletas de percusión. h u m o s de la escuadra, sobre los que se h i z o r u m b o a toda 20 id. de concusión. fuerza, i a las 8 el b u q u e d e m i m a n d o t o m a b a y a su c o 1680 tiros a bala Comblain. l o c a c i ó n respectiva en el ala derecha. L a escuadra era seguida p o r las corbetas inglesas Turquoise i Thetis i faltaban el Amazonas, fjoa, Covadongai Angamos; pero c o m o a las seis de la tarde los tres últimos se reunieron a ella, i

A n t e s d e concluir, c á b e m e la satisfacción de que la oficialidad, guarnición i tripulación del b u q u e de mi m a n d o h a c o r r e s p o n d i d o , c o m o siempre, a los deseos de la p a -


GUERRA

78

DEL

tria en el m u i severo c u m p l i m i e n t o d e su deber i la b u e na v o l u n t a d que caracteriza al chileno. Es c u a n t o tengo q u e decir a V . S. en h o n o r a la verdad. D i o s g u a r d e a V . S. CARLOS A.

NÚM. 2 4 . — C O M A N D A N C I A

CONDELL.

D E LA GOLETA " C O V A D O N G A . "

Pisagaa,

Noviembre

3 de

1879.

D o i cuenta a V . S. de lo ocurrido en el buque de mi mando, desde nuestra salida de Antofagasta hasta el dia 2 del actual a las 6. P. M., que largué el ancla en esta bahía. E l 28 del p r ó x i m o pasado zarpé de aquel puerto jtinto con el couvoi i conservé mi posision hasta el dia siguiente a las 6 A . M., en que el señor Comandante en Jefe accidental m e ordenó regresar inmediatamente a Antofagasta en busca de la barca Elvira Alwrez i de los vapores Copiapó i Toro que se habían separado del convoi. A c t o continuo m e puse en demanda del espresado puerto, a toda fuerza de máquina, a donde llegué el m i s m o dia a la 1 h. 35 m. P. M., i después de esperar un rato, llegó a bordo el bote de la capitanía con el práctico del puerto, quien me informó que los buques que buscaba habían salido la noche anterior a las 10 h. 30 m. P. M. A l m o m e n t o m e puse en m o v i m i e n to a toda máquina, i aprovechando el viento, largué velas para reunirme al convoi en el lugar convenido. Continué navegando así hasta las 6 h. 10 m., en que se avistó un humo por la p r o a ; aferré velas i preparó el buque para cualquier evento. A las 6 h. 50 ni. reconocí ser el Amazonas e i n m e diatamente pasé a dar cuenta al Jefe del resultado de mi comisión. E n esta ocasión recibí orden de dirijirme a C o b i ja i Tocopilla en busca de los m i s m o s buques. A l dia siguiente, el 3 0 , a las 4 h. 40 m. A . M . , estaba frente a Cobija, i reconocido que no había eu el fondeadero buque alguno, me dirijí, a fin de economizar tiempo, a T o c o p i l l a , a donde entré a las 7 h. 50 m. A . M. A l l í encontré a¡ Angamos el que m e comunicó que no habia arribado a dicho puerto n i n g u na de las naves. A las 8 A . M . zarpé en demanda de Cobija creyendo encontrar al Amazonas; llegué allí a las 12 M. i después de comunicarme el capitán de puerto que ningún buque de los nuestros habia llegado, me dirijí nuevamente a Tocopilla a donde largué el ancla a las 4 P. M. A solicitud del comandante del Angamos, mandé todos los botes a remolcar las lanchas que debían embarcar al batallón de Artillería de Marina i tropa de caballería, permaneciendo en esta operación hasta las 9 h. 30 ni. P. M . , hora en que creí conveniente salir a cruzar fuera del puerto por haber notado que de tierra se hacían destellos que infundían sospecha. A las 11 h. 35 m. P. M. volví al fondeadero i mandé a tierra un oficio al señor Comandante de A r m a s para que se sirviera remitirlo en primera oportunidad al señor C o mande en Jefe accidental o entregarlo al comandante del primer trasporte chileno que arríbase allí, con la advertencia que ese oficio contenía el desempeño de m i comisión en esas aguas, c o m o también la derrota que debia seguir la Covadonga i el Angamos al siguiente d i a ; por tanto, le hice recomendar que la referida comunicación solo fuera entregada a un oficial de guerra de marina para ser conducida a su destino. A las 12 h. 30 m. A . M . volví a cruzar en la boca del puerto esperando que el Angamos concluyese de embarcar la tropa i animales que debia conducir. A la 1 en convoi con el espresado vapor, gobernamos al Oeste hasta las 6 A . M . en que no habiendo encontrado la escuadra en el punto designado para reunión, resolví, por las instrucciones verbales que habia recibido del Jefe accidental de la escuadra, c o m o por las instrucciones escritas que tenia el comandante del Anqamos, gobernar al Norte del mundo i a una distancia de 30 millas de la costa, calculando arribar a Pisagna al amanecer del dia ¡siguiente. A la 1 P . M. de este vdtimo dia se avistó un vapor por la proa i a las 2 h. P. M. estábamos al costado del Loa; cargué velas i poniéndome al habla con el Loa recibí orden de seguir sus aguas para

PACIFICO.

incorporarnos a la escuadra, consiguiendo tomar nuestra colocación en el convoi a las 5 h. 30 m. 1'. M . sin haber tenido hasta ese m o m e n t o novedad alguna. También tomé en Tocopilla 69 individuos de tropa de la Artillería de Marina i dos oficiales, los cuales fueron trasbordados al Angamos el 1. ° del actual a las 6 h. P . M . L a noche de ese dia seguimos navegaudo con el convoi hasta el amanecer del dia que j u n t o con la división de ataque avancé hasta entrar al puerto de Pisagna, i reconocidas que fueron las posiciones del enemigo, se rompió el fuego a las 7 h. 5 ra. sobre el Morro de Pisagua, de la parte N o r te, i viendo que no se contestaba a nuestros fuegos, viré para tomar la posición conveniente para conceutrar los fuegos sobre la batería del Sur, que en ese m o m e n t o la batían el Cochrane i la O'Iliggins. Inmediatamente que n o tó el que suscribe que la guarnición abandonaba el fuerte, goberné cerca de playa hacia el Norte, tanto para protejer el desembarco de las tropas, c o m o también para hacer fuego sobre las tropas enemigas que bajaban en ese m o mento por las laderas del Morro i se refujiaban en el c e menterio de la población, consiguiendo evitar que los enemigos lograran llegar al punto de desembarco i hacerlos regresar a sus parapetos. Proseguí en seguida acercándome mas al punto de desembarco de nuestras tropas, i obtuve el resultado que buscaba desalojando al enemigo de la posición ventajosa que ocupaba eu ese m o m e n t o para atacar a la tropa que desembarcaba en P l a y a Blanca. Tan luego c o m o las tropas tomaron posesión del punto de desembarco, me desprendí de la playa a una distancia de 700 metros i principié el fuego sobre los grupos enemigos que dominaban las cimas de los cerros. E n esa posición permanecí media hora, i cumpliendo órdenes del capitán Símpson, jefe del desembarco, me dirijí a reconocer la caleta Norte de la bahía. A mi llegada pude cerciorarme de las grandes ventajas que ofrecía esa caleta para un desembarco protejido por los fuegos de los buques. L o s enemig o s en dispersión corrían al interior de la Quebrada de Camarones, i con el fin de ahuyentarlos i preparar el lugar de desembarco, hice hacer fuego de fusilería hasta que estuvieron fuera de alcance i la playa completamente despejada. • A las 12 h. 30 m. P. M . regresé al puerto i continué el fuego hasta l a ' l h. 30 m., eu que no se veía ya al enemigo. E n esta acción solo ha habido un herido, el carbonero Cecilio R o j a s , que recibió un balazo en un h o m b r o en circunstancia que iba en el bote de desembarco, pero cuya herida es de poca gravedad. Los proyectiles i pólvora consumidos es c o m o sigue: 100 granadas comunes con espoleta de percusión. 10 id. de segmento con id. de tiempo. 17 id. de a 9 libras. 33 id. comunes de percusión. 10 id. id. de tiempo. 10 tarros de metralla. 2500 tiros Comblain. 110 cartuchos pólvora de 10 libras c/u. 70 id. id. 18 onzas c/n. 225 estopines. E n conclusión, me es grato manifestar a V . S. que la oficialidad i tripulación se han conducido a mi entera satisfacción. E s cnanto t e n g o que esponer a V . S. en cumplimiento de mi deber. Dios guarde a V . S. De a 70

M A N U E L J.

ORELLA.

Al señor Comandante en Jefe de la división de ataque del puerto de Pisagua.

NÚM.

102.—COMANDANCIA

DEL

Pisagua,

«ALMIRANTE

Noviembre

COCHRANE.»

2 de

1879.

Cumpliendo con las órdenes de V . S., el 25 del p r ó x i m o pasado a las 6 h. 45 P. M . zarpamos de Antofagasta. D e -


CAPITULO

bido a las cansas qne V . S. conoce llegamos a este puerto ayer a las 6 A . M . E n virtud de las intrncciones del señor Jeneral en Jefe, a la hora indicada, habiendo dejado antes los botes en el trasporte Copiapó, avanzamos los buques de guerra hacia adentro del puerto, i después de estudiar las posiciones enemigas, rompió sus fuegos el de mi mando contra la batería del Sur, a las 7 h. 5 m., a 1,300 metros de d i s tancia. A las 7 h. 55 m., habiendo cesado los fuegos de ésta, suspendimos los nuestros gobernando en seguida al centro del fondeadero. C o m o el enemigo empezase a refujiarse en la población, fué preciso disparar algunos tiros para desaloj a r l o , lo que causó incendio en ella. Después se dispararon varias granadas Shrapnel en protección del desembarco de las tropas de los trasportes. E n este buque hemos tenido que lamentar algunas bajas en los que tripulaban las embarcaciones, i entre ellos el valeroso guardia-marina señor Lnis V . Contreras, que fué herido gravemente en un h o m b r o p o r bala de rifle; i de la tripulación: Marinero 2.° R a m ó n Fierro, muerto por rifle. Id. id. Juan A r r o y o , herido levemente* Grumete Seferino F l o r e s , id. id. Carbonero Enlojio Tejeda, id. id. E l numero de proyectiles qne se han empleado es de 328, repartidos en diversos calibres, c o m o s i g u e : 47 granadas comunes de 9 pulgadas. 11 id. Shrapnel de 9 » 36 id. comunes de 2 0 libras. 13 id. de Segmentos 20 » 13 id. de id 9 » 1 Metralla 9 » 8 Granadas comunes de 7 libras en la laucha a vapor. E n la operación del desembarcó se varó el bote p r i m e ro, haciéudose en seguida pedazos a cansa de la reventazón, habiendo sido imposible salvarlo. A c o m p a ñ o a V . S. orijinales los partes que me han pasado los comandantes de la ffHiggins, Magallanes i Covadonga, buques que tomaron parte en la acción. Dios guarde a V . S. J.

J.

LATORRE.

Al señor Comandante en Jefe accidental de la Escuadra.

COMANDANCIA D E LA CORBETA " o ' H I G G I N S . "

Pisagua,

Noviembre

2 de

1879.

E n cumplimiento de las órdenes recibidas ayer, entré a este puerto en convoi con el Cochrane, a las 6 de la mañana de hoi, i habiéndome h e c h o las señales de romper el fuego sobre el fuerte situado en la parte Sur de la p o b l a ción, r o m p í sobre él los fuegos a las 7 h. 5 m., i los c o n t i nué hasta las 8 en que quedaron completamente apagados. A las 10 h. en unión del Cochrane, Magallanes i Covadonga rompimos nuevamente los fuegos i la CHiggins sobre las trincheras i parapetos del enemigo, habiéndolos continuado hasta las 2 de la tarde, hora en que aquél, tomado por la retaguardia por una parte de nuestro ejército i batido de frente por el resto del que pudo desembarcarse en medio de un vivo f u e g o de fusilería, h u y ó ; cesaron entonces nuestros tiros que en jeneral fueron certeros. E l número de granadas disparadas por este buque asciende a 180, calibre de 115, 70 i 4 0 . Por separado acompaño a V . S. la relación de los muertos i heridos que en este momento existen a bordo, ocasionados en el desembarque. E l inventario de las prendas de ropa, ajustes i otros o b jetos pertenecientes a los fallecidos, se están formando por

PRIMERO.

el contador del buque, para remitirlos en primera o p o r t u nidad a la Comandancia Jeneral de Marina. Dios guarde a Y . S. J.

MONTT.

Al señor Comandante de la division Naval.

COMANDANCIA D E L VAPOR " A B T A O . "

Pisagua,

Noviembre

2 de

1879.

T e n g o el h o n o r d e p o n e r en c o n o c i m i e n t o d e V . S. t o d o l o ocurrido en el b u q u e de m i m a n d o y e n d o en c o n v o i en viaje de Antofagasta a Pisagua. E l 28 del mes p r ó x i m o pasado, a las 6 h. P. M., zarpam o s j u n t a m e n t e c o n los buques de guerra Amazonas, Cochrane, Abtao, Magallanes, Covadonga, Loa i los trasportes Itata, LAmarí, Santa Lucía, Tolten, Lámar, Huanay, Toro, Angamos i Paquete ale Maule, siguiéndonos durante el viaje las corbetas d e S. M. B. Turquoise i Thetis. L a Magallanes, Angamos i Toro se apartaron de la escuadra una vez m o n t a d a p u n t a Tetas c o n r u m b o al N o r t e del c o m p á s , siguiendo el grueso del c o n v o i c o n r u m b o al N o r o e s t e c o n u n andar de cuatro a c i n c o millas. E n la m a ñ a n a del siguiente dia se destacó el vapor Covadonga c o n r u m b o a tierra, a la altura de Mejillones de Chile. E n la tarde h i z o igual maniobra el buque de la insignia, Amazonas, i c o n igual r u m b o , q u e d a n d o en su lugar el Almirante Cochrane i recibiendo orden el c o n v o i de aguantarse sobre la máquina. E n la m a ñ a n a siguiente v o l v i ó a reunirse a la escuadra, i después de haberse puesto al habla c o n el Cochrane, se largó a t o d o andar r u m b o a tierra. El c o n v o i principió su m a r c h a r u m b o N o r t e del m u n do, a n d a n d o c i n c o millas. A l amanecer se avistaron c i n c o h u m o s por el Oeste, que mas tarde resultaron ser la O'IIiggins, Magallanes, Matías Cousiño, Amazonas i Copiapó: este ú l t i m o r e m o l c a n d o a la fragata mercante Elvira Alvarez, los cuales se i n c o r p o r a r o n a la escuadra. E l Anuizonas, después de ponerse al habla c o n el Cochrane, siguió al N o r t e a t o d o andar. Mas tarde se i n c o r p o r ó éste al trasporte Angamos. Después de pequeñas alternativas i paradas del c o n v o i por atraso de algunos buques menores, a las 6 h. 50 m . A . M. del dia 2, entramos a la bahía de Pisagua los b u ques de guerra Cochrane a la cabeza, i sucesivamente la O'Higgins, Magallanes, Amazonas, Abtao, Loa i Covadonga; a c o n t i n u a c i ó n los trasportes Copiapó i Limar t, que c o n d u c í a n la segunda división de desembarco, siguiendo los demás buques u n p o c o atrás. A las 7 h. los buques d e guerra atacaron a 1,000 m e t r o s de distancia los dos fuertes, situados uno al N o r t e i otro al Sur d e la población, cada uno c o n un cañón de a 100, Parrot, r o m p i e n d o sus fuegos sobre ellos, los que c o n testaron c o n tres cañonazos el del Sur i u n o el del N o r t e , apagando sus fuegos inmediatamente por la certera p u n tería de los cañones de nuestra escuadra, causándoles varias bajas, i a b a n d o n a n d o sus fuertes h u y e r o n hacia los cerros. E n seguida se c o n c r e t ó la escuadra a bombardearla p o b l a c i ó n para desalojar al e n e m i g o i destruir todos los parapetos i lugares d o n d e habia grupos de soldados i facilitar el desembarco de nuestro ejército, lo que se consiguió en m u i p o c o t i e m p o i n c e n d i a n d o la ciudad en cuatro distintos puntos, depósito de salitre i carbón, f o r m a n d o el total una especie de hoguera i nubes de h u m o que cubrían los cerros de la bahía. E l Amazonas, Magallanes, Itata i Angamos partieron momentos después al Sur con la 1. división para desembarcarla en Junin. E l vapor Abtao que conducía al rejimiento 4. ° de línea, sin embargo de encontrarse con su cubierta i entrepuente llenos por la tropa de trasportes i otros útiles de desembarco i aguada en jupas para el ejército, iba a disparar los dos cañones de a 150 que monta este buque, sobre la tí


G U E R R A

80

D E L

población, cuando recibió orden por seña del buque jefe de retirarse por no ser necesario hacer mas disparos, desde que estaba incendiada la ciudad; los fuegos da los fuertes apagados i abandonados. A r r i a m o s los botes del buque bien tripulados i armados con rifle, a cargo uno del guardia-marina señor Castro, i en el otro i al mando de ambos, al teniente 2. ° don José Luis Silva. I g u a l maniobra hicieron los demás buques de guerra i trasportes. Estas embarcaciones debían llevar tropas a tierra. A las 10 h. 45 m . se puso en marcha la flotilla para el desembarco, conduciendo c o m o 300 soldados de los batallones Zapadores, A t a c a m a , i 25 del Bnin, llevados estos ú l m o s por los botes de nuestro buque, la cual avanzó hacia tierra haciendo fuego, en medio de una granizada de balas que de la playa, peñascos i alturas de los caminos de z i g zag del elevado cerro a escarpe, les dirijian los invisibles enemigos. Las embarcaciones se veian rodeadas de una nube de humo i agua, causándonos muchas bajas tanto en el ejército c o m o en los tripulantes, así es que, desde el m o mento de poner pié en tierra, nuestras pequeñas fuerzas tenían que luchar casi siempre cuerpo a cuerpo con el enem i g o para desalojarlo de sus parapetos i de las piedras que rodean la playa, lo qne se consiguió después de muchas bajas por ambas partes i mediante el esfuerzo heroico de nuestros soldados, protejidos por los fuegos que los buques de guerra hacían sobre los grupos que intentaban bajar de los cerros. Desembarcados los soldados, se desplegaron en guerrilla i principiaron a batirse c o m o leones subiendo los caminos de los cerros i haciendo huir al e n e m i g o , el que despavorido abandonaba sus fosos corriendo siempre hacia las cumbres, donde los buques de guerra los barrían con sus certeros i mortíferos tiros a granadas. A las 11 h. desembarcó el primer refuerzo, siempre a c o sado por los fuegos de las alturas; pero de la playa i p e ñascos ya nuestros bravos soldados habían desalojado al enemigo. A las 11 h. 10 m. un g r u p o c o m o de 2 5 hombres de los nuestros alcanza al primer camino de la línea del ferrocarril; en ese m o m e n t o de todos los buques se oye un estruendoso / Viva Chile! i las bandas de música rompen con la Canción Nacional, i mientras se envían refuerzos, una segunda ascensión por la segunda falda ejecutan nuestros soldados para apoderarse del segundo camino también. L o s cadáveres se v e n rodar, tanto del e n e m i g o c o m o d e los nuestros. E l d e s e m b a r c o se h a c e y a c o n lijereza i alivio. Por t o das partes se ve nuestro ejército subiendo los d e s h e c h o s hasta tomar el c a m i n o q u e los lleva a la c u m b r e , d o n d e , después de u n p e q u e ñ o fuego, h u y e r o n los enemigos. Se izó el pabellón nacional en varios lugares i se o b t u v o un triunfo completo, t o m a n d o el c a m p a m e n t o del e n e m i g o mediante al c o m p o r t a m i e n t o h e r o i c o del ejército i la parte activa q u e t o m ó nuestra escuadra, q u e c o n sus granadas les h i z o huir de sus parapetos. E n el b u q u e de m i m a n d o n o ocurrió n o v e d a d d u r a n t e el viaje i t o m a de Pisagua. D e s e m b a r q u é el rejimiento 4¡ ° de línea c o n t o d o su equipo. E l Abtao c o n t i n ú a c o n d e n s a n d o agua d u l c e para el c o n s u m o del ejército. E l c o m p o r t a m i e n t o de los oficiales de m i b u q u e durante el c o m b a t e , fué altamente h o n r o s o . D i o s g u a r d e a V . S. AURELIANO T.

SÁNCHEZ.

A l sefíor Comandante en Jefe accidental, capitán do fragata, don Manuel T. Thompson.

PACIFICO.

Pisagua,

Noviembre

3 de

1879.

S e ñ o r C o m a n d a n t e en J e f e : Comisionado para hacer el r e c o n o c i m i e n t o de la caleta d e J u n i n i dirijir el d e s e m b a r c o de las tropas en este l u gar, m e dirijí a él c o n el primer c o n v o i c o m p u e s t o d e los botes del Amazonas i v a p o r Itata, llevando on ellos parte del batallón N a v a l i parte del 3. ° de línea, f o r m a n d o e n t o d o u n total de doscientos h o m b r e s . A n t e s de desembarcar, o r d e n é que los botes que f o r m a ban el c o n v o i se mantuvieran a la entrada d e la caleta, i a v a n c é en la primera canoa al interior d e ella, saltando en tierra frente a las casas del lugar, sin o p o n é r s e m e resistencia por haber h u i d o la g u a r n i c i ó n que allí había, por los disparos de c a ñ ó n h e c h o s p o r el crucero Amazonas m o m e n t o s antes de fondear. C o l o q u é el pabellón n a cional en u n lugar bien visible, el q u e fué saludado d e s d e a b o r d o c o n entusiastas vivas. A c t o c o n t i n u o h i c e señales a los botes de dirijirse al atracadero, que a u n q u e malo, per la m u l t i t u d d e rocas q u e obstruyen la entrada i levanta una mar gruesa, se logró desembarcar sin el m e n o r accidente, desde las 11 h . 50 m. A. M. hasta las 5 P. II., dos mil quinientos infantes c o n sus jefes i oficiales correspondientes, siete piezas d e artillería c o n sus muías i m u n i c i o n e s i treinta caballos. Los subtenientes d o n D o m i n g o C h a c ó n i d o n O t t o M o l t k e , ayudante del q u e suscribe, manifestaron, en el d e s e m p e ñ o d e su c o m e t i d o , una actividad, celo e intelij e n c i a consiguientes a la urjencia del caso. D i o s guarde a V . S. EMILIO

VALVERDE.

Al señor Comandante en Jefe accidental de la Escuadra.

NÚM. 2 2 . — C O M A N D A N C I A

Al ancla en Pisagua,

D E L VAPOR " L O A . "

Noviembre

5 de

1879.

Señor Comandante: T e n g o el h o n o r d e c o m u n i c a r a V . S. que, c o n f o r m e a las instrucciones recibidas en Antofagasta el 2 7 del p r ó x i m o pasado, zarpé de este puerto ol m i s m o día, n a v e g a n d o en c o n v o i hasta llegar a la vista d e Pisagua el 2 d e l presente. D u r a n t e el b o m b a r d e o de los fuertes i trincheras d e l e n e m i g o por los b u q u e s de la escuadra, p e r m a n e c í s o b r e la m á q u i n a en la c o l o c a c i ó n q u e se m e habia designado. A las seis de la mañana e c h é al agua cuatro e m b a r c a ciones menores para q u e fueran a ponerse a las órdenes del capitán de n a v i o g r a d u a d o d o n E n r i q u e M. S i m p s o n , encargado de la operación del desembarco. D i c h o s b o t e s iban a cargo del teniente 2 . ° d o n A m a d o r Barrientes, i cada u n o cíe ellos al m a n d o de los aspirantes d o n A l b e r t o Fuentes, d o n E d u a r d o D o n o s o , d o n Z e n o b i o B r a v o I. i el j o v e n voluntario d o n Carlos Gacitúa L ó p e z . M e h a g o u n deber en r e c o m e n d a r especialmente a la consideración de V. S. la c o n d u c t a ele c a d a u n o d e los n o m b r a d o s , pues manifestaron serenidad i valor. E l t e niente Barrientes fué el primer chileno q u e saltó en tierra en la playa N o r t e , llevando u n a bandera nacional q u e plantó sobre una prominencia del terreno en m e d i o d e u n a lluvia de balas q u e solo perforaron su traje. E l c a p i tán de corbeta g r a d u a d o i s e g u n d o c o m a n d a n t e d e este b u q u e d o n Constantino Bannen, e m b a r c a d o en la canoa, a c u d i ó voluntariamente a a c o m p a ñ a r los botes d e este b u q u e i prestar valiosos servicios a y u d a n d o a efectuar el desembarco; lo a c o m p a ñ a b a el voluntario d o n Osear Gacitúa. D u r a n t e las últimas horas del c o m b a t e disparé c o n el c a ñ ó n de a 7 0 tres granadas c o m u n e s en d i r e c c i ó n a los g r u p o s de íujitivos q u e avanzaban hacia el M o r r o d e l lado N o r t e del puerto, c o n l o c u a l i m p e d í q u e se r e h i cieran. D u r a n t e el d e s e m b a r c o salieron heridos: Aspirante, d o n E d u a r d o D o n o s o .


CAPITULO

Patrón de bote, d o n Sebastian Barquero, chileno. Marinero 1. ° , J o s é J h o n s o n , c h i l e n o . D i o s guarde a V . S. JAVIER

MOLINAS.

Al señor Comandante en Jefe de operaciones marítimas.

'•'•Vapor Loa"'.—Señor C o m a n d a n t e : — P a s o a dar cuenta a V. ís>. de la comisión que tuvo a bien confiarme el dia 2 del presente en el puerto de Pisagua. Cumpliendo sus órdenes salí de a bordo al mando del 1. ° , 2. ° , 3. ° i 4. ° botes, en los cuales iban en c o m i sión los aspirantes señores A l b e r t o Fuentes, Eduardo D o noso, Cenobio Bravo i voluntario Carlos Gacitúa L o p e z , ocupando ei que suscribe el 1. ° . H a b i é n d o m e puesto a la disposición del capitán de navio señor Enrique S i m p son, se me ordenó tomar en los botes a los soldados del batallón A t a c a m a con el objeto de efectuar el desembarco en el puerto, lo que hicieron, c o m o en número de 50, yendo en el 1.° c o m o 15 de ellos. Según orden recibida del capitán de corbeta señor C o n s tantino Bannen, nos colocamos en segunda línea con varios otros botes que conducían soldados del m i s m o cuerpo, y e n do en la primera los botes ocupados por el cuerpo de Z a padores. L a escuadrilla se puso en movimiento gobernando hacia el Sureste de la bahía; pero c o m o a su medianía se me ordenó desembarcar. En el acto hice rumbo al Noroeste, donde se divisaba una pequeña playa de arena, siendo seguida por toda la 2. línea i muí de cerca por los botes del buque. a

PRIMERO.

81

E n este primer desembarco el enemigo mató tres de los soldados que iban en nuestro bote e hirió a uno. Mandé los botes al Copiapó en busca de mas soldados, permaneciendo el que suscribe en tierra. A l llegar por segunda vez los botes a la playa fué herido el aspirante señor D o n o s o , el patrón del segundo bote Sebastian B a r quero i el marinero primero Tomas Jhonson mui g r a v e mente. E l primer bote recibió dos balas a proa i una a popa que lo perforaron; otra bala rompió uno de los toletes i a mas recibió muchas otras que solo sacaron astillas de sus costados; el segundo bote recibió una que rompió el barril de aguada. Después de este segundo desembarque, los botes se o c u paron en desembarcar soldados i remolcar las lanchas que iban llenas de ellos, pues el paso estaba ya libre. I g u a l mente envié a bordo cuatro heridos, entre ellos se encontraba el capitán F r a g a , del batallen Atacama. D e b o agregar que nuestra marinería, desde el primero hasta el último desembarca que se hizo, desde sus botes hacia un nutrido i certero fuego de rifles, pues hasta el grumete José Sepúlveda, de doce años de edad, derribó a dos soldados enemigos. Tauto el valor de nuestros soldados del Atacama c o m o el d é l a marinería de nuestros botes, ha sido digno de todo elojio; no puede ya exijirse mayor coraje, audacia i serenidad. Igualmente tengo el placer de poner en su conocimiento que los señores aspirantes i el voluntario señor Gacitúa se han portado con valor i serenidad admirables. E s cuanto tengo que decir a U d . Dios guarde a U d .

M. B A R R I E N T O S . A l acercarnos a la playa fuimos recibidos por el enemiPisagua, N o v i e m b r e 3 de 1879. go con un nutrido fuego de fusilería que nos hacia parapetados tras unas rocas que no distarían 7 n 8 metros de la p l a y a ; pero c o m o no viese quienes nos hacian fuego, seguiCOMANDANCIA JENERAL D E TRASPORTES. mos avanzando a toda fuerza de remos. Pisagua, Noviembre 7 de 1879. A las 9.20 mi bote tocó el primero la playa i salté a tierra con los 15 soldados que conducía, llevando enarboCon fecha 3 del presente el c o m a n d a n t e del vapor lada la bandera de nuestro bote. Sucesivamente desemTolten m e dice lo siguiente: barcó la jeute del 2.°, 3." i 4.°, i c o m o no hubiese en el pri" T e n g o el h o n o r de poner en c o n o c i m i e n t o de V. S. lo mer bote ningún oíicial del batallón i siendo tan críticas acaecido en la m a ñ a n a de ayer. las circunstancias, tomé el mando de los soldados que " H a b i e n d o recibido orden del C o m a n d a n t e en Jefe de saltaron c o n m i g o . i la escuadra de avanzar hasta los b u q u e s de guerra, e c h á n E l enemigo tenia su primera línea parapetada tras de d o n o s señales el blindado Cachrane para que m e pusiera las rocas i a lo largo de la playa, i la segunda en el cerro al habla, recibí de esto jefe la orden de a p r o x i m a r m e a c o m o a 100 metros mas o menos sobre el camino del ferro- tierra para hacer fuego sobre el e n e m i g o i pro tejer el carril ; así es que al desembarcar quedamos colocados en desembarque de tropas, i q u e la tropa se ocultara en el medio d é l a primera línea, quedando la segunda a nuestro entrepuente i desde las claraboyas hiciera fuego. frente. " A s í se h i z o ; mas no era posible que toda la tropa c u Inmediatamente que estuvimos en tierra m e dirijí con piese en el entrepuente; los que quedaron en cubierta los 15 hombres que llevaba hacia un pequeño Morro que fueron distribuidos de tal manera, que hacian fuego sobre está c o m o a setenta metros hacia el Sur, donde había altendidos. gunos enemigos, i a las 9.25, acompañado del aspirante " U n a vez, pues, a tiro de mis cañones i cargados éstos señor Fuentes, enarbolamos en su cúspide nuestro tricolor, c o n metrallas, a fin de dañar mas al enemigo, r o m p í los empeñaudo al mismo tiempo el combate con el flanco i z - fuegos tanto de artillería c o m o de fusilería, causando, n o quierdo del enemigo, acompañándonos m o m e n t o s después d u d o , algún efecto en las filas del enemigo. Mas, c o m o al unos 15 hombres mas del 2.° b o t e ; el resto atacó a los ene- tercer disparo faltase el c á n c a m o del broguero del c a ñ ó n migos que quedaron a retaguardia al cortar la línea. de estribor i se nos hiciera u n fuego m u i sostenido, c a u E l fuego del enemigo era nutridísimo, pues estábamos sándonos algunas bajas, determiné alejarme un p o c o ; pero, c o m o a esa distancia n o alcanzaban los cañones, eutre tres fuegos. E n este mismo instante los demás botes determiné abandonar m i posición c o n el sentimiento de desembarcaron pocos metros mas al Sur donde estaban atrincherados unos 40 e n e m i g o s : éstos al verse atacados n o haber llenado m e j o r m i c o m i s i ó n de protejer el d e s e m barque, t o d o d e b i d o a la mala clase de los cañones i d e s por el flanco i el frente emprendieron la retirada, siempre pués de haber disparado tres tiros a metralla, i, mas o batiéndose, hacia la cumbre del cerro. L o s oficiales del A t a c a m a iban mandando su jente, pero m e n o s , c o m o tres mil tiros la tropa, todos m u i bien diriel combate estaba ya empeñado, i los bravos del A t a c a m a j i d o s , tanto por la corta distancia c o m o por la posición del e n e m i g o , que descendía en esos m o m e n t o s a rechazar al paso de c a r g a i con un valor sin igual hacían un vivo fuego, avanzando siempre por el camino arenoso, empinado el desembarque.

i difícil; terribles estragos le hacían al enemigo, que estaba ya al descubierto. Desde este m o m e n t o el ataque se hizo jeneral en toda la línea, no pndiendo dar pormenores de lo que sucedía mas hacia el Sur de la playa por no verse a cansa de los accidentes del terreno. TOMO

II—11

" E n la marinería n o ha h a b i d o n o v e d a d , i sí en la tropa, h a b i e n d o resultado tres muertos i trece heridos. El buque fué perforado en varias partes de la cubierta. " E l desembarque de tropa h a terminado hoi sin n o vedad.


82

G U E R R A

D E L

" T a l es lo sucedido ayer, dia q u e hará m e m o r i a en los anales de nuestras glorias, c o n s i g u i e n d o v e n c e r al e n e m i g o en su propio suelo i q u e estaba perfectamente atrincherado. " E n c o n c l u s i ó n , c á b e m e la satisfacción d e manifestar a V . S. el d i g n o c o m p o r t a m i e n t o de la oficialidad i tripulac i ó n del b u q u e de m i m a n d o , que h a n sabido c a d a u n o c u m p l i r c o n su deber en los m o m e n t o s en q u e se j e n e r a lizó mas el fuego del e n e m i g o . " T o d o lo que p o n g o en su c o n o c i m i e n t o para los fines a q u e h a y a lugar." L o que trascribo a V . S. para los fines consiguientes. D i o s guarde a V . S. PATRICIO

LYNCH.

Al señor Comandante Jeneral de Marina.

COMANDANCIA JENERAL D E T R A S P O R T E S . — A BORDO DEL «ITATA.»

Pisagua,

Noviembre

7 de

1879.

E l dia 20 del p r ó x i m o pasado Octubre, b a l l á u d o m e en la bahía de A n t o f a g a s t a con la flota de trasportes de mi m a n d o , recibí del señor Ministro de Guerra i Marina la orden para proceder al embarque del ejército del N o r t e , destinado a ocupar territorio peruano. E n cumplimiento de esa orden, tomé las medidas o p o r tunas para que aquella operación se efectuase cou la rapidez i precauciones necesarias, atendiendo a las dificultades que presenta la indicada bahía. En aquel dia i en los que siguieron hasta el 28, trabajándose durante toda la noche del 27, se pudo embarcar los cuerpos del ejército, las municiones correspondientes, el material c o m p l e t o de la artillería, los caballos, el m a t e rial del cuerpo de pontoneros, los elementos de embarque i una considerable cantidad de agua para el uso del ejército. E l dia 28, a las 5 P. M., di cuenta al señor Ministro de la Guerra, quien se encontraba ya con el señor Jeneral en J e f e a bordo del Amazonas, de que solo quedaba en tierra, pronto para embarcarse, un escuadrón de Granaderos con su caballada, haciéndole presente ademas que en la Elvira Alvarez había capacidad suficiente para colocar hasta trescientos caballos mas de los que conducía. E l señor Ministro me ordenó suspender todo embarque, a fin de zarpar con la brevedad posible. E n efecto, a las 6 P. M . se dio desde el Amazonas la señal de partida i el convoi se puso en m o v i m i e n t o . D i r i j í a l o el Amazonas, a cuyo bordo marchaba el capitán de fragata don Manuel T. T h o m p s o n , que hacia de jefe de la escuadra. A retaguardia quedaron la fragata a la veda Elvira Alvarez i los trasportes Copiapó i Toro, que debían r e m o l carla siguiendo las aguas del convoi. Comprendí que la operación de sacar esa fragata de la bahía seria morosa i difícil, no solo por las condiciones especiales de la rada de Antofagasta, en un dia de mar ajilado por recio viento, sino también por los estorbos que presentaban los buques mercantes allí surtos, en horas en que ya se estendian las sombras de la noche. Teniendo esto presente, i sabiendo que algunas de las naves del convoi debían recalar a Mejillones para embarcar allí cuerpos de tropa, ordené a los trasportes remolcadores que, en caso de no poder seguir el convoi, perdiéndolo de vista, se clirijiesen al indicado puerto con la fragata remolcada. T o m é tal medida a causa de no haber recibido instrucciones sobre r u m b o , distancias i punto de reunión. Durante la noche del 28 se navegó a distintos r u m b o s , siguiendo al Amazonas que dirijia el convoi. A l amanecer del dia 29, pude notar que faltaban del convoi el Lámar, el Angamos, el Copiapó, el Toro i la Elvira Alvarez. Me puse al habla con el Amazonas i le hice saber la r e solución que había adoptado al salir de A n t o f a g a s t a , a

PACIFICO.

última hora, de indicar, en caso de estravío del convoi, a las tres últimas naves, la bahía de Mejillones c o m o punto de recalada. Supe en esos m o m e n t o s que el Lámar i el Angamos, habían sido despachados de A n t o f a g a s t a sin m i conocimiento ni dirección. Desde las 8 A . M. del dia 2 9 , el convoi permaneció e s tacionado, habiendo sido despachada la Covadonga con d i rección a Antofagasta. E n ese dia se me hizo saber que la recalada se haría en las caletas de Pisagua i Junin, i que el punto de reunión para que se incorporasen al convoi los buques ausentes, seria latitud Sur 23°, loujitud G r . 71° 28'. A las 6 P . M. de ese dia, el Amazonas se separó con r u m b o al Este, quedando accidentalmente al m a n d o del convoi el capitán de fragata don Juan J . Latorre. El dia 30, a l a s 6 A . M., regresó el Amazonas, i se c o n t i nuó navegando de 3 a 4 millas por hora al N o r t e del c o m p á s ; pero en el m i s m o dia, a las 6 P. M., el Amazonas volvió a separarse hacia el Este, i la flota continuó r u m b o al Norte con andar de 3 millas por hora. E l dia 3 1 , a las 8 A . M . , se reunieron la O'Iliggms, ha Magallanes, el Mañas Comino i el Copiapó cou la Elvira Alvarez; i mas tarde, a las 4 P . M., la Covadonga i el Angamos, con el Ijoa que había salido en descubierta. E l 1." del presente N o v i e m b r e , el señor Ministro de la Guerra convocó a bordo del Amazonas a los jefes de m a rina i del ejército, para hacerles saber el objeto i plan de la espedicion i la colocación que debían tomar durante la operación proyectada los buques del convoi. Debía atacarse a Pisagua i a Junin para efectuarse un d e s e m b a r c o , marchando a vanguardia i en línea el Cochrane, la (Jlliggins, la Magallanes i la Covadonga. P o r el costado derecho navegaría el Amazonas dando la dirección, i el ítala seguiría sus aguas. A retaguardia marcharían los demás trasportes, hasta el m o m e n t o en que fuese oportuno c o l o carlos en situación para embarcar en los botes las tropas de ataque. Se acordó efectuar la recalada a las indicadas caletas a las 4 A . M . del dia 2 ; pero ya fuese la desviación de las corrientes, ya fuese cualquier otro m o t i v o , esa recalada se hizo a doce millas al Norte de los puntos fijados, perdiéndose algunas horas. L a flota e m b o c ó la bahía de Pisagua a las 6 A . M . de aquel dia, i una hora mas tarde los buques de guerra t o maban colocación én el fondeadero, al frente de los fuertes. A las 7 h. 15 m. el Cochrane rompió el fuego sobre las baterías enemigas, i pocos minutos después disparaban a su vez la O'IIiggi/is, la Magallanes i la Covadonga,. E l bombardeo se circunscribió al principio sobre los fuertes, i mas tarde sobre la población, cuando desde sus edificios se hicieron descargas de fusilería sobre nuestras naves. Mientras los cañones de la escuadra batían los fuertes enemigos, los trasportes se acercaban a tierra con lentitud. C o m o a dos mil metros de la costa comenzaron a arriar sus botes, que fueron enviados al costado del Copiapó i del LJmarí. A bordo de esos trasportes venia la segunda división del ejército, compuesta del batallón A t a c a m a i del rejimiento Bnin, i destinada al primer ataque de d e sembarco. Continuaba el b o m b a r d e o a las fortificaciones enemigas i hallábase en los botes parte de aquella división, cuando el Amazonas se dirijió a la caleta de Junin, siguiéndole el Ltata i la Mac/allanes, según las instrucciones recibidas: eran las 10 h! 30 m . A . M . A las 11 h. 15 m. llegamos al fondeadero de J u n i n . A l g u n o s tiros de la Magallanes bastaron para poner en fuga a la jente que defendía aquella caleta, i a las 11 h . 30 m. se c o m e n z ó a efectuar allí el desembarco de la p r i mera división. E r a esta formada con el rejimiento 3.° de línea, el batallón Navales, una batería de artillería de montaña i 115 Cazadores a caballo. E n cuatro o cinco horas, i teniendo que usar hasta de escalas para tomar tierra, a causa de las dificultades que presentaban las rocas de la playa con un mar ajitado, d e -


CAPITULO

« e m b a r c a n d o en aquel punto mas de dos m i l hombres con una batería de m o n t a ñ a ; i tan pronto c o m o pisaban tierra se organizaba i se dirijia a ocupar las alturas. E l ascenso de l o s cerros, en aquella localidad, es difícil i su elevación n o baja de dos m i l pies. L a Magallanes regresó a Pisagua p o c o después de la ocupación de Junin, i a las 5 P . M . se nos reunió el Andamos, trayendo a su b o r d o alguna tropa de Artillería de Marina que debia desembarcar en esa caleta. A q u e l trasporte c o m u n i c ó la noticia de la toma de Pisagua i p o c o después el Amazonas se dirijió a ese puerto. Durante el dia 3, se continuó en Junin el desembarco de caballos para los Cazadores, el de la tropa conducida p o r el Aligamos i el de algunos víveres. A las 3 h. 30 m. P . M . de aquel dia, la Magallanes v o l v i ó a Junin trayéndome la orden de regresar a Pisagua, reembarcando los víveres i la guarnición que se habia acordado dejar en aquella caleta. H e c h a esta operación, zarpé de Junin a las 6 P . M . i anclé en Pisagua a las 7 h. 50 m. P . M . A c t u a l m e n t e se encuentran fondeados en esta bahía t o dos l o s trasportes de m i m a n d o , ocupados principalmente en condensar agua para satisfacer las necesidades del ejército, i desembarcando las provisiones que existen a bordo según las exijencias de la Intendencia Jeneral. E s cuanto tengo que comunicar a V . S. PATRICIO

LYNCH.

A l señor Comandante Jeneral de Marina.

TERCERA

BRIGADA DEL REJIMIENTO ZAPADORES D E LÍNEA.

Campamento

de Pisagua,

Noviembre

6 de 1879.

C o n fecha d e ayer h e pasado al E s t a d o M a y o r Jeneral el siguiente parte: " T e n g o el h o n o r d e dar cuenta a V . S. d e l c o m b a t e h a b i d o el 2 del presente c o n las fuerzas d e m i m a n d o en el d e s e m b a r q u e i t o m a d e estas posiciones. A las 10 A . M . trescientos h o m b r e s d e la brigada d e Zapadores i u n a c o m p a ñ í a del batallón A t a c a m a , m a n d a d a ésta p o r . el capitán S o t o A g u i l a r i subteniente Matta, nos dirijimos a P l a y a B l a n c a en los botes d e la escuadra, l o g r a n d o desembarcar en m e d i o d e l n u t r i d o fuego d e f u silería q u e se n o s hacia d e tierra. D e s e m b a r c a d a la tropa, h a b i e n d o tenido n u e v e bajas, dirijí el ataque sobre las posiciones enemigas. Estas se encontraban distribuidas en tres posiciones ventajosas: la m a y o r parte estaba atrincherada a i n m e d i a c i o n e s d e la p l a y a tras d e parapetos d e sacos i peñas d e la costa; otra situada a m e d i a falda d e l cerro, se ocultaba en los barrancos, zanjas i c a m i n o d e l ferrocarril. E l resto d e las fuerzas enemigas, q u e c a l c u l o en u n total d e n o v e c i e n t o s a m i l , d o m i n a b a n la c i m a del cerro. O r d e n é desde l u e g o el ataque d e las d o s primeras p o siciones, tanto para protejer el d e s e m b a r c o del resto d e nuestras fuerzas, c u a n t o p o r q u e toda tentativa d e ascenso habria sido infructuosa en esa circunstancia. A l efecto se destacaron guerrillas desde la playa q u e sucesivamente avanzaron hasta las alturas d e las s e g u n das posiciones q u e desalojadas, eran o c u p a d a s p o r los nuestros i r e p l e g á n d o n o s p o d í a m o s ir flanqueando al e n e migo. E l grueso d e la fuerza, la reservé para atacar las trincheras d e la playa. E n esta f o r m a i avanzando las guerrillas c o n todas las precauciones posibles, se desalojó la trinchera d e la estac i ó n del ferrocarril d e d o n d e se n o s h i z o la m a y o r resistencia i en varias ocasiones t u v i m o s q u e repeler u n c o n tra ataque. A l a s 11.30 A . M. percibí el s e g u n d o d e s e m b a r q u e d e nuestras tropas. M e r c e d a esta circunstancia p u d e utilizar la tropa q u e cubria nuestra retaguardia, pues hasta ese m o m e n t o teníamos q u e contrarrestar el f u e g o en todas direcciones. C o n m i s fuerzas reunidas d i m a y o r v i g o r a

83

PRIMERO.

nuestro ataque, c o n s i g u i e n d o el desalojamiento c o m p l e t o d e los fuertes atrincherados. D e b o advertir a V . S . q u e los fuegos certeros d e la e s cuadra, así c o m o el i n c e n d i o d e l salitre q u e se p r o n u n c i ó m o m e n t o s d e p u e s , m e permitió dar el e m p u j e final hasta t o m a r n o s todas la posiciones d e la costa. D e s d e entonces, 2 P. M., h u b o facilidad para d o m i n a r las trincheras superiores del e n e m i g o i m p u l s a n d o el ataq u e en esta dirección, sin esperimentar otra dificultad q u e el ascenso p r o l o n g a d o i costoso del cerro en la parte N o r t e . L a s e g u n d a división d e desembarco alcanzaba también en esos m o m e n t o s el m i s m o resultado. A g o t a d a s las m u niciones, a u n q u e utilicé m u c h a s del e n e m i g o , m e o c u p é e n reorganizar las fuerzas i resguardar la población, q u e ardía casi en su totalidad. E n las diversas ocasiones q u e h i c e avanzar m i s guerrillas flanqueando al e n e m i g o , s e p u d o t o m a r veinte i siete prisioneros. M e es altamente sensible dar parte a V . S . q u e h e t e n i d o 66 h o m b r e s fuera d e c o m b a t e , d e los cuales s o n 24 m u e r t o s i 42 heridos. T a m b i é n h a n sido heridos el sarjent o m a y o r d o n Manuel Villarroel, teniente d o n E n r i q u e del Canto, éste g r a v e m e n t e , i c o n t u s o el subteniente d o n Froilan Guerrero. Por ú l t i m o , m e h a g o u n deber de j u s t i c i a r e c o m e n d a r a V . S . el c o m p o r t a m i e n t o d e los señores oficiales i tropa q u e c o m b a t i ó bajo m i s órdenes, i m u i en especial el r e fuerzo del batallón A t a c a m a , q u e utilicé ventajosamente en todas ocasiones. P o r este v a p o r d o i cuenta al señor inspector d e los m u e r t o s q u e tenían mesada i hai q u e suspender. T o d o s los heridos h a n sido trasportados a Antofagasta i Valparaíso. D i o s guarde a V . S . R.

SANTA CRUZ.

Al señor Comandante del Tejimiento.

PARTES OFICIALES PERUANOS

Agua Santa,

I

BOLIVIANOS.

Noviembre

4 de 1879.

A c o m p a ñ o a V . S., para c o n o c i m i e n t o del E x c m o . señor jeneral director s u p r e m o d e la guerra, la nota que m e h a sido dirijida p o r el señor jeneral d o n Pedro Villamil, C o m a n d a n t e j e n e r a l d e la segunda división del ejército d e Bolivia, a c o m p a ñ á n d o m e el parte d e su Estado Maj'or i el q u e m e h a sido pasado p o r el C o m a n d a n t e militar d e la plaza, sobre el c o m b a t e q u e h a tenido lugar en el p u e r t o de Pisagua el dia 2 del corriente. H a b i a llegado a aquel puerto la víspera d e los sucesos q u e m o t i v a n esta nota, a efecto d e inspeccionar personalm e n t e las fuerzas a quienes estaba confiada su defensa; pero al amanecer del dia siguiente, c u a n d o n o habia d a d o principio a m i tarea, fui avisado de la presencia d e la escuadra e n e m i g a en aquel puerto, c o m p u e s t a d e veinte buques. Ordené inmediatamente las operaciones i medidas q u e se detallan en los partes adjuntos, i c o m e n z ó el e n e m i g o sus hostilidades a las 6. 55 A . M . , siendo contestadas p o r los d o s ú n i c o s cañones d e a 100, q u e se encontraban u n o al N o r t e i otro al S u r d e la bahía. N u e s t r o s soldados soportaron los fuegos d e la escuadra sin hacer u n disparo, c o m o se les habia ordenado hasta el m o m e n t o q u e c o m e n z ó el desembarco, i c o n el fuego d e nuestra infantería. Esta constaba d e los batallones V i c t o ria e I n d e p e n d e n c i a , c u y a s plazas ascienden a 790 i a l g u n o s guardias nacionales del Perú. 990 n o m b r e s c o m p o n í a n toda la resistencia, i asimismo v e m o s retirarse al e n e m i g o bajo el fuego d e nuestra escasa fuerza.—Reorganizarse bajo la protección d e la escuadra q u e aumentaba p o r m o m e n t o s nuestras pérdidas i reparaba las propias ocurridas en las 44 lanchas d e d e s e m b a r c o q u e habían intentado llegar a la costa. Este s e -


84

GUERRA

DEL

guilde- c o m o el primer ataque, fué también rechazado c o n pérdidas m e n o s considerables. Pero el tercer ataque fué y a decisivo; el terreno que o c u paban nuestras fuerzas era desventajoso: n o m i d e mas d e 200 metros entre el mar i el escarpado barranco q u e cierra aquel p u n t o por el costado Éste, i c u y o c a m i n o solo permite el tránsito de las fuerzas en desfile. F u é sobre aquel pedazo q u e la escuadra chilena hizo funcionar c o n prodijiosa rapidez toda su artillería, sus ametralladoras i su fusilería, porque los b u q u e s se hallaban a tiro de revólver de la costa. U n a n u b e densa p r o d u c i d a por el fueg o del enemigo, por el propio i por el incendio q u e d e v o raba ya la p o b l a c i ó n i millares de sacos de salitre, envolvía el teatro del c o m b a t e a los invasores, en tanto que c o n t i nuaban los tiros dirijidos del mar. F u é en esta situación, después, las bajas estraordinarias q u e r e v e í a n l o s partes, después de 7 horas de resistencia i de c o m b a t e heroico sostenido por las fuerzas del ejercito boliviano i por los nacionales del Perú, que acordamos c o n el señor j e n e r a l Yillamil retirarnos c o n nuestras fuerzas c o n v e n c i d o s de que era inútil continuar la resistencia c o n 900 h o m b r e s contra 4,000 que habían y a d e s e m barcado, sin contar c o n las poderosas reservas que mantenían los buques dispuestos siempre a reparar las pérdidas, i sin tener artellería ni elemento alguno de los q u e nos o p o n i a aquella numerosa escuadra. H í z o s e la retirada c o n toda la disciplina i el orden que se habían m a n t e n i d o en el c o m b a t e . La c o n d u c t a bizarra del señor jeneral Yillamil, de su j e f e de Estado M a y o r J e neral i los jefes, oficiales i soldados del ejército boliviano, d e los nacionales del Perú, del j e f e militar del puerto i demás oficiales de nuestro ejército, h a sido altamente a b negado, i es la m i s m a abnegación i el jeneral entusiasmo manifestado en el c o m b a t e por las fuerzas aliadas, lo que m e i m p i d e entrar en r e c o m e n d a c i o n e s especiales que tendrían que ser injustas, o c o m p r e n d e r a todos los que se h a n batido en mi presencia. L a o c u p a c i ó n de Pisagua por fuerzas enemigas h a i n f u n d i d o en el corazón del soldado el deseo de la reparación i la venganza. Las fuerzas aliadas solo aspiran a n u e vos combates, d o n d e puedan brillar una vez mas su d e c i d i d o entusiasmo i su abnegado heroísmo. G r a n d e es sin d u d a la diferencia de t e m p l e moral d e nuestro ejército, c o n el ejército chileno: ha necesitado hacinar su p o d e r marítimo i terrestre para batirse c o n 900 h o m b r e s que m a n t u v i e r o n el fuego durante 7 horas i les hicieron retroceder dos veces: es nuestra fuerza m o ral robustecida por la justicia de la causa q u e defiende la alianza: es el brío i la serenidad de nuestros soldados acreditados y a en numerosos combates, lo que h a c e i n dispensable nuestra victoria i seguro el triunfo que en el primer encuentro sabremos arrancarle al enemigo. D i o s g u a r d e a Y . S. JUAN

REPÚBLICA

P E R U A N A . — J E F A T U R A MILITAR LA PLAZA D E

Agua Santa,

BUENDIA.

I POLÍTICA

DE

PISAGUA.

4 de Noviembre

de

1879.

Señor Jeneral en Jefe: E n c u m p l i m i e n t o de m i deber, paso a narrar en los términos mas precisos i acordes c o n la verdad histórica, los sucesos que en c o n j u n t o c o m p o n e n la j o r n a d a q u e t u v o lugar el dia 2 del presente en el puerto de Pisagua. A las 5 A . M. de d i c h o dia, el señor capitán de navio i d e d i c h o p u e r t o m e h i z o notar la presencia de dos v a p o res que navegaban hacia él i venían del Norte. S u p o n i e n d o que fueran buques enemigos, sin pérdida de tiempo, puse esa circunstancia en el c o n o c i m i e n t o de Y . S., quien desde la víspera se encontraba en la plaza. Trascurridos algunos m i n u t o s i c o n horizonte mas d e s pejado, q u e d ó confirmada m i sospecha de ser buques de la escuadra chilena, alcanzando entonces el n ú m e r o de los

PACIFICO.

que se divisaban hasta diez i o c h o , t o d o lo cual hice notar a V . S., al m i s m o t i e m p o que solicité sus órdenes para p r o ceder c o n f o r m e a ellas en todas las emerjencias q u e resultaran de la presencia de la escuadra enemiga al frente de la plaza. Entonces, h o n r a d o c o n la absoluta confianza de V . S. i siendo las 6 A . M., p r o c e d í a distribuir entre las d o s p i e zas de artillería colocadas una al N o r t e i otra al Sur de la bahía, las fuerzas recién organizadas bajo mi m a n d o , c o m puestas en su totalidad de doscientos cuarenta i c i n c o artilleros, incluso los cuarenta i c i n c o de la división b o liviana, en todos los puntos de la plaza por d o n d e p u d i e ra efectuarse fácilmente un desembarque, que era el o b j e t o q u e se p r o p o n í a el enemigo. E n esta actitud esperé q u e el e n e m i g o tomara la iniciativa para contestar sus fuegos, los que r o m p i ó a las 6. 55 A . M. el blindado Lord Coekrane, inmediatamente s e c u n d a d o por cuatro corbetas de guerra, c u y o s n o m b r e s n o p u e d o precisar, sobre el c a ñ ó n del Sur, los cuales fueron inmediatamente contestados por él, c o n t i n u a n d o este desigual c o m b a t e , en q u e m u i p o c a parte le c u p o tomar al c a ñ ó n del N o r t o por razón ele la distancia en que se e n contraban, hasta las 9. A . M., en quo cesaron los fuegos por espacio de cincuenta m i n u t o s p r ó x i m a m e n t e . E n este interregno, el e n e m i g o se o c u p ó en trasbordar fuerzas-de desembarque a cuarenta embarcaciones m e n o res que al efecto tenia preparadas. Concluida esta operación, c o m e n z ó de n u e v o a hacer disparos de artillería, dirijiéndolos a la parte n o incendiada de la población, c o n el fin evidente de completar su destrucción, a la vez q u e protejer el d e s e m b a r q u e de las tropas que y a se acercaban a las caletas i playas situadas entre la maestranza del ferrocarril i los cerros, p u n t o s que se encontraban guarnecidos por fuerza de p o licía i de nacionales, respectivamente m a n d a d o s p o r el sarjento m a y o r g r a d u a d o d o n Mariano Ceballos, el capitán d o n I g n a c i o Suarez i el de igual clase de la guardia n a cional d o n José V i c e n t e R o d r í g u e z , las cuales opusieron a los p r o y e c t o s del e n e m i g o tan tenaz i vigorosa resistencia, q u e lograron rechazarlos, c o l o c á n d o l o s en c o n d i c i o n e s d e n o p o d e r renovar el c o m b a t e en tierra hasta n o e n c o n trarse a p o y a d o s por considerable n ú m e r o d e tropas q u e habían sido desembarcadas en la playa d e Guata, situada una milla al N o r t e , trabándose entonces un recio c o m b a t e que sostuvimos c o n b u e n continente i sin perder nuestras posiciones por espacio de mas de cuatro horas, a pesar de estar sufriendo al m i s m o t i e m p o u n nutridísimo fuego q u e nos hacian las ametralladoras de los buques i de las lanchas, así c o m o c o n la artillería de los primeros, q u e n o cesó de disparar un solo instante. D e s d e p o c o después de principiado este s e g u n d o p e r í o do, c o m e n z a b a n a bajar sucesivamente varias compañías de las fuerzas bolivianas situadas en el H o s p i c i o , t o m a n d o parte en el c o m b a t e c o n caluroso entusiasmo i c o n n o t a ble arrojo. C o m o el e n e m i g o pudiera disponer de numerosas fuerzas, t u v o ocasión de renovar c o n s t a n t e m e n t e sus d e s e m barcos i lograr la reunión d e una masa p r ó x i m a m e n t e de cuatro mil h o m b r e s , c o n la cual alcanzó a d o m i n a r a l g u nas posiciones ventajosas q u e duplicaron su acción i nos obligaron a dejar lentamente a u n q u e c o r t á n d o l e m u i c e r ca cada paso q u e avanzaban. Ocurria esto a la 1 P. M. en que también n o t é que se retiraban las fuerzas bolivianas situadas en los cortes d e la línea férrea, circunstancia que m e obligó a disponer la retirada de los q u e se batian en la playa; efectuándola el que suscribe, media hora después i por la yia d e J u n i n , única q u e aun se encontraba espedita i q u e c o n t i n u é h a s ta d o m i n a r la p a m p a del H o s p i c i o , de d o n d e m e dirijí a la estación de San R o b e r t o para u n i r m e c o n V . S. Todas las fuerzas peruanas i bolivianas q u e bajo m i m a n d o h a n t o m a d o parte en este r u d í s i m o couibate, se h a n m o s t r a d o dignas de la santa causa q u e defienden, i, por consiguiente, de la superior consideración d e V . S.,


CAPITULO

ante quien c u m p l o el deber d e hacer la r e c o m e n d a c i ó n q u e unas i otras merecen. Siendo digna de especial mención la conducta observada por los señores coroneles de la guardia nacional don Nicanor González i don Manuel Francisco Zavala, a quienes en los momentos mas comprometidos del combate les ordené acudir a la estación con un grupo de 18 hombres con quienes estaban en el cañón del Sur. A s i m i s m o el capitán de navio i del puerto don José Becerra, que se mantuvo en su puesto al frente de una compañía de nacionales; el capitau de fragata don Manuel Benavides i particularmente la del alférez don Ignacio del Mar i del capitán de Zapadores don Pedro R u m i é . L a circunstancia de haber quedado la plaza en poder del enemigo, no me permite apreciar el número de bajas que ha sufrido, tanto el enemigo como nuestras fuerzas, concretándome a participar a V . S. la sensible muerte del teniente de artillería don Lnis Tamayo, de la dotación del cañón del Sur, i de la ignorada suerte o condición que le haya cabido al teniente corouel de artillería don Manuel Saavedra, al capitán de la misma arma don N. Espinosa, que quedaron en la ambulancia, del coronel de la guardia nacional don Manuel Zavala, i del capitán de la misma, don José Vicente R o d r í g u e z , ignoiándose el paradero de todos ellos. Encuentro conveniente dejar designado en este parte para el superior conocimiento de V. S., que en la estación del ferrocarril quedó lista para salir a las 5.30 A . M. de ese día, la máquina que debió subir por haber abandonado su puesto el maquinista que la manejaba, i por no haber tenido absolutamente con quien reemplazarlo. Las consecuencias del bombardeo han sido completar el incendio de la población, comprendiendo una existencia de cincuenta mil quintales de salitre, poco mas o menos, i esceptuando la estación del ferrocarril, los almacenes de la aduana i casi toda la casa de Ontram i Ca. E s cuanto tengo que participar a V . S., señor Jeneral en Jefe. ISAAC RECABÁRREN. Al benemérito señor Jeneral en Jefe del ejercito del Sur. COMANDANCIA JENERAL D E LA DIVISIÓN

BOLIVIANA.

Agua Santa, Noviembre 4 de 1879. Señor Jeneral: T e n g o el h o n o r d e elevar a V . S. el parte q u e m e h a a c o m p a ñ a d o el Jefe de Estado M a y o r d e la división de mi m a n d o , sobre el c o m b a t e que h a tenido lugar en Pisagua el 2 del corriente. Las relaciones que adjuntan c o n d i c h o parte i m p o n d r á n a V . S. d e Jas pérdidas q u e h a n tenido nuestras fuerzas en aquella a c c i ó n d e guerra, tan desigual c o m o gloriosa para nuestros soldados. Creo oscusado agregar mayores detalles tratándose de un c o m b a t e q u e ha sido presenciado i dirijido por V . S., desde su c o m i e n z o hasta el m o m e n t o en q u e acordamos ordenar la retirada, en vista del p o d e r formidable que representaba toda la escuadra enemiga c o n el n u m e r o s o ejército i artillería q u e habían entrado en acción, i a la que solo p u d i m o s oponerle n u e v e c o m p a ñ í a s de soldados. H o i , señor Jeneral, la justicia forma causa c o m ú n c o n la venganza, i una i otra quedarán satisfechas a favor del heroísmo de los ejércitos aliados, que lo h a acreditado una vez mas en el c o m b a t e d e Pisagua. D i o s guarde a V . S. PEDRO

VILLAMIL.

A S. S. el Jeneral de División i en Jefe del Ejército. ESTADO M A Y O R D E LA SEGUNDA DIVISIÓN

BOLIVIANA.

Agua Santa, Noviembre 4 de 1879. S e ñ o r Jeneral: P o c o antes de las ó A . M. del dia 2 del corriente, t u v o c o n o c i m i e n t o el E s t a d o M a y o r de la presencia en la bahía

PRIMERO.

85

de Pisagua de algunos b u q u e s enemigos, c u y o n ú m e r o en esos m o m e n t o s se hacia llegar a 14, c o n t á n d o s e después hasta 20, tres de los cuales se decían neutrales. E l e n e m i g o se presentaba a aquel puerto en m o m e n t o s en q u e estaba defendido solo por una c o m p a ñ í a del batallón I n d e p e n d e n c i a i algunas fuerzas de guardias n a c i o nales que se hallaban situadas sobre la línea del ferrocarril. Inmediatamente, en c u m p l i m i e n t o d e las órdenes i m partidas por V. S., hice tocar jenerala en el c a m p a m e n t o i p r o c e d í a colocar dos compañías del m i s m o batallón I n dependencia i una del Victoria en p r o t e c c i ó n de la primera. U n a hora después de la indicada (6.35 A . M . ) , los b u ques chilenos rompieron sus fuegos sobre los dos únicos cañones de a 100 que habia colocados uno al Norte i otro al Sur de la bahía; los que contestaron con algunos disparos, especialmente el segundo, que fué el que los hizo en mayor número hasta las 8 en que cesó el fuego de ambas partes. C o m o durante el cañoneo hubiese notado que el enemigo hacia apresuradamente sus preparativos de desembarco, reforcé las posiciones con los restos del batallón Independencia, que constaba de tres compañías, las que marcharon con el jefe a la cabeza, coronel don Pedro A. V a r g a s . Las ocho i cuarto serian cuando la escuadra enemiga, colocando alguno de sus buques a tiro de revólver de la costa, por permitirlo así la profundidad especial de esta bahía, rompió sus fuegos no solo de cañón sino también de ametralladoras i fusilería, todos ellos sobre la población i en particular sobre los puntos donde se encontraban nuestras tropas. Cumpliendo la consigna que se les habia dado, los valientes soldados del Victoria i del Independencia se portaron heroica i tranquilamente, sin contestar ese terrible i mortífero fuego, hasta que, a las diez i media, el enemigo inició su movimiento de desembarco con 44 -anchas repletas de tropa, once de las cuales fueron las primeras en arribar a la costa, dirijiéndose gran número de las restantes a Guata. F u é en esos momentos que nuestros soldados después de haber soportado impasibles las hostilidades de la escuadra i manteniéndose aun bajo sus fuegos, dieron principio a una tenaz i denodada resistencia, \ E n su primera i segunda tentativa de desembarco el enemigo fué rechazado con numerosas pérdidas, viéndose obligado a retroceder hasta la escuadra, donde fué protejido por la corriente de proyectiles rpie ésta arrojaba sin cesar sobre nuestras fuerzas. A l l í se organizó el enemigo i repuso sus pérdidas, e m prendiendo en seguida su tercer ataque. Fué eu esta situación que la artillería enemiga centuplicó sus disparos de cañón de ametralladoras i de fu-Hería; nuestras tropas se hallaron entonces sofocadas por el incendio de la población i el de grandes despósitos de salitre, que aumentaban el h u m o i el fuego del combate. En tales circunstancias mandé allí el resto del batallón Victoria, a las órdenes de su coronel Juan Granier, en p r o tección de sus valerosos compañeros, quedando así c o m prometida toda la fuerza de que disponíamos, i que constaba de 790 hombres. Si bien el enemigo habia conseguido desembarcar un considerable número de tropas, no se atrevía a abandonar las peñas d é l a playa que le servían de parapeto contra el nutrido e incesante fuego que le hacían nuestros soldados, concentrándose en tres puntos sucesivos sobre la línea del ferrocarril: en cambio, por los de Junin i de Guata habia conseguido avanzar un gran trecho. Después de siete horas i media de haber luchado con una euerjía i decisión que aumentaba en la misma proporción que disminuían nuestras fuerzas, cuando el enemigo renovaba sus elementos de ataque con la reserva poderosa que conducían sus buques, recibí la orden de retirada, practicándose ésta con la misma serenidad i diciplina que núes-


86

GUERRA

DEL

tros soldados supieron mantener en el m o m e n t o del c o m bate. Constan de las relaciones adjuntas las pérdidas sufridas en los batallones V i c t o r i a e Independencia, sin que sea p o sible determinar con precisión la relación que existe entre muertos i heridos o prisioneros, por las circunstancias que han caracterizado este combate. Inútil me parece, señor Jeneral, recomendar especialmente la conducta de los j e f e s , oficiales i soldados que han t o m a d o parte en esta denodada resistencia, por cnanto ha sido testigo del esfuerzo i heroísmo con que han defendido la noble i jenerosa tierra peruana que, regada hoi con la sangre de nuestros compatriotas i hermanos, enciende en nuestros corazones mas, s í e s posible, el deseo de la reparación i la venganza. C o n sentimientos de alto respeto i consideración, m e c a be la honra de repetirme de V . S . muí atento i seguro servidor, señor Jeneral. EXEQUIEL

DE LA PEÑA.

Al señor Jeneral don Pedro Villamil, Comandante Jeneral do la segunda división boliviana.

RELACIÓN

DE

LAS

BAJAS

SUFRIDAS

EN

LOS

BATALLONES

VICTORIA E INDEPENDENCIA.

Batallón

Victoria

1." ele La

Paz. JEFES

OFICIALES

TROPA

F u e r z a efectiva antes el combate Después del combate

5 4

32 27

498 200

Faltan a la fuerza

1

5

298

Batallón

Independencia

3.° de-Lee JEFES

Paz. OFICIALES

TROPA

Concurrieron al combate de P i s a g u a . . . . Faltan a la fuerza

4 2

28 16

397 367

E x i s t e n a la fecha, incluso heridos

2

12

30

E L A Y U D A N T E D E L ESTADO

MAYOR

BOLIVIANO.

X. Detalles completos del ataque de Pisagua, según los corresponsales chilenos. El c o n v o i q u e salió de Antofagasta se c o m p o n i a de los b u q u e s siguientes: Magallanes, Amazonas, O'IIiggins, Loa, Itata, Copiapó, Limarí, Matías Cousiño, Anejamos, Abtao, Paquete ¿le Maule, LLuanay, Lámar, Covadonga, Santa Lucía, Tolten, Cochrane, Elvira Alvarez, i el v a p o r c i t o Toro. L a OIHggins, el Matías Cousiño, la Magallanes i el Ljamar habían salido p o c o antes para Mejillones c o n el o b j e t o d e t o m a r allí algunas tropas i reunirse d e s pués al grueso de la escuadra. E n el Amazonas iban el j e f e accidental de la escuadra, capitán do fragata d o n Manuel T. T h o m p s o n , el Jeneral en Jefe i el Estado M a y o r d e l ejército, el señor Ministro de la Guerra en c a m p a ñ a i los c o m a n d a n t e s jenerales d e infantería i caballería. Zarparon también j u n t o s c o n nuestros b u q u e s , los de guerra ingleses Thetis i Turquoise. E n consideración al escaso andar del Paquete de Maule, i a q u e el Copiapó llevaba a r e m o l q u e a la Elvira Alvarez, se n a v e g ó lentamente. A l amanecer del siguiente dia, notóse q u e faltaban en el c o n v o i el Copiapó, Aíatías Cousiño, Llamar, Tolten, Elvira Alvarez, Toro i Angamos. A d e m a s de la división del c o n v o i , el dia 29 se h i z o notar c o n otro suceso que, a u n q u e d e n i n g u n a i m p o r t a n cia p o r lo que respecta a la espedicion, afectó a tocios tristemente. A las n u e v e i m e d i a de la mañana, el Itata, q u e n a v e -

PACIFICO.

g a b a m u i cerca del Amazonas, a n u n c i ó por señales q u e s u capitán Steward acababa de morir, a consecuencia, s e g ú n parece, de u n ataque d e apoplejía. L a señal, sin e m b a r g o , era errada, pues el m u e r t o era el capitán d o n SilvericMerino, del 3. ° d e línea, rejimiento q u e iba e m b a r c a d o en ese b u q u e . Mientras tanto los b u q u e s ingleses Thetis i Turquoise, pacientes, imperturbables, c o n la flema propia d e su n a ción, seguían, por decirlo así, paso a paso el c o n v o i , d e c i didos, según parecía, a ser testigos hasta d e las mas p e queñas peripecias d e la espedicion. A las cuatro d e la tarde el Amazonas, a t o d a fuerza d e m á q u i n a , fué en b u s c a de las naves q u e se habían separado del g r u e s o d e la flota. Enconti'ó en el c a m i n o a l a Covadonga, i le dio o r d e n d e pasar c o n el Angamos por Cobija i T o c o p i l l a , c o n el o b j e t o de t o m a r a su b o r d o a la Artillería de Marina. E l Amazonas siguió a M e j i l l o n e s d o n d e llegó a m e d i a n o c h e , pero n o e n c o n t r a n d o lo q u e buscaba, salió una h o r a después en d i r e c c i ó n del c o n v o i , al q u e se unió al amanecer, es decir, el dia 30 por la mañana. Ese dia, a las 8 A . M., fué sepultado en el mar c o n lassolemnidades d e estilo i h o n o r e s d e su í'ango, el infortunad o capitán Merino. A l amanecer del 31 los b u q u e s n a v e g a b a n en e s c u a d r a faltando solo la Covadonga i el Toro. El Amazonas que m a r c h a b a adelante h i z o r u m b o en b u s c a d e ellos. A l amanecer del dia 1 . ° d e N o v i e m b r e se j u n t a n al c o n v o i los b u q u e s estraviados. A las diez el Amazonas izó al t o p e del palo m a y o r s e ñal d e reunión. Era para c o m u n i c a r a los c o m a n d a n t e s d e los cuerpos el plan definitivo i acordar las últimas m e d i das. A l efecto, se paran las m á q u i n a s de todos los b u q u e s i t o d o s los jefes v a n al lado del Amazonas. L a c o n f e r e n c i a d u r ó cerca de cuatro horas. Tan pronto c o m o t e r m í n a l a conferencia de jefes i altos empleados de la guerra, se cambian señales; pasan dos h o ras i el Itata, a toda máquina, hace r u m b o a tierra. D a n las once de la noche i los soldados aun reciben sus r a c i o nes de agua, harina i charqui. Se nota en sus semblantes i en sus palabras mas alegría que nunca. A l amanecer del dia 2 la escuadra se encontraba a la altura de Pisagua. D o s horas mas tarde se diseñan perfectamente, aunque medio velados por la b r u m a de la mañaua, los elevadísim o s cerros de Pisagua i de Junin. L o s buques avanzan a media fuerza hacia Pisagua, marchando adelante los de guerra. E l convoi, que ocupa un radio c o m o de o c h o m i l l a s , presenta un cuadro imponente. L a O'IIiggins, adelantándose al convoi, es la que entra primero, i a las 6 de la mañana estaba a tiro de cañón d e las baterías. Mientras tanto el Cochrane, la Magallanes i la Covadonga avanzaban rectamente en dirección al puerto. L o s buques enarbolau sus banderas. Las naves inglesas vienen detrás. L a rada de Pisagua es una ondulación de la costa, cerrada por el Sur con una lengua de rocas que avanza al m a r i por el Norte con un Morro de arena i piedra, de sesenta metros de altura, sobre p o c o mas o menos. L a casi arruinada población está en un plano pequeño i mui inclinado, que se estiende desde una grau meseta de la cima hasta la ribera del mar. Grupos deformes de rocas componen la plaza por el Sur i el N o r t e . Sus cerros son de una aridez que hiela. A las 6.20 izó el Cochrane su bandera i puso señales a los buques de guerra para que tomasen la colocación q u e se les habia designado. r

E n tierra habia, mientras tanto, una grande ajitacion, i se veia un no interrumpido cordón de jente trepando las empinadas cuestas que por todas partes rodean la p o b l a ción, algunos llevando grandes atados de ropa.


CAPITULO

Y a se podia también distinguir claramente el c a m p a m e n t o enemigo, situado en la meseta, i las tropas f o r m a das en batalla dando frente al mar. Su número ascendería a unos 600 hombres de infantería. E n la parte baja de la ciudad se veía igual número de tropas, acantonadas en los fuertes Sur i Norte, en las trincheras del centro i entre las peñas del desembarcadero. A las 6. 30 se ponen en moviento los buques de guerra para ocupar sus posiciones de c o m b a t e , colocándose la Magallanes i la Covaclonga al N o r t e , para amagar por ese lado, i la CHiggins i el Cochrane j u n t o al fuerte Sur. L a s tropas enemigas que coronan la meseta han p e r m a necido en su puesto, lo que parece indicar que hai en la planta baja snficieute número de defensores cíe la playa. A las 6. 55 pone el Cochrane señales de romper el fueg o sobre las baterías enemigas, i todos los corazones p a l p i tan con indecible ansiedad. A las 7 de la mañana en punto, suena el estampido del primer disparo de a trescientos del Cochrane, dirijido al fuerte Sur situado en la altura de un montón de rocas. L a s tropas apiñadas en la cubierta de los trasportes p r o r r u m pen en un estruendoso / Viva Chile/, al m i s m o tiempo que las músicas militares entonan la Canción Nacional i el h i m no de Y u u g a i . U n minuto mas tarde rompe el fuego la O'IJiggins c o n tra el m i s m o fuerte, i con tan certera puntería, que la granada estalló sobre las cabezas de los artilleros peruanos. L a Covaclonga en seguida dirije sus fuegos al fuerte N o r te, i al primer disparo se ve subir desde el parapeto un penac h o de humo que cubre todo el recinto. N o liabia podido ser mas afortunado el tiro, cuyos efectos fueron visibles, porque se vio que los defensores de la batería, presa de i n vencible pánico, se desbandaban en distintas direcciones. N o sucedió lo m i s m o en el fuerte Sur, que a los diez m i nutos lanzaba su primer disparo al Coclirane aunque con tan mala dirección, que la bala pasó por sobre la arboladura i fué a sumerjirse en el agua a gran distaucia. Otro proyectil pasó cerca de la Magallanes, que dirijia sus tiros, ya al fuerte, ya a la batería en constrnecion situada a media falda al frente de la población, i, por fin, el tercero i último que disparó fué a dar cerca de la Covaclonga, que continuaba cañoneando a los fujitivos del fuerte Norte para impedir que se rehicieran. U n tiro de la vencedora de Punta Gruesa hizo también enmudecer un cañón pequeño que al principio hizo un disparo i que se hallaba colocado en la punta del Morro N o r t e . E l ú l t i m o d'sparo del fuerte Sur fué hecho a las 7. 33 de la mañana; estos tres tiros fueron hechos con un canon Parrot de a 110. E l cañoneo, sin embargo, continuó con vigor hacia la parte Sur de la ciudad i en dirección al fuerte, rivalizando en precisión las punterías del Cochrane i las de la O'Higgins; un tiro de este buque fué también dirijido que dio sobre la sobre-muñonera del cañón de la batería destruyendo las miras i el alza. A cada m o m e n t o estallaban en el parapeto m i s m o las granadas de los cañones de grueso calibre, añadiendo su efecto mortífero al terrible fragor de sus detonaciones. E n aquellos cerros altísimos i escarpados repercutían con e s trépito los estampidos, i parecían desplomarse sobre las cabezas de sus defensores, al m i s m o tiempo que los proyectiles esparcían por todas partes la desolación i la muerte. Y a a las 7.50 habían huido desordenadamente los artilleros peruanos, después de haber intentado en vano reha•cerse i disparar de nuevo el cañón, que estaba cargado i listo para hacer fuego. Pero en cuanto asomaban la cabeza una nueva granada de maestros buques hacia en ellos tremendos destrozos, hasta que se vieron obligados a abandonar por c o m p l e t o el recinto; los que no huyeron se

PRIMERO

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ocultaron en los hoyos situados tras el fuerte, i muchos de ellos fueron encontrados allí por los soldados chilenos. U n a vez apagados los fuegos del fuerte, la Magallanes se acercó c o m o a 150 metros de tierra por permitirlo el m u c h o fondo del puerto i mantuvo un vivo fuego de rifle i cañón contra los soldados que se encontraban en tierra tras de parapetos que solo permitían ver sus cabezas. Cincuenta i cinco pontoneros que se encontraban a bordo de ese buque acompañaban a la marinería i guarnición a sostener con actividad el fuego, i por parte del enemigo lo fué igualmente, no causando la menor novedad a bordo, con escepcion de algunos agujeros en un bote, casco del buque i chimenea. E l cabo de Artillería de Marina de la guarnición de ese buque, Marcelino R o m e r o , mató durante el ataque a un oficial qne iba montado en una muía baya llevando, al p a recer, órdenes de un parapeto a otro donde estaban ocultos los enemigos. A las 7.55 hacia el Cochrane a los demás b u q u e s la señal de "alto el f u e g o " al m i s m o t i e m p o que c o m u n i c a b a al Amazonas q u e por ese lado estaba y a espedito el c a m i n o para efectuar el desembarco i apagados los fuegos d e las baterías. A esa hora los botes de los b u q u e s se encontraban al c o s t a d o del Amazonas, esperando órdenes del j e f e del d e s e m b a r c o para q u e les indicara a q u é b u q u e s debían dirij i r s e en busca de tropas. L a bahía de Pisagua, c o m o h e m o s d i c h o , forma u n a herradura c u y o s estrenaos están a 2,000 metros u n o d e otro, en d i r e c c i ó n N o r t e Sur, bordeada la playa por p e ñascos oscuros i rocas de todas dimensiones. Casi desde el b o r d e d e l m a r empieza a elevarse la costa, de m o d o que, a pocas varas d e la orilla, los cerros se levantan a una altura de 100 i 200 -metros. D e l p u e b l o , situado h a c i a el centro de la herradura, parte u n ferrocarril que, para subir a las c u m b r e s , se v e obligado a hacer zig zags. A la vez, distintos caminos pedestres i de muías r e m o n tan hasta las cimas, d i b u j a n d o curvas i ángulos a cada paso. Detras de cada peñasco de la playa, habia c o l o c a d o u n soldado c o n su rifle. Mas allá do los peñascos, zanjas abiertas esprofeso, permitían a nuestros enemigos tirar a mansalva sobre n u e s tros soldados. Mas arriba todavía, desdo las encrucijadas de los c a m i nos, hacian fuego parapetados tras fuertes murallas de piedra q u e los resguardaban c o m p l e t a m e n t e de los tiros contrarios. A d e m a s , desde los terraplenes del ferrocarril tiraban a mansalva, sin p o d e r ser heridos por nuestras fuerzas. Por ú l t i m o , en la c u m b r e del cerro, en el centro de la herradura, se veia el c a m p a m e n t o de reserva, cuyas tropas estaban protejidas p o r trincheras, i sobre todo por la bandera de la Cruz R o j a que allí flameaba. Y a a las 9 de la mañana, n o estando aun lista la esp e d i c i o n de botes i v i é n d o s e que el fuerte Sur principiaba a llenarse de fujitivos, el Cochrane r o m p i ó n u e v a m e n t e el fuego e h i z o señales a los demás buques do guerra para q u e l o imitaran. L a Covaclonga principió a disparar de n u e v o contra el M o r r o N o r t e , d o n d e se habian reunido algunos e n e m i g o s ; la O'íliggins dirijió sus tiros a los piquetes de tropa q u e avanzaban por el c a m i n o de la falda oriental, al m i s m o t i e m p o q u e la Magallanes i el Cochrane disparaban al fuerte S u r i a los parapetos que daban frente a los d e s e m barcaderos i a la p o b l a c i ó n . E n esos m o m e n t o s los artilleros, diezmados de n u e v o por las balas, h u y e r o n en dirección a la altiplanicie, a b a n d o n a n d o definitivamente el fuerte, trasformado ahora e n u n h a c i n a m i e n t o d e cadáveres.


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GUERRA

DEL

Eran las 9} de la mañana, c u a n d o se destacaba del costado del Amazonas una escuadrilla de 17 botes que se habian reunido allí a esperar órdenes, después de ir a distintos buques a recojer la tropa de d e s e m b a r c o que debian trasportar. Esta tropa se c o m p o n i a de la 1. i 3. c o m p a ñ í a s del batallón A t a c a m a i de la 1 . d e Zapadores, o sea en todos, u n o s 450 h o m b r e s . E l capitán de n a v i o d o n E. S i m p s o n estaba e n c a r g a d o de efectuar el desembarco, el cual dirijia de a b o r d o d e una l a n c h a a vapor. Los botes se formaron en dos líneas i principiaron a avanzar en dirección a la playa situada al N o r t e d e la p o blación. A l l í hai d o s pequeñas ensenadas, una llamada Playa Blanca, situada al Sur, i la otra, unos 50 metros al N o r t e de la anterior, separadas por u n alto Morro de peñas en d o n d e azotan c o n furia las olas. D i c h o Morro, quebrado i salpicado de pequeñas c a v e r nas labradas por el mar, cierra a m b o s desembarcaderos p o r dos de sus flancos, mientras las peñas de la ribera i la cuesta casi a pique lo rodean por los demás lados. L a línea del ferrocarril, que pasa a unos c i n c u e n t a m e tros sobre la playa, forma allí i en t o d o su trayecto un m a g n í c o parapeto. A l volver en seguida para faldear el cerro, traza una n u e v a línea de defensa, q u e se repite mas arriba al torcer de n u e v o para trasmontar la cuesta. Fuera de esto, el c a m i n o q u e partiendo del centro de la ciudad so dirije al c a m p a m e n t o , forma en la altura del frente u n á n g u l o que habia sido arreglado por el e n e m i g o en forma de trincheras, i todos los disparos d e estos p u n tos, unidos a los de la playa, p o d i a n converjer sobre los dos estrechos desembarcaderos, en d o n d e apenas p u e d e atracar u n a lancha, i eso a costa de serias dificultades. rt

5 3

03

PACIFICO.

cían a los Zapadores, i los primeros en varar allí fueron los de la O'Higgins i de la Magallanes. E l primer chileno a quien le c u p o el h o n o r de pisar el suelo e n e m i g o en ese desembarcadero, fué el marinero Cayetano Villarroel, d e la O'Higgins, remero del b o t e m a n d a d o p o r el aspirante d o n Manuel Errázuriz. E n la otra caleta t u v o esta fortuna u n bote del Loa en que iba e m b a r c a d o el teniente 2. ° señor Barrientos i el aspirante d o n A l b e r t o Fuentes. El teniente Barrientos. c o j i e n d o la bandera del b o t e , trepó p o r entre las rocas i la h i z o flamear en el M o r r o , afrontando la lluvia de balas que le dirijia el e n e m i g o i q u e le destrozaron la r o p a sin alcanzar a herirlo. E n c u a n t o al marinero Villarroel, cqjió su rifle, i al grito de / Viva Chile! avanzó también por entre las peñas, d a n d o luego m u e r t e a u n soldado e n e m i g o que e n c o n t r ó a mano. Mientras se efectuaba este primer d e s e m b a r c o , el bravo marinero alcanzó a echar por tierra a tres bolivianos, u n o de ellos a culatazos, i n o v o l v i ó a embarcarse en su bote hasta una hora mas tarde, después de haber avanzado j u n t o c o n los soldados hasta el primer atrincheramiento. Las balas enemigas continuaban lloviendo desde la altura i diezmaban a nuestros soldados, por lo cual se hacia urjente mandar un nuevo refuerzo. Ademas las tropas que guarneciaii los desembarcaderos de la población, hostigadas por los terribles disparos del Coclirane i viendo el peligro que corrían los defensores de la parte Norte de la ribera, principiaron a correrse hacia ese lado, haciendo un mortífero fuego de flanco a la c o m pañía de Zapadores. E n esos momentos se dio orden al Tolten, para que avanzara hacia la parte Sur del puerto e hiciera fuego de cañón i de rifle al enemigo. A l pasar el Tolten j u n t o al Cochrane, el comandante L a torre le indicó que disparase por las claraboyas, a flu de evitar la mortandad de soldados que no dejarían de hacer a mansalva los contrarios; pero siendo imposible efectuarl o , a cansa de la m u c h a jen te que conducía el vaporcito, (300 h o m b r e s ) pronto tuvo que retirarse el Tolten cou 17 bajas, de ellos dos muertos i quince heridos. E n vista de este resultado dio orden el Amazonas al Cochrane de "incendiar al e n e m i g o , " a fin de obligarlo a abandonar la ribera frente a los muelles en donde se habia parapetado tras los escombros, las casas, los montones de carbón i las rumas de sacos de salitre.

Los botes c o n la bandera chilena avanzaban, sin e m bargo, después d e reiterados esfuerzos de los oficiales para obligar a los marineros a que bogasen, pues aquellos bravos n o querían volver la espalda al e n e m i g o , sino c o j e r u n rifle i atacarlo d e frente. E n ese m o m e n t o la bahía de Pisagua presentaba u n aspecto i m p o n e n t e i majestuoso. Veinte naves de vapor surcaban la superficie de u n mar terso i tranquilo c o m o u n espejo, i m u l t i t u d d e l a n chas i embarcaciones menores recorrían la bahía en todas direcciones. A l estrépito de la fusilería se m e z c l a b a el estruendo aterrador de la artillería, que, a m e n o s de quinientos m e tros d e tierra, hacia u n fuego terrible sobre los enemigos. Sobre t o d o esto, el i n c e n d i o de una parte d e la p o b l a ción i de u n depósito de salitre, v i n o a dar al c u a d r o toda la majestad horrorosa del mas reñido de los asaltos. Y a a unos cien metros de la playa, los botes se habian organizado en línea, a las indicaciones del capitán de corbeta d o n Constantino B a n n e n , que d a b a instrucciones a los remeros i e x h o r t a b a a los soldados a q u e n o disparasen sobre el e n e m i g o , invisible aun tras d e las rocas de la ribera. E n esos m o m e n t o s el Jefe d e Estado M a y o r , e m b a r c a d o en la lancha a vapor del Cochrane, dirijió algunas palabras a los soldados animándolos a c u m p l i r c o n su deber, pues de ellos dependía la suerte futura de nuestra patria.

Efectivamente, pronto principió el Cochrane a dirijir sus fuegos hacia aquella parte de la plaza, i minutos mas tarde comenzaba ésta a arder por cinco partes distintas. E l salitre se inflamó rápidamente levantando una espesa i sofocante humareda. L o s montones de carbón de p i e dra situados en la playa j u n t o a la estación del ferrocarril, unieron luego su negro humo al pardnzco del salitre, i ambos arrastrados por el viento Sur, fueron a envolver a los valientes de Zapadores i A t a c a m a , que continuaban una rabiosa lucha. Pero el enemigo parapetado tras aquellas defensas se vio obligado a retirarse i abandonar los escombros i la p o blación donde llovían los proyectiles del Cochrane i de la O'Higgins esparciendo el espanto entre sus filas.

E n seguida los botes, f o r m a n d o una sola línea, avanzaron a toda fuerza de r e m o hacia las d o s ensenadas, al m i s m o t i e m p o q u e los soldados bolivianos, escondidos tras las peñas i en la via férrea, disparaban sobre ellos una terrible i n o interrumpida granizada de balas. M u c h o s soldados, marineros i oficiales fueron muertos o heridos por estos proyectiles, lo cual n o impedia que los botes continuaran avanzando siempre hasta llegar a la playa. E n la ensenada del Sur atracaron los botes q u e c o n d u -

E r a el instante supremo del c o m b a t e , porque aquellos fnjitivos, viendo que flaqueaban los defensores de los desembarcaderos a que habian atracado nuestros botes, corrieron todos a parapetarse tras la casa de la Compañía de Salitres, que se destaca al Norte de la población, i desde allí abrieron un nutrido fuego contra nuestros soldados. Cuarenta minutos han trascurrido i los 450 bravos de Zapadores i del A t a c a m a se baten siempre con la m i s m a fiereza i coraje del primer m o m e n t o . Imposible parecía que aquellos 450 hombres se hubiesen sostenido durante tanto tiempo combatiendo contra fuerzas


CAPITULO

superiores en número i parapetadas tras de formidables trincheras. Desde el mar se veia sembrado de cuerpos h u manos la rápida pendiente que a manera de ancho l o m o sube desde el Morro situado entre ambas ensenadas, i es imposible describir las sensaciones que todos, marineros, soldados i oficiales, esperimentaban al ver a aquellos v a lientes. Los soldados del A t a c a m a , sin e m b a r g o , subían c o m o culebras la arenosa cuesta, i después de disparar u n tiro m e d i o recostados, principiaban a arrastrarse de n u e v o h a cia arriba. L a m a y o r parte de los q u e desde a b o r d o parecían cadáveres, e x a m i n a d o s c o n el anteojo se les veia avanzar, levantando d e c u a n d o en c u a n d o la c a b e z a para distinguir a sus enemigos i dispararles a q u e m a - r o p a c e r teros tiros. I subían i subían, sin mirar atrás i sin preocuparse d e si eran apoyados, guiados ú n i c a m e n t e por su coraje i su bravura. H u b o u n g r u p o de c i n c o atácamenos, entre ellos, según sabemos, el valiente capitán Fraga, que, después d e posesionarse de la trinchera formada por la primera via del ferrocarril, llegaba a la m i t a d del s e g u n d o t r a m o d e la falda i se batia casi a b o c a de j a r r o contra los enemigos parapetados en esa n u e v a , posición. A l l í caia herido g r a v e m e n t e el valeroso capitán, que c o n v o z entera siguió a n i m a n d o a sus soldados a que continuasen subiendo.

PRIMERO.

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habían agotado por c o m p l e t o , i a otros estaban a p u n t o de agotárseles las cápsulas. E n estos m o m e n t o s , el capitán Bannen, q u e habia perm a n e c i d o c o n su c a n o a j u n t o al desembarcadero, dirijiend o a los remeros i h a c i e n d o útiles observaciones a los soldados, en m e d i o de la lluvia de balas que caian en la embarcación o j u n t o a ella ( u n a de las cuales atravesó la bandera), v o l ó a b o r d o d e los buques a dar aviso para que se les trasportaran municiones. E n efecto, el Cochrane i la O'IIiggins m a n d a r o n i n m e diatamente gran n ú m e r o d e tiros, i gracias a este ausilio n o q u e d a r o n a brazos cruzados ante las balas enemigas. Los soldados del A t a c a m a habían llevado por t é r m i n o m e d i o cien tiros en sus morrales. D u r a n t e t o d o el curso de esta primera parte de la r e friega n o desmerecieron del A t a c a m a i Zapadores los m a rineros, aspirantes i oficiales de los distintos buques d e la escuadra, sino, antes bien, rivalizaron c o n ellos en í m p e t u i arrojo. E n u n o d e los botes de la Magallanes fué h e r i d o al saltar a tierra el guardia-marina d o n José Villarreal que, rifle en m a n o , iba de pié en el bote a n i m a n d o a los r e m e ros. A u n q u e d e alguna gravedad, n o ofrecen peligro sus heridas. E n este m i s m o bote fué herido g r a v e m e n t e en la pierna d e r e c h a el marinero 1. ° Dionisio Morales, i llevado a b o r d o ; el cirujano del b u q u e señor Tagle, v i e n d o que n e cesitaba mas pronto ausilio q u e el señor Villarreal, acudió a curarlo antes q u e a éste. Pero el bravo Morales se n e g ó tenazmente a que se le atendiera antes que a su oficial, i hubo necesidad de acceder a sus deseos, a pesar de habérsele manifestado el p e l i g r o que corría.

Los Zapadores, mie'ntras tanto, en vez de batirse c o m o los mineros del A t a c a m a , es decir, cual leones rabiosos, c o n ímpetu, sin mas orden de batalla que el i n d i c a d o por la propia conservación, lo hacían o r d e n a d a m e n t e , al son de la corneta, i desplegados en guerrilla al m a n d o d e su capitán. E l m a y o r Villarroel, de este cuerpo, q u e fué a tierra en la primera división de botes, fué g r a v e m e n t e herido dentro del que lo c o n d u c í a . E n uno de les botes del Cochrane fué también herido Los Zapadores sufrían d e flanco u n n u t r i d o fuego del por una bala el guardia marina don Luis V. Contreras. enemigo, parapetado en la casa d e la C o m p a ñ í a de SaliL a bala le penetró de alto abajo en t i h o m b r o derecho, tres, a mas d e los tiros de frente que le dirijian desde fracturándole el hueso, i es de tanta gravedad la herida, arriba. N o retrocedían, sin embargo, u n paso, i conservaque se llega a temer por su vida. ban su o r d e n de formación, a v a n z a n d o lenta pero segura A pesar de eso, Contreras. continuó dirijiendo su bote i resueltamente. con admirable serenidad, i cuando volvió a bordo, hasta suT o d o s aquellos bravos se habían a p o d e r a d o d e los p e bió sin ayuda la escala del blindado. ñascos de la playa, batiéndose c u e r p o a c u e r p o c o n los L o s marineros de otro de los botes del Cochrane bajaron enemigos, i e m p l e a n d o , mas q u e las balas, la b a y o n e t a ^ todos a tierra, i, rifle en mano, asaltaron las trincheras de la culata de sus rifles. la playa, cayendo en medio de un grupo de estupefactos E n el primer asalto de la playa, fatigados del largo rato bolivianos. que habían p e r m a n e c i d o encerrados en la embarcación, P e r o en lugar de hacer uso de sus rifles, al mismo t i e m saltaron a tierra c o m o l o c o s i escalaron ájilmente las po que varios soldados enemigos la emprendían cerro arrirocas p o r distintos puntos, a c o m p a ñ a d o s por los m a r i n e ba, ellos se apoderaron de tres prisioneros, i a puntapiés ros, aspirantes i oficiales d e los botes. Los bolivianos, sorprendidos por aquella avalancha, los hicieron bajar a la playa, entregar sus armas i meterse en el bote. disparaban a q u e m a - r o p a sin apuntar, i parecían absortos i paralizados a la vista de aquellas furias, sin atinar a hacer uso de la bayoneta. El valor frió e impasible d e los Otro de los botes del mismo buque, el mandado por el bolivianos n o resistió allí m u c h o t i e m p o al í m p e t u irreaspirante don Ricardo A h u m a d a , quedó solo en la playa, sistible del soldado chileno. después del desembarque de los soldados del Atacama que llevaba a su bordo, porque los marineros, ansiosos de combatir, empuñaron sus armas i acompañaron a los L a tarea de trepar p e n o s a m e n t e u n cerro arenoso i casi soldados. a pique, fué l o que p u s o mas a prueba las brillantes dotes Viendo el señor A h u m a d a que los marineros no volvían de nuestros soldados. atrás a pesar de sus gritos, i habiendo quedado únicamenA l enterrarse hasta media pierna en la m o v e d i z a arena te él en el bote, saltó también a tierra, tomó el rifle i el de la falda, los soldados del A t a c a m a maldecían las botas, morral de uno de los muertos, i se puso a la cabeza de i u n o de ellos decia q u e si hubieran tenido ojotas lo h a aquel piquete. brían h e c h o m u c h o mejor. Subieron penosamente la primera falda haciendo f u e g o ; C o m o b u e n o s mineros, trepaban el cerro, a pesar de su llegaron a la primera trinchera, donde murió uno de los molesto calzado, mas lijeramente que los famosos boliviamarineros i fueron heridos dos soldados del A t a c a m a , i, nos, i m u c h o s de éstos fueron c o j i d o s por detras i muertos por fin, después de inauditos esfuerzos, treparon a una c a a culatazos; otros abandonaban el rifle para huir c o n mas sncha colocada a un lado del camino i arrancaron de allí presteza, i algunos se veían obligados a volverse i dispauna bandera peruana que fué llevada al Cochrane, siendo rar sobre los q u e y a les iban a los alcances. sustituida por la bandera del bote. E n seguida regresó el señor A h u m a d a a su embarcación, seguido por cuatro marineros. Los otros continuaron e s H u b o , sin e m b a r g o , u n m o m e n t o de terrible ansiedad calando el cerro i llegaron a la cumbre j u n t o con los s o l para aquellos i n d ó m i t o s combatientes: a algunos se les TOMO I I — 1 2


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GUERRA

DEL

dados del Atacama. A estos dos valientes, llamados D a niel García i Severo L ó p e z , les cupo la suerte en ser los primeros que enarbolaron la bandera chilena en el c a m p a mento enemigo. Los botes de la OHiggins fueron los que mas sufrieron con las balas bolivianas. A l regresar a bordo la falúa í la chalupa estaban convertidas en un charco de sangre. E l segundo bote, al mando del aspirante don M i g u e l Isaza, tuvo en su primer viaje a tierra un muerto i dos h e ridos de la tripulación. En el segundo, este apreciable j o v e n recibió un balazo en el estómago que lo atravesó casi de parte a parte, i desde los primeros m o m e n t o s se vio que aquella herida era necesariamente mortal. E l j o v e n Isaza fué llevado moribundo a bordo, i después de recibir los ausilios del presbítero señor Cruzat, solo d e s plegó los labios para preguntar si se habia tomado la p l a za. Habiéndosele contestado afirmativamente, prorrumpió en un ¡Viva Chile!, i a los pocos momentos espiró. E l subteniente de artillería d o n J o s é A n t o n i o E r r á z u riz, c o n una ametralladora de m o n t a ñ a , a b o r d o de un bote, c o n cuatro soldados, es u n o de los primeros que se a p r o x i m a a tierra, dispara 2,400 tiros i hace estragos. R e m o l c a una lancha c o n 100 h o m b r e s , que habia q u e d a d o a 200 metros de la playa, i los salva así de perecer casi t o d o s bajo el fuego enemigo. Su b o t e venia h e c h o u n a m e ro. U n soldado q u e tapa c o n el d e d o un agujero p o r d o n d e penetraba el agua, lo pierde por un n u e v o balazo q u e d á casualmente en el m i s m o sitio. A las 1 0 i d e la mañana principiaban a llegar n u e v o s refuerzos a nuestros heroicos soldados, q u e se h a bían sostenido durante tres cuartos de hora afrontando el terrible fuego del e n e m i g o sin retroceder u n paso, i antes bien g a n a n d o siempre terreno. Este n u e v o refuerzo se c o m p o n í a d e las d o s restantes c o m p a ñ í a s del A t a c a m a , la 2. i la 4. ; de la otra c o m pañía de Zapadores, una del B u i n , i 90 h o m b r e s del 2. ° de línea. Las balas llovían en torno de los botes i d e las lanchas q u e remolcaban, siendo c r e c i d o el n ú m e r o d e m u e r t o s i heridos que h u b o en ellos. tí

A

La lancha en q u e iba j e n t e del B u i n t u v o m u c h o s h o m bres fuera de c o m b a t e , entre ellos el subteniente Iglesias, q u e fué m u e r t o instantáneamente por u n a bala q u e le penetró por la garganta i le hirió el corazón. Otro subteniente del m i s m o cuerpo, señor C o r d o v e z , r e c i b i ó también u n a mortal herida en el p e c h o , i se cree i m p o s i b l e salvarle la vida, p o r q u e tiene d a ñ a d o un p u l m ó n . E n otra lancha iban cincuenta h o m b r e s del A t a c a m a , entre ellos los subtenientes de ese c u e r p o señores H u r t a d o i Matta. Esta embarcación iba r e m o l c a d a por la lancha a vapor del Cockrane, en que iba el E s t a d o Mayor, i sea por t e m o r a las rompientes o por otra causa, la d e j ó sin remolque c u a n d o todavía faltaban u n o s c i n c u e n t a metros para llegar al desembarcadero. Las embravecidas olas arrastraron la l a n c h a hacia las piedras, i fué una fortuna q u e n o se destrozara al c h o c a r contra ellas. Pero q u e d ó m o n t a d a sobre una roca, b a m baleándose a impulsos de la resaca i espuesta a los fuegos del enemigo, sin que sus tripulantes pudieran defenderse, p o r q u e los fuertes vaivenes de la e m b a r c a c i ó n les i m p e dían apuntar. E n esa desesperante situación fueron m u e r t o s seis h o m bres i heridos o c h o , entre ellos el subteniente H u r t a d o ; i v i e n d o los soldados del A t a c a m a que allí iban a perecer todos sin disparar u n tiro, principiaron a tirarse al agua para ganar a n a d o la ribera. Las olas i la resaca les impedían, sin e m b a r g o , ganar tierra, i dos se ahogaron en aquella tentativa, logrando salir seis a la playa, después d e desesperados esfuerzos, entre ellos el subteniente Matta.

PACIFICO.

Pero en vista del peligro a que estaban espuestos los q u e salían d e la lancha, el subteniente H u r t a d o p r o h i b i ó a los demás que los imitaran, i allí permanecieron hasta q u e u n bote del Loa los recibió a su b o r d o i los d e j ó en la playa. É l e n e m i g o fué el q u e v i n o a pagarla, p o r q u e aquellos h o m b r e s avanzaban furiosos cerro arriba, reuniéndose p r o n t o c o n sus c o m p a ñ e r o s que habian b a j a d o a tierra en la primera división. El.subteniente H u r t a d o , a pesar de su herida, se puso a la cabeza de sus soldados i los a c o m p a ñ ó hasta el fin de la lucha. L a compañía de Zapadores se unió también con sus c o m pañeros, i el comandante Santa Cruz, que bajó con ella, tomó el mando de la brigada i la organizó i ordenó, formándola en guerrilla. E n seguida dio orden de avanzar, se puso él al frente de su tropa, atacando con ímpetu la casa en que se habia p a rapetado el e n e m i g o . Pronto fué éste desalojado de allí a punta de bayoneta, huyendo desatado cerro arriba. E l comandante Santa Cruz les siguió las huellas con tal orden i empeño, que los soldados del A t a c a m a , al ver la bravura de aquel jefe, lo aclamaron en repetidas ocasiones. L a compañía del Buin, por su parte, acató el flanco d e recho del enemigo, tratando de cortarle la retirada bácia el Norte desplegada en guerrilla, i en estos momentos dio muestras ele increíble denuedo un sarjento que se destacó de las filas i avanzó resueltamente cerro arriba en persecución de un g r u p o de cuatro bolivianos. Estos huian en dirección a la meseta, volviéndose de cuando en cuando para disparar contra el sarjento; pero él se echaba al suelo mientras cargaba su rifle, i avanzaba después a gatas aprovechando las ondulaciones del terreno. D e esta manera puso fuera de combate a cuatro bolivianos sin sacar él ninguna herida, siendo uno de los primeros en llegar a la altiplanicie. A l m i s m o tiempo que esta nueva avalancha de soldados iba a socorrer a sus ya desfallecientes compañeros, los b u ques de guerra de la escuadra secundaban sus impetuosos 'ataques disparando certeros tiros contra los grupos enemigos acantonados en los parapetos de la altura. Los disparos ele la O'Higgins dirijidos al ángulo formado por el camino de a pié, donde se parapetaban dos c o m p a ñías bolivianas, fueron espléndidos i produjeron magníficos resultados, introduciendo el pánico i la desmoralización en el enemigo. E l Cochrane, por su parte, disparaba contra los enemigos atrincherados en el fuerte en construcción, situado casi al frente de la ciudad, í la Coeadonga ponía a raya los fujitivos que, rehechos, avanzaban de N o r t e a Sur por la vía férrea para apoyar a sus desconcertados compañeros. El Loa, por su parte, lanzó algunos disparo contra los grupos que coronaban la falda Norte, en dirección al fuerte ele ese lado, entre los cuales se encontraba el coronel b o l i viano Granier. Y a el combate era sostenido mui flojamente por el e n e m i g o , i se veian numerosos grupos de bolivianos huyendo atontados cerro arriba o hacia el Norte, después de haber tirado al suelo sus rifles i sus bagajes. E n estos m o m e n t o s el coronel Granier abandonó la ladera situada a continuación del Morro N o r t e , i principió a subir en dirección al campamento, caballero en una muía. También el jeneralísimo del ejército aliado del Sur, señor don Juan Buendia, que se encontraba por casualidad en Pisagua, c o m e n z ó a huir j u n t o con el coronel boliviano, i según se dice acompañado del jeneral V i l l a m i l que se encontraba en esos m o m e n t o s j u n t o con ellos. Y a desde estos instantes los bolivianos, sostenidos quizá


CAPITULO PRIMERO.

hasta entonces con la presencia de sus jefes, se declararon en completa derrota.

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esto el número de heridos bolivianos i peruanos no pasa de 30, mientras que se han contado mas de 350 cadáveres. DESEMBARQUE EN JUN1N.

A las 12 M . , g a n á b a l a playa una tercera espedicion de lanchas i botes llevando el resto del Buin, salvo una compañía. E l enemigo oponía ya solo una débilísima resistencia, casi obligada por los certeros disparos de la O'Higgins que le barrían el camino. E l g r u p o de mas consideración era el formado por una compañía del Victoria parapetada en el ángulo del c a m i no. Pero ya nuestras tropas, que habian avanzado por la línea férrea, de frente por la falda de la cuesta, i por la altura del bulo Sur, rodearon a aquel grupo i obligaron a rendirse a los que todavía quedaban con vida. A la 1 P. M . puede decirse que había ya cesado el c o m bate, porque las tropas bolivianas habian ido sucesivamente abandonando todos sus atrincheramientos, i si bien resonaban a veces nutridos disparos, estos eran en su mayor parte producidos por nuestros soldados, que persegnian con tesón a los fnjitivos. A veces también algunos de estos, hostigados m n i de cerca por los nuestros, i convencidos por sus jefes de que los chilenos no daban cuartel, se paraban fatigados, disparaban sus rifles, i eran muertos por las balas de nuestros soldados. Pero la mayor parte tiraban sus armas para alijerarse i corrían c o m o g a m o s en distintas direcciones, procurando poner fuera de tiro a sus perseguidores. L a derrota, pues, fué completa i decisiva, i aunque la defensa fué obstinada i valerosa dé parte de los bolivianos, no por eso es menos cierto q u e , considerando lo formidable de la posición, bien pudo ser mas prolongada i fructífera. Pero es necesario también tomar en cuenta la multitud de circunstancias que los hicieron flaqnear, no siendo la menor la desordenada fuga que a los primeros diparos de nuestros buques emprendieron los peruanos que defendían los fuertes. A esta cansa de desmoralización se agregó la ausencia de sus jefes, que se mantuvieron cobardemente en la altura, i la íálta de dirección que por este motivo hubo en la defensa. Pero también ha-i que tomar en cuenta el terror que en aquellos infelices produjo el impetuoso valor de los nuestros i la furia con que heriau a sus adversarios. U n o de los oficiales bolivianos prisionero, decia que ios del A t a c a m a parecían leones hambrientos, i que su sola presencia paralizaba a sus soldados hasta el punto de que necesitaban a cada m o m e n t o ser animados para que no emprendiesen la fuga. I luego, el estampido i los efectos de los disparos de los buques los tenían " z o n z o s , " según la espresion del m i s m o prisionero, porque no estaban acostumbrados a oír aquellas detonaciones, que los aterrorizaban i confundían. A g r e g a b a que, cuando nua granada de los gruesos c a ñ o nes estallaba sobre sus cabezas, les parecía que el cielo se desplomaba sobre ellos. I luego, cuando los proyectiles c h i lenos no destrozaban algunos, caia sobre sus cabezas una avalancha de tierra que casi los sofocaba. A las 3 P . M . habia cesado del todo el fuego, i no solo el puerto sino también el campamento enemigo estaban ya en poder de nuestros soldados, que continuabau siguiendo a los fnjitivos i tomando prisioneros. L a falda en que se batió el A t a c a m a , estaba cubierta de cadáveres de soldados bolivianos, siendo de notar el escaso número de heridos hecho por nuestras balas. E s t o lo esplicaba un soldado del A t a c a m a , diciendo que necesitaban dejar bien muertos a los enemigos que habian ocupado la ribera, porque muchos se haciau los muertos i después les disparaban por detras a mansalva. Sin duda por

A las 10 A . M. h i z o señales el Amazonas al Itata i a la Magallanes d e seguir en dirección a J u n i n . Treinta m i n u t o s después se dio principio en aquel puerto al desembarco de la división al m a n d o del coronel Urriola, i c o m o Jefe de E s t a d o M a y o r el teniente coronel don Diego Dublé. E l capitán de n a v i o d o n Patricio L y n c h fué el encarg a d o d e efectuar allí el desembarco, que se llevó a efecto c o n una rapidez i orden increíbles. Se e c h a n botes al agua, i una c o m p a ñ í a de Navales d e s embarca, sin que se l e haga resistencia. El primero que p o n e pié en tierra es el c o n o c i d o injeniero señor d o n F e derico Stuven, quien enarbola en el acto la bandera tricolor. H a b i a en tierra una guarnición de 40 h o m b r e s que se dispersó al primer disparo del Amazonas, h u y e n d o en dirección a Mejillones. D e Junin, por la falda de u n peinado cerro i por el lado N o r t e , va un c a m i n o carretero, que para llegar a la c u m bre tiene que formar u n á n g u l o agudo, en u n espacio c o m o de 3 kilómetros. Tiene la forma de u n c o m p á s . E n la c u m b r e , el c a m i n o se bifurca i va a Sal de Obispo i a Pisagua. Por la via descrita se encaminan los Navales i el 3. ° L o s siguen p r o n t o el Valparaíso, artillería i caballería. A la caida de la tarde, n o m e n o s de 2,000 chilenos sig u e n desde J u n i n el c a m i n o de Pisagua. A las 4 A . M. del dia 3 llegaba a Pisagua la división, después de hacer el trayecto durante toda la n o c h e . ESCUADRA.

H é aquí ahora algunos datos sobre lo sucedido a b o r d o d e nuestros buques. L a m e n o r distancia del fuerte a que se encontró el Cochrane durante el c o m b a t e , fué de 800 metros, h a b i e n d o roto el fuego a 1,400-metros. E n t o d o el dia hizo este b u q u e 58 disparos c o n sus cañ o n e s de grueso calibre, 39 c o n los de a 20 i 30 de a m e tralladora, o sea u n total de 127 tiros. Las bajas que tuvo en sus botes son las siguientes: Heridos.—Guardia marina, d o n Luis Contreras, en el h o m b r o gravemente. Grumete, Ceferino Flores, herido c o n bala de rifle en la frente. Marinero 2. ° , E u l o j i o Tejeda, herido c o n bala de rifle en el espinazo. Marinero 2. ° , J u a n A r r o y o , herido c o n bala en el brazo derecho. L a O'Higgins r o m p i ó también el fuego a 1,400 metros del fuerte, i en el curso del tiroteo llegó a encontrarse a 900 metros de tierra. C o n sus cañones d e a 115 disparó 85 granadas c o m u nes i 16 dobles; 71 c o m u n e s c o n los de a 70, i 8 c o n los de a 40, o sea un total de 180 tiros. Las bajas que t u v o en su tripulación son las siguientes: Muertos.—Aspirante, d o n Miguel Isaza. Guardian segundo, Martin Morales. Marineros: Manuel Cáceres, J u a n Berrueta, J o s é Palma i Alfredo Longüe. Heridos.—Teniente 2. ° , d o n Santiago Santa Cruz, en el brazo derecho. J o s é Soto, en la m a n o ; Gregorio Vasquez, id. id; J o a q u í n Constancio, una bala le atravesó las quijadas; Marcos González, u n a en el p u l m ó n derecho i brazo id. La Magallanes hizo 14 disparos c o n el c a ñ ó n de a 115, 20 c o n el de a 64, 18 c o n los de a 20 i 3 c o n el de a 6, o sea un total de 55 cañonazos. D u r a n t e el c a ñ o n e o se c o l o c ó tan cerca d e tierra, q u e cayeron a b o r d o m u c h a s balas de rifle; una de las cuales h o r a d ó la chimenea i otra cayó en la gorra de un marinero, felizmente sin causarle daño alguno.


92

GUERRA

DEL

Las bajas habidas en este b u q u e s o n las siguientes: Muerto.—Marinero 1. ° , C l o d o m i r o Valenzuela. Heridos.—Guardia marina, d o n J o s é María Villarrreal, en el rostro i brazo derecho. Guardian, T o m a s Harris, en el brazo d e r e c h o . Marinero 1. ° , Dionisio Morales, en la pierna derecha. Marinero 2. ° , Luis Carrera, contuso. La Covadonga r o m p i ó sus fuegos sobre el fuerte N o r t e c o m o a 1,000 metros de distancia, i alcanzó a estar a unos 400 d e tierra. A causa de esto recibió varios balazos de rifle en el c o s tado de babor, i entre ellos u n o que pasó la m a n g u e r a de aire de la m á q u i n a , a cuatro o c i n c o pulgadas del c o m a n dante Orella. E l pedazo de hierro d e la m a n g u e r a fué a herir al injeniero 3. ° d o n Miguel A . Feites, que estaba a c a r g o del telégrafo de la máquina. La Covadonga disparó durante el dia 110 tiros c o n sus c a ñ o n e s de a 70, e m p l e a n d o granada c o m ú n c o n espoleta de percusión. Fuera del señor Feites, n o t u v o mas bajas en su tripulación que la del carbonero Cecilio R o j a s , herido de p o c a gravedad, a u n q u e también d e b e m o s m e n c i o n a r al e n t u siasta v e c i n o d e Antofagasta d o n H e r n á n Puelma, q u e recibió una grave herida en la cabeza. E l Loa, por su parte, disparó tres tiros contra el fuerte N o r t e , i t u v o en su tripulación cuatro bajas, entre ellas el aspirante d o n E d u a r d o D o n o s o , h e r i d o de p o c a g r a v e d a d en una pierna. Nuestros b u q u e s hicieron, pues, durante el c o m b a t e 47-5 disparos i tuvieron 25 bajas entre sus tripulantes. MUERTOS I HERIDOS E N EL EJÉRCITO.

Las bajas del A t a c a m a se calculan en 30 m u e r t o s i 60 h e r i d o s , algunos de estos últimos de s u m a gravedad. L o s oficiales heridos de este batallón, son: el sarjento m a y o r d o n A n a c l e t o Lagos, el capitán d o n J o s é A g u s t í n Fraga, i los subtenientes d o n R e m i j i o . Barrientos i d o n Andrés Hurtado. Las bajas d e las dos compañías de Zapadores se c a l c u lan en 1Ó0 individuos d e tropa, d e ellos u n o s 40 muertos i el resto heridos. Los oficiales de este c u e r p o que resultaron heridos en el c o m b a t e , son: el sarjento m a y o r d o n M a n u e l Villarroel, el teniente d o n E n r i q u e Canto i el subteniente d o n D e metrio Guerrero. El Buin sufrió la pérdida de los subtenientes d o n D e siderio Iglesias i d o n Belisario Cordovez, que y a h e m o s mencionado. F u é también g r a v e m e n t e herido el subteniente d e este rejimiento señor Arteaga N o v o a , i l e v e m e n t e el teniente d o n Clemente A r a n e d a . E n la tropa se calculan unos 20 muertos i 60 heridos. El 4. ° d e línea t u v o 17 h o m b r e s fuera d e c o m b a t e en la arremetida del Tolten, i 7 el rejimiento 2. ° d e línea e n los 90 h o m b r e s que d e s e m b a r c ó . D e manera que el total de nuestras bajas p u e d e c o m putarse así: Escuadra 25 Batallón A t a c a m a 94 Brigada de Zapadores 103 Rejimiento Buin 84 I d . 4 . ° de línea 17 I d . 2 . ° de id 7 Total

330 bajas.

El c ó m p u t o anterior n o p u e d e ser rigurosamente e x a c t o , p o r q u e hasta hoi la m a y o r parte d e los jefes de rejim i e n t o ignoran el verdadero n ú m e r o a q u e ascienden sus bajas, i la lista de heridos q u e p u b l i c a m o s a c o n t i n u a c i ó n solo está formada en vista de indagaciones particulares:

PACIFICO.

Escuadra.—Teniente 2. ° , d o n J. M. Santa Cruz. Guardia-marina, d o n J o s é M. Villarroel. Aspirante, d o n E d u a r d o D o n o s o . Capitanes d e altos: J o a q u í n Constancio i J o s é S. Soto. Marineros 1.°*: Manuel Salamanca i J o s é G. V a s q u e z . Marinero 2. ° , J o s é S. Pérez. G r u m e t e , Marcos González. Patrón de bote. Sebastian Basquera. Marinero, J o s é J h o n s o n . Carboneros: Cecilio R o j a s i H e r m á n Puelma. Zapadores.—Mayor, d o n Manuel Villarroel. Sarjentos 2. : Pedro Gutiérrez, Jesús A b a r c a , J u a n T. Contreras i J o s é Silva. Cabo 1. ° , Cristino Leiva. 0S

Cabos 2. : F e l i c i a n o G o n z á l e z , J u a n B. Cisternas, N e m e c i o Fuentes i Faustino Martínez. Soldados: Manuel R a m o s , Francisco Saez, R u p e r t o R o j a s , J o s é Espinosa, Manuel García, Cornelio Jara, G r e g o rio Villa, J u a n Campos, A n t o n i o Valenzuela, José G. Cortés, I g n a c i o Castillo, J u a n de D. Conejero, P r i m i t i v o Bustos, J o s é M. C a m p o s , J o s é del C. Beltran, J o s é de la C. H e r n á n d e z , P e d r o M a l d o n a d o , J o s é A. R o j a s , J u a n A . Salazar, José S á n c h e z , M i g u e l Alegría, T o m a s S a n d o v a l , J o s é Guajardo, Belisario Avaria, A n t o n i o H i d a l g o , F r a n cisco Navarro, V i c e n t e Mesa, D o m i n g o A e d o , Polidoro Soto, V i c e n t e S o t o , Claudio Pizarro, F e r m í n Mora, Efrain R e y e s , A d o l f o Flores, José del R. Fuentes, Gregorio G o n zález i C l o d o m i r o Matías. 0S

Atacama.—Capitán, d o n J o s é A . Fraga. Subteniente, d o n A n d r é s H u r t a d o . Director de la banda, d o n G u m e c i n d o Ipinza. S o l d a d o s : J u a n J o s é Marin, J u a n de la C. Ordenes, A n t o n i o Pizarro, R o b e r t o G u z m a n , C o n r a d o G u z m a n , R i c a r d o Silva, Marcos Vallejo, P e d r o G o n z á l e z , Bernardo Bustamante, Manuel Peña, A d o l f o Campos, Pedro P. L é m u s , Manuel Palacios, P r i m i t i v o Canales, Benito Y a ñ e z , R u p e r t o Valdes, P e d r o P. Cáceres, J u a n A b a r c a , L o r e n z o Sepúlveda, J u a n P. R u i z , L u c a s Miranda, R u p e r t o B a r casa, J u a n Segura, T o m a s Veliz, Belisario Cuevas, F r a n cisco Segovia, J o s é del R. A r a y a , Meliton Manriquez, Manuel Ojeda, F r a n c i s c o Morales, Primitivo Canelo i G u i llermo A l t a m i r a n o . Cabos: Gregorio Valdes, Tránsito Diaz, J u a n B. Rojas i Carlos H e t c h . Soldados: P e d r o A . A s o r e n z , Lázaro R o d r í g u e z , E u d o c i o V i l c h e s i Manuel Madariaga. Sarjento 1. ° , C l e m e n t e Ovalle. Subteniente, d o n R e m i j i o Barrientos. Soldados: Manuel Soarzo, J o s é Irrázabal, N o l b e r t o G ü e m e s , Blas Tello, J o s é M. A v i l a , J o s é Cabrera i A m a ble Valenzuela. Buin.—Distinguido, J o s é del C. González. C a b o , J u a n Orellana. Soldados: C e l e d o n i o G a j a r d o , C o s m e D. Castillo, J u a n B. S á n c h e z , J o s é N e g r e t e , C l o d o m i r o Villar, Z o i l o A r m e 11o, E u j e n i o Silva, Gabriel O b a n d o , E m i l i o D o n o s o , A n t o nio Arancibia, Fidel Paredes, E j i d i o Garrido, J o s é Diaz i J o s é N. Linero.

K;

4. ° de linea.—Soldados: M a n u e l A l v a r e z , Nieves G a llego, Pedro González i A q u i l i n o Segovia. 2. ° de línea.—Soldados: Dionisio V i v a n c o , J o s é A . A l varez, Francisco A p a b l a z a , J o s é Tobar, R o m u a l d o B u e n dia, Anastasio Z a m o r a i L o r e n z o Ceran. Liejimiento de Artillería.—Cabo, J o s é L. L o b o s . PRISIONEROS.

L o s prisioneros q u e hasta el dia siguiente después del c o m b a t e h a n caido en p o d e r de nuestras tropas son los q u e constan de la lista siguiente, c u y o n ú m e r o asciende a 65: Coronel g r a d u a d o , d o n Claudio V e l a s c o , boliviano, seg u n d o j e f e del Victoria, herido. Teniente coronel, d o n M a n u e l Saavedra, p e r u a n o , jefe de la batería del Sur.


CAPITULO

T e n i e n t e coronel, d o n Manuel Pérez, boliviano, j e f e de E s t a d o Mayor, herido en una pierna. C o m a n d a n t e , d o n Samuel Pareja, boliviano, tercer j e f e del batallón Victoria, herido en el m u s l o i en la m a n o derecha. Capitán boliviano, d o n Gregorio Palacios. Capitán peruano d e artillería, d o n A d o l f o Espinosa. Teniente boliviano, d o n J o s é Escalier Barron, del batallón V e n g a d o r e s . T e n i e n t e 2. ° , d o n R i c a r d o Valle, a y u d a n t e s e g u n d o del batallón Victoria, herido. S o l d a d o s : Saturnino Urias, Martin Peralta, D i e g o F l o res, F e r n a n d o N u ñ e z , A n s e l m o Medina, Manuel Olivarez, F e d e r i c o Salas, G o r g o n i o Paredes, A d o l f o García, Narciso Beltran, H i l a r i ó n P o n c e , S a l o m é Pérez, Guillermo Osdaña, N i c o l á s Loaiza, Mariano C a m p o , A n t o n i o Mercado, A m b r o s i o Vargas, José G u z m a n , Rafael Quiñones, Mistidi Safinido, J o s é Flores, Celestino Aguilar, Manuel María Cadina, E u j e n i o A r n é s , Manuel María S e d e m a , Ceferino A r a u c o , Ciriaco L ó p e z , J u a n E q u í , F e l i p e Campos, M a nuel Gallegos, Manuel R a m o s , R o s e n d o Balda, I g n a c i o Salazar, Manuel Pérez, P e d r o Estado, J u a n M u ñ o z E., S a l o m é J i m é n e z , Felipe Castillo, M i g u e l Canga, Manuel R o d r í g u e z , T i m o t e o Pérez, Celestino Cáceres, Eladio Apais, F e r n a n d o N u ñ e z , Manuel Herrera, Lúeas Barra, M a n u e l del R i o , Esteban R o j a s , M a n u e l Basilio Pinto, J o s é Ciprianes, D e m e t r i o T a c u c i o , Marcos Matanes, J a c i n t o Corrales, A n t o n i o Fernandez, F e l i c i a n o Gárate i Mariano Flores. D u r a n t e t o d o el c o m b a t e , los b u q u e s ingleses Thetis i Turquoise siguieron c o n atención sus peripecias i n o ahorran elejios a la b u e n a puntería d e nuestros artilleros, d i c i e n d o q u e por m u i buena idea q u e tenían d e la marina chilena, j a m a s se habían figurado q u e contase c o n tan escelentes cabos de cañón. D u r a n t e t o d o el tiroteo sostenido durante el d e s e m barco, los b u q u e s ingleses se acercaron aun mas a tierra, i tanto los oficiales c o m o los marineros i soldados seguían c o n ávidos ojos desde el p u e n t e , el castillo i las jarcias las diversas escenas de la l u c h a i el h e r o i c o avance de nuestras tropas. A l g u n o s oficiales q u e . b a j a r o n después a tierra i d e s e m barcaron por el m i s m o p u n t o p o r d o n d e lo habían h e c h o nuestras tropas, n o p u d i e r o n m e n o s de manifestar una entusiasta admiración por el arrojo i la firmeza del soldad o chileno, sobre t o d o al examinar la calidad del suelo i lo formidable de la posición enemiga. D e c í a n q u e 2;000 h o m b r e s parapetados tras aquellas intomables trincheras, p o d í a n haberse batido c o n ventaja contra 20,000 asaltantes, i en su entusiasmo llegaban a decir que este h e c h o de armas ora c o m p a r a t i v a m e n t e mas grandioso que la t o m a d e Sebastopol i de la famosa torre de Malakoff. Nuestros viejos militares e n c u e n t r a n mas glorioso este h e c h o d e armas que la t o m a de Pan de A z ú c a r , i mas grandes las dificultades que había que v e n c e r para sobreponerse al e n e m i g o . Sin e m b a r g o , todos, militares i marinos, están animados por la íntima c o n v i c c i ó n de que este h e c h o de armas se debe pura i esclusivamente al i n d o m a b l e valor del sold a d o chileno.

XI. Correspondencias a "El Nacional" de Lima i versión de "El Comercio" de Iquique sobre el combate de Pisagua. (Del corresponsal de E L NACIONAL de Lima.)

Iquique,

Noviembre

2 ele 1879.

Señor Director de E L NACIONAL.

H o i a las 7 A . M. h e m o s recibido parte d e Pisagua que se veian b u q u e s enemigos; p o c o después q u e entraban a la bahía en n ú m e r o de 20.

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PRIMERO.

T o d a la j e n t e d e tierra se preparó para el c o m b a t e ; en efecto, los buques chilenos principiaron a hacer fuego c o n sus cañones i ametralladoras. H a c e tres horas i m e d i a que se están batiendo. A c á o í m o s claro el estampido del cañ ó n , lo q u e manifiesta que siguen batiéndose. Desgraciad a m e n t e ahí n o liai sino dos cañones de a 100, que d u d o m u c h o p u e d a n resistir m u c h o tiempo. El jeneral Buendia está en Pisagua desde antier. A c á se t o m a n todas las medidas necesarias para la d e fensa de la plaza. Se cree que esta n o c h e v e n g a n a atacarnos. C o m o las noticias deben ser de actualidad, suprimo la correspondencia que tenia escrita. Si aun p u e d o contar después la historia, escribiré detalladamente. T o d a la mañana h e estado en el cable submarino, pero hasta ahora n o m e h a n d e j a d o hacerle u n parte; veré mas tarde. Por pasajeros venidos por el vapor sabemos que la esp e d i c i o n salió d e Antofagasta el 28 en la n o c h e . V i e n e n en n ú m e r o de veinte i tantos buques. Traeu b u q u e s de vela c o n víveres, telégrafos, agua, etc.; tienen u n c o m p l e t o cuerpo d e Zapadores. E l Blanco quedaba limpiándose en Valparaíso i la Chacabuco- en Antofagasta. E l n ú m e r o de jente es d o c e i pico mil h o m b r e s . R e c o j i e r o n las fuerzas de T o c o p i l l a i Cobija. E n Antofagasta solo quedan mil i p i c o de h o m b r e s . E n t r e T o c o i Tocopilla, otros mil. D i c e n que el c o m b a t e de Pisagua es solo para llamar la atención, p o r q u e el verdadero g o l p e es a I q u i q u e . Y a lo veremos. E n Pisagua los bolivianos h a c e n una resistencia h e róica. Los chilenos q u e saltaron a tierra fueron rechazados. Los bolivianos dieron una carga a la bayoneta. M u c h o s muertos. SAMUEL.

Pozo

Almonte,

Noviembre

9 de

1879.

Señor director de E L NACIONAL.

E l combate de Pisagua es una pajina cubierta de sangre. Desde las 7 A . M. que principió el combate hasta las 3.30 P. M . que concluyó, mas de dos m i l combatientes pagaron con su vida el tributo de la guerra. P o r personas venidas de Pisagua, sabemos que el día 2 a las 6 ,A. M . , aparecieron por la boca de la bahía dos b u ques, poco después cuatro i así sucesivamente hasta el número de veinte. E n el acto en tierra tomaron todas las disposiciones convenientes para rechazar al enemigo. El jeneral Buendia con sus ayudantes i el doctor Sandoval, Sauz Peña i N e t o , que se encontraban allí, habían ido con el objeto de presenciar el bautismo de las baterías. A las 7 A . M . el Cochrane hizo un disparo, que fué contestado en el acto por las baterías de tierra. E n ese m o m e n t o avanzaron todos los buques en batalla i principiaron a hacer fuego de cañón. L a Turquoise i Pellican, buques de guerra ingleses que salieron juntos con la escuadra chilena, aseguran no haber visto nunca un cañoneo mas incesante. E l número de cañonazos pasa de m i l ; la tripulación de los buques hacia disparos de rifle de las cofas i de las jarcias. Pisagua estaba cubierto por una bóveda de fuego. A q u e llo era aterrador! Sin embargo, la tropa que defendía la plaza no abandonaba su paesto. Nuestros dos cañones no duraron m u c h o , uno no pudo hacer sino dos disparos, el otro c i n c o ; en este último murieron los dos oficiales que lo mandaban, Suarez, capitán de Arequipa, i el valiente R . Tamayo, teniente que al rectificar la mira, vino una bala de cañón i le voló la cabeza. L a división boliviana al mando de Granier i compuesta de los batallones Victoria e Independencia, que no contaba sino con 894 soldados, se batió heroicamente. Solo así se esplica que este puñado de valientes haya impedido por


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GUERRA

D E L PACIFICO.

tantas horas el desembarco a 10,000 hombres protejidos por veinte buques. D o s veces fueron los chilenos rechazados. P o r Pisagua viejo intentaron el desembarque en número de m a s de ciento i tantos botes i lanchas; pero parte del batallón I n dependencia los obligó a retirarse, haciéndoles tal m o r tandad que varias lanchas se fueron al garete barándose poco después. L o s batallones estaban en el Hospicio, i solo bajaban de compañía en compañía a rechazar a los chilenos, pero era tan incesante el fuego de ametralladoras i de cañón que casi todos perecieron. P o r fin, después de tantas horas de combate, viendo que no quedaban muchas municiones, que los d o s batallones estaban diezmados i que no llegaba e l refuerzo pedido, se tocó retirada, después de haber incendiado los víveres i lo que podia servir al eDemigo. Sin embargo, l o s enemigos tomaron dos maquinitas del ferrocarril que fué imposible salvarlas, porque estaban en la estación por donde estaban desembarcando. Durante este combate, tres buques se dirijieron a la c a leta de Jnnin donde y a no había guarnición i desembarcaron cerca de 3,000 hombres, caballos, etc., con el objeto de cortar toda retirada. F e l i z m e n t e , en lugar de dirijirse a San R o b e r t o donde estaba el jeneral Buendia con el resto de las fuerzas, tomaron por la lomada a caer sobre el H o s picio. E l batallón Vengadores que venia de refuerzo a P i s a gua, se incorporó al resto de la fuerza solo en San R o b e r t o . Parece que el parte telegráfico fué entregado a la hora que se recibió. Parte el corazón v e r los caminos llenos d e j e n t e a pié. N i ñ o s perdidos d e sus madres. Madres b u s c a n d o a sus hijos. E l ejército en su retirada h a r e c o j i d o a m u c h o s desgraciados q u e se ahogaban de sed. D e s d e q u e principió el c o m b a t e , todos los habitantes pacíficos huian a pié d e Pisagua sin r u m b o n i dirección, sin víveres i sin abrigo, p o r q u e t o d o f u é una sorpresa. E n u n b u q u e que cargaba salitre, Adolpke, se asilaron algunas personas, pero el b u q u e sufrió tanto c o m o la p o blación; varias balas le destrozaron la arboladura i por d o s veces se declaró incendio. Hasta ahora n o tenemos pormenores d e t o d o , p o r q u e los que se quedaron hasta el último en la p o b l a c i ó n si n o h a n m u e r t o están prisioneros, entre éstos está Manuel F. Zavala, V í c t o r Loaiza i otros. L a playa d e la Guata estaba cubierta d e cadáveres, l o m i s m o q u e la subida del H o s p i c i o . S e calculan m i l q u i nientos chilenos muertos; p o r nuestra parte también h e m o s sufrido m u c h o : el batallón I n d e p e n d e n c i a está r e d u c i d o a treinta h o m b r e s entre heridos i buenos; el Victoria, a u n o s doscientos cincuenta; la guardia nacional, a la m i tad; estimamos nuestras pérdidas en cerca d e o c h o c i e n t o s i tantos. Se aplaude m u c h o la c o n d u c t a del j e f e d e la plaza s e ñor Recabárren, l o m i s m o que la d e los j e f e s d e l I n d e pendencia, Victoria i la d e u n sarjento m a y o r señor Zevallos. D e s d e que supimos e n I q u i q u e la t o m a d e Pisagua, el coronel B. Suarez, sobre c u y o s h o m b r o s gravita t o d o el trabajo d e la campaña, n o h a descansado u n solo m o m e n to en tomar las medidas necesarias para la c o n c e n t r a c i ó n del ejército. Desgraciadamente, todas las medidas q u e se adoptaban e n I q u i q u e n o eran aceptadas e n Arica, o si las aceptaban era solo por horas, p o r q u e m u i l u e g o venia la contra-órden. ¡Qué m o m e n t o s tan terribles! T o d o era vacilaciones. N o habia una idea fija; las j u n t a s d e guerra se sucedían sin interrupción, pero sin resultado alguno. Los soldados e n el tren, listos para salir; pero al rato se les veía desfilar al cuartel. T o d o era obstáculos! E l telégrafo dia i n o c h e funcionando. N a d i e habia previsto el g o l p e p o r Pisagua. Q u é previsión!!... Por fin, el dia 6 a las 4 A . M . principió el ejército a s a -

lir; el 7 a la 1 P. M., después de m a n d a r t o d o l o indispensable, salimos e n - c o m p a ñ í a d e l coronel Suarez i el E s t a d o M a y o r en dirección d e P o z o A l m o n t e , d o n d e nos e n c o n tramos c o n t o d o el ejército listo para m a r c h a r d e u n m o m e n t o a otro sobre el e n e m i g o q u e se s u p o n e e n A g u a Santa, diez leguas d e distancia. E n I q u i q u e solo h a q u e d a d o l a guardia nacional al m a n d o del j e f e d e esa división, c o r o n e l J o s é M. Rios. El ejército m u i entusiasta, deseosísimo d e pelear; pero desgraciadamente n o c u e n t a c o n todos los elementos q u e requiere u n ejército. L a imprevisión h a reinado. Quiera D i o s acordarse d e este ejército tan valiente, t a n sufrido i tan moral. I quiera D i o s también dar u n p o q u i t o d e mas l u z a nuestros jefes, q u e tanto l o necesitan. Ojalá, pueda, señor director, contarle los episodios d e la batalla. SAMUEL.

EL

Pozo

CAMPAMENTO.

Almonte,

Noviembre

11 de 1879.

Señor Director de E L NACIONAL.

D e s d e el d i a 7 principiamos a reunir e n P o z o A l m o n t e t o d o el ejército d e l departamento, c o n los c o r r e s pondientes víveres i d e m á s útiles indispensables para soportar la peregrinación p o r el desierto, e n busca d e l enemigo. H o i felizmente nos encontramos todos reunidos vivaqueando en un sitio, que aparte de la carencia de recursos, sufrimos horriblemente; de noche por el crudísimo frió, pues vivimos al raso i casi sin abrigo, i de dia por el viento i la tierra, que hace casi imposible muchas veces distinguir un objeto a diez metros de distaucia. P o z o A l m o n t e se c o m p o n e de la estación del tren, de la oficina del telégrafo i de un espacioso h o t e l ; a sus alrededores hai algunas oficinas salitreras i algnnos moutoues de tierra en forma de cerros. C o m o U d . comprenderá, la estación, el telégrafo i el hotel están ocupados por los jefes i por el E s t a d o Mayor, que sou los únicos que están un p o co bien, aunque si bien es cierto, están c o m o sardinas en caja. L o s que creo que están mejor, son el coronel A r a n c i bia, doctor Gastón i otros mas, i y o que hoi m e suscribo, porque han formado su departamento en un coche del tren, en medio de la pampa, pero libres del viento, de la tierra i algunas veces del frió. L o q u e es los batallones no están mui bien que d i g a m o s ; sin carpas i a l a intemperie deben sufrir horriblemente: v i ven en la oficina del Carmen que dista cuatro cuadras i en las pequeñas quebradas que forman los llamados cerros; con los rifles han formado pabellones i sobre éstos han c o locado mantas formando caricaturas de carpas. Felizmente esto n o durará sino un dia m a s ; estando ya todos reunidos i con lo indispensable, se h a principiado a escalonar el ejército en dirección de A g u a Santa. L a división esploradora al m a n d o del jeneral Bnstamante salió ayer i sabemos que está acampada en L a P a l m a . A n t e s de ayer mandó el jeneral Buendia un piquete de caballería compuesto de cuarenta bolivianos i otros tantos peruanos al mando del comandante Sepúlveda, c o m o avanzada cerca de A g u a Santa. Según los informes que tenemos, Sepúlveda l l e g ó a la Jermania, oficina cercana de A g u a Santa, i mientras forrajeaban los caballos i descausaba lajente, se dejó sorprender por la caballería de los chilenos en número de trescientos. Nuestra caballería se batió cuanto le fué posible, i después de media hora de c o m b a t e , con fuerzas superiores en número, cayó prisionero Sepúlveda con unos p o c o s soldados; el resto del piquete pudo escapar i se encuentra entre nosotros. E l comandante militar de A g u a Santa, señor Chocano, también fué preso.


CAPITULO

A G U A SANTA INCENDIADO.

Cuando se regresaban en retirada de Pisagna el jeneral Bnendia, V i l l a m i l , el batallón A r o m a i el resto de la b r i gada de Granier, tratando de hacer resistencia en A g u a Santa al ejército chileno, que suponían viniese hasta ese l u g a r ; con tal motivo se pidió a la Noria la division que mandaba el coronel D á v i l a ; pero antes que llegara la division se oyó el silvato de la locomotora i el comandante Masías comunicó la venida de los chilenos. Sin tiempo para nada, el jeneral emprendió la retirada a P o z o A l m o n te i dio orden para que se prendiera fuego a los víveres i a la oficina. N o quería hacer comentario sobre este retiro, apesar de que acá todos lo critican, i no sin razón, porque solo al día siguiente, llegó una avanzada de los chilenos. Hasta mi p r ó x i m a . SAMUEL.

Dia 1 2 . — A n o c h e a las 9 P . M . oímos una fuerte d e t o nación parecida al estampido de un tiro de c a n o n ; el ruido vino del lado del Sur. P o c o después supimos que en L a Central, estación principal del ferrocarril, había volado la maestranza. L a versión mas aceptable es esta: de Iquique vienen los trenes cargados de víveres i hacen estación a h í ; pero, apesar de la vijilaucia, no faltan estraujeros que se ocupan de burlar al vijía i robar lo que pueden; parece que anoche entre los sacos robados, habia uno cuyo contenido era p ó l vora o alguna otra sustancia esplosiva. L o s sacos los e s condieron sobre una máquina del tren, i al ir el fogonero a preparar dicha máquina para el servicio del dia siguiente, hizo esplocion la sustancia, destrozando la máquina, la maestranza i desapareciendo el fogonero.

Dia 1 3 . — A las 4 A . M . ha principiado a levantarse el c a m p a m e n t o ; vamos en dirección a Peña Chica, distante 3 leguas. C o m o no hai ferrocarril del P o z o a A g u a Santa, el camino lo hacemos a pié. SAMUEL.

SANGRIENTO COMBATE DE (De

PISAGUA.

E L COMEKCIO de Iquique.)

Desde las 5 A . M. del 2 del presente, se avistaron los buques chilenos que se dirijian a la bahía de Pisagua en son de combate. La O'Higgins fué el primer buque enemigo que se adelantó al fondeadero para reconocer la localidad; después se hizo hacia afuera, poniendo señales para que la escuadra avalízase. E l Cockrane fué el primero que entró al puerto, siguiéndole el resto de la espedicion. E l blindado rompió sus fuegos sobre la batería " 2 de M a y o " del Sur, que solo tenia un cañón, con el que contestó en el acto. E s t a batería hizo tres tiros, muriendo al último el oficial don N . Tamayo que era quien hacia las punterías. U n casco de metralla le llevó el cráneo. Sobre esta batería i la del Norte, que también tenia un solo cañón, llovían b o m b a s , granadas, bala rasa, metralla i toda clase de proyectiles. E l cañón del Norte quedó inutilizado al primer tiro, i solo lo abandonaron los que. lo serviau cuando vieron los estragos que en los parapetos hacían las balas contrarias. Mientras tauto, los chilenos habían desprendido c o m o sesenta lanchas de j e n t e , defendidas por cañones pequeños i ametralladoras, dirijiéudose al lado Norte del desembarcadero en que está la estación del ferrocarril. E l batallón aliado Victoria estaba en la parte alta del cerro. L a columna naval de matriculados, compuesta de sesenta hombres, defendia el punto de la estación.

PRIMERO.

-95

A l acercarse las lanchas invasoras, los navales, que estaban parapetados en grupos tras de las rocas, rompieron los fuegos, siguiéndolos el batallón Victoria. Desde este momento se trabó la lucha, encarnizada, terrible, espantosa entre los combatientes. Las lanchas que pudieron acercarse a la playa perdieron toda su j e n t e , quedando la orilla del mar sembrada de cadáveres, i yéndose unas embarcaciones al garete i a p i que otras. E l pánico se apoderó entonces del enemigo, haciendo que las lanchas que habían quedado atrás retrocediesen. E l batallón aliado Independencia acudió, i éste i el V i c toria habían bajado el cerro. Los buques enemigos no cesaban mientras tauto de h a cer fuego, arrojando bombas incendiarias, palanquetas, c o hetes a la Cougréve, camisetas de incendio i cuanto proyectil es posible imajinarse. L a escuadra estaba a tiro de pistola, i d e s d e ' l a s cofas hacían los agresores un fuego vivísimo i sostenido. E l Cockrane volvió a hacer señales para que las lanchas que, paralizadas desde el principio habían hecho fuego, avanzasen al mismo punto de la estación. E n esta vez, una llegó a la playa i desembarcó su jente, la misma que p e reció en el acto. C o m o viese el enemigo que de la población que habia quedado al Sur se le hacia resistencia, procuró desde el principio incendiarla, logrando quemar una gran existencia de salitre que habia en almacenes, del cual principió a levantarse una inmensa columna de humo que atravesaba todo el espacio por donde los invasores intentaban saltar a tierra, prohibiendo su densidad ver los objetos. E s t a circunstancia desgraciada no fué suficiente ni f a voreció t a m p o c o a los filibusteros en un tercer ataque a la estación, de donde fueron rechazados otra vez. A nuevas señales que hizo el Cockrane, se dirijieron al Norte ( P i s a g u a viejo) muchas lanchas; i c o m o en ese p u n to no hubiese fuerza ninguna para defenderlo, pudieron desembarcarse los invasores, viniendo por la playa unos i por el cerro otros, con el fin de tomar por retaguardia a los aliados. Y a la columua naval, acosada por el frente i un costado, principió a retirarse hacia la cima del cerro, siguiéndola los demás cuerpos, a los que se mandó retirar a fiu de librarlos de caer en poder del enemigo que avanzaba. F u é en esta retirada cuando los bnques chilenos renovaron con mas ardor sus fuegos, arrojando sobre los defensores de Pisagua una nube de toda clase de proyectiles de grueso calibre. A q u e l l o no puede describirse ni es dable imajinarse hasta dónde llevaron su temeridad los cobardes agresores. Pero los defensores de la honra nacional no se intimidaron ante el asesinato de que eran víctimas. Lejos de tomar la cima del cerro se dirijieron hacia los que pretendían flanquearlos i allí les hicieron pagar bien cara su alevosía i su infamia. De todos los que hacían fuego incesante sobre los nuestros protejidos por su cañones, no llegó ninguno a las alturas de Pisagua. Todos, todos, desde la playa hasta la ceja del alto, quedaron tendidos en el c a m p o , c o m o si hubieran sido cegados por una hoz terrible. Se cuenta que dos cornetas bolivianos tocaban ataque incesantemente i que caiau envueltos en las nuves de polvo que al estallar levantaban las balas de cañón, que desde los buques se dirijian para matarlos. Pasada la polvareda de los proyectiles, volvían a levantarse los cornetas tocando ataque con mas entusiasmo. E n esos momentos se anunció que una fuerza enemiga, c o m o de tres m i l hombres, que habia desembarcado en J u -


GUERRA

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D E L PACIFICO.

nin desde por la mañana, con el objeto de tomar a los nuestros por retaguardia, avanzaba apresuradamente. E l p e l i g r o era, pues, inminente e imposible resistir al n ú mero, que en ese instante era de veinticinco contra uno. L o s jenerales Bnendia i V i l l a m i l ordenaron al valiente c o ronel Granier que se retirase con sus fuerzas. Eran las 2 . 4 0 P. M . E s t a orden se c u m p l i ó , i a poco los invasores tomaban el Hospicio. Nuestras fuerzas en la retirada quemaron los almacenes de víveres i forrajes para que no cayesen en poder del enemigo.

A r t . 2. ° L o s q u e así n o l o hicieren, serán severamente penados c o m o traidores a la causa santa d e la patria. E l subprefecto d e la p r o v i n c i a queda e n c a r g a d o del r i g u r o s o c u m p l i m i e n t o d e este d e c r e t o , q u e se publicará, imprimirá i fijará en los lugares d e c o s t u m b r e . D a d o en la sala prefectural d e I q u i q u e , a los 2 dias del mes d e N o v i e m b r e d e 1879.

E n resumen, nuestras fuerzas, c u y o n ú m e r o era d e 1,100 h o m b r e s , se h a n batido contra 8,000 q u e eran los i n v a sores. L o s chilenos h a n perdido, s e g ú n cálculo d e personas autorizadas q u e han presenciado el c o m b a t e , d e 1,200 a 1,500 h o m b r e s . D e los nuestros se asegura q u e entre m u e r t o s i heridos habrá u n a baja d e 2 0 0 h o m b r e s del V i c t o r i a e I n d e p e n d a , i 20 d e los navales. A este respecto, esperamos c o n o c e r los partes del j e n e ral en j e f e , señor Buendia. S o n increibles los actos d e crueldad d e los chilenos, q u e cuentan las personas d e quienes t o m a m o s estos datos. H a n m u e r t o varias mujeres i niños, p o r los proyectiles unos, i asesinados otros. E n resumen, el c o m b a t e d e Pisagua h a sido u n episodio glorioso para nuestras armas, i solo r e c o n o c e igual en el c o m b a t e lejendario d e l Huáscar. C o m o en este h e c h o , en la m e m o r a b l e j o r n a d a d e l 2 d e N o v i e m b r e , los filibusteros d e la A m é r i c a h a n recibido u n a eterna i sangrienta l e c c i ó n d e h e r o í s m o i valor q u e tendrán q u e recordar siempre, agradeciéndonos el q u e se la h a y a m o s d a d o tan completa. H o i permanecen en Pisagua, h a b i e n d o llevado sus d e s cubiertas hasta la oficina d e Santa Catalina, en c u y o tray e c t o h a n i n c e n d i a d o cuantos edificios d e madera, c o m o estaciones i casas, h a n encontrado. N o s hacen, pues, u n a guerra d e esterminio i sin c u a r tel; i es preciso q u e r e s p o n d a m o s a ella, haciéndoles t a m bién otra tremenda, q u e sea e j e m p l o i escarmiento para siempre. Mientras tanto, el entusiasmo d e nuestros ejércitos n o c o n o c e límites. E n todos reina la impaciencia i hasta la ira, p o r q u e n o llega el m o m e n t o d e v e n g a r a Grau i sus ilustres c o m p a ñ e r o s . P e r o él n o se hará esperar, i e n t o n ces, cara a cara i cuerpo a cuerpo, sabremos si los i n c e n diarios i victimadores d e mujeres i niños, s o n tan valientes en c a m p o raso, c o m o lo son bajo la fuerza d e sus f o r m i dables blindados.

PRIMER

MODESTO M O L I N A .

XII. Bando del prefecto de Iquique sobre reclutamiento forzoso; leyes i decretos del Gobierno del Perú. EL C I U D A D A N O R A M Ó N LÓPEZ L A V A L L E , JENERAL D E BRIGADA D E LOS EJÉRCITOS D E L A REPÚBLICA I PREFECTO D E ESTE DEPARTAMENTO.

P o r cuanto: H a llegado el m o m e n t o supremo en q u e todos los p e ruanos d e b e n ponerse d e pié para rechazar la invasión chilena, que c a ñ o n e a a estas horas nuestras caletas v e c i nas, forcejando p o r apoderarse del territorio d e la patria, Decreto: A r t . 1. ° E n el término d e d o c e horas, todos los c i u d a danos m a y o r e s d e d i e z i o c h o años i menores d e sesenta, se presentaran al Estado M a y o r Jeneral del ejército, c o n el objeto d e tomar las armas para la defensa nacional.

R. LÓPEZ L A VALLE.

Interdicción comercial. LUIS LA-PUERTA, VICE-PRESIDENTE

D E L A REPÚBLICA, ENCARGADO

D E L PODER EJECUTIVO.

P o r c u a n t o el Congreso h a d a d o la lei siguiente: El

Congreso

de la República

peruana,

Considerando: Q u e es c o n v e n i e n t e facultar al G o b i e r n o para q u e d e clare la interdicción c o m e r c i a l entre la R e p ú b l i c a i Chile, si las emerjencias d e la guerra así lo requieren, H a d a d o la lei siguiente: A r t í c u l o ú n i c o . — S e autoriza al P o d e r E j e c u t i v o para que, c u a n d o lo crea o p o r t u n o i mientras dure la guerra, declare la interdicción c o m e r c i a l c o n la R e p ú b l i c a d e Chile en la f o r m a q u e j u z g u e c o n v e n i e n t e . C o m u n i q ú e s e al P o d e r E j e c u t i v o para q u e d i s p o n g a l o necesario a su c u m p l i m i e n t o . D a d a en la sala d e sesiones del Congreso en Lima, a 25 d e O c t u b r e d e 1 8 7 9 . — F r a n c i s c o de P. Muñoz, primer V i c e - p r e s i d e n t e del S e n a d o . — R i c a r d o W. Espinosa, prim e r Vice-presidente d e la Cámara d e D i p u t a d o s . — J o s é A. Morales Alpaca, senador Secretario.-^- Víctor Eguigúren, diputado Secretario. P o r tanto: m a n d o se imprima, p u b l i q u e i circule i se le d é el d e b i d o c u m p l i m i e n t o . D a d o en la Casa d e G o b i e r n o en L i m a , a 1. ° d e N o v i e m b r e d e 1879.

Luis

LA-PUERTA.

M. LUIS PRIMER VICE-PRESIDENTE

Qiúmper.

LA-PUERTA, D E L A REPÚBLICA, ENCARGADO

D E L PODER EJECUTIVO.

E n u s o d e la autorización c o n c e d i d a p o r la lei d e 1. ° del presente Decreto: A r t . 1. ° Se declara la absoluta interdicción c o m e r c i a l entre la R e p ú b l i c a d e l Perú i la d e Chile mientras d u r e la guerra actual. A r t . 2. ° Se p r o h i b e tocar en puerto a l g u n o del Perú a t o d o b u q u e o e m b a r c a c i ó n d e vapor o d e vela q u e p r o c e d a d e alguno o algunos puertos d e Chile o h a y a h e c h o escala en ellos. A r t . 3. ° A los vapores o b u q u e s d e cualquiera clase que h a g a n el tráfico en las costas del Perú, se les p r o h i b e igualmente tener a su b o r d o i n d i v i d u o a l g u n o d e n a c i o nalidad chilena. Si tal h e c h o ocurriese en a l g ú n b u q u e , quedarán en adelante cerrados para éste t o d o s los puertos del Perú. A r t . 4. ° Se h a c e n estensivas las disposiciones a n t e r i o res a los b u q u e s q u e p r o c e d a n d e puertos bolivianos o peruanos o c u p a d o s por el e n e m i g o . E l Ministro d e E s t a d o en el d e s p a c h o d e H a c i e n d a i C o m e r c i o queda encargado d e l c u m p l i m i e n t o d e este d e creto i d e hacerlo publicar i circular. D a d o en la Casa d e G o b i e r n o en Lima, a los 8 dias del m e s d e N o v i e m b r e d e 1879.

Luís

LA-PUERTA.

J. M.

Químper.


CAPITULO

Aumento de las contribuciones. LUIS

LA-PUERTA,

PRIMER VICE-PRESIDENTE D E LA

REPÚBLICA, ENCARGADO

D E L PODER EJECUTIVO.

P o r c u a n t o el Congreso h a d a d o la lei siguiente: El

Congreso

de la República

Peruana,

Considerando: Q u e es indispensable elevar la c u o t a de algunas c o n t r i buciones, H a d a d o la lei siguiente: A r t . 1. ° Se eleva al diez p o r ciento anual la c u o t a de las c o n t r i b u c i o n e s de predios rústicos i urbanos, de i n d u s tria, d e patente i eclesiástica. A r t . 2. ° Se eleva i g u a l m e n t e al diez p o r ciento la c o n tribución sobre la renta del capital m o v i b l e , establecida p o r la lei de 20 d e M a y o del presente año. A r t . 3. ° L a r e c a u d a c i ó n de estos impuestos se hará en la forma q u e determina el artículo 4. ° d e la lei citada. L o s c o n c e j o s departamentales entregarán al F i s c o el sesenta p o r ciento del p r o d u c t o n e t o de estas c o n t r i b u ciones, c o n f o r m e a las respectivas matrículas, reservando para sí el cuarenta p o r ciento restante. A r t . 4. ° Desde el 1. ° de E n e r o del año p r ó x i m o c o m e n z a r á a recaudarse estos impuestos, c o n arreglo a la n u e v a c u o t a fijada en los artículos 1. ° i 2. ° d e la p r e sente lei, c o b r á n d o s e p o r trimestres adelantados. A r t . 5. ° E l G o b i e r n o ordenará la f o r m a c i ó n de n u e vas matrículas para la r e c a u d a c i ó n d e las c o n t r i b u c i o n e s d e q u e se o c u p a el artículo 1. ° A r t . 6. ° T o d a venta que n o baje de 600 soles al año, cualquiera q u e sea su oríjen, q u e d a sujeta al p a g o d e la c o n t r i b u c i ó n fijada en el artículo 2. ° d e la presente lei. Se esceptúan del p a g o de este i m p u e s t o , los haberes de los militares i empleados en campaña, q u e d a n d o sin efecto el d e c r e t o s u p r e m o en v i r t u d del cual se descuenta el veinte p o r ciento de los sueldos de los e m p l e a d o s p ú blicos. A r t . 7. ° T o d a s las contribuciones de q u e se o c u p a esta lei, se cobrarán en billetes de circulación autorizada. C o m u n i q ú e s e al P o d e r E j e c u t i v o , para q u e d i s p o n g a l o necesario a su c u m p l i m i e n t o . D a d a en la sala de sesiones del Congreso en L i m a , a 25 d e O c t u b r e de 1879. Francisco de P. Muñoz, primer Vice-presidente del S e n a d o . — R i c a r d o W. Espinosa, primer Vice-presidente de la Cámara d e D i p u t a d o s . — L o r e n z o García, Senador Secretario.— Víctor Eguiguren, Secretario d e la Cámara de D i p u t a d o s . P o r tanto: M a n d o se i m p r i m a , p u b l i q u e i circule, i se le d é el d e bido cumplimiento. D a d o en la casa del G o b i e r n o en L i m a , a 1. ° d e N o viembre d e 1879.

• Luis

LA-PUERTA.

J. M.

Quimper.

Impuesto sobre la renta. LUIS

LA-PUERTA,

PRIMER VICE—PRESIDENTE D E LA REPÚBLICA, ENCARGADO D E L PODER EJECUTIVO.

Considerando: Que la lei de 21 de M a y o ú l t i m o , que establece la c o n tribución del cinco por ciento sobre la renta del capital movible, solo puede cumplirse en el presente semestre, por cuanto desde el año p r ó x i m o venidero debe rejir la p r o mulgada el 1. ° del corriente, TOMO I I — 1 3

PRIMERO.

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Decreto: A r t . 1. ° Pagarán el cinco por ciento al año o sea el dos i medio en el presente semestre, sobre la renta que o b t e n gan de sus capitales m o v i b l e s : 1. ° L o s que posean cédula de la deuda interna, ya sean emitidas por el E s t a d o , municipalidades o establecimientos de beneficencia p ú b l i c a ; certificados salitreros, Bonos de empréstito nacional; certificados de censos, de capellán nías redimidas en el Tesoro, i, en jeneral, cualquier d o c u m e n t o de reconocimiento de deuda o depósito otorgado por el G o b i e r n o , municipalidades, establecimientos de beneficencia, siempre que en él se estipule algún interés; 2. ° L o s poseedores de acciones de bancos i demás asociaciones i empresas anónimas o nominales establecidas actualmente; 3. ° L o s que posean cédulas hipotecarias i capitales en cuenta corriente o a plazo fijo, con ínteres en los bancos i casas comerciales i demás empresas establecidas; 4. ° I los dneños de capitales dados a mutuo con o b l i g a ción personal o hipotecaria, o depositados en poder de particulares con ínteres o sin él. A r t . 2. ° L a mencionada contribución se hará efectiva desde l u e g o , en la forma siguiente: L a que provenga de los documentos a que se refiere el inciso 1. ° del artículo anterior, por la Dirección de C o n tabilidad Jeneral i crédito, Junta Administradora i de V i jilancia de la Emisión Fiscal, municipalidades, beneficencias i Compañía Adminitradora de las Salitreras, quienes la deducirán de sus acreedores al pagar los intereses del ú l t i m o trimestre de este año. L o proveniente de los capitales designados por los incisos 2. ° i 3. ° por los m i s m o s bancos, casas comerciales 0 establecimientos con cargo también o sus acreedores, i al efecto remitirán a la Caja Fiscal respectiva en los quince primeros dias después de la publicación de este decreto, las cantidades correspondientes, con una razón minuciosa que será comprobada oportunamente por aquella oficina. A r t . 3. ° L a contribución sobre la renta de los capitales a m u t u o o en depósito, será pagada por los acreedores en el plazo fijado anteriormente, so pena del recargo de un veinticinco por ciento a los que lo verifiquen después, i la pérdida del veinte por ciento del capital que constituye el crédito después de 30 dias fatales e improrogables. E l veinte por ciento se distribuirá por iguales partes entre el fisco i la persona que dé el aviso de la omisión. A r t . 4. ° Para el cumplimiento del artículo anterior, los escribanos públicos pasarán a la dirección de reutas en L i ma i a las cajas ficales en los departamentos, en los ocho dias posteriores a la publicación de este decreto, una razón de las escrituras de obligación por dinero a mutuo vijentes en sus rejistros hasta después del 31 de Diciembre p r ó x i m o , para que con vista de ellos se abrán los cargos i se estiendan los recibos correspondientes. A r t . 5. ° Cuando el número que constituye la renta solo conste de documentos privados, ademas del recibo que se otorgue al contribuyente, la caja fiscal poudrá una c o n s tancia en el documento que acredite haber sido pagada la contribución que le respecta, i los tribunales no admitirán en juicio ni fuera de él, cualquier documento que carezca de este riquisito, i antes bieu, lo pondrán en conocimiento de la Caja fiscal para que haga efectivo el veinte por ciento prescrito por el artículo 3. ° . E n este caso la mitad de la multa se aplicará a los g a s tos de justicia. A r t . 6. ° E s t a contribución deberá quedar recaudada i n defectiblemente el 31 de Diciembre p r ó x i m o , bajo las penas establecidas por las leyes a los funcionarios omisos en el cumplimiento de sus deberes. A r t . 7. ° L a Dirección de Contabilidad, la Junta A d m i nistradora i de Vijilancia, las Municipalidades, Beneficencias,la C o m p a ñ í a Á d m i n i s t r a d o r a d e las Salitreras i las Cajas Fiscales, quedan obligadas a pasar a la Dirección de Rentas 1 al Tribunal Mayor de Cuentas, hasta el 20 de Diciembre p r ó x i m o , una razón detallada de cada una de las cobranzas


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GUERRA

DEL

que deben practicar conforme a los artículos 2. ° i 3. ° , para los efectos legales. A r t , 8. ° Quedan escentos de esta contribución, las rentas que no lleguen a S. 3 0 0 ; pero si una misma persona t u viera varias rentas menores de esta suma, se reunirán todas i por el total se hará efectivo el impuesto. A r t . 9. ° L a disposición anterior no rije para las acciones, cédulas i demás documentos de crédito que deben pagarse por las mismas empresas u oficinas, cualquiera que sea su valor. A r t . 10. Las personas que por eludir esta contribución otorgaren contra-docnmentos o escrituras simuladas, ademas de las penas establecidas por el artículo 3. ° , serán castigadas con sus cómplices c o m o detentadores de los fondos nacionales, sin perjuicio de lo dispuesto por las l e yes contra los escribanos i testigos que los autoricen. A r t . 11. Cuando no se esprese el interés en un documento, se calculará la renta del doce por ciento al año i sobre ella se hará efectiva la contribución. E l Ministro de Estado en el Despacho de Hacienda i C o mercio, queda encargado del cumplimiento de este decreto i de mandarlo publicar i circular. Dado en la Casa de Gobierno en L i m a , a 10 de N o v i e m bre de 1879. Luis LA-PUERTA.

J. M.

Quimper.

XIII. Proclamas de Casos i Delgado de la Flor al pueblo de Lima. ¡ A LAS ARMAS, CIUDADANOS!

Solo hacen 25 dias que Chile, con el poder de sus cañones, convirtió la bahía de A n g a m o s en la tumba de nuestros marinos, arrebatándonos del todo el predominio del P a c í fico; i hoi, ciudadanos, cuando apjenas desterraba nuestro espíritu aquel inmenso dolor, nos encontramos con la agresión de Pisagna! con la toma de Pisagua! con la tumba de Pisagua! 16 buques en Pisagua! Chile intenta ataque! Combate encarnizado! Pisagua resiste! Pisagua t o m a d o ! E l Jeiieral en Jefe en retirada! Mucha m o r t a n d a d ! ! ! ¿ I hai corazón, ciudadanos, que sufra iuerme, impasible, helado, tanta i tan increíble afrenta? ¿ C ó m o ha podido nuestro Gobierno, c ó m o han podido los que dirijen la guerra, los que nos defienden en el Sur, comunicarnos el ataque i la toma de Picagua, sin decirnos a la vez que ese pueblo saltó c o m o nna mina, estalló c o m o una b o m b a i se derrumbó sobre sus mismos asaltantes? ¿ E s esta, ciudadanos, la guerra que pedíamos? ¿Hai a l ma que no se inflame en presencia de vergüenza tanta? ¡Ciudadanos, a las armas! Si el 8 de Octubre las aguas de Bolivia fueron teñidas con la sangre de nuestros valientes, el 2 de Noviembre la tierra d e l ' P e r ú ha sido regada con la sangre de la alianza. E n A n g a m o s , ciudadanos, recibimos el primer g o l p e ; hoi el Aníbal asalta a Sagunto, i con este nuevo crimen nos abre Cartago la segunda guerra púnica, ¿ D ó n d e está, ciudadanos, E s c i p i o n ; dónde está nuestro primer africano? ¿Que no hai aquí un hombre que parta con la espedicion de Siracusa i vaya a dar la batalla de Z a m a , que aniquile la segunda guerra de Chile? Oid, ciudadanos, el grito desgarrador de nuestra patria, ¡ ¡ M e asesinan!! ¡ ¡ H i j o s miosü ¡¡Socorro!—socorro!!

PACÍFICO.

¿ I nuestra vileza será tanta que no acudamos a sus llamamientos? ¡ D i o s mió!! nos ha abandonado, a la vez, tu providencia i la naturaleza, que estemos sordos al clamor de nuestra madre asaltada por bandidos, que seamos insensibles en el trance de sus agonías, que temblemos c o m o ovejas delante del león de garras afiladas i mandíbulas sangrientas? ¿ H e m o s perdido acaso en la conciencia del deber, el sentimiento del honor i la fe de la justicia, la virilidad de nuestro espíritu, los latidos de nuestro corazón i la potencia de nuestro organismo? Si hemos dejado de ser h o m b r e s , ¿por qué siquiera no imitamos el ardimiento de nuestras mujeres? ¡Cómo! ciudadanos, vosotros, los hijos i los nietos de los bravos de J u n i n i de A y a c u c h o ; vosotros, los del 2 de M a y o ; los que el 4 de A b r i l estabais resueltos a vence)' o morir; los q u e ayer n o mas jurasteis en la t u m b a de Grau la guerra a muerte al invasor, ¿sois acaso distintos, n o sois los mismos q u e recibís, cruzados de brazos, la pena de azotes en el alma c o n q u e Chile c o m i e n z a a castigarnos en Pisagua? ¡Qué! ¿vais a dejar c o b a r d e i míseramente robarse n u e s tro territorio, robarse nuestras riquezas, profanar sacrileg a m e n t e nuestros templos, r o m p e r las puertas de nuestros monasterios, derribar las estatuas de Bolívar i J o s é Galv e z , quemar nuestros edificios m o n u m e n t a l e s , violar n u e s tros cementerios, arrebatar de los mausoleos las cenizas de nuestros antepasados, en fin, que, c o m o a Sabinas, los bandidos del desierto se lleven en sus h o m b r o s a nuestras madres, nuestras esposas i nuestras hijas? ¿I nuestros corazones son tan insensibles que n o se inflaman i revientan d e dolor i de pesar? ¿ H e m o s perdido acaso hasta la entraña, q u e conservan los seres irracionales? ¡Maldición! sí, m i l veces m a l d i c i ó n , para los q u e h a n m u t i l a d o la R e p ú b l i c a , para los q u e h a n h e c h o pedazos las pajinas que brillaban en nuestra historia, para los q u e nos han dilapidado la herencia de nuestros padres, nos h a n sacrificado en la vida presente i nos h a n v e n d i d o para el porvenir! ¡Maldición! sí, maldición, mil veces, para los que en todos tiempos n o h a n h e c h o mas q u e abatir el organismo moral de nuestro pais, desnaturalizar la c o n c i e n c i a pública, sofocar el sentimiento del h o n o r i la d i g n i d a d nacional! P o r q u e solo así se c o n c i b e q u e nosotros todos oigamos decir: Pisagua t o m a d o ! Pisagua h a m u e r t o ! Pisagua en p o d e r del enemigo! sin que ni una lágrima de fuego ruede sobre nuestras mejillas, sin que u n solo j e m i d o salga de lo h o n d o del p e c h o , sin que u n grito d e desesperación hienda los aires i repercuta c o n eco funerario sobre los restos d e nuestros soldados q u e h a n defendido bravam e n t e la tierra santa de la patria. P o r q u e solo así se c o n c i b e que Lima, la metrópoli d e la civilización, la villa h u m a n a , la c i u d a d eterna del p e n samiento, el tabernáculo del derecho, la j u s t i c i a i la b u e n a causa d e las A m é r i c a s ; q u e L i m a , repetimos, haya estado m u d a i c o m o privada de razón i de sentido durante veinticuatro horas, después que c o n insólito no sé qué se le h a d i c h o : — P i s a g u a atacado! Pisagua resiste! Pisagua v e n c i d o ! Pisagua muerto! ¡I L i m a n o se levanta de su t u m b a , i L i m a b a j o el p e sado beleño del idiotismo, i L i m a , esta Lima que sabe dar sus tesoros, sus hijos i su sangre a los q u e la defienden i saben defenderla, p e r m a n e c e m u d a , inerte i c o m o pasmada por el espanto! Sí, ciudadanos, L i m a n o es ni h a sido n u n c a L i m a , porque si lo hubiera sido i aun lo fuera, la leona n o permitiría q u e los hambrientos antropófagos de la A r a u c a n í a le devoraran c o m o cosa corriente sus cachorros, la pantera saltaría sobre el cazador antes del disparo de la flecha, i la hiena estaría y a e n c a j a n d o los dientes i las uñas en el c o r a z ó n de sus perseguidores. Y o n o m i e n t o ni os h e m e n t i d o n u n c a , compatriotas; así pues, debéis creerme, creed q u e así c o m o R o m a n e c e -


CAPITULO

sitaba ir c o n sus huestes hasta la M a c e d o n i a para d e s c a n Skr tranquila en el Oriente i en el O c c i d e n t e , así el Perú necesita llevar sus ejércitos a Chile, y a q u e n o para d o minar en la A m é r i c a latina, por lo m e n o s para asegurar sus propios intereses. Durante la pretura consiguió Cicerón, en su inflamador discurso por la lei Manilla, entregar a P o m p e y o las fuerzas de R o m a para la guerra contra Mitridates, i R o m a se salvó al fin, i R o m a llevó sus p e n d o n e s hasta arrojar al gran rei en las montañas del Cáucaso. ¿Por q u é n o haremos lo m i s m o nosotros, entregando a una m a n o robusta i a una cabeza fuerte, las fuerzas de la R e p ú b l i c a para q u e las c o n d u z c a i las lleve hasta Chile, arrojando a Mitridates a las heladas rejiones de la Araucanía? ¿ N o p u e d e nuestro G o b i e r n o , por sí solo, l e vantar un ejército de 30,000 soldados? Pues si no puede, es preciso q u e pueda; i para esto, sirv a m o s todos, u n á m o n o s t o d o s , seamos soldados todos; que nadie se q u e d e en el hogar, que nadie salga de la línea, que nadie oculte el p e c h o ; cada u n o por su e s c u d o , c o n su e s c u d o o sobre su escudo; q u e d e m o s todos en el c a m p o , h a g a m o s a muerte la refriega, q u e nuestros c a d á veres c u b r a n la tierra por d o n d e atraviesen los enemigos. L a providencia de D i o s n o hace, por ahora, mas q u e someternos a grandes pruebas para demostrar al m u n d o la fortaleza c o n que h a d o t a d o nuestro espíritu; Mejillones fué el 3'unque en que nuestra alma acerada se t e m plara c o n el primer martillazo del destino, i Pisagua solo es hoi la fragua en la cual se retempla nuestra dureza; la p r o v i d e n c i a de D i o s n o p u e d e ser injusta; nuestros soldados i aliados d e A r i c a i d e I q u i q u e , o v e n g a n a esta hora, n o lo d u d e m o s , c o n grande usura la sangre de esos c o m bates, o todos h a n d e b i d o morir al pié de sus banderas, c o m o buenos, c o m o patriotas i c o m o héroes. ¡VenCer o morir! T a l es, ha sido i ha de ser nuestra divisa desde el principio hasta el fin de la guerra, ¡Veucer o m o r i r ! debe ser el mote de nuestras armas, escrito en nuestras espadas, grabado en nuestros rifles, esculpido en nuestros cañones, impreso en nuestras banderas. Con esta consigna, ¡vencer o m o r i r ! han sucumbido nuestros valientes de Iquique, Pnnta Gruesa, Autofagasta, A n g a m o s y Pisagua, i con tal consigna debemos caer d e fendiendo la patria nosotros i nuestros hijos, i los hijos de nuestros hijos. ¡ Vencer muriendo, o morir vencidos! tal es nuestro ú n i co deber, defendiéndonos de Chile o acometiéndolo, ¡jara defender nuestro honor i la integridad de la República, ¡ A las armas, ciudadanos! Qne la invasión, cualquiera que sea la villa o la ciudad elejida para el ataque, nos encuentre listos, con el arma al brazo, los cañones en puntería i las rabisas en las manos. Chile ha tomado Pisagua, c o m o se apoderó del Huáscar en la proporción de 1,000 contra 100, de 100 contra 10, i de 10 contra 1; pero esto no puede suceder siempre, ni sucederá otra vez. H o i está Chile en tierra, está de igual a igual, hoi s o mos 1, 10 i 100 contra 1, 10 i 1 0 0 ; nuestro triunfo no puede ser dudoso, c o m o no puede serlo para los que saben morir al pié de sus banderas, defendiendo, c o m o atenienses antiguos, el honor i la integridad de Grecia. ¿Ni c ó m o pueden temer a la muerte los que han fundado la cátedra en que se aprende a morir? Pero si suenmbir fuese nuestro destino, sucumbamos pues; aceptémoslo muriendo heroicamente, convencidos de la evidencia de nuestros sacrificios , de la certeza de nuestro fin, de la necesidad de nuestro h o l o c a u s t o ; porque nuestro deber de hoi, el mas grande de nuestros deberes, c o n siste en morir por la Repíiblica para ejemplo de los que nos sobrevivan i para enseñanza cíe nuestros pósteros. Murieron así nuestros padres, defendiéndose de las m e trópolis, fundando el nuevo m u n d o de la democracia, redimiendo los cautivos de tres siglos, i consolidando la libertad de A m é r i c a .

PRIMERO.

99

A u n q u e perseguidos por la ingratitud de los hombres, murieron, en esas grandes faenas de la justicia, el derecho i la libertad, Francklin i W a s h i n g t o n , Bolívar i San M a r tin, L y n c o l n , Galvez i Manuel P a r d o , i han muerto, mas felices, nuestros marinos de A n g a m o s i nuestros hermanos de Pisagua. ¡ A las armas, ciudadanos, para vencer o morir! Pidamos a los que tienen el alto honor de maudar hoi en el pais, pidámosles un ejército de 30,000 soldados m a s ; i si esto no basta, otro ejército de 50,000 mas, i tres i cuatro i diez ejércitos, unos tras otros, para romper en jirones el negro crespón que cubre los escudos de Bolivia i del Perú. Qne la ciudad de L a P a z nos mande en el acto 5,000 soldados a A r e q u i p a ; que Puno, Cuzco i A p u r í m a c , nos manden allí m i s m o 15,000 hombres mas. Estos 20,000 defensores aliados, seguirán a Moquegna, empuñarán las armas de los que hayan mnerto, tomarán eí vestido de nuestros cadáveres, i en las tumbas de Pisagua e Iquiqne, jurarán, c o m o los lombardos, la defensa de la libertad i de la patria. F o r m e m o s aquí, en nuestra gran caserna, un ejército de 15,000 soldados, uu ejército listo para redoblar el paso a la primera llamada, un ejército que, al toque de jenerala, marche con la vista fija en el enemigo, con el brazo firme sobre la espada, con el ánimo i el corazón resuelto a m o rir al pié de su bandera. Preparémonos, ciudadanos, en todo caso a los desastres, i a sacar de los infortunios fuerzas nuevas para nuevas campañas i para nuevos combates. Que nadie nos hable de impotencia, qne nadie nos hable de debilidad, que nadie nos hable de transacción;—a los primeros les arrancaremos la lengua, a los segundos les cortaremos los brazos, a los ú l t i m o s , ciudadanos, c o m p a triotas, amigos queridos, padres, hermanos o hijos, les arrancaremos la cabeza. ¡ V e n c e r o morir! ¡ A las armas, ciudadanos, a las armas! O L i m a no es L i m a , o de L i m a tienen que salir los d e fensores i los libertadores de la República, L i m a , N o v i e m b r e 3 de 1879. F E R N A N D O CASOS.

¡ A LAS ARMAS!

Con fecha 30 de Octubre lanzamos este grito patriótico, para despertar al pueblo del marasmo que lo abrumaba; por eso le gritamos con toda la fuerza de nuestra p r e visión: " P u e b l o de L i m a : ¡a las armas! sin perder un instante. Que todo el qne pueda manejar un rifle, se presente en la plaza mayor al primer toque de jenerala, para que el A l calde Municipal recabe del Gobierno el nombramiento de los jefes i oficiales que deben representar las lejiones, i el arm a m e n t o i municiones que emplearán en defensa de la patria." Nuestra previsión se ha c u m p l i d o ; pues apenas han trascurrido tres dias, cuando el telégrafo nos anuncia que el territorio peruano ha sido hollado por la planta del invasor. Pisagua ha sido tomado por el enemigo, después de 7 horas de combate con una heroica resistencia; i pronto, mui pronto, nos vendrá la uoticia de qne se ha librado una batalla campal, en la que el heroísmo de nuestros soldados superará al número de las huestes enemigas i las harán estremecer de espanto. A l recibir la noticia del desastre del 8 de Octubre, dijim o s que debíamos bendecirlo, no solo porque en esa hecatombe la gloria fué para el Perú, que manifestó al enemig o la clase de hombres con quienes tenia que lidiar, sino porque la pérdida de nuestro glorioso monitor Huáscar, era el g r i t o de ¡alerta! que nuestro centinela avanzado lauzaba para avisarnos que estábamos en guerra, i que era preciso que nos pusiéramos de pié. A u n no sabemos hasta dónde hemos aprovechado de esos


GUERRA

100

D E L PACIFICO.

momentos preciosos qne han trascurrido velozmente, ni queremos averiguarlo, porque no es este el m o m e n t o de volver la vista hacia atrás. Nuestra consigna de hoi, es ¡adelante! ¡adelante! i siempre ¡adelante! E l enemigo está al frente, marchemos adelante, salgamos a su encuentro en torrente, en t o r b e l l i n o ; marchemos c o m o el huracán qne arranca i destruye cuanto obstáculo se opone a su paso. ¿Qué poder hai que sea capaz de contener la fuerza del huracán? Pues, menos lo puede haber el que contenga el patriotismo del pueblo. E l pueblo se Ka puesto de pié para defender a la patria, que es el hogar, la familia, la madre, la esposa i los tiernos hijos. E l pueblo vuela a tomar las armas, i cual desencadenada tormenta, ruje terrible i majestuoso, i en el eco de ese rujido se hace e s c u c h a r l a palabra ¡guerra! guerra t r e menda, guerra sin tregua al infame invasor de nuestra patria. ¡ V o l e m o s a las armas! volemos todos a empuñar el rifle en defensa de nuestro hogar, i aunque talvez no nos toque la suerte de dispararlo sobre el enemigo, estemos listos para marchar a buscarlo, para salirle al encuentro, si es que no llega a ser esterminado por nuestros bravos hermanos del Sur. Nosotros creemos indispensable la inmediata organización de un ejército, en el que se halle listo todo h o m b r e capaz de manejar un rifle, i por ello fuimos los primeros en llamar al pueblo a las a r m a s ; i p o r la misma razón, hoi repetimos ese m i s m o llamamiento. ¡ A las armas! volemos todos a empuñar un rifle, sin que haya alguno que se quede atrás, porque será calificado con el epíteto de cobarde o traidor. L a patria nos llama a t o d o s ; volemos todos ¡a las armas! Lima, N o v i e m b r e 3 de 1 8 7 9 .

XIYBandos sobre alistamiento militar i circular a los prefectos; donación a la viuda de Grau. LUIS LA-PUERTA, D E L A REPÚBLICA,

ENCARGADO

D E L PODER EJECUTIVO.

Por cuanto: Es indispensable dictar las medidas necesarias para prevenir u n a invasión posible a la capital i p o n e r a ésta en perfecto estado de defensa, Decreto: Art. 1 . ° Se declara en asamblea a los departamentos de Lima, Callao e l e a . Art. 2 . ° E l ejército h a r á servicio estricto d e c a m p a ñ a al frente del e n e m i g o , según las ordenanzas. Art. 3. ° T o d o peruano, desde la edad d e 1 8 años hasta la edad de 6 0 , se presentará a r e c o n o c e r jefes e n los locales q u e señalen los prefectos respectivos. Art. 4 . ° Se declaran en pleno vigor todas las disposiciones referentes al estado d e asamblea en los departam e n t o s mencionados en el artículo 1. ° C o m u n i q ú e s e , publíquese p o r b a n d o i espídanse las órdenes respectivas. D a d o e n la Casa d e G o b i e r n o en L i m a , a 2 d e N o v i e m bre

de

1879.—Luís

LA-PUERTA.—Manuel

CORONEL

DE

ANTONIO

CABALLERÍA

G. de

La-Co-

tera, Presidente del Consejo i Ministro d e G u e r r a . — Rafael Vclarde, Ministro d e R e l a c i o n e s Esteriores.— Buenaventura Élguera, Ministro d e G o b i e r n o . — A d o l f o Quiroga, Ministro d e Justicia.—J. AL Quimper, Ministro de Hacienda.

VILLACAMPA,

D E L A GUARDIA

NACIONAL

I

PREFECTO D E L DEPARTAMENTO.

A t e n d i e n d o : a q u e según el artículo 3. ° del s u p r e m o decreto q u e declara e n asamblea los departamentos d e Lima, l e a i Callao, toca a los prefectos respectivos designar los locales en q u e d e b e n presentarse los ciudadanos a r e c o n o c e r jefes, Ordeno: A r t . 1 . ° L o s ciudadanos residentes en esta capital i sus suburbios i q u e , c o n f o r m e al s u p r e m o decreto citado, estén en aptitud d e prestar el servicio d e las armas, se presentarán, en el perentorio término d e tercero día, en los locales d e los c o n v e n t o s d e Santo D o m i n g o , San F r a n cisco i la Buenamuerte, r e c o n o c i e n d o c o m o jefes respectivamente a los señores coroneles g r a d u a d o s d o n José G. Chorearse, d o n J o s é F e d e r i c o Salas i d o n M a n u e l Layseca. A r t . 2. ° L o s q u e n o c u m p l a n esta disposición, serán enrolados, p o r m e d i o d e la fuerza pública, e n los c u e r p o s del ejército o castigados c o n arreglo a las leyes. A r t . 3. ° E l subprefecto d e este c e r c a d o queda encarg a d o d e la estricta observancia d e este decreto. D a d o en la Casa Prefectural d e Lima, a los 4 días d e l mes d e N o v i e m b r e d e 1 8 7 9 . MANUEL

A.

VILLACAMPA.

José A. del Rio, Secretario.

CIRCULAR A LOS PREFECTOS.

Lima,

M A R I A N O D E L G A D O D E LA F L O R .

PRIMER VICE-PRESIDENTE

MANUEL

Noviembre

2 de 1879.

Señor Prefecto del Departamento de...

A n t e una guerra nacioual i en ejercicio del cargo que me ha designado la confianza de S. E . el vice-presidente, no son los m o m e n t o s de comunicar a V . S. los diversos principios que regularán la política del Gobierno. L a República, colocada en una situación escepcioual, solemne i elevada, por su patriotismo a una altura que cautiva la admiración de todos, no tiene con el Gobierno mas que un solo deber, un solo sentimiento i una jeneral aspiración: la defensa de sus derechos i la guerra vigorosa a Chile. Ese departamento, que a competencia con los demás ha ofrecido con profusión sus riquezas i su sangre, será el p r i m e r o quizas en obtener glorias o sacrificarse por el sagrado de su territorio, si los enemigos de la paz i de la integridad de dos R e p ú b l i c a s , intentasen hollarlo. Para este caso, que será la continuación de nuestros hechos heroicos, cuente V . S. con la virilidad de esos pueblos i con todos los medios i facultades que exije, sin reserva, el honor de la patria en peligro. E n tanto pudiese llegar ese m o m e u t o , debe V . S. a u m e n tar i organizar todas las fuerzas de jendarmes i guardias civiles para que sean movilizadas según órdenes del G o b i e r no o lo requieran las circuntancias; asimismo dispondrá V . S. que todos los cuerpos de la guardia nacional del d e partamento estén listos a marchar donde lo determine el Ministerio del ramo. E l Gobierno ve c o n satisfacción el espontáneo i patriótico concurso que se disponen a porfía a prestarle los c o n c e j o s municipales para la defensa de sus respectivos territor i o s ; pero cree que la unidad de acción que demanda esta defensa exije que las autoridades políticas, a quienes esclnsivamente encomienda la leí la conservación del orden interior i esterior, sean las que deban tener la dirección de los m e d i o s que esas corporaciones puedan poner a su disposición. E l éxito de la guerra, a cuyo sostenimiento se contraen todos los esfuerzos del pais i del Gobierno, está subordinado, no solo a la mas absoluta conformidad de propósitos i de acción, sino a la mas ilimitada i recíproca confianza.


CAPITULO

Nada tiene que temer una nación de sus mandatarios c o locados por ella en el puesto mas avanzado para su defensa, ni éstos pueden Ver perturbadas jamas sus patrióticas labores por ciudadanos que tienen la conciencia de sus d e beres, que en la hora suprema del peligro les impone el amor de la patria. E l esfuerzo c o m ú n de gobernantes i gobernados salva a las naciones. E s t a m o s en la situación de emplearlo sin tregua i con creciente ardimiento. H a g a m o s la guerra con un solo espíritu i una sola acción para que se salve la R e p ú blica. Dios guarde a V . S. B.

PRIMERO.

101

SEGUNDA DIVISIÓN. JENERALES

DIRECCIÓN D E ADMINISTRACIÓN.

Noviembre.

5 de 1879.

Señora doña Dolores Caverò, viuda del Contra-Almirante de la República don Miguel Grau :

M e es altamente satisfactorio pasar con esta nota a m a nos de U d . , un testimonio de la escritura otorgada, con f e cha 21 de Octubre último, que consigua bajo una forma legal i auténtica la donación de la casa llamada del Consulado, situada en la calle de Mercaderes de esta ciudad, en favor de U d . i sus hijos, en conformidad con lo dispuesto en las resoluciones lejislativa i suprema de 2 5 del m i s m o m e s ; quedando así realizado aquel acto, jenuina espresion de la gratitud nacional por las inmortales hazañas con que el h e roico esposo de U d . ha cubierto de gloria a su patria. A l terminar, tengo a honra ofrecer a U d . , digna señora, las manifestaciones de m i mas distinguida consideración i profundo respeto. Dios guarde a U d . JUAN DE D .

RIVERO.

JEFES

OFICIALES

2 27 1 2

54 24 17 16

TROPA

2 76 73

DIVISIÓN

DE

C o m a n d a n c i a Jeneral i Estado Mayor Batallón I q u i q u e , n ú m e r o 1 I d . Cazadores d e T a r a p a c á . . . Columna Loa I d . Tarapacá

1 — — — —

2 3 4

2 29 22

409 472

1

1 5 4 2

2 46 27 17

— — — — —

3 3 3 4 4

2 41 17 19 22

373 151 320 220

PRIMERA DIVISIÓN BOLIVIANA.

C o m a n d a n c i a i Estado M a y o r . . . . Batallón Illimani Id. Olañeta Id. Paucarpata Id. Dalence R e j i m i e n t o Bolívar, n ú m e r o 1 d e Húsares E s c u a d r ó n F r a n c o tiradores

— — — — —

6 5 6 5 5

3 34 27 31 45

1 500 450 420 495

— —

5 3

25 16

250 127

7 4 6 6

1 51 29 33 32

500 400 489 498

154

782

9993

SEGUNDA DIVISIÓN BOLIVIANA.

C o m a n d a n c i a Jeneral i Mayor Batallón A r o m a Id. Independencia Id. Vengadores Id. Victoria

Estado 1 — — — — 4

4 154 782 9993

Total

10933

857 324 166

15 2 8

Total J. M. C E V A L L O S

10958

ORTIZ. V.-

2 4 4 4 2

7 25 30 13 8

7

Jenerales Jefes Oficiales Tropa

VANGUARDIA.

C o m a n d a n c i a Jeneral i E s t a d o Mayor Batallón P u n o , n ú m e r o 6 Id. Lima, número 8 R e j i m i e n t o Guias, n ú m e r o 3 Escuadrón Castilla

436 601

Cirujanos Capellanes Inspectores d e c a m p o

DIVISIÓN D E ESPLORACION.

C o m a n d a n c i a Jeneral i Estado Mayor Batallón 1. ° A y a c u c h o , n ú m e r o 3 — Id. Provincial, L i m a n ú m e r o 3 — C o l u m n a Voluntarios d e Pasco... —

3 36 31

RESUMEN.

Estado de las fuerzas del ejército aliado el 5 de Noviembre de 1879. 1 — — —

2 4 4

DIVISIÓN.

Gran total

XV.

Jeneral, j e f e s i ayudantes E s t a d o M a y o r Jeneral C o l u m n a Artillería d e costa Brigada d e Artillería

TROPA

ELGUEEA.

D O N A C I Ó N A L A V I U D A D E G-RAU.

JEXERALBS

OFICIALES

TERCERA DIVISIÓN.

C o m a n d a n c i a Jeneral i Estado Mayor — Batallón 2 . ° A y a c u c h o — I d . Guardia d e A r e q u i p a — QUINTA

Lima,

JEFES

C o m a n d a n c i a Jeneral i Estado Mayor — R e j i m i e n t o 2 de M a y o — Batallón Zepita, n ú m e r o 2 —

1 409 409 156 71

B.°—SUAREZ.

XYI. Carta de Granier a Daza (1). Agua

Santa, Noviembre

5 de 1879.

Señor Jeneral Hilarión Daza. — Tacna. PRIMERA D I V I S I Ó N .

C o m a n d a n c i a Jeneral i Mavor , Batallón Cazadores d e l número 5 I d . id. d e la Guardia, R e j i m i e n t o Húsares d e número 1

Estado —-

14

8

2

4 4

37 27

427 427

5

35

299

Cuzco, — núm. 7 — Junin, —

Mi estimado a m i g o : • C o m p r e n d e r á U d . cuál es nuestra situación después d e u n g o l p e desgraciado, pero que honra altamente las armas d e nuestra patria. (1) Esta carta, tomada a los peruanos en Agua Santa, está copiada al pie de la letra del orijinal, con todas las faltas gramaticales i de ortografía que contiene.


GUERRA

102

D E L PACIFICO.

Columna N a v a l . Id. Cazadores de Tarapacá. Columna H o n o r . Batallón Cazadores de Tarapacá. Brigada de Artillería. Batallón 2 de M a y o . Batallón Zepita. Batallón 2.° A y a c u c h o . Guardias de Arequipa. U n a brigada de artillería. Batallón número 8. P u n o , número 6. L i m a , número 8. Rejimiento Junin. Rejimiento Guias. Guardia nacional de P i c a

E l parte que pasarán a U d . los jenerales q u e felizmente se encontraron el dia d e la acción, le harán ver cuál h a sido la c o n d u c t a d e mis c o m p a ñ e r o s . M u c h a m o r t a n d a d en a m b o s cuerpos, pero la dispersión ha sido m u c h a , Batallón Victoria cuenta 230 h o m b r e s , I n d e p e n d e n c i a 24. L a desmoralización la encabezaron Patzi, quien se m a r c h ó c o n d u c i e n d o una partida d e s o l dados, i n o haber q u i é n los tratase d e reunir, a n o ser el lastimoso estado e n q u e llegaron m i s oficiales i el n o p o der proporcionarme una bestia, h a h e c h o que n o los r e ú na íntegramente. Bien sabe U d . l o que es una dispersión; pero c u a n d o se quiere trabajar i n o desmayar p o r u n a derrota q u e nos p o n e a la altura d e los héroes d e l Huáscar, pues es menester tener en cuenta que n o se presentarán m u c h o s c o m b a t e s bajo las c o n d i c i o n e s desfavorables en que se h a presentado la gloriosa resistencia de Pisagua.

Mil i mas cañonazos, el fuego d e ametralladoras d e t o Todas estas fuerzas c o m p o n e n un total de 13,000 h o m d o s l o s buques, el nutridísimo fuego d e fusilería d e miles bres que se hallan situados en los puntos siguientes: de h o m b r e s parapetados en las cubiertas d e los buques, e Pisagua, Hospicio, A l t o de Mejillones, A g u a Santa, innumerables lanchas cargadas de j e n t e que desembarcaIqnique, M o l l e , San Juan, San L o r e n z o , P o z o A l m o n t e , ban p o r todas partes, cobijados p o r el espeso h u m o p r o L a Noria, Pica i Guatacondo. d u c i d o por el incendio d e salitre i la población, h a n sido En menos de 4 8 horas pueden reunirse estas fuerzas a los elementos q u e nos h a n c o m b a t i d o . formar una sola línea de combate, por las disposiciones que H e tenido la desgracia d e perder a Pareja, cuarto j e f e ; se han tomado para este objeto, advirtieudo que se hallan ayudante Valle, capitán Palacios, teniente R e y e s A l v a r e z ; comunicados los diferentes campamentos por alambres teleheridos: capitán Ortiz i subteniente Mejía, felizmente n o gráficos. de gravedad. Se sabe que los enemigos han desembarcado el grueso L a r g o seria hacer u n a relación; pero la reservo para de su fuerza compuesta de 12,000 h o m b r e s , con quienes c u a n d o lleguemos a P o z o A l m o n t e , d e d o n d e p o d r é h a debe librarse el c o m b a t e . cerlo c o n calma, pues l o s preparativos d e m a r c h a n o m e lo permiten hoi. Nuestros aliados nos admiran. XVII. Teniente coronel Cleto Pérez, murió. COMBATE DE AGUA SANTA. L o abraza su a m i g o JUAN

GRANIER.

P. D . — N u e s t r a situación es lastimosa: no tenemos una camisa, nadie ka salvado un pañuelo. M i tercer j e f e , Dávila, desertó miserablemente, llenand o d e l o d o el n o m b r e d e m i batallón. " H a i a l g u n o " q u e quedra presentarse d e v í c t i m a , e s pere i vera la realidad. S o n los que de m i e d o h a n q u e r i d o zafar c u a n t o antes. J. G . "

(DEMOCRACIA de la Paz del 7 de Noviembre.)

CUADRO D E LAS FUERZAS ALIADAS QUE OCUPAN E L DEPARTAMENTO D E TARAPACÁ.

FUERZAS

BOLIVIANAS.

Batallones. Victoria, Independencia. Aroma. Vengadores. Loa. Dalence. Pan carpata. Ulimani. Olañeta. Nacionales de Bolivia. Regimiento. Húsares de Bolivia. Escuadrón. Franco tiradores. FUERZAS

PERUANAS.

Nacionales de Pisagua. Batallón Cuzco, nfimero 5. Cazadores de la Guardia, número 7. Guardia nacional de Iquiqne.

PARTES CUARTEL

JENERAL

OFICIALES.

D E L EJÉRCITO

D E OPERACIONES D E L

NORTE.

CamjHimento

del Hospicio,

Noviembre

15 de 1879.

T e n g o el h o n o r de trasmitir a V . S. el parte oficial r e m i tido a este cuartel jeneral por el señor secretario d o n J o s é F r a n c i s c o Vergara, a q u i e n el infrascrito confió, c o n f e c h a 4 d e l presente, la c o m i s i ó n d e practicar u n r e c o n o c i m i e n to hacia el interior d e l lugar e n q u e estábamos a c a m p a dos, c o n el o b j e t o d e c o n o c e r el estado i situación d e las fuerzas enemigas q u e n o s rodearan, i d e apoderarse, si era posible, d e l o s recursos valiosísimos para el ejército c o n q u e cuentan esos puntos, p r i n c i p a l m e n t e respecto d e la provisión d e agua, c u y a escasez se h i z o sentir c o n m u c h o rigor en los primeros dias d e nuestra o c u p a c i ó n . E l m i s m o señor secretario f u é quien i n d i c ó la c o n v e n i e n c i a de verificar este r e c o n o c i m i e n t o , ofreciéndose espontáneam e n t e para hacerlo, i a este efecto se p u s o a sus órdenes la p e q u e ñ a fuerza d e q u e h a p o d i d o disponer para llevarlo a c a b o c o n tan feliz éxito. S u acierto i esforzado arrojo e n el d e s e m p e ñ o d e esta difícil i riesgosa comisión, h a v e n i d o a aumentar los i m ortantes servicios que, desde el principio d e la c a m p a ñ a , a prestado c o n toda intelijencia i a b n e g a c i ó n al ejército, i q u e dan u n elocuente testimonio d e su desinteresad o patriotismo, q u e h a c o m p r o m e t i d o altamente la gratitud del S u p r e m o G o b i e r n o i d e l que suscribe. E l parte es c o m o sigue: Campamento

de Dolores,

Noviembre

8 de 1879.

L a comisión q u e V . S. t u v o a bien confiarme, h a q u e d a d o desempeñada. C i n c o horas después d e haber salido d e l c a m p a m e n t o del H o s p i c i o , el 5 del presente o c u p a m o s la estación d e J a z p a m p a , d o n d e se c o r t ó la c o m u n i c i o n telegráfica c o n A r i c a , se recojieron l o s últimos i recientes mensajes oficiales d e l e n e m i g o , se t o m a r o n u n a l o c o m o t i v a , algunos


CAPITULO

PRIMERO.

103

carros i dos grandes estanques portátiles para agua, i v a rios cajones c o n útiles para el telégrafo del Estado. D e s p u é s de disponer lo c o n v e n i e n t e para la seguridad d e nuestra tropa i de haber o c u p a d o la estación n o m b r a da i sus alrededores, c o n u n piquete d e Cazadores a las órdenes del capitán de artillería d o n Delfín Carvallo, c o n tinuamos nuestra escursion al interior para apoderarnos d e la importantísima estación d e Dolores, d o n d e existen las fuentes d e escelente agua que proveen a las m á q u i n a s del ferrocarril i a casi toda la c o m a r c a por d o n d e corre. A las 2 P. M. ya eramos d u e ñ o s de este p u n t o , d o n d e e n c o n t r a m o s intacta una m á q u i n a de vapor para elevar el agua, varios estanques d e fierro i una serie de pozos c o m u n i c a d o s por galerías i cañones que suministran cuanta agua p u e d a necesitar nuestro ejército. A l siguiente dia c o n t i n u a m o s avanzando para ir a o c u par el c a m p a m e n t o q u e desalojaban las fuerzas p e r ú - b o l i vianas, picarle su retaguardia e ir a estingnir el fuego q u e habían puesto a sus acopios de víveres i a los edificios de esa i m p o r t a n t e salitrera. D e s p u é s d e una m a r c h a tenosa, q u e nos o b l i g ó a hacer alto por algunas horas, a as 5 P. M. al llegar al establecimiento d e n o m i n a d o J e r mania, distante d o s k i l ó m e t r o s de A g u a Santa, q u e en ese m o m e n t o era u n a hoguera, la descubierta a n u n c i ó e n e m i g o al frente.

chilló una escojida fuerza de su caballería e h i z o resonar la p a m p a c o n el g a l o p e de nuestros caballos tres leguas mas al Sur del c a m p a m e n t o dejado el dia antes por una n u merosa división de su ejército. Estos resultados son fáciles de obtener c u a n d o se m a n dan tropas c o m o la de Cazadores a caballo que, a un valor que n o r e c o n o c e peligros, u n e n una decisión i e n t u siasmo que n o se estingue c o n los trabajos i privaciones. A esto d e b e agregarse la inquebrantable enerjía de sus oficiales, q u e saben desplegar tanto coraje en el c o m b a t e c o m o perseverancia i v o l u n t a d para luchar c o n la inclem e n c i a de estas rejiones. Los capitanes Barahona i Parra, el teniente Calderón i los subtenientes Urzúa, Lara, S o u per, Astorga, Quezada, Urrutia i A l v a r a d o , m e r e c e n ser r e c o m e n d a d o s especialmente, c o m o lo h a g o aquí.

R e c o n o c i d o s e'stos, resolvimos atacarlos, después de r e plegarnos u n p o c o para organizar la tropa, e n c o n t r á n d o nos y a bajo los fuegos de las largas carabinas W i n c h e s t e r d e q u e venia armada u n a parte de esas tropas. Sin esperar m u c h o se dio la v o z a la carga, i nuestros d e n o d a d o s cazadores a caballo c a y e r o n c o m o águilas sobre las fuerzas que tenian al frente.

A l s e g u n d o dia d e m i salida del c a m p a m e n t o de Pisagua, regresé a ese Cuartel Jeneral, h a b i e n d o d e j a d o la tropa que m e había sido confiada a las órdenes de sus inmediatos jefes, que encontré ya en la p a m p a de D o lores. D i o s g u a r d e a V . S.

{

N o h u b o resistencia para tanto e m p u j e ; i m e d i a hora después n o q u e d a b a n sino h e c h o s parciales, q u e solo servían para p o n e r en relieve el inquebrantable coraje de nuestros soldados, pero que ya n o p o d i a n influir en el é x i t o final, q u e desde el primer g o l p e q u e d ó decidido. E n t r e estos episodios merece una relación especial en esta parte el que c o r t ó la vida al bravísimo sarjento T a pia. D e s v i a d o en la persecución del grueso d e su fuerza, a c o m p a ñ a d o solamente del soldado P e d r o Castro, se halló al frente de u n a partida enemiga c o m p u e s t a de 12 a 15 h o m b r e s . E n g a ñ a d o por su traje, que era casi idéntico al de los Cazadores, se a p r o x i m ó confiadamente a ellos i solo los c o n o c i ó a m u i corta distancia. E n t o n c e s le d i j o al soldado que era preciso cargarlos, p o r q u e ellos n o p o d i a n deshonrar su rejimiento v o l v i e n d o la espalda al e n e m i g o , cualquiera q u e fuese su n ú m e r o . El s o l d a d o le observó q u e él podía ayudarle p o c o , p o r que su caballo estaba y a casi inútil, a lo q u e Tapia c o n testó: "Cargaré solo, i tú c o m o puedas a p ó y a m e por retaguardia para q u e n o m e rodeen." A s í lo hizo, i. peleó c o m o un león. Después de perder su caballo, siguió batiéndose a pié, hasta caer herido de muerte de un balazo en el p e c h o ; pero n o sin haber dejado sin vida a tres de sus adversarios i de haber d a d o t i e m p o a que llegaran sus c o m p a ñ e r o s para c o n c l u i r c o n los demás. Los capitanes Barahona, Parra i varios otros oficiales, seguidos d e u n o s 30 o 40 h o m b r e s , c o n t i n u a r o n la persec u c i ó n hacia el Sur, i por espacio de tres leguas los espantados fujitivos fueron c a y e n d o al filo de sus espadas. Las pérdidas del e n e m i g o se estiman en 50 a 60 muertos, algunos heridos i unos p o c o s prisioneros, entre los cuales se cuenta el teniente coronel C h o c a n o i teniente G ó m e z . El c o m a n d a n t e Sepúlveda, q u e era su j e f e , q u e d ó en el c a m p o , así c o m o tres oficiales mas. Nuestros m u e r t o s fueron dos soldados i el sarjento Tapia, i seis heridos de p o c a gravedad. E n resumen, señor Jeneral, esta corta espedicion de 175 Cazadores, h a d a d o a nuestro ejército, en m e n o s d e 48 horas, la posesión d e 70 quilómetros de ferrocarril, de dos l o c o m o t i v a s , seis grandes estanques para c o n d u c i r agua, 12 o 15 carros d e carga i todas las máquinas i pozos de la parte N o r t e del departamento d e Tarapacá. A c u -

Para concluir, d e b o hacer presente a V. S. q u e h e sido ausiliado eficazmente por el ayudante de c a m p o d o n R a m ó n Dardignac, por el activo e intelijente sarjento m a y o r de artillería d o n J o s é de la Cruz Salvo, i m u i especialm e n t e por el teniente coronel de injenieros d o n Arístides Martínez. A este distinguido j e f e confié la d i r e c c i ó n militar d e la espedicion, i es grato para m í poder decir a V. S. que el ejército tiene en él u n espíritu ilustrado, u n i d o a u n j u i c i o discreto, c o n u n á n i m o tan sereno c o m o e m prendedor.

J. F . Y E R G A R A .

Nuestro ejército h a a p r o v e c h a d o y a las ventajas de esta avanzada, pues una considerable división está acampada en la línea c o m p r e n d i d a de D o l o r e s a A g u a Santa, t e n i e n d o abundante provisión de agua, i la de víveres p u e d e hacerse c o n alguna c o m o d i d a d en los trenes t o m a d o s al e n e m i g o , los q u e en sus viajes de vuelta surten de agua la división q u e se encuentra en este c a m p a m e n t o . Esta distribución d e fuerzas h a facilitado las operaciones ulteriores del ejército, de que pronto espero dar cuenta a D i o s guarde a V . S. ERASMO ESCALA. Al señor Ministro ele la Guerra.

PARTE DEL CAPITÁN

BARAHONA.

PRIMER ESCUADRÓN DEL REJIMIENTO DE CAZADORES A CABALLO.

Campamento

ele San Francisco,

Noviembre

8 de

1879.

Señor C o m a n d a n t e : E l escuadrón de m i m a n d o , a las órdenes del Secretario Jeneral, teniente coronel señor J o s é Francisco Vergara, recibió órdenes el j u e v e s 6 del presente para continuar el r e c o n o c i m i e n t o de la línea férrea i oficinas contiguas hasta la estación de A g u a Santa, en c u y o p u n t o termina, c o n encargo especial de apoderarnos del resto del material r o dante que quedase en ella, c o m o asimismo tomarle al e n e m i g o u n depósito de forraje i víveres q u e se nos dijo habia en aquel p u n t o . A las 4 P. M., la descubierta compuesta de 24 h o m bres al mando del alférez señor Gonzalo G. Lara, avistó al enemigo en el lugar denominado Jermauia, a un quilómetro de distancia de A g u a Santa. Reconocido que fué, tuvimos a la vista un escuadrón montado, el que desplegándose enguerrilla i protejendo su espalda con algunos cerrillos, nos hizo un nutrido fuego de carabina, ocupando un frente considerable. L a descubierta sostuvo el fuego hasta que el resto del escuadrón pudo formar en batalla, operación que demoró algunos minutos a causa de que no pudienejo marchar sino por la línea férrea p o r cortar ésta


GUERRA

104

DEL

una pampa de caliche, íbamos por ileras. Dada la orden de atacar, cargamos al enemigo a sable, logrando desorganizarlo en el primer encuentro. E l enemigo emprendió la retirada fraccionándose en dos partidas que tomaron a derecha e izquierda de sus posiciones. Perseguidos hasta unos siete kilómetros por este lado i c o m o hasta dos por el otro, conseguimos dejar en el c a m po al comandante del escuadrón, teniente coronel José Ventura Sepúlveda, cuatro oficiales i c o m o a setenta individuos de tropa; tomamos prisionero al comandante m i l i tar de A g u a Santa, un teniente i seis individuos de tropa. A d e m a s , hemos tomado al enemigo un lujoso estandarte con las armas del P e r ú , varias carabinas R e m i n g t o n , rifles W i n c h e s t e r , municiones, sables, monturas i caballos. Por nuestra parte, tengo el sentimiento de comunicar a U d . que hemos perdido al sárjente 2. ° de la 1 . del 1. ° , Francisco Tapia i a los soldados de la 2. del 1. ° , F r o i lan Benitez i Juan de Dios Piñeiro, los cuales han caido peleando bizarramente, i en especial el sárjente que, siendo redeado por cuatro enemigos, se defendió valerosamente hasta que el soldado Pedro Castro pudo ir en su ausilio i entre ambos concluir con ellos, quedando Tapia m o r t a l mente herido i muertos los dos caballos que montaban. 03

s

T a m b i é n t e n g o el sentimiento d e c o m u n i c a r l e q u e h a n resultado heridos de bala i sable el alférez d o n G o n z a l o G. Lara, levemente, u n c a b o i seis, soldados, los q u e h a n sido asistidos c o n v e n i e n t e m e n t e , i p o r ahora n o tenemos n i n g u n o en estado grave. Sobre el c o m p o r t a m i e n t o en el c o m b a t e d e los señores oficiales i tropa de m i m a n d o , n o t e n g o lugar a hacer r e c o m e n d a c i ó n especial, pues todos han c u m p l i d o c o n su deber. S e g ú n datos suministrados por los oficiales prisioneros el escuadrón e n e m i g o era c o m p u e s t o de oficiales i tropa del rejimiento Húsares de J u n i n i del Húsares de B o livia. P o n g o a su disposición el estandarte t o m a d o al e n e m i g o , para q u e U d . se sirva disponer de él c o m o l o estime conveniente. E n las relaciones que i n c l u y o figuran los n o m b r e s de los oficiales de este escuadrón que se h a n e n c o n t r a d o en el ataque, los d e los heridos i los de los oficiales m u e r t o s i prisioneros. D i o s guarde a U d . M A N U E L R.

BARAHONA.

Al señor Comandante del rejimiento de Cazadores a caballo.

OFICIALES QUE ENTRARON E N

EL ATAQUE,

Capitán, d o n Manuel R . Barahona. Id., d o n Sofanor Parra. Teniente, d o n J u v e n a l Calderón. Alférez, d o n Gonzalo G. Lara. Id., d o n J u a n de D i o s Quezada. Id., d o n Carlos F. Souper. Id., d o n I g n a c i o Urrutia. Id., d o n J u a n Manuel Astorga. Aspirante, d o n A l v a r o A l v a r a d o . MUERTOS D E NUESTRA

PARTE.

Sarjento 2. ° , Francisco Tapia. Soldado, J u a n d e D i o s Piñeiro. Id., Froilan Benitez. HERIDOS D E NUESTRA

PARTE.

Alférez, d o n Gonzalo G. Lara, de bala en el m u s l o i z quierdo. Cabo 2. ° , Calisto Astudillo, d e bala en el h o m b r o i z quierdo. Soldado, Carlos Gutiérrez, d e bala en la pantorrilla izquierda. Id... Manuel M u ñ o z , de bala en el brazo izquierdo. Id., Olegario M u ñ o z , de bala en la cabeza. Id., R a i m u n d o G u z m a n , de sable en la cabeza.

PACIFICO.

ENEMIGOS

Peruanos

del rejimiento

MUERTOS.

Húsares

de

Junin.

Teniente c o r o n e l c o m a n d a n t e , d o n J o s é V . S e p ú l v e d a . Teniente, d o n N. del Mazo. Id., don- J o s é Soza. Id., d o n Carlos Masías. Boliviano

del rejimiento

Húsares

de

Bolivia.

Capitán, d o n Manuel María Soto. PRISIONEROS TOMADOS.

Peruanos. Teniente coronel, d o n R i c a r d o C h o c a n o , c o m a n d a n t e militar d e A g u a Santa. Cabo 1. ° , E m i l i o Cano, rejimiento Húsares de J u n i n . S o l d a d o , Nicolás I n c h a í , j e n d a r m e . Daniel Astorga, paisano. Bolivianos. Teniente, d o n E m i l i o G ó m e z , Húsares de Bolivia. Sarjento 2. ° , I g n a c i o Alvarez, id. id. Cabo 2. ° , Miguel Tean, id. id. S o l d a d o , J o s é Aviles, id. id.

XVIII. Carta del capitán Barahona i versiones sobre el combate de Agua Santa. Campamento de San Francisco de 1879.

de Pisagua,

Noviembre

9

Estoi b u e n o i n o h e tenido n o v e d a d alguna. C u a n d o p u e d a leer ésta, y a tendrá c o n o c i m i e n t o del c o m b a t e que h e m o s librado en Jermania, seis leguas m a s al interior d e este c a m p a m e n t o i a diez i seis del p u e r t o d e Pisagua; de m o d o q u e nada le diré de n u e v o . N o s o t r o s pasamos en tantos m o v i m i e n t o s q u e n o p o d e m o s m a t e rialmente dedicarnos a escribir u n renglón. Esta n o c h e h e m o s alojado en esta salitrera, i logro el ú n i c o lugar d e q u e p u e d o disponer para tener el gusto de escribirle. N a d a le d i g o sobre el b o m b a r d e o de Pisagua ni del asombroso d e s e m b a r c o i t o m a de la ciudad, porque a q u e llo n o es para m i pluma. Es i m p o s i b l e q u e h a y a n s o l d a d o s mas bravos q u e los chilenos. D e s d e Pisagua hai u n ferrocarril hasta A g u a Santa, p u n t o q u e está a mas de 16 leguas del primero. E n esta línea hai m u c h a s oficinas o grandes máquinas para b e n e ficiar salitre, que contienen varios p o z o s de agua d u l c e , q u e es la vida en estos lugares. A l s e g u n d o dia del desembarco, m e t o c ó por suerte m a n d a r u n escuadrón que debia esplorar esta línea i r e c o n o c e r sus alrededores, c o n encargo de tomar el material rodante, aguadas, etc. E n el primer dia llegamos hasta la m i t a d del c a m i n o , h a b i e n d o t o m a d o una l o c o m o t i v a i cuatro estanques llenos de rica agua, u n a b o m b a para sacar agua del p o z o mas abundante q u e h e visto, i m u c h o s datos interesantes para la m a r c h a del ejército. T u v i m o s noticia de que el e n e m i g o se habia retirado al interior, a b a n d o n a n d o la estación de A g u a Santa, i q u e estaban llevándose d e ese p u n t o u n depósito de víveres i forraje. C o n el fin de tomarles estos pertrechos i a mas otra l o c o m o t i v a q u e existia allí, salimos el j u e v e s 6, i después de t o m a r varias aguadas, llegamos a las 4 P. M. al t é r m i n o d e la línea. A esa hora nuestra avanzada avistó enemigos i nos preparamos al c o m b a t e . N o s o t r o s al principio t u v i m o s la idea d e q u e nos h a b í a m o s e n c o n t r a d o c o n toda la fuerza q u e se decia habia allí i nos q u e d a m o s observando sus posiciones. Ellos formaron una larga guerrilla resguardada su espalda por u n o s cerrillos, i lo que estuvimos a tiro nos hicieron u n nutrido fuego. H i c i m o s una c o n t r a m a r -


CAPÍTULO

cha, para que salieran de sus parapetos i ver c u á n t o s eran. El e n e m i g o t o m ó este m o v i m i e n t o p o r una retirada i se n o s v i n o encima, siempre h a c i e n d o fuego. E n este m o m e n t o d i m o s frente a retaguardia i m a n d é a la carga. L o que pasó después es cuestión m u i larga, p o r los mil detalles de q u e se c o m p o n e . Básteme decirle que el e n e m i g o , que era u n escuadrón m o n t a d o , c o m o nosotros, i c o m p u e s t o d e los Húsares de J u n i n i de los Húsares de Bolivia, fué desorganizado en el primer e n c u e n t r o i desde allí perseguido i batido hasta d o s leguas al interior. Q u e d a r o n en el c a m p o cuatro oficiales i el j e f e i c o m o 80 i n d i v i d u o s de tropa. Les t o m a m o s u n lujoso i bien b o r d a d o estandarte, m u c h a s carabinas, m u n i c i o n e s , sables, m o n turas i caballos, i a mas u n teniente coronel, u n teniente i seis soldados. N o s o t r o s p e r d i m o s a un sarjento Tapia i d o s soldados, i t u v i m o s seis heridos, los que p o r fortuna n o están graves p o r ahora. T a m b i é n nos hirieron u n oficial Lara, a u n q u e l e v e m e n t e , tal que y a m o n t a a caballo. Se h a peleado firme i se ha sableado de u n m o d o espantoso, terrible. R a i m u n d o G u z m a n , m i asistente, se le fué al cuello a un c h o l o ; pero éste le salió g u a p o , i lo t u v o tan a p u r a d o que, según él, t u v o q u e "correrle m o q u e t e antes de p o d e r l o matar." Era curioso ver a G u z m a n c ó m o se revolcaba p o r el suelo c o n el c h o l o , el q u e a veces lo p o n i a d e b a j o . E n fin, antes de q u e lo pudiéramos p r o t e j e r , ya él lo pasó de u n a estocada. Escenas c o m o éstas ha h a b i d o m u c h a s , pues todos h a n peleado c u e r p o a cuerpo. Y o alcancé a librarle la v i d a a u n b o l i v i a n o , p e n s a n d o en usted i en mis hijitos; este infeliz les d e b e la v i d a a ustedes esclusivamente. Parece q u e c o n la t o m a de esta línea i sus aguadas, la c a m p a ñ a se hará por este lado, para batir al e n e m i g o en sus mismas posiciones de la N o r i a e I q u i q u e . C o n mas de dieziseis leguas de ferrocarril, telégrafo i agua para t o d o el ejército, h e m o s g a n a d o m u c h o , i nuestra victoria se facilita. MANUEL RAMÓN

VERSIÓN

CHILENA.

Pisagua, Al

BARAHONA.

Noviembre

11 de

1879.

Editor dol MERCURIO.

E l día siguiente, tí, a las 3.45 P. M., uua avanzada de Cazadores a caballo que marchaba al interior, encontró cerca de la salitrera Jermania otra compuesta de 50 b o l i vianos i 4 4 peruanos. E l jefe de esta fuerza enemiga era el comandante Sepúlveda, peruano. L o s bolivianos venian al mando del capitán Manuel M a ría S o t o , del teniente E m i l i o G ó m e z i del alférez E x e q n i e l Barron. Entre los peruanos venian, ademas del jefe de toda la fuerza, señor Sepúlveda, los tenientes P u e n t e a m a o , M a z o i Losa, D e todos estos oficiales, han muerto los señores Barron, boliviano, i Mazo i L o s a , peruanos, c o m o también el comandante Sepúlveda. Jermania es una oficina del Gobierno en que se elabora salitre. Se e m c u e n t r a a un cuarto de legua de A g u a S a n ta, i es el punto a donde termina la línea férrea de Pisagua. L a fuerza chilena eran c o m o 150 hombres al mando del señor Y e r g a r a ; iban también los capitanes Parra i Barahoua, los subtenientes Sonper, A s t o r g a i Calderón. E l combate terminó a las 7 P. M., quedando en el c a m po de batalla c o m o 60 enemigos, en su mayor parte b o l i vianos. L o s enemigos desplegaron una guerrilla por el centro al mando del teniente G ó m e z i del alférez Barron, haciendo frente a otra gerrilla nuestra formada en batalla frente a los peruanos. Durante un cuarto de hora hubo un fuego TOMO

II—14

PRIMERO.

105

nutrido, hasta que apareció por el costado izquierdo otra, a la que salió al encuentro el comandante Septílveda con los oficiales M a z o , Puentearnao i Losa. E n este estado las fuerzas chilenas se replegaron para hacer una carga en batalla i a sable. E l choque fué terrible, i minutos después daba por resultado la derrota c o m pleta del enemigo. E l capitán Soto, boliviano, se retiró a los primeros tiros. E l teniente G ó m e z , en la mitad del combate, cayó al suelo i varios de nuestros soldados se dirijieron a ultimarlo; pero el capitán Parra llegaba en ese m o m e n t o i lo salvó de una muerte segura, diciendo a los soldados que ningún boliviano valiente debia perecer. Entre los prisioneros bolivianos tomados en el c o m b a t e , vienen en el Amazonas el teniente G ó m e z i tres soldados del batallón Húsares de Bolívar. Coutamos entre el número de nuestros huéspedes al tristemente célebre Ricardo Chocano, que no hace mucho tiempo hizo comer un diario al desgraciado chileno Castro R a m o s , siendo su principal i verdadero asesino, i que después ha cometido todo jénero de tropelías con varios otros. Este individuo desempeñaba el puesto de comandante m i litar de A g u a Santa i fué tomado prisionero por el alférez Sonper, de Cazadores. H é aquí otra versiou del c o m b a t e : U n a avanzada de 140 cazadores, al mando del capitán Barahona, tuvo ocasión de toparse con una avanzada peruana compuesta también de 100 jinetes, estos últimos atrincherados. L o s nuestros hicieron fuego, pero inútilmente; i no hallando c ó m o hacerlos salir de su escondite, hacen una retirada falsa, i los peruanos, que sin duda esperaban eso, escapan a mata caballos, i los nuestros vuelven riendas i los acorralau i comienza el sable. Resultado final: 60 peruanos i bolivianos muertos, 20 escapados i 3 prisioneros, todos oficiales: un teniente coronel, un teniente i un subteniente.

Otra relación da los siguientes pormenores: " H o i en la mañana 7 del presente hemos sabido por don Arístides Martínez que llegó al c a m p a m e n t o , que ayer una avanzada nuestra compuesta de 130 cazadores se encontró en A g u a Santa con otra avanzada enemiga de 110, t a m bién de caballería. D e los nuestros iban 40 mui adelantados i este escaso número obligó a los enemigos a salir de sus trincheras acercándose bastante a ellos. Principiaron a h a cerles fuego, i entóuces los nuestros, reculando poco a p o c o , hicieron una huida falsa, lo que visto por los enemigos salen todos en su persecución. U n a vez bastante distantes i a la vista de los nuestros, vuelven i acometen contra ellos solo los 4 0 : momentos después llegó el resto. E n conclusión, mataron 60, huyendo los demás. De los nuestros 3 muertos i dos heridos. L o s enemigos mui bien montados, mejor que los nuestros, i también mejor armados. Mas tarde he sabido que nuestros primeros 40 hombres se han batido mas de un cuarto de hora con los 110 enemigos, i que cuando llegó el resto ya estaban casi en derrota. L o s aliados se bajaron de sus caballos e hicieron fuego parapetados por sus caballos, los que arrancaron al m o m e n t o .

VERSIÓN

PERUANA.

Arica,

Noviembre

10 de

1879.

Continúa el adelanto de las fuerzas chilenas cuyas avanzadas se encuentran y a en A g u a Santa. U n a descubierta de húsares fué derrotada p o r fuerzas superiores de caballería enemiga. Nuestra fuerza constaba de 50 húsares peruanos i 50 de Bolivia al m a n d o del c o m a n d a n t e Sepúlveda; la c a b a llería chilena ascendía a 350 lanceros! El ejército del Sur o c u p a b a la línea de P o z o A l m o n t e a I q u i q u e . I n d u d a b l e m e n t e en la z o n a c o m p r e n d i d a e n -


GUERRA

106

tre estos dos puntos decisivo.

tendrá lugar

un

gran

DEL

combate

Mientras tanto, hoi o mañana a mas tardar, saldrá a operar sobre u n o de los flancos del ejército e n e m i g o una división a las órdenes de S. E. el Jeneral Daza, c o m p u e s t a de mas de 3,000 h o m b r e s , c u y o cuadro es el siguiente: Escuadrón Escolta. Id. Ametralladoras. Id. Murillo. Batallón Granaderos D a z a , 1. ° d e la guardia. Id. id. Sucre, 2. ° id. INFANTERÍA DE LÍNEA.

Batallón 2. ° A r o m a . I d . 3. ° id. I d . 4. ° id. D o s baterías de artillería de m o n t a ñ a . El 6, uno de los buques chilenos estuvo en Camarones. A los disparos de rifle que h i z o la guarnición m a n d a d a por un capitán, contestó c o n una hora de v i v o c a ñ o n e o ; en seguida a b a n d o n ó la caleta, sin que desembarcara la fuerza que c o n tal intento llevaba preparada.

E n el c h o q u e contra la caballería enemiga, según datos que h e m o s p o d i d o obtener hoi, m u r i ó el teniente coronel Sepúlveda, batiéndose desesperadamente contra u n n ú m e ro cuatro veces superior al de su fuerza!!! El e n e m i g o cercó a los nuestros i terminó el c o m b a t e a sable i carabina. El coronel Masías, subjefe de Estado Mayor, sufrió una peligrosa caída; fué c o n d u c i d o a Tarapacá i se encuentra en Molle fuera d e c u i d a d o : tiene dislocados el brazo i la pierna izquierda. 48 prisioneros t o m a d o s en Pisagua fueron remitidos a Antofagasta. Es desgarrador el espectáculo que presenta la esplanada del muelle de Arica. Innumerables familias h a n aband o n a d o I q u i q u e , trayendo escasamente lo indispensable para la vida. Las mujeres a t o d o el rigor del sol están sentadas en la playa c o n tiernas criaturas en los brazos, esperando el desembarco de sus reducidos ajuares, p o r q u e el c r e c i d o n ú m e r o de equipajes dificulta la movilización, siendo escasos los m e d i o s de trasporte. I q u i q u e está desolado; todos emigran apresuradamente. Los principales propietarios h a n d e c i d i d o pegar fuego a la población tan p r o n t o c o m o se a p r o x i m e el ejército chileno. CELSO.

Orden del dia sobre el combate de Pisagua. ESTADO M A Y O R J E N E R A L DEL EJÉRCITO A L I A D O .

Almontc,

lijerant.es i exhibiéndolos en sus verdaderas proporciones, así ante el mundo militar c o m o ante la civilización, i su señoría el señor Jeneral en Jefe del ejército, ha querido que la palabra oficial dirijida al ejército, no se le haga oir hasta hoi en que puede revelar sin error i sin pasión ese acontecimiento de sangrienta i gloriosa memoria. L a primera brigada de la segunda división boliviana, la fuerza de las baterías de costa, la guardia nacional de P i sagua 'i la guarnición de jendarmes de ese p u e r t o ; mil hombres i dos cañones de a cien en batería, por terminar, han luchado durante siete horas contra veinte buques que m o n t a s sesenta cañones de los mayores calibres, contra seis mil hombres, contra todas las armas de la guerra m o d e r na i todas las crueldades de la guerra antigua resucitada por la barbarie chilena. L o s valientes que allí rechazaron con solo sus b a y o n e tas i sus rifles los proyectiles, las b o m b a s , las camisetas de incendio i todos los elementos con que la falta de valor llamó en su ausilio a la destrucción, tienen merecida la gratitud de las dos naciones cuya soberanía, cuyo honor, cnyo porvenir i cuya fortuna felizmente comunes, han sostenido hasta el mas heroico sacrificio, hasta ofrecer al m u n d o en SJI defensa el espectáculo de uua lucha desigual i de imperecedero recuerdo. L a bandera de Bolivia i del Perú han recibido el humo de las mismas balas, hau visto caer sosteniéndolas con igual ardor al ciudadano i a su aliado, i los defensores de Pisagua han puesto sello de heroísmo al pacto feliz de su alianza. E n elojio de los señores jeneral don Pedro A illamil, comandante jeneral de la segunda división boliviana; c o ronel don Exequiel de la Peña, su jefe de E s t a d o M a y o r ; coronel don Juan Granier, primer jefe del batallón V i c t o ria; coronel don Donato V a s q u e z , primer jefe del batallón Independencia; teniente coronel don Isaac Recabárren, jefe de armas de la p l a z a ; coroneles don Manuel F. Zavala i clon Nicanor González de la guardia nacional de Pisagua, i de todos los señores jefes, oficiales e individuos de tropa de esa fuerza, solo debe decirse que los jefes daban e j e m plo a sus soldados i que éstos renovaron en aquel dia, m e r ced a su indomable valor i personal denuedo, todas las glorias que nos han conquistada el primer puerto militar del Pacífico, i fueron dignos de llevar en sus armas la suerte de dos grandes naciones i la misión de rejenerar a la América, reduciendo a Chile a la impotencia que exije la paz del continente. T

A r t . 2. ° S. S. el señor Jeneral de división i en Jefe del ejército, se ha servido destinar al batallón .2. ° A y a c n c h o , al teniente graduado, subteniente don Carlos Vidal, i al b a tallón L i m a núm. 8. al teniente d o n F. Somocurcio. BELISARIO

SUAREZ.

XX. Correspondencia de Arica a "Ei Nacional" describiendo la llegada de Daza i parte de su ejército.

XIX.

Pozo

PACIFICO.

Noviembre

10 de

1879.

Señor Jeneral de División i en Jefe del ejército:

Servicio para mañana, la primera división peruana, i hará la gran guardia la división de caballería. Jefe de dia, el coronel graduado don Manuel Carrillo i A r i z a ; j e f e d e línea, el de igual clase don A u g u s t o F r e i r é ; de ronda, los tenientes coroneles don José Mateo Barrantes, don José Luis Torres, don Felipe Santiago Crespo i don Francisco Javier Taboada. ORDEN JENERAL.

A r t . 1 . ° La defensa de Pisagua es uno de los hechos que en la historia de la guerra actual caracterizan a los b e -

Arica, Noviembre 9 de 1879. S e ñ o r Director: H o i ha sido u n gran dia para Arica. D e s d e las 9 A . M., los batallones Victoria i P u n o , por otro n o m b r e , C a z a d o res del C u z c o , A r i c a i demás existentes en ésta, o c u p a r o n , formados en línea, t o d o el espacio c o m p r e n d i d o entre la estación del ferrocarril i u n costado d e la aduana, hasta el cuartel de los celadores. T o d o el p u e b l o se p u s o también en m o v i m i e n t o e invadió la estación i t o d o s los alrededores. Era que esperábamos la llegada del ejército boliviano. A las 11, S. E., a caballo, a c o m p a ñ a d o del contra-almirante M o n t e r o , del c o r o n e l R o d r í g u e z R a m í r e z i de todo el c u e r p o de edecanes i ayudantes, se dirijió, recorriendo la línea, hasta la estación. El tren n o se hizo aguardar. V i v a s atronadores a Bolivia, al Perú i a los jenerales D a z a i P r a d o se dejaron oir.


CAPITULO

I n m e d i a t a m e n t e las bandas de nuestros batallones t o c a r o n el h i m n o boliviano. Contestaron las bolivianas c o n el h i m n o peruano. El s e g u n d o tren llegó en ese m o m e n t o , i u n a vez form a d o s los batallones bolivianos venidos en el primer tren i los que llegaron en el s e g u n d o , el desfile c o m e n z ó . I b a n en primer término los Colorados, magnífico batallón c o m p u e s t o de h o m b r e s t o d o s veteranos escojidos. Este batallón es el predilecto del j e n e r a l D a z a . T i e n e p o r j e f e al j e n e r a l Murguia. E n s e g u n d o t é r m i n o iban, precedidos d e su banda, los Amarillos. I p o r ú l t i m o los V e r d e s . L a d e n o m i n a c i ó n de " V e r d e s , " " A m a r i l l o s " i " C o l o r a dos", les viene del color del uniforme que llevan. Estos son los batallones que vinieron al m e d i o dia. El j e n e r a l Daza n o v i n o c o n ellos sino el j e n e r a l A r g u e das, Jefe del Estado M a y o r . El entusiasmo c o n que fueron recibidos i la alegría q u e a los bolivianos d o m i n a b a fué sin límites. H a s t a el m o m e n t o en que escribo ( 8 P. M.), los vivas i hurras n o h a n cesado. C u a n d o a las 6 P. M. llegaron en otros d o s trenes los d e m á s batallones i el j e n e r a l D a z a , ese entusiasmo rayaba en frenesí. Describirlo, así c o m o t o d o lo d i g n o d e llamar la atenc i ó n en ese ejército, n o m b r a r los diversos j e f e s , etc., seria empresa que asustaría a H o m e r o , i necesitaríamos ademas para ello u n a paciencia i tiempo d e que carecemos. C i n c o d e los batallones bolivianos usan uniforme de lana tejido i t e ñ i d o en S o l i v i a . N o llevan zapatos sino ojotas, lo cual es m u c h o mas aparente para las largas caminatas, pues q u e así n o se les h i n c h a n los pies i andan mas l i b r e m e n t e p o r q u e están a c o s t u m b r a d o s a ellas. E l a r m a m e n t o q u e usan es R e m i n g t o n . — " E s u n a tropa de metérsela al diablo," n o s decia u n o de nuestros j e f e s al ver a esos soldados t o d o s d e alta estatura, anchas - espaldas i magnífica musculatura en j e neral.

PRIMERO.

10:

L o s nuestros en P o z o A l m o n t e . Chilenos, hasta A g u a Santa. E n este p u n t o 5 0 h o m b r e s de Húzares de J u n i n atacar o n a una avanzada chilena i la arrollaron, pero u n rejim i e n t o e n e m i g o v i n o en ausilio de los suyos i nos t o m a r o n algunos prisioneros. P. D . — M e olvidaba. E l c o r o n e l Albarracin c o n 1 2 0 h o m b r e s salió el 5 , si mal n o recuerdo, c o n dirección a Pisagua. L a j e n t e q u e lleva es t o d a avezada i aparente para la clase de guerra que va a emprender.

el

Cerca de 2 , 0 0 0 personas se h a n v e n i d o de I q u i q u e en Bolivia. D e U d . , señor Director, atento i S. S. GUSTAVO.

XXI. Los cónsules peruanos en Potosí, Sucre i Cochabamba comunican la impresión producida en Bolivia por la pérdida del "Huáscar" i la situación de la '4.s i 5. s división. (Inédito.) NÚM.

2 3 4 . — L E G A C I Ó N D E L TERÚ E N BOLIVIA.

La Paz, Noviembre 10 de 1879. Señor Ministro: T e n g o el h o n o r de elevar al d e s p a c h o de V . S. en copias legalizadas i b a j o los n ú m s . 1, 2 i 3 , los oficios q u e c o n fecha 2 4 del mes p r ó x i m o pasado han dirijido a esta L e g a c i ó n nuestros cónsules en Potosí, S u c r e i C o c h a b a m b a , c o m u n i c a n d o la dolorosa impresión q u e h a p r o d u c i d o la p é r d i d a del glorioso m o n i t o r Huáscar i la situación i c o n diciones de la quinta división del ejército boliviano. Sírvase V . S. p o n e r los oficios indicados en c o n o c i m i e n t o de S. E. el Presidente de la R e p ú b l i c a , a c e p t a n d o las consideraciones i respetos c o n que m e suscribo de V . S. m u i atento servidor. J. L.

Noviembre 10. S e ñ o r Director: Este d o m i n g o h a a m a n e c i d o alegre. Y a se v e : los entusiastas ataques, pasos dobles, valses, polkas, mazurcas, retazos de ópera, etc., ejecutados p o r siete bandas de m ú s i c a , ademas de los toques de mas de 5 0 cornetas, i m u c h o mas al c o n t e m p l a r a 7 , 0 0 0 soldados b o l i v i a n o s i peruanos, t o d o s j ó v e n e s , robustos, c o n t e n t o s , ajiles, a r d i e n d o en deseos de combatir, rivalizando en v a lor i fuerzas, serian bastante para disipar t o d o d e s c o n tento i las sombras q u e los pesimistas h a n visto a g r u p a das en el h o r i z o n t e d e nuestra patria. A l m e d i o dia S. E. h a visitado al e j é r c i t o b o l i v i a n o i l e ha dirijido la palabra. H a sido m u i v i v a d o i aplaudido. A l hablar a la L e j i o n Boliviana, el o j i ó m u c h o la c o n ducta d e los j ó v e n e s , t o d o s de las primeras familias b o l i vianas q u e la c o m p o n e n , les manifestó p o r q u é se q u e d a b a parte de ellos en T a c n a i c o n c l u y ó invitando a c o m e r c o n él, al c o r o n e l del c u e r p o i a d o s d e los j ó v e n e s que éste

El Manco Capac h a sido m u i visitado p o r los jefes i soldados bolivianos.

QUIÑONES.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú.—Lima.

COPIA N Ú M . 3. C o c h a b a m b a , O c t u b r e 2 4 de 1 8 7 9 . — S e ñ o r d o c t o r d o n J o s é Luis Q u i ñ o n e s . — L a P a z . — M u i señor m i ó i disting u i d o amigo: Este fatal correo ha llenado el país de c o n s t e r n a c i ó n . — S o l o sabemos la pérdida del Huáscar. N o s faltan los detalles para p o d e r apreciar hasta d ó n d e va nuestra desgracia.-—Procuro alentar a los pesimistas i o b r o de a c u e r d o c o n mis esperanzas.—La guerra se llevaba mal, p o r q u e era absurdo pretender el d o m i n i o del mar c o n u n p e q u e ñ o b u q u e . — A h o r a en casos estreñios se tomarán medidas estremas, i tendremos b u q u e s . — S e trata de la reunión de un m e e t i n g para acordar un voto d e confianza a los directores de la guerra, i autorizar al G o bierno para que haga lo que quiera i t o m e recursos de d o n d e quiera para sostener la guerra hasta el t r i u n f o . — Si el m e e t i n g tiene lugar, daré a U d . cuenta de sus res u l t a d o s . — S o i de U d . atento i S. S., Q. B. S. M . — A d j u n t o , Z A M U D I O . — L a Paz, N o v i e m b r e 1. ° de 1 8 7 9 . — E s c o n f o r m e . — F e d e r i c o Ixtndaeta, a d j u n t o .

COPIA N Ú M . 2. El v a p o r Bolivia, p r o c e d e n t e del Sur, h a a m a n e c i d o en este puerto. Las noticias q u e c o m u n i c a i que h a t o m a d o en I q u i q u e , confirman las y a sabidas. E l capitan d e ese v a p o r n o s es hostil. Tenia orden de pasar bien afuera de Pisagua, bajo pena de multa, i sin e m b a r g o n o se separa d e la costa sino seis millas, de m o d o que el Cochrane lo dStuvo.

Consulado del Perú en Sucre.—Octubre 2 4 de 1 8 7 9 . — N ú m . 5 . — S e ñ o r Ministro: El 1 8 del mes en curso se recibió de T u p i z a un telegrama de Buenos Aires, d e fecha 1 4 , en el que se c o m u n i c a b a la captura del Huáscar i m u e r t e del c o m a n d a n t e Grau. El correo r e c i b i d o de T a c n a que llegó ayer, h a traído la confirmación d e tan infausto a c o n t e c i m i e n t o . — E s indescriptible la profunda sensación de


108

GUERRA

D E L PACIFICO.

d o l o r q u e h a causado en esta c i u d a d i e n todas las clases sociales este acontecimiento, que se reputa c o m o una d e s ­ gracia irreparable para la alianza p e r ú ­ b o l i v i a n a . — S e h a llorado en t o d o s los hogares al c o m a n d a n t e G rau i demás tripulación d e l Huáscar, la tortura ha sido terrible para esta p o b l a c i ó n ; felizmente, al través de tamaña desgracia, se conserva la tranquilidad i orden p ú b l i c o . — C r e o m u i o p o r t u n o q u e para calmar la ajitacion i desaliento q u e p r o d u c e u n a desgracia c o m o la q u e soportamos, se d i g n e V . S. c o m u n i c a r m e t o d o aquello q u e sea posible, sin c o m ­ p r o m e t e r el éxito d e la guerra i q u e haga v e r nuestros recursos i futuras esperanzas.—Con sentimientos d e p r o ­ fundo pesar p o r el contraste q u e lloramos, m e es grato suscribirme d e V . S. atento i seguro servidor, señor M i ­ n i s t r o . — J u A J Í A F E R N A N D E Z . — A S. S. el Ministro d e l Perú en B o l i v i a . — L a P a z . — L a Paz, N o v i e m b r e 1. ° d e 1 8 7 9 . — E s c o n f o r m e . — F e d e r i c o Landaeta, adjunto.

C O P I A N Ú M . 1. Consulado del Perú en Potosí.—Octubre 24 d e 1879. — N ú m . 67.— Señor M i n i s t r o . — T e n g o el h o n o r d e dar respuesta a su estimable oficio d e 17 d e l presente, p o r el que se sirve V . S. manifestarme la falta d e mis avisos r e ­ lativos a la política d e este departamento i la división d e l jeneral C a m p e r o . — Verdad es, señor, q u e desde u n oficio, n ú m . 63, de 3 del presente, en que hablé a Y . S. de la quinta división, h e carecido p o r c o m p l e t o d e noticias d e ella q u e p o d e r c o m u n i c a r e n los correos d e l 10 i 17 d e l presente. — H o i m e cabe informar a V . S. d e t o d o l o q u e p u e d e ser de algún i n t e r é s . — E n relación a la política de este d e p a r ­ tamento, desde los graves incidentes ocurridos e n T a c n a c o n el jeneral Pérez i c u e r p o d e la L e j i o n Boliviana, la o p i n i ó n c o m e n z ó a censurar la c o n d u c t a d e S. E. el Capi­ tán Jeneral d e l ejército boliviano, quien p o r desacuerdos talvez personales c o n aquél, hizo entrever c o m p l o t d e trai­ c i ó n a la patria en el ejército, p o n i e n d o así e n grave peli­ gro la disciplina i aun la organización d e éste, i p r o v o c a n ­ d o la escisión entre peruanos i bolivianos, entre quienes reinaba tan buena a r m o n í a . — D e s d e q u e se h a sabido la catástrofe ocurrida c o n el Huáscar p u e d e decirse q u e h a m u e r t o la esperanza, pues c o n la decidida p r e p o n d e r a n ­ cia d e Chile en el mar se prevé m a l resultado, i n a d a se es­ pera de n a d i e . — L a quinta división está toda en San Cris­ tóbal, c o n orden d e l Capitán Jeneral para m a r c h a r sobre Calama (es m u i reservada i c o n ese carácter m e la h a c o ­ m u n i c a d o una d e las autoridades), ofreciendo q u e cerca de aquel p u n t o se le unirá u n a división q u e está en el Sur del Perú. Carta del señor c o r o n e l B e n a v e n t é avisa que a la noticia de la llegada a San Cristóbal del batallón Bustillos, se habia elevado a 3,500 h o m b r e s la g u a r n i c i ó n d e Calama, i supone d i c h o c o r o n e l q u e ésta será elevada talvez a 8 o 10,000 h o m b r e s , en c u a n t o se tenga c o n o c i ­ m i e n t o d e hallarse toda la quinta división en S a n Cristó­ bal. C o n este m o t i v o se cree que, si esta división realiza la m a r c h a sobre Calama a u n c u a n d o sea unida a otra igual, el fracaso será inevitable, i se j u z g a q u e s o n necesarios 10 a 12,000 h o m b r e s para atacar aquella plaza fuerte. L a tercera división está c o m p u e s t a d e cuatro batallones i u n a vanguardia d e franco­tiradores, c o n u n total d e 1,844 h o m b r e s fuera d e jefes i oficiales; tiene 1,802 fusiles R e ­ m i n g t o n c o n 196,282 tiros; carece en l o absoluto d e arti­ llería.—El G obierno o r d e n ó a esta prefectura la a c u m u l a ­ c i ó n d e víveres, forrajes, etc., e n S a n Cristóbal, i c o n este m o t i v o se h a n aceptado algunas propuestas p o r cantida­ des m u i limitadas i se h a ordenado el e m b a r g o d e t o d o s los víveres existentes e n las p r o v i n c i a s . — E s c u a n t o p o r h o i p u e d o informar a V . S . — D i o s guarde a Y . S., señor M i n i s t r o . — ( F i r m a d o ) L U CI A N O

P R U D E N CI O . — A su s e ñ o ­

ría el Ministro d e l Perú residente e n B o l i v i a — L a P a z . — L a Paz, N o v i e m b r e 1. ° d e 1 8 7 9 . — E s c o n f o r m e . — F e d e ­ rico Landaeta, adjunto.

XXII. Cartas del canónigo Pérez, jefe de la ambulancia Arequipa, desmintiendo los cargos hechos al ejérci­ to chileno por la prensa peruana. Señor Editor de E L MERCURIO de Valparaíso:

P o r casualidad, pues m i s ocupaciones no m e han dado lugar para leer periódicos, he visto la relación que el c o r ­ responsal de E L COMERCI O en campaña, hace de la toma de Pisagua por el ejército chileno; i c o m o en esa reseña he leído cosas que se relacionan con m i persona i con la a m b u ­ lancia Arequipa, que dirijo, me veo en la ineludible necesi­ dad de rectificar los hechos i de decir francamente, c o m o testigo presencial, todo lo que ha acaecido en el c a m p a ­ mento del Hospicio, sin que la política militante se mezcle en m i sencilla narración. N o es cierto, pues, todo lo que se refiere en esa exajerada correspondencia, que, si es auténtica, puede m u i bien agriar los ánimos de los combatientes, i espouerlos a injustas r e ­ presalias. C o m o sacerdote i c o m o testigo presencial de los hechos, me permitiré sin pasión política i con la frialdad qne p r o ­ duce el hielo de los años, hacer nua relación concienzuda de lo que he visto. N o sé por cierto lo que sucediese en el puerto de Pisagua en el acto del combate, pero sí puedo asegurar que el i n ­ cendio de la población i las demás desgracias que acaecie­ ron, fueron una consecuencia necesaria de los proyectiles que la escuadra arrojó para desmontar las baterías de tierra, E l campamento del H o s p i c i o , donde y o residía, i las m u ­ chas tiendas de italianos i otros estranjeros, quedaron desier­ tos desde muchas horas antes que el ejército chileno llegase allí. Las familias i todos los vecinos huyeron dejando sus casas abandonadas. E l jefe de los ferrocarriles i de la ofi­ cina telegráfica, Mr. Gi l , que desde dias antes se encontra­ ba atacado de fiebre tifoidea, fué retirado del campamento en una camilla por sn digua esposa, el doctor Villegas, m é d i c o del hospital, i varias otras personas, c o m o a las doce del día, dejando también su casa abandonada. A s í es, pues, qne no pudo ser herido ni fusilado c o m o se asegura. Las mujeres tampoco pudieron ser víctimas de la crueldad i desenfreno de la tropa, ni obligadas a bailar al son de las músicas militares, por la sencilla razón de que todas h u ­ yeron i no quedó una sola en el campamento del H o s p i c i o , i porque las bandas del ejército solo llegaron al dia siguiente, cuando en el c a m p a m e n t o habia jefes respetables i severos que no habrían podido permitir ningún desorden. Serian las 3 Р. M. cuando so presentaron en el tal c a m ­ pamento cinco soldados chilenos, que perseguían a los bolivianos que aun les hacían resistencia de detras de los ranchos. Estaba eu m i cuarto, i mis empleados curando a los h e ­ ridos en el hospital, cuando saqué la cabeza i vi que estos soldados apuntaban i hacían fuego sobre el hospital. Temeroso de que matasen a los heridos i empleados, enar­ bolé una banderita blanca i salí del cuarto. L o s soldados, que se hallaban a mas de una cuadra de distancia, al ver la banderita me llamaron. Y o , aun cuantiólas balas atrave­ saban en todas direcciones, salvé la distancia i logré llegar sin novedad donde ellos e s t a b a u , ' c o n m i bandera en una mano i mi Santo­Cristo en la otra. L o s soldados m e preguntaron quién e r a ; les contesté que era sacerdote, que estaba a cargo de un h o s p i t a l ; les mostré mi corona, i ellos, jenerosos, aunque ebrios con el furor del combate, m e dijeron que m e retirara, qne ­nada tuviese que temer, que el sitio era riesgoso por las muchas balas que atravesaban. C o n esta confianza m e regresé a la ramada de m i cuarto. Mas, a p o c o , estos mismos soldados, cuyos nombres recordaré siempre con gratitud, se convir­ tieron en m i s protectores; se vinieron a m i ramada, donde les di agua i lo que pude. Recuerdo el nombre de dos de ellos: Bruno Zepeda, del A t a c a m a , i Jnan Fíbres, del Bniu.


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Mas de tres cuartos de hora pasé coa ellos, lleno de ansiedad, no porque temiese que m e dañaran, sino porque no habia ni un sarjento ni un oficial con quien entenderme. C o m o a la hora, se presentaron dos oficiales, i a poca distancia de ellos c o m o una compañía del batallón Zapadores. Entonces m e dirijí al jefe i él me dio todas las garantías que podia desear. Cuando la tropa a r m ó , pabellones, todos los jefes i oficiales se vinieron a mi ramada; les ofrecí el frugal alimento que mi sirviente habia podido preparar, i estuvieron en mi cuarto hasta mas de las 10 P. M . E n la mañana del 3, el señor coronel Arteaga me visitó, i me llenó de confianza. A las 11 A . M . me mandó con el teniente López i un piquete de soldados a recojer los heridos de la cuesta, que habían permanecido toda la noche i parte de la mañana tirados en el c a m p o . Provisto de una botella de agua, con un calor abrasador, pude favorecer a algunos heridos, que chupaban el agua, cuando les aplicaba la botella a los l a bios, con una ansia que me hacia derramar lágrimas. ¡ A h ! ¡qué terrible es la guerra! ¡Qné escenas tan conmovedoras se presentan en esos lances! ¿ P o r q u é , pues, dos nacioues hermanas se tratan tan cruelmente? ¿ P o r qué matan su porvenir? ¿ P o r qné manchan con sangre la senda del p r o greso, las esperanzas lisonjeras del siglo X I X , del siglo del vapor i ele los telégrafos? Que los soberanos de E u r o p a , por conservar su poder i sus ambiciones, sacrifiquen a los pueblos en los campos de batalla, es una cosa que se c o m p r e n d e ; pero que los hijos de la República i de la libertad, se maten, por sostener intereses mezquinos, por fomentar pasiones raquíticas, esto si que no se puede ver sin llorar, «in sentir vértigos i dolores en el corazón. Bajé, pues, esos arenales i precipicios hasta Pisagua, sostenido por el brazo del teniente L ó p e z , i recojiendo los heridos que encontramos en nuestro tránsito. A las 10 P . M . volvimos al Hospicio en el tren. L o s pobres heridos del hospital no tenían agua ni alimento, i hubo día que lo pasaron con una taza de té. ¡Gracias al jeneroso i noble jeneral Escala, que nos p r o porcionó carne, arroz i algunos otros recursos que aliviaron nuestra situación en esas críticas circunstancias! Y o siempre conservaré con gratitud el recuerdo de ese respetable i virtuoso jeneral. de quien recibí favores i atenciones muí cordiales; lo m i s m o que el del Ministro de la Guerra, señor Sotomayor, de su digno hermano, del señor coronel A r t e a g a , i todos i cada uno de los jenerosos jefes i oficiales del ejército, entre quienes he vivido por el espacio de ocho dias. A bordo del Abtao hemos recibido también muchos f a vores del. señor comandante Sánchez i su oficialidad; i en el Amazonas del galante i jeneroso comandante T h o m p s o n . Después de dejar a nuestros heridos en el hermoso h o s pital de la Providencia, i de recojer los catres, colchones i demás enseres del hospital Arequipa, con que se les pudo ansiliar, voi a retirarme de la hospitalaria ciudad de V a l paraíso, con el corazón lleno de gratitud por los favores que he recibido del señor gobernador eclesiástico don M a riano Casanova, del muí digno i simpático cura de la parroquia del Espíritu Santo, señor Donoso, i de las demás personas qne me han favorecido i honrado con su amistad. Esta es, señor editor, la verdad pura i lo que realmente ha sucedido en la toma de Pisagua. Valparaíso, N o v i e m b r e 18 de 1879. JOSÉ

DOMINGO

PÉREZ.

Señorea Editores de L A BOLSA de Arequipa:

E n el ú l t i m o número de E L E C O DEL M'ISTI se me pide la esplicaciou de un comunicado inserto en E L MERCURIO de Valparaiso, bajo mi firma, al que se le da el nombre de Manifiesto, c o m o si y o fuese tan candido para escribir m a nifiestos sin hallarme investido de carácter d i p l o m á t i c o ; pues bien, la esplicacion de este escrito es muí clara i natural.

PRIMERO.

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C o m o se hablaba tanto de mi persona; c o m o se decia que me habían quemado, que me habían degollado i que se habían cometido otros escesos i crueldades en la toma de Pisagua; c o m o testigo presencial de los hechos, creí que en mi conciencia n o podia guardar un silencio criminal, que mui bien hubiera podido autorizar injustas represalias, que ensangrentasen la guerra que se hacen dos nacioues ilustradas i cristianas. Nada mas funesto en la guerra que esta clase de noticias, que exaltan los ánimos i ponen a las masas en el peligro de cometer escesos i venganzas, que escarnecen a la humanidad i escandalizan a las naciones que j u z g a n en calma nuestras contiendas americanas. U n hombre de conciencia, repito, se haria criminal si dejase correr tales noticias, o las autorizase con su silencio, habiendo sido testigo de los hechos i pndieudo desmentirlos, pues esto equivaldría, c o m o he dicho antes, a autorizar esas horribles represalias tan comunes entre los pueblos que no tienen relijion i que se complacen en vengar ojo por ojo, diente por diente. Que se haga la guerra porque así lo exije la dignidad i el honor de las uacioues, b u e n o ; pero que se haga de un m o d o humanitario i conforme a las ideas del siglo en que vivimos i a los sentimientos de los hombres ilustrados que las dirijen. L a prensa, en lugar de agriar los ánimos, de exaltar las pasiones, debía ocuparse en humanizar, en hacer mas j e n e rosa i llevadera esta lucha fratricida en que por desgracia nos hallamos. Guerra que mata nuestro porvenir i el porvenir de nuestros enemigos, para aumentar el lucro de los que se complacen en nuestras contiendas americanas. E l que y o , c o m o individuo particular i bajo mi responsabilidad encomié la conducta de un soldado que eu el frag o r del combate usó de un acto jeneroso cuando pudo m a tarme, nada tiene de estraiio, porque este encomio pnede servir quizas para que otro imite su ejemplo, i quién sabe si con ese objeto se le premió públicamente por la c o n d u c ta que observó c o n m i g o . C o m o sacerdote i cristiano, tengo que apreciar la caridad donde quiera que la encuentre i sea quien fuese la persona que la ejerza; i por esto he hablado bien del jeneral E s c a la, pues tuvo la bondad de favorecernos i proveer el hospital de carne i arroz, cuando los enfermos carecían de t o do. U n dia en que no se encontraba ni una gota de agua que beber, t o m ó este señor la vasija en la que se hallaba la de su c o n s u m o particular, i me d i j e : — V a y a i favorezca con esto a sus enfermos. Estas acciones parece que merecen algún agradecimiento. Si en esto he faltado, me someto al fallo de las personas cristianas e ilustradas. Y o no tuve necesidad de escribir por adulación; porque felizmente yo no tenia por qué humillarme a nadie. Mi b o l sa de reserva está bien, i aunque eu papel peruano, tenia fondos en la caja del hospital para acudir a cualquier g a s to. Asi es, pues, que cuando nos preparábamos para regresar, pagué en la ajencia de vapores nuestros trasportes i el de nuestros bultos. Mas la víspera de partir, el intendente de Valparaíso me mandó llamar i me dijo: que tenia orden del Presidente para abonar todos los gastos hasta Moliendo, c o m o en efecto lo h i z o ; por lo que la conducción de los heridos i nuestro regreso se ha hecho sin gravamen. Por ahora creo qne mi sencilla esplicacion disculpará cualquiera falta, que por esceso de sensibilidad pueda haber cometido en ese mal perjeñado escrito a que se alude. Arequipa, Diciembre 10 de 1879. JOSÉ D O M I N G O

PÉREZ.

XXIII. Memoria que el ministro de Guerra i Marina del Perú, señor Manuel Mendilmru, presenta al Congreso ordinario de 1879. Señores Representantes: El Ministro de Guerra i Marina tiene la honra de p r e -


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GUERRA

DEL

sentarse al Cuerpo Lejislativo para c u m p l i r el artículo 101 de la Constitución, según el cual debe ciarle cuenta al abrirse las sesiones, del estado de los ramos de su i n cumbencia. Esta memoria, que en circunstancias n o r m a les se ocuparía en gran parte del progreso de las instituciones militares i de las enseñanzas facultativas en que estriba el porvenir i el lustre de nuestras armas, tiene que reducirse hoi al b o s q u e j o de un cuadro de distinta n a t u raleza, que si por una parte os será desagradable, por la perturbación que sufre el estado ordinario de las cosas, por otra os c o m p l a c e r á al saber oficialmente heclios de alta significación que p r o m e t e n glorías a la R e p ú b l i c a en la contienda ineludible a que hoi se ve obligada. Os consta, señores, que la paz en que vivia el Perú se hallaba garantida por su limpio proceder i su sincera amistad hacia todas las naciones, señaladamente a las R e p ú b l i c a s de c o m ú n oríjen i antecedentes. D e b í a creer el G o b i e r n o q u e la nación se hallaba a salvo de conflictos repentinos en que la pusiera alguna de sus vecinas; i asim i s m o , que cualquiera interrupción q u e procediese de algún e q u i v o c a d o c o n c e p t o , o acaso d e alguna infundada susceptibilidad, lejos de turbar la buena intelijencia, se salvase amigablemente terminando por los medios lícitos c o n que el derecho i las esplicaciones de la buena fe c o n d u c e n a evitar toda violencia ajena de la ilustración, d e la justicia i de los axiomas internacionales. Mas el t i e m p o h a desgarrado el velo que cubría una confianza, a u n q u e noble, n o bien entendida; desde que algunos h e c h o s que y a n o cabían en los límites del m i s terio, debieron desportar sospechas suficientes para calcular i prever q u e de parte del G o b i e r n o d « Chile habia u n designio secreto i p r e m e d i t a d o contra el P e r ú ; bien que se pudiera paliar c o n el desacuerdo i sensibles dificultades que interrumpían las buenas relaciones entre S o l i v i a i Chile. E n breve quedaron los objetos a d e s c u bierto, desaparecieron las ilusiones de los h o m b r e s sanos i entró al d o m i n i o del m u n d o lo q u e y a n o era dable se mantuviera en las tinieblas de la ocultación. U n a mala voluntad, u n odio basado desde fecha r e m o ta en la emulación provincial i el disgusto que enjendra siempre la c o n d i c i ó n del inferior, vinieron c o n los t i e m p o s arrastrando ciertas tradiciones i d a n d o p á b u l o a una rivalidad sistemada e incansable. Véase año p o r año, en la prensa de Chile, la espresion do esas pasiones de aversión a nosotros, q u e y a se han h e c h o innatas en sus p u e blos. La amarga censura, la crítica destemplada i aquel afán tenaz i tan c o m ú n de deprimir i desopinar cuanto toca al Perú, h a n sido constantemente u n aviso positivo que debió en t o d o evento poner a nuestro pais m u i en guardia contra los efectos del rencor profundo que al fin habia de producir una ruidosa esplosion. ¿Qué causas ha h a b i d o para esta desunión i este aborrecimiento que n u n ca ha ajitado a Chile contra algún otro pais? El Perú n o es culpable de las reglas que basaron el sistema c o l o nial: el Perú n o ocasionó los males que hiciera a Chile el p o d e r de los vireyes: el Perú n o es responsable de n i n g u na incidencia ocurrida c o n Chile allá en las épocas en que estuvo rejido por ambiciosos de fuera: el Perú en sus convenciones de amistad i arreglos comerciales, j a m a s alcanzó de Chile ventajas para su industria; p o r q u e Chile, escesivamente celoso de sus conveniencias, negoció i o b t u v o siempre provechos, rara vez de acuerdo c o n la reciprocidad. N o ha ofendido, pues, el Perú ni levemente a Chile: mas bien le h a d a d o frecuentes i marcadas p r u e bas de simpatía i fraternidad. Intencionalmente n u n c a ha confesado Chile que hizo guerra a la confederación perú-boliviana por destruir un poder que le amenazaba, i por anular ciertas leyes c o m e r ciales que herían sus intereses mercantiles. Repite c o n ofensivo cálculo, que venció, triunfó i humilló al Perú; i n o advierte que falsea la historia i sus mismos actos oficiales, fuesen simulados o verídicos. E n t o n c e s abatiría a un partido peruano, pero nó al Perú ni a su Gobierno, p o r q u e fraccionado el pais, se a p o y ó Chile en otro partido, sin

PACIFICO.

c u y a intelijencia e influjo j a m a s habría d a d o u n paso en nuestro territorio, que aun pensó abandonar defiriendo a la interposición de u n a potencia europea, h e c h o sobre el cual aun n o faltan testigos fidedignos. ¿Por qué, pues, t o r turar la verdad i deprimir al Perú de una manera tan i n n o b l e e inmerecida? P o r una desgracia, que n u n c a será b i e n lamentada, m e d i t a b a Chile, en el curso d e los dias, tomar para sí una parte de la costa boliviana d o n d e existe salitre. E n n i n g ú n archivo h a e n c o n t r a d o un solo rastro histórico en q u e fundar su d e r e c h o al apetecido litoral; i a p r o v e c h a n d o d e cuestiones n o fenecidas c o n Bolivia, o c u p a c o n sus tropas i al abrigo de sus buques, aquella c o m a r c a q u e se p r o p o n e poseer. Este acaecimiento, que era consiguiente r e p r o b a sen las naciones i m u c h o mas el Perú, n o fué p r e c e d i d o de u n a declaratoria de guerra q u e se c o m u n i c a r a d e b i d a m e n te a los gabinetes americanos; i a u n q u e el Perú antes i después ofreció su m e d i a c i ó n , i dio pruebas d e su afanoso propósito de restablecer la c o n c o r d i a i remitir las cuestiones a u n impacial arbitraje, sus buenos oficios, su repetido e m p e ñ o , fueron r e c h a z a d o s , n o c o n razones, sino c o n h e chos que sujirieran a Chile sus privadas medras i sus secretas intenciones. A c t o c o n t i n u o i sin mas preliminares, declara al Perú u n a guerra q u e n o h a p r o v o c a d o ni apetec i d o , i lo hace sin guardar los trámites regulares i sin que h u b i e r a causales m e d i a n a m e n t e cimentadas para tan repentino escándalo. H o i , señores, n o es ni p u e d e ser un arcano impenetrable que el G o b i e r n o boliviano, desde atrás h a sido t e n t a d o i escitado para aliarse c o n Chile a fin de disponer del territorio Sur del Perú, en c a m b i o de concesiones que d e parte d e Bolivia se le hicieran. L a b u e n a fe del G o b i e r n o ele esta R e p ú b l i c a n o aceptó n u n c a tan ofensivas i v e d a das sujestiones, indignas ante la moral, a u n q u e ostensib l e m e n t e halagüeñas; i nadie ignora q u e el c o n v e n i o d e alianza entre el Perú i Bolivia, fué efecto de una. recíproca lealtad en g u a r d a de un futuro acontecimiento que pasara el límite d e incidiosas tentativas. A u n q u e este tratado n o se publicara, Chile, c o m o era natural creerlo, tenia en su gabinete c o p i a d e él; p e r o g u a r d ó u n e s t u d i a d o disim u l o mientras se preparaba para la guerra c o n una activ i d a d igual a su silencio. H a b i a c o n s e g u i d o un a c o m o d a m i e n t o en las cuestiones q u e sostenía c o n la R e p ú b l i c a A r j entina, las cuales encubrían el verdadero fin d e sus aprestos bélicos. Asi, levantado el á n i m o d e l G o b i e r n o de Chile, se avanzó a pedir esplicaciones al Perú, p o r q u e p r e paraba su armada naval i enviaba fuerza del ejército a I q u i q u e . Nuestro Gobierno, observando una escrupulosa c i r c u n s p e c c i ó n neutral, n o permitía el tránsito de tropas de Bolivia por territorio ni aguas peruanas: pero de nada le valió esta prueba de su cordura; todavía fué acusado de haber d a d o armas a Bolivia, calumnia intolerable que fué rechazada i c o m p l e t a m e n t e deshecha. E l Perú descansaba con la tranquilidad que acompaña al que no ofende ni promueve caprichosamente las dísenciones i los conflictos. N o habia llegado la vez de que se agotasen a tenor del tratado de alianza, los medios de c o n ciliación que debían preceder al caso final de hacerla efectiva. N o podia imajinarse, ni a nadie fuera dado oenrrírsele que con una festinación sin igual, se le dirijiera un reto de siíbita declaración de rompimiento. Todo esto revela claramente que esta guerra se habia concebido i premeditado en antiguos i tenebrosos acuerdos del Gobierno chileno, i que su decisión hostil respecto del P e r ú no era nueva ni incidental, sino el efecto preciso de un pensamiento muí calculado i resuelto. H é aquí, señores, trazados, en rápido compendio, el oríj e u i antecedentes de la actual contienda. L o s puntos sustanciales que la han producido, debia tocarlos vuestro Ministro de Guerra i Marina c o m o una necesidad indispensable, antes de tratar de los asuntos que es de su deber someter al conocimiento del Congreso. E l Ministro de Relaciones Esteriores, en su Memoria i demás documentos relativos a l a presente guerra, instruyó


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con amplitud al Cuerpo Lejislativo, cuando celebró sesiones estraorclinarias, de cuantos datos i reflecciones conciernen a los procedimientos del Gobierno de Chile, hasta dejar perfectamente colocadas las cuestiones, su c o m p l i c a ción i objetos. Contrayéndome ahora a las providencias militares del Gobierno, responsable de la defensa de la República, c u m pliré con poner oficialmente en vuestro conocimiento, que todos los pueblos peruanos, indignados con la agresión mas injusta, con la violación de las m á x i m a s i principios del derecho i de la buena fe, se han c o n m o v i d o de la manera mas patriótica i entusiasmada para vengar la honra de la República, sostener sus inmunidades i levantar con gloria, hasta donde lo merece, el sagrado pabellón nacional. H a béis palpado, señores Representantes, que en los ámbitos de la República ha sido unísono el sentimiento desarrollado e n é t i c a m e n t e con el santo fin de escarmentar la t e m e raria agresión de los que han ofendido al Perú en lo mas vivo de su dignidad i del orgullo inherente a una nación pundonorosa i noble. Acaso incurrirían nuestros enemigos en el triste error de creer que el pais provocado i ultrajado gratuitamente, podría mirar con tibieza i sin que estallara su cólera terrible, los agravios hechos de intento pensado a su nombre i decoro, sin las causas forzozas que impelen a los estados cultos cuando tienen que apelar al ú l t i m o estremo i se lanzan a la guerra justa i obligatoria. Si tal fué la conjetura de Chile, si creyó que podia intimidar -al Perú, ya ha visto su lastimoso desengaño, i que no solo los peruanos, sino los habitantes t o d o s de las numerosas colonias de las naciones amigas que en el pais residen, han manifestado, con señalado ardimiento, que no les es indiferente la suerte de una R e p ú b l i c a que tiene de su lado la razón i la justicia. N o hai provincia que al primer anuncio del peligro haya dejado de reunirse i organizarse en lejiones numerosas que a porfía han pedido al Gobierno un puesto preferente en el ejército para emplear sus esfuerzos en la guerra activa: no ha quedado pueblo ni habitante que no se haya apresurado a concurrir con sus erogaciones en dinero o artículos valiosos para dar al erario recursos, unos de pronto, otros m e n suales, a fiu de robustecerlo para los gastos que la situación demanda; i si ha habido ciudadanos que entreguen todos sus bienes, el bello sexo ha sido i es incansable en llevar a efecto cuantiosos donativos, priváudose de sus alhajas i arbitrando medios injeniosos para rodear al Gobierno de ansilios. Pareciera increíble, señores, tanto desprendimiento i tanta abnegación! N o porque sea sabido todo pollos represetantes del pueblo, debe el Ministerio pasar en silencio hechos que dicen elocuentemente de cuanto es capaz una nación jenerosa cuando se trata de su honor i de su libertad. Luego que el ilustre Presidente de la R e p ú b l i c a se encontró rodeado de un conflicto instantáneo i de la mas honda trascendencia para la seguridad i defensa de la República, dictó infinitas providencias para conseguir elementos de guerra que garantizasen la integridad del territorio; porque el Gobierno, que no tenia caudales de que dispouer en c i r cunstancias desventajosas para el erario, reposaba en la c o n fianza de su buen proceder, i no contaba ni podia contar con una agresión violenta e injustificable. Nuestros buques se hallaban desprevenidos i nuestros almacenes militares carecían de los repuestos necesarios para improvisar ejércitos: i esta desventaja, ciertamente azarosa, no la i g n o r a ban nuestros enemigos, que introdujeron nua i otra vez comisionados que investigaron con disimulo i bajo el manto de la amistad, cuál era nuestra verdadera situación defensiva. Las atinadas i eficacísimas medidas del Presidente han producido, sin mas demora que la indispensable, la consecución de elementos bélicos que no existían pocos meses antes. E l , a costa de grandes esfuerzos, habia remitido a Iquique, unas en pos de otras, varias divisiones del ejército, mientras organizaba nuevas tropas. N o reservó sacrificio alguno para aprontar nuestros buques i vencer personalmente, con su asidua concurrencia al Callao, las

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reparaciones i los aprestos que demandaba nuestra insuficiente escuadra. Sus esforzadas tareas se sobrepusieron a muchas dificultades, i al fin, el jefe del Estado, se trasladó con los buques de guerra al punto donde le llamaron las exijeucias militares i los peligros. Desde ese m o m e n t o quedó a cargo del Gobierno S u p r e m o de la República el primer Vice-presidente llamado por la Constitución a ejercerlo transitoriamente. E l bizarro ejército de Bolivia, engrosado n o t a b l e m e n t e por el d e c i d i d o i h e r o i c o entusiasmo de sus hijos, q u e formaron cuerpos de voluntarios para venir a rechazar la agresión de Chile, ofreciendo a la historia u n e j e m p l o de lo que una n a c i ó n es capaz de hacer en defensa d e su soberanía i derechos; ese ejército, c o n d u c i d o por su d i g n o capitán jeneral i Presidente, fué recibido en T a c n a c o n las demostraciones mas satisfactorias; i allí c o n t i n u ó su instrucción i esperó el a r m a m e n t o de que carecían algunos de sus batallones, p o r q u e el G o b i e r n o boliviano estaba también desprevenido i distante de. pensar en que su territorio fuese i n v a d i d o súbitamente, sin declaratoria espresa de guerra, i bajo el título estraño e inesplicable d e una reivindicación que n o podia tener lugar, desde que j a m a s p o s e y ó Chile aquel pais, que dijo ser suyo i de que quiso apropiarse. L u e g o q u e el primer Vice-presidente del Perú se e n cargó del P o d e r E j e c u t i v o , hizo al q u e habla la alta distinción d e e n c o m e n d a r l e la presidencia del Consejo i el Ministerio de Guerra i Marina, en circunstancias de haber sido y a n o m b r a d o p o r el Presidente de la R e p ú blica jeneral en j e f e de u n ejército de reserva. S. E. el V i c e - p r e s i d e n t e se o c u p ó de o r g a n i z a d o c o n el e m p e ñ o d e q u e es capaz, e l e v á n d o l o a u n n ú m e r o c o m petente de soldados aptos i dispuestos a combatir. Las circunstancias eran p o r demás críticas, i habia m u c h o que hacer para aproximarse siquiera al objeto propuesto. Era de suponerse q u e los e n e m i g o s invadiesen el territorio d é l a capital desde que casi t o d o el ejército veterano i el d e Bolivia se hallaban en la estremidad Sur de la R e pública; i a u n q u e en L i m a se habrían sacrificado por salvarla cuantos h o m b r e s la habitan, la idea de una defensa de este j é n e r o n o podia garantizar la victoria ni permitir al G o b i e r n o u n m o m e n t o de tranquilidad. P o c o s dias h a bían trascurrido desde la salida del Presidente, c u a n d o la escuadra chilena se presentó delante del Callao, ignorando que la nuestra habia zarpado de este puerto. El 24 de M a y o último, pasadas n o m u c h a s horas, i r e c o n o c i e n d o su error, desapareció llevando r u m b o para regresar al Sur, sin haber roto el fuego ni r e c o n o c i d o la bahía. El h e r o i c o p u e b l o del Callao, i el n o m e n o s valeroso de esta capital, hubieran h e c h o grandes esfuerzos para rechazar toda tentativa d e la flota chilena; pero las baterías n o se hallaban en estado d e c o m b a t i r ventajosamente. E l infatigable celo del G o b i e r n o ha h e c h o después en esas fortificaciones m u c h í s i m a s reformas i reparos c o n la mira d e ponerlas en actitud de b u e n servicio. Se fueron allan a n d o c o n rapidez n o pocas dificultades, i se ha trabajado sin cesar para conseguir el arreglo que en lo orgánico i en lo material i doctrinal, se requería para p o d e r confiar en el éxito de la guerra en el caso de un ataque. Los p o r m e n o r e s de c u a n t o se h a practicado en este sentido, e x i jirian alargar demasiado la presente esposicion. Se n o m braron para las baterías i para cada pieza en particular, jefes intelijentes de artillería i de marina. L a guardia nacional del Callao, desde el principio d e la guerra, se c o n trajo al m a n e j o de la artillería de plaza, espontánea i dilijentemente, c o m o acostumbra hacerlo siempre que lo d e m a n d a el peligro, prestándose c o n e m p e ñ o a la instrucción i disciplina de esa clase de servicio. A u n q u e el G o bierno h a estado i está m u í satisfecho de la constancia i entusiasmo de esos cuerpos, c u y o s individuos por servila b a n d o n a n sus intereses i el c u i d a d o de sus familias, no por esto ha o l v i d a d o la necesidad de crear fuerza veterana d e artillería que, al m i s m o tiempo q u e la guardia nacional, p u e d a responder de la defensa del Callao en el caso


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d e haber de hacerse. Por ser insuficiente la c o l u m n a de línea formada con el título de D o s de M a y o , dispuso el G o bierno que pasase al rango de c u e r p o d e artillería el batallón del ejército, J u n i n n ú m . 11, q u e existe en la actualidad en las baterías. I c o m o el m a n d o militar debe estar siempre consignado a una sola persona responsable, atendida la alta g r a d u a c i ó n del C o m a n d a n t e Jeneral de Marina, d e terminó el G o b i e r n o fuese él solo quien tuviese a su cargo las baterías, lo m i s m o q u e las tropas d e la guarnición; n o m b r á n d o s e a un capitán de n a v i o de intelijencia para el d e s e m p e ñ o de las labores del E s t a d o M a y o r i sin que la prefectura interviniese en manera alguna en a t e n c i o nes militares q u e recargaban las suyas. U n injeniero e s pecial entiende en los trabajos i conservación de aquellas fortificaciones que y a se c o m u n i c a n entre sí por m e d i o del telégrafo. L a jenerosa población del Callao, ademas de sus donativos voluntarios i por medio de sus distinguidos concejos municipales, solicitó encargarse de situar en el lugar d e nominado la Punta, uua batería de piezas de a mil. H a llevado a cabo su propósito removiendo no pocos embarazos, i cubriendo sin gravamen alguno del erario, los crecidos gastos que ha demandado i aun demanda la ejecución de su laudable proyecto. Se trató de artillar el caballero de las Casas Matas de la antigua fortaleza; pero a causa del estado de las bóvedas, desistió el Gobierno de este pensamiento, i mandó se procediera a situar una batería de piezas rayadas de alto calibre para completar las obras de defensa en la parte conocida por la " M a r Brava." Se ha situado en el puerto de Ancón nua batería de grueso calibre i está en obra el establecimiento de otra que c o m p l e tará los medios seguros de resguardarlo. E l Vice-presidente encargado del mando, ha hecho efectivo el principio consignado en el artículo 123 de la Constitución, i hoi pnede decirse que mediante una represión sistemada i enérjica, ha desaparecido el reclutamiento en todo el territorio de la República. E l Gobierno no ha permitido que, según la antigua costumbre, vayan cuadros veteranos a ninguna provincia. Por moderados que fueran los jefes de ellos, el mismo deseo entusiasta por formar cuerpos prontamente, haria qne se esperimentasen en los pueblos desagrados i abusos subalternos qne los recienten i perturban su tranquilidad con grave daño de las familias i de las industrias. Y a era tiempo de estinguir por c o m pleto esa ocasión de violencias i descaminos escandalosos que mortifican a los habitantes, i que después de un gran ruido enjendraban desafectos al Gobierno, en tanto que la jente colectada de esa manera, no es la mejor para inspirar confianza, porque las exijencias de la fuerza chocan con la natural libertad del hombre i los cuarteles se convierten casi en unos presidios. L a guerra nacional era la ocasión de hacer desaparecer para siempre el servicio forzado que orijina n o solo el reclutamiento, sino hasta la m i s m a conscripción, que investig a n d o bien su m e c a n i s m o , n o es otra cosa q u e u n vasto c a m p o de opresión i de abusos. E l Gobierno, m e d i t a n d o la urjente necesidad de u n ejército de reserva, c o m b i n ó el plan de improvisarlo, a p o y a d o en el heroico entusiasmo de los pueblos por defender sus derechos en la presente guerra; i ensayando una teoría salvadora de la situación, resolvió admitir los leales ofrecimientos de las provincias. R e c o m e n d ó a todas la necesidad de los constantes ejercicios doctrinales, que están verificándose en todas partes; p r o h i b i ó los acuartelamientos, atendida la situación deficiente del erario, aplazándolos para c u a n d o lo exijiese el apremio de las circunstancias; pero aceptando los batallones q u e consideró necesarios, los llamó al ejército, encargando m u c h o n o viniesen los h o m b r e s rodeados d e familia, sino j ó v e n e s voluntarios que pudiesen o b r a r e n campaña tan solo durante la guerra. C o n esta solemne promesa, que por n i n g ú n m o t i v o dejará d e c u m p l i r el G o b i e r n o , que t a m p o c o permitirá que ni u n solo h o m b r e p u e d a darse de alta, bajo n i n g ú n pretesto, en cuerpos d e línea, se ha visto llevado a la práctica u n plan calculado

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para conciliar c o n la defensa del pais el deber d e corresp o n d e r a la n o b l e prestación d e los pueblos; plan q u e producirá los mejores efectos en lo venidero. N o h a menester la R e p ú b l i c a para después costosos ejércitos permanentes, sino el absolutamente preciso. Las revoluciones intestinas escollarían ante el buen sentido i la esperiencia d e los pueblos, i los G o b i e r n o s fieles c u m plidores de la lei, n o tendrán por q u é temer s a c u d i m i e n tos que en todas partes hallarían resistencias v i g o r o s a s i decisivas. Los cuerpos de la guardia nacional a c t u a l m e n t e en actividad, conservan sus propios j e f e s i oficiales; p e r o se les h a d a d o u n a asamblea c o m p e t e n t e d e j e f e s escojidos, para que cada u n o se e n c a r g u e del ejercicio doctrinal de una compañía, pasando sus revistas en listas separadas de las del batallón respectivo. Estos jefes c o n o c e n la tropa, son queridos de ella, i el dia de u n c o m b a t e , cada u n o tendrá a su cargo la c o m p a ñ í a q u e h a instruido. E l j e f e principal de la asamblea estará en el peligro al lado del jefe nato del batallón. La práctica d e estas disposiciones, en que n o h a sido quebrantada n i n g u n a lei, ha surtido i surtirá las mas saludables consecuencias. E l G o b i e r n o habría p o d i d o traer al ejército m u c h o s batallones, i ahora m i s m o los tiene disponibles en d i v e r sas provincias; habría reunido veinte m i l h o m b r e s , según la franca v o l u n t a d de los pueblos; mas n o lo ha h e c h o p o r el estado del erario i p o r q u e n o ha tenido por urjente movilizar otros cuerpos para el ejército en virtud de sus actuales facultades. L a guardia nacional d e L i m a ha ofrecido ciertos e m b a razos procedentes de la organización q u e se le dio. E n vez de haberse f o r m a d o a lo mas seis batallones c o n mil doscientas plazas, para utilizar en c a d a u n o seiscientos disponibles en cualquier caso de peligro estenio o interno, se crearon d i e z i o c h o cuerpos, en que figuraban los e m pleados, los colejios i m u c h o s i n d i v i d u o s n o espeditos por sus circunstancias para la instrucción doctrinal o el acuartelamiento, i m e n o s para una campaña. D e aquí se d e s p r e n d e la c o n v i c c i ó n de que tantos cuerpos d i m i n u t o s en la ocasión solemne q u e se atraviesa, era imposible pasasen de doscientos h o m b r e s , en tanto q u e el escesivo costo de los cuadros fuera s u m a m e n t e gravoso; p o r q u e los batallones reducidos a la m e n o r espresion, tienen las mismas seis compañías que u n batallón de crecida fuerza. N i el erario p o d i a soportar semejante gasto, ni era dable la existencia de c o l u m n a s q u e tuvieran el p o d e r i d e m á s c o n d i c i o n e s que requieren los cuerpos para prestar positiva resistencia en u n c a m p o de batalla. Si de estos inconvenientes n o se h a c i a reparo en anteriores luchas domésticas i de escasa significación militar, lo serio i solemne d e las circunstancias n o permitía creer ni esperar ventajas materiales i morales d e u n a m u l t i p l i c a c i ó n de cuerpos casi nominales para e m p r e n d e r operaciones de campaña. E l Gobierno, ademas de sus premiosas i graves tareas, ha tenido i tiene qne atender a las naturales i urjeutes n e cesidades del ejército del Sur, al cual no cesan de enviarse elementos de subsistencia, artículos de guerra i repuestos de diferentes especies. H a i que proveer al relevo de sus vestuarios i calzado, a las remesas de forraje i otras m u chas exijencias qne se Jlenan cumplidamente empleando grandes desvelos i crecidos caudales. Si los sacrificios que se hacen son de suyo ineludibles, la m i s m a categoría tienen los qne requiere la marina en todos los importantes ramos que abraza. E n objetos tan esenciales i preferentes descuella la intelijencia, el ánimo i la incansable actividad del V i c e p r e s i d e n t e . E l Ministro que os da cuenta de sus actos no se dejará doblar por las fatigas del rudo trabajo que sobrelleva; i si sus c o m p a ñ e ros podrían reemplazarle con ventaja, es cierto que a nadie cede en la voluntad i en su tenaz deseo de cumplir sn cometido sólo durante la guerra. E l ejército de reserva está distribuido en divisiones a cargo de jenerales i jefes, cumpliendo todos sus deberes de


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la manera mas recomendable. Muí grato es al Ministerio poder participar al Congreso que no ba habido delitos que j u z g a r , ni una sola disencion o desabrimiento que trascienda a la moral ni altere la plena armonía que requiere el buen servicio; siendo tal el adelanto de la instrucción, que los cuerpos de guardia nacional, o sean los provisionales del ejército, concurren a los ejercicios en línea, que el que habla dirije personalmente. L o s jenerales, jefes i sub-jefes del Estado Mayor Jeneral del ejército de reserva, han prestado importantes servicios i dado un constante ejemplo de abnegación i vijilancia en el ejercicio de sus atribuciones. Todos los señores jenerales han ofrecido con empeño sus servicios, i el Gobierno llenará el deber de ocuparlos en la campaña, aprovechando de los consejos de sas luces i esperiencia. L o s establecimientos de artillería prestan servicios de mucha entidad bajo la dirección de su inspector i c o m a n dante jeneral. L a maestranza i la fábrica de pólvora trabajan incesantemente, i en esta última está plantificándose la maquinaria que el Presidente hizo traer de los Estados Unidos del Norte, destinada a elaborar al dia gran número de cápsulas metálicas páralos rifles del ejército. Los buques trasportes se han armado acertada i dilijentemente; i si los jefes superiores i los comandantes de las naves de guerra hau hecho con éxito feliz, debido a su valor i pericia, diversas operaciones que hau ocasionado h o n rosos combates i producido algunas presas importantes, los jefes de los trasportes han desempeñado hábilmente i con denodado ánimo, comisiones de mucho peligro i de consecuencias muí provechosas en las presente contienda. E l Gobierno está muí satisfecho del buen desempeño de todos i cada uno en particular. L a factoría de Bellavista sostiene el incesante trabajo, que bien dirijido por su jefe, espide con brevedad, para llenar cuantas necesidades ocurren en los buques de la armada i en las baterías del Callao. E l monitor Manco Capac ha espedicionado para situarse en Arica, con el fin de cooperar i apoyar las operaciones de nuestras fuerzas navales. E n cuanto a la nunca bien sentida desgracia de la fragata Independencia, se signe el juicio correspondiente que deberá verse en consejo de guerra de oficiales jenerales conforme a Ordenanza. E l Ministro de Marina se permitirá suplicar a la R e p r e sentación Nacional, se sirva hacer alguna mención h o n r o sa i digna, en memoria de los bravos oficiales Velarde i García, que murieron con heroísmo digno de imitarse, en los combates empeñados en Iquique. Ademas de que todos los capitanes de los puertos i caletas han recibido instrucciones convenientes para el mejor desempeño de sus cargos, se han situado comandantes militares en los puntos de la costa, donde debe haber mas vijilancia i en que hai que ejercer un cuidado especial en diversos sentidos i objetos. E l Presidente de la R e p ú b l i c a se halla consagrado al desempeño de las graves tareas que traen consigo la conservación del ejército del Sur, su disciplina i entretenimiento. Allí se desvela por llenar las obligaciones de su alta posición, sirviendo de centro de unidad para las combinaciones i movimientos militares en mar i en tierra. H o i existen en la provincia de Tarapacá dos numerosas divisiones del m o ral i valeroso ejército de Bolivia, nuestra aliada, ocupando otra parte principal de él, el territorio de la provincia de Tacna, en unión de los cuerpos peruanos organanizados en ella i en la de Arica. Las fortificaciones de este puerto se hallan en muí favorables condiciones, ya por el poder de su artillería, por las tropas que las sirven, i por la intelijencia i ejemplar c o n tracción del contra-almirante a quien están encomendadas, teniendo a sus órdenes mui distinguidos jetes. Está mejorándose el armamento del hermoso vapor Rimac tomado a nuestros enemigos, i en breves dias tendrá TOMO I I — 1 5

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completa su tripulación i demás necesario para que entre en campana ventajosamente. Con motivo de haberse tomado a bordo de él un crecido escuadrón, sus caballos i completo equipo, con mas una considerable cantidad de armas i otros muchos artículos, vinieron al Callao veintiocho prisioneros entre jefes i oficiales. Para hacerles llevadera su suerte en un clima benigno i sin privaciones, el Gobierno los ha enviado a Tarma, ciudad abastecida que les ofrece comodidades sin perjuicio de su seguridad. Por el Miniterio de Gobierno se han espedido las órdeues necesarias para que a dichos prisioneros se les asista i trate decorosamente. L a armada enemiga nada feliz en sus poco significativos movimientos, se ha empleado tenazmente en cerrar el puerto de Iquique, con mira principal de impedir la esportacion de salitre i dar amplitud mas lucrativa a las esportaciones que hace cu el litoral boliviano que ocupa el ejército chileno. N i Pisagua, ni Iquique, ni otros puntos que dicha escuadra ha atacado por medio de sus cañones, tenia artillería que pudiera provocarlos con sus f u e g o s ; pero se han complacido los jefes de la marina contraria al hacer temerarios ataques, cañoneando poblaciones indefensas con una temeridad vergonzosa, ajena de la humanidad i de la civilización. , E l ejército chileno, cuya base forman mui pocos cuerpos de línea, está engrosado con otros que han compuesto de jente nueva r emigrada del P e r ú , donde tenia goces i v e n tajas que no es posible se olviden por hombres que de otro lado son inaparentes por sus costumbres para entrar en una campaña i en regular disciplina. Ese ejército no es tan numeroso c o m o algunos han pensado; solo así puede esplicarse su inacción, teniendo, c o m o tienen, superioridad marítima i suficientes trasportes. E n cuanto a operaciones de tierra, están c o m o nosotros embarazados para emprenderlas por estériles i dilatados desiertos que hacen casi inverificables las operaciones terrestres. A l terminar esta memoria, señores Representantes, el Ministro de Guerra i Marina dirije la mas encarecida r e comendación en nombre del Gobierno i de la moral i disciplina del ejército i armada, para que os dignéis resolver que el Poder Ejecutivo p o n g a en ejercicio, sin demora, los}3royectos de las Ordenanzas que ahora mas que nunca es indispensable tengan vuestra sanción. Me retiro, señores, saludándoos con mi mas profundo respeto, i asegurándoos que estaré siempre a vuestra disposición para cnanto queráis maudarme relativo al puesto que ejerzo, i para cuyo desempeño he menester vuestra plena confianza. M A N U E L DE

MENDIBURU.

EDITORIALES. INICIATIVA

VICTORIOSA.

(Del DIARIO OFICIAL de Chile, Noviembre 8 de 1879.)

Las armas d e Chile se han presentado en el suelo del Perú c o n la m i s m a bravura i c o n igual b u e n éxito c o n q u e y a se habían mostrado diversas veces en el mar. E l victorioso ataque de Pisagua i el feliz desembarco d e todos los cuerpos de nuestro ejército en las costas de Tarapacá, son dos h e c h o s de trascendental importancia que están llamados a ejercer una influencia decisiva en el éxito final de la presente guerra. L a espectacion pública era hasta ayer viva e intensa, i a fe que para ello habia abundantes motivos. A u n las personas m e n o s versadas en estos asuntos, sabían perfectamente que la operación de un d e s e m b a r c o es la mas peligrosa, la mas c o m p l i c a d a i difícil entre todas las que constituyen un plan de c a m p a ñ a en las guerras modernas. N o basta, en efecto, para llevarlo a cabo c o n felicidad,


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GUERRA

DEL

q u e el mar este' libre de enemigos i que se lleve un n ú m e r o de soldados superior al ejército q u e h a de resistirnos. El desembarco exije, ademas de estas ventajas, que el c u e r p o de tropa que va a ejecutarlo posea un espíritu militar de primer orden; q u e esté dirijido c o n una s u p r e ma sangre fria al m i s m o t i e m p o que c o n la debida estratejia, i que el valor de sus soldados sea ese valor e s c e p cional que se requiere siempre q u e se va a evolucionar a p e c h o descubierto en presencia d e un e n e m i g o atrincherado, i con la c e r t i d u m b r e de que n o p o d r á dársele la e s palda, sino para dar la cara a la m u e r t e , por el p l o m o o el naufrajio. Es menester asimismo, que ese c u e r p o esté servido por una intendencia militar que t o d o lo haya sabido prever oportunamente, de m o d o que una vez h e c h a la tarea del fuego i d e la bravura, pueda hacerse c o n igual felicidad la de la estratejia en las marchas i la del acantonamiento en el territorio que va a servir de base de operaciones. A l esfuerzo i la c o m p l i c a c i ó n de tan delicada empresa, se agregaba la consideración de la calidad del terreno en que iban a tener que batirse nuestros soldados, i la de los puertos o caletas en q u e probablemente se verificaría el desembarco: ingrato aquél, arenoso i ardiente, bien esplorado por el enemigo, apenas c o n o c i d o por nuestras tropas, sin accidentes que favorezcan al invasor i que estorben o p e r j u d i q u e n al que hace la resistencia; el mar del desembarco, ajitado siempre, c o n las olas q u e estrellan en vez d e llevar a la playa las embarcaciones. L a perspectiv a era, pues, de rudas c u a n t o multiplicadas dificultades, i el patriotismo q u e anhelaba obtener noticias, tenia tanta razón para mostrarse inquieto, c o m o para formarse u n presupuesto de sacrificios capaz de balancear las primeras impresiones de la victoria. L a v o z del telégrafo principió, durante las primeras horas de la n o c h e del j u e v e s , a trasformar en profunda satisfacción, mezclada de asombro, aquella dolorosa perspectiva de dificultades i sacrificios. Nuestro ejército habia h e c h o pié en la tierra peruana, c o n la m i s m a intrepidez, el m i s m o arrojo i felicidad c o n q u e allí se presentara en tres ocasiones anteriores, llevand o hierro libertador para los hijos de ese suelo. El acierto de la dirección i la bravura de los oficiales i soldados, lo habia superado t o d o . El vigor del ataque habia sido bastante a e c o n o m i z a r nuestra sangre i la del e n e m i g o , así c o m o la impulsión poderosa de la l o c o m o t o r a dismin u y e en u n piso inseguro los riesgos de la gravitación. Nuestra base de operaciones en tierra n o nos habia c o s tado mas de trescientas bajas, i el desembarco, la gran dificultad i la gran prueba, estaba realizado. El grito que c o n el c o n o c i m i e n t o de tales datos, lanzó antenoche la ciudad d e Santiago, fué así u n d e s a h o g o d e la ansiedad pública, al m i s m o tiempo que u n saludo de gratitud enviado a nuestro glorioso ejército, i el eco s o n o ro c o n que aquí, c o m o en el resto del pais, principian a repercutir las victorias que ese ejército alcanza sobre el enemigo. I la satisfacción del pais debe s e r h o i completa, aunque n o lo sea n u n c a suficientemente su previsión i su esfuerzo hasta ver coronada la obra. El éxito del desembarco le demuestra que n o h a n sido malgastados sus sacrificios; i la naturaleza de las ventajas alcanzadas, es prenda segura de que el desenlace final habrá de ser tan feliz c o m o el estreno. U n a rápida apreciación de la situación en q u e h a q u e d a d o el enemigo, bastará para justificar semejantes a u gurios. Su primer derrota le cuesta la pérdida de todas las v e n tajas que allegara durante seis meses d e preparativos i refuerzos. El enemigo ya n o está a su frente, en el mar. Está v i c torioso i sobre sus propios anteriores acantonamientos. E l cuerpo de ejército que los aliados ven destruido, era d e lo mas selecto de sus tropas. El h a c h a chilena ha caído sobre la robusta encina boliviana. La herida h a sido

PACIFICO.

recibida, pues, en parte m u i noble, i la moral del ejército aliado, tiene que resentirse p r o f u n d a m e n t e de semejante golpe. C u a n d o los mas fuertes ceden, los débiles necesariamente tienen que pensar en t o d o , menos en la victoria. El suelo conquistado es bastante al despliegue i al acantonamiento en buenas c o n d i c i o n e s de t o d o nuestro ejército. T e n e m o s , ademas, la m a r libre, el puerto franco, el territorio esplorable i vias de c o m u n i c a c i ó n a p r o v e chables. El e n e m i g o queda d i v i d i d o i p u e d e d e u n m o m e n t o a otro quedar igualmente i n c o m u n i c a d o . E l a c a n t o n a m i e n to militar de A r i c a i Tacna, y a n o es otra cosa que u n elemento m u e r t o , destinado a sufrir, sin c o m b a t e , la suerte que le t o q u e al a c a n t o n a m i e n t o de I q u i q u e i de la Noria. U n a victoria mas sobre este último, i el aparato de la defensa militar del Perú viene a tierra, h e c h o m i l p e dazos e incapaz de reconstituirse seriamente. Mientras tanto, nuestro ejército cuenta en su favor c o n todas las ventajas de una iniciativa independiente, pues tiene a su servicio el mar libre, los recursos del litoral chileno del N o r t e , puertos francos en la costa enemiga i territorio en que evolucionar. E n sus manos está así, n o solo la victoria, sino también la o p o r t u n i d a d de la v i c toria. H é ahí lo que la a b n e g a c i ó n del patriotismo, la labor del G o b i e r n o i la intelijencia i la bravura de nuestros j e fes, oficiales i soldados acaban de obtener i asegurar c o n el triunfo de Pisagua i el d e s e m b a r c o de nuestras tropas en la provincia de Tarapacá. ¡ H o n o r a ese patriotismo! •Gloria a aquellos que t a m b i é n saben fecundarlo c o n su propio valor i c o n su sangre!

LA GRAN CAMPAÑA. (De E l NA0iONAi.de Lima, Noviembre 3 de 1879.)

Los grandes acontecimientos de qne ha sido teatro el dia de ayer la pequeña población de Pisagna, vienen a iniciar la gran campaña terrestre que, o ha de colocar nuestros ejércitos vencedores a las puertas de Santiago, o ha de reducir a estos al mas horrible aniquilamiento. Los ejércitos aliados empiezan a dar muestras inequívocas de su decisión i arrojo, asegurándose una vez mas con el heroico combate de Pisagna, que Bolivia i el Perú cumplirán estrictamente su sangrienta misión, cualquiera qne sean los golpes qne la adversidad pudiera depararles en lo futuro. E s t a es la íntima convicción que debe abrigar nuestro espíritu en presencia de los graves sucesos que van a d e sarrollarse a nuestra vista. . Si, c o m o parece natural, la invasión chilena llega a eucoutrar su tumba en la zona meridional de nuestro territorio, que el Dios ele los ejércitos avive nuestro arrojo, nos dé fuerzas suficientes para herir el corazón de Chile i clavar en sus propias entrañas el horrible veneno que hoi pretende inocular en las nuestras. Si, por el contrario, se afanase el destino en llevar a nuestros labios una copa mas amarga de la qne nos ha brindado con el sacrificio del Huáscar, i sí la implacable guadaña de la muerte volviese a cegar en tierra las preciosas vidas que y a . h e m o s perdido en el mar, que esa triste emerjencia no debilite nuestro brazo ni lleve el desaliento a nuestro espíritu, pues, el triunfo definitivo será nuestro, tanto porque así lo exije la santidad de nuestra causa, cuanto porque contamos con los elementos necesarios para herir i pulverizar a nuestros enemigos. Todo hace creer qne el destino ha conducido a las huestes invasoras al borde de un tremendo e insalvable precipicio. Ojalá la preciosa sangre, que ya se ha vertido ante el altar de la patria i la que está p r ó x i m a a derramarse, en defensa de la honra e integridad de las dos potencias aliadas, sea el último sacrificio que tengamos que hacer


CAPITULO

para colocar sobre las sienes de nuestros soldados los l a u ros de la victoria. Mientras tanto, todos de pié i con el arma al b r a z o ; grandes i pequeños, ricos i pobres, todos listos para volar en caso necesario en defensa de nuestros hermanos, i c o m partir con ellos, o los goces de la victoria o la corona del martirio.

G U E R R A A TODO

TRANCE.

(De L A TRIBUNA de Lima del 3 de Noviembre de 1879.)

L o s sucesos de la guerra se h a n precipitado de m a n e r a q u e el patriotismo exije la unión d e todas las fuerzas vivas del pais para obtener el resultado a q u e aspiramos: la p r o n t a i feliz c o n c l u s i ó n de ella. L a política interior, los intereses de p a r t i d o , la divergencia d e opiniones i t o d o lo q u e p u e d a distraer o estorbar la a c c i ó n del G o b i e r n o , debe olvidarse por c o m p l e t o : la consigna debe ser guerra i guerra a t o d o trance. F e l i z m e n t e , la invasión d e los chilenos nos acorta el c a m i n o i el t i e m p o ; p o r q u e verificada en la forma i lugar en q u e lo h a n h e c h o , todas las probabilidades de triunfo están d e nuestro lado. D e s d e luego, la o c u p a c i ó n de una p e q u e ñ a posición les h a costado una gran baja en sus filas, i el dejárseles el desembarcadero libre se considera c o m o m e d i d a estrato] ica, a fin d e q u e se animen a internarse, en c u y o caso p u e d e n los ejércitos aliados encerrarlos, dejándolos sin c o m u n i c a c i ó n c o n el mar. Esta creencia es tanto mas fundada, c u a n t o que se sabe que el j e n e r a l B u e n d i a o r d e n ó la retirada hacia San R o berto, q u e d o m i n a la posición q u e h i z o abandonar, d e j a n d o q u e la ocuparan los chilenos; i es natural que allí tenga fuerzas suficientes para destrozarlos, c u a n d o q u i e ran internarse p o r ese lado, para l o que necesitarán tres días c u a n d o m e n o s . Se d i c e también que el j e n e r a l D a z a espediciona c o n una fuerte división, toda bien m o n t a d a ; d e consiguiente, en tres días p u e d e cortarlos p o r Tiviliche, si acaso p e n e traran p o r ese lugar. C o m o es de suponer q u e el servicio d e postas i el telegráfico sean activos, es probable q u e los ejércitos de T a c n a e I q u i q u e p u e d a n , en el m o m e n t o preciso, poner entre d o s fuegos al ejército chileno, en c u y o caso seria casi cierta su c o m p l e t a destrucción.

PRIMERO.

115

Si, c o m o es probable, intentan hacer su apostadero i parque permanente en Pisagua, en este caso emplearán mas tiempo, i el ejército aliado tendrá mas facilidad d e operar de acuerdo. Las opiniones que emitimos son d e militares i de c o n o cedores del lugar, quienes u n á n i m e m e n t e creen que n a d a podia ser mas favorable para los aliados que el h a b e r elejido los chilenos a Pisagua c o m o p u n t o de operaciones, pues es u n lugar encerrado por cuestas rápidas, carece d e t o d o recurso propio, i aun de espacio para recibir diez o doce mil hombres. Confiamos, pues, en u n p r ó x i m o triunfo; pero si, c o n t r a toda previsión, sufriéramos u n contraste, él n o seria d e c i sivo, i solo serviría para prolongar una guerra en que la victoria, en mas o m e n o s tiempo, tiene que ser nuestra.

LA

COLUMNA

DE

AREQUIPA.

(Eco DEL MISTI del 1 4 de Noviembre de 1879.)

E s t á completamente averiguado que el pueblo arequipeño fué gloriosamente representado en el combate de Pisagua por dos compañías de jendarmes de Arequipa, quienes murieron en sus puestos después de haber causado destrozos terribles en el enemigo. U n a pequeña columna de navales i otra de guardia nacional, formando un total de 200 hombres, mas o menos, fueron los que con nuestros bravos compartieron la gloria de la primera parte del combate. Las fuerzas bolivianas tomaron parte después con arrojo digno de su nombre, i sin el desembarco del enemigo por Jnnin, los cuales podiau cortarle la retirada, no habrían abandonado su puesto i los chilenos habrían tenido que sufrir la pérdida de 3 a 4,000 hombres. Continúa la reconcentración de nuestras fuerzas, pero la batalla que se presente, no podrá tener lugar antes del 20 del presente mes. Cada día adelantan mas i mas en disciplina los batallones cuzqueños residentes en esta plaza. Y a se van familiarizando con el manejo del fusil, de tal suerte que, dentro de poco, dichos cuerpos podrán medir sus armas con las del enemigo. Solo resta que se les uniforme i provea del mejor m o d o posible, para que den a la República dias de gloria.


CAPÍTULO II. S U M A R I O . — I . Esploracion en territorio boliviano: parte oficial del Comandante J. M. 2. ° Soto.—-II. Organización de un Depósito de reclutas i reemplazos' felicitación al batallón Atacama.—III. Se teme que la pérdida del Huáscar influya en la política interna del Perú i Bolivia. (Inédito.)—I?. Los con" sules peruanos en Potosí i Sucre, comunican noticias de la República Arjentina sobre toma del Huáscar; importante nota del cónsul del Perú en Cocha" bamba, referente a la política interna de Bolivia. (Inédito.)—V. Se denuncia al Ministro de Estados Unidos, doctor Newton Pettis, como enemigo declarado del Perú i adicto a Chile. (Inédito.)—VI. Falsa noticia de envenenamiento de los jenerales La-Pnerta i Prado. (Inédito.)—VII. Efecto producido en Bolivia por la toma de Pisagua; temores de una sublevación de los indíjenas i cholos favorable a Chile; mal resultado de la organización de la guardia nacional en La Paz. (Inédito.)—VIII. Heridos i prisioneros conducidos a Caldera i Valparaíso: telegramas i nota de agradecimiento al Cuerpo de Bomberos.— IX. Marcha de Daza a Tarapacá antes del combate de San Francisco: correspondencia de Arica a E L NACIONAL de Lima. — X . Carta oficial de la Legación del Perú en el Ecuador, relativa al tránsito o trasbordo en Guayaquil de armamento para el Perú. (Inédito.)—XI. Quiñones da cuenta de la situación política de La Paz. (Inédito.)—XII. Bloqueo de Iquique por el Oochrane i la Covadonga: notas cambiadas entre el Comandante J. J. Latorre i prefecto Lavalle.—XIII. Captura de la Pilcomayo: telegramas, partes oficiales chilenos i peruanos, i nómina de los prisioneros.—XIV. Batalla de San Fra7¡c¡sco: telegramas, partes oficiales , i relación de los muertos, heridos i prisioneros.— XV. Correspondencia a' E L MHRCURIO: relación detallada de este combate.—XVI. Versión peruana del combate de San Francisco i retirada de Daza de Camarones: correspondencias a E L C O MERCIO i E L NACIONAL de Lima.—XVII. Versión boliviana del combate de San Francisco i causas que orijinaron la derrota de los aliados: interesantes relaciones del doctor L. Cabrera, coronel Armaza i doctor Vasquez.—XVIII. La retirada perú-boliviana: correspondencia a L A PATRIA de Valparaíso.— X I X . ¿Quiénes son los traidores?: artículo publicado en E L COMERCIO de Lima, por Juan José Pérez, referente a la retirada de Camarones.—XX. Orden jeneral del Estado Mayor peruano al ejército, al emprender su marcha desde Pozo Almonte a Agua Santa.—XXI. Rendición de Iquique: telegramas i parte oficial.—XXII, Acta levantada por el Cuerpo Consular de Iquique antes de ser entregado a Chile.—XXIII. Proclamas, bando, primeras medidas gubernativas i correspondencias al ocupar al puerto de Iquique.—XXIV. Canje de los prisioneros chilenos i peruanos: notas i nómina de los canjeados. X X V . Enjuiciamiento del prefecto Lavalle.—XXVI. Proclama del Vice-presidente La-Puerta i acta levantada por el Comité de la defensa nacional de Lima, después del combate de San Francisco.—XXVII. Editoriales de la prensa de Chile, Perú i Bolivia.

I. Esploracion en territorio boliviano; parte oficial del comandante J. M. 3." Soto. Señor Comandante de Armas de Calama:

Paso a dar cuenta a V . S. del resultado o b t e n i d o en la segunda escursion de r e c o n o c i m i e n t o que se ha h e c h o en el territorio e n e m i g o , durante el t i e m p o que h e p e r m a n e c i d o de jefe de esta plaza. V. S. recordará q u e c u a n d o vino mi relevo, tenia en el interior a la partida d e voluntarios d e A t a c a m a , c o m puesta de 14 d e éstos i 2 Cazadores a caballo. Pues bien, esta fuerza, al m a n d o del teniente d o n R a m ó n Varas, tenia la orden de irse a c o l o c a r en observación d e las r e mesas de toros q u e pasaban para el e n e m i g o por el c a m i n o del H u a s c o , distante de esta plaza c o m o 80 leguas al Noroeste. E n aquellos parajes debían esperar al q u e suscribe, q u e tenia el propósito d e llevarles recursos, i sobre todo, unas carabinas q u e habían p r o m e t i d o remitir de Antofagasta, por c u a n t o estos voluntarios solo andaban armados c o a u n sable i u n mal revólver. Desgraciadam e n t e estas armas n o llegaron, i lo que entorpeció mas el éxito de esta espedicion, fué la circunstancia de q u e en esos dias t u v o lugar el relevo de esta guarnición, incluso el del q u e suscribe. M e ocupaba de la entrega de esta plaza, c u a n d o recibí la correspondencia del teniente Varas, q u e participé a V . S. i en la q u e m e pedia ausilios d e víveres i mas tropa, por cuanto se anunciaba la pasada de dos remesas, c o n mas la de 200 caballos q u e remitían al e n e m i g o . Con tal m o t i v o , V. S. m e ordenó salir c o n el ausilio p e d i d o , i al efecto, el 23 del p r ó x i m o pasado m e puse en m a r c h a c o n 5 Cazadores i 3 voluntarios, llevando 4 cargas c o n víveres i forrajes; pero, i aunque m i m a r c h a la hice bien precipitada, tanto d e n o c h e c o m o d e dia, n o fué posible llegar en t i e m p o o p o r t u n o para asegurar el éxito c o m p l e t o de esta espedicion. Sin embargo, el dia que arribé al cerro del M i ñ o , d i s tante c o m o 55 leguas al N o r o e s t e de esta plaza, tuve el gusto de anunciarle la remisión de 7 7 toros que se habían t o m a d o en el alto de Chacarillas, 30 leguas mas al N o r t e aun. C o n el envío de esta remesa m e anunciaba el teniente

Varas q u e unos 8 h o m b r e s de su partida, al m a n d o del v o l u n t a r i o J o s é Z e p e d a , se dirijian al e n c u e n t r o de una s e g u n d a remesa que venia cerca, c a m i n o de San P e d r o , mientras que él, c o n el resto, observaba otra ruta, aunque c o n m n i p o c a esperanza de tomar los caballos, p o r q u e los remeseros apresados le habian d a d o a entender que éstos debían pasar p o r un c a m i n o m u c h o mas al interior. Esta noticia m e h i z o forzar mi m a r c h a c o n el fin d e r e u n i r m e p r o n t o a la partida i asegurar la segunda remesa, a u n q u e mas n o fuera. E n una j o r n a d a mas, llegué pues al lugar designado c o m o alojamiento del teniente Varas, i n o d e j ó de sorprenderme c u a n d o en el citado lugar n o e n c o n t r é vestijio alguno de su paradero. Sin e m b a r g o , a v a n c é mas al N o r t e en su b u s c a i hasta el p u n t o en que el guía era v a q u e a n o de aquellos, lugares. Esta contrariedad m e h i z o regresar al alojamiento d e signado c o n el fin de esperarlos en aquel p u n t o d e reunión. C o n la confianza, pues, del que va a un lugar recien c o n o c i d o , m a r c h a b a c o n el voluntario Cortés, c o m o a las 2 cuadras a vanguardia del piquete, c u a n d o divisamos a corta distancia que 2 h o m b r e s ( c o n seguridad u n o j e f e u oficial, i soldado el otro) nos dispararon dos balazos q u e en el acto fueron contestados; así en observación i c o m o r e c o n o c i é n d o l o s , c a m b i a m o s u n s e g u n d o tiro que ocasionó la p r o n t a salida d e entre u n o s ruinosos edificios q u e hai en aquel lugar, de n o m e n o s de 15 a 20 infantes q u e nos p r i n c i p i a r o n a h a c e r u n f u e g o g r a n e a d o c o n b u e n armam e n t o . M e retiré, pues, a prevenir a los p o c o s q u e m e a c o m p a ñ a b a n , después d e ordenar las retiradas d e las cargas, v o l v í a hacer frente c o n los 5 Cazadores, mas p o r rec o n o c e r el n ú m e r o d e l e n e m i g o q u e p o r alcanzar u n a victoria que desde l u e g o j u z g u é m u i aventurada p o r el v e n t a j o s o lugar que ocupaban. D e s p u é s de u n lijero tiroteo, c o n s e g u í h a c e r salir de sus trincheras al e n e m i g o i p u d e r e c o n o c e r q u e su n ú mero era de 25 a 30 infantes d e tropa regular i bien arm a d o s d e Chassepot, a j u z g a r p o r el fuerte silbido q u e p r o d u c í a la bala. Este c o n o c i m i e n t o i la circunstancia de haberlos oido hablar de caballería q u e esperaban, m e h i z o buscar p r o n t o la partida del teniente Varas para advertirle la cortada q u e nos tenian preparada en aquella q u e brada.


CAPITULO

A l efecto, i a u n q u e sin v a q u e a n o para aquellos lugares, principié a internarme c o n las precauciones del caso. H a b r í a m o s avanzado c o m o una legua, c u a n d o n o t a m o s la a p r o x i m a c i ó n d e u n a partida de caballería, q u e en los primeros m o m e n t o s se había t o m a d o por enemiga, pero q u e felizmente resultó ser la nuestra. A q u í supe por V a ras que 8 h o m b r e s de su partida se habían avanzado a 4 leguas mas al interior de San Pedro i logrado tomar la segunda remesa, c o n la correspondencia que a V . S. a c o m p a ñ o ; pero que h a b i e n d o sido también atacados i sorprendidos por u n a partida enemiga d e 40 h o m b r e s entre infantería i caballería, se habían visto obligados, c o m o era natura], a abandonar la presa hecha, después d e haber sido gravemente herido el j e f e de nuestro piquete, valiente voluntario J o s é Zepeda. U n a vez pasada la impresión del salvador encuentro, p r o c e d í a organizar la tropa, i c o n el n ú m e r o de 16 n o m b r e s de armas q u e p o d i a disponer, v o l v í al ataque. E l enemigo, q u e de una altura observaba nuestro m o v i m i e n t o , se replegó a sus naturales trincheras i se dispuso a i m p e dirnos el paso. E n tales condiciones, sostuvimos, pues, u n tiroteo, sin haber c o n s e g u i d o otro resultado que hacerles una baja i herídoles u n o s tres o cuatro, s e g ú n opinión jeneral; p o r q u e al e n e m i g o le favorecían m u c h o las c o n diciones del terreno que ocupaba, i era así q u e sus fuegos eran bien cubiertos i nuestra caballería n o p o d i a obrar sino de infantes. V i e n d o q u e el dia terminaba i escaseaban las m u n i c i o n e s de los 2 rifles i 13 carabinas q u e solo tenia m i tropa, ordené un m o v i m i e n t o de flanco que, protejido por los mejores tiradores, nos facilitó el paso sin haber esperimentado desgracia alguna, d e j a n d o al e n e m i g o en sus trincheras, que si llegaba a abandonar, era solo p o r cortos instantes. Esto tuvo lugar c o m o a las 5 P. M. del dia 28 del pasado. E n el resto de nuestra m a r c h a para llegar a é s t a n o se esperimentó contratiempo alguno, i se t o m a b a n todas las precauciones que el caso requería, p o r c u a n t o i g n o r á b a mos aun si el destacamento de Santa Bárbara, que solo cuidaban dos h o m b r e s , habia sido o n o t o m a d o p o r el enemigo que, según s u p i m o s en el interior, existia en n ú m e r o regular en Canchas Blancas i aun en Viscachilla. Felizmente, nada habia ocurrido, i solo encontrarnos en aquel p u n t o 9 toros de los 77 que h a b í a m o s m a n d a d o i que por despeados n o habían p o d i d o continuar su m a r c h a a ésta. (<

E n esta segunda escursion h e a d m i r a d o u n a vez mas, señor C o m a n d a n t e de A r m a s , lo bien servido que tiene el enemigo su espionaje, pues que iíntes que y o llegase al término de m i j o r n a d a , ya habian m a n d a d o avisar de m i partida, de la p o c a j e n t e que llevaba, tanto de aquí c o m o de Chiuchiu. Esto se s u p o por u n o de los remeseros q u e se habian t o m a d o en San P e d r o , cerca de c u y o lugar se encuentra c o n fuerzas de la quinta división u n coronel Corona, i sin e m b a r g o , por nuestra parte se persiste aun con i n o c e n t e credulidad en la fementida neutralidad de quién sabe c u á n t o encubierto enemigo! Por la correspondencia que a c o m p a ñ o a V . S., i que se tomó a los c o n d u c t o r e s de la segunda remesa en San Pedro, se ve que la división enemiga se h a m o v i d o de Cotagaita en los primeros días del pasado. T a m b i é n dice uno de los remeseros t o m a d o s c o n la primera partida de toros, que al pasar por San Cristóbal le habrán d i c h o q u e ahí habian 600 h o m b r e s d e la quinta división, i que solo esperaban que llegaran 700 mas para tomar la ofensiva. Espone también que en Canchas Blancas se estaba h a ciendo a c o p i o de forraje, i a ser cierto t o d o esto, nada de estraño tendrá que el dia m e n o s pensado el e n e m i g o t o m e posesión d e A t a c a m a i otros puntos inmediatos, a pesar de la autorizada o p i n i ó n d e m u c h o s de mis c o m p a ñ e r o s de armas. Para terminar esta relación, solo m e resta decir a V . S. que de los n u e v o v a c u n o s que por despeados quedaron en Santa Bárbara, gratifiqué c o n cuatro a los voluntarios i con uno al valiente i alentado J o s é Zepeda, quien, a mas

SEGUNDO

117

de haber resultado bastante herido, perdió su caballo, monturas i otras prendas en el e n c u e n t r o ocurrido en San P e d r o el dia 27 del pasado. J u z g o que este p e q u e ñ o obsequio solo importa u n acto d e equidad i justicia reclam a d o p o r los servicios d e estos voluntarios, pues creo que en manera alguna p u e d e n estar m e d i a n a m e n t e r e c o m p e n sados los sacrificios i penalidades pasadas en sus escursiones c o n el sueldo de 20 pesos que se les tiene asignado. Mas, c o m o bien c o n o c e el que suscribe n o estar autoriz a d o para t o m a r esta m e d i d a , por j u s t a que se considere, desde l u e g o se h a c e responsable c o n sus haberes por el valor de d i c h o s animales, si la determinación t o m a d a n o mereciere la aprobación superior. C o n c l u y o manifestando a V . S. que toda la tropa h a estado siempre a la altura que reclamaban las c i r c u n s tancias, particularmente el teniente d o n R a m ó n Varas i voluntario J o s é Z e p e d a , que siempre h a n sabido colocarse en el puesto que les corresponde, c o m o jefes inmediatos. Calama, N o v i e m b r e 2 de 1879. J. M. 2. °

SOTO.

II. Organización de un depósito de reclutas i reemplazos; felicitación al batallón Atacama, Santiago,

Noviembre

6 de

1879.

Con el fin de llenar las bajas que p u e d a n ocurrir en los diferentes cuerpos del ejército o de la guardia nacional movilizada, c o m o para proveer a la organización de otros c u y a f o r m a c i ó n se haga necesaria, Decreto: Art. 1. ° Organizase en esta capital un Depósito de reclutas i ree?nplazos para proveer las bajas del ejército i de la guardia nacional movilizada. A r t . 2. ° L a dirección del citado Depósito estará a carg o de u n personal del ejército, c o m p u e s t o de un j e f e de la clase de teniente coronel o sarjento m a y o r ; de u n sarj e n t o m a y o r o capitán encargado de la contabilidad, i para la instrucción militar de los reclutas; de seis oficiales de la clase de capitanes, tenientes, subtenientes o alféreces, dos sarjentos primeros, cuatro segundos, d o s cabos primeros, cuatro segundos i tres tambores o cornetas. L o s sarjentos, cabos i tambores serán aumentados en p r o p o r c i ó n a las necesidades del Depósito. A r t . 3. ° T o d o s los reclutas que voluntariamente d e seen servir durante la guerra i los enganchados por o r d e n superior en las provincias en que se ordene el enrolam i e n t o , deberán ingresar en el Depósito, previo un e x a m e n profesional por u n o de l o s cirujanos de la guarnición en Santiago i del m é d i c o de ciudad u otro facultativo en las provincias, que acredite su aptitud para el servicio d e las armas. Art. 4. ° S i e m p r e que se destine alguna partida do tropa a algún c u e r p o del ejército o de la guardia nacional movilizada, Ja respectiva I n s p e c c i ó n Jeneral del ramo, se encargará de disponer lo c o n v e n i e n t e para los ajustes, altas i remisión de filiaciones al cuerpo a que se remita la partida i la baja correspondiente en el Depósito. A r t . 5. ° L a I n s p e c c i ó n Jeneral del Ejército hará la entrega en el Depósito de los reclutas que se envíen de las provincias, a c u y o funcionario remitirán los C o m a n dantes Jenerales o particulares de A r m a s todos los v o luntarios i e n g a n c h a d o s de orden c o m p e t e n t e , c o n los cargos respectivos. A r t . 6. ° Los jefes, oficiales i tropa gozarán del sueldo fijado en el arma de infantería. A r t . 7. ° Para los efectos de las revistas de comisario, contabilidad i demás asuntos relativos al servicio, se p r o cederá c o n f o r m e a lo prevenido en la Ordenanza Jeneral del Ejército. T ó m e s e razón i c o m u n i q ú e s e . PINTO.

Domingo

Santa

María.


118

GUERRA

D E L PACIFICO.

FELICITACIÓN A L BATALLÓN ATACAMA.

Pisagua,

Noviembre

o ele 1879.

Felicito a V . S . i a la provincia de A t a c a m a p o r el d i s tinguido c o m p o r t a m i e n t o d e l batallón d e este n o m b r e e n el notable ataque i t o m a d e Pisagua. F u é el primero e n el desembarco i f u é tropa d e éste cuerpo la primera q u e llegó c o m b a t i e n d o a las mas elevadas posesiones enemigas, q u e se creían inespugnables. S o l o en vista d e ellas p u e d e apreciarse j u s t a m e n t e el arrojo i esfuerzos de nuestros soldados. RAFAEL

SOTOMAYOR.

Al señor Intendente de la provincia de Atacama.

Santiago,

( F i r m a d o . ) — J . L. Q U I Ñ O N E S . Al señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú—Lima.

Noviembre

7 ele 1879.

Señor Intendente: A j u z g a r p o r el n ú m e r o d e heridos d e l A t a c a m a , parece q u e a este batallón le c u p o e n suerte sostener la parte mas difícil d e l ataque. A l felicitar a V . S. p o r el heroísmo desplegado p o r las tropas d e esa provincia, a c o m p a ñ a m o s en su sentimiento a los d e u d o s d e los q u e h a n p e r e c i d o en defensa d e la patria.—A. P I N T O . — I ) . Santa María.— M. L. Amunátegui.—A. Matte. Al señor Intendente de la provincia de Atacama.

COMANDANCIA JENERAL D E ARMAS D E ATACAMA.

Copiapó,

batallón boliviano, la situación se agravaría i podría presentar serias dificultades. E n los círculos mas autorizados se j u z g a q u e la pérdida del Huáscar p r o d u c i r á grandes acontecimientos p o l í ticos e n esa República; i n o es aventurado s u p o n e r que, si p o r desgracia se realizan esos a c o n t e c i m i e n t o s , n o d e j a r á d e suceder lo m i s m o e n este pais. L a L e g a c i ó n trabaja constantemente e n el sentido mas c o n v e n i e n t e a los intereses d e la alianza, i, c o m o siempre, tendrá a V . S. al corriente d e t o d o lo q u e c o n c e p t ú e d e importancia. Dios g u a r d e a V . S.

Noviembre

10 ele 1879.

Difícil seria, señor c o m a n d a n t e , encontrar palabras c o n que espresar la admiración i entusiasmo q u e h a suscitado en m i alma la c o n d u c t a h e r o i c a d e l batallón A t a c a m a e n el asalto de Pisagua. Y a el pais entero, representado p o r sus gobernantes i por los ecos d e la o p i n i ó n pública, h a d a d o su fallo, i la c o r o n a cívica q u e el batallón A t a c a m a h a ceñido a su n o m b r e será un timbre glorioso para n u e s tra provincia. R e c i b i d , pues, señor c o m a n d a n t e , i d a d a vuestros oficiales i a vuestros soldados, las mas calorosas i las mas íntimas manifestaciones d e aprecio i d e admiración. Si la patria, c o m o es natural, exije d e vosotros mayores sacrificios, y o estoi seguro q u e se contarán p o r triunfos d e l batallón A t a c a m a cada p a l m o de tierra del territorio e n e m i g o , c o n q u i s t a d o p o r su esfuerzo i defendido p o r su constancia i su valor. C o n sentimiento d e m i m a s distinguida consideración i aprecio, tengo el gusto de suscribirme d e U d . atento i S. S. GUILLERMO

MATTA.

NÚM.

224.—LEGACIÓN

D E L PERÚ E N BOLIVIA.

La Paz, Noviembre 7 de 1879. Señor Ministro: E l correo llegado ayer d e T a c n a h a traído desgraciad a m e n t e la confirmación d e la pérdida del glorioso m o nitor Huáscar. ¡Cinco horas d e c o m b a t e apenas bastaron para q u e s ucum bi e ran los héroes q u e tripulaban la nave peruana! i q u e c o n el valor m a s esforzado l u c h a r o n hasta el p o s trer m o m e n t o , contra la inmensa superioridad d e laescuadra enemiga, prefiriendo sepultarse e n los abismos del o c é a n o , antes q u e arriar el pabellón nacional, que h a n cubierto d e imperecedera gloria. Pero los héroes s u c u m b e n esparciendo el terror, el p á n i c o , la muerte. A s í el Huáscar, al perderse c o n indecible arrojo e n las inmensidades d e l mar, deja destrozados los buques enemigos, i a sus miserables tripulantes c o n el estigma d e la reprobación universal, p o r la infame celada q u e le tendieron, i p o r la cobardía c o n q u e l o dejaron perecer. L a patria agradecida j a m a s olvidará a tan ilustres h é roes, q u e h a n ofrecido al m u n d o el envidiable e j e m p l o d e la abnegación mas sublime d e q u e es capaz el patriotism o ; i ese e j e m p l o será imitado e n la presente guerra p o r nuestros valientes soldados, i e n las guerras d e l m u n d o por todos los q u e c o n el arma al brazo sostienen la j u s t i cia i el d e r e c h o . R u e g o a Y . S. se sirva espresar a S. E. el señor V i c e presidente d e la R e p ú b l i c a m i p r o f u n d o sentimiento p o r tan infausto suceso, i aceptar la consideración m u i distinguida, c o n q u e m e es h o n r o s o reiterarme d e V . S. respetuosamente m u i atento i seguro servidor ( F i r m a d o . ) — J . L.

QUIÑONES.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú— Lima.

Al señor Comandante del batallón Atacama.—Pisagua.

IV.

III. Se teme que la pérdida del "Huáscar" influya en la política interna del Perú i Bolivia. (Inédito.) NÚM. 223.—LEGACIÓN

D E L PERÚ

Los cónsules peruanos en Potosí i Sucre, comunican noticias de la República Arjentina. sobre toma del "Huáscar"; importante nota del cónsul del Perú en Cochabainba sobre política interna de Bolivia. (Inédito.)

EN BOLIVIA. NÚM. 238.—LEGACIÓN DEL PERÚ E N BOLIVIA.

(Reservada.) La Paz, Noviembre

7 de 1879.

Señor Ministro: P o c o tengo q u e agregar a m i oficio reservado d e 1.° del actual, n ú m . 2 2 2 , e n el q u e c o m u n i c o a V . S. el estado político d e esta R e p ú b l i c a , c o n m o t i v o d e la dolorosa pérdida del Huáscar. E l sentimiento p o r el desgraciado suceso, se mantiene c o n intensidad; pero la escitacion casi h a desaparecido. Sin embargo, si resultare cierto el h e c h o q u e por algunas personas se asegura, d e haberse sublevado en I q u i q u e u n

IM Paz, Noviembre

8 de 1879.

Señor M i u i s t r o : Nuestros cónsules en Potosí, Sucre i Cochabamba, con fecha 31 del mes anterior, han comuuicado a esta L e g a ción respectivamente, noticias de la R e p ú b l i c a Arjentina, i del estado de la política interior en el S u r , con motivo de la nunca bien deplorada pérdida del glorioso monitor Huáscar. Tengo el honor de acompañar las copias de dichos oficios, signados con los numeres 1, 2, 3 i 4, para que V . S.


CAPITULO SEGUNDO.

119

se sirva ponerlos en conocimiento de S. E . ' el V i c e - p r e s i dente encargado del mando supremo de la R e p ú b l i c a . Dios guarde a V . S., señor Ministro.

qne se cree serian humillantes para las dos naciones aliad a s . — E l ejemplo de imponderable valor i gloria que los héroes del Huáscar han legado al m u n d o , aunque podría decirse que es inimitable, pues raya en lo sublime, servirá J. L. Q U I Ñ O N E S . en m u c h o , no lo dudo, para exaltar el patriotismo de los pueblos i ejércitos i abatir el orgullo de nuestros alevosos Al señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú.—Lima. i pérfidos e n e m i g o s . — L a comisión encargada al señor C. A . Montero, cuyo determinado objeto no se conoce, ha C O P I A N Ú M . 1. abierto ancho c a m p o a la esperanza, reanimando el espíritu abatido en los primeros momentos p o r la magnitud del Consulado del Perú en Potosí.—Octubre 31 de 1 8 7 9 . — contraste. L a pérdida que se cree -irreemplazable, a lo meNrím. 6 8 . — S e ñ o r Ministro: L a ajeucia consular de T n - nos por m u c h o tiempo, es la del señor contra-almirante piza m e ha dirijido el oficio i copias de telegramas siguienG r a u ; pues c o m o no es concebible que fracasando su nave t e s : — " A j e n c i a consular del Perú.—Tnpiza, Octubre 2 5 hubiera él podido quedar c o n vida i honor, h a sido forzoso " d e 1 8 7 9 . — S e ñ o r Luciano Prudencio, ájente consular del conformarse con tan grande d e s g r a c i a . — E n lo concerniente " P e r ú en P o t o s í . — S e ñ o r : D e su estimable oficio de 2 del a la quinta división, nada tengo que agregar a lo que dije a " actual separé un pliego para nuestra legación en Buenos V . S. en m i comunicación del 24 del presente núm. 67.—• " A i r e s , el m i s m o que oportunamente pasé a su d e s t i n o . — Sobre existencia de fuerzas chilenas en territorio de la " I n c l u y o copias de los últimos telegramas recibidos en provincia de L i p e z , no se tiene conocimiento cierto, i las " ésta, conteniendo mas detalles sobre el combate de M e - últimas noticias al respecto, son las consignadas en las j i l l o n e s , i algunas otras noticias de iuteres p a r a l a guerra. transcripciones que contiene mi oficio n ú m . 68, de esta " — T e l e g r a m a s i avisos de Jnjui i Salta empiezan nueva- misma f e c h a . — D i o s guarde a V . S . — ( F i r m a d o . ) — L U C I A " mente a asegurarnos una p r ó x i m a invasión del enemigo N O P R U D E N C I O — Á j e n t e c o n s u l a r . — A S. S , el M i n i s t r o " a esta provincia. E n este m o m e n t o , también p o r estraor- del Perú residente en B o l i v i a . — L a P a z . — E s c o n f o r m e : L a " dinario, el correjidor de E s m o r a c a pide a la sub-prefecP a z , N o v i e m b r e 8 de 1 8 7 9 . — Q U I Ñ O N E S . " tura el ansilio d e algunos rifles p o r tener conocimiento " de que 2 5 chilenos habían ya pasado el punto de Teqnena. " — E s cuanto ocurre; i prometiéndole tenerlo siempre al C O P I A N Ú M . 3. " corriente de lo que se sepa, me repito de V . S., S. A . C. " — G . R E Y E S . " — " C o p i a s . — D e Buenos Aires, Octubre 2 3 Consulado del Perú.—Sacre, Octubre 31 de 1 8 7 9 . — S e " de 1 8 7 9 . — J . J . A r a m a y o . — T n p i z a . — A v i s e n jeueral ñ o r Ministro:-—-Mi oficio núm. 5, de fecha 24 del mes en " Campero que chilenos intentan desembarcar en Patillos curso, habrá impnesto a V . S. de la impresión que ha c a n " i apoderarse de Gnatacondo, punto importante que i m - sado en esta ciudad la irreparable pérdida del contra-al" porta d e f e n d e r . — F . A . A R A M A Y O . " — " D e Salta, Octubre mirante Gran i sus dignos compañeros. Este correo m e " 2 4 de 1 8 7 9 . — S u b p r e f e c t o . — T a p i z a . — O f i c i a l . — L l e g a n trae la circular de V . S. de fecha 2 0 del actual, en la que nuevos detalles del combate de Mejillones, que m e aprese sirve participarme tan infausto acontecimiento, reco" suro a trasmitirlos: E l Cochrane recibió tres balazos i mendándome llevar la confianza a los ánimos que no la " tuvo diez heridos. Gran fué herido en el cuarto disparo m a n t e n g a n . — L o s pueblos del Sur de esta R e p ú b l i c a d e " del Cochrane, perdiendo nn brazo i una pierna, cuando ploran i lloran el contraste; pero confian en la justicia de " lo trasportaban al cíynarote, una granada acabó de m a su causa i en el valor del ejército aliado, que sabrá reivin" tarlo j u n t o con los que lo llevaban. E l Huáscar tenia dicar sus derechos i vengar la victimación de l o s héroes del " doscientos hombres de tripulación; se han encontrado en Huáscar.—A iniciativa espontánea del coucejo departa" él veinticuatro cadáveres. E s t e buque está acribillado de mental, se celebraron ayer ea la catedral de esta ciudad, " b a l a z o s , el entre-puente i las cámaras del comandante i honras solemoes en memoria del contra-almirante don " oficiales destrozadas, el casco perforado en tres partes, la M i g u e l Grau i de sus heroicos compañeros de sacrificio. " torre penetrada en dos i las planchas desquiciadas c o m o L a función ha sido solemne, se pronunciaron discursos " una p u l g a d a . — E l Gobierno chileno ha ordenado que el conmovedores interrumpidos p o r sollozos, i se leyeron v a " cadáver de Gran sea sepultado con honores correspon- rias composiciones en verso, cuyas copias remitiré a X. S. " dientes a su rango i qne se atienda heridos i prisioneros. p r ó x i m a m e n t e . — D i o s guarde a V . S . — ( F i r m a d o . ) — J U A N " L a Union escapó bien.-—Anuncian de un m o m e n t o la UeH . F E R N A N D E Z . — A S. S. el Ministro del Perú residente " gada al Perú del poderoso blindado San Lorenzo, cuya en B o l i v i a . — L a P a z . — E s conforme: L a P a z , N o v i e m b r e " descripción i plano trae la I L U S T R A C I Ó N E S P A Ñ O L A . — 8 de 1 8 7 9 . — Q U I Ñ O N E S . " D Á V A L O S . — C ó n s u l b o l i v i a n o . " — Q u e trascribo a V . S. para su c o n o c i m i e n t o . — D i o s guarde a V . S., señor M i n i s tro. — ( F i r m a d o . ) — L U C I A N O P R U D E N C I O , ájente cousular. C O P I A N Ú M . 4. — A sii señoría el Ministro del Perú residente en Bolivia. — L a P a z . — E s c o n f o r m e : L a P a z , N o v i e m b r e 8 de 1879. Consulado del Perú.—Cochabamba, Octubre 30 de 1879. —QUIÑONES.

C O P I A N Ú M . 2. Consulado del Perú en Potosí.—Octubre 31 de 1 8 7 9 . — Núm. 6 9 . — S e ñ o r M i n i s t r o : — T e n g o el honor de dar respuesta a su estimable oficio, fecha 20 del presente, recibido el 2 9 . — L a primera impresión que la pérdida del Huáscar produjo en el ánimo de todos los habitantes de esta p o b l a ción, fué nn c o m p l e t o desaliento, pues se pensó que la p r e ponderancia de Chile en el mar decidia a su favor el problema de la guerra. Después, refleccionando con m a s calma, aunque no se cree en las averías de los blindados enemigos ni en qne éstos puedan ser batidos p o r nuestros monitores, se piensa que debe sostenerse la lucha hasta lo último, con esforzado valor i entereza, antes que someterse a las condiciones que el enemigo impondría para la p a z , i

— S e ñ o r M i n i s t r o : — E l desaliento no me ha alcanzado ni por un momento, pero como son mas bien difíciles que g r a ves las circunstancias que atravesamos, voi a comunicar a V . S. todo m i pensamiento respecto a la situación política de este pais en relación c o n la del Perú, porque creo qne en este orden no debo reservar ni aun mis apreciaciones particulares, para qne V . S. i el Gobierno les den el grado de aceptación que j u z g u e n mas conveniente, sin o l v i d a r q u e t e n g o en este pais una larga residencia, que conozco íntimamente a la mayoría de los hombres notables i que, m u í bien mirado i relacionado en esta sociedad, tengo ocasión de conocer el m o d o de pensar de cada uno i aun de sospechar sus deseos no manifiestos.— H e quedado sorprendido del profundo desaliento que ha cansado aquí la noticia de la pérdida del Huáscar, i m e he convencido d e q u e los espíritus están enervados; que no hai virilidad o que esta se halla adormecida por la falta de verdadera libertad civil en que ha vivido siempre el pais.—También por la poca o


120

GUERRA

DEL PACIFICO.

ninguna parte que el pueblo toma en la direcion de sus destinos, pues, ni la prensa tiene efecto sobre los g o b e r nantes, ni la opinión i voluntad de los pueblos tiene c o m o manifestarse.—Desde el primer m o m e n t o , i antes por consiguiente de recibir la circular de V . S. de 2 0 del corriente, he luchado m u c h o por levantar algo los ánimos c o m p l e t a mente abatidos.—Este último correo, por el que hemos sabido cuál ha sido el efecto producirlo por la noticia f u nesta en los pueblos i principalmente en Lima, ha aquietado a los pesimistas i timoratos.—Pero vamos a lo mas esencial.— V . S. debe conocer la historia del partido rojo de B o l i v i a . — V i e n e desde Balliviau, p a d r e . — L o compone nu círculo de hombres corto en número,—fuerte por lo estrechamente ligado entre sí i con tan fuertes vínculos que ha atravesado sin disolverse por en medio de todas las revoluciones i G o b i e r n o s . — E s t o s hombres, los mas notables de Bolivia ahora quince o veinte años, han vcuido oscureciéndose algún tanto desde esa época, reemplazados sus corifeos por o t r o s . — E s t e partido es mui odiado en el p a i s . — A u n que ahora no hai bandos políticos, éste existe separado del resto de los ciudadanos como el aceite del a g u a . — P u e s b i e n ; lo diré a V . S. aunque de una manera m u i confidencial: y o creo que este partido político seria capaz de cualquier c o m binación por recuperar su preponderancia en el p o d e r , — n o es a m i g o del Perú, pero desea la confederación c o m o una conveniencia recíproca, i quién sabe, si estando él en el p o der, las proposiciones traidoras de Chile hubiesen sido r e chazadas.—Afortunadamente, el jen eral Daza no es a m i g o de este círculo i el secretario jeneral don Rosendo Gutiérrez, m u c h o m e n o s . — Q u i z á la caída de Pérez no ha tenido otra cansa que su afiliación a este p a r t i d o . — D a z a es, pues, en concepto, en las presentes circunstancias, de un valor inapreciable c o m o jefe b o l i v i a n o . — E n honra de este pais, tengo la satisfacción de poder asegurar a V . S. q u e , fuera de los hombres de éste círculo, cuya opinión no he podido penetrar, todos, todos han rechazado siempre con indignación las infames propuestas de C h i l e . — I es l ó j i c o . — L o s bolivianos pueden tener los defectos comunes a los h o m b r e s ; pero conservan intactos los principios de honor i de j u s t i cia en un corazón s a n o . — H e vaciado en esta carta mis mas secretos pensamientos.—No m e he detenido a calcular hasta dónde alcauza m i deber i mi misión, puramente consular; solo he tenido en cuenta mi deseo de que V . S. conozca los pensamientos de un peruano, que conoce m u c h o mas a Bolivia que a su propia p a t r i a . — H a i aquí todavía macho chilenismo, aun a pesar del odio actual a los chilenos.— E s t o se debe a que la jeneracion actual h a oído desde su cuna deprimir al Perú, primero por Ballivian, padre, i después por L i n a r e s — h o m b r e s prestijiosos a m b o s . — E n el Gobierno de este ú l t i m o , fué cuando el partido rojo acabó de organizarse con los hombres que venían desde Balliviau. — N o recibo noticias oportunas ele los acontecimientos que se van sucediendo, lo m i s m o que de las disposiciones que se toman por el Gobierno del Perú, i ambas cosas me son necesarias para combatir los malos efectos producidos por una situación siempre i g u a l . — C o m o raciocinio de sentido común, todos creen i yo con ellos, que si el P e r ú n o obtiene nuevos buques, no hai camino para el triunfo. V e o muí bien que la guerra es guerra de millones.-—El Perú o Chile tiene que s u c u m b i r . — A m b o s se preparan al sacrificio de sus elementos de prosperidad futura, i c o m o el P e n i es mas rico triunfará de seguro, aunque su triunfo le cueste toda su s a n g r e . — L a miseria actual en este pais es espantosa, i esta es una de las causas del desaliento jeneral. P o r los diarios del Sur habrá visto el estado de la división C a m p e r o . — E l informe del prefecto Buitrago de Potosí es ridículo como las publicaciones de Campero.—Aquello anda mal.—En esa división hai mui buenos jefes i buena tropa, pero Campero es cundido i necio en toda la estension de la palabra.—Es uno de los prohombres del partido r o j o . — B u i t r a g o es un tonto fatuo que no puede desempeñar prefectura.—Faltau allí c a b e z a s . — Y o no sé de dónde podrá | sacar recursos este G o b i e r n o . — E l empréstito nacional, el primero decretado en los primeros momentos, no se llena j

en ninguno de los departamentos.—Las entradas naturales del pais no bastan ni en las situaciones normales para c u brir las listas militar i c i v i l . — L a deuda interna aumenta, pues, i si estuviera representada por papel o bonos, es seguro de que estos no tendrían valor n i n g u n o . — B o l i v i a tomará, sin embargo, su parte en la lucha de sacrificios que se preparan aunque de no mui buena voluntad.—Tengo el honor de repetirme de V . S. m u i atento S. S. Q . B. S. M . — ( F i r m a d o . ) — A d j u n t o , Z A M U D I O . — A . S. S. el Ministro del Perú residente en B o l i v i a . — L a P a z . — E s c o n f o r m e : L a P a z , N o v i e m b r e 8 de

1879.—QUIÑONES.

Y. Se denuncia al Ministro de Estados Unidos, doctor Newton Pettis, como enemigo declarado del Perú i adicto a Chile. (Inédito.)

NÚM.

241.—LEGACIÓN

D E L PERÚ E N BOLIVIA.

(Reservada.) La Paz, Noviembre 8 de 1879. S e ñ o r Ministro: Por t o d o lo q u e tuve el h o n o r d e c o m u n i c a r a V . S. en m i oficio reservado d e 10 d e l m e s anterior, n ú m . 2 1 9 , se habrá persuadido d e q u e el h o n o r a b l e d o c t o r N e w t o n Pettis, E n c a r g a d o d e N e g o c i o s d e los Estados U n i d o s d e N o r t e A m é r i c a en esta R e p ú b l i c a , es enemigo del Perú en la guerra que sostenemos con Chile; i se persuadirá a u n mas, p o r el h e c h o q u e paso a informarle, ocurrido d e la manera mas increíble, en la casa d e l subdito alemán Mr. Otto Richter, h e r m a n o p o l í t i c o d e S. E. el Jeneral Daza. Varias personas m e dijeron q u e el honorable d o c t o r Pettis n o escusaba hablar, hasta en el hotel d o n d e c o m i a , que las conveniencias d e Bolivia estaban en unirse a C h i le, aceptando las proposiciones d e q u e él habia sido p o r tador, i el 25 d e l m e s p r ó x i m o pasado, escusando s u asistencia a las exequias q u e tuvieron lugar ese dia para el héroe Grau i sus ilustres compañeros, celebró el c o n traste en u n b a n q u e t e q u e le dio Mr. Richter, brindando i h a b l a n d o hasta m u i tarde d e la n o c h e en favor d e C h i le, s e c u n d a d o p o r unos p o c o s ingleses i alemanes, q u e parece fueron invitados p o r sus c o n o c i d a s simpatías. A l dia siguiente se m a r c h ó , asegurando tener licencia d e su Gobierno al señor Ministro d e Relaciones Esteriores; p e r o ofreciendo volver d e M o l i e n d o o Panamá, si e n u n o d e esos p u n t o s recibía las c o m u n i c a c i o n e s q u e aguard a b a sobre la guerra en el Pacífico. Para concluir, p o n g o en c o n o c i m i e n t o d e V . S. q u e el archivo i útiles d e la L e g a c i ó n ha d e j a d o en p o d e r d e Mr. Richter, a quien ha d a d o por sí i ante sí el orijinal n o m b r a m i e n t o d e Vice-cónsul Jeneral, cargo q u e y a ejerce c o n el respectivo exequátur d e l Consejo d e G o b i e r n o . D i o s guarde a V . tí., señor Ministro. J. L.

QUIÑONES.

Al señor Ministro de Relaciones Estertores del Perú.—Lima.

L i m a , N o v i e m b r e 26 d e 1 8 7 9 . — R e m í t a s e c o p i a a la L e g a c i ó n en los Estados U n i d o s , c o n el oficio respectivo.—LARRABURE.

VI. Falsa noticia de envenenamiento de los jenerales La-Puerta i Prado. (Inédito.) NÚM. 239.—LEGACIÓN

D E L PERÚ E N BOLIVIA.

La Paz, Noviembre 8 de 1879. S e ñ o r Ministro: E l dia 5 d e los corrientes m e constituí en el despacho


CAPITULO

del E x c m o . señor Ministro d e Relaciones Esteriores, a i n f o r m a r m e si verdaderamente se h a b í a recibido un estraordinario c o n la funesta noticia de haber m u e r t o e n v e n e n a d o s los E x c m o s . señores jenerales L a - P u e r t a i Prado, c o m o se circulaba c o n harta insistencia en el p ú b l i c o : se m e d i j o que tales noticias eran i n v e n c i ó n d e ciertas p e r sonas p o c o afectas al orden establecido; i e n t r a n d o después en íntimas confidencias sobre la guerra en que nos halláb a m o s e m p e ñ a d o s , se m e dio c o n o c i m i e n t o del oficio en que el Cónsul de esta R e p ú b l i c a en G l a s g o w c o m u n i c a sus jestiones sobre la c o m p r a de varios b u q u e s d e guerra. Pedí, i se m e dio la c o p i a del oficio i n d i c a d o , q u e t e n g o el h o n o r de a c o m p a ñ a r para el uso q u e V . S. estime mas conveniente. D i o s g u a r d e a V . S. ( F i r m a d o . ) — J . L.

QUIÑONES.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores del Peni.—Lima.

TIL Efecto producido en Bolivia por la toma de Pisagua; temores de una sublevación de los indíjenas i cholos favorable a Chile; mal resultado de la organización de la guardia nacional. (Inédito.) NÚM. 240.—LEGACIÓN DEL PERÚ EN BOLIVIA.

(Reservada.) La Paz,

Noviembre

8 de

1879.

Señor Ministro: E n m i oficio reservado del 1. ° , n ú m . 233, t u v e el h o nor d e reiterar a V. S. q u e a q u í n o habia t e m o r a l g u n o de que sea alterado el orden p ú b l i c o , salvo el caso de u n contraste en el ejército aliado. Ese caso ha tenido lugar, c o n m o t i v o del desembarque del ejército c h i l e n o en Pisagua, que p o r u n a fatal c o i n c i d e n c i a se a n u n c i a b a desde dias antes i se ha confirmado p o r el correo del dia de ayer. Tanta m a y o r insistencia t o m a b a el r u m o r de un p r ó x i m o desorden, c u a n t o que por personas caracterizadas supe, i lo puse en c o n o c i m i e n t o del G o b i e r n o , que varios indíjenas de Canchas Blancas i demás lugares recorridos por el célebre c o m a n d a n t e de armas de Calama, d o n J o s é María 2. ° S o t o , habian v e n i d o c o n la p r o p a g a n d a de que los chilenos les traían la abolición del tributo, i la mas amplia i n d e p e n d e n c i a de su raza. L o s indios de las c e r c a nías h a b í a n v e n i d o a ponerse de a c u e r d o c o n los cholos de esta ciudad, i t o d o p r o n o s t i c a b a que n o estábamos lejos de u n t r e m e n d o cataclismo. El G o b i e r n o a d o p t ó m e d i d a s sagaces i prudentes, c o m o la de a b a n d o n a r la reunión de nacionales, la de alejar amistosamente al caudillo popular, d o c t o r d o n Daniel Nuñez del Prado, i la de aumentar su j e n d a r m e r í a , q u e hoi solo consta de 80 plazas p o r falta de a r m a m e n t o . D e la manera m a s p r o v i d e n c i a l recibí anteayer, a las 9 A. M., una n o t a del prefecto de P u n o , remitida d e p u e b l o en pueblo c o n la trascripción del telegrama en que el 3refecto de A r e q u i p a avisa que veinte buques e n e m i g o s 1abian r o t o sus fuegos sobre Pisagua; i ayer, a las 2 P. M., de la m i s m a manera, el telegrama d e S. E. el señor D i rector d e la guerra, que c o m u n i c a el d e s e m b a r q u e d e 12,000 h o m b r e s , después d e u n encarnizado c o m b a t e d e siete i m e d i a horas, sostenido p o r los batallones bolivianos Victoria e I n d e p e n d e n c i a . O p o r t u n a m e n t e c o m u n i q u é ambos avisos al G o b i e r n o , i c o n u n c e l o i rapidez n o t a bles se t o m a r o n las m e d i d a s necesarias para que tales noticias p o r correo n o n o s sorprendieran, c o m o n o s s o r prendió la noticia de la p é r d i d a del Huáscar. En paño; como migo;

la m a ñ a n a de ayer se p u b l i c ó el boletín q u e a c o m en el dia se h i z o circular la posibilidad del c o m b a t e necesario para dificultar el d e s e m b a r q u e del e n e i a las 7 P. M., h o r a en que llegó el correo, los ániTOMO

II—16

SEGUNDO.

121

m o s preparados h a n q u e d a d o perplejos, p o r q u e t a m p o c o el c o r r e o h a traído el resultado del c o m b a t e . L a sangre boliviana, q u e h a c o r r i d o en a b u n d a n c i a el dia 2 en Pisagua, quizas unificará el sentimiento d e este pais en favor de su causa q u e nosotros sostenemos c o n tanta a b n e g a c i ó n i desprendimiento. E s p e r a n d o q u e V . S. se dignará p o n e r este oficio en el c o n o c i m i e n t o de S. E., t e n g o la h o n r a d e suscribirme su m u i atento i seguro servidor. ( F i r m a d o . ) — J . L.

QUIÑONES.

P . S . — A c a b a n d e confirmarme el r u m o r que c i r c u l ó en la mañana, de q u e u n g r u p o de cholos habia recorrido a n o c h e el barrio l l a m a d o d e Chócala, d a n d o vivas a Chile i a Soto. A última hora.—Después de cerrada esta c o m u n i c a c i ó n , h e r e c i b i d o u n a esquela de persona caracterizada en q u e m e d i c e lo siguiente: " P o r u n telegrama del coronel Granier se sabe q u e 15,000 chilenos o c u p a r o n a Pisagua derrotand o c o n inmensas pérdidas 4 batallones bolivianos. D o s j ó v e n e s h a n a c o r d a d o reunirse m a ñ a n a a las 12, en la plaza de A r m a s , para protestar contra los directores de la guerra i los Ministros d o c t o r R e y e s Ortiz i j e n e r a l Jofré,¡Í para pedir que se les entregue el a r m a m e n t o q u e haya, c o m p r o m e t i é n d o s e a responder de la c o n s e r v a c i ó n del orden p ú b l i c o i d e la defensa n a c i o n a l . " A u n q u e creo que el G o b i e r n o tendrá c o n o c i m i e n t o de lo anterior, le trasmito el aviso para que evite la reunión, q u e la p u e d e evitar c o n facilidad. ( F i r m a d o . ) — J . L.

QUIÑONES.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú. —Lima.

NÚM. 233.—LEGACIÓN DEL PERÚ EN BOLIVIA.

(Reservada.) Señor M i n i s t r o : Con fecha 20 del mes p r ó x i m o pasado, publicó por b a n do el señor jeneral don José Iriondo, comandante jeneral i prefecto accidental del departamento, el oficio en que el señor jeneral Ministro de la Guerra dispone que contimíe el enrolamiento i organización de la guardia nacional de esta ciudad, con cargo de que solo se reúna por tres horas los d o m i n g o s en la A l a m e d a del Prado, i bajo la c o n m i n a toria de que los no enrolados serán destinados a r e e m p l a zar las bajas del ejército permanente. E l dia 2(5, que fué el primer d o m i n g o en que debía cumplirse el bando referido, solo se reunieron 25 ciudadanos, poco mas o m e n o s ; i habiéndose dictado algunas medidas para que el dia de mañana la reunión sea mas numerosa, desde ayer circula con insistencia el rumor de que los cholos harán revolución. A u n q u e esto m a s parece una amenaza o una preparación a la resistencia de hecho, las autoridades creo que han t o mado las medidas convenientes, siendo la principal la de que vuelva al d e s e n s e ñ o de la prefectura el prestijioso i acaudalado señor don Benjamín Clavijo, que se hallaba con licencia desde el dia en que llegó a esta capital la n o t i cia del desgraciado a la vez que glorioso combate naval del 8 en Mejillones. P o r los datos que ha recojido esta Legación, de fuentes mni autorizadas, no hai temor alguno de que sea trastornado el orden público por falta de elementos i de un c a u dillo prestijioso; pero si por desgracia snfre algún contraste el ejército aliado, c o m o lie dicho a V . S. antes de ahora, parece mui difícil el qne pueda contenerse una revolución de funestas consecuencias, especialmente para el P e n i . Dígnese V . S. poner este oficio en el conocimiento de S. E. el Presidente i aceptar la distinguida consideración con que tengo el honor de suscribirme de V . S. mui atento i obediente servidor. ( F i r m a d o . ) — J . L. Q U I Ñ O N E S . Al señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú.—Lima.


122

G U E R R A

D E L

VIII. Heridos i prisioneros conducidos a Caldera i Valparaíso: telegramas i nota de agradecimiento al Cuerpo de Bomberos. TELEGRAMAS. (A

las 10.55 A. M.)

Caldera,

Noviembre

9 de

1879.

E n el Loa vienen 104 heridos a cargo d e u n a a m b u lancia de Antofagasta. Los señores S t u v e n i R . Carrasco han d e j a d o corriente una máquina resacadora de agua, a la salida del iMa d e Pisagua, que daba 6,000 litros por dia. E l Loa, c o n d u c e prisioneros bolivianos i peruanos, en n ú m e r o de 56; entre ellos se cuentan u n t e n i e n t e - c o r o n e l , j e f e d e la batería N o r t e de Pisagua i c i n c o oficiales. Las fuerzas chilenas q u e d a b a n posesionadas d e u n a salitrera que se titula el H o s p i c i o , i las avanzadas d e c a ballería habían llegado hasta P o z o A l m o n t e . Nuestra artillería, en n ú m e r o de 30 cañones K r u p p , estaba situada en las alturas de Pisagua.

Noviembre

9 de

1879.

A las 6.30 P. M. de ayer fueron llevados a C o p i a p ó los heridos del batallón A t a c a m a i los prisioneros t o m a d o s en Pisagua. L o s heridos de Zapadores i del Buin serán llevados i n m e d i a t a m e n t e a Valparaíso. Estos heridos son 70 i tantos. L o s heridos q u e v a n a ser llevados a Valparaíso h a n solicitado del I n t e n d e n t e Matta el q u e manifieste al G o bierno su agradecimiento por haber o r d e n a d o q u e se les acerque a sus familias. Los pasajeros del vapor Lima, q u e h a f o n d e a d o en este puerto, califican c o m o acto de verdadero h e r o í s m o la t o m a d e Pisagua p o r los chilenos. L o s prisioneros dicen que esa plaza se consideraba inespugnable. E n A g u a Santa, el estandarte del e s c u a d r ó n peruano h a caido también en p o d e r nuestro. E s de seda, r e c a m a d o de oro i plata, i su valor a p r o x i m a t i v o es de m i l pesos. S u inscripción, c o n letras bordadas c o n oro, es esta: BATALLÓN 7 DE FEBRERO DE AREQUIPA.

1854. Valparaiso,

Noviembre

11 de

1879.

Señor Ministro del Interior.

E n este m o m e n t o , 3.30 P. M., se h a c e a los heridos d e Pisagua la primera curación. El acto del d e s e m b a r c o i la manera c o m o se h a verificado ha h e c h o derramar lágrimas. T o d a la j e n t e d e mar se disputaba el h o n o r de recibir heridos en sus embarcaciones. El Cuerpo de B o m b e r o s , vestido d e parada, formaba calle desde la playa al hospital, i sus m i e m b r o s mas distinguidos llevaban en sus h o m b r o s las camillas en q u e iban los heridos. M u c h o se p u e d e esperar de u n p u e b l o en q u e hai s o l d a d o s c o m o los que se batieron en Pisagua, i en el q u e hai también virtudes c o m o las q u e hoi h a ostentado la sociedad de Valparaiso. D i o s guarde a V . S. E.

NOTA

ALTAMIRANO.

A L CUERPO D E BOMBEROS.

Valparaíso,

ciones de entusiasmo d e parte de este p u e b l o agradecido; pero lo q u e hoi h a h e c h o h a arrancado lágrimas. Q u e esas lágrimas sean la recompensa, y a q u e y o n o acierto a espresar d e u n m o d o d i g n o l o q u e Valparaiso les d e b e ! Pero hai todavía otra r e c o m p e n s a que los b o m b e r o s sabrán estimar, i es el a g r a d e c i m i e n t o c o n que nuestros heroicos compatriotas d e la marina i del ejército recibirán la noticia de que sus heridos h a n sido c o n d u c i d o s c o n la mas tierna solicitud al lugar q u e les estaba destinado, pollos mas distinguidos j ó v e n e s d e Valparaiso, que- llevaban las camillas en sus propios h o m b r o s , d i s p u t á n d o s e este servicio c o m o u n h o n o r entre c o m p a ñ í a i c o m p a ñ í a , entre bombero i bombero. Le r u e g o , señor, q u e manifieste t o d o m i a g r a d e c i m i e n t o a las diversas c o m p a ñ í a s del C u e r p o d e B o m b e r o s , i que acepte para U d . i para t o d o s sus c o m p a ñ e r o s la espresion de m i sincero aplauso. Dios guarde a U d . E.

ALTAMIRANO.

IX. Marcha de Daza a Tarapacá antes del combate de Dolores.

(A las 12.40 P. M.)

Caldera,

PACIFICO.

Noviembre

11 de

1879,

E n su larga vida, el Cuerpo de B o m b e r o s h a arrancado m u c h o s , m u c h í s i m o s gritos de admiración i manifesta-

(Correspondencia a E L NACIONAL de Lima.)

Arica,

Noviembre

11 de

1879.

Señor Director de E L NACIONAL.

Los fundados temores q u e abrigábamos por la suerte de la Union i el Chalaco, se h a n d e s v a n e c i d o : en las p r i m é ras horas de la mañana, nuestros d o s b u q u e s h a n f o n d e a d o sin otra n o v e d a d q u e el haberse d e s c o m p u e s t o en las aguas d e M o l i e n d o la m á q u i n a d e la Union. D e esto el corresponsal de a b o r d o de la corbeta dará a Ud. pormenores. C o n gran entusiasmo h a sido recibido el Provisional de L i m a n ú m . 2. H a d e s e m b a r c a d o en m e d i o de los vivas de la m u l t i t u d agrupada en el muelle i avenidas; vivas que él contestaba p o r su parte c o n igual entusiasmo. A la hora en que e l ' atallon n ú m . 2 desembarcaba, c o m e n z ó a desfilar el ejército boliviano, al c o m p á s de los pasos dobles tocados por sus bandas de música i los ataques ejecutados por las del Cazadores del C u z c o i n ú m . 2 Provisional de L i m a . E l batallón C o l o r a d o m a r c h ó a la cabeza. E n m i correspondencia anterior h a b l é lijeramente sobre este batallón, i m e r e c e q u e en ésta diga algo mas. T i e n e 700 soldados de m u s c u l a t u r a i talla hercúleas, veteranos escojidos todos, i v e n c e d o r el que m e n o s en tres c o m b a t e s . I m p o n e n t e es el aspecto q u e presentan esos soldados c o n sus altos morriones i chaquetas p u n z ó , i pantalones blancos; c o n sus robustos pies d e s n u d o s (calzan ojotas), i c o n sus R e m i n g t o n a p o y a d o s en sus anchas m a n o s i fuertes brazos. L a D é c i m a de César i los. Granaderos de N a p o l e ó n no causaran efecto mas i m p o n e n t e que el Colorado. S u disciplina, p o r supuesto, q u e n o es m e n o r que la de u n batallón prusiano. Imajínese de lo q u e será capaz un batallón igual c o n el j e n e r a l Daza, que lo m a n d a particularmente, a su cabeza. Igual cosa p u e d e decirse de los demás batallones bolivianos. H é aquí los n o m b r e s d e los que h a n salido hoi sobre Tiliviche. 1. Granaderos D a z a (Colorados.) 2. Sucre (Amarillos.) 3. A r o m a , 2. ° de C o c h a b a m b a (Verdes.) 4. V i d m a , 3. ° de id. E l escuadrón Vanguardia, c o m p u e s t o d e 40 hombres d e cada u n o de los Tejimientos q u e forman la L e j i o n B o liviana. E l R e j i m i e n t o de Artillería.


CAPITULO

L a escolta del jeneral Daza. I n m e n s o fué el entusiasmo c o n q u e partieron esos soldados; entusiasmo del cual participamos t o d o s los q u e presenciamos la m a r c h a d e tan brava tropa; i m u c h o m a s aun, c u a n d o v i m o s al jeneral Daza, m a s simpático i apuesto q u e nunca, en u n h e r m o s o caballo tordillo. Parecía q u e d e las penetrantes miradas del jeneral, q u e sonriendo contestaba los vivas q u e se le hacían, se d e s prendía n o sé q u e l u z , presajio de la gloria d e q u e v a a cubrirse. J a m a s , vivas, horras mas atronadores se han lanzado como los de h o i ; vivas i hnrras salidos desde el fondo del alma i arrojados al aire con toda la fuerza de los p u l mones. I de todos los corazones, al m i s m o tiempo que esos g r i tos llenaban el espacio, surjian también, i se elevaban h a s ta Dios, ardientes plegarias por ese noble entre los nobles hijo de Bolivia i A m é r i c a . ¡Adelante, jeneral! Lleváis la fortuna de dos pueblos que os aman i bendicen con toda el alma. ¡Adelante, jeneral! ¡Sois el Gran boliviano! Quiera D i o s reservaros mejor suerte en tierra que a él le cupo en el m a r ! A c o m p a ñ a r o n al jeneral hasta una legua fuera de la p o blación, S. S. el director de la guerra, el contra-almirante Montero i todos los jefes i muchas personas de este puerto. Hubiéramos querido oir palpitar, al despedirse, esos tres corazones de Daza, Prado i Montero, pero desgraciadamente, nos fué imposible conseguir un caballo, i a pié este maldito cuerpo se fatiga demasiado. Inmensa era la alegría que resplandecía en los semblantes de los jefes i soldados bolivianos. E r a la alegría de la victoria o de la muerte, hermosas perspectivas, bien cercanas de realización para ellos. Vencer o m o r i r ; sepultar al enemigo odiado, triunfar o encontrar la muerte combatiendo por la patria, i mas que por la patria, por la humanidad; porque a la humanidad también ha retado Chile con sus innumerables crímenes desde el robo del 14 de Febrero, hasta los asesinatos de las mujeres i los niños en Pisagua, el 2 de N o v i e m b r e , ¡ o h ! qué alegría en efecto!

SEGUNDO.

123

E l ejército del jeneral Daza, con dos batallones peruanos, hubiera partido el m i s m o dia del combate de Pisagua; nueve días de atraso, nos han sido fatales! H o i n o estuviéramos incomunicados con el ejército de Tarapacá. A g u a Santa, llave de los caminos de Tarapacá, no hubiera sido tomado; D a z a estaría al frente de todo el ejército. Bien lo sabemos: el ejército enemigo necesitará pasar sobre l o s cadáveres de 8,000 hombres del Sur. Bien lo sabemos: perecerá sin huir j a m á s hasta el i n t i m o de los soldados del ejército aliado; pero no importa combatir i morir con gloria, es necesario vencer! N o , no desconfiemos de que l a victoria será al fin de l o s soldados que luchan c o m o en Pisagua. Noviembre 12. Nada hemos sabido hoi. Es verdad que S. E . ha recibido partes de Iquique, pero i g n o r a m o s el contenido de ellos. Hai rumores de que el enemigo avanza también por Guatacondo, pero esto no importa, se encontrará con el valiente i entendido Campero.

E l jeneral D a z a h a acampado en Chaca en esta tarde. E n Chaca espera al Tejimiento de Artillería aliado, que saldrá esta noche o mañana de aquí. Bien, pues, el comandante jeneral del Tejimiento será el señor teniente coronel Barbosa, con retención del mando de nuestra brigada, i el jefe de la artillería boliviana, con K r u p p de a 6 i 4 ametralladoras i Blackley de a 4, el t e niente coronel don José Manuel P a n d o . Noviembre 13. H o i nada hemos sabido. L a artillería n o ha salido. ¿ P o r qué? De m o d o que el jeneral Daza tendrá que esperar mas aun en Camarones. O h ! tardanzas, tardanzas! Noviembre

Después de despedirse del jeneral D a z a , el director de la guerra con el contra-almirante Montero i demás a c o m pañamiento, fué a visitar al n ú m . 2, Provisional de L i m a , i habló a la tropa. N o sé lo que dijo, pero desde lejos he oido que lo vivaban i también al contra-almirante Montero. E l n ú m . 2 tendrá su cuartel en Tacna. H o i ha salido para ese punto la mitad, en el tren de 3 ; mañana irá la otra parte. Las noticias que tenemos del ejército de Tarapacá son las siguientes: Campero se a p r o x i m a a marcha forzada. E l cuartel jeneral sigue en P o z o A l m o n t e , distante diez leguas de A g u a Santa, donde están los chilenos. Corre que h u b o un consejo de oficiales en el cual se acordó dar el m a n d o a Snarez, c o m o primer j e f e , con retención del mando de su división, i al coronel Dávila c o m o segundo. N o sabemos hasta qué punto sea cierta esta noticia. Nosotros n o creemos que sea verdadera. H e m o s averiguado en las rejiones oficiales a cerca de ella, pero nadie nos la ha afirmado ni desmentido t a m p o c o . Una palabra para terminar. Y a nadie ignora el inaudito descuido de los hombres del Gobierno. Y a nadie ignora que apéuas dos o tres batallones residentes en A r i c a , tenían, antes de que S. E. el director de la guerra mandara a la Pilcomayo, 80 cartuchos por p l a z a ; i uno, Granaderos del C u z c o , tan solo 4 0 .

14.

A n o c h e , a la una poco mas o menos, los botes de ronda descubrieron tres luces de otres tantos buques enemigos sin duda, que se alejaron rápidamente cuando aquellos h i cieron señales con cohetes de Bengala. L a s luces se perdieron en dirección a l N o r t e . A las 5.30 A . M . , el Chalaco salió para el Callao. E n el Chalaco debia haber ido esta correspondencia, j)ero el trasporte partió en la hora menos esperada.

E l jeneral D a z a esperará en Camarones hasta que la a r tillería se una con él, lo que será mañana por la noche o al amauecer del 16, porque el Tejimiento saldrá hoi a l a s t r e s . E n este m o m e n t o se está cargando el parque ( 2 . 3 0 P . M . )

E l Trujillo no saldrá hasta las 4 P . M . ; aun tengo pues tiempo para copiar i remitir a U d . los partes sobre el c o m bate de Pisagua. E l enemigo no ha a v a n z a d o ; se ha contentado con ocupar todos los caminos que conducen a Arica. H a mandado a sus trasportes por refuerzo, lo cual m a nifiesta que se encuentra bastante débil. ¡Si los pertrechos últimamente llegados hubieran estado aquí ocho dias a n t e s . . . ! GUSTAVO.


GUERRA

124

D E L PACIFICO.

X. Carta oficial de la Legación del Perú en el Ecuador a Irigóyen, relativa al tránsito o trasbordo en Guayaquil de armamento para el Perú. (Inédito.) NÚM.

75.—LEGACIÓN

E N E L ECUADOR.

Guayaquil, Noviembre 1 1 de 1879. Mi estimado a m i g o : Antenoche desembarqué en este pnerto i creo que saldré para Quito el lunes entrante, después de saber las noticias que traerá el vapor del d o m i n g o . E n Paita m e comunicó el capitán de puerto el despacho telegráfico de U d . , recomendando a los cónsules en G u a y a quil i P a n a m á que den los pasos necesarios para facilitar el seguro i rápido despacho de los artículos que vengan para el Perú. N o solo he dado copia del telegrama al señor Luque Plata, nuestro cónsul aquí, sino que ayer m i s m o hemos tomado algunas .medidas preliminares. P o r el vapor que siguió anoche para Panamá, le escribí a M á r q u e z , que para cualquiera operación que hubiera que hacer, sea para asegurar el tránsito p o r Guayaquil, sea para verificar un trasbordo, era, ante todo, indispensable qne comunicara t o dos los datos necesarios al señor Luque Plata, manteniéndose al efecto en constante comunicación con él. Si se h u biera hecho esto cuando pasaron hace ocho días los torpedos, no sé si se hubiera evitado lo que hicieron con ellos; pero, a buen seguro se habría hecho para conseguirlo, l o cual fué imposible por hallarse nuestro cónsul en la mas completa ignorancia del envío.

c o n precisión los lugares que ocupen, las distancias que l o s separe, i aun conjeturar p r ó x i m a m e n t e las operaciones que les -sea dable emprender. H e recibido también la interesante M e m o r i a del señor I r i g ó y e n , que a lá vez estimo debidamente. A g r a d a b l e , i n o , m e será saber que U d . vuelva a honrarnos con su presencia; lo primero, porque nos proporciona la satisfacción de su trato, i l o segundo, porque el egoísmo de tenerle entre nosotros no debe ir al estremo de a l e jarle de los goces de familia i de los que proporcione la culta sociedad de la deliciosa L i m a . Sin embargo, perdone U d . que prefiera su regreso al E c u a d o r , antes que su p e r manencia en el Perú. " D e caballeros tan cumplidos c o m o el señor I r i g ó y e n , diré m a s , de las notabilidades que en el P e r ú ascienden a ocupar los portafolios en los distintos ramos de la administración, nunca es p o s i b l e presumir sino el deber m a s c u m plido en el cultivo de las relaciones esteriores, particularmente tratándose de naciones hermanas." Mui, m u c h o agradeceré a U d . que por telégrafo nos c o munique lo que ocurre de grave en las operaciones bélicas, pues, americanos de corazón, n o p o d e m o s ser indiferentes a lo que atañe a pueblos con quiénes nos unen tradiciones, creencias, costumbres, lejislacion i, p o c o mas o m e n o s , anál o g o porvenir. A los señores Corral i V e r n a z a he instruido del contenido de la que c o n t e s t o ; damos espresiones a nombre d e U d . , e indicándoles que U d . les remitía una M e m o r i a de R e l a ciones Esteriores. U n o i otro retornan a U d . cordiales r e cnerdos i agradecen el envió de la Memoria. Me repito su verdadero a m i g o i S. S. I.

D E

VEINTEMILLA.

Para facilitar las cosas aquí, nos hemos asegurado el concurso de una casa de comercio peruana, de cuya discreción estamos completamente seguros, i cuyo nombre he c o municado a Márquez. P e r o , esto no basta. U d . sabe que en Quiñones da cuenta de la situación política de La Paz. P a n a m á , para vencer los obstáculos, ha habido necesidad de emplear dinero para todas las operaciones que allí se han NÚM. 243.—LEGACIÓN D E L . P E R Ú E N BOLIVIA. h e c h o , i aquí, llegado el caso, hubo qne emplear el m i s m o medio, que, por antiguo que sea, no por eso h a perdido su (Reservada.) eficacia. M e parece, pues, indispensable que si el Gobierno adopta, para hacer venir elementos, el medio de tránsito La Paz, Noviembre 15 de 1879. por Guayaquil o el de trasbordo, debe proveer al señor Señor Ministro: Luque Plata, que es un cumplido caballero, incapaz de Sin comuuicacion alguna de ese Ministerio, en los dos abusar, de alguna cantidad, por ejemplo, dos o tres m i l s o - correos de la semana que termina, seguramente por la irreles ( p l a t a ) , a fin d e q u e pueda hacer cesar ciertas resisten- gularidad en el itinerario de l o s vapores i por los últimos cias que pudieran presentarse. acontecimientos de la guerra, me limito a dirijir a V. S. este oficio reservado, reanudando el que de igual carácter Nada de nuevo en la política de aquí, que, c o m o le he tuve el honor de dirijirle el 8 del m e s en curso, bajo el dicho, no debe inspirarnos cuidado alguno. número 2 4 0 . S u p o n g o que Qnimper habrá despachado ya la letra por E l periódico oficial L A D E M O C R A C I A , número 2 7 1 , c o r r e s mis sueldos; pero, si no lo ha hecho, le suplico que le haga pondiente al jueves 1 3 de los corrientes, en sus artículos U d . un recorderis, pues tengo urjencia de esa cantidad.

XI.

D e U d . affmo. a m i g o i S. S. EMILIO

BONIFAZ.

Junta de Notables i El pueblo guarda al pueblo \ i E L C O número 2 7 3 , del dia 1 2 , en sus artículos Meeting

MERCIO

al aire libre, i La Situaciotí, periódicos que acompaño a este oficio, n o obstante de mandar el segundo a ese despac h o en todos los correos, informarán a V . S. del resultado que tuvo la reunión de los jóvenes i del carácter que por el Gobierno i por la oposición se le ha dado.

P . D . — E n este momento recibo del Presidente, jeneral Veintemilla, la carta que.le incluyo, orijinal, para que vea U d . cuál es la naturaleza de nuestras relaciones oficiales i particulares. L a parte marcada a l m á r j e n es su contestaDije a V . S. en m i P. S., que aunque creia que el G o ción a la seguridad que le di, una vez mas, de que el G o bierno tuviese conocimiento de la reunión, le trasmitía el bierno del Perú, jamas apoyará conspiración alguna de l o s a v i s o ; i doloroso m e es indicarle ahora que m i aviso fué emigrados ecuatorianos. el primero, i que m e ha traído consecuencias desagradables, según paso a manifestar. L o s señores Ministros, doctor R e y e s Ortiz i jeneral J o Quito, Noviembre 1. ° de 1879. fré, habían ido a despedir al señor Ministro, doctor Señor doctor don Emilio Bonifáz. —Lima. Doria Medina, que ese dia, a las 1 1 A . M . , salió al Sur con el objeto de buscar recursos para la guerra, negociando Mi distinguido a m i g o : L a que U d . se ha dignado dirijirme en 2 2 del pasado, las acciones o estacas que tiene el Gobierno en los minerales de Oruro, Huanchaca i Colqnechaca; i a su regreso, a me da la doble complacencia de saber que llegó a ésa sin las 5 P . M . , invitados por M r . Otto Richter, habian ido novedad i que se conserva en perfecta salud. a comer en el Gran Hotel. Sin cuidado alguno, libaron a l Los mapas que me ha remitido del teatro de la guerra, i por los que d o i a U d . una i m i l gracias, nos ofrecerán el p o - gunas copas en la despedida i bebieron aun m a s en la der seguir los movimientos de los belijerautes, conociendo c o m i d a ; i en tales circunstancias, el señor doctor Reyes


CAPITULO

Ortiz recibió m i aviso. La esquela que lo contenia fué pasada de mano en mano en la m e s a ; i de allí salió el señor jeneral Jofré a la botica de Lorini, en donde se reúnen a prima noche los noticiosos: despidió a los concurrentes, mandó cerrar el establecimiento i antes de retirarse d i j o : que por un aviso de persona caracterizada sabia que se.trataba de asesinarlo. Pasó al cuartel de policía, i al tomar preso en su trayecto a un j o v e n Bilbao, que se dice enemigo del actual orden de cosas, cayó al suelo en un estado deplorable. E n ese m o m e n t o acudió el señor d o c tor R e y e s Ortiz, i todo quedó reducido a la prisión del j o ven, a quien se puso en libertad al dia siguiente, después de una escandalosa reclamación de la madre política ante el m i s m o señor jeneral Jofré. Y a calculará V . S. la escitacion i los comentarios que tales hechos produjeron; i comprenderá m i situación en esos m o m e n t o s , tanto por haberse visto m i esquela en el hotel, cuanto porque dijo en la botica el hijo del señor jeneral J o fré, que el aviso sobre el asesinato de su padre habia sido dado por mí. Respecto a la reunión de los jóvenes, que se realizó c o m o yo lo habia sabido, supe en la mañana por el señor M i n i s tro, doctor Méndez, que vino (en la mañana) a nombre del Gobierno a tomar datos en esta Legación, i al dia siguiente en el despacho del señor doctor Reyes Ortiz, donde fui a pedir ana reparación que se m e ofreció i no se ha realizad o : que al tomarse datos, se halló que los jóvenes fueron a la reunión con una acta redactada en los términos de m i aviso: qne en los momentos de la reunión de los jóvenes en la plaza, los llamados cholos estaban en gran número en la alameda del P r a d o , Caja del agua i otros lugares; i que el doctor A s p i a z u , nombrado por los jóvenes i aceptado p o r el Gobierno, jefe de los cuerpos de la guardia n a cional de esta ciudad, no inspira confianza. E n conclusión, puedo asegurar a Y . S. que si nos es f a vorable el resultado del combate de Iqnique, no habrá novedad alguna en este p a i s ; pero si por desgracia sufrimos un contraste, no solo habrán desórdenes aquí, sino que también hai m u c h o que temer de las fuerzas que obedecen a S. E . el señor jeneral Daza, porque sabemos que se han negado a ir a Iqnique, para estar a las resultas.

SEGUNDO.

REPÚBLICA

125

P E R U A N A . — P R E F E C T U R A

L.

R.

Al señor comandante del buque Almirante

Rada

LAVALLE.

CAPTURA DE LA "PILCOMAYO. TELEGRAMAS

CHILENOS.

(De Antofagasta, alas 3 P. M.)

Santiago,

Noviembre

21 de 1879.

Señor Ministro de la Guerra:

E l Angamos viene entrando con sus palos embanderados. Mando a bordo, i luego comunicaré. J.

A.

VlLLAGRAN.

(De Antofagasta, a las 3.50 P. M . )

Santiago,

Noviembre

21 de 1879.

Pilcomayo tomada por el Blanco. E l Blanco encontró a la Union, Pilcomayo i Chalaco, que huyeron por tres rumbos distintos. A l c a n z a d a la Pilcomayo i no teniendo un solo muerto, arrió los botes e i n cendió el b u q u e ; pero nuestra jente llegó a tiempo i evitó el incendio. E l jeneral pide jente para tripular el buque que está en Pisagua. E l comandante Ferreiro, su segundo Freiré i 180 de tripulación, prisioneros. J.

A.

YlLLAGRAN.

(De Antofagasta, a las 7 P. M.)

Santiago,

Noviembre

21 de 1879.

Señor Ministro de la Guerra:

Bloqueo de Iqnique por el "Coclirane" i lá "Covadonga." D E C H I L E . — C O M A N D A N C I A D E L BUQUE "ALMIRANTE

LÓPEZ

Cochrane.

XIII.

QUIÑONES.

XII.

REPÚBLICA

DEPARTAMENTO.

Iquique, Noviembre 15 de 1879. Señor: Quedo enterado del oficio de Y . S., fecha de h'oi, en qne m e comunica el establecimiento del bloqueo de este puerto i sus vecinas caletas. Por lo demás, las dependencias militares de la plaza cumplirán su deber c o m o mejor convenga. Dios guarde a Y . S.

Dios guarde a Y . S., señor Ministro. J.

D E L

COCHRANE."

de Tquique, a 15 de Noviembre

E l señor Sotomayor me dice que pida a Y . S. con nrjencia buenos oficiales de mar i marinería para la dotación de la Pilcomayo. A bordo de este buque, ningún muerto, ningún herido. Se han rendido, incendiando antes el buque i abriendo las válvulas; pero no lo han inutilizado i será servible. J.

de 1879. TELEGRAMAS

Señor: Por orden del Supremo Gobierno de Chile, vengo a establecer el bloqueo de este puerto i de sus caletas vecinas. L o notifico a Y . S., previniéndole que, en atención a los intereses d e . neutrales, tengo instrucciones para conceder un plazo de diez dias a los buques con bandera neutral surtos en estas aguas, a fin de que completen su cargamento i zarpen del fondeadero. Debo también prevenir a V . S., (pie en el caso de ser amagados los buques de mi mando, ya sea por torpedos, ya por cualquier otro acto de hostilidad efectuados por fuegos de esta plaza, me veré en la dolorosa necesidad de romper el fuego sobre la población, siendo V . S., en tal emerjencia, responsable de todos los daños que se orijinen. Dios guarde a V . S. J.

J.

LATORRE.

Al señor Jefe político i militar del departamento de Tarapaca.

Moliendo,

A.

VlLLAGRAN.

PERUANOS. Noviembre

18 de 1879.

Jeneral Prado:

A la altura d e . P a c o c h a avisté al Blanco Encalada, viré i di aviso a la Pilcomayo i Chalaco. N o s pusimos en retirada dispersos. Temo por uno de ellos. Frente a Mejía perseguí un vapor: no era enemigo. Continúo viaje al Callao. PORTAL.

lio, Noviembre

19 de 1879.

Excmo. señor Director de la guerra.

E n la m a ñ a n a pasaron los buques Union, d e descubierta en seguida Pilcomayo, el Chalaco, á unas 8 millas d e este, en ese m o m e n t o supe q u e el Blanco, estaba aguantado frente á Mejia, hice lo posible por ver si c o m u n i c a b a c o n el Chalaco pero fue difícil iba m u i afuera puse; vigías en distintos puntos, i soldados d e Caballería, q u e


GUERRA

126

DEL

recorrieran la costa fijándose en las partes mas elevadas, c o n el objeto de dar cuenta a V . E. de t o d o lo q u e fuere sucediendo. C o m o a las 11 hs a. m. m e dan parte regresa un buque parece Chalaco; d o s mas afuera pero estos n o podia distinguir si n o las c o l u m n a s de h u m o que se c o n o c i a iban á toda fuerza d e maquina; m o n t é á caballo i m e dirijí a unas sinco millas al Sur de P u n t a de Coles, i p u d e distinguir d o s b u q u e s m u y afuera u n o tras de otro i el Chalaco, c o m o a 2 millas d e la costa a toda fuerza; d e q u e vio que los buques se habían abierto, q u e apenas se distinguían, biró i g o b e r n ó al norte á toda fuerza de m a quina pasó á una milla de P u n t a d e Coles. E n este m o m e n t o irían los d o s b u q u e s u n o de otro á unas 6 millas de distancia; c o m o crei Chalaco, venia al puerto d e j é una persona intelijente en P u n t a de Coles que avisara lo que sucedía i v i n e á escape c r e y e n d o q u e entrara i m a n d a n d o >reparar lanchas i carbón, c u a n d o este m o n t ó punta C o se abrió i casi gobernaba Oeste. Seria 2 hs p. m. perdiéndose d e vista al m u y p o c o t i e m p o , i el q u e d e j é en la punta, m e dio parte q u e á j u z g a r p o r las c o l u m n a s de h u m o iba u n o de otro a 10 o 12 millas de distancia: asi es que creo difícil le p u e d a dar caza s u p o n g o sea Pilcomayo p o r que Union, la avistó el V a p o r al norte de Moliendo. N o hai n o v e d a d horizonte despejado i nada se avista. E l S e ñ o r Prefecto está aquí i la carta para V . E. se q u e d ó por o l v i d o involuntario pero n o h a ocurrido nada notable. ( 1 )

Íes,

TIZÓN.

PARTE OFICIAL COMANDANCIA

JENERAL

CHILENO. DE

LA

ESCUADRA.

Pisagua, Noviembre 20 de 1879. Señor Ministro: A la 1 A. M. del 17 del corriente zarpé de esta bahía c o n el blindado Blanco Encalada, p r o p o n i é n d o m e efectuar una escursion p o r la costa peruana hasta el puerto de Islai. L a hora d e mi salida fué subordinada a la del v a p o r de la carrera f o n d e a d o en este p u e r t o aquella n o c h e , i que z a r p ó d e aquí a las 11 P. M. del día 16. E l retardo de m i partida t u v o por objeto el evitar q u e aquel v a p o r llevase a A r i c a la noticia de m i m o v i m i e n t o , p o n i e n d o en guardia al e n e m i g o . Mi r u m b o a la salida de Pisagua fué al N o r o e s t e c a l c u l a n d o llegar al frente d e Islai al amanecer del 18, i a las 5 A . M. de ese dia m e encontré en aquel puerto, en el cual n o habia n a v e alguna. D e s d e allí, m u i p r ó x i m o a la costa, seguí m i derrotero hacia el Sur. A las 6 A . M. pasé delante de M o l i e n d o , d o n d e existen tres fortificaciones artilladas, las que, al avistarme, se p r e pararon a la defensa. E n esta bahía n o se encontraba n i n g ú n buque. S i g u i e n d o mi m a r c h a , i c o m o a las 8.50 A . M., se avistaron hacia el Sur tres h u m o s d e vapores, q u e al p o c o t i e m p o se r e c o n o c i e r o n ser la Union, la Pilcomayo i el Chalaco, naves de la escuadra peruana. S e g ú n noticias obtenidas posteriormente, esas naves h a bían salido de A r i c a al amanecer de aquel dia, d i r i j i é n d o se al Callao. C o n o c i e n d o el andar de los b u q u e s enemigos, c o m p r e n d í que, n o p u d i e n d o dar caza a la Union c o n éxito s e g u ro, debía consagrarme a la persecución de la n a v e de g u e r ra enemiga q u e m e diese, p o r su marcha, probabilidades de captura. Ordené al c o m a n d a n t e del Blanco q u e emprendiese la caza de la Pilcomayo, i esa persecución c o m e n z ó frente a la caleta Pacui, m a r c h a n d o el b l i n d a d o c o n toda la fuerza d e su máquina. ( 1 ) Este telegrama es copia exacta del orijinal, ción en su ortografía i redacción,

sin hacer la menor altera-

PACIFICO.

Progresivamente las distancias se fueron a c o r t a n d o d e tal manera q u e a las 11 A . M. la Union se d e s p r e n d i ó c o m p l e t a m e n t e de su c o n v o i , p u s o proa al Oeste i p o c o después t o m ó r u m b o directo al N o r t e , perdiéndose de vista al p o c o t i e m p o . E l Chalaco, p e g a d o a la costa, siguió igual r u m b o , mientras el Blanco continuaba su persecución a la Pilcomayo. Esa persecución se prosiguió c o n tenacidad durante c i n c o horas i en u n a ostensión c o m o d e sesenta millas. A las 2.5 P. M. la n a v e perseguida disparaba sobre el Blanco su primer c a ñ o n a z o , separándonos u n a distancia d e c i n c o mil metros; sin p r e o c u p a r m e de los disparos del e n e m i g o , seguía a c o r t a n d o la distancia. L a Pilcomayo c o n t i n u ó h a c i e n d o fuego c o n punterías p o r elevación bien dirijidas, pero q u e pasaban sobre la arboladura del b l i n d a d o . S o l o dos proyectiles c h o c a r o n contra los costados del blindado Blanco Encalada, sin causar d a ñ o alguno. Mientras tanto, la distancia se iba estrechando r á p i d a mente. A las 3 P. M. esta distancia era d e cuatro m i l d o s cientos metros. E n ese instante o r d e n é r o m p e r el fuego, i nuestro primer proyectil r o m p i ó el p i c o d e trinquete de la arboladura enemiga, i estalló a p o c o s m e t r o s delante d e su proa. Siguió inmediatamente otro disparo, pero en esos m o m e n t o s y a p u d o notarse, desde a bordo, que se arreaban los botes de la Pilcomayo i q u e se e m b a r c a b a en ellos alguna j e n t e , a la v e z q u e el b u q u e detenia su marcha. E l Blanco Encalada c o n t i n u a b a avanzando, i c o m o la bandera enemiga flameaba aun en la n a v e atacada, se h i z o u n tercer disparo c o n los grandes cañones del Blanco, i a corta distancia algunos otros c o n los cañones p e queños de cubierta i c o n las ametralladoras i rifles. Eran las 3.20 P. M. L a j e n t e q u e habia g a n a d o los b o tes arriados en la Pilcomayo, se m a n t e n i a n o lejos de aquel b u q u e , c o m e n z a n d o a dirijir h a c i a el b l i n d a d o s e ñales de rendición, ajitando en el aire algunos lienzos blancos. E l fuego cesó en ese instante i casi inmediatamente h i c e salir u n bote de a b o r d o , e n v i a n d o a la nave rendida a u n oficial c o n algunos soldados. L a abordaron éstos, arriaron la bandera peruana i c o l o c a r o n en su lugar la c h i l e na. N o s e n c o n t r á b a m o s al frente d e p u n t a C h o c o t a . Casi al m i s m o t i e m p o que se desprendían los botes d e la Pilcomayo, se n o t ó q u e se habia declarado u n i n c e n d i o hacia la p o p a de ese b u q u e . C u a n d o se t o m ó posesión de él, el i n c e n d i o tenia y a p r o p o r c i o n e s consid«rables i se vio q u e habia c o m e n z a d o en la cámara del c o m a n d a n t e . S e g ú n la declaración de ese j e f e , el fuego se habia p r e n d i d o c o n la idea d e q u e el b u q u e i n c e n d i a d o se hundiera en el mar. Trasbordados al Blanco Encalada los c o m a n dantes, oficiales i tripulación de la n a v e rendida, c o n s a g r é todos mis esfuerzos a salvarla para q u e pudiese m a s tarde prestar servicios en la m a r i n a d e la R e p ú b l i c a . E l i n c e n d i o , estimulado por el fuerte viento q u e soplaba en aquel dia, fué adquiriendo p r o p o r c i o n e s alarmantes; d e tal manera, q u e h u b o u n m o m e n t o en que se c r e y ó i m p o s i b l e la salvación de aquella nave. L o s señores c o m a n d a n t e s i oficiales, lo m i s m o q u e la tripulación del blindado, se reunieron en u n laudable e m p e ñ o de esfuerzo i de fatigas para lograr el o b j e t o q u e m e proponía. Se trajo a la Pilcomayo al c o s t a d o del Blanco Encalada, i usando d e las poderosas b o m b a s de este b u q u e i c o r t a n d o el fuego a la vez c o n el agua i c o n las hachas, se logró después de dos horas de incesante i r u d o trabajo, p o d e r llegar a d o m i n a r el incendio. A la v e z que se practicaba esa operación, se hacia trabajar al b u z o d e este b l i n d a d o en tapar una via d e agua abierta en la línea d e flotación i se hacían cerrar las válvulas. Esa via de agua fué h e c h a c o n el intento d e que el b u q u e se fuera p r o n t o a p i q u e por u n c a ñ o n a z o d e las


CAPITULO

propias piezas de la Pilcomayo, disparado sobre su c u b i e r ta p o r o r d e n d e su c o m a n d a n t e . C u a n d o se t u v o la seguridad d e haber salvado el b u que, ordené al c o m a n d a n t e del blindado q u e lo tomase a r e m o l q u e , i h e entrado c o n él a este puerto h o i a las 7 A . M. R e c i b í c o m o prisioneros a b o r d o del b l i n d a d o al señor c o m a n d a n t e d e la Pilcomayo, que l o era y a d e la c o r b e t a Union, capitán d e n a v i o d o n Carlos Ferreyros, a su seg u n d o , capitán d e corbeta g r a d u a d o d o n O c t a v i o Freiré i a t o d o el c u e r p o d e oficiales. L a tripulación prisionera entre c o m a n d a n t e s , oficiales, marineros i soldados d e la g u a r n i c i ó n del b u q u e , alcanza a 167 individuos. I n c l u y o a V . S. la lista n o m i n a l de esos prisioneros. Creo u n deber d e estricta j u s t i c i a r e c o m e n d a r al c o m a n dante, a los oficiales i a la tripulación del blindado, q u e tanto durante el c o m b a t e , c o m o en la fatigosa tarea de la salvación del b u q u e r e n d i d o , h a n sabido c u m p l i r d i g n a m e n t e c o n su deber. E n la captura d e que d o i c u e n t a a V . S., n o h e m o s t e n i d o que lamentar n i n g u n a baja en la tripulación del Blanco Encalada. E n la del b u q u e e n e m i g o solo h u b o u n herido i n o de gravedad. A c t u a l m e n t e se trabaja c o n e m p e ñ o en estraer toda el agua d e la Pilcomayo i en prepararla para q u e p u e d a efectuar su v i a j e a Valparaíso. Los prisioneros h a n sido, por orden d e V . S., trasbordados h o i al vapor Loa. Dios guarde a V . S. GALVAEINO

PARTES OFICIALES A

BORDO

DEL

PERUANOS.

VAPOR

Al ancla en Pisagua,

RIVEROS.

" L O A "

Noviembre

22 de

1879.

Señor Jeneral Ministro en el despacho de Guerra i Marina:

H a b i e n d o zarpado del p u e r t o de A r i c a la corbeta Union, a las 10 P. M. del 17 del q u e cursa, m e puse en m o v i miento c o n esta cañonera siguiendo sus aguas, p e r d i e n d o mui p r o n t o de vista a la c o r b e t a por la oscuridad de la n o c h e i navegar nosotros a m e d i a fuerza para dar t i e m p o a qpe el Chalaco, q u e también debia zarpar, se reuniese al convoi, s i g u i e n d o así c o n r u m b o al N. 70' O. hasta el amanecer, en q u e avistamos a este trasporte por nuestra aleta de estribor. A las 8 A . M. nos hallábamos a 25 millas al N o r o e s t e de Punta de Coles, c o n r u m b o a M o l i e n d o , c u a n d o el vijía anunció u n h u m o por el N o r t e , el que una hora después r e c o n o c i m o s ser el de la Union, avistándose en este m i s m o m o m e n t o por nuestra amura de estribor i hacia el lado de tierra otro h u m o . A las 9.50 A . M., la Union, q u e había puesto la proa hacia el Sureste, g o b e r n a n d o en nuestra d e m a n d a , hizo u n tiro de c a ñ ó n , izando señales que n o fué posible distinguir por la distancia q u e nos separaba. C o m p r e n d i e n d o que el vapor avistado era e n e m i g o , g o b e r n a m o s hacia el Sur Suroeste, h a c i e n d o u n disparo de alarma al Chalaco, el que inmediatamente se dirijió hacia nosotros. A m e d i d a q u e se acercaba la Union, p u d i m o s distinguir sus señales q u e decían: " b u q u e e n e m i g o a la vista", i en seguida nuevas señales a n u n c i á n d o n o s q u e el b u q u e e n e migo era un blindado. P o c o s m o m e n t o s después pasaba por nuestra p o p a en d e m a n d a del Chalaco. A las 10.15 A . M., la Union gobernaba hacia fuera, c r u zando n u e v a m e n t e por nuestra p o p a a distancia de 500 yardas. E l Chalaco lo hacia al Sur, i nosotros teníamos la proa al Sureste un cuarto Sur, distando la costa 20 millas. El blindado q u e nos daba caza estaría de 6 a 7 millas de distancia. N a v e g a m o s así a toda fuerza ele máquina, c o n una v e l o c i d a d m á x i m a de 10 millas, que era cuanto p o -

PRIMERO.

127

d í a m o s hacer, hasta las 12 M., en que perdimos de vista a la Union por nuestra cuadra de estribor, q u e d a n d o el Chalaco entonces, p o r haber variado su r u m b o , m u i p e g a d o a la costa en d i r e c c i ó n a Pacocha. Desde este m o m e n t o n o t é q u e la persecución del blindado era dedicada única i esclusivaménte a la Pilcomayo, a pesar de q u e el Chalaco, c u y a primera maniobra l o habia acercado al e n e m i g o , había llegado a estar mas inmediato a éste que a nosotros, n o t a n d o ademas, por m e d i o de repetidas observaciones c o n el m i c r ó m e t r o , que el b l i n d a d o nos ganaba en el andar a razón de mas de una milla p o r hora, siendo la distancia q u e nos separaba en ese m o m e n t o de 4 a 5 millas. E n esta situación, entre los dos recursos que m e q u e daban, o bien dirijirme a tierra, de la que distaba mas d e 20 millas p r ó x i m a m e n t e , é o n el objeto de embarrancar el b u q u e , o t o m a r la vuelta d e fuera, i a p r o v e c h a n d o así la brisa, q u e a u n q u e floja se dejaba sentir, tratar, si posible era, de ganar en v e l o c i d a d al e n e m i g o , o p t é por el seg u n d o , pues a mas d e ser grande la distancia que m e separaba de la costa, abrigaba el fundado temor de q u e llevando al e n e m i g o en la d i r e c c i ó n en que el Chalaco ganaba la tierra, fueran dos los buques que perdiera la nación. Practicada esta maniobra, en consecuencia, i orientadas las cuchillas, varió su r u m b o el blindado acercándose rápidamente a nosotros, pero alejándose del Chalaco. A las 2 P. M. c a l m ó la brisa, i teniendo la marejada d e proa, nuestro andar apenas se mantenía en las 10 millas a pesar de hacer t o d o esfuerzo en la m á q u i n a para a u m e n tar su v e l o c i d a d , n o distando ya m u c h o el m o m e n t o en q u e iba a encontrarse la cañonera a tiro de la poderosa batería d e su e n e m i g o . C o n v e n c i d o , pues, de que la h u i d a era imposible, reuní a la oficialidad en consejo, i u n á n i m e m e n t e manifestó ésta que el ú n i c o recurso adoptable, atendido a lo crítico de nuestra posición, era el d e inutilizar la nave, sumerjiéndola o inutilizándola, batiéndose en retirada hasta conseguir practicar estas o p e raciones. A las 3 P. M., variando la distancia entre 3,500 i 4,000 yardas, r o m p i m o s los fuegos c o n el coliso de 40 de la toldilla, i ordené q u e un oficial , e instalara en la sección de máquinas i procediera a hacer abrir i destrozar las válvulas i grifos, mientras que otro lo hacia c o n el de la S a n ta-Bárbara. A s i m i s m o se h i z o derramar en las cámaras i solladas todas las sustancias inflamables que poseíamos, i se les dio fuego. L o s cañones de la sección de popa se abocaron sobre las escotillas de la cámara de oficiales disparándolos o b l i c u a m e n t e sobre los fondos, los que p r o d u j e r o n una perforación bajo la línea de agua i otra en la línea de flotación. P r o c e d í en seguida a hacer votar los libros de señales, correspondencia oficial i particular i d e m á s d o c u m e n t o s del b u q u e . Se destruyeron las b o m b a s i r o m p i e r o n las lumbreras del costado. Mientras se verificaba t o d o esto, c o n t i n u á b a m o s h a c i e n d o fuego c o n el coliso de popa, l o g r a n d o disparar en t o d o hasta 19 tiros c o n granadas, m u c h a s de las que, t o c a n d o el costado del e n e m i g o , hacían esplosion sin producir n i n g ú n efecto. Estos tiros fueron contestados c o n tres de a 250 i algunos de m e n o r calibre, ocasionando los de a 250 la rotura de la m a n i o b r a i pera del p i c o trinquete, i el corte de los amantillos de la botavara, a una altura de diez pies sobre la toldilla. L o s otros tiros cayeron a nuestro costado sin tocarnos. c

C o n f o r m e observé que el fuego de las cámaras se h a llaba p r ó x i m o a los pañoles en q u e estaban depositadas las b o m b a s cargadas, saliendo las llamas por la escotilla d e la segunda cámara, parada la máquina a causa de q u e el agua que entraba en gran cantidad habia i n u n d a d o las hornillas, i h a b i é n d o m e manifestado los injenieros la i m posibilidad de que pudieran los enemigos salvar el b u q u e , ordené arriar las embarcaciones menores i que se e m b a r cara la d o t a c i ó n , q u e d á n d o m e a b o r d o c o n la oficialidad que n o quiso abandonarlo.


128

G U E R R A

D E L

E l Blanco Encalada, q u e r e c o n o c i m o s ser el b l i n d a d o e n e m i g o por la insignia de contra-almirante q u e e n a r b o laba en el palo de mesana, se hallaba a tiro d e rifle por nuestro costado de babor, i observando q u e los pabellones n o se arriaban, r o m p i ó el fuego c o n las ametralladoras i rifleros d e sus cofas p o r espacio de diez m i n u t o s . L a circunstancia de haber d e j a d o a m i salida d e A r i c a la ametralladora i armas menores q u e hacían gran falta i que debían ser repuestas en el Callao, m e imposibilitó para adoptar u n a resistencia q u e hubiera sido siempre estéril. A las 4 . 3 0 P. M., las embarcaciones del Blanco nos abordaban, c o n s e r v a n d o nosotros nuestros pabellones al p i c o i topes, que fueron arriados p o r el e n e m i g o , los q u e i n m e d i a t a m e n t e se dirijieron a c o m b a t i r el i n c e n d i o e i n u n d a c i ó n , o b l i g a n d o a nuestro 1. ° i 2 . ° ' injenieros a que les enseñaran el lugar de las válvulas i las cerrasen provisionalmente. A esta hora las d o s cámaras eran presa de las llamas i el agua alcanzaba a diez pies en la sentina, estando la Santa-Bárbara totalmente i n u n d a d a . E l fuego de proa, que no habia t o m a d o tanto i n c r e m e n t o , c o n t i n u a b a sin e m b a r g o . E l señor teniente Goñi, que c o m a n d a b a la j e n t e q u e nos abordó, se acercó al p u e n t e d o n d e m e encontraba c o n toda la oficialidad i m e notificó que iba a h a c e r regresar a toda nuestra j e n t e a b o r d o , i q u e si n o tratábamos d e hacer apagar el i n c e n d i o , nos iríamos a p i q u e o volaríam o s t o d o s , a lo q u e contesté que h a b í a m o s c u m p l i d o c o n nuestro deber i aceptábamos las consecuencias. A las 5 P. M., p r ó x i m a m e n t e , fui trasladado al Blanco j u n t o c o n la oficialidad, h a b i e n d o sido y a trasbordada anteriormente d e las embarcaciones m e n o r e s t o d a nuestra tripulación. E n el e n c u e n t r o c o n el Blanco n o h e m o s tenido felizm e n t e n i n g ú n m u e r t o , h a b i e n d o resultado heridos lijeram e n t e el marinero P e d r o A l v a r e z , i el c a b o 1. ° d e la g u a r n i c i ó n Rufino C h u q u i h u a n c a c o n u n balazo en la cara i otro en la m u ñ e c a derecha. L o s esfuerzos h e c h o s p o r la tripulación del Blanco para salvar a la Pilcomayo, h a n sido grandes, trabajándose c o n s t a n t e m e n t e dia i n o c h e , atracándola al c o s t a d o del b l i n d a d o para aplicarle las poderosas b o m b a s a v a p o r de éste, h a b i e n d o estado a p u n t o de ser a b a n d o n a d a v a rias veces p o r la e n o r m e cantidad d e agua que hacia. Desgraciadamente, el b u e n estado del t i e m p o i del m a r favoreció estos esfuerzos, lográndose remolcarla n a v e g a n d o tan solo a razón de u n a a dos millas por hora i a g u a n tándose el b l i n d a d o c o n s t a n t e m e n t e sobre su m á q u i n a , para evitar que se h u n d i e r a éste en los p e q u e ñ o s balanceos que daba. E l j u e v e s 2 0 , a las 1 0 A . M., f o n d e a m o s en este p u e r t o d e Pisagua i fuimos trasbordados i n m e d i a t a m e n t e , oficialidad i tripulación, a b o r d o de este trasporte d e guerra d o n d e p e r m a n e c e m o s hasta hoi. A n t e s de terminar, creo de mi deber h a c e r presente a V . S. que, tanto los j e f e s c o m o los oficiales i maquinistas, h a n p e r d i d o c o m p l e t a m e n t e sus equipajes a c o n s e c u e n c i a del i n c e n d i o de las cámaras. C á b e m e la satisfacción d e m e n c i o n a r a V . S. q u e la d o t a c i ó n de la cañonera, durante t o d o el conflicto, c u m p l i ó c o n su deber, c o n s e r v á n d o s e hasta el ú l t i m o m o m e n t o inalterables el o r d e n i la disciplina. D i o s guarde a V. S. CARLOS

CORBETA

Al

ancla,

FERREYROS.

" U N I O N . "

Ccdlao, Noviembre

20 de

1879.

Señor Capitán de Nano Mayor de Órdenes del Departamento.

S e ñ o r Mayor: E n la n o c h e del 1 7 del presente v i n o a b o r d o el señor contra-almirante, C o m a n d a n t e Jeneral d e las fuerzas i baterías de A r i c a , i m e dió^órden d e salir i n m e d i a t a m e n t e

PACIFICO.

c o n d i r e c c i ó n a este p u e r t o . Posteriormente, i c u a n d o se elevaba el ancla, fui l l a m a d o a tierra por S. E. el S u p r e m o D i r e c t o r de la guerra, quien se sirvió reiterarme la o r d e n perentoria q u e y a habia r e c i b i d o . E n c u m p l i e n t o d e ella, zarpé d e este p u e r t o a las 1 0 . 3 5 P . M. h a c i e n d o r u m b o franco de P u n t a d e Coles. Se n a v e g ó sin n o v e d a d hasta las 8 . 5 0 A . M. del 1 8 , en q u e e n c o n t r á n d o m e al N o r t e d e P a c o c h a , fué avistado u n h u m o p o r la m u r a d e estribor; en son d e c o m b a t e c o n t i n u é su dirección, i r e c o n o c i d o el e n e m i g o , viré en busca d e la Pilcomayo i Chalaco, q u e sabia q u e a m b o s , c o m o la corbeta, habían r e c i b i d o o r d e n d e venir al Callao; m o m e n t o s después fueron r e c o n o c i d o s el Chalaco, n a v e g a n d o cerca de la costa, i la cañonera m a r afuera. C o n la proa a cortar su r u m b o , se les l l a m ó la atención c o n 3 disparos de cañón, i estando mas cerca d e ellos se les avisó por señales la presencia d e u n b l i n d a d o e n e m i g o . A m b o s buques i n m e d i a t a m e n t e e m p r e n d i e r o n su retirada acercándose a la costa, i el b u q u e d e m i m a n do, q u e era perseguido p o r el e n e m i g o , e v o l u c i o n a b a por el Oeste, c o n p o c o andar, para distraerlo en su p e r s e c u c i ó n i permitir q u e nuestros b u q u e s ganaran c a m i n o al Sur. Esta o p e r a c i ó n fué c o n o c i d a p o r el e n e m i g o , i a las 1 0 A . M. h i z o proa sobre la Pilcomayo; p o c o t i e m p o después, n o t a n d o p r o b a b l e m e n t e que el Chalaco avanzaba m e n o s , e m p r e n d i ó la caza sobre este ú l t i m o . E n ese m o m e n t o la distancia del b l i n d a d o al b u q u e mas p r ó x i m o , era mas o m e n o s de 5 millas. L a corbeta c o n t i n u ó su e v o l u c i ó n d o b l a n d o el e n e m i g o hasta tomar su r u m b o p r i m i t i v o N o r t e 7 2 ° Oeste. A la altura d e Mejía se avistó a las 3 P . M. u n vapor al Sur c o n su aparejo d e cuchillas en v i e n t o , i s u j i r i é n d o m e esta circunstancia la idea d e q u e fuera otro b u q u e e n e m i g o , m e p u s e en su persecución a toda fuerza d e m á q u i n a . A las 4 . 4 0 P . M. r e c o n o c í que era el v a p o r inglés Valdivia que entraba al p u e r t o de M o l i e n d o , i p o c o después la corbeta. A g u a n t a d o s sobre la m á q u i n a se recibió al c a pitán del puerto, q u i e n m e participó q u e el Chalaco habia salido de la p e r s e c u c i ó n h a c i e n d o r u m b o al N o r t e , n o t e n i e n d o noticias sobre la Pilcomayo; pero atento al andar que desarrolló ese b u q u e desde el principio, i a la distancia que lo separaba del b l i n d a d o , es de suponer que, e m prendida la caza sobre ella, n o h a y a p o d i d o ponerse a tiro de c a ñ ó n antes d e estar p r o t e j i d a por las baterías d e Arica. Telegrafié al señor D i r e c t o r de la Guerra, p o n i e n d o en su c o n o c i m i e n t o t o d o lo o c u r r i d o i participándole # u e c o n t i n u a b a al Callao. D e M o l i e n d o , q u e zarpé a las 5 P . M. a este puerto, en q u e h e f o n d e a d o a las 3 . 2 0 P . M., n o h a ocurrido n o v e d a d a bordo. E l estado jeneral q u e t e n g o el h o n o r d e adjuntar, dará a V . S. cabal c o n o c i m i e n t o d e las circunstancias en las que en el dia de la fecha se encuentra el b u q u e de m i mando. D i o s guarde a V . S., señor M a y o r . ( F i r m a d o . ) — N I C O L Á S F.

PARTE

D E L

COMANDANTE

A bordo del trasporte

"Chalaco"

PORTAL.

VILLAVICENCIO.

Noviembre

20 de

1879.

S. M . de O. Sírvase V . S. elevar al señor contra-almirante, c o m a n dante jeneral de marina, el presente parte referente al encuentro del blindado chileno LordCochrane con la corbeta Union, cañonera Pilcomayo i el trasporte de mi m a n do, que tuvo lugar el 18 del presente, frente a la quebrada de T a m b o . A l a s 12 P . M. del 17 zarpé del puerto de A r i c a , habiéndolo hecho la cañonera Pilcomayo a las 11.30 P . M., i la corbeta Union a las 11 P. M . ; en toda la noche se navegó sin avistarnos i sin ocurrir novedad alguna. A las 5 A . M. del dia siguiente apareció la Pilcomayo por la mura de babor, i teniendo a las 7.30 A . M . la P u n t a de Coles a


CAPITULO SEGUNDO.

la cuadra, hice rumbo hacia Moliendo. A las 9.30 A . M . se avistó en esta dirección un h u m o de vapor que se creyó ser la Union; pero poco tiempo después apareció esta c o r beta acercándose a toda fuerza a la Pilcomayo i el humo avistado se dirijió del m i s m o m o d o sobre a m b o s ; a la distancia que nos hallábamos no se podia apreciar qué clase de buque era aquel, arinque indudablemente enemigo. L a corbeta i la cañonera se encontraron m n i cerca a las 10 A . M . i cambiaron señales: la primera hizo después r u m b o a Suroeste, i la segunda al Sureste e hizo dos tiros, probablemente para advertirnos la presencia de buque enem i g o . H a b i é n d o m e apercibido de ello desde antes i viendo el movimiento de los buques, intenté al principio forzar el paso siguiendo el m i s m o r u m b o ; pero encontrándolo riesgoso, traté de replegarme a nuestros buques. Reconocido que el buque enemigo era el blindado Lord Cochrane i viendo, por consiguiente, la imposibilidad de un combate por parte de nuestros buques i que estos se retiraban en distintas direcciones, c o m o he dicho antes, viré inmediatamente a las 10.30 A . M . , estando a cuatro millas de distancia del blindado, haciendo r u m b o sobre A r i c a , tanto por tener allí el paso franco cerca de tierra, c o m o para barar el buque en caso necesario en algunas de las caletas resguardadas por nuestras fuerzas, i para determinar lo mas conveniente para evitar que el buque fuese apresado. P o c o tiempo después comprendí que el blindado se c o n cretaba a la caza de la cañonera, i tanto por esto, cuauto porque el andar de mi buque aumentaba la distancia que me separaba del blindado, viré nuevamente frente a la P u n ta de Coles ( a una milla de distancia) i continué m i viaje a este puerto habiéndome acercado a esta costa hasta para evitar la presencia de alguu otro buque enemigo que la cruzase c o n el Cochrane. A pesar de los movimientos h e chos con el buque de m i mando, el Cochrane no abandonó la persecución que se propuso desde uu principio i a pesar aun de haber estado a las 10.30 A . M . m u c h o mas cerca del Chalaco que de la cañonera, lo que prueba ciertamente que contaba con el m i s m o andar de ella i con la seguridad que mi buque escaparía de su persecución o embarrancaría. Con el doloroso sentimiento que m e embargaba, viendo perseguir nuestra débil cañonera por un poderoso blindado, impedido de ir a llenar a su lado un sagrado deber, tanto por la debilidad de mi buque, cuauto por los n u m e r o sos chilenos presos que conducía a bordo i no consiguiendo distraer la atención del e n e m i g o mediante mis movimientos, quizá a l g o riesgosos, presencié hasta las 2.30 P. M . esa lucha del fuerte para alcanzar al débil que maniobraba con iutelijencia i serenidad por quitar al e n e m i g o un triunfo triste i sin gloria. Manifestaré a V . S. las circunstancias que pude apreciar con aproximación durante el tiempo de la persecución de la cañonera. A las 10.30 A . M., distaba ésta del enemigo 7 millas mas o m e n o s , i según la dirección de aquella, parecía que trataba de hacer r u m b o sobre Arica, i el Cochrane navegaba paralelamente del lado de tierra para c o r tarle la retirada; así continuaron, c o m o es natural, a toda fuerza i se notaba que el blindado le iba entrando; a la 1 P. M. la distancia había disminuido no menos de milla i media; entonces la cañonera cambió de r u m b o largo i cazó sus velas por estribor quedando de la vuelta de afuera, maniobra que j u z g u é conveniente desde el principio. A la 1.30 P . M . , que me hallaba frente a Punta de Coles, los b u ques se encontraban enfilados, no pude ya apreciar la alteración de la marcha, la distancia a nuestro buque aumentaba rápidamente. A las 2 P . M . habia desaparecido la cañonera en la b r u m a que habia aquel dia, i media hora después, el blindado, quedando para nosotros todo envuelto en esa nube misteriosa. A esa hora habia regular brisa cerca de la c o s t a ; i.si, c o m o es natural, afuera era mas fresca i favorable, es probable que la cañonera haya sostenido la distancia que le separaba del blindado hasta entrada la noche i entonces haber desorientado al enemigo. A fin de ilustrar la comprensión de los acontecimientos efectuados por los cuatro buques en este fatal encuentro, TOMO

II—17

129

acompaño a V . S. un plano con los dato3 tomados desde a b o r d o , con la aproximación que se ha podido apreciar. Dios guarde a V . S. A.

M A N U E L

PRISIONEROS

D E

L A

VILLAVICENCIO.

"PILCOMAYO.

C o m a n d a n t e , capitán d e n a v i o g r a d u a d o , d o n Carlos Ferreyros. S e g u n d o id., capitán d e corbeta g r a d u a d o , d o n O c t a v i o Freiré. Teniente 1. ° , oficial d e detall, d o n T e o d o r o G. Otoya. Id. 1. ° g r a d u a d o , d o n Carlos L. Torres. Id. 1. ° id., d o n L u c i a n o E. Avaria. Id. 1. ° id., d o n Manuel C. d e la Haza. Alférez de fragata, d o n P e d r o R o e l . Guardia-marina, d o n B e n j a m í n d e la Haza. Aspirantes

de

marina.

D o n Ernesto Silva R o d r í g u e z , d o n E d m u n d o A . G a g o , d o n Osvaldo L a m a , d o n J u a n F. A n d r a d e i d o n F l o r e n tino Flores. Oficiales Mayores, Cirujano d e s e g u n d a clase, d o n R i c a r d o Pérez. Contador, oficial 3. ° del cuerpo, d o n W e n c e s l a o A l v a rado. Maquinistas. l e r . maquinista, d o n J o h n Gregory. 2. ° id., d o n Alfred W a r d . 3. ° id., d o n B e n j a m í n Portal. 4. ° id., d o n Pedro Falcon. Oficiales

de mar.

l e r . contramaestre, N i c o l á s K r i a c h e . l e r . guardián, A n t o n i o Morro. 2. ° id., Constantino Macrin. l e r . condestable, Manuel Guerrero. l e r . carpintero, A n t o n i o Y e n e g a s . F a r m a c é u t i c o , L o r e n z o Samamí. Maestro d e víveres, J u a n F. Raronhill. Herrero, Manuel Rivadeneira. l e r . calafate, J u a n Chanavá. C a b o d e timoneles, A n d r é s Petrayo. M a y o r d o m o d e primera cámara, Eujenio Rios. I d . d e segunda id., I g n a c i o Herrada. C o c i n e r o d e cámara, A n t o n i o M o n t a l v a . Id. d e equipaje, Manuel R o m e r o . Artilleros

de

Charles Herbline. Santiago V i v a n c o . G e o r g e Babusso.

preferencia. Carlos H o y o s . William Brown. Celedonio Salas.

Artilleros Charles W i l s o n . T h o m a s Croford. G e o r g e Sajanio. Eujenio Nodon.

ordinarios. Daniel Burns. L u c i o Oben. S i x t o Cayetano.

Marineros. R i c a r d o Gutren. Federico Adolfo. Benito M a n o g u i n . Manuel Ferro. Lúeas H e r n a n d e z . Santiago Chanavá. Manuel Espinosa.

Manuel Morales. Samuel Diaz. P e d r o Alvarez. F r a n c i s c o Gonzalez. J u a n Chinga. J u a n Ortiz. J o s é Ramírez. Grumetes.

Jerman Lizardo Manuel Manuel

Belauchaga. Vallejo. Velasquez. Dueñas.

Leonidas Araos. Daniel Coytezalo. T e o d o r o Farfan. M a n u e l C. Iturizasra.


130

GUERRA

Florentino Aguilar. José Guzman. J u a n de la Cruz. Manuel B e r m e o . D a m i á n Quiros. Martin Reina. Jesús Bernal. E n r i q u e Moran. Patricio Aviles. A u r e l i a n o Céspedes. P e d r o Rivera. A n a c l e t o Orellana, Mariano García. Manuel Siote. Toribio Sánchez. Hilario Bautista. Paulino R o j a s . Mateo Evanjelista. V i c e n t e González. Moisés Villalba. Bernabé Jil. Mariano Quispe. G u i l l e r m o A . Manriquez. A n t o n i o Torres. Manuel Quiner. Carlos J o h n s o n . J o s é Pérez. J u a n Mores. Manuel Valdes. Mariano Torres. César Alipa.

Manuel Montes. Demetrio Huapaya. J o s é Vargas. Casimiro Zúñiga. Manuel Aguilar. Fraucisco Villalba. L u i s Guadaras. L u c i a n o González. J u a n Trucios. J u a n Catalán. A u r e l i o Montes. S i m ó n Aguirre. A l e j o Reinaza. Primitivo Campo. J o s é Chaves. Vicente Ponce. Lázaro González. J o s é Silva, Silvestre B e n i t e z . " Meldias Cardenal. Santiago Calisaya. Raimundo Alvarado. J u a n Campos. J o s é Zapata. I s i d r o Espíritu. J u a n Mollineas. Manuel Pachingo. Claro Salazar. J o s é Sosa. Carlos Denegrí. Teófilo Cevallos. Columna

Constitución. Luis Camaná, A n t o n i o Gutierrez.

E d u a r d o Igreda. Manuel Herrada, Agustín Duran. Cabos de

fogoneros.

DEL

PACIFICO.

XIV. BATALLA DE SAN FRANCISCO. (I) TELEGRAMAS

CHILENOS.

(A las 2.15 P. M.)

De Dolores

a Jazpampa,

Noviembre

SOTOMAYOR. (2.45 P. M.) Al Jeneral en Jefe

Creo atrevido el procedimiento de los enemigos, por la rapidez con que han avanzado con su ejército reunido. P a rece esperan tropas bolivianas. L a presencia de la caballería, ayer, no ha sido otra cosa que una esploracion para asegurar la marcha de éstos. Las posiciones que ocupan son ventajosas, estando nosotros en el plan para buscarlos. Las oficinas les sirven de parapetos. E s t o es todo lo que puedo j u z g a r hasta este m o m e n t o . E.

SOTOMAY'OR.

(3.25 P. M.) Al Jeneral en Jefe.

N o veo la necesidad de mandar fuerza a Tiliviche i T a na, porque todos los que vienen con V . S. sou precisamente necesarios. A l enemigo es preciso darle batalla con fuerzas superiores, i c o m o creó no las tenemos, me parece indispensable vengan a ésta los que le he dicho, a fin de evitar que nos burlen i nos tomen el alto del H o s p i c i o . E n este momento se baten i voi a ver el fuego. E.

SOTOMAYOR.

(De Antofagasta, a las 3.50 P. M.)

Fogoneros. A r t u r o Subauste. J o h n Power. Manuel Calderón. F é l i x Gonzalez. H e r m a n J . Berthilson.

1879.

Coronamos las alturas de Dolores, posiciones ventajosas respecto del enemigo, que lo tenemos al habla en Bearnes, Santa Catalina i toda la p a m p a del lado Sur. Su número no bajará de ocho mil h o m b r e s . N o se hau cambiado tiros todavía. Nuestra tropa ha c o m i d o i tiene a g u a ; esperamos los estanques que están en ésa para que no falte.

Frank Exter. W i l l i a m Cowan.

J o h n Walters. E d u a r d o Marem.

19 de

Santiago,

Catalino Cortes. J o h n Anderson. E u l o j i o Medina. Olof Larzon. J o r j e Osborne.

Noviembre

21 de

1879.

Señor Ministro de la Guerra:

E n A g u a Sauta grau combate entre 11,000 peruanos i 6,000 chilenos. Derrota completa del enemigo. Mas tarde detalles. J.

A.

VlLLAGRAN.

Carboneros. (De Antofagasta, a las 5 P. M.)

Melchor Lopez. Inocencio Apasa. Guarnición

H u g h Pape. A n t o n i o Apasa. del batallón

Callao

Sarjento 1. ° , R o s e n d o Nariega. Cabo 1. ° , Cayetano Valenzuela. I d . 2. ° , Rufino C h u q u i h u a n c a . S o l d a d o , Manuel Lara. Id., P r u d e n c i o Tijero. Id., Francisco Charuro. Id., Lázaro A n d r a d e . Id., Mariano Flores. Id., Narciso Castillo. Id., Manuel Quispe. Id., J u a n Pérez. Id., Isidro C h o q u e . Corneta, M a n u e l Palitano. Pasajero, Miguel M e . Kefiéry.

núm.4.

Santiago,

Noviembre

21 de

1879.

Sírvase V . S. comunicar por telégrafo al señor Ministro de la Guerra el siguiente "parte: Pisagua,

Noviembre

19 de 1879.

E n la tarde de ayer se comunicó al Jeneral en Jefe del ejército, por el jefe de E s t a d o Mayor, que se avistaban fuerzas enemigas en dirección a nuestro campamento de Dolores. Se tomaron las medidas para elejir nuestras posiciones i esperar el ataque que se consideraba inminente. E l Jeneral en Jefe resolvió marchar en ausilio de aqnella división, con el resto del ejército, que permanecía acampado en la pampa del Arenal, estación del Hospicio. L o s rejimientos Esmeralda i Santiago, recién trasportados de Antofagata i Tocopilla, se encontraban en este puerto, el primero en un campamento provisional i el segundo a b o r d o del trasporte Itata. L a artillería de campaña, con el jefe del rejimiento, ha(1) Designamos esta batalla con el nombre de San Francisco i no con el do Doiores, por estar ya jeneralmente establecido ser este el verdadero nombre del lugar donde se libró dicha batalla.


CAPITULO SEGUNDO.

bia marchado al amanecer de ese d i a a Dolores, con todo su material, ignorando aun la presencia del enemigo. L a situación del ejército, el dia de ayer, era la siguiente: E n el campamento de Dolores i sus inmediaciones esta­ ban los rejimieutos 1. ° , 3. ° i 4. ° de línea, los batallo­ nes Navales, Atacama, C o q u i m b o i Valparaíso; el Tejimien­ to de Artillería, el de Cazadores a caballo i una compañía de G ranaderos que practicaba el reconocimiento por Tivili­ che i Tana. U n a compañía de Cazadores a caballo de 120 hombres no s e h a b i a incorporado a su Tejimiento, por haber llegado solo hoi de Antofagasta una parte de esas tropas i sus caballos. L a división del campamento del Hospicio con el Jeneral en Jefe, se componía del Tejimiento 2. ° de línea, del de Artillería de Marina, de la brigada de Zapadores i de los batallones C h a c a b u c o i B ñ l n e s i dos piezas de artillería de campaña. En el puerto de Pisagua los Tejimientos Santia­ g o i Esmeralda. E s t a b a acordado ocupar con todas nuestras fuerzas las posiciones del ferrocarril de Pisagua hasta A g u a Santa, fortificar los campamentos principales i esperar los refuer­ zos i elementos indispensables para marchar sobre P o z o A l m o n t e i demás puntos que forman la línea de defensa del enemigo. Esperábamos solo que se regularizase el acarreo de v í ­ veres i forrajes para acumular una reserva de víveres sufi­ ciente para 15 dias. Las peculiares condiciones de esta líuea férrea i el pési­ m o estado de su material rodante, aun no habían permitido hacer ese trasporte, ni se podia verificar en muchos dias sin el ausilio de la locomotora que con tanta oportunidad se nos ha remitido de Caldera, no obstante el esfuerzo del adminis­ trador i empleados de la maestranza para reparar las m á ­ quinas inutilizadas. A las 3 A . M. de hoi se puso en marcha la división del Hospicio con el entusiasmo que caracteriza al jefe i a todos los individuos del ejército, en dirección a J a z p a m p a . E n esa estación debian encontrar agua i un tren que facilitaría su marcha hasta Dolores. E l e n e m i g o , reconociendo la importancia de Dolores por la abundancia i buena calidad de sus aguas, ha hecho un desesperado esfuerzo para desalojarnos de esa posición indispensable. H é aquí el parte que he recibido del Jeneral en J e f e : "•De Dolores

a Pisagua,

Noviembre

19 de

1879.

Señor Ministro: A las 3.10 Р. M., estando en J a z p a m p a , tuve noticias de que el enemigo habia iniciado el ataque de nnestras p o s i ­ ciones por el flanco izquierdo; atacó últimamente por el centro, cargando con todas sus fuerzas, i fué igualmente rechazado desr.ues de una vigorosa resistencia. A mi llegada estaba casi al terminarse el combate, i las escelentes posiciones que habia elejido el Jefe del Estado Mayor, así c o m o la dirección que dio al combate, c o n t r i b u ­ yeron al buen éxito de la jornada. Nuestras tropas, no solo han rechazado al enemigo, sino que lo han desalojado de sus posiciones a muchas cuadras de distancia del c a m p a m e n t o que ocuparon esta mañana. En este m o m e n t o está toda nuestra fuerza en la p a m p a , ocupando las oficinas que ellos tenían al comenzar el c o m ­ bate. A l principio hubo una dispersión completa, pero a las 5.30 Р . M . en que terminó el c o m b a t e , comienzan a recojerse i organizarse nuevamente. Nuestras líneas están tendidas abajo i las del enemigo en frente, i mando artillería para que sea atacado; avisaré el resultado. Tenemos muchos heridos i necesitamos útiles de a m b u ­ lancias; remítame en primer tren. E n este combate, los que resistieron lo mas crudo del ataque, fueron los cuerpos que componia la división mandada por el coronel A m n n á ­ tegui, compuesta del 4. ° de línea, batallón C o q u i m b o , batería de artillería, mandada por los mayores Salvo i M o n ­ toya, batallón A t a c a m a , Tejimiento 3. ° de línea, mandado

131

por su comandante, que protejia la artillería de campaña que dirijia el comandante V e l a z q u e z , la cual ha funcionado con sus piezas admirablemente. E l cuerpo que mas ha sufrido es el Atacama. Después del ataque que demes a las pocas fuerzas enemigas que quedan, trasmitiré mas pormenores. E l señor V e r g a r a , don José Francisco, se ha desempe­ ñado c o m o el mejor de los militares, encontrándose en lo mas recio del combate. P o r segunda vez en esta campaña, el ejército de Chile ha dado un dia de gloria al pais. Con su valor i patriotis­ m o , ha defendido el honor nacional." Dios guarde a V . S. RAFAEL

Pisagua,

SOTOMAYOR.

Noviembre

21 de

1879.

Señor Jeneral en Jefe de la reserva:

Sírvase V . S. comunicar al señor Ministro de la G uerra lo siguiente: E l ejército enemigo, favorecido por una espesa neblina, efectuaba en la mañana de ayer su retirada a la quebrada de A r o m a , al Norte de la de Tarapacá. Se divisaba, lo que desapareció la neblina a las 9 A . M., que marchaba en formación, si bien por los informes de todos los prisioneros i de los que signen presentándose, iban en completa desmoralización, habiéndose dispersado mucha tropa durante la noche que siguió a la batalla. E l mal estado de nuestros caballos impidió la persecu­ ción del enemigo que parece se dirijirá a Tacna por la c o r ­ dillera, quedando, por lo tanto, afianzada nuestra ocupación del departamento de Tarapacá. L a s bajas de nuestro ejército en la batalla del 19 son estimadas en cerca de 300, entre muertos i heridos, siendo m u c h o mayor las del enemigo. P o r informes fidedignos se sabe que Daza, que babia llegado hasta la quebrada de Tana con una escolta, habia hecho regresar por falta de agua el ejército con que salió de Arica el 10 del presente, que dejó atrás, i cuyo número se estima en 1,500 hombres. E l ejército cíe A r i c a se dice que se c o m p o n e de 3,000 reclutas. Mañana, después de despachar los trasportes que condu­ cen heridos i prisioneros, me dirijo a Dolores a conferenciar con el Jeneral en Jefe, respecto de la marcha de una divi­ sión a P o z o A l m o n t e que atacará a la débil guarnición de Iquique, en combinación con fuerzas que irán por mar, para lo cual aguardo la llegada del Amazonas. Dios guarde a V . S. R.

SOTOMAYOR.

(De Valparaíso, a las 7 . 3 0 P . M.)

Santiago,

Noviembre

21 de

1879.

Señor Ministro del Interior:

El señor Sotomayor me comunica el siguiente parte: Señor Ministro: De orden del señor jeneral digo a V . S. lo siguiente: "El enemigo en faga. Se ha mandado una partida de caballería en reconoci­ miento. Se ha encontrado heridos, en la oficina Porvenir, al j e n e ­ ral V i l l e g a s i otros oficiales de graduación. Se remitirán a ésa en el primer tren. E l que mandaba las fuerzas enemigas era el jeneral Buendia, i jefe del Estado Mayor el coronel Snarez. L o comunico a V . S., reservándome trasmitir los deta­ lles tan pronto como el Jeneral en Jefe me los comunique. Dios guarde a V . S . — R . Sotomayor. E.

A L T A MI R A N O .

( A las 7 . 5 0 P . M.)

Antofagasta,

Noviembre

Señor Ministro de la Guerra:

Todas las noticias se confirman.

22 de

1879.


132

G U E R R A

D E L

E l Huanay, que acaba de entrar i que salió de Pisagua p o c o después del Angamos, trae el parte siguiente, que me apresuro a comunicar a V . S . : Del Jeneral E s c a l a al Ministro Sotomayor. Señor Ministro: Cuando nos preparábamos para combatir lo que creíamos resto de la fuerza derrotada, acampada en las casas del Porvenir, recibí aviso del señor V e r g a r a diciéndome que el enemigo se habia dipersado durante la noche, i que solo se encontraban allí heridos el jeneral Villegas, jefe d e una división, el teniente coronel R a m í r e z , los sarjentos m a y o res Flores i Cordovéz, el capitán Medina, el teniente G a lindo i el subteniente Rivera. E n una ambulancia peruana fueron encontrados el teniente coronel Torres, el capitán Riveros, el teniente Mendeta i treinta i un soldados. A todos se les ha capturado en- calidad de prisioneros. Pienso remitir a su disposición todos los prisioneros a Pisagua, i a los heridos t a « pronto c o m o su estado lo permita. D í g a m e si esto le parece conveniente. L a derrota del enemigo ha sido completa i así lo reconoce el jeneral V i l l e g a s . Se han encontrado en el c a m p o trece piezas de artillería i muchas municiones i armamento. E n Santa Catalina se han tomado treinta i dos carretones, veinte muías i acopio de víveres secos. H e dicho a Lira que se reciba de ellos. E l Estado Mayor se ocupa aun en su parte, i c o m o le faltan datos, ni aun en globo puede darlos. L o haré m a ñ a na, i después va mi parte. ERASMO

Dios guarde a V . S . — R .

SOTOMAYOR.—M.

ESCALA.

L.

PERUANOS.

Noviembre

16 de 1879.

Noviembre

20.

Melgar al Jeneral Prado. Son las 8 P . M . , regreso de Tiliviche. L a b Italia se ha dado, pero sin éxito definitivo; quedan batiéndose en San A n t o n i o ; por consiguiente, se ka conseguido desalojar al enemigo de Dolores i Santa Catalina! Las noticias irán con retardo, porque no se consigue comunicación telegráfica mas acá cíe Camarones. ZAPATA. ( A las 9.50 A . M . )

Arica,

Noviembre

20.

Señores Editores de E L COMERCIO.—Lima.

A r r o l l a m o s al e n e m i g o en D o l o r e s i Santa Catalina, q u e d a n d o c o m b a t i e n d o en San A n t o n i o . D a z a en Tana. EL

CORRESPONSAL.

(9.35 A . M . )

Prado a Presidente. Arica,, Noviembre

20.

A y e r t u v o u n e n c u e n t r o c o n el e n e m i g o : fué desalojado d e Santa Catalina i D o l o r e s . N u e s t r o ejército q u e d ó c o m b a t i e n d o en S a n A n t o n i o . (3.5 P . M . )

Prado a Presidente. Noviembre

20.

(2.15 P. M . )

P r a d o a Presidente.

Buendia avanzando: mañana estará en A g u a Santa.

Arica,

Noviembre

22.

Arica,

Noviembre

22.

Noviembre

22.

Mismas noticias. ¿Llegó Pilcomayo?

(2 A . M . )

Lavalle a Presidente. Iquique,

Telégrafo sin novedad. E s t o i en la oficina.

Arica, Señor sub-prefecto:

Esta noticia c o n t r a d i c e anterior i n i n g u n a es segura. D e s p u é s d e m a r c h a r toda la n o c h e nuestro ejército, atacó e n e m i g o posesionado e n S a n Francisco, antes d e D o l o r e s ; c o m b a t i ó cuatro horas retirándose c o n grandes pérdidas.

Prado a Presidente. Arica,

(Recibido hoi 20 de Noviembre a las 9 . 1 5 A . M . )

Arica,

AMUNÁTE-

GUI.

TELEGRAMAS

PACIFICO.

Noviembre

16. (2.45 P . M . )

]

Ignórase paradero d e nuestro ejército. D a z a m a ñ a n a aquí.

(1.10 P, M . )

Buendia al Supremo Gobierno.

(1.39 P. M . )

N o hai novedad. Que se pague libramiento a N. N.

Moliendo, O'Iliggins, anoche.

(5.18 P . M . )

Prado a Presidente. Batalla probable mañana.

Arica,

Noviembre

16.

Arica,

Noviembre

17.

Magallanes

c r u z a n d o M o l i e n d o , Islai desde

Benavides a coronel R i o s . — M o l l e . Pozo

Señor prefecto: Nuestro ejército del Sur debe encontrarse hoi en A g u a Santa, en momentos de una batalla. E n estas circunstancias, los enemigos han cortado el cable submarino entre A r i c a e Iquique. PRADO. (9.40 A . M . )

Prado a Presidente. Arica, Buendia en A g u a Santa. Ocupó Negreiros sin resistencia. Albarracin en Tana. H o i probable combate.

Noviembre

19.

Almonte,

Noviembre

22.

Pánico en la tropa, temo un nuevo conflicto. N o tengo c o m o contenerla, si no salgo de aquí. Muchos dispersos, i éstos cuentan a los mios derrota completa. D í g a m e qué debo hacer. Murillo al señor R o w l a n d . Noviembre

22.

P o r las circunstancias del tiempo he resuelto bajarme a ésa, i suplico a U d . se digne concederme m i salida. Mañana m e bajaré sin falta, no puedo estar mas acá. M o r i l l o al señor R o w l a n d . Noviembre

22.

Me es i m p o s i b l e quedarme mas en ésta. Me bajo a b e s tia a ésa.


GUERRA

DEL

PACÍFICO.

Pajina

132


CAPITULO

Dígame qué h a g o del aparato? D í g a m e sísale hoi la quinta división de ésa. D í g a m e ¿tiene U d . conocimiento que haya pasado anoche una avanzada de chilenos por esos lugares? D i g a si t i e ne alguna noticia sobre el asunto en que nos encontramos. A q u í corren rumores que las avanzadas enemigas están por esos lugares. A las 7 salió de ésta el comandante B u s t o s , dos capitanes i un d o c t o r ; ellos me han dicho que la plaza se va a entregar al enemigo, i por eso es la causa de que ellos se van a Tarapacá, L a cosa anda mui seria. MüRILLO

PARTES OFICIALES CUARTEL JENERAL

DEL

M.

CHILENOS.

EJÉRCITO D E OPERACIONES.

Noviembre 25 de 1879. S e ñ o r Ministro: E l r e c o n o c i m i e n t o practicado por una pequeña división bajo las órdenes del secretario d e este Cuartel Jeneral, teniente coronel d o n J o s é Francisco Vergara, i q u e term i n ó c o n la brillante acción de Jermania, nos permitia la o c u p a c i ó n tranquila de t o d o el distrito que se estiende desde Pisagua a A g u a Santa, d o n d e termina la sección del ferrocarril, i que c o m p r e n d e varios establecimientos salitreros de considerable importancia, en una estension de mas de 54 millas. Sin e m b a r g o , n o fué posible aprovechar inmediatamente las ventajas q u e nos p r o p o r c i o n a b a esta o c u p a c i ó n , avanz a n d o nuestro c a m p a m e n t o hasta el término de la via férrea, p o r q u e carecíamos de los m e d i o s de movilización para el trasporte d e tropas, c o n d u c c i ó n d e víveres, agua, forraje, pertrechos i demás artículos necesarios al servicio del ejército, pues el material rodante de esta línea es sum a m e n t e escaso i se encuentra en m u i mal estado. P o r esta circunstancia, se d e t e r m i n ó distribuir las fuerzas d e nuestro ejército, escalonándolas en diversos puntos, en la p r o p o r c i ó n que lo permitían los m e d i o s d e trasporte de q u e p o d í a m o s disponer. E l p u n t o mas avanzado hacia el interior en que a c a m pamos parte de nuestra tropa, fué la oficina d e Dolores, que es de una importancia capital por existir allí la a b u n dante aguada que lleva ese n o m b r e , la m e j o r de todas las de este distrito, i c o n la cual se h a estado atendiendo a la provisión de casi t o d o el ejército. Las fuerzas a c a n t o nadas en esta posesión alcanzaban a p o c o mas de 6,000 h o m b r e s de las tres armas, a las órdenes del señor Jefe de Estado Mayor, coronel d o n E m i l i o S o t o m a y o r . Distante unas 20 millas d e esta estación, en el c a m p a mento del H o s p i c i o , en el cual habia fijado accidentalmente mi permanencia, habia otra división de cerca de 3,500 hombres. E n la estación de J a z p a m p a , intermedio entre ambos c a m p a m e n t o s , i en la cual se cruzan los caminos que c o m u n i c a n a A r i c a c o n I q u i q u e , habia una guarnición del batallón Búlnes; i por fin, en el m i s m o puerto de Pisagua se habia c o l o c a d o el Tejimiento Esmeralda, q u e bien p r o n t o fué reemplazado por el Santiago, y e n d o aquél a situarse en el H o s p i c i o . Conseguíase así consultar las necesidades actuales de la tropa i atender, al m i s m o tiempo, a las operaciones u l teriores, p o r q u e podia utilizarse el ferrocarril en acarreo de víveres, forraje i pertrechos q u e n o fueran c o n s u m i d o s en el m o m e n t o , sino q u e se reservaban para hacer u n acopio, que pudiera después abastecer la espedicion q u e habría de emprenderse hacia el Sur, en busca del e n e m i go, que, según todos los antecedentes, se fortificaba en P o zo A l m o n t e para esperar nuestras fuerzas. A este o b j e t o converjian todas las medidas q u e se t o maban c o n este d e c i d i d o propósito, considerándose e n t e ramente i m p r o b a b l e q u e las fuerzas de los aliados vinieran a nuestro encuentro. Manteníase, sin embargo, una estricta vijilancia para evitar toda sorpresa, i m u i

SEGUNDO

133

principalmente para impedir la u n i ó n del ejército q u e habia en A r i c a , a las órdenes del jeneral Daza, c o n el del Sur, para l o cual debían pasar por precisión p o r los p u n tos o c u p a d o s y a p o r nuestras tropas. E l día 17 del presente se temía por noticias recojidas p o r diversos c o n d u c t o s , la presencia de fuerzas enemigas venidas del N o r t e ; i tanto del c a m p a m e n t o del H o s p i c i o c o m o del d e Dolores, salieron avanzadas de r e c o n o c i m i e n t o . L a primera d e éstas, al m a n d o del secretario señor Vergara, se encontró al dia siguiente c o n fuerzas enemigas d e caballería; las que, perseguidas por los nuestros, h u y e ron a juntarse, al parecer, c o n el grueso d e una división d e infantería. C o m o estas tropas amagaban la estación d e J a z p a m p a , se m a n d ó reforzar la guarnición allí existente e n v i a n d o del H o s p i c i o el resto del batallón Búlnes, al cual pertenecía la guarnición, i de Dolores fueron m a n d a d o s el Tejimiento 3. ° de línea, el batallón C o q u i m b o i u n a sección d e artillería. Ese m i s m o dia se t u v o noticias de la venida de tropas enemigas del Sur, sin saberse su n ú m e r o ; i para c o r tarles el paso al c a m p a m e n t o de Dolores, se m a n d ó a la oficina d e Santa Catalina, distante unas 5 millas, una división formada p o r el rejimiento 4. ° de línea, batallón A t a c a m a , 9 piezas de artillería i 220 Cazadores de a caballo. Mas, en la m e d i a n o c h e , se s u p o por una avanzada de estos Cazadores, que al caer la tarde se habia presentado en A g u a Santa el ejército aliado c o n fuerzas m u i c o n s i derables d e las tres armas, que se calculaba en mas de 11,000 h o m b r e s i q u e m a r c h a b a a atacarnos en n u e s tras posiciones. E n el acto o r d e n é por telégrafo al señor Jefe de Estado M a y o r q u e mantuviera estas mismas posiciones, que tenían para nosotros inapreciables ventajas, r e c o n c e n t r a n d o t o das las fuerzas q u e en el dia se habian d e s m e m b r a d o , para presentar batalla c o n el grueso d e nuestro ejército. C o n este m i s m o o b j e t o m e puse en marcha, a las 3 A . M., c o n la división a c a m p a d a en el H o s p i c i o , que se c o m p o nía del rejimiento de Artillería d e Marina, una batería d e artillería, batallón 2. ° de línea, brigada de Zapadores i batallón C h a c a b u c o . E f e c t i v a m e n t e , el ejército aliado del Sur, a las órdenes del j e n e r a l en j e f e , d o n J u a n Buendia, m a r c h a b a sobre Dolores, i al dia siguiente, a la salida del sol, se le veia avanzar en perfecto orden i en c o l u m n a s cerradas, que n o dejaban c o n o c e r su n ú m e r o i organización, viniendo a c o m pañado de fuerzas de caballería. Sin embargo, la apreciación que en esos m o m e n t o s se p u d o hacer, confirmada entre datos recojidos c o n posterioridad, da al ejército aliado una fuerza de 11 a 12,000 h o m b r e s . Dispúsose entonces por el señor Jefe de Estado M a y o r (a las 7 A . M.), que se formase una línea de defensa del c a m p a m e n t o , c o r o n a n d o las alturas del cerro de la E n c a ñada i d e Dolores, que rodean el c a m p a m e n t o por el Sur i O c c i d e n t e , c o r t a n d o así por esa parte t o d o paso hacia la aguada, que i n d u d a b l e m e n t e habia de ser atacada por el e n e m i g o , por la absoluta necesidad q u e d e ella t e níamos. Para formar esta línea de defensa, dividióse nuestro ejército en tres secciones: de la derecha, del centro i d é l a izquierda. L a primera de ellas, al m a n d o del coronel d o n Martiniano Urriola, se c o m p o n í a de una batería de artillería d e c a m p a ñ a , c o l o c a d a en la estremidad derecha i en u n a ventajosa eminencia, i otra de m o n t a ñ a , protejiend o ambas u n portezuelo, que era de fácil acceso para la aguada, del rejimiento B u i n i de los batallones Navales i Valparaíso. L a división d e la otra estremidad de la línea estaba bajo las órdenes del teniente coronel d o n R i c a r d o Castro, i la c o m p o n í a n u n a batería de artillería de campaña, otra de montaña, i el rejimiento 3. ° de línea, para impedir el paso al e n e m i g o , por el lado N o r t e , que es c o m p l e t a m e n te abierto, a u n q u e de difícil acceso por los cauchales que forman la p a m p a del Tamarugal.


134

GUERRA

DEL

I por último, la división del centro, c o m a n d a d a p o r el coronel d o n D o m i n g o A m u n á t e g u i , era formada de una batería de artillería d e m o n t a ñ a de o c h o piezas, Tejimiento 4. ° de línea, batallones A t a c a m a i C o q u i m b o , i se c o locó en la c i m a del cerro. Para m a y o r p r e c a u c i ó n se protejió d e una manera especial la aguada de Dolores, c o n d o s c o m p a ñ í a s del Tejim i e n t o 3. ° de línea, u n a de Cazadores, u n piquete ¿ e l c u e r p o de Pontoneros i cincuenta h o m b r e s mas de distintos cuerpos, bajo las órdenes del sarjento m a y o r de g u a r dias nacionales d o n J u a n F r a n c i s c o Larrain G. El resto de las fuerzas de caballería se distribuj'ó c o n venientemente, según las necesidades del servicio, a las órdenes del c o m a n d a n t e , teniente coronel d o n Pedro S o t o Aguilar. La división q u e en la m a d r u g a d a habia salido del H o s picio, h i z o una m a r c h a m u i forzada; i nos e n c o n t r á b a m o s en la estación de Jazpampa, a las 3 P. M., c u a n d o recibí u n telegrama del señor Jefe de E s t a d o Mayor, en que m e c o m u n i c a que en ese m o m e n t o se e m p e ñ a b a el c o m b a te. M e trasladé en el acto al c a m p o de batalla en ün tren que habia listo, llegando allí p o c o después de una hora, i dejé la división a cargo del coronel d o n Luis Arteaga. E l enemigo habia adelantado toda la mañana, auuqne lentamente, ocupando las diversas oficinas salitreras, qne constituyen el cantón de San Francisco, en el valle qne qneda al pié del cerro de Encañada, i . colocó su artillería en las casas de la oficiua del Porvenir. A las 3 P. M., se encontró el enemigo al alcance de nuestros cañones, i m i nutos después la batería de montaña de la división del centro, a cargo del intelijente i denodado sarjento mayor don José de la C. Salvo, rompió los fuegos dirijiendo sus certeras punterías sobre una columna enemiga, que avanzaba a tomar abrigo en una posición dominada por la b a tería, Contestósele con un nutridísimo fuego de cañón i riflería que alcanzaba por toda nuestra línea de defensa, i continuó adelante su marcha el enemigo, siendo constantemente rechazado por nuestra artillería que los hacia retroceder. A l g u n o s soldados de distintos cuerpos enemigos consiguieron avanzar hasta lugares bastante cercanos de las baterías, principalmente a las dirijidas por los mayores Salvo i Montoya, siendo secundados en esta operación por las ondulaciones del terreno. N o pudiendo rechazar esas fuer zar con sus cañones, los artilleros defendieron sus p i e zas a rifle, i entonces dos compañías del A t a c a m a , destinadas a protejer esa batería, se destacaron en guerrilla rechazando dos veces consecutivas al e n e m i g o ; i al intentar este m i s m o golpe por tercera vez, acudió todo el batallón, cargando a la bayoneta, i barrieron hasta el plan con todos los enemigos qne habian logrado ascender. Contrib u y ó también a esta defensa el batallón C o q u i m b o , que con éxito persiguió al enemigo, qne principiaba ya a dispersarse. F u é durante este recio ataque, sostenido con bravura por los esforzados soldados del A t a c a m a i sus dignos jefes, i por el C o q u i m b o , en el que tuvimos que sufrir algunas bajas, i les cansamos mui considerables al enemigo. A q u í cayeron el capitán don R a m ó n R . V a l l e j o , los s u b tenientes José V . B l a n c o i Andrés W i l s o n , del A t a c a m a , i el voluntario Florencio U g a l d e , agregado a este cuerpo; i la-artillería perdió al meritorio teniente, don D i e g o A . A r g o m e d o , habiendo a mas quedado gravemente heridos los capitanes Delfín Carvallo i P a b l o Urízar. A l m i s m o tiempo la artillería de montaña del ala i z quierda, comandada por el sarjento mayor Benjamiu M o n toya, i las baterías del ala derecha, a las órdenes de los capitanes don Eulojio Villarreal i don R o b e r t o W o o c l , dirijían sus certeras punterías a las gruesas columnas enemigas, en medio de las cuales introducían gran espanto i desorden. L a batería K r n p p , del ala izquierda, que estaba en la estremidad, impedia completamente el paso a toda fuerza enemiga que tratara de avanzar por el lado de la pampa. E n esta batería, cuyo mando inmediato se habia confiado al capitán don Santiago Frias, se encontraba el c o m a n d a n te del Tejimiento, don José Velasquez, que hizo retroceder

PACIFICO.

con sus acertados disparos al e n e m i g o , i dispersó la caballería que intentó avanzar por el lado N o r t e , talvez con el objeto de irse a tomar la aguada. Las c o m p a ñ í a s guerrilleras del 3. ° de línea protejieron eficazmente esta batería i la del sarjento m a y o r M o n t o y a . P r o d u c i d o y a el desconcierto en las filas enemigas, p r i n cipiaron a abandonar el c a m p o a las 5 P. M., retirándose en u n c o m p l e t o desorden p o r los calíchales, en los cuales se amparaban. N o p u d i e n d o p o r esta causa emplearse c o n éxito la artillería, las c o m p a ñ í a s guerrilleras del Tejim i e n t o 3. ° i el batallón Valparaíso, desplegado asimismo en guerrillas, avanzaron hacia las enemigas q u e se retiraban en desconcierto, hasta q u e c o n s i g u i e r o n desalojarlo de sus posiciones, i m p i d i e n d o así q u e el e n e m i g o p r e t e n diera flanquearnos p o r el lado izquierdo, p o r d o n d e c o n t a ban c o n una retirada segura. V i e n d o y a q u e el e n e m i g o en c o m p l e t a dispersión nos a b a n d o n a b a el c a m p o , se o r d e n ó q u e los cuerpos de infantería bajasen del cerro de la E n c a ñ a d a para continuar la p e r s e c u c i ó n del e n e m i g o , c u y o s fuegos iban y a esting u i é n d o s e . A l c a n z a r o n los nuestros a ganar alguna d i s tancia, llegando m u i cerca a las casas del P o r v e n i r d o n d e se habia replegado el e n e m i g o , i desde las cuales hacia fuego d e rifle i de artillería. R e c i b i ó esta m i s m a orden el batallón Búlnes, q u e en esos m o m e n t o s llegaba d e J a z p a m p a , p o r haberle o r d e n a d o a m i paso por esa estación que en el acto se pusiera en m a r c h a para el lugar del c o m b a t e , en el primer tren q u e tuviera a su disposición. Mas, h a b i e n d o principiado a oscurecerse, fué necesario suspender esta importantísima persecución, que habría c o n c l u i d o de desbaratar las fuerzas aliadas; i se m a n d ó e n tonces q u e esos cuerpos regresaran al lugar en que se habia situado la línea de defensa, i allí p e r n o c t a r o n en constante i activa vijilancia, pues asistían temores de q u e el e n e m i g o tratara de reponerse i atacar en la n o c h e . A la m a ñ a n a del dia siguiente, una densa niebla, c o n o cida aquí c o n el n o m b r e de c a m a n c h a c a , n o s i m p e d i a ver las posiciones del e n e m i g o ; i por nuestra parte c o n s e r v á b a m o s las mismas del dia anterior, para rechazar u n ataq u e q u e creíamos intentara el e n e m i g o . Pero, siendo y a la hora u n p o c o avanzada, resolvimos irlo a atacar en las mismas casas del Porvenir, d o n d e lo s u p o n í a m o s parapetado i artillado. Mas, disipada la neblina, v i m o s q u e el e n e m i g o se había retirado en gran n ú m e r o , a j u z g a r p o r la polvareda q u e levantaban, l l e v á n d o n o s u n a distancia q u e n o bajaria de cuatro leguas, en dirección, al parecer, h a c i a el c a m i n o de Tarapacá. P o c o s m o m e n t o s después, u n p r o p i o v e n i d o d e esas casas, avisaba q u e allí q u e d a b a n algunas personas heridas, entre ellos el jeneral boliviano d o n Carlos Villegas, j e f e de una división; el c o r o n e l peruano d o n Rafael R a m í r e z de Arellano, i algunos otros jefes i oficiales, todos los c u a les fueron inmediatamente atendidos. Habiendo desaparecido por c o m p l e t o el enemigo, i cesado todo peligro, cada cuerpo se retiró c o m o a las 11 A . M . a su c a m p a m e n t o . Solo una reducida división de nuestro ejército h a sostenido lo mas recio del combate por haberlo contraído a un solo ¡junto el e n e m i g o ; así es qne toda la división de infantería de la derecha i gran parte de la del centro, no tuvieron oportunidad de medir sus fuerzas, a pesar de que los fuegos enemigos alcanzaban hasta ellos. L a división que acampaba en el H o s p i c i o , t a m p o c o t o m ó parte, pues solo llegó al c a m p o de batalla a las 8 P. M . , "¿o obstante que emprendió una forzada marcha, i que se reanimó cuando tuvo noticia de qne sus compañeros de armas se batían. H a cabido la principal participación en este combate a la artillería, que en este caso ha mantenido con dignidad el alto puesto que tenia ya conquistado entre nosotros, en lo cnal corresponde honrosa parte a su intelijente comandante, el teniente coronel don José Velasquez i sus c o m p e tentes oficiales i soldados. Entre ellos, merece una especial recomendación al S u p r e m o Gobierno, el mayor don José


CAPITULO

135

SEGUNDO.

E n el A t a c a m a , 32 muertos i 55 heridos. de la C. Salvo, que con sn artillería hizo graves daños al E n el C o q u i m b o , 6 muertos i 17 heridos. enemigo i pudo al mismo tiempo salvar sus piezas seriaE n el Búlnes, u n herido. mente amenazadas, gracias a su valeroso esfuerzo i a sus E n el C u e r p o de P o n t o n e r o s , u n herido. acertadas disposiciones que hizo cumplir con toda o p o r t u Las bajas i pérdidas del e n e m i g o han sido incalculables: nidad. I g u a l recomendación merecen los jefes de las otras en u n principio ni aun a p r o x i m a t i v a m e n t e p u d o apreciarbaterías, el mayor M o n t o y a , i los capitanes Erias, W o o d i se su n ú m e r o , i cada dia q u e pasa venia a aumentarse su Villarreal, cuyo bizarro comportamiento se ha atraido el n ú m e r o en el de los muertos i heridos que estaban o c u l aplauso i aceptaciou de sus compañeros de armas. Sin embargo, este Tejimiento lamenta la sensible pérdi- tos en los calíchales de estas p a l p a s , i q u e h a n sido r e c o da del estimable teniente A r g o m e d o , que servia de a y u - j i d o s . A l presente p u e d e estimarse en 500 el n ú m e r o de dante al m a y o r Salvo, i la falta de sus d i g n o s capitanes sus muertos, y a sea durante la acción, o p o c o después, i a ciertas distancia del c a m p o , a consecuencia de sus heridas. Urízar i Carvallo, qne fueron gravemente heridos en el E l dia de la a c c i ó n r e c o j i m o s 10 oficiales heridos i 78 combate, i por cuyo pronto restablecimiento hago fervientes votos. E l l o s han caido cumpliendo noblemente sus i n d i v i d u o s de tropa, habiéndoles h e c h o 87 prisioneros, entre ellos dos oficiales. deberes, de un m o d o que enaltece mas aun sus sólidas cualidades, de las cuales han dado relevantes pruebas en Este n ú m e r o ha a u m e n t a d o c o n los heridos q u e habia las diferentes comisiones que se les ha confiado, i en las en una ambulancia peruana establecida en Huáscar, a cuales se han granjeado el aprecio i confianza de sus jefes. o c h o millas d e este c a m p a m e n t o , i c o n los r e c o j i d o s por partidas de caballería o de otros cuerpos q u e han saliL o s otros cuerpos a quienes cupo la suerte de contribuir a las glorias que este hecho ha dado a la patria, han riva- d o a los alrededores c o n este o b j e t o , o para hacer el serv i c i o de avanzadas. lizado en bravura i denuedo, i todos los demás anhelaban H e m o s t o m a d o al e n e m i g o su tren c o m p l e t o de artillecon ansia les llegara el momento de manifestar a la nación ría, c o m p u e s t o de 12 piezas d e m o n t a ñ a c o n sus pertrechos, que no les ha confiado en vano la guarda de su honor. albardones i d e m á s enseres, u n c r e c i d o n ú m e r o de m u n i N o me es dado hacer recomendaciones especiales, por ciones, a r m a m e n t o de infantería, m u c h a s muías, víveres, que todos ellos son igualmente dignos i acreedores por su vestuarios i otras especies abandonadas en el c a m p o , i valor i resolución en presencia del enemigo. q u e siguen a m e n t á n d o s e c o n los entierros que se e n c u e n Prestaron también su cooperación en este hecho de artran. mas, algunos militares que no forman en las filas de cuerD e s p u é s d e este importante h e c h o d e armas, la esfera pos determinados: entre ellos figuran algunos ayudantes de acción d e nuestro ejército quedaba claramente deslinde c a m p o del que suscribe, i principalmente el teniente dada; pero d o s dias después la rendición de la plaza de coronel don Justiniano Znbiría, el capitán clon R a m ó n Dardiguac, i los ayudantes del señor jefe de Estado Mayor, I q u i q u e h a v e n i d o a c o m p l e t a r la fructífera obra del ejérque se desempeñaron con intelijeucia i calma en las diver- cito q u e sólidamente afianza nuestra o c u p a c i ó n en la p r o vincia de Tarapacá, fuente principal de la riqueza d e l sas comisiones que se les confiaron. Perú. E l c u e r p o d e injenieros militares h a prestado m u i ú t i L a c o n d u c t a de los señores jefes, oficiales i tropa nada les servicios en el r e c o n o c i m i e n t o que el c o m a n d a n t e d o n Arístides Martínez h i z o del c a m p o antes de la acción, en h a n d e j a d o que desear; i los cuerpos cívicos movilizados diversos trabajos q u e se le h a n e n c o m e n d a d o i en el l e - en esta c a m p a ñ a h a n d a d o una alta prueba de la c o m p e tencia de sus jefes i del patriotismo d e cada u n o d e sus vantamiento de u n plano q u e en b r e v e tendré el h o n o r d e m i e m b r o s , q u e c o n tanta abnegación se h a n prestado al remitir a V . S. Es u n deber de m i parte hacer especial m e n c i ó n del servicio del pais. secretario jeneral, señor Vergara, q u e c o n sus acertados c o n o c i m i e n t o s influyó p o d e r o s a m e n t e en la disposición d e las m e d i d a s q u e se t o m a r o n para batir c o n éxito al e n e migo, i que durante el c o m b a t e a y u d ó personalmente a su ejecución. N o s es, sin e m b a r g o , m u i d o l o r o s o lamentar algunas b a jas s u m a m e n t e sensibles para el ejército. A l glorioso n o m bre del capitán Vallejos, del teniente A r g o m e d o , d e los subtenientes B l a n c o i W i l s o n , i del voluntario U g a l d e , que he r e c o r d a d o ya, d e b e agregarse el del capitán d e l batallón Valparaíso, d o n A l v a r o G a v i n o Serey. F u e r o n a mas heridos los siguientes j e f e i oficiales: El teniente coronel, 2. ° c o m a n d a n t e del Tejimiento 4. ° d e línea, d o n Rafael S o t o Aguilar, i el teniente d o n Juan R e y t i del m i s m o c u e r p o . El teniente Cruz, Daniel R a m í r e z i el subteniente d o n Anastacio A b i n a g o i t e s , del batallón A t a c a m a . El de los capitanes Delfín Carvallo i Pablo Urízar, los subtenientes J u a n García V . i G u i l l e r m o 2. ° N i e t o ; i el teniente agregado J o r j e Rosller B., del Tejimiento de A r tillería. El subteniente E n r i q u e Germain, del batallón de N a vales. En el batallón C o q u i m b o , el capitán Riso Patrón i u n subteniente c u y o n o m b r e n o m e es d a d o designar en este momento. De En En En En En En

la el el el el el el

tropa h e m o s p e r d i d o : Tejimiento Buin, d o s muertos i seis heridos. Tejimiento 3. ° , tres muertos i 24 heridos. rejimiento 4. ° , cuatro muertos i 19 heridos. Tejimiento d e Artillería, 7 muertos i 25 heridos. batallón de Navales, un m u e r t o i 12 heridos. Valparaíso, cuatro heridos.

D i o s g u a r d e a V. S. ERASMO

ESCALA.

Al señor Ministro de Guerra i Marina.

Camjxtmento

de Dolores,

Noviembre

3 de

1879.

Señor Jeneral en Jefe: E l 18 del presente, por una avanzada de Cazadores a caballo, m a n d a d a por el capitán d o n Manuel R. Barahona, t u v e noticia de- q u e el ejército aliado se presentaba en A g u a Santa a la caida d e la tarde. A c t o c o n t i n u o l o puse en c o n o c i m i e n t o de V . S. por u n telegrama dirijido a H o s p i c i o , desde d o n d e se sirvió ordenarme conservara las posiciones q u e teníamos. Para dar c u m p l i m i e n t o a esta resolución, r e c o n c e n t r é todas las fuerzas que habia m a n d a d o a J a z p a m p a p o r disposiciones de V . S., para evitar, si era posible, la j u n c i ó n de tropas bolivianas salidas d e Arica; pues partidas de caballería que desde el 17 se h a bían presentado p o r Tana, Corsa i Tiliviche, n o s l o h a c i a n presumir así. R e u n i d o s los rejimientos 3. ° de línea, b a tallón C o q u i m b o , 4. ° de línea, batallón A t a c a m a i dos baterías d e artillería d e m o n t a ñ a , dispuse q u e t o d o el ejército bajo mis órdenes en aquel m o m e n t o , tomara las alturas de la E n c a ñ a d a i D o l o r e s , que rodean por el Sur i O c c i d e n t e a este c a m p a m e n t o , en c u y a dirección, so m e c o m u n i c ó por las avanzadas, m a r c h a b a el ejército c o n trario. Mi primer pensamiento fué ir a Santa Catalina para dar en este lugar la batalla; mas, por el c o n o c i m i e n t o perfecto de q u e su marcha la verificaban los aliados tras de esta oficina i por cumplir las órdenes de V . S., c o m o asimismo aceptando indicaciones importantes del teniente coronel d o n J o s é Francisco Vergara, quien habia espío-


136

GUERRA

DEL

rado t o d o el terreno c i r c u n v e c i n o a Dolores, o r d e n é al c o m a n d a n t e del c u e r p o de injenieros, teniente coronel d o n Arístides Martínez, reconociera dichas alturas para fijar la c o l o c a c i ó n q u e las tropas debían tomar. Practicado el r e c o n o c i m i e n t o respectivo, la línea de defensa se estableció del m o d o siguiente: una batería de artillería de c a m paña, sistema K r u p p , dirijida particularmente por el teniente coronel, c o m a n d a n t e de esta arma, d o n José V e lasquez, en la colina p r ó x i m a a la línea férrea que hoi le sirve de c a m p a m e n t o ; en la p e n d i e n t e oriental del cerro de la E n c a ñ a d a , u n a batería de artillería de montaña, bajo las órdenes del sarjento m a y o r d o n B e n j a m í n M o n t o y a . El 3. ° de línea, en n ú m e r o de 700 n o m b r e s , protejia a estas dos baterías, c o m o asimismo la izquierda de nuestra línea, bajo la d i r e c c i ó n de su c o m a n d a n t e d o n R i c a r d o Castro. E n la altura, una división c o m p u e s t a del rejim i e n t o 4. ° de línea, batallones A t a c a m a i C o q u i m b o , i una batería de o c h o piezas de m o n t a ñ a , bajo la dirección del sarjento m a y o r de la m i s m a arma, d o n J o s é de la Cruz Salvo. Se confió el m a n d o al señor coronel d o n D o m i n g o A m u n á t e g u i , c o n la d e n o m i n a c i ó n de división del centro. Q u e b r a d a por m e d i o i f o r m a n d o nuestra derecha, se c o l o c ó , bajo las órdenes del señor c o r o n e l d o n Martiniano U r r i o la, la primera división, c o m p u e s t a del rejimiento B u i n , batallón Naval, batallón Valparaíso i dos baterías de artillería, una de c a m p a ñ a i otra de m o n t a ñ a , mandadas, la primera p o r el capitán d o n E u l o j i o Villarreal i la s e g u n d a p o r el de igual clase d o n R o b e r t o W o o d . L a caballería, c o m p u e s t a del rejimiento de Cazadores i u n a c o m p a ñ í a de Granaderos, se c o l o c ó a retaguardia de la primera d i visión, en la parte baja i plana que forma la cañada, entre los cerros del Sur i N o r t e de este c a m p a m e n t o .

PACIFICO.

c a ñ ó n i fusilería. P o r nuestra izquierda o r d e n é marchar adelante al batallón Búlnes, que llegó en los últimos m o m e n t o s de J a z p a m p a , a p o y á n d o l o el 3. ° de línea. L l e g a d a la n o c h e , por n o tener c o n o c i m i e n t o e x a c t o del n ú m e r o de enemigos q u e p e r m a n e c í a n en Porvenir i Saca si P u e des, protejiendo su retirada, nuestras tropas v o l v i e r o n a tomar sus posiciones, en d o n d e permanecieron toda la n o c h e por orden d e V. S. A l venir el dia 20, según V . S. lo determinó, nos preparábamos a dar el ataque al cuartel j e n e r a l e n e m i g o , c u a n d o , despejada la neblina, n o t a m o s q u e los aliados m a r c h a b a n en precipitada fuga hacia el Sur. Nuestra caballería salió p o r nuestra d e r e c h a esplorando el terreno hasta llegar a la oficina Anjela, h a c i e n d o algunos prisioneros q u e sucesivamente fueron c o n d u c i d o s a este c a m p a m e n t o . Este es, señor jeneral, el resultado de la batalla de la E n c a ñ a d a , q u e t u v o lugar el 19 del presente, entre n u e s tras tropas que, en n ú m e r o d e 6,000 h o m b r e s , batieron a 11,000 aliados, p o n i é n d o l o s en c o m p l e t a dispersión i fuga durante u n c o m b a t e de d o s i m e d i a horas, en que solo t o m a r o n parte activa dos mil quinientos h o m b r e s p r ó x i m a m e n t e , que c o m p o n í a n nuestro centro izquierdo.

M e h a g o u n deber, señor jeneral, en manifestarle que en todos los cuerpos de nuestro ejército, j e f e s i oficiales rivalizaban en ardor i patriotismo por tomar parte en la batalla i sacrificarse por la patria, pues n i n g ú n enfermo que p o d í a marchar d e j ó de asistir al c o m b a t e . P o r nuestra parte, l a m e n t a m o s la pérdida de 5 oficiales m u e r t o s i 9 heridos, 52 i n d i v i d u o s d e tropa muertos, 162 heridos i 3 contusos. E l n ú m e r o d e m u e r t o s i heridos del e n e m i g o n o p o d e m o s aprecisarlo, porque han fugado m u c h o s que h a n p e r e c i d o en distintas direcciones; pero los q u e han q u e d a d o Trescientos h o m b r e s del 3. ° d e línea i parte del c u e r en el c a m p o de batalla, ascienden a 110 muertos, mas o p o d e P o n t o n e r o s , q u e d a r o n en la estación del ferrocarril m e n o s , de éstos 6 oficiales; i heridos que h e m o s r e c o j i d o para defenderla en caso de ser atacada. para darles asistencia, son 10 oficiales, entre los que se e n Colocadas las tropas en el orden indicado, esperamos cuentran el j e n e r a l b o l i v i a n o d o n Carlos Villegas, el c o r o la presencia del e n e m i g o , que a la salida del sol se presentó nel peruano del batallón P u n o , d o n Rafael R a m í r e z de a nuestra vista m a r c h a n d o en diversas c o l u m n a s hasta A r e l l a n o , el c o m a n d a n t e del m i s m o batallón, d o n Mariano llegar al c a n t ó n de San F r a n c i s c o , en d o n d e se hallan i Torres, el sarjento m a y o r d o n José Flores, teniente del las oficinas salitreras de Saca si Puedes, Porvenir i San n ú m e r o 5, d o n Manuel Trinidad Córdova, teniente d e Francisco, i su cuartel jeneral lo estableció en Porvenir, Húsares d o n Manuel Sevilla, id. del n ú m e r o 8, d o n E u j e d o n d e c o l o c a r o n parte d e su artillería. nio Galindo, capitán del P u n o d o n S i m ó n Medina, teniente 1. ° boliviano del Ulimani, d o n A g u s t i n Mendieta, c a P e r m a n e c i m o s a la vista hasta las 3 P. M., a c u y a hora, pitán del P u n o clon D o m i n g o R i v e r o , 78 i n d i v i d u o s de diez m i n u t o s mas o m e n o s , se inició la batalla p o r u n tiro tropa, 2 oficiales prisioneros i 85 i n d i v i d u o s de tropa, de c a ñ ó n disparado por la batería del m a y o r Salvo, sig u i e n d o la infantería de la división A m u n á t e g u i para incluso en ellos 11 empleados dependientes del proveedor contrarestar a diversas guerrillas q u e se desprendian de de los aliados d o n D a v i d P u c h e . la línea enemiga c o n la intención, al parecer, d e forzar E l enemigo ha dejado en nuestro poder víveres, la mayor nuestra izquierda, la cual soportó durante dos horas i parte de su bagaje, doce piezas de artillería de montaña, m e d i a toda la fuerza del ataque, m u i particularmente la cuarenta i ocho albardoues, cincuenta i tres cajas i cajones batería m a n d a d a por el señor Salvo, q u e p o r d o s veces con municiones de cañón, gran cantidad de municiones de c o n s e c u t i v a s , subiendo la altura, fué asaltada por tropas fusil R e m i u g t o n , Chassepot, P e a b o d y i W i n c h e s t e r ; c o m o de infantería de los batallones peruanos P u n o , A y a c u c h o , asimismo capotes, mochilas i otros objeto de que está s e m números 8. ° i 5. ° , i tres o cuatro cuerpos m a s , q u e los brado el c a m p o entre Dolores i A g u a Santa, i que el estado artilleros, c o n un valor i tranquilidad a toda prueba, r e - mayor se ocupa de recojer, dando preferencia al armachazaron e n é t i c a m e n t e a p o y a d o s p o r el batallón A t a c a - ; mentó del que existe reunido en nuestro parque en nrimero ma, que le c u p o en suerte estar mas p r ó x i m o , c u y a tropa de ciento cinco, i doble cantidad en diversas oficinas. i oficiales han d a d o pruebas de su abnegación i patriotisMe hago un deber en consignar en este parte los n o m m o , sacrificándose delante de los cañones para defenderbres de los señores jefes i oficiales que, independientes de los a fuego i bayoneta, i en c u y o lugar c a y ó el m a y o r los cuerpos del ejército tomaron parte activa en el c o m b a n ú m e r o de m u e r t o s que tiene d i c h o batallón, c o m o así t e : teniente coronel de guardias nacionales don José F r a n m i s m o d o n d e s u c u m b i e r o n bastantes enemigos. R e c h a z a cisco V e r g a r a , secretario jeneral ayundaute de c a m p o del d o el s e g u n d o ataque por los fuegos mortíferos de n u e s señor Jeneral en Jefe, teniente coronel don Justiniano Z u tra infantería i certeros disparos de nuestra artillería d e : biría, capitán don R a m ó n D a r d i g n a c , teniente de guardias t o d a la línea, principalmente la de la izquierda, se i n t r o d u j o el terror entre el e n e m i g o , según p u d i m o s notarlo i nacionales don Manuel R o d r í g u e z Ojeda, sirviéndome estos dos últimos de ayudantes i el capitán don Juan F. U r por el desorden q u e se veia en las filas de los aliados. cullo. Los oficiales de E s t a d o Mayor que desempeñaron sus A las 5.30 P. M. cesó casi p o r c o m p l e t o el fuego, c o m o V . S. p u d o n o t a r l o a su llegada a nuestro c a m p o . funciones a mi lado, impartiendo mis órdenes, s o n : teniente coronel don D i e g o D u b l é A l m e i d a , capitán graduado de P o r esta causa ordené al 4. ° de línea descendiera de la mayor don Bolívar V a l d e s , i los capitanes don Francisco altura, a p o y a d o p o r el rejimiento B u i n , batallón N a v a l i Pérez, don José Manuel B o r g o ñ o i don E m i l i o G a n a : los C o q u i m b o , c u y o s cuerpos avanzaron hasta cerca del P o r oficiales de injenieros, teniente coronel don Arístides Marvenir, d e s d e c u y a oficina se hacían algunos disparos d e


CAPITULO

tinez, sárjente- mayor don Baldomero D u b l é A l m e i d a , c a pitanes don Francisco Javier Z e l a y a i d o n A u g u s t o Orrego, desempeñaron varias comisiones importantes durante el combate. E n conclusión, creo del caso comunicar a "V. S . que el ejército aliado venia mandado por los jeuerales peruanos señores Buendia i Bustamante, i bolivianos señores V i l l e gas, V i l l a m i l i Flores. P o r los partes orijinales de los señores jefes de divisiones, se impondrá V . S . de las recomendaciones especiales que en ellos se consignan. E.

DIVISIÓN

Campamento

D E L

SOTOMAYOR.

CENTRO.

de Dolores,

Noviembre

de

1879.

E l dia 18, a las 6 P. M . , al mando de la división que V . S. se sirvió confiarme, que se componía de 9 piezas de artillería, el rejimiento 4. ° de línea i 220 Cazadores a caballo, emprendí la marcha hacia la oficina de Santa C a talina, con el objeto de tomar posesión de ese punto, en conformidad a las instrucciones de V . S. A las 9 P. M. llegó la división al punto indicado, i practiqué los reconocimientos necesarios a fin de dar una c o n veniente colocación a las tropas de mi mando. U n a hora después, la descubierta de caballería que s e hallaba en la línea férrea condujo a mi presencia dos paisanos, quienes m e dijeron eran arrieros de varias cargas pertenecientes al ejército enemigo, i se sorprendían que éste no hubiese l l e g a do a Santa Catalina, pues habia marchado antes que ellos i por consiguiente debia llegar en momentos mas, salvo que hubiese tomado otro camino. Las fuerzas enemigas ascendían a 10 u 11,000 hombres. Inmediatamente llamé al comandante de artillería, sarjento mayor don José de la Cruz Salvo, i le previne que las fuerzas fuesen colocadas convenientemente para rechazar al enemigo, lo que se l l e vó a cabo. A c t o continuo envié aviso a V . S. de las noticias que se me daban. A las 2 A . M. se me unió el batallón A t a c a m a , al que se le dio la colocación uecesaria para el objeto. A las 3 A . M. recibí orden de V. S. para retirarme con la división hacia San Francisco i ocupar las alturas de la Encanada, lo que s e llevó a c a b o a las 7 A . M . , en cuyo punto se hallaba el batallón C o q u i m b o . D a d a la colocación correspondiente a estas fuerzas, i divisándose el enemigo en P a m p a N e g r a , oficina P o r v e nir i otras, puso V . S. a mis órdenes esta división. Las fuerzas enemigas principiaron a m o v e r s e con dirección a las alturas que ocupábamos a la 1 P. M., i c o n tinuaron acercándose hasta ocupar la primera división enemiga, que mas o menos se componía de 4,000 h o m b r e s , la izquierda de nuestra línea. L a artillería ocupó las G a s a s de la oficina Porvenir, la infantería los molinos de s a c a l agua i los corrales al pié de nuestras posiciones por nuestra ala izquierda, i la caballería el camino que del P o r v e nir se dirije al Este. Ocupadas estas posiciones, se desprendió una línea de guerrilleros que avanzó hasta el pié del cerro con el objeto de atacar la batería de artillería que se hallaba colocada a nuestra izquierda, al mando del sarjento mayor don José de la Cruz Salvo. E s t o s guerrilleros eran protejidos por dos columnas que quedaron a retaguardia ocupando posiciones defendidas por murallas de caliche. Este m i s m o m o v i m i e n t o se practicaba c o n igual n ú m e r o de fuerzas enemigas que se dirijieron a atacar nuestra vanguardia, destacando guerrilleros al frente de la línea protejidos p o r d o s cuerpos de infantería. Calculando q u e las c o l u m n a s q u e se nos presentaban a la izquierda trataban de t o m a r n o s la retaguardia, previne al sarjento m a y o r Salvo disparase la artillería sobre esas fuerzas, fuego q u e fué contestado c o n u n o m u i nutrido d e infantería i artiTOMO

II—18

137

SEGUNDO.

Hería, que c o n t i n u ó tanto en toda la línea enemiga c o m o en la nuestra. Las guerrillas enemigas, c o n e m p u j e i c o n valor, tratab a n de subir el cerro c o n el o b j e t o de tomar las piezas d e artillería; pero fueron rechazadas, c o n algunas bajas por nuestra parte, p o r artilleros convertidos en infantes, para defender sus piezas, i dos c o m p a ñ í a s del batallón A t a c a m a que las protejian. Se rehizo el e n e m i g o i e m p r e n d i ó u n a n u e v a i mas d e c i d i d a ascensión, llegando a l g u n o s soldad o s hasta diez pasos de nuestros cañones, d o n d e c a y e r o n muertos. Considerando p o c a la fuerza de infantería q u e p r o tejía la artillería, ordené al c o m a n d a n t e del A t a c a m a , m a r c h a s e a hacerlo c o n el resto de su c u e r p o , i al del C o q u i m b o c o n una c o m p a ñ í a , lo que se llevó a efecto, r e c h a z a n d o , c o n ventajas para nosotros i pérdidas para el e n e m i g o , a la tropa q u e ascendía. D e s d e este m o m e n t o principió a disminuir el fuego, retirándose el e n e m i g o en distintas direcciones i a b a n d o n a n d o sus posiciones de la izquierda d e la línea. A l m i s m o tiempo, c o m o antes h e d i c h o , el ataque t a m bién se efectuaba por el frente de la línea c o n tiradores i c o l u m n a s de infantería, que también fueron rechazados. E l ataque principió a las 3 P. M. en p u n t o , i la derrota del e n e m i g o a.las 5 P. M. M e d i a hora después, los cuerpos de infantería r e c i b i e ron o r d e n d e V. S. de bajar al plan, lo que se ejecutó, h a b i e n d o los batallones sostenido u n c o r t o c o m b a t e c o n la infantería enemiga. A p r o x i m á n d o s e la n o c h e , nuestros rejimientos i batallones v o l v i e r o n a o c u p a r sus posiciones, retirándose el e n e m i g o c o n gran precipitación. Las pérdidas en la división d e m i m a n d o ascienden: muertos, u n capitán, u n ayudante, dos subtenientes i 38 individuos d e tropa; heridos, u n teniente coronel, u n c a pitán, tres tenientes, cuatro subtenientes i 109 i n d i v i d u o s de tropa. Estos fueron asistidos i n m e d i a t a m e n t e por los cirujanos de los respectivos c u e r p o s . H a r é presente a V . S. q u e los oficiales de E s t a d o M a y o r , teniente c o r o n e l d o n D i e g o D u b l é A l m e i d a , tenientes D a r n i g n a c i R o d r í g u e z , se pusieron a mis órdenes m o m e n t o s antes del c o m b a t e i c o m i s i o n é al primero corno jefe. E n la j o r n a d a del 19 todos los señores j e f e s , oficiales e i n d i v i d u o s de tropa d e esta división h a n c u m p l i d o c o n su deber. Orijinales a c o m p a ñ o a V . S. los partes de los distintos jefes de cuerpos q u e se batieron a mis órdenes. J.

REJIMIENTO

Campamento

D E

D.

CAZADORES A

de San Francisco,

AMUNÁTEGÜI.

CABALLO.

Noviembre

22 de

1879.

E l 18 del actual, por orden de V . S., mandé 120 h o m bres montados del rejimiento de mi mando, al lugar denominado A g u a Santa, a las 3 P. M., para reconocer el trayecto hasta aquel punto i ver si convenia acantonar todo el rejimiento. A las 6 P. M., del m i s m o dia, recibí aviso del capitán don Manuel R . Barahona, que mandaba la fuerza, de haber encontrado en Negreiros una avanzada del ejército enemig o c o m o de 300 hombres de infantería i de caballería, la que hizo fuego a nuestra tropa, i viendo que era considerablemente superior, regresó al campamento. E s t a circunstancia fué puesta en su conocimiento i acojida favorablemente por V . S. E l 19, a las 3 P. M., recibí orden de V. S. para e x a m i nar el lugar que debia ocupar la caballería en la línea de batalla, operación que hice al amanecer de este dia, acompañado del capitán ayudante don José M i g u e l A l cérreca. Este reconocimiento dio la posición conveniente e indispensable en que con tanto acierto se colocó la caballería en el bajo del cerro Encañada, situado a la derecha de la línea de batalla de nuestro ejército, donde permanecí con


GUERRA

138

DEL

todo el rejimiento i una compañía de G ranaderos a caballo, basta el m o m e n t o en que rompieron los fuegos los ejérci­ tos, a las 3.10 Р. M . Incontinenti recibí orden de V . S . para situar dos escuadrones, colocando uuo al Noreste de la línea de batalla i el otro a inmediaciones de la estación de Dolores, con el fin de observar i defender el paso indis­ pensable del enemigo, que con tanto tezon procuró pasar para apoderarse de la aguada de Dolores, lugar convenien­ te i en que se provee de agua nuestro ejército. A las 3.30, juzgándose que la caballería contraria debia atacar al escuadrón avanzado al Noreste, dispuse que el teniente coronel graduado del rejimiento, don Feliciano Echeverría, tomara el mando de dicha fuerza para repeler a la caballería enemiga que trataba de darse paso. A l retirarse el ejército enemigo, se me dio orden de marchar con el resto de la caballería de mi mando, a p r o ­ tejer nuestra infantería que marchó en su persecución ha­ cia Santa Catalina, lo que ejecuté debidamente. A l dia siguiente, por orden de V . S . , dispuse que el t e ­ niente coronel graduado don Feliciano Echeverría, al mando de dos escuadrones, se dirijiera a las posiciones en que se encontrara el ejército enemigo i protejiera a nues­ tra infantería, operación que ejecutó recorriendo dos l e ­ guas al Sur desde el lugar de la batalla del dia anterior, sin encontrarlo por haberse puesto en derrota precipitada en la noche, obteniendo por resultado, ver que el enemigo' había abandonado toda su artillería, parque de municio­ nes, un número considerable de fusiles, m u c h o vestuario de oficiales i tropa, una cantidad de víveres, animales m u ­ lares i una ambulancia­ A n t e s de concluir, debo espresar а V . S . , que, debido al rejimiento de mi mando, fué descubierto el enemigo a una distancia conveniente, lo que dio tiempo suficiente a nuestro ejército para tomar las posiciones mas ventajosas. Tanto en este rejimiento, c o m o en la compañía de G r a ­ naderos a caballo, que también estaba a mis órdenes, no ocurrió felizmente ninguna novedad. D i o s guarde a V . S .

PACIFICO.

A las 6 A . M . se avistó a la distancia al enemigo que venia por el lado Sur, camino de Iquique, i según noticias posteriores, en número de 8 a 10,000 h o m b r e s . Poco a poco fueron avanzando hasta colocarse al alcance de nues­ tros fuegos, formando dos divisiones, cuyo centro era c o m ­ puesto de caballería i artillería. D e antemano habia recibido orden de V . S. para p r o t e ­ jer la artillería, a cuyo fin dispuse que avanzasen hacia la izquierda la 3. i 4. ^ compañías al mando de los capitanes señores F é l i x G . V i l c h e i R a m ó n R . Vallejos, dándoles y o m i s m o la colocación que debían de tener. A u n no bien concluida esta operación, cuando nuestra artillería rompió el fuego, que fué inmediatamente c o n t e s ­ tado por el enemigo con fusilería i artillería a la vez. E r a u las 3 P. M . 53

E l enemigo avanzó protejido por las ondulaciones del terreno, logrando dominar la cima hasta colocarse a 30 metros del lugar que ocupaba la artillería, en número de mas de 200 hombres. D o s veces fué rechazado por nuestros soldados, i a la tercera intentona que hizo, fué necesario cargarlo a l a b a ­ yoneta, operación que encargué a los tenientes señores Cruz Daniel R a m í r e z , Moisés A . A r c e i subteniente Rafael 2. ° Torreblauca, quienes lograron poner en c o m p l e t o descala­ bro al enemigo, que empezó a emprender la retirada, dejan­ do dos jefes i un oficial subalterno muertos en esa fuga i muchos individuos de tropa. V i e n d o que el g r u p o que cargaba en persecución del enemigo era de corto número i temiendo que al llegar a la base del cerro fueran rechazados, vime en la necesidad de bajar a protejerlos con 60 hombres mas i acompañado del ayudante mayor señor Juan A . Foutanes i del subteniente Alejandro Arancibia, reforzando el ataque hasta llegar a las casas en donde estaban las ambulancias. C o m o el enemigo huia disperso i en distintas direcciones, nos replegamos a la artillería de campaña colocada en la ladera naciente del cerro, i que comandaba el teniente c o ­ ronel señor José V e l a z q u e z .

A las 5.30 P. M . , ya casi habían cesado por completo los fuegos, con escepcion de la artillería enemiga i algunos piquetes de nuestro ejército que en varias direcciones ata­ caban al enenemigo que huia. COMANDANCIA DEL BATALLÓN ATACAMA. Estas son las operaciones ejecutadas por mi cuerpo, i las Campamento de Dolores, Noviembre 21 de 1879. ¡ bajas que ha sufrido ascienden a 87 hombres entre m u e r ­ tos i heridos, incluso 5 oficiales, c o m o lo verá V . S. por la nómina adjunta, que manifiesta los nombres de los indivi­ Tengo el honor de dar cuenta a U d . de las operacioues duos de tropa que han sido heridos, c o m o igualmente los ejecutadas por el batallón de m i m a n d o , A t a c a m a , en la que han sido muertos cínrante la pelea. batalla de 19 del presente, que tuvo lugar en los cerros Con profuudo dolor debo dar cuenta a V . S. de la m u e r ­ situados al Sur del campamento de Dolores i a distancia te del señor capitán de la d.­^ compañía R a m ó n R,. V a l l e ­ de dos millas mas o menos. E l 18 en la noche, recibí orden de alistar la tropa para ! j o s i de la de los subtenientes José Vicente Blanco i J . salir, lo que, en efecto, ejecuté c o m o a las 10 P. M., diri­ Andrés TVilson, quienes cayeron c o m o bravos, el primero horriblemente mutilado por una metralla. Cumplieron jiéndome hacia Santa Catalina, según indicación del señor hasta el último instante con su deber de chilenos, i ten­ jefe del Estado Mayor Jeneral, a cuyo punto llegué c o m o a las 2 A . M i me puse a las órdenes de V . S. que se en­ g o orgullo al decir que formaron parte de m i batallón. contraba de autemauo establecido allí. Los dos oficiales heridos son el ayudante señor Cruz Daniel Ramírez i el subteuiente Auastasio Abinagoitis, c u ­ Tan luego c o m o llegamos, tomé la colocación que V . S. se dignó designarme, con orden de poner la tropa en des­ yo varlor i arrojo me hago un honor en reconocer. N o terminaré sin hacer presente a V . S. que todos mis canso sobre las armas; pero tres cuartos de hora después oficiales i tropa, en su totalidad, se han conducido con ver­ recibí nuevamente orden de contramarchar sobre D o l o r e s , dadero valor i abnegación, haciendo muchos de ellos mas pues se habia sabido que el enemigo, distante de nuestra de lo que les correspondía. división una legua, dirijia su marcha por el lado derecho del lugar en que estábamos, con manifiesta intención de i C o m o uua prueba de lo que dejo dicho, me permito re­ dejarse caer al campamento de Dolores por detras de los ferir a V . S. que he tenido ocasión de ver a dos soldados cerros que lo resguardan en la parte occidental, c o m o en muertos, José Espinosa, de la 1. * compañía i a un perua­ efecto lo hizo a las 7 A . M . del siguiente dia. no del Zepita, ambos estaban cruzados por sus bayonetas, i c o m o si aun no fuera bastante, esos valientes se hicieron Después de dos horas de marcha forzada, llegamos a la proximidad de la estación de Dolores, en donde se me i n ­ fuego, quedando en seguida baleados en el pecho. D e b o al m i s m o tiempo mencionar aquí, cumpliendo con dicó por V . S. el lugar que debia de tomar. Desdo luego entramos en la línea de batalla que se es­ un deber de gratitud, al señor cirujano de mi cuerpo, E u s ­ torjio Diaz, quien, tanto en la toma de Pisagua como tendía c o m o una legua de Sur a Norte sobre el cordón de ahora, no se separó un instante de nosotros, atendiendo con cerros, tomando nuestra colocación en el final del ala i z ­ peligro de su vida i gran solicitud los heridos que caian. quierda i a continuación de seis piezas de artillería que c e r ­ raban ese costado. I Concluyo felicitando a V . S., i por su conducto, a los PEDRO

SOTO

Á G UI L A R .


CAPITULO

honorables jefes del ejército, por el nuevo triunfo que han alcanzado las armas chilenas en el glorioso dia del 19 del actual. Dios guarde a V . S. J.

MARTÍNEZ.

Al señor coronel José D. Amrtnátegui.

DIVISIÓN

Campamento

DE

LA

de Dolores,

DERECHA.

Noviembre

20 de

1879.

E l 19 del corriente, encontrándose amagadas nuestras fuerzas p o r la presencia d e tropas enemigas, q u e a las 2 A. M. avanzaban sobre las posiciones que o c u p á b a m o s , d i s p u s e por o r d e n de V . S., que la división que estaba a mi c a r g o formase la línea d e defensa, c o r o n a n d o las alturas del cerro de la Encañada, desde d o n d e p o d í a m o s d o minar c o n ventaja al enemigo. C o m p o n í a s e esta división de u n a batería de artillería de c a m p a ñ a c o l o c a d a en una c o n v e n i e n t e eminencia, de otra de m o n t a ñ a puesta u n p o c o mas a la izquierda, del rejimiento Buin i de los batallones Navales i Valparaíso, que en este m i s m o orden t o m a r o n su colocación. N o s m a n t u v i m o s en esta actitud preparados a rechazar cualquier ataque que p o r esta parte se intentara, hasta las 3 P. M., hora en que el e n e m i g o hizo fuego por el costado izquierdo. Estos primeros tiros del e n e m i g o fueron recibidos por nuestros soldados c o n u n u n á n i m e ¡Viva Chile! e inmediatamente ordené a las baterías de artillería contestaran esos fuegos, lo que ejecutaron c o n tan certeras punterías, q u e desde u n principio i n t r o d u j e ron el m a y o r desconcierto en las filas enemigas, lo q u e m e h i z o felicitar a los capitanes d o n E u l o j i o Villarreal i don R o b e r t o W o o d . H a b i é n d o s e m e anunciado por el capitán Zelaya, de i n jenieros, que la artillería del ala izquierda d e la línea estaba c o m p r o m e t i d a , dispuse q u e el batallón Valparaíso fuese en su p r o t e c c i ó n . V i é n d o s e el e n e m i g o batido en todas direcciones por las fuerzas del ala izquierda de la línea, principió a abandonar el c a m p o , i entonces recibí orden de V . S., a las 5 P. M., de hacer avanzar las c o m p a ñ í a s guerrilleras para perseguir al e n e m i g o que se retiraba, i en el acto bajaron dos c o m p a ñ í a s del rejimiento Buin i una del batallón N a val, i u n rato después, c u m p l i e n d o también órdenes d e V. S., salí c o n el resto d e las fuerzas de esta división a protejer esas compañías. A v a n z a m o s hasta un p u n t o bastante cercano a las casas de la oficina del Porvenir, q u e o c u p a b a el e n e m i g o , c u y o s fuegos alcanzaban a las posiciones que estuvimos m a n t e niendo c o m o una hora al pié del cerro de la Encañada, Habiéndose principiado a oscurecer i cesado los fuegos contrarios, regresamos al sitio en que h a b í a m o s situado la línea de defensa i allí se pasó toda la n o c h e , sin que h u biera o c u r r i d o después n o v e d a d alguna. L o s tiros d e fusil i granadas d e artillería del e n e m i g o nos causaron en las diferentes posiciones q u e t o m a m o s , las siguientes bajas: en el rejimiento Buin, 2 i n d i v i d u o s de tropa muertos i 6 h e ridos; en el batallón d e Navales fué h e r i d o el subteniente don Enrique Germain, i de la tropa fueron m u e r t o 1 i n dividuo i heridos 12; i por último, en el Valparaíso fué muerto el capitán d o n A l v a r o G a v i n o Serei, siendo heridos 4 i n d i v i d u o s d e tropa. Antes d e terminar m e h a g o u n deber en manifestar a V. S. la brillante disposición de la división, que se m a n tuvo durante la acción c o n un entusiasmo que h o n r a su patriotismo, a n h e l a n d o v i v a m e n t e llegara el m o m e n t o d e que cada c u e r p o manifestara c u á n t o está dispuesto a h a cer en defensa de la patria. Dios guarde a V . S. M.

URRIOLA.

Al señor Jefe de Estado Mayor, coronel don Emilio Sotomayor.

SECUNDO.

139

R E J I M I E N T O NTJM. 2 D E A R T I L L E R Í A .

Campamento

de Dolores,

Noviembre

20 de

1879.

E n vez de reasumir los distintos partes de los c o m a n dantes de las c i n c o baterías pertenecientes al rejimiento d e mi cargo, referentes a la batalla del dia 19, he preferido, en vista de la importancia del asunto i c o m o materia de observación i de estudio, trascribirlos íntegros a V . S. J u z g o q u e d e esta manera se le dará mas importancia al rol que felizmente c u p o a la artillería el dia indicado. D e l ala derecha de nuestro ejército: 1. compañía de la 1. brigada.—Campamento de D o lores, N o v i e m b r e 20 de 1 8 7 9 . — S e ñ o r c o m a n d a n t e del rejimiento: El dia 19 del presente, al llegar c o n la batería de m i m a n d o a este c a m p a m e n t o , el capitán d o n E m i l i o Gana m e c o m u n i c ó la orden de subir c o n la batería al cerro de la E n c a ñ a d a i tomar c o l o c a c i ó n a la derecha del ejército. Colocada la batería en p u n t o s que d o m i n a b a n las posiciones enemigas, esperé el m o m e n t o o p o r t u n o para hacer r o m p e r el fuego. A las 3.30 P. M. h i c e los primeros disparos sobre una c o l u m n a de caballería que, retirándose del centro del c a m p o de batalla, trataba de reorganizarse. Nuestros tiros p r o d u j e r o n en ella la mas c o m p l e t a dispersión. A las 4, p r ó x i m a m e n t e , rechazamos, j u n t o c o n la batería del capitán W o o d , situada a mi izquierda, un n ú m e r o considerable de tropa enemiga que, dispersa en guerrilla, intentó pasar por nuestro frente a distancia de 4,000 metros para atacarnos por el flanco d e r e c h o o tomar posesión de la aguada de Dolores. 53

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Después nuestros fuegos fueron dirijidos a las c o l u m nas enemigas que avanzaban a nuestras posiciones, las cuales n o tardaron en dispersarse. D u r a n t e el tiempo que demoraba otra c o l u m n a en llegar al alcance de nuestros cañones, los disparos de la batería eran dirijidos a las tropas que, desorganizadas y a , atacaban el centro de nuestro ejército; éstas se retiraban entonces c o n precipitación i continuaban sus fuegos o c u l tos i desde una distancia tal que sus tiros n o podían ofendernos. C o n t i n u a m o s en estas operaciones hasta las 5.30 o 6 P. M., hora en que el e n e m i g o se retiró en completa derrota. Las distintas distancias a que hice fuego, variaron desde 3,000 metros, que corresponden a 10 grados 7 líneas de alza, hasta tirar a toda rosca. N o p u d e utilizar las ametralladoras, p o r q u e j a m á s el enemigo se acercó a la distancia de 2,000 metros, que es su m a y o r alcance, esc e p t u á n d o s e algunos poquísimos soldados que avanzaban ocultándose, pero que n o podían causar alarma, L o s señores oficiales i tropa c u m p l i e r o n c o n su deber. El soldado José F e r n a n d e z recibió una grave herida de bala en el brazo izquierdo. Las m u n i c i o n e s consumidas las relaciono separadamente. El material sin n o v e d a d . D i o s guarde a V . S . — E . Villarreal. Este capitán se p o r t ó perfectamente. 2. compañía, de la 1. brigada.—Señor comandante: El que suscribe da parte a V . S. de lo que sigue: El 18 del presente, a las 6.30 P. M., recibí orden superior de estar listo c o n m i batería para marchar al encuentro del e n e m i g o . A las 2.30 A . M., recibí la orden de marchar en u n i ó n c o n el rejimiento B u i n 1. ° de línea, y e n d o éste a vanguardia. A las 5 A. M. nos e n c o n t r a m o s a c a m p a d o en un cerro v e c i n o a este c a m p a m e n t o , situado al Sur. A las 5.40 A . M. se avistó al e n e m i g o i recibí orden de romper el fuego c u a n d o lo permitiera el alcance de nuestros c a ñones. A las 2.50 P. M., r o m p i ó el fuego la artillería o infantería situada en el ala opuesta en que nos encontrábam o s . M o m e n t o s después r o m p i ó el fuego la batería de mi m a n d o , concretándose a impedir, a varias divisiones d o infantería i de caballería del enemigo, que avanzasen en la dirección en que esta batería se encontraba. Estas fueron rechazadas i obligadas a retirarse. A las 4.40 P. M., suspendí el fuego por haberse retirado y a el enemigo. El n ú m e r o de disparos fué de 43, todas granadas, a una dis03

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GUERRA

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DEL

tancia que variaba entre 2 i 3,000 metros. Los oficiales q u e se encontraron en esta batería, teniente F i l o m e n o Besoain i alféreces José Manuel Ortúzar, Santiago F a z i Julio P u e l m a h a n estado a la altura de su deber. La tropa se ha c o n d u c i d o i g u a l m e n t e bien. T e n g o la satisfacción d e c o m u n i c a r a V . S. que n o h a h a b i d o n i n g u n a desgracia personal que lamentar. L o c o m u n i c o a V . S. en c u m p l i m i e n t o d e m i d e b e r . — R o b e r t o Woocl. M e parece u n deber de justicia prevenir a V. S. que el estado d e salud del capitán W o o d , en los m o m e n t o s del c o m b a t e , era alarmante. S o l o su entereza de espíritu, su valor i su d i g n i d a d de militar le m a n t u v i e r o n en su puesto, m a r c h á n d o s e al dia siguiente a Santiago, desahusiado de los m é d i c o s i c o n el permiso correspondiente. D e l ala izquierda: 2. ^ brigada del rejimiento núm. 2 de Artillería. — Campamento de Dolores, Noviembre 20 de 1 8 7 9 . — S e ñ o r c o m a n d a n t e : — M e b a g o un deber de dar cuenta a U d . de las novedades ocurridas en la brigada de mi mando durante el combate que tuvo lugar el dia de ayer entre nuestro ejército i las fuerzas aliadas enemigas. C o m o a las 8 A . M. regresé a este campamento desde la estación de J a z p a m p a con 4 piezas de montaña cou que salí de dicho punto la noche anterior, encontrando al ejército distribuido en el cerro de la Encañada, donde en el acto tomé posesión en la punta saliente que mira al N o r e s te, quedando la 3. sección de la batería i una ametralladora que habia dejado el dia anterior en el campamento, colocada en la altura Sureste de dicho cerro, unida a la batería de montaña de la 3. brigada, que se hallaba al. mando del sarjento mayor señor don José de la Cruz Salvo. d

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E n esta disposición esperamos las órdenes convenientes para romper el fuego sobre el enemigo que se aproximaba a nuestras posiciones, lo que efectuó esta batería a las 3 P. M . tan pronto c o m o el primer disparo de canon se dejó oir en la del Sureste i a una distancia de 2,000 metros, haciéndose poco después el combate jeneral. E l enemigo, que marchaba en columna cerrada i algunos cuerpos en el o r den de batalla con sus guerrillas de frente, fué en pocos m i nutos dispersado i puesto en vergonzosa fuga, esceptuando uno o dos batallones que, tomando posesión del establecimiento de salitre que se encuentra al Este, trataban de asaltar la batería de montana de la 3. brigada, a cuyos cuerpos dediqué una atenciou preferente para impedirles su acceso. R e h e c h o de nuevo el grueso del ejército enemigo, el ataque de nuestras fuerzas se dirijió a él i alternativamente se siguió disparando sin interrupción hasta las 5.15 P. M . en que el ejército aliado era dispersado por c o m p l e t o v o l viendo la espalda a nuestras posesiones. rt

Me veo en el doloroso deber de participar a U d . que en la mitad del combate cayó gravemente herido de una bala de rifle en el costado izquierdo, el capitán de la batería don Delfín Carvallo, que se encontraba en ese momento c a m biando el anillo obturador de una de las piezas, i l u e g o después, también heridos de mas o menos gravedad, seis artilleros sirvientes, los que en el acto fueron reemplazados con la jente de reserva. C o m o las circunstancias lo p e r m i tían, se remitieron los heridos a la ambulancia con las p r e cauciones del caso. El valor e intelijencia con que se ha conducido el capitán Carvallo, tanto en el acto del combate c o m o en las distintas comisiones que le ha confiado el cuartel jeneral en los últimos chas, lo hacen acreedor a la especial consideración de U d . , lamentando por mi parte, c o m o una verdadera d e s gracia, el estado de postración en que se encuentra. E n la 3. ^ secciou, que estaba al Sureste al mando del alférez don Jenaro Freiré, el enemigo fué batido desde los mismos cañones i obligado desde allí a retroceder, causándose un muerto i 35 heridos, de cuyas circunstancias i demás ocurridas, comunicará a U d . el sarjento mayor don José de la Cruz Salvo. Con respecto a la batería de campaña de la brigada de mi mando, solo he podido presenciar las magníficas p u n terías i motíferos efectos en el campo e n e m i g o , de la que

PACIFICO.

por estar bajo la dirección de U d . , omito el parte que no ha pasado su comandante sobre los pormenores del c o m bate. H e m o s tenido un consumo durante la acción de 2 1 7 granadas K r u p p de percucion i 3,330 tiros a bala de carabina W i n c h e s t e r sin incluir al gasto de munición ocurrido en la 3 . sección. A d j u n t o a U d . por separado una relación de los señores oficiales i tropa que han tomado parte en el combate, otra de las bajas ocurridas i oportunamente daré cuenta a Ud. del número de animales muertos, equipo de tropa estraviado o perdido. ' N o dejaría terminado este parte sin manifestar a U d . el buen comportamiento de los señores oficiales i tropa que han permanecido a mis órdenes, haciendo una especial mención del teniente don J . A . Errázuriz i del alférez don Juan Bautista Cárdenas, que se han mostrado con un v a lor i serenidad sobresalientes.—-Dios guarde a U d . — B . Montoya.—Al comandante del rejimiento núm. 2 de A r tillería. El c o m a n d a n t e de artillería agrega lo siguiente a c o n tinuación de ese parte: N o debo pasar adelante sin decir una palabra siquiera sobre el j e f e de la batería, c u y o parte acabo de trascribir. Sereno i valeroso, defendió su puesto i m a n t u v o en las horas de peligro alto el espíritu d e sus subordinados. 5 3

1. compañía, de la 2. brigada,.—Campamento de D o lores, N o v i e m b r e 20 de 1 8 7 9 . — S e ñ o r c o m a n d a n t e : D e s p u é s de vencidas las dificultades de trasporte desde Pisagua a este c a m p a m e n t o , tanto en el dia c o m o en toda la n o c h e del dia 18 del presente, de la batería K r u p p 7.05, q u e está a mis inmediatas órdenes, por instrucciones impartidas por V. S. se situó ésta en una p e q u e ñ a altura al pié de los cerros de la E n c a ñ a d a en la p a m p a del Tamarugal. En esta posición se esperó al e n e m i g o , q u e p o c o después se divisó al frente, a p r o x i m á n d o s e a las 3 P. M. al alcance d e nuestros fuegos. d

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Se r o m p i e r o n éstos contra gruesas masas q u e trataban d e avanzar en c o l u m n a s cerradas, t o m a n d o la izquierda d e la línea de operaciones. El e n e m i g o fué d e s h e c h o tres veces i obligado a retroceder unas, i otras a tomar u n a d i r e c c i ó n horizontal a nuestra posición. Se hicieron c o n los cañones 180 disparos i 720 c o n la ametralladora, a pesar de haber p r o c u r a d o c o n s u m i r el m e n o r n ú m e r o de municiones. El resultado de nuestros disparos Y . S. lo p u d o presenciar, por ello m e abstengo de manifestarlo, l i m i t á n d o m e tan solo a decir a V. S. q u e n u n c a se h i z o fuego a m e n o s de 3,000 metros. L a ametralladora estuvo a cargo del alférez d o n Z a c a rías Torreblanca, f u n c i o n a n d o a 1,500 metros i contra líneas de guerrillas que trataron de reforzarse. Las cuatro piezas de que se c o m p o n e la batería estuvieron durante el c o m b a t e bajo la dirección del teniente d o n F e d e r i c o 2. ° W a l t o n , alféreces d o n Jesús María Diaz, d o n C a u p o lican V i l l o t a i e l que suscribe. N o h u b o , señor c o m a n d a n t e , desgracia personal q u e lamentar, a n o ser u n p e q u e ñ o g o l p e de bala que recibió en una pierna el s o l d a d o J o s é Luis Hermosilla. Tres caballos fueron heridos de alguna gravedad. El material h a d a d o pruebas de su escelencia, n o h a b i e n d o sufrido deterioro alguno, i t o d o el personal h a c u m p l i d o c o n su deber. Es c u a n t o tengo q u e p o n e r en su c o n o c i m i e n t o respecto a l o practicado por la batería en el c o m b a t e del 19 del presente. D i o s g u a r d e a Y. S.—Santiago

Frías.

Este c o m a n d a n t e de batería se c o n d u j o c o n serenidad i valor. D e l c e n t r o . — C a m p a m e n t o de D o l o r e s , N o v i e m b r e 20 de 1 8 7 9 . — S e ñ o r c o m a n d a n t e : A n t e a y e r , después de un r e c o n o c i m i e n t o que por orden del Jefe d e Estado Mayor h i c e a tres o cuatro leguas de aquí, encontré la noticia de la a p r o x i m a c i ó n del e n e m i g o c o n fuerzas considerables i c o n ella la orden de m a n d a r artillería c o n una división q u e debia m a r c h a r a su encuentro. D e s p u é s de anochecer, salí c o n la batería rayada de b r o n c e d e a 4 i una sección K r u p p del m i s m o calibre,


CAPITULO S E G U N D O .

a c o m p a ñ a n d o una fuerza c o m o d e 1,-500 h o m b r e s , que a las órdenes del c o r o n e l A m u n á t e g u i , partió de este c a m p a m e n t o . E n Santa Catalina, c o m o 5 millas al Sur, supim o s por dos h o m b r e s q u e t o m a r o n nuestras avanzadas, que el grueso del ejército aliado m a r c h a b a también sobre Dolores por la m i s m a ruta en q u e nos hallábamos. T o m a d a s las providencias del caso, nos dispusimos a resistir; pero el e n e m i g o n o se presentó en toda la n o c h e . A l amanecer, nos retiramos a nuestro c a m p o , persuadidos de que el ejército contrario habia pasado en la n o c h e por nuestro flanco d e r e c h o t o m a n d o otra via. Llegamos a la oficina San Francisco, o c u p a d a por nuestros Cazadores a caballo, i ahí supimos de cierto lo q u e sospechábamos, i s u b i e n d o al cerro de la E n c a ñ a d a , a c u y o pié se halla el establecimiento m e n c i o n a d o , t o m ó posiciones en su cima nuestra división i c o l o q u é en la cresta q u e mas d o m i n a b a el c a m p o e n e m i g o , la batería de b r o n c e , i en el flanco i z quierdo la sección K r u p p , u n p o c o mas avanzada. E n aquella situación q u e d é o c u p a n d o el ala izquierda de toda la línea de batalla, situación q u e mas tarde habia de escitar v i v a m e n t e la codicia del e n e m i g o . Serian c o m o las 7 A . M. del dia 19, i desde esta hora c o m o hasta las 3 P. M. las filas contrarias se o c u p a r o n en tomar posiciones, ajenas, al parecer, de empeñar c o m b a t e en aquel dia, c o n desventaja indudable de nuestra c o n v e niencia de impedir la u n i ó n del ejército del N o r t e c o n el del Sur, que teníamos delante, en el caso de u n m o v i m i e n t o c o m b i n a d o entre a m b o s . A las 3.10, c o n orden c o m p e t e n t e , disparé el primer tiro c o n una pieza K r u p p sobre una c o l u m n a enemiga q u e avanzaba a tomar abrigo en una posición d o m i n a d a por mis fuegos; este primer disparo fué c o m o una señal eléctrica dada a los aliados para r o m p e r los suyos, c o n fuerzas m u i superiores a las nuestras. D o s veces la artillería de m i m a n d o fué atacada por el e n e m i g o , talvez por verla débilmente apoyada, hasta caer asaltantes c o m o a 10 metros d e la b o c a de nuestros cañones, i otras tantas fué rechazado por los artilleros que desplegué en tiradores delante de las piezas, ayudados por alguna fuerza del A t a c a m a que nos a c o m pañó, distinguiéndose entre éstos, por su entusiasmo i ardor, el ayudante d o n Cruz Daniel Ramírez i algunos soldados del C o q u i m b o que también t o m a r o n parte en el segundo asalto. Despejado de enemigos nuestro frente i nuestro flanco, volvimos a las piezas i c o n t i n u a m o s el fuego hasta que se estinguieron los del contrario en toda su línea. Eran c o m o las G.l 5 P. M. La defensa de nuestra batería nos h a costado sensibles bajas q u e ascienden a 30: 7 muertos i 23 heridos, de los 54 h o m b r e s que t o m a r o n parte en el c o m b a t e . La demás fuerza de la batería la m a n t u v e en la reserva i en el c u i dado de las muías, al abrigo de todos los fuegos. Entre los muertos, figura mi ayudante, teniente d o n Diego A . A r g o m e d o , i entre los heridos, el capitán de la batería d o n Pablo Urízar que, batiéndose d e n o d a d a m e n t e , recibió u n a bala en el p e c h o ; el alférez d o n J u a n García V. otra on el brazo izquierdo, i el alférez d o n G u i l l e r m o Nieto, que fué herido l e v e m e n t e en la m u ñ e c a de una mano. Mi corneta de órdenes, A n t o n i o L ó p e z , recibió u n balazo en la cabeza que le causó una grave herida. H u b o también u n soldado de la 1 . de la 1. , J o s é H e r n á n dez, que al desempeñar la c o m i s i ó n de llevar agua a los combatientes, c a y ó del caballo herido en el brazo izquierdo. 03

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Los dos partes adjuntos darán a c o n o c e r a Y . S. la lista nominal de nuestras bajas i los deterioros que h e m o s sufrido en el material i armamento portátil. T u v i m o s dos piezas fuera de c o m b a t e por la violencia del retroceso de las piedras; disparamos 130 proyectiles en las 3 horas q u e duró el c o m b a t e i se agotaron todas las m u n i c i o n e s de carabina, de tal m o d o , q u e nuestros soldados tomaban los rifles de los que caian en la infantería. Los oficiales i tropa h a n llenado d i g n a m e n t e su deber, i puedo asegurar q u e entre aquéllos n o hai uno que n o se

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haya c o n d u c i d o c o n bizarría. L a circunstancia de caer 4 de los 8 q u e ú n i c a m e n t e tenia a mis órdenes, demuestra la serenidad c o n que afrontaron el nutrido fuego del enem i g o . I son, fuera de los heridos y a n o m b r a d o s , el teniente d o n E d u a r d o Sanfuentes, q u e c o m a n d a b a l a . sección K r u p p , i alféreces, d o n Jenaro Freiré, d o n Eraclio A l a m o s i don Guillermo Armstrong. D i o s guarde a V . S.—J. de la C. Salvo. E l valor i lo acertado de las medidas tomadas por este j e f e i m p i d i e r o n q u e la batería de su m a n d o cayera en p o d e r del e n e m i g o . Justo es, pues, q u e haga d e él una especial m e n c i ó n . Las baterías de c a m p a ñ a del capitán Villarreal i de m o n t a ñ a del capitán W o o d , situadas a la derecha de nuestra línea, i m p i d i e r o n la a p r o x i m a c i ó n del e n e m i g o al portezuelo que c o n d u c e a las aguadas de Dolores, sin d u d a alguna, objetivo de aquél por ese costado. N o sucedió así en el ala izquierda por d o n d e el enemig o se acercó bastante, pues a mas del interés de estas aguadas, tenia el paso espedito al N o r t e , una marcha i retirada segura al Este, para tomar el c a m i n o de Tarapacá pasando por la quebrada de d i c h o pueblo o una contram a r c h a sobre P o z o A l m o n t e i demás p u n t o s del departamento. E l e n e m i g o , c o m p r e n d i e n d o m u i bien tales ventajas i la otra m u i principal de dominar las alturas del cerro mas elevado de la Encañada, quiso aprovechar las facilidades de la subida, los accidentes de terreno de nuestros sitios i además las circunstancias de n o haber n i n g ú n cuerpo de infantería q u e las defendiera, sino una batería francesa de m o n t a ñ a c o l o c a d a en la cima. Por felicidad, en este costado i a la izquierda figuraban tres baterías de artillería: la francesa arriba indicada i que V . S. o r d e n ó establecer, la de m o n t a ñ a del m a y o r M o n t o y a i capitán Carvallo, que y o c o l o q u é en la falda de la izquierda d e u n cerro de la m i s m a cadena, i p o r último, la de c a m p a ñ a m a n d a d a por el capitán d o n Santiago Frias, que situé sobre u n p e q u e ñ o m o r r o de c i n c o metros de altura al lado de la línea férrea i que d o m i n a en parte la p a m p a del Tamarugal. L o s fuegos c o m b i n a d o s de estas baterías pudieron, en tres ocasiones, contener mas allá de 3,000 metros de distancia las c o l u m n a s que c o m p o n i a n el grueso del ejército e n e m i g o . E n n i n g ú n m o m e n t o p u d o éste hacer avanzar fuerzas considerables i organizadas hacia nuestras posiciones. Apenas sí lijeras guerrillas ocultas en las sinuosidades del terreno, tras de parapetos de caliche o metidas en fosos, venían a fusilar a los artilleros que n o tenían a su frente fuerza alguna que los apoyara. El rejimiento 3. ° de línea, que defendía nuestros flancos i la retaguardia de la batería del capitán Frias, lo m i s m o que el frente de la batería del capitán Carvallo, i m p i d i ó la a p r o x i m a c i ó n de esas guerrillas al ala izquierda. El señor c o m a n d a n t e Castro, del c u e r p o m e n c i o n a d o , atendiendo m i p e d i d o , m a n d ó a una de sus compañías guerrilleras c o n el o b j e t o de despejar las enemigas, i después el c o m a n d a n t e del Yalparaiso, señor coronel N i ñ o , c o m p r e n d i e n d o lo acertado de esta medida, hizo lo m i s m o c o n t o d o su batallón. D e esta manera, rechazadas las fuerzas que intentaron atacar la batería del señor Salvo c o n el o p o r t u n o ausilio de d o s c o m p a ñ í a s del A t a c a m a i del C o q u i m b o , c o m o está detallado en el parte de ese j e f e , deshechas por el 3. ° las guerrillas de que h e h a b l a d o en c o m p a ñ í a del Yalparaiso, i detenidas a largas distancias por los fuegos de la artillería las gruesas c o l u m n a s del enemigo, éste trató, sin conseguirlo^de organizarse a mas de 5,000 m e tros, q u e d a n d o por consiguiente concluida la batalla. Eran las 5.30 P. M. M u i p o c o tengo que agregar c o n respecto a los p o r m e nores del servicio a lo que dicen los partes de los c o m a n dantes de batería que he tenido el h o n o r de trascribir. L a artillería, señor, estuvo el dia indicado a la altura


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G U E R R A D E L PACIFICO

del prestijio de nuestro ejército. Llenó su misión i tengo el gusto de manifestar a V. S. q u e los señores jefes i oficiales demostraron en ese dia el valor tranquilo e intelij e n t e , tan indispensable para el servicio de este i m p o r t a n t e arte. L o s artilleros sirvientes se c o n d u j e r o n c o m o se c o n d u c e n siempre los soldados de Chile. L a batería de c a m p a ñ a del activo e intelijente capitán Flores, a las órdenes del distinguido m a y o r Fuentes, forzó la marcha cuatro horas consecutivas, salvando las dificultades del terreno para llegar a tomar parte en la acción, lo que consiguió a última hora. Esta batería la d e j é en el c a m i n o el dia anterior o b e d e c i e n d o a órdenes superiores. El c o m a n d a n t e d o n J o s é Manuel N o v o a i su ayudante, el capitán Gallinato, que se habían q u e d a d o en Pisagua por asuntos del servicio, llegaron durante lo mas recio de la batalla: el primero a c o m p a ñ ó al señor Jeneral en Jefe i el s e g u n d o pasó a una de las baterías. M e es doloroso tener que manifestar a V . S. la m u e r t e del teniente d o n D i e g o A . A r g o m e d o , que c a y ó en su puesto d e m o s t r a n d o serenidad i valor incontrastables. Los comandantes de batería, capitanes Carvallo i U r í zar, heridos gravemente, son dos oficiales distinguidos, n o solo por su valor, ilustración i c o n o c i m i e n t o s en el arma, sino también por su carácter i constancia en el trabajo. A m b o s poseen la virtud mas bella que p u e d e tener u n h o m b r e distinguido: la modestia. L a pérdida de estos d o s j ó v e n e s seria inmensa para la artillería d e Chile. E l teniente K ó e l l e r recibió un g o l p e d e bala en la e s palda, i los alféreces N i e t o i García fueron heridos, el primero levemente i el s e g u n d o de alguna gravedad. I n c l u y o la lista de los artilleros muertos i heridos, l o m i s m o que la de m u n i c i o n e s consumidas. D u r a n t e la batalla m e sirvieron de ayudantes el capitán d o n Basilio Dávila i el alférez porta-estandarte d o n Salvador L. de Guevara, manifestándose severos i activos en el d e s e m p e ñ o d e las comisiones que se les e n c o m e n d a b a . T e r m i n o , señor, h a c i e n d o especial r e c o m e n d a c i ó n del c i r u j a n o de este c u e r p o d o n Elias Lillo, q u e subió los cerros c i n c o veces durante la batalla, reeojiendo i p r e s tando ausilio a los heridos, i d i c i e n d o q u e cada u n o d e los oficiales del parque c u m p l i ó perfectamente c o n sus obligaciones. D i o s guarde a V . S. J.

VELAZQUEZ.

Al señor Jeneral en Jefe del ejército.

table término, deja en su sitio que, venturosamente para el Perú, no es de los menos honrosos, el patriotismo, el valor i la honra de nuestros soldados, cruzados en su m a r cha de triunfo i estraviados en uno de los movimientos estratéjicos mas valientes i justos que puede ofrecer la m e moria de las combinaciones militares. L a toma de Pisagua el 2 de N o v i e m b r e , cambió fundamental i violentamente la manera de ser del ejército que defendía I q u i q u e ; le trazó aritmética e improrrogablemente los dias para perecer de hambre, para deber la subsistencia a la victoria o para abrirse, al menos, paso en busca de una comunicación indispensable i por todas partes cerrada, con S. E . el director de la guerra i el resto del pais de que muí pronto iba a quedar aislado. Sin embargo de ser indudablemente esa única la línea de conducta, ni V . S. ni el que suscribe, ni el ejército pensaron adoptarla en nombre de la necesidad; mui al contrario, si se deliberó fué solo para bnscar el camino a las filas contrarias o el l u gar mas conveniente para el sacrificio, que todos aceptaban con alegre resolución. Recuperar Pisagua, en cuyo suelo se profanaba el de la patria, o conservar Iquique ya por solo su título de cuartel jeneral, era lo que debía decidirse; tanto Y . S. c o m o el que suscribe hicieron diferentes consultas a S. E. el capitán jeneral de Bolivia i a su jefe de vanguardia, sin obtener contestación, sin ver llegar de esas filas, ni el aviso ui la combinación, ni el plan que se esperaba. L a marcha estaba mandada, i se emprendió sin recurso a l g u n o , porque aun cuando el Gobierno tiene celebrado con los señores P u c h , G ó m e z i C . un contrato de provisión de carne, en el cnaPse ha pasado sobre lo escesivo del precio en cambio de la seguridad del suministro, se ha visto del todo burlada esa previsión en el momento en que debió lograrse el fruto de ese sacrificio aceptado solo a tal precio; i la provisión que fué regular mientras la residencia en los pueblos la hizo innecesaria, se suspendió en los dias mismos en que debimos confiar en esa seguridad que creíamos deber a la no pequeña retribución del fisco. Salió el ejército, c o m o a Y . S. le consta, casi desnudo, mui p r ó x i m o a quedar descalzo, desabrigado i hambriento, a luchar, antes qne con el enemigo, con la intemperie i el cansancio durante la noche, para evitar en las pampas el sol abrasador, i, en una palabra, con el equipo que al principio de la campaña era ya inaparente para emprenderla, porque ninguno de los pedidos que V . S. i este despacho han reiterado, fué satisfecho en los siete largos meses de estación en Iquique. 5 3

B. S. J . Mas que el parte de la acción de armas que tuvo lugar en el cantón de Santa Catalina el dia 19 del presente, teng o que dar a V . S. cuenta de la situación de las fuerzas i de las diversas cansas que la lian creado, no obstante los esfuerzos de este E . M. J . para evitarla. Como lo que hoi acontece, tiene en los primeros clias de la campaña i en la manera como se la ha dispuesto, una jeneracion que debe buscarse para encontrar sentido a los sucesos ú l t i m o s ; c o m o este parte tiene qne servir de base al juicio del ejército del Sur ante el pais i ante la historia, he creído de mi deber i se ha de servir V. S permitirme abandonar, hasta cierto punto, la fórmula de esta clase de documentos i dar a éste un carácter tan escepcioñal, c o m o lo son los hechos que deben prestarle materia.

Por fin, el 1 8 , sin brigadas, sin elemento alguno de m o vilidad proporcionada al ejército, porque el señor coronel inspector de c a m p o don Manuel Masías se retiró dejando c o m o única huella de su actividad las cenizas de los almacenes de A g u a Santa, emprendimos sobre el enemigo, después de probar en un lijero choque con la primera avanzada chilena que se nos presentó, la entusiasta decisión d é l o s soldados. A l amanecer del dia 19 avistamos los parapetos de San Francisco, artillados i defendidos por lo mejor, sin duda, de las tropas contrarias, que habían hecho de ellos el centro de sus operaciones sobre las oficinas i la línea férrea. Consultando con V . S. las condiciones de nuestra fuerza, convinimos en estudiar la intención i posición de los enemigos, avanzando algunas divisiones i estableciendo la línea hasta dejar dentro de ella el agua, lo que conseguim o s a p o c a costa, posicionáudonos convenientemente i en situación de tomar con seguridad i calma las medidas mas apropiadas, a medida que se desarrollaran los acontecimientos. Este movimiento, ejecutado con una precisión i un orden admirables, puso de nuestra parte todas las ventajas porque habíamos logrado elejir nuestro campamento i la libertad de acción que permite adoptar i seguir un plau.

L a función de armas del 19, presentada aisladamente, seria algo d'e imposible esplicacion, que envolvería en una atmósfera de dudas i sospechas el crédito de la nación i su ejército; pero ese m i s m o suceso, colocado en su propio lugar, iluminado con el ausilio del cuadro entero de la situación a que ha servido de desgraciado pero natural e inevi-

E n ese estado, ordenó V . S. que se le enviaran una división de infantería, un rejimiento de caballería i seis piezas de artillería para unirla a la división de esploracion i a la primera brigada de la primera división del ejército aliado, i que el que suscribe, con el cuerpo de ejército que quedaba a sus órdenes, atacara la posición por el flanco izquierdo,

PARTES OFICIALES ESTADO

M A Y O R

JENERAL

DEL

PERUANOS. EJÉRCITO DEL

SUR.

Tarapacá, Noviembre 23 de 1879.


CAPITULO

mientras lo verificaba V . S. por la derecha. Posteriormente i a instancias mias, se resolvió emplear lo que quedaba de la tarde en dar a la tropa el alimento debido i descanso necesario para emprender un ataque con todas las probabilidades de éxito, i el que suscribe comunicó esta determinación a los jefes superiores, i habló a la tropa que estaba a sus i n m e diatas órdenes, que lo recibió alborozada i entusiasta. L a j o r n a d a habia concluido por ese dia i m e retiraba a dirijir i presenciar el reparto de las raciones, cuando los primeros tiros del cañón enemigo i un vivísimo fuego de fusilería, m e obligaron a regresar a las posiciones avanzadas, en las cuales, sin orden alguna, se habia c o m p r o m e t i d o un verdadero combate. Las colnmnas lijeras de vanguardia, organizadas en dias auteriores, escalaron el cerro fortificado i no tardaron en seguirlas los cuerpos de la división vanguardia; el batallón A y a c n c h o , de la de Esploraeiou i algunas otras fuerzas de la división primera. Ése ataque, visto solo c o m o un esfuerzo del valor, c o m o un fruto de la resolución mas decidida i heroica, honra el valor e ilustra las armas nacionales. Tres veces ganaron nuestros valientes la altura i desalojaron a los artilleros apoderándose de las piezas bajo el fuego de los K r u p p s , d é l a s ametralladoras i de una infantería mui superior, defendida por zanjas i parapetos; pero las fuerzas del ejército aliado, en c o m p l e ta dispersión, sin orden, sin que nada autorizara ese p r o c e dimiento, rompieron un fuego mortífero para nuestros soldados e inútil contra el enemigo. El c a m p o se cubrió de esos soldados fuera de filas que disparaban desde largas distancias, avanzaban a capricho o escojian un lugar para coutinuarquemando sus municiones sin dirección ni o b j e t o ; en cada sinuosidad del terreno, tras de cada montón de caliche i aun entre cada agujero abierto por el trabajo, habia un g r u p o que dirijia sns fuegos sin concierto, sin fruto, i produciendo un ruido que aturdía i una confusión que no tardó en envolverlo todo. V . S. c o m o yo, c o m o todo el personal de nuestras inmediatas d e pendencias tuvo que contraerse a contener ese desborde, i aun cuando yo intenté dirijir la altura, el ataque en que estábamos empeñados, ya que sin plan, con ejemplar d e nuedo, euseñaba al enemigo a respetar nuestra bandera, qne se enseñoreaba de sus parapetos; pero tuve que abandonar también ese empeño a ruego de los soldados heridos por la espalda mientras combatían denodadamente. Mientras tanto, sordos a la corneta, indóciles al ruego, a la amenaza, a la exhortación- i a todo, los soldados b o l i vianos sin jefes, continuaban su obra con la precipitación i frenesí propio de quien no tiene otro objeto qne hacer i n contenible el desorden. La conducta de las divisiones bolivianas, que hicieron irreparable la primera imprudencia, que nos improvisaron un campo de batalla inesperado i mas digno de atención que el del enemigo, plan inicuo preparado desde la introducción en nuestras tropas de ciertos h o m b r e s qne han necesitado infamar a su pais para hacer snrjir sus aspiraciones personales, en medio de la ofuscación que debe producir en los espíritus un desastre lejano i cu}'0 colorido d e p e n derá de la intención con que se lo presenten sns mismos autores. A m b i c i o n e s que han llegado al paroxismo i que nada respetan, se dieron cita en el mismo c a m p o de batalla para exhibir ante su patria, c o m o obra de la mala dirección del ilnstre Presidente de la R e p ú b l i c a aliada, lo que no ha sido sino su propia obra: el valor, el patriotismo mismo de esos soldados les han servido de elementos de seducción i, contando con ellos, es que se ha preparado i consumado el descrédito de la propia patria, i una infidencia sin nombre a la alianza que, con tan noble i abnegado celo, representa i consolida con sus virtudes cívicas el capitán jeneral de ese ejército que hemos visto tan fuera de su centro e impulsado a la fuga en nombre de los intereses del pais que tan alevosamente se han falsificado. Es triste consignar tan deplorable estravío; pero debe coustar qne no hemos emprendido una retirada ante las fuerzas chilenas, incapaces de abandonar sus parapetos i reducidas a la actitud mas estrictamente defensiva, sino

SECUNDO.

143

que vimos snrjir la desmoralización en nuestras filas i h e m o s sido víctimas del g o l p e acertado por la perfidia contra dos naciones i contra un principio de trascendencia c o n t i nental, a favor de la confianza de nuestros campamentos. Nuestra artillería, que desde el priucipio se distinguió por su acierto, contuvo la tentativa de ataque de los chilenos en los últimos momentos. Cerró, al fin, la noche i el ejército peruano, moral, unido i dispuesto con igual ardor a los combates, se encontró con el incalificable abandono de la división de caballería qne se retiró en masa del campo de batalla, sin tomar parte en la acción, sin qne hasta ahora se conozca el lugar a donde se ha dirijido, ni los motivos de esa fuga que mutiló un ejército i favoreció la dispersión del otro, dando un funesto ejemplo a todos i manchando el l u s tre de nuestras armas, que habian brillado imponentes sobre las fortificaciones enemigas. L a postración propia de tan penosa jornada después de tres dias de sed, de vijilia, hambre, i mas que ella la p e r s pectiva de la falta absoluta de recursos, porque hasta el agua exijiria encarnizados i estériles combates, nos o b l i g a ron a coordinar un cambio de posición, donde sin esos inconvenientes se preparara el verdadero combate, conforme al plan que cruzaron la deslealtad i la impaciencia. Se acordó pues dirijir la marcha a Tiliviche, satisfacer allí las necesidades de la tropa que todo aseguraba; pero el guia jeneral del ejército, José Cavero, perdió su bestia, muerta en el combate, i aquéllos a quienes tuvimos que confiarnos i la densa niebla, nos estraviarou haciéndonos jirar en un círculo vicioso que nos condujo seis veces al frente del campamento enemigo, sin ninguna hostilidad de parte de é l ; teniendo por último que llegar a esta capital, después de dos penosísimas marchas. Fué en la primera jornada donde tuvo lugar la pérdida de la artillería, i el comandante jeneral del arma la esplica en estos términos: "Creyéndose abandonados los artilleros i espuestos a caer de un m o m e n t o a otro en m a nos del enemigo, que podría llegar por la línea férrea, m u i inmediatos de la cual estábamos, resolvieron inutilizar el material, clavando las piezas, destrozando las ruedas i cajas de munición i retirando, en fin, las malas que pudieron q u e dar en pié después de dejar su carga: de todo esto solo tuve conocimiento horas después, en que reuniéndose a mí el comandante de la brigada, mayor Pueutej me informé de lo ocurrido." E n acápites anteriores decía el m i s m o comandante j e n e ral preveyeudo lo qne sucedía mas tarde. " E n ese estado de indecisiones resolví volver a mi campo donde dispuse lo necesario para dormir allí, i creyendo alguu asalto nocturno, ordené al mayor, comandante de la brigada, hiciera alistar punsones i harponados para que, en caso inevitable, clavaran las piezas i continuara la defensa con los m o s qnetones, parapetados en el carrizal mas inmediato a retaguardia." La desaparición total del ejército boliviano i la existencia del nuestro, sin mas que las pérdidas del combate, horroroso testimonio de nuestro valor, i las muí pocas producidas por la fatiga, garantizan la moralidad i abnegación probada de nuestras tropas en el peligro. Los partes divisionarios que completan éste, darán a V . S. mas detallado conocimiento d é l a s operaciones de cada cuerpo, i las relaciones que les sirven de anexos perpetúan la conducta de los que faltaron a su deber, abandonando las filas, i reclaman el castigo que merece esta traición, primero a la patria, después al ejército de que forman parte. Sírvase V . S. dar a este oficio el jiro correspondiente: por mi parte solo debo agregar que con escepcion de los anotados cu la lista de faltas, los señores jefes i oficiales de este E . M. J . del ejército, i la tropa del Perú, han c u m plido patrióticamente su deber, mereciendo especial m e n ción el jefe de la sección de estadística don Enlejió Seguin, que sin pertenecer al ejército me ha servido de avadante, recorriendo la línea con notable valor, contribuyendo a los esfuerzos comunes para reorganizar la fuerza aliada que se desbordaba. V . S. ha podido apreciar por sí mismo l a c ó n -


GUERRA

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DEL

del prestijio de nuestro ejército. Llenó su m i s i ó n i tengo el gusto de manifestar a V. S. q u e los señores jefes i oficiales demostraron en ese dia el valor tranquilo e intelij e n t e , tan indispensable para el servicio de este importante arte. Los artilleros sirvientes se c o n d u j e r o n c o m o se c o n d u c e n siempre los soldados de Chile. L a batería de c a m p a ñ a del activo e intelijente capitán Flores, a las órdenes del distinguido m a y o r Fuentes, forzó la marcha cuatro horas consecutivas, salvando las dificultades del terreno para llegar a tomar parte en la acción, lo que consiguió a última hora. Esta batería la d e j é en el c a m i n o el dia anterior o b e d e c i e n d o a órdenes superiores. El c o m a n d a n t e d o n José Manuel N o v o a i su ayudante, el capitán Gallinato, que se habían q u e d a d o en Pisagua por asuntos del servicio, llegaron durante lo mas recio de la batalla: el primero a c o m p a ñ ó al señor Jeneral en Jefe i el segundo pasó a una de las baterías. M e es doloroso tener que manifestar a V . S. la m u e r t e del teniente d o n D i e g o A . A r g o m e d o , que c a y ó en su puesto d e m o s t r a n d o serenidad i valor incontrastables. Los comandantes de batería, capitanes Carvallo i U r í zar, heridos gravemente, son d o s oficiales distinguidos, n o solo por su valor, ilustración i c o n o c i m i e n t o s en el arma, sino también por su carácter i constancia en el trabajo. A m b o s poseen la virtud mas bella q u e p u e d e tener u n h o m b r e distinguido: la modestia. L a pérdida de estos d o s j ó v e n e s seria inmensa para la artillería d e Chile. E l teniente K o e l l e r recibió u n g o l p e de bala en la espalda, i los alféreces N i e t o i García fueron heridos, el primero levemente i el segundo de alguna gravedad. I n c l u y o la lista de los artilleros m u e r t o s i heridos, lo m i s m o que la de m u n i c i o n e s consumidas. D u r a n t e la batalla m e sirvieron de ayudantes el capitán d o n Basilio Dávila i el alférez porta-estandarte d o n Salv a d o r L. de Guevara, manifestándose severos i activos en el d e s e m p e ñ o de las comisiones que se les e n c o m e n d a b a . T e r m i n o , señor, h a c i e n d o especial r e c o m e n d a c i ó n del c i r u j a n o d e este c u e r p o d o n Elias Lillo, q u e subió los cerros c i n c o veces durante la batalla, r e c o j i e n d o i p r e s tando ausilio a los heridos, i d i c i e n d o q u e cada u n o d e los oficiales del parque c u m p l i ó perfectamente c o n sus obligaciones. D i o s guarde a V . S. J.

VELAZQÜEZ.

Al señor Jeneral en Jefe del ejército.

PACIFICO

table término, deja en su sitio que, venturosamente para el Perú, no es de los menos honrosos, el patriotismo, el valor i la honra de nuestros soldados, cruzados en su m a r cha de triunfo i estraviados en uno de los movimientos estratéjicos mas valientes i justos que puede ofrecer la rhemoria de las combinaciones militares. L a toma de Pisagua el 2 de N o v i e m b r e , cambió fundamental i violentamente la manera de ser del ejército que defendia I q u i q u e ; le trazó aritmética e improrrogablemente los dias para perecer de hambre, para deber la subsistencia a la victoria o para abrirse, al menos, paso en busca de una comunicación indispensable i por todas partes cerrada, con S. E. el director de la guerra i el resto del pais de que mui pronto iba a quedar aislado. Sin embargo de ser indudablemente esa única la línea de conducta, ni V . S. ni el que suscribe, ni el ejército pensaron adoptarla en nombre de la necesidací; muí al contrario, si se deliberó fué solo para buscar el camino a las filas contrarias o el l u gar mas conveniente para el sacrificio, que todos aceptaban con alegre resolución. Recuperar Pisagua, en cuyo suelo se profanaba el de la patria, o conservar Iquique ya por solo su título de cuartel jeneral, era lo que debía decidirse; tanto V . S. c o m o el que suscribe hicieron diferentes consultas a S. E. el capitán jeneral de Bolivia i a su jefe de vanguardia, sin obtener contestación, sin ver llegar de esas filas, ni el aviso ni la combinación, ni el plan que se esperaba. L a marcha estaba mandada, i se emprendió sin recurso a l g u n o , porque aun cuando el Gobierno tiene celebrado con los señores P u c h , G ó m e z i C . un contrato de provisión de carne, en el cnabse ha pasado sobre lo escesivo del precio en cambio de la seguridad del suministro, se ha visto del todo burlada esa previsión en el m o m e n t o en que debió lograrse el fruto de ese sacrificio aceptado solo a tal precio; i la provisión que fué regular mientras la residencia eu los pueblos la hizo innecesaria, se suspendió en los dias mismos en que debimos confiar en esa seguridad que creiamos deber a la no pequeña retribución del fisco. Salió el ejército, como a V . S. le consta, casi desnudo, mui p r ó x i m o a quedar descalzo, desabrigado i hambriento, a luchar, antes que con el enemigo, con la intemperie i el cansancio durante la noche, para evitar en las pampas el sol abrasador, i, en una palabra, con el equipo que al principio de la campiaña era ya inaparente para emprenderla, porque ninguno de los pedidos que V . S. i este despacho han reiterado, fué satisfecho en los siete largos meses de estación eu Iquique. 5 3

Tarapacá, Noviembre 23 de 1879. B. S. J . Mas que el parte de la acción de armas que tuvo lugar en el cantón de Santa Catalina el dia 19 del presente, teng o que dar a V . S. cuenta de la situación de las fuerzas i de las diversas causas que la lian creado, no obstante los esfuerzos de este E . M. J . para evitarla. Como lo que hoi acontece, tiene en los primeros dias de la campaña i en la manera c o m o se la ha dispuesto, una jeneracion que debe buscarse para encontrar sentido a los sucesos ú l t i m o s ; c o m o este parte tiene que servir de base al juicio del ejército del Sur ante el pais i ante la historia, he creido de mi deber i se ha de servir V. S permitirme abandonar, hasta cierto punto, la fórmula de esta clase de documentos i dar a éste un carácter tan escepcioiial, c o m o lo son los hechos que deben prestarle materia.

P o r fin, el 18, sin brigadas, sin elemento alguno de m o vilidad proporcionada al ejército, porque el señor coronel inspector de c a m p o don Manuel Masías se retiró dejando c o m o única huella de su actividad las cenizas de los a l m a cenes de A g u a Santa, emprendimos sobre el enemigo, después de probar en un lijero choque con la primera avanzada chilena que se nos presentó, la entusiasta decisión de los soldados. A l amanecer del dia 19 avistamos los parapetos de San Francisco, artillados i defendidos por lo mejor, sin duda, de las tropas contrarias, que habiau hecho de ellos el centro de sus operaciones sobre las oficinas i la línea férrea. Consultando con V . S. las condiciones de nuestra fuerza, convinimos en estudiar la intención i posición de los euemigos, avanzando algunas divisiones i estableciendo la línea hasta dejar dentro de ella el agua, lo que conseguimos a poca costa, posiciónáudonos convenientemente i en situación de tomar con seguridad i calma las medidas mas apropiadas, a medida que se desarrollaran los acontecimientos. Este movimiento, ejecutado con una precisión i un orden admirables, puso de nuestra parte todas las ventajas porque habíamos logrado elejir nuestro campamento i la libertad de acción que permite adoptar i seguir un plan.

L a función de armas del 19, presentada aisladamente, seria algo d'e imposible esplicacion, que envolvería en una atmósfera de dudas i sospechas el crédito de la nación i su ejército; pero ese m i s m o suceso, colocado en su propio lugar, iluminado con'el ausilio del cuadro entero de la situación a que ha servido de desgraciado pero natural e inevi-

E n ese estado, ordenó V . S. que se le enviaran una división de infantería, un rejimiento de caballería i seis piezas de artillería para unirla a la división de esploracion i a la primera brigada de la primera división del ejército aliado, i que el que suscribe, con el cuerpo de ejército que quedaba a sus órdenes, atacara la posición por el flanco izquierdo,

PARTES OFICIALES ESTADO

M A Y O R

JENERAL

DEL

PERUANOS. EJÉRCITO DEL

SUR.


CAPITULO

mientras lo verificaba V . S. por la derecha. Posteriormente i a instancias mias, se resolvió emplear lo que quedaba de la tarde en dar a la tropa el alimento debido i descanso necesario para emprender un ataque con todas las probabilidades de éxito, i el que suscribe comunicó esta determinación a los jefes superiores, i habló a la tropa que estaba a sus i n m e diatas órdenes, que lo recibió alborozada i entusiasta. La jornada habia concluido por ese dia i me retiraba a dirijir i presenciar el reparto de las raciones, cuando los primeros tiros del cañón enemigo i un vivísimo fuego de fusilería, m e obligaron a regresar a las posiciones avanzadas, en las cuales, sin orden alguna, se habia comprometido mi verdadero combate. Las columnas lijeras de vanguardia, organizadas en dias anteriores, escalaron el cerro fortificado i no tardaron en seguirlas los cuerpos de la división vanguardia; el batallón A y a c u c h o , de la de Esploraciou i algunas otras fuerzas de la división primera. Ese ataque, visto solo c o m o un esfuerzo del valor, c o m o un fruto de la resolución mas decidida i heroica, honra el valor e ilustra las armas nacionales. Tres veces ganaron nuestros valientes la altura i desalojaron a los artilleros apoderándose de las piezas bajo el fuego de los K r u p p s , d é l a s ametralladoras i de una infantería mni superior, defendida por zanjas i parapetos; pero las fuerzas del ejército aliado, en c o m p l e ta dispersión, sin orden, sin que nada autorizara ese procedimiento, rompieron un fuego mortífero para nuestros soldados e inútil contra el enemigo. El c a m p o se cubrió de esos soldados fuera de filas que disparaban desde largas distancias, avanzaban a capricho o escojian un lugar para continuar quemando sus municiones sin dirección ni o b j e t o ; en cada sinuosidad del terreno, tras de cada montón de caliche i aun entre cada agujero abierto por el trabajo, habia un g r u p o que dirijia sus fuegos sin concierto, sin fruto, i produciendo un ruido que aturdía i una confusión que no tardó en envolverlo todo. V . S. c o m o yo, c o m o todo el personal de nuestras inmediatas d e pendencias tuvo que contraerse a contener ese desborde, i aun cuando yo intenté dirijir la altura, el ataque en qne estábamos empeñados, ya que sin plan, con ejemplar d e nuedo, enseñaba al e n e m i g o a respetar nuestra bandera, qne se enseñoreaba de sus parapetos; pero tuve que abandonar también ese empeño a ruego de los soldados heridos por la espalda mientras combatían denodadamente. Mientras tanto, sordos a la corneta, indóciles al ruego, a la amenaza, a la exhortación- i a todo, los soldados b o l i vianos sin jefes, continuaban su obra con la precipitación i frenesí propio cíe quien no tiene otro objeto qne hacer i n contenible el desorden.

SECUNDO.

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que vimos snrjir la desmoralización en nuestras filas i h e m o s sido víctimas del golpe acertado por la perfidia contra dos naciones i contra un principio de trascendencia c o n t i nental, a favor de la confianza de nuestros campamentos. Nuestra artillería, que desde el priucipio se distinguió por su acierto, contuvo la tentativa de ataque de los chilenos en los últimos momentos. Cerró, al fin, la noche i el ejército peruano, moral, unido i dispuesto con igual ardor a los combates, se encontró con el incalificable abandono de la división de caballería qne se retiró en masa del c a m p o de batalla, sin tomar parte en la acción, sin que hasta ahora se conozca el lugar a donde se ha dirijido, ni los motivos de esa fuga que mutiló un ejército i favoreció la dispersión del otro, dáñelo un funesto ejemplo a todos i manchando el l u s tre de nuestras armas, que habían brillado imponentes sobre las fortificaciones enemigas. L a postración propia de tan penosa jornada después de tres dias de sed, de vijilia, hambre, i mas qne ella la p e r s pectiva de la falta absoluta de recursos, porque hasta el agua exijiria encarnizados i estériles combates, nos o b l i g a ron a coordinar un cambio de posición, donde sin esos i n convenientes se preparara el verdadero combate, conforme al plan que cruzaron la deslealtatl i la impaciencia. Se acordó pues dirijir la marcha a Tiliviche, satisfacer allí las necesidades de la tropa qne todo aseguraba; pero el guia jeneral del ejército, José Cavero, perdió su bestia, muerta en el combate, i aquéllos a quienes tuvimos que confiarnos i la densa niebla, nos estraviaron haciéndonos jirar en un círculo vicioso que nos condujo seis veces al frente del campamento enemigo, sin ninguna hostilidad de parte de é l ; teniendo por último que llegar a esta capital, después de cíos penosísimas marchas. Fué en la primera jornada donde tuvo lugar la pérdida de la artillería, i el comandante jeneral del arma la esplica en estos términos: "Creyéndose abandonados los artilleros i espuestos a caer de un m o m e n t o a otro en m a nos del enemigo, que podría llegar por la línea férrea, mni inmediatos de la cual estábamos, resolvieron inutilizar el material, clavando las piezas, destrozando las ruedas i cajas de munición i retirando, en fin, las muías que pudieron q u e dar en pié después de dejar su carga: de todo esto solo tuve conocimiento horas después, en que reuniéndose a mí el comandante de la brigada, mayor PueuteJ me informé de lo ocurrido."

E n acápites anteriores decia el m i s m o comandante j e n e ral preveyeudo lo que sucedía mas tarde. " E n ese estado de indecisiones resolví volver a mi c a m p o donde dispuse lo necesario para dormir allí, i creyendo alguu asalto nocturno, ordené al mayor, comandante de la brigada, hiciera alistar punsones i harponados para que, en caso inevitable, La conducta de las divisiones bolivianas, que hicieron clavaran las piezas i continuara la defensa con los m o s irreparable la primera imprudencia, qne nos improvisaron qnetones, parapetados en el carrizal mas inmediato a retaun campo de batalla inesperado i mas digno de atención guardia." que el del enemigo, plan inicuo preparado desde la introducción en nuestras tropas de ciertos h o m b r e s que han neLa desaparición total del ejército boliviano i la existencia cesitado infamar a su pais para hacer snrjir sns aspiraciodel nuestro, sin mas que las pérdidas del combate, horrones personales, en medio de la ofuscación que debe producir roso testimonio de nuestro valor, i las mui pocas producidas en los espíritus un desastre lejano i cuyo colorido depen- por la fatiga, garantizan la moralidad i abnegación probada derá de la intención con que se lo presenten sus mismos de nuestras tropas en el peligro. autores. A m b i c i o n e s que han llegado al paroxismo i que Los partes divisionarios que completan éste, darán a nada respetan, se dieron cita en el m i s m o campo de bata- V . S. mas detallado conocimiento d é l a s operaciones de cada lla para exhibir ante su patria, c o m o obra de la mala d i - cuerpo, i las relaciones que les sirven de anexos perpetúan rección del ilustre Presidente de la R e p ú b l i c a aliada, lo la conducta de los que faltaron a su deber, abandonando qne no ha sido sino su propia obra: el valor, el patriotismo las filas, i reclaman el castigo que merece esta traición, mismo de esos soldados les han servido de elementos de primero a la patria, después al ejército de que forman seducción i, contando con ellos, es qne se ha preparado i parte. consumado el descrédito de la propia patria, i una infidencia Sírvase V . S. dar a este oficio el jiro correspondiente: sin nombre a la alianza que, con tan noble i abnegado celo, por mi parte solo debo agregar que con escepcion de los representa i consolida con sus virtudes cívicas el capitán anotados en la lista de faltas, los señores jefes i oficiales jeneral de ese ejército que hemos visto tan fuera de su de este E . M. J . del ejército, i la tropa del Perú, han c u m centro e impulsado a la fuga en nombre de los intereses plido patrióticamente su deber, mereciendo especial m e n del pais que tan alevosamente se han falsificado. ción el jefe de la sección de estadística don Enlejió Seguin, qne sin pertenecer al ejército me ha servido de ayudante, Es triste consignar tan deplorable estravío; pero debe constar que no hemos emprendido una retirada ante las j recorriendo la línea con notable valor, contribuyendo a los fuerzas chilenas, incapaces de abandonar sns parapetos i ; esfuerzos comunes para reorganizar la fuerza aliada que se reducidas a la actitud mas estrictamente defensiva, sino j desbordaba. V . S. ha podido apreciar por sí mismo la c o n -


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GUERRA

D E L PACIFICO.

dncta de las divisiones, pero no pnedo menos de hacer especial mención de la 2 . i 3. del ejército, que n o m bradas de reserva mantuvieron ese puesto con ejemplar serenidad i disciplina verdaderamente militar en medio del fuego enemigo, sin ceder ni a la exaltación natural que produce el peligro i la efervecencia del combate. Las relaciones de muertos i heridos, son desde luego incompletas por el desorden de la ocasión i por las cansas a que puede atribuirse la desaparición de algunos de los que aun no se incorporan. Dios guarde a V. S . 03

03

BELISARIO

RELACIÓN

SUAREZ.

D E MUERTOS I HERIDOS.

Batallón

Lima núm. 8.

Muertos: subteniente, don Mariano Araujo P a l m a i 46 individuos de tropa. H e r i d o s : sarjento mayor graduado, don José V . V i llarán. Teniente, don Pedro J . Delgado. Soldados: G u i l l e r m o R e i n o s o i R o d o l f o G ó m e z . E n la ambulancia: teniente don Enjenio Galindo. Sarjentos: 1. ° Valentín Carteló i 2. ° R a m ó n Morales Bermudez. S o l d a d o s : Rafael de la V e g a , Juau A y u l o i José M . Paredes. Batallón núm. 6. Muertos: capitán graduado, don José Á l f a r o ; id. id. don Manuel Prieto. Subteniente, don Bernardo Godoi. H e r i d o s : coronel graduado, don Rafael R . de Arellano. Teniente coronel, don Mariano Torre. Sarjeuto mayor graduado, don José Flores. Capitán, don Simón M e d i n a ; id. graduado, don D o m i n go Rivero. COMANDANCIA JENERAL DE LA DIVISIÓN DE

VANGUARDIA.

Tarapacci, Noviembre 24 de 1879. Señor coronel: E l e v o a V . S. orijinales los partes que pasan los jefes de los batallones, P u n o n ú m . 6 i L i m a n ú m . 8, pertenecientes a la división de m i mando, sobre el combate habido con las fuerzas chilenas el dia 19 del presente en el cerro de San Francisco. P o r ellos se impondrá V . S. que los cuerpos de m i dependencia cumplieron su obligación con la enerjía i patriotismo que era de esperarse, i que si los e s fuerzos que se hicieron para batir al enemigo no tuvieron un feliz éxito, es debido, no a la falta de decisión i entereza que desplegaron dichos cnerpos, sino a cansas ajenas a su voluntad i que son conocidas por el ejército entero. Dios guarde a V . S. JUSTO PASTOR

DÁVILA.

adelantamos diagonalmente dando frente a las posiciones contrarias, hicimos alto i después de desplegar en batalla ambos cuerpos, se ordenó formáramos en columnas de ataque ocupando el centro de ambos una batería de artillería. E n este estado permanecimos hasta las 12 M . en que se procedió a dar agua a la tropa. A las 2 P . M . , próximamente, recibimos orden de alistarnos para atacar, i 30 minutos después emprendimos la marcha sobre el flanco derecho hasta establecernos a retaguardia de los ripios de la oficina Saca si Puedes. Permanecimos una media hora i volvimos a marchar por el mismo costado, flanqueando la derecha del enemigo hasta colocarnos frente a éste en batalla; eran las 3.20 P . M . cuando se hizo el primer disparo de cañón sobre nuestra fuerza, p r e sentándose en este m o m e n t o una división boliviana por nuestra retaguardia, rompiendo sus fuegos sobre nosotros. Se logró hacerlos cesar, i habiéndose presentado el teniente coronel Cornejo a comunicar la orden de que se atacara protejiendo dos guerrillas que faldeaban el cerro, marcham o s siempre por el flanco d e r e c h o , l l e v a n d o la 1. compañía en línea hasta establecernos a vanguardia de un p o z o de a g u a ; hicimos alto i la 1. compañía ocupó su puesto en batalla, permaneciendo en su lugar descanso. 0 5

rt

Trascurridos 15 minutos recibimos orden de atacar i t o mar las posiciones enemigas por ese flanco, l o q u e ejecutam o s en batalla i con armas a discreción hasta la media falda del cerro, lugar en el cual rompieron los fuegos. El ataque fué tan impetuoso c o m o lo reqnerian las c i r cunstacias, i merced a esto logramos avanzar hasta apagar los fuegos del enemigo por esa parte i rechazarlo hasta su segundo atrincheramiento, siendo la ascensión m u í dificultosa por la elevación del cerro, su terreno arcilloso i la hora inconveniente por el escesivo calor i p o l v o ; mas c o m o ellos tuvieran en la planicie 6,000 hombres poco m a s o menos, renovaron su defensa, ocasionándonos gran número de bajas. E l fuego enemigo por una parte, el del ejército boliviano por retaguardia i el de guerrillas de la primera división del P e n i , que converjian sobre el sitio que ocupábamos, dio lugar a nuevas bajas i al rechazo que desgraciadamente lamentamos. A d e m á s nos encontrábamos faltos de municiones i sin protección de fuerzas; no obstante, habíamos logrado tomar una pieza de artillería i parte del rancho preparado para ellos, no habiendo podido sacar el cañón porque se hallaba asegurado con cadenas; sin e m b a r g o de lo ocurrido, el resto de la fuerza, en número de 80 hombres p r ó x i m a m e n te, se reconcentró a nuestras antiguas posiciones i nos preparamos para un nuevo ataque. A n t e s de terminar, me es altamente satisfactorio recomendar el heroico comportamiento de los señores jefes, oficiales i tropa del batallón. Por relación separada menciono a los señores jefes i oficiales muertos i heridos en el combate, no pndiendo hacer lo m i s m o con los individuos de tropa por carecer de datos fidedignos; pero estimo en 150 las bajas. Dios guarde a V . S. MANUEL

ISAAC

CHAMORRO.

Al señor coronel Jefe de Estado Mayor Jeneral del ejército del Sur. Al señor teniente coronel Jefe de Estado Mayor de la División de Vanguardia. C O M A N D A N C I A D E L B A T A L L Ó N P U N O N Ú M . 6.

Señor teniente c o r o n e l : Tengo el honor de poner en su conocimiento, para que llegue al del señor coronel comandante jeneral de la división, lo ocurrido durante el combate que tuvo lugar el 19 del corriente contra las fuerzas chilenas. A las 5 A . M . del dia indicado llegamos a avistarnos con el enemigo i formé la división en columnas cerradas frente al cerro San Francisco, campamento chileno. E n este m o m e n t o se ordenó alistarnos para el ataque, i una v e z espeditos, avanzamos en la misma formación unos cien metros a vanguardia; c o m o a las 6 P . M . ordenó el s e ñor comandante jeneral que el batallón L i m a ocupara el flanco izquierdo de nuestra columna, en cuya disposición

C O M A N D A N C I A D E L B A T A L L Ó N L I M A N Ú M . 8.

Aguada

de Ramírez,

Noviembre

20 de 1879.

Señor teniente coronel: - Tengo el honor de poner en conocimiento de U d . los hechos realizados en el combate que tuvo lugar ayer contra las fuerzas chilenas que guarnecían el cerro denominado San Francisco, i en el cual le tocó combatir al cuerpo que está a mis órdenes. A las 2.15 P. M . recibí orden verbal del señor coronel comandante jeneral de la división para marchar en disposición de combate i colocarme al costado derecho de la oficina Saca si Puedes, orden que cumplí inmediatamente formando en columna cerrada a retaguardia del batallón


CAPITULO

SEGUNDO.

145

Puno núm. 6; media hora después avanzamos en c o l u m na conducidos p o r el m i s m o señor comandante jeneral en el orden siguiente: la 1. i 2. * compañías al mando del teniente coronel don Mariano Perea, la 3. i 4. al del teniente graduado don Juan C. Vizcarra, la 5. * i 6. * con el sárjente mayor don Feliciano Salguero, i la 7. c o m p a ñía, formada por las altas recibidas del batallón Puquina, al mando del ayudante mayor, capitán don Manuel A s a n za; marchando en esta disposición hasta q u e , colocados a menos de tiro de fusil del citado cerro, se mandó desplegar en batalla i se m e dio la orden de atacar, continuando de frente hasta coronar la cima, tomando el costado izquierdo de la loma que conduce al morro.

los alumnos de la escuela de clases, jóvenes de 12 a 18 años de edad casi en su mayor parte, se han exhibido ante dos ejércitos, dando muestras de valor i audacia a toda prueba, sacrificando su vida con toda la fe que el patriotismo inspira para recibir, en lugar de una victoria, la mas amarga decepción. Sírvase U d . poner el presente parte en conocimiento del señor coronel Comandante Jeneral de la división para que se sirva darle el jiro que estime conveniente. Dios guarde a U d .

E l enemigo rompió sus fuegos de artillería i el batallón, conforme a Tas instrucciones recibidas, continuó su marcha en batalla hasta que, pasando la falda del cerro, principió su ascensión, desfilando las compañías por el flanco i recibiendo el fuego enemigo sin contestarlo, con el arma a discreción, hasta mas de dos tercios de distancia que nos separaba d é l a fortaleza e n e m i g a ; a esa altura se rompió el fuego, ganando siempre terreno con rapidez hasta colocarnos al nivel tle la columna lijera de vanguardia, compuesta de una compañía del batallón Zepita i otra del H l i m a n i ; con esta fuerza i en unión del batallón Pniio se logró en pocos momentos desalojarlos de sus parapetos i que abandonasen los dos cañones que nos ofendían por ese costado, i que no obstante de haberse intentado por algunos soldados hacerlos virar para nuestra defensa, fué imposible ejecutarlo por hallarse firmemente asegurados en tierra.

XY.

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d

E n este momento se acercó a m í el señor coronel Jefe de Estado Mayor Jeneral i le hice presente lo urjente que era reemplazar con tropas de refresco a las que combatian en ese instante; entonces m e ordenó fuese en persona a comunicar la orden de que avanzase la segunda división; pero habiéndole contestado que no era posible desamparar mi batallón en esas circunstancias, resolvió ir en persona a impartir sus órdenes. Mientras esto sucedía, fuerzas superiores del enemigo lograban rechazar a las nuestras i recobrar nuevamente sus posiciones; pero repelidos inmediatamente, se vieron precisados a desocuparlas. Tres veces consecutivas trató el enemigo de disputarnos el terreno, i otras tantas fué rechazado, hasta que, agotadas las municiones, causada la tropa por lo rudo del c o m bate que sostenía, diezmada por el nutrido fuego, sin esperanza de recibir refuerzo alguno del resto del ejército que permanecía de mero espectador del combate, i, finalmente, sufriendo el fuego incesante que nos hacia el ejército boliviano, causándonos mayor número de bajas que las que hacia el ejército enemigo, infundió, c o m o era lójico esperarse, el desaliento i desorden en nuestras filas, que se veian asesinadas a mansalva por los fuegos de amigos i enemigos. E s t o era una torpe dirección o un error, pero un error fatal i que debía traer por consecuencia natural un descalabro.

REMIJIO

MORALES

BERMUDEZ.

Al señor teniente coronel Jefe de Estado Mayor de la división Vanguardia.

Versión chilena del combate de San Francisco. (Correspondencia a E L MERCURIO. )

FRAGMENTOS.

De Iquique

al Sur, a bordo del Loa,, noviembre

25 de 1879.

A p e n a s tomaron posesión d e Pisagua nuestras tropas después d e l glorioso c o m b a t e d e l 2 d e l presente, c o m e n zaron a m o v e r s e hacia el interior c o n el o b j e t o d e p o s e sionarse d e las aguadas i d e la línea d e l ferrocarril. El 5 se apoderaron de S a n R o b e r t o , i al dia siguiente entraba a Dolores una división c o m p u e s t a d e los regimientos 3. ° i 4. ° d e línea, batallones Naval i Valparaíso, una batería d e artillería d e m o n t a ñ a i una c o m p a ñ í a d e Cazadores a caballo. El m i s m o dia llegaban a Jermania nuestras avanzadas de caballería, i desde ese m o m e n t o podia decirse que d o m i n á b a m o s por c o m p l e t o toda la línea d e l ferrocarril d e Pisagua a A g u a Santa i Negreiros. A l m i s m o t i e m p o se enviaban destacamentos esploradores en dirección al N o r t e a r e c o n o c e r el c a m i n o de T i liviche, porque, según noticias llegadas d e Arica, el j e n e ral Daza, quizá d e concierto c o n las tropas d e l Sur, había principiado a m o v e r desde Arica u n a división de n o m b r e s en dirección a nuestras posiciones del interior de Pisagua. Los r e c o n o c i m i e n t o s d e nuestra caballería llegaron p o r el N o r t e hasta Tana, p u n t o situado en la quebrada d e Camina, por d o n d e pasa el camino d e A r i c a a Pisagua, i hasta el 17 d e l presente n o se descubrió p o r allí n i n g u n a p a r t i d a d e l ejército enemigo.

4,500

Por diversos i seguros c o n d u c t o s se recibía, sin e m b a r go, la noticia de que el e n e m i g o avanzaba hacia el Norte, d e j a n d o en I q u i q u e una escasa g u a r n i c i ó n d e milicianos, i hasta retirando d'e los puertos d e l Sur las guarniciones que los defendían. Daza, por su parte, se p o n í a en marcha hacia el Sur, i era indudable que este m o v i m i e n t o , d a d o el c o r t o n ú m e r o Fraccionado el batallón en distintas direcciones, recibí de fuerzas d e q u e podia disponer el caudillo b o l i v i a n o , orden de reconcentrarlo al lugar que antes ocupaba en el debia estar concertado c o n el d e las tropas del jeneral Buendia. campamento. Pocos instantes después, cuando el enemigo Los jefes chilenos calcularon, pues, que este d o b l e m o creyéndonos en desorden, se animó a descender de sus p a rapetos, recibí la de replegarme c o n la fuerza al flanco vimiento debia tener por objetivo la estación d e D o l o r e s , derecho de la línea, lo que en el acto verifiqué, permane- lugar abundante e n agua i m u í adecuado c o m o p u n t o d e ciendo en ese lugar hasta las 10 P . M . , hora en que el reunión, tanto por l o estratéjico d e su posición, c o m o p o r señor coronel Comandante Jeneral m e ordenó siguiera la q u e desde allí se d o m i n a perfectamente el camino d e retirada que emprendía en ese m o m e n t o el ejército peruano. Tiliviche a Tana, p o r d o n d e debia llegar el ejército d e Adjunto una relación de los muertos, heridos i dispersos Daza. El 17, e n la n o c h e , se encontraban en Dolores, además que ha tenido el batallón durante la acción. Réstame solo manifestar a Ud. el buen comportamiento observado d u - d e las fuerzas chilenas mencionadas, el batallón C o q u i m rante el combate por los señores jefes, oficiales e indivi- bo, el Atacama, el Tejimiento Buin, el resto d e los Tejiduos de tropa que se hallan a mis órdenes, sin hacer dis- mientos d e artillería i Cazadores i una c o m p a ñ í a d e Gratinción alguna individual, porque todos a porfía han naderos a caballo. rivalizado en el cumplimiento de sus deberes, con una abnegación que solo la naturaleza de los hechos que dejo Pero en la mañana de ose m i s m o dia llegaba al c a m p a espnestos podía hacer estéril. I es mas sensible aun el dolor m e n t o d e Dolores la noticia d e q u e se habían avistado que esperimento, desde que siendo formado el batallón por numerosas fuerzas enemigas en el c a m i n o de Tana. T O I Í O II—19


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GUERRA

D E L PACIFICO-

El teniente coronel Zubiría, encargado de hacer un r e c o n o c i m i e n t o en esa dirección c o n la c o m p a ñ í a d e Granaderos, encontró, cerca d e Tana, u n destacamento d e caballería enemiga, a la cual atacó c o n sus fuerzas, obligándola a retroceder. E m p e ñ a d o s los nuestros en su persecución, divisaron a retaguardia una numerosa división q u e avanzaba a marchas forzadas p o r el c a m i n o d e Arica, i c o n v e n c i d o s de que ésta n o era otra q u e la de Daza, corrieron a dar la noticia al c a m p a m e n t o . Durante la refriega fué herido de alguna gravedad el c o m a n d a n t e Zubiría. Se creyó entonces q u e la división de Daza, al avanzar hacia Tiliviche, trataría d e apoderarse d e J a z p a m p a c o n el objeto de cortar la división chilena estacionada en D o lores, que quedaría entonces rodeada p o r el e n e m i g o . J a z p a m p a es u n a estación situada unas tres leguas al N o r t e de D o l o r e s i a solo cuatro o c i n c o d e Tiliviche. Tiliviche, gracias a la curva formada allí p o r la vía férrea, viene a quedar casi equidistante de Dolores i de Jazpampa, p u d i e n d o amenazar a m b o s puntos a la vez. A l m i s m o t i e m p o q u e llegaban del N o r t e estas noticias, los esploradores enviados hacia el Sur c o m u n i c a b a n n o haber e n c o n t r a d o n i n g u n a fuerza enemiga, i, en c o n s e cuencia, se creyó c o n v e n i e n t e m a n d a r a J a z p a m p a u n a división d e 2,500 h o m b r e s , a fin d e estar listo para recibir p o r esa parte al ejército d e Daza. Esta división se c o m p o n í a del batallón C o q u i m b o , el Tejimiento 3. ° de línea, d o s piezas d e artillería d e c a m paña i u n a c o m p a ñ í a d e Cazadores a caballo, q u e partieron hacia J a z p a m p a entre las 12 i la 1 A . M. del 18. A las 5 A . M. d e l m i s m o dia llegaban del S u r avisos d e los esploradores a n u n c i a n d o q u e u n a fuerza enemiga d e 1,000 h o m b r e s , mas o m e n o s , acababa d e llegar a Santa Catalina. Se creia q u e esas fuerzas eran las avanzadas del ejército del jeneral Buendia. I n m e d i a t a m e n t e se d e s p a c h ó en esa dirección u n c u e r p o de ejército c o m p u e s t o del rejimíento 4. ° d e línea, el batallón A t a c a m a i una batería d e 6 cañones d e bronce, u n a sección d e 2 piezas K r u p p i u n a ametralladora d e m o n taña al m a n d o del m a y o r Salvo. T o d a esta división iba a las órdenes del c o m a n d a n t e del 4. ° d e línea, coronel A m u n á t e g u i , i el m i s m o dia llegaban a Santa Catalina i establecian allí su c a m p a m e n t o . La estación d e Santa Catalina está situada a tres leguas al Sur de Dolores i d o s i m e d i a d e la oficina d e l Porvenir. Esa m i s m a n o c h e del 18 llegaba a Santa Catalina el grueso del ejército del jeneral Buendia, o sea u n o s 11,000 h o m b r e s d e las tres armas, i se estacionaba a corta distancia del c a m p a m e n t o de la división chilena, q u e estaba m u í lejos d e suponer tan cercano al enemigo. L o s peruanos habían m o v i l i z a d o su ejército c o n i n creíble rapidez i avanzado a marchas forzadas para reunirse en el Porvenir c o n la división d e Daza. El jeneral B u e n d i a salió el 5 d e I q u i q u e c o n los batallones n ú m . 7 Cazadores de la Guardia, al m a n d o del c o r o n e l d o n A l e j a n d r o Herrera, i el 5 d e Cazadores d e l C u z c o , a las órdenes del coronel F a j a r d o ; al dia siguiente se reunieron en el A l t o del Molle c o n los batallones Z e pita n ú m . 2, al m a n d o del coronel Cáceres, 2. ° A y a c u c h o 0 1.° Provisional i Celadores d e A r e q u i p a ; el 7 llegaron a Estación Central, d o n d e se reunieron c o n el n ú m . 3. ° 1 1. ° de A y a c u c h o , al m a n d o del coronel Prado, sobrino del Presidente, i c o n la c o l u m n a Cerro d e Pasco. A l dia siguiente, 8, salieron de Estación Central i llegaron el 9 a P o z o A l m o n t e , h a b i e n d o h e c h o la m a r c h a a pié la m a y o r parte de las tropas. Allí estaban y a r e u n i d o s t o d o s los batallones bolivianos, en n ú m e r o d e 8, fuera d e la caballería o Húsares d e B o l í var, que también estaba concentrada en ese lugar, l o m i s m o q u e el escuadrón peruano d e Húsares de J u n i n i los batallones P u n o n ú m . 6 i 8. ° Cazadores d e Lima. Con esto se encontraba y a r e u n i d o t o d o el ejército

aliado, q u e permaneció hasta el 12 e n P o z o A l m o n t e preparándose para la pesada m a r c h a q u e tenia q u e e m p r e n der hacia el Norte. El 12 salieron d e P o z o A l m o n t e i llegaron a Peña Chica al dia siguiente, i el 14 a Peña Grande. D e este p u n t o salieron el 15 hacia la oficina salitrera de San A n d r é s , d o n d e pasaron la n o c h e , i el 16 en la tarde, después d e u n dia d e descanso, se pusieron en m a r c h a c o n d i r e c c i ó n a A g u a Santa. Partieron d e este lugar a las 6 P.. M., i despues d e una m a r c h a d e 16 horas, sin descanso, llegaron a las 10 A . M. del dia siguiente, 17, a Negreiros, en d o n d e alojaron. A las 3 P. M. del 18 se ponia n u e v a m e n t e en m a r c h a el ejército del S u r c o n dirección a la oficina del Porvenir, i a las 10 P. M. se detenia u n m o m e n t o en Santa Catalina, d o n d e , hallaban estacionadas las fuerzas del coronel A m u nátegui, c o n el fin de apagar la sed d e sus y a fatigadísim o s soldados. Nuestra pequeña división estaba separada d e las fuerzas enemigas p o r una leve p r o m i n e n c i a formada p o r los restos d e las escavaciones practicadas en las calicheras, i d e u n o i otro lado se percibían claramente el alerteo d e los centinelas, las v o c e s d e m a n d o i hasta el ruido d e las armas. Se calcula en 50 metros la distancia que los s e paraba. E n estas circunstancias, c u a n d o mas ajenas estaban nuestras tropas del peligro q u e corrían, llegaron a su c a m p a m e n t o 8 h o m b r e s q u e c o n d u c í a n 10 muías c a r gradas c o n odres d e agua. A q u e l l o s h o m b r e s eran gauchos °

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arj en tinos, i c r e y e n d o encontrarse en el c a m p a m e n t o del jeneral Buendia, descargaron sus muías i se prepararon a dar agua a las tropas. A v i s a d o el c o r o n e l A m u n á t e g u i i c o n o c i e n d o t o d o s el e n g a ñ o en q u e la oscuridad d e la n o c h e los habia tenido, se dio orden a la tropa para reconcentrarse en el m a y o r silencio, después d e despertar a los soldados q u e dormían, mientras los batallones enemigos principiaban a desfilar en d i r e c c i ó n al Porvenir. D u r a n t e d o s horas mortales permanecieron los nuestros sin desplegar los labios, sin f u m a r i hasta c o n t e n i e n d o la respiración, mientras el ejército aliado se ponia en m a r c h a hacia el N o r t e g u a r d a n d o también u n fúnebre silencio. V i e n d o q u e el e n e m i g o avanzaba en dirección a nuestro c a m p a m e n t o , i temeroso el c o r o n e l A m u n á t e g u i d e que cortase la retirada a su división, h u b o d e resolverse a o r denar que sus tropas se pusiesen en marcha en el m i s m o sentido. Esta m a r c h a principió a las 12 M., i nuestros soldados avanzaban paralelamente al e n e m i g o , separados solo por u n o s cuantos metros i t o m a n d o todas las precauciones imajinables para n o ser descubiertos. D e c u a n d o en c u a n d o las ondulaciones del terreno les permitían ver las c o lumnas enemigas avanzando en orden i e n la misma dirección. Hasta el ú l t i m o de nuestros soldados, c o m p r e n d i e n d o la g r a v e d a d d e la situación, m a r c h a b a cautelosam e n t e , i a pesar d e que 13 a 14,000 h o m b r e s iban allí casi reunidos, "se habría p o d i d o oir volar una mosca," según nos decia u n o d e nuestros oficiales. N o por eso se ganaba terreno c o n m e n o s lijereza, i después d e tres horas d e mortales angustias, a las 3 A . M. del 19 llegaban nuestras tropas a Dolores. H a b í a n recorrido tres leguas en 3 horas. Y a en la m i s m a n o c h e se habia d a d o orden d e regresar a la división destacada a J a z p a m p a , al amanecer del 19 v o l v í a n d e allí el batallón C o q u i m b o , la artillerín i el primer batallón del 3. ° . El Jeneral e n Jefe q u e habia q u e d a d o c o n una división d e 5,000 h o m b r e s en el campam e n t o del A l t o Pisagua, se ponia también en marcha a la m i s m a hora en d i r e c c i ó n a Dolores, en d o n d e a las 5 A . M. habia reunido y a una división chilena d e 5 a 0,000 h o m b r e s d e las tres armas.


CAPITULO

Las primeras horas d e la mañana se emplearon en buscar u n a p o s i c i ó n a d e c u a d a para resistir el ataque del enemigo. A l S u r d e la estación i c a m p a m e n t o d e D o l o r e s se l e vanta u n c o r d ó n d e cerros, a c u y o p i é corre u n ramal d e ferrocarril q u e v a a rematar a algunos establecimientos salitreros i pasa p o r la oficina d e San Francisco. E n su estremo m a s cercano a D o l o r e s forma u n a e s p e cie d e morro, c o n o c i d o c o n el n o m b r e d e cerro d e D o l o r e s ; la parte m a s baja q u e sigue al S u r se d e n o m i n a la E n c a ñada, i c o n este m i s m o n o m b r e es designado el otro m o r r o mas elevado q u e termina el c o r d ó n p o r el Sur. E l terreno, fuera d e la línea férrea, es calichoso i casi intransitable, sobre t o d o para la caballería, i esta mala c o n d i c i ó n se hace m a s notable en la parte d e p a m p a del lado del Porvenir, sembrada además d e h o y o s d e d o n d e se h a n estraido trozos d e caliche. Este cerro, q u e tiene además la ventaja d e d o m i n a r el c a m i n o d e Tiliviche, fué el elejido para la c o l o c a c i ó n d e nuestras tropas. Principiando p o r el N o r t e , se c o l o c ó al p i é del cerro la fuerza d e Cazadores,' en n ú m e r o d e 300, ai m a n d o d e su c o m a n d a n t e S o t o Aguilar, i unos 500 metros al Sur, la compañía d e Granaderos m a n d a d a p o r el capitán V i llagran. A media falda del m o r r o d e Dolores, una batería d e c a ñones d e campaña, al m a n d o del m a y o r AVood, mirando hacia el Sur, sostenida p o r los Navales, c o l o c a d o s a retaguardia en lo alto del cerro, i el B u i n a la izquierda. Seguía a la derecha, también en la c u m b r e , u n batallón del 3. ° , q u e tenia a su derecha, en la Encañada, a t o d o el rejimiento 4. ° d e línea. E n la m i s m a parte baja continuaban, hacia la derecha, el segundo batallón del 3. ° i el Valparaíso, a c u y o frente, a m e d i a falda del cerro, habia algunas piezas d e artillería d e m o n t a ñ a al m a n d o del capitán M o n t o y a , i m a s abajo, u n p o c o a la derecha, u n a batería d e c a m p a ñ a i ametralladoras a cargo del c o m a n d a n t e V e l a z q u e z . Continuaban hacia la derecha, en l o alto del cerro d e la Encañada, los batallones C o q u i m b o i A t a c a m a , i 8 piezas d e artillería i 1 ametralladora, a cargo del m a y o r Salvo. A las 7 A . M. se habían y a elejido i designado las posiciones q u e debían tomar los distintos cuerpos, q u e se ocuparon en seguida, hasta las 11 A . M., en ejecutar las maniobras q u e d e m a n d a b a su c o l o c a c i ó n . A p e n a s principió a despuntar la aurora, p u d i e r o n y a verse p o r el S u r los batallones e n e m i g o s avanzando en columna cerrada h a c i a la oficina d e l Porvenir, q u e venia a quedar a unos 2,000 metros de la batería del m a y o r Salvo. Después d e concentrarse allí, principiaron a desplegarse hacia el frente d e nuestras tropas en dirección al Este, marchando en el m e j o r orden en dos líneas, c o m o a 2,000 metros de nuestras fuerzas, hasta enfrentar al c a m p a mento d e D o l o r e s i llevando la cabeza d e sus c o l u m n a s en dirección al c a m i n o d e Tiliviche. Esta operación la ejecutaron los batallones enemigos con u n a lijereza i uniformidad d e m o v i m i e n t o s q u e d e mostraban su buen estado d e instrucción militar, en m e dio de las sonatas d e las bandas militares i lanzando al aire entusiastas aclamaciones i vivas al Perú i Bolivia. Este despliegue d e fuerzas duró hasta las 11 A . M., a cuya hora hicieron alto, después d e haber t o m a d o , según parecía, definitivamente sus posiciones. _ A esa hora c o n c l u í a también nuestro ejército sus m a niobras i se instalaba definitivamente en sus posiciones, esperando resuelto i animoso al e n e m i g o a pesar d e su notable inferioridad n u m é r i c a . Pero éste c o n t i n u a b a en observación i sin tratar d e

SEGUNDO.

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avanzar hacia los nuestros, c o m o esperando algo que le faltaba. A las 12 se formaron sus batallones en d o b l e línea d e batalla, c o m p o n i e n d o la primera la división esploradora, c o m p u e s t a d e los batallones Provisional, C o l u m n a d e Pasco i 1. ° d e A y a c u c h o , al m a n d o del jeneral Bustamante; la división lijera, c o m p u e s t a d e u n a c o m p a ñ í a del Zepita i otra del A y a c u c h o , a cargo del coronel Rosell, i de u n a c o m p a ñ í a del Olañeta i otra del Ulimani, al m a n d o del coronel Labandenz. Esta división estaba bajo las ó r d e nes del jeneral boliviano d o n Carlos Villegas. F o r m a b a también en primera línea la división llamada de ataque, a cargo del coronel Ramírez de Arellano, i c o m p u e s t a d e los batallones peruanos P u n o n ú m . 6 i L i m a n ú m . 8. E n la segunda línea formaba la división del jeneral Villegas, el cual tenia a sus inmediatas órdenes los batallones bolivianos Ulimani i Olañeta, i el coronel A r m a s , Jefe d e Estado Mayor, los batallones D a l e n c e i Paucarpata; la del jeneral Villamil, c o m p u e s t a d e los batallones Victoria, Vengadores, A r o m a i Colquechalca, todos bolivianos; i la del coronel Dávila, formada p o r el 5 Cazadores del C u z c o i 7 Cazadores d e la Guardia, ambos peruanos. L a reserva enemiga, c o m p u e s t a d e los batallones Z e pita, 2. ° A y a c u c h o , 2 d e M a y o i Arequipa, permaneció acantonada j u n t o a la estación del Porvenir. L a artillería, dotada d e 4 piezas de campaña, se c o l o c ó a la cabeza d e ambas líneas, sobre u n p e q u e ñ o m o r r o situado directamente al S u r d e Dolores, i la caballería, q u e constaba de d o s cuerpos, los Húsares d e Bolivia i los Húsares d e J u n i n , se estacionó u n p o c o al Suroeste d e l Porvenir. A la 1 P. M . permanecían en esta posición las tropas enemigas, i se mostraban m u í p o c o dispuestas a e m p r e n der u n ataque contra nuestras posiciones. A esa hora, sin abandonar sus posiciones, principiaron a desprenderse algunas compañías enemigas en dirección al Porvenir para proveerse d e agua. Las nuestras, q u e en su m a y o r parte habian e m p l e a d o la n o c h e anterior en h a c e r fatigosas marchas, hicieron otro tanto en el c a m p a m e n t o ele D o l o r e s , i en este ir i venir d e los soldados se pasó hora i m e d i a larga. E n nuestro c a m p a m e n t o se adquirió entonces la c o n v i c c i ó n d e q u e el e n e m i g o , esperando sin duda el refuerzo d e D a z a , n o atacaría y a ese dia. A pesar d e esto, seguian las tropas enemigas m o v i é n dose hacia el Este, i y a a b « 3 P. M. se encontraba a unos 1,000 m e t r o s d e la artillería del m a y o r Salvo la línea izquierda del e n e m i g o . N o queriendo dejarlo acercarse i m p u n e m e n t e , se le h i z o u n disparo c o n u n o de los c a ñ o nes K r u p p , c u y o proyectil estalló en m e d i o d e las tropas enemigas. Inmediatamente, i sin esperar orden alguna, partió una granizada d e balas d e las filas enemigas, i desde ese m o m e n t o principió c o n furia la batalla. Eran las 3.10 P. M. Los nuestros abrieron también u n terrible c a ñ o n e o c o n tra los aliados, i de todos los costados del cerro se levantaban negros p e n a c h o s d e h u m o . E l estampido d e los cañones repercutía c o n fragor en los cerros, alternado c o n el r o n c o sonido de las ametralladoras, q u e d i e z m a b a n en todas direcciones al enemigo. Este, por su parte, aproximando su primera línea al pié del cerro, respondía vigorosamente a los fuegos de la artillería, descargando sobre los nuestros una lluvia de balas. Dicen los soldados que el estrépito del cañoneo, de los t i ros de ametralladora i ele rifle era mas atronador que el del combate de Pisagua, i que durante media hora no cesó por un m o m e n t o el silbido ele las balas i el continuado estrépito de los disparos. Notando el enemigo el terrible efecto de nuestros disparos, pues las ametralladoras barriau a veces compañías


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GUERRA

DEL

enteras i los K r n p p dejaban anchas brechas en sus filas, destacaron una división de ataque de su primera fila, la que avanzó en dirección al cerro de la Encanada, ocupado por la artillería del mayor Salvo. Las compañías guerrilleras del Zepita, del A y a c u c h o , del Olañeta i del Ulimani, avanzaron entonces resueltamente por el Oeste en dirección a la artillería, mientras la división de ataque, formada por los batallones P u n o n ú m . 6 i L i m a mím. 8, avanzaba por nuestro centro apoyando los fuegos de la división lijera i dirijiendo sus tiros contra los batallones Coquimbo i A t a c a m a . A l mismo tiempo, el batallón 3 de A y a c u c h o , al mando del coronel Prado, o Pradito c o m o le dicen los peruanos, se desplegaba en guerrilla al pié del cerro-i sostenía mas a la derecha los fuegos del enemigo, disparando contra los b a tallones Valparaíso, 2. del 3. ° i 4. ° de línea, mientras el resto de los batallones de la primera línea enemiga c o n tinuaba sus disparos. c

Mientras tanto, el resto de la división esploradora del enemigo, compuesta de los batallones Provisional i C o l u m na de Pasco, permanecían c o m o de reserva de la división de ataque, pero sin avanzar hacia nuestras posiciones. L a segunda línea, formada en su derecha por batallones b o l i vianos, disparaba tambieu desde sus posiciones sin avanzar nn paso, i la reserva se manteuia a prudente distancia, sin dar muestras de querer tomar parte en el combate. Las compañías guerrilleras del enemigo continuaban avanzando mientras tanto, i ya se encontraban al pié del cerro de la Encañada, a d o n d e parecían couverjer tocios los fuegos de los batallones enemigos. E l 6 i el 8 continuaban avanzando, i llegados ya al pié del cerro, donde los fuegos de la artillería no podían oféndelos, principiaron a subir audazmente haciendo fuego. E n es'tas circunstancias se habia dado orden al batallón A t a c a m a , colocado antes a retaguardia de la artillería del mayor Salvo, para que se corriese a nuestra izquierda, sin duela para hacer frente a los batallones 6 i 8, que atacaban por ese laclo. De manera que aquella fuerza de artillería quedó desamparada i sin poder hacer uso de sus piezas. Pero, a pesar de su corto número —100 hombres mas o m e n o s — l o s artilleros echaron mano a sus carabinas, i formados en línea abrieron contra el enemigo un nutrido i certero fuego, o b l i g á n dolo a retroceder hasta el pié del cerro. L o s que mas audaces se mostraron en este primer ataque fueron los soldados del Zepita, i a ellos también les h i c i e ron nuestros artilleros mayor número de bajas. Mientras tanto el 6 i el 8 continuaban batiéndose h a cia la derecha i disparando de flanco contra las posiciones de la artillería del m a y o r Salvo, al m i s m o t i e m p o que el A y a c u c h o i la division esploradora atacaban por el lado de San Francisco las piezas mandadas por el c o m a n dante Velazquez i la batería del capitán M o n t o y a . Pero estas piezas estaban defendidas a retaguardia por el batallón Valparaíso, a la izquierda por un batallón del 3. ° i a la derecha por el C o q u i m b o ; de manera que las tropas enemigas, después de dejar sembrado de c a d á v e res el pié del m o r r o , h u b i e r o n de cejar de su intento, c o n c r e t a n d o todos sus esfuerzos al cerro d e la E n c a ñ a d a , d o n d e estaba la batería del m a y o r Salvo sin n i n g ú n batallón de infantería que la apoyara. Los enemigos, reforzados c o n las nuevas tropas d e la derecha, e m p r e n d i e r o n entonces u n s e g u n d o ataque en dirección al cerro do la Encañada. Subieron con í m p e t u , a pesar de los certeros disparos de los artilleros, i quizá habrían llegado hasta la c u m b r e si en esos m o m e n t o s n o llega una c o m p a ñ í a del C o q u i m b o , llamada a toda prisa por el m a y o r Salvo, a apoyar a la artillería. E n c u a n t o los enemigos avistaron este refuerzo v o l v i e -

PACIFICO.

ron caras i bajaron d e prisa el cerro. L o s del C o q u i m b o , mientras tanto, avanzando a paso de carga, hacían nutrid o fuego al e n e m i g o hasta llegar a 30 pasos d e sus filas. U n a vez que los arrearon hasta el pié del cerro, d o n d e llovían las balas disparadas por la segunda línea enemiga, los c o q u i m b a n o s volvieron a tomar su c o l o c a c i ó n en la c u m b r e i se replegaron de n u e v o a su batallón. E n estos m o m e n t o s el batallón A y a c u c h o n ú m . 3 se replegaba h a c i a la derecha h o s t i g a d o por los fuegos del batallón del 3. ° d e línea i por t o d o el rejimiento 4. ° , i todas estas tropas del e n e m i g o se corrían hacia el Sur para dar n u e v a m e n t e una furiosa embestida contra la batería del m a y o r S a l v o . La división de artillería a las órdenes de este valeroso j e f e se c o m p o n í a de una batería de 6 cañones de b r o n c e , una sección K r u p p d e d o s piezas i u n a ametralladora d e montaña. Estaban a cargo de la batería de cañones de b r o n c e , el capitán d o n Pablo Urízar i los alféreces J u a n García V a l divieso, A l a m o s , N i e t o i A r m s t r o n g . A l m a n d o de la secc i ó n K r u p p i ametralladora, el teniente Sanfuentes i el alférez Freiré, i toda la fuerza a las órdenes del m a y o r Salvo, que tenia c o m o a y u d a n t e al teniente d o n A u r e l i o Argomedo. Y a después del s e g u n d o asalto q u e d ó inutilizada la a m e tralladora por habérsele agotado las m u n i c i o n e s , i v i e n d o que el e n e m i g o reconcentraba allí todas sus fuerzas d e ataque para dar una n u e v a embestida, fué necesario sacarle los tambores en previsión de q u e cayera en su poder. D i c e n que esta ametralladora fué enviada de muestra al G o b i e r n o c o n una corta cantidad de m u n i c i o n e s , i que n o habia n i n g ú n repuesto de éstas para reemplazar las q u e se gastasen. Por otra parte, dos de los cañones de la batería de b r o n c e estaban y a rasgados c o n los disparos i por lo tanto inútiles, fuera de que para los cuatro restantes quedaba m u í corta cantidad de m u n i c i o n e s . Es v e r d a d q u e los soldados estaban armados c o n carabinas W i n c h e s t e r ; pero n o tenían en sus cartucheras al principiar el c o m b a t e mas que 20 tiros por cabeza, s o brantes de las q u e les dieron en Pisagua, i la m a y o r parte de ellos habían y a a g o t a d o su ú l t i m o c a r t u c h o . Los artilleros estaban, pues, p o c o m e n o s que inermes al frente de aquella numerosa c o l u m n a enemiga q u e trepaba el cerro a paso de carga, i hasta los cañones de b r o n c e i K r u p p c o l o c a d o s en la arista del cerro, n o podían hacer fuego eficaz en dirección a la falda por impedírselo la forma c ó n c a v a del terreno. E n esta circunstancia, i a fin de evitar una inútil m o r tandad de j e n t e indefensa, se o r d e n ó que unos 60 h o m b r e s de artillería retrocediesen en la c u m b r e para ponerse a cubierto de los disparos enemigos, q u e d a n d o al pié de los cañones 58 h o m b r e s al m a n d o inmediato del m a y o r Salvo. Entre estos h o m b r e s se repartieron las escasas m u n i c i o nes de los de reserva, i c o n ellas hicieron frente al enemig o hasta agotarlas por c o m p l e t o . Y a el teniente A r g o m e d o habia v o l a d o a pedir ausilio a las fuerzas del A t a c a m a , q u e era el batallón q u e se e n c o n traba mas p r ó x i m o . Los peruanos, mientras tanto, h a b i e n d o n o t a d o que flaqueaba el fuego de los defensores de la altura, i envalentonados c o n su inmenso n ú m e r o , avanzaban cerro arriba en m e d i o d e u n nutrido fuego, apoyados además por los disparos que desde el pié del cerro hacia el A y a c u c h o n ú m . 3, desplegado en guerrilla, por el flanco d e r e c h o de los enemigos. A l m i s m o tiempo, los batallones bolivianos estacionados en la primera i segunda línea, hacían también fuego graneado a aquella altura, i hasta la reserva abandonó la


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reserva q u e hasta entonces habia g u a r d a d o i c o m e n z ó a lanzar disparos, a u n q u e sin abandonar sus a c a n t o n a mientos. Y a los enemigos estaban a p o c o s pasos d e nuestros cañones. E n esos instantes asoman por la retaguardia dos c o m pañías del A t a c a m a , que c o m o una avalancha se lanzan sobre los enemigos a la carrera, al m i s m o tiempo que h a cian nutrido fuego con sus rifles. E l ayudante don Cruz Daniel R a m í r e z , que venia a cargo de aquel providencial • refuerzo, blandiendo en alto su espada, dio la terrible vos d e : " ¡ A la bayoneta, m u c h a c h o s ! " i los bravos del Atacama, electrizados por aquella orden, avanzaron eu columna cerrada hacia los enemigos, sin disparar un tiro i con la bayoneta calada. Se apoderó entonces de los peruanos, inmensamente s u perior en número, nn terrible pánico. A l g u n o s de los que estaban mas cerca de los cañones que trataron de oponer resistencia fueron enzartados por las bayonetas de los atácamenos. Otros eran heridos por la espalda al escapar cerro abajo, i los soldados del A t a c a m a , al cargar con i n decible furia a sus enemigos dejaban atrás agazapados a algunos de los aterrorizados enemigos, que eran muertos a sablazos por los artilleros, a cuya cabeza cargaban, en compañía del A t a c a m a , los valientes Salvo i Garcia V a l divieso. A l huir los que habían escalado la cumbre, arrastraron a los batallones 6 i 8 que ya iban a media falda, i de los cuales se apoderó e l mas terrible pánico. E l A t a c a m a , mientras tanto, corría cerro abajo arrasándolo todo con sus bayonetas, i era tan terrible su empuje, que el batallón A y a c u c h o n ú m . 3, colocado en línea al pié del cerro, fué deshecho por el choque. Se encontraron al dia siguiente tres soldados de este batallón peruano, e n sartados en las bayonetas con otros tantos del A t a c a m a , fuera de los innumerables que habia traspasados por la terrible h o z de nuestros soldados. La mayor parte de los peruanos, sin e m b a r g o , no esperó de frente ese formidable choque. Casi todos ellos, al ver el imponente espectáculo de aquella falanje de valientes marchando en línea cerro abajo con la'bayoneta calada, v o l vieron amedrentados la espalda i no pensaron en poner la menor resistencia. N o p o c o , sin duda, contribuyó para producir este efecto la terrible fama conquistada por el batallón A t a c a m a en la toma de Pisagna, fama que se habia esparcido entre los batallones aliados i mediante los 200 escapados de allí que fueron recojidos por las tropas i que formaban ahora uu batallón con el nombre de Victoria. F u é tal el desorden que en las ñlas aliadas causó este terrible ataque del A t a c a m a , q u e y a n o pensaron los asaltantes en hacer la m e n o r resistencia, ni aun en la p a m p a misma, sino q u e h u y e r o n desalados a ocultarse tras las columnas del resto d e la primera línea enemiga, q u e h a bían presenciado aquella escena c o n increíble indiferencia, sin siquiera avanzar u n paso para prestar socorro a sus derrotados c o m p a ñ e r o s . Todos los prisioneros a u n a se quejan d é l a incalificable conducta del j e n e r a l Buendia, q u e v i é n d o l o s c o m p r o m e tidos y a en u n recio c o m b a t e c o n los artilleros en la altura, i notando q u e el A t a c a m a venia en a p o y o d o éstos, ni siquiera intentó m a n d a r u n c u e r p o d e ejército en su apoyo. A l mismo t i e m p o q u e estas d o s compañías del A t a c a m a bajaban por el cerro d o n d e estaba la artillería, las otras dos compañías del m i s m o cuerpo descendían también p o r el lado de la E n c a ñ a d a i envolvían p o r el flanco al e n e migo. Éstas d o s c o m p a ñ í a s acabaron d e introducir la c o n f u -

SEGUNDO

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sion en los batallones enemigos, encerrando a las c o m p a ñías d e los batallones Olañeta e Illimani, q u e iban mandadas en persona por el jeneral Villegas. Este salió herido en el ataque i fué h e c h o prisionero al dia siguiente en la oficina del Porvenir, en d o n d e fué abandonado pollos aliados. E n este m i s m o m o v i m i e n t o fué también h e c h o prisionero el coronel Rossell, s e g u n d o j e f e d e l batallón 3. ° d e A y a c u c h o , i m u e r t o el teniente coronel Espinar, d e artillería, q u e habia v e n i d o j u n t o c o n las tropas asaltantes para tomar posesión de los cañones chilenos.

Sin e m b a r g o , caro costó la victoria a los valerosos atác a m e n o s . E n la carga a la bayoneta fueron muertos pollas balas enemigas el capitán d e la 3 . c o m p a ñ í a del A t a c a m a , d o n R a m ó n 2. ° Vallejos, el subteniente B l a n c o , de la misma compañía, i el subteniente W i l s o n , d e la 4 . , q u e partió c o n su batallón desde Caldera en plena luna de miel, pues tenia solo seis dias d e casado. Entre los soldados la m o r t a n d a d fué relativa, porque llovían d e todas partes las balas i las granadas enemigas. A l l í q u e d a r o n fuera d e c o m b a t e n o m e n o s d e 80 bravos del A t a c a m a . C u a n d o y a habían barrido toda la falda d e soldados enemigos i se preparaban a tomar d e n u e v o sus posiciones, fué g r a v e m e n t e herido en el brazo d e r e c h o el valiente ayudante d e l A t a c a m a d o n Cruz Daniel Ramírez, q u e a pesar d e eso c o n t i n u ó al frente d e su tropa hasta después de terminado el c o m b a t e . E l C o q u i m b o , el Valparaíso i el 4. ° d e línea a b a n d o naban a la vez sus posiciones en lo alto de la c u m b r e i contribuían eficazmente por su parte a secundar el efecto p r o d u c i d o p o r la brillante carga del A t a c a m a , E n p o c o s m i n u t o s arrollaron a las huestes aliadas q u e tenían a su frente, obligándolas a emprender u n a v e r g o n zosa fuga, q u e v i n o a ser jeneral en toda la línea, n o sin q u e tuviésemos q u e lamentar la pérdida del bizarro capitán del Valparaíso d o n A l v a r o G. Serei, i saliendo también herido el s e g u n d o j e f e del 4. ° de línea, teniente coronel d o n Rafael S o t o Aguilar. C o m o su herida n o era p o r fortuna d e m u c h a gravedad, c o n t i n u ó al frente d e su batallón, q u e evolucionaba tan diestramente c o m o en el c a m p o d e maniobras en un dia d e parada, i d a n d o las v o c e s d e m a n d o c o n la m a y o r entereza i sangre fría. H a s t a los enemigos del A y a c u c h o h a c e n entusiastas elojios d e las maniobras d e este veterano rejimiento i se manifiestan admirados d e su disciplina i del orden c o n que ejecutó sus movimientos. 0 3

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Eran y a las 5 P. M., i después del brillante rechazo del e n e m i g o en su ataque contra las posiciones d e la artillería del m a y o r Salvo, se n o t ó q u e el ejército e n e m i g o p a recía escarmentado c o n aquella dura lección i q u e n o daba señales d e volver a principiar. Solo la artillería peruana, c o l o c a d a sobre u n p e q u e ñ o m o r r o situado frente a Dolores en la dirección de Tiliviche, continuaba i n c o m o d á n d o n o s c o n sus disparos, en jeneral, m u i certeros. A esa m i s m a hora asomaba por el camino de J a z p a m p a el refuerzo d e tropas q u e llegaba c o n el Jeneral en Jefe. El 3. ° de línea n o había tenido aun ocasión d e distinguirse sino en u n corto encuentro c o n el Zepita, e n c u e n tro en que h u b o al principio alguna vacilación de ambas partes, por la estraña circunstancia d o llevar i d é n t i c o traje a m b o s batallones. U n a vez r e c o n o c i d o el e n e m i g o , pronto fué desbaratado por los nuestros, aunque los soldados n o quedaron m u i contentos, por habérseles p r o h i b i d o hacer fuego hasta que n o fueron bien r e c o n o c i d o s los peruanos. J u n t o c o n el Jeneral en Jefe venia el otro batallón del 3. ° , i habiendo tomado el m a n d o d e las tropas el jeneral Escala, d e manos del coronel d o n Emilio S o t o m a y o r , q u e


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GUERRA

DEL

PACIFICO.

hasta entonces había dirijido el ataque, el recien llegado avanzaba tras ellos c o n el o b j e t o d e cortarles la retirada. batallón del 3. ° e m p r e n d i ó al instante u n m o v i m i e n t o Y a habian surjido también acaloradas disputas entre p e ofensivo sobre la artillería enemiga, avanzando, desplegaruanos i bolivianos c o n m o t i v o de la batalla de Dolores, i d o en guerrilla, c o m o pudiera haberlo h e c h o en la plaza t o d o el edificio del grande ejército del S u r parecía m u í de Valparaiso. p r ó x i m o a desmoronarse. L a artillería peruana n o esperó aquel ataque, sino que se replegó sobre los batallones q u e formaban la cabeza d e . D e s d e este m o m e n t o , los jefes i oficiales peruanos solo las dos líneas aliadas para n o ser cortada, i al m o m e n t o el pensaron en p o n e r tierra entre ellos i sus soñados persee n e m i g o principió a retirar sus fuerzas del c a m i n o d e T i - guidores. A b a n d o n a n d o sus soldados a m e r c e d del e n e liviche, concentrándose hacia el Porvenir, mientras su m i g o , echaron m a n o de las muías empleadas en el trasartillería se batia en retirada. porte d e provisiones i d e cuanta cabalgadura p u d i e r o n L a caballería enemiga, que n o h i z o papel n i n g u n o en encontrar, i se dispersaron e n distintas direcciones. toda la j o r n a d a , pues fué ahuyentada de su posición a la N o tardaron los soldados en imitar su e j e m p l o , i p r o n izquierda del Porvenir p o r el primer disparo de los c a ñ o to, aquel o r d e n a d o ejército del dia anterior, n o fué mas nes del m a y o r Salvo, protejia la retirada de las tropas q u e una m u c h e d u m b r e d e aterrorizados fujitivos. enemigas, que, en orden i pausadamente, emprendían su L o s soldados prisioneros, q u e en su m a y o r parte l o fuem o v i m i e n t o de retroceso. ron esa n o c h e , n o tienen palabras suficientes para p o n d e Podía y a darse por terminada la batalla de ese día, i rar la cobardía i torpeza de sus jefes. D e s p u é s de a b a n d o nuestras tropas n o abandonaron sus posiciones, sino q u e narlos a sus propias fuerzas durante la batalla, se separaban permanecieron en su puesto .esperando el ataque del side ellos esa n o c h e sin designarles q u é c a m i n o debían t o guiente dia, q u e habría de ser, sin duda, mas largo i sanmar, de manera que r e c o m a n los pobres en distintas d i griento. recciones la p a m p a , m u e r t o s d e frió, de h a m b r e i d e sed, i Pero, t e m i e n d o q u e el e n e m i g o se aprovechase d e la p r o c u r a n d o escapar d e las balas de nuestros soldados! oscuridad de la n o c h e para emprender u n atrevido m o v i m i e n t o que cortase a nuestro ejército el c a m i n o de Los batallones bolivianos, por su parte, n o tardaron en J a z p a m p a , se envió de avanzada a la caballería en d i seguir el e j e m p l o de sus queridos h e r m a n o s , sobre t o d o al rección al c a m p a m e n t o de los aliados para q u e vijilase ver que habia desaparecido el jeneral i los principales sus m o v i m i e n t o s i pudiera desbaratarse c o n t i e m p o el plan jefes. U n o de los prisioneros q u e vienen a b o r d o del Loa, que se temía. el sarjento A c o s t a , nos ha referido la siguiente escena que Efectivamente, Granaderos i Cazadores emprendieron presenció en esa terrible n o c h e . hacia el Porvenir un m o v i m i e n t o , abrazando ambos flanDespués de la matanza que los chilenos hicieron en su cos d e los perú-bolivianos, i c o n toda la cautela q u e destacamento avanzado, andaba él salta q u e salta por d e m a n d a b a n las circunstancias i la c o n f o r m a c i ó n del terentre los calíchales, o c u l t á n d o s e en los h o y o s i en los reno, avanzaron hacia el c a m p a m e n t o e n e m i g o e c h a n d o m o n t o n e s de tierra, a fin d e escapar d e los soldados de pié a tierra i tirando de las bridas a sus caballos a fin de nuestra caballería, que parece, dice, que brotaban de t o evitar el ruido. das partes. E n u n a d e estas escondidas se e n c o n t r ó c o n u n j e f e boliviano que tenia su batallón f o r m a d o en línea i en alta E l jeneral peruano, mientras tanto, estaba m u í lejos de v o z les esplicaba el itinerario q u e debían seguir para llepensar en llevar a c a b o semejante atrevido p r o y e c t o . P o r el contrario, temeroso de q u e nuestras tropas, reforzadas, gar a Oruro, agregándoles c o m o r e c o m e n d a c i ó n q u e él n o quería imitar la c o n d u c t a de los oficiales peruanos q u e se según suponía, c o n t o d o el resto del ejército, m a r c h a s e n habian m a n d a d o m u d a r sin dar aviso i d e j a n d o a b a n d o en dirección a su c a m p a m e n t o , estableció en el Porvenir i en sus alrededores algunos puestos avanzados, i dio las nadas sus tropas. órdenes del caso para q u e t o d o el grueso del ejército r e Los soldados, agrega el sarjento, recibieron cou grandes trocediese u n a legua mas al Sur, t e m i e n d o q u e los n u e s aplausos el plan de su comandante, i c o m o se trataba de tros hubiesen m a r c h a d o por el ferrocarril i maniobrasen huir, prometieron seguirlo hasta la muerte. c o n el objeto de cortarle la retaguardia. Otro prisionero del 8. ° de L i m a , dice que al atravesar Se c o m u n i c ó a todas las tropas el aviso de que una luz estraviado la pampa encontró a otro boliviano menos esroja seria la señal del c a m p a m e n t o para q u e se replegasen crupuloso que el anterior, que solo se contentó con h a c e r a allí en caso de desbande, i en seguida el j e n e r a l í s i m o sus soldados la siguiente notificaciou: peruano ordenó levantar el c a m p a m e n t o i p u s o sus tropas en m a r c h a h a c i a el Sur, en m e d i o de la densa oscuridad — Y o , muchachos, me voi a mi casa. Les aconsejo que de la n o c h e . procuren hacer otro tanto. L o s bolivianos se quedaron con tamaña boca abierta, mientras el coronel se perdía a caballo en medio de la osMientras tanto, los batallones aliados, muertos de cansancio después de tantas duras jornadas, desmoralizados curidad, dispnesto a poner desde luego en plauta su p r o p o r el fracaso del dia, i mas desmoralizados aun por el yecto. A l fin, encontrando que ese era el camiuo mas cuerdo, principiaron a decirse unos a o t r o s : desaliento que notaban en sus jefes, efectuaban de mala — S i el amo se va a los toros, v a m o n o s todos. gana aquel m o v i m i e n t o de retroceso, que nada de b u e n o I se fueron. les prometía, sino q u e parecía el augurio de una n u e v a m a r c h a a través de aquellos terribles desiertos. P o r esto, i a causa de su m i s m o cansancio, m a n i o b r a ban ahora pesadamente, i a las 3 A . M. del 20 n o habían aun t o m a d o sus posiciones en el c a m p a m e n t o . C o m o m a r chaban a oscuras i sin guia, fácilmente se c o n f u n d i e r o n i enredaron, i era aquella una red de batallones que nadie entendía i q u e m a r c h a b a n c o m o a tientas, trastrocadas unas c o n otras las c o m p a ñ í a s d e los distintos cuerpos i sin poderse distinguir ni ordenar a causa de la oscuridad. Y a habia circulado entre los soldados de la alianza, el r u m o r de q u e el ejército chileno, c o m p l e t a d o hasta el n ú m e r o de 14,000 h o m b r e s c o n la j e n t e venida de Pisagua i del c a m p a m e n t o del H o s p i c i o c o n el Jeneral en Jefe,

Estas o semejantes escenas pasaban en cada batallón enemigo durante aquella para los aliados triste noche. A l fin los bolivianos teniau siquiera el consuelo de no ser abandonados exabrupto por sus jefes, mientras los pobres soldados peruanos no hallaban a quién volver los ojos en medio de aquel desorden, porque todos sus jefes i oficiales habian desaparecido. Cada uno de aquellos- infelices tiró para el lado que m e j o r le pareció, i así algunos se pusieron en marcha hacia el Norte por el camino de Tacna, otros la emprendieron hacia la ciudad de Tarapacá, i por fin, algunos se pusieron en marcha para el Sur con intención de no parar hasta Pica.


CAPITULO SEGUNDO.

A l amanecer del 20 estaba aquella estensa pampa s e m brada de fujitivos que la cruzaban en todas direcciones. Nuestras tropas habían vivaqueado en sus posiciones, i apenas despuntó el dia todas las miradas se dirijieron hacia el campamento del Porvenir, donde suponían se encontrarían los aliados listos para emprender la batalla campal. Pero el enemigo había desaparecido por completo, i en lugar de las numerosas i bien ordenadas huestes que el dia antes hacian lucidas maniobras al frente de nuestras posiciones, solo se divisaban a lo lejos, mas allá del Porvenir, algunos grupos de fujitivos perseguidos por la caballería, que los conducía en grandes partidas a las oficinas en d o n de el dia anterior tenia establecido su cuartel jeneral del jenerallsimo Buendia. Inmediatamente salió en persecución de los desbandados una numerosa fuerza, compuesta de las tropas que no habían tomado parte en el combate i que por lo tanto e s taban en mejor aptitud para emprender la marcha. Esta fuerza se componia del Tejimiento ele artillería de Marina, brigada de Zapadores, batallón Cbacabuco i Tejimiento 2. ° de línea. E l mismo dia 2 0 llegaron estas tropas a Santa Catalina, i en seguida continuaron su marcha hacia el interior. E l resto del ejército chileno se preparó ese m i s m o dia para apoyar los movimientos de la anterior división, dirij i é n d o s e a los lugares a donde se calculaba que hubiera p o dido ir m a y o r número de fujitivos. E l ejército aliado se derrotó, pues, a sí propio, i para llegar a este resnltado, fnera del pánico de la noche del 1 9 , debemos contar también con el mal éxito de los planes del jeneral Buendia. El plan de ataque contra nuestro ejército habia sido perfectamente concebido i habría podido dar felicísimos resultados para el enemigo si hubiera contado con los recursos suficientes para llevarlo a cabo. Parece, según los jefes prisioneros, qne era cosa ordenada por el director de la guerra, Presidente Prado, i c o n v e nida con D a z a , la de que se moverían simultáneamente i con la mayor celeridad posible, los ejércitos ele D a z a i de Buendia, i que el 20 de Noviembre efectuarían su unión en las cercanías de Dolores, quizá en Santa Catalina. De esta manera, o cortaban nuestra línea de operaciones, encerrando algunos cuerpos destacados a Agria Santa i otros puntos, o, a lo méuos, se batían con fuerzas inferiores en número, porque el ejército chileno debía estar repartido en toda la estension de la línea férrea, i quizá hasta habría destacado algunas divisiones al interior. D e todos m o d o s la victoria era segura, i en el campamento aliado, sobre todo de parte de los peruanos, habia a este respecto una confianza completa. Pero en la práctica principiaron a esperimeutarse no pequeños obstáculos. Fué el primero la terrible marcha que llevó a cabo el ejército aliado i que fatigó hasta el cstremo a los soldados, que cuentan tuvieron que sacarse los zapatos i engrasarse los pies, porque sus inflamadas plantas no podían ya aguantar los calamorros cochabambinos. E l segundo fué el ataque que sin orden del jeneral iniciaron las compañías de los cuerpos guerrilleros, ataque que después fué seguido por otros cuerpos, pero en el cual no quiso Buendia comprometer el resto ele sns tropas. Esta fué, sin duda, la m a y o r causa d e desmoralización de los soldados, q u e n o sabían si obraban o n o en contra de las órdenes del Jeneral en Jefe, i q u e se vieron abandonados en lo mas recio i decisivo del c o m b a t e . El regreso d e las hambrientas huestes d e Daza fué en seguida el q u e decidió del éxito d e la espedicion. Parece q u e las tropas encontradas por el c o m a n d a n t e Zubiría, según esposiciones d e los prisioneros, lejos d e ser las avanzadas de Daza, q u e n u n c a alcanzaron a llegar al camino de Tana a Tiliviche, n o eran sino destacamentos esploradores del m i s m o ejército d e Buendia, enviados

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hacia el N o r t e c o n el o b j e t o d e ponerse en c o m u n i c a c i ó n c o n los bolivianos. Y a se sabe q u e las tropas d e Daza, careciendo d e todos los elementos necesarios para hacer una larga m a r c h a p o r el desierto, regresaron hambrientas a Arica, i q u e a u n q u e D a z a c o n t i n u ó avanzando c o n a l g u n o s batallones, p r o n t o agotaron también éstos sus víveres, i a pesar d e la famosa coca, se vieron obligados a desbandarse i regresar a A r i c a i Tacna. T o d a s las relaciones d e los prisioneros están acordes en q u e el dia designado para la batalla era el 20 d e m a d r u gada. El 19, el coronel Suarez, Jefe de Estado Mayor, recorrió los distintos batallones m u i d e madrugada i a los jefes notificaba la orden d e reposar ese dia a fin de encontrarse descansados para el siguiente. A todos les repetía la frase sacramental d e — " H o i c o m e r e m o s , " para consolarlos d e las pasadas hambrunas, i r e c o m e n d a b a a los c o m a n d a n t e s de c u e r p o q u e dejasen solazarse a los soldados, obligándolos a hacer únicamente los mas indispensables servicios en campaña. Pero al ver el jeneral peruano q u e todos sus planes habían fracasado i q u e n o era posible atacar d e frente a nuestro ejército el 20 c o n las fuerzas d e q u e disponía, habia resuelto regresar d e n u e v o al Sur i mantenerse en sus posiciones atrincheradas esperando nuestro ataque. Este ú l t i m o plan d e guerra defensiva fué el desbaratado p o r el pánico que se apoderó del e n e m i g o en la n o c h e

Por otra parte, el ejército aliado se encontraba en la mas triste situación para haber e m p r e n d i d o u n ataque el dia 19. A causa d e la acelerada m a r c h a hacia el N o r t e , la I n tendencia Militar i sus dependencias, mas pesadas q u e el ejército para moverse, se habían q u e d a d o m u i atrás desde d o s dias antes, i p o r esta causji casi todos los soldados perú-bolivianos hacia 48 horas q u e n o c o m í a n . Ese dia iba a llegar d e l Sur la I n t e n d e n c i a i el p r o v e e dor del ejército, i en efecto llegaron; pero sin que alcanzasen a prestar n i n g ú n servicio a los aliados, sino, por el contrario, c a y e n d o en nuestro poder c o n t o d o su inmenso acopio d e víveres i útiles d e cocina, entre éstos una partida d e cien c h i n o s q u e eran los cuques del ejército e n e m i g o i q u e para adular a nuestras avanzadas les aseguraban q u e n o ciaban mas q u e "latones" a los peruanos. A mas del h a m b r e , la sed los hostigaba horriblemente, i la pequeña ración de agua q u e se les repartió en el P o r venir apenas alcanzó a h u m e d e c e r los labios d e algunos de los soldados. A g r e g ú e s e a esto el cansancio p r o d u c i d o p o r aquella larga marcha, i sobre t o d o la falta d e sueño, pues hacia tres n o c h e s q u e n o dormían, se verá q u e las palabras del coronel Suarez prometiéndoles c o m i d a i reposo para el dia 19 eran en esos m o m e n t o s la m e j o r proclama g u e r rera para las asendereadas tropas de la alianza. Habia, sin embargo, batallones privilejiados que, sin duda, a causa d e la influencia d e los jefes o mediante los recursos d e éstos, tenían en sus morrales una buena c a n tidad d e provisiones. Entre ellos se cuenta el batallón 3. ° de A y a c u c h o , m a n d a d o por el coronel Pradito. Los soldados d e este batallón tenian en sus morrales una buena cantidad d e maíz tostado, galletas i charqui, i en sus cantimploras, n o y a agua, sino dos buenos litros de escelente pisco. Esta abundancia d e provisiones hacia gran contraste c o n la escasez de otros cuerpos i daba material a los s o l dados prisioneros para echar periquitos contra el Director S u p r e m o ele la guerra. Esta misma sed i hambruna de los soldados peruanos fué uno de los móviles que los indujo a batirse con tan itmeicado valor contra las fuerzas de artillería del mayor Salvo.


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GUERRA

DEL

L o s jefes de las fuerzas de ataque liabian hecho circular entre su tropa la noticia de que en aquel cerrito se encontraba el gran depósito de víveres del ejército chileno, lo m i s m o que los estanques de agua i unas cuantas reses recien muertas. I así, cuando qnerian animar a su jente que avanzase, les gritaban: " ¡ A tomarse los víveres, m u c h a c h o s ! " i entonces los famélicos cholos, haciendo de tripas corazón, continuaban marchando cerro arriba halagados con la es¡)eranza de saciar allí el hambre i la sed que los devoraban. A mas de este orijinal recurso para estimular su valor, todos los jefes de cuerpo proclamaron a sus tropas anunciándoles que era inútil rendirse, porque los chilenos no perdonaban a los prisioneros. I los soldados peruanos estaban tan convencidos de la verdad de esta bárbara aseveración de sus jefes, que al ser alcanzados por las partidas de caballería, o hacían una inútil resistencia, o se arrodillaban llenos cíe angustia p i diendo perdón por todos los santos del calendario. iSTo hai duda, sin embargo, de que los peruanos conocen los puntos que calza el valor i el patriotismo de sus soldados, porque uno de los prisioneros nos confesaba injénnamente a b o r d o del Loa, que a saber ellos c o m o los trataban los chilenos, el ejército en masa, en vez de huir en desorden, sin rumbo fijo i espuesto a morirse de hambre i sed en el desierto, habría acudido a presentarse voluntariamente prisionero. ¡Que' notable contraste presenta esta c o n d u c t a del c h o l o peruano c o n el espíritu q u e anima a nuestros soldados! L o s oficiales q u e se encontraron c o n sus tropas metidos en la ratonera del 18 en la n o c h e , c u a n d o 1,500 h o m b r e s se veían rodeados, por todas partes, p o r u n ejército de 11,500 a 12,000 enemigos, nos cuentan las conversaciones ue en v o z baja sostenían entre los soldados del 4. ° i el A t a c a m a , dignas por cierto de los espartanos de L e ó nidas, c U n soldado preguntaba a otro, mientras acurrucados en el suelo i c o n . s u fusil entre las piernas acechaban al e n e migo: — ¿ I si nos descubren los cholos? — N a hai mas q u e morir toditos. ¿Quién diablo va a rendirse a estos cholos bribones? — P o r supuesto. Pero ¡qué g o l p e tan g r a n d e para Chile si nos derrotasen! — ¡ Y a lo creo! Por eso hai q u e pelear hasta dar el quilo, cosa que n o vayan a creer que somos cobardes. L a idea de pelear hasta morir; de morir mil veces antes que rendirse; el pensamiento tínico de la suerte de la p a tria i de la gloria de Chile era el espíritu q u e animaba a aquellos h o m b r e s en tan angustiosos i solemnes instantes. T o d o s parecían tener la idea de poseer en sus m a n o s la suerte de la patria, i esta idea los hacia heroicos e i n d o mables. T o d a s las conversaciones durante las largas horas de aquella aciaga n o c h e c o n c l u i a n en el m i s m o estribillo:— "Morir antes que rendirse," i en el v i v a q u e o de la n o c h e del 19, c u a n d o al dia siguiente se esperaba u n a reñidísim a batalla, este era también el final de las pláticas d e todos nuestros soldados. Mientras tanto los peruanos, valientes c o n los débiles i e m b r u t e c i d o s por el h a m b r e i el m i e d o , asaltaban esa m i s m a n o c h e una ambulancia de su nación, saqueaban las provisiones destinadas a los heridos, i asesinaban c o b a r d e m e n t e a d o s soldados chilenos que, g r a v e m e n t e h e ridos, habían sido recojidos en el c a m p o por los m i e m b r o s de la Cruz R o j a peruana. Por otra parte, nuestras tropas, si bien a veces han p a sado sus crujidas, c o m o d i c e n los soldados, se resignan m u c h o mas fácilmente q u e las peruanas a las privaciones, p o r q u e están animadas por u n alto espíritu de patriotism o , i a u n q u e escasas de provisiones en la mañana del dia del c o m b a t e a causa de las marchas i contramarchas q u e

PACIFICO.

se vieron obligadas a hacer, tuvieron en la n o c h e u n a suculenta cena que reavivó sus fuerzas. Esa n o c h e se mataron 32 bueyes, i así las tropas t u v i e ron b u e n caldo i carne fresca en su m i s m o c a m p a m e n t o , a pocas millas d e distancia de los maltratados i famélicos aliados. E l n ú m e r o de prisioneros h e c h o p o r nuestras tropas hasta la mañana del 21 es verdaderamente incalculable, i cualquiera cifra q u e diéramos c o m o a p r o x i m a t i v a podria inducirnos a error. E l mayor número de los capturados hasta ahora, declaran que tenían la intención de ponerse en marcha con dirección a Tacna, i todos estáu unánimes en creer que los bolivianos se han dirijido camino de Oruro i los peruanos en gran número hacia la ciudad de Tara paca, en d j n d e creen ha de encontrarse eljeneraj. Buendia. N o pocos sou también los que han volado en dirección a Pica, al Sureste de Iqnique, i entre éstos se encuentra el valiente Granier i gran número de soldados bolivianos, según las versiones de distintos prisioneros. Todos están contestes, principalmente los que conocen el camino, en que la huida a Tacna es una muerte segura, i a éstos no les cansó asombro alguno la noticia de lo sucedido al ejército de Daza, sino que consideraron una " c a n d i d e z " del soldado boliviano la intentona de venir desde A r i c a hasta Dolores con un ejército de 4,500 h o m bres sin traer consigo un numerosísimo tren para el trasporte de las municiones, del agua i de los víveres, al mismo tiempo que se burlaban de los efectos de la famosa coca, cpie cuando mas eutretiene el hambre a los que la usan, pero para despertarlo de una manera atroz a los tres o cuatro días de usarla, en que hai que echar por j u n t o la llenada de perro. Respecto de las bajas sufridas por nuestro ejército, los cálculos mas comunes las estiman en 4 5 0 durante la batalla de Dolores i la persecución de la noche siguiente, siendo los cuerpos que mas han sufrido el Atacama, la artillería i el Coquimbo, i los que menos los Navales i el V a l p a raíso, que apenas tomaron parte en el combate. D e estos 450 se computan 150 muertos i 300 heridos, i esta cifra, aunque naturalmente dolorosa, es muí pequeña si se toma en cuenta el gran número de enemigos, lo nutrido de sus disparos, i sobre todo, los inmensos resultados de la batalla. I nuestras bajas han sido relativamente tan pequeñas, gracias a haberse tomado la precaución de hacer que nuestras tropas se batiesen tendidas en la cumbre del cerro i en la Encañada, sin levantarse nada mas que en los m o m e n tos en que era necesario bajar la falda para atacar al enem i g o que avanzaba. A d e m á s de esto, los soldados chilenos, que son guerrilleros por naturaleza i conocen por instinto las reglas de la táctica moderna, se batían jeneralmente aprovechando con toda habilidad las ondulaciones del terreno, i no nos estraña que un atacameño pidiese el 20 permiso a su oficial para ir a enterrar relijiosamente dos cadáveres enemigos, alegando que le habían servido muchísimo en el combate, porque se parapetó tras ellos i las balas enemigas no hacían mas que horadar el cuerpo de sus mismos compañeros. Respecto de las bajas de los aliados, puede decirse lo m i s m o que hemos dicho al tratar de los prisioneros, porque su número es incalculable, tanto a causa de la gran ostensión de terreno que abarcó la línea de batalla del enemigo, cuanto por la cantidad de muertos i heridos sembrados en los calíchales i en la pampa por el sable i la carabina de nuestros soldados de caballería,. T o m a n d o , sin embargo, el término medio de todos los cálculos que hemos oido, computaremos las pérdidas del enemigo, hasta el 21 en la mañana, en la cifra de 2,500 bajas, de ellos 1,000 muertos i 1,500 heridos.


CAPITULO

Esta cifra nos parece la mas exacta (aunque muchos la hacen subir casi al d o b l e ) i en manera alguna exajerada, si se atiende a la mortandad de los nuestros, que se batieron parapetados, i a la circunstancia de que el enemigo tenia que avanzar a pecho descubierto contra nuestras posiciones. Unida, pues, la cifra de 2,500 bajas a los 1,500 prisioneros, puede decirse que en la batalla de Dolores ha perdido el e n e m i g o unos 4,000 de sus mejores soldados. Murió también durante la fuga el coronel A r m a s , b o l i viano, Jefe de E s t a d o Mayor del jeneral V i l l e g a s , i fué tomado prisionero el coronel R a m í r e z , comandante del b a tallón peruano n ú m . 6 Cazadores de P u n o , lo m i s m o que el segundo jefe de los Cazadores del Cuzco. E n los siguientes dias deben haber caído en poder nuestro mucho mayor número de jefes, i ya el 21 en el dia se citaban los nombres de cuatro o cinco mas, alcanzados por nuestros destacamentos. L a cantidad de armamento recojido por nuestras tropas alcanza también a una cifra incalculable. Hasta el mismo dia 21 no habia menos de 2,000 rifles acopiados, tanto en el campamento de Dolores c o m o en el Porvenir i Santa Catalina, fuera de los que quedarían tirados entre las calicheras al ocultarse allí los dispersos. L o s afanes de la persecución a que se ha dedicado, i con razón, toda la actividad de nuestras tropas, han i m pedido hasta hoi nombrar comisiones para recojer el n u m e roso armamento i diversas prendas de equipo esparcidas en toda la estension de la pampa. Cuando se lleve a cabo esta operación, reuniremos, según todos los cálculos, no menos de seis a siete mil rifles enemigos.

SEGUNDO.

153

parque, donde se encontró una inmensa cantidad de m u n i ciones. L o que mas curioso nos ha parecido es la animosidad de l o s soldados peruanos contra los bolivianos, superior aun a la que éstos profesan a aquéllos. En todas las relaciones del combate que nos han hecho los prisioneros peruanos notamos las mas amargas quejas i los mas duros epítetos contra sus aliados. L o s bolivianos, por su parte, despellejan también de lo fino a sus hermanitos, i algunos creen que si Daza hubiera mandado el ataque, otro gallo les cantara, En lo que todos están de acuerdo, es en confesar el terrible miedo que les causó el ataque a la bayoneta, porque entre ellos es p r o verbial el empuje del soldado chileno para esta clase de ataques, i convienen de buen grado en su inferioridad a e s te respecto. Estas disputas i estos comentarios es todo lo que queda ahora del brillante i poderoso ejército en que fundaba el Perú sus' esperanzas i su orgullo. L a flor i nata de sus tropas de línea, los mas prestijiosos jenerales han quedado reducidos a la nada después de un combate que solo merece el nombre de batalla por el número de tropas que formaron eu línea, derrotados por su miedo i por el efecto de unos cuantos tiros en medio de la oscuridad de la n o c h e .

XVI. Versión peruana del combate de San Francisco i retirada de Daza de Camarones. (Correspondencia a E L NACIONAL de Lima.)

P e r o la presa de mas importancia fueron las 19 piezas de artillería que cayeron eii poder de nuestras tropas el dia 20. Estas piezas componiau toda la artillería de campaña de los aliados, i de ellas no acompañaban al ejército durante la batalla del 19 sino las cuatro que se colocaron a la cabeza de las columnas en dirección a Tiliviche. Las otras, en su mayor parte de fierro i del sistema V a vassenr, habiau sido dejadas en el campamento de Santa Catalina, sea por cansancio de los artilleros o falta de m e dios de movilidad, sea porque no se ¡unisase utilizarlas hasta la batalla del dia siguiente. Todas estaban listas para hacer fuego, con sus piezas de repuesto, sus armones i su dotación cíe proyectiles. N i una sola habia sido clavada, aunque fuera por simple fórmula, i todas estas circunstancias sirven para valorizar cuál seria la intensidad del pánico que se apoderó de las tropas aliadas al creerse atacadas de noche por el grueso de nuestro ejército. Pero no solo la captura de estos elementos de guerra lo demuestra, sino aun mas el archivo de las notas oficiales del jeneral Buendia i todo el legajo de documentos del cuartel jeneral, que fueron encontrados intactos en las i m provisadas oficinas del ejército aliado. I no solo las notas sino hasta el equipaje del Jeneral en Jefe i d é l o s miembros del cuartel jeneral habia quedado allí abandonado. En todos los detalles se notaba lo precipitado de la fuga i el inmenso terror que se habia apoderado de los jefes p e ruanos. Mas hicieron los soldados que estaban a cargo de las ametralladoras, porque al fin éstos enterraron las cuatro de que se componía la dotación del ejército del Sur, según h e mos sabido por algunos prisioneros. Hasta el 21 no habían sido aun descubiertas, pero es probable qne el trabajo de soterrarlas no haya sido hecho con el cuidado de quien entierra un tesoro. Y a hemos dicho qne todo el almacén de víveres quedó en poder nuestro, i lo m i s m o debemos añadir respecto del TOMO

II—20

Arica,

Noviembre

18 de

1879.

Señor Director de E L NACIONAL:

L o s 2,000 h o m b r e s que salieron c o n . el jeneral Daza el 11 del actual, h a n regresado hoi de Camarones, a d o n d e habían llegado el 14. A la 1 P. M. h a tenido lugar la entrada de esas fuerzas en Arica. E l Jeneral en Jefe d e l E s t a d o M a y o r del ejército b o l i viano, señor A r g u e d a s , h a v e n i d o al m a n d o de ellas. El jeneral Daza se q u e d ó en Camarones c e n el escuad r ó n V a n g u a r d i a i su escolta, algunos soldados mas q u e él escojió i algunos jefes, entre éstos el c o r o n e l C a m a c h o . C o n estas fuerzas, unidas a los 120 guerrilleros de n u e s tro célebre Albarracin, el jeneral piensa seguir su m a r c h a hasta encontrar a nuestro ejército en acción, c u y o m a n d o tomará, p o r q u e de h e c h o le corresponde c o m o a s e g u n d o D i r e c t o r de la guerra. E n t o d o , los h o m b r e s q u e lo a c o m p a ñ a n ascienden a 450 buenos jinetes, cada u n o de los cuales lleva un caballo de tiro. A l g u i e n encuentra una cal. ,i erada en la ida del j e n e r a l D a z a a encontrar al jeneral B u t n d i a , c o n tan p o c o s h o m bres i teniendo q u e atravesar un c a m i n o recorrido por la caballería del e n e m i g o ; pero nosotros n o la e n c o n t r a m o s tal, p o r q u e además que va con 450 valientes, el coronel Albarracin c o n o c e a palmos el terreno i p u e d e evitar cualquier e n c u e n t r o desfavorable. A d e m á s , calcúlase la i m p o r t a n c i a q u e p u e d e tener la presencia de él en el c a m p o de acción. V o l v i e n d o al regreso de los 2,000 bolivianos, ¿cuáles son las causas q u e lo han m o t i v a d o ? N o sabré decirlo. A l g u i e n cree q u e p o r q u e no tenian los víveres i aguada necesarios; pero esto n o p u e d e ser de ninguna manera, p o r q u e acusaría el c o l m o de la imprevisión en los encargados de proporcionar esos medios imprescindibles. Otros aseguran que en Camarones h u b o j u n t a de jefes i que en ella se resolvió el regreso, teniendo en cuenta el c o r t o n ú m e r o de soldados (2,500) c o n que contaba para atacar, lo que haria u n sacrificio estéril, no p u d i e n d o


154

GUERRA

DEL

concertar c o n el j e n eral B u e n d i a la simultaneidad del ataque. Pero, sea cualquiera el m o t i v o d e esa resolución, lo cierto es q u e n o na sido ésta m u í acertada: debían de todos m o d o s haber aguardado en Camarones para estar mas cerca i p o d e r ocurrir p r o n t o según el resultado d e los m o v i m i e n t o s del jeneral Buendia. A l m e n o s este es nuestro parecer, q u e también es el de todos los oficiales bolivianos c o n quienes h e m o s h a b l a d o i de los soldados. H a c e r n o s concebir la ilusión de que v a m o s a c o m b a t i r i hacernos marchar inútilmente para regresar d e s p u é s . . . ! dicen aquéllos. Parece q u e la ida n o t u v o otro o b j e t o que llamar la atención del e n e m i g o hacia el N o r t e de Pisagua.

S. E. habló a los bolivianos recorriendo batallón p o r batallón i fué calurosamente v i v a d o . T a m b i é n h u b i e r o n vivas al contra-almirante M o n t e r o

Noviembre

20 de

1879.

Esta mañana se h a recibido u n telegrama de Chiza en que se anuncia q u e nuestro ejército en acción habia o c u p a d o D e l o r e s i Santa Catalina, i que a las 7 P. M. de ayer el c o m b a t e habia principiado en San A n t o n i o . U n p r o p i o , h e c h o por el j e n e r a l Buendia, c o m u n i c a b a eso. L a o c u p a c i ó n por los nuestros d e A g u a Santa, D o l o r e s i Santa Catalina, h a sido sin c o m b a t e , o al m e n o s nada nos dice al respecto el telegrama recibido. Calcule U d . , señor director, la ansiedad en q u e estarem o s , i si ella es tan grande aquí, c ó m o n o será en L i m a ! S o n las 10.30 P. M. en el m o m e n t o q u e escribo. S. E. h a estado desde las S en la oficina del telégrafo i aun p e r m a n e c e en ella. Parece que está h a b l a n d o c o n el jeneral D a z a i c o n el señor Melgar, el director de la aduana de Arica, los cuales están en Chiza, A l g o de m a l o adivino q u e pasa, ¡Dios quiera q u e m e equivoque! (11 P. II.)

A c a b o de saber que mis presentimientos n o h a n resultado del t o d o infundados p o r desgracia. A l tercer ataque, nuestra vanguardia ha sido rechazada! L a vanguardia de nuestro ejército en acción, se c o m p o nía d e los batallones A y a c u c h o , Zepita, L i m a n ú m . 3, C o l u m n a Cerro d e Pasco, i los batallones bolivianos Illimani i Olañeta. Pero, ¿ c ó m o ha sido eso, de q u é m a n e r a . . . ? N o lo sabemos. A l g u i e n n o debe ignorarlo, pero lo calla. Por q u é n o se nos dice clu una vez la terrible verdad. Menos dolorosa nos seria aun la noticia de una derrota q u e estas horribles incertidumbres. Noviembre

21.

A las 8 A . M. de h o i h e m o s leido u n largo telegrama, lleno de contradicciones, que nos h a d e j a d o mas dudas aun q u e las q u e teníamos anoche. Ese telegrama ha sido h e c h o en vista d e lo d i c h o en Chiza p o r dos oficiales, según el m i s m o telegrama lo m a nifiesta. Resulta d e él que h u b o i n o h u b o c o m b a t e , tal es la oscuridad c o n q u e está redactado. D i c e , en resumen, que en vista de que las posiciones enemigas eran inespugnables, se resolvió n o atacar i retirarse. I dice también: ejército n u m e r o s o ha q u e d a d o íntegro, la caballería está íntegra i otras palabras mas por el estilo que nada dejan comprender.

PACIFICO

L o q u e a fuerza de pensar h e m o s llegado, n o a saber, sino a adivinar, es lo siguiente: N o atacaron sino d o s divisiones, las cuales fueron r e chazadas por el e n e m i g o . E l resto d e nuestro ejército se retiró sin atacar, p o r q u e d e otro m o d o hubiera corrido la suerte que las dos divisiones. E l e n e m i g o estaba posesionado d e u n elevado cerro d e f e n d i d o por ametralladoras i n u m e r o s o s cañones K r u p p . Las dudas n o han cesado todavía (son las 2 P. M.) Creemos q u e S. E. está tan a oscuras c o m o nosotros respecto a lo que pasa, de otro m o d o , ¿por q u é dejarnos en tanta ansiedad? N o obstante, toda la mañana, i todavía hasta este m o m e n t o , el d o c t o r Alvarez está interrogando p o r el telégrafo a los dos oficiales citados mas arriba.

(5

P. M.)

E l coronel H u g u e t acaba de preguntar a S. E. q u é h a bia d e cierto. — " T e n e m o s de t o d o — h a c o n t e s t a d o é s t e — v a m o s mal i v a m o s bien. E s t a m o s p r o c u r a n d o sobreponernos i h a c i e n d o t o d o lo p o s i b l e . . . " Noviembre

22.

S o n las 2 P. M. i n o sabemos nada. E n su retirada, nuestro ejército h a t o m a d o otro c a m i n o distinto de los anteriores. A f o r t u n a d a m e n t e tiene los víveres necesarios, según se nos dice, i p u e d e atrincherarse en u n a b u e n a posición i esperar. GUSTAVO.

Arica,

Noviembre

24 de

1879.

Los detalles respecto a las últimas operaciones del ejército de Tarapacá, sou en e s t r e n o confusos e inciertos. L o s pasajeros llegados de Iquique ignoran la verdadera posición que ocupa en la actualidad el jeneral Buendia i los restos de su ejército. L a mayor fuerza que tuvo a sus órdenes el jeneral B u e n dia, no escedió nunca de 9,000 hombres. Los restos salvados del ataque de San Francisco, se asegura, no sabemos con qué fundamento, que no pasan de 2,400. L a caballería boliviana huyó apenas, iniciado el ataque. Se asegura que han perecido el coronel Fajardo, p r o b a blemente también el coronel Herrera, cuyo caballo fué recojido sin jinete, i el comandante Tirado. E l jeneral V i l l e g a s , después de herido, fué hecho prisionero. Se cree que la división R í o s haya perecido caso de haber sido perseguida y>ov el enemigo. Su fuerza no pasaba de 800 hombres, mal armados, en su mayor parte con fusiles inútiles, muchos de chispa. Carecía de víveres. D e la división Campero no se tiene ni la mas remota noticia. Nunca sirvió para nada, ni aun para protejer las partidas de ganado remitidas de la Arjentina para nuestro ejército, que han ido cayendo sucesivamente en poder del enemigo. Las quejas contra el jeneral Buendia, por su mala dirección i poco previsora conducta, son numerosas. U n a parte del parque del ejército detenido en P o z o A l m o n t e i regresado a Iquique por orden del Jeneral en Jefe, ha quedado en la estación del ferrocarril i habrá caído en poder del enemigo, por no haber tenido la precaución siquiera de arrojarla al mar a última hora. A q u í reina gran escitaciou. El ejército boliviano i el jeneral Daza a su regreso de Camarones, fueren muí mal recibidos en Tacna. Corría el rumor de que la tropa iba a ser desarmada. E l lio, a su llegada a Moliendo, no habia ocurrido ningún bombardeo, ni existido siquiera intimación. L a O'TIiggins i Magallanes cortaron el cable el 24 a las 12 M. i se retiraron con r u m b o al Sur.


CAPITULO

L a escitacion en el puerto era iumensa. A l tener c o n o c i miento de que e l j e n e r a l L ó p e z Lavalle pasaba en el v a por, se pretendió estraerlo de a bordo, pero se desistió de tal propósito por considerar que no seria entregado i no comprometer un conflicto. E n Arequipa reinaba gran alarma. Es probable qne a la fecha el prefecto V i d a l García i García habrá sido destituido por el pueblo. Los emigrantes de Iquique en su mayor parte han desembarcado ea este puerto, l i o i Moliendo. E L

CORRESPONSAL.

(Correspondencia a Er. COMERCIO de Lima.)

Arica,

Noviembre

24 de

1819.

E l 19 del corriente, a las 5 A . íYL, i a una milla de los enemigos, estaba nuestro ejército entre el Bearnes i Santa Catalina, i aquéllos en el alto de San F r a n c i s c o i Santa Rita. A las 3 P. M., se m o v i e r o n nuestras fuerzas para tomar posición. E l j e n e r a l Villegas, sin esperar orden, atacó a las 3.10 P. M. c o n los batallones Illimani i Olañeta, que t o m a r o n por d o s veces el alto de San F r a n c i s c o , a y u d a d o s por el núm. 8 i una c o m p a ñ í a del Zepita. El jeneral.Bustamante, c o n la división esploradora, sostenia el ala derecha, c o m b a t i e n d o c o n vigor. El j e n e r a l Flores, c o n una c o m p a ñ í a d e Húsares de Junin, atacó por la derecha: éstos se desorganizaron por efecto de los tiros de la artillería enemiga. El coronel Suarez atendió bien el centro i la izquierda, m a n t e n i e n d o en orden sus tropas. A las 6 P. M., cesaron los fuegos; a las 9 P. M., teníamos 2,400 h o m b r e s reunidos; a las o A . M. del 20 dirijiéronse al Cuartel Jeneral i lo hallaron r o d e a d o por el e n e m i g o , sin q u e fuese posible penetrar. E n la m i s m a hora se inició un c o m b a t e desigual i terrible. Se ignora el resultado, pero el fuego seguia l e n to a las 9 A . M. L a infantería i la caballería chilenas n o t o m a r o n parte; solamente la artillería i ametralladoras funcionaron. El j e n e r a l Villegas i el c o m a n d a n t e Tirado, heridos. N o hai mas pormenores, pues el j e n e r a l Buendia está en P a c h i c a c o n tropas, i n o ha p o d i d o escribir desde ahí. El desastre h a sido ocasionado por falta de dirección. El jeneral L ó p e z Lavalle nos h a h e c h o mas d a ñ o que todos, pues a b a n d o n ó su puesto de prefecto de Tarapacá, desde el 20, e m b a r c á n d o s e en u n b u q u e d e vela para esperar el vapor lio, que lo h a traido ayer a este puerto. Esta c o n d u c t a tan vituperable, o b l i g ó a los c o m a n d a n t e s de los b u q u e s de guerra ingleses i americanos, a d e s e m barcar sus guarniciones para defender a los cónsules, pues las fuerzas q u e estaban en aquel puerto i o b e d e c í a n al coronel clon J o s é Miguel R i o s , marcharon a reunirse con el jeneral Buendia. El jeneral Prado recibió c o m o merecía al señor L ó p e z Lavalle, o r d e n a n d o q u e se le tomara preso, i está c o n centinela de vista i s o m e t i d o a j u i c i o de campaña. E l j e n e r a l D a z a llegó aj^er, a las 12 M., de regreso de Camarones; conferenció c o n el Presidente i pasó a Tacna. A pesar de q u e L ó p e z Lavalle há tres dias a b a n d o n ó su puesto, d i c e n que solo hoi h a n t o m a d o posesión de Iquique los c h i l e n o s . Se asegura q u e viene a esta plaza el coronel Velarde con los restos del ejército i que debe llegar el miércoles. Arica,

Noviembre

27 de

1879.

Los enemigos, q u e tenían destacamentos avanzados hasta A g u a Santa, fueron replegándose sucesivamente desde que nuestro ejército los acometió a paso ele carga. En este m o v i m i e n t o perdieron los chilenos algunas c o l u m nas; pero c o m o su o b j e t o era atraer a los nuestros a las formidables posiciones que ellos ocupaban en el cerro de

SECUNDO.

155

San Francisco, p o c o perdieron en aquellos encuentros, pues lograron su intento de ser atacados en sus terribles r e d u c t o s por el ciego entusiasmo i arrojo de nuestro ejército, que en su í m p e t u pretendió asaltar los puestos enemigos por senderos casi impracticables, teniendo que sufrir durante tres horas i m e d i a una horrorosa lluvia de metralla que arrojaba sin cesar la numerosa artillería c h i lena, sin contar c o n la prodijiosa cantidad de proyectiles lanzados p o r sus ametralladoras c o n v e n i e n t e m e n t e c o l o cadas. U n ejército dos veces mas numeroso q u e el nuestro n o habría p o d i d o desalojar al e n e m i g o de tan formidables posiciones; i es inespíicable la temeridad del jeneral, que teniendo sobre sí la responsabilidad de la suerte do 10,000 soldados, hubiera d e c i d i d o u n ataque sin la m e n o r probabilidad de triunfo, i c o n seguridad tan c o m p l e t a de u n sacrificio estéril i dolorosamente caro para el pais. Esto pasaba el 19. E n la mañana del 20 la infantería i caballería enemigas, favorecidas por la niebla, sorprendieron a los nuestros a corta distancia de San Francisco, trabándose u n n u e v o c o m b a t e , sin resultado definitivo, pero que o b l i g ó a los aliados a emprender la retirada. Se asegura que 3,000 h o m b r e s de los nuestros quedaron en el c a m p o , i c o m o , según los mas a p r o x i m a d o s cálculos, solo t u v o nuestro ejército en ese dia S.000 soldados escasos, la p r o p o r c i ó n de nuestras bajas ha sido la de 3 7 % , la m a y o r acaso de cuantas ofrece la estadística de las batallas europeas en los 30 años ú l t i m o s . N u e s t r o orgullo debe quedar al m e n o s satisfecho, y a que la suerte nos h a sido adversa, i seria menester que sus exijencias fuesen demasiado exajeraelas para no sentirnos retemplados ante los nobles e j e m p l o s de valor i a b n e g a c i ó n estraordinarios que han d a d o a nuestros soldados i marinos los q u e tanto han elevado la h o n r a del pais en I q u i q u e , Pisagua, Mejillones, A l i g a m o s i San Francisco! L o s restos de este ejército, q u e tan valerosamente acaba de combatir, a u n q u e sin fortuna, en los desiertos de Tarapacá, unidos c o n el ejército de Arica, p u e d e n presentarse al e n e m i g o antes de q u i n c e dias, oponiéndoles 12,000 hombres que, m e j o r mandados, nos dan la esperanza d e que c a m b i e n la suerte de nuestras armas, h a c i e n d o sufrir a los chilenos desastres iguales a los que h e m o s tenido en San Francisco. La esperiencia adquirida en la corta c a m o a ñ a de Tarapacá correjirá los errores de nuestros jenerales, i h a c i é n doles mas cautos, los hará mas aptos i dignos de dirijir el valor de nuestros soldados, inspirando al e n e m i g o mas respeto i t e m o r a nuestras armas. EL

CORRESPONSAL.

(Correspondencia a L A PATRIA de Lima.)

A l 19, a las 5 A . M., estuvimos frente al e n e m i g o a una milla de distancia. N o s o t r o s en Bearnes i Santa Catalina i los enemigos en el alto de San F r a n c i s c o i Santa Rita. A las 3 P. M., nos pusimos en m o v i m i e n t o para tornar posiciones. A las 3.10 P. M., recibimos el primer disparo de c a ñ ó n del e n e m i g o ; nuestras fuerzas, sin tener orden de hacer fuego, principiaron a gastar m u n i c i o n e s sin objeto, iniciando u n c o m b a t e descabellado, pues, nuestros rifles no llegaban ni a media distancia del e n e m i g o . El jeneral V i llegas atacó, c o n los batallones Illimani i Olañeta, el alto de San F r a n c i s c o , c a y e n d o herido en m e d i o camino. L o reemplazó el c o r o n e l González. O c u p a m o s d o s veces el alto d i c h o , a y u d a d o s por el n ú m . 8 i una c o m p a ñ í a del Zepita. El jeneral Bustamante, c o n la división Esploradora, o c u p a b a nuestra ala derecha sosteniendo el c o m b a t e c o n vigor. E l j e n e r a l Flores, c o n una c o m p a ñ í a de Húsares d e Junin, atacó por nuestra derecha; éstos se desorganizaron por los cañonazos enemigos i h u y e r o n siguiéndolos la


156

GUERRA

D E L PACIFICO.

m a y o r parte d e l eje'rcito, en el m a y o r desorden e insubordinación, t o m a n d o r u m b o a Camina, A r o m a i Tarapacá la m a y o r parte. E l coronel Suarez atendió m u i bien c e n tro e izquierda, m a n t u v o ordenadas las fuerzas i son las únicas q u e n o se dispersaron. Jeneral B u e n d i a anonadado; tenia m u c h o sueño, i l a falta d e Jeneral en Jefe nos h a p e r d i d o . A las 6 P. M., cesaron los fuegos. A las 9 P. M., teníamos 2,400 h o m b r e s reunidos. E n d i c h a hora, y o i m i h e r m a n o , salimos c o n orden d e reunir dispersos. A las 5 A . M . d e l día 20, nos dirijimos a nuestro Cuartel Jeneral i lo hallamos r o d e a d o por el e n e m i g o , sin que fuera posible penetrar; en la m i s m a hora se inició u n c o m b a t e desigual i terrible; ignoro resultado; el fuego seguia lento a las 9 A . M . Perseguido, m e retiró a ésta ( P o z o A l m o n t e ) ; nadie viene detrás d e m í i estoi angustiado. E n el c o m b a t e d e l 19 p e r d i m o s , c u a n d o m e n o s , 4 0 h o m b r e s i otros tantos heridos, entre éstos el j e n e r a l V i llegas i el c o m a n d a n t e Tirado, d e l Estado M a y o r Jeneral. Infantería i caballería chilena n o t o m a r o n parte; nos b a timos contra artillería i ametralladoras solamente, i n u e s tra dispersión fué escandalosa i sin n i n g ú n m o t i v o , pues nadie nos atacaba n i seguia. T o d o h a sido falta d e dirección. EL

CORRESPONSAL

E N

CAMPAÑA.

XVII. Versión boliviana del combate de San Francisco i causas que orijinaron la derrota de los aliados. (De L A DEMOCRACIA, periódico oficial de Bolivia.)

CARTA

D E L

DOCTOR

LADISLAO

San Cristóbal,

CABRERA.

Diciembre

12 ole 1879.

Lijeramente, en los primeros momentos del desastre del 19 del mes pasado, te decía que en aquel día nada de cuanto era vergonzoso había faltado, ni la impericia, la imprevisión ni la cobardía misma. Para mí no fué sorprendente cuanto de infortunado o c u r rió. H e aquí mis razones: l. E l ejército aliado no tenia y a elementos de s u b sistencia después de la ocupación del puerto de Pisagua i la pérdida del Huáscar. E l Jefe de Estado Mayor Jeneral del ejército del Sur, coronel Belisario Suarez, así lo declaró en el consejo de guerra celebrado en Iquique en fecha 5 de aquel mes. Espuso allí, que aun cuando contaba todavía con víveres para el ejército por 20 dias, el ferrocarril no contaba ni con los empleados ni con el combustible necesario para trasportar esos víveres: que en su consecuencia la situación era demasiado crítica. Disentida la esjiosicion del Jefe de Estado Mayor Jeneral, se resolvió, casi por unanimidad, marchar con el ejército aliado en busca del enemigo, cualquiera que fuera el resultado. E s t a resolución motivó la concentración del ejército aliado en P o z o A l monte. A l l í empezaron efectivamente a escasear los víveres, tanto que varios cuerpos del ejército de Bolivia no recibieron ración alguna en uno o dos dias. s

2. " L a mala organización del ejército que n o revelaba sino la mas absoluta anarquía entre jefes, oficiales i s o l dados, i de la cual resultaban los escándalos mas a b o m i nables, no siendo raro que soldados golpeasen a oficiales, éstos a jefes, i que jefes hicieran otro tanto entre sí. 3. L a relajación de las obligaciones de l a c a m p a ñ a ; pues el soldado, en lugar de ocuparse del manejo de su a r m a , de ejercicios propios del ejército, empleaba su tiempo en dar funciones de títeres i otras de esta clase. Recuerdo haber asistido en P o z o A l m o n t e una noche a una de estas funciones, i con asombro vi allí al jeneral Bustamante, c o ronel Prado i otros muchos jefes. 4. L a falta de equipo de algunos cuerpos del ejército; rt

rt

tanta que recien, el 14 o 15 del pasado, esto es cuatro o cinco dias antes del simulacro de combate, se repartia lona para que los soldados cosieran cananas (porta-municiones). N o tenían cartucheras. 5. * L a falta d e Jeneral e n Jefe que conociera las c o n diciones i necesidades d e cada división, d e c a d a brigada, d e cada cuerpo, d e c a d a c o m p a ñ í a . A este respecto, el ejército, especialmente el d e Bolivia, n o c o n o c í a al J e n e ral en Jefe que l o c o m a n d a b a . Sabia que habia u n j e n e r a l Buendia, célebre p o r su constancia en hacer la corte a una chilena d e 1 3 a 14 años, en I q u i q u e , i d e la cual se decia q u e al jeneral le arrancaba h á b i l m e n t e todos los secretos d e la campaña. 6. N o haberse p r o c u r a d o estinguir, n i d e parte d e los peruanos ni d e la d e los bolivianos las antiguas prevenciones nacionales entre u n o s i otros, l o cual daba lugar a frecuentes desavenencias q u e ' p r o d u c í a n efectos desastrozos para la alianza. 7. H a b e r s e c o n d u c i d o el ejército aliado, frente al e n e m i g o , e n tan malas condiciones, que n o p u d o darse el dia 18 por toda ración, a cada soldado, m a s q u e cuatro onzas d e charqui; el dia 19, nada. D u r a n t e estas cuarenta i o c h o horas la m a y o r parte d e los soldados n o t o m ó agua i el sol era abrasador; pedían agua c o n instancia i n o habia c o m o satisfacer esa necesidad. 03

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C o n estos antecedentes tan desconsoladores, en la mañana d e l 17 desfiló el ejército aliado p o r la llanura d e A g u a Santa, d o n d e diez dias antes 100 h o m b r e s d e c a b a llería i 50 d e Húsares d e Bolivia fueron derrotados p o r 150, según unos, i 300, según otros, d e caballería enemiga. L o s cadáveres ofrecían el espectáculo mas desagradable, parecían u n o s enormes j ¡gantes, tanto se hallaban d e h i n c h a d o s : los mas estaban c o n las m a n o s mutiladas p o r el sable e n e m i g o . Nuestros soldados, al pasar por j u n t o a esos tristes restos d e los Húsares, hacian sentidas c o n s i d e raciones i c o n c l u í a n c o n estas palabras harto significativas: así nos h a n d e abandonar a nosotros. N i n g u n o d e los primeros que llegó a aquel llano t o m ó la p r e c a u c i ó n d e evitar al ejército aliado vista tan deplorable. E n la tarde d e ese dia, esto es el IT, el ejército a c a m p ó en Negreiros. A l dia siguiente, 18, también e n la tarde, s u p o n i e n d o al e n e m i g o e n la oficina Santa Catalina i d i v i d i e n d o toda la infantería aliada en tres fracciones, se c o n t i n u ó la m a r c h a en d i r e c c i ó n al lugar l l a m a d o los C a n c h o n e s , distante d o s leguas, mas o m e n o s , d e Santa Catalina. A las 10 u 11 P. M . se notaba e n el ejército aliado la mas espantosa confusión, todas las divisiones e q u i v o c a r o n su itinerario: las que m a r c h a b a n p o r la vanguardia resultaron a retaguardia i vice-versa, las q u e t o m a r o n el c a m i n o d e la derecha, resultaron a la izquierda; i esto ocurría e n u n calichal tan estenso i áspero q u e era difícil la salida. Si en ese estado 2 0 0 h o m b r e s enemigos hubieran aparecido, el ejército aliado habría c o n c l u i d o por una c o m p l e t a dispersión. Caballos ni soldados podían andar, i e n la mañana siguiente se notaba que hasta los cascos d e los caballos se hallaban lastimados; tal s o n de cortantes los caliches d e ese lugar. E n la imposibilidad de seguir la marcha, se hizo a l t o : esta medida, si produjo algún efecto, fué el de aumentar la irritación de los jefes, oficiales i soldados que comentaban la inutilidad del Jeneral en Jefe. Eran las 2 A . M . i la situación se hizo insostenible. Los soldados no podían reclinar su cuerpo sobre esos caliches cortantes, i, a reclamación de algunos jefes, se emprendió la marcha en espantosa confusión hacia Chinqniquiray, oficina opuesta a l a de Santa Catalina i distante legua i media mas o menos una de otra. A l aclarar el dia, se supo recien que el enemigo no ocupaba Santa Catalina - sino el cerro de San Francisco, que domina los llanos de Chinqniquiray, Santa Catalina i el Porvenir. E l ejército aliado se situó en estos últimos tres p u n t o s ; después de algunas evoluciones estériles, las divi-


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SEGUNDO.

cerro de San Francisco: u n a del Illimani i otra del Olañeta (de Bolivia), la 3. * del batallón Zepita i la 4. * del A y a c u c h o (del Perú.) Llegan estas cuatro compañías a las calicheras, base d e San Francisco, i " r o m p i e r o n el f u e g o sobre el e n e m i g o " q u e se mantenía en la cúspide del cerro. Eran las 2 P. M. T o d o s se preguntaban c o n sorpresa lo que aquello significaba; pues, c o m o se habia d i c h o antes, se había resuelto que ese dia n o se c o m p r o m e t e r í a el c o m b a t e . A l g u n o esplicó q u e realmente n o se c o m p r o m e t e r í a el c o m b a t e ; que. solo esas cuatro compañías harían una escaramuza para ver si el e n e m i g o bajaba de sus p o s i c i o nes, i q u e esto habia obtenido del Jeneral en Jefe el j e n e ral Villegas.

siones V i l l e g a s (de Bolivia) i Bnstamaute (del P e r ú ) . o c u paron el Porvenir i Santa Catalina. L a caballería peruana procedió a practicar los reconocimientos necesarios. De ellos resultó, i se comprobaba a la simple vista, que la línea del enemigo ocupaba desde la c ú s pide Sureste del cerro de San Francisco hasta la aguada de Dolores, que surte a Pisagna i las necesidades del ferrocarril. Entre la aguada i el cerro de San Francisco hai una colina cuya altura será de 200 metros, mas o menos, en donde fuerzas enemigas servian de apoyo al cerro i a la aguada. Entre el cerro i la colina hai una quebrada angosta que divide ambos. E l cerro de San Francisco puede medir una altura de 350 a 400 metros por una lonjitud de 1,400 a 2,500 m e tros, mas que menos. Su cúspide forma una meseta en cuya circunferencia los enemigos habian levantado parapetos i abierto zanjas; no podia vérseles sino la cabeza. A d e m á s , la base del cerro, en todo el frente del ejército aliado i en su estremo Sur, se hallaba defendida por ruinas de antiguas oficinas de salitre, calicheras i ripios. N o puede escalarse sino por el estremo Sur. Conocidos estos medios de defensa del enemigo ¿era posible esperar nn favorable resultado de un ataque a semejantes posiciones? E l tiempo se ha encargado de probar que el ataque fué un despropósito. A j u z g a r por los m o v i m i e n t o s del ejército aliado, parecía que el c o m b a t e iba a c o m p r o m e t e r s e de un m o m e n t o a otro. Las músicas tocaban las canciones nacionales, los jefes p r o c l a m a b a n a sus soldados; hasta el Jeneral en Jefe se d e j ó ver en esas primeras horas para desaparecer d e s pués en los m o m e n t o s mas supremos. A las 11 o 12 M. se retiraron los diferentes cuerpos del ejército aliado a sus respectivas posiciones, sin que el enemigo hiciera el mas leve m o v i m i e n t o que indicara el abandono o c a m b i o de las suyas. Se habia resuelto que ese dia n o se c o m p r o m e t e r í a el c o m b a t e . Las exijencias del s o l d a d o , en busca de agua, aumentaron a m e d i d a que el calor a u m e n t a b a también. P o c o s p u d i e r o n apagar la sed. C o m o a las 8 o 9 se recibió un estraordinario que avisaba haber c o n t r a m a r c h a d o el jeneral D a z a c o n sus fuerzas sobre Tacna, desde la quebrada de Camarones. D e c i a el estraordinario, que el jeneral Prado le habia dirijido un telegrama, espresándole que era y a estéril su m a r c h a , porque suponía que el c o m b a t e habia tenido lugar el 16. Pero el jeneral Prado debia estar al corriente de los movimientos del ejército aliado por el cable s u b m a r i no que f u n c i o n a b a de Iquique a A r i c a , i debia saber que ! el 16 el ejército se hallaba aun en P o z o A l m o n t e . :

Sea de esto lo que quiera, la noticia de la c o n t r a m a r cha del jeneral Daza, que se estendió entre los soldados, por mas que se quiso ocultar, causó su notable desaliento. Cuando las divisiones o c u p a b a n ya sus respectivas c o locaciones, quise estudiar, en el aspecto de los soldados, el espíritu de que se hallaban animados, i a este propósito recorrí algunos cuerpos. Sin que las fatigas del hambre i de la sed, o la mala n o c h e que habian pasado, hubieran producido los síntomas de la debilidad i de la falta de fe en la victoria, o t o d o a la vez, es lo cierto que el resultado de mis observaciones n o p u d o ser mas doloroso. Desde ese instante abrigué el c o n v e n c i m i e n t o de que el ejército aliado estaba v e n c i d o . A l g u n o s de los jefes de cuerpo del ejército de Bolivia m e preguntaron mi opinión, i no p u d e ocultarles el resultado de mis lijeros estudios. No faltaron quienes m e e x i j i e r a n l a razón de mis temores. Les contesté: 1. ° , por las malas c o n d i c i o n e s del ejército; 2 . , por ser inespugnables las posiciones enemigas; 3. ° , porque se equivoca el p u n t o de ataque, el cerro de San Francisco en lugar de la aguada de Dolores, q u e formaba la retaguardia enemiga i p u n t o de c o m u n i c a c i ó n por t e légrafo i ferrocarril c o n Pisagua. T e n g o presente q u e a algunos le dije: Morituiite salutaut. c

En ese estado, d e la d e r e c h a del ejército aliado se v e n desplegar en guerrilla cuatro c o m p a ñ í a s i avanzar al

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Mas, inmediatamente i con mayor sorpresa jeneral, se ve que tras de las cuatro compañías marchan en el m i s m o sentido, esto es, al cerro de San Francisco, los cuatro b a tallones a qne ellos pertenecían, i también el batallón Cerro de Pasco. Nadie podia darse cuenta de lo que pasaba. Los c o m a n dantes jenerales de división, escepto los jenerales Villegas i Bnstamaute, que deben saber de dónde provino la orden de comprometer el combate, pedían órdenes repetidas, por medio de sus ayudantes, al Jeneral en Jefe, pero éste no parecía. A l g u n o s jefes de cuerpo pedian también órdenes a sus respectivos jefes de división o de brigada i obtenían por toda contestación: que no tenian ninguna que comunicarles i que se mantuvieran en sus puestos. Mientras t a n t o , el combate se hallaba seriamente c o m prometido en toda el ala izquierda del ejército aliado con los 5 batallones que se han indicado i el primer escuadrón del Tejimiento Húsares de Bolivia. E l enemigo se detenía en sus posiciones i su artillería empezaba a ofender a nuestras divisiones que se mantenían en espectativa. N o he podido averiguar si, con orden o sin ella, los batallones Dalence (una sola c o m p a ñ í a ) , el Pancarpata i la división V i l l a m i l , rompieron el fuego sobre el enemigo con muí poco o ningún éxito. Otro tanto sucedía en el ala izquierda, a donde el enemig o desplegaba alguua fuerza de la colina inmediata al cerro de San Francisco. Con el mayor sentimiento i sin poder evitarlo, se podia ver que las balas de nuestros soldados no ofendían al enem i g o : 1. ° , porque rompieron el fuego de mucha distancia, i después por los parapetos i zanjas a cuyo abrigo se hallaban. L a artillería m i s m a del ejército aliado se colocó a tan larga distancia, en los ripios de la oficina Porvenir, que las balas no alcanzaban a la cúspide del cerro de San Francisco, a donde eran dirijidas. Caian en la falda del cerro donde estaban nuestros soldados. A este respecto, es seguro que algunas de las balas de los batallones que rompieron el fuego de larga distancia han muerto a nuestros soldados qne escalaban el cerro i se hallaban ya cerca de la cúspide. Trascurrieron tres cuartos de hora desde qne las p r i m e ras guerrillas empezaron el combate, i se vio que el coronel González, segundo jefe del Illimani, llegó a la mayor a l tura del cerro i aun apagó a un cañón enemigo; pero éste, que tenia en toda la meseta del cerro frescas i numerosas fuerzas, fácilmente rechazó al coronel G o n z á l e z , que con tanto denuedo avanzó hasta allí. C u a n d o los soldados q u e seguían al coronel González dieron m e d i a vuelta, los que iban detrás hicieron otro tanto, sin q u e n i n g ú n esfuerzo hubiera sido bastante a contenerlos. E l enemigo, en la retirada de nuestros soldados, arreció sus fuegos de artillería i rifle, lo cual acabó de introducir la confusión i el desorden; todavía en el llano del P o r v e nir i Santa Catalina se p r o c u r ó de n u e v o contener a los fujitivos: ni las amenazas, ni los llamamientos al patriotismo i a las obligaciones del soldado causaron efecto


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DEL

alguno; si alguno se detenia a contestar, era para pedir agua. P o c o después, este e j e m p l o de fuga del ala derecha, fué seguido por el resto del ejército; sin embargo, n o revestía los vergonzosos caracteres d e los primeros cuerpos, pues, antes que una fuga, fué una retirada. Esto último se c o m prende; quedaron, según se ha d i c h o mas antes, varias divisiones sin dar u n solo tiro ni entrar en c o m b a t e . D e u n a división de caballería, p o r e j e m p l o , c o m p u e s t a de los siguientes cuerpos: Húsares d e J u n i n (peruanos), Húsares de Bolivia (bolivianos), Guias (peruanos), F r a n c o - t i r a d o res (bolivianos), Nacionales Tarapacá (peruanos), n o p a r tió sino el primer escuadrón de Húsares de Bolivia, i aun ese débilmente. L a división de infantería, que m a n d a b a el c o r o n e l Cáceres, se retira también sin dar un solo tiro, l o m i s m o q u e otras del ejército del Perú. A l coronel Cáceres, el ayudante Luis L a y n e le c o m u n i c ó la orden del jeneral Villegas de defender el ala izquierda. Su contestación fué: que n o recibía órdenes sino del J e neral en Jefe. I n d u d a b l e m e n t e tenia razón. Por t o d o lo q u e antecede c o m p r e n d e r á n q u e en el d e sastre de 19 del mes pasado en el cerro de San Francisco, n o h u b o un error q u e n o se cometiera, desde el mas trascendental hasta el del simple detalle; p u e d e concluirse, sin e q u i v o c a c i ó n alguna, que allí n o h u b o una batalla, ni siquiera una simple escaramuza bien dirijida. N o h u b o plan de batalla, n o h u b o Jeneral en Jefe, n o h u b o c o m a n dante jeneral de división que recibiera órdenes terminantes, ni siquiera indirectas. El resultado ha sido lójico a los antecedentes. Figúrate q u e n o escederán los muertos i heridos de 400; el ejército aliado constaba de 8,500; el n ú m e r o d e chilenos n o se conocia. LADISLAO

RELACIÓN

DEL

CORONEL

M.

CABRERA.

ARMAZA.

E u las primeras horas del dia 19 de Noviembre el ejército aliado estuvo frente al cerro de San Francisco, c o n cluyendo así la penosa i difícil marcha eu !a noche que pasó, pero sin haber conseguido el objeto principal de llegar a Sal de. Obispo, conforme a lo que se había acordado el 18 en la junta cíe jefes, presidida por el señor Jeneral en Jefe. A s í principió el dia sin haber tenido efecto aquel acuerdo, falta que pudo considerarse c o m o el primer c o n traste inesperado i de trascendentales consecuencias para los (pie acompañaban en el buen éxito de esta marcha estratéjica, de la que es muí probable dependía la victoria, puesto que se privó al ejército de ponerse entre Pisagua, s ó b r e l a línea férrea i el enemigo, cortada así su c o m u n i c a ción i obligado a abandonar sus posiciones, si quería batirse o dejarnos libre el paso, si convenia avanzar hacia Camarones para protejer la marcha del cuerpo del ejército que había salido de Tacna. Después de un pequeño descanso, se dio orden de formar el ejército, - horas 9, poco mas o menos, para atacar al enemigo, sin embargo de sus posiciones inespugnables. Nuestros soldados estaban entusiastas i era completamente la hora hasta para impedir que el enemigo recibiera sus r e fuerzos, el éxito habría sido favorable i sin dejar a los soldados eu esos arenales en las peores horas del dia, sufriendo el hambre i la sed bajo un sol abrasador que los abrumaba hasta la irritación. A las 2 P. M. se volvió a pensar en el 'ataque, i después de iguales vacilaciones, se dio contraorden, señalando para el dia siguiente i previniéndose que el soldado buscase su rancho i agua. Y a los cuerpos estaban en descanso fuera de la línea, cuando con sorpresa se oyeron tiros i se vieron guerrillas desplegadas, avanzando a la cuchilla del cerro varias veces, i comprometiendo el combate sin favorable resultado, p o r que la fuerza que avanzaba era diminuta i todo el grueso quedaba atrás en desorden, de tal manera, que los que

PACIFICO.

se hallaban avanzados eran ofendidos por los fuegos de los de retaguardia. Inesplicable desorden de la tropa e i n comprensibles órdenes susperiores, en un combate iniciado misteriosamente, conviniendo las de suspension, que fué, por desgracia, aceptado ese escándalo para forzar el cerro fortificado e inespugnable por sí mismo, sin plan militar c o nocido, ni un orden de batalla conveniente i en las horas mas incompetentes que, c o m o se ve, solo sirvió para que entre los mismos soldados de la alianza se ofendiesen en confusion. Mientras tanto la artillería del enemigo no d e jaba de hacer fuego. Las ametralladoras, horizoutalmente colocadas, lanzaban sus proyectiles en dirección a la p a m pa, sin ofender a los que esca'abau el cerro. E n estos momentos, los soldados de mi mando que v o l vieron a su formación, pechan a voces i con inusitado ardor romper los fuegos sin ver al enemigo. Temiendo yo se repitiera lo que iba sucediendo en la falda del cerro de San Francisco, quise ganar tiempo, calmando a la tropa, mientras tuviera nuevas órdenes. Maudé que el entusiasta batallón Paucarpata desplegase en batalla al frente, arrimándose a la izquierda de un cuerpo peruano, que también se hallaba desplegado. E n seguida me dirijí hacia el señor Jeneral en Jefe, que acababa de descender del cerro para pedirle órdenes. L o encontré sentado eu el c a m p o j u n t o a unas habitaciones, i me clirijió estas palabras terminantes: " P o r lo visto, esto ha concluido i qué hacer." Entonces regresé a la línea donde estaba el bizarro batallón Daleuce, a cuyo primer jefe, el doctor Donato V a s q u e z , le ordené que hiciera g a nar terreno a su cuerpo por el flanco derecho, eu su formación en columna, a lo que me respondió: mi coronel, somos vencedores. Perdida la esperanza de salvar los cuerpos íntegros, que habría sido una gloria, con la facilidad de reorganizar eu la marcha a los dispersos, me resigné a espectar la dispersion inevitable, una vez relajada la subordinación. Desde ese momento no volví a ver a los soldados de ese cuerpo. En Tarapacá tuve también ocasión de. buscar al señor jeneral Bnendia, en compañía del señor jeneral Villamil, cerca de las 4 P. M. del siguiente dia 2 0 , hora de mi llegada. Se manifestó que los dispersos peruanos i bolivianos necesitaban ausilios inmediatos en la ¡:>ampa, i dispuse acuartelarlos. Me contestó que se les mandaría a g n a ; pero que no era posible ciarles socorros diarios, porque no había nu centavo. E n seguida me preguntó a dónde me dirijia, i le respondí que a Tacua, i calló. Motivos de imposibilidad me impidieron realizar mi pensamiento. Mas bien pude incorporarme a Húsares i dirijir mi marcha a esta ciudad a presentarme al supremo Gobierno. E s cuanto tengo que esponer lijeramente, reservándome publicar mis diarios sobre la campaña i demás incidentes personales que tengan relación con ella. L a P a z , Diciembre 15 de 1879. MIGUEL

RELACIÓN

DEL

DOCTOR

ARMAZA.

VASQUEZ.

Oruro, Diciembre 12 ele 1879. Señor: El dia de ayer se m e h a notificado la orden espedida p o r el señor j e n e r a l Ministro en c o m i s i ó n , la q u e previene se presenten en T a c n a , d e n t r o de d o c e días, los jefes i oficiales derrotados en San Francisco, c o n o b j e t o ele sincerar su c o n d u c t a . Consta a todos los jefes, oficiales i v e c i n o s de Oruro que m e e n c u e n t r o físicamente imposibilitado d e montar a caballo, al m e n o s hasta dentro de cuarenta dias i tanto que, aun sano, n o podría hacer u n viaje a Tacna, porque el a b a n d o n o de mi profesión durante o c h o meses i las remisiones de dinero que se m e han h e c h o h a n dejado exhaustos los recursos de m i casa. Por ello ruego a U d . se sirva elevar la esposiciou al consejo establecido en Tacua para que se sirva conside-


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rarlo, sí, c o m o dice la orden, se nos j u z g a en rebeldía. Tres o cuatro dias antes del combate de San Francisco, dejé felizmente, i con m u c h o g o z o de mi parte, la j e f a tura de la brigada de orden del muí ilustre jeneral señor V i l l e g a s ; i digo felizmente, porque mi responsabilidad se reducía a cero, concentrando mis deberes a la obediencia pasiva del soldado. E l 17 de N o v i e m b r e no pudo ya hacer rancho la tropa, i, gracias al señor jefe de brigada, encontró agua buena i abundante. E l 18 ésta fué escasa, i marchando toda la noche ocupamos al amanecer, el dia 19 de N o v i e m b r e , una hermosa posición, tanto ofensiva c o m o defensiva, pues que podíamos apoderarnos sin resistencia posible del enemigo, de las altas crestas de San Francisco i enfilar con inmensa v e n taja la posición e n e m i g a ; entre tanto qne el ejército chileno no podia atacarnos en nuestra posición, porque apenas habría alcanzado a ver las bocas de nuestros rifles. Este estaba situado en la cumbre del cerro de San Francisco i ocupaba una posición netamente defensiva., sin nada de ofensiva; i mala aun c o m o posición defensiva, puesto que, si bien era de casi imposible ataque por la pampa, porque a su fuerza natural unía la de los fosos i parapetos defendidos por sesenta cañones enfilables, era por las altas crestas del San Francisco, c o m o lo hice observar al jefe de la brigada. N o es mi ánimo ni debo juzgar las altas disposiciones de mis jenerales; i fué, sin duda, la naturaleza del terreno la que arrojó al ejército sobre los pozos de agua abiertos en la p a m p a ; sea lo que fuere, i pues ellos lo ordenaron, bien ordenado seria. O b e d e c i e n d o , pues, órdenes superiores, d e s c e n d i m o s de la hermosa posición que h a b í a m o s t o m a d o i - a c a m p a m o s en la pampa, a m e d i o tiro de c a ñ ó n del enemigo. P e r m a n e c i m o s en tal situación t o d o el dia sin p o d e r recibir sino pequeñas cantidades de agua, hasta eso de las 2.30 P. M., en q u e d e j a m o s el lugar d e nuestros p a b e l l o nes i nos a p r o x i m a m o s al pié de las posiciones enemigas, cerrando el batallón D a l e n c e , en c o l u m n a , la izquierda de la segunda línea. A p o c o se c o m u n i c ó a toda la línea la orden de retirarnos al lugar de nuestros pabellones, asegurándose que el combate se daría al dia siguiente, i previniéndose enviar inmediatamente los soldados, los unos a recojer m o c h i l a s , que quedaron a mas de media legua, i los otros a recibir agua, operación morosísima, que verificaba a una milla, mas o m e n o s , de distancia. El suscrito, después de haber c o n d u c i d o una cuadra al batallón, e n c o m e n d ó su descanso al s e g u n d o jefe i regresó a observar de mas cerca las posiciones enemigas, d e s c u briendo c o n el anteojo, que el e n e m i g o a c o m o d a b a c a ñ o nes i los blindaba en una pequeña planicie que existia a su derecha sobre el San Francisco, i cerciorádose que la orden de retirarse habia sido ejecutada por toda la línea. Cinco minutos después se e s c u c h ó un c a ñ o n a z o i l u e g o otros dos. I c o m o t o d o el ejército aliado se hallaba bajo sus pabellones, creyó el suscrito que el chileno se daba salvas por nuestra retirada, c o m o lo espresó a u n o de los señores jefes peruanos q u e se retiraba c o n su batallón. Pocos m o m e n t o s después se e s c u c h ó , e m p e r o , u n nutridísimo fuego de infantería, ametralladoras i cañones. ¿Quién d i o , pues, la orden de atacar c u a n d o t o d o el ejército habia abandonado la línea de batalla? Es u n h e cho que n o h e p o d i d o averiguar. Felizmente, ni el batallón D a l e n c e ni el Paucarpata, habian todavía m a r c h a d o p o r agua o mochilas; i por orden del señor brigadier, o c u p ó la brigada el m i s m o puesto que se le habia señalado en la línea de c o m b a t e . Ocupado él, m a r c h ó el j e f e de brigada a pedir órdenes, regresando c o n la de permanecer firmes en sus puestos, en virtud de c u y a orden persistió el batallón Dalence, descansando sobre sus armas i recibiendo estoicamente las bombas que le dirijia el e n e m i g o . Después de cerca d e m e d i a dia, hora de tan c o m p r o -

SEGUNDO.

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metida situación (puesto que n o es fácil recibir a pié firme los fuegos enemigos, sin la esperanza siquiera d e poder contestarlos), v o l v i ó el j e f e de la brigada a pedir órdenes. Entre tanto, la tropa del D a l e n c e mostraba al suscrito t o d o el c a m p o de su derecha cubierto de derrotados, c o n testándoseles que era u n arma falsa, que los batallones se organizaban i que su deber era la obediencia. A esta obediencia de la línea de reserva hará, sin d u d a , justicia el señor coronel Suarez al pasar el parte respectivo. E n tales m o m e n t o s llegó el señor brigadier i ordenó q u e el batallón marchase a su derecha a apoyar a los dispersos, i el suscrito m a n d ó ganar terreno por el flanco derecho. M a r c h ó el D a l e n c e g a n a n d o terreno hasta encontrar las calicheras situadas cerca del p o z o d e . . . Dolores (según recuerdo), en c u y o lugar el señor brigadier dijo en v o z alta: — V a m o n o s todos j u n t o s , pues esto está perdido. Desde tal m o m e n t o , rotas las filas por el terreno m i s m o , mientras el suscrito formaba a la 2. compañía, avanzaba la.6. rápidamente, apresurada por las bombas enemigas, i mientras se reorganizaba a ésta, se d e s c o m p o n í a n las otras compañías, haciéndose a p o c o imposible formar el batallón, tanto por lo accidentado del terreno, c o m o por el regreso de las dispersas caballerías, que hacia creer a los soldados que era la caballería enemiga que nos c o r taba. Tal es la verdad de los h e c h o s , de q u e son testigos presenciales mas de 500 h o m b r e s ; i si el suscrito n o m a r c h ó sobre T a c n a c o n los dispersos que p u d o reunir en las pampas, es: 1. ° , p o r q u e n o habia nadie que conociese el c a m i n o ; 2. ° , porque el espresado c a m i n o debia estar i estaba c o m p l e t a m e n t e desprovisto; 3. ° , p o r q u e la sed arrojaba i n v e n c i b l e m e n t e los soldados sobre Tarapacá, i 4. ° , porque todos oponían una inercia i n v e n c i b l e a m a r char sobre Negreiros u otro p o z o , balbuceando: d

d

— N o s moriremos de h a m b r e i ya las caballerías habrán t o m a d o esos p o z o s . Si los soldados peruanos q u e d a r o n en las pampas, es solo porque las c o n o c í a n i contaban c o n sus propios recursos, recursos propios que solo brindaba Bolivia a los b o l i v i a n o s . . . N o es, pues, fácil la l u c h a c o n la naturaleza! Quizá, siguiendo los consejos acalorados de los que n o c o n o c e n el traquido de una pistola, se haga c a r g o a los dispersos de traición o cobardía. Traición!... Ella n o p u e d e existir, según el sentido c o m ú n i la carta boliviana, sin previa c o n n i v e n c i a c o n el e n e m i g o esterior; i el suscrito es u n o de los que lanzó la v o z de alerta desde el año 74 contra la política absorbente i hostil del G o b i e r n o chileno. Cobardía!... Si se rejistra el C ó d i g o Militar, son m u i , c o n o c i d o s los casos de ella; i no h a sido j a m á s imputable a dispersos en c a m p o de batalla, m u c h o mas c u a n d o el batallón D a l e n c e h a sido u n o de los últimos que lo ha a b a n d o n a d o ; i m u c h o mas todavía c u a n d o el suscrito h a c u m p l i d o i m a n d a d o c u m p l i r estrictamente las órdenes superiores, sin que haya llegado el caso de usar de su propia iniciativa, que solo surje para u n primer j e f e el d e n o p o d e r recibir inmediatas órdenes superiores. Si al batallou Dalence se le hubiese puesto en combate útil i oportunamente, respondo de que se habría portado con todo el valor con que se ha conducido su 1. compañía, que bajo el comando del coronel José María L a b a s dens i el mando inmediato de sus oficiales, el sarjento m a yor D o m i n g o V a r g a s , capitán supernumerario Nicanor R o m a n o ( h e r i d o ) , capitán graduado Toribio Quintanilla, teniente 2. ° Nicolás Martínez i subteniente Secuudino Scmpértigue, ocupó las cumbres del Francisco, perdiendo 4 individuos a 30 varas de los parapetos enemigos, i al c o r neta Mariano Mamani, muerto cuando tocaba al pié mismo del cañón. a

H o n o r a esos valientes, cpie felizmente encontraron la ocasión de manifestar su denuedo, pues, si fueron arroja-


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GUERRA

D E L PACIFICO.

dos de la cumbre, es porque no es humano que 200 h o m bres resistan la carga de un ejército. " D e b í a n haber muerto t o d o s , " se me ha d i c h o ; pero eso es bueno para repetirlo en un salón confortable, i sobre todo después de haber apur ado dos copas de cerveza en un muelle sillón. V o i a concluir: E n una guerra se ganan, pues, i se pierden batallas, sin que esto sea estraño en manera alguna; nuestros p a dres perdieron cien batallas en 15 años, i, sin embargo, nos han legado la república. L a virtud del patriotismo consistirá, pues, en no dudar jamás del buen derecho de la patria, ni del triunfo definitivo de su buen derecho, i en propender constantemente a este santo objeto, a través de todos los reveces, sin abatirse j a m á s ni abandonar nunca la guerra. Puede Chile hoi por hoi recorrer una via triunfal, a p o yada en la superioridad prestada que le dan sus numerosas máquinas de guerra. Pero, mas tarde o mas_temprano, esa via tiene que desembocar en una sima, en que se sepulten para siempre su ambición i su justicia. Marengo i Austerlitz fueron los primeros peldaños de W a t e r l o o ; i las rotas de Huaqui i Pocana i los incendios de Qnircavi i Sacaca los primeros escándalos de Ayacncho. Chile tiene que sucumbir, o hai que negar de la moralidad humana, i romper con la historia. E l suscrito protesta hallarse pronto a continuar la g u e r ra, sea cual fuere el puesto que se le señale; prefiriendo siempre el de último soldado, único que talvez olviden la infame calumnia i la cobarde envidia. Con tal m o t i v o , soi del señor prefecto i comandante j e neral, atento i seguro servidor. DONATO

VASQUEZ

Al Señor Prefecto i Comandante Jeneral del Departamento.

XVIII. La retirada perú-boliviana. (Correspondencia a L A PATRIA de Valparaiso.)

Pisagua,

Diciembre

3 de 1879.

Señor editor: E l 20 de N o v i e m b r e emprendieron su precipitada retirada hacia el Sur los cuerpos del ejército perú-boliviano que el dia auterior sufrieron tan rudo rechazo en el cerro de la Encañada o San Francisco. Esta retirada, abandonando en el campo de batalla c a ñones, víveres, muuiciones, armas i vestuario, tuvo el c a rácter de una completa i desastrosa fuga. H a sido algo mas todavía. Con ella ha recibido un rudo golpe la alianza perú-boliviaua, i se ha roto virtualmente el vínculo que ha mantenido en anti-natural consorcio, clnraute meses i años, a los enemigos de Chile.

E n el campamento chileno de la Encañada i en el cuartel jeneral de Dolores no se tuvo, en las primeras horas del 20 de Noviembre, idea cabal de la importancia del triunfo obtenido el dia anterior. Lijeros reconocimientos practicados por oficiales del Estado Mayor, revelaron el abandono de las posiciones enemigas. E n la oficina Porvenir cayeron en nuestras manos algunos jefes i oficiales enemigos, e n tre los cuales se hallaban el jeneral V i l l e g a s , comandante de una divisiou boliviana, i el coronel Ramírez Arellauo, jefe del batallón Puno. E n el resto del día se hizo presa de toda la artillería de la alianza, que constaba de 12 piezas de sistema inglés, de 1861, de tres calibres diferentes, i c o menzaron a llegar a Dolores prisioneros i despojos, mas o menos, pintorescos de diversas especies. Partidas de caballería avanzaron bajo las órdenes del activo i estimable sárjente mayor del rejimiento de Cazadores a caballo, don Feliciano Echevarría, i fué este jefe quien capturó i condujo a Dolores las artillería e n e m i g a ;

pero, obedeciendo a sus instrucciones, se limitó a reconocer los alrededores del c a m p o de batalla. Durante los dias que siguieron, toda la caballería, c o m puesta a la sazón de 400 Cazadores, bajo las órdenes del comandante don Pedro Soto Agnilar i de los 115 Granaderos de la compañía del capitán don R o d o l f o V i l l a g r a u , permaneció acampada en la oficina del Povenir, distante uua legua de Dolores. El 21 se hizo avanzar por la línea del ferrocarril hasta Santa Catalina, oficiua distante dos leguas del cuartel j e neral, una división compuesta del 2. ° de línea, el Chacabuco, los Zapadores i la batería de artillería del bizarro e intelijente capitán Flores. Estas fuerzas, que no alcanzaron a tomar parte en el combate del 19, a pesar de la terrible marcha de 17 horas que ejecutaron desde el campamento del H o s p i c i o , se h a llaban impacientes por participar de la gloria de sus c o m pañeros de armas, i era justo que se les asignase el puesto avanzado del peligro i de la vijilancia. E l 22 avanzó en un tren hasta A g u a Sauta, término Sur de la línea férrea, el comandante dou D o m i n g o Toro con 100 soldados del Chacabuco; pero esta espedicion, que h a bría sido muí provechosa en la mañana del 20, no dio r e sultado práctico. Mas allá de Santa Catalina no se descubrió rastros, ni se obtuvo noticia segura acerca del paradero del ejército enemigo. ¿Cuál había sido, entre tanto, la suerte del respetable c u e r - . p o de ejército de 8 a 9,000 soldados que se presentó el 19 de N o v i e m b r e , acudiendo a la cita que les dio desde Arica el jeneral Presidente de Bolivia, a estrellarse sobre la p u n ta que proyecta hacia el Sureste el cerro de Sau Francisco o la Encañada, ante el pequeño, pero invencible muro de acero i f u e g o que formaron allí, a la v o z del intrépido Salvo, las bayonetas del A t a c a m a i las carabinas de la artillería!'' A l caer la noche, la situación de nuestros enemigos era harto crítica. Toda su ala derecha, c o m p u e s t a de los bolivianos i de la divisiou Esploradora del ejército peruano, de que formaban parte los batallones 2. ° A y a c n c h o , 3. ° P r o v i s i o nal de línea i voluutarios de Cerro de Pasco, i de que era jefe el jeneral Bustamante, había desaparecido del campo de batalla en dirección al Oriente, i la caballería del ejército aliado, en masa, habia seguido el ejemplo del desbande. De los cinco jenerales de la alianza, no respondió uno soló al llamamiento en esa hora de solemne decisión i de angustiosas tinieblas. V i l l e g a s habia caído cubriendo el honor de las armas, Bustamante, Villamil i el mismo Bnendia, prófugos ya de la primera hora de Pisagua, se habían dejado arrastrar por la corriente de los fnjitivos. Flores, huésped irónico mas bien que caudillo de los batallones de Bolivia, se contentaba, desde dias atrás, con censurar i murmurar en traje de paisano. Había, sin embargo, en aquellos momentos un espíritu sereno i un corazón intacto en las filas de los aliados. Eran el espíritu i el corazón del coronel don Belisario Suarez, Jefe de Estado Mayor i caudillo de c o m b a t e , cabeza i brazo de las huestes enemigas de Chile, desde que éstas c o menzaron su organización en Tarapacá. A este hombre animoso i de estraordinaria actividad, no le desconcertó la pérdida de la mitad de su infantería, de su caballería entera, ui el abandono de los jenerales i de otros jefes de prestij¡o, c o m o el coronel don Manuel V e larde, arrogante jefe, que eu la mañana misma del combate arengaba enérjicamente a sus soldados de la primera división anunciándoles que sobre la cima del cerro de San Francisco estaban la gloria i el honor, i a retaguardia déla línea peruana el deshonor i el baldón, i que habia concluido por desaparecer tristemente de la escena del combate. En las últimas horas de la jornada, formaban frente a las posiciones chilenas de Sau Francisco las siguientes fuerzas:


CAPITULO SEGUNDO.

División Vanguardia (coronel Justo Pastor D á v i l a ) , c o m puesta de los batallones L i m a núm. 8 i de los restos, h o n rosamente mutilados, del batallón Puno n ú m . 6; Primera división (abandonada por su jefe el coronel V e larde), compuesta de los batallones Cazadores del Cuzco núm. 5 i Cazadores de la Guardia núm. 7; Segunda división (coronel Cáceres), compuesta de los batallones Zepita n ú m . 2 i D o s de Majo; Tercera división (coronel B o l o g n e s i ) de que formaba parte el l . A y a c u c h o ; I la c o l u m n a d e artillería (coronel Castañon) c o n 12 piezas i 160 hombres. E n t o d o , a lo mas, 3,500 h o m b r e s : Cuatro mil bolivianos, la división Esploradora (jeneral Bustamante), c o m p u e s t a del 2. ° A y a c u c h o n ú m . 3, d e l 3. ° Provisional d e línea i d e la C o l u m n a Cerro d e Pasco, últimos llegados del N o r t e al departamento d e Tarapacá, i toda la caballería del ejército aliado habían a b a n d o n a d o miserablemente el c a m p o . c r

Las fuerzas peruanas, q u e permanecían fíeles a las b a n deras, recibieron orden d e acampar en sus posiciones i d e alistarse para renovar, en la mañana del siguiente dia, el ataque d e las líneas chilenas. ¿Era sincera esta .orden del coronel Suarez? ¿Ignoraba el Jefe del Estado M a y o r peruano, en los m o m e n t o s en que la impartió, toda la estension del desastre i desbande del ejército aliado o esperaba q u e , durante la n o c h e , v o l vieran a incorporarse al ala izquierda los fujitivos d e la derecha i d e la caballería? ¿o se p r o p u s o , lo q u e creemos probable, al mantener el resto d e sus tropas en sus p o s i ciones, ocultar la derrota i evitar la persecución?El h e c h o es que, entre 8 i 9 P. M., los ayudantes d e l Estado M a y o r recorrieron silenciosamente las líneas d e los batallones, rendidos d e sueño i d e cansancio, i c o m u nicaron la orden d e c o m e n z a r la retirada. I entonces, al través d e las ásperas calicheras q u e se estienden hacia el Sur d e la oficina del Porvenir, a u n o i otro lado d e la via férrea, i a la luz pálida de la luna n u e va, debilitada por los primeros vapores de u n a helada c a manchaca, e m p r e n d i ó la quebrantada hueste peruana una de las mas difíciles i fantásticas marchas q u e es dado efectuar a un c u e r p o d e tropas atormentadas por la fatiga, la sed i la derrota. Para c o m p r e n d e r , hasta cierto p u n t o , lo q u e fué esa retirada n o c t u r n a en presencia d e un e n e m i g o vencedor, es menester tener alguna idea d e los obstáculos q u e presentan al avance d e h o m b r e s i bestias los m a n t o s d e caliche q u e cubren a aquella rejion. U n a llanura, c o n la apariencia ele un o c é a n o d e turbio oleaje, petrificado en el m o m e n t o en q u e soplaba sobre las aguas una brisa fresca del Sur, se estiende en todas direcciones hasta donde alcanza la vista. N o es posible dar m u c h o s pasos, de dia c,laro, sin perder el equilibrio sobre la superficie resbaladiza, sin caer en los h o y o s q u e alternan c o n las elevaciones, sin herirse en las duras i agudas crestas d e aquella áspera masa. E l calzado n o resiste p o r m u c h o tiempo, i los pies ensangrentados se debilitan i flaquean. Las herraduras m e j o r templadas saltan c o m o cortadas a cincel. ¿Cuál seria en semejante terreno el sufrimiento i el d e s orden d e una división q u e arrastraba consigo la artillería a lomo d e muía, un parque considerable i u n n ú m e r o i n menso de heridos i d e rezagados, a quienes era menester abandonar a cada instante a m u e r t e segura en las h ú m e das concavidades del caliche i el helado i triste sudario de la camanchaca? Agregúese q u e el viajero mas esperimentado, recorriendo en n o c h e s claras i c o n el espíritu sereno las soledades sin término d e las p a m p a s d e caliche, se halla seriamente espuesto a estraviarse. Así, los fujitivos peruanos d e S a n Francisco, p o r m a s que procuraban en la primera n o c h e d e su retirada apartarse del blanquisco sendero del ferrocarril p o r d o n d e temían ver precipitarse trenes cargados c o n tropas chileTOMO

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ñas i las masas tan temidas d e nuestra caballería, eran c o n d u c i d o s a cada m o m e n t o a la línea c o m o p o r efecto de u n funesto imán. A s í , también, después d e caminar a la ventura, d e j a n d o sangrienta huella d e cada u n o d e sus pasos, desde las 8 a 9 P. M. hasta las 3 A . M., descubrieron c o n pavoroso asombro, a las primeras luces del alba, que n o se habían alejado mas d e legua i m e d i a del c a m p o de batalla, indicado a distancia p o r la oscura i levantada silueta del cerro d e San Francisco. ¿Quién d u d a q u e en las primeras horas d e esa terrible n o c h e el silbido d e u n a l o c o m o t i v a , resonando a sus e s paldas, o la aparición d e u n g r u p o d e 25 jinetes habría bastado para precipitar el desbande d e los últimos restos de lo que fué un dia antes el ejército perú-boliviano d e Tarapacá? La retirada c o n t i n u ó a las 5 A . M. d e l dia 20, mas n o sin que se adoptara la resolución d e abandonar en el a l o j a m i e n t o la artillería completa, c u y o parque habia q u e d a d o , c o m o m u c h o s heridos i cansados i c o m o casi todos los enseres del ejército, en la m a r c h a n o c t u r n a por el cauchal. L a tropa d e esa arma siguió desde entonces al ejército c o m o c o l u m n a d e infantería, bajo las órdenes de su c o m a n d a n t e , el coronel Castañon. U n n u e v o enemigo se presentó c o n los ardientes rayos del sol d e la mañana, la sed, la sed ardiente e inquieta de la pampa, del i n s o m n i o i d e la batalla. A las 11 A . M . t u v o el ejército la fortuna d e encontrar u n a aguada i p u d o , gracias a eso, mantener su formación. Hasta esa hora, aquella habia sido una retirada a la ventura, sin r u m b o fijo i efectuada simplemente a i m p u l s o del instinto d e la salvación. E l plan primitivo d e los aliados, en caso d e fracaso, habia sido dirijirse a A r i c a p o r alguno d e los caminos q u e atraviesa la quebrada d e Tiliv i c h e ; pero la actitud d e Daza i d e los bolivianos, i mas que t o d o , la distancia i la m a y o r dificultad d e efectuar la retirada al N o r t e sin ser apercibidos del ejército c h i l e n o , decidieron al j e f e d e las tropas peruanas a abandonar aquel propósito i a seguir, al través d e la p a m p a del T a marugal, en dirección a la quebrada de Tarapacá. E n la mitad del dia, cuando estaba a la vista el cordón de cerros tras de los cuales se elevan por el Sur las c h i m e neas de las oficinas de Negreiros, el quebrantado ejército comenzó a marchar casi en línea recta hacia el Oriente. L a retirada había tenido lugar cou cierto orden, durante las primeras horas del dia, i así se logró vencer las dos primeras leguas en el camino del Tamarugal; pero la sed, el hambre i el cansancio fueron introduciendo de tal suerte la confusión, que los cuerpos se confundieron i el enjambre de los rezagados t o m ó a retaguardia proporciones considerables. A las 4 P. M . encontró la columna su salvación en la aguada i valle de la Cnraña, situados en el centro mismo de la pampa del Tamarugal, a seis leguas de Tarapacá. A l l í se encontró una buena cantidad de ovejas i diversos otros recursos, i se proporcionó descanso a la tropa, hasta el dia siguiente a las 5 P . M., con la seguridad de que el ejército chileno no la molestaría ni la buscaría, probablemente, siquiera en aquella direcciou. L o s rezagados i heridos, socorridos oportunamente, se incorporaron de nuevo a las filas. L o s soldados, fortalecidos por el alimento i el baño, pudieron volver a empuñar las armas cou ánimo de hacer uso de ellas. L a s bestias aniquiladas recobraron fuerzas en los pastales del oasis bienhechor. Grupos del batallón 2. ° A y a c u c h o i de fujitivos bolivianos, con gran cantidad de heridos, habían precedido en Cnraña la columna conducida por Suarez. L o s bolivianos no se agregaron a ésta, ni aguardaron que se pusiera en marcha para continuar la retirada en dirección a Tarapacá i a los pasos de cordillera que conducen al interior de su pais. E n la noche del 21 llegó lo que quedaba del ejército p e ruano a las alturas que dominan por el Noroeste el h o n do valle i la pintoresca población de Tarapacá, i en las


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primeras horas de la mañana del 2 2 , bajó a ellas por el camino de San Lorenzo, destinado a presenciar, dias mas tarde, escenas de tanta i tan terrible animación. E l m i s m o instinto i las mismas reflecciones acaso que obraron en el ánimo del Jefe del Estado Mayor peruano habian conducido ya a Tarapacá a muchos de los derrotados del 19. E n la ciudad se encontraban la mayor parte de la tropa del 2. ° A y a c u c h o , que intentó, con mal éxito, bajo las órdenes de su comandante Prado (llamado en el ejército P r a d i t o ) , la subida del cerro de San Francisco, centenares de hombres del 3. ° Provisional i parte de la columna de voluntarios de Pasco, todos pertenecientes a la división Esploradora que abandonó Bustamaute. E n cuanto a Pradito, es sabido que no se vio desde el dia de la batalla el polvo que levantaban sus botas presurosas. El jeneral Bueudia con sus ayudantes se encontraba igualmente en Tarapacá, i allí t o m ó de nuevo el mando del ejército que la enerjía i la vijilancia de Snarez acababan de salvar de segura i completa perdición. E l jeneral boliviano Villamil habia llegado horas antes, por su lado, con algunos compatriotas fruitivos; pero, h a biéndosele ordenado que procurase reunir a sus c o m p a t r i o tas, contestó que tenia instrucciones para dirijirse a Ornro, i en efecto, envió en esa dirección toda la tropa boliviana, i él m i s m o tomó en seguida el camino de Arica por la quebrada de Camina, E n jeneral, desde el dia de San Francisco, los bolivianos de Tarapacá dejaron de ser ejército. L a nostaljia, el d e m o nio de la revuelta i el pillaje, i probablemente también, planes forjados durante semanas i meses, los arrastraban irresistiblemente a los caminos que conducen por la cordillera a las proviucias del Suroeste de Bolivia. Bandadas de soldados armados recorrieron así las pequeñas poblaciones del interior, saqueando i destruyendo. ¡ A Ornro, a Ornro! era el grito de esos grupos désele el c a m p o de batalla de San Francisco. A l g u n o s anunciaban que marchaban con el propósito de derribar a Daza i de volver a pelear al lado de los chilenos. E l ejército peruano refujiado en Tarapacá, no tenia, pues, para qué contar con aliados. E n adelante no debían servirle sino sus propios esfuerzos i su ¡n'opia decisión. La idea de organizar una división de Vanguardia que se dirijiese sobre P o z o A l m o n t e i la Noria, en donde se s u p o nía a los restos del enemigo, hizo mas de un viaje entre el cuartel jeneral i la cámara del Abtao. Hablóse al pricipio de 5,000 h o m b r e s ; en seguida de 3,000, i por ú l t i m o , se llegó a la conclnsiou verdaderamente desconsoladora de que no seria posible suministrar oportunamente víveres i agua a una división que operase al Sur de A g u a Santa en número de mas de 2,000 hombres. E n estas circunstancias llegó al campamento, en la m a ñana del 2 3 , la noticia de la entrega de Iquique a las autoridades chilenas, i j u n t o con ella, en el primer m o m e n t o de ansiosa escitacion, la orden de que el rejimiento de Cazadores, acantonado en la oficina del Porvenir, emprendiera la marcha al Sur en busca del enemigo. Alistóse sin demora el gallardo cuerpo a la voz de su distinguido comandante don Pedro Soto Aguilar, i a las 6 P. M. del m i s m o dia brillaban entre los postreros rayos del sol, a lo largo de la línea férrea, las armas i los alegres semblantes de 400 jinetes chilenos. A las 11.15 P. M. llegaba la columna a la estación i oficina salitrera de A g u a Santa, que nuestros soldados no habian- visitado desde la tarde del encuentro de Jermania i que el coronel peruano Masías habia destruido en parte antes de evacuarla. L a columna continuó su marcha en la mañana del 2 4 , después de concederse a la tropa algunas horas de descanso al pié de los caballos, i poco después de la 1 P . M. llegaba a la oficina de Peña Grande, en donde recibía por diversos conductos las primeras noticias de que el enemigo se encontraba en Tarapacá en número de 4 a 5,000 hombres alistándose para marchar a Arica.

PACIFICO.

U n a cantidad considerable de provisiones abandonadas por el ejército aliado, cayó en poder de nuestra caballería en Peña Grande i en la oficina veciua de Santa Adela. I no fué menos importante la captura de un convoi de 35 muías que se dirijia de P o z o A l m o n t e a Tarapacá c o n d u ciendo víveres, el equipaje personal del coronel Snarez i el archivo del Estado Mayor peruano. L o s prisioneros de la escolta confirmaron las noticias adquiridas, pocas horas antes, respecto de la situación i los propósitos del enemigo. E l Jefe de Estado Mayor chileno, que dirijia las operaciones de la caballería, despachó, en el m i s m o dia 24, propios al Ministro de la Guerra en campaña, que se encontraba a la sazón en Iquique, i al Jeneral en Jefe, en Dolores, anunciándoles lo que se habia averiguado respecto de los movimientos i estado de fuerzas del enemigo i proponiéndoles que hiciesen avanzar 4,000 hombres de Dolores i el rejimiento Esmeralda, por el ferrocarril de Iquique, a fin de que, con la caballería en el centro, avanzasen lo mas rápidamente posible sobre Tarapacá i contuviesen eficazmente al enemigo en su retirada al Norte. A l mismo tiempo, se enviaba al capitán Parra con 80 Cazadores a tomar posesión de P o z o A l m o n t e i a abrir desde este punto la comunicación telegráfica con Iquique. La operación fué ejecutada sin tropiezo en las primeras horas de la noche, i una cantidad considerable de forraje i víveres caian de nuevo en poder de la caballería chilena en aquel lugar, importante no solamente por su inagotable pozo sino c o m o estaciou de ferrocarril i centro de un p o d e roso agrnpamiento de oficinas salitreras. E n cnanto al aviso enviado a Iquique i Dolores sobre la situación del enemigo, nos anticipamos a decir que el emisario destinado al Jeneral en Jefe no llegó a su destino i que, en Iquique, no se atribuyó al anuncio del Jefe de E s t a d o Mayor toda la importancia que tenia en aquellos momentos para el ejército de Chile.

XIX. ¿Quiénes son los traidores? (De

E L COMERCIO de Lima.)

Permítaseme entrar en algunas reflecciones con el laudable objeto de restablecer la verdad sobre un hecho d e m a siado grave, i de disipar las nubes que la lijereza i la inconsciencia aglomeran en el límpido horizoute de la alianza perú-boliviana. Permítaseme también, para corresponder mejor a mi laudable propósito, echar una mirada retrospectiva sobre incidentes anteriores, que han sido mal comprendidos i peor interpretados, i con los cuales se ha pretendido enlodar la frente inmaculada de un antiguo soldado de la patria. Careciendo el jeneral Daza, i m u c h o mas el jeneral J o fré, su Jefe de E s t a d o Mayor, de las conocimientos mas comunes i rudimentales de sn profesión, especialmente en la parte mecánica de la organización militar, que es la base de la moralidad, instrucción i disciplina de un ejército, el que vino de Bolivia a Tacna se resentía naturalmente de la falta de tales condiciones, cuya subsanacion era imposible por parte de los jefes de división i de cuerpo, a causa del carácter imprevisor i esencialmente vanidoso de a m b o s j e nerales, ante cuyos defectos se estrellaba toda iniciativa de organización i cíe reforma, unas veces por la ignorancia de sus ventajas, i casi siempre por la necia vanidad que les impedia aceptar i doblegarse a indicaciones, por saludables qne fueran, que emanaban de los demás. Esa falta de conocimientos daba lugar a frecuentes medidas, mas o menos desacertadas, que despertaban la censura al principio i la burla después, de parte de todos los jefes i oficiales i especialmente de los de la Lejion Boliviana, compuesta en casi todo su personal de jóvenes mas o menos inteligentes e ilustrados. Este fué el oríjen de uua prevención muí marcada contra esa división de parte del jeneral Jofré, qnieu consiguió infiltrarla en el ánimo del j e -


CAPITULO SEGUNDO.

neral D a z a por medio de chismes i enredos, a los que éste es tan accesible corno todo h o m b r e vulgar i sin elevación de carácter. Creada esta situación, cuya tirantez anmentaba cada dia, no necesitaba sino el mas frivolo pretesto para que hiciera una esplosiou, i ella tuvo lugar con m o t i v o de unas cartucheras para el escuadrón Murillo que mandé hacer por orden del jeneral D a z a (en carta dirijida desde A r i c a ) con prescindencia del Jefe de Estado Mayor, cuya intervención habría sido, c o m o en todo lo demás, un obstáculo insuperable. E l descomedimiento con que pretendió tratarme con motivo de este hecho i la dignidad i altivez personal con que yo lo contuve, dieron lugar a la sujestion auricular a n te el jeneral Daza, que la admitió con la lijereza que le es característica, de que yo preteudia deponerlo con el apoyo de la Lejion Boliviana, de la que era jefe. Iguales temores le infundió respecto del jeneral don Nicanor Flores, quien habia tenido el patriotismo de abandonar en Salta su f a milia, comodidades i fortuna para venir a ofrecernos servicios en las horas de angustia en que creía que la patria los necesitaba. Los celos de Jofré respecto de este bizarro jefe (así c o m o sobre todos los demás que podían hacerle sombra, o pouer en relieve sn n u l i d a d ) , llegaron hasta el estremo de haber solicitado la cooperación del jeneral A r gnedas i de los coroneles A r a m a y o i V e l a z c o Flores, para perderlos ante el jeneral Daza. I c o m o éstos se negasen a secundar tan indigno propósito, también los indispuso ante el jeneral Daza, a quien le hizo creer que los trabajos revolucionarios del jeneral Flores adelantaban rápidamente, pues que ya contaba con algunos jefes, i entre ellos con los indicados anteriormente; con cuyo motivo A r a m a y o fué puesto en prisión durante muchos dia, i con centinela de vista, sin que supiera j a m á s el motivo de este ultraje.

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espontáneamente a lavar c o n su sangre el ultraje inferido a la patria. Esa i m p u t a c i ó n , que habia sido aceptada en L i m a casi u n á n i m e m e n t e , c o m a u n h e c h o real i positivo, se desvaneció luego por el imperio q u e sobre sí tiene la verdad i la inocencia, pero sin causar, según parece, azar n i n g u n o en el á n i m o d e los q u e infirieron c o n su c r e d u lidad tan grave ofensa a esa j u v e n t u d patriota, pues que se h a abrigado la m i s m a infamante sospecha c o n m o t i v o del h e c h o de que paso a o c u p a r m e . Realizada la o c u p a c i ó n d e Pisagua a costa d e u n torrente de sangre boliviana, se acordó por el Director de la guerra u n a e v o l u c i ó n verdaderamente estratéjica i m i l i tar, la de q u e el j e n e r a l D a z a marchara, por la via de Camarones, c o n una fuerte división, a llamar la atención del e n e m i g o por retaguardia, sea para interponerse entre él i su fuente de recursos de Pisagua, sea para obligarlo a debilitarse desprendiendo contra éi una división, sea para tomarlo entre dos fuegos, o bien para reforzar el ejército del jeneral Buendia, a c u y a cabeza debió ponerse el j e n e ral Daza, en virtud de los tratados vijentes. A l efecto, el jeneral Prado p r o v e y ó la comisaría de guerra de la división, reemplazó c o n rifles R e m i n g t o n los rifles peruanos c o n que estaban armados dos cuerpos del ejército de Bolivia, surtió el camino, en los puntos designados por el m i s m o jeneral Daza, c o n víveres i c o n agua en estraordinaria abundancia, i salió, al fin, la división el 11 d e N o v i e m b r e c o n ardoroso entusiasmo por parte de la tropa. Pero c o m o hai falta de dotes i espíritu militar, n o se t o m ó la p r e c a u c i ó n d e obligar a los soldados a llenar de agua sus cantimploras, i los q u e llevaban algo en ellas, era v i n o o aguardiente.

Por otra parte, tanto el jeneral Prado c o m o otras m u chas personas, insinuaron c o n instancia al jeneral Daza la c o n v e n i e n c i a de n o marchar de dia, sino de n o c h e , Este lijero incidente, entre otros muchos que podia citar, asegurándole c o n la esperiencia personal que tenían a d dá una idea exacta de la situación, creada por el espíritu quirida que las condiciones del desierto fatigarían i a n o suspicaz i chismoso del uno, i por el m o d o de ser lijero, nadarían a su j e n t e si pretendía hacer acá lo que estaba vulgar e inconsciente del otro, pues no necesito comprobar el- a c o s t u m b r a d o a hacer en Bolivia. Pero el jeneral Daza, hecho de que ni el jeneral Flores, ni y o , pensábamos en tal c u y a vanidad le i m p i d e aceptar n i n g ú n consejo, h i z o la golpe, i menos en territorio estraujero i al frente del e n e - m a r c h a de dia, n o solo en la primera j o r n a d a , sino t a m migo. bién en la s e g u n d a i tercera, c o n c u y o m o t i v o llegó su tropa a Camarones c o m p l e t a m e n t e fatigada. U n a vez allí A pesar de esto, el jeneral Daza dando entero crédito a el dia 13, i en lugar de hacerla descansar para continuar las imputaciones de Jofré, me dio la orden para que yo la m a r c h a durante las n o c h e s , resolvió hacerla c o n t r a fuera a organizar las guardias nacionales de la proviucia marchar, a d e s p e c h o de las reiteradas órdenes que recibía de Caupolican. Pero c o m o yo habia venido a consagrar a por telégrafo del Director de la guerra, quien llevaba su mi patria mis últimos dias, defendiéndola contra la codicia chilena, pedí entonces que se me escusara de tal c o m i - exijencia hasta el estremo de declinar sobre él las c o n s e cuencias de su resolución. sión, que constituía un destierro, i que se m e diera mi pase C o m p r e n d i e n d o el jeneral D a z a la g r a v e d a d de estas para servir de vil timo soldado en el ejército peruano. Esta conducta, que cualesquiera reputará altamente lau- consecuencias, h i z o en esta ocasión lo que h a c e siempre, procurar hacerlas pesar sobre su círculo de rufianes, el dable i patriótica, sirvió a Jofré para arraigar mas en el ánimo de D a z a la sujestion de mi pretendido intento revo- que mantiene a su lado para q u e lo aplaudan, para d e s lucionario, i dio oríjen a una orden jeneral, que era uu li- fogar en él sus jenealidades i para imponerle la responsabelo infamatorio contra mí i que afectaba también a los bilidad.de sus propios actos. A l efecto, reunió un consejo de guerra ante el cual propuso, por órgano de ellos, la (lemas jefes, oficiales i soldados de la Lejion Boliviana. Pero no fué esto s o l o ; pues el jeneral Daza, inspirado idea de contramarchar, i c u y o n ú m e r o prevaleció sobre el por Jofré (quien le presentaba c o m o p r ó x i m o el fantasma- v o t o de la minoría q u e estuvo por la continuación. El simple h e c h o de haber sido propuesta, sostenida i resuelta de la sublevación de la Lejion B o l i v i a n a ) , diciéndoles que sepreparasen a combatir a aquélla (a los guaira-levas, se- tal idea por ese círculo, manifiesta, sin n i n g ú n j é n e r o de duda, que ella partió del m i s m o jeneral Daza, pues ese gún su propia espresion), que preteudia amarrarlo. C o m o todo esto tenia lugar del m o d o mas público i notorio, c u n - círculo ha perdido hasta el d e r e c h o de pensar, que lo ejerce D a z a por su cuenta; él n o piensa i n o dice sino lo dió inmediatamente la alarma en todos los cuarteles i en que Daza quiere. la población, bajo el supuesto de que la Lejion Boliviana se iba a sublevar contra Daza i contra el resto del ejército.

H é aquí c o m o él h a p r e t e n d i d o exonerarse de esa Como se ve, hasta aquí no se trataba de política inter- responsabilidad i aparecer ante los q u e no c o n o c e n la na ni de sublevación alguna; no habia sino intrigas de atmósfera que lo rodea, c o m o la v í c t i m a a quien la insuJofré i lijereza, imprudencia i jenialidad de Daza. Pues, a bordinación de los jefes, oficiales i tropa le ha impuesto pesar de esto, hubo autoridad q n e j i i z o a otra un telegrama el sacrificio de contramarchar. Este es también el oríjen anunciándole que la Lejion Boliviana se iba a sublevar del crédito de lealtad q u e se atribuye al jeneral D a z a i contra Daza proclamando a Chile. de las imputaciones de traición i de insubordinación q u e H é aquí los antecedentes i el oríjen de esa infamante | se h a c e n pesar sobre el ejército, i que son c o m p l e t a m e n t e calumniosas respecto de ambos. imputación, tanto mas injusta e imperdonable, c u a n t o que se atribuía a la j u v e n t u d de Bolivia, que habia v e n i d o Pero ¿cuál es la causa de esa contramarcha? Es m u i


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sencillo de esplicarse para los que c o n o c e n el m o d o d e ser de Daza. En efecto: D a z a mira en el batallón Colorados la varilla májica, cuyas virtudes c o n s t i t u y e n el principal e l e m e n t o d e su poder en Bolivia. E l secretario jeneral confirmó (lo sé, n o lo s u p o n g o ) en el á n i m o de Daza, el temor d e s u c u m b i r en esa espedicion c o n el batallón Colorados, i le presentó c o m o inevitable, i c o n los colores mas vivos, su inmediata caida en Bolivia. Ese m i s m o secretario, c o n el asentimiento de Daza, i m p u s o al círculo de rufianes la necesidad d e p r o p o n e r i sostener la contramarcha, q u e él m i s m o a p o y ó c o n su palabra, autorizada por su posición oficial i por su talento. Se equivocan, pues, altamente, los que atribuyen a espíritu de infidencia la contramarcha de Camarones. Ella n o ha existido en el á n i m o de Daza, i m e n o s todavía en e l d e l ejército, c o m o lo c o m p r u e b a el h e c h o siguiente, de c u y a exactitud dan testimonio todos los que formaban esa espedicion. U n a vez que se c o m u n i c ó la orden de contramarchar, se presentó ante el j e n e r a l Daza el batallón Colorados i le dijo estas palabras, que son gráficas i que revelan su p r o f u n d o i ardiente patriotismo: ''Señor, ¿ c ó m o v a m o s a contramarchar al frente del e n e m i g o sin haber v e n g a d o a nuestros hermanos de P i s a g u a ? " — " N ó , contestó el j e n e ral Daza, van ustedes a s u c u m b i r en el desierto, i y o los quiero c o m o a mis hijos para consentir en ese sacrificio estéril."—"Pero, señor, replicaron los soldados, morirá, pues, la mitad, pero siempre queda la otra mitad para p e l e a r . " — " N o hijos, insistió Daza, el Director de la guerra nos llama para defender el Morro d e Sama, q u e v a a ser atacado p o r los chilenos." A l oir esto,—"al M o r r o de Sama," gritaron los soldados c o n frenético entusiasmo, i se prepararon para contramarchar. E n vista de esto, bien se p u e d e calcular cuál seria la sorpresa de los soldados c u a n d o al entrar a A r i c a i T a c n a fueron recibidos por el ejército peruano i por el p u e b l o c o n los epítetos de infames, cobardes i traidores! El j e n e ral Daza, para descargarse de la responsabilidad de la contramarcha, i ejercitando la intriga que le es característica, habia adelantado a d i c h o s p u n t o s la i m p u t a c i ó n de que esa contramarcha le habia sido impuesta por la insubordinación de su ejército. N o habia habido, pues, espíritu de traición en nadie, ni mas insubordinación que la de Daza por m e d i o de su círculo d e rufianes i a g u i j o n e a d o p o r su secretario, contra las órdenes del S u p r e m o D i r e c t o r de la guerra; h e c h o que, si n o hubiera sido por consideraciones políticas i por el carácter conciliador del jeneral Prado, debió dar lugar al j u z g a m i e n t o d e aquél por un c o n s e j o de guerra i a su consiguiente e j e c u c i ó n c o n arreglo a las leyes militares, pues, según el artículo 1. ° del p r o t o c o l o sobre c o m a n d o del ejército, el jeneral D a z a estaba militarmente s o m e t i d o al señor jeneral Prado.

PACIFICO.

d o n d e n o dista a J a z p a m p a sino 2 0 leguas de b u e n c a m i n o , c o n agua en Chiza, Tana i Tilivichi; i el c o m b a t e de San Francisco t u v o lugar seis dias después, esto es, el 1 9 por la tarde. Este simple c ó m p u t o de fechas i d e distancia manifiesta la posibilidad d e descansar d o s o tres dias en Camarones i llegar o p o r t u n a m e n t e a Jazpampa. Pero la c o n t r a m a r c h a dio lugar a que el e n e m i g o c o n c r e tase su atención i replegase las fuerzas que puso en J a z p a m p a a San F r a n c i s c o , c o n c u y o auxilio o b t u v o la victoria mas inesperada, aun para los m i s m o s chilenos. Esa contramarcha convirtió, pues, en derrota l o q u e debió ser una victoria i defraudó a Bolivia d e la gloria q u e d e b i ó proporcionarle la presencia del j e n e r a l D a z a en la retaguardia del e n e m i g o o en el m i s m o c a m p o d e San Francisco; i lo que es peor, dio lugar a imputaciones de deslealtad i d e traición, o c u a n d o m e n o s de cobardía, q u e se h a c e n pesar sobre el ejército de Bolivia i q u e debilitan los v í n c u l o s d e la alianza. A l g o mas: y a q u e el j e n e r a l D a z a resolvió, en hora aciaga, contramarchar de Camarones, en lugar de q u e darse allí c o n una escolta, ¿por q u é n o m a r c h ó directam e n t e de Camarones a incorporarse c o n el ejército aliado para ponerse a su cabeza i dirijir el c o m b a t e de San Francisco, siquiera para alentar c o n su presencia al ejército de Bolivia i evitar así su dispersión casi sin combatir? Bolivia lo h a m a n d a d o a caso a vivir m u e l l e m e n t e en Tacna, d a n d o m e d i a vuelta al frente del e n e m i g o i esquiv a n d o t o d o peligro? O quiere a caso resolver el p r o b l e m a d e saber cuanto dura u n jeneral que vive a 4 0 leguas de las balas enemigas? S u simple presencia en San Francisco habría c a m b i a d o la suerte de esa j o r n a d a , o c u a n d o m e n o s habría evitado que se imputara a los cuerpos bolivianos, por tercera v e z , el crimen de traición al Perú, por actos que debe atribuirse única i esclusivamente a la falta de d i r e c c i ó n i c o m p l e t o desbarajuste q u e reinó en esa batalla, i que dio lugar a q u e los nuestros se ofendieran entre sí, c o m o dan testimonio d e ello las correspondencias anteriores, q u e i m p u t a n a los bolivianos q u e estaban a v a n guardia, i la p u b l i c a d a en E L N A C I O N A L del 1 4 , que atribuye esa m i s m a falta al batallón 3 . ° de Lima. Este hecho, que es mui natural eu ese desbarajuste, i que a su vez ha podido justificar el cargo de parte de los b o l i vianos de haber sido traicionados i asesinados por la espalda, solo sirve c o m o una elocuente enseñanza a fiu de que no se j u z g u e con tan poca circunspección i tanta lijereza, ni se acojan con tanta facilidad las imputaciones que cualquiera tiene el antojo de lanzar respecto de hechos que afectan el decoro i la honra de un pueblo representado eu el campo de batalla por la lealtad i el valor de sus soldados.

E s t a es, pues, la tercera vez, que con tanta lijereza, como en las dos anteriores, se ha propagado la traición boliviana, comprometiendo seriamente los sagrados intereses que la alianza representa; traición que si lia de ser Esta ha sido, pues, la segunda vez que, c o n tanta sin- admitida por la causa que se atribuye, habría también que razón c o m o en la primera, se h a h e c h o pesar sobre el admitir la del batallón 3 . ° de L i m a que incurrió en la m i s m a falta. ejército d e Bolivia la infamante i m p u t a c i ó n de deslealtad i de traición hacia el Perú. ¿Quiénes son, pues, al fin los traidores a la alianza? N o es el jeneral Daza, porque su contramarcha de CaL a c o n t r a m a r c h a de Camarones i el desconcierto en la marones es el fruto del temor que le infundió su secretario, dirección del c o m b a t e de San Francisco, h a n d a d o lugar de perder en esa espedicion el batallón Colorados, que es el al desastre de las armas aliadas en esa j o r n a d a . pedestal de su poder en Bolivia. E n efecto: A l saber el e n e m i g o la m a r c h a del jeneral D a z a en • N o es el ejército boliviano, en cuyo pecho altivo arde d i r e c c i ó n de su retaguardia, destacó sobre él una división cada dia mas vivo el odio a Chile i el amor a su patria i al de 2 , 5 0 0 h o m b r e s , que debía esperarlo en Jazpampa, i c o n Perú. N o es ese ejército, que ha soportado con resignación la cual n o habría tenido ni para principiar el ejército q u e todas las privaciones que le impusieran el abandono, la llevaba el jeneral D a z a , superior en n ú m e r o i en calidad. ignorancia i la impericia de sus directores; que ha soportaA l g o mas: habría bastado para derrotar esa división do con igual resignación hambre, sed i desnudez, mientras enemiga, el primer e m p u j e de los batallones 1. ° i 2 . ° , su Jeneral en Jefe botaba i signe botando en livianos plaq u e son el lujo del ejército d e Bolivia; i esa derrota habría ceres, que nos denigran i envilecen, los caudales que la confirmado el crédito militar del jeneral D a z a e i n t r o d u - nación le remite para dar pan, agua i abrigo a sus valeroc i d o el espanto en el e n e m i g o d e San Francisco. sos hijos que van a defender su integridad i a borrar con I n o se diga que n o habría h a b i d o tiempo para ello, sangre la ignominiosa huella que la codicia chilena estampues el jeneral Daza d u r m i ó el 1 3 en Camarones, de para en su mejilla augusta e inmaculada. N o es traidor ni


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insubordinado el ejército que exije en Camarones la continuación de la marcha, i que solo cede de su empeño ante la aseveración de una orden superior i ante la espectativa halagadora de medir sus fuerzas con el enemigo en el Morro de Sama. N o es traidor ni insubordinado el ejército que, sin embargo del desorden en la batalla, marcha al lado de su hermano i aliado, i toma con el esfuerzo c o mnn' los cañones enemigos. N o es traidor ni insubordinado el ejército que, desde las posiciones en que se le deja con los brazos cruzados i en c o m p l e t o abandono, hace fuego sobre el enemigo que viene arrollando a sus propios hermanos i que tira en su defensa por sobre ellos m i s m o s , y a q u e no se oye la voz de ningún jefe que le ordene avanzar en defensa de los que vienen cediendo a impulsos de la superioridad numérica. N o es traidor ni insubordinado el ejército que así manifiesta su ardor bélico, porque también lo seria el batallón L i m a núm. 3, que hizo fuego al enemigo por sobre bolivianos i peruanos causándoles muchas víctimas. N o es traidor, insubordinado ni cobarde el ejército que es arrastrado en su derrota por los que con tanto h e roísmo habían conseguido dominar ya al enemigo, i a los que se les dejó torpemente librados a sus fuerzas, m i e n tras que se obligaba al resto del ejército a mirar impasible desde la llanura el estéril sacrificio de sus valientes hermanos. N o es traidor, en fin, ni insubordinado, ni cobarde el ejército que, despechado por la absoluta falta de j e f e s que dirijan la retirada, se dispersa, no en el m i s m o campo de batalla, c o m o equivocadamente se ha asegurado, sino por la noche, cuando vio que habia sido abandonado por los jefes encargados de su salvación mediante una retirada en orden. Fué entonces, entiéndase bien, que las divisiones b o livianas se retiraron en dirección de sus hogares, en donde encontrarían el alimento que en vano podían buscar en los desiertos de Tarapacá. Según esto, ¿quiénes son, pues, los traidores? Seré yo? Será el jeneral Daza? Será el ejército de Bolivia por haber contramarchado de Camarones, por haber hecho fuego al enemigo por sobre nuestras propias filas, por haber sido arrastrado en la derrota i por haberse dispersado en la n o che subsiguiente? Será el batallón L i m a núm. 3, que t a m bién hizo fuego al enemigo por sobre nuestras propias filas? Será el ejército del Perú, en fin, que también fué derrotado i. que se dispersó completamente, c o m o lo m a nifiestan los pelotones llegados a todas partes i en todas direcciones? N ó ; mil veces nó. Los traidores son los que con tanta lijereza e inconciencia pretenden debilitar los víncnlos de la alianza, i aun disolverla definitivamente, acojiendo i propagando, con inconciliable malevolencia, cargos e imputaciones infamantes, sin discernimiento i sin criterio; son los que ultrajan la iealtadi la altivez del soldado boliviano, atribuyendo a sus sujestiones insidiosas i al oro corruptor de Chile, faltas que son únicamente imputables a la carencia absoluta de toda dirección en el c o m b a t e ; son las que insultan el patriótico sufrimiento del pueblo de la P a z , atribuyéndose a ese mismo corruptor las manifestaciones populares que con tanta lijereza se aplicaron c o m o hostiles a la alianza, sin esperar que la luz que se hiciera sobre ella, manifestara el elevado espíritu de patriotismo i de amor entrañables a la alianza que ellas encerraban. E s o s , i únicamente esos, son los traidores a la patria, a la alianza i a la A m é r i c a . Como soldado antiguo, cuya larga esperieucia le p e r m i te apreciar mejor los perniciosos efectos de tan insidiosas propagandas; c o m o boliviano que conoce a fondo el espíritu de su pais, su amor sincero al Perú i sn odio entrañable a Chile; c o m o peruano, que también soiinteresado c o m o el que mas en la suerte de esta segunda patria para todo b o liviano que pisa sn suelo; c o m o americano que se iuteresa por evitar el predominio de Chile i el sacrificio del derecho público americano qne se mina por su base, con el restablecimiento del derecho antiguo de reivindicación i de conquista; a nombre de los grandes intereses del Perú, de Bolivia i de la A m é r i c a entera, rnego mas circunspección,

SEGUNDO

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menos lijereza, un poco mas de prudencia i mejor criterio para juzgar de los hombres i de sus acciones en la delicada i tremenda crisis que atravesamos. N o lo pido para m í , lo pido para todos—para Bolivia, para el P e r ú — i mas que todo para la honra de la A m é r i c a . Persuádanse de una vez para siempre: en Bolivia i en el Perú no hai ni puede h a ber traidores; no hai sino hombres, mujeres, ancianos i niños dominados por una sola idea, por una sola aspiración — l a de poner a raya el espíritu aventurero del hijo espúreo de la A m é r i c a . L i m a , Diciembre 16 de 1879. JUAN

JOSÉ

PÉREZ.

XX. Orden jeneral del Estado Mayor peruano al ejército, al emprender su marcha desde Pozo Almonte a Agua Santa. Habiendo llegado el m o m e u t o en qne va a empezar la campaña activa contra el enemigo que profana con su planta el suelo patrio, atentando a la soberanía i dignidad de dos naciones hermanas i aliadas, he dispuesto se hagau en la orden jeueral las prevenciones siguientes, para conocimiento i cumplimiento de cuanto en ello se previniere: 1. E n las marchas, nadie se separará de su fila o puesto que se le señale, bajo ningún concepto, así c o m o t a m p o co podrá salir individuo alguno a traer leña, agua, víveres 0 cualquiera otra operación, sino después que el c a m p o se haya enteramente cubierto i que se haga la prevención d e bida por los señores comandantes jenerales o jefes respectivos. 2. E n ningún caso irán hombres solos a ninguna faen a ; deberán ir por batallones, compañías o pelotones, según lo determinen los jefes, i siempre con sus armas, qne no dejarán de la mano, a menos que por disposiciones espresas no se determinare. 3. Toda fuerza que se aleje del campamento, en c o misión del servicio o por cualquiera otro m o t i v o , no deberá empezar faena alguna sino después de haber puesto su avanzada i colocado la centinela, i, en fin, asegurádose contra toda sorpresa, 4. E n los campamentos se tendrá cuidado que el segundo rancho se haga antes de anochecer, a fin de que durante la noche los fuegos qne pudieran servir de guia al enemigo se encuentren apagados. 5. L a s fuerzas que no se hallen de avanzada en la gran guardia o en servicio de campaña, aunque de noche sintieran fuego, no se moverán de sus puestos sin orden previa; 1 por mas grave que fuera el carácter que tuviera la alarma, mayor deberá ser el orden i disciplina en las filas. E l soldado, en todos los casos, debe mostrarse inalterable, impasible, sea cual fuera el peligro qne le amague. Con ello no solo se da una prueba de serenidad i disciplina, sino qne al m i s m o tiempo se impone al enemigo, a quien nada desconcierta tanto c o m o ver imperturbables a sus contrarios. Así, pues, silencio i orden en toda circunstancia, c a l ma completa, resolución i enerjía para ejecutar cuanto prevengan los superiores; esta sola condición es la mas segura garantía de la victoria, 03

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6. Por la noche, en toda compañía de los cuerpos, tanto de la vanguardia como de la reserva, habrá siempre un oficial i un sarjento de vijilancia que cuiden del orden i quietud de sns soldados. Este servicio se arreglará de m a nera que los oficiales i clases puedan tener sns horas de descanso. L o s jefes se alternarán del mismo modo. 7. Cuando los soldados encuentren pozos o cualquiera otra aguada, especialmente de corta cantidad, no se m o v e rán sin haber hecho antes las esperiencias correspondientes, evitándose de este m o d o los efectos perniciosos qne pudieran sobrevenirles, si el agua, por causas naturales o artificiales, contuviera materias dañosas a la salud. 8. Después de anochecer, queda absolutamente prohibido el tránsito por el campamento, de todo oficial o 0 3

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166

GUERRA

D E L PACIFICO.

individuo de tropa, los que deberán encontrarse en sus puestos, de donde no les será permitido separarse hasta el toque de diana. D e esta prevención quedan esceptnados los ayudantes i todo aquél a quien le fuere preciso para un asunto urjente del servicio, que de ningún m o d o puede dilatarse hasta la mañana siguiente. 9. L o s jefes i oficiales pondrán especial cuidado en inculcar a su tropa, que siempre que llegue el caso de hacer fuego a discreción, procuren hacerlo de una manera certera, observando, con calma i serenidad, las reglas que se les ha dado de antemano respecto de las punterías. 0 3

BELISARIO

SUAREZ.

(Despacho recibido de Antofagasta a las 2 . 5 0 P. M . )

Iquique, Noviembre 23 de 1879. Señor Jeneral Villagran:

C o m u n i q u e V . S., al señor Ministro d e la Guerra, el t e legrama siguiente: " S e ñ o r Ministro: Cuarenta i siete prisioneros d e la Esmeralda fueron embarcados en el Cochrane e n la m a ñ a n a d e hoi, d o n d e se les recibió subiendo la tripulación a las jarcias i p r o r u m p i e n d o en hurras. S i g u e n a Valparaiso en la Pilco-

mayo'.'

D i o s guarde a V . S. R.

XXL

TELEGRAMA

RENDICIÓN DE HfcCIQJJE.

PERUANO.

(A l a l . l O P . M . )

P r a d o a Presidente.

TELEGRAMAS.

Arica, Noviembre 23.

(A las 9.30 P. M . )

Mejillones, Noviembre 23 de 1879. Señor Jeneral VillagraD:

L l e g ó el vapor Bolivia i c o m u n i c a rendición d e I q u i que; antes d e evacuar la plaza, q u e m a r o n casas d e p ó l v o r a i destruyeron fuertes.

E n la Pilcomayo,

Loa, Copiapó

i Limarí

marchan

1,500 prisioneros. Jeneral D a z a c o m u n i c ó a Arica haber o b t e n i d o triunfo sobre fuerzas chilenas. P o r esta razón lo celebraron c o n repiques d e campanas i embanderamiento. Dios guarde a V . S. JUAN

D E DIOS

Mejillones, Noviembre 23 de 1879. Señor Jeneral Villagran:

JUAN

con despacho a la

D E DIOS

LEÓN.

(Despacho recibido de Antofagasta a las 2 . 4 5 P. M . )

Santiago, Noviembre 25 de 1879. Señor Ministro de la Guerra:

Las notas que h e recibido del señor Ministro S o t o m a yor, son las siguientes:

"•Iquique, Noviembre 23 de 1879. C o m u n i q u e V . S., al señor Ministro d e la Guerra, el siguiente telegrama: Señor Ministro: A y e r a las 5 P. M., el C u e r p o Consular d e esta plaza puso en c o n o c i m i e n t o del c o m a n d a n t e del Cochrane el a b a n d o n o de ella p o r las autoridades i fuerzas peruanas. E n la m a ñ a n a d e h o i fué desembarcada del Cochrane una guarnición de 115 h o m b r e s , q u e t o m ó tranquilamente posesión d e la ciudad. A las 4 P. M. desembarcaba u n batallón del rejimiento Esmeralda, siendo recibida esta fuerza p o r la p o b l a c i ó n estranjera c o m o u n a garantía para sus intereses. A l retirarse ayer la guardia nacional, clavó los cañones i se asegura e c h ó su armamento al mar. E l c o m e r c i o parece haber recibido c o n aplauso nuestra o c u p a c i ó n . Se temia q u e los peruanos incendiaran la p o blación antes d e abandonarla. H e n o m b r a d o al capitán d e navio, d o n Patricio L y n c h , comandante d e armas, g o b e r n a d o r marítimo i c o m a n d a n te del resguardo; i a d o n D a v i d M a c - I v e r l o h e d e s i g n a d o para que perciba las c o n t r i b u c i o n e s fiscales." D i o s guarde a V . S. R.

Fuerzas d e I q u i q u e retiradas 2 1 , p o r orden B u e n d i a datada Pachica. Prefecto entregó I q u i q u e a cónsules sin siquiera intim a c i ó n enemigo. Llegado hoi, puesto preso. Parte ejército Tarapacá; resto ignórase.

PARTES

SOTOMAYOR.

OFICIALES.

A BORDO D E L B L I N D A D O " A L M I R A N T E

COCHRANE."

Iquique, Noviembre 24 de 1879.

LEÓN.

(A las 9.50 P. M . )

Confirman rendición d e I q u i q u e vista p o r autoridades chilenas. D i o s guarde a V . S.

SOTOMAYOR.

T e n g o el h o n o r d e p o n e r en c o n o c i m i e n t o d e V . S. q u e el 22, a las 5.30 P. M., se m e presentó el señor cónsul d e los Estados U n i d o s , D e c a n o d e l Cuerpo Consular d e I q u i que, a c o m p a ñ a d o d e los cónsules d e A l e m a n i a , Inglaterra e Italia, para c o m u n i c a r m e q u e ese día, a las 3 P. AI., las autoridades civiles i militares habían a b a n d o n a d o la plaza después d e haber h e c h o entrega d e ésta al Cuerpo C o n sular, lo q u e ponían en c o n o c i m i e n t o del q u e suscribe para q u e tomara las medidas q u e creyera oportunas. Dispuse, en consecuencia, q u e al dia siguiente p o r la mañana desembarcaran 125 h o m b r e s d e la división bloqueadora, al m a n d o del capitán d e corbeta g r a d u a d o d o n Miguel Gaona, a tomar posesión d e la plaza a n o m b r e d e la R e pública d e Chile, n o m b r a n d o , mientras daba cuenta a V . S., a d i c h o j e f e c o n el carácter d e g o b e r n a d o r civil i militar. A n t e s d e enviar las fuerzas a tierra, h i c e e m b a r car a b o r d o del Cochrane los prisioneros d e la Esmeralda, q u e habia dejado el e n e m i g o , i a quienes se les recibió c o n el ceremonial q u e merecían. Se t o m ó posesión d e la A d u a n a , en la cual n o habia existencia alguna d e artículos, convertida a la sazón en cárcel pública custodiada p o r el Cuerpo d e B o m b e r o s , los que fueron relevados p o r nuestra tropa, i el resto d e ella se acuarteló en u n a recova; d e la prefectura, del j u z g a d o , i, en jeneral, d e todas las oficinas públicas, d o n d e solam e n t e en la A d u a n a i R e s g u a r d o había d e j a d o el enemigo prófugo algunos libros d e su archivo. A las 5 P. AL, h a b i e n d o llegado el señor Alinistro d e la Guerra en c a m paña c o n parte del rejimiento Esmeralda, fué, d e orden de él, relevada nuestra fuerza p o r esa tropa i embarcada en seguida. D i o s g u a r d e a V . S. JUAN

J. L A T O R R E .

A l señor Comandante en Jefe de la Escuadra.

Pisagua, Noviembre 29 de 1879. E l 23 del presente, al mando del rejimiento de Cazadores a caballo, salí del Porvenir con dirección a A g u a Santa, Peña Grande, P o z o A l m o n t e , Noria e Iquique, a fin de


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tomar posesión de estas localidades i dar una batida a los enemigos si se encontraban en los cantones indicados, según V . S . m e lo ordenó. E l dia 2 4 , a las 4 P . M . , estando en Peña Grande avistamos una partida enemiga que se dirijia de P o z o A l m o n t e a Tarapacá; cargamos sobre ella, dando por resoltado la c a p tora de 5 individoos de tropa, que condocian el archivo del Estado Mayor del ejército enemigo, algnnos víveres i forrajes. Por estos prisioneros, sope que el jeneral Bneudia i coronel Snarez se encontraban en Tarapacá con 5,000 hombres. A c t o continuo mandé a V . S. un sarjento de Cazadores a caballo dando esta noticia. E n la noche f o é atacado el sarjento por 3 individoos armados, teniendo que matar a uno de ellos para escaparse, yendo a rematara Hnantajaya, llegando a Iquique el 27 por la mañana. A l señor Ministro de la Guerra dirijí la misma noticia a la misma hora. Por los mismos prisioneros, supe que en P o z o A l m o n t e habia algunos oficiales con tropa peruana en corto número i algunos bolivianos. Para tomar este punto, ordené al capitán de Cazadores don Sofanor Parra marchara con so compañía a tomar posesión de ese cantón, lo que efectuó a las 10 P . M . , lo que comunicó por m i o r den al señor Ministro de la Guerra, dirijiéndole un telegrama a Iquique. A la mañana siguiente me trasladé con otra compañía del m i s m o rejimiento al lugar ya d i c h o ; tomé posesión de todos los enseres del enemigo, c o m o c e bada, fréjoles, arroz i otros objetos, entre ellos varios rifles destrozados. Para dar seguridad al lugar, nombré gobernador militar i comandante de armas de P o z o A l m o n t e , cantón de San Antonio, al comandante de Cazadores don Pedro Soto Agoilar. Con acuerdo del señor Ministro de la Guerra, me trasladé a la Noria el dia 2 7 , en donde se elijió una junta de v e cinos con el carácter de autoridad política i administrativa que vele por los intereses jenerales i particulares del c o m e r cio i habitantes. A esta junta quedan de apoyo 25 Cazadores al mando del teniente don Juvenal Calderón. E l presidente de la junta es el señor don Joan J . Smail, ciudadano inglés, representante de la compañía salitrera la Limeña. E n este logar encontré una existencia de 120 cajones municiones de infantería, que el señor Smail remitirá a Iquique. E n la estación de San Juan i Molle he encargado a don A n t o n i o Seno i José María Salcedo para qne coiden los coarteles i algouas mochilas del enemigo que existen en esos lugares. E n Peña Grande c o m o P o z o A l m o n t e encontramos, perteneciente al enemigo, una regular existencia de víveres i cebada que quedó a cargo del teniente coronel graduado de Cazadores don Feliciano Echeverría. Ayer en la tarde, por noticia que recibí en Iquique de encontrarse en peligro tropa de nuestro ejército cerca de Dibujo, ordené que toda la tropa de Cazadores de P o z o Almonte i Peña Grande marchase en el acto a protejerla uniéndose con la división que, según se me informó, mandaba el jeneral don Manuel Baquedano. Estas son, señor Jeneral, las operaciones que he practicado por orden de V. S . con la tropa de caballería de Cazadores a caballo. He venido a Pisagua con el comandante Soto Aguilar, los tenientes coroneles don Arístides Martinez, don D i e g o Dublé A l m e i d a , don Evaristo Marín, teniente de guardias nacionales don Manuel R o d r í g u e z Ojeda i subteniente don Domingo E. de Sarratea, que me han acompañado en esta lijera campaña, i por las ocurrencias del 27 en Tarapacá nos hemos trasladado en el vapor Amazonas a este puerto por creer serian mas importantes unestros servicios. Dios guarde a V . S. E. Al señor Jeneral en Jefe del ejército del Norte.

SOTOMAYOR

SEGUNDO.

XXII. memorándum sobre la entrega de Iquique al Cuerpo Consular. E n la ciudad d e I q u i q u e , capital del departamento d e Tarapacá, en la R e p ú b l i c a del Perú, a los veintidós dias del m e s d e N o v i e m b r e d e m i l o c h o c i e n t o s setenta i n u e v e , a solicitud d e l señor c o m a n d a n t e jeneral d e la plaza, coronel d o n Miguel J . d e los Rios, los señores cónsules d e A l e m a n i a , Austria, Estados U n i d o s , Ecuador, la R e p ú b l i c a A r j e n t i n a i vice-cónsules d e Francia, Italia e Inglaterra, se reunieron. El c o m a n d a n t e j e n e r a l manifestó, q u e debiendo evacuar esta plaza p o r o r d e n superior, n o podía dejar la fuerza indispensable para mantener el orden i garantizar las vidas i propiedades d e los neutrales q u e aun quedaban en ella; q u e , p o r consiguiente, suplicó a los señores c ó n sules q u e , en p r o t e c c i ó n d e los intereses d e sus nacionales, tomaran las medidas que creyeren necesarias para la seg u r i d a d d e ellas, pues existían algunos criminales i otros detenidos p o r delitos c o m u n e s q u e debían ser custodiados. I n d i c ó q u e los prisioneros chilenos, t o m a d o s en el c o m bate d e la Esmeralda, quedaban en c o m p l e t a libertad p o r el h e c h o d e evacuarse la plaza. H i z o presente q u e habiéndose trasladado el hospital militar d e Molle a este puerto, i n o h a b i e n d o autoridad alguna q u e atendiera a su cuidado, encarecía al Cuerpo Consular ejerciera ese acto filantrópico, salvando d e la muerte a los infelices q u e allí se encontraban. Que, c o n el o b j e t o d e aplicarse al uso d e l referido hospital i repartir entre los prisioneros, dejaba una cantidad d e zapatos i víveres, q u e serian o p o r t u n a m e n t e entregados, así c o m o también u n a s u m a d e dinero, c u y o m o n t o n o i n dicó. H a b i e n d o sido c o n v o c a d a s a esta j u n t a las autoridades civiles, se hizo constar q u e ninguna d e ellas habia asistido, escepto el señor capitán del puerto, d o n A n t o n i o C, d e la Guerra, i q u e casi todas habían h e c h o a b a n d o n o d e sus puestos. Después d e algunas otras tijeras indicaciones, se retiró el señor c o m a n d a n t e jeneral, habiéndose c o n v e n i d o entre los señores cónsules presentes formar en el acto un c u e r p o de Guardias d e Propiedad, sirviendo d e base las c o m pañías d e b o m b e r o s , el cual tomaría la custodia d e los presos, en lugar d e la fuerza q u e los guardaba, i baria patrullas en Ta población durante la n o c h e para evitar los desórdenes que pudieran ocurrir después d e la salida d e las tropas. A l g u n o s de los señores presentes hicieron palpable la imposibilidad d e garantizar la v i d a de los prisioneros chilenos al dejarlos en libertad, i después d e u n a detenida discusión, se a c o r d ó n o m b r a r una comisión, compuesta d e los señores: ájente consular d e Italia, cónsul alemán, c ó n sul americano i vice-cónsul inglés, los cuales, después de e v a c u a d a la población, harían presente al c o m a n d a n t e d e las fuerzas bloqueadoras la inconveniencia de q u e p e r m a necieran en la p o b l a c i ó n los prisioneros i q u e adoptara las medidas convenientes al respecto, c o n lo que se c o n c l u y ó esta acta, i firmaron los presentes. J . W . M E R R I A M , cónsul d e los Estados U n i d o s i D e c a n o del Cuerpo Consular.—(Firmado.)—Dr. Hugo Rossi, ájente consular italiano.—(Firmado.)—Jetvell, vice-cónsul británico.—(Firmado.)—M. F. Ayuirre, cónsul del E c u a d o r i encargado d e l c o n s u l a d o a r j e n t i n o . — ( F i r m a d o . ) — Corssen, cónsul d e A l e m a n i a . — ( F i r m a d o . ) — / / . Sckmidt, cónsul d e Austria i H u n g r í a . — ( F i r m a d o . ) — E d . de Lapeyrouse, vice-cónsul de Francia.

Es c o p i a . — E l Oficial Mayor.


GUERRA

168

D E L PACIFICO

XXIII. Proclamas, bando, primeras medidas gubernativas i correspondencias al ocupar al puerto de Iquique.

I para que llegue a c o n o c i m i e n t o d e todos, publíquese por b a n d o i p o r carteles que se fijarán e n l o s lugares m a s públicos d e la ciudad. I q u i q u e , N o v i e m b r e 27 d e 1879. PATRICIO

PROCLAMA. Habitantes d e I q u i q u e : L a o c u p a c i ó n sin resistencia d e esta importante plaza, que está desde ayer sometida a las autoridades chilenas, i m p o n e a e'stas, respecto d e los neutrales i d e los habitantes pacíficos d e la ciudad, deberes que ellas c o n o c e n i s a brán c u m p l i r escrupulosamente. A la sombra d e la bandera chilena, aquí, c o m o e n todas partes, las garantías individuales hallarán toda clase d e respeto i tendrán libre espansion las manifestaciones d e la v i d a activa d e u n p u e b l o laborioso. Establecido el orden, q u e n o h a sufrido la mas leve perturbación desde el m o m e n t o en q u e las autoridades chilenas pisaron este territorio, garantida la p r o p i e d a d i asegurada la tranquilidad futura d e esta comarca, el c o m e r c i o p u e d e continuar sus labores fecundas bajo la fe de la palabra d e l G o b i e r n o d e Chile, que le p r o m e t e i le dará la mas amplia protección. U n o d e sus Ministros l o asegura en su n o m b r e , i l o s neutrales saben q u e Chile c u m p l e sus c o m p r o m i s o s , m u i especialmente/ c u a n d o ellos tienen p o r objeto f o m e n tar las industrias i el c o m e r c i o , q u e d a n la vida a los pueblos. T a n t o m a y o r d e r e c h o tenemos a q u e se n o s crea, c u a n to q u e es sabido q u e Chile d e b e al trabajo d e sus hijos i a las garantías q u e hallan e n su suelo l o s estranjeros l a boriosos, su larga paz interna, su prosperidad, su riqueza i la poderosa vitalidad d e q u e h a sabido dar pruebas e n las circunstancias mas difíciles d e su vida. A l trabajo! es la palabra d e orden d e las autoridades chilenas en I q u i q u e . Q u e cada u n o vuelva a sus labores cuotidianas, a reparar c o n n u e v o s esfuerzos las calamidades de la guerra i a restablecer en corriente comercial, q u e es el lazo mas sólido de unión entre los pueblos cultos. I q u i q u e , 24 de N o v i e m b r e d e 1879. R.

SOTOMAYOR,

Ministro de la Guerra.

BANDOS. PATRICIO L Y N C H , COMANDANTE JENERAL D E ARMAS,

P o r cuanto: Conviniendo regularizar lo mas p r o n t o posible la v i d a m u n i c i p a l de esta población, esta c o m a n d a n c i a c o n v o c ó a sus vecinos mas notables a u n a reunión q u e se verificó ayer, i en la cual se a c o r d ó constituir u n a j u n t a que vele por la seguridad d e la vida i d e las propiedades d e los habitantes d e I q u i q u e ; q u e cuide el ornato i salubridad de la población i p r o p e n d a al f o m e n t o d e la v i d a m e r c a n til e industrial. Esta comandancia, a b u n d a n d o en los m i s m o s p r o p ó s i tos d e la j u n t a , i c r e y e n d o q u e s o n los estranjeros a v e cindados t i e m p o h á e n la localidad los naturalmente llamados a resguardar aquellos grandes intereses, mientras dura el estado provisional d e cosas, H e acordado i decreto: N ó m b r a s e una junta municipal, c o m p u e s t a d e los señores E d u a r d o Lapeyrouse, M á x i m o R o s e n s t o c k , E d u a r d o Llanos, H e r m á n S c h m i d t , H u g o Rossi, J. J. W a t s o n , Carlos Freraut, Mauricio Jewell i Marcos A g u i r r e , para que se encargue d e la dirección d e todos los asuntos que competían a la antigua m u n i c i p a l i d a d d e Iquique. Esta j u n t a será presidida p o r el g o b e r n a d o r militar d e la plaza i sus funciones durarán hasta q u e el S u p r e m o G o b i e r n o d e Chile resuelva d e q u é manera debe elejirse la corporación municipal.

LYNCH.

DECRETOS. MLMISTERIO

D E GUERRA

Iquique,

E N CAMPAÑA.

Noviembre

26 de 1879.

E n n o m b r e d e l G o b i e r n o d e Chile, n o m b r o c o m a n d a n te del resguardo, e n c o m i s i ó n , i capitan d e puerto d e I q u i q u e , al c o m a n d a n t e del resguardo d e Antofagasta, d o n F r a n c i s c o A n t o n i o Medina. Comuniqúese. R.

SOTOMAYOR.

MINISTERIO D E GUERRA E N C A M P A Ñ A .

Iquique,

Noviembre

27 de 1879.

E n n o m b r e d e l G o b i e r n o d e Chile, H e acordado i decreto: D e s d e esta fecha quedan libres d e derechos d e internación los p r o d u c t o s nacionales chilenos que se i n t r o d u z c a n por los puertos d e I q u i q u e i Pisagua. A n ó t e s e , publíquese p o r b a n d o i dése cuenta. R.

SOTOMAYOR.

RENDICIÓN D E IQUIQUE I D E LOS PUERTOS VECINOS. (Correspondencia a E L MURCURIO. )

E r a n las 7 A . M. del 23 d e l presente, c u a n d o d e l m u e lle d e I q u i q u e salía u n bote a encontrar al Cochrane, q u e en c o m p a ñ í a d e la Covadonga sostenía e n esos m o m e n t o s el b l o q u e o d e l puerto. El Cochrane, q u e en esos instantes cruzaba e n la b o c a de la rada, se acercó a reconocerlo, i p o c o después subia a su b o r d o el Cu.erpo Consular residente en Iquique, presidido p o r su decano, el señor cónsul d e los Estados Unidos. E l Cuerpo Consular iba a dar aviso al c o m a n d a n t e L a torre d e q u e el d i a anterior habían a b a n d o n a d o el puerto las autoridades peruanas, q u e d a n d o la p o b l a c i ó n a cargo de las compañías d e b o m b e r o s estranjeras, que formaban u n a guardia d e orden. Aseguraron q u e n o se haria a las tropas chilenas n i n g ú n j enero d e hostilidad, i pidieron q u e ocupasen la población, a fin d e evitar los desórdenes. Solicitaron al m i s m o t i e m p o q u e se permitiera salir del p u e b l o a gran n ú m e r o d e habitantes peruanos q u e l o d e seaban, i el c o m a n d a n t e Latorre se apresuró a acceder a tal petición. C o n el fin d e dejar plena libertad a los e m i g r a d o s , n o se t o m ó ese d i a posesión d e l puerto, i el lio, q u e pasaba para el N o r t e , f u é d e t e n i d o para q u e los recibiera a su bordo. Hasta las 10 P. M . se embarcaron a su b o r d o n o menos d e 1,300 peruanos, q u e tomaban pasaje para A r i c a i el Callao. I b a n también e n el v a p o r m u c h o s estranjeros, sobre t o d o italianos i chinos, q u e simpatizaban demasiado c o n la causa peruana para permanecer en I q u i q u e bajo el d o m i n i o d e l o s aborrecidos chilenos. A las 7 A . M. d e l 23, se dirijian a tierra los primeros botes d e l Coclirane, siendo recibidos en el m u e l l e p o r u n a n u m e r o s a p o b l a c i ó n estranjera i las autoridades accidentales d e l pueblo. A p e n a s llegados a tierra, se dirijieron a la prefectura, que es a la v e z el edificio d e la aduana, i sacaron d e allí,


CAPITULO

con relijioso respeto, a los prisioneros de la Esmeralda, que en n ú m e r o d e 49, es decir, toda la marinería sobreviviente del glorioso b u q u e , permanecían aun en Iquique. A las 8 A . M., regresaban los botes con sus heroicos p a sajeros i eran recibidos a bordo del Cockrane c o n la m a yor solemnidad. T o d a la tripulación del blindado, vestida de gran parada, esperaba a sus c o m p a ñ e r o s formada en ala sobre la cubierta, i apenas pusieron éstos el pié en ella, resonaron por todas partes estrepitosos hurras, al m i s m o t i e m p o que el c o m a n d a n t e Latorre, a n o m b r e d e la nación, les dirijia algunas sentidas palabras, felicitándolos por su conducta. Los prisioneros, impresionados hasta el p u n t o de derramar lágrimas de g o z o , estrechaban c o n efusión a sus compañeros, i después de la ceremonia se o c u p a r o n en oir ansiosos las pintorescas relaciones de los marineros del Cochrane sobre los h e c h o s de armas llevados a c a b o desde su carjtura. L o ú n i c o que sentían era n o haberse e n c o n t r a d o en todos aquellos combates, i n o se cansaban de oir i p r e g u n tar los mas m e n u d o s detalles de cada suceso, sobre t o d o en lo relativo a la caza i rendición del Huáscar. Durante algunos m o m e n t o s n o h u b o a b o r d o mas que numerosos corrillos en torno de cada recien llegado, hasta que las nuevas tareas que a cada cual i m p o n í a la ocupación del puerto, los llamaron al c u m p l i m i e n t o de su deber. A las 8 A . M. se destacaban por segunda vez los botes del Cochrane i de la Covadonga del costado de estos buques, c o n d u c i e n d o a su b o r d o a las fuerzas chilenas que iban a t o m a r posesión del puerto. Estas fuerzas se c o m p o n í a n de 52 soldados d e Artillería de Marina de la guarnición del Cochrane, 30 marineros del m i s m o b u q u e i 29 marineros i 9 soldados de la d o t a ción de la Covadonga, o sea un total de 120 h o m b r e s . A cargo de éstos iba el capitán de coberta señor Gaona, segundo c o m a n d a n t e del Cochrane, que fué n o m b r a d o provisoriamente j e f e político i militar del puerto, i fué recibido en tierra, al llegar al muelle, por la guarnición de bomberos i gran n ú m e r o de habitantes c o n grandes demostraciones de simpatía i regocijo. El teniente primero de la d o t a c i ó n del Cochrane, don Juan M. Simpson, fué encargado de posesionarse de los cuarteles i de establecer el servicio de vijilancia local, lo que ejecutó distribii}'endo c o n v e n i e n t e m e n t e algunas patrullas que recorriesen en distintas direcciones la población. El teniente de la g u a r n i c i ó n del Cochrane, señor G u e r rero, q u e d ó encargado de la custodia del cuartel de policía, de la aduana i de las demás oficinas fiscales. Los marineros del Cochrane, armados de rifles, recorrían la población evitando t o d o desorden. A las 8.30 A . M. estaba reunida toda la tropa d e s e m barcada de a b o r d o de los buques, frente a la casa del señor cónsul americano, i entonces el c o m a n d a n t e j e n e r a l del Cuerpo de B o m b e r o s i j e f e de la c o m p a ñ í a alemana núm. 2, d o n Jorje S c h m i d t , h i z o al capitán Gaona entrega de todas las oficinas, archivos i papeles fiscales. La fuerza que hasta ese m o m e n t o custodiaba la ciudad, se c o m p o n í a ele las cuatro c o m p a ñ í a s de b o m b e r o s e x i s tentes en el puerto, c u y o n ú m e r o es c o m o de 200 h o m bres, i éstos fueron reemplazados por los marineros del Cochrane en la custodia de los distintos puntos. En la cárcel o depósito de presos establecido en la aduana, se e n c o n t r ó , ademas de los 49 prisioneros de la Esmeralda, varios otros chilenos, ya capturados en los reconocimientos hacia la línea del Loa, y a t o m a d o s c o m o espías en la población o sacados de a b o r d o de los buques. Estaban allí los 8 voluntarios del c u e r p o de esploradoTOMO n—22

SEGUNDO.

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res t o m a d o s t i e m p o antes en las cercanías d e Quillagua, un c a b o del rejimiento Santiago i u n j o v e n chileno llamad o Manuel González, a quien lo tenían desde seis meses atrás c o n dos barras de grillos solo porque sospechaban q u e pudiera ser espía chileno. Este j o v e n i sus c o m p a ñ e r o s cuentan cosas terribles s o bre los malos tratamientos que lo hacian sufrir los peruanos, lo m i s m o que a los prisioneros de la Esmeralda. E n el cuartel llamado de la R e c o v a N u e v a , d o n d e estaban acantonados los batallones 7 i 5, o sea Cazadores de la Guardia i Cazadores del Cuzco, se encontró una gran cantidad de ropa nueva, que era el traje de parada d e a m b o s batallones, lo m i s m o que m u c h o s otros artículos de e q u i p o que demuestran la premura c o n que se dio la orden de m a r c h a a aquellas tropas. F u e r a de esto, en los almacenes militares i en distintos p u n t o s de la población habia diseminado u n inmenso a c o p i o de víveres de toda clase, suficientes para haber m a n t e n i d o la ciudad durante un asedio de seis meses. E n la playa del Colorado, cerro que limita por el N o r t e la población, se encontraron también m u c h o s cajones de cápsulas de rifle i municiones, q u e los peruanos, en su afán de huir c u a n t o antes, n o alcanzaron a echar al agua. E n el m i s m o cerro se halló igualmente un torpedo L a y en vísperas de concluirse de armar, teniendo su depósito lleno c o n una gran cantidad de dinamita. Las armas i rifles que existían en la ciudad, i que en su m a y o r parte era un armamento viejo i casi inservible, fueron también arrojados al agua por los peruanos, pero c o n tan mal tino, que al día siguiente las mismas olas botaron a la playa unos 120 rifles. P o c o mas o m e n o s , igual cosa pasó c o n los cañones d e los fuertes, que habían sido desmontados i clavados, i que en p o c o mas de m e d i a hora " quedaron corrientes i listos para hacer f u e g o . H a b i a en I q u i q u e dos fuertes: el del lado Sur, llamado del Morro, i el del N o r t e , bautizado c o n el de Colorado i situado en el cerro de este n o m b r e . A m b o s estaban armad o s c o n cuatro cañones Parrot, dos en el fuerte Morro i dos en el Colorado, siendo de ellos dos de a 300 i dos de a 150. A m b o s fuertes estaban en m u i buen estado de servicio i habían sido construidos al parecer c o n el m a y o r c u i d a d o . A las 8.30 P. M. salió la Covadonga c o n dirección a Pisagua a c o m u n i c a r al ejército la fausta n u e v a de la e n trega de la plaza, i a la 3.30 P. M. del siguiente dia f o n deaban en la bahía de I q u i q u e el Abtao i el ítala, tray e n d o este ú l t i m o a su b o r b o u n batallón del rejimiento Esmeralda para encargarse de la guarnición del puerto. E n el Abtao venían el Ministro de la Guerra en c a m paña, el jeneral B a q u e d a n o i m u c h o s otros jefes, con el o b j e t o de tomar las medidas oportunas para la seguridad de la población i sus alrededores. A las 4 P. M. principió el desembarco de las tropas por el muelle del ferrocarril, en m e d i o de u n gran c o n c u r s o de curiosos, i y a a las 5 estaban en tranquila posesión de la ciudad. U n a hora mas tarde llegaba también de Pisagua el Loa c o n d u c i e n d o a los prisioneros de la Pilcomago i algunos de los tomados en la n o c h e del c o m b a t e de Dolores. P o c o después el Angamos, q u e llevaba d e Antofagasta para el teatro de la guerra al 2. ° batallón del Lautaro i que n o tenia aun noticias de la rendición de I q u i q u e , se acercaba al puerto al ver que los buques bloqueadores se encontraban tranquilamente fondeados en la rada, i echaba el a n cla al ver en tierra enarbolada la bandera de Chile. U n o de los primeros cuidados de los marinos, apenas se h u b o t o m a d o posesión del pueblo, fué ir a visitar la t u m b a de nuestro h e r o i c o Prat. Las marinerías del Coclirane i de la Covadonga, hicieron una peregrinación a


170

GUERRA

DEL

ese lugar, llevando una hermosa c o r o n a trabajada a b o r d o del blindado i dedicada por la marina al i n m o r t a l c o m a n d a n t e de la Esmeralda. Esta m e m o r i a está viva i palpitante en el c o r a z ó n de los vecinos de I q u i q u e que presenciaron aquel glorioso c o m b a t e . Se enternecen i procuran manifestar d e todas maneras su admiración al recordar sus mil i mil peripecias, i llegan hasta derramar lágrimas al recordar los trájicos episodios de aquella titánica i n u n c a vista resistencia. U n caballero italiano que invitó a c o m e r a varios j e f e s d e marina i militares, contaba a los postres, en m e d i o del m a s rclijioso silencio d e s ú s oyentes, las terribles escenas de las postrimerías de la Esmeralda. T o d o s los v e c i n o s d e I q u i q u e habian a b a n d o n a d o ese dia la población, i desde los cerros c o n t e m p l a b a n c o n ansia los incidentes del combate. E l espectáculo era aterrador e i m p o n e n t e i al m i s m o tiempo partía el c o r a z ó n hasta de los mas indiferentes. Nuestra gloriosa corbeta, hostigada por los fuegos de la artillería de tierra, avanzaba majestuosamente al encuentro de su formidable e n e m i g o i la bandera chilena — l a m a y o r que había en el b u q u e — s e desplegaba m o v i d a por una suave brisa del Sur, destacándose por entre la esposa humareda de los cañonazos. E n estos m o m e n t o s d a b a el Huáscar a la Esmeralda su primera arremetida, i c o n los anteojos se veía al i n m o r tal Prat saltar a la impenetrable cubierta del e n e m i g o , llevando en una m a n o su espada i en la otra su revólver, desnuda la cabeza i c o n una actitud que el cincel del artista n u n c a llegará a retratar. El Huáscar se retiraba n u e v a m e n t e , i desde tierra se oia el ruido de los disparos que victimaron al héroe, mientras la Esmeralda c o n su n u e v o j e f e continuaba h a c i e n d o u n n u t r i d o i certero a u n q u e inútil cañoneo. E n tierra, h o m b r e s i mujeres tanto estranjeros c o m o peruanos, derramaban abundantes lágrimas de c o n m i s e ración por la suerte de aquellos valientes, i a cada m o m e n tos creían ver bajarse nuestra gloriosa bandera para evitar la i m p u n e matanza de los bravos que la defendían. Pero el fuego continuaba sin tregua, i al fin el Huáscar avanzó una i otra vez hasta h u n d i r su espolón c o m o un puñal en el costado de la gloriosa corbeta. A p e n a s se h u b o retirado por segunda vez, principió la Esmeralda a hundirse de proa sin dejar de hacer fuego, i majestuosa i tranquila se sumerjió en el seno d e las ondas. A g r e g a b a el caballero entre lágrimas que aquel episodio final de la h o m é r i c a lucha no podía tener parecido alguno c o n los h e c h o s heroicos ocurridos en el m u n d o , p o r q u e , fuera de lo majestuoso del espectáculo en sí, parecía que la naturaleza se había c o m p l a c i d o en adornarlo c o n todas las galas del arte. La atmósfera estaba trasparente, el cielo puro, ol mar tranquilo i azulado, i la brisa q u e soplaba par-ecia n o tener mas misión que desplegar al aire los vivos matices de nuestro tricolor. El buque se hundía p o c o a p o c o , i y a habian desaparecido el casco i los mástiles, i solo flotaba en las ondas la bandera de Chile. A l fin se sumerjió también, i entonces, arrancados violentamente los espectadores de la c o n t e m plación de aquel sublimo espectáculo, p e r m a n e c i e r o n m u dos i aterrados, c o m o c u a n d o da el ú l t i m o suspiro una persona querida, decia enternecido nuestro narrador. Por todas las mejillas corrían abundantes lágrimas, i h u b o mujeres que se desmayaron de dolor. E l Huáscar m i s m o , cual si también se sintiera absorto por la grandiosidad d e la escena, parecía c o n t e m p l a r aterrado su obra i n o se m o v í a de su puesto. A l dia siguiente era n o m b r a d o j e f e político i g o b e r n a d o r militar de la ciudad, el capitán de n a v i o d o n Patricio L y n c h , i se encargaba la custodia de la p o b l a c i ó n al rejim i e n t o Esmeralda, regresando a b o r d o d e sus buques las marinerías del Cochrane i la Covadonqa. Ese m i s m o dia partía para el Sur el Loa,. L a Pilcomayo

PACIFICO.

acababa d e fondear allí, p r o c e d e n t e de Pisagua i f u e r o n traslados a su b o r d o los prisioneros d e la Esmeralda p a r a ser trasportados a Valparaíso, d o n d e , después d e a l g u n o s días de m e r e c i d o solaz, serán e m b a r c a d o s en el Huáscar para formar parte d e su dotación. • L a Pilcomayo viene m a n d a d a p o r el teniente 1. ° d o n M a n u e l Señoret, m i e m b r o de E s t a d o M a y o r de la e s c u a dra. Trae c o m o s e g u n d o c o m a n d a n t e , al toniento 2. ° d o n Carlos K r u g , de la d o t a c i ó n del Blanco Encalada. Estos d o s intelij entes oficiales h a n sido favorecidos c o n este honor, porque hicieron esfuerzos s o b r e h u m a n o s para salvar ese b u q u e , trabajando sin descanso durante 1 2 horas consecutivas en las mas pesadas faenas, hasta q u e se logró apagar los incendios i achicar el agua q u e h a b í a penetrado por las válvulas. L o s prisioneros de la Esmeralda h a n sido, durante t o d o el viaje, el objeto d e las atenciones jenerales. L a m a y o r parte de ellos vienen pálidos i demacrados, a causa d e los durísimos tratamientos a que diariamente los s o m e t í a n los peruanos. Cuentan i n o acaban respecto de las c r u e l dades de los c h o l o s , que no solo los maltrataban de obras i de palabras, sino, lo que ora m u c h o peor, v o c i f e r a n d o e n su presencia las mas asquerosas calumnias e insultos c o n tra Chile. Los epítetos de "chilenos bandidos, rotos ladrones," i toda la letanía de insultos de la f e c u n d a inventiva p e r u a na, eran su pan obligado de c a d a instante, i a veces n o les daban otro, p o r q u e se c o m p l a c í a n en atormentarlos d e m i l m o d o s . Mas de una vez se desayunaron m e d i a n t e la caridad de algunos c o m p a s i v o s estranjeros, que eran tildados inmediatamente de espías chilenos i pasaron m u i m a l o s ratos por ello. Los obligaban a trabajar diariamente en las obras d e fortificación del puerto, i el látigo i el palo de sus g u a r dianes se c e b a b a n i m p u n e m e n t e a cada paso en las e s p a l d a s d e nuestros héroes. T o d o s ellos vienen indignados contra la c o b a r d e c r u e l dad de sus carceleros i dispuestos a vengarse c r u e l m e n t e de las ofensas recibidas i de los sinsabores que h a n e s p e rimentado durante su largo cautiverio. M u c h o s elojios h a c e n los prisioneros do la c o n d u c t a del capitán Uribe, que p e r m a n e c i ó impasible en su p u e s t o esperando la muerte, sin haber flaqueado u n solo instante, i desesperado tan solo al ver que sus m e d i o s de ataque le i m p e d í a n vengar a su jefe. A g r e g a n que R i q u e l m e , q u e efectivamente disparó el ú l t i m o c a ñ o n a z o c u a n d o y a ol b u q u e se iba h u n d i e n d o , pereció a h o g a d o a pesar d e q u e sabia nadar, sin d u d a p o r q u e estaba herido i c o n el rostro q u e m a d o por la esplosion de u n c a r t u c h o inflamado p o r u n a granada peruana. E n su viaje al Sur, pasó el Loa a las caletas de Patillos, C h u c u m a t a , Pabellón i Huanillos, a fin de reconocerlas i ver si se notaba allí la presencia de algunas partidas e n e migas. Patillos, d o n d e antes había u n n u m e r o s o d e s t a c a m e n t o de infantería i artillería, estaba ahora casi c o m p l e t a m e n t e desierto. N o habia mas habitantes q u e cuatro m a q u i n i s tas ingleses, a cargo de los trabajos de la línea del ferrocarril, que los peruanos trataban de desterrar, pues en la m a y o r parte do su trayecto está cubierta por la arena q u e los vientos arrastran por la falda del cerro. E n Pabellón de Pica, a d o n d e fué a tierra el teniente Barrientes, habia bastantes pobladores, en su m a y o r parte italianos, que, al ver acercarse al Ljoa, c o l o c a r o n banderas blancas en varias casas i en el muelle. E l piquete peruano que guarnecía la p o b l a c i ó n , la h a bia a b a n d o n a d o desde hacia algunos días, p e r o en tierra tenían cantidad suficiente de víveres i agua en a b u n d a n cia de la m á q u i n a de resacar que allí existe. Se d e j ó en tierra la bandera chilena q u e llevaba el bote para q u e la enarbolasen en la casa d e la prefectura c u a n d o llegase a l g ú n b u q u e c h i l e n o , i q u e d ó n o m b r a d o


CAPITULO

j e f e p o l í t i c o d e l lugar, mientras llegaba autoridad c h i l e n a , u n señor italiano d e apellido Cavagliero. A q u í t u v i m o s o p o r t u n i d a d d e c o n o c e r la primera parte d e la n o v e l a peruana inventada para esplicar la derrota d e D o l o r e s , q u e había sido c o m u n i c a d a p o r telégrafo d o s días antes desde I q u i q u e , en los m o m e n t o s en q u e las autoridades peruanas d e este puerto tomaban el portante i aconsejaban a l a s d e Pabellón q u e hicieran otro tanto. A q u e l l a relación decia: q u e h a b i e n d o a v a n z a d o el ejérc i t o peruano sobre el c h i l e n o , c o l o c a d o en la p a m p a al p i é d e l cerro, lo habia obligado a retroceder hacia la altura. L a s tropas aliadas entonces, h a c i e n d o alarde d e u n arrojo inaudito i d e u n h e r o í s m o sin e j e m p l o en la h i s t o ria, avanzaron sobre el e n e m i g o , se posesionaron d e la artillería e hicieron huir a los artilleros. Pero en estos m o m e n t o s , posesionados y a del cerro i d e sus faldas, los perú-bolivianos en n ú m e r o d e 5,000, los fujitivos chilenos prendieron fuego a las m e c h a s , i estallando las minas, d e q u e estaba r o d e a d o t o d o el cerro, sepultaron entre sus c o n c a v i d a d e s a aquellos 5,000 héroes incomparables.

171

SEGUNDO.

PROTOCOLOS. E n L i m a , a los veintitrés dias del mes de Noviembre de m i l ochocientos setenta i nueve, se reunieron los infrascritos, Rafael Velarde, Ministro de Relaciones Esteriores del Perú, i Spencer Saint J h o n , Ministro residente de S. M. B., el primero por su Gobierno i el segundo ampliamente autorizado por el Gobierno de Chile, para acordar el canje de los prisioneros peruanos que existen en Chile, por los prisioneros chilenos que se hallan en el Perú, para cuya negociación ha sido aceptada por ambos Gobiernos la intervención amigable de los ajentes d i plomáticos de S. M . B., acreditados cerca de dichos Gobiernos, i después de haberse presentado las listas de los referidos prisioneros de a m b o s belijerautes, se convino que el canje se realizase grado por grado de los prisioneros del monitor peruano Huáscar, por los prisioneros de la corbeta chilena Esmeralda, los que restaban del Huáscar con los del vapor liimaci rejimiento Y u n g a i , prisioneros en el Perú, c o m o consta de la lista adjunta a este p r o t o c o l o , la cual será suscrita por los infrascritos.

N a t u r a l m e n t e , acudió entonces el resto d e las tropas chilenas, i las aliadas, apesar d e aquel horrible e s p e c táculo, e m p r e n d i e r o n su retirada c o n t o d o o r d e n en d i r e c ción a Tarapacá. Esta relación acabó d e hacer perder la chaveta a los amilanados c í v i c o s q u e habían q u e d a d o en I q u i q u e , i c o n v e n c i d o s por su propia relación de q u e los chilenos n o se andaban c o n chiquitas, e m p r e n d i e r o n la fuga al i n t e rior, i n o h u b o santo q u e los hiciera detenerse. Esta peruanada p r o d u j o , pues, u n efecto contrario del que talvez soñó su inventor, p o r q u e todas las poblaciones d e la p r o v i n c i a d e Tarapacá quedaron aterradas c o n el relato i m u í p o c o dispuestas a meterse en minas.

Se c o n v i n o igualmente q u e los prisioneros peruanos serán remitidos al Callao i los chilenos a Valparaíso pollina d e las líneas d e Vapores neutrales, corriendo d e c u e n t a d e a m b o s Gobiernos el p a g o del pasaje d e los prisioneros q u e tienen en su p o d e r hasta el lugar d e su d e s tino. C o n lo c u a l terminó el acto, firmándose esta acta en d o b l e e j e m p l a r en la fecha m e n c i o n a d a .

E n P u n t a d e L o b o s i Huanillos, grandes puertos esportadores d e h u a n o , n o habia mas p o b l a d o r q u e u n h o m b r e en cada u n o d e ellos, i d e este m o d o tenemos y a en nuestro p o d e r t o d o el rico litoral d e la provincia d e Tarapacá, gracias al feliz é x i t o d e la batalla d e Dolores.

Visto el P r o t o c o l o anterior, apruébase en todas sus partes i désen las órdenes necesarias para su c u m p l i m i e n t o en la parte q u e respecta a la R e p ú b l i c a . C o m u n i q ú e s e , rejístrese i publíquese.

XXIV. Canje de prisioneros. MINISTERIO D E RELACIONES ESTERIORES.

Lima, Noviembre 13 de 1879. Señor Ministro: Me apresuro a contestar la atenta comunicaciou de V . S. I I . de esta fecha, n ú m . 3 3 , relativa al canje de prisioneros de guerra. Adjuntas hallará V . S. I I . las listas de los peruanos i bolivianos que se encuentran en Chile, p r o v e nientes del monitor Huáscar i de la toma de Calama, lo mismo que las razones de ios tomados a aquella república,

en la Esmeralda i el l'ímac.

R u e g o a V . S. H . que se sirva i n d i c á r m e l o s prisioneros que desea recibir por parte de Chile, en c a m b i o de todos los del Huáscar i de la toma de Calama, según sus grados i clases, trasmitiéndose oportunamente las órdenes respectivas, para que los jefes i oficiales chilenos que se hallan en Tarma i los individuos de tropa que se encuentran en Arequipa, estén en A r i c a el 20 del mes corriente, para verificar el canje en la forma que lo indica V . S. H . ; d i g nándose V . S. H . pasar a este despacho, si lo tiene a bien, para allanar cualquiera dificultad que se presente en el arreglo satisfactorio i definitivo de este asunto. R e n o v a n do a V . S. H . las seguridades de m i distinguida consideración, tengo la honra de suscribirme atento servidor. (Firmado.)—RAFAEL

VELARDE.

Al honorable señor Spencer Saint Jhon, Ministro resiliente en la Gran Bretaña.

RAFAEL

VELARDE. SPENCER SAINT

JOHN.

Lima, Noviembre 23 de 1879.

VELARDE.

E n Lima, a los o c h o dias del mes d e D i c i e m b r e de m i l o c h o c i e n t o s setenta i n u e v e , se reunieron los infrascritos, Rafael V e l a r d e , Ministro d e Relaciones Esteriores d e l Perú, i S p e n c e r Saint J o h n , Ministro residente d o S. M. B., a m p l i a m e n t e autorizados, el primero por su G o b i e r n o i el s e g u n d o por el d e Chile, para acordar el canje d e los prisioneros d e guerra peruanos q u e están en Chiie, por los prisioneros c h i l e n o s q u e se hallan en el Perú, para c u y a n e g o c i a c i ó n lia sido r e c í p r o c a m e n t e aceptada la intervención amigable d e los ajentes d i p l o m á t i c o s d o S. M. B. acreditados cerca d e d i c h o s Gobiernos. RAFAEL

VELARDE.

Después d e haberse presentado las listas do los prisioneros d e a m b o s belijerautes i que quedaron después del canje, h e c h o en veintitrés d e N o v i e m b r e último, se a c o r d ó en canjearlos g r a d o p o r grado, hasta d o n d e se crc}'era c o n v e n i e n t e i después por g r u p o s , c o m o consta de la lista adjunta a esto p r o t o c o l o , la q u e también será suscrita pollos infrascritos. Se c o n v i n o , además, q u e los prisioneros peruanos serán remitidos al Callao i los chilenos a Valparaíso, en la f o r m a establecida en el anterior P r o t o c o l o y a citado. C o n l o c u a l t e r m i n ó el acto, firmándose esta acta e n d o b l e ejemplar. SPENCER SAINT LISTA

JOHN.

D E LOS PRISIONEROS CANJEADOS.

Jeneral de brigada Villegas, por el encargado de n e g o cios D o m i n g o Godoi. Teniente 1 . ° Manuel C. D e l g a d o , por el secretario B e lisario V i a l .


GUERRA DEL PACIFICO.

172 Tripulantes

clel "Huáscar" por los de la

"Esmeralda."

Teniente 1. ° graduado Pedro Garezon, por el c o m a n dante teniente 1 . ° Luis Uribe. Comandante de guarnición, sarjento mayor José M. U g a r teche, por el teniente 1. ° Francisco Sánchez. Teniente 2. ° graduado Jervacio Santillana, por el t e niente 2. ° A r t u r o W i l s o n . Alférez de fragata Ricardo Herrera, por el oficial de guarnición Antonio D . Hurtado. Contador Juan Alfaro, por el id. Juan O. G o ñ i . Cirujano mayor Santiago Távara, por el id. de 1 . clase Cornelio Gnzman. Practicante José Canales, por el id. Jerman Segura. 5 3

Tripulantes del "Huáscar" por los del "Rimac." Capitán de fragata graduado Manuel M . Carvajal, por ei id. id. id. Ignacio L. Gana. Teniente 2. ° graduado Fermín D. Canseco, por el t e niente graduado de capitán Ricardo Canales. Capitán graduado de infantería Mariano Bustamante, por el capitán de rejimiento Belisario Campos. Capitán graduado de infantería Manuel Orellana, por el id. Roberto Bell. Aspirante de marina Federico Sotomayor, por el alférez R a m ó n L . Ortúzar. Id. Manuel Elias, por el alférez Daniel J . Hermosilla. Id. Grimaldo Villavicencio, por el alférez José C. J i ménez. Id. Manuel Villar, por el alférez Manuel Forne. I d . D o m i n g o Valle-Riestra, por los mismos alféreces. Cirujano de 1.^ clase Felipe M . Rotalde, por el 2 . ° cirujano de la escuadra Carlos Vargas. Farmacéutico José Flores, por un sarjento del Y u n g a i .

Tripulantes de la, "Pilcomayó" por los del "Rimac'.'' Capitán de navio Carlos Ferreyros, por el teniente c o ronel Manuel Búlnes. Capitán de corbeta Octavio Freiré, por el sarjento m a yor W e n c e s l a o Búlnes. Teniente 1 . ° Teodoro Otoya, por el sarjento mayor Guillermo Thrup. Teniente 1.° Carlos Latorre, por el subteniente G u i llermo Chaparro e Ildefonso A l a m o s . Alférez de fragata Pedro R o e l , por el porta-estandarte Aníbal Godoi. Cirujano de 2 . clase Ricardo Pérez, por el contador de 1. clase Javier Á n g u l o . Contador oficial 3. ° del cuerpo político W e n c e s l a o A l varado, por el contador del Rimac Justo Gnzman. Aspirante de marina Ernesto S. Rodríguez, por el m a rinero José Samoral. Id. id. E d m u n d o A . G a g o , por el marinero Laureano Benavides. Id. id. Juan F. Andraca, por el marinero Vicente V i l l a lobos. Id. id. Florentino Flores, por el marinero Manuel F e r nandez. Id. id. Oswalclo Lama, por el marinero Dionisio Lara. Contra-maestre Nicolás Riache, por el marinero P e d r o Rifu. Teniente 1. ° graduado Luciano F. Arana, id. Manuel 0 . de la Haza i guardia marina Benjamín de la Haza, por el capitán Pedro Latronp. Omitimos la relación de los maquinistas, oficiales de mar, marineros i soldados que han entrado en el canje por ser demasiado estensa; pero haremos presente que en todo caso se ha aludido principalmente a la igualdad de grados. 53

53

INTENDENCIA

D E

VALPARAÍSO.

Diciembre 23 de 1879. E n cumplimiento de las órdenes de V . S., procedí el 20 del actual a hacer entrega a bordo del vapor inglés lio, al

representante de S. M . B. en este puerto, de los prisioneros capturados en el monitor peruano Huáscar i cañonera Pilcomayó i demás comprendidos en el canje celebrado con el Gobierno del Perú. E l acta que por duplicado se levantó de este acto, es la que a continuación c o p i o : " E n Valparaíso, a veinte de Diciembre de mil ochocientos setenta i nueve, el intendente de la provincia, señor Enlojio Altamirano, entregó a bordo del vapor inglés lio, de orden del Supremo Gobierno de Chile, al señor representante de la Gran Bretaña, don José D r u m m o n d H a y , a los señores jefes, oficiales i tripulación, prisioneros de guerra de los buques de nacionalidad peruana, monitor Huáscar i cañonera Pilcomayó, qne se relacionan en l a lista que antecede. ''Han fallecido a consecuencia de sus heridas, el artillero Federico M e i g g s , Julio Paulo, Juan Chunga i el marinero Santos Beltran, de la dotación del Huáscar. El grumete W i l l i a m s Norris de este m i s m o buque se fugó del hospital i no ha podido ser habido hasta la fecha. " Q u e d a n heridos, en libertad i a disposición del m i s m o representante ingles, Eduardo Tord i A d o l f o Meyer, c o c i nero el primero i cabo de fogoneros el segundo, del c i t a d ) monitor Huáscar. " E l teniente 2. ° don Enrique Palacios, c o m o es público i notorio, falleció habiendo sido puesto en libertad con su asistente el marinero José Celis Torres. " D o n Miguel Me. Coferv, de la tripulación de la cañonera Pilcomayó, que venia a su b o r d o licenciado, queda en libertad. " S e han puesto también a disposición del representante inglés, al señor jeneral Villegas, boliviano, prisionero i n cluido en el canje actual, c o m o igualmente a don Manuel C. D e l g a d o , teniente de la marina peruana, apresado en Valparaiso. Se incluye también tres prisioneros capturados en la goleta Coqueta qne pertenecían a la tripulación del Huáscar, i s o n : Fraucísco Sena, Manuel Pérez i F r a n cisco Cáceres. " T a m b i é n se h a e m b a r c a d o al señor Manuel J. Zavala, c o r o n e l d e la guardia nacional del Perú, para ser canjead o e n el Perú, en c o n f o r m i d a d a las indicaciones d e los señores representantes d e la Gran Bretaña. " H e c h o p o r d u p l i c a d o i para constancia firman los q u e suscriben a b o r d o del citado v a p o r lio.—E. Altamirano.

—J. Drummond Hay.— Carlos Ferreiros.—Manuel Carvajal."

M.

L o q u e p o n g o e n c o n o c i m i e n t o d e V . S., previniéndole que la orijinaí queda archivada en la secretaría d e esta intendencia c o n la relación n o m i n a l d e todos los prisioneros canjeados. D i o s guarde a V . S. E.

ALTAMIRANO.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores.

INTENDENCIA

D E

ATACAMA.

Copiapó, Diciembre 27 de 1879. S e ñ o r Ministro: L o s Carabineros d e Y u n g a i llegaron a Caldera en el v a p o r Lima el martes 22 i allí fueron desembarcados, c o n f o r m e a instrucciones superiores, i alojados en el cuartel d e la brigada cívica. C o m o n o traían consigo ningún oficial, d e orden del señor Ministro d e la Guerra se n o m bró c o m a n d a n t e interino d e ellos al sarjento m a y o r de aquélla d o n M á x i m o Navarro, bajo c u y a inspección se ha f o r m a d o la lista n o m i n a l d e las d o s compañías d e Carabineros, q u e en copia adjunto. Esta lista ha sido formada de cuerpo presente en el cuartel, p o r n o haberse recibido ni del vapor, ni d e alguna autoridad peruana ejemplar n i n g u n o escrito, ni algo q u e se parezca a d o c u m e n t o oficial.


CAPITULO

SEGUNDO.

_ 173 .

:

Creo haber c u m p l i d o c o n lo o r d e n a d o p o r V . S. e n telegrama d e 25 d e l presente. Dios g u a r d e a V. S. GUILLERMO

MATTA.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores.

LISTA

NOMINAL

CIENTES

A

D E LOS INDIVIDUOS

LOS CARABINEROS

D E

TROPA

D E Y U N G A I

PERTENE-

.

Salvador V e n e g a s , Z o i l o Peroa, D o m i n g o S o t o , Juan S e púlveda, R o s a m b e l R o d r í g u e z , David P i n o , José M . M o rales, Rosauro L e r i z , Juan de Dios Herrera, Marcelino Torres, Tránsito G ó m e z , José Altamirano, Sebastian M a r tínez. Caldera, Diciembre 2 6 de 1 8 7 9 . — M . N A V A R R O . — C o n forme.—Aguirre.

H O I D Í A D E L A

FECHA.

Primera

*s*

compañía.

Sarjentos 2 . : J u a n M a n u e l L a g o s , J o s é R a m ó n Lara, Pedro U l l o a , Isaias I b a ñ e z i Salvador 2. ° Correa. Cabos 1.°": A b e l a r d o Sosa i A m a d o r B r a v o . Id. 2 . : L o r e n z o F u e n t e s , P e d r o J o s é Rivas, H i l a r i o Soto i J o s é A g u s t í n H i d a l g o . T r o m p e t a s : J u a n d e Dios Gallardo, H o n o r i o F e r n a n d e z , Gregorio L a g o s i A u g u s t o M é n d e z . Soldados: V e n a n c i o P a l o m i n o , J o s é del C. A c u ñ a , J a vier Quintillones, P e d r o Quiroga, D a m i á n V i l l a l o b o s , Juan I g n a c i o L a b r a , J o s é del C a r m e n Mora, A m a d o r M a turana, N o l b e r t o R o d r í g u e z , Luis A n t o n i o Salas, J o a q u i n Ramírez, J o s é Luis B l a n c o , J u a n P. Salazar, E u l o j i o V a s quez, L o r e n z o Cortés, P e d r o Salinas, D o m i n g o A l b u r querque, J o s é R o q u e Erins, N e m e c i o Sanhueza, J o s é I g nacio C a m p o s , J u a n d e la C. Benavides, S e r v a n d o Mena, Manuel S á n c h e z , E d u a r d o J i m é n e z , Sebastian Cruz, N i canor Hermosilla, J o s é María Noriega, J o s é D o l o r e s R í o s , D o m i n g o P o n c e , J u a n F r a n c i s c o R i q u e l m e , Manuel J. Salazar, R a m ó n T o l e d o , Z e n o n Bustamante, V i c e n t e A r a vena, J o s é M u ñ o z , J o s é A n t o n i o V i v a n c o , T e o d o r o T r o n coso, Eleuterio R e y e s , Mercedes Carmona, V í c t o r Salas, A n s e l m o V a s q u e z , Baltazar Salas, J u a n Ibarra, Manuel González, D o n a t o L e ó n , J u a n A n d r é s Valenzuela, J o s é María Salas, M a n u e l 2. ° González, M a n u e l Olivares, Manuel V e n e g a s , C l o d o m i r o D u r a n , R ó m u l o A n t o n i o Mira, Carlos B e n j a m í n L e i t o n , J u a n R o s a Barra, Miguel Uribe, J u a n F r a n c i s c o Saldias, F e d e r i c o V e n e g a s , J o s é María Ferrada, A u j e n i o A c u ñ a , J o s é del C. T o r o , T i b u r cio Espinosa, Mercenario Carrasco, F r a n c i s c o Farias, F e r nando Matus, R i c a r d o J i m é n e z , M a n u e l Orellana, D a v i d Merino, Luis R i q u e l m e , J o s é F é l i x V a l d e b e n i t o , L u c a s Catalán, V i c e n t e R a m í r e z i J o s é A g u s t í n Espinosa.

Copiapó, Diciembre 2 7 de 1 8 7 9 . — C e r t i f i c o que la p r e cedente nómina es copia fiel sacada del orijinal que queda en esta o f i c i n a . — J O S É M . G R O V E , secretario.

03

XXY.

0S

Segunda compañía. Sarjento 1 . ° J o s é María Fuentes. Sarjentos 2 . : F e l i p e B e c a s , Feliciano Padilla i J o s é Várela. Cabos l . : R i c a r d o Sepúlveda, Fidel Sepúlveda, Juan Orrego i A m a d o r P. Marín. Cabos 2 . : G u i l l e r m o S p e i a r s , Bernardino Salazar, Francisco Rivadeneira, José María M o s c o s o i Pedro J . Pérez. Trompetas: José S. Morales, A m a d o r Garai i José Luis Merino. Cabo 1. ° José M . V i vaneo. Soldados: Clemente Pinto, Bernardo Farías, R o s e n d o Rodríguez, Tomas Iriarte, Belisario W . Garena, Joaquin Barrientes, Rafael V i l a , José M . Carreño, Juan Castillo, Felipe Peña, José de. la C. V i l l e g a s , Clodomiro A l i s t e , Corvideo Monjes, Tránsito Medina, Manuel Cortés, José del O Arruez, Nicasio P a l m a , Miguel Mardoues, Ladislao Vicuña, José A . Gutiérrez, José Narciso Sepúlveda, A s ceusio del C. R i f o , Manuel A n t o n i o R o m e r o , W e n c e s l a o Riquelme, Manuel Aravena, José M . Sanfuentes, José C e vallos, R a m ó n Neira, Nicanor Fuentes, José del R . Ortega, Juan del M . Segura, A b r a b a m M u ñ o z , Leandro V a s quez, José V . A e d o , Zacarías Barra, R o s e n d o Carreño, José L. L a g o s , P e d r o V e r a , Juan B. Cerda, José H . B e l tran, Aveliuo Cuevas, Feliciano L ó p e z , José I. R u i z , José N. Montoya, Jnau de Dios A v i l a , R a m ó n A varia, L i b e r a to Hernández, José Maldonado, Ricardo C a m p o s , Josa Contreras, Victoriano Martínez, R c s a l i u o Sepúlveda, José Monjes, José M . A v i l a , H e r m ó j e n e s Peña, Federico M o y a , 0 S

M

0 S

Enjuiciamiento del prefecto Lavalle. SECRETARÍA

JENERAL

D E S. E . E L P R E S I D E N T E , DE

L A

DIRECTOR

GUERRA.

Arica, Noviembre 23 de 1879. Señor Comandante J e n e r a l : D e orden de su S. E . el Presidente Director de la G u e r ra, proceda V . S. inmediatamente a mandar instruir el correspondiente sumario militar, al jeneral don R a m ó n L ó p e z Lavalle, a fin de que depure su conducta por el abandono que ha hecho en presencia del enemigo, del p u e s to de prefecto del departamento de Tarapacá que la nación confió a su dirección i custodia, dando cuenta diaria a esta secretaría jeneral del estado del sumario. Dios guarde a V . S. M.

Al

ALVAREZ.

señor contra-almirante i Comandante Jeneral de las baterías i fuerzas de la plaza.

PROTESTA

D E L JENERAL

LÓPEZ

LAVALLE.

A l llegar hoi a esta capital me he impuesto de que por un telegrama que se ha publicado aquí, c o m o remitido de A r i c a por el Director de la Guerra, se me acusa de haber entregado Iquique a los cónsules estranjeros sin haber r e cibido siquiera intimación del enemigo. Protesto contra semejante imputación, que es una c a lumnia, pues yo no he entregado Iquique ni a los cónsules estranjeros ni a nadie, ni pude entregarlo desde que y o no era allí el jefe de la plaza. Ese jefe lo era el coronel g r a duado don José M i g u e l R i o s . E n este m o m e n t o se me conduce preso por orden del S u p r e m o Gobierno. Espero i exijiré que se me someta a j u i c i o , pues tengo la certidumbre de que su resultado d e j a r á ilesa la reputación que ha sabido conservar siempre R A M Ó N

LÓPEZ

LAVALLE.

TELEGRAMA. GUARTEL

D E SAN FRANCISCO

D E

PAULA.

P o r orden suprema han sido detenidos en este cuartel, el jeneral López Lavalle, el capitán de fragata Pimentel, el coronel Riestra, el comandante Zevallos i otros para que desde allí respondan ante la justicia nacional, al tremendo cargo que sobre ellos pesa con m o t i v o de la b o c h o r nosa deserción que han hecho de la plaza de Iquique. E l pais contiene los estallidos de su indignación, hasta que los esclarecimientos de tan graves sucesos suministren toda luz posible para pronunciar su fallo. E l pueblo, apesar ele las impaciencias que su patriotism o escitado tiene que producirle justamente, espera todavía el término de los procedimientos. También exije, i con sobrada razón, que éstos inicien, prosigan i terminen con la celeridad que reclama un juicio sumarísimo.


174

GUERRA

Lima,

Diciembre

15 de

DEL

1879.

Señor Ministro: N o m b r a d o por el S u p r e m o G o b i e r n o Constitucional, en 1. ° de J u n i o del año corriente, prefecto del departamento de Tarapacá, asumí el cargo pre'vias las formalidades d e leí, i lo h e d e s e m p e ñ a d o lealmente hasta el 20 d e N o v i e m b r e último, fecha en q u e tuve p o r c o n v e n i e n t e retirarme del puerto d e I q u i q u e , c o n dirección a esta capital, )ara dar cuenta a V . S. d e los m o t i v o s tan poderosos c o m o egales que m e decidieron a obrar de tal manera. A mi paso p o r A r i c a , creí o p o r t u n o avistarme c o n el S u p r e m o D i r e c t o r de la Guerra, a fin de esponerle, de paso, las circunstancias que solo m e c u m p l í a por deber patentizar a V . S.; pero fué grande m i estrañeza, g r a n d e m i i n d i g n a c i ó n , c u a n d o el S u p r e m o D i r e c t o r m e i m p u t ó el gravísimo delito de haber a b a n d o n a d o u n puesto m i l i tar frente al e n e m i g o i entregado la plaza fuerte d e I q u i q u e al Cuerpo Consular estranjero, c o n desdoro del h o n o r nacional, grave daño de los intereses patrios en la guerra e m p e ñ a d a c o n la R e p ú b l i c a de Chile; i m u c h o mas subieron de p u n t o m i i n d i g n a c i ó n i estrañeza, c u a n d o , u n m o m e n t o después, se m e arrestó en la calle, c o n d u c i é n d o m e a u n o de los cuarteles de d i c h o puerto, imposibilit á n d o m e d e continuar m i m a r c h a a esta capital, a la vez q u e se trasmitía p o r el S u p r e m o D i r e c t o r de la Guerra a S. E. el primer Vice-presidente d e la R e p ú b l i c a , u n d e s p a c h o telegráfico, p o r c u y o testo se descarga sobre m í u n a gravísima responsabilidad militar, q u e n o m e t o c a absolutamente.

Í

D e s p u é s de 30 horas de prisión, se m e p u s o en libertad, manifestando el S u p r e m o D i r e c t o r haber reformado su opinión sobre mi c o n d u c t a , i m e apresuré a tomar el v a p o r a fin d e constituirme a la m a y o r b r e v e d a d a disposición d e V. S. para que ordenase m i inmediato j u z g a m i e n t o p o r el respectivo tribunal; mas, 2 horas después de m i llegada a esta ciudad, fui n u e v a m e n t e r e d u c i d o a prisión en el cuartel de San Francisco de Paula, d o n d e aun m e e n c u e n t r o , i d o n d e se h a pretendido seguirme j u i c i o militar p o r resolución del Ministerio de la Guerra. A V . S. consta que en el departamento de Tarapacá y o n o d e s e m p e ñ a b a otro cargo que el de prefecto, n o m b r a d o p o r el d e s p a c h o de V . S., autoridad p u r a m e n t e política, sin intervención de n i n g u n a clase en el ejército ni en las operaciones militares, c o n atribuciones peculiares m a r c a das por la lei; sin otra obligación por ordenanza, q u e la de p r o p o r c i o n a r al ejército los ausilios del pais q u e su J e n e ral en Jefe m e demandase. Si n o se h a rasgado aun la Constitución nacional, si y o estaba obligado a respetar i hacer c u m p l i r las leyes patrias sin estralimitarme de su letra, si la defensa del territorio nacional estaba especialm e n t e e n c o m e n d a d a a u n ejército c u y o Jeneral en Jefe llevó su presunción autoritaria hasta i m p e d i r q u e el servicio de policía so hiciera sin su beneplácito e intervención, n o m e esplico, n o atino ni c o m p r e n d o c o m o , en un m o m e n t o de ofuscación o de m a l i g n o cálculo, se h a e c h a d o sobre mí t o d o el peso de los desastres que deploro, pero a los que, lo digo m u í alto, n o h e c o n t r i b u i d o en la m í n i m a parte. A l concentrarse el ejército nacional en P o z o A l m o n t e , se n o m b r ó jefe absoluto militar de la plaza de I q u i q u e al coronel g r a d u a d o d o n José Miguel R i o s ; el prefecto q u e daba sin m a n d o , sin fuerzas de que disponer, sin armas, sin elemento militar alguno: ¿cuál era su misión entonces? ¿Abocarse el m a n d o de la g u a r n i c i ó n de la plaza, contra l o dispuesto por el Jeneral en Jefe del ejército, p r o v o c a n d o un conflicto i haciéndose reo de u n grave crimen? ¿Ponerse a órdenes del coronel g r a d u a d o R i o s para c u m plir su misión de simple soldado? T o c a dar la s o l u c i ó n de estos puntos al desinteresado tribunal que j u z g u e al e x prefecto ele Tarapacá. N o es aun del caso detenerme a trazar el terrible c u a d r o de la indignación p o p u l a r exprofesamente descargada sobre mí, torciendo el buen sentido del pais en sus m o m e n t o s de patriótica angustia, i llevando mi n o m b r e por

PACIFICO.

t o d o el m u n d o civilizado c o n los estigmas d e p e r u a n o traidor i s o l d a d o cobarde; p r o n t o el p u e b l o sabrá a queatenerse sobre m i c o n d u c t a depurada ante los tribunales i esplicada en el manifiesto q u e preparo. Pero n o p u e d o consentir, ni p u e d e consentirlo V. S. que p o r u n m o m e n to mas c o n t i n ú e n ejerciéndose sobre m í presiones caprichosas d e autoridades estrañas, hoi, q u e y a consta perfectamente al S u p r e m o G o b i e r n o , que n o h e sido y o quien h a entregado la plaza d e I q u i q u e , ni m e toca responder p o r ajenos descalabros. Hasta ayer, paciente i d e v o r a n d o agravios c o n patriótico estoicismo, n o h e levantado m i v o z de protesta, p o r q u e n o h e creído p r u d e n t e formar c o r o en el escándalo que ensordece a la R e p ú b l i c a entera; esperaba, c o n fe profunda, q u e el desarrollo natural d e los sucesos trajese en breve, c o m o y a ha s u c e d i d o , i por m a n o s distintas de las mias, m i plena v i n d i c a c i ó n del t r e m e n d o c r i m e n que se m e enrostró en hora desgraciada, i solamente hoi, que y a n o tiene razón de ser el simulacro de j u i c i o militar a q u e se quiso sujetarme, h a llegado el m o m e n t o de dirijirm e a V . S. en solicitud de m i j u z g a m i e n t o civil, para hacer constar les m o t i v o s legales que m e d e c i d i e r o n a retirarme de I q u i q u e i del puesto p ú b l i c o q u e m e estaba encomendado. Espero q u e V. S., c o m p r e n d i e n d o q u e se trata d e d e purar en j u i c i o la c o n d u c t a observada en m o m e n t o s m u í solemnes para la patria, p o r u n funcionario de su d e p e n dencia, decretará, desde luego, c o n f o r m e a la lei, que en el cria se m e p o n g a a disposición del tribunal c o m p e tente. D i o s g u a r d e a V . S., señor Ministro. (Firmado.)—RAMÓN LÓPEZ

LAVALLE.

Al señor Ministro de Estado en el Despacho de Gobierno, etc.

I/una, 27 de Febrero

de

1880.

V i s t o el presente p r o c e s o seguido p o r simple orden ministerial al jeneral d o n R a m ó n L ó p e z Lavalle i otros, i t e n i e n d o en consideración: 1. ° Q u e la Constitución Política i lei de ministros que h a n rejido ú l t i m a m e n t e en el Perú, así c o m o las ordenanzas militares, n o c o n c e d i a n a los ministros de Estado la facultad de decidir por sí solos acerca del enjuiciam i e n t o d e los jenerales, jefes i oficiales q u e hubiesen d e l i n q u i d o en el ejercicio de funciones públicas, ni el de nombrar, por tanto, de propia autoridad jefes fiscales para el j u i c i o militar respectivo, facultad correspondiente solo al G o b i e r n o i en determinados casos a los jefes con m a n d o de fuerza; 2. ° Q u e los j u e c e s fiscales, coroneles Benavides i Contreras, sucesivamente n o m b r a d o s p o r decretos suscritos por el j e n e r a l Manuel G. de La-Cotera, c o m o Ministro de Guerra del anterior G o b i e r n o , n o han tenido, en consecuencia, j u r i s d i c c i ó n alguna; 3. ° Q u e la acusación de f. 1 h a c e indispensable el inm e d i a t o i rápido enjuiciamiento de los c o m p r e n d i d o s en ella; 4. Q u e el fuero para el j u z g a m i e n t o está determinado, n o por las c o n d i c i o n e s personales del acusado, sino por la naturaleza del delito que se le imputa; •5. ° Q u e si bien el Estatuto provisorio p o r su artícul o . . . c o m p r e n d e en el j u z g a m i e n t o militar diversos delitos, n o se encuentran incluidos en d i c h o artículo aquéllos a quienes se refiere la acusación; 6. ° Q u e estando b l o q u e a d o s los puertos del Sur, ocup a d o I q u i q u e p o r el e n e m i g o , lugar en q u e se supone c o m e t i d o el delito i hallándose en esta c i u d a d los acusados, es e n ella d o n d e p u e d e n i d e b e n ser j u z g a d o s , Se resuelve: S o n n u l o s todos los decretos espedidos en este sumario p o r el e x - M i n i s t r o d e la Guerra, j e n e r a l d o n Manuel G. d e La-Cotera, así c o m o t o d o lo actuado p o r los coroneles d o n A n t o n i o Benavides i d o n Santiago Contreras; nómc


CAPITULO SEGUNDO. brase, pues, fiscal al coronel d o n Santiago Contreras, sirviéndole d e secretario el capitán d o n J u a n Gualberto Picher, para el j u z g a m i e n t o respectivo de los que, entre los acusados, hubiesen d e s e m p e ñ a d o comisiones militares; engase al ex-prefecto de Tarapacá, jeneral d o n R a m ó n o p e z Lavalle, i demás acusados q u e hayan d e s e m p e ñ a d o cargos civiles, a disposición de la secretaría de justicia para q u e d i s p o n g a su enjuiciamiento por el tribunal i jueces d e igual categoría en esta ciudad, a los q u e en Tacna i Tarapacá deberán c o n o c e r de estos j u i c i o s ; i d e la secretaría d e marina a los j e f e s i oficiales d e la armada que deban ser j u z g a d o s en c o n f o r m i d a d c o n lo dispuesto en las ordenanzas navales. R ú b r i c a d e S. E.

Í

XXVI. Proclama <lcl Vice-prcsidente La-Puerta i acta levantada por el Comité de la defensa nacional. Conciudadanos: Nuestras armas terrestres i marítimas han sufrido d e sastres parciales en el Sur de la R e p ú b l i c a . H a b i é n d o n o s Chile declarado la guerra en A b r i l , s o r presiva i alevemente, el Perú, que descansaba en la fe d e una nación que nos había manifestado siempre u n afecto mentido, estaba desarmado: lo que ahora sucede p u d o i debió suceder al principio de la guerra. N o t u v o lugar entonces por la impericia del G o b i e r n o i do las armas c h i lenas. Si hoi c o m i e n z a n las hostilidades efectivas, r e g o c i jémonos de ello. El Perú, p u e b l o viril i celoso c o m o el que mas de su honra, desplegará en la a c c i ó n t o d o el v a lor i toda la enerjía que lo caracteriza. Peruanos:

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glorioso debia ser guiado surcando los mares, recorriendo la tierra al son del heroísmo i a paso de vencedores! Pero, para quien por un m o m e n t o se detenga en reflejar ese bello propósito sobre el espejo de la realidad, seguramente el triste cuento de los reveses, en mas de un m o mento, habrá dado motivo para sentirse herido mas i m a s , a medida que errores, desaciertos i crímenes van descubriéndose en la refleccion. D e todo lo que se siente i se presiente, resulta que la R e p ú b l i c a está al borde del abismo, i el m o m e n t o serio, muí serio, llega en que la cuestión de vida o muerte es el tema del porvenir. Salvar, pues, la existencia de la querida patria, es el espíritu que anima a los ciudadanos, cuyo prospecto va en seguida; llamando mediante él, a la familia peruana a agruparse para escojitar los medios de volver a la v i d a ; o al menos, para que no falte el supremo esfuerzo que detendrá el juicio del mundo entero, si por la naturaleza de los hechos se tentara a escribir para nuestra vergüenza en las playas de Iquique i en la cumbre de San F r a n c i s c o : " T o d o lia perdido el Perú, inclusive su honor." N ó ! E l Perú salvará su honor, cueste lo que costare: desechará de entre sus hijos a los culpables que lo han e n tregado o que piensen en entregarlo, i combatirá contra todos los elementos, sin omitir medio alguno, hasta llegar a colocarse a la altura que le corresponde. ACTA. L o s ciudadanos iufrascritos, haciendo uso de la garantía que les acuerda el artículo 2 9 de la Constitución Política del E s t a d o , se comprometen por la presente, dentro de los límites de la citada lei; i aL efecto invitan a los c i u d a danos de esta capital a constituirse en una asociación p e r manente, durante la actual guerra con la R e p ú b l i c a de Chile, bajo la denominación de

El Gobierno cuenta h o i c o n elementos bastantes para vengar la ofensa q u e se h a inferido a la patria, i las v e n Comité de defensa nacional, gará, no lo dudéis. Efímera será la o c u p a c i ó n del territocon el fin de contribuir todos i cada uno de los asociados, rio por fuerzas chilenas, c o m o al fin resultarán efímeras por cuantos medios lícitos estén a su alcance, a la recupelas pequeñas ventajas que h a n obtenido por el m o m e n t o . ración de la honra nacional e integridad territorial que han Tenemos soldados, tenemos armas, i p r o n t o tendremos sido holladas por las armas enemigas; reservándose discuelementos de otro j enero. Los recursos del pais son inagotables, c o m o son inestinguiblo su patriotismo i su ardor ] tir i escojitar aquellos medios en las reuniones posteriores I que tuviere a bien celebrar la Junta Directiva del Comité, bélico. Fe i confianza en el porvenir; agrupaos en torno del | que se elejirá oportunamente por la mayoría de él. Los medios que acordare el Comité de Defensa Nacional Gobierno i p r o n t o veréis surjir ejércitos i armadas q u e ! se liarán temibles por su valor i heroísmo en los c o m - i con el objeto es presado, previas convenientes discusiones i | votaciones, serán consignados en una acta, que se elevará bates. I al Supremo Gobierno en los casos en que su realización Conciudadanos: i requiera la acción oficial. La capital, centro indispensable para la f o r m a c i ó n de E n la ciudad de L i m a , a los 20 dias del mes de N o v i e m nuestros ejércitos, verá en breves dias desfilar de sus bre de 1 8 7 9 . — ( S i g u e n las firmas.) cuarteles lejiones numerosas que, engrosadas en su trán— E n la sesión de hoi, fué aprobada por unanimidad, la sito al cuartel jeneral del Sur, darán a éste la seguridad siguiente proposición: del poder para destruir al e n e m i g o . Considerando: Peruanos: 1. ° Que en cada palmo de tierra que cubre el pabellón Todos de pié i c o n la fe de la victoria. D e m i parte peruano, está el asiento de la honra e integridad nacionales, os prometo que nuestros e n e m i g o s serán arrojados en cuyo legado nos viene del heroísmo de nuestros padres para el tiempo preciso d e nuestro territorio i de nuestros trasmitirlo sin menoscabo ni mausilla a nuestros hijos; mares. 2. ° Que por nuestro pacto de concordia o Constitución Luís L A - P U E R T A . del Estado, el ceder la menor porción del territorio a poder Lima, N o v i e m b r e 25 de 1879. estraño, es el mas negro crimen de lesa Patria; 3. ° Que aun cuando no existiera tal disposición, el h e cho seria ante el sentido c o m ú n , de inconsecuencia inespliEL COMITÉ D E D E F E N S A N A C I O N A L A L PUEBLO. cable hacia los que n o s dieron su sublime ejemplo do la independencia, a la vez que seria una defraudación a los que El pueblo m a g n á u i m o , noble i jeneroso que, bajo el a m nos pedirán estrecha cuenta en la posteridad; paro de la divina justicia aceptó con resolución el reto de 4. ° Que declarada una guerra contra el Perú, cada c i u sn desleal vecino, no pudo menos que tener la conciencia dadano no tiene derecho para tomar en cuenta su fortuna i del triunfo de su cansa, esperando que victoria tras victosu vida, sino c o m o secundarias a la salvación de la R e p ú ria, coronarian su frente levantada con orgullo, ante los blica i al triunfo de su causa; principios de honor nacional i de civilización universal, para anatematizar el insulto de filibusteros cobijados bajo 5. ° Que si los simples ciudadanos no tendrían disculpa la sacrilega bandera de reivindicación. para eximirse de tal obligación, m u c h o menos la tienen los que forman su centro con el carácter i con la responsabiliEl poder estaba en su b r a z o ; la altivez en su semblandad de autoridades; te; en su corazón la confianza; por manera que a un fin


GUERRA

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D E L PACIFICO.

6. ° Que éstas, colocadas al frente de los pueblos en los supremos momentos del sacrificio, son en realidad sus centinelas avanzados; i el abandonar a éstos a su suerte en tal lance, equivale a la deserción en campaña, frente al enem i g o , en un centinela de facción; 7. ° Que por el recuerdo de las víctimas de Pisagua, Mejillones i Hnanillos, i por la sangre del inolvidable Gran i sus valientes compañeros, uos llenaríamos de m a yor ignominia con cualquier hecho innoble, porque reduciría de una vez el precio de sus vidas a la insignificancia de los sacrificios estériles; 8. ° Que apesar de tales consideraciones e innegables razones, nuestro territorio, en el puerto de Iquiqne, fué e n tregado por las autoridades peruanas a los cónsules e s tranjeros, sin que siquiera hubiera habido previa fórmula de intimación por parte del e n e m i g o ; c o m o si el sagrado snelo de la patria se hubiese convertido en res nullius, i nuestros hermanos en propiedad trasmisible, peor que parias, peor que los esclavos vendidos por la moneda c o n vencional de la traición. P o r todas estas poderosísimas razones, hemos acordado protestar, c o m o en efecto PROTESTAMOS

en nombre de nuestro pabellón humillado'; cu nombre de la Constitución del E s t a d o ; en nombre de nuestros ¡madres i de nuestros hijos; en nombre de nuestro deber c o m o cin_ dadanos; en nombre del honor de la antoridad; en n o m b r del honor militar; en nombre de la sangre i de las vícti_ mas del. patriotismo; en nombre de toda dignidad i de todo derecho, contra la entrega del puerto de Iquiqne a los cónsules, para que éstos se lo entregaran, c o m o en efecto lo han entregado a nuestros e n e m i g o s ; i a mas pedimos que sean j u z g a d o s con todo el rigor de las leyes los autores i sus cómplices, para que sufran inmediatamente el ejemplar castigo que merecen. e

L i m a , Diciembre 3 de 1 8 7 9 .

XXVII. EDITORIALES. EL

PERÚ

I BOLIVIA

NO EXISTEN

Y A COMO

PUEBLOS.

(De E L MERCURIO de Valparaíso, Noviembre 26 de 1879.)

A u n q u e todavía carecemos d e detalles para apreciar en t o d o su valor el triunfo o b t e n i d o p o r nuestras armas el 19 de N o v i e m b r e , p u e d e decirse c o n toda certeza q u e la v i c toria ha sido espléndida i decisiva. Once m i l peruanos i bolivianos c o m p l e t a m e n t e d e s t r o zados p o r cuatro m i l chilenos, en un territorio estraño i en condiciones todas adversas, si n o puede ser, para los que c o n o z c a n el valor irresistible d e nuestros soldados u n a c o n t e c i m i e n t o sorprendente, lo será, sin e m b a r g o , i m u cho, para todos aquellos q u e , c o m o los arjentinos, cantaron anticipadamente i en todos los tonos, desde el mas l ú g u b r e i s o l e m n e hasta el mas r a m p l ó n i chocarrero, nuestra irreparable i desastrosa ruina. El Perú, c o m o n a c i ó n autonómica, c o m o p o t e n c i a m a rítima i terrestre, y a n o existe. S o l o queda d e él un p u e b l o ignorante, envilecido, desorganizado i p o r lo m i s m o dispuesto a recibir d e nosotros el p e r d ó n q u e queramos acordarle. P o r lo q u e h a c e a Bolivia, v u e l v e a concentrar su p o d e r de tribu bárbara i grosera en el interior de sus serranías. Su suerte está y a trazada en el libro d e la P r o v i d e n c i a ; será t o d o m e n o s u n a n a c i ó n regular i apta para dar vida a los elementos d e riqueza q u e existen en su suelo, i d e esta desgracia, q u e para ella es la m u e r t e , nadie mas q u e Bolivia ha tenido la culpa, si bien es fácil pensar q u e v í c t i m a d e u n dictador sin c o n c i e n c i a ni c o n o c i m i e n t o n i n g u n o d e las necesidades d e su patria, n o h a p o d i d o hacer otra cosa q u e lo que ha h e c h o . P u d o ser el aliado de Chile, cambiar su posición d e p u e b l o mediterráneo p o r

la d e u n país capaz d e buscar en el c o m e r c i o i la vida libre d e los pueblos civilizados el bienestar q u e hasta ahora n o ha c o n o c i d o i q u e d e seguro n o c o n o c e r á n u n c a mientras n o tenga el valor d e dar un puntapié a sus c a u dillos militares i el b u e n sentido d e organizar los variados elementos d e su existencia futura. D e s h e c h o el ejército d e I q u i q u e , es decir, desbaratada la alianza perú-boliviana, ¿qué d e b e m o s hacer nosotros? H é ahí, la cuestión. ¿Tomaremos a A r i c a , d o n d e t o d a vía reside i m p u n e el n e c i o i vanidoso jeneralísimo del Perú, o dejaremos q u e las necesidades q u e d e b e n a c o sarlo necesariamente lo p o n g a n a disposición d e nuestras armas? H a i quien cree que al ejército de A r i c a debe dejarse p e recer de inacción i de aislamiento; hai otros que opinan porque se le desbarate i estermiue para no dejar núcleo de fuerzas militares al Perú, i de consiguiente para que solicite de Chile la paz que éste quiera imponerle. Para nosotros este segundo temperamento tiene m a y e res inconvenientes que el primero. Tomada Arica c o m o lo ha sido Iquiqne, el P e r ú no puede alegar, para consolarse de sus vergonzosas derrotas, ni siquiera el protesto de h a ber sido anonadado por la fuerza de la situación. A d e m á s , no seria prudente dejar a nuestra espalda un ejército que por diminuto i desmoralizado que se suponga, siempre representa al Perú c o m o poder defensivo, c o m o fuerza armada, c o m o entidad en que reside la última fibra de su autonomía. Corramos, pues, hacia A r i c a , destruyamos sus fortificaciones con los cañones de nuestra poderosa escuadra, i atacándole por mar i tierra a un tiempo nuestras armas, su rendición será el premio mas hermoso que pudiera ofrecernos nunca la lidíenla jactancia de los peruanos. U n a vez tomada Arica, veremos lo que mas nos conveuga, en la intelijencia de que nuestros aliados no volverán, aun quedándonos allí^a molestarnos con sus audacias. Dicen los historiadores cristianos que las aguas del Mar Muerto testifican el castigo de Dios sobre esas naciones que, c o m o Gomorra, provocaron por sus infamias la cólera celeste. I g u a l cosa dirán mañana del Perú nuestros nietos, i cuando vayan a computar los elementos de que dispuso el Perú para defenderse de Chile con los que éste opuso para contrarrestar sus maquinaciones, se asombrarán de que nuestra patria haya logrado, siu mayor esfuerzo, poner el pié sobre la cerviz de la nación que, mas rica que todas las del continente snd-americano, no ha sabido por su corrupción i cobardía ni siquiera defender su honra c o m o la defienden los mas degradados pueblos de la tierra. E l epitafio del Perú puede quedar contenido en estas pocas líneas: " N u e v a Sodoma halló el tremendo castigo que merecía. L o s chilenos fueron el fuego c o u que la Providencia quiso consumir su vida licenciosa. Sus riquezas pasaron a manos de su vencedor, i su nombre, que era lo único qne habría podido salvar del cataclismo, será el escarnio perdurable de las j e n t e s . "

LO Q U E H A SIDO

L A P R I M E R A C A M P A Ñ A I LO Q U E D E R E SER

LA SEGUNDA.

(Editorial de E L NACIONAL de Lima, Noviembre 29 de 1879.)

E n el corto espacio de 4 0 dias, ha ido mui lejos el triste itinerario de nuestros desastres, i los dias 8 de Octubre, 2, 19 i 2 0 de N o v i e m b r e , recordando las fechas nefastas de A n g a m o s , Pisagua, San Francisco e Iquiqne, llevarán a la posteridad en los bronces de la historia, todo este cúmulo de desgracias: L a pérdida de nuestro poder m a r í t i m o ; L a pérdida de nuestros mejores b l i n d a d o s ; L a pérdida del contra-almirante Gran i nuestros nías dignos marinos, i L a pérdida de la campaña naval; L a pérdida de P i s a g u a ; L a pérdida de su fortificación i artillería;


CAPITULO SEGUNDO. L a pérdida de muchos de nuestros soldados, nuestros heridos i prisioneros; L a pérdida de una via férrea militar de 50 millas, con las importantes posiciones del H o s p i c i o , de Dolores, Santa Catalina i A g u a Santa, i entre medio de éstas, la inespugnahle i estratégica, altura del cerro de San F r a n c i s c o ; L a pérdida de nuestros parques, armamentos i c a ñ o n e s ; L a pérdida de nuestros almacenes i depósitos de v í veres ; La pérdida de la primera campaña terrestre; L a pérdida de Iquique con sus fortificaciones, artillería, ferrocarril de 56 millas i telégrafos, i L a pérdida de Patillos con sus ferrocarriles i telégrafos hasta Lagunas. Todo esto quiere decir que hemos sufrido: L a pérdida de nuestro territorio hasta el grado 1 9 ; La pérdida de mas de 1,800 leguas cuadradas de la superficie del P e r ú ; L a pérdida íntegra del departamento de Tarapacá; L a pérdida de cerca de 200,000 habitantes de p o b l a c i ó n ; L a de nuestros ferrocarriles i telégrafos, por cerca de 200 millas, importantes mas de 2 0 . 0 0 0 , 0 0 0 de pesos fuertes; L a pérdida de los tres puertos Patillos, Iquique i P i s a gna i sus correspondientes caletas; La pérdida de 20.000,000 d e pesos fuertes en oficinas salitrales; La p é r d i d a de 2,800 millas de terrenos salitrales, i m portantes 28.000,000 de libras esterlinas, o sean 140.000,000 de fuertes; La pérdida d e nuestras rentas de h u a n o i salitre, i m portantes, libremente, 10.000,000 p o r año, e n m e t á l i c o , i en fin... La pérdida de la integridad i los mas caros derechos del Perú, c o m o n a c i ó n i n d e p e n d i e n t e i soberana!!! P o r todos los p o r o s de nuestro organismo m a n a la sangre de nuestra v e r g ü e n z a i del vilipendio q u e u n p u ñ a d o de funcionarios i n d i g n o s p o r su i n e p t i t u d h a n e c h a d o s o bre la R e p ú b l i c a . ¿Por q u é antes n o asesinaron a t o d o s los patriotas, si desde el principio n o se sintieron c o n la c o m p e t e n c i a i el coraje necesarios para defendernos del e n e m i g o estranjero? ¿Por qué n o nos mataron d e cualquier m o d o d á n d o n o s la felicidad d e la tumba, antes q u e c o n c e d e r n o s la e x i s tencia mísera que habia de presenciar A n g a m o s , Pisagua, San Francisco e Iquique? Retuércense las entrañas de dolor, salta en nuestro p e cho de amargura el corazón, brota la desesperación de todas nuestras fibras, i secos i enjutos nuestros ojos, ni siquiera p u e d e n derramar una lágrima al c o n t e m p l a r q u e todo ese oaldon, t o d a esa infamia, t o d a esa iniquidad es real i verdaderamente inmerecida por nosotros i p o r n u e s tros hijos, p o r esta confiada R e p ú b l i c a que, en el ara santa de las patrióticas inmolaciones, h a ofrecido i entregado para la guerra a Chile sus mejores i mas robustos hijos, sus tesoros sin reserva ni del m e n d r u g o de pan q u e al siguiente dia reclamaba el huérfano indijente, sus riquezas fiscales todas, i hasta sus poderes, sus libertades i sus garantías. ¿Por q u é , si n o podían, ni tenían aliento para defender la patria, n o dejaron a los valerosos, a los fuertes i a los capaces la sublime tarea que aquéllos sabían que n o habían de cumplir? ¿Por que durante o c h o meses n o hacían mas que recibir de las cajas fiscales mas de 20.000,000, i de la fortuna privada mas d e 10.000,000, si estaban c o n v e n c i d o s de que tan cuantiosos sacrificios del Estado i de la nación habían de ser ociosos, estériles e infecundos en sus m a n o s trémulas por la debilidad, c o m o en su corazón a g o b i a d o por el m i e d o i el terror, al mas vil de los imajinables invasores?

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futura de la patria para manchar, c o m o única solución, nuestros estandartes i humillar i revolcar en tierra, c o m o ú n i c o resultado, nuestras armas, i cubrirnos de luto, de sangre i de vergüenza? Preciso es q u e el m u n d o entero sepa, después d e la prim e r a j o r n a d a de nuestros actuales desastres, i antes que • c o m e n c e m o s la segunda, pero m u i terrible, c a m p a ñ a d e verdadera defensa de la patria, quiénes han sido los que desde el principio de la guerra nos han c o n d u c i d o al abism o d e Pisagua i de San Francisco, c o n los escándalos, las insubordinaciones, los errores manifiestos, los estravíos i las debilidades, las miserias i hasta las mas ridiculas truhanerías, si así p u e d e n calificarse, ciertos actos incalificables en la política i en la administración. V a m o s a decirlo c o n la suprema franqueza que la v e r dad n o s reclama en esta también suprema hora de agonía, c o n la resolución incontrastable d e sufrir hasta la muerte m i s m a en las m a n o s de cualquier alto o bajo pretoriano; pero c o n la c o n c i e n c i a de c u m p l i r el deber hasta el caso de que, c o n nuestro e j e m p l o , si preciso fuere, aquellos aprendan a m o r i r c o m o han m u e r t o , c o m o mueren i c o m o morirán siempre los buenos i los patriotas, los q u e legam o s nuestra v e n g a n z a a la R e p ú b l i c a , r e c o m e n d a m o s a la historia el veredicto d e nuestros sacrificadores, i s u c u m b i m o s sin otra esperanza de fundar los estímulos mas n o bles i los e j e m p l o s mas dignos. M u c h a s pajinas tiene el proceso de nuestras desgracias durante la guerra estraniera, i nuestro pais c o m p r e n d e r á que n o v a m o s h o i por lioi a escribir tan negra historia, sino solamente a formar los apuntes d e la c o n d u c t a de los q u e nos han defendido en los altos puestos de la d i r e c c i ó n de la guerra i del G o b i e r n o de la R e p ú b l i c a , c o m o en las altas clases militares de nuestro ejército. C u a n d o el Presidente de la R e p ú b l i c a , jeneral d o n M a riano I g n a c i o P r a d o , asumió la d i r e c c i ó n de la guerra, i el 16 de M a y o , c o n d e n u e d o aparente, e m p r e n d i ó su m a r c h a saliendo del Callao para el Sur, la R e p ú b l i c a entera i t o d o s los h o m b r e s pensadores n o d u d a m o s u n solo instante en la firme creencia de q u e el jeneral Prado iba a constituirse en el verdadero centro directivo del orden, la moral, la disciplina, el m a n t e n i m i e n t o i conservación, tanto d e nuestro ejército c o m o del ejército aliado, el cual creíamos q u e inmediatamente fuese a ocupar las márjenes del Loa, siendo, c o m o era, el mas grande dedos deberes del Presidente d e Bolivia ser el primero en el asalto a los enemigos para reconquistar i vengar los tres asesinatos i m p u n e s , — e l de Calama, el d e Caracoles i el d e Antofagasta; para castigar los tres desvergonzados latrocinios,—el latrocinio del h u a n o , el d e los minerales i el de los salitres de Bolivia, i para purificar su patria c o n la sangre de los enemigos, de la inmensa profanación de su territorio. N o se hizo e s t o ; el jeneral Prado se estableció permanentemente en A r i c a i Tacna, entregó el mando del Sur al jeneral Buendia, i de este grande error fué el resultado el grande escándalo de la mas punible reyerta entre el J e n e ral en Jefe, jefe de Estado Mayor Jeneral don Pedro B u s t a mante, el jeneral don Manuel González de La-Cotera, jefe de una de las divisiones de Vanguardia, i el prefecto del departamento, coronel don Justo P. Dávila. ¿Cuál fué el resultado de esta gravísima falta, de esta anarquía de los altos defensores de la República, delante del enemigo estranjero, delante de los bloqueadores de I q u i qne, delante de los que nos invadían en Qnillagua? ¿ F u é acaso el sometimiento a un consejo de guerra de los culpables, fué acaso la destitución de ese Jeneral en Jefe que abria \u campaña consintiendo en la relajación de la disciplina militar, porque los relajadores eran oficiales jenerales o llevaban sobre sus hombros las eucaruadas charreteras de jenerales del ejército?

N o ciertamente;contentóse ti jeneral Prado con mantener en su puesto al primero, a quien debía haber destituido, esto es al jeneral Buendia; contentóse con remitir a L i m a a las órdenesdel Gobierno a los jenerales Bustamaure ¿Por qué tomar b a j o su responsabilidad, c o n la vida d e 10,000 de nuestros h e r m a n o s i nuestros hijos, la suerte ¡ i La-Cotera para que aquí fuesen destinados en el mando TOMO I I — 2 3


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G U E R R A

D E L

de otras divisiones de la Reserva, i contentóse, en fin, con trasladar al coronel Dávila al m a n d o de una división l l e nando su vacante de prefecto con el jeneral don R a m ó n L ó p e z Lavalle. H a sido así c o m o el director de la guerra, el Jeneral en Jefe del ejército peruano i nuestros jenerales jefes de división abrieron la campaña terrestre, i de hechos semejantes, suficientes para alentar mayores impunidades, los verdaderos patriotas, los espíritus reflexivos no podian menos que deducir i presentir fúnebres i desconsoladoras consecuencias. ¿ C ó m o habia de ser posible el austero deber de triunfar de los invasores si no podíamos triunfar de nuestras p r o pias debilidades para mantener la disciplina, i lejos de esto sucumbíamos premiando la insubordinación? N o s o t r o s n o c a l u m n i a m o s a nadie ni recriminamos t a m p o c o , h a b l a m o s la verdad severa i tremenda c o m o d e b e hablarse en esta hora también tremenda i severa d e la R e p ú b l i c a , i cueste lo que cueste, d e b e m o s recordar que el G o b i e r n o de L i m a , presidido p o r S. E. el señor j e n e r a l L a - P u e r t a i dirijido por u n Consejo de Ministros, presid i d o p o r el señor j e n e r a l M e n d i b u r u , lejos de rechazar c o n i n d i g n a c i ó n la i m p u n i d a d que en el Sur erijia c o m o sistema el director de la guerra, se hacia c ó m p l i c e de s e mejantes debilidades, i c o m o para alentar aquellas mismas faltas en el ejército de reserva, colocaba precisamente en sus filas, i al m a n d o de divisiones, a los m i s m o s q u e acababan de ser destituidos i separados del ejército del Loa. E l director de la guerra, c o m o el S u p r e m o G o b i e r n o , n o solo descuidaban los grandes deberes que la situación i m p o n i a a los grandes dignatarios del Estado, sino que tratando la guerra estranjera c o m o ruin guerra civil, n o se h a n contraído a otra cosa que a invertir t o d o s los m i llones que h a n r e c i b i d o de los f o n d o s p ú b l i c o s en necesidades frivolas i aparentes, en dar c o l o c a c i ó n a c o m p a d r e s i amigos en puestos i destinos superiores a sus facultades, i en perder lastimosamente un tiempo precioso que d e b e ría haberse consagrado al a u m e n t o del ejército hasta el p i é de 50,000 soldados, al a u m e n t o de nuestros armam e n t o s en la correspondiente p r o p o r c i ó n i al a u m e n t o de nuestra escuadra hasta ponerla en estado de rivalizar c o n la escuadra enemiga. O

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N a d a de esto se h a h e c h o i ni siquiera p r e o c u p a d o al director de la guerra ni al G o b i e r n o , q u e arrostraron i m p á v i d a m e n t e delante de la A m é r i c a i del m u n d o la alta responsabilidad de la defensa del Perú i de Bolivia; p o r el contrario, desde el mes de A b r i l hasta el mes de J u l i o , en que se instaló el Congreso, h e m o s sido sucesivamente engañados c o n frases de d o b l e sentido, c o n palabras i n d e terminadas i c o n monosílabos misteriosos, para alimentarnos c o n la esperanza de que h a b í a m o s adquirido poderosos buques de guerra, m u c h o s millares de rifles i millones de c a r t u c h o s i aun recursos metálicos cuantiosos para mantener una guerra de dos años. Bien p r o n t o el c i n i s m o , la hipocresía i la mentira d i s frazados c o n el p u r p ú r e o m a n t o del patriotismo, c a y e r o n postrados, c o m o caen los fanfarrones i los charlatanes en la primera refriega c o n la verdad i la realidad de los h e chos. I bien sabe el pais a esta hora, en que d e b e habérselo d i c h o cada uno de sus diputados, hasta en los mas r e c ó n ditos i apartados p u e b l o s del territorio; bien sabe el pais que habían sido falsas e i n i c u a m e n t e mentirosas las esperanzas de nuevos elementos marítimos que se le hicieran c o n c e b i r , c o m o habia sido falsedad i mentira que tuviésem o s en el mes de J u n i o , en el Loa, u n ejército nacional d e 14,000 soldados; c o m o habia sido falsedad i mentira que tuviésemos en L i m a 12,000 h o m b r e s de reserva; c o m o habia sido falsedad i mentira que h u b i é r a m o s adquirido 30,000 rifles i 10.000,000 de cartuchos, i c o m o habia sido falsedad i mentira q u e p u d i é r a m o s disponer de recursos metálicos para dos años de guerra. I bastaría saber que en el ejército de Iquiqne apenas se han encontrado 8 , 0 0 0 soldados el (lia de una batalla, que

PACIFICO.

ha sido preciso el 2 de N o v i e m b r e en Pisagua para que el ejército de L i m a llegara al pié de 10,000 h o m b r e s ; i b a s taría saber que todavía, cuando el ejército chileno, después de invadir i acampar en la línea de Pisagua, se ha venido a acabar de municionar los parques del Sur, lo que h a d a d o lugar al nuevo desastre de la Pilcomayo; i bastaría saber que nuestros soldados del Sur, hermanos, hijos i a m i g o s nuestros, carecían de zapatos, agua i pan, haciendo la guerra descalzos, sedientos i hambrientos, i que todo esto ha pasado i ha sucedido en tanto que se gozaba de o c t a viaua tranquilidad en A r i c a i en L i m a , en tanto que el j e neral en jefe, según es pública voz i fama, se entregaba a los brazos de chilenas enviadas a Iquiqne para enervar i estinguir aquel espíritu octojenario; en tanto, en fin, que en L i m a m i s m o hemos visto cambiarse sucesivamente enlos diversos ramos del despacho los actores serios c o m o los gracejos o polichinelas de la mas infame comedia que ha podido representarse con m e n g u a del honor, del d e r e cho i de la integridad de una nación digna, independiente i soberana. Bastaría saber todo esto, que está escrito en documentos públicos oficiales i con los m i s m o s hechos esculpidos en la conciencia de nuestro ejército i de los ciudadanos, para que el Perú entero, en masa i c o m o un solo hombre, arrojara una eterna maldición contra los que han consentido en que Chile, el pueblo americano mas vil, haga sobre nuestro territorio la amputación de nuestras mas ricas provincias i de nuestras únicas riquezas fiscales, i sobre nuestra-alma la amputación todavía mas terrible de nuestra altivez i de nuestra vergüenza internacional. N o es-esto, sin embargo, lo único que se ha hecho en perjuicio i vilipendio de la R e p ú b l i c a ; se quiere todavía h a cer m a s : se quiere que el P e r ú c o m o esclavo abyecto, c o m o siervo ruin, c o m o impotente eunuco que apenas sirve para cuidar i entretener una veintena de caducos, vetustos i apolillados jenerales, continúe entregando sus hijos, su sangre, sus riquezas, su pasado, su presente i su porvenir, su honor i sus derechos a ese m i s m o jeneral en jefe, a esos m i s m o s jefes díscolos, ineptos o desgraciados que, hasta hoi lo han conducido a la ruina, continúe siendo defendido por los m i s m o s hombres que no han sabido antes, ni saben ahora defenderlo, porque defender al Perú no es cruzarse de brazos con la sandez del mentecato después de la batalla de San Francisco, porque defender al Perú no es conmover al pais con la perfidia del conspirador a l a s primeras noticias de nuestros desastres, i porque defender al Perú no es imponerse de hecho con el látigo del despotismo en todas las esferas de la vida administrativa, representando en unas la barbarie, en otras la locura armada, en otras la inepcia, sin otro título que la impotencia de un Luis X I de Francia i de un Carlos I I de España. P e r o c o m o no es posible romper la Constitución del E s tado, que es la única arca santa que sobrenada después del mas terrible diluvio; c o m o no es posible, ni es conveniente, ni es honrado, ni es bueno matar la República para defender un cadáver, ni m u c h o menos cometer la infame conspiración de los parricidas; los hombres patriotas, los republicanos convencidos, los espíritus levantados, las almas dignas no pueden menos que subordinar los penetrantes gritos de su conciencia i los fuertes latidos de su corazón ante la imperiosa necesidad de que el réjimen constitucional, el orden legal se mantenga a todo evento en la persona de sus lejítimos representantes. Entre tanto se nos preguntará, i con razón, ¿qué es lo que debemos hacer i lo que haremos para continuar con mas confianza, fe i esperanza en la defensa de la República? La respuesta es demasiado sencilla: lo que debemos hacer no es mas que apelar al patriotismo de los que dirijen la cosa pública, que se desprendan de consideraciones personales i llamen hombres nuevos para la defensa nacional, hombres nuevos en el gabinete, consejeros nuevos en la política i fieles intérpretes en todo de ia voluntad de la nación. Si se hace todo esto, si se tiene fe en que el orden es el único fundamento sólido del buen suceso en las grandes-


CAPITULO SEGUNDO.

crisis de los pueblos, i de una vez se couviene en que el mas puro sacrificio es el que se hace navegando ciegamente en favor de las corrientes populares, en favor de la b u e na cansa, en favor de los intereses supremos, de la verdad • del deber, no lo dudemos, la República se salvará todavía, la República vencerá a sus enemigos, la República, en fin, podrá aprovechar los buenos servicios de los que hasta hoi hayan sido indolentes o remisos. S i se hace todo, i se hace con la sincera i entera v o l n u tad del amor a la patria, podremos todavía hacer la g u e r ra, podremos todavía perdonar muchas faltas, podremos todavía estar todos unidos eu el sagrario del honor nacional para no salir de allí, sino después de jurar al D i o s de las naciones i Señor de los pueblos, que desde ese instante solo pensamos en la defensa de la República, que nuestra p r i n cipal mira es la de formar 50,000 hombres que la defiendan, i que en la segunda campaña terrestre que comienza con el desastre del 19 del actual, en el cerro de San Francisco, hemos de correjir i correjiremos con mano de. hierro nuestros errores, nuestros estravíos i nuestras debilidades de la primera campaña. Pensar en ese grande ejército del Sur i nada mas que en él, abandonar por ahora i hasta mejores dias los proyectos de nuevas campañas marítimas, tal es i debe ser el pensamiento dominante de los nuevos hombres competentes, valerosos i de grandes concepciones que sean llamados al poder para la defensa de sus conciudadanos. L a hora preseute impone a los jefes del Estado, el altísimo deber de. llamar al Gobierno a los ciudadanos en quien se reconoce toda la importancia que se requiere para el ejercicio de las delicadas funciones; el dia de hoi a nadie debe preguntarse cuál ha sido en política su fuente bautismal, en nadie debe verse si es cabeza o cola de l e ó n ; lo tínico que hai que averiguar, es si es h o m b r e de grande voluntad, si. es manifiestamente capaz de desempeñar sus funciones, si está dispuesto a jurar sobre la patria la guerra mas i m placable contra el enemigo estranjero, i si el nombramiento de un hombre, lejos de debilitar, enaltece el espíritu p ú b l i co i robustece la confianza de la nación. Si nada de esto se hace, será al fin necesario que la n a ción se salve por sí sola! PRENSA LA RETIRADA

BOLIVIANA. DE

CAMARONES.

Se c o m p l i c a por m o m e n t o s la situación de los aliados en el teatro de la guerra, puesto que se s u c e d e n c o n rapidez vertijinosa los acontecimientos. N o acabábamos de darnos cuenta sobre la o c u p a c i ó n de Pisagua, c u a n d o viene a reagravar nuestra angustia el desastroso desenlace del c o m b a t e de San Francisco, que es, a nuestro m o d o d e pensar, u n a de las pérdidas mas serias q u e pudieran esperimentar nuestras armas. Bien es cierto q u e faltos d e detalles, n o nos es d a d o señalar las causas determinantes del h e c h o acaecido; pero no por eso se oculta, a primer g o l p e d e vista, que la retirada de Camarones influyó demasiado para el triunfo del enemigo; una división aguerrida i que durante las peregrinaciones de nuestros espedicionarios del desierto estaba de corte i n a d a n d o en la abundancia, p u d o haber inclinado la balanza, i n o se c o n c i b e c ó m o se hubiese atemorizado

1T9

c o n las fatigas de la marcha, r e t r o c e d i e n d o p r e c i p i t a d a m e n t e c o n perjuicio del b u e n éxito para nuestras armas, en v e z d e avanzar hasta Jazpampa, recorriendo m e n o s d e m e d i o c a m i n o , d o n d e c o n toda o p o r t u n i d a d se hubiese i n c o r p o r a d o al ejército del j e n e r a l B u e n d i a para obrar d e c o n s u n o sobre el invasor. Pero, desgraciadamente, los d e Camarones contaban c o n cuerpos veteranos, q u e parece se propusieron probar, c o n su h e c h o , que la R e p ú b l i c a h i z o mal en agotar sus ingresos fiscales en la m a n u t e n c i ó n d e ellos p o r c i n c u e n t a años, sin mas r e c o m p e n s a q u e servir de instrumentos a la guerra civil. Pues, c u a n d o . les correspondía h a c e r v e r q u e eran verdaderos guardianes de la integridad nacional, la c o m p r o m e t e n por el temor d e atravesar la tercera parte del desierto, que sus c o m p a ñ e r o s d o m i n a r o n meses há. Eso n o tiene n o m b r e , i si lo tuviese, n o seria otro que aquel que se desprende d e la b o c a d e todos ios c i u d a danos. Para que c o n madurez se j u z g u e la retirada d e q u e nos o c u p a m o s , i se vea si es censurable la c o n d u c t a d e los jefes q u e la realizaron, nos es suficiente recordar el itinerario d e Camarones a Pisagua. E n efecto, si a costa d e algunas penalidades, el capitán j e n e r a l arribó a Camarones c o n su división, después de 3 dias de desierto, n o sabemos c ó m o p u d o preferir la retirada, al través de tres j o r n a d a s desprovistas q u e y a habia esperimentado, antes que seguir su m a r c h a h a c i a el p u n t o d e r e u n i ó n c o n solo u n a j o r n a d a desprovista. A s í es que, n o solo el deber contraído, obligaba al j e n e ral D a z a a seguir en alcance del ejército de Buendia, sino la propia conservación. I al n o haberlo h e c h o así, c o m prometió la seguridad d e la división en retirada i el é x i t o del c o m b a t e d e San Francisco. Este es el cargo ú l t i m o q u e el p u e b l o formula contra el capitán jeneral, esperando oir sus escusas para lanzar o n ó sobre él su terrible anatema. D e s p u é s d e permitir la retirada, h a c e la apariencia de seguir el adelanto c o n u n o s p o c o s , para volver por el m i s m o c a m i n o d e la división retirada, bajo pretesto d e que fué cortado i n o p u d o avanzar. ¡Oh! N o se engaña al pueblo c o n estas puerilidades, n o se defraudan las esperanzas de dos naciones c o n pretestos ridiculamente forjados. L a alianza h a sido seriamente c o m p r o m e t i d a , i es n e cesario se aclare por todos los m e d i o s de investigación, el m ó v i l de la retirada de Camarones. L o s cargos contra los q u e la p r o v o c a r o n se formulan d e p r o n t o así: H a b e r traído la derrota de San Francisco. H a b e r d a d o lugar a q u e la división retirada caiga en desprestijio i c o m p r o m e t a el n o m b r e boliviano ante su aliado el Perú, esto es, si n o h a d e c i d i d o del mal é x i t o final; p o r q u e m u í p o c a confianza nos inspira la idea de q u e se repararán los males c o n el b u e n suceso del c h o q u e que se espera en Tacna. El será tan desgraciado o mas, si cabe, en caso de q u e tenga lugar; pero n o lo creemos, si se atiende a que la e v o l u c i ó n de A r i c a h a e n t o r p e c i d o todas las operaciones. Por escrúpulo de c o m p r o m e t e r la alianza, en Bolivia n o se quiso reemplazar al que mal c o m a n d a el e j é r c i t o boliviano.


CAPÍTULO III. SUMARIO.—I. Se dispone el envió de los heridos prisioneros a un puerto peruano; instrucciones que el Ministro Sotomayor da al jefe de la escuadra en Noviembre de 1 8 7 9 . — I I . Manifiesto del jeneral Bustamante sobre el combate de San Francisco.—III. Proclama del jeneral Prado a su partida de Arica; organización de la guardia urbana.—IV. Combate de Tarapacd: telegramas, partes oficiales chilenos i peruanos, i relación de los muertos, heridos i prisioneros.—V. Versión chilena de este combate: correspondencia i cartas de testigos oculares.—VI. Versión peruana: correspondencias a E L NACIONAL i PATRIA de Lima.—VIL Biografía i hoja de servicio del comandante Eleuterio Ramírez.—VIII. Enjuiciamiento del jeneral Buendia i Jefe de Estado Mayor Belisario Suarez.—IX. Bloqueo de A rica: notas cambiadas entre el comandante de la Chacabuco i el jefe de la plaza Lizardo Montero.—X. Proclama de Montero i decretos de enrolamiento en la guardia nacional.—XI. La revolución en Bolivia: notas cambiadas entre el Ministro Reyes Ortiz i el presidente del Concejo Departamental, Daniel Nuflez del Prado.—XII. Neutralidad de España en la guerra de Chile con la alianza perú-boliviana.— X I I I . Llegada del Lámar a Arica con los heridos i ambulancias del ejército aliado.—XIV. Notas cambiadas entre el cónsul inglés i el contra-almirante Montero a la llegada a Arica del vapor Coquimbo sin la bandera del Perú.—XV. El jeneral Prado reasume el mando supremo a su regreso a Lima.— XVI. Llegada de la Pilcomayo a Valparaíso con los prisioneros de la Esmeralda: recepción, discursos i distribución ele medallas.—XVII. Carta de Piérola al director de L A PATRIA de Lima, referente a su negativa para organizar un nuevo gabinete.—XVIII. Circular del Ministro de Relaciones Esteriores del Perú al Cuerpo Diplomático, en vista de lá ocupación de Tarapacá por el ejército de Chile.—XIX. Rcooupacion del pueblo de Atacama: parte oficial i correspondencia.—XX. Viaje del Aligarnos al Norte i la persecución del Limeña: partes oficiales.—XXI. Descri¡jcion de la llegada a Arica del jeneral Buendia i su ejército.—XXII. La travesía del ejército peruano de Tarapacá a Arica: correspondencia de Neto a L A PATRIA de Lima i relación de un prisionero chileno.—XXIII. Relación de las planas mayores de los cuerpos peruanos encargados de la defensa de Tarapacá.—XXIV. Estado jeneral del ejército del Perú: cuadro detallado que manifiesta la fuerza de que se componía el ejército i guardia nacional en 31 de Octubre de 1879, i que tomó parte en los combates de San Francisco i Tarapacá, según documentos encontrados en Iquique.—XXV. Biografía del jeneral Buendia, tomada de las "Semblanzas de la Guerra del Pacífico," por J. V. Ochoa.—XXVI. Editoriales.

I. Se dispone el envió de los prisioneros a un pnerto peruano. MINISTERIO D E LA GUERRA E N CAMPAÑA.

Iquique,

Noviembre

23 de

1879.

E l Supremo Gobierno, con fecha 22 del actual, me dice lo siguiente: " A t e n d i e n d o a que no es posible encargarnos del cuidado i ateucion de los heridos del enemigo porque debemos cuidar primeramente de los nuestros, creemos que es necesario que los heridos enemigos que V . S. considere conveniente no retener c o m o prisioneros, deben ser enviados en uno de nuestros trasportes al puerto enemigo mas cercano i entregarlos al Perú para que los cuide i atienda. " E l trasporte en que vayan iria convoyado con un buque de guerra de nuestra escuadra i se presentaría al puerto con bandera de parlamento. R e c i b i d o , daría cuenta del o b j e t o de su entrada i entregaría los heridos. Si se pudiera hacer por intermedio de algún buque de guerra neutral, seria talvez mejor, porque así estarian mas obligados a recibirlos. " L o s jefes i oficiales de graduación del enemigo deberían ser retenidos c o m o prisioneros para quedar a cubierto de posteriores eventualidades, i a los oficiales heridos puede entregarlos bajo su palabra de honor de no volver a tomar las armas durante la presente guerra. " C o m o es posible, dado el curso de los acontecimientos, que tengamos que hallarnos en un m o m e n t o dado con un gran número de heridos nuestros i con todos los del enemigo, nos parece qne la medida indicada nos permitiría atender a los nuestros i darle al enemigo la carga de atender a los s u y o s . " L o tracribo a V . S. para su conocimiento i fines consiguientes. D i o s guarde a V . S. R.

SOTOMAYOR.

Al señor Jeneral en Jefe del ejército.

Pisagua,

Noviembre

13 de

1879.

C o m u n i c o a V . S., o b r a n d o en esto de acuerdo c o n los deseos del S u p r e m o G o b i e r n o , las instrucciones relativas

a las p r ó x i m a s operaciones q u e está llamada a e m p r e n d e r la escuadra contra las fuerzas enemigas. I. E n t r a en los planes del G o b i e r n o q u e se establezca estrictamente el asedio del ejército p e r ú - b o l i v i a n o que tiene sus posiciones d e P o z o A l m o n t e a I q u i q u e i Molle. Menester es para ello q u e V. S. bloquee de n u e v o I q u i q u e i Molle, ejerciendo activa vijilancia sobre las caletas de C h u c u m a t a i Patillos. A esta operación destinará V. S. los b u q u e s que j u z g u e mas a propósito, que son, según lo espuesto p o r V. S., el Cochrane, la Covadonga i a su tiemp o la Magallanes. I I . R e c o m i e n d o a V . S. q u e e n t o d o aquello q u e n o ocasione perjuicio a sus operaciones, guarde a los neutrales las consideraciones q u e son de estilo entre países amigos. D e b e , especialmente, c o n c e d e r a los buques que se encuentren cargando en el puerto b l o q u e a d o el plazo d e diez dias para c o m p l e t a r su cargamento. E n c u a n t o a la i n t r o d u c c i ó n de los artículos destinados al ejército e n e m i g o p o r buques neutrales, es inútil q u e diga a V . S. q u e cualquiera relajación de la mas estricta severidad contrariaría p r o f u n d a m e n t e la a c c i ó n d e nuestras fuerzas terrestres. N o c o n t a n d o p o r ahora la escuadra c o n elementos suficientes para establecer el b l o q u e o de las caletas de C h u c u m a t a i Patillos, V . S. destinará u n o de los buques a cruzar c o n frecuencia hasta la altura d e esos lugares, estendiendo su vijilancia hasta cerca de T o c o p i l l a . I I I . Considero que seria d e b u e n efecto i de positivo resultado que Y . S. o el j e f e de las fuerzas bloqueadoras notificasen sin d e m o r a al jefe d e armas de la plaza bloqueada que la primera tentativa que se hiciere a aplicar torpedos contra los b u q u e s bloqueadores o sus embarcaciones, tendrá p o r c o n s e c u e n c i a inmediata el bombardeo de la p o b l a c i ó n hasta dejarla reducida a cenizas. I V . E n cuanto a la costa enemiga al N o r t e de este puerto, bastará por d e p r o n t o q u e V. S. la haga recorrer regularmente por a l g u n o d e los b u q u e s d e la escuadra, que seria, según c o n c e p t o espresado p o r V . S., la O'Iliggins, siempre que esta nave esté e x i m i d a del servicio de c o n v o y a r trasportes, i posteriormente la Chacabuco. V. U n a operación previa de considerable importancia, que r e c o m i e n d o a V . S. i a la cual V . S. atribuye todo el alcance d e b i d o , es la de cortar el cable telegráfico, que permite a las fuerzas enemigas d e I q u i q u e comunicar c o n las de A r i c a i Lima.


CAPITULO

Para efectuarla de la manera mas eficaz posible, c o n vendría levantar en A r i c a los chicotes Sur i N o r t e d e l cable i recojer a b o r d o del b u q u e c o m i s i o n a d o para ello cierto n ú m e r o d e metros. Q u e d a confiado a la pericia i la p r u d e n c i a reconocidas de V . S . el detalle de e j e c u c i ó n de los encargos que p r e ceden. Dios guarde a V. S . R.

SOTOMAYOR.

Al sefior Contra-almirante, Comandante en Jefe de la Escuadra.

Es copia fiel del orijinal.— G. R.

. II. Manifiesto del jeneral Bnstainante. (De L A PATRIA de Lima de 19 de Enero.)

Habia determinado guardar silencio sobre los sucesos realizados en el Sur hasta el desgraciado combate de San Francisco, porque aguardaba que conocidos esos sucesos en sus detalles, podrían con sano criterio deslindarse las responsabilidades, haciéndolas recaer únicamente en los verdaderos autores de los desaciertos que produjeron nuestro inmerecido desastre, sin comprender a los que c o m o y o , teniendo qne cumplir los mandatos superiores, han llenado su deber sin cuidarse del p e l i g r o ; pero las variadas apreciaciones qne se han hecho sobre mi conducta, por la falta de datos completos i precisos, que se nota en los partes oficiales publicados basta aqní, me obligan a quebrantar mi propósito, haciendo una manifestación de mis procedimientos para que el pais pueda juzgarlos. No es mi ánimo acusar a nadie: el juicio abierto en A r i ca será el qne señale a los culpables; pero debo una esplicacion de mi conducta i voi a darla, sin escusar la verdad en ningún caso, aunque hablando su lenguaje, tenga que poner en trasparencia graves faltas en la dirección de la campaña, cuya historia me p r o p o n g o hacer en la parte relativa a la división que tuve la honra de mandar. Desde mi ingreso al departamento de Tarapacá en el mes de Setiembre último, recibí orden del E s t a d o Mayor Jeneral para constituirme en la Noria con la división de mi cargo, que estaba formada por el batallón A y a c n c h o , el Provisional de L i m a mím. 3 i la c o l u m n a Voluntarios de P a s c o ; i poco después un nuevo mandato superior me prescribía el envió de 800 hombres al punto denominado Monte de la Soledad, que en concepto del Jefe de Estado Mayor Jeneral, coronel Suarez, era indispensable guarnecer. A m b a s disposiciones se cumplieron, no sin hacer, respecto de la segunda, fundadas observaciones que fueron desatendidas. Quien tenga conocimiento de esos lugares comprenderá fácilmente, aunque carezca de las mas Tijeras nociones s o bre el arte de la guerra, qne era no solo inútil, sino peligrosa e inconveniente la marcha de parte de la división a un paraje desierto, desprovisto de agua i de toda clase de recursos, i qne distaba de nuestro campamento treinta i tantas leguas, estando solo a ocho del territorio ocupado por los enemigos. Pero la insistencia en el mandato me obligó a cumplirlo, porque otra cosa no era dable: harto hacia el comandante jeneral con observar lo qne era desacierto en su concepto. No pasó m u c h o tiempo sin que este error se palpara. Ocupado Pisagua por los chilenos, después de la heroica resistencia de su escasa guarnición, hubo de pensarse en la concentración del ejército; i las fuerzas de mis órdenes que ocupaban Soledad, tnvierou que hacer la mas penosa i precipitada marcha, que a pié realizaron los oficiales i aun los jefes, porque apenas pude mandarles cuarenta b e s tias que sirvieron para cargar las municiones. Antes de que esta fuerza se me reuniera, recibí en la Noria, el dia 3 de N o v i e m b r e , una orden telegráfica del

TERCERO

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Jefe del Estado Mayor Jeneral para trasladarme a P o z o A l m o n t e , sin perder instantes, con todas las fuerzas del cantón, porque, según m e indicó, los enemigos avanzaban. Salí inmediatamente c o n . 6 0 0 hombres del batallón A y a cucho, que era lo único con qne contaba; pero a mi llegada a P o z o A l m o n t e , pude convencerme de que era infundada la noticia, pnes los enemigos no pensaban en moverse. Constituido en ese punto, en el qne por fin se reunieron todas las fuerzas de mi división, contrájeme a organizar brigadas para facilitar la marcha del ejército i trasladar el parque que de Iquique m e remitía el coronel don Belisario Suarez, habiendo trabajado incesantemente con todas las fuerzas de mis órdenes para proporcionar agua i víveres a las tropas. Habiendo logrado reunir una cantidad considerable de bestias, ofrecí al Jeneral en Jefe que se hallaba en A g u a Santa i con quien conferenciaba per medio del t e légrafo, remitirle las qne pudiera necesitar sobre las 500 que, según me dijo, tenia disponibles; i aunque al principio aceptó mi ofrecimiento, me previno después no m a n darle nada, porque sabiendo qne los enemigos avanzaban, iba en el acto a emprender la retirada. C o m o pocas horas antes habia salido la división Dávila a unirse con el Jeneral en Jefe, consúltele si la mandaba regresar, o si la dejaba continuar su marcha. L a respuesta se hizo esperar hasta mni tarde, i en ella se m e indicaba qne la división debia regresar a Pozo A l m o n t e , c o m o lo verificó desde una distancia considerable. A l dia siguiente, el Jeneral en Jefe, habiendo llevado a efecto la retirada de A g u a Santa, se presentó en Pozo A l monte con las fuerzas que se hallaban a sns inmediatas órdenes, e interrogado por mí sobre las cansas qne lo h a bían determinado a abandonar el punto que ocupaba, i m portante bajo todos conceptos i cuya conservación habia sido recomendada especialmente por el director de la g u e r ra, respondióme qne considerándose débil, habia tenido que retirarse para evitar un fracaso i la pérdida de unos 1,000 rifles que traia. Sin hacer comentario ninguno sobre este violento proceder, ante un rumor infundado, pues fué inexacto que los enemigos se moviesen, continúo mi relato con el único p r o pósito que he enunciado al principiar. I pasando por alto algo mni significativo en lo que respecta al mando del ejército i que no creo prudente revelar, diré solo que desde entonces fué el afán de tod js los c o mandantes jenerales de división levautar el espíritu del Jeneral en Jefe para darle el vigor i la euerjía que las c i r cunstancias demandaban. F u é también en esas circunstancias que se j u z g ó o p o r tuna la distribución de las fuerzas en líneas, que quedaron constituidas de la manera siguiente: 1. Línea.—División Esploradora.—1. brigada b o l i viana, compuesta de los batallones Illimaui i O l a ñ e t a . — División Vanguardia. 2. Línea.—2. brigada de la primera división b o l i viana.—Primera división peruana. —Segunda división b o liviana. rt

d

53

03

Reserva.—Segunda peruana.

división peruana,—Tercera

división

Determinada desde entonces la marcha sobre el enemig o , la división Esploradora, que era la de mis órdenes, se dirijió a Peña Grande, en donde la hice trabajar sin d e s canso hasta cousegnir qne se reuniera la cantidad de agua bastante para todo el ejército, qne llegó allí reunido, pasando después a R a m í r e z . E n este punto hasta donde yo dirijía todas las fuerzas, i que por su proximidad al enemigo ofrecía ya algún c u i dado, hice acampar a las fuerzas en líneas i en situación de combatir, no habiéndose descuidado mandar avanzadas i gran guardia. L a misma circunstancia de hallarnos mni inmediatos al campamento de los invasores, me determinó desde entonces a concentrarme esclusivamente al cuidado de mi división; i así lo manifesté al jeneral Bnendia i al Jefe de Estado Mayor Jeneral que ya se nos habia reunido.


G U E R R A D E L PACIFICO.

182

D e R a m í r e z salió el ejército con dirección a A g u a Santa, habiéndose prevenido que la 1. líuea se posesionara de Negreiros, c o m o lo verificó; la 2. & de A g n a Santa, i la reserva d e . . . , - . 1:3

E n la tarde de ese dia, 17 de N o v i e m b r e , todo el ejército se reconcentró en Negreiros, i a las 5.30 A . M . del siguiente, emprendió sobre el enemigo, siendo dirijido por un guia, que por instrucciones del coronel Suarez debía conducirnos a unos canchones frente a Santa Catalina, en donde encontraríamos agua. Habiendo caminado hasta la media noche sobre calicheras, i después de una hora de descanso acordada a indicación mía, pregante al Jeneral en Jefe cuál era la dirección que yo debía seguir, habiéndome respondido que él no lo sabia, pero que no tardaría en llegar el coronel Suarez, que en esos momentos no estaba presente. L l e g ó en efecto, i supimos por él que no estábamos en la dirección conveniente, habiendo tenido que contramarchar sobre nuestra izquierda i a la derecha de los enemigos. A l amanecer del dia 19 ocupábamos las alturas de Santa C a talina, frente de San Francisco, i previa una hora de d e s canso para reunir el ejército, se ordenó por el jeneral Bnendia que la 1. líuea ocupase la misma oficina de Santa Catalina i las demás adyacentes. rt

Verificado esto, los cuerpos que componían la línea formaron pabellones para que la tropa tomase a g u a ; i en estas circunstancias, presentóse el Jeneral en Jefe acompañado del coronel don Manuel Velarde, el teniente coronel R e c a bárren, el cronista Neto i otras personas, habiéndome manifestado que era absolutamente necesario tomar el cerro que ocupaban los chilenos. Le hice presente que por mi parte no tendría embarazo alguno para emprender el ataque, pero que tuviera en cuenta que la tropa estaba cansada, que no había tomado agua i que la hora ( 1 2 M . ) me parecía inconveniente. E n la creencia de que el jeneral Bnendia había desistido de su propósito, porque se retiró, al parecer, convencido de su inoportunidad, dispuse que la división fuese por partes a tomar agua en uuos pozos inmediatos; pero poco después recibí orden del mismo jeneral, por medio de uno de sus ayudantes, de avanzar hasta ponerme a vanguardia de una oficina nombrada Saca si Puedes, previniéndome que lo hiciera con la fuerza que tenia reunida, sin esperar a l a q u e habia ido a los pozos. Hícelo así, no sin haber hecho tocar jenerala i llamada al trote a dicha fuerza ausente, que vino a reunirse a la división en la citada oficina. Formadas en columna permanecieron allí mis fuerzas hasta las 2 P. M., hora e n que hice traer cuatro carretas de agua, de cuya existencia me dio n o ticia el comandante S o m o c u r c i o ; pero no bien se habia principiado a hacer la repartición, i u n ayudante del Jeneral e n Jefe se m e presentó para trasmitirme-la orden de que avanzase, i poco después un segundo ayudante me c o m u n i c a ba que era preciso hacerlo sin perder instantes porque la artillería estaba ya al frente i la primera clivisiou boliviana avanzaba, debiendo yo seguir su movimiento. Recibida esta orden, marché de frente con la división de mi mando en columnas progresivas i paralelamente con la división aliada. N o teniendo instrucciones sobre la misión que se m e encomendaba, mandé al Jefe de Estado Mayor de mi división para que las pidiera al Jeneral en Jefe, i por su conducto be me ordenó que tratase de tomar la artillería enemiga que •estaba en un morro sobre la derecha, previniéndoseme a d e más que tuviese cuidado con unas zanjas abiertas por los contrarios. Seguí a v a n z a n d o y a c o n u n o b j e t o determinado, i tan l u e g o c o m o las fuerzas estuvieron a tiro de c a ñ ó n d e las posiciones ocupadas por los chilenos, r o m p i e r o n éstos los fuegos de su artillería sobre nosotros. L a división bolivian a contestó inmediatamente, i c u a n d o y o m e dirijia hacia ella p r e g u n t a n d o por q u é se hacia fuego en c o l u m n a sin •objeto, observé que en m i propia división la C o l u m n a Cerro d e Pasco, q u e venia a retaguardia, disparaba t a m -

bién sus armas. Regresé c o n el propósito de c o n t e n e r l a ; pero sin conseguirlo, v i c o n notable sentimiento q u e e s a tropa indisciplinada e i n m o r a l se dispersaba por c o m p l e to; i en esas solemnes circunstancias, teniendo c o m p r o metidos en el c o m b a t e al batallón A y a c u c h o i al P r o v i sional n ú m . 3, prescindí d e la C o l u m n a i v o l v í a u n i r m e c o n estos cuerpos. E l primero de ellos, sin e m b a r g o del escabroso terreno q u e atravesaba i del terrible efecto d e la artillería, llegó a subir hasta el sitio o c u p a d o por las ambulancias de los e n e m i g o s ; mas esa posición fué i n s o s tenible, p o r q u e el fuego de las ametralladoras l o d i e z m a b a i t u v o que retroceder replegándose hacia u n m o r r o situad o a nuestra derecha en d o n d e se unieron parte del P r o visional i otra parte de la C o l u m n a Cerro de Pasco q u e por fin p u d o ascender. Organizadas estas fuerzas c o n v e n i e n t e m e n t e i a petición del coronel del A y a c u c h o , d o n Manuel A n t o n i o Prado, e m p r e n d í un n u e v o ataque q u e n o tuvo m e j o r éxito, pues la artillería enemiga dirijida c o n acierto, nos desorganizó por segunda v e z , siendo y a mas de las 5 P. M. C o m o en esos m o m e n t o s notase y o q u e la p a m p a se hallaba regada de dispersos, sin que pudiese c o m p r e n d e r si pertenecían solo a las divisiones bolivianas o si t o d o el ejército se habia d e s b a n d a d o ; i c o m o por otra parte n i n g u n a fuerza v i n o en m i ausilio, separándome la distancia d e una legua del c a m p a m e n t o en que q u e d ó el grueso d e nuestras fuerzas, resolví reunir las q u e m e quedaban d e la división Esploradora i retirarme. O b s e r v a n d o q u e la caballería iba por nuestra d e r e c h a a distancia de dos o tres millas, c o m i s i o n é al c o m a n d a n t e S o m o c u r c i o para que la hiciera regresar, c o n el objeto de que nos sirviese d e a p o y o para reunir a los dispersos; pero a su vuelta m e manifestó q u e los jefes q u e la c o n d u c í a n j u z g a b a n i m p o sible el regreso por el estado d e la fuerza, a la cual p o d í a n apenas contener para q u e n o se dispersara. V i é n d o m e c o m p l e t a m e n t e a b a n d o n a d o i sin a p o y o , i observando q u e una fuerza e n e m i g a q u e acababa de llegar en el tren, venia sobre m i fatigada i y a reducida división, c o n t i n u é c o n ella m i retirada por la pampa, c o n el á n i m o de dirijirme a Tarapacá, q u e era en m i c o n c e p t o el p u n t o mas inmediato d e reunión. D e b o advertir aquí, p o r q u e esto d e b e constar, q u e d u rante el c o m b a t e d e San Francisco, q u e la división de mi m a n d o sostuvo c o n incuestionable firmeza, n o solo n o recibí ausilio de n i n g u n a clase, sino q u e ni siquiera se presentó algún ayudante del Jeneral en Jefe o del Estad o M a y o r Jeneral para imponerse de m i situación o del éxito del c o m b a t e . Seguia sin r u m b o fijo p o r q u e n o tenia guias i sin saber el paradero del ejército, p o r q u e n o se m e d e t e r m i n ó al dar la orden de ataque, cuál seria el p u n t o d e reunión, c u a n d o e n c o n t r é casualmente a un j o v e n Prada, c o n o c e dor de esos sitios, q u e desde ese instante ños g u i ó . H a b i e n d o a n d a d o hasta las 12 P. M., llevando m u c h o s heridos que, aunque cansados i sedientos, seguían a la división, traté de averiguar la situación en q u e m e e n contraba, h a b i é n d o m e asegurado nuestro voluntario guia, que una legua mas adelante encontraríamos u n a aguada, i, a fin d e preparar lo necesario, m e adelanté con el coronel Prado, e n c a r g a n d o que la división continuase su marcha c o n despacio. H a b i e n d o a n d a d o a buen paso cerca d e 2 horas, i n o e n c o n t r a n d o el lugar buscado, h i c e alto para aguardar a la tropa, a la q u e esperé hasta las 5 A . M. infructuosamente; i s u p o n i e n d o que hubiese pasado sin ser sentida, v o l v í a m o n t a r para alcanzarla. A las 10 A . M. m e encontraba en el p u n t o d e n o m i n a d o Ariquilda, distante catorce leguas d e Tarapacá, habiendo sabido allí q u e seguia una ruta i n c o n v e n i e n t e . C o n esta noticia, envié u n oficial a Tarapacá para adquirir noticias sobre mi división i del resto del ejército, c o n t r a y é n d o m e y o , a c o m p a ñ a d o siempre d e l coronel Prado, a reunir i organizar a los dispersos, q u e llegaban en n ú m e r o considerable i c o n los cuales logré formar u n c u e r p o de 400 h o m b r e s p r ó x i m a m e n t e , h a b i e n d o desarmado algunas


CAPITULO

partidas d e los dispersos bolivianos, c u y o s j e f e s i oficiales se creian impotentes para contenerlas en sus escesos. I m p u l s a d o por la absoluta carencia d e recursos para sostener a aquella fuerza en Ariquilda, salí d e allí d e s p u é s d e d o s dias d e descanso, i pasando p o r A r o m a , Z o g a i Camina, llegué por fin a Miñimini, p u n t o en q u e e n c o n t r é los recursos suficientes para alimentar a la a g o v i a d a tropa q u e c o n d u c i a , e m p r e n d i e n d o al dia siguiente para A r i c a , por Camarones i Chaca. C u a n d o m e hallaba aun en Camina, recibí una c o m u n i c a c i ó n del coronel d o n Belisario Suarez en la q u e m e decia que teniendo noticia d e q u e y o m e hallaba al frente d e una fuerza respetable, m e r e c o m e n d a b a permanecer allí para protejer la retirada del ejército; pero c o m o por una parte m i fuerza n o era la que se suponía, i por otra, carecía absolutamente de recursos, m e limité a prevenir en Camarones, a d o n d e se habia h e c h o a c o p i o d e toda clase d e elementos, se alistasen sin d e m o r a . H é aquí esplicado por q u é el c o m a n d a n t e jeneral de la división Esploradora se presentó en Arica antes q u e el grueso de su división, i por q u é n o t o m ó parte en el c o m bate de Tarapacá. I hai que agregar a lo espuesto, q u e ese c o m b a t e fué para todos imprevisto, i que siendo l o acordado, según avisos que tuve antes, que t o d o el ejército continuara su retirada hacia A r i c a , era, a m i j u i c i o , i n c o n d u c e n t e , después de separado de m i división por la circunstancia y a indicada, marchar a Tarapacá para encontrarla, c u a n d o , c o m o y a h e d i c h o , m e o c u p a b a en Ariquilda de reunir i organizar los dispersos d e San Francisco. Puse en A r i c a , a disposición del contra-almirante M o n tero, n o m b r a d o y a j e f e supremo, político i militar de los departamentos del Sur, toda la fuerza q u e logré reunir en el c a m i n o , i do acuerdo c o n él, después de prestar la respectiva declaración en el j u i c i o abierto sobre los h e c h o s relacionados, vine a esta capital, p o r q u e y a n o tenia en el Sur puesto alguno que ocupar. J u z g u e n ahora las personas imparciales si h e c u m p l i d o o nó c o n mi deber i si hai algo q u e observar en mi c o n ducta. Lima, E n e r o de 1880. PEDRO

BUSTAMANTE.

TERCERO.

183

d e la resistencia, que simboliza la victoria del principio q u e sostenemos. Supremas exijencias i apremiantes n e c e sidades del servicio p ú b l i c o m e llaman a la capital i es necesario marchar. Soldados: V o i , pues, a partir: en las solemnes horas d e la p r u e b a m e es altamente consolador contemplaros sobrellevando c o n patriótica resignación las duras fatigas d e la guerra. E s a vuestro brazo i nobleza a quienes mas e n c a r e c i d a m e n t e confío el h o n o r de nuestros pabellones, c o n o c i e n d o , c o m o c o n o z c o , la idea de la gloria i el sentimiento del deber q u e forman en vosotros u n culto, q u e es el c u l t o d e la patria. Parto, pues, contrariando duramente las i n clinaciones i deseos de mi corazón, c o m o jeneral i c o m o soldado; pero c e d i e n d o a razones de las cuales d e p e n d e el éxito d e nuestras armas; q u e d a d en el puesto a v a n z a d o , q u e es del peligro i d e la gloria; vosotros lo deseáis, i y o espero d e vuestro valor i patriotismo q u e j a m á s faltarán en el seno del ejército aliado la constancia i la a r m o n í a q u e hasta ahora habéis demostrado. Conciudadanos: Bien difíciles son las tareas de la guerra, pero las v e n c e r e m o s llevando a c a b o el n o b l e propósito de los p u e b l o s del Perú i Bolivia. Corroborad i n o desmayéis n u n c a en la sublime misión de conservar sin m a n c h a el h o n o r i la d i g n i d a d de la A m é r i c a democrática, sintetizada en los pabellones de la unión, Amigos: N o son los jefes de los ejércitos del Sur quienes forman solo la invulnerable coraza del valor i heroísmo: son el Perú i Bolivia, sus hijos mas queridos, sus huestes a r d o rosas i entusiastas las que se han lanzado para m o r i r v e n c i e n d o en c u m p l i m i e n t o del deber. Ú n i c a m e n t e m e resta repetiros c o n Bolívar: " D e los esfuerzos de hoi d e p e n d e la suerte de la A m é r i c a del Sur." R e s u e n e en el espacio el augusto i sangriento j u r a m e n t o q u e h e m o s h e c h o en los altares de la patria de vencer o morir. ¡Viva la alianza! ¡Viva el Perú! ¡Viva Bolivia! Arica, N o v i e m b r e 25 de 1879. MARIANO

III.

ORGANIZACIÓN DE LA

GUAPvDIA

I.

PRADO.

URBANA.

Proclama del Jeaeral Prado a su partida de Arica. M I N I S T E R I O D E G O B I E R N O , P O L I C Í A I OBRAS P Ú B L I C A S . EL D I R E C T O R D E L A G U E R R A A L E J É R C I T O

I

PUEBLOS DEL

SUR.

Compatriotas: En los solemnes m o m e n t o s porque atraviesa la n a c i ó n , necesario es sobreponerse a las contrariedades i reveses i sacrificarlo t o d o en aras de la salvación pública. E m p e ñ a d o s en una lucha colosal i de trascendentales consecuencias para ¡a alianza, nada d e b e detenernos en la senda gloriosa que estamos llamados a recorrer; t o d o s , sin escepcion de clases ni condiciones, estamos llamados a cooperar en la g r a n d e obra de v e n c e r al desleal e n e m i g o que en los azares de la guerra pretende buscar la p r e p o n derancia q u e n o p u d o conseguir en las serenas horas d e la paz. Por eso y o , que j a m á s h e desconfiado de la n o b l e z a i patriotismo d e los defensores d e la santa causa d e la alianza, d e b o en estos m o m e n t o s dirijiros m i palabra, q u e es la palabra de la franqueza i d e la verdad. Aliados: Os he visto d e c i d i d o s i d i g n o s d e sostener i n c ó l u m e s los fueros de las naciones cuyas banderas h a n sido p u e s tas al abrigo de vuestro esfuerzo i enerjía. E l Sur es i continuará siendo u n a valla inespugnable, ante la cual caerán, si n o h o i , m a ñ a n a , los trasgresores del d e r e c h o americano i d e la civilización. Para c o m p l e t a r i hacer invencible el p o d e r d e la alianza, m e es preciso dejaros por cortos dias, confiándoos el puesto del h o n o r i d i g n o

Lima, Noviembre

22 de

1879.

Siendo necesario dar al vecindario armado para la d e fensa de las ciudades de Lima i del Callao, !a organización que requieren las actuales circunstancias, sin que con ella se perturben los fines con que esas ciudades han sido d e claradas en estado de-asamblea, se resuelve: A r t . 1. ° Las compañías de bomberos i salvadoras, las colonias estraujeras, las corporaciones municipales, los e m pleados públicos, las asociaciones profesionales i filantrópicas i los gremios de menestrales indispensables a la subsistencia i movimiento de la población, formadas en columnas de individuos que no habrán de enrojarse i n m e diatamente en las filas del ejército o de la guardia nacional acuartelada, constituirán la guardia urbana de ambas poblaciones i reemplazarán para el servicio de policía de la ciudad a la fuerza pública., bajo la inmediata dependencia de la prefectura respectiva c o m o su jefatura superior, siempre que el gobierno lo crea necesario, i sin perjuicio de que las columnas de guardia urbana formadas de nacionales, puedan ser empleadas en las operaciones de la g u e r ra, conducentes a la misma defensa de la ciudad. A r t . 2. ° E n L i m a i en el Callao no podrá haber mas columnas de guardia urbana que las siguientes: (a) De bomberos i salvadores que con permiso de la autoridad se hubiesen establecido i se hallen funcionando


GUERRA

184

DEL

desde antes del 1. ° de Enero del presente año, formando cada compañía una columna que se c o m p o n d r á únicamente del número de individuos con que estuvieron establecidas en aquella fecha, sin admitir en adelante nuevas inscripciones. (b) De las colonias estranjeras, en que no podrán a d m i tirse individuos que no sean de una misma nacionalidad, la que podrá acreditarse en todo tiempo mediante certificado en forma, de que se tomará razón en la jefatura superior de la guardia urbana, (c) De empleados públicos en actual servicio i de los cesantes que acrediten su derecho ante la jefatura superior con el respectivo nombramiento i certificado de hallarse en servicio o con la cédula de cesantía. (el) De concejales i empleados de los concejos departamental i provincial que acrediten su derecho de pertenecer a esa columna, con el certificado en forma de la Junta Directiva de cada concejo. {ej De empleados del poder judicial en activo servicio i cesantes, escribanos, procuradores i abogados con estadio abierto, que acrediten su derecho en la m i s m a forma prevenida para los empleados, debiendo los abogados presentar, en lugar del título c cédula, el recibo del último semestre de su patente. ( / ) De profesores i alumnos de la Universidad, presentando los primeros su título i los últimos el certificado de su matrícula en el año corriente. (g) D e profesores i alumnos de la escuela de medicina a los que se agregarán los médicos, profesores de obstetricia i farmacéuticos, que presenten sus títulos i paguen patente. (Ji) De comerciantes matriculados i de empleados de los bancos i establecimientos de crédito sujetos a contribución, debiendo acreditar su derecho los comerciantes con el recib o de su patente i los empleados de los bancos con un certificado de su respectivo directorio en que conste el actual empleo. ( 0 De los patrones de panaderías i sus empleados i de los empleados i operarios de las empresas de ferrocarriles, tranvías, telégrafos i del g a s ; debiendo los primeros acreditar su derecho con el recibo de su patente i todos los d e m á s empleados i operarios, con un certificado de los patrones o jefes de la empresa, que tendrá el visto bueno del comisario del distrito en que se halle el establecimiento o en que el operario ejecute su trabajo. A r t . 3. E n el perentorio término de quince dias c o n t a dos desde la fecha, se fijará por la prefectura del departamento, con acuerdo de los respectivos jefes de columnas, el m á x i m u n del número de guardias de que ha de componerse cada una, con estricta sujeción a lo prevenido en el anterior artículo, i cuya relación nominal se rejistrará en la prefectura, sin que puedan admitirse en adelante nuevas inscripciones; salvo en las columnas estranjeras por los que i n g r e sen nuevamente en la ciudad, i en las demás por la separación de los individuos ya inscritos que se den de baja por fallecimiento o cambio de ocupación, a quienes reemplazarán sns sucesores en el destino. Para la observancia de esta disposición, cada guardia tendrá en la columna a que pertenezca el respectivo número. c

A r t . 4. ° E l nombramiento de jefes i subalternos de cada columna i en su subdivisión por compañías o secciones, se observará el reglamento de la guardia urbana municipal de L i m a , aprobado por suprema resolución de 7 de M a y o del presente año, en cuanto no se oponga a la presente. A r t , 5. ° Las columnas de guardia urbana establecidas ya en los distritos de las provincias de L i m a i del Callao, i las guardias navales, conservarán su actual organización i permanecerán c o m o toda la guardia de ambos departamentos, bajo la dependencia de la respectiva prefectura. A r t . G. Los individuos inscritos en cada columna d é l a guardia urbana llevarán un boleto que los esceptuará del alistamiento jeneral inmediato en el ejército o en la guardia nacional acuartelada. E l boleto será espedido por el jefe de la columna, con el visto bueno de la jefatura superior i [ c

PACIFICO.

refrendado i anotado por el Estado Mayor Jeneral del ejército de Reserva, sin cuyos requisitos no será válido. A r t . 7. ° E l Gobierno proveerá en su oportunidad al armamento de la guardia urbana, i la jefatura superior acordará el distintivo que a cada columna corresponda. Comuniqúese i rejístrese. R ú b r i c a de S. E . B.

ELGUERA.

COMBATE DE TARAPACÁ. TELEGRAMAS. (A las 9 P. M.)

Pisagaa, Hoviembre 30 de 1879. Señor Ministro: L a división que partió de Dolores en persecución del enemigo, llegó a Tarapacá donde éste se habia rehecho con las fuerzas que escaparon de Dolores. L a división iba al mando del coronel don Luis Arteaga. H u b o allí el 27 un encarnizado ataque. L a otra división que debió salir el dia 28 al mando del señor jeneral Baquedauo para unirse a la primera división i atacar las fuerzas enemigas organizadas en Tarapacá, suspendió su marcha, porque el enemigo habia emprendido su retirada precipitadamente al amanecer de ese dia. Nuestras pérdidas sufridas en el combate del 27 no son reducidas, sin que se puedan precisar, porque aparecen todavía varios dispersos que se consideraban perdidos. Creo qne pueden estimarse eu 400 los muertos i heridos. Las pérdidas del enemigo no son menores que las nuestras, según esposicion de los jefes i oficiales enemigos tomados en el campo de batalla. Fuerzas de caballería han .sido enviadas a Tarapacá i sus inmediaciones a recojer heridos i dispersos, i otras a perseguir al enemigo en su retirada a Arica. E l Jeneral en Jefe pasará a V . S. un parte detallado del combate del 27. La división de caballería qne marcha del campamento a cargo del Jefe de Estado Mayor, por orden del Jeneral, en dirección a P o z o A l m o n t e , ocupó esta posición i la de la Noria sin resistencia, dejando una división eu Peña Grande el dia 28. C o m o V . S. sabe, se ocupó a Iquiqne con un batallón del rejimiento Esmeralda. E l departamento de Tarapacá está libre del enemigo. E l dia 2 7 fué notificado i establecido el bloqueo de Arica por buques de nuestra escuadra. R.

SOTOMAYOR.

U n telegrama dirijido de Antofagasta por el comandante don M. J . Thompson, dice lo siguiente: "Oficiales heridos, 1 1 ; soldados, 1 5 0 ; enfermos, 176. Oficiales prisioneros peruanos: heridos, 2 ; 9 buenos i san o s ; soldados prisioneros, 2 5 . Ocupamos actualmente el pueblo de Tarapacá, que abandonó el enemigo después de la batalla. A mi paso por Iquiqne no ocurria novedad. L o s únicos oficiales heridos de que se tiene conocimiento son: teniente coronel V i v a r , capitanes Necochea i Silva Renard, subtenientes Párraga i Víctor L i r a . " (A las 9.40 A. M.)

Pisagucí,

Diciembre

2.

Señor don Domingo Santa Maria:

E s t i m a d o a m i g o : — N o es el coronel Snarez, Jefe de Estado Mayor del ejército euemigo, el que murió en Tarapacá: es un comandante. Después de inspeccionar el campo de batalla, todos afirman que el número de muertos enemigos es mui superior al de los nuestros. Mando al campamento. Suyo. R.

SOTOMAYOR.


CAPITULO

(Recibido a la 1.05 P. M.)

Antofagasta,

Diciembre

11.

.Señor Ministro de la Guerra:

Comunico a V . S . que hoi a las 2 A . M . ha muerto en el hospital el coronel peruano don José Miguel R í o s , jefe de la quinta división del ejército peruano, herido en la batalla de Tarapacá, que dejó anoche aquí el Itata. Dios guarde a V . S . M.

A.

ARRIAGADA.

(Recibido de Antofagasta a las 12.30 P. M.)

Santiago,

Diciembre

4.

.Señor Ministro de lo Interior:

E l señor jeneral V i l l a g r a n m e dice por el cable desde Iquique lo siguiente: "Jeneral Escala dice: " E n el combate de Tarapacá hubo menos pérdidas de las que al principio se creyó. Nuestras bajas no pasan de 400. Las del enemigo mas del doble. L a ciudad a b a n d o nada después del combate. " E l coronel Urriola llegó después. Encontró 60 oficiales heridos i m u c h o s jefes. " E l enemigo se retiró abandonando armamento, b a g a jes, ganado i piezas de artillería tomadas al principio a nosotros. Nuestra división se retiró del campo por haber agotado sus municiones." Recibí este parte a las 10.25 A . M . E l señor L y n c h no ha trasmitido los detalles pedidos. Sin duda los espera del señor Sotomayor. Dios guarde a V . S. N.

Antofagasta,

ZENTENO.

Diciembre

4.

E l señor L y n c h me dice de I q u i q u e : " E l Aligarnos llegó. L l e v a 70 heridos. E l Ministro se encuentra en el interior. E l combate de Tarapacá ha sido una victoria atendido el número de bajas del enemigo, que pasan de 1,100, incluso jefes i oficiales. H e m o s recobrado toda la artillería. Dios guarde a V . S. • N.

ZENTENO.

(A las 2 P. M.)

Iquique,

Diciembre

5.

La división que atacó a la fuerza e n e m i g a de Tarapacá se c o m p o n í a de 2,300 h o m b r e s do las tres armas bajo las órdenes del c o r o n e l Arteaga. Según los datos q u e se tenían, s u p o n í a m o s q u e habría de 2 a 3,000 peruanos; pero en realidad había c o m o 6,000. El c o m b a t e d u r ó 8 horas, habiéndose retirado n u e s tras tropas, por habérseles agotado las m u n i c i o n e s i estar muí fatigadas, a las 6 P. M. La retirada se h i z o c o n t o d o orden i en presencia d e las fuerzas enemigas q u e n o intentaron perseguirnos. D o s horas mas tarde principiaron su retirada las tropas peruanas, a b a n d o n a n d o la ciudad, los muertos, heridos, ambulancias, i d e j á n d o n o s d u e ñ o s de t o d o , de lo cual se tomó posesión al dia siguiente. Individuos de tropa muertos en la j o r n a d a , 468; h e r i dos, 186; prisioneros, 56, según noticias n o del t o d o seguras. Total de bajas, 710. Estas cifras p u e d e n sufrir alguna alteración, p o r q u e todavía quedan soldados dispersos. Se han m a n d a d o 500 h o m b r e s d e caballería para q u e persigan sin cesar la m a r c h a del e n e m i g o , c o r t á n d o l e los recursos, i aun para atacarlos si se presenta la o p o r t u nidad. Sus pérdidas se estiman en cerca d e 800 m u e r t o s d e tropa i mas d e 300 heridos. En la ambulancia se t o m a r o n 178 heridos, entre los cuales hai m u c h o s j e f e s i oficiales. D e éstos h a n m u e r t o -en el c o m b a t e 66. TOMO i i — 2 4

TERCERO.

.

185

Los anteriores datos m e han sido c o m u n i c a d o s por Jeneral en Jefe. Dios guarde a V. S . R.

Santiago,

el

SOTOMAYOR.

Diciembre

3 de

1879.

(Telegrama recibido de Coquimbo.)

El vapor Amazonas h a fondeado en este puerto a las 11.2.0 A . M. Trae 161 heridos chilenos i 166 enfermos, también chilenos. Trae además 34 prisioneros t o m a d o s en el c o m b a t e d e Tarapacá, de los cuales 9 son j e f e s i oficiales. E n t r e estos últimos vienen 2 heridos. E l Amazonas zarpó de Pisagua el 30 de N o v i e m b r e , a las 6 P. M. L o s pormenores q u e agrega a los y a c o n o c i d o s d e la batalla d e Tarapacá, son los q u e pasamos á referir: L a división chilena salió del c a m p a m e n t o d e Dolores el dia 26, a las 3 P. M., i llegó al p u e b l o del Tarapacá el 27, a las 10 A . M., después d e haber c a m i n a d o toda la n o c h e . A u n q u e supo q u e el p u e b l o d e Tarapacá estaba o c u p a d o por m u c h o s mas enemigos de los q u e habia creído, atacó la p o b l a c i ó n sin fijarse en la desigualdad del n ú m e r o ni en otras c o n d i c i o n e s desfavorables. Se siguió entonces u n c o m b a t e s u m a m e n t e reñido i mortífero. Este c o m b a t e d u r ó 7 horas consecutivas. Las tropas chilenas hicieron verdaderos prodijios de valor. A l principio del c o m b a t e se apoderaron del p u e b l o de Tarapacá; pero el e n e m i g o , que lo habia abandonado, c e r c i o r a d o de la inferioridad n u m é r i c a d e los nuestros, se esforzó por recobrarlo. L o s chilenos resistieron heroicam e n t e todas sus embestidas; pero h a b i e n d o v e n i d o en ausilio del ejército perú-boliviano u n refuerzo de mas d e 1,000 h o m b r e s , el cual retrocedió del c a m i n o que llevaba, los chilenos tuvieron q u e apartarse del p u e b l o a fin d e aguardar socorro después de agotar sus m u n i c i o n e s . Las pérdidas h a n sido considerables por una i otra parte. Los prisioneros peruanos capturados en Tarapacá i que trae el Amazonas, son los siguientes: Teniente coronel, c o m a n d a n t e del batallón D o s de M a y o , d o n Mariano Moran. Teniente coronel del batallón P u n o n ú m . 6, d o n Marian o Torres. Sarjento m a y o r del Estado M a y o r de la primera d i v i sión, d o n T o m á s Bailón. Capitán del batallón Iquique, d o n J o s é S. Mayo. I d . del P u n o n ú m . 6, d o n D o m i n g o Rivero. Tenientes del batallón I q u i q u e : d o n Belisario M u g a b u r a i d o n Manuel Isaac Pérez. I d . c o l u m n a j e n d a r m e s de Iquique, d o n Esteban E. de la F u e n t e . Teniente del batallón Zepita, d o n J u a n Rosas Meneses. Subteniente del id. id. de I q u i q u e , d o n Daniel Pérez Reyes. Prisionero boliviano, d o n A g u s t í n Mendieta. TELEGRAMAS

PERUANOS.

(10.45 A. M.)

Montero a jeneral P r a d o . Arica,

Diciembre

3 de

1879.

Combate, Tarapacá.—Triunfo nuestro.—2,500 chilenos. — 1 , 0 0 0 muertos.—Nuestros, 600 muertos i heridos.—-11 piezas artillería K r u p p tomadas, 4 ametralladoras. La Mar desembarcó heridos nuestros aquí. (1.28 P. M.)

García i Garcia a jeneral P r a d o . Moliendo,

Diciembre

3.

2,500 chilenos atacaron nuestro ejército el 27 pasado en Tarapacá: fueron completamente derrotados—tomados 7 cañones K r u p p , 3 ametralladoras—60 prisioneros—1,000 chilenos muertos i heridos.—Nuestra victoria fué en la n o che.


GUERRA

186

DEL

(1.05 P. M.)

Arica,

Diciembre 3.

Seiíores Editores de E L COMERCIO de Lima:

La Mar desembarcó aquí nuestros heridos. Mendival de la ambulancia comunica que 2,500 enemigos atacaron Tarapacá el 2 7 . Combate terrible. V e n c i m o s . Derrota completa. Les tomamos 11 cañones i 4 ametralladoras. Montero conjuró el conflicto de los billetes. EL

CORRESPONSAL.

TELEGRAMA OFICIAL.

.Noviembre

28.

H o i ha llegado a L i m a el jeneral Prado, i ha sido recibido en el Callao i L i m a por los mas notables ciudadanos i amigos de la población, entre los que figuraba el doctor don Nicolás de Piérola. Los pueblos del Callao i L i m a se han colocado a la a l tura del verdadero patriotismo. E l jeneral Prado atravesó a pié toda la distancia entre su domicilio particular i la estación del tren, a la cabeza de un numeroso i selecto a c o m pañamiento. L a s noticias del Sur son las siguientes: Nuestro ejército se retiró a Tarapacá, concentrándose una fuerza de 4,000 hombres. El jeneral Bnstamante se replegó con una división de 2,000 hombres a Camarones i toda la caballería. E l jeneral Montero quedaba en Arica a cargo de 7,000 hombres. Todos se concentraban en A r i c a para empeñar nueva campaña, según las disposiciones que luego se dictarán. Nuestro ejército ha sufrido mui poco. CARLOS

PARTES

OFICIALES

CHILENOS.

JENERAL EN JEFE D E L

Campamento

de Santa

Catalina,

PAZ-SOLDAN

EJÉRCITO.

Diciembre

5 de

1879.

PACIFICO.

p o r haber m a r c h a d o las fuerzas d e línea allí existentes; en el ejército aliado q u e v i n o a nuestro encuentro, d e j á n dose la guarnición d e la c i u d a d a cargo de la guardia nacional, c o m p u e s t a d e 1,000 i tantos h o m b r e s . Mas, la fausta noticia d e la rendición de esta p l a z a , . recibida a q u í en la m a ñ a n a del dia 23, v i n o a cambiar p o r c o m p l e t o el aspecto d e la campaña, desde q u e d e b í a m o s abandonar la idea d e hacer espedicionar hacia el S u r nuestro ejército, c o n c r e t á n d o n o s a enviar u n a división d e caballería q u e recorriera toda la línea hasta el m i s m o puerto de I q u i q u e i tomara posesión de los puntos intermedios, q u e debían estar abandonados. A mas, impediría que las fuerzas cívicas que habían q u e d a d o en la c i u d a d vinieran a agregarse a las que se decía estaban reuniéndose en Tarapacá. Efectivamente, ese m i s m o dia salió el rejimiento d e Cazadores a caballo, al m a n d o del señor Jefe de E s t a d o M a y o r , coronel d o n E m i l i o S o t o m a y o r , i l l e v ó a feliz térm i n o su espedicion, de la cual da cuenta en el parte q u e orijinal tengo el h o n o r de pasar a m a n o s de V . S. A l llegar esta división a P o z o A l m o n t e tuvo c o n o c i m i e n t o el señor Jefe de Estado M a y o r d e que en Tarapacá se encontraban el jeneral B u e n d i a i el coronel Suarez, Jefe de Estado M a y o r del ejército e n e m i g o , c o n u n a fuerza de 5,000 h o m b r e s ; i a u n q u e m e envió un p r o p i o para participarme esta noticia, q u e c o m u n i c ó también al señor Ministro de la Guerra en campaña, se estravió aquél en el c a m i n o ; así es que permanecí c o m p l e t a m e n t e i g n o rante de u n h e c h o de tan trascendental importancia, q u e m e habría obligado a tomar en el a c t o las medidas q u e la importancia del caso requería para desbaratar ese ejército. Entre tanto, los datos que aquí h a b í a m o s c o n s e g u i d o obtener a este respecto, nos informaban u n á n i m e m e n t e d e que en la ciudad de Tarapacá solo habrían unos 1,500 a 2,000 h o m b r e s en pésimas condiciones, a g o b i a d o s por el cansancio i la escasez de recursos, i en u n estado d e c o m p l e t a desmoralización, p r o d u c i d a en gran parte por su vergonzosa fuga i p o r la profunda disensión que se hacia sentir entre las fuerzas aliadas i q u e se revelaba y a en h e c h o s escandalosos i m u i serios. E n vista de esto, determiné enviar bajo las órdenes del coronel d o n Luis Arteaga, una división c o m p u e s t a de 2,300 h o m b r e s de las tres armas, que bajo todos c o n c e p tos era superior a la que se presumía existiera en d i c h a ciudad, i bastante a deshacer las fuerzas enemigas c o n c o m p l e t a seguridad.

S e ñ o r Ministro: L a derrota q u e en la gloriosa acción de la E n c a ñ a d a de Dolores sufrió el 19 del mes p r ó x i m o pasado el ejército perú-boliviano, p r o d u j o en sus filas una deserción c o m U n a pequeña parte de la división, c o m p u e s t a d e 270 pleta, pues h i z o su retirada en desorden i las tropas se Zapadores i una c o m p a ñ í a de Granaderos a caballo, se dispersaban en distintas direcciones. A nuestro m i s m o c a m p a m e n t o llegaban dia a dia m u c h o s soldados i aun i adelantó para hacer un r e c o n o c i m i e n t o , saliendo del c a m oficiales, que espontáneamente venían a presentarse p r i - p a m e n t o el dia 24, i la siguió al otro día el resto de ella, sioneros; i p o r todos ellos adquiríamos la confirmación de poniéndose en m a r c h a directa desde D i b u j o a Tarapacá el dia 26, a las 3 P. M. esta desordenada retirada, i nos anadian q u e se les daba cita a la ciudad de Tarapacá, distante unas 45 a 50 millas, L a premura del t i e m p o i la circunstancia de q u e atentalvez c o n el o b j e t o de reconstituirse allí bajo las órdenes ciones del servicio m e obligan a estar en c o n s t a n t e m o v i del Jeneral en Jefe d o n J u a n Buendia, que se habia diri- m i e n t o , m e han c o l o c a d o en la precisión de remitir orijij i d o a ese p u n t o ; pero que la m a y o r parte d e los soldados nales a V. S. los partes del j e f e d e la división i de los n o acudirían, pues se repartían p o r toda la c o m a r c a sin c o m a n d a n t e s de c u e r p o que en ella t o m a r o n parte, a fin r u m b o fijo ni propósito determinado. d e calmar la j u s t a ansiedad del S u p r e m o G o b i e r n o por c o n o c e r los detalles de esta m e m o r a b l e j o r n a d a , q u e una El r e c o n o c i m i e n t o q u e en los diás subsiguientes se h i z o del c a m p o , venia también a confirmar estas noticias, p o r - vez mas h a v e n i d o a p o n e r en relieve el ^esforzado valor que en todas partes se encontraban inequívocas muestras del soldado chileno, i la d e n o d a d a c o m p o r t a c i o n d e sus del espanto q u e se habia i n t r o d u c i d o en las filas enemigas estimables jefes i oficiales, q u e c o n heroica tenacidad han i de su completa desorganización al abandonar el c a m p o . c o m p a r t i d o c o n él los rigores de u n ardoroso c o m b a t e Mi primer pensamiento fué enviar a la ciudad de Tara- que se p r o l o n g ó durante 8 horas consecutivas. p a c á i demás puntos en que se trataran de reunir los El resultado h a sido desastroso para el e n e m i g o , que aliados, una regular división de caballería, apoyada por h a sufrido inmensas pérdidas i que se retiró precipitadainfantería, que pusiera en fuga a esas fuerzas dispersas, m e n t e del c a m p o d e batalla, que nuestras fuerzas se vieimposibilitándoles su reconstitución. Sin e m b a r g o , n o era ron en la absoluta precisión d e abandonar p o r habérseles conveniente p o r el m o m e n t o diseminar nuestras fuerzas, agotado sus m u n i c i o n e s , e n c o n t r á n d o s e s u m a m e n t e canpues podía hacerse necesaria en el acto la m a y o r r e c o n - sadas después d e una penosa m a r c h a i tan recio combate. centración posible de ellas para dirijirnos sobre I q u i q u e , A d e m á s , la n o c h e se acercaba i ellos ignoraban si el eneq u e habia q u e d a d o casi c o m p l e t a m e n t e desguarnecido m i g o recibiría aun m a y o r refuerzo, q u e los sorprendería



GUERRA

DEL

PACÍFICO.

B A T A L L A DE TARAPACÁ 2 7 DE NOVIEMBRE DE 1 8 7 9 .

ESCALA APKOXIMATIVA DE 2 KILOMS.

CHILENOS Infantería Caballería ¿2

Artillería de campaña A r t i l l e r í a de m a r i n a PERUANOS _h t_

Las posiciones indicadas se refieren al primer ataque.

Pajina 186


CAPITULO

desarmados, o si alcanzaría a venir en su ausilio alguna división nuestra. Los cuerpos q u e t o m a r o n parte en esta reñida a c c i ó n han tenido q u e lamentar sensibles pérdidas en el personal de sus oficiales i tropa, p r i n c i p a l m e n t e el rejimiento 2. ° de línea, que por la posición q u e o c u p a b a sostuvo lo mas recio del ataque, i h a visto desaparecer sus d o s jefes i m u c h o s otros oficiales. El primer c o m a n d a n t e de este r e j i m i e n t o , teniente coronel d o n Eleuterio R a m í r e z , s u c u m b i ó en el c a m p o d e batalla, que en tantas ocasiones habia salvado c o n gloria para su carrera militar, i c o n q u i s t á d o s e el alto puesto q u e ocupaba, r o d e a d o del aprecio i estimación de sus superiores, c o m p a ñ e r o s i subalternos, q u e hoi tributan m e r e c i d o h o menaje a sus preclaras virtudes. El s e g u n d o j e f e del c u e r p o , teniente c o r o n e l d o n B a r tolomé Vivar, fué g r a v e m e n t e h e r i d o i falleció tres días después en el c a m p a m e n t o , legando a sus c o m p a ñ e r o s de armas u n h o n r o s o e j e m p l o q u e ellos sabrán recordar h a ciéndose d i g n o s d e él. Cayó también en el c a m p o el s e g u n d o c o m a n d a n t e del batallón Cliacabuco, sárjente m a y o r d o n P o l i d o r o V a l d i vieso, q u e c o n su c o n t r a c c i ó n habia l o g r a d o granjearse la confianza de sus jefes i del c u e r p o a que pertenecía, i q u e ha sostenido c o n h o n r a el puesto a que lo habían h e c h o acreedor su r e c o n o c i d o valor i c o m p e t e n c i a . I en la muerte de los nobles jóvenes que con espontánea abnegación han ofrecido su vida en aras de la patria, tiene ella justos motivos de enorgullecerse al contemplar su desprendido i puro patriotismo por sostener la honra de la nación, i por cuyo honor han rendido su vida. D i g n a de especial recomendación es así m i s m o la c o n ducta del jefe ele la división, coronel Arteaga, que en medio de las vicisitudes de que se vio rodeado, mantuvo su tranquilidad, la cual le permitió tomar tan atinadas disposiciones, que gracias a ellas pudo nuestra división salvar del temible conflicto en que se encontró. Poderosamente secundado fué aquel jefe en esta delicada i difícil situación por el señor secretario don José F r a n c i s co Vergara, que una vez mas ha espuesto su vida a los fuegos enemigos con inminente riesgo. Sus conocimientos especiales, la prudencia i acierto que ha desplegado en t o dos los encuentros a que espontáneamente ha ocurrido, contribuyeron en m u c h o a las acertadas medidas cuya realización procuraba personalmente. Cabe también honrosa e importante participación en este hecho de armas a los dignos comandantes de los cuerpos que en él entraron, tenientes coroneles don José R a m ó n Vidanrre, don D o m i n g o de Toro Herrera i don R i c a r d o Santa Cruz. E l l o s han dado un noble ejemplo a los cuerpos que comandan i que han sido testigos de su serenidad i de la enerjía que con decidido empeño emplearon durante el combate para salvar las dificultades de todo jénero con que tuvieron que luchar. La confianza que hasta aquí he mantenido en el valor a toda prueba del soldado chileno cuando combate por el honor i defensa ele su querida patria, ha venido a afianzarse mas i mas con esta nueva acción, que ha revelado las brillantes i sólidas cualidades de que está revestido i que serán la salvaguardia del pais en las difíciles circunstancias porque atraviesa. Réstame solo, señor Ministro, antes de concluir, recomendar mui especialmente a la consideración del Supremo Gobierno a los dignos oficiales que, llenando c u m p l i d a m e n te sus deberes, han tenido la desgracia de caer heridos, i en . jeneral a todos los que se encontraron en este hecho de armas, i que por su bizarro comportamiento se han hecho acreedores a una espresa recomendación, i de que dan testimonio los partes particulares que adjunto al presente. Dios guarde a V . S. ERASMO ESCALA. Al señor Ministro de la Guerra.

187

TERCERO.

DIVISIÓN D E OPERACIONES SOBRE TARAPACÁ.

Campamento

de Santa

Catalina,

Noviembre

29 de

1879.

S e ñ o r Jeneral en Jefe: E n c u m p l i m i e n t o a las órdenes de V . S., el martes 25 del corriente salí d e l c a m p a m e n t o d e Santa Catalina, d i r i j i é n d o m e al p u e b l o d e Tarapaeá, c o n una división d e 2,000 h o m b r e s , c o m p u e s t a del rejimiento 2. ° d e línea, una brigada de Artillería de Marina, el batallón C h a c a b u c o i dos secciones d e artillería de montaña. Nuestra primera j o r n a d a se h i z o hasta D i b u j o , p u n t o d o n d e debía incorporárseme u n a p e q u e ñ a fuerza que, a las órdenes del teniente c o r o n e l de guardias nacionales d o n J o s é F r a n cisco Vergara, se habia destinado a practicar u n r e c o n o c i m i e n t o p o r aquel lugar; p e r o h a b i e n d o y a partido a su destino, solo se reunió c o n la de m i m a n d o c o m o a tres leguas de distancia de Tarapaeá, d o n d e se mantenía en observación. D e acuerdo c o n el j e f e q u e m a n d a b a aquella división, o r g a n i c é tres secciones d e toda la fuerza para operar c o n j u n t a m e n t e p o r tres p u n t o s distintos. L a primera sección, que llamaremos d e la derecha, f o r m a d ¿ p o r el rejimiento 2. ° d e línea, dos piezas de b r o n c e d e nTontaña de la Artillería d e Marina i 25 h o m b r e s de caballería, i puesta a las órdenes del teniente coronel d o n Eleuterio Ramírez, debía apoderarse d e u n lugar llamado Huaraciña, d o n d e se encuentra agua en abundancia, i d i rijirse al p u e b l o d e Tarapaeá, batiendo a los enemigos que se habían visto en la víspera o c u p a n d o el f o n d o de la quebrada. E l p u n t o por d o n d e debía principiar sus operaciones esta fuerza, dista c o m o k i l ó m e t r o i m e d i o del m e n c i o n a d o pueblo. L a s e g u n d a sección, a las inmediatas órdenes del q u e suscribe, c o m p u e s t a d e la brigada de Artillería de Marina, del batallón de guardias nacionales m o v i l i z a d o C h a c a b u c o i dos piezas K r u p p de montaña, debia atacar de frente al e n e m i g o p o r las alturas qtie d o m i n a n la p o blación. L a tercera, bajo el m a n d o del teniente coronel d o n R i c a r d o Santa Cruz, se f o r m ó c o n 260 h o m b r e s ele Z a p a dores, una c o m p a ñ í a del 2. ° de línea, d o s secciones de artillería K r u p p de m o n t a ñ a i 116 h o m b r e s de G r a n a d e ros a caballo, i tenia que situarse cerca d e l paso d e Q u i llaguasa para cortar la retirada a los enemigos por el c a m i n o de A r i c a i batir la quebrada desde las alturas, p r o c u r a n d o antes hacer beber a la tropa i a los caballos en ese p u n t o , desde d o n d e el agua quedaba de fácil a c c e so s e g ú n los prácticos. Dispuestas así las operaciones, a las 3.30 A . M. del dia 27, se puso en m o v i m i e n t o la sección de que v e n g o h a b l a n d o , i p o c o después de las 4 A . M. las otras dos. L a m a r c h a fué lenta i penosa, tanto por lo m u i fatigadas q u e estaban las tropas c o n la j o r n a d a de la víspera i la escasez de agua, c o m o por lo pesado, pendiente i p e d r e g o s o del camino. L a c o l u m n a del c o m a n d a n t e Santa Cruz, a causa de una de esas nieblas frecuentes en esas c o m a r cas i c o n o c i d a s c o n el n o m b r e d e camanchacas, se estravió del sendero que debia llevar i perdió mas de 2 horas v a g a n d o por la pampa, apesar d e tener c o m o guias d o s h o m b r e s m u i c o n o c e d o r e s d e la localidad, resultando de esto, q u e al aclarar, esta división habia avanzado m u i p o c o , e n c o n t r á n d o s e m u i inmediata a la sección d e l c o m a n d a n t e R a m í r e z , c o n la cual h u b o d e marchar casi unida. A las 10 A . M . nos hallamos con la primera división en la parte posterior de la quebrada de Tarapaeá, un poco al Norte de Huaraciña, habiendo marchado el comandante Santa Cruz a ocupar la posición que se le habia indicado. P o c o s m o m e n t o s después, el 2. ° de línea descendía al v a lle para ocupar la posición que se le habia designado, desde donde sus fuegos pudieran ofender al enemigo que se e n contraba en el pneblo de Tarapaeá. E n estas circunstancias


188

GUERRA

DEL

se oyeron detonaciones de artillería i luego nn fuego vivo de fusilería, indicando que la sección Santa Cruz se e m p e llaba en el combate. Efectivamente, al pasar por las alturas que ocultan el pueblo a la vista, fué asaltado por n u m e r o sas fuerzas enemigas que procedían de los barrancos i sinuosidades del terreno. El ataque fué tan brusco e inesperado, que la artillería apenas tuvo tiempo para armar sus piezas i a los pocos disparos se vio de tal m o d o c o m p r o metida que, apesar de mas de media hora de esfuerzos d e sesperados hechos para conservarla, hubo de inutilizársele, ocultando algunas de sus partes i abandonarla así al enem i g o que acudía con mas i mas tropas a atacarla. E s t e funesto acontecimiento cambió m u c h o la faz d é l a s cosas, i nos privó de los medios necesarios para equilibrar la desproporción numérica en que nos encontrábamos r e s pecto del enemigo. A s í es que una hora mas tarde, cuando entró en combate una parte sola de la sección del centro, que venia atrazada en su marcha por el escesivo cansancio de la tropa, debido a lo violento de la jornada, al enorme peso que conduela ésta i a los desfallecimientos de la sed, ya la infantería de Santa Cruz habia sido destrozada a p e sar de los prodijiosos actos de tenacidad i de coraje con que se sostuvo, habiéndose en este t i e m p o aumentado el n ú m e ro de los enemigos. Sin embargo, los intrépidos comandantes clon J. R , V i daurre i don D o m i n g o de Toro Herrera, animando sus tropas, entraron al combate i por larga distancia fueron rechazando a los adversarios. E l fuego era mortífero en estremo, i por mas de una ocasión hubo que cargar a la bayoneta. Pero, apesar de tanto denuedo, no fué posible decidir el triunfo por lo fatigada que se hallaba la tropa, la cual caia rendida por el cansancio i la sed. L a sección primera habia también empeñado la lucha contra fuerzas muí superiores, situadas en las faldas de los encumbrados cerros que se levantan a la izquierda de la quebrada de Tarapacá; i aunque con el fuego de una sola de sus compañías consiguió en poco tiempo desorganizar aquéllas, no continuó sus ventajas por atacar el pueblo. A la 1 P. M . nuestra situación era muí crítica porque ya las municiones se hallaban casi agotadas i los refuerzos al enemigo aumentaban considerablemente por m o m e n t o s . Haciendo un esfuerzo supremo, reuniendo los dispersos i rezagados, se formó una nueva línea de batalla i se avanzó con ella al m i s m o tiempo que se daba una impetuosa carga con la compañía de Granaderos que mandaba el capitán don R o d o l f o ViHagran, cuya carga dirijió el sarjento m a yor don J o n e W o o d , que m e servia de ayudante. Con este nuevo empuje se produjo la dispersión del enemigo, i a las 3 P. M. contábamos con una nueva victoria para nuestras armas, porque solo contestaban a nuestros fuegos los de a l gunos enemigos en retirada. E n tal situación, se dispuso que la tropa i caballada bajaran al agua, a fin de que se refrescaran i pudiera emprenderse Ta persecución del e n e m i g o , q u e d a n d o en la p a m p a los que mantenían el fuego contra los dispersos d e aquél. P o c o después de llevarse a efecto esta m e d i d a , se m e anunció que el e n e m i g o se presentaba n u e v a m e n t e c o n considerables refuerzos, h a c i é n d o s e preciso renovar la lucha. Con gran trabajo p u d o reunirse de 300 a 400 h o m b r e s , que hicieron frente al e n e m i g o , m a n t e n i é n d o l o a respetable distancia, con u n nutrido fuego. Por fin, d e s pués de mas de 7 horas de c o m b a t e i n o teniendo reserva d e que disponer, decidí retirarme, lo q u e se efectuó c o n toda calma i orden, sosteniéndose el fuego hasta el último momento. A las 6 P. IT. cesó del t o d o el c o m b a t e , deteniéndose el e n e m i g o en su avance. L a retirada, c o m o era natural, fué fatigosa para la tropa, i m u í especialmente para los heridos; pero se efectuó en o r d e n i se facilitó a éstos todas las c o m o d i d a d e s que fué posible. Nuestras pérdidas h a n sido considerables, c o m o es n a tural tratándose de un c o m b a t e q u e h a d u r a d o c o m o 8 h o r a s contra triples fuerzas, puesto que el ejército peruano

PACIFICO.

q u e se habia r e u n i d o en Tarapacá constaba de m a s de~ 6,000 h o m b r e s , d e los q u e 3,000 se hallaban estacionados en el p u e b l o d e este n o m b r e i 4,000 en Pachica, lugar c ue dista 3 leguas mas arriba, d e d o n d e llegaron fuerzasc e refresco al c a m p o de batalla. L a división d e m i m a n d o solo constaba de 2,300 h o m b r e s . N o e n c o n t r á n d o s e bastante seguro el e n e m i g o , aband o n ó también el c a m p o , i según los últimos informes recibidos, e m p r e n d i ó su retirada h a c i a T a c n a en el m i s m o día del c o m b a t e . N o c o n o z c o aun las bajas q u e h e m o s e s p e r i m e n t a d o ; pero por m u i considerables q u e ellas sean, creo que siempre esta acción será considerada c o m o u n lustre para nuestro ejército. N i n g ú n s o l d a d o a b a n d o n ó su arma ni d e j ó d e disparar mientras t u v o a su alcance al e n e m i g o , q u e h a sufrido pérdidas m u í considerables. E n t r e las pérdidas mas dolorosas d e b o contar la del c o m a n d a n t e del 2. ° de línea, d o n Eleuterio R a m í r e z , c u y o paradero aun se ignora; la del s e g u n d o c o m a n d a n t e , d o n B a r t o l o m é Vivar, m u e r t o durante la primera parte d e la j o r n a d a ; la del sarjento m a y o r del batallón C h a c a b u c o , d o n P o l i d o r o Valdivieso, i la de m u c h o s valientes i distinguidos oficiales que h a n r e n d i d o su v i d a en la flor d e la edad sosteniendo la gloriosa enseña de nuestra patria. C u a n d o tenga a la m a n o los partes d e los c o m a n d a n t e s de cuerpos, c o m u n i c a r é a V. S. los n o m b r e s de todos estos n o b l e s hijos d e Chile, así c o m o también los d e aquéllos que mas se h a n distinguido en esta desigual contienda. R e c o m i e n d o a la consideración de V . S., m u i especialm e n t e , al teniente coronel de guardias nacionales, d o n J o s é Francisco Vergara; al sarjento m a y o r , d o n Jorje W o o d , i al capitán del rejimiento 2. ° de línea, d o n Pablo N e m o r o s o Ramírez, p o r los m u i importantes servicios que prestaron en este dia. D e b o , en conclusión, dar cuenta a V . S. de q u e h e m o s t o m a d o 8 oficiales prisioneros, de teniente c o r o n e l abajo, i u n o s cuantos individuos de tropa, c u y o n ú m e r o aun ignoro por haberlos d e j a d o en el c a m p a m e n t o de D i b u j o . D i o s g u a r d e a V . S.

Luís

ARTEAGA.

Al señor Jeneral en Jefe del ejército del Norte.

JEFE

DE LA

Campamento

DIVISIÓN

de Santa

DE

OPERACIONES SOBRE

Catalina,

Diciembre

TARAPACÁ.

4 de

1879.

Señor Jeneral en Jefe: A l parte que tuve el h o n o r d e pasar a V. S. c o n fecha 29 del mes p r ó x i m o pasado, d e b o agregar ahora lo que ha llegado a mi noticia c o n posterioridad al 27, fecha del c o m b a t e de Tarapacá. a c o m p a ñ a n d o los partes de los jefes de cuerpo en los que se esplica detalladamente la parte que c u p o a cada u n o de ellos en el referido h e c h o de armas. A las 8 P. M., del m i s m o dia 27, el e n e m i g o n o creyénj dose seguro, se retiró a toda prisa hacia el N o r t e , abandon a n d o sus heridos, sus muertos, ambulancias, etc., de todo lo cual se t o m ó posesión al dia siguiente. S e g ú n cálculos, el e n e m i g o perdió en esa j o r n a d a 800 h o m b r e s muertos, 178 heridos q u e so encontraron en la ambulancia i casas del p u e b l o , sin tomar en cuenta los que se haya llevado c o n s i g o , c a l c u l a d o en 300. D e jefes i oficiales muertos o heridos del e n e m i g o , se h a c e subir el n ú m e r o a 66. Se han t o m a d o algunos prisioneros, jefes, oficiales i tro| pa, c u y o n ú m e r o n o m e es posible precisar, p o r q u e a medida que se tomaban, eran enviados al c a m p a m e n t o de D o l o r e s o de Pisagua. Por nuestra parte h e m o s sufrido también pérdidas de consideración, pero inferiores a las del e n e m i g o , i son las siguientes: 3 jefes i 18 oficiales muertos, i 21 oficiales heridos. I n d i v i d u o s de tropa h e m o s tenido, muertos, 525; herid o s , 191, i 16 desaparecidos.


CAPITULO TERCERO.

Estas cifras n o son rigorosamente exactas, p o r q u e casi dia por dia se presentan algunos individuos de tropa a quienes se creia muertos o prisioneros del e n e m i g o . Hé aquí ahora u n a relación de las bajas de cada c u e r p o , c o n designación n o m i n a l d e jefes i oficiales: REJIMIENTO NÜM. 2

DE ARTILLERÍA.

Oficiales.—Teniente, d o n F i l o m e n o Besoain, h e r i d o . Tropa.—Muertos, 4, i heridos, 7. A d e m á s 16, c u y o paradero se ignora. REJIMIENTO D E ARTILLERÍA D E MARINA.

Oficiales.—Capitanes: d o n Carlos Silva R e n a r d i d o n J u a n F é l i x U r c u l l u , heridos. Subteniente, d o n Benjamin G ó m e z , herido. Tropa.—Muertos, 68, i heridos, 35. R E J I M I E N T O 2. °

DE LÍNEA.

189

te en el pueblo de Tarapacá, en la parte que cupo al rejirniento de m i accidental mando, combate que tuvo lngar entre una división de las tres armas de nuestro ejército i otra de las fuerzas aliadas de mas de 6,000 hombres. L a división al m a n d o de V . S., partió de Negreiros el 2 6 a las 3 P . M., i el 27 a las 8 A . M . se hallaba al frente de Tarapacá i a seis cuadras de distancia. E n dicho punto, i por disposición de V . S., se segregó del grueso de la tropa la 1. * compañía del l . b a t a l í o u del Tejimiento 2. ° de línea i 10 hombres de caballería al mando de un oficial, para flanquear al enemigo por el costado Sur del cajón en que se halla sentado el pueblo de Tarapacá. E s t a fuerza iba bajo las órdenes del que suscribe. Después de descender al bajo, se procedió a hostilizar al euemigo, tomándole varios prisioneros, entre ellos un t e niente peruano. A las 10 A . M . , poco mas o m é u o s , i después de recorrer mas de ocho cuadras de terreno enemigo recibiendo los fuegos de éste, se reunió a la fuerza de mi mando la 2. compañía del 2. ° batallón del Tejimiento, siguiendo con toda esta peqneña tropa en protección del grueso de la división que habia tomado la plaza i qne, rodeada de fuerzas infinitivamente superiores del enemigo, se batia desesperadamente. or

a

Jefes i oficiales muertos.—Tenientes coroneles: c o m a n dante del rejirniento, d o n Eleuterio R a m í r e z i s e g u n d o jefe, d o n B a r t o l o m é Vivar. Capitanes ayudantes: d o n D i e g o Garfias Fierro, d o n I g n a c i o Silva i d o n J o s é A n t o n i o Garreton. Teniente, d o n Jorje C o t t o n W i l l i a m s . Subtenientes: d o n Telésforo Guajardo. d o n Belisario López, d o n C l o d o m i r o Bascuñan, d o n Telésforo Barahona, don José Tobías Morales i d o n F r a n c i s c o 2. ° Moreno. Oficiales heridos.—Capitanes: d o n Bernardo N e c o c h e a , don E m i l i o Larrain i d o n A b e l Garreton. Subtenientes: d o n V í c t o r Lira Errázuriz, d o n P e d r o Párraga, d o n M a n u e l Larrain, d o n R i c a r d o Bascuñan don E n r i q u e Tagle Castro, d o n E m i l i o Herrera, d o n M a nuel Luis O l m e d o i d o n D o m i n g o Jofré. Tropa.—Muertos, 334, i heridos, 69. BRIGADA DE

ZAPADORES.

Oficiales muertos.—Subtenientes: don Amadeo Mendoza, d o n F r o i l a n Guerrero, d o n F r a n c i s c o Alvarez, d o n R i cardo J o r d á n i d o n F r a n c i s c o Silva N. Oficiales heridos.—Capitanes: d o n Belisario Zañartu i don A l e j a n d r o Baquedano. Tropa.—Muertos, 74, i heridos, 26. BATALLÓN

CHACABÜCO.

Oficiales muertos.—Sarjento m a y o r en c o m i s i ó n , d o n Polidoro Valdivieso. A y u d a n t e m a y o r , d o n J o s é Martin Frias. Tenientes: d o n Pedro Urriola i d o n Jorje Cuevas. Oficiales heridos.—Capitán, d o n Carlos C a m p o . Teniente, d o n F r a n c i s c o J. Lira, Subtenientes: d o n R a m ó n Sota i d o n P e d r o Fierro L a torre. Tropa.—Muertos, 42, i heridos, 49. GRANADEROS A CABALLO.

Tropa.—Muertos, 3, i heridos, 5. E n los partes de ios jefes d e c u e r p o encontrará V . S. designados los oficiales q u e mas se h a n distinguido en tan ruda j o r n a d a , c a b i é n d o m e la satisfacción d e manifestar a V. S. que todos han c u m p l i d o c o n su deber, i de recomendar especialmente a los tenientes coroneles d o n Ramón Vidaurre, d o n D o m i n g o de T o r o Herrera i d o n Ricardo Santa Cruz. Dios guarde a V . S.

Luis

Al sefior Jencral en Jefe del ejército.

REJIMIENTO

2. °

Santa Catalina,

ARTEAGA.

DE LÍNEA.

Diciembre

1. °

de

1879.

En posesión de todos los datos necesarios, paso a dar cuenta a V . S. del resultado del combate del 27 del presen-

Notando el que suscribe que el enemigo, desplegando en guerrilla una fuerza respetable, trataba de cortar Ja c o m u nicación de los nuestros; aislada la infantería, que se e n contraba en el bajo, de la artellería i caballería, situadas en las alturas del Oeste, dispuse qne mi tropa trepara el escarpado cerro de ese lado para desalojar al enemigo i r e s tablecer la comunicación en las fuerzas de nuestra división, lo que se consiguió desplegando en guerrilla las dichas dos compañías del 2. ° de línea i algunos soldados de la 2. del 1 . ° i de la 1 . ^ del 2. ° , que se les habían reunido en el trayecto, haciendo por este medio retroceder a las t r o par aliadas en una estension de mas de doce cuadras, haciendo los nuestros fuego en avance i cargando a la b a y o neta en tres ocasiones, obteniendo de este m o d o desalojarlos, de tres trincheras i obligando al enemigo a replegarse a la última de qne disponía en el alto, de donde, apesar del a r rojo i anhelo de nuestros soldados i de haber hecho todos los esfuerzos humanamente posibles, no se les pudo d e s alojar por estar nuestros soldados exhaustos de municiones, no tener un solo soldado de refresco para relevar, i por ú l timo, haber recibido el euemigo de 2 a 3,000 hombres de refuerzo. E n esta desesperada situación, esta pequeña porción de nnestras tropas recibió orden de batirse en retirada, i lo hizo en tan buen orden, que, debido a ello, pudo la fuerza, que m o m e n t o s antes se hallaba encerrada en el bajo, tomar la altura i replegarse a la artillería i caballería, que a su vez i prctejida por la fuerza de mi mando, pudieron reunirse en el mejor orden. rt

C o m o el e n e m i g o notara la escasez de municiones d e nuestros soldados, la consiguiente fatiga a un c o m b a t e d e mas d e 8 horas, sin agua, i el n o contar por nuestra parte c o n p r o t e c c i ó n o refuerzo de n i n g u n a especie, pretendió, usando sus tropas de refresco, reconquistar el c a m p o i posiciones perdidas, e intentando cortar la retirada al resto de nuestra división; pero observado esto por el q u e suscribe, dispuse se formara una n u e v a guerrilla de los soldados q u e se retiraban por falta ele cartuchos, p r o v e y e n d o a algunos de ellos d e varios cajones de m u n i c i o n e s que en su primera retirada dejó el enemigo i que fueron e n c o n t r a d o s a última hora. Esta guerrilla, acompañada a la vez d e dos piezas de artillería, sostuvo el fuego hasta las 6 P. M., hora en que y a todas nuestras tropas h a bían t o m a d o la altura i estaban a salvo del fuego de losaliados. Paso ahora a hacer relación a V . S. del papel d e s e m p e ñ a d o p o r las otras 6 compañías del rejirniento en este m e m o r a b l e i sangriento combate. L a 4. del 1. ° m a r c h ó unida a Zapadores, a las órdenes del teniente coronel d o n R i c a r d o Santa Cruz, i las otras 5, al m a n d o del c o m a n dante d o n Eleuterio Ramírez i teniente coronel d o n B a r tí


190

GUERRA

DEL

t o l o m é Vivar, se dirijieron por orden de V . S. a tomar la plaza, lo que se consiguió después de una tenaz resistencia por parte del e n e m i g o ; mas c o m o éste, en posesión de los cerros, hacia sobre nuestras tropas un fuego v i v í s i m o i mortífero, el 2. ° recibió orden d e atacar a los aliados en sus mismas trincheras, trepando al efecto el cerro R e d o n d o , mas p r ó x i m o a la plaza, h a c i e n d o fuego en a v a n c e i calando bayoneta. T o m a d o y a el cerro i batiéndose c o n otras fuerzas enemigas atrincheradas en la planicie de los cerros de mas arriba del lado del Este, i n o teniendo la fuerza del 2. ° a p o y o por el bajo, por hallarse la demás tropa de la división atacando otros puntos, el e n e m i g o , penetrado de ello i c o n t a n d o c o n batallones de refresco, r o d e ó el cerro en que se hallaba el 2. ° , h a c i é n d o l e en esta posición fuego p o r todos lados. E n este desigual ataque perecieron j e f e s i varios oficiales de los nuestros, v i é n d o s e los sobrevivientes en la terrible situación de buscar la retirada por en m e d i o de las filas enemigas, forzando éstas i abriéndose paso a espada i bayoneta. C o n pena participo a V . S. que el Tejimiento 2. ° h a tenido el p r o f u n d o sentimiento de perder en el c o m b a t e d e que h e h e c h o m e n c i ó n a su querido i distinguido prim e r j e f e , c o m a n d a n t e d o n Eleuterio Ramirez, i al n o m e n o s apreciable teniente coronel d o n B a r t o l o m é Vivar, c u y o s jefes, siempre al frente d e su tropa i a n i m á n d o l a •con la v o z i c o n el ejemplo, pelearon c o n un valor i h e r o í s m o d i g n o s de los mayores elojios. A s í m i s m o todos los sobrevivientes de este rejimiento l a m e n t a m o s en alto g r a d o la muerte de los d i g n o s i v a lientes oficiales c u y o s n o m b r e s encontrará V . S. en la n ó m i n a que tengo el h o n o r de adjuntarle por separado. Entre los oficiales muertos en el combate del 27, aparece el subteniente don Telésforo Barahona,encargado del estandarte del rejimiento, cuyo oficial merece una especial mención, pues con valor i entereza supo conservar esa preciosa i valiosa insignia, defendiéndola con su espada i basta con su cuerpo del enemigo que pretendía arrebatársela, cayendo i muriendo, por último, abrazado del valioso tesoro que le confiara el rejimiento i la nación para su defensa. Igualmente merece distinción especial la escolta del estandarte, compuesta de los valientes veteranos, todos premiados, que a continuación s e - e s p r e s a n : sarjentos 2," Francisco Araveua, Timoteo M u ñ o z , Justo Urrutia i J o s é M. Castañeda; cabos primeros, José D . Pérez, R u p e r to Ecbánrren i Bernardino Gutiérrez, i soldado Juan Carvajal. Estos individuos, peleando c o m o iconos en defensa \ de su querido depósito, perecieron todos en sus puestos. s

L a parte del rejimiento lioi existente se enorgullece, señor coronel, del proceder tan noble i elevado de la escolta a quien confió su gloriosa insignia, i cábeme a mí la honra i la satisfacción de espresarlo así a V . S. En cuanto a los que tuvierou la suerte de salvar de este terrible i sangriento combate, m e es mni grato espresar a V . S. que todos ellos, oficiales i tropa, se han comportado tan diguamente c o m o cabe a todo buen chileno amante de su q u e rida patria, pues el valor, arrojo i entereza desplegados en la pelea, no pueden sino merecer el mas grande i j u s t o encomio de mi parte, c o m o creo lo merecerán de V . S., que siempre ha sabido distinguir el valor i el heroísmo. A s í m i s m o merece una mención de honor, i me c o m p l a z c o en hacerlo, el cirujano 1 . ° del rejimiento, don Juan K i d , el que, despreciando las balas del enemigo i con un interés i asiduidad reconocidos, atendía en el m i s m o c a m po de batalla a los oficiales i soldados heridos, habiendo caido a su lado mas de un soldado de los que le ayudaban en esta noble i jenerosa tarea. T a n t o la nómina de los jefes i oficiales del rejimiento que asistieron al combate del 2 7 , c o m o la de los muertos i heridos, podrá consultarlas V . S. en los documentos a d juntos. Las bajas de tropas en el rejimiento en c o m b a t e d e q u e h e h e c h o m e n c i ó n , ascienden a 407 individuos, d e s c o m -

PACIFICO.

5uesta

esta cifra c o m o

sigue: 338 muertos i 69 heridos,

i a b i e n d o m a r c h a d o al c o m b a t e 900 h o m b r e s . N o concluiré, señor coronel, sin manifestar a V . S. q u e si por su parte nuestra tropa h a observado toda clase d e consideraciones c o n los heridos enemigos, éstos, c o n u n a crueldad que raya en lo criminal i bárbaro, asesinaban c o b a r d e m e n t e c u a n t o j e f e , oficiales i soldados nuestros encontraban heridos a su paso, u l t i m á n d o l o s del m o d o mas atroz a golpes de fusil o a estocadas c o n sus y a t a g a nes. Estos actos, propio solo d e paises bárbaros i sin rasg o s de civilización, han v e n i d o a probar u n a vez mas q u e el Perú i Bolivia h a c e n una guerra d e esterminio, o l v i d a n d o los actos humanitarios del s o l d a d o c h i l e n o i d e t o d o Chile c o n los heridos i prisioneros d e los aliados, c o n los cuales ha sido siempre c u m p l i d o , c l e m e n t e i hasta en esceso condescendiente. T o d o lo cual tengo el h o n o r de participar a V . S. para los fines consiguientes, o m i t i e n d o detallar otros i n c i d e n tes, t o m a n d o en cuenta q u e V. S., c o m o c o m a n d a n t e en j e f e de la citada división i h a b i e n d o t o m a d o parte d i recta durante t o d o el c o m b a t e c o n su serenidad i valor a c o s t u m b r a d o , h a p o d i d o penetrarse d e ello personalm e n t e , por lo q u e V . S. m i s m o es c o n o c e d o r t a m b i é n d e la e x a c t i t u d del anterior parte. Escrito lo anterior, h a llegado a m i c o n o c i m i e n t o la fausta noticia, obtenida de un oficial d e Cazadores a c a b a llo v e n i d o del teatro m i s m o del c o m b a t e , d e que el teniente coronel d o n B a r t o l o m é V i v a r n o ha m u e r t o ; p e r o que, g r a v e m e n t e herido, h a p o d i d o librar d e caer en p o d e r del e n e m i g o . A g r e g a el d i c h o oficial, de que el m e n c i o n a d o j e f e llegará p r o n t o a ésta traído por la a m b u l a n c i a Valparaíso. D i o s guarde a V . S. O.

L I B O R I O E C H A N ES.

A señor coronel comandante, Jefe de la división, don Luis Arteaga.

REJIMIENTO D E ARTILLERÍA D E

Campamento

Santa

Catalina,

MARINA.

Diciembre

1. °

de

1879.

Señor comandante jeneral de infantería: E l 27 de Noviembre ú l t i m o , a las 5 A . M., recibí orden de V . S. para que la tropa se alistara i partiera del último punto donde acampamos, el que distaba nueve millas de Tarapacá. U n a milla antes de llegar a este último lugar, recibí orden de V . S. para apresurar la marcha, porque la primera división que estaba al mando del teniente coronel don Ricardo Santa Cruz, habia empeñado la acción con fuerzas mni superiores de parte del enemigo. Inmediatamente organicé el rejimiento, haciendo al m i s m o tiempo que se dispersara en guerrilla la compañía lijera del capitán don Carlos Silva Renard i avanzara al lugar del c o m b a t e . E n seguida dispuse que la sección de, artillería K r u p p de montaña que mandaba el teniente Besoain, se pusiera a las inmediatas órdenes de V . S., i la sección de cañones de bronce de montaña, sistema francés, se colocara en el lugar que V . S. le designó, a c a r g o del capitán don Gregorio Díaz. U n a vez hecha esta operación, llevé a los rezagados al lugar donde estaba el rejimiento. E l batallou Chacabuco, al mando de su comandante, teniente coronel clon D o m i n g o de Toro Herrera, pasó mas adelante en protección de la división Santa Cruz, quedando el rejimiento de m i mando a la derecha del Chacabuco, situado en batalla de Norte a Sur, i con él batimos al enemigo que nos atacaba en número considerable. Después de 4 horas de c o m b a t e , conseguimos rechazar a los contrarios, obligándolos' a replegarse a su campam e n t o , no sin haber dejado antes un gran número de muertos i heridos en el c a m p o . Queriendo los fujitivos ganar los pasos, m e dirijí a este lugar que V. S. puso bajo mi cuidado i que me ordenó no abandonara sin orden por escrito.


CAPITULO

A las 3 P . M . volvió a aparecer el enemigo, el que dio nn nuevo ataque por haberle llegado nn refuerzo c o m o de 3,000 h o m b r e s , al que hicimos un fuego nutrido de rifle sobre mampuesto con la tropa que cuidaba de los p o z o s , ocasionándole algunas bajas. A l mismo tiempo mandé al capitán A l a m o s atacara por el flanco a la cabeza de 150 hombres. D e b o consignar aquí también que el citado c a pitán t o m ó prisioneros al sarjeuto mayor don Tomas B a ilón, capitán don José S. M a y o , teniente don Belisario Gr. Norangan, subteniente don Manuel V e l e z i dos individuos de tropa, los que mandé a disposición de V. S. Así m i s m o me fueron entregados por los subtenientes del 2. ° de línea don A b r a h a m Valeuzuela Silva i don Carlos Arrieta, los prisioneros, comandante del 2 de Mayo, un subteniente del Zepita i un teniente del Iquique, los que envié a V . S. suficientemente custodiados a las órdenes del subteniente abanderado don Víctor A . Bianchi. A las 6 P. M. notamos que el fuego había cesado en las alturas i que el enemigo descendía por la quebrada del c e n tro i por ambas laderas del rio para encerrarnos; pero con 200 hombres del Tejimiento de mi mando i 150, p o c o mas 0 menos, que reuní de los distintos cuerpos, nos batimos en retirada. V i e n d o que la munición se iba agotando, subimos el cerro, i a distancia de dos millas, vimos todo nuestro ejército formado en batalla, al que nos unimos para seguir la marcha, cumpliendo así con lo dispuesto por V . S. de replegarnos a la división. Los partes que adjunto, darán a conocer a V . S. las razones por qué se dejaron abandonados i completamente destruidos 2 cañones de bronce de montaña, sistema francés, pertenecientes al Tejimiento de mi m a n d o , los cuales se ha mandado traer ya con el subteniente don Julio A . Medina del lugar en que se dejaron, i creo que hoi m i s m o estarán en este campamento. También acompaño el estado de la fuerza i las listas nominales de los muertos i heridos que ha tenido el Tejimiento. De los 398 individuos de tropa que entraron en c o m b a te, tuvo 103 bajas en la forma siguiente: G8 muertos i 35 heridos. Oficiales heridos: capitán, don Carlos Silva R e nard; subteniente, don Benjamín G ó m e z , herido levemente, 1 don Juan F é l i x U r c u l l o . Antes de terminar el presente parte, me hago un deber en recomendar a la alta consideración de V . S., que tanto el teniente coronel, sarjeuto mayor i oficiales del Tejimiento, hau cumplido con su deber. En especial, recomiendo a V . S. al segundo i tercer jefes, capitán ayudante, don Miguel M o s c o s o ; capitanes: don G a briel A l a m o s i don Carlos Silva R e n a r d ; teniente, dou Elias Y a ñ e s ; subteniente, don Manuel 2. Blanco i abanderado, don V í c t o r A. Bianchi. D e la m i s m a manera se condujo la tropa. Por lo que respecta al abanderado, me permito hacer presente a V . S que recibió en el asta de bandera algunos balazos, los cuales despedazaron ésta, por lo que se vio obligado a recibirla i mantenerla en sus brazos, i a mas perdía la mitad de su escolta. Habiendo sido cortado por un grueso número de fuerzas del enemigo, se vio obligado a permanecer algnn tiempo en el batallón Chacabuco, i c o m o aquel siguiera poniendo todo su empeño en quitar la bandera, cargando sus fuerzas a ese costado, la t o m ó el capitán ayudante don Miguel Moscoso, conservándola c o m o 15 minutos en su poder, entregándola nnevamente después de ese tiempo al abanderado. c

J.

R.

VlDAURRE.

Al señor Comandante Jeneral de infantería.

BRIGADA

DE

ZAPADORES.

Dibujo, Noviembre 29 de 1S79. Señor coronel: Tengo el honor de dar cuenta a V . S. de cnanto ha o c u r rido en la jornada sobre Tarapacá, el 27 del presente, con

TERCERO

191

la división de mi mando i particularmente la brigada de Zapadores. A las 3.30 A . M. emprendí la marcha desde el c a m p a mento de la pampa Tamarngal, llevando 260 Zapadores, 110 del 2. ° de línea, 115 Granaderos a caballo i 4 piezas de artillería. A pocas cuadras tuvimos que detenernos a causa de haber estraviado el camino, por la densa niebla que cubría el c a m p o . E l guia tuvo que regresar para orientarse nuevamente, i nuestra marcha se continuó a la 4.30 p r ó x i m a mente. Nuestro camino, que mas tarde pude cerciorarme, es el m i s m o que conduce a Huaraciña, nos hacia andar mas de una legua sobre la línea recta hacia Quillaguasa, lugar que debia ocupar. E n la necesidad de adelantar nuestra división para alcanzar a ocupar oportunamente esa situación, que nos proporcionaba agua abundante, hice marchas f o r zadas hasta las 8 A . M . L a tropa, que iba mui fatigosa i sedienta, se mantenía con gran dificultad en la formación necesaria. E n previsión de cualquiera demora, hice a d e l a n tar la caballería para tomar posesi.m de la aguada i que la siguiera una sección de artillería, en cnanto fuera posible. A la compañía del 2. ° i tropa de Zapadores se lesdio descanso frente a Tarapacá, ordenando antes que se alijeraran de los capotes i morrales. Apesar de esto, a las 9 no era posible adelantar, i los esfuerzos que hice por conseguirlo m e dejaron de 40 a 60 rezagados. E n tal situación i tratando de adelantar la otra s e c c i ó n de artillería q u e el mal estado de las muías n o permitía hacerlo, se nos presenta el e n e m i g o por la derecha i retaguardia. E n tan grave situación, m e vi forzado a aceptar el c o m b a t e bajo las peores condiciones. A l efecto, r e p l e g u é la tropa de vanguardia, que, dispersándola i n m e d i a tamente, apuró sus fuegos contra el enemigo, a c o r d o n á n d o l o en u n arco que unía por nuestra izquierda la sección | d e artillería i por la derecha apoyada la tropa rezagada ¡ q u e felizmente se alcanzó a protejer. Nuestra línea de | c o m b a t e o c u p ó de esta m a n e r a una estension de 600 m e i tros p r ó x i m a m e n t e . | El ataque se h i z o m u i reñido desde los primeros m o ¡ mentos, i c o n s e g u í a m o s rechazar al e n e m i g o , lo que n o s | permitió reconcentrar nuestras fuerzas en p r o p o r c i ó n del terreno que desalojaban. C o n todo, el e n e m i g o fué recib i e n d o refuerzos considerables: nuestra línea de infantería q u e constaba de 360 h o m b r e s , resistió durante media hora a 800 o 1,000 contrarios. U n fuerte e m p u j e que se nos dio por el ala izquierda, flanqueando la artillería, h i z o infructosa la defensa do dos piezas que, inutilizadas, h u b o que abandonar. En la d e fensa ele éstas h a n q u e d a d o fuera do c o m b a t e cerca ele 100 i n d i v i d u o s , inclusos 6 oficiales. N u e v o s refuerzos del e n e m i g o i sin a p o y o por la izquierrla, me obligaron a retirar esa ala, f o r m a n d o mi línea perpendicular a esa d i rección, situación q u e m a n t u v e por una hora mas. El eficaz a p o y o que recibimos do la Artillería de M a rina i batallón C h a c a b u c o , que elebian atacar por ese p u n t o , m e permitió retirar por c o m p l e t o la tropa que estaba a mis órdenes, i en c u a n t o fué posible los hice bajar al agua, de c u y a posición estábamos apoderados. F i n a l m e n t e , provisto de m u n i c i o n e s , p u d e utilizar mis fuerzas en el recio ataque que, a las órdenes do V . S., dio j por resultado el rechazo del e n e m i g o en toda su estension del c a m p o de batalla. E l n u e v o refuerzo d e 3,000 h o m b r e s o mas de refrescoque recibió el e n e m i g o , nos obligó a e m p r e n d e r el ataque en retirada. T e r m i n o , señor coronel, h a c i é n d o m e un deber en m a nifestar a V . S. q u e el c o m p o r t a m i e n t o de los señores oficiales ha sido altamente satisfactorio. El capitán a y u dante d o n J o s é U m i t e l Urrutia, capitanes d o n A l e j a n d r o B a q u e d a d o i d o n Belisario Zañartu, así c o m o el de igual clase del 2. ° de línea d o n Emilio R. Larrain, m e r e c e n una r e c o m e n d a c i ó n especial: estos d o s últimos están heridos.


192

GUERRA

DEL

L a artillería, por la situación escepcional en q u e se vio colocada, n o p u d o prestar los servicios a q u e está llamada. L a falta de municiones, q u e se agotaron a la m a y o r parte de la tropa en la primera hora, fué causa m u i p r i n cipal del primer rechazo, i c o m o c o n s e c u e n c i a precisa, de pérdidas considerables. A c o m p a ñ o a V. S . listas d e la brigada de Z a p a d o r e s q u e c o m p r e n d e n los individuos q u e han t o m a d o parte en el ataque c o n especificación d e los m u e r t o s i heridos. D i o s guarde a V. S . R.

SANTA

CRUZ.

Al señor coronel Jefe de la división de operaciones sobre Tarapacá,

BATALLÓN CHACABUCO.

Bearnes,

Noviembre

30 de

1879.

Paso a dar cuenta a V . S. d e la parte q u e c u p o al c u e r p o de mi m a n d o en la sangrienta j o r n a d a del dia 27 del presente en el p u e b l o do Tarapacá. A las 10 A. M. del dia i n d i c a d o se encontraba nuestra sección del centro a una legua del p u e b l o d e Tarapacá; en este m o m e n t o sentimos disparos de artillería i l u e g o u n nutrido fuego de fusilería. A p r e c i a d a s estas c i r c u n s tancias, apresuré la m a r c h a d e la tropa en c u a n t o era posible, d a d o el escesivo cansancio i sed que la desfallecía. A t e n d i d a esta distancia, hice hacer alto para organizarías fuerzas, l o g r a n d o solo formar 250 h o m b r e s , por haber q u e d a d o el resto agobiado por la fatiga. Resolví, sin embargo, avanzar sin esperar los rezagados, pues era preciso, sin pérdida de tiempo, protejer la d i v i sión Santa Cruz, que había sido cortada por el e n e m i g o . H i c e que la tropa se alijerara de sus rollos i cargara solam e n t e el morral de m u n i c i o n e s . E n el acto avanzamos al trote: d o s cuadras, mas o men o s , en esta situación, ordené se desplegara en guerrilla la 4 . c o m p a ñ í a para q u e nos diera t i e m p o de organizar la línea. Se efectuaba este m o v i m i e n t o , c u a n d o fuimos s o r p r e n d i d o s por un n u t r i d o fuego de fusilería q u e el e n e m i g o , en c r e c i d o n ú m e r o , nos hacia a 100 metros de distancia. B a j o este fuego i circunstancias m u i desfavorables, se f o r m ó la línea de batalla, teniendo que m a n t e n e r nos en formación unida, puesto que la configuración del terreno n o permitía estendernos i a la vez éramos atacad o s por el frente i la derecha. 03

El e n e m i g o peleaba cubierto i disperso en guerrilla. U n a pieza de artillería nos protejia a la izquierda; m a r c h a m o s rápidamente avanzando sobre el e n e m i g o , h a c i é n d o l e retroceder p o r tres veces consecutivas. Pero h a b i e n d o notado que el fuego de la artillería había cesad o , que n o éramos protejidos i el e n e m i g o a u m e n t a b a por m o m e n t o s sus fuerzas c o n tropas de refresco i que éramos flanqueados por la izquierda, ordené a la 3. * se replegara en esa dirección para protejer a la 4. a , que d e s p l e g a d a en guerrilla, procuraba resguardar nuestro flanco. V i é n d o m e rodeado por el enemigo, mandé nuevamente avanzar, lo que se hizo con tanto empuje por nuestros soldados, que obligamos a retroceder a éste dándonos tiempo para retirarnos sosteniendo el fuego. E n esta situación fué protejida nuestra retirada por una parte del Tejimiento de Artillería de Marina que vino en nuestro ansilio i que m a n daba su comandante, teniente coronel señor Vidanrre. Habíamos sostenido el ataque dos i media horas contra fuerzas triples de. las nuestras i nos retirábamos por la quebrada con el objeto de subir a la cima i formar nuevamente la línea apoyados por la fuerza de Artillería de Marina, lo cual fué imposible realizar, porque el cerro en esta parte era en estremo pendiente i la jente desfallecida de sed i cansancio caia desmayada, siendo impotentes nuestros e s fuerzos para animarla. Determiné entonces reuniría en el f o n d o del valle, donde habia agua con la cual podría reponerse. Subí con varios oficiales del cuerpo, a quienes ordené reunir la jente para protejer al 2. ° de línea que en esos

PACÍFICO.

m o m e n t o s se batia al frente. A q u í se formó una segunda l í nea por orden de V . S., en la cual tomó parte mi tropa b a tiéndose también en ese punto, i a las 2.30 P. M. éramos dueños del c a m p o , contestando el enemigo nuestros fuegos mui débilmente. A las 3.30 P. M. se divisaron nuevas fuerzas enemigas que bajaban al c a m p o , i se organizó nuevamente la línea bajo las órdenes de V . S., en la cual f o r m a ban casi todos los oficiales del cuerpo i la mayor parte de la tropa. E s t a línea se ha sostenido hasta las (i P. M., apesar de ser atacada por tropas de refresco i en número superior. A esta hora se emprendió la retirada sin precipitación i dando lugar a que las tropas estenuadas pudieran retirarse con toda calma. Tenemos que lamentar la pérdida del mayor P o l i d o r o Valdivieso, que después de caer herido pidió un rifle e hizo d o s disparos contra el enemigo, i la de los distinguidos i valientes jóvenes tenientes, Jorje Cuevas i Pedro Urriola, que cayeron en sus puestos animando hasta el i n t i m o m o mento a la tropa. E l ayudante señor José Martin Frias, que fué uno de los mas animados, cayó en la última carga. F u e ron heridos el capitán señor Carlos Campos, el subteniente R a m ó n Soto Dávila i 4 mas que lo fueron levemente. E n la tropa sufrimos muchas bajas, i me hago un deber de r e comendar a V . S. el valor i la serenidad que ha mostrado. Me faltan 105 hombres, sin poder fijar el número de heridos, porque la mayor parte habían sido remitidos a Pisagua antes de regresar yo al campamento. R e s p e c t o a los señores oficiales, n o p u e d o r e c o m e n d a r particularmente a n i n g u n o , pues t o d o s ellos, sin e s c e p cion, h a n c u m p l i d o su deber c o m o valientes. D e b o sí hacer notar los servicios prestados por los señores oficiales agregados al c u e r p o d e m i m a n d o , señor B e n j a m i n Silva, teniente del 3. ° de línea, i el a y u d a n t e en comisión, capitán g r a d u a d o d o n F é l i x Briones. L a c o n d u c t a del cirujano señor C l o d o m i r o Pérez Canto es v e r d a d e r a m e n t e digna d e alabanza i d e nuestro r e c o n o c i m i e n t o , pues n o a b a n d o n ó u n instante las filas, c u m pliendo su humanitaria misión. Durante la m a y o r parte del c o m b a t e d e la m a ñ a n a estuvo en nuestras filas el abanderado d e la Artillería de Marina c o n su estandarte, quien, h a b i e n d o sido cortado por el e n e m i g o , se u n i ó a nosotros i p e r m a n e c i ó hasta que nos retiramos. A c o m p a ñ o a V. S. las listas del batallón, en las q u e se c o m p r e n d e a los i n d i v i d u o s que h a n t o m a d o parte en el ataque, c o n e s c e p c i o n de los m u e r t o s i heridos. D i o s g u a r d e a V . S. D.

DE TORO

HERRERA.

Al señor coronel Jefe de la división de operaciones sobre Tarapacá.

PARTE D E L CAPITÁN V I L L A G R A N .

Señor coronel: La circunstancia de haber t o m a d o parte c o n la c o m p a ñía de m i m a n d o en la división de 500 h o m b r e s de caballería que, saliendo de D i b u j o en la tarde del dia 30 del mes p r ó x i m o pasado, debia operar sobre Tiliviche, Tana i Chiza en persecución de las tropas peruanas dispersas de Tarapacá, m e habia i m p e d i d o dar cuenta a V. S., por lo ue a m í toca, de los sucesos realizados durante la jornaa del 27 d e N o v i e m b r e último. H e tenido a u n que retardar este parte, d e b i d o a q u e t u v e n u e v a m e n t e que espedicionar sobre S u c a c o n 300 h o m b r e s d e Granaderos i Cazadores a caballo bajo las órdenes del teniente coronel d o n T o m á s Yávar. El 25 d e N o v i e m b r e ú l t i m o , en v i r t u d d e instrucciones que recibí del teniente c o r o n e l d o n J o s é F r a n c i s c o Vergara, salí d e D i b u j o c o n 115 h o m b r e s d e la c o m p a ñ í a de m i m a n d o , a las 5 P. M. d e ese dia, para incorporarme a la fuerza d e infantería i de artillería q u e del m i s m o punto habia partido en d i r e c c i ó n a Tarapacá 2 horas antes. A las 10 P. M . p u d e reunirme c o n el c u e r p o d e Zapadores, d o n d e p e r m a n e c i m o s hasta el amanecer d e l 27, sin que la caballada tuviese ni agua ni forraje para su alimento. A


CAPITULO

las 2 A . M . d e este dia, se reunió a nosotros el rejimiento 2. ° d e línea, el d e Artillería de Marina, el batallón C h a c a b u c o i otra sección d e artillería d e línea.' Dispuesta la marcha, se m e o r d e n ó i n c o r p o r a r m e a la tercera s u b división del teniente c o r o n e l d o n - R i c a r d o Santa Cruz, que salió a las 4 A . M . A l enfrentar a H u a r a c i ñ a se m e h i z o avanzar, estando c o m o a 2 0 cuadras d e Tarapacá, a tomar posesión d e la aguada d e ese p u e b l o , d o n d e debia ser p r o t e j i d o p o r la artillería. A l paso d e g a l o p e puse en m a r c h a la fuerza d e m i m a n d o , i u n p o c o antes d e llegar a Quillaguasa descendí por la quebrada i d i c u m p l i m i e n t o a lo ordenado. Lleg a n d o a este p u n t o p u d e apercibir al e n e m i g o , quien n o s hizo u n n u t r i d o fuego, m a t a n d o u n caballo e h i r i e n d o a varios. Estaba en esta situación c u a n d o recibí o r d e n del c o mandante Santa Cruz d e replegarme a la división. A m i regreso tuve q u e efectuar la m a r c h a c o n m u c h a s dificultades; primero, a causa d e l terreno pesado, i en seguida, porque gruesas c o l u m n a s enemigas m e hacían u n v i v o fuego. Esto n o obstante, en el c a m i n o p u d e recojer al teniente B a h a m o n d e s d e Zapadores i varios i n d i v i d u o s d e tropa q u e se hallaban cortados p o r las fuerzas enemigas, a quienes c o n d u j e a la g r u p a .

TERCERO.

193

condujo, aun en los lances mas difíciles, con todo entusiasm o i filantropía. Dios guarde a V . S. RODOLFO

V ILLA.GRAN.

Al señor coronel don Luis Arteaga.

REJIMIENTO

NÚM. 2

D E ARTILLERÍA.

Campamento,

Diciembre

2 ale 1879.

Con fecha 30 del mes p r ó x i m o pasado, el sarjento m a yor don Exequiel Fuentes m e dice l o que sigue: " D o i cuenta a U d . del resultado de la espedicion a T a rapacá, emprendida el 25 del actual, a las 4 P. M . , a las órdenes del señor coronel don Luis Arteaga, fuerte de 1,500 hombres de infantería i artillería, incluso las 4 piezas de montaña K r u p p a las órdenes del que suscribe. E l 2 7 , a las 2 A . M . , después de un trayecto de 80 k i l ó metros, de los cuales los 50 futirnos fueron sin agua i por terrenos arenosos, acampamos a 15 kilómetros del lugar de nuestro destino, renniéndonos ahí con una sección de artillería a las órdenes del alférez Ortúzar, una compañía de granaderos a caballo i 2 5 0 infantes de Zapadores, que esperaban desde 24 horas antes faltos de agua. A n t e s del amanecer del m i s m o dia 2 7 , supe indirectaP u d e j u n t a r m e c o n nuestras tropas en circunstancias mente que la división iba a subdividirse en tres para rodear que el fuego se hallaba m a s v i v a m e n t e e m p e ñ a d o . al enemigo por tres puntos, tomándolo prisionero, si, c o m o P o c o antes d e las 3 P. M. recibí orden d e V . S., p o r se creía probable, fugaba a nuestra vista. intermedio del a y u d a n t e d e c a m p o , sarjento m a y o r d o n Según datos que oí comunicados estra-oficialmente en el Jorje W o o d , d e dar una carga c o n la c o m p a ñ í a d e m i campamento, se creia que el enemigo no contaba sino con mando. 3,000 hombres a lo mas, m a l armados i en completa desEn el a c t o d i las v o c e s necesarias i c o m o a 2 0 0 metros moralización. de las filas enemigas e j e c u t é d i c h a carga. A l llegar allí P o r orden superior, m e pidió el secretario señor V e r g a fui recibido c o n n u m e r o s a s descargas d e fusilería, lo q u e ra, pusiera a disposición del comandante Santa Cruz, de no i m p i d i ó q u e p u d i é s e m o s hacerles grandes bajas i q u e Zapadores, 4 piezas, dejando las otras 2 para destinarlas a se dispersasen c o m p l e t a m e n t e , c a m i n o d e la quebrada. una de las subdivisiones, que no se m e dijo cuál era. En este ataque fueron muertos el sarjento 2. ° L o r e n z o Traté de obtener se m e dejara completa i unido a la b a 2. ° B u s t a m a n t e , c a b o 2. ° M a n u e l Morales i soldado tería para obrar con ella convenientemente; pero se m e Pedro L ó p e z , i t u v e 2 soldados m a s heridos. objetó que así estaba dispuesto para cortar la retirada al R e g r e s a n d o al p u n t o d e m i partida, a d o n d e entregué eneuemigo. N o quedaba, pues, sino cumplir la orden. 3 soldados q u e h i c e prisioneros, recibí o r d e n d e V . S. d e E n consecuencia, m e reuní c o n las 4 piezas a la subdibajar a la quebrada para dar agua i resfrescar la c a visión Santa Cruz i me puse a sus órdenes. ballada. Dispuse marchara a vanguardia la caballería, siguieran Iniciado nuevamente el ataque, por refuerzos que reci- 2 piezas K r u p p , luego Zapadores, los otros 2 cañones i bió el enemigo, c o m o a las 4.30 P . M . i estando nuestras por fin una compañía del 2. ° de línea. tropas sumamente cansadas por mas de 7 horas de un En esta disposición marchamos a las 4 A . M . inclináncombate sostenido, recibí orden de V . S. de sostener la donos a la izquierda. retirada de la división. Permanecí en el c a m p o con la c o m Después he sabido que hora i media mas tarde marchapañía de m i mando dispuesto a sostener cualquiera tentaría otra subdivisión por el frente, i no sé a qué hora otra tiva de las fuerzas peruanas que se hallaban formadas a p o r la derecha. nuestro frente. Nuestro derrotero fué interrumpido 2 horas por estravio Cuando ya no había ningún individuo a quien fuese n e del guia. cesario protejer, que estuviese a nuestro alcance, emprenC o m o a 6 quilómetros de nuestro punto objetivo, disdí la marcha hacia el campamento de D i b u j o llevando puso el comandante avanzar a la caballería a paso lijero i como 60 heridos, a la grupa unos i otros a caballo, para siguiera a ésta una sección de artillería marchando con la lo cual hice marchar a muchos soldados de mi compañía velocidad posible. a pié. Ordené a ésta (i con ella marché y o ) dar cumplimiento, Al amanecer del dia 28 pude reunirme a V . S. en el i dispuse que mi ayudante pusiera en conocimiento del jefe citado campamento. que la artillería de montaña no podia seguir a la caballería, Para terminar, señor coronel, creo de m i deber signifipues su marcha es uniforme con la infantería, c o m o que es car a V . S. que los oficiales de la compañía de mi mando, conducida por hombres de a pié. alféreces don Ulises Barahona, don Ednardo C o x , don P e R e s p o n d i ó se esforzara la marcha en cuanto fuera posidro Nolasco Hermosilla, don José Francisco Balbontin, ble, consiguiendo así separarla unos 300 metros de la vandon Juan E . Valenznela, don L i b o r i o Letelier i señor V i - guardia de la infantería, perdiendo a la vez de vista por llegas han cnmplido con su deber. Igual recomendación vanguardia a la caballería. hago a V . S. de las clases i soldados que me han a c o m p a Entre tanto la tropa de a pié, mui cansada i sedienta, ñado; solo sí que quiero hacer constar que el soldado Juan iba quedando rezagada en nn buen número. Agustín Torres, teniendo su caballo herido de dos balazos, E l enemigo habia sido divisado al fon'do de la quebrada se lanzó sobre el coronel Suarez, comandante del D o s de de Tarapacá, en el pueblo de este nombre, i el alférez señor Mayo, que encontró a su paso, i dándole un caballazo lo Ortúzar que marchaba con la artillería de retaguardia ( 2 lanzó al suelo muerto p o r efecto del golpe i pudo entonces piezas) m e da cuenta de haber visto en disposición de subir atacar a otros enemigos que lo hostilizaban. con dirección a la altura donde nosotros marchábamos, la infantería peruana i pidió permiso al jefe de la subdivisión A l m i s m o t i e m p o , hago a V . S. especial mención del para repelerlo a cañonazos, l o que no obtuvo, pues nuestro cirujano de mi compañía, señor Marcial García, quien se TOMO I I — 2 5


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GUERRA DEL PACIFICO.

conato debía ser alcanzar pronto el objetivo adonde nos d i rijíamos. E l que suscribe i sn ayudante se habían adelantado antes a reconocer nna meseta que domina el pueblo i la quebrada, por derecha e izquierda, i encontrándola apropiada para la colocación de la artillería, solicité fuera ese el punto que o c u páramos, petición que no tuvo aceptación, porque el lugar debería ocuparlo la subdivisión que seguía después de la nuestra. Marchamos, pues, algunos minutos mas i repentinamente se da la voz de alto a el enemigo aparece a nuestra e s palda, a 100 metros, cortándonos la retirada i los rezagados i canzados de la subdivisión. E n el acto se r o m p e el fuego por los dos enemigos, teniendo de nuestra parte unos 150 Zapadores, c o m o 70 del 2. ° de línea i la artillería. E l fuego, una vez roto por las tropas chilenas, l o es con carabina por la artillería, pues la proximidad del enemigo n o permite utilizar acto continuo los cañones. E n los primeros 15 minutos se consigue rechazar algunos metros a los asaltantes i entonces hacemos fuego de artillería logrando disparar unos 20 tiros; pero p r o n tamente vienen otra vez sobre nosotros numerosos refuerzos, saliendo de varios puntos de la quebrada, i la infantería cede lentamente abrumada por la inmensa superioridad de los contrarios; trato de retirarme en el m i s m o orden con mis piezas por un terreno compuesto de lomajes suaves i sucesivos llevando los cañones a b r a z o ; pero nuestra m a r cha es lenta i una parte de los soldados pronto no puede, de cansancio i sed, arrastrar el menor peso i se ve obligada a abandonar un cañón al emprender la repechada de la inmediata l o m a , con el enemigo sobre ellos. D e este m o d o nos arrebata el ejército peruano los 4 cañones, con intervalos de minutos, i los sirvientes de las piezas agotan sus tiros de carabina. L a lucha dura p o c o menos de hora i media, al fin de la cual, con muchos muertos i heridos, i principalmente con t r o p a tan fatigada que desfallece, se declara la dispersión. A los cañones, al ser abandonados, se les estrajo la cuña por los oficiales que formaban en esta batería, alférez señor Sanhueza (que me servia de ayudante), alféreces c o m a n dantes de sección, señores Ortúzar i P u e l m a . Diez minutos después, i a punto de caer prisioneros, llega la subdivisión que seguía a hora i media, i rompe sus fuegos por la espalda del enemigo, el que, dando frente a retaguardia, traba sostenido c o m b a t e , librándonos así de la suerte que nos esperaba. Eran las 11.30 A . M. E l que suscribe i su ayudante, por haber quedado a pié, no pudimos, c o m o lo deseábamos, reunir los dispersos a alguna distancia para incorporarnos a los que se batían, o ver m o d o de atacar por el flanco tan luego c o m o nos encontráramos en esa situación. N o s resignamos, pues, a emprender la jornada a pié, describiendo un largo círculo que nos permitiera salvar las líneas enemigas, lo que al fin logramos a los 13 o 14 k i lómetros. Entre tanto, el combate se sostenía con éxito vario, ya siendo rechazadoras, ya rechazadas nuestras tropas, hasta que por fin el c a m p o quedó de nuestra parte. A las 3 P. M. conseguimos, el ayudante i y o , llegar a u n a ugnada, ya en nuestro poder, i nos dirijimos a recojer los cañones; pero muí luego el nutrido fuego que sale del c a m p o contrario nos anuncia nuevo combate con refuerzos l l e gados a los peruanos. T o m o el mando de las 2 piezas que aquí nos quedan i que tenia bajo las órdenes del teniente señor Besoain, a quien no encuentro por haber salido herido de dos balas, i del alférez señor F a z , que está en su puesto i con sirvientes-solo para una pieza. D e los 2 cañones había uno sin alza. Nuestra infantería principia a ser rechazada, i ya con el enemigo sobre nosotros, es necesario batirse en retirada. E n la imposibilidad de mover el cañón qne no tiene sirvientes, lo inutiliza por mi orden el alférez F a z , i seguimos

batiéndonos, retrocediendo hasta unos 2 quilómetros, d o n de el jefe ordena cesar el fuego i emprender la vuelta a D i bujo, donde llegamos la m i s m a noche. E l e n e m i g o también se detiene i suspende el ataque sin. atreverse a perseguirnos. L a m i s m a n o c h e del c o m b a t e , s u p i m o s después, e m p r e n d i ó su retirada precipitadamente el ejército peruano c o n d i r e c c i ó n al N o r t e , i hasta h o i h e m o s p o d i d o recojer u n a pieza i todas las cureñas, teniendo fundados m o t i v o s para creer q u e los 4 cañones sin m o n t a j e d e b e n haberlos o c u l t a d o solamente. Nuestra p é r d i d a consiste solamente en los 4 c a ñ o n e s d e s m o n t a d o s e inutilizados p o r el e n e m i g o . L a tropa que servia la batería son 66 i n d i v i d u o s , al m a n d o d e 6 oficiales, incluso el j e f e , i sus bajas consisten en 1 teniente herido. 4 muertos conocidos. 7 h e r i d o s id., i 16 c u y a suerte se ignora. 28 total d e bajas. T a m b i é n t o m o en consideración u n o s 20 soldados i n u tilizados en el c o m b a t e p o r el cansancio i la sed. E l alférez señor P u e l m a i el d e igual clase señor S a n hueza se incorporaron o p o r t u n a m e n t e después de la d i s persión de la subdivisión Santa Cruz. F i n a l m e n t e , d i g o a U d . q u e se h a justificado q u e el e n e m i g o era, al entrar en c o m b a t e , fuerte de 4,000 h o m bres, i q u e el refuerzo llegado a última h o r a era d e 2,500, t o d o s bien armados i c o n bastantes municiones. E l c o m b a t e terminó a las 5 P. M." L o q u e t e n g o el sentimiento d e c o m u n i c a r a V . S., a d virtiéndole q u e i n m e d i a t a m e n t e después d e la llegada del señor F u e n t e s , l l a m é a este j e f e para tomarle cuenta d e l o s u c e d i d o , c o m o era d e m i deber. L e p r e g u n t é por q u é la artillería n o había d e s e m p e ñ a d o el i m p o r t a n t e papel q u e le corresponde i por q u é las piezas habían caído en p o d e r del e n e m i g o , i la contestación fué esta: 1. ° P o r q u e a la r e u n i ó n d e j e f e s q u e a c o r d ó la m a n e r a de llevar a c a b o el ataque n o fui llamado, apesar de ir al m a n d o d e la artillería; 2. ° P o r q u e la batería se dividió, en contra d e m i v o luntad, en fracciones de a 2 piezas, que m a r c h a r o n por diversos c a m i n o s a una distancia considerable unas de otras; 3. ° P o r q u e se la h i z o continuar adelante p o r la vereda d e las quebradas - en d o n d e estaba el e n e m i g o , q u e nos e n v o l v i ó en el m o m e n t o que consideró o p o r t u n o i a disdistancia de tiro de revólver; 4. ° P o r q u e apesar d e avistarse al e n e m i g o , tenerlo a tiro d e c a ñ ó n i de pedir al señor Santa Cruz permiso para hacerle fuego i deshacerlo, éste se n e g ó a ello, escusándose c o n q u e de esa m a n e r a se desconcertarían los planes; i •5. ° P o r q u e algunas piezas m a r c h a r o n a vanguardia solas i sin la orden de hacer fuego en t i e m p o o p o r t u n o , contra toda táctica militar. C u a n d o se trató, señor, de enviar a Tarapacá u n a división que persiguiera i atacara a los aliados, m e acerqué al señor Santa Cruz para decirle q u e n o convenia, c o m o estaba por él a c o r d a d o , llevar solo una sección de artillería sino una batería c o m p l e t a al m a n d o de u n j e f e intelij e n t e , c o m o el m a y o r señor Fuentes. I esto por d o s razones: p o r q u e la artillería dividida pierde toda su fuerza i c o h e sión, i se v e espuesta a cualquiera eventualidad, aun c u a n d o las operaciones q u e se v a a ejecutar sean dirijidas c o n t o d o el celo e intelijencia posibles; i p o r q u e , siendo los oficiales de este c u e r p o j ó v e n e s n u e v o s en la carrera, c o n v e n i a q u e marcharan bajo la vijilancia inmediata de u n j e f e esperimentado i c o n o c e d o r del arma. Á l mismo tiempo quise conocer la opinión del señor Santa Cruz respecto del número de enemigos que habia en Tarapacá, i la respuesta fué vacilante. Se m e dijo que habia


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pocos, pero que era probable que se hubieran reunido ya en buen número. F u é entonces que resolví a enviar la batería qne ha perdido sus cañones. E l señor jeneral comprenderá cuan doloroso es para el que suscribe hablar este lenguaje, que es el de la verdad. Pero mi deber de militar, después del revés sufrido, m e obliga a ello. Réstame solamente decir a V . S. que los oficiales que combatieron en Tarapacá se manifestaron tan serenos c o m o es posible en circunstancias dolorosas i difíciles, c o m o las en que se vieron envueltos en el combate del 27. R o d e a d o s de enemigos, estrechados por todas partes, hicieron lo que era posible hacer. E l alférez don Santiago F a z , apesar de los peligros del momento, salvó una pieza, lo qne es para mí un acto que le honra, aun cuando no marchaba a la vanguardia i sí en la última división, qne también a su vez sufrió un rechazo por fuerzas mui superiores. Ú l t i m a m e n t e , i con la autorización correspondiente, he mandado a Tarapacá en busca de los cañones i demás titiles, i solo se ha encontrado hasta hoi 1 cañón K r n p p a mas del salvado, todas las cureñas, casi todas las cajas i albardoues i municiones de dicha batería. N o terminaré esta nota sin recomendar a la atención de V . S. los sarjentos 2.°" José Antonio 2. ° Ferreira i G n i ilermo Vandorse, muerto el primero i herido el segundo. Estos dos jóvenes prometían, por sn conducta, instrucción •i honorables antecedentes, ser mas tarde mui buenos oficiales de artillería. Dios guarde a V . S. J.

VELAZQUEZ.

Al Jeneral en Jefe del ejército.

PARTES

OFICIALES

PERUANOS.

PARTE D E L JENERAL E N JEFE.

T e n g o el h o n o r de incluir a V . S., para c o n o c i m i e n t o de S. E., el señor Jeneral S u p r e m o D i r e c t o r d e la guerra, el parte que m e h a sido dirijido p o r el señor c o r o n e l Jefe de Estado M a y o r Jeneral, a c o m p a ñ á n d o m e los que le h a n elevado los señores c o m a n d a n t e s jenerales d e división, con m o t i v o del c o m b a t e que ha tenido lugar el día de ayer en las alturas de Tarapacá. Los partes m e n c i o n a d o s informarán a S. E. de todos los detalles i c o n d i c i o n e s del c o m b a t e , sostenido de nuestra parte solo c o n infantería, contra u n e n e m i g o superior en número i elementos, puesto q u e nos c o m b a t í a n c o n fuerzas de las tres armas. E n 10 horas de r u d o i encarnizado c o m b a t e , todos aquellos poderosos elementos fueron destrozados por la intrepidez i d e n u e d o d e nuestros soldados; la infantería i caballería h u y ó en dispersión; la artillería q u e d ó en n u e s tro poder, c o m o también un estandarte, algunas banderas i numerosos prisioneros, entre los q u e se encuentran jefes, oficiales, tropa i vivanderas. F u é la primera en o c u p a r las alturas, así que se apercibió el e n e m i g o , la segunda división, al m a n d o del intrépido coronel c o m a n d a n t e jeneral d o n A n d r é s A , Cáceres; fué recibido c o n u n fuego nutrido de artillería; pero el arrojo de nuestros jefes i oficiales llevó a nuestros soldados hasta el pié de los enemigos, q u e fueron t o m a d o s por una carga vigorosa a la bayoneta; c o m o c o n s e c u e n c i a de tan ardoroso heroísmo, d e p l o r a m o s en esta división, entre otras pérdidas, la del señor coronel d o n Manuel Suarez, primer jefe del batallón D o s de M a y o , i teniente coronel don Juan B. Z u b i a g a , s e g u n d o j e f e tlel batallón Zepita. La división esploradora, m a n d a d a por el señor coronel Bedoya, Jefe de Estado M a y o r i c o m a n d a n t e jeneral a c c i dental de ella, t u v o también una parte eficacísima en el éxito alcanzado; el batallón Provisional L i m a n ú m . 3, al mando del teniente coronel d o n R a m ó n Zavala, i u n a fracción del batallón 1. ° de A y a c u c h o , dirijido por el teniente coronel S o m o c u r c i o , a c o m p a ñ a r o n n o b l e m e n t e a la segunda división en sus d e n o d a d o s esfuerzos.

TERCERO

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S e n t i m o s en esta división la pérdida del sarjento m a y o r Escobar, perteneciente al 1. ° d e A y a c u c h o , que perec i ó en el c o m b a t e , resultando también herido el teniente c o r o n e l Pflucker, s e g u n d o j e f e del Provisional de L i m a n ú m . 3. L a tercera división, al m a n d o d e l señor c o r o n e l c o m a n dante j e n e r a l d o n F r a n c i s c o Bolognesi, tiene también gran parte en la victoria; su j e f e , que hasta el m o m e n t o del c o m b a t e se encontraba enfermo i postrado en cama, olvidó sus padecimientos i m a r c h ó a la cabeza d e su d i visión a c o m p a ñ a d o del Jefe d e E s t a d o M a y o r , teniente c o r o n e l d o n B r u n o Abril; el c o m p o r t a m i e n t o d e esta d i v i sión fué n o t a b l e i el batallón A r e q u i p a llegó hasta las filas d e los e n e m i g o s para arrancar c o m o trofeo el estandarte d e l batallón 2. ° de línea. L a quinta división, c o m p u e s t a d e la guardia nacional, habia llegado la víspera del c o m b a t e d e I q u i q u e a T a r a pacá, m a n d a d a p o r el señor c o m a n d a n t e jeneral d o n M i guel d e los R í o s i su Jefe d e Estado Mayor, coronel d o n Baltasar Velarde; la c o m p o n e n el batallón I q u i q u e n u m . 1, m a n d a d o por el c o r o n e l U g a r t e ; la c o l u m n a d e Navales, por el teniente coronel Melendez; la c o l u m n a Loa, por el c o r o n e l González Flor; la c o l u m n a Tarapacá, por el c o r o n e l A d u v i r e , i la j e n d a r m e r í a de Iquique, m a n dada por sus respectivos jefes. Esta división, sin reparar las fatigas d e su penosa marcha, subió a batirse c o n el m i s m o arrojo i decisión que el ejército d e línea, c o m o lo demuestran las numerosas bajas d e jefes, oficiales i tropa. Resultó herido su c o m a n d a n t e j e n e r a l el señor c o r o n e l RÍOS q u e se m a n t u v o , sin embargo, en su puesto hasta recibir la quinta herida; el señor coronel U g a r t e c o n u n a herida en la cabeza, se n e g ó a retirarse del c a m p o i c o n t i n u ó alentando a sus soldados; el teniente c o r o n e l Melendez q u e recibió en el costado d e r e c h o u n a herida de s u m a g r a v e dad, i el sarjento m a y o r Perla de la c o l u m n a Tarapacá q u e pereció en el c o m b a t e . Las divisiones V a n g u a r d i a i Primera se e n c o n t r a b a n a distancia de cuatro leguas en el p u n t o d e n o m i n a d o P a cifica; pero al c o m i e n z o del c o m b a t e les m a n d é o r d e n d e m a r c h a r al teatro de la a c c i ó n i llegaron m u i o p o r t u n a m e n t e ; la Primera, al m a n d o accidental del c o r o n e l d o n A l e j a n d r o Herrera, i la Vanguardia, dirijida por su c o m a n d a n t e jeneral el señor coronel Dávila; aquella, c o m puesta del batallón 5. ° d e línea, al m a n d o de su j e f e coronel F a j a r d o i el batallón n ú m . 7 al m a n d o de su s e g u n d o j e f e coronel Bustamante, t o m ó la izquierda d e la línea d e batalla para destruir al e n e m i g o q u e se e n c o n traba en la quebrada; la Vanguardia, c o m p u e s t a del batallón n ú m . 6, m a n d a d a por el teniente coronel C h a morro, i el n ú m . 8, por el teniente coronel Morales Berm u d e z , t o m ó la d e r e c h a c a y e n d o sobre el e n e m i g o c o n tanta precisión i c o n m o v i m i e n t o s tan acertados, q u e c o n s u m ó la victoria. L a artillería, a órdenes de su comandante jeneral, c o r o nel don E m i l i o Castañon, desprovita de sn arma, se batió heroicamente c o m o infantería, hasta el m o m e n t o en que las propias piezas enemigas le sirvieron para hacer disparos sobre la caballería. L a decisión de los artilleros puede medirse por el n ú m e ro de las bajas qne acreditan los partes, de los (pie resultan que siendo 16 los jefes i oficiales, resultaron 9 heridos. E l batallón 5. ° de línea, mandado por el coronel Fajardo, en su m o v i m i e n t o sobre la izquierda, tomó la quebrada, destruyendo 4 atrincheramientos, llegando hasta Huaraciña i trayendo 20 prisioneros i 18 heridos enemigos. Difícil me seria describir los rasgos de abnegación i h e roísmo a cuyo favor se ha obtenido la victoria mas c o m pleta i gloriosa sobre el e n e m i g o ; pero debo sí recordar el valor, celo i previsión del señor Jefe de E s t a d o Mayor J e neral, don Belisario Suarez, c o m o así m i s m o la conducta de los señores jefes i oficiales del E s t a d o Mayor, i muí especialmente la del teniente coronel don Manuel M. Seguin, que


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GUERRA

DEL

alternativamente acompañaba al coronel Suarez i al que suscribe. E l teniente coronel Recabárren, Jefe de Estado Mayor Jeneral de la segunda división, fué herido en mi presencia, resistiéndose a abandouar el c a m p o i multiplicando sus esfuerzos para continuar en él los eminentes servicios que ha prestado durante la campaña. E l coronel don Juan González, que había quedado en P o z o A l m o n t e a causa de la misma enfermedad que le i m pidió dirijir su Tejimiento el dia 19, llegó convalesciente a Tarapacá la víspera del c o m b a t e ; iniciado éste, hizo el esfuerzo de montar a caballo i se dirijió sobre el enemigo, donde recibió una herida doblemente grave por el estado desfalleciente de su salud. Durante la acción, comisioné a m i ayudante, sarjento m a y o r d o n E m i l i o C o r o n a d o , para trasladarse a P a c h i c a i hacer regresar las divisiones Vanguardia i Primera q u e habían m a r c h a d o a d i c h o p u n t o el dia anterior. Posteriorm e n t e el señor coronel Jefe de Estado M a y o r Jeneral, i g n o rando esta disposición, envió a m í otro ayudante, capitán d o n L o r e n z o Marín, con el m i s m o objeto, llenando a m b o s c u m p l i d a m e n t e su comisión. E n el m o m e n t o de la batalla, e n c o n t r a n d o sin j e f e la mitad de un batallón de guardia nacional, c o l o q u é a su frente a mi ayudante, teniente coronel d o n R o q u e Saens Peña, quien lo c o n d u j o a la pelea c o n la mas valerosa d e cisión. M e quedaron, pues, c o m o ayudantes los tenientes, d o n L o r e n z o V e l a z q u e z i d o n Luis D a n c o u t , quienes i m p a r tieron c u m p l i d a m e n t e las órdenes que les trasmití, a c o m p a ñ á n d o m e también el valiente escritor d o n Benito N e t o , quien m e prestó m u i titiles servicios. Tales son los m o v i m i e n t o s i las maniobras militares ejecutadas por el ejército de m i m a n d o sobre el terreno que se describe en el parte del E s t a d o M a y o r Jeneral, c o m o también los rasgos culminantes de m u c h o s jefes, oficiales i tropa que h e querido hacer constar, siquiera sea concisamente, p o r q u e seria inacabable el detalle de t o d o s los rasgos de heroísmo. A l principio del c o m b a t e éramos escasamente 3,000 h o m b r e s d e infantería, batiéndonos c o n una fuerza d e 5,000, d o t a d a de las tres armas i provista de t o d o s los elementos de guerra; p o r q u e n o solamente éramos inferiores en el n ú m e r o i nos faltaba caballería i artillería, sino que nuestros m i s m o s infantes se encontraron sin m u n i ciones en u n m o m e n t o d a d o , teniendo q u e recojer los rifles i las cápsulas de los muertos, heridos i dispersos enemigos. E n estas condiciones h e m o s alcanzado la victoria, p o n i e n d o al e n e m i g o en vergonzosa fuga; p u d i e n d o asegurarse que si h u b i é r a m o s c o n t a d o c o n fuerzas d e caballería n o hubiera escapado ese ejército disperso i fatigado p o r un dia entero de pelea. Sírvase V . S. hacer presente a S. E. los sentimientos de satisfacción i regocijo c o n que este ejército h a saludado la victoria. Nuestras armas vencedoras han c o m e n z a d o la reparación que nos debe Chile por sus injustas a g r e siones; el triunfo a c o m p a ñ a a la j u s t i c i a i el h o n o r militar a nuestro ejército. D i o s guarde a V. S. JUAN

BUENDIA.

A) señor Secretario jeneral de S. E., el señor Jeneral Supremo Director de la guerra.

ESTADO

M A Y O R D E L EJÉRCITO D E L SUR.

Tarapacá,

Noviembre

27 de

1879.

Séame p e r m i t i d o , antes de describir la batalla que c o n tanta h o n r a nuestra h a c a m b i a d o la situación, hacer notar a V . S. q u e la sola ascensión hasta el nivel de los baluartes contrarios, es por sí m i s m a u n triunfo, p o r q u e la ciudad q u e nos servia de cuartel jeneral está p o r todas partes d o m i n a d a i solo a fuerza de un espíritu superior a

PACIFICO.

nuestra fatiga i a m e r c e d del aturdimiento del e n e m i g o , q u e nos supone desconcertados i nos e n c o n t r ó poseídos del mas ferviente entusiasmo, h a p o d i d o realizarse esa subida a la luz del dia i al través de dificultades que daban toda la ventaja a los enemigos, que contaban por s u y o el c a m p a m e n t o . A n t e s de combatir h e m o s tenido q u e ponernos en c o n diciones de hacerlo, e n t r e g á n d o n o s indefensos a tiro d e los contrarios, i eso se h i z o c o n la serenidad de los v a lientes. Llegados a la altura, la segunda división e m p r e n d i ó u n o de esos ataques q u e t o d o lo arrollan i que tienen en su impetuosidad i arrojo la m e j o r garantía del éxito. Zepita t o m ó cuatro de los cañones enemigos c o n sus m u n i c i o n e s , mientras d i g n o é m u l o de su decisión i de su gloria, llevaba en trofeo el rejimiento D o s d e M a y o , los dos que se encontraban a su frente. Estaba c u m p l i d a , en los primeros m o m e n t o s del c o m b a t e , u n a de las mas notables proezas de la infantería, i fué entonces c u a n d o brilló, el valor i c u a n d o se revelaron en t o d o su mérito la perseverancia i talentos militares del c o m a n d a n t e jeneral de la segunda división, señor coronel d o n A n d r é s A v e l i n o Cáceres, que t u v o el acierto, tan raro en el arte, de saber utilizar la victoria sin dejarse arrastrar ciegamente por ella. P r e o c u p a d o solo del triunfo de nuestras armas, el coronel Cáceres m o d e r ó el ardor de sus soldados, organizó el m i s m o entusiasmo, i n o pedia sino fuerzas q u e recordaran su plan admirablemente c o m b i n a d o i q u e r e d u j o a la i m p o t e n c i a a los contrarios. E n esta j o r n a d a admirable, s u c u m b i ó heroicamente el señor coronel, primer j e f e del rejimiento D o s de M a y o , d o n Manuel Suarez, i se d i e z m ó la oficialidad de los cuerpos q u e llevaron a c a b o ese esfuerzo, que aseguró la victoria a simples c o l u m n a s de infantes, contra u n verdadero ejército cuidadosamente dispuesto i pertrechado c o n todos los recursos de las tres armas. Este c u a d r o de la acción es el mas sublime de ella; ese triunfo, que h i z o fáciles los posteriores, que casi obligó al heroísmo al resto de nuestras tropas, m e r e c e tenerse en cuenta, p o r q u e llevados por m í concurrieron al lugar d o n de se decidía así la suerte d e dos naciones, el batallón I q u i q u e n ú m . 1, c u y o valiente jefe, el señor coronel Ugarte, fué herido a bala en la cabeza i c o n t i n u ó , n o obstante, alentando a su tropa c o n el e j e m p l o , confirmado c o n su sangre, i la c o l u m n a Naval, q u e debía poner pocos m o m e n t o s mas tarde el sello del h e r o í s m o sobre la sangre de su primer jefe, el c o m a n d a n t e M e l e n d e z , i el sacrificio de gran parte de su distinguida oficialidad. L a tercera división del ejército, si no se hizo c o m o la anterior centro de las operaciones porque no se lo p e r m i tió su puesto en la línea, escribió su nombre en la historia de esta jornada de tal suerte que están en su poder un estandarte enemigo, el del 2. de línea, tomado por el guardia de Arequipa Mariano Santos. M u c h o s de los prisioneros probaron el denuedo de la lucha i la jenerosidacl después de la victoria. E l señor comandante jeneral, coronel don Francisco Bolognesi, estuvo a la altura de esos soldados que caracterizan a aquellos cuya presencia en la fila enemiga hacia rendir banderas, i el batallón Guardias de Arequipa, por sus certeras punterías, por su orden i serenidad, hizo suyo gran parte del honor de este triunfo, en que columnas de infantes, naturalmente señaladas c o m o víctimas de su propio valor, evidenciando una vez mas la superioridad del valor i de la disciplina sobre todos los elementos que pueden oponerle los adelantos de la guerra moderna. c

L a quinta división, compuesta de los cuerpos de la guardia nacional del departamento i de la columna L o a , c o m puesta de ciudadanos bolivianos, había llegado la víspera al campamento después de una penosísima jornada, i su valiente comandante jeneral, el sen ir coronel don José M. de los R í o s , que abandonó a Iquique, solo por obediencia, sonrió al peligro i se -precipitó en él con un j ú b i l o , del que participaron sus fuerzas materiales después de la quinta herida, pero dejando su espíritu en todos sus subordina-


CAPITULO

dos. E s admirable el m o d o c o m o el Iquiqne, privado de su jefe i sus oficiales; c o m o el L o a , que parece haber encarnado la lealtad i el valor tradicional de Bolivia, c o m o la fatal herida en su jefe i sus oficiales superiores, dispersaron la caballería enemiga, trocando en fuga su insultante c o n fianza i arrancando de las manos los sables prontos a caer sobre nuestras columnas sin protección. Los cuadros que esos cuerpos forman recuerdan la é p o ca de la lucha antigua; i el enemigo, privado de su artillería por Zepita i D o s de M a y o , lo fué de su caballería por los nacionales de Iquique i los representantes del honor b o l i viano. La artillería, sin cañones, peleó con sus armas menores hasta hacer escepcional en sus filas i en su oficialidad la fortuna de salir ilesa, i se dio tiempo para ofender al enemigo con sus propios cañones dirijidos por el sarjento m a yor graduado Carrera. La división de esploracion acudió a todos los lugares del peligro, desalojó a los enemigos parapetados en lugares casi inaccesibles i confirmó la brillante reputación de su comandante jeneral interino señor coronel Bedoya. Cuando en toda la línea se rechazaba a la fuerza c h i lena, apesar d e sus posiciones i de su tenacidad, en 9 horas de c o m b a t e , se presentaron en el alto por el c a m i n o de Pachica, d o n d e se encontraban de estación, las divisiones Vanguardia i primera del ejército. Su sola presencia c o m pletó la dispersión de los contrarios, n o sin que antes t u viera la segunda ocasión de tomar a v i v o fuego en la l u c h a indescriptible otra de las posiciones alevosas de la fuerza chilena i de distinguirse la primera por la atisbada i ejemplar serenidad c o n que su c o m a n d a n t e jeneral, el señor coronel Dávila, la c o n d u j o , armas a discreción, s u friendo impasible el fuego del e n e m i g o hasta d o m i n a r l o , con solo su resuelta i táctica actitud. E l coronel d o n J u a n González, primer j e f e del rejimiente Guias, q u e desde dias anteriores se encontraba g r a v e m e n t e enfermo, se presentó en Tarapacá la víspera del c o m b a t e , i h a c i e n d o en él h o nor a su j u s t a reputación, c a y ó en la fila enemiga tan g r a v e mente herido que es casi i m p o s i b l e conservar su existencia. El teniente coronel d o n Isaac Recabárren, el defensor de Pisagua, q u e habia v u e l t o a o c u p a r su puesto de Jefe del Estado M a y o r de la s e g u n d a división, después de multiplicarse en todas partes, de llevar personalmente los cuerpos de esa división a los puestos preferentes de la lucha, fué herido en la m a n o sin q u e nada pudiera o b l i garle a dejar el c a m p o de batalla, en el cual, al lado d e V. S., al m í o i en t o d o s los que le señalaban el h o n o r i el riesgo, fué hasta el fin m o d e l o de soldados i patriotas. Interminable seria este oficio, si m e n c i o n a r a u n o a uno los n o m b r e s de todos los que se han distinguido en esta batalla, que ofreció a nuestro deseo la errada presunción de los invasores; las listas de m u e r t o s i heridos tienen mayor elocuencia que cuanto pudiera darle el parte mas minucioso; ellas revelan q u e el puesto del peligro fué el único disputado por los jefes. Orgullo i dolor inspira ese cuadro de h e r o í s m o , q u e V . S. i el Perú apreciarán debidamente. El enemigo o c u p a b a al principiar la acción u n c a m p a mento de casi u n a legua entre el A l t o de la cuesta de Arica i el d e Visagras, i al c o n c l u i r habia r e t r o c e d i d o hasta el cerro de Minta, d o s leguas mas allá de sus atrincheramientos. Los chilenos han c o m b a t i d o siempre a favor de sus parapetos construidos espresamente e improvisados entre las casas i tras d e los matorrales q u e presta el bosque Cuatro cañones K r u p p , 4 obuses, 1 estandarte i varias banderas; 56 prisioneros, fuera del sin n ú m e r o que h e m o s abandonado a los ausilios de las ambulancias, entre ellos una de las cantineras, d a n testimonio d e esta victoria superior a las esperanzas q u e racionalmente p o d i a ofrecer una sola arma puesta a p r u e b a por las tres perfectamente organizadas. Nuestras tropas, h a n h e c h o en este dia uso de la m u n i -

TERCERO.

197

ción i de las armas tomadas al e n e m i g o sobre su propio c a m p o , i h a h a b i d o m o m e n t o en q u e trabada la l u c h a c u e r p o a c u e r p o , señaló la victoria la superioridad personal de nuestros soldados. R e m i t o a V . S . las relaciones de nuestros heridos i prisioneros; le felicito por la ejemplar c o n d u c t a de q u e h a sido testigo i admirador el ejército, i le ruego p o n g a este oficio i sus anexos en c o n o c i m i e n t o de S . E. el señor J e n e ral Director supremo de la guerra para sasifaccion del pais i h o n r a de sus armas. D i o s guarde a V. S . BELISARIO

SUAREZ.

Al benemérito señor Jeneral de división i en Jefe del ejército.

ESTADO M A Y O R JENERAL D E L EJÉRCITO D E L SUR.

Mocha,

Noviembre

30 de

1879.

Después de obtener el 2 7 en las alturas de Tarapacá una espléndida victoria sobre la fuerza chilena en un c o m b a te de 9 horas, tomándose 8 cañones, 1 estandarte, varias banderas i mas de 1 0 0 prisioneros, contando los heridos dejados en las ambulancias, la necesidad que nos ha hecho esperimentar la falta del contratista de carne i la escasez de municiones, gastándose en todo un dia de lucha, hemos tenido que emprender la marcha por el camino que señala el adjunto itinerario. Es posible que lo cambiemos por la via de Coppa i procuraré comunicarlo a V. S. por medio de espresos, esperando los dirija a su vez a este ejército i lo ansilie, si no es a b s o lutamente imposible, con alguna división que nos sirva de refresco i traiga las municiones necesarias, a fin de o p o n e r se a la sorpresa que puede intentar en esta marcha el ejército chileno, de refuerzo, venido nuevamente a Tarapacá, según los últimos informes. L a gloria de la última j o m a d a es tanto mayor, cuanto que solo algunas columnas de infantería han derrotado c o m p l e tamente una división escojida de las tres armas, t o m a n do a viva fuerza 4 cañones K r u p p i 4 obuses de bronce, h e cho volver caras a la caballería i vencido, apesar de sus atrincheramientos en las casas vecinas convertidas en fortificaciones, a una infantería superior, arrebatándole su armamento i municiones para emplearlos contra ellos m i s mos. Es incalculable el número de muertos del e n e m i g o ; i entre nosotros, honrosa aunque triste la relación de bajas, porque figura entre los muertos i heridos considerable n ú mero de jefes i oficiales, c o m o el coronel don Manuel Suarez, primer jefe del rejimiento D o s de M a y o , el teniente c o ronel don Juan B . Zubiaga, que lo era accidentalmente del Zepita, que se cuentan entre los primeros; el coronel clon José Miguel de los R i o s , comandante jeneral de la quinta división; el coronel don Juan González, primer jefe del rejimiento Guias núm. 3 , que están gravemente heridos i otros muchos que constan en el parte oficial del combate que va por este mismo correo. Dios guarde a V . S . BELISARIO

SUAREZ.

Al benemérito señor contra-almirante don Lizardo Montero.

COMANDANCIA JENERAL D E L A SEGUNDA

Pachica,

Noviembre

DIVISIÓN.

28 de

1879.

Cumpliendo con mi deber i en el doble carácter de c o mandante jeneral de la segunda división i primer jefe del batallón Zepita núm. 2 , paso a dar cuenta a V . S . de los acontecimientos precedentes a nuestro feliz resultado final del dia de ayer de una manera tan circunstanciada c o m o lo permite la memoria de un encuentro de tan grandes emociones i de tanta duración como el que paso a relatar. A las 8 . 3 0 A . M . del dia de ayer, i según instrucciones de V . S . , hice desfilar mi batallón sobre el enemigo que ocupaba la altura de la población, disponiendo que el se-


198

GUERRA

DEL

g u n d o jefe comandante Zubiaga, con dos compañías, t o m a ra el camino de la derecha; el tercer jefe, mayor F i g u e r o a , al mando de otras compañías, marchara por el camino de la izquierda, i el cuarto jefe, mayor A r g u e d a s , desfilara con las dos restantes compañías por la falda del centro. Signieudo este orden llegaron a la cima del cerro que presentaba la estensiou de una pampa ocupada en sus diferentes puntos por el enemigo, que con sus fuegos de artillería e infantería procuraba impedir el ascenso de mi tropa. Empeñado así el combate, resultó en el primer encuentro muerto el comandante Z u b i a g a i mortalmente herido el sarjento mayor Figueroa. R e p l e g á n d o s e el enemigo en retirada, penetramos las primeras posiciones, encontrando en el campo 4 cañones. E l D o s de Mayo, que llegaba por la izquierda conducido por el Jefe de. Estado Mayor de la división, atacó al enemigo, reuniendo 2 cañones mas que este cuerpo babia tomado en el campo, provistos de a b u n dante parque i el equipo allí abandonado. Reunido al Dos de M a y o , el Jefe de Estado Mayor de la división me dio parte de haber muerto heroica i entusiastamente el primer jefe del rejimiento coronel don Manuel Suarez. L a división ya unida siguió avanzando sobre el enemig o , que sin dejar de hacer nutrido fuego, iba cediendo el campo. A las 11 A . M . salió herido del lugar del combate el comandante Recabárren, obligado a retirarse para su c u ración. Reforzado el enemigo i agotándose las municiones, llegó un momento dudoso para la suerte de nuestras armas, por presentarse al m i s m o tiempo i a mi derecha caballería enem i g a con dos columnas de iufantería. L o g r a n d o reorganizar la división i proveyéndome de las armas i pertrechos enemigos, emprendí otro ataque, consiguiendo hacerlo retroceder hasta gran distancia. E n este empuje estuve acompañado por el coronel U g a r t e de la guardia nacional de Iqniqne i comandante Melendez de la columna Naval de idem, ambos a la cabeza de su fuerza; i no obstaute de r e sultar herido en la parte superior del cráneo, el coronel U g a r t e continuó en el c a m p o hasta los últimos momentos. A v a n z a n d o sobre el e n e m i g o hasta la distancia de una legua, se e m p e ñ ó otro reñido c h o q u e , i presentándose en ese m o m e n t o V . S., hícele saber la escasez d e las m u n i ciones i lo diezmada que se encontraba la tropa, por c u y o m o t i v o regresó V. S. p o c o s m o m e n t o s después a c o m p a ñ a d o c o n fuerzas del batallón A y a c u c h o i Provisional de L i m a i del Arequipa. C o n este considerable refuerzo se l o g r ó poner en dispersión las c o l u m n a s enemigas. A v a n z a n d o sobre ellas, t o m é posesión d e sus dos últimos c a ñ o nes, a c o m p a ñ á n d o m e en esos m o m e n t o s el c o m a n d a n t e S o m o c u r c i o , del 1. ° A y a c u c h o ; c o m a n d a n t e Zavala, del Provisional de Lima, i el teniente M o o r , del A r e q u i p a , q u e al frente de una guerrilla daba e j e m p l o de entusiasmo i valor. E l c o m a n d a n t e Recabárren, una vez que le hicieron la primera cura, volvió al lugar del c o m b a t e , p r e s e n t á n d o seme i a c o m p a ñ á n d o m e hasta el término d e la acción. C o n los últimos cañones t o m a d o s , el m a y o r Carrera, de la artillería, trabajó hasta lograr ponerlos en c o n d i c i ó n de hacer fuego, i efectivamente logró hacer varios disparos sobre los dispersos enemigos. A las 4.30 P. M., a b a n d o n a n d o los e n e m i g o s sus últimas posiciones i estando presente V . S., llegó la división V a n g u a r d i a formada en batalla, i q u e d á n d o l e solo t i e m p o para hacer d o s descargas cerradas q u e c o m p l e t a r o n el éxito de nuestros esfuerzos, cesando t o d o el fuego a las 5.10 P. M. E n el c o m b a t e de ayer q u e d ó evidenciado, u n a vez mas, q u e el e n e m i g o n o p u e d e sostener e n c u e n t r o en terreno llano, i sí solo presenta batalla c u a n d o la superioridad d e l n ú m e r o los alienta i el terreno les p e r m i t e parapetarse. L a falta que nos ha h e c h o la caballería h a b r á sido n o tada p o r V. S. en m u i diferentes m o m e n t o s , i n o p u e d e

PACIFICO.

m e n o s q u e ser lamentada, pues aun sin ella se h a l o g r a d o reunir considerable n ú m e r o d e prisioneros. E l sello d e gloria que a nuestras armas toca p o r la j o r n a d a d e ayer, se d e b e m u c h o a las activas i acertadas m e d i d a s d e V . S. en los m o m e n t o s mas críticos i c o m plicados. L a escitacion i entusiasmo d e nuestras tropas patentiza la j u s t i c i a d e tantas glorias adquiridas, i la victoria d e ayer, en tan desproporcionadas c o n d i c i o n e s respecto del e n e m i g o , rescatan el prestijio d e nuestras armas. H a r é presente a V . S. que el a y u d a n t e d e la c o m a n dancia jeneral, capitán d o n Luis C h a c ó n , m e a c o m p a ñ ó c o n entusiasmo i celo desde el principio del c o m b a t e . D e l m i s m o m o d o el teniente d o n J o a q u í n Castellanos, h a d e s e m p e ñ a d o comisiones de importancia i riesgo, sirviénd o m e d e a y u d a n t e i a c o m p a ñ á n d o m e hasta q u e l e m a t a ron el caballo. Igualmente los estudiantes universitarios, subtenientes don José Torres Paz i don Eduardo Leca, se han distinguido en su comportamiento. Estos caballeros, con todo el ardor i abnegación inherentes a su edad i condiciones especiales, se han puesto a la altura de la alta misión que se les confiara, habiéndome servido de ayudantes durante todo el tiempo del c o m b a t e , i desempeñado variadas i peligrosas c o m i s i o nes. E l primero fué honrosamente herido. E l subteniente Bedoya, de la m i s m a comisión, ha enmplido asimismo con su deber. Recomendaré a V . S., para que a su vez lo haga al D i r e c tor de la guerra, el digno i elevado comportamiento de t o dos los señores jefes i oficiales e individuos de tropa que hau servido bajo mis órdenes. Concluieré, señor Jefe de E s t a d o Mayor Jeneral, a c o m pañando la razón que me pasa el Jefe de E s t a d o Mayor de la división, de los jefes i oficiales muertos i heridos en el c a m p o de batalla. • A u n no se pueden apreciar las bajas en la tropa por la premura del tiempo, reservándome hacerlo en su oportunidad; pero solo puedo asegurar a V . S. que el número de muertos i heridos es considerable. Dios guarde a V . S. ANDRÉS. A .

CÁCERES.

Al benemérito señor coronel Jefe de Estado Mayor Jeneral del ejército del Sur

COMANDANCIA JENERAL D E A R T I L L E R Í A .

Tarapacá, Noviembre 28 de 1879. Señor coronel: Cuando a las 8 . 3 0 A . M. de hoi se anunció la presencia del enemigo en las alturas e inmediaciones de la ciudad i se sirvió V . S. ordenarme tomar posiciones en el morro contiguo a la izquierda de la quebrada, lo hice así sin pérdida de m o m e n t o ; minutos después de encontrarme allí se apercibió, en efecto, el enemigo que, por nuestra izquierda i a unos 200 metros p r ó x i m a m e n t e , c o m e n z ó sus fuegos sobre la brigada de mi mando i de la tercera division qne se hallaba a retaguardia mía i resultó a mi izquierda en aquel m o m e n t o ; se trabó desde luego un combate sostenido por mas de dos horas, en que unidos a las fuerzas de dicha division logramos rechazarlos i hacerlos descender al valle, en donde fueron tenazmente perseguidos hasta obligarlos a refnjiarse en las casas, cercas i montes que en ese paraje se encuentran; allí continuaron una nueva i vigorosa resistencia qne cedió al fin al valor i perseverancia de los nuestros, reforzados por otros cuerpos que concurrían por aquel lado al combate. Terminado a eso de las 3 P . M . este sangriento episodio, regresé a la población con los restos de mi fuerza; V . S. dispuso entonces que ésta c o m o los de los demás cuerpos reunidos eu la plaza subieran a las alturas de la derecha, donde las divisiones del mando de V . S. habían logrado arrollar al enemigo desde temprano, tomándoles 4 cañones sistema K r u p p i 4 piezas de bronce también rayadas.


CAPITULO

L a resistencia que en ese lado hacia aun el e n e m i g o , erseguido durante cerca d e d o s leguas, d u r ó hasta las 5 '. M., h o r a en que se declaró el triunfo definitivo i q u e d ó c u m p l i d o el deseo d e nuestros soldados d e m e d i r su coraje c o n los chilenos, que p u d i e r o n creerse talvez s u p e riores por el i n o p i n a d o descalabro del dia 19, m o t i v a d o por el incalificable proceder d e las fuerzas aliadas. Esta victoria, señor coronel, nos cuesta bien caro es verdad; d e los 6 j e f e s i oficiales q u e c o n 132 i n d i v i d u o s de tropa entraron a mis órdenes en c o m b a t e , h a n sido heridos 1 j e f e , 8 oficiales, 32 i n d i v i d u o s d e tropa i 12 o 15 muertos d e estos útimos, c o m o verá V . S. por las relaciones adjuntas. D e b o , en j u s t i c i a , r e c o m e n d a r a la consideración de V . S. i del señor Jeneral en Jefe del ejército el brillante c o m p o r t a m i e n t o d e los jefes, oficiales i tropa de la brigada en la bella j o r n a d a d e hoi, particularizando la d é l o s heridos d e ambas clases, q u e se destinguieron p o r su ardimiento i arrojo, así c o m o al sarjento m a y o r d o n M a n u e l Carrera, capitán de la 2. c o m p a ñ í a , al teniente g r a d u a do d o n J o s é G. Cáceres d é l a 1 . , i subteniente d o n E n r i que Várela de la 3 . , c u y o singular porte m e r e c e esta especial m e n c i ó n . N o p u e d o m e n o s que r e c o m e n d a r a V . S. el d i g n o c o m -

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?

ortamiento de los sarjentos m a y o r e s d o n J o s é María rado i d o n P e d r o L u n a i Olivares, que, a la cabeza d e los obreros de la maestranza, t o m a r o n en el c o m b a t e u n a parte tan activa c o m o el ejército, Dios g u a r d e a V . S. EMILIO

CASTAÑON.

Al señor coronel Jefe de Estado Mayor Jeneral.

Noviembre

199

d e la división, que en c o n j u n t o h a n sufrido las pérdidas d e 1 jefe, 8 oficiales i 124 d e tropa muertos, i 5 jefes, 7 oficiales i 131 d e tropa heridos. P o r l o demás, benemérito señor coronel, réstame tan solo i c u m p l o c o n el deber d e r e c o m e n d a r a V . S. al c o r o nel g r a d u a d o d o n J o s é F é l i x Silva, a los tenientes d e uardia nacional d o n Manuel F r a n c i s c o de los R i o s , d o n 'rancisco de P. R a m í r e z i d o n Marcos Elias Sotillo, el cual se encuentra g r a v e m e n t e herido en esta c i u d a d ; al teniente g r a d u a d o d e ejército d o n A b e l de la Cuba i a los subtenientes d e guardia nacional d o n V i c e n t e P a c h e c o i d o n Guillermo Velarde, pertenecientes a esta c o m a n dancia jeneral i E s t a d o Mayor, que, c o m o buenos peruanos i patriotas, c u m p l i e r o n c o n su deber, guiados, sin d u d a , p o r la sublime e m u l a c i ó n crecida al ver el a r r o j o de sus c o m p a ñ e r o s d e armas i al c o n t e m p l a r la g r a n d i o sidad d e la causa que defendían. N o c o n c l u i r é sin felicitar a m i patria i al pais por t a n fausto triunfo, l a m e n t a n d o a la vez que la victoria se haya alcanzado perdiendo tantos valientes i d e p l o r a n d o que el valeroso i d i g n o c o m a n d a n t e de la división, señor c o r o n e l d o n J o s é Miguel d e los Rios, se encuentre g r a v e m e n t e herido. Incesante i audaz recorría de u n p u n t o a otro la línea q u e le c o m p e t í a en la estension q u e le era posible, i n f u n d i e n d o c o n su arrojo, á n i m o i valor a sus^soldados i desafiando c o n d e n u e d o al e n e m i g o para arrancarle los laureles de la victoria.

f

D i o s guarde a V . S., benemérito señor coronel. BALTASAR

VELARDE.

Al benemérito señor coronel, Jefe de Estado Mayor Jeneral.

C O M A N D A N C I A J E N E R A L D E L A QUINTA D I V I S I Ó N .

Tarapacá,

TERCERO.

28 de

1879.

El dia d e ayer fué de j ú b i l o para la patria, pues triunfantes nuestras armas en la célebre i m e m o r a b l e batalla que se libró c o n las fuerzas enemigas en las alturas de esta p o b l a c i ó n , h a d a d o una prueba mas de la virilidad, patriotismo i decisión d e nuestros soldados, que c o n la enerjía q u e infunde siempre la defensa d e las causas n o bles i sagradas c o m b a t e n c o n la serenidad d e los héroes i con la entereza d e los mártires. Sorprendido p o r el e n e m i g o , a las 9 A . M . del dia citado, r e c i b i ó l a c o m a n d a n c i a j e n e r a l orden de V . S. para que desfilaran los cuerpos que la c o m p o n e n a batir las fuerzas chilenas q u e atacaban, i superando las dificultades i escabrosidad del terreno, se verificó u n a ascensión por puntos casi inaccesibles c o n toda la rapidez q u e requería la gravedad de las circunstancias. U n a vez posesionados i dominando las c u m b r e s de los cerros, se r o m p i e r o n los fuegos, i c o m p r o m e t i d o el c h o q u e , la división a q u e pertenezco avanzaba intrépida i sin vacilar hasta que llegó a imponer al e n e m i g o , h a c i é n d o l o retroceder, c o n t a n d o para ello c o n la valiosa c o o p e r a c i ó n de los d e n o d a d o s rejimientos D o s d e M a y o i batallón Zepita n ú m . 2 d e la segunda división. Me seria, a la v e z que i m p o s i b l e , estéril hacer c o m e n tarios ni entrar en apreciaciones sobre tan brillante j o r nada; imposible, p o r q u e lo b r u s c o i repentino del ataque dio c o m o c o n s e c u e n c i a inmediata que los cuerpos p e r t e necientes a esta división atacaran también por diversos puntos, diseminándose c o n tal m o t i v o ; i estéril, p o r q u e tanto el benemérito señor Jeneral en Jefe del ejército como V . S. se encuentran persuadidos del patriótico c o m portamiento de la división citada, desde q u e c o n el valor guerrero que les caracteriza i c o n el entusiasmo q u e anima a t o d o p e c h o q u e late a impulsos del patriotismo, recorrieron la línea d e d e r e c h a a izquierda en las horas de peligro, d i c t a n d o las disposiciones q u e exijia lo apremiante de la refriega. A s í , pues, m e limito tan solo a adjuntar los partes q u e sobre tan e s p l é n d i d o h e c h o de armas m e h a n dirijido los primeros j e f e s d e los c u e r p o s

PARTE D E L C O M A N D A N T E D E LA

TERCERA D I V I S I Ó N ,

T e n g o la satisfacción de participar a V . S., para c o n o c i miento del benemérito señor Jeneral en Jefe del ejército, qne el dia de hoi, en m o m e n t o s de haber ordenado que la división de mi mando se alistase para continuar la marcha sobre A r i c a , según lo dispuesto por ese Estado Mayor J e neral, c o m o a las 9 A . M . se tuvo noticia de que el ejército enemigo coronaba las alturas de este punto i que por d e r e cha e izquierda de la quebrada se encontraban fuerzas listas para emprender ataque sobre las nuestras. C o m o V . S. sabe mui bieu, se me ordenó que con la división de m i m a n d o , saliese a tomar posesión de las a l turas opuestas a las qne ocupaba el enemigo. Verificado este m o v i m i e n t o , i habiéndose visto que el enemigo dentro de la quebrada avanzaba sobre nosotros por nuestro flanco izquierdo, hallándose a corto tiro de rifle, ordené que avanzasen los dos cuerpos que componen la división i rompiesen los fuegos sobre ellos, pues ya se encontraban ocupando la altura inmediata. E m p e ñ a d o el combate i rechazados de su posición por el valor e intrepidez de nuestros entusiastas soldados, seguim o s avanzando sobre él hasta que' nos posesionamos en un punto en donde se empeñó con mayor encarnizamiento la lucha, habiendo sido el batallón 2. de línea i otros c u e r pos del enemigo los que nos bacian resistencia parapetados en las casas, tapias i matorrales. V i e n d o que el enemigo permanecía posesionado ventajosamente, se prendió fuego a unas habitaciones, cuya iniciativa fué tomada por los capitanes dou José Camilo Valencia,, del batallón 2. ° A y a c u c h o , i don Rudecindo L ó p e z , de Guardias de Arequipa, a fin de sacarlos de sus atrincheramientos; lo que dio lugar a que el pánico se apoderara de las filas enemigas, poniéndose en fuga i arrojando sus rifles, después de haber sido arrancada de sus manos la bandera del 2. ° de línea por el soldado Manuel Santos, de la 1. ^ compañía del Guardias de Arequipa, i tomándose así m u chos prisioneros i quedando el c a m p o cubierto de c e n t e n a res de muertos i heridos. c

A las 3.30 P . M . contramarcha hacia la población i de allí recibí orden de V . S., comunicada por el sarjento m a -


GUERRA

200

DEL

y o r don Pedro Palacios, segundo ayudante del Estado Mayor Jeneral, para desfilar con la división de mi mando sobre las alturas que dominan la población, i en donde se sentían aun las detonaciones de la fusilería enemiga. Situado en este punto, observé que avanzaba la división Vanguardia, cuyas huellas seguía a corta distancia hasta que, c o m o a las 6 P. M., se me dio orden de retirarme del campo por la total derrota del enemigo. Injusto seria si no recomendase ante la consideración del Supremo Gobierno, por el digno órgano de V . S., la bisarría i buen comportamiento de todos los señores jefes, oficiales i tropa que me están subordinados, en los momentos del c o m b a t e ; pues que cada uno de ellos se disputaba el mejor puesto en el peligro, c o m o soldados i c o m o patriotas. Dios guarde a V . S.

PACIFICO.

Las bajas que hemos sufrido han sido pocas en relación con las 9 horas de combate incesante que hemos sostenido, i por la superioridad del enemigo por su artillería, de cuya arma careciamos; pues solo llegan a 29 muertos i 36 heridos, entre estos el segundo jefe del Provisional de L i m a íiúm. 3, comandante don Oswaldo Pflucker i el capitán instructor del m i s m o cuerpo, don José García. L a s relaciones nominales de muertos i heridos las pasaré en su oportunidad a ese Estado Mayor Jeneral. Para que sirvan de c o m p l e m e n t o a este parte, acompaño a V . S. los que respectivamente me han pasado los jefes de cuerpo de la división de mi mando, los que tengo el honor de elevar a V . S. a fin de que se digne ponerlos en conocimiento de S. S. el Jeneral en Jefe del ejército. Dios guarde a V . S. MERCHOR

F R A N C I S C O BOLOGNESI.

PARTE

DEL

COMANDANTE

ACCIDENTAL

DE

LA

DIVISIÓN

ESPLORACION.

PARTE

D E L COMANDANTE

JENERAL

DE

•A las 10 A . M., di orden a la división de contramarchar por la derecha i ocupar la chacra de San Lorenzo, donde una gran fuerza enemiga estaba parapetada; i encontrando allí a la tercera división atacamos impetuosamente al enem i g o , incendiándoles sus posiciones para obligarlo a abandonarlas, lo que se hizo después de dejar un considerable número de muertos i heridos, i tomando 45 prisioneros inclusive un jefe, un oficial i una cantinera; dichos prisioneros, al ver la consideración con que se les trataba, dieron vivas al Perú i comunicaron que las fuerzas que nos atacaron erau los Tejimientos 2. ° de línea i la Artillería de Marina, fuertes en 1,000 plazas cada uno. Después de esto, i por órdeu de V. S., me dirijí con mi división a la plaza de la ciudad donde el ejército estaba r e concentrándose; allí se me ordenó relevar a la segunda i tercera división que estaban fatigadas i faltas de munición. D a n d o cumplimiento a esta orden, subíal alto de la cuesta de A r i c a donde estaban situadas dichas fuerzas, i encontrando al señor coronel Cáceres, éste me manifestó la urjente necesidad que tenia la división de ser relevada, pues estaba muí fatigada i sin munición, por lo que hice marchar mi fuerza a colocarse en las posiciones que anteriormente ocupaban aquéllos. Situados en estos nuevos puestos, fuimos avanzando terreno sobre el enemigo, obligándole a dejar los lugares que ocupaba, atacándole sin tregua por espacio de 4 horas seguidas hasta lograr ponerlo en completa dispersión i t o m á n dole 2 piezas de artillería i un regular número de rifles i municiones. Para terminar, señor c o r o n e l , cumple a mi deber hacer prénsente a V . S. que los jefes, oficiales e individuos de tropa de la división de mi mando, se han portado en esta memorable jornada c o m o no podía menos de esperarse de su valor i patriotismo, habiendo estado a m i lado los amanuenses de este Estado Mayor, tenientes don Rafael Rojas i Cañas i don Tomas Bustamante.

BEDOYA.

LA

PRIMERA

DIVISIÓN.

~Pachica, Noviembre A las 9 A . M. del día de hoi se recibió aviso de que el ejército chileno avanzaba para atacarnos en este c a m p a m e n t o ; al efecto, se me comunicó orden de ese Estado M a yor Jeneral de mover la división que accidentalmente está a mi mando i tomar posiciones a la altura de la quebrada por donde venian fuerzas enemigas en gran número. E n el acto dispuse que desfilara en el orden siguiente: el batallón A y a c u c h o subió por el Panteón i se posesionó de las alturas de Quillahuasa, para contener a la caballería enem i g a que descendía de las opuestas, i el Provisional de L i m a núm. 3, conducido por el que suscribe i sus dos jefes, t o m ó la Quebrada, i ocupando las alturas ele la Banda fuimos a protejer a la tercera división que por aquel lugar se estaba batiendo con fuerzas enemigas que habían ascendido ya a nuestras posiciones i que inmediatamente fueron rechazadas.

J.

28 de

1879.

A horas 1 P. M. del dia de ayer recibí orden de marchar con la division de m i m a n d o , que se hallaba en este mismo pueblo, i dirijirme al teatro del combate que libraban nuestras fuerzas con las del ejército chileno en los altos i quebradas de Tarapacá. A l llegar a 200 metros mas o menos de la poblaciou de este nombre, se presentó un ayudante de ese Estado Mayor Jeneral i me comunicó que, después de llenar en el rio las cantinas, atacara por entre la quebrada al enemigo, que en gran número se encontraba parapetado en los caseríos i cercos. E n el acto i en vista de lo accidentado del terreno en que tenia que operar, hice que el batallón Cazadores del Cuzco núm. 5 de línea, desplegara sus compañías en guerrilla, marchando tras de ellas con el señor coronel don V í c t o r Fajardo a la cabeza, el que atacó i tomó la ranchería en que el enemigo se habia parapetado. L a s otras tres compañías fueron conducidas personalmente por mí sobre el flanco izquierdo i a la misma altura que las anteriores, tanto para protejer á éstas, cuanto para batir a otra parte del enemigo que se hallaba cubierto por los cercos de los potreros i ríos. E l batallón Cazadores de la Guardia n ú m . 7, al mando de su primer jefe, benemérito señor coronel don Mariano E. Bustamante, i conducido por el Jefe de Estado Mayor de la division, teniente coroneL don A d e o d a t o Carvajal, dispuse que marchara sobre el flauco izquierdo i a la altura de las guerrillas del 5. ° para reforzar con prontitud. M o m e n t o s después de trabado el combate se vio que una fuerza enemiga se dirijia por nuestro flanco izquierdo i conociendo que este movimiento era practicado para rodearnos i atacarnos por la retaguardia, ordené que dicho batallón coronase en el acto la colina inmediata, i batiese a dichas fuerzas, las que al fin, al ver el movimiento i lo ventajoso de la posición tomada, emprendieron inmediatamente la fuga, pudiendo apenas hacerle un prisionero i dejando muerto en el c a m p o un oficial. A las 5.30 P . M. éramos en lo absoluto dueños del campo en que operábamos, i las guerrillas que dirijia el coronel Fajardo tenían en su poder algún uúniero de prisioneros. P o r los partes de los primeros jefes de ejército, que orijiuales tengo el honor de adjuntar, se enterará V . S. de los detalles de esta m e m o r a b l e jornada en la parte que hemos tenido en ella. De mas seria, señor coronel, encomiar la buena conducta i entusiasmo que han manifestado todos, señores jefes, oficiales e individuos de tropa, pues con ello no han hecho otra cosa que cumplir con su deber. Dios guarde a V . S. ALEJANDRO HERRERA.


CAPITULO

PARTE

D E L COMANDANTE

JENERAL

DE

L A DIVISIÓN

DE

VANGUARDIA.

Moche,

Noviembre

28 de 1879.

El dia 2 7 , a la 1 P. M., h a l l á n d o m e acantonado en el pueblo d e P a c h i c a c o n la división d e m i m a n d o , supe p o r una persona particular q u e las fuerzas d e nuestro ejército estacionadas en Tarapacá sostenían un reñido c o m b a t e con n u m e r o s a s fuerzas chilenas q u e habían v e n i d o en nuestra persecución. E n el acto m a n d é alistar los cuerpos de la división para desfilar tan l u e g o c o m o tuviese certidumbre del c o m b a t e q u e se anunciaba. A las 2 P. M., p r ó x i m a m e n t e , a u n q u e n o recibí aviso oficial alguno, desfilé hacia Tarapacá, siendo seguido en mi m a r c h a p o r la primera división, c o m p u e s t a d e los batallones 5 i 7, q u e la c o m a n d a b a el señor coronel d o n A l e j a n d r o Herrera, i se hallaba también e n el m i s m o pueblo. Por los adjuntos partos se i m p o n d r á V . S. d e los m o v i mientos q u e efectué sobre las fuerzas enemigas, m o v i mientos q u e dieron lugar a su c o m p l e t a desorganización. Los m u e r t o s i heridos de los batallones P u n o n ú m . 6 i Lima n ú m . 8, están en relación separada, resultando t a m bién herido el C. M. d e la división el teniente g r a d u a d o don José María Ochoa. R é s t a m e tan solo r e c o m e n d a r a V. S. la decisión i e n tusiasmo d e los señores jefes, oficiales e individuos de tropa d e la división d e mi m a n d o , i la celeridad c o n q u e marcharon a socorrer a sus hermanos en el conflicto, lo que dio lugar a coronar la espléndida victoria q u e alcanzó ese dia nuestro ejército sobre las fuerzas invasoras. D i o s g u a r d e a V. S. J U S T O P. D Á V I L A .

PARTE

D E L JEFE

D E L BATALLÓN NÚM.

PROVISIONAL

DE

LIMA

3.

TERCERO.

201

Oswaldo Pflncker, i los del capitán don José García, heridos en la refriega. N o me es dado apreciar en qué proporción el batallón de mi mando cooperó a la completa destrucción de las fuerzas enemigas, que en número de mas de 2,000 hombres, invadieron la quebrada; pero sí debo hacer constar el hecho que hizo durante el combate 23 prisioneros, 20 individuos de tropa, pertenecientes al 2. ° de línea, rifles Comblaiu i municiones. A las 2.30 P . M., hora en que el batallón de mi mando llegó a la cima, las fuerzas enemigas se encontraban a 2 0 0 metros, mas o menos, de distancia. E l señor coronel don Andrés A . Cáceres que allí estaba, me indicó los puntos que debia ocupar, los mismos de que estaban posesionados el batallón A y a c n c h o n ú m . 3 a 700 metros del enemigo. Después de 30 minutos de combate, durante los cuales el cuerpo de mi mando tuvo que hacer uso de rifles i m u niciones abandonadas por el enemigo, avanzó tomando terreno 50 metros; mientras tanto el fuego de fusilería del enemigo continuaba sostenido; no así el de canon que solo se dejaba sentir de rato en rato i cuyos tiros pasaban muí altos sobre nuestras cabezas. E n el trascurso de hora i inedia i en dos empujes avanzaron 100 metros, mas o menos. A las 4.30 P. M . el enemigo emprendió la fuga después de tres descargas cerradas de la división Vanguardia, que avanzó por nuestro flanco derecho. Las pérdidas del batallón en el dia de la fecha s o n : 1 jefe i 1 oficial heridos, 12 individuos de tropa muertos i 20 heridos. A las 6 P . M . , por orden de V . S., contramarcha i ocupé la ciudad. Durante la. jornada, todos, en la fuerza de mi mando, han cumplido con su deber. L o que tengo el honor de pouer en conocimiento de V . S. en cumplimiento de m i deber. Dios guarde a V . S. RAMÓN A.

Tarapacá,

Noviembre

RELACIÓN

Tengo el h o n o r d e pasar a V . S. el parte oficial d e la batalla del dia d e h o i en l o relativo a la fuerza d e m i mando, a fin d e q u e p o r el d i g n o órgano d e V . S. llegue al c o n o c i m i e n t o del señor coronel Jefe d e l Estado M a y o r Jeneral. A las 9 A . M. del dia d e h o i , i p o r orden d e V . S., d e s tilé con el batallón d e m i m a n d o i o c u p é las alturas d e la Banda para protejer la entrada a la c i u d a d p o r el c a u c e del rio: t o m a d a la posición indicada i rotos los fuegos entre la tercera division, situada a 300 metros a nuestra vanguardia, i las fuerzas chilenas q u e h a b i e n d o d e s c e n dido p o r la cuesta d e Visagra, habían a v a n z a d o hasta posesionarse i parapetarse tras los cerros d e piedra d e las chacras fronterizas del p u n t o o c u p a d o p o r la tercera d i vision, V. S. m e o r d e n ó replegarme a ella. Cumplida la orden anterior, V . S. me dio la de descender i atacar al enemigo que parapetado tras los cerros de las chacras i casas nos hacia un nutrido fuego de fusilería. Atacado éste casi simultáneamente por fuerzas de la segunda division, columna L o a , batallón A y a c n c h o i el de mi maudo, abandonó sus posesiones que t o m a m o s sobre moutoues de cadáveres i se escondió entre las chucas i el monte de donde continué el fuego de fusilería. A fin de evitar que nuestras fuerzas quedaran imprudentemente tendidas en el c a m p o mientras las del enemigo permanecían invulnerables, hubo necesidad de incendiar chucas i montes. Despejado el terreno por el fuego i ya el enemigo al descubierto, bastaron algunas descargas para destruirlo i dispersarlo. En este c o m b a t e , el cuerpo de m i mado que luchó 3 horas sin cesar, lamenta, entre otros daños sufridos, verse privado por algún tiempo de la poderosa cooperación e i m portantes servicios de su segundo j e f e , teniente coronel don TOMO n — 2 6

ZAVALA.

27 de 1879. DE

LOS M U E R T O S

I

HERIDOS

REJIMIENTO DOS D E

PERUANOS.

MAYO.

Muertos.—Coronel graduado, d o n Manuel Suarez. Teniente coronel graduado, d o n Mariano Moran. Teniente g r a d u a d o , d o n Daniel Torrico. . Subteniente, d o n Manuel J. Osorio. Heridos.—Capitán graduado, d o n Manuel A . Rivera. Subtenientes: d o n Lúeas G a o , d o n T o m á s Berenguel, d o n G u i l l e r m o Bello, d o n J o s é Torres Paz i d o n Pedro Torres. SEGUNDA

Herido.—Jefe cabárren.

DIVISIÓN.

d e Estado Mayor, coronel d o n Isaac R e -

CAZADORES D E L A G U A R D I A N Ú M . 7.

Muertos.—Capitanes: Enrique Vargas.

d o n Carlos A l b e r t o Odiaga i d o n COLUMNA LOA.

Muertos.—Capitán, d o n A n i c e t o Rivera. Subtenientes: d o n R u b é n Córdova, d o n N i c a n o r M o n t e i d o n A d o l f o Vargas, i 35 entre clases i soldados. Heridos.—Subtenientes: d o n Luis Mugurtegni i d o n J o s é Cuéllar, i 40 entre clases i soldados. GUARDIAS D E AREQUIPA.

Muertos.—Capitán graduado, don Clodomiro Valdivia, i 3 4 guardias. Heridos.—30 id. ESCUADRÓN

Muerto.—1 Heridos.—5

JENDARMES

D E TARAPACÁ.

soldado. entre clases i soldados.

Chavez


GUERRA DEL PACIFICO.

202

G U A R D I A CIVIL D E I Q U I Q U E .

Muertos.—6 Heridos.—2

guardias. id.

Heridos.—Teniente c o r o n e l d o n J o s é María M e l e n d e z , gravemente. Tenientes: d o n F e d e r i c o Mandrean i d o n P e d r o Portillo, i 16 soldados. DIVISIÓN

COLUMNA JENDARMES D E TARAPACÁ.

Muerto.—1 Heridos.—5

soldado. soldados. soldados.

Muerto.—1 Heridos.—3

soldado. soldados.

BATALLÓN 6.

L I M A N Ú M . 8.

BATALLÓN

ZEPITA.

Muertos.—Teniente coronel, d o n J u a n B . Z u b i a g a . Capitán graduado, d o n F r a n c i s c o P. d e F i g u e r o a . Subtenientes: d o n J u a n M. Cáceres i d o n J u a n R . M e neses. Heridos.—Sarjentos maj'ores: d o n Benito P. d e F i g u e roa i d o n Luis Lazo. Sarjento m a y o r g r a d u a d o , d o n J u a n M . Calderón. Subteniente, d o n F e d e r i c o Ramírez. Capitán g r a d u a d o , d o n Julián Cruzado. Teniente, d o n T e l é m a c o Delfín. SEGUNDO A Y A C U C H O .

Muertos.—-Teniente, d o n Mariano Marquezado. Subtenientes: d o n J u a n B. Tafur i d o n Manuel P o n c e , i 25 entre clases i soldados. Heridos.—Capitán g r a d u a d o , d o n J u a n d e D . Vera. Teniente, d o n A g u s t í n Zerpa, i 32 entre clases i soldados. COLUMNA

TARAPACÁ.

Muertos.—Sarjento m a y o r , d o n Francisco Perla. Subteniente, d o n J o s é Gavilán i 25 entre clases i s o l dados. Heridos.—Capitanes graduados: d o n R o s e n d o Carrion, d o n F e d e r i c o O Rivera i d o n A m b r o s i o Guimaraes, i 25 entre clases i soldados. B R I G A D A D E ARTILLERÍA.

Muertos.—12 i n d i v i d u o s d e tropa. Heridos.—Sarjento m a y o r , d o n José R . d e la P u e n t e . Sarjentos mayores graduados: d o n Guillermo Guerrero i d o n Francisco Pastrana. Capitán g r a d u a d o , d o n Eloi Caballero. Tenientes graduados: d o n J o s é G. Cáceres i d o n N i c a n o r A . Málaga. Subtenientes: d o n F e d e r i c o Pezet, d o n L i n o A . Z e n t e n o i d o n Enrique Várela, i 18 entre clases i soldados. Se advierte que 14 quedaron en el m o r r o i la quebrada, c u y o s nombres se ignoran. PRIMER

A Y A C U C H O N Ú M . 3.

Muertos.—Sarjento mayor, d o n L e a n d r o Escobar. Teniente, d o n Elíseo Valencia. Subtenientes: d o n Ismael C o r n e j o ( c u y o paradero s e ignora) i d o n Manuel Lozada, i 9 soldados. Heridos.—16 soldados. PROVISIONAL D E LIMA N Ú M . 3.

Heridos.—Teniente coronel, d o n Oswaldo Pflucker. Capitán, d o n J o s é García. Muertos.—12 soldados. CAZADORES D E L CUZCO N Ú M . 5 D E LÍNEA.

Muertos.—Subteniente, dado. Heridos.—3 soldados.

d o n E n r i q u e Vargas i 1 s o l -

COLUMNA

Muertos.—Capitán,

d o n J o s é María Oclioa.

Herido.—Teniente,

BATALLÓN PUNO N Ú M .

Heridos.—3

VANGUARDIA.

NAVAL.

d o n S i x t o Melendez i 14 soldados.

IQUIQUE.

Muertos.—Subteniente, d o n A l b e r t o Gilí i 3 9 entre c l a ses i soldados. Heridos.—Coronel, don Alfonso Ugarte. Sarjentos m a y o r e s : d o n L o r e n z o P. Infantas i d o n R o s e n d o Bailón. Capitán, d o n J o s é S. Olivencia. S u b t e n i e n t e , d o n Mariano L. Arias i 31 entre clases i soldados. Se ignora el paradero del capitán d o n J o s é S. M a y o ; tenientes: d o n Belisario M u g a b u r u i d o n Manuel G. V e l e z . T a m p o c o se encuentra al instructor, sarjento m a y o r , d o n T o m á s Bailón i al subteniente d o n Manuel P. R e y e s . RESUMEN.

Muertos Heridos Dispersos

236 261 76

RELACIÓN D E LOS PKISIONEROS REJIMIENTO 2. °

CHILENOS.

D E LÍNEA.

Sarjentos 2 . : M a n u e l N e c o c h e a , J o s é M a n u e l M a y o r g a i Carlos M a d i a g e . C a b o 1. ° , J e r m a n A r a n d a . Cabos 2. : P e d r o R o j a s , P e d r o Mesaña i J o s é d e la Cruz. Músico, Nicasio Peña. Soldados: Gregorio Ibañez, J u a n Medina, J u a n G o n zález, J u a n V e n e g a s , A n d r é s Villarreal, T o m á s Benitez, Bartolo Silva, H e r m e n e j i l d o Olivar, J u a n d e D . Caro, F r u c t u o s o Castro, G u i l l e r m o Martínez, I s i d o r o M a l d o n a d o , Pablo San Martin, A n d r é s Valenzuela, Santiago I b a ñ e z , Jervasio Arana, N i c o l á s D u r a n , J u a n Perea, J o s é Flores i B r í j i d o Marin. 0B

0S

BATALLÓN

CHACABUCO.

Soldado, José Antonio Mundaca. ZAPADORES.

Subteniente, d o n T o m á s R a m í r e z . Sarjento 2. ° , R a i m u n d o Ibarraza. C a b o 1. ° , R u d e c i n d o Nulla. Soldados: J u a n B. Aspillaga, F a u s t i n o R a m í r e z , Juan d e D i o s Fuentes, L i n d o r Quintana, M a n u e l Cano, Pedro A . Arbial, T o m á s Astudillo, J o s é S. Villa, F e l i c i a n o Jara, D i e g o F u e n t e s , A n t o n i o R o d r í g u e z , J o s é R i f o , J o s é del C a r m e n Bej araño, J u a n d e la C. D o n o s o , J u a n d e Dios Rodríguez i Agustín Toro. ARTILLERÍA D E MARINA.

Cabos l . : J o s é Luis N o r a b u e n a i R e i n a l d o Rodríguez. I d . 2. : F e r n a n d o Gallegos i J u a n Plata. S o l d a d o s : J u a n Molina, M a n u e l V i c e n t e , Faustino Z a m o r a n o , J e r m a n Z ú ñ i g a , J o s é N i c o l á s Oriola i Lorenzo Brao. Cantinera, María Quinteros R a m í r e z . o s

0B

Y. Importante correspondencia i cartas sobre el combate de Tarapacá. Después de la batalla de D o l o r e s , en 19 de Noviembre, el ejército enemigo, fuerte de 11,500 h o m b r e s , i vencido apesar de su inmensa superioridad numérica p o r las armas


CAPITULO TERCERO.

victoriosas del nuestro, h u y ó , dejando en el c a m p o 2,000 de sus soldados entre muertos, heridos i prisioneros, sin que en los primeros dias pudiera saberse el lugar adonde habia ido a ocultar su v e r g o n z o s a derrota. L o s prisioneros tomados en su huida no pudieron o no quisieron dar noticias sobre su paradero. Nuestra caballería habia recorrido el c a m p o en distintas direcciones, siguiendo especialmente la línea férrea hasta A g u a Santa, el punto m a s avanzado de ella. E n todas partes se hicieron prisioneros i se encontró a r m a m e n t o , vestuario i equipo, lo que contribuyó a a u m e n tar mas las dudas. Sin e m b a r g o , en previsión de lo que pudiera suceder, se despachó al dia siguiente, con dirección a Santa Catalina, una división compuesta del Rejimiento de Artillería de Marina, del 2 . ° de línea, batallón Chacabuco, Zapadores i una batería de artillería; en todo 2,300 h o m b r e s , mas o menos, llegando al lugar adonde se dirijian el 21 al a m a necer. E l dia 2 4 , el teniente coronel clon José Francisco V e r g a ra, secretario del señor Jeneral en Jefe, deseando averiguar dónde estaba el ejército aliado, i con el objeto de tomar posesión de Tarapacá, partió para ese punto llevando una compañía de Granaderos a caballo al mando del capitán don R o d o l f o V i l l a g r a n , comjmesta de p o c o mas de 100 hombres, la brigada de Zapadores de 2 7 0 , al mando de su comandante Santa Cruz, i 27 artilleros con 2 piezas K r u p p de montaña, al mando del alférez Ortúzar. E l m i s m o dia llegaron a la oficina D i b u j o , allí acamparon hasta las 2 A . M . del dia 2 5 , pues el sofocante calor hacia imposible la marcha de la división por el desierto. Después de marchar durante toda la tarde i noche del 25, hizo alto, a las 2 A . M . del 26, a tres leguas de Tarapacá. Mas a esa hora se aprehendió a varios individuos que venian de Tarapacá i por ellos supieron que el jeneral Bnendia estaba en la ciudad de Tarapacá con unos 3,000 hombres mas o m e n o s , número que se aumentó en la n o che con 1,500 que llegaron de P o z o A l m o n t e . Con estos antecedentes, el señor Vergara pidió el m i s m o dia al señor coronel A r t e a g a , jefe del c a m p a m e n t o de S a n ta Catalina, unos 500 hombres ma^, con los que creia t e ner bastante para batir al enemigo. Impuesto el coronel A r t e a g a de lo que solicitaba el señor V e r g a r a , consultó al señor jeneral Baquedano que mandaba el c a m p a m e n t o de Dolores por ausencia en ese dia del Jeneral en Jefe que habia sido llamado de Iquique, diciéndole que creia mas prudente que, si aceptaba el p e dido del señor V e r g a r a , iría él con toda la división de Santa Catalina, con tal que se le aumentara con una b a t e ría de 6 cañones K r u p p de montaña i 30 Cazadores a c a ballo. A p r o b a d o por el señor jeneral Baqnedano cuanto p r o p u so el señor coronel A r t e a g a , a las oraciones del 2 6 , el 2. ° de línea i Chacabuco, en viajes sucesivos i en ferrocarril, fueron trasladados a la oficina denominada Dibujo, inmediata a A g n a Santa. A la m i s m a hora pasaban en la m i s ma dirección los 3 0 Cazadores al mando del alférez Miller Almeida i la batería K r u p p , al del mayor Exequiel F u e n tes. E l rejimiento de Marina emprendía su viaje al m i s m o punto a pié, p o c o después de las 2 A . M . , llegando al p u n to de reunión c o m o a las 7 A . M . del dia 26. Reunida la división en la oficina D i b u j o , que está frente a Tarapacá en dirección Oeste a Este i distante diez leguas, se hizo prevenir a la tropa la distancia que tenia que andar sin encontrar agua, i que, en consecuencia, todos llenaran sus cantimploras i se repartieran víveres para dos dias; pero sucedió q u e , siendo sumamente escasa el agua, c u a n do se emprendió la marcha, las 3 P . M . , una cuarta parte de la división siguió viaje sin este indispensable elemento. A las 2 A . M . del 27 se reunían estas fuerzas con la tropa mandada por el comandante V e r g a r a , y a medio mnerta de sed. L o s soldados del grueso de la división, que como hemos d i c h o , t a m p o c o habían economizado el a g u a ,

203

animados por una quimérica confianza, estrujaban sus cantimploras para que mojasen los labios los pobres soldados de Zapadores, caballería i artilleros que formaban la d i v i sión de vanguardia. Desde ese m o m e n t o n o le quedaba a nadie una g o t a de agua i tenían nuestros soldados que habérselas con el m a s terrible de los enemigos: la sed en el desierto. Después de una hora corta de descanso, es decir, a las 8 A . M . del 2 7 , se ponían nuevamente en camino las tropas chilenas. L a mayor parte de los soldados no habían podido aplacar su sed ni con una gota de agua, pero continuaban con e m p e ñ o su marcha en vista de la seguridad que se les daba de llegar pronto a Tarapacá. Durante esta hora de alto, dispuso el jefe de la división el orden de la marcha i se acordó el plan de ataque contra la plaza enemiga. El pequeño ejército fué dividido en tres fracciones: la primera, al mando del teniente coronel don Eleuterio R a mírez, compuesta de l a mayor parte del rejimiento 2. ° de línea; la segunda, a l a s inmediatas órdenes del jefe de la división, coronel Arteaga, formada por el rejimiento de A r tillería de Marina, el batallón Chacabuco, las 4 piezas de bronce i 2 secciones K r u p p ; i la tercera mandada por el c o mandante Santa Cruz i compuesta del primer destacamento, al que se agregaron la 4 . compañía del. l . batallón del rejimiento 2. ° de línea (guerrillera), a las órdenes del capitán don E m i l i o Larrain, i otra sección de artillería Krupp. 5 3

e r

Esta tercera división se puso en marcha a la cabeza de las tropas, porque debia ocupar el punto mas distante del lugar donde se encontraban éstas en ese m o m e n t o . Este punto era el pequeño villorrio de Quillahuasa, situado mas al interior de Tarapacá, en la m i s m a quebrada d e este nombre i c o m o a dos millas de distancia. E s t a posición es m u í importante c o m o punto estratéjico para dominar las posiciones enemigas i c o m o escelente aguada para dar descanso i refrijerio a la tropa. L a segunda división debia atacar por el centro, es decir, frente al m i s m o pueblo de Tarapacá, ocupando las alturas que lo dominan por la derecha, i la primera, mandada por el comandante R a m í r e z , a posesionarse de Huaraciña, otro villorrio situado a la entrada de la quebrada i a otras dos millas de Tarapacá, donde también habia escelente aguada i árboles frutales. L a m i s m a división ocuparía al m i s m o tiempo las alturas de la izquierda del enemigo, que d o m i nan la ciudad i los cerrillos del lado opuesto. E l objeto de esta subdivisión de las tropas era cortar las salidas a los peruanos i encerrarlos en el fondo de la quebrada después de ocupar las altnras que la dominan. Una vez conseguido este resultado, los dispersos habrían tenido que rendirse a discresiou, porque les quedaban cerrados t o d o s los caminos para la fuga. L a ciudad i quebrada de Tarapacá es un punto estratéjico de primer orden i en el cual una pequeña fuerza bien d i rijida puede defenderse con ventaja contra un enemigo mui superior en número. E n el espacio comprendido entre Quillahuasa i Huaraciña tiene la quebrada un ancho medio de 600 metros que q u e da reducido a menos de 500, frente al pueblo de Tarapacá, asentado en la falda Oeste, equivalente a la izquierda d e nuestras tropas en los momentos del ataque. L o s bordes de la quebrada, principalmente el del l a d o por donde atacaba nuestra división, son casi cortados a p i que, i n o hai mas camino natural que el que entra por Huaraciña i signe después por el fondo del valle. L o s otros que trasmontan estas faldas son simples senderos por d o n de puede subir un h o m b r e de frente. La tercera división, que fué la primera en ponerse en marcha, avanzó con ardor. Pero al ponerse en m o v i m i e n t o , y e n d o de descubierta una mitad de la 2. * compañía


GUERRA

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DEL

de la 3 . brigada de Zapadores i 4 granaderos a caballo, perdieron el camino que debia seguir, estraviados por la espesísima niebla, llamada por los naturales camandulea. Era tan densa la neblina, que a cuatro pasos de distancia no se divisaban las personas, i los peligros que esta circunstancia podia ocasionar, obligaron a la división de vanguardia a detenerse durante una hora, pocos m o m e n t o s desunes de haber emprendido su marcha. A l fin creyeron haberse orientado, i c o m o a las 4 A . M. tomaron un camino que no era, desgraciadamente, el que debían seguir. Se había advertido al jefe de la división que dejando a su derecha los cordones de cerrillos i pasando, por lo tanto, junto al lecho del rio seco, c o m o a una legua de nuestra izquierda del pueblo de Tarapacá, fuese a tomar posesión de la aguada i villorrio de Quillahuasa, naturalmente fuera de la vista del enemigo. Para esto debia ir faldeando los cordones del morro i apoderarse del caserío de Quillahuasa, j u n t o al cual se levanta una eminencia que domina la quebrada i los cerros vecinos. 0 3

Desgraciadamente, c o m o hemos dicho, los guias t o m a ron un sendero por entre dos cordones de morros, a poca distancia de la quebrada, i éste los conducía directamente al pueblo de Tarapacá. Pero era imposible descubrir el engaño a causa de la c a mauchaca, i nuestra vanguardia continuó hasta las 6.30 A . M . internándose por aquel camino que la conducía a la vista del grueso de las tropas enemigas. Por fin, a las 6.30 A . M., principió a levantarse la n e blina, i a las 7 ya estaba completamente despejado el h o rizonte. U n sol de fuego reemplazó sin transición al hielo penetrante de la noche, i la vanguardia pudo entonces c o nocer que habia errado el camino. L a primera i segunda división se encontraban en esos m o m e n t o s a una legua de distancia, siendo por lo tanto i m posible que acudieran en ausilio de la primera antes de una hora de apresurada marcha. N o obstante, continuó la tercera su trayecto costeando la barranca de la quebrada. A las 9.15 A . M. estaban ya frente al pueblo las tropas de la vanguardia. Nuestra pequeña tropa, que ascendía a lo sumo a unos 500 hombres, ocupaba cuatro cuadras de estensiou, a causa de que el cansancio apenas dejaba m o verse a los soldados. En esos momentos se vieron las cimas del frente, que dominaban a las nuestras, coronadas por 2 batallones p e ruanos. Cuando la artillería, que marchaba a la retaguardia de la división, llegó frente al pueblo, ya se veia al enem i g o trepar por dos estrechos senderos en dirección a nuestras tropas. A las 9.30 A . M. estaban ya 2 batallones peruanos sobre las bordas de la barranca, i abrían un nutridísimo fuego sobre nuestras fatigadas tropas. E n pocos momentos fué aquello una avalancha de soldados que hacían irrupción por todas partes, cortando a la artillería, que estaba sin defensa, del resto de la división. L o s artilleros eran muertos j u n t o a sus cañones, i de toda aquella escasa tropa solo salvaron 4 hombres i 1 oficial que huyó. E l enemigo se apoderó de los cañones í concretó entonces sus fuegos a los Zapadores i compañías del 2. ° , que fueron rodeados por el freute i l o s dos flancos por n u m e rosos batallones. Quedaba aun libre a nuestros valientes una salida para escapar por la retaguardia, pero ninguno de ellos pensó en emprender la fuga. A u n los que habian quedado tirados de fatiga sacaban fuerzas de flaqueza, i disparaban tendidos, ya que no podían sostenerse de pié. Durante tres cuartos de hora hicieron frente al enemig o , causándoles terribles destrozos, i éste se veia obligado

PACIFICO.

a maudar con frecuencia nuevos refuerzos en apoyo de los batallones que combatían, i que ya a esa hora principiaban a cejar. E n esos momentos se notó que algunos soldados no hacían fuego por habérseles agotado las municiones, i fué necesario entonces emprender la retirada hacia la retaguardia. Quedaban, por término medio, 5 tiros por cabeza, i era necesario rejistrar las cartucheras de los muertos para proveer a los que quedaban vivos. Muchos soldados, al dejar sus morrales para alijerar la marcha, habían olvidado allí sus cápsulas, de las que, por otra parte, no llevaban mas que 150 por hombre, sin niugun repuesto. Se emprendió, pues, la retirada en orden i siempre disparando sobre las compactas i reforzadas líneas del enemig o , que estaba ahora a unos 50 metros de distancia. A l retirarse, no quedaban en la compañía del capitán Baquedano mas que 12 soldados. L a del capitán Zañarta se retiró con igual número. Todo el resto de la brigada habia sido esterminado por el enemigo. L a caballería, mientras tanto, que habia llegado hasta Quillahuasa siguiendo el camino que debió tomar el resto de la vanguardia, habia regresado por el m i s m o camino al ver que estaba empeñado el combate i que no avanzaba la división. E n esos críticos m o m e n t o s , siendo imposible dar una carga contra el e n e m i g o a causa de los accidentes del terreno, se limitaba a protejer la retirada de las tropas, a m a g a n d o al e n e m i g o , que n o se atrevía a bajar de los m o r r o s tras d e los cuales se hallaba parapetado. S o l o de esta manera p u d i e r o n escapar aquellas reliquias de la división de vanguardia, q u e , de lo contrario, habrían sido c o m p l e t a m e n t e aniquiladas p o r los soldados peruanos. A p e n a s estuvieron, sin e m b a r g o , fuera del c a m p o de acción, todos ellos, al divisar la verdura de la quebrada, bajaron en tropel a h u m e d e c e r sus fauces en el arroyo, i m u c h o s de ellos fueron muertos allí por las balas enemigas. L a segunda división, mientras tanto, habia entrado ya en c o m b a t e . A las 9.45 A . M., el rejimiento de Artillería d e Marina hacia su primera descarga sobre las tropas enemigas parapetadas en la cuesta de Visagra, i un cuarto d e hora mas tarde r o m p i a sus fuegos el C h a c a b u c o contra los batallones Z e p i t a i D o s de M a y o , que fueron los q u e cortaron el flanco d e r e c h o d e los Zapadores. P e r o estas tropas h a b i a n llegado al c o m b a t e después de u n a m a r c h a penosísima. Se encontraban a una legua de distancia d e Tarapacá c u a n d o se cruzaron los primeros tiros frente al p u e b l o , i entonces esta división, cansada ya por la larga caminata, sedienta i muerta de calor, se vio obligada a avanzar a la carrera en d i r e c c i ó n al c a m p o de batalla. T o d o aquel áspero trayecto q u e d ó s e m b r a d o de dispersos que se tiraban al suelo exhaustos p o r la sequía, i esto en tan gran n ú m e r o , que el primer batallón que fué el primero en tomar parte en la refriega, n o entró c o n mas de 80 h o m b r e s en c o m b a t e . Otros, al divisar al pié d e la barranca la vejetacion i el agua, se dirijian allí, e n l o q u e c i d o s por la sed, sin hacer caso de las amonestaciones, d e las amenazas, ni aun de las balas enemigas, q u e cruzaban en todas direcciones. Los q u e permanecían firmes en sus puestos, hacían, mientras tanto, nutridos i certeros disparos, apoyados por la artillería, que r o m p i ó sus fuegos sobre el e n e m i g o a 300 o 400 metros d e distancia. El l . batallón de la Artillería d e Marina, mandado p o r el teniente coronel d o n M a x i m i a n o Benavides, tomo su c o l o c a c i ó n f o r m a n d o ángulos, u n o d e los cuales estaba paralelo i el otro perpendicular a la quebrada, a e r


CAPITULO TERCERO.

causa de que por ambos lados habia enemigos parapetados tras las alturas de la cuesta. E l 2. ° batallón, del m i s m o tejimiento, formó a la derecha del 1. ° , siendo m a n d a d o p o r el sarjento m a y o r don Guillermo Zilleruelo. E n esta forma se s o s t u v o el fuego durante 1 hora, g a n a n d o siempre terreno al e n e m i g o , q u e y a principiaba a retroceder. Pero a cada m o m e n t o nuevas tropas d e refresco venían a reforzar al e n e m i g o , i estos oportunos ausilios mantenían en ellos la esperanza de la victoria i los hacían manifestarse audaces i obstinados, apesar de la e n o r m e m o r t a n d a d que causaban en sus filas las certeras p u n t e rías de nuestros soldados. El C h a c a b u c o , al m i s m o tiempo, sostenia c o n ardor la pelea contra el batallón D o s de M a y o , que tenia a su frente. Este c u e r p o peruano vio p r o n t o diezmadas sus filas i principió a retroceder; pero a c u d i e n d o el Zepita en su ausilio, e'ste p r o c u r ó e n v o l v e r al C h a c a b u c o por el flanco izquierdo, i le fué necesario al batallón c h i l e n o retroceder para n o verse e n v u e l t o por el e n e m i g o . Bajó por la pequeña quebrada que d e s e m b o c a en la de Tarapacá frente a San Lorenzo, i allí, refrescada la tropa i organizada de n u e v o , trepaba a las 12.30 por la izquierda de la pequeña quebrada para atacar n u e v a m e n t e a los peruanos. Y a durante el primer ataque habían perecido el sarjento m a y o r d o n Polidoro Y a l d i v i e s o i el teniente d o n Pedro Urriola, que se adelantó solo c o n 4 soldados a atacar a un destacamento e n e m i g o que trataba de parapetarse tras u n m o r r o v e c i n o . T a m b i é n durante la m a r c h a a la carrera habia d e j a d o el Chacabuco sembrada l a i l a n u r a c o n sus rezagados, i así no es exajerado asegurar que la segunda división entró en c o m b a t e c o n la mitad de sus fuerzas a lo s u m o . La primera división, o sea el rejimiento 2. ° de línea, al m a n d o de su c o m a n d a n t e , habia e m p r e n d i d o también la carrera al sentir el tiroteo de la tercera, i y a a las 9 A. M. principiaba a bajar d e la cuesta a la quebrada frente a Huaraciña. Esta división n o sufrió por esto tantas calamidades como las otras a causa de la sed, p o r q u e el primer m o v i miento de los soldados al verse cerca del agua fué tenderse a beber, despreciando las balas q u e d e todas partes les llovían. Y a en esos m o m e n t o s se sentía en las alturas de la izquierda el n u t r i d o fuego del c o m b a t e sostenido por la tercera división, i el 2. ° de línea, f o r m a d o en batalla en el fondo del valle, principió a avanzar en d i r e c c i ó n al pueblo i c o n t e s t a n d o al m i s m o t i e m p o los nutridos disparos que le hacían desde los cerros. Dos compañías fueron destacadas, la u n a a rodear la cuesta Yisagra p o r la izquierda, i la otra a atacar de frente un cuerpo de ejército e n e m i g o que hacia fuego sobre la división desde l o alto de las cimas situadas a la derecha de la quebrada de Tarapacá, casi frente al pueblo. La 1. , 3 . i 4. c o m p a ñ í a s del l . batallón avanzaban atrevidamente, mientras tanto, por el f o n d o de la quebrada, hasta tomar posesión de dos casitas q u e hai allí destacadas, mientras el resto del rejimiento se internaba por la izquierda h a c i e n d o u n v i v í s i m o fuego contra el enemigo. a

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En esta forma se sostuvo p o c o mas o m e n o s el c o m bate hasta las 12 M. Nuestros soldados, h a c i e n d o gala d e un valor i d e u n a fortateza increibles, rechazaban por todas partes el ataque de los peruanos, que, atrevidos al ver su escaso n ú m e r o , llegaban hasta a veinte pasos d e los nuestros, pero sin ponerse j a m á s al alcance de sus b a y o netas. Los soldados del C h a c a b u c o i de la Artillería d e Marina se batían c o m o fieras en la altura, h a c i e n d o verdaderos

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prodijios d e valor, mientras el 2. ° d e línea efectuaba abajo u n m o v i m i e n t o de avance para subir la pendiente i atacar por la retaguardia al e n e m i g o parapetado en cuesta Visagra. Eran las 12.30 P. M., i todos aquellos h o m b r e s , ya casi exánimes, recobraban n u e v o aliento al grito de /Viva Chile! i seguían adelante en m e d i o de las balas, h a c i e n d o retroceder a los batallones peruanos, que iban d e j a n d o el c a m p o s e m b r a d o de cadáveres. El 2. ° d e línea, por su parte, al m a n d o de su c o m a n dante, que a veces a caballo, a veces tirándole la brida, se ponia a la cabeza de su tropa, animándola c o n su e j e m plo, habia y a o c u p a d o dos de las trincheras enemigas situadas en la falda izquierda de la quebrada. Los peruanos, al ver a pocos pasos a aquellos heroicos soldados, que se batían ' c o m o tigres hambrientos," según la espresion de los prisioneros, retrocedían hacia los otros parapetos, i en ese trayecto eran cazados por los veteranos del 2. ° , que destrozaron allí por c o m p l e t o a dos batallones enemigos. El Zepita i el D o s de M a y o eran, al m i s m o tiempo, red u c i d o s a esqueleto por el C h a c a b u c o i la Artillería de Marina, i d o s batallones de refresco que llegaban sufrían desde el principio destrozos terribles. La fuerza de artillería, que no podia utilizar sus piezas a causa de la corta distancia, se batia ordenadamente, h a c i e n d o mortífero fuego c o n sus carabinas, i y a a la 1 P. M. era jeneral en toda la línea el m o v i m i e n t o de retirada del e n e m i g o , acosado por todas partes por nuestras tropas. Mientras tanto el cansancio i la sed se iban apoderando de aquellos bravos cou una especie de frenesí, i no eran p o cos los que en medio del fuego bajaban c o m o locos a la planicie, donde llovian de todas partes las balas enemigas, i se tendían a beber. Muchos fueron muertos allí antes de haber logrado su intento. Otros, que bebían sin tasa hasta hartarse, sentían a los pocos instantes una nueva sequía, que es el resultado que produce comunmente en el desierto el esceso de la b e bida, i algunos, por fin, enfriado el cuerpo con el descanso, se sentían imposibilitados para moverse i permanecían allí esperando inermes la muerte. Por otra parte, los 150 tiros que cada soldado llevaba en sus morrales, estaban ya a punto de agotarse por c o m pleto, i el mayor empeño de los oficiales era recomendar a la tropa que no desperdiciase las municiones i apuntase bien. Con el objeto de tener respuesto de cápsulas, se habían organizado partidas que rejistraban a los caídos i les sacaban las municiones, i muchos soldados, en lo mas reñido del fuego, se veian obligados a compartir con sus cantaradas las pocas que les quedaban. Apesar de todo, continuaba el combate con ventaja para los nuestros, que segnian avanzando mientras retrocedía el enemigo. E l 2. ° de línea se había ya tomado al asalto la quinta trinchera peruana de la falda i principiaba a coronar los morros del borde de la barranca. L o s enemigos que aun se sostenían en cuesta Visagra, estaban casi rodeados por los nuestros, i principiaban a huir desalados en dirección al pueblo. Eran las 2 P. M., i un nuevo refuerzo de batallones enemigos avanzaba en socorro de los fujitivos. Y a nuestros soldados no podían mantenerse en pié por mas tiempo. E l sol del medio dia caía c o m o p l o m o derretido sobre sus c a b e zas, i algunos tenían que hacer un supremo esfuerzo para cargar i apuntar su rifle. E n estas premiosas circunstancias, el sarjento mayor don Jorje TVood, que iba en la espedicion c o m o aynndante de c a m p o del jefe de la división, corrió a dar orden a los G r a naderos para que cargasen sobre la tropa que venia en marcha. L a caballería no habia podido hasta entonces tomar p a r -


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GUERRA

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te en la acción, tanto porque los accidentes del terreno en el lugar del combate no permitían el movimiento de las cabalgaduras, cnanto porque hasta entonces se habían batido nuestras tropas rodeadas i cortadas casi p o r todas partes por el enemigo, sin que hubiera una línea de batalla sino un hacinamiento i un nudo de combatientes. Pero ahora, despejada ya de enemigos la cuesta V i s a gra, estaban bien diseñados los dos campos, i sobre todo las tropas que acudían al c a m p o por la retaguardia del enemigo, formadas en orden i avanzando casi al trote en ausilio de sus medio derrotados compañeros, se destacaban frente a frente de la compañía de Granaderos. E n estos m o m e n t o s se dio a éstos la terrible voz d e — ¡ A la carga!, i en medio de espantoso chibateo i veloces c o m o el rayo, cayeron los Granaderos, sable en mano, sobre los nuevos batallones enemigos. E s t o s detuvieron al instante su marcha, i la mayor p a r te de los soldados peruanos, que tienen un terror pánico a nuestra caballería, volvieron caras i echaron a huir hacia el pueblo, tirando sus rifles para correr mas liviauos; otros quedaban tan espautados que no hacían movimiento a l g u no para defenderse, i solo unos pocos dispararon sus armas i trataron de esperar a pié firme el empuje de los nuestros. Llegaron éstos a las filas contrarias, i sin hacer uso de sus carabinas, principiaron a repartir mandobles entre los que aun se sostenían, i que en cortos instantes o fueron muertos o emprendieron precipitada fuga. N o menos de 70 cadáveres enemigos quedaron en el c a m p o bajo los golpes de los sables de nuestros Granaderos, i luego desaparecieron por c o m p l e t o aquellas tropas. Nuestros jinetes llegaron hasta el borde m i s m o de la quebrada, i allí era de ver c ó m o se echaban barranca abajo los aterrorizados peruanos, sin tratar de hacer un amago de resistencia. Esta terrible carga despejó por c o m p l e t o el c a m p o polla retaguardia del enemigo i privó a éste de los refuerzos , que en m o m e n t o tan oportuno le llegaban. E s t a derrota de los refuerzos enemigos, que se verificaba a la vista de nuestros soldados, reavivó sus ya desfallecidas fuerzas, al m i s m o tiempo que introdujo el desaliento en las filas peruanas. Con nuevo vigor i denuedo continuaron ganando terreno los de la Artillería de Marina i el Chacabuco, mientras el 2. ° de línea, dueño ya de los cerros que bordan la barranca, tenia flanqueado al enemigo, en cuyo c a m p o se veían a montones los cadáveres. T o d a v í a algunas c o m p a ñ í a s del 2. ° tuvieron o p o r t u n i d a d de cargar a la bayoneta contra los q u e opinian y a solo una débil resistencia, i a las 2.30 P. M. todos los b a tallones enemigos huian presurosos h a c i a el p u e b l o , h o s tigados de cerca por los p o c o s soldados nuestros q u e p o dían seguirlos. Otros se echaban pendiente abajo por el lado de la cuesta Visagra i algunos que disparaban d e c u a n d o en c u a n d o lejanos tiros, eran perseguidos i m u e r t o s p o r los nuestros. A las 2.30 P. M. éramos c o m p l e t a m e n t e d u e ñ o s del c a m p o d e batalla i estábamos en posesión, n o solo de la cuesta Visagra, sino de toda la parte izquierda de la q u e brada de Tarapacá. Este quedaba aun posesionado de las alturas del lado opuesto i de la población, pero y a habia pasado lo mas r e c i o del ataque, después de 5 horas de incesante l u c h a , i nuestros jefes creyeron que la batalla estaba c o m p l e t a m e n t e terminada i que era necesario dar descanso a la tropa. M u c h o lo necesitaba ésta, p o r q u e era materialmente imposible exijir mas de u n o s h o m b r e s q u e habían h e c h o u n a larga i pesadísima caminata, i q u e durante toda la mañana se habían batido c o n increíble heroísmo, afront a n d o la sed, el hambre, el cansancio i la balas enemigas. I luego, continuar por entonces el c o m b a t e era casi i m posible, p o r la falta absoluta de m u n i c i o n e s q u e y a en t o -

PACIFICO.

d o s se notaba. Cada soldado había a g o t a d o sus 150 c á p sulas o estaba a p u n t o de agotarlas. N o llegaba aun n i n g ú n respuesto d e cartuchos, i hasta los m u e r t o s i h e r i d o s tenían c o m p l e t a m e n t e vacias sus cartucheras. S e dio, pues, descanso a la tropa, i entonces bajaron t o d o s los soldados en tropel a la quebrada a saciar la d e voradora sed q u e los consumía. Los jefes preparaban, t a m b i é n allí su almuerzo en u n a rústica mesa, i departían sobre el pasado c o m b a t e . Eran en esos m o m e n t o s las 3 P. M. Las posiciones q u e tantos esfuerzos i tanta sangre habia. costado ocupar, quedaron desde entonces c o m p l e t a m e n t e abandonadas. T o d o s , soldados, oficiales i jefes daban y a por terminada la a c c i ó n i se p r e o c u p a b a n tan solo de p r o c u rarse descanso i refrijerio. D e repente, c o m o a las 3.30 P. M., resonó u n a i m p o n e n t e descarga en torno d e nuestras dispersas tropas. Las alturas d e cuesta Visagra, p o c o h a abandonadas, los m o r ros del lado N o r t e d e Tarapacá, las alturas del lado opuesto, los cerros q u e dan frente a la quebrada, t o d o estaba p r e ñ a d o d e enemigos. L o s jefes de nuestras tropas tuvieron entonces que abandonar su almuerzo antes d e haber llevado la cuchara a los labios. L o s soldados acudieron en el acto a sus rifles, p e r o h u b o u n instante de terrible desorden entre aquel revuelto c o n j u n t o d e j e n t e . L o s dispersos, los cansados i los q u e tenían y a agotadas sus cápsulas, procuraban ocultarse j u n t o a las paredes del valle, i en estos angustiosos m o m e n t o s m u c h o s j e f e s d i e r o n e j e m p l o de serenidad i de valor, organizando partidas de tropas de distintos cuerpos i m a n d á n d o l a s a c o m b a t i r a la altura. E l fuego del e n e m i g o c o n t i n u a b a sin descanso, causand o grandes bajas entre los que aun permanecían en el valle, i m a y o r e s aun a los que c o n heroica decisión subían p o r las faldas de la pequeña quebrada que d e s e m b o c a en San L o r e n z o . Esta fuerza era u n abigarrado c o n j u n t o de i n d i v i d u o s de t o d o s los^.cuerpos, escepto del 2. ° d e línea, i en medio de ella, o r d e n á n d o l o s i a n i m á n d o l o s c o n la v o z i el ejemp l o , descollaba el teniente c o r o n e l Benavides, j e f e que, afrontando la granizada de balas enemigas, guiaba en esos m o m e n t o s a las tropas q u e ganaban las alturas. H a b i a l o g r a d o formar una línea en orden de batalla, i ésta ascendería en esos m o m e n t o s , las 3.45 P. M., a unos 3 0 0 h o m b r e s d e diferentes cuerpos. A l g u n o s oficiales lograron también reunir a retaguardia algunos otros piquetes, entre ellos el teniente L u c o , uno d e 30 h o m b r e s . P o c o después, el coronel A r t e a g a subía también a caballo por la quebrada, a c o m p a ñ a d o por el m a y o r W o o d , el capitán Garfias i los subtenientes S m i t h i Almarza, i a v a n z a n d o al frente de las mal organizadas tropas, parecía b u s c a b a una h o n r o s a m u e r t e en m e d i o de las balas enemigas que p o r todas partes llovían. S u serenidad i su bravura alentaron a los nuestros, que contestaban los disparos del e n e m i g o c o n punterías tan certeras, que rara vez erraban u n tiro. L o s oficiales, p o r su parte, n o ahorraban la reiterada r e c o m e n d a c i ó n d e apuntar bien i no' malgastar las municiones, i de este m o d o aquella escasa tropa contenia el avance del e n e m i g o , que trataba d e cortar la retirada a la división f o r m a d a por el 2. ° d e línea, a p o d e r á n d o s e de la quebrada de San L o r e n z o . P o c o a p o c o fueron trepando a la altura n u e v o s , aunque desfallecidos g r u p o s de heridos i dispersos, gracias a los esfuerzos de los oficiales que habían p e r m a n e c i d o j u n t o a Huaraciña. E l e n e m i g o n o avanzaba, a u n q u e c o n t i n u a b a haciendo u n n u t r i d o fuego, n i se atrevía t a m p o c o a flanquear nuestra tropa por respeto a la caballería chilena que evolucio-


CAPITULO TERCERO.

naba al pié de los cerrillos, sin poder tomar parte en la pelea a causa de lo quebrado del terreno. El n u e v o e m p u j e d e los peruanos habia sido m o t i v a d o por el refuerzo d e tropas q u e les habia llegado p o c o s m o mentos antes d e empeñar n u e v a m e n t e el c o m b a t e . L a división d e vanguardia i la n ú m . 1, en t o d o 4 batallones, q u e habían salido el d i a anterior hacia Pachica, fueron m a n d a d o s llamar apresuradamente p o r el j e n e r a l Buendia, i regresaron en los m o m e n t o s m i s m o s e n q u e las filas peruanas se declaraban en derrota i a b a n d o n a b a n las alturas d e nuestra izquierda. Su presencia infundió n u e v o aliento al j e n e r a l e n e m i g o , i organizando a los dispersos el incansable Suarez, e n viaba a los recien llegados batallones a o c u p a r las alturas de nuestra izquierda, reforzados c o n tropas q u e hasta entonces n o habían t o m a d o parte e n la batalla. Pero si bien lograron t o m a r posesión d e l terreno a b a n donado p o r los nuestros, al llegar a la quebrada d e S a n Lorenzo h u b i e r o n d e detenerse, c o n t e n i d o s por la presencia d e los chilenos. I n o solo obligados a detenerse, sino también a o c u l tarse tras los morros, porque el q u e se descubría, caia al m o m e n t o al suelo, cazado p o r las admirables punterías de nuestros soldados

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ganizó su tropa para dar un asalto a aquellas formidables posiciones. En esos momentos, mientras el bizarro jefe mostraba con su mano izquierda a sus tropas el camino que debían seguir, una bala enemiga se la atravesó mui cerca de la muñeca. R a m í r e z e c h ó entonces p i é a tierra, h i z o formar sus fuerzas en c o l u m n a d e ataque i, en seguida, d e s n u d a n d o su espada, dio la o r d e n — ¡De frente! i se p u s o a s u cabeza. A q u e l l a ordenada c o l u m n a principió entonces a escalar casi a gatas las pendientes a través d e los nutridos fuegos d e las líneas enemigas. L l e g a d o s a diez pasos d e distancia de la primera trinchera, se d e t u v o al t o q u e d e alto, i a la v o z d e su j e f e , hizo c o n t r a el e n e m i g o u n a unísona d e s carga. E n seguida, al grito d e / Viva Chile! se lanzaba al asalto c o n irresistible í m p e t u i desalojaba d e allí a las tropas peruanas, q u e dejaban sembrada la trinchera c o n sus m u e r t o s i heridos. N o bien posesionados d e ella, c o n t i n u a b a n a v a n z a n d o sobre la segunda, olvidados d e la p r ó x i m a muerte i d e la falta d e municiones, pero puestos los ojos e n su valeroso j e f e , q u e m a r c h a b a radiante a la cabeza d e su tropas. Estas lo saludaban a m e n u d o c o n los gritos d e / 1 iva el comandante! i al fin se encontraban j u n t o a la segunda trinchera, hacían otro alto i saltaban d e n u e v o a ocuparla, después d e desalojar a b a y o n e t a z o s al enemigo. E n esos m o m e n t o s recibía el c o m a n d a n t e Ramírez u n a segunda herida, q u e le atravezaba d e parte a parte el braz o izquierdo, h a c i é d o l e brotar chorros d e sangre. F u é lijeramente fajado c o n u n pañuelo, i a u n q u e se le acercó el teniente c o r o n e l V i v a r para aconsejarle q u e se retirara, él c o n t i n u ó a v a n z a n d o c o n d e n u e d o en d i r e c c i ó n a la siguiente trinchera. E n estos instantes eran y a m u c h o s los soldados q u e se tiraban al suelo, exahustos después de aquella penosísima subida. Pero al oir d e n u e v o la v o z d e ¡A la bayoneta! i arrastrados p o r el valor d e su c o m a n d a n t e , sacaban fuerzas d e flaqueza i adelantaban j u n t o c o n sus c o m p a ñ e r o s . r

Mientras así resistían nuestras tropas en la altura, e n el fondo del valle llevaba a c a b o u n a serie d e hazañas i d e actos d e increíble h e r o í s m o el rejimiénto 2. ° d e línea, al mando d e d o s d e sus jefes, los tenientes coroneles R a m i rez i V i v a r . Apenas o y ó resonar c o n estrépito la primera descarga de los peruanos, el c o m a n d a n t e R a m i r e z , sereno en m e d i o del peligro, dio o r d e n d e tocar reunion a la tropa i m o n t ó inmediatamente a caballo, r e c o r r i e n d o en distintas d i r e c ciones el valle para recojer a sus soldados. N i n g u n o d e ellos vaciló en acudir al lugar d e l c o m b a te, sobre t o d o al ver q u e su querido j e f e parecía despreciar las balas enemigas q u e d e todos lados le llovían. En p o c o s m o m e n t o s estuvo reunida la tropa, en tanto orden c o m o e n u n dia d e parada, i aun los rezagados p o r el cansancio i el i n s o m n i o , acudian a o c u p a r u n puesto en las filas. Las m u n i c i o n e s n o p o d í a n ser m a s escasas; p e r o t o d o s iban animados p o r el e j e m p l o d e su jefe, q u e p o r toda arenga les dirijió las palabras q u e s o n el lema del soldado chileno: vencer o morir, i t o m a n d o inmediatamente sus disposiciones en vista d e l terreno i d e la c o l o c a c i ó n del enemigo, designó a cada c o m p a ñ í a el puesto q u e le correspondía en la refriega. Algunas c o m p a ñ í a s d e l e n e m i g o estaban ocultas entre los maizales del frente, i para desalojarlas d e allí se d e s tacó al subteniente Arrieta al m a n d o d e u n piquete d e 40 hombres d e su c o m p a ñ í a . Los capitanes Carretón i N e c o c h e a fueron destinados a ocupar d o s pequeñas casitas colocadas u n p o c o a la i z quierda del valle, casitas tras d e las cuales se parapetaban también d o s c o m p a ñ í a s enemigas. Estos dos piquetes, lo m i s m o que el anterior, c u m p l í a n en pocos m o m e n t o s su comisión. E l enemigo, desalojado desús posiciones, h u i a cerro arriba a juntarse c o n las numerosas fuerzas q u e o c u p a b a n ahora n u e v a m e n t e las cinco líneas d e trincheras d e la falda d e cuesta Visagra, desde d o n d e c o n t i n u a b a sus fuegos sobre los nuestros. Y a una fuerza d e 20 h o m b r e s , después d e desalojar al enemigo, se habia posesionado d e u n a pirca d e piedra q u e corría desde la falda d e cuesta Visagra hasta el m e d i o del valle, i desde allí dirijia felices tiros a los peruanos parapetados e n las trincheras. El fuego q u e desde éstas hacían casi a mansalva, c a u saba terribles destrozos e n nuestras filas, i limpio y a d e enemigos el f o n d o del valle, el c o m a n d a n t e R a m i r e z o r -

Pero y a las m u n i c i o n e s se le habían agotado p o r c o m pleto a todos aquellos heroicos soldados, i después d e o c u par la tercera línea d e defensa, sufrían inermes, a veinte pasos d e distancia, el horrible tiroteo q u e les hacia el e s pantado e n e m i g o , apiñado en la trinchera siguiente. A u n en las cartucheras d e los muertos n o se e n c o n t r a ban y a ni rastros d e m u n i c i o n e s , i el fuego era sostenido por nuestra parte ú n i c a m e n t e p o r el revólver d e los oficiales, mientras el e n e m i g o habia llamado en su ausilio nuevas fuerzas d e las q u e se batían en la altura. I m p o s i b l e era, p o r lo tanto, sostenerse mas allí, i e n tonces dio el c o m a n d a n t e la o r d e n d e desfilar hacia la derecha, en dirección a las casitas situadas en el valle, para atrinchararse dentro d e ellas i batir las nuevas t r o pas que, bajando d e las alturas opuestas, trataban d e flanquearnos p o r ese lado Durante aquel atrevido ataque, que nuestros propios enemigos no tienen palabras suficientes con que elojiar, el ( j e m plo del comandante Ramirez despertó entre sus subalternos ese heroísmo innato que se abriga en el fondo del corazón del soldado chileno. E l capitán Garfias, herido en el brazo izquierdo, al dar con su compañía el asalto a la primera trinchera, avanzaba sobre la segunda después de atarse lijeramente el brazo. E n la toma de la segunda, recibía una nueva herida en el pecho que lo echaba a tierra casi exánime. Pero apenas vuelto en sí, después de haberle fajado la herida, continuó avanzando penosamente, revólver en mano, para encontrar gloriosa muerte en el asalto de la tercera, dentro de la cual caia sin vida al recibir un tercer balazo en la frente.


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GUERRA

D E L PACIFICO.

E l abanderado, subteniente don Telésforo Barahona, qne con sn pabellón en alto avanzaba en medio de las balas enemigas, recibía también nna herida en el h o m b r o al dar el primer asalto. Debilitado por la pérdida de sangre, se negó sin embarg o , a entregar a nnos de los sarjentos de la escolta aquel glorioso peso, i continuó trepando la escabrosa pendiente en medio de nna lluvia de proyectiles que iban matando uno a uno a los que lo rodeaban. Llegado a la segunda trinchera, recibió en medio del p e cho una segunda bala, mientras otra le tronchaba el asta del pabellón. F u é tan recio el choque del proyectil, que lo tiró de e s paldas cerro abajo i lo hizo rodar sin sentido por la áspera pendiente hasta el fondo de la quebrada, pero sin aflojar el estandarte, al qne se aferró con la desesperación de un ahogado. De la escolta de la bandera, formada por 2 sarjentos, 2 cabos l . , 2 cabos 2." i 2 soldados, o sea en todo 8 h o m bres, 6 habían sido muertos ya, i los 2 restantes, gravemente heridos, quedaron tirados j u n t o a la segunda trinchera, o s

E

Después de q u e el 2. ° se corrió hacia la derecha, al concluírsele las m u n i c i o n e s al pié d e la cuarta trinchera, el primer c u i d a d o d e los soldados enemigos, q u e hicieron irrupción cerro abajo, fué ir en busca d e aquella gloriosa enseña, Los mismos soldados peruanos que acudieron a t o m a r la i q u e consideraban m u e r t o al subteniente Barahona, contaron a sus jefes que para arrancarle el pabellón habían tenido q u e habrirle las manos, m e t i é n d o l e entre ellas la punta d e sus bayonetas, p o r q u e les fué imposible c o n s e guirlo d e otro m o d o . E l subteniente Barahona n o habia m u e r t o , sin e m b a r g o ; pero al recobrar los sentidos i encontrarse sin bandera, sobre todo recordando quizá q u e se le habia d a d o orden de permanecer en el valle, se fajó por sí m i s m o el p e c h o c o n el tahalí i principió a subir en d i r e c c i ó n a la casita d o n d e en esos m o m e n t o s resonaba u n t u p i d o tiroteo. A l l í una bala enemiga lo e c h a b a a tierra sin v i d a a p o c o s pasos d e distancia del lugar d o n d e m o m e n t o s mas tarde debia caer su glorioso jefe. U n a v e z d e n u e v o posesionados d e sus trincheras los peruanos, principiaron a disparar d e flanco sobre el p i quete de 20 h o m b r e s del 2. ° , q u e , resguardados tras la pirca de piedras, hacían, d e tarde en tarde, fuego sobre los enemigos escondidos en los maizales. Apesar de los nutridos disparos enemigos, q u e iban m a t á n d o l o s u n o a uno, aquellos veteranos n o pensaron en abandonar u n instante la posición q u e les habia designad o su j e f e , i a los ojos d e los soldados era después un m a j e s t u o s o espectáculo el q u e presentaban aquellos 2 0 h o m b r e s tendidos j u n t o a sus fusiles i m u e r t o s en línea en el puesto d e l deber. N i u n o solo escapó, ni siquiera herido, p o r q u e durante largos m i n u t o s , n o e n c o n t r a n d o los peruanos otro e n e m i go a quien atacar desde sus parapetos, c o n c e n t r a r o n en ellos todos sus fuegos. E n seguida los batallones enemigos, corriéndose h a c i a la izquierda por la altura, bajaron al plan frente a Tarap a c á i acudieron en a p o y o d e las tropas q u e atacaban las casitas en d o n d e se habían parapetado los nuestros. Y a habían sido atacados allí los peruanos tres veces a la bayoneta, p o r nuestras fuerzas, al m a n d o del c o m a n dante Ramírez i del teniente coronel Vivar, i en u n o d e estos ataques caia ruortalmente herido este valeroso j e f e , digno segundo d e Ramirez. Y a c i a sin m o v i m i e n t o e n tierra, j u n t o a u n o s chircales situados a pocos pasos d e la casita, c u a n d o pasó p o r allí un oficial peruano q u e acertó a divisarlo entre el matorral. Arrastrado p o r sus crueles instintos, se acercó a Vivar,

i al verlo sin m o v i m i e n t o en el suelo, i p o r l o tanto sin defensa, se a p r o x i m ó a él, le apuntó c o n su revólver, i casi a q u e m a - r o p a le disparó un tiro. N o le apuntó, por su desgracia, i entonces Vivar, arranc a n d o fuerzas d e su indignación i d e su bravura, se abalanzó sobre el peruano, le arrebató el revólver i c o n él m i s m o le disparó. E l oficial peruano fué muerto instantáneamente, i Vivar caia d e n u e v o al suelo, esta vez sin c o n o c i m i e n t o , hasta morir al siguiente dia en m e d i o d e atroces sufrimientos. P o c o después caia también, j u n t o a la casita, el capitán Silva, q u e habiendo c o j i d o el rifle i las m u n i c i o n e s d e u n o d e los cadáveres peruanos, hacia c o n él certeros disparos. El capitán Garreton i el subteniente Gajardo e n c o n traban también allí gloriosa t u m b a , lo m i s m o q u e gran n ú m e r o d e oficiales i soldados del 2. ° , trasformados e n tonces en una verdadera lejion d e héroes. El enemigo, ensoberbecido c o n el n ú m e r o i los ya m u í tardíos disparos de los nuestros, avanzaba hasta quedar a veinte pasos d e las filas del 2. ° , reforzado además p o r el frente c o n t o d o el resto d e los batallones enemigos, q u e formaban una espesa muralla d e bayonetas i d e p l o m o . E n estos m o m e n t o s , las 4 P. M., d i o p o r última v e z el c o m a n d a n t e Ramirez la orden d e cargar a la bayoneta, i apesar d e sus heridas, a c o m p a ñ ó al ataque a la cabeza de sus soldados. R o m p i e r o n éstos la primera, la s e g u n d a i tercera línea d e los enemigos, i n o e n c o n t r a n d o mas allá c o n quien p e lear, v o l v i e r o n d e n u e v o atrás p o r entre los peruanos, esparciendo p o r todas partes la muerte i el terror. S e m e j a b a un león estrechado en un círculo d e hierro, que, antes d e morir i y a cubierto d e heridas, sacude la melena i reparte terribles zarpadas a sus enemigos, p r o c u r a n d o encontrar una muerte digna d e su vida.

A s í fué, al m e n o s , la del c o m a n d a n t e d o n Eleuterio Ramirez, q u e en este ú l t i m o ataque recibía en el p e c h o i en el m u s l o d e r e c h o d o s mortales heridas, i caia recostad o j u n t o a la segunda casita, en d o n d e habia atrincherad o s gran n ú m e r o d e los nuestros. A l ver caer a su j e f e , los soldados del 2. ° , q u e antes lo amaban c o m o a un padre i lo adoraban ahora c o m o a u n héroe, acudieron en tropel a socorrerlo derramando abundantes lágrimas. N o fueron las últimas las tres valientes mujeres q u e servían d e cantineras en el Tejimiento, u n a de las cuales tenia y a en las pantorrillas una leve herida; pero el c o m a n d a n t e , v i e n d o el peligro q u e allí corrían l o s suyos, les ordenó c o n v o z entera q u e se retiraran a la casita i lo dejaran allí, teniendo que reiterar varias veces aquella orden. Y a habían sido muertos i heridos a su lado gran núm e r o d e soldados i oficiales, entre éstos el teniente Lira Errázuriz i el subteniente Párraga, p o r q u e el enemigo, r e h e c h o , se encontraba entonces solo a veinte pasos de distancia. E l c o m a n d a n t e Ramirez, recostado sobre el h o m b r o izquierdo i m o v i e n d o c o n estoico valor el brazo i la mano herida, cargó en esos m o m e n t o s su revólver i principió a dispararlo contra el enemigo, a p r o v e c h a n d o las últimas cápsulas q u e le quedaban. A cada u n o d e sus tiros, caia u n q n e m i g o al suelo, la m a y o r parte heridos en pleno corazón, p o r q u e el heroico j e f e apuntaba c o n tanta sangre fría c o m o si disparase contra un blanco. Cargó d e n u e v o su revólver c o n la dificultad consiguiente, i c o n t i n u ó disparando c o n c i e n z u d a m e n t e sobre los enemigos q u e se atrevían a avanzar. Los señores Lira Errázuriz i Párraga, tendidos a pocos pasos d e su j e f e , alcanzaron a contar 14 disparos, de los cuales 12 causaron otras tantas víctimas. S o l o los dos últimos, sea q u e y a le faltasen las fuerzas o q u e el dolor de


CAPITULO

las heridas n o le permitiese apuntar bien, erraron su dirección. E l ú l t i m o iba dirijido a u n teniente p e r u a n o q u e se destacaba en esos m o m e n t o s a la cabeza d e u n p i q u e t e . A l ver q u e le habia errado el tiro, corrió h a c i a R a m í r e z , y a e x á n i m e , l e arrebató el revólver, i, apesar d e los gritos del teniente Lira Errázuriz, q u e pedia gracia para su j e f e , le apuntó a q u e m a - r o p a en la cabeza i puso fin a la e x i s tencia del h é r o e . E l oficial p e r u a n o se dirijió entonces hacia el teniente Lira Errázuriz, i e n m e d i o d e cobardes vociferaciones l e decia q u e le pidiese gracia para él. C o m o el teniente c h i l e n o se negase, c o n t e s t a n d o c o n a l tivez a sus insultos, el oficial peruano t o m ó su espada d e la h o j a i le o r d e n ó q u e la besara. E n lugar d e hacerlo, el teniente, q u e estaba e x á n i m e i desangrado en el suelo, alzó la cabeza i c o n ella rechazó el arma del e n e m i g o , quien principió a darle c o n el p o m o fuertes golpes en la boca, hasta dejarlo sin sentidos a i m pulso del d o l o r i d e la cólera. Este m i s m o oficial avanzaba en seguida en dirección a la casita donde se parapetaban los nuestros, i engañado por el silencio sepulcral que reinaba en ella, se asomó a una ventana para dirijir sus miradas hacia el interior. N o bien l o habia verificado, resonaba dentro un disparo i volaba despedazado el cráneo del matador del heroico c o mandante del 2. ° Desde ese m o m e n t o principiaron a retroceder en orden las gloriosas reliquias de aquel brillante rejimiento, r e d u cido ahora a menos de la mitad del efectivo que entró en combate. La casita, j u n t o a la cual yacia el cadáver de R a m í r e z estaba convertida en un hacinamiento confuso de muertos, i heridos. Dentro de ella i en su alrededor no habia menos de 80 cadáveres i un número casi igual de heridos. L o s cuerpos de los muertos formaban una verdadera trinchera, 1 para salir fué necesario que los que estaban dentro pasasen pisando sobre los palpitantes miembros de sus desgraciados compañeros. Entre los heridos que no podiau moverse, se encontraban 2 de las cantineras del 2. ° , qne no se habían separado nn m o m e n t o de las filas de su rejimiento i que prestaron durante todo el combate los m a s útiles servicios. E l l a s arrastraban hacia la casita a los heridos en medio ele la granizada de balas enemigas, rejistraban las cartucheras de los muertos paca proveer de municiones a los vivos, i se multiplicaban por todas partes para vendar a la lijera a los heridos. A l asaltar los peruanos en tropel la casita m o m e n t o s después de la retirada de los nuestros, remataban a palos a los heridos. Las 2 mujeres i algunos heridos, animados con la p r e sencia del enemigo i vendiendo caras sus vidas, resistieron aun dentro de la casa, hiriendo a los asaltantes con sus y a taganes i defendiéndose, c o m o su j e f e , hasta exhalar el ú l timo suspiro. El enemigo, sea por un rasgo de cobarde ferocidad, sea por temor de que nuestras tropas pudieran ocupar nuevamente aquel lugar, cuya posesión les costaba tan caro, prendieron fuego a la casita sin preocuparse de los heridos que quedaban adentro, i antes, por el contrario, acumulando junto a ella los cadáveres que encontraban a m a n o . Incendiaron también los chircales de las inmediaciones, cuyas llamas consumieron o carbonizaron los cadáveres de muchos de aquellos héroes, entre ellos el del comandante don Eleuterio R a m í r e z . En seguida continuaron avanzando en dirección a la s e gunda casita, ocupada aun p o r algunos de los nuestros qne llevaban su indiferencia c o n el enemigo i su amor a sns c a ntaradas hasta el estremo de quedarse ocupados en c o n d u cir a los heridos. TOMO I I — 2 7

TERCERO

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A l l í fueron alcanzados algunos, que, cortados por fuerzas infinitamente superiores e impotentes para resistir, fueron tomados prisioneros por los aliados. E n t r e estos marchaba una de las cantineras. L a otra cantinera, mujer de nn soldado que murió en la pelea, habia cojido el rifle de su marido, i, nueva Candelaria, apesar de estar herida en ambas piernas, hizo muchas bajas al enemigo. E s t a acompañaba al ejército durante la retirada, después de haber hecho en el dia innumerables proezas. E l Jeneral en Jefe, en p r e m i o de su valor, la ascendió a sarjento, a su llegada al campamento. Mientras el fondo del val-e era el sangriento teatro de estas escenas, en el cerro tocaba también ya a su térmiuo la desesperada lucha que allí sostenía el resto de nuestras tropas. Estas continuaban batiéndose confundidas i mas bien formando distintos grupos de soldados de todos los cuerpos, que una verdadera línea de batalla. Sin embargo, contenían siempre el movimiento de avance del enemigo i lo mantenían a raya, apesar de los c o n t i nuos refuerzos que recibía, aprovechándose hábilmente de las ondulaciones i quebradas del terreno. Eran ya las 4.30 P. M . i el cansancio de los indómitos soldados de Chile habia llegado a su c o l m o . E r a imposible exijir m a s de aquellos h o m b r e s de hierro, que habían c o m batido durante 7 largas horas sin mas descanso ni r e frijerio que el qne en media hora escasa lograron conseguir algunos afortunados, porque no todos pudieran beber en la aguada, a cansa del hacinamiento de los que acudieron p r i mero i qne parecían no hartarse. P o r otra parte, y a las escasas m u n i c i o n e s tocaban p o r c o m p l e t o a su t é r m i n o . Y a también los batallones que habían c o n t e n i d o el h e roico e m p u j e del 2. ° en su ataque a las trincheras p o r el lado del valle, principiaban a acudir en socorro d e sus c o m p a ñ e r o s q u e a duras penas habían p o d i d o mantenerse en sus posiciones, i el e n e m i g o parecía prepararse a h a c e r u n esfuerzo supremo, r e u n i e n d o sus poderosas fuerzas para dar u n ataque simultáneo contra nuestras posiciones en el b o r d e d e la quebrada de San Lorenzo. Si p o r desgracia los nuestros n o hubieran p o d i d o resistir el a t a q u e — l o q u e era m u i probable en vista d e la falta de m u n i c i o n e s i d e la inmensa superioridad n u m é r i c a del e n e m i g o — l o s bravos del 2. ° quedarían cortados en el valle i espuestos a ser esterminados o h e c h o s prisioneros p o r el e n e m i g o . Se dio, pues, la orden d e emprender la retirada hacia la izquierda d e cuesta Visagra, mas allá de los c o r d o n e s de m o r r o s , en el l e c h o del rio seco, i allí principiaron a dirijirse los heridos, dispersos i prisioneros, mientras la c o m p a ñ í a d e Granaderos a caballo avanzaba hacia la cuesta i f o r m a b a la línea paralela a la quebrada d e T a r a pacá a fin d e protejer la retirada d e nuestras tropas. Esta se e j e c u t ó c o n t o d o orden, f o r m a n d o en el c e n t r o el rejimiento de Artillería d e Marina i el batallón C h a c a b u c o ; en las alas, el rejimiento 2. ° de línea d i v i d i d o en d o s fracciones, i p o r fin, los dispersos de Zapadores i las únicas 2 piezas d e artillería, u n a K r u p p i otra d e b r o n c e , q u e lograron librarse d e caer en m a n o s d e l e n e m i g o . Este, al v e r a nuestras tropas abandonar definitivam e n t e sus posiciones, principió también a moverse para ocuparlas, i p r o n t o se vieron las alturas coronadas p o r n u m e r o s o s batallones e n e m i g o s q u e organizaban allí u n a línea d e batalla i avanzaban después, lentamente, en d i r e c c i ó n a la nuestra. P e r o l o s peruanos n o parecían tener la i n t e n c i ó n d e c o m b a t i r en c a m p o raso, aun en vista del gran n ú m e r o d e sus fuerzas. L l e g a d o s al ú l t i m o c o r d ó n d e cerros, se detuvieron allí, a u n o s 2,000 metros d e distancia d e n ú e s -


210

GUERRA

DEL

tra línea, i tomaron sus medidas c o m o para resistir un ataque de los nuestros. La primera línea enemiga estaba formada por 2 batanes desplegados en guerrilla al pié del primer c o r d ó n de morros, i sobre las c u m b r e s mas próximas se veia al g r u e so de su ejército formado en c o l u m n a s de ataques por batallones. C o m o a las 5.30 P. M., se observó que u n o de los batallones enemigos hacia un m o v i m i e n t o de avance por nuestra derecha c o m o d e m o s t r a n d o intención de atacarnos por el flanco, i entonces se ordenó que el batallón C h a c a b u c o avanzase también en esa dirección. A v a n z ó éste, en efecto, hasta colocarse a m e n o s de 1,000 metros de distancia del enemigo, i una vez allí hizo alto i lanzó una c o m p a c t a descarga sobre su contrario que inmediatamente retrocedió a o c u p a r sus anteriores posiciones, n o sin dejar m u c h o s cadáveres en el c a m p o . El batallón chileno, por su parte, ingresó n u e v a m e n t e a su puesto, mientras el e n e m i g o continuaba en el s u y o sin dar muestras de querer atacarnos. El plan del j e f e de la división chilena, para el caso de que los peruanos hubiesen avanzado sobre nuestra línea, era esperarlos a pié firme en las nuevas posiciones, hasta q u e hubiesen desalojado por c o m p l e t o el c o r d ó n de m o r ros tras el cual se parapetaban, i una vez a distancia de 200 metros de nosotros, hacerles una descarga cerrada por toda la línea i marchar inmediatamente sobre él a b a y o neta calada. Esta espectativa mantenía los ánimos de todos en nerviosa escitacion; pero el e n e m i g o c r e y ó mas p r u d e n t e c o n tinuar observándonos a la defensiva, sin tratar de a b a n donar sus posiciones. E n esta situación permanecieron a m b o s ejércitos hasta que la helada neblina d e la n o c h e v i n o a ocultarnos sus m o v i m i e n t o s i a cubrir c o n su fúnebre velo aquel c a m p o , testigo de tantos rasgos d e bravura de los heroicos soldados de Chile. IMPORTANTES

CARTAS

Santa

SOBRE

EL

Catalina,

COMBATE

Diciembre

DE

TARAPACÁ.

2 de

1879.

Señor Editor de E L MERCURIO:

F i r m e en mis propósitos de n o c o m u n i c a r a los l e c t o res de su apreciable diario, sino aquellos sucesos de la c a m p a ñ a que m e sean c o n o c i d o s personalmente, h e tenido q u e dejar pasar algún t i e m p o sin el gusto de escribirle; pero ahora que m e ha t o c a d o t o m a r parte en el c o m b a t e d e Tarapacá el 27 del p r ó x i m o pasado i, además, haber vuelto al dia siguiente sobre el m i s m o c a m p o para p o d e r apreciar c u a n t o le refiero, m e apresuro a dirijirle la presente. Principiaré d á n d o l e la situación respectiva de los c o m batientes del 27 antes d e e m p e ñ a d o el ataque i desde el 19 del mismo. El ejército peruano, que al m a n d o del jeneral B u e n dia estaba en Iquique, v i n o en u n i ó n del ejército boliviano del m i s m o p u n t o , a las órdenes del j e n e r a l Villegas, a atacar las posiciones del nuestro el dia 19 del presente, en las oficinas llamadas Porvenir, a inmediaciones de D o lores. C o m o en el citado dia solo se batió el ejército b o l i viano i una m u i pequeña parte del p e r u a n o , el primero fué rechazado i o b l i g a d o a retirarse, p r o n u n c i á n d o s e e n seguida en retirada para su pais, lo que hizo inmediatamente, sin cuidarse de su jeneral Villegas, que d e j a r o n herido en el m i s m o c a m p o de batalla. D e s d e ese m i s m o dia, o mas bien, desde el momento^en q u e el ejército boliviano se p r o n u n c i ó en derrota frente al nuestro, q u e d ó rota i bien rota la u n i ó n d e los aliados, mes los bolivianos, c o m o d e j o d i c h o , n o h a n parado hasta legar a su pais. El j e n e r a l Buendia, v i e n d o la defección de su aliado i que le era imposible a su ejército sólo batirse c o n el n u e s -

(

PACIFICO.

tro, se m a n t u v o al frente hasta las primeras horas de la n o c h e del 19, i en seguida se dirijió hacia Tarapacá, p u n to de algunos recursos i a catorce leguas de distancia del c a m p a m e n t o de D o l o r e s . El m i s m o dia 19 avanzó de Pisagua el Tejimiento A r t i llería d e Marina, 2. ° de línea, batallón C h a c a b u c o , brigada de Zapadores i una batería de cañones de bronce, lleg a n d o a inmediaciones del c a m p o d e batalla a las 10 P. M. i q u e d a n d o t o d o listo para entrar en c o m b a t e al dia siguiente; pero g r a n d e fué la admiración de todos c u a n d o al otro dia n o habia un solo e n e m i g o a quien c o m b a t i r . P o c o después del medio dia del 2 0 , los cuerpos que ocupaban las alturas del campo principiaron a bajar a sus anteriores lugares de alojamiento, i la división que en la noche habia llegado de Pisagua, al ponerse el sol emprendió viaje a la oficina de Santa Catalina, situada al Sur de Dolores, a orillas del ferrocarril i distante poco menos de dos leguas. Toda esta división marchó desde Pisagua a las órdenes del señor coronel, comandante jeneral de la infantería del ejército, don Luis Arteaga, sin ninguna división de E s t a d o Mayor, i llevando dicho jefe solo dos subtenientes c o m o ayudantes. Desde el 21, en que amanecimos en Santa Catalina, hasta el 25 por la tarde en que esta divisiou recibió orden de marchar a Tarapacá, no se tuvo noticia alguna de la situación del enemigo, pues teniendo mas de 500 hombres de caballería no se mandó un solo piquete que persiguiera o siquiera viese qué dirección tomaba el ejército aliado. Para apreciar debidamente el combate de Tarapacá es preciso hacer estas consideraciones, porque de otra manera no se c o m prendería cuánto hizo el ejército de Chile que se batió el memorable dia 2 7 . Después que la caballería partió al Sur, don José F r a n cisco Vergara, secretario jeneral del señor Jeueral en Jefe, se propuso averiguar dónde estaba o qué se habia hecho el ejército aliado. E n efecto, el 24, llevando una compañía de Granaderos a caballo, al mando del capitán don Rodolfo V i l l a g r a n , compuesta de poco mas de 100 hombres, i la brigada de Zapadores de 2 7 0 , al mando de su comandante Santa Cruz, se fué en dirección de Tarapacá, camino de A g u a Santa. E n este punto tomó a u n individuo que venia del campo enemigo, quien interrogado dijo que el jeneral Buendia estaba en la ciudad de Tarapacá con unos 1,000 hombres mas o menos. Con estos antecedentes, el señor Vergara pidió el dia 25 al señor coronel Arteaga, jefe del campamento de Santa Catalina, unos 500 hombres mas. cou los que creia tener bastante para llegar i tomar a Buendia. E l señor Vergara no es militar, ni lo ha sido nunca, circunstancia que debe tenerse presente. Impuesto el coronel Arteaga de lo que solicitaba el señor Vergara, consultó al señor jeneral Baquedano que mandaba el campamento de Dolores por ausencia en ese dia del Jeneral en Jefe, que habia sido llamado a Iquique, diciéndole que creia mas prudente que, si aceptaba el pedido del señor Vergara, iria él con toda la división de Santa Catalina, con tal que se le aumentara con una batería de 6 cañones K r n p p de montaña i 30 Cazadores a caballo. A p r o b a d o por el señor jeneral Baquedano cuanto propuso el señor coronel Arteaga, a las oraciones del 25 el 2. ° de línea i Chabuco, en viajes sucesivos i en ferrocarril, fueron trasladados a la oficina denominada D i b u j o , inmediata a A g u a Santa. A la misma hora pasaban en la m i s m a dirección los 30 Cazadores al mando del alférez Miller Almeida i la batería K r u p p , al del mayor Exequiel Fuentes. E l Tejimiento de Marina emprendía su viaje al m i s m o punto, a pié, poco después de las 2 A . M., llegando al punto de reunión c o m o a las 7 A . M. del dia 26. También se reunió en ese punto, c o m o ayudante del señor coronel Arteaga, el sárjente mayor don Jorje W o o d . Reunida la división en la oficina Dibujo que está frente a Tarapacá en dirección Oeste a Este i distante diez leguas, se hizo prevenir a la tropa la distancia que tenia que andar sin encontrar agua i que, en consecuencia, todos llenaran sus cantimploras i se repartieran víveres para dos días; pero


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sucedió qne siendo sumamente escasa el agua, cuando se emprendió la marcha, las 3 P. M., una cuarta parte de la división siguió viaje sin este indispensable elemento, que en estos desiertos de arena i de un calor africano constituye el primer elemento de vida para nuestros soldados acostumbrados a beber agua en el Maule i Biobio. A la hora indicada anteriormente, toda la división está en marcha, camino directo'a Tarapacá, notándose el c o n tento i la alegría en todos los semblantes, puesto que, no habiendo alcanzado a tomar parte en el combate de D o l o res, ahora ninguno quería quedarse atrás, porque al fin íbamos a batirnos con los peruanos para dar mas gloria a nuestra bandera. Caminamos toda la tarde bajo u n sol abrasador i una polvareda q u e hacia d e nuestra m a r c h a la mas penosa i:ia-cruti$. El señor Vergara se habia dirijido por el m i s m o c a m i no en la tarde del 25 i a c a m p a d o a tres leguas p r ó x i m a mente d e Tarapacá c o n los 120 Granaderos i 270 Z a p a dores. Los cuerpos que seguían i formaban la división de o p e raciones, se c o m p o n í a n así: Una batería de 6 cañones K r u p p de m o n taña, al m a n d o del sarjento m a y o r d o n Exequiel Fuentes 100 h o m b r e s . Rejimiento Artillería de Marina, c o m a n mandante Vidaurre 398 „ Rejimiento 2. ° de línea, id. R a m i r e z . . . 950 „ Batallón C h a c a b u c o , id. T o r o H e r r e r a . . . 410 Brigada de Zapadores, id. Santa C r u z . . . 270 „ Granaderos a caballo, capitán Villagran... 120 „ Cazadores a caballo, alférez Miller 30 „ Suma

2,278 h o m b r e s .

A las 12 P. M. del 26, toda la división estaba a c a m pada en el p u n t o en q u e el señor Vergara habia p e r n o c tado la n o c h e anterior, h a b i e n d o v e n i d o a encontrarnos este jefe c o m o a una legua antes de llegar. Reunidos en este p u n t o , el señor coronel Arteaga, de acuerdo c o n los jefes de cuerpo, p r o c e d i ó a n o m b r a r las divisiones d e ataque del dia siguiente: PRIMERA D I V I S I Ó N . — C O M A N D A N T E SANTA CRUZ.

Granaderos a caballo. Una c o m p a ñ í a del 2. ° 4 cañones K r u p p . SEGUNDA

de línea, todos los Zapadores i

DIVISIÓN.—COMANDANTE

RAMÍREZ.

Siete c o m p a ñ í a s del 2. ° . Dos cañones franceses de m o n t a ñ a . TERCERA D I V I S I Ó N . — C O M A N D A N T E

VIDAURRE.

Rejimiento Artillería de Marina. Batallón C h a c a b u c o . Dos cañones K r u p p i 2 franceses. Los 30 Cazadores quedaron a las inmediatas órdenes del jefe de la división, c o r o n e l Arteaga. Así distribuida la espedicion, e m p r e n d i ó su m a r c h a a los puntos que cada división debia ocupar i atacar al enemigo, siendo c o n d u c i d a cada una por guias o c o n o c e d o r e s del terreno. A las 8 A . M. del m e m o r a b l e 27 de N o v i e m b r e , toda la espedicion m a r c h a b a por la l o m a Oriente q u e d o m i n a a Tarapacá al ataque del enemigo, i p u e d e a segurarse c o m o una verdad que n o admite la mas lijera duda, que n o se sabia ni el n ú m e r o ni las posiciones q u e éste ocupaba, pues a saber lo primero, la espedicion n o habría tenido lugar con tan escasa fuerza. Antes de principiar la descripción del c o m b a t e , creemos necesario dar una lijera idea de la u b i c a c i ó n de la ciudad, que dará su n o m b r e a u n m e m o r a b l e c o m b a t e d e las armas- de Chile. La quebrada de Tarapacá tiene la dirección que m a r c a la carta n ú m . 15 de la oficina hidrográfica, i esa quebra-

TERCERO.

211

da fué, sin duda, el antiguo cause de u n rio, hoi seco, pero c o n vertientes pequeñas que nacen a trechos del fondo mismo. A l Suroeste está d o m i n a d a la ciudad del m i s m o n o m bre por lomas elevadas de 300 metros de alto, de fuerte declive i con pequeñas quebradas que llegan hasta la ubicación de la ciudad, la que desde el temblor de 9 de M a y o de 1877 es solo un hacinamiento de ruinas, i c u y o aspecto es lo mas triste q u e p u e d a imajinarse, ostentándose, sin embargo, al lado Oeste de la p e q u e ñ a plaza una hermosa torre de piedra escapada a los sacudimientos de la tierra. Por el lado opuesto, la ciudad está d o m i n a d a por una alta planicie de pendiente mas suave hasta 50 metros, i en seguida se va ascendiendo gi*adualmente hasta una altura considerable. El cauce seco del rio tendrá en su m a y o r anchura 300 metros, siendo de 100 metros su parte mas angosta. T a n t o al N o r o e s t e c o m o al Suroeste, a ambos estremos de la ciudad, t o d o el cauce está d i v i d i d o en pequeñas huertas o hijuelas cubiertas de maiz, alfalfa, sauces i

chucas.

Para descender a la quebrada i llegar a la ciudad de Tarapacá, n o hai n i n g ú n c a m i n o practicable, sino senderos llenos de dificultades. A las 8 A . M. del 27 dejamos a la espedicion m a r c h a n d o sobre Tarapacá. S o n las 9.30, i la primera división, d o m i n a n d o la altura frente al p u e b l o , es vista p o r el e n e m i g o , que inmediatamente toca jenerala a sus tropas i principia a hacerlas desfilar hacia las alturas en que n u e s tra primera división se habia dejado ver. Minutos antes de las 10 se siente un cañonazo i en seg u i d a descargas cerradas de fusilería. L a acción está e m p e ñ a d a por este lado. L e segunda división, q u e se habia d e j a d o caer a la q u e brada i que también es vista por el enemigo, traba c o m bate a c u e r p o descubierto. Entre la primera i segunda división mediaría una distancia de p o c o mas de u n a milla; pero mientras la p r i m e ra e m p e ñ a b a el c o m b a t e en las alturas, la segunda lo h a cia p o r el Suroeste i por el f o n d o de la quebrada. La tercera división, que m a r c h a b a aceleradamente i c o m o a tres millas d e distancia al principiar la acción, d e bia colocarse en el centro de las anteriores i por la parte alta. A las 11 A . M., esa división que habia apurado su m a r cha hasta llegar los oficiales i soldados estenuados de c a n sancio, entra en acción, i tan a tiempo, q u e a esa hora la primera división era c o m p l e t a m e n t e deshecha por masas c o m p a c t a s de enemigos que habian c o n s e g u i d o llegar a esa altura. Los 4 cañones K r u p p , al mando del mayor Fuentes, no pudieron probar su escelencia c o m o armas de g u e r ra, porque en el terreno donde se les colocó i solo a 50 metros del enemigo, que se precipitaba sobre ellos c o m o un torrente, no sirvieron de nada. Apenas alcanzó cada pieza a hacer un disparo, i fué grande la sangre fría del mayor Fuentes, qne antes de abandonarlas, tuvo la p r e caución de quitarles algunas piezas esenciales, imposibilitándolas así para el enemigo, que ningún nso pudo hacer de ellas. Esas armas se abandonaron solo por no tener c o n o c i miento del terreno i posición del enemigo. L a caballería no tenia terreno a propósito para cargar, i mientras tanto la brigada de Zapadores se batia a la d e s esperada, viendo diezmar sns filas por el enemigo diez v e ces superior en número. U n momento después casi todos estos bravos eran c o r tados en gran número por el enemigo i caian muertos o prisioneros. El l . batallón del rejimiento de Marina marcha al combate, dirijido por el sarjento mayor don Guillermo Z i lleruelo, mientras el jefe de la división, comandante V i daurre, organiza el 2. ° batallón para conducirlo al m i s m o e r


GUERRA

212

D E L PACIFICO.

l u g a r ; pero en este m o m e n t o , notáudose que los primeros qne han entrado en combate ceden terreno al enemigo, avanza el batallón Cliacabnco i el combate se hace jeneral por toda la fuerza espedicionaria. Las 2 piezas de bronce del rejimiento Artillería de M a rina, al mando del capitán don Rafael Gonzalez, situándose a la izquierda del l . batallón i un poco a retaguardia, principian a hacer fuego, i después de 15 a 2 0 disparos por pieza, ambas cureñas se rompen, obligando a su capitán a hacer cargar una para ponerla en salvo, i teniendo que clavar la otra a fin de (pie no sirviera al enemigo por si acaso caia en su poder. A las 12 M . nuestra línea cede un poco de terreno, i la caballería, que hasta ese m o m e n t o no había podido cargar, ejecuta una atrevida carga, que sin lo quebrado del terreno habría dado cscelentes resultados. E l combate sigue por poco tiempo mas, sin que ninguno de los combatientes ceda un palmo del terreuo que respectivamente ocupaban, tanto en la altura c o m o en la quebrada; pero ya también a esta hora nuestra tropa, h o r riblemente fatigada por la sed i por el cansancio producido por la rapidez de la marcha i las mil peripecias del c o m bate, i sobre todo por los nuevos refuerzos que llenan los claros del enemigo, principia a batirse en retirada. Muchos soldados, aunque contenidos por sus jefes i oficiales, preferían arrostrar una muerte segura dirijiéndose al agua que se divisaba en el fondo de la quebrada, en d o n de eí enemigo los perseguía: tan horrible era la sed i el cansancio, aumentados todavía por un sol ecuatorial. Este fué el momento crítico del combate, en que el señor comandaute Arteaga i el señor Vergara, revistiéndose de todo el arrojo de que son capaces jefes valientes i p u n d o norosos, entran en la pelea, consiguiendo formar una m u lalla de pechos varoniles i resueltos a vender bien caras sus vidas. D e los rezagados que aun n o habían entrado en c o m b a te i de los que ya habian saciado su sed i volvían a las alturas, se forma, bajo la dirección de los jefes citados, una línea de batalla como de 300 hombres, que dirijida al fueg o por el teniente coronel don Maximiano Benavides i acompañada de los capitanes don Nicomedes R a m i r e z , don Miguel Moscoso i varios otros oficiales de los diversos cuerpos, c o m o era la tropa, la espada levantada en lo alto, la bayoneta armada i el corazón puesto en D i o s i en la p a tria, hacen tan brillante carga, que el enemigo no resiste i se pone en precipitada fuga hasta buscar su salvación en la quebrada de la l o m a , i hasta qne llegó al punto en que estaba su reserva. Nuestra tropa los persigue sin descanso, i los enemigos dejan el c a m p o cubierto de muertos i heridos. E n la quebrada, el fuego se sostiene por el 2. ° con uua bravura incomparable; i donde cae un jefe, un oficial o un soldado, otros le reemplazan, i la lucha sigue mortífera i terrible. A esta hora ya los fusiles no se pueden sostener en las manos de nuestros valerosos soldados. E l fuego decliua después de las 2 P. M . i así se sostiene hasta las 4 mas o m e n o s ; pero ya a esta hora el c a m p o de batalla estaba cubierto de muertos i heridos de una i otra parte. Una hora después no se sentía sino uno que otro tiro lejan o ; pero de repente aparecen sobre el m i s m o c a m p o 2 batallones peruanos formados en batalla,que venían de refresco a renovar el combate. Entonces nuestros jefes, viendo a nuestros bravos demasiado fatigados i agotadas las municiones casi por c o m p l e t o , resolvieron tocar retirada i dar p o r terminada, en este dia, tan sangrienta lucha. Retirados nosotros a corta distancia del campo de batalla, i manteniéndose el enemigo en una actitud espectante, las sombras de la noche separaron a los que por una parte c o n un heroismo sin igual, atendido su corto número, i a los que por la otra con una escesiva fuerza, 6,000 hombres mas o menos, según informaciones que he practicado en el m i s m o Tarapacá, se habian disputado la victoria durante 8 largas horas. c r

Informados nuestros jefes de las fuerzas del enemigo, resolvieron retirarse, entrada la noche, al campamento de donde habíamos salido la mañana anterior. E l l o s , por su parte, favorecidos por la oscuridad de las primeras horas de la noche, también emprendieron la r e tirada, uó a sus cuarteles de Tarapacá, sino camino directo de Arica. Para qne sirva a los futuros historiadores de esta lejendaria batalla, debe quedar constancia de los hechos qne h a rán para siempre execrable a los soldados peruanos. O c u pando el c a m p o de batalla, asesinaron bárbaramente a los heridos i en seguida cometieron el inaudito crimen de lesa humanidad de hacinar las víctimas, aun calientes por l a vitalidad de la vida, i prenderles fuego al costado de l a destruida iglesia del pueblo i en otro punto inmediato en que quemaron del m i s m o m o d o a jefes, oficíales i tropa del 2. ° de línea. Para la p r ó x i m a batalla que tengamos que librar c o n enemigos qne a la lijera retratamos ¡solo Dios sabe l o que h a d e suceder! El enemigo abandonó el pueblo c o m o a las S P. M . del m i s m o día i sin recojer sus propios e inmediatos heridos, encomendando esta tarea a una reducida ambulancia. E l ejército peruano se componía de los siguientes cuerpos, mandados en jefe por el jeneral Bueudia. Rejimiento D o s de Mayo, comandante Suarez. Batallón 3. ° Provisional, id. Zavala. Batallón Arequipa, id. Carrillo. Batallón A y a c n c h o , id. Somocursio. Batallón Iqniqne, i d . Ugarte. Batallón Tarapacá, id. Adivire. Batallón Zepita, id. Cáceres. Batallón Navales de Iqniqne, id. Melendez. Columna Loa, id. Torres. Batallón artillería de línea, id. Castañon. Piquete de caballería, id. E s p e j o . 5. ° de línea, id. Fajardo. 7. ° de línea, id. Herrera. M u c h o s de estos jefes murieron en el c o m b a t e , según esposicion de los prisioneros. L o s 2 últimos cuerpos llegaron al fin del c o m b a t e . E n m i p r ó x i m a daré algunos mas detalles que ahora omito por falta de tiempo. Se despide de usted, señor editor, Su

Campamento

de Santa

Catalina,

Noviembre

AMIGO.

30 de 1879.

Señor Editor de E L MERCURIO:

V a n trascurridos y a tres días de ese sangriento drama que la historia titulará la batalla de Tarapacá, i todavía no m e puedo dar cuenta exacta de sus múltiples i terribles peripecias. A c t o r i testigo presencial, puedo narrar con entera fidelidad los hechos acaecidos ante m i vista, pero me seria imposible, c o m o lo será para todos, presentar en un solo cuadro los diversos incidentes de l a batalla. L a distancia que separaba a los cuerpos de nuestro ejército, la confusión natural en esos m o m e n t o s , l a atención obligada que todos i cada uno de los oficiales teníamos que prestar en el cumplimiento de nuestro deber, nos impedían estar en todas partes, c o m o habríamos deseado. L o que narro, l o que cuento al correr de la pluma, e s , c o m o d i g o mas arriba, lo que he visto, i l o que, por consiguiente, puedo garantizar c o m o e x a c t o i verdadero. Después de l a batalla de Dolores, 19 de N o v i e m b r e , el ejército enemigo, fuerte de 11,500 hombres, i vencido apesar de su inmensa superioridad numérica p o r las armas victoriosas d e l nuestro, huyó sin que en los primeros días pudiera saberse el lugar adonde habia i d o a ocultar su vergonzosa derrota. L o s prisioneros tomados en su huida n o pudieron o no quisieron dar noticias de él. Nuestra caballería había recor-


CAPITULO

rido el c a m p o en distintas direcciones, siguiendo especialmente la línea férrea hasta A g u a Santa, el punto mas avanzado de ella. E n todas partes se hicieron prisioneros i se e n c o n t r ó armamento, vestuario i equipo, lo q u e c o n t r i b u y ó a a u mentar a u n mas las dudas. Sin embargo, en previsión d e lo que pudiera suceder, se despachó al dia siguiente a este c a m p a m e n t o , i c o m o una gran avanzada, una división c o m p u e s t a del Tejimiento de Artillería de Marina, del 2 . de línea, batallón Chacabuco, Zapadores i una batería d e artillería, en t o d o 2,300 h o m b r e s mas o m e n o s . Tres dias después recibimos la noticia de la rendición d e I q u i q u e , consecuencia inmediata de la batalla de Dolores, i todavía n o se sabia a p u n t o fijo el lugar o c u p a d o p o r el e n e m i g o . S o l o mas tarde, una descubierta que habia avanzado bajo la d i r e c ción de d o n José F r a n c i s c o Vergara hasta cerca de Tarapacá, la antigua capital de este departamento, p u d o saber que ahí se encontraba una parte del ejército d e s h e c h o en la j o r n a d a de D o l o r e s . E n el acto se dio orden para que la división acampada aquí partiera en dirección del lugar indicado, lo q u e se verificó en la n o c h e del 25, h a c i e n d o el c a m i n o por ferrocarril hasta la oficina D i b u j o , c o n escepcion del rejimiento Artillería de Marina, que t u v o q u e verificar a pié las cuatro leguas que m e d i a n entre aquella oficina i este c a m p a m e n t o . ó

A l dia siguiente, esto es el 26, reunida ya en D i b u j o toda la división, partió a Tarapaeá a las 3.30 P. M., siguiendo un pesado i áspero c a m i n o que dejó estenuada a nuestra tropa, Solo el 27, a las 9.30 A . M., p u d i m o s llegar a las alturas clel angosto vallecito en que se encuentra situada aquella ciudad, e m p e ñ á n d o s e en el acto u n sangriento i sostenido c o m b a t e , q u e solo c o n c l u y ó al caer el dia i c u a n do el enemigo, triple en sus fuerzas del nuestro, corria desalentado por el c a m i n o de A r i c a a juntarse, sin d u d a , con el que m a n d a el d i c t a d o r boliviano. A n t e s de entrar en p o r m e n o r e s acerca de esta gloriosa batalla en q u e el soldado c h i l e n o h i z o prodijios d e valor, conviene tener presente, para m e j o r intelijencia de los hechos, q u e el c a m i n o recorrido por nuestra división se estiende en m e d i o de una estensa pampa cortada al N o reste por un elevado c o r d ó n de cerros q u e desde lejos parece poner una valla insuperable al viajero q u e la atraviesa. E n ese mar de arena n o se encuentra mas vejetacion ni mas lugar de abrigo que dos o tres algarrobos c o l o c a d o s a lo largo del c a m i n o i que parecen una protesta viva contra la esterilidad q u e los rodea. El p o l v o levantado por el continuo viento que allí reina, p r o d u c e una v i v a irritación a la vista, al m i s m o t i e m p o que una gran sequedad a la garganta, en tanto que el suelo, arenoso en su m a y o r parte i cubierto de grandes piedras en otra, p r o d u c e una estrema fatiga al atrevido viajero que lo pisa. Bajo estas c o n d i c i o n e s h i z o n u e s t r a . división u n a jornada d e diez a d o c e leguas, e m p l e a n d o en ellas 16 horas, para encontrarse al término de su m a r c h a c o n 6,000 enemigos atrincherados i, lo que es mas todavía, sin el cansancio q u e a nosotros nos abrumaba. Creemos haberlo d i c h o ya. Serian las 9.30 A. M. c u a n do la descubierta, q u e habia avanzado bajo la dirección del señor Vergara, c o m p u e s t a d e los Zapadores i una batería de artillería, p u s o sus fuegos al alcance del e n e m i g o , principiando en el acto los disparos de la artillería i el fuego de la infantería. E l resto de nuestra división, que aun se encontraba c o m o a una legua de distancia, a p e sar de su cansancio, apresuró su m a r c h a , i sin t o m a r un minuto siquiera de reposo, entró en c o m b a t e . Parapetado el e n e m i g o en el f o n d o d e la quebrada i en las d o s elevadas lomas q u e la encajonan, h u b o necesidad de d i v i dir nuestras pequeñas fuerzas para p o d e r acometerlo en sus distintas posiciones. E l 2. ° d e línea se precipitó c o mo una avalancha, arrastrando c u a n t o encontraba a su paso, en dirección d e la p o b l a c i ó n i o b l i g a n d o al e n e m i g o , allí atrincherado, a abandonar el terreno, q u e q u e d ó s e m brado de cadáveres. L a Artillería d e Marina i el C h a c a b u -

TERCERO.

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c o avanzaron en línea recta por la l o m a situada al N o r t e d e la quebrada, en d o n d e encontraron una desesperada resistencia que causó n o pocas bajas en estos cuerpes que se batían a c u e r p o descubierto, en tanto que el e n e m i g o o c u l t o , apenas presentaba b l a n c o a nuestros disparos. E m p e ñ a d a así la batalla en todos los puntos del terreno, recibiendo el enemigo a cada momento tropas de refresco que venían a reemplazar o a engrosar sus filas, hubo un m o m e n t o , c o m o a las 12 M., en que nuestras fuerzas parecieron cejar, en tanto que los pernanos, que de tales se componía únicamente el enemigo, avanzarou sobre nosotros con uua audacia que no era de esperar de ellos. E n esos m o m e n t o s nos batíamos en la proporción de 1 contra 3, i solo así i teniendo en cuenta nuestro cansancio, es que se puede comprender c ó m o aquella jente acostumbrada siempre a huir, pudo avanzar algunos pasos por el camino en cuyo término se vislumbraba la victoria. Quién crea que el soldado chileno, cuyo empuje en el ataque ha sido hasta ahora invencible, carece de constancia i tenacidad en la resistencia, no lo ha visto c o m o en Tarapaeá, abrumado por el número, fatigado por su larga caminata, cediendo, es verdad, el terreno paso a paso, pero sin cesar un m o m e n t o en sus disparos al enemigo, que, envalentonado por este aparente triunfo, abandonó sus trincheras, q u e dando así en iguales condiciones qne nosotros, es decir, a c a m p o raso i a cuerpo descubierto. Parecía que los nuestros solo esperaban este m o m e n t o para acometer nuevamente con tanto brío c o m o si apenas se iniciara el combate, j E l enemigo trató de resistir, pero todos sus esfuerzos fue| ron imrtiles, pues al m i s m o tiempo que nuestros valientes soldados arremetían a paso de carga, la compañía de G r a naderos a caballo, que hasta entonces se habia mantenido a la espectativa, dio una brillante carga, contribuyendo a l a completa desorganización de nuestros adversarios, que desde ese momento principiaron a retirarse con tanto desorden c o m o confusión. En tanto el sol que habia alumbrado ese espantoso c u a dro de mautanza declinaba a su ocaso. El enemigo huia precipitadamente acometido del pánico de la derrota. A p e sar de nuestra victoria, no nos era posible permanecer en el campamento conquistado, desprovistos como estábamos de toda clase de recursos i cuando nuestra tropa sentía la i m periosa necesidad del hambre i de la sed. N o podíamos, por otra parte, pensar entrar a la población en busca de pan i a g u a ; pues aunque es verdad que habíamos visto tomar al enemigo en su retirada el camino de Arica, era de creer que una parte de él se hubiera replegado en la ciudad, donde protejido por las sombras de la noche podia habernos cansado daños considerables. F u é por esta circunstancia que el coronel Arteaga, jefe de la división, creyó conveniente dirijirnos nuevamente al punto de nuestra partida, a la oficina de D i b u j o , donde debíamos encontrar los elementos que nos faltaban. Tomada esta determinación, nos pusimos en marcha, llegando a este punto al amanecer del dia 28, donde nuestro ejército pudo tomar el alimento qne le faltaba desde hacia 50 horas. A l m i s m o tiempo que llegábamos, se despachaba una partida de caballería qne, entrando por el c a m p o de batalla, llegó tranquilamente a la población sin encontrar un solo enemigo que la molestara. E s t a habia sido abandonada a las 8 de la noche anterior, dejando el enemigo la a m bulancia, de donde se recojió un gran número de heridos que fueron a aumentar el y a crecido de jefes prisioneros que teníamos en nuestro poder. Solo entonces se p u d o comprender la inmensidad del desastre sufrido por el enemigo. E l c a m p o estaba cubierto de cadáveres, no bajando talvez de 1,500 de ambas partes, pero tocándonos a nosotros, c o m o era natural, la m e nor parte. H o i ha partido en persecución del enemigo una gruesa división de caballería i el 4. ° de línea, que debe tomar la quebrada de Tiliviche para cortarles, si es posible, la r e tirada. Decir cuál ha sido el cnerpo que mas se ha distinguido*


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GUERRA

DEL

en esta memorable jornada, es tarea mas qne difícil, pues todos i cada nno han ido mas allá de lo que era dable esperar. Si la poca artillería que llevábamos no hizo en el enem i g o el estrago que era de creer, solo se debe única i esclusivamente a las posiciones qne éste ocupaba. Diseminado en guerrilla i a una distancia relativamente corta, nuestros pequeños cañones de montaña perdían toda la ventaja con que jeneralmente obran en circunstancias normales, en las cuales operan sobre masas de hombres i a una distancia en que los fuegos de éstas son ineficaces. A q u í sucedió precisamente todo lo contrario. E n Tarapacá, c o m o en Dolores i Pisagna, nuestros jefes han demostrado mas valor que estratejia, i a no ser por esa preciosa cualidad del soldado chileno que le permite batirse solo i por su cuenta, superando con su denuedo i e m p u je cuantas ventajas tengan en su favor sus adversarios, no sé adonde habríamos ido a parar. Cuando esta campaña, iniciada bajo tan felices auspicios llegne a su glorioso término; cuando la última v i c t o ria haya por fin coronado nuestros esfuerzos, no debe echarse en olvido que el éxito se debe únicamente a esos pobres soldados qne, desprovistos de ambición, sin sueños de g l o ria, han abandonado sus hogares por servir a su patria con nn desinterés superior a todo encomio. E l l o s no figuran en los partes de la victoria, i, sin embargo, son ellos los que han vencido, los qne han recorrido este desierto a pié, sufriendo el hambre i la sed. N o es este el lugar ni tampoco la ocasión de hacer carg o s que en breve tendrán su oportunidad; pero conviene dejar constancia de lo sucedido i dar desde luego a cada cual lo que le corresponda. J . V . S.

VI. Versión peruana del combate de Tarapacá. (Correspondencia a L A PATRIA de Lima.)

Mocha, Noviembre 30 ele 1879. Señor D i r e c t o r : A los ocho dias cabales del desastre de Dolores, el e n e m i g o ha presentado a nuestro ejército la oportunidad de vindicarse de la manera mas brillante i espléndida. L a infantería peruana acaba de salvaT denodada, heroicamente, la honra del pais i de nuestras armas. E l cielo me ha proporcionado la dicha de ser testigo del combate que han librado i llevado a feliz término nuestros soldados con una bravura superior a todo elojio. A n t e s de ayer, el pintoresco valle i alturas de Tarapacá, han sido teatro de una lucha encarnizada i sangrienta que ha durado cerca de 9 horas. 5,000 chilenos de las tres armas fueron completamente derrotados, dejando en nuestro poder cañones, banderas, multitud de prisioneros i el campo cubierto de heridos i de muertos.

PACIFICO.

pieron acto continuo nu vivísimo fuego de cañón i fusilería,. E l combate había principiado. Las divisiones restantes se distribuyeron en diversas p o siciones, no tardando en comenzar por el lado de la quebrada un fuego tanto o mas recio que el del alto. Todos seguíamos con relijioso respeto esta distribución,, que para algunos cuerpos era sumamente arriesgada, pues tenían que trepar a sitios dominados por el enemigo. Sin embargo, no hubo ni un m o m e n t o de incertidnmbre ni de vacilación; todas las maniobras se ejecutaron con el mayor concierto, disciplina i bizarría. Conviene advertir que la división de vanguardia i la primera, habían marchado el dia anterior a Pacifica, distante tres leguas de Tarapacá, la ausencia de esta fuerza aumentaba las desventajas de nuestra situación. E l enemigo ya no era solo superior por sus elementos sino por el número. E l trance era crítico; habia que j u g a r el todo por el tocio, estaba en la conciencia de jefes, oficiales i soldados; de ahí que los primeros se disputaran el puesto de mayor peligro a fin de estimular i enardecer a los últimos cou el ejemplo. A p o c o rato de jeneralizado el combate en toda la línea, 8 piezas de artillería babian caido en nuestro p o d e r ; los bravos soldados del Zepita i del D o s de Mayo las tomaron a la bayoneta, E s t o produjo visible desconcierto en las filas enemigas. Pero no huyeron; al contrario, reorganizados, inmediatamente redoblaron su ímpetu i furor en el ataque, estrellándose ante la tenacidad i denuedo con que resistían nuestros soldados. Cinco veces fueron rechazados los chilenos, volviendo otras tantas a reorganizarse i a atacar cou el mismo tesón. E n esos terribles momentos, i cuando un gran número de enemigos se batían parapetados detras de las casas i árboles que hai en la quebrada, llegaron las divisiones que estaban en Pacifica; este oportuno ausilio decidió la v i c toria en nuestro favor. La primera división, que la componen los batallones 5. ° i 7. ° de línea, se dividió en tres fracciones, i avanzó por derecha, centro e izquierda del valle. L a división de vanguardia desfiló también por el lado izquierdo, pero tomando las alturas: fueron realizadas con tal dirección i brio estas maniobras, que se aterrorizaron los chilenos i se pusieron en vergonzosa fuga. Mni pocos escaparon; el que no murió cayó prisionero, i el triunfo quedó consumado. E l señor Jen eral en Jefe, durante todo el combate ha estado en primera línea, en los sitios de mayor peligro, confundido con los soldados. Los acontecimientos del dia 19 habían afectado d e tal m o d o su ánimo, q u e a primera vista notábase en él la resolución decidida de n o sobrevivir a u n n u e v o fracaso. E l destino ha premiado su abnegación i patriotismo, sac á n d o l e ileso del peligro, c o n c e d i é n d o l e las glorias de un triunfo que será m e m o r a b l e en la historia d e esta c a m paña.

Sabedores, sin duda, de la dispersión de las 2 divisiones bolivianas, de las cuales no ha quedado un solo soldado en el ejército, es probable que consideraron mni fácil i hacedero acabar con todos nosotros, i sin mas ni mas acometieron la empresa de venir a buscarnos a la ciudad de Tarapacá. Cara han pagado su audacia, Cerca de las 8 A . M. serian cuando se presentó, el dia 27, un vecino de la localidad, anunciando que los chilenos en considerable número avanzaban sobre nosotros por d i s tintos puntos.

L a victoria del 27 ha sido o b t e n i d a a costa d e m u í numerosas i sensibles pérdidas. El n ú m e r o de jefes i oficiales heridos i muertos es considerable, siendo d e s p r o p o r c i o n a d o c o n las bajas de soldados. Entre estas pérdidas, t e n e m o s q u e lamentar la d e uno d e los jefes mas queridos i notables del ejército, el coronel del Tejimiento D o s d e M a y o , d o n Manuel Suarez. A l cambiar de caballo p o r haberle herido aquel que cabalgaba, recibió u n balazo que le m a t ó instantáneamente.

Inmediatamente se tocó llamada. Aun no estaba f o r m a da la tropa, cuando aparecieron por las alturas algunos j i netes haciendo señas de que fuéramos a su encuentro. E l batallón Zepita i el Tejimiento D o s de M a y o no se hicieron esperar; pocos m o m e n t o s después trepaban la cumbre de la quebrada. Los chilenos se replegaron i r o m -

L a quinta división, c o m p u e s t a de los cuerpos de la Guardia N a c i o n a l de I q u i q u e , se h a h e c h o notable por su intrepidez en el c o m b a t e . Entre ellos se h a distinguido el batallón Loa, que se organizó en aquella localidad c o n voluntarios bolivianos.


CAPITULO

lo manda el coronel González Flor, militar cTígno e intelijente q u e h a c e p o c o ñguraba en el c u e r p o d e edecanes del capitán jeneral Daza. ¡Cuánta diferencia entre el n o b l e i patriótico proceder del batallón L o a , i el d e los cuerpos q u e se dispersaron en Dolores! ¿Puede darse u n a prueba mas patente d e que aquella dispersión fué efecto d e las malévolas instigaciones de algunos pérfidos enemigos d e l j e n e r a l Daza?

TERCERO.

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soldados i m e releva, por consiguiente, d e la tarea d e h a cer menciones especiales. T o d o lo q u e dijera seria de ningún valor ante la palabra autorizada de los jefes superiores del ejército. T a m b i é n envío los partes del comandante d e la artillería, d e la segunda i quinta división; los d e las otras m e ha sido imposible conseguir. I aquí p o n g o punto, pues vamos a continuar la marcha hacia A r i c a Diversos avisos se h a n recibido h o i noticiando q u e el e n e m i g o intenta cortarnos la retirada. Q u i z á tengamos q u e acantonarnos en las frias i escarpadas breñas de los A n d e s . Las privaciones i penurias d e las marchas i los estragos de d o s cruentos combates, h a n destrozado en parte a nuestro ejército. Si d e A r i c a nos hubiera llegado algún ausilio, en vez de esquivar el encuentro c o n el e n e m i g o , le buscaríamos en la seguridad de hacerle morder el p o l v o nuevamente. E n fin, paciencia i suceda lo que sucediere. Hasta m i p r ó x i m a . v

El coronel González se encuentra g r a v e m e n t e herido, una bala le destrozó u n a pierna; se desespera d e poder salvarle. El d o c t o r José María Melendez, j o v e n lleno d e nobles i distinguidas cualidades i q u e m a n d a b a la c o l u m n a Naval de I q u i q u e , h a sido mortalmente herido. El balazo ha sido en el p e c h o i le h a bandeado. Casi al m i s m o t i e m p o q u e caia herido el d o c t o r Melendez, su h e r m a n o , capitán del m i s m o batallón, moría a p o cos pasos d e distancia. El gallardo i valiente coronel Cáceres, ha p e r d i d o t a m bién a su h e r m a n o , el teniente del Zepita, J u a n A . C á ceres. Diéronle la noticia d e la muerte d e éste, en los m o m e n to en q u e él se encontraba mas c o m p l a c i d o p o r el bizarro comportamiento d e sus soldados. ¡Cuántas escenas dolorosas, cuántos infortunios tan crueles c o m o este, se presentan en la guerra! El coronel A l f o n s o U g a r t e , j e f e del batallón I q u i q u e , fué herido en la cabeza, aunque n o de gravedad, hízose vendar la herida c o n un pañuelo i c o n t i n u ó en su puesto. Pocos m o m e n t o s después le hirieron el caballo. T o d o el ejército ha tributado elojios al c o m p o r t a m i e n t o del bravo j e f e d e la guardia nacional. C o m o el batallón I q u i q u e habia p e r d i d o 2 jefes, c o m batía fraccionado; el j e n e r a l Buendia e n c o m e n d ó el m a n do de una d e esas fracciones a su ayudante el c o m a n d a n t e Saenz Peña, quien d e s e m p e ñ ó c u m p l i d a m e n t e aquella honrosa c o m i s i ó n d a n d o a sus soldados e j e m p l o s d e valor i serenidad. Nuestro antiguo e intelijente c o l e g a d e prensa, el d o c t o r Manuel María Seguin, secretario h o i del Jefe d e Estado Mayor, se h a c o m p o r t a d o en los d o s últimos c o m b a t e s bizarramente. Se calculan en mas d e 1,000 los muertos del e n e m i g o , entre ellos algunos jefes d e alta g r a d u a c i ó n i m u l t i t u d d e oficiales. El espectáculo q u e presentaban algunos sitios del c a m po de batalla era horrible; e n ciertos callejones del valle no se podía transitar por la aglomeración d e cadáveres. Altamente gloriosa i r e c o m e n d a b l e ha sido la c o n d u c t a del coronel Suarez en el c o m b a t e . El acierto i previsión c o n q u e atendía a todo,' a la par que la entereza i valor q u e desplegó en los m o m e n t o s mas difíciles; m e r e c e n el premio d e la simpatía i admiración del pais entero. Nuestro Jefe d e E s t a d o M a y o r ha sido, según p u e d e n confirmarlo todos, u n a d e las figuras mas sobresalientes en el glorioso c o m b a t e d e Tarapacá. D é b e s e en m u c h o a «us esfuerzos el é x i t o alcanzado. Tanto p o r el estado grave d e algunos heridos c o m o p o r la falta absoluta d e m o v i l i d a d , h e m o s tenido q u e dejar a muchos en Tarapacá. Caerán en p o d e r d e los chilenos, i q u i e n sabe c o m o los tratarán. El parte detallado q u e a d j u n t o d e l E s t a d o M a y o r J e neral, es la mas fiel i c o m p l e t a descripción del c o m b a t e ; en él se hace la d e b i d a j u s t i c i a al heroísmo d e nuestros

BENITO N E T O .

(Correspondencia a E L NACIONAL de Lima.)

Diciembre

8 de 1879.

Señor Director de E L NACIONAL:

Bajo distintas formas pueden traducirse los conceptos de la presente, pero m i único móvil es dar algunos detalles fidedignos de los acontecimientos desarrollados en el departamento de Tarapacá. Después de la heroica defensa de Pisagua, en que sobreabundaron los actos de valor, i en que solo la falta de m u niciones obligó a nuestros soldados a dejar el c a m p o , avanzaron los chilenos, aprovechando del ferrocarril hasta A g u a Santa i llegaron a posesionarse, sin obstáculo alguno, del cerro de San Francisco, punto en donde fueron atacados por los nuestros el 19 del pasado. Esta posesión, protejida cou la fácil comuuicacion de la via férrea a Pisagua, d e fendida por una serie de colinas a los flancos, deja a la d e recha el pueblo de Tarapacá, al frente i hacia el Sur las pampas, en las que se escalonan las diversas oficinas del Norte, siendo la primera i mas p r ó x i m a Santa Catalina, cuyas calicheras se estienden hasta la falda del cerro San Francisco. El ejército, que acampaba el 18 del pasado en Negreiros, se movió hacia Santa Catalina el mismo dia a las 3 P . M . ; al dia siguiente, 19, se destacaron sobre ese punto 2 compañías del A y a c u c h o desplegadas en guerrilla, la 6 . del batallón D o s de M a y o i la otra del batallón Z e pita, las que en ese orden atacaban el frente; a estas fuerzas seguían Ayacucho ( r e s t o ) , que atacaba la izquierda i una batería de artillería: el centro ocupaba el batallón b o liviano Illimani i la derecha se confió al batallón L i m a núm. 3 de la división Esploradora. R o t o s los fuegos a las 2 P . M., los nuestros llegaron a dominar dicho punto, t o maron una pieza que tenían a la izquierda, i el desorden que reinaba en las filas enemigas auguraba su retirada, cuando en malhadada hora oyóse tocar retirada: el desorden se introdujo en el ejército, porque el batallón L i m a , lejos de avanzar a la derecha, se quedó en las calicheras ( l l a n o ) i se contentaba con lanzar sus tiros a la cumbre, fusilando así a los que ya habían plantado el e m b l e m a de la patria: en esos conflictos, desalentadas las fuerzas que atacaban, diezmadas por el fuego de ametralladoras i fusilería, tuvieron que dejar el terreno que tomaron con sudor i sangre; eran las 5 P . M . Illimani, L i m a , Húsares i Guias se dispersaron; A y a c u c h o , D o s de Mayo i el 8, sufren m u chas bajas; la artillería proteje con sus fuerzas la retirada del ejército, que se ordenó fuese sobre Tarapacá; c o m o este departamento g o z a de un clima desigual, se declaró c o m o a las 6 horas una fortísima neblina que protejió la reunión del ejército, el que, temeroso de empamparse, acampó c o mo a dos leguas del punto del combate. E l enemigo creyó 0 3


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GUERRA

DEL

en una retirada i no se atrevió a bajar basta las 9 A . M . ; la artillería, agotadas sus municiones, rompe algunas p i e z a s ; nuestra reserva, compuesta del resto del ejército a c a m pado en Santa Catalina, sigue a Tarapacá, punto al que llegan grupos de 4, 8, 12, etc.; mui pocos se pierden, q u i zas no merece consideración ei n ú m e r o : muchos heridos! bastantes víctimas! El 25 se destacó sobre Tarapacá una fuerza d e 2 a 3,000 h o m b r e s c o n el o b j e t o d e cortar a la quinta división q u e se retiraba de Iquique, que, c o m p u e s t a de los cuerpos b a tallón Iquique, L o a , Navales, Jendarmerías, Celadores, Cazadores de Tarapacá i Artillería de plaza, formaban u n a división d e 1,500 a 1,800 plazas, bien armada i equipada: el señor prefecto, j e n e r a l R a m ó n L ó p e z Lavalle, a b a n d o n a n d o t o d o , hasta el honor, solo pensó en embarcarse d e j a n d o u n precioso c a m p o de glorias, a b a n d o n a n d o u n puesto q u e debió asumir t o m a n d o el m a n d o d e esa fuerza, i d e s pués de batir al enemigo, habría p o d i d o retirarse, ahorrando así m u c h o a la patria, pues I q u i q u e q u e d ó a b a n d o n a d o sin tener otro j e f e que el coronel R í o s , c o m a n d a n t e jeneral de la antedicha división, i el subprefecto. D i c h o prefecto se embarcó el 20, a las 10 P. M.; las baterías del puerto fueron clavadas, se inutilizaron las roscas d e p u n tería, sextantes, comprensores, pólvora, proyectiles, rieles, t o d o l o que, después de inutilizado, se arrojó al mar: d e estas fortalezas que tanto h a n p o d i d o hacer, atendiendo, si n o a su mérito, al entusiasmo de la guarnición, solo nos queda el baldón de haberlas d e j a d o al frente del enemigo, sin disparar u n tiro; esta falta solo pesa en u n h o m b r e que n o supo c u m p l i r c o n su deber. I q u i q u e fué u n desorden, t o d o el m u n d o salia, i triste es decir el sentir de la j e n t e ignorante que a esto le da las versiones q u e les sujiere su p o c a ilustración. T e n g o el c o n v e n c i m i e n t o que la t o m a de I q u i q u e habría debilitado al e n e m i g o c o n siderablemente, les habría i m p o r t a d o la pérdida del valor para otra ocasión i m u c h a s víctimas; pero h o m b r e s sin patriotismo, h o m b r e s sin d e c o r o n u n c a p u e d e n salvar la h o n r a de la República) L a quinta división llegó a salir de I q u i q u e el 23, a las 4 P. 11.; llegó a la Noria, pasó en la m a d r u g a d a para la Tirana i de ahí so clirijió a Tarapacá para incorporarse al ejército. T r a b a d o el c o m b a t e por los nuestros que d o m i n a b a n las alturas, después de u n recio c h o q u e c o n el ejército enemigo, lo derrotó c o m p l e t a m e n t e ; los chilenos h a n s u frido una derrota m u i seria; les cuesta el ataque de Tarapacá 1,500 h o m b r e s , gran n ú m e r o d e heridos i prisioneros, 4 ametralladoras i 4 cañones. N u e s t r o ejército, n o p u d i e n d o sostenerse en Tarapacá por falta de víveres, se retiró hacia Arica, lo que dio por resultado que ellos lo tomaran dos dias después. Nuestras pérdidas son pequeñas, pero entre ellas hai m u c h a s que ofrecian m u c h o al pais. E n Pisagua, o m e j o r en las ruinas de éste, está la m a y o r parte de su ejército, al q u e se les ha u n i d o y a su reserva de 4,000 i tantos h o m b r e s . El ejército e n e m i g o marchará sobre A r i c a p o r tierra; mañana espira el plazo de diez dias para que se retiren los neutrales de este puerto, i es probable, seguro, q u e la p a tria tendrá un dia mas de gloria, porque sus b o m b a s , q u e son el estertor del crimen, hallarán la j u s t i c i a que reclam a n : los peruanos no h u y e n ! nó! Varios oficiales h a n humilládose, m a n c h á n d o s e i m a n c h a n d o al noble ejército a que tuvieron el alto h o n o r de pertenecer; han manifestado impotencia, cobardía; esos n o m b r e s n o deben andar en las calles de Lima; esos solo p u e d e n vivir entre j e n t e sin h o n o r , sin delicadeza; esos miserables n o h a n visto nada, n o h a n oido sino las caricias chilenas, que, cual a niños, les h a n h e c h o creer en una fábula: son bien c o n o c i d o s ; c u a n t o digan es falso i es de pedir se les considere inútiles para los puestos públicos e inhábiles para llamarse peruanos. La m a y o r parte de las ambulancias d e b e n estar en p o der del e n e m i g o , porque n o ha faltado quien vaya a e n tregarlas, p i d i e n d o en c a m b i o u n pasaporte para el Callao,

PACIFICO.

i abjurando*el volver a tomar parte en esta c o n t i e n d a ; . esta es la verdad. N o hai relación d e muertos ni heridos, porque quizá n o sea la espresion d e la verdad, i sobre t o d o , p o r q u e el pais n o llora a los hijos que pierde, sino las ofensas de los que le humillan, desprestijiando la nobleza d e su causa c o n sus criminales deserciones. Q u e el G o b i e r n o tenga cordura, que le rodee el a p o y o de la opinión pública, q u e el Perú sea t o d o u n o , i el ejército del Sur, basado en esa sólida base, escribirá en cada c o m b a t e una pajina de gloria para la historia, i seguirá, c o m o hasta aquí, batiendo orgulloso i a la sombra de nuestra bandera, a los espúreos hijos de la A m é r i c a . El ejército está m u i contento, entusiasta i deseando siempre los dias de gloria. E l ejército chileno es en su m a y o r parte n u e v o , su v e s tir b u e n o , su armamento igual al nuestro, su artillería superior, su caballería igual a la nuestra. Voi a darle un detalle verdadero del m o d o c o m o ha estado distribuida nuestra jente antes de la t o m a d e Pisagua; c o m e n z a r é p o r Quillagua: Sobre el rio Loa, línea divisoria, peruanos E n H u a t a c o n d o , Franco-Tiradores, j ó v e n e s b o l i vianos E n Pica, guardia nacional, peruanos E n Matilla, id. id. id E n C a n c h o n e s , icl. id. id E n Huanillos, ejército, bolivianos E n Pabellón, id. id E n id., c o l u m n a Tarapacá, peruanos E n Patillos, ejército, bolivianos E n C h u c u m a t a , id. id E n San L o r e n z o , id. id E n este m o m e n t o llega el batallón A y a c u c h o , p e ruanos

842

E n este radio, largo d e 60 leguas, hai mas o m e n o s

2,774

En En En En En En En En En En En En En En En En En En En

I q u i q u e , nacionales L o a id. id, marina id. id., I q u i q u e id., ejército, Cazadores del C u z c o n ú m . 5 id. id., Cazadores de la Guardia n ú m . 7 id, nacionales, Cerro de Pasco H o s p i c i o , ejército, Guardias A r e q u i p a id. id., 2. ° A y a c u c h o Molle, caleta, id. Zepita Molle A l t o , id., Zepita id. id. id., rejimiento D o s d e M a y o San Juan, id. Paucarpata id. id., D a l e n c e la Noria, id., Cazadores d e P u n o n ú m . 6 id. id., L i m a n ú m . 8 id. id., rejimiento Guias id. id., Provisional de L i m a n ú m . 3 P o z o Alrnonte, Húsares, peruanos id., Húsares, bolivianos Suma

42 160 165 110 62 85 307 184 230 75 512

300 300 380 400 400 135 522 460 80 536 540 540 498 428 450 150 428 223 240 9,884

Con estado m a y o r i artillería, 4 piezas q u e estaban en el A l t o del Molle, tendremos u n total de 10,000 en guarniciones i sobre la línea de I q u i q u e a P o z o Alrnonte. A h o r a , sobre la línea de Pisagua habia los siguientes cuerpos, que n o sé el n ú m e r o de plazas q u e tengan; esta línea recorre hasta A g u a Santa: Batallón Oruro 1. ° , en Pisagua. I d . Victoria, en id. Guardia nacional Pisagua, en id. Batallón Colquechaca, en Jermania. I d . C o c h a b a m b a , en A g u a Santa. Estos batallones p o r lo j e n e r a l son de 500 plazas, a mas pequeñas columnitas lijeras i la d o t a c i ó n d e la artillería de plaza.


CAPITULO

A h o r a p r e g u n t e n ustedes, señores editores: ¿qué se h a h e c h o ese n u m e r o s o ejército? ¿Habia acaso, c o m o se susurra, plazas supuestas? ¿O es q u e el h a m b r e , la sed, la desnudez, los desiertos, han d i e z m a d o nuestra tropa mas q u e las balas chilenas? ¡Oh! esto es horrible. ¿ N o habrá r e m e d i o para tanto mal? De usted, señor editor, ROBERTO.

ni. Biografía i hoja de servicio del comandante Eleuterio Ramírez. (Editorial de E L DIARIO O Í I O I A L . )

Soldados c o m o R a m í r e z siembran ellos m i s m o el laurel a cuya sombra han de dormir en la tumba i de vivir en la historia. N o hai mas que acercarse a ese á r b o l — s u hoja de servicios, severamente calificados,—para que el homenaje del recuerdo sea digno de ellos i del pueblo que lo tributa. Cuarenta i tres años de edad no cumplidos contaba apenas Ramírez, i de ellos veinticinco, mucho mas de la mitad de ese período, habia consagrado esclusivamente a su patria. Vijilante i soldado de raza, puesto que era nieto, hijo i hermano de militares, algunos de ellos de alta escala i renombre, a los diez i nueve años entró a servir en el cuerpo de jendarmes con el grado de subtenieute. E n las filas de esa milicia, menos brillante si se quiere, pero tan abnegada i valerosa c o m o la del ejército, recorrió, en rigurosa escala, los puestos de subteniente, teniente i ayudante mayor. A los cuatro años de este aprendizaje en la custodia ¿ d e fensa de las garantías sociales, pasó ( 1 8 5 9 ) a l a s filas del ejército con el grado i empleo de ayudante mayor. E l debate de la cosa pública se habia estremado por e n tonces hasta apelar a las armas, i el espectro de la guerra civil hacia en Chile su intima siniestra aparición. Ramírez tuvo en esa época el mando de una compañía del batallón 5. ° de línea, i al frente de ella se batió bravamente en el asedio de Talca, a l a s inmediatas órdenes del Ministro de la G-nerra, jeneral García; en la batalla de Cerro Grande, en donde su valor e intelijencia fijaron la atención del jeneral Vidaurre, quien hizo de ambas cualidades i del oficial que principiaba a exhibirlas especial r e comendación; i en el encuentro de L o s Maquis, en que fuerzas veteranas inferiores en número, disiparon masas superiores de indios i montoneros que amenazaban destruir la población de Arauco. A contar desde N o v i e m b r e de 1859, ya no fueron por fortuna las tristes hazañas de la guerra civil las que o c u paron el valor i la intelijencia del bravo capitán del 5. ° de línea. El núcleo del ejército volvió por entonces a faenas m i l i tares menos ingratas que las de la contienda civil, si bien tan duras i penosas, i Ramírez, ora en acantonamiento, ora en marcha, ora en los combates con el araucano, t o m ó p a r te activa en la reducción de aquel territorio, que la colonia legó, bravio aun, a la República i que ésta ha ido incorporando, lenta pero seguramente, al tesoro de su civilización, gloria i progreso, mitad por el esfuerzo de la guerra, mitad por las artes de una sabia administración. Cinco años i nueve meses contaba Ramírez de capitán de la 4 . compañía, no ya del 5. ° sino del m i s m o cuerpo en cuyo mando ha sucumbido gloriosamente, cuando sobrevino la guerra con España, que apenas alcanzó a ser anhelosa espectativa de luchas i de gloria para los valientes de nuestro ejército. Llamado a hacer la custodia de nuestras costas, R a m í rez estuvo de guarnición en Caldera, i de allí vino con 2 0 0 hombres, atravesando el desierto, al puerto de Chañaral, en donde debían recibirlo las naves de la ingrata nación por quien ofreció Chile entonces su sangre i derrochó sus tesoros. Frustrado el plan del embarque, regresó de nuevo a 0 3

TOMO i i — 2 8

TERCERO.

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Caldera, sobrellevando otra vez los ya probados contratiempos i rigores de semejante travesía. P o c o después, tocóle el honor de asistir a la intentonade Calderilla, en donde españoles i chilenos reanudaron por breves instantes el trueno de fuego durante cincuenta años interrumpido, a contar desde Maipo i Chiloé. A s c e n d i d o a fines d e 1868 en premio d e sus aptitudes i servicios al g r a d o i al e m p l e o de sarjento m a y o r , en las filas del 2. ° , m a n d ó en j e f e el c o m b a t e d e Chiguaihue en la Araucanía, c o m b a t e en el q u e c o n 150 infantes d e s barató i acuchilló una masa d e 2,000 indios agolpada en son d e asedio sobre los fuertes d e Collipulli, Perasco i Curaco. E n 5 d e Enero del subsiguiente a ñ o , y a bajo órdenes d e un superior, r e n o v ó la hazaña, orillas del M a lleco, en las q u e igual n ú m e r o d e bárbaros dejaron, c o n m u c h o s m u e r t o s d e su fila, el copioso botin d e sus rapiñas, i entre él n o pocos cautivos q u e así fueron rescatados en t i e m p o . C o n t i n u a n d o esta ruda campaña, llegó Ramírez hasta las márjenes del Cautín, i e m p u j a n d o siempre c o n ancho i valeroso p e c h o la masa araucana irruptora d e c a m p o s ya reivindicados para el trabajo i la sociabilidad p r o d u c tora, c o n t r i b u y ó a afianzar en aquellos ricos territorios i de u n m o d o definitivo, la fecunda jurisdicción del elem e n t o civilizado. En 1 8 7 0 pasó a figurar en las oficinas administrativas del ejército, c o n el carácter d e sarjento mayor, primer ayudante d e la inspección jeneral del m i s m o , i antes d e esto, en n o breves intervalos de tiempo, corridos desde el 67 al 69, d e s e m p e ñ ó c o n j u n t a m e n t e los deberes de oficial d e línea i los d e j e f e d e una brigada d e policía en C o piapó, así c o m o las delicadas funciones d e ayudante d e la c o m a n d a n c i a d e armas d e A n g o l i j e f e d e las fuerzas d e infantería q u e cubrían la línea en aquel m i s m o a c a n t o namiento. G r a d u a d o d e teniente coronel en 1872 i c o n la efectiv i d a d del g r a d o en 1 8 7 4 , d e s e m p e ñ ó desde esta última é p o c a la g o b e r n a c i ó n militar d e la segunda sección d e los fuertes del Malleco, hasta el 18 d e D i c i e m b r e d e 1876, e n q u e fué a ocupar, c o m o ascenso d e peligro i d e confianza, igual puesto en la primera sección. D e allí pasó, p o c o después c o n su c u e r p o , el 2. ° d e línea, q u e acaba d e c o n d u c i r al c o m b a t e i a la gloria, a la baja frontera, d e d o n d e fué llamado • d e los primeros p o r el clarín d e esta guerra en q u e h a s u c u m b i d o lleno d e bravura i h o n o r . Destinado a obrar sobre Calama c o n el m a . i d o i n m e diato d e la infantería, d e s p l e g ó en tal ocasión dotes d e serenidad e intelijencia q u e le valieron jenerales c u a n t o merecidos elojios. A q u e l estreno, bajo el fuego d e u n a guerra estranjera, p u d o sernos mas costoso; pero Ramírez, c o n u n g o l p e d e vista certero i rápidas disposiciones, salv ó u n a parte d e sus infantes i precipitó el feliz desenlace de la operación. S u segunda e x h i b i c i ó n en los c a m p o s d e batalla d e esta c a m p a ñ a fué tan digna d e su bravura c o m o trájica p o r sus personales consecuencias. T o d o s los informes trasmitidos d e l teatro d e la guerra están conformes en presentar a Ramírez al frente d e sus d i g n o s subalternos, rivalizando c o n ellos en serenidad, en í m p e t u i en resistencia. H e r i d o u n a primera v e z , d e s o y ó esta advertencia d e la muerte i c o n ella los afectuosos ruegos d e sus oficiales, q u e le suplicaban q u e se retirase del c a m p o , siquiera en busca d e u n a primera cura. La naturaleza d e Ramírez era demasiado caballeresca i h e roica para ceder el puesto del peligro a la primera sangre. Apenas fué posible q u e aceptara u n a venda a la lijera en el herido brazo i atando a éste las riendas c o n que g o b e r naba su caballo i e m p u ñ a n d o c o n el otro la espada, lanzóse a lo m a s recio d e l peligro i a lo mas nutrido d e l fuego a probar q u e , c o m o d e Josias d e Rantzau, también podia decirse d e él q u e solo cuidaba d e conservar enteros el c o r a z ó n i el h o n o r . Esta visión sublime del soldado q u e se desangra c o m batiendo, fué la última que alentó i regocijó solemnemente


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GUERRA

DEL

a los oficiales i soldados de su glorioso rejimiento. L u e g o ' en la confusa brega de aquel c o m b a t e , en q u e las olas del valor chileno n o c o n o c í a n lo que traían o lo q u e llevaban en su terrible flujo i reflujo, nadie s u p o a ciencia cierta c ó m o rindió su vida el valeroso Ramírez, si bien hai q u i e nes presumen i aun aseguran que el enemigo se d e s h o n r ó una vez mas irrespetando en aquél la bravura del v e t e rano i la j e r a r q u í a del j e f e , c o m o se dice que profanó en Urriola las gracias de la j u v e n t u d realzadas por el h e roísmo. ¡Vergüenza para los cobardes, si los h u b o , de tan odioso linaje!

PACIFICO.

HOJA

DE

SERVICIOS.

E l teniente coronel don Elenterio Ramírez, su país C h i le, su salud buena, sus servicios los que siguen: A b r i l 2 de 1855, subteniente del cuerpo de jendarmes. Diciembre 28 de 1857, teniente de id., id., id. Julio 29 de 1858, ayudante mayor de id. Junio 27 de 1859, id. id. de ejército. A g o s t o 19 de 1859, id. id. del batallón 5. ° de línea. 'Marzo 24 de 1860, capitán de la 1 . compañía de id. M a y o 11 de 1S61, destinado al estado mayor de plaza. Id. 23 de 1861, id. a la asamblea de Valparaíso. Junio 3 de 1861, id. a la 1 . brigada de infantería de línea. 13

53

Ramírez n o era, por cierto, un g r u p o vulgar, ni u n sold a d o sin mas horizontes ni mas c o n c i e n c i a q u e los de la letra muerta de las ordenanzas militares. Su valor, que tan alto rayó en mas de una ocasión, provenia de una suprema elevación del alma i de profundas cuanto vigorosas c o n v i c c i o n e s del deber; i se mostraba, n o inconsciente i frío, c o m o el del instinto e m b o t a d o o el de la indiferencia que nada sabe amar i apreciar, sino lleno de e m o c i ó n i de saciñficio, c o m o que l u c h a b a c o n las enérjicas aspiraciones de conservación de una naturaleza rica, amante i amada. S o l d a d o de pensamiento i d e estudio, Ramírez entreveía el ideal del verdadero h o m b r e de espada, i se esforzaba por acercarse a él, mediante el estudio i el cultivo entusiasta de sus mas nobles prendas morales; p o r una observación constante, lecturas copiosas, hábitos d e sencillez i sobriedad i las maneras n o b l e m e n t e desembarazadas del veterano que c o n o c e el m u n d o i ama el trato d e los demás h o m b r e s . S u fisonomía franca, espansiva i risueña, era una de esas pajinas en que la modestia i la r e c o n c e n t r a c i ó n han b o r rado el testimonio de una fuerza interior que se reserva para las grandes ocasiones; pajinas q u e necesitan d e la electricidad del peligro, c o m o de p o d e r o s o reactivo, para revelar l o que contienen. C o n frecuencia enviaba al g o b i e r n o informes, memorias, esposiciones sobre administración, táctica i contabilidad militar, que eran el resultado de su estudio, de su anhelo por el brillo de la carrera militar, i de su patriótico celo. Con iguales móviles e idénticas miras, f u n d ó i redactó el F A R O M I L I T A R , que fué un ensayo apreciable en su j é nero. Conocía perfectamente el m a n e j o d e las armas, sobre t o d o las de la infantería, a que siempre perteneció, i c u y a naciente historia h a contribuido a ilustrar c o n su carrera i con su digna muerte. D e n t r o del cuartel, en el m a n e j o de los asuntos d e su c u e r p o , c o m o subordinado i c o m o j e f e , se mostró c o n s t a n temente lleno de p u n d o n o r e integridad, tan capaz de obedecer c o m o de ser o b e d e c i d o , sintiendo respeto e insp i r á n d o l o a su turno, ejerciendo sobre sus subalternos la autoridad del cariño i el p o d e r de su m a n d o . Poseía el sentimiento de las jerarquías naturales i c o m p r e n d í a t o dos los deberes que éstas i m p o n e n , c o n lo cual tenia una amplia i firme base para su carrera de soldado.

A g o s t o 27 de 1861, capitán de la 4. compañía del 2. ° de línea. M a y o 27 de 1867, graduado de sarjento mayor en id. Juuio 13 de 1867, destiuado al estado mayor de plaza, Julio 24 de 1868, capitán de la compañía de cazadores del 2, ° de línea. A g o s t o 31 de 1868, sarjento mayor efectivo en id. M a y o 30 de 1870, id., id., i primer ayudante de la inspección jeneral del ejército. Enero 13 de 1872, graduado de teniente coronel en id. M a y o 5 de 1 8 7 4 . teniente coronel efectivo i comandante del 2. ° de línea. P o r decreto supremo fecha 13 de setiembre de 1877 se le abonan cuatro años, ocho meses once dias. rf

Cuerpos En En En En En En

el el la la la el

donde

ha

serrado.

batallón 5. ° de línea, estado mayor de plaza. asamblea. brigada de infantería de marina. inspección jeneral del ejército. batallón 2. ° de línea. Campañas

i acciones

de

guerra.

H i z o la campaña al Sur i Norte de República, desde el 5 de Enero de 1859 hasta el 12 de Mayo del m i s m o a ñ o ; habiéndose encontrado en el sitio de la ciudad de Talca, desde el 4 de Febrero hasta el 24 del m i s m o en que se rindió la plaza, a las órdenes del señor Ministro de la Guerra, jeneral de brigada don Manuel García. E l 29 de Abril del m i s m o año se e n c o n t r ó en la batalla de Cerro Grande, a las órdenes del señor jeneral d o n Juan Vidaurre Leal, m e r e c i e n d o una r e c o m e n d a c i ó n especial ue de él se hizo al S u p r e m o G o b i e r n o en el parte oficial e la batalla. E l 19 de N o v i e m b r e del m i s m o año se batió contra fuerzas infinitamente superiores d e indios i montoneros, e n el lugar d e n o m i n a d o Los Maquis, bajo las órdenes del teniente coronel g r a d u a d o d o n J u a n Contreras, derrotando c o m p l e t a m e n t e al e n e m i g o que intentaba incendiar el pueblo de A r a u c o i causándoles pérdidas considerables. E l 11 de D i c i e m b r e del referido año h i z o la campaña al interior de la A r a u c a n í a , por la costa, hasta el rio Habia, pues, en Ramírez tela para u n oficial j e n e r a l de ; Tirúa, a las órdenes del señor c o r o n e l g r a d u a d o d o n Maun o exigua talla, mientras que sus c o n d i c i o n e s d e c i u d a d a ricio Barbosa, en persecución d e los indios i montoneros n o i la ruda escuela en que labró su reputación i su c a r q u e amagaban el departamento de A r a u c o , teniendo varera, unas i otras de respeto a la leí i de amor al orden rios encuentros c o n ellos, los cuales fueron c o m p l e t a m e n t e legalmente constituido, habrían en t o d o caso i m p e d i d o dispersos, regresando el 11 de Marzo a la plaza de Arauco, q u e sus mayores merecimientos i su m a y o r gloria h u b i e después d e haber pacificado la costa. sen c o s t a d o nada a la c o n c i e n c i a del patriotismo i al h o El 22 de A b r i l de 1860 h i z o otra c a m p a ñ a por el misnor de la República. m o p u n t o al interior de la Araucanía, bajo las órdenes del ¡Hermosa vida, heroica muerte, limpia i jenerosa m e coronel d o n Mauricio Barbosa, p e r m a n e c i e n d o acantonamoria! d o en los llanos de T u c a p e l en p r o t e c c i ó n d e las tribus del c a c i q u e Marinan hasta el 10 de J u l i o d e d i c h o año, El dolor que tal pérdida p r o d u c e es del j e n e r o de a q u e en que regresaron a A r a u c o . llos que nutren i fortifican el alma de los pueblos j ó v e n e s i creyentes, que elevan su moral e iluminan i aun ensanE l 2 de N o v i e m b r e v o l v i ó n u e v a m e n t e a hacer otra chan la grandeza de sus destinos. c a m p a ñ a a la Araucanía, bajo las órdenes del m i s m o jefe, ¡Feliz los que c o m o R a m í r e z m u e r e n para que su patria regresando el 12 de d i c h o m e s . viva i prospere! H i z o la c a m p a ñ a al N o r t e de la Repíiblica, desde el 14 de Setiembre de 1865 hasta el 22 de A g o s t o de 1866, a.


CAPITULO

las órdenes del señor coronel g r a d u a d o d o n José A n t o n i o Villagran, permaneciendo de guarnición en Caldera t o d o el tiempo que estuvo este puerto b l o q u e a d o por la escuadra española. El 2 de N o v i e m b r e de 1865 formó parte de la división de 200 h o m b r e s que, al m a n d o del capitán de fragata d o n Martin A g u a y o , atravesaron el desierto, desde Caldera a Chañara!, para embarcarse en las corbetas peruanas, h a biendo tenido que hacer el m i s m o viaje de regreso el 23 de d i c h o mes por n o haber llegado a aquellas aguas los referidos buques. El 27 de Diciembre de 1865 concurrió al ataque q u e tuvo lugar en Calderilla contra la fragata española Berengríela i varias lanchas cañoneras, bajo las órdenes del señor coronel g r a d u a d o i c o m a n d a n t e jeneral de armas de la provincia de A t a c a m a , d o n J o s é A n t o n i o Villagran. El 19 de N o v i e m b r e de 1868 concurrió, m a n d a n d o en jefe 150 h o m b r e s que salieron de Chiguaihue, a levantar el sitio que 2,000 indios habían puesto a los fuertes de Collipulli, Perasco i Curaco, consiguiendo derrotar al enem i g o i causándole pérdidas considerables. D e s d e el 24 de D i c e m b r e del año citado hasta el 27 del mismo, h i z o la c a m p a ñ a al interior de la Araucanía, a las órdenes del señor coronel d o n José T i m o t e o González. El 5 de Enero d e 1869 se encontró en el ataque q u e tuvo lugar en las orillas del Malleco, contra 2,000 indios que habían invadido los c a m p o s del R e n a i c o , quitándoles el n u m e r o s o botin de animales que habían b e c h o i m u chos d e los cautivos que se llevaban. H i z o otra c a m p a ñ a al interior de la Araucanía, internándose por las faldas de la cordillera de L o n q u i m a i hasta el rio Cautín, desde el 25 de Enero del m i s m o año hasta el 24 de Febrero, m a n d a n d o en j e f e la infantería i bajo las órdenes del teniente coronel de guardias cívicas, don Manuel Búlnes. A las campañas i acciones de guerra precedentes, hai que agregar la c a m p a ñ a q u e este j e f e hace actualmente en el litoral del N o r t e contra el ejército perú-boliviano, i su c o m b a t e de Calama, por el cual alcanzó una m e n c i ó n especial del c o m a n d a n t e en j e f e de la división de ataque. El c o m a n d a n t e Ramírez recibirá en breve, después de ese c o m b a t e i de 5 años de importantes servicios, c o m o teniente coronel i j e f e de un c u e r p o m o d e l o , el m e r e c i d o ascenso de coronel q u e le debe el G o b i e r n o i el Senado, con c u y o acuerdo tiene q u e proceder para conferir tales empleos. Comisiones. Siendo ayudante mayor de la brigada de jendarmes de Santiago, prestó sus servicios agregado al batallón 5. ° de línea desde la organización de este cuerpo hasta que obtuvo despacho efectivo. El 11 de Mayo de 1861, c o n motivo de la disolución del batallón 5. ° de línea a que pertenecía, pasó al estado m a yor de plaza i prestó sus servicios agregado a la brigada de infantería de marina. E l 3 de A b r i l de 1867, encontrándose de guarnición en Copiapó con 2 compañías del 2. ° de línea, fué nombrado comandante interino de la brigada de policía de esa ciudad i continuó prestando sus servicios a la vez en ambos puestos hasta el 13 de Junio del mismo año, en que fué n o m brado comandante en propiedad i separado del 2. ° de línea. El 25 de Febrero de 1869, siendo sarjento mayor del 2. ° de línea, fué nombrado primer ayudante de la c o m a n dancia jeneral de armas de A n g o l i jefe de las fuerzas de infantería que cubrían esa guarnición, permaneciendo en este cargo hasta el 23 de Marzo del m i s m o año, por haber regresado a esa plaza el ejército que operaba en el interior de la Araucanía bajo las órdenes del señor jeneral de d i v i sión don José Manuel Pinto. E l 21 de Octubre de 1874 fué nombrado gobernador m i litar de la segunda sección de los fuertes del Malleco. Por elección popular del departamento de A n g o l , fué nombrado elector para Presidente de la República para el período constitucional de 1876.

TERCERO.

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Por decreto de 18 de Diciembre de 1876 fué nombrado gobernador militar de la primera sección del Malleco, destino que desempeñó hasta el 25 de Noviembre de 1877, en que pasó con su batallón a la baja frontera.

VIII. Enjuiciamiento del jeneral Bucndia, jefe de Estado níayor, coronel Belisario Suarez i demás jefes del ejército peruano. Señor contra-almirante: S. E., el Presidente Director de la guerra, dispone que todas las fuerzas que llegasen a los departamentos del mando de V . S., provenientes del departamento de Tarapacá i que han estado bajo el mando del jeneral don Juan Bnendia, quedan a las órdenes de V . S. i que someta V . S. a juicio a dicho jeneral por su conducta eu la campaña que ha dirijido i en la batalla qne ha perdido el ejército a sus órdenes, debiendo V . S. proceder desde luego a mandar levantar el sumario respectivo, a fin de que se reciban las declaraciones correspondientes a todos aquéllos que puedan o deban dar datos conducentes ai esclarecimiento de los hechos. Dios guarde a V . S. M.

ALVAREZ.

Al señor Contra-almirante, Jefe político militar de los departamentos del Sur.

REPÚBLICA LIZARDO

MONTERO,

PERUANA.

CONTRA-ALMIRANTE

NACIONAL I JEFE SUPERIOR, DEPARTAMENTOS D E L SUR

DE

LA

ARMADA

POLÍTICO I MILITAR D E LOS

D E LA R E P Ú B L I C A .

Considerando: Que la resolución del Supremo Director de la guerra, dictada en fecha 23 del presente, con el fin de iniciar una sumaria averiguación sobre la dirección de la campaña i combate últimamente librado en el departamento de Tarapacá, solo se circunscribe al juicio que en virtud d é l o s datos que arroje la sumaria, debe seguirse al Jeneral eu J e fe del ejército de operaciones del Sur, jeneral de división don Juan Bnendia; Que dicha resolución suprema, en los momentos en que fué dictada, no podia medir el alcance de la tremeuda responsabilidad que pesa sobre todas las autoridades i jefes superiores que relativamente, seguu su puesto respectivo, tienen parte directa o indirecta en el centro de la campaña i dispersión del ejército del S u r ; Que los detalles oficiales i extra-oficiales que hasta la fecha se han recibido en esta plaza van arrojando la luz suficiente para apreciar eu toda su intensidad el grado de responsabilidad de cada uno de los culpables en el funesto acontecimiento que ha sumido a la República en la mas profunda consternación i alarma; Que siendo un imperioso deber del patriotismo salvar la honra i prestijio del ejército nacional, gravemente c o m prometido eu el hecho de armas que ha dado un resultado tan adverso, contra toda previsión i juicio militar, para la dignidad de la República, se hace necesario poner en práctica las nuevas medidas que las ordenanzas del ramo i las lej'es penales determinan en estos casos; Que siendo de todo punto indispensable depurar la c o n ducta de los jefes superiores i demás responsables del ejército de operaciones, para aplicar, en consecuencia, condigno i ejemplarizado!'castigo a los que han faltado a la confianza nacional en su respectiva esfera de acción, privando a la República de las glorias que tenia derecho de esperar de sus fuerzas armadas, i a estas del premio de la victoria, de la unidad i disciplina que aun necesitaban conservar para la continuación de la c a m p a ñ a ; Qne siendo, finalmente, de ineludible e inmediata necesidad entablar acusación formal, para los efectos de la lei


GUERRA

220

DEL

pena!, contra los culpables de las faltas i delitos de qne se ocupan los considerandos anteriores, se resuelve: 1. ° Amplíase la resolución del Supremo Director de la guerra, por la cnal se manda someter a j u i c i o al Jeneral en Jefe del ejército del Sur, jeneral don Juan Bnendia, c o m prendiéndose en dicho juicio al Jefe de Estado Mayor Jeneral, coronel don Belisario Suarez, a los coroneles, j e nerales i jefes de E s t a d o Mayor de cada una de las divisiones del mencionado ejército, i finalmente, a todos los primeros jefes de cnerpos de las tres armas que han tomado parte en la campaña i encuentros de armas del departamento de Tarapacá. 2. ° Póngase por el Estado Mayor de esta plaza militar a disposición del juez fiscal, nombrado en comisión, a todos los jenerales i jefes superiores de que se ocupa el artículo anterior, así c o m o a los jefes, oficiales i demás individuos del ejército de operaciones del Sur que se presenten en este cantón i cuyas declaraciones sean necesarias para el esclarecimiento de los hechos. Dése cuenta al Supremo Gobierno. Arica, Noviembre 27 de 1879. L.

VISTA

MONTERO.

FISCAL.

Pedro P. Nieto, coronel graduado de caballería del ejército, primer ayudante de Estado Mayor Jeneral, juez fiscal nombrado para el esclarecimiento de los hechos (pie dieron por resultado el reres que nuestro ejército sufrió en el punto de San Francisco, en el interior del departamento de Tarapacá, el 19 de Noviembre del año último de 1879. H a b i e n d o visto i e x a m i n a d o c o n toda d e t e n c i ó n las d i lijencias e indagaciones practicadas en el presente s u mario, Aparece: ] . ° Q u e el Jeneral de división en Jefe del ejército del Sur, d o n J u a n Buendia, h a sido el causante de la pérdida de la j o r n a d a de San Francisco por las razones siguientes, según lo que arroja el mÍ3mo sumario: 1. ° , por n o haber acordado en j u n t a d e guerra el m o d o i manera de atacar al enemigo, a fin de q u e el b u e n éxito coronase nuestras armas; 2. ° , por haber d a d o orden de ataque c o n tra las fortificaciones i parapetos chilenos, sin practicar previamente un r e c o n o c i m i e n t o que le diera a c o n o c e r el estado, condiciones i demás circunstancias en q u e p u d o encontrarse el e n e m i g o , para deducir d e ellas Ja forma c ó m o debia verificarse el ataque por las divisiones del ejército; 3. ° , por haber o r d e n a d o d i c h o ataque sin q u e la tropa hubiese c o m i d o durante 24 horas, ni descansado, ni d o r m i d o , a consecuencia de haberse estraviado en la n o c h e del 18 del citado mes, c u a n d o m a r c h a b a en busca del enemigo, h a b i é n d o l e también faltado agua al ejército, al cual se c o n d u c í a sin c o n o c e r la localidad, de la que n o se levantaron planos ni se h i z o el estudio militar que las ordenanzas, la práctica i el b u e n sentido aconsejan en casos de tanta trascendencia; 4. ° , p o r n o haber a c o r d a d o , para el caso de una retirada, un p u n t o de reconcentración q u e pusiese al ejército libre de los riesgos del e n e m i g o i q u e le permitiera rehabilitarse c o n v e n i e n t e m e n t e para obrar c o m o las circunstancias lo permitiesen; razón por la cual se estravió i perdió una parte de la fuerza nacional; i 5. ° , finalmente, por haber abandonado el c a m p o de batalla al frente del e n e m i g o , sin tener en consideración que existia gran parte del ejército nacional apto para la defensa i la victoria, de la que dependía la salvación de la h o n r a d é l a República; que estas gravísimas faltas en u n Jeneral en Jefe en c a m p a ñ a contra u n e n e m i g o c o m o Chile, son de tal m a g n i t u d i trascendencia, que según las ordenanzas militares tienen pena de la v i d a i por consiguiente d e b e n ser j u z g a d a s por el c o n s e j o de guerra de oficiales j e n e rales;

PACIFICO.

2. ° Q u e el coronel d o n Belisario Suarez, Jefe d e E s tado M a y o r Jeneral, se h a h e c h o también responsable de las mismas faltas i de haber e m p r e n d i d o la retirada del ejército en c o m p l e t o desorden en la n o c h e del 19 del citado mes, d e j a n d o las piezas i material d e artillería sin j u s t a causa para q u e cayesen, c o m o cayeron, en p o d e r del e n e m i g o , c o n d u c i e n d o a las fuerzas nacionales al d e s p o blado de Tarapacá, sin tener en consideración que existia el cuartel jeneral en A r i c a i esponiéndolas a q u e se perdieran; faltas que también tienen la m i s m a pena q u e se h a designado en el considerando anterior i d e b e n ser j u z g a d a s por el c o n s e j o d e guerra d e oficiales j e n e rales; 3. ° Q u e por tales razones, d e b e n ser j u z g a d o s también en el m i s m o c o n s e j o los tres c o m a n d a n t e s jenerales, j e n e ral de brigada d o n P e d r o Bustamante, de la división esploradora, el coronel d o n Manuel Velarde, de la p r i m e ra, p o r haber a b a n d o n a d o al frente del e n e m i g o sus d i v i siones, resultando éstas casi en su totalidad reunidas al ejército que estaba en estado de defensa en el c a m p a m e n t o ; siendo acreedores a la m i s m a pena los coroneles graduados d o n Manuel A . Prado, primer j e f e del batallón A y a c u c h o n ú m . 3, i d o n Manuel Mori Ortiz, j e f e de la c o l u m n a Pasco, por haber a b a n d o n a d o sus respectivos cuerpos en el c a m p o de batalla i al frente del e n e m i g o ; 4. ° Q u e el c o m a n d a n t e g r a d u a d o d o n E u l o j i o Castañ o n d e b e ser j u z g a d o por el m i s m o c o n s e j o de guerra, por haber permitido, c o m o c o m a n d a n t e jeneral de artillería, q u e las piezas i material del arma quedasen en la citada n o c h e del 19 a m e r c e d del e n e m i g o , q u e se apoderó d e ellas, dispersándose la tropa a b a n d o n a d a p o r el citado j e f e ; 5. ° Q u e el coronel de caballería d o n Rafael Ramírez, c o m a n d a n t e jeneral de armas, debe ser j u z g a d o por el m i s m o consejo, por haber c o n d u c i d o su división en su m a y o r parte fuera del c a m p o de batalla, existiendo el ejército que aun combatía, i por haberse retirado de una manera inusitada a este cuartel jeneral, estando nuestras fuerzas en Tarapacá; 6 . ° Que, filialmente, deben ser exonerados del juicio militar los comandantes jenerales, primeros jefes de este cuerpo i jefes de Estado Mayor divisionario, que no se mencionan en esta vista, por no resultar culpables, i, por el contrario, haber llenado debidamente su deber. En consecuencia, soi de opinión que todos los jefes i oficiales que se separaron de su tropa en la refriega de San Francisco i antes, i en el glorioso combate de Tarapacá, sin justa cansa, sean separados del servicio i borrados perpetuamente del escalafón del ejército por cobardes, agregándose a este proceso una relación nominal de ellos con espresion de clases i c o locaciones. I c o m o todas estas causas, segnu qneda dicho, son de gravedad, hallándose por lo tanto sujetos al consejo de guerra de oficiales jenerales. soi de parecer qne se eleven los procedimientos a plenario, pasáudose la causa a manos del benemérito señor contra-almirante, jefe supremo político i militar de los departamentos del Sur, para que se sirva dar su superior permiso al efecto, o resolver lo que estim e mas legal i en justicia. Estado Alagar Jeneral del ejército del Sur—Orden ral.—Arica, Enero 28 de 1880.—Decreto del almirante don Lizardo Aíontero.

jenecontra-

A r t . 3. ° A s í m i s m o con fecha de ayer comunica a este E s t a d o Mayor el decreto siguiente: " D e conformidad con lo dictaminado por el auditor de guerra i los fundamentos aducidos en la conclusión del juez fiscal que se reproducen, ábrase el correspondiente j u i cio militar al ex-jeneral Jefe del ejército del Sur, Jeneral de división don Juan Bnendia i ex-jefe de Estado Mayor Jeneral, coronel don Belisario Suarez, sirviendo de antecedente el presente sumario i a g r e g á n d o s e l o s partes i demás documentos sobre la campaña de Tarapacá, i los hechos de armas que han tenido lugar desde la toma de Pisagna i que deben servir de cabeza de proceso.


CAPITULO

Apruébase el sobreseimiento respecto de los c o m a n d a n tes jenerales i jefes de E s t a d o Mayor divisionario, así c o m o respecto de los jefes de cuerpo i demás sobre quienes no recae responsabilidad directa. En consecuencia, pase ese espediente al juez fiscal n o m brado en comisión para los efectos consiguientes." E l jefe. J O S É D E LA

TORRE.

IX. El bloqueo de Arica. COMANDANCIA D E L A DIVISION CHILENA BLOQUE ADORA

DE

TERCERO.

221

nuestras fuerzas c o n las del invasor, d o n d e quiera que se encuentre, i que, llegada la hora de prueba, la patria, ¡oídlo bien, compañeros! lo espera t o d o de vosotros. Amigos: Si la suerte de las armas, tan varia c o m o es, h a sonreíd o hasta ahora al e n e m i g o en los p o c o s encuentros q u e ha tenido c o n el ejército aliado, confiad en que la victoria mas c o m p l e t a coronará vuestros abnegados esfuerzos, mañana que en leal i decisivo c o m b a t e , conquistéis las glorias q u e la patria tiene d e r e c h o a exijir d e sus valientes hijos. A s í os lo d e m a n d a n las dos naciones, c u y a s miradas están fijas en el ejército aliado. Así lo espera, en fin, el que será vuestro c o m p a ñ e r o inseparable en la hora del peligro. V u e s t r o jeneral i a m i g o .

ARICA.

LIZARDO

Abordo de la corbeta "Chacabuco" viembre 28 de 1879.

frente

a Arica,

No-

T e n g o el h o n o r d e c o m u n i c a r a V . S. q u e el S u p r e m o Gobierno d e Chile h a o r d e n a d o establecer el b l o q u e o de este puerto i sus caletas vecinas, el q u e queda desde h o i establecido. L o notifico a V . S., previniéndole q u e t e n g o i n s t r u c c i o nes para c o n c e d e r un plazo de diez dias a los buques n e u trales surtos en esta bahía, a fin de que efectúen su carga o descarga i zarpen del puerto. D e b o también hacer presente a V . S. q u e cualquiera agresión a los buques de mi m a n d o , y a c o n torpedos, y a sea c o n cualquier otro m e d i o de ataque intentado desde tierra, p r o v o c a r á el b o m b a r d e o de la p o b l a c i ó n por la escuadra de Chile i demás actos de hostilidades que se crea necesarios. E n tan dolorosa necesidad, será V . S. el solo responsable de los daños que se ocasionen a los neutrales i demás habitantes. Dios guarde a V . S. OSCAR

LIZARDO CONTRA-ALMIRANTE DE LA

I JEFE S U -

LOS DEPARTAMENTOS D E L

SUR.

Considerando, que h a b i e n d o c u m p l i d o c o n esceso el plazo designado por el S u p r e m o G o b i e r n o para q u e todos los peruanos aptos, según la lei, se alisten en los c u e r p o s de la guardia nacional de los respectivos departamentos, Decreto: A r t í c u l o ú n i c o . — T o d o peruano que c o n f o r m e a las prescripciones de la lei n o se haya alistado en los cuerpos de guardia nacional de su respectivo d e p a r t a m e n t o , en el término de o c h o dias improrogables, será enrolado en los cuerpos del ejército del Sur. El prefecto del departamento queda encargado del fiel c u m p l i m i e n t o de este decreto, p u b l i c á n d o l o por b a n d o en los distritos de su respectiva j u r i s d i c c i ó n . Arica, N o v i e m b r e 28 de 1879. LIZARDO

DEL SUR D E LA REPÚBLICA.

CONTRA-ALMIRANTE DE

LA

MONTERO, ARMADA

NACIONAL I J E F E S U -

PREMO, POLÍTICO I MILITAR D E LOS DEPARTAMENTOS DEL SUR.

28 de

1879.

En contestación al oficio de V . S., fecha d e hoi, d e b o decirle que q u e d o enterado de su c o n t e n i d o ; i que en cuanto al uso de otro j é n e r o de hostilidades que los b u ques de su m a n d o pudieran ejercitar contra este puerto, estoi s u m a m e n t e resuelto, n o solo a contestar a la iniciativa de la p r o v o c a c i ó n , sino también a emplearlas por cuantos m e d i o s estén a mi alcance; pues esta plaza m i l i tar no teme en manera alguna a la escuadra de la n a c i ó n que representan las fuerzas del m a n d o de V . S. Dios guarde a V . S. LIZARDO

A R M A D A NACIONAL

VIEL.

JEFE SUPERIOR POLÍTICO I MILITAR D E LOS DEPARTAMENTOS

Noviembre

MONTERO,

PREMO POLÍTICO I MILITAR D E

Al señor Prefecto, Jefe militar de la plaza de Arica.

Arica,

MONTERO.

A r i c a , N o v i e m b r e 28 de 1879.

MONTERO.

Al Comandante en Jefe de la división naval chilena.

X. Proclama de Montero i enrolamiento en la guardia nacional. Soldados: Siete meses há que c o m p a r t o c o n vosotros las fatigas de la campaña, i en el tiempo trascurrido solo tengo m o tivos de admiración p o r vuestra moralidad, entusiasmo i disciplina militar, q u e son la garantía del triunfo que la Providencia ha reservado a la abnegación i c i v i s m o de los defensores del h o n o r nacional. Hasta hoi, el e n e m i g o solo se ha atrevido a presentarse a mui larga distancia de Arica, sin pensar q u e su presencia debia enardecer mas i mas vuestro valor i patriotismo. No olvidéis, sin e m b a r g o , q u e al fin tendremos que medir

Considerando, q u e en el estado de guerra en que se e n cuentra la R e p ú b l i c a se hace •necesario adoptar todos los m e d i o s de defensa que la situación exije; que es un deber sagrado de t o d o peruano que se encuentre apto para el servicio de las armas n o abandonar el teatro de la guerra en estas circunstancias sin verdadera causa justificada; Q u e siendo, últimamente, necesario dictar las disposiciones q u e tiendan a la realización de esos fines, esta j e fatura superior, en uso de sus atribuciones, Decreta: T o d o i n d i v i d u o m a y o r de edad, sin distinción alguna, que por m o t i v o de enfermedad u otra causa justificativa, tenga que ausentarse del departamento de Tacna, no p o drá verificarlo sin el pasaporte respectivo, que recabará personalmente de esta jefatura superior. Las autoridades d e policía local i marítima quedan encargadas del c u m plimiento de este decreto que se publicará por b a n d o . Arica, N o v i e m b r e 28 de 1879.

XI. I a revolución en Bolivia. PRESIDENCIA

DEL

CONCEJO

MUNICIPAL.

La Paz, Noviembre 27 de 1879. Señor: I n f o r m a d o c o n sorpresa de la acefalía del G o b i e r n o n a cional i aun de la fuga de u n o de sus m i e m b r o s , y o , c o m o presidente del C o n c e j o Municipal de este departamento, i en representación del p u e b l o que no puede subsistir sin


222

GUERRA

DEL

gobierno, m e veo obligado a dirijirme. a Ud., a n o m b r e del pueblo, solicitándole que se digne continuar c o n sus honorables colegas en el d e s e m p e ñ o de sus altas funciones. E n el estado de acefalía en que se encuentra la n a c i ó n , i a fin de mantener el orden p ú b l i c o i las garantías sociales, c o m o presidente del C o n c e j o Departamental, he t o m a d o a -mi cargo la fuerza pública, que en manera alguna está sustraida de la autoridad lejítima c o m o t a m p o c o lo está el pueblo. En m o m e n t o s tan solemnes para la patria, i c u a n d o ella tiene que c u m p l i r sus solemnes c o m p r o m i s o s contraidos c o n nuestra aliada la R e p ú b l i c a del Perú, n o p u e d o persuadirme que Ud., señor presidente, i sus dignos colegas persistieran en hacer una dejación del g o b i e r n o , i n m o t i vada i espontánea. Ofreciendo a Ud., a n o m b r e de este n o b l e i jeneroso pueblo, que continuará prestando a la autoridad suprema toda su c o o p e r a c i ó n i obediencia lejítima, llevando a d e lante la guerra i la alianza sellada c o n la sangre de n u e s tro valeroso ejército, m e permito rogar a U d . encarecidam e n t e , se sirva darme contestación inmediata, a causa de ser apremiantes los m o m e n t o s por los que atraviesa el pais. D i o s guarde a U d . D A N I E L Ñ O Ñ E Z DEL

PRADO.

Al señor Presidente del Consejo de Ministros encargado del Poder Ejecutivo.

La Paz, Noviembre 28 de 1879. Señor: A c a b o d e recibir el oficio q u e se ha servido U d . dirij i r m e , manifestando q u e ha sido informado d e la acefalía del G o b i e r n o nacional i aun de la fuga d e u n o de sus miembros, i que por esta razón se h a encargado de la fuerza pública, invitando al Consejo de Ministros para que c o n t i n ú e en el ejercicio del P o d e r E j e c u t i v o . Siento que falsos informes desvirtúen los h e c h o s , i espero que, rectificados, darán a las cosas el j i r o c o n v e n i e n t e a los intereses públicos i a la d i g n i d a d de la nación. C o n o c i d a por el Consejo de Ministros la situación en q u e se colocaba la R e p ú b l i c a por c o n s e c u e n c i a del rechazo q u e las fuerzas aliadas habían recibido el dia 20 al atacar al e n e m i g o en el cerro de San Francisco, a c o r d ó que el Ministro de la Guerra se encaminase a Oruro, para que c o n la fuerza organizada allí p u e d a reunir en un solo c u e r p o los dispersos que h a n de venir por Carangas, i de c u y o arribo a Corque, especialmente del batallón Rifleros, tenia c o n o c i m i e n t o el subprefecto oficialmente. N o hai, pues, fuga de u n o de los Ministros, sino c o m i sión importante para los intereses jenerales, que n o p u e d e ser d e s c o n o c i d a por persona alguna. A t e n t a la situación crítica,' que es una c o n s e c u e n c i a natural de los sucesos, i a fin de evitar toda colisión entre la fuerza pública i cualquiera pretensión a u n c a m b i o , sea personal o político, h e creído de mi deber, que debia evitar u n conflicto social, i es por eso que m e puse de acuerd o c o n Ud., que, en su calidad de presidente de la m u n i cipalidad, tenia una representación mas caracterizada q u e cualquiera otra persona. Le he encargado de la pequeña fuerza pública, para que si hai pretensiones a u n c a m b i o , haga U d . saber, que la fuerza no resiste i que reuniendo a los v e c i n o s notables t o m e su parecer sobre la situación. Es en este c o n c e p t o , que el intendente de policía, en p r e sencia del señor c o m a n d a n t e jeneral, ha d a d o a U d . los m e dios de encargarse de la c o l u m n a , entregando un c h e q u e de 200 bolivianos para el socorro de la c o l u m n a i la llave del parque. Estas medidas, que n o han tenido otro o b j e t o que e v i tar un conflicto, n o político, sino de orden social en q u e podría dejenerar el c h o q u e c o n una pequeña c o l u m n a , h a n sido dictadas por la prudencia i por interés del pais;

PACIFICO.

n o importan un a b a n d o n o d e j a n d o en acefalía el Gobiern o nacional, i en prueba solemne d e esta idea, es que y o , al recibir la nota a que contesto, he estado personalmente constituido en la policía, a las 5 A . M., para p o n e r m e de a c u e r d o c o n los ciudadanos notables. A l l í h e espresado lo que m e permito repetir por esta nota: que n o a b a n d o n o el puesto que la lei m e h a señalado, sino por la fuerza invencible de los sucesos, i q u e si el Consejo de Ministros encuentra el a p o y o del p u e b l o , estará en su puesto para continuar c o n sus funciones. P o r lo que h a c e a mí, n o m e habría retirado de la policía, si U d . i otros dignos caballeros n o m e hubieran exijid o que por prudencia i para m e j o r deliberar era m e j o r que m e retirase. Espero tranquilo esa deliberación, sea cual fnere, i no rehuso mi presencia, sea para ejercer el poder, sea para uu juicio de residencia, o sea para servir de víctima a las p a siones. Quedo firme en mi puesto, señor presidente de la Municipalidad: no abandono. Me repito de U d - , señor presidente, atento i S. S. SERAPIO R E Y E S

ORTIZ.

Al señor Presidente del Concejo Departamental.—Presente.

Señor: L a gravedad de la situación porque atraviesa esta población, i el carácter que por circunstancias imprevistas he asumido yo en ella, me obligan a rectificar varios conceptos de su nota de esta fecha, en la que U d . trata de sentar c o m o un hecho falso, la acefalía en que desde la tarde de ayer quedó el Gobierno nacional. Para probar a U d . la verdad de la aserción de mi nota anterior, me basta hacer uua simple i desnuda relación de los sucesos acaecidos en el dia de ayer. Me empeño, señor Ministro, en dejar establecida de una manera seria la acefalía i la fuga de uno de los colegas de U d . , porque ese hec h o es capital en estos momentos i de él es de donde se desprende no solo la actitud asumida por este vecindario, sino también el papel que le ha cabido a mi humilde persona. U d . no puede, señor Ministro, desconocer que, desde hace algunos dias, reinaba en la población una ansiedad i uu temor, que la ignorancia en que el Gobierno la mantenia acerca de los sucesos de la guerra aumentaba. E s t a ansiedad lanzaba, naturalmente, al espíritu público en una inmensidad de conjeturas i dudas. De ahí, que muchos ciudadanos creyeran en la posibilidad de un trastorno social. E s t a creencia llegó a última hora hasta el m i s m o Gobierno, según me lo manifestó el mismo señor Ministro de la Guerra, en ana conversación particular, en la que me conjuraba encarecidamente, para que, asumiendo yo una actitud enérjica, procurara cruzar i anular trabajos revolucionarios, que él suponía existían. A l manifestar al señor Ministro de la Guerra mi sorpresa e incredulidad sobre las revelaciones que me hacia, le espuse que yo estaba dispuesto a afrontar cualquier peligro, en el caso remoto de que él existiese, con tal de prestar al pais cualquier servicio, por pequeño que fuese. El señor Jofré m e ofreció entonces suministrarme las armas necesarias para armar a la juventud', i dar así a la oblación una garantía de orden, p i d i é n d o m e , además, ablara sobre el particular c o n sus colegas, los señores M é n d e z i R e y e s Ortiz. A c c e d i e n d o a este p e d i d o i deseoso de conjurar el pelig r o q u e el señor Jofré me pintaba c o m o inmimente, me vi c o n U d . , i o b t u v e una carta, en la q u e ordenaba al Ministro de la Guerra m e entregara cierta cantidad de armamento. A c t o c o n t i n u o b u s q u é al señor Jofré, i c o n indecible sorpresa, supe entonces q u e este señor Ministro había a b a n d o n a d o precipitadamente la c i u d a d . Solo entonces, i después de infinitas vacilaciones, se m e h i z o entrega de la c o l u m n a . Pocas horas después, el señor prefecto d o n B. Clavijo,

E


CAPITULO

TERCERO.

223

se presentaba en el cuartel a decirme a m í , en presencia bajo el amparo de las garantías que nos ofrece la Carta de la j u v e n t u d q u e , c o n o c e d o r a y a d e la situación, m e Constitucional, sin que haya mas pensamiento que el que rodeaba, que él, c o m o h o m b r e honrado i patriota, deseaba, domina a todos los bolivianos: salvar la dignidad i n a c i o que se c o n v o c a s e para el dia de h o i al p u e b l o a u n c o m i nalidad d é l a República. d o , en el cual quería depositar la autoridad de que estaba En consecuencia, se hace un llamamiento a todos los investido. A g r e g ó que él n o quería imitar la c o n d u c t a ciudadanos para que contribuyan con sus esfuerzos c o m u vergonzosa de los señores ministros, que en una situación nes a la gran obra de la defensa nacional. verdaderamente crítica abandonaban sus puestos. L a Paz, Noviembre 28 de 1879. P o c o después, el coronel Valdivieso m e invitaba, a D A N I E L N U Ñ E Z DEL PRADO. n o m b r e del señor Alencar, Ministro del Brasil, a una c o n ferencia que t u v o lugar en casa del señor Quiñones, M i nistro del Perú, i en la que estos caballeros m e incitaban a p o n e r m e a la cabeza del p u e b l o i a trabajar p o r i m p e dir un trastorno. teatralidad de España en la gsicrra del Pacífico. Debí a estos señores útiles i felices consejos, q u e h e tenido la fortuna de p o n e r c o n b u e n éxito en planta; oí LEGACIÓN DE CHILE. de b o c a de ellos que el G o b i e r n o estaba acéfalo. U d . m i s m o , en su nota, al declarar que m e entregó la París, Noviembre 28 ele 1879. columna para que el p u e b l o viera que n o estaba dispuesto S e ñ o r Ministro: a resistir, prueba que se c o n o c í a débil e impotente. E n ' n o t a de esta fecha, signada c o n el n ú m . 48, tengo el El h e c h o de haber partido el señor Jofré, c o m o v u l g a r h o n o r de dar cuenta a V. S. de las medidas que h e t o m a mente se dice, entre gallos i media n o c h e , prueba también d o durante el mes, c o n el objeto de impedir que los ajenque iba a desempeñar una comisión, antes que a p o n e r tes del Perú p u e d a n sacar algún b u q u e de guerra de en salvo, d e s c o n o c i e n d o el n o b l e espíritu d e este p u e b l o , i Europa. su persona. E n la presente c o m u n i c a c i ó n voi a completar esos i n E l haber ocultado las tristes noticias que del teatro de formes, i m p o n i e n d o a V . S. de u n paso destinado a p r o la guerra llegaron, prueba, una vez mas, que el Ministerio ducir su efecto en España. que U d . preside estaba poseído de un temor, que aunque Ese Ministerio c o n o c e , por lo que le h e escrito anteriorinfundado, fué causa de qne desde las primeras horas d é l a m e n t e , las buenas disposiciones de que ha d a d o prueba el noche no fuese posible a ningún ciudadano comunicarse Gobierno español para observar la mas escrupulosa n e u con sus gobernantes. tralidad entre los belijerantes del Pacífico. Lamento, señor Ministro, que U d . no se haya penetrado Con la captura del Huáscar por nuestras fuerzas, la del elevado espíritu que animaba a los distinguidos señosituación en presencia de la cual se m e habían d a d o las res que, en unión mia, le pidieron en la mañana de hoi se repetidas seguridades que he trasmitido al G o b i e r n o , h a retirase U d . Su presencia en la policía, cuando el peligro, esperimentado una modificación considerable. merced al patriotismo de la juventud de esta ciudad i la La paz entre el Perú i la España, convertida en u n h e sensatez de todos sus habitantes, estaba conjurado, era c h o mientras aquel suceso tenia lugar, venia a ser u n inútil. n u e v o elemento en la situación modificada, i podía influir Diez horas antes debió U d . i sus colegas ocupar ese para hacer esta vez de m a y o r peso los esfuerzos del Perú, puesto, i tomar las medidas necesarias para aplacar el p e encaminados a la adquisición de alguna nave de guerra. ligro. Desgraciadamente, tarde i a hora importuna, U d . A esto se agrega que, tanto de parte de nuestro Gobierno, conoció su deber. Fué U d . , sin embargo, mas feliz que c o m o desde Panamá, se m e anunciaba el viaje de c o m i s i o otro de sus colegas, que por desconocerlo trota en este nados peruanos para la c o m p r a d o elementos bélicos, añamomento por caminos ignorados, i obliga a U d . a invendiéndose en el anuncio de Panamá q u e la c o m i s i ó n se tar i colgarle en su beneficio, una comisión que el tiempo p r o p o n i a renovar las tentativas de c o m p r a que hasta e n va a probar que jamás ha existido. tonces habían fracasado cerca del G o b i e r n o español. Por lo demás, U d . ha tenido ya ocasión de ver el elevaT o d o esto, u n i d o a ciertos datos privados que m e a n u n do espíritu que anima a esta población, i espero que, aunciaban c o m o positiva la r e n o v a c i ó n de las jestiones p e que tarde, le habrá hecho cumplida justicia. ruanas para reemplazar el Huáscar c o n alguna nave Quedo de U d . , señor Ministro de Gobierno, atento i S. S. española, m e pareció bastante serio para autorizarme a dar un paso directo cerca del representante de España en D A N I E L N U Ñ E Z DEL PRADO. Paris, i hacer de este m o d o oír oficialmente lo que el G o Al señor Ministro de Gobierno don Serapiu Reyes Ortiz. bierno de Chile espera del de la Península. C o n este objeto, hice una visita al señor marqués d e Molins, actual representante del rei de España cerca d e EL C I U D A D A N O D A N I E L N U Ñ E Z D E L P R A D O , P R E S I D E N T E D E la R e p ú b l i c a francesa. Esplicando la situación al señor LA MUNICIPALIDAD. embajador, observé que el tratado de tregua que rije a c tualmente las relaciones entre Chile i España, da el dereHago saber al pueblo que habiéndome puesto el dia de c h o a mi Gobierno de esperar una estricta neutralidad d e ayer, horas 7 P. M., a la cabeza de la fuerza pública con parte del rei. el laudable fin de conservar el orden i la tranquilidad de El señor Molins m e reiteró plenamente las s e g u r i d a d e s esta ciudad, en mérito de habérseme encomendado este d e de buena v o l u n t a d i d e amistosos sentimientos q u e animan ber, me es grato espresar, qne .-e ha llenado tan patriótica al G o b i e r n o español, i de los cuales he trasmitido a V. S. aspiración, mediante la sensatez i cordura de todos los ciula espresion circunstanciada en mis aludidas notas. dadanos que constituyen este noble vecindario, quienes han Esto m e escusa de reproducir aquí las cordiales espreconcurrido con entera abnegación a robustecer el principio I! siones c o n que el señor e m b a j a d o r m e p r o m e t i ó que su de autoridad que siguen actualmente ejerciéndola los m i Gobierno n o se apartaría un p u n t o de los deberes de la nistros encargados del Poder Ejecutivo. neutralidad. Continúa asegurando el orden público con la noble i Después h e sabido que el señor Molins dio c u e n t a de desinteresada cooperación de la ilustre juventud paceña, que acaba de tomar las armas, formando un cuerpo conser- nuestra entrevista a su Gobierno, i se m e ha d a d o lectura vador para llevar a su término la santa cruzada empren- privada de una c o m u n i c a c i ó n del g a b i n e t e de Madrid, en la que, dándose la mas amplia a p r o b a c i ó n a la respuesta dida por la República. No ha habido felizmente ningún síntoma de desorden; de su E m b a j a d o r , se renuevan d e u n a m a n e r a m u i esplícita las promesas formales hechas p o r éste en el sentido los ciudadanos siguen entregados a sus pacíficas tareas,

XII.


GUERRA

224

D E L PACIFICO.

en los cuales V . S. c o m u n i c a la conferencia q u e t u v o c o n el e m b a j a d o r d e España e n Paris, conferencia e n q u e V . S. le manifestó la confianza q u e tiene el G o b i e r n o d e Chile d e q u e el d e España, e n c u m p l i m i e n t o d e l tratado vijente d e tregua, observaría la correspondiente neutralidad e n nuestra actual guerra c o n el Perú i Bolivia; i d i c h o embajador dio a V . S. la plena seguridad d e la buena v o l u n t a d i amistosos sentimientos d e l G o b i e r n o español. Se h a recibido igualmente la c o p i a d e l d e s p a c h o q u e el d u q u e d e T e t u a n .dirijió, c o n fecha 11 d e N o v i e m b r e , al e m b a j a d o r , i e n q u e aprueba i ratifica las d ecla ra ciones d e conciliación i amistad hacia todas i c a d a u n a d e Dios guarde a V . S. las repúblicas hispano-americanas q u e éste habia h e c h o A . BLEST G A N A . al plenipotenciario d e Chile. Al señor Ministro de Relaciones Esteriores. A t e n d i e n d o a la lealtad proverbial d e q u e el G o b i e r n o español h a d a d o tantas pruebas, el d e Chile h a esperado siempre q u e n o habia d e desmentirla e n nuestra actual LEGACIÓN D E CHILE. guerra c o n el Perú i Bolivia, i q u e aquél habia d e c u m plir relijiosaniente el pacto d e tregua; pero, n o obstante, París, Noviembre 28 de 1879. le h a sido m u i grato el tener una confirmación fidedigna S e ñ o r Ministro: E n nota d e esta fecha, n ú m . 4 9 , hablo a V . S. d e u n a de q u e sus previsiones habían sido suficientemente fundadas. c o m u n i c a c i ó n en q u e el G o b i e r n o español contesta a su embajador en Paris el oficio en q u e le dio cuenta d e la E n u s o d e la autorización a q u e V . S. alude e n e l oficio entrevista q u e tuvo c o n él, tocante al c u m p l i m i e n t o d e n ú m . 52, h e m a n d a d o publicar el d e s p a c h o del d u q u e d e las leyes d e neutralidad, p o r parte d e l G o b i e r n o d e l reí, Tetuan, a fin d e q u e el p u e b l o chileno c o n o z c a las b e n é e n la guerra d e l Pacífico. volas disposiciones d e l G o b i e r n o español, estando c o n v e n c i d o d e q u e corresponderá d e b i d a m e n t e a ellas. A d j u n t o a la presente, remito copia d e la copia q u e m e h a c o m u n i c a d o , c o n catácter d e particular, la e m b a j a P o n g a V . S. e n c o n o c i m i e n t o d e l e m b a j a d o r d e S. M . d a española. en Paris el c o n t e n i d o d e este oficio, espresándole q u e el G o b i e r n o d e Chile sabe apreciar la digna c o m p o r t a c i o n A l trasmitir a V . S. ese d o c u m e n t o , estoi autorizado para hacerle presente q u e el G o b i e r n o d e Chile p u e d e h a - del G o b i e r n o español. c e r uso d e él c o m o le parezca necesario, apesar d e l c a r á c D i o s g u a r d e a V . S. ter c o n q u e se m e h a c o m u n i c a d o . MIGUEL LUIS AMUNÁTEGUI. D i o s guarde a V . S. i n d i c a d o . Es m u i posible q u e antes d e cerrar la presente consiga u n a copia d e esa c o m u n i c a c i ó n para trasmitirla a V. §. D e este m o d o q u e d a m o s en perfecta seguridad d e q u e el Gobierno español, fiel observador d e las obligaciones q u e c o n respecto a Chile le i m p o n e el tratado d e W a s h i n g t o n , rechazará las renovadas pretensiones d e n u e s tros enemigos para obtener algún b u q u e d e la flota española, o para alcanzar e n los puertos d e la Península u n a tolerancia q u e le permitiera armar en guerra los barcos que las repúblicas aliadas pudieran adquirir para hostilizarnos.

A.

BLEST

GANA.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores.

A don Alberto Blest Gana, enviado estraordinario i ministro plenipotenciario de Chile en Francia i Gran Bretaña.—Paris,

XIII.

COPIA. E M B A J A D A D E ESPAÑA E N PARÍS.

£1

E x c m o . señor: Por el d e s p a c h o d e V. E., n ú m . 114, d e fecha 3 d e l c o r riente, m e h e enterado d e las acertadas declaraciones c o n que h a p r o c u r a d o V. E. hacer c o m p r e n d e r al señor Blest G a n a , representante d e Chile e n esta capital, el v e r d a d e r o espíritu d e conciliación i amistad q u e anima al G o b i e r n o d e S. M. hacia todas i cada u n a d e las r e p ú b l i cas hispano-americanas, sentimientos q u e e n su lealtad proverbial n o permitiría n u n c a la nación española dar armas a unas para c o m b a t i r a las otras, n i aprovecharse, siquiera indirectamente, d e las circunstancias especiales en q u e se p u e d a encontrar cualquiera d e ellas respecto a las demás, para prolongar el conflicto i alejar la tranquilidad i la paz q u e v i v a m e n t e desea para t o d o s l o s Estados d e A m é r i c a que u n d i a f u e r o n sus colonias. E l G o b i e r n o de S. M. aprueba, p o r l o tanto, la c o n d u c t a d e V . E. e n t o d o l o referente a las m e n c i o n a d a s declaraciones. D e real orden se l o d i g o a V . E. Dios, etc. M a d r i d , 11 d e N o v i e m b r e d e 1879. ( F i r m a d o ) . — E L DUQUE

DE TETUAN.

Al señor Embajador de S. M. en Paris.

(Copia c o n f o r m e ) . — A . Blest

Gana.

MINISTERIO D E RELACIONES ESTERIORES.

Santiago,

Enero

12 de 1879.

Se h a n recibido e n el Ministerio d e m i cargo los oficios de V. S., núms. 49 i 55, fechas 28 de N o v i e m b r e ú l t i m o ,

Lámar

conduce a Arica heridos del ejército aliado.

COMANDANCIA D E L A DIVISIÓN

A bordo de la corbeta "C/iacabuco", ciembre 2 de 1879.

BLOQUEADORA.

frente

a Arica,

Di-

A d j u n t o a V . S. una nota del señor Jeneral en Jefe del ejército de Chile en campaña, que me ha remitido con encargo de hacerla llegar a manos de V . S. Comunico a V . S. que eu el vapor Lámar existen heridos i el personal de ambulancias del ejército perú-boliviano, en número de 1 0 7 , i está listo para entregarlos a las embarcaciones del puerto que V . S. envié, las que deben venir arbolaudo la Cruz R o j a , para que puedan atracar al costado de dicho vapor, sin cuyo requisito no podrán hacerlo. A l jefe d é l a ambulancia enemiga se le ha permitido desembarcar para que pueda dar a V". S. las noticias del caso para la mejor manera de proceder al desembarco de los heridos, el que debe efectuarse antes de las 6 P . M., i que se continuará desde las primeras horas del siguiente dia, sin determinarse horas. E l vapor Coquimbo de la P. S. N . C. debe llegar a ésta en la tarde, i en él viene todo el personal del hospital de Iquiqne, parte de una ambulancia i 135 heridos o enfermos. C o m o dicho vapor no puede entrar al puerto, me dirijo a V . S. para que, si lo tiene a bien, se sirva solicitar del jefe de los buques ingleses surtos eu el puerto, el envió, a bordo de ese vapor, de sus embarcaciones, a fin de desembarcar los ya citados individuos, pudieudo continuar al Norte aquéllos que deseen proseguir su viaje. Haciéndole por mi parte igual súplica al señor coman-


CAPÍTULO

dante inglés, le dirijo la nota que adjunto a V . S., la que espero se sirva V . S. hacer llegar a su destino. Dios guarde a V . S. ÓSCAR V I E L . AI Jefe superior, político i militar de los departamentos del Sur de la República.

TERCERO

225

m a r m i c o n d u c t a en el porvenir, s u j e t á n d o m e a las reglas de la mas estricta reciprocidad. LIZARDO

MONTERO.

Al señor Jeneral en Jefe del ejército chileno, don Erasmo Escala.

XIV. RESPUESTA.

Arica,

Diciembre

2 de

1879.

Contestando al oficio de V . S. fecha de hoi, deho decirle: qne he dictado las órdenes convenientes para que las embarcaciones menores de este puerto se pongan con el distintivo de la Cruz R o j a al costado del vapor Lámar, a fin de trasbordar i conducir a tierra a los 107 heridos del ejército perú-boliviano qne dicho buque conduce, i el que desde luego puede acercarse hasta una milla del muelle para facilitar el desembarque. Reservándome para mas tarde la contestación a la segunda parte del oficio de V . S., referente a la p r ó x i m a l l e gada del vapor Coquimbo, así c o m o a l a comunicación que se sirve V . S. acompañarme del Jeneral en Jefe del ejército de Chile, soi de V . S., S. S. LIZARDO

MONTERO.

A c e p t a d a p o r el c o m a n d a n t e d e la Chacabuco testación del contra-almirante M o n t e r o , v i n o al dero el Lámar c o n la insignia d e la Cruz R o j a i los heridos, retirándose a las 6.30 P. M. a unirse flotilla.

la c o n fondeaentregó c o n su

JENERAL E N JEFE D E L EJÉRCITO D E CHILE.

Disagua, Noviembre 28 de 1879. Señor: E n obedecimiento a los artículos 3. ° i 6. ° de la h u manitaria C o n v e n c i ó n de Jinebra, a la q u e se adhirieron en la actual guerra los g o b i e r n o s d e Chile i del Perú, remito a disposición de V . S., en el trasporte chileno Lámar, bajo bandera d e la Cruz R o j a , el personal c o m p l e t o d e una ambulancia peruana encontrada en la oficina salitrera Huáscar i u n n ú m e r o de heridos peruanos i bolivianos, cuya n ó m i n a hallará V . S. en el estado adjunto, firmado por el cirujano en j e f e i c o m a n d a n t e de armas de esta plaza. ERASMO ESCALA. Al señor Jeneral en Jefe del ejército perú-boliviano.

Notas cambiadas entre el cónsul inglés i Montero a l a llegada del vapor "Coquimbo" a Arica. C O N S U L A D O D E S. M . B.

Arica,

Noviembre

30 de

1879.

C o m o he avisado a U d . personalmente ayer, el capitán del buque de S. M. B. Turquoise mandó un bote para c o municar con los buques chilenos i saber de ellos si iban a dejar entrar los primeros vapores del Norte i Sur para que pnedan salir algunas familias de acá. E l comandante de la Chacabuco, en su contestación escribe lo s i g u i e n t e : — " E n cnanto al deseo que U d . manifiesta por que los primeros vapores del S u r i Norte se acerquen al fondeadero con el objeto de tomar algunas familias pasajeras que desean evacuar la plaza, permitiré qne se acerquen hasta tiro de cañón con el objeto que U d . indica. Pero para embarcarse en ellos, es necesario que de antemano se me haga conocer la personalidad a fin de espedirles el correspondiente permiso. " L o s que deseen salir, pueden ir a bordo en los botes de la Turquoise, i si hai m u c h o s , en una lancha, con bandera británica, si U d . se lo p e r m i t e . " Tengo el honor de suscribirme su mui atento. ( A q u í la firma del cónsul británico.) Al señor Contra-almirante Comandante en Jefe de esta plaza.

JEFE S U P E R I O R , POLÍTICO I M I L I T A R D E LOS D E P A R T A M E N T O S DEL SUR DE LA REPÚBLICA.

Arica, Noviembre 30 de 1879. Señor cónsul: E n contestación al estimable oficio de U d . , fecha de hoi, debo decirle: que mientras el vapor de la compañía inglesa no largue sn ancla i sea reconocido en el fondeadero común por la autoridad marítima de este puerto, no permitiré se desprenda embarcación alguna de la playa i muelles que sirven para el tráfico mercantil. Dios guarde a U d . LIZARDO

MONTERO.

Al señor Cónsul de S. M . 15.

JEFE POLÍTICO I M I L I T A R D E LOS D E P A R T A M E N T O S D E L S U R JEFE S U P R E M O , POLÍTICO I M I L I T A R D E LOS D E P A R T A M E N T O S DEL SUR D E LA REPÚBLICA.

Señor: H e recibido el oficio d e V . S., fecha 28 del q u e espira, en el que se sirve c o m u n i c a r m e la remisión de los heridos del ejército perú-boliviano, que, s e g ú n los artículos 3. ° i 6 . ° de la humanitaria C o n v e n c i ó n de J i n e b r a , deben restituirse a sus respectivos hogares. Al acusar, pues, a V . S. recibo de su y a citado • oficio, debo hacerle presente q u e h e sido i n f o r m a d o que a tres oficiales heridos d e los enviados por V . S. se les h a o b l i gado a firmar una protesta de neutralidad durante la uerra que sostienen las repúblicas belijerantes, i h a b i é n ose negado a esta exijencia otros jefes que se hallaban en la misma c o n d i c i ó n , se les h a dejado en ese cuartel jeneral, sin duda, en calidad de prisioneros. Como esta determinación, a ser cierta, adultera los principios fundamentales de la C o n v e n c i ó n d e Jinebra, a la que V. S. acaba de rendir respetuoso acatamiento, d e desear seria que se sirviese V. S. nacerme, a tal respecto, la conveniente esplicacion, tanto para dar cuenta a los gobiernos aliados, c o m o para poder, en consecuencia, n o r TOMOII—29

D E L A REPÚBLICA.

Arica, Diciembre 3 de 1879. Señor comandante: A c a b a de imponerse esta jefatura superior de que el vapor Coquimbo de la compañía inglesa ha tomado el fondeadero de este puerto bajo ciertas condicioues impuestas por la división naval chilena que se encuentra al freute de A r i ca, i c o m o toda medida de coacción no determinada en los reglamentos marítimos de la República, es de todo punto inadmisible i ann ateutatoria a la soberanía nacional, me dirijo a V . S. a fin de que dicte las órdeues convenientes a dicha compañía para qne e! mencionado vapor, s i n o se sujeta llanamente a lo estipulado en su "convenio de libre navegación en el litoral del Perú," abandone inmediatamente este puerto, pudiendo desembarcar los heridos que couduce en Pacocha o Moliendo, a cuyo efecto se dictarán las órdeues del caso. Con sentimiento de consideración, soi de U d . atento. LIZARDO Al señor Cónsul de S. M. B.

MONTERO.


GUERRA DEL PACIFICO.

226

b l e , todos mis momentos, todos mis desvelos, al grandioso fin de la defensa nacional. Si hasta el dia abrigo la conciencia de haber llenado m i s deberes con toda la abnegada consagración que impone el patriotismo, la nación puede contar con que n o reconozco límite en todo lo que por ella emprenda, sea cual fuere el sacrificio. T e n g o , pues, el honor de manifestar a V . E . loa móviles a que obedece m i resolución, al reasumir el m a n d o suprem o i de comunicárselo por medio de la presente. D i o s guarde a V . E.

JEFE SUPERIOR, POLÍTICO I MILITAR D E LOS DEPARTAMENTOS D E L SUR D E L A REPÚBLICA.

Arica, Diciembre 3 de 1879. Señor capitán de p u e r t o : Ordene U d . al jerente de la compañía inglesa que el v a por Coquimbo abandone inmediatamente este puerto, por haber recibido a su bordo la intervención de un oficial de marina de la flota chilena que se encuentra al frente de A r i c a , faltando así a las condiciones estipuladas en su c o n venio de libre navegación en el litoral del Perú. Dios guarde a U d . LIZARDO

M A R I A N O IGNACIO

Al Exorno, señor primer Vice-presidente de la República, encargado del Poder Ejecutivo.

MONTERO.

C O N S U L A D O D E S. M. B .

REPÚBLICA

Arica, Diciembre 3 de 1879.

PERUANA.

Lima, Diciembre 2 de 1879.

Señor contra-almirante: Contestando a su estimada nota, fecha de hoi, tengo el honor de poner en conocimiento de U d . , que he avisado al comandante del buque de S. M . B . Qannet lo que me e s cribe Ud. con respecto al vapor Coquimbo, que ha f o n deado en este puerto sin sujetarse a los reglamentos marítimos de la República. A h o r a m e es grato comunicar a U d . que dicho c o m a n dante me avisa que ha arreglado con el capitán del vapor Coquimbo para que se quede fondeado en este puerto bajo las órdenes de costumbre del puerto. Con sentimiento de distinguida consideración, soi de U d . — ( A q u í la firma del cónsul británico.)

Tengo el honor de contestar el oficio de V . E., fecha de hoi, trascribiéndole el decreto que, en ejercicio de mis atribuciones, he espedido i que a la letra es c o m o signe: LUIS

LA-PUERTA,

PRIMER VICE-PRESIDENTE D E L A REPÚBLICA, ENCARGADO DEL

PODER

EJECUTIVO.

Teniendo en consideración que el jeneral clon Mariano I. Prado ha llegado a esta capital con el propósito de reasumir el mando supremo, según lo manifiesta en el oficio de la fecha, decreto: A r t í c u l o único. Ceso desde hoi en el ejercicio del Poder Ejecutivo, que reasume el Presidente constitucional, jeneral don Mariano I . P r a d o . Comuniqúese a quienes corresponda, rejístrese i pnblíqnese. L o q u e comunico a V . E . para los fines consiguientes. Dios guarde a V . E .

Al señor Contra-almirantcf; Jefe superior, político i militar de los departamentos del Sur do la República.

CONSULADO

D E S. M . B .

Luis

Arica, Diciembre 4 de 1879. Señor contra-almirante: Con esta fecha me ha dirijido un oficio el comandante del buque de S. M. B. Gannet para que participe a U d . sus agradecimientos por el m o d o con que U d . ha recibido sus propuestas de ayer con respecto al vapor Coquimbo, por las que todas las dificultades fueron suspendidas i el objeto para el cual el buque fué permitido entrar a ese puerto fué llenado. L o que teugo el honor de comnnicar a U d . , suscribiéndome su a t e n t o . — ( A q u í la firma del cónsul británico.) Al señor Contra-almirante, Jefe político i militar de los departamentos del Sur de la República.

XV. El jeneral Prado reasume el mando supremo de la nación. Lima, Diciembre 2 de 1879. H e llegado a esta capital con el propósito de reasumir el mando supremo que fué confiado al patriotismo de V . E . , c o m o el llamado por la lei para ejercerlo. Conocedor de las exijencias que me han revelado los ú l timos desgraciados acontecimientos, mi resolución se i n s pira en el deseo de llevar al poder el inquebrantable i perseverante afán de reparar los desastres transitorios de nuestras armas, para lo cual tiene el pais recursos bastantes, que procuraré aprovechar eficazmente hasta que llegue la hora de cumplir m i s deberes de soldado. L a noble e imponente actitud con que la R e p ú b l i c a ha recibido la noticia de nuestros reveses, sobre los cuales p r o nunciará en breve su fallo la justicia; el sentimiento de orden i de adhesión al gobierno constitucional que ha d e mostrado el pueblo a m i regreso, aumentan las fuerzas de mi voluntad para consagrar con mas decisiou, si es p o s i -

PRADO.

LA-PUERTA.

Al Excmo. señor jeneral, Presidente constitucional de la República, don Mariano Ignacio Prado.

XVILlegada de la "Pilcomayo" a Valparaiso con los prisioneros déla "Esmeralda." (De L A PATRIA de Valparaiso, Diciembre 4 de 1879.)

Grande, brillante cha fué el de ayer para el entusiasmo nacional; Valparaiso se ha c o n m o v i d o en lo mas profundo de su corazón al recibir i estrechar entre sus brazos a los que dieron a Chile dias de eterna gloria, i consignaron entre sus recuerdos inmortales 1.a pajina m a s brillante del heroísmo h u m a n o ; Valparaiso no podia recibir de otra m a nera a esa brava tripulación, compañera del héroe a que el m u n d o entero aclama c o m o el mas noble, c o m o el mas valiente, c o m o el mas héroe de cuantos han enriquecido las brisas del mar con su aliento de j i g a n t e ; Valparaiso se preparaba, pues, para recibir con ovaciones de entusiasmo verdaderamente chileno a esa tripulación a la que se puede aplicar la frase del cantor de Freiré. Que amó a su patria, que la dio victorias.

A las 9.30 ya se difundió por toda la cindad la voz de ¡Pilcomay o a la vista!" E s a voz era un toque de jenerala, desde esa hora c o m e n z ó a afluir hacia el desembarcadero i la esplanada la multitud de concurrentes que después debía ser un pueblo entero. L a rejenerada Pilcomayo l l e g ó por fin, fondeó a las 11 A. M . en el m i s m o lugar que en sus primeros dias de ciudadano porteño ocupó el Huáscar ex-peruano; y a el monitor habia pasado por esas aguas c o m o preparando el lecho i casa para la corbeta. A l pasar, la cañonera fué saludada, i contestó el saludo a los ingleses e italianos. E l francesito Hugon fué todavía mas galente i envió a uno de sus tenientes a saludar a la a


CAPITULO TERCERO. nave chilena en la persona de su comandante accidental don Mauuel Señoret, con quien estuvo unos 2 minutos, visita de rigorosa etiqueta. Inmediatamente de fondeada, el castillo San A n t o n i o disparó 21 cañonazos.en honor de la bandera chilena, que flameaba orgullosa sobre el escudo de popa de la nave vencida. Y a a esa hora, la Pilcomayo había sido visitada, en su marcha de llegada, por el bote de la capitanía, el qne le dio colocación. P o c o después l l e g ó a visitarla el comandante jeneral de marina, señor G o ñ i , quien permació a bordo h a s ta nna hora después. Mientras tanto, muchos botes se dirijian a saludar con ojos de patriótica curiosidad a la nueva corbeta, comprada para Chile al precio del valor de sus hijos i de la cobardía de los estraños. Dejemos que esos botes ostenten banderas i letreros encomiásticos, dejemos que de algunos de ellos se levanten los ecos de himnos naciouaies, dejémolos v o l tejear en derredor de la nave; después nos ocuparemos de elia, que tiempo nos ha de quedar mientras se repone del conato de suicidio intentado por los bastardos que en otro tiempo la montaron. V o l v a m o s a la playa, en cuyas orillas de fierro i madera se agolpa una concurrencia que se ha duplicado a cada c a ñonazo de la salva de saludo; a esa hora tal vez no seria exajerado calcular en 4,000 el número de personas q u e d i r i jiau sus ojos, brillantes de orgullo nacional, sobre la c a ñ o nera vencida. E l desembarque estaba ya anunciado para las 3 P . M . ; mucho antes de esa hora, la esplanada estaba perfectamente cubierta de j e n t e ; al llegar esa hora, lo estaba también toda, pero entiéndase que toda, porque no encontramos otra palabra mas llena, toda la plaza de la intendencia i a l g u nas cuadras en radio, por las calles de Cochrane i la A d u a na. L a procesión que siguió después, i adelantemos esta línea, talvez alcanzó a arrastrar 20,000 coiicnrrentes, veinte mil voces que vivaban a la Patria en la persona de sus mas gloriosos hijos. Formaban línea los cuerpos siguientes: 2. ° batallón cívico de artillería, e s c a l o n a d o d e s d e el d e s embarcadero hasta la entrada de la Bolsa. Batallón Valparaiso, desde ese punto hasta la intendencia. D e b e m o s advertir que, si este lucido cuerpo no presentó larga fila, fué porque mni a última hora se recibió la orden de formar en ese m i s m o dia; la orden anterior era de postergar las fiestas hasta el dia siguiente. Encabezaba la columna la banda de la artillería, venida de Santiago, i la terminaba la bauda del Valparaiso. Tres carros del ferrocarril urbano esperaban a esa hora frente a la intendencia. El primero estaba a d o r n a d o c o n algunas flores i banderolitas, debían montar en él las bandas de m ú s i c a ; los otros d o s estabaivdestinados esclusivamente a llevar en triunfo a los valientes de la Esmeralda; se le cubrió, p o r lo tanto, c o n banderas, escudos nacionales i municipales, cenefas d e laurel, rosas i arrayan i ramos d e flores; presentaban gallardo aspecto, c o m o j a r d i n e s a m bulantes. A las 3 P. M. se desprendieron de la Pilcomayo los b o tes que trasportaban a los tripulantes d e la Esmeralda. Una esplosion d e aplausos saludó a esos héroes, c u a n d o , ya vestidos, c o n traje n u e v o i asicalados c o n esmero polla banda d e p e l u q u e r o s q u e con este fin se e n v i ó a b o r d o , saltaron a tierra diez m i n u t o s después. A l saltar a tierra, fueron recibidos en millares d e brazos que se estrechaban por acercarse a los valientes, en cuyo rostro se dibujaba la sonrisa del triunfo. Trabajo costó q u e la inmensa c o n c u r r e n c i a abriera calle para su paso; p o r fin se lo consiguió a las 3.20 P. M.; los carros estaban o c u p a d o s por los bravos q u e lanzaban hurras i repetían los mismos: ¡ V i v a Chile!, q u e en la cubierta d e su nave, c u a n d o la quilla se h u n d í a en los abismos del mar. La procesión dio c o m i e n z o t o m a n d o el trayecto natural *de los tranvías.

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Las calles del tránsito estaban todas cubiertas por el tricolor chileno; en m u c h a s se había c o l o c a d o grandes adornos de arrayan i flores; de m u c h í s i m a s se descolgaban sobre los triunfadores verdaderas cascadas de flores i c o ronas. Baste decir que al llegar a la plaza de la V i c t o r i a , n o habia u n solo marinero q u e n o llevara u n a o dos c o ronas, d o s o tres ramitos. Los vivas i los aplausos ensordecían el aire, i d e paso sea d i c h o , la estrechez d e las calles d e Valparaíso se hacia ver t o d a v í a mas estrecha ante aquella avalancha patriótica. A b r i a la m a r c h a la banda del Valparaíso, seguían los d o s carros triunfales, en seguida el señor intendente, c o n tra-almirante G o ñ i i tan n u m e r o s a c o m o espléndida c o mitiva oficial, i adelante, en m e d i o , atrás, a todos lados u n o s 20,000 ciudadanos, u n p u e b l o entero. L a p r o c e s i ó n pasó por b a j o algunos arcos, de cu}^a d e s c r i p c i ó n n o s o c u p a r e m o s en seguida. E n el pórtico del Espíritu Santo tenia lugar una espléndida i entusiasta ceremonia, d e q u e pasamos a o c u p a r n o s en detalle. E l p a v i m e n t o estaba cubierto por una a n c h a alfombra, sobre la q u e se c o l o c ó , a cada lado, c i n c o órdenes de b a n cas, tres órdenes de sillas f o r m a n d o alas i d a n d o paso hasta la mesa de h o n o r , que debia ser después o c u p a d a por los señores A l t a m i r a n o , Goñi, H u r t a d o i otras e m i nencias del o r d e n civil, militar, eclesiástico, m u n i c i p a l i judicial. L a entrada al p ó r t i c o estaba formada por cuatro t r o feos de banderas que encerraban escudos c o n las siguientes leyendas: Fragata Lautaro.—Bergantín Galcarino. — Corbeta Chacabuco.—Fragata CHiggins, correspondientes a cuatro antiguos b u q u e s d e nuestra primera e s cuadra. Se pasaba en seguida bajo u n dosel d e banderolas q u e terminaban en la muralla frontal del t e m p l o . Este lienzo d e muralla ostentaba un elegante i n o b i l í simo adorno. A derecha u n gran trofeo c o n el e s c u d o nacional; a izquierda igual paramento c o n el e s c u d o m u nicipal de Valparaíso; en toda la muralla gran profusión de banderas simétrica i artísticamente colocadas; i sobre u n gran letrero 21 de Mayo de 1S79, i bajo una estrella de flores enviada por los empleados i telegrafistas d e l ferrocarril, i cubierto c o n un riquísimo p e n d ó n de seda, el retrato del inmortal marino, del orgullo de Chile, d e A r t u r o Prat. C u a n d o la concurrencia estuvo c o l o c a d a ; c u a n d o se h u b o h e c h o bajar i estacionarse frente al t e m p l o a los valientes marineros, el señor Altamirano descubrió el r e trato de Prat, entre las mas vibrantes aclamaciones de aquella m u l t i t u d delirante de e m o c i ó n i ebria d e e n t u siasmo. U n relámpago d e gloria debió pasar por los ojos d e aquellos incomparables marineros, debieron ver ajitarse los labios de su c o m a n d a n t e , debieron oír el eco d e su v o z q u e desde las alturas de la inmortalidad les decia: " H i j o s m i o s , habéis m e r e c i d o bien de la patria; habéis c u m p l i d o c o n vuestro deber; espero siempre ver u n h é r o e en c a d a tripulante d e la Esmeralda; recordad que u n chileno m u e r e , pero n o se rinde, i que sabe morir o v e n cer al grito de ¡Viva Chile!" T o d o esto debieron oir los tripulantes de la Esmeralda, p o r q u e v i m o s h u m e d e c e r s e sus ojos, hasta brotar lágrimas d e algunas pupilas, m i e n tras de todos sus labios saltaba espontáneamente u n ¡Viva Chile! eco d e victoria que d e b i ó resonar bajo el solio q u e A r t u r o Prat o c u p a en el O l i m p o de los héroes inmortales. D I S C U R S O PRONUNCIADO POR EL PRESBÍTERO DON S A L V A DOR D O N O S O E N LA SOLEMNE RECEPCIÓN D E LOS

TRIPU-

LANTES D E L A " E S M E R A L D A . "

Gloriosos tripulantes de la heroica Esmeralda: A l pisar las hospitalarias playas d e vuestra amada p a tria, el inmortal A r t u r o Prat os saluda i os bendice, i c o n


228

GUERRA

DEL

él os saludan i os b e n d i c e n también todos vuestros c o n ciudadanos. Desde el para siempre m e m o r a b l e 21 de M a y o último, vosotros, restos queridos de esa heroica tripulación, que vio hundirse en las profundidades del o c é a n o a la i n v e n cible corbeta, habéis sido nuestro e n c a n t o i nuestro orgullo. Os lo d e c i m o s c o n grata satisfacción: " n o ha trascurrido un solo dia, una sola h o r a , sin que nuestros c o r a z o n e s hayan elevado al cielo, ardiente e incesante plegaria por vuestra ansiada libertad, por vuestro pronto i feliz regreso al suelo d e la patria." A l contemplaros hoi c o n indecible regocijo en m e d i o de nosotros, solo tenemos u n a palabra d e unísona e i n mensa gratitud para esclamar profundamente c o n m o v i dos: "¡Bendito sea, una i mil veces bendito el D i o s de los ejércitos que t r o n c h ó las cadenas de vuestro cautiverio por las manos de vuestros mismos compatriotas!" H é aquí, señores, c o m o paga la D i v i n a P r o v i d e n c i a el sacrificio de los que sobre el altar d e la patria i n m o l a n jenerosos la vida por la defensa de su honra. ¡Ah! Bien lo sabéis, gloriosos náufragos de aquella m e morable j o m a d a ; visteis intrépidos las sombras d e la muerte i ahora contempláis j u s t a m e n t e asombrados los resplandores d e la resurrección. ¡Gloria eterna al h é r o e sin par de esa sublime trajedia! ¡ H o n o r imperecedero al inmortal A r t u r o Prat i a vosotros, que secundasteis sus esfuerzos! Su grandiosa hazaña, que tan de cerca os pertenece, p o r q u e también es vuestra, ha recorrido en alas del ánjel de la fama todos los pueblos del Orbe. I Chile, enaltecido hasta la c i m a de la gloria por él i por vosotros, ve su pura i altiva frente ceñida para siempre c o n la aureola de la inmortalidad. Os rendimos el h o m e n a j e de nuestro mas sincero r e c o n o c i m i e n t o , porque vosotros disteis el e j e m p l o c o n u n d e n u e d o que ha asombrado al m u n d o i ahora n i n g u n o de los defensores de la h o n r a de Chile quiere ser m e n o s q u e vosotros. Abristeis la senda de la victoria c o n una pajina digna de la epopeya. Por ella h a n m a r c h a d o nuestras huestes triunfantes, i n o está y a lejano el dia en que e n t o n e m o s el ú l t i m o cántico de triunfo sobre las ruinas i d e s p o j o s de nuestros vencidos e n e m i g o s . D e n u e v o os b e n d e c i m o s aplaudiendo vuestro arrojo, i la historia de la guerra de 1879, en que Chile está c o m p r o m e t i d o , grabará en su primera pajina c o n letras de oro vuestros gloriosos n o m b r e s . Allí será A r t u r o Prat el M o i sés de esta brillante contienda i vosotros la p o r c i ó n escojida del n u e v o p u e b l o de Dios. Sí, señores, de Chile, d o n d e la m a n o misteriosa que rije los destinos del m u n d o de Colon h a querido bordar entre las olas del Pacífico i las rocas de los A n d e s , este n u e v o E d é n de inmensa ventura i de grandioso porvenir. Recibid, afortunados sobrevivientes de esa arca santa llamada Esmeralda, recibid por tercera vez el tributo d e nuestra admiración. L a reina del Pacífico, la opulenta i jenerosa Valparaíso, se siente feliz al abrazaros c o n su cariño de madre i prepara ya el trofeo que esculpirá sobre el bronce imperecedero c o m o la mas rica j o y a de su diad e m a la efijie de esa Esmeralda inmortal c o n sus g l o r i o sos tripulantes. Mientras tanto, el pueblo de Santiago os envia en testim o n i o de gratitud estas medallas que pondrá sobre vuestros pechos jenerosos, c o m o un recuerdo de vuestra hazaña, el digno intendente de Valparaíso. Guardad con ella la fecha gloriosa de ese dia inmortal, i al pisar la cubierta del Huáscar, ayer vuestro enemigo i hoi vuestro vencido, no olvidéis que la estrella del tricolor chileno, flameaudo en sus mástiles, os llevará de nuevo al c a m p o de la gloria. I d pronto i volved mas pronto cargado con los laureles c o j i dos por vuestro valor en la misma ciudad de los Reyes rendida a vuestras plantas. I d i decid a los hijos del Sol que la sombra de Arturo Prat ha infuudido el temor a sus eiércitos i la indomable altivez a nuestros soldados. I d i

PACIFICO.

traeduos la última victoria en las cofas de vuestros b l i n dados, cubierta en son de paz con la sombra bienhechora de nuestra hermosa b a n d e r a . — H e dicho. DISCURSO DEL INTENDENTE DE VALPARAISO, DON EULOJIO ALTAMIRANO.

Marineros de la Esmeralda! Guerreros invencibles! E n vuestro tránsito, desde el barco tomado al enemigo hasta este sitio, habéis sido objeto de una calorosa ovación. Todas las clases sociales se han agrupado a vuestro a l rededor para tributaros el homenaje de su gratitud, que es la gratitud del pais. Mirad i veréis que todos los ojos lanzan rayos de orgullo, que todas las frentes se alzan radiantes i altivas. I el delirante entusiasmo que notáis en este pueblo, es el m i s m o que en este m o m e n t o pone de pié a toda la R e pública, a medida que el telégrafo lleva de provincia en provincia la noticia de vuestro feliz arribo. A l salir a recibiros, recibía un meusaje de S. E . el P r e sidente de la República. E l deseaba que su palabra llegara la primera a vuestros oidos para deciros que por vuestras virtudes, por vuestro valor, por vuestra conducta ejemplar en la grandiosa trajedia de Iqnique, habéis merecido bien de la patria. L a ilustre municipalidad de Talca i su digno intendente me han honrado también con el encargo de saludar a los que, con su sangre, han escrito la mas hermosa pajina de la historia nacional. I no os admiréis de esta unanimidad en el aplauso, de esta universalidad en el j ú b i l o . Vuestra llegada nos ha traído de súbito a la mente el recuerdo de vuestra hazaña inmortal. E l 21 de M a y o ! Decidme ¿os acordáis de aquel dia memorable, que para vosotros debió ser el último, de aquel dia en que sucesivamente dijisteis adiós a vuestro jefe inmortal, a la vieja i querida nave que montabais i a vuestra propia vida? ¿ H a béis calculado alguna vez toda la estesion de la hazaña portentosa que entonces realizasteis? Talvez n o ! vosotros, hombres del pueblo, sois tan grandes, tan heroicos, tan abnegados, tan patriotas c o m o humildes. Sois siempre los primeros en el sacrificio i quedáis los ú l timos en la recompensa, sin que esto lleve amargura a vuestro noble corazón, ni modifique los impulsos de vuestra alma jenerosa. Practicáis el culto de la patria, lleváis desde la cuna i dentro del pecho la idea de que vuestra vida i vuestra sangre pertenecen a este Chile tan amado, i a toda hora i en toda circunstancia estáis prontos para pagar esa sagrada deuda. Por eso, cuando el honor de la bandera lo exije, sabéis desender, magníficos en vuestra tranquilidad i sublimes en vuestro heroísmo, a los abismos del mar de Iqnique, o trepar c o m o leones a las cumbres de Pisagna, i si Chile i su honor lo piden, os batís 1 contra 4 en Dolores, 1 coutra 10 en Tarapacá. ¡Héroes del pueblo! dejadme repetir una vez mas, que en vuestras virtudes patrióticas, en vuestro ancho pecho, en vnestros brazos robustos está el secreto de la grandeza de Chile! N o tardará el dia en qué este pueblo agradecido erijirá el monumento que os debe i en él habrán de figurar tres héroes salidos de vuestras filas, los sarjentos A l d e a , Abarca i Tapia, esos hermanos en la gloria i en la inmortalidad. Pero miéutras llega ese m o m e n t o , nos sentimos felices en poseeros, no por una concesión del e n e m i g o sino en nombre de nuestra victoria i del poder de Chile. S í ! la patria jemia de dolor pensando que erais prisioneros, pensando que la tumba del mas grande de los héroes, del mas ilustre de los hijos de Chile estaba en país estraño i e n e m i g o ; pero, el ejército i la marina de Chile han crcido que debian derramar torrentes de sangre por conquistar esa tumba i por devolveros la libertad.


CAPITULO

E l sacrificio está hecho i el resaltado se ha alcanzado. L o s restos del ilnstre Praf, reciben amparo i sombra amiga del tricolor chileno. Vosotros sois libres i volvéis a ser defensores armados de los derechos i del honor de Chile. Vuestra patria comienza a pagaros lo qne os debe i a h o ra m i s m o estamos aqiú para cumplir cotí el encargo del pueblo de Santiago qne ha querido manifestaros de algún modo su gratitud. Santiago ha hecho acuñar estas m e d a llas, que vuestro jefe inmediato, el contra-almirante señor G-oñi, va a colocar en vuestro pecho. Y o os pido la c o n servéis. Llevad estas medallas en todos los grandes dias de vuestra vida. E n el dia del combate llevadla siempre. Estas medallas os recordarán que un dia fuisteis grandes i harán que siempre lo seáis. Estas medallas os recordarán que vuestro ilustre jefe os mira desde el cielo i sigue vuestros pasos para que nunca os apartéis de la senda del deber. No olvidéis qne estáis condenados a ser siempre heroicos, siempre bravos, siempre graudes. Si algún dia os sentís débiles, mirad vuestra medalla i ella os hará fuerte. A l ir a visitar a vuestras madres i a vuestras esposas, llevad esta medalla en el pecho i las veréis orgnllosas i felices. Cuando conduzcáis a vuestras hijas al pié del altar para que el sacerdote bendiga su amor, prended esta medalla en vuestro traje, vuestras hijas levantarán entonces con altivez su frente, mirando igual a igual las mas encumbradas posiciones, porque podrán decir que, si no son las hijas de la fortuna, son las hijas del heroísmo i del honor. I ahora vosotros, señores, que habéis sido testigos de las grandes virtndes i de los infinitos actos de heroísmo con que han ilustrado esta guerra la marina i el ejército de Chile, acompañadme a lanzar este grito de justicia: ¡Honor a les héroes del p u e b l o ! ! Estos brillantes discursos eran interrumpidos a cada paso por prolongados aplausos, entre los que sobresalían las voces de los tripulantes de la Esmeralda siempre que se hacia alusión a su querida nave o se encomiaba el heroísmo de su idolatrado comandante. A continuación del discurso vino la distribución de las medallas qne la ciudad de Santiago dedicaba a los valientes. La medalla es de plata i de una pulgada de diámetro; en el anverso lleva la leyenda circular " L a c i u d a d de S a n tiago a los héroes de Iquique," encerrando una hermosa copia de la Esmeralda; en el reverso, entre u n a c o r o n a abierta de laureles, la leyenda "21 d e M a y o de 1879;" se la suspendió a las cotonas d e los marineros, a la blusa de los paisanos i a la casaca de los soldados c o n una cinta roja, c o m o si estuviera todavía empapada en la sangre j e nerosa de los héroes. La distribucion.de estas medallas se h i z o n o m i n a l m e n te i por lista. Las c o l o c a r o n en el p e c h o de los de la Esmeralda los señores Goñi, A l t a m i r a n o , H u r t a d o i otras eminencias del orden civil, militar i eclesiástico. Se llamó en primer lugar a Luis Ugarte, ú n i c o s o b r e viviente del primer abordaje, i en seguida a los c o m p a ñ e ros de Serrano; después al resto de la tripulación por orden de categoría. Hé aquí los n o m b r e s de los c o n d e c o r a d o s : LISTA D E

LOS TRIPULANTES EN

LA

D E

LA

"ESMERALDA"

LLEGADOS

"PILCOMAYO."

Aprendiz m e c á n i c o , F r u c t u o s o Vargas. Contramaeste, Constantino Micalle. Condestable 2. ° , V i c e n t e Eguabil. Guardian 1. ° , Matías Matamala, Id. 2. ° , R a m ó n R o d r í g u e z . Timoneles: E d u a r d o Cornelio i Elias A r a n g u i z . Patrones de botes: J o s é A l a r c o n i Marcos R o j a s . Capitanes de alto: T o m á s B l a c o Pulo, D e m e t r i o j Evanjelio B o n o .

Jorje

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TERCERO.

Marineros l : A l e j a n d r o Diaz, Serafín R o m e r o , B e n j a m í n Reyes, Esteban Barrios, Carlos Moore, Pedro Manriq u e z , A g u s t i n Oyarzun, Luis U g a r t e i J o s é M. Gutiérrez. Marineros 2. : J o s é L. Barrera, T o m á s Garcés, J o s é C. Monsalve, Podro A r o , Zacarías Bustos, J u a n Casanova, José A g u s t i n C o l o m a i J o s é M. Concha. Grumetes: W e n c e s l a o Vargas, A d r i á n G u z m a n , L u c i a n o V o l a d o s , Mercedes Alvarez i Santiago Salinas. F o g o n e r o s l . : Pedro Stamatópolis, A n d r é s Pérez. Id. 2 . : Rosso Bartolomé, Desiderio D o m í n g u e z i J o s é Donaire. M a y o r d o m o , José Manuel Meneses. M o z o , J o s é M. R o d r i g u e z . Soldados: José V. Vergara, G u m e c i n d o González, José M u ñ o z , J u a n F. Mancilla, N i c a n o r Navas i N i c a n o r V a lenzuela. Quedados en C o q u i m b o : A l e j a n d r o Diaz i Manuel Diaz. T e r m i n a d o el acto, prosiguió la procesión. La marcha triunfal cruzó las calles de la Victoria i de las Delicias, pasando por entre arcos i banderas, i recib i e n d o de m u c h a s casas lluvias de flores que le formaban u n c a m i n o de primavera en la primera parte de su trayecto. V o l v i ó , en seguida, p o r la calle de la Victoria, i terminó frente al C l u b Central, d o n d e esperaba a los triunfadores el banquete de que pasamos a ocuparnos. o s

08

os

os

BANQUETE

DEL

CLUB

CENTRAL.

A las 6 P. M. volvían los valientes de la Esmeralda i franqueaban las puertas del C l u b Central, después de r e cibir en su carrera d e triunfo la ovación de sesenta i tantos m i l habitantes de Valparaíso. P o c o después daba c o m i e n z o el banquete. Pero, ante t o d o , o c u p é m o s n o s de la sala. E l vasto salón de lectura del Club presentaba en su centro dos hileras de mesas terminadas a a m b o s estreñios por mesas circulares destinadas a lo que llamaremos el cortejo de los valientes. E n el c o m i e n z o de la sala se alzaba un elegantísimo altar, un m o n t e de flores i luces, en c u y o centro c a m p e a b a u n g r u p o formado por los retratos de la oficialidad de la Esmeralda: en la coronación i a arabos costados figuraba, entre coronas de flores i en el centro de una estrella del m i s m o material, el n o m b r e del sarjento Aldea, c u y o r e trato n o se p u d o obtener. E l frontón del altar estaba formado por letras de flores que constituían la siguiente leyenda: A los héroes de la Esmeralda.—21 de Mayo de 1879. E n el costado d e r e c h o de la sala se alzaba otro altar de luces i flores, en c u y o puesto de h o n o r descollaba la figura inmortal del héroe-mártir de I q u i q u e , el gran A r t u r o Prat. E n el centro opuesto, bajo u n dosel de laureles i en u n medallón de rosas i arrayanes, se ostentaba la simpática figura del teniente I g n a c i o Serrano. El resto de las cuatro murallas estaba c o r o n a d o c o n cenefas de gasa i arrayan, de c u y o s puntos de unión p e n dian grandes coronas del m i s m o material. A g r e g ú e s e a t o d o esto una brillante profusión de luces q u e irradiaban sobre los colores nacionales de mil banderas, i se tendrá casi una idea del gallardo aspecto que presentaba aquella sala, digna de ser convertida en el O l i m p o d e los semidioses chilenos. Las mesas centrales estaban cubiertas de cuanto puede halagar los c i n c o sentidos: luces, ramos, coronas, castillos, frutas, fiambres i esquisitos licores. Estas mesas estaban dedicadas esclusivamente a los tripulantes de la Esmeralda; cada asiento tenia el n o m b r e del que debia o c u parlo, i frente a cada u n o se c o l o c ó una tarjeta imperial c o n t e n i e n d o los retratos de los jefes i oficiales de la Esmeralda, llevando al pié el n o m b r e de aquel a quien se lo dedicaba i la dedicatoria del Club Central. Los socios del C l u b se dedicaron a servir a los festejados, los que fueron servidos c o n toda la elegancia propia


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GUERRA

DEL

d e tales servidores i c o n t o d o el h o n o r m e r e c i d o por tales festejados. Después de la pri mera m e d i a hora, llegó el m o m e n t o d e los brindis, i se brindó sin descanso, c o n un fuego g r a neado comparable tan solo al de la Esmeralda contra sus enemigos, c o n u n entusiasmo semejante al de los chilenos contra las águilas i los leones d e la Santa Alianza. BRINDIS DEL SEÑOR E D U A R D O D E L A BARRA.

H a i grandeza, señores, en sacrificarse por una n o b l e causa; hai heroísmo en ofrecer la vida en aras d e la p a tria realizando portentosas hazañas que la llenen d e j u s t a satisfacción i sean la admiración de los h o m b r e s . Para los q u e supieron elevarse a tamaña altura, la antigüedad heroica, siempre t u v o coronas i altares, estatuas i t e m plos i ese p r o l o n g a d o aplauso de gratitud, a d m i r a c i ó n i respeto q u e se llama la inmortalidad, el cual, c o m o las olas del océano, se renueva de j e n e r a c i o n en j e n e r a c i o n , sin estinguirse j a m a s . Pero hai algo mas g r a n d e aun, algo mas n o b l e q u e el h e r o í s m o que festejó la antigüedad, i es el ser h é r o e v e r dadero, sin saberlo ni quererlo c o m p r e n d e r ! Esta modestia en la grandeza, solo es propia de ciertas naturalezas privilegiadas, imbuidas fuertemente en la idea del deber i tan amantes de su suelo natal, que, por honrarlo i servirlo, m a r c h a n al sacrificio sin n i n g ú n esfuerzo i de la m a n e r a mas natural i espontánea. E l pez cruza n o c h e i día el a b i s m o d e las aguas, sin n i n g ú n esfuerzo, pues está en su elemento; el águila q u e mira al sol de hito en hito, de la eminente roca e m p i n a d a sobre las nubes, se lanza i m p á v i d a al abismo de los aires. C o m o el pez a las aguas i el ave a los aires, se lanza el c h i l e n o al abismo de la muerte, c u a n d o se trata de honrar c o n su sangre el tricolor de la R e p ú b l i c a . I después, n o quiere c o m p r e n d e r q u e haya h e c h o nada grande ni h e r o i c o , p o r q u e su acción está en armonía c o n su m o d o de ser i es el fruto natural d e la constitución de su raza, de esta raza chilena tan altiva i jenerosa, acost u m b r a d a a vencer o morir! N a d a hai tan c o n m o v e d o r en su sencilla grandeza, c o m o la sincera admiración de estos buenos chilenos, al ver que se les festejaba, c u a n d o nuestros soldados abrieron a culatazos las puertas de su calabozo de Iquique. ¡Festej a r l o s a ellos, c u a n d o n o habían tenido la suerte de morir con sus c o m p a ñ e r o s de armas el gloriosísimo 21 de m a y o ! El m u n d o los admira, la historia recojerá sus n o m b r e s c o n respeto, i solo ellos no saben por q u é se les festeja! H é ahí, señores, una faz notable del heroísmo de n u e s tro pueblo, enaltecido por la mas perfecta modestia. I semejante pueblo, que así se ignora, tiene para m í la m a j e s tad i m p o n e n t e de nuestros A n d e s , cuyas altas cumbres, plateadas por la nieve, ignoran el fuego que ruje en sus entrañas. ¿Rasgaremos el velo de tan varonil modestia, para d e cir a estos buenos hijos de Chile, c u á n t o la patria les d e be, i c u á n t o el m u n d o los amira? La gratitud así lo aconseja; lo ordena así la justicia, que nosotros, i ellos i todos d e b e m o s a los que s u c u m b i e r o n .al dar a Chile la pajina mas gloriosa d e su gloriosa h i s toria. Sí, sabed heroicos marinos de la Esmeralda, que el n o m b r e venerado de vuestra nave hoi se p r o n u n c i a en todos los ámbitos de la tierra c o n la cabeza descubierta i el p e c h o palpitante de e m o c i ó n . Sabed que vuestro c o m a n d a n t e A r t u m Prat se h a c o l o c a d o a la altura d e los guerreros mas ilustres d e los tiempos antiguos i m o d e r nos. Sabed q u e el 21 de M a y o de 1879, es la fecha mas grandiosa en toda la historia de las guerras marítimas, d e s d e que hai naves que surquen los mares. I vosotros habéis pertenecido a la Esmeralda. ' I v o s o tros habéis a m a d o i o b e d e c i d o al capitán Prat! I v o s o t r o s os habéis batido por la patria el famoso 21 d e M a y o , p r e firiendo, antes q u e la r e n d i c i ó n , hundiros en el O c é a n o , h a c i e n d o fuego i c o n el tricolor al tope! 1

PACIFICO.

A h ! felices vosotros q u e tuvisteis parte en la l u c h a j i gantesca i sin igual! Felices los q u e habéis e s c u c h a d o el trueno sublime d e u n c a ñ ó n de d e s p e d i d a disparado p o r R i q u e l m e , d e ese c a ñ ó n que, r e p e r c u t i d o d e siglo en siglo, irá p r e g o n a n d o a las j e n t e s venideras las glorias d e esta República, madre de tan esforzados hijos! N o b l e s marinos: habéis c u m p l i d o vuestro deber c o m o chilenos i merecéis bien d e la patria. Os ha c a b i d o la h o n r a de iniciar la c a m p a ñ a abriendo d e par en par las puertas d e la gloria, para q u e por ellas se precipiten nuestras huestes, sedientas d e victoria, hasta clavar sus p e n d o n e s en el c o r a z ó n m i s m o del suelo e n e m i g o . Para recibiros d i g n a m e n t e , el C l u b Central d e V a l p a raíso, c o m o la c i u d a d toda, se llena h o i d e alegría i se viste de gala i os ofrece u n a c o p a de v i n o j e n e r o s o , e s presion de su admiración i gratitud por todos los q u e animaron el gran c u a d r o del dia inmortal. A l c e m o s la c o p a i bebamos c o n relijioso respeto por el i n c o m p a r a b l e A r t u r o Prat, por el leal Serrano, p o r R i q u e l m e i A l d e a , por U r i b e i Condell, por las tripulaciones hermanas de la Esmeralda i la Cocadonqa, por los p r e sentes i los ausentes, que tan alto levantaron el i n v i c t o pabellón de Chile! E n mitad de este discurso ocurrió u n incidente d i g n o de ser m e n c i o n a d o . E l anciano D e m e t r i o J o r j e , g r i e g o d e nacionalidad, chileno d e c o r a z ó n i h é r o e p o r instinto, n o p u d o d o m i n a r su entusiasmo al oír los elojios c o n q u e el brindador ensalzaba hasta las alturas d e la apoteosis la muerte heroica del mártir d e I q u i q u e ; el h i j o de Leónidas se levantó d e su asiento i p r o n u n c i ó , c o p a en m a n o i c o n v o z entrecortada, algunas palabras d e aquellas que se escapan a la c o m p r e n s i ó n del oido, pero que se traducen c o n el diccionario sublime del corazón. N a d i e c o m p r e n d i ó el testo de aquellas palabras, pero todos supieron q u e significaban: " H e vivido m e d i o siglo entre el h u m o d e los c o m b a t e s ; h e l u c h a d o en Constantinopla por la libertad del cíelo, que acarició m i cuna; he l u c h a d o en Chile polla gloria d e m i segunda patria; estoi dispuesto a m o r i r p o r ella; A r t u r o P r a t . n o h a d e j a d o su herencia d e h e r o í s m o a los cobardes. ¡Brindo por la gloria d e Chile!" Aplausos sin cuento acojierou estas palabras, a las que el señor de la Barra contestó, mas órnenos, en los términos siguientes: " O s hablaba ha pocos momentos de las glorias de los antiguos t i e m p o s ; ahí tenéis para hacer verdaderas mis palabras a un representante del pais de aquellas glorias históricas. Su voz es un eco de los combates homéricos, que al través de los siglos viene a decirnos: Chilenos, habéis cumplido con vuestro deber c o m o nosotros lo c u m p l i m o s ; habéis combatido por la patria, c o m o nosotros c o m batimos. ¡Chilenos! sois grandes, sois héroes, sois i n m o r tales!" E s imposible describir el delirio de entusiasmo que acojió esta brillante improvisación; las copas chocaron espontáneamente i de todos los corazones brotó un estruendoso • V i v a Chile! que habrá repercutido en las rejiones de la inmortalidad, donde se solazan los héroes con los recuerdos de eterna gloria. T o m ó , en seguida, la palabra el grumete J o s é Rodríguez. Su discurso fué corto de espresiones, pero inmenso de significado. R o d r í g u e z , con una naturalidad que es propia tan solo de los valiente dijo: " B r i n d o , señores, porque dentro de pocos días el Huáscar nos lleve a despedazar las baterías del Callao." N o hai pluma sobrado brillante, no hai imajinacion sobrado rápida para trascribir los aplausos interminables que acompañaron a este elocuentísimo brindis, que no trepidamos en llamar el mas noble de todo el banquete. E l comandante accideutal del Huáscar, don Guillermo Peña, usó de la palabra para decir a sus c o m p a ñ e r o s : " L o que habéis hecho es nada, porque y a pertenece a la historia; pensad en lo que debéis hacer, ya solo os incumbe una sagrada o b l i g a c i ó n : combatir i triunfar."' E n seguida tocó el turno a don Evaristo Soublette.


CAPITULO

Seamos francos, nos sentimos incapaces de trascribir, dando forma a nuestros recuerdos, esa brillantísima improvisación qne electrizó a la concurrencia, arrebatando aplausos sin término. E l señor de la Barra contestó a este discurso i su c o n testación fué tan brillante c o m o debía serlo. E n seguida, el señor G o ñ i brindó por la primera marina chilena, cnyas tradiciones de gloria han inflamado el ardor de los triunfadores en l a campaña actual. Terminó ofreciendo 4 dias de huelga a los tripulantes de la Esmeralda e invitándolos a acompañar los restos del malogrado Luis V. Contreras. Por fin, el señor de la Barra levantó la mesa invitando a todos los concurrentes, primero a acompañar los restos de Contreras i después a saludar a la viuda del héroe Prat.

XVII. Carta de Piérola a

La Patria" de Lima.

Señor Director de L A PATRIA de Lima.

E s t i m a d o señor i a m i g o : V u e l t o el señor jeneral Prado a L i m a , después de un nuevo, injustificable i no esplicado desastre, mi negativa a organizar un gabinete bajo la presidencia de dicho señor ha dado oríjen a la malevolencia de unos pocos i a la irrefleccion de m u c h o s , para hacer los mas desatinados i c a prichosos comentarios. Pasaría, c o m o he pasado hasta hoi, en silencio sobre ellos, si solo llevasen daño a mi p e r s o n a ; pues creo haber demostrado que no sé acordarme de mí cuando se trata de la patria. Pero c o m o todos esos comentarios concurren en la afirmación de que, a mi juicio, la situación es desesperada, siendo esta !a causa de negarme a afrontarla, lo que indudablemente daña inmensamente al P e r ú dentro i fuera, debo una terminante declaración al p a i s ; i voi a darla, cueste l o q u e cueste, con toda la resuelta impavidez que la solemnidad del instante me reclama, Si j a m á s es lícito faltar a la verdad, hai momentos en que debe ser dicha toda entera, i en los que todo silencio es una culpa. Fui llamado por el señor jeneral Prado para organizar, con toda libertad, un gabinete. Me negué inmediata i terminantemente a e l l o ; pero fundando mi negativa en una csposicion tan franca c o m o j a m á s ha podido ser hecha, en la que nada ha quedado reservada, i acompañándola de lo que a mi juicio debería ser por él ejecutado. V o i a condeusar en pocos puntos mi manera de ver la situación. 1 . ° L o s contrastes sufridos son fruto necesario, no solo de los hombres que están al frente de los negocios, sino del réjimen en que vivimos i contra el cual he luchado por t o dos los medios i durante diez años, así en el gobierno c o m o fuera de él. 2 . ° Manteniendo ese. réjimen, es imposible hoi salvar la situación; i por lo m i s m o , ayudar a sostenerlo, lejos de trabajar por el Perú, es trabajar porque se consume su ruina. 3. ° E n cnanto a las personas que representan ese r é jimen, tanto el señor jeneral P r a d o , c o m o el señor jeueral La-Puerta, han llegado a ser imposibles c o m o jefes de la nación en las actuales circunstancias; i por lo que toca al segundo Vice-presidente, me bastará decir que su alejamiento del pais es claro testimonio de buen j u i c i o i patriotismo. 4. ° L o s que se irritan i m e acusan porque no consiento en ser jefe de gabinete, al cabo de o c h o meses, durante los cnales no he sido hallado útil para nada, presentándome obstáculos inconcebibles hasta p a r a ejercitar el derecho de hacerme matar a la cabeza de un g r u p o de voluntarios, se irritan i m e acusan, no porque no acudo a salvar al país, sino porque no acudo a salvar la dominación que ellos han ejercido i qne n o han sabido emplear en el triunfo del

TERCERO.

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5. ° L a legalidad no existe realmente. E s t á reducida en realidad, no a mantener instituciones que han sido desnaturalizadas i que en este m o m e n t o son incompatibles con el bien público, sino a mantener en el poder a tales o c n a les h o m b r e s . 6. ° M e resigné, hace.dos meses, a presidir un gabinete, para el que se me negó la libertad legal que el apuro de la situación hace se me otorgue ahora; me resigné a ello solo porque, previendo la inminencia de nna invasión i la proximidad de una batalla campal, era, ante todo, indispensable evitar en ella precisamente lo que ha venido, sin razou que l o justifique. H o i no hai aquel motivo. Se necesita a l g o mas, mucho m a s ; i aquella resignación mía no t e n dría ahora esplicacion i seria culpable. 7. ° Para un pueblo que tiene fé i resolncion de salvarse, no hai j a m á s situación que pueda llamarse desesperada. Creo que la nuestra dista m u c h o de serlo; pero aun c u a n do l o fuese, los hombres de corazón solo sucumben b i chando. 8. ° Y o no me he negado, pues, a servir al pais, i a servirlo l o m i s m o en el-irltimo, que en el primer puesto. M e he negado i m e niego, sí, a dos c o s a s : 1. a buscar ese puesto por mí m i s m o , sin ser l l a m a d o a é l ; 2 . a aceptarlo sin los medios de hacer l o q u e creo indispensable al bien del país. Para m í hai en este m o m e n t o dos cosas igualmente a b surdas i que solo los necios podrían abrigar: 1. la a m b i ción p e r s o n a l ; 2 . el e g o í s m o que prescinde. L a situación está reasumida así. Si el pais ha de salvarse, una transformación política radical es inevitable. O ella se verifica de arriba a bajo, tomando el jeneral Prado la iniciativa de una apelación al pueblo, única entidad legal que puede decidir, o esa transformación se verificará de abajo a arriba, con funesto estrago, que necesita evitar a todo t r a n ce el patriotismo. Para evitar este segundo estremo, no he omitido yo esfuerzo alguno desde que se declaró la guerra, llegando ú l timamente, por puro deber patriótico, hasta ir a recibir personalmente al señor P r a d o , esperando, c o m o espero ann, qne éste llegase por fin a hacer lo qne yo le he pedido con instancia, lo que, o m u c h o m e engaño o él m i s m o reconoce indispensable, lo qne la salvación del pais le reclama. E s t a es la verdad de las cosas. L a estampo en esta carta, siu otro m ó v i l que la salud del Perú i por nuevo i muí c o s toso que sea el sacrificio qne ello m e impone. Agradeceré a U d . , señor director, se sirva darle lugar en las columnas de su diario antes de la salida de la mala para el estranjero. Saludo a U d . afectuosamente. tí

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N.

DE PIÉROLA.

XVIII. Circular al Cuerpo Diplomático i Consular de la República peruana. Lima, Diciembre 15 de 1879. Señor: El 11 de los corrientes tuvo a bien S. E. el Presidente de la República encargarme accidentalmente el Ministerio de Relaciones Esteriores, mientras se designa el ciudadano a quien debe confiarse esta cartera, que quedó vacante por renuncia del señor doctor don Rafael V e larde. A l comunicárselo i dar principio a mis transitorias relaciones oficiales con V. S., en este ramo de la administración pública, es de mi deber hacerle una rápida reseña, de la situación, en orden a la guerra, i manifestarle el pensamiento dei Gobierno i el deseo del país. Estará V . S. instruido, por las revistas impresas que este Ministerio le ha remitido, de la ocupación de Pisagua, el 2 de Noviembre último, por el ejército chileno, despuésde la heroica resistencia que opuso la pequeña guarnición de 800 hombres allí estacionada.


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GUERRA DEL

El jeneral d o n J u a n Buendia, bajo c u y a s órdenes estaba el ejército aliado, dispuso en seguida la c o n c e n t r a c i ó n de nuestras fuerzas que se hallaban en diferentes c a m p a mentos, en atención a la necesidad de resguardar t o d o el litoral. R e u n i d o nuestro ejército, m a r c h ó en busca del e n e m i g o , p o n i é n d o s e el 19 del m i s m o mes frente al s e g u n d o en el lugar d e n o m i n a d o San F r a n c i s c o o Dolores, d o n d e se habia atrincherado. A u n q u e nuestro ejército se hallaba en esos m o m e n t o s abatido por el cansancio, pues habia verificado su viaje a marchas forzadas, estaba deseoso d e desalojar al e n e m i g o i trató d e lanzarlo de las alturas d o n d e se habia situado. E n este primer e n c u e n t r o h e m o s perdido p o c o mas d e 1,000 h o m b r e s , entre muertos i heridos; pero las pérdidas del e n e m i g o n o bajan d e ese n ú m e r o , según su propia confesión. T e r m i n a d a esta tentativa, nuestro ejército se retiró c o n dirección a la ciudad de Tarapacá, d o n d e p u d o descansar i repararse d e sus fatigas. E n c o n c e p t o del e n e m i g o , el encuentro de San F r a n cisco fué un desastre c o m p l e t o i c r e y ó que nuestras fuerzas n o podrían y a oponerle una resistencia seria. H a l a g a d o c o n esta ilusión, e m p r e n d i ó su m a r c h a sobre d i c h a ciudad, persuadido de q u e fácilmente las tomaría prisioneras. U n c u e r p o de ejército chileno, c o m p u e s t o de 3,000 h o m b r e s , llevaba esta misión i se situó en las alturas d e Tarapacá, el 27 del mes p r ó x i m o pasado. Bien p r o n t o los nuestros presentaron batalla i trabóse u n reñido c o m b a t e en el que, después d e 7 horas, se o b t u v o el mas espléndido triunfo por nuestras armas. El e n e m i g o perdió en la l u c h a mas de 1,500 h o m b r e s , entre muertos, heridos i prisioneros, 4 cañones K r u p p , 4 obuses i regular cantidad d e armamento i municiones. Después d e este c o m b a t e , nuestro ejército j u z g ó c o n v e niente abandonar Tarapacá, dirijiéndose a A r i c a para reunirse c o n el resto de nuestras fuerzas que están allí acantonadas, m o v i m i e n t o q u e ha realizado c o n b u e n éxito. Chile o c u p a , pues, militarmente, en virtud de tales acontecimientos, el departamento de Tarapacá. Esa o c u p a c i ó n es u n desastre para nuestro país; pero tenemos elementos suficientes para repararlo i recuperar p r o n t o el territorio s o m e t i d o al p o d e r militar estranjero. E n el departamento limítrofe d e T a c n a h a i . . . perfectam e n t e armados i m u n i c i o n a d o s . E s t a fuerza, que es sufic i e n t e para repeler c o n ventaja cualquiera a g r e s i ó n - d e l ejército invasor, p r o n t o se aumentará a... pues d e t o d o s los departamentos del Sur, i aun d e Lima, se m u e v e n c u e r p o s c o n ese objeto; i entonces, c o n la seguridad del triunfo, emprenderá sobre Tarapacá. En L i m a h a i otro ejército d e . . . que p r o n t o se elevará a m a y o r cifra, i en todos los departamentos se organizan c o n entusiasmo nuevas fuerzas, que estarán listas para movilizarse c u a n d o sea preciso. Así, Chile seguirá sacrificando miles de sus hijos, sin c o n s e g u i r ser d u e ñ o d e aquel departamento; n o satisfará su codicia, n o llenará el o b j e t o de la injusta guerra d e invasión que nos hace. M u c h o patriotismo hai en n u e s tros pueblos, su resolución es inquebrantable, están d i s puestos a t o d o sacrificio, por costoso que sea, antes q u e dejar al Gobierno de ese país en pacífica posesión de lo q u e sin derecho, ni pretesto lejítimo, les quiere arrebatar. E l Perú no está, pues, subyugado i tiene poder suficiente, mas que suficieute, para lanzar a su enemigo i sellar la presente guerra con una victoria decisiva. Respecto de ios efectos de esa ocnpacion militar, hai que considerar que ella no es la conquista. La tenencia de facto por causa transitoria de fuerza m a y o r , no es la propiedad. Chile no es dueño del territorio peruano que ocupa, i, por tanto, las contratas que estipule sobre Imano i salitre, las concesiones que haga de terrenos salitreros, no obligan ni pueden obligar al Perú, ni j a m á s serán reconocidas.

PACIFICO.

E n esta materia hai a l g o mas grave i concluyente. Las salitreras, unas son de propiedad privada, i otras, las que posee el fisco, en virtud de la espropiacion, están afectas con hipoteca no solo legal, sino también convencional i rejistrada, c o m o consta de los documentos relativos a ese negociado, pago de su valor o precio de la transferencia, representado por I03 certificados que con pacto de intereses, en compensación de productos, se espidieron al efecto. E l hivano está también hipotecado para el pago de la deuda esterna de la R e p ú b l i c a ; el gobierno ha sido autorizado de antemano para entregarlo a los acreedores estranjeros. Hai también compañías anónimas que tienen derechos adquiridos al huano i al salitre. Chile, pues, aun en el caso de conquista, no podrá disponer libremente de esas valiosas producciones, porque nada lo autoriza para menoscabar los derechos privados, las acciones insre, que los afianza i garantiza, E n virtud de lo espuesto, espidió nuestro Gobierno, con fecha 6 del presente mes, el adjunto supremo decreto, i con acuerdo de S. E . el Presidente de la República, autorizó a V. S. para perseguir i secuestrar cuanto cargamento de salitre o huano esporten de nuestro país donde V . S. está acreditado. Debe V . S., para evitar sorpresa de parte del Gobierno de Chile, manifestar del m o d o mas conveniente, así a ese ilustrado gobierno cuanto al público, en las oportunidades correspondientes, la falta del derecho del de Chile para hacer esos contratos, la nulidad radical de que adolecerían los que llegaren a celebrar i nuestro propósito de no sancionarlos en ningún caso ni por ningún m o t i v o . E s p e r o del celo i de la ilustración de V . S. que procederá en esta materia con el debido acierto i que informará mni pronto a este despacho sobre el cumplimiento de esta autorización. D i o s guarde a V . S. A D O L F O QTJIROGA.

E l decreto a que se refiere la circular anterior es el siguiente: M A R I A N O I. P R A D O . PRESIDENTE

CONSTITUCIONAL D E L A REPÚBLICA.

Teniendo en considerancion: Que el puerto de Iqnique ha sido ocupado por fuerzas enemigas i que es preciso dictar las órdenes necesarias para poner a salvo los valiosos intereses nacionales del departamento de Tarapacá. Decreto: A r t . 1. ° Queda cerrado al comercio el puerto de Iquique. A r t . 2. ° Prohíbese en lo absoluto la esportacion del salitre, bórax i cualesquiera otras sustancias por todos los puertos del departamento de Tarapacá. A r t . 3. ° L o s elaboradores de salitre, contratistas con el Gobierno, que vendan o de cualquier m o d o directo o indirecto contribuyan a que se esporte, serán responsables por el décuplo de su valor. E s t a responsabilidad se hará efectiva en los bienes de cualquiera clase que posean. A r t . 4. ° L o s libres productores, en el caso del artículo anterior, serán penados con el quíntuplo. El Ministro de Estado en el despacho de Hacienda i Comercio queda encargado del cumplimiento de este decreto i de hacerlo publicar. D a d o en la Casa de Gobierno en L i m a , a los 6 dias del mes de Diciembre de 1879. M A R I A N O I.

PRADO.

J. M. CIRCULAR

Quimper.

D E L CUERPO CONSULAR.

U n a circular igual se ha pasado al Cuerpo Consular con la diferencia de que en vez del antepenúltimo párrafo, lleva este o t r o : A fin de evitar sorpresas por parte del Gobierno chile-


CAPITULO TERCERO.

no, es indispensable qae suministre U d . los informes necesarios a los comerciantes de ese país i al público en jeneral, dando a conocer la situación real, la imposibilidad en que está Chile de conservarse en los lugares que hoi ocupa i la nulidad de cuantos contratos celebre.

XIX. Reocnpacion del pueblo de Atacama. PARTE DEL COMANDANTE BOUQÜET.

. S e ñ o r c o m a n d a n t e de armas: El c o m a n d a n t e de la fuerza espedicionaria sobre A t a cama m e dice, c o n fecha 11 de D i c i e m b r e , lo que sigue: " S e ñ o r coronel: T e n g o el h o n o r de dar cuenta del c u m p l i m i e n t o de las órdenes q u e recibí de V. S. en nota n ú m . 150, fecha en la c o m a n d a n c i a de armas de Calama, el 10 de D i c i e m bre de 1879, en la q u e se ordenaba, c o m o p u n t o p r i n c i pal, la r e o c u p a c i o n de la plaza d e San P e d r o de A t a c a m a por las fuerzas de mi m a n d o . Salí de Calama el 10 del corriente a las 4 P. M., llegando el m i s m o dia a C h i u c h i u , a d o n d e pasé la n o c h e . El dia siguiente, 1 1 , al amanecer, t o m a b a la g u a r n i c i ó n de esta plaza, i a su c a b e z a m e dirijí al lugar llamado Teca, p u n t o d o n d e d e b í a m o s r e u n i m o s c o n la infantería, Cazadores del Desierto, v e n i d a directamente de Calama. N o h a b i e n d o llegado ésta al p u n t o i n d i c a d o sino el 12 en la tarde, n o m e fué posible continuar mi m a r c h a c o n las fuerzas reunidas sino a las 4 P. M. del m i s m o dia. D e Teca hasta A t a c a m a , o b j e t i v o de la espedicion, dos c a m i nos nos podían c o n d u c i r : el u n o q u e une directamente los dos puntos, de estension de veinte leguas, sin recurso de agua i víveres, i el otro, pasando por San Bartolo, nos ofrecía a m b a s cosas para la tropa que marchaba. H e seguido el segundo. Salí de Teca, c o m o h e d i c h o arriba, a las 4 P. M., caminando hasta la m e d i a n o c h e , m o m e n t o que m e d e tuve a causa de la gran oscuridad i de una red de c a m i nos que se dirijian a varios puntos. En la m a ñ a n a del 13 c o n t i n u a b a m i m a r c h a a las p r i meras luces del dia; n o estaba sino a dos o tres leguas de San Bartolo, en d o n d e pensaba dar descanso a nuestra tropa demasiado fatigada. C u a n d o tal pensaba, recibí u n segundo aviso de que el coronel Carrasco debia o c u p a r Atacama la n o c h e del misino dia; debia i m p e d i r l o a toda costa, i, al efecto, escojí 50 infantes i c o n los 50 G r a n a d e ros de que disponía, m e adelanté, mientras el teniente San Martin c o n t i n u a b a la m a r c h a mas lentamente, r e u niendo el resto de la infantería. Con la m a y o r rapidez avancé sobre A t a c a m a c o n los 100 h o m b r e s de que ya he hecho m e n c i ó n , es decir, 50 Cazadores del Desierto, al mando del capitán ayudante, señor Subereaseaux, i 50 Granaderos, b a j o las órdenes do los señores capitanes Manzano i D o r e n . La misma tarde, es decir el sábado 13, a las 7 P. M., entrábamos en A t a c a m a , i en el m i s m o instante en que una vanguardia d e Carrasco, enviada c o n el o b j e t o d e recojer animales, huia c o n presteza a la noticia de n u e s tra aproximación, sin conseguir llevar nada. S e g ú n avisos llegados de varias partes, entre otros, el del señor s u b d e legado d o n I g n a c i o T o r o , que v i n o a avisarme tenia casi certidumbre d e que el e n e m i g o nos atacaría a las 2 A . M. En consecuencia, las tropas estuvieron sobre las armas, i a la hora indicada, 2 A . M., algunos esploradores se p r e sentaron en una calle d e este p u e b l o , h a b i e n d o e m p r e n dido la fuga a algunos disparos h e c h o s por los nuestros. Desde esa hora hasta m e d i o dia de h o i , d o m i n g o 14, nada ha ocurrido de notable. En resumen, señor coronel, el pabellón c h i l e n o flamea en Atacama, i si el e n e m i g o tratase de darnos un n u e v o golpe, de seguro que pagaría caro su audacia, puesto q u e nos mantenemos siempre de pié firme. Dios guarde a V . S.—Bouquet." TOMO I I — 3 0

233

L o q u e c o m u n i c o a V . S. para su c o n o c i m i e n t o i d e m á s fines, agregándole que la c o m p a ñ í a de Granaderos l l e g ó a ésta sin n o v e d a d . Su fuerza, 71 h o m b r e s . Dios guarde a V . S. O.

CORRESPONDENCIA

BARBOSA.

D E CALAMA.

Calama, Diciembre

12 ele

1879.

E n cumplimiento de lo prometido, le remito algunos d a tos al correr de la pluma, relativos a la líltirna alarma que hemos tenido, a consecuencia de la aproximación de una montonera enemiga en Chiuchiu i la toma de A t a c a m a por la rnisma. E l miércoles 3 del presente, a las G P . M., llegó a ésta apresuradamente un señor que decia haber sido perseguido cinco leguas por el enemigo que estaba en Chiuchiu. E l m e n cionado señor iba a ese lugar con el subdelegado Y a ñ e z de Chiuchiu i un joven de los voluntarios de A t a c a m a . A l llegar al pueblo, ven salir de él c o m o 10 soldados que les intiman orden de pararse; el subdelegado i el voluntario llevaban malas cabalgaduras i luego fueron alcanzados; mataron al voluntario de un balazo, que entrándole por la unca salió por la frente. E l qne lo mató fué el segundo jefe de la montonera, un indio de apellido Palacio, que ahora es coronel i qne ha ascendido desde soldado. E l soldado recibió del m i s m o coronel un cintarazo en la cara porque no se paró a la primera intimación, cintarazo que le hizo correr la sangre. L l e g ó a Calama el único que escapó, i una vez referido el asunto al coronel Barbosa, se prepararon avanzadas de infantería i caballería para que, avanzando prudentemente, lo mas qne pudiesen, por el camino de Chiuchiu, tratasen de informarse del número de las fuerzas enemigas. Estas avauzadas estuvieron a diez cuadras de los euemigos, i si no lo atacaron fué porque tenían orden de e m p r e n der la retirada apenas cumplieran la misión que los l l e vaba, A las 4 P. M. del dia siguiente se tuvo noticias qne el etiemigo, abandonando a Chinchín, se dírijia sobre Sau P e dro de A t a c a m a . Inmediatamente se despacharon 70 Granaderos i 30 Cazadores del Desierto, a la grupa, a cortar en el camino a la montonera i batirla. I se habría conseguido, si los vaquéanos que-llevábamos hubiesen sido tales; pero ni siquiera habían transitado j a m á s en esta dirección. A d e m á s , el enemigo tuvo aviso de b i p a r t i d a de nuestras t r o p a s ; en los pantanos accidentales de Calama se prendió una inmensa fogata, la que fué contestada por otra en los cerros de la aguada de la Teca, i de allí pasó al camino de San Bartolo, ruta que seguían nuestros enemigos. Prevenidos éstos, c a m i n a r o n i se apoderaron de A t a c a ma, mientras nosotros v o l v í a m o s a Chiuchiu, p o r q u e los vaquéanos n o quisieron ir mas adelante. La c o n d u c t a de éstos ha i n d i g n a d o estremadamente. T o d o s están c o n t e s tes en que deben ser castigados severamente para escarmiento. La guarnición de A t a c a m a fué sorprendida; sin e m b a r g o , sostuvo hora i media de c o m b a t e c o n 180 enemigos. I n o se crea q u e fué toda la guarnición la que se batió: fueron solo 6 Granaderos al m a n d o de un sarjento; el c o m b a t e terminó p o r q u e éste c a y ó herido. Carrasco, j e f e de las fuerzas enemigas, o c u p ó A t a c a m a para abandonarlo al dia siguiente, y é n d o s e en dirección de T o c o n a o . S e g ú n las últimas noticias, se encuentra al presente a c a m p a d o en unas aguadas que hai cerca de ese lugarejo, sin d u d a c o n d o b l e objeto: o el de huir, si así le c o n v i e n e , o caer n u e v a m e n t e sobre A t a c a m a , S e g ú n mis informes, la m o n t o n e r a se dice ser una a v a n zada de las fuerzas de C a m p e r o , quien atacará a Calama p o r tres p u n t o s diferentes. E s t o es p o c o creíble p o r q u e nuestras avanzadas del interior han c o m u n i c a d o que n o saben d ó n d e esté el famoso jeneral c o n su quinta división.


234

GUERRA

DEL

Para m u c h o s , C a m p e r o es u n m i t o o u n espanta-niños; de n i n g u n a manera una realidad. Parece que el verdadero m ó v i l de los m o n t o n e r o s de Carrasco es protejer el paso de 400 i tantos caballos q u e d e b e n venirles de la Arjentina. Se sabe que en un p u n t o distante tres dias de c a m i n o d e Salta hai y a 250 caballos herrados i listos para ser entregados. Los restantes n o salen todavía de Salta p o r que no han sido pagados. S e g ú n refieren en C h i u c h i u , Carrasco lleva cargas de plata; si esto es cierto, n o seria raro q u e este dinero fuera destinado a pagar la caballada susodicha.

XX. Partes oficiales del viaje del "Aligamos" alflíortei de la persecución del "Limeña" COMANDANCIA JENERAL D E MARINA.

Valparaíso,

Diciembre

11 de

1879.

El comandante del vapor Angarrios, con fecha 9 del c o r riente, me dice lo que c o p i o : " T e n g o el honor de dar cuenta a V . S. de las comisiones desempeñadas por el buque de m i mando desde mi salida del departamento, el 25 de Octubre del presente año. U n a vez a bordo, todo lo que dispuso que se embarcara c o n dirección al N o r t e el señor Intendente Jeneral del ejército i armada en campaña, i en cumplimiento de las ó r d e nes de V . S., zarpé de este puerto a las 9 P. M., fondeando a la mañana siguiente en el puerto de Coquimbo, donde se embarcó el l . batallón del rejimiento Lautaro con sus bagajes i municiones, zarpando de allí a las 6.50 de la m i s m a tarde. A m a n e c i m o s en Antofagasta el 28, i por o r den del señor Ministro de la Guerra, después de hacer c a r bón i agua, en la noche me dirijí a Tocopiila. e r

E n los dias 29 i 30 se desembarcó el Lautaro i se e m barcó el rejimiento de Artillería de Marina con sus b a g a jes i equipajes, animales i pertrechos; i en la noche del 30 zarpamos en demanda del couvoi espediciouario, que e n c o n t r a m o s a las 6 P. M. del 3 1 , continuando con él hasta Pisagua. E l 2 de Noviembre, a las 6 A . M., se enviaron todos los botes del buque, a cargo de los pilotos, a tomar parte en el desembarque. Durante las operaciones de este dia, el buque hizo de aviso, llevando órdenes i avisos del Jeneral en Jefe del ejército espidicionario de Pisagua a Jnnin. Se desembarcó e l rejimiento de Artillería de Marina en Juuin i fondeamos en Pisagua, donde nos dedicamos, en los primeros dias, a la producción de agua, de que se sintió escasez. Se construyeron dos condensadores provisionales i se alcanzó a p r o d u cir con ellos, con toda oportunidad, 5,000 galones diarios. U n o de estos condensadores se entregó mas tarde en P i s a g u a para resacar con él en tierra, i el otro se conserva a bordo. Habiéndose mostrado tan útil el buque en este sentido, se nos mantuvo en Pisagua hasta el 15 de Noviembre, f e cha en que zarpé con destino a Antofagasta. T o m a m o s en este puerto Cazadores a caballo i 140 muías i víveres frescos, zarpando a las 10.10 A . M . del 18 de N o v i e m b r e , i fondeando en Pisagua el 19 a las 11.30 A . M . , se desembarcó la tropa i animales. E l 20, a las 4.30 P . M., zarpamos con destino a. A n t o f a gasta, llevando noticias del triunfo de D o l o r e s ; fondeamos en este puerto el 21 a las 4.35 P. M. E n Antofagasta tomé a bordo el 2 . ° batallón del rejimiento Lautaro, pertrechos de guerra, bueyes, víveres i carbón. E l 22 salimos con dirección al Norte, entrando a Iquique el 23, donde desembarcamos la tropa, continuando a P i s a gua el 24 para desembarcar allí los víveres i animales, i tomar el 2. ° batallón del rejimiento Esmeralda, que desembarqué en Iquique el 25 de N o v i e m b r e .

PACIFICO.

E l 27 zarpamos de Iquique, a las 5.15 P. M . , c o n destino a Tocopiila, donde fondeamos a las 5 A . M. del 28. Se embarcaron 81 muías i el l . batallón del rejimiento Lautaro, zarpando en la misma noche, a las 10.30 P . M., con destino a Pisagua. E l 30 se desembarcó el batallón i las muías. E l 1. ° de Diciembre se tomó a bordo el batallón Z a p a dores i la artillería del enemigo t o m a d a en Dolores. E l dia 3 se recibieron a bordo 33 heridos en el combate de Tarapacá i 74 enfermos i licenciados en Pisagua, i zarpamos hacia Iquique, donde se desembarcaron 8 heridos, cuyo estado, vista la falta de recursos, no era prudente retener a bordo, i se embarcaron 14 enfermos i licenciados. En Tocopiila, el dia^5, se tomaron 87 enfermos i licenciados. E l 6 de Diciembre fondeamos en Antofagasta, desembarcando 12 heridos i embarcando 133 enfermos i licenciados i a mas 40 mujeres de los mismos, por orden del señor comandante de armas. H o i 9, hemos fondeado en este puerto sin haber tenido novedad en el viaje. A c o m p a ñ o a V . S. las nóminas de los heridos, licenciados i enfermos que he conducido i una lista que el injeniero 1. ° ha formado de los trabajos de reparación que es m e nester efectuar en las máquinas para que el buque pueda seguir prestando los útiles servicios qne por sus buenas cualidades hasta aquí ha prestado. Por la copia que acompaño de las instrucciones que el Ministro de Guerra i Marina en campana se sirvió impartirme, verá V . S. que pide la m a y o r presteza posible en la ejecución de estos trabajos i en el regreso del buque al Norte, vista la importancia de sus servicios al ejército de operaciones. Réstame solo espouer a V. S. que el andar del buque ha sufrido por el estado de las cigüeñas i de los calderos, i que sin esto, que es fácil remediar, su andar natural es de 14 millas por hora. E s cuanto teugo el honor de esponer a V . S. a mi a r r i b o . " L o que trascribo a V . S. para su conocimiento, incluyéndole las nóminas de los heridos a que se refiere la nota precedente. D i o s guarde a V . S. e r

JOSÉ

A.

GOÑI.

Al señor Ministro de Marina.

COMANDANCIA DEL TRASPORTE " L I M E Ñ A . "

Al ancla,

Callao,

Diciembre

19 de

1879.

S e ñ o r Mayor: E n armonía i en c u m p l i m i e n t o d e las instrucciones que recibiera del S u p r e m o Gobierno, zarpe' d e este puesto el 15 del corriente, a las 2.25 A . M., c o n r u m b o directo a E t e n i c o n las precauciones indispensables para evitar un e n c u e n t r o c o n los enemigos, caso de que algunas de sus naves se hallasen c r u z a n d o la z o n a q u e teníamos que recorrer. E l m i s m o dia, a las 8.30 A . M., a diez millas d e la costa i a la altura d e Santa, fui seguido por un v a p o r que apareció por la aleta de estribor, algo p e g a d o a tierra i que n o fue' posible r e c o n o c e r por- la densa .oscuridad de la noche. M e r c e d al a u m e n t o progresivo d e nuestro andar, lo p e r d i m o s de vista a las 10.30 P. M.; pero después de 3 horas, esto es, a la 1.30 A . M. d e l dia 16, lo descubrimos n u e v a m e n t e i casi en la m i s m a p o s i c i ó n anterior. Su tenacidad en seguirnos, m e h i z o c o m p r e n d e r fácilm e n t e q u e era buque e n e m i g o i, a la vez q u e aumente' el andar al b u q u e , m e abrí nacía afuera para evitar un fracaso. Sin grandes esfuerzos logró perderlo d e vista a las 3.30 A . M., i p o c o después, c o n la cautela del caso, fui paulatinamente e n m e n d a n d o m i r u m b o hasta llevarlo directam e n t e a Eten, d o n d e di f o n d o a las 11.20 A . M. T a n t o el b u q u e perseguidor, que s u p o n g o ahora haya


CAPITULO

sido el trasporte Amojonas, c o m o el d e m i m a n d o , n a r e gaban sin faroles, a u n q u e el primero dejaba ver, d e v e z en c u a n d o , destellos d e u n a l u z blanca. T a n p r o n t o c o m o entré al puerto i c o n la actitud d e l caso, c o n s t i t u y é r o n s e a b o r d o el señor prefecto d e l d e p a r tamento d e L a m b a y e q u e , el capitán d e l puerto i algunas otras autoridades, i se embarcaron la fuerza d e línea i c a ballos, q u e constan en el c u a d r o que p o r separado t e n g o el h o n o r d e adjuntar a V . S. U n a v e z efectuado esto i siguiendo mis instrucciones, zarpé el m i s m o día, a las 7.30, c o n r u m b o a Casma. A la 1 P . M . del siguiente dia, i siu que hubiera ocurrido novedad importante en el corto trayecto, m e encontré frente a la boca del puerto. Como reinara en esos instantes una fuerte neblina i c o mo se m e habia oportunamente anunciado que la fuerza que tenia que ricibir allí no estaría lista hasta el 18, resolví pasar el resto del dia i la noche cruzando por las afueras, i así lo hice, en efecto, para evitar, mas que t o d o , una sorpresa por parte del enemigo, que, con fundada sospecha, suponía se encontrara por esas inmediaciones. A la 1 P . M . del siguiente dia entré a Casma, c o m u n i cando m i arribo inmediatamente por telégrafo al señor j e neral Ministro de la Guerra i al señor contra-almirante jeneral de marina. Instantes después de haber dado fondo, se constituyó a bordo el señor capitán del puerto, quien m e entregó un oficio del señor coronel don P a b l o V . Solis, fechado el 17 en Paricota, i en el que me anunciaba su llegada a dicho pueblo con las fuerzas que habían salido de Hnaraz bajo su mando. Comunicábame también que, a consecuencia de la rápida marcha, estaban a l g o cansados i que solo el 19 podían llegar a Casma. Como por los telegramas enviados por S. E . el Presidente de la República, el señor jeneral Ministro de la Guerra i comandante jeneral m i s m o , sabia la existencia de buques enemigos en esas aguas, i c o m o la permanencia en el ya c i tado puerto, hasta la llegada de las tropas, pocha c o m p r o meter el buque de mi m a n d o , telegrafié al segundo pidiendo las órdenes e instrucciones del caso, i en consonancia con ellas, zarpé a las 9.30 P. M . con rumbo a H u a c h o , d o n de debía recibir mis últimas órdenes. Navegné sin novedad toda la noche, i en las primeras horas de la mañana de hoi tuve que reducir el andar, a causa de la m u c h a neblina que cubría la costa, A las 6.30 A . M . hice aguantar el buque sobre su m á q u i na, i poco después avanzaba en demanda del puerto, que permanecía oculto por la bruma. A las 8.30 A . M . t o m á b a m o s el puerto, cuando hacia lo mismo por la punta Sur un buque a vapor, cubierto casi por la neblina i que supuse fuera el vapor de línea inglesa, que, procedente del Callao, llega allí los días viernes. Apesar de esto, enmendé m i r u m b o hacia el Norte i o r dené avivar los fuegos, no fuera algún buque enemigo. Mis sospechas fueron poco después confirmadas, señor Ministro, pues el buque avistado resultó ser uno de los b l i n dados chilenos, quien, después de reconocernos, emprendió la persecución. La distancia que nos separaba entonces del blindado era, poco mas o menos, de seis millas. Como el andar del Limeña al entrar a Huacho era solo ele nueve millas, el blindado en su persecución hacia el Oeste, que fué el r u m b o que me vi obligado a seguir, nos entraba visiblemente. A l mismo tiempo, i c o m o a diez o doce millas al Sur, se desprendía de la costa a toda fuerza un trasporte e n e m i g o , que venia a cortar nuestra proa, La situación del buque de m i mando era en esos instantes, como es fácil suponer, bastante comprometida. Inmediatamente ordené aumentar el andar i- dicté las órdenes para que por ningún motivo pudieran apoderarse los enemigos del buque. A l efecto, preparé todo lo conveniente, de tal m o d o que

TERCERO.

235

si la fuga era imposible, se incendiara el buque oportunamente, procurando salvar al m i s m o tiempo, a los t r i p u lantes i las fuerzas que conducía. Mientras que se preparaban estos trabajos, el buque, merced al rápido aumento de su andar, se vio libre p r i m e ramente del blindado i después del trasporte. L a neblina que aun cubría en esos m o m e n t o s , 10.20 A . M . , el horizonte, contribuyó eficazmente a que nos perdieran de vista los enemigos. Creyéndome y a libre, iba prudentemente enmendando mi rumbo al Callao, pero a las 11 A . M . , en que se despejó la neblina, descubrí por la proa, i c o m o a quince millas, al trasporte enemigo, que había cortado por c o m p l e t o m i l í nea de rumbo. E n vista de este incidente, m e v i obligado a gobernar por mas de media hora hacia el Norte, i perdido n u e v a mente de vista el buque enemigo, goberné al Sur, encontrándome en ese m o m e n t o , 12.30 P. M . , a treinta i cinco millas de la costa. Calculando que los buques enemigos hubiesen desistido de su persecución, hice r u m b o sobre la isla Mayorca i de allí a este puerto, pero siempre con la cautela indispensable, pues no creía imposible que hubiesen hecho r u m b o directo a él con el objeto de intentar una nueva caza en la boca de la b a h í a ; pero, por fortuna, no sucedió así, porque a las 9. P . M . dimos fondo sin que hubiera ocurrido ninguna novedad. E n la primera caza oimos un cañonazo i en la segunda tres; pero calculo que ellos n o hayan tenido otro objeto que servir de señal para no perder el convoi. A l terminar, señor Ministro, cábeme el honor de hacer recomendación especial del segundo comandante del b u que, lo m i s m o que de los oficiales i guardias marinas, quienes se han portado, en los instantes supremos, con la serenidad, entusiasmo i valor de los que defienden la honra de la patria. A s í m i s m o no puedo menos que hacer mención del p a triótico entusiasmo de los jefes i oficiales de las fuerzas que conducía a bordo, quienes, en las horas del peligro p i dieron un puesto. L a conducta de los demás tripulantes del buque i m a quinistas, ha sido también digna de elojio. De todo lo que tengo el honor de dar cuenta a V . S., en cumplimiento de m i deber. Dios guarde a V . S. EXEQUIEL

OTOYA.

Al señor Capitán de navio, Mayor de órdenes del departamento.

XXI. Entrada del ejército peruano a Arica después del combate de Tarapacá. (Del BOLETÍN DE L A CTÜERRA de Tacna.)

Diciembre

18 de 1879.

Desde la 6 se anunció que la entrada del ejército de T a rapacá tendría lugar hoi en las primeras horas de la m a ñana, F u é así, en efecto. Desde mili temprauo acudió un gran jen tío a los cerros vecinos i a la pampa a esperar a los vencedores de Tarapacá, siguiéndolo los diversos batallones acantonados en esta plaza, los cuales formaron en una sola ala, hacia el Sur, para presenciar la entrada de sus c o m patriotas. Venían presidiendo el ejército en viaje, el jeneral B n e n dia con sus edecanes i el Jefe del E s t a d o Mayor, coronel Snarez con toda su comitiva. Su señoría, el jefe político i militar, estaba a la cabeza del ejército acantonado en esta plaza, estando a su derecha el señor coronel La-Torre, Jefe de Estado Mayor Jeneral, con sus ayudantes, i un crecido número de personas que acompañaban al jeneral Montero, quienes, al ver avanzar el ejército, salieron para tomar la cabeza de él.


GUERRA

236

D E L PACIFICO.

F u é entonces cuando avanzó el jeneral Buendia i con él el Jefe de Estado Mayor. Dirijiéndose al primero el contraalmirante Moutero, dispuso que se le mostrase un oficio por el cual constaba su sometimiento a j u i c i o i, por c o n siguiente, su separación del ejército i la entrega, en forma, de él. Entendemos que al principio el jeneral Buendia no c r e y ó oportuno el cumplimiento de esa disposición i que p r e tendió reservarla para cuando toda la fuerza estuviese en el pueblo m i s m o de A r i c a ; pero habiéndole hecho el señor jeneral Montero una significativa insinuación, cedió el puesto al señor coronel La-Torre, quieu mandó desfilar al ejército en el orden siguiente: DIVISIÓN

ESPLORADORA

Compuesta de los batallones 1. ° A y a c u c h o núm. 3 i Provisional de L i m a núm. 3,sn comandante jeneral, coronel Bedoya. DIVISIÓN

VANGUARDIA.

Compuesta d e los batallones L i m a n ú m . 8 i P u n o n ú m . 6, al m a n d o d e l coronel Dávila. PRIMERA

DIVISIÓN.

Compuesta d e los batallones Cazadores del C u z c o n ú m . 5 i Cazadores d e la Guardia n ú m . 7, c o m a n d a n t e jeneral, coronel A l e j a n d r o Herrera. SEGUNDA

¡ V i v a el ejército! A estas pocas, pero sentidas palabras, siguieron entusiastas aclamaciones a los soldados, quienes, formando p a bellón de sus armas, se entregaron al descanso i a la libertad mas completa. Toda la jente del pueblo entró entonces a la plaza i o b sequió a sus camaradas todos aquellos presentes i m p r o v i sados, qne, en esos momentos de alegría i entusiasmo, dan la medida de patriotismo i gratitud del pueblo. E l ejército acantonado en esta plaza que habia seguido al espedicionario, entró a las 10 a la población, m a n d a n do el Jefe de E s t a d o Mayor, señor L a Torre, que desfilase a sus respectivos cnarteles. L a fuerza recien venida hizo también l o m i s m o a las 11 A . M . N o s abstenemos, por ahora, de hacer uingun comentario sobre la significación de la entrada del ejército en este puerto, después de la conducta que para con él han obserdo sus principales jefes. Prisioneros chilenos en número de 76, custodiados por los valientes del batallón Iqnique. E s t a fuerza llevaba, ostentando c o m o trofeos de la v i c toria, un rico estandarte i varias banderas tomadas al enemigo.

DIVISIÓN.

Compuesta d e los batallones Z e p i t a n ú m . 2 i rejimiento D o s d e M a y o , siendo c o m a n d a n t e jeneral el c o r o n e l d o n A n d r é s A . Cáceres. TERCERA

devolviendo a la patria el territorio-que por ahora ocupa el usurpador. I d de pronto al descanso, que la nación entera está con vosotros.

XXII. La travesía del ejército peruano de Tarapacá a Arica.

DIVISIÓN. (Correspondencia de Neto a L A P A T R I A de Lima.)

Compuesta d e los batallones Celadores d e A r e q u i p a i 2. ° A y a c u c h o , s i e n d o s u c o m a n d a n t e j e n e r a l e l c o r o n e l Bolognesi. QUINTA

DIVISIÓN.

Arica, Diciembre 24 de 1879. Señor director: Hace seis dias que llegamos a este puerto, después de una larga i penosísima marcha, realizada al través de las escabrosas serranías que forman l a falda de la cordillera. Difícil seria detallar las penalidades i sinsabores que ha soportado nuestro ejército c o n un ánimo i entereza verdaderamente ejemplares. Si grande, noble i altamente meritorio ha sido el c o m portamiento de nuestros soldados en los combates, no lo es méuos la abnegación c o n que han arrostrado las penurias i fatigas de esa marcha, que puede figurar en primera línea entre las mas rudas i gloriosas que narra nuestra historia militar. Cuando salimos de Tarapacá, el 28 del mes p r ó x i m o pasado, el ejército se encontraba con su equipo en las mas tristes condiciones, pues en los ocho meses que llevamos de campaña, por mas que se ha reclamado, el Gobierno no ha remediado las necesidades de aquél. Todavía nuestros soldados llevan convertido eu audrajos el uniforme con que salieron de L i m a . L a mayor parte descalzos i casi desnudos, han tenido, pues, que soportar los rigores de la puna.

Compuesta d e los batallones I q u i q u e , L o a (boliviano), Tarapacá, N a v a l , Noria, Jendarmes, a p i é i a caballo, Guardia Civil d e I q u i q u e , al m a n d o del coronel Baltazar Velarde. Seguia después la maestranza i jefes i oficiales sueltos. Se calcula e n 3,500 el n ú m e r o d e plazas q u e trae el ejército. S e g u i d o d e una numerosa comitiva, a p i é i a caballo, entró el ejército a la p o b l a c i ó n , en cuyas calles los soldad o s recibieron d e l p u e b l o la mas entusiasta acojida, p o r su heroica c o n d u c t a e n Tarapacá, en d o n d e o b t u v o el triunfo el 27 d e N o v i e m b r e . L u e g o que toda la tropa se reconcentró e n la plaza, d a n d o el frente hacia el resguardo i capitanía d e l puerto, el señor jeneral Montero, rodeado d e su comitiva, a c a b a llo, avanzó al centro d e l ejército i le dirijió la palabra e n los términos siguientes, p o c o mas o m e n o s : Soldados: Bien venidos seáis, después d e la cruda i fatigosa c a m paña que habéis h e c h o , e n q u e la R e p ú b l i c a h a tenido N o creo que haya en el mundo un soldado mas sufrido i que admirar vuestro valor, disciplina, moralidad i e n t u mas paciente que el peruano. siasmo en favor de la defensa nacional. Podíamos haber hecho una marcha méuos penosa, toT o d o s vuestros sacrificios, todas vuestras penurias d e tantos dias d e prueba, los t o m a e n c u e n t a la nación, os mando el camino que conduce a Camarones, pero habia la aplaude i os admira. S u intérprete soi al felicitaros e n su posibilidad de encontrarse con el enemigo, i el ejército carecía de municiones: el batallón mejor provisto apenas [Jon o m b r e , manifestándoos q u e está satisfecha d e vuestra dia disponer de 18 cápsulas por plaza. E n cinco minutos heroica c o n d u c t a . de fuego quedaba desarmado el ejército. Hasta h o i solo habéis peleado la primera batalla, e n F u é , pues, forzoso i prudente tomar el c a m i n o del alto i que d e u n m o d o honroso habéis p r o b a d o que el soldado peruano solo necesita u n b u e n capitán que l o lleve a la arreglar nuestras jornadas en conformidad con la situación victoria, i que, por l o demás, posee todas las virtudes d e l de las aguadas. b u e n guerrero. H é aquí los n o m b r e s d e las aguadas, caseríos i poblaciones e n q u e h e m o s a c a m p a d o , i que terminan nuestras Mui luego volvereis a uu teatro mas vasto i a una vida mas activa, en que probareis vuestro denuedo nuevamente, j o r n a d a s i las distancias que h e m o s recorrido;


CAPITULO

Dias de llegada.

N o v i e m b r e 28 29 Diciembre 1.° 2 2 " 2 4 " 5 7 9 10 " . 11 14 16 17 18

Nombres do los lugares.

Tarapacá a P a c h i c a Mocha.. Pacomilla Sipiza Sotoca Jaiña Soga Camina Moquella Ñama Mamuta Esquina Cocpa Chaca E n la p a m p a Arica

Distancias.

3 leguas 8 8 2 2 2 7 7 4 6 7 7 10 12 7 3

En algunos d e estos lugares p e r m a n e c i m o s a c a m p a d o s dos dias, a fin de dar descanso a la tropa i forraje a las bestias. La falta de recursos era absoluta en todas partes. Caseríos i pueblos hallábanse c o m p l e t a m e n t e a b a n d o n a d o s : los habitantes habían h u i d o a T a c n a , A r i c a i otros p u n t o s . Conseguir u n pan, u n cigarro, era tan difícil c o m o e n contrar u n g a r b a n z o de a libra. H e visto dar un sol p o r una galleta, i habia algunos que ofrecían diez por una libra d e azúcar. En Camina, q u e era u n o d e los pueblos m e j o r abastecidos que tenia el departamento, los dispersos d e nuestro ejército h a b í a n h e c h o tabla rasa. ¡Lo h a b í a n saqueado! i, pásmense Uds., ¡a la cabeza de esos dispersos v e n í a n ciertos j e f e s ! Dia llegará en q u e tales cosas i a tales j entes las l l a m e por su n o m b r e . La carne d e b o r r i c o i d e caballo era u n p o t a j e q u e e s taba a la orden del dia en la m a r c h a . Si el ejército n o pereció d e h a m b r e en los primeros dias, después del c o m b a t e d e San F r a n c i s c o , débese al incansable celo i a c t i v i d a d del subprefecto de Tarapacá, señor Felipe Rosas. El país d e b e u n v o t o de gracias a este d i g n o i patriota funcionario. La falta de calzado en la tropa imposibilitaba m u c h o las marchas. ¡Qué de cuestas arriba, qué de cuestas abajo! Aquellos eran caminos para cabras i no para hombres. ¡I qué de pedregales! E n muchos senderos los pies destrozados de nuestros soldados han dejado señalada con sangre sus huellas.

Hasta que supimos la entrada de los chilenos en Tarapacá no cesamos de enviar ausilios a los heridos que h a bían quedado allí. Lo poco que conseguíamos en materia de víveres lo c o m partimos con ellos. Muchos de los heridos que venían con el ejército hacían ia marcha a pié. Era imposible conseguir bestias. También eran muchas las familias que seguían a aquél. ¡Qué espectáculo tan triste i aflictivo presentaban éstas! Partía el corazón ver aquellas pobres mujeres, aquellas desgraciadas criaturas, marchando por el desierto, acosadas por el hambre i la sed. He presenciado escenas dolorosísimas. Tanto el Jeneral en Jefe como el coronel Suarez ponían el mayor empeño en amparar i ausiliar aquellas infortunadas familias.

TERCERO.

237

Tres veces se estravió el ejército. I eso no es de estrañar. Hai parajes en las sierras que hemos recorrido mas enredados que el laberinto de Creta.

Todo el mundo en Chile, como en el ejército, garantizaba que no llegaría a Arica ni una compañía. Consideraban segura nuestra dispersión. ¿Qué dirán ahora cuando sepan que nuestro ejército ha llegado con el mejor orden i disciplina? Después de la de Tarapacá esta es otra decepción que reciben. Jaiña fué el primer punto donde recibimos provisiones de A r i c a . E n c o n t r a m o s galleta, charqui i arroz. Después de tantos dias de privasiones, nos fué dado saborear algo que podia llamarse comida. Hasta entonces no habíamos tenido mas que cancha i carne en mui poca cantidad. A s í , pues, ya pueden U d s . calcular el gustazo que nos causaría ese ansilio. Toda la artillería tomada al enemigo en el combate del 2 7 tuvimos que dejarla enterrada e n . . . N o habia muías. Y a he dicho que por la falta de éstas hasta los heridos tenían que venir a pié. Los cañones han quedado bien guardados, i no haya t e m o r de que los chilenos den con e l l o s ! ! ! Ademas, mui pronto iremos a buscarlos. E l dia 17 del presente, por la noche, acampamos a tres leguas de este puerto, A l siguiente dia hizo su entrada el ejército. E l jefe político i militar, señor contra-almirante M o n tero, exijió la eutrega del mando del ejército antes que entrara éste a la plaza. L a manera i términos en que fué formulada la exijencia nc estuvo mui de acuerdo con la etiqueta oficial. Todos los dias, p a r a l a entrega de una guardia, se observan mas formalidades i ceremonias que l a s que observaron para la de un ejército, que venia de salvar el honor de nuestras armas arrostrando m i l peligros i sacrificios. E n fin, y a el incidente pasó i n o hai para q u é hablar mas del asunto. U n a vez el ejército en la plaza, el señor c o n t r a - a l m i rante le dirijió la palabra.

U n a de las cosas que h e n o t a d o o, mas propiamente, que m e h a c h o c a d o , ha sido la frialdad i p o c o aprecio q u e manifiestan algunos de los que se encuentran aquí por el glorioso ejército del Sur. Esta atmósfera nos la h a n formado los señores d i s persos. V i n i e r o n aquí hablando pestes de todos i p i n t a n d o las cosas d e manera q u e quedara justificada su fuyenda. I lograron hacerse oir. D e pronto, c u a n d o m e n o s lo esperaban, llega la noticia del c o m b a t e de Tarapacá, q u e viene a p o n e r d e manifiesto su cobardía i a r e i v i n d i c a r l a h o n r a i el prestijio d e n u e s tro ejército. Pero ellos n o se dan por corridos: sagaz i pérfidamente e m p r e n d e n la tarea d e a m e n g u a r las glorias d e este triunfo, que la historia c o m e n t a r á algun'dia c o n patrióco e n t u siasmo. N o h a n faltado algunos d e aquéllos que, p a r a n g o n a n d o aquel c o m b a t e c o n una riña d e gallos, lo hayan declarado tablas. T o d o s esos manejos i habladurías, que han sido la c o m i dilla cotidiana en esta plaza, han p r o d u c i d o su efecto, i de


GUERRA DEL PACIFICO.

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ahí que n o se haga c o m p l e t a j u s t i c i a a la constancia, a b negación i valor d e nuestros soldados. Afortunadamente, arriba d e esos h o m b r e s está el pais, recto i severo en sus j u i c i o s , i q u e sabrá estimar los h e chos con entera imparcialidad.

E l c o m a n d a n t e Recabárren, c u y o c o m p o r t a m i e n t o h e roico en el c o m b a t e d e Pisagua le h i z o m e r e c e d o r del aplauso del ejército entero, h a sido ascendido a coronel. E n el c o m b a t e de Tarapacá fué herido en u n a m a n o ; mas n o por eso h a cesado durante la m a r c h a d e prestar importantes servicios c o m o Jefe del E s t a d o M a y o r de la segunda división. N o s c o m p l a c e sobremanera que el G o b i e r n o h a y a p r e m i a d o el valor i abnegación de tan d i g n o j e f e .

El ejército está d e s n u d o ; es necesario atender c u a n t o antes a la provisión de su e q u i p o . L o primero a que atinaban nuestros soldados en el c o m b a t e de Tarapacá, apenas caia u n chileno, era a d e s p o j a r l e del capote, botas i cantina. Estas últimas son de m e j o r sistema q u e las nuestras. Contienen, a mas del depósito para el agua, u n plato i u n a taza. El e q u i p o del ejército chileno es m u i superior al nuestro. T o m e nota el G o b i e r n o . H é aquí un curioso episodio q u e se m e q u e d ó en el tintero c u a n d o escribí m i anterior: C u a n d o en el c o m b a t e de Tarapacá, el batallón n ú m . 8 regresaba de perseguir al e n e m i g o , u n oficial d e éste o b servó que u n o de sus soldados estaba rejistrando a u n m u e r t o i q u e d e u n o d e los bolsillos le sacaba u n a carta; m o v i d o de una natural curiosidad, le p i d i ó ésta. ¡Rara coincidencia! la carta era para el espresado oficial, escrita desde la Noria. Sin d u d a los chilenos h a b í a n c o j i d o a quien la traia. N o creo que c o m u n i c a c i ó n alguna h a y a llegado a su destino d e una manera mas orijinal i rodeada d e c i r c u n s tancias mas trájicas. E l m u e r t o era u n oficial chileno.

chileno Zapadores tenían la consigna de hacer fuego con preferencia sobre los jefes i oficiales de nuestro ejército.

E l señor contra-almirante Montero se ocupa en estos m o m e n t o s de reorganizar el ejército i alistarlo nuevamente en campaña. N i n g u n a ocasión mas propicia qne la presente para p o ner aquél en las condiciones de orden i disciplina de las que se ha separado hace m u c h o tiempo. E l jeneral Montero ha emprendido la tarea con enerjía, decisión i entusiasmo, i si, c o m o lo esperamos, hai constancia i tino, puede hacerse m u c h o bueno. Todas las fnerzas nacionales aquí reunidas se han o r g a nizado en ocho divisiones, compuesta cada una de dos b a tallones. Varios de los cuerpos pertenecientes al ejército del Sur se han refundido, pues habian quedado con mui pocas plazas. E l señor jeneral Bnendia, apenas se separó del mando del ejército, quedó sometido a j u i c i o . E s t á alojado en el hotel Colon. H a sido mui visitado. E l jeneral D a z a vino espresamente de Tacna a saludarlo. Testigo presencial de la última campaña, he visto de cerca los hechos, i fácil m e seria, con la imparcialidad que he empleado siempre en mis modestas tareas de la prensa, deslindar las responsabilidades que toca a cada uno de los actores. P e r o no es el m o m e n t o oportuno. D e j e m o s a la justicia militar que proceda con entera libertad; cuando ella p r o nuncie su fallo, entonces vendrán los comentarios.

Se anuncia c o m o cosa mui positiva que el enemigo se apresta para el ataque de este puerto. Quiera Dios qne así sea, pnes ello nos proporcionaría la oportunidad de propinar a los chilenos otro porrazo. BENITO

T R A V E S Í A D E L EJÉRCITO PERUANO D E TARAPACÁ

D o s dias después del c o m b a t e , el E s t a d o M a y o r p u b l i có la siguiente ORDEN

RELACIÓN D E L CABO 2. ° JUAN PLATA B.

NETO.

A

ARICA:

D E L A ARTILLERÍA D E MARINA,

(1)

JENERAL:

A r t . 1. ° Su señoría, el señor Jeneral de división i en Jefe del ejército, aprovecha este dia, en que lo permite el descanso, para tributar a las fuerzas de su mando el aplauso i la acción de gracias que la nación i él m i s m o le deben por su brillante comportamiento en la batalla del 27 del p r ó x i m o pasado N o v i e m b r e , i no puede menos que recordar para que quede consignada entre las mas honrosas pajinas de nuestra historia militar, qne después de un movimiento p e nosísimo, faltos de todo recurso, solo con columnas de i n fantería, los valientes que componen las seis divisiones han arrojado un ejército de las tres armas de inespuguables posiciones, quitándole su artillería, dispersando sus escuadrones i obligándole a emprender una fuga desastrosa. Espera su señoría que este acto dejnsticia sirva al ejército, no de estímulo, porque no ha menester otro qne su honor, sn patriotismo i su valor probado, sino de testimonio de qne el país i los jefes superiores no son indiferentes a sus méritos. ¿No convendría imitar esto? Los jefes i oficiales chilenos llevan mui pocas insignias. E n la pelea cuesta distinguirlos de los soldados. En cambio, los nuestros gastan galones i entorchados c o m o para poder servir de blanco a mil leguas de distancia. E n el combate de Tarapacá los soldados del batallón

" C u a n d o m e hallaba a c o m p a ñ a n d o a m i capitán Silva R e n a r d i 2 soldados también heridos, en casa de la hospitalaria m u j e r que nos había d a d o j e n e r o s o albergue, invité a estos últimos a que se marchasen, diciéndoles que y a el e n e m i g o estaba a dos cuadras de distancia i que lo m e j o r era huir de aquel sitio, que talvez seria para todos nuestro sepulcro; p r o m e t i é n d o l e s q u e d a r m e y o c o n mi capitán i e l c a b o R e i n a l d o R o d r í g u e z . N o tardó en entrar u n oficial del rejimiento peruano o. ° de línea, l l a m a d o N . Velahundes, i dirijiéndose a nosotros nos d i j o que nos rindiésemos, p r o m e t i é n d o n o s , bajo su palabra d e h o n o r , q u e se n o s respetaría. N o bien había p r o n u n c i a d o estas palabras c u a n d o se i n t r o d u j o una turba d e soldados peruanos g r i t a n d o ¡viva el Perú! ¡mueran los bandidos chilenos! dirijiendo sus punterías a nuestros p e c h o s . E l señor V e l a h u n d e s se interpuso entre nosotros i aquella miserable turba, diciéndoles q u e aun en los mom e n t o s mas serios él sabia hacerse respetar, i que al prim e r o que intentase faltarnos, lo haria fusilar. E n c u a n t o o y e r o n estas palabras, la turba beoda retiró sus rifles d e la posición en q u e los tenia. E l señor Velah u n d e s nos pidió q u e le entregásemos nuestras armas, (1) Esta relación fué remitida a E L MERCURIO desde el teatro de la guerra por el cabo 2. ° Juan Plata B . , que cayó prisionero en el combate de Tarapacá, i solo tomamos de ella la parte mas importante.


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cosa q u e n o consiguió p o r q u e y a las h a b í a m o s destrozados. E n trance tal, sin tener c o n q u é resistir, pues ni u n cartucho teníamos, t u v i m o s q u e rendirnos. Obrar d e otro m o d o hubiera s i d o esponer la vida d e nuestro capitán i la nuestra, c u a n d o tarde o temprano p o d í a m o s ser útiles a nuestra querida patria, c o m o en efecto l o s o m o s en la actualidad, e n c o n t r á n d o n o s enrolados en las filas d e nuestro glorioso ejército. El señor V e l a h u n d e s n o s d i j o q u e c o n d u j é s e m o s al s e ñor capitán Silva Renard a la ambulancia, que distaba veinticinco cuadras d e l lugar en d o n d e n o s e n c o n t r á b a m o s . En virtud d e tal o r d e n , salimos d e aquella casa, q u e habia servido d e hospital d e sangre para los chilenos, i nos pusimos en m a r c h a c o n el sentimiento en nuestros corazones, pero dispuestos a sufrir c u a n t o viniese sobre nosotros. Apenas llegamos a las puertas d e los cuarteles peruanos, c u a n d o fuimos recibidos p o r un gran g r u p o d e c u r i o sos que nos preguntaban c o n insistencia si los 3 q u e íbamos prisioneros éramos oficiales, a lo q u e n o d i m o s ninguna contestación. U n cirujano n o s p i d i ó después que c o n d u j é s e m o s al enfermo a la ambulancia, lo q u e h i c i m o s en el a c t o , sirviéndole d e a p o y o m i c o m p a ñ e r o d e infortunio, el c a b o Rodríguez. A m í se m e c o n d u j o a un i n m u n d o calabozo, en el cual reconocí a varios amigos del Tejimiento 2. ° d e línea, cuerpo d e Zapadores i d e m i Tejimiento. C o m o es natural, me a p r o x i m é al j o v e n sarjento N e c o c h e a , el cual, al verme, se enterneció. Conversábamos tranquilamente, c u a n d o d e repente viene u n individuo, i encarándoseme, m e d i j o c o n una altanera insolencia: — R e t í r e s e el c h i l e n o b a n d i d o , q u e está h a b l a n d o en secreto c o n ese otro. V e n g a inmediatamente a echarse en este rincón. Obedecí. Fui llevado después a presencia del señor coronel, Jefe de Estado M a y o r Jeneral, d o n Belisario Suarez, el cual me interrogó en la forma siguiente: —¿Cómo se llama U d ? — J u a n Plata Barros, servidor d e Chile. — ¿ A q u é c u e r p o pertenece? — A l rejimiento d e Artillería d e Marina. —¿Es oficial U d ? — S o i c a b o 2. ° , señor. — ¿ C ó m o se llama el j e n e r a l q u e v i n o a cargo d e la división? —Jeneral n o ha v e n i d o n i n g u n o . —¿Qué n o v i n o c o n U d s . el j e n e r a l Escala? — N ó , señor. — P u e s ¿quién v i n o c o n U d s ? — V i n o m i coronel Arteaga. — I ¿no ha m u e r t o el coronel Arteaga? — N o sé, señor. —¿Conoce a q u é gran j e f e pertenecen estas presillas? (Mostrándome unas presillas d e sarjento m a y o r . ) — N o sé a q u i é n pertenezcan. — ¿ N o son d e s u coronel Arteaga? — L o ignoro, señor. —¿Qué fuerza d e tropa fué la q u e v i n o c o n Uds? —2,000 h o m b r e s . —¿No vinieron mas? — N o mas. Concluido este interrogatorio, m e espuso q u e podia retirarme, diciéndole al oficial q u e m e custodiaba: —Llévese U d . , señor oficial, a ese b i c h o . Salí de ese infierno d e preguntas para ser c o n d u c i d o al mismo sitio d e d o n d e m e sacaron. Muchas fueron las preguntas q u e m e hacían todos d e si yo era oficial. - S e c o n o c e q u e U d s . desean m u c h o tener oficiales o jefes prisioneros, les contesté. A las 12.50 P . M . habíamos algunos que estábamos durmiendo, cuando nos dispertaron, diciéndonos que nos l e -

TERCERO.

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vantásemos para que fuésemos a comer. Pero la comida que nos dieron fué la marcha de Tarapacá a Pachica, andando a marchas forzadas hasta llegar a ese punto al dia siguiente a las 9.30 A . M . Durante nuestra marcha, recibimos insultos de todos los soldados o paisanos que pasaban. De Tarapacá a Pachica haitres leguas, siendo su camino bastante pedregoso i pesado para seguir una marcha tan forzada c o m o la que hicimos. Durante el dia 2 8 . n o recibimos nada que comer. Solo nos alimentamos con l o q u e merecíamos comprar con nuestro dinero. Aunque eran arvejas tostadas o fréjoles medio sancochados, los comíamos con gran apetito, pues en esos m o mentos nos parecían un delicioso alimento. Salimos de Pachica a 7 P . M . del mismo dia con dirección a un punto denominado M o c h a , el cual dista ocho leguas, teniendo que repechar una cuesta que está a la subida de Pachica. Principiamos a subir dicha cuesta a las 8 P . M . ; i tan parada era, que en la mitad de ella comenzaron a quedar tendidos los caballos i muías, pues ni los animales tenían resistencia. L l e g a m o s a la cumbe al amanecer d e l 2 9 . Seguimos nuestra marcha sin llevar una sola gota de agua, la que a veces pudimos procurárnosla, comprándola a los soldados, que nos la vendían a razón de un sol por un solo trago. Les pagábamos, sin embargo, con placer porque moríamos de sed. Seguimos todavía nuestra marcha por una estensa i p e dregosa pampa, en donde t a m p o c o encontramos agua, hasta llegar a la Mocha, m n i nombrada por los cholos. E n efecto, la aldea es m n i abundante en frutas i en siembras, las cuales, c o m o se supondrá, quedaron en un estado lamentable. U n a legua antes de nuestra llegada se veia verdeguear, cosa que nos causó gran contento, desde que tanto tiempo no veíamos sino calíchales i terrenos sin v e getación. L l e g a m o s a M o c h a a las 6.10 P. M . del m i s m o dia 2 9 . Se nos ilevó al instante a una casa estrecha, donde estábamos m u i oprimidos. N o s custodiaba el batallón Iqnique. A las 8 P. M . se presentó el señor Jeneral en Jefe, d o n J u a n Buendia, quien nos prometió darnos algún alimento, d i c i é n d o n o s q u e él estaba e n la m i s m a situación q u e nosotros, i q u e en el m i s m o estado se e n c o n t r a b a n sus tropas; agregó q u e tuviésemos paciencia, q u e l u e g o c o m e ríamos algo. N o habia trascurrido, en efecto, u n cuarto d e hora c u a n d o v o l v i ó el señor jeneral Buendia, t r a y é n d o n o s u n cuarto d e cordero i una cabeza d e c h a n c h o , i o r d e n ó a la guardia q u e nos llevase leña i u n f o n d o para q u e c o n d i mentásemos nuestro alimento, o r d e n a la q u e se dio c u m plimiento en el acto. A las 10 P. M. t u v i m o s el placer d e c o m e r carne, alim e n t o q u e n o p r o b á b a m o s desde el dia q u e salimos d e Santa Catalina. U n a vez q u e c o m i m o s , nos e c h a m o s a descansar para continuar nuestra marcha c u a n d o se nos ordenase. El dia siguiente lo pasamos en M o c h a , recibiendo a l g u nos insultos d e los soldados. U n tratamiento m u i diverso recibíamos d e casi todos los oficiales, algunos d e los c u a les nos p r o p o r c i o n a r o n frutas i otros embelecos, q u e les agradecíamos sobremanera. L l e g ó la n o c h e i d o r m i m o s hasta el dia siguiente, 1. ° de D i c i e m b r e . A las 9 A . M. salimos d e M o c h a , s u b i e n d o la cuesta que habíamos bajado a nuestra llegada a este p u n t o . L u e g o t o m a m o s el desvío d e esa cuesta, a n d a n d o a .media falda d e cerro casi t o d o el dia, hasta llegar a la c u m b r e de una colina, c u y o n o m b r e n o p u d e tomar porque todos los cholos lo ignoraban. El c a m i n o m i s m o q u e llevábamos solo lo sabia u n o d e los oficiales, q u e m e dijo q u e íbamos a alojarnos a un p u n t o d e n o m i n a d o Pacomilla, que distaba o c h o leguas, siendo los senderos q u e a él c o n d u c í a n m u i malos por lo pedregosos i p o r las cuestas que habia que repechar. E n ellas quedaron 10 oficiales d e los diferentes cuerpos


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GUERRA

DEL

que c o m p o n í a n aquella numerosa división, cuyas cabalgaduras cayeron muertas de cansancio i de sed. A l g u n o s soldados murieron también estenuados, pues la travesía la h i c i m o s c o n tan p o c a agua, q u e a la mitad de la cuesta y a n o teníamos que beber. A l g u n o s nos echábamos piedras pequeñas a la b o c a para apagar u n tanto la ardiente i desesperada sed. Llegamos a Pacomilla a las 10 P. M. del m i s m o dia, d o n d e nos acampamos, sin tener nada absolutamente q u e c o m e r ni m e n o s que comprar. C u a n d o íbamos en busca de algún alimento que comprar, nos contestaban los p o bres vivientes d e la aldea que los bolivianos, a su pasada, n o habían dejado nada, que t o d o se lo habían r o b a d o ; agregando que si llevábamos algo, que les diésemos d e l i m o s m a porque perecían de hambre. A la m a d r u g a d a del 2 salimos para u n p u n t o l l a m a d o Sipiza, distante dos leguas de Pacomilla, d o n d e n o e n c o n m o s ni agua ni q u e comer. D e Sipiza seguimos a Satoca, distante d o s leguas, i nos sucedió lo m i s m o . D e allí a Jaiña, en d o n d e e n c o n t r a m o s carne d e burro i d e machorra, la cual saboreábamos c o m o un verdadero manjar, tal era nuestro hambre. E n este lugar pasamos toda la n o c h e i parte del 3, h a b i e n d o llegado c o m o a las 12 M. una remesa de v í v e res, consistiendo en 8 bueyes, arroz, galletas i u n o o d o s lios de charqui. Ese dia estuvimos m u i en grande, pues c o m i m o s carne, según se ordenó por el señor j e n e r a l Buendia, Salimos de Jaiña a las 4 P. M. c o n d i r e c c i ó n a S o g a , distante siete leguas, c a m i n a n d o p o r u n sendero de c a bras, q u e parece n o haber sido j a m á s transitado por la planta del h o m b r e . Ese c a m i n o tenia tantas subidas i bajadas, q u e la m a y o r parte de los oficiales quedaron a pié; los caballos m u rieron de cansancio i de hambre. A las 12 P. M. se nos dio descanso en la c u m b r e de u n cerro, d o n d e encontramos una rjampa enteramente desierta, sin agua ni n i n g ú n árbol. A las 3 A . M. del dia 4 llegamos al valle de Soga, en el cual n o encontramos otra cosa q u e c o m e r que cancha, esto es, maíz tostado; la carne que nos dieron n o alcanzaría a cuatro onzas i el arroz a una. Esta fué la c o m i d a que tuvimos en Soga. Pasamos allí la n o c h e del 4, salimos para Camina a las 6 A. M. del 5, llegando a las 10 P. M. T a m b i é n allí se nos dio carne a las 11 P. M. N o s aprontábamos para hacer nuestra c o m i d a , c u a n d o se presentó u n miserable c h o l o llamado R o d r í g u e z , capitán de la c o l u m n a de I q u i q u e , q u e se opuso a ello. Me apersoné entonces al jeneral Buendia, el cual o y ó m i queja c o n gran desagrado, i llamando a ese capitán, hijo sin d u da de Satanás, lo reprendió fuertemente, d i c i é n d o l e q u e si volvia a recibir otra queja de los prisioneros lo castigaría c o n severidad. El 7, a las 6 P. M., llegamos a Moquella, d o n d e pasam o s la n o c h e . E n la m a d r u g a d a del dia 8 e m p e z a m o s a repechar una cuesta que tiene cuatro leguas d e subida. H a b í a m o s trepado apenas c o m o una legua, c u a n d o se divisaron en la planicie unos cuantos jinetes chilenos. El ejército peruano, en el acto se puso en retirada, c o n tramarchando en dirección a Camina, a d o n d e llegamos a las 8 P. M. A las 2 A . M. salimos de n u e v o para Ñ a m a , distante seis leguas, a n d a n d o por u n desierto d e s c o n o c i d o aun p a ra los m i s m o s hijos del Perú. A las 4 P. M. estuvimos en Ñama, d o n d e n o encontram o s nada absolutamente que comer. Para saciar el h a m bre, m u c h o s d e mis c o m p a ñ e r o s t o m a r o n uvas verdes i hasta las hojas las d e v o r á b a m o s c o n gran apetito. En previsión de lo que pudiera s u c e d e m o s mas adelante, l l e namos nuestro morral de aquellas hojas. Salimos de Ñ a m a a las 8.20 A . M. del 10 con dirección

PACIFICO.

a Mamnta, L a distancia que hai de Ñ a m a a Mamuta son siete leguas, siendo su camino peor todavía que los anteriores. A l l í se nos racionó el agua, siendo que nos daban lo que hace una tasa de las caramañolas para 8 individuos; ración que no volvíamos a merecer hasta el dia siguiente. También s e n o s dio una onza de carne cruda, la que muchos de mis compañeros se la echaban a la boca en pedacitos. Con el calor se cocia dicho trozo de carne, i el j u g o nos servia para apagar la sed. L l e g a m o s a Mamuta a las 10 P. M. del mismo dia, i allí pasamos la noche. Salimos en la madrugada del 11 con dirección a Esquina, distante siete leguas, haciendo la marcha en la misma forma de la anterior. L l e g a m o s a Esquina a las 7 P . M . , donde esperimentam o s , durante la noche, un frió peor que si hubiésemos estado en la cumbre de nuestras cordilleras. A la madrugada del 11 salimos con dirección a Cocpa, distante diez leguas, siendo su camino tan malo c o m o los demás. Caminamos todo ese dia con un sol ardientísimo, que agotaba nuestras fuerzas, exhaustas ya por la sed i el hambre. N o es estraño, pues, que una -buena parte de la tropa peruana quedase tendida en el camino. Nuestra llegada a Cocpa fué a las 3 del dia 12. A esa hora el corneta tocó llamada, i de ella resultó que faltaban mas de 650 individuos de tropa. L a mayor parte de esa jentn fué encontrada por uno de los arrieros que había quedado en Camina, el cual m e lo refirió poco después. Permanecimos en Cocpa hasta el 14, i allí en jeneral Buendia nos dio por su propia mano un pan por cabeza, pan que recibimos con el mayor placer, c o m o que no lo probábamos desde nuestra salida de Pisagua. También se nos dio carne, aunque en mucha mayor cantidad que en las otras ocasiones ( c o m o una libra), porque en ese valle encontramos gran abundancia de animales. E s a noche dormimos perfectamente, i a las 9 A . M. del 15 salimos con dirección a Chaca, distante doce leguas de Cocpa. Marchamos todo el dia, la noche i parte del 16, en que se nos volvió a racionar el agua eu la misma forma que en Mamnta, llegando a Chaca a las 12 M . En la misma tarde salimos para un punto denominado P a m p a , distante siete leguas de Chaca, i que es enteramente estéril. A r r i b a m o s a él a las 3 A . M. del dia 18 i resfrescamos hasta las 4 A . M., hora en que salimos con dirección al puerto de Arica, distante tres leguas. Entramos por fin a Arica, término de nuestra terrible jornada, a las 9 A . M . del 18. A l l í encontramos a todo el ejército peruano i parte del boliviano, formados en calle para hacerle los honores a los que se decían vencedores en el combate de Tarapacá el 27 de N o v i e m b r e . I era curioso ver c ó m o se disputaban el honor de ese pretendido triunfo los jefes peruanos; todos, en ¡enera!, se creían con derecboa entrar con los prisioneros. E n ese momento se presentó el señor jeneral Montero con el objeto de tomar el mando del ejército, pero no lo hizo con la pericia de un aguerrido veterano, acto que no pasó desapercibido para nosotros. Dicho señor ordenó que los prisioneros entrasen con el batallón 2. ° de artillería; oponiéndose a esta orden el coronel Velarde, quien alegaba que a nadie mejor que a él le correspondía ese honor, agregando que la artillería, antes de pretender entrar con los prisioneros, fuese a cubrir sn vergüenza de San Francisco o Dolores, lugar donde había abandonado sus piezas. El Jefe de Estado Mayor dispuso entonces que entrase con los prisioneros la columna de Artesanos, a lo que accedieron todos. E n t r a m o s , pues, con la columna Artesanos, con la cual peraanecimos hasta las 4 P. M., hora en que fuimos entregados al jefe de la columna Jendarmeria de Tacna. A esa hora se nos llevó al cuartel que ocupaba dicha columna, donde permanecimos basta las 3 P. M. del 29 sin comer ni un mendrugo de p a n . "


CAPITULO

XXIII. Relación de las planas mayores de los cuerpos peruanos encargados de la defensa de la provincia de Tarapacá. ARTILLERÍA D E CAMPAÑA.

BATALLÓN PUNO N Ú M . 6.

Coronel graduado, don Rafael R a m í r e z de A r e l l a n o . Teniente coronel, clon Mariano Torres. Id. id., don Manuel Chamorro. Sarjento mayor, don Blas Rios. Teniente, don José L . Barbachan. Subteniente, clon Tadeo P a l o m i n o . Id., don Mariano Luna. LIMA N Ú M . 3.

Teniente corone!, don R e m i j i o Morales B e r m n d e z . Id., don Mariano Perea. Id. graduado, don Juan E . Vizcarra. Capitán, don Manuel A . A z a n z a . Teniente, don E d u a r d o Molina. Subteniente, don Mariano A l c á z a r . Cirujano de 1 . clase, don A g u s t í n M . U z á t e g u i . 0 3

REJIMIENTO GUIAS N Ú M . 3.

Coronel graduado, don Juan G o n z á l e z . Teniente coronel graduado, don Manuel C a y o . Sarjento mayor, don Manuel Ortega. Id., don Melecio A p a r i c i o . Capitán, don A d o l f o Arrese. Teniente, don J~psé Arenas. Id. graduado, don José M . B e r m n d e z . ESCUADRÓN CASTILLA.

CAZADORES D E L CUZCO

5. °

Capitán, don José F a j a r d o . A l f é r e z , don César I . Moyano. I d . , don Samuel Cossio. Cirujano, don Toribio Arbaiza.

Coronel graduado, don Manuel Suarez. Teniente coronel graduado, don Juan Paniagua. I d . id. id., don Mariano Moran. Sarjento mayor, don Lizandro Quezada. Capitán graduado, don F é l i x del Piélago. I d . , don Guillermo O. i U g a r t e . Teniente, don Eduardo Leeco. BATALLÓN ZEPITA N Ú M . 2.

Coronel graduado, don Andrés A v e l i n o Cáceres. Teniente coronel, don Juan Bautista Zubiaga. Sarjento mayor, don Benito P . de Figueroa. I d . id., don Julio Arguedas. Teniente, don A b r a h a m A c e v e d o . Teniente graduado, don Joaquín Castellanos. BATALLÓN 2. °

D E LÍNEA.

Coronel graduado, don V í c t o r Fajardo. Tenieute coronel, don José M . Bañantes. Id. graduado, d o n Manuel P o n c e de León. Teniente, don José Manuel Brousset. Subteniente, don José G u z m a n i Felices. Id., don D o m i n g o L u q u e . Cirujano de 1 . clase, don Tomas Salazar. Id. 2. ° id., clon Carlos Toniz. 0 3

Teniente coronel, don M á x i m o . . . Sarjento mayor, don Anreliano E s c o b e d o . BATALLÓN GUARDIAS D E AREQUIPA.

Coronel graduado, don Manuel Carrillo i Ariza. Teniente coronel graduado, don Saturnino Benavides. Sarjento mayor, don Manuel Pérez. I d . id., don Belisario F l o r e s . Capitán ayudante, don Felipe A r a g ó n . Subteniente ayudante, don José N . Y a ñ e z . A b a n d e r a d o , don Pedro J . Marroquin. BATALLÓN IQUIQUE N Ú M . 1.

Coronel, don A l o n s o U g a r t e . Teniente coronel, don Manuel C. de la Torre. Capitán ayudante, don David Cuellar. Teniente ayudante, don "Wenceslao M o n c h e g o . Sarjento m a y o r , don M . A . L o a y z a . Subteniente, don Manuel V . Mendizabal.

Coronel, don Joaquin del Carpió. Teniente c o r o n e l , don M á x i m o Soto Flores. Sarjento mayor, don Manuel M . U l l o a . Teniente ayudante, don Francisco de P . R a m í r e z . Subteniente ayudante, don Pacífico Soto. COLUMNA D E HONOR.

Coronel, don Jnan de D i o s H i d a l g o . Teniente coronel, clon Mariano B. Morales. Sarjento m a y o r , don Lorenzo P . Infante. A y u d a n t e , don José R , B. Maidana, Subteniente id., don A l e j a n d r o Molina. Abanderado, don Vitaliano R . i Cuellar. COLUMNA

BATALLÓN CAZADORES D E L A G U A R D I A N Ú M . 7.

Coronel graduado, don A l e j a n d r o Herrera, Id., don Mariano S. Bustamante. Sarjento mayor, don Zacarías Manrique. Capitán graduado, don Aurelio Sánchez. Teniente id., don Manuel A . Chamorro. Id., don Jnan G ó m e z . Cirujano de 1. clase, don Miguel Iturrizaga. Capellán presbítero, don Julio Plumarios. REJIMIENTO H Ú S A R E S D E J U N I N N Ú M . 1.

Coronel, don Rafael R a m í r e z . Id. graduado, don S i m ó n F . Bedoya. Teniente coronel graduado, don José María L ó p e z . Teniente, don José B. Sepúlveda. Id., don José A n t o m i t e . Capitán, don Juan C. Rivero. TOMO I I — 3 1

AYACUCHO.

BATALLÓN CAZADORES D E TARAPACÁ.

Coronel, don Santiago Zavala, Sarjento mayor, don Fermín Bernal. Sarjento 1. ° , clon José Manuel González. Id. 2. ° , clon Ignacio V i c e n t i l o . BATALLÓN

241

REJIMIENTO DOS D E MAYO.

Teniente coronel, don E m i l i o Castañon. Sarjento mayor, don G u i l l e r m o Guerrero. Id. id, don José María Prado. 6 cañones rayados de a 9. 4 id. id. de a 6. 2 id. id. de a 4. Albardones 4 0 . Municiones, cosa de 1,200 tiros por todos, esto es, 2 0 0 por pieza.

BATALLÓN

TERCERO

TARAPACÁ D E OPERACIONES.

Coronel, don José Santos Aduvires. Teniente coronel, don Marcos A . Oviedo. Sarjento mayor, don A r m a n d o Blondel. I d . , don Francisco Perla. A y u d a n t e mayor, don Jacinto N o r i e g o . Abanderado, don Manuel Gavilán. COLUMNA LOA.

Coronel, señor E c h a z ü . Tenieute coronel, don F. Mocring. COLUMNA

NAVAL.

Coronel, don Carlos S. Richardson. Teniente coronel, don José María Melendez. Capitán mayor, don J . Claudio Martínez. Subteniente id., don Vicente de Pacheco.


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XXIV. ESTADO JENERAL DEL EJÉRCI TO DEL PERÚ, чае manifiesta la fuerza de que se componía el ejército i guardia nacional ea 31 de Octubre de 1879, i que tomó

1.

division.

s

2.

rt

division.

3.

rt

division.

rt

id. nacionales

1

­i

2 1 1

8 6

32 22 29

5 10 4

8

10 9

31 23

16 12

8

7

22

4 3

15 10 13 16 16 16

1

46

ñ 3 4 7 5 6

46

133

342

ai

o

V

«

w o I—i

a

17 13 8 4

1

l o XI

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o

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c4

175

2 184 1 409 409 143 70 2 430 446 299

296 463

436 605

32

300 469

408 472

20 18 17 28 18 20

16 16 12 24 18 15

218 104 129 214 221 130

277 151 175 272 278 187

452

396

4137

5656

19

20

123

32 35 16 10

27 27 11 8

275 282 93 40

42 31 39

32 23 41

8 1

29 37

38 36

•2

41

2

48

il 6

8 8

31

261 344

Ш •3.

Total

ci

и

Total

o

: j Pífanos

j Cornetas

1 Armeros

»

28 31 12 9

1 1

1

o

2 3 1 15 14 7 3 2 11 8 11

2

4 2

ai

1

Cabos

j Caballos

Division Vanguardia... ­f

Capellanes

ta Jeneral en Jefe i ayudantes Estado Mayor Jeneral Batallón de Artillería de campana Comandencia Jeneral i Estado Mayor Batallón Puno núm. 6 Id. Lima núin. 8 Rej ¡miento Guias núm. 3 Escuadrón Castilla Comandancia Jeneral i Estado Mayor Batallón Cazadores del Cuzco 5. ° de linea., Id. de la Guardia núm. 7 Rejimiento Húsares de Junin núm. 1 Comandancia Jeneral i Estado Mayor Rejimiento Dos de Mayo Batallón Zepita núm. 2 Comandancia Jeneral i Estado Mayor Batallón 2. ° Ayacucho Id. Guardias de Arequipa Comandancia Jeneral i Estado Mayor Batallón I quique núm. 1 Id. Cazadores de Tarapacá Columna de Honor Id. Naval Id. Loa Id. Tarapacá

Sarjentos Cirnjanos

.Si. о

С. inspectores

a г

J Portas

S £

CUERPOS.

DIVISIONES.

Alféreces

Jenerales

1 Abanderados

parte en los combates de Dolores i Tarapacá, segua documentos encontrados en Iquique (1).

1

73

74

117 17

41 63

158 80

361

361

496

177 673

1 23

1 8 1 1 1 1 45

14

Total.

54

118

7

162

6

182

10

1

4

8

6

1

30

80

55

(1) En este estado no está inclusa la fuerza traída por el Rimac de Lima a I quique i que llegó a este puerto en la tarde del 31 de Octubre. Esta fuerza, venida al mando del coronel Bustamante, se componía de los siguientes cuerpos: 2. ° Ayacucho, núm. 3, 500 hombres; 3. °

Provisional, 260 ídem; Voluntarios Cerro de Pasco, 150 idem.

ESTADO JENERAL DEL EJÉRCI TO BOLI VI ANO, Cuerpos. Comandancia Jeneral i Estado Mayor Batallón I ltimani 1. ° de Cazadores Id. Olañeta 2. ° de I d Id. Paucarpata 2. ° de La Paz Id. Dalence 1. ° de Oruro Rejimiento Bolívar 1. ° de Húsares Escuadrón Franco­tiradores Batallón Victoria Id. I ndependencia Id. Aroma, 1. ° de Cochabamba Id. vengadores, 3. ° de Potosí Total

Jenerales. 1

... ...

1

Jefes.

Ofi c iales.

6 5 6 5 5 5 3 6 4 6 6

3 34 27 31 45 25 16 32 28 50 36

57

327

Cirujanos.

1 1 1 1 1 1 1

7

RESUMEN JENERAL. Tropa. 1 500 450 420 495 250 127 500 400 500 500 4143

Jenerales.

Ejército peruano Id. boliviano Total..

Jefes.

Oficiales.

Tropa.

2 1

113 57

551 327

5656 4143

3

170

878

9799

De estos estuvieron en la Encañada o Dolores los 1,000 i pico de hombres de la quinta división (Nacionales de Tara­ pacá). Hai que deducir, ademas, 600 hombres, pérdida boliviana de Pisagua, i algunas guarniciones del Sur, en todo, como 2,000. Hubo, pues, en el combate del 19 cosa de 8,500 aliados.


CAPITULO

XXV. Biografía del jeneral Buendia, tomada de las "Semblanzas de la Guerra del Pacífico," por J. V. Ocnoa. H a i n o m b r e s q u e la historia desearía ocultar con denso velo a la posteridad para que las jeneraciones futuras no se avergüencen d e haber tenido tales predecesores. U n o d e ellos es el d e l jeneral d o n J u a n Buendia, p o r que ligado c o m o se halla al horroroso descalabro d e San Francisco—digno final d e Camarones, es la figura m a s ridicula a la vez que la mas sombría de la presente guerra. Mas, por la fuerza d e la verdad histórica, necesario es arrancarla del panteón d e los ajusticiados para presentarla e n toda su desnudez. I esta triste tarea n u n c a l o es mas para el autor d e las presentes líneas, q u e al ocuparse d e l jeneral Buendia, objeto de antiguas simpatías para su alma, n o por m o t i v o alguno, sino por esa atracción invencible que m u c h a s v e ces crea la distancia sin c o n o c e r al individuo. Tal nos sucedía c o n d i c h o jeneral: l o queríamos quizá porque su n o m b r e sonaba bien a nuestro oido, i mas tarde, cuando l o c o n o c i m o s e n I q u i q u e , n o tenemos i n c o n v e niente e n declarar, creció i se fortificó la antigua simpatía que le g u a r d á b a m o s . V i m o s e n él u n o d e esos tipos de viejos militares, batalladores d e la i n d e p e n d e n c i a americana, c o n t o d o el valor, con toda la rectitud i todas las virtudes heredadas a sus ilustres jefes—los invictos capitanes Sucre, Miller, San Martin, Salaverri, etc. E n c o n t r á b a m o s en él u n v i e j o - j ó v e n , alto, robusto, d e rostro lozano i rosagante, d e ojos p e q u e ñ o s i vivarachos que chispeaban incesantemente c o m o luciérnagas e n el negro foco d e sus encrespadas cejas. Su bigote delgado, a la p a r q u e su levantada frente, sobre la que caia graciosamente una tira d e negros c a b e llos, daban a su aspecto cierto aire aristocrático, difícil d e esplicar, pero que resaltaba a primera vista. El traje q u e entonces llevaba c o m p l e t a b a esta apariencia: era u n o d e esos casacones color verde-botella, y a en c o m p l e t o desuso en nuestros dias, pantalón grana, angosto en las canillas, c o m o para recibir la bota militar i u n c h a leco b o r d a d o , c u y o cuello le subia hasta las quijadas. Repetimos, este anticuado uniforme realzaba la figura del jeneral Buendia, c o m o la d e u n preciado rezago d é l o s viejos soldados d e la guerra d e los 15 años. A esto se agregaba u n a fina e d u c a c i ó n , m o d a l e s d e buena sociedad, una florida locuacidad en toda ocasión i para todo asunto. A d e m á s , parecía resuelto a morir p o r la patria; su carácter nervioso se entusiasmaba d e u n a manera h e r m o s a c u a n d o hablaba d e la guerra i j u r a b a morir p o r la alianza, q u e a la sazón eran sus temas favoritos. Entonces ( J u l i o d e 1 8 7 9 ) , francamente, c a m b i a m o s nuestra simpatía p o r afecto m u í sincero i c o n t a m o s c o n que Buendia seria u n o d e l o s héroes mas queridos d e la guerra del Pacífico. Ah! cuánto nos engañamos en aquella ocasión, c o m o en muchas otras, durante el trascurso d e la guerra. C ó m o nos enfurecían las apreciaciones q u e la prensa chilena hacia de los h o m b r e s d e l Perú i Bolivia, I sin embargo, triste es decirlo, la esperiencia h o i n o s demuestra, q u e el c o n o c i m i e n t o i las apreciaciones d e l enemigo, eran la verdad d e s n u d a — q u e l o s aliados v a n saboreándola a fuerza d e desengaños. Qué optimismo i cuánta ceguera! Recordamos que d o n Rafael Vial, escritor chileno c o n muchos años de residencia en Lima, decia entonces, al h a blar de los marinos i jenerales peruanos: — " D o n Juan Buendia, Jeneral e n Jefe d e l ejército d e l Sur, es uno de los últimos representantes d e la aristocracia colonial. t

"Está dotado de una fácil c o m p r e n s i ó n i habla d e t o d o sin saber nada.

TERCERO.

243

" E n el c a m p o d e batalla se mantiene e n su puesto, pero carece d e iniciativa i d e audacia. " S u carácter informal, débil i lijero, l o h a c e incapaz d e m a n d a r , i es bien seguro que las tropas q u e están a sus órdenes se desmoralizarán bien p r o n t o i harán, p o r esta causa, u n triste papel en los combates." ( 1 ) P r o n t o v e r e m o s c ó m o B u e n d i a s u p o corresponder a t o d o l o d i c h o por Vial, m e n o s sí a aquello d e mantenerse en su puesto e n la batalla. N o tenemos datos sobre la v i d a pública d e Buendia. S u carrera militar nos es desconocida, l o m i s m o q u e la fecha i el lugar d e su nacimiento. S a b e m o s a secas q u e es peruano i m a s que peruano, l i m e ñ o . R e s p e c t o a su edad, j u z g a m o s que tenga a la f e cha d e 70 a 80 años. D e s d e el atentado d e l 14 d e Febrero, el Perú, i c o n él P r a d o , vieron q u e la guerra p r o v o c a d a p o r Chile n o o b e decía mas que a u n a cuestión mercantil que tenia p o r o b j e t o el ajiotaje sobre el salitre, i, por lo tanto, c o m p r e n dieron q u e Tarapacá era el objetivo d e los sueños d e preponderancia d e aquel país. A u n antes d e r o m p e r la neutralidad e n que se m a n t e nían, m a n d a r o n toda la fuerza d e línea d e su ejército a guarnecer el departamento d e codiciados tesoros; la q u e repartida en tres hermosas divisiones, a cargo d e los jefes L a Cotera, Suarez i Bustamante, desembarcaron tranquilamente, e n presencia d e los buques chilenos, e n Pisagua e I q u i q u e , i fueron la causa para q u e Chile, acelerando sus procedimientos, declarara la guerra al Perú, sin hacer caso de los b u e n o s oficios d e l Ministro Lavalle. Jeneral e n Jefe de dichas fuerzas, a las q u e se dio el n o m b r e d e ejército d e l S u r , f u é n o m b r a d o d o n J u a n Buendia. N o t u v o el trabajo d e organizar ni disciplinar tropas para c o m a n d a r u n lucido ejército, la flor i nata d e las m i licias d e l Perú, q u e unidas a las d o s divisiones bolivianas q u e m a r c h a r o n d e T a c n a a engrosarlas, formaban u n total de 12,000 h o m b r e s , d e los q u e p u d o hacerse 12,000 héroes, atentas las c o n d i c i o n e s d e entusiasmo, moralidad i fortaleza, tanto d e bolivianos c o m o d e peruanos. D i c h o ejército se c o m p o n í a d e la siguiente manera: FUERZAS

BOLIVIANAS.

Batallones.-—Victoria, I n d e p e n d e n c i a , A r o m a 1. ° , V e n gadores, Loa, Dalence, Paucarpata, Illimani, Olañeta, N a cionales d e Bolivia, rejimiento Húsares i e s c u a d r ó n F r a n c o Tiradores. FUERZAS

PERUANAS.

Nacionales de Pisagua, batallón Cuzco núm. o , Cazadores de la Guardia núm. 7, Guardia Nacional de Iquique, Columna Naval, id. Cazadores de Tarapacá, id. de H o n o r , batallón Cazadores de Tarapacá, brigada de Artillería, b a tallón D o s xle Mayo, Zepita, 2. ° A y a c u c h o , Guardias de Arequipa, una brigada de artillería, batallón núm. 8, Puno n ú m . 6, L i m a núm. 8, rejimiento Jnnin, id. Guias i G u a r dia Nacional de Pica. Tan numeroso cuerpo de tropas, quizá c o m o nunca había existido otro igual en Bolivia i el Perú, es cierto que no todo él estaba equipado convenientemente c o m o para entrar en c a m p a ñ a ; es cierto que carecía de mucho d é l o preciso que requieren las guerras modernas, c o m o carros, furgones, brigadas, equipo de abrigo i de comodidad para el soldado, etc.; pero en cambio era aguerrido, resuelto i d e cidido a sufrir el hambre i la sed. Quizá no habría p o d i do en sus condiciones iniciar la ofensiva; pero para defender las puertas de Tarapacá e impedir al chileno su entrada, era mas que suficiente. Mas no se supo aprovechar de la buena (1) E L INDEPENDIENTE, diario chileno de Santiago.

disposición de


244

GUERRA

DEL

ánimo que tenia, que es lo principal que hai que considerar en los soldados. Se distribuyó ese lucido ejército por fracciones desde Pisagua hasta el L o a , c o m o tribus de árabes nómadas condenados a sufrir todos los horrores del d e sierto. I sobre todo, el jefe hace al soldado; de donde resultó que el ejército del Sur llegó a ser lo que el jeneral que lo comandaba. Buendia, charlatán, quisquilloso, decidido por las c o m o didades i los placeres de una vida sibarita, pasó el largo p e ríodo de tregua, que dio a la Alianza el invicto Huáscar con sus correrías, c o m o lo pasaron D a z a en Tacna i Montero en Arica, preocupándose mas de sí mismos que de la guerra. E l Director de ésta, mahometano moderno, dormía el sueño de la indolencia, esperándolo todo del inúeviofatum. E s así que no habia cabeza que piense, brazo que obre ni idea de plan algvnno para el mañana, que se presentaba neg r o i aterrador a t o a o s los ojos que no fueran de las cabezas supremas. A la par que Buendia se divertía en I q u i q u e , apartando c o n fruncido c e ñ o a t o d o el que se atrevía a indicarle algo e n bien del réjimen a que debían sujetarse las tropas, (1) éstas, desesperadas c o n los rigores del desierto i la perspectiva de u n estacionarismo inacabable, también se d e s moralizaban i perdían el respeto al j e f e i el entusiasmo por la pelea. L o ú n i c o digno de notarse en Buendia en aquel p e r í o d o de sus farsas i alegrías, es, sea d i c h o en h o n o r de la verdad, el buen trato i caballeresco c o m p o r t a m i e n t o que e m p l e ó para los prisioneros de la Esmeralda, en c o n t r a posición a las calumnias que le h i z o a este respecto la prensa chilena. H u b o u n dia, en A g o s t o de 1879, que débil rayo de luz a l u m b r ó los sueños del jeneral P r a d o . — E n telegrama d i rijido a Daza, le decia: " P o r ser m u i urjente el trabajo d e las esplanadas d e Pisagua, d o n d e he m a n d a d o los cañones para que se c o l o q u e n inmediatamente, h e o r d e n a d o al c o r o n e l Granier r o p o r c i o n e algunos h o m b r e s por p o c o s dias para ese traajo que dejará asegurado ese p u e r t o . " F u é tan bueno i activo el trabajo, que llegó a terminarse dias antes de la toma del puerto asegurado i aquellos cañones eran de tanto mérito, q u e de los d o s que se c o l o caron, u n o q u e d ó fuera de c o m b a t e al primer disparo, i al s e g u n d o n o le c u p o el h o n o r de escupir fuego a los c h i lenos. Entretanto, el Huáscar desaparecía del Pacífico c o m o la luminosa estrella de b i e n h e c h o r a esperanza para los aliados i c o n él desaparecía el celoso guardián de las puertas de Tarapacá. Chile manifestaba a voces q u e p r o n t o las iba a abrir a bayonetazos, i, sin embargo, nuestros c o n d u c t o r e s j u g a b a n a la gallina ciega, imajinándose que el ataque p o d i a ser sobre la costa del Norte. E n vez de establecer un plan m e tódico para la c o n c e n t r a c i ó n del diseminado ejército del Sur a u n p u n t o d a d o , se hacia t o d o lo posible para d e s baratarlo. Así, r e c o r d a m o s que el S u p r e m o Director o r d e n ó q u e el batallón A r o m a 1. ° , boliviano, abandonara A g u a S a n ta, p u n t o céntrico del p r ó x i m o teatro de operaciones, de d o n d e p u d o acudir a reforzar Pisagua c o n V e n g a d o r e s , en caso de que hubiese tenido la p r e c a u c i ó n de mantener siempre una máquina del tren en la estación de aquel lugar. A fines de Octubre, c u a n d o la espedicion chilena estaba p r ó x i m a a surcar sobre la costa peruana, el jeneral B u e n dia a b a n d o n ó su vida muelle de I q u i q u e i m a r c h ó , al cabo de o c h o meses de que era Jeneral en Jefe, a r e c o n o cer la línea del ejército que se estendia hasta Pisagua, al m i s m o tiempo q u e a festejar el estreno de las baterías d e este último puerto.

E

(1) El jeneral La Cotera se retiró del teatro de la guerra por disgustos con Buendia.

PACIFICO.

L a fiesta d e b i ó tener lugar el dia en que Pisagua fué de los chilenos, de m o d o que las provisiones preparadas para tal objeto, sirvieron a éstos para festejar el triunfo. (2) Pisagua era el puerto m e n o s apropósito para el d e s e m barco de la espedicion c h i l e n a . — P a r e c e que el j e f e de ella, jeneral Escala, c o n t r a v i n o a las instrucciones q u e recibió, h a c i e n d o principal el ataque q u e debió ser falso i vice-versa, p o r q u e el p u n t o señalado para el desembarco era J u n i n . L a topografía de Pisagua es e x a c t a m e n t e a un altar, c o m p u e s t a de una serie de estepas i laderas en escala ascendente, por los que sube h a c i e n d o zic-zac el c a m i n o carril hasta llegar al H o s p i c i o , que es la primera meseta de las que sirven de base a las de la cordillera andina i que, situada c o m o se encuentra a unos 1,200 pies sobre el mar, d o m i n a ventajosamente a éste i a la p o b l a c i ó n . Solo m e r c e d al c o m e r c i o q u e obra prodijios i a la industria del salitre, puede haberse formado la p o b l a c i ó n de Pisagua en un despeñadero de rocas i de arena, mas a propósito para asilo de náufragos o guarida de lobos marinos, q u e para m o r a d a n o r m a l de la existencia. D o s cuerpos bolivianos guarnecían aquel puerto: el batallón Victoria 1. de la Paz, al m a n d o del coronel don J u a n Granier i el batallón I n d e p e n d e n c i a 3. ° d e la Paz, bajo las órdenes del coronel d o n Pedro P. Vargas. El c a m p a m e n t o de a m b o s era el H o s p i c i o , desde d o n d e burlaban en parte la cobardía de los buques chilenos que se c o m p l a cían en destruir sorpresivamente i a cada m o m e n t o el indefenso puerto, ejercitando sus cañones. D o s c o m p a ñ í a s de la pequeña brigada m e n c i o n a d a , baj a b a n a la parte baja de Pisagua a hacer el servicio de avanzadas. El dia antes del c o m b a t e , la fuerza efectiva i disponible era la siguiente: 9

Victoria Independencia

498 397 Total

895

hombres,

q u e agregados a los 100 nacionales peruanos q u e existían en la plaza, ascendían a 1,000 soldados escasos. S o l o 1,000 h o m b r e s estaban predestinados para medir sus armas c o n t o d o el poder de Chile. A i amanecer del 2 de N o v i e m b r e , — d i a de difuntos i q u e aquella vez fué de héroes, los defensores de Pisagua distinguieron u n o , dos, c i n c o , . . . v e i n t e ! naves chilenas, que, envueltas entre las brumas de la mañana, se acercaban a Pisagua c o m o otros tantos fantasmas d e la muerte. A las 7 A . M. resuena el estampido del primer cañonaz o disparado por el Cpc/irane, preludio de una espantosa granizada d e b o m b a s , c o n q u e la escuadra chilena principia el ataque del puerto. U n a sola c o m p a ñ í a del batallón I n d e p e n d e n c i a lo guarnecía esa mañana. Se dispuso q u e inmediatamente bajaran a reforzarla dos c o m p a ñ í a s del m i s m o cuerpo i una del Victoria, c o n orden de soportar impasibles el bombardeo, sin disparar sus rifles hasta q u e el desembarco no principiara. Así fué. N a d i e habría creído q u e esos artesanos paceños, ajenos a luchas tan formidables c o m o las que iban a sostener, cumplieran su consigna de una manera tan heroica, esperando c o n el arma descansada q u e se acercase el e n e m i g o i sorportando c o n serenidad espartana el mortífero f u e g o de todos los cañones i rifles d e Chile; cuyo ejército, c o n la voracidad del buitre, v i c t i m a b a a mansalva a los p o c o s defensores de Pisagua desde la cubierta de sus naves, antes de presentarse lealmente a combatir. Tal siempre ha sido el valor c h i l e n o ! (2) " L a remolienda que se preparaba con motivo del bautizo de los fuertes parece que iba a ser en grande, porque el jeneral Buendia tenia intenciones de no pasar mal el d i a . " — ( " L a toma de Pisagua", correspondencia a E L MEKCUKIO de Valparaíso.)


CAPITULO

TERCERO.

sangrienta, los p o c o s combatientes q u e restaban, tuvieron q u e e m p r e n d e r la retirada, ascendiendo la penosa cuesta q u e media entre el H o s p i c i o i el puerto, e intentando volver a la ofensiva y a imposible a cada paso, toda vez que en el terreno accidentado e n c o n t r a b a n favor para su objeto. A s í , l u c h a n d o , m u r i e n d o i defendiendo la retirada que fué m u í h o n r o s a por cierto, subieron esos mártires del deber aquella horrible cuesta, q u e fué para ellos el calvario del sacrificio, puesto que en el ascenso eran el c ó m o d o b l a n c o de los fuegos enemigos. A l llegar al H o s p i c i o n o p u d i e r o n encontrar u n m o m e n t o de sosiego a sus fuerzas esquilmadas por el h a m bre, la sed i la fatiga de la m i t a d del dia, a causa de q u e tropas desembarcadas en J u n i n estaban próximas a c o r tarles el paso para la altiplanicie, a d o n d e tuvieron q u e huir precipitadamente, llevando entre sus despojos la bandera boliviana, si bien h e c h a j i r o n e s p o r las balas c h i lenas, tan gloriosa c o m o después de una victoria. Tres cuartas partes de los defensores de Pisagua q u e daron tendidos en el c a m p o de batalla. E n c u a n t o al e n e m i g o , es p r o b a d o que aquella j o r n a d a le costó cerca de 2 , 0 0 0 nombres, aun c u a n d o él n o h a g a subir sino a 5 0 0 escasas el n ú m e r o d e sus bajas. . Tal v e r d a d p u e d e probarse de la siguiente manera: el ejército invasor que v i n o a Pisagua se c o m p o n í a así:

A las 1 0 A . M., después de 3 largas horas d e c a ñ o neo, principió la escuadra atacadora a alistar el d e s e m barco. La primera escuadrilla, c o m p u e s t a de 4 4 lanchas repletas d é j e n t e , se acercó a tiro de rifle: n o p u d o a v a n zar, p o r q u e nuestros soldados, serenos i abnegados, e m p e zaron a disparar certeramente sus rifles, h a c i e n d o i n n u merables bajas al e n e m i g o i e c h á n d o l e a p i q u e varias d e sus lanchas. Su s e g u n d a tentativa n o fué tan feliz c o m o la primera: volvieron las partidas d e lanchas, d e j a n d o algunas en su fuga i c o n m u c h a s inutilizadas, a refujiarse en los buques. E n t r e t a n t o había bajado d e l alto el resto del batallón I n d e p e n d e n c i a , a órdenes de su intrépido j e f e , el c o r o nel Vargas, a reforzar a sus c o m p a ñ e r o s q u e se batían d e n o d a d a m e n t e desde las rocas de la ribera i de los cortes del ferrocarril. A n t e rechazos tan sangrientos, las escuadra e n e m i g a e m p e z ó a funcionar c o m o una j i g a n t e s c a m á q u i n a infernal, v o m i t a n d o t o d o el fuego i t o d o el p l o m o contra el baluarte de Pisagua, que l o hacían fuerte sus valientes defensores. Es entonces q u e la l u c h a fué encarnizada i s u b l i m e ; el e n e m i g o , repuesto d e sus pérdidas, habia organizado u n tercer ataque c o n t o d o s los elementos d e que disponía i logrado desembarcar y a algunas tropas en las caletas de Pisagua V i e j o i H u a t a , que eran los flancos de la defensa, débiles por l a p o c a j e n t e c o n q u e se les p u d o guardar. Los nuestros agotaron en tal m o m e n t o los p o c o s refuerzos que les quedaban. E l resto del batallón Victoria bajó desde el H o s p i c i o , c o n d u c i d o p o r su distinguido i arrojado jefe d o n J u a n Granier, hasta la playa, por entre a q u e lla atmósfera de b o m b a s i proyectiles d e t o d o calibre i d e toda arma; i entonces, repetimos, se dio c o m i e n z o a la grandiosa l u c h a . Nuestros soldados, acosados por el e n e m i g o que y a d e s embarcaba m u l t i p l i c á n d o s e en sus fuerzas m i n u t o a m i nuto, cegados por la h u m a r e d a d e una inmensa cantidad de salitre que habían i n c e n d i a d o las b o m b a s chilenas i diezmados en su n ú m e r o por la lluvia de m u e r t e que caia sobre sus cabezas incesantemente, n o d e s m a y a r o n en su heroica resistencia i m a s bien parece q u e sacaron alientos de su debilidad.

Rejimiento 1 . °

Buin

1,200

2.°

1,200

3.°

1,200

4.°

1,200

Artillería de Marina Batallón C h a c a b u c o Navales " Valparaíso " Atacama.. Coquimbo Artillería Caballería Zapadores Batallón Búlnes Pontoneros

A b a n d o n a n d o sus primeras posiciones de las rocas q u e les servían de parapetos, se lanzaron a la orilla a i m p e d i r el desembarco, y a n o c o n los disparos de sus rifles sino con las puntas d e sus bayonetas. M u c h o s avanzaron h a s ta tener el agua a la cintura; i sin mas a m b i c i ó n que la de la gloría ni mas esperanza q u e el sacrificio, cada u n o de esos heroicos bolivianos o p u s o su c u e r p o a cien chilenos i luchó brazo a brazo c o m o en c o m b a t e inmortal de leones, vertiendo su sangre a la par q u e la del e n e m i g o i e n r o j e ciendo así la azulada bahía de Pisagua.

Total

600 600 600 600 600 600 700 700 600 500 200 11,100

D e éstos, es sabido que el jeneral Escala n o contaba c o n mas de 8 , 5 0 0 h o m b r e s después del c o m b a t e d e Pisag u a i q u e para operar sobre el ejército aliado t u v o q u e pedir refuerzos a Chile. E l 3 de N o v i e m b r e , a las 2 P. M., llegaron a A g u a Santa 1 8 0 h o m b r e s del batallón V i c t o r i a i 1 1 del I n d e p e n d e n cia, j u n t a m e n t e c o n el jeneral Buendia, que habia tenido el h o n o r d e presenciar la defensa estraordinaria d e Pisagua. E n telegrama del dia siguiente, d i c h o j e n e r a l decía al igual Daza: " N o b l e , heroica h a sido la c o n d u c t a d e los valientes j e neral Villamil, jefes, oficiales i tropa del ejército boliviano en el sangriento c o m b a t e del 2 . L o s chilenos h a n fusilad o c o b a r d e m e n t e los prisioneros. Estamos bien preparados a la guerra sin tregua. Mis atenciones del servicio no m e permiten ser estenso c o m o quisiera.—Saludo a V. E.

Nó, nuestra p l u m a n o es la llamada a describir ese espantoso, a la v e z q u e gloriosísimo cuadro del 2 de N o v i e m bre del 7 9 ; para tal empresa, para sacarla avante, seria necesario imitar la v o z atronadora d e un diluvio d e b o m bas que inflama los aires, seria necesario escribir un p o e ma sobre cada m i n u t o que trascurre en esa desigual r e sistencia de titanes i sobre t o d o describir u n o a u n o a todos los defensores, p o r q u e todos son héroes!—Jeneral V i l k m i l , coroneles Peña, Granier, Vargas, Pérez, c o m a n dante Pareja, capitanes Y á n g u a s , Ortíz, R u i z , Barra, Salinas Vega, Palacios, i tenientes Valle, A r c e , P e ñ a . . . ah! la lista es larga, p o r q u e es gloriosa. Cada u n o de los i n mortales soldados d e aquella h a z a ñ a , m e r e c e u n capítulo aparte, i todos la eterna r e c o m p e n s a de la gratitud n a cional. Sigamos nuestra pálida relación. Como en Calama i c o m o en A n g a m o s , en Pisagua t a m bién debían zozobrar tanto valor, tanto heroísmo i tan supremos esfuerzos ante la superioridad n u m é r i c a i de elementos del e n e m i g o . Después de 7 ¿ horas d e una resistencia increíble i

245

—BUENDIA."

[ í i ; ¡

D e s d e este m o m e n t o principiaron los actos i desaciertos incalificables del Jeneral del Sur, que prepararon i ocasionaron la dispersión deshonrosa d e San Francisco. L a simple relación de ellos, nos ahorrará el trabajo de juzgarlos. Salvado milagrosamente el batallón A r o m a , q u e casi fué fácil prisionero de los chilenos, esperando encerrado en J u n i n las órdenes de Buendia, que solo llegó a ofrecerlas i se o l v i d ó . d e darlas,—pudo llegar a A g u a Santa i reunirse c o n V e n g a d o r e s , — b a t a l l ó n , que, sea d i c h o de p a -


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GUERRA

DEL

PACIFICO.

so, n o le fue posible socorrer a Pisagua por la causal q u e y a indicamos anteriormente, i c o n los restos d e los d o s deshechos cuerpos Victoria e I n d e p e n d e n c i a . La presencia de esta fuerza en A g u a Santa era n e c e saria i debia favorecer en m u c h o cualquier plan que se adoptara para el b u e n éxito de la c a m p a ñ a abierta tan brillantemente por nuestros soldados en Pisagua; p o r q u e A g u a Santa, p u n t o céntrico en el departamento de Tarapacá i de fácil c o n t a c t o entre los dos puertos d e I q u i q u e i Pisagua, era llamado a ser el cuartel jeneral del ejército unido; en previsión de lo cual se habia c o l o c a d o en d i c h o lugar el depósito principal de víveres i provisiones para el sostenimiento d e a m b o s ejércitos.

líos i se fueran los mas a buscar i beber licor entre los escombros d e A g u a Santa, fué víctima de su imprevisión desgraciada. C u a n d o j e f e i soldados e m p i n a b a n copas c o n el m e j o r b u e n h u m o r , se aparece por el frente d e J e r m a n i a una partida d e 50 chilenos; S e p ú l v e d a dispone s u fuerza c o n la confusión inevitable del caso i ataca arrojado al enem i g o q u e l o consideraba inferior en n ú m e r o . M a s , los Húsares bolivianos aun n o se habían puesto a caballo i los peruanos aun n o habían ensillado l o s suyos, c u a n d o una considerable fuerza de caballería chilena se les p r e senta por retaguardia i empieza a destrozarlos c o n sus sables, c o m o segadora d e m i e m b r o s i cabezas h u m a n a s .

Mas, h é aquí c o m o el jeneral Buendia dio en tierra c o n las pocas previsiones q u e tuvo Prado al respecto, d e s b a ratando el plan a c o r d a d o . P r e o c u p á n d o s e mas de sus botas, de sus insignias i... de otras... cosas que da vergüenza m e n c i o n a r ( 1 ) , n o h i zo lo que habría h e c h o en su caso u n recluta de milicias: mandar descubiertas i avanzadas hacia el e n e m i g o , a fin de tener a la vista sus m o v i m i e n t o s . E l 5, p o r la mañana, llegó dé J a z p a m p a a A g u a Santa el coronel Macias, j e f e d e aprovisionamientos del ejército del Sur, el cual conferenció secretamente c o n Buendia. Mas tarde se daba la orden estúpida de retirada a P o z o A l m o n t e ; orden que se aceleró i fué c u m p l i d a c o n la v i o lencia i el desconcierto de una derrota, c o n m o t i v o de que un c h i q u i l l o daba la noticia de que se acercaba una soñada fuerza chilena; lo que el Jeneral en Jefe creia a pié juntillas, f u n d a d o en q u e a la distancia se a d v e r t i a e n ese m o m e n t o u n o d e esos c o m u n e s remolinos de p o l v a r e da levantados por los vientos del desierto.

Sepúlveda m u r i ó c o m o u n valiente, así c o m o M o n t e A r n a o i demás mártires d e esa infructuosa i n m o l a c i ó n . L o s p o c o s dispersos q u e salvaron d e tan bárbara carnicería, encuentran a sus p o c o s pasos d e h u i d a al jeneral B u e n d i a q u e avanzaba c o n Húsares d e J u n i n i los d e Bolivia; cualquiei*a creería que aceleró su m a r c h a para sacar u n p r o n t o desquite del r e c h a z o de Jermania, lo que era m u í posible, sorprendiendo a los chilenos después de su triunfo barato. N o tal. E l p o b r e jeneralísimo, c o n d e n a d o a las retiradas, se d a m e d i a vuelta i a c o m p a ñ a en su h u i d a hasta P o z o A l m o n t e a los dispersos d e Jermania.

Se e m p r e n d i ó la m a r c h a a P a z o A l m o n t e , después de prender fuego a los almacenes d e víveres, i h a c i e n d o q u e nuestros oficiales i soldados dejaran en A g u a Santa sus lijeros bultos de equipo, pues n o se les" p r o p o r c i o n ó el mas p e q u e ñ o recurso d e m o v i l i d a d , h a b i e n d o c o m o h a cerlo. Considerada serenamente tan funesta retirada, que preparó la escena de San Francisco, hoi se llega a v i s l u m brar que las causales que la orijinaron n o eran de n i n g ú n carácter militar ni obedecían a las operaciones de la g u e r ra. F u e r o n el resultado simplemente de u n triste l u c r o h á t i e m p o m e d i t a d o entre B u e n d i a i el célebre Macias, que, interesados en el n e g o c i o de provisiones, que figuraban ante el G o b i e r n o peruano por u n valor m a y o r del que en realidad existían, t o m a r o n el partido d e hacerlas desaparecer por m e d i o del i n c e n d i o , a fin de que n o q u e dara vestijio del valor de d i c h o s almacenes sino en los libros de d e u d a del Perú. E s así c o m o B u e n d i a c o n d e n ó al h a m b r e al ejército del Sur, b u s c a n d o pretestos los mas fútiles para tan inusitados procedimientos. ( 2 ) Sigamos adelante. A l dia siguiente de tan perjudicial retirada, tenia lugar la espantosa carnicería de los c a m p o s de Jermania. Este establecimiento salitrero se halla situado a pocas millas de A g u a Santa. E n él habia descansado u n a avanzada de 100 h o m b r e s de Húsares de Bolivia i del Perú, al m a n d o del c o m a n d a n t e Sepúlveda, quien, p e r m i t i e n d o que sus soldados se dispersaran, desensillaran sus c a b a (1) "Buendia a Suarez.—Iquique. — (Telegrama de Jazpampa).—Ropa, botas, charreteras, faja, cuanto traje de Iquique se ha perdido en el incendio. Si corro... mala suerte, que Darcowt se encargue de mi equipaje i lo entregue a mi familia." (Sic.J (2) "Desde nuestra reunión con el jeneral Buendia, pudimos notar la decidida intención que él i el jeneral Villamil tenian de seguir la retirada hasta Pozo Almonte, catorce leguas al Sur de Agua Santa. Esta idea, en concepto de todos los jefes subalternos que allí habíamos, era la mas errónea i desastrosa... "La funesta retirada estaba tan resuelta, que esa misma mañana se hizo volver a Pozo Almonte a dos batallones peruanos que estaban ya a media legua de Agua Santa, i con los que habríamos engrosado respetablemente las fuerzas allí existentes."— (La campaña de los 1S dias en Tarapacá, por Lisandro I. Qniroga.)

Entretanto, t o d o el ejército u n i d o se habia r e c o n c e n trado en P o z o A l m o n t e , p u n t o el m e n o s a d e c u a d o para tal o b j e t o . Allí se establecia el d e s c o n c i e r t o mas grande entre j e f e s bolivianos i peruanos i se prendía la chispa de discordia entre a m b o s ejércitos. Suarez, el Jefe de E s t a d o M a y o r d e B u e n d i a , — s u seg u n d o en farsas i bellaquerías, n o se p r e o c u p a b a de la policía, d e la alimentación ni de las necesidades del ejército; n o buscaba ni empleaba los m e d i o s de evitar la i n t r o d u c c i ó n de espías chilenos al centro de nuestros c a m p a m e n t o s , ni de mandar, por su parte, a los del e n e m i g o ajentes d e igual naturaleza a fin de tener una pequeña idea de su n ú m e r o i propósitos. Inflado por una tonta i h u e c a vanidad, de lo ú n i c o que se preocupaba era la de hostilizar en t o d o lo posible a los bolivianos, en p a g o de la j e n e r o s a sangre con que habían teñido las riberas de Pisagua. Nuestros soldados soportaban resignados los vejámenes, las privaciones i las distinciones q u e se hacia a los p e ruanos respecto a ellos; soportaban t o d o c o n la esperanza de q u e en breve tendrian la sombra protectora del jeneral Daza, c u y a salida de A r i c a se s u p o p o r el cable de aquel puerto a I q u i q u e que aun n o estaba cortado. Se esperaba a Daza, c o m o los israelitas al Moisés del desierto. E l 13 principió a movilizarse el ejército u n i d o de P o z o A l m o n t e en d i r e c c i ó n d e A g u a Santa. Era curioso ir a disputar al e n e m i g o el puesto que p u d o defenderse fácilmente. R e c o r d a r las dificultades c o n que el ejército se p r o veía de agua desde q u e salió de P o z o A l m o n t e , es atormentarse el espíritu. H a b i a c o m a n d a n t e s militares en las oficinas, i sin embargo, n o se les c o m i s i o n ó para que p r e pararan los p o z o s . . . T a n fácil d e hacerse t o d o esto para u n militar previsor, intelijente i c o n o c e d o r de sus obligaciones, se le esc a p ó al c o r o n e l Suarez, q u e n o oía n i n g ú n consejo, ni aceptaba n i n g u n a opinión. ( 3 ) Adviértase que Buendia, c o m p l e t a m e n t e mareado i trastornado en el teatro, se habia puesto c o m o u n c h i q u i llo a l a s órdenes de su Jefe de E s t a d o Mayor. E l 16, c u a n d o el jeneral Prado daba la o r d e n de i n m e diato ataque al enemigo, c r e y é n d o l e en Santa Catalina, el ejército u n i d o descansaba en la estación d e Ramírez para continuar su m a r c h a en la n o c h e del m i s m o dia. (3) "Hojas del proceso," por Modesto Molina, redactor de E L BOLETÍN B E GUERRA del ejército peruano.


CAPITULO

N u n c a , n i n g ú n ejército c a m i n ó d e una manera tan lastimosa, tan desordenada i tan sin m é t o d o , q u e el del j e n e ral Buendia en la n o c h e d e su salida de R a m i r e z . E l desierto tiene en la n o c h e , en c a m b i o del calor a b r u m a n te del dia, la fria i mortífera b r u m a llamada camanchaca, que traiciona a los primeros pasos a u n ejército c o m o el unido, sin buenos guias i c o n peores c o n d u c t o r e s . Aquella n o c h e d e eterno recuerdo, el ejército u n i d o , desorientado p o r c o m p l e t o en un m a r d e b r u m a blanca e impenetrable, estuvo a p u n t o d e c h o c a r c o n la v a n g u a r dia chilena q u e m a r c h a b a también perdida,—paralela a él sin saberlo, i mas tarde el grueso d e nuestras fuerzas estuvo al tomar por el e n e m i g o a las propias avanzadas. A l fin amaneció esa n o c h e sin estrellas, c o m o alguien la llamó, i c u a n d o las oscuras sombras se desvanecieron, el ejército v i o q u e estaba sin pensarlo a las puertas d e A g u a Santa. E l primer espectáculo q u e se descubrió a sus miradas fué el d e los 27 cadáveres i n m o l a d o s dias antes p o r la caballería chilena, insepultos hasta entonces i horriblemente desfigurados por la acción d e l sol i del salitre. T o d o el dia 17 a c a m p a r o n nuestros soldados bajo la v i vida llama d e un sol d e fuego i sin recibir mas r a n c h o q u e una partícula d e carne salada. Sin e m b a r g o , el patriótico entusiasmo d e q u e estaban animados n o d e c a y ó ante tanto sufrimiento: fué notable la decisión i alegria c o n q u e a b a n d o n a r o n el c a m p a m e n to de Negreiros, a m e d i o dia del 18, para ir al e n c u e n t r o del e n e m i g o . Después d e soportar impasibles los inconvenientes d e una n o c h e igual a la del 16, llegaron a divisar al a m a n e cer del fatal dia, es decir el 19, la estación d e Santa C a talina, d o n d e se creia e n c o n t r a r al ejército chileno. " L l e v a d o s d e esa c o n v i c c i ó n , el jeneral B u e n d i a i su Estado M a y o r Jeneral se adelantaron a divisar c o n sus anteojos d e c a m p a ñ a , la indicada oficina q u e estaba a seis 0 siete cuadras d e nosotros; pero, c o m o estaba desierta, en vano martirizaban su vista, sin q u e brotasen del suelo esos e n e m i g o s . M u c h o t i e m p o pasaron en tal afán, hasta que el-ejército les h i z o advertir a voces, q u e ese e n e m i g o que n o se hallaba en Santa Catalina, estaba m a s p r ó x i m o en su costado izquierdo, o c u p a n d o a tres cuadras las alturas de San Francisco." ( 1 ) T o d o s los jefes, oficiales i soldados d e Bolivia i el Perú, menos Buendia i Suarez, c r e y e r o n i hasta llegaron a p e dir que se le debia atacar inmediatamente. Sordos a t o d o c o n s e j o i a toda indicación, los jefes Buendia i Suarez, veían tranquilamente q u e el e n e m i g o recibiera refuerzos p o r el tren, q u e llegaban hasta el m a l dito cerro, en c o n v o y e s repetidos. Entretanto los aliados se morían d e h a m b r e i d e fatiga con las armas al brazo. L a p o c a agua q u e se p u d o c o n seguir, se repartía solo entre los peruanos, teniendo los bol ivianos, o b l i g a d o s p o r la sed, q u e recibir las gotas del precioso l í q u i d o q u e se escapaban en el reparto, para m o jar sus secos labios. Cuando nuestros soldados desesperaban d e cansancio, 1 los chilenos d e 5,000 q u e eran en la mañana habían d u plicado sus fuerzas; se o r d e n ó q u e se formaran p a b e l l o nes, anunciando q u e el ataque se suspendía para el dia siguiente. En los consejos d e guerra q u e tuvieron lugar el 19, así como los dias anteriores, B u e n d i a i Suarez declararon q u e asumían toda la responsabilidad. Fueron, pues, los autores esclusivos d e todas las marchas i contramarchas inútiles i desgraciadas d e los p r i meros dias, del i n c e n d i o d e los almacenes d e víveres, d e la falta o mas bien d e l n i n g ú n m é t o d o en la c o n d u c c i ó n del ejército i, por último, d e haber permitido q u e el e n e migo recibiera refuerzos a su vista, sin cortarle el c a m i n o carril que le servia para tal objeto i c o n lo q u e se habría podido fácilmente aislar, estrechar e n sus posiciones, b a tir en detall i v e n c e r seguramente al invasor chileno. (1) "La campaña de los 18 dias en Tarapacá."—Folleto citado.

TERCERO.

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Mas, sobre los jenerales de la alianza pesaba, al parecer, la maldición de los desaciertos. Entretanto que D a z a coutramarchaba en Camarones, Buendia, sirviendo de pantalla a Suarez, cambiaba el fácil triunfo con la vergozosa derrota. A las 3 P. M . daba la orden de ataque; poco después la contradecía; mas la primera línea que había avanzado hasta el pié del cerro no se apercibió de la contra orden i e m peñaba resueltamente la batalla. E n t o n c e s vino la confusión, el desconcierto c o m p l e t o ; Suarez recorría la línea eu el primer m o m e n t o , indicando a unos cuerpos que permanecieran en sus puestos i a otros que secundaran el ataque. E s así que, mientras parte de los batallones A y a c u c h o del Perú e Ulimani de Bolivia ascendían denodadamente la pendiente del cerro con los valientes jeneral V i l l e g a s i coronel R a m ó n G o n z á l e z , el resto del ejército disparaba sus armas inconscientemente, hiriendo a aquéllos por la espalda. A Buendia i Suarez no se les volvió a ver desde que fué empeñada la acción de un m o d o tan impensado. P a rece que la pasaron, guarecidos de las balas, eu Santa C a talina. N o tardó en iniciarse la dispersión de mas vergüenza de las que pueda contar la historia. Aquello no fué batalla ni mereció los honores ele la derrota: fué simplemente dispersión i fuga. Cuando los pocos valientes que habían subido heroicamente el cerro i que se hallaban en posesión de mas de un canon enemigo de los que coronaban la cumbre de San Francisco, volvieron la cabeza atrás para pedir municiones i refuerzos, se encontraron solos i abandonados. E l parque habia sido el primero en la huida. E s o s arrojados soldados tuvieron que retirarse, c a m biando los laureles del triunfo con el estigma de una derrota tan vergonzosa, que los mismos chilenos no la creyeron, imajináudose que era un artificio de Buendia para obligarlos a salir de sus atrincheramientos. E s fama que los lejendarios de la conquista, no se atrevieron a abandonar el cerro hasta los tres dias siguientes a la dispersión del ejército unido. Tanto error, tauta cobardía, tanto desacierto, tanta infamia, en fin, que orijinaron i consumaron aquel desastre sin precedente en la historia,—obra esclusiva de B i e n d i a i Suarez—creyeron disculpar éstos con el famoso parte p a sado por el segundo, en el que se escarnece i calumnia de la manera mas ruin la honra del soldado boliviauo, haciendo recaer sobre él toda la responsabilidad de San F r a n cisco. N o negamos que en la desgraciada campaña de Tarapacá, así c o m o en la jornada que le puso término, algunos de nuestros compatriotas se portaron cobardes e indignamente, cubriendo de negro lodo el pabellón boliviano. Mas esto no quiere decir que todo aquel lucido ejército v o l u n tario, que marchó resuelta i abnegadamente a guarnecer las costas del Sur i soportar todos los rigores del desierto, no hubiera cumplido su deber c o m o lo sabe cumplir el soldado boliviano. A h í está Pisagua, ahí está el m i s m o San Francisco i Tarapacá, que mnestrau sus arenales teñidos con mas sangre boliviana que peruana. R e p e t i m o s , i lo diremos eternamente, los úuicos culpables de San Frauciseo son el jeneral don Juan Buendia i el coronel Belisario Suarez. N o seguiremos a estos d o s personajes e n su loca i d e sesperada corrida p o r los c a m p o s d e Tarapacá. Bástenos decir q u e el resultado d e ella fué la c o m p l e t a dispersión del ejército boliviano, a c u y a reorganización opusieron B u e n d i a i Suarez los mayores obstáculos, i la ruina d e l peruano. T a m p o c o hablaremos e n esta ocasión d e l c o m b a t e d e Tarapacá, brillante desquite q u e los aliados obtuvieron espontáneamente sobre las armas d e Chile i q u e aquéllos lo convirtieron en derrota, p o r el m i e d o cerval c o n que


GUERRA DEL PACIFICO.

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emprendieron la retirada, d e j a n d o al e n e m i g o t o d o u n botín d e victoria. La presencia d e B u e n d i a i Suarez e n d i c h a a c c i ó n se redujo a desbaratarla. El 18 de D i c i e m b r e , después d e u n a penosa i m o r t a l travesía, llegaron a A r i c a los restos d e s h e c h o s del ejército peruano. L o s d o s j e f e s q u e l o habían arruinado i d e s h o n r a d o , fueron destituidos a su entrada a aquel p u e r t o i s o m e t i dos a j u i c i o i n m e d i a t a m e n t e . E n Chile, o e n cualquiera otra parte d e l m u n d o , h a brían sido e n el acto fusilados. P o c o después, Piérola o r d e n ó q u e el j u i c i o se c o n t i n u a r a i c o n c l u y e r a e n L i m a . B u e n d i a se m a r c h ó a allí c o n tal motivo. Si tal p r o c e s o h a sido l l e v a d o hasta el ú l t i m o , d a r á m u c h a m a s l u z sobre la c a m p a ñ a d e Tarapacá para el futuro. C u a n d o B u e n d i a llegó a A r i c a , n o t a m o s q u e habia e n v e j e c i d o diez años e n el trascurso d e J u l i o a D i c i e m b r e . Era q u e la conciencia, j u e z i v e r d u g o i m p l a c a b l e d e los h o m b r e s , atormentaba al desgraciado j e n e r a l c o m o a responsable d e la p é r d i d a d e l m a s r i c o d e p a r t a m e n t o d e su patria. U n o d e esos dias q u e en el h o t e l d e su alojamiento se paseaba triste, pensativo, c o n el abatimiento q u e causa aquel cruel t o r c e d o r d e l alma, llegó a encontrarse c o n el j e n e r a l Daza, q u e a la s a z ó n estaba e n A r i c a , i en la c h a r la q u e entablaron sobre los desgraciados sucesos d e l S u r , r e c o b r a n d o p o r u n m o m e n t o su a n t i g u o b u e n h u m o r , l e dijo, p o c o m a s o m e n o s , estas palabras: — J e n e r a l Daza, U d . se c o m i ó l o s Camarones i y o sufro las indijestiones.

XXVI. EDITORIALES. POR (Editorial de

Q U É-HA VENCIDO

CHILE.

E L INDEPENDIENTE de Santiago, Diciembre de 1 8 7 9 . )

I.

da imposibilidad q u e , una vez en ella, pudieseis resistir el empuje de los 15,000.soldados de la alianza! A l sentir la voz de marcha que aguardaba ansioso, se hizo a la vela, i llegó a Pisagua, i t o m ó por asalto sus reductos, i se internó hacia D o l o r e s , donde, con fuerzas infinitamente inferiores, desbarató el ejército aliado, i hoi, dueño de Iqnique i de toda la provincia de Tarapacá puede, volviéndose a los que le decían: ¡ N o será! repetirles l o que el héroe de La viola es sueño a sus cortesanos, después de arrojar por la ventana a un majadero que creía la cosa i m p o s i b l e : ¡Vive Dios

que pudo ser!

Sí, pudo ser i todos l o han visto, i y a nadie lo niega. Chile, p o r una serie de importantísimos triunfos, se ha puesto en camino de obtener la victoria definitiva. L o s enem i g o s podrán postergar mas o menos la fecha de la triste liquidación; podrán obligarnos a comprar m a s o menos c a ramente la victoria; pero ya nadie—ni ellos m i s m o s — d u dan de que será de Chile l a victoria. Sucede, sin e m b a r g o , que, no pudiendó negarnos el éxito, se empeñan en arrebatarnos el mérito de haberlo obtenido. I sucede también que, no encontrando asidero para atacarnos en nuestros actos, van a buscarlo en nuestras intenciones. E l l o s dicen: ¡Chile ha vencido, cierto! Chile quedará definitivamente dueño del c a m p o : y a es imposible n e g a r l o ; pero eso, si algo prueba en favor de la astuta previsión de Chile, nada prueba en favor del patriotismo de sus hijos ni del valor de sus soldados. Chile ha vencido en mar i en tierra, porque cuando aceptó la guerra estaba listo para hacerla, c o m o que de años atrás disciplinaba sus rejimientos i allegaba en sus parques i arsenales toda clase de elementos de guerra. Si Chile hubiera procedido c o m o se asegura ahora por sus gratuitos detractores, a nadie habría dado m o t i v o para tildar de artera su política. Quién se prepara para encontrarse en actitud de defenderse i luego es atacado, lio da testimonio de maldad, sino de l a m a s laudable previsión. A s í , a ser ciertos los preparativos qne se nos atribuyen, cuando era para nosotros un secreto la alianza pactada en nuestro daño por el Perú i Bolivia, ellos, lejos de importar un capítulo de acusación contra Chile, serian la m a s brillante corona qne pudiera discernirse a sus estadistas. Pero l a verdad es que no son acreedores a un honor tan insigne.

Chile estaba desapercibido para la colosal lucha en que Puestos por la evidencia en l a imposibilidad de negar se halla envuelto, i el m u n d o entero, testigo hoi de sus los triunfos de Chile, los gratuitos enemigos que Chile tietriunfos, fué ayer testigo de su casi absoluto desarme. ne en Buenos A i r e s , han cambiado de táctica. Nadie ignora que, al romperse las hostilidades, nuestro Mientras duró la época de los preparativos, i mientras l a ejército apenas llegaba a 2,000 h o m b r e s ; que nuestros busuerte de las armas se mostró indecisa, los enemigos de ques de guerra estaban sin tripulación i a medio desarmar; Chile afirmaron en todos los tonos—desde el de la burla que no teníamos en nuestros parques disponibles ni un n ú hasta el de la a m e n a z a — q u e el triunfo de la alianza era mero de rifles, ni un número de cañones igual al que tenia seguro. Los aliados eran mas que nosotros i vahan mas que en sus manos el ejército de línea d e l Perú, es decir, de una nosotros. E l valor, la pericia, la humanidad, la justicia i la sola de las Repúblicas aliadas. I por cierto que habría sido fortuna estaban de su parte. Chile era un embécil que, d e - el c o l m o de la demencia creernos suficientemente preparadeclarando la guerra a Bolivia i el P e r ú , habia ido a m e - dos para declarar la guerra a dos R e p ú b l i c a s q u e , unidas, terse en la caverna de los leones. D e ahí saldría irremisible- contaban con una poderosa escuadra, con cinco millones de mente castigado, mutilado i escarmentado. habitantes i con 10 a 12,000 soldados de línea, porque t e níamos 2,000 hombres diseminados desde A t a c a m a , a AranTales eran las para nosotros p o c o gratas conjeturas qne dia a dia daban a la publicidad en Buenos Aires i en M o n - co i 8 , 0 0 0 fusiles en nuestros almacenes militares! video los sistemáticos detractores de nuestro país, mientras las conjeturas fueron posibles. P e r o vino iin dia en que el soplo de la realidad dio en tierra con aquellos castillos de naipe. L a escuadra de Chile, t o m a n d o al Huáscar i capturando a la Pilcomayo, probó que si a nuestros marinos s o braba el arrojo-para morir gloriosamente en luchas i m p o sibles, no faltaba tampoco la pericia necesaria para dar a l cance, i vencer i capturar a los que, m a s que en el poder de los cañones, habían puesto su confianza en el rápido andar de sus naves. N i fué ese el único desmentido que desde e s te laclo de los A n d e s enviaron los hechos a los falsos p r o f e tas del Plata. Cansado nuestro ejército de oír las voces qne llegaban a su campamento, diciéndole: E s imposible que os atravais a espediciouar sobre l a costa peruana, i m a s imposible que logréis poner pié en ella, e imposible de t o -

Sucedió, sin embargo, que ese desarme en que Chile se hallaba, lejos de dañarlo, vino a poner en claro su poder, i en cierta manera, a hacerlo m a s formidable. E n efecto, si el país estaba desarmado en F e b r e r o , gracias al cielo, hoi no lo está. Si el patriotismo hizo que aquellos primeros 2,000 hombres se elevaran pronto a 2 0 , 0 0 0 , la actividad de los ajentes de Chile i el bien sentado crédito que a fuerza de honradez habia adquirido en E u r o p a , hicieron que nunca faltaran armas escelentes con que dotar a los batallones qne pedían c o m o una gracia su envió al teatro de la guerra, ¿Habria sido preferible que l o q u e se h a hecho a toda prisa i a última hora se hubiese hecho con antipacion? Algunos l o creen, porque así, fuera de l a economía en las adquisiciones, habríamos tenido una grande economía de sobresaltos e inquietudes. Pero es permitido dudarlo cuando-


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TERCERO.

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se considera que, en razón de las incesantes mejoras que se hacen año a año en el material de guerra, es el que c o m p r a último el que está siempre en aptitud de c o m p r a r l o mejor. E n resumen, Chile, que fué provocado a la guerra por el pacto secreto celebrado en su contra i por los atropellos escandalosos de Bolivia, pudo perfectamente haberse preparado para la defensa, sin inferir a nadie agravio i acreditando ante el m u n d o una mui plausible previsión. Pero sus parques militares vacíos, su ejército reducido a 2,000 hombres, su escuadra semi-desarmada, son una prueba irrefragable de que nada maquinaba contra nadie i de que nada sabia de las maquinaciones que, contra su honra e intereses, se tramaban en la vecindad.

j u i c i o de los mismos; esto es, en su m e d i o siglo d e pacíficas i modestas tareas. L o s aliados, siempre en guerras intestinas o esteriores, c o m p r a n d o armamentos, levantando fortificaciones, r e c l u t a n d o soldados i enseñándolos a batirse en luchas fratricidas, d e s c u i d a r o n su ilustración, dilapidaron sus a s o m brosas riquezas i arruinaron su crédito. Así, c u a n d o sonó la hora de una guerra seria i fué preciso e m p r e n d e r una c a m p a ñ a dificultosa, t o d o les faltó a u n t i e m p o . H o m b r e s d e c o n s e j o i h o m b r e s de acción, dinero en las arcas n a cionales i crédito en los m e r c a d o s europeos, i marinos para su escuadra i soldados para su ejército, i en mar i en tierra fusiles, ametralladoras i cañones.

Apesar de todo, Chile ha podido en pocos meses reunir los elementos precisos para llevar la guerra a sus p o d e r o sos enemigos i para obtener sobre ellos decisivas victorias. ¿Por qué i c ó m o ? H é ahí lo que procuraremos esplicar a los interesados i a los curiosos.

Entretanto, ¿qué acontecía en Chile? E n Chile sucedía precisamente lo contrario. Estábamos desprovisto de t o d o ; pero nuestra escasez fué la escasez de unos cuantos m e ses. A la vuelta de ellos tuvimos, mas o m e n o s , cuanto necesitábamos. ¿Por qué? P o r q u e v i v i e n d o en paz nos h a bíamos preparado para la guerra. E n efecto, quien vive en paz dedicado a sus tareas, adquiere, economiza i almacena. Por la inversa, quien vive en las estériles ajitaciones do la r e m e l t a , consume, destruye i se devora.

II. H a i u n aforismo m u i c o n o c i d o i repetido, que rara vez deja de ser i n v o c a d o c u a n d o se trata de aconsejar a las naciones: si vis pacem para bellum. Si quieres la paz, p r e párate para la guerra; si deseas evitar camorras, ármate hasta los dientes; si n o quieres verte en el caso de d e s e n vainar el sable, c u i d a de mantenerlo siempre afilado c o m o una navaja d e barba. Si la absoluta que encierra la c o p i a d a sentencia fuese cierta, bien triste seria la c o n d i c i ó n de la h u m a n i d a d , porque, d e b i e n d o armarse los pacíficos para conservarse en paz, i los belicosos para salir triunfantes en las guerras que meditasen, el m u n d o entero acabaría, antes de m u cho, p o r trasformarse en un vastísimo cuartel, d o n d e n o se pensase, ni trabajase, ni viviese sino para matar o para no ser m u e r t o . Pero ¿es cierto el aforismo? T a n p r o b l e mática es su solidez, que autor, i de peso, c o n o c e m o s nosotros que se atreve a formular, precisamente c o m o mas e x a c t o , su contrario: si vis pacem para pacem. N o es eso lo mas singular, puesto q u e lo mas singulares que, m e d i t a n d o un p o c o , llega u n o a persuadirse de que la paz es, n o solo el m e j o r preparativo para la paz. sino también para la guerra. Si vis bellum parce pacem. I nada tan fácil c o m o manifestar lo m u c h o de e x a c t o que contiene esta aparente paradoja. Cuando Chile se vio o b l i g a d o a declarar la guerra a la alianza peruano-boliana, una de las principales razones que alegaban los que pronosticaban nuestra ruina, era la larga vida de paz que h a b í a m o s llevado, mientras Bolivia i el Perú llevaban m e d i o siglo de asonadas, m o t i n e s , r e voluciones i batallas. D e que nuestros enemigos hubiesen vivido peleando, m a t á n d o s e , d e d u c í a n los observadores prevenidos en nuestra contra, o superficiales c u a n d o menos, que ellos habrían de encontrarse m e j o r preparados para la guerra q u e nosotros, i que, por lo tanto, nuestra derrota era lo inevitable. El Perú i Bolivia, que querían la guerra, que la tenían resuelta desde t i e m p o atrás, de conformidad c o n la antigua m á x i m a , se habían estado preparando para hacérnosla. Entretanto, ¿qué sucedía aquí? A q u í sucedía que, e n a morados de la paz i solo pensando en disfrutarla i conservarla, habíamos c o n s a g r a d o p o r c o m p l e t o nuestra actividad a las obras de la paz. I ¡admirable leí de las gratas sorpresas que D i o s siempre conserva a los pueblos de sano juicio i de intenciones sanas! resultó que, trabajando en las obras de la paz i para la paz, nos h a b í a m o s preparado mucho mas seriamente que nuestros pérfidos e n e m i g o s para las tareas d e la guerra. Porque, si bien se mira, i prescindiendo de otras causas, que no es nuestro á n i m o recordar en este m o m e n t o , es tan cierto que la i m p o t e n c i a de los aliados estaba en lo que, a j u i c i o de los observadores superficiales, constituía su superioridad, c o m o que el poder de Chile estribaba precisamente en lo q u e debia constituir su flaqueza, a TOMO I I — 3 2

Chile, en las tareas de la paz, ilustró su mente, incrementó sus riquezas, adquirió fama de honrado i de buen p a g a d o r ; en una palabra, adelantó por los caminos de la civilización a sus vecinos del Norte. A s í cuando necesitó ajentes, los encontró activos i h o n r a d o s ; cuando llamó a sus hijos a las armas, acudieron por millares a su l l a m a miento, con la conciencia clara de su superioridad, o r g u l l o sos del nombre que llevaban i resueltos a morir por la defensa de una causa de cuya justicia estaban persuadidos. A s í cuando, necesitando de dinero, echó a la circulación algunos millones de papel con la garantía de su firma, nadie, dentro ni fuera del país, les hizo asco, porque dentro i fuera había la certidumbre de que el que había puesto esa firma sabría hacer c u m p l i d o honor a su promesa. A s í , por ú l t i m o , cuando fué preciso tener millones en E u ropa para adquirir los elementos de guerra que nos hacian falta, allá no hicieron falta los millones, c o m o lo c o m p r u e ban de sobra los varios cargamentos de rifles, de cañones i pertrechos de guerra que han llegado ya a Valparaíso. I todo eso lo ha hecho Chile desahogadamente i sin tocar siquiera a sus fuentes de riqueza, que en plena campaña han continuado tan abundantes c o m o siempre. E l secreto de esta robustez está, c o m o lo insinuábamos, en nuestra vida laboriosa i pacífica de medio siglo. P o r la inversa, el secreto de la impotencia de los aliados está en su medio siglo de criminales calaveradas. E n vez de economizar como Chile, consumieron inconsideradamente sus rentas i gravaron i comprometieron en toda suerte de descabelladas empresas los fondos del presente i los fondos del porvenir. A s í , cuando la guerra vino, no encontró el P e r ú quien hiciese a su firma el honor de nua libra esterlina. ¿Ni c ó m o podía esperar otra cosa un país que, en plena paz i sin pretesto alguno, por sí i ante sí, había suspendido el pago de la amortización i de los intereses de su deuda? Ni estaba mejor sentado su crédito en el interior, p o r que, empobrecido el país con leyes aduaneras estrafalarias i por desastrosos monopolios, i arruinado por enormes emisiones de papel moneda que no llevaba consigo ni la mas remota esperanza de uua conversión en metálico, la voz de ¡socorro! lanzada por el gobierno, fué voz perdida en el desierto. L o s mas no quisieron acudir, i los pocos que quisieron no pudieron llevar sino unas cuantas gotas, cuando se necesitaba un océano. D e esa suerte todo faltó al Perú en los momentos terribles en que todo es poco para las inmensas necesidades de la guerra: todo, hasta los soldados, porque los soldados se hacen de los ciudadanos o, por lo menos, de los hombres, i el P e r ú , — o t r o tanto podía decirse de B o l i via,—lejos de haber cifrado sus esfuerzos en hacer amable


250

G U E R R A

la patria para sus hijos, dándoles garantias, estar i templos de virtud, parece que solo humillarlos, en oprimirlos, en disgustarlos desesperanzarlos de un porvenir mejor. ¿Qué es el indio en el P e r ú i Bolivia? ¡Poco mas que una bestia de carga! ¡ I el bargo, forma las tres cuartas partes de la los ejércitos de la alianza!

D E L

libertad, b i e n ha pensado en de la vida i en

indio, sin e m población i de

Queda, pues, nos parece, de manifiesto la principal causa de los triunfos de Chile. H a vencido a sus enemigos, porque, mientras él se habia preparado para la paz o para la victoria, por las obras i en las tareas fecundas de la paz, sus enemigos se habían preparado para la guerra o para la derrota, por las obras de la guerra según la lójica de los ociosos pendencieros. Solo nos resta, para concluir, hacer una observación tendente a quitar a nuestro aforismo qne dice: Si quieres la victoria, prepárate por las obras de la p a z — l o qne tiene de absoluto i por lo mismo de escesivo. La guerra marítima moderna no se hace en las mismas condiciones en que se la hicieron atenienses, espartanos i persas, cuando se disputaban el predominio del Mediterráneo, echando al mar una nueva flota de sesenta o cien trirenes todas las primaveras. A h o r a la guerra marítima es guerra de formidables i costosísimas máquinas que no se hacen, aun teniendo el dinero preciso, en semanas ni en meses. E n estas máquinas, qne no pueden adquirirse cuando se necesitan, es indispensable pensar aun en los tiempos de paz, sobre todo cuando se vive en la vecindad de jentes que odian i qne envidian. Salvo, empero, esos elementos de lenta adquisición, qne deberán adquirirse siempre en tiempo de paz, los demás sabrá siempre proporcionárselos eu la abundancia i de la clase que necesite un pueblo honrado, laborioso, rico i v a liente. E n dos palabras, a los que se preguntan: ¿ P o r qué ha vencido Chile i c ó m o es que Chile ha podido v e n c e r ? — c o n testamos: Chile ha vencido en la guerra a los aliados del N o r t e , porque desde antes era ya sn vencedor en los torneos de la paz, del trabajo i de la civilización. Z.

EL

RODRÍGUEZ.

MOMENTO.

(Editorial de Los TIEMPOS de Santiago, Diciembre 9 de 1 8 7 9 . )

Después de la j o r n a d a de Dolores, que se nos presentó c o m o la ruina del ejército enemigo, todos creyeron q u e íbamos a una guerra tan rápida c o m o afortunada; pues el ejército de Tarapacá destruido, era el ejército de T a c n a obligado a retirarse al interior o a librarnos batalla, si íbamos p r o n t o sobre él para estorbar su retirada. H é ahí destruidos los dos ejércitos que eran la vida i la esperanza del e n e m i g o . Pero h a b í a m o s p r e s u m i d o demasiado, i demasiado p r o n to, de las consecuencias de la j o r n a d a de Dolores. A h í n o h u b o un ejército destruido. H u b o solo u n ejército rechazado i v e n c i d o . El e n e m i g o , siempre mirando hacia Arica, solo intentó interponerse entre el ejército de D o l o r e s i nuestro cuartel jeneral. Desbaratado su p r o p ó sito i sin firmeza para acometer una gran batalla, se puso en retirada hacia Tarapacá, que el acontecimiento acaba de probar que era una formidable posición militar, v e r dadera guarida de leones, en que si h u b o zorros, faltaron los leones. N o habia ejército deshecho. Nuestras noticias o nuestras imajinaciones nos engañaban. H a b i a u n ejército todavía fuerte para combatir o continuar su retirada, era precisamente lo que hacia al caer sobre él nuestras columnas. Sin la bravura de nuestros soldados, Tarapacá es para nosotros una derrota tan gloriosa i sangrienta, c o m o sangrienta i gloriosa ha sido su victoria. Es indudable que el ejército e n e m i g o va en retirada. ¿Ya en derrota?

PACIFICO.

Por nuestra parte creemos q u e aun tiene fuerzas i q u e habría c o n v e n i d o cortarle la retirada. Solo sabemos q u e se ha enviado una fuerte división de caballería con encargo de hostigarlo en su retirada, i que esa fuerza h a vuelto a Tarapacá sin haber l o g r a d o hostilizar a los fujitivos por el mal estado de los caballos. E l ejército de Tarapacá debió caer t o d o él en Tarapacá; que a ganar la frontera de Arica, a u n q u e d i e z m a d o , p u e d e modificar de una manera trascendental las c o n d i c i o nes de la guerra, desde que sea refuerzo para el ejército d e T a c n a i nos obligue a v o l v e r a principiar. A c a m p a n d o en T a c n a u n ejército respetable, n o p o dríamos ir a L i m a sin dejar bien defendido el territorio y a o c u p a d o por nuestras armas. Ello nos debilitaría. L u e g o , necesitamos ir a T a c n a antes q u e a Lima, i n e cesitamos alcanzar, a cualquier precio, en la n u e v a c a m paña, y a n o solo victorias gloriosas, sino victorias d e c i sivas. Si la n u e v a c a m p a ñ a se limita a barrer al e n e m i g o sin destruirlo, seria difícil establecer la d u r a c i ó n de la guerra. L a cuestión es v e n c e r l o i destruirlo. S e g ú n las últimas noticias, el desaliento de los aliados es grande, la alianza está en peligro, los chasqueados se acusan los unos a los otros, su m a t r i m o n i o principia a ser u n infierno, i si hai ahí síntomas de agonía, que n o eran d e s c o n o c i d o s , hai ahí también u n m o t i v o mas para que nuestras operaciones m a r c h e n a ser decisivas. Si destruim o s a los tercios enemigos v e n c i d o s en Tarapacá, en c o m p a ñ í a de los tercios que los aguardan en Tacna, la guerra ha c o n c l u i d o . El ejército de L i m a i los reclutas del interior quedan v e n c i d o s sin batirse. N o s e n c o n t r a m o s en un m o m e n t o que va a decidir de la d u r a c i ó n de la guerra. T o d o d e p e n d e de nuestros c o n ductores. JUSTO

SEAMOS

ARTEAGA

ALEMPARTE.

FRANCOS.

(Editorial de E L NACIONAL de Lima, Diciembre 1. ° de 1 8 7 9 . )

Entre las múltiples causas mediatas o inmediatas que han ocasionado o preparado nuestros desastres, bueno es ahora que han c o m p r e n d i d o todos haber llegado la época de nada callar, señalar c o n patriótica franqueza una de las que mas han influido en ilusionar al país casi entero sobre el valor de las personalidades de t o d o j e n e r o que hemos, tenido a nuestra cabeza en los marcadísimos ramos que se relacionan c o n nuestro armamento i nuestra defensa. Preciso es confesar la verdad, i n o será ésta recriminac i ó n , que por cierto n o es ésta la é p o c a de proferirlas; pero lo cierto es que la gran mayoría de las publicaciones no han acertado a ponerse a la verdadera altura que exijen las circunstancias i el lejítimo m o d o de sentir del país. Las tradiciones de amistades, c o m p a d r a z g o s , c u a n d o m e n o s la estremada b o n d a d de nuestro carácter, han i m pedido descubrir en toda su desnudez la ineptud, i n c o m petencia o falta mayores de los h o m b r e s en quienes, sin e m b a r g o , d e s c a n s á b a n l a suerte i los destinos de la nación. U n falso p u d o r que se revestía c o n mas o m e n o s sinceridad del m a n t o del patriotismo, nos i m p e d i a confesar frente al e n e m i g o nuestras flaquezas, nuestras necesidades, i p o n i e n d o el d e d o en la llaga viva, señalar c o n levantado, enérjico i constante tesón las faltas de nuestros gobernantes i directores, la variedad i absoluta i n c o m p e t e n c i a de unos, i la abierta criminalidad de n o pocos. Sin embargo, n o nos faltaban los ejemplos, i ese mismo e n e m i g o contra quien preferíamos ensañarnos en una guerra de injurias e improperios, a la verdad no mui eficaz, mientras teníamos q u e reformar i censurar en nuestro interior, nos enseñaba c o n el tono de sus publicaciones onérjico, imparcial i verdaderamente patriótico, a posponer toda consideración cualquiera q u e ella fuese, a las sagradas e improrogables exijencias de la salvación del


CAPITULO

país; i tanto mas notable i d i g n o de emitar se hacia ese ejemplo, c u a n d o veíamos al Gobierno, c o m o n o p o d i a menos que suceder, obtemperar e inclinarse ante la opinión u n á n i m e espresada de una manera tan franca, tan c o n s tante, a la vez que tan imperativa. A q u í se h a querido d e s c o n o c e r el influjo, el p o d e r i n menso q u e tiene la prensa c u a n d o se h a c e el verdadero eco de la opinión i d e las necesidades de la situación; se ha o b e d e c i d o , casi por lo jeneral, a móviles que, si n o m a nifestaban debilidad de carácter o de c o n v i c c i o n e s , p o d í a n manifestar a los ojos de la masa del país cierta indiferencia i prescindencia que, sin embai'go, n o podían existir, pero que por desgracia se hacían demasiado aparentes. Si en lugar de las contemporizaciones que h a n observado gran parte de las publicaciones diarias; si en lugar de las mentidas correspondencias q u e del S u r se m a n d a ban sobre el estado de nuestros ejércitos, los medios d e defensa, la c o m p e t e n c i a , vijilancia, actividad i honradez de los que h a n resultado ser los mas inmediatos responsables en nuestros descalabros e ignominias; si en lugar de toda esa hojarasca, de esa afición a querer verlo t o d o de color de rosa, nos hubieran d e n u n c i a d o el estado v e r dadero de ese ejército m e n o s que m e d i a n a m e n t e armado, mal vestido i peor alimentado, la c o n d u c t a escandalosa del Jeneral en Jefe, q u e por sus debilidades e impericia llegó a ser casi la mota de sus subordinados, la imprevisión i falta total de c o m p e t e n c i a i actividad en su Estado Mayor Jeneral, i una dirección suprema que nada estudiaban i veian por sí i m e n o s nada p o d i a n saber del estado de nuestras tropas i defensa del litoral que nosotros mismos, otra hubiera sido la m a r c h a d e los acontecimientos, otra igualmente hubiera sido la suerte del país. L a dura i tremenda esperiencia nos h a enseñado c o n férreo i sangriento látigo el c a m i n o que d e b e m o s seguir. Sea siempre la prensa el órgano franco, imparcial i levantado del m o d o d e pensar i de las necesidades de este país; de este país que en m e d i o de su sublime e incontrastable confianza en todos los que debían dirijirle o salvarle, solo ahora principia a ver claro i a exijir que se le hable c o n franqueza ya q u e tanto i tanto h a sufrido c o n i n c o m p a rable c a n d o r i resignación.

PRENSA NO

ARJENTINA.

DESMORALICEMOS.

TERCERO.

251

haciendo en la lucha electoral, en que el miedo infundiólo a los remingtons hace abstenerse de votar a las mayorías. N o demos tregua a los gobiernos i a los bandos qne desmoralizan a los pueblos i los hacen incapaces de toda a c titud i de toda resolución varonil, echándose a muertos a los menores contratiempos. L o s gobiernos i los bandos desmoralizadores, c o r r u p t o res, envenenadores de los pueblos, son los que han derrotado vergonzosamente al P e n i i Bolivia. L o hemos estado anunciando desde el primer m o m e n t o ; hemos señalado la cansa. E l Perú i Bolivia no opondrá resistencia seria a Chile, afirmábamos, porque están desmoralizados por sus gobiernos i sus partidos personales. L a misma obra de disolución se está haciendo entre n o s otros. H a llegado ya al estremo de que la opinión pública ha abandonado a los poderes oficiales el ejercicio de la soberanía p o p u l a r ; ha entregado a los hombres que m a n dan el cuidado de elejir i constituirle gobierno. N o estaban preparados los vecinos que el año 7 rendían a los aguerridos ejércitos ingleses mandados - por jenerales que habian puesto a raya la marcha triunfal del primer capitán del siglo. N o estaban preparados los que trasponían la empinada i escabrosa cordillera de los A n d e s para derrotar en Chacabnco tropas numerosas i disciplinadas. N o estaban preparados los Treinta i Tres Orientales, que vadeaban el Uruguai, i tomaban prisionera en Sarandí la infantería formada por Berresford, qne se habia batido contra las divisiones de Junot con brillo r éxito. E l corazón es la grande arma de los pueblos: vale mas qne el cañón K r u p p , qne el fusil Grass, qne las ametralladoras, los encorazados i los torpedos. U n ejército, por fuerte que sea, no es dueño mas que del terreno que pisa, i un pueblo es dueño de todo su territorio. Si un pueblo tiene la desgracia i la culpa de tener un mal g o b i e r n o , que no lo ha dotado de los medios c o n v e nientes de defensa i de victoria, no por eso está autorizado para consentir en la ignominia. Póngase de pié, i m p o n g a a su gobierno, repare las faltas cometidas, sálvase a sí mismo. Levantemos al menos el espíritu nacional i el sentimiento de individualismo en cada ciudadano. Que no haya un arjentino que no se indigne a la idea de que se pueda dar la espalda a la dignidad de la R e p ú b l i c a , cualesquiera que sean las armas con que se la ofenda, i que no sienta subir ai rostro el rubor i la cólera a la suposición de que alguien se atreviese a componer una salida a la cobardía con la frase consagrada: no estarnos preparados.

(Editorial de E L NACIONAL, diario redactado por doa Domingo F . Sarmiento.)

Buenos

Aires,

Noviembre

28 de

1879.

L o que sucede en el Perú no tiene escusas. M. Thiers, para consolar el amor propio de los franceses, inventó una esplicacion de la derrota con las frases: no estábamos preparados! Con esa frase embustera i desmoralizadora, se quiere esplicar el desmoronamiento del Perú ante una invasión de diez o doce mil hombres. Chile estaba preparado, se dice, i el Perú no lo estaba. N o es armamento lo que escasea en el P e n i . Nunca faltan armas al valor. L o que se echa de menos es sentimiento de la dignidad nacional, es ese temple de alma, ese poder moral que dan la conciencia del deber i el estímulo del honor, i salva a los pueblos de la deshonra, cayendo como los héroes o los mártires. No estaba preparada la España cuando se defendia de la invasión francesa, i se defendió detrás de cada árbol, de cada peñasco, sepultándose en los escombros de sus ciudades como en Zaragoza, lanzándose sus patriotas al sacrificio c o m o Daoiz i Velarde. La patria se defiende prendiendo fuego a sus capitales, como en M o s c o w ; muriendo hasta las mujeres i los niños, como en Misolonghi. Levantemos el espíritu de los ciudadanos, no lo enfermemos con el terror de los armamentos, c o m o se ha estado

Caución guerrera del Perú. A las armas! nos llama la guerra! Nos dé sombra el pendón bicolor; Que gloriosos i bravos soldados, Ser juraron los hijos del Sol! I. Ya se escucha la trompa guerrera, Ya se escucha la voz del cañón, Ya se acerca la hora felice De llegar a los campos de honor. En la paz jenerosa el peruano, I en la guerra esforzado campeón, Al cubrir su estandarte do palmas Dará muerte al infame invasor. II. A la guerra! a la guerra! marchemos A la guerra sembrando el terror En las tiendas de infame enemigo Que solo usa vileza i traición. A la guerra! a la guerra! peruanos! A la guerra la fama gritó, A la guerra; la fama se apresta A cantar nuestra gloria i valor. III. Sangre, sangre, torrente de sangre Lave el suelo que aleve pisó El que hambriento pretende arrancarnos Del tesoro la joya mejor.


252

GUERRA D E L PACIFICO.

Sangre, sangre, que en cruenta batalla A los que hoi levantaron su voz, En mil charcas de sangre podamos Revolearlos sin darles perdón. IV.

Nuestros pechos que sean baluarte Que a la patria por siempre guardó, Nuestras frentes que se alcen serenas, Nuestros ojos con aire feroz. A la guerra! Tomemos la lanza, Los fusiles o el arma mejor, I de pólvora envueltos en nubes, Demos muerte al que a lid provocó. SALVADOR

DB V I D A U R R E .

Himno nacional compuesto para el batallón Coquimbo núut. 1. CORO. ¡Oh Chile adorado, Del libre mansión; De gloria se cubra Tu augusto pendón! I. Será nuestra guia Tú estrella brillante Que alumbra radiante La tierra i el mar; Tu nombre, que es signo De fuerza i victoria, Tu nombre a la gloria Sabremos llevar.

VIII.

¿Quién puede impasible Mirar tu bandera Que cruza altanera La arena i el mar? ¡Ah! nadie... No puede Llamarse chileno Aquel que eu su seno No te alza un altar! IX.

Deber sacrosanto Nos llama a la guerra: Que el cielo i la tierra Nos vean vencer, I hundir en el polvo Los rotos pendones De aleves naciones De insana altivez. X.

Volemos al campo De gozo radiantes I hollemos triunfantes La tierra del Sol, I al pié de los muros De Lima insolente Resuene potente La voz del cañón! CORO ¡Oh Chile adorado Del libre mansión; . De gloria se cubra Tu augusto pendón! PABLO GARRIOA.

II. En vano se aprestan Dos pueblos menguados, Queriendo, irritados, Tu honor ofender. Tú heroica cual siempre, Sabrás defenderte I ruinas i muerte Llevarles do quier. III. Por ti, cara patria, Con rostro sereno Veráse al chileno Sin tregua luchar: Jamás de esos viles La hueste insolente Tu intrépida frente Podrá doblegar! IV. Que es fuerte el que te'ama • Que es fuerte el soldado Que lleva grabado Tu nombre en la lid. I nunca vencido Se ve en el combate El pecho que late Luchando por tí.

V. Ejemplo sublime Nos dio de osadía La hueste que un dia Coquimbo lanzó. I allá en el glorioso Recinto de Espejo De eterno reflejo Su frente bailó. VI. ¡Oh patria! juramos Seguir ese ejemplo I entrar en el templo De gloria i honor, O el último aliento Rendir i domados Cayendo abrazados Del sacro pendón! VII. ¡Quién no ama ardoroso Tu espléndido suelo? Quién no ama tu cielo De nítido azul? Quién no ama tus valles, De flores bordados, Tus montes nevados Do nace la luz?

EN

MARCHA!

—¿Oís?...Un ruido sordo levántase lejano, Que asciende hasta los cielos e invade la estension: Es el afán chileno que ajita el monte, el llano, I lleva hacia el océano su_movimiento i voz! En marcha!—esa es la orden.—I truenan los cañones, I agúzase la espada i apréstase el fusil, I en el latir unísono de miles corazones, El'alma de la patria sonríe al porvenir! En marcha! hijo del triunfo, soldado ciudadano, Al campo de la gloria, al campo del honor! De nuevo al Inca aleve castigará tu mano... En marcha! —esa es la orden—¡Tarapacá! la voz. ¿Tarapacá?...—La voz que moverá constante El corazón del bravo en tierra i en el mar, Del ínclito Ramirez, el eco agonizante, Con que al postrer suspiro clamó: ¡Tarapaoá!... ¡En marcha! i sin cuartel!...—Que la traición peruana Soporte, al fin, tremenda, la vengadora lei. Irresistible i fiero, ayer, cual tromba humana, ¡Soldado de Pisagua! renovarás tu ayer!... Que caiga todo, cuanto se oponga a tu carrera, Soldado, que paseas tu gloria sin igual; La enseña de la patria, la tricolor bandera, Depósito sagrado, que siempre guardarás! En marcha! que ya altivos conmuévense los Andef, I ansioso el mar de triunfos, ajltase febril. ¡Soldado ciudadano! por tus hazañas grandes, Mil lauros a tu frente prepárate a ceñir! En marcha! si el acero demándate la mano, En marcha! que, impaciente piafando está el corcel: Contigo va la patria, soldado ciudadano, Al campo de la gloria, al campo del deber! Allí, donde te aguarda la espléndida victoria, Allí, donde triunfante tu enseña clavarás, I escribirás tu nombre, que en la chilena historia, Ocupará gloriosa la pajina inmortal! ¡Podrás caer!....—¡No importa!...Los bravos en la guerra Son honra de la patria, del mundo admiración: El polvo del cobarde, escoria de la tierra, El alma de los héroes, constelación de Dios!... ADOLFO

QUIROS.


CAPÍTULO IV. o o o-oo

SUMARIO.—I. Decretos i notas del Gobierno de Chile referentes a la guerra.—II. El Ministro Quiñones participa a su Gobierno que el prefecto de Puno no trasmite los telegramas que recibe con la oportunidad debida, adjuntando, en prueba, dos telegramas sobre la derrota de San Francisco. (Inédito.)—III. Precauciones tomadas por el Ministro Quiñones para atender i hacer regresar al Perú a los dispersos del combate de San Francisco. (Inédito.)—IV. El Ministro de Bolivia en el Pera protesta de las aseveraciones hechas por la prensa de Lima, degradantes para el ejército de Bolivia. (Inédito.)—V. Rectificaciones al parte del coronel Suarez sobre el combate de San Francisco: nota del Secretario Jeneral del ejército boliviano al contra-almirante Montero.—VI. Importantes notas, mui reservadas, de Quiñones a Montero, dando cuenta de la situación política de La Paz, revolución sofocada por Nufiez del Prado i denuncio de éste en contra de Daza por pretender apoderarse de Tacna i Arica. (Inédito.)—VII. Se comunica los últimos sucesos de la política interna de Bolivia. (Inédito.)—VIII. Parte oficial del coronel boliviano Rufino Carrasco sobre la invasión de Ataeama.—IX. Importantes cartas del Ministro Z. Flores i del coronel Juan Granier al jeneral Hilarión Daza.—X. El Ministro Sotomayor solicita del Jeneral en Jefe datos para saber qué punto del Perú conviene atacar. (Inédito).—XI. Cuadro de las divisiones de que se compone el ejército a las órdenes de Montero; jiros de letras sobre Europa: decreto de Prado de fecha 17 de Diciembre de 1 8 7 9 . — X I I . Fuga del jeneral Prado: decretos i proclama al delegar el mando de la nación al Vice-presidente La Puerta.—XIII. La revolución en Lima i el Callao en poder de Piérola: descripción detallada.—XIV. Proclama de Piérola al pueblo i al ejército, acta popular en Lima proclamándole Jefe Supremo de la nación i sus primeros decretos al asumir el mando.—XV. Actas levantadas por los jefes de la escuadra i del ejército; bando del prefecto de Lima.—XVI. Estatuto provisorio de Piérola i decretos referentes a la guerra.—XVII. Manifiesto del jeneral La Cotera a la nación i carta-circular del jeneral Prado dirijida a Lima desde Guayaquil.—XVIII. Viaje de la Union al Sur con pertrechos de guerra; parte oficial de Villavicencio i correspondencia a E L COMERCIO de Lima sobre esta espedicion.—XIX. Partes oficiales del bloqueo de Arica i sobre el crucero establecido entre lio i Moliendo.—XX. Captura de una lancha torpedo salida de Panamá para el Perú: telegramas, parte oficial del comandante M. de la Barrera i correspondencia oficial entre el cónsul chileno en Panamá i el Gobierno de Colombia.—XXI. Destitución de Daza: telegramas, relación de la REVISTA DEL SUR de Tacna, proclamas del jeneral Camacho i acta-proclama de la Junta de Gobierno en La P a z . — X X I I . Carta del jeneral Daza al contra-almirante Montero i contestación de éste; esposicion del Secretario de la Guerra del ejército boliviano sobre la destitución de Daza.—XXIII. Bloqueo de Moliendo: nota del comandante del Huáscar al Cuerpo Consular.—XXIV. Plan de operaciones propuesto por el gabinete de Santiago al Jeneral en Jefe del ejército. (Inédito.)—XXV. Carta confidencial de don Mariano Alvarez al contra-almirante Montero, que contiene importantes revelaciones sobre la dictadura Piérola i sus propósitos.—XXVI. Primera*espedicion a Moquegua: telegramas, partes oficiales chilenos i peruanos i correspondencias.—XXVII. Editoriales.

I. Decretos i notas del Gobierno de Chile referentes a la guerra. LA

NACIÓN FAMILIAS

CUIDA DE

SUS

LOS

HERIDOS

FALLECIDOS

I

SOCORRE

DEL

A

EJÉRCITO

LAS EN

CAMPAÑA. NÚM.

5 , 3 9 4 . — M I N I S T E R I O D E L A GUERRA.

Santiago,

Noviembre

19 ele 1879.

S. E. h a d e c r e t a d o h o i lo q u e sigue: " H e acordado i decreto: Las estancias en los hospitales civiles o militares d e los oficiales e individuos d e tropa del ejército, heridos en campaña, será d e cuenta fiscal i, en consecuencia, n o se formará cargo alguno p o r dichas estancias a los espresados individuos ni a los cuerpos a q u e pertenecieren. Tómese razón i circúlese a quienes corresponda." L o q u e trascribo a V . S. para su c o n o c i m i e n t o . Dios guarde a V . S. JOSÉ A.

GANDARILLAS.

Al Jeneral en Jefe del ejército del Norte.

Decreto: 1. ° Las familias d e Jos individuos d e la 3. ^ brigada d e l rejimiento d e Zapadores, a q u e se refiere el d e c r e t o de 20 del actual, q u e dispuso la suspensión d e las mesadas d é q u e disfrutaban, continuarán percibiéndolas; d e b i e n d o las respectivas tesorerías n o formar cargo a l g u n o al e n u n c i a d o cuerpo i pasarlo a la Tesorería Jeneral, c u y a oficina aplicará el p a g o a los depósitos m a n d a d o s c o n s t i tuir por los decretos d e 18 i 25 d e Marzo, 10, 14, 22 i 23 d e Abril, 12 i 16 d e M a y o ú l t i m o i demás fondos q u e p r o v e n g a n d e erogaciones particulares i q u e el G o b i e r n o designará o p o r t u n a m e n t e ; 2. ° Las inspecciones d e l E j é r c i t o i d e la Guardia N a cional, cada v e z que reciban avisos d e los jefes d e los diversos cuerpos, a n u n c i a n d o el fallecimiento d e individ u o s d e tropa q u e tengan impuestas mesadas, los p o n d r á n en c o n o c i m i e n t o d e las correspondientes oficinas p a g a doras, para la c o n t i n u a c i ó n del a b o n o d e las mesadas en la forma q u e se espresa en el artículo precedente; 3. ° L a Tesorería Jeneral elevará m e n s u a l m e n t e al M i nisterio d e la Guerra u n a razón d e las cantidades q u e haya aplicado a los depósitos enumerados en el artículo 2. ° d e este decreto. T ó m e s e razón, c o m u n i q ú e s e i publíquese. PINTO.

José Antonio

Gandarillas.

MINISTERIO D E LA GUERRA.

Seentiago, Noviembre

ESPLORADORES.

29 de 1879.

Siendo necesario procurar el socorro d e las familias d e los individuos d e tropa del ejército del N o r t e q u e mueran en campaña; I teniendo presente q u e mientras el congreso atiende de una manera jeneral a esta necesidad, el G o b i e r n o p u e de disponer d e algunos f o n d o s , erogados p o r particulares, para el sostenimiento d e la guerra actual i a los cuales se aplicarán los pagos d e las mesadas d e las clases i soldados que perezcan en la campaña,

NÚM.

5 , 5 7 6 . — M I N I S T E R I O D E L A GUERRA.

Santiago,

Noviembre

27 de 1879.

S. E. h a d e c r e t a d o h o i lo siguiente: " C o n lo espuesto en la nota q u e precede, apruébase el siguiente decreto espedido c o n fecha 16 d e l corriente p o r el Jeneral en Jefe del ejército del N o r t e : " T e n i e n d o necesidad imperiosa el ejército d e m i m a n d o d e personas c o n o c e d o r a s del terreno q u e hai q u e recorrer


GUERRA

254

DEL

hasta encontrar las fuerzas enemigas, he a c o r d a d o i d e creto: "Llámanse al servicio activo, mientras dure la c a m p a ña, a los capitanes d o n Marcos L a t h a m ' i d o n Manuel R o d r í g u e z , a los subtenientes d o n A n í b a l Espelet, d o n Liborio Letelier i d o n Luis Villegas. " A b ó n e s e a los n o m b r a d o s el sueldo i gratificación c o r respondientes a su clase, considerándoseles en servicio activo desde esta fecha." T ó m e s e razón i c o m u n i q ú e s e . " L o trascribo a V. S. para su c o n o c i m i e n t o i fines c o n siguientes. D i o s g u a r d e a V. S. JOSÉ A.

PACIFICO.

en el puerto de Valparaiso, en conformidad con lo prescrito por los artículos 1. , 2. ° i 3. ° de la lei de 11 de S e tiembre p r ó x i m o pasado, observándose, en orden al avalúo de las mercaderías i cuotas de los derechos, las leyes i arancel vijentes en el Perú al tiempo de la ocupación de los respectivos puertos. Tómese razón i publíquese. c

PINTO.

Augusto

Matte.

JEFE DEL SERVICIO S A N I T A R I O D E L EJÉRCITO

EN

CAMPAÑA.

GANDARILLÁS. MINISTERIO D E L A GUERRA.

Al Jeneral en Jefe dol ejército del Norte.

Santiago, ARMAS TOMADAS AL NÚM.

ENEMIGO.

5,598.—MINISTERIO D E LA GUERRA.

Santiago,

Noviembre

28 de

1879.

C o m o resulta de las c o m u n i c a c i o n e s oficiales que el ejército e n e m i g o h a d e j a d o en p o d e r del nuestro armas de diversas clases i c o n d i c i o n e s , creo o p o r t u n o r e c o m e n dar a V. S. la c o n v e n i e n c i a de comisionar algunos oficiales c o n el fin de q u e las armas procedentes del e n e m i g o , las que h a y a n sufrido deterioro i todas las que haya sobrantes en los cuerpos del ejército al m a n d o de V . S., sean arregladas i embaladas para remitirse a la Maestranza Jeneral de Santiago. V . S., para la remisión de ese a r m a m e n t o , p u e d e a p r o vechar la venida de alguno de los trasportes que c o n frecuencia se despachan c o n destino a Valparaíso. D i o s g u a r d e a V . S. JOSÉ A.

GANDARILLÁS.

Al Jeneral en Jefe del ejército del Norte.

Diciembre

8 de

1879.

Siendo necesario dar unidad al servicio sanitario del ejército en campaña, i que la direcion jeneral de ese servicio cerca del ejército sea ejercida por persona que reúna los conocimientos facultativos necesarios, i que al m i s m o tiempo tenga las facultades convenientes para hacer las variaciones que dicho servicio exija, atendiendo también a la creación de establecimientos u hospitales que sean necesarios, i al aumento, disminución i variación del personal existente, H e acordado i decreto: N ó m b r a s e , sin goce de sueldo, al doctor don R a m o n A l l e n d e Padin, jefe del servicio sanitario del ejército en campaña. E l espresado funcionario dará cuenta de sus resoluciones e indicará las medidas convenientes a la Intendencia Jeneral del Ejército en Valparaiso, con quien se entenderá directamente, i también a la comisión sanitaria de lo que sea de la incumbencia de esta comisión. Anótese i comuniqúese. PINTO.

José

Antonio

Gandarillás.

PUERTOS D E IQUIQUE I PISAGUA. ENVIÓ A L CALLAO D E OTRA REMESA D E

MINISTERIO D E H A C I E N D A .

Santiago,

Noviembre

29 de

1879.

Estando ocupados por las armas de la R e p ú b l i c a los puertos de Iqniqne i de Pisagua, i siendo necesario fijar las reglas a que debe someterse el comercio en sus relaciones con los dichos puertos, decreto: A r t . 1. ° Para los efectos de la internación i esportacion de mercaderías, se considerará c o m o puerto mayor el de Iqniqne i c o m o puerto menor, dependiente de éste, el de Pisagua, A r t . 2. ° L o s productos chilenos i las mercaderías e s tranjeras que hubiesen pagado sus derechos de internación en las aduanas de la República podrán introducirse libremente en cualquiera de los puertos mencionados. 3. ° Las mercaderías no comprendidas en el artículo anterior, pagaráu sus derechos de internación conforme a la tarifa vijente en aquel territorio al tiempo de su o c u pación. Tómese razón i pnblíqnese. PINTO.

Augusto

Matte.

MINISTERIO D E H A C I E N D A .

Santiago,

Diciembre

12 de

1879.

A fin de procurar al comercio las facilidades compatibles con el buen servicio fiscal, He acordado i decreto: L a s mercaderías que se envíen a los puertos de Iquique i Pisagua i demás del territorio peruano ocnpado por las armas de Chile, podrán pagar sus respectivos derechos

Iquique,

Diciembre

HERIDOS.

8 de

1879.

H e recibido el siguiente telegrama del señor Ministro de la Guerra, don José A n t o n i o Gandarillás: " D i g a V . S. al señor S o t o m a y o r , a Iquique, que envié al Callao la otra remesa de heridos enemigos con las precauciones del caso. Envíele esta comunicación por el Loa n otro vapor, si hai alguno antes que e s e . — J o s é A. Gandavillas." L o que trascribo a V. S. para su conocimiento i fines consiguientes. Dios guarde a V . S. R.

SOTOMAYOR.

Al señor Jeneral en Jeje del ejército. ORGANIZACIÓN DEL EJÉRCITO.

Iquique,

Diciembre

12 de 1879.

E l señor Ministro de la Guerra me comunica lo siguiente: " S a n t i a g o , Diciembre 6 de 1 8 7 9 . — V i v a m e n t e preocupado el Gobierno de que el ejército de operaciones en el territorio del P e r ú reúna en su organización todas las condiciones que las circunstancias aconsejau introducir para atender a su mejor servicio i afianzar el éxito de la campaña en que se encnentra empeñado, ha creído conveniente dirijírse a V . S. con el fin de indicarle la necesidad de introducir ciertas reformas tendentes al objeto indicado i que especificó a V . S. a continuación. 1. ° E l Gobierno cree conveniente que las fuerzas del ejército espedicionario se organicen en divisiones compuestas de las tres armas, al mando cada una de ellas de nn jefe especial que podrá serlo al m i s m o tiempo del Tejimiento o batallón a que pertenezca.


CAPITULO

Estos jefes serán nombrados por el Jeneral en Jefe del ejército con la aprobación de V . S. 2. ° Cada una de estas divisiones deberá tener un d e p ó sito especial de las municiones respectivas, el que correrá a cargo de oficiales designados al efecto, los que cuidarán de tener constantemente provisto su depósito, solicitando previamente del parqne jeneral, con el Visto Bneuo del jefe respectivo, todos los artículos que se reputen necesarios para atender al completo de este ramo en la división a que pertenezcan. El parque especial de cada división marchará con ella i en los casos en que una parte de las fuerzas de la división hubiese de separarse, los encargados de aquél cuidarán de proveerla de todos los artículos de guerra que le fuesen n e cesarios, designando un delegado especial a cuyo cargo e s pecial corra este servicio durante el tiempo que p e r m a n e z ca separada la tropa. 3. ° E s así mismo conveniente que cada jefe de división sea acompañado por uno o dos ayudantes del E s t a d o M a yor Jeneral que se hallen al cabo de las precauciones i de las medidas que en cada caso especial haya dictado el J e neral en Jefe para la marcha de las operaciones. 4. ° Esta organización de! ejército en divisiones no i m porta en manera alguna la idea de qne el ejército sea fraccionado en puntos lejanos i distantes unos de otros. P o r el contrario, el Gobierno cree que V . S. debe evitar ese fraccionamiento, salvo en cnanto sea indispensable para el servicio de guarnición en los distintos puntos avanzados i plazas del litoral. Debe procurarse que la concentración del ejército se h a ga en puntos en qne tenga facilidades para ocurrir a los distintos lugares amagados, con la prontitud i elementos necesarios, de suerte que no sean posibles los casos en que las fuerzas enemigas puedan librar combate teniendo de su parte la superioridad numérica. La concentración de fuerzas ofrecerá, además, la ventaja de que siempre p o d r á disponerse de toda o la mayor parte de los elementos de movilidad i, por consiguiente, de los víveres, forrajes i municiones necesarios. 5. ° N o obstante la creaciou de los parques especiales para cada división, deberá subsistir siempre el parque j e neral con todo sn personal necesario, el que cuidará de l l e var una cuenta especial por las entregas que les hiciere. 6. ° Cree también el G o b i e r n o q u e es necesario q u e la Intendencia Jeneral que a c o m p a ñ a al ejército, se concrete esclusivamente a la provisión d e víveres, forraje, agua i vestuario para el ejército, desligándola d e t o d o otro servicio que en la actualidad tenga a su cargo. L a espresada Intendencia designará e m p l e a d o s especiales q u e atiendan a este servicio en cada una d e las divisiones, c o n s u l t a n d o el mejor arreglo i la mas o p o r t u n a provisión d é todo el ejército.

CUARTO.

255

tiene d e los distintos servicios d e l ejército en c a m p a ñ a i a q u e tan d e cerca a t i e n d e . — D i o s guarde á V . S . — J o s é A. Gandarillas'.' L o q u e trascribo a V . S. para su c o n o c i m i e n t o i fines consiguientes. D i o s guarde a V . S. R.

SOTO-MAYOR.

Al señor Jeneral en Jefe del ejército.

N U E V A ORGANIZACIÓN D E L EJÉRCITO D E L NORTE.

El testo del decreto p o r el cual se d a u n a n u e v a organización a nuestro ejército d e operaciones en el Norte, es el siguiente: E l señor Ministro d e la Guerra, c o n fecha 13 del presente, c o m u n i c a al señor Jeneral en Jefe el decreto q u e sigue: "Considerando: Q u e para la m e j o r espedicion del servicio c o n v i e n e o r ganizar el ejército d e operaciones del N o r t e en divisiones compuestas d e fuerzas d e las tres armas, i que está o r d e n a d o por el S u p r e m o G o b i e r n o c o n fecha 6 d e D i c i e m b r e de 1879; Q u e el Jeneral en Jefe d e d i c h o ejército h a aceptado la idea d e d i c h a organización en telegramas i notas oficiales de 2 i 5 del presente m e s ; Q u e es urjente para p o d e r emprender nuevas o p e r a c i o nes bélicas dar al ejército espedicionario u n a organización definitiva; I en uso de las atribuciones q u e m e h a c o n c e d i d o el Supremo Gobierno, Decreto: 1. ° E l ejército d e operaciones del N o r t e se c o m p o n d r á de cuatro divisiones, c o n los j e f e s i fuerzas q u e a c o n t i nuación se espresan: 2. ° F o r m a r á n la primera división: el rejimiento 3. ° línea, el rejimiento Esmeralda, el batallón Naval, el V a l paraíso, u n a brigada c o m p l e t a d e artillería i un e s c u a d r ó n de Cazadores a caballo. N ó m b r a s e j e f e d e esta división al señor coronel d o n Santiago A m e n g u a l i Jefe d e E s t a d o Mayor, al teniente coronel g r a d u a d o d o n A d o l f o Silva Vergara. Servirán al primero d e ayudantes d e c a m p o i serán adjuntos al Estado M a y o r los oficiales d e la división que designe el j e f e d e la m i s m a c o n aprobación del J e n e ral en Jefe. 3. ° F o r m a r á n la segunda división: el rejimiento 2. ° de línea, el rejimiento Santiago, el batallón Búlnes, el batallón A t a c a m a , u n a batería K r u p p d e m o n t a ñ a i u n escuadrón d e Cazadores a caballo. N ó m b r a s e j e f e de esta división al coronel d o n Mauricio M u ñ o z i Jefe d e E s t a d o Mayor, c o n retención d e su empleo, al teniente coronel d e injenieros d o n Arístides Martínez. Servirán d e a y u d a n t e s de c a m p o del primero i servirán d e ayudantes d e E s t a d o Mayor, los oficiales q u e designe el jefe de la división c o n aprobación del Jeneral en Jefe,

7. ° Así m i s m o considera el G o b i e r n o m u í c o n v e n i e n t e que todo el servicio d e ambulancias i hospitales f u n c i o n e c o n i n d e p e n d e n c i a del delegado d e la I n t e n d e n c i a J e n e ral i sujeto a la dirección d e u n e m p l e a d o superior, q u e 4. ° F o r m a r á n la tercera división: el rejimiento 4. ° será oportunamente designado. E l espresado e m p l e a d o de línea, el rejimiento d e Artillería d e Marina, el batallón cuidará d e pedir o p o r t u n a m e n t e a la Intendencia Jeneral C h a c a b u c o , el batallón C o q u i m b o , u n a batería d e artilleen Valparaíso t o d o lo q u e fuere menester para el m e j o r ría d e c a m p a ñ a i u n escuadrón d e Granaderos a caballo. servicio en el ramo d e q u e se haya encargado. N ó m b r a s e jefe de esta división al coronel d o n José D o m i n . I g u a l m e n t e considera el G o b i e r n o q u e la d i r e c c i ó n g o A m u n á t e g u i i Jefe d e Estado Mayor, al teniente c o r o n e l i arreglo d e los ferrocarriles i telégrafos d e b o también ser d o n D i e g o Dublé A l m e i d a . Servirán d e ayudantes d e c a m p o al primero i serán ayudantes d e Estado M a y o r , los materia de una oficina especial independiente. oficiales d e la división q u e designe el Jefe d e la m i s m a A fin de q u e todas estas medidas p u e d a n llevarse a c o n aprobación del Jeneral en Jefe. cabo c o n la p r o n t i t u d i la regularidad q u e la situación d e nuestro ejército requiere, el G o b i e r n o aguarda q u e , si fue5. ° F o r m a r á n la cuarta división: el rejimiento Buin sen de la aceptación d e V . S., d i s p o n g a V . S., d e acuerdo 1. ° d e línea, el rejimiento Lautaro, la brigada d e Z a p a con el Jeneral en Jefe del ejército, en la parte militar, dores, u n a brigada c o m p l e t a de artillería i un escuadrón que las autoridades allí establecidas les d e n el d e b i d o de Granaderos a caballo. La batería d e campaña d e esta cumplimiento. división hará las veces d e reserva para atender al refuerzo Creo escusado manifestar a V . S. q u e las anteriores de alguna d e las otras c u a n d o sea necesario. N ó m b r a s e medidas están sujetas a las modificaciones q u e V . S. c o n - j e f e d e esta división al coronel d o n O r o s i m b o Barbosa i sidere indispensables, en vista d e los acontecimientos q u e Jefe d e Estado Mayor, a d o n B a l d o m e r o D u b l é A l m e i d a . Servirán d e ayudantes de c a m p o al j e f e d e esta división i allí se suceden i del c o n o c i m i e n t o mas perfecto q u e V . S. R

c


GUERRA

250

DEL

serán ayudantes de Estado Mayor, los oficiales d e la d i v i sión que designe el j e f e d é l a m i s m a c o n a p r o b a c i ó n del Jeneral en Jefe. 6. ° El c u e r p o de I n j e n i e r o s i compañías de pontoneros serán distribuidos p o r el Jefe de Estado M a y o r Jeneral c o n arreglo a las necesidades de cada división. 7. ° Los jefes de división que lo sean también de regim i e n t o , conservarán el m a n d o de sus cuerpos. Anótese, c o m u n i q ú e s e i dése c u e n t a al S u p r e m o G o bierno para su a p r o b a c i ó n . "

PROYECTO D E NÚM.

ACUERDO.

5,989.—-MINISTERIO

Santiago,

D E LA GUERRA.

Diciembre

19 de

1879.

Me es grato c o m u n i c a r a V . S., para que por su c o n d u c t o llegue a c o n o c i m i e n t o de los jefes, oficiales i demás i n d i v i d u o s del ejército, el p r o y e c t o de a c u e r d o c e l e b r a d o por la H o n o r a b l e Cámara de D i p u t a d o s en sesión de 17 del actual: "PROYECTO D E ACUERDO:

La Cámara de Diputados declara que el ejército armada han m e r e c i d o bien d e la patria." D i o s guarde a V . S. JOSÉ A .

i

GANDARILLAS.

PACIFICO.

en la uoche, c o m o recibí la correspondencia, i no c o m o ha llegado el 25 a las 9.30 P. M. Queda, pues, p r o b a d o , señor Ministro, que el prefecto de Puno no cumple estrictamente con las órdenes que se le tienen dadas sobre la inmediata comunicación de los telegramas oficiales que se le dirijen para que los trasmita a esta L e g a c i ó n ; i fácilmente se deduce del hecho que dejo manifestado,, que si el ájente aduanero de Bolivia no dirije igual telegrama a su G o b i e r n o , aun habría recibido con mas atraso esa noticia tan importante, i que, dada la situación política de este país, ha influido en gran parte a no haberse podido evitar con tiempo los sucesos que se han desarrollado en esta ciudad i de los que doi cuenta a V . S. en mi oficio reservado de esta fecha. I el prefecto de P u n o no desconoce la falta de c u m p l i miento que da a las órdenes que tiene recibidas al respect o ; pues, c o m o verá V . S., para cohonestarla, dice que pidió aclaraciones al prefecto de Arequipa, aclaraciones que no consiguió ni se le podían dar, caso de que las haya pedido, sobre un cablegrama tan claro i esplícito que no se presta a las dudosas interpretaciones que vio en él el prefecto citado. Con el fin de salvar mi responsabilidad en lo que pueda sobrevenir mas tarde por la demora en el conocimiento de sucesos importantes i de que se mejore el mal servicio de hoi, dirijo a V . S. la presente, a fin de que se sirva tomar las medidas que crea necesarias. Dios guarde a V. S. J.

L.

QUIÑONES.

Al Jeneral en Jefe del ejército del Norte.

COPIA NÚM.

II. £1 Ministro Quiñones participa a su íiobierno que el prefecto de Puno no trasmite los telegramas que recibe con la oportunidad debida, adjuntando, en prueba, dos telegramas sobre la derrota de San Francisco. (Inédito.) NÚM. 2 4 7 . — L E G A C I Ó N D E L PERÚ E N BOLIVIA.

La Paz,

Noviembre

29 de

1879.

Señor Ministro: Por el estimable oficio de V . S. de 8 de los corrientes, núm. 189, me he impuesto, con suma satisfacion, que V . S. ha reiterado a los prefectos de Arequipa i P u n o las órdenes que se les tiene dadas para que trasmitan a esta L e g a c i ó n , a brevedad posible, los sucesos que se realicen con relación a la guerra actual. Con sentimiento, tengo que manifestar a V . S., que apesar de esas órdenes reiteradas, el prefecto de Puno tiene muí poca escrupulosidad en cumplirlas. Para que V . S. pueda formar completo juicio sobre la morosidad i grave retardo con que llegan a esta Legación las noticias mas importantes, me permito remitirle en copias auténticas, signadas con los números 1 i 2, los dos oficios que me ha dirijido el 22 del presente, bajo los núms. 51 i 52, trascribiéndome, por el primero, el telegrama que el citado dia 22, a las 4.35 P. M., dirijió al Gobierno de esta R e p ú b l i c a el ájente aduanero de Bolivia en M o l i e n d o ; i por el segundo, comunicándome igualmente otro telegrama que le h a bía dirijido el prefecto de A r e q u i p a el dia 2 1 , a las 8.40 P. M., ambos telegramas participando el desastre de nuestro ejército en la batalla del cerro de San Francisco. C o m o notará V . S., el cablegrama dirijido por S. E. el Supremo Director de la Guerra comunicando tan infausta nueva, l l e g ó a conocimiento del prefecto de P u n o el dia 2 1 , i debió trasmitirlo en el acto i por estraordiuarioaesta Legación, o cuando menos mandarlo al dia siguiente a p r o vechando de la salida del vapor que ese dia, i c o m o de costumbre, salia en viaje directo de P u n o a Chililaya, de cuya manera había recibido el citado telegrama el dia 23

1.

N ú m . 5 1 . — P r e f e c t u r a de Puno.—A 22 de Noviembre de 1 8 7 9 . — S e ñ o r E n v i a d o Estraordinario i Ministro P l e n i potenciario del P e r ú en B o l i v i a . — E l señor doctor don D o nato M u ñ o z , me ha dirijido de M o l i e n d o , a las 4.35 P. M. de hoi, el siguiente telegrama, recibido a las 4.45, cuyo tenor dice a s í : — " S e c r e t a r i o Jeneral Gutiérrez m e dice hoi de Tacna. Avise reservado prefecto P u n o , trasmita reservado Gobierno P a z , el rechazo del ejército aliado atacando San Francisco. Muchas pérdidas.— Gutiérrez.—Donato Muñoz, Ájente Aduanero de B o l i v i a . " — T r a s c r í b o l o a V . S. para su conocimiento, indicándole que en el mismo sentido m e dirijo al señor Presidente del Consejo de Ministros de esa R e p ú b l i c a . " — D i o s g u a r d e a V . S . — ( F i r m a d o ) . — - H I P Ó L I T O V A L D É S . — - E s copia.—Jja Paz, Noviembre 29 de 1 8 7 9 . — A b r a k a m Jeraldino, A d j u n t o a esta Legación.

C O P I A N Ú M . 2. N ú m . 5 2 . — P r e f e c t u r a de Puno.—A 2 2 de Noviembre de 1879.—Señor Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del Perú en B o l i v i a . — E l prefecto de Arequipa me ha trasmitido, a las 8.40 P. M. de ayer, el siguiente telegrama, que no comuniqué a V . S. inmediatamente, porque, c o m o verá, su testo se prestaba a dudosas interpretaciones, por lo que m e dirijí al enunciado prefecto pidiéndole lo aclarase.—Doi a U d . esta esplicaci.m para que no estrañe el retardo de pocas horas con que le trasmito el citado telegrama, cuyo tenor dice a s í : — " S . E. el Jeneral Presidente Director de la Guerra, en c a b l e g r a m a de hoi que acabo de recibir, me dice: 2 oficiales llegados a Chira dicen divisiones Bnstamante, V i l l e g a s i D á v i l a atacaron, cerro San Francisco, desde 3 hasta 6.30 P. M . ; rechazado retiróse nuestro ejército.— García i García."—Que trascrib o a V . S. para su conocimiento, significándole que de este | telegrama doi conocimiento al Jefe del Poder Ejecutivo de esa nación.—Dios guarde a V . S . — ( F i r m a d o ) . — H I P Ó L I T O . V A L D É S . — E s c o p i a , — L a P a z , N o v i e m b r e 29 de 1879,— Abrakam Jeraldino, A d j u n t o a esta L e g a c i ó n .


CAPITULO

III. Precauciones tomadas por el ministro Quiñones para atender i hacer regresar al Perú a los dispersos del combate de San Francisco. (Inédito.) NÚM.

249.—LEGACIÓN

DEL

PERÚ

EN

BOLIVIA.

La Paz, Noviembre 29 de 1879. Señor Ministro: E n previsión de que alguna parte de nnestro ejército rechazado en el cerro de San Francisco pudiera haberse retirado con dirección a esta República, he adoptado las medidas convenientes para que sea ansiliada i pueda v o l ver al punto que designe S. E . el Jeneral Presidente D i rector de la guerra. Según el número i las circunstancias de los que vengan, el personal de esta Legación se trasladará a O m r o o al punto mas conveniente, a fin de que nuestros compatriotas sean bien atendidos en su desgraciada condición. Para los gastos qne sea necesario hacer, tomaré el dinero suficiente i libraré contra la Caja Fiscal de Tacna, porque ni los bancos ni el comercio de esta plaza tienen relaciones con esa capital. Esperando qne V . S. se servirá recabar de S. E . la a p r o bación de la medida de que doi cuenta i dictará las órdenes convenientes, tengo el honor de reiterarme de V . S. mui atento servidor. J.

L.

QUIÑONES.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores del Peni.—Lima.

IV. El Ministro de Bolivia en el Perú protesta de las aseveraciones hechas por la prensa de Lima, degradantes para el ejército de Bolivia. (Inédito.) NÚM.

4 6 . — L E G A C I Ó N D E B O L I V I A E N EL PERÚ.

Lima, Diciembre 1. ° de 1879. Señor Ministro: Faltaría y o al deber q u e m e i m p o n e n el o b j e t o principal de m i misión i la s o l e m n e situación q u e atraviesan ambas repúblicas—el de velar por la consolidación de la alianza—si n o llamara la atención de V . E . sobre u n h e cho demasiado grave, c u y a repetición parece darle el carácter de p r o p a g a n d a sistemada, i c u y o desarrollo p u e de debilitar los v í n c u l o s de sincera confraternidad c o n que están ligados a m b o s pueblos. Me refiero, señor Ministro, a las aseveraciones de L A PATRIA i E L COMERCIO de esta capital, relativas al c o m portamiento del ejército d e Bolivia en el ú l t i m o e n c u e n tro c o n el e n e m i g o i a la i m p u t a c i ó n q u e se h a c e al país de haberse d e f e c c i o n a d o de las filas de la alianza. Así, por ejemplo, L A PATRIA, d a n d o inconscientemente cabida a noticias q u e están en p u g n a c o n reiterados h e chos, antiguos i recientes, que atestiguan lo contrario, dice en su edición de 2 7 del pasado lo siguiente: ' L a caballería boliviana h u y ó apenas iniciado el c o m bate." No es m i á n i m o desvanecer esta i m p u t a c i ó n , depresiva para el crédito del ejército de Bolivia, i tanto mas falsa cuanto q u e éste n o ha tenido caballería en las divisiones que han c o m b a t i d o en San Francisco, pues n o p u e d e llamarse tal el bizarro Tejimiento Bolívar, p o r q u e , aun cuando tiene caballos, su papel es d e guerrillero, i c o m o tal, pelea siempre a pió. S o b r e t o d o , la l u z q u e se hará luego, si es que n o se cree suficiente la que y a alumbra esa funesta j o r n a d a , p o n d r á mas en relieve la falsedad de tal imputación i hará pesar la responsabilidad sobre q u i e nes se hayan h e c h o acreedores a ella. TOMO

n—33

CUARTO.

257

E L COMERCIO, a su vez, n o c o n t e n t o c o n reproducir estas i otras aseveraciones d e L A PATRIA, en las q u e p a rece predominar el propósito de deprimir a nuestro ejército i especialmente al de Bolivia, se avanza ( E L COMERCIO) s estampar editorialmente, en su segunda edición de anteayer, q u e m e permito adjuntar, lo siguiente: " H o i vuelve el país a la altura de su dignidad consti" tucional, entregando la dirección de sus destinos al q u e " viene a asumir el poder en n o m b r e de la Constitución " ultrajada, para reparar c o n dilijencia los desastres q u e " nos han h e c h o sufrir en el Sur la ineptitud de u n j e n e " ral i la. defección de aquéllos por quienes esponemos km " nuestro porvenir i nuestra fortuna'.' N o entra en mis cálculos, ni viene al caso, investigar el oríjen, las causas i los propósitos del tratado de alianza defensiva, celebrado entre ambas naciones; pero sí, creo indispensable llamar la atención de V . E. sobre la graved a d de la i m p u t a c i ó n contenida en d i c h o párrafo, q u e lastima h o n d a m e n t e el d e c o r o de la nación que represento; i sobre la necesidad de evitar que la exaservacion del patriotismo, herido por los últimos desastres, estalle en recriminaciones c u y a injusticia n o p u e d e m e n o s que debilitar los vínculos de sincera confraternidad c o n q u e han estado i aun siguen unidos a m b o s pueblos. Bien c o m p r e n d o , señor Ministro, que la libertad de la prensa está ampliamente garantizada por ministerio de la lei; pero también c o m p r e n d o que ella debe detenerse ante los sagrados fueros del d e c o r o i ante los grandes intereses q u e se rifan en la contienda c o n Chile, i que se hallan seriamente c o m p r o m e t i d o s c o n nuestros últimos desastres. C o m p r e n d o también q u e las conveniencias bien entendidas de la situación aconsejanaponer e n j u e g o todos los medios que estén al alcance de los poderes públicos de ambas naciones para alejar del camino de la alianza todo m o t i v o que pudiera debilitar el espíritu de c o h e s i ó n i sentimiento de confraternidad q u e le sirven de base. C o m p r e n d o , en fin, señor Ministro, que ante las estraordinarias exijencias de la guerra i de la s o l e m n e situación que atravesamos, son consideraciones m u i secundarias las del respeto a las formas para c o n los q u e abusan en el ejercicio de un derecho, c o m p r o m e t i e n d o seriamente intereses de un orden m u c h o mas elevado. E n apoyo de esta persuasión, séame permitido llamar la atención de V. E. sobre el hecho de que tanto mi Gobierno, c o m o el pueblo todo de Bolivia i el ejército salido de su seno, no tiene siuo nn selo pensamiento—el de la guerra a Chile—i una sola aspiración—la de la victoria—por medio de la unión leal i sincera con el Perú, por mas que espíritus suspicaces pretendan infiltrar la duda, arrastrados i n conscientemente, quizas por maquinaciones chilenas, i a despecho del testimonio elocuente ofrecido en Pisagua, en A g n a Santa i en San Francisco. Ese Gobierno, ese pueblo i ese ejército, dispuestos siempre a los mas grandes sacrificios con tal de que ellos los conduzcan a la victoria, no han sufrido jamás las mortificaciones de la duda acerca de la lealtad i del valor del ejército del Perú, porque saben, por propia esperiencia, que tales flaquezas no caben en pechos que defienden los fueros, el honor, la integridad nacional i los mas grandes intereses de la patria. A l l í no hai recriminaciones, i méuos contra el noble aliado, porque se c o m prende que ellas constituyen el cáncer de la unión, que es indispensable sostener para la realización de nuestros c o munes propósitos. U n Gobierno, un pueblo i un ejército, pues, que abrigan tales sentimientos i tales aspiraciones; que estiman en tan alto grado la alianza con el Perú i que la han sellado ya con sangre jenerosa, derramada a torrentes en las jornadas de Pisagna, A g u a Santa i San Francisco, debieran estar a cubierto de los reproches e insultos de cobardía i de traición qne les dirijo la prensa, al abrigo de la absoluta libertad que la lei le garantiza. N o me hago violencia en comprender, i mas bien me c o m p l a z c o en declarar, que tales ideas no solo son estrañas al E x c m o . Gobierno de V . E., sino que él las deplora tanto


GUERRA

258

DEL PACIFICO.

Pero lo mas grave q u e hai en el parte q u e m o t i v a este oficio, es la acusación j e n é r i c a i sin escepciones h e c h a a la c o n d u c t a d e t o d o el ejército boliviano, j u z g a d o severam e n t e por el coronel Suarez. N o es posible admitir un cargo tan t r e m e n d o i tan jeneral; i a u n q u e la verdad n o se establecerá sino c o m o resultado definitivo del j u i c i o respectivo, sin e m b a r g o , hai h e c h o s notorios q u e parecen olvidados en el parte tantas veces citado. Los jefes bolivianos aseveran q u e la o r d e n d e ataque fué espresamente dada p o r el jeneral Buendia en contrad i c c i ó n c o n su Jefe d e Estado Mayor-, q u e mientras éste hacia armar pabellones, aquél ordenaba el asalto. Este h e c h o gravísimo debe ser investigado c o n toda prolijidad, p o r q u e él, a ser cierto, esplicaria la confusión i d e s o r d e n consiguientes. En el parte se da a entender q u e las tropas bolivianas n o tomaron parte en el asalto a las posiciones enemigas, lo q u e n o es absolutamente cierto; porque si es verdad q u e gran parte del ejército se dispersó sin combatir, t a m Reitero, con este motivo, al E x c m o . señor Velarde las bién es cierto q u e la c o l u m n a d e vanguardia, c o m p u e s t a en su mitad d e tropas bolivianas, fué la primera que prosí.estas de mi distinguida consideración. i e m p r e n d i ó el ataque, según lo confiesa el m i s m o parte, i Z . FLORES. estaba m a n d a d a por u n j e f e boliviano. A s i m i s m o el parte Al Excmo. señor doctor don Rafael Velarde, Ministro de Relaciones Esteriores m e n c i o n a la primera división p o r su h e r o i c o c o m p o r t a del Perú. m i e n t o , h a c i e n d o caso omiso del batallón Illimani, que hacia parte d e esta división, i que parece q u e fué el prim e r o en coronar la altura i llegar hasta el pié d e los cañones enemigos.

c o m o y o i con toda la sinceridad del elevado espíritu de que se halla animado en sus relaciones con B o l i v i a ; pero t a m poco es meaos cierto que la propaganda de ellas, sea cual fuere la fuente de que emanen, crea entre ambos pueblos jérmenes de desagrado i descontento, cuyo desarrolle? puede ser pernicioso en el porvenir, i que es prudente, por lo mismo, estirpar ahora que se hallan todavía en condición embrionaria. A n i m a d o , pues, de tan laudables propósitos, i fiel a mi sagrada misión de procurar, por todos los medios posibles, la consolidación de la alianza i de las fraternales relaciones que han unido ambos pueblos hasta el presente, i que los unirán—estoi seguro-—en el porvenir, me permito s o meter a la ilustrada consideración del E x c m o . Gobierno de V . E . la conveniencia de adoptar las medidas que a su juicio sean mas eficaces para estirpar en su oríjen los j é r menes de disidencia que tan inconscientemente se pretende sembrar en las sinceras i cordiales relaciones de ambos pueblos.

v.

Rectificaciones al parte del coronel Suarez sobre el combate de San Francisco: ¡iota del Secretario Jeneral del ejército boliviano al contra-almirante Montero.

EJÉRCITO

BOLIVIANO.—SECRETARÍA

JENERAL

DEL

PRESI-

DENTE D E BOLIVIA.

Tacna, Diciembre 6 cíe 1879. Señor: T e n g o orden del señor Presidente de Bolivia para dirij i r m e a V . S. llamándole la atención sobre la marcada p r e v e n c i ó n , adversa a las tropas bolivianas, c o n q u e ha sido redactado el parte oficial dirijido p o r el Jefe d e E s tado M a y o r Jeneral a su respectivo j e f e , d á n d o l e cuenta d e la desgraciada acción de armas q u e tuvo lugar el dia 19 en San Francisco. A u n c u a n d o el n o m b r e i la c o n d u c ta del señor capitán jeneral están cuidadosamente salvad o s , n o obstante él, c o m o jefe d e la n a c i ó n i j e f e d e su ejército, n o p u e d e abstenerse d e formular la defensa d e éste en los p u n t o s en los que parece e v i d e n t e m e n t e q u e no es la verdad lo q u e ha inspirado el parte referido. Se asevera en él q u e el ejército q u e salió al m a n d o del capitán jeneral d e A r i c a el 11 del pasado, debia estar en T a n a el 16, lo q u e es i n e x a c t o , porque el 16 estaban a u n en Camarones p o r haber solicitado espresamente el p r o v e e d o r del ejército, señor Melgar, q u e descansase allí dos dias a fin d e aprovisionar c o n v e n i e n t e m e n t e el resto del c a m i n o . A u n q u e estos h e c h o s n o podia saberlo el Jefe de Estado M a y o r Jeneral del ejército del Sur, es b u e n o q u e consten. D e b e constar, igualmente, que el 14 i 15 se recibieron c o m u n i c a c i o n e s del jeneral Buendia, p o r las q u e se anunciaba q u e el 16 estaría sobre el e n e m i g o o c u p a n d o a A g u a Santa, e indicaba al capitán jeneral q u e él, p o r su parte, atacara el p u n t o de Dolores, operación calificada d e imposible, porque ni era fácil d e efectuar el m o v i m i e n t o sobre ese p u n t o , ni era posible que u n ejército d e 3,000 h o m b r e s fuera a estrellarse sobre el grueso del e n e m i g o fortificado, mientras el ejército del Sur, mas fuerte en n ú m e r o , o c u p a b a posiciones relativamente inferiores. Es también inexacto q u e el capitán jeneral hubiese dejado d e contestar a los oficios del jeneral Buendia. Se han remitido varios estraordinarios c o n las contestaciones, c o m o es notorio al señor Melgar, al coronel Albarracin, que se ha encargado d e la remisión d e algunos d e ellos, i c o m o era notorio i p ú b l i c o en el c a m p a m e n t o del ejército del Sur. Será fácil probar estos h e c h o s siempre q u e fuese necesario.

Si, pues, la i n c u l p a c i ó n h e c h a a las tropas bolivianas p u e d e ser cierta, n u n c a podría ser jeneral i absoluta, i el hacerla así ratifica cierto espíritu d e injustificable prev e n c i ó n q u e se h a creído encontrar desde mas antes en el j e f e q u e da el preclicho parte. E n consecuencia, el señor capitán jeneral quiere que se establezca la v e r d a d d e los h e c h o s ; i m e ordena indicar a V . S. la necesidad que hai d o q u e se pida, al resp e c t o , las esplicaciones convenientes, tanto al Jefe de Estado M a y o r c o m o al Jeneral en Jefe; i que, además, se p r o c e d a a la severa averiguación d e los h e c h o s en el j u i c i o respectivo en q u e debe hacerse la investigación de la c o n d u c t a d e los jefes bolivianos, así c o m o la d e los peruanos. Es necesario establecer la armonía a toda costa; pero también es necesario establecer la verdad sobre hechos consumados. C o n tan sensible m o t i v o i h a c i e n d o justicia al celo del Estado M a y o r del ejército del Sur, m e es grato ofrecer a V . S. mis mas distinguidas consideraciones. J . R.

GUTIÉRREZ.

A S. S. el Contra-almirante Jefe superior político i militar de los departamentos del Sur del Perú, don Lizardo Montero.

VIImportantes notas, mui reservadas, de Quiñones a Montero, dando cuenta de la situación política de La Paz, revolución sofocada por ftuñez del Prado i denuncio de éste contra Daza por pretender apoderarse de Tacna i Arica. (Inédito.) N Ú M . 2 5 0 . — L E G A C I Ó N D E L PERÚ E N BOLIVIA.

La Paz, Diciembre 6 ele 1879. Señor Ministro: Constantemente he trascrito a S. E . el Jeneral Presidente, Supremo Director de la Guerra los oficios que he dirij i d o a ese Ministerio, siempre que ellos se relacionasen coa la política interna de este país, la alianza i mui especialmente con el ejército boliviano en campaña. Por un telegrama fechado en A r i c a el 26 del mes próxim o pasado i que se recibió en esta legación el 29 del mism o , tuve conocimiento de que S. E. el Presidente, señor jeueral Prado, habia emprendido marcha a L i m a i nombra-


CAPITULO

do al señor contra-almirante Montero, jefe superior, político i militar de los departamentos del Sur. Por este motivo creí de mi deber continuar comunicando al jefe superior encargado del mando del nuestro ejército en el Sur, todo lo que pudiera interesarle para su conducta con el ejército de B o l i v i a ; i, en efecto, con fecha 30 del mes anterior le trascribí el oficio reservado que dirijí a V . S. el 29 del m i s m o i, además, el oficio cuya copia auténtica tengo el honor de adjuntar bajo el nüm. 1. Posteriormente, con fecha de antier, he dirijido al m i s m o funcionario el oficio del que también adjunto copia signada con el núm. 2. Sírvase V . S. poner estos hechos en conocimiento del Supremo Gobierno i recabar la aprobación de mis procedimientos. Dios guarde a V . S. J.

L.

QUIÑONES.

Al señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú.—Lima.

COPIA

N Ú M . 1.

(Reservada.) La Paz, N o v i e m b r e 30 de 1 8 7 9 . — S e ñ o r jefe superior: — A mi oficio de la fecha, con trascripción del que con carácter reservado dirijí ayer al señor Ministro de R e l a c i o nes Esteriores, c u m p l o con el deber de agregar ios sucesos que han tenido lugar el dia d e h o i , para que V. S. se halle perfectamente informado de la política de este p a í s . — D e s de las primeras horas de la mañana circuló una invitación anónima para la reunión de un comicio popular a las 1 2 ; pero no habiéndose presentado en el local designado de la Universidad, sino muí pocas personas, se hizo circular otra invitación citando para las 2 P. M. T a m p o c o tuvo lugar esta reunión por la m i s m a falta que la primera, Pero entretanto los señores ministros Reyes Ortiz i Méndez tomaron asilo en la Legación del Brasil, que acaban de a b a n d o n a r . — Y a que me refiero a los sñores m i nistros, diré también a V . S. que el señor doctor Sanjinez ha contestado ayer del c a m p o negándose a aceptar el M i nisterio de Hacienda, i que hasta la fecha no se ha n o m brado al que subrogue al de la Guerra, sin duda porque el gabinete se halla sin quorum, o lo que es lo m i s m o , el Gobierno en acefalía.—Sin embargo de lo dicho i d e q u e el señor Nuñez del Prado continúa a la cabeza de las fuerzas sosteniendo al Consejo de Gobierno, ayer se ha encargado de la intendencia don Federico Granier, sin saberse por qué autoridad ni c o m o haya sido nombrado. Se dice que la colocación que ha tomado este señor, lo mismo que sus mejores amigos de las comisarías, es para que, de acuerdo con los señores Reyes Ortiz i Nuñez del Prado, asuma la dictadura el señor coronel Juan Granier, a quien se le espera de un m o m e n t o a o t r o . — E n confirmación de lo anterior, se agrega que el señor coronel L ó p e z , jefe del rejimiento Rifleros, con dos compañías que ha podido organizar, se dirije a Cochabamba con el objeto de secundar el movimiento de aquí.—Con protesta de c o m u nicar a V. S. lo mas que ocurra, tengo el honor de reiterarme de V . S. mui atento s e r v i d o r . — ( F i r m a d o . ) - J . L . QUIÑONES.—Al señor Contra-almirante, Jefe superior, político i militar de los departamentos del S u r . — E s copia,—La* Paz, Diciembre 6 de 1 S 7 9 . — A b r a h a m Jeraldino, A d j u n t o a la Legación.

C O P I A N Ú M . 2. ( M u í reservada.) La Paz, Diciembre 4 de 1 8 7 9 . — S e ñ o r contra-almirante: - E l 30 del mes p r ó x i m o pasado tuve el honor de c o m u nicar a V . S. cuanto habia ocurrido en esta ciudad desde qne recibió la iufausta noticia del desastre de nuestro ejercito en el cerro de San Francisco, i ahora cumplo con el ceber de poner en el conocimiento de V . S. lo mas que ha ocurrido hasta el dia de la f e c h o . — A n t e s de ocuparme de los s e

CUARTO.

259

b n c e s o s posteriores al 30, permítame V . S. llamar su atención hacia la referencia que, en su crónica, hace E L COMERCIO de esta ciudad, n ú m . 281, correspondiente al dia 2 del mes en curso, sobre la junta de notables que por c o n v o c a toria del gabinete tuvo lngar en el salón de la Prefectura el. dia 29, a-las 12 M. Tan contradictorias eran las versiones de aquella reunión, que me abstuve de trasmitirlas a V . S.; pero ahora, con omisión de ciertos incidentes i m p r o pios, que se hallan concretos en el suelto de crónica a que me refiero, V . S. sabrá apreciarlas d e b i d a m e n t e . — E l lunes 1.°, en la tarde, la población fué alarmada de una manera estraordinaria, con el suceso de que el señor doctor Nuñez del Prado, jefe de las fuerzas, habia sofocado un motín de cuartel, matando al sarjento Cordero, cabecilla encontrado en infraganti delito. También se trató de fusilar a dos cómplices principales, j u z g a d o s o por juzgarse en un consejo de guerra, qne inmediatamente se habia f o r m a d o ; pero acudieron el ilnstrísimo señor Obispo doctor Bosque i otras personas respetables a c a l m a r laescitacion con buen éxito, i esos infelices han sido sometidos al fuero común. — D e mis informaciones, i en especial de la que se ha servido darme el m i s m o señor doctor Nuñez del Prado, resulta que el motín fué sorprendido en los momentos de distribuirse las cápsulas o municiones a l a tropa, i que debía realizarse de acuerdo con los dispersos de Pisagna para saquear la población. E l señor doctor Nuñez del Prado agrega que también se trataba de su victimación, por snjestiones del ; gabinete, c o m o lo probará en su oportunidad; pero otros dicen qne el movimiento era del partido corralista, i esto m e parece lo verosímil, atentos los antecedentes i el estado de casi completa desorganización en que se halla este país. A l dia siguiente se hizo cargo de las fuerzas el señor j e u e ral A c o s t a , con el carácter de comandante jeneral, de acuerdo con el gabinete i el señor doctor Nuñez del Prado, que hoi se disputan el llamamiento de dicho jeneral. Simultáneamente fué abandonado el mando de la policía por don F e derico Granier, cargo que hasta hoi se halla vacante, sin mas que los díceres de que será nombrado don N. Zapata, miembro del partido corralista, c o m o lo es el señor jeneral A c o s t a . — A y e r en la mañana se publicó un bando por el comandante jeneral, para que sean entregadas las armas qne hayan en la población i para que a las 2 P. M. se p r e senten los jóvenes i todos los aptos a formar la Guardia N a nional. A la hora indicada estaba abierto el Cabildo i no se presentó nadie. Se mandó citar para las 5 P. M. i se ha citado para hoi, pero la formación de la Guardia Nacional parece imposible.—Han llegado oficiales itinerarios del señor coronel López a prevenir que llegará mañana en la tarde, o pasado mañana en la madrugada, con 100 hombres de su rejimiento Rifleros i otros 100 infantes, dispersos que ha podido recojer. Se aguarda esta fuerza c o m o la salvadora de la situación, sin que falten quienes digan que viene a proclamarse jefe s u p r e m o . — L a situación es anómala i crí• tica, c o m o j a m á s se habrá visto en país a l g u n o ; i l o q u e , en medio de todo esto, me aflijo i atormenta, es el aliento que toman los que simpatizan con Chile para adueñarse de ese p u e r t o ; aliento que impulsan mas las amargas quejas de los dispersos contra el Perú, a cuyos jefes i soldados c u l pan de nuestros sensibles desastres.—A este propósito, sin dar el menor crédito, porque siempre he tenido i tengo fe en la honorabilidad del señor jeneral Daza, participo a V. S. que el señor doctor Nunez del Prado, de cuya adhesión al Perú i a la alianza es imposible ya dudar, en una conferencia que me pidió por medio de nuestro cónsul seI ñor Lizárraga, i que ha tenido lugar hoi a las 12 M., me j ha dicho obre con tino i prudencia para evitar qne el señor | jeneral Daza con su ejército se declaren dueños de Tacna i Arica, si posible es, fusilando nuestro ejército por retaguardia en los momentos de un combate con las fuerzas de Chile, porque tiene motivos i aun documento para temer tan crimina! procedimiento. Y o no puedo atribuir a e s te aviso, c o m o a todo lo qne pasa aquí en estos m o m e n t o s , sino el encono de los partidos contra ese digno señor j e n e ral; 2'ero cumplo con el penoso deber de trasmitirlo a, V . S.,


260

GUERRA

DEL

para que, reanudando esto con aquello de las comunicaciones sorprendidas por el señor doctor Nuñez del Prado i c ó n los sucesos que han tenido i puedan tener lugar en el ejército boliviano, se sirva estimar el aviso i tomar las medidas convenientes.—Con sentimientos de distinguida consideración, soi de V . S. mni atento s e r v i d o r . — ( F i r m a d o . ) — J . L. Q U I Ñ O N E S . — E s c o p i a . — L a P a z , Diciembre 6 de 1 8 7 9 . — Abraham Jeraldino, A d j u n t o a la Legación.

VIL Se comunica los últimos sucesos de la política interna de líolivia. (Inédito.) NÚM.

2 5 3 . — L E G A C I Ó N DEL PERÚ EN BOLIVIA.

La Paz,

Diciembre

6 ele 1879.

Señor Ministro: Circula c o n insistencia en estos m o m e n t o s (5 P. M.) que los señores ministros, d o c t o r R e y e s i d o c t o r M é n d e z , h a n autorizado al señor coronel L ó p e z para que, en calidad de jefe superior militar, investido de facultades estraordinarias, salve la situación. Con este m o t i v o , sin duda, se h a n p u b l i c a d o los dos sueltos q u e a c o m p a ñ o b a j o los n ú m s . 1 i 2. L a situación continúa siendo anómala i crítica. D i o s g u a r d e a V . S. J. L.

PACIFICO.

litar, durante una campaña, después de un h e c h o de armas parcial, n o tiene otro p u n t o d e retirada que el cuartel jeneral. H a i otra lei m u c h o mas imperiosa que ésta, esa es la lei del honor, que al militar en la guerra le señala su puesto de un m o d o irrevocable i absoluto. L a patria os h a d a d o honores i sueldos, h a confiado armas a vuestras m a n o s para que la defendáis; i ahora, mas q u e nunca, reclama vuestros servicios en el mas grande de sus conflictos c o n esterior e n e m i g o . ¿I por qué la priváis de esas armas q u e le s o n necesarias en el teatro de la guerra? ¿Queréis volverlas contra el p e c h o d o l o rido, palpitante, angustiado de la m i s m a patria? N o podéis disculparos c o n pretesto a l g u n o referente a la conservación del orden, pues éste n o h a sido alterado e n los o c h o meses q u e llevamos d e guerra. Cuatro, tres o d o s vijilantes sin armas h a n sido mas que suficientes, por la sensatez i c i v i s m o del pueblo. Estáis, pues, coronel, así c o m o la fuerza q u e c o m a n dáis, fuera del lugar que os señalan la lei, el h o n o r i la v o l u n t a d del pueblo. Rectificad, compatriotas militares, vuestros pasos, aun es t i e m p o ; e s c u c h a d el clarin de la guerra, q u e a n o m b r e de la patria os está l l a m a n d o desde Tacna, i n o agreguéis al c r i m e n de la deserción, el baldón d e la deslealtad, del d e s h o n o r i d e la cobardía. M a r c h a d sin tardanza; los m o m e n t o s son solemnes. Os aguardan laureles allende el Tacora; c u m p l i d vuestra palabra de volver victoriosos. EL

PUEBLO.

L a Paz, D i c i e m b r e 6 de 1879.

QUIÑONES.

VIII.

Al seBor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú.-—Lima.

N Ú M . 1.

Parte oficial del coronel boliviano Itufino Carrasco sobre la invasión de Atacama. (1)

MINISTERIO D E LA GUERRA.

ESCUADRÓN F R A N C O - T I R A D O R E S . — V A N G U A R D I A D E LA

El gabinete, c o m o t o d o c u e r p o colejiado, está s o m e t i d o a la lei de la mayoría de votos. T a m b i é n está sujeto a la necesidad del quorum, pues, de lo contrario, bastaría u n Ministro presente para decidir toda cuestión, lo cual e v i d e n t e m e n t e seria absurdo. L u e g o , el gabinete d e b e i n t e grarse bajo la c o n d i c i ó n de u n quorum. Si cuatro eran los ministros, n o hai gabinete mientras n o concurran tres siquiera. Tres ministros n o m b r a r o n uno de Hacienda, que n o aceptó. El de la Guerra se fué a ambular por tierras del Sur, a b a n d o n a n d o su puesto. Los dos q u e h a n q u e dado no forman quorum para n o m b r a r un Ministro de la Guerra. M u í distinto seria si el j e f e del gabinete estuviese individual, personal i subrogatoriamente e n c a r g a d o del p o d e r ejecutivo. L u e g o , el señor jeneral A c o s t a está ilegalmente n o m brado. Si hubiera absoluta necesidad de u n Ministro de la Guerra, el conflicto seria grave; pero c o m o los militares, sobre t o d o los en actual servicio, están llamados al c u a r tel jeneral u b i c a d o en Tacna, está designado el c a m i n o qiae debe seguir el jeneral Acosta, c u y o s servicios en el litoral de nuestra hermana i aliada, la R e p ú b l i c a peruana, serian mas eficaces i proficuos a la cabeza de la c o l u m n a que ayer no mas comandaba. L A OPINIÓN PÚBLICA.

L a Paz, D i c i e m b r e 6 de 1879. N Ú M . 2. AL CORONEL J U L I Á N LÓPEZ I SUS COMPAÑEROS.

El pueblo ha sabido vuestra venida i n o h a creído. Os h e m o s visto llegar i todavía se nos h a c e difícil el creerlo. H a i una lei escrita, la ordenanza militar, en este p u n t o , la misma en todo país civilizado; ella dispone que el m i -

QUINTA

DIVISIÓN.

Toconao, Diciembre

de

1879.

Señor: Consecuente con el tenor de mi último oficio dirijido a U d . del punto de Tropichal, continué mi marcha el 27 p r ó x i m o pasado, habiendo llegado al pueblo de Chiuchiu el 3 del presente, a las 5 A . M, sin ser sentido por el enemigo para sorprender las fuerzas que creí se encontraban en aquel pueblo, c o m o era de suponer. Mas una vez posesionado de la plaza, tomé preso a todos los chilenos ajeutes de las fuerzas de Calama, dictando las medidas mas convenientes al caso para no ser sentido por los invasores que se hallaban fortificados en aquel pueblo, con la resolución firme de darles un asalto. Su número pasaba de 600 hombres con ametralladoras i piezas de artillería, aparte del rotaje, a quienes se les hizo un llamamiento jeueral para que tomara las armas. Entre los varios chilenos que venian de Calama, 3 últimos, que iban a caer en nuestro poder, lo m i s m o que los demás, inmediatamente de ver a los nuestros se pusieron en fuga. Perseguidos, fué tomado uno, otro muerto i el últ i m o escapó. Este fué quien dio aviso que habían fuerzas bolivianas en Chinchín. E n el momento se dispusieron los enemigos de Calama para atacarnos, apoyados en número triple de fuerzas con que contaban. Este acontecimiento hizo variar mi plan de campaña. E l 4, a las 2 P. M., salí con el cuerpo de mi mando con dirección a la capital de A t a c a m a para atacar a la fuerza enemiga que se encontraba guarneciendo esa plaza. Marché, pues, trasnochando hasta llegar al establecimiento de San Bartolo, donde llegué a las 11 A . M. del dia 5, después de una marcha forzada; pero de Calama (1) Este parte tiene relación con lo publicado en el párrafo X I X , pajina 233 del capítulo anterior.


CAPITULO

habian dado aviso de ese movimiento i nos esperaban listos para presentar combate. Resolví entonces, que descansase la tropa i hacer a l g u nos arreglos. A las 12 M. emprendí mi marcha en son de combate para no ser sorprendido eu el trayecto por algnna emboscada enemiga. Eran las 5 A . M . : me encontraba en el punto de Tambillo, legua i media del p u e b l o ; dia antes, el enemigo habia t o m a d o posiciones mui ventajosas, i tan luego c o m o descubrieron la vanguardia nnestra, que iba adelante, hicieron una descarga sobre ésta. Inmediatamente dispnse el plan de ataque i entramos en combate con las fuerzas que comandaban los tenientes coroneles Moscoso i Patino. E l primero t o m ó la izquierda i el segundo marchó de frente, rompiendo sus fuegos al paso de vencedores, hasta desalojar de sus parapetos a los C a z a d o res del Desierto, que es este el nombre del cuerpo a que pertenecían. Un cuarto de hora fué suficiente para nuestros bizarros jefes i rifleros que atacaron, arrollándolos i poniéndolos en completa derrota, quedando en nuestro poder 11 prisioneros i varios heridos! E n el acto ordeué se reunieran todos los pertrechos de guerra tomados al enemigo, que consisten en 18 rifles Winchester con alguna dotación, 14 espadas, 16 caballos, monturas i correajes. Terminado este arreglo, q u e se h i z o c o n la rapidez d e las circunstancias, seguí mi m a r c h a al pueblo; inmediatamente m e o c u p é de establecer las autoridades i disponer mi fuerza para resistir a cualquier ataque de las fuerzas que se decía venían de Calama i Caracoles. D e nuestra parte tengo que deplorar la muerte d e los valientes: teniente 1. ° Cesáreo Alfaro, del sarjento 1. ° Juan de la C. Calera, quienes fueron muertos por una descarga i por haber avanzado sobre un g r u p o de los e n e migos. E l primero tenia 4 balazos, el s e g u n d o 3, i u n h e rido, el subteniente Ernesto Carazana. E m p l e a n d o el cálculo militar de estratejia para burlar al e n e m i g o , salí a la 1 P. M. c o n d i r e c c i ó n a este p u n t o para atraer al enemigo q u e debia llegar a A t a c a m a de los p u n t o s anteriormente indicados, i atacarlo t o m a n d o posiciones v e n tajosas. Hasta este m o m e n t o q u e escribo, son las 4 P. M., n o tengo aviso alguno d e m o v i m i e n t o e n e m i g o ; pero m e e n cuentro siempre dispuesto para cualquier m o m e n t o i librar c o m b a t e , siempre q u e las fuerzas enemigas n o sean en número m u i superiores. Tengo que recomendar, en jeneral, a los jefes i oficiales de Francos-Tiradores, su abnegación, patriotismo i perseverancia en la cruda i rigurosa c a m p a ñ a en q u e nos e n contramos. Seria largo referirle a Üd., m i n u c i o s a m e n t e , las privaciones i penalidades, i están a c a d a m o m e n t o rifle en mano. Me es s u m a m e n t e estraño q u e el jeneral C a m p e r o i Ud., después de haberme e n c o m e n d a d o una espedicion tan difícil, l a n z á n d o m e solo c o n 70 h o m b r e s hasta p o n e r me a las o c h o leguas d o n d e se encuentran fuerzas e n e m i gas considerables, n o h a y a n remitido refuerzos para a p o yarnos. Nosotros, resueltos a sacrificarnos por la patria, n o omitimos m e d i o a l g u n o de hacerlo; pero de cualquier fracaso que hubiese en lo sucesivo, Uds., i solo Uds., serán responsables ante el p u e b l o boliviano! A l g o mas, n o he recibido ni herrajes ni recurso d e n i n g u n a clase hasta hoi, ni un oficio en q u e se m e haga c o n o c e r los m o v i mientos de la quinta división! Ud. debe c o m u n i c a r m e sus órdenes i m a n d a r m e recursos por la via d e . . . , p o r q u e en ú l t i m o caso p o r ahí será mi retirada. Con 300 h o m b r e s q u e U d . m e m a n d e , pero que v e n g a n a marchas redobladas, p u e d o contestar a U d . d e la t o m a de Caracoles i ú l t i m a m e n t e Calama, i de este m o d o estar siempre en posesión d e la importante provincia de A t a cama, i haber h e c h o q u e respiren nuestros hermanos que estaban bajo la presión brutal i estúpida de los invasores! Seria, pues, m u i sensible i doloroso hacer una retirada

261

CUARTO.

para que volvieran a ocupar nuestros enemigos, i e n t o n ces ejercer las venganzas mas salvajes; i talvez reducirían a cenizas estos p u e b l o s indefensos. U d . d e b e c o m p r e n d e r que, estando nosotros en posesión, h e m o s cortado toda clase de recursos al e n e m i g o . C o n respecto a forraje, entre C h i u c h i u i A t a c a m a p u e d e n mantenerse 500 bestias perfectamente. C o n este m o t i v o , t e n g o el agrado de ofrecer a U d . mis consideraciones de respeto. D i o s guarde a U d . RUFINO Al señor Lipez,

CARRASCO.

Jeje superior militar de las fuerzas residentes en la provincia de

IX. Importantes cartas del Ministro Zoilo Flores i del coronel Granier al jeneral Daza. Lima,

Diciembre

8 de

1879.

Mi jeneral: M e permitirá U d . que en esta vez mas, la última quizas, le hable a U d . el lenguaje de la verdad, que la patria e x i je i que impone ineludiblemente la solemne, la grave i sabrosa situación que atravesamos. Fiel a estos deberes, principiaré por decirle que su c o n tramarcha de Camarones ha ocasionado una transformación completa en el concepto que se tenia de U d . en todo el Perú. E s a contramarcha lo ha convertido a U d . de una esperanza en una decepción, de una cantidad colosal en un ser vulgar, de un valiente en un cobarde, de un objeto de envidia en un objeto de desprecio, de una garantía de la v i c toria en la causa de nuestro desastre; i lo que es mas g r a ve todavía, de un leal en un traidor, de un elemento de gloria nacional en un instrumento de velipendio, de h u m i llación i de vergüenza para la patria. A n t e una decepción tan amarga en uno i otro país, bien se comprende que la continuación de Ud. a la cabeza del ejército, i c o m o jefe del E s t a d o , es una pretensión insostenible, nn sarcasmo, la anarquía en el interior, la dislocación de la alianza, la desmembración del territorio, la ruina de la patria, pues no hai alianza posible con un hombre que hace de su carácter violento e insubordinado una especie de programa, encerrado en la fórmula de a m í nadie me manda, que tanto le aplaude su círculo de rufianes; ni vínculo alguno entre un jeneral que se ocupa de los placeres de una vida relajada, i los soldados que soportan la austeridad i las fatigas de una vida de c a m p a ñ a ; entre un jefe que vive en la comodidad i en la abundancia, i soldados que soportan los rigores del hambre i de la sed, descalzos i desnudos, sin techo i sin a b r i g o ; entre un jefe que da media vuelta al frente del enemigo, desbaratando un plan acordado i haciendo pesar sobre los suyos el anatema de traidores, infames i cobardes, i soldados que luchan c o m o leones i mueren c o m o héroes combatiendo contra una e s cuadra i un ejército formidables! Entre soldados, pues, que así pelean, i pueblos que resp o n d e n a los deberes que la patria les i m p o n e , sacrificándole hasta lo que es mas caro a su corazón, i u n Jeneral en Jefe i mandatario que así vive i así contesta a la c o n fianza que se depositó en él, n o hai vínculo, n o hai relación, n o hai subordinación posible. Bien está que al principio la travesía d e inmenso d e sierto hubiese c o n t e n i d o el primer í m p e t u del patriotism o i d e l - h o n o r ofendidos; pero una vez que el enemigo nos e c o n o m i z ó esa fatiga, una vez q u e nos allanó el c a m i n o de la victoria, v i n i e n d o a buscarnos en nuestro centro de acción, a solo cuarenta i una leguas de distancia i por cam i n o s que otros m u c h o s ejércitos han recorrido (siendo el ú l t i m o la división de Villegas); una vez que estuvimos en Camarones (el 13), a veinte leguas del e n e m i g o , c o n recursos de agua i víveres en abundancia, ¿por q u é contramarchar, a d e s p e c h o de las reiteradas órdenes del S u p r e m o D i r e c t o r de la guerra? ¿Por q u é n o seguir adelante


262

GUERRA

DEL

c e d i e n d o al estímulo de la venganza que infunde el olor de la sangre valerosamente derramada en Pisagua? ¿Por qué n o seguir, solo siquiera, a incorporarse al jeneral Buendia i ponerse a la cabeza del ejército aliado, y a q u e por n o infundir el aliento que necesitaban nuestros soldados i evitar su dispersión sin combatir (el 19), siquiera p o r satisfacer un sentimiento de vanidad, una aspiración lejítima para corazones que n o están formados de i n m u n do lodo? La consecuencia lójica i natural de esa contramarcha (que U d . n o p u e d e atribuir a resistencia de sus s u b o r d i nados, porque la calidad personal de los que la propusieron está acusando a U d . c o m o el autor de la idea), es la crítica situación en q u e nos encontramos creada por U d . i ú n i c a m e n t e por Ud.; es la vergonzosa dispersión de nuestro ejército en San Francisco, sin c o m b a t i r según los partes oficiales, i la aseveración u n á n i m e de los que han presenciado esa j o r n a d a ; dispersión q u e n o habria tenido lugar c o n la simple presencia de U d . en el c a m p o de b a talla, es decir, sin su contramarcha de Camarones; i dispersión que ha defraudado al país de la gloria, que t a m bién debió corresponderle en la brillante victoria obtenida en Tarapacá p o r solo el ejército peruano, pues, si m e r e ciera tomarse en cuenta el p e q u e ñ o contingente del batallón Loa, seria solo para hacer resaltar mas la indigna c o n d u c t a de las demás divisiones de nuestro ejército. En vista, pnes, de la falsísima situación en qne U d . se ba colocado, de las resistencias qne hai contra U d . en S o livia, i qne llegan al estremo de preferirse la irrupción chilena al regreso de Ud. ni aun coronado con el laurel de la victoria; en vista de los grandes intereses de inmensa magnitud c o m o los que se rozan con nuestra integridad n a cional, i mas que todo, con nuestra honra, con nuestro c r é dito, que U d . ha comprometido con su insubordinación m i litar, i que sigue comprometiendo con su permanencia indefinida, azarosa e inesplicable en Tacna; en vista del cúmulo de males que su m o d o de ser i su falta de elevación de carácter han creado a la alianza, a los intereses i a la honra nacional, el patriotismo i su propia conveniencia no le trazan a U d . sino el camino cíe la dimisión del cargo de Jefe del Estado i del ejército de Bolivia, que U d . no ha sabido conservar con altura, ni en la oportunidad mas p r o picia que la suerte nos proporcionara para dignificar el país i elevarlo a la posición que atíbela el patriotismo. Este paso, que el pueblo le agradecería c o m o un acto de abnegación i que serviría a U d . de título para que le perdonase la vergüenza i crueles amarguras que Ud. le ha hecho saborear, evitaría los espantosos estragos de la anarquía que se desencadena, i en l a q u e tendrá que agotar, por libertarse de la dominación de U d . , el vigor i fuerza qne podría emplear con provecho en defensa de sus mas caros intereses. Si U d . consagra una meditación tranquila a su situación i a la que ha creado al país con su conducta, oo podrá m e nos que reconocer la sinceridad i patriotismo que me sujiere esta insinuación, pues, persuádase U d . , jeneral, seria hacerse ilusiones creer que la alianza subsista con la intervención de Ud. después del desastre producido por su insubordinación, i que U d . pueda sobreponerse a la tremenda escitacion popular que U d . ha acabado de desencadenar contra sí m i s m o , o que consiga estingnir el odio profundo que se le profesa por todos, inclusive por los que U d . cree sus adeptos, i que solo lo parecen porque carecen de la dignidad, de la altivez i de la independencia de carácter que se necesita para hablar el lenguaje de la verdad. Eu cnanto a mí, jeneral, tiene U d . sobradas pruebas para estar convencido de qne yo no soi hombre capaz de doblegar mi dignidad personal, ni el decoro i la honra de la patria, aute ninguna consideración divina ni humana. E s consecuente con ese m o d o de ser que uso este lenguaje, qne no puede causarle estrañeza, porque es el que siempre he usado con Ud. E s por esto también que es la tercera i cuarta vez ( 2 0

PACIFICO.

de Setiembre i 21 de N o v i e m b r e ) que he hecho dimisión del cargo que desempeño, la he apoyado en la necesidad de poner a salvo mi dignidad personal; declarando, además, en la última qne mi continuación eu dicho puesto es incompatible con la continuación de U d . en el comando de nuestro ejército, i con la dignidad personal de todo h o m bre decente, c o m o yo abrigo la pretensión de serlo! N o hai, pues, que hacerse ilusiones, jeneral: después de la contramarcha de U d . a Camarones, del desastre de San Francisco, motivado por aquella, de la vergonzosa dispersión de nuestro ejército sin combatir en San Francisco, i de la gloria obtenida por el ejército peruano en la jornada de Tarapacá, es imposible la continuación de U d . en los cargos públicos que ha conservado U d . hasta ahora a la sombra de la patriótica resignación del pueblo i del ejércit o , porque U d . ha dado sobradas pruebas de no ser el hombre llamado a esa representación, que requiere cualidades i virtudes públicas i privadas que Ud. no posee, que U d . n o puede poseer. Esa continuación se ha hecho, además, imposible porque el país ha resuelto salvarse o' sucumbir al lado de su noble i jeneroso aliado, i la salvación del país i la salvación de la alianza dependen, en mi concepto, de coudiciones que con U d . no pueden realizarse; depende de la prudencia, que no se t i e n e ; de la enerjía que se exajera o se malea hasta convertirla en violencia i eu escándalos estrepitosos; de la circunspección, que es planta exótica en terrenos preparados a la sombra del desenfreno; de la m o ralidad, que se desconoce hasta confundirla con relajación; del honor i del patriotismo, que constituyen la virtud de los que se hau educado en la escuela de las ambiciones intemperantes; de los que confunden la facilitad de mandar con el derecho de atrepellarlo t o d o ; de los que aspiran al poder c o m o instrumento para la satisfacción de sus pasiones, i no c o m o elemento para la realización del bien de los d e m á s ; esa salvación depende, en fin, de la nobleza i de la elevación de carácter, de ideas i de sentimientos, cualidades exóticas i aun refractarias al m o d o de ser de U d . A u t e una situación tan lamentable i vergonzosa, cuya espantosa desnudez pude apreciaren mi última permanencia en Tacna, i ante la gravedad de los sucesos acaecidos posteriormente por cansa de la insubordinación militar de U d . , creo de mi deber, c o m o boliviano, c o m o patriota, aconsejarle, rogarle, exijirle, a nombre de los mas grandes intereses de la patria i las propias conveniencias de Ud., que dimita el noble cargo de Jefe del E s t a d o i del ejército cíe Bolivia. Para ello cierre U d . el alma a los estímulos de la ambición, desprecie los consejos de su círculo, que será el primero en abandonarlo luego, i solo oiga Ud. la imperiosa voz de los sagrados deberes que la patria le i m pone en la solemne situación que atravesamos. Z.

FLORES.

Al señor Jeneral don Hilario Baza.—Tacna.

IMPORTANTE CARTA D E

GRANIER.

R e n u n c i a el cargo que ejerce i solicita su separación del s e r v i c i o . — S e ñ o r Jeneral en Jefe del ejército bolivian o : J u a n Granier, coronel de ejército i ayudante jeneral del Estado Mayor, ante V . S., por el órgano respectivo, espongo: que abrigo la creencia de haber c u m p l i d o mi deber, en c u a n t o de mí ha d e p e n d i d o , en defensa de los sagrados derechos de mi patria. Esta consideración, unida al patriótico anhelo que m e anima para p e r m a n e c e r firme i resuelto al pié de mi bandera, hasta ver satisfechas las lejítimas esperanzas del país, m e otorga suficiente derec h o para hablar a V. S., p o r una vez mas, el lenguaje claro i preciso de la verdad, al manifestarle los poderosos m o t i v o s que autorizan m i solicitud. A d e m á s , siempre h e creído, i es para m í una c o n v i c c i ó n profunda, q u e nada hai superior a los grandes intereses de la patria, i q u e n i n g ú n m o t i v o o consideración personal p u e d e n sobreponerse a las sinceras aspiraciones del p u e b l o ; pues, considero que las leyes del h o n o r i d é l a


CAPITULO

dignidad nacional, así c o m o las que d e b e conservar el individuo aun c o n sacrificio d e su vida, están m u i p o r encima de las ordenanzas militares, que, precisamente, tienen por f u n d a m e n t o i objeto primordial, el lustre i esplendor de las armas i la gloria i prestijio del pabellón nacional. E n tal c o n c e p t o , i c o m o c i u d a d a n o de Bolivia, soldado voluntario de su ejército, n o p u e d o permanecer impasible ante la angustiosa situación creada por las miras estrechas del q u e es hoi su j e f e , c u y o s desaciertos han c o m prometido seriamente los intereses de la alianza. Esa inercia criminal, en que por n u e v e meses se han gastado las fuerzas vitales de Bolivia, enervándose su representante en la satisfacción de pasiones personales; las decepciones i amarguras c o n q u e se h a torturado el patriotismo de los bolivianos; la vergonzosa contramarcha de Camarones, de la que el ú n i c o autor es el Jeneral en Jefe de las valientes huestes que c o m a n d a , i que aun n o tiene la suficiente entereza ni lealtad para asumir la responsabilidad, q u e se ha querido arrojar sobre los jefes i soldados a quienes ha v i c t i m a d o ; el desastre de San F r a n cisco, debido, si n o en el todo, en gran parte, a la ausencia de ese m i s m o Jeneral que, representando en ese momento al S u p r e m o Director de la guerra, encerraba todas las esperanzas del triunfo i los prestijios que la situación requería; las disculpas de. esa m i s m a ausencia que torpe i voluntariamente se b u s c ó i consiguió sin poderse ocultar el móvil de ese acto, mas que de ineptitud, do cobardía; el desprestijio consiguiente ante propios i estraños; las resistencias tan pronunciadas del país i del ejército; la deshonra que por un m o m e n t o han arrojado esos h e c h o s sobre el n o m b r e boliviano; la ridicula investidura del título i cargo de S u p r e m o Director de la g u e r ra, que el jeneral Prado n o ha delegado al Jeneral en Jefe de nuestro ejército; las desconfianzas i recriminaciones que destruyan por c o m p l e t o el b u e n orden i disciplina, que tanto se h a e m p e ñ a d o en relajar el m i s m o que debia morir por conservarlas; los azares c o n que el p u e b l o aliado mira esa desmoralización que h a sembrado el que ayer tenia todos los prestijios de u n valiente jeneral; la manera c o n que se c o n d u c e n las relaciones oficiales, que con v í n c u l o mas í n t i m o debían estrecharse c o n nuestro hermano i aliado; las voluntariedades que se sobreponen al mandato popular, a los consejos de la razón i de las conveniencias nacionales; las odiosas preferencias, i en fin, un c ú m u l o mas de poderosos m o t i v o s , nos obligan ineludiblemente a los buenos bolivianos a salvar la responsabilidad c o n q u e nuestro silencio nos complicarla en la violenta actualidad en que, a nuestro pesar, nos hallamos. Por mi parto, elijo y o resolución tan estrema, p o r q u e no se quiere tener ni el buen sentido de seguir el vínico camino que queda a nuestro Jeneral en Jefe, la dimisión del m a n d o que n o p u e d e y a conservar desde que, anublado el brillo d e nuestras armas, n o ha p o d i d o ni podrá conducirnos a la victoria q u e los pueblos nos han confiado, a que un instante esperaron de los favores que la fortuna dispensa tan caprichosamente. Obedezco a las sinceras inspiraciones de mi c o n c i e n c i a i no quiero c o m p l i c a r m e c o n mi silencio i c o n m i c o n t i nuación en el puesto q u e o c u p o , en la desgracia que y a enluta las mejores esperanzas del país. Quiero i deseo c o n todas las fuerzas del patriotismo de que soi capaz, luchar hasta el ú l t i m o trance por los d e r e chos de mi patria i en defensa de nuestra n o b l e aliada la República del Perú. Pero, para llenar ese firme e i n q u e brantable propósito, necesito permanecer c o m o i n d i v i d u o particular al lado de mis valientes c o n c i u d a d a n o s , j u n t o a nuestros leales aliados i bajo las órdenes de cualquiera que no sea ni un cobarde, ni un imbécil, ni u n traidor. Así lo he prometido i así lo p r o m e t o , c o n toda la enerjía de mi sentimiento, ante la angustiada imájen de mi patria. Debe V. S. persuadirse, señor jeneral, si aun n o ha escuchado V . S. las justas quejas de los dos pueblos h e r m a nos, la v o l u n t a d ' soberana d e Bolivia i los consejos i

CUARTO.

263

súplicas de sus compañeros, si es que han tenido la franqueza i el patriotismo de hacerlas oir, debe V. S. persuadirse de la imperiosa necesidad que Bolivia i el Perú lo e x i j e n — s u alejamiento del teatro de la g u e r r a — c o m o c o n d i c i ó n indispensable del triunfo que anhelamos, c o m o principio esencial de las operaciones que d e b e n de desarrollarse i c o m o elemento principal de la actitud que nos toca asumir para el triunfo de nuestras armas. Mas, para concluir esta solicitud que pudiera estenderse demasiado i acaso desviarse del objeto que m e he propuesto, q u e no es otro que el de salvar la responsabilidad que pudiera corresponderme c o m o a boliviano i c o ronel de su ejército, si permaneciera silencioso espectador de la deshonra i ruina de mi país, i escusarme, al m i s m o tiempo, de órdenes que m i conciencia repugna obedecer, puesto q u e carecen de las condiciones indispensables para ser cumplidas, suplico a V . S., c o n firme i severa resolución, se sirva c o n c e d e r m e la separación que solicito, a c e p tando la formal renuncia que presento de ayudante j e n e ral del Estado Mayor, para satisfacer así las exijencias de m i patriotismo i poder llenar mis deberes de la manera i en la forma que tengo insinuadas i s o l e m n e m e n t e c o m prometidas ante m i patria i su noble aliada. T a c n a , D i c i e m b r e 20 de 1879. JUAN

GRANIER.

X. El Ministro Sotomayor solicita del Jeneral en Jefe del ejército, datos para saner qué punto del Perú conviene atacar. (Inédito.) Pisagua.

Diciembre

13 de

1879.

Con la dispersión de los restos del ejército aliado, después del combate del 27 del pasado, debemos considerar completada la posesión del departamento de Tarapacá^ i al ejército al mando de V . S., que tantas pruebas ha dado de valor i patriotismo, en disposición de alcanzar nuevos triunfos hasta conseguir.paz sólida i ventajosa para nuestro país. Sin embargo, para que ese ejército pueda emprender una nueva campaña, debe recibir los elementos de que carece para sus marchas, los cuales han de estar en relación con las condiciones del territorio enemigo que se designe c o m o teatro de futuras operaciones. Para que el Supremo Gobierno acuerde, cou todos los antecedentes, cual sea el territorio enemigo que deba ser atacado, debo iustruirle verbalmente de las necesidades del ejército i de los medios de proveerlo, convenientemente, de los recursos indispensables de movilidad i subsistencia durante sus marchas i en los campamentos. Si podemos contar con los trasportes marítimos para el total de las.fuerzas del mando de V . S., no sucede lo m i s m o con los trasportes terrestres, si deben ejecutarse m a r chas por terrenos sin agua i sin recursos para la vida i por caminos inadecuados para carruajes. N o es, por otra parte, ni justo ni prudente exijir del soldado tantas privaciones c o m o las que ha soportado, ni colocarlo en condiciones de vida tan poco adecuadas para qne conserve su salud en los campamentos. L a administración se ha resentido de falta de práctica en esta clase de negocios: las abnudantes provisiones i recurso de que ha dispuesto, no han estado de ordinario al alcance de las tropas i, en muchos casos, artículos i útiles precisos para satisfacer sus necesidades, so han estraviado 0 han quedado rezagados en otros pinitos. E s justo reconocer que el complicado mecanismo que requiere la constante distribución de los víveres, agua, forraje, vestuario, municiones, elementos de hospitales, etc., etc., es de difícil dirección, i él supone, para qne el servicio sea satisfactorio, la dotación de nuevos empleados diestros i celosos en el desempeño de sus deberes. Supone, además, medios fáciles 1 espeditos de embarco i desembarco, conducción i un buen sistema de distribución de la carga en los trasportes.


264

GUERRA DEL

Recibiría con mucho agrado, i ellas serian, estoi seguro, muí oportunas, todas las indicaciones que V . S. tuviere a bien hacerme a este respecto. A la vez seria mui respetable su opinon sobre la p r ó x i m a campaña, i espero que tendrá a bien dármela para trasmitirla al Gobierno. Mientras tanto, debemos conservar, mejorar i fortalecer las posiciones que ocupa el ejército desde J a z p a m p a a D o lores, empleando nuestra numerosa artillería de campaña. V . S. sabe que, distribuidas las fuerzas en esa línea, quedan unas divisiones próximas a las otras para apoyarse i defenderse con ventaja si el enemigo intentase, lo que es i m p r o bable, recuperar este departamento con el ejército aliado que tiene en el de Tacna. Nuestra numerosa i escojida fuerza de caballería, escalonada hasta Camarones, en una estensa zona, a vanguardia, daría en todo caso, avisos con mucha anticipación de las tentativas enemigas i aprovecharía los recursos que ofrecen esos lugares para las caballadas. L a posesión de Dolores, c o m o proveedora de la mejor agua para la tropa; San A n t o n i o , de donde ¡Darte el camina para Tiliviche, i Tana i J a z p a m p a para la defensa de la línea férrea que pudiera ser por ahí objeto de una sorpresa, son los puntos esenciales de esa posición militar, c o m o V . S. lo sabe. E l avance de tropas de infantería i artillería hacia el Norte, aumentaría por ahora las dificultades de provision; pero Y . S. podría, si lo cree necesario, i cuando se haya regularizado ese servicio, llevar el rejimieuto Esmeralda, p i diendo a Iquique el batallón que se envió allí provisoriamente. E n este caso, el batallón Lautaro se reuniría en I q u i que con el otro del mismo rejimiento; tenemos en aquel puerto mejor campo de instrucción i mayores falicidades para su subsistencia. L a brigada de Zapadores en reorganización, podrá V . S. disponer de ella cuando lo j u z g u e c o n veniente, llamándola a ocupar su puesto. Si acontecimientos imprevistos exijieran la concentración de mayores fuerzas en la línea que el ejército de su mando ocupa i defiende, debe, sin pérdida de tiempo, e x i jirlas del Jeneral en Jefe de la reserva, situado en Iquique, en la cantidad que su prudencia determine. E l contra-almirante jefe de la escuadra tiene instrucciones verbales de comunicar a Y . S. todos los datos que o b tengan nuestros buques de guerra sobre los del enemigo. Así V. S. podrá estar al corriente de las condiciones i planes del enemigo. Si V . S. cree que este medio de investigación es insuficiente, puede emplear otros que j u z g u e oportunos, haciendo los gastos que sean necesarios para conseguirlo. Los trasportes deben recibir orden de V . S. para sus m o vimientos según sean las necesidades del ejército, sea que esos trasportes estén en P i s a g n a o Iquique. A d e m á s , V . S. llamará en ausilio de las operaciones del ejército a los b u ques de guerra, poniéndose para ello de acuerde con el c o n tra-almirante, señor Riveros, como jefe inmediato de la Escuadra. V . S. puede estar en comunicación telegráfica con el Supremo Gobierno, con el jefe de ejército de reserva i con el comandante jeneral de Antofagasta. Para comunicarse por medio del cable sub-marino, debe Y . S. dirijir sus telegramas al comandante jeneral de armas de Iquique para que los trasmita i pague. E n el caso poco probable de que el territorio de Antofagasta sea amagado por fuerzas enemigas, el comaudante jeneral de armas pedirá, si es preciso, ausilio al ejército de reserva, instruyendo éste a Y . S. de los antecedentes, para qne V . S. pueda apreciar la importancia del peligro, si lo hubiese.

PACIFICO.

gua bodegas ni edificios seguros para consérvalos. V . S . pidirá al comandante jeneral de armas todos los recursos que necesite para que sean remitidos al campamento oportunamente. E l Estado Mayor deberá tener un detalle minucioso de todas las existencias disponibles en Pisagua, en Iquique i en los trasportes. Bastará que pida esos datos u ordene c o municarlos al intendente del ejército i al encargado del parque. Me resta solo manifestar a V . S . , a los jefes, oficiales i tropa de su mando que, habiendo tenido la fortuna de ser testigo de sus fatigas i de su triunfos, reconozco c o m o mi primer deber el ser siempre un testimonio autorizado de su valor i de su patriotismo ante el Gobierno i ante el país. E n el espacio de veinticinco dias ha ocupado todo el departamento de Tarapacá con pérdidas mui sensibles, sin duda, pero no desproporcionadas al numeroso ejército aliado que ha tenido que batir i desalojar. Chile debe, porque tiene motivos para ello, estar orgulloso de las virtudes de su ejército en campaña a cuyos esfuerzos encomendó su honor i su futuro progreso. Dios guarde a V . S . R.

SOTOMAYOR.

Al señor Jeneral en Jefe.—Campamento de Santa Catalina.

XI. Cuadro de las divisiones de que se compone el ejército de Arica; letras de cambio. E l contra-almirante M o n t e r o , j e f e superior, político i militar de los departamentos del Sur, ha aprobado el cuadro de las divisiones d e q u e se c o m p o n e el ejército que está a sus órdenes: PRIMERA DIVISIÓN.

C o m a n d a n t e jeneral, coronel g r a d u a d o d o n J u s t o Pastor Dávila; j e f e de detall, coronel g r a d u a d o d o n Melchor Bedoya. Cuerpos.—Batallón Lima n ú m . 8, id. Granaderos del C u z c o n ú m . 16. SEGUNDA DIVISIÓN.

C o m a n d a n t e jeneral, coronel g r a d u a d o d o n A n d r é s A. Cáceres; j e f e d e detall, coronel g r a d u a d o d o n Isaac Recabárren. Cuerpos.—Batallón Zepita n ú m . 2, id. Cazadores de Prado n ú m . 12. TERCERA DIVISIÓN.

C o m a n d a n t e jeneral, c o r o n e l d o n F r a n c i s c o Bolognesi; j e f e de detall, coronel graduado d o n Baltazar Velarde. Cuerpos.—Batallón Pisagua n ú m . 7, id. Guardias de Arequipa. CUARTA DIVISIÓN.

C o m a n d a n t e jeneral, c o r o n e l d o n J o s é L a - T o r r e ; jefe d e detall, teniente coronel d o n A d e o d a t o Carvajal. Cuerpos.—Batallón Victoria n ú m . 6, id. H u á s c a r núm. 9. QUINTA

DIVISIÓN.

C o m a n d a n t e jeneral, coronel g r a d u a d o d o n Alejandro Herrera; j e f e de detall, teniente c o r o n e l g r a d u a d o don B r u n o Abril. Cuerpos.—Batallón A y a c u c h o n ú m . 3, id. Arequipa n ú m . 13. SESTA

DIVISIÓN.

Creo escusado, puesto que V . S. conoce el territorio que ocupa el ejército de su mando, sus recursos i las dificultades que el enemigo, partiendo de Arica, encontraría en su marcha, entrar en detalles sobre operaciones hipotéticas, que V . S. psede estimar i preveer con mayor abundancia de datos.

C o m a n d a n t e jeneral, coronel d o n César Canevaro; jefe de detall, teniente coronel d o n F r a n c i s c o Lago. Cuerpos.—Batallón Cazadores del C u z c o n ú m . 5, id. Provisional d e L i m a n ú m . 2.

Las provisiones de reserva, víveres, forrajes, municiones etc., se han depositado en Iquique por no existir en P i s a -

C o m a n d a n t e jeneral, c o r o n e l d o n J o s é J o a q u í n Inclan; j e f e de detall, teniente c o r o n e l d o n R i c a r d o O'Donovan.

SÉTIMA

DIVISIÓN.


CAPITULO

A r i c a , id. Granaderos de Tacna, id.

Cuerpos.—Batallón Artesanos de Tacna.

OCTAVA DIVISIÓN.

C o m a n d a n t e jeneral, coronel d o n A l f o n s o Ugarte; j e f e de detall, coronel g r a d u a d o d o n Mariano Bustamante. Cuerpos.—Batallón Tarapacá, Provisional de L i m a n ú m . 2, id. I q u i q u e , C o l u m n a Loa.

205

CUARTO.

por tercera persona. Si se contraviniese a esta disposición, las letras caerán en comiso i su valor íntegro se entregará al denunciante qne compruebe el hecho. E l Ministro de Estado en el despacho de Hacienda i comercio queda encargado del cumplimiento de este d e creto. Dado eu la casa de Gobierno, en Lima, a los 17. dias del mes de Diciembre de 1879. MARIANO

I.

PRADO.

CASTIGOS E N EL EJÉRCITO.

Arica,

Diciembre

M. 12 de

1879.

C o n v i n i e n d o a la moralidad i prestijio del ejército fijar el límite de las medidas de represión q u e los jefes superiores p u e d a n adoptar contra sus subalternos, se resuelve: 1 . ° N i n g ú n j e f e de c u e r p o o d e p e n d e n c i a p o d r á espulsar u obligar a pedir su separación del c u e r p o de su respectivo m a n d o , a los jefes i oficiales que les están subordinados. 2. ° Los jefes de cuerpo o d e p e n d e n c i a estarán estrictamente obligados a consultar, sin vacilación alguna, a los jefes i oficiales que falten al c u m p l i m i e n t o de sus deberes militares, o que por sus faltas de moralidad se hagan i n d i g nos de pertenecer a las filas del ejército nacional. 3. ° L o s jefes de los cuerpos n o p o d r á n i m p o n e r a sus subalternos arrestos correccionales, sino en los lugares que la ordenanza determina, según la clase militar respectiva; c u y o s arrestos nos escederán del término de ocho dias. 4. ° La duración de los arrestos por faltas graves será de 24 horas, terminadas las cuales serán estrictamente sumariados los penados, d a n d o cuenta a la autoridad superior. Los jefes i autoridades superiores en las dependencias de su respectivo m a n d o , quedan encargados de velar i cumplir esta disposición. Comuniqúese i publíquese por orden jeneral. MONTERO.

JIROS

MARIANO PRESIDENTE

D E LETRAS.

IGNACIO PRADO,

CONSTITUCIONAL D E LA REPÚBLICA.

En uso de la atribución concedida en el inciso 5. ° del artículo 91 de la Constitución, Decreto: 1. L a industria de vender en el Perú letras de cambio sobre mercados estraujeros, se ejercitará en lo sucesivo, de la manera que se indica en los artículos siguientes: 2. ° Las espresadas letras de cambio solo podrán venderse directamente por las personas o sociedades que acrediten poseer en las plazas, contra las cuales se jirau dichas letras, los capitales suficientes para cubrir los jiros. 3. ° E l Tribunal del Consulado en la capital de la R e pública i los de comercio en las de los departamentos, abriráu, desde luego, un rejistro especial en que se inscriban los nombres de las personas o sociedades que puedan jirar letras sobre el estranje.ro, espresándose en dicho rejistro las plazas sobre que pueden jirar. 4 . ° L a s letras se jiraráu directamente en favor d é l a s personas que deban hacerlas efectivas en la plaza contra la cual se jira. 5. ° N o se permite en la República poner endose alguno en las letras jiradas, eceptuánclose únicamente de esta disposición a la Junta de Vijilaucia de la E m i s i ó n Fiscal, que eu letras que venda i qne hubiese c o m p r a d o pueda poner un solo endose. 6. ° Se prohibe en lo absoluto a los corredores i n e g o ciantes de cualquiera clase, vender o negociar letras jiradas 3

TOMO I I — 3 4

Quimper.

XII. Fuga del jeneral Prado: decreto i proclama al delegar el mando de la nación al Vice-presidente La-Puerta. M A R I A N O I. P R A D O , PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA.

Por c u a n t o estoi autorizado para salir del país, por la resolución lejislativa de 9 de M a y o de 1879, i asuntos m u i importantes i urjentes d e m a n d a n mi presencia en el esrtanjero, i es m i deber i mi deseo hacer c u a n t o p u e d a en favor del país, Decreto: A r t í c u l o ú n i c o . — E n c a r g ú e s e de la presidencia de la R e p ú b l i c a S. E. el Vice-presidente, c o n f o r m e a los artículos 90 i 93 de la Constitución. I m p r í m a s e , publíquese i circúlese para su d e b i d o c u m plimiento. D a d o en la Casa del S u p r e m o G o b i e r n o en L i m a , a 18 d e D i c i e m b r e de 1879.—-MARIANO I. P R A D O . — M a n u e l G. de La-Colera.—B. Elguera.—Adolfo Quiroga,—J. M. Quimper. -EL PRESIDENTE CONSTITUCIONAL D E

L A REPÚBLICA A LA

NACIÓN I AL EJÉRCITO.

Conciudadanos: Los grandes intereses de la patria exijen que hoi parta para el estranjero, separándome t e m p o r a l m e n t e d e v o s otros en los m o m e n t o s en que consideraciones d e otro orden m e aconsejaban permanecer a vuestro lado. M u i grandes i m u i poderosos son, c o n efecto, los m o t i v o s que m e i n d u c e n a tomar esta resolución. Respetadla, q u e algún d e r e c h o tiene para exijirlo así el h o m b r e que, c o m o y o , sirve al país c o n buena v o l u n t a d i c o m p l e t a abnegación. Soldados: Si nuestras armas sufrieron parciales desastres en los primeros dias d e N o v i e m b r e , el 27 del m i s m o se c u b r i e ron de gloria en la provincia de Tarapacá. S e g u r o estoi de que en cualesquiera circunstancias imitareis el e j e m plo d e vuestros c o m p a ñ e r o s del Sur. Peruanos: S. E. el primer Vice-presidente de la R e p ú b l i c a queda encargado del P o d e r E j e c u t i v o , c o n f o r m e a la lei. Os rec o m i e n d o prestéis a sus actos toda vuestra c o o p e r a c i ó n . A l despedirme, os d e j o la seguridad de que estaré o p o r t u n a m e n t e en m e d i o de vosotros. T e n e d fe en vuestro conciudadano i amigo M A R I A N O I. P R A D O .

Lima, D i c i e m b r e 18 de 1879. PRESIDENCIA DEL CONSEJO D E MINISTROS.

IÁma, Diciembre 18 de 1879. E x c m o . señor: L a copia auténtica que tengo la honra de acompañar a este oficio, impondrá a V. E. del decreto que ha espedido S. E . el Presidente, encargando a V . E., con arreglo a los artículos 90 i 93 de la Constitución, de la presidencia de la República, por verse obligado a salir del país, por e x i jirlo así asuntos mui importantes i urjentes.


GUERRA

260

DEL

A l tener la satisfacción de comunicar a V". E . el referido decreto, me es honroso manifestarle qne, debiendo embarcarse hoi S. E. el presidente, debe V. E. encargarse del elevado pnesto en qne le ha colocado la merecida confianza de sns conciudadanos. Con sentimientos de la mas alta consideración, m e es honroso suscribirme de V . E., mui atento i obediente servidor. MANUEL

G. D E L A - C O T E R A ,

A S. E . el primer Vice-presidente de la República.

LUIS

LA-PUERTA,

PRIMER VICE-PRESIDENTE D E L A REPÚBLICA.

Por cuánto: el Presidente de la República ha espedido hoi un decreto, para que me encargue de dicha presidencia, conforme a los artículos 90 i 93 de la Constitución; i dicho fnncionario, autorizado por resolución lejislativa de 9 de Mayo último, ha salido del país por exijirlo así asuntos mui importantes i urjentes, Decreto: Desde este dia asumo la presidencia de la R e p ú b l i c a , conforme a lo dispuesto en la Constitución del Estado. D a d o en la casa de Gobierno, en L i m a , a los 18 dias del mes de Diciembre de 1879.

Luís

LA-PUERTA.

B.

Elguera.

EL V I A J E D E L JENERAL PRADO. (De

E L COMERCIO de Lima.)

Como dijimos ayer por telegrama de poco antes de las 5 P. IvL, el jeneral Prado vino a las 3.30 P. M acompañado de los ministros señores La-Cotera i Qniroga, yendo directamente a la c h a z a , donde ya estaba esperándolo la falúa del Limeña; embarcándose en ella los tres antedichos, el comandante jeneral de marina, capitán de puerto i un comandante de buque. Hacia dos horas que el vapor estaba despachado i solo se esperaba una correspondencia, que sin dnda pensaba remitir el Presidente antes de resolverse a ir en persona a arreglar el asunto a que dicha correspondencia hacia referencia. A l despedirse de su séquito, e n cargó el jeneral que se dijese a los marinos que pronto tendrían agradables noticias de él. L o acompañaban G a l vez, Tezanos Pinto i Zuleta. EL

CORRESPONSAL.

XIII. La revolución en Lima, i el Calino en poder de Piérola. (PARTÍA de Lima, Diciembre '21 de 1879.) LOS SUCESOS D E A N O C H E .

A las 2 P. M. de ayer, un ayudante del jeneral La-Cotera se presentó en el batallón l e a que manda el coronel don Pablo Arguedas, acuartelado en la plaza de la Inquisición, i comunicó al jefe que el Ministro de la Guerra habia d i s puesto que enviase 2 compañías del cuerpo de su mando al palacio de Gobierno. E l coronel Arguedas contestó que no era posible acceder al pedido de S. S. por carecer el batallón de fornituras, que era ridículo presentar a los soldados a las miradas del público en el estado en que se encontraban los de su cuerpo i que así lo habia manifestado el dia anterior al m i s m o jeneral La-Cotera, que en persona habia visitado su cuartel. A l oir esta respuesta parece que se encolerizó el jeneral. —Inmediatamente envió un ayudante a que llamase al corone] Arguedas. Este contestó que no le era posible ir por hallarse enfermo.

PACIFICO.

E l jeneral La-Cotera insistió en pedir las 2 compañías i el coronel Arguedas en negarlas. Sn última contestación fué termiuaute. Inmediatamente el Ministro ordenó que los batallones 2, 3 i 24, Guardia de Honor, Ancaehs núm. 10 i algunos otros cuerpos del ejército, aj>oyados por las columnas de celadores, se constituyesen en la plaza de la Inquisición con el objeto de intimar rendición a los voluntarios de l e a . A las 4.30 P. M. desfilaron estos cuerpos i ocuparon las calles adyacentes a la plazuela. Entretanto, los voluntarios se habían pnesto en actitud de rechazar cualquier ataque. Ocuparon el techo del cuartel i allí se parapetaron esperando ser ofendidos. En efecto, poco después rompieron sus fuegos las tropas enviadas por el jeneral La-Cotera, siendo contestarlos con tezon por los de l e a , a cuya cabeza se hallaba el coronel Arguedas. L a lucha se trabó terrible por ambas partes. Se notaba, sin embargo, que el fuego de los atacados era mas vivo que el de las otras tropas. Viendo la tenaz resistencia del batallón del coronel Arguedas i comprendiendo la imposibiliad de hacerlo rendir, el jeneral La-Cotera ordenó que funcionase la artillería, i al efecto se colocó un cañón de p o c o calibre i una ametralladora en una de las boca-calles de la plazuela, E n este m o m e n t o llegó el jeneral La-Cotera, que habia p e r m a n e c i d o en Palacio d i c t a n d o sus órdenes. D e s d e la esquina de la calle de J u a n de la Coba i p r o tejido de los fuegos por la pared d e la casa situada allí, dirijió el ataque a Calceletas, q u e era el p u n t o d o n d e se hallaba el batallón l e a . L a ametralladora principió a funcionar, pero sin causar estragos en las filas de la tropa del coronel Arguedas. L a posición que éstas o c u p a b a n era magnífica, n o pud i e n d o ser ofendidas por n i n g u n o de sus flancos i d o m i n a n d o c o m p l e t a m e n t e , desde los techos, al e n e m i g o . Solo así p u e d e esplicarse q u e los 100 h o m b r e s , únicos del batallón, q u e entraron en c o m b a t e , p e r m a n e c i e n d o el resto de reserva, h a y a n h e c h o retroceder a una fuerza veinte veces superior, causándole considerables bajas i p o n i e n d o en fuga a batallones íntegros. E n c u a n t o a bajas, el batallón de l e a las h a tenido, pero en mui p e q u e ñ o n ú m e r o . Siete muertos i otros tantos h e ridos, es, p o c o mas o m e n o s , lo que h a p e r d i d o ese cuerpo que, después de 2 horas d e un terrible c o m b a t e en el que él solo q u e m ó cerca d e 2,000 c a r t u c h o s , p u d o emprender su m a r c h a en c o m p l e t o orden. Apesar de hallarse- presente el Ministro de la Guerra, sus batallones n o dieron pruebas de resistencia, pues no eran adictos a la causa q u e sostenían. Los soldados que fugaban se unían a las fuerzas que a p o y a b a n al coronel Arguedas. P o c o s m o m e n t o s después de haber p r i n c i p i a d o el c o m bate, c o m e n z a r o n algunos soldados a fugar, d a n d o el e j e m p l o la c o l u m n a d e A m a z o n a s , llamada Guardia de H o n o r i m a n d a d a por d o n R i c a r d o Espiell. Esta c o l u m n a sufrió algunas bajas i se dispersó. C o n el batallón A n c a e h s n ú m . 10 sucedió algo semej a n t e , i así c o n los demás batallones. A las 7 P. M., p r ó x i m a m e n t e , el fuego continuaba. El batallón Paucarpata n ú m . 14, desde los techos del local de la c o m p a ñ í a de b o m b e r o s R o m a i la calle de la Universidad atacaba Calceletas sin obtener ninguna ventaja. A esa hora c o m u n i c a r o n al jeneral La-Cotera, que el coronel d o n N i c o l á s de Piérola, c o n el batallón Guardia Peruana n ú m . 8, avanzaba por la C o n c e p c i ó n en camino para el palacio de G o b i e r n o . A t e m o r i z a d o el Ministro de la Guerra c o n esta noticia i v i e n d o que era imposible hacer rendir a los soldados del valiente coronel Arguedas, a b a n d o n ó el c a m p o apresurad a m e n t e i se m a r c h ó a concentrar sus fuerzas en la plaza principal. La Guardia Peruana, q u é acudía a poner término a tan-


CAPITULO

207

CUARTO.

todo perfectamente armado, llegó a este puerto. . Peuetró to desorden, avistó por u n a boca-calle a un batallón, el I z c u c b a c a n ú m . 23, según se nos asegura, e hizo fuego por la calle de A p u r i m a c i se encaminó directamente al sobre él, causándole bajas i p o n i é n d o l o en fuga. Los sol- cuartel del Arsenal, reforzándose en su tránsito con sin número de voluntarios. dados se dispersaron i fueron a engrosar las filas de los cuerpos contrarios al jeneral L a Cotera. Sin disparar un tiro, t o m ó posesión del cuartel, a u m e n tando las fuerzas a su mando, cou el batallón Cajamarca Después de esto, c o n t i n u ó su marcha el batallón del qne estaba acantonado allí. Las autoridades todas se retiseñor Piérola. A la cabeza d e la Guardia Peruana, formada en ala, raron al castillo de la Independencia. A las 9 A . M . esta fortaleza fué puesta también a las penetró a la plazuela de la I n q u i s i c i ó n i atacó c o n í m p e t u a las fuerzas que habia a b a n d o n a d o el jeneral La-Cotera. órdenes del señor Piérola, declarándose todas las tropas existentes en la plaza eu favor de la defensa de la R e p ú Estas resistieron p o c o tiempo, e m p r e n d i e n d o después blica que es la cansa santa que han abrazado los pueblos. la fuga c o n d i r e c c i ó n a palacio. H é aquí la nota en que el prefecto del Callao da cuenta El c o r o n e l Piérola n o perdió tiempo. I n m e d i a t a m e n t e de la entrega del castillo de la Independencia i su retirada marchó sobre la plaza principal. Penetró en ella, h a c i e n a L i m a , solo i abandonado por las fuezas de que disponía: do retroceder al batallón Callao, fuerte de mas de 800 E x c m o . señor: plazas, i o c u p ó los dos portales. D e s d e allí principió a De acuerdo cou el señor jeneral H a z a fui adonde el señor hacer fuego sobre el batallón Callao, que retrocedía i n c e Piérola con una carta que éste le habia escrito a aquél. A santemente. pocos momentos se me redujo a prisión. E n este m o m e n t o , A t a c a d o de frente i por u n o de sus flancos, ese batallón i después de haber capitulado el castillo, se m e hace c o n o tuvo q u e refujiarse en palacio i cerrar las puertas. cer por dicho señor Piérola que quedo libre. Me retiro, pues, D u e ñ o del c a m p o el señor Piérola, e m p r e n d i ó su mará L i m a con el permiso de V . S . i por no contar con nada. cha hacia la plazuela de San J u a n de Dios, después de haber restablecido el orden. F . S. SALAVERRY. E n su tránsito se le o p u s o una c o l u m a de celadores. La Guardia Peruana avanzó. El j e f e de esos celadores dio A S . E. el señor Jeneral, primer Vice-presidente. la orden de hacer fuego. E n t o n c e s el señor Piérola, solo, se lanzó sobre esas fuerzas, le increpó su c o n d u c t a antiCallao, Diciembre 22 de 1 8 7 9 . — 8 . 5 5 A . M . patriótica i le o r d e n ó m a r c h a r a retaguardia d e su bataLas fuerzas que en la actualidad obedecen al señor P i é llón. rola, son las siguientes: Los celadores n o hicieron fuego, o b e d e c i e r o n la o r d e n 8 de Octubre, Montes. del señor Piérola i siguieron la m a r c h a de la Guardia Policía, Relayza. Peruana. Caballería, Bedoya. D e b e m o s hacer constar dos cosas: primero, que la d e - ¡ Cajamarca, Iglesias. sercion de los soldados que sostenían al jeneral La-Cotera i Artillería de Plaza, Saavedra. ha sido orijinada única i esclusivamente p o r q u e les era Columna D o s de M a y o , Huertas. antipática la causa que se les quería hacer sostener. A m é r i c a , Charnn. Esta declaración la c r e e m o s indispensable en h o n o r del Guardia Peruana núin. 8, Piérola. nunca d e s m e n t i d o valor de nuestras tropas, i para evitar l e a , Arguedas. que los chilenos interpreten c o m o cobardía lo que n o h a sido, por el contrario, sino patriotismo; i s e g u n d o , que Guardia Civil de L i m a , Bustamante. los jenerales i coroneles q u e h a n dirijido el ataque al Guardia Civil del Callao, Yillavicencio. batallón del señor A r g u e d a s , han manifestado su i g n o Huarochirí i multitud de dispersos de diversos batallorancia aun de los principios mas rudimentarios de la nes, que se.van replegando. táctica. Mientras el c o r o n e l A r g u e d a s situaba sus fuerzas en lugares a propósito i establecía j e n t e de reserva, n o contando sino c o n 600 h o m b r e s i viéndose atacado por A las 10 A . M . la ciudad quedaba tranquila. Las tropas 2 a 3,000, las tropas contrarias se batían a descubierto, vivaqueaban en las plazas i en sus respectivos cuarteles t o sin ninguna disciplina i sin plan alguno. mando el rancho preparado al efecto. E l coronel Saavedra, nombrado prefecto i comandante I si esto n o basta para probar lo que h e m o s d i c h o respecto a los c o n o c i m i e n t o s militares de d i c h o s j e f e s , cita- jeneral de la provincia, recorría la ciudad distribuyendo las fuerzas de policía para la conservación del orden. remos otro h e c h o . D o n Nicolás de Piérola, aclamado por todo el pueblo, se Tanto en el ataque a los voluntarios de l e a , c o m o en el combate de la plaza principal, i aun en el tránsito pol- encuentra en estos momentos en el castillo de la Independencia de donde imparte sus órdenes, así c o m o el coronel las calles de la capital, los batallones del jeneral L a - C o A r g u e d a s . A m b o s perfectamente sanos. tera han m a r c h a d o en c o l u m n a cerrada, presentando Las baterías cou sus jefes, lo m i s m o que la escuadra i blanco seguro i sufriendo los tiros d e los contrarios, sin demás dependencias de la administración pública han v u e l poder maniobrar en n i n g ú n sentido. to a emprender sus labores. De aquí que t e n g a m o s que lamentar tantas desgracias. L a casa de Grace Brothers i O , ha proporcionado los En cambio, la Guardia Peruana n o h a p e r d i d o sino tres o cuatro h o m b r e s en toda la refriega. Los jefes revelaron víveres i demás recursos para las tropas i la escuadra. Aplaudimos la actitud acertada i juiciosa que ha despleintelijencia i c o n o c i m i e n t o s militares. gado el pueblo del Callao, que esta vez ha evitado inútiles Respecto a las pérdidas sufridas por nuestro ejército i a las desgracias d e parte del p u e b l o , q u e también h a h a - derramamientos de sangre, sangre preciosa, digna solo de ser vertida en defensa de la honra nacional. bido algunas, nuestros lectores nos permitirán q u e g u a r 5 3

demos una reserva necesaria. BANDO. EL CALLAO

I LAS

FORTALEZAS

EN

PODER

PIÉROLA. PEDRO

Callao, S.S. E . E . de

Diciembre

22 de

1879.

L A PATRIA:

Eu la madrugada de hoi, don Nicolás de Piérola, a la cabeza de los batallones Guardia Peruana núm. 8, l e a , Huarochirí, Guardia Civil i una gran cantidad de pueblo",

JOSÉ

SAAVEDRA, D E

PREFECTO

ARMAS

D E

LA

I COMANDANTE

JENERAL

PROVINCIA.

Considerando: Que habiéndose realizado pacíficamente el cambio patriótico qne ha elevado a la suprema majistratura del país a S. E. el coronel don Nicolás de Piérola, conviene dictar


GUERRA

268

D E L PACIFICO.

las medidas que aseguren la existencia, los intereses i la tranquilidad del vecindario, Decreto: Art. 1. ° Todos los habitantes de la provincia podrán entregarse libremente al desempeño de sus labores ordinarias, esceptuándose solo los que, conforme a disposiciones vijentes, están obligados a tomar las armas en defensa de la integridad i del honor d é l a República. A r t . 2. ° L a s columnas de Guardia Urbana de esta capital, que tan acreedores se han hecho a la confianza del. pueblo i del Gobierno, continuarán encargados del servicio de seguridad pública, hasta que, convenientemente, vengan todas las fuerzas de la guardia civil i jendarmería i puedan dedicarse a ese importante ramo de la administración. A r t . 3. ° L o s ciudadanos que en cumplimiento de sus patrióticos deberes se presenten para ser enrolados al servicio de las armas, lo harán desde esta fecha en los locales que la snb-prefectura de la provincia designe. Dado en la casa prefectural del Callao, a l o s 2 2 dias del mes de Diciembre de 1879. ( F i r m a d o . ) — P E D R O JOSÉ

SAAVEDRA.

A.

Morales

'Toledo,

Secretario.

ENTRADA TRIUNFAL D E PIÉROLA E N LIMA.

L a q u e ha h e c h o en las últimas horas d e la tarde d e h o i d o n N i c o l á s d e Piérola, n o merece otro n o m b r e . El p u e b l o d e L i m a en masa, algunos d e los batallones que durante el dia permanecieron en el palacio d e G o bierno, todas las clases d e la sociedad en j e n e r a l , h a n a c u d i d o a la carretera p o r d o n d e entró a L i m a el ilustre p a tricio, a darle la prueba d e su afecto i, m a s q u e t o d o , a la patria, d e su amor. A las 7 P. IT., una n u m e r o s a cabalgata, c o m p u e s t a del p u e b l o q u e a c u d i ó al Callao desde ayer, d e sus amigos, i seguida p o r n u m e r o s o p u e b l o i el batallón Guardia P e ruana atravesó las calles q u e c o n d u c e n del m o n u m e n t o D o s d e M a y o al palacio d e G o b i e r n o . A g o l p a d o el p u e b l o al p i é d e los balcones d e la calle d e los D e s a m p a r a d o s , pidió c o n insistencia la palabra del D i c t a d o r a quien p r o c l a m a b a , el q u e espresó, entre otras frases d e asendrado patriotismo, las siguientes: " N o soi sino el m e d i o p o r el cual el país manifiesta su deseo, que es el d e vengar la honra d e la R e p ú b l i c a . " N o tenemos elementos marítimos ni terrestres, pero t e n e m o s t o d o , porque tenemos la a m b i c i ó n santa q u e guia al patriotimo d e los peruanos en su ú n i c o deseo. " E l país m e lo h a d a d o t o d o , o t o r g á n d o m e también el d e r e c h o d e exijirlo t o d o del pueblo. " H o i n o hai sino u n u n í s o n o sentimiento, p o r q u e las pasiones q u e dividen al Perú n o fueron sino pasiones n a cidas aquí, i aquí tienen q u e morir ( g o l p e a n d o la baranda), pasiones individuales q u e h o i n o existen en el país, desde que u n e a todos u n a aspiración c o m ú n . " Q u e el Perú entero, en el p u e b l o d e L i m a , reciba el abrazo fraternal del antiguo proscrito i del patriota d e siempre." La imensa m u c h e d u m b r e cortaba el discurso c o n sus estruendosos vivas i frenéticos aplausos. El p u e b l o recorre las calles d e la p o b l a c i ó n en estos m o m e n t o s , vitoreando entusiasta al D i c t a d o r .

XIV. Proclama, acta popular i decretos de Piérola al asumir el mando supremo. AL PUEBLO I A L EJÉRCITO.

D e s o y e n d o c o n dolor las exijentes d e m a n d a s del p u e b l o i del ejército, h e p e r m a n e c i d o resignado durante l o s

dias q u e se h a n seguido a la v e r g o n z o s a fuga d e P r a d o i al a d v e n i m i e n t o del i n v á l i d o j e n e r a l La-Puerta, esperando q u e el ejército se decidiese p o r fin a d o m i n a r las c o n s i d e ciones d e u n a m a l entendida lealtad q u e i m p e d i a a una parte d e él obrar según sus aspiraciones, q u e son las aspiraciones d e la nación; i anheloso d e evitar t o d o c h o q u e entre h e r m a n o s i la p é r d i d a d e parte d e nuestras fuerzas. L a atolondrada e i m p a c i e n t e a m b i c i ó n del j e n e r a l L a Cotera, después d e ahogar b r u t a l m e n t e la unísona m a n i festación d e los p u e b l o s d e L i m a i el Callao, h a creado ayer u n conflicto, e m p l e a n d o las fuerzas a sus órdenes para desarmar a los patriotas del ejército a quienes solo p r e o c u p a la salvación del país i el v e n c i m i e n t o del enem i g o esterior! P o c o s m o m e n t o s han bastado en Lima para demostrar c u a n irresistible era el patriótico deseo d e l p u e b l o i el ejército, i m e habría sido suficiente p e r m a n e c e r algunas horas m a s en la capital para poner t é r m i n o a toda resistencia. Cediendo, n o obstante, a los m ó v i l e s antes espuestos, preferí retirarme a esta plaza, q u e m e h a recibido sin resistencia d e n i n g ú n j é n e r o , c o n el fin d e hacer i m p o s i ble t o d o c h o q u e entre h e r m a n o s i favorecer la adhesión tranquila d e las que aun quedan en L i m a al réjimen p o lítico p r o c l a m a d o meses h á p o r la n a c i ó n en masa. A s í toda l u c h a se hace p o r entero inescusable i descarga sin pretestos la responsabilidad d e sus d a ñ o s sobre sus autores ú n i c o s . L a parte del ejército aun a sus órdenes en Lima, n o querrá, confio en ello, permitir q u e esa responsabilidad llegue a tener lugar c o n i n m e n s o d a ñ o d e todos. L a hora d e la reparación nacional h a sonado. E n la serie d e desastres q u e h a n m a r c a d o la historia d e nuestra guerra esterior, el Perú n o tiene parte alguna. A l sacudir, c o m o lo hace en este m o m e n t o , el v i e j o r é j i m e n , eleva las m a s elocuentes protestas c o n t r a aquella deplorable historia i se presenta d i g n o d e su n o m b r e i d e sus destinos ante los demás pueblos d e la tierra. Para nosotros n o hai ni p u e d e haber sino una sola aspiración: el triunfo rápido i c o m p l e t o sobre el enemigo estranjero. Para esta obra n o hai sino h e r m a n o s sin m e moria siquiera d e pasadas divisiones i estrechados p o r el v í n c u l o indisoluble del amor al Perú. Cuanto retarde el instante d e la c o m p l e t a u n i d a d nacional es u n delito de lesa patria. Ella es la c o n d i c i ó n del p o d e r i del triunfo del Perú. A ella h a c o n s a g r a d o i c o n sagra p o r eso sus preferentes esfuerzos vuestro conciudad a n o i camarada N . D E PIÉROLA.

L i m a , D i c i e m b r e 22 d e 1879.

\

CIRCULAR.

Lima,

Diciembre

24 de 1879.

Señor d o n . . . C o m o resultado d e una aspiración nacional, manifestada en reiteradas i solemnes ocasiones durante un decenio, i formulada h o i definitivamente p o r u n a aclamación u n á n i m e del p u e b l o , del ejército i d e la escuadra nacional, el E x c m o . señor d o n N i c o l á s d e Piérola h a sido investido d e la autoridad suprema del E s t a d o , c o n facultades o m n í m o d a s , q u e serán empleadas en la rejeneracíon que d e m a n d a i m p e r i o s a m e n t e la R e p ú b l i c a ; p e r o , señalad a m e n t e , en el triunfo d e las armas nacionales, de que d e p e n d e n su h o n o r i sus m a s caros i trascendentales intereses. N a d a se omitirá para alcanzar tan d i g n o s propósitos, que forman h o i la c o n c i e n c i a nacional. H a c e r l o sentir así cerca d e l G o b i e r n o ante el que U . . . representa a esta n o b l e i j e n e r o s a n a c i ó n , es el deber c u y o relijioso c u m p l i m i e n t o se le encarece p o r este oficio, hasta q u e se acuerde impartir nuevas órdenes a esa legación.


CAPITULO

Los decretos que recibirá U . . . adjuntos, le instruirán de la organización que se h a d a d o al n u e v o G o b i e r n o i del carácter, y a sin d u d a p r e s u m i d o p o r U . . . , en c u y a virtud soi el intérprete d e la política esterior del Jefe Supremo de la R e p ú b l i c a . Dios g u a r d e a U . . . m u c h o s años. PEDRO JOSÉ CALDERÓN.

ACTA POPULAR E N P A V O R D E L SEÑOR DON NICOLÁS D E PIÉROLA.

El p u e b l o de L i m a , presidido p o r el A l c a l d e M u n i c i pal, el dia veintitrés de D i c i e m b r e de mil o c h o c i e n t o s setenta i n u e v e , Considerando: 1. ° La fuga clandestina del j e n e r a l d o n Mariano I g nacio P r a d o , en m o m e n t o s en que el país necesita del denodado valor de sus hijos, i la ineptitud q u e hasta ahora h a manifestado en la dirección d e la guerra, causa única de todos los desastres que ha sufrido la R e p ú b l i c a ; 2. ° L a imposibilidad d e llevar adelante el orden c o n s titucional, p o r la avanzada ancianidad e invalidez del primer Vice-presidente, la ausencia del s e g u n d o i la deficiencia de las leyes para estos casos anormales; 3. ° L a aspiración nacional q u e se cifra esclusivamente en el triunfo rápido i c o m p l e t o sebre el e n e m i g o estranjero i exije el llamamiento el frente de la R e p ú b l i c a del ciudadano que m e j o r p u e d a salvarla; 4. ° L a confianza que el señor d o c t o r d o n Nicolás de P i é rola inspira a los pueblos, p o r su p r o b a d o patriotismo i su ilustración, que garantizan la buena dirección de la cosa pública i el h o n r o s o desenlace de la guerra; Resuelve: Elevar a la suprema majistratura de la nación, c o n facultades o m n í m o d a s , al c i u d a d a n o d o c t o r d o n Nicolás d e Piérola. En fe de lo cual firmaron la presente. (Siguen m u c h a s firmas.) NICOLÁS DE

269

CUARTO.

Decreto: Créanse siete secretarios de Estado en el orden i forma siguiente: D e Relaciones Esteriores i Culto. D e Guerra. D e Marina. D e G o b i e r n o i Policía. D e Justicia e Instrucción. De Hacienda. D e F o m e n t o , que c o m p r e n d e r á los ramos de obras p ú blicas, industria, c o m e r c i o i beneficencia. D a d o en la casa de G o b i e r n o en L i m a , a 24 d e D i c i e m bre de 1879. N I C O L Á S D E PIÉROLA.

Lima,

Diciembre

1879.

E s t a n d o organizado p o r decreto de esta fecha el desp a c h o de la administración suprema, nómbrase secretarios de E s t a d o : Para Relaciones Esteriores i Culto, al d o c t o r d o n Pedro J o s é Calderón. Para Para Para Para Para Para

Guerra, al c o r o n e l d o n Miguel Iglesias. Marina, al capitán de navio d o n Manuel Villar. G o b i e r n o , a d o n N e m e c i o Orbegoso. Justicia, al d o c t o r d o n F e d e r i c o Panizo. H a c i e n d a , al d o c t o r d o n M a n u e l A . Barinaga. F o m e n t o , a d o n Manuel Mariano E c h e g a r a y .

I p o r c u a n t o se encuentra ausente de esta capital el secretario de G o b i e r n o , d o n N e m e c i o Orbegoso, n ó m b r a s e para encargarse accidentalmente de este d e s p a c h o al s e cretario de Relaciones Esteriores i Culto, d o c t o r d o n P e dro José Calderón. El oficial m a y o r del antiguo Ministerio de Relaciones Esteriores, q u e d a encargado de c o m u n i c a r esta resolución a los señores n o m b r a d o s . PIÉROLA.

Por orden d e S. E . — E l oficial m a y o r Esteriores, E. Larrabure i Unánue.

PIÉROLA,

24 de

de

Relaciones

JEFE SUPREMO D E LA REPÚBLICA.

Considerando: 1. ° Q u e los p u e b l o s de L i m a i del Callao m e h a n i n vestido espontáneamente, en sus respectivas actas, de la autoridad s u p r e m a del E s t a d o c o n facultades o m n í modas; 2. ° Q u e el ejército i la marina nacional se han a d h e rido en ambas ciudades a ese acto, que ha sido desde a n tes una aspiración j e n e r a l de la R e p ú b l i c a , i q u e él está confirmado p o r el ejército del Sur i p o r todos los pueblos que se hallan en c o m u n i c a c i ó n telegráfica c o n la capital; Decreto: Artículo ú n i c o . — B a j o la d e n o m i n a c i ó n de Jefe S u p r e m o de la República, a c e p t o el carácter i las facultades cíe q u e se me ha investido. El oficial m a y o r de R e l a c i o n e s Esteriores q u e d a e n c a r gado de hacer publicar este decreto i de c o m u n i c a r l o a quienes c o r r e s p o n d e . Dado en la casa de G o b i e r n o en L i m a , a 23 de D i c i e m bre de 1879. NICOLÁS DE PIÉROLA.

Por orden d e S. E . — E l Larrabure i Unánue.

Oficial Mayor de

R.

E.,

E.

SECRETARIAS D E ESTADO.

NICOLÁS JEFE

SUPREMO

DE DE

PIÉROLA. LA

REPÚBLICA.

Por cuanto es necesario organizar administración s u p r e m a ,

el d e s p a c h o de la

AUTÓGRAFA.

E l Jefe Supremo ba dirijido a los Jefes de los E s t a d o s a m i g o s la siguiente carta: NICOLÁS DE

PIÉROLA,

JEFE SUPREMO D E LA REPÚBLICA DEL PERÚ.

Grande i buen a m i g o : U n a aclamación unánime del pueblo, del ejército i de la escuadra nacional acaba de investirme de la majistratura suprema del Perú, con omnímodas facultades, que ejerceré, teniendo en mira la rejeueracion que nuestras instituciones reclamen, pero, antes que nada i sobre todo, el triunfo de las armas de la República en la guerra en que hoi se h a lla empeñada con Chile. A l anunciar a... mi advenimiento al poder supremo, me cabe la mui particular satisfacción de espresar los sentimientos de leal amistad en que abundo respecto de l a . . . i de la persona d e . . . . , por cuya prosperidad i gloria hago los mas sinceros i fervientes votos. Dada en el Palacio de L i m a , a los 23 dias del mes de D i ciembre del año del señor de 1879. (Sello.)—NICOLÁS DE

PIÉROLA.

E l secretario de Estado en el despacho de Esteriores i C u l t o . — P e d r o José Calderón.

Relaciones


GUERRA

270

D E L PACIFICO.

Lima,

CARTA A S. S. LEÓN X I I I .

NICOLÁS

DE

PIÉROLA,

JEFE SUPREMO D E L A REPÚBLICA D E L PERÚ.

Beatísimo P a d r e : U n voto espontáneo del Perú, emitido de c o n s i m o i unánimemente por el pueblo i el ejercito de mar i tierra, acaba de investirme del mando supremo de la República, con facultades omnímodas, las cuales, conforme a las inspiraciones nacionales manifestadas perseverantemeute de t i e m po atrás i a los deseos mas ardientes do mi corazón, serán empleadas en la rejeneracion de las instituciones políticas, que la demandan con nriencia, esforzándome, ante todo, en preparar el triunfo de nuestras armas en la guerra e n que nos hallamos empeñados con Chile. Al comunicar a S. S. mi advenimiento al poder suprem o de esta República, tan cara al paternal corazón de S. S., esperimento la mas íntima complacencia en rectificar s o lemnemente los sentimientos de fe inquebrantable i de amor filial con que beso las augustas manos de S. S., pidiéndole su apostólica bendición. Dada en el Palacio de L i m a , a los 23 dias del mes de D i ciembre del año de gracia de 1879. (Un

s e l l o . ) — N I C O L Á S D E PIÉROLA.

E l secretario de Estado en el despacho de Relaciones E s teriores i C u l t o . — P e d r o José Calderón.

XV. Actas levantadas por ios jefes de la escuadra i del ejército; bando del prefecto de Lima. A BORDO D E L " R I M A C . "

Al ancla,

Callao,

Diciembre

22 de 1879.

Señor Jeneral Ministro: S o m e t i d a s todas las fuerzas d e la plaza a la autoridad del señor d o n Nicolás d e Piérola, m e constituí, en las primeras horas d e la m a ñ a n a d e hoi, a c o m p a ñ a d o del m a y o r de órdenes del d e p a r t a m e n t o , capitán de n a v i o d o n A m a ro G. T i z ó n , del d e igual clase g r a d u a d o d o n M a n u e l P a lacios i d e l d e fragata d o n A n t o n i o C. d e la Guerra, a b o r d o del trasporte Rimac, en c u y o b u q u e e n c o n t r é q u e estaban reuniéndose todos los c o m a n d a n t e s c o n el fin d e acordar la c o n d u c t a q u e debieran observar en vista d e los acontecimientos q u e vienen desarrollándose desde la tarde d e ayer. H a b i e n d o manifestado a los c o m a n d a n t e s t o d o lo o c u r rido en tierra durante la n o c h e , la r e n d i c i ó n d e las fuerzas de la plaza i el acta que se habia firmado al practicarla, i la cual orijinal fué traida a b o r d o p o c o s m o m e n t o s d e s pués por el secretario de esta c o m a n d a n c i a j e n e r a l para que d e ella tuvieran c o n o c i m i e n t o los jefes d e la escuadra, a c o r d a m o s u n á n i m e m e n t e n o adherirnos a la resoluc i ó n adoptada p o r los jefes d e las fuerzas d e tierra i n o r e c o n o c e r otra autoridad q u e la del G o b i e r n o d e L i m a ; c o m p r o m e t i é n d o s e los c o m a n d a n t e s a conservar el orden en sus respectivos buques, a mis inmediatas órdenes c o m o c o m a n d a n t e jeneral. A c o m p a ñ o a Y . S., orijinal, la n o t a q u e m e ha pasado el señor capitán d e navio d o n Manuel Villar, c o m u n i c á n d o m e haber sido n o m b r a d o c o m a n d a n t e j e n e r a l d e marina p o r d o n Nicolás d e Piérola, la que h e d e j a d o sin c o n t e s tación. T o d o lo q u e t e n g o el h o n o r de participar a Y . S. a fin de que tenga c o n o c i m i e n t o de la actitud digna asumida p o r la escuadra. Dios guarde a Y . S , señor Jeneral Ministro. A N T O N I O A . D E LA H A Z A . Al señor Jeneral Ministro de Estado en el despacho de Guerra i Marina.

Diciembrre

23 de 1879.

S e ñ o r Jeneral Ministro: R e u n i d o s en el Estado M a y o r Jeneral los señores c o m a n d a n t e s d e división, jefes d e brigada i jefes d e los c u e r p o s del ejército, h a n deliberado p o r unanimidad no hacer armas contra el pueblo, ni contra las fuerzas en el Callao, q u e están a las órdenes del señor d o n Nicolás de Piérola, sino c o m b a t i r al e n e m i g o c o m ú n d e la patria; p o r q u e la m e n t e d e todos ellos, al abandonar sus hogares i h a c e r cuantos sacrificios h a n estado a su alcance para llegar a ese fin, n o p u e d e seguir debilitándose en una guerra fratricida, que d é p o r resultado el esterminio de u n ejército que tanto trabajo le ha c o s t a d o a V . S. su organización, i q u e está llamado, p o r su entusiasmo i por su a b n e g a c i ó n , a defender la honra nacional. T e n g o el h o n o r de c o m u n i c a r l o a V . S. para q u e se sirva p o n e r l o en c o n o c i m i e n t o d e S. E. el j e n e r a l Presidente d e la R e p ú b l i c a . Dios g u a r d e a V . S. J. D E O S M A . Al señor Jeneral Ministro de Estado en el despacho de Guerra i Marina.

E L C I U D A D A N O M A N U E L B E I N G O L E A , JENERAL D E BRIGADA D E L EJÉRCITO NACIONAL I PREFECTO D E L DEPARTAMENTO.

Considerando: 1. ° Q u e , terminados los sucesos q u e h a n mantenido en c o n m o c i ó n la capital, se h a c e necesario q u e todos los c i u d a d a n o s v u e l v a n a sus labores ordinarias, a c u y o efecto la autoridad política cuenta c o n los m e d i o s indispensables para conservar el o r d e n i la tranquilidad pública; 2. ° Q u e es una o b l i g a c i ó n d e t o d o c i u d a d a n o ayudar a este orden, c o n t r i b u y e n d o así a hacer mas fácil i posible el c u m p l i m i e n t o del deber de la autoridad; Decreto: A r t . 1. ° T o d o s los vecinos d e esta capital se entregarán a sus labores acostumbradas, c o n la confianza d e que las autoridades constituidas velan p o r el o r d e n i la tranquilidad pública. A r t . 2. ° Las personas en c u y o poder, p o r cualquiera circunstancia, existan armas, m u n i c i o n e s , vestuarios, equip o o m e n a j e d e p r o p i e d a d del Estado, los entregarán en la intendencia d e policía, esperando que esta escitacion que se hace al p r o b a d o patriotismo d e los habitantes de este d e p a r t a m e n t o será secundada, teniendo en cuenta que esas armas i demás útiles d e b e n servir para c o m b a tir al e n e m i g o estranjero c o n el cual nos hallamos en guerra. Art. 3. ° L o s i n d i v i d u o s d e tropa i clases dispersos, pertenecientes a algunos d e los batallones d e ejército i guardia nacional d e l ejército d e reserva, se presentarán a sus cuerpos en el dia, so pena de ser capturados p o r la policía. El subprefecto d e este c e r c a d o q u e d a encargado del c u m p l i m i e n t o d e estas disposiciones. D a d o en la casa prefectural en L i m a , a los 25 dias del mes d e D i c i e m b r e d e 1879. MANUEL

BEINGOLEA.

José A. del Rio, Secretario.

XVI. Estatuto provisorio i decretos de Piérola referentes a la guerra. ESTATUTO PROVISORIO.

N I C O L Á S

DE

P I É R O L A ,

JEFE SUPREMO D E L ESTADO.

P o r cuanto es mi ánimo conciliar los respetos debidos a la justicia natural i a la tradición política de la República,


CAPITULO

con la acción amplia i espedita qne demandan la rejeneracion de nuestras instituciones i el definitivo i glorioso triunfo de las armas nacionales: He venido en sancionar el siguiente: ESTATUTO

PROVISORIO.

1. ° L a soberauía e independencia del Perú, son el f u n damento de su vida política i social. 2. ° L a unidad de la familia peruana i la integridad del territorio que histórica i jurídicamente le pertenece, no pueden romperse ni menguarse sin cometer un atentado de lesa patria, 3. ° Ñ o se altera el art, 4. ° de la antigua Constitución relativo a la relijion del Estado. 4. ° El Gobierno garantiza la instrucción primaria a t o dos los ciudadanos,-i fomenta la instrucción superior i f a cultativa. 5. ° Queda sancionada la independecia del poder j u d i c i a l ; pero el Gobierno se reserva el derecho de velar eficazmenmeute por la pronta i exacta administración de justicia. 0. ° L o s códigos civiles i penales quedan en todo su v i gor i fuerza, mientras se vayan haciendo en ellos las reformas necesarias. 7 . ° Quedan garantidas, bajo la lealtad del Gobierno, la seguridad personal, la libertad i la propiedad. E l derecho al honor. La igualdad ante la leí. La libertad de imprenta, quedando proscrito e l a u ó n i m o , que se perseguirá i castigará c o m o pasquín. Los delitos cometidos por medio de la imprenta no cambian su naturaleza. E n su consecuencia, serán j u z g a d o s por los tribunales respectivos. La libertad de industria, en cnanto no sea dañosa de m o do alguno. La libertad de asociación. El derecho de pedir justicia o gracia, individual o c o l e c tivamente; pero g u a r d á n d o l a s formas i los conductos r e g u lares. 8. La traición a la patria, la cobardía e insubordinación militares, la deserción en campaña, el peculado, la prevaricación, el cohecho, la defraudación de bienes p ú b l i cos, el homicidio premeditado i alevoso, i el bandolerismo, cualquiera que sea la condición del culpable o el carácter qne invista, serán, durante la presente guerra, j u z g a d o s m i litarmente i penados con la peua capital. Los bienes de sociedades anónimas de banco, industriales o mercantiles, seráu considerados c o m o bienes públicos para el j u z g a m i e n t o i aplicación de la pena. 9. Las virtudes cívicas i las accioues distinguidas i heroicas, serán premiadas por la munificencia de la nación, ejercitada por su jefe. 10. Créase nu Consejo de Estado c o m p u e s t o : Del reverendísimo Metropolitano. Del presidente del Congreso de Juristas. Del presidente de la Suprema Corte de Justicia. Del presidente del Tribunal Mayor de Cuentas. Del prior del Consulado. Del rector de la Universidad de L i m a , i de seis consejeros mas, nombrados por el Jefe Supremo de la R e p ú b l i c a entre los cuales figurará un jeneral del ejército. 11. A este consejo pedirá el Gobierno su voto consultivo, respecto de los asuntos que, en su concepto, lo requieran. Ejercerá, igualmente, las funciones de tribunal de apelación i última instancia en los asuntos contencioso-administrativos. 12. Este Estatuto rejirá mientras se den las instrucciones definitivas a la República. Dado en la casa de Gobierno en L i m a , a los 27 dias del mes de Diciembre del año de 1879. c

=

NICOLÁS

DE

PIÉROLA.

El secretario de Estado en el despacho de Relaciones E s terares i Culto, encargado accidentalmente del de G o b i e r no i Policía.—Pedro José Calderón.

CUARTO.

271

E l secretario de Estado en el despacho de Justicia e I n s trucción.—Federico Panizo. E l secretario de E s t a d o en el despacho de F o m e n t o . — Mariano Ecliegaray. E l secretario de Estado en el despacho de G u e r r a . — M i guel Iglesias. E l secretario de Estado en el despacho de M a r i n a . — M a nuel Villar. E l secretario de Estado en el despacho de H a c i e n d a . — Manuel A. Barinaga. NICOLÁS DE

PIÉROLA,

JEFE SUPREMO D E LA REPÚBLICA.

Considerando: Q u e es necesario dar al E s t a d o M a y o r Jeneral la o r g a nización que d e m a n d a n el carácter i la situación de l o s ejércitos de la República, así c o m o las exijencias militares para el b u e n éxito de las operaciones, Decreto: A r t . 1. ° El Estado M a y o r Jeneral, q u e se d e n o m i n a r á Estado M a y o r Jeneral de los ejércitos, constará, para el d e s e m p e ñ o de sus funciones, de las secciones siguientes: S e c c i ó n de Servicio. " " Artillería, " " Infantería. " Caballería, " Contabilidad. " " Administración. " " Justicia. " " Injenieros. Art. 2. ° E l Estado M a y o r Jeneral d e p e n d e r á en la capital de la Secretaría Jeneral de Guerra i d i r e c t a m e n t e del Jefe S u p r e m o de la R e p ú b l i c a , c u a n d o éste tome el m a n d o inmediato d e los ejércitos. Art, 3. ° El Estado M a y o r Jeneral suministrará a los distintos ejércitos el personal d e Estado M a y o r que sea necesario para el servicio, siendo el órgano de c o m u n i c a ción del S u p r e m o G o b i e r n o c o n los ejércitos. A r t , 4. ° El Estado M a y o r Jeneral estará a cargo d e un Jefe de Estado M a y o r Jeneral i de u n sub-jefe. E l personal de las secciones se decretará p o r separado, así c o m o el servicio a que ellas se destinan. A r t . 5. ° El secretario de estado en el d e s p a c h o d e guerra queda encargado del c u m p l i m i e n t o de este d e creto. Lima, D i c i e m b r e 26 de 1879. N I C O L Á S D E PIÉROLA.

Miguel NICOLÁS DE

Iglesias.

PIÉROLA,

JEFE SUPREMO D E LA REPÚBLICA.

Considerando: Q u e el G o b i e r n o anterior ha conferido ascensos a j e f e s i oficiales que n o han prestado servicio a l g u n o en la actual c a m p a ñ a ni adquirido, desde luego, en ella m é r i t o para obtener esta recompensa, Decreto: A r t . 1. ° Declárase nulos los d e s p a c h o s de ascensos que, c o n posterioridad a la declaratoria d e guerra, confirió el G o b i e r n o q u e ha c o n c l u i d o , a todos los jefes i oficiales que n o hayan h e c h o la c a m p a ñ a del Sur, los c u a les serán inmediatamente cancelados. A r t . 2. ° Esceptúase de esta declaración a los despac h o s acordados a los jefes i oficiales que se hayan disting u i d o por su valor i buen c o m p o r t a m i e n t o en la c a m p a ñ a c o n f o r m e a los partes oficiales respectivos. A r t . 3. ° El secretario de Estado en el d e s p a c h o d e Guerra, q u e d a encargado del c u m p l i m i e n t o de este d e creto.


GUERRA

272

DEL

D a d o en la casa de G o b i e r n o en Lima, a los 26 dias del mes de D i c i e m b r e de 1879. N I C O L Á S D E PIÉROLA.

Miguel NICOLÁS DE

Iglesias.

PIÉROLA,

JEFE SUPREMO D E LA REPÚBLICA.

Considerando: Q u e es absolutamente necesario dar a la R e p ú b l i c a la organización militar conveniente, c o n el fin de asegurar la defensa de su soberanía i la integridad de su territorio, Decreto: Art. 1. ° Las fuerzas militares de la nación c o m p o n drán cuatro ejércitos activos en el orden siguiente: D o s ejércitos del Sur c o n la d e n o m i n a c i ó n de primero i segundo. U n ejército del centro. U n ejército del Norte. Art. 2. ° Las reservas correspondientes a d i c h o s ejércitos, se dividirán en reserva movilizable i reserva s e d e n taria. Art. 3. Para la formación de los continjentes destinados a los distintos ejércitos, se observará Ío que sigue: T o d a persona de 18 a 30 años de edad, será destinada al ejército activo; i de 31 a 50, a la reserva. Art. 4. ° Los continjentes respectivos serán formados por los subprefectos de las provincias i remitidos a d i s posición de la autoridad departamental. Art. 5. ° Esceptúanse de los continjentes para el ejército activo i la reserva movilizable: . 1. ° A los empleados, en jeneral, en servicio de la a d ministración pública; 2. ° A los profesores c o n título de los distintos grados d e instrucción q u e se hallen en ejercicio; 3. ° A los alumnos de colejios i universidades; 4. ° A los ciudadanos que c o n t r i b u y a n c o n 50 soles o mas mensualmente para la guerra; 5. ° A los propietarios i empleados de imprenta i t i p ó grafos; 6. ° A los a b o g a d o s i m é d i c o s en "el ejercicio d e su profesión, c o m p r o b a d a por la patente respectiva; 7. ° A los empleados en casas de sanidad i a m b u l a n cias; 8. ° A l h i j o único de madre viuda; 9. ° A l h e r m a n o único del ciudadano q u e hubiese fallecido en los c o m b a t e s de la presente guerra; 10. Al ciudadano c u y a constitución física le haga inaparente para el servicio d e las armas. A r t . 6. ° La reserva sedentaria será formada por los c i u d a d a n o s esceptuados en el artículo precedente, mas el esceso d e la reserva movilizada. A r t . 7. ° Los continjentes del ejército activo q u e r e sulten escedentes se destinarán a las reservas. A r t . 8. ° La organización de los ejércitos se decretará por separado. Art. 9. ° El secretario de Estado en el d e s p a c h o de Guerra queda encargado del c u m p l i m i e n t o de este decreto. D a d o en la casa de G o b i e r n o en Lima, a los 26 dias del mes de D i c i e m b r e de 1879. c

N I C O L Á S D E PIÉROLA.

Miguel

Iglesias.

NICOLÁS DE PIÉROLA, JEFE SUPREMO D E LA REPÚBLICA.

Considerando: Q u e es necesario organizar la Secretaría de Guerra de suerte q u e p u e d a n satisfacerse las exijencias del servicio público,

PACIFICO.

Decreto: A r t . 1. ° L a Secretaria d e Guerra en las cuatro s e c c i o nes siguientes: S e c c i ó n del servicio Jeneral. " " " Personal. Material. " " Contabilidad. A r t . 2. ° Cada sección estará servida por un j e f e , un oficial ausiliar i cuatro amanuenses. A r t . 3. ° H a b r á , además, d o s oficiales ausiliares que servirán cada u n o , respectivamente, a las inmediatas órdenes del secretario i subsecretario. Art. 4. ° El archivo i la mesa de partes de la Secretaría serán servidos, el primero por un j e f e i un amanuense; i la segunda por un j e f e i dos amanuenses. A r t . 5. ° T o d a s las secciones funcionarán bajo las inmediatas órdenes del subsecretario. Art. 6. ° La Secretaría tendrá dos ayudantes, i para la policía d e la oficina i la c o n d u c c i ó n de pliegos h a b r á un portero i tres c o n d u c t o r e s . Art. 7. ° Los asuntos que corran a cargo de cada secc i ó n i las atribuciones de los empleados, se detallarán en e h R e g l a m e n t o interior de la Secretaría, q u e o p o r t u n a m e n te se espedirá. A r t . 8. ° El secretario de Estado en el despacho de Guerra queda encargado del c u m p l i m i e n t o de este decreto. NICOLÁS D E PIÉROLA.

Miguel

Iglesias.

XVII. Manifiesto del jeneral La-Cotera i carta circular del jeneral Prado. A LA NACIÓN.

A n u q u e aguardo sereno el fallo de la historia con la conciencia tranquila i con la noble altivez que inspira el cumplimiento del deber, creo conveniente protestar ante el país de la infundada i temeraria acusación que se me dirije por el caudillo que se ha levantado victorioso sobre las ruinas de la constitucionalidad. El señor don Nicolás de Piérola ha buscado una víctima i ha escojido al que habla para agrupar sobre mi reputación de soldado de la lei, la oscura sombra de una inculpación, que se ha ocupado de disipar la conducta misma del ejército, que, en los momentos de prueba, secundando el ejemplo de sus mas altos jefes, facilitóle el camino de llegar al poder. Mi impaciente i atolondrada ambición es, según el criterio del Jefe Supremo, la única causa de los vergonzosos i lamentables sucesos del d o m i n g o ú l t i m o ; ambición que trataba de realizar con distintos actores, la rejeneracion política que el antiguo proscrito i el patriota de siempre, ha emprendido al frente del invasor estranjero, desgarrando la bandera de la lei! L u e g o , fácilmente se comprende que en el supuesto de tener yo esas miras liberticidas, no ha sido esa ambición que ambos hemos abrigado, en el seutir del señor Piérola, lo que le ha inducido a echar por tierra la legalidad, sino el temor de que no fuera él, sino yó, el que la llevara a cabo. Y a el país puede, pues, j u z g a r cuál de los dos ha estado animado de mayor atolondrada e impaciente ambición. Respecto a mí, solo ha existido una infundada sospecha, mientras que en el señor Piérola, esa ambición ha pasado a la esfera de la evidencia, no teniendo el que habla mas delitos, ante sus partidarios, que haber tratado, c o m o ministro de la lei, de defender el orden constitucional. Si esto es mi crimen, me enorgullezco de ser criminal! Para el q u e c o n j u i c i o desapasionado estudie los últim o s sucesos, es una verdad i n c o n c u s a q u e el triunfo obtenido por el señor Piérola es d e b i d o a la actitud asu-


CAPITULO

m i d a por el ejército: ejército f o r m a d o por mí en su m a y o r parte, c o n t o d a la a b n e g a c i ó n e imparcialidad q u e la d e fensa del país s u p o sujerirme. A l formarlo, solo tuve en mira el lustre de la n o b l e institución a que pertenezco desde t e m p r a m a edad i la victoria de nuestras armas sobre el pérfido e n e m i g o que pisa nuestro territorio. Jamás m e o c u p é en investigar el color político de los jefes a quienes confiaba los valerosos cuerpos que acudían de los departamentos al santo llamamiento de la patria amenazada, i aunque sabia q u e m u c h o s jenerales i c o r o neles q u e destinaba eran adictos al señor Piérola, j a m á s abrigué el mas leve t e m o r de que en los solemnes m o mentos que atravesamos, desobedecieran los m a n d a t o s d e la leí. El coronel A r g u e d a s v i e n e a reforzar la verdad de mis asertos. M e eran c o n o c i d a s sus simpatías por la causa política que acaba de triunfar;sin embargo, le di de buen grado el m a n d o del batallón l e a , abrigando la creencia de que en el c a m p o de batalla c o n el e n e m i g o estranjero enaltecería el n o m b r e de nuestro ejército. ¿ D ó n d e está, pues, esa atolondrada ambición? C o m o Ministro i c o m o antiguo soldado debí buscar para el l o gro de mis planes revolucionarios el c o n c u r s o d e mis compañeros de armas; i, sin e m b a r g o , los sucesos se h a n encargado de manifestar c u a n calumniosa h a sido la imputación c o n que se ha querido mancillar mi n o m b r e , revelando que ese ejército, h e c h u r a mia, era poderoso ausiliar de una estraña e impaciente ambición. La historia se encargará de j u z g a r a los altos representantes de ese ejército que, d e s o b e d e c i e n d o al G o b i e r n o legal en los m o m e n t o s del peligro, alentaban a sus subalternos a la infidencia i a la deserción: funesto precedente que costará al país amargos i tremendos sinsabores! L ó j i c o es, sin e m b a r g o , el resultado de los últimos s u cesos. B l a n c o de las iras de d o s partidos que, desde t i e m po atrás, vienen l u c h a n d o por adueñarse del p o d e r , i contando u n o d e ellos c o n las simpatías de los llamados a defender la constitucionalidad, he d e b i d o s u c u m b i r solo i abandonado. Para el partido civil, al q u e j a m á s h e prestado m i h u milde c o n c u r s o , h e sido una amenaza; para el pierolista, un obstáculo. A n t e s del d o m i n g o , civilistas i pierolistas unidos m i n a ban la autoridad del G o b i e r n o a que pertenecía; mas en ese día del resultado final ha sido tan grande el j ú b i l o de los segundos c o m o la tristeza de los primeros. Castigo providencial: voluntario suicidio de u n partido d e v o r a d o en los últimos dias de su existencia por la rabia i el d e s pecho. Quédame, pues, la satisfacción de volver a la vida privada sin nada que p u e d a amenguar mi reputación d e antiguo soldado, h a b i e n d o c u m p l i d o c o n los deberes sagrados que m e i m p o n i a el elevado puesto de Presidente del Consejo i Ministro de Guerra, v e n c i d o , pero n o en leal c o m b a t e , c o m o h e estado a c o s t u m b r a d o a vencer o ser vencido en mi larga carrera pública. Respecto a mis p r o c e d i m i e n t o s c o m o Ministro, apelo al testimonio imparcial d e mis c o n c i u d a d a n o s , que no se hallen ofuscados por la pasión política. Durante m i permanencia en el Ministerio, solo m e h e ocupado de la defensa d e la patria; i firmemente persuadido de que toda r e v o l u c i ó n en la presente é p o c a era un crimen, he caido, sosteniendo en la l u c h a la bandera de la legalidad. Confío tañibien en la caballerosa hidalguía de mi s u c e sor, que encontrará valiosos elementos, debidos a mi perseverante actividad, i q u e n o considero c o n v e n i e n t e hacer de ellos una prolija e n u n c i a c i ó n . Tranquilo, pues, i resignado n o temo las iras del poder, i alejado en mi h o g a r de la abrasada arena de la política, solo seiiiré la espada para c o m b a t i r al c o m ú n e n e m i g o . M A N U E L GONZÁLEZ DE LA-COTERA.

Lima, D i c i e m b r e 27 d e 1879. TOMO

II—35

273

CUARTO.

CARTA DEL JENERAL PRADO.

A bordo del Paita,

Guayaquil,

Diciembre

22 de

1879.

Señor d o n . . . — L i m a . Estimable amigo: S u p o n g o que mi intempestiva s a u d a d e L i m a haya dado lugar a comentarios de todo jénero, i no dudo que principalmente los espíritus estrechos se hayan entregado a las apreciaciones apasionadas, sin esceptuar las mas desfavorables, persiguiendo el propósito de no cumplirme justicia j a m á s i sin darse la pena de reconocer mi espíritu i mis trabajos durante el tiempo que sirvo al país. Pero, tratándose del bien de la República, me sobrepongo a todo, i m portándome poco el m o m e n t á n e o sacrificio de mi reputación i mi nombre, desde que me asisten el convencimiento de proceder bien i la esperanza de que después los elevaré a gran altura. Si algunos pudierau atribuir a mi marcha reservada un fin mezquino, bastaríales ver que dejo allí mi familia entregada solo al amparo de la Providencia, para persuadirse que únicamente un fin grandioso ha podido moverme a realizar este viaje, cuya reserva i m o t i v o s ha llegado la ocasión de esplicar. Nadie ignora que mientras carezca el país de poderosos elementos navales que siquiera equilibren los recursos m a rítimos del enemigo, la campaña terrestre tiene que ser para nosotros muí lenta, costosa i difícil. P o r las últimas comunicaciones venidas de E u r o p a , veíamos con sentimiento que, debido en gran parte a c o m petencias i rivalidades de nuestros comisionados, nada se podia hacer ni conseguir respecto a la adquisición de b u ques. Ese antagonismo habia hecho estériles hasta la fecha los mas patrióticos i vehementes deseos del Gobierno i del pueblo. Naturalmente, comprendiendo la delicadísima situación, que en su gravedad demandaba urjentemente medidas h e roicas, me resolví a venir, i para ello tuve en cuenta las siguientes consideraciones: 1. ^ Que mi presencia allí i lo que teuia que hacer no era tan esencial que no pudiera ser reemplazada por la del Vice-presidente, al paso que mi venida era de la mayor importancia, porque lo que yo no hiciera n o lo haría n i n gnn otro. 2. Que no debia omitir esfuerzo ni sacrificio alguuo para conseguir los elementos que necesitamos, m u c h o mas no habiéudose conseguido hasta hoi i pndiendo acaso c o n seguirlos y o , usando de mi alta representación, plenas f a cultades i relaciones personales. 3. L a oportunidad de poder reunir las personas i recursos para subordinarlos todos a mi voluntad a fin de alcanzar el objeto q u e m e p r o p o n g o ; i 4. L a de que con mi venida nada se arriesgaba ni se perdía gran cosa, siendo así que ella podría proporcionarnos lo que hace tiempo buscamos para contrarrestar i vencer al enemigo. Si a todo esto se agrega la necesidad de entregar a nuestros acreedores el Imano i el salitre antes de que los c h i l e nos se apoderen de ellos i los esploten, se comprenderá la absoluta necesidad de mi venida, d

s

d

I me decidí a salir guardando reserva: 1. ° Para evitar en lo posible que lo supiese el enemig o , cuyos buques surcaban nuestras aguas del N o r t e , dos de los cuales detuvieron este vapor algunas horas después que salimos del Callao. 2. ° Para evitar discusiones i opiniones, cuyo resultado, en la oscitación en que los ánimos se encuentran, hubieran sido contrariar mi marcha i orijinar bullas i escándalos. H é aquí lijeramente esplicados los motivos de mi viaje i las causas del sijilo con que lo he realizado. Si él responde a mi fe i a mi decisión, nada me será mas satisfactorio que traer algo para hundirme en el mar u ofrecer al Perú la mas espléndida victoria. N o deja de ser admirable la relijiosidad con que han


274

GUERRA

DEL

guardado el secreto de mi viaje las varias personas que lo c o n o c í a n ; i esto me consuela mucho porque trae a mi ánim o el convencimiento de que, pensando con cordura, todos han estimado como una necesidad premiosa mi salida i el logro de los altos fines que la inspiraron. Sin tiempo para mas i deseándole perfecta salud, tengo el gusto de repetirme de U d . afectísimo amigo i S. S. PRADO.

XVIII. Viaje <le la "Union" al Sur con pertrechos de guerra. PARTE OFICIAL.

A bordo de la "Union", 1879.

al ancla,

Callao,

Diciembre

22 de

PACIFICO.

Regresó de su comisión a las 2 P. M., a n u n c i a n d o que n o habia avistado n i n g ú n b u q u e e n e m i g o . E n c o n s e c u e n cia, so dio orden a la Union para zarpar inmediatamente. Media hora después abandonamos ol fondeadero, i a las 4, p r ó x i m a m e n t e , h a b i e n d o d o b l a d o el cabezo de la isla, se puso la corbeta a r u m b o , t o m á n d o s e de a n t e m a n o las precauciones debidas, a fin de n o sor sorprendidos por el enemigo. N i n g u n a n o v e d a d ofreció nuestro viaje hasta las o P. M. del viernes 19, que llegamos a la caleta de Quilca, hoi puerto mayor. C u a n d o todos creíamos que el capitán de aquel puerto o las autoridades del lugar nos esperaran c o n las e m b a r caciones bastantes para desembarcar en el m e n o r t i e m p o posible la carga que llevábamos a b o r d o , nos sorprendió que no hubiera ni un solo bote, ni alma viviente alguna c o n quien entenderse. O b l i g a d o por esta circunstancia, el c o m a n d a n t e Villavicencio m a n d ó a tierra u n bote al m a n d o . d e l s e g u n d o j e f e de la c o l u m n a Constitución, d o c tor d o n L e o p o l d o Flores Guerra, para que se c o m u n i c a r a c o n las autoridades i les pidiera las lanchas suficientes para hacer la descarga.

S e ñ o r Mayor: Paso al despacho de V . S. el parte referente a la c o m i sión que el S u p r e m o G o b i e r n o m e confió c o n fecha 17 del presente, para que se sirva elevarlo al señor c o m a n A p e n a s el citado bote había llegado a la b o c a del canal dante jeneral de Marina. que c o n d u c e al atracadero o muelle, fué recibido c o n un Conforme a las instrucciones que recibí i de las últimas tiro de rifle, disparado de una especie de parapeto que órdenes que se me trasmitieron, zarpé el espresado dia habia f o r m a d o sobre la parte alta de la cuesta. Apesar del puerto del Callao, a las 2.30 P. M., i llegué al de Quilca en la tarde del 19. E n d i c h o puerto tuve c o n o c i - de ello, el bote siguió avanzando i p r o n t o atracó al desembarcadero. E n tierra dijeron al c o m a n d a n t e Flores m i e n t o de que el blindado Blanco Encalada i un trasporte habían c o m u n i c a d o c o n el vapor de la carrera, frente ¡ Guerra que se le habia h e c h o ese disparo, p o r q u e creyea la bahía de I n d e p e n d e n c i a ; que la corbeta O'IIiggins ron que fuera e m b a r c a c i ó n de algún buque chileno que habia cruzado por Quilca el día anterior, i que la Chaca- hubiera entrado al puerto c o n pabellón peruano; q u e no esperaban a la Union, p o r q u e n o se le habia c o m u n i c a d o buco se hallaba en P a c o c h a . H a b i é n d o s e dejado a mi d i que allí debia desembarcar su carga; i que los habia sorrección el d e s e m p e ñ o de la comisión, j u z g u é conveniente p r e n d i d o la presencia de un b u q u e de guerra, p o r q u e la seguir mi viaje a Moliendo, tanto para aprovechar la v e n víspera habia estado en la bahía la O'IIiggins, que tamtaja de dejar allí el cargamento, cuanto porque creí que bién estaba pintada de b l a n c o i se parece m u c h o a la una de las corbetas n o seria bastante para estorbarme el Union. Sin e m b a r g o , el j e f e de la caleta ofreció proporpaso. cionar las únicas 3 embarcaciones que habian. A las 11 P. M. de ese dia llegué al i n d i c a d o p u e r Temiendo el comandante Villavicencio que seria muí to, inmediatamente p r o c e d í a la descarga de los 2,267 tardío i espuesto hacer el desembarco en ese lugar, tanto bultos que conducía, lo que se efectuó en tqda la n o c h e por la falta de elementos, cuanto por la grau distancia que mediante la actividad de los tripulantes del b u q u e i d e media entre el fondeadero de los buques i el desembarcala j e n t e de tierra. dero, i mas, porque de un moineuto a otro podia llegar la E n la m a ñ a n a del 20 zarpé de este último puerto; el 21 O'IIiggins que habia pasado al Norte, telegrafió a Molienen la tarde arribé a Pisco, de d o n d e zarpé al amanecer de do, previniéndole al capitán de aquel puerto que a las 10 hoi, i h e f o n d e a d o en este puerto a,las 6.30 P. M . P. M . estaría allí i que tuviera todo preparado, conviniendo Durante el viaje n o ha ocurrido n o v e d a d alguna; la de antemano ciertas señales que indicaran si estaba espem á q u i n a h a f u n c i o n a d o c o n regularidad, habiéndose h e dita la entrada a la bahía. c h o un p e q u e ñ o reparo en Pisco. Efectivamente, poco después de las 10 P. M . entramos Q u e d a así terminada la c o m i s i ó n que tuve la h o n r a de al puerto de Moliendo i ya estaba todo espedito para hacer recibir, esperando sea a satisfacción del S u p r e m o G o el desembarco. E s t e comenzó a hacerse con el mayor bierno. entusiasmo, tanto por la tripulación del buque, c o m o por D i o s g u a r d e a V . S. las lanchas i jente de Moliendo. M A N U E L A. VILLAVICENCIO. Ciertamente que forma gran contraste la actividad i entusiasmo con que trabajan las autoridades i el pueblo de Al señor Capitán de Navio, Mayor de órdenes del Departamento. los departamentos del Sur, con la pasmosa inercia que desplega nuestro Gobierno. A B O R D O D E LA " U N I O N . " T a m p o c o en Moliendo se tenia noticia de que la Union habia salido del Callao con destino al Sur, llevando a su Al ancla,, Callao, Diciembre 22 de 1879. bordo gran cantidad de elementos de guerra, que debia desembarcarlos en cualquiera de los puertos donde se puS S . E E . de E L COMERCIO.—Lima. diera; i es mas punible tal conducta por parte del Gobierno, que desde que, c o m o es notorio, diariamente está al habla Señores editores: con M o l i e n d o , Arica, etc. E n la n o c h e del martes de la semana pasada d e b i ó Felizmente, llegamos a Moliendo sin ningún contratiempo, zarpar esta corbeta c o n r u m b o hacia el Sur, c o n d u c i e n d o una cantidad considerable de armas, pertrechos i equipo; debido a la casualidad i a las medidas tomadas por el comandante Villavicencio para llevar a buen término su pero n o p u d o efectuarlo hasta el dia siguiente, a c o n s e difícil comisión. c u e n c i a del telegrama que recibieron U d s . de A r i c a en la tarde del martes, anunciándoles que el Blanco Encalada E n Moliendo desembacamos toda la carga que llevábai el Loa estaban en viaje a Panamá. Temía, sin duda, q u e mos, trabajando sin descanso durante toda la noche del d i c h o s buques estuvieran detrás de la isla de San L o r e n viernes 1 9 . ' A medida que llegaban las lanchas cargadas z o a caza de trasportes. al muelle, iba trasportándose su contenido a los carros del P o r precaución salió el Talismán, a las 8 A. M. del miércoles, a practicar una descubierta fuera de la bahía.

ferrocarril, que al efecto se tenían preparados con tal objeto.


CAPITULO

A las 5 A . M . del sábado, nn entusiasta viva al Perú, dado por la tripulación de la corbeta i la jente de M o l i e n do, fué el anuncio de que se habia concluido de hacer la descarga. Todo, todo, habia sido ya embarcado en carros del f e rrocarril i a la vez que éste partia para Arequipa llevando tan preciado cargamento,*la Union abandonaba el puerto con r u m b o al N o r t e . Cuando hacíamos la descarga cu M o l i e n d o , c o m o a la 1.30 se recibió nn telegrama de Pacocha, anunciando que la Chacabuco, que habia estado sosteniendo el bloqueo de ese puerto, se habia m o v i d o con r u m b o hacia el Norte. Probablemente llegó a Moliendo cuando la Union ya h a bia salido. En la tarde de ayer arribamos al puerto de Pisco para comunicarnos con el gobierno, porque sospechábamos que estuviera bloqueado este puerto, i entonces habría sido preciso tomar las incididas convenientes para forzar el bloqueo. En ese puerto supimos algunas noticias mejor conocidas por U d s . , tales c o m o el viaje del Director de la Guerra, jeneral P r a d o , a desempeñar una importante comisión al estranjero, i que el Limeña, perseguido por el Blanco Encalada, i un trasporte, burlando su persecución, habia llegado al Callao sin novedad. A l amanecer de hoi zarpamos de Pisco con rumbo a este puerto, adonde acabamos de fondear, 0.30 P. M., con la satisfacción, en cada uno de los tripulantes de la Union, de haber desempeñado con buen éxito la mas difícil i azarosa espediciou de cuantas se ha llevado a cabo en la presente guerra, i con la esperanza de hacer cualquiera otra que el Supremo Gobierno tuviera a bien encomendarles, con igual acierto i felicidad. Hasta otra ocasión, me repito de U d s . atento amigo.

CUARTO.

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estranjeras o peruanas sin c o n e x i ó n c o n las fuerzas m i l i tares, siempre que se enviase al j e f e de las fuerzas b l o queadoras una relación nominal cíe dichas personas. E n la mañana del 2 del presente se i n c o r p o r ó a la d i v i sión bloqueadora la cañonera Covadonga, i el trasporte Ljcimar, que c o n d u c í a a Arica, i bajo resguardo de la i n signia de la Cruz R o j a , un n ú m e r o de soldados i oficiales del ejército aliado, heridos en diferentes combates, i los cuales se enviaban al Perú en vista de lo q u e disponen los artículos 3. ° i 6. ° d e la C o n v e n c i ó n de Jinebra; no h u b o dificultad para efectuar el desembarque de esos h e ridos, operación q u e se efectuó en botes peruanos enarb o l a n d o la Cruz Roja. E n la tarde del ¿ llegó frente a Arica el vapor de la mala Coquimbo, que c o n d u c í a al Perú t o d o el personal del hospital militar de I q u i q u e , parte de una ambulancia i 135 enfermos o heridos del ejército aliado, recojidos en I q u i q u e ; aunque se tropezó c o n algunas dificultades para la entrega i desembarque de esas personas, ellas se salvaron gracias a los b u e n o s oficios del c o m a n d a n t e del buque de S. M. B. Jarmet, quien ha manifestado un interés que merece tocio elojio en allanar dichas dificultades.

El 5, por la mañana, llegó frente a Arica i t o m ó la dirección del bloqueo el blindado Cochrane, que lo hará efectivo c o n j u n t a m e n t e con la Covadonga; la Chacabuco i O'Higgins, al m a n d o del c o m a n d a n t e de la primera, c r u zan de M o l i e n d o a Sama, i la Magallanes ha regresado a Pisagua, A n t e s de terminar este oficio, d e b o , señor c o m a n d a n t e jeneral, i m p o n e r a V. S. de dos incidentes a que el b l o q u e o do A r i c a ha d a d o lugar. Por el vapor lio, llegado frente a A r i c a al amanecer del 4 del presente, recibió el j e f e de las fuerzas bloqueadoras tres paquetes de correspondencia dirijidos a los cónsules J. R , C. de la ciudad; pero d e ellos, u n o solo traía el timbre del c o n s u l a d o inglés en el Callao, i éste fué enviado a su d e s tino; los dos restantes mostraban timbre de la estafeta peruana de l i o i del vapor del m i s m o n o m b r e , por lo cual Partes oficiales «leí bloqueo <le Arica i sobre el crucero se supuso que las autoridades peruanas, abusando de la establecido entre lio i Moliendo. c o n c e s i ó n graciosa h e c h a a las colonias estranjeras de Arica, pretendían introducir correspondencia oficial en la BLOQUEO D E ARICA. | plaza sitiada. Se abrió esos paquetes, que resultaron ser, en efecto, de correspondencia peruana, v i n i e n d o entre Valparaíso, Diciembre 14 de 1S79. ella la oficial para las autoridades militares de A r i c a i c o m p r e n d i e n d o piezas importantes que se harán llegar a El señor C o m a n d a n t e en Jefe d e la escuadra, en oficio m a n o s del señor Ministro en campaña. fechado en Pisagua el 6 del actual, m e dice lo que c o p i o : El s e g u n d o incidente se refiere a la recuperación del "Por c o m u n i c a c i o n e s que he r e c i b i d o hoi del c o m a n capitán del liimac, d o n Pedro L a u t r u p . Este caballero se dante de la Chacabuco, i que lo fué de las fuerzas bloqueae m b a r c ó en Arica en el vapor Coquimbo, en virtud del doras de Arica, he sabido la manera c o m o se estableció permiso c o n c e d i d o para salir de ese puerto a los habitanese bloqueo i las ocurrencias habidas en osa división, lo tes estranjeros, i h a b i e n d o previamente d a d o a las a u t o que p o n g o en c o n o c i m i e n t o de Y . S. ridades peruanas su palabra de h o n o r de constituirse El b l o q u e o do la plaza fue establecido el 28 de N o v i e m prisionero en el Callao. El c o m a n d a n t e Yiel, impuesto de bre i notificado bajo bandera do parlamento a la autorila presencia en el Coquimbo del capitán Lautrup, c u a n d o dad militar del lugar i al decano del Cuerpo Consular ya el vapor habia m a r c h a d o al Norte, envió en su alcance estranjero, advirtiendo a a m b o s que se c o n c e d í a un plazo a la O'Higgins, que se unió al Coquimbo en el fondeadero de diez dias a los buques morcantes, c o n objeto de c o m de l i o . El capitán Lautrup se habia dirijido a tierra i fué pletar su carga i descarga i abandonar el puerto. Se a d t o m a d o c u a n d o regresaba en u n bote a bordo del v a p o r virtió, igualmente, que toda tentativa hostil, ya fuera de do la carrera, q u e d a n d o desdo entonces libre de su cautitorpedos ti otra, arma de guerra cualquiera, intentada verio. H o i está a b o r d o del 'Hato- i será enviado a V a l p a contra las naves bloqueadoras, seria contestada c o n el raíso on primera oportunidad para que V. S. resuelva a bombardeo de la p o b l a c i ó n , do c u y o s resultados se baria este respecto lo que juzgue conveniente." . responsables a las autoridades militares de la plaza.

XIX.

Por p e d i d o del c o m a n d a n t e del buque de S. M. 13. Tvreptoise, i c o n o b j e t o de dar a los subditos neutrales todas las facilidades compatibles con el estado actual de guerra, a c o r d ó el c o m a n d a n t e Yiel que, en caso de d e c i dirse a bombardear la población, lo avisaría previamente id jefe de las fuerzas inglesas surtas en la bahía; que se permitiría el j i r o de la correspondencia estranjora oficial, siempre que ella viniese timbrada c o n el sollo do los c ó n sules respectivos i fuese entregada por c o n d u c t o de las naves chilenas bloqueadoras i, finalmente, quo por ios vapores del Sur permitiría salir do A r i c a a las familias

L o que trascribo a V. S. para su c o n o c i m i e n t o . D i o s guarde a V. S. JOSÉ A.

GOÑL

Al ^cñor Ministro de Marina.

CRUCERO ENTRE ILO

Valparaíso,

I

MOLLENDO.

Diciembre

22 de

1870.

El C o m a n d a n t e on Jefe de la escuadra, en oficio fechado en Pisagua el 13 del corriente, m e dice lo que sigue: " H a b i e n d o tenido c o n o c i m i e n t o que el ejército e n e m i g o


GUERRA

276

DEL PACIFICO.

de M o q u e g u a esperaba ser abastecido d e víveres i p r o v i siones p o r el puerto d e l i o , y a q u e A r i c a estaba b l o q u e a do, ordené, c o n fecha 10 del corriente, al c o m a n d a n t e d e la corbeta Chacabuco q u e destinase una d e las corbetas bajo sus órdenes a bloquear ese puerto, en tanto q u e la otra cruzaría d e l i o a M o l i e n d o . H a b i e n d o d e c i d i d o zarpar esta tarde a espedicionar sobre la costa N o r t e del Perú, h e d e j a d o las órdenes c o n venientes para que, tan p r o n t o c o m o llegue el Huáscar a Pisagua, parta a establecer el bloqueo d e Moliendo, mientras q u e la corbeta q u e h o i cruza d e l i o a M o l i e n d o lo hará d e M o l i e n d o a Chorrillos. D e esta manera espero cerrar por c o m p l e t o la costa enemiga, desde su estremidad meridional hasta M o l i e n d o , al m i s m o t i e m p o q u e al N o r t e de ese puerto se impedirá, por los cruceros, el m o v i m i e n t o d e tropas i pertrechos d e guerra." L o q u e trascribo a V . S. para su c o n o c i m i e n t o . D i o s guarde a V . S. JOSÉ A.

GOÑI.

Al señor Ministro de Marina.

XX. Captura de una lancha-torpedo peruana salida de Panamá. TELEGRAMAS. (A las 11.40 P. M.)

Antq/agasta,

Enero

4 de 1880.

E l vapor Valdivia acaba de fondear en Tocopilla, i c o muica lo siguiente: E l Amazonas tomó una lancha-torpedo peruana en B a lleuita. E l Valdivia encontró al Amazonas remolcándola. M a n d á b a l a lancha-torpedo, c o m o primero el señor C a b e llo, i c o m o segundo el señor Barrera. La lancha-torpedo tiene 100 pies de largo i cuesta al P e r ú 100,000 soles. Moliendo i caletas vecinas están bloqueadas por el Huáscar. E l vapor Bolivia conduce a nuestros prisioneros. E l Valdivia trae a bordo 42 pasajeros peruanos que n o han podido desembarcar en los puertos bloqueados. E l vapor tocó en Chala, porque todos los demás puertos están bloqueados. M.

A.

ARRIAGADA.

(A las 11.50 P. M . )

Antq/agasta,

Enero 4 de 1880.

E l señor L y n c h dice por telégrafo desde I q n i q n e : " E l Blanco, el Amazonas i el Loa han llegado a Pisagua. H a n apresado una lancha-torpedo. Han incendiado una barca peruana i una chata. E n las islas de L o b o s han destruido los muelles i las lanchas."

ra, me puse en contacto con el señor cónsul jeneral del P e rú, don Luis E. Márquez, i con los señores Dellatorre i O , a los que mostré mis instrucciones para enterarlos del objeto de mi comisión. C o m o la laucha no habia llegado a Colon, permanecíamos en el lugar en calidad de transeúntes para E u r o p a , ocupándome mientras tanto, de la manera mas reservada, do hacer alistar los víveres i algunos otros artículos necesarios para el viaje, i que no era posible suponer que v i niesen con la lancha. E l 24 del mismo mes, me anunciaron los señores D e l l a torre i C. ~ que la lancha habia llegado a Colon en el vapor Atiza. 0 3

Por disposición de ellos, pasé a Colon con el alférez señor V i d a l i el señor Dellatorre, al dia siguiente. Llegados que hubimos a ese puerto, pasamos a bordo del Ai Iza pretestando visitar el vapor. U n a vez a bordo, no nos fué difícil hacer una detenida inspección de la iancha, cuyo resultado fué mui poco satisfactorio; pues, además de carecer de toda clase de útiles, tanto de navegación c o m o de maquinaria, estaba su maquinaria en tal estado de desaseo i abandono, que nos hizo suponer que, desde su prueba en E u r o p a , solo se ocuparon de remitirla a Colon, desentendiéndose por c o m p l e t o de la parte mas importante, esto es, de la conservación de su máquina. Las consecuencias de este descuido no tardaron en sentirse. Efectivamente, trasladada la laucha a Panamá, aprovechando la primera marea de la noche del 2 7 , se puso a flote, i acto continuo, después de haber embarcado el carbón necesario, se procedió a levantar vapor, i aunque el manómetro marcaba mas de 80 libras de presión, fué i m posible hacer funcionar la máquina, pues el ó x i d o de fierro que se habia formado en todas las piezas que no eran de cobre o bronce, habia entorpecido por c o m p l e t o los pistones, cilindros, condensador, etc. C o m o era necesario, para evitar dificultades, el sacar la lancha de ese lugar, se llevó a remolque a la isla F l a m e n c o , yendo a bordo de ella el alférez señor V i d a l . Todo esto pasó i se hizo por orden i a presencia de los señores Dellatorre i C. , a cuya consignación estábala lancha, así c o m o también en presencia del cónsul jeneral señor Márquez. s

A las 3.20 A . M . fondeó la laucha en la isla mencionada, i c u a n d o aguardaba los operarios que debían arreglar la máquina, p o c o antes de las 8 A . M . , atracaron al costado dos embarcaciones con 2 5 hombres al m a n d o de un oficial, i comunicaron a V i d a l , a nombre del Gobierno del Estado, la orden de entregar la lancha para llevarla al fondeadero de Panamá. V i d a l acató la orden, pues solo estaba con 3 hombres a bordo, i porque cualquiera resistencia habría traído consecuencias m u i fatales, porque la máquina no p o día funcionar. Desde ese m o m e n t o quedó la lancha con guardias i a cargo del Gobierno del Estado, el que prohibió se hiciera trabajo de ninguna naturaleza; pues cuando una de las autoridades hacia una concesión, otra la prohibía. N o sin luchar con grandes dificultades, se pudo conseguir, después de algunos dias, hacer varios trabajos en la m á quina i practicar una prueba. E l resultado no fué satisfactorio, por lo que regresó al puerto. Desde este dia, 30 de Octubre, los señores Dellatorre i C . se ocuparon en j e s tiouar, haciendo cuanto les fué posible para la salida de la lancha, consiguiendo tan solo, algunas veces, que permitieran hacer algunos trabajos indispensables en ella, pero sin consentir hacer otra prueba. Después de muchos inconvenientes, p r o m o v i d o s por muchas reclamaciones del cónsul de Chile, se consiguió el 2 9 de N o v i e m b r e el despacho de la lancha, con todos sus papeles en regla, para los puertos de Manta i Guayaquil. C o m o V . S. comprenderá fácilmente, todos estos tropiezos se hubieran evitado si la máquina hubiese venido espedita, c o m o era de esperarse, pues al estarlo, en vez de haberse fondeado en Flamenco, se hubiera ido a otra isla mas distante i hacer allí sus últimas instalaciones, lo que no pudo verificarse por ser imposible hacer funcionar la máquina en el estado en que se en1 3

N.

PARTE

Al ancla,

ZENTENO.

OFICIAL.

Callao,

Diciembre

26 de 1879.

Señor M i n i s t r o : Con fecha 2 de Octubre p r ó x i m o pasado recibí del señor Jeneral Ministro de la Guerra, las instrucciones para el desempeño de la comisión que en la misma fecha me fué c o n fiada. A l efecto, me embarqué en el vapor Colombia en c o m pañía del alférez de fragata don Arístides V i d a l i del 4. ° maquinista, don José F . L ó p e z , que oportunamente i por disposición de ese Ministerio se pusieron a mis órdenes. E l 11 del mismo mes llegamos a P a n a m á , i una vez en tier-


CAPITULO

contraba. Ese dia, a l a s 4 P. M., estando a b o r d ó l o s víveres, carbón i demás necesario para el viaje, me hice cargo de la lancha, sin haber dado recibo por ella hasta estar tres m i llas fuera del puerto, donde nos separamos del señor Jerardo Lewis, socio comanditario i representante de los señores D e llatorre i C . . Seguimos nuestro viaje, navegaudo de cuatro a cinco millas por hora, hasta estar cerca de la isla Bona. A las 9 P. M . , poco mas o menos, el maquinista López me dio parte que la máquina estaba entorpecida i que era necesario fondear, manifestándome que el condensador que alimenta el caldero necesitaba una reparación antes de c o n tinuar nuestro viaje. F o n d e a m o s por un m o m e n t o cerca de la isla citada, i algunas horas después que el estado de la máquina permitió hacer vapor, me derijí a la isla de T a b o ga, donde fondeamos c o m o a las 12 M. Ñ o fué posible conseguir a esa hora embarcación, i c o m o la lancha no tenia ninguna, fué necesario aguardar hasta el amanecer. A esa hora mandé un comisionado a Panamá, anunciando a los señores Dellatorre i C . lo ocurrido i pidiéndoles un mecánico p a ra que verificase las refacciones necesarias, previo un m i nucioso examen. Siendo las 5 P. M. i no habiendo recibido contestación de dichos señores, mandé al maquinista López a reiterar mi pedido. P o c o después de haber salido L ó p e z recibí contestación i con ella un injeniero, que habia sido contratado por Dellatorre para hacer el viaje, el cual, según carta de ellos, se comprometía i garantizaba la buena marcha de la máquina hasta su llegada al Callao. Después de hacer algunos trabajos preparatorios, el injeniero últimamente contratado solicitó ir a la próxima isla F l a m e n c o , con el objeto de llenar el caldero de agua dulce. C o m o creí que este procedimiento era necesario, a las 10.30 P. M. del dia 30, pasé a dicha isla, permaneciendo allí toda la noche i el dia siguiente, 1. ° de Diciembre. A las 10 P. M. estaba todo listo i repuesto el carbón consumido el dia anterior. A las 12 M., después de aguardar inútilmente a López, que no habia regresado desde el dia anterior qne marchó en comisión, i midiendo las consecuencias q u e p o d i a traer la demora, de acuerdo con Lewis, me hice a la mar, recomendándole diese pasaje a López en el primer vapor que saliese para el Callao. 5 3

0 3

Según las instrucciones de los señores Dellatorre, debia dirijirme al puerto de Manta ( E c u a d o r ) i de allí pedir mi despacho para Guayaquil, teniendo por objeto la ida a Manta el cancelar la fianza de 12,000 soles plata, dada por esos señores c o m o garantía que la lancha iba a l p u u t o neutral para donde habia sido despachada, esto es, a Manta. Salí pues de F l a m e n c o con r u m b o directo a ese lugar, i aunque el andar no pasaba de cinco millas por hora, el 5, a media noche, nos encontrábamos a ciento diez millas de Manta, esto es, a menos de 24 horas de viaje. Desde la media noche del 3, se notó la mar un poco picada, coutinuando así durante todo el dia 4. E n la noche de este dia, la mar se hizo mui gruesa, i al amanecer t o m ó tales proporciones, que me vi obligado a poner la lancha a la capa por ser el único medio de evitar un siniestro. El tiempo continuó así, i el 5 en la tarde, aunque el viento no podia calificarse ni de fresco, la mar se puso en tal estado que parecía de un fuerte temporal. E l 6, a las 8.30 A. M., como el temporal no amainaba i el carbón qne e x i s tia a bordo era apenas suficiente para navegar cincuenta a sesenta millas, me resolví a arribar al puerto mas cercano de la costa, que era punta Sua, distante cincuenta millas al E. N. E., i c o m o la mar era de S. S. O. al S. O., me favoreció también en mi aribada. Para aumentar la velocidad de la lancha,pues el carbón se habia agotado, i evitar el que la mar nos alcanzase, armé dos vandolas, una con el palo del toldo i la otra con el asta de la bandera, orientando velas i m p r o visadas con un p o n c h o , sábanas etc. A las 10 P. M . la m á quina no pudo seguir funcionando, i c o m o las velas solas aconchaban la embarcación mui a sota-vento i encontrándose en ese momento a seis o siete millas del puerto donde d e bíamos arribar, fondeamos hasta la mañana siguiente que, subsanado el inconveniente de la máquina, hice rumbo a Sua, donde fondeé a las 11 A . M . del 7.

CUARTO.

277

Durante t o d o el mal tiempo, el pánico d o m i n a b a por c o m p l e t o a los maquinistas. E l resto d e la j e n t e se p o r t ó c o n bastante serenidad i entusiasmo. A nuestra llegada a Sua encontramos dos b u q u e s q u e habian arribado a c o n s e c u e n c i a del mal t i e m p o que h a bíamos esperimentado c o n la lancha. U n o de ellos, el Leónidas, estaba h a c i e n d o m u c h a agua, i el otro, el Dos Hermanos, habia perdido los barbiquejos del bauprés. A l p r i m e r o de estos d o s b u q u e s le c o m p r é toda la leña que llevaba a b o r d o i algunos piñuelos de m a n g l e , c o n lo que, después de embarcar agua i algunos víveres, el dia 8 m e h i c e a la mar para continuar m i viaje; pero a la altura de C a b o Pasado faltó la leña, i fué necesario fondear para embarcar alguna. E n este lugar encontré la mar m u i picante; pero c o m o quería ganar t o d o el t i e m p o posible, armé c o n 4 barrilitos una balsa, i para animar a la j e n t e , m e e m b a r q u é en ella c o n 2 h o m b r e s . L a mar, que en el fondeadero estaba picada, cerca de la plajea lo estaba m u c h o mas, de m o d o que al atracar a ella, la balsa se v o l c ó , siendo nosotros arrojados a tierra por la m i s m a mar i sin esplicarnos c ó m o . Cabo Pasado es un lugar casi desierto i solo hai dos ranchos; en esos c o n s e g u i m o s tres hachas i nos fuimos, mis 2 h o m b r e s i y o , a cortar leña. Y a entrada la n o c h e , nuestras fuerzas se habian a g o t a d o i nos o c u p a m o s en traer la leña cortada en el m o n t e a la playa. A l dia siguiente por la mañana, en una balsa que se p u d o conseguir, i a y u d a d o s por el ú n i c o h o m b r e que habia en el lugar, la e m b a r c a m o s i nos dirij irnos a Bahía de Caraques, lugar de recursos, d o n d e llegamos c o n la última raja de leña. A n t e s de fondear, vinieron a b o r d o las autoridades, pusieron u n guardia a b o r d o i m e o b l i garon a q u e durmiera en tierra c o n el alférez Y i d a l i e n el m i s m o dormitorio del j e f e político del lugar. A c t i v é la leña, agua i víveres t o d o lo posible, i c u a n d o el 13 en la mañana, estando t o d o listo, m e o c u p a b a en pedir m i d e s p a c h o para Manta, supe que los 2 maquinistas se e n c o n t r a b a n a b o r d o del Casma. I n m e d i a t a m e n t e m e constituí a b o r d o de ese v a p o r en c o m p a ñ í a del señor Ardila, c o m i s i o n a d o por Dellatorre para arreglar los asuntos d e la lancha en Manta, e h i c e c u a n t o p u d e por c o n vencerlos, pero t o d o fué inútil. V i e n d o que por ese medio no conseguía nada, me dirijí al capitán del vapor para que me eutregara los desertores; pero este me dijo que acudiera a la autoridod deí lugar. Me trasladé, .pues, a tierra i, después de haber consegnido el reglamento de puertos del Ecuador, me dirijí al señor A b e d a n , jefe del lugar, i después de mostrarle el artículo pertinente al caso, le manifesté m i petición. Todo lo que conseguí de este señor fueron evasivas. En esta situación tan difícil, se presentó el señor don Julio Cabello, i después de hacer un detenido examen en la máquina, m e ofreció que podia manejarla. E n tan crítica situación, tuve que aceptar su ofrecimiento, i después de una prueba en la misma bahía, salí con r u m b o a Manta, con 5 guardas a bordo, fondeando a las 10 A . M . del dia 14. Era d o m i n g o i, por consiguiente, poco o nada pude hacer. E l 15, de acuerdo con los señores R o d r í g u e z , Córdova i C. ^ , pedí mi despacho para Guayaquil, el que me fué terminantemente negado. E n vista de esto, los señores mencionados dispusieron que m e pusiese en camino para Puerto V i e j o , donde reside el gobernador, señor jeneral don Pedro P. Echeverría, con e l o b j e t o d e recabar de él lo que las autoridades del puerto me negaron. Pero nada terminante pude conseguir, i me volví a Manta. Comuniqué lo ocurrido a los ajentes, i éstos resolvieron mi salida del puerto clandestinamente, pues ya se habia sacado de la capitanía el certificado de mi llegada al puerto. Mientras y o me dirijí a Puerto V i e j o , el alférez Vidal se ocupaba en hacer embarcar el agua i dos toneladas de carbón que se pudo conseguir de dos buques alemanes. A las 7 P. M., mas o menos, intentamos embarcarnos, pero la autoridad nos lo impidió. Entonces se pudo conseguir qne permitiesen el embarque de Cabello, al que le di orden de levantar vapor tan luego c o m o se pusiese la luna i de aguardarme, que yo veria m o d o de embarcarme. Para evi-


278

GUERRA DEL

tar nuestro embarque, la playa de Manta fué rodeada con 30 hombres. Sin embargo, poco después de las 12 M. nos internamos en el monte i dimos un rodeo hasta llegar a un punto distante c o m o tres millas de la población. Cuando llegamos al lugar indicado, eran l a s ' 2 A . M. N o s embarcamos en una canoa i nos dirijimos al fondeadero de la lancha, pero, al estar cerca, vimos que ésta se movia. Seguimos evitando ser vistos hasta el costado de un bergantín alemán, en el que tomamos un bote i nos hicimos a la mar con el objeto de alcanzar la laucha, cuya luz se veía a ratos, pero aunque le hicimos 3 señales no paró. Las 4 A . M. eran cuando pusimos proa al puerto, para evitar ser vistos con la claridad del dia. Llegamos al bergantín mencionado donde nos asilamos. Hasta ahora no me he podido esplicar la conducta de Cabello, pues mis instrucciones eran terminantes i dadas en presencia de ios ajcntes, i solo puedo creer que algo intentaron contra la lancha que lo obligó a hacerse a la mar. Di aviso de lo ocurrido a los ajenies, i éstos, después de saber que la lancha, a las 8 A . M., habia montado el cabo de San Lorenzo, resolvieron nuestra marcha a Guayaquil, la que aerificarnos a las 11 P. M. del dia anterior 18, llegando a Guayaquil en la tarde del 21. T o m a m o s el vapor que salia pava Paita o Tumbes, que era donde suponíamos encontrarla, atendido a que habia salido de Manta el 16 después de media noche. E l 24 llegamos a Paita, i algunas horas después entró el Amazonas con la lancha a remolque. Por el injeuiero de este vapor, se sabe que la laucha fué tomada en Ballenitas, con la máquina hecha pedazos, i que probablemente la echarían a pique. Siendo nuestra permanencia en Paita inútil después de lo ocurrido, nos embarcamos en el vapor Tslai, en el qne hemos llegado a este puerto. D i o s gnarde a V . S. M.

DE

LA

BARRERA.

Al señor Ministro de Estado en el despacho de Guerra i Marina.

CORRESPONDENCIA OFICIAL SOBRE L A L A N C H A TORPEDO PARA

EL

CONSULADO

PACIFICO.

tico i la debida competencia para informar con todo acierto acerca del verdadero objeto del vapor en cuestión. Persistiendo siempre este Consulado en que aquél no es otra cosa que una nave de aplicación directa a la guerra, o sea un elemento qne constituye verdadero contrabando de guerra, i no habiendo encontrado hasta ahora, en este p o der ejecutivo, nada que preste apoyo a tan fundadísimas sospechas, considero que ha llegado el m o m e n t o de principiar a las investigaciones convenientes en resguardo de los deberes que me tocan i las responsabilidades ulteriores de este Gobierno, en caso de persistir en la libre salida del vapor mencionado. P o r lo tanto, me permito, por el intermedio de Ud., solicitar del ciudadano Presidente una orden que me será dada con la anticipación necesaria, para qne oficiales del buque de guerra de S. M. B. Osprey, puedan examinar el vapor objeto de mi denuncia, a fin de qne den a este Consulado un informe que, por medio del señor cónsul de S. M. B. en este puerto, les he_,solicitado. D e b o prevenir a Ud., para los efectos del caso, que mi solicitud ante el cónsul de S. M. B. ha sido atendida deb i d a m e n t e i que han sido designados ya oficiales de la citada nave británica para que el lunes p r ó x i m o , en la mañana, procedan al previo e x a m e n del vapor, i para lo cual es necesario la orden que solicito c o n urjencia del c i u d a d a n o Presidente. A l presentarse esta ocasión tan propicia para venir a un acuerdo de opiniones acerca de la naturaleza del vapor o b j e t o de mis jestiones, desde q u e ese G o b i e r n o lo aprecia de u n m o d o tan diverso al de este C o n s u l a d o , al solicitar la orden de que he h e c h o mérito, t e n g o también que pedir, a la vez, q u e ese G o b i e r n o haga continuar la detención de aquel vapor, c o n la debida custodia, aun c u a n d o haya o b t e n i d o su nacionalización, tomándose para eso en cuenta el e x a m e n pericial d e que he hecho mención. C o n las consideraciones de debida estimación, m e suscribo de U d , atento servidor. ANTONIO JIMÉNEZ ARCE.

PERÚ. DE

CHILE.

Panamá, Noviembre lo ele 1879. Señor: C o m o está empeñado este Consulado en aducir, hasta donde sea posible, pruebas que manfiesten qne el vapor traído del esterior, qne se encuentra detenido en estas aguas de orden de ese poder ejecutivo, tiene el primordial uso en la aplicación de torpedos, me permito de nuevo dirijirme a U d . con el objeto de solicitar de ese Gobierno se baira nn formal examen acerca del verdadero carácter de esa. embarcación i por personas competentes. En este puerto no ha habido hasta ahora quienes tengan las aptitudes necesarias para hacer de ella un aprecio exacto, porque se requiere conocimientos especiales que no los ha podido reunir ninguno de los señores que pasaron a ese p o der ejeciuivo por su nombramiento, i sin injerencia ni intervención alguna de e-te Consulado, un informe mui a m b i guo acerca del objeto especial de dicho vapor. Este Consulado, por tales razones, no ha podido aceptar e n i i v i decisión, semejante, informe, para que en vista de él, se d¡ caliera e s t e Gobierno a declararlo, c o m o lo ha hecho, una simple e inocente nave, libre de poder dejar estas aguas, tan luego c o m o arreglase sn nacionalización, c o n forme ¡i las leyes del caso. Creo que. tratándose de aducir pruebas para los p r o pósitos que persigo en favor de los intereses del país de m i representación, tiene derecho este Consulado para pedir por conduelo de Ud., al ciudadano Presidente, un nuevo informe, pero de personas cuya competencia, sea bien reconocida. Aetna!mente se encuentra fondeada en este puerto la nave de guerra de S. M. B . Osprey, cuyos oficiales tienen q : i e reunir de im modo incontestable el conocimiento p r á c -

Al señor Secretario de Estado en el despacho de Gobierno.

ESTADOS UNIDOS DE ESTADO

SOBERANO

DE

CRETARÍA D E E S T A D O

COLOMBIA.

PANAMÁ.—PODER EN EL

EJECUTIVO.—SE-

DESPACHO DE G O B I E R N O . —

RAMOS D E N E G O C I O S N A C I O N A L E S .

Panamá, Noviembre 17 ele 1879. Señor: El señor Secretario de lo Interior i Relaciones Esteriores, en nota de 17 de Julio ú l t i m o , n ú m . 79, sección 1. , me dice entre otras cosas, así: " L a c o n v e n c i ó n consular celebrada por esta República c o n Chile el 30 de A g o s t o de 1853, está vijente, i el art. 9. ° da a los cónsules de a m b o s países derecho de reclamar contra cualquiera infracción de los tratados existentes en perjuicio de individuos de su nación; do manera que n o p u e d e n dirijirse al G o b i e r n o sino para reclamar de las infracciones que dañen a particulares residentes en su distrito consular, i esto c u a n d o no haya ájente d i p l o m á t i c o de su nación; pero c u a n d o no pretendan hacer j e s t i o n diplomática, ni establecer polémica sobre lo que obliga al G o b i e r n o en c u m p l i m i e n t o de los tratados en puntos estraños a Jos de su competencia, sino únicamente informarle de que so ha e j e c u t a d o o trata de consumarse un h e c h o que tenga relación c o n los intererf

j ses de su país, se los debe oir i considerar su d i c h o como I un informo oficial." | F u é por este m o t i v o q u e el c i u d a d a n o Presidente con• sideró c o m o tal informe el d e n u n c i o que U d . me dio i sobre la lancha do v a p o r que U d . d e n o m i n a "vaporcito! torpedo," i de que son consignatarios los señores S. De¡ llatorre i O D i c h o majistrado, en uso do sus atriburt


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ciones, ha practicado todas las dilijencias c o n d u c e n t e s , i hasta ahora n o h a permitido la salida de dicha embarcación, que está bajo la vijilancia i custodia del resguardo de este puerto; i c u a n d o j u z g a b a que sus p r o c e d i m i e n t o s estaban basados en la razón i la justicia, n o ha p o d i d o menos que sorprenderse c o n la solicitud que U d . m e hace en su atenta n o t a del dia 15, n ú m . 111, entregada ayer d o m i n g o fuera de oficina. De orden del c i u d a d a n o Presidente, manifiesto a U d . , que ol p o d e r e j e c u t i v o n o admitirá en el asunto su intervención c o m o cónsul, n o solo p o r q u e U d . n o tendria carácter para ello, puesto q u e sus funciones n o se estienden hasta allá, sino p o r q u e esa m i s m a intervención e n volvería un acto ofensivo al d e c o r o i dignidad del G o bierno. El ciudadano Presidente m e encarga reiterar a U d . , que la lancha de vapor de q u e se trata no será despachada para n i n g u n o d e los puertos del Perú i Bolivia, i menos se permitirá su salida sin nacionalizarse i sin q u e se llenen todas las formalidades de la lei. Con sentimientos de particular aprecio, m e suscribo de L d., m n i atento servidor. T

JOSÉ M A R Í A

ALEMÁN.

Al señor Antonio Jiménez Arce, Cónsul de Chile en esta ciudad.

CONSULADO D E

CHILE.

Panamá, Diciembre 4 de 1879. Señor: Público i notorio es que el v a p o r - t o r p e d o perteneciente al Gobierno peruano i que h a sido el objeto de las últimas notas cruzadas entre esa Secretaría i este Consulado, h a salido libremente de estas aguas en la tarde del 28 d e Noviembre último, h a b i e n d o l l e g a d o a la vecina isla de Flamenco, i salido de allí antes de ayer c o n destino al Perú. Este incidente m e ha d a d o a c o m p r e n d e r una vez mas la c o m p l e t a ineficacia de mis constantes esfuerzos para atraer a ese poder e j e c u t i v o al c u m p l i m i e n t o de sus deberes acerca de la m u í rigorosa i bien definida neutralidad, pactada lealmente por mi país c o n el de Colombia. La libre salida de aquella e m b a r c a c i ó n de g u e r r a , — porque en recta e imparcial c o n c i e n c i a el varpor-torpedo no tiene otro carácter e s c l u s i v o , — y e n d o tripulada desde este m i s m o puerto por marinos de guerra del Perú, c o m o ha sido también aquí notorio para todos, i c o n mas razón para ese p o d e r e j e c u t i v o , tendrá q u e ser considerada por mi Gobierno c o m o otra de las m u í pronunciadas pruebas de la actitud ofensiva que ante u n tratado bien esplícito i en vigor i m p o r t a n las repotidísimas adquisiciones q u e el Perú ha h e c h o i hace por este puerto de t o d o j enero de elementos de guerra para emplearlos contra el país de m i representación. Tales h e c h o s c o n s u m a d o s , serian ya suficientes para hacerme desistir d e una n u e v a c o m u n i c a c i ó n a U d . en relación c o n ellos desde q u e son bien ostensibles las m u i preconcebidas evasivas i las prescindencias c o n q u e el poder ejecutivo de su representación ha c e ñ i d o su c o n ducta ante todas las instancias de este Consulado, tendentes a evitar, c o n perfecto d e r e c h o , aquellas violaciones de neutralidad, ofensivas a Chile en alto g r a d o , i a poner, al mismo t i e m p o , a C o l o m b i a a salvo de las consiguientes responsabilidades. Sin e m b a r g o , n o estarían llenadas por completo mis celosas obligaciones, si antes de dar cuenta a mi Gobierno i a su L e g a c i ó n en B o g o t á de los últimos incidentes ocurridos en el asunto de la salida del v a p o r torpedo, n o dejara p e r f e c t a m e n t e establecidas i alegadas ante el poder e j e c u t i v o de que U d . es órgano, varias i primordiales circunstancias d e gran consideración i significado, para los fines ulteriores a q u e haya lugar por parte de mi Gobierno, i en relación c o n las jestiones a que tienen que prestarse los actos violatorios de neutralidad aquí realizados. Aquellas circunstancias son las q u e paso a resumir de esta manera:

CUARTO.

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1. Q u e el v a p o r - t o r p e d o traido a C o l o n por el vapor A.ilza llegó aquí por el ferrocarril, siendo r e c i b i d o p ú b l i camente por la c o n o c i d a c o m i s i ó n de los marinos peruanos de guerra, llegados p o c o s dias antes del Callao, c o n el esclusivo o b j e t o de encargarse de su c o n d u c c i ó n hasta puertos de su país. 2. Que, posesionados de la nave desde el arribo a la estación del ferrocarril hasta ser lanzada al agua en este puerto, fueron los citados marinos públicos directores de esta operación, t o m a n d o en ella la participación c o m o d e m a n d o de cosa propia. 3. Q u e está en c o n o c i m i e n t o de ese p o d e r e j e c u t i v o , i de un m o d o innegable, que el dia en que la fuerza p ú blica m a n d a d a de su orden, según m e fué c o m u n i c a d o o p o r t u n a m e n t e por U d . , para efectuar la d e t e n c i ó n del v a p o r - t o r p e d o , se encontraba a b o r d o i al m a n d o de éste el teniente de la armada peruana d o n Arístides Vidal, u n o de la c o m i s i ó n oficial y a m e n c i o n a d a . 4. ^ Q u e para tener ese p o d e r e j e c u t i v o u n informe acerca de la naturaleza del v a p o r - t o r p e d o , n o m b r ó una c o m i s i ó n d e d o s personas i n c o m p e t e n t e s en la materia, c o n la particularidad de que los términos en que estaba c o n c e b i d o el decreto para aquella información, no espre-. saba el i n t e n t o de c o n o c e r c o n c o n c i e n c i a el carácter primordial, ostensible i r e c o n o c i d a m e n t e b é l i c o de la nave, p o r q u e todas las noticias dadas en el esterior i las publicadas aquí m i s m o por la prensa, r e c o n o c í a n en ella su verdadero oríjen, su naturaleza i sus propiedades b é licas, i, por consiguiente, su constitución de verdadero c o n t r a b a n d o de guerra. 03

d

03

5. Que el informe d a d o por la c o m i s i ó n citada, c o n c e b i d o en términos a m b i g u o s e inciertos, lo q u e era m u í lójico esperar de su i n c o m p e t e n c i a en la materia, i t a m bién de la manera c ó m o se les pedia su opinión, n o podia constituir un informe pericial, n i ser éste un d o c u m e n t o en qué apoyarse ese G o b i e r n o c o m o u n fallo definitivo para declarar la i n o c e n c i a de una n a v e que, en pública conciencia, n o era apreciada sino c o m o u n c o n t r a b a n d o de guerra. s

6. Q u e ese p o d e r e j e c u t i v o n o solo ha n e g a d o a este C o n s u l a d o el m e d i o de suministrarle un informe i m p a r cial i d e b i d a m e n t e caracterizado de los señores marinos i oficiales torpedistas d e la n a v e d e guerra d e S. M . B. Osprey, fondeada en estas aguas, acerca del o b j e t o esclusivo del v a p o r en cuestión, sino q u e h a desatendido mis instancias para q u e d i c h o informe fuese solicitado oficialm e n t e de aquellos marinos, c o m o era de obligación, a fin de dejar c o m p l e t a m e n t e establecido el verdadero carácter d e la nave. 03

7. Q u e al dar a c o n o c e r ese G o b i e r n o a este C o n s u lado, por notas recibidas de U d . , que permitiría la salida del v a p o r - t o r p e d o siempre qiue en la solicitud de licencia que se le presentara para el caso n o se consignara el n o m bre d e algún puerto del Perú o Bolivia, i m p l i c a u n d e s c o n o c i m i e n t o absoluto de las obligaciones de neutralidad consignadas en el tratado de 1846. Pues aun c u a n d o m e i n d i q u e U d . , en su nota de 11 de N o v i e m b r e ú l t i m o , que tal p r o c e d i m i e n t o , en el caso de que se trata, h a sido a d o p t a d o por ese poder e j e c u t i v o , siguiendo la m i s m a práctica d e otras naciones en su calidad d e neutrales, tiene que ser inadmisible para el G o b i e r n o de mi r e p r e sentación, p o r q u e , a u n q u e n o c o m p r o b a d o hasta ahora que nación alguna l o haya a d o p t a d o c o n las agravantes circunstancias en que se ha efectuado la salida del v a p o r t o r p e d o d e este puerto, tal práctica de neutralidad asumida por este G o b i e r n o , bien pudiera, libre pero imparcialmente, ser a d o p t a d a p o r cualquiera nación q u e n o esté ligada, c o m o lo está C o l o m b i a a Chile, por un p a c t o que establece obligaciones de neutralidad bien esplícitas i determinadas en sus artículos 11, 12, 13 i 16. 05

8. Q u e si la nave-torpedo ha sido nacionalizada c o n la bandera de u n país lejano, que n o está en guerra c o n nadie i que faltará m u c h o t i e m p o para q u e tonga c o n o cimiento, quizá c o n alguna estrañeza, de que se ha usado &


GUERRA

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D E L PACIFICO.

de su insignia nacional para c o a d y u v a r las hostilidades del P e n i contra Chile, al G o b i e r n o d e que es U d . órgano le consta, p o r q u e es notorio en demasía, q u e h a sido equipado en este puerto i salido c o n los oficiales d e la marina d e guerra peruana d o n Arístides Vidal i d o n M a nuel La-Barrera, los m i s m o s a quienes estaba s o m e t i d o el cargo d e dicha n a v e durante la permanencia d e ella e n estas aguas, i al c u i d a d o durante t o d o este t i e m p o , en el mar, de u n piquete d e la fuerza pública; i 9. ^ Q u e el p o d e r ejecutivo d e su representación, sin tomar en cuenta n i n g u n a de las solicitudes que le h a n sido elevadas p o r este Consulado para evitar la llegada de aquel elemento d e guerra al Perú, i d e d i c a d o a servir de hostilidad a Chile, h a i d o hasta permitir su libre salida sin n i a u n atender las instancias o p o r t u n a m e n t e elevadas por m í para q u e previamente se sometiera al c o n o c i m i e n t o del G o b i e r n o jeneral d e esta U n i o n la resolución de este gravísimo caso, p o r haber llegado el ciudadano Presidente hasta negar al infrascrito esas perfectas facultades de informaciones concedidas p o r aquel m i s m o G o bierno, según órdenes recibidas p o r esa Secretaría. A l terminar, m e es grato c o m u n i c a r a U d . que en el c o n t e n i d o d e la pressnte quedan establecidos h e c h o s s u ficientes c o m o contestación a las notas d e LTd. d e 11 i 17 del mes p r ó x i m o pasado. Con los sentimientos d e m u i distinguida consideración, m e suscribo d e U d . m u i o b s e c u e n t e servidor. ANTONIO JIMÉNEZ

ARCE.

Al señor Secretario de Estado en el despacho de Gobierno.—Presente.

XXI. Destitución del jeneral Daza. TELEGRAMAS. (Del D I A R I O O F I C I A L )

Santiago,

Enero

3 ele 1880.

(Telegrama recibido de Iquique a ias 11.45 A . M.)

D i c e el señor Ministro: " L a corbeta Magallanes llegó d e A r i c a . H u b o r e v o l u c i ó n contra D a z a en Tacna. F u é p r o c l a m a do en su lugar u n señor C a m a c h o . D a z a pidió asilo en u n b u q u e estranjero. E n A r i c a gran e p i d e m i a d e fiebre. La fuerza chilena enviada a l i o el 29, desembarcó sin resistencia. El m i s m o dia m a r c h ó a M o q u e g u a por el tren. E n v i ó otro batallón por p r e c a u c i ó n . " LYNCH.

El ejército boliviano saluda a V . S., i e n su persona, al h e r o i c o i valeroso ejército d e su h e r m a n a aliada. Sírvase V . S. trasmitir este suceso a S. E. el d o c t o r Piérola, ofreciéndole el h o m e n a j e d e nuestros respetos. E.

CAMACHO.

Diciembre

28.

Excmo. doctor Piérola:

D e s t i t u i d o jeneral Daza. Orden e n el ejército. S a l u d a m o s a V . E.—E. CAMACHO, C o m a n d a n t e e n Jefe del ejército b o l i v i a n o . — B . Salinas, Secretario jeneral.

(A las 3.20 P. M.)

De Arica

a Tacna, Enero

1. ° de 1880.

Señor Coronel Camacho:

L e c o r r e s p o n d o su felicitación p o r el n u e v o año. Ojalá q u e p r i n c i p i e m o s sellando la alianza c o n nuestra sangre en el c a m p o d e batalla. Felicite U d . , a m i n o m b r e , al ejército. MONTERO.

(De la REVISTA DEL SUR de Tacna.)

SUCESO

D E AYER.

A las 9.30 A . M . partió en tren ordinario el jeneral D a za, i se supo que iba a A r i c a con el designio de notificar al señor contra-almirante Montero que quedaba rota la alianza, porque él tenia que marchar con su ejército a Bovilia. Este rumor se esparció en todo Tacna. A la 1 P. M . , un piquete del rejimieuto Murillo ocupó la casa que servia de palacio al jeneral Daza. Mas después, todos los cuerpos del ejército con sus jefes, oficiales i soldados se dirijieron a la glorieta de la alameda, donde el coronel E l e o d o r o Camacho les habló, haciendo conocer que el movimiento que realizaba el ejército no tenia mas fin que eliminar al jeneral Daza de la jerencia de los negocios de Bolivia. Que la tiranía que el jeneral D a z a h a bía desplegado era insoportable, pues las leyes eran conculcadas por el egoísmo i la cobardía de dicho jeneral. Insistió con palabras elocuentes el coronel Camacho, sobre los funestos resultados del regreso de Camarones. " S o l d a d o s , les repitió, os llaman cobardes, porque un mal jeneral os hizo regresar de Camarones en vez de llevaros al c a m p o de la gloria. V o s o t r o s , los siempre sufridos i los constantemente valerosos, no merecéis el nombre de cobardes. Guiados por un jefe de corazón, liareis proezas heroicas dignas de legar a la patria nua pajina inmortal de honor.

Sobre el regreso de Camarones, que tanta sombra ha arrojado al nombre boliviano, quería el déspota romper la (A las 11.50 A. M . ) alianza i abandonar al Perú para haceros regresar a Bolivia a destrnir sus pueblos, a verter la sangre de vuestros Iquique, Enero 3. Al Editor de E L MÜRCUIÜO: hermanos, dejando en manos de Chile nuestro rico litoral, i al jeneroso pueblo peruano con la mas justa indignación Camacho hizo revolución en Tacna. contra vosotros. Daza pidió refujio en u n b u q u e estranjero en Arica. A l separar a un mal jeneral de vuestras filas, salvamos el U n batallón c h i l e n o o c u p ó a l i o i m a r c h a sobre M o honor i la buena fe de B o l i v i a ; por eso todos los jefes i todos quegua, los bolivianos nos hemos reunido para realizar este camEl Esmeralda se embarca e n Pisagua para reforzar. bio, en el que D a z a ha caido c o m o débil p l u m a , cuando Pronto saldrá una espedicion al Norte. i creia que su ambición todo lo avasallaba. ¿Qné boliviano E p i d e m i a d o fiebre amarilla e n Arica. i en Tacna falta a la falanje, que talvez inmerecidamente se E L CORRESPONSAL. j me ha encargado de comandar? Y o , el mas humilde de los jefes del ejército, tengo el honor de prometeros que marcharemos unidos con nuestros hermanos del Perú, para casTELEGRAMAS PERUANOS. | tigar a Chile, manteniendo con noble lealtad la cansa déla i alianza."' S'cfior Jeneral Montero: L o s soldados todos i el pueblo daban vivas después ue El ejército boliviano h a d e s c o n o c i d o la autoridad d e l j los discursos del coronel Camacho. jeneral D a z a i se pone a mis órdenes, i y o a las d e V . S. j A las 3.30 se retiraron los cuerpos del ejército boliviano para c u m p l i r nuestro deber en defensa d e la alianza, ¡ con todo orden.


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E s t e c a m b i o no ha costado nna sola gota de sangre, ni una sola lágrima. Todos los bolivianos, se conoce que no esperaban sino la primera señal para derrocar al que, infiel a la alianza, quiso romper con ésta, regresando a Bolivia pava fundar un Gobierno tiránico i personal. La alianza tiene hoi el mas lisonjero aspecto, i ella será causa de glorias futuras. L o s pueblos de Bolivia recibirán esta nueva con el m a yor entusiasmo, i elojiarán c o m o se merece la patriótica i noble conducta del ejército. Por nuestra parte, enviamos a éste nuestras sinceras m a nifestaciones i hacemos votos por que mui pronto c o n q u i s te dias de gloria imperecedera. ¡Viva Bolivia! ¡ V i v a el P e r ú ! MANIFIESTO A L A NACIÓN I A LOS EJÉRCITOS D E BOLIVIA.

Las necesidades d e la guerra q u e sostiene la alianza, exijian la separación d e los c o n d u c t o r e s del ejército u n i do, tanto que el j e n e r a l P r a d o o b e d e c i ó al m a n d a t o d e la voluntad popular i las inspiraciones d e su propia c o n ciencia. H o i dia están satisfechas las aspiraciones del p u e b l o h e r m a n o i aliado. Por desgracia, el j e n e r a l Daza, c u y o s estravíos h a n h e rido v i o l e n t a m e n t e la c o n c i e n c i a pública, q u e los h a j u z gado, n o solo e n l u t ó las glorias d e nuestro pabellón c o n los h e c h o s q u e la A m é r i c a entera c o n o c e , sino que, al b o r de del abismo a q u e precipitaba al ejército, resolvió la contramarcha a Bolivia para perpetuar su c o m b a t i d a d o minación. Dispuestos a n o consentir en la deshonra d e la patria, i para c u m p l i r el j u r a m e n t o d e sostener i defender sus derechos i su b u e n n o m b r e , aun c o n el sacrificio d e n u e s tra vida, h e m o s a c o r d a d o i resuelto u n á n i m e m e n t e , e s c u chando antes los v o t o s d e t o d o s nuestros subordinados, separarnos d e la autoridad del j e n e r a l D a z a , c o m o en efecto lo h a c e m o s , p o r la honra d e la patria, de la q u e somos soldados, i p o r la espada q u e ella nos ha confiado. N o m b r a m o s , en c o n s e c u e n c i a , p o r el m i s m o v o t o u n á nime de nuestros c o m p a ñ e r o s , c o m a n d a n t e en j e f e del ejército boliviano en el Perú al ilustre coronel d o n E l e o doro C a m a c h o , b a j o c u y a s órdenes esperamos c u m p l i r nuestro deber en la guerra q u e c o n nuestra h e r m a n a i aliada sostenemos contra la R e p ú b l i c a d e Chile. Que la patria haga j u s t i c i a a l a santidad d e nuestras intenciones.—Cuartel j e n e r a l en T a c n a , a 27 d e D i c i e m bre de 1 8 7 9 . — J e n e r a l é s —LUCIANO

de

brigada:

ALCOREZA.—PEDRO

CASTO

CUARTO.

dadanos armados para la defensa nacional, los encargados d e velar p o r su h o n r a , los que h a n j u r a d o m o r i r antes q u e verla mancillada, n o podían p e r m a n e c e r impasibles, c o m p l i c á n d o s e c o n su silencio i resignación en las desgracias q u e c o m e n z a b a n a precipitarse sobre el país t o d o , c o n d o l o r o s o m e n o s c a b o d e los derechos e intereses d e la alianza. I n o podían, nó, los s o l d a d o s d e Bolivia tornar sus armas contra Bolivia. H a b í a n j u r a d o morir u n a i m i l veces antes q u e llevar la desolación i el luto al seno m i s m o d e sus hogares, antes d e llevar una m u e r t e infamante al c o r a z ó n del p u e b l o , c o n s u m a n d o la eterna deshonra de la patria. V o s o t r o s nos diréis si h e m o s c u m p l i d o nuestro deber. N o s o t r o s solo sabemos q u e la patria, su h o n r a i sus derechos s o n nuestra vida i nuestro corazón. Q u e soldados d e la patria, solo lo s o m o s d e la patria. Q u e nuestra c o n c i e n c i a n o s señaló el ú n i c o c a m i n o en el q u e , c o n paso firme i resuelto i c o n la frente serena, nos e n c o n t r a m o s hoi dia obedientes i sumisos a la lei i v o l u n t a d d e l p u e blo boliviano. Amigos: El ejército n o tiene mas deber que vencer o morir en defensa de la alianza. Os aseguro i p r o m e t o q u e este deber será c u m p l i d o , c o n t a n d o , c o m o c o n t a m o s , c o n vuestro firme i p o d e r o s o apoyo. Sin la c o o p e r a c i ó n d e todos, absolutamente de todos los bolivianos, acaso seria difícil la salvación d e Bolivia. P o r fortuna, c a m b i a d a ventajosamente nuestra situación, p o d e m o s h o i asegurar el triunfo q u e d e b e m o s esperar, confiados d e l valor i patriotismo, d e la m o r a l i d a d i disciplina d e nuestros heroicos defensores. D e b é i s estar orgullosos d e su a c e n d r a d o c i v i s m o i d e la m a n e r a digna i n o b l e c o n q u e el dia d e ayer d i e r o n la mas e l o c u e n t e prueba d e su amor a la patria, i d e las virtudes q u e h o i los r e c o m i e n d a n ante nuestro p r o p i o país i ante el j e n e r o s o p u e b l o aliado i h e r m a n o , i q u e m a ñ a n a los harán a u n mas d i g n o s de la santa causa q u e defendemos. Compatriotas: E n tanto que el S u p r e m o G o b i e r n o nacional designe al j e f e que d e b e reemplazarme en el puesto en el q u e la inmerecida i honrosa confianza d e mis c o m p a ñ e r o s m e h a c o l o c a d o i que h e aceptado por las circunstancias del m o m e n t o , os aseguro que sabré c u m p l i r c o n m i deber, para llenarlo después c o m o el ú l t i m o s o l d a d o d e Bolivia en la guerra d e la alianza c o n t r a Chile. Os saluda vuestro c o m p a t r i o t a i a m i g o ELEODORO C A M A C H O .

ARGUEDAS.

VILLAMIL.—(Siguen

las

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Cuartel jeneral

en T a c n a , a 28 de D i c i e m b r e de 1879.

firmas.) PROCLAMA A BOLIVIA. EL COMANDANTE E N JEFE D E L EJÉRCITO BOLIVIANO E N E L

PROCLAMA AL EJÉRCITO BOLIVIANO. EL COMANDANTE E N JEFE D E L EJÉRCITO

BOLIVIANO E N E L

PERÚ, A LAS FUERZAS D E S U MANDO.

PERÚ.

Conciudadanos: El ejército d e la patria h a salvado el h o n o r q u e le h a béis confiado. La tranquila i pacífica destitución del j e n e r a l Daza p o r el voto solemne i u n á n i m e del ejército nacional, bien lo sabéis, c o n c i u d a d a n o s , h a o b e d e c i d o a los deberes i n e l u dibles i a los. nobles impulsos del patriotismo d e todos los señores jeneralés, j e f e s , oficiales i soldados residentes en este cuartel jeneral. Los estravíos i el a b s o l u t i s m o del j e n e r a l D a z a h a b í a n sobrepasado el límite d e c u a n t o era posible tolerar. L a tumba de la'patria estaba abierta, i j u n t o a ella solo se alzaba erguida la siniestra figura del q u e n o era y a ni el hijo de Bolivia, n i el c o n d u c t o r d e l pabellón nacional. Ante tan d o l o r o s o espectáculo n o p o d í a n , n ó , los c i u TOMO í i — 3 6

, Compañeros: Vuestro primer deber está c u m p l i d o . La patria, agradecida, bendecirá la a b n e g a c i ó n i el m a r tirio c o n que habéis soportado la violenta d o m i n a c i ó n c o n que consiguió ofuscar p o r u n m o m e n t o el brillo i respland o r d e nuestras armas. La paciente resignación que voluntariamente nos i m pusimos en n o m b r e d e los sagrados intereses que defend e m o s , habia t o c a d o a su término i n o era posible, sin m e n g u a del h o n o r boliviano, aceptar tranquilos la eterna desgracia d e la patria. N o p o d í a m o s disparar las armas de la n a c i ó n contra la n a c i ó n misma. P o r eso, camaradas, habéis salvado en u n instante el buen n o m b r e boliviano, q u e el dia d e ayer, c o m o el d e mañana, sabréis sostener c o n la misma voluntad, c o n el


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DEL

m i s m o patriotismo que constituye vuestra moralidad i disciplina, deberes i virtudes d e las que habéis d a d o tan elocuente prueba. Soldados: O l v i d e m o s los desaciertos i las pasiones del desgraciado jeneral Daza, para que la historia, c o n la j u s t i c i a popular, Jos trasmita a la posteridad c o m o la dolorosa esperiencia que, mezclada c o n la sangré de nuestros hermanos, n o s ha señalado i señalará siempre el glorioso c a m i n o que h o i seguimos. Ciudadanos armados: C u m p l a m o s nuestro deber en el c a m p o de h o n o r , ahora que, estrechada í n t i m a m e n t e la alianza, tenemos asegurado el triunfo sobre nuestro desleal i aleve e n e m i g o . Marc h e m o s todos, firmes i unidos, a reconquistar nuestros derechos i los de nuestra n o b l e i jenerosa h e r m a n a la r e p ú blica del Perú. Amigos: La inmerecida confianza que m e habéis dispensado, i que en otra ocasión m e habría sentido sin fuerzas para aceptar, ha estimulado m i patriotismo i e m p e ñ a d o para vosotros mi p r o f u n d o r e c o n o c i m i e n t o . Os j u r o , c o m p a ñ e r o s , vencer o morir a vuestro lado, c o m o el último soldado de la patria. N o necesito recordaros vuestros deberes. Los habéis c u m p l i d o i los cumpliréis c o n el valor i arrojo de q u e solo es capaz el c i u d a d a n o armado en defensa de sus s a c r o santos derechos. C o m e n c e m o s , amigos, i para ello c u e n t o c o n vuestro leal i poderoso a p o y o , mientras el G o b i e r n o de nuestra patria designe al que d e b e sustituirme, c o m e n c e m o s a preparar la victoria q u e n o s espera. Orden i disciplina, i adelante a c u m p l i r nuestro deber. ¡¡Viva la alianza!! Vuestro compañero. ELEODORO

CAMACHO.

DESTITUCIÓN D E D A Z A EN LA PAZ

E l pueblo de la Paz, reunido en comicio popular, c o n siderando: 1. ° Que la ineptitud, cobardía i deslealtad del Jeneral en Jefe del ejército boliviano han llegado a afectar los vínculos de la alianza con la hermana la R e p ú b l i c a del Perú, alianza que Bolivia está resuelta a sostener, sin o m i tir sacrificio a l g u n o ; 2. ° Que el funesto sistema de desaciertos de la o m i n o sa administración del jeneral Hilarión D a z a ha conducido la ruina del país en el interior, el descrédito en el esterior, a la deshonra nacional en la guerra que Bolivia sostiene con la R e p ú b l i c a de Chile, habiendo burlado las nobles aspiraciones del pueblo boliviano, por la bastarda ambición de su dominador, cuya política disolvente ha ocasionado la bancarrota de la hacienda pública i la violación de las g a rantías sociales; 3. ° Que el departamento de L a P a z , consecuente al e s píritu de fraternidad con los demás de la R e p ú b l i c a , considera c o m o primera necesidad la organización del poder público, para lo que desea i espera el c o n e n r s o d e todos los pueblos, cuya voluntad respeta, declara: 1. ° Que el pueblo de L a P a z ratifica i sostiene la alianza perú-boliviana, para hacer la guerra a Chile, i protesta seguir la suerte común hasta vencer o sucumbir en la actual lucha. 2. ° Que destituye al jeneral Hilarión Daza de la p r e sidencia de l a R e p ú b l i c a i del m a n d o del ejército boliviano, i nombra Jeneral en Jefe de éste al jeneral Narciso Campero,i ruega al señor contra-almirante, jeneral Lizardo Montero, se haga cargo del mando del ejército boliviano hasta que el jeneral Campero se constituya en el teatro de la guerra. 3. Que nombra nna junta de gobierno, compuesta de los señores coronel Uladislao Silva, doctor Rndecindo =

PACIFICO.

Carvajal i coronel Donato Vasquez, para que, poniéndose de acuerdo con los otros departamentos, convoque, a la brevedad posible, una convención nacional, quedando privados del voto pasivo para la majistratura suprema los que hicieren la convocatoria, Mientras tanto, la junta de gobierno atenderá a las urjentes necesidades de la guerra. L a P a z , Diciembre 28 de 1 8 7 9 . — ( S i g n e n ias firmas.) La Junta de Gobierno, organizada por la voluntad del pueblo de La Paz, en uso de las facultades de que se halla investida, Decreta: 1. ° L a J u n t a acepta la confianza q u e en ella deposita el v o t o popular, i ofrece satisfacer las exijencias públicas en el sentido de sus necesidades. 2. ° E l servicio de la administración continuará en los distintos ramos sin mas alteración que la q u e d e m a n d e el c a m b i o político actual. 3. ° Mientras la i n c o r p o r a c i ó n del señor D o n a t o Vasquez, los suscritos ejercerán las funciones d e la Junta de Gobierno. 4. ° El d o c t o r d o n Severo Matos es n o m b r a d o secretario de la J u n t a de G o b i e r n o i q u e d a encargado de la ejec u c i ó n i c u m p l i m i e n t o de este decreto. E s d a d o en la c i u d a d de La Paz, a los 29 dias del mes de

Diciembre

de

J879.—RUDECINDO

CARVAJAL.—ULA-

DISLAO S I L V A . — R e f r e n d a d o . — E l secretario, Severo

Matos.

PROCLAMA D E LA J U N T A G U B E R N A T I V A A LA NACIÓN.

Bolivianos: E l h e r o i c o p u e b l o de La Paz, q u e h a sido la inmediata i paciente v í c t i m a d e la mas ruda tiranía, ha lanzado por fin su grito de libertad i n o s ha e n c a r g a d o q u e iniciemos sagrada j e n e r a c i o n , solicitando el c o n c u r s o de t o d o s los bolIvianos. I c u a n d o la patria, angustiada, reclama la defensa de sus hijos, n o h e m o s vacilado en aceptar tan alto i difícil encargo, i p o r eso espresamos a la n a c i ó n que las v e h e m e n t e s aspiraciones de este p u e b l o mártir se dirijan a la pronta reorganización política d e la R e p ú b l i c a , al creciente sostenimiento d e la alianza perú-boliviana, sellada ya c o n la sangre d e nuestros compatriotas, a la mej o r d i r e c c i ó n de la guerra esterior i a la restauración de nuestros d e r e c h o s c o n c u l c a d o s . Paceños: L a sensatez i la elevación d e sentimientos patrióticos q u e habéis manifestado en la pacífica e v o l u c i ó n política de ayer, os hace dignos d e la libertad q u e habéis invocad o . N o s c o m p l a c e m o s d e ello, i v e m o s en ese augusto acto el mas elocuente testimonio de vuestra u n i ó n i confraternidad, q u e n o s presentará fuertes i perseverantes ante nuestros injustos espoliadores. Soldados del ejército nacional: E l valeroso pueblo de L a P a z ha deplorado con sincero pesar los desastres qne habéis sufrido; pero tiene la firme convicción de que vosotros nos habríais traído la palma de la victoria si vuestro cobarde jefe no os hubiera desamparado. Su conducta misteriosa casi ha hecho dudar de vuestro valor proverbial, i por eso el pueblo soberano lo ha destituido, poniendo a vuestra cabeza un jeneral valiente, leal e ilustrado qne os conducirá a la gloria, haciendo eclipsar la errante estrella de Chile. N o os arredréis. Nuestros projenitores batallaron 15 años para darnos independencia, i nosotros i nuestros hijos, unidos en indisoluble alianza con nuestros hermanos del Perú, lucharemos sin tregua hasta libertarnos de nuestros viles opresores. Columnas de línea de esta p l a z a : E l pueblo de la P a z está cordialmente satisfecho de vuestra conducta. Sabéis que vuestra voluntad no puede ser sino la voluntad de la nación i por eso habéis fraternizado con el pueblo soberano, i, a nombre de él, os dirijimos un voto de ilimitada confianza.


CAPITULO

Ilustres ciudadanos a r m a d o s : L a patria se regocija al ver vuestra imponente actitud. Vuestra sola p r e s e n c i a b a bastado para derrocar la tiranía. Si sois perseverantes, ella, la tiranía, no volverá a poner mas su secante planta sobre nuestra patria. Compatriotas t o d o s : V u e s t r a apetecida cooperación nos fortalecerá para realizar las lejítimas esperanzas de la patria. L a . convención nacional, que cuanto antes será convocada, compuesta de diputados libre i espontáneamente elejidospor los pueblos sin la intervención d e ! poder, satisfará vuestra soberana voluntad. Apartado absolutamente nuestro nombre de las e l e c c i o nes para Jefe Supremo de la nación, se realizará el principio de altemabilidad, tantas veces ofrecido i j a m á s cumplido. Bolivianos: V a m o s , pues, a la común labor. Nuestra fraternal unión, como idea i c o m o fuerza, ha de rejenerar el país en el interior. Nuestra unión i concordia ha de reivindicar en el esterior nuestro territorio espoliado i nuestra dignidad ultrajada, i en tan augusto i patriótico empeño estarán siempre a vuestro servicio vuestros compatriotas i a m i g o s . — U L A DLSLAO S I L V A . — R U D E C I D O C A R V A J A L . — L a P a z , D i c i e m b r e

de 1879.

XXII. Cartas cambiadas entre Daza i Montero; esposicion del Secretario de la Guerra del ejército de Bolivia. CARTA D E D A Z A .

Arica,

Diciembre

28 de

1879.

E l Presidente de Bolivia, capitán jeneral de sus ejércitos, a su señoría el señor contra-almirante don Lizardo M o n t e ro, jefe superior, político i militar de los departamentos del Sur. Señor: Invitado por el señor prefecto, doctor Zapata, para venir a este puerto a una conferencia privada con V . S., con el objeto de acordar operaciones militares precisas sobre el enemigo de la alianza, vine ayer en el ordinario de las 9 A. M. La conferencia se verificó entre los tres, i en ella acordamos solemnemente que V . S., con el ejército peruano, avanzaría sobre el enemigo por la vía de Camarones, i que yo, c o m o capitán jeneral del ejército, por la vía de Calama, entrando de paso a Bolivia. I habieudo observado que V . S. necesitaba de la ratificación del E x c m o . Jefe Supremo de esta República, para que dicho acuerdo se llevase en el acto a cabo, V . S., aceptando mi observaciou, envió ayer mismo un estraordinario a L i m a para recabar del Gobierno esa ratificación. En esta virtud, regresaba a T a c n a a disponer la marcha, i estando ya embarcado en el tren, recibí un recado de V. S.; con sorpresa se me participó, al propio tiempo, que en Tacna habia tenido lugar un motiu de cuartel con el objeto de deponerme del mando de las fuerzas i poner eu mi lugar al coronel Eleodoro Camacho. Semejante nueva no la creí por el m o m e n t o , porque j a más he podido imajinarme siquiera que hubiesen tan perversos e infames bolivianos, para .complacerse eu arrojar lodo al rostro de la patria, i tratasen de hundirla en s e m e jante escándalo, por lo cual insistí en mi regreso, que pudo impedirlo el ilustrado razonamiento del cumplido c o m a n dnte Maclean. Hoi, informado y a m i n u c i o s a m e n t e del suceso del dia de ayer i de la situación en la q u e se hallan, tanto el ejército boliviano c o m o la p o b l a c i ó n de T a c n a , i también en cumplimiento de m i deber, así c o m o en resguardo de mis derechos e n el carácter q u e invisto de representante constitucional de la n a c i ó n aliada, participo a V . S. de iodo, para que se d i g n e remediar los graves males que se

283

CUARTO.

precipitan vertiginosamente i q u e , al n o conjurarlos a su n a c i m i e n t o , serán de consecuencias sensibles. E l m o t i n escandaloso encabezado p o r el coronel C a m a c h o i a p o y a d o p o r unos cuantos jefes d e s l e a l e s , ha sido solo una alevosa sorpresa al ejército i un e n g a ñ o perverso para sepultar en la vergüenza la honra de la n a c i ó n q u e m e ha confiado sus destinos. T o d o s los cuerpos de infantería se hallaban fuera de sus cuarteles en aseo, i, por c o n siguiente, sin u n c a r t u c h o d e m u n i c i ó n para castigar el grito de rebelión que lanzaban aquéllos, a quienes ayer, j e n e r o s o , en lugar de castigar su cobardía e ineptitud que han desprestijiado las armas bolivianas, les estreché la m a n o i los arranqué de la picota de la vergüenza pública en la que se habían c o l o c a d o . I p o r esto es que, actualmente, los cuerpos de línea, sin tener c ó m o hacerse respetar, se hallan; n o acuartelados, sino custodiados por los que a p o y a n esa turba embriagada en su infamia i felonía, exasperando sí al soldado que, c o n a b n e g a d o i verdadero patriotismo, ha v e n i d o a defender la honra i a u t o n o m í a de la n a c i ó n , i n o a acechar ocasiones para desmoralizar i pervertir los sanos instintos del ejército, p o r q u e sus almas son tan mezquinas que n o se s o b r e p o n e n a ruines ambiciones. A s í , pues, i c o n o c i e n d o que este estado, en el que se halla el ejército, p u e d e , n o m u i tarde, ocasionar u n d e s b o r d e que podria poner en serios conflictos a la p o b l a c i ó n de Tacna, es que deseo que V . S., c o n el tino i sagacidad que le caracterizan, restablezca el orden turbado, d e j a n d o que el ejército, que clama mi presencia, obre c o n absoluta libertad e i n d e p e n d e n c i a i n o sugestionado p o r los traidores a Bolivia, D e b o también h a c e r presente a V . S. q u e el G o b i e r n o de Bolivia verá c o m o u n a resolución traidora el h e c h o de ayer, pues él n o m e h a retirado sus poderes para que d e legue el m a n d o del ejército boliviano, i, antes bien, esa n a c i ó n m e r e c o n o c e c o m o su lejítimo j e f e i sus ejércitos de ella o b e d e c e n mis órdenes. ¿I c ó m o V . S. p o d r á consentir u n desacato que ultraja al Perú i que al frente de su ejército se c o m e t a n tales escándalos, c u y a desmoralización p u e d e ser contajiosa? ¿ R e c o n o c e r á V. S. al sedicioso que le falta i a m e n a z a ? . . . E n esta virtud, declino sobre esos traidores toda, responsabilidad, si por parte del ejército boliviano n o se c u m p l e c o n e x a c t i t u d lo a c o r d a d o entre V . S. i y o , c o m o capitán j e n e r a l , el dia de ayer; i espero, sí, que V. S. t o mará las m e d i d a s que crea convenientes, aparte de las que m e he p e r m i t i d o indicar, para la tranquilidad i seguridad de la p o b l a c i ó n de T a c n a , así c o m o para que los a m o t i n a d o s restablezcan el orden lejítimo i n o precipiten al ejército a un h e c h o mas escandaloso. I s u p l i c á n d o l e a V . S. se d i g n e participarme las m e d i das que tome, m e suscribo de V. S. atento i seguro servidor. H . DAZA.

CARTA D E MONTERO.

Arica, Diciembre 29 de 1879. Señor: Aj-er, m u i tarde, he recibido la importante c o m u n i c a c i ó n de V. E., d e la misma fecha, por la que se sirve participarme los sucesos militares que han tenido lugar en el ejército aliado a c a n t o n a d o en la c i u d a d de Tacna. El a c o n t e c i m i e n t o de que m e informa oficialmente V . E., es d e s u y o tan g r a v e i trascendental, q u e n o es posible aventurar calificativo a l g u n o sin que el S u p r e m o G o b i e r n o de Bolivia, a quien desde luego lo he particip a d o p o r c o n d u c t o del encargado de negocios del Perú, se sirva dar a esta jefatura superior las convenientes esp i r a c i o n e s sobre un h e c h o en el que, afortunadamente para el n o m b r e d e V. E., q u e d a p o r c o m p l e t o e s c í u i d o de toda responsabilidad, por el acto m i s m o de haberle n e g a d o obediencia el ejército que se ha s u b o r d i n a d o al c o ronel d o n E l e o d o r o C a m a c h o .


284

GUERRA

DEL

Mientras tengo el h o n o r , pues, de resolver c o n el G o bierno de Bolivia i c o n V . E., en la parte que le concierne, la situación escepcional en que han v e n i d o a colocarse los intereses de la alianza, he creído c o n v e n i e n t e asegurar el orden de la localidad, disponiendo que el ejército b o liviano salga a o c u p a r cantones, i l a . . . división del Perú se establezca, mientras tanto, en la ciudad de Tacna. Con sentimiento d e la mas alta consideración i particular estima, t e n g o el h o n o r de suscribirme de V . E. atento i seguro servidor. LIZARDO

MONTERO.

A) Excmo. scfíor Capitán don Hilarión Daza.—Presente.

ESPOSICION D E L SECRETARIO D E LA GUERRA.

Se ha publicado en Arica una nota del jeneral Daza, dirijida al señor contra-almirante Montero i la contestación de éste. N o analizaré ninguno de los documentos, ni el preámbulo que los encabeza; pero no puedo presindir de espouer los motivos que me impulsaron a tomar parte en el m o v i m i e n to del 27, i de rectificar i aclarar algunos hechos que tienen relación con el oficio firmado por el jeneral Daza. A m i g o de este jeneral, he estado dispuesto a defenderlo i a sostener su gobierno, por mas frió he inconsecuente que él se hubiera manifestado a l a decisión i buena fe con qne le he ayudado en el terreno electoral, i en los días de su g o b i e r no. F u i el primero, en el departamento litoral de Cobija, en iniciar su candidatura para la presidencia de Bolivia, i en la prensa, en el Club i en el Parlamento, he empleado mis trabajos para reparar sus faltas o para demostrar sus buenas obras; mas ha llegado el tiempo, no de las desiluciones sino de la convicción mas angustiosa, eu que ha sido necesario arrojar del ejército al jeneral Daza, E l 16 de este mes, c o m o oficial mayor que era de la secretaría jeneral, fui encargado por el jeneral D a z a para publicar por la prensa un artículo en el que me autorizaba asegure a mis compatriotas, que, fiel a sus juramentos i a la lei constitucional, tendría la satisfacción de entregar, el p r ó x i m o mes de A g o s t o , las insignias presidenciales al que fuera elejido por los pueblos. A c e p t é este encargo con el mayor placer, tanto porque esa declaratoria contribuyera a la conservación del orden en mi patria, cnanto porque ella, al parecer, era espontánea. A l g ú n a m i g o me manifestó sus (Indas sobre las intenciones del jeneral, i yo me apresuré a desvanecerlas, por creer que la pasión entraba en mucho para tales desconfianzas. E l 25 de este mes, mi compañero de oficina, don Julio Qnevedo, m e d i j o : que sabia que el jeneral D a z a resistía entrar en relaciones, iniciadas por él, con el Gobierno presidido por el doctor Piérola, i qne, en caso de que ese señor le diese parte de la revolución, se limitaría a un simple acuse de recibo, trasmitiéndolo al Gobierno de Bolivia. E l aviso no dejó de alarmarme; i, apesar de que he e s tado alejado de los consejos i de la relación íntima del jeneral Daza, cuyo carácter no aceptaba indicaciones que no fueran de las que le halagaran, me resolví a hablar sobre este asunto, que sabia no era de su a g r a d o ; pero, si lo hice, fué porque tenia la convicción de su importancia para la alianza i la buena marcha de la guerra contra Chile. E l jeneral Daza, tan pronto c o m o le espresé que los intereses de la alianza le imponían la obligación de conservar fraternales i buenas relaciones con el Perú, i que esta alianza era nacional entre el Perú i Bolivia i no personal entre él i el jeneral Prado, se inmutó, i me dijo que él t e nia la convicción de que la alianza con el Perú la habian hundido los revolucionarios de L i m a i no existia ya, desde qne habia caido del poder el jeneral P r a d o , i que él no se rebajaría hasta el punto de mandar un correo de gabinete al doctor Piérola. Insistí en hacerle algunas reflecciones i le espresé que, al hacerlas, n o m e impulsaba otro móvil que el de conser-

PACIFICO.

var intacta i pura la alianza perú-boliviana, sin la que era para mí imposible llevásemos la guerra a Chile, i o b tengamos, después de triunfos gloriosos, la reconquista de nuestro litoral. El jeneral D a z a rechazó t o d o hasta limitarme a decirle: "Jenerai, piense bien en lo q u e le he d i c h o i m e ha contestado; la cuestión es gravísima i sus resultados p u e d e n ser mayores." Me retiré de su salón a mi oficina. N o pasarían cuatro m i n u t o s , c u a n d o m e llamó el jenerah Estaba presente el señor d o n U e r m e n e j i l d o V a s q u e z (su secretario p r i v a d o ) a quien le dijo: "¿Qué le parece Vasquez la pretensión de Óndarza q u e quiere que haga saludar al revolucionario Piérola?" D o n H e r m e n e j i l d o V a s q u e z , c o n o c e d o r del carácter exaltado e intransijente del jeneral, se limitó a n o desaprobar el parecer de éste. El jeneral principió a p r o r r u m p i r en improperios c o n t r a los r e v o l u c i o narios del Perú, i, sin d u d a , logrando el acaloramiento del jeneral D a z a , se retiró a su oficina el señor V a s q u e z . El jeneral Daza, a grandes voces, m e dijo: q u e llevaba el ejército a L a Paz; que la r e v o l u c i ó n del señor Piérola le obligaba a ello; q u e en Bolivia, sostenido por el ejército, mandaría hasta c u a n d o le d é la gana; que él sentaría la m a n o a todos los bolivianos; que c o n los cañones K r u p p n o temia barricadas; i q u e él n o encontraba u n solo boliviano d i g n o de sucederle en el poder, agregando que, si lo encontrara, le e n t r e g a d a en el acto i c o n gusto el m a n do, porque era h o m b r e de corazón. El señor J u l i o Quev e d o h a sido testigo presencial de una parte de esta desagradable escena, que ha sido la primera q u e h e tenid o , en este sentido, c o n el jeneral Daza. D e m i oficina, q u e n o estaba separada del salón sino por una m a m p a r a de vidrio, habia oido t o d o el oficial 1. ° de la secretaría, d o c t o r A u g u s t o Z a m o r a n o , lo mismo que habia e s c u c h a d o m u c h o do lo que m e dijo el jeneral, d o n F l a v i o M a c h i c a d o , e m p l e a d o de su secretaría privada. Estos d o s amigos, después d e la tempestuosa entrevista, m e visitaron i espresaron que el jeneral, solo por deferencia i consideraciones personales, podia e s c u c h a r m e los términos en q u e c o n él m e habia espresado en ese m o m e n t o . Estos caballeros, q u e tantos años habian acompañ a d o al jeneral, sin d u d a c o n o c í a n los peligros que habia en contradecirle. L a m i s m a tarde del 25 m o dirijí, lleno d e indignación, al alojamiento del coronel d o n E l e o d o r o C a m a c h o , a quien le estaba refiriendo lo que m e habia pasado rato antes c o n el j e n e r a l ' D a z a i las declaraciones q u e m e habia hec h o éste de r o m p e r la alianza c o n el Perú, de regresar a Bolivia para destruir La Paz a c a ñ o n a z o s i de fundar un p o d e r despótico en nuestra patria, c u a n d o entró de visita el coronel d o n R a m ó n González, j e f e del batallón 3. ° , a quien n o tuve i n c o n v e n i e n t e en c o m u n i c a r l e parte del suceso que acababa de ocurrirme c o n el jeneral Daza. Profunda fué la impresión que les hizo, i y o m e retiré de allí. Por la n o c h e referí esto m i s m o al coronel R a i m u n d o G c n z a l e z F l o r , j e f e del batallón Loa, quien, exaltado i molesto c o n las pretensiones del j e n e r a l D a z a , m e aseguró salvaría el h o n o r del ejército a toda costa. El 27, por la mañana, fui al palacio i vi q u e se dirijia a la estación el jeneral Daza a c o m p a ñ a d o del d o c t o r G u tiérrez i varios de sus edecanes. A la m e d i a cuadra se separó el d o c t o r Gutiérrez i regresó hacia el palacio, en c u y a puerta estaba. Reparé en el semblante del d o c t o r Gutiérrez, q u e algo estraordinario pasaba en él. Le p r e g u n t é la causa d e sus zozobras, i él m e d i j o : " V a m o s a u n lugar silencioso." N o s retiramos al salón del j e n e r a l Daza, que por aquel m o m e n t o estaba abandonado. El d o c t o r Gutiérrez m e d i j o , mas o m e n o s , lo siguiente: " E s t a m o s perdidos, querido a m i g o ; el j e n e r a l Daza ha intentado llevarme a A r i c a para q u e firme la ruptura de la alianza o algún p a c t o q u e medita. Y o n o m e prestaré a esto ni a que regrese a Bolivia a derramar la sangre de nuestros c o n c i u d a d a n o s p o r satisfacer sus ambiciones personales. Mi situación es difícil, i creo n o m e queda


CAPITULO

otro m e d i o que el de fugar." N o s despedimos, i m e dirijí al cuartel de Coraceros, d o n d e los de la 1 . compañía son j e f e s i oficiales que h a c e n d e s o l d a d o s , i, p o r c o n s i guiente, son h o m b r e s patriotas c o n quienes podia hablar c o n franqueza. E n c o n t r é en la puerta del cuartel al 2. ° j e f e de este escuadrón, c o m a n d a n t e d o n Luis Moscoso. L e referí la escena q u e tuve c o n el j e n e r a l D a z a el 25, i le dije q u e ese dia el j e n e r a l Daza iba a r o m p e r la alianza en A r i c a . El c o m a n d a n t e M o s c o s o m e contestó que seria b u e n o h a blar c o n el c o r o n e l C a m a c h o , asegurándome, bajo palabra de h o n o r , q u e el escuadrón Coraceros se sacrificaria o r e solvería la cuestión ese m i s m o dia, que en t o d o caso cuente c o n él. S e g u í mi c a m i n o a casa del c o r o n e l C a m a c h o , i d o n Delfin R o d r i g o , capitán de u n a d e las c o m p a ñ í a s del Murillo, m e p r e g u n t ó sobre la situación; le contesté a grandes rasgos lo que m e habia pasado i lo que sabia, i entonces m e d i j o estas palabras: " C u e n t e U d . c o n m i g o i mi c o m p a ñ í a , i dígaselo al coronel C a m a c h o ; pero d e todas maneras el tirano desaparecerá h o i dia de la escena, i para esto m e creo s u f i c i e n t e . . . " A poco andar, encontré al coronel Camacho en un hotel, almorzando, i le referí cnanto habia ocurrido, i entonces, con la circunspección i calma que le caracteriza, m e aseguró que todo estaba arreglado, que la destitución del jeneral Daza se baria ese dia i en el mayor orden, porque todos los del ejército tenían el convencimiento de la a m b i ción de éste i de su infidelidad a Bolivia i a la alianza. Me hizo algunos eucargos importantes i muí urjcntes, i nos separamos. A la hora i media, la deposición del jeneral D a z a estaba consumada. Omito referir muchos incidentes que tuvo con varios caballeros, tanto militares como paisanos, en esos m o m e n tos anteriores al pronunciamiento; pero todos estaban acordes en la separación del jeneral Daza del ejército, i que al frente de él, salve el coronel Camacho a Bolivia i a la alianza, E s difícil encontrar tanta unidad en el número tan c r e cido de h o m b r e s , cuyos pareceres podian variar; pero los momentos eran solemnes, i el sentimiento de la patria ofendida hablaba bien alto en el corazón de todos ellos. Hecha esta esposicion descarnada de las peripecias ocurridas antes del movimiento del 27, mis compatriotas j u z garán si ha habido o no razón para contribuir al acto en que se ha depuesto del mando del ejército al jeneral D a z a . La patria estaba antes que el a m i g o . La misma nota del jeneral D a z a , trasparenta su c o n d u c ta i lo entrega al anatema del Perú i Bolivia. ¿ C ó m o es que aquél que no pudo llevar el ejército de Camarones a San Francisco, hubiera hecho una campaña c o m o de cuatrocientas cincuenta leguas, que hai, por lo menos, desde Tacna a Tarapacá, dando el rodeo por L a P a z , Oruro, Potosí i Calama? ¿Cómo se lleva el ejército a esa p e r e g r i nación, teniendo hoi al enemigo solamente a cuarenta l e guas de ditancia? . Estas consideraciones son suficientes para tomar las palabras del jeneral Daza en lo que ellas valen. Tacna, Diciembre 31 de 1879. 03

ABDON

S.

ONDARZA.

XXIIL

CUARTO.

ficado hoi a la autoridad de esta plaza. Tengo orden para conceder un plazo de diez dias a los buques neutrales surtos en este puerto, a fin de que efectúen su carga o descarga i se alejen de la bahía. E n mi notificación al jefe de la plaza, he a g r e g a d o : que cualquiera agresión al buque de mi mando, ya sea con torjiedos, ya sea con cualquiera otra medida de ataque intentado desde tierra, provocará el bombardeo de esta población por la escuadra de Chile. E n tan dolorosa eventualidad, seria la autoridad provocadora la úuica responsable de los daños que sufriesen los neutrales i demás habitantes. C o m o un deber de atención al honorable Cuerpor Consular en Moliendo, me permito dirijir a A . S. esta c o m u n i cación, rogándole que se sirva dar conocimiento de ella a sus colegas. Tengo el honor de ofrecerme de V . S. su atento i s e g u ro servidor. 7

GUILLERMO

COMANDANCIA

DE

LA

DIVISIÓN

Á bordo del monitor "Huáscar" ciembre 29 de 1879.

BLOQUEADORA.

frente

a Moliendo,

Di-

Señor: El Gobierno de Chile ha ordenado establecer el bloqueo de Moliendo i de sus caletas vecinas, bloqueo que he noti-

PEÑA.

Al señor Decano del Cuerpo Consular de Moliendo.

XXÍY. Flan de operaciones propuesto por el gabinete de ¡santiago al Jeneral en Jeí'e del ejército. (Inédito.) Pisa.gua,

Diciembre

31 de

1879.

H e recibido de Santiago la siguiente nota: " S i h e m o s de j u z g a r por las noticias c o m u n i c a d a s hasta ahora, las operaciones de la guerra nos han asegurado la c o m p l e t a posesión del departamento o provincia de T a rapacá, pues t o d o h a c e presumir f u n d a d a m e n t e que los restos del ejército e n e m i g o se retirarán, en parte a Bolivia i en parte al departamento o provincia de Moquegua. Sentado este antecedente, nos parece que h a llegado la o p o r t u n i d a d de someter oficialmente a la consideración d e V. S. el j u i c i o que h a n f o r m a d o sus otros colegas de ministerio acerca de la d i r e c c i ó n que, según ellos, c o n v i e ne dar a nuestros p r ó x i m o s m o v i m i e n t o s militares. Después de una m a d u r a deliberación, i estudiados los datos que V . S. ha tenido a bien suministrarnos en c o m u nicaciones, tanto públicas c o m o privadas, creemos que lo q u e importa al o b j e t o de la presente guerra i a los i n t e reses de nuestro país, es que, tan luego c o m o sea posible, nuestro ejército se dirija a o c u p a r el departamento o p r o v i n c i a de M o q u e g u a i mui principalmente las p o b l a ciones de A r i c a i Tacna, practicándose para esto las o p e raciones bélicas que la pericia de los jefes del ejército c h i l e n o reputen c o n d u c e n t e s a este fin. Las razones principales q u e nos impulsan a preferir la o c u p a c i ó n del m e n c i o n a d o territorio e n e m i g o , son: 1. Que, atendidos nuestros medios de trasporte i la posición de los lugares, la espedicion referida es la mas fácil i m e n o s sujeta a eventualidades i riesgos; 2. Q u e d e esta manera aseguramos i c o n s o l i d a m o s la posesión del departamento o provincia de Tarapacá, d e s t r u y e n d o al ejército e n e m i g o , q u e podría amagarnos en ese p u n t o ; 3. * Q u e c o n este p r o c e d i m i e n t o n o d e j a m o s fuerzas enemigas intermedias que debiliten nuestra línea de o p e raciones; i 53

1 3

4. Que la posesión de A r i o a i Tacna, j u n t o c o n s i g nificar u n a hostilidad de las mas grandes consecuencias contra el ejército del P e n i , que s u p o n e m o s allí reunido, nos c o l o c a en situación de entablar negociaciones directas c o n Bolivia, a fin de destruir la coalición q u e esta R e p ú blica ha formado c o n el Perú en contra nuestra. Si V . S., c o m o lo creemos, acepta el plan propuesto, esperamos q u e tendrá a bien c o m u n i c a r l o , a n o m b r e del Gobierno, al Jeneral en Jefe para q u e lo lleve a debida e j e c u c i ó n c o n el acierto i actividad q u e aguardamos de a

Bloqueo de Moliendo.

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280

GUERRA

D E L PACIFICO.

su patriotismo i de sus antecedentes i de la a b n e g a c i ó n i valor de los jefes i soldados del ejército chileno. Dios g u a r d e a V. S . (Firmados.)—DOMINGO AMUNÁTEGUI.—AUGUSTO

SANTA MARÍA.—MIGUEL

LUIS

MATTE.—JOSÉA.GANDARILLAS."

A l dar conocimiento a V . S . de las opiniones del g a b i nete de Santiago sobre el plan de las futuras operaciones del ejército, no m e disimulo las dificultades que habrá que vencer para emprenderlas con éxito favorable. Sin e m b a r g o , debemos buscar la solución de todas esas dificultades, previos los estudios detenidos i detalles sobre el territorio en que se va a operar, en la intelijente dirección de los j e fes i en el valor acreditado de nuestros soldados.. Sírvase V. S . , cuando crea encontrarse con todos los a n tecedentes necesarios, manifestarme el plan que, a su juicio, deberia seguirse en la campaña sobre Arica i Tacna para c o municarlo al Supremo Gobierno. V . S . podrá, a la vez, indicarme todo aquello en que crea que puedo cooperar con eficacia al desarrollo i éxito de ese mismo plan. V . S . debe contar con mi mas amplia v o l u n tad i con la del Supremo Gobierno para concurrir con t o dos nuestros esfuerzos a la importante misión que a Y . S . está encomendada. L a esperieucia adquirida por todos los jefes del ejército en la campaña ya realizada en el departamento de Tarapac á , puede ser de mucha importancia i utilidad para el acierto de la que se va a emprender sobre el departamento de Tacna. Si V . S . lo cree conveniente, podría reunir a los jefes mas caracterizados i consultarlos, después de exijirles la mayor reserva, acerca de l o que se delibere i acuerde. Estas opiniones, ilustradas por la práctica de la vida de campaña, pueden ser un ausiliar importante para V.. S . i una garantía de éxito para las operaciones militares. Sin embargo, esta consulta, en consejo, a los jefes del ejército, es sola una idea que someto a V . S . , pero que podrá V . S . omitir, si lo encuentra por conveniente. E n el plan de estas operaciones .debe entrar mui principalmente el punto elejido para desembarco del ejército i los caminos que lo conduzcan hacia el enemigo. Dios guarde a V . S . R.

SOTOMAYOR.

Al señor Jeueral en Jeje del ejército.

XXV. Carta confidencial de don Mariano Alvarez al contraalmirante Montero. Diciembre 31 de 1S79. Querido a m i g o : En mi última de 2 0 del presente, que fué por el correo, le indiqué de que algunos amigos nos habíamos propuesto formar una asociación para proporcionar al ejército del Sur, a órdenes de U d . , víveres, vestuario, calzado i cnanto necesitase para su existencia, escitando la acción d é l o s p a r ticulares para hacer erogaciones con ese objeto. Después de escrita mi carta, tuvimos una reunión, i t o dos aplaudieron que hubiera puesto en noticia de U d . nuestro propósito. A l dia siguiente, d o m i n g o , tuvimos otra reunión en mayor número, i habíamos acordado los medios de sacar recursos i organizar la mano de obra, repartiendo vestuarios para coser en las casas mas notables de L i m a , mediante nuestras amistades; pero mientras nos ocupábamos en tan loable fin, Argnedas se sublevaba en el cuartel de la plaza de Bolívar. N o s habíamos separado tranquilos i entusiastas; la reuniou babia sido cu mi casa; todos los amigos vacian ignorantes de lo que pasaba, cuando en la puerta de la calle reciben, los últimos que salieron, la noticia de la snblevaciou. Y a sabe U d . lo demás. Nuestra sociedad h a recibido, pues, una interrupción en su vuelo, pero no en sus propósitos, i hemos tenido ya v a rias otras entrevistas para ver c ó m o nos organizamos bajo

el nuevo orden de cosas; entretanto, y o agradecería a U d . que mandase hacer una razón de todo l o que necesita ese ejército i me la remitiese por buen conducto. M e han dicho que el nuevo Gobierno piensa mandar a ese ejército dinero i vestuarios, pero no víveres, porque dice que allá hai bastantes. Pero U d . no litiga caso de díceres que no tienen consistencia porque se recojen en cualquiera parte. Como es necesario saber las cosas de fuente autorizada, nos seria, por lo mismo, mui conveniente que U d . nos informase de lo que se necesita, tanto para ver aquí si, para la acción particular que proyectamos, se le puede a U d . mandar, cuanto para averiguar qué es lo que el Gobierno le manda. Seria necesario también que U d . nos impusiese de lo que reciba del Gobierno. Todo con carácter reservado mientras que organizamos nuestra sociedad i funciona públicamente. N o sabemos si lograremos nuestro objeto de organizaría, pero hacemos todo esfuerzo para ello. Le hablaré ahora de política. Mi opinión es que Piérola estará desprestijiado en quince días mas, i que no puede durar mucho su gobierno. E s t o iba a decírselo a U d . antes de lo que ha sucedido ayer, pero ahora lo digo con mayor razón. A y e r puso presos a todos los periodistas, incluso el canónigo Tobar i el editor de L A P A T R I A , doctor Solar, porque los periódicos salieron sin la firma que exije el llamado estatuto provisorio. A u n q u e algunos creen que Tobar i Solar no han hecho mas que una papelada para que el golpe caiga mas recio sobre los otros, es difícil creer que se hayan prestado a sufrir un vejamen por sumisión al a m o . Las facultades omnímodas lian desagradado a toda la jente sensata. Piérola no tiene sino su antiguo círculo i alguna parte del pueblo pegado a él, porque cree que va hacer la guerra; pero si él ha subido con esta bandera, porque no podia hacer otra cosa, no le veo ni el arranque ni el desprendimiento que para hacerla de veras necesitaría manifestar. E l que quisiera hacer de veras la guerra, no tendría tiempo para pensar en estatutos provisorios, ni en el lujo de siete secretarios, ni en reformas interiores que no llevan a aquel grandioso fin. E l aprovisionamiento del ejército del Sur, la disciplina del de Lima, el estudio de la topografía de esta capital para el caso de combate con el enemigo, la indispensable campaña sobre Tarapacá, son medidas para las que no le alcanzaría el tiempo a un vasto espíritu. E l que piensa en otras cosas, no puede pensar de veras en la guerra. E l nombre de L d . se hace aquí cada dia mas aceptable, no solo porque los actos d e U d . , que ha revelado la prensa, han sido del agrado universal, sino porque las facultades omnímodas i sus consecuencias lo señalan a U d . como la persona destinada a restablecer el imperio de la Constitución i de las leyes, m u c h o mas si triunfa U d . c o n su ejército de los enemigos. T

Pero Piérola, que no puede dejar de conocer que si U d . triunfa de los enemigos, su poder desaparecerá en el instante, hará todo lo posible por privar a U d . de los medios de acción i retardará, por lo m i s m o , la guerra cuanto pueda, con gran riesgo cíe la cansa nacional. Quiera Dios que me equivoque. D e s g r a c i a d o país en que hasta, el h o n o r nacional s e sacrifica a los intereses i a m b i c i o n e s personales. La conducta de U d . es h o i r e c o n o c i d a i aplaudida p o r todos. A U d . lo m a n d a r o n a A r i c a , c o m o a u n destierro, para ñ o darle el m a n d o d e la escuadra, i U d . aceptó sin trepidar ni murmurar. Las circunstancias l o h a n elevado a U d . a una posición culminante. Está U d . a la cabeza d e u n ejército que h a visto U d . formarse a su rededor, q u e h a formado U d . en gran parte, q u e c o n o c e U d . , en d o n d e tiene Ud. crédito, estimación i simpatías, q u e p o r lo m i s m o sabrá U d . manejar i dirijir m e j o r q u e otro alguno; c o n o c e U d . el territorio en q u e h a d e moverse i los m e d i o s de conducirlo; pero p o r que U d . n o sea quien c o n d u z c a a ese ejército a una victoria segura, se le h a n puesto i pondrán todas las trabas posibles, n o obstante sü nombramiento de Jeneral en Jefe. Tales s o n mis temores. R e p i t o , Dios


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quiera que m e equivoque. Pero, para el caso de n o e q u i vocarme, le aconsejo q u e esté U d . m u i alerta, q u e proceda U d . c o n m u c h a mesura i m u c h a m a ñ a a fin de obtener Ud. t o d o lo q u e necesite i p o d e r marchar, c u a n d o m e n o s se piense, sobre el enemigo. Si U d . venciese a los c h i l e nos, todas las rivalidades desaparecerían c o m o el h u m o . Le confieso a U d . c o n verdad que si Piérola diese m u e s tras de querer hacer la guerra d e veras, y o seria pierolista; pero estas muestras deberían ser la protección rápida e inmediata al ejército del Sur, la abdicación d e miras personales i. la administración pública c o n f o r m e a las leyes, n o c o n f o r m e a su absoluta v o l u n t a d ; la dedicación de t o d o su tiempo a los asuntos del ejército i n o a tontorías sobre reforma de ministerios u otras de orden d o m é s tico, que.ni sabrá hacer, ni logrará hacer, i c o n las cuales solo conseguirá perder el tiempo, perder su propia r e p u tación i perder al país entero. .Piérola t o m a la guerra solo c o m o bandera política, n o c o m o arranque del corazón, i quiere dirijirla él m i s m o . Primero es su persona, después la guerra. N o se espedicionará sobre Tarapacá hasta que él n o se p o n g a al frente del ejército, i él n o se pondrá al frente del ejército hasta que no tenga f o r m a d o el segundo ejército del Sur, al mando de Beingolea u otro, ejército que le pertenecerá. Entretanto, los chilenos i las calamidades de una situación tirante nos devoran. La guerra d e Piérola será a U d . i a los chilenos. Esta es la m i s m a guerra que queria hacer el G o b i e r n o i g a b i nete que acaban de caer. C o m o para la realización de este plan tiene que pasar algún tiempo, si U d . pudiera, entretanto, dar u n g o l p e seguro al e n e m i g o , toda la fantasmagoría actual de L i m a desaparecería. Iba a hablarle a U d . sobre el conflicto que podia traerle el ejército boliviano i la presencia de l ) a z a , c u a n d o h e leido en el periódico q u e éste ha sido depuesto, que Camacho tiene hoi el m a n d o i U d . el de los dos ejércitos. No sé si este C a m a c h o fué uno de los d e la retirada de Camarones, n o sé si el ejército de Bolivia t o m e una actitud digna de inspirar confianza i de borrar las faltas p a sadas, pero si así fuese, U d . podría reunir hoi 12,000 hombres. C ó m o abastecer este ejécito, c ó m o vestirlo i calzarlo, cómo llevarle víveres i agua en las c i n c o j o r n a d a s hasta Tiliviche, es un punto que un G o b i e r n o de buena fe en Lima lo resolvería pronto, en vez d e pensar en cuatro ejércitos mas i otras utopias; lo resoveria pronto, i en dos meses mas los chilenos estarían fuera del territorio. Si Bolivia procediera de buena fe, haría que esos m i s m o s dispersos de San Francisco formasen otro ejército q u e se descolgase de Oruro sobre Tarapacá, al m i s m o tiempo que Campero amenazase a Antofagasta, o m e j o r q u e A n t o f a gasta amenazase por Huata-condo a Pica i la retaguardia del enemigo. El problema de la R e p ú b l i c a está en el ejército del Sur. El ministerio que ha caido habia encargado a E u r o p a considerable n ú m e r o d e rifles, ametralladoras i cañones, dicen que para hacer la guerra a M o n t e r o i a los chilenos i establecer una dictadura. Piérola los h a ganado por la mano, i dicen q u e seguirá la m i s m a política. D i c e n t a m bién que Piérola n o quiere buques de guerra, que n o hará mas que la guerra terrestre, i q u e los armamentos nos vendrán por el rio A m a z o n a s , d e b i e n d o ponerse espeditos inmediatamente los caminos que lleven al mas inmediato afluente navegable. Esta idea del A m a z o n a s fué de M a riano Felipe Paz Soldán, desdo el tiempo de Prado. P r o bablemente se la ha d i c h o a su pariente Manuel F r a n c i s c o Benavides, que es pierolista. i éste se la h a b r á trasmitido a Piérola. Esta es una mera conjetura. Entretanto vienen armas por el A m a z o n a s , en P a n a m á hai embancadas gran n ú m e r o ; i, a propósito de Panamá, ya sabrá U d . el desarme de la l a n c h a - t o r p e d o . Primer e n sayo de Arístides Vial, r e c o m e n d a d o para marino p o r J o s é Joaquin Inclan. Era el segundo de la nave.

CUARTO.

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P u e d o asegurarle que tiene U d . u n gran partido en Lima, i que numerosas personas de la m e j o r posición m e h a n hablado de U d . en términos m u i claros. N o las m e n c i o n o , porque n o d e b o c o m p r o m e t e r a los riesgos de una carta mas n o m b r e que el m i ó , pues, aunque ella es reservada i U d . n o d e b e mostrarla, p u e d e una casualidad h a cerla caer en manos enemigas. Si d e los departamentos vienen protestas contra las facultades o m n í m o d a s c o n firmas respetables, seria u n gran paso en favor d e l Perú. Espresiones al coronel José La Torre, Canevaro, Melgar i Bailón i demás amigos, i U d . c u e n t e c o n el afecto de su siempre adicto. MARIANO ALVAREZ. Al señor Contra-almirante clon Lizardo Montero.

LAS

RELACIONES ENTRE PIÉROLA I MONTERO. (Editorial de E L FKRROCARRIL de Santiago.)

Una carta confidencial de don Mariano Alvarez al contraalmirante Montero, que ha caido en poder de nuestro ejército, arroja plena luz sobre la dictadura Piérola i sns propósitos. E l señor Alvarez ha figurado en otra época c o m o Secretario de Estado de la administración Prado, i últimamente ha ejercido cierta influencia en los movimientos políticos de su país. Sus apreciaciones sobre los hombres i sucesos de actualidad son, sin disputa, una fuente autorizada de informaciones. E l señor Alvarez vive en contacto con los círculos políticos que dividen la opinión peruana, i toma parte activa en el desarrollo de los acontecimientos. Las medidas de la dictadura i su actitud con relación a la organización militar, corroboran, por otra parte, la exactitud de sus apreciaciones. Por los datos que suministra la carta, se viene en cuenta dt; que la proclamación de la dictadura en L i m a era el pensamiento dominante en los partidos políticos. L a caida de la administración Prado era una cosa resuelta por todos los partidos. E l gabinete derribado por Piérola se p r o p o nía realizar un golpe de Estado análogo al encabezado por éste. Apcsar de la aparente conformidad con que el contraalmirante Montero aceptó la dictadura Piérola, el hecho es que entre ambos caudillos media, en realidad, un abismo. Piérola ha tenido que contemporizar con la dirección del ejército del Sur encomendada a Montero, pero viendo en este caudillo un rival para el ejercicio del mando S u p r e mo. Desde que asumió la dictadura, el plan de Piérola no ha sido reforzar el ejército del Sur sino organizar apresuradamente otro ejército en Lima que pueda contrabalancear la influencia de aquél. Mientras Piérola no forme ese nuevo ejército, no se cree seguro de la. dictadura. E l contra-almirante Montero, por su parte, necesitando de recursos i ausilios de L i m a para el sostenimiento i p r o visión del ejército a sus órdenes, ha tenido también que aceptar el orden de cosas proclamado en aquella ciudad, reservándose proceder después c o m o mas convenga a sus t r o p ó s i t o s e intereses personales. El ejército del Sur, a las órdenes de Montero, i el q u e form a Piérola apresuradamente en Lima, encargando de su organización i m a n d o a los jefes i oficiales mas adictos a su causa, son en realidad d o s fuerzas rivales i calculadas para zanjar una gran cuestión d e política interna. L o s partidarios de Montero n o se e q u i v o c a n acerca de las i n tenciones del dictador, c o m o lo manifiesta la carta de q u e nos o c u p a m o s . Los actos de Piérola prueban también q u e éste c o m p r e n d e los propósitos i espectativas de sus a d v e r sarios. Es un h e c h o que los círculos políticos p r e d o m i n a n t e s en el Perú no pueden perder de vista los intereses personales, i q u e la cruda guerra en que han vivido perpetuam e n t e ha establecido entre ellos divisiones tan profundas,


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GUERRA

DEL PACIFICO.

que n o es posible sean salvadas d e un m o m e n t o a otro, apesar de la gravedad d e los peligros esteriores. El sistema d e c o m b a t e i persecución contra los a d v e r sarios, a d o p t a d o d e s d e la inauguración d e la dictadura, no puede m e n o s d e traer perturbaciones i aumentar cada dia mas la desconfianza i el recelo d e los hombres q u e s o n blanco obligado de los rigores del dictador. Estando íntim a m e n t e ligados los intereses personales a los políticos, d e s d e q u e la posesión del p o d e r en el Perú h a sido una esplotacion del Estado por ciertos círculos, la pérdida d e la influencia política importa en realidad un desastre i hasta la ruina d e las fortunas privadas de aquéllos q u e se ven alejados del poder.

Habiéndose apoderado del ferrocarril, se dirijió en dos trenes a la ciudad de Moqnegua, cuya rendición exijió. L a guarnición de esta plaza, compuesta de 500 milicianos, se retiró inmediatamente, durante la noche, con su jefe, un señor Chocano, qne pocos dias antes había encabezado i hecho triunfar una revolución en favor de Piérola. U n parlamentario anunció al jefe de las tropas chilenas que podia entrar i ocupar la ciudad. A las 8 de la misma noche, un destacamento de 210 hombres ocnpó a Moqnegua sin resistencia. El resto de la pequeña división penetró al dia siguiente hasta l a plaza principal, donde la banda de música t o c ó l a canción nacional chilena en medio de una numerosa concurrencia de vecinos.

D e ahí nace ese anhelo c o n q u e cada nueva administración en el Perú se apresura a sacar t o d o el partido posible Habiendo el comandante Martínez convocado a las perde su paso p o r el poder, a fin de reparar los golpes inferisonas mas notables del público, nombró jefe civil de la dos a sus sostenedores por las administraciones ante- ciudad al presidente del concejo provincial i pidió víveres riores. La dictadura Piérola, procurándose a t o d o trance para su tropa, los cuales le fueron dados inmediatamente fondos i realizando contratos tan onerosos para el Estado, por la autoridad. n o ha h e c h o mas que seguir el procedimiento tradicional L o s estranjeros residentes en Moqnegua solicitaron i de todos los Gobiernos. obtuvieron la formación de una guardia urbana. El dictador Piérola, c o m o t o d o g o b e r n a n t e del Perú, Nuestra corta división regresó de Moqnegua a l i o a las necesita robustecer la influencia d e los h o m b r e s d e su 4 P. M . del dia 2 de Enero. círculo, haciéndoles realizar sin tardanza gruesos p r o v e E l enemigo habia mientras tanto preparado deterioros c h o s q u e sirvan para contrarrestar las eventualidades d e l intencionales en el ferrocarril para cansar la ruina de nuesporvenir. Esos contratos i esas especulaciones son la base tras tropas; pero la previsión del comandaute Martínez de la existencia d e los partidos políticos. L o s correlijio- evitó todos estos peligros i supo emplear oportunamente narios, enriquecidos p o r una administración, son otras los materiales que llevaba dispuestos para remediar los tantas influencias para r e a c c i o n a r e n los dias de la adverdeterioros del ferrocarril. sidad. Nuestra división se embarcó en l i o el 2 de Enero con La organización del ejército i la distribución d e los dirección a Pisagna, adonde ha llegado sin novedad. graneles puestos militares, obedece, ante todo, a ese interés E s t a atrevida i feliz esenrsion de nuo de los batallones político. La dictadura Piérola, así c o m o la administración del rejimiento Lautaro, al través de nn territorio ocupado anterior i todas las q u e se han sucedido en el m a n d o s u p r e por numerosas fuerzas enemigas, n o necesita de comenm o , forma h o i u n ejército para servir su causa i reemplaza tarios. c o n sus adictos a los jefes i oficiales d e las administracioCasi simultáneamente entraron en Pisagna el Blanco, nes pasadas. E l contra-almirante M o n t e r o hace, por su el Amazonas i el Loa, de sus correrías por las costas separte, otro tanto. Sostiene a los jefes i oficiales q u e p u e tentrionales del Perú. den servir sus propósitos. La organización militar se s u L o s principales resultados de esta espedicion marítima bordina en todas partes a los intereses i ambiciones persohan sido la destrucción de los muelles i de las lanchas en nales d e los diversos círculos políticos. las islas de L o b o s i la captura de una gran lancha-torpedo, C o m o lo deja entrever la carta dirijida al c o n t r a - a l m i - que mide 100 pies de largo i que ha costado al Perú rante Montero p o r su correlijionario político el señor 100,000 soles. Alvarez, la política militar d e la dictadura está c i r c u n s Nuestros buques signen manteniendo con la mayor escrita a formarse u n ejército adicto, c o n prescindencia d e trictez los bloqueos de Arica, l i o i M o l i e n d o . las consideraciones d e interés nacional. La guerra contra Chile viene siendo para el dictador, c o m o para M o n t e r o , MIGUEL LUIS AMUNÁTEGUI. u n m e d i o d e asegurarse la posesión del m a n d o s u p r e m o Al señor Intendente de Valparaíso. en su país. El señor A l v a r e z escita a Montero para realizar un g o l p e feliz contra el ejército chileno, a fin de der(Telegrama de Antofagasta, recibido a las 11.30 A. M.) ribar la dictadura Piérola. Las revelaciones contenidas en este curioso d o c u m e n t o , Santiago, Enero 12 de 1880. manifiestan, p o r lo q u e respecta a los intereses de la guerra, q u e la situación, lejos d e cambiar en el Perú c o n Las únicas noticias i pormenores que han podido recoel trastorno constitucional, solo ha l o g r a d o tomar un jerse de buena fuente, son los qne signen: carácter mas grave i delicado. La influencia d e los intereCuando el comandante don Arístides Martínez llegó al ses políticos internos, lejos d e ser garantía d e reparación puerto de l i o con uno de los batallones del Lautaro, cayó para los desastres, prepara una organización militar mas tan de sorpresa, que los empleados del ferrocarril ocupadébil i precaria q u e la destruida en Tarapacá. ban sus puestos, i cuando los chilenos se acercaron al tren, esos empleados hicieron los cambios c o m o si se tratara de amigos. A l llegar a l a estación de M o q n e g u a , los nuestros sorprendieron en la sala de espera a una familia compues'Primera espedicion del ejército chileno a Moqnegua. ta de niñas decentes, buenas m o z a s , que se alarmaron mucho c o n la presencia de los soldados invasores. Hubo TELEGRAMAS. llantos i desmayos, pero viendo luego que les guardaban toda especie de consideraciones, se hicieron mui amigas cou ( A l a 1.30 P. M.) los oficiales. Santiago, Enero o de 1880. Varios soldados de la guarnición de Moqnegua, que eran Por telegramas oficiales del Norte, que acaban de reci- guardias nacionales, fueron llegando a la estación enteramente confiados, i tomando a los chilenos por peruanos, birse, se saben las siguientes noticias: les daban palmaditas en los hombros en señal de amistad. U n a pequeña división de 500 hombres, al mando del Solo salieron del error cuando, con gran sorpresa suya, se teniente coronel don Arístides Martínez, desembarcó sin resistencia en el puerto de l i o al amanecer del 31 de D i - les declaró que quedaban prisioneros. L a concurrencia que presenció en la plaza de Moqnegua ciembre.

XXVI.

1


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la entrada de nuestra pequeña división, fué tan numerosa, que aquello parecía un Dieziocho de Santiago. Nuestros valientes se regalaron abundantemente con el esquisito vino de aquellos lugares. L o s moqueguanos d e clararon que nuestras tropas eran muí moderadas para ser conquistadoras. El bloqueo del puerto de l i o bre, i el de Moliendo el 2 9 del L a lancha-torpedo apresada doce millas, trabajando con un estaba descompuesto. Con los de dieziocho a veinte millas.

TELEGRAMAS

principió el 1 2 de D i c i e m m i s m o mes. por el Amazonas, andaba solo cilindro, porque el otro dos cilindros podrá andar

PERUANOS.

(Recibido de Locumba el 3 de Enero de 1880, a las 8.6 A. M.)

Señor prefecto de T a c n a : A c a b a de llegar u n p r o p i o de M o q u e g u a c o n la c o m u nicación siguiente: Moquegua, E n e r o 2 de 1 8 8 0 . — S e ñ o r c o m a n d a n t e d o n Leónidas Barrios. Las fuerzas chilenas, en n ú m e r o de 6 0 0 h o m b r e s , sorprendieron la pequeña fuerza de P a c o c h a , i a p o d e r á n d o s e inmediatamente del tren después de haber c o r t a d o la línea telegráfica, lograron avanzar a ésta en la n o c h e del 3 1 del pasado, p o r c u y a razón p r o c u r é c o l o c a r m e c o n las fuerzas de m i m a n d o , inferiores a aquéllas, en una posición superior a la que ocuparon. N o p u d i e n d o a c o m e t e r nos i hostilizados p o r el p u e b l o , se retiraron en la tarde de ayer en bastante desmoralización al valle de esta c i u dad, a p r o v e c h a n d o de las máquinas que estaban en su p o der, i acabo de recibir aviso que c o n t i n ú a n su m a r c h a a Pacocha. E n este m o m e n t o , la 1 P. M., h e m a n d a d o rectificar la línea telegráfica a ese p u n t o i p o r telegrama a v i saré a U d . si es o n ó c o n v e n i e n t e que las fuerzas de I t e , que han v e n i d o a unirse c o n las d e su m a n d o , c o n t i n ú e n o nó su viaje a P a c o c h a , por lo que d e b e n estar listas esperando siempre m i aviso, que en el caso de n o poderse restablecer la c o m u n i c a c i ó n telegráfica lo haré por espreso. Sírvase pasar por telegrama el c o n t e n i d o de este oficio al señor jeneral M o n t e r o , j e f e superior político, i militar de los departarmentos del Sur. Dios guarde a U d . — J U L I O CÉSAR C H O C A N O . — L e ó n i d a s Barrios. Locumba,

Enero

4 de

1880.

Señor Prefecto de Tacna: El 1. ° se fueron los chilenos a las 2 P. M . , después de haber c o m e t i d o escesos de t o d o j e n e r o en el c a m po. Llegaron a Chamas,i e n c o n t r a n d o desrielado el c a m i n o , pasaron toda la n o c h e c o m p o n i é n d o l o , i han destrozado toda esa parte del valle, m a t a n d o e h i r i e n d o cuinos. Diez i seis horas después bajó C h o c a n o de los Alíjeles por repetidos propios que se le h i z o ; llegó c u a n d o nada se pudo hacer, p e r d i e n d o la o p o r t u n i d a d brillante de h a berlos destrozado en la n o c h e , a p r o v e c h a n d o de su c o m pleta embriaguez. A n o c h e ha llegado propio. C o m u n i c a que desembarcan 2 , 0 0 0 chilenos, i se preparan a m a r char por el H o s p i c i o para ir a atacar todas las fuerzas que se encuentran en su tránsito, hasta llegar a Tacna, d e j a n do la correspondiente g u a r n i c i ó n en el H o s p i c i o . Chocano c o n su j e n t e se ha retirado n u e v a m e n t e , d e jando esta p o b l a c i ó n en c o m p l e t o a b a n d o n o . El terror i el espanto se han a p o d e r a d o de todos al ver los desacertados pasos que se vienen e j e c u t a n d o . Soi tu atento h e r m a n o .

CUARTO.

289

PARTES OFICIALES CHILENOS. PRIMERA

ESPEDICION A ILO I

Pisagua,

MOQUEGUA.

Enero

4 de

1880.

Señor Ministro de la Guerra: C ú m p l e m e el h o n o r de dar c u e n t a a V . S. del resultado de la espedicion que, c o n fecha 2 9 de D i c i e m b r e ú l t i m o , t u v o a bien confiarme para operar sobre el puerto ele l i o a Pacocha. A las 4 . 3 0 P. M. de aquel dia se embarcaron en el trasporte Copiapó el s e g u n d o batallón, c o m p u e s t o d e 5 0 0 plazas, del rojimiento Lautaro, un piquete de 1 2 h o m b r e s de caballería i algunos pontoneros, e hicieron ruta al N o r t e , c o n v o y a d o s p o r la corbeta O'Iliggins, a las 1 2 . 4 0 A . M. del dia 3 0 . Y o m e e m b a r q u é en la O'Iliggins que, d e b i e n d o llegar antes, m e permitiria estudiar los alrededores del p u e r t o , c o m o en efecto sucedió. A las 1 1 P. M. entró el Copiapó, al cual m e trasladé para dictar las órdenes i disposiciones que debían observarse en el p r ó x i m o ataque. H i c e trasladar a la corbeta O'Iliggins 1 5 0 h o m b r e s que, al m a n d o del capitán d o n N i c o m e d e s Gacitúa, debía desembarcar en la caleta d e l i o i avanzar s i m u l t á n e a m e n t e c o n las que t o m a b a n p i é en el lado Suroeste de P a c o c h a hasta llegar a este puerto. A las 4 A . M. del 3 1 , efectuamos el d e s e m b a r c o p o r el N o r t e i Sur, i a las 5 teníamos c i r c u n d a d a la c i u d a d p o r nuestras tropas, que avanzaron rápidamente, a p o d e r á n dose, a su paso, d e la estación del ferrocarril i de las primeras casas. Por las primeras personas que hice c o n d u c i r a m i presencia, supe que hacia algunos días que 2 5 0 h o m b r e s do los que guarnecían el puerto, se habían retirado a M o q u e g u a , i que n o debían quedar aquí mas d e 2 5 . N o obstante, por si aquello n o era verdad, t o m é todas las precauciones para dirijir el ataque sobre el cuartel, que e n c o n t r a m o s vacío, p o r q u e ese piquete habia h u i d o al sentir algunos disparos que las fuerzas que d e s e m b a r caron por el N o r t e h i c i e r o n sobro algunos bultos q u e divisaron en la plaza. Dirijí i n m e d i a t a m e n t e mis indagaciones a saber q u é fuerzas podia haber en M o q u e g u a , el lugar que o c u p a b a n en la ciudad, i a Completar el c o n o c i m i e n t o do la t o p o grafía de los alrededores, c a l c u l a n d o las ventajas de las posiciones que podía elejir. S u p e q u e en aquella c i u d a d n o habia mas de 4 5 0 milicianos, que estaban acuartelados, i calculé todas las ventajas que p o d i a darme la s o r presa de u n ataque que n o podian esperar, puesto que d e antemano habia sido destruida la c o m u n i c a c i ó n telegráfica, que era la única vía que podia anticipar la noticia a m i llegada. Resolví, pues, ejecutar una operación sobre aquel p u e blo, c o n s u l t a n d o de antemano, según las instrucciones de Y S., al c o m a n d a n t e de la corbeta Cliacabu.ro. d o n Osear Yiel. D o s l o c o m o t o r a s estaban listas desde las 1 1 A . M., según orden que para ello habia d a d o el injeniero m e c á n i c o d o n F e d e r i c o Stuven, pero no p u d o efectuarse la partida hasta la 1 . 3 0 P. M., por diversas circunstancias. A esta hora nos pusimos en marcha, o c u p a n d o dos trenes, i c o n d u c i e n d o el primero el señor Stuven, j u n t o c o n el j e f e de la maestranza del ferrocarril, i el s e g u n d o por un m a q u i insta del m i s m o . N i n g ú n tropiezo t u v i m o s en nuestra m a r c h a , hasta que a las 7 . 3 0 P. M. nos hallamos en la estación Puente, q u e está a las puertas de M o q u e g u a . D e s d e allí dirijí al p r e fecto de la provincia la n o t a siguiente, que le envié c o n un» e m p l e a d o del ferrocarril que t o m a m o s en H o s p i c i o , d o n d e de paso destruimos el telégrafo que une M o q u e g u a a Arica: COMANDANCIA EN JEFE D E LA DIVISIÓN ESPECIAL ESPEDICIONARIA.

MARIANO ZAPATA.

Suburbios

de Moquegua,

Diciembre

31 de

1879.

A las puertas de la c i u d a d que V. S. gobierna, a la c a TOMO i i — 3 7


290

GUERRA

DEL

beza de una división del ejército de Chile, estimo c o m o u n deber de h u m a n i d a d hacerle presente que si en el término preciso e improrogable de una hora n o pone V . S. a mi disposición t o d o el a r m a m e n t o , municiones, jefes i oficiales del ejército regular q u e haya en esa, m e veré en la dura necesidad de b o m b a r d e a r i asaltar la c i u d a d de Moquegua, que quedará en la desastrosa c o n d i c i ó n de un p u e b l o t o m a d o a sangre i fuego. Igual cosa haré, si noto que se forman agrupaciones de soldados o parte del p u e b l o c o n ánimo hostil para la tropa que c o m a n d o , aunque n o haya trascurrido el tiempo q u e fijo. Dios guarde a V . S. A.

MARTÍNEZ.

Al señor Prefecto Je la provincia de Moquegua.

daños, que debe evitarse en una guerra humanitaria como la presente, i sobre todo, cuando V . S. no ha encontrado la menor resistencia en esta plaza. Dios guarde a V . S., señor comandante jeneral. J.

B.

POMAREDA.

Al señor Comandante Jeneral de la división de operaciones del ejército de Chile.

A la que di la contestación siguiente: Moquegua,

Enero

1. °

L a entrada se h i z o t o c a n d o la c a n c i ó n nacional, c o n la tropa formada en c o l u m n a i llevando por los flancos tiradores en guerrilla. Llegados a la plaza principal, d o n d e habia reunida una gran cantidad do personas, c o n v o q u é a los notables de la ciudad, que se apresuraron a reunirse en n ú m e r o bastante considerable, i habiéndoles manifestado que la o c u pación militar que acababa de efectuar n o quería que fuera causa de perturbación del orden público, el que, al contrario, deseaba establecer rigurosamente, i eso bajo la inspección inmediata de autoridades locales, c o n las que, por otra parte, pudiera entenderme, llegamos a c o n v e n i r q u e quedaría establecida esa autoridad en la j u n t a o c o n c e j o departamental, bajo la presidencia del señor José Benigno Pomareda. L u e g o pedí que el pueblo contribuyera al sostenimiento de mi tropa c o n carne, cebollas, pan, etc., lo que m e fué inmediatamente remitido al c a m p a m e n t o del Puente, a d o n d e iba a hacer bajar las tropas que tenia en el A l t o de la Villa. P o c o después, recibí una nota del presidente del c o n c e j o departamental, que dice testualmente: CONCEJO DEPARTAMENTAL.

Enero

1. °

ele 1880.

Señor Comandante Joneral: Fundado en la oferta ele V . S. en conferencia qne tuvimos en la mañana en esta plaza, me dirijo a V . S. afín de que se sirva dictar las órdenes convenientes para que la fuerza de su mando no esté diseminada en la ciudad, causando algunos

ele

1880.

Inmediatamente va tropa a buscar a los soldados dispersos; i para evitar que vuelva a suceder igual cosa, haré alejar el campamento de mi división. Dios guarde a V. S. A.

Y e r b a l m e n t e hice saber al mismo prefecto que e s p e raba su contestación hasta las 9 P. M. A esa hora un centinela hizo c o n d u c i r a mi presencia u n parlamentario que venia de la ciudad, el cual, a n o m b r e de la autoridad, m e dio a saber que n o teniendo tropas suficientes para resistir a mis fuerzas, se m e rendía aquella sin resistencia. Insistí en que se m e hiciera entrega de las armas, c o m o habia p e d i d o en mi nota; pero se m e dijo que a q u e lla no habia llegado a su destino, i habiendo r e m i t i d o un d u p l i c a d o , prometí esperar la contestación antes de atacar el pueblo. A la madrugada del 1. ° de Enero, n o hab i e n d o tenido respuesta a mi nota, h i c e disparar d o s cañonazos por e n c i m a de la ciudad, c o n 2 piezas A r m s trong, que habia llevado de las corbetas, i que iban a cargo del teniente 2. ° señor Silva Palma. . P o c o después, algunos vecinos vinieron hasta las avanzadas del Puente a decir q u e n o tiráramos sobre el p u e blo, porque la tropa que en él habia la n o c h e anterior, habia fugado en dirección a Torata, i que p o d í a m o s tomar posesión sin resistencia. A s e g u r a d o de que esa era la verdad, hice entrar por el lado del Poniente un piquete de 40 h o m b r e s , a cargo del capitán Díaz Gana, i dirijidos por el señor Stuven, mientras por el Sur hacia entrar 200 h o m b r e s , bajo el m a n d o inmediato del m a y o r del Lautaro, señor R a m ó n Carvallo, i a c u y a cabeza iba y o c o n - 1 0 Granaderos a caballo, llevando de ayudante al teniente Silva Palma.

Moquegua,

PACIFICO.

MARTÍNEZ.

Al señor Presidente de la Junta Departamental.

E n seguida se me presentó una comisión trayéndome la siguiente solicitud:

de estranjeros

Moquegua, Enero 1. ° de 1880. Señor: Los que suscriben, estranjeros comerciantes en esta plaza, ante V . S. respetuosamente nos prensentamos i decimos: que en la mañana de hoi hemos presenciado que V . S cou las fuerzas de su mando ha tomado posesión de esta plaza, manifestando el m o d o de que se constituya debidamente; c o m o esto a i m no sucede i no sucederá no sabemos basta cuando, nosotros, vecinos pacíficos, neutrales, comerciantes e independientes, no obstante las garantías que nos otorga nuestro derecho inherente de estranjeros, pedimos a V . S. la protección correspondiente qne todo país civilizado otorga, i ponemos en su alto conocimiento que nos constituim o s en guardia urbana, para que nos autorice para ello con el objeto que tenga la fuerza moral bastante, si material no puede realizarse, en el caso alguno que se presente. E n esta virtud, a V . S. pedimos i suplicamos se nos otorgue c o m o pedimos. D i o s guarde a V . S . — A u g u s t o Minuto. — Cavagnaro i Carcella. —Juan Solar i. — Enrique Hay den.—Lorenzo liaggio.—Juan A. Malatesta.—José Qucirolo.—Santiago Solari.—José Otrata.—Juan C/iessi.—Santiago Vignolo. — Cayetano Barbieri.—Benito Rossello.—Antonio Vincava.— Anjel Gherssi.—A.ndreo Paulo.—Juan. Martínat.—• José Pagano.—Eduardo I'olta i B. Cario. Al Jefe superior militar de las fuerzas chilenas en posesión de esta plaza.

A la que proveí: Moquegua,

Enero

1. °

de 1880.

V i s t a la solicitud anterior, i considerando que el abandono de esta . población por parte de las autoridades antes constituidas, la deja espnesta a todo jéuero de depredaciones de parte de los malhechores, se autoriza para formar la guardia urbana que los solicitantes indican, en apoyo de las nuevas. MARTÍNEZ.

A las 4 P. M. de eso mismo dia me puse en marcha hacia l i o cou las tropas, i uua hora después sufrimos un desrielamiento a cansa de la estraccion de tres rieles, que mal intencionados, qne vimos huir, sacaron de la línea. Inmediatamente mandé un piquete de 25 hombres de infantería i 10 Granaderos, que castigaron con la muerte a los criminales. Hice en seguida marchar adelante, recorriendo la línea, a los Granaderos a caballo; i no tuvimos otros tropiezos que el haber encontrado vacía i desarmada la bomba del estanque de Conde i un riel mas, estraido en Calalnma, todo lo que fué reparado en poco tiempo. A las 8.30 A. M. del dia siguiente 2 de Enero, estuvimos en l i o , a d o n d e puse en libertad a todas las personas que allí habia dejado detenidas, i a las q u e c o n d u c í a del interior.


CAPITULO

Ese m i s m o dia reuní a los principales v e c i n o s de U o , i dicté la siguiente disposición, q u e fué firmada por las personas que se indican, en prueba de adhesión a ella: lio,

Enero

2 de

1880.

El c o m a n d a n t e en j e f e d e las fuerzas chilenas que han ocupado militarmente la p r o v i n c i a litoral de M o q u e g u a , autoriza a los vecinos de este p u e r t o para que organicen i establezcan una guardia urbana, q u e c u i d e de la s e g u ridad pública. El vecindario q u e d a representado, c o n tal objeto, p o r a c u e r d o de los principales vecinos, por el señor Eduardo H e n r y , quien llevará a c a b o la organización de dicha guardia urbana. F i r m a d o . — M A R T Í N E Z . — R . Llosa. —Eduardo ÍTenry.— Ulises Lunz Dadrto.—Juan Davecci. — Juan Alalia.—Juan Hunchtu.— C. de la Flor.—Miguel Agazzi.—Aurelio B. Villarruel.—I). Valcarcel.— Enrique FJezez.—/. G. del Piélago.-—Anjel Garco.—IJ. Welchivin.— Vicente Melcinarrí.

En la tarde del m i s m o dia, después de haber inutilizado las l o c o m o t o r a s para el e n e m i g o , n o h a b i e n d o y a operación fructuosa que hacer en aquella parte del territorio, i conforme c o n las instrucciones de V. S., o r d e n é que se embarcara la tropa para hacerla regresar a este puerto. En toda esta espedicion n o t u v i m o s mas desgracia que lamentar que la muerte de un sarjento del Lautaro, por una bala escapada casualmente del fusil de u n s o l d a d o , como consta del sumario indagatorio instruido al efecto, que orijinal elevo a manos de V. S. Me h a g o un deber en r e c o m e n d a r a la atención de V. S. los servicios prestados p o r el m a y o r Carvallo, c u y a c o n tracción para observar el r é j i m e n i disciplina militar es muí loable; los servicios prestados por d o n F e d e r i c o S t u ven, c o m o injeniero m e c á n i c o i c o m o c o n d u c t o r i ejecutor de diversas órdenes de importancia, en t o d o lo que d e s plegó actividad e intelijencia; i por fin, a los oficiales i tropa del rejimiento Lautaro por la manera c o m o se han conducido. Mas p o r m e n o r e s e n c o n t r á V . S. en los partes que m e pasan el m a y o r señor Carvallo i el injeniero señor Stuven, que adjunto orijinales. Dios g u a r d e a -V. S. A.

MARTÍNEZ.

CUARTO.

291

dad. N o h u b o mas incidente en esta operación que a l g u nos tiros disparados por la tropa que d e s e m b a r c a b a en la parte N o r t e , c r e y e n d o ver en la oscuridad tropa e n e m i g a oculta en las rocas. Cuarenta minutos después la c i u d a d se encontraba en nuestro poder sin resistencia, i habia h u i d o , a los disparos, la p e q u e ñ a guarnición que allí habia, compuesta, mas o m e n o s , de 25 hombres. A las 9 A . M. hice tocar a tropa i reunir el batallón en la plaza del p u e b l o , d o n d e se t o c ó el h i m n o nacional i en seguida lo acuartelé en la estación del ferrocarril. A q u í ocurrió el desgraciado i casual accidente q u e t u v e el sentimiento de c o m u n i c a r a U d . verbalmente i q u e dejaré c o n s i g n a d o en el presente parte. Hallándose el batallón f o r m a d o en c o l u m n a s por c o m p a ñ í a s en el recinto i n d i c a d o , o r d e n é a los capitanes hicieran descargar los riñes de sus respectivas c o m p a ñ í a s , i al efectuarlo, al s o l d a d o J o s é M. Santibañez de la 4 . c o m p a ñ í a , se le disparó su rifle, hiriendo en la cabeza al sarjento 2. ° de la 2. compañía, José Gregorio D o m í n g u e z , el cual m u r i ó instantáneamente. E n el m o m e n t o hice tomar preso al soldado S a n tibañez, i ordené se instruyera el correspondiente sumario, el cual t e n g o el h o n o r de adjuntar. 0 3

53

E n virtud de sus instrucciones para marchar c o n la tropa de mi m a n d o sobre la ciudad de M o q u e g u a , situada a setenta i o c h o millas hacia el interior del puerto de l i o , e m b a r q u é el batallón en dos c o n v o y e s del ferrocarril, a la 1 P. M. de ese m i s m o dia, i a las 7.30 P. M. n o s e n c o n t r a m o s a inmediaciones de esa ciudad, acampados en la parte Sur, c o n 3 c o m p a ñ í a s del batallón, i la 1. * al m a n d o de su capitán d o n I g n a c i o Diaz Gana, en la parte Norte. T o d a la n o c h e p e r m a n e c i ó la tropa sobre sus armas, c o n avanzadas c o l o c a d a s en los p u n t o s mas c o n v e n i e n t e s para impedir alguna sorpresa del e n e m i g o . Dispuse, a la vez, que un piquete de 25 h o m b r e s , al m a n d o del subteniente d o n Manuel del Fierro, hiciera un r e c o n o c i m i e n t o alred e d o r de la c i u d a d i aprehendiera a t o d o i n d i v i d u o que pretendiera entrar o salir de ella. F u e r o n t o m a d o s algunos paisanos, i p o r ellos m e impuse del n ú m e r o de las fuerzas enemigas, que n o subían de 400 a 500 h o m b r e s , al m a n d o de un señor C h o c a n o , prefecto de la ciudad. A l dia siguiente, al amanecer, avancé a i n m e d i a c i o n e s del pueblo a una distancia, mas o m e n o s , de m e d i o k i l ó metro, en la forma siguiente: 25 h o m b r e s de la 2 . compañía, al m a n d o del subteniente Fierro, se c o l o c a r o n en una falda del cerro que d o m i n a b a toda la ciudad; la 3. c o m p a ñ í a , al m a n d o de su capitán d o n Bernabé C h a c ó n , q u e d ó a retaguardia de la anterior para protejer la i z quierda de las fuerzas anteriores, i el resto de la 2. - c o m pañía, al m a n d o del teniente d o n José Gregorio R a m í r e z , sostenía nuestra retaguardia i custodiaba el c o n v o i del ferrocarril que nos habia c o n d u c i d o ahí i el puente i n m e diato que debia servir para el regreso de las fuerzas que se encontraban mas al N o r t e , compuestas de la 1. compañía, al m a n d o del capitán Diaz Gana, i parte de la 2 . c o m p a ñ í a , al m a n d o del teniente d o n Nícasio Molina, j u n t o c o n 2 piezas de artillería de la armada, En esos m o mentos, el subteniente Fierro, que estaba a cargo de la avanzada, aprehendió a un paisano que venia del p u e b l o a suplicarme n o hostilizase a sus vecinos, puesto q u e las fuerzas que defendían la c i u d a d habían h u i d o la n o c h e anterior, i c u y o n ú m e r o era el que h e i n d i c a d o a U d . A c t o c o n t i n u o d e j é en esa posición al capitán ayudante d o n J o s é A g u s t í n Echeverría c o n la orden espresa de sostener ese p u n t o i al m a n d o de las fuerzas mientras m e dirijia al c a m p a m e n t o d o n d e Ud. se encontraba, para p o nerme de acuerdo sobre el ataque de la ciudad. 1 3

TAllTE DEL M A Y O R DEL LAUTARO.

s

Al ancla, trasporte

" Copiapó,"

Enero

3 de 1SS0.

Tengo el h o n o r de pasar a U d . un parte detallado de las operaciones ejecutadas p o r el p r i m e r batallón del rejimiento Lautaro en la espedicion que, a las órdenes de Ud., zarpó c o n r u m b o a l i o . El 29 de D i c i e m b r e pasado, a las 4.30 P. M., p r o c e dí, en virtud d e instrucciones del señor Ministro d e la Guerra en campaña, a e m b a r c a r m e c o n el primer batallón, c o m p u e s t o de 500 plazas, en el trasporte Copiapó, poniéndome a las órdenes de U d . Zarpamos de este p u e r t o a las 12.30 A. M. del dia 30, i a las 11 P. M. del m i s m o dia nos e n c o n t r a m o s fondeados en lio. E n virtud de las órdenes verbales de U d . para efectuar u n d e s e m b a r c o a las 3 A . M. del dia siguiente, por el Norte i Sur d e la p o b l a c i ó n , dispuse que 150 h o m bres con el capitán de la 4 . compañía, don Nicomedes Gacitúa i sus correspondientes oficiales, lo efectuasen en la parte N o r t e del puerto, i el resto del batallón, al m a n d o del que suscribe, en la del Sur. A esa hora se p r o c e d i ó al embarque de las tropas en las e m b a r c a c i o n e s menores de la corbeta O'lliggins, Clia.cabuco i trasporto Copiapó. 5 3

A las 2.30, éstas, a v a n z a n d o a tierra simultáneamente por jos puntos indicados, saltaron en tierra cantes do aclarar i en el m a y o r orden; ambas divisiones, desplegadas en guerrilla,, fueron estrechando el circuito de la p o b l a c i ó n , a hn de sitiar las fuerzas enemigas q u e hubiese en la c i u -

1:3

1:3

M o m e n t o s después regresé n u e v a m e n t e para h a c e r avanzar, según sus instrucciones, las tropas que tenia colocadas al Sur de la ciudad, a fin de tomarla simultáneamente c o n las que se hallaban al N o r t e de ella. A las 7 A. M. penetraba al recinto de la ciudad el c a pitán D i a z Gana c o n 40 h o m b r e s , i, m e d i a hora después,


GUERRA

292

DEL

el que suscribe, c o n la 3 . i t compañías i la banda d e música a la cabeza, t o c a n d o el h i m n o nacional. A las 8 A . M., 200 h o m b r e s del batallón se encontraban en la plaza principal, descansando sobre sus armas sin haber disparado un solo tiro, en m e d i o del silencio mas profundo, i t o d o el p u e b l o que recorría las calles a la vista de nuestros soldados. D o s horas después, h a b i e n d o recibido orden de U d . para volver la tropa a sus posesiones primitivas, la hice desfilar por la plaza, t o c a n d o el h i m n o nacional i lanzando la tropa tres vivas a Chile. Llegados al p u n t o indicado, se tocó a rancho, i, c o n cluido éste, recibí la o r d e n de regresar a l i o , partiendo, a las 3 P. M., en el m i s m o orden que el dia anterior. U n a hora mas'tarde, se d e t u v o repentinamente la m á q u i n a del primer c o n v o i en la que marchaba c o n la mitad del batallón, desrielándose aquélla por la estraccion de tres rieles. E n ese m o m e n t o se vio huir j e n t e por el valle, la que fué perseguida por 20 infantes i algunos Granaderos, al m a n d o del subteniente d o n A l e j a n d r o D e l g a d o . Esta fuerza disparó sobre los fujitivos, h a b i e n d o m u e r t o 8 de ellos. 58

á

A las 10.30 P. M., estando la línea compuesta, c o n t i n u a m o s nuestra marcha, i a las 11 llegamos a la estación d e n o m i n a d a Conde. A h í encontramos el estanque q u e surte de agua las l o c o m o t o r a s c o m p l e t a m e n t e vaciado por el enemigo e inutilizada la b o m b a que lo llenaba. A las 3. A . M. del dia siguiente p u d i m o s continuar nuestra marcha, i a las 5 v o l v i m o s a interrumpirla por haberse encontrado un riel menos, el q u e fué repuesto en p o c o s m o m e n t o s , llegando al puerto de l i o a las 9.30 A . M . A c u a r t e l é la tropa en la estación del ferrocarril, i, según su orden, la e m b a r q u é ese m i s m o dia en el trasporte Copiapó c o n destino a Pisagua. N o entraré, señor c o m a n d a n t e , a encomiar la c o n d u c t a de los señores oficiales i tropa del primer batallón del rejimiento Lautaro en su primera j o r n a d a , p o r q u e U d . , c o m o testigo presencial i avezado a ver el resto del ejército en c a m p a ñ a , sabrá apreciarla mejor que y o . D i o s guarde a U d . RAMÓN

CARVALLO

ORREGO.

Al señor Jefe de la espedicion sobre la provincia de Moquegua, Teniente Coronel de injenieros, don Arístidc. Martínez.

PARTE D E L INJENIERO DON FEDERICO

A bordo del vapor "Copiapó", 3 de 1880.

STÜVEN.

al ancla en Pisagua,

Enero

Tengo el honor de poner eu conocimiento de U d . las observaciones resultadas de las diversas comisiones que tuv o a bien confiarme en la espedicion que, bajo su mando, zarpó de Pisagua el 29 de Diciembre p r ó x i m o pasado. El 31 del m i s m o mes, a las 3 A . M., me hallaba con los mecáuicos i pontoneros de mi dependencia en las e m b a r caciones menores, i al aclarar del mismo dia desembarqué en la parte Sur del puerto Pacocha, avanzando en el a,cto sobre la estación del ferrocarril i oficina telegráfica, que fueron ocupadas pocos momentos después. Ordené que inmediatamente los mecáuicos alistasen dos locomotoras para hacer el reconocimiento de la línea, mientras yo examinaba la maestranza i demás elementos de movilidad que allí hubieran. Hallé nu taller mecánico c o m p l e t o , una oficina telegráfica, dos locomotoras eu buen estado, dos eu compostura, una inservible i lleno el estanque de agua que domina la estación, el que se alimenta con la que viene de l i o por medio de una cañería. A las 10.30 A . M . estaban ya listos los dos trenes, que no pudieron salir basta la 1.30 por inconvenientes insuperables en ese m o m e n t o . A la hora indicada, marché, c o n duciendo el primer batallón del rejimiento Lautaro i dos piezas de artillería, con dirección a Moquegua, yendo yo en la máquina del primer tren, no sin tomar las precauciones que la seguridad de la tropa exijia.

PACIFICO.

A dieziocho millas de l i o se encuentra la estación de los Estanques, donde hallé un depósito de agua traída por las locomotoras desde, aquel puerto. E l camino tiene una g r a diente media de 3.75 por ciento. Distante diezisiete millas de los Estanques, con la misma gradiente, encontré la estación del Hospicio, con su respectivo depósito de agua traída de Moquegua, donde hice cortar el telégrafo de A r i ca. Desde Hospicio la inclinación de la línea disminuye, alternándose con partes a nivel, bajadas, etc., hasta llegar a la estación de Conde, a trece millas de distancia, ya en el valle de Moquegua. Salí de Conde, pasando por las estaciones de San José, a cuatro millas, i de Calaluma a diez millas, hasta llegar al puente del ferrocarril, a diezisiete millas de Conde, que ss la entrada del pueblo por el valle. Este pítente es de fierro, colgante, sistema americano, con un claro de cien pies i sólidamente construido. Dista tres millas del término del ferrocarril o A l t o de la V i l l a , a cuya estación llegué a las 8.30 P. M . E n este punto, cin'os edificios son completos i c ó m o d o s , hallé dos locomotoras, de las que estraje las piezas principales para inutilizarlas. Cumpliendo con las órdenes de Ud., hice colocar la artillería en la planicie que domina al pueblo, i marqué al capitán don Ignacio Diaz Gana, el punto donde debia situar su tropa. Eu este estado se pasó la noche, hasta que a las 7 A . M . marché a tomar la plaza principal por la calle del Comercio, en compañía siempre del capitán Diaz Gana con su tropa, de los pontoneros i dos soldados del rejimiento de Granaderos a caballo. A las 9 A . M . regresé a la estación para alistar los trenes de vuelta i concluir el desarme de las locomotoras que allí encontré. A las 2 P. M. bajé con los trenes al puente para embarcar la división, no sin poner en los carros rieles, durmientes, gatas, clavos, etc., para el caso de un desrielamiento ocasionado por los habitantes del valle. A media milla de la estación San José se desrieló el primer tren en una curva, donde faltaban tres rieles; después de 4 horas de trabajo conseguí enrielar el convoi i continuar la marcha. E n la estación de Conde, en que las máquinas toman agua, hallé el estanque seco i sin b o m b a , por lo que tuve que servirme de baldes. Supe entonces, por un chino, que las piezas que faltaban estaban eu las casas de una hacienda, al lado opuesto del valle, adonde me dirijí con un piquete, hallando en una bodega loque buscaba, Armada la b o m b a i alimentado el estanque, tuve conocimiento de que un poco mas adelante, a cuatro millas, estaba también cortada la línea, por lo que mandé jente a caballo delante del tren. Unidos nuevamente los rieles, seguí mi marcha sin otra novedad hasta las 9 A . M . , hora en que llegué a l i o , donde hice desarmar inmediatamente las dos locomotoras que me habian acompañado hasta Moquegua, sacándoles las válvulas repartidoras, bielas, riendas, manómetros, etc., inutilizándolas, por consiguiente, para servir. Esas piezas, c o m o también las sacadas a las locomotoras de A l t o de la Villa, están a bordo c o n m i g o . A l terminar, debo comunicar a Ud. que en el desempeño de la comisión que se me confió he sido eficazmente ayudado por algunos soldados del rejimiento Lautaro, los pontoneros que iban bajo mis órdenes, algunos soldados de Granaderos i algunos mecánicos del ferrocarril de lio, a quienes obligué por la fuerza, ya que de grado no querían servir. Dios guarde a U d . FEDERICO

STUVEN,

Injeniero del ejército i armada. Al señor Comandante de la división, Teniente Coronel don Arístides Martínez.

PARTES

OFICIALES PERUANOS. lio,

Enero

3 de

1880.

Tengo el honor de poner en conocimiento de V . S. que el 31 del p r ó x i m o pasado, al amanecer, desembarcaron en


CAPITULO

este puerto 500 chilenos, tomándonos de sorpresa por da parte Sur i Norte de la población, i nos rodearon c o m p l e tamente; en el acto se apoderaron de la estación del ferrocarril, en donde encontraron dos máquinas, las hicieron alistar i a la 1 P. M. salieron dos trenes a Moquegua, llevando la tropa en el número que indico i 2 piezas de artillería; ocuparon esa población sin resistencia alguna, i ayer a las 9 A . M. regresaron, reembarcándose a las 4 P. M. Se dice que al regreso habían muerto a dos o tres del valle, que les estaban cortando los rieles; no tenemos pormenores de la ocupación de esta ciudad, sino lo que se sabe por el enemigo, pues nadie ha venido de Moquegua. L o s 50 h o m bres que dejó aquí el señor Chocano, que por segunda vez, en menos de 20 dias, se hizo él m i s m o prefecto, i que estaban mandados por el mayor Tejada, al que nombró comandante militar de este lugar, se ocupaban en componer el telégrafo de aquí a Moliendo, que el enemigo habia destruido c o m o unas dos millas i a distancia de ocho del puerto, i con ese pequeño número se habría podido resistir en retirada i haberse podido encender las máquinas i p o nerlas fuera del alcance del enemigo, pero nada se ha podido hacer...

CUARTO.

293

L a invasión repentina e instantánea de esa fuerza enem i g a ha cansado en la ciudad una tremenda c o n m o c i ó n ; pero creyéndose conveniente que la fuerza de esta plaza no emprendiera ningún ataque por las malas condiciones en que se encuentra, i no cuenta con las probabilidades de buen é x i t o , ha tenido a bien retirarse a los Anjeles, donde actualmente se está fortificando, a fin de que esta ciudad no sufriera, por otra parte, un serio daño. Nuestra fuerza que pasa de 950 hombres, va aumentándose considerablemente i es sensible que no se cuente con el armamento suficiente para que se pusiera en el estado de rechazar por sí sola al invasor. L a fuerza enemiga está situada en el puente i en la estación de la V i l l a i no ha cometido mayores estorciones, por cuya razón este consejo queda encargado de cuidar los intereses de esta localidad. Sin embargo, no se puede calcular lo que sucederá en los próximos dias, pues se asegura que quedaban a bordo c o m o 150 hombres de desembarque. Todo lo que de pronto comunico a V . S., a fin de que, si lo tiene a'bien, destaque sobre esta plaza una fuerza c o m petente que, eu comunicación con la de los Anjeles, pueda batir con ventaja a la fuerza enemiga, previniéndole que en la misma fecha i cou igual objeto, oficio al señor prefecto, comandante jeneral de Arequipa. Dios guarde a V . S., señor jeneral.

A q u í habían 2 columnas bien organizadas i perfectamente disciplinadas, i se han disuelto por haberse estado disputando la prefectura, con el enemigo en la casa; hoi no existe en esta desgraciada provincia mas autoridad «T. B. P O M A R E D A . legalmente constituida que el que suscribe. Han sacado las principales piezas de las máquinas del Al señor Jeneral, Jefe político i militar de los departamentos del Sur. ferrocarril. Destruyeron el aparato del telégrafo, i rompiendo i llevándose a bordo cuanto encontraban, ha quedado 2 P . M. E n este momento se marcha la fuerza enemiga en tau pésimo estado, según el mismo señor Henry, que en el tren, dejando inutilizadas 2 máquinas eu la estación no podría servir hasta la terminación de la guerra i con de la villa. mucho trabajo i gastos. POMAREDA. El escudo de la capitanía fué roto, llevándose dos p a b e llones, armamento para mis bogas, ropa de uso, i destruyendo lo que no podiau cargar. Se llevaron también el PREFECTURA DE LA PROVINCIA LITORAL DE MOQUEGUA. bote de la capitanía con todos sus útiles i 12 de particulaEnero 7 de 1880. res. L a mayor parte de las casas han sido saqueadas. E l señor Viel, jefe de la escuadrilla bloqneadora, ordenó A las 6.30 P. M, del dia 31 de Diciembre p r ó x i m o pase arriaran todas las banderas estraujeras, inclusa la fransado han venido, con sus respectivos jefes, en dos trenes cesa que tenia izada el superintendente del ferrocarril. E s estraordinarios, 600 hombres del ejército chileno, i se han tanto lo que han hecho, que no puede haber ya mas c o m o situado, la mitad eu el puente del ferrocarril, que está poco humillar a un pueblo, en el que se han cebado por no distante de esta población, i la otra mitad eu la seja que haber encontrado fuerzas con que combatir. Y o estuve mira esta ciudad de la pampa del A l t o de la V i l l a , a inpreso a bordo del trasporte Copiapú, que fué el que los mediaciones de la estación del ferrocarril; dos posiciones condujo a este puerto, poniéndoseme en libertad i p r o p o -ventajosas para batir con doble fuerza la que se ha estado niéndome el jefe de la espedicion, Arístedes Martínez, que organizando en esta ciudad, i que podían haber dado un iría, a Moquegua, llevando la nota de rendición, a lo que triunfo a los chilenos i causado el saqueo i otros estragos me negué rotundamente. en la población. Es cuanto a lalijera recuerdo de lo sucedido, advirtiendo L a aproximación de esa fuerza enemiga se ha hecho sin a V. S. que en este puerto no hai mas autoridad que yo, ser notada; tampoco se ha sabido, antes de aproximarse, la i ni un solo hombre armado que lo resguarde, i está hora en que desembarcó en Pacocha, ni la eu que emprenespuesto a volver a ser ocupado por el enemigo. C o m o se dió su marcha a esta ciudad. me aseguró por algnuos de la población que habían oido Hechos tan cautelados no pueden dejar de tener c ó m p l i que iban a hacer la misma operación en Moliendo, hice un ces en los vecinos de l i o , i es necesario esclarecer en juicio propio al comisario de T a m b o , para que éste avisara al ! quiénes son los culpables: la razón por qué no funcionaba el señor prefecto i capitán de puerto, a fin de que no fueran telégrafo, por qué no se dio aviso, mandando un propio si sorprendidos, i el enemigo encontrara allí el castigo de su no pudo comunicarlo el telégrafo, las personas que directa alevosía. o indirectamente hayan contribuido a mantener oculta la Dios guarde a Y . S., benemérito señor contra-almirante. venida de los chilenos, sea por haber negado bestias o por haberse negado a hacer el propiazgo. RÜMULO G . TIZÓN. Para que la indagación sea completa i eficaz, para que Al benemérito señor Contra-almirante, Jefo superior, político i militar de los se pueda castigar a los culpables por traición a la patria o departamentos del Sur. por espionaje en favor del enemigo, opor omisiones que han protejido la perpetración de uno i otro delito, se hace indispensable que el j u z g a d o se constituya en el puerto de Enero, 1. ° de 1880. Pacocha i eu el valle de l i o , i se instruya el sumario con la Señor Jeneral: intervención del ájente fiscal, tomando declaraciones del Pongo en conocimiento de V . S. que a las 7 P . M. del dia de ayer, ha llegado eu el tren a esta ciudad una fuerza jefe i oficiales de la guarnición que existia en Pacocha cuanchilena compuesta de 600 hombres a las órdenes del c o - do se verificó el desembarque, del capitán del puerto que desempeña las funciones de gobernador i comisario de polimandante don Arjstides Martínez, trayendo 2 cañones de a 6 del sistema K r u p p i una ametralladora, sin que el jefe cía del distrito de l i o , del teniente administrador e inspectores del mismo, de los dueños de lanchas, de los lancheros, de la guarnición de Pacocha u o t r a autoridad hubiera dado del jefe de la estación de Pacocha, del superintendente de aviso a esta ciudad.


294

GUERRA

D E L PACIFICO.

la administración del ferrocarril i de sus empleados en las estaciones o paradas i en las oficinas del telégrafo, de las personas o autoridades que en Pacocha i esta ciudad entraron en comunicación con l o s jefes i oficiales chilenos i de las personas que han sido robadas i han sufrido vejaciones de los invasores. Siendo urjente, mui urjente, la instrucción del sumario en que deben esclarecerse los hechos que dejo mencionados i a los autores i cómplices, se servirá U d . principiar en el dia las dilijencias convenientes, i dar cuenta del resultado, a la mayor brevedad, para comunicarlo al Supremo Gobierno. Dios guarde a U d . JULIO C.

CHOCAN O.

Al señor Juez de primera instancia. CORRESPONDENCIA SOBRE L A ESPEDICION A ILO I MOQUEGUA. (Versión chilena.)

E l bloqueo de los puertos de l i o i Pachoca, situados ambos en la larga lengua de terreno que forma la punta C o les, estaba sostenido el 26 del p r ó x i m o pasado Diciembre por las corbetas Chacabuco i O Higgins. Parece que el comandante Viel tuvo ese dia noticias de que el puerto de l i o habia sido completamente abandonado por las escasas fuerzas que lo guarnecían, i d e q u e en la capital del departamento de Moqnegna reinaba la mayor anarquía con motivo del pronunciamiento de las fuerzas de un señor Chocano, que se habia sublevado en favor de Piérola. Considerando mui importantes estas noticias, la Chacabuco vino a comunicarlas a Pisagua al Ministro de la G u e r ra en campaña, que se encontraba allí a bordo del Abtao. E l 29 p a r d a para l i o i Pacocha el trasporte Copiapó, llevando a su bordo el 1 . batallón del rejimiento Lautaro a las órdenes del teniente coronel de iujenieros don Arístides Martínez. E l 30 llegaba a Pacocha el Copiapó escoltado por la Chacabuco, i en la misma noche se hacían los preparativos necesarios para desembarcar la tropa, a la qne se agregaron 20 hombres de la tripulación de la O''Higgins, llevando 2 cañones de a 6, al mando del teniente 2. ° señor S i l v a Palma. A l amanecer del 31 bajaban atierra sin resistencia nuestras fuerzas, haciendo el desembarque por distintos puntos de la playa. El pueblo de Pacocha estaba casi desierto. N i n g u n a a u toridad ni fuerza armada trató de oponer la mas leve resistencia, i nuestras fuerzas pudieron ocupar pacíficamente tanto este puerto como el do l i o . La primera dilijencia del jefe de la espediciou fué cortar el telégrafo a Moqnegna i apoderarse de la estación del ferrocarril, lo que se efectuó con toda felicidad, porque la población fué sorprendida al amanecer. Una vez en posesión de estos dos puertos (que puede d e cirse forman uno s o l o ) , se informaron los nuestros de que no habia allí ninguna clase de armamento i de que l a c a p i tal estaba envuelta en ¡a mayor anarquía, porque un señor Chocano, que era el jefe, l e las fuerzas que antes habia en l i o , habia marchado a Moqnegna, hacia varios dias, con el objeto de apoderarse de esta ciudad, suplantando alas autoridades constituidas. A l m i s m o tiempo, se supo que las fuerzas qne guarnecían a Moqnegna no pasaban de 400 h o m b r e s ; i t o c á n d o l a casualidad de que en esos momentos hubiese eu Pacocha un tren listo para salir al interior, decidió el comandante Martínez, después de consultar a los jefes i oficiales, hacer una escursion hasta Moqnegna. Aquel tren debía conducir de las estaciones intermedias alguna tropa peruana para sofocar el motín de M o q u e g n n , i se sabia que eu esos momentos algunas partidas esperaban la llegada del tren para embarcarse eu él. er

A los carros reunidos para el convoi se agregaron todos los que se pudo encontrar en la estación de Pacocha, i de esta manera se reunió un número considerable. A l amanecer del 1. ° se ponian en marcha nuestras tropas con dirección a Moquegua. E l número de éstas ascendía a unos 500 hombres del Lautaro, 8 soldados del rejimiento de Granaderos, i la pieza de artillería con los 20 hombres de la O Higgins. E s t a escasa tropa fué distribuida de a cuatro o cinco en todos los carros a fin de formar el aparato de que iban llenos déjente, i en medio del mayor entusiasmo emprendieron la marcha al interior. A l llegar el tren a cada estación, los cambiadores estaban listos en sus puestos, i todo el servicio se ejecutaba como de ordinario, sin sospechar que aquellas eran tropas chilenas. E u una de ellas, en donde habia una corta guarnición p e ruana, los oficiales i soldados, creyendo que aquella jeute venia a reforzar a la de Moquegua o Arica, acudían amistosamente a darles la bienvenida, i entonces los nuestros, sin mayor trabajo, los subían a los carros i los hacían prisioneros. Solo cuando estaban dentro venían aquéllos a saber con indescriptible sorpresa que se encontraban en medio de tropas chilenas. Idéntica cosa sucedió al llegar a la estación de Moquegua, donde habia un gran concurso de curiosos esperando la llegada del tren. Entre éstos se encontraba un capitán de las fuerzas peruanas que custodiaban la ciudad, i con él se mandó al jefe militar de la plaza una intimación para que en el término de 4 horas la entregase a las fuerzas chilenas. A l m i s m o tiempo se desembarcó la tropa colocando a la infantería desplegada en guerrilla en los alrededores de la ciudad. Mientras tanto el j e f e de las fuerzas qne custodiaban la ciudad, sin pensar en hacer el menor amago de resisteucia, principiaba a evacuarla por el lado opuesto al que ocupaban los nuestros, aunque no sin haber impnesto antes a los habitantes una contribución de 20,000 pesos. Con los cañones se hizo 6'disparos a los fruitivos, pero sin obtener ningún resultado. V i e n d o el comandante Martínez que habían trascurrido ya 2 horas desde la notificación, i que las tropas peruanas abandonaban la ciudad sin decir chus ni mus, se puso a la cabeza de los 8 Granaderos, acompañado del injeniero señor Stuven, i llevando la banda de música d e ! Lautaro, se dirijió a la plaza siguiendo las calles principales del pueblo. La banda de música llenaba el aire con los sones de la canción nacional i del himno de Y u n g a i , miéutras los habitantes acudían en tropel a la plaza sin poder darse cuenta todavía de lo qne pasaba, Apesar del cortísimo número de los nuestros, nadie pensó en hacer el mas leve amago de resistencia. Todos creían que aquella corta división de 500 hombres no era mas que una pequeña parte de la vanguardia de nuestro ejército.

Las autoridades civiles de Moquegua habían acompañado a las militares en su fuga, i los soldados se llevaron sus armas, municiones i demás elementos de guerra, sin que, por otra parte, hubiesen llegado allí los rifles desembarcados en Moliendo. En vista del abandono en que se encontraba la ciudad, el comandante Martínez hizo reunirse a los estranjeros mas respetables, i de entre ellos nombró provisoriamente a los que debían desempeñar accidentalmente los distintos cargos públicos, c o m o comandante jeneral de armas, prefecto, e t c . etc.


CAPITULO

Las tropas chilenas acantonadas fuera, entraron en seguida a la ciudad, i entonces el comandante Martínez pasó lina nota al comandante de armas, recien n o m b r a d o , solicitando víveres para sus tropas. Este se apresuró a cumplir con los deberes de su nuevo cargo, i en pocos m o m e n t o s hubo a disposición de nuestros soldados 2 bueyes i gran cantidad de galliuas, pavos i corderos, c o m o asimismo frutas en abundancia, frutillas, peras, sandías i, sobre todo, un número considerable de sabrosas paltas, que tan grandes i suculentas se producen en aquel florido valle. La población, por su parte, permanecía tranquila, sobre todo, al ver que nuestras tropas no se entregaban a ningún desorden. Los estranjeros eran los mas entusiasmados con la toma de posesión del pueblo por las tropas chilenas, i a c o m p a ñaban a los soldados en sus demostraciones de j ú b i l o . El comandante Martínez pasó en la tarde del mismo dia una nota a las autoridades recién nombradas, previniéndoles que iba a cambiar de campamento. E n seguida tocó reunión a su tropa i se dirijió a la estación del ferrocarril para ponerse en marcha de regreso a Pacocha. Nuestras tropas abandonaron en orden la ciudad c o n la banda de música a la cabeza, la que, en m e d i o de repetidos i estruendosos vivas a Chile, tocaba la c a n c i ó n n a cional i el h i m n o de Y u n g a i . Mientras tanto, las tropas peruanas que habían abandonado el pueblo, permanecían a la vista de M o q u e g u a estacionadas en u n cerro que se levanta en el lado opuesto, d e s de d o n d e parecían observar los m o v i m i e n t o s de nuestras tropas i encontrarse listas para e m p r e n d e r la fuga en caso de ataque. M U Í alegres i tranquilos venían nuestros soldados después de su atrevida escursion, c u a n d o repentinamente, al torcer una curva que forma la línea férrea en la falda de un cerco i j u n t o a una profunda quebrada, se vio lanzada fuera de la via la l o c o m o t o r a . Al instante se apretaron los frenos c o n estraordinaria celeridad, i, gracias a la sangre fria del maquinista i del señor Stuven, se d e t u v o a tiempo el convoi. Solo faltaban unos cuantos metros para llegar al despeñadero. C o m o se habían llevado a precaución las herramientas i útiles necesarios para arreglar la línea, caso de que estuviera interrumpida, p r o n t o se puso manos a la obra en este trabajo, mientras una c o m p a ñ í a del Lautaro e c h a ba pié a tierra i se desplegaba en guerrilla a lo largo de la línea. R e c o n o c i d o el lugar, se vio que faltaban unos siete u ocho rieles a a m b o s lados de la línea, i que ésta había sido intencionalmente destruida para que el c o n v o i se precipitara por la barranca. A l m i s m o tiempo se vio que unos 40 a 50 h o m b r e s estaban en a c e c h o en lo alto del cerro, esperando sin d u d a ver precipitarse el c o n v o i , aquellos h o m b r e s eran c h i n o s i cholos peruanos, i n o cabía d u d a de que eran ellos los autores del daño. Los soldados del Lautaro r o m p i e r o n el fuego sobre ellos, mientras la c o m p a ñ í a de guerrilla los perseguía. U n a vez detenido el tren i fuera y a de peligro, todos echaron pié a tierra, i mientras algunos se o c u p a b a n en los trabajos de c o m p o s t u r a de la línea, los demás se lanzaban en persecución de los fujitivos. Después de 2 horas de trabajo, q u e d ó al fin c o m p u e s ta la línea i c o n t i n u ó su m a r c h a el c o n v o i c o n toda precaución, s o s p e c h a n d o q u e la línea hubiese sido destruida en otra parte. Efectivamente, unas q u i n c e millas mas adelante faltaban también u n o s cuantos rieles, i después de una n u e v a

CUARTO.

295

paradilla, p u d o el tren continuar sin mas tropiezo su marcha hacia Pacocha, a d o n d e llegó en la mañana del 2. E l m i s m o dia se reembarcó la espedicion a b o r d o del Copiapó, después de haber c u m p l i d o su comisión, h a biendo destruido la línea férrea en varios puntos del tray e c t o i arrancado varios postes i gran cantidad de alambre de la línea telegráfica. Las l o c o m o t o r a s fueron también inutilizadas, quitándoles algunas piezas esenciales, p i e zas q u e n o p o d r á n reponerse antes de seis meses de trabajo. E n la n o c h e de ese dia hizo r u m b o el Copiapó hacia el Sur, seguido por la Chacabuco, i en la tarde del 3, a unas treinta millas al N o r t e de Pisagua, se encontró en su cam i n o c o n el Itata, que llevaba a su b o r d o un batallón del rejimiento Esmeralda para reforzar la división del c o m a n d a n t e Martínez. Pero y a la Chacabuco, al pasar junto a la costa, frente al morro de Sama, habia divisado en el c a m i n o que c o r re a lo largo de la plaj a, una división c o m o de 3 a 4,000 h o m b r e s que se dirijia a Pacocha. S o s p e c h a n d o quizá los peruanos que se intentaba desembarcar por la caleta de Sama, hicieron alto allí i se desplegaron en guerrilla a lo largo de la playa, mientras n u m e r o s o s grupos se parapetaban tras de las rocas. Aquellas fuerzas enemigas habían salido de Arica, para atacar a las fuerzas del c o m a n d a n t e Martínez, al tener noticias de la o c u p a c i ó n de l i o por los nuestros. La Chacabuco, acercándose a la playa, principió a h a cer fuego sobre el enemigo, alcanzando a disparar unas 60 granadas c o n tan buenos efectos, que se veia dispersarse a las tropas peruanas c u a n d o estallaban los p r o y e c tiles en m e d i o de los grupos. r

Después de dar cuenta el jefe de la espedicion al M i nistro d e la Guerra, que también iba a b o r d o del Itata, sobre los resultados obtenidos en su correría, el Copiapó i el Itata continuaron su viaje al S u r i entraron a Pisag u a al amanecer del 4 del presente. Este m i s m o dia 4, según se sabe por los oficiales de la O'IIiggins, que q u e d ó sosteniendo el bloqueo de l i o i P a c o c h a , todavía se hallaban ambos puertos desiertos de soldados, i solo hoi 12 se ha sabido que habían ido allí unos 4,000 h o m b r e s desdo A r i c a a tomar posesión de ambos puntos e impedir u n n u e v o g o l p e de m a n o de n u e s tras tropas. Mientras por mar se llevaba a. c a b o esta diversión, por tierra hacia el coronel Lagos, c o m a n d a n t e del rej¡miento Santiago, estacionado en J a z p a m p a , una escursion hasta Camarones c o n el o b j e t o de r e c o n o c e r esos lugares, a c o m p a ñ a d o por unos 500 h o m b r e s de su rejimiento. Esta espedicion recorrió la quebrada hasta llegar a las faldas de la cordillera, recojiendo en su trayecto unos 100 rifles i unos 70 prisioneros de los que habiau quedado rezagados en la fuga del ejército peruano hacia Arica. La espedicion se apoderó también de unas 120 llamas, pero n o trajo ninguna al c a m p a m e n t o porque fué necesario repartirlas entre los pobladores de los distintos caseríos de las inmediaciones, que estaban casi muertos de h a m b r e p o r haber sido despojados de c u a n t o poseían por el asendereado ejército del jeneral Buendia. R e c o j i e r o n también algunas muías i u n o s 200 asnos, que sirvieron a las mil maravillas para la marcha de regreso. E l coronel Lagos c o n su j e n t e llegó el 6 del presente a su c a m p a m e n t o de J a z p a m p a . VERSIÓN P E R U A N A D E LA ESPEDICION A MOQUEGUA. (Editorial de E L MOQUBGUANO. )

E l 31 del p r ó x i m o pasado, en la madrugada, desembarcaron los chilenos por los puntos mas inmediatos al puerto:


29(3

GUERRA

D E L PACIFICO.

por la pauta de Coles hacia el Sur i por la- boca del rio hacia el Norte. L o s enemigos llegaron a la población sin ser sentidos, pues en el pueblo todos dormían tranquilos, inclusive el capitán del puerto encargado de la vijilancia, E n la población existen 50 individuos de tropa de guarnición al mando del sarjento mayor E . Mariano Tejada Jiménez. E l dia del desembarco de los enemigos no habia en el cuartel mas que 20 hombres, pues el resto de la tropa habia marchado a componer el telégrafo de U o a M o liendo. Los enemigos, cuando se aproximaron & la población, l o primero que hicieron fué tomar posesión del telégrafo i del ferrocarril; luego rodearon al pueblo formando un semi-círculo, mientras nua comisión especial penetró al pueblo i tomó preso al capitán, el que solo estuvo detenido 2 horas. A las 12 M . partieron los enemigos en dos convoyes del ferrocarril sobre esta capital, los que llegaron al A l t o de la Villa a las 6.40 P . M . , donde hicieron su cuartel j e n e ral; pero antes de llegar a este lugar apostaron por los caminos que conducen a Moquegua sus respectivas avanzadas i guerrillas. E n este estado permanecieron los chilenos toda la noche. E n Moquegua, que nadie esperábala llegada de los enemigos, i que todo el mundo ignoraba en lo absoluto su d e s embarque, la sorpresa que recibieron con su presencia fué inmensa, i a todos ios habitantes les causó una impresión profunda. E l señor prefecto, revestido de la calma que reclama el buen desempeño de su cargo, reunió todas sus fuerzas i los pocos elementos de guerra de que disponía i marchó a la cabeza de su columna a tomar posesión de los Anjeles, con el objeto de impedir que el enemigo avanzara adelante, pues parece que su principal intento era emprender sobre Torata, para aislar al ejército de Arica, cortando la c o m u nicación i los recursos que los departamentos del Sur le suministran continuamente. Este paso ha sido aprobado por todas las personas sensatas que conocían de cerca la inmensa superioridad de las fuerzas enemigas, tanto por su mimero como por la calidad de armamento. Provocar en esos m o m e n t o s un combate por nuestra parte, bajo tan m a l o s auspicios, habría sido un sacrificio estéril, i con él se habría dado lugar al saqueo o incendio de la ciudad i a la profanación i destrozo de las familias, pues nadie iguora que los chilenos en sus desbordes, son mas crueles que los salvajes de la Araucauía. E l dia 1 . ° , a las 6 P. M . , dispararon los enemigos 2 tiros de cañón hacia la parte de Ohenchen, cerro que d o mina a la población de Moquegua, i a las 7 salieron del A l t o de la V i l l a 300 chilenos a tomar la plaza de dicha ciudad, la que se hallaba completamente indefensa, porque nadie se habia preparado para resistir. Esta fuerza se d i vidió en dos cuerpos: el primero entró por San Bernabé i el segundo por la calle de Ornato. Tomaron la plaza tranquilamente, formaron ambos cuerpos de línea i allí estuvieron en esta posición bástalas 9 A . M . , hora en que se retiraron a la L o m a Quemada tocando la canción chilena. E n este intervalo tuvo el jefe chileno una conferencia con el presidente del honorable concejo departamental, el que estaba acompañado con otras personas. E n esta conferencia exijió el jefe víveres para el rancho de su tropa, los que se le dieron en el acto, para impedir el saqueo que los enemigos proyectaban, so pretesto de una negativa. A las 3 P. M . bajaron del A l t o de la Villa las 2 piezas de artillería que habían traído, i resto de la tropa que habia en ese lugar. A las 4, después de haber tomado rancho, emprendieron su retirada en los dos convoyes del ferrocarril que trajeron de Pacocha. En el valle encontraron dos puntos del camino descompuestos, donde se embromaron mucho tiempo para componerlos. E l pueblo se preparaba para batirlos i la autoridad tomaba sus medidas para cortarles la retirada, cuyo combate habría tenido l u gar en la madrugada del dia siguiente. P e r o los chilenos, que veian los preparativos, se retiraron con prontitud i sin

llevar a cabo los proyectos que trajeron. E s t o s llegaron a Pacocha a las 9 A . M . i acto continuo procedieron a e m barcarse. Tal es la relación sencilla de los hechos, cuyos datos h e hios adquirido de fuentes respetables i testigos presenciales, i nos privamos de hacer los comentarios que reclama la gravedad del asunto, porque ellos por sí m i s m o hablan de la manera mas elocuente contra los culpables, contra los malos hijos de la patria que no han sabido cumplir c o n su deber. T

MOQUEGUA. A las 3 A . M . del 31 d e D i c i e m b r e , desembarcaron los chilenos p o r tres partes en P a c o c h a , formando c o n sus fuerzas u n a línea hasta Pueblo N u e v o ; inmediatamente quitaron algunos postes al telégrafo i se apoderaron de d o s máquinas del ferrocarril, q u e están en buen estado. Los habitantes d o r m í a n el sueño d e los tontos, así es q u e nadie p u d o c o m u n i c a r la noticia a Mocjuegua. L o s chilenos, h a c i e n d o su m a r c h a c o n toda c o m o d i d a d en e l tren, llegaron al A l t o d e la Villa a las 7 P. M . del m i s m o dia. A l celebérrimo d o n César C h o c a n o , q u e disponía d e mas de 200 h o m b r e s , se le c o m u n i c ó la presencia d e l enemigo en P a c o c h a i q u e fuera a batirlos, pero éste d u d ó , manifestando que eran fuerzas d e l prefecto de T a c n a q u e iban a sofocar el m o v i m i e n t o q u e acaba de hacer. H a i h o m b r e s tan miserables, q u e p o s p o n e n la felicidad de su patria al triunfo d e u n a idea política. P o r estar pensando en M o q u e g u a , en hacer política, h a sufrido el Perú u n b o c h o r n o c u y o s colores n o se apagarán, sino c o n el ejemplar castigo d e los que l o h a n m o t i v a d o . Pero n o h a g a m o s apreciaciones i sigamos nuestra relación. C u a n d o se c o n v e n c i ó C h o c a n o d e q u e eran chilenos, se retiró c o n sus fuerzas, a la 1.30 A . M., al cerro d e los A n jeles, i a las 7 A . M. los enemigos se paseaban por las calles d e M o q u e g u a , i pusieron tropa e n la plaza bajo el b a l c ó n d e la Municipalidad. A las 7.30 A . M . llegó otro batallón, i la b a n d a de m ú sica tocaba el h i m n o de los rotos; después ele 2 horas de paseo, se retiraron al puente, d o n d e tenían preparado un almuerzo. A l g u n o s soldados c o m p l e t a m e n t e embriagados se quedaron e n la población, sin q u e fueran molestados p o r nadie. A las 2.30 P. M. se embarcaron todos para regresar a Uo, pero al pasar p o r Chamos se descarriló u n convoi, porque algunos h a c e n d a d o s hicieron quitar los rieles. Después d e 10 horas d e trabajo, consiguieron arreglar la línea, i el dia 2, a las 9 A . M., llegaban a P a c o c h a sin gran novedad. Todas las haciendas por d o n d e pasaban las h a n destrozado; en las oficinas quitaron las llaves d e los toneles i el v i n o corría en todas direcciones. Los chilenos llegaron a la Villa en n ú m e r o d e 300, dej a n d o otros 300 en el puente. L l e v a r o n 2 cañones i 2 ametralladoras. ¿Por q u é el señor d o n César retiró la fuerza de Pacocha, estando allí el almacén d e víveres? ¿Por q u é se retiró a los Anjeles? qué! ¿estamos en guerra civil? ¿Por q u é n o se retiró a la quebrada i aprovechó de la borrachera d e los chilenos para destrozarlos? Estos s o n cargos q u e d e b e n hacerse contestar. ¿Seguirán las c o n t e m p l a c i o n e s ? . . .

LOS

SUCESOS

D E

MOQUEGUA.

(Correspondencia a E L NACIONAL de Lima.)

Arica, Enero 7. A las notas oficiales n o tenemos q u e agregar otra cosa, sino q u e el 2 salió d e ésta el batallón Prado núm. 12?


CAPITULO

fuerte d e . . . h o m b r e s , al m a n d o d e l c o r o n e l S o m o c u r c i o , i el batallón Z e p i t a a la m a d r u g a d a d e l 3. El 1. ° d e éstos se reunió antes d e ayer, en Ite, al b a tallón A r e q u i p a n ú m . 1 3 , q u e m a n d a el c o m a n d a n t e Iraola, i a la fecha el Zepita c o n los Amarillos bolivianos i la artillería d e esta nación, c o n m a s u n a parte d e los Murillos o sea d e la L e j i o n Boliviana. Esto será d i c h o a Ud., c o n mas estension, p o r el c o m p a ñ e r o Samuel. A l m a n d o d e todas esas fuerzas h a i d o el y a ilustre coronel d o n A n d r é s A . Cáceres, p e d i d o p o r las fuerzas bolivianas i p o r t o d o s , i sin necesidad de esto, escqjido por el jeneral M o n t e r o . El total asciende a u n o s . . . h o m b r e s . D e m o d o , pues, que si hubiera sido cierto l o q u e corria en estos días q u e los chilenos habian efectuado u n n u e v o desembarque, n o ya c o n solo 600 h o m b r e s sino c o n 2,600, p r o n t o habrían recibido el castigo merecido. El 4, l a O'Uiggins disparó 7 0 cañonazos sobre la fuerza de Ite, q u e se retiró fuera d e tiro d e cañón. D e s t r u y ó u n a parte del cuartel i c o m a n d a n c i a , sin q u e tengamos q u e lamentar n i n g u n a desgracia personal. El 5 intentaron desembarcar en Sama, siendo r e c h a z a dos, sin pérdidas p o r nuestra parte, p o r el piquete d e jendarmes q u e existe allí. A y e r eran 3 los buques bloqueadores. U n o d e ellos, (JJIiggins, a lo q u e creo se fué a las 5 P. M. c o n r u m b o Sur, i los demás hacia el Oeste c o m o acostumbran. Hasta este m o m e n t o aun n o habian regresado, i el j e neral se o c u p a b a d e reunir a los cónsules para hacer constar el h e c h o d e q u e el puerto había sido a b a n d o n a d o por los enemigos i, p o r consiguiente, quedaba franco, cuando se h a n h e c h o señales del M o r r o , mientras escribimos, de " h a i e n e m i g o s a la vista." 1

GUSTAVO

RODRÍGUEZ.

P. TJ.—Me olvidaba anunciarles a U d s . q u e el e x - c a p i tan jeneral d e Bolivia, salió ayer para esa capital. P r o b a blemente llegará j u n t o c o n ésta.

XXVII. EDSTOItlALES. CÓMO VAMOS SALIENDO D E L A P R U E B A . — O R O MAJADO LUCE. (Editorial de E L INDEPENDIENTE de Santiago,

Diciembre 1 9 de 1 S 7 9 . )

Si n o p u e d e negarse q u e la guerra es la mas dura prueba a q u e suelen verse sometidos los pueblos, hai q u e confesar q u e Chile la está sobrellevando c o n singular fortuna. Pueblo laborioso i pacífico, o b l i g a d o d e súbito a c o m batir en defensa d e su honra i d e su integridad contra dos enemigos relativamente poderosos, q u e desde 1873 habian estipulado, para caer sobre él, el pacto d e los aleves, su cordura, su fuerza i el destino q u e le aguardaba, fueron o b j e t o d e la espectacion d e l m u n d o . Mientras unos, después d e mirar al m a p a i d e consultar las cifras d e la estadística, esclamaban en tono alegre, indiferente o c o m p a s i v o : ¡ H é a h í u n p i g m e o temerario que se atreve a p r o v o c a r a un j i g a n t e ! otros, m e n o s d o g máticos, si bien n o m e n o s incrédulos en nuestra fuerza, se contentaban c o n murmurar: ¡Observemos i esperemos! I así es c o m o h e m o s estado siendo o b j e t o de las miradas escudriñadoras d e cuantos simpatizaban c o n nuestra causa, o tenían contra ella las prevenciones d e l o, finalmente, de aquéllos que, exentos d e pasiones o intereses, miraban en l a guerra del Pacífico nada mas q u e un caso de la terrible enfermedad q u e d e tiempo en t i e m p o Mínele a los pueblos a despedazarse m u t u a m e n t e . , Como se ve, la ocasión era solemne, el escenario inmenso los espectadores innumerables. U n a caida en tales c o n d i ciones habría sido v e r g o n z o s a i deplorable sobre t o d o

odio,

1

TOMO n — 3 8

CUARTO.

297

encarecimiento. Habría sido caida al abismo i caida difinitiva. S e trataba para Chile d e resolver el p a v o r o s o p r o b l e m a q u e se proponía, en horas d e cruel i n c e r t i d u m b r e , sobre sus destinos d e ultratumba, el h é r o e d e S h a k e s peare. Si la alianza hubiese logrado hacer suya la victoria, la A m é r i c a habría puesto sobre la lápida d e nuestra p a tria la inscripción q u e la Europa, distraída e i m p o t e n t e , escribió sobre la ensangrentada t u m b a d e la patria d e Sobieski i d e Poniatoski: Finis Polonce! Sí, Chile v e n c i d o , despedazado i h u m i l l a d o , habría d e j a d o d e ser una república independiente, digna i respetada, para convertirse en una espresion jeográfica. H a b r í a v u e l t o este país a ser lo q u e fué antes d e la c o n q u i s t a i del descubrimiento, una d e p e n d e n c i a militar d e los d e s cendientes de los incas, i m e n o s talvez, p o r q u e es difícil que hubiéramos logrado mantener, c o m o entonces, los indomables araucanos, intactas la libertad antigua i la preciada i n d e p e n d e n c i a al a m p a r o d e los caudalosos rios i de los bosques seculares d e nuestras provincias del S u r . ¡Gracias a Dios que esos no eran mas que presentimientos del patriotismo alarmado i visiones de nuestros enemigos francos o encubiertos! Gracias a Dios que hoi, cuando ya es pasada la hora mas crítica de la terrible prueba, p o demos levantar una frente limpia de infamias i una c a beza coronada por los fúljidos laureles del heroísmo i de la victoria, para corresponder a las miradas de los qué de todas partes nos miraban! Chile ha vencido i, venciendo en mar i en tierra, se ha encontrado con que hasta los que proclamaban su desarme i su pequenez, habian trabajado inconscientemente en l a brarle un pedestal de gloria. Hoi los triunfos alcanzados resplandecen con la imprevisión de ayer, i tanto mas j i g a n tescos apareceu los resultados, cnanto mayor era la insignificancia de los medios de que, según afirmaban, podíamos disponer para alcanzarlos. Pero no es nuestro ánimo llamar la atención de los l e c tores hacia los bien notorios acontecimientos que han sido, para cuantos observaban la gran contienda del Pacífico, otras tantas irrefragables pruebas de la virilidad, del p a triotismo i de los recursos de este país. Aquellos acontecimientos no solo han venido a revelar al mundo el denuedo de los hijos de Chile, sino también el alto grado de cultura, de civilización i de adelanto a que han llegado en la p r á c tica de la vida republicana. Porque no solo Chile ha logrado hacer afortunadamente la guerra a sus poderosos enemigos, sino que ha sabido hacérselas caballerosa, noble i cristiana. N i aun provocado, ni siquiera a título de represalia ha querido imitar a B o l i via en la confiscación de las propiedades de los subditos enemigos, i a Bolivia i el Perú en la esi>ulsion de los ciudadanos de esas naciones, llegando en su magnanimidad hasta dejarlos vivir libres i respetados, al amparo de las leyes cómanos que protejen la propiedad, la vida i el honor de todos los chilenos. I mientras así vencía a los enemigos por la fuerza de las armas i por repetidos actos de noble jeuerosidad, daba Chile, en su réjimen interno i eu sn vida constitucional i d e mocrática, pruebas irrecusables de la solidez de sus instituciones i de la cordura de sus hijos. E n efecto, durante los diez meses que Bebamos de g u e r ra, el réjimen constitucional no ha sido suspendido ni alterado. L o s poderes públicos han continuado en el ejercicio tranquilo i regular de sus facultades; los ciudadanos hau vivido al amparo de las garantías que les aseguran las l e yes; la libertad de la prensa no se ha visto ni disminuida ni amenazada; el congreso, los tribunales de justicia i demás altos cuerpos depositarios de la autoridad pública, no han tenido que sacrificar, ni en parte siquiera, sus atribuciones a las exijencias de la guerra; en una palabra, la campaña se ha hecho de suerte que, si nuestra historia militar se ha enriquecido con muchas pajinas gloriosas, las pajinas de nuestra historia política no han sido afeadas con una sola mancha, No

estrañamos

eso, p o r q u e eso se ha logrado sin e s -


298

GUERRA

DEL

fuerzo; pero n o en todas partes se ha visto eso en las turbadas i ajitadas épocas d e las grandes guerras. I Chile, n o solo c o n s e r v a n d o intacto el tesoro de sus instituciones i garantías en m e d i o del fragor de los c o m bates, se ha puesto al nivel d e los pueblos mas adelantados en las prácticas de la vida libre, sino que h a puesto mas de relieve su sensatez h e r m a n á n d o l a c o n su enerjía. P o r q u e la tranquilidad de Chile n o ha sido la tranquilidad interesada de quien se somete silencioso para conservar la vida, sino que ha sido la tranquilidad m a g n á n i m a de quien, seguro de su fuerza i pericia, arróstrala t e m p e s tad, i la c o m b a t e i la d o m i n a . Prensa i tribuna h a n v i v i d o libres i no mudas ni c o r t e sanas, sino usando, c o n n o b l e entereza, de su libertad para aplaudir, para advertir i para censurar. Así h e m o s v e n c i d o , i ¡quién sabe si no podria decirse también que en m u c h a parte a eso d e b e m o s la victoria! D e todas maneras, si d e b e m o s estar orgullosos del e m p u j e titánico de nuestros marinos i soldados, que h a n barrido en mar i en tierra a u n e n e m i g o i n m e n s a m e n t e superior en n ú m e r o i recursos, n o debe c o m p l a c e r n o s menos la idea de que el huracán de fuego en que nos h e m o s visto envueltos ha sido i m p o t e n t e para tener ni un solo instante o para perturbar en lo mas m í n i m o el regular i a c o m p a s a d o m o v i m i e n t o de nuestra vida de p u e b l o libre. El pueblo, d e j a d o d u e ñ o de sus fuerzas, ha tenido el d o b l e valor de n o asustarse de ellas i de hacer de ellas s o lo un uso p r o v e c h o s o i discreto. ¡Que el G o b i e r n o corresp o n d a ahora a esa patriótica cordura del p u e b l o i d e los que lo representan, consagrando al triunfo de la causa de la patria t o d o su t i e m p o , toda su intelijencia i t o d o su desprendimiento! Z. RODRÍGUEZ.

EL

FIN

SIN

LOS

MEDIOS.

(Editorial de E L IKDRPESDIENIE de Santiago, Diciembre 1 7 do 1 8 7 9 . )

El tono i el lenguaje d e la prensa arjentina se modific a n considerablemente. L o s gritos de cólera i las a m e n a zas van p o c o a p o c o a b a n d o n a n d o el c a m p o a las palabras i a los raciocinios. Los mas autorizados órganos de aquella prensa r e c u e r d a n que entre Chile i la A r j e n t i n a existe v i j e n t e un tratado que i m p o n e el arbitraje c o m o la única solución posible de las desintelijencias que sobrevengan entre ambos países. R e c u e r d a n mas aun: q u e Chile i la Arjentina son países hermanos i vecinos, ligados por gratos a n t e c e dentes i por intereses valiosísimos. Paises c o l o c a d o s por la naturaleza i por sus propios actos en una situación semejante, deben cifrar sus esfuerzos en evitar la guerra, p o r q u e la guerra seria para ellos, i para la c o m u n i d a d de las repúblicas americanas, locura, ruina i descrédito. E n Chile n u n c a se ha pensado de otra manera relativam e n t e a la R e p ú b l i c a Arjentina. L a conservación d e la paz ha sido nuestro constante anhelo, i n o h e m o s o m i t i d o esfuerzos p o r hacer q u e desaparezcan las dificultades q u e en un m o m e n t o d a d o podrían tomarse c o m o pretestos para comprometerla. Pero desgraciadamente, si d e b e m o s suponer que los deseos de paz que se manifiestan p o r algunos d e los mas importantes diarios de B u e n o s Aires son tan sinceros c o m o los que ha manifestado sin fatigarse ni desalentarse nuestra prensa, n o es posible disimular que hai falta d e c o n g r u e n c i a entre el fin a que aspiran i los m e d i o s que indican c o m o mas eficaces para obtenerlo. Los escritores arjentinos, r e c o n o c i e n d o c o m o inevitable el triunfo de Chile contra sus enemigos del N o r t e , r e c o n o c e n también el d e r e c h o de que Chile quedará i n vestido por la victoria para dictar las condiciones de la paz. Mas, si r e c o n o c e n el h e c h o i el d e r e c h o q u e d e aquel se deriva, afirman q u e hai u n j u e z s u p r e m o autorizado a fijar la latitud d e ese derecho, i que ese j u e z n o es otro q u e la R e p ú b l i c a Arjentina. E n consecuencia, urjen al

PACIFICO.

g o b i e r n o d e Buenos Aires, para que, sin pérdida de tiempo, envié un representante a Santiago c o n instrucciones para interponerse entre el v e n c e d o r i los vencidos en el m o m e n t o de la final victoria, a fin de decir al primero: ¡Hasta este p u n t o , i n o mas lejos, llegarás c o n tus exij encías! Los que eso p i d e n se fundan en razones de diverso orden: alegan los antiguos servicios prestados por la A r j e n tina a los belijerantes del Pacífico; hablan de los intereses arjentinos que podrían ser c o m p r o m e t i d o s en el tratado de paz, i recuerdan varios casos de intervención semejante que h a n tenido lugar en el antiguo i n u e v o m u n d o . E n resumen, los escritores bonaerenses, dando.testim o n i o de una verdad proclamada indirectamente por Pió I X en el Syllabus, declaran q u e hai u n d e r e c h o de interv e n c i ó n i sostienen que h a llegado el caso de q u e la R e pública Arjentina lo ejercite en p r o v e c h o propio i de los vencidos, en la guerra del Pacífico, para i m p e d i r los posibles abusos del vencedor. N o seremos nosotros quienes n e g u e m o s el d e r e c h o de intervención. Este d e r e c h o se c o n f u n d e c o n el que toda n a c i ó n tiene a proveer a su seguridad i a usar d e su fuerza para conjurar los peligros a que su integridad, su honra i su porvenir pudieran verse espuestos. Pero si el derecho de intervenir en defensa propia no p u e d e negarse a n i n g u n a nación, n o deben olvidar tamp o c o los que aconsejan su ejercicio a la R e p ú b l i c a Arjentina, que él solo p u e d e ejercitarse lícitamente en el caso de la propia defensa, i eficazmente c u a n d o el que interviene dispone de fuerzas bastantes a i m p o n e r c o n autoridad sus decisiones. Fuera de esos casos, la intervención dejenera en ridículo i peligroso entremetimiento. A h o r a bien, i sentados estos antecedentes, ¿ c ó m o podria justificarse una intervención arjentina en nuestra guerra c o n el Perú i Bolivia? I supuesto que ella pudiera justificarse, ¿con q u é elementos cuenta la R e p ú b l i c a Arjentina para i m p o n e r n o s por la fuerza la solución de su agrado o de su conveniencia? Relativamente al primer p u n t o , por mas que se exajere i se sutilice, siempre serán vanos los esfuerzos que nuestros vecinos del Oriente hagan para persuadirnos a nosotros i persuadir al m u n d o que el e n s a n c h e d e algunas leguas de nuestra costa por el N o r t e o el ingreso de alg u n o s millones en nuestras arcas pondrían en peligro la seguridad o c o m p r o m e t e r í a n siquiera los intereses de la R e p ú b l i c a Arjentina. Es, ni mas ni m e n o s , c o m o si nosotros nos h u b i é s e m o s propuesto demostrar, c u a n d o la victoria de la triple alianza sobre el Paraguai, q u e el tratado de paz que fué su c o n s e c u e n c i a n o debió firmarse sin la intervención d e Chile, p o r q u e él podía c o m p r o m e t e r la seguridad i los intereses de nuestro país. L a v e r d a d es que los únicos intereses de alguna importancia que tiene la Arjentina en el Pacífico son los de su c o m e r c i o c o n Chile, i que la suerte q u e corran el Perú i Bolivia n o podrán j a m á s influir de una manera apreciable en la seguridad i progreso de aquella República. L o demás es solo un miraje que han hecho aceptar a algunos los que a todo trance quisieran vernos envueltos en una guerra sin cansa, sin objeto i sin término. En efecto, destruida c o m o se halla la escuadra peruana, ¿qué fuerza, en caso de una guerra con Chile, podria sacar de Bolivia i del Perú la R e p ú b l i c a Arjentina? L o s sucesos de la campaña de Tarapacá están demostrando la insignificancia de ese continjente. E l litoral de A t a c a m a está suficientemente defendido, por los desiertos que lo rodean, contra cualquier conato de agresión; i en Dolores se vio como, en 4 horas, 6,000 chilenos bastaron para destrozar el ejército que el Perú i Bolivia habian logrado concentrar en ciuco meses de constantes esfuerzos, cuando tenían libres las comunicaciones marítimas i abundaban en toda clase de recursos. Apesar de las observaciones que acabamos de formular . contra la seriedad del pretesto que se invoca, reconocemos . que no es Chile, sino la República Arjertina quien debe, en


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último término, resolver si ha llegado o nó para ella el caso de intervenir en la gncrra del Pacífico. I m p o r t a , si, que n o se engañe acerca de las dificultades i peligros de la aventura, porque si la República A r j e n t i na tiene el derecho i el deber de mirar por sus intereses, Chile tiene también el derecho i el deber de mirar por su porvenir i de mantener intacta su honra. I sin duda que Chile seria un imbécil o un cobarde, si, habiendo preferido la guerra contra el P e r ú i Bolivia, a soportar la vergüenza del pisoteo de sus tratados i de la confabulación de alianzas tenebrosas contra su integridad, después de obtener la victoria a costa de montañas de oro i de torrentes de sangre, fuese, por complacer a sus vecinos del Oriente, a dejar impunes a sus enemigos, i a d e j a r l o s — lo que seria peor—en situación de recomenzar la guerra el año próximo. N ó : Chile h a h e c h o la guerra a sus enemigos d e l N o r t e para asegurar la paz p o r el N o r t e , tan eficazmente c o m o la m a g n i t u d d e sus triunfos lo permita. N ó : Chile n o incurrirá e n la i m b e c i l i d a d d e echarse a cuesta una n u e va i mas sangrienta guerra p o r temor a la guerra. N ó : en Chile n o habría mas q u e u n a sola v o z para rechazar la intervención arj entina después d e la victoria contra el Perú, así c o m o n o h u b o mas que una sola v o z para r e chazar la intervención peruana antes d e la victoria c o n t r a Bolivia. L a intervención arjentina n o traería, probablemente, al Pacífico la terminación d e la guerra, ni la equidad del desenlace. A l contrario, traería n u e v o s c o m bustibles a la h o g u e r a — y a p r ó x i m a a apagarse—i quién sabe si también el j é r m e n d e u n a n u e v a i mas larga i desastrosa guerra. Eventualidades s o n esas q u e deben ser atentamente consideradas p o r todos los h o m b r e s p ú b l i c o s q u e e n la República A r j e n t i n a aman a su país i v e n c o n claridad, lejos d e los odios criminales i d e las ambiciones inescrupulosas d e partido o d e círculo, d o n d e está la c o n v e n i e n cia de su país. Chile, siempre c u l t o , confiado i a m i g o d e la paz, diria al representante arj entino: " S e d el bien v e n i d o , si os trae el deseo d e sostener los derechos e intereses d e vuestra patria, i c o n t a d c o n m i c o o p e r a c i ó n si vais a consagrar vuestro talento a encontrar u n desenlace pacífico i mutuamente h o n r o s o i ventajoso para el a n t i g u o i e m b r o llado litíjio que h a puesto en peligro la paz de estas d o s Repúblicas vecinas, hermanas i compañeras d e h e r o í s m o i de gloria en la titánica l u c h a de la independencia d e l Continente. Pero n o vengáis mas bien, si habéis de venir a presentaros aquí c o m o un tutor o c o m o u n arbitro, porque seria locura imajinarse q u e admitiese tutor el pueblo que h a c e mas d e medio siglo, c u a n d o t o d o le faltaba, corrió a los c a m p o s d e batalla c o n brios i fuerzas suficientes para romper el tutelaje d e la metrópoli; i porque, a estar dispuesto a inclinarse ante los iguales q u e pretenden imponérseles c o m o arbitros, en vez d e declarar la guerra al Perú, lo habría aceptado corno arbitro en sus diferencias c o n Bolivia." En resumen: si la R e p ú b l i c a Arjentina v a tras la paz, nada le será mas fácil que hallarla, p o r q u e Chile le saldrá con ella al encuentro. Si nó, p u e d e ensayar la intervención, q u e es u n o de los muchos caminos p o r d o n d e acostumbran ir a la guerra los que tienen la v o l u n t a d d e hacerla, Z.

NUESTRAS

RODRÍGUEZ.

DESGRACIAS.

(Editorial de E L NACIONAL de Lima, Diciembre de 1 S 7 9 . )

El espíritu ciego d e u n partido, ha sido i es en la triste actualidad q u e atravesamos, el m o t i v o mas poderoso q u e ha ocasionado los males q u e h o i n o s aflijen; él ha sido siempre la remora d e nuestro engrandecimiento i la única i esclusiva causa del atraso de esta nación en el d e s e n v o l vimiento i desarrollo d e s ú s altos destinos.

CUARTO.

299

A ñ o p o r año, dia por dia, m o m e n t o p o r m o m e n t o , h e m o s visto, c o n la mirada atenta i c o n el c o r a z ó n profund a m e n t e entristecido, esa l u c h a jigantesca i d e esterminio entre los partidos d e diferente bandera; h e m o s visto a u n a inmensa m a y o r í a d e ciudadanos, c o m b a t i r con la f e r o c i d a d d e los chacales en las plazas públicas, sosteniendo i d e f e n d i e n d o a u n c a u d i l l o político, i caer sin vida al p i é d e las mesas electorales, p r i v a n d o así a la patria d e r o bustos brazos para el trabajo, i desgarrando su c o r a z ó n c o n tan luctuosas escenas! H e m o s visto después a ese partido preponderante i v i c torioso, ascender los escalones d e l t e m p l o de la patria, i a d u e ñ á n d o s e d e todos los altos destinos d e ella, formar, c o m o la antigua lejion tebana, una masa c o m p a c t a d e l o s suyos, u n i d o s por el v í n c u l o estrecho d e u n miserable i m e z q u i n o interés, i dispuestos a rechazar a los que n o han formado en sus filas, a u n q u e entre éstos h a y a h a b i d o h o m b r e s d e honradez inmaculada, hombres d e u n c o r a z ó n verdaderamente patriota! I es p o r eso que, tanto en el palacio g u b e r n a t i v o , c o m o en el lejislativo i en todos los demás altos destinos de la R e p ú b l i c a , casi siempre, m a n o s m a n c h a d a s por mas d e u n crimen, h o m b r e s d e r e c o n o c i d a torpeza i d e proverbial nulidad, han dirijido l o s ramos d e la administración d e esta patria tan desgraciada! Es p o r eso que, sujetos al círculo vicioso d e u n partido, h e m o s presenciado el b o c h o r n o s o escándalo d e c o n t e m plar e l envió d e -comisiones fiscales a E u r o p a , q u e en sus tristes negociaciones solo han tenido p o r mira principal el a u m e n t o i ensanche d e su fortuna particular, aunque para esto h a y a n tenido q u e sacrificar a la patria, c o n onerosos i leoninos contratos, que han lanzado a la n a c i ó n en el abismo d e u n a d e u d a fabulosa, h a c i é n d o l e perder lo mas caro i sagrado que hai para ella, su crédito en el estranjero, i h u n d i é n d o l a e n el abismo profundo d e su desprestigio, del q u e solo la salvaremos m e d i a n t e s u p r e m o s esfuerzos i heroicos sacrificios! Es por eso q u e h e m o s visto a mas d e u n alto funcionario p ú b l i c o , recibido e n los brazos d e los suyos, después de haber practicado u n crimen que h a escandalizado a la sociedad, pasearse ufano entre el p u e b l o , insultando a éste c o n su presencia, c u a n d o debería estar sepultado en las tenebrosas celdas d e u n p a n ó p t i c o , para espiar sus faltas. I mientras tanto, ¿qué h a h e c h o el p u e b l o peruano? ¿Se ha levantado pidiendo venganza d e los que así le i n s u l t a ban i vejaban, c o n m e n g u a de su preciosa soberanía? Nó! Su silencio h a sido interpretado c o m o el silencio de la' ignorancia i d e la mas profunda abyección! Su silencio, hijo tan solo de la prudencia i de la m o d e ración, h a envalentonado a los culpables i les h a dado aliento para proseguir c o n planta mas segura p o r el c a m i n o d e la mas grosera criminalidad! Pero, ¡basta y a d e prudencia! basta de contemplaciones c o n los miserables que lo han lanzado, dia por dia i hora por hora, e n la fatal pendiente d e una segura p e r d i c i ó n ! El p u e b l o , el ú n i c o soberano d e la República, así c o m o tiene el derecho d e elejir a los h o m b r e s que deben g o b e r narla, tiene también el d e r e c h o perfecto para destituirlos i decirles: atrás! n o debéis permanecer u u m o m e n t o mas en vuestros puestos, porque habéis traicionado nuestra confianza! El p u e b l o tiene la facultad d e separar los cabritos d e las ovejas, la venenosa cizaña del trigo! I así l o hará, p o r q u e la c o p a d e su resignación i d e su paciencia se h a desbordado ya! P o r q u e él c o m p r e n d e que, un m o m e n t o mas d e vacilación, ¡i está perdido! ¡Porque él sabe perfectamente bien, que un pueblo que n o tiene la enerjía para defender sus mas caros derechos, que u n p u e b l o q u e así se deja maniatar por un círculo miserable i desgraciado, ese p u e b l o n o es d i g n o d e la libertad e i n dependencia que h a recibido!


GUERRA DEL PACIFICO.

300

¿A q u é ocuparnos mas d e las múltiples causas que h a n orijinado esta desgraciada situación? ¡Ellas están en la c o n c i e n c i a de todos! •El p u e b l o las c o n o c e suficientemente! Mientras tanto, los m o m e n t o s angustiosos que pasamos en estos instantes son supremos, i es fuerza n o perder el t i e m p o , manifestando h e c h o s que n o son ignorados por todos aquéllos q u e se interesan en algo por esta patria peruana. Mas, si las causas son c o n o c i d a s para todos los c i u d a danos de esta R e p ú b l i c a , n o sucede lo m i s m o c o n los h o m b r e s sobre cuyas cabezas, c o m o la espada de D á m o cles, se levantará terrible, amenazadora, la m a n o armada de la patria, en la hora tremenda de la mas j u s t a espiacion! en la hora cercana de la venganza nacional! A l g u n o s de esos h o m b r e s siniestros para la patria; alg u n o s de esos hijos desheredados de ésta; algunos de esos miserables victimarios de la honra nacional, aun p e r m a necen ocultos a las miradas del pueblo, cubierto el rostro c o n la sucia careta de la mas infame, de la mas ruin h i pocresía! H a llegado la h o r a de arrancársela, i presentarlos al p u e b l o , en toda su desnudez, en toda su miseria, c o n el dogal de los ajusticiados al cuello, para que éste, c o n la enerjía de su raza, i m p r i m a en sus frentes m a n c h a d a s por el crimen, la marca indeleble de Cain, el signo imborrable d e los reprobos! A l hacerlo, lo haremos c o n la mas severa imparcialidad, i o b e d e c i e n d o a una o b l i g a c i ó n que nos h e m o s i m puesto; obligación q u e sabremos c u m p l i r estrictamente, sin q u e nos arredre, repetimos, ni las amenazas de u n partido, ni el g o l p e o c u l t o i c o b a r d e d e algún i g n o r a d o enemigo! Lima, N o v i e m b r e 30 d e 1879. LlSANDRO DE LA. PUENTE.

A S. E . E L

VICE-PRESIDENTE

DE

LA

REPÚBLICA.

(Editorial de L A PATRIA de Lima, Diciembre 2 0 de 1 8 7 9 . )

Puesto que V . E . asume el mando después de la vergonzosa deserción del jeneral P r a d o , i vuelve al puesto que tantos sinsabores le cansó a V . E. i tantos danos al país bajo el funesto ministerio Meudibnru; puesto que acepta un legado boi mil veces mas difícil, pesado i riesgoso, i tiene el valor de afrontar la ira popular i el anatema de la nación en m a s a ; puesto, en fin, que la esperiencia nada ha conseguido enseñarle, i el conocimiento de su propia deficiencia física, no le impide acometer una tarea superior a las fuerzas de un jigante i capaz de poner a prueba la a u dacia del mas irreflexivo i ambicioso mancebo, será c o n v e niente pedir a V . E., a nombre del país, que todo lo sufre: traiciones, cobardías, abandono, esplotaciou, vergüenzas i vejámenes soldadezcos; será conveniente, decimos, pedirle que, en nombre de los intereses nacionales, en nombre de la honra peruana, se sirva resolver satisfactoriamente el c o n flicto que aparece de los siguientes hechos: Conforme al pacto complementario de la alianza, el ejército unido perú-boliviano debe ser mandado, cuando las operaciones de la guerra se radiquen en el Perú, por el Presidente de esta República, i en Bolivia, por el de aquélla. Asegúrase, con todos los visos de certidumbre, que el jeneral Daza ha elevado ya una consulta al Gobierno, referente al papel que le corresponde desempeñar, una vez retirado el jeneral Prado del teatro de los sucesos, pues ni él puede, eu su alta jerarquía i conforme al pacto, someterse a otras órdenes que a las del Jeneral en Jefe del ejército, que no puede ser sino el Presidente del Perú, ni es decoroso para éste que, dentro de su territorio, ejerza aquel cargo el mencionado jeneral Daza. E l conflicto es, pues, real i positivo. E l Presidente de Bolivia no puede estar sometido, sin ajar el decoro de la nación soberana a que pertenece, a un jeneral pernano

cualquiera que él sea, i el Perú, a su turno, no puede c o n sentir en que dé órdenes i ejerza autoridad un estraño, así fuese aliado i tnviese todas las virtudes militares del Gran Capitán del siglo. Tal situación solo puede salvarse marchando V . E . al Sur a colocarse a la cabeza del ejército: 110 hai otro remedio, i ello es una necesidad inaplazable. A h o r a bien, sírvase V . E. contestar al país ¿se halla V . E . en aptitud de asumir el mando eu jefe de los ejércitos aliados? Su avanzadísima edad i sus achaques permanentes i estraordiuarios le permiten emprender tan fatigosa, tan difícil, tan seria tarea? E s humanamente posible pensar en que V. E. pudiese realizar tal obra? I no se puede asegurar que haya otra salida; no la hai, no es posible imajiuarla. H o i , que todo converje a la guerra, que no se piensa en otra cosa, que se pide, se exije que la actividad se centuplique, que se trabaje con tezon, con virilidad, con acierto, con iniciativa, ¿ c ó m o es posible esperarlo todo de V . E. condenado a permanecer en cierta inacción, so pena de abreviar el no deseado fin de su existencia? ¿ E s patriótico echar sobre sí tan pesada carga, c o n o c i é n d o l a debilidad de las fuerzas i la pequenez de la resistencia para pesos mil veces menores? ¿Seria posible que V. E . se ofuscase hasta el deplorable estremo de no conocer la dolorosa exactitud de nuestras observaciones? H é ahí, pues, lo que nos permitimos exijir a V . E. en nombre del país, en nombre de su decoro hollado. Mana sangre la híT"If" abierta et'^L honra uacioual. El aleve iuvasor estái' '' . v.anto hai para nosotros de mas sag r a u u i respetable; sus naves se pasean eu nuestras aguas, i nos niegan la entrada a nuestros puertos, cerrándonos con increíble insolencia las puertas de nuestra propia casa. ¿Cuál es, pues, el p l a n , ! a iniciativa, la acción que V . E . puede llevar al Gobierno? C ó m o piensa salvar el conflicto del mando de los ejércitos aliados? Arrollando al pueblo con la fuerza, arrojando sobre los ciudadanos los caballos de los jendarmes, guardando con triple guardia las torres i los campanarios, dirijieudo rudas interpelaciones a los grupos de jentes, no se gobierna, no se hace la guerra, no se hace nada, sino es perder lastimosa i criminalmente el tiempo. Sepa, pues, siquiera el país en qué estado están aquellos buques, aquellos elementos ofrecidos solemnemente en una proclama de V . E., sellada con la autoridad alta i respetable de la palabra oficial del Jefe del Estado. Sepamos, pues, c o m o piensa V . E. iluminar este vergonzoso caos, en que la fuga del jeueral Prado nos ha puesto; es indispensable que sepa el país si V . E . está dispuesto a marchar al Sur para ponerse a la cabeza de los ejércitos aliados o si consiente que en el territorio peruano estén a las órdenes del jeneral Daza. r

CHILE

I

EL

PERÚ.

(Traducido del D A I L Y EVENINO TRAVELLER. )

Boston,

.Diciembre

8.

Hasta el m o m e n t o actual, la guerra del Pacífico, cou escepcion de insignificantes reveses, ha marchado velozmente en favor de C h i l e ; pero a causa de la falta de conocimiento en el público, de la condición de los contendientes, apenas se conocen las causas de este éxito i los méritos de la lucha. Chile es una potencia que progresa vivamente i se preocupa de los adelantos de la civilización, un país floreciente, i, para S u d - A m é r i c a , un país rico. Su Gobierno es mas estable que el do cualquier otro país sud-americano, a escepcion del Brasil, i su pueblo mas fuerte i mas valiente. E l Perú, por el contrario, se encuentra en insalvable bancarrota, su Gobierno ha sido la obra de una serie de revoluciones con su cortejo de asesinatos i de destierros; el edificio social descansa sobre el ejército, cuya opinión,


CAPITULO

cou no poca frecuencia en los últimos tiempos, se ha visto dividida de tal manera que su buena influencia se ha debilitado visiblemente. Las clases mercantiles miran al ejército para su protección i la población estranjera para su seguridad; pero espaldado por un Gobierno inestable, su eficacia contra un enemigo estraujero, no es proporcionada a su poder c o m o preservativo social. E l c o m o d o r o Simpsou publica en el U N I T E D SERVICE M A G A Z I N E un artículo mui interesante sobre el Perú, qué da la mas triste i sombría idea de su porvenir, a menos que un cambio radical se opere en el carácter del pueblo. La historia política del Perú, durante los últimos 1 2 años, comprende el asesinato del presidente Balta en su prisión, el asesinato del ex-presidente Pardo en el umbral de la Cámara de Senadores, el. establecimiento de un sistema de ferrocarriles inmensamente dispendioso i el aumento de la deuda pública. Para complicar estos males, el país depende de la i m portación para sn alimento i se halla hoi dia postrado ante su enemigo, con pocos soldados, ningún dinero i una marina desorganizada, Se lanzó apresuradamente a nua guerra para aniquilar el creciente prestijio comercial de Chile i ha descendido aun mas abajo que las arenas movedizas en que convulsivamente se ajitaba cuando empezó' la c o n tienda.

301

CUARTO.

Ellos con su odio infame Echaron mengua i cieno I el nombre de chileno Fué un signo de baldón! En marcha, atácamenos, etc. 3.

COMPAÑÍA.

d

ESTROFA. I mente i brazo Chile Diera a esa jente ingrata; Combo i trabajo—plata, Industria i pan—acción! Pampas, abismos, cimas, Su espíritu atraviesa I alma de toda empresa Es su roto, es su peón! En marcha, atácamenos, etc. i, "

COMPAÑÍA. ESTROFA. Todo es una arma, todo! El combo del minero, La plana del obrero, El pico, el azadón! Nunca el bogar del Norte Criara hijos menguados; Sus hijos esforzados Los de Pisagua son! En marcha, atácamenos, etc.

'5.

s

COMPAÑÍA.

Marcha del Ü.° Atacama

ESTROFA, El rifle en nuestras manos Como una antorcha brilla: Su pólvora es semilla De audacia i de valor! Chile plantó eso bosque, Chile sondeó ese puerto. Dio pueblos al desierto El roto vencedor!

CORO En marcha, atácamenos, Al puesto del deber'! Soldados de la patria, A morir o a vencer! 1. «

COMPAÑÍA.

En marcha, atácamenos, etc.

ESTROFA. 6.

Patria, ideal supremo, De hombres libres, fe altiva, Encarna, exalta, aviva Tu amor en nuestro amor! Muera el que ofende osado La honra de nuestra tierra! Toque el clarín a guerra, Llame a guerra el tambor! En marcha, atácamenos, 2.

d

d

COMPAÑÍA. ESTROFA.

etc.

Nuestra inmortal bandera Nos guia a la victoria; Da amparo a nuestra gloria El sacro tricolor! Oh patria, madre augusta, Maestra de grandes hechos, Inflama nuestros pechos En tu invencible amor!

COMPAÑÍA. ESTROFA. Perú i Bolivia han roto Con sus aleves manos, El vinculo de hermanos: Lo han roto a traición!

CORO. En marcha, atácamenos, Al puesto del deber! Soldados de la patria, A morir o a vencer!


CAPÍTULO V. .SUMARIO.—I. Las balas esplosivas empleadas por los aliados en el combate de San Francisco: cartas de los comandantes de los batallones Coquimbo i Atacama.—II. El Ministro Quiñones comunica el cambio de Gobierno en La Paz, adjuntando copias de los documentos cambiados con motivo de este acontecimiento. (Inédito.)—III. Mensaje de Piórola al Consejo de Estado; circular del prefecto de Lima i nota del Secretario Jeneral del ejército boliviano al Ministro de Gobierno de La Paz, comunicando la destitución de Daza.—IV. Proclama de Daza a los pueblos de Tacna i Arica; proclama del prefecto de Cochabamba.—V. Notas de la Junta de Gobierno de La Paz al coronel Camacho i del jeneral Campero aceptando el puesto de Jeneral en Jefe del ejército.—VI. Arreglo sobre contrato de guano i empréstito celebrado entre el dictador Piérola i Dreyfus Hermanos.—VIL Observaciones del Gobierno de Chile al Jeneral en Jefe del ejército, sobre las hostilidades que deben emprenderse contra el enemigo. (Inédito.)—VIII. Llegada de los oficiales prisioneros de la Esmeralda a Valparaíso i ovación en Santiago; programa, recepción i discursos.—IX. Nota del Intendente Jeneral del ejército i armada al Ministro de la Guerra, relativa al abastecimiento del ejército en campaña.—X. La segunda espedicion a Tarapacá: parte oficial del comandante Echeverría i correspondencia a E L FBRROCARRIL.—XI. Instrucciones que deberá observar el capitán del puerto de Quilca, capitán de fragata don José B. Benavides (Inédito.)—XII. Carta de Piérola a su Secretario de Gobierno, con motivo de las opiniones emitidas por E L COMERCIO de Lima, sobre los arreglos financieros con Dreyfus Hermanos; decreto del mismo mandando seguir una sumaria información acerca de la captura de la Pücomayo.—XIII. Motín en La Paz en favor de Daza: descripción i proclama de la Junta de Gobierno.—XIV. Circular del Ministro de Relaciones Esteriores del Perú a las cancillerías amigas i refutación o examen de dicha circular, por Lino de Pombo Cortés. — X V . Importante nota del Ministro Plenipotenciario de Chile en Colombia sobre su prisión en el P e n i . — X V I . Reconocimiento de la costa entre Sama e lio i bombardeo de tropas: parte oficial.—XVII. Nota del Ministro Quiñones adjuntando copias de los oficios cambiados con el Secretario de la Junta de Gobierno de La Paz, referentes a la internación del jeneral Daza. (Inédito.)—XVIII. Quiñones i el Secretario jeneral de Relaciones Esteriores de Bolivia, comunican al Ministro de Relaciones Esteriores del Perú, la proclamación del jeneral Campero como Jefe Supremo de Bolivia. (Inédito.)—XIX. Decreto de Campero]asumiendo el mando supremo i proclamas a la nación, al ejército i a la quinta división.—XX. Esplotacion de salitres del Perú i Bolivia: nota del Ministro boliviano Z. Flores al Ministro de Relaciones Esteriores del Perú; bando i nota del prefecto de L i m a . — X X I . Fondos para el ejército boliviano: nota del prefecto de Cochabamba i decretos de la Convención Nacional.—XXII. Notas del Ministro Sotomayor al Jeneral en Jefe del ejército i Ministro de Marina, referentes a importantes resoluciones adoptadas centra el enemigo.—XXIII. La última espedicion a Tarapacá: partes oficiales del comandante de la división Esploradora, José R. Vidaurre. — X X I V . Notas de los Ministros Plenipotenciarios del Perú en el Brasil e Italia al Ministro de Relaciones EsterioreB del Perú, sobre publicaciones en la prensa brasilera i europea, solicitando fondos para subvencionarla. (Inédito.)--XXV. Circular del doctor Ladislao Cabrera a los prefectos; proclama del jeneral Pérez al ejército i decreto declarando cobarde al boliviano que pida licencia.—XXVI. La espedicion i tiroteo de Camarones: partes oficiales.—• X X V I I . El Ministro del Perú en la República Arjentina, Evaristo Gómez Sánchez, pide aprobación del gasto estraordinario hecho para anticipar su viaje de Panamá a Buenos Aires. (Inédito.)—XXVIII. Las deserciones en el ejército boliviano i sus causas: partes oficiales.—XXIX. Biografías de los jenerales Mariano I. Prado e Hilarión Daza, por J. V. Ochoa.—XXX. Editoriales.

I. Las balas esplosivas empleadas por los aliados en el combate de San Francisco. CARTAS D E L CAMPAMENTO.

Dolores,

Diciembre

31 ele 1879.

Señor Director de L o s TIEMPOS: V e o q u e por allá se d u d a del e m p l e o de balas esplosivas h e c h o p o r los aliados. Pues es una verdad confirmad a p o r todas m i s averiguaciones. Pero c o m o no pretendo ser creído sobre m i palabra, me permito trascribir a U d . dos cartas que me parecen testimonios decisivos; pertenecen a los c o m a n d a n t e s de los batallones q u e tomaron parte mas activa en la batalla del E n c a ñ a d o , a los comandantes del C o q u i m b o i del Atacama. Las cartas de mi referencia d i c e n así: " S e ñ o r d o n J u a n Martínez.-—Dolores, D i c i e m b r e 20 de 1 8 7 9 . — Q u e r i d o a m i g o : — D e s d e el h e c h o de armas del E n c a ñ a d o , el 19 del p r ó x i m o pasado, h e asegurado que el ejército e n e m i g o habla h e c h o disparos c o n cápsulas e s plosivas, cosa que h a n n e g a d o algunos. A l observar en ese c o m b a t e q u e m u c h o s proyectiles hacian una detonación c o m o un c o h e t e c h i n g a d o , no p o dia d a r m e cuenta a q u é seria d e b i d o esto; pero luego caí en que eran balas esplosivas, i, mas o m e n o s , de una clase que usé, tirando al blanco en la Serena, c o n unas cápsulas que me fueron dadas por un amigo, sin saber de q u é clase eran. D i c h o s proyectiles vienen en caja d e cartón i signadas: "Cápsulas R e m i n g t o n , " i no recuerdo que otra cosa mas. En el hecho de armas aludido, varios oficiales i tropa recojieron de esas balas después de haber h e c h o esplosion, las que quedan c o m o granadas o estrellas planas d e seis a siete picos después del choque, i otras se reparten

en pedazos. A l g u n o s dias mas tarde m e p r e g u n t a r o n por el h e c h o i si tenia en m i p o d e r algún proyectil. S o l o p u de conseguir entonces u n o q u e tenia el teniente Arellan o i q u e era u n a verdadera granada abierta; lo di al señor Ministro de la Guerra en campaña. E n este instante h e sabido q u e en su batallón tienen algunos soldados balas esplosivas, i aun m e d i c e n las hai cargadas. Si esto fuera así, agradecería a U d . infinito me buscase todas las que hubiesen d e esta clase, pues deseo probar q u e se han usado cápsulas esplosivas por los enem i g o s . T o d o dato que m e suministre en este sentido, será d e valor para sostener mi dicho. Sírvase, pues, amigo, contestarme al pié de ésta. Su seguro servidor i afectísimo a m i g o . — A l e j a n d r o Gorostiaga." " S e ñ o r d o n A l e j a n d r o G o r o s t i a g a . — D i c i e m b r e 26 de 1 8 7 9 . — A p r e c i a d o amigo;.—En contestación a su carta, de fecha 20 del corriente, remito a U d . una bala esplosiva que m e entregó el subteniente de este c u e r p o d o n Juan 2. ° Valenzueía, quien la o b t u v o de u n o d e los soldados de su c o m p a ñ í a en la batalla del E n c a ñ a d o . D i c h a bala va, c o m o U d . verá, descargada, operación efectuada por Valenzueía c o n el o b j e t o d e convencerse realmente si el proyectil contenia materias esplosivas, lo qne, en efecto, consiguió, e n c o n t r a n d o en el interior una regular cantidad d e pólvora. También mis oficiales i yo hemos notado, en la toma de Piságna i combate del Encañado, qne estallaban algunos proyectiles, produciendo un sonido estrañoque no sabíamos a qué atribuir; pero ahora que vemos claro, por la afirmación de U d . i la operación practicada por Valenzueía, no nos quedan dudas de que eran esplosivas. H e hecho bnscar otras en mi batallón, pero no he encontrado ya. L o s soldados tuvieron algunas, según me dicen, i considerándolas inútiles, las perdieron.


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Queda de U d . afectísimo i atento servidor.—J. Martínez." A g r e g a r é a U d . que todos los oficiales del A t a c a m a i del Coquimbo, con quiénes he tenido ocasión de hablar, afirman lo m i s m o que sus comandantes. Y a no se puede dudar. Y. X.

II. El Ministro Quiñones comunica el cambio de Gobierno en La Paz, adjuntando copias de los documentos cambiados con motivo de este acontecimiento. (Inédito.) N Ú M . 2 6 3 . — L E G A C I Ó N DEL P E R Ú EN BOLIVIA.

La Paz, Diciembre 28. de 1879. S e ñ o r Secretario: Por la c o m u n i c a c i ó n q u e dirijí a V , S. en el correo q u e partió de esta c i u d a d a las 7 P. M. d e ayer, h e t e n i d o el n o n o r de participarle todos los sucesos políticos q u e se realizaron hasta ese m o m e n t o ; pero, h a b i e n d o s o b r e v e n i d o acontecimientos de grave importancia, h a g o u n estrardinario especial, remitiendo al prefecto de P u n o este oficio i los telegramas en q u e c o m u n i c o esos h e c h o s a V. S. i al señor contra-almirante, jefe superior del ejército del Sur. L a noticia de la p r o c l a m a c i ó n de S. E. el señor d o c t o r Nicolás de Piérola i la adhesión d e los ejércitos de L i m a i Arica, c o m u n i c a d a por el señor jeneral D a z a al Consejo ejecutivo de esta República, h a sido recibida c o n m a r c a das manifestaciones de simpatía en los círculos sociales i políticos. . E n la n o c h e fui informado, por personas caracterizadas, que a las 8 P. M. se habían r e u n i d o en c o n s e j o el c o r o n e l d o n Julián L ó p e z , los j e f e s d e la guardia nacional i de las fuerzas que g u a r n e c e n esta plaza, para acordar la m a nera c ó m o debían proceder para hacer mas pronta la destitución del señor j e n e r a l D a z a i n o m b r a r u n G o b i e r n o que ofrezca m a y o r e s garantías para la restauración de la honra e integridad d e Bolivia. A c o r d a r o n c o n v o c a r para las 12 M. d e hoi un c o m i c i o popular que se reuniría en el local d e n o m i n a d o Loreto, i c o n tal fin hicieron c i r c u lar, en las primeras horas de la mañana, la invitación que remito a V. S. bajo el n ú m . 1. E n efecto, a la hora citada se han reunido en la plaza principal p o c o mas de 4,000 ciudadanos, en su m a y o r parte j e n t e del p u e b l o , i entre los que se h i z o circular el suelto que a c o m p a ñ o bajo el n ú m . 2. El c o m i c i o popular ha c o n c l u i d o p o r desconocer la autoridad del señor jeneral D a z a , i h a n o m b r a d o Jefe superior, político i militar del departamento al señor coronel Uladislao Silva, que desde l u e g o funciona c o m o tal. T a m b i é n h a n o m b r a d o Jeneral en Jefe de los ejércitos al señor jeneral C a m p e r o , d i s p o n i e n d o q u e mientras éste se constituye en Tacna, el señor contra-almirante M o n tero se haga cargo del ejército que m a n d a el señor jeneral Daza. Con t o d o l o o c u r r i d o , la tranquilidad pública n o se h a alterado i c o n t i n ú a el entusiasmo por la alianza i la guerra. Sírvase V . S. elevar este oficio al c o n o c i m i e n t o de S. E. el Jefe S u p r e m o de la R e p ú b l i c a i aceptar la respetuosa consideración c o n que soi de Y . S. m u í atento servidor.. J . L.

QUIÑONES.

Al señor Secretario de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores del Perú.—Lima.

N Ú M . 1. COMICIO

POPULAR.

_ Los solemnes m o m e n t o s por los que atraviesa el país imponen al p u e b l o el deber de deliberar sobre sus desti-

303

QUINTO.

nos. E n consecuencia, los suscritos, jefes de las fuerzas de esta plaza, c o n v o c a n a todos los c i u d a d a n o s para el día de h o i , a las 12 M., al salón del Loreto, para el o b j e t o indicado, garantizándose el respeto a las decisiones s o b e ranas.—Julián AL López.—Claudio Velasco.—Jefes de la guardia nacional: José Manuel Guackalla.—Severo Aíatos. La Paz, D i c i e m b r e 28 d e 1879. N Ú M . 2. SE SALVÓ LA PATRIA.

E l p u e b l o i el ejército, en sincero abrazo,- ante la m a j e s t a d de la patria, h a c e n la desaparición radical de la tiranía de Daza, i en c o m i c i o p ú b l i c o de h o i , a las 12 M., a q u e h a n invitado los jefes, coronel L ó p e z , de Húsares; coronel Velasco, de la C o l u m n a , i doctores Guachalla i Matos, de la guardia nacional, se hará la p r o c l a m a c i ó n de Jefe S u p r e m o de la R e p ú b l i c a . N o es aceptada la f o r m a c i ó n d e J u n t a de G o b i e r n o , p o r q u e estamos desengañados de sus inconvenientes. U n a cabeza,.ayudada de la opinión nacional, basta. El c o r o n e l Uladislao Silva es propuesto u n i f o r m e m e n t e para Jefe S u p r e m o de la R e p ú b l i c a , c o n las c o n d i c i o n e s ' d e que garantiza la libertad de las elecciones p r ó x i m a s i elimina su n o m b r e de ellas. A s í se reconstituye el p a í s . L a defensa nacional es el principal objetivo d e l s o b e rano p u e b l o . L a s o l e m n e u n i ó n de partidos políticos es h e c h o que prepara la grandeza de la patria. E l d o c t o r Belisario Salinas es propuesto para Secretario j e n e r a l de Estado, d e s e m p e ñ a n d o interinamente; el d o c tor Severo Matos, propuesto oficial m a y o r de Relaciones Esteriores. Las demás medidas serán prontas i eficaces, respecto al teatro de la guerra. Se salvó la patria. NÚM. 264.—LEGACIÓN DEL PERÚ EN BOLIVIA

La Paz, Diciembre 31 de 1879. Señor secretario: Tengo el honor de remitir a V . S., adjuntas al presente oficio, en copias auténticas signadas con los números 1, 2, 3 i 4, las comunicaciones del señor Secretario de la Jnuta de Gobierno i de esta Legación, con motivo del cambio de G o bierno que se ha realizado en esta ciudad el 28 del mes que termina. Como verá V . S. por el penúltimo acápite de la copia núm. 1, que corresponde al oficio en que se me comunica el nuevo orden de cosas, los mas decididos propósitos de la autoridad transitoria creada en la actualidad, sou estrechar, consolidar i sostener la alianza perú-boliviana i consagrar su preferente atención a la guerra nacional en que ambos pueblos se hallan con la República de Chile. Me permito llamar la atención de V . S. sobre tan i m p o r tante declaratoria, porque eu ella verá cumplidas fielmente las intrucciones que a este respecto me tenia dadas ese m i nisterio. Dígnese V . S. poner este oficio i los anexos de su referencia en el conocimiento de S. E. el Jefe Supremo de la República, aceptando el respeto i consideración de su mni atento i obediente servidor. J.

L.

QUIÑONES.

Al señor Secretario do Estado en el despacho de Relaciones Esteriores del Perú. —Lima.

L i m a , E n e r o 24 de 1880.:—Acúsese recibo, previniendo al oficiante, que el Gobierno del Jefe Supremo del Perú, al propio tiempo que desea la consolidación del orden en la República vecina, considera c o m o una garantía de estabilidad de la Junta de Gobierno creada eu ella, la lealtad a sus protestas sobre el mantenimiento de la alianza. CALDERÓN.


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GUERRA

DEL PACIFICO.

C O P I A N Ú M . 1.

III.

Secretarla de la Junta de Gobierno.—La Paz, Diciemb r e 30 de 1 8 7 9 . — S e ñ o r : — T e n g o el honor de dirijirme a V. S., poniendo en sn conocimiento el cambio político operado en esta ciudad el 28 de los corrientes, por la unánime volnntad del vecindario. Reunido él eu comicio, ha pronunciado la destitución del jeneral Daza, tanto de la Presidencia de la República c o m o del cargo de Jeneral en Jefe del ejército boliviano, creando una Junta de G o b i e r no compuesta de los señores Uladislao Silva, Rudecindo Carvajal i Donato Vasquez. L a Junta se pondrá de acuerdo con los demás departamentos de la Répxrblica para la reorganización del país, i convocará, desde luego, una convención nacional. L a s adjuntas copias ( 1 ) manifestarán a V . S . los poderosos motivos que han determinado la evolución pacífica que acaba de verificarse.—Todo lo que m e cumple comunicar a V . S. en el carácter de Secretario de la Junta con que he sido inmerecidamente h o n r a d o . — U n o de los mas decididos propósitos de la autoridad transitoria creada en la actualidad, será estrechar, consolidar i sostener la alianza perú-boliviana, consagrando su preferente atención a la guerra nacional en que ambos pueblos se hallan con la R e pública de C h i l e . — R o g a n d o a V . S. se digne trasmitir el contenido de este oficio al E x c m o . Gobierno del Perú, m e es altamente honroso suscribirme de V . S. mni atento i obsecuente s e r v i d o r . — ( F i r m a d o ) . — SEVERO M A T O S . — A l E x c m o . señor doctor José Luis Quiñones, E n v i a d o E s t r a o r dinario i Ministro Plenipotenciario del Perú en B o l i v i a . — P r e s e n t e . — E s c o p i a . — L a P a z , Diciembre 31 de 1 8 7 9 . — Agustín Blanco, secretario.

Mensaje de Piérola al Consejo de Estado; circular del prefecto de Lima, i nota al ministro de Gobierno en La Paz comunicándole la destitución de Daza.

C O P I A NÚM. 4. L a P a z , Diciembre 31 de 1 8 7 9 . — S e ñ o r : — E l infrascrito, E n v i a d o Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del P e rú, ha tenido el honor de recibir, a las 6.30 P. M. de ayer, el oficio que V . S. se ha servido dirijirle, poniendo en su conocimiento el cambio político operado en esta cindad el 28 de los corrientes; la destitución del señor jeneral Daza, tanto de la Presidencia de la República c o m o del cargo de Jeneral en Jefe del ejército boliviano, i la creación de una Junta de Gobierno compuesta de los señores Uladislao S i l va, Rudecindo Carvajal i D o n a t o V a s q u e z , que se pondrá de acuerdo con los demás departamentos de la República para la reorganización del país, i convocará, desde luego, una Convención Nacional, por los poderosos motivos que m a nifiestan las copias que V . S. se ha dignado adjuntar.— También se sirve V . S. agregar que: uno de los mas decididos propósitos de la autoridad transitoria creada en la actualidad, será estrechar, consolidar i sostener la alianza perúboliviana, consagrando su preferente atención a la guerra nacional en que ambos pueblos se hallan con la R e p ú b l i c a de C h i l e . — A l tener el infrascrito la honra de acusar recibo a V . S. del respetable oficio a que se refiere, cumple con el deber de manifestarle que hoi mismo satisfará los deseos de V . S., poniendo en conocimiento de su Gobierno cuanto ha tenido a bien comunicarle en su carácter de Secretario, mui merecidamente nombrado por la E x c m a . Junta de G o b i e r n o . — E l Ministro del Perú, con l a m a s distinguida c o n sideración, tiene el honor de ofrecer, por el digno órgano de V . S., sus respetos a la E x c m a . Jnuta de Gobierno, i la c o m placencia de suscribirse del honorable señor Secretario, d o c tor Matos, su mui atento i obediente servidor.—(Firmado). — J . L . Q U I Ñ O N E S . — A l E x c m o . señor Secretario de la J u n ta de G o b i e r n o . — P r e s e n t e . — E s c o p i a . - - L a P a z , D i c i e m bre 31 de 1 8 7 9 . — A g u s t í n Blanco, secretario.

(1) Las copias nnnis. 2 i 3 a que se refiere la presente nota, se hallan insertadas en la pajina 282 con el título: " L a destitución de Daza en La Paz."

Honorables señores: A l recibir, en la situación mas difícil qne sea dado i m a jinar para uu pueblo, la inmensa carga que el Perú ha c o locado sobre mis h o m b r o s , mi primera preocupación ha sido buscar en las luces i la esperiencia de escojidos i rectos ciudadanos, además de mis inmediatos consejeros, vuestro provechoso concurso en las arduas tareas del G o bierno de la R e p ú b l i c a . Si algún momento de alivio puedo esperimentar, en m e dio de la amargura que la patria saborea en estos m o m e n tos, es el de vuestra instalación solemne con toda la s o lemnidad de la situación para el Perú. Profanado nuestro territorio, por consecuencia de sucesos de los que aparto resueltamente los ojos para no encender la indignación; paseando insolente por nuestros mares el pabellón enemigo, el patriotismo jime de i m p a ciencia por correr en busca de él, llevando en las armas nacionales la vindicación de nuestra honra, la sanción del derecho h o l l a d o ; i es cien veces mas penosa la dura espera de los dias que corren, que todas las fatigas de la campaña i la batalla, nuestra suprema i única ambición en este instante. E l m u n d o estima entre tanto, y o no lo dudo, nuestra presente actitud. Derribando el P e r ú , en un solo instante con pasmosa uniformidad i por un simple acto de su voluntad soberana, el viejo orden de cosas, ha alzado ante los demás pueblos la mas elocuente protesta coutra los sucesos realizados ivindicado sn nombre, demostrando que sus quebrantos i contrastes no eran su propia obra. Destruida nuestra flota, destrozado nuestro ejército i desarmados, n o por el empuje i el poder del enemigo, sino por nuestros propios conductores, que nos dejaban al m i s m o tiempo sin tesoro ni crédito, pero rodeados de todo j é nero de problemas interiores i esteriores, el Perú se ve obligado a reconstruir, por uno de esos esfuerzos o m n i p o tentes que levantan a los pueblos a las alturas del poder i de la gloria, sus elementos de combate. I cuando, sin perder instante ni omitir esfuerzos, se pone afanosamente a la obra, nadie podría ver, en la paciente i fatigosísima tarea de hoi, otra cosa que la seguridad del triunfo de mañana. A esa labor asisten con simpatía las naciones del nuevo i viejo mundo que hacen justicia a nuestro derecho i a nuestra inquebrantable voluntad de sostenerlo, cueste lo que costase, i con los cuales mi gobierno nada omite por estrechar las cordiales relaciones que con ellos mantenemos. Bolivia, sobre cuya actitud han arrojado las oscuridades de los líltimos desastres injustísimas sombras, se ha levantado también vigorosa para condenarlos, despidiendo con desden a sus autores, i ha estrechado sus vínculos con el Perú hasta el punto de hacerse mni difícil distinguir, en verdad, qne se ha hecho la accidental separación creada por el acto puramente político de 1 8 2 4 : fusión magnífica de dos pueblos que la nueva campaña presentará a los ojos de todos, sellada por el común esfuerzo eu el combate, al resplandor de la victoria. Nuestros desastres, honorables señores, n o tienen sino una sola esplicacion. Son el fruto necesario del malestar interior; i, al propio tiempo que el éxito de nuestras armas acabara de conjurar este malestar, se baria imposible si no pusiésemos eficazmente la m a n o sobre él. Solo la práctica de la justicia da poder i fuerza. La libertad, fórmula definitiva del bienestar i perfeccionamiento humano, i que fuera se llama para los pueblos respeto de sus derechos i de sn nombre, no es realizable sino por aquélla. A h o r a bien: la justicia tiene para los pueblos una sola forma, un solo camino relijioso: respeto por la lei, lo mis-


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305

QUINTO.

mo en los qne mandan que en los que o b e d e c e n ; aplicación inmediata i severa de la pena a los qne la violan. Darnos leyes apropiadas, pero sobre t o d o fidelísimamente c u m p l i d a s , es, en resumen, el remedio de todos nuestros males dentro, i la c o n d i c i ó n indispensable para nuestro triunfo fuera. I, por lo m i s m o , es entera la gran taera a que t o d o ciudadano d i g n o de este n o m b r e d e b e cooperar incesantemente; pero en la q u e si y o he recibido directamente de la R e p ú b l i c a el encargo i el poder d e llevarla a t é r m i n o , os c a b e parte inmediata i principal. La inauguración del n u e v o orden de cosas deja detrás grandes responsabilidades de diverso orden. El deseo n a cional habría sido verlas realizadas. N o obstante él, i lim i t á n d o m e a llevar al m e j o r término las q u e he e n c o n trado iniciadas, he apartado por entero la vista de t o d o s los demás. N o es esto, por cierto, favor a la i m p u n i d a d ni c o m placencia c o n el pasado. Nadie, c o m o y o , podría estar mas a cubierto de disposiciones de á n i m o semejantes. Son, sin e m b a r g o , tales i en tal n ú m e r o esas responsabilidades, q u e absorberían en buena parte la atención q u e los asuntos del presente nos reclaman toda entera. A l z a n d o , por el contrario, m u r o infranqueable entre ayer i hoi, d e b e m o s consagrar todas nuestras fuerzas a la labor que tenemos delante, sin volver la cara atrás. Los tristes ejemplos del pasado proyectarán aun suficientemente su siniestro resplandor para n o dejarnos olvidar sus d o l o r o sas enseñanzas. Teniéndolas, pues, en mira solo c o m o tales, reservemos para hoi toda la severidad que hubiéramos de aplicar a los autores del daño que sufrimos. Nuestra política está perfectamente definida por el carácter m i s m o del réjimen en que nos hallamos. T o d o ha sido falsificado aquí (señalando el m i s m o local), desde las leyes fundamentales del Estado hasta el signo m i s m o r e presentativo de nuestras transacciones. El Perú está n e cesitado de verdad i justicia: las tendrá, i en esta d o b l e palabra es preciso que se encierre toda nuestra acción en adelante. Un nuevo período se ha abierto para la República. A l confiarme el pueblo i el ejército del P e n i la suma del poder nacional, m e ha dado el mas vivo testimonio de su fe en el éxito i en mi resolución inquebrantable de alcanzarle, Y o la tengo completa en él i en el concurso omuipotente i jeneroso, que vosotros representáis muí especialmente desde hoi. Para hacerle mas eficaz, el Gobierno estenderá vuestra intervención en los asuntos públicos hasta donde sn propia índole lo aconsejo. La Divina Providencia dispensará su protección a la sanidad de nuestros propósitos i a la justicia de nuestra causa. Quedan abiertas las sesiones del Consejo de E s t a d o . "

recibirá con alborozo la grata noticia de haber sido satisfecha una de sus mas antiguas i profundas aspiraciones con la instalación solemne del Consejo de Estado. Pero, con mayor i mas doble júbilo, resonará todavía, en todos los ángulos de la R e p ú b l i c a , el eco entusiasta de vuestras palabras sobre la digna actitud del Perú en la presente guerra. Y o quiero ser, E x c m o . señor, el primer eco de esas inspiradas palabras. Debemos vencer al enemigo estranjero, cueste lo que costare, porque para un pueblo qne se estima, nada hai que valga mas, ni tanto siquiera c o m o la integridad de su suelo i el honor de su bandera. A n t e s de concluir este breve discurso, no seria jnsto, E x c m o . señor, que pasara eu silencio el homenaje qne habéis tributado a la Iglesia, designando c o m o primer m i e m b r o permanente del Consejo de Estado al metropolitano del P e r ú ; ni qne dejara tampoco de espresar piiblicamente mi agradecimiento a mis honorables colegas, no tanto por la honra personal que me han dispensado al elejirme unánimemente para presidir sus trabajos, cuanto por el acatamiento que tal acto significa: respecto de la Iglesia del Perú, cuyo jefe soi, aunque indigno. A l terminar, permitidme deciros, E x c m o . señor, que el Consejo de Estado hace los mas fervientes votos al cielo por la prosperidad de vuestro Gobierno, por el triunfo de las armas nacionales i por el engrandecimiento de la República."

A tal propósito ha obedecido, sin duda, el pensamiento de formarlo con las mas altas representaciones del sacerdocio i de la majistratura, de las armas i de las letras, de la agricultura i del comercio. Organizado de esta manera, podrá llevar siempre al seno del Gobierno la sabiduría de sus consejos i deliberar, sobre los asuntos sometidos a sn fallo, con la austera imparcialidad de la justicia. Tened por cierto, E x c m o . señor, que llenará uno i otro deber, ¡aspirándose, c o m o cumple a su patriotismo, en los grandes intereses de la República.

La tarea, pues, de la autoridad, tarea en t o d o tiempo d e honor, de actividad i abnegación para los que la ejercen, d e justicia i de garantía para la sociedad, tiene hoi, mas que nunca, toda la santidad de un apostolado, al que debe seguir la acción reparadora del bien; de suerte q u e , faltar a ella, es u n crimen que será castigado fatalmente. E n consonancia c o n lo espuesto, V. S. ajustará sus p r o cedimientos a los eternos principios de justicia i e q u i d a d , inspirándose, mui especialmente, en el estatuto provisorio, para observarlo i hacerlo observar c o n la inexorable p u n tualidad que d e m a n d a n las circunstancias escepcionales i

CIRCULAR DEL PREFECTO DE PREFECTURA DEL

LIMA.

DEPARTAMENTO.

Lima,

Enero

1.

c

de 1SS0.

P r o f u n d a m e n t e c o n v e n c i d o s los pueblos i el ejército de que bajo la tutela de una lejislacion política desprestijiada, n o podrían traducirse en gloriosos resultados las lejítimas aspiraciones del Perú en la guerra a que lo h a p r o v o c a d o Chile, han roto c o n m a n o vigorosa la fórmula constitucional i c o l o c a d o al frente de sus destinos, c o n facultades o m n í m o d a s , al E x c m o . señor d o c t o r d o n N i c o j lás de Piérola, quien, a su vez, se h a d i g n a d o confiarme el i delicado cargo de prefecto del departamento. ¡ A l dirijirme a V. S., debo manifestarle, desde luego, que ¡ h e aceptado este carácter n o obstante la inmensa r e s p o n i sabilidad que m e i m p o n e , p o r q u e en las presentes cir¡ cunstancias n i n g ú n peruano tiene el derecho de rehusar : el c o n c u r s o de sus servicios, allí d o n d e S. E. resuelva utilizarlos, i p o r q u e las g r a n d e s ' dificultades tienen f o r z o i samente que ser vencidas por la firmeza en los grandes , propósitos. L a é p o c a que h e m o s alcanzado es c o m p l e t a m e n t e n u e El ilustrísimo señor Presidente del Consejo contestó: ! va en nuestra historia política. Ella se levanta sobre los " E x o r n o , señor: ! escombros de un pasado funesto, i está llamada a ser, c o m o El Consejo de E s t a d o , que debe su creación al estatuto I será, una é p o c a de sacrificios que purifiquen, de esfuerzos provisorio de 27 de Diciembre último i a cuya bondad d e - ¡ q u e salven, de glorias q u e enaltezcan el n o m b r e del Perú i que preparen las sólidas bases de la República; de ho yo el honor de dirijiros la palabra, ha escuchado, con esa R e p ú b l i c a que n o consiste en igualar a los h o m b r e s , la mas viva satisfacción, las que acabáis de pronunciar. c o r r o m p i é n d o l o s i d e g r a d á n d o l o s , sino en exaltar los Reanudando las tradiciones políticas del Perú en sus caracteres i en tener por n o r m a do su poderosa actividad mejores clias, i siguiendo el ejemplo de las mas cultas i poderosas naciones, habéis instituido este ilustre cuerpo, el relijioso c u m p l i m i e n t o del deber, rindiendo culto a la llamado a participar, con su consejo o con sn voto, en los libertad que, bien entendida, n o es mas q u e el c o n c i e r t o de todos los derechos. mas graves negocios del Estado.

Por lo cual, no vacilo en afirmar qne la nación entera TOMO i i — 3 9


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G U E TIRA D E L P A C I F I C O .

tremendas del país, i continuará V . S., en c u a n t o n o estén en c o n t r a d i c c i ó n c o n él, s u j e t a n d o sus actos a la lei d e organización interior d e la R e p ú b l i c a i a los reglamentos i disposiciones hasta h o i en vigor, mientras S. E . d i c t e los reglamentos correspondientes. Sin desatender en l o m e n o r el c u m p l i m i e n t o d e sus obligaciones ordinarias, d e b e V . S. p o n e r el mas d e c i d i d o e m p e ñ o i enérjica v o l u n t a d en contribuir p o r todos los m e d i o s posibles a la realización del primordial propósito d e S. E . : el b u e n é x i t o d e la guerra contra Chile. Hasta hace p o c o , la iniciativa partía d e los pueblos, q u e han v e n i d o ofreciendo, en aras d e la patria, el precioso c o n t i n j e n t e d e su sangre i d e s ú s intereses para atropellar c o n ol criminal indiferentismo de los q u e se hallaban a su cabeza. Preciso es q u e h o i esa iniciativa n a z c a d e las autoridades a fin de mantener siempre viva en el alma d e la nación la fe en su p r ó x i m o i seguro triunfo sobre el e n e m i g o i en la reconquista del territorio q u e , c o m o l o espresa el estatuto m e n c i o n a d o , histórica i j u r í d i c a m e n t e nos pertenece. H a g a V . S. llegar a c o n o c i m i e n t o de las autoridades subalternas, c o n la trascripción d e la presente circular, estos invariables propósitos q u e , llevados a la práctica, p o n d r á n a todos, gobernantes i g o b e r n a d o s , a la altura a q u e el pueblo peruano tiene d e r e c h o , i q u e traerán para la patria, inmediatamente, n u e v o s dias d e gloria i su c o m pleta i necesaria rejeneracion. D i o s g u a r d e a V . S. JUAN

MARTIN

Gobierno i al país, qne aquél será inalterable con la disciplina i moralidad de nuestros valientes compañeros de armas. Todos los señores jefes nombrados anteriormente, continúan al mando de las fuerzas que le estaban confiadas. La estrechez i premura del tiempo, me obligan a concluir el presente oficio, rogando a U d . se sirva trasmitirlo al E x c m o . Cousejo de Ministros encargado del poder ejecutivo de la R e p ú b l i c a i al país todo, por medio de las autoridades legalmente reconocidas, que respetamos i reconocemos, protestando ante nuestra querida patria que el coronel Camacho i y o aceptamos transitoriamente i mientras el G o bierno uacioual se sirva proveer los cargos que hoi investimos. E n tal concepto, ruego a U d . , a nombre i por encargo espreso del señor coronel Camacho i el mió propio, se sirva nombrar a los ciudadanos qne han de r e e m p l a z a m o s , bajo cuyas órdenes i c o m o soldados de la alianza, tendremos la satisfacción de cumplir nuestro deber con la m i s m a voluntad i patriotismo que hoi nos dispensa la honra de poner este suceso en conocimiento de U d . i para los fines insinuados. Saluda al señor Ministro de Gobierno i Presidente del Consejo de Ministros, su atento servidor. (Firmado).—BELISARIO SALINAS. Al señor Ministro de Gobierno i Relaciones Esteriores, Presidente del Consejo de Ministros, encargado del poder ejecutivo de la República de Bolivia.

ECHENIQUE.

SECRETARÍA JENERAL D E L COMANDANTE E N JEFE D E L E J É R CITO BOLIVIANO.

Tacna, Diciembre 27 de 1879. Señor: E l ejército boliviano residente en esta plaza, por su unánime i solemne voluntad, acaba de desconocer la autoridad que investía el jeaeral don Hilarión Daza, destituyéndolo, por consecuencia, i de la manera mas tranquila, i pacífica, del c o m a n d o de las fuerzas que la patria ha enviado para la defensa de sus sacrosantos derechos, en la lucha que sostiene contra la R e p ú b l i c a de Chile. Salvada así la honra nacional, que el jeneral Daza habia infamado con actos escritos ya en la conciencia pública i de que lo ha j u z g a d o el país, e íntimamente consolidada la alianza perú-boliviana, todos los señores jefes, oficiales i saldados del ejército de la patria han jurado nuevamente vencer o morir en defensa de las Repúblicas hermanas. E l manifiesto solemne que en copia legalizada tengo el honor de acompañar ( 1 ) i en el que se nombra al señor c o ronel Eleodoro Camacho comandante en jefe del ejército boliviano, manifestarán a U d . que el solo único pensamiento que anima a nuestros compatriotas, es i será el c u m p l i miento del deber que tienen jurado ante Dios i la patria P e r ú - Bolivia. E l señor coronel Camacho, aceptando con firme resolución i c o m o una manifestación de su acendrado patriotismo la honrosa comisión que se le ha confiado, ha asumido el mando de las fuerzas aquí residentes, poniéndose a las ó r denes del benemérito señor jeneral don Lizardo Moutero, jefe superior, político i militar de los departamentos del Sur de esta República. Se ha servido, al m i s m o tiempo, de acuerdo con el voto de nuestros conciudadanos, dispensarme el honor de desempeñar la Secretaría Jeneral que, por consecuencia del h e cho referido, ha quedado en acefalía; continuando el señor jeneral de brigada don Carlos A r g u e d a s en el despacho de E s t a d o Mayor Jeneral de nuestro ejército. Descansa el ejército tranquilo en sus cuarteles, i asegurado el orden público de este noble i jeneroso pueblo, tengo la satisfacción de asegurar a U d . i por su órgano al S u p r e m o (1) El manifiesto a que se refiere la presente nota, está publicado en el capítulo anterior, párrafo X X I , pajina 281.

IV. Proclamas de Daza i del Prefecto de Cochabauaba. A LOS CULTOS PUEBLOS D E TACNA I A R I C A I

AL

EJÉRCITO

PERUANO.

La ingratitud i la deslealtad h a n c o r t a d o p o r ahora mi v i d a pública i m i carrera consagrada al bienestar de dos naciones aliadas. N o es c u l p a mia; bien se c o n o c e la causa. Me retiro del centro d e las operaciones militares, no a vejetar, sino a preparar el manifiesto q u e d e b o a estas dos R e p ú b l i c a s hermanas i a las demás q u e n o s miran, sobre el escandaloso m o t i n del 27 del pasado. E n él traeré a la m e m o r i a todos los antecedentes i acumularé los docum e n t o s q u e satisfagan. Pero al alejarme, llevo una d e u d a h o n r o s a q u e guarda mi c o r a z ó n i que mis hijos la tendrán c o m o la mas sagrada: sincero r e c o n o c i m i e n t o i respeto q u e h e m e r e c i d o del ejército peruano, así c o m o a la j e n e r o s a simpatía que me h a n p r o d i g a d o , sin distinción d e clases sociales, los nobles pueblos de Tacna i Arica. Bien quisiera o c u p a r u n lugar h u m i l d e en las filas peruanas, p o r q u e es d i g n o i h o n o r a b l e c o m b a t i r entre intrépidos patriotasque c o n d e s p r e c i o rechazan toda traición, p o r q u e sus bravos jefes n o tienen delitos q u e ocultar con u n c r i m e n mayor. Pero d e b o alojarme para q u e la fétida baba q u e arrojan mis e n e m i g o s en su d e s p e c h o les caiga en su propia cara. M U Í profunda es m i gratitud al ejército i a la sociedad, pues h e visto en a m b o s u n verdadero sentimiento por lo que sufro c o n la negra ingratitud mas denigrante que la del mal apóstol. I es p o r q u e el p r i m e r o a m a i da real mérito a las virtudes cívicas, i la s e g u n d a es m o d e l o de nobles hijos i virtuosas hijas. E n la n u e v a escena q u e se representa, y a ha principiad o a exhibir bien sus papeles esa m u l t i t u d aduladora que forma el cortejo asfixiante de los n u e v o s personajes i, sobre t o d o , aquellos difamadores d e profesión q u e agotan los dicterios, que fecundizan la calumnia, q u e idealizan la infamia i q u e su o b j e t o es tiznar a u n q u e no produzcan m a n c h a . Pero es u n a ventaja que so quita en la careta que los disfraza, a u n q u e siempre al través de ella se vo la lobreguez d o esos espíritus ruines i sus solos nombres bastan para arrojarlos al desprecio.


CAPITULO

Q u e sigan d e s g a r r á n d o m e el c o r a z ó n aquéllos q u e ayer m e llamaban padre i h e r m a n o i q u e c o n finjidas lágrimas de gratitud recibían el pan que les daba; q u e c o n t i n ú e n despedazando m i n o m b r e i mi reputación todos esos escritores de taberna, que la m a n o d e D i o s los tiene s i e m pre abatidos, h u m i l l a d o s i arrastrándose sobre su p e c h o c o m o la v í b o r a maldita; q u e n o se cansen los traidores d e mansillar la honra d é l a patria para que c o s e c h e n sus frutos. Sí: esto es valor, es nobleza, es caballerosidad, pero es la nobleza i el valor de los reprobos. C o m p a ñ e r o s d e armas: Mi pensamiento a c o m p a ñ a a vosotros p o r el sendero del deber c u m p l i d o que seguis i de las glorias q u e vais a adquirir. I si alguna vez mi débil espada la reputaseis útil para salvar Ta honra del país o vuestros derechos c o n culcados, a vuestro lado estaré. N o b l e s pueblos de T a c n a i Arica: ¿Qué os p u e d o dejar? Las lágrimas de la gratitud i mi anhelo porque llegue la ocasión de hacer c o n o c e r mi sincero r e c o n o c i m i e n t o por vuestra elevada c o n d u c t a para conmigo. HILARIÓN

DAZA.

Arica, Enero 4 d e 1880. PROCLAMA

DEL

PREFECTO I

COMANDANTE

JENERAL

DEL

DEPARTAMENTO.

Conciudadanos: Al aceptar m u i provisoriamente los cargos que m e h a béis confiado, os r o g u é q u e tomaseis n o t a d e las palabras que voi a repetir c o n la sinceridad propia d e mi carácter. Me alejé p o r u n m o m e n t o del teatro d o la guerra c o n el propósito d e seguir c o n s a g r á n d o m e sin descanso a la defensa nacional en la esfera de acción q u e señalaban las circunstancias. Quería reanimar el espíritu p ú b l i c o abatido por los reveses de nuestras armas; venia a exijir d e vuestro patriotismo n u e v o s i mas grandes esfuerzos para salvar los intereses vitales de Bolivia i hasta su h o n r a nacional amenazada d e hundirse en un abismo de infamia; m e animaba la esperanza de q u e mi ardiente fe en la República m e comunicaría, a falta de otras dotes, el aliento necesario para hacer q u e mi p u e b l o natal se p u siese en actitud de c o m b a t e , mas grande, i m p o n e n t e e invencible que n u n c a ante el conquistador; m e p r o p o n í a decir, en fin, a todos los débiles, a todos los tibios, que es indigno d e ser h o m b r e el que declara perdida la causa de la patria mientras d i s p o n g a de u n soplo de vida para ofrecerlo a esa madre desgraciada. H o i q u e vosotros m i s m o s m e colocáis a vuestra cabeza, poniendo en mis m a n o s el p o d e r p ú b l i c o departamental; hoi que ha desaparecido el ú n i c o o b s t á c u l o creado por la desconfianza q u e teníais en la pasada d i r e c c i ó n de la g u e r ra, continuaré firme i resueltamente en mis propósitos, hasta que vea realizado mi ú n i c o anhelo de volver a las filas del ejército nacional, c o n d u c i e n d o una n u e v a hueste vengadora de los ultrajes i afrentas de la patria, i los recursos de t o d o j é n e r o que necesita para obtener el triunfo final del que n u n c a ha d u d a d o . Por mi parte, h e t o m a d o también nota de vuestros ofrecimientos. C u e n t o c o n todos i c a d a u n o de vosotros c o m o ájente eficaz d e la autoridad, i espero que, una vez por todas, sea el verdadero c a m p e ó n de su propia causa, r e c o brando la fuerza viril q u e parecia haber perdido bajo la vergonzosa tutela del despotismo. Los n u e v o s h o m b r e s que hoi dirijen la política i la guerra, el caballeroso j e n e ral Campero i preclaro coronel C a m a c h o , serán entonces únicamente guias de la victoria o caerán envueltos en el pabellón nacional para q u e otros los reemplacen. Nada os he d i c h o , n i os diré ahora de la política i n t e rior. Sois libres i podéis disponer en ese orden de la m a nera que os d i c t e vuestra c o n c i e n c i a sin el intruso c o n s e j o del que es simplemente vuestro mandatario.

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QUINTO.

¡Viva el Perú! ¡Viva Bolivia! N.

AGUIRRE.

C o c h a b a m b a , E n e r o 5 de 1880.

V. Nota del Gobierno de La Paz al coronel Camacho, i del j o e r a l Cami>«*ro aceptando el puesto de Jencral en Jefe del ejército. SECRETARÍA

DE LA

JUNTA

DE GOBIERNO.

La Paz, Enero 4 de 1880. Señor: Por sus apreciables oficios de 27 i 28 de Diciembre ú l t i m o , ha sido informada esta Junta de Gobierno de l a destitución del jeneral don Hilarión D a z a , por la espontánea i libre voluntad del ejército. Aquellos oficios, que no dudo fueron recibidos por U d . , fueron inmediatamente contestados, dándome conocimiento del cambio político que aquí se verificó, el cual coincidió en ideas i propósitos de inter.es nacional con el movimiento operado allí. Por el acta de este pueblo que le fué enviada, habrá tenido U d . también conocimiento de que el señor jeneral Narciso Campero fué el designado para asumir el mando del ejército; pero debo espresarle que la Junta de G o b i e r no, en atención a que el señor jeneral Campero no podrá marchar inmediatamente a encargarse de ese ejército, ha dispuesto que U d . continúe c o m o comandante en jefe del ejército de Bolivia residente en esa plaza, mientras la nación determine lo conveniente. Esperando de su ascendrado patriotismo que se dignará cumplir con la determinación de la Junta de Gobierno, tengo el honor de suscribirme de U d . su mui ateuto i s e guro servidor. SEVERO

MATOS.

Al señor Comandante en Jefe del ejército de Bolivia residente en Tacna.

SECRETARÍA DE

LA JUNTA DE GOBIERNO.

La Paz, Enero 4 de 1880. Señor: He dado lectura a la Junta de Gobierno del apreciable oficio de U d . núm. 1, en el que se cousiguan los elocuentes detállesele la destitución del jeneral don Hilarión Daza, operada en esta ciudad en 27 de Diciembre último. L o s elevados i patrióticos conceptos de ese documento han causado en la Junta de Gobierno la mas grata i patriótica impresión, i no d u d o que el voto nacional aplaudirá con entusiasmo esa tranquila evolución política, porque había rebosado ya la medida del sufrimiento que Bolivia se impuso con solo el deseo de restaurar sus derechos i su territorio espoliado. Pero si la Junta de Gobierno i este valeroso pueblo felicitan entusiastas a nuestro ejército de Tacna por haber satisfecho las aspiraciones nacionales manifestadas en sus comicios, su gratitud i reconocimiento sou m u c h o mas vehementes al considerar que la transformación política operada se encaminó mui especialmente a l a deposición del jeneral don Hilarión Daza, salvando la alianza que este jeneral intentaba romper, cuando estamos decididos a sostenerla a costa de nuestra sangre. Por estas consideraciones, la Junta de Gobierno espresó a U d . los sentimientos i voto de aprobación que se hallan consignados en su oficio de 1. ° del presente; i ahora, por mi órgano, suplica a U d . que se digne reiterarlos a los señores jefes, oficiales i soldados de su mando i demás bolivianos residentes en esa ciudad, i mui especialmente al señor comandante, en jefe del ejército boliviano, coronel don Eleodoro Camacho. Con mis respetuosas consideraciones, ofrezco a U d . m i particular consideración, suscribiéndome de U d . su m u i


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GUERRA

DEL

atento i seguro s e r v i d o r . — S I L V A . — R U D E C I N D O CARVAJAL. —SEVERO

MATOS.

Al señor Secretario Jeneral del señor Comandante en Jefe del ejército de Bolivia.

SECRETARÍA

DE

LA J U N T A D E

GOBIERNO.

La Paz, Enero 4 de 1880. Señor: Con esta fecha se dice al señor contra-almirante, jeneral don Lizardo Montero, jefe superior político i militar de los departamentos del Sur de la República del Perú, lo que sigue: " S e ñ o r : Los infrascritos, m i e m b r o s de la J u n t a de G o bierno creada en esta capital por la v o l u n t a d popular, t e n e m o s el h o n o r de dirijirnos a V. S., participándole que, mientras sea designado por el voto nacional el Jeneral en Jefe que deberá ponerse a la cabeza del ejército boliviano en campaña en esa República, h e m o s acordado que el c o ronel d o n E l e o d o r o C a m a c h o c o n t i n ú e d e s e m p e ñ a n d o el cargo de c o m a n d a n t e en jefe de d i c h o ejército, para el que ha sido nombrarlo tan merecidamente. " A l p o n e r en c o n o c i m i e n t o del beuemérito señor c o n t r a almirante el indicado acuerdo, tenemos el h o n o r de ofrecerle esta vez mas las espresiones de nuestra mas perfecta consideración, c o m o sus atentos i seguros servidores.—• Uladislao Silva.—Rudecindo Carvajal.—El secretario, Severo Matos." L o que tengo el agrado de trascribir a U d . , suscribiénd o m e su atento i seguro servidor. SEVERO

MATOS.

Al señor Comandante en Jefe del ejército de Bolivia.

PACIFICO.

q u e les queda en almacenes i por esportar; su señoría el Secretario de Hacienda, en representación del S u p r e m o G o b i e r n o del Perú, i d o n F e d e r i c o F o r d , en la de Dreyfus, i C. de Paris, han c o n v e n i d o en lo siguiente: 1. ° Declárase cancelado i n o existente, de hoi en a d e lante, el contrato h e c h o en 14 de A b r i l de 1874. S u valor para lo pasado es el d e los h e c h o s y a c o n s u m a d o s , q u e se j u z g a r á n por las estipulaciones en él consignadas. 2 . ° Sin perjuicio de lo que establece la cláusula 10, el G o b i e r n o toma por base, para este arreglo, el saldo que arrojan las cuentas presentadas por Dreyfus, Frères i C. c o n fecha 30 de J u n i o de 1879, m o n t a n t e a veintiún millones o c h e n t a i tros mil n o v e n t a i c i n c o soles o c h e n t a i c i n c o centavos (S. 21.083,095.85.): o sean c u a t r o m i l l o nes o c h o mil libras esterlinas siete chelines siete peniques ( £ 4.008,000.7.7) al c a m b i o de cuarenta i c i n c o octavos peniques por el sol, pactado en el contrato de A g o s t o de 1869; i n o siendo posible cubrirlo desde luego, a tenor de lo estipulado en el artículo 26 del m i s m o c o n t r a t o , Dreyfus, Frères i C. * esportarán el n ú m e r o d e toneladas de g u a n o de 1,000 quilogramos cada uno, que baste a cubrir d i c h o saldo i lo abonarán en cuenta al precio que pague el n u e v o contratista del g u a n o , i a defecto de contrato, a c i n c o libras esterlinas por cada tonelada. Este g u a n o pasará a ser desde ese m o m e n t o de cuenta, costo i riesgo de Dreyfus, Frères i C . c o n todos los derechos anexos a la enajenación i n c o n d i c i o n a l i real, i sin otra restricción que la que señala la cláusula 9. de este contrato 5 3

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3. ° La entrega del g u a n o se hará a granel en las lanchas de los buques, por cargamentos, c o n 40 por ciento de a u m e n t o sobre el tonelaje de rejistro de la patente del buque; pero si el S u p r e m o G o b i e r n o lograse p o n e r en práctica, c o n el n u e v o contratista, la esportacion del g u a n o ensacado i pesado, la esportacion h e c h a por Dreyfus, Frères i C, se realizará en las mismas condiciones. 4. ° Dreyfus, Frères i C . escojerán en los depósitos en esplotacion el g u a n o que les c o n v e n g a esportar. 5. ° Los buques recibirán sus licencias para cargar en las guaneras mismas, i de allí serán d e s p a c h a d o s directam e n t e a su destino. d

EL JENERAL CAMPERO ACEPTA EL PUESTO D E JENERAL EN

JEFE.

Tomare, Enero 4 de 1880. Señor Prefecto: Bajo el imperio de los nuevos acontecimientos, de trascendental influjo para el país, que se han verificado en Tacna, d e s c o n o c i e n d o la autoridad del jeneral Daza, en L a Paz, s e c u n d a n d o ese m o v i m i e n t o , i en Oruro, p r o c l a m a n d o además al infrascrito de Jefe S u p r e m o de la R e p ú blica, c ú m p l e m e manifestar a esa prefectura i c o m a n d a n cia jeneral que, sin aceptar la p r o c l a m a c i ó n de Oruro, asumo resueltamente el ú n i c o título legal que m e corresp o n d e , el de Jeneral en Jefe do las fuerzas existentes en la República. E l n u e v o carácter que invisto, m e ha obligado a n o m brar de Secretario Jeneral al d o c t o r Ladislao Cabrera. A l participar esta nueva, requiero su patriotismo para | q u e evite en esa capital la perturbación del orden p ú b l i c o ¡ a m e n a z a d o por fracciones de partido. \ La solemne situación en que entra la R e p ú b l i c a , nos i m p o n e el sagrado deber de salvarla en el interior de la anarquía, i en el osterior de la d o m i n a c i ó n de Chile. D i o s guarde a U d . NARCISO

CAMPERO.

Al señor Prefecto i Comandante Jeneral del Departamento.

VI. .4rrcjrlo celebrado cou Dreyfus Hermanos sobre empréstito i contrato de guasio. Siendo indispensable poner inmediato término a las cuestiones surjidas entre el S u p r e m o ( ¡ o b i e r n o del Perú i la casa Dreyfus, Frères i C. - de Paris, así c o m o liberar el m e r c a d o de g u a n o en Europa i sus colonias, de manera q u e el Perú pueda realizar el espendio de este artículo sin la dañosa c o m p e t e n c i a (pie subsistiría, si Dreyfus, Frères i C. " continuasen vendiendo al misino t i e m p o el g u a n o

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6. ° Dreyfus, Frères i C . pagarán, por cuenta del S u p r e m o G o b i e r n o , los gastos del carguío de g u a n o que ellos esporten, rebajándolos del precio abonable al G o bierno por cada cargamento. 7. ° El S u p r e m o G o b i e r n o será directamente responsable, a los capitanes, de la falta de e m b a r q u e del cargam e n t o i de las demoras ocasionadas por las autoridades o por los ajentes del G o b i e r n o , en las guaneras mismas o en cualquiera otra parte. Dreyfus, Frères i C . quedan autorizados a insertar esta cláusula en los contratos de fletamientos. 0 3

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8. ° Las cláusulas 2. , 3.' * , 4 . , 5. , 6. i 7. do este contrato, quedarán sin efecto, si el S u p r e m o Gobiern o realiza el pago en dinero a Dreyfus, Frères i C . ; pero en este caso los fletamentos h e c h o s por ellos serán respetados por el Gobierno. 9. ° A fin de destruir toda c o m p e t e n c i a en los mercados, el g u a n o quo Dreyfus, Frères i C . tengan en almacenes, i el que '"hayan de esportar para el p a g o de su crédito contra el Gobierno del Perú, serán v e n d i d o s por ellos, únicamente en los mercados do Francia (esceptuand o sus colonias) i de Béljica, desde el dia que c o m i e n c e a rejir el n u e v o contrato sobre g u a n o que el S u p r e m o G o bierno se p r o p o n e celebrar, o el que ajustare sobre las actuales existencias en p o d e r de la Peruvian G u a n o Company. Para la e j e c u c i ó n de esta estipulación, so harán, llegado el caso, los canjes de g u a n o convenientes entre Dreyfus, Frères i C. i el n u e v o contratista. rt

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10. Correspondiendo a los tribunales de la República, por su propia institución i por el p a c t o especial do A g o s to de 1869, ya citado (art. 33), el j u z g a m i e n t o de las cuentas de Dreyfus, Frères i C . i la décision de las cuestiones ocurridas entre ellos i las precedentes administraciones dol Perú, los decretos i resoluciones espedí0 3


CAPITULO

Trujillo, de Chimbóte a Huaraz, de Pascamayo a Cajamarca i de Paita a Piura, en el estado en que se hallan, por la suma de su costo en efectivo, cambiando acciones por títulos de la deuda a la par. 3. ° Cada tenedor de bonos recibirá en acciones de ferrocarriles i en nuevos títulos de deuda el valor total de sus actuales bonos, en la proporción en que se hallan el valor en que se adjudican los ferrocarriles i el remanente de bonos por canjear. 4. ° Esta adjudicación es incondicional i real, por m a nera que el Estado no ejercerá sobre dichas líneas férreas otras atribuciones que las qne le correspondan sobre las construidas i esplotadas por la industria privada. 5. ° Las compañías que se constituyan propietarios de estas líneas quedan autorizadas para llevarlas a su término i esplotarlas, g o z a n d o de uu privilejio eselusivo de veinticinco años, contados desde la adjudicación, i de libertad de derechos de importación para ' o s materiales que demande la terminación de las vias qne no estuviesen enteramente c o n cluidas.

,dos p o r éstas, cualquiera q u e sea su carácter, no se tendrán sino c o m o p u n t o de partida de dichas cuestiones. Su decisión será dada, en el término m á x i m o de 6 meses, únicamente por d i c h o s tribunales, en vista solo de los contratos q u e han rejido, d e las leyes d e la R e p ú b l i c a i de los principios d e j u s t i c i a i equidad, en lo q u e aquéllos i éstas n o establezcan. A d i c h a decisión se sujetarán, tanto el S u p r e m o G o b i e r n o c o m o la casa Dreyfus, Frères i C.* 11. Las cantidades que fuesen sentenciadas a pagar al tesoro Dreyfus, Frères i C. * p o r los tribunales, se d e ducirán del saldo provisionalmente establecido en el artículo 2. ° 12. D r e y f u s , Frères i C . quedan facultados para trasferir a otras personas los d e r e c h o s que les acuerda este contrato. Lima, E n e r o 7 de 1 8 8 0 . — M A N U E L A . BARINAGA. En representación de Dreyfus, Frères i C. de P a r i s — 0 3

d

FRED. FORD.

Lima,

Enero

7 de

1880.

Visto el presente c o n v e n i o , a j u s t a d o entre el Secretario de H a c i e n d a i d o n F e d e r i c o F o r d , c o m o representante de la casa Dreyfus, Frères i C . de Paris, se aprueba en todas sus partes. I, en su c o n s e c u e n c i a , procédase a estenderlo en escritura pública. Trascríbase al ájente financiero del Perú en E u r o p a i publíquese. R ú b r i c a de S. E . — B A R I N A G A . 3 3

CONSOLIDACIÓN D E LA

DEUDA ESTERIOR.—SE

ADJUDICA A

LOS ACREEDORES LOS FERROCARRILES DEL ESTADO.

NICOLÁS DE

PIEROLA,

J E F E SUPREMO D E L A REPÚBLICA.

Considerando: 1. ° Que es indispensable proveer al pago de la d e u d a estorna del Perú i correjir la desfavorable c o n d i c i ó n en que se hallan nuestros acreedores, ' c o n verdadero d a ñ o suyo i del crédito de la n a c i ó n ; 2. ° Q u e el estado fiscal a que ha llegado el país, hace imposible c u m p l i r literalmente las obligaciones que respecto a los tenedores de su d e u d a esterior tiene contraidas, viéndose por lo m i s m o c o m p e l i d o a satisfacción solo hasta donde alcancen sus recursos actuales; 3. Q u e la m a y o r parte de esa d e u d a trae su oríjen de la construcción de los ferrocarriles nacionales, a la que se aplicaron sus p r o d u c t o s , i que, n o solo d i c h o s ferrocarriles están especialmente h i p o t e c a d o s al pago de esa d e u d a , sino que, n o p u d i e n d o ser ésta satisfecha, pertenecen de derecho a nuestros acreedores; c

4. ° Que habiendo sido ocupada por el enemigo la parte (le territorio nacional en que se hallan nuestros depósitos de guano, igualmente afectos al pago de nuestra deuda esterior, mientras dicho territorio no sea recuperado, es i m posible atender con aquella renta al pago de la deuda, i es indispensable, en servicio de nuestros acreedores m i s m o s , sacar, de preferencia, de las existencias de guano en E u r o p a los recursos necesarios para atender a la mas rápida recuperación de dicho territorio; ° Que siendo inevitable modificar las condiciones de pago de nuestra deuda, es inevitable también cambiar los títulos en que conste, decreto: L ° Consolídanse en una sola las deudas contraidas en Europa en 1870, la que lleva el nombre de. 1872 i los b o nos emitidos para el ferrocarril de Pisco a lea. 2 . ° Adjudícase a los tenedores de la deuda esterna del Perú la propiedad de los ferrocarriles nacionales de Moliendo al Cuzco, de l i o a Moquegua, de Pisco a lea, de Lima a Chaucai i H u a c h o , del Callao a la Oroya, de Salaverry a

309

QUINTO

6. ° Para realizar las operaciones a que se refiere el presente decreto, constituyese en Londres una junta, presidida por el Ministro Plenipotenciario del Perú en la Gran Bretaña, i compuesta de él, del representante de la casa que haya servido la líltima ajeiicia financiera del Perú en | Europa i ele un ciudadano que nombrará el Gobierno. L o s i tenedores de bonos podrán deputar, si lo tuvieren a bien, dos representantes suyos que tomen parte en las labores de dicha j u n t a . I 7 . ° H e c h a la adjudicación de qne se encargan los a r tículos precedentes, el remanente de títulos de deuda esterna será convertido en nuevos títulos a la par i de igual d e nominación que los canjeados, l o s cuales gozarán de uu servicio anual de 4 por ciento acumulativo, aplicable al interés de 2 i por ciento en cada año, pagadero por seI mestres, i de l i por ciento de amortización. | 8. °" E s t a amortización se verificará semestralmente por ! propuestas cerradas, bajo la par, presentadas a la ajeucia financiera, i por sorteo, a la par, eu la parte en que no a l canzasen a llenar el fondo de amortización designado, í 9. ° A este servicio, el P e n i afecta, desde qne restablezI ca la esportacion de guano, la cantidad de dos libras por | cada tonelada que veuda en los mercados de Europa i sus ! colonias, con escepcion de los mercados de Francia i B é l j i I c a ; las cuales dos libras serán depositadas en el Banco de i Inglaterra por el vendedor del guano peruano e n l o s p r e I dichos mercados, tomándose de dicho fondo el servicio se; mestral de los bonos i reservando para el siguiente el esce¡ so, si lo hubiere. I 10. A fin de garantizar plenamente dicho servicio, se i insertará en los contratos de espendio de guano que el Perú celebre, la obligación en el contratante con el P e n i de hacer aquel d e p ó s i t o ; otorgándose desde ahora, i para e n t ó n | ees, a los tenedores de bonos peruanos el derecho de trabar ¡ embargo sobre el guano esportado, si el mencionado d e p ó I sito no fuere constituido. i j I i ¡ i i

11. E l guano existente hoi en Europa i sus colonias, después de cubiertas las obligaciones que sobre él pesan i la suma que para la liberación de sus depósitos ocupados por el enemigo toma el Perú, será aplicado a la amortizacion estraordiuaria de los bonos peruanos, comenzando el servicio de interés i amortización ordinaria desde el restablecimiento ya espresado de la esportacion de aquel abono. 12. E l representante del Perú en E u r o p a dará conocimiento a los tenedores de bonos peruanos del presente decreto.

i E l Secretario de Estado en el despacho de Hacienda, q u e | da encargado del c u m p l i m i e n t o de este decreto, i Dado en la casa de Gobierno, en L i m a , a los 7 dias del mes de Enero de 1880. |

N.

DE PlIÍROLA.

Manuel

A.

Eccrhiae/a.


310

GUERRA

ANTICIPO HECHO

AL

PERÚ

POR

DEL

DREYFUS.

H a b i é n d o s e celebrado en la fecha, entre el S u p r e m o Gobierno del Perú i la casa Dreyfus, Frères i C . de Paris, u n arreglo de las cuestiones suscitadas entre a m b o s , arreglo constante del contrato respectivo; siendo además, absolutamente necesario p o n e r inmediato término a la depreciación del g u a n o en E u r o p a i a la c o m p e t e n c i a ruinosa para el Perú q u e se hacen los espendedores d e este artículo, n o m e n o s q u e procurar al tesoro fondos para atender a la guerra actual, i h a b i e n d o la Peruvian G u a n o C o m p a n y opuesto, hasta hoi, dificultades para h a cer el espendio del g u a n o al precio q u e el tesoro p u e d e obtener de él, su señoría el Secretario d e H a c i e n d a , en representación del S u p r e m o G o b i e r n o del Perú, i d o n F e d e r i c o F o r d , en la de Dreyfus, Frères i C . de Paris, h a n c o n v e n i d o en lo siguiente: 5 3

0 5

1. ° Dreyfus, Frères i C . se obligan a c o m p r a r t o d o el g u a n o n o v e n d i d o al p ú b l i c o por la Peruvian G u a n o C o m p a n y Limited i q u e ésta tuviese en almacenes o recibiese en ellos por razón de las esportaciones hechas p o r ella. 0 3

2. ° Este g u a n o será pagado por los c o m p r a d o r e s sin previo análisis i a m e d i d a que lo vayan recibiendo, al precio uniforme d e 11 libras 15 chelines por tonelada. 3. La Peruvian G u a n o C o m p a n y conservará en su p o d e r el g u a n o c o m o garantía de su acreencia, i lo irá entregando a m e d i d a que Dreyfus, Frères i C . lo p a g u e n , n o p u d i e n d o bajar de la cantidad de 100,000 t o n e ladas m í n i m u m p o r semestre. Sobre ellas entregarán a la Peruvian G u a n o C o m p a n y la parte q u e le c o r r e s p o n d e según el artículo siguiente i llevarán, a la cuenta, c o n el G o b i e r n o del Perú la diferencia hasta el c o m p l e t o del precio fijado por tonelada. 4. ° Para fijar el haber que corrresponde a la P e r u vian G u a n o C o m p a n y en cada tonelada de g u a n o , el G o b i e r n o da provisionalmente p o r b u e n o el saldo que sus cuentas presentadas, hasta la fecha de la e j e c u c i ó n de este contrato, arrojen contra el Perú, i su m o n t o , d i v i d i d o p o r el n ú m e r o total de toneladas en existencia i a flote, será el que corresponde a la c o m p a ñ í a por cada tonelada que entregue, sin perjuicio de los reparos que el Perú t u viese que hacer en las cuentas de la c o m p a ñ í a , los cuales se deducirán de las últimas toneladas d e g u a n o p o r entregar. 5 . ° Estando formada la actual existencia de los cargamentos a flote en E u r o p a por guanos de mui diversa lei, i siendo por lo m i s m o indispensable a los compradores proceder a su mezcla previa, para darles una lei c o m ú n , Dreyfus, Frères i C. * exijirán las 100,000 toneladas semestrales mínimum entre los guanos de diversa calidad e x i s tentes en depósito i flote. 6. ° La Peruvian Guano Company entregará a Dreyfus, Frères i C. o a su orden, libre de todo gasto, el guano, como actualmente lo hace a sus compradores. 7. ° Por cuenta de la parte que al Supremo Gobierno del Perú corresponde en cada tonelada de guano, deducida la parte que toca a la Peruvian Guano Company por su saldo, Drevfus, Frères i C. anticipan al tesoro la suma de... c

1:3

rt

53

E l Gobierno j i rara por esta suma letras a 90 dias vista. 8. ° Esta anticipación ganará el interés semestral de 2h por ciento, calculado sobre el saldo que queda al fin de cada semestre, i será amortizada con el producto de las toneladas vendidas, en la parte que corresponde en ella al Perú. 9. ° E l Supremo Gobierno del Perú se obliga a no esportar ni permitir que otro esporte cantidad alguna de guano para Europa i sus colonias, mientras no se agoten las actuales existencias, con solo la reserva para un semestre de venta, Los compradores cuidarán, bajo su responsabilidad, de dar el aviso respectivo acerca de cada mercado que llegue a colocarse en ese caso. E l Gobierno se c o m promete, empeñando la fe nacional, a no esportar ni p e r m i -

PACIFICO.

tir que otro esporte cantidad alguna de guano para los ya mencionados mercados mientras se halle vijeute el contrato. Todo cargamento que a ellos se introduzca, quebrantando esta estipulación, caerá en comiso sin perjuicio d e s a p l i cación de las leyes penales de cada país a los introductores. A este efecto, el Gobierno concede a los compradores sus respectivos poderes para que hagan las jestiones necesarias ante los tribunales competentes. El guano decomisado será vendido por la casa compradora con una comisión del 15 por ciento sobre su producto neto, que se abonará al tesoro peruano. 10. E l Supremo Gobierno del Perú se obliga a no recibir de la Peruvian Guano Compauy o de cualquiera otra persona, cantidad alguna sobre el guano materia de este contrato, a cuyo fin dará a dicha compañía i a sus ajen tes conocimiento de él ; pudiendo Dreyfus, Frères i O hacerles, por su parte, la respectiva notificación. 11. El Supremo Gobierno del Perú se obliga a garantir los intereses de los tenedores de la deuda esterna, de m a nera que la anticipación estipulada en el presente contrato, no importe responsabilidad alguna para los compradores Dreyfus, Frères i C . 12. L a enajenación del guano c o m p r a d o i pagado por éstos, es incondicional i absoluta, pudiendo, en consecuencia, disponer de él c o m o lo estimasen mas conveniente. 13. Las cuentas de c o m p r a i anticipación, presentadas por Dreyfus, Frères i C. ^ , serán j u z g a d a s dentro del semestre inmediato a su presentación, pasado el cual se tendrán por aprobadas. 14. Las utilidades que Dreyfus, Frères i C . puedan obtener de este contrato, no están sujetas a impuestos en el Perú. 15. Este contrato no tendrá efecto, sino en el caso de que la Peruvian Guano C o m p a n y no quisiese aceptarlo para sí; obligándose, en este último caso, el Supremo G o bierno del Perú a allanar la oposición que dicha c o m p a ñía pudiera presentar, hasta ponerlo en ejecución. a

0 3

5 3

:

F i r m a d o por duplicado en L i m a , a los 7 dias de Enero del año de 1880. M A N U E L A.

BARINAGA.

E n representación de Dreyfus, Frères i C . FRED

0 3

de Paris.—

FORD.

Lima,

Enero

7 de

1880.

Visto el presente proyecto de contrato, i encontrándolo conveniente a los intereses fiscales, se aprueba, en todas sus partes, i, en su consecuencia, trascríbase al ájente financiero del Perú en E u r o p a . Rejístrese en el libro de documentos reservados del consejo de secretarios, i archívese en el mismo. Rúbrica de S. E . — B A R I N A G A .

VIL Observaciones del Gobierno de Chile al Jeneral en Jefe del ejército, sobre las hostilidades que deben ein* prenderse contra el enemigo. (Inédito.) Pisagua,

Enero

7 de 1880.

D e l Ministerio de la Guerra, c o n fecha 26 de Diciembre p r ó x i m o pasado, h e recibido la nota siguiente: "Desalojado c o m p l e t a m e n t e el e n e m i g o del departam e n t o de

Tarapacá, i o c u p a d o éste por nuestro ejército,

d e b e m o s procurar hostilizar al e n e m i g o por todos íos metí)

Siendo conveniente al Perú no publicar la cantidad a que asciende el

empréstito i la estipulación que contiene el art. 10, se ha marcado el vacío con suspensivos.


ÜAPITULO

dios posibles, a fin de colocarlo en situación de llegar a la paz i darle a la guerra u n desenlace p r o n t o i satisfactorio para nuestro país. A n i m a d o s de este propósito, q u e es también el propósito del país i del Gobierno, c o m o lo es el de V . S., creemos que para conseguirlo, p o d e m o s emplear diversos m e d i o s de hostilidad, c u y a elección requiere cierto c o n o c i m i e n t o de los m e d i o s de que p u e d e disponerse para las operaciones, i del j u i c i o que los jefes del ejército i armada f o r m e n sobre la posibilidad i facilidad de e j e c u ción de cada u n a de ellas. E n este c o n c e p t o , v a m o s a indicar a V . S. algunas d e las operaciones hostiles que creemos q u e podrían e m prenderse: 1. ° H a l l á n d o n o s en posesión de una escuadra relativamente poderosa, nos parece que las hostilidades en las costas del e n e m i g o d e b e n ser constantes, i que n o d e b i e ran limitarse a recorrer la costa i al b l o q u e o indefinido de puertos que solo p o d r á el e n e m i g o utilizar para recibir elementos de guerra, tales c o m o l i o , M o l i e n d o i aun A r i ca. Bastará que u n o o d o s de nuestros b u q u e s cruzaran entre estos puertos i m p i d i e n d o la i n t r o d u c c i ó n de contrabando de guerra, c u a n d o el grueso de la escuadra tuviera que ejecutar alguna o p e r a c i ó n hostil en algún puerto dado, q u e requiera la presencia de la m a y o r parte de n u e s tra fuerza marítima. D e esta manera, impediríamos que el e n e m i g o recibiera refuerzos de armas i tropas, i p o d r í a m o s sacar de nuestras fuerzas el p r o v e c h o d e b i d o . La existencia d o un ejército e n e m i g o en A r i c a i la de otro, que p u e d e ser su rival, en Tacna, c o n la posibilidad de que ese ejército se rehaga, i se una i se organice p o d e rosamente, importa una amenaza que nos obliga a m a n tenernos m u i fuertes en Tarapacá, sin p o d e r distraer un número considerable de nuestras tropas para emprender operaciones en otros p u n t o s del territorio peruano. D e s truir ese ejército u hostilizarlo por todos los medios lejítimos de la guerra, es de absoluta necesidad. Arrojarlo de Arica, a u n q u e se retire a T a c n a , seria i n d u d a b l e m e n t e una ventaja, si, c o m o creemos, habrían de suscitarse p r o n to las naturales deserciones que, por mas de u n m o t i v o , mantienen recelosos a los aliados, c u y o cuartel jeneral habrían d e o c u p a r si abandonan a A r i c a i se dirijen a Tacna. Para hostilizar a los ejércitos enemigos en estos puntos se presentan dos medios. O presentarles batalla c o n n u e s tro ejército u hostilizarlo por m e d i o de nuestras fuerzas navales, destruyéndoles sus fortificaciones i b o m b a r d e á n doles el puerto. El ataque c o n nuestro ejército (que no podría ni d e b e ría, en n i n g ú n caso, emprenderse sino c o n d u c i d o por mar) puede demorarse todavía algún tiempo, a causa de la necesidad de darle la c o n v e n i e n t e organización para su mejor servicio i asegurar el éxito d e las operaciones que emprenda. Mientras esta o p o r t u n i d a d llega, n o es posible permitir que el e n e m i g o se rehaga en Arica, q u e forme allí n u e v o s batallones o c o m p l e t e sus cuadros. Es de necesidad que p r o c u r e m o s hostilizarlo, i y a que desde luego n o p o d r í a m o s hacerlo c o n la seguridad que se requiere por m e d i o d e una operación terrestre, creemos que debe ocurrirse al s e g u n d o m e d i o indicado, esto es, al ataque i b o m b a r d e o de Arica. Este ataque i b o m b a r d e o creemos que debe ejecutarse, solamente en el caso de q u e nuestras naves n o h a y a n de correr peligros que las espongan a daños de consideración, puesto que V . S., c o m o nosotros sabemos bien, que carecemos de los elementos necesarios para hacer a nuestros blindados las reparaciones de cualquier daño grave que puedan esperirnentar, i que necesitamos mantener del mejor m o d o posible nuestra escuadra en c o n d i c i ó n de afrontar cualquiera eventualidad que p u e d a sobrevenir. Este punto deberá someterse al criterio de nuestros marinos, quienes lo apreciarán, c o n el c o n o c i m i e n t o de todos los antecedentes necesarios que les dan su ilustra-

QUINTO.

311

c i ó n i c o m p e t e n c i a i lo resolverán en c o n f o r m i d a d a l o prevenido en las instrucciones que recibió del Gobierno el j e f e de la escuadra i de que V". S. tiene c o n o c i m i e n t o . Si este p u n t o previo i base principal de la operación fuese resuelto en el sentido de q u e se pueda e m p r e n d e r el ataque i b o m b a r d e o de A r i c a sin esponer nuestros buques a averías de alguna consideración, deberá también indicarse i resolverse sobre los m e d i o s mas adecuados, para obligar al ejército e n e m i g o a n o abandonar la plaza i p o nerse fuera del alcance de los cañones de la escuadra, para lo que podría llevarse algunos trasportes, a fin de inducirlos a la creencia de que vamos a operar u n d e s e m barco. Si el e n e m i g o hubiera de ponerse fuera del alcance d e nuestra artillería, el ataque debería concretarse, principalmente, a destruir las fortalezas i el m o n i t o r allí anclado, reduciendo, en c u a n t o sea posible, los daños innecesarios a la ciudad. V a y a trascurrido un mes desde el c o m b a t e de Tarapacá i el e n e m i g o , que estaba desalentado i se confesaba v e n c i d o después de la batalla de Dolores, parece alentarl e , i se mantiene en actitud de resistir c o n cierta esperanza que funda en el éxito q u e dice o b t u v o en aquel sangriento encuentro. Conviene, pues, h a c e r l e c o m p r e n d e r que el país está resuelto a llevar adelante las hostilidades, n o solo c o n el propósito de asegurarse de las i n d e m n i z a ciones de los males que la guerra nos ha causado, i de i m p e d i r que, en lo futuro, nos veamos envueltos en una n u e v a c o n t i e n d a c o n ellos, sino también q u e está el país dispuesto a continuar hostilizándole, tan seriamente, que los obligue a abandonar su propósito de resistir inútilm e n t e , esperimentando males inútiles e incalculables. A conseguir estos fines, se dirijiria la operación del ataque i b o m b a r d e o de Arica, que indicamos a V . S. para q u e se lleve a cabo, si es posible verificarlo sin esponer nuestra escuadra, c o m o antes se ha dicho. 2. ° Creemos también que ya que nuestro ejército no podría inmediatamente operar en el número correspondiente i con las condiciones necesarias de éxito seguro, deberían alguuos batallones operar en algunos puntos de la costa algunos desembarcos, ocupándoles las ciudades, apoderándose de las propiedades muebles del E s t a d o , i m p o niendo contribuciones i tomando prisioneros a la jeute de guerra que allí se encontrase, retirándose en seguida a hacer igual operación a otros puntos en los que no haya sino pequeñas fracciones. Estos actos de hostilidad infundirán pavor en los ánim o s , obligarían al enemigo a distraer las fuerzas que puedan reunir para evitar la repetición de ellos i producirían perturbaciones que se producirían luego en manifestaciones que habrán de traer el desconcierto i la convicción de la impotencia i de la necesidad de la paz a cualquier precio. Para llevar acabo estas operaciones V . S. destinaría las tropas que conceptuara mas a propósito i designaría el j e fe que debería encargarse de realizarlas. A este jefe debería prevenírsele que evitara de todos modos que las tropas ofendieran a los habitantes pacíficos en sus personas i p r o piedades, pues estas deberán respetarse i solo se afectarían por las contribuciones que habrían de imponerse por el jefe espediciouario. 3.° Creemos, asimismo, que podría ser tina i m p o r t a n te hostilidad hecha al enemigo el bloqueo del puerto del Callao por un tiempo que no fuese mui largo. U n o de los trasportes armados con uno de los blidados bastarían para verificar ese bloqueo. Los resultados de esta operación, si se considera posible, atendidas las demás necesidades a que debe servir nuestra escuadra, serbili desde luego la inmovilidad de los buques que aun quedan al enemigo, la perturbación consiguiente en el necesario cambio que habrían de hacer del punto de internación i espoi-facion que habría de reemplazar al del Callao, el temor que habrá de apoderarse de la población de la capital al ver que se aproximan ya las hostilidades hasta la capital de la Ilepúbíca i la imposibilidad de dis-


312

GUERRA

DEL

minuir las fuerzas existentes en L i m a para destinarlas a l a protección de los ejércitos del Sur. 4. ° N o s parece también que, sin descansar en la c o n fianza de que la Union, íiuico buque de guerra del enemig o que pnede hostilizarnos, no ha de salir del Callao, es preciso procurar su aprehensión o destrucción a toda costa, persiguiéndola donde se encuentre i procediendo siempre c o m o si este buque hubiera de salir a emprender hostilidades contra nuestros trasportes o puertos indefensos. 5. ° Siempre que sea posible, creemos que debería enviarse uno o dos de nuestros buques que, recorriendo la costa Norte del Callao i hostilizando los puertos enemigos, l l e gará hasta Panamá para evitar el trasporte de armas i pertrechos de guerra qnehau de tratar hoi de adquirir i conducir a todo trance. A l someter a V. S. estas indicaciones, no tenemos el propósito de escluir ninguna de las otras hostilidades que, aparte de las enunciadas i de aquellas qne autoriza la lei de la guerra, pudieran emprenderse, Por el contrario, creemos que no deben paralizarse las operaciones i qne mientras mas pronto i mas eficazmente hostilice mas al enemigo, sea por estos medios o de otra manera, mas pronto obtendremos el resultado a que aspira la nación. Consideramos escusado prevenir a V . S. que estas indicaciones deberán recibir las modificaciones qne V . S. c o n ceptúe necesarias o mas convenientes, en vista de las circunstancias. Igualmente nos parece escusado manifestar a V . S. qne no debemos perder de vista en todas nuestras operaciones, qne hemos ya alcanzado una ventajosa situación i que, por ningún motivo, debemos esponernos, por obtener mayores ventajas, a perder una parte de las ya adquiridas." Con motivo de esta comunicación, c o m o V . S. sabe, p r o curé reunir a los jefes del ejército i de la escuadra en un consejo que resolviera los puntos indicados en la nota del Gobierno con arreglo a las circunstancias especiales del ejército i de la armada qne ellos conocen solamente. V. S., por las razones de salud que me espnso, no pudo concurrir a ese consejo, que se reunió anoche, tomó en detenida c o n sideración la nota de mi referencia i arribó a las c o n c l u siones que, en resumen, paso a comunicar a V. S. E l señor almirante i jefes de los buques de guerra r e c o nocieron unánimemente que el solo bombardeo de A r i c a sin otra operación concurrente del ejército, no produciría resultados que puedan compensar los riesgos que, en un combate, correrían nuestros buques. También fué de opinión el consejo, que emprender c o n juntamente el bombardeo de Arica i un desembarco eu el puerto, es nna operación que debería ejecutarse solamente en el caso de qne no hubiera otro medio mas fácil de c o n seguir el objeto qne se busca, cual es el de hostilizar el ejército del departamento de Tacna. Procediendo en seguida a estudiar los otros medios que se presentan para conseguir ese resultado, el consejo d e claró que no debe pensarse en desembarcar nn ejército en las caletas de Vítor i Sama, i, encontrando preferible para esta operación el puerto de l i o por las facilidades que p r e s ta para la organización de un ejército, resolvió qne ese fuese el punto de desembarco, reconociendo que cuando se lleve a efecto la espedicion, será necesario dejar perfectamente protejido el departamento de Tarapacá. C o m o la espedicion a l i o tiene por objeto buscar al ejército de Tacna para batirlo, la escuadra atacaría, en ese caso, el puerto de A r i c a de frente, en combinación con las fuerzas de tierra. Respecto de las operaciones parciales de hostilidad a diversos puntos de la costa peruana, recomendadas por el Gobierno, reconociéndose su conveniencia, sea c o m o medio de desorientar al enemigo, sea como hostilidad efectiva, se acordó llevarlas a efecto, siempre que ellas no entorpezcan la realización de la idea principal, i prefiriendo para ello, aquellos puntos en que haya fuerzas militares enemigas. Respecto del bloqueo del Callao, fueron de opinión los

PACIFICO.

señores jefes de la escuadra, qne con las operaciones marítimas pendientes, no hai buques bastantes para hacer efectivo aquél, i que podría, en c a m b i o , establecerse un crucero que surtiría, c o m o hostilidad, muchos de los efectos del bloqueo mismo. P o r ú l t i m o , reconociéndose que era urjente destruir los restos del poder naval peruano, se determinó que las operaciones marítimas, por el Norte hasta Panamá, se harían cuando ellas tuviesen nn objeto determinado. Estos son los principales acuerdos del consejo que, como V . S . lo ve, son conformes a las ideas que V . S . me ha manifestado en nuestras conferencias. E s p e r o , pues, que ellas, en la parte relativa al ejército de operaciones, merecerán la aprobación de V . S . Por mi parte, voi a ponerlas inmediatamente en conocimiento del Gobierno para que, aprobadas también por él, se pueda proceder a su ejecución iumediata, Dios guarde a V . S . R.

SOTOMAYOR.

Al señor Jeneral en Jefe del ejército del Norte.

VIII. Llegada de los oficiales prisioneros de la "Esmeralda a Valparaíso i ovación en Santiago. PROGRAMA

Valparaíso,

.Enero 6 de 1880.

C o n el fin de recibir a los héroes del c o m b a t e de Iquique, que mañana 7 del presente d e b e n llegar a este puerto, el intendente i c o m a n d a n t e jeneral de armas, d e acuerdo c o n el señor c o m a n d a n t e jeneral de marina, decretan: 1. ° A las 2 P. M., u n a c o m i s i ó n n o m b r a d a por el señ o r c o m a n d a n t e j e n e r a l de marina se dirijirá al vapor Bolina para recibir i c o n d u c i r al muelle al j e f e i oficiales d e la Esmeralda. E n el muelle serán recibidos por el señor intendente la ilustre Municipalidad, el señor c o m a n d a n t e jeneral de marina, c o m i s i ó n directiva i demás personas del acompañamiento oficial para llevarlos a la iglesia de los Sagrados Corazones, en d o n d e se cantará un solemne Te l)cu?n. 2. ° A l llegar al m u e l l e el c o m a n d a n t e d o n Luis U n be i demás oficiales, el castillo d e San A n t o n i o hará una salva mayor. 3 . ° A la 1 . 3 0 formarán en la plaza de la Intendencia 1 c o m p a ñ í a de artillería de línea, con la banda de música del batallón A c o n c a g u a , i 3 c o m p a ñ í a s del batallón núm. 1 d e guardias nacionales, c o n la banda d e su c u e r p o . Estas tropas serán m a n d a d a s por el sarjento m a y o r don Rafael La-Rosa. 4. ° L a c o m i t i v a se p o n d r á en m a r c h a g u a r d a n d o el o r d e n siguiente: U n oficial de policía i 8 h o m b r e s m o n t a d o s abriendo calle. La artillería do línea, C o m a n d a n t e U r i b e i oficiales de la Esmeralda. El señor intendente, señor c o m a n d a n t e jeneral de marina, señores j u e c e s , ilustre Municipalidad, comisión directiva, oficiales del ejército i armada, señores párrocos i vecinos. A c o n t i n u a c i ó n formará el Cuerpo de B o m b e r o s i cerrará la m a r c h a una c o m p a ñ í a del n ú m . 1 c o n su banda de música. El j e f e de las fuerzas procurará protejer a la comitiva en su m a r c h a c o n el resto del batallón. 5. ° Se invita a los vecinos para que enarbolen el estandarte nacional desde las 8 A. M, a 6 P. M. Anótese. ALTAMIRANO.


CAPITULO

DISCURSO PRONUNCIADO

COMISIÓN.

313

QUINTO.

POR

EL

SEÑOR CASANOVA E N LA

IGLESIA D E LOS SAGRADOS

Valparaíso,

Enero

6 de

1880.

D e acuerdo c o n el programa f o r m u l a d o para la r e c e p ción d e los oficiales de la corbeta Esmeralda, q u e deben llegar a este puerto en el v a p o r Solivia, Decreto: N ó m b r a s e u n a c o m i s i ó n c o m p u e s t a del capitán de fragata g r a d u a d o d o n Francisco R o n d i z z o n i , del teniente 1. ° d o n Luis A . L y n c h , del de igual clase d o n Manuel Señoret i del secretario d e la intendencia, d o n Manuel 2. ° D i a z , para que, una vez que f o n d e e en la bahía el vapor que c o n d u c e a los espresados oficiales, se dirija a bordo, en la falúa de la C o m a n d a n c i a Jeneral, c o n el fin d e saludarlos i darles la bienvenida a su patria a n o m b r e del señor intendente de la p r o v i n c i a i del que suscribe, c o n duciéndolos en seguida, en la m i s m a embarcación, hasta el muelle principal, de d o n d e los acompañará a la iglesia de los Sagrados Corazones, en c u y o t e m p l o se celebrará un Te Deum en acción d e gracias. Anótese i comuniqúese. GOÑI.

(Crónica de

E L MERCURIO.)

Los prisioneros chilenos llegaron por fin ayer c o m o a las diez de la mañana en el vapor inglés Bolivia, q u e v e nia c o n d o s banderas chilenas, una en el palo trinquete, como señal de entrada a puerto chileno, i otra en el palo mayor, c o m o insignia del ministro chileno señor G o d o i , que venia a c o m p a ñ a d o d e su secretario señor Vial. También llegaban en el m i s m o b u q u e los prisioneros del llimac. Desde esa hora empezaron a bordo las visitas i los abrazos de los parientes i amigos. Tiernas escenas presenciamos en los primeros m o m e n t o s , y a entre padres e hijos, ya entre hermanos, o y a simplemente entre amigos q u e ridos. Pero el desembarque n o debia tenor lugar hasta la tarde, c o m o estaba a c o r d a d o . Mientras tanto se hacían los preparativos en tierra. L a plaza de la I n t e n d e n c i a estaba profusamente adornada con banderas, coronas, flores i festones de arrayan. D e masiado se habia h e c h o para el t i e m p o de que había p o dido disponerse. T a m b i é n en m u c h o s edificios habían adornado los balcones, a u n q u e n o en tanto n ú m e r o c o m o en otras ocasiones. La indecisión por la llegada de los prisioneros habia sido la causa de esta falta que p u d o notarse ayer, tanto en el barrio del Puerto c o m o en el del A l m e n d r a l . La asistencia de tropa también fué algo pobre, p o r n o haber mas disponible en Valparaíso. E n c a m b i o , el brillante Cuerpo de B o m b e r o s con sus banderas i vistosos uniformes v i n o a llenar un gran vacío. En cuauto al desembarque de los heroicos defensores de la honra de Chile en la trajedia marítima de Iquique, poco o nada de n u e v o tenemos que decir, porque fué mas o menos c o m o los de igual naturaleza que y a ha presenciado Valparaíso. Es cierto que la c o n c u r r e n c i a de j e n t e del p u e b l o no fué tan numerosa en las calles c o m o en las pasadas fiestas; pero en todo el trayecto se veía los balcones llenos ele íamilias, que arrojaron a b u n d a n t e lluvia de flores i c o r o nas sobre el c o m a n d a n t e U r i b e i sus demás c o m p a ñ e r o s . Así recorrieron toda la estension c o m p r e n d i d a entre el muelle i la iglesia de los Sagrados Corazones, en d o n d e tuvo lugar el Te Deum después de un discurso p r o n u n ciado por el G o b e r n a d o r Eclesiástico, señor Casanova, el cjue publicamos por separado. _ Con el Te Deum terminó la fiesta, o mas bien, la ovación que el pueblo de Valparaíso, en representación de t o do Chile reconocido, ha hecho a los nobles i valientes d e fensores de la patria. TOMO

u—40

CORAZONES.

" B i e n venidos seáis, ilustres marinos, gloriosos jefes de nuestra invencible Esmeralda; bien venidos seáis al seno de la patria querida que por momentos os ha estado e s p e rando durante la larga contienda para recompensaros, cual vuestro preclaro mérito lo exije. ¡Bendito sea Dios que os ha restituido sanos i salvos en medio de lo vuestros! Acabáis de recibir el entusiasta i c o n movedor saludo de todo un pueblo i llegáis a Valparaíso en medio de los vítores i aclamaciones de vuestros hermanos. Salve, una i mil veces, Dios os guarde. L a iglesia se asocia a tan justas i sinceras manifestaciones i con el amor de madre os estrecha en su purísimo s e no i bendice al cielo por haberos librado de tantos i tan graves peligros. A l pisar el suelo de la patria, el t e m p l o , la casa paterna, es la única apropósito para recibiros a fin de que hagáis resonar estas majestuosas bóvedas con los cánticos de la gratitud i presentéis vuestros votos al pié de los altares del Dios de los ejércitos. Cuando el pueblo reí recibía en la ciudad eterna a los C é sares victoriosos, el carro triunfal subía majestuoso las gradas del Capitolio hasta llegar al pié del ara sacra, d o n de el vencedor ofrecía víctimas i elevaba fervientes v o t o s . ¡Gracias a Dios que ya estáis en la patria llenando en este m o m o m e n t o de alegría a la R e p ú b l i c a toda! ¡ S o m o s felices! Porque debéis saber que en medio del inmenso j ú bilo que electrizaba nuestras almas al tener noticia de las brillantes victorias en mar i tierra obtenidas, nuestro c o n tento era siempre turbado por vuestro recuerdo. E r a m o s victoriosos i estabais prisioneros... Nuestros gritos de entusiasmo eran interrumpidos por los ayes de dolor de vuestras madres que inquietas preguntaban por vosotros, i nuestra imajinacion exaltada nos hacia divisaros en tierra enemiga, cargados de cadenas i espuestos a cada paso a dura m u e r te. Pero n ó : el ánjel de Dios tronchó vuestras cadenas, oyendo el Omnipotente tantas súplicas hechas por vuestra libertad, i aquí están, Dios m i ó , postrados a vuestro pies, bendiciendo vuestro santo n o m b r e , en medio del. universal c o n t e n t o ; i si hai lágrimas, son arrancadas por la mas j u s ta alegría. C o m o verdaderos cristianos habéis cumplido hasta el heroísmo con los deberes de vuestro cargo, c o m o los valientes Macabeos, llenos de valor i de constancia, dispuestos a morir por las leyes i por la patria, ( I I . Mac. V I I I ) . I es Dios quien da al hombre las fuerzas i quien lo sostiene en el combate robusteciendo su brazo. C o m o verdaderos chilenos habéis comprobado hasta la evidencia vuestro tradicional l e m a : " V e n c e r o morir," i habéis euseñado a todos vuestros concindadauos el límite sublime del amor patrio, sacrificarse hasta la muerte, esperando eterna recompensa. Misterio que no c o m p r e n d o , pero que vosotros habéis ilustrado con vuestro sacrificio, la victoria ha de ser alcanzada a fuerza de sangre derramada a torrentes. Os inmolasteis en aras del amor patrio el 21 de Mayo, i en ese mismo instante sonó para Chile la hora de su grandeza. Mirad por do quiera i veréis c ó m o la felicidad nos sonríe. ¡ A h ! ¡cuan grande encontráis hoi a la R e p ú b l i c a ! ¡cuan distinta desde aquel solemne dia! Y a empezáis a recojer JOS frutos de vuestros sacrificios. Nuestro crédito se aumenta i consolida; nuestra marina i nuestro ejército se hacen i n vencibles; el orden público j a m á s ha sido ni por un m o mento turbado; desaparecieron los partidos para ver a t o dos los chilenos fuertemente unidos en un solo i santo amor. Chile levanta entonces su cabeza i pregunta justamente ufano; ¿dónde están mis enemigos? ¿dónde la armada a m e nazante i el ejército aguerrido? ¡ A h ! patria querida, con caracteres de fuego forjados por !a mano del Omnipotente se escribió ya en los cielos el boletín eterno de tu victoria! Otra vez m a s , señores, postrados en tierra, bendigamos a Dios. Pero vuestros nombres, ilustres marinos, figurarán para


314

GUERRA

DEL PACIFICO.

siempre e n la primera pajina de esta gloriosa epopeya. Tenientes: Yavar i Guzraan. Nuestras huestes victoriosas n o han hecho m a s cine seguir A l f é r e c e s : Hermosilla, J i m é n e z , F o r n é s , Stephan, L a r la gloriosa senda de luz que les trazasteis con vuestro e j e m - rain, Ortúzar, Chaparro i A l a m o s . plo. Después de Dios a vosotros la gloria. Porta-estandarte, G o d o i . Gozad, pues, de lo que en justicia o s pertenece. Recorred Sárjenlos l . : Enrique Valdés, F e r n a n d o Pesse i E n r i la República e n medio de la gratitud de todos. N o s e o s que Fornés. puede conceder u n honor m a s grande que el de haber perPadre, José M . G o d o i . tenecido a la invencible Esmeralda, c o m o n o concibo premio Sarjento 2. ° , Juan J o s é B u r g o s . m a s digno que el de volver a comandar u n dia la nave que Cabos l . : Gregorio G ó m e z , Bonifacio Apaciles i Ernesn o s recuerde i perpetúe tantas glorias. to L o d e n s . Pero ¿qué hicisteis de la gallarda corbeta que la patria S o l d a d o s : Federico Cornejo, Manuel Campos, Manuel os confió? ¿ D ó n d e está vuestro denodado jefe? ¿ P o r qué os Saravia, Samuel Espiuosa, José S. Martínez, Serapio habéis presentado hoi cual huérfanos sin padre i sin hogar? Diaz, Nicanor Morales, L o r e n z o Z ú ü i g a , Benjamín Gajar¡ A h ! ya oigo vuestra respuesta. Nuestro heroico jefe, dedo, José R . Libéroua, José D . Zurita, Benjamín V i g , cís, desapareció de entre nosotros para aparecer m a g n á n i Cristóbal Pasteue, Nicanor Balboa, Juan 2 . ° V a s q u e z , m o a la faz del universo que le contempla entusiasmado. Juan Droguett, Matías R o d r í g u e z , P e d r o Baca, Juan A . A l saltara la férrea nave subió a la inmortalidad, reflejanBastías, Jerónimo Reina, José A . Tirijado, Felipe Silva, do sobre Chile torrentes de luz. Con su sacrificio t o m ó Manuel Silva, Bernabé Nuñez, Francisco de la O., Daniel posesión del temido monitor, desde ese m o m e n t o por Carreño, A v e l i u o Barra, Tránsito A l a r c o n , Bernardino derecho el Huáscar fué para siempre chileno. M u ñ o z , José M. Reyes, Pedro Z ú ñ i g a , F e l i p e P é r e z , A n o s

o s

I nuestra gloriosa corbeta, agregáis, s e sumerjió en las profundidades del mar, para levantarse en seguida transfigurada, cual s e alza la simiente arrojada al surco, vigorosa i multiplicada. L a nueva Esmeralda atravesará mañana nuestros mares, llevaudo en pos de sí, a la sombra del tricolor, a mas de una nave vencida.

drés R o m e r o , Juan Saavedra, Manuel D i a z , Fidel Morales, Francisco Valdivia, Camilo Arivales, Juan de Dios Fritz i Natalio L i z . Ordenanzas: Nicanor Mane, Nicanor Muñoz i Lorenzo Escobar. Marinero, Enrique M e i g g s .

¡Cuántos i cuau poderosos motivos para entonar hoi el himno solemne de la mas rendida gratitud al Dios O m n i potente! E l mismo recuerdo de vuestras pasadas penas, hoi os impresiona gratamente. Bendecid, pues, al Dios del cielo i delante de todos los vivientes confesad su poder, porque hizo con vosotros su misericordia.— ( T o b í a s , X I I , 6.)

DESEMBARCADOS E N V A L P A R A Í S O .

Capitán, Gana. Contadores: Á n g u l o i G u z m a n . Cirujano, V a r g a s . Paisano, José F . García. Ciudadanos: Godoi i V i e l . Teniente 1. ° , U r i b e . Id. 2. ° , Sánchez. Guardias Marinas: TVilson, Fernandez i Zegers. Cirujano, G u z m a n . Contador, G o ñ i . Subteniente, Hurtado. Ayudante de cirujano, Segura. Paisauo, Cabrera. Iujeniero, Cambell.

A la verdad, vuestro pensamiento se elevaría al Señor cuando sentisteis desaparecer vuestra querida Esmeralda i os despedísteis de vuestra patria para siempre. l e ñ a n d o luchabais con las agonías de la muerte en medio de la i n mensidad d o l o s mares; cuando os visteis cubierto por los abismos i descendisteis a los caminos eternos; cuando todo desapareció a vuestra vista, solo Dios estuvo con vosotros para salvaros i consolaros. ¿Con qué pensáis pagarle tantos beneficios? C o m o el pueblo de Israel cautaba entusiasmado su libertad, pasando milagrosamente el mar R o j o , divisando humillados a sus enemigos, cantad vosotros las alabanzas de Dios. Cantemus Domino glorióse corun magnificatus est.—(Exord. X V . I.) • í mientras que vuestros padres lloran aquí de g o z o al estrecharos en sus b r a z o s ; mientras que los representantes del poder i los hijos del pueblo os felicitan i a c o m p a ñ a n ; cuando el estampido del cañón i las misteriosas vibraciones del telégrafo llevan por toda la República el anuncio de vuestro feliz arribo, elevad al cielo vuestras plegarias, bendecid a Dios i ratificad el voto solemne hecho por t o d o s los marinos de Chile al siguiente dia del mas espléndido triunfo marítimo. " E l e v a r e m o s a la Providencia, dijeron, un templo que recuerde a la posteridad nuestra gratitud por la victoria, templo que se alce majestuoso en la capital marítima de la República i en cuyo seno se coloque el sepulcro del i n mortal jefe de la Esmeralda^ Este es hoi el deseo de todo corazón chileno i no lo dudo es también el vuestro. Que seáis vosotros, nobles marinos que escuchasteis el testamento de Prat, los que un dia no lejano, aplaudiendo toda la República i acompañados por todas sus naves, surquéis los mares de Iquiquo a Valparaíso, conduciendo, para darle gloriosa sepultura, los restos de vuestro ilustre i denodado jefe."' LISTA DE LOS PRISIONEROS

LLEGADOS E N EL VAPOR " B O L I - \

Marineros: Eduardo Silva, Pedro Cruz, H i p ó l i t o Astudillo, Francisco Lara, José R o d r í g u e z , P a b l o Beuites, Ismael Rosas, A d o l f o A r a o s , Nicanor González, Policarpo L o y o l a , José Fernandez, Anjel Salinas, Dionisio Moreno, Mateo Sambresa, Felipe Silva, José Z a m o r a l , Laureano Beuavides, Leocadio Reiuoso, Vicente V i l l a l o b o s , Narciso Bastías, Manuel Escobar, Manuel Fernandez, Domingo Jara, Pedro Rifo, Juan Saavedra, A d o l f o R o b i n s o n , José Garrido, Valentín Marcare, Miguel Jave, Dionisio Orecaus, F é l i x Meneses, Francisco Gave, Balbino Cousiu, Ricardo Puis, R a m ó n Cifueutes, Manuel G o n z á l e z , José Soto, Edward K i n g , Juan Manriqnez, A n d r é s Loyola, Ventura Castro, Sires Cases, José N. Orellana, Leonardo Ceballos, José M. San Juan, José Cortés, Salvador Bilbao, Juan A r r o y o , Gregorio Y a ñ e z , Francisco R u i z , Francisco Diaz, Marcelino Revuelve, Bruno Cuajara, Santos Silva, Serapio Contreras, A d o l f o L e ó n , Justo Cárdenas, A d o l f o Orellana', Manuel Porras, A n t o n i o A l v a r a d o , Gregorio Pura, Rafael González, Santiago Andrade, Luis Vasquez, Miguel Mesa, Carmen Pérez, José V a l , Faustino Fernandez, Juan Ponaballa, Bentano Careaso, Antonio Godoi, Manuel J. Jovide, José Orellana, José Toro, Emilio Castro, Fernando Masavel, Camilo A r é v a l o , Pedro Jara, Luis Delor, Lázaro Palma, José de la C. L e y n a , Hipólito D i a z , Benjamín Tapia, Juan Leyua, Nicanor Castro, Amable Guerra, Juan de Dios Robles i Je-rónimo Guerra.

V I A , " DESEMBARCADOS EN CALDERA.

Comandante Bulnes. Mayores: Bulnes i Thronp. Capitanes: C a m p o , Bell i Canales.

TOMAS

SIMPSON,

Contador.

I


CAPITULO

E S P L É N D I D A

O V A C I Ó N

A

L O S H É R O E S

E N

SANTIAGO.

D E L A

L a vasta estension de la alameda estaba engalanada con el tricolor nacional. A l frente de algunas boca-calles del trayecto de la alameda se habían formado hermosos arcos con inscripciones patrióticas. E n la calle del E s t a d o , al desembocar a la plaza, se veia un gran arco de arrayan cubierto con tu! blanco i sembrado de estrellas con esta inscripción: A los héroes de la "Esmeralda'' la patria agradecida. E n las cenefas del arco se leian en letras doradas los nombres de Prat, Serrano, U r i b e , A l d e a i Riqnelme.

" E S M E R A L D A "

(Correspondencia de E L MERCURIO. )

Enero 15. E l capitán de fragata don Luis Uribe i sns compañeros los oficiales sobrevivientes del glorioso combate naval de Iqaique han sido hoi objeto de una ovación tan grandiosa, tan eminentemente popular i entusiasta c o m o merecida. Cuando la comitiva salida en la mañana de Valparaíso llegó a la estación de Llaillai un numeroso jentío la aguardaba i salió a recibirla un g r u p o de personas de Santiago compuesto de don P . N . Préndez, vice-presideute de la S o ciedad Juventud Chilena; don A u g u s t o R a m í r e z , representante de la prensa; don Rodolfo U r i b e , hermano del segundo jefe de la Esmeralda i capitán del cuerpo de injenieros militares, el mayor Gorostiaga, el capitán don Carlos Campos i el teniente del Cbacabuco señor Soto Uávila. La estación estaba toda embanderada, i de gala. A l l í , durante el almuerzo, don A u g u s t o R a m í r e z se adelantó a dar la bienvenida al señor Uribe i sus compañeros, a nombre de l a prensa de Santiago. E l señor Uribe c o n testó que no creia merecer el calificativo de heroísmo dado por el señor Ramírez a su conducta en Iquique, porque s o lo había c u m p l i d o con su deber i con la consigna que había recibido del ilustre comandante A r t u r o P r a t ; que daba las gracias a la ilustrada prensa i a la juventud de la capital por la manifestación que le hacia. Una niña c o m o de catorce años de edad, Celia Diaz, hija del jefe de estación de Llaillai, dirijió un breve i sentido discurso a los viajeros. U n caballero saludó también con palabras entusiastas a los marinos en nombre del pueblo de San Felipe.

De los balcones de las casas i de todas partes llovían r a mos i coronas sobre los distinguidos marinos. Frente a la calle de Vergara se detuvo la comitiva. A l l í el intendente Freiré entregó al señor Uribe la hermosa m e dalla obsequiada a él por la municipalidad i le dirijió a l gunas palabras el señor rejidor Mnjica. D o n Pedro N o l a s c o Préndez recitó la siguiente c o m p o sición q u e f u é m u í aplaudida: A

URIBE

I

S U S GLORIOSOS

COMPAÑEROS

LE LA "ESMERALDA"

E N SU

ENTRADA

T R I U N F A L A SANTIAGO.

El pueblo que os saluda alborozado A impulsos del mas noble patriotismo, Humilde ofrenda rinde al heroismo Que en herencia supisteis conservar; Sois émulos gloriosos del jigante Que hoi con su hazaña al universo asombra, Mi labio reverente no lo nombra, Mas vuestra alma lo acaba de invocar. j l qué ovación mas justa i merecida Rindió jamás un pueblo a sus campeones? Marinos, sabéis vencer los aquilones I os sofoca esta inmensa aclamación; Vosotros que os burláis del océano Ved de esta multitud la enorme oleada, Grandiosa tempestad que está cargada De entusiasmo, de amor, de admiración.

Un cañón que se tenia de prevención en Llaillai hizo una salva en celebración de los viajeros. La comitiva siguió en el tren su marcha para Santiago. En todas las estaciones de la línea férrea i en los fundos contiguos a ella, todos embanderados, i ocupados con j e n te, se hicieron oir alegres aclamaciones. A l llegar el tren a la estación del M a p o c b o , poco distante de la estación central, un escuadrón improvisado de mas de 300 jinetes campesinos, provistos de voladores, victoreó a los marinos i corrió acompañando al tren hasta l a estación central.

Vuestro CRITO triunfal ved cual arrastra ü n pueblo altivo, grande i soberano: No tuvo nunca el vencedor r o m a D O Mas lujosa i espléndida ovación. Los niños respetuosos os aclaman, Las mujeres mas bellas os coronan, A vuestros pies las ñores se amontonan I alzan todos un himno en vuestro loor. ¿Sabéis por qué? Porque la pura enseña Que colocó la Patria en vuestra mano, Primero que rendirla al vil peruano En mortaja supisteis trasformar; Porque el miedo, legado de las viles, No empañó con su sombra vuestra alma: La tumba estaba abierta, i con gran calma Esa tumba bajasteis a buscar.

La estación de los ferrocarriles estaba llena de un i n menso jentío. U n a comisión municipal, el intendente señor Freiré, una compañía de bomberos con su director i el c o mandante jeneral i tres bandas de música se presentaron a dar la bienvenida a los marinos de la Esmeralda. Estos llegaron c o m o a las 12.30 P. M. D o s cañones del cuerpo de artillería anunciaron a l a capital la llegada del tren,i a un tiempo las bandas de música tocaron el himno nacional i resonó nn viva unánime, estrepitoso i prolongado salido del fondo de mas de 6,000 almas. Se anticiparon cuatro oradores a pronunciar discursos de enhorabuena a los beneméritos viajeros; pero eran tal el bullicio i los frenéticos gritos de entusiasmo que fué i m p o sible oir a los que hablaban en alta v o z . El señor Uribe i sus compañeros de gloria pasaron del tren a la g ó n d o l a del ferrocarril urbano, acompañándoles el intendente i otros caballeros, luchando contra el a g o l p a miento popular qne casi no dejaba dar paso a la comitiva. Emprendió la marcha la góndola por entre una inmensa multitud déjente de a pié, a caballo i en carruaje, haciendo las veces de escolta el entusiasta escuadrón de campesinos, que seguía detrás disparando voladores en todo el tránsito por la alameda. Indescriptible fué el entusiasmo con qne era repetido i vivado el nombre de Uribe por el pueblo todo (le Santiago en la marcha de la comitiva por la alameda t o da, llena de jen te en su largo trayecto. P o r donde quiérase oían las demostraciones de alborozo i las aclamaciones de un pueblo ávido de ver i aplaudir a los héroes sobrevivientes de la Esmeralda.

315

QUINTO.

Sentisteis qne se hundia la Es meraída... Vuestro brazo no tiembla, no vacila; Sereno el rostro, ardiente la pupila Os quedasteis impávido de pié; Pues de vuestra alma el molde soberano Fué amasado con lava de volcanes En la fragua do forjan los titanes El hierro inquebrantable del deber. El monstruo aleve que humillaros quiso Cayó, humillada su soberbia fiera; Miserables arriaron su bandera, Solo a traición sabian combatir. Con nuestro altivo tricolor al tope Hoi os aguarda en enemiga rada: Vengad con él la sangre derramada Yendo esa raza abyecta a redimir. Seguid, seguid: las calles i las plazas Un pueblo ansioso de admiraros llena; La música marcial el aire atruena, Do quiera gritan: ¡Viva! ¡Hurrá! ¡Salud! Barred después la peruviana enseña Del mar testigo fiel de vuestra gloria, I escribiréis mañana en nuestra historia: !

" S e llama mar de Chile el mar del Sur."

t i Casi frente a la A v e n i d a d e l Ejército Libertador estaí ban las alumnas del colejio d e las señoras C h a c ó n . U n a ¡ d e ellas, la niña Laura Gundian, al presentar al señor ! U r i b e u n a bella corona, d e c l a m ó c o n admirable despejo | los siguientes versos del señor Escuti O r r c g o :


316

GUERRA

DEL

Héroes, salud! El pecho delirante De gozo late, de gratitud i amor! Para vosotros no hai laurel bastante, Titanes del deber i del valor! Guando la patria toda os galardona Sus ofrendas poniendo a vuestros pies, Aceptad la humildísima corona Que os trae respetuosa la niñez. Esta niñez que en el eterno rayo Va formando su mente i corazón De aquel gran dia del glorioso Mayo En que ensoñasteis la inmortal lección.

AI llegar a la calle del C h i r i m o y o una niña T r o n c o s o d e c l a m ó otros versos de d o ñ a Mercedes Ignacia Rojas. Por último, en la Plaza de A r m a s , d o n J o s é A n t o n i o Soffia p r o n u n c i ó el siguiente brillante discurso: Señores: ¡En el n o m b r e de A r t u r o Prat, c u y o espíritu se e n c u e n tra palpitante en t o d o buen chileno, el p u e b l o d e S a n tiago saluda i victorea a las nobles reliquias de la gloriosa Esmeralda! I orgullosa esta ciudad de albergar en su seno a los fieles ejecutores del mas sublime testamento, les dice, batiendo la bandera que ellos supieron sostener tan alta: S o n vuestros nuestros corazones, nuestros hogares, nuestra gratitud! Para que la gloria del 21 de Mayo, de esa a c c i ó n lejendaria i sin ejemplo, pudiera ser creída por el m u n d o i por los siglos, la suerte quiso que si Prat i sus c o m p a ñ e r o s morían, para comprar c o n el precio de su heroísmo i de su sangre el timbre mas claro ' de la patria, U r i b e i los que sostenían al pié del tricolor el n o m b r e i el d e c o r o del chileno, fueran salvados por m a n o s peruanas para dar testimonio de esa acción, que el o c é a n o soportaba o r g u lloso i que los A n d e s parecían empinarse para c o n t e m plarla a s o m b r a d o s ! . . . 1 ese océano, saturado de gloria, c o l m a d o de lejítima altivez, d e v o l v i ó a su hermana la tierra, n o sin someterlos antes al v e r g o n z o s o e n o j o del peruano h u m i l l a d o , a estos c a m p e o n e s de hoi que mañana serán héroes por segunda vez, para q u e nos digan: ¡Hermanos ele la tierra, imitad a los hijos del mar! Si ellos n o murieron graneles i risueños bajo la sombra del tricolor nacional, e s c u c h a n d o los vivas a la patria c o m o sus c o m p a ñ e r o s , es p o r q u e son los vivos depositarios d e la consigna del porvenir i p o r q u e c a d a u n o de ellos debe ser una reliquia i un espejo en lo futuro! E l capitán U r i b e n o viene c o n los suyos a recibir el p r e m i o de su acción, ni a ceñirse e n v a n e c i d o la guirnalda del triunfo: a u n q u e h i j o de la mar, tras d u r o pero santo cautiverio, viene c o m o A n t e o , el j i g a n t e de la fábula, hijo del Mar i de la Tierra, que cada vez que necesitaba n u e v o s bríos, se acercaba a su madre para adquirir mas fuerzas i ser invencible en los c o m b a t e s ! V i e n e a prepararse para nuevas luchas, a recojer nuestros votos i a darnos su entusiasmo, i mañana lo veremos otra vez, grande en el puesto del deber i victorioso después de la jornada! ¡Héroe de la Esmeralda! Elejid de entre nosotros vuestra tripulación; todos i cada u n o de los que os aclam a n sabrá c u m p l i r su deber a vuestro lado; cada m a d r e chilena os ofrece un R i q u e l m e que muera alegre i v e n t u roso al pié de su c a ñ ó n ; cada hijo del p u e b l o sabrá ser u n A l d e a , fiel i abnegado hasta el s u p r e m o instante! ¡Hermano de Prat i de Serrano! d i s p o n e d de nosotros! ¡Gloria a los héroes! ¡Guerra, hasta el triunfo, a los e n e m i g o s d e la patria!" L a plaza estaba, c o m o las calles del tránsito de la g ó n dola, invadida por la multitud. E n suma, desde la gran manifestación a Condell, el vencedor de la Independencia peruana, n o se habia visto en Santiago una o v a c i ó n mas popular i entusiasta. LA

CENA

DEL

SÁBADO.

(Crónica de Er, MERCURIO )

Espléndido bajo todos aspectos fué el opíparo banquete

PACIFICO.

ofrecido el sábado ú l t i m o , con el modesto nombre de cena a los oficiales sobrevivientes de la gloriosa corbeta Esmeralda. E l bonito salón de la Filarmónica se hallaba arreglado con tanto gusto c o m o sencillez. E n el fondo se habia arreglado una especie de pórtico con banderas, inscripciones, coronas, festones, etc. E n el centro se veia una grande estrella formada con bayonetas, de buen efecto, i sobre la estrella el retrato al oleo del c o mandante Prat, que parecía presidir el banquete. Bajo el retrato esta gran fecha: 21 de mayo de 1879, i coronando el pórtico, la couocida leyenda de la Esmeralda dentro de un laurel: Victoria, i gloria. Por entre los claros de la portada se veian varios trofeos de armas. Coronando los dos espejos del frente estaban los n o m bres de Serrano i de Riquelme en un escudo rodeado de banderas, i a los costados del salón, también dentro de trofeos de banderas, todos los nombres de los oficiales sobrevivientes de la Esmeralda. P o c o después de las once de la noche tomaban asiento en las diversas mesas los iniciadores de la manifestación i los convidados, que eran de 100 a 120 personas en todo. E l número no era crecido, pero en c a m b i o representaba admirablemente a lo mas escojido de la sociedad. A l l í habia altos representantes del Gobierno, del foro i de la intelijencia; banqueros, comerciantes distinguidos, hombres notables por su posición social i su patriotismo. U n a magnífica orquesta, colocada en el anfiteatro, abrió la fiesta con el himno nacional, que la concurrencia escuchó de pié. E n seguida se hicieron los honores a la mesa, que estaba cargada profusamente de fiambres i dulces de toda clase i confeccionada por algún maestro en el arte culinario. Los vinos eran de los mas jenerosos, c o m o que los directores del banquete habían puesto en esto especial cuidado. A b r i ó los brindis el señor Intendente de la Provincia, ofreciendo el banquete con las siguientes palabras a las gloriosas reliquias de la Esmeralda: " M e p o n g o de pié, señores, para saludar en vuestro nombre i en nombre de la patria agradecida a las gloriosas reliquias del lejendario combate de Iquique. I al presentarles el testimonio de nuestro amor, de nuestra admiración i de nuestra gratitud siento que mi alma de chileno rebosa de alegría i de orgullo. Y o c o n o z c o que involuntariamente mi frente se alza altiva cada vez que evoco la gran memoria de Arturo Prat i de los que con él murieron, cada vez que pienso en Luis Uribe i en los que con él quedaron sobre la cubierta de la Esmeralda protejiendo con el acero de sus grandes caracteres i de sus sublimes virtudes nuestro glorioso pabellón. ¡ A h ! señores, j a m á s podrá pagar Chile lo que debe a los héroes del 21 de m a y o ! Será preciso que ellos mismos se paguen tomando sin contar del inmenso tesoro de su noble patriotismo. E l poder de la nación no alcanza a la altura de su homérica hazaña. Pensad, señores, que después del 21 de m a y o podemos hojear tranquilos los anales de todos los pueblos, seguros de que si hemos de encontrar muchas pajinas sublimes alumbradas eternamente por la luz de la gloria, no hemos de encontrar ninguna que dé testimonio de mayor prodijio, de virtud mas escelsa, ninguna qne honre mas a un pueblo i a la humanidad. En Iquique no hnbo un héroe, todos fueron héroes. A r t u r o Prat, el jigante de la historia, dará su nombre a esta época, pero su gran memoria, i este es el prodijio, no hará palidecer las memorias de Serrano i Aldea, de Uribe i de Riquelme. La historia, la poesía i el arte encontrarán siempre temas de sublimes inspiraciones al querer narrar o representar el salto que aquellos hombres dieron desde la vida a la inmortalidad.


CAPITULO

Pero apresurémonos a decirlo: la historia, lá poesía i el arte, al elejir sus temas tendráu m o m e n t o s de justa indecisión. Fueron héroes sublimes los que abordaron el Huáscar, es verdad; pero decidme, señores, qué fué Luis Uribe s o bre el puente de la Esmeralda, qué fueron sus compañeros en aquella hora tremenda en que toda esperanza de triunfo habia desaparecido, en que toda defensa era imposible en aquel m o m e n t o en que el viejo leño que montaba se hundía bajo sus plantas i caía sobre sus cabezas una lluvia de metralla. Pensad en esos h o m b r e s , tranquilos c o m o el deber, resueltos c o m o el destino; pensad en Riquelme que dispara el último cañón en el m o m e n t o m i s m o en que va a descender a su tumba de g l o r i a ; pensad en los d e m á s ; vedlos bajar al abismo con la mirada fija en la bandera querida, i decidme si no fueron héroes también, si no m e recen que Chile entero se p o n g a de pié para decirles: " g r a cias por tanta honra, gracias por tanta gloria." N o temamos ensalzar a los vivos. A l contrario, alcemos la copa i apurémosla en su houor. Ellos dieron a la patria su- sangre i su vida; démosle en cambio nuestra admiración sin límites, nuestra gratitud sin tasa. Por los vencidos en Iquique, vencedores en la historia i en la admiración del m u n d o . " El capitán de fragata don Luis Uribe (segundo comandante de la Esmeralda en el combate de I q u i q u e ) contestó: que ellos bien p o c o o nada habían hecho para merecer las espléndidas manifestaciones de que eran objeto. N o fneron ellos, fué su jefe, el heroico capitán Prat, el que ordenó que la bandera de la República se mautuviera siempre izada; los oficiales de la Esmeralda no hicieron mas que c u m plir con esa orden. Muerto gloriosamente el comandante Prat al abordar el Huáscar, recayó el mando eu el que habla. L a Esmeralda hacia ya agua por todas partes, su máquina estaba rota, la sauta-bárbara anegada, el buque sin gobierno, las tres cuartas partes de la tripulación muerta o herida. L a ordenanza le manda reudirse eu un trance tan terrible. Pero él creyó qne debia hacer algo mas por la patria, i dispuso que nuestra bandera no fuese arriada j a m á s , hundiéndose antes con el buque. H e faltado, pues, a la ordenanza, dijo el señor U r i b e , i en vez de manifestaciones c o m o la de que soi objeto debia sometérseme a un consejo de guerra. Las palabras del señor Uribe fueron recibidas con e s truendosas salvas de aplausos. Hablaron después los Ministros, señores A m u n á t e g u i i Gandarillas. Don Juan de Dios Arlegui se puso de pié i pronunció el siguiente brindis: «Para comprender el j ú b i l o que esperimenta la R e p ú b l i ca entera, al ver restituidos al seno de la patria a los mui pocos ¡ai! m u i p o c o s ! que sobrevivieron al inmortal sacrificio del 21 de M a y o , es preciso volver c o n el pensamiento a la noche del 22 i a las 48 horas que la siguieron. A l estupor del primer m o m e n t o sucede la larga angustia de cruel iucertidumbre. Nadie duda que el puñado de v a lientes que tripula las dos m a s débiles naves de nuestra escuadra lucharán c o m o buenos con todo el poder naval del enemigo i sabrán sucumbir c o m o chilenos; pero ¿será ese un estéril sacrificio de preciosísimas existencias, segadas en flor por la implacable mano de fatal destino, o querrá la Justicia Divina que, ya que es inevitable el sacrificio, él redunde en pro de Chile i su buen derecho, retemplando el indomable valor de sus hijos, anonadando al enemigo aleve i haciéndole llorar, allá en el fondo de su corazón i su conciencia, c o m o vergonzosa derrota la qne sus labios mentirosos se empeñaron en proclamar c o m o espléndida victoria? ¡ A h ! señores, ese era el secreto del porvenir en los m o mentos de angustiosa duda que siguieron al primer anuncio que, con el acerado laconismo del telégrafo nos comunicó la sorpresa de nuestras gloriosas naves! Pero al fin, Dios tuvo piedad de un pueblo que moria

QUINTO.

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cien veces en cada segundo que pasaba sin tener la certeza de lo que le era dado esperar de los valientes a quien c o n fiara la guarda de su honra i su derecho. Sonaban las 9 P. M . del 24 de M a y o . . . ¡hora b e n d i t a por los tiempos de los t i e m p o s ! . . . ¿ I cuál es aquel de n o sotros que no se siente estremecido al recordar el estruendoso ¡viva Chile! que electrizó a Valparaíso de un estremo a otro i le hizo comprender en un instante que cnanto habia deseado la República durante 48 horas c o m o el s u m m n de la gloria nacional, eso i mas habían realizado los desde entonces lejendarios tripulantes de la Esmeralda, i de la Covadonga? E n efecto, el telégrafo nos dio a esa hora la certidumbre de qne si la historia del mundo rejistra eu mar i tierra grandes hechos que han llenado i seguirán llenando de admiración a las edades, ninguno habia superior al realizado por nuestros valientes eu Iquique i Punta Gruesa; i que si el enemigo, servido por el acaso o por su talento, habia podido combinar nn plan que, en su soberbia, j u z g ó de ineludibles buenos resultados, l a incontrastable entereza de nuestros jóvenes marinos se encargó de destruirlo, convirtiéndolo en vergüenza para el jactancioso Perú, que selló su impericia con la pérdida de la mitad de su poder marítimo, i en gloria para Chile, que hizo ver al tonudo admirado c o m o se sepulta en el abismo, cuando la victoria es imposible, el tricolor que simboliza su honra de naciou. N a d a entonces m a s natural i justo que a l o s sentimientos del amor patrio i del orgullo nacional satisfechos, se mezclase i confundiese el de eterna gratitud por los que tales prodijios realizaron. P o r eso la República en masa, sin distinción de clases ni colores políticos, no pensó sino en perpetuar la memoria de los que murieron por la patria, i en hacer comprender a los que sobrevivieron el agradecimiento de que les somos deudores todos l o s que nos enorg u l l e c e m o s con el nombre de chilenos. Protejidos de la fortuna hasta en eso, nos ha cabido la suerte de pagar nuestra deuda de gratitud en detalle. A l bravo comandante de la Covadonga i su tripulación, prim e r o ; a los denodados tripulantes de la Esmeralda, desp u é s ; i por último, a los gloriosos restos de aquella brillante oficialidad que modesta, seria, abnegada, hizo comprender el santo sentimiento del deber a los que tenia bajo sus órdenes i que, llegado el m o m e n t o de la sublime prueba, mostró con el ejemplo c o m o sabia hacer lo que decia. Si esto ha sido obra solo de la casualidad, es necesario convenir que ha sido una casualidad felicísima, pues nos ha permitido manifestar a los héroes del 21 de M a y o que para nuestro reconocimiento i entusiasmo no bal c o m o h a cer entre ellos gradaciones. ¡ A todos ilumina igualmente la esplendente luz que irradia la gloria que supieron conquistar en aquel dia memorable! Desde el sublime mártir que maudaba en Jefe hasta el ú l t i m o de sus subordinados, todos hicieron el sacrificio de su vida en aras de la patria; todos buscaron honrosa sepultura entre las o l a s ; i si no todos murieron no fué ciertamente por haber implorado perdón del enemigo. Vivieron porque estaban llamados a ser el consuelo de la patria i el modelo de sus conciudadanos; vivieron porque la Providencia, en sus impenetrables juicios, quiso c o n c e dernos la dicha de poder honrarnos haciendo lo que hacem o s : confesar ante ellos nuestra deuda de eterna gratitud. N o sé, señores, si al decir lo que siento eu este momento de innegable solemuidad, he tenido la suerte de espresar, en parte siquiera, lo que cada uno de vosotros sentís en presencia de los ilustres sobrevivientes de la oficialidad de la Esmeralda; pero sí creo ser fiel intérprete de vuestro mas vehemente deseo, al pensar que aceptareis gustosos la invitación que os h a g o a beber esta copa en obsequio de esos jóvenes que en la primavera d é l a vida, eran ayer solo una esperanza para la patria, i hoi, gracias a su civismo i valor, encarnan la mas pura gloria de la República, Señores, a los oficiales sobrevivientes de la Esmeralda.''


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GUERRA

DEL

PACIFICO.

Don José María Cabezón dijo lo siguiente: " T o d o lo que es fuerza i p o d e r p u e d e ser rejido por la intelijencia humana. H e m o s llegado hasta arrancar al universo entero t o d o el misterio d e su existencia: el elemento que d e s truye es en nuestras m a n o s ájente poderoso de fuerza i m o v i m i e n t o ; d i s p o n e m o s del rayo para lanzar nuestro pensamiento a través del espacio; la ciencia h a tratado i resuelto los mas difíciles problemas sometidos a su e x a m e n ; las artes han llegado a la sublime espresion de la belleza i el h o m b r e podría, en u n m o m e n t o d e insensato orgullo, esclamar c o m o en otro t i e m p o : " D a d m e una p a lanca poderosa i m o v e r é el cielo i la tierra."

visteis la a b n e g a c i ó n sublime de A l d e a , el arrojo fiero de Serrano, que oísteis el ú l t i m o canto de victoria d e R i q u e l m e , tenéis m a y o r parte en la gloria que nos pertenece; pero también tenéis mas estrictos deberes que cumplir. Los nobles c o m p a ñ e r o s d e los q u e v i v e n y a en la inmortalidad, los q u e supieron ir mas allá del límite que marca el c u m p l i m i e n t o del deber, los que fueron d e v u e l tos por la muerte en c u y o s brazos se habían arrojado con la resolución del que n o quiere ser v e n c i d o , podrán, sin d u d a , dar n u e v o s ejemplos d e patriotismo, p u d i e n d o ya contar c o n q u e la historia, al narrar la heroica leyenda, d i r á : — L o s que sobrevivieron fueron d i g n o s d e los que afianzaron c o n su m u e r t e el prestijio i gloria de su patria.

E n el arte de la guerra, p r e o c u p a c i ó n constante de los pueblos del m u n d o antiguo i necesidad imperiosa d e nuestra parte para salvar nuestro h o n o r nacional i aun para el ensanche de nuestra esfera de actividad i p r o g r e so, la ciencia ha realizado los adelantos que asombran al m u n d o entero i que son la positiva protesta contra el principio, por desgracia harto desmentido, de q u e la paz es el estado natural del h o m b r e . L o s ejércitos se m u e v e n c o m o las piezas en un tablero de ajedrez, por la v o l u n t a d del q u e m a n d a ; contra el c a ñ ó n se inventa el blindaje, c o n t r a el blindaje el t o r p e d o , i ávido el h o m b r e de perfección i de progreso pretende llegar en la guerra a poseer los m e d i o s de matar m e cánicamente, suprimiendo el valor por la perfección del arma q u e hiere, el heroismo c o n la a c u m u l a c i ó n d e elem e n t o s destructores que representan la fuerza del rayo que estalla, d e la tempestad que espanta, del i n c e n d i o que devora.

Si t e n e m o s que envidiar, si t e n e m o s aun necesidad de pedir a la E u r o p a los elementos necesarios para sostener nuestro derecho, si estamos todavía en la infancia de la industria, glorifiquemos a los q u e p o r su h e r o i s m o nos h a n c o l o c a d o en el rango de los p u e b l o s que c u e n t a n larg o s siglos d e historia i que j u s t a m e n t e se enorgullecen de los actos heroicos de sus hijos."

Mas n o se pretende, señores, i m p u n e m e n t e , r e m o n t a r las alas de la intelijencia mas allá del límite q u e a ésta h a señalado el p o d e r ministerioso que rije el universo sin que el h o m b r e se esponga a rodar en el abismo para tener que recomenzar su obra de perfección i de progreso. L a fuerza ausiliada por la ciencia, rejida por la m i s m a intelijencia del h o m b r e , p u e d e gobernar el m u n d o ; pero ella n o será j a m á s la lei que impere si n o tiene por base la justicia, si n o se inspira en el sublime a m o r a la patria, que es lo ú n i c o que p u e d e p r o d u c i r actos de heroismo. L a v o z atronadora del c a ñ ó n , la fuerza de resistencia del blindaje p u e d e ser d o m i n a d a : se v e n c e contra la fuerza, se vence contra el p o d e r q u e parece irresistible, c o m o v e n c i ó A r t u r o Prat, m u r i e n d o por su patria, d e j a n d o c o n su muerte rastro l u m i n o s o que inspiró en el alma de sus d e n o d a d o s c o m p a ñ e r o s el valor que h a asombrado al m u n d o entero i que los g u i ó en el c u m p l i m i e n t o d e su deber hasta encontrar gloriosa muerte o hundirse en el abismo, d e j a n d o ileso el h o n o r de su pais. Los m o n u m e n t o s que la fuerza ha creado desaparecen d e la m e m o r i a de los h o m b r e s o se necesita estudiar en la historia el n o m b r e de sus autores c u a n d o los siglos en su corriente impetuosa h a n arrastrado m i l jeneraciones, mientras que el n i ñ o aprende a pronunciar c o n respeto el n o m b r e del h é r o e q u e en la é p o c a mas r e m o t a de l a h i s toria salvó a su patria m u r i e n d o c o n los suyos en paso impracticable. S o n prenda de victoria para nuestro pais a g r e d i d o injustamente los elementos de fuerza que h e m o s adquirido o arrebatado al e n e m i g o m i s m o en leal c o n t i e n d a ; pero mas segura prenda del c o m p l e t o triunfo n o lejano i d e nuestra merecida gloria será el a m o r a la patria que reavivó en nuestras almas el acto h e r o i c o d e los q u e d e fendieron en la gloriosa Esmeralda el pabellón sagrado, e m b l e m a de nuestro honor. Ese legado d e h e r o i s m o tiene que ser d e b i d a m e n t e c u m p l i d o i las j e n e r a c i o n e s q u e vienen buscarán en él su inspiración c u a n d o sea necesario c u m p l i r los deberes que la patria i m p o n e . Vosotros, gloriosos sobrevivientes de ese c o m b a t o h e roico, en cuyas frentes brilla el resplandor d i v i n o que rodea la memoria del inmortal A r t u r o Prat, vosotros que

Don José Francisco Vergara se p u s o de pié i p r o n u n ció las siguientes palabras: "Señores: U n gran poeta de la Grecia, h a b l a n d o d e su patria, decia: " ¡ A h ! la ciudad d e Palas es una c i u d a d invencible, p o r q u e A t e n a s contiene h o m b r e s , i son esos sus inespugnables baluartes." N o s o t r o s p o d e m o s t a m b i é n decir: "¡Chile no será v e n c i d o p o r sus enemigos, p o r q u e Chile tiene h o m b r e s ! Los q u e m o n t a d o s en u n m a d e r o viejo afrontaron el p o d e r de una n a v e considerada invulnerable, i prefirieron s u c u m b i r antes q u e pedir m e r c e d al e n e m i g o ; los que han sabido v e n c e r ejércitos, v e n c i e n d o también los rigores de u n a naturaleza q u e repulsa la v i d a ; los q u e saben inspirarse en los austeros sentimientos del deber para n o mirar otro interés q u e el interés de la patria, ni tener otro pensamiento que el d e su bien i su grandeza; esos son h o m bres, i Chile está lleno de ellos. H o i tributamos nuestros aplausos i manifestamos nuestra gratitud c o n ofrendas de afección, a los q u e primero tuvieron la fortuna de dar a c o n o c e r lo q u e p u e d e n los p e c h o s varoniles c u a n d o están a n i m a d o s p o r el noble a m o r a la patria, este sentimiento tan profundamente arraigado en el c o r a z ó n d e los chilenos. Mañana tocará su turno a otros q u e merezcan también ser glorificados por sus altos h e c h o s ; pero ni u n o s ni otros d e b e n olvidar por u n m o m e n t o que nuestro c a m i n o está apenas principiado, i q u e sus proezas actuales son solo prendas valiosas de los n u e v o s servicios que p u e d e n prestar a la República, q u e tiene d e r e c h o de exijir que n i n g u n o de sus hijos dé por terminada su tarea mientras n o se e n c u e n t r e próspera i dichosa en el interior, v e n c e d o r a i h o n r a d a en el esterior. Señores: A l c o m p l e t o i pronto triunfo de nuestras armas." Don Alejandro

Reyes

dijo:

" S e ñ o r e s : L a historia da testimonio de que muchos pueb l o s han marchado por una senda decreciente. A s í Roma, la Grecia i las repúblicas italianas llegaron al apojeo de su poder i quedaron después solo c o m o un recuerdo histórico. Pero la corta historia de Chile nos muestra que de oscura colonia se ha convertido en una gran nación, merced a su cordura i a la pujanza de sus hijos. Su marina ha seguido el mismo camino. E n los albores de la independencia, el almirante Blanco escribió la primera pajina apresando la María Isabel. P o c o mas tarde lord Cochrane escribió la segunda en la gloriosa cubierta de la antigua Esmeralda. Estos triunfos navales fueron los precursores de la independencia de A m é r i c a . Sin ellos, ésta no se habría realizado. Mas de medio siglo después, tras de largos años de paz, Chile tuvo que empuñar la espada para castigar a


CAPITULO QUINTO

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D e s d e luego, la m i s m a l u c h a en q u e estamos e m p e ñ a dos, p u e d e servirnos de bien segura lección. L a ociosidad, el hábito de vivir a espensas del Estado, la c o r r u p c i ó n fiscal; la vocería de una prensa inconsciente que n o se inspira en la verdad i la justicia, sino en el odio i el egoísmo; los pactos secretos para estafar el trabajo de sus vecinos, i los demás crímenes q u e enumera el d i c t a d o r Piérola en su estatuto, son los malos j é r m e n e s q u e h a n llevado a nuestros enemigos a los. abismos en q u e se hallan sumerjidos. ¡Pues bien! Si esos son e s c o llos, h u y a m o s siempre de ellos. El trabajo individual, la honradez administrativa, la puntualidad para c u m p l i r nuestras obligaciones, el respeto a la lei, la audacia c o n que h e m o s sostenido nuestro derecho en las épocas históricas de nuestra existencia, i sobre todo, la enerjía q u e h e m o s desplegado contra los que intentaban burlar sus pactos internacionales, son talvez los mas poderosos elementos q u e nos han d a d o la victoria. Pues bien: si allí está la vida, p e r m a n e z c a m o s en ese c a m i n o . Bien sé que esta n o es toda la grandeza humana; pero c u a n d o se poseen tan f e c u n d o s j é r m e n e s , no p u e d e tardar la hora en q u e Chile o c u p e en la raza latina u n puesto Brindo, pues, señores, por nuestra antigua i moderna tan envidiable c o m o el q u e h a n obtenido los Estados marina, i porque las hazañas de esta última tengan los i m portantes resultados de las de la primera." • | U n i d o s en la raza anglo-sajona. Querer es poder. Don Benicio Alamos González habló en estos térB r i n d o , señores, por los inmortales de la Esmeralda que minos: han revelado ante los ojos de la h u m a n i d a d la grandeza " E l hecho que celebramos no es solo un acto de valor, de su patria, i brindo p o r q u e la estraordinaria abnegación de heroísmo. E s algo mas. E s un acto de abnegación, de de los héroes de I q u i q u e inspire también estraordinarios sacrificio; es la mas alta espresion de la grandeza h u sentimientos de a m o r al deber, en todos los chilenos, sin mana. distinción, entre los que c o m b a t e n i los que mandan, entre Los tripulantes de la Esmeralda,"no solo han luchado los que g o b i e r n a n i los que obedecen, entre los que tienen hasta donde han podido hacerlo, no solo han combatido en sus m a n o s los grandes destinos de nuestra R e p ú b l i c a i como héroes hasta vencer o morir. Han hecho algo mas. los que d e b e m o s velar i trabajar p o r q u e esos grandes d e s Sabiau que debian perecer i han entregado su vida para tinos se c u m p l a n . " salvar el honor de la patria. El señor Larrain Zañartu dijo: N o solo han c u m p l i d o c o n su deber, n o solo se h a n e n "Señores: grandecido personalmente. H a n h e c h o mas. H a n d i g n i H e recibido la grata comisión de saludar, en nombre de ficado a Chile, h a n desvelado, por decirlo así, los arcanos la prensa de Valparaíso, al grupo de héroes que reciben de us inmenso porvenir. en estos momentos el debido tributo d é l a gratitud nacioLa n a c i ó n que inspira tanta abnegación, tanta decisión nal, i al cumplir este grato cometido no encuentro otras para sacrificarse por ella, n o p u e d e ser una nación vulgar; palabras que retraten mejor a mi juicio el pensamiento que debo tener algo de grande, de providencial en el espíritu nos reúne en este sitio que dirijirme a nuestra patria, a que la anima. Chile, diciéudole en esta ocasión, lo que decían a Penélope Cuando 300 griegos se inmolaban por impedir que fuelos heraldos que le avisaban el regreso de Telémaco: se hollado el suelo de la patria, los que presenciaron Oh reina, regocíjate! tus hijos queridos, arrancados a la aquel espectáculo debieron decir: " H é ahí una raza de metralla, a las olas, a la cautividad, acaban de tornar a tu hombres que tendrá gran parte en la suerte de la h u m a regazo! nidad." I este regocijo de la patria-, estos abrazos de una nación Cuando Prat i sus c o m p a ñ e r o s se decidían a luchar i entera son justos i merecidos porque los guerreros que morir p o r q u e no fuese rendido aquel pabellón que n u n c a aquí veis, antes de recibir de su patria la corona de flores habia sido arriado; c u a n d o Uribe i los últimos tripulan- del triunfador, recibieron por defender a Chile una triple tes de la Esmeralda se olvidaban de la ordenanza militar corona de espinas, la del combate, la del cautiverio, i la mas terrible aun, de la calumnia. i no pensaban en los consejos de guerra c o m o acaba de contarlo; c u a n d o s o l ó s e dejaban inspirar por los consejos Perdonad, señores si evoco en esta fiesta un recuerdo i m del patriotismo, i se resignaban a sumerjirse en los abismos portuno. para que quedase flameando la estrella de Chile sobre la Pero hablando a nombre de la prensa, necesito aquí, en superficie de los mares, los que nos c o n t e m p l a n c o n espíobsequio de la de mi país, que ha tenido siempre por lema ritu desinteresado h a n d e b i d o también esclamar: ¡Hé ahí la justicia para el enemigo i la verdad sobre todo, condenar la actitud de los que sin jenerosidad en el alma, sin d i g n i un pueblo al que le esperan grandes destinos! dad en el corazón, dirijieron sin piedad al prisionero i al Por esa razón el / Viva Cíale! lanzado por los héroes náufrago la mas atroz de las injurias, el mas imperdonable do Iquique al dar su v i d a por la patria, n o solo debe r e percutir en nuestros oidos c o m o el eco inmediato de | de los denuestos. grandioso patriotismo, sino también c o m o el eco profético | Señores: vosotros sabéis que la prensa peruana afirmó de nuestra futura grandeza. j que los náufragos de la Esmeralda habían gritado al enjeneroso! Pero, señores, nadie p u e d e escalar la grandeza sin c o n - | contrarse salvos: ¡viva, el Perú Esa infame calumnia ha sido, sin embargo, contraprotraer grandes deberes. El pueblo que marcha a o c u p a r j un alto puesto en la familia h u m a n a , también debe ser- ¡ ducente. vir de m o d e l o a los demás, el que adquiere una vida os- j L a misma prensa peruana, confundida por el juicio adtensible, también debo empeñarse mas que n u n c a en verso tic un universo entero, tuvo que enmudecer: i ayer fortalecerse, en dignificarse. Y a no solo se pertenece a sí j Uribe i sus compañeros encerrados entre mazmorras i lio; mismo; ya pertenece a la h u m a n i d a d . j elevados sobre el pavés de la gloria i la inmortalidad por Cumplamos, pues, ese deber. í dos millones de h o m b r e s , forman el mas solcm-ü» mentís

aleves enemigos, i su marina volvió a aparecer con mas b r i llo que en sus mejores tiempos. E n Iquique, un poderoso blindado embiste contra un madero inmóvil, sin máquina i sin cañones capaces de ofender. E n los modernos combates marítimos casi no es posible el abordaje de blindados de vapor. Sin embargo, Prat se inmortalizó realizando un imposible, pero pagando con sn vida su temerario arrojo. Uribe i demás sobrevivientes infriujieron la lei escrita, que no autoriza estériles sacrificios, porque la lei no puede decretar el heroísmo. Pero así c o m o al empezar un edificio se establecen los cimientos de granito que lo han de soportar, así Uribe-i sus compañeros, huudiéndose en el fondo del mar con la bandera tricolor al tope, tomaron p o sesión de aquella tierra que ningún poder humano será capaz de arrebatarnos. L a gratitud nacional les h a a b s u e l to eu su d e l i t o . — ( G r a n d e s aplausos.) La Esmeralda s u c u m b i ó ; pero vagaban en el océano las sombras de Blanco i de Cochrane encarnadas en los blindados que llevan sus gloriosos n o m b r e s ; i al poco t i e m po después dieron el condigno castigo al asesino de la Esmeralda.


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GUERRA

DEL

a los pies de un déspota que a cada instante le h a c e oir el c h a s q u i d o de su látigo. ¡ E n o r g u l l e s c á m o n o s de ser chilenos! V a m o s a alcanzar la victoria final sin dañar en lo m e n o r ni los principios ni las prácticas d e libertad. Triunfaremos c o n prensa libre, c o n libre tribuna, sintiendo garantidos todos nuestros d e r e c h o s . ¡Qué h o n o r i qué ejemplo! Señores: ¡por la victoria final i p o r q u e se arraiguen mas i mas las prácticas i los principios liberales en nuestra v i d a d e nación! Brindaron también m u c h o s otros señores en m e d i o d e los aplausos i bravos de la concurrencia. L a orquesta n o cesó de tocar escojidas piezas durante t o d o el banquete. L a mesa n o ha p o d i d o ser mas a b u n d a n t e ni m e j o r servida. E n suma, todos se retiraron c o m p l a c i d í s i m o s d e los m o m e n t o s que habían estado en c o m p a ñ í a de los g l o r i o sos sobrevivientes d e la Esmeralda.

lanzado por la verdad i la virtud, a los que para no ver el sol del heroísmo, imajinaron cubrirlos con el inmundo harapo de la calumnia. ¿ I por qné obraba así la prensa peruana? Porque, señores, existe c o m o lei lójica e ineludible de la naturaleza moral, el que la prensa, no siendo sino el eco de la nación en que existe, no represente sino sus mas íntimas pasiones i sentimientos. L a prensa de Chile, respetando a G r a n ; la prensa peruana calumniando a Prat i a Uribe, hé ahí un antítesis que entregamos al juicio i al fallo del m u n d o que nos j u z g a i nos observa. La conducta de la prensa chilena tiene, sin e m b a r g o , una lójica i fácil esplicacion. E l heroísmo, señores es a la prensa lo que el gas al g l o b o . \Jn pueblo de grandes héroes i nobles sentimientos eleva su prensa a la altura de lo infinito. U n a nación de bajas pasiones i raquíticos h o m b r e s , h a ce descender a esa misma prensa hasta arrastrarse por el lodo i por el cieno. Señores: ese gas de la gloria fabricado en Chile por esos sublimes artífices, Prat, Serrano, R i q u e l m e , R a m í r e z , no se estinguirá j a m á s mientras existan en mi pariría héroes i guerreros que con sus actos realicen los conceptos del H o racio de la trajedia, esclamando con é l : Qné, ¿acaso me l l o raríais muriendo por mi patria? A jenerosas almas, tal muerte da placer. L a gloria que la sigue, rechaza aun el dolor. I, bendita mi suerte, si al espirar impávido, D e j o a Chile, a mi patria, con gloria i con h o n o r . " El teniente 1. ° don Vicente Zegers: dijo que después de la orden dada por el ilustre Prat para que no fuera arriada la bandera de la Esmeralda, ellos no podían hacer otra cosa que mantenerla siempre en alto, costara lo qne costara. E n ello no hicieron mas que seguir la orden de su m a logrado jefe i cumplir con el deber de todo marino chileno. El capitán JJribe: brindó por segunda vez N o b l e z a o b l i ga, dijo. L a marina chilena ha tenido un Cochrane, un BUinco, un W i l l i a m s , i tiene qne ser consecuente con sus gloriosos antecedentes. Esos jefes han mantenido siempre en alto nuestra bandera, i esa bandera no será arriada j a más por sus sucesores. Si se les obliga a combatir contra fuerzas inmensamente superiores, sabrán morir cuando no puedan vencer. N o serán los marinos chilenos los que v a yan a pedir misericordia c o m o los del Huáscar i la Pilcomayo.—(Grandes aplausos). El señor Altamira.no dijo:

t o m ó por segunda vez la palabra i

" C o u vuestro permiso, señores, voi a poner término a la parte que llamaré oficia! de este banquete. I en este momento no os pediré, señores, que me a c o m pañéis a brindar en honor de un hombre, por mas que ese hombre sea uno de ios jigantes de Iqnique. Brindemos por la patria, por las glorias qne acaba de alcanzar en los campos de batalla. D é m o n o s cuenta de la alta posición qne hoi tenemos en A m é r i c a i en la consideración del mundo. E l dia inesperado, la alevosía de dos naciones por cuya ventura Chile habia hecho sacrificios sin cuento, nos o b l i gó a dejar los instrumentos del trabajo para empuñar la espada vengadora. L a prueba era suprema. ¿Tendría Chile fuerzas para resistir? ¿El antiguo espíritu de los O'Higgins, Carrera i Freiré se mantendría vigoroso en sus hijos? El acontecimiento dá la respuesta. H e m o s v e n c i d o por d o quier en la tierra i en el mar. I h e m o s v e n c i d o sin necesidad de quitar una sola pieza a nuestra m á q u i n a constitucional.

PACIFICO.

Entre las diversas cartas de adhesión p u b l i c a m o s la siguiente: S e ñ o r E u l o j i o A l t a m i r a n o i demás personas que suscriben el telegrama d e i n v i t a c i ó n . — S a n t i a g o , Enero 17 de 1880.—Queridos a m i g o s : — E n t r e diversos i n c o n v e nientes que m e i m p i d e n aceptar la amistosa invitación de ustedes, n o es el m e n o r ni el ú l t i m o el t e m o r d e verme enfermo al siguiente dia, si, c o m o es natural, trasnochase c o n ustedes en la cena que ustedes m e c o n v i d a n . U n a vez allí, i una vez c o n ustedes, n o m e retiraría por m o t i v o alg u n o , i de esta c o m p l a c e n c i a se vengarían mis dolores reum á t i c o s q u e m e amenazan casi diariamente. E n c u a n t o a la fiesta que ustedes han preparado, y o me asocio de t o d o corazón a ella c o n el m i s m o entusiasmo patriótico de ustedes. Festejan ustedes a U r i b e i a sus c o m p a ñ e r o s , q u e son los náufragos salvados de aquella tempestad formada el 21 de M a y o en I q u i q u e p o r el mas alto i r e n o m b r a d o valor h u m a n o . A b r i m o s nuestra c a m p a ñ a con el glorioso episodio de Iquique, i desde entonces q u e d ó establecido que en los c o m b a t e s d e mar o de tierra n o nos arredrarían ni la superioridad de los elementos d e q u e dispusieran los enemigos, ni la superioridad de su n ú m e r o ; que siempre nos batiríamos, i que la pujanza del brazo i el varonil arrebato del c o r a z ó n chileno t o d o lo suplirían. D e s p u é s de aquel h e r o i c o martirio q u e d ó trazado para nuestros marinos i para nuestros soldados u n solo camin o : el d e la victoria. Así se esplica que nuestro ejército h a y a c o m b a t i d o en todas partes con d e n u e d o igual al d e nuestros marinos en Iquique. L a memoria de Prat, Serrano i A l d e a alentaba a todos los corazones. U r i b e i sus c o m p a ñ e r o s vivían en las i tiendas d e nuestros soldados. ¿Quién n o les recordaba en I el c a m p a m e n t o c o n cariñosa ternura? ! P o r esta razón n o h a habido desastres para nosotros. Hasta hoi h e m o s peleado siempre en desiguales condiciones; i a u n c u a n d o el n ú m e r o nos agobiase en Tarapacá, c o m o la superioridad de las naves en I q u i q u e , nuestros soldados, c o m o nuestros marinos, n o han cedido un p a l m o , a pesar de que la muerte h a y a arrebatado a la mitad de ellos. Bendita sea la patria nuestra, mis queridos amigos, que m e c e en oscuro h o g a r la h u m i l d e c u n a del roto chileno. I mil veces bendita todavía, puesto q u e c u a n d o lanza al mar una de sus mas frájiles i viejas naves, puede estar segura de que su bandera, e m b l e m a de nuestras glorias, de nuestro poder, do nuestra justicia i de nuestro progre! so, será sepultada en los abismos del mar, antes que sea | arriada i entregada al e n e m i g o r e n d i d a i humillada^ ¡ Saluda a ustedes afectuosamente su seguro servidor t | amigo.

Esta circunstancia adquiere m a y o r realce m i r a n d o el c a m p o de nuestros enemigos. A l l á , en Bolivia, los pretorianos se entretienen en h a cer i en derribar czares. E n el Perú, la nación entera acaba de caer d e rodillas ¡

DOMINGO SANTA MARÍA.


CAPITULO

IX. Nota del Intendente Jeneral del ejército i armada al Ministro de la Guerra, relativa al abastecimiento del ejército en campaña. I N T E N D E N C I A J E N E R A L D E L EJÉRCITO I A R M A D A

EN

CAMPAÑA.

Valparaíso, Enero 9 de 1880. Señor Ministro: U n o de los motivos que principalmente decidieron mi viaje de inspección al territorio de operaciones del ejército, fué el deseo de estudiar de cerca i por mí m i s m o el abastecimiento de nuestros soldados, la manera c o m o se llevaba a cabo i las modificaciones que en la calidad i cantidad de alimento i forma de su distribución pudieran impartirse con ventaja para el soldado. De regreso ya, habría deseado dar inmediatamente cuenta a V . S. del resultado de mis observaciones, c o n o ciendo el interés que un asunto de tanta entidad merece al Gobierno, i comprendiendo de cuánta satisfacción será para él i para el pais saber que la situación actual del soldado en campaña está mni lejos de ser la tristísima i aflictiva que muchos han podido creer, merced a relaciones equivocadas i exajeradas. Hoi m e es mni grato, señor Ministro, poder asegurar a V. S., por lo que yo he visto i observado, que nuestro ejército se encuentra abastecido con regularidad i abundancia de artículos de buena calidad. Quizas, en un momento escepcional, este estado de cosas puede sufrir una momentánea interrupción; pero esto, qne deberá siempre evitarse, no pasará de ser un caso aislado, un accidente que nunca se deberá tomar c o m o el estado normal i ordinario. Debe tenerse en cuenta las condiciones del territorio en que se opera; las dificultades de todo jénero que presenta aun en épocas ordinarias para el aprovisionamiento de sus habitantes en las mismas ciudades del litoral; i cuando aquello se ve de cerca i' se piensa que nuestro ejército es una masa considerable de hombres lanzados repentinamente en un territorio clestitnido en lo absoluto de todo recurso, desde el agua hasta la leña, todo espíritu desprevenido se siente indignado a ser indnljente con las faltas (¡olorosas pero inevitables de los primeros m o m e n t o s . -

Los escasos medios de acarreo proporcionados por el ferrocarril, han tenido que hacer un trabajo superior a cnanto pudiera creerse, pues con solo dos locomotoras había que subir los víveres i el agua, los pertrechos, el parque, el forraje para el ejército i el agua i combustibles para las mismas locomotoras. I aun cuando el ferrocarril hubiera bastado, habría q u e dado todavía el desembarco de agua destilada a b o r d o , de carbón, de víveres, de todo, en fin, sin muelles i sin lauchas suficientes. Todas estas causas combinadas, i digámoslo francamente, la falta de hábitos militares en un pais que llevaba cerca de medio siglo de paz no interrumpida, hicieron que en un principio el servicio de abastecimiento careciera de la regularidad deseable; si bien j a m á s alcanzó el mal, segnn los informes que he tomado, las proporciones desastrosas «pie la exajeracion se c o m p l a c í a en darle. Pero sea d e ello l o que quiera, p u e d o h o i decir al G o bierno que el servicio se hace c o n regularidad i e x a c t i t u d i que creo alejado t o d o m o t i v o de queja j u s t a o e x a jerada. Desde m u c h o t i e m p o atrás, era u n o de los principales asuntos d e detenida consideración para esta I n t e n d e n c i a Jeneral el arreglo d e una ración para el soldado, que r e u niese las c o n d i c i o n e s de trasporte c ó m o d o , fácil preparación i poder alimenticio suficiente i c o n f o r m e a los cargos de nuestro pueblo. Se sabia que se iba a operar en un territorio en q u e n o debia contarse c o n nada, ni aun el c o m b u s t i b l e para preparar la ración. N e c e s i t a n d o una base cierta a q u e ateTouo n — 4 1

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nerse para atender a la provisión, recabó esta I n t e n d e n cia del señor Jeneral en Jefe que fijara la ración para el s o l d a d o en marcha una v e z q u e dejase su c a n t ó n d e A n tofagasta; i c o n fecha 16 de A g o s t o ordenó constara d e los siguientes artículos: Charqui H a r i n a tostada Galleta Ají Cebolla

460 gramos. 200 „ 460 10 „ 120

A l m i s m o tiempo se fijó también otra ración de campamento que, c o m o su n o m b r e l o indica, debia servir para el s o l d a d o cada vez q u e fijara por mas de u n d i a su residencia en un lugar. Esa ración, q u e agregaba a lo anterior, artículos que requerían ser c o c i n a d o s , se c o m p o n í a de los artículos siguientes: Fréjoles Charqui H a r i n a tostada Galleta Grasa Ají Sal Cebolla

350 gramos. 230 200 200 50 10 9 100

V. S. observará q u e en estas raciones n o entraba la carne fresca, ni otra bebida q u e el agua; i ello se espliea p o r las dificultades d e trasporte. N o obstante, apenas h u b o nuestro ejército o c u p a d o una parte del territorio e n e m i g o , se remitieron animales en pié, en el n ú m e r o p o s i b l e los primeros dias, a contar desde el primer trasporte que v i n o a Caldera; i en seguida regularmente, a razón d e 80 a 100 bueyes por semana. Se celebraron al p r o p i o t i e m p o contratos c o n p a r t i c u lares para suministrar al ejército 50 bueyes p o r semana, c o n el fin de evitar que un e n t o r p e c i m i e n t o cualquiera en los suministros q u e c o n t i n ú a h a c i e n d o esta I n t e n d e n c i a Jeneral por trasportes de vapor i vela, se tradujera en escasez de carne para el ejército. Arreglada y a de una manera estable la provisión de carne en pié, se trató de aprovechar la enseñanza adquirida durante la campaña, en beneficio de la salud i el agrado del soldado. Se procedió entonces a fijar la ración fresca de campamento, que será suministrada por lo menos dia p o r m e d i o a la tropa, i que se c o m p o n e de los siguientes artículos: Carne Papas Frangollo o arroz Grasa Ají Sal Galleta o h a r i n a . . . . Harina .tostada Cebollas Azúcar Café

'

460 gramos. 150 ,. 120 „ 50 „ 10 „ 9 „ 200 200 „ 100 „ 25 „ 10 „

V. S. notará que además de la carne, hai en esta ración otras modificaciones q u e la h a c e n distinguirse de la ración seca fijada en 16 de A g o s t o , cuales son: la i n t r o d u c ción del café i el azúcar, aconsejados por la esperiencia c o m o m u i saludables en aquel clima i c o n aguas que n o siempre son bastante buenas, i del frangollo o arroz; i c o n el d e r e c h o acordado a la tropa para optar entre la galleta i la harina flor. Esto ú l t i m o es de mas entidad que lo q u e a primera vista pudiera creerse, pues el soldado, apenas establecido en c a m p a m e n t o , se procura los medios de amasar i c o c e r pan, i entonces n o solo t o m a c o n gusto harina flor en vez de galleta, sino que aun a b a n d o n a una parte de su harina tostada para aumentar la ración d e harina flor, a u m e n t a n d o así también su pan.


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Esas mismas modificaciones se h a n estendido a la ración seca de campaña, es decir, la que se d á en los dias en que no se distribuye carne fresca. A l presente esa ración ha quedado c o m p u e s t a c o m o sigue: Charqui Fréjoles Frangollo o arroz Galleta o harina Harina tostada Cebollas Grasa Ají Sal Azúcar.... Café

239 gramos. 350 120 200 200 100 50 10 9 25 10

D e b o prevenir a V. S., para evitar falsas intelijencías, que la carne se entrega a razón de un buei para cada 500 h o m b r e s , por n o ser posible pesar c o n la prontitud d e seable la carne al repartirla; i c o m o el peso de cada buei en el m o m e n t o varía entre 650 i 750 libras, resulta que en todo caso cada soldado recibe mas de 460 g r a m o s de carne. A n t e s d e terminar este p u n t o de mi informe, n o estará demás, señor Ministro, que, c o m o e l e m e n t o de c o m p a r a ción, deje consignada aquí la ración que se suministra en c a m p a ñ a a u n o de los ejércitos m e j o r alimentados de E u ropa, al ejército inglés. Esa ración se c o m p o n e d e lo q u e sigue, según lo dice Sir Garnet W o l s e l e y en su libro titulado: " S o l d i c o s Sacket B o c k for field service ( 1 8 5 1 ) . " • Galletas Carne Café Té. Azúcar Sal Pimienta

1 libra. 1 „ J- onza. i 2 „ h „ 1/36 „

A esta ración, en la que la galleta puede ser r e e m p l a zada por l i de pan, se agregó en Crimea h libra de verdura, 1 onza de arroz i una pequeña c a n t i d a d de ron. Este servicio de provisión del ejército se h a c e por m e dio de un personal que por decreto de esta I n t e n d e n c i a Jeneral, de 13 de O c t u b r e , a p r o b a d o en seguida p o r V. S., q u e d ó organizado en esta forma: U n desembarcador. Seis ayudantes de id. U n guarda -almacenes. Cuatro ayudantas de id. Cuatro proveedores de división. D o c e id. de rejimiento. Este personal se halla hoi en aptitud de atender c o n la e x a c t i t u d debida el importantísimo asunto s o m e t i d o a su c u i d a d o ; i se halla sujeto a reglamentos claros i precisos, que fijando los deberes de cada u n o , le dan los f o r m u l a rios que han de facilitarle sus tareas, d e j a n d o al m i s m o t i e m p o resguardados en c u a n t o es posible los intereses fiscales. F u é objeto también d e especial observación para m í lo relativo a alimentación d e caballería. E n c o n t r é q u e la caballada del ejército se encontraba por lo jeneral en b u e n estado; pero considero que c o n v i e n e aumentarle un p o c o el grano, manteniendo la de pasto. Con ese fin, la ración de cada caballo ha quedado.fijada de esta manera: Cebada Pasto

4 kilogramos. 9 „

Terminado lo referente a la alimentación del ejército i sus caballerías, tengo que agregar algo referente a alimentación de la escuadra. Esta, cuya ración seca o de campaña se hallaba ya establecida de antemano i después de prolijos estudios de

PACIFICO.

m u c h o tiempo atrás, ha debido, sin e m b a r g o , ser objeto de la preocupación de la Intendencia Jeneral para no agregar a las penalidades inherentes a la ruda profesión del mar, las penalidades que podrían traer epidemias o enfermedades a bordo. Pero, por mas buena voluntad que exista, la naturaleza misma de las operaciones de la escuadra impiden el establecer para ella una provisión regular de carne fresca í legumbres. Para obviar estos inconvenientes, se ha dispuesto que los buques de la escuadra que arriben a Iqnique reciban víveres frescos conforme a sus r e g l a m e n t o s ; i los que estén en Pisagua reciban bueyes i legumbres de los destinados al ejército. Por último, se ha ordenado que todo trasporte que conduzca carbón a las divisiones o buques bloqueadores, les lleve también animales en pié, i l e g u m bres, si es posible. Se espera que estas medidas eviten los males apuntados antes i alivien la suerte de nuestros marineros. Para concluir, señor Ministro, solo me queda que agregar, después de detallar con la detención que he considerado indispensable, lo referente a alimentación del ejército de operaciones i !a escuadra, solo me queda que agregar, decía, que el ejército de reserva estacionado en Iqnique i en Antofagasta, se abastece por el sistema de contrata; mas c ó m o d o , de administración sencilla i fácil fiscalización, pero por desgracia inaplicable, a mi j u i c i o , al ejército de operaciones, siempre en movimiento i que debe tener en sí mismo todo cuanto necesite para emprender una espediciou en un m o m e n t o dado, sin ser esclavo de los arreglos i conveniencia de los proveedores a contrata. Confío, señor Ministro, que V . S. i el Gobierno verán con agrado que la situación actual de nuestro ejército en el importaute ramo de alimentos es completamente satisfactoria, atendidas las condiciones del clima i territorio en que se opera; i esta convicción no podrá menos que tranquilizar la alarma tan justamente manifestada ante los denuncios que se hacían i según los cuales los bravos defensores de la República snfriau, no solo las inclemencias del clima i los peligros propios de la guerra, sino, lo que habría sido horrible i'cruel, los rigores del hambre i de la sed. Dios guarde a V . S. VICENTE DÁVILA LARRAIN.

X. La segunda espedicion a Tarapacá: parte oficial i correspondencia. BATALLÓN

Ca?njja?nenfo

BÚLNES.

de San Francisco,

Enero 10 de 1S80.

S e ñ o r Jeneral en Jefe: E n c u m p l i m i e n t o de la orden e instrucciones que V. S. se sirvió darme c o n fecha 20 del mes p r ó x i m o pasado, al dia siguiente partí d e San Francisco, en el ferrocarril, con 200 h o m b r e s del c u e r p o de mi m a n d o en dirección a Dib u j o , d o n d e se m e reunieron 200 h o m b r e s del rejimiento de Cazadores a caballo, al m a n d o del sarjento mayor grad u a d o d o n Francisco Vargas, i 80 muías c o n víveres i agua a cargo del capitán de guardias nacionales don Seg u n d o Fajardo. A las 4.10 P. M. e m p r e n d í la m a r c h a en dirección a Tarapacá, t o m a n d o , previamente, todas las medidas del caso, tanto en lo que respecta a avanzadas, c o m o a la m a y o r c o m o d i d a d d e la fuerza que c o m p o n í a la espedicion. A las 9.15 P. M. acampé, e m p r e n d i e n d o nuev a m e n t e la marcha a las 3.30 A. M. del dia 22, llegando a la p a m p a de Iluga a las 8.45 A . M., d o n d e permanecí refrescando la tropa hasta las 5 P. M., hora en que c o n t i n u a m o s el viaje, e n v i a n d o de a n t e m a n o , al pueblo d e Tarapacá, una descubierta d e 3 esploradores, con el o b j e t o de adquirir datos, quienes estuvieron de vuelta a las 10 P. M.


CAPITULO

Según los informes de estos individuos, el subprefecto de Tarapacá i 25 h o m b r e s habían salido la n o c h e anterior en dirección a Pachica. I n m e d i a t a m e n t e o r d e n é que el capitán d o n Rafael Z o r r a i n d o a c o m p a ñ a d o del capitán don Marcos L a t h a m i 85 Cazadores, partieran c o n d i r e c ción al último p u n t o indicado. A l ponerse éstos en m a r cha recibí la nota de V. S. en q u e m e c o m u n i c a b a las noticias q u e y a c o n o c í a .

QUINTO.

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los cañenes i útiles, etc., que constan de la relación q u e p o r separado i n c l u y o a V. S. A las 8 P . M., h a b i e n d o tenido noticias que las cajas d e que antes h a g o m e n c i ó n se encontraban en Curaño, d e s p a c h é al subteniente Pedro N. Gamallo, del c u e r p o de m i m a n d o , c o n 12 Cazadores i un práctico. Esta e s p e d i c i o n regresó a la 1 P. M. del dia siguiente trayendo las cajas i 5 individuos prisioneros, autores del robo de 4 bueyes, i del cual V. S. y a tenia c o n o c i m i e n t o . Ellos están confesos del delito, i solo se ha p o d i d o recojer d e lo r o b a d o 41 soles papel que a c o m p a ñ o .

En la p a m p a del C a r m e n di un corto descanso a la tropa, prosiguiendo la m a r c h a a las 2.30 A . M. del 23, llegando a la orilla de la quebrada de Tarapacá, frente al El 31 en la tarde, h a b i e n d o tenido d e n u n c i o s de q u e se punto d e n o m i n a d o Huaraciña, antes del amanecer. A las 10 A . M. bajé al p u e b l o c o n 270 h o m b r e s de las encontraba en H u a s q u i ñ a el g o b e r n a d o r J u a n de D i o s dos armas i di principio al rejistro de todas las casas sos- Castro, suplente Haya i 20 m o n t o n e r o s , envié en su perpechosas, regresando al c a m p a m e n t o que habia f o r m a d o seguimiento al capitán d o n Manuel Alvarez, teniente d o n en los altos de Guaraciña a las 6 P. M., trayendo algunos J o s é C h a c ó n i subteniente d o n Pedro N. Gamallo, a c o m pañados de 60 soldados del Búlnes i 10 Cazadores, sirrifles i yataganes. A las 9 P. M. volvió el capitán Z o r r a i n d o i sus fuerzas, v i e n d o de guias los vaquéanos Urzúa, chileno, i Cejas, sin haber e n c o n t r a d o al subprefecto, pues éste habia par- boliviano. Siento decir a V . S. que esta espedicion n o | t u v o el feliz éxito q u e esperaba por haber los v a q u é a n o s tido c o n r u m b o d e s c o n c c i d o . E n la m a ñ a n a del 24 envié n u e v a m e n t e a Pachica una estraviado el c a m i n o . L a espedicion estuvo de regreso a fuerza de 32 Cazadores, al m a n d o del capitán Latham, las 11.30 P. M. del dia 1. ° , después de saber por las a v e con el o b j e t o de adquirir n u e v o s datos, quien regresó al riguaciones tomadas q u e las autoridades que buscaban habían h u i d o con dirección d e s c o n o c i d a . dia siguiente sin adelantar nada. El 25, a las 7 A . M., en la quebrada de A r i c a se desenE n este m i s m o dia recibí c o m u n i c a c i ó n del señor m a terró un c a n o n K r u p p , de lo que di parte inmediatamente y o r g r a d u a d o F r a n c i s c o Vargas, en que m e anunciaba a V. S. E n ese m i s m o dia se p u b l i c ó el b a n d o q u e V. S. q u e c o n t i n u a b a viaje hasta Sibaya, de d o n d e n o podría me remitió, c o n t i n u a n d o parte de la tropa el rejistro en pasar p o r el mal estado de las cabalgaduras. A l p u n t o le el pueblo. ordené regresara al c a m p a m e n t o , vía Huasquiña, d á n dole las instrucciones que creí oportunas i advirtiénEl 26 al t o q u e de diana, al m a n d o de 200 infantes i 25 d o l e q u e sentía n o pudiera dar c u m p l i m i e n t o a las ó r d e Cazadores, m a r c h é a hacer nuevas esploraciones, tanto en nes de V . S. la quebrada c o m o en la altiplanicie, d a n d o por resultado el encuentro d e 2 cañones K r u p p i 2 de bronce, c o m o El 3 remití a V. S., al cargo de u n arriero, las cajas también d e varias otras piezas pequeñas pertenecientes encontradas en Curaña, para que V. S. resuelva lo que a los m i s m o s cañones, después de un trabajo constante tenga por conveniente. de 6 horas en q u e oficiales i tropa desplegaron laudable E n la tarde del 6 regresaron al c a m p a m e n t o de T a r a celo. pacá las espediciones de los señores sarjento m a y o r g r a En ese m i s m o dia remití a D i b u j o , según orden de d u a d o d o n Francisco Vargas i capitán d o n Rafael Z o r raindo, pasándome los partes que en copia a V . S. a c o m Y. S., 21 m u í a s recojidas en las inmediaciones Los dias 27 i 28 los o c u p é en recorrer los alrededores, p a ñ o . como así m i s m o en sepultar los muertos, de los cuales se han enterrado 549. El 29, a ¡as 5 P. M., c u m p l i e n d o las instrucciones de V. S., d e s p a c h é c o n destino a Chiapa al sarjento m a y o r graduado d o n F r a n c i s c o Vargas, a c o m p a ñ a d o de los s e ñ o res oficiales: capitán Manuel R. Barahona, teniente A n t o nio León, alféreces R u d e c i n d o Palacios, J o s é M. Rios, Carlos Souper, F e d e r i c o H a r r i n g t o n i 102 Cazadores, llevando provisiones para 12 dias en 29 muías. Servían d e prácticos a esta espedicion, el señor J . A . Silva i tres vaquéanos. A las 7 P. M. las avanzadas d e caballería anunciaron jente armada por el lado N o r t e . I n m e d i a t a m e n t e t o m é las medidas del caso, e n v i a n d o a r e c o n o c e r d i c h a fuerza, que resultó ser la q u e V. S. m a n d a b a por las piezas d e artillería i útiles recojidos por esta espedicion. A las 11 P. M. de este m i s m o dia partió, c u m p l i é n d o l a s instrucciones d e V . S., c o n destino a M a m i ñ a el capitán don Rafael Z o r r a i n d o , a c o m p a ñ a d o de los señores oficiales: capitán Marcos L a t h a m , teniente Belisario A m o r , alféreces A g u s t í n A l m a r z a , D i e g o Miller A., i 66 C a z a d o res con provisiones para 6 dias, en 11 muías. Servían de vaquéanos 2 i n d i v i d u o s contratados c o n ese objeto. Por c o n d u c t o de los señores alféreces Ortúzar i M e d i n a supe que en el trayecto recorrido por ellos encontraron 2 cíijas que la prematura del tiempo les i m p i d i ó traer. I n mediatamente d e s p a c h é al alférez d o n L e o n a r d o A g u a y o , del cuerpo de mi m a n d o , c o n 8 Cazadores i un guia del tejimiento de artillería, en busca de ellas. A las 10 A. M. °el dia siguiente regresó la espedicion sin haber e n c o n trado las cajas, por haberse cstraviado el guia. El dia 30 la tropa c o n t i n u ó las escavaciones de quebradas i población c o m o en los dias anteriores. A las 4 P. M., la fuerza d e artillería regresó llevando

El 8., a las 7.45 A . M., recibí la c o m u n i c a c i ó n de V . S. q u e llegó c o n j u n t a m e n t e c o n los i n d i v i d u o s que debían darme los datos del p u n t o en que se encontraban los d o s cañones que faltaban. T o m a d a s las resoluciones que creí convenientes, m a r c h é en el acto, teniendo la satisfacción d e encontrarlos 2 horas después. D u r a n t e los 17 dias que h e permanecido en aquel c a m p a m e n t o , tanto los señores oficiales, c o m o la tropa d e infantería, se han o c u p a d o diariamente en las esploraciones q u e les h e ordenado ejecutar a fin de alcanzar buen éxito en mi misión. A d e m á s de las 21 muías remitidas a V. S., he entregad o al capitán de guardias nacionales, d o n S e g u n d o Fajardo, Í 0 muías, 25 entre caballos, yeguas i potrillos, 18 rifles d e s c o m p u e s t o s , 1 P e a b o d y , 31 yataganes, 36 cartucheras i un saco con cápsulas. E n una d é l a s escavaciones hechas por el subteniente Sanz, se encontró lo siguiente que i n c l u y o a V. S.: E n plata, ] 77 pesos 40 centavos. Tres docenas cucharas de plata para sopa. Media id. id. de té. Dos m e c h e r o s id. U n a tenaza para azúcar. A este parte d e b o agregar una nota de dolor e indignación, que han c o m p a r t i d o oficiales i soldados al c o n templar el h o r r e n d o cuadro q u e se presentó a sus ojos en la casa que sirvió de t u m b a i de martirio al valiente c o m a n d a n t e Ramírez i 67 do los nuestros, entre ellos 2 cantineras, inmolados bárbaramente por el enemigo. I D e los n u m e r o s o s datos recojidos resulta que el bataI llon A r e q u i p a recibió orden de incendiar aquel sitio, c o n í vertido en hospital de sangre, i a la vez que las llamas j realizaban su obra de esterminio, los soldados del A r e q u i | pa hacían nutrido fuego sobre sus indefensas víctimas,


GUERRA

324

D E L PACIFICO.

arrastrando c o n i n i c u o furor a los heridos que se e n c o n traban cerca para arrojarlos dentro d e aquella espantosa hoguera humana. Me es grato contestar q u e oficiales i soldados q u e c o m ponían esta división, han desplegado t o d o celo i v o l u n t a d en el d e s e m p e ñ o d e s u s deberes, i que, gracias al e n t u siasmo i esfuerzos d e m u c h o s d e ellos, h e p o d i d o llevar a feliz término la delicada misión que V . S. se sirvió c o n fiarme. C o n los del cuerpo d e m i m a n d o , ayudante J . R . Lira i subteniente Luis Castillo, m e h a n servido d e ayudantes el capitán don Marcos L a t h a m i subteniente d o n D o m i n g o E. d e Sarratea, d e l cuartel jeneral, que h a n c u m p l i d o c o n t o d o e m p e ñ o i satisfactoriamente las diversas c o m i siones que les he e n c o m e n d a d o . E n la tarde del 9, terminada y a m i comisión, e m p r e n d í m i regreso a este c a m p a m e n t o , d o n d e h e llegado h o i a las 7.30 P. M . Es cuanto, en c u m p l i m i e n t o d e m i deber, tengo el h o nor d e c o m u n i c a r a V . S. D i o s guarde a V. S. JOSÉ E C H E V E R R Í A .

LA ESPEDICION A TARAPACÁ. (Correspondencia de E L FERROCARRIL.)

Bearncs,

Enero

11 de 1880.

De regreso de nuestra escursion a Paehica i sus cercanías en la tarde del dia 4, no ocurrió en la noche nada de nuevo, a n o ser un gran temporal de cordillera i a l g u n o s chaparrones que no alcanzaron a humedecer el suelo. E n la mañana del 5 llegó también a Paehica l a e s p e d i ciou Zorraindo, donde se juntó con la del sarjento mayor graduado don Francisco V a r g a s de vuelta de Sibaya i H u a s qniña. E l capitán Zorraindo, acompañado del entusiasta capitán Latham, recorrió los pueblos de Quipisca, Mamifia, M a caya i Parca, bajando de este último punto a Paehica sin encontrar en todo su trayecto—seis diasde v i a j e — n i n g u n a novedad. Conforme a las instrucciones que llevaban, hicieron rejistros en todas las poblaciones i recojicron algunas muías, tres caballos, algunos rifles viejos i cinco trabucos mas antiguos que el m u n d o . L o s lugares que visitaron se hallan completamente desamparados i sus pocos habitantes, c o m o en las poblaciones que hemos recorrido, no tienen que comer, i si no emigran a l a costa, morirán de hambre.

El mayor Vargas refiere lo mismo respecto de la miseria qne flajela a los moradores del Norte de Tarapacá, sucediendo que el único alimento que tienen, el trigo, se vende a 50 centavos chilenos la libra, i a 1 peso 50 centavos la de azúcar, i solo se consigue para remedio. Nuestros soldados no han podido mirar impacibles t a n ta desgracia, i sus raciones de charqui las han distribuido jenerosamente entre esas pobres jentes, privándose ellos de ese alimento para satisfacer el hambre de los mismos que ayer tal vez hicieron fuego coutra ellos. ¡Chilenos al c a b o ! A q u í como en todas partes del territorio reconocido, los neutrales se quejan amargamente de las depredaciones de lo oficiales i soldados bolivianos i peruanos que han c o m e tido con sus compaisanos toda clase de barbaridades, esparciendo al mismo tiempo la fábula de que los chilenos asesinaban mujeres,ancianos i niños, incendiaban las poblaciones i cometeian toda clase de atrocidades. Debido a esto, tan luego c o m o esos infelices divisaban a nuestras tropas huían azorados i despavoridos; pero bien pronto salian de su e n g a ñ o al ver la noble i desinteresada conducta de los nuestros.

C o m o un ejemplo de los actos inauditos cometidos polla soldadesca, basta referir lo ocurrido con un respetable sacerdote peruano, anciano i enfermo, cuyas canas i carácter ni siquiera respetaron los desalmados. Encontrábase en Guaviña el cura párroco de Huasquiña, prebendado Loayza. E l anciano sacerdote yacía en un m i serable lecho i se albergaba en la choza que caritativas mujeres le ofrecieran para dar reposo a sus dolencias i fatigas. A l pasar por el pueblo los soldados peruanos arrebarou a aquel hombre respetable sus vestiduras sacerdotales i lo dejaron enteramente desnudo. Cuando nuestros soldados entraron a Guaviña, el señor L o a y z a se encontraba en el mismo rancho en que fué despojado i su aspecto llenaba el corazón de amarga tristeza. U n pobre aldeano le habia dado unos pantalones que le llegaban poco mas abajo de las rodillas, i un harapiento poncho que apenas le cubría los h o m b r o s . El pobre sacerdote, alto i muí delgado, no tenia de su traje sacerdotal sino el alza cuello. Por los datos recojidos se sabe que p o c o mas al Norte d e M a c h a los peruanos fusilaron a d o s soldados chilenos, d e j a n d o sus cadáveres insepultos en m e d i o d e l c a m i n o . S e s u p o también que hasta Chipa, a n o ser los n u m e rosos heridos que se hallan diseminados e n el trayecto, no habia u n solo s o l d a d o e n e m i g o . E n H u a s q u i ñ a se e n contraban ú n i c a m e n t e algunas familias e n la m a y o r indijencia. A mas d e la miseria, la viruela h a c e estragos e n todos estos valles. ENCUENTRO D E LOS DOS

CAÑONES.

Los d o s cañones q u e faltaban fueron encontrados el 8 p o r la mañana, después d e haber trabajado infructuosam e n t e los dias anteriores h a c i e n d o escavaciones e n todas partes i r e m o v i e n d o pueblos i quebradas. A las 7 . 4 5 A . M. llegaron al c a m p a m e n t o d e Tarapacá 2 soldados peruanos, t o m a d o s prisioneros p o r el c o m a n dante Lagos e n su espedicion a Camina. U n o d e ellos, del 3. ° Provisional, d i j o q u e é l m i s m o habia enterrado 2 cañones en u n sitio que i n d i c ó i e n el q u e y a se habia c a v a d o tres veces p o r orden d e l c o m a n d a n t e sin éxito alguno. E l otro, del batallón A y a c u c h o , declaró que sabia q u e l o s cañones estaban e n el cementerio. S e c a v ó en este ú l t i m o sitio, pero inútilmente, c o m o e n las tres o cuatro veces anteriores. E n seguida se procedió a hacer lo m i s m o en un muladar q u e , c o m o d i g o antes, se habia vuelto d e arriba abajo, m e n o s en u n rincón e n que habia una gran cantidad de h u a n o casi petrificado. Pues bien, ahí m i s m o se encontraban los dos cañones, i los presentimientos d e l comandante Echeverría d e que las piezas se encontraban allí n o eran infundados. T a n l u e g o c o m o se descubrieron los d o s cañones se repicaron las campanas i la noticia s e esparció por todo el c a m p a m e n t o c o n la rapidez del r a y o , retratándose en todos los semblantes la mas franca alegría. S e habian rescatado los cañones que los peruanos se j a c t a b a n haberse llevado, i la espedicion habia c u m p l i d o c o n el mejor é x i t o su delicada misión. T e r m i n a d a y a la c o m i s i ó n confiada, se d i o ese dia descanso a la tropa i se ordenó que todos estuvieran listos para e m p r e n d e r la m a r c h a a las 3 P. M . d e l dia siguiente, c o m o se efectuó, l l e g a n d o sin n i n g u n a novedad al cuartel jeneral en la n o c h e d e ayer 10. E n el c a m i n o h i c e varias preguntas al s o l d a d o del 3. ° Provisional, quien m e aseguró q u e el c o m a n d a n t e Ramírez f u é herido en el brazo d e s d e los primeros momentos del c o m b a t e i que mas tarde recibia otra herida mortal en el p e c h o , defendiéndose c o n u n o s p o c o s hombres del 2. ° d e t o d o el batallón A r e q u i p a , el m i s m o q u e recibió i


CAPITULO

ejecutó la orden inicua d e los jefes peruanos d e incendiar la casa en que se habían asilado algunos d e nuestros h e ridos i hacer fuego sobre ellos si n o se rendian. El m i s m o presenció el salvajismo, c o r r o b o r a d o p o r v a rias otras personas, de arrastrar i arrojar en esa pira h u mana a los heridos q u e se encontraban en las cercanías. D í j o n o s también q u e lo q u e pregonaban los peruanos c o m o cañones chilenos eran d o s ametralladoras d e s m o n tadas, las mismas a q u e m e refiero en una d e mis cartas anteriores i pertenecientes al e n e m i g o que las p u d o salvar del desastre d e Dolores. A n t e s d e regresar d e Tarapacá, m e olvidaba decir q u e se dio libertad a t o d o s los detenidos, peruanos i bolivianos, en n ú m e r o d e 70 a 80, i j u n t o c o n la libertad, c h a r qui i otras provisiones para q u e n o perecieran de hambre. A l g u n a s pobres madres, q u e habian i d o en busca d e sus maridos o parientes, se arrojaban a los pies del c o m a n dante d e r r a m a n d o lágrimas de r e c o n o c i m i e n t o i p i d i e n d o no las dejaran i las llevaran, a lo q u e n o fué posible acceder.

325

QUINTO.

4. ^ Dará parte al prefecto d e A r e q u i p a i a esta secretaría d e todas las ocurrencias de esa capitanía i d e los m o v i m i e n t o s d e los buques avistados p r o c u r a n d o familiarizarse en r e c o n o c e r a los enemigos a fin d e dar aviso de la clase d e b u q u e q u e cruza el puerto, estudiando sus m o v i m i e n t o s para poder deducir sus intenciones. 5. Procurará impedir el acceso al interior de ese puerto d e cualquiera e m b a r c a c i ó n m e n o r enemiga q u e intentare desembarcar j e n t e c o n el fin d e cortar el alambre telegráfico o llevar a cabo otro acto hostil, para lo cual p o d r á armar los matriculados o pedir fuerza al prefecto d e Arequipa si conviniere. 6. E x a m i n a r á en unión del injeniero q u e m a r c h a h o i a ese puerto, la caleta d e la A c h i r a , situada al N o r t e de Camaná, c o n el fin d e determinar el lugar mas ventajoso para establecer un desembarcadero. 7. Se pondrá en c o m u n i c a c i ó n c o n el prefecto d e A r e q u i p a c o n quien acordará cualquiera medida que j u z g u e buena para el acierto en el d e s e m p e ñ o d e esa c a pitanía. 8. Arreglará c o n el c o m a n d a n t e jeneral de marina, antes d e su partida, la manera de comunicarse c o n los b u q u e s d e guerra, tanto d e dia c o m o d e n o c h e , d e m a n e ra q u e p u e d a n arribar a ese puerto c o n c o n o c i m i e n t o d e las condiciones d e seguridad en que se encuentra o pasen a otra caleta según las circunstancias, o bien si hai peligro se aparten aceleradamente d e aquel litoral. 9. En los partes telegráficos usará d e la clave q u e se le entregan!, q u e él solo deberá c o n o c e r , g u a r d a n d o el m a y o r secreto. L i m a , E n e r o 10 d e 1880. 03

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rt

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Durante nuestra p e r m a n e n c i a en Tarapacá i sus cercanías se sepultaron 549 cadáveres, entre peruanos i chilenos, estando aquellos en la p r o p o r c i ó n d e 3 a 1 c o n los nuestros. P o r las cifras siguientes i los cálculos' mas aproximativos, el n ú m e r o d e muertos en el c o m b a t e d e Tarapacá n o baja d e la e n o r m e suma d e 1.400 a 1,500. Sepultados ahora 549 Id. por el c o m a n d a n t e Echeverría en su primer viaje 220 Id. p o r el m a y o r Vargas p o c o s dias después del c o m bate 118 Id. en la casa incendiada, d o n d e contaron 68 cráneos 68 Las 2 cantineras i 8 cuerpos mas 10 965 Agregaremos ahora los enterrados p o r las a m b u l a n cias peruanas, q u e n o bajarán d e Los sepultados por el capellán señor Marchant P e reira, d o c t o r Martínez R a m o s i c o r o n e l Urriola Enterrados en el p u e b l o por los m i s m o s peruanos.... Quemados en"la plaza d e Tarapacá i sepultados en el interior d e la antigua iglesia, u n o s

200 120 150 140

1,575 I estos cálculos nada tienen d e exajerados, advirtiendo que aun quedan insepultos unos 60 del otro lado d e la quebrada, i q u e los peruanos h a n q u e m a d o en distintos puntos a sus muertos.

XI. Instrucciones que deberá observar el capitán del puerto de Quilca, capitnn de fragata don José lí. Benavides. (Inédito.) 1. Establecerá una constante vijilancia en ese puerto i en las caletas vecinas estendiéndose ésta p o r el S u r hasta punta C o r n e j o i p o r el N o r t e hasta la quebrada d e Ocoña, sirviéndose para esto d e los i n d i v i d u o s d e esa c a pitanía o d e los matriculados i recorriendo él, c u a n d o lo creyere conveniente, el litoral para lo cual el subprefecto de Camaná le proporcionará los m e d i o s d e movilidad. 2. R e c i b i r á a los vapores sin demora i los d e s p a c h a rá a la brevedad posible prestándoles ausilio si lo d e m a n daren. A c t i v a r á la descarga de los b u q u e s de vela que llegasen a ese p u e r t o i designará el lugar m a s aparente para depositar los víveres i otros artículos q u e se i n t r o duzcan c o n destino al ejército. 3. Tendrá listos en tiempo o p o r t u n o los elementos para la inmediata descarga i traslación a su destino de los cargamentos q u e c o n d ú z c a n l o s buques i trasportes d e guerra i para la tropa q u e haya, necesidad de desembarcar por ese puerto. 03

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MANUEL

VILLAR.

XII. Carta de Piérola acusando de cohecho a "El Comercio" de Lima. Lima,

Enero

12 de 1880.

Señor secretario de G o b i e r n o : E L COMERCIO, diario d e esta ciudad, publica en su n ú mero d e antenoche, sección E L D Í A , u n a correspondencia fechada en Paris el 5 d e D i c i e m b r e ú l t i m o i relativa al estado d e los negocios e n c o m e n d a d o s p o r el Gobierno a n terior al c o m i s i o n a d o d o c t o r Rosas. T e n g o m o t i v o s para creer q u e esa correspondencia h a sido forjada en Lima. A l propio tiempo en su artículo d e f o n d o el m i s m o diario h a c e la afirmación siguiente: " N a d i e ignora que ahora u n año ofreció Dreyfus una transacción q u e importaba la rebaja d e sesenta por ciento d e l saldo que entonces reclamaba, reduciéndose éste a m e n o s d e c i n c o millones de soles o sea u n millón d o libras esterlinas d e j a n d o pendientes ciertos cargos q u e el G o b i e r n o le hacia, c o m o los relativos a... a cargos que arrojaban un m o n t o d e mas d e veinte millones de soles." M u c h o m e estraña n o c o n o c e r semejante ofrecimiento de la casa de Dreyfus H e r m a n o s presentado c o m o n o t o rio i q u e considero además absurdo en las condiciones en que lo afirma E L COMERCIO. Mas c o m o d a d o caso de existir, seria útilísimo hacerlo constar, para q u e los tribunales q u e deben decidir en las cuestiones de Dreyfus H e r manos c o n el G o b i e r n o lo tomen en consideración, d i s p o n drá U d . que el prefecto del departamento se constituya personalmente en la imprenta del m e n c i o n a d o diario i exija a su director o al suscritor de la sección: 1. ° La inmediata entrega d e la correspondencia orijinal publicada. 2. ° Q u e se haga a c o m p a ñ a r por el espresado director o redactor, a fin d e interrogarle por m í m i s m o , i adquirir de él el c o m p r o b a n t e q u e le ha servido para hacer aquella importante i absoluta afirmación. Es indispensable dar a este asunto de la prensa atención m u i preferente.


GUERRA

326

DEL

L a prensa de L i m a , en su mayoría i m u i especialmente E L COMERCIO, h a sido hasta hoi el principal c o o p e r a d o r del abuso político i administrativo q u e h e m o s v e n i d o a destruir; de la tiranía i la esplqtacion pública de los últimos siete años; de la farsa i el engaño sistemático que h a traido al país al p u n t o en que le hallamos. Es preciso q u e esto cese i cese inmediatamente. L a prensa es gran v e h í c u l o de luz i de verdad. C u a n d o se la emplea para engañar i forjar imposturas, n o hai nada que la iguale en daño i mal p ú b l i c o . Y o n o c o n o z c o delito mas e n o r m e q u e él tráfico d e las ideas i la especulación h e c h a c o n la prensa, q u e le sirve de m e d i o para difundirlas. Desgraciadamente, la nuestra, salvo honrosas e s c e p c i o nes, ha calumniado sin e m b o z o ni correctivo, i h a a y u d a do, sin escrúpulo i por paga, de lo que tengo pruebas recibidas, a los que sin conciencia han especulado c o n los tesoros i los mas caros intereses del pais. L a discusión i discusión libre de los asuntos públicos, c o m e n z a n d o por los actos del Gobierno, es i debe ser nuestra mas grande aspiración; pero n o es aquella posible, si i m p u n e m e n t e p u e d e faltarse a la verdad i deliberadamente se emplea la prensa en engañar. Y o n o p u e d o consentir en ello. Habría de mi parte o l vido, i m u i culpable, del gran encargo q u e la n a c i ó n m e ha confiado, n o e m p l e a n d o los medios que ella ha puesto en mis manos para correjir el daño. Importa, pues, c o m p r o b a r ejecutivamente i sin tardanza la afirmación de E L COMERCIO, a que m e refiero; n o m e n o s que averiguar si se ha engañado al p ú b l i c o , forj a n d o en L i m a una correspondencia i d á n d o l a c o m o v e n i da de fuera. I si, c o m o lo s o s p e c h o , E L COMERCIO se ha h e c h o c u l pable en u n o i otro p u n t o importa aplicarle una ejemplar represión, que fijaré por m í m i s m o , i que sirva de e n m i e n d a i prevenga en adelante atentados de esta especie. Usted, señor secretario, atribuyendo c o m o n o lo d u d o , al asunto toda la importancia q u e en sí tiene, se servirá hacer c u m p l i r inmediatamente, s i n o tiene observación en contrario, las providencias que le d e j o indicadas i que c o n s i g n o en esta carta, a fin de que, trasmitida testualm e n t e al prefecto del departamento, se penetre bien del propósito del G o b i e r n o para su m e j o r ejecución. S u y o afectísimo. PlÉROLA.

SUMARIA

INFORMACIÓN ACERCA D E CAÑONERA

LA

CAPTURA D E

LA

"PILCOMAYO."

Lima, Enero

15 de

1880.

Siendo necesario c o n f o r m e lo prescriben las ordenanzas navales, esclarecer los h e c h o s q u e han tenido lugar d u rante la caza e m p r e n d i d a por el blindado chileno Blanco Encalada, sobre la cañonera Pilcomayo, terminada por la captura de ésta, a fin de poder apreciar d e b i d a m e n t e , si por diferencia en la marcha de a m b o s buques o por otros incidentes, fué inevitable el apresamiento, si los m e d i o s puestos en práctica para inutilizar la cañonera fueron ineficaces, i en fin, si se han satisfecho todas las e x i j e n cias que el caso requería para dejar ileso el h o n o r militar d e los jefes i oficiales que tripulaban la Pilcomayo, ábrase una sumaria información n o m b r á n d o s e al efecto j u e z fiscal al capitán de n a v i o d o n Samuel Palacios, quien p r o cederá a la brevedad posible, a practicar todas las investigaciones que c o n d u z c a n al perfecto esclarecimiento de u n suceso en el que está interesada la honra de la marina nacional. Pase al c o m a n d a n t e jeneral de marina, para que n o m b r e al oficia! q u e debe actuar c o m o secretario en el j u i c i o que se m a n d a iniciar i remita este espediente al j u e z fiscal indicado. f$*í§ R ú b r i c a de S. E. VILLAR.

PACIFICO.

XIII. iHotin en La Paz en favor de Daza. La Paz,

Enero

14 de

1880.

E l 14 de Enero hubo en L a Paz un motin de cuartel en favor del derrocado Presidente Daza. L o encabezaron dos satélites de D a z a , Fabián L u n a i Tomas Rivas, quieues se introdujeron al cuartel de húsares, donde el primero se dio de balazos con el coronel L ó pez, quedando a m b o s heridos. Parte de la tropa dio vivas a Daza, mientras que en las calles el desorden era espantoso. Sin embargo, el m o t í n terminó por sí m i s m o , pues herido Luna le faltó jefe. Se temia, sin embargo,.que se renovara en L a P a z o en otras ciudades. Con m o t i v o del motin, la J u n t a de Gobierno de La P a z dio la siguiente p r o c l a m a : LA JUNTA D E

GOBIERNO A LOS H A B I T A N T E S D E L A PAZ.

Conciudadanos: L o s planes reaccionarios de los sostenedores de la tiranía derribada por la voluntad popular, acaban de ponerse en práctica. Habéis sido testigos del escándalo de esta m a ñ a na. L a actitud enérjica del coronel L ó p e z , la lealtad de la fuerza armada i la sensatez del vecindario i de todas las clases del pueblo, han hecho fracasar esos planes p r o d i t o rios. L a jenerosidad cou que se ha tratado a esos malos bolivianos, solo lia contribuido, pues, a darles aliento para sus criminales propósitos. Amigos: L a Junta de Gobierno, nnida en comunidad de aspiraciones patrióticas i desinteresadas, i en la que habéis depositado vuestra confianza, no omitirá sacrificio para corresponder a ella. L a reacción dacista, ahogada en su oríjen, no se levantará, nó, en Bolivia. Para sepultarla, ahora m a s q u e nunca necesitamos aunar nuestros esfuerzos i mantenernos firmes con la enerjía que dan la unión i el patriotismo, ante el común peligro. Soldados de toda la guarnición: Os damos las gracias por vuestra conducta digna i patriótica. Seguid siempre en fraternidad con los demás ciudadanos, sosteniendo la causa de la lei que juntos hem o s proclamado contra la funesta dominación que c o n d u cía a Bolivia al borde del abismo, i mereceréis las bendiciones de todos los boliviano-'. Compatriotas: ¡ A d e l a n t e ! L a salvación d é l a patria reclama el concurso de todos sus

hijos.—RUDECINDO CARVAJAL.—ULADISLAO

SILVA.

XIV. Circular del Ministro de Relaciones Estertores del Perú a las cancillerías amigas; refutación a dicha circular por Lino de V. Cortes. CIRCULAR A LAS CANCILLERÍAS AMIGAS.

Lima,

Enero

14 de

1880.

V . E. está informado d e q u e u n a cuestión de límites d o s veces resuelta, trajo, n o obstante, al fin la guerra entre Bolivia i Chile, que c o n c l u y ó por declararla al Perú, a causa de haber espresado f o r m a l m e n t e su resolución de mantenerse fiel al p a c t o d e alianza ajustado c o n la primera de dichas d o s repúblicas, a u n q u e al m i s m o tiempo i en virtud del m i s m o pacto, se esforzaba por restablecer las relaciones fraternales entre a m b a s hermanas i conservar el equilibrio i la paz del c o n t i n e n t e . Chile, q u e p r o c l a m a n d o u n a reivindicación en que se hacia parte i j u e z al p r o p i o tiempo, se había apoderado ya, sorpresiva i violentamente, de la rejion de Antofa-


CAPITULO

gasta, adjudicada a Bolivia en dos tratados sucesivos, o c u p ó en seguida toda la costa de Bolivia i e m p r e n d i ó su agresión contra el Perú, sin q u e le detuviera consideración alguna de h u m a n i d a d en presencia de poblaciones indefensas, ni los fueros del d e r e c h o d e j e n t e s , ni el respeto a los miramientos que, m u i especialmente, d e b e n guardarse a los intereses d e las naciones neutrales. El Perú, fatalmente confiado i desapercibido para una guerra que parecía n o haber esperado j a m á s , t u v o q u e sostener una l u c h a marítima desigual i desastrosa, en la cual su heroísmo abonará siempre el inevitable éxito de sus gloriosas cuanto infortunadas armas. N o lo fueron m e n o s en la contienda terrestre, bien que una sola j o r n a d a , la única en que p u e d e decirse c o n p r o piedad q u e se c o m b a t i ó realmente, a u n q u e contra elementos harto superiores, ha bastado para augurar, c o n certidumbre completa, el desenlace definitivo que n o se hará esperar m u i largo tiempo, del terrible duelo a que esta n o b l e R e p ú b l i c a ha sido provocada, apesar de sus jenerosos deseos i de sus h o n r a d o s i francos propósitos. Por último, el departamento de Tarapacá, al confín meridional del territorio peruano, ha sido o c u p a d o militarmente por Chile, i el Perú responderá a esa o c u p a c i ó n del ú n i c o m o d o prescrito indeclinablemente por su altivez i por su h o n o r . Mas, entretanto, Chile, que no p u e d e derivar de ese h e c h o transitorio nada que salga de la esfera de las hostilidades permitidas por el d e r e c h o de las naciones, lo viola d o b l e mente, atentando contra la soberanía i propiedad de la República. Arrógase la primera, i m p o n i e n d o derechos a la industria salitrera de d i c h o departamento, c u y a i m p o r tancia es notoria en t o d o el m u n d o ; i atenta contra la segunda, apropiándose d e la parte d e esa riqueza que pertenece al fisco peruano, esportándola i vendie'ndola en los m e r c a d o s estranjeros. Contra semejantes actos lesivos de la majestad n a c i o nal i depreda torios de los bienes de su erario, el Perú está armado p o r la fuerza moral del d e r e c h o , para e m plearla en la forma que j u z g u e c o n v e n i e n t e , i por la m a terial que pueda desplegar, para arrancar su propiedad de m a n o s del e n e m i g o o de quienes le a y u d e n en su obra depredatoria. I n o se trata, en verdad, de un futuro continjente, pues el h e c h o actual es que el salitre de Tarapacá, c o m o el de la costa de Bolivia, se esporta en naves neutrales, sin cuyo c o n c u r s o n o podria lograr Chile la c o n s u m a c i ó n de su atentado. El pabellón de las naciones amigas n o p u e d e cubrir una propiedad defraudada violentamente al Perú, i sobre la cual éste ejercerá su d o m i n i o , sin mas límite que el de las fuerzas de que al intento pueda disponer. La lealtad i las consideraciones que el Perú guarda a sus amigos, le dictan esta franca declaración, q u e m e apresuro a hacer a Y . E. en n o m b r e del n u e v o G o b i e r n o que se "ha d a d o la R e p ú b l i c a , c o m p l a c i é n d o m e en hacer a Y. E. las protestas del alto i distinguido aprecio c o n que soi de Y . E. m u i atento i o b s e c u e n t e servidor. PEDRO JOSÉ CALDERÓN.

EXAMEN

DE

LA

CIRCULAR

A

D I R I J I D A POR EL MINISTRO DEL PERÚ, CON FECHA 14

LAS

DE

CANCILLERÍAS AMIGAS

RELACIONES

D E ENERO D E

ESTERIORES

1880.

¿Por q u é esa pieza diplomática n o h a llamado la atención pública? Quizá p e r q u é nos ofrece el mas c o m p l e t o d e s c o n o c i miento de los principios del d e r e c h o de j e n t e s . Quizá p o r q u e los neutrales no querrán añadir aflicción al aflijido, ni entrar en discusiones con u n G o b i e r n o p r o visorio, que acaba de surjir de una revuelta intestina, trastornando el o r d e n constitucional. Pero sea c o m o quiera, i mientras las cancillerías amigas del Perú acusen recibo de esa circular, v a m o s nosotros a

QUINTO.

327

examinar los apartes que contiene, c o m o para protestar contra semejantes doctrinas. E l primer aparte d i c e así: " V . E. está informado de que una cuestión de límites, dos veces resueltas, trajo, n o obstante, al fin la guerra entre Bolivia i Chile, que c o n c l u y ó p o r declararla al Perú a causa de haber espresado formalmente su resolución de mantenerse fiel al pacto de alianza ajustado c o n la primera de dichas dos repúblicas, a u n q u e al m i s m o tiempo i en virtud del m i s m o pacto, se esforzaba (el P e r ú ) por restablecer las relaciones fraternales entre ambas hermanas, i conservar el equilibrio i la paz del c o n tinente." C o m o se vé, la circular c o m i e n z a confirmando tres puntos cardinales, q u e v a m o s a considerar uno en pos de otro. " 1 . ° Q u e el oríjen d e la guerra fué la cuestión de límites entre Bolivia i C h i l e . " ¿Es esa la verdad exacta? Nó. L a cuestión de límites estaba zanjada entre Bolivia i Chile por d o s tratados solemnes de 1866 i 1874. El G o b i e r n o boliviano v i o l ó esos tratados, g r a v a n d o las industrias chilenas del litoral, c e d i d o gratuitamente p o r Chile a Bolivia, bajo la c o n d i c i ó n de la e x e n c i ó n de toda clase de impuestos por 25 años. El G o b i e r n o c h i l e n o reclamó en el acto. L a contestación del G o b i e r n o boliviano fué un decreto de espropiacion en masa de los industriales chilenos. El gabinete de Santiago envió su carta de retiro a su ministro d i p l o m á t i c o en L a Paz, capital de Bolivia. El d i p l o m á t i c o c h i l e n o ofició al gabinete boliviano, e n viando copia de su carta de retiro, c o r t a n d o toda c o m u n i c a c i ó n i p i d i e n d o su pasaporte. " C o n respecto al e n e m i g o , el retiro del ministro se ha m i r a d o c o m o equivalente a una declaración de guerra en forma." ( B e l l o , Der. Intern.) P o r esto fué q u e sin necesidad de otra intimación, q u e era supérflua, o c u p ó Chile c o n sus armas el litoral de Antofagasta, que habia c e d i d o antes a Bolivia por los m e n c i o n a d o s tratados condicionales de 1866 i 1874. L a injuria inferida por Bolivia a Chile era manifiesta, patente, provocativa. N o habia esperanza de obtener reparación sino por las armas. A q u í c o n v i e n e preguntar: ¿ P o r qué una nación c o m o Bolivia agraciada por C h i le, c o m e t i ó tal injuria i se n e g ó a toda satisfacción razonable? Porque, fué instigada p o r el gabinete peruano, ofreciend o el c o n c u r s o d e sus naves i ejércitos, pertrechos i d i nero, en virtud de la alianza ofensiva i defensiva, pactada sijilosamente contra Chile en 6 de Febrero de 1873. E n realidad, pues, el oríjen de la presente guerra n o fué la cuestión de límites y a zanjada, sino la pérfida i alevosa süjestion del gabinete peruano, para que Bolivia violara sus pactos c o n Chile bajo la promesa de ser su aliado contra Chile, i se negara a toda satisfacción r a z o nable, ya eme s o j u z g a b a por los políticos peruanos i b o livianos, q u e Chile estaba indefenso, e m p o b r e c i d o , arruinado, i m p o t e n t e para resistir a dos naciones, cada una de las cuales es mas poblada i estensa que Chile. 2. ° Que Chile declaró la guerra al Perú porque éste d i j o que era aliado de Bolivia por el p a c t o de 1873 i que su resolución en 1879 era mantenerse fiel a d i c h o pacto. Es una verdad innegable. El gabinete de Santiago ( q u e ignoraba la existencia del pacto secreto de la alianza ofensiva i defensiva) c o m e n z ó a inquietarse al ver los aprestos marítimos i terrestres del Perú, i la concentración de tropas veteranas en I q u i q u e , c o m o si se propusiera atacar el c a m p a m e n t o chileno de Antofagasta en la primera oportunidad. C o m o era natural, pidió esplicaciones al Perú sobre


328

GUERRA

D E L PACIFICO.

esos aprestos sospechosos c u a n d o nadie amenazaba su seguridad. £1 gabinete p e r u a n o dio evasivas q u e revelaban i n t e n ciones n o pacíficas. El gabinete d e Santiago exijió entonces del G o b i e r n o peruano una declaración esplícita d e neutralidad. El G o b i e r n o peruano contestó:

Non posmnus. E l i m p e d i m e n t o era un p a c t o secreto d e alianza ofensiva i defensiva entre el Perú i Bolivia, fraguado contra Chile en 6 d e Febrero d e 1873. El congreso i G o b i e r n o chilenos replicaron c o n la s o l e m n e declaración d e guerra al G o b i e r n o peruano, e n 5 de A b r i l d e 1879, h a c i é n d o l o responsable d e todas las consecuencias desastrosas q u e trae c o n s i g o la guerra. Chile n o t u v o otra alternativa, o se humillaba ante la insolente negativa del Perú a ser neutral, o le declaraba la guerra en el acto, c o m o aliado d e su e n e m i g o ; o p t ó p o r esto último. ¿Quién fué, pues, el p r o v o c a d o r ? L o s peruanos, después d e sus fracasos marítimos i terrestres, d i c e n q u e fué Chile. L o s chilenos, antes i después d e sus triunfos marítimos i terrestres, dicen q u e fué el Perú. Las cancillerías amigas del Perú, a las cuales v a dirijida la circular del 14 d e Enero, serán j u e c e s imparciales entre ambos belijerantes, q u e afirman h e c h o s c o n t r a d i c torios. A u n prescindiendo del p a c t o secreto d e alianza ofensiva i defensiva contra C h d e , d e b e m o s r e c o n o c e r q u e el Perú tuvo perfecto derecho, en virtud d e su m i s m a i n d e pendencia, para hacer causa c o m ú n c o n Bolivia, e n e m i g a de Chile, i portarse c o m o belijerante. Pero, n o p u e d e reconocerse al Perú el d e r e c h o d e falsear la verdad, afirmando en sus d o c u m e n t o s p ú b l i c o s que Chile fué el p r o v o c a d o r d e la presente guerra. Chile p r o v o c ó al Perú a la neutralidad i n ó a la guerra. A h í están los d o c u m e n t o s públicos. El G o b i e r n o peruano d e s e c h ó la neutralidad i prefirió la guerra contra Chile. Cúlpese a sí m i s m o d e su atolondramiento, d e su i m previsión, d e su perfidia i deslealtad. Pero n o venga ahora el Gobierno peruano a decir ante las naciones-neutrales " q u e n o fué el p r o v o c a d o r sino el p r o v o c a d o . " L a i m p r o b i d a d es defecto grave en el h o m b r e , m u c h o mas grave lo es en u n Gobierno. 3. ° " Q u e el gabinete peruano, en virtud del m i s m o p a c t o de alianza c o n Bolivia, se habia esforzado p o r restablecer las relaciones fraternales entre Chile i Bolivia, i conservar el equilibrio i la paz del continente." Si n o estuviéramos revestidos d e paciencia i calma, habríamos estallado de indignación al leer tan e n o r m e contrasentido. Si el Perú, c o m o aliado d e Bolivia, era parcial e i n t e resado, ¿ c ó m o p o d r e m o s c o n c e b i r que en virtud del m i s m o pacto secreto se esforzara en restablecer revelaciones fraternales entre Chile i Bolivia? El señor Ministro d e Relaciones Esteriores del Perú alude, sin d u d a , al m e d i a d o r d o n J o s é A n t o n i o Lavalle, enviado a Chile en Marzo d e 1879. Solo en el Perú, p u e b l o d e estrañas aberraciones i a n o - ¡ malías, pueden hallarse políticos q u e siendo aliados se- i cretos d e u n o de los belijerantes, i e n e m i g o s encubiertos \ del otro, se atrevan a la faz del m u n d o entero a asumir el delicado, h o n r o s o e imparcial carácter d e mediador, para restablecer fraternales relaciones q u e el m i s m o pretenso mediador habia h e c h o estallar c o n sus dañosas instigaciones. I sin embargo, el gabinete peruano d e h o i parece insistir en mirar ese paso c o m o m u i c o n f o r m e a las reglas d e derecho universal. ¡Tanto h a retrocedido el Perú! D e s q u i c i a d o el orden constitucional por las fracciones civiles, entregado el tesoro p ú b l i c o a toda especie d e p e -

culado, perseguidos los p o c o s ciudadanos h o n r a d o s q u e aun quedan, amordazada la prensa, suprimida la seguridad individual, abolida la libertad, atropellada la propiedad privada. Se levanta en m e d i o d e las ruinas u n dictador, j e f e d e facciones. N o m b r a a u n o q u e se llama Ministro d e Relaciones E s teriores. Es el q u e dirije la circular d e 14 d e E n e r o a las cancillerías amigas del Perú. E n esa circular se p r o c l a m a el n u e v o G o b i e r n o peruan o , el conservador d e la paz i del equilibrio Sur-americano. Es a lo m a s a q u e pudiera llevarse la audacia o la i n sensatez. El G o b i e r n o peruano q u e ha p e r d i d o su p o d e r naval en el Pacífico: L a acorazada Independencia el 21 d e M a y o . E l m o n i t o r Huáscar el 8 d e Octubre. La Pilcomayo el 18 d e N o v i e m b r e . E l Gobierno peruano que lia perdido las batallas terrestres: De Pisagua el 2 de Noviembre." D e Dolores el 18 del mismo. D e Tarapacá el 27 del m i s m o . Perdiendo un ejército de 14,000 veteranos i todo el d e partamento de Tarapacá, con sus guanos i calicheras, de donde sacaba sus recursos, es el m i s m o que se proclama conservador de la paz del continente Sur-americano. E l nuevo Gobierno revolucionario del Perú delira o sueña. ¿Qué dirán las cancillerías amigas a quienes va dirijida la circular? E l segundo aparte de la circular de 14 de Enero dice así: " C h i l e , que proclamando nua reivindicación en que se hacia parte i juez al propio tiempo, se habia apoderado ya, sorpresiva i violentamente, de la rejion de Autofagast.a, adjudicada a Bolivia en dos tratados sucesivos, ocupó en seguida toda la costa de Bolivia i emprendió su agresión contra el P e n i , sin que le detuviera consideración alguna de humanidad en presencia de poblaciones indefensas, DÍ los f u e r o s del derecho de jentes, ni el respeto a los miramientos que m n i especialmente deben guardarse a los intereses de las naciones neutrales." E s t e aparte es largo i contiene cuatro puntos principales. L o s iremos examinando uuo a uno. 1 . ° Que Chile se hizo juez i parte a la vez ocupando sorpresiva i violentamente el litoral de Antofagasta. Efectivamente, si en las sociedades civiles bien organizadas nadie puede hacerse j u e z i parte a la vez, porque hai tribunales aiite los cuales se demanda justicia i se obtienen las reparaciones de las violaciones del derecho privado, no sucede, no puede ser así, entre naciones soberanas e independientes, que no reconocen tribunales que puedan oir quejas i fallarlas, con jurisdicción de que no están investidos. De aquí es que según el derecho de jentes, " l a guerra es la vindicación de nuestros derechos por la f u e r z a . " " I el fin lejítimo de la guerra es impedir o repulsar una injuria, obtener su reparación i proveer a la seguridad fut u r a . " — ( B e l l o , Der. Intern.) E l Gobierno boliviano violó los tratados de 1866 i de 1874. El El masa El

Gobierno chileno pidió reparación de la injuria. Gobierno boliviano reagravó la injuria espropiando en a los industriales i propietarios chilenos del litoral. Gobierno chileno desoído, desairado, injuriado, apeló

a las

armas.

Ocupó los m i s m o territorios que antes habia cedido gratuitamente a Bolivia bajo condición de respetar por 25 anos las industrias chilenas del litoral. Bolivia sabia o debia saber que esa era la c o n s e c u e n c i a inmediata e inevitable de su injusticia. N o hubo n o pudo haber sorpresa respecto a Bolivia.


CAPITULO

N o se llama violencia el uso lejítimo de las armas en defensa propia. L u e g o , también es falso que hubiera Chile c o m e t i d o v i o lencia respecto a Bolivia al ocupar el litoral. Tan no hubo violencia, que solo hubo una simple intimación a los jendarmes bolivianos, para que se retiraran a Galanía, i así lo hicieron. N o se disparó un tiro. A h o r a bien ¿qué significa eso de que Chile se hizo juez i parte, o que procedió con sorpresa o violencia el 14 de F e brero? Parece que el señor Ministro de Relaciones Esteriores del Peni tratara de imputar a crimen que Chile se hiciera juez i parte, o q u e procediera con sorpresa i violencia. ¿Debió acaso Chile, ocurrir en queja al Perú, para que reparara la injuria de Bolivia? ¿Debió acaso Chile para evitar el cargo de sorpresa i v i o lencia que le hace la circular del 13 de Enero, haber avisado a Bolivia o a sn aliado el P e n i , que iba a usar de la fuerza i que se aprontaran los aliados a rechazar la ocupación del litoral? Si no es eso o a l g o parecido lo que espresa el señor M i nistro de Relaciones Esteriores del P e n i , en su circular, no lo comprendemos entonces. Quizá las cancillerías amigas del Perú, comprenderán esa idea del señor Ministro de Relaciones Esteriores que a nosotros se nos escapa. De lo que nosotros estamos seguros es de que nadie si no es Bolivia i el Perú se atreverá a poner en duda el perfecto derecho de Chile, para defenderse i repulsar las injurias de Bolivia i el Perú cuando no le quedaba otro recurso que sus armas. "2. ° livia."

que Chile ocupó en seguida toda la costa de B o -

Es cierto i lo hizo, después de la declaración de guerra al Gobierno boliviano de Marzo. Esa ocupación bélica fué lejítima. " E l derecho estricto de la guerra, (dice Bello, Der. Intern.), nos autoriza para quitar al enemigo no solamente las armas i los demás medios que tenga de ofendernos, sino las propiedades públicas i particulares, ya como satisfacción de lo que nos debe, ya c o m o i n d e m nización de los gastos de la guerra, y a p a r a obligarle a una paz equitativa, ya en fin, para escarmentarle i retraerle a él i a otros de injuriarnos." Las cancillerías amigas del P e n i , a quienes va dirijida la circular de 14 de E n e r o , se quedarán pasmadas al notar que se imputa a delito internacional la captura bélica del territorio enemigo. I tanto mayor será su asombro cuando sepan qne el Perú o sus políticos se jactan de ser los mas sabios e instruidos del continente Sur-americano, en la paz, en la guerra, en finanzas i contribuciones, en derecho i teolojía, en el arte de gobernar i de fraguar conspiraciones, en p o lítica esterior i perfidias, en deslealtad e inmoralidad, etc., etc. Las pruebas de ello, están en los diarios del R i m a c . Basta leerlos. "3. ° Que emprendió (Chile) su agresión contra el Perú sin consideraciones de humanidad a poblaciones i n d e fensas." Esta aseveración del Ministro peruano de Relaciones Esteriores en su circular de 14 de Enero de 1880, es la repetición de un hecho inventado por los peruanos, cuya veracidad es por demás sospechosa ante las naciones neutrales. La política peruana es la mentira i falsedad. Chile, nación poderosa, civilizada i humana, qne ha ido en busca de sus gratuitos enemigos, para combatirlos en campo abierto por mar i tierra, ¿qué necesidad tiene de hostilizar poblaciones indefensas? Jamás las naves chilenas han disparado sus cañones sin ser provocados por los peruanos agazapados en la costa. Los partes oficiales de los peruanos son de ello la mejor prueba. TOMO i i — 4 2

329

QUINTO.

Los peruanos se jactaban de haber rechazado los botes tripulados" de chilenos que se ocupaban de reconocimientos. Mas aun. Muertos i heridos chilenos, tuvieron nuestras naves b l o queadoras. Para reprimir esa osadía del cholaje, fué necesario castigarlo. Ese castigo, justo, indispensable, es lo que el Ministro de Relaciones Esteriores del Perú se atreve a llamar agresión a poblaciones indefensas sin consideraciones de humanidad. E s decir, qne los peruanos tenían el derecho de hostilizar nuestras naves i botes. Pero los chilenos n o tenían d e r e c h o de repulsar la agresión de los peruanos armados. Los peruanos armados de rifles en la costa disparando sobre nuestros botes tripulados n o cometían injuria. Pero los chilenos, reprimiendo a sus agresores c o n los cañones d e sus naves, cometian delito de lesa h u m a n i d a d i de inaudita barbarie. L a lei de derecho d e j e n t e , según la entienden los se\ ñores peruanos, es la del e m b u d o . j 4. ° " Q u e n o ha respetado Chile los miramientos que j d e b e n guardarse a las naciones neutrales." ;Qué cargo tan peregrino! ¿Qué potencia neutral ha conferido p o d e r al Ministro d e Relaciones Esteriores del Perú para que patrocine los derechos q u e se s u p o n e n atropellados? Si los derechos neutrales son o han sido violados por Chile o sus ajentes en la guerra del Pacífico, espedita | tienen la vía diplomática para jestionar ante la cancille| ría chilena de Relaciones Esteriores. i Las potencias neutrales a quienes va dirijida la célebre circular d e 14 de Enero, que estamos analizando, c o n t e s tarán, sin d u d a , al oficioso Ministro peruano: tua non ¡ interest. i " O c u p a o s de vuestros propios n e g o c i o s . | N o os ocupéis de los ajenos." I Pero, quizá el o b j e t o del Ministro peruano es implorar ! la protección de los neutrales para que intervengan en la | guerra, so color de los perjuicios que sufren los c o m e r i ciantes estranjeros residentes en el Perú. | Si es así, el señor Ministro de Relaciones Esteriores se | h a engañado. j Los neutrales, en cuanto están ligados a c o n e x i o n e s ! lucrativas en territorio e n e m i g o , n o son neutrales sino i enemigos. Los perjuicios que reciben es una continjencia a que se esponen voluntariamente. El d e r e c h o d e la guerra es rigoroso. A l c a n z a n o solo a las propiedades públicas sino a las particulares, y a pertenezcan a ciudadanos, ya a estranjeros de cualquiera nacionalidad. ' C u a n d o las operaciones de la guerra exijen la d e s t r u c j cion de propiedades particulares, aunque sean de estran¡ j e r o s , n o hai d e r e c h o para quejarse o para reclamar, i Es duro, en las hostilidades emprendidas contra un | e n e m i g o gratuito e injusto, ver c o m p r o m e t i d o s los inte| reses neutrales. | Pero tal es el rigor de los principios. Las naciones neutrales a quienes va dirijida la circular de 14 de Enero, tendrán que reconocerlos, i disimular, por cortesía, la ignorancia del Ministro de Relaciones Esteriores del Perú o su escesivo candor, o su impertinencia, para solicitar que reclamen los neutrales lo que n o tienen d e r e c h o de reclamar contra Chile, belijerante lejítimo en la actual contienda. III. El aparte tercero de la circular de 14 de Enero do 1880 dice así: '•El Perú, fatalmente confiado i desapercibido para una guerra que parecía n o haber esperado j a m á s , tuvo que sostener una lucha marítima desigual i desastrosa, en la


330

GUERRA

DEL

c u a l su heroísmo abonará siempre el inevitable éxito d e sus gloriosas cuanto infortunadas armas." Este es un rasgo oratorio a la peruana. Comienza por una falsedad. El Perú, que fraguó en las tinieblas el pacto de alianza ofensivo contra Chile, para atacarlo i desmembrarlo en la primera o p o r t u n i d a d ; El Perú, que azuzó al gabinete de Bolivia para q u e violara los tratados d e 1866 i 1874, porque creyó que h a bía llegado la o p o r t u n i d a d de acometer i realizar la e m presa premeditada contra Chile desde 1873; El Perú, que había alistado sus naves de guerra i trasportes en Enero de 1879; El Perú, que había a c u m u l a d o sus fuerzas terrestres en l q u i q u e i A r i c a para atacar el c a m p a m e n t o chileno de Antofagasta a la primera señal; El Perú, q u e invitado por Chile a la neutralidad, se n e g ó a ella i asumió el carácter de beligerante. ¿ C ó m o es posible que estuviera fatalmente confiado i desapercibido para la guerra? ¿Cómo es posible que n o hubiera j a m á s esperado la guerra, q u e él m i s m o había preparado c o n el pacto sec r e t o de 6 de Febrero de 1873? ¿ C ó m o es posible creer que, si estaba desapercibido para la guerra, i n o la esperaba j a m á s , se lanzó a la g u e rra, d e p o n i e n d o la neutralidad? Si el Ministro peruano de Relaciones Esteriores se ha propuesto embaucar c o n tan grosera falsedad a las c a n cillerías amigas a quienes se dirije, ha vuelto a engañarse o revelar su c a n d o r infantil. El Perú, en Enero, Febrero, Marzo, Abril, M a y o , J u n i o , Julio, A g o s t o i Setiembre de 1879, se imajinó q u e era p o t e n c i a marítima de primer orden en el Pacífico. Así lo p r o c l a m ó a todos vientos en sus manifiestos i d o c u m e n t o s públicos. A s í lo pregonaron los diaristas del R i m a c en sus e d i t o riales, dia a dia. Así lo repitieron sus amigos de allende los A n d e s , tan crédulos c o m o lijeros en sus periódicos, c u y o s artículos vanales reproducía la prensa chilena para c o n s u e l o de los patriotas i h o m b r e s de seso, imparciales. La lucha marítima solo c o m e n z ó a ser desigual i desastrosa para los peruanos i sus parciales desde el 8 de O c tubre de 1879 en que fué batido i capturado el Huáscar frente a A n g a m o s . Dejemos a los peruanos que blasonen de heroísmo p o r que se les forzó a batirse, p o r q u e se les cerró el c a m i n o de la fuga perpetua a vista de las naves chilenas, p o r q u e ya se había c u m p l i d o el plazo i era necesario que recibieran el m e r e c i d o castigo. Si eso es heroísmo en el c o n c e p t o de los peruanos, allá se las avengan. E n Chile n o se llama eso heroísmo. El cuarto aparte de la circular de 14 de Enero es otro párrafo oratorio a la peruana. Es una pura jactancia. R e c o n o c e el Ministro de Relaciones Esteriores q u e la contienda terrestre h a sido infortunada para el Perú. Pero nos asegura " q u e una sola j o r n a d a , ( p r o b a b l e m e n te la del 27 de N o v i e m b r e ) en que se c o m b a t i ó contra elementos harto superiores h a bastado para asegurar el desenlace definitivo del terrible duelo a que el noble Perú h a sido p r o v o c a d o apesar de sus jenerosos deseos i de sus h o n r a d o s i francos propósitos." ¡Qué es esto! ¿Qué significa esta desgracia? Si el Ministro do Relaciones Esteriores alude a Tarapacá, acción de 27 de N o v i e m b r e de 1879, tenemos que 2,400 chilenos batieron a 5,000 peruanos; q u e murieron c o m o 700 chilenos i 1,300 peruanos; que el resto de la división peruana fugó precipitadamente en la misma n o che del 27 d e j a n d o heridos, muertos insepultos, bagajes, parques, víveres, ambulancias, etc., en p o d e r d e los c h i l e nos; que de los fugados solo llegaron a A r i c a 3,200 i se dispersaron los restantes o quedaron prisioneros.

PACIFICO.

El que triunfa es el que o c u p a el c a m p o e n e m i g o . Los que fugan, en v a n o se proclamarán vencedores. Con esa sangrienta batalla costosa a la verdad para los chilenos, quedaron éstos en la o c u p a c i ó n de sus c o n q u i s tas i los peruanos armados fueron desalojados por c o m pleto de t o d o el departamento de la estensa i rica Tarapacá, fuente de recursos del Perú por sus guaneras i salitreras. Pero fijémonos en esas palabras enigmáticas " q u e el n o b l e Perú ha sido p r o v o c a d o a terrible duelo, apesar de sus j e n e r o s o s deseos i de sus h o n r a d o s i francos p r o p ó sitos." Dispénsenos el señor Ministro de Relaciones Esteriores. El Perú no fué p r o v o c a d o por Chile a terrible duelo. L o hemos dicho ya i probádolo. Chile solicitó la neutralidad del Perú. Así consta de los d o c u m e n t o s públicos de los gabinetes de Santiago i Lima. El G o b i e r n o peruano fué el q u e se n e g ó a ser neutral i quiso voluntariamente asumir el carácter de belijerante. L u e g o , el n o b l e Perú fué el p r o v o c a d o r i n o fué p r o v o c a d o por Chile, c u y o interés consistía en limitar sus h o s tilidades a Bolivia, que se había alzado contra su j e n e r o s o d o n a n t e del litoral. Si el duelo era terrible, allá debió haberlo visto el n o ble Perú, antes de d e p o n e r el carácter neutral para hacerse belijerante i hacerse el protagonista del drama. ¿Se imajinó, acaso, el n o b l e Perú que Chile n o recojeria el g u a n t e que le arrojó c o n tanta arrogancia a la faz de la A m é r i c a i del m u n d o entero? H a b í a o l v i d a d o el noble Perú en esos m o m e n t o s quién era Chile?... Pero, ¿cuáles son los j e n e r o s o s deseos del Perú i sus h o n r a d o s i francos propósitos? El señor Ministro de R e l a c i o n e s Esteriores los silencia. Era lo mas prudente. Los chilenos, desde que descubrieron el pacto de alianza ofensiva i defensiva celebrado c o n el m a y o r sijilo i reserva entre el Perú i Bolivia, n o han p o d i d o dejar de creer que "los j e n e r o s o s deseos i h o n r a d o s i francos propósitos" del Perú, n o fueron otros que la ruina de Chile; el aniquilamiento de su p o d e r marítimo, q u e siempre miraron de reojo los peruanos; las d e s m e m b r a c i ó n del territorio chileno i su reparto c o n Bolivia, su aliada secreta desde el 6 de F e b r e r o de 1873. " E s o s jenerosos deseos del P e r ú i sus honrados i francos propósitos", fracasaron, gracias a la entereza i enerjía de los chilenos: L a captura del Huáscar en 8 ele Octubre. E l asalto de Pisagua del 2 de N o v i e m b r e . Las batallas de Dolores ( 1 9 de N o v i e m b r e ) i de Tarapacá (27 del m i s m o ) han manifestado al Perú que Chile uo entiende, no comprende, no a c e p t a ' ' l o s consabidos jenerosos deseos del Perú i sus honrados i francos propósitos." IV. E l quinto aparte de la circular dice así: " P o r último, el departamento de Tarapacá, al con fin meridional del territorio peruano, ha sido ocupado militarmente por C h i l e ; i el Perú responderá a esa ocupación del único m o d o prescrito indeclinablemente por su altivez i su honor." ¡Magnífica confesión! Espléndida esperanza peruana. Si esa confesión es magnífica, era por deniu» innecesaria. Todo el m a n d o sabia lo que ha pasado en el Pacífico desde Enero a Diciembre de 1879. Los órganos oficiales del Perú i los diaristas del Rimac, habían llenado el mundo con sus triunfos sobre las armas chilenas. L o s chilenos fueron incapaces de poner dique, a tantas falsedades peruanas. Se contentaron con obrar i realizar sus planes de defensa, en silencio, sin ruido, sin vanas jactancias.


CAPITULO QUINTO

Mientras los peruanos injuriaban de palabras i por escrito a los chilenos, pintándoles c o m o ineptos, ignorantes, estúpidos, imprevisores, cobardes, ladrones, miserables, pobres, desvalidos, aborrecibles, etc, etc., los chilenos soportaban todo.

¿Qué se habia figurado el Perú? ¿Acaso i m p u n e m e n t e p u d o negarse a la neutralidad solicitada por Chile i preferir asumir el carácter de beligerante? ¿Qué i g n o r ó acaso los efectos inmediatos de esa guerra en q u e se precipitó voluntariamente en contra de Chile? El belijerante que ejerce sus derechos lejítimos, ni se arroga soberanía, ni atenta contra el e n e m i g o a p o d e r á n dose de todas sus propiedades. Si fuera d e otro m o d o , seria inútil i frustratorio el fin de una guerra j u s t a i lejítima. El injuriado u ofendido habria e s p e n d i d o su sangre i tesoro a pura pérdida. El injuriador, el p r o v o c a d o r , quedaría i m p u n e . N o p o d r í a m o s así llegar a una paz segura. Las nuevas m á x i m a s de d e r e c h o de j e n t e s que i n v o c a el señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú, son d e s c o n o c i d a s , son pura i n v e n c i ó n peruana, que las n a c i o nes neutrales n o aceptarán j a m á s , sino que rechazarán c o n el m a y o r desden. El séptimo aparte es la c o n t i n u a c i ó n del anterior. Se queja el señor Ministro de Relaciones Esteriores " d e actos lesivos de la majestad nacional i depredatorios de los bienes de su erario." Pero, señor Ministro, los neutrales n o son j u e c e s c o m petentes para oir semejantes reclamos ni m e n o s para d e cidirlos.

N o les habia llegado su dia. U n a vez llenada la medida, allá vamos, dijeron, i l o g r a ron su empresa: el castigo de sus jactanciosos enemigos. ¿Esperan los pernaiios recuperar lo perdido? Si no lo esperan, en realidad, a lo menos, espresa el señor Ministro de Relacioues Esteriores esa esperanza en sn circular a las cancillerías amigas. E l Perú preparado en la paz, para la guerra premeditada contra Chile, desde el 6 de Febrero de 1873. El Perú, que acumuló un ejército de 14.000 veteranos en Iqnique, para atacar el campamento chileno de A n t o fagasta. E l Peni, que contaba con los recursos del guano i salitre de Tarapacá, para los gastos de esa guerra, al declararla a Chile, negándose a la neutralidad ¿podrá hoi sin marina, sin ejército, sin guano i salitres, que han pasado a manos de su adversario, recuperar el territorio conquistado por Chile? Esperamos para ver i creer. E l sesto aparte de la circular de 14 de Enero, es un h a cinamiento estupendo de contra-principios de derecho de jentes.

E l d e r e c h o de la guerra autoriza al e n e m i g o para actos lesivos de la majestad nacional i para apoderarse de sus bienes sean o n ó de su erario. Esos actos n o se califican de depredatorios en el derec h o de j e n t e s , sino de actos lejítimos jare belli. El señor Ministro d e Relaciones Esteriores, nos dice que el Perú está armado por la fuerza moral del d e r e c h o contra semejantes actos. A s í será según lo asegura el señor Ministro. Pero los neutrales no reconocerán esa pretenciosa fuerza moral del d e r e c h o , c u a n d o se i n v o c a tal d e r e c h o sin tener ni la sombra ni la apariencia de él. Si el Perú perdió jure belli a Tarapacá, no tiene, n o puede tener n i n g ú n d e r e c h o moral ni actual, ni a ese d e partamento ni a las propiedades fiscales que en él fueron capturadas. El d u e ñ o absoluto de ellas es el v e n c e d o r i p u e d e d i s poner de ellas c o m o le diera la gana, ya vendiéndolas a los neutrales i acarreándolas a Chile para los abonos d e tierras. A g r e g a el señor Ministro de Relaciones Esteriores " q u e el Perú, además, está armado por la fuerza material que pueda desplegar para arrancar su propiedad de m a n o s del e n e m i g o , o de quienes le a y u d e n en su obra d e p r e datoria."

Las naciones neutrales no podrán j a m á s concebir, c o m o es que en el Perú, tan jactanciosos de su sabiduría, en las guerras terrestres i marítimas, en política internacional i esterna, comercio, industria, finanzas, etc., etc., etc., no se encuentre un solo hombre público, que sepa, siquiera, los elementos de derecho de jentes. En efecto, si los hubiera, no veríamos formulados en la célebre circular de 14 de Enero, estos despropósitos en son de cargos contra Chile, a saber: " Q u e Chile h a o c u p a d o militarmente el d e p a r t a m e n t o de Tarapacá i que lo viola d o b l e m e n t e : 1. ° arrogándose la soberanía t e n itorial; 2. ° atentando contra las p r o p i e dades fiscales que v e n d e a los neutrales. El señor Ministro de Relaciones Esteriores nos ha p u e s to en d u r o conflicto. ¡Qué hacerle! T o m e m o s a Vattel, c u y a autoridad en derecho internacional, se ha mirado c o m o la primera de todas, m e r e c i e n do ser citado c o n respeto en los tribunales del almirantazgo. "Libro I I I , ch. I X . ' D e las hostilidades en la guerra terrestre, etc. Conquista, es la captura bélica del territorio e n e m i g o . Botín, es la captura de las cosas muebles. Presa, se aplica a las naves i a las mercaderías e m b a r cadas .en ellas." Todas las propiedades del e n e m i g o jure belli pasan a ser del c o n q u i s t a d o r o captor. Tal es u n o de los efectos de la guerra. D o m i n a Chile c o n sus armas t o d o el departamento de Tarapacá, desde el rio L o a hasta Camarones, i desde las costas a las cordilleras de los A n d e s . Chile es el soberano, i c o m o tal, p u e d e i debe ejercer los actos de soberanía territorial. Quien n o tiene la soberanía es el Perú, por haberla perdido en las batallas d e 2, de 19 i d e 27 de N o v i e m b r e . El g o b i e r n o peruano pretende arrogarse la soberanía de Tarapacá, sin tenerla ya. Su pretensión es semejante ni mas ni m e n o s a la p r e tensión que la España m a n t u v o algún t i e m p o sobre sus antiguas colonias, sin tener p o d e r militar en ellas, hasta que al fin tuvo que ceder, c o m o cederá el Perú, por su impotencia para o c u p a r de n u e v o lo p e r d i d o jure belli. Las protestas del Perú por recobrar a Tarapacá del p o der de los chilenos serán tan vanas e ilusorias c o m o las de España por recobrar a Jibraltar del poder de los i n gleses.

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Si el Perú p u e d e desplegar fuerza material, e n h o r a b u e na, hágalo. Si es capaz, recobre con sus armas a Tarapacá. N o n e cesita para ello invocar un supuesto d e r e c h o moral q u e n o tiene, ni nadie p u e d e reconocer, ni j a m á s ha c o n s a grado el d e r e c h o d e j e n t e s . L a regla es per meram oceupationem j>recelo hostilis acequiritur. N o h e m o s e n t e n d i d o la frase última en que el Ministro de Relaciones Esteriores parece decir en son de amenaza, q u e el Perú arrancará su propiedad n o solo de m a n o s del e n e m i g o sino también do quienes le a y u d e n en su obra depredatoria. i O esto es incomprensible o es u n gran dislate. J Los chilenos han o c u p a d o con sus armas victoriosas, t o d o el departamento de Tarapacá, I Se capturaron 800,000 quintales de salitre pertenecien! tes al Perú. | Chile los h i z o suyos, jure belli. P u e d e disponer de ellos c o m o quiera. S u p o n g a m o s q u e los venda a los que quieran c o m p r á r selos.

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GUERRA

DEL

Pasan a manos v. g. de terceros neutrales por título lej í t i m o , c o m o es el de c o m p r a - v e n t a . ¿Con qué derecho el G o b i e r n o peruano o sus ajentes reclamarían lo que no es s u y o por haberlo ya perdido, jure belli? Los c o m p r a d o r e s de guanos i salitres que están en p o der de los chilenos i que éstos vendieron, adquieren u n título incontrovertible, q u e nadie puede disputarles en n i n g u n a parte del m u n d o . Tal es la regla del d e r e c h o de jentes. Solo a los peruanos podia ocurrírseles que eran todavía dueños de lo que habian perdido. Solo a los peruanos les es permitido calificar de obra depredatoria i de ayuda al e n e m i g o , el acto mas lejítimo que nace de la guerra, c o m o es apoderarse de las p r o p i e dades enemigas i venderlas, destruirlas o hacer de ellas lo que se quiera. Si esa frase es solo una amenaza, los neutrales c o m p r a dores de guanos i salitres de Tarapacá saben a qué atenerse. Mirarán esa amenaza c o m o uno de los muchos rasgos de insensatez del Gobierno peruano i sus ajentes en la actual guerra del Pacífico. E l octavo aparte de la circular es todavía la continuación de los dos anteriores. Dice así: " I no se trata, en verdad, de un futuro contiujente, pues el hecho actual es, que el salitre de Tarapacá c o m o el de la costa de Bolivia, se esporta en naves neutrales, sin cuyo concurso, no podría lograr Chile la consumación de su atentado." Las cancillerías amigas del Perú, a l a s cuales va dirijida la circular, se quedarán perplejas sin saber qué contestar. Dirán para su capote, o mucha imbecilidad o mucha osadía, contiene este aparte de la circular. Pero, usando de palabras comedidas, inspiradas por la cortesía o por la lástima que nos da el Perú en su actual situación, i o l v i d á n d o l a calaverada de haberse negado a ser neutral, apesar de las instancias del gabinete de Santiago, podrán contestar. Señor Ministro de Relaciones Esteriores del Perú. La neutralidad no es una variación de Estado. Los neutrales pueden continuar, en tiempo de guerra,-el m i s m o tráfico que acostumbraban en tiempo de paz. Las naves mercantes de mi nación arribaban a las costas de Tarapacá para cargar guanos i salitres en 1879. Ahora, en 1880, hacen lo mismo. Tienen para ello perfecto derecho. Ilai, sin embargo, una diferencia accidental, i es que antes pagaban el valor de sus cargamentos al Gobierno p e ruano, c o m o dueño entonces de los guanos i salitres. Mas. en el dia, pagan el valor de sus cargamentos al G o bierno chileno como dueño actual, jure belli, de los guanos i salitres de Tarapacá. L o s neutrales no son jueces de la contienda, sino meros espectadores. Se. atienen a los hechos, respetan i deben respetar la o c u pación lejítima de hecho i de derecho,_;«?•<? belli. Los neutrales no pueden ni deben aceptar el calificativo de atentado que la cancillería peruana da a la captura b é lica del territorio por las armas chilenas. Los neutrales comprando hoi a Chile los guanos i salitres que antes compraban al Perú, no entienden intervenir ¡legalmente cu la guerra i favorecer los intereses de uno de los belijerantes en perjuicio del otro. La pretenden de que los neutrales se abstengan de c o n tinuar su acostumbrado tráfico, es inadmisible." " A c c e d e r a olla, seria perjudicar sus propios intereses i servir indirectamente a las miras del belijerante vencido, para salvarle de las garras de su prepotente adversario i hacer inútil el triunfo de sus armas, etc., e t c . " El n o v e n o aparte de la circular es la sanción de la a m e naza sino se accede por los neutrales a la política peruana: dice así:

PACIFICO.

" E l pabellón de las naciones amigas n o p u e d e cubrir una propiedad defraudada violentamente al Perú, i sobre la cual éste ejercerá su d o m i n i o ; sin mas límites que el de las fuerzas de que al intento pueda disponer." Los neutrales contestarán, que no se llama propiedad defraudada violentamente al Perú, lo q u e en derecho de j e n t e s se llama captura bélica; mediante la cual, una vez consumada, pasa a ser lejítiniamente del captor. Contestarán, que el Perú n o tiene d o m i n i o sobre guanos i salitres de Tarapacá, ni n a c i ó n alguna le reconocerá ese imajinario d o m i n i o a que alude. Que si tiene fuerzas de que disponer, lo haga i recobre lo perdido. Q u e c o n nuevas amenazas, que t o d o el m u n d o mirará c o m o insensatas, nada se avanza, si no es caer en el ridículo, después de haberse levantado tan alto, asumiendo el carácter p r o v o c a d o i solo por odiosidad a Chile. Que es bueno q u e el Perú pague su temeridad, su p e tulancia; su sin razón, su necesidad. Los neutrales dejan al Perú -a la suerte que él mismo se ha labrado por su desatinada c o n d u c t a internacional en A m é r i c a . E l d é c i m o i último aparte de la circular de 14 de Enero de 1880, dice así: " L a lealtad i las consideraciones que el Perú guarda a sus amigos, le dictan esta franca declaración, que me apresuro a hacer a V. E. en n o m b r e del n u e v o Gobierno que se ha d a d o la R e p ú b l i c a . Eso de lealtad en boca de un Ministro peruano de R e laciones Esteriores suena mal. Los neutrales a quienes el Ministro de Relaciones Esteriores llama amigos, n o tienen mas q u e recordar el p a c t o secreto de alianza ofensiva i defensiva fraguado en 6 de F e b r e r o de 1873, que s a l i a a l u z en A b r i l de 1879. A l Perú lo sobra la deslealtad i le falta la lealtad. T o d o está en que encuentre un c ó m p l i c e , c o m o encontró a Bolivia en 1873 i en 1879. ¿Lo enmendarán las correcciones que está recibiendo desde Octubre? Difícilmente, m o r o viejo n o p u e d e ser buen cristiano. Después de todo, la franqueza o franca declaración del señor Ministro de Relaciones Esteriores n o es otra cosa que un c o n g l o m e r a d o de desatinos, en materia de derecho de j e n t e s . V a n a s amenazas de i m p o t e n c i a . La contestación de los neutrales, si es que tienen calma para soportar tantos i tamaños dislates, será la mejor prueba del m e r e c i d o castigo a q u e se ha h e c h o acreedor el Perú por sus locuras-i vanidades. Esa circular revela q u e el Perú marcha dia a dia de mal en peor. Q u e necesita una c o m p l e t a rejeneracion. f

L I N O D E POMBO CORTÉS.

<:

XV. fVota del Ministro plenipotenciario de Chile en Colombia sobre su prisión en el í'erií. LEGACIÓN D E CHILE EN LOS ESTADOS UNIDOS D E COLOMBIA I DE

VENEZUELA.

Santiago,

Enero

15 de 1880.

Señor Ministro: Con fecha 29 de Mayo del año último i pocas horas antes de arribar al Callao, tuve el honor de dirijirme a V . S. dándole cuenta de los incidentes ocurridos hasta ese dia en mi viaje para Colombia i Venezuela. Hoi es de mi deber elevar a su conocimiento los hechos verificados posteriormente que han frustrado los designios del Supremo Gobierno al confiarme su representación en aquellos paises, i los mios propios al aceptar tan honroso cargo. Interesado el Supremo Gobierno en enviar cuanto aates


CAPITULO

QUINTO.

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C o l o c a d o así por las espresadas circunstancias, que se a las Repúblicas de Colombia i Venezuela nn represenescapaban a toda previsión, en m e d i o del muelle dársena tante que les atestiguara la amistad de Chile i que les diera a conocer las causas verdaderas de la presente g u e r - del Callao, me o c u p é en buscar el modo de salvar aquella situación que a cada instante se hacia m a s difícil i pelira, determinó que emprendiese mi viaje por ia via de Panamá, que es la mas breve, pues no era de. creer que grosa, sin perder d e vista mi deber i la conveniencia de continuar m i viaje. fuese detenido en mi camino por las autoridades del litoral peruano, aun cuando fuese conocido m i carácter oficial. S e g ú n los avisos de la compañía inglesa, el p r ó x i m o I, en efecto, abonaban este modo de peusar la práctica vapor para el N o r t e n o saldría hasta el 5 d e J u n i ó , lo que constante de todos I03 pueblos civilizados, que han c o n - m e i m p o n í a una residencia forzada d e seis dias en el Casentido, consienten i respetan el tránsito de los diplomáti- llao, q u e era preciso aceptar, pues si bien es cierto que el cos que una nación enemiga envia cerca de otra neutral, | Amazonas debia regresar al Sur el dia 31 de M a y o , no creí los casos análogos resueltos en este sentido, la naturaleza c o n v e n i e n t e v o l v e r m e a su b o r d o porque, desde l u e g o , pacífica de la misión, i los tratados celebrados por el Perú habría interrumpido ini viaje sin haber tenido todavía con los Estados Unidos de Norte-América i con la Gran m o t i v o alguno para ello, i en seguida habria d a d o razón Bretaña (artículo X V I I I del primero i artículo I I I del se- aparente al G o b i e r n o del Perú para q u e sospechase d e la gundo.) licitud d e m i p r o c e d i m i e n t o al verme recorrer d o s veces Siguiendo las instrucciones de ese ministerio, remití á las costas del S u r de aquel país, q u e se fortificaban en aquellos m o m e n t o s . Panamá separadamente las credenciales que me constiDebia, pues, aguardar la salida del vapor para el N o r t e tuían Encargado de Negocios de Chile, las instrucciones a i trasbordarme a él inmediatamente, o pedir asilo en u n o que debía ajustar mi conducta i todos los demás papeles que pudieran revelar mi carácter oficial que convenia mantener de los buques d o guerra extranjeros surtos en la bahía. Opté por este segundo temperamento q u e m e daba m a oculto, en lo cual nada se aventuraba, porque, aun viajando en condición de individuo privado, no tenia el Gobierno yores garantías i elejí entre los buques estranjeros la de los Estados U n i d o s d e N o r t e - A m é r i c a , a del Perú derecho ni fundamento alguno para detenerme. : Pensacóla, Su decreto relativo a la espulsion de los chilenos fechado j c u y o c o m a n d a n t e , el señor contra-almirante R o d g e r s , diel 15 de A b r i l i la ampliación de 17 del m i s m o , que V . S. \rijí en la madrugada del 30 la trota confidencial que a c o m encontrará anexos bajo los números. 1 i 2, ( 1 ) no se refieren j paño a V . S. en copia bajo el n ú m . 4, que m e fué c o n t e s absolutamente a los chilenos transeúntes; al paso que con i tada pocas horas después en los términos del a n e x o n ú m . 5, i q u e h e visto c o n sorpresa publicada. completa tolerancia de ese Gobierno, se había publicado en la prensa del Perú las instrucciones dadas por el ájente ¡ Con la negativa del asilo quedaron destruidas mis esjeneral de la c o m p a ñ í a inglesa a los capitanes de los vapo- i peranzas, i c o l o c a d o en la necesidad d e abandonar el res, documento que acompaño anexo bajo el n ú m . 3, i del ¡ Amazonas, m e trasbordé al siguiente dia, 31 de M a y o , al cual trascribo aquí el siguiente aparte que hace directa- j vapor Paita d e la c o m p a ñ í a inglesa que era el designado mente al caso: " N o entregarán U d s . ningún saco de corpara zarpar al N o r t e , i procedí sin tropiezo alguno a las respondencia ni despacho alguno sino a quien vavadirijido, 10 A . M. en u n bote provisto d e la bandera d e S. M. B., a ni permitirán que ningún pasajero que se haya embarcado l fin de p o n e r m e a cubierto contra u n g o l p e d e la policía en el vapor de su mando con el objeto de proseguir su j que m e observaba desde las murallas d e la dársena. viaje a cualquiera otra parte de la costa, sea sacado del A b o r d o d e este ú l t i m o vapor se presentó el dia 1. ° buque, contra su voluntad, por ninguna de las partes b e i i de J u n i o , a las 8 P. M., u n a partida d e la policía c o m jerantes. E n cualquier caso que se emplee la fuerza para puesta de 20 o mas h o m b r e s , dirijida desde u n o de los obtener posesión de despachos o cartas, o para apoderarse buques fondeados en la dársena por el subprefecto del de las personas de pasajeros, protestarán U d s . contra la Callao, i al m a n d o de u n oficial, quien m e intimó que violencia ejercida, pondrán el suceso en conocimiento del descendiera a un bote, lo cual hice después de haber precomandante del primer buque de guerra inglés que e n g u n t a d o inútilmente si habia o r d e n escrita para tomarme cuentre, i me suministrarán sin demora los pormenores." preso i si se habia d a d o noticia de lo que ocurría al c a p i tán del vapor o al q u e hacia sus veces. A lo primero se Se había, de esta manera, tomado en consideración la m e contestó q u e la orden era verbal, i a lo segundo que, conducta que seguiría el Gobierno tbd Perú ya fuera que aunque el vapor tuviese izada la bandera inglesa, nada viese en mí un ájente diplomático de Chile o un pasajero, siempre que se ajustase a las prácticas internacionales i a j tenia que hacer su capitán. sus propias leyes. j El trasbordo de m i equipaje se h i z o sin miramiento alCon las espresadas seguridades i precauciones m e e m barqué en el Amazonas i llegué al Callao ol 29 de M a y o sin otra n o v e d a d q u e un atraso de d o s dias, proveniente de las dificultades q u e este vapor habia encontrado para la carga i descarga en los puertos d e escala. Entretanto el paquete que debia zarpar del Callao para el Istmo a la llegada del Amazonas, habia y a partido o b e d e c i e n d o , según supe mas tarde, a órdenes superiores, llevando a su bordo a un ájente d i p l o m á t i c o del Perú para CentroAmérica, i c o n tal precipitación que n o aguardó la mala para Europa d e q u e era c o n d u c t o r el Amazonas. El Gobierno peruano, informado d e mi arribo por el t e légrafo de I q u i q u e o d e Arica, mediante las indiscreciones de la prensa d e Chile q u e habia d a d o noticia de m i viaje i de mi carácter oficial, impedía c o n esta medida q u e lo prosiguiese i m e obligaba a permanecer en el Callao c o n tra mi voluntad, para imputarme el cargo de espía i h a cerme víctima d e las vejaciones e indignos tratamientos de que V. S. se i m p o n d r á en el curso de este oficio. (1) Estos anexos i algunos otros a que se refiere la presente nota, ya han sido publicados en el tomo 1. ° , por esta razón, ahora solo insertamos los mas importantes i que no figuran en ei cuerpo de la obra.

g u n o en m e d i o d e groseros insultos d e parte del oficial que iba al m a n d o d e la fuerza i c o n aquiescente silencio del subprefecto, que presenciaba el acto. Se m e c o n d u j o al p o n t ó n lambes q u e servia d e escuela d e grumetes, i después d e un prolijo rejistro de bolsillos sobre la cubierta, se m e c o l o c ó en ía cámara del buque c o n centinela de vista. A h í pasé la n o c h e sin c a m a i sin abrigos. A l dia siguiente se procedió a la apertura d e m i equipaje en p r e sencia d e la autoridad política del puerto i de d o s o tres personas mas, quienes hicieron u n inventario maliciosam e n t e inexacto de los objetos q u e contenia, hasta el p u n t o de estampar que se m e habia encontrado planos d e la guerra, por lo cual m e n e g u é a firmarlo. Y a que la oportunidad se presenta, d e b o hacer a V . S. sabedor de q u e ni en esta ocasión ni en otra alguna, d u rante t o d o el tiempo que h e permanecido en el territorio peruano, se me ha interrogado p o r tribunal o autoridad establecida acerca d é m i n o m b r e , condición, objeto de m i viaje, término d e él o punto cualquiera relativo a mi prisión, lo cual manifiesta claramente que el G o b i e r n o p e ruano tenia plena conciencia i seguridad del carácter q u e y o investía, i prueba q u e c u a n d o ha pretendido presentarme c o m o espía ante la opinión pública, ha c o m e t i d o intencionalmente una falsedad. D e otra manera su deber


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l e habría ordenado someterme a j u i c i o , i j a m á s pensó en ello apesar de las peticiones q u e le hicieron en este sentido personas que se interesaban por m i suerte. E l 2 de J u n i o , a las 10 P. M., se presentó n u e v a m e n t e a b o r d o del Tumbes la partida de policía que ine había a p r e h e n d i d o en el Paita, i su j e f e , con ademanes i palabras mas groseras todavía que los empleados en aquella vez, m e ordenó salir a la m i n u t a (testual) sin d a r m e t i e m p o para vestirme c o m p l e t a m e n t e ni para cerrar mis maletas. A l oficial de esta legación, d o n J. Belisario Vial, que corrió en todo la suerte de su j e f e hasta m e d i a d o s d e Setiembre, se le h i z o o b j e t o en esta ocasión de m a y o r e s vejaciones de palabra i de h e c h o . Se nos c o n d u j o a la sala de la Prefectura a fin de aguardar u n tren espreso que debia llevarnos a L i m a i durante una hora de esperase nos insultó desde la puerta de la oficina, del m o d o mas ruin i cobarde por un g r u p o d e personas al parecer decentes, en que figuraban algunos empleados públicos i un hijo del contra-almirante L a Haza, c o m a n d a n t e jeneral d e marina del Callao. N o n e cesito agregar que estos insultos eran escuchados i t o l e rados por el subprefecto, p o r q u e encontrándose éste p r e sente nada h i z o para evitarlos. A las 12 fuimos c o n d u c i d o s p o r u n grueso piquete de tropa a las órdenes de un sarjento m a y o r de ejército, a la estación de Desamparados, d o n d e p o c o mas tarde t o m a m o s un tren espreso que debia c o n d u c i r n o s por la línea de la O r o y a hasta Chicla, última estación del ferrocarril trasandino, distante 140 quilómetros del Callao. A u n q u e este viaje se h i z o de n o c h e i c o n la m a y o r velocidad posible, llegamos a su término sin otra n o v e d a d que la de haber sido atacado y o por el soroche, enfermedad p r o v e niente de la altura de las cordilleras, lo que dio oríjen a que se avisase por telégrafo al G o b i e r n o que era imposible seguir la marcha. El G o b i e r n o n o contestó i apesar de que a j u i c i o del jefe de m i custodia i d e la autoridad del local, el estado de mi salud era g r a v e m e n t e peligroso, se m e o b l i g ó a montar en muía el dia siguiente para continuar c a m i n o a Tarma, a través de cordilleras que suben hasta 18,000 pies, sin abrigo i sin c o m o d i d a d ' d e n i n g ú n j e n e r o . Los jefes mismos que m e custodiaban i sus soldados n o p u d i e r o n escapar ilesos de las penalidades i precipicios del c a m i n o , al que pusimos fin el 6 de J u n i o a las 8.30 P. M. Tarma es una ciudad pequeña de ínfimo orden, capital de la provincia del m i s m o n o m b r e , c o n una p o b l a c i ó n urbana de 2,500 a 3,000 habitantes que c o n la rural se hace subir a 10 o 12,000. Está situada allende los A n d e s entre los 11" i 12° de latitud i a 9,500 pies sobre el nivel del mar. Dista de L i m a mas de 400 quilómetros, d é l o s cuales solo 140 se corren por ferrocarril; el resto se hace o r d i n a riamente en 22 o 24 horas sobre bestia, por cordilleras nevadas i por pésimos caminos. Se c o m p o n e de 120 a 140 casas de barro i teja, edificadas en el f o n d o de una quebrada profunda, la m a y o r parte de dos pisos, porque los bajos son inhabitables en ciertas épocas en q u e las lluvias i n u n dan t o d o el p e q u e ñ o valle. Su aspecto es vetusto i r u i n o so, sus calles estrechísimas i sucias, su c o m e r c i o insignificante i ejercido por unos cuantos italianos, su actividad en jeneral la que imprimen los tísicos que pasan para Jauja i los mineros o comerciantes que se dirijen a Cerro de Pasco, que es la capital del departamento de J u n i n , a H u a n c a y o , Chancharnayo, etc., en la montaña. Los p o b l a dores en su casi totalidad son indios q u e n o hablan ni entienden el español i que a los vicios propios de su raza añaden los de la civilización moderna. Los recursos para la vida son estraordinariarnente escasos i caros. Entregados al prefecto de Tarma, coronel Manuel M. Banta María, fuimos inmediatamente trasladados de la casa, de é<tc a la de don Francisco Flores C h i n a r r o , a b o g a do i diputado que reside en el pueblo, por 30 hombres de la columna de jendarmes, encabezados por el comandante del cuerpo. Allí se nos instaló en un departamento del primer patio, aislado del resto de las habitaciones, i m e -

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dianamente a m u e b l a d o ; se procedió a un nuevo rejistrode nuestras personas i se nos notificó que desde ese ¡listante quedábamos estrictamente incomunicados por órdenes' superiores. E n consecuencia, no solo se puso una guardia de 10 hombres en la sala principal de la casa, sino que se colocó un centinela de vista en la puerta de la habitación' i otro en el interior de ella, los cuales alerteaban como en campaña cada tres minutos desde las 9 P. M. hasta las oA . M. N o se me permitió tener sirviente i la comida contratada con un hotelero a razón de 30 soles de papel al mes, desaseada, escasa i fria, se arrojaba a la puerta por un soldado de la guardia. Desde luego, i c o m o principio de la serie de hostilidades que debíamos sufrir, se nos privó de nuestro equipaje, que había sido rejistrado e inventariado a bordo del Tumbes,. para depositarlo durante quince dias en la Caja Fiscal, sin que nada valieran nuestros reclamos ni la absoluta necesidad que de él teníamos. Llevábamos dos dias de permanencia en la casa del señor Chinarro, cuaudo el pueblo, a quien se habia hecho c o m prender que éramos espías i que habia solicitado yo la estraccion de varios oficiales peruanos de a bordo del Amazonas, infame embuste que V . S. conoce tan bien como y o , exijió que se nos enviase a la cárcel. E l prefecto que carecía de todo prestijio i que, por su parte, era dominado por los mismos innobles sentimientos que sus gobernados, no se atrevió a resistir a esta pretensión; pero al mismo tiempo no encontraba motivo para acceder a ella. Sin emb a r g o , era preciso que se me mortificara en todo sentido a fin de vengar en mí el vergonzoso desastre de Iqniqne i la participación mas o menos directa que personas mui inmediatas de mi familia habiau tomado en la declaración de guerra contra el Perú. E l oficial de la Legación despertaba también odios profundos desde que una persona de su apellido, de quien lo suponían p r ó x i m o pariente, habia presentado en la prensa chilena, i a la luz de la verdad, a todos o a la mayor parte de los hombres públicos de aquel país. Se apeló, pues, a la calumnia, i mientras se circulaban por el pueblo rumores inverosímiles sobre mi conducta, el prefecto los comunicaba hipócritamente al Gobierno, diciéndole que yo abusaba de la hospitalidad de la casa en que se me habia recibido. El plan tuvo buen éxito. El jeneral La-Puerta, Presidente de la República entonces, que como V . S. verá mas adelante fué inescrupuloso hasta en el manejo de los fondos que se le entregaron para que me los remitiese, dio crédito o finjió darlo a la imprudente mentira, i el prefecto de Tarma recibió orden de ajusfar un poco mas nuestras cadenas. En los anexos números 6 i 7 encontrará V . S. desmentidos categóricamente por el mismo señor Chinarro los torpes rumores que, con tanto empeño se han presentado c o m o la cansa principal del tratamiento propio solo de salvajes que he recibido constantemente del Gobierno del Perú, de su delegado en Tarma i de los pobladores de esta villa. E l 10 de Junio fuimos trasladados de la casa del señor Chinarro a una pieza completamente desmantelada de la escuela pública del lugar, que se encontraba entonces en receso, siempre con centinela de vista i custodiados además por un fuerte piquete de tropa. En la nueva habitación no se nos suministró otra cosa que una mala, sucia e incompleta cama sobre un catre de lona-, i solo por condescendencia del oficial de guardia pudimos procurarnos con nuestro dinero agua para beber, velas, lavatorio, etc. En cambio, los soldados de la guardia nos insultaban diariamente sin freno alguno, llegando en mas de una vez al punto de amen a z a m o s con sus bayonetas. Mis reclamos constantes al ¡ jefe de la guardia i aun al jefe del cuerpo nunca j coto a tantos desmanes.

pusieron

| Sobrevino entonces un incidente bien desagradable que ! V. S. se servirá encontrar desarrollado en los anexos números 8, 9 i 10 i que demuestra hasta dónde se apuraron los medios de hacer mi situación mas difícil. Se fraguo en L i m a una carta con mi nombre al pié i se la hizo llegar


CAPITULO

-desde Tarma a monseñor Monceni, decano del cuerpo diplomático residente en aquella capital i delegado a p o s t ó lico. Quién fué el autor de la impostura no lo podré decir .a V . S.; pero es digno de notarse que cuando fui apresado, ni alguuos dias después, nadie sabia en L i m a , escepto el .Gobierno, el lugar de mi confinamiento, i la carta apócrifa fué recibida por monseñor Monceni el 19 de Junio después de haber pasado por la estafeta de Tarma. También es de notarse que la intriga parece calculada para enervar o i m pedir toda jestion respecto de un prisionero que investía el carácter de E n c a r g a d o de N e g o c i o s de una nación a m i ga de todas las que en aquella fecha estaban representadas oficialmente en Lima. Por lo demás i con relación a este incidente, llamo la atención de V. S. hacia la redacción i conceptos de la carta apócrifa, que es la que acompaño anexa bajo el núm. 11, en copia que me remitió el m i s m o señor delegado apostólico, liara que V . S. j u z g u e de la estraordinaria facilidad con qne en aquel país cobran cuerpo las imposturas. Permanecimos presos e incomunicados en la escuela hasla el dia 2 de Julio i durante todo este tiempo se nos sirvió una comida tan escasa i mala que me vi en la necesidad de ofrecer por mi cuenta al hotelero una cantidad igual a la que le abonaba el Gobierno, a fin de que la mejorase un poco. El tratamiento en jeneral fué constantemente vejatorio i duro con pleno conocimiento del prefecto, a quien espnse lo qne ocurría en la noche del 1. ° de J u l i o , en que fué a verme por primera vez cediendo a un llamado mío. Habiendo llegado por una parte la época de reabrir la escuela i cediendo por otra el prefecto a las instancias del pueblo, que ya nos había dado una cencerrada a pretesto de supuestas victorias alcanzadas sobre nuestras armas, i que exijia siempre que se nos tratase c o m o a criminales, se nos trasladó el dia arriba indicado, al último patio del cuartel de jendarmes i se nos encerró en un estenso e inmundo calabozo, semi-subterráueo, húmedo, desabrigado, poblado de insectos i qne habia servido poco antes de cuadra para los soldados qne se estaban reclntando en el interior del país. El tratamiento que recibimos cu el cuartel fué en orden a alimentación i servicio mas malo que el que habíamos recibido antes, i en orden a consideraciones mil veces peor, pues se creó una ronda especial qne penetraba hasta nuestras camas en las altas horas de la noche i sin prevenirnos, para certificar (pie no nos habíamos fugado, precaución inútil desde qne estábamos en el fondo de un cuartel de 300 hombres en cuyos patios habia, además de nuestro constante centinela de vista, guardias de prevención, de cuadras i otras; pero precaución que envolvía en realidad el dañado propósito de matar el espíritu c o m o se procuraba matar el cuerpo con la falta de alimentos, de abrigos i hasta de lo mas indispensable para la vida, Mientras esto s ucedia, la señora Prevost de G o d o i , mi hermana política, a quien habia podido dar cuenta de un modo reservado d e mi situación, hacia personalmente p o derosos e intelij entes esfuerzos ante el presidente de la República i lograba interesar en mi favor a los honorables ministros de Francia i de la Gran Bretaña para obtener qne se me diera la ciudad por cárcel, dejándome vivir en un hotel. Merced a esos esfuerzos, el dia ti de Julio se me comunicó una orden en este sentido, i después de exijirme delante de tres testigos palabra de honor de que no me fugaría del pueblo i de imponerme la obligación de presentarme todos los dias al sub-prefecto, se me dejó salir del cuartel. E l oficial de la legación salió c o n m i g o bajo las mismas condiciones. Elejí para nuestra residencia un hotel central i p r ó x i m o a las moradas de las autoridades i de la fuerza pública como una garantía contra la ferocidad de aquel pueblo. Fué mi primer acto dirijirme al prefecto dándole cuenta de mi instalación i ren iniciando desde luego a todo ausilio que el Gobierno del P e r ú hubiese acordado o acordare concedernos para nuestra manutención, lo cual no o b t u -

QUINTO.

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vimos sino treinta dias después i con anuencia del G o bierno. Durante nuestra permanencia en el hotel procuré no tener relaciones con persona alguna ni dejarme ver de otras que las del servicio, logrando de este modo que se me d e jase tranquilo; pero el pueblo no podía verme en aquella situación relativamente holgada. Murmuraba diariamente i acusaba al prefecto de chileno porque no nos encerraba otra vez en la cárcel o en el cuartel. E l prefecto, interesado en conservar el puesto i temeroso de los furores di' un pueblo que en L i m a se habia comido asados los c a d á v e res de los Gutiérrez i que, según es fama, en Tarma m i s m o no ha muchos años quemó por brujos a una vieja i un c o chino en medio de grandes solemnidades, cedió por segunda vez a estas iustancias i no encontrando modo de obtener su intento, inventó el de exijirme que diera por escrito la palabra de honor empeñada ¡ t a r a no fugarme. Tal e x i jencia me fué manifestada con las apariencias de un favor personal que yo debía conceder i c o m o un acto inocente que no envolvería consecuencia alguna desagradable aunque no lo ejecutase; pero mas que revistiese ciertas formas cordiales era para mí una injuria grave desde que se pretendía qne yo voluntariamente desautorizase mi propia palabra de honor. Neguéme a ello en consecuencia i manifesté al prefecto qne firmaría solo en el caso de que se me obligase directamente a hacerlo i estampando protesta d é l a violencia en el m i s m o documento. N o aceptó esta p r o posición i nos separamos cordial mente asegurándome él que no seria molestado por la solución que habia tenido este asunto. I así era de esperar que hubiera sucedido si las c o n d i ciones del carácter moral de aquel funcionario no fueran la doblez i la hipocresía. Terminada la conferencia, el prefecto escribió a L i m a , que yo me negaba a suscribir la palabra de honor apesar de su mandato conforme a órdenes superiores, esparció por el pueblo que yo era un prisionero inaguantable, de carácter díscolo e ingrato al espléndido tratamiento que habia recibido i qne recibía del Gobierno. La semilla c a y ó en terreno fecundo i n o tardó en fructificar. En la n o c h e del 16 de Julio, i a pretesto de una falsa noticia relativa a la guerra, todo el pueblo de Tarma, con asistencia del cura, del j u e z , de los empleados públicos i la banda de pitos i tambores de la c o l u m n a de J e n darmes, se agolpaba a las puertas del hotel, i en m e d i o ele la algazara mas c o m p l e t a pedia m i cabeza i la del señor Vial para beber c h i c h a en ellas, i disparaba cohetes encendidos i piedras a mis habitaciones. Detalles sobre esta escandalosa escena, que se p r o l o n g ó desde las S P. M. hasta las 3 A. M., hallará V. S. en una carta que, por c o n d u c t o privado, dirijí al honorable señor S p e n c e r St. J o h n , c o n fecha 1S de aquel mes, i de la cual a c o m paño copia signada c o n el n ú m . 13. L o q u e habia presenciado aquella n o c h e m e revelaba que n o podia contar c o n seguridad alguna para mí ni para el señor Vial si salíamos a la calle a c u m p l i r la obligación impuesta de presentarnos diariamente al s u b p r e fecto, i en consecuencia, dirijí a éste la solicitud que en c o p i a adjunto bajo el n ú m . 14 i que fué contestada c o n la carta orijinal anexa c o n el n ú m . 15. El incidente n o pasó adelante porque n o volví a tener necesidad de p r e sentarme a las autoridades. El dia 22 recibía una carta de L i m a en que se m e descubría la indigna c o n d u c t a del prefecto i se m e participaba que el G o b i e r n o habia m a n d a d o que se me i n c o municase nuevamenta si persistía en desobedecer la orden de escribir mi palabra de honor; i n o habia c o n c l u i d o d e leer esta carta c u a n d o so m e intimó que m e restituyese al cuartel lisa i llanamente, sin c o n d i c i ó n alguna. V o l v í , pues, a ' m i antigua condición, empeorada c o n nuevos sufrimientos. El calabozo que o c u p a b a tenia un cuerpo de altos, que fruí luego a p r o v e c h a d o para mortificarme. La estación c o m e n z a b a a sor lluviosa, i con este m o t i v o se hacia subir a los altos una o dos compañías de


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soldados para q u e se ejercitasen en el m a n e j o de las armas desde las 4 A. M. en adelante. R e c l a m é en vano. Se obedecia a un sistema acordado de vejaciones i de insultos i n o m e q u e d a b a otro recurso que resignarme a t o d o i resistir c o n dignidad i entereza las provocaciones incesantes de mis carceleros. Esperaba inútilmente que aquel tormento c o n t i n u o c o n c l u y e s e de un m o m e n t o a otro si llegaba la orden d e escarcelacion que el Presidente de la R e p ú b l i c a habia prometido; mi salud se resentía gravemente i el G o b i e r n o de Lima c o m o el prefecto de Tarma, lejos d e procurar que mi situación se mejorase, retenían en su poder sin razón alguna i bajo fútiles pretestos el dinero q u e so m e enviaba para mi alimentación. R e s o l v í entonces escribir una carta al Presidente de la República dándole cuenta de lo que ocurría i la hice e n tregar cerrada al prefecto para q u e la remitiese a su d e s tino. La carta podía ir cerrada porque n o habia c u i d a d o que conspirase c o n el primer majistrado de la R e p ú b l i c a ; pero el prefecto, q u e se reconocía culpable en sus p r o c e dimientos, se n e g ó a enviarla a L i m a mientras n o fuese abierta. El sistema de martirio quedaba así c o m p l e t o porque se m e cortaba toda c o m u n i c a c i ó n . L a de m i familia no llegaba t a m p o c o a su destino sino trunca i con retardos innecesarios. F u é preciso dirijirme al Presidente en una carta abierta p i d i é n d o l e permiso para escribirle otra cerrada c o n el objeto de darle a c o n o cer mi situación. A d j u n t o a V. S. esta carta en copia signada c o n el n ú m . 16, i a u n q u e logré la promesa escrita del prefecto ( d o c u m e n t o n ú m . 17) de q u e la mandaría a su dirección, n u n c a tuve respuesta a ella porque las h o s tilidades venían de todas partes, porque era necesario h u millar, vejar i asesinar d e un m o d o mas o m e n o s e n c u bierto al representante de un país que, cansado d e la pérfida política de sus enemigos, ha e m p u ñ a d o el látigo para hacerlos entrar por la senda de la honradez i del trabajo. H e d i c h o antes a Y . S. que en el sistema de hostilidades desplegado contra el personal de esta legación n o se quedó atrás ni S. E. el primer Vice-presidente del Perú, encargado del p o d e r ejecutivo, jeneral d o n Luis L a Puerta, quien fué inescrupuloso en el m a n e j o de los f o n dos que se le entregaron para que m e los remitiese sin pérdida de tiempo, pues estaban destinados para nuestra alimentación, d e s d e q u e el G o b i e r n o del Perú habia c o n v e n i d o en que pagásemos nuestros gastos personales. T ó c a m e ahora c o m p r o b a r esta aseveración gravísima. El 16 de Julio, mi hermana política, que debía partir para Guayaquil el dia siguiente, después de haber intentado todo lo que humanamente era posible en mi favor, entregó al señor La-Puerta ' a s u m a d e 3 0 0 soles que dicho señor se c o m p r o m e t i ó a remitirme por conducto breve i seguro, o a lo menos mas breve i seguro que el que ordinariamente ofrecen ¡as letras de cambio del comercio. Con la misma fecha se me dio aviso de esta remesa, pero pasó cerca de un mes i los fondos no llegaron. En lugar de es-i

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Sin embargo, el señor L a - P u e r t a escribía con fecha 4 de Setiembre la carta que adjunto a V . S. orijinal bajo el núm. 19, en que procura hacer coufusiones imposibles entre esta cantidad de dinero i otra de 150 soles que me habia enviado antes i de la cual di el correspondiente resguardo: me supone cartas que no he escrito, manifiesta respecto de mis sentimientos completamente contrarios a los que siempre abrigó i puso en práctica, i por ú l t i m o , con un desplante indigno de su elevado puesto, estampa la afirmación de que los oficiales prisioneros están contentos de sus esfuerzos para hacerles llevadera su suerte, afirmación que bien pronto verá V . S. desmentida por un documento incontestable. Nuestra situación de presos e incomunicados no varió hasta el 17 de A g o s t o , dia en que me fué permitido c o m u n i carme libremente con los prisioneros del Iiimac (jefes i oficiales), que llegaron a Tarma el 0 del mismo mes ¡ con los cuales se me habia mantenido incomunicado primero, permitiéndoles después a los jefes que hablasen conmigo durante una hora al dia i en presencia de un oficial peruano. L a estrictez i la crueldad habían llegado en los primeros momentos al estremo de imponer penas a mis compatriotas que mirasen hacia el nuevo calabozo en que se me habia colocado para dar el que antes ocupaba a tos recien-venidos. E l m i s m o dia 17 llegaron los sobrevivientes de la gloriosa Esmeralda que habían permanecido hasta entonces en Iquique i fueron colocados en el mismo calabozo en que se encontraban los prisioneros del Rlmac i que pa:-ó a ser el alojamiento de 38 personas. Con escepcion de dos o tres jefes que pudieron conseguir catres a su propia costa i de 10 o 12 oficiales que habían conservado sus camas de campaña, los demás dormían envueltos en sus capotes i en el suelo. L a autoridad no les había dado, c o m o no les dio después, ningún ausilio a este respecto, limitándose a contratar la comida de todos con un hotelero a razón de 30 soles de papel mensuales por cabeza, sin distinción de rang o . Se comprende bien c o m o seria esta comida si se toma en cuenta que el sol de papel vale en el mercado de 2 2 a 30 centavos de moneda chilena. A q u e l l a aglomeración de personas en un lugar tan inadecuado e inmediato a nn cuartel, donde permanecían 300 hombres con sus mujeres i sus hijos, no podia dejar de ser peligrosa para la salud de todos, i así fué que a los tres días se presentaron varios casos de fiebre amarilla entre los soldados peruanos i uno entre los oficiales del escuadrón Y u u g a i . El prefecto, que habia estado a ver a los prisioneros i que habia tenido el cinismo de decirles que los consideraba bien alojados, tuvo conocimiento de lo que ocurría i no tomó medida alguna hasta que no se le propuso que arrendara por nuestra cuenta una casa particular i esteusa, adonde pudiéramos trasladarnos todos con la guardia respectiva. E l 21 de A g o s t o pasamos todos los prisioneros, con escepcion de don Manuel i don Wenceslao Búlnes, don Ignacio L. Gana, don Luis Uribe O., dos aynudantes del primero i los tres asistentes, a una casa contratada a razón de 80 soles mensuales, que ocupamos hasta el dia de nuestra salida i que fué pagada puntualmente por el señor comandante Búlnes. L a casa era también estrecha; pero no fué posible cambiarla por otra mas c ó m o d a porque habia interés en mantener, aunque fuese con violencia, con buen canon de arrendamiento i un pago seguro.

tos se me presentó un oficial dieiéndome que podía jirar contra el Presidente de la República por una suma de dinero que una señora le habia entregado. El mensaje no podia ser mas singular para mi condición de preso, i n c o municado i sin relaciones de ningún jéiiero en T a r m a ; le contesté espouieudo que no podia jirar i que me estrañaba que ese dinero no me fuese enviado a Tarma directamente, con tanta mas razón cuanto que por conducto ordinario E l comandante Búlnes i los demás nombrados fueron a habría llegado a mi poder m u c h o tiempo ha. Mi contestahabitar un hotel, con la ciudad por cárcel bajo palabra de ción fué trasmitida a L i m a : pero el dinero no llegó a mis honor i con la condición de presentarse todos los días al manos, por lo cual me vi obligado a jirar a favor del h o sub-prefectode la provincia. Los demás oficiales podían salir norable St. J o h n , Ministro residente de S. M. 13. La copia alguna vez a l a calleen casos urjentes; pero siempre garanmarcada con el núm. ] 8 manifiesta quédese j i r o l o hice a | tidos por sus respectivos jefes. En cuanto a mí se me prola vista el 5 do Setiembre. A fines del m i s m o mes tuve | hibió siempre la salida i solo una ocasión se me permitió aviso de que habia sido pagado el 18, es decir dos meses trasladarme al hotel por dos horas para tomar un baño. El después de la entrega que se habia hecho al señor L a - oficial de esta legación habia pasado a vivir al lado de los Puerta, i cuando habia dos correos por semana entre L i m a jefes que tenían la ciudad por cárcel i siguió desde entoni Tarma. ces hasta nuestra vuelta a Chile la suerte de aquéllos.


CAPITULO

Trascurridos algunos dias de tranquilidad, principiaron a llegar las noticias de los merecidos destrastres que esperimentaban la escuadra del Perú i el ejército aliado, i de los brillantes triunfos de nuestras armas. E l 14 de Octubre se tuvo conocimiento de la pérdida del Huáscar i el odio de aquel'pueblo miserable e ignorante se levantó b a s ta su mayor intensidad contra los prisioneros. Las turbas se reunieron en la plaza, exijierou que se nos enviase inmediatamente a la cárcel i en seguida a las rejiones del A m a z o n a s , porque nuestra presencia en Tarma era nn insulto para el dolor del pueblo, i suscribieron una acta en este sentido que fué enviada a L i m a i publicada en la prensa del Perú i en la de Chile. El prefecto, eternamente dócil a los caprichos de sus gobernados, los satisfizo en esta vez haciendo trasladara la casa de prisión a todos los que vivian en el hotel i manteniéndolos allí presos durante quince dias. .Para que V. S. se forme una idea mas exacta del tratamiento que posteriormente recibieron los prisioneros de la Esmeralda, i del liimac, adjunto a V. S. en copia una p r o testa, documento nútn. 20, que se vieron obligados a hacer con fecha 27 de N o v i e m b r e ante el decano del cuerpo diplomático de L i m a , i que fué firmada por todos los que habitaban la casa de la prisión. El orijiual de dicha p r o testa fué interceptado por las autoridades de T a r m a ; pero las copias que se conservan, son numerosas i exactas i, no lo dudo, bastarán para desmentir la aseveración del presidente La-Puerta a que antes me referí, i para establecer de un m o d o innegable que el maltrato del pueblo i del G o bierno peruano, fué esteusivo a todos los prisioneros sin escepcion alguna i durante todo el tiempo del cautiverio. E l 18 de Diciembre se nos comunicó la orden de marchar para L i m a en cumplimiento del canje de prisioneros qne se habia ajustado por el intermedio de los Representantes de S. M. 13. A nuestra salida casi todos tuvimos que alquilar caballos i muías para, las cargas, porque los que suministró el prefecto eran malos i escasos. E l dia 20, i con motivo de la revolución verificada en Lima, fuimos detenidos en Chichi, donde permanecimos alojados en un hotel cinco dias, después de los cuales nos pusimos en marcha jiara laChosiea, quedando allí hasta el 31, qne continuamos para el Callao, embarcándonos el m i s m o dia a las 10 A . M. en el vapor Bolicia. Efectuada la entrega de ios prisioneros con intervención del honorable señor Ministro de S. M. B., zarpamos de aquel puerto a las 8 P. M. con r u m b o directo a Caldera, en cuyo punto tocamos el 5 del corriente. Quedaron allí por orden superior los jefes, oficiales i tropa del escuadrón Yungai, i pasamos a Valparaíso esta Legación, los oficiales i tripulación sobrevivientes de la Esmeralda, i el c o mandante, empleados i tripulación del vapor liimac. D e s embarcamos en Valparaíso el dia 7. En la relación anterior he omitido, señor ministro, poíno fatigar la atención de V . S., un sinnúmero de vejaciones i de ultrajes que darían mayor fuerza a lo que dejo espuesto; pero al terminar no dejaré de referirme al contraste que presentan el tratamiento dado por el Gobierno i el pueblo del Perú a los prisioneros chilenos i el tratamiento qne los prisioneros peruanos han recibido de este Gobierno i de este pueblo. Ese contraste qne eleva aun mas allá el buen nombre de Chile i la humanidad i la civilización con que su Gobierno conduce la presente guerra, revela al m i s m o tiempo la perversidad i la barbarie de nuestros adversarios, i puede señalar la regla de conducta que debe seguirse en lo sucesivo para con los prisioneros enemigos. Dios guarde a V . S. DOMINGO Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile.

GODOI.

337

QUINTO.

A N E X O N U M . 11. COPIA D E L A CARTA APÓCRIFA

Tarma

del Perú,

(1).

Junio 8 de

I l t m o . i Reverendísimo Monseñor: E l finado sumo Pontífice recibió harto bien del Gubierno chileno, cuando, en calidad de simple secretario, visitó a Chile, pero É l , c o m o Papa, mal correspondió a dicho Gubierno, obligándole a reconocer c o m o Obispo, si bien in partidas, al mas déspota canónigo, declarado Jesuíta, i acérrimo enemigo del Estado. U S . también recibió del Gubierno chileno hartas pruebas de estimación i deferencia, por conducto del ex-Ministro Godoi en esa; i se me asegura que Chile hubiera accedido respetuosa i rendidamente a los consejos de U S . para conciliarse con Bolivia, mediante la mediación amigable del P e r ú ; pero U S . , al dejar la arqnidiocesis de Santiago viuda i rejentada por el mas déspota Vicario Capitular; al no tomar en consideración al candidato del Gubierno para dicho arzobispado; al adherirse tácitamente al clero cantorberiano, permitiendo, que El Estandarte se hiciera el eco del Vaticano con este vaticinio; si bien solo Dios sabe quien será el futuro arzobispo, sinembargo, nosotros sabemos i aseguramos a los católicos chilenos, que no será jamas el señor T a f o r ó ; a l atender i apreciar en fin las mas infames calumnias de la envidia i soberbia encentra de nn miembro de aquel consejo de Estado, mereció que t a m bién aquel Gubierno desoyese i despreciase las e x h o r t a ciones de U S . para la conciliación. L o que tengo dicho proviene de fuente segura, pues todo se me participa de allá i se me eucarga comunicárselo a U S . i a la Santa Sede de nn modo el mas claro i terminante. Se me asegura aun, que si la Santa Sede desaucia i desecha al señor Taforó, apartáudose por este acto de aquel Gubierno i acercándose a los Jesuítas, al recuperar la paz con Bolivia i el Perú, sin declararse enemigo del catolicismo, se apartará de la Iglesia, declarando i sancionando la libertad de culto, etc., etc. Parece, que U S . puede conocer ahora el carácter chileno; es la nación la mas civilizada de A m é r i c a ; i por lo mismo su Gubierno merece mas aprecio qne cualquiera otro Gubierno de la A m é r i c a Meridional; i si la Iglesia estima los intereses de los católicos chilenos, i no quiere verse aislada, c o m o sucede allá en Europa, debe prescindir del jesuitismo i arrimarse al Gubierno, aprobando i confirmando la elección de A r z o b i s p o en el señor Taforó, quien si bien no es tan digno c o m o un señor Salas, ni c o m o nn señor Casanova, sinembargo, no deja por eso de ser el digno, como otro canónigo cualquiera. Dispense U S . esta rápida indicación i disponga de este su mas seguro i atento servidor Q. B. S. M. DOMINGO

GODOI.

Al señor Delegado Apostólico—Lima.

A N E X O N Ú M . 13. (Copia.) Tarma,

Julio

18 de

1879.

Distinguido señor: Contrariando mi propósito de no escribir a U d . sin h a ber antes obtenido el permiso de hacerlo, véome en el caso de darle cuenta de un grave suceso ocurrido pocas horas después de haber depositado en la estafeta mi carta del 16 del corriente. Ese dia, a las 7.30 P . M., llegó a este pueblo el correo de L i m a trayendo por tínica noticia importante el telegrama dirijido el 12 por el prefecto de Moliendo a S. E . el presidente de la República, en que le comunica qne el (1) Relia conservado fielmente la oitografía de este documento.

TOMO I I — 4 3

1879.


338

GUERRA

DEL

Huáscar lia entrado i salido en Iquique, puerto bloqueado por la escuadra chilena, telegrama confuso i lacónico qu6 no significa victoria ni derrota para ninguno de los países contendientes; pero que podia servir de pretesto para una manifestación en nuestra contra que se tenia preparada, según denuncios recibidos por mí con ocho dias de anticipación, denuncios qne y o trasmití al snb-prefecto de la provincia don Juan A l v a r e z , en dos ocasiones, obteniendo por toda respuesta que no tuviese cuidado alguno. N o se habia difundido aun por la ciudad semejante n o ticia, cuando una turba numerosa i ebria, encabezada polla banda de música del batallón de jendarmes que cubre, la plaza, se presentó delante de mi habitación, haciendo sonar latas, palos, pitos i otros instrumentos, al mismo tiempo qne se echaban a vuelo las campanas de los dos templos i se quemaban cohetes con un entusiasmo estraordiuario. ¿Se trataba, señor, de celebrar un triunfo i de hacerme sentir la amargura de una derrota? ¡ N ó , señor! Tul p r o p ó sito, (pie solo me habría dado a conocer la cultura de ia sociedad de este pueblo, no habría llamado mi atención por mas tiempo que el necesario para deplorar el h e c h o ; pero, c o m o he dicho, no se trataba de celebrar un triunfo ni cosa parecida, sino de darse el cobarde i necio placer de mortificar a dos hombres inermes, inofensivos i encerrados en medio de una población de 8 a 10,000 almas. Solo de esta manera se esplica que aquella turba p e r m a neciese al frente de mi habitación desde las 8 hasta las 11 P. M . , disparando piedras i cohetes encendidos al balcón del hotel donde vivo, a riesgo de iucendiar el edificio que es antiguo i tiene mucha obra de madera a la calle, i lanzando a cada minuto, en medio de la mas salvaje e infernal batahola, los gritos de viva el P e r ú ! Muera Chile! V i v a el Huáscar! Mueran los chilenos Godoi i V i a l ! i otros por el estilo. Pero c o m o la impunidad de una hora, el paseo continuo de la banda de música por el frente del hotel i la completa ausencia de la autoridad i de la fuerza pública estimulasen a aquella chusma, que engrosaba por instantes, para que continuase en su miserable actitud, no pasaron diez m i n u tos sin qne se pidiese por el pueblo con desesperada insistencia: la cabeza de Godoi i de Vial para beber chicha en ellas! los cadáveres de los picaros chilenos para comerlos con cerveza! i sin que se disparase nuevas i mas vigorosas cargas de piedras i de cohetes encendidos sobre el balcón del hotel, al qne dan mis habitaciones i las del señor Vial. Este espectáculo tan inmoral i tan impropio aun de los pueblos que carecen en absoluto de civilización, se p r o l o n g ó hasta las 11 P . M. i fué presenciado en todos sus detalles por la numerosa e importante colonia italiana que aquí ejerce el comercio, i puedo asegurar a Ud., señor, que acaso sin la presencia de los miembros de esa colonia i sin su actitud serena i llena de indignación ante el atentado, éste habría tenido por término el incendio de nuestra casa i el asesinato de nuestras personas. ¿Qué era, entretanto, de la autoridad? L o ignoro por completo i le protesto a U d . que durante las tres horas que duró esta j>rimera patriótica demostración i en el resto ele la noche, hemos permanecido con el señor Vial en nuestras habitaciones enteramente solos, sin qne se nos acercase a nosotros persona alguna decente o indecente del pueblo, ni m i e m b r o alguno del Gobierno, siquiera fuese para tranquilizarnos, cumpliendo así con los sagrados d e beres de la humanidad. I ¡jara qne U d . se forme una idea exacta de la inteucionalmente calculada ausencia de las autoridades i de la fuerza pública, conviene que U d . advierta que mi habitación está situada en el centro de la calle principal i del comercio, a una cuadra de distancia de la plaza, a cuadra i media de la casa del snb-prefecto, a dos del cuartel donde permanecen acuartelados 200 o 300 hombres desde antes de mi venida a esta ciudad, i finalmente a 20 pasos de la morado del señor coronel prefecto del departamento. Debe también advertirse que las calles de la población apenas si tienen cinco varas de ancho, i que habrian bastado

PACIFICO.

cuatro o seis hombres armados o uno bien intencionado que hubiese hablado al populacho, para haberlo contenido con eficacia, si tal propósito hubiera pasado por la mente de las autoridades o por la de la jente educada. Pero el propósito era mni diverso i la mejor prueba es que, disipada la turba a las 11 P. M. por el cansaucio de la gritería i ahogada por el h u m o de los cohetes, un g r u p o de personas conocidas se ocupó desde las 12 P. M. hasta las 3.30 A . M. en pasar i repasar la cuadra en que está situado el hotel, cantando a grito herido i al son de guitarra, flauta i pito, diversas coplas alternadas con fuertes golpes en la puerta de la calle i con esclamaciones mas o menos iguales a las qne lanzaba ¡a turba qne nos m o r t i ficó durante la primera noche. L o s gritos de este g r u p o de necios trovadores, uno de los cuales es empleado de la prefectura ( F r a n c i s c o Cevallos, archivero) han debido mantener en vijilia a todo el vecindario, incluso a la familia del señor coronel prefecto; pero fueron tolerados por la policía que los escuchaba impasible i seguramente c o m placida... Escrito lo anterior, el dueño del hotel me dice que el snb-prefecto estuvo presente en la casa al concluir la primera parre de la manifestación. N o lo p o n g o en d u d a ; pero ni mi compañero ni yo lo hemos visto ni se nos ocurre qué medidas tomaría para evitar el escándalo, pues, c o m o queda dicho, se prolongó hasta las 3.30 A . M. con algunas interrupciones. N i pretendo ni espero que se tomen providencias para evitar las repeticiones de este hecho, qne ya había tenido lugar en menores proporciones a fines de Junio i a la puerta de la casa eii que estábamos entonces presos; mas creo conveniente que lo espuesto, pálida relación por cierto ante la realidad, sea conocido de U d . a fin de que sirva de autecedeute para j u z g a r sobre el tratamiento que recibo del Gobierno i del pueblo del Perú. Dígnese Ud. aceptar las consideraciones de la sincera amistad que tengo el honor de ofrecer a U d . i disponer de su atento, seguro servidor. DOMINGO

GODOI.

Al honorable señor Spencer St, John, Ministro Residente de S. M. B. en el Perú. —Lima.

A N E X O N Ú M . 14. (Copia.) Tarma, Julio 17 ele 1879. S e ñ o r sub-prefecto: D o m i n g o G o d o i por m í i por d o n J. Belisario Vial, a V . S. respetuosamente espongo: que después de lo ocurrid o a n o c h e desde las 8 hasta las 3.30 A . M., c o n pequeños intervalos, al frente de m i habitación i después de haber o i d o que se pedia a grandes gritos mi cabeza i la del señor Vial para beber c h i c h a en ellas, sin que persona alguna que y o sepa h a y a procurado c o n t e n e r o atenuar tales desmanes, q u e han p o d i d o concluir c o n el incendio de la casa i el asesinato de nuestras personas, n o encuentro garantías suficientes para salir a la calle c o n el fin de presentarme a V . S. en c u m p l i m i e n t o d e lo o r d e n a d o a este respecto. E n consecuencia a V. S. suplico se sirva eximirme de la formalidad a q u e m e refiero o disponer en defecto de lo pedido, lo que V. S. estime c o n v e n i e n t e . E s justicia, etc. DOMINGO

GODOI.

Al sub-prefecto de Tarma.

A N E X O N U M . 15. Sefior don Domingo Godoi.

Su casa, Julio 18 de 1879. M U Í señor m i ó : C o n sentimiento h e leido el escrito q u e U d . se ha serv i d o dirijirme, en el q u e para manifestar temores infuu-


CAPITULO

dados acerca de la seguridad d e sus personas, se h a perm i t i d o U d . el uso de frases p o c o propias, i la d e d u c c i ó n de consecuencias q u e j a m á s p u e d e n tener lugar en n i n g ú n p u e b l o del Perú, i m u c h o m e n o s en una ciudad c o m o en la que tiene la suerte de estar confinado. Protestando c o m o d e b o de tan e q u i v o c a d o s c o n c e p t o s , m e p e r m i t o decirle que si U d . hubiera tenido la amabilidad de informarse del d u e ñ o del hotel en que están aloj a d o s , antes de dirijir su citado escrito, habriase c o n v e n cido de que y o en persona h e estado en ese p u n t o t o m a n d o todas las medidas precautivas para la seguridad de sus personas, i para que el orden p ú b l i c o se conservase inalterable apesar del c o n v e n c i m i e n t o pleno que m e asistía de q u e ni lo uno ni lo otro p o d í a n sufrir detrimento alguno. Espero que en adelante n o se p r e o c u p e de peligros imajinarios i c u m p l a c o n lo dispuesto por el señor prefecto; estando c o m o d e b e de estar persuadido de q u e i n cendios, robos i asesinatos, n o son propios del carácter n a cional. Q u e d o de U d . atento servidor. JUAN

ALVAREZ.

A N E X O N Ú M . 16. (Copia.) Tarma, Agosto 13 de 1879. E x c m o . señor: G u i a d o del ú n i c o i esclusivo propósito de p o n e r en el c o n o c i m i e n t o de V. E. los principales detalles ele algunos incidentes relativos a la prisión e i n c o m u n i c a c i ó n en que m e e n c u e n t r o de n u e v o desde el 21 de Julio pasado, el dia 9 del corriente hice p o n e r en m a n o s del señor prefecto, coronel Santa María, u n pliego cerrado dirijido a V. E., pidiéndole p o r una atenta esquela que tuviera la b o n d a d de remitirlo a su alto destino. El señor prefecto se negó a mi pedido porque el pliego estaba cerrado, i no quiso romper el sello de la cubierta bajo su responsabilidad, según indicación mia, diciendo que no se consideraba facultado para ello. E l . p l i e g o ha quedado en mi poder, i c o m o mi deseo es qne llegue cerrado a su elevada dirección, me tomo la l i bertad de rogar a V . E. que me otorgue la gracia de enviarlo tal c o m o se encuentra. Igual suerte ha corrido un paquete, cerrado que contenia cartas abiertas para personas de mi familia i que dirijia al honorable señor St, J o h n , Ministro Residente de S . M. B. en L i m a , siendo de notarse qne en otras ocasiones el señor prefecto se ha servido dar curso a mi correspondencia con este distinguido caballero, en la forma qne ha t e nido a bien rechazar últimamente. N o me atreveré a pedir a V . E. que toda mi correspondencia quede exenta de la vijilancia que sobre ella quieran ejercer las autoridades; pero sí reitero mi súplica puraque se haga escepcion en este caso de la que a V . E . está dirijida, quedando por ello agradecido i mni respetuoso servidor de V. E . DOMINGO GODOI. A S. E. el jeneral La-Puerta, Presidente d»l Peni.

A N E X O N Ú M . 17. Tarma,

Agosto

13 de

A N E X O N Ú M . 1'8. (Copia.) Tarma,

Setiembre

Mui señor m i ó : Tengo el gusto de decir a U d . , en respuesta a la suya de hoi, que por el primer correo remitiré la carta que U d . m e adjunta para S . E . el jeneral La-Puerta. No tengo conocimiento del recurso que U d . me asegura haber elevado con fecha 4 del corriente. Soi con este m o t i v o su atento servidor. SANTA MARÍA.

17 de

1879.

Por esta única se sirvirá U d . mandar pagar a la vista i a la orden i disposición del señor Spenser St. J o h n , la suma de trescientos soles ( S . 3 0 0 ) en billetes de banco cargando su importe a igual valor entregado a U d . el 16 de Julio p r ó x i m o pasado por doña Mariana Prevot de G o d o i , para remitir a su atento i seguro servidor. DOMINGO

GODOI.

Al jeneral don Luis La-Puerta.—Lima.

A N E X O N Ú M . 19. Señora doña Mariana P. de Godoi (1.)

Lima, Setiembre 4 de 1879. Estimada señora: Con diferencia de cuatro dias he recibido tres cartas de v . ; fechadauna 29 de Julio en Guayaquil, otra 10 de A g o s t o en A m b a t o i en el m i s m o mes, de Quito el 16. E n ellas m e hace v. eargos p q no recibe comunicaciones de su cuñado; a lo q debo contestar q no las he recibido; q si tal hubiera snsedido se las habría yo enviado. Por una carta q el cuñado de v. escribe al S Ministro I n g l é s , i q el S Irigóyen me ha dado lectura, quedo i m puesto de q él ha recibido las cartas que v. le escribió. L o s 300 S/, q v. me dejó p q fueran entregados a su c u ñado los hice dar al señor Ministro Inglés p q se los enviara; haciéndole a d v e r t i r á aquel,antes, p repetidas veces, q jirase contramí p q no siendo yo su apoderado i habiendo sido mal correspondido a mis oficiosidas, acordadas a él p complacer a v, i hasta calnmniádome, no me era decoroso intervenir en sus asuntos. L a calumnia a q aludo es la siguiente. De Quito me e s cribió una persona, digna de todo crédito, q el cuñado de v. comunicó a su hermano q v. me dio 150 S/. p enviárselos a Tarma i q me quedé con ellos: la carta la habian visto varias personas. Recordará v. q un dia me dio 150 S/. p q los remitiese a su cuñado i que se los devolví, asegurándole que eu el acto de q llegase el correo a Tarma se los entregarían i q v. me los devolvería dándole el recibo qne él otorgaría: así sucedió, di a v. el recibo i me dio sn importe día antes de su salida de aquí. También debe v. recordar q repetidas veces hice a v. el ofrecimiento de q yo pondría a disnosicion de su cuñado, en Tarma, tres o cuatro mil S/. p q el no sufriese escases. Si se tratase en el Perú de semejante calumnia la habría despreciado p q estoi eu mucha altura eu mi reputac i ó n : p° en ese país no soi conocido, i de consiguiente me hahirritado la calumnia. P o r lo q hace a privar a la S Madre del cuñado d e v . de sus cartas, debo decirle que tengo encargado al S ' Prefecto q todas las comunicaciones de los S. S. prisioneros las dirija a su destino. Y a q hablo de ellos aseguro a v. q son uuos caballeros q me han dado ningún motivo de disgusto i no se quejan p q trato de hacerles levadera su suerte. Que v. se conserve buena lo desea su afecto a m i g o . — S e r vidor. r

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1

LUIS LA-PUERTA.

1879.

Señor don Domingo Godoi.—Presente.

M A N U E L R.

339

QUINTO.

A N E X O N Ú M . 20. (Copia.) Tarma, Noviembre 27 de 1879. Señor: L o s que suscriben, prisioneros chilenos de la Esmeralda i del Escuadrón Carabineros de Y u n g a i , nos t o m a m o s la l i (1) Se lia conservado fielmente la ortografía de este documento.


340

GUERRA

DEL

bertad de dirijirnos a V. E. c o m o Decano del Honorable Cuerpo Diplomático residente en L i m a i c o m o Delegado Apostólico i Enviado Estraordínario cerca de nuestro G o bierno, con el objeto de que sea conocido por tan distinguidos representantes de las naciones civilizadas europeas i americanas, el tratamiento que aquí recibimos en nuestra condición de prisioneros de guerra, i guiados del primordial propósito d e q u e mas tarde sirva esta presentación para formar juicio correcto de los graves sucesos que acaso puedan desarrollarse por consecuencia de ese m i s m o tratamiento. Para la relación que vamos a hacer solicitamos de V. E . bondadosa atención. Desde luego, el Gobierno del Perú separándose de las prácticas consagradas por las naciones, no ha tenido a bien dejarnos en libertad bajo palabra de honor de no fugarnos de un punto determinado, i nos ha confinado en este pueblo que carece de toda clase de recursos, i nos mantiene presos, puesto que si bien se nos ha dejado salir algún d i a a la calle ha sido para prohibirnos la salida al dia siguiente a pretesto de que nos emborrachábamos i cometíamos desórdenes, imputaciones calumniosas i torpes que no nos detendremos para combatir. Solo los señores Búlues (don Manuel i don W e n c e s l a o ) , Uribe i Gana, a quienes se les ha pedido su palabra de h o nor, viven en un hotel i todavía, con motivo de la mala impresión que produjo aquí la toma del Huáscar, fueron también aprisionados desde el 13 ele Octubre hasta fines del mismo mes. Llegados a T a r m a fuimos alojados en una pieza del últ i m o patio de un cuartel q u e no tenia mas superficie que la que ocupaban nuestros cuerpos sobre el suelo. N o se nos suministró camas ni útiles de n i n g ú n j e n e r o , i se contrató la c o m i d a c o n un hotelero a razón de 30 s o les de papel al mes por cabeza. A consecuencia de nuestros ruegos i por temor a la fiebre amarilla que se habia desarrollado en la tropa que habitaba el m i s m o cuartel, fuimos trasladados a la casa que actualmente o c u p a m o s , i que es i n c ó m o d a i estrecha por demás, bajo la c o n d i c i ó n de q u e la pagásemos n o s o tros m i s m o s , lo cual h e m o s verificado durante tres meses. Esta casa pertenece a una persona de la familia del señor Santa María, prefecto del d e p a r t a m e n t o ; la habitamos 30 i tantos prisioneros i la guardia que se c o m p o n e de 10 a 12 h o m b r e s ; n o tiene mas que un patio estrecho i carece do las oficinas interiores mas esenciales. V a n o s han sido todos nuestros esfuerzos para t o m a r otra que presente mas c o m o d i d a d e s , aunque h a y a m o s ofrecido pagarla c o r rientemente. A pretesto de q u e los m u c h a c h o s del pueblo, que teníam o s a nuestro servicio, podian traernos noticias, han sido despedidos i se nos mantiene sin n i n g u n o de ellos; de m o d o q u e nosotros personalmente estamos obligados a atender a nuestro propio servicio i al aseo de la casa. Cada vez q u e llega o sale un correo, s o m o s víctimas d e vejaciones inauditas. Las cartas que escribimos son abiertas i leídas, i las que recibimos q u e d a n sujetas a esta m i s m a operación después de u n retardo intencional e inútil de tres o mas dias. E n mas de una ocasión algunos de nosotros, delante de todos los demás i d e la guardia, h e m o s recibido recados insolentes i vejatorios del señor prefecto trasmitidos en alta voz por el sarjento m a y o r Vidal, que está a cargo de la guardia, p o r q u e en cartas escritas de Chile i sin intervención nuestra, por c o n s i guiente, se ha d i c h o algo q u e le ha desagradado. L a falta absoluta de consideración para c o n nosotros, ha llegado hasta enviar visitas domiciliarias para averiguar si estábamos o n ó en orjía c o n mujeres del p u e b l o i despedir a las lavanderas. E n mas de una ocasión los soldados de la guardia, c o n salvaje cinismo, nos han insultado gravemente sin ser p o r ello reconvenidos o castigados. Recientemente, el dia 21, e n c o n t r á n d o n o s varios reunidos a las 9.30 P. M., charlando sin ofender a nadie, se nos e n v i ó por el señor V i d a l u n recado insolente para q u e

PACIFICO.

g u a r d á s e m o s silencio p o r q u e él deseaba dormir. C o n t e s tando este mensaje de una manera enérjica i cortés, pues estábamos en nuestro d e r e c h o , se intentó sacar de la sala a uno de los concurrentes, i c o m o se resistiese, se llamó mas fuerza, se presentó el prefecto i en m e d i o de un grande i ridículo aparato, se m a n d ó a la cárcel de criminales a un capitán i a un paisano de los prisioneros d e j á n d o l o s pasar allí la n o c h e . El señor prefecto que m a n d a b a esta fuerza o r d e n ó que se sacase a empellones a las personas nombradas, calific á n d o n o s a todos de borrachos i de bandidos, i c o n c l u y ó por hacer apagar las luces i c o n d e n a r las puertas i balcones de la casa que dan a la calle, los cuales permanecen hasta ahora en ese estado. A l siguiente dia se ordenó, pretestando que lo sucedido era efecto de una gran borrachera, que n o se nos suministrase licores, v i n o , ni vinagre. El señor G o d o i que habita la m i s m a casa se encuentra en iguales c o n d i c i o n e s que nosotros, salvo respecto a sus gastos que paga personalmente. E n resumen, nos e n c o n t r a m o s en la peor c o n d i c i ó n moral i material que pueda imajinarse, P o r u n lado se nos insulta i veja sin reparo, por el otro n o se h a c e mas que suministrarnos 30 soles al mes por cada uno para atender a todas nuestras necesidades, i todavía esta suma, que la toma el hotelero, n o se paga corrientemente, lo q u e se traduce por escasez, mala v o l u n t a d i peor servicio. D a n d o a V . E. nuestras escusas por la molestia que le h a b r e m o s p r o d u c i d o c o n la lectura de este pliego, e insin u á n d o l e que dé cuenta de él a los honorables colegas ele V . E. i a nuestro G o b i e r n o , tenemos el honor de suscribirnos de V. E. atentos i seguros servidores.— Guillermo Throup, sarjento m a y o r g r a d u a d o . — B e l i s a r i o Campos, c a p i t á n . — R o b e r t o Bell, i d . — F e d e r i c o Yávar, teniente.— Alejandro Guzman, i d . — R i c a r d o Cañedos, i d . — D a n i e l José Hermosilla, alférez.—José del C. Jiménez, id.—Manuel Fornés, i d . — Carlos Larrain, i d . — Tristan Stepkan, i d . — A n í b a l Godoi, i d . — Guillermo Chaparro, subteniente del 2 . ° de línea.—Ildefonso Alamos, id. del batallón B ú l n e s . — Carlos Vargas Clark, cirujano del Rimac.— Javier Ángulo, c o n t a d o r del Cochrane.—Francisco 2. ° Sánchez, teniente 1. ° g r a d u a d o d e . la Esmeralda.—Arturo Wilson, guardia marina de i d . — A r t u r o Fernandez, id. id. i d . — Vicente Zegers, id. id. i d . — Cornelio Guzman, cirujano 1. ° de i d . — A n t o n i o Daniel Hurtado, oficial de la guarnición d e id.—Terman Segura, a y u d a n t e de ciruj a n o de id.-— Juan Agustín Cabrera, paisano injeniero.— Jamen Campbell, injeniero 1 . ° del Rimac.—José Tomas García, p a i s a n o . — Enrique Valdés Vergara, sarjento distinguido de Carabineros.—Enrique Fornés, id. i d . — Fernando Pesse, id. id. A S. E. Monseñor Mario Moconni, Delegado Apostólico, Enviado Estraordínario de S. S.—Lima. MINISTERIO

DE

RELACIONES ESTERIORES.

Valparaiso,

Enero

26 de 1880.

H e recibido i leido con particular interés el oficio que V . S. h a dirijido c o n fecha 15 del q u e rije i los d o c u m e n tos que lo a c o m p a ñ a n . A p e n a s necesito hacer presente a V . S. que mi Gobiern o lamenta m u i seriamente la situación dolorosa e inhum a n a a que V. S. i el oficial de la legación estuvieron sometidos, desde q u e c a y e r o n en p o d e r de las autoridades peruanas. Por lo demás, la digna c o n d u c t a observada por V. S. en aquellas circunstancias, ha m e r e c i d o m i completa aprobación. D i o s guarde a V. S. MIGUEL LUIS AMUNÁTEGUI. Al señor Domingo Godoi, Encargado de Negocios de Chile en los Estados Unidos de Colombia i Venezuela.


CAPITULO

XVI. Reconocimiento de la costa entre Sama e lio i bombardeo de tropas: parte oficial» Valparaíso,

Enero

26 de

1880.

El señor Comandante en Jefe de la escuadra, en oficio fechado en Pisagua, el 14 del actual, me dice lo que copio: " E l jefe de la división bloqueadora de l i o , con fecha 7 del presente, me pasa el parte siguiente: Con m o t i v o de órdenes del señor Ministro de la Guerra en campaña, me fué necesario convoyar al trasporte Copiapó hasta Arica, desde cuyo punto regresé recorriendo la costa comprendida entre, ese punto i el puerto de l i o , que bloqueo en unión de la O'Iliggíns. A l montar la caleta de Sama, divisé una embarcación entre las rompientes del punto denominado Cuniba, acerquéme a ella i pude entonces notar que un cuerpo del ejército enemigo, compuesto de caballería e infantería, se estacionaban ahí. el cual vi eu movimiento, ocasionado sin duda al avistar el buque en esa dirección. Apenas pude aprovechar poco tiempo para cañonearlo, pues se alejaban de la playa con rapidez i la tarde caia, pero sí pude notar que el campamento no parecía pasajero i por el contrario debía ser ocupado desde algún tiempo atrás de lo que pude convencerme posteriormente. Ese reconocimiento tenia lugar el día 3 i deseoso de sorprender al enemigo en la noche del 4, zarpé de l i o , c a l culando el andar para llegar al amanecer del dia 5, i efectivamente así sucedió. Apenas la bruma de la mañana se disipaba me encontraba frente a él i rompiendo el cañoneo, las tropas ahí acantonadas comenzaron a dispersarse, procurando ponerse fuera del alcance de los cañones, lo que lograron en parte, jures otras estuvieron obligadas a quedarse en él, c o m o pude notarlo mas tarde. Habiendo mandado dos botes para reconocer mas de cerca el lugar, fueron recibidos por fuego de fusilería, lo que en cumplimiento de mis órdenes les obligó a retirarse. Con ese m o t i v o pude convencerme que todo ese lugar estaba foseado i que en ellos se ocultaba la tropa que no se habia retirado. Durante el dia m e ocupé en disparar sobre los grupos que se veian de vez en cuando, c o m o también sobre el campamento, el cual no logré incendiar, merced a lo frájil del material, de su construcción. N o es posible fijar las bajas que baya cansado en los enemigos, pero no deben haber escaseado, atendido al número de proyectiles lanzados i los destructores efectos de ellos. A las 4 P. M. me dirijí a la caleta de Sama que parecía desierta i habiendo enviado a tierra a un oficial con bandera de parlamento, al acercarse a la playa fué recibido por una descarga de fusilería, fuego que continuó graneado hasta que el bote pudo ponerse fuera del alcance de los tiros. Ese procedimiento desconocido en la guerra de naciones civilizadas, solo nos costó afortunadamente un hombre herido leve, pero el hecho que omito comentar, podrá V . S. apreciarlo en sn justo valor, contentándome con ponerlo en conocimiento de V . S. para los efectos a que haya lugar, el cual encontrará V . S. detallado eu el parte oficial que orijinal remito a V . S. Como V . S. puede suponer, al alevoso procedimiento contesté con certeros disparos de artillería,pero las pocas como destruidas casas que ahí existen, no pudieron ser i n cendiadas por el m i s m o m o t i v o que he espuesto acerca de los del campamento de R i o Curaba. El reconocimiento practicado me ha proporcionado c o nocer que existe en la playa de R i o Curaba un cuerpo de ejército que no creo exajerado hacer llegar a 2,000 horatres, pues pude ver tres escuadrones de caballería i gran número de infantería, tropas destinadas sin duda a i m p e dir un desembarco, pues tienen foseado todo el espacio de playa accesible, i la casa que sirve de cuartel, parece espaciosa.

QUINTO.

341

A d e m á s , pude notar cantidad de animales vacunos, destinados a proporcionarles alimento. La caleta de Sama está igualmente foseada en la parte accesible del desembarcadero, pero no me es posible ni aun aproximativamente determinar la tropa qne ahí existe, la que talvez es reducida si se debe dar crédito a la noticia que he tenido i comunicado al cuartel jeneral, de encontrarse minada esa localidad. A las inmediaciones del R i o Curaba existe un establecimiento llamado Soledad, el cual parece bien cultivado i tiene agua en gran abundancia por un canal qne sacado del rio ya nombrado viene a vaciarse eu la playa, i tan en gran cantidad que desdo a bordo se ve precipitarse en una pintoresca cascada. C o m o esta noticia viene a completar lasque tengo dadas al señor Coronel eu Jefe del Estado Mayor del ejército, ruego a V . S. se sirva comunicarla al cuartel Jeneral. Me p r o p o n g o , intertanto no reciba órdenes contrarias, seguir hostilizando, bien sea con este buque o con otro de la división, las tropas acantonadas en el punto a que dejo hecho'referencia, i espero conseguir que desalojen la posision que hoi ocupan, pues tendrán de otra manera que soportar numerosas bajas." L o qne trascribo a V . S. para su conocimiento.I yo a V . S. para los mismos efectos. Dios guarde a V . S. JOSÉ A . GoÑr. Al señor Ministro de Marina.

XVII. Nota del Ministro Quiñones adjuntando copias de los oficios cambiados con el Secretario de la Junta de Gobierno de La Paz, referente a la internación del jeneral Daza. (Inédito.) La Paz,

Enero

16 de

1880.

Señor Secretario de E s t a d o : Tengo el honor de elevar por el digno órgano de V . S. al conocimiento de S. E. el jefe supremo de la R e p ú b l i c a , en copia signada con el núm. 1, el oficio qne el señor S e cretario de la Junta de Gobierno, me ha dirijido con relación al señor jeneral D a z a ; i eu copia núm. 2 la contestación que he dado. A l señor contra-almirante Montero, le he trascrito el referido oficio para su conocimiento, anunciándole qne he dado cuenta a Y . S. para que adopte la resolución c o n v e niente. Con el m i s m o carácter lo he trascrito al prefecto de P u n o , agregándole que observe los deberes de estricta neutralidad. Dios guarde a V . S. J.

L.

QUIÑONES.

Al señor Secretario de Estado en el Despacho de Relaciones Estertores del Perú. —Lima.

COPIA NÚM.

1.

Secretaría de la Junta de G o b i e r n o . — L a P a z , Enero 13 de 1 8 8 0 . — N ú m . 3.—Señor M i n i s t r o : — C o r r e en el pneblo la noticia alarmante de que el jeneral Daza se encuentra en la ciudad de Puno.—No se oculta a la penetración de V . E., que si ese hecho es positivo, no puede menos qne ser motivado por algún plan de reacción contra el c a m b i o político que acaba de operarse en Bolivia. Tampoco puede ponerse en duda la inmensidad de los males que a esta uaciou causaría cualquier movimiento tendente a restablecer en el poder a aquel jeneral; aparte de las dificultades que suscitaría, quizá a la existencia misma de la alianza perú-boliviana, que esta República se halla dispuesta.a sostener a todo trance. U n o de los motivos fundamentales de la evolución política verificada, c o m o V . E. ha te-


GUERRA

342

D E L PACIFICO.

nido ocasión de ver de cerca, fué la actitud que en mengua de la alianza anunció el ex-mandatario de Bolivia.—Con estos antecedentes, m e permito suplicar a V . E . se sirva dirijirse al señor contra-almirante, jefe superior, político i militar de los departamentos del Sur del P e n i , trasmitiéndole la insinuación, ele la Junta de Gobierno para que, en caso de ser evidente la presencia del jeneral Daza en P u n o , se aleje de allí para que su persona no cause azares a la alianza perú-boliviana i al orden público de B o l i v i a . — Con sentimientos de distinguida consideración, me suscribo de V . E . nini atento i seguro s e r v i d o r . — ( F i r m a d o . ) — SEVERO M A T O S . — A l E x c m o . señor doctor José Luis Quiñones, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del P e n i en B o l i v i a . — P r e s e n t e . — E s c o p i a . — L a P a z , E n e ro 16 de 1 8 8 0 . — A . Jeraldino, adjunto a la Legación.

C O P I A N Ú M . 2. Legación del Perú en B o l i v i a . — L a P a z , Enero 14 de 1 8 8 0 . — S e ñ o r . — E n contestación al oficio de V . E. que con fecha de ayer se ha servido dirijirme con referencia al señor jeneral Daza, tengo el honor de asegurarle, que por el p r ó x i m o correo lo comunicaré a m i G o b i e r n o . — S o i de V , E., con la mas distinguida consideración, mui atento s e r v i d o r . — ( F i r m a d o . ) — J . L. Q U I Ñ O N E S . — A . S. E . el señor Secretario de la E x c m a . Junta de Gobierno de Bolivia. — P r e s e n t e . — E s copia.—Agustín Blanco, secretario.

vado a la suprema majistratura de Bolivia, por la voluntad uniforme de los pueblos. Este hecho que, en circunstancias ordinarias, no habría tenido mas que significación interna, en las actuales en que Bolivia i el Perú se hallan comprometidos en la defensa de su dignidad ultrajada, contra una guerra de conquista que el derecho universal condena, importa, me complazco en asegurarlo, un cambio radical en el cumplimiento de las obligaciones que la situación i m p o n e ; pues ahora, mas que nunca, Bolivia i su nuevo Gobierno abrigan la íntima convicción de que la providencia j a m á s abandona a los pueblos que quieren salvarse. E s por esto que el Jefe Supremo de la República me encarga, particularmente, espresar al E x c m o . Gobierno del Perú, su firme e invariable propósito de estrechar mas, si es posible, los indisolubles vínculos de la alianza perúboliviana; no solo c o m o la espresion jenuina de la nación toda que le ha conferido su representación, i de sus propios deseos, sino también c o m o una exijencia ineludible del equilibrio americano. Cou sentimientos de mi mas distinguida consideración i aprecio, soi del E x c m o . señor Ministro de Relaciones E s teriores del Perú, atento seguro servidor. LADISLAO CABRERA. Al Excmo. señor Ministro de Relaciones FsteKores del Perú.

Lima,

XVIII. Quiñones i el Secretario Jeneral de Relaciones Estertores de Bolivia, comunican al Ministro de Relaciones Esteriores del Perú la proclamación del jeneral Campero como Jefe Supremo de Bolivia. (Inédito.) NÚM.

15.—LEGACIÓN DEL PERÚ EN BOLIVIA.

La Paz, Enero

16 de 1SS0.

Señor Secretario de E s t a d o : Por consecuencia de la separación del señor jeneral D a za, acaba de unificarse la opinión de los pueblos mas i m portantes de esta República, con el decreto que por bando solemne ha mandado publicar hoi la Junta de Gobierno creada en este departamento, reconociendo al señor jeneral don Narciso Campero c o m o a Jefe Supremo de la nación, en los mismos términos que lo han proclamado los departamentos de Oruro, Cochabamba, Potosí i Sucre. A la vez también han terminado los desórdenes i alarmas que se iniciaron en esta ciudad cou los deplorables sucesos de antier; pudiéndose asegurar que, restablecida la tranquilidad pública, los patriotas hijos de nuestra h e r m a na i aliada no piensa mas que en robustecer la alianza, i en llevar la guerra contra Chile hasta vencer o morir. Sírvase V . S. poner tan plausibles sucesos en conocimiento de S. E . el Jefe Supremo de la República, aceptando la distinguida consideración i respeto con que m e es grato suscribirme de V . S. mui atento i obediente servidor. J.

L.

QUIÑONES.

Al señor Secretario de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores del Perú. —Lima.

REPÚBLICA D E BOLIVIA,

S E C R E T A R I A JENERAL D E E S T A D O ,

SECCIÓN D E R E L A C I O N E S E S T E R I O R E S .

Oruro, Enero 21 de 1880. Señor Ministro: A l tener la alta honra de dirijirme a V . E . , me es grato cumplir con la orden que he recibido del Jefe Supremo p r o visorio d é l a República, señor jeneral Narciso Campero, de hacer saber al E x c m o . Gobierno del Perú haber sido ele-

Marzo

5 de 1880.

L a exaltaciou del E x c m o . señor jeneral don Narciso Campero al mando Supremo de esa R e p ú b l i c a , por la voluntad uniforme de los pueblos que la componen i que V . E. se sirvió anunciarme en 21 de Enero ú l t i m o , es un acontecimiento de mui alta significación en la situación actual de Bolivia i del P e n i . Mi Gobierno no duda que el nuevo jefe de Bolivia mantendrá, con lealtad inquebrantable, la alianza que liga a ambas Repúblicas, ni de que su primera i mas vehemente aspiración será el triunfo de las armas qne defienden la causa en qne se hallan identificados el honor i los intereses de una i otra. A l elevar al conocimiento del ilustre jefe del nuevo G o bierno este despacho, quiera V . E . aceptar lasprotestas de alta i distinguida consideración con que me complazco en ofrecerme de V . E . m u i atento i obsecuente servidor. PEDRO

J.

CALDERÓN.

Al Excmo. señor Secretario Jeneral de la República de Eolivia, don Ladislao Cabrera.

XIX. Decreto de Campero declarándose Presidente; proclamas. EL JENERAL NARCISO- CAMPERO Considerando: Que el G o b i e r n o nacional se halla en acefalía. Que los departamentos d e Chuquisaca, La P a z , Cochabamba, Potosí i Oruro m e han conferido el m a n d o supremo de la R e p ú b l i c a , a efecto d e proseguir la guerra contra Chile i constituir el país mediante u n a c o n v e n c i ó n , Decreto: Art. 1. ° A c e p t o la comisión provisoria q u e m e confiere la patria i a s u m o la presidencia d e Bolivia mientras se reúna la c o n v e n c i ó n nacional, c u y o decreto d e convocatoria se espedirá en el término d e 20 dias contados desde la fecha. Art. 2. ° Para el d e s p a c h o d e los diversos ramos de la administración pública i mientras n u e v o acuerdo, nombro d e secretario jeneral d e estado al d o c t o r Ladislao Cabrera.


CAPITULO

Es d a d o en Oruro, a los 19 dias del 1880.

mes de Enero d e

N A R C I S O CAMPERO.

R e f r e n d a d o . — E l oficial m a y o r de G o b i e r n o , Fernandez Alonso.—Es c o n f o r m e . — E l oficial 1. ° nio Infante.

Severo Anto-

PROCLAMA D E CAMPERO A L A NACIÓN.

EL

JENERAL

NARCISO

CAMPERO,

JEFE SUPREMO PROVISORIO D E LA REPÚBLICA, ETC.

Conciudadanos: H e m e aquí dispuesto a c u m p l i r vuestro mandato. E n la crítica situación en que hoi se encuentra la R e pública, habéis querido e n c o m e n d a r a mi c u i d a d o su reconstitución, c o n f i r i é n d o m e al efecto la facultad d e c o n vocar una asamblea. Es que tenéis confianza, y a lo veo, en mi lealtad i en mis h o n r a d o s precedentes, que n o desmentiré, por cierto, en esta s o l e m n e ocasión. T o c a ahora a vuestra dilijente solicitud cicatrizar las recientes i hondas heridas de la patria, i levantarla de su actual estado de postración. Para ello solo se necesita buena v o l u n t a d : querer, es poder. Enviad, pues, a la asamblea h o m b r e s de j u i c i o recto, prácticos i de c o n o c i d o patriotismo. El gabinete de Chile, pura cabeza sin corazón, ha sabido aprovechar de nuestras calamidades: la seca, la peste, el h a m b r e i la peor de todas, el espíritu de caudillaje. I bien, lo primero de que debe ocuparse la p r ó x i m a asamblea, es de estirpar para siempre esta horrible sierpe, cuyas cabezas se r e p r o d u c e n i multiplican de una m a nera espantosa. Esa m i s m a asamblea, q u e para llenar d i g n a m e n t e su misión deberá c o m p o n e r s e de ciudadanos independientes por su posición social, i q u e n o necesiten vivir del erario, sabrá a su turno poner las riendas del G o b i e r n o en manos hábiles i puras. Por lo q u e a m í toca, tan distante del necio orgullo como d e la falsa modestia, declaro: q u e m i actual c o m e tido habrá terminado el dia en que la soberana asamblea empiece a ejercer sus augustas funciones; i q u e desde ahora para entonces retiro mi n o m b r e sea de la elección parlamentaria, sea de las ánforas electorales, penetrado como estoi de la necesidad de traducir por fin a la p r á c tica dos principios, sin c u y a observación el sistema r e p u blicano seguirá siendo entre nosotros u n a ilusión, una mentira; h a b l o de la imperiosa necesidad de hacer ver patentemente: q u e el m a n d o n o r m a l de la R e p ú b l i c a n o es, ni debe ser, el p a t r i m o n i o del h o m b r e afortunado que haya p o d i d o apoderarse de la fuerza armada; hablo t a m bién de la necesidad urjente de plantear de una vez e inexorablemente el principio de la alternabilidad, por transitorio q u e haya sido el ejercicio del poder supremo. Esto establecido, elejid bien, c o n c i u d a d a n o s , a los q u e hayan de representaros en el santuario de la lei. Ello os valdrá las bendiciones de la presente i venideras j eneraraciones, i a m í la honra d e haber sido vuestro favorecido i leal mandatario. Oruro, Enero 19 d e 1SS0. N A R C I S O CAMPERO.

Conforme.—Ladislao

Cabrera.

PROCLAMA D E CAMPERO AL EJÉRCITO NACIONAL.

EL JENERAL NARCISO JEFE SUPREMO PROVISORIO D E LA

CAMPERO, REPÚBLICA, ETC.

Compañeros d e armas: Caido el g o b i e r n o del j e n e r a l Daza, tuve a bien asumir el mando en j e f e d e las fuerzas existentes en el interior

QUINTO

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de la República, por la sencilla razón de que n o p o d í a n quedar ellas sin cabeza, i porque al hacerlo así era m u i c o n f o r m e c o n el espíritu del c ó d i g o militar, siendo y o el j e f e mas caracterizado entre los que se hallaban en a c tual servicio. Sin solicitarlo, i aun sin pensarlo, h e sido al m i s m o tiempo elevado a la majistratura suprema por el v o t o unán i m e de casi todos los departamentos de la R e p ú b l i c a ; i c o m o la situación es crítica i apremiante, n o he vacilado en aceptar el cargo, aunque tan solo al efecto de c o n v o c a r i reunir una c o n v e n c i ó n nacional. E n diversas ocasiones la fuerza armada ha sido sorpi endida, engañada por diferentes caudillos que, so color de libertad i patriotismo, solo h a n p r o p e n d i d o a su engrand e c i m i e n t o personal i a satisfacer sus miserables pasiones, c o n descrédito de la R e p ú b l i c a en el esterior i su ruina en el interior. T i e m p o es ya, cantaradas, de reivindicar nuestro h o n o r , tan d e p r i m i d o al presente, i de levantar la patria del estado de postración a que por fin la han r e d u c i d o esos Gobiernos de caudillaje, que por siempre sean execrados! H a i m u c h o que resolver en el interior i m u c h o que hacer en el esterior. T o c a lo primero a los representantes de la nación; lo s e g u n d o al ejército, que sabrá llenar, n o lo d u d o , su n o b l e i gloriosa misión. Sin privaciones, sin fatigas ni sacrificios no hai gloria; camaradas: preparaos, pues, para alcanzarla i merecer bien de la patria en el c a m p o del honor, al lado de vuestro jeneral i a m i g o . Oruro, 19 de E n e r o de 1880. -

N A R C I S O CAMPERO.

Conforme.—Ladislao

Cabrera.

PROCLAMA A LA Q U I N T A DIVISIÓN.

EL J E N E R A L NARCISO

CAMPERO,

JEFE SUPREMO PROVISORIO D E L A REPÚBLICA.

Amigos: Mas de una vez tuve ocasión de deciros: " D i o s proteje a la q u i n t a división!" Dificultades, por n o decir imposibles de t o d o j é n e r o , han i m p e d i d o que la división fuera a perecer en el d e sierto o a s u c u m b i r en la l u c h a por falta de fuerzas m a teriales. L a quinta división ha sido el b l a n c o de los tiros asestados pérfidamente por los mismos h o m b r e s que la h a bían desatendido o que habían entrabado su acción. N o i m p o r t a . L a Providencia la reservaba para los altos fines de robustecer los v í n c u l o s de la alianza, de consolidar la paz en el interior de la R e p ú b l i c a i de inflamar la guerra contra los enemigos de ésta en el esterior. L o s designios de la P r o v i d e n c i a se estáu c u m p l i e n d o : bien lo veis, cantaradas. Os felicita, pues, i se felicita c o n vosotros vuestro jeneral. Oruro, 19 de Enero de 18S0. N A R C I S O CAMPERO.

XX. Esplotacion de salitres del Perú i Ilolivia: nota del Ministro Boliviano, Z. Flores, al Ministro de iíel.ieiones Esteriores del Perú; bando i nota del prefecto de Lima. LEGACIÓN D E BOLIVIA EN EL PERÚ.

Lima, Enero

19 de

1880.

Señor: H e tenido el h o n o r de recibir el respetable oficio de V . E., de fecha 14 del corriente, signado c o n el n ú m e r o 1, i a d j u n t o a él un ejemplar del BOLETÍN OFICIAL, en el


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GUERRA

DEL

que se hallan insertas las dos circulares de la m i s m a fecha, dirijida por V. E. a las cancillerías amigas, relativas a los propósitos de su G o b i e r n o respecto de la o c u p a ción de su litoral i de la esplotacion de sus p r o d u c t o s por parte de Chile, i a la forma irregular c o n que la escuadra chilena pretende establecer el bloqueo de los puertos del Perú. A l acusar a V. E. el correspondiente recibo de d i c h o oficio i del BOLETÍN OFICIAL a d j u n t o , se'ame permitido felicitarlo por las declaraciones que tales circulares c o n tienen, impuestas ineludiblemente por la c o n d u c t a a n ó mala i p o c o c o n f o r m e c o n los principios del d e r e c h o internacional c o n que Chile pretende realizar sus p r o p ó sitos de conquista sobre Bolivia i el Perú; pues si bien es cierto que el E x c m o . G o b i e r n o de V. E. se adhirió a las declaraciones de Paris de 16 de A b r i l de 1856, en v i r t u d de las cuales el pabellón neutral cubre la mercadería enemiga, escepto el c o n t r a b a n d o de guerra, n o es m e n o s cierto también que esa declaración tiene por o b j e t o a m parar el d e r e c h o lejítimo de p r o p i e d a d i n o la posesión de una mercadería usurpada a su p r o p i o d u e ñ o , c o m o sucede c o n las salitreras del Perú i m u i especialmente c o n las que esporta la C o m p a ñ í a Salitrera de A n t o f a gasta, bajo la p r o t e c c i ó n d e las armas chilenas, i a d e s p e c h o de una serie de o c h o disposiciones gubernativas i lejislativas que" han declarado ilejítimos los derechos que dicha C o m p a ñ í a alega sobre las salitreras q u e esplota. N o son m e n o s dignas de e n c o m i o las apreciaciones de V. E. acerca d e la irregularidad c o n que Chile h a p r a c ticado hasta hoi el b l o q u e o de los puertos del Perú, a d e s p e c h o de los principios del d e r e c h o internacional i d e la acción irresistible de los progresos m o d e r n o s q u e tienden a aminorar en c u a n t o es posible las calamidades d e la guerra sobre el c o m e r c i o neutral, restrinjiendo cada dia mas el ejercicio d e los actos q u e c e d e n en su m e n o s cabo. E n m i c o n c e p t o , señor, el interés bien e n t e n d i d o de las naciones de A m é r i c a , débiles en el mar, consiste en h a cer respetar las restricciones que el d e r e c h o internacional tiene sancionadas acerca del b l o q u e o i vigorizar la tendencia moderna, harto acentuada ya, en el sentido de estirpar por c o m p l e t o los perniciosos efectos de la guerra sobre el c o m e r c i o de los neutrales i sobre los intereses particulares de los subditos pertenecientes a las naciones belijerantes. E l G o b i e r n o d e Chile, c o n s e c u e n t e c o n su propósito de ensanche territorial, d e s c o n o c e esos principios i contraría esa t e n d e n c i a saludable, sacrifica los intereses del porvenir de toda la A m é r i c a ante sus intereses egoístas del m o m e n t o . Me c o n g r a t u l o de que al E x c m o . G o b i e r n o d e V . E. le h a y a cabido, una vez mas, el h o n o r d e defender intereses q u e n o son solo del Perú i de Bolivia, su aliada, sino de toda la A m é r i c a , la cual n o p o d r á m e n o s de aplaudir agradecida la actitud asumida por el Perú en favor de los principios que constituyen el d e r e c h o p ú b l i c o americano, i actitud que y a le había c a b i d o en suerte asumir a esta legación en defensa d e los m i s m o s intereses en actos que aun se mantienen en la reserva que la d i p l o m a c i a i m p o n e hasta su oportunidad. Reitero, c o n este m o t i v o , al E x c m o . señor Calderón las protestas de m i distinguida consideración i particular aprecio. Z . FLORES. Al Excmo. señor doctor don Pedro José Calderón, Secretario de Relaciones Estenores del PerA.—Presente.

BANDO. H o i se ha p r o m u l g a d o el siguiente: Juan Martin Echeuique, prefecto del departamento, c o n siderando: Que a pesar del bando publicado por esta prefectura en 25 del mes p r ó x i m o pasado, escitando el patriotismo de los vecinos de esta capital para la devolución de las armas, municiones, equipos, etc., de propiedad del es-

PACIFICO.

tado, que conservan en sn poder, no ha podido conseguirsela entrega total de ellas, decreto: A r t . 1. ° Toda persona en cuyo poder se encuentren alguuos de los artículos de guerra referidos, los entregarán en la snb-prefeetnra, en el plazo de diez dias contados desde la fecha, recibiendo en la indicada prefectura, los que lo solicitasen, una gratificación en esta f o r m a : 15 soles por cada rifle R e m i n g t o u , Peabody i Comblain;. 8 id. por cada rifle Chassepot; 4 id. por cada rifle M i n i é ; 10 id. por cada carabina R e m i n g t o u i W i n c h e s t e r ; 3 id. por id. M i n i é ; 5 id. por id. de cualquier otro sistema; 2 id. por cada sable; 1 id. por cada lanza; 1 id. por cada 100 tiros metálicos a b a l a ; 8 id. por cada montura; i 15 id. por cada caballo. A r t . 2. ° Cumplido el plazo de diez dias la policía practicará visitas domiciliarias en los lugares i habitaciones que lo estimase conveniente, en esta capital i sus suburbios, con el eselnsivo objeto de recojer las armas, municiones i demás útiles referidos, abonándose por la prefectura cien soles de gratificación a la persona que denuncie i compruebe la existeucia de armas o material de guerra en poder de particulares, después de dicho plazo. A r t . 3. ° Las personas en cuyo poder se encontraren armas i demás objetos de propiedad del estado, serán penadas con una multa de 200 soles i seis meses de prisión en la cárcel pública, previniéndose que aquella que se encuentre en la imposibilidad de abonar la multa, sufrirá doble tiempo de prisión. E l sub-prefecto del cercado queda encargado del cumplimiento de este decreto. D a d o en la casa prefectural de L i m a , a los 21 dias del mes de Enero de 1880. JUAN MARTIN

ECHENIQUE.

José A. del Liio, secretario. NOTA

AL

SUB-PREFECTO.

Lima,

Enero

24 de 18S0.

Señor sub-prefecto de este C e r c a d o : D e s d e q u e se declaró la guerra en que se halla empeñada la R e p ú b l i c a , algunas de las empresas d e periódicos d e esta capital vienen c o m e t i e n d o para la venta pública de sus diarios un abuso q u e n o es posible tolerar por mas tiempo. C o n el objeto de escitar la curiosidad jeneral i de alcanzar un miserable l u c r o , se pregonan a grandes gritos i hasta sin p u d o r en las calles d e Ta capital los desastres d e nuestras armas c o m o s u c e d i ó c u a n d o los tristes episodios del Huáscar i de San F r a n c i s c o , i se desfigura la verdad c u a n d o n o se inventan noticias, c o n las cuales no p o c a s veces se ha puesto en alarma a la ciudad, como ha s u c e d i d o antier i ayer c o n los gritos d e ¡Revolución en T a c n a ! ¡Telegramas del jeneral M o n t e r o ! ¡El Huáscar en el Callao! i c o m o n o h a m u c h o en q u e se pregonaba la llegada del jeneral C a m p e r o a Arica. L a r g o seria citar ejemplos d e este linaje; es preciso, pues, que esos abusos i engaños cesen i para ello notificará V. S. en el dia a los señores administradores de los periódicos, que en lo sucesivo sean mas escrupulosos en la manera c o m o h a c e n anunciar al p ú b l i c o el contenido de sus hojas; i si lo que n o es de esperar, se repitiesen faltas c o m o las que d e j o a V . S. espresadas, procederá V. S. a correjirlas h a c i e n d o recojer inmediatamente toda la edición del periódico q u e incurra en ellas, i ejecutara V. S. esta m e d i d a , n o c o n responsabilidad de los muchac h o s espendedores del diario, que por su parte sufrirán veinticuatro horas d e d e t e n c i ó n , sino d e la empresa misma.


CAPITULO

H a r á V . S . estensiva esta notificación a la h o j a e v e n tual que se v e n d e c o n el título d e BOLETÍN D E NOTICIAS. D i o s g u a r d e a V. S . JUAN MARTIN

ECHENIQUE.

XXI. Fondos para el ejército boliviano: nota del prefecto de Cocliabaniba i decreto de la Convención Nacional. Cocltabarnba, Enero 23 de 1SS0. Señor: Sin c o m u n i c a c i ó n alguna d e ese cuartel jeneral i t e niendo s o l a m e n t e a la vista los oficios d e 28 del pasado i 8 del actual, que m e trascribe el señor secretario d e la Junta de G o b i e r n o d e L a Paz, m e apresuro a tomar las medidas q u e están a mi alcance para proveer al ejército de los recursos q u e necesita. A d e m á s d e la letra d e 10,000 bolivianos q u e remití p o r el correo anterior al señor Jeneral en Jefe, r e m i t o h o i , por m e d i o del m i s m o B a n c o N a c i o n a l , la suma d e 4,000 que, c o m o la anterior, d e b e ser entregada allí fuera d e premio i c o m i s i ó n ; i t e n g o la'esperanza d e continuar h a ciendo nuevas remesas del f o n d o del empréstito d e g u e r ra q u e estoi r e c o l e c t a n d o . Las 800 fornituras q u e se necesitan para c o m p l e t a r el equipo d e infantería, se hallan felizmente en el parque de esta plaza, i h e d a d o las órdenes c o n v e n i e n t e s para su c o n d u c c i ó n a Oruro, de d o n d e será m u í fácil enviarlas a ese cuartel jeneral. H a r é t a m b i é n l o p r o p i o c o n el calzado que existe en gran a b u n d a n c i a en p o d e r del contratista, una vez q u e o b t e n g a d e éste c o n d i c i o n e s m a s equitativas. R e s p e c t o de los caballos para la L e j i o n Boliviana i las 100 muías para el servicio d e la artillería, este d e p a r t a mento p o d i a suministrarlos en parte, siempre q u e el G o bierno provisorio i el señor Jeneral en Jefe m e a u t o r i c e n a tomar las medidas c o n v e n i e n t e s . Por ú l t i m o , en c u a n t o al refuerzo d e tropas q u e m e propongo enviar al teatro d e la guerra, m e es grato r e p e tir que la organización del batallón Grau 5. ° d e C o c h a bamba progresa d e la manera mas satisfactoria, i q u e estará listo para marchar dentro d e 12 dias, d e b i e n d o s e guirle después los Cazadores del R o c h a . El e q u i p o i m e naje d e estos c u e r p o s n o dejará nada q u e desear, m e r c e d a la poderosa c o l a b o r a c i ó n d e todas las clases d e este vecindario. Sírvase U d . p o n e r l o en c o n o c i m i e n t o del señor Jeneral en Jefe, a c e p t a n d o las consideraciones de respeto i estimación personal c o n q u e t e n g o la h o n r a d e ser su atento i seguro servidor. N.

AGUIRRE.

Al señor Jeneral en Jefe ile Estajo Mayor Jeneral del ejército boliviano.

VENTA D E LOS BIENES D E LA IGLESIA.

La contención

nacional,

Considerando: Que para sostener v e n t a j o s a m e n t e la guerra a q u e h a sido p r o v o c a d a la R e p ú b l i c a , es necesario arbitrar los r e cursos pecuniarios suficientes; Que buscarlos en estipulaciones d e c r é d i t o e n el esterior o interior d e la R e p ú b l i c a , es agotar los recursos estreñios g r a v a n d o el desfalleciente erario nacional c o n el empréstito i sus intereses, p r o c u r a n d o así la ruina futura de Bolivia; Que es fácil encontrar los elementos q u e se desean en fuentes nacionales destinadas a salvar la situación sin ocasionar g r a v a m e n a l g u n o ; Que la venta d e los bienes eclesiásticos c o l o c a d o s h o i en manos q u e los h a c e n i m p r o d u c t i v o s , despertaría n u e vas fuentes d e v i d a i d e industria nacional, p r o d u c i e n d o TOMO i i — 4 4

; I | | i

QUINTO.

345

al p r o p i o t i e m p o el dinero bastante para la t e r m i n a c i ó n favorable d e la guerra; Q u e las c o m u n i d a d e s relijiosas q u e poseen d i c h o s b i e nes, i los curas d e almas q u e guardan los tesoros d e la iglesia o b e d e c i e n d o prescripciones conciliares preexistentes, n o p u e d e n m e n o s q u e ofrecerlos para la salvación d e la patria, ejercitando así la sublime doctrina d e Jesús b a sada esplícitamente en la caridad; Q u e siendo la pobreza b e n d e c i d a p o r la relijion católica, d e b e ser a m a d a p o r l o s sacerdotes q u e la predican, i por consiguiente despreciados los bienes materiales que n o son indispensables para la conservación individual; Q u e para proveer a las necesidades de los relijiosos, basta reservarles la octava parte d e los y a m e n c i o n a d o s bienes; Delara: Art. 1. ° Ordénase la venta en subasta p ú b l i c a de las propiedades pertenecientes a t o d o s los c o n v e n t o s i m o nasterios de la Repviblica, escepto la o c t a v a parte destinada para la alimentación d e los relijiosos. A r t . 2. ° Ordénase asimismo la venta d e los tesoros d e las iglesias, c o m p r e n d i é n d o s e en ellos las alhajas d e las imájenes, e s c e p t u a n d o solamente los vasos sagrados. A r t . 3. ° E l p r o d u c t o d e esta venta se empleará e n gastos d e la guerra, tales c o m o c o m p r a d e b u q u e s , l e v a n tamiento d e ejércitos, etc., sin p o d e r l o distraer d e este o b j e t o principal. Art. 4. ° L o s sacerdotes q u e en el pulpito o en o t r o lugar, los laicos q u e en la prensa o en reuniones p ú b l i c a s se o p o n g a n a la e j e c u c i ó n d e esta lei, ya sea pacíficamente o p r o m o v i e n d o desórdenes populares, serán j u z g a d o s por el fuero c o m ú n c o m o traidores a la patria. Oruro, E n e r o 22 d e 1880. R O D O L F O S . G A L V A R R O . — F A U S T I N O I. ORTIZ.—JUAN PELAEZ.—AGUSTÍN

CONTRIBUCIÓN

El consejo de ministros

VALLEJO.—Luis

CORTÉS.

FORZOSA.

encargado

del poder

ejecutico,

etc..

Considerando: Que la patria se halla en g r a v e peligro i q u e t o d o b o l i viano d e b e c o n c u r r i r a la salvación d e ella p o r t o d o s l o s m e d i o s q u e estén a su alcance; Q u e en el estado d e deficiencia en q u e se e n c u e n t r a n las arcas nacionales a c o n s e c u e n c i a de la injusta guerra c o n Chile; Q u e el negociar empréstitos i efectuar su pago seria ilusorio; H a v e n i d o en decretar i decreta: Art. 1. ° T o d o i n d i v i d u o residente en territorio b o l i viano desde la e d a d d e 15 años hasta la d e 70 inclusive, está o b l i g a d o a contribuir c o n un b o l i v i a n o para atender a la guerra chilena. 2. ° Q u e d a n exentos d e la c o n t r i b u c i ó n los valetudinarios, los declarados pobres d e s o l e m n i d a d i las mujeres p o r su persona. 3. ° L o s propietarios d e bienes urbanos contribuirán c o n u n boliviano si la propiedad renta d e c i n c u e n t a a m i l bolivianos, i d o s bolivianos de mil adelante. 4. ° L o s propietarios d e bienes rústicos c o n t r i b u i r á n c o n d o s bolivianos si la renta llega a cien bolivianos, i c o n cuatro de cien para adelante. 5. ° T o d o i n d i v i d u o q u e siendo capaz se negare a c o n tribuir, será calificado c o m o traidor a la patria i sujeto a las penas que la lei para el caso establecen. G. ° L a recaudación d e la c o n t r i b u c i ó n prescrita e n este decreto se hará c o n f o r m e al reglamento q u e el S u p r e m o G o b i e r n o o p o r t u n a m e n t e dará. 7. ° Este d e c r e t o quedará en v i j e n c i a a los o c h o dias de su p u b l i c a c i ó n . D a d o en L a Paz, etc.


GUERRA

346

DEL

XXII. Jíotas del Ministro Sotomayor al Jeneral en Jefe del ejército i Ministro de Marina, referentes a importantés resoluciones adoptadas contra el enemigo. SE

URJE

AL

JENERAL E N JEFE PARA QUE ACTIVE LAS HOSTILIDADES.

(Inédito.) Pisagua,

Enero

25 de

1880.

Los acuerdos de la J u n t a de G o b i e r n o celebrados el 7 del corriente quedaron sometidos para su e j e c u c i ó n a la aprobación del S u p r e m o G o b i e r n o i de V. S . El G o b i e r n o ha manifestado ya su pleno asentimiento al plan de o p e raciones acordado i, a u n q u e sé que V. S . está de acuerdo c o n las conclusiones de la Junta, no consta todavía su aceptación en n i n g ú n d o c u m e n t o oficial. E n cuanto de mí ha d e p e n d i d o , entre tanto, he p r o c u rado preparar todos los elementos necesarios para llevar a efecto la espedicion acordada, i para que V. S . p u e d a apreciar c o n e x a c t i t u d nuestra situación, voi a esponerle a la lijera cuáles son nuestros recursos i las facilidades c o n q u e p o d e m o s contar para movilizar nuestras fuerzas. T e n e m o s , desde luego, trasportes suficientes para c o n ducir 7,500 h o m b r e s i 670 caballos, de suerte que podrían marchar de una vez la primera i la segunda de las d i v i siones del ejército. Con los recursos que se esperan de Valparaíso h a b r á n en pocos dias mas víveres suficientes para la alimentación del ejército espedicionario en u n tiempo suficientemente largo para esperar n u e v o s envíos. Municiones existen en el parque en abundancia i c o n lo que la esperiencia nos h a enseñado ya, el servicio sanitario, de acarreos i de provisiones, se hará c o n la regularidad debida, corrijiend o los defectos que han p o d i d o notarse en las operaciones precedentes. Por otra parte, n o p u e d e ocultarse a la penetración de V . S . que hai m u c h a s circunstancias que aconsejan obrar c o n rapidez i que de la celeridad de nuestras operaciones d e p e n d e , en m u c h a parte, el éxito de la primera c a m paña, Urje, pues, i sé que V. S , a b u n d a en esta m i s m a o p i nión, que el plan a c o r d a d o se realice c o n la m a y o r p r o n titud. Mas, para esto es indispensable que se lleve a efecto previamente la organización d e las divisiones, y a decretadas. E l S u p r e m o G o b i e r n o piensa que ni se p u e d e ni se debe acometer operación alguna sin ¿este requisito, i y o lo d i g o a V. S . en su n o m b r e para que se sirva d i s p o n e r lo conveniente c o n el o b j e t o de que se p o n g a lo mas p r o n t o posible en práctica el decreto de mi referencia. D i o s g u a r d e a V. S . R.

SOTOMAYOR.

Al señor Jeneral en Jefe del ejército. SE ORDENA PASAR POR LAS ARMAS A LOS MONTONEROS.

Pisagua,

28 de Enero

de

1880.

D o c u m e n t o s oficiales emanados de autoridades peruanas i noticias que r e p u t o dignas de fe m e h a c e n creer q u e el enemigo se p r o p o n e hacernos en el departamento d e Tarapacá la guerra de montoneras. Hasta hoi nuestras hostilidades se h a n distinguido por una lenidad talvez escesiva. H e m o s tratado al e n e m i g o c o m o lo exijen las leyes de la civilización i d e la h u m a nidad, p r o c u r a n d o , de ese m o d o , atenuar en lo posible los males de la guerra. H e m o s sido h u m a n o s c o n los prisioneros i jenerosos c o n los vencidos. N o creo que el país tenga que arrepentirse n u n c a d e esta n o b l e c o n d u c t a de su ejército. Sin embargo, la lenid a d tiene sus límites i se encarga de trazarlos la c o n d u c t a m i s m a del enemigo. Si éste sale de las vías autorizadas p o r el derecho de la guerra para hostilizarnos, resucitando los odiosos procedimientos de tiempos mas atrasados, d e -

PACIFICO

b e m o s , por nuestra parte, i c o m o lejítima represalia, h a cerle sentir la dureza i la crueldad de la guerra en su m a y o r amplitud. Así, pues, si es cierto que va a hacernos la guerra c o barde e irregular de montoneras i encrucijadas, d o n d e nuestros soldados p u e d e n perecer indefensos, será necesario notificarle q u e estamos dispuestos a reprimir sus escesos c o n la m a y o r severidad posible, que el paisano a quien se sorprenda c o n las armas en la m a n o será i n m e diatamente pasado por las armas i que igual suerte correrán los individuos enrolados en cuerpos irregulares, no sometidos a la disciplina militar. V. S., si piensa a este respecto c o m o y o , p o d r á hacer a los jefes e n e m i g o s esa notificación del m o d o que j u z g u e mas conveniente, sin perjuicio de proceder, desde luego, c o n la severidad autorizada por el d e r e c h o de represalia en los casos que ocurran de hostilidades n o permitidas por el d e r e c h o de jentes. Proceder de este m o d o n o es envenenar la guerra. Por el contrario, la severidad o p o r t u n a c o n t r i b u y e a amenguar sus horrores, circunscribiendo los males q u e causa, a los estrictamente necesarios para reducir al e n e m i g o a la impotencia i c o n d u c i r l o , por ese c a m i n o , a la pazDios guarde a V . S . RAFAEL

SOTOMAYOR.

Al señor Jeneral en Jefe del ejército de operaciones del Norte.

BOMBARDEO D E

LOS PUERTOS

FORTIFICADOS.—MINISTERIO

D E GUERRA I M A R I N A EN CAMPAÑA.

Pisagua,

Febrero

3 de 1SS0.

C o n esta fecha d i g o al C o m a n d a n t e en Jefe de la escuadra lo siguiente: " C o n m o t i v o de haber sabido por d o c u m e n t o s oficiales de autoridades peruanas, que el e n e m i g o se p r o p o n e hostilizarnos en tierra por m e d i o s v e d a d o s por el d e r e c h o de j e n t e s , h e creído necesario llamar sobre el particular la atención d e V . S. i del Jeneral en Jefe del ejército espedicionario. A éste le h e r e c o m e n d a d o la represión severa e inmediata d e las irregularidades que c o m e t a n los enemigos, i v o i a manifestar a V. S. cuál es, a m i j u i c i o , la manera c ó m o d e b e m o s continuar h a c i e n d o la guerra para acercar su desenlace i evitar su p r o l o n g a c i ó n indefinida. L o que ha caracterizado hasta ahora nuestras hostilidades es su gran lenidad. H e m o s respetado las propiedades de los e n e m i g o s lo bastante para dejar bien establecido q u e n o deseamos salir de los límites q u e los sentimientos de h u m a n i d a d i los preceptos de la civilización trazan a la guerra; pero ese respeto n o puede ir tan lejos que lleg u e a redundar en perjuicio del país. I eso sucederá ind u d a b l e m e n t e si no p r o c u r a m o s precipitar el desenlace de esta guerra, usando de todos los m e d i o s permitidos por el derecho, por mas rigorosos q u e ellos parezcan. Así, pues, creo que nuestras hostilidades d e b e n hacerse mas severas, ya q u e está de manifiesto que el enemigo n o aprecia d e b i d a m e n t e la h u m a n i d a d d e nuestra conducta. E n esta virtud c o n v i e n e bombardear, hasta destruirlas, todas aquellas poblaciones d e la costa que estén pro tejidas por cañones; hacer fuego sobre todos los ferrocarriles que estén sirviendo al e n e m i g o para trasporte de tropas i elementos bélicos; destruir t o a o s los muelles i embarcaciones que se emplean en el carguío en los puertos, etc., etc. E n una palabra, nuestra n o r m a de c o n d u c t a debe ser en adelante hacer al e n e m i g o todos los daños posibles, sin ahorrarle n i n g u n o de los que autorizan las leyes internacionales, hasta hacerle sentir la necesidad de obtener la paz. D e otro m o d o , la guerra se p r o l o n g a r á por un tiemp o ilimitado, i los sacrificios q u e hace el país para sostenerla serán cada vez mayores. Si antes p u d o creerse q u e la recrudescencia de las hostilidades era hasta cierto p u n t o innecesaria, ahora tenem o s datos suficientes para pensar q u e no obligaremos al


CAPITULO QUINTO

Perú a d e p o n e r las armas sino redncie'ndolo a una a b s o luta i m p o t e n c i a i h a c i é n d o l e sentir en las propiedades e intereses de sus habitantes t o d o el peso de la guerra. Sírvase V. S . tomar nota d e estas indicaciones para proceder c o n arreglo a ellas." D i o s g u a r d e a V. S . RAFAEL

SOTOMAYOR.

Al señor Ministro de Marina.

XXIII. La última espedicion a Tarapacá; se encuentra el cadáver del comandante Ramírez. COMANDANCIA D E LA DIVISIÓN LLE D E

Campamento

ESPEDICIONARIA

347

L a caballada de los cazadores i las muías están perfectamente cuidadas, pues hai agua corriente d e escelente calidad i alfalfa para 15 dias. Mas arriba de Pachica la hai en tanta abundancia que p u e d e n mantenerse durante un mes 600 caballos. El servicio en este c a m p a m e n t o se hace c o n la regularidad debida, c u i d a n d o al m i s m o t i e m p o la conservación de las cabalgaduras. Solo d o s avanzadas h a c e n los Cazadores i el resto la infantería, i de dia se c o l o c a n los vijías necesarios i en p u n t o s escojidos de antemano. L a infantería que llegó m u i cansada i aun maltratada está y a repuesta i contenta. D i o s guarde a Y . S.

E N EL V A -

JOSÉ R.

YIDAURRE.

TARAPACÁ.

de Quillaguasa,

Enero

25 de

1880.

Señor Jeneral en J e f e : E l 22j a las 4 P. M . , salí de Dibujo cou la infantería de mi mando en dirección a Tarapacá, según orden de Y . S. habiendo mandado adelante dos estanques con agua para el provisionamieuro de la tropa. A las 4.45 A . M . del día 23 se me reunió la caballería en el alojamiento que a las 12 P. M. habíamos tomado. Ordené a la caballería siguiera adelante a las 7 A. M . i después de proveer de agua suficiente toda la división emprendimos la marcha, primero la caballería i después la infantería, llegando a Tarapacá el 23 a las 5 P. M. De los dos estanques que mandé con agua solo uno l l e gó al alojamiento, pues el médano impide el paso de los v e hículos, pero este fué suficiente para la tropa i ann para cabalgaduras. L o tínico qne se sabe por acá respecto a la espedicion de Albarracin es que dias antes de nuestra llegada se habían visto 100 hombres de caballería en Camarones. E l Alférez Soto, qne V . S . conoce, me dice que el sub-prefecto se fué a Tacna. A ambos datos no le doi importancia. Según averiguaciones, supe que el coronel Carpia había estado horas antes en el pueblo sin saberse qué camino había tomado, mandé un propio para Sivaya para que pasase por Pachíca, Lanrano, M o c h a , Guariría i averiguase el paradero de los coroneles Carpió, Zavala i capitán Cape tillo, que me dicen se encuentran en este ú l t i m o lugar i t a m bién para que observe los movimientos i el paradero de A l barracin. A l propio lo espero por momentos, i me apresuro a dar cuenta a V. S. para qne V . S. no ignore lo que ha ocurrido hasta la fecha. Y o m i s m o salgo m o m e n t o s mas tarde a Pachica con 10 hombres para averiguar por mí mismo lo que por ahí s u c e de i tomar las medidas convenientes. He quitado a los naturales del pueblo o fusiles i una carabina, i de los a mínales del coronel Zavala dos yeguas. He ordenado recojer yataganes pertenecientes a nuestro ejército i abrir una gran fosa para enterrar mas de 100 cadáveres que permanecían insepultos. Entre éstos se encuentran todos los que perecieron q u e mados en la casa donde se supone está el del comandante Ramírez i que, según los datos recojidos, parece pueda encontrarse una vez se remuevan los que existen en esa pieza. El dia de nuestra llegada se benefició u n buei p o r q u e la caballería n o traía víveres, i se h a seguido h a c i e n d o lo mismo en los otros dias. E l total de la j e n t e que recibe ración asciende a 396 c o n t a n d o los oficiales, soldados i arrieros, apesar d e q u e ésta n o es c o m p l e t a p o r faltar los otros artículos q u e la enteran, lo h a g o durar para u n dia. Si Y. S. l o cree c o n v e n i e n t e i si mi p e r m a n e n c i a en esta dura algún t i e m p o , p u e d e m a n d a r m e víveres en 12 o 15 muías, para las cuales p u e d o conseguir m e presten aparejos si en ese c a m p a m e n t o n o existen. De las 100 m u í a s q u e tienen en servicio los cargadores pueden aprovecharse las necesarias para el objeto.

COMANDANCIA

DE

LAS

FUERZAS ESPEDICIONARIAS

EN

EL

V A L L E D E TARAPACÁ.

Campamento

de Quillaguasa,

Enero

25 de

1880.

E l 25, después de diana, c o m i s i o n é a ios subtenientes d o n E d u a r d o M o r e n o Y . i d o n Julio A. Medina c o n 50 h o m b r e s l l e v a n d o las herramientas necesarias para abrir una gran fosa i dar sepultura a los cadáveres de que h a blé a V. S. en mi nota anterior, c o n encargo especial de n o remover los q u e m a d o s que yacían hacinados hasta que estuviese presente el que suscribe. Esta d e t e r m i n a c i ó n la t o m é p o r q u e el dia anterior, e n c o m p a ñ í a del capitán de Cazadores d o n J. F r a n c i s c o V a r gas, subteniente del m i s m o c u e r p o d o n J o s é T o m a s U r ziia, subteniente de Artillería de Marina d o n R o l a n Zilleruelo, d o c t o r don D a v i d Tagle Arrate, d o n José A . Silva i d o n M á x i m o Urízar, visitando ese lugar, d e s c u b r í el cadáver del capitán Garreton. Apesar de las opiniones contrarias de algunos i de saberse que su h e r m a n o lo h a bía sepultado, lo separé de los demás para practicar u n n u e v o r e c o n o c i m i e n t o del cual resultó su autenticidad testificada p o r la m a y o r parte d e los presentes. A l dar esta orden, lo hice para presenciar por mí m i s m o la r e m o c i ó n de los cadáveres i ver si encontraba el del c o m a n d a n t e Ramírez. U n a hora hacia que se o c u p a b a n en este trabajo c u a n d o se m e presentó el subteniente Medina t r a y é n d o m e la grata n u e v a de que el cadáver tan afanosamente b u s cado, habia aparecido, a c o m p a ñ á n d o m e c o m o c o m p r o bante, u n a sortija lisa de oro, c o n la leyenda: " R e c u e r d o , 1 8 7 4 . " I n m e d i a t a m e n t e m e trasladé al lugar indicado i r e c o n o c í por m í m i s m o el cadáver, c o m o también l o rec o n o c i e r o n el capitán d o n J. Francisco Vargas, teniente d o n A n t o n i o L e ó n , subteniente d o n E d u a r d o M o r e n o Y., d o n J u l i o A . Medina, d o n R o l a n Zilleruelo, el d o c t o r d o n D a v i d Tagle Arrate i d o n M á x i m o Urízar, que m e a c o m pañaban. M a n d é r e m o v e r a m i presencia las cenizas en el lugar d o n d e se habia encontrado el cadáver i l u e g o descubrí una parte del chaleco de lana que llevaba el dia del c o m b a t e , en c u y o ú n i c o bolsillo encontré dos colleras de oro para p u ñ o c o n el anagrama de su n o m b r e i c i n c o fichas d e las que se usan en las oficinas salitreras i q u e y o m i s m o le habia obsequiado dias antes de su muerte. M o m e n t o s antes habia llegado el subteniente Moreno, quien m e entregó un tirabuzón c o n pito i una brújula q u e también se encontró entre los j i r o n e s de ropa que aun conservaba el cadáver. Por lo espuesto verá V. S. que la identidad del c a d á v e r del c o m a n d a n t e Ramírez n o deja lugar a dudas, pues sus facciones después de lavada la cara i la cabeza, son las mismas reconocidas p o r las personas q u e m e a c o m p a ñ a ban, i en fe d e l o cual h i c e levantar una acta. A mas, el ú n i c o brazo que tiene i que es el izquierdo, está v e n d a d o c o n u n pañuelo blanco, c o n f o r m e a las n o ticias q u e se tenían. H e d a d o las órdenes convenientes para q u e se d e p o s i ten estos cadáveres en dos cajas que h e h e c h o arreglar a propósito para llevarlos c o n s i g o a mi regreso al c a m p a -


GUERRA

348

D E L PACIFICO.

m o n t o , d o n d e puede V . S., si lo j u z g a c o n v e n i e n t e , o r d e nar un n u e v o r e c o n o c i m i e n t o . Los cadáveres irán perfectamente bien a c o n d i c i o n a d o s , pues y o m i s m o los h e arreglado, i el d o c t o r señor Tagle Arrate lia preparado los desinfectantes. C o n el propio q u e lleva esta c o m u n i c a c i ó n , remito a V . S. las colleras, el tirabuzón, brújula, fichas i la sortija d e que h e h e c h o m e n c i ó n . JOSÉ R A M Ó N

VIDAURRE.

Al señor Jeneral en Jefe del ejército del Norte. ACTA D E RECONOCIMIENTO D E L C A D Á V E R DEL COMANDANTE DON ELEUTERIO

RAMÍREZ.

E n Quillaguasa. territorio peruano o c u p a d o p o r las armas de Chile, los abajo firmados testifican, dan fe haber visto por sus propios ojos i r e c o n o c i d o el cadáver del q u e fué c o m a n d a n t e del rej i miento 2. ° d e línea, d o n Eleuterio Ramírez, en una casa do San L o r e n z o al S u r d e T a rapacá. Está medio carbonizado i existe solo la parto del tronco arriba, menos el brazo d e r e c h o . E l izquierdo está atado c o n un pañuelo en forma de venda, pero la cara i el cabello que aun le quedan, demuestran claramente, i sin lugar a dudas, sus facciones las r e c o n o c e r á n a primera vista los que lo c o n o c i e r o n en vida. T a m b i é n h e m o s visto sacar del bolsillo d e un p e d a z o de chaleco de lana q u e el c o m a n d a n t e d o n J o s é R. V i daurre encontró entre las cenizas q u e h i z o reconocer en el sitio d o n d e estaba el cadáver, u n par de colleras d e oro c o n el anagrama d e su n o m b r e i c i n c o fichas d e las que se usan en la oficinas salitreras. H e m o s visto igualm e n t e una brújula d e bolsillo, un tirabuzón c o n pito i u n a sortija d e oro c o n esta inscripción " R e c u e r d o , 1874." E l tirabuzón i la brújula fueron entregados p o r el s u b teniente d o n E d u a r d o M c r e n o Y e l a z q u e z i la sortija p o r el subteniente d o n Julio A . Medina,quien la t o m ó del sold a d o José del Carmen Olivares q u e fué el que la sacó d e l d e d o del finado c o m a n d a n t e i los dos objetos restantes encontrados entre l o s j i r o n e s de sus vestidos. El tirabuzón i las fichas fueron r e c o n o c i d o s por el c o m a n d a n t e d o n J o s é R . Vidaurre, quien antes d e d e s c u brirlas c u a n d o el c a b o Pedro Pablo B e r m e d o q u e abrió el citado bolsillo, por orden de este j e f e , dijo q u e eran c ó n dores, respondió q u e eran fichas i enunció el valor d e c a d a una p o r q u e aseguró q u e él m i s m o se las habia o b s e q u i a d o dias antes d e su muerte. A la feliz casualidad de haberse h e c h o recojer el pedaz o d e chaleco que y a se iba tapando c o n las cenizas que se estaban r e m o v i e n d o , se debe el hallazgo d é l a s colleras i d e las fichas q u e testifican suficientemente,pertenecer al q u e fué c o m a n d a n t e Ramirez si sus facciones solas n o bastaran para reconocerlo. E n fe d e lo dispuesto firmamos la presente en Q u i l l a g u a sa, a 25 dias d e l mes d e Enero d e 1 8 8 0 . — J . R. Vidaurre. —Juan F. Urcullu.—Julio A.Medina.—David Tagle A.— J.Francisco Vargas.-—José Tomas Urzúa.—M. Drizar. —José A. Silva.—Rolan Zilleruelo.—Eduardo Moreno V. —Luis Almarza.—A. Espellé V.—• Sofanor Parra.— Juan Astorga,—Antonio Ljeon.

XXIV. Notas de los Ministros Plenipotenciarios del Perú en en el Brasil e Italia al Ministro de Relaciones Estertores del Perú, sobre publicaciones en la prensa brasilera i europea, solicitando fondos para subvencionarla. (Inédito.)

NÚM.

17.—LEGACIÓN

D E L PERÚ EN EL BRASIL.

Petrópolis, Enero 28 de 1880. Señor Ministro: T e n g o la honra d e acompañar anexos a este oficio, u n o s artículos q u e h a p u b l i c a d o últimamente el diario d e R i o

Janeiro titulado O'CRUZEIRO, i que j u z g o merecedores de la atención d e V . S. Esos artículos s o n seguramente escritos por el Ministro d e Chile en esta Corte i en el U r u guai, d o n José V i c t o r i n o Lastarria, residente en M o n t e video. La facilidad i exactitud c o n q u e se p u e d e n vertir al castellano, revelan q u e fueron primitivamente escritos en esa lengua i luego traducidos al portugués: las apreciaciones que en ellos se h a c e n d e Chile i d e los chilenos, q u e su autor pertenece a esa nacionalidad; i las líneas editoriales que las proceden, que ese autor es d o n J o s é V i c t o r i n o Lastarria. A d e m á s , la aparición d e esos artículos coincide c o n la venida a este I m p e r i o de su prim o i secretario d o n Caupolican Lastarria, q u e seguramente fué su portador i encargado de su versión i d e su publicación en O'CRUZEIRO, diario m u c h o t i e m p o h á vend i d o a Chile, i órgano de su L e g a c i ó n en el Brasil. El oríjen de los m e n c i o n a d o s artículos, fué la p u b l i c a ción en el diario de M o n t e v i d e o titulado E L B I E N PÚBLICO, de un artículo q u e bajo título igual al q u e aquellos llevan, escribió el distinguido a b o g a d o i periodista boliviano, d o n J o a q u í n L e m o i n e p o r largo t i e m p o d o m i c i l i a d o en Chile, en d o n d e tuve la satisfacción d e conocerlo i tratarle, i que hice traducir i publicar aquí en ol espresado diario O ' J O R N A L DO COMMEKCIO, i que a c o m p a ñ o t a m b i é n a V. S.

en recorte anexo. N o he contestado los artículos, q u e n o escrupulizo en llamar del señor Lastarria, p o r dos razones: 1 . porque, si lo hubiere h e c h o , n o hubiérase p o d i d o ocultar q u e esa contestación partia d e mí, lo q u e permitiera suponer que dábales y o gran importancia, d a n d o así cama para nuevos ataques al Perú, ya c o n el simple objeto d e molestarme, ya c o n el de aumentar el precio q u e Chile paga, y a con el d e ver si y o lo acrecía en algo, en c a m b i o dei silencio o de la adhesión d e d i c h o diario. 2. ^ porque esporo que el señor L e m o i n e se encarge de hacerlo en E L B I E N P Ú BLICO, i d e hacerlo m u i digna i c o m p e t e n t e m e n t e , en cuyo caso haré traducir i reproducir su réplica en O'JORNAL DO COMMERCIO, lo q u e llenando el objeto requerido, no ofrece los inconvenientes q u e apuntados dejo. 03

E n t o d o caso, n o se p r e o c u p e V. S. d e lo q u e en favor 0 en contra nuestra diga la prensa del Brasil. Ella no influye absolutamente nada en las decisiones del Gobierno Imperial, q u e la c o m p r a o la desprecia, ni en la opinión pública t a m p o c o , p o r la sencilla razón d e q u e aquí n o h a i o p i n i ó n pública. E s t i m o en tan p o c o la prensa del Brasil, que si m e autorizara V. S. a c o m p r a r tocios sus órganos, lo que n o costaría m u c h o dinero, diríale que todos ellos j u n t o s puestos a la d e v o c i ó n del Perú, no valían el prest mensual d e un soldado mas q u e tuviéramos para su defensa. R e p í t e m e c o n este m o t i v o d e V . S., señor Ministro, mui atento i seguro servidor. (Firmado.)—J. A. DE LAVALLE.

Al señor Ministro de Estado en el departamento de Relaciones Esteriores.

NÚM.

37.—LEGACIÓN

DEL PERÚ EN ITALIA.

Paris, Enero 30 de 1880. Señor Ministro: D e s d e q u e el Gobierno d e Chile inició la guerra que c o n tanto heroísmo sostinen p o r su parte las repúblicas aliadas, fué u n o d e sus primeros cuidados apoderarse de la prensa d e las principales ciudades d e este continente, ya para dar a conocer, c o n la pasión q u e le es propia, sus operaciones militares i sus medidas políticas, y a también 1 principalmente, para lastimar en toda ocasión el h o nor d e nuestro país i el d e su G o b i e r n o c o n exajeradas i calumniosas noticias. E n Italia esa tarea habia sido un tanto descuidada por los ajentes del G o b i e r n o e n e m i g o ; pero en los últimos días algunos órganos d e publicidad h a n s e c u n d a d o la actitud de los periódicos franceses e ingleses q u e nos son hostiles,


CAPITULO

repitiendo datos i apreciaciones q u e dañan seriamente nuestra causa. El deber oficial i el patriotismo m e prescribían r e c h a zar d i r e c t a m e n t e algunos d e esos cargos, i así lo h e h e c h o ; pero c o m p r e n d i e n d o q u e era preciso además ocuparse d e los últimos sucesos sin c o m p r o m e t e r los respetos d e la Legación, h e logrado que c o n los datos suministrados p o r ella, h a y a la diestra p l u m a d e nuestro compatriota el e x secretario Mesones ( d o c t o r d o n M a n u e l M.) r e c h a z a d o las injustas i malévolas noticias d e los chilenos; en c u y a tarea ha sido s e c u n d a d o c o n el mas feliz é x i t o por otro d e n u e s tros compatriotas residentes en R o m a , el intelijente i r e c o m e n d a b l e presbítero d o n F r a n c i s c o E s c u d e r o i Elguero. A c o m p a ñ o a este oficio distintos periódicos c o n t e n i e n d o las referidas publicaciones. N o necesito decir a V . S. que c o n igual e m p e ñ o c o n t i nuará esta L e g a c i ó n llenando su deber, sea directa, sea indirectamente según la calidad de las publicaciones q u e haya de hacer; pero c o n igual franq ueza d e b o agregar q u e ellas n o serán tan numerosas ni quizá tan oportunas, si el S u p r e m o G o b i e r n o n o se digna acordar una suma para gastos do imprenta, h a c i e n d o ostensiva a esta L e g a c i ó n , la medida a d o p t a d a respecto a la de F r a n c i a e Inglaterra La prensa en Italia, c o m o en todas partes, necesita ser retribuida para ser eficazmente útil, siendo fácil c o m prender que para tal fin son deficientes los recursos p e r sonales. Esta consideración i el c o n v e n c i m i e n t o q u e sin d u d a tiene V. S. del importante servicio que la prensa estranjera está llamada a prestar a la causa d e la alianza, defendiendo calurosamente su honra, m e escusan de otras razones, esperando q u e V . S. acojerá c o n benevolencia la indicación q u e precede, i que, en consecuencia, se dictará por el d e s p a c h o que corresponda la orden respectiva para que la I n s p e c c i ó n Fiscal en Europa a c u d a a esta L e g a ción c o n las sumas q u e d e m a n d a el servicio d e la prensa. Con tal m o t i v o m e es grato ofrecer a V . S. las seguridades del p r o f u n d o respeto i particular aprecio c o n q u e soi d e V . S. atento i seguro servidor. ( F i r m a d o . ) — L U C I A N O B E N J A M Í N CISNEROS. Al seflor Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores del Perú.

XXV. Circular del doctor Ladislao Cabrera a los prefectos; proclama del jeneral P e r c i «íecreto declarando cobarde al boliviano que pida licencia. CIRCULAR. SECRETARÍA

JEXERAL

D E L ESTADO.

Oruro,

Enero

28 de 1880.

QUINTO.

349

A este respecto, la'lei i el reglamento electoral qne se promulgarán conforme al supremo decreto de! 19 del mes en curso, satisfarán, no dudo, las exijencias mas avanzadas en este orden, puesto que se dejará a la voluntad del pueblo la elección de sus representantes. Durante el período electoral, no puede negarse el d e r e cho de discutir en los clubs i por la prensa las condiciones de los candidatos a la representación nacional—sin mas restricción que la de no turbar el orden público, que estoi seguro n o sufrirá alteración a l g u n a ; pues el pueblo que necesita ejercer con independencia sus derechos, será el que mas se interese en conservarlo. No será la policía la que vaya a espiar siu tomar nota de los discursos que se pronuncien en las reuniones—ni de las doctrinas que se propaguen por la prensa: será la opinión pública quien las aplauda o las condene. Esto, por lo que toca a la cuestión electoral; que en lo que se relaciona con la pureza eu la administración de los fondos públicos, el departamento de su mando, i la nación toda, puede abrigar entera confianza de que quienes ini¡ cian su transitorio gobierno disminuyendo el sueldo que el i presupuesto nacional les señala, no serán quienes los d i s ; traigan ni permitirán que ninguna autoridad !es dé mala aplicación. j H a i además, entre las garantías sociales la de la a d m i i nistración ele justicia i de la administración local por j medio de las municipalidades.—Ambos poderes tendrán la j ; j ; j j

independencia con su institución i las leyes especiales les atribuyen, siu mas condición que la de no echar en olvido esas mismas leyes. La alianza perú-boliviana, objeto de las simpatías de ambos pueblos, fundamento esencial del cambio político realizado eu el ejército de Tacna i en el interior de la R e pública, i mas auu, necesaria para mantener el equilibrio americano, será cultivado por el nuevo Gobierno con toda la sinceridad i lealtad que demanda el peligro c o m ú n , i con todo el esmero que aconseja el porvenir de clonaciones que j a m á s han debido vivir separadas. L a A m é r i c a del Sur, señor prefecto, donde las riquezas abundan, donde hai inmensos desiertos que pueden aplicarse provechosamente a la industria, a las artes, al c o mercio, a la civilización en fin; donde la libertad i el derecho se fundan con mas felicidad que en otras partes del mundo para su próspero desarrollo, para concurrir al perfeccionamiento de la humanidad, no necesita sino del respeto de sus vecinos. Chile refractario a esa mutua conveniencia, qne viola el derecho americano pretendiendo esteuder su territorio por el Sur i por el Norte de sus límites, hallará en la alianza perú-boliviana el dique formidable de su política a m b i ciosa. E s así también, c o m o se esplica la empeñosa tendencia de Chile para desligar del Perú a Bolivia. E n cuanto a la actividad de la guerra, bien comprenderá U d . que no me es lícito dar conocimiento de las medidas que se han tomado, ni de las qne se preparan. N o obstante, puede abrigarse la íntima seguridad de que no es ni será la inacción la que caracterice la defensa nacional. Espero en la justicia de nuestra cansa que la reparación será igual a la ofensa que nos ha inferido Chile. Tales son, señor, los principios jenerales a que arreglaré mi conducta oficial, por transitoria qne ella sea, los mismos qne serán también los de U d . en el mando de ese departamento.

Señor: Mal cumpliría las obligaciones que be contraído ante la nación i ante el Jefe. S u p r e m o de la República, que ha d e positado en m í su limitada confianza, n o m b r á n d o m e su Secretario jeneral de estado, si no diera a conocer con anticipación los principios que m e propongo observar eu mi transitoria, pero altamente honrosa posición oficial. Desde l u e g o , no olvido, señor, que la aspiración uniforme de los pueblos de Bolivia i de su ejército organizados para la defensa de la patria, pueda reasumirse en estos tres puntos esenciales: reorganización interna por medio Mas apesar de la rectitud de mis intenciones i del de una convención nacional, estrechar la alianza con la vehemente deseo de buscar el acierto en todos mis actos, República del Perú i actividad en la guerra contra Chile. En cuanto a lo primero, bien comprenderá U d . que una la opinión pública llegará a.retirarme su necesario c o n curso, por doloroso que me sea separarme del Jefe Supremo acertada elección de representantes del pueblo requiere varias condiciones qne me permito recomendar a la ilustra- de la República, resignaré la secretaría jeneral. El único derecho al que j a m á s renunciaré es al de defender a la da consideración de U d . patria. M e cupo la fortuna de ser el primero en protestar Es entre otras una de las principales—la de garantizar a mano armada contra Chile; aspiro a la gloria d e s c r e í por los medios m a s eficaces la libertad de elección cuyo ejercicio es incompatible con las restricciones que de ordi- último en dejarla. Me es grato con tal motivo reiterar al señor prefecto mis nario i m p o n e n los partidos interesados.


GUERRA

350

sentimientos de distinguida atento, seguro servidor.

consideración

con

que

DEL

soi

LADISLAO CABRERA. Al scfior prefecto del departamento de...

PROCLAMA D E L JENERAL PÉREZ.

El Jefe de Estado

Mayor jeneral,al

ejército.

Camaradas: Habéis elejido por vuestro Jeneral en Jefe al h o n r a d o coronel E l e o d o r o C a m a c h o . Bolivia ha s e c u n d a d o vuestros v o t o s , p o r q u e h a c o m p r e n d i d o q u e para c o m a n d a r el ejército i restañar las profundas heridas inferidas a la h o n r a nacional por la imbecilidad i la impericia de D a z a i Jofré, era menester un j e f e valiente e ilustrado que, g u i á n d o n o s por la senda del deber i del patriotismo, reparara vuestro h o n o r i vuestro crédito mancillados: ni lo u n o ni lo otro poseían vuestros antiguos directores. A l saber tan plausible a c o n t e c i m i e n t o , n o vacilé u n instante en venirme a incorporar al seno de mis c o m p a ñeros de abnegación i sufrimiento, para llevar adelante la grande obra de reconquistar nuestra patria, o morir c o n vosotros en el c a m p o de batalla. N o m b r a d o Jefe de Estado M a y o r Jeneral por el C o m a n d a n t e en Jefe d e nuestras armas, h e aceptado sin vacilar la ardua tarea d e la reorganización del ejército i ayudarlo c o n todas mis fuerzas, pues apesar de mi a v a n zada edad, afrontaré los obstáculos que se presenten, p o r q u e el alma n o envejece c u a n d o en ella arde el a m o r a la patria i a la libertad. Jóvenes d e la L e j i o n Boliviana: Sabéis c u á n t o os a m o , para imajinaros c u a n g r a n d e habrá sido el placer que he sentido al hallarme entre vosotros i felicitaros por la parte que tuvisteis en derrocar al autor de nuestros contrastes, al ridículo autócrata d e Bolivia; solo m e resta r e c o m e n d a r o s la constancia para continuar la c a m p a ñ a mientras ella dure, r e c o r d a n d o q u e nuestros amados projenitores lidiaron q u i n c e años c o n la abnegación i patriotismo que d i s t i n g u e a los alto i bajo peruanos. Granaderos: Habéis c a m b i a d o el sarcástico n o m b r e de D a z a q u e llevabais por el de Granaderos de la Alianza, q u e es g r a n d e significación e importancia i al q u e sabréis corresponder dignamente. Batallón L o a : A l glorioso n o m b r e q u e lleváis habéis añadido el de V e n g a d o r e s que adquiristeis en la espléndida victoria de Tarapacá, i vuestros compatriotas tienen fe en q u e n o d e s mentiréis este n o m b r e . Señores jefes i oficiales: N o ignoráis las causas del malestar de nuestro e j é r c i to, i c o n o c é i s también los remedios q u e hai q u e emplear para volverle a su antiguo c r é d i t o . A p e s a r d e la c a p a c i dad i enerjía del C o m a n d a n t e en Jefe i de mi entera a b negación para ayudarle en la reforma del ejército, n a d a podríamos si n o c o n t á s e m o s c o n vuestra eficaz c o o p e ración. La espada que veis en m i m a n o d e s d e el año de 1828, ha t o m a d o n u e v o s filos en las faldas del Tacora, i n o caerá de ella sino c u a n d o haya r e c o n q u i s t a d o la i n t e g r i dad del territorio de la patria, o deje m i ú l t i m o aliento en el c a m p o del h o n o r . A l l á estará c o n vosotros vuestro c o m p a ñ e r o i jeneral. JUAN JOSÉ

PÉREZ.

¡Viva la alianza! ¡Viva el Perú! ¡Viva Bolivia! Cuartel jeneral en Tacna, a 27 de E n e r o de 1880.

PACIFICO.

SE DECLARA COBARDE

Cuartel jeneral

AL

BOLIVIANO

QUE

P I D A LICENCIA.

en Tacna, a 30 de Enero

de 1880.

Considerando: Que las frecuentes bajas habidas en la Lejion Boliviana por licencias que no han podido dejar de concederse en mérito de poderosas razones personales que se han alegado por los interesados, han dado logar a que en el Perú i Bolivia se j u z g u e desfavorablemente respecto al honor de estos cuerpos que deben ser el m o d e l o de valor, de abnegación i patriotismo; Que la inmediación al enemigo hace probable que el ejército aliado tenga que vengar inmediatamente los ultrajes inferidos a la causa perú-boliviana i al honor de sus armas, el Comandante en Jefe del ejército en campaña ha ordenado: A r t . 1 . ° Que a t o d o individuo de la Lejion Boliviana que pida licencia en los solemnes m o m e n t o s que atravesamos, se le conceda con el calificativo de cobarde e indigno de pertenecer al ejército ni de llevar el nombre de boliviano. A r t . 2. ° Que habiendo terminado satisfactoriamente su comisión en el tribunal marcial estraordinario el señor coronel don Ignacio Zevallos, vuelva a ocupar su puesto de ayudante jeneral en el estado mayor jeneral del ejército. Comuniqúese en la órdeu jeneral del dia para conocimiento del ejército. E l Jeneral en Jefe de Estado Mayor Jeneral. PÉREZ.

XXVI. La cspedicion i tiroteo de Camarones: partes oficiales. Campamento

de Jazpampa,

Enero

30 de

1880.

Señor comandante: E n vista de la orden verbal que recibí del señor coronel jefe de estado mayor don Pedro L a g o s , el 29 del presente mandé 50 hombres a l ' m a n d o de los subtenientes don José D o m i n g o Teran i don José j R a m o a A m o r a Calatambo, i el que snscribe, el subteniente dou E m i l i o G ó m e z i 30 hombres partimos también el m i s m o dia a l o m o de muía. A las 2 P. M. nos dirijimos a Chiza para ponerme a las órdenes del señor capitán de Granaderos a caballo, don José Luis Contreras, que al mando de 80 hombres debía esperarme en esa, para de ahí marchar a la quebrada de Camarones. A las 9 P . M . del m i s m o dia me puse a las órdenes del señor Contreras, que m o m e n t o s antes había llegado con su fuerza. A las 11 P . M . emprendió la marcha la pequeña división en dirección a la quebrada mencionada. E l 30 a las 2 A . M . hicimos alto a pocas cuadras de Camarones. A las 6 A . M. recibí orden del capitán Contreras de bajar hasta avistar al enemigo i cortar la retirada a 4 hombres que habían de avanzada. A c t o continuo desplegué mis 30 soldados en guerrilla, bajando la pendiente del cerro a paso de trote. Como en dicha quebrada hai aglomeración de cerros, tuve que desfilar por el flanco hasta llegar al lugar donde se encontraba el enemigo. Tan pronto c o m o se le avistó, f o r m é la guerrilla al frente, con doble distancia, rompiendo los fuegos por la derecha. E l enemigo principió a subir, por distintos puntos i en gran desorden el cerro norte que hai en la quebrada, donde se atrincheró, quedando sin e m b a r g o algunos soldados en el bajo. Vivísimo fué el fuego que nos hicieron tanto del cerro c o m o de las emboscadas, sin causarnos daño, apesar del mayor número de fuerzas con que peleábamos. Los enemigos no bajarían de 300.


CAPITULO

Hice hacer fuego en avance a la guerrilla, hasta que la pendiente del cerro me lo p e r m i t i ó . . E n esta posición recibí orden del señor capitán Contreras de mandar al s u b t e niente G ó m e z con la mitad de mi fuerza a destruir la oficina telegráfica, M o m e n t o s antes una mitad de Granaderos a caballo habia bajado c o n el mismo fin. Escusado me será decirle, señor comandante, que tan pronto c o m o vio el enemigo que la pequeña guerrilla se dividía en dos porciones, trató de acabarnos, avivando mas sus fuegos. V i e n d o el gran peligro que corria el subteniente Gómez i su tropa, desfilé por el flanco, haciendo fuego hasta llegar a la altura. E l fuego de parte del "enemigo, era mas i mas nutrido, i como notara qne el subteniente G ó m e z habia subido con parte de la tropa, hice tocar retirada, lo que antes habia hecho ya el capitán Coutreras. Al abandonar el enemigo la parte baja de la q u e brada, prendió fuego a la oficiua telegráfica, c o m o igualmente al parqne de municiones; la esplosion fué tremenda, seguida de nn vivo fuego graneado que hacían los cajones de cápsulas al qnemarse. Nuestra retirada fué en el mayor orden, protejida por los 30 guerrilleros. L a caballería se habia visto obligada a tomar la vanguardia por el mal estado de la caballada; demoramos no menos de dos horas en subir a la alti-planicie a consecuencia del terreno arenoso i la gran repechada. Los 4 espías que anteriormente he mencionado no p u dieron ser tomados a causa de la larga distancia que nos separaba; tan pronto c o m o nos vieron, dieron la señal de alarma i tomaron la fuyenda, N o menos de una legua, señor comandante, tuvimos que andar a! paso de trote para avistar al e n e m i g o ; esto se hizo guiados por el entusiasmo de sorprenderles antes que los espías pudieran dar cuenta. El resultado de la espedicion es el siguiente: por parte del enemigo 5 bajas conocidas. U n certero tiro del soldado José Vega, de la fuerza de mi mando, trajo a un oficial enemigo caballo abajo, rodandando en seguida por la p e n diente. Este debía ser el jefe por el mando i actitud que tomaba en el combate. E l número de heridos no se puede apreciar. Oficina telegráfica, víveres i parque de municiones quemados. Por nuestra parte un soldado de granaderos muerto i 4 caballos. E l armamento del enemigo es muí superior en alcance al de nuestro ejército. En 40 horas la división ha recorrido un trayecto de cuarenta leguas. D e b o advertir que 30 soldados, iban a l o m o de muía, sin mas apero que un pedazo de cordel para m a n e jarla i una manta, i con solo un pan i un poco de harina tostada para alimentarse. E l agua se concluyó después del combate, pero no por esto se notó desmayo ninguno en los soldados. Disjno de mención es el comportamiento observado en la tropa de mi mando que peleó con toda calma i tranquilidad. Es cuanto tengo que decir a U d . sobre el resultado de la espedicion. Dios gnarde a Ud-. MARCELINO

DINATOR.

Al señor Comandante del Tejimiento Santiago.

1.

D

COMPAÑÍA D E L TERCER ESCUADRÓN D E GRANADEROS A CABALLO.

Tana, Enero

31

de'1880.

Señor coronel: En vista de las órdenes verbales que V . S. se sirvió darme en Turisa, el 29, a la 1 P. M., m e puse en marcha con dirección a Camarones, c o n la fuerza d e mi m a n d o , compuesta de 80 h o m b r e s de caballería, al m a n d o de las respectivas mitades, del teniente J o s é F. Ealdevenito i los alféreces Ernesto Carson, A l e j a n d r o M. R o d r í g u e z , Juan E. Valenzuela i N i c a n o r V i v a n c o ; al m i s m o tiempo, según disposición d e V . S., debia salir de Tana la fuerza de infantería del rejimiento Santiago al m a n d o del teniente

QUINTO.

351

d o n Marcelino Dinator, i subteniente Emiliano G ó m e z H. i 30 individuos de tropa guerrilleros: al efecto, luego nos avistamos v i n i é n d o n o s a reunir a la bajada de Chiza. A las 9.30 P. M. llegamos al plan de la quebrada i al p o c o rato a la casa de dicha finca, d o n d e di a la fuerza un p e q u e ñ o descanso i que beber a la caballada, p o n i é n d o n o s en m a r c h a a Camarones a las 11 P. M. del m i s m o dia. El 30, a las 3 P. M. teníamos a pocas cuadras la q u e brada de Camarones d o n d e h i c e hacer alto, para refrescar la jente i animales fatigados c o n la penosa marcha de veintidós leguas recorridas en el corto tiempo de 15 horas. A las 6 P. M. d e ! dia indicado estábamos a la vista de la quebrada i l u e g o divisamos en la altura de una loma, c o m o a quince cuadras de nuestra posición, una avanzada enemiga, a la cual tratábamos de dar alcance; disponiendo, al efecto, bajara una descubierta de 10 granaderos de la tropa de mi m a n d o i la infantería, que t o m ó la línea recta de la fuerte pendiente. L a avanzada enemiga, gracias a la distancia, p u d o e m p r e n d e r la retirada, d a n d o la señal de alarma c o n tiros; nuestras fuerzas de descubierta luego d o m i n a r o n una loma que daba vista al enemigo, el cual, c o n m u c h a confusión, trataba de ganar la altura del lado N o r t e de la quebrada, c u y o paso era por u n desfiladero, el cual fué atacado por u n v i v í s i m o fuego del ala derecha de la guerrilla de infantería al m a n d o del s u b t e niente E m i l i a n o G ó m e z , i mas v i v o aun c u a n d o entró en acción el ala izquierda de d i c h a guerrilla m a n d a d a por el teniente Marcelino Dinator, j e f e de toda ella; siguiéndose el fuego en avance hasta que el e n e m i g o p u d o salir a una l o m a i tomar trincheras i contestar a los nuestros. E n d i c h a retirada el e n e m i g o perdió 5 h o m b r e s i varios animales que, por lo escarpado del paso, rodaban quebrada abajo. A l m i s m o t i e m p o que la infantería atacaba ese paso, dispuse q u e una mitad de las fuerzas de Granaderos de mi m a n d o al m a n d o del alférez Ernesto Carson bajase a la quebrada para tomar el telégrafo, dest r u c c i ó n de él; alcanzando el bajo d i c h a mitad fué atacada c o n refuerzos n u e v o s del e n e m i g o por el Oriente i Poniente que, j u n t o c o n las trincheras, hacían un fuego v i v í s i m o , c o n rifles de d o b l e alcance, a los de nuestra i n fantería, E n esta posición fué d o n d e tuve la desgracia de perder al valiente s o l d a d o Miguel Seda i 4 caballos. A l tomar la retirada el e n e m i g o , por el avance de nuestras fuerzas, prendieron fuego al cuartel en el cual estaba el parque i víveres, c u y o fuego l u e g o h i z o estallar las m u niciones, que al parecer por los efectos de la esplosion debían ser en gran n ú m e r o , c u y o estallido h i z o mil pedazos d i c h o cuartel i oficiua telegráfica. I m p u e s t o ya de esto, nuestro avance era inútil puesto que ya teníamos logrado de mas nuestra c o m i s i ó n i creí prudente tocar retirada, por no esponer por mas t i e m p o nuestra pequeña fuerza en acción solo de los 30 guerrilleros i una mitad de los Granaderos, contra un e n e m i g o c o m p u e s t o d e 300 h o m b r e s i bien atrincherado. E n efecto, hice tocar retirada, p r o t e j i e n d o el desfile de la caballería, por el bajo, c o n la mitad de la guerrilla al m a n d o del subteniente G ó m e z , la otra mitad por el alto al m a n d o del teniente Dinator. Este paso fué el mas penoso de la fuerza, d e b i d o a la gran pendiente del cerro, el calor s o focante i sobre t o d o que la caballada y a por el escesivo trabajo estaba enteramente gastada. M e es grato manifestar a V. S. el entusiasmo d e la tropa, q u e a toda costa, sin mirar el peligro a q u e estaba espuesta, quería tomar el plan de la quebrada, i d e b i d o a la tranquilidad i enerjía de los oficiales q u e la mandaban, p u d o obtenerse el éxito feliz q u e o b t u v i m o s . Testigo o c u lar de esto i oportunas v o c e s a toque impidieron que el e n e m i g o pudiera hacernos el m a y o r daño, c o n tantas ventajas que en t o d o sentido tenia. A ías 11.30 A . M. de d i c h o dia t o m á b a m o s el alto Sur de la quebrada d o n d e por una hora descansó toda n u e s tra fuerza de la fatigosa j o r n a d a de descenso, c o m b a t e i ascenso; n o p u d i e n d o detenernos mas en ese p u n t o poín o tener agua, c u y o s efectos de sed i calor palpamos i


GUERRA

352

DEL PACIFICO.

c o n el ataque d e insolación sufrido p o r el subteniente G ó m e z , e m p r e n d i m o s nuestra m a r c h a . Las fuerzas enemigas estaban al m a n d o del coronel Melgar i el cual fué d e un balazo derribado d e su caballo i seguramente herido. S e g ú n lo espuesto, el resultado de la feliz espedicion fué el siguiente: C o m o bajas c o n o c i d a s un j e f e seguramente h e r i d o , m u niciones, víveres, telégrafo, cuartel destruidos i el triunfo en un ataque d e 5 0 h o m b r e s c o n t r a 3 0 0 i el seguro aband o n o de la única avanzada del e n e m i g o . E n 4 0 horas nuestra fuerza, careciendo del elemento mas necesario (el a g u a ) , ha h e c h o la penosa m a r c h a de cuarenta i d o s leguas, batir el e n e m i g o , i c o n s e g u i d o el resultado feliz obtenido, sin contar el n ú m e r o d e heridos i muertos q u e después d e la subida h a y a tenido el e n e m i g o , q u e creo n o será despreciable. Estando separado i a bastante distancia del señor c o m a n d a n t e d e m i rejimiento, p o n g o en c o n o c i m i e n t o d e V . S. lo precedente que haré i g u a l m e n t e presente a m i espresado j e f e c o n la o p o r t u n i d a d debida. D i o s g u a r d e a V . S. J. L.

CONTRERAS.

dinario i Ministro Plenipotenciario del Perú en la R e p ú blica Arjentina, U r u g u a y i Paraguay, doctor don Evaristo G ó m e z Sánchez, i en consecuencia, dígase a la Secretaríade Hacienda que ordene lo conveniente, para que el Ájente Financiero i E n v i a d o Extraordinario i Ministro P l e n i p o tenciario del Perú en Francia e Inglaterra, don Toribio Sanz, pague la suma de mil novecientos vein'e dollars, importe del gasto que, por orden del espresado doctor G ó m e z Sánchez, hizo el señor Tracy E n c a r g a d o de N e g o cios de la R e p ú b l i c a en los Estados U n i d o s de NorteA m é r i c a ; aplicándose este gasto a los Estraordinarios del R a m o de Relaciones Esteriores i Culto. Comuniqúese i rejístrese. CALDERÓN. TELEGRAMAS.

Panamá,

Febrero

2 de 1880.

Ministro peruano, P a n a m á , u ó . — S T . THOMAS. Panamá, Catinister, P a n a m á . — V a p o r Thomas 1 1 .

XXYÍI.

Febrero

3 de 1880.

no esperará, saldrá San

Panamá,

Febrero

4 de 1880.

El Ministro del Perú en la República Arjentina, Evaristo Gómez Sánchez, pide aprobación del gasto estraordinario hecho para anticipar su viaje de Panamá a Buenos Aires.

Catinister, Panamá.—-Vapor espera cuarenta i ocho h o ras después media noche del d i e z : no m a s , cuarenta pesos por h o r a ; conteste; mande nombre ministro.

(Inédito.)

Ministro peruano para Buenos A i r e s . — C ó n s u l peruano, San T h o m a s . — ¿ P o d r á esperar vapor para Brasil ocho pasajeros Mala Real saliendo Colon el cinco?

N Ú M . 1 . — L E G A C I Ó N D E L PERÚ E N LA REPÚBLICA A R J E N T I N A .

Panamá, Febrero 5 ele 1880. Señor secretario: E l 2 1 de Enero llegué a esta ciudad, i en el instante me puse a tomar datos en orden a la manera de continuar rápidamente mi viaje. L o s que adquirí me persuadieron de que no tenia sino una v i a a mi disposición: la de N u e v a - Y o r k a R i o Janeiro, en el vapor que zarpa el 5 de cada mes de aquel puerto i que arriba el 10 a San Thomas, de donde sale el m i s m o dia para su destino. Noticias exactas sobre las conexiones de los vapores que, partiendo de Colon tocan en dicha A n t i l l a , m e d e m o s t r a ron que era de todo punto imposible llegar a ella el 1 0 del presente mes, i que, o tenia que resignarme a perder un m e s , o apelar a recursos estraordinarios para alcanzar que el vapor de la línea de N u e v a - Y o r k esperase en San Thomas la llegada del de la Mala Real. Los telegramas que acompaño ponen de manifiesto que he arribado a mi intento, aunque con grande dificultad, a mérito de una oferta de dinero que hizo a instancias mias, nuestro encargado de negocios en los E s t a d o s U n i d o s . Con la seguridad que se me esperará en San T h o m a s , me p o n g o hoi en marcha de Colon para esa isla, Sírvase V . S. participarlo así a S. E . el Jefe S u p r e m o , recabando de él la aprobación de mis procedimientos, i la orden para que nuestro Ájente Financiero en Londres h a ga honor a la letra que contra él debe haber jirado el s e ñor Tracy, para cumplir el contrato celebrado por encargo mió, a fin de obtener la espera del vapor en San Thomas, que dará por resultado, el que, antes de un mes pueda e n contrarme en el desempeño de la importante misión que se me ha confiado. Dios guarde a V . S. EVARISTO GÓMEZ SÁNCHEZ. Al señor Secretario de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores.

Lima,

Febrero 20 de 1880.

E n atención a las razones espnestas en el precedente oficio, apruébase el gasto hecho por el E i viudo Estraor-

Ministro para Buenos Aires.—Catinister, N u e v a - Y o r k . — ¿ P o d r á esperar en San Thomas vapor para Brasil ocho pasajeros saliendo Colon el cinco Mala R e a l ? Ministro peruano para Buenos Aires.—Catinister,Nueva Y o r k . - - O f r e z c a fuerte suma por esperarme Sau Thomas, jirando contra Ministro Londres. Estoi autorizado. Evaristo Gómez Sánchez.—Catinister, N u e v a - Y o r k . — Salgo para San Thomas espéreme vapor cueste lo que costare. Llegaré t r e c e . — E s c o p i a . — P a n a m á , Febrero 5 de 1880.—El

Secretario

de la L e g a c i ó n , E R M E L J. ROSPI-

GLIOSI.

XXVIII. Las deserciones del ejército boliviano i sus causas: partes oficiales. ESTADO M A Y O R J E N E R A L .

Cuartel

jeneral,

Tacna,

15 de Febrero

de 1880.

Señor: Con esta fecha d i g o al señor Jefe del E s t a d o Mayor Jeneral del Gobierno provisorio de la R e p ú b l i c a , lo que signe: " S e ñ o r : — A d j u n t o a este oficio el parte que en la fecha ha pasado al Estado Mayor Jeneral el señor coronel jefe del batallón Alianza 1 . ° de Bolivia, por el que verá Ud. que se fomenta la deserción i desmoralización del ejército cíe nna manera escandalosa por los m i s m o s jefes que están encargados de hacer cumplir la disciplina militar. " P a r a evitar en lo sucesivo tan perniciosos actos, me dirijo a U d . con él objeto de que se sirva recabar del señor Presidente Provisorio de la República las medidas mas enérjicas a fin de que todos los soldados desertores de este ejército en campaña sean conducidos a este cuartel jeneral, para que sufran el ejemplar castigo que determinan nuestras leyes militares, con escarmiento de unos i con preventivo ejemplo para otros.


CAPITULO

" C o u este fin marcha también de este cuartel nna comisión de jefes i oficiales que deben recojer a todos los desertores del ejército, i espero que U d . se servirá prestarles el eficaz apoyo i pi-oteccion qne es debida a una c o m i sión tan importante. "Sírvase dar conocimiento de esta nota al Jefe Supremo de la nación, aceptando U d . los sentimientos de respeto con que me suscribo su atento i seguro servidor.—Juan José Pérez.—Al señor Comandante Jeneral del departamento de L a P a z . " L o que trascribo a U d . para su intelijencia, con inclusión de una copia legalizada del oficio del jefe del batallón Alianza, a fin de que por su parte se sirva tomar todas las medidas conducentes al lleno del objeto moralizador que se propone el señor Comandante en Jefe del ejército. Dios guarde a U d . J U A N JOSÉ

BATALLÓN

ALIANZA

1. °

Pacoyai,

PÉREZ.

DE SOLIVIA.

Febrero

15 ele 1SS0.

Señor: Me es s u m a m e n t e desagradable c o m u n i c a r a U d . en este oficio que el batallón de mi m a n d o ha tenido c i n c o bajas personales por deserción, apesar del c u i d a d o i m e d i das que se h a n t o m a d o para la seguridad del cuartel que, c o m o U d . bien lo sabe, está al descubierto. Al participar a ese Estado M a y o r Jeneral esta n o v e d a d , no d e b o pasar desapercibido los m o t i v o s que han influido en éstos para abandonar c o b a r d e m e n t e este cuartel jeneral i marcharse a La Paz. En efecto i a c o n s e c u e n c i a d e la r e v o l u c i ó n d e l 27 d e Diciembre último, fueron espulsados del c u e r p o los sarjentos primeros c o n g r a d o de tenientes Jorje Vizcarra, Cristóbal Diaz, Cipriano Alva, N i c a n o r Zapata i otros allegados i adictos al jeneral Daza, n o tanto por la tranquilidad del batallón c o m o por e c o n o m i z a r los pingües sueldos que gozaban. Sacados por una partida de coraceros hasta Yarapalca, fueron botados a Bolivia, d o n d e sé por partes verbales que he recibido, han sido recojidos, gratificados i enrolados en los cuerpos q u e se forman allí en sus m i s m a s g r a d u a c i o nes i c o n los mismos sueldos. A h o r a bien: instigados por sus jefes, ellos escriben al batallón, seduciendo a los soldados, para que, d e j a n d o este teatro de la guerra, corran a engrosar las dichas fuerzas en sus m i s m a s graduaciones. Este h e c h o escandaloso, autorizado en La Paz, no es justo que q u e d e i m p u n e , pues la cobardía i deslealtad h a ce que h u y e n d o del e n e m i g o que está a m a g á n d o n o s de dia a dia, vayan a ocultarse tras las faldas del Illimani, parapetados p o r la cordillera, en m o m e n t o s en q u e la n a ción necesita precisamente de esas fuerzas. Ese E s t a d o Mayor Jeneral n o debe tolerar que criminales de esta n a turaleza instiguen a los pocos soldados fieles q u e quedan frente al e n e m i g o , para que, g o z a n d o de los m i s m o s sueldos, se enrolen en las filas d e tropas q u e e v a d e n presentarse en este cuartel jeneral. En aseveración de t o d o lo q u e antecede, p u e d o asegurar a U d . q u e todos los soldados desertores de nuestro diminuto ejército se hallan dados d e alta en d i c h o s c u e r pos después d e ser gratificados por f o n d o s q u e salen d e la misma nación i en detrimento de los indispensables para objeto mas d i g n o . Los m e n c i o n a d o s sarjen tos, n o c o n t e n tos con esto, salen hasta sesenta i siete leguas de La Paz en alcance de los desertores, lo que prueba que se hallan en continua c o m u n i c a c i ó n , instigando sin cesar a los s o l dados sobre los cuales ejercieron antes influencias c o n o cidas por el ex-capitan jeneral i que al presente se las dan de la misma manera sus n u e v o s jefes. Este crimen, que se servirá Ud. c o m u n i c a r l o al señor c o mandante en j e f e del ejército, n o p u e d e quedar sin una pronta i enérjica sanción. Por mi parte p i d o autorización a ese Estado M a y o r J e TOÜO

11—45

353

QUINTO.

neral para m a n d a r dos jefes i algunos oficiales a la ciudad d e L a Paz, para reclamar al señor Presidente Provisorio a los desertores del c u e r p o que se hallan enrolados en el Victoria i Murillo. N o d u d o que el señor C o m a n d a n t e en Jefe aprobará esta m e d i d a i exijirá de su parte la pronta e inmediata espulsion de los cobardes instigadores de las filas del ejército, c o m o indignos de pertenecer a una institución que es la salvaguardia de la nación que los forma para su seguridad i n o para correr de sus filas c u a n d o el e n e m i g o se halla a la vista. Con este m o t i v o m e repito de U d . m u i atento i seguro servidor. ILDEFONSO

MURGUIA.

Al señor Jeneral Jefe de Estado Mayor jeneral.

NO

SE

PAGA

A

LOS

COBARDES.

EJÉRCITO B O L I V I A N O . — E S T A D O M A Y O R J E N E R A L .

Cuartel

jeneral

en Tacna, a 12 ele Febrero

ele 1880.

Señor: El C o m a n d a n t e en Jefe del ejército en c a m p a ñ a h a ten i d o c o n o c i m i e n t o por el a d j u n t o presupuesto, que en esa capital se h a n decretado pagos tan injustos c o m o i n d e b i d o s , a los cobardes que n o han sabido c u m p l i r c o n su deber en el c a m p o de batalla de San Francisco. E l ejército boliviano en c a m p a ñ a se halla c o n sus jefes, oficiales i soldados i m p a g o s desde h a c e tiempo; i c u a n d o se carece aquí de recursos para equipar nuestros batallones, en estos m o m e n t o s p r ó x i m o s a u n c o m b a t e , se ve que en La Paz se decretan pagos ilegales, desperdiciando los d i neros del Estado, entre militares que ante el e n e m i g o n o han h e c h o otra cosa q u e huir hasta el centro de nuestras poblaciones, para fomentar allí la anarquía i entrabar a la nación en su m a r c h a de defensa de la integridad de su territorio. L a verdad neta i franca, señor prefecto, es amarga, pero n u n c a en Bolivia es mas necesaria, pues lo primero q u e d e b e m o s hacer es moralizar nuestro ejército atendiendo en justicia a los que c u m p l e n su deber i alejando de los favores fiscales a los que vergonzosamente h u y e r o n ante la vista de los enemigos de la patria. La ilegalidad de la espresada liquidación se funda en las causales siguientes: 1. ^ está h e c h a por el interesado sin intervención de su j e f e ni habilitado; 2. c o m o el p a g o se hacia al ejército del Sur por la caja fiscal peruana, n o se tiene c o n o c i m i e n t o de las sumas que haya perc i b i d o c o m o buenas cuentas; 3 . porque no tienen derec h o a exijir haberes d e v e n g a d o s los que llenaron d e ignominia nuestro pabellón en el desastre de San F r a n cisco, siendo mas urjentes otros por servicios que se están prestando actualmente al frente del e n e m i g o . ri

0 3

Con sentimientos de mi alto aprecio, m e suscribo de U d . su m u i atento servidor. J U A N JOSÉ

PÉREZ.

Al señor Prefecto del departamento de La Paz.

XXIX. Biografías de los jenerales Mariano I. Prado e Hilarión Daza, ñor J. V. Ochoa. MARIANO IGNACIO

PRADO.

E l jeneral Mariano Ignacio Prado ha sido, sin duda, uno de los hombres mas populares en el Perú. La prueba clásica de ello está en que ha subido por dos veces al poder Supremo de esa R e p ú b l i c a : cosa poco común en estos países jóvenes de Snd-América, en los que las afecciones así c o m o los odios de los pueblos, son tan v a riables c o m o sus instituciones. E l combate del 2 de Mayo de 1866, con la escuadra


354

GUERRA

DEL

española en la rada del Callao, tuvo l o g a r durante la p r i mera presidencia de Prado, i ya sea por la posición que investía, o por su buen comportamiento en la acción, lo cierto es que ella le dio el puesto del héroe e hizo de su persona una figura americana. L a trasmisión legal del mando que efectuó después i su viaje a Europa en calidad de plenipotenciario del Perú, acrecentaron su prestijio, dándole títulos suficientes para que su país le entregara nuevamente las riendas del G o bierno. E n los presentes estudios, tomamos la figura del jeueral Prado solo desde el momento en qne estalló la presente guerra, qne a la sazón era Presidente del Perú. A la noticia del atentado de Chile a nuestro territorio, notables fueron las demostraciones de simpatía del noble pueblo peruano a la causa de Bolivia, en las que resueltamente se pedia la alianza, para hacer con nosotros la guerra a qne se nos habia provocado. P r a d o , para acallar las exijeucias del país, interpuso sus buenos oficios en el conflicto declarado, acreditando l a , m i sión L a val le ante el gabinete de Santiago, i no quiso que el Perú pasara del papel de amigable componedor. Mas, no podia contener con esto la efervescencia de los partidos-políticos i de todos los círculos sociales, que exijian a todo trance alianza con Bolivia i guerra contra Chile, haciendo que se recordara en la vecina R e p ú b l i c a , del pacto de alianza defensiva, firmado el 6 de Febrero de 1873. Comprendió Prado que dicho tratado no era un pacto obligatorio, que las potencias signatarias habían contraído por él una obligación en cierto modo potestativa, i francamente, tentó para que el Perú la eludiese. Sea por su antigua simpatía a Chile, sea por temor de que la guerra le traería su caída, c o m o ha sucedido, lo cierto es que vaciló muchísimo para dar oidos a la opinión pública, qne le pedia a gritos la declaración inmediata del casus fcederis, en vista de la guerra que era de salitre i en la que tenia que entrar forzosamente el Perú. Obligado por la opinión, i sobre todo por la ilustrada prensa limeña, resolvió que la división Valverde saliera el 7 de Marzo a reforzar la guarnición de I q u i q u e ; al m i s m o tiempo, que, para demorar o eludir la declaración antedicha, recurría al curioso espediente de convocar a una asamblea estraordinaria, para que resuelva sobre el casus fcederis del tratado de alianza, que habia sido ya aprobado por otra asamblea i en el que se autorizaba al ejecutivo para la temida declaración. Felizmente Chile, ahorró el trabajo de ella al Gobierno i al parlamento, con su uotificacion de guerra al Perú, hecha al plenipotenciario Lavalle el 5 de A b r i l i trasmitida por éste a L i m a el m i s m o dia. A tal noticia, el jeneral Prado se desvistió de las insignias de jeneral de división de Chile, c o n q u e esta nación habia reconocido su heroico comportamiento en el combate del 2 de Mayo, i desde los balcones del palacio consistorial de L i m a , proclamó al frenético pueblo que lo escuchaba, parodiando a Francisco I poco mas o menos con las siguientes palabras: "¿Quiere guerra Chile?—pues la tendrá, tan tremenda, tan terrible c o m o el ultraje que nos ha inferido'"... Palabras fueron que atemorizaron verdaderamente a los chilenos. E L MERCURIO de Valparaíso en su editorial del n ú m . 17 de A b r i l , decia apropósito: " L a s espresiones del jeneral Prado retumban en nuestros oidos, c o m o los golpes del azadón que cava una sepultura"... Mas tarde... se verá c ó m o el jeneral Prado supo c u m plir sus arrogantes palabras. Declarada la guerra, el pobre jeueral Prado tuvo que luchar con los tremendos inconvenientes de movilizar un

PACIFICO.

ejército i una escuadra que no estaban ni podían estar en pié de guerra. Tuvo que luchar aun mas, con la irascibilidad de los partidos políticos, especialmente el civilista, opositor suyo, qne a las noticias de los bombardeos de Pisagua, M o l i e n do, Pabellón de Pica, etc., le exijian acción pronta i decisiva, haciendo desgraciadamente de la guerra, una arma de partido. Varias noches escitaron de tal manera al pueblo de L i m a , que llegó éste hasta amenazar con piedras las ventanas del palacio de gobierno, g r i t a n d o : abajo el traidor Prado. E n tal situación, parece que el único consuelo del j e n e ralísimo, era dirijir telegramas a esta ciudad, para que vuele ejército boliviano a Tacna. A l fin, hechos los arreglos mas precisos en la escuadra, pudo el jeneral Prado satisfacer las exijeucias de la prensa intrausijente, que le pedia que a toda costa marchase al teatro de operaciones. E l 17 de Mayo asumió el mando en jefe de la escuadra i del ejército, dejando la presidencia de la República a cargo del primer Vice-presidente, jeneral don Luis LaPuerta, i el m i s m o dia salió del Callao con la primera división naval, compuesta de las naves Huáscar e Independencia i de los trasportes Oroya, Chalaxo i Limeña. E l convoi tocó en Moliendo, i de allí partió el Limeña, a desembarcar en l i o los materiales del telégrafo, que debía unir Tacna, Moqnegna i Arequipa. Desde la altura de l i o , se creyó probable un choque con la escuadra chilena, puesto que el vapor de la línea sabia la marcha de la peruana, i mui bien pudo haber comunicado a aquella. Sin e m b a r g o , no tuvo novedad alguna hasta Arica, donde supo por la fragata inglesa Turquoise, que la escuadra chilena que bloqueaba a Iquique habia zarpado para el Norte, también el 17. E l 20 a las 3.40 P . M. el telégrafo de Arica comunicaba a Tacna, la halagüeña noticia de la llegada de la escuadra i del jeneral Mariano I. Prado, que según el art. 1. ° del protocolo adicional del pacto de alianza, debia ser el Supremo Director de la guerra. El ejército boliviano que hacia mas de veinte dias que estaba en Tacna, recibió la nueva con el mayor entusiasm o , porque tenia una alta idea del valor i talentos militares del jeneral Prado i fe viva en que seria el gran capitán que lo conduciría a la victoria. E n t o n c e s tuvimos el honor de conocerlo personalmente.

L a impresión que nos produjo fué bastante agradable. U n hombre de 55 a 60 años, de mediano t a m a ñ o ; fisonomía llena de bondad i dulzura, oculta en parte por una barba cerrada ya canosa; continente grave i majestuoso que revelaba al h o m b r e de estado tras el estricto i modesto traje militar; mirada lánguida pero profunda, que en sus órbitas negras parecía querer ocultar preciados tesoros de valor, virtud e intelijencia. D e trato sagaz i amable, de l o c u c i ó n u n tanto difícil i afectada. N o sabia hablar en p ú b l i c o . S e v e r o en el c u m p l i m i e n t o del deber, era m u i parco en prodigar elojios a nadie i m e n o s a sus subordinados. A Grau, rara vez lo felicitó por sus heroicas hazañas; se red u c í a a apretarle la m a n o , c o m o el j e f e al oficial que v u e l v e de una comisión. A u s t e r o i cristiano en los principios de su vida privada, parecía estar e x e n t o de todas esas pequeñas pasiones que se arraigan en el c o r a z ó n de los gobernantes. E n fin, el j e n e r a l Prado tenia el aspecto d e un grande h o m b r e i nos recordaba a esos caballeros cruzados de las guerras de la E d a d Medía, por su fe en la alianza i por sus constantes promesas al Perú i a Bolivia, d e trazarles c o n su prestijiosa espada el c a m i n o del triunfo i de la


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El plan de activas operaciones que habia traido de L i ma, era magnífico. E n la n o c h e del m i s m o dia 20, zarparon el Huáscar i la Independencia para Iquique, con o b j e t o de tomar o destruir a los dos b u q u e s enemigos q u e habían q u e d a n d o sosteniendo el bloqueo de ese p u e r t o . — D e allí debian pasar a Antofagasta, d o n d e se sabia que varios trasportes chilenos estaban a la sazón desembarcando tropas. D i c h o s trasportes eran víctimas de los cañones peruanos, i entretanto que éstos atacaban p o r m a r a A n t o f a gasta, gran parte del ejército boliviano, e m b a r c a d o en el Chalaco i el Oroya, iba a desembarcar cerca de Tocopilla i hacer por tierra, simultáneo el ataque de aquel puerto reivindicado, mientras q u e lá escuadra enemiga j u g a b a a la gallina ciega en las aguas del Callao. Desgraciadamente el fracaso d e la Independencia vino a cortar para siempre la línea ofensiva q u e se nos p r e sentaba i a eclipsar la afortunada estrella del jeneral Prado. La impresión q u e causó en éste tal desastre, fué terrible. C a y ó en una especie de abatimiento, del que c r e y ó salir m a r c h a n d o a I q u i q u e , c o n la segunda división boliviana, q u e iba a reforzar la línea de defensa del departamento de Tarapacá. Mas, la presencia de Prado era necesaria en Arica, por lo que t u v o que regresar después de hacer algunos arreglos en el ejército del S u r . — S e e m b a r c ó en Pisagua en un bote c o n solo su secretario privado, único acto d e arrojo c o n que p u d o ilustrar la c a m p a ñ a , i así llegó a Arica el 5 de J u n i o . E m p e z ó por hacer espedicionar al Huáscar a las costas enemigas, i cada vez que el bravo m o n i t o r regresaba d e sus gloriosas pero estériles correrías, el buen h o m b r e creia a pié juntillas, que c o n ellas iba aniquilando el p o der de Chile. En c u a n t o a la defensa de la estensa costa peruana, la creia asegurada c o n la débil línea de u n ejército de menos de 12,000 h o m b r e s , diseminada a lo largo de un d e sierto de mas de doscientas leguas, en el q u e nuestros soldados iban p e r d i e n d o dia a dia su fortaleza para la campaña i su enerjía i patriotismo para-el c o m b a t e . Sordo el jeneral Prado a las indicaciones de la prensa i de la opinión sensata, se mostraba rehacio a dar un solo paso por tierra en busca del enemigo, sin advertir que éste c o n la i n a c c i ó n de nuestra parte, ganaba lo que perdiamos. Sordo asimismo a los clamores de Bolivia i el Perú, a que no sacrificara al Huáscar i a su ilustre c o m a n d a n t e , con las inútiles c o m o espuestas espediciones a los mares dominados por el e n e m i g o , creia imposible la pérdida del único buque de guerra c o n que se podia contar i su especial objeto parecía ser, el d e tener asegurado con él el statti quo de la guerra. Respecto a adquisición d e n u e v o s buques, solo t u v o dorados sueños, i su queja continua, era de que el partido civilista, y a preponderante en Lima, por hacer guerra a su persona, la hacia contra los intereses nacionales: escatimándole recursos, d e m o r a n d o el c a m b i o de calderas al Manco-Capac, n o m a n d á n d o l e lo que pedia, etc., etc.; para cohonestar t o d o lo cual era i m p o t e n t e el distinguido a n ciano que hacia d e Presidente.

QUINTO

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Chile que habia temido aquellas sus arrogantes palabras, n o tardó en burlarse de ellas. R e c o r d a m o s de u n incidente, que nos h i z o ver bien claro la pobreza de injenio del S u p r e m o Director. Cierta mañana paseábamos por el muelle de Arica, d o n de se encontraba el jeneral Prado, c o n t e m p l a n d o a los prisioneros del Rimac, en su faena de sacar de la orilla del mar una p o r c i ó n de carbón que se habia sumerjido. U n chiquillo, t o m a en tales circunstancias algunos trozos de carbón, con lo que se marchaba a hurtadillas, Prado que v é esto, se llena de indignación, h a c e que el pobre m u c h a c h o d e p o n g a el r o b o , i lleno de cólera esclama: — H é ahí los dilapidadores de la nación! L o q u e n o p u d o m e n o s de causar hilaridad entre todos los concurrentes. L l e g ó por fin lo que todos m e n o s Prado, temían i p r e sajiaban; llegó el sacrificio de A n g a m o s , en el que el Perú perdió su invicta i m e j o r nave i la Alianza, al irreemplazable marino, al inmortal Grau, i c o n él una lejion de v a lientes i de futuros héroes. Tras de A n g a m o s n o se dejaron esperar Pisagua, Camarones, San Francisco i la captura de la Pilcomayo, que agravaron notablemente la salud física i moral del jeneral Prado. Vio que la corriente de la tormenta iba a arrastrarlo, i h u y ó de ella, c o n intención de aplacarla desde Lima. E l 25 de N o v i e m b r e , es decir, c i n c o dias después de la pérdida de Tarapacá i de la Pilcomayo, se embarcó en la n o c h e de un m o m e n t o a otro en el vapor lio de la carrera, llegando al Callao el 29 del m i s m o mes. Cuando creia q u e su persona seria recibida por la c ó lera de u n p u e b l o exacerbado por las desgracias, su e n trada a L i m a , si bien triste, fué pacífica i hasta h o n r a d a por algún a c o m p a ñ a m i e n t o . R e a s u m i ó el m a n d o supremo, encargando el Ministerio de Guerra i Marina i la jefatura del gabinete, al señor Piérola, quien se n e g ó a aceptar tales cargos, c o m o j e f e del partido opositor que habia crecido contra Prado. P o c o después, el 18 d e D i c i e m b r e , c o n el m i s m o sijilo c o n que salió de Arica, se embarcó en el Callao para E u ropa, a desempeñar una comisión importante, según sus palabras testuales, d e j a n d o n u e v a m e n t e la j e r e n c i a del Estado, al Vice-presidente La-Puerta. El 23 de D i c i e m b r e , bajaba éste del poder, c o n la r e v o l u c i ó n encabezada por d o n Nicolás de Piérola.

M u c h o se h a o c u p a d o la prensa en pro i en contra del j e n e r a l Prado, c o n m o t i v o de su viaje e i n t e m p e s t i v o a b a n d o n o d e la presidencia del Perú. El d i c t a d o r Piérola, por decreto de 22 de M a y o del a ñ o 80, ha declarado que: — " D o n Mariano I. Prado, queda privado para en a d e lante, del título i los derechos de c i u d a d a n o del Perú i c o n d e n a d o a degradación militar pública, tan p r o n t o c o rno pueda ser h a b i d o . . . " El t i e m p o dará luz acerca del proceder ú l t i m o del jeneral Prado, q u e está r o d e a d o de m u c h a s sombras de misterio.

Estas contrariedades, unidas a la enfermedad de talón, que lo tenia tan averiado c o m o el de A q u í l e s , hacian q u e la acción del jeneral Prado en la guerra, fuera e n t e r a m e n te nula.

Para nosotros, Prado es u n buen h o m b r e , q u e , c o m o sucede a las medianías, se mareó en un teatro tan elevad o c o m o el de la presente guerra, en el q u e solo p u e d e n d o m i n a r almas dotadas de valor i j é n i o .

Parecia hacer m u c h o i n o hacia nada. Es cierto q u e el pobre h o m b r e carecía d e toda inventiva, i en h o n o r de la verdad hai q u e decir, que lo que creímos encontrar en su persona, fué borrado por sus h e c h o s . Se olvidó c o m p l e t a m e n t e de la guerra terrible i tremenda que habia prometido, e c h á n d o s e en brazos del fatum o destino, al q u e pensó disputar la victoria, n o d e jando un m o m e n t o de sosiego al invicto Huáscar.

Las volubles armas populares le dieron prendas i m é ritos q u e n o tenia, i es la causa para que haya eaido tan fuerte de una altura en la que n o podia sostenerse. Pero creemos, apesar de t o d o , que es un h o m b r e h o n r a d o . — P e r d ó n si en ello erramos. (1) (1) Este artículo fué escrito en Julio de 1880, cuando aun no habia risto la luz pública el manifiesto del jeneral Prado.


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HILARIÓN

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DAZA.

Creemos haber dicho en otra de las presentes S e m b l a n zas, que la política boliviana ha sido siempre un revuelto mar de ajitada tormenta, merced a la que la hojarasca de la multitud se ha levantado del fondo para sobrenadar en la superficie. N o s corroboramos en este aserto, al ocuparnos del personaje cuyo nombre encabeza estas líueas. E l jeneral Daza no subió, c o m o aseveran m u c h o s , a l solio de la fortuna i de la presidencia de Bolivia, al choque de una bolada de la suerte o gracias a un m i m o del destin o : rió:—la elevación de Daza al poder supremo de Bolivia, fué la consecuencia lójica de una larga etapa de luchas civiles, en las que sirvió de firme apoyo i de primera espada a uno de los partidos militantes. Mas, no adelantemos acontecimientos, i echemos antes una rápida ojeada sobre la vida del hombre que nos ocupa. Don Hilarión Daza, natural de Sucre, es sabido que en los primeros años de su existencia, fué lo que en Paris se llama un gamin.—Parece que desde niño fué abandonado por sus padres a los cuidados nominales de un tío suyo, don Esteban D a z a ; que, ya sea porque éste no quiso o porque el muchacho era rehacio a los aires de la escuela, lo cierto es que no recibió la mas pequeña educación. A poco, se le veiaen h\ cancha de pelotas de Chuqnisaca, de empleado o sea truquero, distinguiéndose por su d e s treza i ajilidad para el j u e g o de la pelota. Carácter vivo, audaz i resuelto, parecía hecho a p r o p ó sito para la milicia, profesión fácil i adecnada en nuestro país para jente desocupada.—No tardó en enrolarse de s i m ple soldado raso, en el famoso batallón 3. ° , formado en Sucre en 1857 por el coronel Narciso Balsa, Durante la administración Linares, siguió militando en el ejército bajo esa misma condición, hasta que en 18G1 fué asceudido sucesivamente a sarjento de compañía i subteniente. Sabemos la rapidez con que progresa el militar eu B o livia; así es que no era estraño que el subteniente Daza, fuese tres años después sárjenlo mayor. E n los primeros años de la dominación de Melgarejo, parece que yacia olvidado en la plaza de Sucre, vejetando en el servicio pasivo, hasta que estalló en esa ciudad la revolución llamada de Reyes Cardona contra Melgarejo. — L a s autoridades subalternas de éste, elijierou a Daza para estraordinario portador de la noticia al Presidente de la República, i se cuenta que desempeñó tan bien su c o m í si .m, que se ••puso de Chuqnisaca a L a P a z en tres dias. Melgarejo, al recibir el pliego d e l parte d e la revolución, se fijó en la fecha que traia i resistió a aceptar la noticia, c r e y é n d o l a ficticia, i c o n el o b j e t o sin d u d a d e castigar el engaño, redujo a prisión al estraordinario, hasta que se ratificara o desmintiera el parte revolucionario. Sucedió lo primero, i el D i c t a d o r en pago del b u e n serv i c i o , ascendió a d o n Hilarión D a z a a c o m a n d a n t e , destin á n d o l o a su c u e r p o d e edecanes. Por supuesto que desde entonces, fué D a z a para M e l garejo persona de su confianza, que c o m o se sabe, es cosa b u s c a d a por nuestros mandatarios en los militares, sean b u e n o s o malos, a fin de tener sólidos sostenes en q u e afianzar su poder. Mas, pasó esta vez a Melgarejo, lo q u e siempre pasa en Bolivia, d e q u e los sostenes se vuelcan el m o m e n t o m e n o s pensado, h a c i e n d o lo q u e en la ópera d e — M u e r a el rei!...— Viva el reif E n 1 8 7 0 , c u a n d o aquel m a r c h ó a Potosí a atacar las barricadas levantadas contra su d o m i n a c i ó n , habia d e j a d o c o m o g u a r n i c i ó n en L a Paz al batallón 3. ° d e línea i c o m o su 2. ° j e f e a d o n Hilarión Daza, c o n el grado de teniente coronel. Este, sea por interés particular u o b e d e c i e n d o a la c o r riente popular que y a era incontenible en Bolivia contra el g o b i e r n o d e Melgarejo, s e c u n d ó la r e v o l u c i ó n el 24 d e

PACIFICO.

N o v i e m b r e del 70 c o n el c u e r p o de su m a n d o ; revolución q u e fué la llave de oro c o n que abrió las puertas de su fortuna i poderío. El p u e b l o de L a Paz, por la m a n o de sus mejores hijos c o r o n ó la frente de d o n Hilarión Daza, a c l a m á n d o l o c o m o a su salvador i discerniéndole el g r a d o de c o r o n e l efectivo, en gratitud i r e c o m p e n s a del h e c h o del 24 de N o viembre. V i n o el c o m b a t e del 15 de Enero, en que La Paz triunfó sobre las huestes de Melgarejo i tras de él apareció Daza, c o m o héroe de la j o r n a d a c o n los laureles de la victoria. D e s d e entonces, a la cabeza de su batallón, trasformad o en Colorados, fué el arbitro de los destinos de Bolivia, s u b i e n d o dia a día los escalones del poder que se le habían tendido en N o v i e m b r e de 1870. A la muerte del jeneral Morales, s u p o asumir el papel de guardián del orden i c o m o tal, mereció los aplausos de la prensa i de la opinión sensata de t o d o Bolivia. L a asamblea del 72, disuelta por la cencerrada del 24 de N o v i e m b r e , cencerrada en la que Daza tuvo parte, se habia vuelto a reunir después de la muerte del Presidente Morales, a fin de reconstituir el G o b i e r n o legal i quiso ascender a jeneral al coronel D a z a , — g r a d o que éste se n e g ó a aceptar. (Jn año después, le confirió d i c h o ascenso, la asamblea estraordinaria por lei de 24 de M a y o , — " e n p r e m i o de los i m p o r t a n t e s servicios que tenia prestados a la nación." S o b r e v i n o la muerte del n u n c a bien llorado Ballivian, i y a e m p e z a r o n a sentirse en Bolivia las primeras agitaciones i síntomas de la guerra civil, que debia ser horrible i tan fatal para el país. D a z a y a jeneral, aun n o dejaba el c o m a n d o de su cuerpo, que, d o m i n a n d o el resto del ejército, lo hacia dispon e d o r de la fuerza i de los destinos del país. C o m p r e n d i ó esto el g o b i e r n o del señor Frias i temiendo q u e se alzara en L a Paz c o n la tropas de que disponía, a c o r d ó llamarlo a la cartera de la Guerra; desde Chuqnisaca vino personalmente el Presidente de la República hasta Oruro, a entregársela al j e n e r a l Daza, quien c o m o Ministro del ramo, en vez de aminorar su influencia sobre el ejército c o m o se esperaba, p r o c u r ó acrecentarla i darle bases aun mas sólidas que antes. Se desencadenó después la guerra civil i ella vino a aumentar los prestijios del jeneral Daza, que si bien fué la pantalla del intelijente coronel E l e o d o r o C a m a c h o para el buen éxito de las campañas de C h a c o m a i C o c h a b a m ba, al G o b i e r n o le c o n v e n i a entonces contarlas c o m o obras del primero, o c u l t a n d o la personalidad del s e g u n d o . Mas, al p o c o t i e m p o se arrepintió de ello: pues c o m prendió que ya n o era t i e m p o de desarmar al nuevo W a r w i c k boliviano, que cansado d e haber h e c h o i sosten i d o Presidentes, queria a su vez hacerse tal, dando el p e q u e ñ o paso que le faltaba para o c u p a r el sillón de la primera majistratura. I n o tardó en darlo: p o r q u e temeroso Daza, d e no salir triunfante de las urnas electorales, cosa que n o habría suc e d i d o por cierto, c o m o lo d e m o s t r ó la v o t a c i ó n parcial q u e t u v o lugar en algunos p u n t o s de la R e p ú b l i c a , se lanz ó por el c a m i n o de los h e c h o s , c o n s u m a n d o pacíficamente, el 4 d e m a y o de 1876, el g o l p e de Estado contra el G o b i e r n o del señor T o m a s Frias. R e p e t i m o s , ese era lójico resultado del rol político que habia j u g a d o nuestro personaje, desde el 24 d e N o v i e m bre de seis años atrás. E l jeneral Hilarión Daza, al investirse de la Presidencia d e la R e p ú b l i c a , c o n t a b a 3 6 años. Su estatura elevada h a c e ver u n t r o n c o bien formado, c r e c i d o , si so nos permite la palabra, al r u d o choque de los sufrimientos, largas caminatas i ajitaciones del soldad o , así c o m o esos árboles d e las montañas q u e crecen entre las tempestades.


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D e fisonomía resuelta, presenta en el color amarillo que la reviste i en la ancha i plana frente c o n q u e se d e s cubre, algo de feroz i siniestro. Sus pequeños ojos c u a n d o miran, espresan malicia i engaño, desconfianza i cólera, distracción e h i p o c r e s í a , — t o d o — m e n o s placer ni tristeza.—Parecen ajenos a los sentimientos* del alma. Sus p ó m u l o s sobresalientes, se destacan aun m a s , en las contracciones d e la gruesa nariz q u e los separa, c u a n do lanza ésta resoplidos d e rabia salvaje i hace q u e se desarreglen el grueso bigote i largo m o s t a c h o q u e le siguen, constantemente retorcidos c o n el m a y o r c u i d a d o . D e c u e r p o bastante bien formado, sabe aprovechar d e él para dar a su andar t o d o el aire marcial d e un soldado i de un elegante militar. Carácter estremadamente desconfiado, j u z g a p o r sí a todos los h o m b r e s i p o r lo tanto engaña a todos i d e s c o n fia hasta d e su propia sombra. Irascible p o r naturaleza, hai en él algo d e la cólera del tigre, pues se exalta hasta el p a r o x i s m o de la rabia, c o n el m e n o r m o t i v o i al mas p e q u e ñ o contratiempo. C o m o se sabe, él n u n c a tuvo instrucción;- sin embargo, supo buscársela o mas bien encontrarla en el poder, m e r ced a su c o n t i n u o roce c o n j e n t e s ilustradas i a la perspicaz c o m p r e n s i ó n d e q u e había sido dotado. Cuentan personas q u e c o n o c i e r o n a Daza en los primeros años d e su v i d a i después en los d e su apojeo, q u e era admirable la trasformacion q u e se habia operado en su individuo, tanto física c o m o moralmente: en especial en su trato i e d u c a c i ó n social, dicen q u e habia g a n a d o i aprendido tanto, q u e difícilmente en n i n g ú n h o m b r e se operaría c a m b i o igual. Él, sabia aprovechar d e términos cultos o d e citas h i s tóricas q u e oia, para emplearlas c o m o muletillas en sus brindis d e mesa o en los "discursos i p r o c l a m a s d e ocasión con q u e alentaba el valor i la fidelidad de sus soldados. R e c o r d a m o s haberle o i d o improvisar un brindis, entre varios q u e p r o n u n c i ó en el b a n q u e t e c o n q u e saludó el jeneral B u e n d i a su llegada a I q u i q u e , alabando la m a g nanimidad c o n q u e Grau habia tratado a los prisioneros de la Esmeralda,—con tanta facilidad d e imájen i espresion, q u e n o d u d a m o s d e q u e ese h o m b r e tenia un talento natural. Mas, en un caso análogo en A r i c a , hizo fiasco al querer meterse a erudito; pues, r e c o r d a n d o las célebres palabras de Francisco I, tan repetidas p o r él i Prado i a las q u e tan mal h a n sabido corresponder a m b o s , — d i j o p o c o mas o menos en c o n c l u s i o n d e su brindis: — E n fin, si Chile nos v e n c e , diremos lo q u e el gran Napoleon:—"todo se ha p e r d i d o m e n o s el h o n o r ! " (tableau!) La presidencia d e Bolivia, n o la b u s c ó el jeneral Daza como fin político a las aspiraciones d e su partido, ni la tomó c o m o el cargo d e la primera majistratura, nó: se p o sesionó d e ella para trasformarla en m e d i o fácil d e saciar sus pasiones d e lucro i placer i d e dar rienda suelta a sus instintos d e d o m i n a c i ó n i libertinaje. Es así q u e su G o b i e r n o fué un perpetuo carnaval. Sostenerse en el m a n d o a t o d o trance, para divertirse lo mas i m e j o r posible, fué su constante c u i d a d o i e m p e ño i quizá d e b e a esto el d e r r u m b a m i e n t o d e su poder. Aceleró la solución d e nuestros n e g o c i o s c o n Chile i trajo la guerra q u e debia venir tarde o temprano, sin fijarse en sus consecuencias i c o n el solo m ó v i l d e asegurar su poder c o n el triunfo sobre Chile, q u e lo creia seguro candidamente, sin contar mas q u e c o n los soldados q u e pasaban p o r d e b a j o d e sus balcones i c o n los q u e creia d e mui buena fe arrollar el p o d e r d e los K r u p p i d e los blindados de la artera nación, q u e espiaba la hora mala d e Bolivia, para lanzarse sobre ella c o m o el l o b o sobre el cordero. Así se dio principio a la crucifixión d e nuestro n o m b r e i de nuestra honra.

QUINTO.

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L a noticia d e la infame toma de Antofagasta, fué recibida p o r el jeneral D a z a entre los preparativos de una mascarada, i a fin d e q u e n o se frustrase ésta, tuvo p o r c o n v e n i e n t e ocultar hasta tres dias después la fatal nueva de la invasión d e Bolivia. Notable ha sido el comportamiento del pueblo boliviano i mui especial el de L a P a z , cuando supo que los cañones chilenos habían desalojado de aquel puerto la bandera de la patria. Entonces no hubo partidos: al llamamiento de la voz del patriotismo, corrieron presurosos todos los bolivianos a unificarse en los colores de la bandera tricolor. Nunca volverá a repetirse un espectáculo semejante, cuando se creia que las fuerzas de nuestro pueblo estaban gastadas por el hambre, la peste i la guerra civil. E n la ciudad c o m o en la aldea se levantaron los ciudadanos con el mas santo entusiasmo, a formar en las filas del ejército, dejando la pluma i el bufete los unos, la azada los otros, el taller los demás, i todos el idolatrado h o gar del suelo natal. A l mes i medio del asalto de Antofagasta, Bolivia c o n taba con un ejército fuerte de 10,000 hombres, pero desprovisto de armas. Declarada la alianza del Perú, que era toda la esperanza, se vio que esta nación estaba en nuestra misma situación i que, por consiguiente, tampoco podia proporcionárnoslas. L o único que nos mandó fué 1,500 rifles Chassepot, cuya llegada se festejó con dianas i repiques en dia de Viernes Santo; rifles que al poco tiempo resultaron inservibles. E l Gobierno mandó uu comisionado a Estados Unidos a comprar armas, i parece que su mente fué que no saliera el ejército a la costa, hasta que ellas vinieran. Mas, las impaciencias del patriotismo i los alarmantes telegramas de L i m a , que recibía sin interrupción el j e n e ral Daza, para que "vuele el ejército boliviano a Tacna," decidieron la descabellada i estéril espediciou de nuestro ejército a la costa peruana. L a salvadora, alianza con el Perú estaba declarada. E l patriotismo rebosaba a torrentes de todos los b o l i vianos. Cuántas glorias i cuántos ensueños de triunfo se forjó el entusiasmo del soldado al emprender la campaña. N o se imajinó por un momento que el valor i el patriotismo se embotan ante el poder del número i de la táctica mecánica moderna. .1 si se recordaba la falta de elementos, se decia: el Perú tiene buques, el Perú tiene marinos, el Perú, tiene armas i sobre todo el Perú tiene a Prado, el vencedor del 2 de M a y o , que será la cabeza de Molke en la presente guerra. En Daza se veia la acción que debia ejecutar en el c a m po de batalla, los cálculos formulados por aquél en el tablero de la guerra; porque entonces a Daza se le creia valiente. A h ! cuánto se engañan los hombres i los pueblos a la distancia! Bolivia lo esperaba todo de Prado i a su vez el Perú lo esperaba de Daza, resultaudo de la inutilidad i cobardía de estos dos hombres la desgracia de ambas naciones. Mas, no adelantemos sucesos. E r a el 15 de Abril de 1879, en que recibió nuestro G o bierno un nuevo telegrama de L i m a venido por la via de Moliendo i recibido en la P a z por estraordinario, mas i n citativo aun que los anteriores, con el consabido "vuele el ejército boliviano a Tacna." A u t e ese llamamiento tan urjente i repetido, no hubo mas que señalar la salida de L a Paz de nuestro ejército para dos dias después. Este cuerpo de ejército formaba un total de 7 a 8,000 hombres de los mejores hijos de Bolivia, fuera de la quinta división del Sur, cuya organización i comando se habían encomendado al jeneral Narciso Campero. Cuánto habríamos ganado, si este lucido número de


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GUERRA DEL PACIFICO.

tropas se hubiera mantenido en la Patria disciplinándose, equipándose convenientemente i preparándose para nna lucha con buen éxito, hasta la consecución de elementos de guerra. Pero nó, era necesario marchar i marchar sin cálenlo ni tino, c o m o el Judio Errante, porque así loexijian el aliado i la misma opinión pública de Bolivia, llegándose a fijar pasquines por la tardanza. E l Ministro de Guerra del jeneral Daza, convertido en Jefe de Estado Mayor Jeneral por voluntad i gracia de é s te, es notorio que durante toda la campana fué siempre e s téril para el bien i fecundo para el mal, porque a él se d e bieron en gran parte las vergonzosas escicioues en el ejército lejos de la P a t r i a , — E s así que el jeneral Jofré no procuró el equipo mas preciso ni aquel que por el m o m e n t o era asequible, al ejército de nueva creación. E n los primeros dias se pensó emprender la marcha por la via de Moliendo, lo que habría sido menos penoso a nuestros soldados: mas, desde entonces el espionaje enemig o empezó a hostilizarnos, porque a poco tuvo que c a m biarse dicha ruta por la del Tacora, a cansa de que los b u ques chilenos, que recibieron sin duda aviso de tal idea, bloquearon Moliendo para impedir el paso de nuestras tropas. L a espedicion del ejército boliviano a Tacna se hizo con los sufrimientos i privaciones de una derrota: nuestros soldados atravesaron la gran altiplanicie de la cordillera, e s tenuados de hambre i frío, sin proferir una queja ni dar un signo de disgusto, quedando algunos muertos en el camino, por influencia de la nieve i del soroche. A s í , resignados con la esperanza de una pronta i activa campaña, llegamos a Tacna, donde no se creia permanecer mas que los dias precisos para el descanso del ejército. E l jeneral Daza, a la cabeza de éste, fué recibido en Tacna con la curiosidad i admiración que podia atraer un héroe de la Edad Media, según espresion del jeneral L a P u e r t a . — N i n g ú n hombre habia recibido antes de D a z a manifestaciones de mayor aprecio i respeto en esa ciudad mercantil, ajena a las convulsiones de la política del P e n i .

El ejército boliviano que habia entrado a T a c n a c o n la persuacion d e n o permanecer mas q u e p o c o s dias en esta ciudad i de e m p r e n d e r una pronta i activ?. c a m p a ñ a , llegó a desengañarse d e q u e esa estadía se iba a p r o l o n gar indefinidamente. El m i s m o jeneral D a z a q u e entró en c a m p a ñ a c o n sincero entusiasmo, e m p e z ó a olvidarse de la guerra i a v o l ver a su v i d a sibarita. F u é atroz la d e c e p c i ó n que esperimentamos c o n la escuadra peruana, q u e n o s i a pintaban tan superior a la chilena i q u e resultó n o solo ser inferior, sino estar en c o m p l e t o desmantelamiento i descuido. Esa d e c e p c i ó n se tornó en u n o s en hastío i en otros en desesperación, c o n el n u n c a bien m a l a d a d o fracaso d e la fragata Independencia en las aguas d e I q u i q u e . Pronto e m p e z ó a desgranarse el ejército boliviano, i tanto militares q u e habían v i v i d o eternamente del P r e supuesto, c o m o particulares q u e recien vistieron casaca por la guerra, abandonaban el teatro de ésta, b u s c a n d o ^fútiles pretestos i solicitando licencias indefinidas e i n fructuosas comisiones para v o l v e r a Bolivia. L u e g o , llegaron a pronunciarse en país estraño disidencias políticas en el seno del ejército; que n o faltaron h o m bres q u e ajitaron escandalosamente la tea d e la discordia lejos de la patria, en bien d e sus intereses particulares.— A esto se agregaba las diarias viarazas del Jeneral en Jefe i las marcadas preferencias que hacia en el p a g o d e sueldos, vestuario, etc., de sus cuerpos d e línea i d e los q u e él llamaba paisanos, respecto a los d e L a Paz i C o c h a b a m b a de reciente creación. L a m a y o r parte de éstos fueron enviados, c o n las divisiones Villegas i Villamil, a guarnecer Tarapacá i esperimentar la mas cruda c a m p a ñ a de la presente g u e r -

r a : — o b r a esclusiva del jeneral Prado, que c r e y ó defender c o n nuestros pobres nacionales una gran estension del territorio salitrero, q u e era toda la a m b i c i ó n de Chile. Daza, n o quiso o n o p u d o oponerse a este descabellado plan i d e j ó m a r c h a r las cosas c o n f o r m e a la v o l u n t a d del primero, sin preocuparse mas que de hacer c o n t i n u o s viaj e s a Arica, a visitar buques de guerra i esperar la entrada i salida del invicto Huáscar a sus gloriosas c o m o estériles correrías. Cansado del estacionarismo de Tacna, c r e y ó necesario espedicionar al Sur, a imponerse personalmente d e l estado d e nuestras fuerzas que allí se e n c o n t r a b a n . — A s í lo h i z o a fines d e Julio de ese año, e m b a r c á n d o s e en la cañonera Pilcomayo c o n algunos edecanes i parte de la secretaría, sin prever los peligros q u e corría c r u z a n d o el mar en una tan frájil embarcación. L l e v ó consigo zapatos, frazadas, camisas i una buena remesa de dinero, para distribuir t o d o entre los cuerpos q u e iba a visitar.—El estado de ellos n o era tan malo c o m o se imajinaba; p u e s se les e n c o n t r ó en m u i regulares i m e j o r e s c o n d i c i o n e s q u e los del ejército peruano, salvo ciertas faltas d e auxilios m é d i c o s i recursos de movilidad. Estando en San L o r e n z o , el p u n t o mas avanzado de la costa peruana o c u p a d o por fuerzas bolivianas, pensó seriamente el jeneral D a z a organizar una 15jera espedicion c o m p u e s t a del batallón Ulimani, Húsares de línea i algún otro cuerpo, para operar c o n ella sobre la línea del Loa; p e r o consultado el jeneral Prado sobre el particular, se opuso c o m o D i r e c t o r de la guerra, o b j e t a n d o que era innecesaria i sobre t o d o — " p o c a cosa una m o n t o n e r a chilena para q u e v a y a en persona a desbaratarla u n Jeneral en Jefe. ( 1 ) D e regreso se procuró organizar lo mas convenientemente nuestras fuerzas que guarnecían Tarapacá, ordenando que las que se encontraban al Sur de P o z o A l m o n t e formaran la primera división, al mando del jeneral Villegas i la segunda, las que se hallaban al Norte de Agua Santa, al mando del jeneral V i l l a m i l ; con lo que se cortaban disidencias de j e f e s que ya empezaban a notarse. A s í m i s m o , se impartieron órdenes perentorias al jeneral de la quinta división para que avance sobre Guatacondo: órdenes, de las que hablaremos en otra de estas ' ' S e m blanzas. " Tales medidas fueron tomadas por el Secretario Jeneral doctor Serapio Reyes Ortiz, en previsión de las noticias recibidas de que el Ministro Santa María se habia trasladado a Antofagasta, c o m o Director de la guerra i se hallaba preparando la campaña chilena sobre la costa peruana. É l jeneral Daza volvió a Arica de incógnito en un vapor de la carrera, a causa de que su a m i g o Prado no quiso mandarle ningún trasporte. A su arribo a dicho puerto, el Ministro americano S. Newton Pettis, dio cuenta de su misión oficiosa de mediación ante el Gobierno de Chile, sin mas resultado que las mismas proposiciones de Santa María encubiertas con el disfraz de un halagador arbitrcLje con condición.

N o pasó mucho tiempo para que las banderas de Bolivia i el Perú, hasta entonces tan orgullosas, fueran hechas jirones en el calvario del sacrificio primero, i después en el de la ignominia. E l 8 de Octubre d e 1879 se inmolaba el inolvidable Gran en aras del patriotismo i sobre la cubierta de su inmortal Huáscar, con la lejion de héroes que habia formado su aliento. P o c o mas tarde, el 2 de N o v i e m b r e , 9 0 0 paceños contrarestaban todo el poder marítimo i terrestre de Chile, en las riberas i estepas de Pisagna, luchando c o m o héroes i muriendo c o m o mártires. I después... después vino lo horrible, lo horriblemente (1) Telegrama testual.


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afrentoso! Era necesario qne a las epopeyas de Calama, Aligamos i P i s a g u a , sucediesen.los saínetes d é l a deshonra. Inmediatamente que se tuvo noticia de la gloriosísima derrota de Pisagua, qne importaba una victoria, se telegrafió al jeneral Buendia, para que todo el ejército unido se replegara sobre A g u a Santa, lugar céntrico en el departamento de Tarapacá, provisto de víveres i agua i a propósito para dominar los movimientos del enemigo, obligándole a presentar batalla donde quisieran los aliados. Mas este plan se frustró c o m o m u c h o s otros, por la c o bardía e ineptitud de B u e n d i a que orijinó estúpidamente la desastrosa retirada de A g u a Santa a P o z o A l m o n t e , p r ó l o g o de San Francisco, q u e m a n d o almacenes de v í veres, secando aguadas, i repetimos, preparando de ese m o d o la j o r n a d a de m a y o r vergüenza en los fastos de la historia. El 6 de N o v i e m b r e , a los cuatro dias siguientes a la toma de Pisagua, t u v o lugar en A r i c a un c o n s e j o de g u e r ra en el alojamiento del S u p r e m o Director Prado, c o n asistencia de algunos jefes de importancia de a m b o s ejércitos, en el que se acordó que el j e n e r a l D a z a marchara al Sur c o n 1 , 0 0 0 h o m b r e s sacados de las fuerzas bolivianas existentes en T a c n a , a favorecer a Buendia i ponerse en su caso a la cabeza de t o d o el ejército u n i d o que estaba al combatir. E n la n o c h e de este dia regresó D a z a de A r i c a a T a c na, a preparar la marcha. R e u n i ó en esta ciudad un otro consejo de guerra de jefes de nuestro ejército, para participarles la resolución anterior, que fué c o m b a t i d a por varias opiniones, en el sentido de q u e n o se realizara la espedicion; pero ante la firmeza de á n i m o del coronel Camacho i de otros jefes que siguieron su n o b l e e j e m p l o , abogando p o r la necesidad ineludible de emprenderla cuanto antes, se decidió que saliera de Tacna el ejército boliviano el 8 de N o v i e m b r e . U n a vez en Arica, volvieron las vacilaciones: en varios consejos de guerra se trató sobre si se efectuaría la marcha de todo el ejército o si el jeneral Daza marcharía solo a ponerse a la cabeza de las fuerzas del Sur. Entre tanto, no se pensaba en el conveniente equipo de nuestras tropas, para que pudieran luchar con el cansancio i la sed del desierto: dos de las ametralladoras del cuerpo de artillería resultaron inservibles, por desarreglo en su mecanismo i en ese momento se procedió a componerlas. E l jeneral Prado alentaba el entusiasmo del ejército, cou repetidas proclamas acompañadas de obsequios de barriles de vino, que nuestros soldados consumian, resultando de ello una completa embriaguez, que fué tal, que el d o m i n g o 9 no pudieron formar para asistir al oficio de la misa. Después de tantas vacilaciones i de los tres dias de báquico estacionarismo en A r i c a , durante los cuales el v a por del Snr trajo la noticia de la espantosa carnicería de los campos de Jermauia, juutamente con nu personaje, cuyo nombre callamos, que vino de Chile i conferenció con Daza, i a quien se atribuye ser el promotor de la traición de Camarones, si es que en efecto la h u b o ; después de esos tres dias de Capua, se emprendió el 11 de Noviembre la marcha proyectada con todo el ejército, en ausilio del que estaba en el Sur p r ó x i m o a combatir. Los auspicios bajo los que se hacia, no podían ser mas fatales; soldados enervados por el licor de dias antes, salieron de A r i c a llevando solo vino en sus cantimploras, en vez de la agua salvadora de los arenales. E s así que la primera etapa del viaje que se fijó fuera hasta la quebrada de Chaca, no llegó sino hasta la mitad del desierto que la separa de A r i c a , porque nuestros soldados no pudieron avanzar mas, a causa del licor, que desgranándolos los postraba a cada paso del camino. La noche que pernoctamos en aquel desierto fué espantosa; porque la falta de agna i de víveres hizo estragos en nuestro ejército. Tan desorganizada c o m o la salida fué la continuación de la marcha, i en la permanencia de Chaca los soldados v o l -

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vieron a aprovisionarse del buen vino de ese valle, a fin de seguir b e b i e n d o ; lo qne no se pudo evitar, por mas esfuerzos que hicieron jefes i oficiales para conseguirlo. A s í llegamos a Camarones, al G ó l g o t a de nuestra honra. A la llegada a esta quebrada qne fué el 1-4 de N o v i e m b r e , el jeneral Daza vio en los inconvenientes que hasta entonces babia ofrecido su desastroso viaje, obstáculos insuperables para la continuación de la marcha; no se fijó o no quiso fijarse que tales inconvenientes no eran obstáculos orijiuarios del camino, sino de la mala disposición i de la indisciplina de sus tropas de línea, puesto que agua i p r o visiones no faltaban en los puntos señalados para hacer las jornadas de esa campaña. Sin consultar a nadie, telegrafió a Arica, espresaudo a Prado que era opinión unánime de los jefes del ejército, i efectuar la contra-marcha. En seguida reunió un consejo de guerra, en el qne realmente, da vergüenza d e c i r l o ! — l a mayor parte de nuestros jefes aparecieron c o m o promotores de la retirada i Daza como opuesto a ella. Era una comedia la que se representaba, en la que los únicos que supieron cumplir leal mente su deber fueron Camacho, Castro Pinto i M u ñ o z , protestando contra tan infame p l a n ; qne para apoyarlo, hubo jefe que d i j o : — Señor j e n e r a l — ¿ c ó m o se ha de quedar Boiivia sin e j é r c i t o ? — m e j o r es q u e d e aquí n o mas nos v a y a m o s a L a Paz, (testual.) Daza, c u y a v o l u n t a d autoritaria era lei para sus jefes en t o d o t i e m p o , esta vez se resignaba a acojer el fallo de esos pobres corderos que habia disciplinado i que i n v e n taban temores de sedición del ejército para hacer triunfar la contramarcha. E n inútiles consejos de guerra i estériles discusiones telegráficas c o n Prado, se p a s á r o n l o s dias 1 4 , 1 5 i 1 6 : d e c i m o s inútiles i estériles, p o r q u e el fallo secreto de la r e tirada estaba d a d o i n o se trataba mas q u e de revestirla de las formas que la justificaran, lo que era i será eternam e n t e imposible. El último de los predichos dias, es decir el 1 6 , se h a llaba el autor de estas líneas en el alojamiento del e n t o n ces coronel C a m a c h o , en c o m p a ñ í a de los señores J. R. Gutiérrez, B. Salinas, A . Ondarza, C. Pinilla i otros, h a blando a ia sazón de la gran ignominia que se preparaba para Boiivia, c u a n d o de súbito se o y e r o n alegres dianas en los c a m p a m e n t o s . U n estremecimiento nervioso de alegría ajitó a todos los circunstantes, c r e y e n d o que se festejaba la noticia de algún triunfo parcial en el Sur. Corrimos desasosegados a inquirir la causa de las dianas, i la respuesta que se nos dio f u é . . . ¡maldición i desh o n r a para siempre!!... fué: —El jeneral Daza al fin ha accedido que se salve el ejército de Boiivia con el regreso a Tacna. Esto lo h e m o s visto, esto lo h e m o s oido! Los c o m e n t a r i o s . . . la historiase encargará de hacerlos. " M U Í triste i enlutada fué aquella tarde del 1 6 en que a horas 5 desfilaban los batallones mustios i pensativos en ascenso lento, la cuesta de Camarones hacia Arica. E l cielo m i s m o parecía ruborizarse de acto tan v e r g o n z o s o , c u b r i e n d o al sol en su ocaso c o n un tinte siniestramente p u r p u r i n o que infundía fatídicos presajios mas fáciles de sentir q u e de espresar." ( 1 ) La historia aun no ha descifrado la verdadera causa de la retirada d e Camarones. Es todavía un misterio. O b e d e c i ó ella realmente a u n c r i m e n de traición, c o n c o n n i v e n c i a del e n e m i g o , por parte del jeneral Daza? F u é cobardía? T u v o parte en tal c o n t r a m a r c h a la entrevista de D a z a c o n el misterioso personaje llegado a Arica dias antes d e salir de este puerto? O fué solamente efecto d e un c ú m u l o d e circunstancias desgraciadas? (1) Manifiesto del coronel Eleodoro Camacho. Tacna, 1880,


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GUERRA

D E L PACIFICO.

Sea l o que fuere, l o q u e sin d u d a influyó en gran parte en el á n i m o del j e n e r a l D a z a para precipitarse en ese abismo sin f o n d o que la historia llama Camarones, fué, c o m o dijimos m a s antes, su c o n c u p i s c e n c i a d e p o d e r i d o m i n a c i ó n en B o l i v i a . — C r e y ó ver su autoridad v a c i lante alejándose d e los límites d e la patria i t e m b l ó ante la idea d e q u e su G o b i e r n o fuera d e r r o c a d o , al m a s p e q u e ñ o c o n t r a t i e m p o que sufrieran sus armas en la guerra. H o m b r e audaz para figurar en el teatro de nuestras discordias civiles, le faltó el tacto del guerrero i el valor del soldado. Entretanto, él solo es el responsable ante la posteridad de esa negra pajina de la guerra del Pacífico, escrita cou caracteres de la mayor deshonra. Para qué hacer su proceso?—si en la conciencia universal está su condenación, sea cual fuere el móvil a que haya obedecido, al estampar en Camarones la mas grande afrenta al nombre boliviano. El coronel Camacho, en el folleto del que hemos trascrito hace poco algunas palabras, prueba c o n hechos i a r g u m e n t o s incontestables la culpabilidad del jeneral D a z a por la retirada de C a m a r o n e s . — E s así que nuestra p a l a bra seria débil ante la mui autorizada de ese distinguido militar. S i g a m o s nuestro relato. U n a vez que el ejército boliviano había vuelto a T a c n a , difícil era creer que Daza cumpliese su palabra, de m a r char solo al Sur, a ponerse a la cabeza de las fuerzas que lo esperaban, c o m o los judíos al nuevo Mesías. U n solo hecho lo c o m p r u e b a . — H a b i a ordenado que t o das las municiones regresaran a A r i c a , para pedirlas otra vez por medio de un telegrama para la fracción de la Lejion Boliviana que debia acompañarlo hasta T a r a p a c á . — D e e s te m o d o puso en inminente peligro la vida ele los heroicos jóvenes, que habían salido de Tacna cou la resolución de morir i que derramaron lágrimas de sangre en aquellos luctuosos días de eterna vergüenza. Después de entorpecimientos calculados, de demoras estudiadas i de multitud de marchas i contra marchas las mas ridiculas, el jeneral Daza pudo llegar a Chiza el 19, precisamente en m o m e n t o s que el cañón chileno disparaba del cerro de San Francisco su viltimo tiro sobre las huestes dispersas del Perú i Bolivia. Cuando se oyó tal detonación en Chiza, recien Daza m a nifestó un telegrama del jeneral P r a d o , recibido dias antes i concebido en los siguientes términos: " V i e n d o que no puede U d . pasar adelante con su ejército, el consejo de guerra que anoche c o n v o q u é h a resuelto que el jeneral Buendia ataque mañana al e n e m i g o ; siendo por tanto no solo peligrosa sino innecesaria la marcha de U d . al Sur." Sin embargo, ante este terminante aviso, D a z a no se desanimó de seguir haciendo la farsa de marchar adelante. Representando la campaña de don Quijote contra los m o linos de viento, avanzó hasta Tana, de donde corrió c o m o un chiquillo, porque le habían asegurado que allí existían fuerzas enemigas, t o m ó c o m o tales a las de u n l i j e r o destamento de caballería peruana que se encontraba g n a r u e ciendo esos valles. A l fin tropezó en sus ridiculas idas i venidas con la noticia que esperaba del desenlace del S u r : recibió en su camino a los corredores de San Francisco c o m o el dios t o nante de la furia, enrostrándoles traición i cobardía, sin entrever la gran parte que tenia en aquel vergonzoso d e sastre. Inmediatamente volvió grupas sobre Tacna, donde e n contró a su ejército lleno de rubor, con la marca de c o b a r de i acusado de traición p o r los peruanos, que lo habían recibido en A r i c a con las armas en la mano i el insulto en los labios, imajiuándose que regresaba de Camarones c o m o aliado de Chile. Comprendió Daza desde luego la triste situación en que se habia colocado p o r su propia voluntad, i entre los dos

caminos que se le presentaban de volver al del. deber del que se habia apartado o de seguir ahondando el precipicio de su deshonra, elijió este ú l t i m o , con la desesperación del náufrago que busca su salvación. Daza buscaba la salvación de su poder en Bolivia, que lo veía zozobrar. Así pasaron los últimos dias de ese fatídico mes de N o viembre, tan fatal para Bolivia en esta guerra. L a victoria de Tarapacá i el calumnioso parte de San EYancisco, pasado a Prado p o r el coronel peruano Belisario S n á r e z — e l coronel de las metáforas retóricas i de las inutilidades conocidas i por conocerse, vinieron a aumentar la escisión i desconfianza entre peruanos i bolivianos. E l S u p r e m o Director de la guerra se ausentó del teatro de ella, sin dejar en su lugar al jeneral Daza, que c o n o ciendo su falsa posición no se atrevía a investirse de las atribuciones de ese elevado cargo. Para aplacar la animadversacion que cada día se levantaba cou mas fuerza en contra suya, tanto en el Perú como en Bolivia, concertó un plan descabellado de nueva c a m paña al Sur de una manera simultánea con las pocas fuerzas que había logrado reunir Jofré en Oruro i con las de la 5. " división.—Mas esto era imposible, no solo porque faltaban los elementos que se habían perdido en Camarones i San Francisco, sino porque se habia perdido lo princ i p a l — l a confiauza del ejército hacia su jefe. V i e n d o Daza su desengaño i al sentir los oleajes revolucionarios que se levantaban en Bolivia azotados por el vendaval de las desgracias nacionales i por el de su desprestijio; después de vacilaciones, remordimientos i temores, no pensó sino en optar por un partido que asegurase su dominación en la patria que habia deshonrado. E s e partido debia ser desesperado i así lo fué. N o tardaron en llegar a Tacna las noticias de las conmociones populares de toda la República i en especia! las de L a P a z . — E l pueblo boliviano harto de pesares i exacerbado por sus postreras desgracias, era natural que buscase el medio de sacudirse del mandatario que no habia sabido defenderlo. Daza comprendió que la tempestad revolucionaria no se dejaría esperar en Bolivia, i se decidió venir presuroso a conjurarla a sangre i f u e g o . — O j i t o abandonar la guerra i cuanto deber le estaba encomendado, para v o l v e r á L a Paz con sus cuerpos de línea, a ensayar el poder de los K r u p p que habían llegado hacia poco de E u r o p a , en los muros de la ciudad mártir por la libertad e independencia. A l efecto impartió sus órdenes para el regreso i en el treu de la mañana fué a A r i c a el 27 de D i c i e m b r e , a dar el abrazo de despedida al contra-almirante Montero i j u s tificar su plan, so protesto de campaña sobre Calama! Las únicas fuerzas que pensaba dejar en Tacna, eran las de nueva creación, desarmándolas i desmontándolas previamente, a merced de un infortunio inevitable.—Ya habia mandado dar de baja a cuantos podía del ejército de voluntarios, entre ellos a varios soldados del batallón Loa vencedores en Tarapacá, que se les vio de gloriosos mendigos en las calles de Tacna. Mas, este nuevo baldón el ejército boliviano no pocha s o p o r t a r . — U n á n i m e m e n t e , cuerpos de línea i nacionales pronunciaron la solemne destitución del jeneral Daza, encabezados por el rejimieuto Muril.'o i bajo la hábil dirección de los señores coronel E l e o d o r o Camacho i doctor Belisario Salinas. El mismo 27 de Diciembre a las 3 P. M . i en momentos de volver a Tacna, recibió Daza en Arica el siguiente lacónico telegrama: "Jeneral D a z a . — E l ejército a desconocido la antoridad de U d . — E . Camacho." F u é telegrama que le salvó la vida, porque si realiza su regreso a Tacna habría sucumbido víctima de la necesidad de evitar efusión de sangre; que podia haberla provocado con su presencia entre sus cuerpos favoritos, que era difícil cedieran a la tentación de ella. P o r lo que varios j ó ve-


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lies de la Lejion se apostaron en el camino de A r i c a , resueltos a decapitarlo. Mas. la estrella de su felicidad no lo abandonó ni en su caida, que fué tan pacífica c o m o su elevación al poder S u premo de Boliviu. Todos los pueblos de Bolivia secundaron la notable r e volución del 27 do Diciembre del 79, operada por el ejército en campaña con la mayor circunspección i cordura. Daza quiso permanecer en Arica para desde allí p r o v o car una reacción; mas las autoridades peruanas le o b l i g a ron a abandonar ese puerto. E l 7 de E n e r o del 80, después de varias resistencias por parte suya, se l o g r ó que entregara la medalla nacional al cónsul francés i que dejara a A r i c a ; de donde salió dicho dia lleno del terror i el miedo que producen los remordimientos. E n Arequipa fué recibido entre los silbidos i la i n d i g nación de una muchedumbre, que no pudo aplacarla ni con el aliciente del dinero. P o c o después se embarcó para E u r o p a , donde se encuentra actualmente i de donde ha lanzado últimamente un panfleto, queriendo sincerar su conducta i prometiendo para ello un manifiesto de esplicacion de sus actos c o m o Capitán Jencral del ejército boliviano. Cuál será el manifiesto que disculpe sus responsabilidades de la campaña? C ó m o esplicara su c o m p o r t a m i e n t o ? C ó m o justificará Camarones? Qué p o d r á decir ante los cargos numéricos que resultan eu sn contra, de sagrados dineros del pueblo enviados para la guerra i que t o m ó abusivamente para gozar, despilfarrar i atesorar?... A h ! es imposible que se abra el tribunal de la vindicta universal, cuando ya ha cerrado sus puertas después de dictar su sentencia severa e inapelable, ante hechos tan seguros e incontestables c o m o inicuos i vergonzosos. Pobre jeneral D a z a ! — " Y o te llevaré a la gloria le dijo la fortuna;" i él, desaciéndose de sus brazos, se despeñó de la c i m a del O l i m p o a un fondo sin fin de ignominia. De seguro que su s a n c i ó n está en su propia conciencia. — E l fantasma del remordimiento debe atormentarlo cruel i terrible en medio de sus fiestas, de sus sueños, de sus goces en Paris. Hoi no es mas que uno de esos tantos cadáveres p o l í t i cos, que arrojados del N u e v o Mundo por el torrente de sus luchas intestinas, van a l a Europa a sufrir allí su disección i esperar el castigo o premio merecidos.

EDITORIALES. POLÍTICA L E A L I POLÍTICA C O N V E N I E N T E . (Editorial de L A P A T I Ü A de Lima del 2 3 de Enero.)

Después de la inconducente irrupción de los chilenos en Moquegua, que ni demuestra plan estratéjico, ni acredita valor, ni constituye hazaña, la guerra ña vuelto al es tatú quo, siendo la duración del interregno le funesto augurio para el enemigo, a q n i e n no le convien • que el Perú m e d i te, entre en orden, acopie sus elementos, los dirija i e m prenda recién la verdadera campaña, sacudido en su adormecimiento por los descalabros i vuelto a la vida por las sangrías de Pisagua, Tarapacá i Dolores. Apesar de sus ventajas actuales, Chile victorioso está mas inquieto que nosotros; comprende que no nos ha vencido, que nos hemos vencido solos, que esas ventajas son inseguras, que el consolidarlas es lo principal, i que eso es mucho, m u c h í s i m o mas difícil de conseguir cuando el enemigo deja las calaveradas que le ofrecieron fáciles conquistas i piensa seriamente en recobrar lo perdido. Chile comenzó con todo su brio, con todo su empuje, desplegando sus aprestos de tiempo atrás, lanzando el TOMO

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acopio de sus fuerzas, aprovechando de cuanto produjeron sus influencias, i, en fin, arrojando de g o l p e su caudal de h o m b r e s , de armas, de recursos i de arte guerrero. Pero comienza a gastarse i el agotamiento no es difícil cuando la fuente no es copiosa. E l Perú, al contrario, ha hecho la guerra de artificio, con recursos prestados, inseguros, faltos de solidez i de orden i comienza recien a tomar balance de sus elementos, de su fortuna, de su poder i a dirijir una evolución que dé seriedad i rapidez a todos sus actos en relación con la c a m paña. P o r eso, mientras éste se organiza, aquél sigue el c a m i no de las irregularidades sin perdonar ninguna. H a reñido desde luego con el derecho internacional i roto la tradición creada por las prácticas del mundo civilizado. A s í , mientras establece bloqueos a larguísimas distancias del puerto bloqueado e imparte órdenes c o m o el d o m i n a dor de los mares, i atropella el derecho de los a m i g o s , c o m o cuando estrae pasajeros de los vapores de la compañía inglesa, o estrae embarcaciones de puertos neutrales, c o m o sucedió con la lancha tomada eu Ballenita; mientras eso sucede en el hecho i curso de la guerra, sus publicistas, sus escritores, sus políticos ensayan otras armas i apelan a otros recursos, tales c o m o la intriga para sembrar recelos entre los aliados, el arte para avivar la desconfianza i los medios menos leales para producirnos el descrédito en el estranjero. Ú l t i m a m e n t e , la caida del jeneral Daza i la exaltación del coronel C a m a c h o le ha d a d o al f e c u n d o M a c k e n n a material para arrojar sombras sobre el l i m p i o cielo de la alianza i enturbiar las relaciones que la r e v o l u c i ó n habia purificado. Refiriéndose a la é p o c a en que p e r m a n e c i e r o n C a m a c h o i otros j ó v e n e s bolivianos en Chile, i deduciendo pollos afectos q u e pudieran haber c o n t r a í d o en aquella tierra, lanza la esperanza insidiosa de que talvez el c a m b i o d e C a m a c h o por D a z a pudiera ser favorable a aquel país d a ñ a n d o al nuestro. Es decir q u e - c u a n d o se destituye al inepto que no supo escarmentar a Chile, invasor i pirata, i surje el destinado a recobrar el brillo d e las armas bolivianas i la sincera c o n s e r v a c i ó n de la alianza, ha de salir M a c k e n n a arroj a n d o u n a n u b e c o n solapado p r o p ó s i t o e irritando la susceptibilidad de los a p o c a d o s i pesimistas! ¡Qué i n d i g n o trabajo el que e m p r e n d e n las n o t a b i l i d a des políticas i literarias de Chile! No' h á m u c h o esos m i s m o s tribunos i escritores p r e sentaban al Ministro de Justicia de Bolivia, d o c t o r d o n J u l i o Méndez, c o m o e n e m i g o de la alianza i sostenedor de las ideas de unión a Chile. I n d i g n a farsa q u e la c o n d u c t a de aquel distinguido h o m b r e de estado hacia inadmisible hasta para la vulgaridad de los lectores de diarios. s

H o i las ideas del señor M é n d e z se v e n claramente espuestas en la siguiente carta escrita por él al c o r o n e l Camacho. D i c e así: " L a Paz, D i c i e m b r e 7 de 1 8 8 0 . — E s t i m a d o a m i g o : H a c e m o s la guerra pasando de error en error, d e s d e el terreno d i p l o m á t i c o al estratéjico, de éste al táctico, lleg a n d o por fin al del orden político, que si c a m b i a será sin p r o v e c h o para la política esterna c o m o interna del país. E n d i p l o m a c i a h e m o s entrado a la ruptura a pura p é r dida. E n estratejia h e m o s b u s c a d o la defensiva en el d e sierto, d u p l i c a n d o el d e A t a c a m a c o n el de Tarapacá; i e m p l e a d o en esta actitud el p r o c e d i m i e n t o de las g u a r niciones propias de la paz en vez de las c o n c e n t r a c i o n e s consiguientes a la guerra; estendida la línea de o p e r a c i o nes sobre centenares de leguas guardadas por una v e i n tena de 1,000 h o m b r e s , abriendo espacios en el c e n t r o i las alas capaces de ser o c u p a d o s f á c i l m e n t e p o r el e n e m i g o . D u p l i c a n d o el teatro, d u p l i c á b a m o s la guerra, d a n -


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GUERRA

DEL

d o tiempo a que el enemigo, que solo fué fuerte en mar, lo sea también en tierra. E n táctica resistimos los b o m b a r d e o s c o n infantería, p r o v o c a n d o las derrotas parciales en que se disipa la fuerza de la resistencia i se prepara el desgraciado desenlace de la guerra. . Se toma la ofensiva contra c a m p o s fortificados, c a m b i a n d o el rol de los belijerantes, i buscando el e n e m i g o en vez de ser buscados. E m p l e a m o s el viejo sistema de cargar a la bayoneta en vez de debilitar al e n e m i g o c o n la fortificación pasajera, siendo así que la ofensiva y a n o es mas q u e el final de las batallas defensivamente c o m e n zadas. A c e p t a m o s posiciones sin retirada sobre ¡as propias bases c o m o en San Francisco, i c o m o parece proyectarse c o l o c á n d o s e en A r i c a i a b a n d o n a n d o T a c n a al e n e m i g o por buscar la protección de las baterías del puerto, c o m o si el b o m b a r d e o de la escuadra chilena n o diese por resultado dos cantidades, de las cuales, la primera basta a neutralizar dichas baterías, i la s e g u n d a a p r o d u c i r u n enorme sobrante suficiente a anonadar por sí solo el ejército aliado, v i c t i m a d o entre el fuego cruzado de mar i tierra. E n política interior, h a c e m o s p o r q u e c h o q u e la guerra estranjera c o n la interior c o m o los franceses e n 1 8 7 1 , sin plan ni caudillo, i e m p u j a n d o el país a la plena anarquía, delante de Chile v e n c e d o r , de u n aliado receloso i de v e cinos antojadizos c o m o el Brasil, sin necesidad constitucional, estando p r ó x i m a la renovación de los poderes p ú blicos c o n el jeneral D a z a , i m u c h o mas inmediata sin presencia suya. Este conato es efecto d e la alucinación Cándida de los que se embarcaran en las grandes crisis c r e y e n d o continuar p o r el r u m b o q u e se han trazado i llegar al puerto que han soñado. Las crisis son c o m o las corrientes, que en vez de ser surcadas arrastran las p e queñas embarcaciones. ¿Dónde fueron a p a r a r l o s ballivianistas del 49 i los rojos del 65? ¿Qué mas querrá el poder actual que levantarse alto de sus responsabilidades d e lante de los feísimos contrastes de u n porvenir m u c h o mas luctuoso, desencadenado por la guerra civil i la sumisión a Chile? Perderán únicamente los vencedores d e la situación interna en connivencia c o n el enemigo. ¿I el remedio? N o veo otro que el de proclamar la c o n federación perú-boliviana, q u e estrechando nuestros v í n culos c o n el aliado, inspire a Chile absoluta m o d e r a c i ó n en sus exijencias, a c a m b i o de evitar el v í n c u l o c o n f e d e ral. Es decir q u e quiero la confederación c o m o recurso necesario de la presente guerra defensiva, c o m o m e d i o estratéjico final c o n que intimidar: retroceder si la paz n o es lesionante; insistir i llevarla a cabo si fuese desastrosa. L a confederación seria la verdadera reivindicación d e nuestra integridad. Esta carta es c o m ú n para los jefes del ejército, i n o es mas que el resumen de mi correspondencia sostenida c o n el cuartel jeneral desde el principio de la guerra. Queda tuyo.—Julio Méndez" N a d a hai q u e añadir a la lectura d e esa carta, i si le damos colocación preferente, si va inserta en la parte de redacción oficial d e nuestro diario, es porque la idea de la confederación perú-boliviana es en nuestro c o n c e p t o , c o m o en el c o n c e p t o del señor M é n d e z , la verdadera salv a c i ó n del presente i el c o m i e n z o d e la prosperidad sólida i verdadera en el porvenir. J U L I O L,

PROBABLE RESULTADO

DE EL

LA

GUERRA

JAIME.

ENTRE

CHILE I

PERÚ.

(Traducido del

Vv ÜLL-ONIST. )

Londres,

Diciembre

13.

Habiendo Chile, por los acontecimientos de la guerra, llegado a posesionarse de la costa del Pacífico, de Bolivia i de la provincia entera de Tarapacá del P e n i , es indudable que tanto en el interés de sus habitantes c o m o de toda

PACIFICO.

nación civilizada i progresista, conviene que Chile quede c o m o dueño permanente de esos territorios. E l territorio boliviano que deslinda con Chile no forma parte en la práctica de Bolivia; sus habitantes son casi esclusivamente chilenos, i está cortado de Bolivia por un cordón de montañas inaccesibles. Su puerto de Antofagasta no es útil ni para las importaciones ni esportacioues del iuterior de Bolivia, pues su entrada i salida al Pacífico se hace por una garganta de montañas que dan al puerto de Arica, en el P e n i . Que Bolivia es acreedora a un puerto de la costa en el Pacífico, nadie puede negarlo; i lo propio es que lo tenga a' donde la naturaleza tan sabiamente lo ha colocado. D a d o a Bolivia una buena faja en el Pacífico, incluyendo el puerto de Arica, serviría de e x celente promedio entre las dos repúblicas limítrofes, i se le colocaría en situación de desarrollar sns recursos naturales por medio de un puerto seguro e independiente en el Pacífico. Por un tratado celebrado entre Bolivia i el Perú, este último ha cobrado los impuestos de importación i esportacion del primero por derecho del tránsito de las mercaderías, i por lo cnal el Perú ha pagado $ 60,000 al año. Pero se dice qne la tesorería boliviana no ha recibido sino una pequeña parte de esa cantidad. Asumiendo tal rectificación de fronteras c o m o uno de los resultados probables de la guerra, la provincia de Tarapacá llegará a ser desmembrada de la República peruana. E n la costa e islas adyacentes de esta provincia están los graneles depósitos de guano, especialmente hipotecados a los tenedores de bonos europeos por un empréstito que alcanza ahora en principal i atraso de intereses a la suma de 40.000,000 de libras esterlinas. E n el interior de esta provincia están los grandes depósitos de nitratos en los cuales los ingleses principalmente tienen invertidos nnos4.000,000 de libras esterlinas. Hasta el presente, c o m o decíamos en la semaua pasada, por la malísima administración del gobierno peruano, estas grandes riquezas naturales han sido mas bien nna maldición qne una bendición para el país. Si el tratado de paz que debe ser firmado en poco tiempo mas entre Chile, Bolivia i el Perú, este último, de una manera irrevocable, entrega a los tenedores de bonos todos los depósitos de guano i salitre que existen en la provincia de Tarapacá, recibiendo en c a m b i o un descargo completo de toda su deuda esterior i de los certificados de salitre, de manera que el Perú puede empezar nuevamente a vivir libre de todo embarazo financiero, hai buenas esperanzas para la rejeneraciou del país, porque el Gobierno i el pueblo aprenderían la saludable lección de que las entradas cifradas en una honorable industria tienden mas al bienestar permanente de una nación de lo qne no han podido realizar nunca las minas de oro i riquezas escepcionales. 1

L a República vecina de Chile, es un brillante ejemplo entre los estados Snd-americanos de los benéficos efectos que resultan de la honradez, de la industria i de la probidad. Bajo tal Gobierno, los tenedores de bonos peruanos tienen la mejor garantía de que sus derechos serán respetados, i que los depósitos de guano i salitre serán administrados de manera que los verdaderos dueños reciban nn retorno sustancial. E n la creencia de que este deseado fin será nn hecho i que una paz permanente sea establecida entre Chile, Peni i Bolivia, proponemos c o m o nn arreglo final de esta cuestión, la anexión a Chile del presente litoral de Bolivia i de la provincia de Tarapacá, dando a Bolivia en c a m b i o el puerto de Arica, i al P e r ú una cancelación de su deuda esterior. Después de una manera vergonzosa c o m o el Perú ha j u g a d o con sus acreedores, no puede esperar que se le trate c o m o si durante todo el tiempo hubiera sido un estado honrado. Este no se atraería las simpatías del mundo civilizado aunque haga enérjicas protestas; i Chile, el estado victorioso, tiene ciertamente d e r e c h o para exijir compensaciones por sus gastos i sus pérdidas. El consejo que d i m o s en la semana pasada en favor de una unión entre las varias secciones de los tenedores de


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bonos peruanos, ha tenido b u e n éxito. E n una reunión del c o m i t é internacional que tuvo lugar últimamente para discutir la situación c o m p r o m e t i d a por la o c u p a c i ó n de los depósitos del g u a n o peruano por las fuerzas chilenas, h u b o c o m u n i c a c i ó n del c o m i t é Rusell, manifestando d e seos de cooperar c o n el c o m i t é Croyle: de m o d o que p o demos esperar u n a acción c o m b i n a d a en el c a m i n o q u e hemos i n d i c a d o repetidas veces. E n este caso, tenemos confianza q u e los avances de los tenedores de bonos serán recibidos favorablemente por el g o b i e r n o chileno.

LA GUERRA

DEL

P A C Í F I C O I SUS

ENSEÑANZAS.

(De E L CRONISTA de Panamá, Febrero 18 de 1880.)

Hace ya un ano que la República de Chile se vio, cuando menos lo esperaba, arrastrada al abandono de sn paz esterior para tomar una actitud decidida en defensa de su honra i de sus derechos. Larga ha venido siendo hasta ahora esa guerra de un solo pueblo contra dos que en secreto se. habían coaligado liara buscar, con la mas inusitada desleaitad, la fortuna de un porvenir que se les ofrecía sombrío i aterrador. Bolivia i el Perú, casi idénticos en su m o d o de existir, no habían hecho del pasado mas que una feria de los caudales p ú b l i c o s ; habían dilapidado en las continuas auarqnías de festejos todos sus recursos, i llenándose también de enormes deudas, c o m o buenos calaveras, hasta el estremo de tener ya al frente la mas desastrosa bancarrota i la carencia absoluta de todo crédito. En 1873 el P e r ú había espoliado escandalosamente las salitreras que el capital, la industria i los brazos chilenos habían implantado en la provincia peruana de Tarapacá, trasformando aquella rejion en emporio de trabajo, que antes eran estériles desiertos. So pretesto de buscar para el erario peruano una fuente de entradas que reemplazasen a las que en algún tiempo mas el guano dejaría de producirle, la administración de reconocido mercantilismo del difunto Pardo, se hizo lejislar el monopolio i el estanco del salitre c o m o negociación fiscal, con el solapado intento del enriquecimiento de los círculos de esplotacion, que aquel caudillo venia encabezando. Pero comprendiéndose que en Autofagasta i en el litoral chileno hasta el grado 27, no faltaban grandes depósitos de salitre que podían con mas o menos proximidad ser esplotados por la industria chilena, el Gobierno del P e r ú indujo al de Bolivia al pacto .secreto del año citado, para hacerlo efectivo cuando llegara el tiempo en que la libre producción del salitre chileno principiara a ser uu o b s t á c u lo al caro m o n o p o l i o fiscal del Perú. Aquel pacto no tenia otro intento que la conquista armada del territorio chileno hasta el grado 27, según claramente lo patentizó el tristemente f a m o s o tribuno limeño Fernando Casos, en el discurso semi-oficial que pronunció en el gran meeting de 6 de A b r i l del año pasado en la p l a za de Lima, a los dos dias del corte de relaciones entre Chile i el Perú. Bolivia, haciéndose el maniquí de las bribonadas peruanas, hasta ser la promotora inmoral de la guerra, se lisonjeaba de la futura división de provechos que creían iban a reportar con la ruina de Chile que la consideraban s e g u ra, tomando en cuenta que uu pueblo d e d o s i medio m i l l o nes de habitantes no podría resistir a una alianza de cinco millones. ¡Qué engaños! La Providencia, que sabe dispensar sus altos favores a las naciones que van por los senderos de la moralidad, de la justicia i de la honradez, no ha permitido que Chile sucumba ante las tremendas iniquidades que en lo oculto significaba el c o m p l o t de dos pueblos que ostentan solo divisas de desordenados i desacreditados precedentes. La nación de la paz, del trabajo i del progreso, que todo

QUINTO

363

se lo debe a sí i a sus heroicos esfuerzos, aun en sus conflictos se presenta mas grande i mas digna de atención. E n la presente guerra, Chile ha dado a conocer dos h e chos que le son altamente honrosos i que tienen que prestarse a mui serias consideraciones ante la recta ojiinion universal, para comprender las diferentes condiciones en que ha venido a colocarse respecto de sus enemigos. E l primero de esos hechos se refiere a las condiciones internas. Apesar de la natural turbación que una guerra tan inesperada tenia que introducir en su sociedad, tomándose principalmente en cuenta que la arrastró sin estar preparada a ella, i, apesar de los sacrificios de toda especie que ha debido hacer para defender el interés i el honor de la p a tria, el pueblo chileno, con una sensatez ejemplar, ha atendido no solo a las necesidades de la guerra, sino también de la paz. I ha sucedido que mientras los unos se apresuraban a alistarse en el ejército, los otros redoblaban sus esfuerzos para compensar en el trabajo la cooperación de los que han tomado las armas. E l pueblo chileno ha continuado con serenidad i constancia dedicándose a las tareas de la agricultura, de la m i nería, de la industria i del comercio. E l resultado de tan laudable conducta ha sido que, no obstante la paralización de los negocios cansada siempre por una guerra, la prosperidad i la riqueza, tanto pública c o m o privada, han alcanzado en Chile un fomento realmente satisfactorio. Gracias a esto i a las buenas condiciones del año, se ha encontrado en medio de la guerra mas abastecido el país i mas rico que antes de ella. Para comprender hasta dónde se desenvuelve la actividad de aquella nación, basta deducirlo de la realización misma de grandes obras públicas que continúan aun en medio de los azares de esa guerra en que ella tiene que ir en busca de un enemigo provocador, pero que uunca se ha atrevido a salir de su territorio. Entre tales obras, la prensa nos anuncia la iniciación de un nuevo i costoso camino de fierro que pronto unirá las apartadas ciudades de Concepción i Coronel. Mientras tanto en las condiciones interiores del Perú i Bolivia, todo es inacción, atraso i miseria, formando un marcado contraste con el bienestar de que Chile goza. I esto se revela en uno de los primeros decretos de!. Dictador Piérola que ha sido el derogatorio de la interdicción c o mercial con Chile, que el mal inspirado jeneral Prado h a bia establecido, habiendo llegado la carestía de muchos artículos de primera necesidad a producir verdaderas d e sesperaciones públicas. E l seguudo de los hechos notables a que se ha aludido, se refiere a la política interna de los tres países en guerra. E n Chile el réjimen constitucional se ha mantenido c o m o siempre en su estricta conservación. Las cámaras lejislativas i demás altos cuerpos del Estado han funcionado i siguen fuucionando con una regularidad normal inalterable. Las garantías individuales de nacionales i estranjeros se respetan con la acostumbrada escrupulosidad. L a prensa continúa gozando de la amplísima libertad que allí tiene asegurada. E l patriotismo chileno no ha dado sino pruebas de alta cordura en todos los habitantes en jeneral, i en los hombres dedicados a los negocios públicos en particular, sin distinción de los partidos políticos a que pertenezcan. ¡Cuan diverso es el cuadro que bajo estos aspectos presenta el Perú i Bolivia! Los presidentes Prado i Daza que provocaron la guerra i que ajustaron la alianza de sus respectivos países contra Chile, han sido deshonrosamente destituidos por revueltas de sus propias tropas, i se encuentran hoi proscriptos i fujitivos. E n Bolivia el réjimen constitucional existe, c o m o es sabido, desde años atrás solo en el nombre i en la letra de las leyes; pero en el Perú habia un réjimen que era mas o menos practicado.


GUERRA

DEL

A m b o s pueblos, en medio de los desengaños terribles que han venido a coronar las anarquías habituales en que han vivido, las desmoralizaciones de todo un pasado de arbitrariedades sin freno, el aniquilamiento de sus recursos públicos, en fin, la molicie social con que han querido entender la vida cíe la libertad, han apelado, en creencia de salvación, al c a m b i o de personal en sus gobernantes, con motines escandalosos. I respecto del Perú, no deja de ser elocuente testimonio de su dejeneracion i de sus rebajamiento, la proclamación militar de un Dictador i el establecimiento de réjimen arbitrario i vejatorio, que está dando por resultado las escandalosas tropelías contra las acostumbradas libertades. De Bolivia no diremos nada a este respecto, porque ese desgraciado pueblo siempre ha sido víctima de todos los vejámenes que puedan imajinarse en un constante réjimen gubernativo de pretorianos. Mui pronto los dos países aliados se convencerán, si es que no estén ya convencidos, del gravísimo engaño en que han caído creyendo mejorar la suerte de sus grandes desastres, pasando de Scila a Caribdis. L o s hechos realizados por Chile i los que pronto se realizarán, manifestarán bien palmariamente que la suerte de los pueblos no estriba en las maquinaciones de ocultas e infames alianzas de vándalos, i que el alivio de sus justos reveses i escarmientos no se encuentra en la abolición de réjimeues de libertad ni en las proclamaciones ele dictadores.

El soldado chileno. Como sigue la madre cariñosa En el peligro al hijo idolatrado, Sigue la patria a la lejion gloriosa Que defiende su nombre inmaculado: I mientras esa hueste no reposa Por coronar el triunfo comenzado, La patria, que le fia su bandera, Su arrojo aplaude i su victoria espera! Con ella está su vida, está su alma; El porvenir depende de su suerte, I no hai un corazón que lata en calma Ni un brazo que en la acción se quede inerte. Por darla el adalid gloriosa palma En su valor se olvida de la muerte I vuela cada cual, de audacia lleno, A cumplir su deber como chileno! El patriótico ardor todo lo inflama I todo lo interesa en su destino: Dones sin fin la caridad derrama I la ciencia le muestra su camino. El arreo marcial borda la dama I en hilas de su ajuar convierte el lino, Mientras la relijion con voz austera A la patria bendice i su bandera!

PACIFICO

Por eso, sin que nadie se lo indique, Si el bélico atambor a la lid llama, Del soldado el ardor no encuentra dique I el arduo puesto del debe» reclama. Indomable con Prat muere en Iquique, Se bate... cual se bate el Atacama, Cae herido entre mil... mas, ve espirante Que siempre Chile se alzará triunfante! I es su orgullo morir por esta tierra Que así sabe cumplir con sus deberes, Que a nadie teme, ni su hogar le cierra, I en el trabajo olvida los placeres; Que invita al enemigo a heroica guerra, Que no ofende cobarde a las mujeres; I que huyendo del fraude i la mentira, Soio a ser grande por su esfuerzo aspira.

Gloria al hijo del pueblo soberano Que hinchado de patriótico ardimiento, Por defender a Chile muere ufano, Solo de herir i de triunfar sediento. En honra del soldado ciudadano Aloe la patria el digno monumento, Que diga al que por ella da la vida: " A l soldado, la patria agradecida!" El le da con su sangre la victoria I es por eso también que vale tanto; Sublime el sacrificio hace su gloria, I el alto fruto de su esfuerzo es santo! Ya para el enemigo es ilusoria Toda esperanza do defensa!... Espanto Tanta audacia le da! De terror llena, Su manchada conciencia lo condena! Nuestra es la gloria i suya la vergüenza! No es honra herir para volver la espalda En cuanto el bronce a esterminar comienza, Sin aguardar del triunfo la guirnalda! ¡No ceja el bravo sin que muera o venza! Lo vio el desierto en su desnuda falda, Lo vio Pisagua en su escabrosa cima, I luego ¿por qué nó?... lo verá, Lima. Ya el tricolor bien sabe ese camino! El fué a dar a esa tierra independencia I domeñar después le ordenó el sino De la invasión estraña la insolencia. Tercera vez ¡lo quiere su destino! Del chileno sabrá la prepotencia, Que evocará sus lauros de otros dias Para vengar insidias i falsías! Combatir por la patria, ¡esa es la gloria! Luchar hasta morir como el soldado, Invencible titán de nuestra historia, Sosten del tricolor inmaculado! Siempre alumbre su estrella la victoria I luz del porvenir sea el pasado: El supo dar a Chile un nombre puro: Grandeza i majestad sea el futuro! J.

A.

SOFFIA.


CAPÍTULO VI. S U M A R I O . — I . Importantes notas del Ministro Sotomayor al Jeneral en Jefe del ejército sobre la responsabilidad de la espedicion a Uo, i al Comandante en Jefe de la escuadra, dándole instrucciones para hostilizar al enemigo. (Inédito.)—II. Instrucciones que deberá observar el capitán de la caleta de Achira. . (Inédito.)—III. El Ministro de Bolivia en Lima solicita del Gobierno del Perú 400,000 soles en pago de la alimentación del ejército de Bolivia i por los derechos aduaneros que dicho Gobierno ha percibido por cuenta de Bolivia. (Inédito.)—IV. Carta autógrafa del jeneral Campero al Jefe Supremo del Perú comunicándole su elevación al mando Supremo de Bolivia; juicio seguido contra el jeneral Juan Buendia i coronel Suarez; vencedores de Tarapacá: decretos de Piérola.—V. Decretos del Gobierno de Chile referentes a facilitar el carguío de guano a los tenedores de bonos peruanos, venta de salitre, etc.—VI. Segunda espedicion i ocupación de lio: descripción de la partida del ejército chileno de Pisagua i proclama del jeneral Escala, orden deealida i marcha de la escuadra, telegrama i partes oficiales.—VIL Nómina del personal del Ministerio de Guerra en campaña, cuartel jeneral, Estado Mayor Jeneral i cuerpos de que consta el ejército chileno de operaciones del N o r t e . — V I I I . Cartas i correspondencia sobre la ocupación de l i o . — IX. Combate i bombardeo de Arica: telegramas i partes oficiales chilenos i peruanos.—X. Correspondencias a E L FERROCARRIL i N A O i o s A i . d e Lima sobre este combate.—XI. Espedicion a Moliendo: telegramas, partes oficiales i correspondencias.—XII. Partes oficiales del comandante Stuven al Jefe de Estado Mayor sobre esploraciones de Pacocha a Moquegua; correspondencia a L A P A T R I A . — X I I I . Recibimiento i entierro de los restos de Thompson, Ramírez, Garreton i Goicolea: programa, descripción i discursos.—XIV. Espedicion a las islas de Lobos i a las de Chincha: telegramas i parte oficial del Jefe de la escuadra.—XV. Decretos del Gobierno de Chile referentes a la guerra.—XVI. Notas cambiadas entre los Gobiernos de Chile i Ecuador sobre la captura de la lancha torpedo peruana.—XVII. Documentos relativos a la revolución de Bolivia encabezada por los coroneles Uladislao Silva i José M. Guachalla.—XVIII. Confiscación de guano i salitre esportados por el Gobierno de Chile: decretos de Piérola i circular a los ajentes diplomáticos del Perú en el estranjero.—XIX. Segunda combate de Arica: telegramas i partes oficiales chilenos i peruanos.—XX. Correspondencias describiendo este combate.--XXI. Toma de Moquegua i combatí de. los Anjeles: telegramas, partes oficiales i relación de los muertos, heridos i prisioneros. — X X I I . Felicitación al batallón Atacama i correspondencias a E L FERROCARRIL sobre el combate de los Anjeles.—XXIII. Versión peruana de este mismo combate.—XXIV. Descripción de los departamentos de Tacna i Moquegua, tomada de las publicaciones hechas por la Oficina Hidrográfica de Santiago.—XXV. Recepción oficial del Ministro del Perú en La Paz, señor Enrique Bustamante i Salazar; discursos pronunciados por el Presidente de Bolivia i Ministro del Perú a la salida de la quinta división para el teatro de la guerra.—XXVI. Santo, seña i contraseña dado al ejército peruano, en Lima, por el Estado Mayor Jeneral durante el mes de Abril de 1880. (Inédito.)—XXVII. Biografía del capitán de fragata Manuel Thompson, por Benjamín Vicuña Mackenna.—XXVIII. Biografía del jeneral Narciso Campero, por J. V. Ochoa.—XXIX. Editoriales.

I. Importantes notas del Ministro Sotomayor al Jeneral en Jefe del ejército sobre la responsabilidad de la espedicion a lio, i al Comandante en Jefe de la escuadra dándole instrucciones para hostilizar al enemigo. (Inédito.) EL J E X E R A L E N J E F E D E B E D E C I R SI A C E P T A L A

RESPONSA-

BILIDAD DE LA ESPEDICION A ILO.

Pisagua,

Febrero

6 e/e 1SS0.

A c a b o d e recibir la nota de V . S , núin. 509, c u y o c o n tenido m e sujiere algunas observaciones q u e m e creo en el caso d e someter a la consideración d e V. S. Prescindiendo, por la premura del tiempo, d e las que reputo m e n o s fundamentales, e n c u e n t r o en la referida nota un p u n t o grave, respecto del cual las opiniones d e V. S. carecen d e la debida precisión, i es ese p u n t o el q u e principalmente m e p r o p o n g o esclarecer a la brevedad posible para q u e la e s p e d i c i o n al Norte no sufra n u e v o s retardos. El S u p r e m o G o b i e r n o , en n o t a que remití a V. S. en copia c o n fecha 7 d e E n e r o p r ó x i m o pasado, emitió sobre las nuevas i necesarias operaciones del ejército al m a n d o de V . S . , ciertas ideas j e n e r a l e s q u e fueron sometidas a la consideración d e un c o n s e j o d e marinos i jefes militares, cuyos acuerdos también c o n o c e Y . S. Ese consejo, t o m a n d o en consideración aquellas i n d i caciones, resolvió, entre otras cosas, lo siguiente: q u e el objetivo de la p r ó x i m a espedicion debia ser el ejército acantonado en T a c n a i A r i c a ; q u e la m a r c h a debia h a cerse por m a r i q u e el p u n t o d e d e s e m b a r q u e fuera el puerto de l i o , que es ol q u e ofrece mayores probabilidades para esa operación. Estas conclusiones fueron s o m e tidas a la a p r o b a c i ó n d e Y . S. para q u e , c o n t a n d o c o n ella i con la del S u p r e m o G o b i e r n o , formase Y . S. el correspondiente plan d e c a m p a ñ a , pidiendo o p o r t u n a mente los elementos q u e necesitare para ello.

Entre esos elementos figuran en primera línea los m e dios d e trasporte marítimo. E n conferencias privadas i en d e b i d o tiempo espuse a V . S . q u e c o n t á b a m o s c o n b u q u e s suficientes para trasportar d e u n a sola vez 7,500 h o m b r e s , o sea las dos primeras divisiones del ejército, agregando q u e los mas rápidos d e esos b u q u e s podrían v o l v e r inmediatamente a este puerto en busca de la tercera división. V. S., en virtud d e los datos q u e ha p o d i d o recojer sobre el n ú m e r o i calidad d e las fuerzas del ejército enem i g o q u e v a m o s a hostilizar, i que, según Y. S . m i s m o , n o son ni c o m p l e t o s ni enteramente fidedignos, espone a h o ra en la parte final d e la nota que contesto que no es prudente operar sobre l i o c o n m e n o s de 10,000 h o m b r e s en el primer viaje, a u n q u e manifestando también que está dispuesto a e m p r e n d e r la espedicion c o n los e l e m e n tos q u e haya, si así se le ordena. Es aquí precisamente d o n d e encuentro a la n o t a d e V. S . el v a c í o q u e m e p r o p o n g o llenar. S i e n d o V. S . el inmediatamente responsable d e las operaaiones del e j é r cito, le c u m p l e decir si acepta o n ó la responsabilidad d e la espedicion proyectada, operando al principio c o n m e n o s de los 10,000 h o m b r e s que Y. S . j u z g a necesarios para emprenderla. I n d u d a b l e m e n t e , la responsabilidad d e V . S . quedaría a salvo si el G o b i e r n o le ordenara marchar c o n fuerzas menores; pero el caso n o es ese. El G o b i e r n o aceptará la responsabilidad q u e le i n c u m b a c u a n d o d é , si la da, la orden q u e Y. S . espera; mas, en el m o m e n t o presente, necesita saber si Y. S . asume o n ó la responsabilidad d e la operación militar sobre U o c o n los únicos elementos de movilidad disponibles i c o n los cuales n o es posible satisfacer enteramente los deseos d e V. S . Obtenida la respuesta d o V . S . d e un m o d o categórico, el Gobierno resolverá lo c o n v e n i e n t e , i para p o n e r l o en aptitud d e hacerlo, es q u o m e permito pedir a Y. S . q u e , a la m a y o r brevedad posible, se sirva dar respuesta a esta comunicación. Dios guarde a Y. S . Tí. Al señor Jeneral en Jefe del ejército del Norte.

SOTOMAYO;:.


366

INSTRUCCIONES

GUERRA

AL COMANDANTE EN JEFE

DE

lio, Febrero

LA

DEL

ESCUADRA.

28 de

1880.

Colocado el ejército expedicionario en el territorio elejido para operar contra las fuerzas enemigas de A r i c a i Tacna, la escuadra queda en libertad para continuar por sn parte las hostilidades marítimas que se reputen necesarias. Una de las primeras debe ser la recomendada con vivas instancias por el Gobierno para destruir los elementos i útiles de carguío de guano en las islas de L o b o s . Sabe V . S. que la extracción de ese artículo es una de las pocas fuentes de recursos que han quedado al Perú, i no ignora tampoco que la paralización temporal de esa industria, es la base en que descansan las negociaciones entabladas por el Gobierno para arribar aciertos arreglos con los acreedores europeos del fisco peruano, cuya remisión interesa grandemente al país. C o m o hostilidad eficaz i c o m o m e d i da de vasto alcance económica, la operación que indico a V. S. de realizar a la mayor brevedad, permitiéndome a g r e garle solamente que, para que surta todos los efectos d e seados, la destrucción de los muelles, embarcaciones i d e mas últiles de carguío debe ser c o m p l e t a i hacerse por lo m i s m o sin miramiento alguno. Realizada esta operación, la primera de todas por su urjeucia, convendría proceder a hostilizar al enemigo en el puerto del Callao. Seria causa de merecido desprestigio para el Gobierno actual del Perú verse agredido en los principales centros mercantiles i comerciales de la nación, sentir la presencia del enemigo en la vecindad de sn c a p i tal i esperimeutar ios daños considerables que pueden ocasionarle los cañones de nuestros buques. Introducir el pánico en el Callao i L i m a i herir los intereses del c o m e r cio peruano en sus centros principales, equivale a ganar una victoria a poca costa, I nos conviene manifestar al P e n i q u e su nuevo Gobierno, elevado en nombre de la guerra enérjica i tolerado por patriotismo, es incapaz de cumplir su promesa e impotente para defender a la nación. Puede snrjir de nuestras hostilidades en este territorio, si ellas se hacen con la actividad i seriedad deseables, una nueva crisis política que acerque el desenlace de la guerra, logrando que los desórdenes interiores sean p o d e rosos ansiliares de nuestra causa. Para ofender el Callao, sin gran riesgo, dispone V . S. en la actualidad de bastantes elementos. Figuran en primer lugar las lanchas torpedos que c o r ren riesgo de inutilizarse en otros servicios si no se hace de ellas pronto el uso especial a que están destinadas. Con ellas no parece empresa temeraria la de destruir uno o mas de los pocos buques que aun quedan al Perú, i si el golpe no se logra, siempre será provechoso intentarlo. E l Aligarnos, d o t a d o de un escelente cañón de grande alcance, p u e d e hostilizar el puerto i m p u n e m e n t e i c o n viene recordar que c o n solo ese objeto se le armó. Estos elementos robustecidos c o n u n o de los blindados i c o n un trasporte armado c o m o el Amazonas, son suficientes para llevar a c a b o c o n b u e n éxito probable o, a lo me'nos, sin m u c h o riesgo la operación a que m e refiero. D e s p u é s d e u n ataque al Callao, que p u e d e tener g r a n des o pequeñas p r o p o r c i o n e s según lo crea V . S. mas prudente, seria del caso recorrer la costa que se estiende hacia el Sur hostilizando todas las poblaciones d e alguna importancia. E n t r e estos m e permito indicarle en primer lugar a Chorrillos que, si está fortificado c o m o se asegura i seria fácil averiguarlo, p u e d e ser b o m b a r d e a d o i destruido. A l l í n o se corre el riesgo d e perjudicar a neutrales, i sí hiere a opulentos propietarios, cuyas quejas tienen eco en el Gobierno i en los círculos sociales. Bombardear i destruir a M o l i e n d o , población i m p o r tante por ser p u n t o de partida de un ferrocarril q u e lo c o m u n i c a c o n el rico valle d e A r e q u i p a , seria otra operación d o b l e m e n t e importante. Realizada c o n éxito, ella nos permitiría levantar el b l o q u e o allí establecido, para

PACIFICO.

destinar a otros servicios los buques que lo sostienen. La acción marítima podría ser a p o y a d a aquí c o n tropas de desembarco para destruir el ferrocarril e inutilizar radicalmente esa via de c o m u n i c a c i ó n entre el centro del Perú i los departamentos del Sur. Después de t o d o esto, que deberá hacerse c o n la posible brevedad, será indispensable pensar en el b l o q u e o del Callao. Fuera de la importancia que tiene esta operación c o m o g o l p e moral, ella está destinada a privar al Perú de los únicos recursos tanjibles c o n que cuenta actualm e n t e para el sostenimiento de la guerra. Q u e d a n d o i m p r o d u c t i v a la aduana del primero de sus puertos, después de haber perdido los recursos q u e le p r o p o r c i o n a b a n el salitre i el g u a n o , no le será fácil a su G o b i e r n o encontrar dinero para hacer los injentes gastos q u e le d e m a n d a el sostenimiento de sus ejércitos i los servicios ordinarios de su administración. P o r el m o m e n t o m e limito a señalar este punto a la consideración de V . S. c o m o materia de estudio, porque sé m u i bien que el bloqueo del Callao no p u e d e establecerse inmediatamente. En p o c o s dias mas, V. S. podrá c o m u n i c a r m e ya sus ideas sobre la m e j o r manera de realizar esta operación, c u y a i m p o r t a n c i a V. S. aprecia debidamente. T o d a v í a tiene la escuadra en otras partes u n vasto c a m p o de acción; mas, por ahora, m e limito a estas indicaciones que se refieren a empresas de realización fácil, inmediata i útil. D i o s guarde a V. S. R.

SOTOMAYOR.

Al señor Contra-almirante Comandante en Jefe de la escuadra.

lio, Marzo

8 de

1880.

Según lo convenido con V . S., en conferencias privadas, V . S. queda autorizado para hacer una espedicion a M o liendo con las fuerzas que ha designado el j e n e r a l en Jefe del ejército, i cuyo objeto principal es destruir el ferrocarril, muelle, telégrafo i fortificaciones de aquel puerto. Para el efecto, V . S. procederá en todo lo relativo a operaciones marítimas c o m o lo estime mas prudente; i respecto de las terrestres, el jefe de la división, que debe haber recibido instrucciones del Jeneral en Jefe, lo hará con acuerdo de V . S., en caso de dificultades o emerjencias imprevistas. C o m o las fuerzas desprendidas del grueso del ejército pueden ser aquí necesarias, conviene que esta espedicion se haga con la posible celeridad. Dios guarde a V . S. R.

SOTOMAYOR.

Al señor Contra-almirante Comandante en Jefe de la escuadra.

II. instrucciones que deberá observar ei capitán de la caleta de Achira, (Inédito.) 1. ° Vijilará constantemente esa caleta i las inmediatas estendiendo su cuidado por el Sur hasta Camaná i por el Norte hasta Ocoña, i recorrerá ese litoral, para lo que le proporcionará movilidad el sub-prefecto de Camaná quien por la Secretaría de Gobierno se imparten las órd nes respectivas. 2. ° Procurará despachar los vapores que toquen en esa caleta sin demorarlos, i les prestará ansilio si se lo demandaren, para lo cual tratará de tener balsas para el desembarque de los pasajeros i mercaderías. 3. ° Dará preferencia al recibo i entrega de la comunicación oficial, la que mandará inmediatamente a Camaná o a Quilca del m o d o que sea mas conveniente i pronto. 4. ° Dará parte al prefecto de Arequipa por conducto


CAPITULO

del sub-prefeetode Camaná, ¡directamente a ésta Secretaría, de los movimientos de los buques enemigos que avistare i de todas las ocurrencias que merezcan ser trasmitidas, valiéndose de la estación telegráfica de Quilca, i cuando hiere necesario usará de la clave do dicho puerto. 5 . ° Evitará que se corte el alambre telegráfico que hai establecido en esa cosía i cuidará de que esté siempre espedito. 6. ° Arreglará con el Comandante Jeneral, antes de su partida, la manera de comunicarse con los buques de guerra, tanto d e d i a c o m o de noche, a fin de que puedan arribar a ese puerto con conocimiento de las condiciones de la seguridad en que se encuentra o pueda retirarse en tiempo si hubiese peligro. 7. ° Entregará bajo inventario al capitán de puerto que lo releve, la embarcación i titiles que lleva el capitán de corbeta graduado Suárez, cuidando de que el bote esté siempre listo para cualquiera emerjencia. Callao, Febrero 21 de 1880. Es c o p i a . — M A N U E L

F.

LLAGUE,

Espero, pues, que a m é r i t o de las consideraciones a d u cidas, i sin perjuicio de la liquidación que en su o p o r t u nidad d e b e practicarse de la cuenta corriente de la alim e n t a c i ó n de nuestro ejército, en relación c o n el 50 p o r ciento de los derechos aduaneros de Bolivia, q u e el Perú ha p e r c i b i d o i sigue percibiendo, en c u m p l i m i e n t o del p r o t o c o l o aludido, el E x c m o . G o b i e r n o de V. E. h a c i e n do el sacrificio que d e m a n d a la situación, n o tendrá inc o n v e n i e n t e en acceder a mi solicitud, i ordenar, en consecuencia, la entrega de dicha suma a esta L e g a c i ó n , en dos partidas dé a 200,000 soles cada una, para que p u e d a n ser remitidas en el v a p o r de m a ñ a n a i en el s u b siguiente.

secretario.

El Ministro «le Solivia en Liníá solicita del Gobierno del i'eri't 400,000 soles en pago de la alimentación del ejército boliviano, i por los derechos aduaneros que dicho Gobierno ha recibido por cuenta <ie Solivia. (Inédito.) 3.—LEGACIÓN

D E BOLIVIA

E N E L PERÚ.

Con sentimientos de la mas alta consideración t e n g o el h o n o r de suscribirme del E x c m o . señor Calderón c o m o su atento i seguro servidor.

Lima, Febrero 23 ele 1880. Señor: Bajo el supuesto natural de haberse pasado orijinal, por razón d e urjencia, el oficio que tuve el h o n o r de dirijir a V. B. c o n f e c h a 6 de F e b r e r o , a otras oficinas q u e han intervenido en la j e s t i o n de q u e él se o c u p a , m e permito pasarlo de n u e v o a V. E. en copia legalizada. Reitero c o n este m o t i v o al E x c m o . señor Calderón las protestas de mi distinguida consideración personal. Z.

(Firmado)—Z. Es c o p i a . — £ 1 Secretario, P. McUienzo.

"

Carta autógrafa del jenrral Campero al Jefe Supremo del í'crü, comunicándole su elevación al mando supremo de Bolivia; juicio contra Uuendia i Suarez» vencedores de Tarapacás decretos de í'iérola.

Al Excmo. sefior clon Pedro Josd Calderón, Secretario de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores del Perú.—Presente.

NARCISO

C O P I A N Ú M . 2.

Esto, p o r una parte, i la consagración, por otra, d e los pocos recursos disponibles a la organización del n u e v o ejército q u e se levanta en los pueblos d e L a Paz, Oruro, Cochabamba i C o r o c o r o , h a n ocasionado la desatención del ejército que Bolivia tiene en Tacna, c u y a Comisaría de guerra sé halla c o m p l e t a m e n t e exhausta.

FLORES.

IV.

FLORES.

Lima, Febrero 6 ele 1880. Señor Secretario: Las últimas evoluciones políticas operadas en Bolivia a impulsos de los intereses bien entendidos del país, c u y a fórmula c o n c r e t a es la alianza c o n el Perú i la guerra contra Chile, h a n p r o d u c i d o un desequilibro i malestar, felizmente pasajeros, en las finanzas de Bolivia, pnes q u e las administraciones locales creadas p o r la r e v o l u c i ó n , sin un centro a d o n d e c o n v e r j a la a c c i ó n j e n e r a l , n o han podido realizar i concentrar los recursos- que d e m a n d a la conservación de los elementos que tenemos en pié para el sosten de la guerra.

367

p o r la que atraviesa el E x c m o . G o b i e r n o de V. E., m e permito solicitar de él la cantidad de 400,000 soles en billetes autorizados, de los cuales 200,000 soles corresponderian a las mesadas de .Diciembre i E n e r o últimos, que el E x c m o . G o b i e r n o de V. E. debia entregar a la C o misaría de guerra del ejército boliviano, en virtud del art. 1. ° del p r o t o c o l o de 7 de M a y o do 1879, i q u e n o se han entregado por las peripecias de la guerra en el Sur; i los otros 200,000 soles en c o m p e n s a c i ó n del 50 p o r ciento de nuestros d e r e c h o s aduaneros que el Perú h a percibido en plata p o r c u e n t a d e Bolivia en los puertos d e A r i c a i d e M o l i e n d o , i sigue p e r c i b i e n d o t o d a v í a , en e j e c u c i ó n del art. 6 . ° del p r o t o c o l o de 15 de A b r i l de 1879, c o n la o b l i g a c i ó n correlativa de proveer a la alim e n t a c i ó n del ejército de Bolivia; i obligación que no h a llenado, apesar do su favorable disposición, p o r q u e esa alimentación se h a verificado casi en su totalidad por la Comisaría de guerra boliviana.

III.

NÚM.

SESTO.

PRESIDENTE

PROVISORIO

DE

CAMPERO, LA

PEPÚLLICA

DE

BOLIVIA.

Grande i buen a m i g o : La v o l u n t a d u n á n i m e de los pueblos de Bolivia acaba de investirme de la majistratura suprema de esta R e p ú blica, cargo que ejei-ceré teniendo en mira la necesidad de implantar las instituciones democráticas i de c o n s e guir el triunfo de las armas de la R e p ú b l i c a en la guerra c o n Chile. A l participar a V . E. m i a d v e n i m i e n t o a la Presidencia do la R e p ú b l i c a , t e n g o la inmensa satisfacción de espresarle los sentimientos de leal i sincera amistad que p r o m e t o a la ilustrada R e p ú b l i c a del Perú i a V. E. en particular, así c o m o a la conservación de la alianza p e r ú boliviana, por cirya perpetua u n i ó n h a g o v o t o s sinceros i fervientes. F i r m a d a en la Casa de G o b i e r n o de la ciudad de L a Paz, a los 27 dias del mes de F e b r e r o del año del S e ñ o r j de 1880.

En tan apremiante situación, i c o n v e n c i d o c o m o estoi del espíritu d e confraternidad d e que se halla a n i m a d o el E x c m o . G o b i e r n o de V. E., dejaría y o de corresponder a tan noble sentimiento si ocultara nuestra situación i no solicitara de V. E. su j e n e r o s o c o n t i n j e n t e para r e m e diarla, En esta virtud, i sin e m b a r g o de la situación financiera j

NARCISO

El Secretario j e n e r a l de E s t a d o . — T.

CAMPERO.

Valdivieso.

Al Excmo. sefior Jefe Supremo de la República del Perú.


GUERRA

8

D E L PACIFICO.

JUICIO CONTRA BUENDIA I SUAREZ. DICTAMEN DEL AUDITOR DE

GUERRA.

Señor Jeneral en Jefe: H a b i e n d o e x a m i n a d o detenidamente este Ministerio todas las diligencias practicadas en la presente sumaria información, seguida c o n el objeto de descubrir a los a u t o res i cómplices del desastre q u e sufrió nuestro ejército e n el cerro d e San Francisco en el departamento d e Tarapacá, e impuesto d e la conclusión del señor j u e z fiscal, la encuentro arreglada e n todo al mérito de esas dilij encías. T o d o s los cargos formulados e n los considerandos d e l señor j u e z fiscal contra el Jeneral en Jefe del ejército i de división d o n J u a n Buendia i contra el Jefe d e Estado Mayor, coronel d o n Belisario Suarez, están fundados e n todas i cada una de las deposiciones de los testigos; la responsabilidad, pues, d e estos dos jefes superiores se d e d u c e clara i manifiesta del proceso. E n consecuencia, este Ministerio opina p o r q u e Y . S. ordene, c o m o l o solicita el señor juez fiscal, q u e se inicie el correspondiente j u i c i o militar a los referidos jefes, m a n d a n d o asn-egar c o m o antecedente esta sumaria, así c o m o también todos los partes pasados p o r esos m i s m o s j e f e s sobre los distintos h e c h o s d e armas que han tenido lugar en el departamento de Tarapacá desde la t o m a de Pisagua por los enemigos, i q u e d e b e n servir d e cabeza d e proceso. E n cuanto a los c o m a n d a n t e s jenerales i demás jefes m a n d a d o s someter a j u i c i o por decreto especial, p u e d e V . S. ordenar que se suspendan los efectos de dicha resolución, p o r n o resultar d e las investigaciones d e esta sumaria, responsabilidad alguna contra n i n g u n o d e ellos. T o d o esto salvo el m e j o r acuerdo d e V . S. Arica, E n e r o 20 de 1880. ( F i r m a d o . ) — E l auditor jeneral,

ALFREDO

GASTÓN.

Lima, Enero 31 de 1880. T e n i e n d o en consideración: 1. ° Q u e los j u i c i o s militares deben sujetarse a las prescripciones terminantes d e la ordenanza; 2. ° Q u é el superior n o p u e d e ni debe disculparse c o n la falta u omisión d e l inferior; 3 . ° Q u e el j u i c i o iniciado p o r los desastres d e S a n Francisco el 19 de N o v i e m b r e d e l a ñ o pr. xiino pasado, debe limitarse solo a las clases militares q u e dirijian i mandaban el ejército de I q u i q u e , Se resuelve: 1. ° El j u i c i o iniciado por el desastre d e San Francisco se limitará solo al jeneral de división d o n J u a n B u e n d i a i al coronel d o n Belisario Suarez; al primero c o m o Jeneral en Jefe del ejército d e Iquique, i c o m o Jefe de E s t a d o Mayor Jeneral al s e g u n d o . 2. ° Dispóngase lo c o n v e n i e n t e para q u e se constituyan én la capital d e la R e p ú b l i c a los jefes i oficiales del referido ejército q u e se hallaran sin c o l o c a c i ó n , para utilizar sus servicios según c o n v e n g a a las supremas d i s p o siciones d o l Gobierno. Rejístrese, publíquese i comí, •úquese a quienes c o r r e s ponda. R ú b r i c a d e S. E. . MIGUEL

JEFE

SUPREMO

DE DE

PIÉROLA, LA

de 1879."

A r t . 6. ° L a Secretaría d e E s t a d o en el d e s p a c h o de Guerra queda encargada d e l c u m p l i m i e n t o d e este decreto i d e hacerlo publicar i circular. D a d o en la Casa d e Gobierno en L i m a , a los 31 dias del mes d e Enero d e 1880. NICOLÁS

D E PJÉROLA.

Miguel

REPÚBLICA.

Considerando: Q u e el triunfo obtenido p o r las armas d e l ejército n a cional e n la acción de Tarapacá sobre las divisiones d e s -

Iglesias.

V. l>ecretosdel Gobierno de Chile referentes a facilitar el carguío de guano a los tenedores de bonos peruano, venia de salitre, etc. MINISTERIO

D E

HACIENDA.

Valparaíso,

Febrero

24 de 1880.

Siendo necesario dar todas las facilidades para que la Comisaría Jeneral pueda hacer cubrir por las diversas tesorerías del Estado los gastos que tenga que efectuar por cuenta del ejército i armada en campaña, Decreto: Se autoriza a la Comisaría Jeneral del ejército i armada en campaña pa.ra que pueda jirar libramientos a la vista contra las tesorerías i tenencias de ministros de la República, cada vez que así lo exija el servicio de los ramos de que está encargada. Tómese razón i publíquese. PINTO.

Augusto

IGLESIAS.

VENCEDORES DE TARAPACÁ.

NICOLÁS

tacadas p o r el ejército invasor, r e c o n o c i d a ante la nación i el G o b i e r n o la valerosa c o n d u c t a de las fuerzas que v e n c i e r o n al e n e m i g o el 27 d e N o v i e m b r e d e l a ñ o p r ó x i m o pasado; Q u e n o existiendo e n poder d e l S u p r e m o G o b i e r n o las relaciones detalladas d e l personal d e los vencedores, es necesario disponer lo c o n v e n i e n t e para el c o n o c i m i e n t o de d i c h o personal; Q u e c o n arreglo a las prescripciones de las ordenanzas de los ejércitos d é l a R e p ú b l i c a , es un deber d e justicia premiar las acciones distinguidas, Decreto:. Art. 1. ° Espídase el d i p l o m a d e vencedores e n Tarapacá el 27 d e N o v i e m b r e d e 1879 a los i n d i v i d u o s del ejército nacional q u e hubiesen t o m a d o parte e n el c o m bate del citado dia. Art, 2. ° P o r las acciones distinguidas practicadas pollos jefes i oficiales, clases i soldados, p r e v i a m e n t e calificadas, en c o n f o r m i d a d c o n las ordenanzas jenerales, se otorgará el p r e m i o q u e corresponda. A r t . 3. ° Para los efectos d e los artículos anteriores dispóngase l o c o n v e n i e n t e para q u e el Jeneral en Jefe del primer ejército d e l S u r n o m b r e la respectiva comisión calificadora. A r t . 4. ° L o s individuas d e l ejército d e Tarapacá que obtuviesen el d i p l o m a d e vencedores serán preferidos en las propuestas para los ascensos i n m e d i a t o s i para las c o l o c a c i o n e s en el servicio activo. A r t . 5. ° E l d i p l o m a a q u e se refiere el art. 1. ° se redactará e n la f o r m a siguiente: " E l . . . v e n c i ó en Tarapacá. Enalteció i dio lustre a las armas del Perú c o m b a t i e n d o en e l . . . el 27 d e N o v i e m b r e

Valpiarcáso,

Febrero

Matte.

24 de 1880.

Vista la nota que precede, i a fin de dar mayores facilidades al tráfico por menor que se efectúa entre los puertos de Chile i los del Perú i Bolivia ocupados por las armas de la República, Decreto: Los envases de mercaderías nacionales o nacionalizadas trasportadas al litoral ocupado por las armas de la Repú-


CAPITULO

blica i que retornen al país, se considerarán c o m o procedentes de puertos chilenos, siempre que puedan comprobarse estas circunstancias de una manera fidedigna. Tómese razón, comuniqúese i publíqnese. PINTO.

Augusto Valparaíso,

Marzo

Matte. 2 de

1880.

Vista la nota que precede, Apruébase el siguiente decreto espedido con fecha 22 de Febrero p r ó x i m o pasado por el Jeneral en Jefe del ejército espedicionario en el Perú. " E r a s m o Escala, Jeneral en Jefe de la fuerza del ejército chileno que ocupa el departamento de Tarapacádel territorio peruano: Habiendo los tenedores estranjeros de bonos peruanos solicitado el debido permiso del Supremo Gobierno de Chile para cargar guano de los depósitos del P e r ú ocupado por las armas de la R e p ú b l i c a ; i no existiendo inconvenientes para otorgar ese permiso, E n uso de las facultades que me confiere el estado de guerra, i en conformidad a las instrucciones que al efecto he recibido del Supremo G o b i e r n o , Uecreto: A r t . 1. ° Permítase a los tenedores estranjeros de bonos peruanos la estraccion de guano de los depósitos del Perú ocupados por las armas de la República de Chile, bajo las siguientes condiciones: 1. Los tenedores de bonos desiguarán un comité o una casa de responsabilidad que corra con las dilijencias i g a s tos a que dé oríjen el carguío; 2. E l Gobierno de Chile tendrá intervención en la designación referida, reservándose la facultad de nombrar uno o mas funcionarios que inspeccionen superiormente i dirijan (en caso de creerlo así o p o r t u n o ) las operaciones de estraccion i c a r g u í o ; 3. Los funcionarios a que se refiere el inciso anterior despacharán los buques cargados a Valparaíso, de donde no saldrán con destino al estranjero sin qne previamente se pague en la aduana de ese puerto la cantidad de 30 c h e lines por cada tonelada de guano que existiese a b o r d o ; i 4. * E l pago se hará en letras sobre Londres a favor del Gobierno de Chile, a su satisfacción, i se reducirá a 20 chelines en caso de que el precio corriente del guano en los mercados de consumo bajare de 6 libras esterlinas por t o neleda. Art. 2. ° Los conocimientos de los buques qne se despachen se estenderán a la orden de la casa de Baring Hermanos i C . o de otra igualmente respetable, si no se arreglase con ella la consignación. Mientras que se celebra el contrato de consignación, los conocimientos a que se refiere el inciso anterior se estenderán a favor del Ministro Plenipotenciario de Chile en Francia i de los señores James Croyle i sir Carlos Rossel. Art. 3. ° E l consignatario o consignatarios del guano procederán a realizar los cargamentos i después de deducirlos gastos hechos, sea en la jestion que ha motivado el otorgamiento del permiso a que se refiere el presente d e creto, sea para el pago de que habla el art. 1 . ° , sea para habilitar el carguío i conducir el guano a los mercados de espeudio, sea en otros objetos análogos, repartirán el p r o ducto líquido entre los tenedores estranjeros de bonos del Perú que tuvieren constituida hipoteca a su favor sobre los depósitos de guano. 63

0 8

1 3

0 3

Artículo transitorio.—ínterin se designa el comité d e terminado en el art. 1 . ° , se autoriza a Mr. John Procter para arreglar provisionalmente el sistema de carguío, quien podrá usar al efecto de los elementos de que dispone el Gobierno. Anótese i comuníqnese a las autoridades respectivas." Tómese razón i publíqnese. PINTO.

Augusto TOMO

II—47

Matte.

369

SESTO.

Santiago, He

Marzo

5 de

1880.

acordado i decreto:

1. ° Precédase a vender en subasta piiblica en el puerto de Valparaiso 5 lotes de salitre elaborado en el territorio de Tarapacá. Cada lote constará de 20,000 quintales de a 46 q n i l ó g r a m o s ; E s t a cantidad podrá aumentarse o disminuirse hasta en 5,000 quintales, si así conviene a los subastadores, quienes deberán determinar el número fijo de quintales que c o m pran al dia subsiguiente del remate; 2 . ° L a j n n t a de almoneda publicará los avisos correspondientes con cinco dias de anticipación, indicando el dia, hora i lugar del remate, el cual se ejecutará sobre las bases siguientes: 1. Los Imitadores presentarán una boleta de fianza a satisfacción de la junta de almoneda, para garantizar el cumplimiento de las obligaciones que contrajeren; 2. E l minimum del precio del salitre será determinado previamente por la misma junta de almoneda i consignado en un pliego cerrado i lacrado, cuyo sobre será firmado por los miembros que la c o m p o n e n ; Terminado el remate se abrirá el sobre referido en presencia de los interesados, i se darán por aceptadas las ofertas mas altas, siempre que escedieren del mínimun señalado; 3. * A cada subastador se le entregará una acta particular firmada por los miembros de la junta, en qne conste la cantidad de salitre que se hubiere adjudicado. Esta acta le servirá al subastador de título para reclamar del inspector jeneral de las oficinas salitreras de Tarapacá la entrega de la especie subastada, debiendo cancelarla oportunamente; 53

s

4. E l acta jeneral del remate será suscrita, a mas de los miembros de l a j n n t a de almoneda, por todos los subastadores i autorizada por el notario de Hacienda: Una copia autorizada de dicha acta será remitida a la Contaduría M a y o r ; 5. E l precio del remate se pagará en la Tesorería F i s cal de Valparaiso, debiendo hacerse efectivo por el jefe de esa oficina tan pronto c o m o el visitador de las oficinas fiscales de Iqnique dé aviso por telégrafo de haberse verificado la entrega del salitre. Este anuncio deberá darse antes de la salida del buque cargador. 6. L a entrega del salitre se hará en buenos sacos al costado de la lancha en el puerto de Iqnique. 7. E l salitre que se entregue será de lei de 95 por ciento. Si los ensayes que se practiquen dieren una lei i n ferior a 95 por ciento, el precio se reducirá en conformidad con la escala siguiente: 53

5 3

5 3

53

U n o por ciento por la primera unidad qne baje del 95 por ciento hasta el 94 por ciento. Tres por ciento por la segunda unidad que baje del 94 por ciento hasta el 93 por ciento. Cuatro por ciento por la tercera unidad q u e baje del 93 por ciento hasta el 92 por ciento. C i n c o por ciento por la cuarta imitad que baje del 9 2 por ciento hasta el 91 por ciento. Seis por ciento por la quinta unidad que baje del 91 por ciento hasta el 90 por ciento. Siete por ciento por la sesta unidad que baje del 90 p o r ciento hasta el 89 por ciento. Si la lei del salitre e n t r e g a d o llegase a 96 por ciento, el precio será recargado a razón de 10 centavos por quintal; 8. * Para determinar la lei del salitre se tomarán los c o m u n e s en la forma acostumbrada i se enviarán m u e s tras selladas i lacradas a la aduana d e Valparaiso, a fin d e que el jefe del laboratorio de ensayes de la Oficina d e Vistas practique su análisis. U n a de estas muestras se e n tregará al interesado. Si el subastador creyere quo hai error en el ensaye efectuado por el e m p l e a d o , el juez d e c o m e r c i o podrá nombrar u n perito q u e lo rectifique. Las diferencias de precio que resultaren a c o n s e c u e n c i a


370

GUERRA

D E L PACIFICO.

d e los ensayes, se ajustarán después q u e éstos se h u b i e ren verificado; 9. D e l peso b r u t o d e l salitre se bajará el 1 p o r ciento c o m o tara; 10. L o s subastadores deberán recibirse d e l salitre en el puerto d e Iquique en e l término de cuarenta dias, c o n t a d o s desde aquél e n q u e se firme el acta d e remate. Si d e n t r o d e ese término el subastador n o se presentare a recibir el salitre, la Tesorería Fiscal d e Valparaíso h a r á efectivo el pago, corriendo desde entonces los riesgos d e la especie i los gastos q u e ella d e m a n d e d e cuenta d e l comprador. Tómese razón i publiquese. d

PINTO.

Augusto MINISTERIO

D E LA

Santiago,

Matte.

GUERRA.

Marzo

15 de 1879.

Vista la adjunta solicitud q u e hace el c i u d a d a n o b o l i viano d o n F e d e r i c o Lafaye, reclamando su libertad; i c o n siderando q u e el espresado Lafaye n o investía, c u a n d o fué t o m a d o prisionero en Antofagasta, cargo a l g u n o d e los gobiernos aliados, ni desempeñaba ninguna c o m i s i ó n , p u e s regresaba, c o m o simple particular, a su patria, d e s d e el p u n t o a q u e habia sido confinado p o r el G o b i e r n o d e Bolivia, Decreto: Póngase en libertad al m e n c i o n a d o d o n F e d e r i c o Lafay e , i désele el pasaporte necesario para que p u e d a dirijirse al lugar q u e crea conveniente. C o m u n i q ú e s e i anótese. PINTO.

José Antonio

Gandarillas.

S e ñ o r Ministro d e la Guerra: F e d e r i c o Lafaye, c i u d a d a n o boliviano i prisionero en esta R e p ú b l i c a , ante la alta e ilustrada justificación d e V . S. presentándome, d i g o : q u e intereses d e familia d e gran importancia para m í i la c o n v i c c i ó n q u e m e asiste d e la rectitud i equidad d e S. E. el Jefe d e la nación, m e h a n d e c i d i d o a elevar ante s u deliberación, p o r el d i g n o órgano d e V . S., la presente solicitud, d e m a n d a n d o m i libertad a fin d e regresar al N o r t e i desembarcar en algún punto. Seria preciso, para apoyar esta petición, hacer la historia c o m p e n d i a d a , al m e n o s , d e los h e c h o s i a n t e c e d e n tes q u e han m e d i a d o hasta el m o m e n t o d e m i captura; pero creo deber escusarme d e u n a tarea semejante, q u e seria de largas dimensiones, p o r cuanto y a espuse d e palabra al h o n o r a b l e señor Ministro D o m i n g o Santa M a ría los h e c h o s d e m i vida pública en Bolivia i los que c o n tribuyeron para ser apresado p o r las autoridades d e A n tofagasta.

al ejercicio de sus garantías individuales, m e decidieron a regresar a mi patria. I en efecto m e e m b a r q u é en el Callao el 31 d e D i c i e m b r e c o n destino a Moliendo. D e s graciadamente el m o n i t o r Huáscar habia b l o q u e a d o ese puerto d o s dias antes i n o permitió el desembarque de n i n g ú n pasajero ni d e carga alguna. El capitán d e l vapor ingles Valdivia, a m p a r a d o por bandera neutral que tenia c o m o insignia i privilejio a la v e z por ser c o n d u c t o r d é l a Mala Real, dijo a los pasajeros q u e n a v e n g a n d o al Sur encontraríamos otro vapor, q u e en él ños trasladaría para regresar al N o r t e a u n p u n t o n o b l o q u e a d o . R e c o r r i m o s sucesivamente T o c o p i l l a , Cobija i Mejillones; pero el vapor b u s c a d o habia pasado a Pisagua sin ser avistado por nuestro buque, d e m o d o q u e t o c a m o s a Antofagasta por arribada forzosa, cuyas autoridades ordenaron nuestra estraccion. Presentado ante el j e f e d e armas d e la plaza, coronel d o n Marco A u r e l i o A m a g a d a , espuse q u e y o era u n p a sajero particular, q u e n o investía carácter militar ning u n o . C o m p r o b a d o este acertó c o n el pasaporte q u e m e otorgó el prefecto d e Lima, el c o r o n e l A m a g a d a persistió e n considerarme c o m o militar i m e dijo que consultaría a su G o b i e r n o . Mas, e n lugar d e haber sido puesto en libertad, c o m o lo h i z o c o n varios otros señores q u e igualmente fueron llevados a tierra i restituidos a b o r d o d e l m i s m o vapor, fui trasladado a u n trasporte d e guerra i c o n d u c i d o a Valparaíso, i d e allí a San Bernardo. N o parece j u s t o , n i d e estricto d e r e c h o bélico, ni conf o r m e a las hostilidades q u e establece el D e r e c h o de J e n tes, que habiéndose puesto e n plena libertad a 25 o 30 pasajeros que p o r arribada forzosa t o c a r o n en A n t o f a g a s ta, se haya t o m a d o interés i e m p e ñ o inusitado en reten e r m e c o m o prisionero d e guerra, h a b i e n d o sido de la m i s m a c o n d i c i ó n que aquéllos, n o existiendo c o m p r o b a n t e alguno q u e manifieste haber estado e j e r c i e n d o cargo p ú b l i c o e n el Perú o Bolivia, i teniendo, p o r el contrario, c o m o n i n g u n o d e los demás, el pasaporte aludido c o n la respectiva filiación d e mi persona al márjen, el cual estoi dispuesto a presentarlo e n caso necesario, i q u e detíue mi c o n d i c i ó n d e simple c i u d a d a n o i pasajero particular, q u e n o está e n el caso d e sufrir hostilidades o represalias c o m u n e s e n la guerra q u e se h a c e n naciones civilizadas. Tales s o n las perentorias i breves razones q u e h e creíd o deber esponer ante V . S., seguro d e que, en atención a ellas e inspirado siempre d e justificación i benevolencia, sabrá deferir a m i solicitud, d e c r e t a n d o mi libertad para q u e se m e otorgue el correspondiente pasaporte. Es j u s t i c i a , etc. FEDERICO

LAFAYE.

CIRCULAR. Santiago,

Enero 30 de 1880.

Sin e m b a r g o , recordaré brevemente q u e fui la primera El señor Ministro d e la Guerra, e n telegrama d e esta v í c t i m a d e las iras i persecusiones d e l ex-jeneral Daza, fecha, desde Valparaíso m e d i c e lo q u e sigue: desde los primeros m o m e n t o s en q u e p o r desgracia de " E n las provincias del N o r t e i centrales, se encuentran Bolivia llegara a ser su d o m i n a d o r ; n o h e g o z a d o n i u n a n u m e r o s o s i n d i v i d u o s inútiles para c o n t i n u a r e n el servihora d e paz en los p r o l o n g a d o s dias d e m i peregrinación, c i o a causa d e las heridas recibidas e n acciones de guern i m i desventurada famila consiguió tener u n instante d e ra. E n c a r g o a V . S. d i s p o n g a q u e c o n toda brevedad se tranquilidad, pues n o tenían límites las crueles hostilida- f o r m e el espediente para q u e sean propuestos para su redes d e ese aciago i funesto tiranuelo d e la patria. Constitiro a inválidos; dirijiendo V . S. al efecto u n a circular a tuido e n T a c n a e n Marzo del 7 9 , m e h i z o tomar preso e n los respectivos c o m a n d a n t e s jenerales d e armas, los cuaalta n o c h e i d e traición i m e confinó a las deshabitadas les p u e d e n ordenar se t o m e n las correspondientes declai mortíferas rejiones amazónicas, d o n d e necesariamente raciones para c o m p r o b a r el oríjen i verdadera causa de la tendría q u e s u c u m b i r a g o b i a d o p o r l o s infortunios o b a j o inhabilidad d e los acreedores a la gracia d e inválidos." la ferocidad d e m i s c o n d u c t o r e s . L o trascribo a V . S. para su c o n o c i m i e n t o , i demás fiL a providencia m e libró d e esos azares, p e r m i t i é n d o m e nes; previniéndole q u e c o n esta fecha circulo también la salvar la vida fugando hasta territorio peruano; llegando a orden anterior a los jefes d e los cuerpos para que remitan L i m a , m e resigné a pasar e n esa capital los dias d e m i las propuestas i las filiaciones d e los interesados. indefinida i obligada proscripción. Dios g u a r d e a V . S. Pero la ridicula caida d e l ex-jeneral D a z a , i la mereciJOSÉ A. VARAS. da destitución d e l puesto q u e usurpaba, abriendo c a m p o AI señor Comandante Jeneral de Armas d e . . .


CAPITULO

VI. Segunda, espedicion i ocupación de lio. E l dia 18 de Febrero c o m e n z ó el embarque del material i fuerzas para la espedicion, marchando primero solo tres de las cuatro divisiones que debian operar en aquellos parajes. E l embarque continuó el 20 i 2 1 , dias en que llegó la caballería i la artillería, el de caballos, muías, cañones i parque de artillería, se hizo por mi muelle construido apropósito que facilitó el embarque de una manera increíble; las pesadas piezas de artillería pasaban del muelle a las lanchas sin el menor inconveniente; se construyó también una balsa, con capacidad para 250 individuos, la cual facilitó grandemente el embarque. Hasta el mar fué favorable: desde el 18 la bahía, en que siempre domina un fuerte viente terrero, era una taza de leche: apenas soplaba una lijera brisa que refrescaba la atmósfera. E n una palabra, todo ha estado a nuestro favor para este embarque, lo que es un feliz augurio de nuevos triunfos. El dia 23 quedó embarcada la jente que debia marchar al N o r t e , faltando solo algunos hombres i material que estuvieron a bordo en la mañana del 25. Los buques que componían el c o n v o i e r a n 19 i sus n o m bres los siguientes: E l Blanco, Magallanes, Loa, Amazonas, Itata, Abtao, Angamos, Tolten, Limarl, Lámar, Copiapó, Santa Lucia, Matías Cousiño, el vaporcito Toro i las fragatas Elvira Alvarez, Giuseppe Murci i Humberto I, estas dos fletadas por el Gobierno. E n estos buques se embarcaron las tres primeras divisiones quedando en Pisagna la cuarta, i se componen c o m o sigue: 1. Division, al mando del coronel A m e n g n a l . — R e j i miento Buiu 1. ° de línea, Tejimiento Esmeralda, Navales, batallón Valparaiso, una brigada completa de artillería i un escuadrón de Cazadores a caballo. 2. Division, al mando del corouel Muñoz.- —Rejimiento 2. ° de línea, rejimiento Santiago, batallón Búlues, batallón A t a c a m a , una batería de artillería i un escuadrón de Cazadores. 3. Division, al mando del coronel A m u n á t e g u i . — R e jimiento 4. de línea, rejimiento Artillería de Marina, b a tallón Chacabuco, batallón C o q u i m b o , una batería de artillería i un escuadrón de Granaderos. Marchan además los pontoneros i las ambulancias de Valparaiso i Santiago, habiéndose embarcado el doctor Allende Padin, jefe del servicio sanitario, su secretario señor Marcial Gatica i el cirujano en jefe, señor Martinez Ramos. E n el Amazonas iba el señor Ministro de la Guerra, el Jeneral en Jefe i sus ayudantes, el Estado Mayor Jeneral, el secretario del Jeneral en Jefe señor J . F. Vergara, el auditor de guerra, el señor Pretot Freiré, superintendente del ferrocarril de Pisagna i varias otras personas. La cuarta division, al mando del coronel Barbosa i c o m puesta del rejimiento Lautaro, del 3. ° de línea, i un escuadrón de caballería, se quedó en Pisagna, habiéndose e m barcado solo la batería de artillería de ella. Esta division marchó a nnirse con las otras tres a los pocos dias, contando entonces el ejército espedicionario con una fuerza de 12,800 hombres de las tres armas, todos animados del mayor entusiasmo. A las 11.45 A . M. se disparó el primer cañonazo anunciando que se alistaran los buques para partir, i a la misma hora entraba el Huáscar que iba del Sur, i momentos después las embarcaciones iban dejando sus fondeaderos, ora para tomar su colocación, ora para ir a remolcar a una de las tres fragatas de vela. En aquellos instantes la bahía de Pisagna ofrecia un g o l pe de vista admirable, un cuadro majestuoso. E l h u m o que se escapaba de las chimeneas oscurecía el horizonte; el mar 33

03

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SESTO.

3T1

tranquilo i sereno, parecía tomar parte simpática en los movimientos que se operaban en su límpida superficie; la brisa esparcia los ecos de las músicas militares i los v i vas de los tripulantes i el entusiasmo brillaba en todos los semblantes. A las 12.10 P. M. el Ijoa levantaba ancla en medio de los acordes del H i m n o Nacional i del de Y n n g a i , i se a g u a n taba sobre su máquina, A l m i s m o tiempo avanzaba el Amazonas, i el Matías Cousiño, remolcando a la Giuseppe Murci, el Angamos, elLimarí remolcando a la Elvira Alvar ez, el Lámar, remolcando al Humberto 1. i el Ltata. Todos se movieron arrojando al espacio sus negros penachos de h u m o i al pasar un buque al costado de otro, los tripulantes de ambos prorrumpían en entusiastas vivas a Chile. Solo el Blanco permanecía en su fondeadero aguardando quizá que los demás buques tuvieran su puesto. A las 4.10 P. M. se pouia el convoi en marcha, yendo el Blanco a la cabeza, i 20 minutos después los buques t o maban su colocación en el orden que debian seguir hasta el punto de su destino, siguiendo un poco atrás la cañonera Chasseur, c o m o testigo de los hechos que iban a realizarse. U n inmenso viva, salido de todos los pechos llenó el espacio cuando el convoi que llevaba los destinos de Chile, emprendía la marcha. ORDEN TORO

DEL

CONVOI

SALIDO DE PISAGUA

BLANCO

TORPEDOS

Primera ITATA

COPIAPÓ

MURCI ANGAMOS

Fila. SANTA

LÁMAR

I E.

LOA

AMAZONAS

LIMARÍ

I

ILO.

Fila.

Segunda MATÍAS

A

MAGALLANES

ALVAREZ

HUMBERTO

TOLTEN

I

LUCÍA

I

I I

LANCHA ABTAO

BALSA

PROCLAMA. ¡Soldados! V a m o s a emprender la segunda jornada de la campaña en que nos hemos empeñado para mantener ileso el decoro de nuestra honra i el respeto de nuestro derecho. Las heroicas hazañas que habéis realizado en la primera etapa han dejado marcado vuestro paso por la luminosa huella de vuestras victorias; i a esto se debe que nuestro glorioso p a bellón flamee hoi triunfante en las mismas posiciones que ocuparan los enemigos, quedando así sometida a nuestro domiuio absoluto i tranquila posesión la mas rica provincia de su territorio. ¡Soldados del ejército del N o r t e ! Mucho os debe la patria: inmensa es la gratitud a que os habéis hecho acreedores por vuestro denodado esfuerzo, vuestra ejemplar disciplina i vuestra paciente resignación, que me c o m p l a z c o en reconocer c o m o merecido tributo a vuestra digna conducta; pero por grandes que hayan sido vuestros sacrificios, m u c h o mas tiene derecho a exijir i esperar de v o sotros la nación, esa madre a quien le debemos todo i por cuyadefensa hemos empuñado las armas en la nuevaempresa que los acontecimientos de la guerra nos obligan acometer. V a m o s a invadir otras provincias del territorio e n e m i g o , donde éste nos aguarda, ¡Intrépidos asaltantes de P i sagna! retemplad el brio del arrojo con que supisteis v e n cer esas inespugnables posiciones, i probar una vez mas a vuestros contrarios que no hai obstáculo que vuestro valor no venza. ¡Bizarros veteranos d e Jermania! El terrible castigo que en aquella hermosa j o r n a d a i m pusisteis al e n e m i g o , sirvió de escarmiento para que n u n ca mas os hiciera frente. R e c o r d a d vuestras gloriosas tradiciones i conservadlas puras i libres c o m o el brillo d e vuestras armas. ¡Valientes defensores d e la E n c a ñ a d a ! Vosotros que c o n inquebrantable enerjía i singular


372

GUERRA

DEL

d e n u e d o sostuvisteis aquellas alturas atacadas por los m e j o r e s tercios de un e n e m i g o que aunque superior en n ú mero, fué rechazado i puesto en completa dispersión, mostraos siempre c o m o dignos sostenedores del tricolor chileno, m u r i e n d o al pié de él c o m o leales o v e n c i e n d o c o n él c o m o bravos. ¡Heroicos combatientes de Tarapacá! A vosotros a quienes las vicisitudes de la guerra puso a prueba vuestros sufrimientos, pericia i valentía, o b l i g á n d o o s a luchar en desigual c o m b a t e , sin que j a m á s fuera d o m a d o vuestro coraje ni c o n t e n i d o vuestro irresistible e m p u j e por el enemigo! Vuestra c o m p o r t a c i o n en aquella sangrienta refriega es la m e j o r garantía de vuestra c o n d u c t a futura. ¡Soldados que habéis venido a ofrecer a vuestra amada patria el sacrificio de vuestro bienestar, de vuestro porvenir i de vuestra vida! que todos i cada uno se muestren a la altura de vuestro santo deber que ha contraído i de la importancia de la obra que v a m o s a realizar, seguros d e que al frente de vosotros encontrareis a vuestro J e n e ral en Jefe. ERASMO ESCALA.

En el orden y a indicado c o n t i n u ó la marcha, destac á n d o s e al c o m e n z a r la n o c h e , la lancha-torpedo q u e dirije el teniente Señoret para ir a A r i c a c o n el fin de ver m o d o de sorprender a algunos de los vaporcitos enemigos q u e h a c e n la ronda del puerto i aplicarle un torpedo. A la m i s m a hora el Blanco se hacia mar afuera, alejánd o s e también de la costa los demás buques para n o ser vistos de Arica, i así se c o n t i n u ó la marcha. Durante toda la n o c h e n o ocurrió la m e n o r n o v e d a d , s i g u i e n d o el c o n v o i en el orden indicado, n o t á n d o s e solo que el Abtao i el Tolten, a m b o s de m e n o r andar, habían q u e d a d o un p o c o a retaguardia seguidos d e la cañonera francesa. A l amanecer, se veia a todos los buques, escepto los n o m b r a d o s , seguir la ruta q u e les estaba trazada, lleg a m o s así hasta frente de la Punta Coles, que cierra por el Sur la bahía de P a c o c h a , a las 9.30 A . M., d o n d e el Blanco dio orden de alistarse para fondear. A las 11.15 fondearon un p o c o al Sur de P a c o c h a , a d e lantándose primero la cañonera Magallanes i la l a n c h a torpedo. Los d e m á s buques, c o n escepcion del Abtao i el Tolten, que llegaron algunas horas después, anclaron frente al pueblo i u n p o c o al Sur de l i o , f o r m a n d o una línea inclinada hacia el S. O. T a n luego c o m o llegó el c o n v o i , se tomaron todas las medidas del caso para efectuar el desembarco, saliendo la l a n c h a - t o r p e d o a reconocer la costa en busca d e los m e j o r e s puntos en que aquel podía llevarse a cabo. S e g u n d o s mas tarde se destacaban a la vez del Blanco i del Loa dos lanchas c o n j e n t e ; la primera r e m o l c a d a por una lancha a vapor, c o n d u c í a fuerzas de artillería de marina, q u e fueron las primeras en llegar a tierra; la seg u n d a , c o n d u c i d a por el s e g u n d o c o m a n d a n t e del Loa, llevaba al teniente Martiniano Santa María del Esmerald a , i 10 h o m b r e s de su c o m p a ñ í a , siendo Santa María i sus 10 h o m b r e s los primeros en d o m i n a r las alturas de P a c o c h a , d o n d e flameaba hora i cuarto después la b a n d e r a chilena, A la vez que desembarcaba Santa María i la fuerza de artillería de marina, se desprendían de los costados del Loa las cuatro lanchas que traía para el desembarque tripuladas por los del Esmeralda, q u e saltaban a tierra p o r una caletita situada al Sur i d o s lanchas mas d e la artillería de marina. Estas fuerzas ganaron inmediatamente las alturas, d e s c e n d i e n d o después al p u e b l o sin encontrar por n i n g u n a parte enemigos c o n quien c o m b a t i r . El desembarque c o n t i n u ó c o n actividad, siendo r e m o l cadas las lanchas por el Toro, la lancha-torpedo, la lanchita a vapor del Blanco i los botes d e la escuadra, b a j a n d o a tierra la tropa por diferentes p u n t o s i por el muelle, que es magnífico.

PACIFICO.

El rejimiento Esmeralda estaba t o d o en tierra a las 4.30 P . ' M . E n la tarde se hallaban y a a c a m p a d o s en P a c o c h a el Buin, los Navales, la Artillería de Marina, el C o q u i m b o i los Pontoneros, parte de la caballería i artillería, continuándose el d e s e m b a r c o en la n o c h e c o n toda felicidad i sin que ocurriera el m e n o r incidente ni dificultad. A las 5 P. M. el Loa, el Blanco i el Abtao, que acababan de anclar, cambiaban de fondeadero, acercándose mas al pueblo, i la Magallanes e m p r e n d í a p o c o después r u m b o al Sur c o n destino a Arica. A causa de la gran creciente del rio l i o , n o se p u d o efectuar el desembarco en el puerto de ese n o m b r e , c o m o se pensó al principio. A la entrada habia una fuerte c o r riente que impedia la navegación de embarcaciones m e nores, i era hasta peligroso para buques de gran calado. Cerca de las 6 P. M. llegaron el Tolten i la Ckasseur. Esta pidió permiso para fondear, p r e g u n t a n d o p o r el lugar en que podia anclar sin ser un obstáculo o molestia para los m o v i m i e n t o s d é l a escuadra. F o n d e ó , a estribor del Blanco. E n la estación del ferrocarril se encontraron dos l o c o motoras inutilizadas por el señor S t u v e n e n la espedicion Martínez; c o m o S t u v e n llevó i n u m e r ó las piezas que sacó a las l o c o m o t o r a s , las que llevaba ahora a b o r d o de la Elvira Alvarez, l u e g o estuvieron corrientes esas dos máquinas, pues algunas otras piezas que faltaban las tenia en su p o d e r el cónsul francés que habia o r d e n a d o sacarlas, diciéndose representante de la empresa del ferrocarril. H a b i a dos l o c o m o t o r a s mas c o m p l e t a m e n t e inútiles. El tren de la maestranza c o m p l e t o i se e n c o n t r ó en el mejor estado. H é aquí la orden dictada por el C o m a n d a n t e en Jefe de la escuadra antes de la partida. INSTRUCCIÓN

PARA LOS COMANDANTES I CAPITANES D E LOS

BUQUES D E GUERRA I TRASPORTES.

Orden de salida i de marcha,: 1. ° U n a vez que cada b u q u e de guerra o trasporte esté listo para zarpar, es decir, q u e tenga a b o r d o la tropa i pertrechos q u e debe c o n d u c i r , izará en el palo trinquete la bandera de salida, la q u e m a n t e n d r á izada hasta el m o m e n t o de la partida. 2. ° U n c a ñ o n a z o del buque-insignia será señal para que todos se preparen a zarpar, d e b i e n d o los remolcadores t o m a r a sus remolcados tan p r o n t o c o m o puedan m o verse sin esperar órdenes. 3. ° U n segundo c a ñ o n a z o del Blanco será la señal de zarpar i tomar su c o l o c a c i ó n , p o n i e n d o proa al N. O., c o n f o r m e al croquis que se a c o m p a ñ a , g u i á n d o s e por el Amazonas. Zarparán primero los buques q u e n o remolcan, a fin de aclarar el fondeadero. 4. ° U n a vez fuera del puerto, se m a n t e n d r á n todos los buques sobre sus máquinas c o n el m e n o r andar posib le hasta que el Blcmco, q u e será el ú l t i m o en zarpar, tome su c o l o c a c i ó n i dé la señal de partida, que será un tercer cañonazo. 5. ° El andar del c o n v o i se regulará p o r el de los rem o l c a d o r e s , los cuales andarán a toda fuerza. La alineación de cada fila se hará por el b u q u e del m e d i o , es decir: la primera por el Amazonas, por el Limarí i Lámar en la segunda, 6. ° L a distancia entre los buques del c o n v o i será ae tres cables en las líneas i entre líneas. Se recomienda a los c o m a n d a n t e s i capitanes la mas estricta vijilancia para conservar su c o l o c a c i ó n i evitar así coalisiones u otros entorpecimientos en la marcha. Si ocurriese algún incidente el Tolten prestará ausilio. 7. ° Luces.—El Blanco i el Amazonas llevarán una luz por la popa; apagarán toda luz q u e p u e d a verse desde afuera de los demás buques. 8. ° E n caso que algún b u q u e se atrasase o perdiese


CAPITULO

del c o n v o i , se dirijirá c o n toda prontitud al Iiendez-vouz c u y o plano se a c o m p a ñ a , el que se abrirá e n alta mar. 9. ° Rumbo.—Los bnqnes se guiarán por el del buque

iefe

10. Si hubiese necesidad de parar o disminuir el andar del convoi, los buques de atrás disminuirán primero i en seguida los de adelaute. Si se mandase aumentar el andar, los buques de adelante aumentarán primero. 11. Señales.—Las jenerales se harán por el Código I n ternacional. 12. Llegada.—A la llegada del Rendez-vouz, los bnqnes tomarán el fondeadero según el plano cerrado, en el orden siguiente: 1. ° E l Blanco, 2 . ° Amazonas, 3. ° Abtao i Loa, 4. ° Copiapóe Rata, 5. ° Angamos i Tolten, 6. ° L o s buques que remolcan, dejando en su puesto a los r e m o l cados.

SESTO.

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m e n t o elejido p o r ahora es en las primeras alturas, desde d o n d e se d o m i n a i está e n contacto c o n el puerto. Hai quienes aseguran que e n M o q u e g u a tiene el enem i g o d e 2 a 3,000 hombres, p e r o parece q u e esta cifra es exajerada i que aquella fuerza se reduce a u n batallón d e guardias nacionales movilizadas. El ferrocarril e n toda la estension recorrida p o r nuestros esploradores se halla intacto. Las l o c o m o t o r a s p u e d e n utilizarse e n p o c o s dias mas. Las cañerías de agua corrientes. L a salud d e las tropas buena." SOTOMAYOR.

PARTES

OFICIALES. Paeocka,

Febrero

26 de 1880.

DESEMBARCO.

1. ° A l llegar al puerto, cada uno de los buques abrirá sus portalones i arriará escalas i cordeles (que llevan de antemano) para facilitar el embarco de la tropa en las e m barcaciones menores. 2. ° A la señal del buque-jefe se arriarán i tripularán, con prontitud, con toda la jente necesaria, todas la e m b a r caciones menores i lanchas planas i esperarán al costado de sns respectivos buques. 3. Cada embarcación será mandada por un teniente o un guardia-marina, 4. ° E l capitán de fragata don Osear Viel i de corbeta don Luis A . Castillo harán ejecutar las órdenes del C o mandante en Jefe, ya sean verbales o por escrito que se les darán oportunamente respecto al desembarco. Servirá de ayudante al primero un oficial de su bnque, i al segundo los tenientes don Manuel Señoret i don A l v a r o Bianchi T. Pisngua, Febrero 24 de 1880. De orden del Comandante en Jefe. c

L.

A.

CASTILLO.

TELEGRAMAS. Valparaiso,

Febrero

27 de 1880.

En este m o m e n t o (3.10 P. M.) el c o m a n d a n t e d e armas de I q u i q u e c o m u n i c a p o r el cable al señor Ministro d e la Guerra lo que sigue: "El c o m a n d a n t e d e armas d e Pisagua dice: " A c a b a d e fondear el Amazonas. S u c o m a n d a n t e c o m u nica que el desembarco d e las tropas en l i o se h a llevado a cabo c o n toda felicidad. La p o b l a c i ó n estaba desierta. El ejército h a e n c o n t r a d o agua e n abundancia. La máquina d e l pescante d e l muelle en estado d e servicio. Las l o c o m o t o r a s casi listas. La via férrea obstruida p o r la arena acarreada por el viento. Estará p r o n t o clara i espedita. Hai noticias d e encontrarse fuerzas d e l e n e m i g o en Moquegua hasta el n ú m e r o d e 2,500 hombres."

Señor Ministro de la Guerra: E l 24 del corriente salieron de Pisagua con dirección a este puerto las tres primeras divisiones del ejército de o p e raciones, con sus respectivas fuerzas de infantería, caballería i artillería. E l convoi, compuesto de 17 buques a las órdenes inmediatas del señor Contra-almirante Riveras, arribó a este puerto a las 11.30 A . M., después de 19 h e ras de navegación. L a ciudad de Pacocha habia sido abandonada p o r las autoridades peruanas i por casi todo los pobladores, i unestro ejército la ocupó sin resistencia ni dificultad. El desembarco de las tropas, municiones i armamento se continúa con actividad. H e m o s encontrado el muelle en buen estado i con un donkey a vapor que se ha hecho funcionar con los mecánicos del ejército. L a esteusion del ferrocarril i la parte de la línea que se ha alcanzado a reconocer no han sufrido deterioros i se han impartido órdenes de ocuparla. Pronto volverán a Pisagua los trasportes necesarios para traer la cuarta división. E l entusiasmo i disciplina del ejército me dan la c o n fianza del triunfo sobre las tropas enemigas, i de que las poblaciones que ocupe encontrarán garantías i respeto p a ra las personas i propiedades. Pronto se emprenderán las operaciones que son necesarias i de que tiene conocimiento el Supremo Gobierno. Dios guarde a U d . ERASMO

ESCALA.

Al señor Ministro de la Guerra.

PARTE

DEL JEFE DE LA

Paeocka,

ESCUADRA.

Febrero

28 de 1SS0.

H a b i e n d o recibido órdenes verbales d e l señor Ministro d e Marina en campaña d e cooperar c o n los medios d e q u e dispone la escuadra a mis órdenes, al embarque d e l ejército espedicionario i traslado del m i s m o a l i o , se puso a disposición d e las autoridades militares los trasportes i b u q u e s d e guerra d e q u e podia disponerse; c o n objeto d e aumentar el n ú m e r o d e éstos, llamé a Pisagua el Amazonas, o c u p a d o a la sazón en el b l o q u e o d e l i o , i p u d o d e esa manera contarse c o n los siguientes buques MAS DETALLES SOBRE E L DESEMBARCO D E NUESTRAS para el trasporte d e tres divisiones d e l ejército: blindado TROPAS. Blanco, cruceros Amazonas, Loa i Angamos, vapor d e Matías En este m o m o n t o , 3.30 P. M., el c o m a n d a n t e d e armas guerra Abtao, vapores trasportes Rata, Copiapó, Lámar,Santa Lucíai Tolten i buques de de Iquique c o m u n i c a por el cable al señor Ministro d e la Cousiño,Limari, velas Woorzy, E. Alvarez i Humberto I. Se alistó también Guerra l o siguiente: para acompañar al c o n v o i en calidad de remolcadores, "El señor Ministro S o t o m a y o r dice: " l i o , Febrero 26 d e 1880.—Diga al señor Ministro d e avisos o ausiliares d e cualquier especie, el vapor Toro i las lanchas porta-torpedos Janaqueo i Guacolcla; e n todo, la Guerra l o siguiente: El ejército espedicionario t o m ó posesión d e este puerto u n total d e 15 buques para trasladar al n u e v o centro d e operaciones u n cuerpo d e ejército d e 10,500 a 11,000 ayer a las 12 sin resistencia alguna. h o m b r e s d e todas armas, c o n sus correspondientes EstaEsplorados e n l a tarde los alrededores, hasta l a distancia de tres leguas, n o se encontraron enemigos. El c a m p a - dos Mayores, cuerpos de injenieros, pontoneros, etc., i n -


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DEL

tendencia, ambulancias i demás servicios del ejército espedicionario. Y a desde el 19 del corriente las embarcaciones m e n o res de los buques de guerra se ocuparon, a las órdenes del señor delegado de la intendencia jeneral en campaña, en c o n d u c i r o remolcar a las naves nombradas los pertrechos, m u n i c i o n e s i víveres del ejército espedicionario, i desde el dia 22 en el embarque del personal de ese ejército. E n tiempo o p o r t u n o se d i c t ó por esta c o m a n d a n c i a en j e f e las medidas necesarias para ordenar la hora de p a r tida, formación del c o n v o i , medidas de desembarque, i demás necesarias al buen resultado de la empresa. A l amanecer del 24, entró a Pisagua, p r o c e d e n t e de Arica, la cañonera Magallanes c o n c o m u n i c a c i o n e s del c o m a n d a n t e del Cockrane i p u d e aprovecharla para q u e tomara a su b o r d o los rezagados del ejército, d e s i g n á n d o le, al m i s m o tiempo, un puesto en el c o n v o i . A c o m p a ñ o a V . S. una copia de la orden de m a r c h a i d e s e m b a r c o a que h a g o referencia, para que V. S. se i m p o n g a de las m e d i d a s tomadas c o n este objeto. A las 4 P. M. del 24 zarpó la escuadra de Pisagua, h a ciendo r u m b o directo a la bahía de P a c o c h a . Dispuse que durante la n o c h e el andar n o excediese de seis m i llas para conservar la buena formación del c o n v o i , pero al amanecer del siguiente dia 2-5, a u m e n t é el andar de los buques de la primera fila, i a las 10.30 A . M. f o n d e ó el Blanco en una pequeña caleta situada al sur del p u e blo de P a c o c h a i por la cual se dio principio, acto c o n t i n u o , al desembarque de las tropas d e trasporte; fueron las primeras en tomar posesión de la tierra i p u e b l o de P a cocha, las del rejimiento de Artillería de Marina, siguiéndolos las de la primei-a i segunda división del ejército d e operaciones. H a b i e n d o sido a b a n d o n a d o p o r el e n e m i g o el territorio de l i o , previo a la o c u p a c i ó n q u e de él t o m a r o n nuestras fuerzas, éstas n o encontraron resistencia i el desembarque se h i z o c o n tal felicidad que a la 8 P. M. de ese dia ya habia en tierra un c u e r p o de ejército de 5,000 h o m b r e s , mas o m e n o s . Hasta ayer 27 ha c o n t i n u a d o sin interrupción el d e sembarque de las fuerzas de trasportes, c o n j u n t a m e n t e c o n el parque, pertrechos i provisiones que lo c o m p l e t a n i en este r u d o trabajo h a t o m a d o parte activa, la tripulación i oficialidad de nuestras naves, c u y a decisión i resistencia para el trabajo, m e es grato r e c o n o c e r en esta ocasión, c o m o lo h e h e c h o en otras anteriores. Libres de las tropas i pertrechos de trasportes, h e d e s p a c h a d o a Pisagua con el objeto de traer a este lugar, la cuarta división del ejército, las naves siguientes: Amazonas, Loa, Matías Cousiño i Toro. El Itata partirá hoi c o n igual destino i espero tener pronta la ocasión de avisar a Y. S. el arribo feliz a este Cuartel Jeneral del n u e v o continjente de tropas del ejército de operaciones. D i o s guarde a Y. S. GALVARINO

RIVEROS.

A ] señor Ministro de Guerra i Marina

VII. Nómina del personal del Ministerio de Guerra en campaña, Cuartel Jeneral, Estado Mayor Jeneral i cuerpos de que consta el ejército de operaciones del Norte. Ministerio. Ministro de la Guerra, d o n Rafael S o t o m a y o r . Primer secretario, d o n M á x i m o R . Lira. S e g u n d o id., d o n A n t o n i o Vergara. A y u d a n t e , d o n Daniel Caldera. Cuartel

jeneral.

Jeneral en Jefe, d o n E r a s m o Escala. C o m a n d a n t e jeneral de caballería, jeneral d o n Manuel Eaquedano.

PACIFICO.

A u d i t o r de guerra, d o n A d o l f o Guerrero. Capellán m a y o r , presbítero d o n F l o r e n c i o Fontecilla, Ayudantes

de

campo.

Coronel, d o n Samuel Valdivieso. Tenientes coroneles: d o n J o s é F r a n c i s c o Vergara, don R o b e r t o S o u p e r i d o n Justiniano de Zubiría. Sarjento m a y o r , d o n J u a n F. Larrain Gandarillas. Capitanes: d o n R a m ó n D a r d i g n a c , d o n A l e j a n d r o F r e derick i d o n G u i l l e r m o Lira Errázuriz. Teniente, don J u a n Pardo Correa. Alférez, d o n R o l a n Zilleruelo. Estado

Mayor

Jeneral.

' Jefe, c o r o n e l d o n P e d r o Lagos. A y u d a n t e jeneral, teniente coronel d o n W a l d o Diaz. Primeros

ayudantes.

Sarjentos mayores: d o n Belisario Villagran i d o n Fern a n d o Lopetegui. Capitanes: d o n F r a n c i s c o Pérez, d o n J o s é Manuel Borg o ñ o i d o n Julio A r g o m e d o . Segundos

ayudantes.

Sarjento m a y o r , d o n Bolívar Valdés. Capitanes: d o n F r a n c i s c o Villagran, d o n Marcial Pinto Agüero, don Juan Félix Urcullu, don Juan N e p o m u c e n o R o j a s , d o n E n r i q u e S a l c e d o i d o n A u g u s t o Orrego. Tenientes: d o n J . A l b e r t o Gándara i d o n Santiago H e r rera. Alféreces: d o n José A n t o n i o F o n t e c i l l a i d o n R i c a r d o Walker. Jefes

de

división.

Coroneles: d o n Santiago A m e n g u a l , d o n Mauricio Muñoz, don José D o m i n g o Amunátegui i don Orozimbo Barbosa. Jefes

de Estado

Mayor

de

división.

Tenientes coroneles: d o n A d o l f o Silva Vergara, Arístides Martínez i d o n D i e g o D u b l é A l m e i d a . Sarjento m a y o r , don B a l d o m e r o D u b l é A l m e i d a .

don

Cuerpos. Injenieros militares i pontoneros. R e j i m i e n t o n ú m . 2 de artillería de línea. " de Artillería d e Marina. " B u i n 1. de línea. 2. ° id. 3. ° id. 4. ° id. " Zapadores. " Santiago. " Lautaro. " Esmeralda. Batallón Búlnes. " Valparaíso. " Chacabnco. Naval. " Coquimbo. " Atacama. R e j i m i e n t o Granaderos a caballo. Cazadores a caballo. c

Comandancia Intendencia paña.

Jeneral

Jeneral del

Servicio

de

bagajes.

ejército i armada en camsanitario.

Superintendente, d o c t o r d o n R a m ó n A l l e n d e Padin. _ Secretarios: d o n Marcial Gatica i d o n Eujenio Peña Vicuña.


CAPITULO

A m b u l a n c i a s : Valparaiso i Santiago n ú m . 1, 3 i 4 . Capellanes: presbítero d o n R u p e r t o M a r c b a n t Pereira, d o n F r a n c i s c o V a l d é s Carrera i d o n E d u a r d o Fábres. R e v e r e n d o padre frai J u a n P a c h e c o , l i o , F e b r e r o 2 7 de 1 8 8 0 . MÁXIMO

GONZALEZ

A.

VIII. Cartas i correspondencia sobre la ocupación de lio. CAUTAS

D E

ILO.

lio, Febrero 26 de 1880. Estimado a m i g o : Desde ayer a las 1 1 . 4 5 A . M. me tiene U d . en ésta sin inconveniente alguno. E s t á concluyendo de desembarcar la tropa, tarea que ha sido larga por varios motivos. Juntamente se desembarcaron los pertrechos i los víveres, que componen una cantidad inmensa de materiales de todo jénero. E s preciso contemplar este espectáculo para comprender que solo un país tan bien organizado c o m o Chile era c a paz de llevar a cabo una empresa de tamaña magnitud. .„: N o hemos divisado un solo enemigo, aunque se han esplorado a la redonda mas de ochenta millas. Todo lo hemos encontrado en buen estado: casas, cañería, muelle con un donkey de vapor que principió a f u n cionar en el acto, cuatro lanchas agujereadas por balas nuestras, que luego estarán listas, i aun el ferrocarril m i s mo que empezará a moverse tan pronto c o m o volvamos a colocar las piezas que el comandante don Arístides Martínez quitó a las máquinas i que hemos traído con nosotros. Parece que los peruanos no nos quieren hacer guerra de recursos. Considerados los recursos que traemos i el aspecto que presenta el país invadido, tengo la convicción de que nuestro triunfo es seguro. I lo creo tanto mas cnanto -qne he tenido oportunidad de leer por mis propios ojos varias cartas particulares de peruanos que se han tomado en la oficina del capitán de puerto, las cuales revelan la mas completa desorganización. E n ellas se dice testualmente tenerse mas miedo a los secuaces del Dictador Piérola que a los chilenos, i se dicen lindezas edificantes de las ambiciones i maldades de los periodistas. lio, Febrero

26 de

1880.

Mi respetado señor i a m i g o : El desembarco del ejército chileno en este puerto se ha ejecutado con toda felicidad. Las lanchas planas sirvieron mucho. L a balsa construida con las maderas compradas en Guayaquil hizo las veces de muelle improvisado. El valle de l i o i M o q n e g u a es una vega con sus costados plantados de lindos árboles, i cuya anchura cerca de lio no pasa de 4 0 0 metros. Sns barrancas son escabrosas. No se encuentra en toda la vecindad pastos de algnua importancia. Los pocos animales que se han hallado están en una flacura que da lástima. lio, Febrero 26 de 1880. Querido a m i g o : Ayer t o m a m o s posesión de este puerto sin resistencia alguna. Nuestra salida de Pisagua fué retardada por el deseo de traer mayor número de tropas. En unos estanques situados a una legua de la población de lio, hemos encontrado acopiada agua para 1 0 dias; pero las bombas con que se llenan estos estanques se hallan perfectamente corrientes, i así podrán abastecerse con toda facilidad.

375

SESTO.

Se han reconocido de nueve a diez millas del ferrocarril i todo se ha encontrado en muí buen estado de servicio.— (FERROCARRIL.)

Pacocha,

Marzo 2 de

1880.

E l 2 3 d e F e b r e r o principió aceleradamente en Pisagua el e m b a r q u e de las tropas. Y a las provisiones i materiales del parque i de la intendencia se encontraban a bordo, operación en la cual el Jefe de Estado M a y o r i el coronel Urrutia, delegado de la intendencia, desplegaron m u c h o c e l o i actividad. L o s caballos de los Granaderos i Cazadores estaban también repartidos en los distintos buques que debían llevarlos al N o r t e , i solo se esperaba el embarque de las tropas. M U Í t e m p r a n o c o m e n z ó éste, y e n d o al ítala, el batallón Valparaíso, una batería de artillería c o n diez piezas i dos ametralladoras, i 5 0 Cazadores. E n este b u q u e debían ir también los Navales, que, c o m o el Valparaíso, pertenecen a la 1 . división. A las 2 P. M. del m i s m o 2 3 se embarcó en el Limarí el rejimiento 2 . ° de línea, i a las 4 llegaba del interior después de una penosa marcha por tierra el rejimiento Santiago i el batallón Búlnes. El rejimiento Santiago principió a embarcarse i n m e diatamente en el Copiapó, mientras el batallón A t a c a m a , que se encontraba en Pisagua desde la mañana del m i s m o dia, se o c u p a b a a última hora en cambiar su armam e n t o de rifles Gras por Comblain. El e m b a r q u e de tropas c o n t i n u ó durante el dia c o n la m a y o r celeridad, y e n d o en el Loa el rejimiento E s m e ralda i en el Amazonas el Buin, j u n t o c o n el Estado May o r Jeneral, el Jeneral en Jefe i sus ayudantes i el Ministro de la Guerra i sus secretarios. A las 7 A . M . del dia siguiente, 2 4 , llegó del interior a Pisagua el ú l t i m o tren c o n bagajes i rezagados d e todos los cuerpos, que habían q u e d a d o en gran n ú m e r o en el c a m i n o , rendidos p o r la sed, el h a m b r e i las fatigas de una larga marcha de trasnochada. A las 1 1 A . M. estaban y a terminadas por c o m p l e t o las operaciones d e e m b a r q u e d e las tropas que forman las tres primeras divisiones, j u n t o c o n sus bagajes, i entonces principiaron los buques a prepararse para la marcha. El Huáscar, q u e se cree va a custodiar el puerto d u rante la ausencia del c o n v o i , viene entrando a la bahía a las 1 1 . 4 5 A . M. U n cuarto d e hora mas tarde iza el Blanco Encalada la señal d e "alistarse para zarpar," i a las 1 2 . 3 0 A . M. apenas dispara el b u q u e almirante un c a ñ o n a z o de aviso, principian todos a ponerse en m o v i m i e n t o . 0 3

E s h e r m o s o e i m p o n e n t e el espectáculo que ofrecen las numerosas naves del c o n v o i preñadas de tropas, n a v e g a n d o por u n mar tranquilo i bajo un cielo despejado. Los soldados, sin embargo, al abandonar los áridos d e siertos que han sido teatro de sus privaciones i de sus sacrificios, n o manifiestan ahora la ruidosa alegría c o n que atronaban los aires a su salida de Antofagasta, sino que m a r c h a n al N o r t e c o n la serenidad de veteranos e n durecidos y a por la vida de campaña. Hasta las 6 P. M. navegan los buques en dirección al Oeste para alejarse d e la costa. A esta hora c a m b i a n su r u m b o al Noroeste. N o s e n c o n t r a m o s a la altura de la quebrada de Camarones, i el andar m e d i o del c o n v o i es d e seis a seis i media millas. Durante toda la n o c h e c o n t i n u ó el viaje sin n o v e d a d . A las 2 A . M. d e l dia siguiente, 2 5 , pasábamos a la altura del bloqueado puerto de Arica, i aunque desde aquí tiene la costa una sensible inclinación hacia el Oeste, no p o r eso se alteró el r u m b o anterior. A l amanecer nos encontrábamos m u i cerca de la costa, i tanta debía ser la confianza d e los directores d e la es pedición, q u e seguimos n a v e g a n d o a la vista del enemigo.


376

GUERRA

D E L PACIFICO.

S o n las 10 A . M. del 25 c u a n d o , después d e torcer Punta Coles, pone el Blanco Encalada su proa c o n dirección a Pacocha, L o s demás buques lo siguen, i a las 11 A . M. se encuentra t o d o el c o n v o i dentro d e la rada d e lio. U n cuarto d e hora mas tarde da el buque almirante la orden d e preparar las lanchas d e desembarco, i a las 11.30, principiada y a aquella operación, largan los buques el ancla a lo largo d e la costa. Inmediatamente parte del Blanco Encalada la primera lancha, llevando tropa d e la Artillería d e Marina, i r e m o l c a d a por un bote del blindado se dirije a desembarcar en la caleta Inglesa, situada al Sur d e P a c o c h a . Mientras la rada se v e surcada por numerosas e m b a r caciones menores que cruzan en todas direcciones p o r entre los buques, en tierra n o se divisa un solo soldado ni se nota el m e n o r amago d e resistencia. Solo algunos pocos paisanos abandonan apresuradamente la p o b l a c i ó n i se dirijen hacia l i o p o r el c a m i n o d e la ribera. A l m i s m o t i e m p o numerosas lanchas, remolcadas p o r el Toro, p o r las lanchas a vapor i p o r los botes d e los b u ques, continúan llevando a tierra las tropas, tanto p o r la caleta Inglesa c o m o por la H e r m a n o s , situada un p o c o al N o r t e de la anterior. Por estas caletas desembarcó, además de la Artillería de Marina, el rejimiento Buin, q u e iba a b o r d o del Amazonas. A l las 12 M. estaba y a en tierra t o d o el rejimiento d e Artillería d e Marina, que principió a ponerse en m a r c h a hacia la p o b l a c i ó n d e P a c o c h a , siguiendo u n sendero a media falda del cerro que forma la Punta Coles. Llevaban la delantera varias avanzadas, u n a d e las cuales subió a la c u m b r e i c o n t i n u ó p o r allí a la d e s c u bierta. Otra m a r c h a b a u n o s 500 metros a vanguardia p o r el m i s m o c a m i n o q u e llevaban las tropas, i algunas s e guían el de la ribera. Tras las avanzadas se veía una c o m p a ñ í a d e guerrilla, que m a r c h a b a c o n las precauciones requeridas, i en s e guida el grueso del rejimiento. El e n e m i g o n o daba mientras tanto señales d e vida. T o d o lo q u e habia p o d i d o divisarse desde a b o r d o era u n j i n e t e q u e al ver desembarcar las primeras tropas h u y ó de la población, t o m a n d o el c a m i n o q u e trasmonta la cuesta. Permaneció en observación en la altura hasta q u e desembarcó el grueso del eje'rcito, i en seguida torció bridas i se perdió presuroso en dirección al interior. Después se supo q u e aquel j i n e t e era el telegrafista d e P a c o c h a , que hasta última hera estuvo c o m u n i c a n d o n o ticias a Tacna. Viendo q u e el pueblo n o daba señales d e resistencia, a la 1.15 dio orden la capitanía para que los buques se d i rijieran lo mas cerca posible del muelle, a fin d e proceder con mas c o m o d i d a d al desembarco. Efectivamente, los trasportes se corrieron u n p o c o al Norte, i desde entonces principió el acarreo d e tropas p o r ese lugar. A la 1.30 P. M. se veía flamear en tierra la bandera d e Chile. H a b i a sido enarbolada en u n a elevada asta p o r los ayudantes del Estado Mayor Jeneral, q u e fueron los primeros en acercarse al muelle. La escala d e éste estaba alzada, i n o e n c o n t r a n d o allí nadie a quien recurrir para q u e la arriara, fué necesario que los marineros del bote trepasen c o m o gatos p o r los pilotes i largasen las cadenas que la sujetaban. Las calles se veian desiertas, n o solo d e soldados peruanos sino hasta d e habitantes, de manera q u e P a c o c h a p u d o ser ocupada sin resistencia. Durante todo el resto d e l dia c o n t i n u ó activamente el desembarco de tropas, pertrechos d e guerra, víveres, equipajes i caballos. A las 6 P. M. salieron a la descubierta hacia el interior 50 Cazadores a caballo, i en el alto hicieron el servicio d e

avanzadas los Navales i el primer batallón d e l rejimiento B u i n , q u e d a n d o escalonado el Esmeralda. Desde el amanecer del dia siguiente, 26, continuó el desembarco de las tropas. L a s que fueron a tierra el dia anterior están alojadas allí, sin que hayan eucontrado tropiezo alguno para apoderarse del pueblo. L a conducta de nuestros soldados ha sido ejemplar. Aunque era mucho el número de casas abandonadas, a l gunas de ellas hasta con las puertas de par en par, nadie ha tenido que quejarse de escenas de violencia o de saqueo. H a b i a uno o dos despachos abiertos, pero a ninguno se le ha ocurrido ni pedir fiado. Todos llegaban, pedían lo que deseaban i pagaban relijiosameute. E l puerto de Pacocha es una alegre i pintoresca aunque pequeña población. Vista desde el mar, llama la atención el buen gnsto de sus edificios, algunos de ellos elegantes i hasta lujosos, construidos en la esteusa planicie que en suave declive nace desde el pié de la larga colina que la espaldea. Esta colina, qne tiene la forma de una lengua de corder o , se estiende desde el rio i valle de l i o hasta la Punta Coles, es decir, en un espacio de seis millas. N o hai quebrada alguna en toda esa larga estension, sino leves ondulaciones que no alcanzan a alterar el aspecto uniforme del terreno, que es de un color arenusco claro i limpio. L a ribera está bordada de numerosas caletas de fácil acceso, i aun al Norte de la desembocadura del l i o se encuentran baraderos de arena por los cuales podrían simultáneamente efectuar un desembarco muchos cuerpos de ejército. E s t a circunstancia, unida a la escasa elevación de la c o lina, qne no pasa de 200 metros, seria quizá la que indujo a los peruanos a abandonar la defensa de este punto. Los cañones de nuestras naves habrían podido, eu efecto, barrer fácilmente con sus fuegos, tanto las fuerzas que d e fendiesen la playa, c o m o las que coronasen la cumbre, i así se esplica la cuerda determinación de los enemigos. L o que sí no puede uno esplicarse, es la falta de previsión o la sobra de miedo de las autoridades militares de Pacocha, que dejaron en nuestro poder intactos m u chos valiosos elementos que habrian podido ser destruidos, causándonos graves inconvenientes i dificultades. L o primero que se nota al desembarcar, es el sólido i valioso muelle de fierro situado en el centro de la población i que pudo cortarse con tiempo, habiéndonos así privado, no solo de la comodidad de un buen desembarcadero, sino principalmente del flamante donkey a vapor allí instalado i que vino c o m o a pedir de boca para el desembarco de las piezas de artillería i de otros importantes materiales. Otra de las graves faltas de los peruanos, falta que a nosotros nos vino c o m o de perlas, fué Ja de n o haber cortado la cañería de agua que desde el rio U o , o sea a milla i media de distancia, abastece abundantemente a la población de Pacocha i llega con uno de sus ramales hasta la punta del muelle i con el otro hasta la estación del ferrocarril. E l estanque de donde nace la cañería se halla situado sobre una altura, en la márjeu izquierda del rio, i es una hermosa obra de manipostería que mide 100 pies de largo por 27 de ancho. E s t á cubierto por un fresco galpón para preservar el agua contra los ardores del sol, i ésta se levanta del rio por medio de una b o m b a que estaba funcionando a cargo de un portugués en los m o m e n t o s en que desembarcaron nuestras tropas. I c o m o eu Pacocha hai un pilón de fierro eu cada bocacalle, la primera operación de los soldados apenas desembarcaron, fué acudir en tropel a saciar su sed, gozarse en la contemplación del precioso líquido i rellenar con él sus cantimploras.


CAPITULO

A l g u n o s bebian en ellas nn corto trago, i en seguida, COD infantil delicia las volvían boca abajo i se recreaban en ver correr el agua por el suelo lanzando esclamaciones de contento. E n seguida las llenaban de nuevo i repetían la operación hasta quedarles c o m o b o m b o las barrigas. L o s caballos manifestaban también su regocijo dando botes i t u m b o s después de haberse hartado, i corriendo en seguida desaforados con dirección al rio, adonde los c o n ducía su instinto en busca de forraje i verdura. N o era, sin e m b a r g o , de muí buena calidad el agua, a causa de que la actual crece i la corriente del rio ( c o m o sucede todos los años en estos m e s e s ) , le dan nn color terroso i revuelto c o m o la del Maipo. P e r o los soldados, comparándola con los caldos salitrosos i escasos que bebian en los c a m p a m e n t o s , la encontraban deliciosa, i aludiendo a su color d e c í a n : — ¡ Q u é rica la baya, h o m ! Después de recorrer en todas direcciones el pueblo, la romería de curiosos se dirijiaen tropel hacia el rio, en cuya márjeu izquierda se levanta j u n t o al mar el modesto caserío de l i o , reducido a unas cuantas casas de tablas, casi completamente deshabitadas, a cansa de que allí las e m a naciones pútridas desarrollan en todo tiempo malignas tercianas. l i o dista de Pacocha unas quince cuadras por el camino de la ribera, i desde este último punto se divisan a lo lejos las verdegueantes orillas del rio, que parecen convidar con su sombra a los curiosos. Bajando a la quebrada que sirve de lecho al l i o , se ve que la vejetacion principia desde la misma playa i se estiende c o m o un pintoresco tapiz hasta unas cuatro o cinco cuadras al interior. A l l í principian las arboledas de higueras, pacayos, g u a yabos, algodoneros, paltos, chirimoyos i olivares, a través de cuyo espeso ramaje apenas filtra a veces la luz del sol. Los olivos, de gruesos i antiguos troncos, ostentan ahora verdes las famosas aceitunas de M o q n e g u a , que son uno de los artículos con que se hace mayor comercio por el puerto de Pacocha; En medio de aquel apacible oasis se oye con frecuencia el canto de unas avecillas indíjenas muí semejantes a nuestros chineóles, i bajo las ramas revolotean también alegremente algunos otros volátiles. Como era natural, uno de los primeros cuidados de los ocupantes fué apoderarse de la estación i del material del ferrocarril. El edificio de la estación es mni estenso, i al visitar sus numerosos departamentos, c ó m o d o s , bien ventilados i de construcción inglesa, se adquiere la convicción de que el Gobierno peruano solo trató aquí de derrochar los m i l l o nes', porque ese es m u c h o edificio para Pacocha. E s t a m o s por decir que no desmerece de la estación del Barón en Valparaíso, i esto solo podrá dar una idea del fausto desplegado inútilmente en una línea en donde solo corría el tren una vez a la semana.

SESTO.

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este m o d o se ha facilitado inmensamente el acarreo, i por el otro se vio desde el primer dia que estaban corrientes hasta la cumbre de la colina, en un lugar llamado el A l t o , donde la via forma una cerrada curva. H u b i e r a sido cosa m u i fácil derrumbar allí la línea, p o r que los rieles están c o l o c a d o s en el borde m i s m o de la b a r ranca, i para reparar ese d a ñ o se habria necesitado u n trabajo constante de algunas semanas. Pero los peruanos creyeron sin d u d a que estaba t o d o h e c h o c o n solo llevarse las piezas q u e faltan a las l o c o motivas. A lo m e n o s los v e c i n o s de P a c o c h a aseguran que los injenieros declararon que los chilenos n o podrían m o v e r un tren antes d e d o s meses de trabajo, i por esto n o tomarían quizá otras precauciones. N o contaban, sin e m b a r g o , c o n la huéspeda, es decir, c o n la actividad infatigable desplegada por el injeniero señor S t u v e n , b a j o c u y a intelijente d i r e c c i ó n se h a c o l o c a d o este ferrocarril. D e s d e el m i s m o dia de la llegada inició el señor S t u v e n los trabajos, i n s p e c c i o n a n d o c u i d a d o s a m e n t e el material de la via i apresurando el d e s e m b a r q u e de las piezas. E n seguida puso personalmente m a n o s a la obra para construir las que faltaban, i de esta manera ha p o d i d o realizar un verdadero milagro: a las 4 P. M. del 29 partia de la estación hacia el interior un c o n v o i arrastrad o p o r la P a c o c h a n ú m e r o 3, c o n v ó i dirijido por el señor Stuven i c o m p u e s t o de un carro estanque, tres de carga i u n o de pasajeros. M u c h o s vecinos de P a c o c h a que c o n o c í a n el p r o n ó s t i c o de los peruanos casi n o daban crédito a sus ojos i n o podian m e n o s de manifestar una profunda admiración. El c o n v o i , m a r c h a n d o con c u i d a d o , i p o c o a p o c o para inspeccionar la via, llegó hasta unas o c h o millas al interior, a un lugar d e n o m i n a d o La Pampa. D e allí regresó n u e v a m e n t e hacia P a c o c h a , en d o n d e estuvo a las 6 P. M. después de una escursion de dos horas en q u e trabajó perfectamente la m á q u i n a . A u n q u e en el tren se llevaba toda clase de útiles i h e r ramientas, n o h u b o necesidad de usarlos, p o r q u e se vio que en n i n g u n a parte estaba interrumpida la línea. Este magnífico resultado ha r e d o b l a d o la actividad I del señor Stuven i de sus cooperadores, i así dentro d e ! dos o tres dias estará lista la segunda l o c o m o t o r a . Mientras tanto, unos 150 p o n t o n e r o s recorren en un ¡ carro la línea, dejándola espedita para el tráfico, p o r q u e ! en algunas partes, a causa del viento i de la falta de u s o , I se habían soterrado los rieles.

El alambre telegráfico n o fué cortado t a m p o c o por los peruanos, sino que el telegrafista se c o n t e n t ó c o n sacar la m á q u i n a i llevársela en c u a n t o o y ó decir que había buques chilenos a la vista. Pero n o a n d u v o m u i lerdo, porque se llevó los libros de telegramas relativos a la guerra, d e j a n d o en la oficina solo los de 1878, que carecen, naturalmente, de t o d o i n Hai en la maestranza no menos de 30 carros, entre los i teres para nosotros. C u a n d o el señor Cerda, j e f e de los telégrafos de campaña, bajó a tierra i c o l o c ó la m á q u i n a de carga, estanques i de pasajeros, siendo de notar que de que iba provisto, p u d o notar que la línea no había estos últimos son de la misma forma que los usados por el sido cortada aun el 26, p o r q u e frecuentemente llamaban, ferrocarril del Sur, es decir, que en cada uno de ellos se n o se sabe si de A r e q u i p a , T a c n a o M o q u e g u a . pueden trasportar cómodamente unos 100 hombres. Quizá temian los peruanos que el d e s e m b a r c o en P a c o Todo el material interior se encontraba en tan buen esc h a n o fuese mas que una simple diversión de guerra tado c o m o el efidicio, i así las diversas máquinas de la para llamarles la atención por este lado, mientras el maestranza estaban corrientes i en situación de prestar grueso de nuestro ejército se dirijia a desembarcar en aldesde luego importantes servicios; las mesas de plataforg ú n otro p u n t o do la costa. ma, las ruedas de repuesto i hasta el almacén de útiles en perfecto arreglo, i solo a las cuatro locomotoras allí e x i s tentes, i que son la Hnaracani, la Alerta, la Moqnegua i la D u r a n t e t o d o el dia 26 c o n t i n u ó sin interrupción el Pacocha, les faltabau algunas piezas esenciales, fuera de | desembarco. El Amazonas fué el primero que c o n c l u y ó las que se hallaban en poder del señor Stnven desde la i de echar su carga a tierra en la tarde de ese dia, i en la primera espedicion a l i o i Moqnegua. J n o c h e zarpó para Pisagua en busca de la cuarta división, La vía, a lo menos en la parte que hasta ahora se ha ' que d e b e estar allí lista para embarcarse. F r e n t e a la estación, en d o n d e hai una estensa plaza, podido inspeccionar, no ha sufrido ningún deterioro. P o r ] mi lado llegan los rieles hasta el estremo del muelle, i de ¡ so estableció ese dia un c a m p a m e n t o , o c u p a d o por la A r TOMO I I — 4 8


378

GUERRA

DEL

tillería de Marina, el Valparaiso, los Navales, el Buin i el Esmeralda. M u c h o s creian que esta m e d i d a d e n o t a b a la p r o x i m i d a d de un m o v i m i e n t o hacia el interior; pero p r o n t o salieron de dudas, porque se s u p o que 2 dias mas tarde, el d o m i n g o 29, debia celebrarse en la iglesia una misa de c a m p a ñ a c o n asistencia de todos los cuerpos del ejército. El 27 c o n t i n u ó el desembarque i terminaron el Itata i otros trasportes la operación de echar a tierra los caballos. Los rumores de inmovilidad del ejército t o m a n aun m a y o r consistencia, i se asegura que no. habrá m o v i m i e n to alguno antes de 20 dias.

via férrea, a unas ocho.millas de distancia por término m e dio, i eso a través de áridos i abruptos lomajes. N o siendo posible, o a lo menos, siendo de dificilísima realización proveer al ejército por alguno de los medios mencionados, es, pues, de absoluta necesidad para la posesión del Hospicio, apoderarse del pueblecito de la Rinconada, o sea de la estación de Conde, situada trece millas al interior de aquella. L a Rinconada está situada en el punto donde la via férrea penetra al fondo del valle, después de haberse alejado de él para seguir las alturas desde la salida de P a c o c h a , i es un lugar abundante no solo de agua sino de toda clase de frutas i otros importantes artículos de provisión. Desde allí seria nmi fácil trasportarlos al H o s p i c i o , sea por m e dio de un servicio de muías, sea por los carros mismos del ferrocarril, i de ese m o d o estaría a poca costa abastecido nuestro ejército, ocupando ventajosas posiciones, i en un lagar sano c o m o el Hospicio.

El dia siguiente, 28, trascurrió en la m i s m a inacción, alterada tan solo por la sensación que ha causado la n o ticia del c o m b a t e de Arica, traída en la mañana por la Magallanes, i por la salida del Blanco Encalada, el Aligamos, el Matías Cousiño i el Bata para el Sur. El d o m i n g o 29 se celebra en la pequeña i pobre capilla situada en la plaza de A r m a s , la s o l e m n e c e r e m o n i a de la misa militar, que nos da ocasión de admirar el buen talante i el hermoso porte de nuestros soldados. El dia trascurre c o m o de fiesta mediante la inesperada salida del ferrocarril a las 4 P. M., i se ve que los estranj e r o s temerosos h a n ido r e c o b r a n d o la tranquilidad. Se abren dos o tres nuevos despachos i u n cafó i billar q u e i n d u d a b l e m e n t e hará u n ' n e g o c i o l o c o , p o r q u e la alegre m u c h e d u m b r e de soldados lo ha i n v a d i d o desde t e m prano. El dia siguiente, 1. ° de Marzo, pasa c o m o los anteriores, sin que se e m p r e n d a m o v i m i e n t o alguno. E n la tarde llega de regreso el Amazonas, trayendo al 3. ° de línea, algunos soldados d e Z a p a d o r e s i artillería, i la comisaría del ejército de operaciones.

Las estaciones situadas mas allá de Conde, la R i n c o n a da i Laderas tienen un valor estratéjico muí secundario, c o m o que están todas en el fondo del valle, por donde continúa el ferrocarril costeando las márjenes del lio hasta llegar al Puente, tres millas antes del A l t o de la Villa. É l itinerario de esta parte del camino es el siguiente: De Conde a San José, cuatro millas. De San José, a Calalum, seis. De Calalum al Puente, siete. D e l Puente al A l t o de la V i l l a , tres. E l m i s m o escaso valor estratéjico tieue el camino que desde U o lleva a Moqnegua por el fondo del valle, porque, fuera de las inevitables enfermedades que sufrirían las tropas, irían a merced del enemigo encajonadas en un cauce que tiene por término medio 1,500 metros de ancho i está dominado ea ambos costados por laderas casi a pico i de 2 0 0 a 4 0 0 metros de alto.

E s probable, sin e m b a r g o , que el enemigo no lia baya desperdiciado el tiempo que tan desacordadamente le liem o s concedido. El ferrocarril de P a c o c h a a Moqnegua, o mas bien dicho al A l t o de la V i l l a , que va a ser el teatro principal i casi único de las próximas operaciones militares, se presta a ser ventajosamente defendido contra una invacion, i según las últimas noticias llegadas por buenos conductos desde el interior, el enemigo habia ya tomado las medidas preparatorias para hacer resistencia.

E L

CORRESPONSAL.

IX. Combate i bombardeo de Arica. TELEGRAMAS.

L a primera estación que hai hacia el interior, después de la de Pacocha, es la llamada P a m p a , que propiamente no es mas que un simple paradero, en donde no existen ni habitaciones ni ninguna clase de recursos naturales. E s a estación dista una doce millas de P a c o c h a por la via férrea, o sea seis en línea recta, i hasta ahí llegan actualmente, c o m o desde el primer dia del desembarco, las avanzadas de nuestro ejército. Hasta ahí llegó también sin o b s táculos el tren dirijido por el señor Stuven que salió de P a c o c h a el 29.

Valparaíso,

Seis millas al interior de P a m p a sigue la estación de E s tanques, distante diez i ocho millas de Pacocha, i c o m o la anterior, completamente desprovista de recursos. A u n el agua para las locomotoras es necesario llevarla de P a c o cha en estanques, i a esta circunstancia debe su nombre. ¡ De Estanques al H o s p i c i o hai diez i siete millas de distancia, o sea cincuenta desde Pacocha,—la mitad del larg o de la línea—i este seria un esceleute punto estratéjico para operar contra el enemigo, porque está situado en el camino que conduce a Tacna por la via de L o c u m b a i S a m a , i a Arequipa por la de Rinconada i Moqnegua. Pero desgraciadamente no hai en el Hospicio elementos de ningún jénero para el aprovisionamiento del ejército, porque este lugar, c o m o todos los situados en las alturas, carece de agua i vejetacion. Seria necesario entonces, o l l e var de Pacocha por el ferrocarril esos indispensables elementos, o acarrearlos desde el valle, que queda en esa parte, lo m i s m o que en todo el trayecto ya mencionado de la

PACIFICO

1. °

de

1880.

E l Comandante de armas de Iquique comunica por el cable, hoi a las 9.30 A . M., lo que sigue: " E ! señor S o t o m a y o r , con fecha 28, me comunica lo que signe: D i g a V . S. al Ministro de la Guerra: " A y e r 27, a las 8.30 A . M . , habiéndose acercado al Morro de A r i c a el Huáscar, fué atacado por los fuertes de tierra i el monitor Manco-Capac. Costestaron el Huáscar i la Magallanes por espacio de cincuenta minutos. 1 las 11 A . M. hicieron Huáscar i Magallanes algunos disparos sobre el ferrocarril que conducía tropas, i con este m o t ' v o se renovó el combate. E a este encuentro hubo 7 muertos i 9 heridos del Huáscar. Entre los primeros figura el aspirante don Eulojío Goicolea, i entre los segundos el teniente 1. ° don Emilio Valverde i el teniente 2. don T o m a s P é r e z , levemente. Nuestros buques se retiraron entonces a sus fondeader o s ; i estando allí notaron que el Manco-Capac se dirijia fuera del suyo, i el Huáscar eutónces se movió para atacarlo con toda su artillería, que descargó a 200 metros i con el espolón. N o usó del último porque notó que al costado del monitor habia una lancha torpedo. Mientras le daba una vuelta circular haciendo uso de su artillería, una granada del monitor le llevó el palo de mesana, matando instantáneac

¡ j i ¡

Marzo


CAPITULO

mente en sn puesto al comandante del Huáscar señor T h o m p s o n , a las 2.30 P . M . E l segundo comandante Valverde tomó en seguida el mando del buque, el fuego continuó por una hora mas. L a Magallanes, durante este tiempo, batia el Sur de la población, recibieudo tres balazos en sn casco i teniendo un herido de gravedad. Parte mas detallado i pormenores irán próximamente. Condell quedó al mando del Huáscar, que sigue manteniendo el bloqueo. Las avenas de la Magallanes no son de consideración. Comandante de armas de Iquique al Ministro Guerra. (A la 1.12 P.

de la

M.)

"Iquique. D e Pisagua comunican que el vapor Toro trae los restos del malogrado comandante Thompson i del oficial Goicolea," BOMBARDEO D E

ARICA.

E l señor Soffia dice desde Iquique al señor Ministro de la Guerra lo que sigue: (Alas

9.30 P. M . )

"Iquique,

Marzo

1. ° de 1880.'

E l Toro salió esta noche con los restos del comandante Thompson i del aspirante Goicolea. También he hecho e m barcar los de Ramirez i Garreton que estaban en este pueblo. El Toro irá solamente hasta Autofagasta porque hace falta en el N o r t e , a no ser que V . S. estime urjente que siga hasta Valparaíso, en cuyo caso debe darse orden a Autofagasta. El contador del Huáscar, que ha llegado en el Toro comunica que el señor Sotomayor quedaba ayer a bordo del Blanco, en A r i c a , fuera de tiro de cañón, i que el Aligamos bombardeaba la población desde 6.000 metros. Cuando ellos salieron el bombardeo seguia. E l teniente Valverde herido m u i l e v e m e n t e ; solo tiene un rasmillón en la mano derecha, i el teniente segnndo Pérez no tiene nada. Ningún otro oficial herido. Los trasportes llevando la cuarta división salieron hoi para l i o . " E l m i s m o señor Soffia dice al Ministro de la G u e r r a :

379

SESTO.

" D e l ejército se sabe q u e c o n t i n ú a e n l i o h a c i e n d o avanzadas d e caballería. E l Knight Templar fué apresad o al querer burlar el bloqueo d e Arica. El Tolten lo llevó d e allí a l i o . E n Arica se continúa el b o m b a r d e o p o r el Aligamos." El c o m a n d a n t e d e armas d e Autofagasta p o r telegram a fecha 3 d e m a r z o recibido en Santiago a las 7.55 P. M., c o m u n i c a l o siguiente: " E l vapor Bolizia, p r o c e d e n t e d e Pisagua, acaba d e fondear e n este puerto. V i e n e en d i c h o vapor el señor R o d r í g u e z , c o n t a d o r d e l Huáscar, quien estuvo en el c o m b a t e de Arica. Las noticias q u e trasmite son mas o m e n o s en jeneral las q u e y a se c o n o c e n . D i c e q u e el c o m a n d a n t e T h o m p s o n m u r i ó a l a s 2.30 P . M . por efecto de u n a granada disparada d e l Morro, la cual le mató" en el acto, h a c i é n d o l o pedazos. Los balazos q u e recibió el Huáscar fueron c i n c o : d o s de ellos e n el blindaje sin rompeido, i los otros tres en la cubierta. U n o d e éstos r o m p i ó la cubierta j u n t o al c a ñ ó n , de proa a babor, i mató al aspirante G o i c o l e a i a c i n c o i n d i v i d u o s sirvientes del cañón. La Magallanes tuvo u n m u e r t o i cuatro heridos d e tropa. N o se c o n o c e n los daños causados en tierra, pero se calcula q u e son considerables. A la salida d e l Rata, en el cual v i n o el c o n t a d o r R o dríguez hasta Pisagua, quedaban conferenciando el Blanco, Huáscar i Aligamos, después d e haber el último b o m bardeado la población p o r largo tiempo. C u a n d o y a el Itata iba lejos, sus tripulantes sintieron un nutrido cañoneo, el cual p r o b a b l e m e n t e era el resultado d e u n n u e v o c o m b a t e . T a m b i é n estaba en Arica la lancha-torpedo, q u e habia v e n i d o d e l i o c o n el Blanco. E n el Blanco v i n o el señor Ministro S o t o m a y o r . D o n Carlos Condell habia sido n o m b r a d o c o m a n d a n t e del Huáscar i Gaona de la Magallanes."

TELEGRAMAS

PERUANOS.

Arica,

Febrero

27 de 1880.

Señor Prefecto:—Tacna. Baterías h a c i e n d o fuego. Desgracias q u e lamentar: e n la guardia civil u n muerto i cuatro heridos, del batallón Cazadores de Prado, un herido. Casas averiadas: la de d o n Gabriel Vigueras, la oficina d e C. Mackenie i O. , casa del señor R o d r í g u e z Pietro i F e d e r i c o Danelsberg, A b r a h a m Cornejo, Manuel Lozano, el c l u b U n i o n , A d u a n a , i Luis Grimaldos. Por hallarme o c u p a d o e n dar agua a baterías i batallones n o soi mas m i n u c i o s o en telegramas. á

( A las 10.30 P. M . )

"Iquique,

Marzo

1. ° de 1880.

Del ejército de l i o se sabe que está sin avanzar esperando la cuarta división. Tiene víveres i el estado sanitario es bueno. SOSA. E l Huáscar recibió cinco balazos, sin causarle mas averías que las y a dicha, i que no le impide seguir el bloqueo. La Magallanes recibió tres balazos, pero ninguno ha Arica, Febrero 29 de 1880. causado avería de consideración." Cesó el b o m b a r d e o ; los buques se han alejado i r e u n i Por telegrama d e I q u i q u e recibido h o i a las 12 M. se do; solo dos baterías hicieron fuego. trasmite la siguiente c o m u n i c a c i ó n d e l señor Ministro La botica del señor Villalobos fué destrozada p o r u n a Sotomayor, fecha 1. ° d e marzo: bomba. Otra cayó en la casa de Maclean q u e n o p r o d u j o El Huáscar i Angainos b o m b a r d e a r o n ayer durante cinco horas m a s o m e n o s las fortificaciones d e A r i c a c o n desgracia alguna. Probablemente saldrá nuestro m o n i t o r . N o hai muertos n i heridos. E l tren v u e l v e a entrar a tres cañones d e largo alcance. Arica. D e tierra hicieron solamente tres disparos q u e d a n d o E n estos dias d e verdadera prueba se h a n portado c o n los proyectiles a m e d i o c a m i n o . L o s d e nuestros buques casi en su totalidad cayeron dentro d e la plaza. Tropas gran valor el jeneral Montero, el Jefe d e Estado M a y o r de infantería i caballería salieron d e la ciudad i se refu- coronel L a Torre, el subprefecto señor Sosa i todos los jefes i demás individuos q u e defendían las baterías i el jiaron, c o m o los habitantes, detrás d e los cerros. H o i debe haber c o n t i n u a d o el b o m b a r d e o q u e se r e p e - Morro, siendo todos acreedores a la gratitud nacional: así m i s m o el c o m a n d a n t e Lagomarsino, el capitán de n a v i o tirá diariamente a diversas h o r a s . " señor M o o r e , i todos los valientes q u e tripulan el m o n i t o r R. SOTOMAYOR. Manco-Capac. Gran entusiasmo en A r i c a i T a c n a e n el ejército. _ El jeneral Villagran c o m u n i c a h o i d e Pisagua lo q u e sigue: SOSA.


GUERRA

380

PARTES COMBATE

OFICIALES

D E L " H U Á S C A R " CAPAC"

CHILENOS.

I " M A G A L L A N E S "

I FORTALEZAS

D E L PACIFICO.

D E

CON E L

" M A N C O

Por lo que hace a la cañonera Magallanes tan pronto c o m o pueda el que suscribe pasará el parte detallado."

ARICA.

lio, Febrero

28 de 1880

Señor Ministro: Habiendo llegado a Pisagna el monitor Huáscar el 24 de! presente de regreso d é l a comisión al Sur, i de acuerdo con el señor Ministro de la Guerra en campaña, se le comisionó para relevar al Coclirane en el bloqueo de Arica a fiu de que este buque pudiese convoyar el resto del ejército que babia quedado en Pisagna i que debía marchar a U o próximamente. E l 25 se encontraba el citado monitor bloqueando la plaza de Arica i el 2 7 , por las cansas que especifica el parte que a continuación trascribo a V . S., se vio obligado a trabar combate acompañado de la Magallanes con los fuertes de la plaza i monitor MancoCapac. E l combate se continuó durante casi todo el dia teniendo por nuestra parte que lamentar la muerte del valeroso comandante del Huáscar, capitán de fragata don Manuel T. T h o m p s o n , i del aspirante don Eulojio Goicolea i demás de la tripulación que se especifica en la adjunta relación de muertos i heridos. El parte del comandante de la Magallanes, fragata don Carlos Condell, dice lo siguiente:

parte detallado del combate lo pasaré tan pronto como pueda hacerlo el teniente 1. ° señor E m i l i o Valverde, que sucedió en el mando al comandante T h o m p s o n .

capitán de

" H o i 27 de Febrero a las 8.30 A . M , habiéndose acercado el monitor Huáscar con el objeto de reconocer los fuertes que existen en el Morro de Arica, fué provocado por estas fortalezas de la población i monitor Manco-Capac por lo cual el monitor Huáscar se vio en la imprecindible necesidad de contestar debidamente, acompañándolo en seguida la cañonera Magallanes. Este ataque duró p r ó ximamente 50 minutos i solo el Huáscar recibió un balazo en su blindaje que removió una de sus planchas. R e t i r á n donos en seguida a conveniente distancia.

De acuerdo con el señor Ministro de la Guerra en c a m paña he dispuesto trasladar a Iquique el cadáver del c o mandante Thompson. También de acuerdo con el señor Ministro, he nombrado comandante del Huáscar al capitán de fragata don Carlos Condell i de la Magallanes al de corbeta graduado don Miguel Gaona. Oportunamente remitiré a V . S. los partes a que hace referencia el capitán Condell. H o i me dirijo a A r i c a con el buque de la insignia, el crucero Angamos i la laucha-torpedo por si es posible llevar a cabo alguna operación contra esa plaza. Dios guarde a V . S. GALVARINO

RIVEROS.

Al señor Ministro de Guerra i Marina.

Pacocha,

Marzo

1. °

de 1880.

C o m o c o m p l e m e n t o a la nota q u e pasé a V. S. c o n fecha 28 del mes último, tengo el h o n o r d e enviar c o n este oficio, los partes detallados q u e sobre la acción d e Arica el 27 d e Febrero, m e h a n pasado el c o m a n d a n t e d e la cañonera Magallanes d o n Carlos A . Condell i el segundo del Huáscar d o n E m i l i o V a l v e r d e . V . S. p o d r á en vista de esos partes, notar la valiente c o n d u c t a d e la tripulación d e ambas naves i la n o b l e muerte q u e c u p o al audaz c o m a n d a n t e T h o m p s o n , v í c t i m a d e su arrojo al intentar sacar de entre las baterías d e Arica, el m o n i t o r enemigo Manco- Capac.

Sin pérdida d e tiempo, despaché a A r i c a el vapor ítala c o n el o b j e t o d e tomar a su b o r d o i trasladar a Iquique A las 11 A . M . , habiéndose acercado el Huáscar i Malos restos del c o m a n d a n t e T h o m p s o n i aspirante Goicogallanes a detener el ferrocarril que venia de Tacna a Arica lea i los heridos del Huáscar i p o c o después zarpé al misconduciendo tropas, i al hacerles ambos buques algunos m o p u n t o , c o n el b u q u e insignia i a c o m p a ñ a d o del disparos, se trabó nuevamente el combate atacando los crucero Angamos i porta-torpedos Janequeo. E l señor Mifuertes cíe la plaza i monitor Manco-Capac resultando en nistro en c a m p a ñ a , q u e h i z o el viaje a b o r d o d e l Blanco, este encuentro 7 muertos i 9 heridos, del monitor Huáscar. o r d e n ó el b o m b a r d e o d e la plaza sin esponer nuestros Entre los muertos se encuentra el aspirante señor don buques al tiro d e los cañones e n e m i g o s i c o n este objeto Eulojio G o i c o l e a ; i entre los heridos el segundo c o m a n dispuse el c a ñ o n e o d e la p o b l a c i ó n i fuertes contrarios dante, teniente 1 . ° señor E m i l i o Valverde i el teniente i por el Huáscar i Aligamos, únicos b u q u e s provistos de 2. ° señor Tomas P é r e z . Habiéndose retirado ambos b u - artillería d e retrocarga d e l ú l t i m o sistema i en posición, ques a tomar su fondeadero. p o r tanto, d e efectuar la operación bajo esas circunstancias. E l b o m b a r d e o o c u p ó t o d o el dia d e ayer c o n exceEstando fondeados i l a j e n t e en las faenas del buque se vio al Manco-Capac dirijirsefuera de la bahía. E l c o m a n - lente resultado en c u a n t o al alcance i precisión d e la nuedante Thompson ordenó levar i atacar el monitor, dirijiéu- va artillería, pues los cañones enemigos fueron impotentes dose el Huáscar sobre él hastaaproximarse a una distancia para alcanzar nuestras naves, que, en c a m b i o , los herían de 200 metros, descargar toda su artillería i atacar cou el c o n seguridad i buena puntería. Apesar d e los daños cauespolón. A l encontrarse a esta distancia i tratar de llevar sados a la p o b l a c i ó n d e Arica, ésta n o fué incendiada i he a cabo su plan de ataque notó que el monitor tenia al c o s - o r d e n a d o q u e el b o m b a r d e o c o n t i n ú e sin interrupción tado que nos presentaba una lancha-torpedo, razón por la hasta creerlo suficiente. cual desistió de investir i continuó dándole una vuelta cirLos daños recibidos p o r el Huáscar i Magallanes en la cular, haciendo uso de la artillería, cuando una de las acción del 27, n o s o n d e consideración i h a n sido reparagranadas del monitor llevándose el palo de mesana hizo dos provisionalmente, c o n o b j e t o d e continuar utilizando morir instantáneamente al distinguido i valiente c o m a n sus servicios durante la campaña. N o t a r á V . S. que el dante Thompson. E s t o sucedió a las 2.30 P . M . parte del c o m a n d a n t e accidental del Huáscar demuestra E n el acto el segundo comandante teniente 1. ° señor ciertas quejas sobre la c o n d u c t a d e algunos injenieros en E m i l i o Valverde tomó el mando del buque i continuó esos m o m e n t o s i para aclarar i castigar la falta, si la hai, atacando fuertes, población, i monitor hasta las 3.30 P . M . , se instruye el espediente del caso. hora en que logró juntarse con la Magallanes que a la par A p r o v e c h o esta ocasión, señor Ministro, para poner en que el Huáscar hacia un vivísimo fuego por la parte Sur c o n o c i m i e n t o d e V . S. q u e tan l u e g o c o m o el Loa se desde la población. Esta cañonera recibió tres balazos en el o c u p e d e la tarea q u e le i m p o n e ei traslado del resto del casco i tuvo un herido de gravedad. ejército a P a c o c h a , marchará en u n i ó n c o n la Chacabuco Detalles i pormenores del combate, c o m o asimismo las a destruir los elementos d e e m b a r q u e d e g u a n o en las averías sufridas por el Huáscar, que son de alguna consi- Islas d e L o b o s i a hostilizar p o r todos los medios lejítideración, las hará personalmente, por la premura del m o s los puertos setentrionales del Perú. tiempo el teniente 1 . ° señor Juan T o m a s R o g e r s . E l El Cochrane descansa d e s u b l o q u e o d e A r i c a i limpia


CAPITULO

sus fondos i máquinas, i el resto d e los buques se o c u p a en las operaciones d e q u e y a V . S. tiene c o n o c i m i e n t o . Dios g u a r d e a V . S. GALVARINO

RIVEROS.

Al señor Ministro de Guerra i Marina.

SUCESIÓN

D E M A N D O

D E L MONITOR

Arica,

"HUÁSCAR."

Febrero

27 de 1880.

Señor: Pongo en c o n o c i m i e n t o de U d . lo acaecido el dia 27 del presente en el c o m b a t e d e este m o n i t o r c o n las fortalezas d e A r i c a i el m o n i t o r Manco-Capac. El dia citado a las 9 A . M., c u a n d o el Huáscar se dirij i ó a su fondeadero h a c i e n d o un r e c o n o c i m i e n t o por la costa i al pasar frente al M o r r o , nos v i m o s p r o v o c a d o s pollos fuertes situados en este p u n t o , m o n i t o r Manco- Capac i fuertes del N o r t e d e la p o b l a c i ó n c o l o c a d o s a flor d e agua. E n vista d e tal p r o v o c a c i ó n nos v i m o s obligados a contestar c o n nuestra artillería, después d e haber h e c h o sobre nosotros un sinnúmero d e disparos tanto los c a ñ o nes del M o r r o , fuertes d e la p o b l a c i ó n i Manco-Capac. Acribillados p o r los proyectiles d e tierra nos limitamos a ofender la p o b l a c i ó n , dirijiendo todos nuestros fuegos s o bre ella, prescindiendo por c o m p l e t o d e las fortalezas i monitor. La Mar/allanes q u e se encontraba fondeada en la parte Norte de la costa que forma la bahía d e Arica, se acercó en el acto a secundar nuestros fuegos. Este ataque d u r ó 50 minutos i a las 10.15 A . M. a m b o s buques habían t o mado sus fondeaderos, h a b i e n d o el Huáscar recibido c u a tro balazos: tres en el blindaje que causaron p o c o daño, pues ú n i c a m e n t e r e m o v i e r o n las planchas i pernos d e é s tas, i el cuarto q u e pasó p o r sobre el puente d e proa d a ñando el bitácora i baranda. A las 10.30 A . M. n o t a n d o q u e los trenes del ferrocarril que venían d e T a c n a a este puerto c o n d u c i e n d o al parecer m u c h a tropa, el j e f e d e la división bloqueadora, c a p i tán de fragata d o n Manuel T. T h o m p s o n ordenó levar i dirijirnos a impedir q u e el tren continuase su marcha h a cia Arica, lo q u e se consiguió después d e haberle h e c h o algunos disparos p o r a m b o s b u q u e s , recibiendo p o r n u e s tra parte los fuegos d e las baterías i m o n i t o r Manco- Capac. A las 11.30 a m b o s buques tomaban n u e v a m e n t e sus fondeaderos, después de haber recibido u n balazo d e c o n sideración frente a u n o d e los cañones d e a 40 libras al costado d e babor; resultando 6 muertos i 14 heridos e n tre graves i leves, c o n t á n d o s e entre los primeros el aspirante d o n E u f ó j i o Goicolea, i entre los segundos, el q u e suscribe, q u e se encontraba en ese m o m e n t o al lado d e l comandante sobre la toldilla i el teniente 2. ° , d o n T o mas 2. ° Pérez, q u e m a n d a b a los cañones d e cubierta. A la 1 P. M., apesar d e la distancia q u e nos separaba de la plaza, los fuertes i m o n i t o r c o n t i n u a b a n su p r o v o cación, sin preocuparnos por estos disparos, hasta q u e se vio el m o n i t o r Manco-Capac dirijirse hacia fuera d e la bahía c o l o c á n d o s e bajo los fuegos de las baterías. E n el acto el c o m a n d a n t e de la división ordenó levar n u e v a mente dirijiéndonos a atacar esclusivamente al m o n i t o r , siguiendo nuestras aguas la cañonera Magallanes. Apesar del nutrido fuego q u e hacían las fortalezas, el Huáscar i Magallanes se acercaron al m o n i t o r tanto c o m o les fué dable, llegando el primero a estrechar la distancia hasta 200 metros. E n esta situación, el c o m a n d a n t e T h o m p s o n ordenó a la v o z p o r estar cortado el telégrafo d e la m á q u i na, dar el m a y o r andar al b u q u e , pero desgraciadamente, la máquina c o n t i n u ó p o c o a p o c o por haber subido el agua en los calderos i pasado a los cilindros; razón por la cual el b u q u e n o m a n i o b r ó tan lijero c o m o era necesario para envestirlo c o n el espolón, i p o r esta causa el MancoCapac p u d o gobernar hacia el fondeadero i disparar h á •cia la popa del Huáscar, orijinando la muerte instantánea de nuestro valiente i d i g n o c o m a n d a n t e , quien d u -

SESTO.

331

rante los tres ataques demostró su valor, sangre fria e intrepidez. Este desgraciado accidente tuvo lugar a las 2.30 P. M. T a n luego c o m o cayó el c o m a n d a n t e T h o m p s o n , que fué visto p o r el teniente 2. ° d o n T o m a s 2. ° Pérez, q u e se encontraba cerca d e la toldilla, en el acto corrió a proa a avisar al q u e suscribe de lo acaecido, quien t o m ó su lugar i ordenó se izara al palo m a y o r el pabellón nacional que v i n o abajo c o n el palo mesana, por efecto del p r o yectil q u e c o n c l u y ó c o n la vida d e nuestro c o m a n d a n t e . E n esta situación, el que suscribe c o n t i n u ó persiguiendo al monitor, h a c i e n d o fuego c o n los cañones d e cubierta i el d e la derecha d e la torre durante 20 minutos, pues el de la izquierda en ese m o m e n t o se le cortó la cadena sin fin. Este accidente m e fué c o m u n i c a d o por el subteniente d e la g u a r n i c i ó n d o n R a m ó n Olave, enviado por el t e niente 2. ° señor J u a n d e D . R o d r í g u e z , j e f e d e ella. R e p a r a d o este accidente se c o n t i n u ó h a c i e n d o un v i v í simo fuego sobre el m o n i t o r Manco-Capac, recibiendo mientras tanto el Huáscar todos los fuegos d e las baterías del Morro, fuertes d e la población i monitor, habiendo durante este t i e m p o recibido el Huáscar 3 balazos; u n o en el blindaje d e estribor al c o s t a d o d e la escala real q u e r e m o v i ó las planchas, h i z o soltar los pernos i d e j ó fuera de c o m b a t e al timonel q u e manejaba el escandallo; otro atravesó el palo trinquete p o r su medianía i el último perforó la cocina. El q u e suscribe n o p u d o c o m u n i c a r al señor c o m a n dante d e la Magallanes la muerte del c o m a n d a n t e T h o m p s o n sino hora i media después que duró su a c c i dental m a n d o , p o r haber desaparecido el c ó d i g o de señales por el proyectil q u e c a y ó sobre la toldilla, h a b i e n d o tenido q u e p o n e r m e por esta circunstancia al habla c o n la Magallanes. T e n g o la satisfacción d e recomendar en jeneral a la oficialidad, tripulación i guarnición d e l Huáscar por su valor i decisión d u r a n t e los diversos ataques; r e c o m e n d a c i ó n q u e habría deseado la hubiera h e c h o el c o m a n d a n t e Thompson. . P o r último, el n ú m e r o d e disparos dirijidos al Huáscar i Magallanes por las baterías d e tierra i Manco-Capac ascienden, p o c o mas o m e n o s , a 3 0 0 ; a 100 los disparos h e c h o s por este b u q u e i 40 los h e c h o s por la Magallanes. A d j u n t o a V . S. la relación d e los muertos, heridos i contusos. D i o s guarde a V . S. (Firmado.)—EMILIO

VALVERDE.

Al señor Comandante accidental de la división bloqueadora de Arica, Capitán de fragata señor Carlos Condell.

Es c o p i a c o n f o r m e . — P a c o c h a , L. A. Castillo.

RELACIÓN

D E LOS MUERTOS FEBRERO

D E

1880,

I

Marzo 1. ° d e 1 8 8 0 . —

H E R I D O S E L D I A 27 E N

D E

ARICA.

(Tercer combate.)

Muertos. — C o m a n d a n t e , d o n Manuel T. T h o m p s o n , destrozado p o r u n a bala. Aspirante, d o n E u l o j i o Goicolea, cara i el tronco. Marinero 1. ° , Luis l i g a r t e , u n muslo i vientre. G r u m e t e , Manuel Urrea, id. id. S o l d a d o , Pedro Sierralta, las dos piernas i espalda. Marinero 1. ° , B e n j a m í n R e y e s , piernas i tronco. Id. 2.°", Apolinario Lerzundi, id. id. A b d o n Quiróz, piernas i una mano. Heridos de muerte.—Fogonero 2. ° , A n t o n i o H u i d o b r o , p e c h o i cara. G r u m e t e , D a v i d Campos, las piernas. Heridos leves.—2. ° C o m a n d a n t e , d o n Emilio Valverde, la m a n o izquierda. F o g o n e r o 2. ° , J o s é Valdes, cara i una pierna.


GUERRA

382

D E L PACIFICO.

Heridos mui leves.—Teniente 2, ° , d o n T o m a s Pérez, en la oreja. Soldados: R a m ó n Videla, rotura de cabeza i D i o n i s i o Sepúlveda, contusiones. T i m o n e l , B e r n a b é González, id en una pierna. Marinero 1. ° , A g u s t í n O y a r z u m , id. en la espalda. Id. 2. ° , R e i n a l d o Cerna, id. en el p e c h o . Corneta, J u a n d e D . L ó p e z , contusiones. Grumete, Manuel P a l m a , en una m a n o . l i o , Febrero 28 d e 1880. Está c o n f o r m e . L u i s A . CASTILLO. COMANDANCIA D E L A CAÑONERA

Arica,

"MAGALLANES."

Febrero

27 de 1880.

P o n g o en c o n o c i m i e n t o d e V . S. q u e a las 9 A . M., e s t a n d o el b u q u e de mi m a n d o f o n d e a d o al N o r t e del p u e r to d e A r i c a i n o t a n d o q u e al pasar el m o n i t o r Huáscar cerca d e los fuertes del M o r r o , se h i z o fuego sobre él, ordené levar, d i r i j i é n d o m e a la bahía a secundar los fuegos c o n q u e el Huáscar contestaba la p r o v o c a c i ó n q u e se le habia h e c h o . E n esta ocasión nuestros tiros fueron en jeneral dirijidos a herir la población. Este ataque d u r ó 50 m i n u t o s , después d e los cuales a m b o s buques se dirijieron al fondeadero. A las 10.30 habiéndose visto al tren que venia d e T a c na, al parecer c o n d u c i e n d o tropas al puerto, l o avisé al j e f e d e la división bloqueadora, quien ordenó levar i h a c e r f u e g o sobre él. Se consiguió hacerlo retroceder después de algunos disparos, recibiendo durante este tiempo el fuego d e las fortalezas. A l a s 11.30 t o m a m o s n u e v a m e n t e el fondeadero. A la 1 P. M. h a b i é n d o s e puesto en m o v i m i e n t o hacia afuera d e l fondeadero el m o n i t o r Manco- Capac hasta l l e gar a colocarse bajo los fuegos d e los fuertes, el j e f e d e la división bloqueadora, capitán de fragata d o n Manuel T. T h o m p s o n , o r d e n ó atacarlo. C u a n d o se estuvo a distancia c o n v e n i e n t e se r o m p i e r o n los fuegos, después de lo cual el Huáscar estrechó su distancia hasta 2 0 0 metros, m a s 0 menos. E n este n u e v o ataque el b u q u e d e m i m a n d o recibió tres balazos d e p o c a consideración, resultando herido solo un i n d i v i d u o d e la tripulación. El que suscribe puso t o d o s los medios d e su parte para secundar los fuegos del m o n i t o r chileno, tanto c o m o las fortalezas del b u q u e l o permitía. S o l o h o r a i media después d e haber fallecido el valiente capitán T h o m p s o n vine a tener c o n o c i m i e n t o del d e s graciado accidente i h a b i é n d o m e h e c h o c a r g o d e la d i v i sión bloqueadora, d e s p a c h é a la Magallanes al m a n d o del teniente 1. ° d o n T o m a s R o g e r s a dar c u e n t a a V . S. d e la j o r n a d a del dia, q u e d á n d o s e este m o n i t o r m a n t e n i e n d o el b l o q u e o o r d e n a d o p o r V . S. D u r a n t e el t i e m p o q u e el teniente 1. ° d o n E m i l i o V a l verde m a n d a b a a c c i d e n t a l m e n t e el m o n i t o r Huáscar n o t u v e ocasión d e notar la falta del c o m a n d a n t e T h o m p s o n . Me h a g o u n h o n o r en p o n e r en c o n o c i m i e n t o d e V. S. que toda la oficialidad, tripulación i g u a r n i c i ó n d e la d i visión bloqueadora estuvieron a la altura d e su d e n o d a d o 1 malogrado jefe. A j u n t o a V . S. el parte pasado al q u e suscribe p o r el teniente 1. ° d o n Emilio V a l v e r d e . D i o s g u a r d e a V . S. (Firmado.)—CARLOS A.

CONDELL.

Al señor Comandante en Jefe de la escuadra.

Es copia c o n f o r m e . — L. A.

Castillo.

BOMBARDEO D E ARICA.

lio, Marzo

1.° de 1880.

Con m o t i v o de la agresión sorpresiva q u e sufrieron l o s

b u q u e s bloqueadores d e A r i c a el dia 27 del m e s p r ó x i m o pasado, c o n v i n e c o n el C o m a n d a n t e en Jefe d e la escuadra en r o m p e r i continuar las hostilidades c o n t r a las fortificaciones i p o b l a c i ó n d e aquel puerto p o r t o d o el tiempo q u e se creyera necesario. A l efecto, el Blanco el Angapios i la l a n c h a - t o r p e d o Janequeo salieron d e este puerto en la n o c h e del dia 28 i amanecieron ayer frente a A r i c a . A las 11.20 A . M. el Aligamos r o m p i ó sus fuegos sobre las fortificaciones del m o r r o i la p o b l a c i ó n , contestándole u n o d e los cañones de aquellas c o n u n solo disparo, p o r q u e se n o t ó q u e el proyectil llegaba apenas a la mitad d e la distancia q u e los separaba del buque. Entretanto los del Angamos caian en el c e n t r o d e la p o b l a c i ó n , estando c o l o c a d o a siete mil metros mas o m e n o s d e las fortificaciones del Morro. I n t e r r u m p i d o el fuego a las 12.15 P. M., se c o n t i n u ó c o m o a las 3 para terminar a las 5. E n esta vez el Huáscar, c o n sus cañones de a 4 0 del n u e v o sistema, sec u n d ó al Angamos. L o s proyectiles d e a m b o s buques, m u i bien dirijidos, cayeron, casi en su totalidad, en m e dio de la p o b l a c i ó n , o b l i g a n d o a abandonar su recinto a los habitantes d e la c i u d a d i a las tropas d e infantería i caballería q u e la guarnecian. I d o s nuevas tentativas hechas p o r los cañones del Morr o i d e u n o d e los fuertes del N o r t e dieron el m i s m o resultado anterior: los proyectiles caian a la m i t a d o menos d e la distancia, i p o r esto los fuegos d e tierra n o se renovaron. E n vista d e los excelentes resultados p r o d u c i d o s por estos cañones i q u e y o m i s m o t u v e o p o r t u n i d a d d e constatar, creo m u i útil armar u n o o d o s m a s d e nuestros buques lijeros c o n cañones d e esa m i s m a clase, si los hubiere. Las hostilidades marítimas podrían continuar así c o n terrible eficacia i sin riesgo n i n g u n o d e nuestra parte. E l Angamos i el Loa se prestan especialmente a ser armados c o n esos cañones i podrían ir n u e v a m e n t e a Valparaiso si hubiese algunos d e q u e p o d e r disponer. D i o s g u a r d e a V . S. R. S o T O M A YfOR. Al señor Ministro de Guerra i Marina.

PARTES

OFICIALES Arica,

PERUANOS. Febrero

27 de 1880.

Señor Coronel: Tengo el honor de poner en conocimiento de V . S. que a las 8.35 A . M . de hoi, habiéndose a p r o x i m a d o el monitor chileno Huáscar a tiro de cañón i en virtud de las reiteradas órdenes verbales que he recib'ido, rompí los fuegos sobre é l : i desde ese m o m e n t o se trabó un cambio de balas entre las baterías del Norte i Sur de esta plaza i dicho monitor, al que poco después se agregó la corbeta Magallanes, cuyo tiroteo duró hasta las 10 A . M . , que se pusieron los buques fuera de tiro. A las 2.25 P . M., a consecuencia de haber salido de sus fondeadero el monitor Manco-Capac, que se. dirijió hacia los enemigos, volvió nuevamente a emprenderse el cañoneo, que duró hasta las 3.50 P . M . en que se suspendieron los fuegos por haberse retirado los buques chilenos fuera del alcance de nuestros cañones. E l señor Contra-almirante Jeneral en Jefe del ejército i V . S., acompañado de varios jefes i oficiales del ejército, han podido notar el entusiasmo de todos los jefes, oficiales i tropa de las baterías del Morro, l o que me releva de recomendar su buen c o m p o r t a m i e n t o ; pero creo un deber hacer saber a V . S. que el señor capitán de navio don Juan G. Moore, el auditor jeneral del ejército doctor don Alfredo Gaston, los doctores don G. A r b a y z a i don José A Perez i algunas otras personas que se presentaron a ofrecer sus servicios durante el combate han contribuido también con su entusiasmo i patriotismo. Las baterías del Morro han disparado 193 tiros en ambos cañoneos, i no hemos tenido en ellas desgracia alguna


CAPITULO

que lamentar; las del Este no tomaron parte, i en ellas no ha ocurrido novedad. E n cuanto a las haterías del N o r t e , rompieron sus fuegos a las 9 A . M . hasta que los buques enemigos se c o l o caron fuera de su alcance, habiendo consumido 40 p r o yectiles. Durante el combate no ha ocurrido desgracia alguna que lamentar. Me es grato recomendar a V . S. el entusiasmo de los jefes, oficiales e individuos de tropa que sirven bajo mis órdenes. Dios guarde a V . S. C A M I L O N.

CARRILLO.

Al señor Coronel Jefe de Estado Mayor Jeneral del primer ejército del Sur.

Arica, Febrero 29 de 1SS0. Señor Coronel: Tengo el honor de poner en conocimiento de V . S. que en la mañana de hoi se encontraban fuera del puerto los buques enemigos Blanco Encalada, Huáscar i Andamos. A las 10 A . M. hicieron rumbo al fondeadero, i a las 11.50 el segundo i tercer buque rompieron sus fuegos sobre la población a una distancia variable de 5 a 6,000 m e tros. Aunque tenia el convencimiento de que, nuestros proyectiles no podían recorrer esa distancia, ordené contestar haciendo tres disparos con los cañones Parrot i V a vasseur, cuyas balas no alcanzaron al enemigo. Con este motivo resolví no hacer fuego, i esperar que los buques se aproximasen al alcance de nuestros cañones, pues no era prudente consumir inútilmente nuestras municiones. Bajo estas condiciones continuó el enemigo sus disparos, hasta las 12.22 en que cesó de hacer fuego sobre la población i el Morro. A las 3.5 P. M. el Huáscar i el Angamos rompían nuevamente sus fuegos en distintas direcciones, conservándose a una distancia que nunca fué menor de 5,000 metros. A las 5.10 P. M. cesaron los fuegos del euemigo después de haber arrojado 58 b o m b a s , que no han causado daño alguno en las baterías. Habiendo venido el Jeneral en Jefe i V . S. en distintas horas del dia, han podido presenciar la actitud digna de los jefes, oficiales i soldados que se encuentran a mis órdenes. Se han presentado para ayudarme en todas las necesidades del servicio, el señor jeneral de división don Juan Buendia, teniente coronel don José Manuel Pando, injeniero señor E l m o r e , teniente 2. ° don Ismael Meza, con los marineros de la capitanía i varios jefes i oficiales que c o n s tan de la relación adjunta. A s í m i s m o se ha presentado con una sección de la ambulancia el doctor don M i g u e l D a n z , que se ha situado de un m o d o conveniente. Dios guarde a V . S. CARLOS

N.

CARRILLO.

Al señor Coronel Jefe de Estado Mayor Jeneral del primer ejército del Sur.

Arica,

Marzo

1. °

de

1880.

En cumplimiento de mi deber tengo el honor de poner en conocimiento de V. S. que al amanecer se avistaron frente al fuerte dos buques enemigos i una laucha a vapor, los cuales se dirijieron a la bahía, rompiendo sus fuegos ei vapor Angamos a las 11.15 A . M . i a la distancia de 5,400 metros, retirándose a las 12. M. El monitor chileno Huáscar acompañado del Angamos, rompen nuevamente sus fuegos a la 1 P. M . couservando siempre la distancia nunca menos de 5 a 6,000 metros, hasta las 5.55 P. M. en qne cesaron por c o m p l e t o . A m b o s buques han hecho 19 tiros en distintas direcciones sin c a u sar daño alguno a las baterías de mi mando. La artillería del Morro no ha contestado a los cañonazos del euemigo por haber estado fuera del alcance de sus p r o yectiles, c o m o habrá notado el señor Jeneral en Jefe del primer ejército del Sur en distintas ocasiones en que ha estado en estas baterías.

383

SESTO.

N o pasaré desapercibido sin comunicar a V . S. que a las 8 P . M . se divisaron algunos destellos de luz eléctrica en los buques enemigos, i a esa m i s m a hora hicieron fuego con una ametralladora, los que terminaron con un tiro de cañón sin bala qne se hizo en ese m o m e n t o . L a ametralladora, al mando del capitán clon Ricardo U g a t t e , se ha situado convenientemente. Dios guarde a V . S. CAMILO

N.

CARRILLO.

Al señor Coronel, Jefe de Estado Mayor Jeneral del primer ejército del Sur.

Arica, Marzo 4 de 1880. Señor Coronel: Participo a V. S. que los buques enemigos Angamos i Huáscar, principiaron, el primero a las 11.30 A . M., a hacer fuego en distintas direcciones, i el segundo a la 1.30 P. M., habiendo disparado ambos buques 23 tiros, sin que haya ocurrido desgracia alguna en las baterías de mi m a n do, apesar de haber caido algunas bombas sobre el Morro. Estando decidido a no hacer fuego con nuestras baterías sino en el caso de aproximarse a tiro algunos de los buques euemigos, i habiéndose acercado hasta 3.200 metros el Huáscar a las 2.15 P. M., ordené disparar cuatro tiros con el cañón Vavassenr. L o que tengo el honor de poner en conocimiento de V . S. CAMILO

N.

CARRILLO.

Al señor Coronel Jefe de Estado Mayor Jeneral del primer ejército del Sur.

Arica,

Marzo

1.°

de

1880.

L o s buques enemigos Angamos i Huáscar rompieron sus fuegos a las 12.53 P. M, conservando siempre una distancia nunca menor de 6.000 metros, habiendo disparado en el dia con algunos intervalos nueve tiros, sin que haya ocurrido desgracia alguna en las baterías de mi mando. E n presencia del señor Jeneral en Jefe del ejército, a las 6.15 P. M. se hicieron dos tiros con los cañones Parrot, cnyos proyectiles recorrieron una distancia de 5.000 m e tros. L o que tengo el honor de poner en conocimiento de V. S. Dios guarde a V . S. CAMILO

N.

CARRILLO.

Al señor Coronel Jefe de Estado Mayor Jeneral del ejército del Sur.

PARTE D E LCOMANDANTE D ELAS

BATERÍAS D E L NORTE SO-

B R E E L C O M B A T E D E L 27.

Comandancia

Jeneral

de artillería

en

campaña.

A las 8 A . M. del dia de hoi, me constituí c o m o de c o s tumbre en los trabajos de fortificación de campaña que están bajo mi dirección, i estando allí me llamó la atención la proximidad del Huáscar a las baterías del Morro, i desde ese momento creí inevitable un combate, el que no se dejó esperar, pues a las 9 A . M . rompió sus fuegos dichas baterías. Inmediatamente pasé a las baterías del Norte a c o m p a ñado del sarjento mayor don Pedro Ugarteche, del injeniero señor Teobaldo Eléspuro, del secretario de esta c o mandancia sarjento mayor graduado don Ernesto Diez Canseco i del ayudante subteniente don M. Jerardo Soria, donde encontrando a V . S. me ordenó tomar el mando de dichas baterías. Constituime en las de Santa Rosa, que fué la primera en hacer fuego a las órdenes del sarjento mayor U g a r t e c h e , servida por la 1. compañía de la brigada del Norte i 3 . de la brigada de campaña, mandadas por el sarjento m a yor graduado don Nicanor García Goitizolo, siendo i n m e diatamente la de San José, servida por la 4. compañía de la brigada de artillería de campaña, mandada por el capitán graduado don E l o i Caballero, i bajo las órdenes del 2. ° jefe de dicha brigada, sarjento mayor don Manuel d

5 3

a


384

G U E R R A

D E L

Martínez; i la del D o s de M a y o , servida por la 5 . i 3. compañía de la brigada Norte, a las órdenes del comandante de las baterías teniente coronel don Juan P a b l o A y l l o n . E l combate continuó contra el Huáscar i la corbeta Magallanes, que se le unió poco después, hasta las 10.30 A . M . , dando comienzo de nuevo a las 11 i terminando a las 4 P. M. por haberse puesto el enemigo fuera de tiro, huyendo del monitor Manco-Capac i de los fuegos del morro i baterías del Norte, haciendo los liltimos disparos la de San José. Los proyectiles arrojados por estas baterías ascienden a 4 0 : 13 huecos i 3T sólidos, siendo satisfactorio anunciar a V . S. no haber ocurrido novedad durante el tiroteo. E l benemérito señor Contra-almirante i V . S., testigos oculares, habrán quedado complacidos del entusiasmo i valor de los que combatieron bajo mis órdenes en las baterías del Norte. L o que tengo el honor de poner en conocimiento de V . S. para los fines que estime convenientes. Dios guarde a V . S. 0 3

A R N A L D O

5 3

PANIZO.

Al señor Coronel Jefe fie Estado Mayor Jeneral.

MONITOR

"MANCO-CAPAC."

Señor Coronel: E l que suscribe, c o m a n d a n t e del espresado, tiene el h o n o r de p o n e r en c o n o c i m i e n t o de V. S. las ocurrencias habidas durante el dia de ayer. A l amanecer, c o m o el horizonte estuviera despejado, i n o se hallara a la vista b u q u e e n e m i g o a l g u n o , se p r o c e dió después de llamada la j e n t e , a efectuar la policía i n terior, a la vez que h i c e achicar el agua de las lanchas q u e sirven d e defensa. A las 6 A . M. el Morro anunció dos vapores por el Sur, i r e c o n o c i d o s de a b o r d o resultaron ser el Huáscar i el Angamos q u e venían en d e m a n d a del puerto. Inmediatam e n t e se avivaron los fuegos de las calderillas, para m o ver la torre i la j e n t e o c u p ó su puesto de c o m b a t e . A la 1 estando el Angamos c o m o a 4,800 yardas, r o m p i ó sus fuegos sobre la población h a b i e n d o h e c h o 4 disparos hasta la 1.12 P. M. A las 2.22 i 2.2G h i z o el Huáscar dos tiros a b o m b a d i rijidos sobre el m o n i t o r i q u e caj'eron a inmediaciones de nuestra proa i a m u r a de babor. A las 5.33 disparó el Angamos un tiro sobre la p o b l a ción, i a las 5.43 otra b o m b a . A las 6.5 h i z o u n n u e v o disparo a bala, el cual pasó m u í inmediato a la parte s u perior de nuesta torre, i fué a caer por entre los botes fleteros, fondeados a inmediaciones del muelle. C o m o 15 minutos después disparó el Morro con un c a ñ ó n Parrott, sobre el Angamos viéndose caer la bala m u i cerca de su popa; i a las 6.28 hizo un n u e v o disparo sin haberse l o g r a d o ver d ó n d e c a y ó la bala. A estos tiros contestó el Angamos c o n uno a b o m b a que cayó en la A d u a n a . A las 6.45 se alejaron del puerto ambos buques, perdiéndose de vista p o c o después, entre la oscuridad. Desde este instante, i c o m o de costumbre, se t o m a r o n a b o r d o las providencias diarias para el rechazo de c u a l quiera agresión, o c u p a n d o la j e n t e sus puestos d e a b o r daje i c o m b a t e al m a n d o de sus respectivos oficiales; cargados los cañones a metralla u n o i-a bala otro, i c o n servando la presión suficiente para la p r o n t a m o v i l i d a d de la torre en un m o m e n t o dado. D u r a n t e el dia i una vez que se enfrió la caldera grand e d e estribor, se emprendieron activamente los trabajos que hai que hacer en ella, consistentes en una rajadura en la primera hornilla de proa, A las 5 i c o n el fin do procurar un descanso a la caldera grande de babor, fué apagada; por manera que en la actualidad solo tenemos encendidas las dos calderas chicas. La n o c h e trascurrió sin n i n g u n a n o v e d a d : i n o o c u r -

PACIFICO.

riendo en la mañana otra circunstancia q u e la de estar n u e v a m e n t e a la vista el Huáscar i el Angamos participólo a V. S . en c u m p l i m i e n t o de mi deber. D i o s guarde a V. S., señor Coronel Jefe de Estado M a v o r Jeneral. JOSÉ

SÁNCHEZ

LAGOMARSINO.

Al señor Coronel Jefe de Estado Mayor Jeneral del primer ejército del Sur.

MONITOR

"MANCO-CAPAC."

A l ancla, Arica,

Marzo

5 de 1880.

El q u e suscribe c o m a n d a n t e del espresado, tiene el h o nor de p o n e r en c o n o c i m i e n t o de V . S. las ocurrencias habidas en la bahía durante los dias 29 de Febrero, 1. ° , 2, 3 i 4 inclusive d e l presente. E l d o m i n g o 29 i c o m o a 9 horas de la mañana próx i m a m e n t e el Morro anunció por señales tres buques del Norte. P o c o después se percibieron en efecto, tres hum o s por ese lado, i observados se r e c o n o c i ó ser enemigos. D e los tres, u n o avanzaba rápidamente hacia el Sur i a p r o x i m á n d o s e en seguida en d e m a n d a del puerto, se notó que era el trasporte c h i l e n o Angamos. A ¡as 11.25 i hallándose este b u q u e -como a 500 yardas p o c o mas o m e n o s de la bahía, h i z o un tiro a b o m b a q u e c a y ó al pié del Morro, i sucesivamente c o n t i n u ó disparando otros mas, y a dirijiéndolos sobre este m o n i t o r , sobre la población o baterías, las que, c o m o nosotros, n o p o d í a n contestar sus fuegos, p o r razón de la e n o r m e distancia a que se hallaba el b u q u e agresor, a p r o v e c h a n d o del alcance de su artillería. A las 12.25 h i z o su ú l t i m o disparo i g o b e r n a n d o hacia el N o r t e fué a reunirse c o n su c o n v o i , que se notó estar formado por el Blanco Encalada i el Huáscar, un trasporte i una lanchita-torpedo armada de d o b l e botalón. A las 3 P. M. i a la vez que el trasporte navegaba al Sur, el c o n v o i v i n o en d e m a n d a del puerto. E n este estad o el Blanco Encalada se m a n t u v o fuera de tiro, mientras que el Huáscar i Angamos c o l o c a d o s al Sur i Norte respectivamente, r o m p i e r o n sus fuegos sobre este monitor, la p o b l a c i ó n i baterías, q u e c o m o en la mañana, tampoco fué posible contestarles. El Huáscar h i z o 37 tiros i el Angamos 15 tiros. A las 5.5 se alejaron del puerto i volvieron a reunirse c o n el Blanco Encalada i lancha-torpedo. Hasta el anoc h e c e r se les observó hacia el N o r t e del puerto i próxim a m e n t e a tres millas d e distancia. D u r a n t e el dia la tripulación i oficiales se m a n t u v i e r o n en sus puestos de c o m b a t e . E n la n o c h e se les distribuyó convenientemente armados i m u n i c i o n a d o s , al m a n d o de sus respectivos oficiales i en condiciones para rechazar cualquier ataque, ya de abordaje o torpedos; la j e n t e de la artillería perm a n e c i ó al pié de los cañones, de los cuales turo estaba cargado a metralla i el otro a bala rasa. La lancha-torpedo enemiga se vio varias veces mui cerca del puerto. A las 7.20 P. M. u n o de los buques enemigos disparó u n tiro a bala; i sucesivamente se sintió la detonación del fuego de ametralladoras, por tres puntos distintos i por un largo intervalo de tiempo, ignorándose que causa motivara entre ellos tal alarma: n o o b s t a n t e ' s e tomaron a b o r d o todas las providencias indispensables para repeler cualesquiera agresión, caso de que aquel fuego hubiera sido u n ardid del e n e m i g o para distraer nuestra atención. \ D u r a n t e el resto de la n o c h e , la lancha a vapor Lorata, | a cargo de u n guardia-marina i su respectiva dotación, ; hacia su ronda a una distancia c o n v e n i e n t e del buque, mientras que en él se observaba la mas rigurosa i estricta vijilancia. : A l amanecer del lunes 1. ° se distinguieron a la boca j del puerto i n a v e g a n d o en d e m a n d a de él, el Huáscar, | Angamos i lancha-torpedo. ! En este dia c o m o en el anterior, i a diferentes intervaI los de tiempo, d i c h o s buques han h e c h o fuego sobre_ la ¡ población, el m o n i t o r i el Morro, siempre fuera de tiro.


CAPÍTULO

SESTO.

385

La j e n t e , c o m o d e costumbre, e n sus puestos d e c o m b a t e ; Arica, Febrero 27 de 1880. i conservándose en la m á q u i n a la presión suficiente para Señor Prefecto: guiar la torre en u n caso dado. A u n q u e V . S . conoce por los diversos telegramas que he En la n o c h e n o ocurrió n o v e d a d . tenido el honor de dirijirle, los principales incidentes del A las 5 A . M. del martes 2 se avistaron al N o r t e d e l combate que ha tenido lugar entre las fortificaciones de puerto el trasporte Angamos i la lancha-torpedo, pero a este puerto, el Huáscar i la Magallanes, creo necesario las 6 volvieron a ser perdidos d e vista. A l m e d i o dia f o n pasar a V . S., c o m o lo hago, el correspondiente parte d e deó la corbeta inglesa Twquoise procedente del Norte. U n tallado de tal hecho. oficial fué m a n d a d o a su bordo para efectuar la visita d e A las 8.45 A . M. mas o menos, estaudo el Huáscar muí estilo, sabiéndose a su regreso, p o r noticias adquiridas a p r ó x i m o a la isla del Alacrán, rompió contra él sus fuegos b o r d o de eso buque, q u e en el c o m b a t e h a b i d o el 27 d e l la batería del Morro, que fueron contestados poco después pasado entre'este m o n i t o r i el Huáscar, el c o m a n d a n t e por el monitor atacado, trabándose en seguida el combate T h o m p s o n , jefe del b u q u e enemigo, habia muerto aquel entre este buque, la Magallanes, las fortificaciones de tierra m i s m o dia p o r u n a d e Jas balas d e rifles disparadas por i el monitor Manco-C.apac. la j e n t e q u e ocupaba la parte superior de nuestra torre. . Dejando al benemérito señor Jeueral en Jefe la tarea S u p o n e asimismo q u e habia esperimentado algunas ba- • de apreciar el combate de hoi bajo el punto de vista m i l i j a s m a s ; entre ellas u n guardia-marina i j e n t e d e triputar, me limitaré en este parte, a dar a conocer a V. S . las lación. averías que han cansado en la población los proyectiles enemigos. A las o so presentó el Angamos e hizo 5 disparos, q u e aunque dirijidos al monitor, llegaban n o obstante a la L a primera b o m b a lanzada por el Huáscar estalló en población. A l oscurecer se alejó del puerto. L a n o c h e j el depósito de carbón produciendo un lijero incendio, que trascurrió sin novedad. ! fué apagado inmediatamente, penetrando uno de los fragA las 7.30 A . M. del 3, se avistó el Angamos p o r el j montos en la fonda del asiático Manuel Chifu, situada a ! 40 metros de dicho depósito, que cansó lijeros destrozos en Suroeste i p o c o después el Huáscar p o r el Oeste. A las 10.2 h i z o su primer disparo sobre la p o b l a c i ó n ¡ el edificio i la muerte de este individuo, Otra b o m b a de a 3 0 0 estalló en la casa del señor don el trasporte, mientras que el Huáscar se mantenía a sota- j vento del puerto. A las 11.30, so retiró después d e hacer i Eduardo R Pueto, destrozando las habitaciones interiores 5 tiros. A las 3.28 i estando c o m o a 4,800 yardas v o l v i ó a i i maltratando lijeramente la casa inmediata del señor J . hacer un tiro a b o m b a sobre la población; p o c o después | W . Davelsber. hizo el Huáscar otro d o s c o n sus cañones pequeños, pero ! La ajencia de los señores Carlos Mackehense i C. ~ , ha sin alcanzar a tierra sus proyectiles. ! sido destrozada en parte, c o m o asimismo la del señor c o A las 5.40 hacían fuego simultáneamente a m b o s buques j mandante don Gabriel Viguetas, caballero que ha salvado de la muerte de una manera verdaderamente providencial, hasta las 6.37 en q u e se retiraron. Observándose la misma vijilancia en la n o c h e q u e en del m i s m o m o d o que el señor P. Orona que lo acompañaba. Están lijeramente averiadas las casas de los señores A b r a las anteriores, n o ocurrió t a m p o c o n i n g u n a novedad. E l ham Cornejo, don Manuel Lozano, don Lauro Grimuldos, j u e v e s 4, a las 5.45 A. M., se r e c o n o c i ó el Huáscar al don Juan M. Oviedo i el Club de la Union. Oeste-Noroeste i a las 7 se distinguió el Angamos al Suroeste. La Magallanes primero, i poco después el Huáscar, disA las 11.32 e m p e z ó este último a disparar sobre la p o - pararon S a l O bombas sobre el tren que llegó de Tacna sin causar, por fortuna, ninguna desgracia personal. E l blación i a diferentes intervalos, c o n t i n u ó h a c i e n d o fuego tren tuvo por este motivo que regresar a Tacna desde el hasta las 12. A la 1.30 se a p r o x i m ó el Huáscar e hizo 10 tiros en distintas direcciones i el Angamos 1. E n I punto denominado las Carpas. A c o m p a ñ o a V . S . la relacircunstancias de dirijirse el Huáscar p o r el Sur, el M o r - ; cion nominal de los muertos i heridos que son en número reducido, si se considera la multitud de bombas arrojadas. ro le h i z o 3 tiros, pero desgraciadamente n i n g u n o le E l entusiasmo en el pueblo i en las fuerzas ha sido i n alcanzó. P o c o después d e la puesta del sol, dispararon 6 descriptible: el benemérito señor jcneral Montero, acompatiros a b o m b a sobre la población, el Huáscar 4 i el Angañado de sus ayudantes i de su secretario, el señor Manzamos 2. nares, recorrió a caballo las baterías i el campamento del E n este dia c o m o en los anteriores, i n o obstante la ejército. circunstancia ele sor este b u q u e el blanco d e casi todos E l combate con las fortificaciones se suspendió a las 1 1 , los tiros d e aquellos, n o h a habido desgracia n i n g u n a q u e | para continuar a la 1.30 con el monitor Manco-Ca.pac que lamentar, ni sufrido daño alguno el m o n i t o r ; solo el dia se situó c o m o a 2,000 yardas de sn actual fondeadero, 1. ° i por razón d e una b o m b a q u e estalló e n este buque terminando a las 3, próximamente, con la huida de los i las lanchas q u e le sirven d e defensa, u n a d o aquéllas enemigos que a esa hora abandonaron el c a m p o , signo s e quedó m u í averiada, y é n d o s e a p i q u e p o c o después. guro de nuestro triunfo. C o m o las noches anteriores, también en la d e ayer se R e c o m e n d a m o s de un modo especial a la consideración ha c o n t i n u a d o desplegando escesiva vijilancia, p e r m a n e de V. S . , al gobernador don Domingo Manzanares i a m i s ciendo toda la j e n t e e n sus puestos d e abordaje i c o m ayudantes, el teniente don Mariano Valdivia i al alférez bate, la lancha Torata a cargo de un guardia-marina don Juan II, V a r g a s que han c u m p l i d o fielmente cuantas efectuando su ronda a inmediaciones del b u q u e . disposiciones les impartí para la conservación del orden A las 7 P. M. oLseñor maquinista participó haberse d e público, para proveer de agua a las baterías i para la trasclarado u n a via de agua en la caldera grande d e estribor, lación de. las personas indefensas a lugares seguros p r o v e de suerte q u e en la actualidad solo tenemos en ejercicio yéndoles de agua. las dos calderas chicas i la grande d e babor recien e n c e n Grato me es decir a V. S . que el orden público ha perdida, terminada la reparación q u e se e m p e z ó en la m a manecido inalterable. ñana del 29. Dios guarde a V . S. T o d o lo cual tengo el h o n o r d e participar a V . S. en :

cumplimiento d e mi deber. Dios guarde a V. S. JOSÉ

FIDEL

SÁNCHEZ

LAGOMARSINO.

Al señor Coronel Jefe de Estado Mayor Jcneral del primer ejército del Sur.

Por la sección g u e r r a . — L e s m c s TOMO

íi—49

FEDERICO

SOSA.

Al señor Prefecto del departamento de Tacna.

Garrido.

RELACIÓN

D E LOS MUERTOS DEL

I HERIDOS

A

CONSECUENCIA

COMBATE D E AYER.

Paisanos muertos.—Ambrosio Oré, Julián Osques, M e l chor A . Briceño, Adrian R o s e t o ( d e 8 años) i Manuel C h i fu (asiático.)


386

GUERRA

DEL

Heridos.—Fermín Pacheco, Julián A r a g e u , Podro R o j a s , José María Zajís, Luis Calle, Mauricio Céspedes, Manuel Coutreras, Urania Castro, señora Coutteras'i dos hijos. Militares muertos i heridos.—Del batallón Cazadores Prado, 2 soldados muertos i 1 herido, i 1 capitán herido. Guardia Arequipa, 1 muerto i 2 heridos Arica, Febrero 28 de 1880. SOSA.

Por la sección g u e r r a . — L e s m e s

Garrido.

X. Correspondencias a "El Mercurio," "Ferrocarril" i al "Nacional" de Mina sobre el combate i bombardeo de Arica, (Correspondencia a E L MERCURIO de Valparaíso.)

Rada

de Arica,

Marzo

4 de

1880.

El b l o q u e o de A r i c a estaba sostenido el 27 del presente por el Huáscar i la Magullares, que habían v e n i d o a reemplazar al Cochrane desde dos días antes, a fin d e q u e este blindado pudiera dar descanso a sus calderas i l i m piar sus f o n d o s en Pisagua o I q u i q u e . Desde el 25, dia de la llegada del Huáscar; se o c u p ó este buque en hacer prolijos r e c o n o c i m i e n t o s de la costa. El c o m a n d a n t e T h o m p s o n , arrastrado por su natural ardimiento, se acercaba cada vez mas a tierra hasta p o n e r se a tiro de c a ñ ó n de las baterías. Por fin el 27 a las 9 i minutos A . M., en circunstancias q u e regresaba del Sur el Huáscar en d e m a n d a de su fond e a d o r o , le hicieron un disparo desde la fortaleza del Morro. E l m o n i t o r se encontraba en esos m o m e n t o s a solo u n o s 1,000 metros de tierra, i viraba hacia afuera para tomar su a c o s t u m b r a d o fondeadero al Sur de Punta C h a cota. A p e n a s h u b o resonado el disparo r o m p i ó también sus fuegos el Huáscar i torció de n u e v o r u m b o al Sur para hacer frente al enemigo, mientras la Magallanes, que estaba tranquilamente fondeada fuera de la línea de tiro de los fuertes, levó precipitadamente su anclote i a c u d i ó a toda fuerza de máquina en a p o y o de su c o m p a ñ e r o . El c o m b a t e se inició encontrándose el Huáscar hacia el Sur i la Magallanes al Oeste del Morro i a unos 4,500 metros de distancia. E l c o m a n d a n t e T h o m p s o n , calculando el p o c o o n i n g ú n efecto de sus disparos sobre el Morro, dio orden a los artilleros para q u e los dirijiesen mas bien a la población, i efectivamente así se h i z o c a y e n d o todos los proyectiles en el centro ele la ciudad. La Magallanes, por su parte, dirijió sus fuegos al Morro, l o g r a n d o acertarle unos dos' tiros. El fuego de tierra era sostenido esclusivamente por la batería del Morro, sin que los fuertes del N o r t e la a p o y a sen, sin duela c a l c u l a n d o que n o alcanzarían al lugar q u e ocupaban nuestros buques. E l Manco-Capac, desde su fondeadero, secundaba de c u a n d o en c u a n d o los tiros del Morro, aunque sin n i n g ú n resultado, a causa del p o c o alcance de sus cañones. A las 9.45 se n o t ó desde la Magallanes q u e el m o n i t o r e n e m i g o caldeaba apresuradamente su máquina i se desprendía de la red de lanchas que lo rodea, pero sin moverse de su fondeadero. E n estas condiciones continuó el combate hasta las 10.30 A . M. mas o menos, moviéndose nuestros buques en distintas direcciones a fin de no presentar un blanco fijo, i alejándose lentamente en dirección a su fondeadero. A u n que las punterías de los peruanos eran muí malas, acertaron al Huáscar uu balazo en el blindaje del costado de

PACIFICO.

estribor, a popa del portalón i c o m o a dos pies sobre la línea de agua, pero sin causarle ninguna avería sensible. L a Magallanes por su parte no tuvo baja ni avería de ninguna clase durante este primer cañoneo, que puede considerarse c o m o un simple preliminar del c o m b a t e . A la hora mencionada, los disparos del Morro no alcanzaban ya a nuestros buques, i éstos tomaron tranquilamente su fondeadero acostumbrado a tres millas de distancia al Oeste-Noroeste del Morro. Durante el tiroteóse notó en la población una terrible alarma. Los habitantes huitín despavoridos a los cerros, i las tropas, formadas en columnas cerradas, se alejaban en dirección al fondo del valle. Por l o que se pudo calcular, sn número no escedia de 1,500 hombres, pues el grueso d é l a s tropas parece que se ha marchado a Tacna. Estaban anclados los dos buques chilenos cuando, tres cuartos de hora mas tarde, a las 11.15 A . M., notando la Magallanes que se acercaba el tren de Tacna, cuya vía pas a m u í cerca de la playa. Norte de la población, hizo señales al Huáscar anunciándolo. Este buque ordenó a la Magallanes que hiciera fuego sobre el tren, cosa que la cañonera chilena puso inmediatamente en ejecución, levando su ancla i acercándose a la playa. A l encontrarse a unos 5,000 metros de distancia, rompió la Magallanes s u s tiros sobre el ferrocarril, i después de tres o cuatro acertados disparos, cuyos proyectiles estallaron j u n t o a los carros, el convoi se detuvo, los pasajeros echaron pié a tierra, i el tren retrocedió hasta ponerse fuera del alcance de unestras balas. Las baterías del Norte rompieron entonces los fuegos en protección del tren, al mismo tiempo que el Huáscar se acercaba para apoyar a la Magallanes, trabándose pronto un nuevo combate jeneral entre los fuertes de tierra, el Manco-Capac i las dos naves chilenas. En este segundo cañoneo se notó que las punterías de los fuertes habían mejorado notablemente respecto de las del primero, i así a las 11.45 acertaron al Huáscar uu balazo en la obra muerta del c o s í a l o de babor, frente a uno de los nuevos cañones A r m s t r o n g de a 40. La granada, después de atravesar el costado, hizo esplosiou en medio de los sirvientes de la pieza, dejando inmediatamente 14 hombres fuera de combate. Entre éstos se encontraba el j o v e n aspirante don Enlej i ó Goicolea, cuñado del heroico teniente Serrano de la Esmeralda, a quien un enorme casco de granada dio en pleno corazón, causándole instantáneamente la muerte. El joven Goicolea acababa de tomar ese mismo dia sus últimas disposiciones, con una previsión superior a su edad i con una serenidad de espíritu que denotaba en él un carácter superior. A r r e g l ó s u s papeles, puso e n un libro una dedicatoria dirijida a uu j o v e n Díaz que termina con estas palabras: " S u a m i g o muerto por la patria;" declaró que nada debia, i cuando resonaron los primeros tiros del combate, al mismo tiempo que subía muí tranquilo a la cubierta, dijo a uno de sus compañeros que había llegado ya su última hora. E l teniente Pérez, jefe de los cañones de cubierta, que se encontraba también en el lugar donde estalló el proyectil enemigo, salvó milagrosamente sin m a s q u e un leve rasg u ñ o en una oreja, aunque cayó envuelto entre los ensangrentados despojos. Fuera de las desgracias personales, la granada enemiga se llevó uno de los ventiladores de la máquina, después de romper la batayola i parte del cubichete de la cámara de oficiales. E l Huáscar entonces alargó la distancia que lo separaba de las baterías, mientras la Magallanes permaneció audazmente por mas de 20 minutos arrostrando el fuego de los cañones enemigos a unos 3,500 metros mas o menos. Tuvo, sin embargo, la fortuna de no ser tocada por níu-


CAPITULO

SESTO.

38:

gnn proyectil, hasta que el Huáscar le ordenó que alargase las distancias. A s í lo efectuó el comandante Condell, c e sando entonces el fuego de los cañones de tierra, El Huáscar hizo en seguida señales pidiendo nn cirujano i ordenando fondear, lo que efectuaron ambos buques directamente al Sur de Punta Chacota, es decir, dentro de la línea de tiro de los fuertes. Pero c o m o las baterías del Norte continuaran aun h a ciendo disparos, c o m o algunos proyectiles cayesen mui cerca de los buques, hizo el Huáscar nuevas señales para c a m biar de fondeadero, i entonces tomaron uno situado a mayor distancia de tierra. Eran las 12 M., i parecía que ya estaba todo terminado. Se dio descanso a la jente, que en el Huáscar no habia almorzado aun. i el comandante Condell fué a bordo del m o nitor a departir con el comandante Thompson sobre las peripecias de los dos pasados cañoneos.

E l Manco-Capac, mientras tanto, se encontraba a solo 200 metros de distancia, i con sus grandes cañones de bala esférica de a 500 libras, lanzaba sobre su adversario repetidos disparos que resonaban con estrepitoso fragor contra los flancos de nuestra nave. Para m a y o r desgracia, el Huáscar habia q u e d a d o d i rectamente de proa sobre el Manco- Capac, de manera que n o podia hacer uso de los cañones de la torre. Pero a b o r d o del m o n i t o r e n e m i g o debia ser m u i grande la alarma i m u i desesperadas las resoluciones, pues se n o t ó que en su costado de babor tenia izada una l a n c h a t o r p e d o llena de tripulantes, que en esos m o m e n t o s trataban de echar al agua. El Huáscar r o m p i ó entonces sobre ella un nutrido fueg o de ametralladora i fusilería, i en p o c o s m o m e n t o s q u e d ó desierta la lancha i despejada la cubierta del m o -

De repente se notó desde a bordo de la Magallanes qne el Manco-Capac, anclado a la derecha del Morro, dejaba su fondeadero i se dirijia hacia el Huáscar, con el objeto evidente de arrastrarlo a un nuevo combate contra las fortalezas enemigas. E l comandante Condell se fué inmediatamente a bordo de su buque apenas tuvo noticias de lo que sucedía, i las dos naves chilenas levaron apresuradamente sus anclas. E l Manco-Capac, mientras tanto, permaneció largo rato parado i en observación, al Norte de la isla del Alacrán, esperando sin duda que se le acercasen nuestros b u q u e s ; pero el Huáscar, aunque con su ancla izada i la máquina lista, no se movia de su fondeadero, dejando que el MancoCapac se le acercase mas i mas a fin de separarlo de las baterías. L a Magallanes hizo entonces rumbo a toda fuerza de máquina sobre el monitor peruano, i una vez a tiro rompió sobre él un vivo fuego con sus dos cañones de a 70 i el de a 115, que fueron casi los únicos que empleó durante los tres combates. P e r o el Manco-Capac, desdeñando contestar los tiros de la cañonera chilena, que no podia hacer mella alguna en sn gruesa coraza, o conociendo que no podia alcanzarla con sns cañones de ánima lisa, no c o n testaba sus fuegos i continuaba navegando en dirección al Huáscar.

Este continuaba h a c i e n d o disparos c o n los gruesos c a ñones de su torre, i a las 2.30 P. M. una de las balas de a 500 libras que tocó de rebote al Huáscar, después de d e s lizarse por la regala del bote de babor i de llevarse el p a l o de p o p a d o n d e estaba c o l o c a d o el compás majistral, dio de lleno en el c u e r p o del c o m a n d a n t e T h o m p s o n , que estaba de pié sobre la toldilla, j u n t o al telégrafo de la m á quina. L a muerte fué instantánea, n o q u e d a n d o mas restos del c o m a n d a n t e del Huáscar que el brazo derecho i la cabeza. El cuerpo, r e d u c i d o a m e n u d o s fragmentos, sembró de sangre la toldilla i parte de la cubierta, pero el rostro conservó la misma espresion serena i entera q u e lo a n i m ó desde el principio del combate. Su espada, arrebatada no se sabe c ó m o con la fuerza del c h o q u e , quedó fuertemente enterrada en la cubierta, d o n d e permanece aun, mientras que el c ó d i g o de señales, c o l g a d o a su lado, q u e d ó partido de alto a bajo c o m o si lo hubiesen cortado con serrucho. El corneta de órdenes, situado j u n t o al c o m a n d a n t e , fué herido también por la m i s m a bala, o mas bien por su roce, pues lo hizo saltar desde la toldilla a la cubierta i n o puede darse cuenta de c ó m o ha salvado c o n vida. Parte de la barandilla de b r o n c e q u e d ó igualmente d e s trozada i debe haber h e c h o el efecto de un n u e v o p r o y e c til en el c u e r p o del c o m a n d a n t e T h o m p s o n . I n m e d i a t a m e n t e se acudió a izar de n u e v o la bandera, caída j u n t o c o n el palo de popa, c o l o c á n d o l a ahora en el tope del m a y o r , i t o m ó el m a n d o del Huáscar el teniente 1 . ° d o n E m i l i o Valverde.

Cuando el comandante Thompson calculó que virando por el Sur podia cortar la retirada al monitor e n e m i g o , (jecuto esta atrevida maniobra a toda fuerza de máquina, i pronto se vio qne conseguiría plenamente su objeto, arinque el Manco-Capac comenzó a virar entonces hacia el Sur con la manifiesta intención de acojerse al amparo de las baterías del Morro. P o c o antes de enfrentar al buque enemigo rompió sobre el el Huáscar el fuego con los cañones d é l a torre, i ésta pareció ser la señal de un horroroso cañoneo de los fuertes de tierra i del monitor e n e m i g o , mientras el Huáscar, circundado de h u m o por todas partes, contestaba a la vez a las baterías del Norte, al Morro i al Manco-Capac. La Magallanes, por su parte, colocada hacia el Suroeste del Morro, arrostraba gallardamente el nutrido fuego de los fuertes, en los que se supone no habrá menos de 30 a 40 cañones, a j u z g a r por lo sostenido de los disparos. El Huáscar llevaba sin embargo, adelante su hermosa maniobra, Habia }'a logrado alcanzar al monitor enemigo, i principiaba a interponerse entre él i las baterías. En esos momentos el comandante (lió orden a los cañones de la torre para que suspendiesen el fuego i apuntasen a 500 metros de distancia, mientras él viraba hacia afnera para obligar al Manco-Capac a que se separase aun mas de la costa. Pero en ese instante la máquina del Huáscar, no se sabe aun por qué motivo, dejó repentinamente de funcionar, i durante unos largos 20 minutos estuvo nuestro m o nitor es2)iiesto inmóvil a los tiros del enemigo.

La Magallanes, durante este tiempo, habia sostenido bizarramente el c o m b a t e , llegando a encontrarse a 3,600 metros de las baterías enemigas i a unos 600 del MancoCapac. Creyendo quizá que el c o m a n d a n t e T h o m p s o n h a b i a tenido intención de espolonear al b u q u e e n e m i g o , en la Magallanes se alistó la tripulación para un abordaje, i d u rante algunos m o m e n t o s adelantó c o n ese objeto la Magallanes hacia el m o n i t o r e n e m i g o . En esta última parte riel c o m b a t e recibió la cañonera tres balazos: u n o a flor de agua que cortó un pié al f o g o nero V i c t o r i n o Chandía; otro a la altura de la segunda cubierta de babor, una granada Parrot de a 70 que n o h i z o esplosion, i el tercero a un pié sobre la línea de flotación, que penetró por el pañol de cabos, sin causar ninguna d e s gracia personal. Otra de las balas del enemigo, atravesó la bandera d e la Magallanes i le c o r t ó la driza, i en el instante un m u c h a c h o llamado José del Carmen Calderón saltó al p i c o do mesana i clavó la bandera, al m i s m o tiempo que izaba otra al t o p e del palo. YA Huáscar, bajo el m a n d o de su n u e v o j e f e , seguía, mientras tanto, c o m b a t i e n d o c o n el m o n i t o r e n e m i g o i dio una n u e v a vuelta a su derredor disparándole c o n los


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cañones de la torre, al m i s m o t i e m p o q u e el Manco-Capac continuaba su m o v i m i e n t o d e retirada hacia tierra. En esta forma siguió a u n durante media hora el c o m bate bajo la dirección del señor Valverde, p o r q u e a causa de la ruptura del c ó d i g o d e señales n o era posible dar a la Mac/allanes aviso de ¡a muerte del c o m a n d a n t e T h o m p son a fin de q u e el capitán Oondell se hiciera cargo del m a n d o en j e f e d e las fuerzas. E n esta última parte de la lucha recibió el Huáscar tres nuevos balazos: uno en el blindaje de estribor, a proa i a la misma altura del primero, que removió las planchas e hizo saltar los pernos; otro que atravesó el palo trinquete c o m o a 10 metros de altura, i el tercero que causó algunas averías en la cocina. U n o de los cascos de granada de estos disparos hirió en la-mano derecha al comandante accidental del Huáscar teuiente l . señor Valverde. c

E l Manco-Capac se encontraba ya mui cerca de su fondeadero, i habría sido una imprudencia perseguirlo mas allá bajo los fuegos del Morro. Pero no debe haber salido mui bien librado, porque tanto el Huáscar c o m o la Magallanes le acertaron mui b u e nos tiros cuando se hallaban a poca distancia suya, aunque no es posil.de enumerar las averías que le hayan ocasionado. Eran las 3.45 P. M . cuando el Huáscar ponia a la Magallanes bandera de reunión para comunicarle la muerte del comandante T h o m p s o n , al mismo tiempo que se navegaba en demanda del fondeadero sin dejar de hacer fuego sobre el enemigo mientras se le tuvo al alcance de los cañones. P o c o después pasaba el comandante Condell a bordo del Huáscar para hacerse cargo del mando de las fuerzas bloqueadoras, i a las 8 P. M , del mismo dia despachaba a la Magallanes con dirección a l i o , al mando del teniente R o g e r s , a fin de que llevara allí la noticia del c o m b a t e . Durante los tres cañoneos hizo el Huáscar tes disparos:

los siguien-

Granadas comunes de a 300 libras Id. Palliser id Cañones de a 4 0 , antiguo i nuevo sistema

29 G 81

Total

110

Fuera de esto disparó el Huáscar 189 tiros con las a m e tralladoras Hotehkins, 398 con la Gatling i 355 de rifle. Los hechos por la Magallanesfueron los siguientes: 24 granadas comunes de a 115. 7 id. Palliser id. 1 bala sólida de a 115. 31 granadas comunes de a 04. 3 id. de segmento de a 74. 1 id. Schrapnall id. 1 id. común de a 20. 08 disparos. Las naves chilenas lanzaron, pues, durante la jornada, un total de 184 tiros de cañón. Los de los fuertes de tierra, según los cálculos mas a u torizados i prudentes, se calculan en unos 3 0 0 , porque, sobre todo, durante el tercer ataque, las balas enemigas l l o vían c o m o granizo en derredor de los finques chilenos. Así, el número total de proyectiles lanzados por una i otra parte durante la jornada, asciende por lo menos a 500. A p e n a s tuvo el A l m i r a n t e c o n o c i m i e n t o del c o m b a t e d e A r i c a i ele la muerte del c o m a n d a n t e T h o m p s o n , se apresuró a dar la siguiente orden del dia c o n fecha 28 d e Febrero: " E l m o n i t o r Huáscar i la cañonera Magallanes batieron ayer durante G horas consecutivas los cañones del m o n i -

tor e n e m i g o Manco-Capac i los d e las baterías d e Arica. Este n u e v o c o m b a t e , tan desigual c o m o glorioso, ha permitido u n a vez mas apreciar lo q u e p u e d e n el patriotismo i el sentimiento del deber q u e animan h o i dia a los defensores d e Chile, pues son esos sentimientos los que hicieron posible la valerosa defensa d e nuestras débiles naves ante las fuerzas harto superiores d e las fortalezas enemigas. A l espresar nuestros parabienes a los gloriosos c o m b a tientes d e Arica, d e b e m o s , sin e m b a r g o , llorar la muerte do su n o b l e i bravo j e f e , el c o m a n d a n t e T h o m p s o n , que c a y ó herido de muerte c u a n d o atacaba audazmente al b u q u e enemigo. S u memoria, c o m o la d e los valientes q u e cual él cayeron en la acción, debe servir d e guia i ejemplo a los tripulantes de las naves chilenas en la presente campaña." D e b e m o s agregar que el A l m i r a n t e ha m a n d a d o iniciar un sumario para averiguar si ha habido culpabilidad en la falta que se n o t ó en la máquina del Huáscar el dia del combate. La oficialidad del Huáscar q u e se e n c o n t r ó presente en la f u n c i ó n del 2 7 es la q u e sigue: Muerto.—Capitán de fragata, d o n Manuel T. T h o m p son. Herida leve.—Teniente 1. ° , d o n Emilio Valverde. Tenientes 2. : d o n J u a n d e D i o s R o d r í g u e z , d o n Carlos K r u g , d o n T o m a s 2. ° Pérez i d o n F e r n a n d o G ó m e z . Guardia-marina, d o n Gaspar García. Muerto.-— Aspirante, d o n E u l o j i o Goicolea. Aspirantes: don Martin F. O l m e d o , d o n Jorje Hernández i d o n D a v i d R o d r í g u e z . D o c t o r , d o n P e d r o V. O'Rian. Contadores l . : d o n David R o d r í g u e z i d o n Osear Goñi. A y u d a n t e d e contador, d o n R i c a r d o 2. ° Muchall. Injeniero 1. ° , d o n D a v i d Glover, Id. 2. ° , d o n Pablo R e b o l l e d o . Injenieros 3. : d o n Kafael A s t o r g a i d o n Fructuoso Vargas. L a oficialidad de la Magallanes era el m i s m o dia la siguiente: Comandante, capitán de fragata don Carlos Condolí. S e g u n d o comandaute, teniente 1 . ° don T o m a s Rogers. Tenientes 2 . " : don A n t o n i o Marazzi i don Horacio U r meneta. Guardia marina, don R ó m u l o A . Medina. Piloto 2 . ° , don R a m ó n Osorio. Cirujano 1. , don Luis Aguirre O. Contador, don D o m i n g o L ó p e z . Injeniero 2. ° , don J. Severo Coro. Injenieros 3 . : don Manuel R o m e r o i don José del Carmen Muñoz. 0S

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5

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0S

Aspirantes: don Víctor Fernandez, don Alejaudro E s cobar, don Manuel A n t o n i o Castro i don Eduardo Ibañez. A consecuencia del fallecimiento del comandante Thompson se han hecho los siguientes n o m b r a m i e n t o s : Comandante del Huasca/; el capitón de fragata don Carlos Condell, que era de la Magallanes. Comandante de la Magallanes, el capitán de corbeta don Miguel Gaoua qne era segundo del Cochrane. I segundo comandante del Cochrane, en reemplazo del señor Gaona, al tenieute 1. ° del m i s m o buque don Juan M . Simpson. E l 29 amanecieron en Arica, fuera del Huáscar, el Aligamos, el Blanco Encalada i l ¡tata. El buque almirante venia a dejar establecido el bomb a n ! 'o del puerto i el Itata pasaba para llevar a Pisagua e Iquique a los heridos i conducir allí los restos del comandante Thompson i del aspirante Goicolea. e


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SESTO

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zá la esperanza de que nuestros buques cometerán la E l b o m b a r d e o del puerto fué iniciado el 29 en la.mañana por el Angamos en presencia del Blanco Encalada, c o - tontería de acercarse a tiro. locándose el buque chileno a unos 7,000 metros de tierra, al lado Suroeste del Morro i rompiendo desde allí sus fueFuera de este entretenimiento, el 2 d e ! presente le tocó gos sobre las baterías i la población. al Huáscar hacer una presa. E l m i s m o dia a la 1.30 P. M. principió también el E l dia 1. ° , al ponerse el sol, fué avistado un buque de Huáscar a secundar los fuegos del Anejamos con sus cañovela que navegaba c o n dirección al puerto. A l ver allí dos nes A r m s t r o n g de nuevo sistema, desde una distancia de vapores, viró inmediatamente hacia afuera, perdiéndose 6,000 metros. l u e g o de vista. El Huáscar emprendió entonces su persec u c i ó n ; pero habiendo entrado la n o c h e , i sin que el b u El Morro i las baterías del Norte contestaron los fuegos de nuestros b u q u e s ; pero los tiros de aquél salvaban a p e - que de vela encendiese los faroles de ordenanza, fué i m posible seguirle los pasos. nas las dos terceras partes de la distancia, mientras que los de las segundas se quedaban todos en la mitad del A l m i s m o tiempo se sintieron en la bahía algunos tiros camino. de ametralladora del Angamos, i el Huáscar, temeroso de algún accidente, a b a n d o n ó la caza del buque sospechoso. Pronto hubieron de callarse, en vista de su ineficacia para no hacer un inútil derroche de pólvora, mientras Pero al dia siguiente al amanecer fué de n u e v o avistael Huáscar i el Angamos continuaban tranquila i concien- do, i a las 6 se encontraba ya el Huáscar a su costado. zudamente su obra de destrucción. Era la barca británica Knight Templar, procedente de Liverpool, c o n 110 dias do viaje i c o n destino a Arica. A las 4.30 P. M. había disparado el monitor chileno unos 35 proyectiles i otros tantos el Angamos. L a mayor A l hacérsele la visita se n o t ó que traia a bordo una parte de el los iban a caer en la ciudad; pero c o m o las ca- gran cantidad de dinamita, carbón i algunos artículos de sas de Arica son jeneralmente de adobes, hasta la fecha c o n t r a b a n d o de guerra. C o m o a la fecha de su salida de no se ha propagado ningún incendio. | Liverpool, en N o v i e m b r e , era ya c o n o c i d o el estado de | nuestras relaciones c o n el Perú, la Knight Templar fué En la noche hicieron los peruanos una tentativa para | detenida en A r i c a bajo la custodia del Huáscar. C o n t r i b u y ó a hacer mas sospechosa la c o n d u c t a de la vengarse del cruel tormento a que se vieron sujetos duran- ¡ | Knight Templar la circunstancia de que habiéndole pedite el dia. d o por señales la Turquoise, corbeta británica anclacla en C o m o a las 8 se avistó por la popa del Huáscar una lancha pintada de p l o m o que se acercaba sijilosaniente sin j esos m o m e n t o s en la rada, su procedencia i destino, la contestar a las voces que se le daban de a bordo. Inmedia- i Knight Templar n o le dio contestación alguna. mente se rompió sobre ella un nutrido fuego de ametrallaE n la m i s m a tarde fué m a n d a d o este buque a P a c o c h a , doras que la ahuyentó al instante; pero esto no impidió que ; r e m o l c a d o por el Tolten, a fin de que allí se t o m e d c c l a volviese de nuevo a la carga una hora mas tarde. i ración a los tripulantes i se determine lo que debe hacerSe le hizo el m i s m o saludo que en su anterior visita, i j se c o n él. desde entonces no ha vuelto a dejarse ver. Parece que la misma noche se acercó al Angamos con i n - i De las declaraciones tomadas a los tripulantes del buque tenciones sospechosas; pero c o m o de a bordo de este buque ; apresado resulta que trae a su bordo contrabando de guerle hicieron fuego, pues estaban listos para recibirla, se d e ra destinado al enemigo. Hasta ahora solo se ha descucidió a abandonar su tentativa. | bierto una cantidad de dinamita, algunos obturadores i Ha i motivos para creer que aquella embarcación, seria | cierto número de espoletas, pero se cree que bajo su caralguna lanchitaa vapor mandada con torpedos por los p e - I "•amento de carbón traiga ocultos algunos cañones. ruanos para procurar aplicárselos a nuestros buques i que ¡ Se agrega que algunos tripulantes han declarado, que quizás estaba dirijida por algún estranjero envalentonado | vienen en camino dos buques mas con el mismo destino, con la seguridad de una buena p r i m a ; pero en las noches | también cargados de elementos de guerra para los pesiguientes no ha vuelto a aparecer, i mui bien le ha estado ruanos. su eclipse. De las declaraciones consta que la Knight Templar salió de Liverpool el 14 de Noviembre de 1879 para Arica en derechura; i t a n c o m p r o m i t e n t e s deben haber resultado l a s Tanto el dia siguiente, 1. ° de Marzo, c o m o el 2, el 3 i confesiones, que el buque va a ser mandado a Valparais o hoi, ha continuado en la misma forma el bombardeo del a cargo del capitán de corbeta don Constantino Raimen, puerto. segundo comandante del Abtao, con algunos hombres de El Angamos se sitúa al lado Sur del Morro i dirije sus tiros a ese fuerte, a fin de que las balas que no den sobre él v a - la tripulación de la nave. yan a caer sobre la población. H a tenido jeneralmente mui acertadas punterías, que prueban la escelencia del hermoso cañón que se le lia montado. A y e r sobre todo, colocado c o mo a 9.000 metros de distancia del Morro, asombró con su alcance i precisión a todos los que presenciaban aquella interesante prueba de artillería, que puede ser el preludio de otras mas interesantes aun, i en lugares donde las granadas encuentren pábulo para mantener su llama. El pueblo de Arica se ve completamente abandonado por sus pobladores. En muchas casas flamean banderas estranjeras, sobre todo italianas, i con tanta profusión, que Arica no parece población peruana. Desde la distancia a que se colocan nuestros buques no es posible, sin e m b a r go, hacer distinciones, i peco a poco irán siendo destruidas todas las casas. Solo en el Morro se ve una guarnición permanente de tropas, que procura aprovechar los momentos en que nuestros buques se colocan a tiro para lanzar sobre ellos a l g u nos tardíos disparos. H o i lanzaron tres sobre el Huáscar, con m i alcauce m á x i m o de 4,000 metros. Ahora parece q u e tratan ele colocar allí un Vavasseur, cuyo alcance p u e d e llegar a 5,000 metros, abrigando q u i -

Con fecha 1. ° del actual ha sido nombrado Comandante Jeneral de A r m a s i Gobernador marítimo de l i o i Pacocha el coronel don Samuel Valdivieso. Al dia siguiente de tomar posesión de su cargo dio el señor Valdivieso el siguiente decreto, que fué promulgado por b a n d o : "Samuel dante lio.

Valdivieso, Coronel del ejército de Chile i Comande armas de las plazas militares de Pacocha i>

E n uso de las facultades que me están concedidas, d e creto: 1 . ° Queda absolutamente prohibido en rodo el recinto de mi mando la venta de licores, bajo la multa de 50 pesos \ al contraventor. \ 2 . ° L o s despachos, cafées i establecimientos públicos i se cerrarán a las 9 de la noche, bajo la multa de 25 pesos ! o 50 dias de prisión impuesta al infractor, j 3. ° De la fecha en 24 horas pasarán a inscribirse a esta | Comandancia todos los individuos de cualquiera imcioua-


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GUERRA

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litlad qne sean i que no reconozcan cuerpo o no sean e m pleados públicos. 4. ° E l que en el plazo indicado no se presentare a dicha Comandancia, será considerado c o m o espía i castigado con arreglo a las leyes. I para que llegue a conocimiento de todos, pnblíqnese por bando i fíjese en los lugares de costumbre. Pacocha, Marzo 2 de 1 8 8 0 . — S a m u e l Valdivieso." E n cumplimiento del anterior decreto se han matriculado hasta la fecha unos 100 estranjeros, entre ellos 8 p e ruanos. L a misma Comandancia de armas ha prohibido salir fuera de los límites urbanos de la población sin un permiso especialísimo i que no se concederá a estraños del ejército. E L

CORRESPONSAL.

(Correspondencia a E L FERROCARRIL de Santiago.)

Pacocha,

Febrero

28.

Con gran sorpresa se vio entrar en la mañana de hoi a la cañonera Magallanes con bandera a media asta, en señal de duelo. Todos se preguntaban qué podia ocurrir, i la ansiedad aumentó cuando el Blanco, i después los demás buques, ponian sus.banderas a media asta. Habiendo obtenido un bote fuimos a bordo de la Magallanes i hablamos con sus valientes oficiales. H é aquí lo que supimos: E l Huáscar venia del Sur a tomar su fondeadero en A r i ca, reconociendo al m i s m o tiempo la costa i siendo de advertir que todos los dias fondeaban los blindados a tiro de cañón del Morro. A las 9 A . M., mas o menos, se acercaba a la costa, dejando na poco atrás a la Magallanes, cuando del Morro dispararon sobre él cuatro cañonazos, que nuestro blindado se apresuró a contestar. Inmediatamente la Magallanes dejó su fondeadero para ir en apoyo del Huáscar que recibía además los disparos del Manco-Capac, empeñándose luego.un reñido combate entre oí-Huáscar i la Magallanes por una parte i las baterías del Norte i Sur, i el monitor peruano por la otra. E l Huáscar disparaba sobre el Morro i sobre el m o n i tor, cayendo a la población una granada que debió producir un principio de incendio i causar algunos daños, pues se distinguía una gran humareda. E l tiroteo duraría hasta las 10, una hora mas o menos. Los fuegos cesaron por ambas partes: pero c o m o a las 11.30, notando que el tren de Tacna, que tenian orden nuestros buques de detener, se acercaba a la ciudad, la Magallanes hizo señales anunciándolo i el Huáscar le ordenó hiciera fuego, lo que ejecutó con tan certeras punterías, que obligó al tren a detenerse i retroceder en seguida a todo escape, saltando los pasajeros a tierra para ocultarse. Entonces las baterías del Norte trataron de protejer la línea i el tren, disparando sobre nuestros buques, repitiéndose el tiroteo por espacio de media hora, volviendo el Huáscar i la Magallanes a sus fondeaderos, a distancia de 5,500 metros mas o menos, en cuya disposición las baterías del Norte siguieron haciendo fuego con mui buenas punterías. Entonces se cambió de fondeadero, sin intención de c o n testar los fuegos, pues se había conseguido el principal objeto, cual era detener el tren. El Huáscar recibió en este segundo combate m i balazo po.' el costado de babor, en la obra muerta, matando al a s pirante, señor E. Coicolea, cuñado del heroico Serrano qne sucumbió a bordo del m i s m o Huáscar cuando el glorioso combate de Iquique, i a un marinero e hiriendo a once marine/os, salvando milagrosamente el teniente 2. ° P é r e z , (pie cayó confundido con los muertos i heridos, sacando un rasmillón en la oreja izquierda cansado por un casco de granada. El segundo comandante del Huáscar, señor V a l verde, recibió un astillazo en la mano derecha, siendo leve la herida.

PACIFICO.

A las 2.30 mas o menos c o m e n z ó a alejarse de su fondeadero el Manco-Capac i se mandó qne todo el mundo estuviera en sus puestos, listos para un nuevo combate, i acercándose hasta tiro de cañón, el Huáscar viró hacia el Sur i c o m o a 800 metros mandó romper los fuegos, que eran de los mas certeros. E l Manco-Capac gobernó, hacia el Norte, siempre al a m paro de las baterías. El Huáscar, admirablemente mauejado. hizo una intrépida i espléndida maniobra, dirijiéndose sobre el monitor para cortarle la retirada, soportando valerosamente los fuegos de las baterías. Estando c o m o a 200 metros del monitor peruano i cuando ya se dirijia para darle el espolonazo, se notó que del costado de aquel se desprendía una lancha-torpedo, lo que hizo cambiar de r u m b o , rechazando a la laucha con fuegos de fusilería i ametralladoras, que debieron causarle serios estragos. E n esos m o m e n t o s una bala del Manco-Capac se llevó al d e n o d a d o c o m a n d a n t e Manuel T h o m p s o n , m a t á n d o l o en el acto i d e j a n d o la cubierta sembrada c o n sus restos. La bala le llevó el estómago i p e c h o , q u e d a n d o sobre cubierta el c o r a z ó n de aquel valiente, que saltó solo a un lado, la cabeza, los brazos i las piernas. L a m i s m a bala se llevó el palo de mesana, el compás de p o p a i la bandera, que fué al p u n t o reemplazada. Al caer el c o m a n d a n t e , lo reemplazó Valverde. El Huáscar, al recibir ese balazo, g o b e r n ó hacia afuera disparando sobre el m o n i t o r casi a boca de j a r r o i esquiv a n d o el torpedo. L a Magallanes se acercó entonces hasta 600 metros, mientras el Manco-Capac volvía a su fondeadero cuan lijero le era posible. El Huáscar seguía alejándose, disparando siempre sobre las baterías i el monitor, q u e d a n d o la Magallanes sosteniendo, por mas de m e d i a hora, los fuegos, que fueron luego apagados, cesando el tiroteo a las 3.30, disparando el Huáscar los últimos cañonazos c o n sus piezas de a 40, q u e por su largo alcance hacian llegar los proyectiles hasta la población. Durante las 2 primeras horas de este glorioso combate en que un solo blindado i una cañonera de madera hicieron apagar los fuegos de formidables baterías i hacer huir a u n monitor, la Garibaldi, b u q u e de guerra italiano, se aguantó en su fondeadero, n o recibiendo casualmente daño n i n g u n o . La cañonera francesa Chasseur, después del primer tiroteo, salió a c o m u n i c a r c o n nuestros buques, manifestándose su c o m a n d a n t e m u i o f e n d i d o c o n los peruanos por haber roto el fuego sin previo aviso i c u a n d o el blind a d o iba a tomar el fondeadero q u e todos los dias ocupaba el Coclirane. Los restos del d e n o d a d o c o m a n d a n t e T h o m p s o n fueron c o n v e n i e n t e m e n t e c o l o c a d o s en un barril para ser llevad o s a su patria. El c o m a n d a n t e Condell, que se trasladó al Huáscar i t o m ó su m a n d o , h i z o formar toda la tripulación, i descubiertas las cabezas, arengó a la j e n t e al guardar los despojos del valiente i arrojado comandante del Huáscar, diciéndolos q u e debían seguir el ejemplo de su n o b l e j e f e que habia m u e r t o por su patria i por su bandera, defendiendo el h o n o r nacional i el lustre nunca e m p a ñ a d o d e la marina chilena. A l caer, la cabeza del c o m a n d a n t e T h o m p s o n conservaba su altivez i n d o m a b l e i c o m o una sonrisa vagaba sobre sus labios. A s í mueren los héroes, i su muerte es llorada i sentida por toda la marina, por t o d o un ejército, p o r t o d o un pueblo! El c o m a n d a n t e Condell, tipo del valor marino, manda| ba su b u q u e desde u n o de los botes del costado para ver ¡ todo mejor, i sereno e impasible impartía sus órdenes, \ descubierta la frente, erguida la cabeza, era respetado por j las balas que silbaban cerca d e su cabeza. Según los ofij cíales de la Magallanes, n o c o m p r e n d e n c ó m o Condell no ¡ haya sido m u e r t o .


CAPITULO

U n a bala pasó entre él i el pescante q u e sostenía el bote, a m u i pequeña distancia d e su pecho, i el bravo m a rino e s c l a m ó : — Y a pasó; ¡que venga otra! La l a n c h a - t o r p e d o , al ser rechazada p o r el Huáscar, se refujió al costado del monitor, v o l v i e n d o éste a toda fuerza de m á q u i n a hacia el f o n d o d e la bahía, disparándole nuestros buques hasta q u e estuvieron mas adentro d e batería. La Magallanes recibió tres balazos: u n o a flor d e agua, cerca de la proa por el lado d e babor, e m b o t á n d o s e el proyectil e n el carbón i abriendo una via d e agua q u e luego fué tapada. L a segunda, disparada d e l Morro, entró mas arriba, p o r el lado d e babor, e n el entrepuente, llevándole una pierna al carbonero Victorino Chandía i arrastrando una gran cantidad de cables i aparejos q u e impidieron hiciera mas estragos. L a tercera pasó por la arboladura, llevándose u n cable i parte de la bandera, que fué inmediatamente reemplazada p o r otra q u e se hizo al palo mayor. C u a n d o el g r u m e t e A n t o n i o Frías, valiente m u c h a c h o , v i o enredada la bandera, pidió permiso al t e niente Marazzi para cambiarla, i trepando e n media d e las balas que llovían enarboló la otra.

SESTO

391

Serian las 8.50 p r ó x i m a m e n t e A . M . de ese día, c u a n d o 4 cañonazos h e c h o s del Morro nos hicieron encaminarnos a la orilla c o n el o b j e t o d e averiguar cuál era el blanco de esos disparos. Era el Huáscar que en ese m o m e n t o acababa d e ponerse a tiro. ¿ C ó m o es que el m o n i t o r enemigo se atrevía a ponerse al alcance d e nuestros cañones tan respetados hasta e n tonces? ¿Vino directamente a atacar? Es lo cierto q u e d e s de las 7 A . M. los vijías observaron que se ponía en m o v i m i e n t o , al parecer en d e m a n d a del fondeadero, i a las 8.50 se encontraba bajo los fuegos d é l o s cañones d e l Morro, que inmediatamente se rompieron sobre él. Talvez n o esperaba que se le hiciera fuego, pues q u e retrocedió a toda fuerza a los primeros disparos, i reflexion a n d o sin d u d a q u e n o era posible rehuir u n c o m b a t e p r o v o c a d o por él en presencia d e d o s buques neutrales, se d e t u v o i contestó. A las 9, h a b i e n d o h e c h o r u m b o u n p o c o al Norte, se puso al alcance del Manco-Capac i de las baterías d e l Norte, que dispararon sus cañones dándoles el m á x i m u n de elevación para que alcanzaran. El c a ñ ó n de a 115 d e la Magallanes lo dírijiael tenienA l m i s m o tiempo la corbeta Magallanes, q u e había te Marazzi, i el de 6-1 el teniente U r m o n e t a , teniendo a su p e r m a n e c i d o en observación a cuatro millas mas o m e n o s lado al aspirante Escobar. del fondeadero, hacia su primer cañonazo sobre la p o b l a ción. E n estos m o m e n t o s el Jeneral en Jefe a c o m p a ñ a d o de La muerte d e l valiente c o m a n d a n t e T h o m p s o n h a c a u sus ayudantes, por u n lado, i el Jefe de Estado Mayor sado profunda impresión en t o d o el m u n d o , i todos laJeneral p o r otro, desplegaban esa actividad q u e les era mentan la muerte, si bien gloriosa, del intelijente marino característica, recorrían las baterías del N o r t e i del Sur, cuyos servicios la patria esperaba todavía aprovechar i hacían salir a los batallones fuera de la población i difuncon c u y o valor e intelijoncia contaba para nuevas i g l o dían p o r todas partes el entusiasmo. riosas empresas. A s í c o n t i n u a m o s hasta las 10, p o c o mas o menos en que a m b o s b u q u e s enemigos se ponían fuera de tiro, c o En estos m o m e n t o s sale el Angamos para A r i c a i sabel o c á n d o s e frente al valle de Chacalluta. mos q u e se ha d a d o la orden de bombardear aquel puerto. A las 11, c u a n d o el tren estaba y a cerca del sitio d o n d e El b o m b a r d e o l o llevarán a c a b o el Huáscar, el Blanco, existe el casco del Wateree, c o m e n z a r o n a hacer u n n u el Cochrane i el Angamos,yendo también lanchas-torpedos. trido fuego d e artillería que felizmente n o le tocó. E l maquinista se v i o obligado a hacer retroceder la m á EL CORRESPONSAL. quina. L a m a y o r parte d e los pasajeros bajaron en ese sitio; VERSIÓN PERUANA. los restantes regresaron a Tacna. El sarjento m a y o r Martínez, segundo j e f e de la brigaArica, Marzo 9 de 1SS0. da de artillería, a quien se le habia d a d o el m a n d o do la Señor Director de E L NACIONAL: batería San José, queriendo impedir que los buques enem i g o s continuasen e n su infame tarea, les hizo fuego c o n Nos tiene U d . desde el 25 del p r ó x i m o pasado, d i a e n el o b j e t o d e llamarles la atención, sin embargo do que n o el cual se recibió en ésta por la mañana la noticia del d e s estaban al alcance d e dicha batería; lo que consiguió, traembarco de los chilenos e n P a c o c h a , en rigurosa campaña. bándose entonces de n u e v o el c o m b a t e , q u e duró hasta El Cuartel Jenoral está establecido fuera de la población, las 12, hora en q u e el Huáscar i la Magallanes so aleal pié d e la segunda batería d e l Este. jaron. El aspecto q u e presenta el c a m p a m e n t o , sin e m b a r g o EL ''MANCO-CAPAC." de que cada soldado h a f o r m a d o su tienda c o m o h a p o T o d o s c o n o c í a m o s , o creiamos c o n o c e r el estado do e s dido, es hermoso. N o m e detendré a señalar el sitio en te monitor, i habíamos r e n u n c i a d o a la esperanza de verlo que están colocadas las direcciones, p o r q u e t e m o ser i n u n día moverse i combatir; solo p o d í a m o s considerarlo discreto. Por l o m i s m o pasaré p o r alto los m o v i m i e n t o s c o m o una batería flotante, i aun así j u z g á b a m o s p o c o i m últimamente efectuados en el ejército i las demás medidas portantes los servicios que podía algún día prestar, pues tomadas p o r el Jeneral e n Jefe d e l primer ejército del que si sus cañones son d e buen calibre, en c a m b i o tienen Sur. p o c o alcance. La población está vacía; todas las familias han m a r c h a Así, pues, c u a n d o el 27 a la 1.30 P. M., lo v i m o s m o do a Tacna llevándose c o n s i g o sus muebles, etc.; tan solo verse, esperimentamos u n a m u i grata sorpresa; c u a n d o aquellas que n o contaban c o n recursos para subsistir en lo miramos d i r i j i r s e d e frente en busca del enemigo, nos aquella ciudad, han establecido sus carpas al rededor del pareció que había pasado por él de repente una transforcampamento. E l Jeneral en Jefe h a m a n d a d o ausiliar a m a c i ó n completa: que habia adquirido ajilidad, gallardía; las pobres de entre éstas c o n raciones d e carne i arroz. tan pesado i feo c o m o nos habia parecido antes. La causa d e esta situación es que el famoso Angamos U n grito d e entusiasmo se escapó del p e c h o de nuesi el Huáscar, a p r o v e c h a n d o del gran alcance de su artitros artilleros al verlo salir de ese m o d o i dol pueblo, llería, a lo m e n o s d e la del primero, b o m b a r d e a n todos los a g r u p a d o en la orilla i e n los techos de las casas. dias la ciudad. Nuestro m o n i t o r salió c o m o a tres millas dol fondeaPero antes d e o c u p a r n o s d e este b o m b a r d e o , tratemos de pintar c ó m o fué el c o m b a t e d e l 27, entre el Huáscar dero, i el c o m b a t e entre él i el Huáscar se trabó a las 2.30 p o c o mas o m e n o s . la Magallanes contra las baterías i el Manco-Capac, El. monitor enemigo, después de dirijir algunos cañonacombate que d e b e ser y a c o n o c i d o en esa capital, pero c u zos al nuestro, enderezó su proa hacia éste i se dirijió s o yos detalles exactos d e b e n seguramente ser ignorados bre é l , con ánimo al parecer de atacarlo con el espolón. todavía. 1


392

GUERRA

DEL

E l Manco-Capac le salió al encuentro, i criando y a solo faltarían unos pocos metros para cjne chocaran nno con otro, el Huáscar se desvió hacia el Oeste-Noroeste i c o menzó a hacer tiros de ametralladora sobre su adversario, que le contestó con tiros de rifle. Durante ese tiempo en que tan cerca estaban ambos c o n tendores, permanecieron en -silencio sus cañones. ¿Qué h a bía sucedido? ¿Por qué el Manco-Capac a tan corta distancia no hundió a su adversario con sus gruesos proyectiles, i por qué el Huáscar no disparó sus cañones de a 300 que podrían haber causado graves daños a nuestro monitor? En los cañones del Manco-Capac se quedó la primera sección de la lanada, quebrándose el atacador, i tuvo que meterse un hombre a sacarlo, perdiéndose de este m o d o un tiempo preciosísimo. I en cuanto al monitor enemigo, o se le descompuso la torre, o la muerte de su comandante le impidió hacer fuego en ese instante. Cuando ya el Huáscar se alejaba, entonces pudo el Manco-Capac hacerle un disparo que llevó a aquél el asta i la bandera, lo cual visto por todos los que presenciamos el combate produjo un ¡viva el P e r ú ! unísono. El monitor chileno se alejó, c o m o decimos, siendo seguido por el Manco- Capac.

PACIFICO.

haciendo, Tacna.

con mucha pausa,

tomando posesiones

hasta

V o l v i e n d o al tiroteo sostenido por el Huáscar i la Magallanes c o n las baterías d e la plaza, n o v a y a a dársele la importancia que n o tiene, ni vaya a creerse q u e dichos b u q u e s se batieron a la vez c o n todas nuestras baterías. Por la mañana el Huáscar solo se batió c o n las del Morro a una distancia variable, pero n u n c a m e n o r de 3,500 metros, i a u n q u e a las 9 hicieron fuego también, sus proyectiles apenas alcanzaban d á n d o l e s toda la elevación posible. A l m e d i o dia solo hicieron fuego los cuatro cañones de las baterías del N o r t e a una distancia d e 4,000 metros, c o n tal acierto, sin embargo, que a los p o c o s disparos p o nían dos proyectiles en la proa del Huáscar, obligándolo a retirarse. U n o de estos proyectiles perteneció al cañón disparado por el m a y o r Caballero (batería de San José.) E n c u a n t o al c o m b a t e de por la tarde, en él hicieron fuego todas las baterías, m e n o s las del Este, pero c o n intervalos i a una gran distancia. Téngase presente t o d o esto i se vera q u e n o ha sido una hazaña de nuestros enemigos al ponerse al alcance A las 3.50 todo fuego había cesado; i los buques enemi- d e nuestros cañones a la distancia i el m o d o c o m o lo han gos se perdían de vista a l a s 5 P. M. en que nuestro m o n i - h e c h o . tor volvía a tomar su fondeadero. S e g ú n lo d i c h o por testigos imparciales el comandante Ninguna avería de consideración sufrimos en ese día. del Huáscar m u r i ó de los tiros de fusilería h e c h o s del Ningún artillero fué muerto ni herido. Una sola bala p r o - Manco- Capac. veniente de la Magallanes cayó en el Morro a 2 metros L a b o m b a recibida por la Magallanes, penetrando a flor mas abajo del séptimo cañón, levantando una multitud de d e agua, pasó por cerca de la m á q u i n a i h u b o en ese m o piedrecitas que cayeron sobre la cabeza de nuestros bravos mento a b o r d o de la corbeta enemiga una gran confusión, siu causarles lesión alguna. E l Jeueral cu Jefe estaba p r e - pues que si aquella estalla!... sente en ese m o m e n t o . L a falta d e buenas espoletas h a c e q u e algunas de nuesLas únicas desgracias que tenemos que lamentar son: tras bombas estén llenas de arena c o m o la recibida por la 1 soldado muerto i 2 heridos del batallón Guardia de A r e - Magallanes. quipa, 2 mujeres del pueblo muertas i 3 heridas, 1 chino muerto i algunas personas m a s ; en t o d o : 9 heridos i 6 El famoso c a ñ ó n del Angamos tiene en efecto el alcance muertos. d a d o por los periódicos de Chile. Es disparado a poco U n a b o m b a cayó en la Aduana siu causar mucho daño, i seis en diferentes casas particulares, haciendo mas o menos perjuicios, pero no de mucha consideración. En cuanto a las averías sufridas por el enemigo, las ignorábamos,ese día; pero hoi sabemos que el Huáscar recibió cinco cañonazos que le han destrozados la cubierta i descompuesto la torre; que el comandante de este b u q u e , señor don Manuel T. T h o m p s o n , pereció, lo m i s m o que un guardia-marina i 15 tripulantes. L a Magallanes habrá llegado a Iquique con un gran boquete abierto por una bala de las baterías del N o r t e , que felizmente para la corbeta enemiga estuvo cargada con arena, pues de otro modo talvez no hubiera podido efectuar ese viaje. De lo sucedido cu los días siguientes al 27, se i m p o n d r á U d . , señor Director, por los partes oficiales cuya copia le incluyo. Y o no podría dar detalles mas estensos i precisos que los que se encontrarán en el parte del comandante del Manco-Capac.

E n cnanto a la espedicion chilena invasora de Pacocha, las últimas noticias que tenemos son las siguientes: Continúan avanzando paulatinamente. A n t e s de ayer una división de 1.200 hombres, p o c o mas o menos, ocupó la ciudad de Moquegna. Sus avanzadas llegan hasta Ite, de donde el 7 el coronel Albarracin rechazó a una de 50 hombres después de un lijero tiroteo que no causó ni muertos ni heridos. Gran parte de las fuerzas chilenas ocuparon la R i n c o nada i el Hospicio. E l total de su ejército desembarcado hasta hoi, es de 11.000 hombres según informes que pueden creerse. E l desembarque de víveres i parque continúa. Parece que el plan de ellos es avanzar, c o m o lo están

mas de 5,000 metros de las baterías del Morro, i sin embargo, el proyectil alcanza hasta las baterías del Este. H e m o s observado q u e jamás h a c e mas de 5 a G disparos seguidos i que emplea siete u o c h o m i n u t o s entre uno i otro disparo. L a gran cantidad de h u m o que arroja en cada tiro, doble del que arroja el Huáscar, manifiesta que la cantidad de pólvora con que es cargado debe ser mucha. Tiene b o m b a s de tiempo que sus artilleros saben calcular bien. Sobre el Morro i el Manco-Capac han reventado algunas, pero no han causado daño. Los disparos hechos por el enemigo en los dias 27 i 29 del pasado 1. ° , 2, 3, 4, 5 i 6 del presente pasan de 450. Nosotros hemos gastado 200, pues en los dias siguientes al 27 solo se han hecho del Morro 5 tiros, en razón a que nuestros proyectiles son de mucho menor alcance que los del Angamos i Jluáscar; de m o d o que éstos han hecho sus disparos de lugares donde no pueden ser ofendidos, a 5,500 metros por lo menos del fondeadero. Sin e m b a r g o de que la mayor parte de las balas enemigas han caído en la población, los daños sufridos no son de mucha consideración. E n los dias 28 del pasado i 7 i 8 del presente no ha habido cañoneo. C o m o digo mas arriba, me abstengo de escribir sobre lo sucedido en los días posteriores al 2 7 , pues que no podría ser mas esténse ni mas exacto que el Comandante Jeueral de las baterías i el comandante del Manco-Capac, quien se ocupa de ello prolijamente, c o m o verá U d . en los partes oficiales que le remito por separado.


CAPITULO

Concluiré, señor Director, espresando la confianza que abrigo de que obtendremos la venganza apetecida. Tenemos buenos jefes i mejores soldados, soldados que solo saben avanzar i avanzar siempre: dígalo Tara paca i dígalo el cerro de San Francisco también, soldados que atraviesan el desierto descalzos, con los pies ensangrentados, casi desnudos, hambrientos, sin murmurar; acosados por la terrible sed. ¡ V a m o s ! Para que tales hombres sean vencidos, será preciso que se conjuren en contra todos los elementos, que la naturaleza les d i g a : — " ¡ D e t e n t e ! " i el destino: — "¡Muere!" Triunfamos, señor Director. Su afectísimo S. S. GUSTAVO

RODRÍGUEZ.

SESTO.

393

Moliendo sin otra n o v e d a d q u e 2 muertos enemigos i 3 0 prisioneros. E l batallón Zapadores llegó hasta T a m b o destruyendo los puentes del ferrocarril de Arequipa, El vapor Lima n o sabe lo q u e sucedía en l i o i Arica p o r q u e n o t o c ó en esos puertos i pasó d e n o c h e . El Jefe del Estado M a y o r del ejército d e Montero p u blicó una orden del dia declarando q u e t o d o soldado b o liviano q u e pida permiso en estas difíciles circunstancias se le conceda, pero c o n la nota de cobarde. Esta determinación h a p r o d u c i d o gran descontento en las tropas bolivianas. El Amazonas i la Covadonga quedaban en Islai. D a z a pasó en el vapor para Panamá i n o quiso d e s e m barcar en el Callao. DOMINGO

XI. Es;>ctiieion a Moliendo. TELEGRAMAS. (Recibido en Santiago desde Pisagua a las i P. i ! , del 14.)

lio, Marzo 13. Señor Ministro de la Guerra: E l dia 7 del actual partió d e este puerto para M o l i e n d o una espedicion c o m p u e s t a del rejimiento 3. ° de línea, Zapadores i batallón Navales, un piquete del c u e r p o d e Injenieros i d e Cazadores a caballo. Esta fuerza iba a las órdenes del j e f e d e división c o r o nel Barbosa. En la n o c h e d e ese dia se hizo el desembarco en el puerto d e Islai b a j o la dirección d e l Contra-almirante R i veros. Se ocuparon los puertos d e Islai i M o l i e n d o sin resistencia del e n e m i g o , q u e fugó esa misma n o c h e . La guarnición de M o l i e n d o constaba de 100 a 200 hombres d e milicia. Las locomotoras del ferrocarril habian sido internadas, i los cañones d e los fuertes trasportados a Arequipa m u chos dias antes. El batallón d o Zapadores c o n los 30 Cazadores marcharon sobre Mejía i T a m b o . En este ú l t i m o p u n t o u n a guarnición enemiga d e 2 0 0 hombres disparó sobre nuestras tropas sin hacerles daño, i fugó d e j a n d o unos 17 prisioneros. Han sido destruidas las líneas telegráficas, la m a e s tranza i parte d e la línea férrea i además el muelle d e Moliendo c o n el fin d e impedir se lleven al e n e m i g o ausilios por esa via. Se h a distinguido por su disciplina i m o r a l i d a d el b a tallón Naval.

SANTA

MARÍA.

(Telegrama de Iquique recibido a las 12 M . )

Santiago,

Marzo

16 de 1880.

El Copiapó vino ayer a Pisagua a llevar forraje. Loa i Cliacabuco en el N o r t e . Huáscar, Magallanes i Matías Cousiño en Arica. Covadonga en Moliendo. Los demás buques en l i o . Amazonas debia salir ayer para Valparaíso. El 14 regresó a l i o sin n o v e d a d la división que fué a Islai i a M o l i e n d o . Las avanzadas enemigas no llegaban sino hasta el v a lle de T a m b o . La destrucción de puentes i estaciones de ferrocarril hasta Mejía fué completa. E l muelle d e fierro, m u i sólido, se destruyó en lo p o sible. A u n no se habia sabido el resultado d e la espedicion a M o q u e g u a d e la caballería i segunda división. El Jefe de Estado M a y o r h i z o e n el Toro un r e c o n o c í miento a I t e i Sama, D e s e m b a r c ó en este último puerto -i regresó a l i o sin n o v e d a d . LINCH.

PARTE OFICIAL

CHILENO.

Pacocka,

Marzo 14 de 1880.

D e regreso d e la espedicion q u e d e acuerdo c o n V . S . se acaba d e llevar a efecto, sobre los puertos e n e m i g o s de Islai i Moliendo, doi cuenta a V. S. de los resultados obtenidos. El S del presente, a las 11 A . M., zarpó de este puerto la escuadrilla compuesta del Blanco, Amazonas i Lámar, c o n d u c i e n d o a su bordo el rejimiento 3. ° d e línea, los batallones Naval i Zapadores i 30 Cazadores a caballo, R. S o T O M A Y O R , t o d o al m a n d o del coronel d o n O. Barbosa. H a b i e n d o o r d e n a d o al Amazonas i Lámar tomar altura i dirijirse a (A las 10.10 A. M.) Islai, seguí c o n el Blanco en dirección a Moliendo en d o n d e m e u n í al anochecer de ese dia c o n la O'Iliggins i Santiago, Marzo 14 de ISSO. Co vadonga. A n o c h e a las 11.30 se c o m u n i c ó por telégrafo desde A n t e s de efectuar en Islai el desembarco de la división, Iquique lo q u e sigue: i c o n objeto d e impedir se trasmitiera la noticia a M o "El vapor Lima acaba de fondear en este puerto. liendo, hice reconocer la costa c o m p r e n d i d a entre a m b o s En el Callao i L i m a se supo la noticia del d e s e m b a r c o puntos i por una pequeña i oculta caleta se desembarcade las tropas chilenas en l i o el m i s m o dia d e la salida ron 200 h o m b r e s del batallón Naval, los q u e procedieron del vapor. Esta noticia habia causado profunda i m p r e - sin pérdida de t i e m p o a cortar el telégrafo, m a r c h a n d o en sión. seguida sobre Islai; el resto de las fuerzas desembarró por este puerto, recibiendo algunos disparos de soldados e n e Hai m u c h o pánico por el temor d e una invasión de m i g o s , los q u e n o causaron baja alguna. La división q u e nuestro ejército. d ó toda en tierra a las 10 A. M. i después de destacar la Las tropas d e L i m a se hallan m u i desmoralizadas. Covadonga a recorrer la costa al Sur do Moliendo, m e En la capital del Perú hai miseria. dirijí c o n los buques a este último puerto, mientras las El cambio se cotiza n o m i n a l m e n t e a 7 peniques, p e r o tropas tomaban por tierra igual dirección. A mi aproxino se hacían jiros sobre Europa. El Blanco, </' Uip/ins i Matías Cousiño estaban en M o - m a c i ó n a Moliendo m e fué fácil notar que el pueblo se encontraba a b a n d o n a d o i sus cañones n o existían en los liendo. El batallón Zapadores desembarcó en Islai i t o m ó a fuertes. Después de haberse t o m a d o posesión do la plaza, TOMO ii—50


394

GUERRA

DEL

PACIFICO.

i do acuerdo c o n el coronel Barbosa, se procedió a d e s habitaciones, tres cajones de m u n i c i o n e s , igual n ú m e r o de truir el muelle, grúa a vapor, lanchas, telégrafos, fuertes, rifles, algunas prendas de vestuarios, cápsulas esparcidas, maestranza, estación del ferrocarril i todo el material o b j e t o s preparados para llevarse, un barril de v i n o i otros rodante del m i s m o , operación que d e m o r ó hasta ayer. A l de aguardiente principiados i q u e al parecer fueron abanm i s m o tiempo ordené q u e la Covadonga se dirijiese a donados por la prisa c o n que habían h u i d o . Islai a destruir el muelle i la Aduana, Ío que se efectuó E l aspecto de esta población era desolador: la estasin novedad. En los buques de la escuadra se e m b a r c ó al- ción se había incendiado; las puertas i ventanas de las cag u n o s artículos de propiedad fiscal enemiga, c o m o cabos sas se encontraban abiertas, saqueadas todas, i los objetos de alambre, alambre telegráfico, embarcaciones menores i que no habían podido conducirse, fracturados i dispersos una grúa a vapor. por todas partes. Llenado el objeto de la espedicion, so reembarcaron las L a mañana del 13 nos sorprendió en este lugar, i sientropas: el 3. ° de línea por Islai i el resto por M o l i e n d o ; i do nuestra permanencia en él bastante peligrosa por la hoi a las 7 A . M. han f o n d e a d o en P a c o c h a los buques impunidad con que podíamos ser heridos por las balas de del c o n v o i , h a b i e n d o q u e d a d o en M o l i e n d o , a cargo del los buques chilenos, resolvimos tomar las alturas de M o bloqueo de ese puerto, la cañonera Covadonga. La OTFigliendo c o m o efectivamente lo verificamos en el acto. gins efectúa, entretanto, en P a c o c h a , algunas refacciones En esas posesiones ordené otro consejo de guerra el que en su maquinaria. opinó que por ignorarse el número de los enemigos exísD i o s guarde a V. S. | teutes en Moliendo, el cual a mas de estar perfectamente GALVARINO RIVEROS. animado podia ser mayor que el que le llevaban para batirlo, a lo que se agregaba la protección de los buques chiAJ señor Ministro de Marina en campaña. lenos surtos en la bahía de aquel puerto, no debia proseguirse inmediatamente la marcha i que por otra parte era PARTES OFICIALES PERUANOS. preciso tener en consideración el estado de cansancio de las fuerzas expedicionarias i su falta de alimento durante PARTE OFICIAL DEL PREFECTO D E AREQUIPA. 30 horas; lo mucho que aventuraba en la espedicion, pues en el caso de una derrota quedaría el enemigo en posesión Arequipa, Marzo 17 de 1880. no solo de Moliendo, Mejía i T a m b o , sino también de toda la línea entre Arequipa i aquel puerto i finalmente la esSeñor Coronel Secretario: tabilidad de su recuperación en el improbable caso de una El martes 9 del corriente t u v o c o n o c i m i e n t o esta p r e vict iría; porque ios fuegos de los buques chilenos coucluifectura, por telegrama recibido a la 1 P. M., de que los riau por incendiar la población, obligando a nuestras fuerenemigos habían d e s e m b a r c a d o por Islai i t o m a d o sorzas a retirarle para no ser impunemente despedazadas. presivamente el puerto de M o l i e n d o , lo que igualmente A c o r d ó que regresásemos a la estación de T a m b o , de clonfué una sorpresa para mí, p o r q u e hacia tiempo que varios i de se dominaba i podia defenderse fácilmente el valle, cerde los buques d e la escuadra chilena voltejeaban entre rando asimismo el paso al enemigo desde las inespngnaMejía e Islai, sin que hubiese notado n i n g ú n amago de bles posiciones de Cahniritala. desembarco i ni la permanencia de un constante bloqueo. P o r estos motivos regresé en la madrugada del 14 a la A l arribo ele las fuerzas chilenas en el m e n c i o n a d o puerto, tuvieron que retirarse a Mejía ios 150 nacionales ! estación de Tambo, donde tuve aviso de que el enemigo, al que lo guarnecían i p o c o t i e m p o después a T a m b o c o n la ' saber nuestra aproximación a Moliendo, se había apresurado a reembarcarse en el mayor desorden i confusión, lo g u a r n i c i ó n de artillería que se encontraba en el s e g u n d o p u n t o n o m b r a d o , viéndose a m b o s cuerpos en esta forzosa I que palpablemente notamos cuando en la noche de ese necesidad por el e x h u b e r a n t e n ú m e r o de los soldados i ; m i s m o dia entré a ese puerto con los nacionales de él, la guarnición de artillería i 20 hombres de a caballo, pues la superioridad de su a r m a m e n t o . ' vimos que la Aduana i los almacenes fiscales no se habían L u e g o que tuvo c o n o c i m i e n t o de la invasión, c o n la ; incendiado, ni concluido de quemar el muelle, en el que se actividad del caso i el a p o y o del pueblo, q u e entusiastahabía dejado muchos de los objetos robados, c o m o sacos m e n t e m e pedia los elementos para combatir, c o n s e g u í de harina, etc. • organizar una fuerza d e 700 h o m b r e s . E n la madrugada del 10 salí c o n este continjente en trenes especiales, que c o n el mas laudable celo i prontitud se apresuró a alistar la empresa do estos ferrocarriles, llegando a la estación de T a m b o a las 5 P. M. del m i s m o dia i n o antes sin d u d a por la mala calidad del combustible. D e allí hice destacar avanzadas hasta pocas millas de la Ensenada, que se encontraba o c u p a d a por las del e n e m i g o i las cuales h u y e r o n al aproximarse las nuestras. E n la tardo del 12 se reunió un c o n s e j o d e guerra, en el que se opinó por la inmediata r e c u p e r a c i ó n de M o l i e n do, i habiendo tenido a los p o c o s instantes noticias de q u e una parte de las fuerzas chilenas se encontraba en Mejía, m e encaminé c o n las nuestras hasta la Ensenada, siendo c o n d u c i d a s en trenes hasta ese lugar, c o n las p r e c a u c i o nes necesarias, sin luz ninguna, i validos do la oscuridad i silencio do la noche. Allí encontramos algunos carros incendiados i otros rodeados de combustibles para serlo, lo que denota la precipitación c o n que el e n e m i g o aband o n ó ese p u n t o . I n m e d i a t a m e n t e i r e m o n t á n d o n o s un p o c o , proseguim o s nuestra marcha a pié i c o n el m a y o r sijilo i disciplina sobre Mejía, d o n d e , según el aviso recibido, debíamos encontrar i batir al e n e m i g o . C o m o a las 3 A. M. entramos a esta población, d o n d e desgraciadamente solo hallamos las huellas de una reciente fuga: tales fueron, velas encendidas en diferentes

E l aspecto que presentaba Moliendo era mucho mas desolador que el de Mejía. L a maestranza, la estación, los almacenes del ferrocarril i toda la parte superior de la población inclusa la iglesia, por donde habia principiado el incendio, estaban reducidas a cenizas i todo el material de j la primera destrozado por la mina que se habia. hecho esj tallar en ella. Los chilenos se habian entregado además a los ; escesos mus abominables i desenfrenados; se habia saqnea\ do, violado a las mujeres, robado i maltrado a muchos nacio| nales i estranjeros, llegando al estremo en su crápula brutal, de escarnecer i danzar en el templo con las efijies de los santos, antes de hacerlos devorar por las llamas. E n Moliendo supimos por los estranjeros vecinos del lu! g a r i por el comandante de un buque de guerra europeo, el cual se referia al Ministro de Guerra chileno, que las fueri zas enemigas se componían de los batallones Navales, ZaI padores, 3. * de línea i 60 hombres de caballería, formando un total de 2,500 h o m b r e s , perfectamente armados con Cornblain, cuyo número, c o m o notará U d . , eracscesivamente superior al nuestro, que apenas comprendía 1,000 i tantos con las guarniciones de 1 litoral i del valle de Tambo, con ios que nos reunimos en esa estación. ; Las pérdidas cuantiosísimas ocasionadas en Moliendo i en la línea férrea hasta la Ensenada, serian nn tanto menores si los ajentes comerciales se hubiesen apresurado a despachar sus mercaderías, conforme al decreto de 8 del corriente que se les notificó el m i s m o dia por telégrafo. :


CAPITULO

Habiendo desaparecido ya el peligro, reparádose la línea férrea, recompnéstoso la cañería de agua, por conclnirse los trabajos de reparación del telégrafo cortado, quedando resguardadas las mercaderías abandonadas, vueltas las autorides i empleados a Moliendo, i después de dictar lasórdeues convenientes, he regresado a esta capital con las fuerzas que llevé, dejando en aquel puerto i en Mejía la guarnición necesaria, i trayendo 2 prisioneros: el uno en la Ensenada i el otro en Moliendo. N o concluiré este parte sin aplaudir cordial i merecidamente, la conducta de los jefes i oficiales del Estado Mayor i de las fuerzas de la plaza, como asimismo de los bravos hijos de Arequipa, por el entusiasmo ardiente, resignación i disciplina que. han manifestado en laespediciou que acabo de describir sucintamente. Dios guarde a U d . 0.

ALFONSO

GONZÁLEZ

ORBEGOSO.

Al señor Coronel Secretario en el despacho de Guerra.

EL

JEFE

ENCARGADO

D E

LAS

SOBRE LOS

Estación

FUERZAS

ESPEDICIONARIAS

INVASORES.

el; Tambo, Marzo

17 de 18S0>

M o es altamente satisfactorio poner en c o n o c i m i e n t o de V. S. que las fuerzas que partieron de A r e q u i p a el 10 d e los corrientes, a las 2 A. M., c o m p u e s t a do los batallones Lejion Peruana, A p u r i m a c , Piérola, C o l u m n a A . i B. de la Guardia Civil, C o l u m n a de H o n o r , C o l u m n a de A r t e sanos i el escuadrón J e n d a r m e s de Caballería, c o m a n d a dos respectivamente, por los jefes coronel d o n Marcelino Gutiérrez, teniente coronel d o n Cipriano S o t o , c o n el carácter de provisional, teniente coronel d o n Francisco Llosa, teniente coronel d o n J o s é Manuel Solar, sarjento mayor d o n Manuel A l t a m i r a n o , teniente coronel d o n M a riano Corrales, teniente coronel d o n Manuel M a d u e ñ o i coronel d o n Manuel R o m á n Rivera, llegaron a la estación de C o e h e n d o sin n o v e d a d , a las 9 A *\L, en d o n d e por orden de V. S. fui r e c o n o c i d o c o n arreglo a ordenanza, c o m o jefe e n c a r g a d o d e las fuerzas expedicionarias s o b r e el e n e m i g o . C o m o las noticias adquiridas acerca de las posesiones que el e n e m i g o ocupaba, nos pusieran al corriente de que las tropas habían avanzado hasta la estación de T a m b o , se ordenó por V. S. q u e el teniente coronel d o n Cipriano Soto, ocupara con el batallón de su m a n d o la e m i n e n c i a <pie d o m i n a el c a m i n o del estinguido puerto de Islai, i el coronel d o n Marcelino Gutiérrez se posesionara t a m bién, con su batallón, en el p u n t o d e n o m i n a d o Poseo, a fin de evitar cualquier ataque del e n e m i g o por retaguardia d e nuestras fuerzas.

SESTO.

395

las disposiciones consiguientes para conseguir la sorpresa del enemigo superando toda clase de obstáculos; pero c o m o para continuar la marcha, era necesario que todos los b a tallones estuvieron renuidos, se mandó la orden correspondiente, para que los que quedaron en Coehendo, se incorporasen al grueso de la división. Puestas en ejecución todas las disposiciones anteriores, resultó: que 30 hombres de caballería que componían la descubierta de los invasores, que habiau avanzado hasta el Boquerón, tan luego que vieron aproximarse a nuestra caballería, huyeron vergonzosamente hasta la estación de la Ensenada, donde, según informes, teniau reconcentradas las fuerzas que destacaron de Moliendo, las que se componían de 500 hombres de infantería i los 30 de caballería ya referidos. Poseidos del terror que les infundiesen nuestros soldados, abandonaron precipitadamente la estación, habiendo quemado 15 carros de plataforma, i dejado otros sin incendiar por lo acelerado de la fuga, pues para el efecto tenían ya preparado bastante combustible debajo de ellos. E l hecho de no haber podido realizar el incendio jeneral que preparaban í el de haber dejado diseminados en el tránsito once rifles Comblain, cuatro cajones de municiones i siete dispersos, de los que hasta la fecha solo se han tomado dos, espücan fácilmente, señor prefecto i comandante jeneral, el desorden i confusión con qne fugaron los enemigos. E l día 11 se mandó una comisión con el fin de inspeccionar la línea férrea, la que encontraron interrumpida por la falta de dos rieles, que estudiosamente habían destruido, i a las 5 P. M. ordenó V . S. se preparasen las m á quinas para conducir las fuerzas espedicionarias. I c o m o el objeto era sorprender a los chilenos en Mejía, dejando la línea férrea a la izquierda, t o m a m o s el camino derecho de é~ta, es decir por ias faldas de las l o m a s : de modo que cuando nos hallamos a corta distancia, se dividió la fuerza en cuatro fracciones, yendo la primera a posesionarse del Norte de la p o b l a c i ó n ; la segunda al N o r o e s t e ; la tercera, que era la caballería, al Sur, quedando la cuarta de"reserva, todo con el fin de que no pudieran sustraerse los e n e migos en el caso problable de que ahí se encontrasen. Tomadas estas medidas, mandé al ayudante de la división, sarjento mayor don Mariano Muñoz, con 10 hombres del batallón artillería, hasta la cima en que se encuentra Mejía, con la orden espresa de qne si pasados cinco m i n u tos no advertía ninguna clase de ruido, destacase dos sárj e n l o s para que penetrasen hasta el interior de la población, observando todas las precauciones qne las circunstancias requerían, a fin de no ser descubiertos. Los sarjentos después de haber cumplido terminantemente las órdenes que se les comunicó, regresaron al poco tiempo, dando ¡a noticia de qne todo se hallaba en completa acefalía, lo que dio lugar a la orden que hice trasmitir inmediatamente, para qne avanzaran las fuerza?, hasta ocupar el punto objetivo tic las medidas que se dictaron.

Con estas precauciones aconsejadas por la razón i la esperiencia i ejecutadas c o n la mayor exactitud por los jefes comisionados, so e m p r e n d i ó la marcha sobre la estación Posesionados de Mejía, sin que hubiera habido obstácude T a m b o , a d o n d e llegamos sin n o v e d a d alguna, i en lo alguno, se trató de avanzar sobro M o l i e n d o ; pero atendonde e n c o n t r a m o s reconcentradas las c o l u m n a s del l u - diendo a qne la división expedicionaria, debía tomar agua gar, compuestas de la Artillería de Moliendo, c o m a n d a d a i alimentarse, se resolvió emprender la marcha para, los por el coronel don Manuel San R o m á n , i las c o l u m n a s de Olivares de Carmona, tanto por este poderoso m o t i v o , infantería d e T a m b o i M o l i e n d o , m a n d a d a s por los te- cuanto porque la población de Mejía i sus alrededores, se nientes coroneles d o n E d u a r d o L ó p e z de R o m a n a i d o n ¡: hallan espuestos a los fuegos de la escuadra enemiga. L l e Mariano Bedoya, las que fueron c o l o c a d a s c o n v e n i e n t e - g a m o s al punto ya designado, a las 12 A . M. e inmediatamente, en el c a m p a m e n t o que se formó en dicha estación. mente se ordenó se reuniesen los jefes en j u n t a de guerra, para acordar las medidas que debían adoptarse; resultando Inmediatamente se n o m b r ó una gran guardia, de la del acuerdo que tuvo lugar, qne la división marchase s o columna A. i tres avanzadas, c o n el objeto de atender a bre la estación de T a m b o . la seguridad de nuestro c a m p a m e n t o i de observar c o l o cadas en los puntos mas adecuados, los m o v i m i e n t o s del Para dar cumpl s disposiciones anteriormente enemigo; destacándose al m i s m o t i e m p o una mitad d e acordadas, mandé que la división se dirijiese al lugar señacaballería al m a n d o del coronel Rivera., para que esplolado, lo <pie se verificó a las (i A . M. del. día 13. A las rara los p u n t o s mas p r ó x i m o s a nuestros adversarios. 11 A . M. llegaron a dicha estación, i después de haberles Antes de "levantar el, c a m p o sobre el enemigo, ordenó proporcionado el rancho, se les mandó entregarse al d e s * • S. ; e reuniesen los jefes en junta de.guerra, para acor- canso. hu' por donde debíamos emprender la marcha, i habiéndose El 14 de los corrientes se m e c o m u n i c ó la orden de tratado ni itinerario que era conveniente, se dictaron todas Y . S. para que marchara a Moliendo c o n las c o l u m n a s (


396

GUERRA

DEL PACIFICO

Artillería i Nacionales d e ese lugar, c o n el fin de restablecer las autoridades antes constituidas i de c o l o c a r dichas fuerzas en lugares apropiados para q u e sirvieran d e g u a r nición. Dictadas c o n la inayor b r e v e d a d las del caso, se e m p r e n d i ó la m a r c h a c o n todas las precauciones necesarias a las 8 P. M., m a n d a n d o c o n la debida anticipación que el e s c u a d r ó n Jendarmes de caballería fuese a la vanguardia c o m o descubierta, sin e m b a r g o d e que V. S. tenia perfecto c o n o c i m i e n t o d e q u e nuestros e n e m i g o s , en n ú m e r o d e 3,000, se habían r e e m b a r c a d o precipitadamente p o r el terror q u e les infundieron nuestros soldados. L l e g a m o s sin dificultad alguna al p u e r t o d e M o l i e n d o a la 1 A . M., i en el acto fueron colocadas las dos c o l u m n a s en lugares a d e c u a d o s i c o n v e n i e n t e s para precaverlas d e los fuegos de la escuadra chilena en el caso de q u e intentaran b o m bardear la p o b l a c i ó n . P e r m a n e c i m o s en el puerto el día 15 hasta las 8 P. M., hora en que V. S. m e c o m u n i c ó la órdon d e que regresara a nuestro c a m p a m e n t o , situado en la estación de T a m b o , en d o n d e m e hallo c o n s t i t u i d o desde las 10 A . M. del dia de la fecha. O m i t o entrar en p o r m e n o r e s acerca d e los horribles desastres d e Mejía i de M o l i e n d o , porque V . S. que los ha visto p o r sí m i s m o sabrá apreciarlos en toda su magnitud. Bastóme decir que todas las casas de Mejía han sido saqueadas p o r c o m p l e t o ; q u e la floreciente p o b l a c i ó n de M o l i e n d o ha q u e d a d o r e d u c i d a a cenizas i e s c o m b r o s ; i que los habitantes de a m b o s sexos que p o r desgracia q u e daron en este ú l t i m o puerto, c u a n d o fué o c u p a d o p o r nuestros enemigos, h a n sido o b j e t o de los m a y o r e s v e j á menes i tropelías. ¡ O p r o b i o i vergüenza para esos h o m bres c o r r o m p i d o s que, c o n el atentado criminal de q u e h a g o referencia, h a n dado al m u n d o entero u n escáudalo de inmoralidad i salvajismo! A l poner t o d o esto en c o n o c i m i e n t o do V. S., m e c o m p l a z c o en hacer presento el d i g n o c o m p o r t a m i e n t o q u e h a n observado en la m a r c h a los jefes, oficiales i tropa d e las fuerzas de m i m a n d o , pues h a sido tal el entusiasmo q u e tenían para batir al e n e m i g o , que c o n un c o r t o esfuerzo se habrían c o n s e g u i d o los laureles de la victoria. L o q u e m e es grato c o m u n i c a r a V . S. para los tinos convenientes. Dios g u a r d e a V . S. JUAN

F.

COIZUETA.

PROCLAMA. A su regreso de M o l i e n d o , h a d a d o la que sigue el s e ñ o r Prefecto del d e p a r t a m e n t o : P u e b l o de A r e q u i p a . — S o l d a d o s : A l invadir el e n e m i g o aleve nuestras playas os pusisteis a mi laclo, entusiastas i d e c i d i d o s para repelerlo. M a r c h a m o s ; pero antes d e resistir vuestro valeroso-emp u j e , apesar d e la inferioridad d e los elementos c o n que c o n t á b a m o s , se r e e m b a r c ó v e r g o n z o s a m e n t e i en precipitada fuga para ocultar su c o b a r d í a a b o r d o d e las naves en que tiene cifrada su soberbia. La espedicion en q u e tan resignados i obedientes os habéis mostrado, será u n o d e los valiosos títulos d e v u e s tra gloria, tantas veces aplaudida p o r los q u e en vosotros han visto siempre incontrastables héroes. Arequipeños: Chile, c u a n d o se le llama a una leal c o n t i e n d a , y a h a béis visto la c o n d u c t a q u e observa, i c u a n negras s o n las huellas que dejan sus miserables hijos d o n d e p o n e n su planta criminal, p u d i e n d o esperar, en vista del p á n i c o q u e los d o m i n a i en ú l t i m o resultado, el definitivo triunfo d e nuestra nación a quien desprevenida so ha atacado, c u a n d o tranquila propendía solo a su bienestar en el presente i a conseguir en lo futuro su m a y o r prosperidad. Pueblo valeroso, soldados: Estemos do pié i listos c o n s t a n t e m e n t e para marchar

al c a m p o d e h o n o r a repeler las nuevas agresiones que intenten los enemigos d e la paz americana, m a r c h a n d o a su e n c u e n t r o , c o m o l o h e m o s h e c h o en los pasados dias, m o v i d o s p o r el sagrado fuego del patriotismo, q u e e n t o n ces, c o m o ayer, daremos una elocuente manifestación a nuestros compatriotas del resto d e la R e p ú b l i c a d e q u e A r e q u i p a se halla siempre i n d o b l e g a b l e m e n t e dispuesta a derramar su sangre i a hacer el j e n e r o s o sacrificio d e su vida p o r la santa cansa d e la patria. Vuestro conciudadano i amigo. C.

ALFONSO

GONZÁLEZ

I

ORBEGOSO.

CIRCULAR. Arequipa,

Marzo

19 ele 1SS0.

Señor: La invasión chilena al p u e r t o d o M o l i e n d o , h a traído a esta ciudad mas d e 500 personas en lamentable estado de indijencia. pues apenas h a n p o d i d o salvar sus vidas. L a sociedad de señoras d e caridad i su c o m i s i ó n ausiliar, n o han p o d i d o p e r m a n e c e r indiferentes en presencia del c u a d r o de miseria, q u e osas infortunadas familias presentan d u r m i e n d o en el duro suelo, sin alimento ni ropa c o n que cubrirse i h a n resuelto hacer u n esfuerzo s u p r e m o para aliviar tanta desgracia. F e l i z m e n t e , la caridad pública de esta c i u d a d h a venid o - e n ausilio d e tan j e n e r o s o propósito; pero es menester el c o n c u r s o c o m b i n a d o de los p u e b l o s c i r c u n v e c i n o s ; i o b e d e c i e n d o a esta imperiosa necesidad, n o s permitimos dirijirnos a U d . r o g á n d o l e se sirva escitar el celo d e los vecinos s o m e t i d o s a su j u r i s d i c c i ó n a fin d e que contribuyan c o n los artículos alimenticios q u e les sea posible, c o m o trigo, m a í z , arroz, papas, carne, leña, paja, granza, etc. A n t i c i p a m o s a U d . la gratitud d o la s o c i e d a d i do los pobres p o r la parte q u e C d . acepte en esta obra eminent e m e n t e caritativa, i n o s c o m p l a c e m o s en saludar a Ud. c o m o sus m u i atentas i seguras s e r v i d o r a s . — M A R Í A J. CORNEJO

D E C.

Q U E Z A D A . — M A N U E L A

R.

D E OLAZÁBEL.

(Correspondencia a E L FEiiuocARitiL.de Santiago).

A bordo del crucero

"Amazonas,"

Marzo

14 de 1880.

Al amanecer d e h o i f o n d e ó en ol p u e r t o d e Pacocha, de d o n d e partió c o n r u m b o al N o r t e , a las 12.10 P. M . del lunes 8, la espedicion c o m p u e s t a del b u q u e almirante que llevaba a su bordo al batallón Naval, al j e f e de la división, coronel Barbosa i su Estado Mayor; del Amazonas que trasportaba al 3. ° de línea, 3 0 cazadores al mand o del teniente Belisario A m o r , capitán M u n i z a g a i 10 p o n t o n e r o s , alférez W a l t o n i 5 artilleros, d o c t o r Allende, j e f e del servicio sanitario, i su secretario, señor Gatica, señores K ö r n e r i R o s e n d e i empleados d e la primera ambulancia Santiago, i capellán, señor E d u a r d o Fábres; del Lámar, c o n el rejimiento do Z a p a d o r e s i seis oficiales del Lautaro. A c o m p a ñ a b a también a la espedicion el capitán A u g u s t o Orrego, del Estado M a y o r Jeneral, el señor A r t u r o Villarroel i el d o c t o r T a g l e Arrate. T o d a esta j e n t e c o n c l u y ó d e embarcarse en la mañana del lunes 8, i c o m o decia, a las 12.10 P. M. salió de Pacoc h a c o n r u m b o al Oeste-Noroeste, y e n d o el Blanco mas hacia la costa. N a v e g a sin n i n g ú n i n c i d e n t e hasta poco después d e las 12 M., l l e g a n d o frente a Moliendo. El Blanco hizo señales para detenerse, l o que ejecutaron el Amazonas i el Lámar; siguiendo n u e v a m e n t e hacia el N o r t e hasta Mollendito. A q u í h i z o alto el Blanco, contin u a n d o su m a r c h a ¡os otros d o s buques. Del Blanco se desembarcaron d o s c o m p a ñ í a s del batallón Naval, la de los capitanes Beytia i »Simpson, bajo el m a n d o del m a y o r B a q u e d a n o . C o m o en ese punto la costa es infernal, nuestros navales, p u e d e decirse, que ganar o n tierra casi a n a d o .


CAPITULO

El capitán Beytía se adelantó, i avanzando por una quebrada c o n d o s soldados, v i n i e n d o a algunos pasos a retaguardia su c o m p a ñ í a , llegó hasta una avanzada enemiga, q u e luego dio e l ' ' Q u i é n vive?" a lo q u e Beytía c o n testó: "soldados del cuerpo." A g a z a p á n d o s e i valiéndose de la oscuridad c o n t i n u ó adelante acercándose a p o c o s pasos d e los tres h o m b r e s q u e c o m p o n í a n el puesto enem i g o . E n t o n c e s preguntó a su v e z : "¿Quién vive?" i una voz meliflua respondió: " P e r ú ! " A u n n o habia oido esta palabra i y a el capitán Beytía se había apoderado del d u e ñ o d e aquella v o z , al ver lo cual los otros dos peruanos echaron a correr, n o sin que algunas balas silbaran a sus oidos, i siendo m u í probable que alguno de ellos haya caído.

SESTO.

pocos moradores que en tiempos normales aquel semi-clesierto.

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se anidan en

A las 4.10 P . M . se hicieron al mar con dirección a M o liendo, a donde llegaron a l a s 5.15. Nuestras tropas habían tomado tranquila posesión de esta población (abandonada por las fuerzas peruanas que solo dejaron allí a las m u j e res) de pintoresco aspecto i que cuenta con una regular área de edificios, algunos de construcción elegante i no p o cos capaces de competir con los mejores de esta parte de la costa. El puerto es finalmente malo, una rompiente espantosa que mantiene a los buques en un continuo baile de San V i t o . Solo la ambición del Ministro Diez Causeco pudo h a cer puerto a aquella ensenada maldita. Los Navales continuaron adelante, e m p r e n d i e n d o mas tarde la marcha hacia M o l i e n d o , sin q u e tuvieran la m e C o m o en Islai, en M o l i e n d o hai u n escelente muelle nor n o v e d a d . c o n sus d o n k y a vapor d e gran fuerza. P o c o mas allá del muelle se eleva la estación del ferrocarril, edificio elegantísimo, hermoso, alhajado c o n lujo i esplendidez, harto s u A las 3.55 A . M. del dia 9 entraba al puerto de Islai, i, perior a nuestras estaciones d e Santiago i Valparaíso, i q u e después de enviar una chalupa a r e c o n o c e r la costa, c o se avalúa en mas d o m e d i o millón de pesos. Atrás i a un lamenzó el d e s e m b a r c o por un caleton situado pocos pasos d o d e la estación se encuentra el salón de máquinas i la al N o r t e del muelle i a propósito para echar a tierra las maestranza, verdadero arsenal d e riquísimas herramiencabalgaduras. A este caleton d e n o m i n a n algunos Batarini. tas. Las bodegas estaban llenas de pinturas, maderas, Bajaron primero a tierra 30 h o m b r e s del 3. ° al m a n d o j útiles para wagones, etc.. etc. p o r un valor considerable. del capitán Gregorio Silva, los que fueron recibidos c o n ¡ La A d u a n a , situada al lado del muelle es un edificio de unos cuantos disparos, q u e contestaron inmediatamente, p o c a importancia. h u y e n d o los 4 o 0 h o m b r e s que desde la c u m b r e habían h e c h o fuego.

Muí luego i c o n los primeros albores del dia el mar se E n la madrugada del 10 a las 3, salieron para Mejía, vio cubierto d e embarcaciones llenas de soldados deseosituada al Sur de M o l i e n d o , los 30 Cazadores al m a n d o sos de medirse c o n el e n e m i g o ; pero éste se habia e v a p o del teniente A m o r i del alférez Luis Almarza, siguiendo rado. a p o c a distancia el coronel Barbosa a c o m p a ñ a d o del señor A u g u s t o Orrego i del c a b o Morales, de P o n t o n e r o s . El d e s e m b a r c o prosiguió c o n toda felicidad, i a los p o Los Zapadores a las órdenes de su c o m a n d a n t e Santa cos m o m e n t o s d e su arribo n o quedaba en el Amazonas Cruz, m a r c h a b a n c o n la misma dirección. un soldado; todos estaban en tierra. El c o m a n d a n t e M o lina había t o m a d o tan bien sus medidas, q u e de su b u q u e El teniente A m o r llegó c o n su j e n t e a Mejía a las a la costa n o había, puede decirse, solución de c o n t i n u i 5.40 A . M . - q u c habia sido abandonada aquella misma n o dad entre una i otra embarcación. c h e por las fuerzas que la guarnecían, 150 hombres d e infantería i 50 artilleros armados de Comblain, los q u e Cuando llegaron a Islai se encontraban en la rada la se retiraron a T a m b o , situado al interior. E n Mejía desO'.líiggins i la Covadonga, salieudo esta última en busca del Lámar que aun no había arribado i que entró c o m o a ¡ cansó la caballada i la tropa, i al amanecer del siguiente dia e m p r e n d í a la marcha hacia la Ensenada, estación las 7 procediendo al punto al desembarco d é l o s Zapadores m u i importante d e la línea férrea, d o n d e habia a c u m u l a por el muelle. d o gran cantidad de carros, durmientes, etc. A las 10.15 se encontraban eu tierra nuestras tropas, i tomaron posesión de Islai, que habia sido abandonado c o m C o m o a legua i media antes de la Ensenada divisóse al pletamente por el enemigo, apesar de que la configuración e n e m i g o en n ú m e r o c o m o de 200 h o m b r e s , i a las 9.20 de la costa, formada por grandes farellones cortados a pico nuestros cazadores emprendían la persecución de aquella i separados por profundas quebradas, se presta admirablefuerza. mente para ser defendido con grandes ventajas. E s un ¡ El coronel Barbosa q u e iba p o c o mas atrás de la avanpunto casi inexpugnable. zada d e cazadores, se valió entonces de un curioso ardid que surtió el m e j o r efecto. H i z o desmontar al cabo M o Desembarcada todo la jente, la O'IIiggins salió para el rales i le o r d e n ó cortara algunas ramas las que distribuyó Sur con el buque almirante, i poco después nuestras tropas entre Orrego, él i el cabo. E n seguida picando espuelas i arse alejaban de Islai en dirección a Moliendo, quedando en rastrando las ramas, salieron a t o d o escape uno en p o s cíe el puerto el Aligamos i el Lámar. otro, levantando, c o m o era consiguiente, una inmensa polvareda, a la vista d e la cual el e n e m i g o puso pies en Islai posee un magnífico muelle provisto de una cabria polvorosa, picándole la retaguardia el teniente A m o r , que a vapor, taivez la mejor que hai en toda la costa, capaz de levantar 80 tonelados de peso. Del muelle parte a la alti- en esta escursion ha merecido los elojios de todos los j e planicie una via de rieles lisos i dentados, para subir i b a - fes i especialmente del coronel por su d i g n o c o m p o r t a miento. jar carros. El pueblo, abandonado desde el año 73 mas o menos, presenta un aspecto miserable i mas bien es un hacinamiento de viejos casuchos, en su mayor parte cubiertos de polvo i telaraña, notándose solo dos fuentes ele fierro fundido, que debieron colocarse en los buenos tiempos de Islai. Hai también algunos buenos edificios, pero se hallan igualmente abandonados de tiempos atrás, desde que cierto Ministro peruano dio importancia a Moliendo para poder lucrar con la venta de terrenos que en este último poseía, haciendo puerto, por decreto, a una costa rocosa, inaccesible, sin atracadero i completameuta desabrigada. No encontraron en tocio Islai sino a dos ancianos i dos italianos, dueños de los dos únicos i miserables despachos qtie existen en el pueblo i que sobran para abastecer a los ¡

El e n e m i g o tomó por una ladera para seguir por un valle q u e se ensancha hacia el interior. A m o r , t o m ó por el lado N o r t e i, bajando p o c o después, t o m ó al e n e m i g o 17 soldados q u e fueron h e c h o s prisioneros, entre ellos el c o r neta d e artillería. L o s fujitivos siguieron en precipitada fuga c o n dirección a T a m b o , arrojando en el c a m i n o armas i municiones, recojiéndose 30 rifles i dos grandes c a j o n e s de cápsulas. C o n u n o de los m i s m o rifles tomados al e n e m i g o , el teniente A m o r les disparaba. C o m o a d o s leguas mas al interior de la Ensenada, salieron dos pelotones a cortar a nuestra caballería, haciendo un nutridísimo fuego i a corta distancia. Nuestros Cazadores se replegaron entonces hacia la Ensenada, haciendo frente al enemigo.


39S

GUERRA DEL

Mientras esto sucedía, el capitán Munizaga destruía c o n sus pontoneros la estación d e la Ensenada, agrupaba el material i le prendía fuego, a y u d a d o p o r Zapadores. Eran mas d e las 4 P. M. c u a n d o c o m e n z a b a el incendio. El coronel Barbosa, al ver q u e el enemigo volvia a presentarse, o r d e n ó q u e los Cazadores continuaran adelante seguidos p o r los Zapadores m a n d a d o s por Santa Cruz, a fin de hacer retroceder a los peruanos, que c r e y e n d o en fuerzas superiores volvieron caras. E l c o r o n e l quería ganar tiempo para llevar a cabo la destrucción d e la Ensenada. Zapadores i Cazadores siguieron avanzando hasta cierta distancia, i c o m o se viera que a T a m b o c o m e n z a b a n a llegar máquinas arrastrando buen número d e carros cargados d e tropa, se dio principio a la retirada hacia la E n senada, y a en llamas, i d o n d e solo quedaban unos p o c o s carros para trasportar a nuestros soldados. Los Cazadores, siempre haciendo frente al enemigo, mientras se replegaba la infantería, siguieron a ésta y a entrada la n o c h e , verificando todos su viaje d e regreso a Moliendo sin novedad. E n esta espedicion n o h u b o u n solo herido d e nuestra parte, i solo el corneta de Cazadores, Candelario Ramirez, sacó la chaqueta desgarrada p o r u n a bala cerca del h o m b r o , sin q u e el proyectil le tocara siquiera la epidermis. A mas d e los 17 prisioneros i los 30 rifles, se tomaron varios animales vacunos i caballares. P o c o antes de las 7 P . M. se declaró en Moliendo nn voraz incendio en los suburbios de la ciudad, ignoráudose su oríjeu que unos atribuyen a la casualidad, otros a jentes mal intencionadas con el propósito de echar la mancha de incendiarios a los chilenos que no han llevado mas propósito que destruir ciertas propiedades del Fisco. E l incendio, ayudado por un fuerte viento, fué adquiriendo proporciones colosales, iluminando con sus siniestros i rojizos resplandores las cumbres vecinas i la inmensidad del océano. E r a aquel un espectáculo a la vez que i m p o n e n te aterrador. Baldomero D u b l é , Jefe de Estado Mayor de la división, D i e g o Miller, Arturo Villarroel, jefes, oficiales i soldados se esforzaban en contener el elemento devorador que se cebaba en el combustible que le proporcionaban los edificios de madera. Apesar de los constantes i abnegados e s fuerzos de las personas nombradas, el fuego prendió en la iglesia que m u i luego quedó reducida a cenizas, así c o m o seis a ocho manzanas de casas, si bien de las mas insignificantes. E l incendio continuó durante toda la noche del 10 al 11, i a la vez que ardia Moliendo, rojos resplandores se distinguían por I s l a i i Mejía. Estos tres puntos eran en esos momentos inmensas hogueras. A las 9 A . M. del jueves 11, salia el Amazonas para Islai, llegando a las 10 i minutos. A h í debia embarcar al 3. ° que en la tarde del 10 bahía salido para Islai, deteniéndose a legua i media de Moliendo, de orden del jefe de la división, por haber tenido noticias que venían fuerzas enemigas en dirección a este último punto. E n Islai se encontraba la Co'cadonga. L a tripulación, a las órdenes inmediatas del comandante Orella, se había ocupado en minar el muelle i camino carril i preparar la destrucción de éstos i de los elementos de embarque i d e s embarque. E l injeniero 1. señor Encinas trabajaba en desarmar los donkys, grúas, plumas i motores. A las 3 P. M. comenzó a embarcarse el 3. °—Alas 0.15 P. M . del siguiente dia comenzó el incendio del muelle i edificios de la capitanía, i dos horas después las llamas d a ban cuenta de aquel lugar de desembarque i de sus c o n s trucciones adyacentes. En Islai se destruyó también la línea telegráfica i las fuentes que habia en las dos plazas del pueblo. C o m o a las 12 M . pasó a la vista el vapor de la carrera con dirección al Sur. N o tocó en Islai. c

PACIFICO.

A las 7.45 A. M. regresaron a M o l i e n d o d o n d e se e n c o n t r a b a el Blanco i la Cooadonga. L a O'Higgins i el Lámar habían partido para U o llevando a los Navales i Z a p a d o r e s i parte del 3. ° A las 2.45 se dijo p o r d o s vijías peruanos capturados por los Cazadores, q u e venían 2.000 h o m b r o s en dirección a Moliendo. I n m e d i a t a m e n t e salió la Cocadonga a recon o c e r la costa hasta Mejía. A pocas millas al Sur, la Covadonga descubrió algunos grupos, destacándose la figura de u n jinete, q u e parecía jefe, m o n t a d o en un caballo blanco. A u n q u e se encontraban a considerable distancia, Orella disparó algunos cañonazos, p o n i e n d o el alza a 3,500 metros, pero sin alcanzarlos. E n esos m o m e n t o s c o m e n z ó a oscurecer. La Cotadonga siguió hasta Mejía. C u a n d o se supo q u e venia el e n e m i g o i c u a n d o c o n su anteojo el m a y o r D u b l é distinguió a alguna distancia una fuerte avanzada peruana, reunió a los cónsules i les hizo presente q u e si el e n e m i g o avanzaba i ponia i n c o n v e nientes para la destrucción del muelle i edificios del G o bierno, retiraba la palabra q u e les habia dado d e n o hacer fuego sobre la p o b l a c i ó n , q u e seria presa d e las bombas del Blanco. L o s cónsules se apresuraron a mandar un emisario q u e habló c o n el e n e m i g o el cual n o se movió. La destrucción c o m e n z ó entonces c o n mas actividad, i maestranza, estación i bodegas eran y a un m o n t ó n de ruinas q u e el incendio del muelle iluminaba c o n sus siniestras hogueras. T e r m i n a d o y a el objeto d e la espedicion, salió de M o liendo a las 8 i minutos P. M., q u e d a n d o en aquellas costas la Cocadonga i llegando a este puerto al amanecer de hoi d o m i n g o , i precisamente en los m o m e n t o s q u e entraba la fragata d e guerra italiana Garibaldi i saludaba al b u q u e almirante. Las pérdidas sufridas p o r el Perú en esta escursion las avalúan los estranjeros en o c h o millones de pesos; pero tal vez n o esceden d e c i n c o millones. EL

CORRESPONSAL.

(Correspondencia de Arequipa.)

A c o n s e c u e n c i a del retiro d e nuestras fuerzas d e Mejía i M o l i e n d o , efectuaron ayer un desembarco las fuerzas enemigas, en las inmediaciones d e islai, algo al N o r t e de la caleta d e n o m i n a d a Chiguas. L a noticia se c o m u n i c ó p o r telégrafo a la prefectura, a eso de las 2 P. M., anunciándose posteriormente que habían c o n t i n u a d o d e s e m b a r c a n d o tropas, pero sin que por el m o m e n t o se supiera el n ú m e r o total d e las fuerzas que h a n osado profanar nuestro suelo i q u e recibirán bien p r o n t o el castigo q u e m e r e c e este n u e v o atentado. Seria imposible describir Ja indignación q u e se apoderó de todos los habitantes d e A r e q u i p a , al saberse en la tarde, q u e las hordas chilenas marchaban sobre el puerto de M o l i e n d o , del q u e se posesionaron sin dificultad, pues los p o c o s h o m b r e s d e la guardia nacional d e eso puerto, se retiraban hacia Mejía, lo m i s m o q u e el r e d u c i d o número de personas indefensas q u e en él quedaban, después del desarme d e las baterías. A la par q u e esa santa i j u s t a i n d i g n a c i ó n d e l pueblo, ardia éste en entusiasmo, que crecia p o r m o m e n t o s , para marchar en busca del e n e m i g o i derramar su sangre en aras d e la patria, hasta obtener c u m p l i d a venganza del n u e v o ultraje que le infieren los filibusteros q u e tratan de apoderarse d e sus tesoros, cegados p o r su ambición i codicia. L a actitud del pueblo era i m p o n e n t e , i se veia por todas las calles grupos numerosos d e ciudadanos que corrian a alistarse en los cuarteles, q u e m a r c h a b a n gozosos a engrosar las filas d e los cuerpos d e nueva formación que se organizaban en esta plaza, o q u e s e presentaban a las autoridades para q u e los destinaran d e la manera mas conveniente. E n la tarde se dio la orden d e m a r c h a a las fuerzas existentes en la plaza, i se hicieron en efecto los aprestos ne-


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cesarios, así que, desde las 8 P. M. en adelante, c o m e n z a ron a desfilar a la estación los siguiente cuerpos: L e j i o n Peruana n ú m . 1, A p u r i m a c , batallón Pierda, Columnas A i B de la guardia civil, c o l u m n a de Artesanos, c o l u m n a del núm. 2 de la guardia nacional, Escuadrón Jendarmes i un crecido n ú m e r o de voluntarios. El batallón C o m e r c i o q u e d ó de servicio en la plaza. Se repartió una parte de las armas destinadas a los nuevos cuerpos, i se presentaron a la autoridad u n crecido n ú m e r o de propiedad particular. M u c h o s son también los ciudadanos que concurrieron armados i m u n i c i o n a d o s , solicitando un puesto en los cuerpos q u e se preparaban a marchar. H o i ha c o n t i n u a d o el alistamiento de voluntarios, i durante solo las primeras horas del dia, pasaban de 50 las armas presentadas. El abnegado i patriota c o m p o r t a m i e n t o del pueble de Arequipa es d i g n o de sus gloriosas tradiciones, i estamos ciertos que en esta vez, c o m o en todas las que ha e m p u ñado el rifle para defender la h o n r a i dignidad de la R e pública, c u m p l i r á su deber c o n heroismo, i se sacrificará en el c a m p o del honor, antes que consentir en la h u m i l l a ción i la vergüenza, ¡ H o n o r a nuestros paisanos! El señor prefecto del departamento ha m a r c h a d o a la cabeza ele las fuerzas, después de haber dictado las m e didas convenientes i atendido c o n actividad las e x i j e n cias de la situación. Los datos que o b t e n g a m o s acerca de los p u n t o s en q u e se encuentre el enemigo, de los m o v i m i e n t o s que hubiese operado los daremos a última hora.

SESTO.

309

el señor capitán Urcnlln, que mandaba nuestra tropa, d e cidimos acampar a cuatro millas, mas o menos del valle i bajar a primera hora del dia siguiente. A s í lo hicimos llegando con toda felicidad a la estación de Conde. Inmediatamente hice bajar la b o m b a que conducía, para hacer llenar los estanques con agua coa el objeto de c o n ducirlos al H o s p i c i o ; la avanzada de caballería dio parte al capitán Urcullu que un poco mas arriba de la estación de Conde el enemigo se habia parapetado en una casa situada en una lomita que domina la estación i el pozo de agua, i que desde ese punto estaba haciendo un fuego nutrido; el capitán Urcullu mandó en protección de la caballería 10 soldados del Ruin al mando del subteniente S á n c h e z ; éstos sedo alcanzaron a disparar algunos tiros, lo que puso al enemigo en fuga. E s t a medida nos hizo dueños de la estación de Conde, permitiéndonos seguir adelante con nuestro trabajo de llenar los estanques; conseguido nuestro objeto, el tren regresó a H o s p i c i o , dejando en esta estación de 15 a 10,000 litros de agua; el m i s m o dia regresamos a Pacocha. habiendo quedado la tropa que iba en protección de la máqniua en Hospicio. A n t e s de-concluir m e permito encomiar ol entusiasmo del capitán d o n Marcos L a t h a m . Mediante su actividad i ayuda he p o d i d o en tan p o c o t i e m p o dejar espedita la línea, Conseguido esto, m o n t ó a caballo i a c o m p a ñ ó a la caballería en sus reconocimientos; además, pasó el rio i t o m ó prisionero a d o n Julio P o m a r e d a , administrador de la hacienda del señor Cabello, por c u y o c o n d u c t o p u d i m o s obtener los datos que nos sirvieron en nuestra espedicion, c o m o asimismo al capitán U r c u l l u que iba al m a n d o de la tropa. Dios guarde a V . S . FEDERICO

STUVEN.

XII. Partes oficiales del Comandante Stuven i correspondencia sobre esploracion al interior de Pacocha.

¡

INJENIERO DEL

EJÉRCITO

lio,

I

ARMADA.

Marzo

16 de 1SS0.

Señor Coronel: INJENIERO DEL EJÉRCITO I ARMADA. El 13 del presente partí c o n destino a la estación de C o n d e c o n las máquinas P a c o c h a i Moquegua, arrastranPacocha, Marzo 10 de 1SS0. I d o 3 estanques c o n agua, 2 carros de víveres i forrajes, i Señor Coronel: 2 de municiones, c o n instrucciones de dejar el agua en el Cumpliendo con mi c o m e t i d o , — e l arreglo del ferroc a m i n o i lo demás llevarlo hasta el valle, t o d o para el carril de l i o a M o q u e g u a , — p r o c e d í a la compostura de la c o n s u m o de la tropa que marchaba para aquel punto. Sin línea entre Hospicio i Conde. embargo de que la carga que se distribuyó en cada c o n v o i Al efecto, partimos de la primera estación el dia 8 del presente a las 2.30 P. M., con los trabajadores i herramien- ! era la suficiente que p r u d e n t e m e n t e poclian llevar, al estar pronto para ponernos en marcha se recargaron los tas necesarias, 20 hombres de, infantería con sus municiocarros c o n una cantidad de utensilios de cocina para el nes, i 00 Cazadores i Granaderos a caballo que precedían el r a n c h o de la tropa, vasijas para dar agua a los animales, convoi, compuesto d é l a máquina P a c o c h a i dos carros con material de la ambulancia Yalparaíso, i además la j e n t o 12,000 litros de agua. Aunque dos dias antes habia el capitán don Marcos L a - q u e iba a cargo de todos estos artículos, m o n t a n d o a cerca de 25 hombres. La m á q u i n a Moquegua. que partió la tliam recorrido la línea, hasta el valle i dádome cuenta de su primera, tuvo que llevar t o d o este m a y o r peso por n o estado, resolví sin e m b a r g o , marchar con toda prudencia, temiendo que nuevos obstáculos puestos por el enemigo I tener confianza en que la otra pudiera arrastrarlo por faltarle todavía, c o m o V . S. sabe, una de sus bombas, sunos ocasionara algún siniestro. pliendo este inconveniente c o n un inyector que hace el Afortunadamente no tropezamos sino con los que ya trabajo c o n cierta dificultad. La marcha de este c o n v o i conocía, consiguiendo dejar espedito el camino hasta la esfué m u í lenta; tanto p o r q u e la artillería de campaña iba taciou de Conde a las T P. M . por la línea delante de nosotros, cuanto por lo sucio q u e Las reparaciones que se hicieron en el camino fueron en q u e d a b a n los rieles c o n la arena i piedrecillas que saltacuatro distintos puntos, habiendo retirado cuatro rieles en ban sobre ellos, lo que hacia que la máquina tuviera que cada uno de ellos, los que fueron repuestos inmediatamente trabajar c o n una presión m u i fuerte. por la cuadrilla- caminera que conducía el tren. E n un corte de formación de piedra el enemigo habia derrumbado La Pacocha, que salió de este p u n t o 2 horas después, un gran trecho a ambos lados, llenando la vía férrea con nos alcanzó en el portezuelo de las L o m a s , llegando j u n piedras de cinco a seis toneladas cada una; esto fué el tra- I tos a la estación de Salinas o Estanque. bajo mas pesado, porque me vi obligado a partir las pie- j D e b o prevenirle que c o m o a tres millas antes de llegar dras para despejar el camino. ! a esta estación ios rezagados de la tropa que encontraba Mientras concluimos el trabajo en el ú l t i m o punto inter- por el c a m i n o m e hacían señales con pañuelos lacros para parar el tren c o n el objeto de que les diese agua, lo que ceptado i c o m o a siete millas antes de llegar al valle, avistamos una partida enemiga, la que huyó tan pronto hice una vez, c r e y e n d o me anunciasen algún peligro. A nuestra llegada a Salinas la tropa rodeó los estancomo nuestra caballería se puso en su persecución; por esta circunstancia, ignorando la fuerza que podria tener el ene- ques que c o n d u c í a m o s , temiendo los rompieran i nos d e migo en el rio i teniendo en cuenta la entrada de la noche jasen sin agua para llevar a H o s p i c i o ; nos pusimos en m o v i m i e n t o d e j a n d o allí 10,000 litros, que c o n 15,000 i lo que se presta el valle para emboscadas, de acuerdo con


400

GUERRA

D E L PACIFICO.

mas que existían en el estanque de esa estación, hacían un total d e 25,000 litros, cantidad q u e el señor coronel M u ñ o z consideró suficiente; i tan fué así q u e a nuestro regreso encontramos 6,000 litros. A q u í fué imposible evitar q u e subiese mas j e n t e al prim e r c o n v o i ; m u c h o s soldados fueron i n d u c i d o s a hacerlo por sus m i s m o s oficiales. Tuve que forzar m u c h o la máquina, debido a la gran cantidad de tierra que habia sobre los rieles, lo que c o n tribuyó a que se quebrara una de las chavetas de los brazos, lo que hizo saltar las dos tapas del cilindro. Este accidente me obligó a hacer bajar la tropa que conducía para que continuase su marcha a pié, lo que conseguimos con gran trabajo. A q u í pudimos apreciar próximamente el número de personas que habían subido a los carros: serian 150 mas o m e n o s ; el peso de éstas con sus equipos no b a jaría de 300 quintales. Desconectado un cilindro i ayudado por la máquina Pacocha qne nos empujaba, i dejando en este punto un carro con forraje i víveres, que se mandó traer después, seguimos nuestro camino a H o s p i c i o , a cuyo punto llegamos a las 5.30 P. M . E l capitán, señor U r c u lln, ayudante del Estado Mayor Jeneral, qne hacia de jefe en esta estación, preguntado por mí sobre si la línea estaría en buen estado hasta llegar al valle, me contestó que sí i que solo sabia qne entre el estanque de Conde i la estación del mismo nombre, que dista unas tres cuadras, faltaban una o dos colleras de rieles, noticia que la habia obtenido de un muchacho peruano qne l l e g ó fugado de M o qnegna, quien también me la comunicó. E n esta virtud i con la confianza de que me precedía el señor jeneral Baqneclano, que esa misma mañana se habia puesto en marcha con cerca de 900 hombres de caballería i 130 infantes, mas o menos, no trepidé en segnir mi marcha, partiendo a las 6.30 P . M . con la máquina Pacocha, arrastrando un estanque vacío i dos carros de forraje i víveres. Me proponía regresar al Hospicio al alba del dia siguiente para que la tropa que debia llegar a esa hora fuera provista de agua. Sin e m b a r g o , c o m o la noche era oscura i el reverbero alumbraba mui poco por la mala calidad de la mecha, compuesta de un pedazo de trapo p o r falta de algo mas adecuado, tomé todas las precauciones necesarias ordenando que la marcha fuese mui lenta. Cuando habíamos avanzado unas ocho millas alcanzam o s a distinguir en una curva la falta de cuatro rieles, consiguiendo detener el convoi a diez pasos de distancia; este obstáculo fué reparado en inedia hora mediante los esfuerzos de la cuadrilla de camineros que llevaba p r o v i s ta de los elementos necesarios. Mui estraño me fué, señor coronel, que si c o m o creo se mandó por allí parte de la caballería para recorrer el estado de la línea, no se h u b i e sen dejado algunos soldados apostados o puéstoseme a l g u na señal para advertirme el peligro i evitar un siniestro que pudo haber sido la cansa de fatales consecuencias para la división qne nos seguía i que confiaba solo en la m á quina i buen estado de la línea férrea para surtirse del agua necesaria para mitigar los sufrimientos consiguientes a una prolongada marcha por el desierto.

vapor, pero esto sucedia a tan p o c a distancia que solo alcanzamos a evitar que el c o n v o i se precipitase al abismo, n o así el desrielamiento de la m á q u i n a q u e q u e d ó c o n la trompa enterrada, c o n solo las d o s últimas ruedas sobre los rieles, c o n u n a inclinación m u i p r o n u n c i a d a hacia adelante i m e d i o recostada sobre el precipicio. I n s p e c c i o n a d o el terreno vimos q u e 10 rieles habían sido sustraídos c o n sus respectivos durmientes, los q u e fueron arrojados al f o n d o d e la quebrada j u n t o c o n 16 rieles mas q u e habia d e j a d o en m i viaje anterior a u n a corta distancia d e allí. L a calzada formada en la quebrada era tan pendiente i angosta, q u e fuera d e los rieles solo habia u n espacio de dos pies a cada laclo d e u n terreno m o v e d i z o i d e piedra, así es q u e el trabajo se hacia m u i difícil para colocar las gatas i alza-prima al tratar d e levantar la l o c o m o t o r a . L a cuadrilla caminera, palanqueros i todos los demás q u e íbamos en el tren n o perdimos un m o m e n t o d e t i e m p o ; todos c o m p r e n d í a n q u e la salvación d e la división dependía de nuestros esfuerzos; mediante u n trabajo ard u o i asiduo en q u e todos t o m a m o s parte, o c u p á n d o n o s desde las 10 A . M., hora en que t u v o lugar el accidente, hasta las 3.30 P. M. del dia siguiente, conseguí hacer pasar la l o c o m o t o r a i su ténder sobre la línea provisoria que habiamos formado. A las 8 A . M. d e ese m i s m o dia llegó el capitán Cruz c o n un piquete d e Cazadores a caballo que, según él, v e nian a c o m p o n e r la línea; i n f o r m a d o d e lo s u c e d i d o regresó para dar parte al señor jeneral B a q u e d a n o . A las 10 A . M. ordené al capitán L a t h a m previniese al señor jeneral B a q u e d a n o q u e en pocas horas mas el tren estaría listo para bajar al valle i tomar el agua necesaria para c o n d u c i r a H o s p i c i o ; c u m p l i d o lo cual le agregué q u e seria c o n v e n i e n t e mandase alguna tropa para achicarla b o m b a i llenar los estanques, advirtiéndole que nuestros trabajadores n o lo podrian hacer p o r lo rendidos que estaban, pues desde las 5 A . M. del dia anterior, sin tiemp o aun para c o m e r ni m e n o s para dormir, habían trabaj a d o para concluir la línea, i n o se podia c o n t a r c o n ellos para llenar los estanques. El señor jeneral contestó q u e su c a m p a m e n t o distaba m u c h o d e l lugar d o n d e se t o m a b a el agua, d o s millas mas o m e n o s , i q u e sus caballos habían h e c h o m u c h o trabajo, h a b i e n d o estado bajo la m o n t u r a un gran n ú m e r o de horas. C o m o a las 4 P. M. llegué al estanque d e C o n d e e inm e d i a t a m e n t e proseguí a llenar el ténder, lo que m e o c u p ó hasta las 9 P. M. trabajando personalmente en la b o m ba p o r la escasez d é j e n t e , pues casi todos mis trabajadores quedaron atrás h a c i e n d o formal c o m p o s t u r a d e la parte de la línea destruida, c o n el encargo d e hacer bajar los carros al p u n t o d o n d e y o estaba u n a vez c o n c l u i d o esetrabajo; m e ayudaron eficazmente 4 c h i n o s que se acercaron ai lugar en q u e estaba. L o s carros llegaron a las 10 P. M. L a máquina los tomó en seguida i fué a la estación d e C o n d e a formar el convoi, lo que m e o c u p ó hasta las 12. R e n d i d o s d e cansancio d o r m i m o s hasta las 5 A . M., h o r a en q u e continuamos llenando los estanques a y u d a d o s por varios c h i n o s que se n o s presentaron, 2 d e los cuales venian c o n grillos i cadenas q u e les h i c e quitar al m o m e n t o , i trabajaron de muí b u e n a gana. C o m o a las 8 A . M. llegó el señor jeneral Baquedano, quien m e preguntó a q u é hora podría salir el tren, a lo que le contesté q u e en u n a o d o s horas si m e mandaba j e n t e . L u e g o después llegó el capitán D a r d i g n a c con 10 h o m b r e s q u e puso a mi disposición p o r orden del^ señor jeneral. C o n esta a y u d a q u e d ó terminado el trabajo, i el tren salió c o n 25,000 litros d e agua a encontrar la división que, según noticias, acosada p o r la sed habia salido de H o s p i c i o .

Esta circunstancia m e hizo redoblar las precauciones, pues desde ese m o m e n t o c o m p r e n d í que toda vijilancia era poca; di orden para que el c o n v o i marchase paso a j paso, encargando al capitán L a t h a m vijilase al maquinista mientras y o m e encargaba de los palanqueros. Continuamos pues nuestro c a m i n o m a r c h a n d o tan l e n - . tamente q u e un m o m e n t o alcanzó a pararse el tren; t o m é también la precaución de colocar d o s h o m b r e s c o m o vijías sobre la t r o m p a de la m á q u i n a para m e j o r distinguir j la línea, pero h u b o un instante q u e sentimos q u e el c o n - ! voi se detenia. Se m a n d ó aflojar un p o c o las palancas, el tren t o m ó m a y o r velocidad i n o s fué imposible detenerlo a tiempo, pues n o t a m o s en este instante, e n c o n t r á n d o n o s A las c i n c o millas d e ese p u n t o e n c o n t r a m o s las avansobre una calzada m u i elevada, la falta de m u c h o s rieles zadas d e la división i paramos el tren para convenir con i durmientes i la destrucción c o m p l e t a del camino. I n m e - los comandantes señores Arístides Martínez i Novoa la diatamente se silbé para apretar palancas i se dio contra- ; m e j o r manera de repartir el agua. D e t e r m i n a m o s poner


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en cada lado del estanque depósitos de agua para que la tropa, desfilando por los costados pudiera a su paso i sin detenerse llenar sus platillos i c a c h u c h o s , los que c o n t i e nen mas d e un litro, lo cual se efectuó c o n t o d o orden. La tropa m a r c h a b a formada de a cuatro en f o n d o , perfectamente organizada, i n o n o t é n i n g ú n desorden. C o m o 80 soldados que venian s u m a m e n t e estenuados fueron socorridos por el capitán L a t h a m i yo: les d i m o s vino con agua, c u i d a n d o que n o bebieran demasiado de una sola vez i noté que igual cosa hacian los señores coronel M u ñ o z i c o m a n d a n t e Arístides Martínez, N o v o a , de la artillería, i Martínez del A t a c a m a . El señor coronel M u ñ o z m e pidió q u e recojiese a los mas enfermos i los condujese al H o s p i c i o . Solo seis eran los que n o podían continuar la marcha, i t e n g o el gusto de decir a V. S. que antes de llegar al H o s p i c i o y a solicitaban los dejase marchar c o n sus c o m pañeros. N o tuve noticia ni vi n i n g ú n m u e r t o ; al llegar al H o s picio, d o n d e había un destacamento de 150 h o m b r e s que también esperaban agua, supe que un oficial N a v a r r o del Tejimiento Santiago i tres soldados habían muerto. Atrib u y o estos incidentes, no a falta de agua, puesto que en Salinas o Estanque la habia en abundancia, c o m o anteriormente lo había d i c h o , sino a causa de su debilidad física i c o n d i c i o n e s climatéricas. D e b o decir a V S. que a mi pasada cerca del H o s p i c i o , ya de regreso, recien supe por el capitán U r c u l l u q u e él habia tenido c o n o c i m i e n t o del mal estado de la línea en los puntos y a indicados solo a las 10.30 u 11 P. M. por un propio que le h i z o el señor jeneral B a q u e d a n o , es d e cir, cuatro horas después de mi partida de ese p u n t o . En Salinas dejamos 8,000 litros de agua de la que se trajo de C o n d e , i llegamos sin mas atraso a las 11 P. M. D i o s guarde a V. S. s

FEDERICO

STUVEN.

Al señor Coronel Jefe de Estado Mayor Jeneral.

(Correspondencia a la PATRIA de Valparaíso.)

Facoc/ia, Marzo

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SESTO.

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que volver atrás. Las caras de los viajeros se vuelven pálidas, porque se va la oportunidad de dar al corazón un cuarto de hora de nuevas impresiones. V o l v e m o s lentamente al punto de partida, pero los jefes espedicionarios tienen la idea de no abandonar su propósito, i al efecto se caldea la máquina Pacocha. Esta, tijera c o m o un ave, trepa los cerros i se detiene en una estensa planicie que se estiende sobre la cumbre de los cerros que por el Este rodean a Pacocha. A q u í se acuerda no llevar a la infantería, Primero, porque es na obstáculo para la jente de a caballo, que tiene que seguir la marcha de aquella; i segundo, porque en caso de una retirada violenta i en presencia de enemigo n u m e roso, ambas fuerzas se verían comprometidas, teniendo que prestarse mutua protección. S o b r e t o d o , el csplorador debe ir mas dispuesto a la escapada que al ataque, i el infante no puede acompañar jamás en tales emerjencias al de caballería. Devuelta la jente del Buin, la máquina continuó adelante, trepando los cerros que forman muro a la honda quebrada que baña el rio de l i o . Desde las ventanillas de los carros gozamos largo rato de un panorama espléndido. Mientras el coraron recibía las fuertes impresiones del peligro, porque el convoi pasa en algunas partes laderas riesgosas, en las cuales se ve caer cascadas de arena i t o ma eu otros la oudulosidad de la culebra, la vista se alegra al estenderse por la quebrada, bosques de olivos, plátanos, higueras, chirimoyos, limoneros, i mil otros árboles de un verde claro i fresco, alegran aquel sitio i hacen revivir el alma del viajero. Hasta nuestros oídos llega a cada instante el concierto de las aves i el ruido del agua turbia corriendo por entre arenas i piedras. Las riberas del rio son altos cerros: por el Norte de arenas, por el Sur de granito deforme iestraño. Parece que la naturaleza hubiera arrojado aquí en un momento de c ó l e ra, nn puñado de rocas; tal es su confusión i atropellamiento. Perdida ya de vista la alegre i risueña quebrada, sigue nn cerro de difícil ascenso i cubierto de plantas pequeñas i medio resecas. Vejetacion mas pobre no tienen nuestros cerros del Norte. Siendo nn camiuo paralelo a la línea de la costa, subiendo cuestas i bajando houdanadas llegamos a las 0.30 P. M. a la estación Estanques, habiendo recorrido una distancia de dieziocho millas. Nuestras caras estaban negras de tierra i los trajes a g u jereados por los carbones encendidos que salían a millares por la chimenea de la máquina. Eu ese punto hai nn estanque, una oficina telegráfica i dos pequeñas casuchas, construidas talvez para habitaciones de camineros. En una de aquellas encontramos al capitán don Marcos Latham, que con un arriero se dirijia al interior eu busca de noticias.

Eran las 11 A . M. del. día 4 del presente. U n a larga fila de carros esperaba en la estación de este puerto la llegada de varias personas que debían marchar al interior con el objeto de reconocer las posiciones del enemigo. M i nutos mas tarde de la hora indicada, los señores José V e lasquez, jefe de la artillería, i José F . Vergara, secretario del Jeneral en Jefe, subían a un coche parecido, aunque mas inferior, a los del ferrocarril del Sur. Acompañaban a estos caballeros los ayudantes del Cuartel Jeneral i los del E s t a d o Mayor. Iban además 250 h o m bres del Buin al mando del sarjeuto mayor don Pedro León García, 25 de Cazadores a caballo a cargo del teniente León, e igual número de artillería, montados en sus A las 9 dormíamos profundamente en lecho de tierra. mejores caballos. L a atmósfera era mui húmeda, así es que a cada momento despertábamos tiritando de frió. A las 11.30, un hombre de patilla que parecía haber sido rubio, de ojos azules, con mas hollín en su traje que una Aun no amanecía i ya los caballos, ensillados, esperaban chimenea, i con una gorra de seda mugrienta sobre su c a - a sus jinetes. Montamos i seguimos adelante, desviándonos beza, un verdadero maquinista, en una palabra, se presen- a poco de la via férrea en busca del camino mas corto. ta al señor Velasquez i le d i c e : La máquina está lista." Dos horas faltaban para las 12, nos apeábamos en H o s picio, después de haber recorrido veinte millas mas. H o s p i - - E s t á bien, adelante, fué la respuesta. Al salir, pudimos conocer en el maquinista al incansa- cio es un punto eu donde el ferrocarril se detiene 20 minutos i los pasajeros toman agua i refrijerio. U n estanque seco, ble, entusiasta e intelijeute injeniero don Federico Stuven, una oficina telegráfica i un cuarto de tablas lleno de letrequien, por servir a la patria i al ejército, ha olvidado hasta ros injuriosos a Chile i de los boletines ruidosos que Daza la limpieza. i Prado echaban al viento cu los dias de la declaratoria de En medio de vivas ruidosos i de soldados que miran i guerra, es todo el empapelado de aquel entablo miserable. saludan a los que parten, el convoi se pone en movimiento. Hospicio, se decía lia poco, es un punto esfratéjico de la La máqniua, haciendo esfuerzos poderosos para subir I una gradiente a la salida de la estación, recorre el pesado [ mayor importancia; ello no es exacto. E s cierto que está camino que va al Norte i llega al punto en que se dirijo al ! situado sobre una alta i estensa meseta, rodeada de cerros i quebradas de regular elevación; pero el agua se halla a Sur, describiendo una especie de arco. una gran distancia, id calor es escesivo i los víveres no De repente, un cilindro de la locomotora se rompe i nos pueden ser conducidos sino tardía i difícilment", apesar vemos detenidos en la parte mas difícil de la vía. Hai 11

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DEL

del ferrocarril. Por otra parte, un ejército tendría que acampar al aire libre, cosa que ofrece peligros de c o m o d i dad i de salud, pues en aquel punto los vientos del Sur son demasiado fuertes i levantan nubes de arena. Diez minutos mas tarde de nuestro arribo al Hospicio, la avanzada de artilleros que se habia adelautado, anunció que en la cumbre de un cerro se divisaba a dos hombres a caballo. Los anteojos se dirijen al punto indicado i el aviso resulta efectivo. Pasau 5 minutos i aparecen 12 j individuos en fila. Entre ellos i nosotros mediaría una distancia de doce cuadras, sobre poco mas o menos. ¿Qué hacer en aquella circunstancia? Una avanzada • significa casi siempre proximidad de fuerza i nosotros no llevábamos tropa suficiente para resistir un ataque de 100 hombres siquiera. I lo peor es que los caballos no podían acompañarnos una h o r a d e lijera retirada... U n a breve conferencia entre los señores Yelasquez i ! Vergara resuelve el problema. Se manda al alférez Cir q u e ¡ c o n S artilleros vaya hacia el e n e m i g o . Parten al galope, j V e r esto i desaparecer la avanzada fué cuestión de u n segundo. j

PACIFICO.

N o habia tiempo que perder. R o m p i m o s el c e r c a d o de una viña i nos m e t i m o s al rio. F r e n o s abajo, i los caballos, c o m o si hubieran c o m i d o fuego, se abalanzaron al agua. N o p u e d e calcularse lo que bebieron. Después a forrajear en u n a h e r m o s a viña. Eiv c u a n t o a los j i n e t e s , quién sabe c ó m o n o les dio un cólico. U v a s , duraznos, granadas, higos, membrillos, todo era d e v o r a d o c o n furor. H a b i a algunos que se tragaban los racimos enteros. A l c a b o de 10 m i n u t o s , la c o m i t i v a se m a r c h a por la falda izquierda de la quebrada, en d i r e c c i ó n al Norte. Continuamos por la orilla i v i m o s una avanzada peruana, allá a la distancia, cerca de M o q u e g u a . Los Cazadores hicieron sonar su clarín i ele una casa de la ribera opuesta salieron a escape 8 h o m b r e s de traje negro, que se escondieron entre los árboles. Creyeron talvez que se tocaba a degüello. L u e g o que los bien cultivados i grandes viñedos, se perdieron de vista i el rio se metió por entre dos cerros de viva roca, que tiene la forma del encarrujado que se p o n e n al cuello las niñas, desviamos la m a r c h a i nos dirijimos al c a m i n o del ferrocarril. C o n el ú l t i m o caracol de una subida difícil se apagó para nosotros el último ray o de la luz del dia. La n o c h e estaba oscura c o m o boca de lobo. A p e n a s veíamos el c a m i n o . Paso a paso, c a m i n a m o s 3 horas. A varios nos dolía hasta las entrañas. Diezisiete horas a caballo, n o es cosa para jugarse. L l e g a m o s a H o s p i c i o i la sorpresa i la alegría fueron grandes. Stuven, la providencia vestida hoi de fogonero de ferrocarril, estaba allí c o n su máquina. H a b i a c o m puesto la línea i traído víveres, forraje, agua i carne fresca. Esa n o c h e c o m i m o s . v a l d i v i a n o i asado, nos acostamos en magnífica cama de pasto i al siguiente dia volvimos a P a c o c h a en ferrocarril.

Cerca del lugar que ocupaba la avanzada del e n e m i g o , se nota que nuestros soldados apuran mas i mas el paso i i que tornan distintas direcciones. A p o c o , llegan hasta j nosotros trayendo a un italiano m o n t a d o en una muía. i El pobre diablo tiembla c o m o si tuviera dentro la m á q u i - j na eléctrica. — D e d ó n d e vienes? so le pregunta. j — D e Moquegua, contesta. H a b i a ido antes de la llega- j da de los chilenos a l i o . — ¿ C u á n t o s h o m b r e s c o m p o n e n la-avanzada que estaba i allá arriba? — T r e i n t a i uno, en malos caballos. — ¿ H a i j e n t e en Moquegua? — S í ; el batallón Inmortales de Grau i el C u z c o . El prim e r o mal armado. Montero m a n d ó decirle que se agarra- ¡ ran c o n sus uñas. — B u e n o . Vas a ir c o n nosotros. Si tus noticias son Las esploraciones que se han h e c h o hasta cerca de inexactas, te fusilamos. V e n g a n dos soldados, vayan c o n M o q u e g u a han d a d o por resultado el c o n v e n c i m i e n t o do él de descubierta i háganle fuego al primer intento de es- \ que a aquella ciudad ha llegado de A r e q u i p a una división capada. ele 4,000 h o m b r e s , al m a n d o de u n señor Luna, en breve El italiano, j u r a n d o que es cierto lo que ha c o n t a d o i i debe juntarse c o n otra que partió ha t i e m p o de Lima. siempre tiritando se adelanta. •. Una hora antes de las 12 la espedicion avanza. Los c a - ; En dirección a M o q u e g u a parte hoi una fuerza de 100 ballos estaban cansados i sedientos. Se dijo que el valle i estaba a n u e v e millas, i la esperanza de llegar hasta d o n - i h o m b r e s del Buin, q u e van a reunirse c o n la avanzada del de fuera posible cerca de los aliados i de encontrar agua, ¡ H o s p i c i o . Mañana parte también al interior la s e g u n d a división, fué un aliciente p o d e r o s o para que los espedicionarios n o c o m p u e s t a del 2. ° de línea, rojimiento Santiago, Atacase detuvieran a m e d i o camino. ma, Búlnes i una batería K r u p p d e artillería. La manda Pasan 2 horas. La via férrea c o n el llano, caracolea • ' el coronel d o n Mauricio M u ñ o z . por entre los cerros, baja, sube, se estrecha contra m u r a - i Es posible que la división n o m b r a d a ataque i tome a lias de granito, se asoma a los precipicios, i todavía está : Moquegua, para establecer en seguida sus tiendas sobre lejos. Se gana una altura i el paisaje verde aparece. Los caballos cansados relinchan c r e y e n d o que está a un paso j el A l t o de la Villa, puntos estratéjicos de la mayor importancia, porque es la llave de los c a m i n o s que dan a el agua apetecida. Arequipa, Tarata, T a c n a i Arica. E n algunos puntos la via está cortada en las curvas. E n otros, se encuentran obstáculos de durmientes. Llegan las 3 i el valle que desde las alturas se acerca, j desde el bajo se aleja. La j e n t e comienza a inquietarse. ! N o se p u e d e volver atrás, pues los caballos n o resisten | mas. \ Recepción i entierro de los restos de Thompson, Ra:

XIII.

— E s preciso seguir i llegar al agua, aunque tengamos ; que pelearla, dice el coronel V o l a z q u e z . Si los q u e h u y e r o n a nuestra presencia no h u b i e r a n sido peruanos, de seguro es qne los espedicionarios h a - ¡ brian pasado a m e j o r vida. A p o s t a d o s en cualquier p u n t o ! d e aquellas estrechas i quebradas gargantas, vericuetos sin salida, 10 rifles bastaban para dar cuenta de h o m b r e s ! i caballos. A las 5 llegamos al p u n t o en que el ferrocarril, después j ele hacer locuras en los cerros, se deja caer al valle, en el > p u n t o d e n o m i n a d o Pacai. M o q u e g u a queda a cuatro leguas. Las nueve millas se habían c o n v e r t i d o en otras | tantas leguas. [

mírez, Carretón, &oicolca i Cuevas.

Las ciudades de Antofagasta, Valparaíso i Santiago, han rendido a los mártires de Tarapacá i Arica, el justo tributo ele cariño, admiración i respeto a que son acreedores los qne han dado su vida con sublime abnegación en aras ele la honra d é l a patria. Los cadáveres gloriosos ele Eleuterio R a m í r e z , Manuel T. T h o m p s o n , José A n t o n i o Garreton, Jorje Cuevas i Enlej i ó Goicolea que puede decirse representaban a todos, desde jefe a soldado, los que se sacrificaron el 27 de Noviembre en las cercanías de Tarapacá i el 27 de F e b r e r o en la rada de Arica, hau sido objeto de las espléndidas aunque fúnebres manifestaciones que pasamos a narrar a l a lijera:


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Q u e la gratitud de u n p u e b l o c o m o el chileno, recuerd e siempre c o n veneración i respeto el n o m b r e de estos héroes. Antofagasta, Marzo 3 de 1880. O l v i d á b a m o s decir que la p o b l a c i ó n entera se asoció al Para hacer los honores correspondientes a los restos de d u e l o oficial enarbolando nuestro querido e m b l e m a a m e los ilustres jefes comandantes del 2 . ° de línea don E l e u - i dia asta. terio Ramírez i comandante del Huáscar don Manuel T. EN VALPARAÍSO. T h o m p s o n , muertos gloriosamente en defensa de la patria, esta Comandancia Jeneral ha dispuesto que hoi a las 1 1 . 3 0 PROGRAMA OFICIAL. A. M . se encuentren formadas a las alturas del muelle i en el lugar que se designará oportunamente, el Tejimien" Valparaíso, Marzo 11 de 1880. to cívico de esta plaza i las dos compañías disponibles del Debiendo llegar mañaua 1 2 el Paquete de Maule c o n batallón A c o n c a g u a núm. 1 . I Dichas fuerzas serán mandadas por el comandante del ¡ duciendo los gloriosos restos del capitán de fragata don espresado Tejimiento cívico, sirviéndole de ayudantes los ] Manuel T. T h o m p s o n , teniente coronel don Elenterio R a mírez, capitán don José Antonio Garreton, teniente don de su m i s m o cuerpo. Jorje Cuevas i aspirante don Eulojio Goicolea, el I n t e n L o s señores jefes i oficiales francos concurrirán a esta dente, Comandante Jeneral de A r m a s i Comandante J e Comandancia para dirijirse en cuerpo al punto indicado. Nómbrase una comisión compuesta de los señores sar- ! neral de Marina acuerdan lo siguiente: 1 . ° El fuerte Sau Antonio anunciará a l a ciudad con jentos mayores don W e n c e s l a o Búlnes i don Juan P a b l o ! Bustamante para que, dirijiéndose a bordo del vapor Toro \ tres cañonazos el arribo del Paquete de Maule i desde ese a la hora que se indica, conduzcan al muelle los restos de los m o m e n t o se enarbolará a media asta la bandera nacional, ilustres defensores de la patria. | en los edificios públicos i particulares, fuertes i buques de la armada, Jefe de servicio para hoi, el teniente coronel don M a 2 . ° U n a comisión compuesta del capitán de navio don nuel Búlnes, i para mañaua el sarjento mayor don W e n Miguel HArt.ado, capitán de fragata don R a m ó n Vidal ceslao Búlnes. L a guarnición se cubrirá c o m o está prevenido. ] G o r m a z , del teniente coronel don Benjamín Viel i del mayor clon Rafael La Rosa, desembarcará i conducirá ARRIAGADA. I hasta la escala del malecón los restos de los señores arriba • nombrados a las 7 P . M. donde serán recibidos por el I n LA CEREMONIA D E HOI. | tendente de la provincia, Comandante Jeneral de Marina, Ilustre Municipalidad i corporaciones. Con gran p o m p a i magnificencia fueron recibidos hoi los j 3. E u el mismo lugar, se encontrará a la hora indicada restos de los valientes compatriotas R a m í r e z , T h o m p s o n , J el cuerpo de bomberos que graciosamente se ha prestado Garreton i Goicolea que condujo el vaporcito Toro desde ! a solemnizar el acto con su presencia, i para servir de esPisagua. i colta a la comitiva dos compañías del batallón de guardias M u c h o antes de la hora designada para el desembarque | nacionales núm. 1 con sn banda de música, de las preciosas cenizas, el pueblo entero de Antofagasta 4 . ° Desembarcados los cadáveres, la comitiva se pondrá se trasladó en masa al muelle, ocupando por c o m p l e t o la i en marcha en dirección a la Matriz, tomando la calle de esplanada i avenidas adyacentes. Blanco, i terminada la ceremonia relijiosa en el templo, En el m i s m o lugar tomaron c o l o c a c i ó n en batalla el volverá por la calle de la Planchada, Aduana, Cabo i San rejimiento Antofagasta i 2 c o m p a ñ í a s del A c o n c a g u a . Juan de Dios basta la estación de Bellavista con el objeto Mandaba la línea el c o m a n d a n t e del primero, d o n Matías i de depositar los cadáveres en el carro que allí estará d i s Rojas D. puesto para conducirlos a Santiago. Pocos m o m e n t o s después de las 1 2 atracaba a una de 5. Un oficial i un piquete de 1 2 soldados dt artillería las escalas del muelle la falúa de la capitanía, E n ella v e servirán de escolta durante el viaje. nia una c o m i s i ó n de jefes del ejército que fué a bordo a 6. ° Los oficiales francos del ejército i de la armada traer los restos de los cuatro valientes que han s u c u m b i d o concurrirán las 0 . 4 5 P. M. a los salones de la intendencia con h o n o r para m a y o r gloría del tricolor de C h a c a b u c o i ¡ i Comaudancia Jeneral de Marina para dirijirse en cuerpo Maipú. al malecón con el objeto de recibir los cadáveres. Con el Desembarcadas las cuatro cajas mortuorias fueron c o l o - m i s m o fin se invita a la misma hora a la Ilustre Municicadas en u n h e r m o s o féretro que se arregló en un carro de palidad, a los señores jueces i empleados de todas las oficilos bomberos, a d o r n a d o con ciprés i emblemas militares. nas públicas, corporaciones relijiosas i vecinos que quieran M o m e n t o s antes e m p r e n d í a la m a r c h a el cortejo fúne- asociarse a las autoridades a esta manifestación de duelo bre, que iba presidido por el señor coronel Arriagada público. acompañado del señor gobernador, de los oficiales francos 7. ° Nómbrase una comisión compuesta de los señores de la guarnición i de lo mas notable que cuenta en su don Benicio Alamos González, don Juan de Dios Navarro,, seno la sociedad de Antofagasta. dou Mauuel del Rio, don Setimio Roudanelli, don Enrique Inmediatamente desfiló el c o r t e j o en el orden siguien- i W i l l s h a w , don Rafael Casauova, don R a m ó n D o m í n g u e z , te: c o m i t i v a oficial, carro fúnebre arrastrado por unos dou Heraclio Martínez, i dou Pacífico Alvarez para que cuantos entusiastas b o m b e r o s de uniforme, el Tejimiento arregle la colocación, dirija la marcha de la comitiva i deAntofagasta i las 2 c o m p a ñ í a s del A c o n c a g u a con las ar- termine todas las otras manifestaciones con que la ciudad mas a la funerala i en c o l u m n a i una inmensa m u c h e se dispone, a honrar la memoria de los ilustres guerreros dumbre del p u e b l o . cuya muerte deplora el país. El c o r t e j o d o b l ó por la calle de Sucre hasta la iglesia Se suplica a los vecinos de las calles por donde va a parroquial, en d o n d e quedaron depositados los cuatro pasar la comitiva, que alumbren i adornen el frente de sus ataúdes. casas. La banda de música tocó durante el trayecto piezas Anótese, dése en la orden del dia i pnblíquese. apropiadas al caso. ALTAMIRANO." A la 1 P. M. la c o n c u r r e n c i a se retiró i las tropas des- | filaron a sus respectivos cuarteles. ' Tal ha sido i c o n t a d o a vuela pluma, por el p o c o t i e m - i RECEPCIÓN. po de que disponernos, la manifestación que el pueblo de ! Antofagasta acaba de hacer a las venerandas cenizas de j El Paquete de Maule que c o n d u c í a los restos desde el Ramírez i de T h o m p s o n , de Garreton i de Goicolea. i N o r t e llegó a las 8 A . M. del dia 1 2 de Marzo. EN

ANTOFAGASTA.

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GUERRA

DEL

El recibimiento fué d i g n o de los héroes i digno de V a l paraíso. Pero nada de ostentación bulliciosa i profana. L a sencillez descolló.en todo, i sobre la sencillez la c o m p o s t u r a , el recojimiento que inspiraban aquellos restos preciosos. T a n t o mas notable ha sido esto, cuanto que era i n m e n sa la m u c h e d u m b r e que formaba el cortejo. N o se oia mas que las marchas que tocaba la banda militar i los cornetas del c u e r p o de bomberos. P o c o antes de las 7 P. M. so desprendían del Paquete ele Maule los botes c o n antorchas que traían los ataúdes. Se deslizaron lentamente i en buen orden sobre un mar tranquilo i r e m o l c a d o s por una lancha a vapor. Mientras tanto y a estaba en tierra, a lo largo de la esplanada i en m e d i o de una gran concurrencia, todo el cuerpo de b o m b e r o s i la tropa del batallón c í v i c o n ú m . 1 que debia formar escolta en el cortejo. Desembarcados los ataúdes, se les c o l o c ó en los tres carros del cementerio que se les tenían preparados i en dos gallos del c u e r p o de b o m b e r o s que habían sido adornados c o n m u c h o gusto, c o m o que iban a ser destinados a recibir los restos del c o m a n d a n t e Ramírez i del c o m a n dante T h o m p s o n . C o m o media hora se demorarían en formar la estensa línea i prender las antorchas de los b o m b e r o s ^ Por fin, se pusieron en marcha p o c o después de las 7.30 P. M., t o m a n d o la espaciosa calle de Blanco c o n d i rección a la iglesia Matriz. Primero iban los tres carros del cementerio c o n los restos de Garreton, Cuevas i Goicolea, i en seguida los gallos c o n los de Ramírez i T h o m p s o n . Seguía un numeroso a c o m p a ñ a m i e n t o , t o d o c o m p u e s t o de lo mas importante de Valparaíso, presidido por el señor I n t e n d e n t e i de las comisiones enviadas de Santiago, i cerraba la marcha la tropa del batallón c í v i c o c o n su b a n d a de música a la cabeza. Todo este numeroso i lucido cortejo, que ocupaba una ostensión de tres a cuatro cuadras, iba encerrado por una masa de pueblo que marchaba tranquilo i reverente c o m o el cortejo mismo. Después de llegar a la iglesia Matriz, en donde tuvieron lugar los oficios relijiosos, el cortejo regresó por la calle de la Planchada i se detuvo en la plaza de la Intendencia. En esos momentos daban las 9 P. M. A pesar de la muchedumbre que llenaba ese recinto, en el mejor orden i en medio de un silencio c o m p l e t o , el señor don Manuel Vicuña subió a una tribuna que se habia i m provisado a los pies del candelabro de la plaza i con voz solemne, robusta i bien acentuada pronunció un discurso que fué varias veces aplaudido con entusiasmo por aquel atento auditorio. E l orador, después de tributar un elojio jeneral a los cinco mártires que se habían sacrificado por la patria, tributó particularmente sus elojios a su a m i g o Manuel T . T h o m p s o n , a quien habia podido conocer i apreciar bien. L u e g o siguió la comitiva por la calle de la Aduana, del Cabo i San Juan de Dios, torciendo por la de Bella-Vista basta llegar a la estación del mismo nombre. A l l í terminó la manifestación con un discurso que pronunció don Indalicio 2, ° Diaz i que publicamos mas abajo. Tal ha sido "la manifestación del pueblo de Valparaíso, de ese pueblo cpie sabe recibir con el mismo amor i cariño a los vivos como a los muertos. E l discurso del señor Diaz a que nos hemos referido es el siguiente: "Señores: E l pueblo de Valparaíso, que ayer se vestía de gala i en medio de vítores i aclamaciones recibía a los héroes que habían sobrevivido en los combates, se cubre hoi del m a yor recojimiento i agrega a sus banderas colocadas a media asta un fúnebre crespón. E s que hoi recibe los restos de los héroes que han muerto por la patria, los restos de los que acribillados de balas han exhalado el último suspiro en

PACIFICO.

defensa del honor de <"!bile: Manuel T. T h o m p s o n , Eleuterio Ramirez, Euloju Chicolea, Garreton i Cuevas. A l ver este espléndido cortejo se viene a la mente lo que nos dice la historia de la entrada triunfal a la ciudad E t e r na ile los despojos mortales del vencedor romano. Si, señores, i la historia de mañana hablará de uua nueva Esparta que se ha dado a conocer en la presente guerra, nacida al.pié de la cordillera i en la que sus hombres i m u jeres han igualado, sino superado, a aquellos hechos m i t o l ó j i c o s . En la primera pajina de esa historia se leerá en letras de oro esta inscripción: Chile el heroico. ¿ P o r qué? Porque nuestra raza es una raza especial c o m o ninguna otra de la A m é r i c a , de hombres nacidos al pié de la cordillera i de hombres nacidos a la orilla del mar, de hombres nacidos en la aridez de los desiertos i de hombres uncidos en la vejetacion de los jardines, descendientes de esa mezcla singular de raza araucana, que es c o m o ninguna otra, pero j a m á s de aquellos incas que se dejaban asesinar en tiempos de la conquista, c o m o manada de corderos, en un solo dia. La prueba allí la tenemos: cinco fúnebres ataúdes que encierran otros tantos mártires, i que los vemos iluminados con una luz mas poderosa que las antorchas de los abnegados bomberos, es la aureola de gloria que se esparce a su alrededor. ¿Para qué hablaros de ellos que vosotros bien conocisteis? ¿Qué deciros de Thompson, aquel marino de ojos grandes i rasgados i en cuyo rostro llevaba impresa una resolución firme i severa? ¿Qué de Ramirez, de mirada de águila, de rostro simpático, pero de 'brazo de león? ¿Qué de Garreton, su émulo? i ¿qué de Goicolea i Cuevas, de esos dos Castor i P o l u x , representantes de la juventud, de esa, juventud que peleando al lado del veterano ha demostrado que dominada por el sentimiento patrio es mas poderosa que esas temibles avalanchas que se desprenden de los Andes i que arrastran sobre sí con cuanto encuentran en su paso desvastador. Chilo n o es ingrato con sus buenos hijos; la madre patria no p u e d e ser indiferente c o n los que se sacrifican por ella. ¡Sombras queridas do Ramirez, T h o m p s o n , Goicolea, Garreton i Cuevas' mirad la veneración que un pueblo entero tributa a vuestros despojos al c o n d u c i r l o s al cementerio que los va a g u a r d a r . . . ¡Ahí nó, señores, el pedazo de terreno de un cementerio es incapaz de "contener restos tan queridos: la fosa abierta por un sepulturero no puedo ser su tumba. ¡Imposible; Su t u m b a es el coraz ó n ele todos los chilenos, su losa el pabellón querido, i la inscripción de su lápida la escribieron ellos mismos con la p u n t a de sus espadas abriéndose paso por entre las trincheras i baterías enemigas." EN SANTIAGO. A las 9.30 A. M. del dia siguiente, el señor Intendente A l t a m i r a n o despedía en la estación del Barón de Valparaiso, el c o n v o i portador de los nobles restos, q u e se ponían en m a r c h a c o n dirección a Santiago. El c o n v o i se d e t u v o en Llai-Llai para recibir una corona q u e los vecinos de aquel pueblo d e d i c a b a n a los mártires i otra corona especial que a su antiguo j e f e consagraba el subteniente del 2. ° de línea d o n A l e j a n d r o Fuller. A las 3.30 P. M. llegaba por fin a Santiago, siendo recib i d o por distinguidos i numerosísimos grupos que ocupaban los andenes. Se encontraban también el señor Intendente i la Ilustre Municipalidad. Los carros portadores de los restos merecen mención especial, c o m o también lo merece el adorno de coronas i palmas que ostentaba la l o c o m o t o r a . Los carros eran tres. El primero contenia los restos d e Garreton, Cuevas i Goicolea; una sencilla inscripción c i r c u n d a b a la corona de inmortalidad: "Tarapacá." ¿Qué c o r a z ó n chileno podrá olvidar el significadojigante de esta palabra?


CAPITULO

El s e g u n d o , que encerraba los restos d e T h o m p s o n , se honraba c o n su escudo, en el que c a m p e a b a esta sencilla leyenda: " M a n u e l T. T h o m p s o n . — A b t a o , P a p u d o , Arica," — e l bautismo de fuego, la confirmación de la sangre, el viático de la gloria. E n el interior, dos grandes pabellones cubrían el féretro, custodiado por trofeos de armas i poetizado c o n hermosas coronas. El tercero c o n t e n í a l o s sagrados despojos del inmortal Ramírez. En la parte estertor el n o m b r e de Eleuterio R a mírez iba adornado c o n las leyendas "Calderilla, Cerro Grande, Tarapacá, Calama." L a parte interior estaba c o m p l e t a m e n t e tapizada de negro. E n u n estremo campeaba un h e r m o s o trofeo de armas c o l o c a d o sobre u n tambor i e n c i m a d o a su vez por una gran corona en c u y o s lazos so leia: "Eleuterio R a m í rez, héroe de Tarapacá;" i sobre esta corona se destacaba c o m o fuente de tanta gloria el escudo chileno, a c u y o pié figuraba la leyenda " P o r la razón o la fuerza." El estremo opuesto estaba o c u p a d o por un gran trofeo de armas, entre banderas i coronas. Del cielo pendía una corona de flores artificiales, suspendida sobre el féretro c o l o c a d o en un pedestal vestido con terciopelo negro i cubierto c o n las coronas obsequiadas por la Protectora de Valparaíso, el Asilo, la S o c i e d a d de Beneficencia do Señoras, los vecinos de Llai-Llai i la del j o v e n Fullor, q u e y a dejamos m e n c i o n a d o . A las 4.45 P. M. se procedió a la ceremonia de colocar los féretros en sus carros respectivos. Esta parte del p r o grama fué encabezada por el siguiente discurso de d o n Juan Miguel Dávila Baeza, secretario de la Municipalidad: "Señores: Santiago, capital de esta patria querida, c u m p l e hoi c o n un deber santo. Llegan a su puerta los restos venerados, las reliquias sagradas de aquellos c u y a existencia terminó en los c a m p o s de batalla, sosteniendo el h o n o r de nuestra bandera. La ciudad viste c o n toda justicia el luto mas sincero, i sus representantes a c u y o n o m b r e hablo, haciéndose i n térpretes de ese sentimiento, toman el puesto q u e le corresponde: reciben c o n relijioso respeto las cenizas de los grandes hijos de la patria i les rinden el tributo que inspiran la gratitud i la admiración del heroismo. Pll acoro e n e m i g o ha roto el lazo que unía a la materia las almas de T h o m p s o n , de Ramirez, de Garreton, d e Cuevas i de Goicolea; poro si ellos no viven, su recuerdo permanecerá eternamente en la m e m o r i a de sus c o n c i u dadanos, sus n o m b r e s serán un timbre de h o n o r para la patria, figurarán c o n orgullo en sus m o n u m e n t o s i o c u p a rán un lugar preferente en su epopeya. Su e j e m p l o será, como h a sido y a el de Prat, el de Serrano, el de R i q u e l mo i demás mártires del deber, fuente fecunda de nobles virtudes cívicas. Esas almas que tanto amaron a su patria, que le dieron su sangre, habrán recibido el premio a que son a c r e e d o ras, i desde la mansión divina, serán los faros luminosos que guien a nuestros ejército en sus futuras victorias. C u m p l a m o s , pues, c o n este triste deber i c o n d u z c a m o s a la última morada, c o n relijioso respeto i c o n profunda gratitud, los restos de los q u e supieron morir c o m o b u e nos, d a n d o a la patria dias de gloria i a nosotros u n título mas para e n o r g u l l e c e m o s de ser chilenos." Estas sencillas pero sentidas palabras fueron e s c u c h a das con recojimiento solemne i aplaudidas respetuosamente desde el f o n d o del alma. A las 5.20 P. M. p u d o ya ponerse en m a r c h a el c o r tejo fúnebre en el o r d e n siguiente: Abrían la m a r c h a o c h o batidores. Seguían la banda de la Artillería, que ejecutaba m a r chas fúnebres. Alumnos de la Escuela N o r m a l de Preceptores. Id. de la de Artes i Oficios. Carro de O'Higgins, que c o n d u c í a los restos de G o i c o lea, llevando sencillo adorno de flores i coronas entrela-

SESTO.

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zadas c o n negra gasa. Este carro era tirado por algunos carabineros de Y u n g a i i marchaba rodeado por los deudos del simpático j o v e n , formándole guardia de h o n o r algunos miembros del batallón Guardias del Orden i dos m a rineros del departamento de arsenales de Valparaíso. Brigada de los Sagrados Corazones. Carro de los bomberos, que conducía los restos del m a l o g r a d o j o v e n Cuevas. Este carro, c u y o adorno era idéntico al del anterior, era tirado por miembros de la 4 . c o m p a ñ í a de b o m b e r o s ( b o m b a francesa,) i formábanle guardia de h o n o r algunos guardias del orden, agregándose los convalecientes del C h a c a b u c o , al m a n d o de un sarjento i del capitán d o n Carlos Campos, del m i s m o cuerpo. L a urna de cristal, que contenia los restos del señor Garreton, era tirada por soldados de la Guardia M u n i c i pal, algunos cadetes i otros tantos Guardias del Orden. Cubierto de coronas de flores, tapizado c o n fúnebre gasa i mas que todo, acariciado por las miradas reverentes i la respetuosa simpatía de todo un pueblo, marchaba en seguida el carro de Blanco, en c u y o interior fraternizaban los restos de Ramirez i T h o m p s o n , así c o m o en vida, se reconocieron en el m i s m o sacrificio, en el mismo heroismo, en el m i s m o martirio. Los convalecientes del 2, ° de línea n o podian ceder a n i n g ú n c o r a z ó n el derecho de c o n d u c i r los restos de su querido j e f e ; ahí se veía a un lado, pálidos i silenciosos, a los mismos que arrogantes i audaces, desafiaron j u n t o a él la muerte i el peligro, que volaban en las alas de un huracán de fierro i de. plomo, E n esto severo g r u p o , en el que se confundían el espíritu de los muertos c o n el alma de los vivos, era escoltad o por 12 artilleros de Valparaíso i algunos oficiales de graduación, entre los que n o t a m o s a los señores teniente coronel d o n Ejídio G ó m e z Solar, teniente coronel d o n Bernardo Gutiérrez, c o m a n d a n t e del escuadrón Muipú d o n Rosauro Gatica, m a y o r del m i s m o cuerpo d o n F r a n cisco Zúñiga i capitán de fragata d o n Carlos Pozzi. U n detalle simpático. R o d e a d o s por esa brillante c o mitiva, acariciados por manos cariñosas, caminaban j u n t o al féretro dos anjeiitos, dos pequeños hijos de los dos ilustres fallecidos. Ese carro fúnebre debia ser para ellos un libro abierto en cuyas pajinas leerían la historia del heroismo viviente, del valor sublime; de la abnegación sin límites. 03

Eu pos de este último carro iban las comisiones: militares, de marina, de traslación de restos, de orden i otras, seguidas por el Intendente de la provincia i los deudos de los fallecidos. Por último, mandada por el jefe de la fuerza, don A r t u ro C l a r o , i b a la escolta, formada por los Cadetes, la banda de la Guardia Municipal, el Cuerpo de Bomberos armados i el batallón Santa Lucía, con su banda respectiva. La comisión de Valparaíso venia representada por a l g u nos de los mas caracterizados vecinos de aquella nobilísima ciudad i encabezada por su presidente don Benicio A l a mos González, D o n Benjamín Vicuña Mackenna precídió la primera parte de la ceremonia i dispuso la colocación de los féretros en su lugar correspondiente. Los carros del couvoi venían enlutados por completo. Sobre el negro paño se, columpiaban cenefas blancas, armonizadas con rosetones i lazos negros; completaban el adorno pequeños trofeos de palmas, colocadas en forma de rayos triunfales, intercaladas con arrayanes, coronas de encina i de hiedra. La marcha solo ofreció de notable el orden perfecto que reinó durante toda ella, i el silencio con que la multitud acompañó el cortejo. Este recorrió las Delicias, se internó por la calle A h u mada i llegó a la Catedral a las 7 P. M . ; el último féretro fué depositado bajo ¡as bóvedas de este templo a las 7.30. En la Catedral esperaban el acompañamiento el S e m i nario i las corporaciones relijiosas.


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L a multitud de acompañantes solo puede ser calculada por quién sea capaz de comprender la profunda simpatía que despiertan en el corazón chileno los grandes hechos llevados a cabo por los hijos de Chile. L a estación era estrecha para contener a los favorecidos con el permiso de entrada; los carros del ferrocarril urbano marchaban atestados de pasajeros. Fué necesario colocar guardias para impedir los atropellamieutos i cerrar las rejas para evitar sofocaciones en el interior i perturbaciones en la ceremonia. Las Delicias estaban ocupadas por una innumerable m u l titud que semejaban un mecting inconmensurable. Igual cosa debemos decir de la calle A h u m a d a , donde no habia ventana sin muchos ojos, ni puerta sin ranchos pies e m p i nados sobre los canceles, ni losa del pavimento que no estuviera c o m o alquilada para observatorio. Las calles se veiau mui adornadas. Mni a la lijera vamos a mencionar las principales. A la entrada de la estación se colocó una ancha banda con la siguiente leyenda: La patria, anegada en lágrimas, espera de rodillas los restos de sus hijos mas queridos. A la entrada de la calle A h u m a d a campeaba en la m i s ma f o r m a la siguiente inscripción: La ciudad de Santiago se prosterna delante del féretro de los grandes héroes i al pasar los saluda. E n la puerta principal de la Catedral, habia otra con la siguiente leyenda: El pueblo de Chile abre sus templos a las almas de los que por él murieron i en nombre ele la relijion al recibirlas los bendice. E n las Delicias notamos muchas flores en los árboles, muchas banderas en las manos i muchas mauos de un p a triotismo anónimo, pero siempre simpático i sincero. H é aquí algunas de las casas cuyos adornos cojimos al vuelo con nuestros ojos de cronista. A n t e p e c h o de la estación, cortinajes negros, cenefas de arrayan. D o n Jnan B. Echeverría, cortinajes. H o t e l del Sur, arcos i coronas en las puertas. D o n Marcial Plaza, inspector de policía, flores, arcos de arrayan, coronas de encina. D o n Víctor A l d u n a t e , profusión de coronas i flores. D o ñ a F o r t u n a t a S o t o , gran arco de arrayan i ciprés en la puerta, palmas en las ventanas. Señores Gandarillas i Larrain, grandes cortinajes n e gros. D o n J u a n de D i o s Bazo, profusión de flores, tules n e gros en el segundo piso, coronas de hiedra i encina en el primero. D o n Miguel González, colgaduras en las ventanas, c e nefas blancas en el balcón, coronitas de arrayan i flores. H o t e l O d d o , colgaduras de tul negro, flores en los balcones. Señores Matte i Pérez, tres grandes cortinas tricolores que colgaban desde el s e g u n d o piso hasta el p a v i m e n t o de la calle. Palacio arzobispal, gran adorno de cenefas negras c o n orla blanca; trofeo d e armas, sirviendo d e pedestal al busto de Prat. HONRAS

FÚNEBRES.

El lunes siguiente se celebraron en la iglesia M e t r o p o litana unas solemnes honras fúnebres que fueron pontificadas por el señor obispo de Martirópolis, señor Larrain Gandarillas. A la misa asistieron el Presidente de la R e p ú b l i c a , los Ministros de Estado, señores Gandarillas, Matte, A m u n á tegui i Santa María, los presidentes de ambas cámaras, los j u e c e s de los altos tribunales, jefes del ejército, d i p u tados, eclesiásticos, en fin, c u a n t o de notable encierra la capital, en el foro, en la majistratura, en el ejército, en las letras, en el sacerdocio, en todas las esferas sociales. El catafalco d o n d e estaban los restos era de lo mas

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PACIFICO.

s u n t u o s o . Las paredes estaban enlutadas c o n terciopelo i millares de luces iluminaban las sombrías bóvedas de la iglesia Metropolitana. L a ceremonia fué réjia tal c o m o lo merecían los mártires a quienes se dedicaba. Afuera estaban los bomberos armados, los cadetes, el batallón Santa Lucía, la guardia de comerciantes, la brig a d a de San Luis, los carabineros d e M a i p ú i un pueblo entero q u e n o podia penetrar a la vasta catedral, sin p e ligro d e asfixiarse. Los b o m b e r o s d e la 4. ^ hicieron la guardia al rededor del catafalco. L a batería del Santa Lucía disparaba de 5 en 5 m i n u tos cañonazos que repercutían en los corazones c o m o los ecos del dolor mas amargo i de la despedida mas d o l o rosa. La misa terminó a las 11 A . M. El orden d e la procesion fúnebre fué el m i s m o del dia sábado, h a b i e n d o recorrido las calles del Puente, Artesanos, R e c o l e t a i Rosario hasta enfrentar la avenida del cementerio. E n el puente de calicanto se habia arreglado un arco en el que se leia una sentida inscripción i los n o m b r e s de los héroes en escudos tricolores. E n la botica de d o n D o m i n g o Aris se leia otra inscripción que era el eco d e un p o p u l o s o barrio de la capital. Deciar IJOS habitantes de ultra Mapocho saludan los restos venerandos de sus héroes. Las casas números 67 ( d e d o n N i c a n o r Molinare) i 86 de la calle de la R e c o l e t a estaban adornadas en sus fachadas c o n coronas i guirnaldas de cipreses i siemprevivas. L a lúgubre fachada del cementerio se habia engalanad o c o n ricos cortinajes de terciopelo i sobre el sitio donde está la linda inscripción: "Esta q u e j u z g a s t u m b a de los h o m b r e s . . . " se leia: Chile en un solo pensamiento da con veneración el último adiós a los restos de sus héroes. E n el c e m e n t e r i o se habia arreglado c o n gusto i elegancia el mausoleo de los héroes, mausoleo facilitado por el señor Velasco i q u e estaba recien c o n s t r u i d o . . . ¡Glorioso m a u s o l e o que ha sido inaugurado c o n los restos de los que figurarán en la historia c o m o grandes entre los grandes i bravos entre los bravos, que es c o m o h o i viven en el c o r a z ó n de todos los q u e tenemos el g r a n orgullo de llamarnos chilenos.

L u e g o llegaron los hijos de la patria, esto es, los hijos de los que han muerto en la guerra i que reciben educación i cuidados paternales en la santa casa que se deuomiua " A s i l o de la Patria." Fueron colocados al lado del mausoleo delante del cual habia una plantilla de laureles, rosas, siemprevivas i cii preses. También llegaron los cadetes e hicieron la guardia alrededor de los ataúdes. H u b o varios discursos, hé aquí algunos de los que se pronunciaron: Don Benjamín Vicuña Machenna. j "Señores: i Durante la larga serie de años en qne el triste deber de l los supremos adioses me ha conducido a este sitio fúnebre, | no habia presenciado j a m á s un espectáculo tan imponente c o m o el que desde esta grada diviso i a d m i r o . . . He visto quizá mil veces j e m i r en estos senderos que son el reino silencioso de la muerte, al padre, al hermano, i al hijo, al a m i g o , al qne ha traido en sus brazos el dulce i peso de su propia vida, la anjélica frente de la hija robada | en la cima a nuestro blando halago, ceñida de blancas ro! sas, o empapada en llanto i cubierta con los ósculos de santo respeto, la cana cabellera del padre venerable que nos guió en la vida. ¿I quién, señores, no ha venido aquí, en mas de un nía, de esta vida recibida en préstamo, con su pecho henchido en esos dolores imperecederos que son c o m o la devolución I de nuestro aliento a los que exánimes, se v a n ? . . . ;l quién, en dias de relijiosa i universal conmemoración, :


CAPITULO

no ha visto animarse estas melancólicas avenidas de t ú mulos i cipreses con bullidora vida, i cubrirse con altivos mausoleos de festones primorosos, mientras qne el pobre d e coraba la humilde cruz del pobre, con lazo funerario i vestíanse todas las lápidas i todas las bóvedas i todas las efijes que aquí moran con frescas flores cuyo rocío era de lágrimas?... Pero hoi, en este severo cortejo de los muertos por el hierro, cuyos féretros ha seguido taciturno i reverente todo un pueblo, al redoble ronco del tambor i al toque pausado i grave de la campana funeral, no ha sucedido, señores, nada de eso. E l grupo base convertido en masa, la corriente en ola, el allanto en lava, la ciudad en mar humana i la íntima plegaria de los corazones i de los labios en himno mudo que remonta el éter c o m o el humo d é l a pira después de la batalla, c o m o la nube de incienso que en ondas suaves i calladas envuelve en espirales las altas bóvedas del tabernáculo i apaga i armoniza con su aroma las últimas preces de los sacerdotes. ¿ I por qué, señores, ha acontecido todo esto? ¿ P o r qué esta ciudad, de suyo morosa, helada, qne tiene el frió de los negocios antes que el calor embalsamado de las lágrimas, ha roto hoi la venda de espeso lienzo que ata su alma para agolparse al riel, al tránsito enlutado, al templo, al mármol de los sepulcros, en cuyos atrios la muchedumbre entristecida i clamorosa vaga i se ajita c o m o si el Surgite mortui!... hubiera rosonado para el mundo en la trompeta del ánjel de los postreros llamamientos? ¿ P o r qué? ¡Alt, señores, porque bajo la corteza del ébano i de la encina que guarda los despojos del guerrero mutilado, brilla todavía cual oculta o inmortal centella algo que no muere c o m o la carne. I ese algo divino es el alma de C h i le, rota por el p l o m o , calcinada por el fuego, mas no e s tilita ni por las cenizas que la cubren, ni por el olvido que la enluta, ni siquiera por ingrato aplazamiento de egoístas, c o m o el que ¡ai! cabe hoi i todavía...a los que primero, sin rendirse, se i n m o l a r o n . . . ¡ A h , señores! Vedlos i coutadlos uno a uno a los qne ayer c o m o al acaso llegaron, huéspedes de nuestro amor i de sus fosas... Son hoi únicamente cinco entre los mil, i entre los mil esos cinco c o m o los cinco de Iquique sucumbieron en sitio i en apostura diferentes. Eleuterio Ramírez, este Luis Carrera de la contienda moderna, que habría quebrado su espada en el desfiladero andino c o m o el adalid de la patria vieja en la alameda de Rancagua, si al primer disparo del cañón, voz pusilánime hubiérale detenido el brazo, ha caído en el fondo de la quebrada...; G-arretou sucumbió con los suyos en la sangrienta hoguera que a estas horas nuestros soldados vengan, no con la tea sino con el rifle... Jorje Cuevas yacía en la cima de la colina... qne era adonde llegaba su vida apenas c o m e n z a d a . . . I el otro, grande a su turno en el mar, noble enhiesto que retó al huracán i su rayo, es derribado por el rayo al pié del mástil, i junto a él, el niño valeroso asido con sus dos brazos al c a ñ ó n . . . Todos los demás, qne en una sola jornada fueron 8 0 0 , cayeron sencillamente, tranquilamente en el puesto del deber, i allí, c o m o las sombrías huestes que en sus perturbados sueños solían hacer compañía el gran proscrito del siglo, en Santa Elena, aguardan todavía el arma al brazo i en silenciosas hileras la voz de " ¡ m a r c h e n ! " ' . . . que ¡ai! no volverán a oír! ¡Héroes de Chile! E l eco de la garganta peruana ha llegado a través de las sinuosidades del desierto a los pardos arrecifes en que el océano se echa rujíente en e s p u m o sa cresta; i eu la cima del monte i de la ola luce la estrella de la patria ausente, que al morir vosotros, destelló en la bóveda del cielo el rayo de luz que hacia él todavía os guia... Héroes de Chile! Sea vuestra memoria enaltecida mas allá de la m o n t a ñ a . . . mas allá del o c é a n o , . . . mas allá de los siglos...

SESTO

407

Pero, señores, en el mar c o m o en el páramo, una mano misteriosa, tenaz invisible, ( m a n o de madre al fin!) ha mostrado simultáneamente a los piadosos rebuseadores de la muerte el derrotero sangriento; i, cavando aquí los unos la tierra endurecida; apartando allá los otros los maderos calcinados por cobarde llama; recojieudo los últimos sobre el férreo puente los fragmentos palpitantes que ha tronc h a d o la metralla, consúmase al fin la obra santa de la unificación ni el holocausto i en el I álsamo que exsuda el ara inmaculada... Es la madre que al fin ha encontrado en las aras su t e s o r o . . . E s Agripnia que trae a R o m a del fondo de la Armenia la urna de J e r m á n i c o . . . I a q u í tenéis, señores, las cinco urnas de los mártires muertos en estraujera tierra, simétricamente colocadas eu las misma grada en que se arrodilla el pueblo i oran los ministros del altar. Por esto, señores, os he dicho que lo que hemos venido escoltando hasta este túmulo no eran propiamente las c e nizas de cinco héroes, no era el polvo de la batalla, no era la espuma del mar, ni era únicamente uu rayo de gloria condensado por la muerte en opaco prisma al borde del sepulcro, sino que todo eso era juntamente el alma i n m o r tal de la patria, ofrecida en sublime espiacton al Dios de las batallas, en este altar formado toscamente, por c o l u m nas de ataúdes. Por esto, nos será permitido, señores, dejar intacto el rudo catafalco del heroísmo, sin levantar su pesado cobertor de viaje, sin romper los sudarios de los deshechos rostros, sin individualizar los merecimientos personales, sin establecer siquiera las preeminencias de la ríjida milicia, ni las valorizaciones supremas de los caracteres que sou el fallo distributivo de los m u e r t o s . . . Esa es la parte de la historia, i tal tarea augusta está cumpliéndose a esta hora i en su sitio. Aquí, señores, n o h e m o s venido a hacer memorias porque n o hai o l v i d o ; n o h e m o s venido a glorificar porque el resplandor de la lejana batalla fulgura todavía c o n l a m pos de victoria en nuestro cielo; no h e m o s venidos a distribuir las últimas ofrendas de la gratitud p o r q u e la veneración se anida ardiente, c o m o el pábilo de la l á m p a ra peremne en todos los corazones, borrándose así i para siempre, después de estos tributos de indeleble gratitud, de las lápidas de los cementerios de Chile aquella inscripción histórica i lúgubre que nos hacia leer al pie' de cada n o m b r e ilustro i sin ventura, este epitafio doloroso que traia a la memoria los del D a n t e que suprimían la esper a n z a . . . Fué el pago de Chile! N o , señores, nosotros no h e m o s v e n i d o a hacer restituciones q u e ni la gloria p o s t u m a ni el pan de los hogares aun n o nos reclaman. H e m o s v e n i d o únicamente, c o m o , según Tácito, ocurrió el p u e b l o i el senado de R o m a c o n las haces derribadas, en desaliño las túnicas i las frentes cubiertas de cenizas a depositar la corona de los fuertes en la tumba de los conquistadores; que seguidos de las águilas viudas d e s ú s cohortes, han venido a posarse otra vez en el suelo de que ufanos ayer partieran... I en su n o m b r o , remeciendo c o n brazos vengadores sus despojos inanimados, h e m o s llegado, señores, hasta aquí a pedir a los chilenos la perseverancia en la contienda, el sacrificio en el deber, la p r o l o n g a c i ó n de la victoria c o m e n z a d a hasta la cima de Los A n d e s en la almena de granito de Bolivia hasta el césped del rio que h u m e d e c e a L i m a en su m o l i c i e . . . Señores: V o i a dar fin a este discurso de í n t i m o i afectuoso adiós. Estos restos que el pueblo ama, que la relijion bendice i q u e la patria recibe i sepulta, c o n m o v i d a i suplicante, han v e n i d o en busca de esta b ó v e d a prestada por un dia, desde lejano m o n t e i desde lejana playa. El A n d e s i el P a c í fico se han unido para enviárnolos, engrandeciéndolos c o n la p r o y e c c i ó n de su sombras jigantescas, desdo el Morro de Tarapacá hasta el Morro de Arica; i por esto hánles visto desfilar, presentadas las armas i enlutadas las banderas, el ejército, las naves, las poblaciones, n u e s tros valles, nuestras montañas, nuestras catedrales.


GUERRA

408

DEL

Recibámoslos, por tanto, a nuestro turno, c o n amor inmenso, pero con la altiva entereza del chileno, por ellos enseñada c o n el e j e m p l o , por ellos sostenida c o n la espada... N o p r e g u n t e m o s , señores, c o m o el tétrico tirano de R o m a por Varo i sus lejiones. Pero h o n r e m o s bajo las banderas i al son de los clarines de la guerra, en esta augusta ceremonia, que n o es sino u n anticipo p e d i d o a la inmortalidad, a los que, c o m o J e r m á n i c o vengaron a Varo, i dieron sepultura a las blanquecinas osamentas de sus lejiones inmoladas en las montañas que d o m i n a el Táurus. E s ese, señores, el deber i el sentimiento p ú b l i c o q u e hoi caracterizamos, i n v o c a n d o ante la patria en armas, ante el ejército que marcha i ante la armada que castiga, los manes de los héroes i de los mártires aquí presentes. E n c u a n t o a los que están allá en la ladera, fijos los ojos en el h o r i z o n t e , remangados los brazos cual los gladiadores, firmes en las filas c o m o rocas i prontos a bajar a la hondanada, que será la revuelta sepultura de los bravos, esos saben ya c ó m o la patria paga lo que les d e be, i al marchar podrían d e c i r : — ¡ A h o r a muramos! Sí, señores, Chile, al fin, h a aprendido a pagar. A q u í están las cenizas de las víctimas. Pero aquí está también la marmórea bóveda destinada a recibirlas. A q u í están sus féretros de viaje. Pero ellos descansan sobre blando l e c h o de encina i de laurel. A q u í están sus huérfanos; pero aquí está el asilo q u e los cubre i el pabellón q u e los ampara. ( E n este m o m e n to el hijo del sárjente A l d e a , q u e llevaba el pabellón del A s i l o de la Patria enlutado con una banda ele crespón, lo alzó i lo batió en el aire.) Era esto, señores, lo que c u m p l i a a esta madre a la v e * tierna i sañuda, implacable para amar, implacable para ser obedecida, que se llama la Patria! E n c u a n t o a ellos, a sus grandes almas q u e purificó el martirio, a sus n o m b r e s ilustres que ha r e c o j i d o la h i s t o ria, a sus venturas íntimas del hogar, hoi p o b r e i huérfano, pero que guardará en adelante, c o m o centinela cariñoso, el país agradecido i doliente, digámosles para concluir, delante de sus propios fatigados huesos, y a llegados al postrer descanso, lo que el poeta dijo en la mas d u l c e estrofa d e la lengua inventada por el h o m b r e para los altares i para los sepulcros: ' Dos sueños hai, el blando está compuesta) De plumas de aves: i el cruel vestido De plomo, con que oprime cuando viene El pecho acongojado que le tiene." (1)

Don José Antonio

Tagle

Arrate.

"Señores: Nnnca ha podido asociarnos, reunimos, agruparnos en torno de una fosa un motivo mas j u s t o , una causa mas p o derosa, que se nos impone a todos c o m o un tributo del sentimiento nacional para venerar estos despojos eu que se ensañara la muerte, estos restos queridos en que ayer no mas se anidaron almas de un temple superior, de una a b negación sin límites, de un amor profundo a la patria que les vio nacer, de un aliento inquebrantable para sostener In justicia i el derecho lastimados inconsultamente por dos naciones antes amigas, que fueron ansiliadas en sus horas de angustia i sostenidas por el brazo de Chile. Nosotros lo sallemos, i con nosotros la mayor parte de las naciones civilizadas con quienes cultiva relaciones la A m é r i c a del Sur: Chile siempre leal, siempre noble, siempre, honrado para llenar sus compromisos, para hacer h o nor a su fe pública empeñada de cualquier manera que fuese, fué sorprendido en buen dia con trasgresiones i con atropellos gratuitos inferidos a su honor por dos naciones, el Perú i Bolivia. que nos tendían la mano del amigo al m i s m o tiempo que fraguaban eu la oscuridad del secreto (1) Lope de Vega.

PACIFICO.

pactos alevosos para anonadarnos, para destruimos, para humillarnos. Entonces sonó la hora, la grande i solemne hora del sacrificio. Chile, paciente hasta la exajeracion, no podia, sin mengua de su honra, permanecer impasible ante tamaños ultrajes; suena el clarín de guerra, el templo de Juno abre sus puertas i comienza la lid eu que estamos empeñados i en que habrá de quedar sellada la virilidad de la nación. Miles de hombres vuelan presurosos a t o m a r l a s armas, i nuestros pocos soldados que en ese momento existían son los primeros en correr al c a m p o del honor llenos de santo entusiasmo, con la frente erguida, con fe en la victoria i con semblante alegre. ¿ P o r qué este movimiento jeneral¿ ¿Por qué esta espontaneidad? ¡ A h ! señores: la historia esplicará mas tarde todas las causas, todos los sucesos, todos los detalles i todos los perfiles de la fisonomía de esta guerra. Mientras tanto, séame lícito decirlo: la cansa primera i acaso-primordial no es otra que el sentimiento i hasta la costumbre arraigada i profunda que existe eu cada uno de los individuos de la familia chilena, de respetar la lei, de tributar culto a sus instituciones, de manera que cuando alguien quiera conculcarlos, hallará de pié a la nación toda para defender esos tesoros que son el secreto de su poder i de su fuerza. H é ahí, a mi juicio, el secreto que produce los grandes capitanes i las huestes heroicas que hoi forman el orgullo de la patria, que luchan en el corazón del país enemigo no ya solo contra los hombres sino contra la ruda naturaleza de rejiones inclementes i despiadadas. No importa, la estrella de Chile irá adelante límpida i pura, hasta tocar la meta de la jornada. L l e g a el 21 de Mayo de 1879 i se verifica eu las afortunadas aguas de Iquique el hecho mas heroico i glorioso que acaso cuentan los anales del mundo. E l comandante Prat i sus segundos, Serrano, R i q u e l m e i tantos otros soldados abren la marcha fúnebre que los ha llevado al templo de la inmortalidad, dejando tras de sí no ya solo una estrella luminosa i radiante cual ninguna, sino una prenda anticipada de la victoria final. Nadie quiere quedarse atrás; todos desean aproximarse a esa altura. Vienen los combates de Pisagua, Dolores, Tarapacá, A r i c a i el heroísmo del chileno todo lo vence, todo lo quebranta, todo lo sacrifica en el altar de la patria. H e m o s vencido: sí. Todo presajia que venceremos mañan a ; pero si esto nos llena de íntima alegría, también nos trae dolores acerbísimos i profundos por la pérdida de vidas tan queridas para la patria, de corazones tan esforzados, de hombres tan esclavos del deber i tan celosos de su honra, para quienes el miedo i la cobardía no pasaron de ser palabras sin sentido, de las cuales j a m á s pudieron darse cuenta. A h ! señores: las sombras queridas de R a m í r e z , de T h o m p son, de Garreton, de Goicolea, de Cuevas ante cuyos despojos hoi nos descubrimos reverentes, pedirán al Dios de los ejércitos la victoria de la que fué su patria, i ellos la obtendrán, porque sus plegarias llegarán indudablemente al trono del Eterno c o m o llegan siempre las plegarias de los buenos, las plegarias de la virtud. E s grande ofrenda, insuperable ofrenda ante el Altísim o el sacrificio d é l a vida por la patria; nada igual, nada comparable. Por esto nosotros, que aun quedamos para seguirlos mili de cerca si es preciso, tenemos el deber sagrado, ineludible de honrar la memoria de estos hombres no ya solo grabando su recuerdo eu nuestros corazones, escribiendo sus nombres en letras de diamante en el gran libro de la patria para trasmitirlos a la jeneraciones futuras con toda su grandeza, sino haciendo nacionales sus efectos i sus simpatías, sin olvidar uuo solo de los seres que les fueron queridos i a cuyos amargos i doloridos llantos hoi nos asosiamos con toda la efusión del sentimiento. _ ¡ Q u é ! señores! Me figuro a esa majestuosa cordillera tie los Andes quedarse atónita ante el heroísmo de Ramírez¡ Me figuro al mar Pacífico asombrado ante la serenidad de Thompson para desafiar i hasta para amar el peligro! l a -


CAPITULO

rece que esos hombres lian participado de la naturaleza tísica que les vio nacer i han querido hasta superarla! F u é necesario toda una bala de cañón para derribar a T h o m p son que nos dejara siempre su cabeza i su corazón, es decir, su intelijeucia i sus sentimientos al servicio de la patria; fueron necesarias muchas balas de rifle para cortar la vida de Eleuterio R a m í r e z , i c o m o si no fueran suficientes, la corbarde elevosía enemiga allegó el fuego del incendio para estingnir tan noble vida. A h ! señores de la alianza c o n tra Chile! qué cargo tan tremendo a la cuenta de vuestra responsabilidad! Esperad un p o c o ! . . . Mártires chilenos! Bendita sea vuestra m e m o r i a ! S í ; será bendita vuestra memoria, i al mismo tiempo será vengada vuestra pérdida. A q u í en este lugar de luto i de llauto, de consoladoras esperanzas, de recuerdos indelebles; aquí en este lugar de muerte i de vida, juremos esa justa venganza, retemplemos las fibras del amor a la p a tria para no olvidar la grande enseñanza que nos legan: todo por la patria, todo por C h i l e . — H e d i c h o . " Don Pedro composición:

Nolasco

Prendez

pronunció

EN LA TUMBA DE LOS HÉROES. Ayer cual astros f úljidos En nuestro azul sereno, 0 cual meteoro rápido, Do resplandores lleno, De Chile por los ámbitos Su nombre resonó; 1 hoi a los ecos lúgubres De un canto funerario Úñense en voz armónica El pueblo i el santuario I elevan por los héroes Plegarias al Señor. De guerra el rudo estrépito, Como hijos de la gloria, Dejó sus fibras trémulas, Grabóse en su memoria I altivos cual las águilas Lanzáronse a pelear; Soñaban con el fúljido Brillar de la victoria 1 en su entusiasmo férvido Llegar llenos de gloria A las rejiones plácidas Be la inmortalidad. Paseó la proa alíjera De su potente nave, Potente porque impávido El miedo en él no cabe Desde el Estrecho al Istmo, Señor del alto mar; Mas la arrogancia indómita De aquel noble marino Cayó ante el recio ímpetu De su fatal destino Cuando iba ya los cánticos Del triunfo a preludiar! Los otros entre el hórrido Tronar de una batalla, Ahogados por el número Su indignación estalla, I fué esas zonas áridas Su sangre a fecundar! Indrescriptible júbilo Sus almas anidaban; A sus corceles dóciles Dar de beber pensaban En las corrientes tímidas Que forman el Rimae. Bullia en sus espíritus Ardiente el patriotismo; De Prat gloriosos émulos Su herencia de heroismo En un combate homérico Supieron conservar: Hoi Chile con sus lágrimas Su ilustre tumba riega, I ante esos restos póstrase Torque a la tierra entrega Jérmen fecundo de héroes Que acaso hoi surjirán.

TOMO

Dormid sombras benéficas; Noble labor cumplisteis Cuando a la patria pródigos II—52

la

siguiente

SESTO.

409

Vuestra existencia disteis; Dormid en paz, magnánimos; Esclavos del honor, Oiréis un panejírico Que ese sepulcro ajite Mañana cuando májico El arte os resucite I eleve cantos épicos El pueblo en vuestro loor.

Don Pablo

Garriga

p r o n u n c i ó la siguiente ALOCUCIÓN

AL DErOSITAR EN SU TUMBA LOS GLORIOSOS RESTOS DE RAMÍREZ, TnOMPSOX, CARRETÓN, CUEVAS I SOICOLEA, MUERTOS EN DEFENSA DE LA PATRIA.

Santas reliquias que llegáis al seno De la patria querida; Ved, todo un pueblo, de ternura lleno En que un jigante corazón se anida Viene a daros su eterna despedida. En vosotros se encierra, Cual preciada memoria, Cuanto queda en la tierra De esos bravos soldados que la gloria Eternizó en el libro de la hif.toria; I ellos que, en vida, fueron Ejemplo de heroísmo, Ellos que noblemente combatieron, Hoi, muertos, son emblema de civismo, Radiante encarnación del patriotismo! Ayer salieron de su tierra hermosa Henchidos de alegría; Verla querían próspera i dichosa, I a castigar corrieron a porfía, De dos pueblos la torpe alevosía. Quizás ellos soñaban en su mente Tornar a ver su Chile enaltecida, I al fin, su erguida frente Mirar, radiante de esplendor i vida Por el laurel del triunfo embellecida: No lo quiso la suerte, No así lo quiso de la patria el hado; Para ellos era la temprana muerte, El noble sacrificio no esquivado, . La apoteosis sublime del soldado! Nada arredróles; ni las fieras hondas Del devorante océano, Ni del combate las heridas hondas, Ni el rencor del airado boliviano. Ni la implacable zana del peruano. Porque era " C h i l e " la divisa santa Que alentaba sus grandes corazones, I el que lucha por Chile no se espanta Ni del fusil a los discordes sones, Ni al horrible tronar de los cañones! I él, Thompson el valiente, Que lauro eterno conquistar desea, Sobre su nave muere heroicamente I cerca de él, el bravo Goicolea Rinde su último aliento a la pelea. I el Ramírez, modelo de nobleza, En cuyo pecbo habitan El pundonor, la audacia i la entereza I Garreton i Cuevas que le imitan Al combate a morir se precipitan. ¡Fin envidiable, muerte bendecida! Ante ella se sublima el pensamiento: Os quisieron matar, i os dieron vida; Os arrancaron el vital aliento, Pero os alzó la gloria al firmamento! I hoi con amor mil seres os reciben I vienen a este sitio consagrado, No a jemir, a alentar a los que viven. ¡Llorar no sabe un pueblo denodado Sobre la tumba heroica del soldado! Recibid, caras sombras, De Chile entero el homenaje ardiente! I tú, patria adorada, que las nombras Con gratitud, cobija eternamente Bajo tu éjida el sueño del valiente!


GUERRA

410

DEL

XIV . R

Esi>cdicion a las Islas de Lobos i a las de Chincha. TELEGRAMA. (Recibido de Iquiquepor el telégrafo terrestre, a la 1.30 P. M.)

Marzo

28 de

1880.

Eti la eseursion de la Chaca-buco i del Loa al N o r t e se destruyeron en las islas de L o b o s los muelles, plataformas i lanchas para el carguío del guano, se incendió una cisterna de agua i se trajeron 29 animales i m u c h a s herramientas. Los vaporcitos Isl-iuja i Ballesta fueron dejados en libertad, porque tenían sus papeles en regia. Los trabajadores estaban trasladándose al continente. Los prisioneros allí tomados son el coronel d o n José Alaisa, gobernador, i el capitán de corbeta d o n N. Rosas, capitán de puerto. E n C h i n c h a se destruyeron todas las lanchas, se q u e m ó el muelle de plataforma, se inutilizaron todas las herramientas i se destruyeron dos balandras que servían para la provisión de agua. E n Bahía I n d e p e n d e n c i a se destruyeron las platafori se tomaron 17 muías. TELEGRAMAS OFICIALES PERUANOS. (Recibido en Palacio a las 2.45 P. M.)

Sala ver ¡y, 14 de Marzo. E x c m o . señor Presidente: ~~ Matías Comino i Amazonas apresaron autoridades islas de L o b o s , incendiaron ranchos i embarcaron víveres i trabajadores. Esperan otro buque mas para e m p r e n d e r en estas costas hasta Paita. Prevenido i listo. SALMÓN.

(Recibido en Palacio a las 5.10 P. M.)

Chiclayo, 14 de

Marzo.

E x c m o . señor Jefe S u p r e m o : Señor capitán i teniente g o b e r n a d o r de San José c o m u n i c a n al subprefecto de L a m b a y e q u c lo q u e sigue: Avisa u n bote llegado de las islas que dos vapores c h i lenos han q u e m a d o plataforma, lanchas, llevándose c a p i tán, g o b e r n a d o r i animales; inmediatamente h e tratado cerciorarme de la verdad e impartido al m i s m o t i e m p o las órdenes convenientes para q u e en caso de una invasión de los enemigos en algunos de los puertos del d e p a r tamento, n o nos encuentren desprevenidos. J.

(Recibido en Palacio a las 7.15 P.

M.

AGUIRRE.

M.)

Callao, 14 de Marzo. Señor Secretario de Marina: El capitán del puerto de E t e n m e ha dirijido el telegrama siguiente: Buques enemigos se retiran c o n r u m b o al N o r t e . Lucieron 7 tiros a bala: 2 sobre el muelle i 5 sobre la p o blación. N o han h e c h o daño alguno. . J O S É M.

GARCÍA.

(Recibido en Palacio el 15 a las 4.1!» P. M.)

Chiclayo.

14 de

Marzo.

E x c m o . señor Jefe S u p r e m o : Después de haberse presentado en Eten i haber h e c h o 11 tiros, h a n llegado a Pimentel a las 4 P. M. B o t a r o n botes, reconocieron embarcaciones menores c o n bandera inglesa; la única c o n bandera peruana se la llevaron, barrenaron i echaron a pique.

PACIFICO.

A las 6 P. M. hicieron r u m b o al Norte, mas en este m o m e n t o que son las 7.45 vuelven a virar sobre P i m e n tel. H e estado en la playa a su espectativa. D e s p u é s de la dirección de d i c h o s b u q u e s para el N o r t e han puesto la proa n u e v a m e n t e a este puerto. C o n este m o t i v o he v e n i d o en tren espreso para c o m u nicarle a V. E. Escitar el patriotismo i regresarme en el acto para resistir un desembarque. J.

M.

AGUIRRE.

(Recibido en Palaoio a las 4.20 P. M.)

Eten, Marzo 14. E x c m o . señor Jefe S u p r e m o : Los dos vapores chilenos permanecieron en Pimentel hasta la 1 A . M. que desaparecieron. C r e y e n d o regresaran a Eten en la mañana de hoi he v e n i d o a este puerto con la guardia civil, i 200 voluntarios, e n c a r g a n d o de dicha fuerza al coronel León. H e m o s llegado a las 9 A . M. i c o m o aun n o se sabe el r u m b o que han t o m a d o los chilenos, h e determinado permanecer en este puerto hasta saber su paradero o hasta recibir instrucciones de V. E. Los escuadrones se forman c o n actividad. 1

J.

M.

AGUIRRE.

XV. Decretos del Gobierno de Chile sobre. la Guerra: bando de las autoridades de Antofagasta e Iq.u3q.nc. Santiago,

Abril

13 de

1880.

Visto el oficio que precede, apruébase el siguiente decreto espedido por el j e f e de las fuerzas de o c u p a c i ó n del territorio de Tara paca, c o n fecha 23 de Marzo último: " N ú m . 1.—José A n t o n i o Villagran, Jeneral de Brigada del ejército de Chile i en Jefe de las fuerzas de ocupación del territorio de Tarapacá, a todos los habitantes de él h a g o saber: " P o r c u a n t o no hai en este territorio autoridades que administren la justicia civil en todos sus ramos i la criminal por delitos c o m u n e s , i vista la imperiosa necesidad de atender a este importante servicio p ú b l i c o ; en virtud de las facultades q u e m e corresponden c o m o j e f e de las fuerzas de o c u p a c i ó n , decreto: " A r t . 1. ° Establécese en este territorio de Tarapacá i c o n residencia en el puerto de Iquique, dos juzgados de letras para que separadamente administren la justicia civil i la criminal por delitos c o m u n e s . A r t . 2. ° Los procesos civiles i criminales que se promoviesen serán sustanciados c o n f o r m e a las leyes de procedimientos q u e rijen en Chile. " N o obstante, al iniciarse todo proceso civil de aquellos en que d e b e procederse c o n citación de los interesados, los j u e c e s harán c o m p a r e c e r a las partes a fin de instarles a q u e sometan su c o n t i e n d a al j u i c i o ele arbitros o que la transijan. N o a c e p t a n d o u n o u otro m e d i o para terminar sus diferencias, procederán a sustanciar i resolver la contienda. " A r t . 3. ° R e s p e c t o de los bienes raices, los jueces se limitarán por ahora a otorgar la posesión o tenencia, o a amparar en la posesión o tenencia de ellos a las personas a quienes por d e r e c h o corresponda, sin j u z g a r aun sobre el d o m i n i o . " A r t . 4. ° E n las sentencias o resoluciones que se dictaren en materias civiles se aplicarán las leyes vijentesen el territorio al t i e m p o de la celebración de los respectivos actos o contratos sobre los que se j u z g a . " A r t . 5. ° Los actos i contratos civiles que se ejecuten o celebren 15 dias después de la publicación del presente decreto, serán j u z g a d o s en c o n f o r m i d a d a las leyes chilenas. " A r t . G. ° Los delitos c o m u n e s q u e se cometieren en el territorio de o c u p a c i ó n desde esta fecha i que n o tengan


CAPITULO

SESTO.

411

señalada una pena especial en los bandos que dictare la autoridad militar superior, serán j u z g a d o s con arreglo al Código Penal chileno.

" A r t , 3. ° L o s jueces letrados desempeñarán por turno las funciones del tribunal de alzada, A n ó t e s e , comuniqúese, publíquese e insértese en el B O -

" A r t . 7. ° Los recursos de nulidad i apelación que c o r respondan, de las sentencias pronunciadas por uno de los jueces letrados, seráu resueltos por un tribunal compuesto del otro juez letrado, del auditor de guerra i del secretario letrado del gobernador civil de Iquique. " A r t , 8. Este tribunal antes de proceder invitará t a m b i e u a l o s interesados en los juicios civiles para que sometan sus diferencias a compromisos o las transijan. N o concurriendo al llamamiento que se haga a las partes con este objeto o no aceptaudo la invitación, procederán a sustanciar i resolver el recurso. . " A r t . 9 . ° De las sentencias del tribnual de alzada no se concede sino el recurso de nulidad, fundado en no haberse citado para defenderse al interesado que reclama o en haberse resuelto sobre cosa distinta o sobre cuestiones a b solutamente inconexas con aquellas de que se trataba en el juicio. " C o n o c e r á de este recurso la autoridad militar superior del territorio.

LETÍN

D E

LAS

LEYES.

PINTO.

José

Santiago,

c

" A r t . 10. L a promulgación de las leyes chilenas se entenderá hecha por el depósito que con esta fecha se hace en la oficina de la gobernación civil de un ejemplar de cada m í o de lo c ó d i g o s . * " E n dichas oficinas podrán también los que lo soliciten procurarse los espresados c ó d i g o s , adquiriéndolo por su justo valor. " A r t . 11. L o s funcionarios que con el carácter de jueces, notarios, secretarios i demás ajentes que deben intervenir en la administración de justicia i los sueldos o derechos que deben percibir, serán oportunamente designados por esta autoridad militar. " A r t . 12. E l juez letrado a quien se encargue la administración de la justicia civil, propondrá a la autoridad m i litar las personas que deban desempeñar los cargos de jueces de subdelegacion i de distrito en las respectivas secciones del territorio que se acuerden. " A fin de que llegue a conocimiento de todos, publíquese por bando i en los periódicos de I q u i q u e . — D a d o en Pisagua a 23 dias del mes de Marzo de 1 8 8 0 . " Anótese, comuniqúese, i, publíquese e insértese en el Boletín de las Leyes. PINTO.

José Antonio

Santiago,

Gandarillas.

Abril 13 de

1880.

" E n virtud de las facultades que me corresponden c o m o jefe de las fuerzas de ocupación, decreto: " A r t , 1. ° Los jueces de letras de Tarapacá i el secretario letrado del Gobernador civil de Iquique, formarán el tribunal de alzada que debe c n o c e r de los recursos de nulidad i apelaciones de las sentencias que pronunciare el juez que ejerce jurisdicción desde la ribera Sur del rio L o a hasta el paralelo 23 de latitud Sur. '•'Este tribunal se •ajustará a las reglas dictadas por el tribunal de alzada que se establece por el decreto de este cuartel, relativo a la administración de justicia, fecha 23 del presente. " A r t . 2. - Se establecerá un turno mensual entre los jueces letrados, debiendo cada uno conocer hasta su terminación en toilos los asuntos civiles i criminales que se inicien durante el mes de su respectivo turno.

Gandarillas. Abril

13 de

1880.

Visto el oficio que precede, apruébase el siguiente decreto dictado con fecha 23 de Marzo último por el jefe de las fuerzas de ocupación del territorio de Tarapacá: " N ú m . 3.—Las funciones del promotor fiscal seiáu d e s empeñadas por un abogado que se designará con este objeto. "Mientras se nombra el promotor fiscal, los jueces d e signarán, en cada caso, una persona que desempeñe las funciones de tal." Anótese, comuniqúese, publíquese e insértese en el B O LETÍN

D E

LAS

LEYES.

PINTO.

José Antonio MINISTERIO

D E

Gandarillas.

HACIENDA.

Santiago,

Abril

13 de

1880.

H e acordado i decreto: A r t . 1 . ° Créase provisionalmente puerto mayor el de T o c o p i l l a , en el cual se establece una administración de Aduana i Tesorería unidas. A r t . 2. ° L a Aduana i Tesorería unidas tendrá la s i guiente jilanta: U n administrador tesorero, con 250 pesos mensuales; U n oficial 1. ° i vista, con 2 0 0 id., i d . ; U n oficial 2, ° i alcaide, con 1S0 id., i d . ; Un oficial 3. ° de aduana, con 140 id., i d . ; D o s oficiales de la alcaidía, con 150 id., id. cada u n o ; U n portero de aduana, con 50 id., id. Resguardo.

*"

Un teniente, con 200 pesos mensuales; Cuatro guardas, con 125 id., id. cada u n o ; Tres patrones de botes, con 70 id., id. cada u n o , Ocho marineros, con 40 id., id., id. Art. 3. ° El puerto menor de Cobija dependerá en a d e lante de la citada A d u a n a i Tesorería de T o c o p i l l a . Tómese razón i publíquese. PINTO.

Augusto

V i s t o el oficio que precede, apruébase el siguiente decreto espedido por el jefe de las fuerzas de ocupación del territorio de Tarapacá, con fecha 23 de Marzo ú l t i m o : " N ú m . 2 . — J o s é Antonio V i l l a g r a n , Jeneral de B r i g a da del ejército de Chile i en Jefe de las fuerzas de ocupación del territorio de Tarapacá, a todos los habitantes de él, hago saber:

Antonio

Matte.

BANDOS. Manuel

J. So/fia, teniente Coronel, Comandante jeneral armas i Jefe político de esta plaza, etc., etc.

de

Por cuanto, c o n fecha de hoi, h e decretado lo siguiente: 1. ° En el p l a z o i m p r o r o g a b l e d e o c h o d i a s , se presentará en. las oficinas de la C o m a n d a n c i a Jeneral de armas t o d o p e r u a n o o boliviano, h o m b r e o mujer, m a y o r de 14 años, que tuviere residencia en este puerto, c o n el o b j e t o de ser matriculado. 2. ° Q u e d a p r o h i b i d a desde esté fecha i hasta n u e v a orden la entrada al puerto d e I q u i q u e para t o d o aquel, de cualquiera nacionalidad que sea, q u e haya prestado servicios militares al Perú o Bolivia durante la presente campaña. ~" 3. ° T o d o i n d i v i d u o que tuviere en su casa o d e p e n dencias, armas, m u n i c i o n e s , o cualesquiera clase de elem e n t o s ele guerra que hubieron pertenecido al ejército e n e m i g o , deberá entregarlos a la C o m a n d a n c i a Jeneral de armas en el plazo de tres dias, i todo aquel que tuviere noticias de la existencia de esos elementos en poder o


412

GUERRA

D E L PACIFICO

en casa de un tercero, tendrá la obligación d e d e n u n c i a r lo a la Comandancia, bajo la responsabilidad q u e establece este decreto. 4. ° Se prohibe desde esta fecha cargar armas o m u niciones o tenerlas e n depósito, en almacenes o casas particulares, sin permiso d e la C o m a n d a n c i a Jeneral d e armas. 5. ° L o s q u e tuvieren en almacenes o en casas particulares materias inflamables o esplosivas, darán i n m e d i a tamente cuenta a la Comandancia Jeneral de armas i n o podi an continuar manteniéndolas en su p o d e r sin permiso de ella. 6. ° El q u e contraviniere a lo dispuesto en este d e c r e to, quedará sujeto a las penas establecidas en la o r d e n a n za militar i j u z g a d o c o n arreglo a ella, cualquiera q u e sea su nacionalidad. 7. ° N ó m b r a s e una comisión c o m p u e s t a d e los vecinos d o n J u a n A . W a l k e r Martínez, d o n A n t o n i o Solari Millas j i clon Luis Buet para que, ausiliados d e l ayudante d e p o - ! licia d o n R o b e r t o W a l k e r , haga las visitas domiciliarias i que creyere c o n v e n i e n t e para el c u m p l i m i e n t o de este decreto, u n a v e z q u e hubieren espirado los plazos, i n d i - í cados en los n ú m e r o s anteriores; i 8. ° E l c o m a n d a n t e do policía hará aprehender a t o d o i aquel q u e faltare a l o dispuesto en este decreto, p o n i é n - | d o l o a disposición de la C o m a n d a n c i a Jeneral d e armas, i para ser j u z g a d o militarmente. j Por tanto, i para q u e llegue a c o n o c i m i e n t o de todos, ' publíquese p o r bando i fíjese en carteles en los lugares j mas públicos d e la ciudad. D a d o en I q u i q u e a 5 de Marzo de 1880. -

M A N U E L

J.

SOFFIA.

D.

Carrasco

Albano,

secretario.

Manuel J. Soffia, Intendente en comisión, teniente Coronel, Comandante del batallón movilizado ColcJuiaua, Comandante de armas i Jefe político de esta plaza, etc. Por c u a n t o el señor Jeneral en Jefe d e la reserva m e c o m u n i c a q u e c o n fecha de hoi, ha decretado lo siguiente: " T e n i e n d o presente q u e las operaciones del ejército h a cen necesarios q u e el ferrocarril d e I q u i q u e al interior, esté a disposición d e la autoridad militar para q u e n o se vea embarazada en su acción, ferrocarril, que n o es p o r otra parte sino u n a via pública, Decreto: La autoridad militar tomará posesión del ferrocarril d e I q u i q u e desde la publicación d e l presente decreto. E l C o m a n d a n t e do armas i Jefe político de I q u i q u e d i c tará las medidas necesarias para la m e j o r administración i conservación d e la linca férrea. A n ó t e s e i publíquese p o r bando." Por tanto, i para q u e llegue a c o n o c i m i e n t o de todos, publíquese por bando i fíjese carteles en los lugares m a s públicos d e la ciudad. D a d o e n I q u i q u e , a 11 d e Marzo do 1880. M A N U E L J.

SOFFIA.

D.

Carrasco

Zenleno,

Gobernador

del litoral

3

DOMINGO

SANTA

MARÍA.

Antofagasta, Marzo 29 de 1 8 8 0 . — P o r tanto, comuniqúese, publíquese i dése a la p r e n s a . — Z E N T E N O . — A l e j a n dro González P.. secretario.

Albano,

secretario.

Nicanor

correspondencia particular dirijida a aquellos puntos, ni la q u e d e éstos se envíe a otros lugares d e la República; 2. ° Q u e los intereses íiscales i comerciales e x i j e n a la vez se fijen las regias a q u e debe sujetarse el franqueo de correspondencia; 3 . ° Q u e apesar d e estas consideraciones es j u s t o q u e las personas q u e forman nuestro ejército o q u e d e otro m o d o desempeñan u n puesto e n ei m i s m o , o e n alguna otra c o m i s i ó n orijinada por las exijencias mismas d e la guerra, tengan t o d o j é n e r o d e facilidades para el c a m b i o d e su c o m u n i c a c i ó n , decreto: A r t . 1. ° L a correspondencia particular q u e venga de los territorios de Antofagasta, Cobija i Tarapacá, i la q u e a esos lugares se dirija, queda sujeta a las disposiciones de la tarifa postal d e 19 de N o v i e m b r e de 1874, debiendo en c o n s e c u e n c i a franquearse c o n las estampillas correspondientes. Art. 2. ° Se declara libre de porte, c o n escepcion de las piezas certificadas, la correspondencia d e los individ u o s pertenecientes al ejército i armada, d e las ambulancias i hospitales d e sangre, la de los heridos en acciones militares, i la de todos los empleados i c o m i s i o n a d o s que presten sus servicios en la campaña. A r t , 3. ° E l sobre o cierro de la correspondencia que se dirija a los jefes, empleados e individuos a que se refiere el artículo anterior, deberá especificar a mas del nombre de la persona a que se envíe i lugar de su residencia el grado, título, comisión que desempeñe, la nave, cuerpo u oficina a que pertenezca, o el hospital o ambulancia en que presta sus servicios. A r t . 4. L a s oficinas de correos al enviar l a correspondencia a que se refiere el art. 2. ° , rotularán los paquetes respectivos a los jefes de los diferentes cuerpos, de las oficinas, buques de ia armada, o las ambulancias, hospitales i demás servicios de la guerra para que por su conducto la hagan llegar a las personas a quienes se destina, A r t . 5. ° La correspondencia procedente del ejército o la armada i de los establecimientos i servicios a que se refieren los artículos precedentes, deberá entregarse por los interesados a los jefes de los cuerpos, nave n oficina a que porteuezcau, o a los jefes de ambulancia u hospital en que prestan sus servicios, debiendo los jefes espresados hacerla empaquetar i dirijirla a los respectivos administradores. P o d r á entregarse también esta misma correspondencia al Jefe de Estado Mayor o a las comandancias de armas respectivas para su remisión. A r t . 6. ° L a s disposiciones del presente decreto principiarán a rejir desde el 10 de Abril, quedando sin efecto el decreto de 8 de Mayo del año p r ó x i m o pasado, referente a la liberación de portes en jeneral de la correspondencia destinada a Antofagasta i demás lugares de ese territorio. Tómese razón, comuniqúese i publíquese." L o trascribo a V . S . para su conocimiento i fines consiguientes.

del Norte.

Por c u a n t o el señor Ministro del Interior m e dice lo q u e sigue: j "Santiago, Marzo 18 de 1 8 8 0 . — S . E. el Presidente d e j la R e p ú b l i c a , c o n fecha de hoi, ha decretado lo siguiente: T e n i e n d o presente lo dispuesto en el n ú m . 21 d e l art. 12 de la lei de 19 d e D i c i e m b r e d e 1874; i Considerando: 1 . ° Q u e encontrándose y a establecido c o n regularidad el servicio d e las oficinas de correos en los territorios d e Antofagasta, Cobija i Tarapacá, n o hai m o t i v o alguno para q u e continúe escenta de porte la

XVI. Notas cambiadas entre los Gobiernos de Chile i Ecuador sobre la captura de la lancha-torpedo peruana. MINISTERIO D E RELACIONES ESTERIORES DEL

ECUADOR.

Quito, Enero 3 de 1880. Señor Ministro: E l infrascrito, Secretario de Relaciones Esteriores del Ecuador, en c u m p l i m i e n t o de las órdenes que ha recibido ele S. E . el Presidente ele la República, tiene la honra de dirijirse al E x c m o . señor Ministro de igual departamento de ía de Chile.


CAPITULO

Las tradiciones de recíprocas glorias conquistadas en la adquisición de la independencia americana, la comunidad de oríjen, relijion i afectos de las repúblicas del continente, i los bien entendidos intereses nacionales, aconsejaron al Gobierno del suscrito, ofrecer sus buenos oficios i fraternal mediación a los de Chile, Bolivia i el Perú, al iniciarse la guerra que desgraciadamente sostienen. E m p e r o , no acojida su sincera solicitud por la paz, se impuso la mas estricta neutralidad en la presente contienda del P a cífico.

413

SESTO.

es j u s t o , da d e sí una gran opinión i d e ésta d e p e n d e siempre el p o d e r d e los estados." A p r o v e c h a el infrascrito la o p o r t u n i d a d para ofrecer a V. E. los sentimientos d e consideración i respeto de su m u i atento seguro servidor. C O R N E L I O E.

YERNAZA.

Al Excmo. señor Ministro de Relaciones Estcriores de OUilc.

REPÚBLICA DE C H I L E . — M I N I S T E R I O DE RELACIONES ESTEL a satisfacción del deber c u m p l i d o fué i es la única pero RIORES. noble aspiración del gabinete de Quito, en observancia de las obligaciones que se impusiera, acreditada ésta con los Santiago, Marzo 11 de 1880. irrecusables testimonios del E x c m o . señor Ministro P l e n i potenciario de Chile en el Ecuador i del señor Cónsul J e Señor Ministro: neral de aquella República en Guayaquil, por nota de 10 H e tenido el h o n o r d e recibir el estimable d e s p a c h o de Octubre i 2 2 de Diciembre último, declarando el priq u e Y E. se h a servido dirijirme c o n fecha 3 de Enero mero " q u e la mas leve sombra uo se ha dejado ver en el p r ó x i m o pasado. cultivo de las relaciones que ligan a dos pueblos," i recoDespués d e recordar en él V . E. las cordiales relaciones nociendo el segundo " l a actitud neutral que tan dignaque siempre h a n ligado a Chile i el E c u a d o r , m e m a n i mente ha asumido i sostiene el Gobierno ecuatoriano." [ fiesta el pesar c o n q u e su G o b i e r n o ha visto que el c o Sin e m b a r g o , el 23 del m i s m o m e s i a ñ o , el señor c o - i m a n d a n t e del vapor A mazonas, perteneciente a la armada mandante del vapor Amazonas, perteneciente a la marina \ de esta República, haya apresado en el puerto d e Ballede guerra d e Chile, i n d u d a b l e m e n t e estralimitándose d e nita a la lancha de vapor Alay, que había sido d e s p a c h a sus facultades, ha apresado en Ballenita, puerto d e esta da de Panamá c o n destino a puertos ecuatorianos. V . E. República, la lancha d o vapor Alai/, q u e c o n p r o c e d e n c i a j espera q u e el G o b i e r n o chileno no vacilará en ofrecer al de Panamá c o n r u m b o s a puertos ecuatorianos, dio el j del E c u a d o r las reparaciones i satisfacciones a que ha ancla en la bahía d e Caraques, según se asevera, por arri- i d a d o lugar la c o n d u c t a del c o m a n d a n t e de un b u q u e de bada forzosa. j guerra de la República. C o n f o r m e a las prácticas d e las naciones mas cultas i ' Tan p r o n t o c o m o llegó a mis manos el d e s p a c h o d e poderosas i los c o n c e p t o s de eminentes tratadistas, si los Y . E., pedí todos los antecedentes relacionados c o n el buques d e guerra q u e se hallan en peligro d e naufrajio o h e c h o que V . E. m e refiere para apreciarlos desapasionaen caso d e arribada h a n sido i d e b e n ser admitidos i a m d a m e n t e i ver hasta q u é p u n t o se ha p o d i d o lastimar los parados en puertos neutrales, c o n mayores fundamentos i derechos de esa R e p ú b l i c a . tienen q u e serlo las naves mercantes o desarmadas. i L a larga distancia q u e nos separa d e Ballenita, en q u e Seria t i e m p o superfino el q u e se empleara en manifestar ! el suceso t u v o lugar, i la circunstancia d e q u e los marial ilustrado gabinete d e Santiago el perfecto d e r e c h o c o n i nos chilenos que en él intervinieron se hallan al presente que el d e Quito considera c o m o un grave i positivo agrá- i vio el acto d e inaudita violación del territorio de la R e - ¡ activamente consagrados a la prosecución de las operaciones bélicas en la costa del Perú, no h a n permitido, pública, perpetrado en u n o d e los puertos d e ésta por el señor c o m a n d a n t e del Amazonas, vapor de la marina d e i c o m o es natural, a m i G o b i e r n o adquirir todos aquellos datos indispensables para caracterizar c o n calma i en su guerra chilena, pues q u e n o pueden sor incidentes c o n verdadera índole este desagradable incidente. trovertibles los d e q u e la lancha Alai/ pertenezca o no a

Careciendo aun de esos informes, n o será posible p r o un g o b i e r n o belijerante, sea o n o d e propiedad particular ! i haya entrado por destino o por arribada a puertos e c u a - \ n u n c i a r m e sobre el f o n d o de la cuestión; pero ello no puede obstar a q u e declare desde luego a Y . E. que m i torianos. Gobierno lamenta m u i sinceramente, c o m o ha lamentado El h e c h o evidente, auténtico, es q u e la presa so ha v e t o d o ol país, que surja un incidente desagradable en las rificado en aguas neutrales, dentro de la jurisdicción d e ! amistosas relaciones que, sin interrupción, han manteniesta R e p ú b l i c a , i son principios i n c o n c u s o s d e d e r e c h o i internacional, q u e la propiedad es inviolable en los lími- ¡ d o siempre ambas Repúblicas. Mi G o b i e r n o so c o m p l a c e en r e c o n o c e r que el de Y . E. tes del territorio neutro; q u e los gobiernos c u y a j u r i s d i c - j ha c o n t e m p l a d o la contienda dolorosa a que Chile fué cion se ha hollado, p u e d e n i deben solicitar la restitución p r o v o c a d o p o r el Perú i Bolivia c o n la elevación d e miras de la presa, sin q u e les dañe el fallo p r o n u n c i a d o por el i sentimientos q u e caracterizan la política d e Y . E.; i esta tribunal belijerante, porque aquellos son a quienes c o m sola circunstancia bastaría para hacer en estremo sensipete csclusivamente la decisión respectiva. ble este incidente si no mediara todavía el afecto fraterEn consecuencia, el G o b i e r n o del infrascrito tiene el nal q u e abriga el pueblo d e Chile hacia el del Ecuador. íntimo c o n v e n c i m i e n t o d e q u e el d e V . E. c o n la rectitud

que le distingue, dictará las providencias oportunas en desaprobación de la c o n d u c t a observada en el puerto d e Ballenita por el señor c o m a n d a n t e del v a p o r d e guerra Amazonas, i acordará las reparaciones i satisfacciones consiguientes, q u e n o p u e d e n m e n o s q u e ser en c u a n t o a la lancha Alai/, su d e v o l u c i ó n en el lugar en que se h i z o la presa., i c o n los i n d i v i d u o s q u e la tripulaban; en c u a n - \ to al jefe captor, su inmediata destitución; respecto d e la i satisfacción, la q u e simultáneamente practican los g o biernos q u e alcanzan su engrandecimiento por el h o m e naje que rinden a la j u s t i c i a i al d e r e c h o . Desecha el q u e suscribe hasta la incertidumbre de n o ' obtener las reparaciones i satisfacciones espresadas, p o r - . que para el G o b i e r n o d e V . E..es tanto mas digna i h o n rosa la e j e c u c i ó n d e u n a i otra, cuanto quo el q u e las : demanda n o se apoya en el d e r e c h o de la fuerza, sino en | la fuerza del d e r e c h o , i 'da nación q u e se presta a lo q u e '

Esta franca i espontánea manifestación de sentimientos demostrará a Y . E. q u e el G o b i e r n o d e Chile n o p o d r á vacilar en ofrecer al del E c u a d o r las reparaciones i satisfacciones q u e él crea debidas, después d e c o n o c e r i apreciar circunstanciadamente los h e c h o s relacionados c o n este lamentable suceso. Esperando dirijirme a Y . E. tan p r o n t o c o m o m e sea posible sobre este asunto, a p r o v e c h o la ocasión d e presentar a V. E. las consideraciones d e alta estimación c o n q u o tengo la honra d e suscribirme d e V . E. atento i seguro servidor. MIGUEL

LUIS

AMUNÁTEGUI.

Al Excmo. señor Ministro de Relaciones Esteriores del Ecuador.


GUERRA

414

DEL

XVII. Documentos relativos a la revolución de_ Bolivsa, encabezada por los coroneles Silva i ^uachalla. DOCUMENTOS

D E

LA

REVOLUCIÓN.

Las versiones abominables snjeridas por un espíritu de pura calumnia i dictadas por una ciega pasión de partido, que se han hecho circular con pérfido estudio en esta c i u dad, acerca del último suceso político de Bolivia, que i m puso forzosamente al señor coronel U . Silva el sacrificio de ponerse a la cabeza del movimiento operado en Viacha, con el único objeto de traer al teatro de la guerra todas las fuerzas existentes en el departamento d é l a P a z , vigorizar la cooperación de Bolivia en la campaña i robustecer la alianza, nos imponen el deber de hacer reproducir, para satisfacción i conocimiento de todos, los documentos oficiales, que sintetizan el objeto enunciado del cambio puramente transitorio i la administración acl hoc (de 7 dias) del señor Silva, qne tuvo principio el dia 12 del corriente, en que entraron a la P a z los tres batallones Potosí, Oruro i M n r i 11o hasta el 18 del m i s m o en que salían a embarcarse en Chililaya, con dirección a esta ciudad.

PACIFICO.

dirijirle esta carta semi-oficial p o r q u e aun se o c u p a V . S. de escojitar, c o n f o r m e a la v o l u n t a d del p u e b l o , el carácter c o n q u e debe seguir ejerciendo el poder, para que, no t e n i e n d o algún inconveniente, se d i g n e d e c i r m e en c o n testación, si hai e x a c t i t u d en c u a n t o llevo referido de nuestra conferencia; o tenga la amabilidad de rectificar lo q u e n o esté c o n f o r m e , para según eso dictar las medidas necesarias. C o n sentimiento de p r o f u n d o respeto i particular estim a c i ó n , t e n g o el h o n o r de suscribirme su m u i atento servidor. J.

L.

QUIÑONES.

Al señor Coronel clon Uladislao Silva.—Presente.

\La Paz,

Marzo

14 de

1880.

Señor Ministro: ^ H e tenido el agrado de recibir su apreciable c o m u n i c a c i ó n de fecha 13 del actual, en la que V. E. se sirve manifestarme lo relativo a la conferencia que tuvimos sobre los grandes intereses de la alianza perú-boliviana i de la guerra en que ambas repúblicas están c o m p r o m e t i das por rechazar la injusta agresión de Chile, c o n motivo del c a m b i o p o l í t i c o realizado ayer en esta c i u d a d por las fuerzas que m e o b e d e c e n ; i que he manifestado a V . E. el ascendrado patriotismo que m e anima para estrechar mas i mas la alianza i para sostener de u n m o d o eficaz la guerra.

L a reproducción de dichos docnmentos sintetiza, c o m o decimos, el objeto supremo del movimiento político i de carácter puramente transitorio, encaminado al fin de traer las cosas al estado de actividad, impulso i eficacia con que debió proceder siempre Bolivia, en pro de los pactos e i n intereses sagrados de la alianza: tínico ideal que debe Concretada después nuestra conferencia a lo q u e mas salvar la suerte de las dos naciones Perú i B o l i v i a , c o m p r o - u r j e n t e m e n t e d e m a n d a la guerra, en vista de las últimas metidas sin previsión ninguna en la guerra la mas c o m p l i - j operaciones realizadas por el e n e m i g o en el litoral de los cada i trascendental que j a m á s se haya visto en A m é r i c a . departamentos de Tacna, M o q u e g u a i A r e q u i p a , m e maLéanse, pues, con tranquila refleccion estos documentos, nifestó V. E. los acuerdos i órdenes dictadas para que la por qne ellos interesan a todos, i se verá qne no ha habido división que c o m a n d a el jeneral A r g u e d a s m a r c h e a sisino exesos de celo i de sacrificio en los qne no se han artuarse a la c i u d a d de P u n o , e m b a r c á n d o s e en los vapores redrado asumir sobre sn responsabilidad la peligrosísima que aguardan en Chililaya, a fin de p o d e r operar según tarea de querer levantar la honra escarnecida de Bolivia. las necesidades de la guerra; i entonces tuve a bien asegurar a V . E. que los tres batallones de que dispongo DANIEL CRESPO. marcharían a embarcarse en Chililaya el 19, para estar en P u n o el 20; n o p u d i e n d o hacerlo antes, sin embargo de mi v e h e m e n t e deseo i del de los señores j e f e s i oficiales i La Paz, Marzo 13 de 1880. aun soldados, para m a r c h a r al teatro de la guerra, por Distinguido señor: tener que arreglar la caja militar i el e q u i p o de la tropa, H a b i e n d o tenido el honor de conferenciar c o n V . S. c o n el i n c o n v e n i e n t e de la penosa situación fiscal del país. desde las 2 hasta las »3.30 P. M. de hoi, sobre los grandes A g r a d e c i e n d o el e n c a r e c i m i e n t o q u e hace V. E. al reintereses do la alianza perú-boliviana i de la guerra en m e m o r a r los sentimientos c o n que de un m o d o sincero i que ambas repúblicas están c o m p r o m e t i d a s por rechazar cordial caracterizó t o d o lo anterior, m e p e r m i t o significarla injusta agresión de Chile, c o n m o t i v o del c a m b i o p o l í le que ellos n o son sino el c u m p l i m i e n t o del deber que me tico realizado ayer en esta c i u d a d por las fuerzas q u e le he impuesto, al asumir el m a n d o s u p r e m o de la repúbliobedecen, ha tenido V . S. la b o n d a d de manifestarme el ca, de contribuir, a n o m b r e del pueblo boliviano, al roascendrado patriotismo que le anima para estrechar mas bustecimiento de la alianza: al hacerlo así, n o h a g o sino i mas la alianza i para sostener de un m o d o eficaz la llenar las aspiraciones de la opinión j e n e r a l de mi país, guerra. manifestadas por el c l a m o r p ú b l i c o i la prensa, que uniConcretando después nuestra conferencia a lo q u e mas f o r m e m e n t e han p e d i d o la m a r c h a del ejército al teatro urjentemente d e m a n d a la guerra, en vista de las últimas do la guerra. operaciones realizadas por el e n e m i g o en el litoral de los departamentos de Tacna, M o q u e g u a i Arequipa, le m a n i M e c o m p l a c e demasiado confirmar la e x a c t i t u d con que festé los acuerdos i órdenes dictadas para q u e la división h a referido V. E. nuestra conferencia, sin tener que rectique c o m a n d a b a el señor coronel A r g u e d a s m a r c h e a sificar nada sobre la c o n f o r m i d a d de su sincera relación en tuarse en la ciudad de P u n o , e m b a r c á n d o s e en los v a p o la carta semi-oficial a q u e contesto. res que aguardan en Chililaya, a fin de p o d e r operar C o n sentimientos de mi mas p r o f u n d o respeto i partisegún las necesidades de la guerra, i entonces se sirvió cular estima, tengo el h o n o r d e suscribirme, c o m o su siemV . S. asegurarme que los tres batallones que le o b e d e c e n pre atento i seguro servidor. marcharían a embarcarse en Chililaya el 19 para estar en ULADISLAO SILVA. P u n o el 20; no p u d i e n d o hacerlo antes, sin e m b a r g o d e Al Exorno, señor doctor don José Luis Quiñones, Enviado Estraordinario i su v e h e m e n t e deseo i del de los señores j e f e s i oficiales i Ministro Plenipotenciario del Perú en Bolivia. aun soldados; para marchar al teatro de la guerra, por tener que arreglar la caja militar i el e q u i p o de la tropa, con el i n c o n v e n i e n t e de la penosa situación fiscal del PROCLAMA Q U E DIRIJE E L J E F E S U P R E M O PROVISORIO A LA país. NACIÓN. Escusando rememorar los noblísimos sentimientos c o n que ele un m o d o sincero i cordial caracterizó V. S. t o d o Bolivianos! lo anterior, sentimiento que c o m o Ministro del Perú m e La política estrecha i de inercia desplegada por el j e c o m p l a z c o en reconocer i agradecer a n o m b r e del p u e b l o neral d o n Narciso C a m p e r o , s u b l e v ó la opinión pública peruano i de su Jefe S u p r e m o , m e tomo la libertad de que vio, por s e g u n d a vez, defraudadas las esperanzas acá-


CAPITULO

SESTO.

415

viciadas por la nación, d e llevar c o n mas regularidad i Mientras tanto, señor coronel, permítame preguntarle: enerjía la guerra nacional. I n i n g ú n boliviano podia per¿ha pesado U d . la e n o r m e responsabilidad q u e h a e c h a d o manecer indiferente a ese estado d e cosas, m u c h o m a s sobre sus hombros? L a claridad d e su intelijencia m e h a c u a n d o se p r o n u n c i a b a ..marcadamente la destrucción d e ce c o m p r e n d e r que sí; pero permítame renovarla otra v e z nuestros nuevos ejércitos a consecuencia d e haber sido ante su determinación. desatendido en sus mas premiosas necesidades. H a detenido U d . el envío de cuatro batallones a este cuartel jeneral, en el momento en que emprendieran su marcha La división acantonada en V i a c h a f u é la q u e r o m p i ó el por orden del señor Presidente, quien sabia por mis reitesilencio, formulando sus quejas i protestando n o acudir rados oficios lo nrjeute, lo preciso que era su venida para al c u m p l i m i e n t o del deber militar, si n o se atendía s i hacer frente al enemigo, que ocupándonos Moquegna, nos quiera a cubrir su desnudez, a c l a m á n d o m e su protector. ha cortado los recursos del Norte, sin los que no puede s u b I en el conflicto d e estimular c o n m i desden u n a dispersistir el ejército peruano, que acompaña en este departasión inevitable o h a c e r m e víctima de la maledicencia si acudia al llamamiento espontáneo i casi impuesto d e mis mento al boliviano. c o m p a ñ e r o s ; i c o m o lo veis, m e puse a la cabeza d e la Este hecho ha producido en ambos ejércitos i en este revolución reparadora d e los desaciertos pasados. pueblo, que anhelantes esperaban ese refuerzo, tal desaliento que apenas es comparable con la decepción que Bien sé y o q u e ambiciones burladas d e otros intereses, causó en el ejército del Sur la retirada de Camarones, de que m a r c h a b a n d e r e c h a m e n t e a la usurpación d e l poder donde resultó el desastre de San Francisco. Esa retirada i supremo p o r las fuerzas d e las armas, levantarán el grito la de Viacha, serán, señor coronel, dos acontecimientos de reprobación e interpretarán mal m i s rectas i n t e n c i o igualmente culminantes entre los que infaman la presente nes; pero y o contestaré c o n los h e c h o s , h a c i e n d o ver a guerra. mis compatriotas q u e , p r e o c u p a d o mas q u e todos d e la suerte de mi país, m i ú n i c o propósito es socorrer a nues- i Aunque me asegura que ese paso lo ha dado U d . de tros defensores de Arica, llevándoles el continjente d e las I acuerdo con la quinta división, permítame dudar de l a c o n fuerzas que se h a n puesto bajo mis órdenes. | nivencia que hubiese tenido con las fuerzas que se hallan D e n t r o d e tres o cuatro dias romperá la marcha u n a i cu Oruro; ni con el batallón Gran que se les ha incorporaprimera brigada, i c o n la última m e veréis a d o n d e la si- do de Cochabamba, i mucho menos con las que en Potosí organiza el jeneral Flores. De modo que la pugna con tuación bélica llama a todos los bolivianos, d e j a n d o q u e aquellas fuerzas, aparte de la opinión nacional, que le los ambiciosos se adueñen c o m o gusten de la política i n será adversa, lo es a U d . de todo punto o b l i g a d a ; es decir, terior. que tiene U d . que ingresar forzosamente en la guerra civil. I si éstos o y o hemos obrado c o n mas patriotismo, lo ¿ I c ó m o se le llama, señor coronel, al que promueve la manifestará, en el porvenir, el fallo de la historia. anarquía interna en los momentos supremos en que su p a L a Paz, Marzo 14 de 1880. tria se halla comprometida en una guerra nacional... ? ¡Ah ¡ ULADISLAO SILVA. he roto mi pluma antes que escribir esa palabra que suele marcar la del hombre con el hierro candente de eterno NOTAS CAMBIADAS E N T R E E L DICTADOR SILVA I CA.MACHO, oprobio, que no puedo usarla c o m o calificativo del militar a quien alguna vez llamé compañero. Vincha, Marzo 12 de 1SS0. N o l o ha comprendido del propio m o d o el ejército que MUÍ estimado a m i g o i c o m p a ñ e r o : comando, cuya fogosidad patriótica ha estallado en nn grito Las utopias d e C a m p e r o , q u e es u n v e r d a d e r a m e n t e . . . í de cólera, de santa imponente reprobación, que no he debii que mas se lia o c u p a d o de hacer política interna q u e d e j do ni querido reprimir, i que lo ha traducido en la protosla guerra esterior; que ha arruinado la quinta división, a j ta que le adjunto para su conocimiento. la que tiene desnuda en el estado d e n o poder llevar al | Por mi parte, quiero persuadirme que ha habido en U d . , teatro de la guerra; i q u e c o n miserias n o ha p o d i d o equinó un dañado propósito de perjudicar los intereses de la par el ejército; d e acuerdo c o n los c u e r p o s d e la quinta guerra, sino nn error ele concepto según se desprende de división m e h e determinado a aceptar el m o v i m i e n t o que los términos de la que contesto. Si así fuese, i se hubiese so verifica hoi d e p o n i e n d o al joneral C a m p e r o c o n el ú n i consumado el atentado de q u e U d . me da parte, espero que co fin de atender c o n precisión i urjencia a los asuntos comprobará su sana intención remitiendo inmediatamente de la guerra nacional q u e preocupan mi patriotismo. a este teatro las fuerzas cuya movilización ha impedido Doi cuenta a U d . lijeramente en c o m u n i c a c i ó n privada, U d . c o m o Inspector Jeneral del ejército, después que el sereservándome hacerlo mas tarde oficialmente, i n o espere ñor Presidente habia ordenado vinieran del 10 al 12 de los Ud. por de p r o n t o refuerzo alguno porque n o hai un solo corrientes. I si esa fecha le parecía a U d . tardía, ¿qué no cuerpo e q u i p a d o c o m o para la campaña, ni siquiera o r deberá hacer U d . para mostrarse superior a aquél, i j u s t i ganizado c o n v e n i e n t e m e n t e : esta os la verdad. I n m e d i a ficar el acto que nos ocupa? tamente procuraré arreglarlos i despacharlos. T e n g o - a u n presente su carta d e 4 de Enero en q u e m e Suyo i afectísimo c o m p a ñ e r o i amigo. decia Ud.: " D e c l a r o n o pertenecer a partido alguno p o U.

SILVA.

Al señor Coronel Eleodoro Camaclio.—Tacna.

Tacna,

Marzo

16 de 18S0.

He recibido u n a c o m u n i c a c i ó n de U d . fechada en V i a cha a 12 del presente, e n q u e después de enumerar las faltas q u e a su j u i c i o h a c o m e t i d o el actual G o b i e r n o do la patria, declara U d . "haberse determinado a aceptar el m o v i m i e n t o q u e se verificaba en ese dia, d e p o n i e n d o al jeneral Campero c o n el ú n i c o fin de atender c o n p r e c i sión i urjencia a los asuntos d e la guerra nacional q u e preocupa su patriotismo." No me atrevo a calificar este h e c h o , porque para ello tendida que emplear u n a palabra m u í dura, c u y o significado infamante n o quiero aplicar a n i n g ú n boliviano, pues j a m á s h e creído q u e Boiivia contase entre sus hijos ninguno q u e atentase contra su sagrada existencia.

lítico i m e c o m p r o m e t o a sostener únicamente la voluntad nacional." Siento decirle, señor coronel Silva, qtie m u í luego se c o n v e n c e r á d e l o contrario i verá q u e lo q u e U d . h a h e c h o n o se halla en manera alguna e n c o n s o nancia c o n esa voluntad nacional. ¿O h a creído U d . c o m prender talvez q u e Boiivia le ordenase deponer al magistrado a quien aclamó hace pocos dias, i por escaso tiempo, o q u e quisiera q u e n o vengan a la guerra las fuerzas q u e ha organizado c o n el sudor d e su frente para la guerra, por la guerra i a fin de n o abandonar el c a m p o de guerra? Deseando que para c u m p l i r U d . sus deberes patrióticos llame en su ausilio, c o m o m e prometía Ud. ayer, " t o d o ol continjente d e los mas nobles sentimientos q u e pudieran encerrarse en la naturaleza" i esperando que sus esfuerzos disipen esa n u b e espantosa q u e empieza a oscurecer su frente, m e suscribo d e Ud., atento servidor. E. Al señor Coronel

Uladislao Silva.

CAMACHO.


GUERRA D E L PACIFICO.

416

c i m o s hasta la muerte, i tened e n t e n d i d o q u e p o r respeto el país e n q u e v i v i m o s , sofocamos dolorosamente nuestra Los suscritos, jefes i oficiales del ejército d e Bolivia e n j u s t a indignación d e hacer rodar vuestras miserables cael Perú i en campaña contra Chile, impuestos d e u n a bezas. carta escrita d e l cantón de V i a c h a c o n fecha 12 d e los ¡Vivid para que la lei haga espiar vuestro c r i m e n ! ¡Mecorrientes por el coronel Uladislao Silva al señor C o m a n - recéis nuestro d e s p r e c i o ! — L a colonia boliviana.—Garandante en Jefe, i en la q u e dice testualmente: " M e h e d e - tiza. terminado a aceptar el m o v i m i e n t o q u e se verifica h o i TEODORO CÓRDOVA. d e p o n i e n d o al jeneral Campero," c o n d e n a n enérjicamente P u n o , Marzo 22 d e 1880. tan indigno propósito; i n o p u d i e n d o e n este instante e s grimir la espada q u e la nación les confiara para castigar Puno, Marzo 22 de 1880. al traidor d e lesa patria, protestan, c o n toda la j u s t a i n Muí diguo señor: dignación d e su patriotismo, contra ese nefando crimen Me t o m o la libertad de dirijirme a U d . cuyo testimonio de incalificable traición i cobardía. respecto a los últimos sucesos de la P a z debe tener el c a Protestan contra tan salvaje imposición a la soberanía rácter de evidencia para todos, por haberlos observado Ud. del país, encaminada a desquiciar la alianza perú-boliviacon alta vijilaucia, hasta en sus mas pequeños detalles, i le na, privándole d e los ausilios i refuerzos q u e se dirijian a suplico se sirva contestarme a los puntos siguientes: este cuartel jeneral; a c o m p r o m e t e r el é x i t o d e la guerra, Si he cumplido a satisfacción de U d . i lealmente el c o m favoreciendo los intereses d e Chile, i a anarquizar el país promiso solemne que contraje de hacer salir en el término en el interior, rasgando villanamente el pápellon nacional. pactado en nuestra conferencia, la división qne tenia a mis C o n d e n a n , p o r lo m i s m o , la desleal c o n d u c t a d e sus órdenes. autores, sea q u e el crimen se haya o n ó c o n s u m a d o , i a u n Si durante los dias de mi administración, la política de c u a n d o a estas horas la cuchilla d e la lei haya c e g a d o la mi Gobierno ha sido franca, circunspecta i liberal i no ha cabeza d e los culpables, q u e h a n ofrecido tan inaudito tenido otra tendencia ni objeto que realizar la salida del escándalo ante la A m é r i c a . mayor número de fuerzas posible para la guerra. Se apresuran, en consecuencia, a enviar a Bolivia esta Si en las averignacioucs prolijas qne se han hecho en solemne declaración, para que e s c u c h a n d o el anatema c o n la Legación de su cargo para cerciorarse de la realidad del q u e rechazan ese acto proditorio, i m p o n g a el castigo que rumor siuiestro de haber circulado eu la Paz i en el ejércim e r e c e n los traidores a Bolivia i al Perú. to oro chileno, se ha convencido U d . plenamente de la falCuartel jeneral en Tacna, Marzo 16 d e 1880.—(Siguen sedad de tan espantosa calumnia. las firmas.) Me hallo en el caso señor Ministro, de recabar de su alta honorabilidad una contestación categórica sobre estos puntos, porque en las abominables versiones que hacen cirConfiado el m a n d o supremo d e la R e p ú b l i c a al ilustre jeneral d o n Narciso Campero p o r el v o t o u n á n i m e d e t o - cular acerca de mis actos políticos los pérfidos i reales enem i g o s de la alianza perú-boliviana, se trata de herir no dos los pueblos d e Bolivia, h o i h a sido alterado el orden solo la esencia de mi honra, sino la de muchas otras persop ú b l i c o p o r una sedición encabezada p o r los coroneles nas respetables cuyo proceder se presentaría con la mas Uladislao Silva i J o s é Manuel Guachalla. odiosa apariencia ante la recta opinión de este ilustre veC o m o este h e c h o tiene p o r objeto anarquizar el país, cindario. r o m p e r la alianza c o n el Perú i poner u n a pajina negra en nuestra historia, d a n d o p o r c o n s e c u e n c i a resultados Con tal motivo, tengo l a honra ele repetirme de Ud., funestos en la actual guerra c o n Chile, es deber d e t o d o señor Ministro, su aftmo. S. S. patriota protestar c o m o protestamos c o n t r a el h e c h o d e ULADISLAO SILVA. armas d e l 12 d e l corriente, que n o tiene p o r objeto, sino Al señor Ministro Plenipotenciario, doctor don José L . Quiñones.—Presente. el triunfo d e u n partido esclusivista. ¡Viva el Presidente d e la República, j e n e r a l N a r c i s o Campero! ¡Viva la u n i ó n perú-boliviana! Puno, Marzo 23 de 1880. ¡Abajo los traidores a la patria, muera Chile! Apreciado señor: Con el mayor gusto contesto su carta de ayer, qne acabo Chililaya, 13 d e Marzo d e 1880.—Macario Barron Ride recibir, manifestándole qne ha cumplido U d . lealmente vera.—J. Macedonio Cañedo.—Nicanor Vizcarra.—Beel compromiso de hacer salir la división que tenia a sus lisario Meave.— Q. Saavedra.—Enrique de la Peña. órdenes: que por cuanto ha llegado a mi conocimiento, su política i tendencias han sido c o m o me indica; i qne habiénA NUESTROS HUÉSPEDES TRAIDORES D E LESA AMÉRICA. dose dicho que circulaba oro chileno, puede convencerme que tal circulación era completamente falsa. C u a n d o nuestra patria lacerada i humillada por la avaDejando así satisfecha su citada, me repito de U d . , señor ricia d e la i n m u n d a Chile, buscaba m e d i o s de hacer la coronel, su aftmo. S. S. guerra para restaurar el territorio mutilado, vosotros j e J O S É Luis Q U I Ñ O N E S . neral i coroneles c o r r o m p i d o s , eludisteis los esfuerzos paAl señor Coronel don Uladislao Silva.—Presente. trios c o n l a v e r g o n z o s a í a c c i o n d e l d í a 1 2 e n la P a z ; p r o b a n d o q u e para vosotros mas valia la aspiración i l u c r o personal que la salvación d e nuestra patria. NARCISO CAMPERO, ¿Cómo contestareis a los cargos q u e os hagan Jas n a ciones aliadas, i c o n q u é cara os presentareis ante el Perú PRESIDENTE PROVISORIO D E L A REPÚBLICA. en que pretendéis encontrar asilo? ¿ N o comprendéis q u e el P e r ú i Bolivia f o r m a n causa Considerando: c o m ú n , i q u e el m a l q u e habéis h e c h o a vuestra patria, Qne la rebelión militar consumada el 12 del corriente en abraza también al Perú i que p o r tanto está e n el decli- la ciudad de la P a z , en la situación del país comprometido nable deber d e remitiros allá para vuestro j u z g a m i e n t o i en guerra esterior, i en los momentos mas apremiantes, es c o n d i g n o castigo? ¿Qué habéis h e c h o d e los d o s batallouna verdadera traición a la patria, que compromete la denes q u e debían haber engrosado las filas del ejército fensa i la honra nacional; aliado? Que los jefes promotores de aquella, así c o m o los indiBolivianos d e corazón p e d i m o s a la autoridad vuestra viduos que han concurrido a ella, que la apoyen o presten repatriación para e j e m p l o d e la mala semilla que tratas- ausilios, están comprendidos en la traición a la patria, de teis d e fecundizar, i p o r lo que h a c e a vosotros, os m a l d e - acuerdo con las protestas del pueblo de Ornro; PROTESTAS.


CAPITULO

El Secretario Jeneral interino queda encargado del c u m p l i m i e n t o d e este decreto, haciéndolo publicar i circular. D a d o en La Paz, a los 23 dias del mes de Marzo de 1880.

Decreto: Art. 1. ° L o s jefes del ejército, coroneles Uladislao Silva, José Manuel G-uachalla, Federico Matos i el señor Severo Matos, principales promotores de la rebelión, así como todos los demás individuos que han concurrido a ella, son declarados traidores a la patria i sometidos a la sanción penal consiguiente. Art. 2. ° Todos ios funcionarios públicos o particulares que directa o indirectamente tomen parte en la rebelión aceptando cargos públicos o suministrando a ella recursos 0 ausilios de cualquier jénero, son igualmente declarados traidores a la patria i serán j u z g a d o s c o m o tales. Art. 3. ° Los sub-prefectos, administradores de rentas 1 demás funcionarios encargados de los fondos públicos, (pie suministren éstos o recursos de cualquiera clase a la revolución, son asimismo traidores a la patria, i sin perjuicio de ser j u z g a d o s c o m o tales, serán responsables con sus personas i bienes por todos los fondos entregados a las autoridades de la revolución. Art. 4. ° Los oficiales e individuos de tropa, que obligados por las circunstancias han sido sometidos a la rebelión, seián escluidos de la, declaración de traición a la patria i de las penas consiguientes, siempre que oportunamente'abandonen las filas de la revolución i se presenten al Gobierno o a las autoridades, lejítimas. Art. 5 . ° Estando ocupada la ciudad de L a Paz por las fuerzas rebeldes, se declara cu sitio dicha ciudad, así c o m o los demás puntos que fueran sometidos a la rebelión, d e biendo observarse las condiciones consiguientes a dicho estado de sitio. Art. 6. ° El Secretario Jeneral de Estado, queda encargado del c u m p l i m i e n t o del presente decreto i de hacerlo publicar i circular. D a d o en la c i u d a d de Sicasica, a los 17 dias del mes de Marzo de 1880. (Firmado.)—NARCISO

(Refrendado.) — Tomas NARCISO

Valdivieso,

CAMPERO.

(Firmado.)—NARCISO

(Refrendado.)—Tomas

PROVISORIO

D E

LA

EL

Con cargo de dar cuenta a la p r ó x i m a c o n v e n c i ó n , Decreto: Art. 1. ° Los autores, c ó m p l i c e s i ausiliadores de la rebelión del 12 del corriente, son responsables civilmente con todos sus bienes por los daños causados al Estado. Art. 2. Las propiedades raices o rentas de aquéllos, quedan desde luego sujetas a dicha responsabilidad, siendo nulos cualesquiera contratos u obligaciones que se h a yan celebrado o se celebraren en fraude de esta d i s p o sición. Art. 3. ° L a autoridad política departamental i el ministerio público en lo que lo concierne, procederá a la averiguación de dichos bienes i a su e m b a r g o provisional, mientras en el j u i c i o respectivo se sancione la responsabilidad indicada para la adjudicación definitiva al E s tado. Art. 4. ° E n la clasificación del artículo 2. ° se c o m prenden todos los q u e han obtenido i aceptado empleos civiles, militares i eclesiásticos de las autoridades de la rebelión. TOMO n—53

Jeneral.

PROVISORIO PUEBLOS

D E

DE

LA

REPÚBLICA

A

BOLIVIA.

Conciudadanos: Merced a la actitud i m p o n e n t e d e ! pueblo de La Paz, ha q u e d a d o a h o g a d a la pérfida rebelión c o n q u e en h o r a I funesta intentaron rasgar el seno de la patria algunos desgraciados. En su ceguedad n o trepidaron, al frente del e n e m i g o estranjero, en volver las armas ¡aleves! c o n tra sus propios hermanos. Caiga sobre ellos la eterna maldición de la conciencia i la acción eficaz de la lei i d e la justicia. Ya que el iris de la paz ha vuelto a resplandecer en nuestro horizonte, d e d i q u e m o s todo nuestro pensamiento, t o d o s nuestros esfuerzos a robustecer la alianza i a levantar bien alto nuestro pabellón. H i j o s de La Paz: Os felicito a n o m b r e de la nación por vuestra c o n d u c t a n o b l e i elevada. Con ella habéis c o n j u r a d o la tempestad que amenazara el orden social. Persistid en la senda que os habéis trazado i los demás pueblos estarán c o n v o s otros. Así lograremos salvar la patria del conflicto esterior j i asentar sobre bases sólidas el réjimen interior. | Compatriotas: j Paz, cordura i patriotismo reclamo de todos vosotros a i n o m b r e de Bolivia angustiada. La Paz, Marzo 22 de 1880. NARCISO

CAMPERO.

XVIII.

í

Confiscación de guano i salitre esportados por el Gobierno de Chile.

Considerando:

c

PRESIDENTE LOS

REPÚBLICA.

Que la escandalosa rebelión militar de 12 del presente, ha causado males e c o n ó m i c o s irreparables al Estado; Que los autores i cómplices de aquélla i de sus c o n s e cuencias, son responsables según la lei a la reparación de los daños causados; Que la responsabilidad impuesta por el derecho c o m ú n en todos los casos de delincuencia, es tanto mas necesaria en el presente estado de guerra, que d e m a n d a sacrificios inmensos;

Secretario

Valdivieso,

Secretario Jeneral.

CAMPERO,

CAMPERO.

PROCLAMA.

i PRESIDENTE

417

SESTO.

NICOLÁS DE PIÉ ROLA, |

JEFE

SUPREMO

DE

LA

REPÚBLICA.

V i s t o el bando publicado en Ljnique <4 25 de Febrero por el Jeneral en Jefe de las fuerzas del ejército chileno que ocupan el departamento de Tarapaca ( 1 ) ; i Considerando: 1. ° Que el imperio de hecho ejercido por las fuerzas chilenas i esto, solo de, un m o d o intermitente, sobre los depósitos de guano del Perú, no ha podido i puede anu| lar e! señorío i la esclusiva propiedad de éste sobre esos mismos depósitos;' | 2. ° Que a los tenedores de, bonos no ha sido acordado ¡ por sus títulos el derecho de hacerse pago por sí mismos í explotando el g u a n o ; i que, aun en tal supuesto seria indispensable que procediese el acuerdo sobre !a manera de v e rificar la explotación; 3. Qué ni todos ni mucho menos algunos de los tenedores de bonos peruanos, a favor de quienes el guano c o n tenido en esos depósitos se haya hipotecado, podrán tener jamás el derecho de celebrar el referido acuerdo con otra ¡ autoridad que no fuese la de la República peruana, con quien contrataron c o m o único i absoluto dneño de esa r i ! queza, i menos todavía el de cederle parte de su v a l o r ; i constituyéndose en ausiliadores de los enemigos del P e r ú ; i 4. ° Que el Peni está en el caso de oponerse a la deí fraudacion que se intenta, no solo en nombre de >\i propio c

'

(1) E ! bando o decreto a que se refiere la presente nota, íi 'nra en el p¿irr:>fo V, p.ijina 863 de este mismo capítulo. c


418

GUERRA

DEL

derecho, sino en el del grau núuiero de .sus acreedores, j cuyos intereses está obligado a cautelar; \ 5. ° Que por tanto, en el supuesto de que algún grupo \ de esos tenedores, c o m o lo insinúa el referido bando, haya solicitado de Chile un permiso que éste no tenia derecho de otorgar i que aparece c o m o una verdadera coluciou, en fraude de los intereses del Perú, tales tenedores han roto ¡ i o i ' su propia i deliberada voluntad los pactos en que sus acreencias se fundaban, irrogando al mismo tiempo una grave injuria a la soberanía nacional, que han desconocido i menospreciado, Decreto: 1 . ° Declárase atentatorio de la soberanía del P e r ú i depredatorio del gnano de sus depósitos, el referido bando fechado i publicado en Iquiqne el 2 o de Febrero por el Jeneral en Jefe de las fuerzas chilenas que ocupan el d e partamento de Tarapacá. i 2. - Los tenedores de bonos que hubiesen en electo so- ¡ licitado el permiso a que dicho bando se refiere, para e s - ; traer guano en pago de sus acreencias, han perdido, ipso- | Jacto, su derecho a hacerlos valer ante el Perú, en ningún tiempo ni bajo ninguna forma. ¡ 3. ° El Gobierno del Perú perseguirá, sin mas límite í que el de la fuerza de que al intento pueda disponer, las embarcaciones en (pie se verifique la esportacion del g n a no, i las confiscará, cualquiera que sea el pabellón que las cubra. 4. Los ajentes diplomáticos i consulares del Perú en ! el estraujero, pedirán ante las autoridades competentes el ¡ embargo de todo cargamento de guano, esportado en vir- j tud del mencionado bando. ] Los secretarios de Marina i do Hacienda quedan encargados de la ejecución de este decreto i de hacerlo publicar \ i circular. Dado en la casa de Gobierno en L i m a , a los 15 dias del i mes de Marzo de 1880. [ c

PACIFICO.

Decreto: 1. ° Declárase atentatorio de la soberanía del Perú i depredatorio de la propiedad de éste el referido bando del Jeneral en Jefe del ejército de reserva de la República de Chile, fechado i publicado en Iquiqne el 23 de Febrero del presente año i las demás disposiciones relativas al asunto. 2. ° E l Gobierno del P e r ú perseguirá, sin mas límites que el de la fuerza de que al intento pueda disponer, las embarcaciones en que se verifique la esportacion del salitre i las coufiscará, cualquiera que sea el pabellón que las cubra. 3. ° L a c o m p a ñ í a salitrera que se halla autorizada por su contrato para perseguir toda esportacion i venta fraudulenta del salitre, lo está especialmente en este caso, deb i e n d o emplear al efecto todos los medios q u e estén a su alcance. 4. ° Los productores i esportadores de salitre de Tarapacá, q u e n o prueben a su d e b i d o t i e m p o haber cedido tan solo a fuerza m a y o r en defensa de los intereses del fisco peruano, serán responsables del daño q u e éste sufriese. Los secretarios de Marina i de H a c i e n d a quedan encargados de la e j e c u c i ó n de este decreto i de hacerlo publicar i circular. D a d o en la casa de g o b i e r n o en L i m a , a los 15 días del mes de Marzo del año de 1880. N.

DE

PIÉROLA.

Manuel

A.

Barinaga,

C I R C U L A R A LOS AJENTES DIPLOMÁTICOS. SECRETARÍA

D E

RELACIONES

Lima,

ESTERIORES

Marzo

17 de

1SS0.

Chile avanza, cada vez mas, en el c a m i n o de las hostilidades ilícitas i do su propio deshonor. Y a en mi circular de 14 de Enero a las cancillerías Manuel Antonio Barinaga. \ amigas d e n u n c i é i c o n d e n é los atentados contra la sobei ranía i contra la propiedad del Perú, c o m e t i d o s hasta N I C O L Á S DE P I É R O L A , \ entonces, con manifiesto abuso de la o c u p a c i ó n militar de Tarapacá i t o d o ú n i c a m e n t e para llevar a c a b o el reJEFE SUPREMO DE LA NACIÓN, j p r o b a d o intento de arrebatar al Perú los ricos productos Visto el bando publicado en Iquiqne el 23 de Febrero \ de esa división territorial de la República. último por el Jeneral en Jefe del ejército de reserva de la ¡ A h o r a c o m o verá V . S. en el B O L E T Í N a d j u n t o , por los R e p ú b l i c a de Chile, sobre esportacion i venta de salitre • dos bandos publicados en I q u i q u e en 23 i 25 de Febrero peruano, beneficiado en el departamento de Tarapacá i las i último, Chile resuelve arrancar de manos de los elaborademás disposiciones dadas sobre él por los ajentes chilenos j dores de salitre t o d o el que por sus respectivos contratos en aquel territorio; i debia esportarse i venderse c o m o propiedad del fisco Considerando: ! peruano, para esportarlo i venderlo a f a v o r del erario 1. * Que la ocupación militar de dicho departamento ; chileno i c o m o si fuera propiedad suya; i, a protesto de por las fuerzas enemigas es un hecho transitorio que no \ una supuesta d e m a n d a do permiso de tenedores estranpuede fundar en manera alguna la apropiación de las ri- i j e r o s de bonos peruanos, autoriza la estraccion de guano quezas de ese territorio, ya pertenezcan a particulares, ya \ de nuestros depósitos, que dice hallarse ocupados por al erario del Perú, respecto a quien Chile no tiene ni lia I sus armas, bien q u e éstas sean insuficientes para una pretendido tener antes ni después de la guerra derecho al- ; o c u p a c i ó n real i permanente, aun circunscrita a ciertos guuo particular cuya garantía buscase para tal m e d i o ; I depósitos, que t a m p o c o se designan en el mencionado 2. ° Que por consiguiente, las resoluciones contenidas • bando. en el espresado bando sobre el salitre del Perú son una verA u n q u e éste s u p o n e el perfecto d e r e c h o de tales tenedadera detentación, sin motivo ni pretesto alguna que pu- j dores de bonos para hacerse p a g o de sus acreencias por diera cohonestarla, sino un abuso escandaloso de lafuerza; i el indicado medio, el permiso que se les otorga vale trein3. - Que por lo m i s m o los productores i esportadores ¡ ta o veinte chelines por tonelada, defraudación manifiesde salitre están obligados a resistir la consumación del ta i único o b j e t o de la licencia c o n c e d i d a , a c u y a petición atentado por cuantos medios estén a su alcance por m a n - t o d o hace creer que se ha llegado mediante una maniotener la lealtad a sus compromisos que no pueden ser m o - I bra secreta, verdadera colusión para sonsacar i dividirse dificados ni alterados por una autoridad estraña i usurpa- ; la riqueza del Perú, los que en ese concierto fraudulento toria de la soberanía nacional, so pena de la mas estricta | han creído encontrar una vía espeditiva, aunque indigna, responsabilidad; ! de satisfacer una aspiración que difícilmente abonará la propia conciencia. 4. ° Que si la bandera neutral cubre la mercadería enemiga, tal prinpicio no puedo ser aplicado a la mercadería Contra estas tentativas dictadas por una sed devorasustraída o detentada i, por lo mismo, las naves que se dora de los bienes ajenos i por la necesidad premiosa de presten a trasportar el guano o salitre del Perú por cuenta j recursos para continuar una guerra injusta i cuyos caracde Chile, abusan de su pabellón i no pueden acojerse a la i teres vandálicos van acentuándose de dia en dia, el Godeclaración del congreso de París, ¡ bierno peruano so ha visto precisado a hacer las declaraN.

D E

PIÉIÍOLA.

\


CAPITULO

419

SESTO.

ciones espresadas en los decretos de 1 5 d é l o s corrientes, P o c o s m o m e n t o s después llegaba el Cochrane, que iba que hallará V . S. insertos en el m i s m o B O L E T Í N . d e Pisagua, i el Amazonas q u e entraba a A r i c a a dejar m u n i c i o n e s al Cochrane. I g u a l m e n t e leerá V . S. en él la esposicion leal i franca de la Secretaría de H a c i e n d a , datada en 27 d e Enero, en D e s p u é s d e conferenciar los distintos jefes, se acordó que se justifica plenamente cuanto ha h e c h o el n u e v o que el Huáscar continuara el c a ñ o n e o i q u e a las 12 M. G o b i e r n o e n orden a sus finanzas en el esterior, c o n s u l se empeñaría el c o m b a t e en regla. tando los bien entendidos intereses d e sus acreedores, A esta hora los blindados se adelantaron separadamenaun apesar d e las indeclinables exijencias d e la guerra. te, pasando frente a las baterías, a u n a distancia d e 1,500 a 1,000 metros. P r o v o c a d o a una guerra q u e n o ha p o d i d o c o n t e m p l a r nuuca, por su parte, sino c o m o una alta c o n v e n i e n c i a c o n E l c o m b a t e se hizo jeneral, disparando todos los fuertes, tinental i c o m o u n duelo d e h o n o r , se encuentra frente a el Manco-Capac i Union contra nuestros blindados. un e n e m i g o q u e n o acepta el c o m b a t e en este c a m p o , i Estos no dispararon un solo tiro contra los fuertes, c o n que insensible a los nobles estímulos d e la justicia i la cretándose a atacar a la Union i al Manco-Capac. hidalguía, i d e s c o n o c i e n d o los principios mas obvios d e l A las 4 P. M., creyendo se encontraba averiada la Union derecho d e las naciones, d e la h u m a n i d a d i de la civilizapor el mucho vapor que dejaba escapar, se retiraron nuesción, convierte una lucha internacional e n asalto alevoso tros buques a conferenciar. a personas indefensas, saqueo, guerra sin cuartel i desA las 5 P . M., en circunstancias de que nuestros c o m a n trucción sin límites. dantes se encontraban en el Cochrane conferenciando, la A este frenesí, que h a c e olvidar a Chile aun lo q u e se | Union, dando toda fuerza a su máquina, logró salir del debe a sí m i s m o c o m o R e p ú b l i c a cristiana, el Perú contra- j puerto, haciendo rumbo al Sur. p o n d r á la viril perseverancia, necesaria a la v i n d i c a c i ó n j Inmediatamente todos nuestros buques empeñan la c a z a ; de su d e r e c h o i a la reparación d e los daños que el escan- ¡ el Amazonas directamente al Sur, el Cochrane al Suroeste, daloso abuso d e la fuerza le irroga d é presenté. | i el Huáscar al Oeste. Pocos momentos después el Cochrane volvió al puerto, Entretanto, n o puede dejar de considerar c o m o c ó m p l i - í comunicando que su mal andar hacia inútil la caza por su ces d e su e n e m i g o a todos los que, a la sombra d e un p a b e parte. llón neutral, c o o p e r e n a la depredación d e sus riquezas i al a u m e n t o d e los recursos c o n q u e Chile c o n c u l c a i ultraja I P o c o menos sucedió al Huáscar, continuando éste su cuanto estima c o m o respetable i sagrado la c o m u n i d a d j rumbo. de las naciones cultas. El Amazonas, cuyos fondos están mui sucios, quedaba Tratará, pues, c o m o a enemigos a semejantes c o o p e r a - ; solo en la caza, continuándola b á s t a l a s 10.30 P. M., hora dores, que, rota por su propia i deliberada v o l u n t a d la | en que se entraba la luna i se perdió de vista la Union, neutralidad que debían guardar para su amparo, pierden, í apesar de haber estado estos dos buques por mas de cuatro horas solos. ipso facto, t o d o d e r e c h o a p r o t e c c i ó n alguna, asociándose a una obra de usurpación i d e detentación q u e nada p u e L a Union no tiró un solo tiro ni pretendió hacer frente de cohonestar, p o r c u a n t o en la actual guerra, ni antes a! A mozonas. ni después d e declarada, Chile ha espresado d e m a n d a n i L a Shannon i dos buques mas se encontraban en la pretensión n i n g u n a particular contra el Perú. bahía. Cochrane i Huáscar recibieron algunos balazos, pero sin Chile declaró i h a c e la guerra al Perú solo p o r q u e es | aliado d o Bolivia. Este es el título único de sus hostili- i causarles averías de importancia. dades. T o d o lo q u e n o sea paralizar las fuerzas de la R e -j E l Santa Lucia llegó después que el Amazonas, i no c o pública, destruir, c u a n d o la necesidad evidente lo d e m a n - i munica nada de nuevo del ejército. de, los elementos c o n q u e pudiera dañársele, es inicuo i i Nuestros buques no han tenido ningún herido apesar de atentario a la moral universal i al d e r e c h o d e jentes, i i habérseles disparado mas de 110 tiros, autoriza las represalias, en la medida q u e n o traspasa j a - i El señor Sotomayor dice que de la esjiedicion a M o q u e más u n a nación q u e se respeta a s í misma i tiene c o n c i e n - | gua no hai noticias que comunicar. cia d e sus imprescriptibles deberes. ; U n pequeño tiroteo de avanzadas dio por resultado 2 V. S. se servirá dar lectura de este d e s p a c h o i del B O - heridos del Bnin. El Amazonas llegará a Iquique a las 3 P . M. i lo d e s L E T Í N incluso al j e f e de la cancillería d e ese Gobier.io, i i pacharé inmediatamente. dejarlo c o p i a de a m b o s , si lo deseare. _ Dios guarde a V. S. m u c h o s años. i LYNCH. i

PEDRO

JOSÉ

CALDERÓN.

í

|

(Recibido a las 7.30 P.

M.)

Iquique,

Marzo 19. ! Señor Ministro de la Guerra: XIX. ; Contra-almirante Riveros dice: ! ' ' L a Union forzó el bloqueo de Arica en la noche del 1(5 SEGUNDO COMBATE OE ARICA. ! del corriente. E l Huáscar i Cochrane entraron al puerto i | se batieron c o m o dos horas con los fuertes, la, Union i ManTELEGRAMAS. | co-Capac. Nuestros buques se retiraron sin averías de c o n Santiago, Marzo 19 de 1880. ; sideración i sin tener ni muertos ni heridos. I E l Amazonas se mantuvo fuera de tiro de cañón. (Recibido a las 4 P. M . ) ¡ Entre 4 i o P . M . la Union salió del puerto en circunsIquique, Marzo 17. tancias que nuestros buques se habían retirado para c o n El Amazonas acaba d e fondear e n Pisagua. C o m u n i c a ferenciar sus comandantes, fué perseguida por el Huáscar hasta las 12 M . sin poderla cañonear por su la noticia d e un c o m b a t e h a b i d o en Arica c o n m o t i v o d e i Amazonas m u c h o andar. haber burlado la Union el b l o q u e o d e ese puerto en circunstancia de q u e solo el Huáscar se encontraba sosteL a persecución se hizo al Sur 50.° Oeste durante cinco niéndolo. i horas, manteniéndola el Amazonas todo ese tiempo a la El 16, después d e las 12 M., la Union, sin ser vista p o r ; vista, hasta que desapareció por haberse ocultado la luna, el Huáscar, se i n t r o d u j o al puerto. | Con seguridad, la Union recibió dos granadas de nuesAl amanecer del 17, habiéndose apercibido el Huáscar ! tros buques, pero no se sabe las averías que haya p r o d u de lo ocurrido, m a n d ó al Matías a l i o a dar parte, i e n - • cido. trando él hasta. 4,000 m e t r o s d e l o s fuertes, principió a El Blanco, que se encontraba en l i o , inmediatamente cañonear a la Union. j que recibió la noticia por el Matías Cousiño que fué m a n -


420

GUERRA

DEL

dado espresaraente de Arica, zarpó cou dirección a este ú l timo puerto con el Anacimos, pero a mi llegada, que fué a 3 A . M., supe lo ocurrido el día anterior, quedando sin efecto el plan que había acordado para encerrar i atacar a la Union en el puerto. Por el correo irán los partes oficiales detallados."

PACIFICO.

E l ejército aliado, en las inmediaciones d e Arica, sin novedad."

PARTES

OFICIALES

COMANDANCIA LYNCH.

Marzo

19.

Señor Ministro del Interior: E l parte de hoí contiene todos los detalles del combate de Arica. Comandante del Amazonas uo agrega nada mas. La segunda división del ejército con 900 hombres de caballería se encontraba en Conde, a cuatro leguas de M o quegua. En Moquegua hai 10 batallones con 4,000 h o m b r e s . Las tropas de Tacna se retirabau sobre Arequipa por b a tallones. Los inconvenientes que según el comandante del Amazonas ha encontrado el ejército en su marcha sobre M o quegua se refieren a la falta de agua o de accidentes en el ferrocarril. Por lo mismo no se pouia en marcha el resto del ejercito. LINCH.

Iquique,

Marzo

JEFE

D E

LA

ESCUADRA.

P acocha, Marzo

(Recibido a las 8.30 P. M.)

Iquique,

EN

CHILENOS.

19.

El: g o b e r n a d o r de I q u i q u e lia trasmitido a n o c h e el siguiente parte del c o m a n d a n t e Latorre: " A y e r 17, a las 9 A. M., el Cochrane, (pie estaba l i m piando sus fondos en Pisagua, llegó a Arica, I n m e d i a t a m e n t e entró c o n el Huáscar a batir a la Union en su fondeadero. Sus fuegos fueron contestados por este b u que, el Manco- Cu-pac i las fortalezas de tierra. Asegúrase que la Union sufrió algunas averías. Parece q u e una granada del Cochrane reventó adentro i una d e l Huáscar en la proa. Él c o m b a t e duró cerca de dos horas, h a c i e n d o el Cochrane 29 disparos i otros tantos, mas o m e n o s , el Huáscar, i cerca do 200 los enemigos. A las 5.20 P. M., la Union salió del fondeadero c o n r u m b o al Sur a toda fuerza de máquina. La persiguieron el Cochrane, el Huáscar i el Amazonas, pero sin resultado por su escesiva velocidad. El Cochrane i el Huáscar recibieron algunos p r o y e c t i les sin sufrir avería ninguna; no tuvieron ni muertos ni heridos. Se cree que la Union no p u d o completar su descarga. TELEGRAMAS PERUANOS. Callao, Marzo 20. E x c m o . señor Jefe S u p r e m o . El c o m a n d a n t e de la Union m e dice lo siguiente: " R e g r e s é de mi comisión; fué forzado el b l o q u e o ele Arica en la mañana del 17. Siete horas de c o m b a t e c o n intervalos; atacado esclusivamente por los blindados Blanco, Huáscar i u n trasporte, los que lanzaron c o m o 150 proyectiles de diferente calibre. Las baterías i monitor m e ausiliaron c o n e m p e ñ o . Lijeras averías a bordo. A d e m á s , 1 muerto i 7 heridos; la c h i m e n e a averiada. A l g u n o s proyectiles del buque i de las baterías cayeron a los blindados. D e j é la carga i e m b a r q u é carbón; zarpé del puerto a las 5 P. M. del m i s m o dia sobre mis poderosos enemigos, que en el acto emprendieron la caza por distintas direcciones. Valeroso c o m p o r t a m i e n t o de todos mis subordinados. L a lancha Alianza q u e d ó en A r i c a en b u e n estado; los heridos graves quedaron en Arica.

19 de

1880.

E l 17 del actual llegó a este puerto el Matías Cousiño con la noticia de haber penetrado a Arica la noche anterior la corbeta enemiga Union, la que quedaba guardada por el Huáscar, que cruzaba en la boca del puerto. Supuse que pronto ayudarían al Huáscar, el Cochrane, al que ya había dado órdeu de dirijirse a Arica, i el Amazonas que, en su viaje a Valparaíso, debia tocar en ese puerio. Inmediatamente de teñe! tal noticia, dejé órdenes dé dirijirse a Arica a la cañonera Pilcomayo i crucero Aligamos, i zarpé en esa dirección con el Blanco, llevando el plan de disponer de todos esos buques a fin de impedir la salida de la Union del puerto bloqueado. Desgraciadamente, a mi llegada a A r i c a , a las 2 A . M. del siguiente dia, supe que habiendo sido atacada la Union por el Cochrane i Huáscar i encontrando talvez peligrosa una estadía mas larga en el puerto, trató de abandonarlo a las o P. M. del dia 17, lo que pudo efectuar gracias a su mucho andar i lo abierto de la rada. 1

En nota apai'te remito a V . S. los partes que sobre el ataque i cañoneo con el Manco-Capac, Union i fuertes de Arica, me pasan los comandantes del Huáscar i Cochrane. Dios guarde a V. S. (Firmado.)—GALVARINO

RIVEROS.

Al señor Comandante Jeneral de Marina.

Es copia conforme.—Secretaría de la Comandancia Jeneral de Marina, Valparaíso, A b r i l 13 de 1880.—Domingo G. Villa Ion, oficial 1 . ° Pacocha,

Marzo

19 de

1880.

S e ñ o r C o m a n d a n t e Jeneral: A c o n t i n u a c i ó n trascribo a V. S. los partes pasados por los c o m a n d a n t e s del Almirante Cochrane \ m o n i t o r Huáscar: "Participo a Y. S. que hoi a las 9 A . M., c u a n d o efectuaba mi entrada al puerto en unión del Amazonas, m e apercibí que el Huáscar se o c u p a b a en disparar directamente al fondeadero, i m o m e n t o s después reconocíam o s surta en él a la corbeta de la marina peruana Union. I n c o n t i n e n t i hice llamar al c o m a n d a n t e del monitor, por quien supe que el b u q u e e n e m i g o había forzado el bloq u e o durante la n o c h e . E n consecuencia, resolví entrar al puerto, lo que efectuamos a la 1 P. M., h a c i é n d o l o el Cochrane por el Norte i el Huáscar por el Sur. Abiertos los fuegos de parte del e n e m i g o i de la nuestra a la 1.5 P. M., prosiguieron sin interrupción hasta las 2.50 P. M., en q u e creí conveniente suspenderlos para renovarlos en m e j o r oportunidad. T e r m i n a d o el c a ñ o n e o i e n c o n t r á n d o n o s al Oeste del puerto, c i n c o millas distante, conferenciaba c o n los señores c o m a n d a n t e s del Huáscar i Amazonas sobre la mejor manera de tomar c o l o c a c i ó n en la n o c h e para intentar un resultado definitivo respecto a la Union, c u a n d o fui avisado de que el b u q u e e n e m i g o dejaba el fondeadero, emprendiendo la retirada hacia el Sur a t o d o vapor. Eran en ese m o m e n t o las 5.20 P. M. I n m e d i a t a m e n t e ordené e m p r e n d e r la persecución que, por mi parte, atendido a lo escaso del andar del Cochrane, solo la efectué hasta la puesta del sol, hora en que la proseguían el Huáscar i Amazonas. Durante el cañoneo, la amplitud de nuestras distancias varió entre 2,000 i 3,600 metros. E n el m i s m o intervalo de t i e m p o el buque de mi man-


CAPITULO

do f u é alcanzado p o r 4 proyectiles q u e h a n p r o d u c i d o averías d e poca consideración. T o d o lo cual participo a V . S. para su c o n o c i m i e n t o i fines consiguientes. (Firmado.)—J.

J.

El parte d e l c o m a n d a n t e del Huasca?; gue:

LATORRE.

dice c o m o si-

421

SESTO

Sobre

cubierta.

U n o de los obenques de la jarcia mayor a estribor tronchado en dos partes. U n proyectil, bala o granada, pegó eu la parte superior i a estribor de la casa del piloto en el puente de popa, destrozando c o m o cuatro pies de ésta en sentido horizontal i la mayor parte de la esquina i costado de estribor; rompió en pedazos la baranda superior de la misma casa. U n casco de granada atravezó el palo mesaua a 2 0 pies de la cubierta i otros mas pequeños hirieron eu la cubierta del puente i deferiza de coyes.

" E l 16 del corriente, a las 6 P. M., después d e recibir carbón del ¿Jaulas Cousiño durante t o d o el dia i hacer el trasbordo de los prisioneros chilenos q u e m e c o n d u j o al Cubierta de la batería. costado el b u q u e de S. M. B. Turquoise, m e dirijí c o n el Matices Cousiño a cruzar al S u r d e l Morro, g o b e r n a n d o Un proyectil chocó exactamente en el tubo de la 7. así p o c o a p o c o hasta las 2 A . M., q u e c a m b i é el r u m b o claraboya desde popa a babor, rompiendo hiparte superior al Nornoroste d i r i j i é n d o m e al fondeadero apenas h u b o de aquél, perforó el costado i los cascos en el interior del .aclarado. A l instante d e fondear divisé a la corbeta p e buque, destrozando la puerta de la botica, etc., e hiriendo ruana Union dentro d e la bahía de Arica. varios objetos eu la parte interior de ese departamento; A c t o c o n t i n u o m e dirijí al Matías Cousiño i le ordené un pequeño trozo del proyectil cayó en la máquina. verbalmente dirijirse a l i o a dar cuenta d e l o sucedido al Costado del buque. señor Almirante, pro tejiendo la partida de este b u q u e hasta perderlo d e vista, d i r i j i é n d o m e en seguida a l a boca d e l Un proyectil chocó en la plancha curva de media pulpuerto a cruzar d e N o r t e a Sur i hostilizar a la Union c o n gada entre el receso i el costado en su parte de popa a los cañones d e a 40. babor, tomó una dirección oblicua hacia abajo, atravesanA las 9 A . M. se avistaron d o s h u m o s al Sur i a las 9.30 do la media pulgada de fierro i chocó contra uno de los A. M. se r e c o n o c i ó ser el Coclirane i Amazonas, dando pernos de la plancha del blindaje sin hacerle daño alguno. cuenta a V. S., p o r señales, d e l o q u e pasaba, sin s u s p e n Otro proyectil, que se supone sea del Manco-Capac, choder las hostilidades. A las 10 A. M. m e ordenó Y . S. p o có en la parte baja de la plancha iuferior del receso de la nerme al habla, lo q u e efectué en el acto, recibiendo orden batería a babor i en línea vertical con el anterior; este de atacar a las 12 M., j u n t o c o n el b u q u e de su m a n d o , i proyectil ha sacudido i aflojado las junturas de la plancha hostilizar hasta d i c h a hora al e n e m i g o . en toda su estension, co m o asimismo los pernos inferiores; A las 12 M. m e encontraba a distancia de 2 0 0 0 metros no penetró, dejando solo una aboyadura de! tamaño i fordel M o r r o por la parte Sur, lugar designado p o r Y . S., m a de un plato sopero. Corresponde a la parte central de haciendo uso de toda la artillería i m a n i o b r a n d o c o n v e la batería, donde sacudió el forro i botó una de las grananientemente, según las circunstancias, hasta las 3.30 P. M., das colocadas en elidieras: hora en q u e fui llamado al buque d e la insignia. D o s proyectiles chocaron en la línea de agua a uno i Mientras q u e V . S., en u n i ó n del q u e suscribe i el c o - otro lado del costado, en el cinturon o faja de 9.pulgadas, mandante d e l Amazonas, c o m b i n a b a n u n plan c o n v e sin causar daño alguno i dejando solo una pequeña marca. niente para impedir q u e la Union se escapara durante la E n opinión del carpintero 1 . ° , Eduardo Penton, la noche, los diversos buques d e la división dieron la alarma plancha de fierro que compone el forro interior de la b a de q u e la Union e m p r e n d í a la fuga, E n el acto m e dirijí tería a babor, debe sacarse i examinarse las tuercas de la a bordo i g o b e r n é al Suroeste para cortarla, c o n t i n u a n d o plancha de blindaje recorrida por el proyectil." de este m o d o hasta las 12 P. M., hora e n q u e nos e n c o n L o trascribo a V . S. para su conocimiento ; fines c o n tramos c o n el Amazonas, i v i e n d o que era inútil continuar siguientes. la persecución a causa d e l p o c o andar comparativamente Dios guarde a V . S. con el e n e m i g o i ser d e n o c h e , resolví regresar a Arica, GALVARINO RIVEROS. recibiendo en este lugar orden de seguir mi viaje a l i o . d

;

El b u q u e recibió 4 balazos: 3 en el casco i 1 e n el palo trinquete, q u e n o han causado n i n g u n a baja. El n ú m e r o d e proyectiles c o n s u m i d o s es el siguiente: 28 granadas c o m u n e s de a 300 i 50 granadas de las c o m u nes d e 40. Es c u a n t o tengo el h o n o r d e decir a Y . S. en c u m p l i miento d e mi deber. (Firmado).—CÁARLOS

A.

CONDELL.

Pacocha, Marzo 19 d e 1880. Es copia c o n f o r m e . — ( F i r m a d o ) . — L . A.

Castillo.

Es c o p i a exacta.—Secretaría d e la C o m a n d a n c i a J e n e ral de Marina.—Valparaíso, A b r i l 13 d e 1 8 8 0 . — D o m i n g o G. Villalon, oficial 1. °

COMANDANCIA

E N

JEFE

D E

Pacocha,

L A

ESCUADRA.

Marzo

26 de 1880.

Señor Ministro: Con esta fecha el comandante del blindado Almirante Cochrane, me comunica la siguiente relación de las averías sufridas por el buque de su mando durante el c o m b a te del 17 de Marzo con las baterías de Arica i los buques Manco-Capac i Union.

Al señor Ministro Je Marina.

PAUTES

OFICIALES

C O M A N D A N C I A JENERAL

PERUANOS.

D E LAS BATERÍAS

D E ESTA

PLAZA.

Arica, Marzo 17 de 1880. Señor Coronel: Tengo el honor d e p o n e r en conocimiento de U d . que hoi a las 4.40 A . M . se avistó un vapor hacia el Sur de la c a leta de Licera, bastante p r ó x i m o a tierra para hacer c o m prender que intentaba practicar algún movimiento sobre la costa. P o c o después dicho buque mostraba hacia las baterías un farol rojo i el distintivo de la corbeta Union, la cual entró al fondeadero a las 5.30 cuando no habia ningún buque enemigo a la vista. A las 6 A . M . se avistaron dos de éstos, que eran el Huáscar i trasporte Matías Cousiño, el cual después de haber reconocido sin duda en el fondeadero a l a corbeta Union, salió con rumbo al Norte. A las 7.30 A . M. se avistaron por el Sur uno de los buques blindados i un trasporte e n e m i g o ; a las 8.50 A . M. el m o nitor Huáscar, que se habia colocado a 6,000 metros ele distancia del Morro, rompió sus fuegos sobre la corbeta Union i monitor Manco-Capac, i continuó así hasta las 9.20 A . M. habiendo hecho 8 disparos a distancias variables entre 4,000 i 6,000 metros, que fueron contestados por 2 tiros del Morro i 2 ele la corberta Union.


422

GUERRA

DEL PACIFICO.

A las 10.20 A . M. el Huáscar hizo 3 tiros que por la mucha distancia a que fueron disparados, no se contestaron sino con 1 tiro de la corbeta Union.

ESTADO

Desde las 12 M. se notaron movimientos en los buques enemigos que, manifestaban la intención de nu ataque decisivo. E n efecto a las 12 P . M. colocándose el Huáscar a barlovento del puerto i el blindado Cochrane hacia el Oeste j u n t o con el trasporte Amazonas, rompió sus fueg o s el primero sobre la corbeta Union i el monitor Manco Capac que estaba aguantado sobre su máquina. P o c o después el blindado, haciendo rumbo sobre tierra, principió a aproximarse hacia el fondeadero por la parte de sotavento i cuando se encontró a 4,200 metros de distancia hice r o m per los fuegos del Morro sobre él, empleando los cañones Parrot de a 100, haciéndose jeneral el combate desde este instante que fué sostenido por nuestra parte por las fuerzas del Morro i del Norte, la corbeta Union i monitor Manco-Capac, i de parte del enemigo por el monitor Huáscar, i el blindado Cochrane hasta las 2.20 P. M., que los buques enemigos se colocaron fuera de tiro.

T a n luego q u e se m e dio parte en el c a m p a m e n t o , de que la corbeta Union habia fondeado en el puerto en la mañana de ayer, m e constituí inmediatamente a bordo, a fin de disponer lo c o n v e n i e n t e para el d e s e m b a r c o d e lo que c o n d u c í a , i atender a la v e z a la provisión d e lo que necesitara. E n efecto, así lo verifiqué, i h a b i é n d o s e apercibido al p o c o rato q u e el m o n i t o r Huáscar, se dirijia a la rada, ordené al c o m a n d a n t e del Manco-Capac, eme se e n c o n traba en la corbeta, q u e saliera a una i media milla afuera, c o n el b u q u e d e su m a n d o para cubrir c o n sus fuegos a la Union, disponiendo también, q u e el coronel d o n A r naldo Panizo, q u e m e a c o m p a ñ a b a en esos instantes, se constituyera en su puesto c o m o j e f e q u e era d e la batería d e l N o r t e , c o n el o b j e t o d o atender a la parte q u e le concernía en el c o m b a t e p r ó x i m o a librarse.

T e r m i n a d o el c o m b a t e se situaron los buques enemigos en disposición d e hacer casi imposible la salida a la m a r de la corbeta Union; pero a las 5.15 P. M. habiéndose r e c o n c e n t r a d o aquellos hacia el Oeste i a u n a distancia d e seis millas del fondeadero, la corbeta largó sus amarras i zarpó a toda fuerza c o n r u m b o al Sur, en m e d i o d e los burras de nuestros artilleros, q u e veían c o n entusiasmo coronados sus esfuerzos durante el dia. L o s tres buques enemigos emprendieron entonces la persecución d e la corbeta a distancia d e o c h o millas, hasta las 6.40 P. M. en que la oscuridad d e la n o c h e n o m e h a p e r m t i d o apreciar resultado alguno. A las 7 P. M. se n o t ó un c o h e t e d e s e ñales i un cañonazo en el fondeadero d e los b u q u e s e n e migos, lo que m e h a h e c h o suponer que seria señal de reunión. Los jefes, oficiales e i n d i v i d u o s de tropa d e las baterías han llenado sus deberes de una manera tan satisfactoria que m e c o m p l a z c o en r e c o n o c e r i r e c o m e n d a r a la c o n s i deración d e U d . después de haberlo p u b l i c a d o en la orden del dia. Los señores jeneral de división d o n J u a n Buendia, c a pitán de navio d o n J u a n Guillermo M o o r e , los coroneles d o n Manuel Velarde i d o n A r n a l d o Panizo, el teniente coronel clon M e d a r d o Cornejo, d e las baterías d e l Este, i el teniente de artillería d o n Eduardo del Castillo, m e han a y u d a d o c o n sus esfuerzos en el d e s e m p e ñ o d e mis d e beres.

JENERAL

D E L PRIMER

Arica,

L a batería del Morro ha disparado 92 tiros, las del N o r te 2 1 , el monitor Manco-Capac 4, la corbeta Union 18 a 2 0 mas o m e n o s ; mientras que los enemigos han disparado 84 tiros, dirijidos en su mayor parte a la corbeta Union. Me es satisfactorio anunciar a U d . q u e las baterías del Morro i del N o r t e h a n rivalizado en la precisión de sus punterías, pues he n o t a d o que varios proyectiles h a n caido en u n o i otro d e los buques enemigos, sin q u e m e haya sido posible apreciar sus efectos, i que por nuestra parte no ha h a b i d o mas desgracia q u e la rotura d e u n c a ñ ó n V o r u z de a 70 en la batería del M o r r o , i q u e la Union ha recibido dos proyectiles en la caja d e h u m o i en la parte d e proa, en ia cubierta, q u e ha o c a s i o n a d o la muerte d e 1 i n d i v i d u o i 9 heridos.

M A Y O R

EJÉRCITO

Marzo

D E L

SUR..

18 de 1880.

E n seguida m e dirijí a tierra, llegando d e tránsito al m o n i t o r Manco-Capac a reiterar la orden d e salida de que h e h e c h o referencia, i o r d e n a n d o a la lancha-torpedo Alianza, q u e aprovechase d e una ocasión favorable, para aplicar un torpedo a cualquiera d e los buques enemigos. U n a vez en tierra, dispuse q u e se continuara provey e n d o d e carbón a la corbeta en la cantidad q u e le era necesario, dirijiéndome después a las baterías, d o n d e dicté las disposiciones del caso para el c o m b a t e . Este no se hizo esperai , pues avanzando el Huáscar r o m p i ó sus fuegos haciendo 8 tiros sobre nuestra corbeta i m o n i tor, desde las 8.50. A . M., hasta las 9.30 A . M., siendo contestados por 2 tiros del Morro i 2 de la Union i retirándose a la última hora preindicada, al lado d e los demás buques. -

r

A las 12 M. se r e n o v ó el c o m b a t e , el cual se h i z o j e n e ral desde ese m o m e n t o , siendo de notar q u e dirijiéndose el Cochrane a atacar d e un m o d o decisivo a la Union, tuvo q u e desistir d e su e m p e ñ o , p o r 2 tiros certeros de a 300 q u e le dirijió la batería N o r t e , i por el nutrido fueg o que se le hacia d e todos nuestros fuertes, marchando a t o d o su andar, a colocarse frente al Morro, d e donde también fué rechazado, h a c i e n d o apagar el fuego del enem i g o a las 2.20 P. M., hora en q u e se retiró c o n los demás buques, situándose fuera d e tiro. E s mni importante i difícil de apreciar, la circunstancia de que apesar de ser atacada con insistencia la corbeta Union por el blindado Cochrane i el Huáscar, i teniendo los enemigos, a mas de un blanco fijo, 8 cañones de a trescientos i otros de menor calibre, que hacían fuego incesante sobre la corbeta, que contestaba con rapidez i enerjía a los fuegos, no haya sufrido mas daño que la muerte de 1 individuo i 8 heridos, por dos proyectiles caidos en la caja de humo i en la parte de proa, manifestando a V . S. que dos de esos individuos pertenecían al número de los del ejército, que verificaban el cargamento de carbón para el buque, durante el primitivo ataque del Huáscar, en las frecuentes veces que cruzó por toda la estencion de la bahía, sin que los perturbara el estampido del cañón, i continuando impacibles en la ocupación que se les habia dado.

Concluido el combate, me constituí a las 4.30 P. M. en la corbeta Union, i ordené a su comandante que zarpara en el acto, aprovechando la oportunidad de haberse Sírvase U d . dar cuenta d e este parte al señor Contrareconcentrado hacia el Oeste ios buques enemigos, pues en almirante Jeneral en Jefe del primer ejército del Sur, j u n t o la noche creía imposible su evasión, i si prolongaba su c o n la lista de presentes d e las baterías q u e encontrará permanencia hasta el dia siguiente, era inevitable la pérU d . adjunta. dida del buque, porque el trasporte chileno Matías Cousiño Dios guarde a U d . habia marchado en la mañana del dia de su llegada, con rumbo al norte, sin duda con el fin de traer el resto de la ( F i r m a d o . ) — C A M I L O N. C A R R I L L O . I escuadra chilena que se hallaba en Pacocha. Efectivamente, ! a las 5.15 P . M. levó sus anclas la corbeta, i se hizo a la mar A) señor Coronel Jete de Estado Mayor Jeneral del primer ejército del Sur. ! con rumbo Sur, entre los burras de los valerosos, comba| tientes que la habían defendido con abnegación i entusiasm o , siendo perseguida después de un momento por el.


CAPITULO

trasporte chileno Amazonas, blindado Cochrane i monitor Huáscar, los mismos qne se avistaron en el puerto, en la mañana de hoi, en unión del blindado Blanco Encalada i trasporte Alujamos, todo lo cual pone en evidencia el haberse salvado nuestro buque. N o concluiré sin encomiar la decisión i entusiasmo j e ueral de los combatientes, permitiéndome recomendar particularmente a V . S., al comandante jeneral de las b a terías de esta plaza, al capitán de navio don Camilo N. Carrillo, al coronel don A r u a l d o Panizo i al capitán de fragata comandante del monitor Manco-Capac don José Sánchez Lagomarsiuo, a quien se le debe, el que no se haya perdido la corbeta, que hubiera sido destruida por la arti1 leíía enemiga, haciendo imposible su salvación, al no m e diar los esfuerzos desplegados en su defensa por los jefes de que hago mención; recomendando también a V . S. la solícita actividad del capitán del puerto, capitán de fragata don Eduardo R a y g a d a , que en la esfera qne le competía, cumplió con sus deberes, haciendo rápido a la vez el desembarco de carbón con que se proveía a la corbeta, i al sub-jefe de este Estado Mayor Jeneral, coronel don Jacinto Mendoza i teniente coronel don llamón A . Zavala, que estuvieron siempre a mi lado durante el combate. Testigo presencial de los hechos relatados,, los valorizo en toda su importancia i magnitud, haciéndose acreedores a j u s t e s i merecidos elojios, el digno i valeroso comandante de la corbeta Union, capitán de navio graduado, don Manuel Villaviceucio i su heroica oficialidad, que serenos ante el inminente peligro que corria la nave en que se encontraban, lograron salvarla, ejecutando una gloriosa salida al frente de dos poderosos buques i un trasporte enemigos, cpre se hallaban concretados a impedir su marcha.

SESTO.

423

N o r t e i Sur: las primeras eran de buques de guerra n e u trales i las segundas p r o b a b l e m u n t e del m o n i t o r Huáscar i de un trasporte, pues media hora después de mi f o n deado, se c o l o c a r o n frente al puerto Inmediatamente que quedó el buque amarrado c o n v e nientemente, desembarqué la carga que conduje i entregué la lancha a los oficiales encargados de ella; al m i s m o tiempo comencé a embarcar carbón i nos hallábamos en dichas operaciones, cuando aparecieron también por el Sur, el blindado Cochrane i otro trasporte, así es que dos horas después de haber fondeado nos hallábamos con el puerto cerrado por los referidos buques, escepto uno de los trasportes que se dirijió al Norte, seguramente en b u s j ca de mas refuerzo para atacar i destruir a la Union. | A las 8 A . M., cuando aun nos hallábamos ocupados en | la carga i descarga que he indicado, los blindados se pusie| ron en m o v i m i e n t o ; el Huáscar primeramente i el Blanco ! Encalada después, rompieron sus fuegos esclusivamente sobre la corbeta; inmediatamente i sin parar el trabajo se contestaron de a bordo i desde entonces se trabó un serio combate durante siete horas con algunos intervalos, de c u yos detalles daremos cuenta a V. S. por separado. Apesar de los esfuerzos hechos por la escuadra enemiga ! con su poderosa artillería, habiéndonos lanzado 150 p r o ! yectiles mas o menos entre bombas i balas de diferentes calibres i sistema, i con perfecta dirección para echar a ! pique a la corbeta, ella resistió valerosamente tan f o r m i dable ataque, sufriendo tan solo lijeras averías i en su personal la muerte del sárjente 2. ° Luis H i d a l g o i 8 heridos, de los cuales 7 son de la tripulación i el otro un lanchero que se hallaba a bordo durante el combate. De los p r o | yectiles lanzados por el enemigo 2 bombas reventaron a bordo, 5 en el aire, cayendo a bordo sus fragmení tos, i varias en las inmediaciones, causando aquéllas los | daños que he mencionado, que ciertamente son pocos i relativamente al número de proyectiles lanzados i a su ventajosa artillería.

E l e v o al despacho de V . S. los partes orijinales que s o bre tan heroico combate me han dirijido ios comandantes jenerales de las baterías de esta plaza, de la artillería en campaña, jefe accidental de la batería del Norte, del m o nitor Manco-Capac i de la lancha-torpedo Alianza; incluyendo a la vez la lista de presentes en las baterías, la de También por nuestra parte creemos haber hecho a l g u los jefes i oficiales de este Estado M a y o r Jeneral que c o n - nos daños al Huáscar con varios proyectiles A r m s t r o n g i currieron a e l l a s , i la correspondiente a los que se encontra- ' W i t h w o o t h que cayeron en dicho buque según pudo j u z ban en el monitor Manco-Capac. i garse desde a bordo. Dios guarde a V . S. I Las baterías del Morro i San José, perfectamente serJOSÉ D E LATORKE. I vidas, c o m o también el Manco-Capac, protejian con acier| to a esta corbeta, cada vez que el enemigo intentaba Al benemérito señor Contra-almirante, Jeneial en Jefe del ejército del Sur. í acercarse, i mediante tan eficaz i oportuno ausilio, la c o r ; beta no sufrió los daños que era consiguiente en tan desPARTE OFICIAL D E L COMANDANTE D E LA "UNION." igual combate, i puedo asegurar que ambos blindados Al ancla, Callao, Marzo 20 de 1830. ! apesar de estar en constante movimiento, han recibido ' algunos proyectiles lanzados por nuestros recomendables Señor C o m a n d a n t e Jeneral: ! artilleros de las baterías. T e n g o el h o n o r de elevar al despacho de V. S. el preApesar de los inconvenientes que teníamos para zarsente parte referente a la c o m i s i ó n q u e he d e s e m p e ñ a d o par, tanto por las pequeñas averías que sufrimos en la en el b u q u e de mi m a n d o , i que S. E. el Jefe S u p r e m o t u c h i m e n e a i tubo de vapor, c u a n t o por las posiciones de vo a bien confiarme. El 12 del presente zarpéele este puerto a las 11.30 ¡ los buques enemigos, pero c o n t a n d o c o n la intrepidez de A. M., no h a b i é n d o l o h e c h o mas temprano por la circunscia ¡ todos mis valerosos i decididos subordinados para hacer que V . S. c o n o c e perfectamente. El 15 por la tarde llegué i en el mar la defensa del buque a costa de todo sacrificio, después de hechas las necesarias reparaciones, largué el al puerto de Quilca por c o n v e n i r así al objeto de mis insancla a las 5 P. M., d e j é el fondeadero precipitadamente, trucciones, i allí tuve c o n o c i m i e n t o de la o c u p a c i ó n ele i barajando mui de cerca la isla del Alacrán hice r u m b o Islai i M o l i e n d o por las fuerzas chilenas. E n la n o c h e del al Sur, aun sin contar c o n toda la espansion del vapor. 15 zarpé del referido puerto h a c i e n d o r u m b o al Sur, i P o c o s instantes después, todos los buques enemigos se p u después de 2 horas de navegación, se avistó un vapor al sieron en m o v i m i e n t o i emprendieron a toda fuerza i en parecer e n e m i g o , i a u n q u e desvió el r u m b o , permaneció a distintas direcciones su caza sobre la corbeta, que burlaba la vista hasta las 3 A. M , a c u y a hora v o l v í a tomar la sus poderosas naves, en m e d i o de los vivas i aclamaciones dirección c o n v e n i e n t e a u m e n t a n d o el andar para r e c u p e entusiastas de la multitud de j e n t e que coronaba el Morro, rar el t i e m p o perdido en la n o c h e , i llegar a A r i c a en hora i domas lugares cercanos, a cuyas inmediaciones necesité oportuna para forzar el puerto c o n buen éxito. pasar al dejar el puerto, Con todas las precauciones convenientes i h a b i e n d o i P o c o tiempo después i en los m o m e n t o s mas críticos de hecho una perfecta recalada, m e c o l o q u é cerca del puerto la persecución, so declaró incendio sobre una de las c a ! a las 4 A. M. del 17; de allí destaqué un bote lijoro, a cari deras, ocasionado por las llamas de la c h i m e n e a que a m a go del alférez de fragata d o n Carlos L. R o d r í g u e z para t gabán también el palo mayor; poro atendido i cortado que advirtiese a las autoridades de tierra la presencia de | o p o r t u n a m e n t e fué estinguido un m o m e n t o después sin la Union; media hora después m e dirijí a toda fuerza al \ manifestar la tripulación por este accidente el m e n o r d e s fondeadero d o n d e llegué i fondeé sin n o v e d a d . I concierto. Poco tiempo antes de llegar a la bahía avisté luces al


GUERRA

424

DEL PACIFICO.

C u m p l e a mi deber, h a c i e n d o merecida justicia, r e c o m e n d a r a S. E. el Jefe S u p r e m o el d e c i d i d o e m p e ñ o i el n o b l e patriotismo d e los señores jefes, oficiales d e guerra i mayores e injenieros q u e se hallaban bajo mis órdenes para llevar a buen término la difícil comisión c o n q u e se nos ha h o n r a d o , así c o m o su valeroso c o m p o r t a m i e n t o durante el c o m b a t e i en las difíciles circunstancias en q u e h a estado el buque. N o es m e n o s r e c o m e n d a b l e el c o m portamiento d e todos los demás individuos d e la brava dotación, q u e llena d e entusiasmo i estimulados c o n el e j e m p l o d e sus superiores, c u m p l í a n abnegadamente c o n sus deberes.

tos adjuntos impondrá a V . S. de todos los pormenores de ambos sucesos, cuya alta significación sabrá apreciar d e bidamente el país i el Supremo Gobierno. Dios guarde a V. S. L.

Al señor Secretario de Estado en el despacho de Guerra.

JENERAL

A.

E N JEFE

VILLAVICENCIO.

D E L PRIMER EJÉRCITO D E L SUR.

Tacna,

Marzo

20 de 1880.

Señor Secretario: Aun cuando y o he dado a V . S. los respectivos partes aislados de las funciones de armas del 27 de Febrero i 17 del actual, paso no obstante a reasumir en la presente c o m u nicación ambos acontecimientos, por ser los dos de idéntica naturaleza i fines, o mejor dicho por ser el uno c o m p l e mento del otro, i estar en una palabra, esos combates caracterizados por sus resultados, c o m o nn verdadero triunfo para la cansa nacional. E n efecto: si el combate del dia 27 se singulariza por ser el primero, por su larga duración, por las grandes averías que produjo al enemigo, así c o m o por los demás incidentes de que ya he dado pormenores al Supremo G o b i e r n o ; el del dia 17 lleva el recuerdo imperecedero del gran golpe de audacia i admirable pericia, ejecutado por el comandante de la Union i secundado por el monitor Manco-Capaci baterías de la plaza, así c o m o el de m u chos otros hechos de valor i serena actitud de los defensores de la plaza, que han merecido el justo aplauso de nacionales i estranjeros.

JEFE

D E L

Jeneral.—

PRIMER EJÉRCITO

Tacna,

Marzo

D E L SUR.

19 de 1880.

La función de armas que ha tenido lugar el dia 17, con motivo de la entrada i salida al puerto de A r i c a de la corbeta de guerra Union, constituye una gloria nacional, cuya conquista se debe a la audacia i habilidad del comandante don Manuel Villavicencio i a los bravos defensores de esa plaza militar. Si el 27 de Febrero se probó por primera vez al enemig o , de cuánto eran capaces los hombres a cuyo valor i civismo se ha fiado la defensa de! codiciado A r i c a , diez dias después, es decir, el 17 del corriente, lia presentándose la brillante ocasión de hacer conocer al mundo hasta dónde puede llevarse el denuedo i la pericia, cuando se obedece a los nobles estímulos de un aseendrado patriotismo. E l comandante Villavicencio i sus dignos compañeros, pues, han escrito una preciosa pajina en nuestra historia, acreditando una serenidad a toda prueba, i los mas profundos conocimientos profesionales; a todos los felicito, pues, con patriótico entusiasmo! Por lo demás, la Patria sabrá premiar debidamente a sus valientes hijos, que en jornadas desiguales han aumentado su gloria i renombre. Mientras tanto reciba el c o m a n dante Villavicencio, así c o m o los j e f e s superiores de la plaza, los comandantes de las baterías i del Manco-Capac, i los demás servidores de la nación, que tanto se han distinguido, el testimonio de mi j ú b i l o i admiración haciéndolo tan público c o m o lo permitan los límites de la orden jeneral del ejército de mi mando, en cuyas pajinas se consignará la presente comunicación.

Al benemérito señor Capitán de Navio Comandante Jeneral de Marina.

JENERAL

E N

Cuartel

D e b o también hacer presente a V . S. q u e los señores jefes d e las baterías, del Estado Mayor Jeneral del ejército i demás autoridades ofrecieron constantemente los a u silios q u e el b u q u e necesitase, c o m o también la a m b u l a n cia d o la Cruz R o j a , q u e se h i z o cargo inmediatamente de los heridos para medicinarlos en tierra, después d e habérseles h e c h o las primeras curaciones por los cirujanos del buque. E n la navegación d e regreso n o ha o c u r r i d o n i n g u n a n o v e d a d , h a b i e n d o f u n c i o n a d o la m á q u i n a c o n regularidad, i h e fondeado en este puerto a las 12 M . Sírvase V . S. pasar lo espuesto al d e s p a c h o d e l b e n e mérito señor capitán de navio, secretario d e Marina para que llegue a c o n o c i m i e n t o d e S. E. el Jefe S u p r e m o de la R e p ú b l i c a , i s é a m e permitido manifestar m i sentimiento p o r n o h a b e r m e sido posible llenar mi c o m e t i d o a la altura de m i patriotismo. D i o s guarde a V . S. M A N U E L

MONTERO.

D i o s guarde a V . S. (Firmado.)—L.

MONTERO.

Al señor Coronel Jefe de Estado Mayor Jeneral del primer ejército del Sur.

E s copia,—José Manzanares,

CIRCULAR

DIRIJIDA AL

JENERAL

POR E L

CUERPO

E N JEFE

secretario.

CONTRA-ALMIRANTE

CONSULAR D E

D E L PRIMER

MONTERO

TACNA.

EJÉRCITO D E L SUR.

Tacna, Marzo 18 de 1880. Señor: El notable acontecimiento que ha tenido lugar el dia d e ayer en este puerto c o n m o t i v o d e la ruptura del titulado b l o q u e o d e Arica, q u e las fuerzas navales d e la R e pública de Chile pretenden sostener contra las terminantes prescripciones del tratado d e Paris, m e obligan a dirijirme n u e v a m e n t e al H o n o r a b l e C u e r p o Consular residente en esto departamento, para hacer constar oficialm e n t e el hecho público i notorio d e haber entrado al | fondeadero de A r i c a la corbeta d e guerra Union i haber i salido del m i s m o , después d e desembarcar el cargamento ¡ de artículos bélicos q u e c o n d u c í a sin que en ninguno de ; los d o s casos, haya sido suficientemente poderosa la es; cuadra chilena, para detener en su c a m i n o a aquel solo : b u q u e d e la armada del Perú.

En ambos sucesos, que bien pueden conceptuarse c o m o una gloria nacional, i que y o c u m p l o con el deber de recomendar a la consideración de S. E . el Jefe Supremo para los fines a que haya lugar, no hemos tenido serias desgracias que lamentar ni averías que reparar. A escepcion de un canon pequeño colocado en el Morro por el lado de la Licera, que se destrozó por sí mismo el dia 17 i cuya plaza ha sido inmediatamente cubierta con otra pieza, las baterías ni el monitor Manco-Capac no han sufrido absolutamente avería alguna ni en su personal ni en su material, quedando así probada la perfección de sus colocaciones respectivas, i la eficacia de su m a n e j o : en cuanto a la corbeta Union, ya he dicho en mi parte anterior a V . S., que solo tuvo 7 heridos i 1 muerto a consecuencia de los cascos de la única b o m b a enemiga que pudo tocarle. i Finalmente, señor Secretario, la copia de los d o c u m e n - !

I si nos apresuramos a anunciar tales sucesos al H o n o rable Cuerpo Consular es que n o seria d u d o s o que_ la m e n c i o n a d a R e p ú b l i c a d e Chile m a n t e n i é n d o s e en abierta oposición c o n los usos internacionales umversalmente aceptados, intente continuar su orijinal sistema de bloq u e o en la costa d e este d e p a r t a m e n t o , c o n daño de los intereses d e los neutrales, i n o obstante d e haber queda-


CAPITULO

d o e v i d e n c i a d o con el h e c h o del dia de ayer, la absoluta falta d e legalidad de la hostilidad de que h a g o particular m e n c i ó n en el presente oficio. Con sentimiento de distinguida consideración, t e n g o el h o n o r de suscribirme, atento i seguro servidor. (Firmado.)—LIZARDO

MONTERO.

Al señor Decano del Honorable Cuerpo Consular residente en este departamento.

L o s infrascritos cónsules residentes en Tacna, tienen el honor de acusar a V . S. recibo de su atenta comunicación del 18 del presente mes, i de informar a V . S. en c o n t e s tación, que se apresurarán a poner en conocimiento de los representantes diplomáticos do sus respectivos gobiernos, a fin de que éstos dispongan lo conveniente sobre los notables hechos que se ha servido señalar, de la entrada, d e s carga i salida de la corbeta de guerra Union de la armada nacional en el puerto de Arica, sin que la escuadra de Chile haya podido impedirlo, apesar de hallarse, dicho puerto bloqueado por ella. Dios guarde a V . S . — Guillermo Ilelmann, cónsul austro h ú n g a r o . — C. Brochman, jerente del consulado del Imperio A l e m á n . — E . Larrieu, vice-cónsnl de F r a n c i a . — E. Wichtendahl, cónsul de B é l j i c a . — J u a n Rajfo, real ajente consular de Italia, Al benemérito señor Jeneral don Lizardo Montero, Jeneral en Jefe del primer ejército del Sur.—Presente.

VICE-CÓNSUL

BRITÁNICO.

Arica,

Marzo

24 de

1880.

S e ñ o r C o n t r a- A1 m i r a n t e: Tengo el honor de acusar recibo de su estimable circular, fecha 18 del presente, i he dado mi atención a su c o n tenido. Por primera oportunidad mandaré una copia al M i n i s tro de S. M . B. en L i m a . Con sentimiento de distinguida consideración, tengo el honor de suscribirme de V . S. E l mas atento S. S. J. I

W.

LONERGAN,

Vice-cónsul.

Al señor Contra-Almirante Jeneral en Jefe del primer ejército del Sur.

CORRESPONDENCIAS. Señor Editor d e E L M E R C U R I O : E n la n o c h e del 16 al 17 del presente, estando el b l o queo de A r i c a sostenido ú n i c a m e n t e p o r el Huáscar, p e netró la Union a l ' p u e r t o , se cree que acercándose a la costa por el lado Sur. El Huáscar v i n o a notar su presencia en la rada ú n i c a m e n t e en la m a ñ a n a del 17, al acercarse al puerto para r e c o n o c e r l o , c a m b i a n d o c o n ella algunos tiros c o m o a las 9 A. M. A este m i s m o t i e m p o el Cochrane, que habia ido a Iquique a preparar su aparato de luz eléctrica, salia de Pisagua para el N o r t e , c o n el o b j e t o de reemplazar al Huáscar en el b l o q u e o de Arica. U n p o c o al N o r t e de Pisagua encontraba al Amazonas, que debia trasbordarle una cantidad de materiales de guerra, i en lugar de regresar n u e v a m e n t e a Pisagua o hacer en alta mar el trasbordo, los c o m a n d a n t e s Latorre i Molinas acordaron ir a Arica para verificarlo allí c o n toda tranquilidad. ! Llegaron, pues, a A r i c a el Cochranei el Amazonas a las j 9 A. M. del 17, e inmediatamente se celebró un consejo I de comandantes para decidir lo que debia de hacerse en i vista de la entrada de la Union. ' Los siguientes apuntes sobre el c o m b a t e , t o m a d o s por una persona que lo presenció, darán de él una buena idea I a los lectores de E L MERCURIO: Al amanecer del (lia 17 del presente i encontrándose I solo el Huáscar sosteniendo el bloqueo de A r i c a , se vio de ; TOMO

n—51

SESTO.

425

a bordo de este buque que la corbeta peruana Union, forzando el bloqueo a media noche, habia entrado al puerto i se encontraba fondeada en la bahía. L a espesa neblina que habia cubierto la noche del 16 al 17, facilitó la entrada de la nave enemiga. Inmediatamente que el comandante Condell notó la presencia de la corbeta, ordenó alistarse al buque de su mando i dio orden de entrar al fondeadero. A las 8.50 A. M. el Huáscar disparaba su primer tiro sobre la Union, continuando cada cuatro o cinco minutos, hasta las 9.34, A . M. en que habiendo llegado el Cochrane i el Amazonas se hicieron señales de reunión por el comandante Latorre. Al momento se trasladaron los comandantes del Huáscar i Amazonas a bordo del blindado, i despnes de una lijera consulta, el Huáscar se dirijió de nuevo al puerto i hizo fuego sobre la Union. A las 10.20 A . M. el Huáscar tomó rumbo al Sur i se mantuvo a tiro de cañón de las baterías peruanas, reuniéndose poco despnes con los otros dos buques chilenos. A la 1 P. M., el Cochrane, después de dar de comer a la tropa i tocar zafarrancho, se apartaba del Huáscar i Amazonas i a toda fuerza entraba a la bahía en medio de una lluvia de balas lanzadas por el Manco-Capac, Union, Morro i baterías D o s de Mayo i San J o s é : el Cochrane no contestaba los fuegos. Cuando llegó a 500 metros de la Union, le disparó con dos de sus piezas a un tiempo i siguió en medio de los fuegos enemigos recorriendo la bahía majestuosamente. Mientras tanto el Huasca disparaba sin cesar sobre el Morro i demás baterías. E l espectáculo del combate en este momento era i m p o nente. A las 2.30 P. M. salió el Cochrane de la línea de los fuegos enemigos i ordenó cesar el combate llamando a segunda reunión de comandantes para deliberar sobre lo que c o n venia hacer en tales circunstancias. E ! Huáscar lanzó aun 4 granadas mui bien dirijidas sobre la Union que no fueron contestadas i salió a reunirse con el blindado i el Amazona.s. Cuando a las 5.30 P . M. los comandantes volvían a sus buques después de la reunión que habia tenido lagar a bordo del Cochrane i cuando la tripulación concluía de cenar para empezar de nuevo el ataque, se vio primero que con un remolque sacaba el Manco-Capac a la Union de su fondeadero i en seguida a ésta partir a teda fuerza, mui pegada a tierra, con rumbo al Sur. Inmediatamente a toda fuerza salieron nuestros buques a cortarle la retirada en todas direcciones, pero inútilmente. E l Amazonas, que era el único que podia hacerlo, estaba con su máquina en mal estado i sus fondos s u m a m u i t e sucios; sin e m b a r g o contiuuó su caza hasta las 10 P. M., hora en que entrándose la luna se convirtió el mar en una boca de lobo. Las averías sufridas por nuestros buques fueron insignificantes: el Cochrane de los 200 disparos que hicieron las baterías i buques peruanos, no recibió sino 4 a 5 b a lazos. Una de las balas del Manco-Capac dio en el costado frente a la batería, sin causar mas que una aboyadura cu el blindaje, apesar de haber sido recibida c o m o a unos 2,000 metros, pero produjo un ruido espantoso, c o m o que ei proyectil era de a 500. Otro proyectil penetró por una claraboya sin destrozar siquiera el anillo de ésta, yendo a parar los cascos en la botica. En el puente del comandante, chocó otra bala, r o m p i e n do una parte de los pasamanos i algo de la casita que hai en ese lugar, pero sin dañar a nadie, c o m o no dañaron tampoco ninguna de las otra«. Con la misma fortuna anduvieron a b o r d o del Huáscar. L a Union recibió las siguientes averías, según confesión de los peruanos: Un casco de b o m b a penetró en la mura de babor sobre la línea de agua, astillando el costado. Perforación de la armadura de babor en gran estension,


GUERRA

426

D E L PACIFICO.

quedando destrozada parte de la proa i perforada la batayola por bombas i cascos. Una b o m b a de a 300 perforó la cubierta en una grande ostensión, rompiendo tres baos de Serró i el mamparo qnosepara la cocina de la sala de fuego. E n la arboladura. Cortados casi todos los cabos de la arboladura del palo trinquete, c o m o también el estay de cabo de alambre del palo mayor, trozado el pico del palo mesana i destrozada parte de la cofa, jarcias i astillado el palo mayor. Tuvo 1 muerto i 21 heridos, ningún oficial.

(Correspondencia de E L NACIONAL de Lima.)

A

BORDO

D E L A CORBETA

Al ancla en el puerto

"¡JNION."

de Arica,

Marzo

17.

Señor Director: Salimos del Callao el viernes 12 del presente, dia de la semana tenido por los marinos bretones, esos reyes d e los marinos de la tierra, c o m o u n dia fatal. R o b e r t o Sourcouf, el célebre corsario d e l primer i m p e rio francés, salió a su primera espedicion en dia viernes; su espedicion fué fatal, sí, pero para los enemigos de la Francia. T e n g o el presentimiento d e que la nuestra tenga el m i s m o resultado. E l d o m i n g o estábamos frente a Quilca, a c u y o puerto recalamos. Pocas fueron las noticias q u e p u d i m o s adquirir d e los habitantes d e este p u e b l o . Islai, Moliendo, Chiguas, i T a m b o habían sido o c u p a dos por las fuerzas enemigas. H e a h í t o d o lo que supimos. Las demás noticias n o tenían n i n g ú n carácter d e verdad; eran simplemente comentarios i suposiciones. La i n v a c i o n enemiga había t o m a d o grandes p r o p o r c i o nes. ¿Cuál seria la situación d e Arica? Era lo ú n i c o q u e nos convenia, que nos precisaba indagar i saber. Los habitantes d e los pueblos o c u p a d o s por el e n e m i g o emigraban a pié para Quilca. Se decía q u e la escuadra enemiga estaba escalonada entre M o l i e n d o i Arica, c o n buques d e mar afuera. E l resto resguardaba el litoral d e I q u i q u e a Antofagasta. Después d e recibir noticias d e tierra el b u q u e se amarró a la boya, pasando la n o c h e en el puerto, ejerciendo la mas c o m p l e t a vijilancia. N i n g u n a ocurrencia p e r t u r b ó la tranquilidad d e que disfrutábamos, p o r mas que solo estuviésemos separados d e l e n e m i g o p o r u n a pequeña p u n t a q u e queda al Sur. A las 4 P. M . del lunes 15, zarpamos c o n r u m b o al Sur; durante la mañana estuvimos v o l t e j e a n d o d e s d e P u n t a Cornejo hasta el istmo d e Quilca. E l c o m a n d a n t e había t o m a d o la v o z d e m a n d o . ¡Que ajeno estaba el enem i g o d e que nos tenia detrás d e la puerta, c r u z a n d o e n los parajes d o n d e ejerce su despótico d o m i n i o ! H é a h í u n A r g o s m i o p e . L a m a ñ a n a ' e s t a b a h e r m o s a i las bordadas q u e hacíamos se asemejaban a u n pasatiempo r e creativo. A las 10.30 A . M . , el vijía d e l tope, dio la alerta de u n h u m o que se divisaba p o r el Sur. A c t o c o n t i n u o n a v e g a m o s a reconocerlo. Con el a n t e o j o p u d i m o s v e r p o r su corte i por las plumas que traía echadas afuera que d e bía ser un vapor d e la mala. Media hora después r e c o n o c i m o s al Mendoza, de la c o m p a ñ í a inglesa. Era el vapor del Sur que hacia escala en Quilca, en viaje para el C a llao. S e amarró a la boya q u e habíamos dejado e n la mañana. A la 1.30 P. M. f o n d e ó la corbeta, teniéndolo a la c u a dra. S e envió u n bote a b o r d o para inquirir noticias del Sur. I b a n en él el tercer c o m a n d a n t e , capitán d e corbeta d o n Emilio Benavides i el teniente 1. ° d o n A r n a l d o Larrea. A b o r d o d e l Mendoza iban c o n destino al Callao algu-

nos pasajeros arjentinos i d o s peruanos, q u e recibieron nuestros oficiales c o n bastante cordialidad. P o r ellos se adquirieron algunas noticias. A r i c a estaba b l o q u e a d o p o r tres buques. E l Cochrane habia ido a Iquique a c o m p o n e r su máquina de luz eléctrica. Se decia que el Blanco, convoyando a dos buques mas, estaba espedicionaudo en el N o r t e . Se aseguraba también que en Moquegua tuvo lugar un choque entre las fuerzas peruanas i las invasoras, siendo derrotadas estas últimas. Estas noticias no carecian de importancia para nuestra espediciou. E l Blanco en viaje al Norte con dos buques mas, nos t e nia a l g o intranquilos, porque motivos teníamos para ello. A d e m á s , si fuesen hasta la entrada del Callao, notando nuestra ausencia se estacionarían en esos parajes para i m p e d i m o s la entrada a nuestro regreso. Esta circunstancia no nos amedrentaba, porque teníamos ¡a seguridad de burlar su vijilancia, penetrando al puerto a su vista. A las 5 P. M . el Mendoza siguió su viaje al Callao. A las 0 P. M . empezarnos a levar el ancla; después de terciada nos pusimos en franquía del puerto, haciendo rumb o al Sur. L a noche habia oscurecido por c o m p l e t o i el aire estaba tibio, habiendo sido muí frió durante los días anteriores. A las 8 P . M . el vijía dio parte de que se divisaba una luz al Sur por la amura de estribor. E l comandante subió al puente i t o m ó la v o z de mando. L a j e n t e estaba en sus puestos de combate. U n a nueva luz i humo apareció por la amura de babor. E r a probable que fuesen buques enem i g o s , que al tener noticia de nuestra permanencia en el puerto de Quilca, viniesen a sorprendernos. La luna acababa de ocultarse detrás de la montañas de la costa i el horizonte estaba claro. Nuestra chimenea arrojaba una inmensa columna de humo que entoldando la atmósfera denunciaba el rastro de nuestro paso. E l comandante, con su serenidad habitual, empezó a evolucionar con la corbeta, navegando en todos los.rumbos, para conocer las intenciones de los buques que teníamos a ¡a vista. U n o de ellos siguió navegando al N o r t e ; el otro es posible que nos haya distiuguido, porque parecía seguir nuestros movimientos hasta las 3 A . M . en que lo perdimos de visita. ¿Qué clase de buque seria? Debía ser una nave poderosa, quizas un blindado, cuando navegaba con tanta confianza con las luces encendidas. T a l v e z eran señales de reconocimiento para otros buques que seguiau en convoi con él. Su andar no era mucho, porque apesar de que navegábamos a media fuerza de máquina, no nos pudo alcanzar. El martes 16 amaneció el horizonte claro, despejado i libre. E l mar floreado por pequeñas reventazones, parecía un manto aurora con adornos de armiño. Durante el dia navegamos sin que ocurriera nada digno de mencionarse. La tripulación estaba entregada a los ejercicios de armas menores. L a noche iuvadió el horizonte i tendió su negro manto sobre la tierra. El término de nuestro viaje se acercaba, la hora suprema iba a llegar. Nuestra corbeta parecía una fortaleza; estaba lista para el combate. ¡Nuestra proa buscaba A r i c a ! í b a m o s a romper el bloqueo, llevando nuevos elementos de defensa a nuestros hermanos del Sur. Esta empresa era superior a un combate de buque a buque. L o s buques de guerra de la marina neutral iban una vez mas a juzgar del valor de nuestros marinos. ¡ H o n o r para los valientes que iban a llevar a c a bo la espedicion! ¡ R o m p e r el b l o q u e o d e Arica! H é ahí u n a verdad que parecerá mentira; pero tal eran las instrucciones que tenia nuestro c o m a n d a n t e , tal era la c o m i s i ó n que llevábamos, para p o d e r d e j a r e n ia plaza los elementos de guerra i las interesantes c o m u n i c a c i o n e s para el Contra-almirante Montero enviadas p o r el Jefe S u p r e m o .


CAPITULO

Si grande era el peligro, superior era nuestro entusiasm o para dominarlo. T o d o s los elementos nos eran contrarios. H a b i a que e n trar bajo el fuego de los buques bloqueadores i quizas de las baterías de la plaza, pues en A r i c a n o se tenia c o n o c i m i e n t o de nuestro viaje a causa de su i n c o m u n i c a c i ó n c o n el centro de la R e p ú b l i c a . Escapados de un peligro caíamos en otro; estábamos sitiados por todas partes e í b a m o s a vernos entre d o s fuegos. Solamente el valor i la serenidad podían vencer tantos o b s t á c u l o s . L a n o c h e estaba clara, apesar d e que el horizonte le ocultaba la neblina, A las 12.20 P. M. se apercibió una sombra por babor i p o c o después una luz viva por el m i s m o lado. Eran quizas los buques enemigos que cruzaban durante la n o c h e en estos parajes. A esta hora el c o m a n d a n t e Villavicencio subió al puente i t o m ó la voz d e m a n d o . T o d a la j e n t e o c u p ó sus puestos de c o m b a t e i el b u q u e se alistó para cualquiera emerj e n c i a . El m o m e n t o supremo habia llegado e n c o n t r á n d o n o s a todos preparados para arrostrar las consecuencias de nuestra audaz i temeraria comisión. A las 2.44 A. M. el vijía del tope anunció la costa por la proa. Ese grito fué' para nosotros c o m o el que anunció a Colon i sus c o m p a ñ e r o s el d e s c u b r i m i e n t o de un n u e v o m u n d o . Se acercaba el fin de nuestra comisión. El mas p r o f u n d o silencio reinaba a b o r d o , o y é n d o s e ú n i c a m e n t e la v o z del c o m a n d a n t e que desde su puesto marcaba el rumbo. A las 3 A . M. teníamos la costa a la vista, que se destacaba entre la oscuridad de la n o c h e c o m o una inmensa m a n c h a negra sobre el horizonte. Por el estribor apercibimos la silueta de un b u q u e ; se avistaban luces que parecían ser señales que hacia a alg ú n otro que no debia estar lejos. Pasamos sin haber sido notados, quizas p o r q u e n a v e g á b a m o s sin luces, apesar de que nuestra c h i m e n e a arrojaba una inmensa c o l u m n a de h u m o que se c o n f u n d í a en el horizonte c o n las nubes que lo cubrían. E m p e z á b a m o s a entrar al puerto c o n la m i s m a esperanza i temores c o n que Vasco de Gama d o b l ó el terrible Cabo d e las Tempestades. Uespues de salir u n p o c o de la costa, barajamos a algunos sitios de la misma, p o n i e n d o la proa adentro. El c o m a n d a n t e Villavicencio c o n o c e a p a l m o estas aguas i dirijia la entrada con la c o n c i e n c i a i seguridad del que puede meterse por un laberinto c o n los ojos cerrados sin perderse. A las 4.45 A. M., nos aguantamos sobre nuestra m á q u i na. Era preciso enviar a tierra aviso de nuestra entrada para que el m o n i t o r i las baterías no nos hiciesen fuego. Habíamos burlado la vijilancia de los buques b l o q u e a d o res; solamente teníamos que temer una rociada d e las baterías del Morro, q u e podían ofendernos t o m á n d o n o s por b u q u e e n e m i g o que se acercaba a la plaza c o n intenciones hostiles. Se arrió un bote para que fuese a avisar al m o n i t o r Manco-Capac i a tierra nuestra presencia a la entrada del puerto. Esta comisión fué confiada al alférez de fragata señor Carlos L. R o d r í g u e z , a c o m p a ñ a d o del g u a r d i a - m a rina Enrique Chaves que iba a cargo del bote. La j e n t e que la tripulaba estaba bien armada i en condiciones de resistir a cualquier ataque. Los bogadores empezaron a remar, i la pequeña e m b a r c a c i ó n se perdió en m e d i o de la neblina, q u e envolvía al puerto. Esta comisión era tan delicada c o m o relijiosa. N o era tan fácil entrar a u n puerto de guerra sin tener el santo ni seña. A las 5 A . M. se puso el b u q u e en m o v i m i e n t o , entrando de frente al puerto. Se destacó del islote A l a c r á n una lancha a vapor e n s e ñ á n d o n o s una luz, por lo que c o m prendemos, en la confianza c o n que nos d e j ó pasar sin dar señales de alarma, que habíamos sido r e c o n o c i d o s . Poco después pasábamos al costado del monitor, ensenándoles los faroles de intelijencia. T o d a la tripulación

427

SESTO.

del m o n i t o r estaba sobre cubierta saludándonos c o n e n tusiasmo. A l N o r t e habían fondeados tres buques d e guerra neutrales; en frente teníamos la población que e m pezaba a salir de entre la neblina que la ocultaba. L a estrella d e la mañana parecia q u e se hubiese d e t e n i d o en el cielo a la altura del palo trinquete para alumbrar nuestro triunfo. H a b í a m o s llegado a! fin de nuestra comisión, b u r l a n d o la vijilancia del e n e m i g o . El b l o q u e o de A r i c a estaba roto. Estamos en el puerto. U n ¡hurra! al Perú, a nuestro c o m a n d a n t e , oficiales, tripulación i a la Union! P u e d e ser q u e en su d e s p e c h o al vernos adentro intenten los buques chilenos atacar la plaza para echarnos a pique. N o s encontrarán resueltos a defendernos a t o d o trance. Son las 6 A . M.; h e m o s pasado la n o c h e en vela, i sin e m b a r g o n o estamos cansados; por el contrario, la alegría i el c o n t e n t o parecen haberse apoderado de nuestro ánim o , i m p i d i e n d o q u e el sueño p o n g a sitio a nuestros p á r pados. M.

DETALLES

F.

HORTA.

COMPLETOS.

A bordo de ¡a corbeta Union, Callao, Marzo 20 de 1880.

al ancla en el puerto

del

Señor Director de E L N A C I O N A L : R o t o el bloqueo de A r i c a después de algunas horas de serias inquietudes, en que sentíamos revolotear a nuestro alrededor entre las brumas que ocultaban la entrada del puerto, mi peligro visible, nos sentíamos entusiasmados por el brillante éxito de la empresa acometida, apesar de que todas las probabilidades de triunfo nos eran c o n trarias. La bahía, enteramente solitaria, no abrigaba en su fondeadero ni un solo buque mercante, c o m o antes del b l o queo, en que apesar de que estábamos en guerra el m o v i miento marítimo era bastante animado. E l Manco-Capac, situado frente al muelle i bajo la protección de las baterías del Morro i algunas lauchas de carga ocupaban el centro de la bahía. L a población parecia completamente desierta. Con el bloqueo todos ios habitantes han emigrado a los valles vecinos i a Tacna; solo existen las fuerzas que defienden la plaza i algunas familias que no han querido separarse del centro donde están acostumbradas a vivir, arrostrando todas las emerjeucias de la guerra. El señor Sánchez Lagomarsino, comandante del m o n i tor, tan luego c o m o pasamos una espía a la boya, viuo a bordo a saludarnos i a conferenciar con nuestro c o m a n dante. Desde la cubierta de! Manco-Capac nos saludaban sus oficiales i tripulación con sus gorras, poniéndonos al habla a causa de la poca distancia que mediaba entre ambos b u ques. Inmediatamente se avistaron dos humos al Sur, que veniau por el lado del Morro recorriendo el trayecto que en la madrugada habíamos seguido para entra!'. Un cuarto de hora después se divisaba en la embocadura del puerto dos buques enemigos, que el comandante Lagomarsino con el ansilio del anteojo de larga vista, reconoció ser el Huáscar i el Matías Cousiño. E l primero tiene pintado de amarillo la línea de agua i la torre; sus mástiles son demasiado largos, desplegando en el tope del de mesana bandera chilena, enorme trapo de lanilla que parece fatigarlo con su peso. H a perdido mucho en belleza i nos pareció una nave pirata, nido de desalmados aventureros, según la espresion de su. ex-corresponsal peruano. El segundo es un trasporte grande, de casco raso y tres palos, con la chimenea a la popa. A m b o s buques sostehian hacia 3 dias el bloqueo de la plaza, Eran compañeros inseparables los que en otro tiempo habían sido enemigos. N ú e s -


428

GUERRA

DEL

PACIFICO.

tra mala suerte los reunió para sufrir ahora sns hostilivarios otros jefes i oficiales estuvieron a saludar al c o m a n dades. dante i oficialidad de la corbeta. N o pude menos en ese momento que hacer de memoria P o r el telégrafo se comuuicó nuestra llegada a Tacna, nna reminiscencia del pasado. donde se encontraba hace dos dias el contra-almirante E l Matías Cousiño acompañaba al que en otro tiempo, Montero para reparar su salud un poco afectada. De esta entre la negra oscuridad de una noche frente a Iquique, ciudad se recibieron varios partes telegráficos saludando a por un esceso de humanidad para salvar la vida de sus nuestro comandante i oficialidad por su arrojo eu la espetripulantes, no lo buudió para siempre eu las profundidadicion que los había conducido a Arica. des del océano. E l corazón m a g n á n i m o de Gran conservó A las 9 A. M. el Huáscar regresó al puerto colocándose a Chile ese trasporte por uu rasgo de humanidad. Mas en la dirección en que estábamos fondeados, empezando tarde, después de la emboscada de Punta Aligarnos, re- en seguida a hacernos fuego con sus cañones de a 300. molcó al Huáscar a Valparaíso, i hoi lo sigue c o m o s i f u é - j Las bombas i balas se cruzaban por entre el aparejo de esra su sombra, quizas lo atrae ese recuerdo. ¡ Qué diferencia ¡ te buque, produciendo un silbido espantoso, i cayendo en de tiempos ¡Qué contrastes tan sorprendentes! ¡ seguida en el agua a poca distancia: C o m o estaba enfilado E l Cockrane era esperado este dia en Arica, porque deno le podíamos contestar. Entonces el comandante mandó bía venir a relevar al monitor Huásear. pasar una espía por la popa al muelle, empezando en seDesde el Morro, cuando entrábamos, se divisó perfectaguida nuestros cañones a contestar a sus disparos siempre mente al Huáscar cruzar por nuestra popa, i de él p r o v e - que en sus movimientos presentaba su costado de blanco. nia la luz que habíamos apercibido entre la neblina. Una de las bombas que arrojaba pasó tan cerca de una Largando ' l a espía que mauteuia el buque amarrado a laucha de la Shannon, que venia del muelle, que estuvo a la boya, nos enmendamos mas a tierra, fondeando por la punto de virarla haciéndola pedazos, cayendo la b o m b a a popa del monitor. poca distancia i levantando una inmensa columna de agua. A c t o continuo i sin pérdida de tiempo, se empezó a des- j embarcar el cargamento que traíamos a bordo, ordenando el comandante que trajesen de tierra carbón para crubar- j carie inmediatamente i salir en seguida del puerto. í A las 7.30 A . M. una banda de música, seguida por una ¡ multitud ¡le personas que vivaban al Perú, se presentó en \ el muelle a saludarnos, tocando primero nna entusiasta diana i la caución nacional, cuando izamos el pabellón de honor. Nunca las notas del hermoso himno de A l c e d o han • sido mas gratas a nuestro corazón. Parecía que la patria j estuviese de gala celebraudo el aniversario de una fecha i gloriosa. Ojalá que pronto ese himno, que es hoi un canto | de guerra, se transforme en una hosana de triunfo. |

La distancia que nos separaba no podia ser vencida por nuestra artillería de menos alcance que la del buque enem i g o . Las punterías de éste- eran buenas, i las bombas pasaban, con cortos intervalos, sobre nuestra cubierta amenazando cansarnos serias averías. Nuestros tiros eran cortos apesar de emplear toda la elevación de que son susceptibles los cañones. Atravesados c o m o estábamos, única posición que podíamos mantener para hacer uso de la artillería, ofrecíamos al enemigo un enorme blanco, en que uu proyectil que tocase produciría estragos espantosos.

A las 10 A . M. los humos que habíamos avistado, i que eran de un blindado seguido de un trasporte, se pusieron El Morro, muelle i playa estaban atestados d e un n u al costado del Huáscar en comunicación. m e r o s o j e n t í o , que c o n t e m p l a b a nuestra corbeta, c o m o si E l trasporte creíamos que fuese el Loa, si bien había fuera un milagro su presencia en esas aguas. quien asegurara que era el Huta. El embarque de carbón en el muelle se practicaba con E l blindado debía ser el Cockrane, que se esperaba en entusiasmo i rapidez estraordinarios. T o d o el m u n d o , sin j Arica en ese dia, apesar de que la insignia de Almirante distinción de posiciones, se disputaba la faena de trasla- 1 que llevaba en el tope del mesana nos hacia sospechar que dar a las lanchas los sacos de carbón i de descargar los era el Blanco. bultos que desde a b o r d o se llevaban para tierra, para d e Se separaron los tres, tomando el Huáscar el Sur del j a r espeditas las embarcaciones. puerto, el trasporte el centro i el blindado el Norte. La prontitud era nuestra salvación. E l orgullo n a c i o El Huáscar siguió haciendo fuego colicortos intervalos nal quería que nuestra empresa saliese airosa hasta el fin. basta las 12 M. f e l i z m e n t e , apesar de la buena dirección Para evadirse de los ataques del e n e m i g o , era preciso de sus punterías, ningún proyectil habia alcanzado a tocarobrar c o n rapidez. nos i casi todos pasabau raspando por entre la borda i los Los dos buques enemigos aguantados a la entrada del cordajes del aparejo, cayendo mni cerca del costado de puerto, se kabian acercado para ponerse en c o m u n i c a babor. ción. Era probable que tomaban medidas c o n el objeto de A bordo de este buque se continuaba aclarando las lani m p e d i r nuestra salida. chas de carbón, que en número de 8 estaban atracadas al E l ¿latías Cousiño, arrojando una inmensa columna de h u m o por su chimenea, puso la proa al Norte i se perdió ¡ portalón de babor, sin descuidar por eso la oportunidad poco después eu el horizonte, navegando a toda fuerza de i de hacer fuego al buque enemigo, siempre que una ocasión su máquina. Iba a dar aviso de nuestra llegada a los demás I favorable se presentaba. buques de la escuadra que estaban en Pacocha. i A las 8 A . M. se avistaron los h u m o s de dos buques por i el Sur que navegaban en demanda del puerto. E l Huáscar ! salió a reconocerlos. E l peligro crecía por m o m e n t o s , la si- | tuacion tomaba proporciones alarmantes, pues los humos ¡ avistados debían ser enemigos. I El horizonte de nuestra suerte se cubrió de sombrías nu- i bes, presajio de p r ó x i m a tempestad asoladora; la avalancha ¡ que debía aplastarnos tomaba proporciones jigautescas. j Para salir del puerto teníamos que vernos acosados c o m o i los toros del circo, por nna jauría de perros. j E l capitán del puerto, señor Raigada. acompañado de su j ayudante, vino a bordo a ponerse a las órdenes del c o m a n dante para proporcionarle todos los elementos que le hicie- ¡ sen falta. i Los señores coroneles La Torre, Jefe del Estado M a y o r ; Panizo, Comandante Jeneral de la artillería eu c a m p a ñ a ; ¡ el mayor ü g a r t e c h e , tercer jefe de las baterías del Norte, i :

Se tomaban también las medidas necesarias para que una vez embarcado el carbón pudiésemos abandonar el puerto pasando por la línea que formaban los buques bloqueadores. Preveíamos un ataque de un m o m e n t o a otro. Era probable que tratasen de echar a pique la corbeta para concluir con la última nave de guerra que le queda al Perú, impidiendo así cualquiera tentativa de salida. N o podíamos estar mas espuestos a los fuegos del Huáscar, que cada m o m e n t o se haciau mas repetidos. Uñábala, rompiendo el costado, podia echar a pique la corbeta. Notamos en los fuegos del Huáscar nna particularidad. El intervalo que habia de cañonazo a cañonazo tenia una duración tal, que hacia creer que el fuego solo era de uno de sus cañones i no de los dos. E s t a circunstancia puede provenir o por hallarse uno de ellos averiado, o porque no tendrá sino uno, lo que es mni posible, por haberse malogrado eu el combate de A l i g a m o s uno que reventó.


CAPITULO

A las 12 M. los buques enemigos evi lucionaron por ambos lados del puerto o b e d e c i e n d o a u n plan c o m b i n a d o de antemano: el Huáscar por el Sur h a c i e n d o siempre fuego sobre nosotros, i el blindado por el Norte avanzando resueltamente c o m o si intentase un abordaje. N o era posible abrigar d u d a alguna sobre sus i n t e n c i o nes: venia a atacarnos c o n el propósito de echarnos a pique.

SESTO

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hacia el servicio de su división, a n i m a n d o a toda L í j e n t e ; dirijia el paso de los proyectiles de los pañoles a lá c u bierta, llevando a todas partes los recursos d e su intelij e n c i a para remediar los inconvenientes que se presentaban. El teniente 1. ° señor Larrea mandaba la primera d i visión, el teniente 2. ° D u f ó la segunda, el de igual cíase señor Carrion la tercera i el alférez de fragata señor R o d r í g u e z la de la toldilla. Sus órdenes eran dadas c o n la m a y o r serenidad, acompañadas . de voces de aliento i estímulo a sus subordinados. Los j ó v e n e s guardias-marinas en sus respectivos puestos de c o m b a t e , vivaban al Perú, d e s e m p e ñ a n d o c o n entusiasmo i prolijidad sus faenas. En todos los semblantes estaba pintado un m i s m o sentimiento: la estrema defensa i el s u p r e m o arrojo. El desaliento, apesar de nuestra crítica situación, n o se h a bía atrevido a acercarse a nuestra p r o x i m i d a d . El ardor entusiasta era el único espíritu que animaba a los c o m batientes; cada bala que rebotaba sobre la cubierta parecía retemplar el patriotismo i dar mas bríos a nuestros soldados.

Semejante c o m b a t e era estremadamente desigual, p o r que además de que nuestro b u q u e es de madera, la artillería, de m e n o s alcance que la contraria, n o podia o f e n derlo. A d e m á s para p o d e r hacer fuego teníamos que presentar el costado, inmenso blanco para sus tiros. El ataque era esclusivamente a l a corbeta, pues los m o vimientos del e n e m i g o tendían a aproximársele lo mas cerca posible. A las 12.3G P. M. el blindado distaba 3,500 metros de nuestro costado según las apreciaciones del m i c r ó m e t r o . La batería de estribor la teníamos a cubierta por las dotaciones completas de cada c a ñ ó n lista para r o m p e r l o s fuegos. A esta hora so hizo ol primer disparo sobre el e n e m i g o . U n grito unísono v i v a n d o al Perú resonó en la cubierta Las bombas Pallisier del blindado pasaban por entre del b u q u e , repercutiéndose en todos los ángulos. Ese gri- la arboladura, p r o d u c i e n d o un ronco i siniestro silbido, to es el gran m o t o r de los h e c h o s heroicos, que c o m o una r o d a n d o c o m o si fueran palanquetas, m o v i m i e n t o que se corriente eléctrica c o m u n i c a a todos los combatientes una distinguía perfectamente a la simple vista. sola aspiración, un ú n i c o pensamiento, la defensa del h o Parecía una tempestad de fuego c o n granizo de casco nor nacional hasta el triunfo, la defensa del h o n o r n a c i o - i de fierro. T o d o s los tiros eran dirijidos a la corbeta, ninnal hasta la m u e r t e El alma se fija en un solo deseo; c o m o i g i m o al m o n i t o r ni a las baterías de tierra. Los proyectilos punteros del reloj en una hora: batir al e n e m i g o hasta [ les llovían alrededor del buque, levantando inmensas el fin. c o l u m n a s de agua, que en su caída empapaban la cubierta i a los q u e estaban en ella, Era un espectáculo subliMientras por el c o s t a d o de estribor se empeñaba el m e m e n t e terrible, mas feroz en sus efectos que la cólera combate, por el de babor se seguia aclarando las lanchas de los elementos desencaSenados. cargadas ele carbón atracadas al portalón. Por un lado se trataba de la defensa, por el otro se organizaba el m o d o A la 1.30 P. M. una b o m b a del blindado pasó por el de burlar al e n e m i g o . primer cuerpo de la chimenea, atrevesándola de un lado El b l i n d a d o hizo su primer c a ñ o n a z o a las 12.35 P. M., ¡ a otro, partiendo en su esplosion el t u b o de desahogo del | vapor, r o m p i e n d o los ventiladores e hiriendo a 4 marinepasando el proyectil silbando sobro nuestras cabezas. Las baterías del Morro, para protegernos, empezaron en j ros de la dotación de los cañones. seguida a disparar sobre el e n e m i g o , imitándolos p o c o j Otra b o m b a rompió una jarcia, pasando por e n c i m a de después la del Norte, cuyas buenas punterías eran n o t o - í la cabeza del c o m a n d a n t e Villavicencio, del c o m a n d a n t e rias, apercibiéndose 2 balas que cayeron sobre la c u - | Benavides i alférez de fragata señor R o d r í g u e z , que se bierta del blindado. | hallaban sobre la toldilla, junto a la escala, y e n d o a desEl Manco-Capuc, a p r o v e c h a n d o u n m o m e n t o que el trozar el g u i g del c o m a n d a n t e que estaba colgado en los Huáscar se internaba un p o c o mas en el puerto, se puso pescantes ele babor. en m o v i m i e n t o sobre él, haciéndole 6 tiros c o n sus c a ñ o U n a b o m b a , pasando por entre la arboladura, fué a nos do a 500, que apesar de su buena puntería, q u e d a r o n destrozar la braza del palo trinquete sobre la cabeza del demasiado cortos. Después regresó adentro, porque el i guardia-marina Sacnz, que estaba en la cofa al m a n d o de Huáscar se hacia afuera cada vez que el m o n i t o r avanzaj uña ametralladora. ba sobre él. La b o m b a que destrozó la caja de h u m o de la chimenea, Cuando el blindado cruzaba de N o r t e a Sur h a c i e n d o r o m p i ó 3 r u m b o s de la cubierta en una lonjitud de 3 fuego sobre nuestro b u q u e , las baterías del Morro i de yardas, penetrando u n casco a p o c a distancia del caldero, San José i las nuestras arrojaron sobre él una n u b e de achatando un t u b o de vapor i causando un incendio en proyectiles tan bien dirijidos que le obligaron a hacerse i eX/air room. afuera para evitarlos. i Se dio la voz de i n c e n d i o i la parte de tripulación que F u é una repasada que n o le agradó, p o r q u e alargó mas | n o tenia puesto en los cañones, acudió a apagarlo, consilas distancias. El Huáscar continuaba h a c i e n d o fuego por el Oeste i \ g u i é n d o l o gracias a su actividad i a las eficaces medidas dictadas por el c o m a n d a n t e A l j o b i n , así n o t o m ó increel. trasporte estaba situado en la medianía de a m b o s mento. buques. U n a b o m b a , c h o c a n d o contra el cascabel del c a ñ ó n El entusiasmo reinaba a b o r d o . Los proyectiles que n ú m . 10, lo h i z o volar c o n una fuerza espantosa, introcaian sobre cubierta i en las inmediaciones del costado d u c i é n d o s e por u n o de los corredores que c o n d u c e a la eran recibidos c o n atronadores horras al Perú. N o parecámara del c o m a n d a n t e . cía un c o m b a t e sino un j u e g o . U n casco de b o m b a , r e b o t a n d o c o n fuerza sobre el peEl c o m a n d a n t e Villavicencio, que al principio del c o m cho del sarjento 2. ° de la guarnición, Luis H i d a l g o , lo bate daba las órdenes desde el puente, recorría después tendió por el suelo bañado en sangro. El teniente Sántodos los puestos a n i m a n d o a los combatientes, seguido chez Carrion se a p r o x i m ó a él para socorrerlo p r e g u n t á n de su ayudante de órdenes, el tan intelijente c o m o instruido i m o d e s t o j o v e n guardia-marina señor A d o l f o ; dolé d ó n d e estaba herido; el valiente soldado, c o m p r i ! m i e n d o c o n una m a n o la herida, esclamó: ¡viva el Perú, Camero. mi teniente, viva el Perú! El c o m a n d a n t e A l j o b i n inspeccionaba las baterías, En su agonía solo se acordaba de la patria. atendiendo a todas partes d o n d e su presencia era n e c e Otro casco de b o m b a llevó una m a n o a un trabajador saria con esa tranquilidad severa que le es particular. que habia venido de tierra a visitar a uno de los "tripuNuestro j o v e n c o m a n d a n t e el señor Emilio Benavides


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GUERRA DEL PACIFICO.

lantes de la corbeta, t o m a n d o parte en el c o m b a t e al r o m per los fuegos. A l marinero L o r e n z o Palacios, un casco de b o m b a le destrozó por c o m p l e t o el glútis. L a guerra, con todos sus horrores, se manifestaba en este sombrío c u a d r o en el que figurábamos c o m o actores i espectadores. Los proyectiles d e las baterías de tierra i de los buques enemigos se cruzaban por nuestra cabeza en direcciones opuestas, llenando el aire c o n silbidos siniestros. El h u m o oscureció la atmósfera, c o m o si las nubes se hubiesen desprendido de ella para revolotear en c o n f u sión sobre el mar, envolviéndonos. Los proyectiles que caian a b o r d o levantaban una estensa polvareda en el carbón que estaba sobre cubierta, n o h a b i e n d o cesado durante el c o m b a t e de trasladarlo de las lanchas. L a sangre m a n c h a b a los sitios en que caian los heridos, d e j a n d o un largo rastro que se perdía en la escala que c o n d u c e a la cámara de oficiales, d o n d e se habia o r g a n i z a d o el hospital de sangre a cargo de los doctores R o d a m o n t e i Canseco, q u e c o n s u m a actividad ejercían su humanitaria misión. Era un c o m b a t e de vida o muerte. El ruido atronador de los cañones que resonaban en el h o r i z o n t e c o n estruendoso eco, parecía el concierto disonante del j u i c i o final. La destrucción i únicamente la destrucción, presidia esta lucha tan desproporcionada c o m o horrorosa. Cada vez q u e una b o m b a reventaba sobre cubierta, h i riendo a nuestra j e n t e i a los costados del b u q u e , la tripulación lanzaba entusiastas vivas a la patria. Nuestra situación n o podia durar por mas tiempo. La gran distancia a que estaban los buques enemigos hacia i m p o t e n t e nuestra artillería apaear de q u e alcanzamos a ver 2 bombas de los A r m s t r o n g , que estaban al m a n d o del teniente Larrea, reventar sobre la cubierta del Huáscar. Los buques enemigos n o se batían sino c o n esta c o r b e ta, c o n intención de destrozarla. El c o m b a t e n o podia ser mas desigual: dos cañones de a 300 de gran alcance contra siete de a 70 que n o podia ofenderlos. A las 2.55 P. M. el Huasca)' se c o l o c ó detrás del islote del Alacrán, fuera del alcance de las baterías del M o r r o , siguiendo c a ñ o n e a n d o i m p u n e m e n t e . Este rasgo es d i g n o del c o m a n d a n t e de la Cocadonga; se parece a su c o n d u c ta en Punta Gruesa c u a n d o hizo fuego sobre los náufragos de la fragata Independencia. El c o m b a t e se p r o l o n g ó hasta las 3.45 P. M. hora en que los buques se retiraron n o habiendo contestado nuestros últimos tiros. Se encaminaron a la e m b o c a d u r a del puerto, para reunirse quizas en consulta. El c o m b a t e n o habia cesado; era una tregua que daban esperando nuevos refuerzos para atacar. Existían m o t i v o s para creerlo así, p o r q u e a la 1.30 P. M., c u a n d o la l u c h a estaba en toda su fuerza, se avistó u n h u m o por el Sur. Era un n u e v o e n e m i g o a quien ten í a m o s que temer. El Huáscar salió a reconocerlo. D e s pués de ponerse en c o m u n i c a c i ó n c o n d i c h o buque, t o m ó éste el r u m b o N o r t e , perdiéndose p o c o después en el h o rizonte. Iba quizas a buscar al Angarrios, c u y o famoso i p o n d e rado cañón de 7,000 metros de alcance, es un arma aleve, verdadera arma chilena que hiere a traición i fuera del •alcance de las baterías de tierra. A c t o c o n t i n u o vino a bordo un ayudante del C o m a n dante Jeneral de la plaza con instrucciones para nuestro J

e f e

;

El coronel Latorre c o n varios jefes del ejército vinieron a b o r d o a ver nuestras averías, que crcian los que estaban en tierra, debían ser m u í considerables. Pensaban que nuestra corbeta estaría h e c h a flecos. La tripulación c o n t i n u ó aclarando las lanchas de carb ó n , trasladándolo t o d o para la cubierta.

E l enemigo nos creia imposibilitados para movernos de donde estábamos, porque apreciando el efecto de sus proyectiles, no le pasó desapercibido las averías ocasionadas en la caja de vapor, por el ruido que cansaba éste al salir por las roturas del tubo de desahogo, lo m i s m o que el incendio provocado por una de sus bombas i aguardaban quizas la noche o el día siguiente para darnos el g o l pe de gracia con el ausilio del refuerzo que esperaban. L o s buques de guerra neutrales fondeados en el puerto, habían sido testigos del valor desplegado por nuestros bravos marinos durante el combate. Podían fallar entre el heroísmo de aquellos que se baten de frente i de los que solo tienen el valor de las victorias fáciles, ofendiendo únicamente a una distancia tal, que no puedan ser ofendidos. L o s heridos de mucha gravedad fueron enviados a tierra al cuidado de los miembros de la Cruz R o j a , para ser atendidos en la ambulancia en una laucha que llevaba la bandera humanitaria de esta corporación. Los contusos quedaron a bordo para ser cuidados por nuestros médicos. Durante el c o m b a t e los consulados de Estados Unidos, Francia, e Inglaterra, lo m i s m o la Cruz R o j a mantuvieron izados sus pabellones. Las baterías del Norte estuvieron al mando durante el combate, del señor coronel don A r n a l d o Panizo, comandante jeneral de artillería en campaña. Los proyectiles de los cañones que las forman fueron tan bien dirijidos, que el blindado trataba siempre de esquivarlos. E l monitor Manco-Capac hizo 6 tiros durante el c o m bate. La corbeta Union 8 7 , únicamente con las baterías de estribor, funcionando todos los cañones de este costado, hasta el malcriado, pequeño cañón de a 12 sistema White, que tiene el mismo alcance que el del Angarrios. E l Huáscar hizo mas de 90 tiros i el blindado cerca de 60. E l trasporte hizo también de 8 a 12, al principio del combate. De las baterías del Morro i del N o r t e no pudimos apreciar el número de tiros hechos, porque se cruzaban con los del e n e m i g o ; las detonaciones eran casi simultáneas. E l e n e m i g o nos creia inutilizado. Pero no contaba con la prueba contraria que les íbamos a dar. Tan gloriosa jornada tenia que cerrarse con llave de oro, para aumentar los laureles cosechados en este combate. L a salida polla eutrada era nuestro pensamiento. R o m p e r el paso para ganar la retirada era la última hazaña que faltaba e m prender para coronar la obra. Los buques enemigos, situados en la parte Norte del puerto, conferenciaban, por lo que se podia j u z g a r de la poca distancia que los separaba. E l comandante Villavicencio, después de despedirse de los jefes del ejército que vinieron a bordo i que se dirijian a tierra, e s c l a m ó : " A j u g a r el todo por el todo, muchac h o s ; que nos echen a pique, pero que sea en buena lid." En seguida al puente i manda picar la cadena, operación que se hizo a las 4.51 P. M. Después, valiéndose del telégrafo que pone en comunicación el puente con la máquina, mandó poner a ésta en movimiento a toda fuerza. La corbeta se estremeció desde la quilla hasta el tope, i engolfándose en el mar, abrió paso por entre las olas, con la velocidad de la gaviota que se inclina oblicuamente desde un punto del horizonte para emprender su vuelo a otro. U n entusiasta burra resonó a b o r d o ; toda la tripulación subió a las jarcias, castillo de proa i toldilla, sacando sus gorras para contestar a los saludos que la tripulación i oficiales del Manco-Capac i la j e n t e que coronaba el Morro e invadía la playa nos hacia ajitando pañuelos i sombreros. Es imposible describir el entusiasmo de ese m o m e n t o . Los vivas resonaban en toda la bahía, i la brisa los traia en sus olas.


4SI

C A P I T U L O SESTO.

A b o r d o los vivas al Perú i al c o m a n d a n t e cio se sucedían c o n ardor.

Villavicen-

Los buques enemigos parecían indecisos. D e repente se pusieron en m o v i m i e n t o tratando de impedirnos la salida. P e g a d o s a la costa a las 5.15 P. M., habíamos roto el paso c o r t a n d o su proa, lo que era verdaderamente una burla. Era preferible perecer en alta mar, disputando nuestra retirada al enemigo, que sucumbir i m p u n e m e n t e en el puerto víctima de sus tiros. L a escuadra enemiga nos seguía p o r la aleta de babor. E n estos m o m e n t o s se declaró u n incendio en el forro de las calderas, que fué c o n t e n i d o inmediatamente por los esfuerzos de la tripulación, que apesar de haber pasado la n o c h e anterior en vela i el día c o m b a t i e n d o n o estaba cansada, ni su presencia de á n i m o decaído. A l notar nuestros perseguidores que teníamos incendio a bordo, trataron de activar su andar para alcanzarnos, colocándose en nuestra persecución p o r la popa. La luna, que acababa de salir, favorecía sus propósitos. El Huáscar se abrió al Noroeste para cortarnos la retirada afuera. El trasporte acortaba la distancia i el blindado venia atrás. Las chimeneas v o m i t a b a n inmensas columnas de h u m o que oscurecian el horizonte. A las 2 A. M., los habíamos perdido d e vista. N a v e g á bamos t o m a n d o el r u m b o conveniente para ponernos fuera de su alcance, dirijiéndonos al Callao. La dotación de esta corbeta, que acaba de dar un dia de gloria a nuestra marina i una victoria al Perú en el combate de Arica, os c o m p u e s t a de los siguientes disting u i d o s j e f e s i oficiales: Comandante, capitán de navio g r a d u a d o d o n Manuel A . Villavicencio. S e g u n d o c o m a n d a n t e , capitán de corbeta d o n Arístides Aljobin. Tercer c o m a n d a n t e , capitán Benavides.

g r a d u a d o d o n E m i l i o M.

Teniente 1. ° g r a d u a d o , d o n A r n a l d o Larrea. Id. 2. ° , d o n Pablo A . Dufó. Id. 2. ° graduado, d o n R a m ó n S á n c h e z Carrion. Alférez de fragata, d o n Carlos L. R o d r í g u e z . Capitán de ejército, d o n Manuel Vera. Contador 1. ° , d o n E x e q u i e l Fernandini. Cirujano 1. ° , d o n Joaquín D . Canseco. Id. id., d o n Miguel R o d a m o n t e . Guardia-marinas: d o n Enrique Gamero, d o n F é l i x S e minario, d o n César R o m e r o , d o n Enrique Chavez, d o n E d m u n d o G a g o , d o n H é c t o r Villaran, d o n Oliverio Saenz, don T o m a s L a m a i d o n Alfredo Villavicencio. Aspirantes: d o n E m i l i o Diaz i d o n Maximiliano Reyes, ler. maquinista, d o n B e n j a m í n Betaford. 2. ° id., d o n James Laury. 3. ° id., d o n Pedro L. Extorare. 4. ° id., d o n Gabriel A . Portal i d o n H e n r y Lower. A y u d a n t e , d o n Guillermo Zavaleta, Farmacéutico, d o n M á x i m o Oliva. Las víctimas q u e han sellado c o n su sangre la victoria obtenida en este dia, son las siguientes:

Heridos entregados a, la ambulancia de

Arica.—Primer

calafate, J u a n Apóstol, herido d e la cabeza. Artilleros: L o r e n z o Palacios,id d é l o s glúteos, i E d u a r d o Mejía, del cráneo. Marineros: Manuel Cornejo, del marxílar, i J o s é Velasquez, hermutisis p o r contusión. Cabo 2. ° , F r a n c i s c o M o n t e r o , c o n t u s o . Soldados: Manuel Zavala, herido del brazo, i J u a n M. Carrasco, pérdida de una m a n o . Sarjento 2. ° ( m u e r t o ) , Luis H i d a l g o , herido de la c a rótica. Además han q u e d a d o a b o r d o para atenderse a su c u ración, por ser d e poca gravedad, los siguientes heridos i contusos:

Marineros: Manuel Velasquez, herido de un dedo, R u perto Araico, del cuello, i Carlos Samontes, del pié. C a b o de luces, José Vilela, contuso. Marineros: Isidoro Ramírez, contuso, Andrés Otero, id., J o s é Villegas, id., Atanacio Vallaropoli, id., S i m ó n H u r t a res, id., Matías Sánchez, id., Feliciano R o m á n , id., Severin o A z a b a c h e , id., i A n d r é s Ánderson, id. Las averías ocasionadas por los proyectiles enemigos fueron las que c o n s i g n a m o s en seguida, examinadas al dia siguiente del combate.

Averias en el casco. U n casco de b o m b a penetró en la mura de babor sobre la línea de agua astillando el costado. Perforación de la amura de babor en gran estension, q u e d a n d o destrozadas parte de la proa i perforada la batayola por b o m b a s i cascos. U n a bomba de a 300 perforó la cubierta en una gran estension, r o m p i e n d o tres baos de fierro i el m a m p a r o que separa la cocina de la sala de fuego.

En la arboladura. Cortados casi todos los cabos de la arboladura del palo trinquete, c o m o también el estay de cabo de alambre del palo mayor, destrozado el pico del palo mesana i destrozada parte de la cofa, jarcias i astillado el palo mayor. M . F.

HORTA.

XXI. Toma de Sloquegua i combate de los Alíjeles. TELEGRAMA. (Recibido en Santiago, a las 4.15 P. M.)

Iquique, Marzo 26 de 1880. Señor Ministro de la Guerra: L a división m a n d a d a p o r el j e n e r a l B a q u e d a n o se a p o deró de M o q u e g u a a la 1.20 P. M. E l enemigo, c u y o n ú mero pasaba de 1,200 hombres, no hizo resistencia i se retiró a la cuesta d e los Anjeles, posición reputada inesp u g n a b l e , d o n d e se parapetó tras de trincheras de p i e dra. B a q u e d a n o se o c u p ó el dia 21 en hacer r e c o n o c i m i e n tos de las posiciones del e n e m i g o para batirlo i formó su plan de ataque c o n notable acierto i previsión. E n la n o c h e , una división compuesta del 2. ° de línea, u n batallón d e l Santiago, una batería de artillería i 300 h o m b r e s de caballería, se puso en marcha p o r el valle, para llegar a las alturas al a m a n e c e r del dia 2 2 i tomar la retaguardia del enemigo. La mandaba el coronel M u ñoz. C o n el resto de las fuerzas, es decir, c o n un batallón del Santiago, el B ú l n e s i el Atacama, el jeneral B a q u e d a n o e m p r e n d i ó el ataque p o r el frente, entre 2 i 3 A . M. U n a batería de artillería de campaña debia hacer fuego contra las trincheras desde un lugar p r ó x i m o a la estac i ó n del A l t o d e la Villa. El A t a c a m a fué m a n d a d o a flanquear al e n e m i g o p o r su ala derecha i, para hacerlo, trepó por un desfiladero casi inaccesible, v e n c i e n d o dificultades enormes; el enem i g o n o g u a r n e c i ó ese p u n t o p o r q u e n o c r e y ó posible el ataque por ese laclo. Después de aquella penosa ascención que duró v a rias horas i en la q u e rivalizaron en osadía los jefes, oficiales i tropa, el A t a c a m a c o r o n ó las alturas que d o m i naban las posiciones enemigas i r o m p i ó fuego contra ésta a las 6.30 A. M. La artillería, al m i s m o tiempo, abrió los suyos contra las trincheras. U n a hora mas tarde, las fuerzas peruanas huian en c o m p l e t a dispersión, sosteniendo un nutrido tiroteo p o r flanco izquierdo c o n las tropas del coronel M u -


CU E R R A

432

D E L PACIFICO

hasta Torata, m e h e trasladado d e allí a este distrito en el dia de la fecha. D i o s guarde a V . S.

ñ o z , q u e n o alcanzó a cortarles la retaguardia, p o r q u e demoraron su marcha las dificultades d e caminos intransitables. El A t a c a m a tardó también en bajar d e las alturas i, gracias a eso, c u a n d o se p u d o perseguir al e n e m i g o , c o n la infantería, p o r q u e la caballería n o p u d o perseguirlos en aquellos desfiladeros, y a aquél había ganado alguna distancia, h u y e n d o e n todas direcciones por todos los senderos d e las montañas. Se siguió, sin embargo, la m a r c h a e n dirección a T o r a ta, a cuyas puertas llegó el jeneral B a q u e d a n o c o n u n a parte d e sus fuerzas en las primeras horas de la n o c h e . A l dia siguiente 23, se t o m ó posesión d e Torata. Esta victoria que n o s hace dueños de los caminos q u e c o n d u c e n a A r e q u i p a i de u n a posición importante, n o s cuesta solamente 8 muertos i 27 heridos. El e n e m i g o ha sufrido pérdidas p o c o mayores, pero d e j ó en nuestro p o d e r m u c h a parte d e su a r m a m e n t o , m u n i ciones, víveres i algunos prisioneros. Sin la audaz maniobra del A t a c a m a , la j o r n a d a habría sido sangrienta, Se le debe, pues, a este c u e r p o el haber obtenido sin grandes pérdidas una victoria importante. La artillería se distinguió también p o r l o certero d e sus fuegos, que desmoralizaron en pocas horas las fuerzas peruanas. H e felicitado, a n o m b r e del G o b i e r n o al batallón A t a c a m a p o r su h e r o i c o c o m p o r t a m i e n t o . Nuestras fuerzas regresaron ayer de Torata para o c u par posiciones en lo A l t o d e la Villa. Ckacabuco i Loa regresaron el 22 d e Islas d e L o b o s , C h i n c h a i Bahía I n d e p e n d e n c i a , h a b i e n d o realizado satisfactoriamente el objeto d e su viaje.

TOMAS

LAISECA. •

PARTES OFICIALES CHILENOS. JENERAL

E N JEFE

DEL EJÉRCITO

D E OPERACIONES D E L

NORTE.

Pacocña, Abril 1. ° de 1880. S e ñ o r Ministro: T e n i e n d o c o n o c i m i e n t o este Cuartel Jeneral d e que el p u e b l o d e M o q u e g u a estaba g u a r n e c i d o por 4 batallones de fuerzas peruanas i que éstas se preparaban a hostilizar nuestros m o v i m i e n t o s p o r el lado d e L o c u m b a , procurand o además inutilizar la línea férrea, estanques i demás elementos q u e p o d í a m o s utilizar para e m p r e n d e r operaciones bélicas centra las fuerzas d e A r i c a i Tacna, creí c o n v e n i e n t e disponer se hiciese u n r e c o n o c i m i e n t o m i n u cioso c o n los rejimientos d e Cazadores i Granaderos a caballo, a las órdenes del señor jeneral d e brigada, c o m a n d a n t e jeneral de caballería, d o n Manuel Baquedano, c o n el objeto d e observar las posiciones d e l e n e m i g o , los p u n t o s débiles p o r d o n d e podrían ser atacados, i retirarle toda clase d e recursos. El indicado señor jeneral llenó su c o m e t i d o a m i entera satisfacción, i c o n su informe dispuse q u e la segunda división del ejército d e m i m a n d o , c o m p u e s t a del Tejimiento 2. ° d e línea, Tejimiento Santiago, batallones Atacama i Búlnes, c o n u n a batería d e artillería K r u p de campaña, otra de m o n t a ñ a del m i s m o sistema i otra d e bronce rayada, marchase d e ésta a Moquegua, p o n i é n d o s e a las órdenes del señor jeneral B a q u e d a n o , quien debia disponer el ataque a las posiciones enemigas i tomarse el pueblo de M o q u e g u a .

SOTOMAYOR.

(Recibido de Iquique a las 11 P. M . )

Marzo 26 de 1880. El parte q u e el indicado señor jeneral h a pasado a este Señor Ministro d e la Guerra: Cuartel Jeneral, i q u e tengo la h o n r a d e remitir, imponM o q u e g u a , Torata i todos sus valles están en nuestro drá al S u p r e m o G o b i e r n o d e la victoria obtenida, que nos poder. El e n e m i g o se h i z o fuerte e n la cuesta d e los A n - deja en posesión d e u n p u n t o estratégico útilísimo para jeles, pero solo puso u n a débil resistencia. evitar la provisión d e víveres i de toda clase de recursos El h o n o r d e esta j o r n a d a , dirijida m u i acertadamente para T a c n a i Arica, ciudades en q u e reside el ejército por el jeneral B a q u e d a n o , corresponde al batallón A t a c a e n e m i g o , victoria que será mas fatal para éste c o n las m a q u e flanqueó las posiciones enemigas trepando p o r frecuentes escursiones q u e la caballería debe hacer para un cerro considerado c o m o inaccesible. cortar la línea d e c o m u n i c a c i ó n d e A r e q u i p a c o n Moquegua i d e esta provincia c o n las d e vírica i Tacna. Nuestras pérdidas n o pasan d e 10 muertos i 25 heridos, todos soldados. La victoria obtenida, señor Ministro, p o r nuestras fuerLas del e n e m i g o han sido también m u i pocas p o r q u e zas bnjo las órdenes del infatigable, intelijente i denodado h u y ó m u i pronto, i p o r lo quebrado d e l terreno se h i z o jeneral Baquedano, ha d a d o una pajina mas d e gloria a la imposible la persecución por la caballería. historia d e nuestra patria, pues siempre se recordará en Según los datos recibidos, h a n q u e d a d o en el c a m p o M o q u e g u a que las únicas fuerzas q u e han p o d i d o tomar 25 a 3 0 muertos i otros tantos heridos, habiéndose h e c h o las inespugnables posiciones d e la c u m b r e d e los Alíjeles, 20 prisioneros. han sido tropas chilenas, c a b i é n d o l e este h o n o r en su m a y o r parte al y a acreditado batallón A t a c a m a . E.

TELEGRAMA PREFECTURA

DE

LA

PROVINCIA

D e j o a la consideración d e l S u p r e m o G o b i e r n o las rec o m e n d a c i o n e s q u e según el parte del señor jeneral Baq u e d a n o han h e c h o los j e f e s d e cuerpos, restándome solamente hacer t o d o h o n o r al indicado señor jeneral, que c o n tanto acierto dirijió el ataque. D i o s guarde a V . S.

ESCALA.

PERUANO. LITORAL

Marzo

D E

MOQUEGUA.

23 de 1880.

Señor Prefecto d e l departamento d e Arequipa: Por espreso que hice ai telegrafista d e Miraflores, c o m u n i q u é a V. S. suscintamente lo ocurrido en la mañana do ayer, lo que h o i verifico c o n mas ostensión. A las 5 A . M. do d i c h o dia, nuestras fuerzas fueron atacadas en las posiciones d e los Alíjeles p o r el frente i los dos flancos por u n e n e m i g o poderoso, c o m p u e s t o de mas de 4,000 h o m b r e s de infantería, 900 d e caballería i 14 piezas d e artillería, i después de u n reñido c o m b a t e , aquellas posiciones fueron tomadas por el e n e m i g o , resultando q u e el batallón Gran q u e d ó en cuadro, lo m i s m o que la c o l u m n a d e policía, después de haberse quedado sin un tiro los q u e d e ésta pudieron salvarse.

ERASMO

ESCALA.

Al señor Ministro de la Guerra.

COMANDANCIA

JENERAL

D E L A

SOBRE

j !

DIVISIÓN

ESPEDICIONARIA

MOQUEGUA.

Moquegua,

Marzo

27 de 1880.

Señor Jeneral en Jefe del ejército: E l 19 del corriente, a ¡as 12 M . , después de los tiroteos , de avánzalas que hubo en los dias anteriores, de los cuales ¡ be dado cuenta a V . S., m e puse en marcha en dirección a j Moquegua i tomé campamento en Calaluna a las 5 P. M. ; de ese dia, tomando todas las precauciones para no ser sorH a b i e n d o avanzado c o n tal m o t i v o las fuerzas chilenas | prendido.


CAPITULO

L a división de mi mando, de la cual era Jefe de Estado Mayor el teniente coronel don Arístides Martínez, se c o m ponía de las siguientes fuerzas: rejimieuto 2 . ° de línea, su comandante coronel don Mauricio M u ñ o z , que lo era también Comandante Jeneral de la infantería, rejimiento de línea Santiago, comandado por el segundo jefe, sarjento mayor don Estanislao L e ó n ; batallón Búlnes, su c o m a n dante don José Echeverría; batallón Atacama, su c o m a n dante don Juan Martínez, i una compañía del rejimieuto Bnin 1. de línea. c

L a caballería era compuesta de los rejimientos de C a zadores i Granaderos, siendo sus jefes del primero, el t e niente coronel don Pedro Soto A g n i l a r , el cual comaudaba en jefe la caballería, i del segundo el teniente coronel don Tomas Yávar. L a artillería se componía de dos baterías K r u p p , uua de montaña i otra de campaña, i una batería de cañones de bronce franceses, todas bajo las órdenes del teniente c o r o nel don José Manuel Novoa. A las 8 A . M. del 2 0 , hice marchar sobre la ciudad la división de mi mando en el orden siguiente: de descubierta, la compañía del Buin i 50 hombres de caballería. A vanguardia marchaba el batallón Búlnes, cubriendo al propio tiempo los flancos de la línea; seguíanle el A t a cama, el rejimiento Santiago, artillería i rejimiento 2. ° de línea; cubría la retaguardia la caballería. Llegados a las alturas del lado Sur del pueblo i habiendo visto que el enemigo se había asilado en la fuerte i atrincherada posición de los Anjeles, dirijí la tropa a lo Alto de la Villa, mientras el Jefe de Estado Mayor a la cabeza de un piquete de caballería tomaba posesión de la ciudad.

SESTO.

433

ría. Era la división del coronel M u ñ o z que, retardada su m a r c h a por lo malo de los caminos i otras dificultades, se batia c o n una parte de la infantería enemiga, c o m puesta d e una c o m p a ñ í a del batallón Canehis, otra d e Granaderos del C u z c o , algunos soldados del batallón Grau i una c o m p a ñ í a de caballería. A las 6 A . M. el d e n o d a d o batallón A t a c a m a r o m p í a sus fuegos i avanzaba rápidamente por el flanco del e n e m i g o ; la artillería disparaba certeros tiros sobre las trincheras, i las compañías del Santiago i Búlnes, desplegadas en guerrilla, se adelantaban al pié de la cuesta. H o r a i cuarto después habia disminuido notablemente el fuego i aparecia en lo alto de la cuesta i sobre una de las trincheras nuestra triunfante bandera, batida por el cabo Belisario Martínez del batallón Atacama. Las tropas siguieron entonces el c a m i n o ordinario de la cuesta i a las 8 A . M. todas ellas se encontraban en la cumbre. El e n e m i g o huia apresuradamente delante del v i c t o rioso A t a c a m a , e inmediatamente m e puse en marcha persiguiéndolo con caballería e infantería. A las 11.30 A . M. llegaba a Y a c a n g o , sin haber conseguido alcanzarlo. E n este p u n t o me fué necesario detener la marcha para refrescar la tropa i esperar a los cuerpos que n o habían p o d i d o seguirnos. L o avanzado de la hora a que se r e u nió la división, 5.30 P. M., m e impidió continuar mi viaje a Torata. Entretanto, la división del coronel M u ñ o z , atacada en posiciones difíciles pai-a él, no p u d i e n d o emplear siempre su artillería i en n i n g ú n caso la caballería, consiguió deshacer al e n e m i g o después de cerca de 5 horas de c o m bate. Las bajas sufridas en esta j o r n a d a son: batallón A t a cama, 3 muertos i 13 heridos, en los Anjeles; 2. ° de línea, 1 muerto i 15 heridos; Santiago, 8 heridos i 1 c o n tuso; artillería, 3 heridos, éstos en Tumilaca. L o s del enem i g o : en los Anjeles, 28 muertos, i se sabe de 25 heridos i otros que vienen llegando, i G4 prisioneros. N o se p u e d e n precisar las pérdidas que sufrió en Tumilaca. Se han r e c o j i d o hasta la fecha 83 rifles d e varios sistemas i 89 cajones de m u n i c i ó n dejados por el enemigo, i creo q u e encontrarán mas las partidas que se han m a n d a d o c o n ese objeto.

En el m i s m o A l t o de la V i l l a se distribuyó c a m p a m e n to a cada uno de los cuerpos de la división i se procedió a hacer el reconocimiento de las posiciones enemigas. Para facilitar el acceso hasta el pié de la cuesta de los Anjeles, hice el dia 21 abrir un camino que lo comunicara directamente con nuestro campamento. El plan de ataque fué decidido de la manera siguiente: una división compuesta de siete compañías del 2 . ° de línea, un batallón del rejimiento Santiago, uua batería de artillería de montaña i 30Ó hombres de caballería, al mando del señor coronel don Mauricio M u ñ o z , debia atacar al enemigo por retaguardia, a la cual debia llegar tomando el c a m i n o de Los partes particulares que m e han sido pasados r e c o Jamegua; el batallón Atacama, subiendo por el cerro que* miendan n o m i n a l m e n t e : el del señor coronel M u ñ o z , a los domina la posición de los Anjeles, que debia flanquear las jefes d o n Estanislao del Canto i d o n Exequiel Fuentes; trincheras, atacándolas por su ala derecha; una compañía capitanes: del 2. ° , d o n Francisco Olivos; del Santiago, de guerrilla del Santiago i otra del Búlnes debiau atacar clon D o m i n g o Castillo; de injenieros, d o n Enrique M u n i de frente, i dos mas del Santiago atacar el ala izquierda; zaga; ayudantes de c a m p o : d o n R u p e r t o Fuentealba, todo esto bajo un activo fuego de artillería que protejiera teniente, d o n Meliton Martínez i alférez d o n A l v a r o A l el ataque batiendo sus trincheras i preparando el avance varado; el j e f e de la batería de artillería que m a r c h ó c o n de las tropas de reserva. el coronel M u ñ o z , a todos los oficiales de su sección; el Para llevar a efecto dicho plan, ordené al coronel Muñoz j e f e del batallón A t a c a m a , muí particularmente, al teniente d o n Rafael Torreblanca, para quien pide el puesto d e . que a las 7 P. M. del dia 21 se pusiera en marcha para capitán; al capitán d o n Gregorio Ramírez, teniente d o n cumplir su cometido, i se ordenó al batallón Atacama que a media noche se pusiera igualmente en movimiento para A n t o n i o María L ó p e z , subtenientes clon A b r a h a m Becerra i clon Walterio Martínez, i por fin a la cantinera Cartrepar esa difícil altura. men Vilches, por su valor i buenos servicios. Los demás A las 2 A . M. del dia 22 se me dio parte de que una partes recomiendan en jeneral el valor, c o m p o r t a m i e n t o avanzada enemiga había tratado de sorprender el c a m p a de los oficiales i soldados de los diversos cuerpos. mento de Cazadores a caballo, de donde resultó un tiroteo en que tomó parte desde lejos la retaguardia del batallón Atacama, siendo rechazado el enemigo i no sufriendo por nuestra parte mas pérdidas que la de 4 soldados de Cazadores muertos, 1 herido i 7 caballos muertos. Los asaltantes dejaron en el c a m p o un cadáver i los rastros de los heridos que se fugaron. Al amanecer del mismo dia, el batallón A t a c a m a habia vencido ya lo mas difícil de las escabrosas alturas i nuestras tropas ocupaban sus respectivas posiciones. La artillería se habia colocado en un lugar conveniente para batir las trincheras, i todo se preparaba para llevar adelante el ataque. Eran las 5.30 A . M. c u a n d o se o y ó del lado de T u m i laca un vivo fuego de fusilería i p o c o después de artilleTOMO I I — 5 5

Por mi parte, señor Jeneral en Jefe, m e h a g o un g r a t o deber en manifestar a V. S. que tanto el señor coronel M u ñ o z c o m o los jefes, oficiales i tropa de los diversos cuerpos, i asimismo mis ayudantes de c a m p o , capitanes d o n F r a n c i s c o Pérez, d o n R a m ó n Dardignac, d o n A l e j a n dro Frederick; tenientes d o n Vicente Montauban, d o n Juan Pardo i subteniente d o n Julián Z. Zilleruelo; los d e Estado Mayor, capitán d o n Francisco Javier Zelaya, d o n J u a n Félix U r c u l l u i subteniente d o n Federico W e b e r que c o m p o n í a n mi división, han estado siempre a la altura de sus puestos i sostenido con brillo el buen n o m b r e del ejército chileno; pero r e c o m i e n d o muí especialmente a la atención de V. S. al j e f e del batallón A t a c a m a i oficiales por él recomendados.


434

GUERRA

D E L PACIFICO.

T a m b i é n d e b o manifestar a V . S. que desde el m o m e n to en que t o m é el m a n d o d e la división, el señor c o m a n dante d o n Arístides Martínez, c o m o Jefe d e Estado M a yor, se h a distinguido p o r su celo, actividad i b u e n d e s e m p e ñ o e n su d e l i c a d o puesto, lo m i s m o q u e al frente del enemigo. D i o s guarde a V . S. M A N U E L

BAQUEDANO.

AI señor Jeneral en Jefe del ejército.

COMANDANCIA DEL BATALLÓN

Alto de la Villa, Moquegua,

ATACAMA.

Marzo 25 de 1880.

Con felicidad llegamos a la conjunción de varias pequeñas huellas en donde todas las compañías se reunieron, marchando unas en pos de otras i emprendiendo el peligroso ascenso por aquellos hasta entonces inaccesibles desfiladeros, que solo permitían a mis soldados subir en una fila, asegurándose cou manos i pies i usando de sus bayonetas para escalar las escabrosas pendientes que a cada paso amenazaban despeñarnos al abismo. Difícil me seria espresar a V. S. los peligrosos obstáculos que fué necesario vencer, como al m i s m o tiempo el entusiasmo i enerjía con que mis oficiales i tropa escalabau la cima apesar de la grau fatiga i rudos sufrimientos a que iban sometidos, i de los cuales, felizmente, lograron salir airosos.

E s así c o m o las primeras compañías i en seguida el bataS e ñ o r Jeneral: llón casi en su totalidad, llegaron a dominar las primeras C u m p l i e n d o c o n las órdenes d e V . S., trasmitidas p o r el capitán d e injenieros señor Francisco J . Zelaya, el dia trincheras enemigas por su flanco derecho. Después de uu bien nutrido fuego de fusilería, deseando economizar los 21 del actual, a las 9 P. M., en virtud d e las cuales esa m i s m a n o c h e mi batallón debia salir a flanquear al e n e - cien tiros por plaza que llevábamos i aprovechándome de la situación aflictiva del enemigo, ordené a los cornetas m i g o que se hallaba situado en las trincheras d e la f a m o tocar a la carga, operación que ejecutaron los soldados al sa e histórica cuesta de los Anjeles, inmediatamente d e s pués de recibir esta orden salí a c o m p a ñ a d o d e m i s e g u n d o ¡ grito varonil de ¡ viva Chile! lanzándose sobre las primeras jefe, sarjento m a y o r d o n J u a n F. Larrain, para hacer los |trincheras i consiguiendo desalojarlas una a una del ener e c o n o c i m i e n t o s necesarios a fin d e encontrar un sendero j migo que huia despavorido ante el empuje entusiasta de nuestros bravos, hasta ¡pie llegamos a la trinchera que fácil q u e m e condujese a través de potreros, tapias i enfrenta el camino de la cuesta de los Anjeles. En este tupidas enramadas hacia la base de los cerros qne íbamos punto mandé cesar el fuego, i al cabo de la segunda c o m a subir. pañía Belisario Martinez, enarbolar nuestro glorioso pabeE n esta operación nos o c u p a m o s hasta las 11.30 P. M., llón chileno en lo mas alto de la trinchera, a fin de que h a b i e n d o conseguido salvar los obstáculos que se oponían fuese visto por la artillería i ésta suspendiese sus fuegos. al paso del batallón, p o r medio d e palas i barretas c o n Me hago un deber en encomiar aquí la intelijencia del que r o m p i e r o n las pircas i cercados algunos soldados q u e digno jefe de la artillería, comandante señor José M. m e acompañaban. A s í llegamos a penetrar a un c a m p o N o v o a , quien con sus acertadas disposiciones i certeros mas espedito, es decir, a los lomajes q u e circundan el disparos, secundó nuestra acción, causando pérdidas al cerro en d o n d e s u p o n í a m o s se encontrasen apostadas las enemigo i distrayendo su atención en tanto que nosotros avanzadas enemigas. le flanqueábamos la retaguardia de su flanco derecho. Salvados estos inconvenientes, ordené se amunicionara N o pndiendo continuar la persecución del enemigo, que la tropa, saliendo en seguida a las 12 M. La segunda compañía, c o m a n d a d a p o r el teniente s e - huia en distintas direcciones, a causa del cansancio de la ñor Rafael Torreblanca i bajo m i s inmediatas órdenes, i tropa, rosolví permanecer en la trinchera hasta que V . S. m a r c h a b a d e descubierta, q u e d a n d o el resto del batallón j pasó acompañado de su Estado M a y o r y caballería i me a cargo del sarjento mayor señor Larrain c o n orden d e ordenó que hiciera descansar a mis soldados. U n a hora después recibí nuevamente orden d e continuar mi marcha seguir mis huellas quince minutos después para r e u n i m o s hacia Torata, acompañando a una batería de artillería, en el p u n t o final de nuestro r e c o n o c i m i e n t o , lo que e j e c u mandada por el capitán Fnentecilla; lo que efectué, no tó oportunamente. sin hacer antes enterrar a los muertos i recojer a los heriE n estas circunstancias n o s sorprendió, a p o c o s pasos dos cpie fueron oportuna i esmeradamente atendidos por de distancia i por la retaguardia del batallón, u n vivísila ambulancia de Valparaiso i en especial por su abnegado m o fuego de fusilería. S i n p o d e r apreciar a causa d e la oscuridad de la n o c h e i d e l sitio e m b o s c a d o q u e o c u p á - jefe doctor Martinez R a m o s . b a m o s , la procedencia, d e aquellos tiros, se i n t r o d u j o la confusión en u n a parte d e la fuerza d e m i m a n d o , h a ciendo q u e soldados d e las d o s últimas compañías disparasen algunos tiros, contestando a los del oculto e n e m i g o . H u b o un momento en que los proyectiles se cruzaron en todas direcciones, amenazando muí de cerca la vida de mis soldados. Por fin se consiguió tranquilizar a la tropa, gracias a los esfuerzos comunes de todos mis oficiales, ordenando en seguida a mi segundo, que fuese a poner lo sucedido en conocimiento del señor jeneral de la división, quién volvió a las 3.30 A . M con orden de V. S. de no alterar en nada lo ordenado anteriormente i con facultades de emprender la marcha a la hora i por el sendero que creyese mas conveniente. A l mismo tiempo el señor mayor Larrain m e comunicó que a su regreso babia sabido por oficiales de Cazadores, que el fuego procedía de fuerzas enemigas que se habían introducido al campamento de la caballería, por lo que supuse que éstas estaban al corriente de nuestro movimiento.

A las oraciones llegué al c a m p a m e n t o designado por V. S., e n d o n d e p e r n o c t é c o n m i tropa, emprendiendo la marcha al amanecer del siguiente dia hacia el pueblo de Torata, pero n o h a b i e n d o e n e m i g o alguno q u e combatir, recibí órdenes d e regresar a este c a m p a m e n t o , al cual llegamos c o n toda felicidad. Por la lista q u e a c o m p a ñ o , V. S. p o d r á imponerse de las bajas habidas e n m i batallón en el atrevido asalto de la cuesta d e los Anjeles, p e r m i t i é n d o m e llamar la atenc i ó n de V . S. sobre la dolorosa pérdida de mis soldados, •José Vicente Zelada i B a l d o m e r o Marchant, q u e murieron en el puesto de h o n o r peleando c o m o bravos. El primero cuenta, además, c o n el indisputable mérito de haber sido g r a v e m e n t e herido en la batalla de Dolores, i de haber regresado a incorporarse a su batallón tan luego c o m o fué curado en Copiapó. E r a un j o v e n de buenos antecedentes i pertenecía a u n a pobre pero respetada familia copiapina, q u e pierde en él u n a p o y o eficaz, a la vez q u e un amante hijo i un h e r m a n o cariñoso.

Sin embargo de esto, a las 4 A. M. ya mi batallón estaba en marcha. U n a compañía, la segunda, marchaba de descubierta por el camino de las lomas, i a media cuadra de distancia iban las demás, escalonadas por el flanco para protejerse mutuamente en el caso, que suponíamos muí probable, de que el enemigo que había bajado a los potreros nos atacara en nuestro ascenso.

Réstame hacer presente a V. S. q u e la c o n d u c t a de todos mis subalternos, tanto oficíalos c o m o tropa, m e merece los mayores eiojios p o r la constancia, enerjía i valor que desplegaron durante los sucesos de la noche, como asimismo en los m o m e n t o s del peligro, haciéndose dignos d e especial m e n c i ó n el teniente señor Rafael Iprreblanca, capitán Gregorio Ramirez, teniente Antonio M.


CAPITULO

L ó p e z i subtenientes A b r a b a m Becerra i W a l t e r i o Martínez, que fueron los primeros en d o m i n a r la cima del cerro. C o m o un deber de gratitud i un e j e m p l o de estímulo m e permito insistir ante V. S. r e c o m e n d a n d o mui particularm e n t e al teniente Torreblanca, quien en las tres acciones de guerra en que h a tenido la gloria de tomar parte el batallón, se ha distinguido p o r su valor i buenos acuerdos, en esta virtud m e t o m o la libertad de pedir a V. S. el i n mediato ascenso de este oficial para capitán del cuerpo. T a m b i é n creo un deber de m i parte hacer presente a V . S. que los méritos contraidos por la cantinera Carmen V i l c h e s durante la penosa j o r n a d a del H o s p i c i o al Valle, d a n d o agua i atendiendo a los que caian rendidos p o r la fatiga, c o m o igualmente peleando en el asalto de la c u e s ta de los Anjeles c o n su rifle e infundiendo á n i m o a la tropa c o n su presencia i singular arrojo, obligan nuestra gratitud i la hacen acreedora a un premio especial. N o c o n c l u i r é sin tener antes el h o n o r de felicitar a V. S., a su Estado Mayor, i por su c o n d u c t o al S u p r e m o G o bierno, por el bien c o n c e b i d o plan que se desarrolló, m e diante el cual h e m o s o b t e n i d o un glorioso triunfo sobre el e n e m i g o , afirmando mas aun la justicia i fuerza de la causa de Chile. D i o s g u a r d e a V. S. JUAN

Campamento

en marcha, Molino,

MARTÍNEZ.

Marzo

22 ele 1880.

Señor Jeneral: E n c o n f o r m i d a d c o n las órdenes de V . S., emprendí mi m a r c h a c o n la división de m i m a n d o a las 7 P. M . de ayer; pero n o p u d e llegar a la hora indicada al p u n t o señalado para batir al e n e m i g o p o r retaguardia i cortarle la retirada, a c o n s e c u e n c i a de lo malo del camino, por n a t u raleza, i que los enemigos lo habían c e g a d o en varias partes; esta circunstancia d i o lugar a que el práctico estraviara varias veces a la división i que al amanecer m e encontrara en el p u n t o d e n o m i n a d o Tumilaca, a la orilla del rio, sin p o d e r avanzar por la imposibilidad de hacer pasar la artillería, de m o d o que hice retroceder la batería i tomar otro c a m i n o mas practicable, q u e d á n d o m e c o n el Santiago i una c o m p a ñ í a de guerrilla del 2 . ° . En esta situación r o m p i ó el fuego el e n e m i g o a las 5 A . M . sobre esta fuerza, i p o c o después en toda la línea hasta las 6 A. M . , en que V. S. le llamó la atención p o r el frente; pero p r o n to volvió a cargar su fuerza hacia nosotros. El fuego fué activo i sostenido hasta las 1 0 A . M . , hora en q u e vi que la división d e su m a n d o repasaba nuestro costado d e r e c h o ; entonces ordené cargar a la bayoneta, i media hora d e s pués el e n e m i g o estaba en c o m p l e t a derrota; principié a reunir la tropa i emprendí mi marcha hasta este p u n t o , donde llegué a las 5 P. M . O p o r t u n a m e n t e pasaré el parte detallado i daré cuenta de los muertos i heridos, que han sido de artillería e i n fantería. C o m o digo, la caballería n o p u d o maniobrar por lo accidentado del terreno. Mañana e m p r e n d e r é mi m a r cha hacia Y a c a n g o , para volver a esa si V. S. no dispone otra cosa. Solo m e resta manifestar a V. S. q u e la división h a c u m p l i d o c o n su deber i especialmente la artillería por sus certeros tiros. Dios g u a r d e a V. S. MAURICIO

MUÑOZ.

Al señor Jeneral en Jefe de la división de vanguardia

REJIMIENTO

Alto

2. °

D E

de la Villa,

LÍNEA.

Marzo

24 ele 1880.

Señor Coronel: En la tarde del día 2 1 del corriente mes, recibí orden verbal de V. S. para t o m a r el m a n d o accidental d e este rejimiento, p o r q u e V. S. debía ponerse a la cabeza de una división c o m p u e s t a de siete compañías de este rejimiento,

SESTO.

435

de un batallón del Santiago, una batería de artillería de m o n t a ñ a i 3 5 0 de caballería. Esta división debia operar por retaguardia d e la cuesta d e los Anjeles, posiciones d o n d e se encontraba parapetado el e n e m i g o i que han sido siempre tenidas c o m o i n e s p u g nables. Efectivamente, a las 7 P. M. del mismo día 2 1 , e m p r e n d i m o s la marcha llevando la vanguardia una c o m p a ñ í a del batallón Santiago. A las 2 A . M. del 2 2 se d e t u v o la división p o r haber anunciado la descubierta que en u n desfiladero se sentían enemigos. V. S. dispuso q u e la c o m pañía del Santiago fuese reforzada por una lijera del 2 . ° , a fin de forzar el paso a toda costa. N o m b r é c o n tal o b j e t o la 4 . * c o m p a ñ í a del primer batallón, al m a n d o de su c a pitán d o n Francisco Olivos. C o n t i n u ó la m a r c h a sin interrupción hasta las 4 . 3 0 A. M., hora en que hizo alto la división en Tumilaca, i V . S. se sirvió llamarme para conferenciar. D e c o n f o r m i d a d c o n las instrucciones de V. S., m e d i rijí a buscar el c a m i n o por d o n d e debia pasar la artillería, pues el que llevábamos era apenas transitable por la i n fantería. Media hora después sentí que el e n e m i g o e m p e ñ a b a el ataque contra el batallón Santiago i la c o m p a ñ í a del 2 . ° que a media falda de la quebrada del rio marchaba bajo las órdenes d e V. S. U n a vez que descubrí un c a m i n o por d o n d e podía subir la artillería, i de acuerdo c o n las órdenes dadas por V . S., signifiqué al señor m a y o r de artillería d o n Exequiel F u e n t e s que subiese la batería a la altura, a fin d e p r o t e j e r la tropa que combatía, lo que e j e cutó c o n la o p o r t u n i d a d necesaria. A l m i s m o tiempo d i s puse que dos compañías del primer batallón, al m a n d o del capitán ayudante d o n Eieuterio Dañin, subiesen i n m e d i a tamente al filo d e la loma i rompiesen el fuego, i que otras tres compañías del segundo batallón, al m a n d o del sarjento m a y o r d o n Miguel Arrate, efectuasen lentamente el m i s m o m o v i m i e n t o . La 4. c o m p a ñ í a de ese m i s m o batallón fué encargada de la custodia del parque. rt

A las 6 A . M., es decir una hora después de empeñado el combate por nuestra parte, se sintió la detonación d é l a artillería de campaña i observamos que el enemigo que nos atacaba por el flanco izquierdo se ponía en movimiento p a ra volver a sus posiciones de los Anjeles. E n esta situación,, i debido a los certeros disparos de la artillería e infantería, el batallón Santiago i compañía del 2. ° pudieron tomar la altura. Momentos después se presentó el batallón A t a c a m a perteneciente a la división que debia operar por el A l t o de la V i l l a i acató por la parte mas elevada del cerro, que domina las posiciones d é l o s A n j e l e s : después de un lijero combate observamos que el enemigo abandonaba sus formidables posiciones i replegaba todas sus fuerzas o las que c o m b a tían con el rejimiento 2. ° , batallón Santiago i artillería. Pretendió el enemigo envolvernos por el flanco derecho; pero conocidas que me fueron sus pretensiones, ordené al capitán don Aniceto Valenzuela que con la compañía de su mando protejiese el ala derecha i tomase las alturas. Flanqueado el enemigo por este movimiento, V . S. ordenó una carga a la bayoneta que dio por resultado la completa derrota de los enemigos. Ignoro completamente las bajas que se hayan cansado al enemigo, porque combatíamos en una línea de tres a cuatro quilómetros, quebrada i rio de por medio. Por nuestra parte hemos tenido solo 1 muerto i 1 5 heridos. Los señores oficiales i los individuos de tropa han llenado cumplidamente sus deberes, manteniéndose todos a la altura de los dignos antecedentes del rejimiento. Sin e m b a r g o , me hago el deber de recomendar particularmente a V . S. al sarjento mayor don Miguel Arrate, al capitán a y u dante don Eieuterio Dañin, capitán don Anacleto V a l e n znela i al teniente don Federico Aníbal Garreton. Dios guarde a V. S. E.

D E L CANTO.

Al señor Coronel Jefe de la división espedicionaria sobre los Anjeles.


GUERRA

436

Alto

de la Villa, Marzo

25 de

DEL

1880.

Señor C o m a n d a n t e : El dia 21 del presente, a las 6 P. M., recibí orden de mi j e f e para p o n e r m e al m a n d o del primer batallón del rejimiento de línea Santiago, fuerte de 560 plazas i a las órdenes de V . S., c o n el o b j e t o d e espedicionar i sorprender al e n e m i g o q u e se encontraba parapetado en la fortaleza d e n o m i n a d a de los Anjeles, que se encuentra a distancia de una legua, mas o m e n o s , de esta ciudad de Moquegua. A la hora indicada nos pusimos en marcha, llevando de descubierta la cuarta c o m p a ñ í a de mi batallón, m a n dada por el capitán d o n D o m i n g o Castillo, a la que seguía el resto de d i c h o cuerpo, que protejia la artillería de m o n t a ñ a que marchaba en pos de nosotros. L a marcha fué por demás penosa i lenta, a causa d e lo quebrado del c a m i n o que en realidad no es otra cosa q u e u n mal sendero. C o m o a las 3 A . M. del dia indicado, llegamos a una q u e b r a d a q u e la d e n o m i n a r e m o s H o n d a , por su m u c h a p r o fundidad: desde el f o n d o t o m a m o s flanqueando al e n e m i go, siendo de notar que nos hallábamos solo a tiro de rifle. Como no se encontraba luego camino espedito para que la artillería tomara su posición en las alturas, nos fué p r e ciso esperar hasta que nos sorprendió el dia. Por su parte el enemigo, que desde la cima del cerro de la quebrada en que nos encontrábamos, nos descubrió, principió a hacernos fuego nutrido de fusilería,que contesté inmediatamente, sin probabilidades de éxito, a causa de la muí desventajosa posición eu que nos encontrábamos respecto al e n e m i g o ; esta crítica situación duró como una hora, mas o menos, hasta que nuestra artillería, con sus certeros fuegos, hizo desaparecer el peligro por ese punto. Las compañías de Cazadores, del 2. ° i Santiago, que se encontraban a la derecha del batallón de mi mando, así c o m o el resto del 2. ° que se hallaba a mi izquierda, recibieron orden de tomar las alturas i replegarse a la artillería, lo que verifiqué también mas tarde, cuando recibí o r den de hacerlo, contramarchando, tomando alturas i haciendo fuego por el flanco hasta replegarme a la artillería i 2. ° de línea, por el m i s m o camino que antes tomara ésta. Desde ese m o m e n t o todos combatimos con igual ventaj a hasta que el enemigo desalojó las trincheras i tomó los plaues. En esta última circunstancia, que V. S. supo lograr oportunamente, mandando una vigorosa carga a la bayoneta, fué lo suficiente para poner en vergonzosa fuga al enemigo, coronando con esto el mas c o m p l e t o i brillante triunfo. Las bajas que tuvo mi batallón fueron solamente 8 s o l dados heridos i 1 contuso, cuyos nombres se espresan a continuación: Francisco A l v a r e z , Belisario Sepúlveda, José R a m ó n Morales, José Villegas, Francisco Olivera, José U g a s , Manuel Salas, Timoteo R a m o s i contuso cabo 1. ° Esteban Espinosa. Me es grato hacer presente a V . S. que la conducta o b servada por la tropa i oficiales de mi m a n d o , fué, en j e n e ral, muí satisfactoria, pues todos cumplieron con su deber c o m o valientes. Debo hacer presente a V . S. que el combate dio principio como a las 5 A . M., i concluyó a las 10.30 A . M. de ese dia de gloria para nuestras armas. E s cuanto tengo que decir a V . S. en cumplimiento de mi deber i de mi cometido. Dios guarde a V . S. LlSANDRO

ORREGO.

Al señor Comandante Jeneral de infantería.

REJIMIENTO

DE

CAZADORES

Moquegua,

A

CABALLO.

Marzo

25 de

1880.

T e n g o el honor de dar cuenta a V . S. de la parte que han tomado los 300 hombres de caballería que marcharon

PACIFICO.

al mando del que suscribe; de éstos, 200 Cazadores i 100 Granaderos a caballo que coinponiau la división del m a n do de V . S., que tenia el encargo de tomar la retaguardia de las posiciones del ejército peruano, atrincherado en la cima de la cuesta de los Aujeies. A las 9 P. M. del m i s m o dia nos pusimos e n c a m i n o pasando el rio l i o i tomando el camino que debía conducirnos al lugar designado, con el objeto de atacar i tomar la retaguardia del enemigo e impedir su retirada. E l camino por el que nos condujo el práctico, no era a propósito para caballería i artillería de montaña que llevaba la división, ni aun p a r a l a infantería por componerse de elevadas cerraufas i no haber uu paso espedito en todo el trayecto para una división de las tres armas de que se compouia nuestras fuerzas. A l amanecer del dia 22 del m i s m o , se nos presentó el enemigo eu la caja del rio i en las alturas del cordón del cerro de los Anjeles. Estas fuerzas se batieron con la vanguardia de la división que V . S. con tanto empeño procuraba llevar por el camino verdadero i mas espedito para la marcha de nuestras tropas, tiroteo que sostuvo de 6 a 10 A . M. poco mas o méuos. A l principiar el ataque V . S. dispuso que toda la división tomara las alturas de los cerros, para seguir batiendo al enemigo que ya V . S. lo habia rechazado por el bajo del rio, tomando éstos las alturas para continuar el ataque, que al efecto lo empeñó nuevamente bástala, hora ya indicada, siendo el enemigo completamente derrotado. E u este estado la acción, recibí orden de V. S. para bajar de las alturas en que me encontraba con la caballería, i procurar de esta manera perseguir al enemigo y a en derrota, lo que efectué recorriendo una distancia de dos leguas mas o menos hasta las alturas del cerro denominado Baúl, lugar donde recibí orden de V . S. para acampar., haciéndolo también toda la división. E l 23 a las 7 A . M. nos pusimos en marcha hacia la aldea Y a c a n g o j d e este punto seguimos la marcha a Torata, donde nos reunimos con las demás fuerzas que dirijia el señor jeneral Baquedano. A las 6 P. M. del mismo dia recibí orden de Y . S. de regresar con la caballería de mi mando a esta ciudad. Me hago un deber en manifestar a V. S. que la conducta observada por los señores oficiales i tropa de los Tejimientos de Cazadores i Granaderos a caballo, es digna de encomio, puesto que durante el combate i siempre que estuvieron al alcance del fuego enemigo, realizaron dos cosas difíciles que V . S. p a l p ó ; i que por l a c l a s e d e c e n o s no se pudo evitar ni quitar la caballería por algunos momentos del lugar en que se encontraba recibiendo ios fuegos del enem i g o , en una distancia no menos de 400 m e t r o s ; eu todos estos casos se mantuvieron ambos Tejimientos a la altura de sus antecedentes. Dios guarde a V. S. FELICIANO

COMANDANCIA

Alto

D E

LA

SEGUNDA

ECHEVERRÍA.

DIVISIÓN.

de la Villa, Marzo

26 de 1880.

E u parte pasado a Y . S. el 22 del actual, referente a la jornada de Tnmilaca, manifesté que oportunamente pasaría otro mas detallado, pero teniendo a la vista los pasados por los diferentes comandantes de los cuerpos que componían la división i que encierran los detalles requeridos, he creído prudente acompañar los orijinales para que V . S. se penetre mejor de la espedicion i c o m b a t e ; eu su consecuencia, le adjunto el parte del sarjento mayor de artillería don Exequiel Fuentes, el del comandante accidental del rejimiento 2 . ° de línea, don Estanislao del Canto, el del primer batallón del rejimiento de línea Santiago, capitán don Lizandro Orrego, el del teniente coronel graduado don Feliciano Echeverría, que mandaba la caballería, al mismo tiempo un croquis levantado por el capitán de injenieros don Enrique Mnnizaga, Solo me resta recomendar a la


CAPITULO

consideración de "V. S. a los primeros jefes don Estanislao del Canto i don Exeqniel F n e u t e s ; capitanes: del 2. ° , don Francisco Olivos ; del Santiago, don D o m i n g o Castillo ; de i n jenieros,don Enrique Muuizaga, i a los ayudantes de c a m p o : capitan don Ruperto Fneutealba, teniente don Meli ton Martínez i alférez don A l v a r o A l v a r a d o . Dios guarde a V . S. MAURICIO

MUÑOZ.

REJIM1ENTO N Ú M . 2 D E ARTILLERÍA.

Pacocha,

Marzo

28 de 1880.

Con fecha 24 d e l actual el señor coronel d o n J o s é M a n u e l 2. ° N o v o a , j e f e d e las baterías d e artillería espedicionarias sobre M o q u e g u a , m e dice lo q u e sigue: ''Señor Coronel: C o n esta fecha d i g o al señor jeneral jefe de esta d i v i sión espedicionaria, lo siguiente: C u m p l i e n d o c o n las órdenes d e V . S. el 22 del presente, a las 6 A . M., establecí las d o s baterías K r u p p en el lugar q u e j u z g u é mas apropósito para protejer la ascensión q u e y a hacia el intrépido batallón A t a c a m a c o n el fin de flanquear al e n e m i g o atrincherado en la cuesta d e los Anjeles. P o c o s m o m e n t o s después ejecuté la orden d e V. S. de romper el fuego c o n el objeto y a indicado i t a m bién c o n el d e desalojar al e n e m i g o d e sus posiciones. C o m o V. S. lo presenció, a las 7.15 A . M., mas o m e n o s , se pusieron en precipitada fuga las fuerzas peruanas q u e defendian esa posición. La batería de m o n t a ñ a m a r c h ó en la división c o n q u e V. S. persiguió al e n e m i g o hasta Torata, i la d e campaña q u e d ó en su m i s m a posición c o n v e n i e n t e m e n t e protejida, en c u m p l i m i e n t o a lo o r d e n a d o p o r V . S. C o m o y a V . S. tendrá c o n o c i m i e n t o del parte detallado que el sarjento m a y o r d o n E. Fuentes, a cuyas órdenes m a r c h ó la batería d e cañones d e a 4 rayados, aumentada c o n u n K r u p p también de m o n t a ñ a , ha pasado al j e f e de la fuerza q u e V . S. dispuso marchara en la n o c h e anterior a cortarle la retirada al e n e m i g o , m e abstengo hacer d e él relación a V . S. Es c u a n t o tengo el h o n o r d e decir a V . S. sobre el h e c h o de armas a q u e h a g o referencia. A c o m p a ñ o a V . S. el parte a que se h a c e referencia en la anterior trascripción, pasado p o r el sarjento m a y o r s e ñor Fuentes, i cuatro listas: una d e los señores oficiales que han c o n c u r r i d o a este h e c h o de armas i las tres restantes, d e la tropa q u e servia a las tres baterías c o n especificación d e las heridas recibidas. Dios guarde a V. S.—José Manuel 2. ° Novoa." El parte a q u e se refiero la anterior c o m u n i c a c i ó n , d i c e lo q u e sigue: "Campamento del Alto de la Villa.—Moquegua, Marzo 24 de 1 8 8 0 . — S e ñ o r C o m a n d a n t e : — C o n esta fecha d i g o al señor coronel j e f e de la segunda división q u e espedicionó sobre las fortificaciones de los Anjeles i d e la cual formé parte al m a n d o d e la segunda batería d e m i brigada i d e una pieza K r u p p d e la segunda idem, lo q u e copio: Tengo el honor de pasar a manos de V . S. el parte d e tallado de las operaciones ejecutadas por la segunda batería de la.brigada que comando, durante la espedicion llevada a feliz término bajo sus órdenes i que operó según los planes del señor jeneral Baqnedano de acuerdo i conjuntamente con la segunda división dirijida por dicho j e f e . Estando el enemigo atrincherado en el paso i altura de la cuesta de los A n j e l e s , posición formidable, reputada en el Perú c o m o imposible de ser asaltada con é x i t o ; c o l o cadas las fuerzas al m a n d o inmediato del señor jeneral nombrado, en el A l t o de ¡a Villa, ordenó el 21 a las 6 P. M. marchase por los desfiladeros del Norte un batallón del rejimiento Santiago, siete compañías del id. 2. ° de línea, 350 Cazadores i Granaderos, la batería francesa de

SESTO.

437

montaña i una pieza K r u p p de la misma clase, a fin de que ejecutando un rodeo de setni-círculo a marchas rápidas, amaneciesen en el camino de Torata, por la espalda del ejército peruano, que indudablemente tomados entre dos fuegos i sin retirada posible, caería en nuestro poder; pues al toque de diana seria arremetido el frente por la división que quedó en el A l t o de la Villa. Nosotros, según el plan acordado, no debíamos romper el fuego hasta después que l o hiciera la otra división. L a s disposiciones del señor jeneral no pudieron c u m plirse en toda su latitud por lo impracticable de las serranías que debíamos atravesar; pues, apesar de una de las mas fatigosas marchas de la actual campaña, al amanecer solo habíamos ejecutado la mitad de la jornada i nos disponíamos a repasar el valle para tomar el camino real por la derecha del rio, cuando nos apercibe el enemigo desde las crestas de los cerros dominantes de ese lado, rompiendo inmediatamente el fuego sobre el Santiago i una compañía del 2. ° de línea qne llevaban la vanguardia, E n tan crítica situación retrocedimos para tomar los cerros de la ribera izquierda, cou tanta oportunidad qua sus cimas las coronamos, a la vez que el enemigo lo hacia por otro punto, a la distancia media de 650 metros con una parte de sus fuerzas, eu tal colocación, la artillería, apoyada perfectamente por el rejimiento 2. ° de línea, abrió sus fuegos al freute i sobre el flanco izquierdo en protección del Santiago comprometido dentro de la quebrada, haciéndolo con éxito bastantante feliz para rechazarlo incontinenti obligándolo a ocultarse i permitiendo la ascención de dicho batallón que pronto ganó también las alturas. E n esta situación, e m p e ñ a d o el c o m b a t e jeneral, r o m p e sus fuegos la división d e l A l t o d e la Villa, lo q u e p r o d u c e el desconcierto d e los contrarios obligándolos a correrse en grueso n ú m e r o a la defensa d e ese costado. Debilitado de este m o d o el ataque a nuestro flanco izquierdo, seguim o s por media hora mas u n enérjico cañoneo, mitad al frente i mitad a la izquierda, mientras tanto que algunas compañías del rejimiento 2. ° se corrían rápidamente a la derecha, t o m a n d o p o r el flanco a los q u e nos atacaban de frente. E n v u e l t o el e n e m i g o en esta parte por los fueg o s d e artillería e infantería, e m p r e n d i ó su retirada en desorden, refujiándose d e loma en loma, evidentemente derrotado ya, pero haciendo fuego aun. El 2. ° d e línea i el Santiago acosa a éstos, i la artillería la v u e l v o únicamente sobre la izquierda c o n fuegos lentos; aquí los enemigos resisten vacilantes envueltos pollos asaltantes que clirije el señor jeneral B a q u e d a n o i nuestros proyectiles hasta las 10.30 A . M. en que la derrota era jeneral en toda la línea i la reputada posición d e los Anjeles, se vio enseñoreada por la bandera tricolor. El papel d e la artillería terminó c o n la dispersión del grueso d e las fuerzas contrarias, n o así el d e la infantería de nuestra división, a cuya" cabeza puso V. S. absoluto término al c o m b a t e , cargando a l a bayoneta sin encontrar resistencia; pues al sonido do los toques de cala-cuerda, la floja oposición d e los que se batían en retirada por el frente, se convierte en precipitada fuga. E n las fuerzas d e artillería ascendentes a 7 oficiales i 90 individuos d e tropa, solo tenemos q u e lamentar 2 soldados heridos d e g r a v e d a d i 1 c a b o herido levemente. El c o m b a t e se inició a las 5 A . M. i terminó a las 10.30 A . M. Las fuerzas contrarias, según datos suministrados, por prisioneros, se c o m p o n i a n d e los batallones Bravos del Cuzco, Gran, Canas, Canchis i escuadrón de caballería Tiradores de M o q u e g u a . T e r m i n a d a esta función d e guerra seguimos c a m i n o d e Torata, d o n d e llegamos sin n o v e d a d el 23 a las 12 M., precedidos seis horas por la división del señor jeneral, i sin novedad. A las 7 P. M. del mismo dia v o l v i m o s a el A l t o de la Villa por el c a m i n o real, en c u y o p u n t o a c a m p a m o s siete horas después. A l terminar, señor coronel, tengo la satisfacción de recomendar a V . S. a los señores oficiales: capitán don E d u a r -


438

GUERRA

DEL

do Sanfuentes, teniente don Jorje von Koellar Bannen, alféreces don Luis Heraclio A l a m o s , don Jenaro Freiré, don Guillermo Flores i don Guillermo A r m s t r o n g , que han cumplido sus deberes con serenidad i notable acierto. Igualmente recomiendo a la tropa por haberse conducido del mismo m o d o . Conocedor V . S. de los desfiladeros casi impracticables para el infante, por donde ejecutamos la marcha, que por sí solo son de penosísimo acceso para la artillería, agravados ahora por obstrucciones ejecutadas preventivamente por el enemigo, no es menos j u s t o recomendar el personal de oficiales i tropa por la feliz conducción del material de artillería sin la menor novedad, hasta llegar a presentar en estas serranías siete piezas de artillería donde estoi cierto el enemigo nunca lo llegó a creer. L o que tengo el gusto de trascribir a V . S. para su c o n o cimiento i en cumplimiento de mi deber, agregando una mención para el señor cirujano 1. ° del rejimiento 2. ° de infantería, don Juan K e l d , que con el practicante de la brigada, señor M u ñ o z , ejecutaron las primeras curaciones de los heridos en el c a m p o de batalla. I n c l u y o lista n o m i nal de los individuos de tropa que tomaron parte en esta acción, designando los que fueron heridos.—Dios guarde n V . S . — E x e q u i e l Fuentes.'" L o que tengo el honor de trascribir a V . S., advirtiéndole que la conducta del comandante Novoa i del mayor Fuentes ha sido, seguu todos los informes enviados, digna de toda consideración. C o m o V . S. sabe, la división que mandaba el señor j e neral Baqnedano se subdividió en dos, con el objeto de atacar al enemigo por dos puntos diversos, desalojarlo i cortarle la retirada. D o s baterías, una de campaña i otra de montaña K r u p p , a cargo del comandante N o v o a , p r o t e jió al A t a c a m a eu su ascención al cerro, con tati buenos disparos que los peruanos no pudieron dominar eu ningún m o m e n t o al cuerpo chileno, ganando mayores alturas, lo que dio la fuga de los defensores de los Anjeles. L a batería francesa mandada por el m a y o r Fuentes i el capitán Sanfuentes, se situó a la retaguardia de las posiciones enemigas i apoyó al Santiago i al 2. ° con certero i nutrido fuego. De manera que la artillería ha sido un ansiliar poderoso para desalojar al enemigo i evitar derramamiento de sangre en la toma de tan importautes posiciones. Pero no es solamente la actitud de los jefes n o m b r a d o s digna de elojio, que lo es también, la de los señores oficiales. Con una intelijencia i constancia marcadas, c o n d u j e r o n la artillería por desfiladeros casi inaccesibles al paso del h o m b r e i la situaron en puntos q u e los c o n o c e dores del terreno j u z g a b a n imposible d e dominar. Esta c o n d u c t a m e llena de orgullo i de satisfacción. Los señores oficiales que a c o m p a ñ a r o n al c o m a n d a n t e N o v o a son los siguientes: capitanes d o n J. J o a q u í n F l o res, i d o n G u m e c i n d o Fontecilla; cirujano 2. ° , d o n Elias Lillo; tenientes, d o n J. Manuel Órtúzar, d o n L o r e n z o Sir i d o n Santiago F a z ; alféreces, d o n A r m a n d o D i a z , d o n E d u a r d o S á n c h e z , d o n F e d e r i c o Videla, d o n R e i n a l d o B o l z i d o n Laureano L. de Guevara. También merecen una r e c o m e n d a c i ó n los artilleros conductores, sirvientes, cabos de c a ñ ó n i sarjentos de iezas q u e en la marcha de l i o hasta Torata dieron p r u e as de constancia i amor al servicio. E l parque estuvo bien atendido. Los alféreces d o n J o sé Maria Benavides i d o n Santiago S o t o Saldivar m a r charon a cargo d e las municiones mandadas al interior. Por lista separada daré cuenta a V. S. del m o v i m i e n t o i servicio del parque en esta f u n c i ó n d e guerra.

PACIFICO.

RELACIÓN D E MAS

D E LOS SEÑORES

ARTILLERÍA

JOSÉ

O F I C I A L E S D E L 2. CONCURRIDO

D E LA CUESTA D E LOS ÁNJELES

EL

AL 22

°

REJIMIENTO

HECHO D E DEL

A R -

PRESENTE:

C o m a n d a n t e , d o n J o s é Manuel 2. ° N o v o a . Sarjento m a y o r , d o n Ezequiel Fuentes. Capitanes: d o n J o s é J. Flores, d o n G u m e c i n d o F o n t e cilla G o r b e a i d o n E d u a r d o Sanfuentes. Tenientes: d o n J o r j e v o n Kóellar Bannen, d o n J o s é Manuel Ortúzar, d o n L o r e n z o Sir i d o n Santiago Faz. Alféreces: d o n Jenaro Freiré, d o n A r m a n d o D i a z , d o n E d u a r d o E. S á n c h e z , d o n Guillermo F l o r e s , d o n Federic o Videla, d o n Guillermo A r m s t r o n g , d o n Luis E. A l a mos, d o n R e i n a l d o Bolz i d o n Laureano L. d e Guevara. C a m p a m e n t o A l t o de la V i l l a . — M o q u e g u a , Marzo 24 de 1880. ( F i r m a d o . ) — Lorenzo V . ° B . ° — Novoa. MUERTOS

I HERIDOS QUEGUA

J.

D U R A N T E I ACCIÓN

Cir,

LA D E

teniente

ayudante.—

ESPEDICION LOS

SOBRE

MO-

ÁNJELES.

Muertos.—Subteniente, Pedro Navarro, del Santiago, de insolación en el trayecto de Pacocha al H o s p i c i o . Del batallón A t a c a m a . — S o l d a d o s Matías A r a y a , José Vicente Zelada i Baldomero Marchant. Del 2. ° de línea.—Soldado, Bernabé Fuentes. Del rejimiento de Cazadores.—Cabo 2. ° , Miguel Torres; soldados: Alfredo Delaunay, José Candelario A l i a g a i Ventura M u ñ o z . Heridos.—Del rejimiento de A r t i l l e r í a . — S o l d a d o s : E m i lio Mesa, en ambos m u s l o s ; Jnan Francisco Soto, brazo derecho i p e c h o ; cabo 2. ° R a m ó n Montecino, contusión en el ojo derecho. Del batallón A t a c a m a . — C a b o s 2, *: Matías Perafan, muslo izquierdo ( a m p u t a d o ) ; José de la C. Aróstica, pierna izquierda; soldados: Pedro Poblete, h o m b r o derecho; Juan Hévia, fractura del maxilar inferior (se hizo la recepción de la m a n d í b u l a ) ; Manuel Sereno, brazo izquierd o ; Desiderio Herrera, mano izquierda; Hilario Gómez, pierna izquierda; José M. Vilches, rodilla derecha; Lorenzo Jofré, muslo izquierdo; Justo P. Cárdenas, muslo izquierdo; R o b e r t o Escudero, muslo derecho; Juan B. Rivas, pierna derecha. os

Del rejimiento 2. ° de línea.—Soldados: Rosario Heuriquez, rejion sacro-iliaca; Jacinto Concha, costado derec h o ; D i e g o Fernandez, pierna derecha; Lorenzo Rojas, rodilla izquierda; Pedro Catalán, tobillo derecho; José Miguel Gutiérrez, pierna derecha; Rosario Castillo, muslo izquierdo; Manuel R a m í r e z , mano izquierda; Isidoro Berrios, contusión en la rejion esquio-rectal; Eujenio Fernandez, pierna izquierda; José M. Ortiz, mano derecha; Natalio Trnjillo, contusión ojo izquierdo; E m i l i o Fuentes, mano izquierda; Fructuoso Gutiérrez, pierna izquierda. Del rejimiento S a n t i a g o . — S o l d a d o s : Francisco Alvarez, rodilla d e r e c h a ; Bernardo Sepúlveda, mano derecha; José Villegas, muslo izquierdo; José R . Morales, pierna derec h a ; Manuel Salas, en la cabeza, herida cortante; Timoteo R a m o s , en la cabeza, herida cortante; José O g a z , pierna derecha; Manuel Navarro, cabeza, herida cortante. D e Granaderos.—Soldado, Juan San Martin, pierna izquierda. De Cazadores.—Soldado, Manuel Jara, muslo derecho. Del rejimiento Bnin 1 . ° de l í n e a . — S o l d a d o s : Nicanor L o r c a , en el costado derecho, i Rufino V e l o z , ingles. RESUMEN.

Muertos Heridos

Dios guarde a V. S.

QUE H A N

9 41

VELASQUEZ.

A estas bajas debemos agregar el subteniente Juan de Dios L a g o s , del Santiago, i 4 soldados de su cuerpo, que hallándose eu una casa a estramuros de la ciudad, fueron


CAPITULO

sorprendidos i hechos prisioneros por el enemigo que, en respetable número, circundó la casa. Las bajas del e n e m i g o son m u c h o mayores, c o n t a n d o 4 oficiales muertos i n o m e n o s de 50 i n d i v i d u o s de tropa. R e s p e c t o de los heridos n o p u e d e hacerse un c á l c u l o exacto, pues se refujiaban en los bosques i se les e n c o n traba en t o d o el trayecto hasta mas allá de Torata; solo en la c i u d a d se atiende a 28. P u e d e calcularse a p r o x i m a damente que h a n tenido no m e n o s de 80 heridos, sin c o n tar c o n los 28 q u e aquí se cuidan. Los oficiales peruanos m u e r t o s son: Sarjento m a y o r García, de Granaderos del C u z c o . Tenientes: H o r a c i o Mazuelos, del Grau, E d u a r d o M o rante i Ezequiel Medina.

P R I S I O N E R O S D E GUERRA. T O M A D O S

EN LA ACCIÓN

D E LOS

ANJELES.

Sarjento mayor, Eujenio Berrios, batallón Canchis. Id. id., Apolinario H u r t a d o , batallón Grau. Capitán, T o m a s González de la Torre, batallón Canchis. Subteniente, Aurelio Alvarez, Estado Mayor. Sarjento 2. ° , T o m a s Herrera, batallón Canchis. Cabo ] . ° , A l b e r t o R u b i o , de id. Cabos 2 : Benjamín Menacho, batallón Grau, i A n j e l S o t o m a y o r , batallón Canchis. Soldados: Ernesto Herrera, J o s é B. Freica, J u a n de Dios Calisaya, Francisco Salcedo, Manuel Castro, Pablo Peneral, Gabriel Escalante, V i c e n t e Ballona, I n o c e n c i o Ochoa, Mariano Carpió, Andrés Flores, Bernardo Flores, Mariano R a m o s , D a v i d S o t o m a y o r , J o s é Torres, Manuel Sánchez, José Portales, Mariano Flores, Pedro P. Lagos, Francisco F e r n a n d e z , Calisto F o r t u n a t o Villegas, Mariano Valdivia, Narciso R o m e r o , Pedro Fernandez, M e l c h o r Quilpes, Mariano Mejía, Pablo Flores, Isidoro Brecoi, C e lestino Coronado, Jeraldo Rojas, Manuel Pisa, Manuel D e l g a d o , Isidoro Brecasin, Dionisio Bobadilla, Bernardo Velez, S e g u n d o Vasquez, Pedro Quispe, Mariano Pisa, M a riano Quispe, Manuel Postigo, I n o c e n c i o Zabalaga, José Mariano Vargas, A n t o n i o V a - c a n , Casimiro Ortiz, José María Belmonte, D o m i n g o R o m e r o , Casimiro Morales, T o mas Montalva, José Flores, David Inojosa. 0S

Estos individuos pertenecían a. los batallones I n v e n c i bles de Grau, Granaderos del Cuzco, Canchis, Canes, J e n darmes de M o q u e g u a i C o l u m n a lijera, que c o m p o n í a n la fuerza enemiga. PARTES OFICIALES PERUANOS. REPÚBLICA

PERUANA.—ESTADO

MAYOR

DE

DIVISIÓN DEL SEGUNDO EJÉRCITO D E L

Órnate, Abril

LA

PRIMERA

SUR.

4 de

1880.

T e n g o el h o n o r de elevar a m a n o s de V. S. los partes de los jefes de cuerpos, relativos a los sucesos del 22 del p r ó x i m o pasado, c o n escepcion del del señor coronel d o n Julio César C h o c a n o , c o m a n d a n t e del batallón Grau, quien h a remitido el que le corresponde, directamente a esa Comandancia Jeneral. A l verificar esa elevación c u m p l o c o n el deber de p o ner en c o n o c i m i e n t o de V . S. la parte que m e c u p o en aquella m e m o r a b l e j o r n a d a . El dia 19 dejamos el c a m p a m e n t o del A l t o de la Villa, en el orden siguiente: a la derecha, batallón Canas, fuerte de 326 plazas, i armado de R o m i n g t o n , Minié i Chassepot francés. A continuación, Canchis, fuerte de 350 plazas, i armados de R e m i n g t o n , Chassepot francés i peruano; i a la izquierda, Granaderos del C u z c o , do cerca de 300 plazas, armado de R e m i n g t o n . ¡ En la madrugada dul dia 20 desfiló la división al p ú a - ' to del Arrastrado, que está a la retaguardia de los A n - | jeles. ¡

SESTO.

439

Estacionada la división en este p u n t o entraron de servicio por 48 horas el batallón Granaderos del C u z c o a la izquierda de la línea, Quilinquilin; i a la derecha de los A n jeles, el batallón Grau habiéndole c o m u n i c a d o V. S. al j e f e de este cuerpo, personal i directamente las instrucciones que c r e y ó conveniente; i dispuesto que cada u n o de los c o m a n d a n t e s de estos cuerpos, fuese j e f e de la línea en su respectivo costado i que la vijilancia del j e f e de dia se circunscribiera solo al p u n t o de la reserva, que era el Arrastrado, d o n d e quedaron los batallones Canchis i Canas; sobre lo que se dictó la orden jeneral de esa fecha. El 21 esploramos c o n V . S. los puntos adyacentes a Quilinquilin, a c o r d a n d o por ese costado los sitios de avanzada. Constituidos una vez en el c a m p a m e n t o i al acordar el servicio del dia siguiente, V. S. m e prohibió relevar el b a tallón Grau de los Anjeles, significándome que la defensa de ese lugar la habia c o n c e d i d o i e n c o m e n d a d o al j e f e de aquel cuerpo, señor coronel C h o c a n o , por haberle p e d i d o él de palabra i por escrito, i porque c o m o hijo del lugar i haberse batido otra vez en esas posisiones, conocía sus entradas i salidas para defenderlo c o n ventaja. E n virtud de estas testuales palabras se n o m b r ó en el servicio, solo el relevo de Granaderos, c o n Canchis; pero no el de Grau. A mas de las 2 A . M. del 22 tuve aviso de que la caballería enemiga desfilaba al frente de nuestra línea, por lo q u e ordené al j e f e de dia, sarjento m a y o r d o n Francisc o Zalazar, 3. ° cíe Canchis que la división se pusiera s o bre las armas, lo que so verificó; i V. S. m e ordenó que la 6. de Granaderos, avanzada de Quilinquilin, descendie•ra al rio de Tumilaca, al m a n d o del sarjento m a y o r d o n Francisco García, i que aquel sitio lo llenara la 1 . * de Canchis, al-mando del teniente coronel d o n José María Vizcarra, a lo que personalmente le di c u m p l i m i e n t o . á

Durante este intervalo nada supe de los sucesos de la derecha, porque c o n el jefe de esta línea, señor coronel C h o c a n o , se entendía directamente V . S. A l rayar la aurora del 22, el e n e m i g o r o m p i ó sus fueg o s de artillería i fusilería sobre toda nuestra línea i especialmente sobre la izquierda, d o n d e estaba la 6. ~ de Granaderos, i luego se sintió un fuego nutrido, lo que nos h i z o c o m p r e n d e r que los nuestros contestaban los fuegos enemigos; entonces me ordenó V. S. que aquella c o m p a ñía fuera a reforzarla c o n la 1. de Canchis, concretánd o m e a poner ambas compañías en buenas posiciones, lo que verifiqué, h a b i e n d o encontrado gravemente herido al sarjento m a y o r García, i desalojado al e n e m i g o de tod o ese costado. a

A l pié del cerro del Pulpito frente a frente de Quilinquilin, estacioné las indicadas compañías, i las entregué c o n f o r m e a lo ordenado por V. S. al teniente coronel V i z carra, c o n orden de que d o m i n a n d o la c u m b r e , atacara al enemigo, lo que se verificó en los m o m e n t o s de mi vuelta al Arrastrado. El m o d o i forma c o m o esas compañías correspondieron a su c o m e t i d o , está en la conciencia de todos los q u e tuvieron la oportunidad de presenciar ese c o m b a t e . A r r o llaron al enemigo i lo desalojaron de una parte de sus posiciones. Entretanto toqué al Arrastrado, i en lugar do la división, m e encontré c o n fuerzas chilenas, las que h a bían t o m a d o los Anjeles. U n a voz que c o m p r e n d í la situación, p u d e regresar por el mismo c a m i n o que llevé, hasta la trinchera de Quilinquilin, i después, por c a m i nos estraviados m e incorporé a la división, (pie en un orden admirable so retiraba a Torata. El batallón Canchis marchaba a la cabeza, a continuación Canas, i al último Granaderos del Cuzco, a c u y a izquierda iba V. S. i todos los jefes i oficiales, sin escepcion de uno solo, en sus respectivos puestos. V. S. m e dio orden para recibir ¡a división en Vacango i Torata en su tránsito a Ilubaya, a lo que también le di c u m p l i m i e n t o , habiéndonos dado V. S. alcance en ol seg u n d o punto de los indicados, c o n el batallón Granaderos, c o n c u y a 1. c o m p a ñ í a , que quedó a retaguardia, al rt


440

GUERRA

DEL PACIFICO.

m a n d o del sarjento m a y o r d o n A n d r é s A v e l i n o Pujason, protejió V. S . la retirada d e la división. E n la plaza de Torata t u v i m o s aviso d e q u e la caballería enemiga a una milla d e distancia, avanzaba sobre nosotros, por lo que salí a detenerla c o n la 4. * d e Granaderos, m a n d a d a por su capitán d o n Mariano L i n o C á r d e nas; mas c o m o n o pareciese i la división salvó el m a l paso del rio de Torata, m e uní a V. S . en Ilubaya, d o n d e form a m o s la línea i nos aprestamos para un n u e v o c o m b a t e ; pero c o m o el e n e m i g o n o se d e j ó ver, i el p u n t o fuese a cada m o m e n t o mas i n v a d i d o por infinidad d e emigrados, V . S . a las 4 P. M. e m p r e n d i ó la m a r c h a a C h u c u l a y c o n la d i visión, i y o p o r su orden m e q u e d é a protejer- la retirada de ésta, c o n la 1. * d e Granaderos, que en ese m o m e n t o se nos unió. A las 11 P. M. m e reincorporé a la división, sin n o v e d a d ninguna.

T a m b o l o m b o , cuyo resultado fué tomarles 4 caballos, 4 carabinas Winchester i ocasionarles varios muertos i h e ridos.

A la 1 A . M . del 22, fui avisado de que el enemigo se movia con dirección a Samegna. Inmediatamente ordené bajase la 6. compañía de granaderos al mando de su comandante, teniente don Nicolás Roncal i del sarjento mayor, segundo jefe del cuerpo don Francisco García, con orden de contener cualquier tentativa que el enemigo se propusiese efectuar por Quilinquilin; habiendo hecho reemplazar en este sitio a dicha compañía con la primera de Canchis, c o m o también, que la otra mitad de la referida columna, fuese a reforzar el sitio que ocupaba aquélla. A las 4.30 A . M . , por previsión, maudé poner sobre las armas a todos los cuerpos i permanecí en este estado hasta las 5 A . M . que se oyeron los primeros -tiros en H o y e Tal es, señor Coronel, C o m a n d a n t e Jeneral, la parte q u e r o s ; entonces eomprndí que los enemigos me atacaban por h e tenido en aquella j o r n a d a , deplorable por haberse permi derecha e izquierda i acto continuo hice descender a la d i d o las posesiones d e los Anjeles; pero d e grato r e c u e r d o I ^ de Canchis que estaba en Quilinquilin al mando p o r el d e n u e d o c c n q u e se batieron nuestros soldados d e de su capitán i a cargo del teniente corone! graduado, don las indicadas c o m p a ñ í a s , i mas q u e t o d o p o r la retirada José M. Vizcarra, a reforzar a la de granaderos, i ordené que h i z o la división en u n orden i disciplina dignas d e al Jefe de Estado Mayor, teniente coronel don Simón B a r e n c o m i o ; n o obstante d e haber estado un rato considerarionnevo, situase de la manera mas conveniente a estas dos ble bajo los fuegos d e los enemigos, quienes si fueron felicompañías i desceudí hasta colocarme a tiro de los enemices, penetrando nuestras trincheras, por u n costado n o g o s para reconocer el terreno que ocupaban, a la vez que c u i d a d o , ni defendido, fueron harto desgraciados en n o las fuerzas que emprendían el ataque. Bien aclarado el haber p o d i d o tomar c o n 9,000 h o m b r e s , c o n u n a fuerte dia noté que en el sitio llamado la Calera se encontraban ya caballería i c o n todos los elementos d e guerra, u n a d i v i - ¡ rompiendo los fuegos seis piezas de artillería, tres ametrasión q u e en esos últimos m o m e n t o s n o constaba sino d e lladoras, un rej¡miento de infantería de 800 a 1,000 pla900 infantes escasos i desprovistos d e toda clase d e r e zas, vestido de chaqueta azul i pantalón gransa, i a la cursos. izquierda de esta línea el resto de su infantería i una gran masa c o m o de 600 a 800 de caballería. Dios guarde a V . S., señor Coronel C o m a n d a n t e J e neral. Por consiguiente, perfectamente situadas c o m o queda1:3

-

SIMÓN BARRIONUEVO. Al señor Coronel Comandante Jeneral de División.

COMANDANCIA JENERAL D E LA PRIMERA DIVISIÓN D E L SEGUNDO EJÉRCITO D E L SUR.

Órnate, Abril 4 de 1880. S e ñ o r Jeneral: C u m p l i e n d o c o n lo q u e ofrecí a V . S. en oficio fecha 23 del mes pasado, tengo el h o n o r de manifestarle: q u e el 17 del indicado m e s m e retiré c o n la división d e m i m a n d o sobre el p u n t o d e n o m i n a d o T a m b o l o m b o a consecuencia de q u e las avanzadas chilenas o c u p a b a n M o q u e g u a . E n la m a d r u g a d a del 20 t o m ó posesión del alto d e los A n j e les e inmediatamente p r o c e d í a r e c o n o c e r esta posesión de m i flanco d e r e c h o i frente c o m o también m i izquierda desde Quilinquilin a H o y e r o s ; h a b i e n d o a c a m p a d o a q u e lla en el sitio del Arrastrado.

ban nuestras dos compañías en los Pulpitos, rompiendo los fuegos con bastante precisión, i a la jendarmes colocada en Quilinquilin que hacia lo mismo, interrumpiendo la marcha del enemigo que no pudo avanzar-un p a l m o mas del terreno que ocupaba apesar de la superioridad de sus fuerzas, conociendo que las municiones debian bien pronto escasear, ordeué al oficial 1 . ° adjunto al Estado M a yor, Eduardo Luna, remitiese un cajón además de dos cargas que llevaban los arrieros. Y a para entonces atacaba el enemigo la posición de los Anjeles con artillería e infantería.

Comprendiendo que debía reforzar las compañías que estaban en la quebrada sitnadas en el cerro los Pulpitos, m e dirijí rápidamente al Arrastrado para tomar el batallou Granaderos con el objeto ya indicado. A l descender me encontré con que los batallones que habia dejado formados en c o l u m n a cerrada, estaban desplegados en batalla i rompían sus fuegos sobre el enemigo, cuando hasta ese m o m e n t o creia que los cazadores que estaban a mi vista i descendían sobre los Anjeles, haciendo E n la tarde del m i s m o dia por orden jeneral de esta fecha, se dispuso que dos batallones entrasen de servicio, fuego por el cerro de Estuquíña, eran los del batallón Grau; ocupando los Anjeles uno i el otro Quilinquilin, los mismos : mas este error fué cosa de un m o m e n t o , pues vi que los solque debían ser relevados cada veinticuatro horas, i que los dados del referido cuerpo venian en completa derrota i que jefes que estuviesen de servicio se denominasen jefes de la aquéllos que snponia de Grau eran del batallón Atacamalínea i que a ellos estaba encomendada la seguridad i d e - pertenecientes al ejército de Chile, que en la noche, por la fensa del puesto que se les confiaba. quebrada de Guanero, habían tomado el de Estuquiña, A s i m i s m o dispuse que la mitad de la infantería con sus flanqueando esta posición i dominando los Anjeles, i que respectivos oficiales i al mando del sarjento mayor don apesar de los esfuerzos que hacia el coronel a quien estaba Julio Ascana, ocupase el cerro grande de Quilinquilin confiada la defensa de ésta, no pudo recobrarla; no consique dominaba Saneara, Y u n g u y o i la Calera. E l 21, dia guiendo otro objeto en el corto recinto de los Anjeles, que que debian ser relevados Gran de los Anjeles i Granaderos el que fuese diezmada su tropa i puesta en completa disen Quilinquilin, me manifestó el coronel del primero, de persión. palabra i por escrito, que siendo su cuerpo formado en la E s t o sucedía cuando y o venia de Quilinquilin, como he provincia i él conocedor personal del lugar, le permitiese no dicho antes, a tomar un cuerpo i reforzar las compañías ser relevado i que quedaba encargado de la defensa de esta que habían en los Pulpitos. posición. Flanqueado, pues, por los Anjeles i recibiendo un fuego mortífero que hacían los enemigos del cerro de Estuquiña E n la misma tarde fueran tomados 4 soldados i 1 oficial sobre la división, ya no me quedaba otra cosa que salvar chilenos, los que remití a Torata; i en la noche el coronel del Gran hizo descender de los Anjeles, con mi conoci- ésta de ser cortada completamente, batida i destruida; por cuya razón ordené al jefe del Canchis desfilara a tomar i a miento, 20 cazadores de su cuerpo, a sorprender la avancango, i poco después le siguió Canas i Granaderos. Cuanzada chilena de caballería que se hallaba en la cuesta de


CAPITULO

do estos cuerpos desocupaban el Arrastrado tomé personalmente el mando de la primera de este último i m e situé en la lomaflita en la cual concluye el Arrastrado, a protejer la retirada de la f u e r z a ; permaneciendo todo el tiempo que fué necesario, i después de haber perdido 5 hombres ¡ c u a n do noté que las fuerzas del enemigo aumentaban en n ú m e ro, continué mi marcha hasta colocarme a la altura del cerro Baúl, de donde ordené al sarjento mayor graduado don A n d r é s A . P u g a z o n , que descendiese a Tumilaca a p r o tejer la retirada de las compañías que aun se batian; habiendo solo conseguido que se reunieran algunos cazadores de su cuerpo, los mismos que se incorporaron en Torata a la división. L a compañía del Canchis que quizo tomar el camino de Quilinquilin al Arrastrado, fué cortada por la caballería i t o m ó diferentes caminos habiéndose solo presentado el sarjento 1. ° L a Columna de Jendarmes, después de haber consumido sus municiones, pues no tenia de repuesto, t o m ó diferentes caminos i la mayor parte se encuentra reunida. U n a vez llegado con la división a Y a c a n g o , continué mi marcha s o bre Torata, habiéndome parecido mas conveniente tomar la posision de I l u b a y a q u e el camino que va a Otora. L o s cuerpos chilenos que me segnian solo llegaron a Y a c a n g o , por lo que m e mautuve en la posision de Ilubaya esperando un segundo ataque, del cual habría sacado mayores ventaj a s ; pero a las 4 P. M. vieudo que este punto estaba invadido por todas las familias que emigraban de Torata, Y a c a n g o i las haciendas vecinas, habría sido una imprudencia cualquier choque, me. puse en marcha sobre Chuculai donde acampé i tomó rancho la tropa, habiéndoseme reunido a las 11 P . M. el Jefe de Estado Mayor que cnbria la retaguardia con la primera de Granaderos; al siguiente dia c o n tinué mi marcha hasta Chilligua i de aquí a Caramas en donde permanecí cinco dias i de donde participé a V . S. mi retirada después del combate del 22. N o se puede llamar mas a V . S. la atención sobre el combate de unos pocos soldados de la división contra la mayor parte del ejército de Chile, o la retirada que e m p r e n dió ésta del centro del enemigo sobre sus fuegos, conservando su moral i disciplina hasta mas allá de lo posible. Las compañías 6. de Granaderos, l . de Canchis i Columna Jendarmes, se han batido haciendo ostentación de su valor i del poco número de qne se componían. Sin la desgracia de los Anjeles i habiéndolas reforzado c o m o tuve el honor de hacerlo, los chilenos no habrían pasado de la Calera i se les habría ocasionado una gran pérdida en su infantería i caballería, que anti-militarmeute la tenian acumulada en la .quebrada. Sin embargo, según datos que he adquirido, pasan de 200 muertos, fuera de los heridos, los qne ha tenido el ejército enemigo. rt

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Por mi parte aun no puedo apreciar debidamente las bajas que he tenido en las dos compañías, porque aun se vienen presentando algunos oficiales e individuos de tropa, i apesar del contraste sufrido en el batallón Gran, se acercan a 200 hombres los que tiene en el dia de hoi. También incluyo por separado la relación de los jefes i oficiales que hayan muerto o estén heridos o prisioneros. Concluiré, V. S., recomendando a la consideración del Supremo Gobierno a los jefes, oficiales e individuos de tropa de las compañías qne se han batido i que mas de una vez hicieron retroceder al enemigo. A s i m i s m o al resto de la división, por la retirada qne ha hecho conservando su m o ral i disciplina. Continúo mi marcha a Paucarpata, adonde estaré el 8 del presente i donde espero recibir sus órdenes. Dios guarde a V . S. muchos años. A.

Al señor .Teñera! en Jefe del segundo ejército del Sur.

TOMO

LI—56

GAMARRA.

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SESTO.

REPÚBLICA

P E R U A N A . — C O M A N D A N C I A DEL

BATALLÓN

GRAU.

Órnate, Marzo

31 de

1880.

E n la tarde del 19 del presente mes se retiró la división, por orden de V. S. del A l t o de la Villa a las alturas de Torata, a consecuencia de que una parte considerable del ejército chileno, escalonado desde dias antes entre el Hospicio i el valle de Moquegua, avanzó en esa m i s m a tarde hasta las inmediaciones de la ciudad. H a b i e n d o acampado nuestras fuerzas en la pampa del Arrastrado, dispuso V . S. qne el batallón de mi mando se situase en la trinchera de los Anjeles, i se encargara solo de la d e fensa de esta posición, debiendo atenderse con los demás cuerpos de la división i con la jendarmería, a la vijilancia i defensa de los otros puntos por donde el enemigo pudiera acometernos. El 20 las tropas chilenas, compuestas de infantería, caballería i artillería avanzaron hasta el A l t o de la V i l l a , acampando en la estación del ferrocarril i en los potreros inmediatos. i E n la noche del 21 una parte de esas tropas se movió j por el camino de Samegua i se situó en el cerro fronterizo, ; alto de Quilinquilin mas arriba de Sacara, estableciendo i allí cuatro piezas de artillería. Esta fuerza rompió sus ¡ fuegos al aclarar el dia, sobre nuestra columna, jendarmes | de infantería posesionada desde el dia anterior del cerro Colorado i sobre una compañía del batallón Granaderos del Cuzco, situada en la otra bauda del rio eu una cuchilla inmediata a la que ocupaban los enemigos, cuya c o m pañía fué reforzada después por otra del batallón Canchis. E n la misma noche del 21 un cuerpo del ejército chileno, que según he sabido, fué el rejimiento A t a c a m a fuerte de 1,200 plazas, emprendió sn marcha por la quebrada de | Estnquiña, i por un camino practicado durante la noche | por el cuerpo de Zapadores, ascendió al cerro que está a j la derecha de la trinchera de los Anjeles i que domina completamente a. ésta. A l amanecer el dia 22 los vijilantes colocados eu la cumbre de dicho cerro, avisaron que los enemigos subían por ese lado. Inmediatamente dispuse! que la 1. * compañía de mi batallón, marchara al trote a ocupar la cima del cerro indicado i ordené que sucesivamente ejecutaran el m i s m o m o v i m i e n t o , las compañías 2. , 3. , 4 . , 5. ~ , 6 . i 8. , quedando eu la trinchera solo la 7. =*, a fin de i m pedir a todo trance que el enemigo coronara esa altura. A l m i s m o t i e m p o m a n d é al sub-ayudante subteniente d o n A l e j a n d r o Medina, a que pusiera en c o n o c i m i e n t o de V . S. el m o v i m i e n t o que el e n e m i g o ejecutaba por n u e s tra derecha, i lo urjente que era que, de los tres batallones que conservaba en el Arrastrado, enviara en ausilio de mi batallón, siquiera dos compañías que debían subir al cerro de Estnquiña por ese lado, verificando un ataque simultáneo sobre el enemigo, c o n las compañías de mi batallón que escalaban el cerro por el lado de los Anjeles. A l retirarme y o , pié a tierra c o n unos pocos oficiales i soldados que m e habían a c o m p a ñ a d o hasta el último instante, en la trinchera de los A n j e l e s , c o n algunos heridos, n o t é c u a n d o entraba a la p a m p a del Arrastrado, que n o existían y a allí los demás cuerpos de la división, i que solo había una pequeña fuerza desplegada en guerrilla en la cuchilla mas p r ó x i m a a dicha pampa. A l llegar a este punto encontré en él a V. S. i a los c o roneles Céspedes i Morí Ortiz que estaban a su lado, i r e c o n o c í que la fuerza desplegada en guerrilla, era una c o m p a ñ í a del batallón Granaderos del Cuzco. E n t o n c e s supe que, una vez que las fuerzas chilenas se posesionaron del cerro Estuquiña, continuaron a los A n j e l e s , i batieron por el lado de Quilinquilin a la c o l u m n a de j e n d a r mes i a dos compañías pertenecientes, una al batallón Granaderos del C u z c o i otra al batallón Canchis, habia dispuesto V. S. que el resto de estos dos cuerpos i el batallón Canas que se encontraba integro, n o entraran e n s

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GUERRA

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DEL

c o m b a t e i emprendieran su retirada en dirección a T o r a ta, quedándose V. S. c o n una c o m p a ñ í a del batallón Granaderos para pro tejer la retirada de dichos cuerpos. Desgraciadamente oí acceso a eso cerro os m u i difícil por este lado, mientras que es mui practicable por el lad o del Arrastrado. Esta circunstancia dio lugar a que los enemigos c o r o naran el cerro, c u a n d o los soldados de mi batallón, h a ciendo esfuerzos inauditos para subir c o n prontitud, llegaban solo a la mitad de la altura. Posesionado el e n e m i g o de la c u m b r e del cerro, r o m p i ó un fuego nutrido sobre nosotros, que fué inmediatamente contestado i sostenido por nuestra parte. La gran superioridad n u m é r i c a del enemigo, pues c o m o he d i c h o antes, un rejimiento que se c o m p o n í a de 1,200 plazas, constando mi batallón, de p o c o mas de 300, la inmensa ventaja que le daba sobre nosotros la altura que ocupaba, desde la cual fusilaba a mansalva a los v a lientes soldados de mi cuerpo, que trataban de escalar el cerro, i a los que quedaron sosteniendo la posición de los Anjeles, el fuego activísimo que nos hacia al m i s m o t i e m p o el grueso de la artillería chilena.situada en los cerrillos que están delante de la casa de T o m b o l o m b o , i sobret o d o la circunstancia de n o ser protejidos por n i n g ú n otro cuerpo de la división, fueron causas mas que suficientes para que el batallón de mi m a n d o se replegase u n i é n d o s e m e los oficiales i soldados de mi cuerpo que han salvado del c o m b a t e , anhelosos de continuar prestando sus servicios en la defensa de la patria.

PACIFICO.

CORONEL PRIMER JEFE DEL BATALLÓN CANCHIS.

Órnate, Marzo

28 de 1880.

Cumple a mi deber c o m o primer jefe del batallón Canchis dar, por medio de este oficio, el parte que me corresponde sobre el combate del 2 2 de los corrientes, de la cuesta de los Anjeles i quebrada de Qniliuquilin, para que V. S¡ se digne elevarlo al señor coronel Comandaute Jeneral de la división. | Habiéndome reunido con el batallón de mi mando a la | división en el Alto de la Villa el 10 de los corrientes, concurrí el 18 con los demás jefes, después de la lista de diana, a la junta a que llamó en su alojamiento el señor ( J o m a n d a n r e J e n e r a 1. E l señor Comandante Jeneral manifestó que nos habia llamado para acordar entre los primeros jefes, los medios de defensa en los A n j e l e s ; pues con nuestra poca jente, sin caballería, artillería i escasas municiones, no podíamos emprender un ataque sobre el e n e m i g o ; pero que aplazaba el acuerdo para después, por un aviso que tenia de haberse desprendido de Arica una división sobre el enemig o , que se encontraba al frente, i confirmado tendríamos j que atacarlo con la división, sea cual fuere el resultado. El señor coronel dou César Choeatio, hizo presentí! a V . S. que el aviso a que se referia no se oponia a que se discutieran los medios de defensa que convenia adoptar: pues debiéramos aprovechar el tiempo i no perderlo, por I que quizá llegaría el caso de que el enemigo nos sorpren| diera desprevistos. Que importaba mucho acumular re1 cursos en los Anieles i que se procediera a pedir al pre; fecto 2 0 0 barriles vacíos, 2 0 pipas, 2,00') quintales de j forraje seco, bastante combustible, etc. El señor coronel Gamarra contestó que todo esto había pedido a la autoridad política i que de nada se le había proveído. El coronel Chocano replicó, que debia oficiarse de nuevo al prefecto i obtener contestación escrita para salvar la responj s.abilidad de la comandancia jeneral.

Después de hablar c o n V. S. i de haber c o n s e g u i d o unas cuantas muías en que trasportar los heridos que venían c o n m i g o , habiendo tenido un arriero la jenerosidad de c e d e r m e la muía en q u e estaba m o n t a d o , a v a n c é hasta Y a c a n g o a fin de depositar mis heridos en la ambulancia establecida en esc lugar, reunir los soldados de mi batallón que habían salvado i que llegaban dispersos a ese p u n t o , a c u y o efecto comisioné al tercer j e f e c o m a n d a n t e d o n José P. Portugal, quien se unió a mí en la p a m p a del | E n este estado espresé yo que debia. precederse ante Arrastrado, asociado de algunos señores oficíalos. ¡ todo al reconocimiento de la topografía de los Anjeles i Logré, en efecto, reunir algunos, i con ellos seguí en pos I sus flancos, hacerse estudios i levantarse trabajos de de la división hasta Torata i de allí a Ilubaya, adonde és- : defensa, a la posible brevedad, por que en momeutos de ta se encaminó después de una corta permanencia en la ; combate nada se podía hacer con bneu éxito i méuos coa plaza de aquel pueblo. • soldados modernos c o m o los nuestros. E n la m a r c h a desde Ilubaya hasta este pueblo, han E l señor Comandante J .moral me contestó, que no estac o n t i n u a d o uniéndoseme los oficiales i soldados de mi ba en el caso de marchar a esos puntos, a levantar trinchec u e r p o que han salvado en el c o m b a t e , anhelosos de c o n ras, ni que tenia jente con quién hacer esos trabajos. tinuar prestando sus servicios en la defensa de la patria. Insistiendo le hice presente, que por el lijero examen que D e manera que hoi cuenta el batallón 2 jefes, 27 oficiales I habia hecho de los A ó j e l e s a mi paso i por los informes i 118 individuos de tropa, el segundo i cuarto j e f e de mi que me habia dado el coronel Chocano, conocedor de! tercuerpo c o m a n d a n t e d o n Martin F l o r i sarjento m a y o r d o n reno, veía que el enemigo podia hacernos un ataque Apolinario H u r t a d o fueron heridos, q u e d a n d o el primero ! simultáneo a los Anjeles i sus flancos, en lo ' que creía que en Y a c a n g o i el segundo prisionero en poder de los c h i - : debia posesionarse a un batallón i levantar las trincheras, lenos. i Que en el flaneo izquierdo, es decir, Qniliuquilin, debia Los tenientes H o r a c i o Mazuelos, E x e q u i e l Medina i M e dardo Morante, fueron muertos en el c a m p o de batallla. E n el m i s m o dia del c o m b a t e , nuestras ambulancias de M o q u e g u a i Y a t a n g o recojieron 14 muertos i mas de 20 heridos, pertenecientes a mi batallón, i sé que en los dias posteriores se han recojido algunos mas i que hai en p o der del e n e m i g o u n n ú m e r o n o jiequeño de prisioneros. Espero que los jefes de las respectivas secciones de a m bulancias de M o q u e g u a i Torata, c u m p l i e n d o c o n su deber, pasarán a V. S. la relación de los heridos i muertos que ha tenido la división, a fin de que Y. S. p u e d a adquirir c o n o c i m i e n t o exacto sobre el particular. A l terminar este parte, creo cumplir un estricto deber de justicia, r e c o m e n d a n d o a la consideración de Y. S. el honroso c o m p o r t a m i e n t o que en el c o m b a t e del 21 han observado los jefes, oficiales e individuos de tropa del c u e r p o de mi m a n d o : todos han c u m p l i d o c o n su deber. Dios guarde a Y. S. J U L I O CIÍSAR

CHOCANO.

Al señor Coronel Comandante Jcneral de la primera división del segundo ejército del Sur.

colocarse mas j e n t e , por que era el mas vulnerable. V. S. dijo, que callaba, que no hablábanlas, i que yo siguiera ! con la palabra: de este modo concluyó la junta i no se volvió a reunir mas.

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j | | I '

A las 1.2 M. del 2 1 , vino el jefe de din, sárjente mayor don Francisco Salazar, a comunicarme la orden del jefe de Estado Mayor para que tuviera listo el batallón a la media hora, paia que hiciera marchar a Qiiilinquilin la mejor i mas fuerte compañía de mí cuerpo; la que desfiló al mando de su capitán don Tomas G. de la Torre i conducida por el jefe de Estado Mayor, teniente ; coronel don Simón Barriouuevo. ¡ A las 4 P. M. se oiau ya cañonazos i descargas de infantería por los Anjeles i nuestro flanco izquierd o : a la media hora caian balas en nuestro campa: mentó de! Arrastrado i le mandé algunas al señor Coman: dan te Jeneral con el capitán Tejada, contrayéndome con l los demás jefes, comandante d o n j u á n B. Barra i mayores | don Eujeuio Berrios i don Francisco Salaz a r a aumentar ; las municiones a la tropa i a ponerla en estado de com! bate.


CAPITULO

A las 5 А . М. vi que el señor Comandante Jeneral se dirijia a caballo a Quilinquilin, donde se batían las c o m ­ pañías del Canchis i G ranaderos i lo seguí también a c a ­ ballo basta el lugar donde a tiro de rifle se puso a examinar las posiciones de los enemigos, sus fuerzas i el valor heroico con que se batian nuestros soldados, con fuerzas infinitamente superiores en número i armas, de artillería i caballería. L a quebrada estaba nublada con el humo de las descargas i las balas silbaban a nuestro alrededor. En ese lugar se presentó a escape en su muía el arriero are­ qnipeño don Isidoro Carrasco i dio aviso, de que dos columnas enemigas, nos habían tomado ya por la quebra­ da la vanguardia i avanzaban a cortarnos por Y a c a n g o .

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SESTO.

la munición correspondiente a mi cuerpo logré que se salvara. Esta es la fiel i lijera relación de todo lo acontecido antes i después del referido combate, que me permito e s ­ presarla invocando el testimonio de los que han presen­ ciado los hechos mencionados. Dios guarde a V . S. MARTIN

ALVAREZ.

Al señor Teniente Coronel Jefe de Estado Mayor de la primera división del segundo ejército del Sur.

PREFECTURA

E l señor comandante jeneral me ordenó que regresara al campamento e hiciera poner sobre las armas los bata­ llones, los que encontré en ese estado i me dirijí al m i ó para hacerlo desfilar a la batalla, porque creí que esa fue­ ra la mente del jefe de la división; pues ignoraba que un Tejimiento fuerte de 1,200 ¡liazas, el Atacama, había tomado ya el cerro de Estnquiña que domina el flanco derecho de los Alíjeles. Emprendía la marcha al combate de acuerdo con los demás jefes i vi que se dirijia hacia mi cuerpo el Comandante Jeneral: salí a su encuentro i me ordenó que desfilara con mi batallón a Y a c a n g o : así lo hice en medio de las balas que nos dirijian los enemigos posicionados en Estnquiña. L a tropa conservaba su sereni­ dad i disciplina, manifestando su entusiasmo por el c o m ­ bate, no obstante que algunos de sus compañeros quedaban muertos o heridos en el camino, la gran confusión en que venian los soldados del batallón G ran, derrotado en los A ó j e l e s , i la multitud de paisanos i mujeres que les se­ gnian.

D E

LA

P R O VI N CI A

LI T O R A L

D E

MOQUEGUA.

Caramas, Marzo 27 de 1880. Señor Secretario: Sin embargo de que en cumplimiento de mi deber, he cuidado poner en conocimiento de S. E el Jefe Supremo de la República, por el digno órgano de V . S., cada uno de los acontecimientos, a medida que se han ido sucedien­ do desde el 25 de Febrero último, en que tuvo lugar el desembarque de las huestes chilenas en el puerto de P a ­ cocha, i las medidas que con tal motivo ha adoptado la prefectura en l a órbita de sus atribuciones, me permito hacer una relación circunstanciada de éstas i aquéllos, a fiu de que pueda formarse a ese respecto un juicio c o m ­ pleto. AI efecto, comunicado por el comandante militar del puerto de Paeocha, teniente coronel don Juan M. Cornejo, el arribo de 13 buques chilenos, por telegrama que recibí a las 11 A . M. del citado dia 25, i cuatro horas después, la llegada de tres buques mas i el desembarque de fuerzas de caballería por la piara denominada Calienta­Negros, que se halla a ocho cuadras al Sur de aquel puerto; los primeros pasos que inmediatamente dio la prefectura, fue­ ron trasmitir por telegrama esa noticia a ios prefectos de Tacna i Arequipa, publicar una proclama dirijida al pueblo,

Habiendo llegado con el batallón a Y a c a n g o i sabido la toma de los Alíjeles por el enemigo, recibí orden de hacer alto por conducto de usted i a poco de continuar la marcha a Ilubaya, de donde continuamos ese dia, a la vista del enemigo que nos seguía de cerca a Chuculay j poniendo en su conocimiento aquella invaeion i haciéndole con la división, sin haber tomado rancho todo el dia, un llamamiento patriótico para que se preparara a la d e ­ basta las S Р. M., hora en que se dio la ración de carne a | fensa; i a fin de que ésta se efectuara con mejor éxito, se cada individuo. dispuso la organización de una columna de l a j e ó t e de! lu­ E n dicho punto de Chuculay, fui nombrado por el se­ gar, eiicomendáiidoía a los coroneles don Ignacio S o m o ­ ñor Comandante Jeneral, jefe de la línea, para que todos curcie i don Manuel Mori Ortiz, que. se hallaban de tránsi­ los jefes de cuerpos i el del Estado Mayor se pusieran to, quienes ofrecieron espontáneamente sus servicios, con bajo mis órdenes. Creo haber cumplido con mi deber en I cuyo objeto se publicó un bando para que en el dia se ese importante servicio, adoptando todas las medidas c o n ­ presentaran en la plaza todos los vecinos que tuvieren venientes para la segura i c ó m o d a marcha de la división. armas. Los 100 valientes de mi batallón que marcharon al EL vecindario acudió entusiasta al llamamiento, pero des­ combate han sucumbido o desaparecido, entre muertos, graciadamente se hallaba desarmado, por cuya razón no heridos i prisioneros. El úuico que ha salvado es el | tuvo lugar la formación de dicha columna, pues aun cuan­ sárjente 1 . ° T o m a s Arteaga que se ha unido al ba­ do pedia armas a la autoridad, ésta no ios tenia ni podía tallen con su rifle i con el de su hermano Narciso esperarías de ninguna otra parte, en razón de que habién­ muerto a su lado. Entre los primeros se encuentran, se­ dolas solicitado días antes del señor prefecto de Arequipa gún avisos, los valientes tenientes don Manuel Caro, s u b ­ ! i del señor contra­almirante Jeneral eu Jefe del primer tenientes don Belisario Macntela, i don Enrique Aparicio. I ejército del Sur, aquél contestó no tenerlas, i éste solo re­ Prisionero i herido el sarjento mayor don Eujeuio Berrios mitió .140 rifles que sirvieron para completar el a r m a m e n ­ i el capitán don Tomas G . de Latorre. También fueron ! to del batallón Giau. muertos a balazos al bajar la quebrada, llevando m u n i ­ Los señores coroneles don Manuel Veíanle i don Andrés ciones, los arrieros Evaristo Torres, Manuel G uevara i 6 i G ainarra, que por la coincidencia de nombramientos de muías, de don Luis Valencia 2, de don Manuel Valdivia | que V. ü. tiene conocimiento, ambos iavesfiau el carácter 2, de don Calixto Carpin 1 i de don Manuel Salas otras. 1 de Comandantes Jenovales de la división, de la que sola Cuantos vieron el arrojo, valor i heroísmo con que se ha batido la compañía del Canchis que habiéndosele aca­ bado sus municiones cargó a la bayoneta, estrellándose contra el número i armas de toda clase, han admirado la bravura de ellos. Han sido testigos de esa heroica acción los de la columna de Jendarmes, el coronel Somocurcie i otros muchos. Esos valientes, con su comportamiento han merecido ¡¡¡en de la patria i de! Supremo G obierno., i cumplo con el •'•eocr de recomendarlos, para que se atienda a sus esposas, lujos i familia. En la víspera del combate sobe el jefe de E ­ í u d o Mayor Ч '*' 'Ш batallón tenia 300 plazas disponibles, con rifles de Hvmmirton. rearJur ¡nstrücctot! i buena d i m n S m a . Toda 1

i existían en Moqnogua. los batallones G ranaderos del C u z ­ ; co i G ran, informados d<*l meucionado desembarque, deter­ í minaron bajarse con esos cuerpos ai Alto del Conde, ha­ biendo verificado su marcha el primero a las 0 P. M. del mencionado día, con los G ranaderos i el Escuadrón de J e n ­ | darme.*, ai que mandé para que hiciera el servicie de avanzadas, poniéndolo a disposición del coronel G ainarra, quien veiih'eó su marcha al día siguiente con el batallón , G ran. :

1

'.

interrumpida la comunicación íe'cgráiieu cou Pucociía, desde las 4 P. M. del 25, despaché tres espresos ¡tara qne por d¡ferentes direcciones marcharan a aquel puerto, c­.m el (tu de conocer ios movimientos del enemigo i .­u nú­


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GUERRA

D E L PACIFICO.

A las 6 A . M. del 26, el comandante militar C o r n e j o , t e legrafió del Hospicio, avisando haberse retirado allí con la guarnición de 18 hombres que tuvo en Pacocha, por h a ber destacado el enemigo sus avanzadas hasta las Lomas. E n los días, del el 26 al 2 8 , se organizaron partidas de nacionales montados, de los pagos de Samegua, Charsago i Estuqniña, para que ayudaran a hacer el serviciode vijilancia. Con dichas partidas se estableció avanzadas en los altos de terrones i de laderas, para cuidar los dos caminos qne vienen de P a c o c h a : se comisionó también al injeniero clon Gaspar Zapata, para que inutilizara la línea férrea en diferentes puntos de las laderas i la entrada al valle, i al coronel don Ignacio Somocurcio, para qne destruyera la tornamesa i cambios de la estación d é l a V i l l a i para qne sacara las piezas mas necesarias de una de las máquinas que se hallaba en dicha estación i las ocultara, cuyas comisiones se desempeñaron inmediatamente. Los tres comisionados que se despacharon con el fin de obtener datos del e n e m i g o / l o m i s m o que un oficial m a n dado del Hospicio por el comandante militar Cornejo, con el propio objeto, no proporcionaron ningún dato positivo, porque no pudieron penetrar al puerto, en razón de hallarse colocadas las avanzadas chilenas en todas direcciones; i solo refiriéndose al dicho de otros, dijeron que los buques enemigos en el referido puerto eran veinte, que la jente desembarcada i que se hallaba acampada en el pueblo i en varios puntos de la pampa alta, era mucha i se calculaba su número en 18,000 hombres. E n los dias d e l 28 d e Febrero al 4 d e Marzo, las a v a n zadas chilenas adelantaban c o n frecuencia hasta el H o s picio, haciéndose por nuestra parte el m e j o r servicio posible d e vijilancia; i c o m o en este último dia avanzaron a las laderas d o n d e se encontraba el aparato telegráfico, se trasladó éste a las estación del C o n d e A las 8 P. M. del m i s m o dia, se retiró el batallón Grau al A l t o d e la Villa, i a las 8 A . M. del siguiente, el batallón Granaderos d e l Cuzco, al colejio d e la Libertad, su antiguo cuartel, h a b i e n d o dejado una c o m p a ñ í a en la h a cienda de Orno para resguardar el c a m i n o de ese paso, q u e d a n d o a m b o s cuerpos al m a n d o d e l coronel Gamarra por haberse m a r c h a d o al cuartel jeneral, el dia anterior, el coronel Velarde. A las 11 A . M. del 5 del actual, se telegrafió del C o n d e , avisando q u e se presentaban a la vista 20 h o m b r e s i p o co después que m a y o r fuerza avanzaba al valle, c o r t á n d o se en seguida la c o m u n i c a c i ó n telegráfica. Estos h e c h o s los participé en el acto a los señores prefectos d e T a c n a i Arequipa, por espresos que h i c e al c o m a n d a n t e militar d e L o c u m b a i al telegrafista de Miraflores, a fin d e q u e d e estos p u n t o s hicieran los telegramas respectivos. E n este estado i siendo las 4 P. M. principiaron a entrar a la c i u d a d algunos soldados dispersos del escuadrón J e n d a r m e s , lo que p r o d u j o naturalmente gran alarma, i desde l u e g o dispuse q u e u n o d e los ayudantes d e esta prefectura los reuniera en su cuartel, verificado lo cual i c o m prendiendo q u e esa dispersión procedía d e la falta d e c o m p e t e n c i a del j e f e , q u e lo era el c o m a n d a n t e d o n Francisco Cantuarias, oi'dené q u e se instruyera el sumario criminal correspondiente, n o m b r á n d o s e al efecto al t e niente coronel d o n J o s é Luis Torres, j u e z fiscal para d i c h o j u i c i o , i encargué del m a n d o del escuadrón al c o m a n d a n t e d o n José Manuel J i m é n e z , j e f e q u e merece especial r e c o m e n d a c i ó n p o r su serenidad, Valor i disposiciones militares. E n c a r g a d o Jiménez del m a n d o del escuadrón J e n d a r mes, c o m p u e s t o d e 60 h o m b r e s , se constituyó en el valle desde la mañana del 6 i distribuyó su servicio d e avanzadas hasta las laderas, en d i c h o dia se aprehendió a u n chileno José U r b i n a q u e habia v e n i d o desde Pisagua en la espedicion invasora; i por el e x a m e n q u e d e él se h i z o , se vino en c o n o c i m i e n t o q u e las fuerzas enemigas se c o m ponían d e 10,000 h o m b r e s mas o m e n o s d e infantería, 900 de caballería i m u c h a s piezas d e artillería, i que h a bían c o m p u e s t o d o s máquinas del ferrocarril, c u y o s acer-

tos guardaban c o n f o r m i d a d c o n los datos q u e suministraban los diferentes comisionados d e la prefectura m a n d a d o s a observar al e n e m i g o . A las 5 P. M. del 8 adelantaron al valle, según parte del c o m a n d a n t e J i m é n e z , 100 h o m b r e s de caballería i una m á q u i n a del ferrocarril, i en seguida las caballadas c o m puestas d e mas de 1,000 caballos, q u e entraron a forraj e a r a las haciendas d e V i ñ a d e d o n R e y n a l d o Velez i d o n J o s é Zeballos, q u e se hallaban c o n la c o s e c h a para recojerse. D e s d e ese dia siguió la desvastacion d e las haciendas del valle d e M o q u e g u a , q u e habia principiado c o n la de caña d e Loreto del valle d e l i o de la p r o p i e d a d del señor Artieda. E n los dias subsiguientes hasta el 13, h u b i e r o n frecuentes tiroteos, i el 14 se trabó un c o m b a t e d e hora i media entre una gran avanzada e n e m i g a c o n el esc u a d r ó n Jendarmes i la c o l u m n a d e policía q u e m a n d é a protejer a éste, en el que p o r nuestra parte solo murieron un h o m b r e i un caballo, i otro caballo herido, h a biéndose calculado los muertos del e n e m i g o en 8 a 10 hombres. El 15 avanzó el e n e m i g o del C o n d e a San José en circunstancias q u e el escuadrón J e n d a r m e s c u y o a r m a m e n t o es de S u y d e r en su m a y o r parte, Minié i Chassepot se hallaban casi sin municiones, situación difícil q u e p u d o salvarse c o n un c a j ó n d e m u n i c i o n e s del primer sistema que se e n c o n t r ó en el parque del batallón Grau i c o n algunos tiros q u e se recojieron d e particulares, d e los otros sistemas. E n los dias 16 i 17, numerosas avanzadas enemigas adelantaron a Orno, c o n las que las fuerzas d e policía sostuvieron constantes tiroteos. E n la n o c h e d e este ú l t i m o d i a so recibió u n aviso de L o c u m b a , de q u e ingresaban a ese lugar fuerzas de Tacna, c o n c u y o m o t i v o el coronel d o n I g n a cio S o m o c u r c i o se ofreció c o n toda espontaneidad para marchar a ese p u n t o a ponerse d e acuerdo c o n el jefe de aquellas fuerzas, c u y a c o m i s i ó n se le confirió, llevando instrucciones del C o m a n d a n t e Jeneral: verificada la c o misión, esponiéndose a ser t o m a d o p o r el e n e m i g o , resultó q u e aquellas fuerzas eran solo 80 h o m b r e s d e caballería boliviana q u e vijilaban esos puntos. E n el m i s m o dia persuadido d e que el e n e m i g o avanzaba a M o q u e g u a , sin poderlo evitar por su m a y o r n ú m e r o , i por c u y a razón el C o m a n d a n t e Jeneral a c o r d ó hacer la resistencia en los A n j e l e s , se dispuso la organización d e la guardia urbana, c o m p u e s t a d e la colonia italiana i demás estranjeros, i se p u b l i c ó un decreto prefectural para que todos los empleados se retirasen a Torata, así c o m o los vecinos q u e p u diesen hacerlo, llevándose c o n s i g o los objetos i recursos q u e habría d e utilizar el e n e m i g o . El 18 permaneció el e n e m i g o en Orno i el 19, a las 11 A . M., e m p r e n d i ó su m a r c h a sobre M o q u e g u a c o n tres divisiones, desde c u y a hora el escuadrón i c o l u m n a Jendarmes, siempre a la vista del e n e m i g o , sostuvieron un fuerte tiroteo hasta las 6 P. M . q u e se retiraron, dejando a éste en la p a m p a del Pedregal, a una milla d e M o q u e gua, después d e haber c o n s u m i d o casi d e l t o d o sus m u niciones. C o n este m o t i v o , d e t e r m i n é retirarme c o n dichas fuerzas a Saneara, d o n d e permanecí hasta la madrugada del dia siguiente, q u e m e trasladé a Y a c a n g o , disponiendo q u e el esuadron J e n d a r m e s q u e se hallaba en rnui mal estado por el riguroso servicio d e veinte i tantos dias al frente del e n e m i g o , se pasara a Torata a que forrajeara la caballada i descansara la j e n t e . E n la misma n o c h e la división que aun permanecía hasta entonces en la Villa, i que constaba d e los batallones Grau, Granaderos del Cuzco, Canas i Canchis, se retiró p o r escalones al campamento d e los A n j e l e s . El 21 a las 10 A. M. los vecinos d e S a m e g u a tomaron 1 oficial i 4 soldados chilenos en el p u n t o de Saneara, los q u e presentados a la prefectura fueron examinados, i por ellos se s u p o q u e el n ú m e r o d e la fuerza enemiga existente en M o q u e g u a era 3,000 h o m b r o s d e infantería, 900


CAPITULO

SESTO.

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de caballería, 6 piezas d e artillería d e montaña, 8 v o l a n tes i 2 ametralladoras, c u y o s prisioneros p o r precaución remití al señor prefecto d e Arequipa. A las 5 A . i\í. d e l 22, hallándose el batallón Grau s i tuado e n los Anjeles, la c o l u m n a J e n d a r m e s i d o s c o m p a ñías, u n a d e l batallón Canchis i otra de Granaderos en el flanco de Saneara, i el resto d e la división e n la p a m p a del Arrastrado, atacó el e n e m i g o p o r aquel flanco i h a llándose trabado el c o m b a t e , fueron sorprendidos los d e los Anjeles p o r una fuerza enemiga q u e d o m i n ó esa posición, l o g r a n d o subir p o r el lado d e Estuquiña, lo q u e dio por resultado, q u e el batallón Grau quedase casi e n c u a dro, c o m o también la c o l u m n a i las d o s compañías m e n cionadas, retirándose e n su c o n s e c u e n c i a el resto de la división al A l t o d e Ilubaya, d e d o n d e en el m i s m o d i a c o n t i n u ó su marcha a este lugar p o r la v i a d e Chilligua.

u n a fortaleza natural reputada inespugnable p o r los m i s m o s q u e la defendían. L a fácil victoria del 22 f u é la consecuencia d e aquel acto d e arrojo q u e introdujo el desorden e n las filas d e l e n e m i g o i p r o v o c ó su inmediata dispersión. Y. S. tuvo y a ocasión d e felicitar por ello a los jefes, oficiales i soldados d e l batallón A t a c a m a ; pero es j u s t o que a las felicitaciones d e Y . S. se agreguen las d e l G o bierno. Sírvase, pues, Y . S., trasmitirles las q u e y o le envió e n su n o m b r e ; c o n ello estoi. seguro interpretará fielmente los sentimientos del país q u e sigue c o n lejítima ansiedad las varias peripecias d e este gran h e c h o a c u y o éxito e s tán v i n c u l a d o s tan capitales intereses i q u e paga esos servicios eminentes c o n sus aplausos i su gratitud. E n n o m b r e , pues, d e la patria agradecida i del infrasLa prefectura, después d e haber dictado en Y a c a n g o i crito q u e se h o n r a d e ser intérprete d e sus colegas d e l G o b i e r n o i d e sus c o n c i u d a d a n o s , diga Y . S. a los jefes, Torata las órdenes convenientes para salvar algunos v í veres i m u n i c i o n e s i protejer la retirada, i d e haber d e s - oficiales i tropa d e l A t a c a m a q u e h a n m e r e c i d o bien del p a c h a d o la división d e l A l t o d e Ilubaya, se trasladó a este país, p o r q u e h a n c u m p l i d o n o b l e m e n t e c o n su deber." distrito p o r la via d e Otora. A l trascribir a V . S. tan satisfactoria c o m o honrosa nota, m e h a g o u n deber en asociarme en t o d o a los aplausos N o creo demás indicar q u e la prefectura h a p r o c u r a d o del señor Ministro i manifestar a V . S., i p o r su órgano al tener a la C o m a n d a n c i a Jeneral al corriente d e c u a n t o ella ha sabido respecto d e l enemigo, c o m u n i c á n d o l e i n m e d i a - I c u e r p o q u e tan d i g n a m e n t e manda, q u e su c o n d u c t a e n la j o r n a d a d e L o s Anjeles será ofrecida c o m o u n noble tamente cuantos avisos i partes telegráficos h a recibido: i q u e a u n c u a n d o antes n o ha p r o p o r c i o n a d o fondos a la e j e m p l o a t o d o el ejército, aunque estoi cierto q u e cada u n o d e los cuerpos q u e l o c o m p o n e n , sabrán ser d i g n o s división, p o r n o tenerlos, ésta h a sido bien sostenida c o n c o m p a ñ e r o s del glorioso A t a c a m a c u a n d o se les presente el r a n c h o q u e se le h a suministrado, c o n los víveres q u e la ocasión d e atacar al enemigo. se tenían del G o b i e r n o i c o n el g a n a d o i otros recursos que mediante la actividad d e l infatigable sub-prefecto d e D é s e en la orden del dia para q u e llegue a c o n o c i m i e n la provincia, se h a n o b t e n i d o de todos los distritos i e n to d e t o d o el ejército. especial del d e Caramas; d e tal suerte, q u e al soldado n o le h a faltado u n a libra de carne i una de arroz diarias, sal (Correspondencia de E L FERROCARRIL. ) i en m u c h a s ocasiones legumbres, h a b i e n d o entregado en Moquegua, Marzo 25 de 1880. este lugar a la C o m a n d a n c i a Jeneral, del único continjente que acaba d e recibirse para los gastos ordinarios d e l d e C o m o lo decia en mi anterior, la marcha sobre M o q u e partamento, 10,000 soles en billetes, para socorrer a la d i gua debia efectuarse el viernes 19. E n efecto, en la mañana visión, la q u e h a seguido su m a r c h a al distrito d e Órnate, de ese dia la división se ponia en movimiento por la línea adonde m e dirijo a fijar mi residencia, p o r ser un p u n t o férrea, yendo por los cerros las avanzadas que de cuando de mas fácil c o m u n i c a c i ó n . en cuando disparaban sobre vijías enemigos que hniau c o N o terminaré sin hacer una especial r e c o m e n d a c i ó n en m o pájaros. A vanguardia iba la compañía del Bnin, m a n favor d e los citados, sub-prefecto Tejada i c o m a n d a n t e dada por el capitau Rivera i 50 Cazadores, siguiendo el Jiménez, así c o m o del jefe d e la c o l u m n a Jendarmes, sárBúlnes, el A t a c a m a , la Artillería de montaña, el Santiago, jente m a y o r d o n Leónidas A s c o n a i comisario d e policía el 2. ° delíuea, la artillería de campaña i la caballería. L a don J u a n F. Crespo, quienes en sus respectivos puestos máquina con la ambulancia Valparaíso, víveres i forraje se han e n c o n t r a d o siempre a la altura de su deber, salcerraban la marcha a alguua distancia. vando cuantas dificultades se h a n presentado en la m u i E l jeneral Baquedano, el Jefe de Estado Mayor i sus difícil i penosa situación a q u e h e m o s estado reducidos al ayudantes iban por los cerros de la derecha, desde donde frente del e n e m i g o . dominaban el valle i encrucijadas vecinas. Dios guarde a Y . S.

Cerca de Orno se dio un corto descanso a la tropa que marchaba contentísima, queriendo todos ir a la vanguardia, esta vez le tocó el honor al Ruines, batallón que por su buen comportamiento se ha captado la simpatía de todos los jefes i que se ha hecho digno de todo aplauso. E n una altura mas al interior de Orno se alcanzó a disFelicitación al batallón Atacama; correspondencia tinguir la avanzada del enemigo que huia en dirección a los sobre el combate de los Anjeles. Anjeles, donde por unos chinos qne se interrogaron, se s u FELICITACIÓN AL BATALLÓN ATACAMA. po que se hallaba conceutrado el enemigo, fuerte en mas de 2,000 hombres i bajo el mando del coronel Gamarra. O R D E N D E L D I A 27. Siguió hasta San José i de ahí a Calaluna, líltima e s tación para llegar al A l t o de la V i l l a , estación de térEl señor Ministro d e la Guerra e n c a m p a ñ a , e n nota mino, i separada de la ciudad de Moquegua por el valle i fecha 25 del a c t u a l m e dice lo q u e sigue: el rio l i o que tiene su oríjen en las lagunas L o s Ojos i que "En la acción d e la m a d r u g a d a d e l 22 del presente, el arrastra actualmente un regular caudal de aguas. E n Calabatallón A t a c a m a trepó la inaccesible cuesta d e los A n luna se acampó a las oraciones, después de tomar el jeneral jeles c o n u n arrojo e intrepidez superior a toda p o n d e r a Baquedano todas las precauciones d e l caso, colocándose la ción. El j e f e m a r c h a b a a la cabeza d e la tropa, sus oficiaartillería sobre una emiuencia, el Búlnes cerca de la artiles le seguian rivalizando c o n él e n e n e r j í a , i los soldados, llería i avanguardia, i el Atacama por el flanco derecho d o dignos subalternos d e aquéllos, estimulados p o r el e j e m minando la cumbre. plo i por su propio patriotismo, l o secundaban c o n aquel mismo poderoso esfuerzo c o n q u e d o m i n ó el 2 d e N o DE CALALUNA A L ALTO D E L A VILLA. viembre las alturas d e Pisagua. A las 5. A . M. ya toda la división estaba lista para c o n Gracias principalmente a la audacia i temple vigoroso de alma de los bravos defensores d e l país, se t o m ó p o s e - tinuar el viaje que, c o m o el dia anterior, se hizo por el únisión en pocas horas i sin grandes pérdidas d e vidas, d e | co sendero posible, la línea férrea, i entre altas cumbres TOMAS

XXII.

LAISECA.


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G UE R E A

DEL

que dominan el valle, todo sembrado de viñedos i árboles frutales. Esta marcha, por una angosta via, donde la caballería solo podia caminar al paso a causa de los innumerables canales i acequias descubiertas que atraviesan la línea; donde la artillería de campaña necesitaba puentes para atravesar, puentes que se formaban con piedras por los pontoneros i los mismos artilleros i que en parte h a b i a q u e destruirlos en seguida para dar paso a la l o c o m o t o r a ; donde a la infantería solo le era posible avanzar en hileras, esta marcha juicio ser dificultosísima i peligrosa, tanto mas si se toma en cuenta que todo el angosto camino estaba cercado cou cierros de alambre i esjiesa arboledas, donde un enemigo intelijcnte se habría ocultado i hecho estragos sobre las •fuerzas, que podían diezmar a mansalva. Pero nada de esto sucedió, i la marcha se continuó cou toda fortuna, haciendo de cuando en cuando la tropa un corto descanso, que aprovechaba para refrescarse con riquísima uva que tenia en todas partes al alcance de su mano. Contando con todas las dificultades que antes he enumerado i temiendo, lo que era natural suponer, que el enem i g o aj>rovechara de ellas, el jeneral tomó todas las precauciones que en tales casos acouseja el arte de la guerra, recorriendo i vijilando todo con su Jefe de E s t a d o Mayor. L a oonrpañía del Buin i u n piquete de caballería iban de descubierta por las faldas i cimas de los cerros de la derecha; el A t a c a m a seguía a la descubierta por los l o majes, i por el centro, es decir por el c a m i n o férreo, m a r chaba el Santiago, artillería de campaña, Ruines i resto de la división.

PACIFICO.

Torata, otro p u n t o histórico d o n d e t u v o lugar la batalla de ese n o m b r e entre las fuerzas reales i las americanas.

j j j ¡ j

Nuestra división a c a m p ó en el A l t o de la Villa, a d o n d e c o n c l u y ó d e llegar a las 12.30 P. M., siguiendo el B ú l nes hacia M o q u e g u a , c u y a custodia se le confió. El Jefe de Estado Mayor, señor Martínez, a c o m p a ñ a d o d e sus ayudantes, se dirijió antes que t o d o s al p u e b l o de M o q u e g u a , a las 10 A. M., t o m a n d o posesión d e él a n o m b r e de Chile. E n la ciudad n o habia n i n g u n a autoridad peruana, i la custodia i o r d e n d e la c i u d a d habia sido confiada por el fujitivo prefecto a u n a c o m i s i ó n de estranjeros, italianos casi en su totalidad, presidida por el señor Lavarello i de la que era secretario el señor Ó. Minuto. T a n luego c o m o llegó el Búlnes, su c o m a n d a n t e señor Echeverría ordenó recorriesen la p o b l a c i ó n patrullas de 20 a 30 h o m b r e s al m a n d o de un oficial, a fin de evitar cualquier desorden i tranquilizar a los vecinos. E n el A l t o de la Villa estación de término, c o m o antes h e m o s d i c h o , del ferrocarril de Uo a M o q u e g u a , e n c o n tramos dos l o c o m o t o r a s , hv U o n ú m e r o .5 i la L o c u m b a n ú m e r o 6, u n b u e n n ú m e r o de carros para pasajeros i carga i u n estanque igual mas o m e n o s al de P o c o c h a i lleno de agua. L a L o c u m b a está c o n los calderos q u e m a d o s i a la í l o le faltan varias piezas q u e se espera e n c o n trar. E n uno de los cilindros de ésta última, que fué desarmado, se halló un buen n ú m e r o de piezas pequeñas i fierros, c o n el objeto, sin duda, de que una vez funcion a n d o se rompiera, c o m o ocurrió c o n uno do los de la Moquegua.

A p r o v e c h a n d o de los m o m e n t o s de descanso que se L a estación o c u p a una buena ostensión i posee muí daba a la tropa, nos dirijíamos por los 'cerros en cuyas i regulares edificios para máquinas, oficinas, etc. faldas hai varios edificios de mas o m e n o s importancia, j El alto es una planicie situada en la ribera Sur del rio n o t á n d o s e especialmente el que h a construido un señor U o que d o m i n a perfectamente el valle i se presta para Artieda, propietario de una de las mas estensas viñas, i formar una bonita población, c o m o se ha pretendido, peque es t o d o de piedra i ha costado algunos miles de soles. ro sin conseguirlo, desde 1877. Solo hai uno o dos edifiE n una de estas casas, d o n d e se hallaba apostado el cios que valgan la pena; el resto de la planicie está delie n e m i g o , se encontró una mesa servida i los guisos tibios neado i aun se ven cimientos en varios puntos, pero los todavía. N i siquiera se habían llevado el pan. m o q u e g n a n o s prefieren sus ruinosas ratoneras i sus inE n las paredes habia varias inscripciones i firmas, i las m u n d a s callejuelas a una ciudad m o d e r n a i bien venfechas escritas c o n carbón o lápiz atestiguaban que los tilada. peruanos habían estado allí el dia anterior i la m a ñ a n a EN MOQUEGUA. del 20. T a m b i é n habia coronas i banderolas que quizá Tan luego c o m o llegamos al A l t o de la Villa m e dirijí estaban dispuesta para celebrar nuestra derrota. a la ciudad de Moquegua, que desde la altura i antes de pasar el rio presenta el mas h e r m o s o i pintoresco aspecto, C o m o a m e d i a legua de Calaluna, el e n e m i g o habia la que quizá c o n t r i b u y e a que sea m a y o r la transición c u a n d o se la ve de cerca. Tiene, c o m o se dice, u n bonito quitado los rieles de un puente, teniendo el c u i d a d o de dejarlos a un lado i c o m o a veinte pasos las abrazaderas. lejos i nada mas. Este gran obstáculo fué luego salvado por el señor S t u D e s c e n d i e n d o al valle por un e m p i n a d o camino, el ven que c o n un carro de m a n o , material i operarios m a r único que c o m u n i c a M o q n o g u a c o n el A l t o de la Villa, c h a b a adelante revisando la via. I se atraviesa el rio i se c o m i e n z a a ascender por otro calleA l llegar al rio e n c o n t r a m o s también destruido en i j o n i n m u n d o , tortuoso i lleno de pantanos i basurales; i, lo repito, esta es la única via do c o m u n i c a c i ó n a través parte ol jiuente del río Uo, c u y a c o m p o s t u r a d e m a n d a b a mas tiempo. El coronel A n í b a l C h o c a n o habia h e c h o sa- : del valle, que es h e r m o s í s i m o i cubierto de vides, narancar los rieles i c o m e n z a r la destrucción del puente, q u e | j o s , duraznos, c h i r i m o y o s , paltos, plátanos i verdes alfaln o tuvieron tiempo de efectuar. Contra esta determina- ; fares, a u n q u e n o perfectamente cultivados ni cuidados. Moquegua, capital de la provincia de su nombre, está ción estaba el prefecto de M o q u e g u a i la m a y o r í a de la I | situada e¡i una falda de mucho declive, aunque su área es colonia estranjera. N o siendo posible el paso del rio para la artillería d e esteusa, es una ciudad miserable c o m o edificios, como cacampaña, ésta so abrió un c a m i n o a travos do los tapiales • lies, c o m o a s e ! , por su aspecto jeneral: es uu muladar rmfué algo, i cercos, por d o n d e p u d o llegar sin otros inconvenientes : noso. Tal vez medio siglo atrás en lio tempere, pues aun quedan ¡as ruinas de la Matriz, San Francisco i al A l t o de la Villa. La infantería pasó el rio i siguió jjor ¡ Santo D o m i n g o (que ahora hace de iglesia parroquial) que la via férrea hasta el m i s m o puente antes i n d i c a d o . A p e n a s llegados a las alturas, el e n e m i g o so retiraba a j atestiguan cierto esplendor. Estos tres edificios son de pietodo escape j>or la cuesta de los Alíjeles para atrinche- dra, pero de una piedra porosa i ¡le una arquitectura nada rarse en aquel histórico lugar, considerado c o m o ines- vulgar. pugnable por Jos peruanos, i con sobrada razón, pues allí Moquegn existe desde los tiempos de los Incas i fué un m i s m o el revolucionario Piérola, hoi D i c t a d o r del Perú, rico i poblado asiento, espnesto sí a los sacudimientos de so sostuvo con p o c o mas de .'500 h o m b r e s contra fuerzas l i o n a que cu varias ocasiones casi la hau destruido por diez veces superiores joor espacio de meses, i solo fué ¡ completo. Reedificada cu 1005 después de un gran terrev e n c i d o c u a n d o Montero, que venia do P u n o , lo d e r r o t ó , ; m o t o , fué destruida en 1715, i visitada desjmes por ci eslio en la misma cuesta de los Alíjeles, sino m¡is allá de pantoso sacudimiento de 18 de Setiembre do 1833, por el


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CAPITULO

de A g o s t o de 1808 i por el de 1877, que no lian dejado ningún edificio en buen estado, i qne han hecho de esta ciudad un hacinamiento de ruinas, pintadas con cal rojiza, i digo esto porque no hai casa ni casucho que no esté pintado de un rojo color ladrillo. Sus calles son angostísimas i mal pavimentadas o sin mas pavimento que tierra i basuras. E n las que bajan de Norte a Sur hacia el valle, corre por el centro una acequiecilla de un decímetro de ancho, que arrastra una pequeña cantidad de agua, i no siempre, i a las que se arrojan todas las i n mundicias de las casas, lo que hace se respire un aire pestilencial, nauseabundo i causa, sin dnda, de muchas enfermedades, especialmente de la terciana, qne parece ha sentado su trono en este pueblo, dejado verdaderamente de la mano de Dios i también de los hombres.

Cuando llegamos con el capitán Urcnllu i el ayudante Belisario Zelaya, nos llamó la atención la gran cantidad de banderas italianas al frente de casi todas las casas, en muchas de las cuales so. alcanzaban a percibir unas italianas negras c o m o la noche, de gruesos labios i cuerpo vellón. En las puertas se veía este letrero: Casa italiana, en caracteres negros i salidos todos de Ja m i s m a fábrica. Los hijos del Celeste Imperio, no queriendo quedarse atrás, habian euarbolado también una especie de pendón triangular de color amarillo o rosado, orlado de flecos i estampados, poniendo también su respectivo letrero: Casa Asiática, que algunos escribían Cuso As'ictico, i hubo m i o que puso Caca Asíctico. El comercio italiano en su totalidad tenia sus puertas abiertas, i al atravesar algunas calles, enjambres de mujeres agrupadas en las puertas o ventanas se apresuraban a o c u l tarse cerrando éstas i aquéllas i manifestando gran pavor. Los señores peruanos, es decir los jefes i hombres a c o m o dados, habian hecho creer a todos esos infelices que los chilenos eran unos vándalos, una horda de bárbaros que . todo quemaban i destruían sin respetar nada ni anadie. ! Llamónos también la atención la ambulancia peruana. Cada uno de sus miembros, tal vez para hacer arrancar al diablo, llevaba mas cruces que una procesión. Cruz en el I sombrero, cruces en las solapas, cruz en la falda de la g o r ra i c o m o no tenían donde ponerse mas, llevaban todavía una bandera blanca con cruz roja. En verdad que al ver esto no se puede menos de pensar en el ridículo que hace de una tan noble c o m o humanitaria institución que en esta tierra se ha cambiado en una especie de albergue, por no decir otra cosa. Es cierto que entre los ambulantes peruanos, cuyo presidente es el o x preí'ecto, babia algunas honrosas escopciones, lo qne me es grato hacer constar.

SESTO.

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D u r a n t e el dia de hoi los ayudantes de c a m p o i de Estado Mayor, bajo las órdenes del teniente coronel Martinez hicieron reconocimientos en distintas direcciones, a fin de poder emprender el ataque de la formidable fortaleza de los A n j e l e s , situada en la cima de la cuesta i p r o tejida por gruesos atrincheramientos de piedra i por la fragosidad del terreno, i hallar u n c a m i n o para nuestra artillería por entre un d é d a l o de tapias, enramadas i quebradas. Estos trabajos se prosiguieron durante el dia 21, en que el jeneral B a q u e d a n o i su Jefe de Estado Mayor acordaron el plan de ataque que debia darnos la victoria del dia siguiente. Y a el capitán Zelaya i el capitán Munizaga, de injenieros, habian abierto u n paso para la artillería i t o d o estaba listo para emprender la acción, habiéndose d a d o a los jefes de cuerpo las órdenes del caso i reinando en la ciudad cierta ansiedad i en el c a m p a m e n t o el anhelo de empeñar cuanto antes el c o m b a t e que debia traer el triunfo.. SORPRESA

A

LA

CABALLERÍA.

El rejimiento de Cazadores, m a n d a d o por su segundo j e f e c o m a n d a n t e Feliciano Echeverría, se había a c a m p a d o en unos potrerillos situados al Oriente de M o q u e g u a , d o n d e los caballos tenían pasto i agua en abundancia. T e m e r o s o de poder ser sorprendido por el enemigo, el c o mandante t o m ó todas las precauciones apostando avanzadas i h a c i e n d o rondar el c a m p a m e n t o por patrullas. C o m o a las 2 A . M. se dejó oir una descarga do los puestos avanzados. Era sin d u d a el e n e m i g o que, c o n o c e dor de nuestros movimientos, trataba de sorprender n u e s tra caballería, introducir la confusion en su c a m p a m e n t o i ver m o d o de espantar i hacer huir los caballos. I n m e d i a t a m e n t e que se sintieron las detonaciones, el c o m a n d a n t e Echeverría ordenó ensillar; pero no había trascurrido un m i n u t o c u a n d o un v i v o i nutrido fuego de fusilería rodeó por tres lados el c a m p a m e n t o de los Cazadores, al m i s m o tiempo que los enemigos en n ú m e r o de mas de 100, salvaban las pircas i atacaban c o n furia. E n esos m o m e n t o s se ordenó a la tropa batirse en retirada i atrincherarse detrás^de las tapias a fin de rechazar al enemigo, lo que se consiguió al cabo do diez minutos. D e n t r o del m i s m o c a m p a m e n t o se encontró muerto u n o de los asaltantes, d e b i e n d o resultar también algunos h e ridos por las huellas de sangre que dejaron en el c a m i n o . D e los nuestros h u b o tres muertos: cabo 2. ° Miguel Torres, de un bayonetazo; soldados: Alfredo Delaunay i Candelario Aliaga. H e r i d o s : Manuel Jara i Ventura Muñoz, que murió dos dias después en la ambulancia, de un balazo en el vientre. Dadas las condiciones del c a m p a m e n t o , la oscuridad de la n o c h e , las ventajas del e n e m i g o c o n o c e d o r del terE n la noche, la colonia estranjera, reprensentada por reno i la presteza c o n que ejecutó el asalto, era de preuna comisión de comerciantes i qne presidia el subdito itasumir que la sorpresa hubiera sido de mayores c o n s e liano don Felipe Lavarello, celebraba nua reunión, a que I cuencias; pero gracias al esfuerzo i serenidad de oficiales asistía el señor Arístides Martínez, Jefe de Estado Mayor j i soldados, el e n e m i g o fué luego rechazado, h a c i é n d o n o s i el capitán Urcnllu. I 4 muertos i 1 herido i m a t á n d o n o s 7 caballos. En esta asamblea se trató de ios intereses i seguridad E n su retirada, el enemigo so encontró c o n la retaguarde la población, estando ya obtenida la última con la predia del A t a c a m a que le hizo huir mas que de prisa. sencia del Búlnes. Los señores Lavarello, Auselmi i Minuto, defendieron con tesón los intereses de la colonia italiana C O M B A T E D E LOS Á N J E L E S . — V I C T O R I A D E LOS C H I L E N O S . — • qne, por supuesto, en nada eran atacados. C o m o se pidiera SE P E R S I G U E A L E N E M I G O H A S T A M A S A L L Á D E T O R A T A . una contribución de guerra consistente en harina i tabuco A las 7 P. M. del 21, siete compañías del 2. ° ele línea para la tropa, todos declararon que estos artículos no exisal m a n d o del teniente coronel señor Canto, el primer batían en la ciudad. tallón del Santiago m a n d a d o por d o n Lisandro Orrego, la Suscitóse una larga discusión sobre derecho internacio2. ^ compañía de la 3 . brigada ele artillería a las ó r nal, en la que el señor Martínez demostró cuan erróneas denes del m a y o r F u e n t e s i 300 hombres do caballería eran las creencias de la asamblea, sentando la cuestión cu (200 cazadores i 100 granaderos) mandados por el c o bases sólidas e incontestables. De esta discusión, concluida mandante Echeverría, salían de sus campamentos a las la cual se dio por terminada la reunión, no entro en detalles órdenes del coronel M u ñ o z , en dirección a S a m c g u a , lupor no creerlos oportunos ñ i q u e deban consignarse en el garejo distante c o m o dos leguas de M o q u e g u a , para atacar estrecho marco de una correspondencia. al e n e m i g o por su flanco i retaguardia izquierda; m i e n tras el Atacama lo hacia por el flanco derecho, subiendo 53


GUERRA

44S

DEL

p o r una empinada cuchilla, seguido a retaguardia i por otro cerro, por una parte del Búlnes i una c o m p a ñ í a de guerrilla del Santiago; el Búlnes i el resto de la caballería marchaban mas tarde de frente protejidos por los fuegos de la artillería. Dos c o m p a ñ í a s del Santiago atacaron también por el ala izquierda. C o m o a las 5,30 A . M. del 22, se sintió un sostenido fuego por el lado de Tumilaca. Era la división M u ñ o z q u e al despuntar la aurora se encontraba en la quebrada q u e d o m i n a el cerro de Tumilaca, por el flanco d e r e c h o de las posiciones enemigas, i se batia c o n las fuerzas peruanas parapetadas en la c u m b r e . L a división M u ñ o z que se adelantó por un c a m i n o i n fernal quebrado i lleno de peligros, llegó a la quebrada m e n c i o n a d a c o n u n cierto retardo d e b i d o a q u e los p e ruanos habian achaflanado en cierta parte el c a m i n o , de manera de hacer perder la pista. El guia, c r e y é n d o s e estraviado, tardó m u c h o en cerciorarse de lo que ocurría, i de ahí una pequeña demora. C o m o decía, al aclarar la división se encontraba en el f o n d o de la quebrada, espuesta a los fuegos del e n e m i g o . E n t o n c e s se ejecutó un atrevido m o v i m i e n t o . La artillería subió a la c u m b r e contraria protejida por la infantería, i una vez q u e t o m ó su c o l o c a c i ó n en m e d i o de los fuegos enemigos, c o n sus certeros disparos permitió avanzar a la infantería por el cerro, si n o m e engaño, del S o m b r e r o , d o n d e el c o m a n d a n t e del 2. ° señor Estanislao del Canto, c o n un valor i serenidad que todos elojian, h i z o q u e su j e n t e derrotara al e n e m i g o después de 5 horas de c o m b a te, i de una carga a la bayoneta ejecutada al toque de calacuerda por la banda d e música i que i n t r o d u j o el p á n i c o en el e n e m i g o , que huía despavorido hacia Torata, perseguido por el 2. ° i el Santiago.

El A t a c a m a , que por su parte había trepado la c i m a i t o m a d o al e n e m i g o por el flanco derecho, a retaguardia, t o m a b a también parte en esa caza al g a m o , que es c o m o puede llamarse la precipitada i veloz fuga del e n e m i g o , perseguido hasta Y a c a n g o por la caballería e infantería. El A t a c a m a r o m p i ó sus fuegos a las 6 A . M., mientras parte del Santiago i del Búlnes i caballería avanzaban por el centro, por el c a m i n o p ú b l i c o . A las 8 A . M. todas nuestras fuerzas se hallaban en la c u m b r e i c a m i n o d e Torata, llegando a Y a c a n g o a las 11.30 A . M., d o n d e se hizo alto i dióse descanso a la tropa, siguiendo un p i q u e te de Cazadores al m a n d o del alférez Ilabaca la p e r s e c u ción del e n e m i g o tres leguas mas allá de Torata, sin e n contrar a nadie. El Búlnes, que m a r c h a b a en seguida a vanguardia del segundo batallón del Santiago, siguió adelante hasta t o mar posesión del p u e b l o de Torata, cuya g u a r d a le fué confiada por el Jeneral en Jefe de la división e s p e d i c i o naria. U n a parte d e nuestra fuerza q u e d ó en Y a c a n g o hasta el amanecer del 23, regresando los demás a sus c a m p a mentos el dia de ayer en la tarde, i encontrándose todos de vuelta, c o n escepcion de una c o m p a ñ í a del Santiago, que quedó de guarnición en los Alíjeles, el dia 25. El bien c o m b i n a d o plan del Jeneral dio los resultados que eran de esperarse, i sin el retardo sufrido a causa d e las dificultades que h u b o en el c a m i n o recorrido p o r la división M u ñ o z , el e n e m i g o habria caido t o d o prisionero. Pero dígase lo que se quiera, el triunfo n o ha p o d i d o ser mas e s p l é n d i d o i el plan d e ataque m e j o r c o n c e b i d o , pues la toma de los Anjeles ha sido de un trascendental efecto para el Perú, que confiaba en que j a m á s el ejército c h i l e n o tomara posesión de esa fortaleza inaccesible. DIGAMOS

ALGO

DEL

ATACAMA.

A las 9 P. M. del d o m i n g o este bravo batallón salia a flanquear al enemigo, parapetado en la histórica famosa cuesta de los Anjeles, fortaleza inespugnable c u a n d o la

PACIFICO.

defienden h o m b r e s de valor, h a c i e n d o previamente los r e c o n o c i m i e n t o s del caso a fin de encontrar un sendero a través d e los potreros, tapiales i tupidas enramadas que cubren las faldas de los cerros. A las 11.30 P. M., el c o m a n d a n t e Martínez había c o n seguido salvar todos los obstáculos q u e se oponian al paso del batallón, valiéndose de palas i p i c o s c o n q u e alg u n o s soldados rompían.los cercos d e piedra, i llegaba a un c a m p o mas espedito, a los lomajes q u e c i r c u n d a n el cerro en que, c o n justicia, se creia hubieran apostadas avanzadas e n e m i g a s . M u n i c i o n a d a la tropa c o n 100 tiros por cabeza, se e m p r e n d i ó la ascensión del cerro a las 12 P. M. La segunda c o m p a ñ í a al m a n d o del teniente Rafael Torreblanca i bajo las inmediatas órdenes del c o m a n d a n t e Martínez, m a r c h a b a de descubierta, q u e d a n d o el resto del batallón a cargo del sarjento m a y o r señor Juan F r a n c i s c o Larrain Gandarillas, que debia seguir las huellas d e la segunda con 15 minutos de intervalo, hasta reunirse en un p u n t o d e signado de antemano. En estas circunstancias, el A t a c a m a fué sorprendido a retaguardia i a pocos pasos de distancia por un v i v o fueg o de fusilería, que, a causa de la oscuridad de la n o c h e i d e lo e m b o s c a d o del sitio, no podía apreciarse su p r o c e dencia, i que n o eran sino los soldados peruanos q u e trataron de sorprender nuestra caballería pocas horas antes. L o s disparos del e n e m i g o introdujeron cierta confusión entre los atácamenos, h a c i e n d o que algunos soldados de las d o s últimas c o m p a ñ í a s dispararan varios tiros contestando al fuego del oculto enemigo. H u b o un m o m e n t o en que las balas se cruzaban en todas direcciones, amenaz a n d o m u i de cerca a nuestros bravos atácamenos. Restablecida la calma i puesto en fuga el e n e m i g o , el c o m a n d a n t e Martínez o r d e n ó al m a y o r Larrain pusiese lo o c u r r i d o en c o n o c i m i e n t o del jeneral de división. El mayor Larrain regresó a las 3.30 A . M. c o n orden del jeneral Baq u e d a n o de n o alterar en nada la m a r c h a ordenada i con facultades para q u e el c o m a n d a n t e siguiera el sendero q u e creyera m e j o r , e m p r e n d i e n d o la m a r c h a a la hora que estimara conveniente. A las 4 A . M. del 22, el batallón c o n t i n u a b a su penosísima marcha, y e n d o l a s e g u n d a c o m p a ñ í a de descubiertapor el infernal c a m i n o de los lomajes o cuchillas, que solo cabras podrían remontar. A media cuadra' de la avanzada iba el resto del batallón, escalonadas las c o m p a ñ í a s por el flanco para protejerse m u t u a m e n t e , en el caso, por demas probable, de q u e el e n e m i g o , q u e seguramente tenia noticias de nuestros m o v i m i e n t o s c o m o mas tarde se corroboró, atacara a los valientes atácamenos en su peligroso ascenso. Con toda fortuna se llegó hasta la c o n j u n c i ó n de varios pequeños senderos o huellas, d o n d e todas las compañías se reunieron, m a r c h a n d o una en pos de otra i emprend i e n d o la subida mas atroz q u e p u e d a imajinarse; una ascención p o r aquellos desfiladeros, hasta entonces inaccesibles i que ni las aves habian hollado, q u e solo permitían a los soldados subir c o m o h o r m i g a s en una fila ten i e n d o que asegurarse c o n m a n o s i pies, i clavar sus yataganes para escalonar aquellas escabrosísimas i vertijinosas pendientes q u e a c a d a paso i a cada instante amenazaban despeñarlos al abismo. Cuanto se diga sobre esta ascensión seria una pálida i m á j e n por demás lejana de la realidad, de la verdad; i h e m o s p o d i d o inquirir que mas de una vez el p u n d o n o roso c o m a n d a n t e Martinez i sus d i g n o s oficiales estuvieron a p u n t o de perecer, ora por la falta d e respiración, ora por despeñarse o caer en aquellos precipicios. Pero todo se olvidaba, i oficiales i soldados subían aquel calvario espantoso, sino c o n la sonrisa en los labios, con el coraz ó n entero, el alma c o n m o v i d a por el patriotismo i pensando solo en dar a Chile n u e v o s dias d e gloria, nuevos laureles, n u e v o s triunfos. L o repito: para todo el m u n d o , para los peruanos mism o s , aquella subida es algo que no tiene igual en la his-


CAPITULO

toria i que deja m u i atrás a cnanto hasta el presente se haya dicho i h e c h o ; i cuando desde la ciudad ojos ansiosos miraban nna columna que se posesionaba de la altura, por muchas bocas femeninas vagó una sonrisa, creyendo que aquellos cóndores que dominaban la cima eran soldados peruanos que disparaban sobre las fuerzas chilenas, siendo qne solo los cóndores chilenos saben pararse en las mas altas cúspides del iumenso A n d e s . I esos ojos i esos labios antes risueños i rosados, tornáronse en breve en tristes i pálidos, i aquel enjambre de mujeres que de balcones i ventanas contemplaban alegres i parleras la acción, seguras de nuestra derrota, se refujiaban despavoridas en sus mas recónditos nidos, sin volver a m o s trarse.

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SESTO.

d o n d e fueron puestos en fuga p o r el 2. ° i el primer b a tallón d e l Santiago. L a cantinera Carmen V i l c h e s fué u n e j e m p l o d e valor, trepando c o n los atácamenos, la e m p i n a d a cuchilla i h a c i e n d o fuego sobre el e n e m i g o c o n su rifle c o m o cualquier soldado.

XXIII. Versión peruana del combate de los Anjeles. (NACIONAL

de Lima del 31 de Marzo.)

A las 3 P. M. ha llegado hoi el vapor Ayacuc/w, procedente de Valparaíso i puertos intermedios. Si no imposible, difícil seria espresar los inauditos o b s Hasta el momento en qne dirijimos a U d . la presente táculos qne fué necesario vencer, así c o m o el entusiasmo carta, no hemos recibido dato alguno directo, acerca de los i euerjía con que tropa i oficiales escalaban la cima, apesar graves i trascendentales sucesos de qne nos hablan pasajede las fatigas i crudos sufrimientos que soportaban con ros venidos de Quilca. heroico entoicismo, i de los que, gracias a su denuedo, saDicen estos, que en la tarde del 21 fuerzas enemigas en lieron airosos. número considerable, empeñaron un combate con la d i v i Las primeras compañías i mas tarde el batallón, casi sión Gamarra que desde hace algunos (lias se habia situaen su totalidad, llegaron así a dominar los primeros atrin- do en la importantísima posesión de los Anjeles. cheramientos del enemigo por su flanco derecho. E l éxito de este encuentro refiérennos que fué adverso a Después de un nutrido fuego de fusilería, que comenzó nuestra cansa; pues a poco de qne la o las divisiones enec o m o a las 6.30 A . M. para terminar cerca de las 8 A . M., migas hicieron uso de su artillería, que habían consedeseando economizar las municiones i aprovechando de guido colocar en nna altura dominante a la de los Anjeles, la situación aflictiva de los contrarios hostigados a la vez nuestras tropas tuvieron que retirarse emprendiendo c a m i por ambos flancos, el comandante Martínez ordenó tocar no sobre Arequipa. a la carga, lo que los atácamenos ejecutaron al varonil i Quien quiera que conozca la topografía de ese lugar, dado entusiasta grito de ¡ V i v a Chile! lanzándose con todo e m el caso de que fuera exacto que la división Gamarra hubiepuje sobre las gruesas trincheras i consiguiendo desalojar se realmente ocupado la posición qne se le designó, tendrá de una en nna al enemigo que huía despavorido ante el que dudar de la veracidad de la noticia, en cuanto al hecho arrojo entusiasta de nuestros bravos, hasta qne se llegó que se dice realizado, de que los enemigos, sin resistencia, a la trinchera que enfrenta al camino que del A l t o de la hubiesen ocupado nna posición ventajosa llevando hasta Villa lleva a los Alíjeles i Torata. ella artillería de grueso calibre de que dicen estaba p r o Allí se ordenó cesar el fuego, i el c a b o de la 2. * c o m visto el ejército invasor. pañía Belisario Martínez, enarbolaba nuestro glorioso Para esplicarlo, refiérese, sin embargo, que a ello dio pabellón en lo mas alto de la trinchera, a fin de que fuese lugar el desacuerdo en que por cansas todavía ocultas se visto por la artillería para q u e suspendiera sus certeros encontraban el coronel Gamarra, Comadante Jeneral de fuegos, gracias a los cuales p u d o obrar c o n mas seguridad división, i el coronel Camacho, antiguo prefecto de M o q u e nuestra infantería i q u e , sin este valioso ausilio, gran gua. parte d e ella, la q u e se encontraba sobre el flanco izquierE l desacuerdo atribuido a estos jefes, dicen los pasajeros, do del e n e m i g o , habría tenido q u e sufrir grandes bajas. determinó la marcha del jeneral Gamarra, antes o poco Pero el c o m a n d a n t e N o v o a supo, c o n sus acertadas disdespués de haberse iniciado el ataque sobre los Anjeles, d e posiciones i mejores disparos, apoyar a los infantes, c a u tal suerte que el coronel Camacho, con las pequeñas fuersando serias pérdidas al e n e m i g o i distrayendo su atenzas que le obedecían, fué el que opuso alguna resistencia. ción de los puntos vulnerables d e nuestras fuerzas, m i e n La gravedad de estos informes no permiten concederles tras parte del A t a c a m a o c u p a b a la retaguardia d e las completa aceptación, por lo que j u z g a m o s prudente referirfuerzas peruanas por el flanco derecho. nos a los que probablemente haya recibido el Gobierno. N o p u d i e n d o perseguir al e n e m i g o , qne huia en distinNada se indica acerca de las pérdidas que hayan sufrido tas direcciones hacia Torata i mas allá, a causa del c a n las fuerzas beligerantes. sancio consiguiente d e la tropa, el A t a c a m a p e r m a n e c i ó Aseguran unos, que el coronel Gamarra emprendió la en las trincheras d e los Anjeles hasta que el jeneral B a retirada en orden, lo mismo que el corone! Camacho, i otros quedano, a c o m p a ñ a d o d e sus ayudantes, o r d e n ó q u e por el contrario dicen que este último segnia las huellas aquellos bravos adalides descansasen d e su penosísimo del primero con fuerzas mui reducidas. trayecto. Posesionados los chilenos de los Anjeles, habían destaU n a hora después c o n t i n u a b a su m a r c h a hacia Torata, cado nna división sobre Torata, a fin de hacer efectiva la acompañado p o r una batería de artillería que iba al m a n - incomunicación por esa via del ejército de Arica. do del capitán Fuentecilla. A n t e s d e partir se enterraron los muertos i se a y u d ó a socorrer a los heridos qne se e n contraban en el c a m p o , que fueron oportuna i eficazmen(OPINIÓN NACIONAL de Lima de! 1.") te atendidos por la ambulancia Valparaíso, el cirujano e n L a o c u p a c i ó n d e los Anjeles es una sorpresa mas d e jefe señor Martínez R a m o s , el d o c t o r K i d d , cirujano del Chile i u n desastre mas del Perú. 2 . ° , i los señores Gutiérrez del 2. ° i E u l o j i o Diaz d e l Atacama, que han prestado importantísimos servicios. Parece según versiones autorizadas, q u e u n a división enemiga logró escalar durante la n o c h e del 19 al 20 u n a N o habiendo e n e m i g o que combatir, en dirección hasta Torata, el A t a c a m a regresó a su c a m p a m e n t o del A l t o d e altura que d o m i n a la de la posición defendida por n u e s tras tropas i que allí tranquilamente c o l o c ó su artillería, la Villa. despertando a los nuestros a cañonazos. El teniente Rafael Torreblanca, el capitán Gregorio Bajo tal ataque m u c h o hizo la relativamente débil Ramírez, el teniente A n t o n i o María L ó p e z i subtenientes Abraham Becerra i W a l t e r i o Martínez, fueron los p r i m e - guarnición peruana que estaba en ese lugar, batiéndose ros oficiales q u e llegaron a la c u m b r e , desde d o n d e d o m i - desesperadamente contra un e n e m i g o invisible, q u e la diezmaba con su poderosa metralla, i esos muertos i h e naron las trincheras enemigas por el flanco d e r e c h o , obligando a los peruanos a reconcentrarse a su izquierda, ridos. 17 en todo, que confiesan los chilenos en un b o l e TOMO

II—57


450

GUERRA

DEL

tin de Iquique, que n o insertamos por n o dar publicidad a sus groseras mentiras e injuriosas fanfarronadas, p r u e ban algún acto de arrojo de nuestros soldados q u e aun no conocemos. Pero el h e c h o es que se retiraron las fuerzas peruanas i que no p u d i e r o n resistir al asalto alevoso de los e n e migos. ¿Fué" descuido? ¿Fué ignorancia? ¿Fué indisciplina? ¿ F u é alguna otra causa? H é allí lo que debe saber la justicia militar, interrog a n d o a los jefes de las lejiones allí acantonadas. N o acusamos; p e d i m o s luz. N o acusamos, p o r q u e había allí militares de quienes n o se p u e d e suponer falta de valor ni de pericia; pedimos luz, p o r q u e la requiere u n acontecimiento tan inverosím i l en las condiciones en q u e se ha realizado. Mientras n o se depuren nuestros reveses, castigando a los culpables, si los hai, pero averiguando siempre si hai culpables, llevamos m u c h a s ' probabilidades en contra, pues sospechamos que se cree saldada toda responsabilidad c o n morir o c o n querer morir. N ó : ¡la consigna es vencer!

L a capital del departamento es la ciudad de Tacna, en donde reside el prefecto i una corte superior de justicia que estiende su jurisdicción al departamento de Tarapacá. E u lo eclesiástico depende este departamento del obispado de Arequipa. Los gastos anuales del departamento son de 298,486 s o les, distribuidos en esta f o r m a : Sueldos del prefecto, snb-prefecto i e m pleados i gastos de oficina I d . de vocales, jueces de primera instancia i demás empleados i gastos de j u s ticia Caja fiscal Aduana de Arica i dependencias Correos Policía Beneficencia U n colejio para hombres Un id. para m u j e r e s . . . . Veintiuna escuela para hombres Siete id. para mujeres Total

16,783 soles

36,554 8,150 59,450 9,500 129,424 8,625 11,200 2,000 12,600 4,200

Descripción de los departamentos de Tacna i illoquegua. De varias publicaciones hechas por la oficina H i d r o g r á fica de Santiago, estractamos los siguientes datos de los departamentos peruanos de Tacna i Moquegna, en que actualmente libran talvez batallas sangrientas i decisivas nuestro ejército i el de la alianza. DE TACNA.

Este departamento, creado por la lei de 25 de Junio de 1875, confina por el Norte con la provincia del litoral de Moquegna, de la cual queda separada por el rio Sinto i un ramal de la cordillera, por el Sur con el departamento de Tarapacá, por medio de la quebrada de Camarones, por el Este con la R e p ú b l i c a de Bolivia, i por el Oeste con el océano Pacífico. Comprende tres provincias: Habitantes.

Arica, la mas meridional, con Tacna, al Norte de Arica, con Tarata, al Noroeste de Tacna, con

9,051 19,245 7,723

P o b l a c i ó n del departamento

36,019

L a naturaleza lo ha dividido en dos rejioues, separadas entre sí por la quebrada que forma el rio de A z u f r e ; la del Sur, que constituye la proviucia de A r i c a , es árida i arenosa en la parte inmediata a la costa, i sumamente quebrada i accidentada en la parte Oriental, en donde se presenfau los picos Chacapallani. Sajama, Parinacota i otros, coronados de nieves eternas; i la del N o r t e , que comprende las provincias de Tacna i Tarata, es fértil i mui variada en su temperatura a cansa de la cordillera que estiende sns ramales hasta pocas leguas antes de la costa. L o s rios que contribuyen a fertilizar los terrenos de este departamento, enumerados de Sur a Norte, son: C a m a rones, V í t o r , Arica o A z a p a , Lluta o Azufre, Tacna, Sama i L o c u m b a . Este último es formado por el Sinto i el T i capampa. E l L o c u m b a i el Lluta son los dos rios permanentes del departamento; los demás solo conducen agua en la época de calores. D e los varios puertos, radas, ensenadas o caletas que hai en sus costas, se hallan habilitados Arica, c o m o puerto m a yor, Sama e Ite, como caletas.

Contribución Id. Id. id.

urbana rústica industrial eclesiástica Total

„ „ „ „ „ „ ,, „ „ „

298,486 soles

L a s contribuciones del departamento, sin contar aduanas, producen al año 15,800 soles, c o m o sigue:

XXIY.

DEPARTAMENTO

PACIFICO.

las

2,677 soles 11,157 „ 1,667 „ 299 ,, 15,800 soles

PROVINCIA D E ARICA.

Confiua por el N o r t e con la provincia de Tacna por m e dio del rio Lluta, por el Sur con el departamento de Tarapacá por la quebrada de Camarones, por el Este con Bolivia, i por el Oriente con el Pacífico. Esta provincia, c o m o se ha dicho, es jeueralmeute estéril i arenosa. Se encuentran, sin embargo, algunos valles i quebradas que suministran ciertos recursos. L a mas meridional de estas quebradas es la de Camarones. E s mui angosta, entre cerros mui a l t o s ; en ella se produce bien el t r i g o ; sin embargo, sus habitantes no se dedican a su cultivo, concretándose únicamente a la alfalfa. Hai unos cinco fundos alfalfados, que no distan mucho de la costa, eu donde se encuentra la ensenada de Camarones, con surjidero regular sobre 16 a 20 metros de agua, cerca de tierra. E n varias ocasiones han llegado embarcaciones a esta ensenada para cargar alfalfa, apesar de que no presenta mucha seguridad para el desembarco. Esta parte de la quebrada próxima a la costa se conoce con el nombre de Cuya; tendrá unos 30 pobladores. Mas al interior se encuentra el caserío de Camarones, lugar de mas recursos i habitantes que C u y a ; eu él inviernan constantemente partidas de ganado vacunos i lanar, tiene agua i alfalfa en abundancia. C o m o a cuarenta quilómetros al Norte de Camarones, se encuentra la quebrada i rio V í t o r ; sus escasas aguas alcanzan a llegar al mar en los meses de verauo. E l valle ofrece poca vejetacion, i penetra coa algunos quilómetros hacía el Oriente; en él se encuentran nuos cuantos viñedos destinados a la producción de vino. L a desembocadura de la quebrada eu el mar forma una regular ensenada, con fondo de 11 a 18 metros cerca de tierra, i con playa baja i arenosa, a la cual no siempre se puede abordar por la fuerte reventazón que la azota. L a quebrada de A z a p a o Arica ( 1 ) se estiende desde la misma ciudad de Arica hasta la cordillera. Su mayor ancho es de un quilómetro. E s mui fértil; pero el río conduce aguas tan escasas que (1) Zapa la llama el Almirantazgo inglés.


CAPITULO

algunos años se consume por completo apenas bajan de la cordillera. Cuando esto pasa, no hai producción posible i sus habitantes se ven en la precisión de emigrar a Llnta en busca de alimentos. Las aceitunas de este valle son las mas famosas del Perú. E l rio L l n t a o Azufre es el único permanente de los que riegan esta provincia. E l valle qne recorre es bastante fer a z ; se haya cultivado de alfalfa i maíz, i de ordinario c o n tiene grandes rebaños de ganado mayor i menor, que llevan desde la sierra a invernar en él. E s bastante poblado. - Sus habitantes se dedican en su mayor parte a la arriería, para conducir pasajeros i mercaderías a Bolivia. Desde Mayo hasta Octubre inclusive, qne es cuando escasean las agnas en los rios, hace sus veces la garúa, m a n teniendo cierta vejetacion con que se alimenta el ganado mayor i menor que va a invernar desde la sierra. L a provincia de A r i c a comprende seis distritos: Arica Codpa • Llnta Belén Socoroma Livílcar

4,013 habitantes. 1,641 „ 1,466 „ 938 „ 553 „ 440 „

Capital de la provincial del distrito de su nombre es la ciudad de Arica, con 3,469 habitantes, puerto mayor, c ó m o do i espacioso, el segundo del Perú. Su importancia proviene de ser la estación obligada de tránsito para casi todas las mercaderías que se consumen en Bolivia o que se e s portan de ella, por lo cual puede decirse que A r i c a es el puerto de esta República. La ciudad se halla ubicada a orillas del mar i en la rada de su denominación. Debería ser mui floreciente; pero la naturaleza parece oponerse a su progreso: ha sido arruinada por tres diversos terremotos, que han tenido lugar en 1605, el 13 de A g o s t o de 1868 i el 9 de Marzo de 1877. L o que en esas ocasiones quedó salvo del terremoto, fué en seguida destruido por las inundaciones del mar. L a mala situación de la planta de esta ciudad, las aguas detenidas i oquedales, hacen malsano su clima, i dan oríjen a las fiebres palúdicas o tercianas. Por otra parte, altos cerros situados al Sur, la privan del beneficio de las brisas, que snrjen jenerahnente a medio dia. Hai estafeta i oficina del cable snb-marino; el ferrocarril i el telégrafo la unen con Tacna, recorriendo ocheuta i tres quilómetros. Arica ofrece abundante provisiones de toda especie. L a aguada es buena i se hace con comodidad por medio de pequeños barriles que se conducen rodando basta las cacimbas qne se hallan próximas al desembarcadero. E l agua para el consumo del pneblo viene del valle de A z a p a ; t a m bién se estrae bastante buena de los pozos de la ciudad. Se puede obtener carbón de piedra i de toda especie de recursos para la marina. La rada de Arica se abre al Norte de la isla del Alacrán, qne la defiende del S u r ; es formada por la costa que d e s prendiéndose del Morro de A r i c a , se encorva hacia el N o r este-norte i N o r o e s t e ; de modo qne tiene el aspecto de un vasto semicírculo de dos i media millas de diámetro. Cerca de tierra, el fondo es de arena grnesa, de 9 a 18 metros de sondaje. E l mejor snrjidero se halla a media milla al N o r noroeste de la isla del Alacrán. En 1876 entraron 650 buques, entre vapores i de vela, • de 629,904 toneladas de porte, i salieron 650 de 630,727 toneladas. Su Aduana produjo el año 1 8 7 4 , 1 . 0 8 4 , 6 8 6 soles. Los principales artículos de importación son: jéneros de algodón i de lana, fierros, rieles, muebles, ropa, manteca, víveres, vino i drogas. La esplotacion consiste en j lata pina i sellada, lana de alpaca i cascarilla. Actualmente se han instalado en Arica dos baterías: una

451

SESTO.

en el Morro i otra batería provisional al Norte de la ciudad ( 1 ) . E l camino de A r i c a a Tacua se hace, o por el ferrocarril que las une, o por el camino público que pasa por los tambos de Chacalluta i Hospicio i es mucho mas corto que la línea férrea. E l viaje a Pisagua se hace a través de las quebradas de A z a p a , Vítor i Camarones, en donde se encuentran recursos suficientes para reponer al viajero, si bien hai cuestas pendientes i estrechas que conducen al fondo de las q u e bradas i son bastante penosas. Por lo jeueral este camino es arenoso o pedregoso; en partes no se puede marchar sino al paso. Distancias por mar del puerto de A r i c a : AL NORTE.

A A A A A

Islai Callao Paita Guayaquil Panamá

137 millas 587 „ 1,085 „ 1,297 „ 1,947 „ AL

A A A A A

marinas. „ „ „ ,,

SUR.

Iqniqne Cobija Caldera Coquimbo Valparaíso

106 millas 250 „ 528 „ 720 „ 915 „

marinas. „ „ ,, „

D I S T A N C I A S POR T I E R R A D E A R I C A .

A Chacalluta A Hospicio A Tacna

2 leguas ( 2 ) 7 „ 12 „

Otras poblaciones de cierta importancia son: Codpa, capital del distrito de su nombre, con 179 habitantes. Dista 122^ kilómetros de Arica. Molino H i d a l g o ( 3 ) , capital del distrito de Llnta, con 128 habitantes. Dista 831- kilómetros de Arica, i 87 k i l ó m e tros de Pisagua. Belén, capital del distrito de su nombre, con 220 habitantes. Dista 156 kilómetros de Arica, S o c o r o m a , capital del distrito de su nombre, con 301 habitantes. Dista 167 kilómetros de Chacalluta, i 150 de Arica. Livílcar, capital del distrito de su nombre, con 104 h a bitantes. Dista 89 kilómetros de Arica. PROVINCIA

DE

TACNA.

Limita por el Noreste con la provincia de Tarata, por el Noroeste con el litoral de Moqnegua, por el E s t e con Bolivia, por el Sur con A r i c a i por el Suroeste con el Pacífico. E l rio intermitente de Tacna, el Sarna i el L o c u m b a , que es formado por el S i u t o i e l T i c a p a m p a , fertilizan otros tantos valles en que se cultiva la vid i la alfalfa. E l valle de L o c u m b a produce bastante vino de superior calidad, semejante al jerez i al oporto, i una cantidad de aguardiente que se estima en mas de 50,000 quintales. E l canal de U c h u s u m a se ha abierto para conducir las agnas desde la cordillera (3,930 metros) hasta el rio Seco, afluente del rio Tacna. Siendo su capacidad media, de tres metros cúbicos, se calcula que dará 1.25 metros cúbicos de agua por segundo en tiempo de seca. E n los Andes se encuentran abundantes i ricas vetas de cobre, plata, fierro i p l o m o , algunas qne se trabajan mui en pequeño, producen hasta el 80 por ciento. Todas las (1) Después de hecha esta publicación se han construido nuevas baterías. (2) Estas leguas son probablemente de 20 al grado o talvez mayores. La legua castellana tiene 5,569 metros. (3) El pueblo de Lluta en la actualidad no existe, según informe del delegado para levantar el censo. Con este motivo se ha designado a .Mtüno como capital de Lluta.


GUERRA

452

DEL

vetas de cobre contienen plata basta ocho marcos por ca­ j ó n . E n otras, c o m o en las de Ilabaya, el cobre está t a c h o ­ nado con oro. E l azufre puro se encuentra en grandes can­ tidades, en las faldas del Tacora, E n algunos cerros de la costa se encuentran también ricas vetas de cobre. Sin e m b a r g o , la verdadera riqueza de esta provincia, c o m o la del departamento eutero, consiste en su comercio de tránsito con Bolivia, poderosamente ausiliado por el ferrocarril de Arica a Tacna. Este comercio presenta algo de mni caracterísco, desde luego no puede hacerse sino en pequeños bultos, apropiados para la carga de muías, bur­ ros i llamas, únicos medios empleados para movilizar i trasportar con í m p r o b o trabajo pasajeros i mercaderías, a través de un camina de doscientas leguas, en partes are­ noso, en partes pedregoso, en otras por desfiladeros i preci­ picios colocados a mas de 4,000 metros sobre el nivel del mar, en donde raro es el pasajero que escapa a los ataques de puna o soroche. De estas tres especies de bestias de carga, se prefieren las muías i burros para el trasporte de pasajeros i sus equipajes, i las llamas para el de mercaderías, estas últi­ mas son m u c h o mas lentas; pero en cambio su flete es mas barato, i no se ven espuestas a escasez de alimento, porque en cualquiera parte lo encuentran, aunque sea la tola o la paja­brava, yerba despreciada por los demás animales i solo aprovechada por la llama después que la ha lamido por todas partes i ablandado con su saliva. Solo las lla­ mas machos se emplean en este tráfico; a la lentitud agregan el no poder hacer mas que un viaje cada año, ni cargar mas de un quiutal. Anadiar poderoso de las muías, burros i llamas, es el indio de la meseta de Bolivia, que comparte con ellos sus fatigas en este penoso tránsito. Este indio es de carácter manso, humilde i sufrido; sus costumbres son rudas; p a r ­ co hasta la miseria, se alimenta mal i viste peor; su aspec­ to es siempre sombrío i m o l a u c ó l i c o ; es fuerte por la edu­ cación o m o d o bestial c o m o se le cria. Cada caravana de llamas lleva su partida de indios ausiliares, cuya ocupación no es solo cargar i descargar i atender al rebaño, sino a veces servir de bestias de carga de ellos mismos. La provincia c o m p r e n d e seis distritos: Tacna Pachía Calaña Sama Ilabaya Locumba

10,778 habitantes. 2,010 1,758 1,736 1,548 „ 1,415 „

Capital del distrito de su n o m b r e , d e la provincia i del departamento, es la c i u d a d de T a c n a c o n 7,738 habitan­ tes, situada a 560 metros sobre el nivel del mar. Está situada en el fértil valle de su n o m b r e , cubierto d e esplendente vejetacion. O c u p a una gran estension de N o r o e s t e a Suroeste, i su m a y o r a n c h o n o llega a 800 metros. T a c n a n o tiene el m i s m o aspecto jeneral de otras c i u ­ dades del Perú, pues sus construcciones son de ordinario d e madera llevada de Chile o de California, i sus casas de u n solo piso. Las calles son j e n e r a l m e n t e rectas i cortadas a escuadra. H a i una iglesia en actual construcción, un h o s ­ pital, un p e q u e ñ o teatro, varias plazas i una alameda r e ­ corrida en toda su lonjitud por el rio canalizado al que cruzan numerosos puentes. H a i estafeta i oficina telegrá­ fica en c o n e x i ó n c o n la de Arica, i c o m o este puerto tiene oficina del cable sub­marino, se halla en relación telegrá­ fica c o n el m u n d o entero. L o s principales caminos que parten de Tacna, son los siguientes: De Tacna a La Рал. Leguas.

A „ „ „

Pachía, pueblo Palca, id Huanillos, t a m b o Tacora, id

7 6 4 4

Totales.

13 17 21

PACIFICO.

A „ „ „ „ „ „ „ „ „

U c h u s u m a , id 6 A n c o m a r c a , id 8 Mauri, id 6 Chulluncayani, id 6 Santiago de Machaca, p u e b l o . . . 6 San A n d r é s , id 6 Nacaraca, id 5 Tambillo, tambo 11 Viacha, p u e b l o 5 L a Paz, ciudad 6

27 35 41 47 53 59 64 75 80 86

E n todas las estaciones que hai que hacer en el tra­ y e c t o de este c a m i n o , se encuentra agua en abundancia. Los víveres suelen escasear, sobre t o d o después de haber pasado alguna partida de tropa. E n c o m p e n s a c i ó n , el G o ­ bierno d e Bolivia dedica preferente atención a los tambos para que se encuentren de ordinario bien provistos. El c a m i n o es j e n e r a l m e n t e a n c h o i de buena calidad, a h o n ­ d a d o sí por el c o n t i n u o tráfico; solo en cortos trechos es angosto i peligroso. D e un p o c o al Este de T a c o r a se des­ prende el c a m i n o a Oruro i C o c h a b a m b a . •

Camino de Tacna a

Moquegua. Leguas.

A „ „ „ „

Sama, pueblo Sitana, t a m b o Jagüey, aguada Rinconada, tambo M o q u e g u a , ciudad

6i 7A­ 7 3 31­

Tétales.

14 21 24 271

Capitales de los distritos de su n o m b r e , son las siguien­ tes poblaciones: Pachía, c o n 223 habitantes. Dista 22 quilómetros de Tacna. Calaña, c o n 498 habitantes. Dista 11 quilómetros de Tacna. Sama o Buena Vista, con 339 habitantes. Dista 441,­ quilómetros de Tacna, Tiene estafeta i se halla a 400 me­ tros sobre el nivel del mar. Ilabaya, con 197 habitantes. Dista 167 quilómetros de Tacna, Tiene estafeta. L o c u m b a , con 291 habitantes. Dista 100 quilómetros de Tacna. Tiene estafeta. Reproducimos la siguiente descripción del valle de L o ­ c u m b a , por el injeniero Eduardo H a b i c h , porque dicha descripción puede aplicarse en gran parte a los valles de esta rejiou que tienen agua permanente: " E l valle en cuyo fondo corre el rio L o c u m b a está en­ cajonado entre cerros de 30 a 150 metros de elevación; su ancho varía entre 200 a 500 metros, pero c o m o a 16 qui­ lómetros del mar se estrecha el cauce, que quedaba cubier­ to por las aguas en tiempo de avenirlas; el fondo de la que­ brada comprende los terrenos cultivados del lugar. Por ambos lados del valle se escalonan llanuras o pam­ pas, c o m o la de Casmiarita de 80 hectáreas, i la de G itana, de 3,000 hectáreas. Estas pampas no se cultivan por falta de agua. El rio L o c u m b a , cuyo caudal es permanente, arroja al mar 4 metros cúbicos de agua por s e g u n d o ; este caudal se triplica en tiempo de avenida, i en E n e r o , Febrero, Marzo i Abril la superabundancia de las aguas aniega m u ­ chos terrenos, los pantanos imposibilitan el cultivo i desar­ rollan tercianas i fiebres malignas que han hecho aban­ donar el cultivo de gran parte de estos terrenos. Entre L o c u m b a i la costa hai 14 haciendas, que conta­ rán con 330 hectáreas de tierras cultivadas, que producen algodón, caña i alfalfa, comprendidos ios viñedos que se riegan cou agua dulce de las vertientes, pues la del n o es algo salobre. La parte no cultivada es la mas sana de la comarca. E n la orilla del mar hai lomas irregulares donde abun­ dan escelentes pastos. Durante los meses de A b r i l a Se­ tiembre, las neblinas son el oríjen de las avenidas que hacen estragos, precipitando estas aguas al mar."


C A P Í T U L O SESTO.

PROVINCIA

DE •

TARATA.

Esta provincia, la mas setentrional, confina por el Norte con la provincia de Chucuito del departamento de Pnno i con la litoral de Moqnegna, por el Sur con la de Tacna, por el Este con la República de Bolivia, i por el Oeste con las de Moquegua i Tacna. E s t a provincia es toda de sierra i ocupa la parte mas quebrada del departamento. A b u n d a en minas de plata, cobre i otros metales. E n ella está el nacimiento de a l g u nos de los rios que riegan las otras provincias. Comprende seis distritos: Tarata Candarave Ticaco Festiqne Curibaya Tarucachi Total

'..

2,348 habitantes. 2,378 „ 1,136 „ 672 „ 596 ,, 593 ,, 7,723 habitantes.

Capital de la provincia es la ciudad de Tarata, situada a 4,174 metros sobre el nivel del mar i poblada por 1,248 habitantes. Dista 28 quilómetros de Tacna. Las capitales de los distritos s o n : Candarave, con 1,148 habitantes. Dista 211 q u i l ó m e tros de Tacua. Curibaya, con 372 habitantes. Dista 1 8 9 quilómetros de Tacna. Estique, con 379 habitantes. Dista 117 quilómetros de Tacua. Tarucachi, con 604 habitantes. Dista 117 quilómetros de Tacna i 5-i de Tarata, Ticaco, con 534 habitantes. Dista 133 quilómetros de Tacna i 5£ de Tarata. Cerca del pueblo hai un manantial de aguas termales. DEPARTAMENTO

DE MOQUEGUA.

Este departamento o provincia litoral deslinda por el Sur, con el departamento de Tacua; por el Suroeste con el océano Pacífico; por el Noroeste con el departamento de Arequipa por una línea que partiendo de punta Pacai en la costa, a los 17° 2 0 ' latitud Sur, encima del contrafuerte de cordillera, que separa las hoyas de los rios T a m b o i Chili, hasta llegar al alto de Toledo, deteniéndose donde nace los afluentes del rio Maravillas; por el Noroeste con el departamento de P u n o , del que lo separa la cresta del cordón oriental de la meseta. E n cuanto al sistema de cnltivo del territorio i a la agrupación de las poblaciones, se ve con distinción que los centros habitados se encuentran en su mayor parte en las faldas mismas de la gran cordillera, desde Moquegua, la capital, hasta U b i n a hacia el límite Norte i hacia el Este. Del lado oriental de la cordillera i casi en el p r o m e dio de la pampa de Vizcachas, no se encuentra mas centro habitado que el de Ichuna, L o que qneda de la cordillera hasta el mar i que se llama en propiedad la sección de la costa, es todo nn desierto de veinte leguas de estension, de lo cual solo es poblado i fértil el pequeño valle de U o , donde se eucuentra el pueblo del m i s m o nombre. Eutre los valles que forman las ramificaciones centrales de los A n d e s , hai algunos de bastante importancia, especialmente por sus viñedos, sin que falten tampoco las buenas minas de plata, cobre i otros minerales, que hoi no se esplotan por su larga distancia relativa hacia la costa. Los únicos rios que alimentan las vertientes de la cordillera, son los de U o i Tambo. E l primero nace en los cerros de Caminas las lagunas llamadas de L o s Ojos i desemboca en el mar inmediato al puerto de l i o . El rio T a m b o , de un curso mucho mas largo, tiene su nacimiento también en los A n d e s , i corre hacia el Sur hasta la hacienda de laQuerala, de donde sigue al Suroeste

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hasta recibir las aguas del rio de Puquiua, torciendo luego al Oeste para desembocar en el Pacífico en el departamento de Arequipa. El curso de estos rios es propiamente por entre quebradas, pobladas en parte, de olivares que producen un aceite escelente. La costa presenta siempre el mismo aspecto árido, desnudo de toda vejetacion i corre mas o menos regularmente hacia el Noroeste hasta formar la punta Coles, un poco al Sur de la desembocadura del U o i de la caleta de Pacocha. Este departamento o provincia litoral consta de una sola provincia i comprende ocho distritos, a saber: Caramas Ichuna lio Moqnegna Omate Pnquina Torata Ubinas Total

2,850 habitantes. 2,123 „ 909 „ 7,407 „ 3,784 3,859 ,, 4,885 ,, 2,969 „ 28,786 habitantes.

De estos hai 14,504 hombres i 14,282 mujeres. Estos 8 distritos comprenden mas de 100 caseríos i algunos pequeños villorrios que los naturales llaman pagos, i además las capitales que llevan los mismos n o m bres. L a capital de toda la provincia de Moquegua, situada sobre el rio U o , a 1,367 metros sobre el nivel del mar, está ligada a la villa de Pacocha en la costa, por nn telégrafo i un ferrocarril de 101 kilómetros de estension, i cuyo costo fué de 6.700,000 soles. E s inútil decir que fué c o n s truido por el popular don Enrique Meiggs i con los brazos de los carrilanos que hicieron el túnel de los Maquis i las obras jigantescas de la Oroya. Se encuentran en el trayecto tres paraderos. E l material de la línea constaba en 1876 de 10 locomotoras con 6 carros de primera clase, 10 de segunda, 20 de carga i 4 0 diversos; pero ahora está en pésimo estado: las herramientas i útiles de maestranza han desaparecido. Los edificios de la estación en Pacocha son de madera. La estación d e término está en el A l t o d e la Villa, s o bre la ribera derecha del rio Uo, p u n t o d o n d e se pensó reedificar la ciudad d e M o q u e g u a después de su destrucc i ó n por el último terremoto. M o q u e g u a ha existido desde el tiempo d e los incas, pero su situación inmediata a los numerosos volcanes q u e pueblan esa parte d e los A n d e s , ha c o m p r o m e t i d o varias veces su existencia. Reedificada después d e un terremoto por el marqués d e Guadalcázar, fué de n u e v o destruida en 1715, i por fin en el espantoso sacudimiento de 13 de Febrero de 1868. E n esta última fecha, la iglesia parroquial, el hospital, todo vino al suelo. Su población alcanza hoi a 3,581 habitantes, i c o m o capital de la provincia, es el asiento clel prefecto, cajero fiscal, etc., etc. Mediante a la altura en que se encuentra i a su p r o x i m i d a d a la cordillera, el clima d e q u e goza es m u i t e m plado, pues el m á x i m u m d e temperatura estival es d e 25 grados centígrados, i el m í n i m u m de 9. E l viajero R a y m o n d i asegura, sin embargo, que la transición entre el calor del dia i el frió d e la n o c h e es en estremo marcada. M o q u e g u a está ligada c o n T a c n a por un camino principal q u e y a h e m o s descrito. Para el Norte sale también un camino q u e va hasta Arequipa i q u e c o m p r e n d e casi la misma estension q u e el que c o n d u c e a Tacna, en esta forma: Leguas.

D e M o q u e g u a a Molles, garganta desierta... A Esquino, una ranchería „ Sahuanay „ Puquina, último lugar de la provincia

5i 6£ 3§ 3¡

Totales.

12 15f 19


GUERRA

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A Pocsi, villorrio „ Mollevaya „ Arequipa

5 1| 2|

DEL

24 25¿ 28^

El puerto d e M o q u e g u a es l i o ; dista por mar 60 millas marinas d e Islai, i 81 de Arica. A M o l i e n d o hai por tierra veinte leguas. El fondeadero está hacia el Sur, a dos cables de tierra i c o n un f o n d o de o c h o a diez brazas, m u i p o b l a d o d e peñascos. Por la c o n t i n u a marejada de través que trabaja Jas embarcaciones, se h a preferido c o m o puerto la caleta inmediata de P a c o c h a , que se estiende hacia el Sur i d e d o n d e , c o m o h e m o s d i c h o , tiene su oríjen en el ferrocarril que va al interior. P a c o c h a fué el lugar d o n d e desembarcaron los espedicionarios del Talismán que c o n d u j o Piérola desde el puerto de Quintero en 1875 i últimamente fué el teatro del encuentro del m o n i t o r peruano Huáscar c o n los b u ques ingleses Skah i Amethyst. E l pueblo de U o fué c o m p l e t a m e n t e arruinado por el gran t e m b l o r de 1868 q u e p r o d u j o en esa localidad g r a n des inundaciones marítimas. Con todo, n o estará de mas saber q u e en 1874 entraron al puerto 146 vapores i 15 buques, q u e llevaron 1,602 pasajeros i embarcaron 2,477. El p u e b l o mas inmediato a M o q u e g u a es Torata, c o n o cido en la historia por el c o m b a t e q u e en él libraron en 1823 las armas españolas i las americanas. Dista solo 19-t quilómetros de la capital de la provincia i se halla situad o a 2,094 metros sobre el nivel del mar. Su p o b l a c i ó n alcanza a 2,384 habitantes. Siguiendo hacia el N o r t e i el Este se encuentra C a r a mas, edificado en el m i s m o riñon de la cordillera. Es u n caserío q u e dista de M o q u e g u a veinticinco leguas, p o b l a d o por 502 habitantes. T o r c i e n d o hacia el Oeste i siguiendo siempre hacia el N o r t e encontramos a Órnate c o n una p o b l a c i ó n de 1,406 habitantes, a inmediaciones de un p e q u e ñ o tributario del rio T a m b o . A tres leguas del p u e b l o se señala una fuente termal que, saliendo de un lado del rio, es i m p e d i d a del interior c o n tanta fuerza, que sus aguas, f o r m a n d o un arco, atraviesan el rio i van a caer del otro lado. Contienen m u c h o ó x i d o de fierro. Mas inmediata a la villa anterior, en el c a m i n o a A r e quipa, está Puquina, que n o cuenta mas que 708 h a b i tantes. P u q u i n a queda separado de Ubinas, en el m i s m o límite N o r t e de la provincia de M o q u e g u a , por la p a m p a d e Usuña, que se estiende casi hasta las mismas faldas del cráter apagado de Ubinas. Tiene solo 331 habitantes. Por fin hacia el Este del lado oriental de los A n d e s queda I c h u n a , c o n 370 habitantes.

COSTAS D E LOS D E P A R T A M E N T O S D E T A C N A I MOQUEGUA. PUERTO DE

ARICA.

El puerto es c ó m o d o i espacioso i c o n fondos m o d e r a dos de arena gruesa de 9 a 18 metros, m u i cerca d e tierra. E n el puerto de A r i c a hai casi siempre seguridad para los buques surtos, con una ancla i^tres grilletes de c a d e na. A sotavento del puerto hai fondos de piedra i se c o r rería peligro de perder el ancla si se fondease allí. El m e j o r surjidero seencuentra a media milla al N o r n o r o é s t e d e la isla del Alacrán, sobre 14 a 16 metros de agua; es c o n veniente acoderarse para hacer cabeza a la mar b o b a del Sursuroeste, c u a n d o hai que permanecer en el puerto por algunos dias: si se queda a la jiera se recibirá siempre la mar por el través, lo que p r o d u c e molestos balances. E n los meses de J u n i o , Julio i A g o s t o suelen esperimentarse fuertes bravezas q u e interrumpen el m o v i m i e n to del puerto, pero los buques acoderados n o están

PACIFICO.

espuestos a peligro alguno, siempre q u e presenten la proa a la mar d e Suroeste a Sursuroeste. L a ensenada de A r i c a está sujeta a frecuentes calmas; esperimentándose tan solo ventolinas, se estará espuesto a n o tomar el puerto a causa de las grandes corrientes. Así," t o d o b u q u e q u e hallándose fuera pusiese su r u m b o directo a Arica, seria i n d u d a b l e m e n t e asotaventado por las corrientes; por lo q u e debe insistirse siempre en acercarse a la costa Sur antes d e d i r i j i r s e al puerto. Conseguid o esto basta dejarse llevar por la corriente, a y u d á n d o s e de las ventolinas. Recursos. A r i c a ofrece abundantes provisiones de toda especie. L a aguada es buena i se hace c o n c o m o d i d a d por medio d e pequeños barriles, que se c o n d u c e n r o d a n d o hasta las cacimbas que se hallan próximas al desembarcadero. El agua para el c o n s u m o del pueblo viene del valle d e A z a pa; pero se la estrae bastante buena d e los pozos de la ciudad. Carbón de piedra para los vapores se p u e d e obtener en A r i c a así c o m o toda clase de artículos navales. CIUDAD DE ARICA.

Es la capital d e la provincia i distrito d e su n o m b r e , i una de las mas antiguas del Perú. Se halla ubicada a la orilla del mar i en la rada de su d e n o m i n a c i ó n . Cuenta c o n u n a p o b l a c i ó n d e 3,000 almas. L a ciudad de A r i c a tiene una historia por demás desgraciada, n o obstante su admirable posición, las bondades de su puerto i el desarrollo de su c o m e r c i o . E n 1605 era una ciudad floreciente, pero la destruyó u n temblor d e tierra. A p e n a s e m p e z a b a a restablecerse c u a n d o fué saqueada i arruinada por D a m p i e r o Guarin en 1680. Sus habitantes se refujiaron en Tacna. Solo después de la independencia c o m e n z ó , m e r c e d al c o m e r c i o , a reconstruirse, adquiriendo m u i luego grande i m p o r t a n c i a por ser el puerto de tránsito para la R e p ú b l i c a de Bolivia. E n 1868, A r i c a era y a toda una ciudad, c o n magníficos edificios públicos i particulares, c u a n d o el terrem o t o de 13 de A g o s t o , a las 5.20 P. M., la destruyó casi por c o m p l e t o . El t e m b l o r d u r ó 5 m i n u t o s , i media hora después, d e s b o r d á n d o s e el mar c o n olas de 12 metros de elevación, i n u n d ó la tierra arrastrando c o n c u a n t o encontró a su paso. El vapor de guerra peruano América i el d e los Estados U n i d o s Wateree, fueron arrojados por el mar a 800 metros de la playa tierra adentro, i asimismo otros buques i embarcaciones menores. Las víctimas fuer o n 300. L a ciudad de A r i c a se habia reconstruido nuevamente después de aquella catástrofe, c u a n d o el 9 de M a y o de 1877, a las 8.20 P. M., esperimentó u n n u e v o terremoto que destruyó gran parte d e la naciente ciudad. El mar v o l v i ó a salir c o n arboladas olas para aumentar la destrucción. H u b o solo 5 víctimas, pero las pérdidas se avaluaron en mas de 4 millones de pesos. A r i c a es puerto m a y o r , i después del Callao es el mas importante del Perú; por el se internan todas las mercaderías q u e se c o n s u m e n en Bolivia i por él también se ejecuta su esportacion. En una palabra, A r i c a es el puerto de la R e p ú b l i c a boliviana. U n ferrocarril de 45 millas de lonjitud une Arica con la c i u d a d de Tacna. Existe también c o m u n i c a c i ó n telegráfica. El cable sub-marino p o n e al puerto en comunicación telegráfica c o n los puertos del N o r t e del Perú, con I q u i q u e por el Sur, i c o n Caldera, C o q u i m b o i Valparaíso en las costas chilenas. Detrás d e A n c a , el terreno sube gradualmente hacia el interior hasta la c u m b r e de los A n d e s cubierto de nieve. Se divisa el v o l c a n de Arequipa entre ellos, a 137 millas de distancia. Con tiempo claro se p u e d e ver Tacna, que se halla a mas de 25 millas a vuelo de pájaro. H a i p o c o s espectáculos mas majestuosos que el de la costa entre A r i c a i el c a b o Sama. Las montañas de estos últimos planos tienen 5 a 6,000 metros de altitud.


CAPITULO

El c o m e r c i o del puerto d e Arica, consiste en la i m p o r tación d e mercaderías estranjeras para subvenir a las necesidades de su departamento, en el trasporte para B o livia i en la esportacion de barrilla de estaño, lanas, c u e ros, a l g o d ó n i de los metales preciosos que provienen del Perú i de Bolivia. S e g ú n los rejistros de la A d u a n a , los derechos de i m portación percibidos en 1870, se elevaron a 666,811 soles llegando el valor de la i m p o r t a c i ó n a 4.443,750 soles. La esportacion fué menor, c u b r i é n d o s e su diferencia c o n especies o baja la forma de plata pina. E n 1874 los derec h o s de aduana subieron a 1.084,686 soles. PUERTO D E ILO.

Se halla en el f o n d o de la rada de su n o m b r e i p o c o mas de una milla al Noroeste de P a c o c h a i por frente a la quebrada de l i o . El surjidero se encuentra de 16 a 18 metros de agua sobre arena fina, a n o m e n o s de 5 cables de tierra, d e m o r a n d o las casas de P a c o c h a al Sur 40° Este. E n l i o se sufre constantemente marejadas de Suroeste, que da de través a los buques que surjen en la caleta, por lo que se r e c o m i e n d a que los buques destinados al p u e r to de l i o , prefieran la caleta de P a c o c h a para surjir. El c a m i n o que une P a c o c h a c o n la villa de l i o es corto i n o m u i i n c ó m o d o . l i o es puerto m e n o r i tiene una población que n o alcanza a 400 habitantes; dista de M o q u e g u a l i l i quilómetros i 110 de Moliendo. El principal c o m e r c i o de l i o consiste en aceite de olivo, por ser el cultivo a que mas se dedican los agricultores de toda la quebrada. El p u e b l o desapareció por c o m p l e t o por la i n u n d a c i ó n del mar que siguió al fuerte temblor d e tierra de 13 de A g o s t o de 1868, se volvió a reconstruir, pero v o l v i ó a sufrir por el terremoto de 9 de M a y o de 1877. Q U E B R A D A D E ILO.

Corre al Noreste encajonada por cerros e s c a r p a o s ; se halla cubierta de vejetacion i se estiende hasta la orilla del mar. R i e g a la quebrada, el riachuelo de su n o m b r e que tiene su oríjen en los cerros de Caramas, de unas lagunas llamadas Los Ojos: corre al Suroeste, pasa por la ciudad d e M o q u e g u a i d e s e m b o c a en el mar después de regar estensos olivares. El rio l i o es abundante de agua en los meses de F e brero, Marzo, A b r i l i M a y o . En la caleta de su n o m b r e i por frente a su d e s e m b o c a d u r a hai varias rocas desparramadas, algo insidiosas por avanzarse hacia el Oeste por cerca d e 4 | millas. PUERTO D E MULLENDO.

Este puerto se halla al Noroeste de Mejía i a 5 millas al Este \ Noreste de Islai. Contiene algunas rocas desparramadas al N o r t e , i al Sur, pero todas velan, están mui cerca de tierra i so pueden, por consiguiente, salvar c o n facilidad. El f o n d o es de arena gruesa, de 22 metros, cerca de tierra i de 40 metros a tres cables de distancia. E n el terremoto de 13 de A g o s t o de 1868, u n b u q u e que d e s cargaba en la rada aguantó la ola desbordante sobre sus anclas. Moliendo fué la caleta elejida para el desembarque del material del ferrocarril de A r e q u i p a a P u n o . Los talleres i oficinas del ferrocaril h a n sido construidos en la planicie superior d e las barrancas, i son perfectamente visibles desde el mar, por lo q u e constituyen una escelente marca para dirijirse al fondeadero. La caleta n o ofrece n i n g ú n abrigo contra lo ola c o n s tante del Suroeste, por lo q u e los buques acostumbran acoderarse c o n la proa al Sursuroeste. Las amarras de popa deben ser bien sólidas a causa de la fuerte corriente que arrastra hacia el Oeste i Suroeste. Los vapores de

455

SESTO.

la carrera tienen fondeadas en la rada dos buenas boyas orientales de Nornoreste a Sursuroeste. Las bravezas de mar son frecuentes, i a u n q u e por lo j e n e r a l n o ofrecen peligro a los buques, por ser b u e n o el tenedero, i m p i d e n a veces los desembarques por dos i tres dias consecutivos i aun la c o m u n i c a c i ó n c o n tierra, sobre t o d o en los meses de J u n i o i Setiembre. M o l i e n d o es puerto m a y o r i pertenece a la provincia de Islai del departamento de Arequipa. El ferrocarril que parte desde este puerto pasa por A r e q u i p a i llega hasta la ciudad d e P u n o . Esta línea férrea mide 192 q u i l ó m e tros de lonjitud entre M o l i e n d o i Arequipa, i 364 desde A r e q u i p a a P u n o , i suma una lonjitud total de 556 quilómetros. La p o b l a c i ó n de M o l i e n d o ha crecido notablemente en los últimos años, i m e r c e d al ferrocarril i a la inmediación del fértil valle d e T a m b o . E n el dia es superior en t o d o a Islai: tiene aguada abundante que le llega por m e dio de una cañería de fierro desde el p u e b l o de U c h u m a y o , que se halla a 22 quilómetros de Arequipa. L o s v í v e res frescos i las frutas son también buenas i abundantes. Se distingue de todos los demás puertos peruanos por su configuración especial. Semeja una gran poza rodeada d e oscuros barrancos roqueños, cortados casi a pico. S o n elevados i n o dejan playa alguna en casi t o d o su c o n torno, El f o n d o es de piedra; m u i acantilado. A m e d i o cable de tierra se encuentran de 20 a 24 metros d e agua i sigue a u m e n t a n d o hasta 46 metros, llegando a 55 por la medianía del puerto. Separándose 3 cables de tierra n o se e n cuentra f o n d o en m e n o s d e 55 a 73 metros de agua. E n consecuencia, c o n v i e n e acercarse a la costa Sur c o m o se pueda, para acercarse así al muelle situado por esa parte, i se podrá, si se quiere, acoderarse en las mismas rocas. El muelle es de fierro en esqueleto, c o n plataforma de madera i se halla construido sobre unos islotes i la orilla. Desde ese p u n t o c o m i e n z a , en plano inclinado, una c u e s ta pendiente de cerca de 90 metros de estension, por la q u e corre un ferrocarril c o n m á q u i n a fija de vapor, para la c o n d u c c i ó n de las mercaderías de Aduana. E n su térm i n o por la parte de tierra se ve este edificio, c o n t i n u a n d o en seguida el caserío del pueblo. D e la pequeña punta del baluarte que se halla al m e dio de la costa Sur, se desprende una laja sobre la que bate el mar constantemente. El desembarque es a veces difícil de ejecutar aun en el muelle: exije fleteros diestros i una e m b a r c a c i ó n bien d i rijida, c u a n d o la ola r o m p e c o n violencia, lo que sucede c o n frecuencia en las cicijias i m u i especialmente c o n los equinocios.

XXY. Recepción oficial del Ministro del Perú en La Paz, señor Enrique Bustamante i Salazar; salida de la quinta división para el teatro de la guerra. D I S C U R S O P R O N U N C I A D O P O R EL E X C M O . S E Ñ O R D O N QUE

BUSTAMANTE

ENRI-

I SALAZAR, EL DIA 2 DEL CORRIENTE,

A L E N T R E G A R SUS C R E D E N C I A L E S D E E N V I A D O

ESTRAOR-

DINARIO I MINISTRO PLENIPOTENCIARIO DEL PERÚ.

E x c m o . señor: El Jefe S u p r e m o del Perú me envía con el especialísim o encargo de cultivar i estrechar las fraternales relaciones de amistad i alianza que felizmente existen entre el Perú i Bolivia. De esta alianza, E x c m o . señor, que sellada con nuestra sangre en los campos de batalla, mantenida en medio de los desastres, probada por la adversidad, ha de surjir m a ñana indestructible i radiante el resplandor de la v i c t o ria a que sabrán conducirla los dos eminentes ciudadanos a quienes, en cumplimiento de tan providenciales designios, vemos hoi colocados a la cabeza de ambos pueblos.


456

GUERRA

DEL

E n cnanto a m í personalmente, E x c m o . señor, a m a n d o a esta noble tierra c o m o a la propia mia, viendo en ella una mitad del Perú, desprendida por un acto meramente político, pero cnya nnidad no pndo j a m á s ser destruida, mantenida c o m o lo es por una perfecta comunidad de oríjen, de relijion, de tradiciones, de idiomas i de c o s t u m bres, m e siento feliz al servir de intérprete, cerca del G o bierno i pueblo de Bolivia, de los fraternales sentimientos del Gobierno i pueblo del P e r ú ; i acepté con alegría este encargo confiando c o m o entonces, c o m o confio hoi, en h a llar en el ilustrado i patriota Gobierno de S. E . todas las facilidades apetecidas para el feliz desempeño de la misión con que se me ha honrado. E s m e altamente grato i h o n roso poner en manos de V. E. las credenciales que me acreditan c o m o E n v i a d o Estraordinario i Ministro P l e n i potenciario del Perú.

CONTESTACIÓN DEL SEÑOR

PRESIDENTE

JENERAL

DON

NARCISO CAMPERO.

E x c m o . señor: Me es grato recibir al nuevo Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario del Perú, cnyo arribo no podia ser mas oportuno en los momentos solemnes en que se encuentra la alianza perú-boliviana. A s í me c o m p l a z c o vivamente, señor Ministro, al dar a V . E. la bienvenida. E l especial encargo que trae V . E. de cultivar i estrechar las relaciones de amistad i alianza que felizmente existen entre Bolivia i el Perú, es precisamente el gran desiderátum del Gobierno i de la nación que tengo el h o nor de presidir. L a alianza, E x c m o . señor, es el aire que hoi respira B o livia, i ella se mantendrá al través de los desastres que nuestras armas han sufrido en el teatro de la guerra i apesar de los maquiavélicos manejos del Gobierno de Chile. P o c o significa la ocupación de Antofagasta, Iquique i Moqnegua, por las fuerzas chilenas. Será por u n o , diez, veinte o mas años. Napoleón I supo enseñorearse de España, mas no supo subyugarla. Y e n d o mas lejos: los moros, al favor de las disencioues intestinas en que se hallaba envuelto aquel reiuo, lograron conquistarlo casi todo entero, menos las Asturias que por sus montañas eran inespugnables. Pues bien: las Asturias de la alianza se estienden desde la Qniaca, hasta el Desaguadero, i desde el Desaguadero, hasta el Tumbes. ¿Qué hará Chile para conservar su conquista al frente de tan formidable reserva? Empleará, c o m o siempre, la astucia i la corrupción; pero tales m e dios lo conducirán, tarde o temprano, al fin desastroso que con ellos se prepara. Por otra parte, Bolivia i el Perú quieren decididamente recobrar su integridad territorial i la recobrarán! Tal es, señor Ministro, mi íntima convicción i el firme propósito de Bolivia, de esa mitad del Perú, según la espresion feliz de V. E., de cuyas luces, patriotismo i eficaz cooperación, hai mucho que esperar en beneficio de las repúblicas aliadas c o m o yo especialmente lo espero. Y o tendré la honra de corresponder al contenido del presente p l i e g o ; entretanto, quiera V . E . aceptar por sí, i para trasmitir al E x c m o . señor Piérola, la espresion v i va <!e mi amistad particular i los sentimientos que abrigo por el mantenimiento i prosperidad de la alianza p e r ú - b o liviana. PARTIDA DISCURSO

PRONUNCIADO

A LA SALIDA D E DE LA

DE LA QUINTA POR E L

LA QUINTA

DIVISIÓN.

PRESIDENTE DE

DIVISIÓN PARA

EL

BOLIVIA, TEATRO

GUERRA.

Señores jefes, oficiales i soldados de la quinta division: T e n g o el h o n o r de presentaros al señor d o n E n r i q u e Bustamante, E n v i a d o Estraordinario i Ministro P l e n i p o -

PACIFICO.

tenciario del Perú, quien acaba de espresarme él deseo de dirijiros u n saludo. Su presencia en este cuadro es la personificación del Perú. A nuestra vista se levanta el majestuoso Illimani. El j i g a n t e de los A n d e s es el s í m b o l o de nuestra patria. A n t e tan grandioso espectáculo i c u a n d o aun resuenan en vuestros oidos el adiós i las bendiciones d e t o d o un p u e b l o , voi a haceros mis encargos d e despedida. Amigos: C o m o os anuncié al dejar el desierto, a c u d i e n d o al llam a m i e n t o de los pueblos, teniais entonces dos i m p o r t a n tes deberes que llenar: afianzar primero el o r d e n interior i, después, escarmentar al e n e m i g o esterior. La primera parte de vuestra misión está c u m p l i d a satisfactoriamente; os falta q u e llenar la segunda. Batallones Tarija i Chorolque: ¡Mis hijos predilectos, educados en m e d i o del desierto i bajo sus rigores i penalidades! habéis sido el l u j o de la quinta división, la esperanza de la patria i d e la alianza; tenéis, pues, que corresponder a las aspiraciones cifradas en vosotros. A l g o mas: tenéis q u e satisfacer u n c o m p r o miso que habéis contraído tácitamente c o n Chile. Mui al principio de la organización de la quinta división, la prensa de ese país, hablando a los jerentes de la guerra, dijo: " C u i d a d o ! Esa quinta división se forma en aquellos lugares de Bolivia, d o n d e hasta las piedras son soldados, i soldados que en vez de calzado tienen alas en los

pies...!"

C o n esto daba a entender que, para vosotros, dos, tres o mas etapas del soldado chileno, eran asunto de una sola j o r n a d a . D e m o s t r a d , pues, prácticamente esta verdad. H a c e d ver a los invasores q u e sois, realmente, soldados de piedra para la fatiga, i que, c o m o la piedra de chispa, lleváis el fuego de la guerra, mas que en las cartucheras, en el corazón! Batallón Grau: N o olvidéis q u e , también vosotros, tenéis una doble obligación: hacer palpar que sois hijo del altivo T u n a n (ljJH que bien merecéis el n o m b r e del ilustre Grau, en suma: que, siendo bolivianos i l l e v a n d o por n o m b r e el de un héroe peruano, sois la encarnación viva de la alianza perú-boliviana. F r a n c o - tiradores: Lleváis el encargo de ser los guias d e la quinta división en la presente campaña, i y o m e c o m p l a z c o en creer que la guiareis por el sendero de la victoria. Bravos de la quinta división: ¡Viva Bolivia! ¡Viva la alianza! ¡Viva el representante del Perú!

DISCURSO

DEL

MINISTRO

PERUANO.

S o l d a d o s de la quinta division: Y o os saludo en n o m b r e del G o b i e r n o , del ejército i del p u e b l o del Perú. L a causa p o r q u e vais a c o m b a t i r , n o es solo la de Bolivia i del Perú, es la de la A m é r i c a , es la d e la civilización ultrajada por esta guerra de vandalaje i d e conquista q u e nos h a traído Chile; guerra salvaje desde largos años há, proscrita entre las naciones cristianas, i c u y o s horrores estaba d a d o hacer revivir a ese p u e b l o de rotos. Soldados de la quinta division: Marchad al c o m b a t e : os a c o m p a ñ a n las simpatías d é l a A m é r i c a i los votos de dos pueblos q u e p i d e n al Dios de la justicia, c o n c e d a a vuestras armas la m e r e c i d a victoria. Marchad con la entereza d e los libres a conquistar los laureles que solo alcanzan los buenos. (1) Se llama así uno de los pieos mas elevados de uno de los ramales de la cordillera de los Andes, a cuyo pié se estiende el hermoso valle de Cochabamba.


CAPITULO

S o l d a d o s de Bolivia: Marchad; i n o olvidéis que a vuestro esfuerzo i al de los valientes c o m p a ñ e r o s a quienes vais a reuniros, están confiados, n o solo la gloria i el honor, sino también la integridad de dos grandes pueblos. S o l d a d o s do la quinta division: ¡Viva la alianza! ¡Viva Bolivia! ¡Viva el Perú! ¡Viva el ilustre j e n e r a l Campero!

457

SESTO.

ESTADO

MAYOR

JENERAL

D E LOS EJÉRCITOS.

Lima,

Abril

Valientes- - V e n d r é i s — V i c t o r i o s o s . E l sub-jefe FRANCISCO

D E P.

E S T A D O M A Y O R J E N E R A L D E LOS

¡Salud, hijos d e la patria!

Lima,

Abril 21 de

Aguerrido—Aliado—Adelante. PEDRO

ESTADO

MAYOR JENERAL

SILVA.

D E L O S EJÉRCITOS.

Lima, Abril 22 de

1880.

Señor Coronel Inspector i Comandante Jeneral de Artillería.

SANTO. Chicote—Chilenos—Charlatanes. E l sub-jefe. FRANCISCO

D E P.

SECADA.

E S T A D O M A Y O R J E N E R A L D E LOS E J É R C I T O S .

Lima,

Abril

23 de 1880.

Señor Coronel Inspector i Comandante Jeneral de Artillería.

Grandes—Glorias—Ganaremos. Por el Jeneral en Jefe, el coronel sub-jefe.

Lima,

E S T A D O MAYOR JENERAL DE

Abril

D E P.

FRANCISCO

17 de 1880.

LOS E J É R C I T O S .

SANTO.

Batid—Banderas—Bolivianos.

SANTO.

PEDRO

Tenemos—Torpedos—Terribles. PEDRO

Abril 18 de

D E LOS EJÉRCITOS.

LÁma, Abril 25 de

J E N E R A L D E LOS E J É R C I T O S .

1880.

1880.

*

Señor Coronel Inspector i Comandante Jeneral de Artillería.

Señor Coronel Inspector i Comandante Jeneral de Artillería.

SANTO.

Cargad—Cumplidos—Cazadores.

SANTO.

R e i v i n d i c a n — R o b a n d o — R e j iones.

FRANCISCO DE P. S E C A D A . PEDRO

SILVA. ESTADO MAYOR

D E L O S EJÉRCITOS.

Lima,

SILVA.

SILVA. ESTADO MAYOR JENERAL

MAYOR JENERAL

1880.

Señor Coronel Inspector i Comandante Jeneral de Artillería.

Señor Coronel Comandante Jeneral do Artillería.

Lima,

SECADA.

Lima, Abril 24 de

E S T A D O M A Y O R J E N E R A L D E LOS E J É R C I T O S .

Abril

19 de

1880.

J E N E R A L D E LOS E J É R C I T O S .

Lima, Abril

26 de

1880.

Señor Coronel "Inspector i Comandante Jeneral de Artillería.

Señor Coronel Inspector i Comandante Jeneral de Artillería.

SANTO.

SANTO.

Demostremos—Denuedo—Defendiéndonos.

Corbo—Cuchillo—Conservan. PEDRO

li—58

1880.

SANTO.

(Inédito.)

TOMO

EJÉRCITOS.

Señor Coronel Inspector i Comandante Jeneral de Artillería.

Santo, seña i contraseña dado al ejército peruano, en Lima, por el Estado Mayor Jeneral en el mes de Abril de 1880.

ESTADO

SECADA.

SANTO.

XXVI.

ESTADO MAYOR

1880.

SANTO.

DESCRIPCIÓN.

L a quinta división salió en m e d i o de los vítores de una inmensa c o n c u r r e n c i a el dia 4 (natalicio d e u n o de los valientes soldados d e Bolivia, el jeneral B e l z u ) , después d e una misa solemne en la plaza de A r m a s , celebrada por el ilustrísimo obispo d e Limira, señor Clavijo; el venerable guardián de la R e c o l e t a dijo el discurso c o n aquella elocuencia q u e posee. El Presidente jeneral C a m pero estuvo de parada. E n el A l t o dirijió la palabra llena de entusiasmo i poesía a la división en cuadro. El señor Ministro peruano d e j ó también oir su v o z d e estímulo i c o n t e n t o . Pasaron a Viacha presididos por el Presidente i el Secretario Jeneral d o c t o r Cabrera. A l dia siguiente fué tierna la despedida: h u b o misa i sermón en la plaza por el reverendo padre N a v a . El jeneral A c o s t a lleva a los valientes c o n resolución de vencer o morir. H e m o s presenciado llenos de una profunda e m o c i ó n , el acto solemne de la m a r c h a al teatro de la guerra, d e nuestros valientes que van a reivindicar el h o n o r de nuestras armas; el v o t o u n á n i m e es que D i o s proteja a los q u e defienden la justicia. Entre tanto, el entusiasmo i decisión de los valientes soldados nos h a c e n esperar u n c o m p l e t o triunfo.

20 de

Señor Coronel Inspector i Comandante Jeneral de Artillería.

SILVA.

FRANCISCO

D E P.

SECADA.


GUERRA

458

E S T A D O M A Y O S J E N E R A L TTE LOS E J É R C I T O S .

Lima,

Abril 27 de

1880.

Señor Coronel Inspector i Comandante Jeneraí de Artillería. SANTO.

Evitemos — Engaños—Enemigos. FRANCISCO

ESTADO M A Y O R

DE

P.

SECADA.

J E N E R A L D E LOS E J É R C I T O S .

Lima,

Abril

28 de

1880.

Señor Coronel Inspector i Comandante Jeneral de Artillería. SANTO.

F u e g o —Fijo—Fusileros. FRANCISCO

ESTADO M A Y O R JENERAL D E

D E

LOS

Lima,

P.

SECADA.

EJÉRCITOS.

Abril 29 de

1880.

Señor Coronel Inspector i Comandante Jeneral de Artillería. SANTO.

Heroicos—Hechos—Históricos. PEDRO

ESTADO M A Y O R

JENERAL

DE

LOS

SILVA.

EJÉRCITOS.

Lima, Abril

30 de

1880.

Señor Coronel Inspector i Comandante Jeneral de Artillería. SANTO.

Juzgad—Jefes—Justicieros. FRANCISCO

D E

P.

SECADA.

DEL

PACIFICO.

A b r i l de 1851, sacaron i m p r u d e n t e m e n t e de su claustro a los j ó v e n e s cadetes para custodiar el palacio de la Moneda, mientras las tropas aguerridas so batían en las calles; i c o n este m o t i v o vióse en aquella luctuosa mañana a dos niños de corta edad, montar alternativamente la guardia en el zaguán d e los presidentes. Esos niños serian mas tarde el coronel Velazquez Leí capitán T h o m p s o n . IV. Estraido después de las calles polvorosas de la capital mas anti-marítima de la A m é r i c a española, c o n la escepc i o n de Quito i B o g o t á , entró T h o m p s o n c o m o guardiamarina a la escuadra, e hizo en ella tan rápida carrera, que en 1865, a la edad d e 26 años era teniente 1. ° i seg u n d o capitán do la Esmeralda. E n esta capacidad c u p o a T h o m p s o n la gloria de hacer presa a la Cocadont/a en las aguas del P a p u d o , el 26 de N o v i e m b r e de 1865, i de mandarla. P r o m o v i d o por aquella j u s t a m e n t e recordada hazaña a capitán de corbeta, batióse el j o v e n marino c o n denuedo en A b t a o d o n d e virtualmente m a n d ó en j e f e , en ausencia del capitán W i l l i a m s R e b o l l e d o , que so hallaba c o n su b u q u e en A n c u d . El viejo c o m a n d a n t e peruano Villar, n o fué en aquel c o m b a t e naval un j e f e , sino un cariátide d e proa. V. Terminada la guerra, pasó el capitán T h o m p s o n a desempeñar varias comisiones i r e c o n o c i m i e n t o s importantes, ora en los puertos del Norte, que custodiaba de contin u o hasta Mejillones, ora en la rejion del Sur, donde practicó esploraciones d e importancia. Al capitán T h o m p son débese hasta aquí, la m e j o r carta hidrográfica del Biobio, de sus afluentes i de su h o y a jeolójica. VI.

Ostentaba, sin embargo, el j o v e n marino demasiada altivez de carácter para granjearse fácil c a m i n o por entre las asperezas de los ascensos, q u e solo la adulación o la gloria suavizan, i h u b o de dejar el servicio por disgusto, Biografía del capitán de fragata Blanuel Thompson, q u e su v o l u n t a d imperiosa o su arrogancia d e bravo le por Benjamín Vicuña Mackenna. acarrearon. Era el comandante T h o m p s o n , hombre que no conocía el I. egoísmo ni la cobardía de los compromisos, i de esto ha El capitán de fragata d o n Manuel T h o m p s o n , primer quedado un testimonio desconocido todavía, i que por la j e f e de guerra del m o n i t o r Huáscar, c u a n d o este barco primera vez vamos a relatar porque es característico. pasó, mediante trance glorioso de nuestras armas, al serCuando en Marzo de 1859 un g r u p o de chilenos era vicio de la R e p ú b l i c a , i que por sus calidades de marino cruelmente embarcado en la fragata Oh/a, alquilada a un mereció entre sus c o m p a ñ e r o s de armas el n o m b r e do mercenario para conducirlos al presidio de Magallanes, tritón del mar, era hijo de Valparaíso, es decir, era hijo i sin mas víveres que unos cuantos sacos de pupas i dos bardel mar. ; riles de patas podridas, indignado el noble marino por N a c i d o en esa ciudad, en 1839, año de señaladas g l o aquel lujo de crueldad contra hombres inofensivos i murías militares para la nación, el orijen de su cuna fluctuaba chos de ellos ancianos, llevó él m i s m o a R o b e r t o S o u p e r , q u e entre la selva escandinava i la pampa arjentina, p o r q u e pertenecía a la colonia de los proscritos, un par de revólvesu padre, d o n Joaquín T h o m p s o n , fué un capitán sueco, i res; i gracias a este recurso, cuya divulgación habría cossu madre, la señora Manuela Porto Marino, era hija de tado a su autor su carrera i la penitenciaria en época de u n o de los capitanes de Granaderos a caballo que en tantas violencias, pudieron aquéllos libertarse en alta mar M e n d o z a se incorporaron al ejército de San Martin en i dirijirse al Callao donde encontraron mas blando asilo 1817. que aquél a que la venganza política los destinaba. II. VIL Con estos antecedentes de raza, el oficial de mar q u e Por los días a que hemos llegado en esta apresurada debia levantar su n o m b r e a la altura de temprana fama, \ j compajinacion de una vida tan corta c o m o brillante, semefué puesto, en 1851, en la A c a d e m i a Militar de Santiago, i era entonces un niño hermosísimo en que los delinea- j jante en todo a la súbita tempestad del mar, el capitán mientos puros i severos de los tipos setentrionales de E u - I Thompson había unido su suerte en Valparaíso a una seropa, habíanse m o d e l a d o en la gracia apacible del seno de I ñorita limeña, i c o m o le nacieran aprisa numerosos hijos, una m u j e r criolla. C o n f o r m e a su filiación de cadete, t e - buscó en su talento el pan que su carrera le negaba. Hízose agrimensor, i así pasó varios años tasando potreros L nia entonces c i n c o pies de estatura, el rostro .redondo i los ojos de u n azul profundo, al azul del cielo escandinavo ' casas viejas quien había nacido para vivir en lo mas alto de los mástiles de las naves de combate de su jtatria. reflejado en nuestro cielo.

XXVII.

III.

VIII.

Mas, una vez estallada la guerra que todavía dura, el El primer servicio del aprendiz de la guerra tuvo lugar j durante la guerra civil. Porque en el m e m o r a b l e 20 de i capitán T h o m p s o n no podía ser olvidado, i con la gradúa-


CAPITULO

cion de capitán de fragata confiésele el equipo i el mando de la vieja Esmeralda en Marzo de 1879. Incorporado en breve, con el glorioso pero ya casi inerte casco, al convoi que bloqueaba estérilmente a Iqruque, cuando el contra-almirante W i l l i a m s R e b o l l e d o formó tardíamente, a mediados de M a y o de 1879, el plan de ir a atacar la escuadra peruana en el Callao, le llevó consigo. El jefe de nuestra armada le conocía bien desde Papudo i desde A b t a o , i por esto confióle el mando del buque que llevaba este último nombre i que, convertido en brulote, debía desempeñar el papel mas arriesgado en el fantástico ataque. Burladas las espectativas del capitán Thompson en esta ocasión, no tuvo tampoco mayor fortuna en un crucero que hizo hasta Panamá al mando del Amazonas, en cuya ocasión apresó una lancha porta-torpedos, pero fracasó en la rada del Callao al intentar la aplicación de un torpedo a la corbeta Union fondeada en esa bahía. N o alcanzó tampoco mejor éxito en una escursion a M a gallanes que poco antes emprendiera en su buque de veloz andar.

" I a la verdad, era una u otra cosa lo que él buscaba después de sus fracasos del Estrecho, de P a n a m á , de Pisagua, de la Isla de L o b o s , de la Union en el Callao, i así habíalo comprendido sn joven compañero de campaña i de responsabilidad, el comandante Condelí, el heroico niño que en Papudo le acompañara con Prat a abordar la Covadonga." XI. Por lo demás, el memorable combate naval del 27 de Febrero de 1880 en las aguas de Arica, tan digno de ser recordado por sn bravura como por su imprudencia, es conocido de todos i no encuentra larga cabida en esta relación sucintamente biográfica de su caudillo. Será suficiente por ahora recordar que, por tres veces sucesivas en siete horas, Thompson acometió a los fuertes de tierra de Arica, que montaban veinte cañones, i al mouitor MancoCapac que salió a retarle una milla afuera de su a n d a d u ra. I cuando con una maniobra tan hábil c o m o atrevida iba de seguro el comandante chileno a cortar a su adversario en sn retirada o a echarlo a pique, una bala esférica de ciuco quintales de peso ( 5 0 0 Ii'n-a*) disparada a 200 metros de distancia, por el último, cortó en dos mitades el cuerpo del héroe, arrebatándole de la diestra la espada que fué a enclavarse en el puente de la nave victoriosa.

IX. Tenia todo esto lugar en los principios del segundo año de la guerra, i el bravo jefe que por todas partes andaba a caza de hazañas i de fortuna, logró ser nombrado al regreso de su espediciou al Norte, comandante del monitor Huáscar, recientemente adaptado para la guerra d e s pués de su destrozo i captura eu punta Aligamos. Confióle este puesto el contra-almirante Riveros, jefe de la armada, i su antiguo a m i g o i compañero, i esto, según en aquella época (lijóse, contra la oposición del Ministro de la guerra en campaña, don Rafael Sotomayor, que c o n o cía la temeridad del comandante T h o m p s o n i se inquietaba por el arrojo de su alma, no siempre bien gobernado ni por el hierro de la disciplina ni por el hielo de la razón.

Sea de ello lo que fuere, logrado aquel puesto, el c o mandante Thompson dirijióse a Arica el 24 de Febrero de 1880. a reemplazaren el bloqueo al comandante L a t o r re, que en el Cochrane hacia aquel penoso servicio desde hacia tres meses i que ahora necesitaba con urjencia l i m piar sus fondos. I apenas hubo el impaciente tritón llegado, en el lomo (le sn monstruo de hierro, frente a las baterías de granito del histórico Morro, sintiendo revolverse en su pecho todas las anuentes pasiones i deseos que le traían desde el principio de. la guerra ajilado i encendido c o m o las hornillas de su nave, resolvió ejecutar alguna hazaña temeraria i de renombre, o sucumbir. Todos los que entonces estuvieron cerca de él. sospecharon con justicia esta resolusion inquebrantable de su espíritu, i acaso fué uno de ellos el Ministro de la Guerra al denegarle sn aquiescencia. Se le veia irritado, descontento, sombrío, c o m o un hombre que vacila entre una cosa inmortal i el suicidio. " N a d i e puede dudarlo hoi día, — escribía en efecto i casi contemporáneamente con sn fiu uno de los historiadores de la g u e r r a , — T h o m p s o n quería engrandecerse, o morir. Desde sn noble hazaña de P a p u do (con W i l l i a m s ) i de A b t a o (siu él), habían trascurrido quince años de vida vulgar, oscura, brega, penosa por el pan i por la dicha, era pasada que en la existencia breve es toda una vida, dentro de la cual otros, mas afortunados i mas j ó v e n e s , habían pasado ¡a meta de su propia gloria envejecida, Praf, que para él había sido un aprendiz, era va una inmortalidad, Laíorre que delante de su talle eraun niño, le había aventajado en fama i en grados. I así los demás.

459

SESTO.

Fué así tan súbito i tan tremendo el golpe mortal, que ni siquiera el lampo de la agonía llegó a imprimirse en el rostro ileso i hermoso del capitán inmolado a su bravura i a su índole. E l semblante del heroico muerto,—• decia a este propósito, inspirándose en la relación de los testigos de vista, uno de sus biógrafos de la primera hora, — r o s t r o blanco, ovalado, hermoso i altivo, tipo acabado del Norte, había quedado plácido, risueño i entero. Según el marinero Alfredo González, hijo de Santiago, que hecho sus restos dentro de un barril, ataúd improvisado del mar, el comandante Thompson solo habia recibido una leve lesión en la oreja derecha, i esto tal vez esplica su dulce sonrisa i sus ojos blandamente entoldados sobre el profundo iapiz'ázuli de su órbita. El héroe había muerto sin dolor h u m a n o . " XII. Cuando el capitán Thompson, bravo entre los bravos del océano, cayó sobre la cubierta de hierro del acorazado de mayor guerrera fama hasta aquí conocido en los mares, i en pos de Prat i de Gran, contaba apenas 40 años i era una de las nobles esperanzas de nuestra marina, porque la naturaleza, las pasiones i bis razas habían forjado en su estructura el ímpetu i el rayo de que nacieron en el Norte los Nelson i los Cochrane i en el Sur los Gruvina i los Churruca. Paz i gloria sea nor esto tributada a su ínclita m e m o ria!

XXVIII. ! j j

Biografía del jcneral Narciso Campero, por J. V. Ochoa. "Don Narciso Campero, uno de los mas distinguidos militares de Bolivia, nació en el pueblo do Tojo, provincia de la Concepción, en ci t! 'j>::r!:uìH-!;to de Tarija"... (Apuntes •p'ir-i !<i /:'*í<n-i<' Iio'!,'¡,>¡>of Jenaro Sanj !ior:iI i'tiiiiji'.'ni en Üohvia »•;•}-JU .'.ío¡lcu ! iVi'ú, l i ' - n c í i'aiuu i iwiiibiv de !1

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1

"J^.L-'.S bien, ¡-'on so!o Jos lo¡:<).< ios enpa^es de bis locaras íiorúieas, v¡'-ir, en¡no <¡:>.¡] .soiido perder los pueblos, las lijas veces los lian sít]vado. f ¿Hdj-' ruATpo (/c /mpft.i tic Potati aì Loa';—El jcneral Xareiso Campero:—K:, FI:RI:OCAI:IML da Santiago de 1*> de Mayo de 1879.)

''De suerte que hirviendo eu su ígnea máquina de carne ' i de acero todo aquel pábulo de iras, de reproches i de desengaños, j u n t o eo:i el reinante amor a los c o m b a t e s , A l abrirse la campan;! i c u a n d o el ciego patriotismo iba a producir en el alma del comandante Thompson i m - ! inventariaba los elementos i las fuerzas de que disponíaporulerahle hazaña, o la muerte. mos para entrar en la lucha, la persona del jenera! X a r -


400

GUERRA

DEL

ciso Campero era contada en primera línea, c o m o cabeza pensadora, militar ilustrado i brazo aguerrido; por lo q u e se esperaba de él, que levantaría la bandera de Bolivia a la altura de su fama de valiente i de sus c o n o c i m i e n t o s en el difícil arte d e la guerra. Esta persuacion íntima, nacida sin d u d a al influjo de un perfecto e x a m e n que hicieran de él los corazones i las conciencias de sus compatriotas, ora corroborada bien p r o n t o por el j u i c i o rara vez errado de los escritores c h i lenos, que veian en C a m p e r o hi,primera espada de Bolivia ( 1 ) . El personaje que nos ocupa, ha d i c h o en una de sus proclamas do actualidad, que fué el primero en levantar la bandera de guerra contra Chile i que será el ú l t i m o en plegarla. Es la verdad. La noticia del asalto do Autofagasta se s u p o antes que en La Paz, en Tupiza, por la vía de B u e n o s Aires. Campero, que vivia en su tranquilo hogar, situado a l a sazón en las provincias de Chichas, fué turbado por tan infausta nueva en m e d i o de la felicidad d o m é s t i c a i c o m o buen patriota, realmente fué el primero en lanzar el grito de alarma i ofrecer sus servicios al G o b i e r n o para la d e fensa nacional. ¿ C ó m o h a d e s e m p e ñ a d o el papel que le tocó en ella? V a m o s a espresarlo c o n la franqueza que es de nuestra c o s t u m b r e i c o n la imparcialidad que h a menester la historia c o n t e m p o r á n e a de los h e c h o s i de los h o m b r e s , p r o curando en la m a y o r parte de esta relación, ceder la palabra a d o c u m e n t o s auténticos, por si dudar se pudiera de nuestra desautorizada palabra. Antes, c o n f o r m e al plan hasta aquí establecido, e c h e m o s una rápida ojeada sobre la persona i vida del hoi mandatario de la República.

El retrato lo haremos por m a n o estraña. " E l jeneral C a m p e r o es u n h o m b r e de regular estatura, de constitución delgada, de ojos vivos i palpitantes, de un largo i espeso bigote. " S u rostro tostado por el ardiente sol de las rejiones orientales d o n d e r o d ó su cuna, tiene u n color mate, algo c o m o las negruscas arenas de las pampas arjentinas. " S u cabeza, casi c o m p l e t a m e n t e calva, se eleva sobre sus h o m b r o s c o n un noble desembarazo; sus maneras d e s envueltas, su voz un p o c o áspera i sus ademanes acentuados están enseñando bien claro, tras el frac del diplomátic o o el paleto del viajero, a un m e c á n i c o i ríjido militar. " U n a fisonomía severa sin ser adusta, " N o b l e z a i mesura en los ademanes. " M i n u c i o s i d a d prolija en todos los actos de la vida. "Cierto aire m e t ó d i c o i regular, c o m o quien tiene en vijilancia los puestos, i los centinelas sobre las armas, el señor C a m p e r o es un jeneral en el gabinete, c o m o en el c a m p a m e n t o militar. " S u d i c c i ó n un tanto floja; pesado i confuso en la esposicion, i sin n i n g u n a dote oratoria, es e s c u c h a d o n o o b s tante en la tribuna parlamentaria. " C o m o escritor, Campero escribe c o n pureza pero sin elegancia. Cuida m u c h o d e la alineación, de la corrección de sus escritos, es un purista, pero n o u n escritor g a l a n o " (2). Nosotros diremos en conclusión: C a m p e r o debió ser periodista, por su afición a escribir i su incansable laboriosidad, propia mas bien de un bibliógrafo que de un militar. S e g ú n el autor del retrato que precede i del historiador c o n t e m p o r á n e o (3) q u e h e m o s citado en el encabézala)

]1L FERROCARRIL de Santiago; articulo arriba citado.

(2) "Los hombres de hoi" por Pascual el Parlante, Números 128 i 129 de LA

TRIBUNA de la

Paz.

(3) El laborioso escritor don Jenaro Sanjinés.

PACIFICO.

m i e n t o de las presentes líneas, d o n Narciso C a m p e r o es nacido en T o j o del departamento de Tarija. El año de su venida al m u n d o fué, si n o nos e q u i v o c a mos, el de 1815. O p t ó por la carrera de las letras i llegó a ser a b o g a d o ( 1 8 3 7 ) , cosa p o c o c o m ú n en los militares de nuestro país. El jeneral Santa Cruz, deseoso de dotar a Bolivia de una escuela verdaderamente militar, envió a Europa varios j ó v e n e s escojidos de las universidades, a que se h i cieran maestros en los afamados colejios do Francia. C a m p e r o fué u n o de los designados. Parece que le c u p o la suerte durante su aprendizaje, de hacerlo prácticamente, m a r c h a n d o c o n el ejército francés a la c a m p a ñ a de Arjelia (4). D e regreso a la patria, c o n c u r r i ó c o n el g r a d o de capitán a la batalla de Ingavi; v o l v i e n d o en 1845 a Europa, i c o n el carácter de Secretario do la L e g a c i ó n Boliviana en I España i c o m o c o m i s i o n a d o especial para hacer estudios | militares. i La noticia de la elevación de B c l z u al P o d e r S u p r e m o j de Bolivia, la recibía Campero en las playas del Viejo M u n d o i c o m o b u e n a m i g o do Ballivian, dejaba c o n tal | m o t i v o la calidad oficial q u e investía, para espiar el m o m e n t o de su vuelta, a fin de juntarse c o n el d o c t o r Linares, que c o m o presidente del congreso del G o b i e r n o derrocado, era el que ajitaba la tea de la oposición contra aquel caudillo, ídolo de las masas populares. Asistió por consiguiente, siempre en las filas contrarias a las de B e l z u i Córdova, a todas las convulsiones intestinas que p r o v o c a r o n éstos c o n su Gobierno. " V o l v i ó al servicio militar c o n el d o c t o r Linares," dice el señor J. Sanjinés, autor de los apuntes de historia que h e m o s por dos veces y a citado. I agrega en seguida: " C o r o n e l i j e f e político de Potosí en 1859, c u a n d o la revolución del Sur a favor de Belzu, llenó su deber dignamente, pues preso en poder de los revolucionarios, no p u d i e n d o arrancarle éstos, ni sentándole varias veces en el patíbulo, una orden para que se rindieran las fuerzas del G o b i e r n o encerradas en la casa de Moneda. M u i honrosos para Campero, fueron los términos de la resolución absolutoria que p r o n u n c i ó a favor s u y o la Corte S u p r e m a en el j u i c i o a que le sometió el Dictador. Era C o m a n d a n t e Jeneral de C o c h a b a m b a el 14 de Enero de 1861, i dejó el puesto protestando contra esa infamia. (5) El jeneral A c h á le c o n t ó naturalmente entre sus opositores. Por alejarse entonces de la escena, e m p r e n d i ó un n u e v o viaje a Europa." V i n o Melgarejo, i a p o c o apareció C a m p e r o a su lado, sirviéndole de guia i sostén en el m e m o r a b l e asalto del palacio de Belzu, c o n que aquel ogro boliviano asentó su d o m i n a c i ó n en Bolivia bajo las bases de u n increíble acto de arrojo i animosidad salvaje. L a muerte de Belzu p r o d u j o a C a m p e r o " n o p o c o aborrecimiento, especialmente entre algunas clases del pueblo fanáticas" por su adorado caudillo. E n 1874 p u b l i c ó nuestro personaje un libro en Paris c o n el título: " R e c u e r d o s del regreso de E u r o p a a Bolivia i retiro a T a c n a del jeneral Narciso C a m p e r o , " en el que c o n la m a y o r llaneza de estilo refiere los acontecimientos, los pormenores, las peripecias i m u c h o s interesantes detalles de la c a m p a ñ a de Melgarejo c o n t r a L a Paz que dio término c o n el notable suceso del 27 de Marzo de 1865, del que y a h e m o s h a b l a d o , i de la parte que a él cúpole tomar c o m o Jefe de E s t a d o Mayor del v e n c e d o r de Belzu. (6) (4) No tenemos seguridad si eu dicha permanencia o en su segundo yiaje a Europa, hizo Campero aquella campaña francesa. (5) El golpe de Estado contra Linares. (6) Hé aquí como el diario chileno arriba citado, describe el papel de Campero en las escenas de Marzo de que hemos hecho mérito: "Pero hubo en el asalto de La Paz un hombre mas bravo que Melgarejo, porque conservó toda su sangre fria, dirijió el ataque en persona, conforme a las reglas del arte, i condujo al mismo Melgarejo ya desatentado hasta el palacio, donde no fué él, como se ha dicho, sino un riflero llamado Vega el que


CAPITULO

D i c h o libro ha d a d o m u c h a luz para la historia de esa época, i fué la causa para que se provocara un duelo e n ­ tre el autor de él i el hoi jeneral Nicanor Flores, i n c u l ­ p a d o por Campero, si mal n o recordamos, c o m o causante del desbarajusto do la oposición del Sur contra Melgarejo. Tal duelo, que debió tenor lugar en La Quiaca, línea divisoria c o n la R e p ú b l i c a Arjontina, no se llevó a cabo, por incidentes que omitimos esplicar. E n su libro do ' R e c u e r d o s " , también refiere el señor C a m p e r o la manera c o m o terminaron sus relaciones i c o m p r o m i s o s c o n Melgarejo: por resultado de una de esas tantas peliagudas tambarrias, en que "la fiera le m o s ­ tró los ensangrentados colmillos." Proscrito i alejado do la política desde entonces, pasó t o d o el resto del sexenio entre ol Perú, el U r u g u a i i la R e p ú b l i c a Arjontina, hasta 1871 después de la caida de Melgarejo, en que apareció otra vez en la escena, c o m o diputado a la asamblea de aquel año i Ministro de la Guerra del primer gallineto parlamentario de Morales. C u a n d o esto gabinete fué reemplazado por el de la v o ­ luntad del jeneral Morales, C a m p e r o volvió a la v i d a pri­ vada, i os en aquella fecha, si n o n o s e n g a ñ a m o s , que contrajo m a t r i m o n i o c o n la señorita Lindaura A n z u á t e g u i , su actual esposa i una de las mujeres de mas talento i de mejor trato social sin d u d a que cuentan los estrados b o ­ livianos. La luna de miel la pasó d o n Narciso v i a j a n d o una vez mas a Europa, a d o n d e m a r c h ó de Ministro P l e n i p o t e n ­ ciario ante las cortes de Inglaterra i F r a n c i a . D e regreso de su misión, parece que sub y u g ó sus aspi­ raciones de h o m b r o público a las fruiciones de la felicidad d o m é s t i c a i renunció desde entonces a dar su n o m b r e a sonar al r u m o r o s o aire de la política. Y a h e m o s d i c h o c ó m o fué el primero en recibir la n o ­ ticia de la guerra. Pasaremos a examinar el rol q u e ha d e s e m p e ñ a d a en ella.

EL

D EI S ERTO.

"Nosotros conocemos personalmente a Campero i sabemos de lo que es сарая, i por e¿to nos inclinamos a creer que si ha podido señalarse con el dedo en el ejército de Bolivia un jefe destinado a acometer la travesía del desierto, ese jefe no lia podido ser sino el jeneral Campero."— (EL PKI I HOCAI ­.KI L de Santiago: artic ulo ¡ja c itado.) "Conviene jeneral i amigo, que haga Ud. inmediatamente un propio, para que la divi­ sión Campero venga a marcha rápida sobre Guatacondo, maniobrando de modo que el ene­ migo crea que va sobre Calama."•­(Telegrama orijinul del jeniral Prado de Aric a, al id. Da­.acn Po~o Almonte, de Sí de Julio de lá70.)

Ya h e m o s d i c h o al c o m e n z a r esta Semblanza, c u á n t o se prometía el patriotismo boliviano de los esfuerzos i talentos del jeneral Campero; a quien se le e n c o m e n d ó por tal m o t i v o , la d i r e c c i ó n del l u c i d o c u e r p o ele tropas organizado por los pueblos del Sur de la República, que por la fama de sus h o m b r e s para la milicia, han h e c h o decir a un chileno " q u e hasta sus piedras son soldados," i que, c o n el n o m b r e de la quinta división, debia ser el primero en operar sobre el territorio invadido. A principios de M a y o del 79, estaba ya organizada de la siguiente manera: Batallón Bustillo, 1. ° de Potosí. Id. A y a c u c h o 2 . ° do Potosí. Id. Tarija, G ranaderos de la G uardia. Id. C h o r o l q u e , 3. ° d e Potosí. tirando por sobre el hombro de su jefe su rifle, mató de mampuesto a su rival. No necesitamos agregar que ese bravo, en el sentido racional i militar de esa palabra, fué el coronel Campero. Ese mismo dia i en medio de la plaza de La Paz, Melgarejo lo hizo jeneral, en ol campo do batalla. "Ministro i favorito el jeneral Campero i prefecto de La Paz bajo la dicta­ dura, durante unos pocos meses... etc." (EL FERROCARRI L de Santiago,)

SESTO.

461

E s c u a d r e n Franco­tiradores, c o m p u e s t o de jefes i ofi­ ciales, i C o l u m n a de operaciones, vanguardia de la quinta d i ­ visión. ( 1 ) Estas fuerzas, c o m o todas las de n u e v a creación al principio de la guerra, estaban desarmadas. U n activo negociante arjentino, d o n A d o l f o Carranza, se c o m p r o m e ­ tió c o n el G obierno a internar por la via de su patria un n ú m e r o c o m p e t e n t e de rifles para armar la quinta d i v i ­ sión, que en su buena i primera é p o c a se c o m p o n í a de mas de 2 , 0 0 0 h o m b r e s .

Después de dificultados sin n ú m e r o i de cuantiosos gas­ tos, ( 2 ) llegaron las esperadas armas el 8 de Julio de aquel año, ( s e g ú n E L C H O R O L Q U E de T u p i z a ) al pueblo de Cotagaita, que había elejido Campero para su cuartel jeneral i d o n d e tenia reunidas todas las fuerzas; aun c u a n d o el señor Manuel Y . A l b a , auditor a la vez que c o ­ misario de guerra de la quinta división, asegura que ésta, a finos de Julio so hallaba sin el armamento respectivo. El h e c h o es que las armas, estuvieron hasta A g o s t o en p o d e r de la quinta división i fueron pagadas c o n usura (en pinas de plata) al contratista Carranza, en igual fe­ cha. ( 3 ) Es entonces que el jeneral C a m p e r o h i z o la primera tentativa sobre el desierto. P u d o llegar a San Cristóbal, d e j a n d o en su tránsito varios soldados que so e n c o n ­ traron muertos por el frió en sus c a m p a m e n t o s , i otros que perecieron por enfermedad. Situada la división en Lipez se procedió a hacer el inventario del fon­aje i v í v e ­ res para continuar la m a r c h a adelante; resultando de que esos elementos de vida n o p o d í a n alcanzar sino para 1 5 o 2 0 d i a s . . . E n el conflicto de pasar adelante a un desas­ tre ridículo i seguir o continuar allí esperando n u e v o s recursos para guardar la retaguardia de la división i c o n las provisiones necesarias atacar Calama, el señor jeneral en c o n s e j o de jefes, resolvió la retirada sobre T o m a v e , único p u n t o favorable en aquella situación. (4)

O l v i d a el señor comisario A l v a mencionar, entre las razones que orijinaron la prematura retirada de fatídico augurio, una de m u í seria responsabilidad i que p u d o ser de fatales consecuencias militares. A l recibir las armas de .la Arjentina, el jeneral de la quinta división no habia tenido la precaución indispen­ sable, de que se probaran con un fogueo las municiones. U e s p u e s que fueron pagadas, el coronel J u a n B. A}'oroa, j e f e d e uno de los cuerpos, se e m p e ñ ó que se enmendara 'tal falta. ¿I qué resultó? Q u e las m u n i c i o n e s eran en su m a y o r parte inservibles, unas por estar pasadas i otras, por no corresponder al ca­ libre de los rifles vendidos por Carranza. ( 5 ) H é aquí lo que el jeneral Daza decia apropósito, en una carta dirijida do T a c n a al jeneral Campero, c o n fecha 7 de D i c i e m b r e del 79: "Cada vez mas m e sorprende de ver c o m o es que U d . haya p o d i d o recibir una m u n i c i ó n inservible sin verificar previamente su r e c o n o c i m i e n t o , cosa indispensable c u a n ­ d o se trata de armas o m u n i c i ó n . Este descuido que, si el e n e m i g o hubiese sido mas arrojado de avanzar un p o c o sobre el interior d e nuestra República, nos habría causado (1) Uu otro pequeño cuerpo llamado escuadrón Méndez, pronto se refundió en los otros cuerpos de la división. (2) Los Remington vendidos por Carranza a liolivia costaron casi el doble de los comprados en Nueva York por el coronel Andrés Aramayo. (3) Según el contrato de venta de armas, celebrado entre el activo pre­ fecto de Potosí, señor Francisco Buitrago i clon Diego 15. Thompson, represen­ tanto de los vendedores, en Tupiza a Julio 3 de 1S79, se comprometieron entregar éstos 2,922 rifles Remington al precio de 43 bolivianos 33 centavos, con la dotación de mas de 100,000 tiros o cartuchos mecánicos " a l valor de 60 bolivianos el millar." (4) "Cuenta que rinde el comisario de guerra de la quinta división ante el Supremo Gobierno."—La Paz, 1880. (5) "Dotación que no pasará de 86,350 tiros, i de éstos una gran por­ ción de calibre mayor i otra inútil del todo, por hallarse pasada la pólvora en ellos contenida"... (Informe del prefecto de Potosí.)


4G2

GUERRA

DEL

la peor, de nuestras vergüenzas, p o r q u e esa división se habria encontrado sin c ó m o p o d e r combatir, por solo la falta de previsión que j u s t a m e n t e se hubiera considerado falta de descuido. " A s í , pues, solo U d . responderá al G o b i e r n o i al país de no haber obrado c o n f o r m e a las órdenes c o m u n i c a d a s por el Estado M a y o r Jeneral i de haber permitido que el e n e m i g o hubiese avanzado hasta Canchas Blancas, desolando i r e d u c i e n d o a la mas c o m p l e t a miseria a m u l t i t u d de familias bolivianas, que fiaban su seguridad en la quinta d i visión, que se organizaba bajo su m a n d o hacen 5 meses. " E n esta virtud, y o desde ahora, he declinado en U d . toda responsabilidad por estos cargos que mas tarde el país quiera hacer al Capitán Jeneral del ejército boliviano, a fin de que la historia sea j u s t a para c o n sus verdaderos servidores (sic.) Esperando q u e esta mi carta lo encuentre y a en marcha, c o m o siempre m e repito de U d . su afectísimo amigo i seguro servidor.—II. .Daza." (1)

¿Cuáles fueron esas órdenes c o m u n i c a d a s por el Estado M a y o r Jeneral de Tacna al j e f e de la quinta división? se preguntará quién lea la anterior carta. P o d e m o s darlas a conocer. C u a n d o el jeneral D a z a m a r c h ó al Sur, a inspeccionar las dos divisiones de nuestro ejército allí estacionadas, recibió el telegrama del S u p r e m o D i r e c t o r que h e m o s c o l o c a d o en el encabezamiento del presente párrafo, i fué la causa para que inmediatamente dirijiera al jeneral de la quinta división, el oficio que va en seguida, por m e d i o d e la secretaría jeneral. " P o z o A l m o n t e , A g o s t o 1. ° de 1 8 7 9 . — A l señor J e n e ral C o m a n d a n t e Jeneral d e la quinta d i v i s i ó n . — S e ñ o r : — Es orden del señor Capitán Jeneral que, c o n f o r m e a las prevenciones que le tiene hechas, avance la m a r c h a de la división quinta lo mas p r o n t o posible. " L a dirección que debe tomar es sobre Guatacondo, p r o curando dar a! enemigo todas las apariencias de que ella va sobre Galanía. " M a n d a r á Ud. a Guatacondo un propio que anuncie su marcha con designación del itinerario,a fin de que se abastezcan da provisiones desde que doble la cordillera.—Dios guarde a U d . . — ( F i r m a d o ) — S c r á p i o Reyes Ortiz." Este apremiante pliego, que según Vicuña Mackenna, fué conducido a su destino por el patriota teniente coronel don Julio S. Carrillo (hoi prisionero en San Bernardo)juntamente con una carta en el m i s m o sentido del coronel B. Suárez (que omitimos i n s e r t a r ) , — c o m o se desprende de su tenor, no fué mas que la ¡•(•petición de anteriores prevenciones, para que la división Campero tomara dirección s o bre Tarapacá. N o necesitamos advertir que dichas órdenes fueron d i c tadas, en previsión de que Santa María en A n t o f a g a s t a , preparaba la invasión sobre el territorio peruano. ,'Fneron ellas c u m p l i d a s ? — L o s hechos responden que nó'(2). C o m o se ve, pndo pues la invisible división (que así se la llamó desde entonces,) llegar aun a paso de tortuga, en el largo trascurso de tres meses qne mediaron entre las antedichas órdenes i San Francisco, a la cita del honor i del patriotismo. Cuando l'isagna fué de los chilenos, volvió Bnendia a hacer otro propio a la perdida división, creyéndola en c a mino, para, que redoblando su marcha acudiera a reforzar el ejército del Sur p r ó x i m o a combatir. Marchó con tal comisión el sárjente mayor Cipriano Ugarre, qne según el pliego de su itinerario, que reza orij i nal en nuestros documentos de campaña., llegó a T o m a v e el 13 de Noviembre, donde aparece la notificación hecha a Campero i estuvo de regreso en el cuartel jeneral de Tarapacá el 23 del mismo mes. \1) Diario de la campaña del H. V: Tomo 1. . (2; Aii calificó a la división Cami oro, e! Bot.tin del ejercito peruano. c

PACIFICO.

Mas, tan estemporánea advertencia era ineficaz puesto que órdenes primordiales no se habiau cumplido. ¿Cuál la cansa? A n u no se ha podido averiguar. E l jeneral Campero asaz aficionado de contar por medio de su pluma la historia d e s ú s actos, ha guardado i aun guarda profundo silencio a este respecto, así como sobre todo lo qne concierne a la peregrinación de mas un año de las fuerzas de su mando. L a campaña de la quinta división se halla envuelta en las sombras del misterio. E s todavía un m i t o : ( 3 ) motivo por el que renunciamos a historiarla. Desde que la dejamos en Tomave, de regreso de su primera retirada se pierde a nuestra vista entre las impalpables brumas del desierto, i solo noticias de prensa, mas o menos alucinadas i auténticas, dan pálidos reflejos de sus m o v i mientos. U n a débil luz se vislumbra en aquel antro de sombras, i es la victoria del Tambillo, obtenida cerca d e A t a c a m a el 6 de D i c i e m b r e de 1879, por el valeroso coronel d o n R u f i n o Carrasco al m a n d o de una c o l u m n a de Franco-tiradores, sobre otra igual de fuerzas chilenas. ( 4 ) N o será domas recordar q u e tal revés, trajo a p o c o terrible represalia de parte del e n e m i g o : el i n h u m a n o incendio de la indefensa aldea de San Pedro de A t a c a m a . Se h a d i c h o c o m o única disculpa do la i n m o v i l i d a d de la quinta división, que fué orijinada por las prevenciones 1 órdenes contradictorias de Daza al j e n e r a l Campero. N o n e g a m o s q u e existieron tales prevenciones; pero es necesario convenir, que el jeneral Daza desde q u e se abrió la c a m p a ñ a e m p e z ó a ver en el jeneralísimo de la división mitolójica, una amenaza para la estabilidad de su poder, i receloso c o m o el que mas de éste, su ú n i c o empeño consistió en procurar arrancarlo del c o r a z ó n de Bolivia, d o n d e repetimos lo creia un peligro para su G o b i e r n o por las fuerzas de que disponía i atraerlo hacia la campaña, a cualquier p u n t o de la costa: que para él era indiferente, c o n tal de sacarlo fuera de la frontera de la República. Para llegar a tal fin, o r d e n ó q u e las autoridades de Potosí le proporcionaran todos los m e d i o s posibles de m o vilidad. A s í se hizo. E l estenso e interesante informe del prefecto de Potosí señor Buitrago, que hace p o c o h e m o s citado, (i que aun n o está c o n t r a d i c h o ) nos da una perfecta idea de los suministros h e c h o s a la quinta división de toda clase de recursos, para que entrara en campaña. C o m o prueba del estado halagüeño de aquella división, en los meses en que debió concurrir al llamamiento de Tarapacá, insertamos a c o n t i n u a c i ó n el d o c u m e n t o que va en seguida i que n o necesita de comentario. " S a n Cristóbal, O c t u b r e 23 de 1 8 7 9 . — S e ñ o r Editor de EL

INDUSTRIAL—Sucre.

C o n c i b o la sensación q u e haya p r o d u c i d o en esa capital la noticia de la m a r c h a de la quinta división. Al fin v e n c i e n d o toda clase de obstáculos, ella se ha movido dispuesta a hacer la travesía del desierto. El 11 del corriente salimos de Cotagaita, i después de un descanso de 2 dias en A t o c h a i 8 d e marcha, llegamos a este pueblo el lunes 20 a las 3 P. M. A d m i r a b l e h a sido el entusiasmo de la tropa en la m a r c h a por el despoblado; todo, todo h a c o l m a d o nuestras aspiraciones. Hemos_ encontrado en magnífico estado las fuerzas de vanguardia, i nos ha sorprendido el escuadrón Franco-tiradores, por el crecido n ú m e r o ele plazas c o n que cuenta, por su rápida organización i por su destreza en las evo( 3 ) " N o lia quedado constancia do que aquella orden apremiante fuera recibida; pero si lo fue;, no hubo medio humano de darle cumplimiento, porque el sub-prefecto de Lípcz don Onofrc Aramayo, despachaba el 12 de aquel mismo mes un chasqui a (íuatacondo, anunciando que Campero no se movía de Cotagaita ni llegaba siquiera su vanguardia, que se le tenia anunciada ... (Historia tic la camparía de Tarapuaipor Vicuña Maclv.mia.) ( 4 ) Según el paite pasado al Sub-prefecto de L i p c z p o r el intrépido Carrasco, el enemigo dejó en su poder en dicha acción l o rifles, 11 espadas, 10 cartucheras, 160 tiros i 27 soldados entre muertos, herido* i prisioneros.


CAPITULO

luciónos; siendo d e advertir que él se lia formado en p l e n o d e s p o b l a d o i sin recursos d e n i n g ú n j é n e r o . Está en u n brillante pié i n o d u d a m o s q u e prestará eminentes servicios a la división T e n e m o s recuas i carretas para el trasporte d e l tren de la división, i m u i luego c o m e n z a r á n a llegar provisiones que, según anuncia el señor prefecto d e Potosí, se acopian c o n gran actividad en las provincias d e P o r c o , Sur i N o r - C h i e h a s . " Causaría asombro inesplieable sin d u d a a la c o n c i e n cia pública i a la posteridad, el m ó v i l q u e retuvo al j e n e ral C a m p e r o para c u m p l i r el mandato d e la honra n a cional, siempre q u e antes de q u e nosotros h a y a m o s levantado u n a punta del velo q u e c u b r e la misteriosa peregrinación d e la división invisible, n o hubiera esplicado las cansas un franco i valiente escritor, el señor Luis Salinas Vega, en ,su ú l t i m o folleto publicado en Tacna. N o s ahorra el trabajo q u e habríamos tenido que t o marnos para averiguarlas. Cerramos p o r consiguiente este parágrafo, d a n d o la palabra a d i c h o señor, que hace la disección d e l j e n e r a l Campero en los siguientes términos: " S u conducta c o m o jefe de la quinta división, ha sido verdaderamente criminal i antipatriótica. "Prefirió vagar en el desierto por varios meses sin llegar j a m á s a su destino, e inutilizó su división haciéndola además sumamente gravosa al Estado. La existencia de la quinta división, llegó aun a ponerse en duda por unos i fué por otros llamada la división de los israelitas, eu atención a su eterno vagar por el desierto. 'E1 jeneral Campero pudo llegar a San Francisco i t o mar parte en la batalla, pudo siquiera encontrarse eu T a rapacá i pudo todavía, con su división, impedir el total desbande de las tropas que habían estallo en San Francisco. Con un poco de tino i previsión, habría podido reorganizar i conservar esa parte de nuestro ejército. " L a prensa ha publicado d o s notas firmadas por el jeneral Campero, i fechadas en los primeros días de N o viembre de 1879. La una está dirijida al jeneral don Carlos Villegas i tiene p o r objeto anunciarle la p r ó x i m a incorporación de la quinta división al ejército aliado que mandaba el jeneral Bnendia. " L a otra, mas terminante, dirijida al coronel don N a p o león Tejada, que se encontraba de avanzada eu Guatacondo le participa, que teniendo elementos i un camino espeilito, pronto se hallaría en Tarapacá, a la cabeza de sus tropas. "Sin embargo, la quinta división no llegó a prestar sus servicios al país en tan premiosa situación. " P a r e c e que el jeneral Campero hubiera tenido un especial cuidado en alejarla de su objetivo i eu conservarla. P o r esto es que hai fundamento para creer qne el jeneral C a m pero espiaba la ocasión de apoderarse de la presidencia, sirviéndose de las tropas que estaban bajo sus órdenes para defender la patria. " H a i mas a u n . . . e t c . " :

XXIX. EDITORIALES. LAS

VICTORIAS

MILITARES OBJETO

(Editorial de

D E L PERÚ

D E S U

I E L

V E R D A D E R O

FICCIÓN.

E L DIARIO O F I C I A L . )

Santiago,

Febrero

25 de 1880.

El Gobierno dictatorial d e L i m a acaba d e espedir d o s decretos q u e causarán a s o m b r o aun a los m i s m o q u e y a están acostumbrados a n o asombrarse o a asombrarse m u i poco de lo q u e pasa en el Perú. Por u n o d e ellos so declara " v e n c e d o r e s d e Tarapacá" a los jefes, oficiales i soldados del cuerpo d e ejército q u e

SESTO.

4G3

se batió e n este c a m p o , i se señalan los honores i r e c o m pensas a que c o n tal victoria se han h e c h o acreedores. En el otro, espedido en la misma fecha, se ordena p r o seguir rigurosa investigación de la c o n d u c t a observada en el c o m b a t e de Dolores, o sea A l t o de San Francisco, por el j e n e r a l Buendia i coronel Suarez, que son cabalmente los dos jefes d e las tropas que se dicen ganaron laurel de g l o ria en Tarapacá. C o m o se vé, este laurel, tan aparatosamente r e c o n o c i d o por el G o b i e r n o d e Lima, n o remide a los que lo ciñeron, de la inflexible justicia de sus superiores. Para el Perú, c o m o para la c o n v e n c i ó n francesa de 1793, la victoria n o es una amnistía. Asistimos a las tremendas severidades del heroísmo antiguo, del heroísmo griego i r o m a n o de los buenos tiempos. ¿Qué se propone obtener el G o b i e r n o del Perú c o n estas pueriles fantasmagorías? Seguramente n o pretende hacer creer a los imparciales espectadores d e la contienda, que e n efecto la victoria e n Tarapacá q u e d ó en favor del ejército peruano. Las p r i m e ras tentativas hechas c o n tal propósito, fracasaron y a lastimosamente, aun sin necesidad d e espresa rectificación en favor d e la verdad. Los diarios norte-americanos i e u ropeos a quienes se remitió bajo cubierta oficial, i reforzado c o n atestación diplomática el Boletín d e aquella prentendida victoria del Perú, se permitieron dudar de su certid u m b r e , observando q u e los h e c h o s que llegaban a su c o n o c i m i e n t o estaban m u i lejos d e corroborarla. ¿Cómo, se dijeron esos diarios, el ejército del Perú vence a su e n e m i g o , i sin e m b a r g o le abandona inmediatamente el c a m p o d e batalla? V e n c e , i n o obstante deja en p o d e r del chileno sus heridos, sus parques, i hasta las pocas armas que habia conquistado e n la refriega? V e n c e , i fuga al través d e inmensos desiertos, prefiriendo dar el rostro al hambre, a la sed i a la mortal fatiga d e m u c h o s dias d e m a r c h a , antes que volver sobre el que acaba d e derrotar? V e n c e , i sin e m b a g o a b a n d o n a una v e z mas, i en ésta definitivamente, el rico territorio d e c u y a guarda i defensa estuvo encargado i para las cuales dispuso de seis meses de tiempo i d e poderosísimos recursos d e t o d o jénero? ¿Qué victoria es, pues, esa, que hace a los chilenos dueños absolutos d e la provincia d e Tarapacá, principal o b j e t i v o de la primera campaña, i avienta en el desierto las reliquias d e l ejército peruano, apenas recojidas p o c o después bajo las fortalezas de Arica? Si el Perú ha vencido, ¿ c ó m o es que Chile sustituye su d o m i n i o al d o m i n i o del Perú e n aquel territorio i ejerce e n él amplia e incontestada j u r i s dicción? Esto, p o c o mas o m e n o s , se han preguntado todos a q u e llos a quienes el Perú ha participado e n circular noticiosa, que llevó sello d e cancillerías i legaciones, la famosa v i c toria peruana de Tarapacá. I tales preguntas, n o difíciles sino imposibles d e contestar por parte d e l Perú, bastan para c o n v e n c e r aun al mas testarudo, d o que si es hacedero decretar la victoria sobre el papel, c o m o el alcalde del festivo Larra decretaba la alegría para sus parroquianos enfiestados, n o lo es igualmente c o n v e n c e r a las j e n tes que ven i que razonan, d e que h a v e n c i d o u n ejército que fuga, que arroja sus armas i las que t o m ó a los c a d á veres d e l e n e m i g o , que a b a n d o n a sus parques i que h u y e d e j a n d o atrás la tierra que p a l m o a palmo debió disputar. E l decreto del Gobierno peruano no ha sido, pues, destinado a la esportacion, no tiene por objeto ejercer en el esterior influencia favorable a la prosecución de la guerra por parte d é l a causa de los aliados. E s e decreto, como el que se refiere al juicio de jefes a quienes se acaba de declarar vencedores i conceder c o m o a tales señaladas recompensas, sou para el Perú, i principalmente para Bolivia cuyas poblaciones abatidas o por lo menos dolorosameute desengañadas en cuanto a los programas del primer m o m e n t o , necesitan de algún reactivo, siquiera sea el de la declaración oficial de triunfos i de glorias supuestas. Interesa, sobre todo, que los bolivianos, que ya deben principiar a darse cuenta exacta de los verdaderos beneficios de la alian-


404

GUERRA

DEL

za con el P e n i i que naturalmente querian poner en clavo cnál fué el talón de Aquiles en las jornadas de Pisagna i de Dolores, se encuentren con la apoteosis del valor p e ruano desplegado en Tarapacá, i alienten así nnovas esperanzas para lo futuro. E n el Perú m i s m o no faltarán jentes de razón i de calma que ya aprecien equitativamente la situación i hagan el balance de las ventajas i desventajas que les ofrece la obstinada prosecución de la guerra, e i m porta por lo m i s m o , neutralizar de cualquier modo la inflencia que tales apreciaciones han de ejercer en el concepto público. Revestida de carácter oficial la jactancia de la victoria peruana de Tarapacá, i sometidos a j u i c i o , por desastres que no admiten denegación, algunos jefes militares, la opinión de aquel país cuyo gnerrero engreimiento es de antigua data i parece ser incorrejible, consentirá fácilmente no solo en la posibilidad sino en la completa certidumbre de próximas i brillantes reparaciones de los pasados desastres. A lo que se agrega que el Gobierno dictatorial de L i m a a snrjido i se ha impuesto como la sustitución de la enerjía a la debilidad, del concierto al desorden, de la suficiencia a la ineptitud; sustitución que promete cambiar la suerte de las armas, echando sobre los pasados g o b e r nantes, la responsabilidad de todo lo acaecido hasta la f e cha. Tal es el objeto único, o por lo menos el objeto preferente de los curiosos decretos a que se refieren los presentes comentarios; que a ser otro, verbi-gracia el de una gárrula jactancia, no valdría la pena de que este órgano del pensamiento oficial se diese ei trabajo de fijarse en ellos i de consagrarles algunas reflexiones. L a s victorias no se discuten ni menos se pleitean, c o m o no se discute la evidencia; a lo que se agrega que hai tanta puerilidad en proclamar un falso triunfo, c o m o en demostrar esta falsedad, cual si los hechos solos no bastaran para el efecto. L a nación que se jactara de no poder ser j a m á s vencida, demostraría con esta sola pretensión que está muí lejos de alcanzar i aun de merecer la victoria. E l soldado chileno no dice que es invencible: se limita a probar que es capaz de batirse con honor i de triunfar o sucumbir con gloria. P o r lo demás, este sistema de artificial enardecimiento de la opinión de los pueblos i del ánimo de los soldados de la alianza, observado por el actual Gobierno del Perú, arroja sobre éste una responsabilidad abrumadora i lo c o m promete a esfuerzos que están mui por encima de sus recursos i aptitudes, i que en todo caso no tendrán mas resultado que hacer mas gravosa la definitiva liquidación de la presente guerra. E l jefe de ese Gobierno (conviene recordarlo) significó en tiempo oportuno i bajo formas solemnes, que improbaba la política provocadora del Gobierno de su patria, i dio a entender que temia las consecuencias de la guerra, seguramente por el estudio que habia hecho de las condiciones en que al tiempo de provocarla se hallaba el Perú. D a d a tal previsión i su exactitud prontamente demostrada por los hechos, era de esperarse que la política g o b e r nante del hombre que vio tan claro así en el porvenir, correspondiese a semejantes antecedentes, i que en vez de exacerbar el mal dando mayores proporciones al desastre, se empeñase en atenuarlo, volviendo a colocar cuanto a n tes a sus compatriotas bajo las sabias inspiraciones de la prudencia. Altísimo ejemplo de semejante réjimen de cordura i de sns saludables consecuencias, rejistra la historia c o n t e m poránea. Ayer no mas, un pueblo ilustre i de los mas r e n o m brados cu la historia militar antigua i moderna, se vio arrastrado a desastrosa lucha en la que fué vencido. Cayó el Gobierno qne a tal aventura lo empujara, i reemplazado con el poder i la autoridad de un gran ciudadano qne en tiempo oportuno se opuso a la guerra i predicó sus resultados, éste en vez de proseguir temeraria resistencia, en vez de imputar a los jenerales, faltas qne eran de la época, de su espíritu i de las instituciones; en vez de enaltecer el valor nacional para continuar la inútil carnicería, tuvo el

PACIFICO.

de aceptar la paz i hacérsela aceptar a sus conciudadanos, pactándola con el inescusable reconocimiento de los hechos consumados i que ya era imposible reparar. Aquel valor fué tan fecundo en beneficios para el pueblo que acertó a ser capaz de él c o m o glorioso para el ilustre ciudadano que lo proclamó i propagó en las circunstancias mas críticas i angustiadas. L a naciou que supo elevarse a la altura de sus desgracias, volvió a ser en breves dias, una de las mas poderosas, respetadas i libres entre todas las del orbe cristiano. Pero este ejemplo parece que no ha sido, que no es en manera alguna tentador para el jefe actual del Gobierno del Perú. Sabe él, sin embargo, qne la debilidad de su p a í s , e s h o i tanto o talvez mayor qne la de ayer. N o ignora que no es por el cambio d'e los nombres ni de los hombres que los pueblos se rejeneran i fortifican, que los destinos de las naciones se salvan o se pierden. I sin e m b a r g o , con los mismos obstáculos i los mismos elementos que ayer les inspiraron desconfianza, afecta boi esperar mejores dias i con ellos mejores sucesos. Enardece al efecto la guerra, o las pasiones que la alimentan, suponiendo puerilmente victorias bélicas, aptitudes i recursos aprovechables, vicios suprimidos i errores reparados, obstáculos de personas- i remoras del momento. L a responsabilidad que semejante sistema le impone es, c o m o ya hemos dicho, abrumadora. Chile se limita a señalarla: a los neutrales corresponde atenuarla, si es posible, con sus oportunos consejos. Si éstos faltan, por desgracia, o si no son oídos, pronto se presentará la ocasión de deplorar lo uno o lo otro inútilmente. V A L O R

I

PATRIOTISMO

(Editorial de E L

BIEN

DIARIO

PROBADO.

OFICIAL. )

Santiago,

Marzo

4 de 18S0.

E l Gobieuo no ha recibido hasta la fecha otros partes sobre el reciente cañoneo de Arica, que los qne ya se han trasmitido al público, los cuales no bastan, por cierto, para dar una idea exacta de la naturaleza de aquel lance de guerra, de los hechos qne lo motivaron i de todos los resultados qne sin duda él ha producido. N o hai, sin embargo, necesidad de nuevos i mas estensos pormenores, para reconocer, c o m o es debido, desde el primer m o m e n t o i bajo la primera impresión, qne así el bizarro comandaute T h o m p s o n c o m o sus compañeros del Huáscar i la Magallanes, al ponerse con estas dos naves bajo los cañones de las fortalezas i baterías flotantes del puerto de Arica, i trabar con el enemigo, qne guarnece aquella plaza, un sostenido combate que duró mas de tres horas, han ejecutado un acto de singular arrojo i valentía, que los hace justamente acreedores a la admiración de sus conciudadanos i al especial reconocimiento del Gobierno. La muerte de los que allí sucumbieron, así c o m o la sangre de sns compañeros que resultaron heridos, merece por tanto, las lágrimas del tinelo público i los homenajes déla gratitud nacional, que cuando se trata de sostener el honor i la bandera de la patria i de afirmar con decisión sus der e c h o s , no es solo el c o m p l e t o buen éxito lo que nu pueblo viril solicita i remunera con su admiración i sns aplausos: basta para ello la gallardía no mas del intento, sobre todo si esto ha sido realizado, c o m o en la ocasión presente con el jeneroso sacrificio de mui nobles vidas. L a primera entre las figuras d e esta gloria nacional, n o ha menester de ser presentada a los ojos del país con r e c o m e n d a c i o n e s especiales de n i n g ú n j é n e r o . EÍ país la c o n o c í a de t i e m p o atrás, i en ella fijó c o n simpatía i esperanza sus miradas, desde el instante en q u e le fué preciso apelar al entero c o r a z ó n de sus hijos para poner a salvo su dignidad, su h o n o r i sus derechos. T h o m p s o n figuraba desde 1865, c o n señalada distinción, entre los marinos de la R e p ú b l i c a , i c u a n d o llegó la


CAPITULO

SESTO.

465

época de poner a prueba, bajo el c a ñ ó n d e u n poderoso i L o s T I E M P O S d e Santiago, desde cuyas c o l u m n a s habla valiente enemigo, los corazones i las inteligencias q u e majistralmente el mas satisfecho d e los escritores c h i l e hasta entonces solo se habían templado al calor d e l estunos, Justo Arteaga Alemparte, dice q u e la nación pirata dio i en las duras faenas del marino, T h o m p s o n demostró se halla otra v e z en u n a hora grandiosa i solemne. con hechos gloriosos i en dos ocasiones señaladas, q u e Es en verdad una hora grandiosa i solemne; pero n o son y a pajinas imborrables de la historia americana, que. para los q u e nada tienen q u e perder, ni honra, ni fama, pertenecía a la raza de los fuertes corazones i q u e su p a - ni seriedad, ni riqueza; lo es para el Perú q u e ha c o n c e n tria tenia en el u n soldado q u e siempre respondería de i trado en esas lejiones valientes i sufridas, u n a esperanza, los primeros al llamamiento del deber i del honor. | que n o es la única; pero q u e es por ahora la mas p r ó x i m a I en efecto, en esa frente q u e acaba de palidecer bajo | e interesante. la metralla del Manco- Cápete, lucían los laureles c o s e c h a - | L o es para el Perú que arrastrado solapadamente a una dos e n el apresamiento d e la Covadonga i en el c o m b a t e d o | guerra injusta, v e espuestos a todos los desbordes d e la A b t a o , jornadas ele arrojo, en las cuales T h o m p s o n , j o v e n | codicia, sus florecientes pueblos del Sur, ve paralizada su de 25 años, c o n buenos c o n o c i m i e n t o s profesionales, áni- j industria, paralizadas sus fuentes d e riqueza i arnenam o impetuoso, a m b i c i ó n ardiente, fisonomía d e héroe i I zados p o r las hordas chilenas los ahorros del pobre i los porto d e soldado, inició la carrera q u e tan gloriosa ¡hai! capitales del rico. pero también tan rápidamente h a terminado! Esa es por h o i nuestra p r e o c u p a c i ó n seria, nuestra e s A l estallar la actual guerra, T h o m p s o n , q u e se había pectativa cruel. El resultado d e la lucha guerrera en los separado anteriormente de la marina para dedicarse a las reales d e Arica, n o define, c o m o lo cree i espora Chile, tareas de la injeniería, c o m o fuente d e recursos para su nuestra situación. subsistencia i la de su familia, fué llamado p o r el G o b i e r V e n c i d o s , habremos c o n t a d o un desastre mas; pero n o no al servicio, i acudió dilijentemente, c o n avidez de l u contaremos ni un m i n u t o d e desaliento, ni perderemos cha i de peligros i lleno d e alegre e m o c i ó n al pisar d e | ese vigor q u e da vida a las empresas grandes. Vencin u e v o la cubierta de una nave de guerra. dos, reuniremos d e n u e v o aquellas lejiones dispersas i n o A l principio, sus servicios aunque buenos i laboriosos, nos arredrarán, c o m o n o arredraron a los incas, ni arreno arrojaron sobre su n o m b r e el brillo q u e para él preI draron a los héroes d e la independencia, cordilleras, d e sentía la opinión de sus conciudadanos. E n la eseursion siertos i m o n t a ñ a s . . . al Callao se le destinó a lo m a s arriesgado d e la p r o y e c ; V e n c i d o s , brotará c o m o p o r encanto un ejército mas tada empresa. L u e g o dirijió u n crucero hasta Panamá, i i n u m e r o s o i atrevido, q u e disputará p a l m o a palmo hasta p o c o después d e s e m p e ñ ó sin eco, pero c o n m u i positivas que n o quede un h o m b r e en el Perú, a los quijotes vanos ventajas para el ejército de tierra i para sus operaciones, que h a n creído fácil empresa adueñarse del territorio, d e l la ingrata labor de trasporte d e tropas i la d e las marj tesoro ajeno. chas en convoi. V e n c e d o r e s c o m o lo exijen la justicia, el d e r e c h o , la U n a vez sobre la y a fúnebre cubierta d e l Huáscar i c o - ¡ m a n d a n d o este trofeo de nuestras victorias, conquistado | lei divina i la naturaleza d e las cosas, c o m o n o s l o h a c e al enemigo, presentáronse a su vista, ansiosa d e bellos ¡ esperar el i n d o m a b l e valor d e los héroes de Tarapacá, l o s horizontes, m u c h o s i m u i vastos en q u e dilatar su n o b l e soldados d e Chile diezmados, desorganizados, sin el arroambición, c o n h o n o r para sí i en p r o v e c h o de su patria. • j o q u e les da la esperanza del botin, volverán, n o a las Pero el primor fulgor, si bien alumbro su arrojo i valen- : playas d e Pisagua d o n d e les espora un n u e v o e m p u j e de tía, bastó también para postrar eternamente su corazón i ¡ nuestras armas victoriosas, sino a los arenales de A n t o f a ; gasta, c u y a posesión será entonces, tan efímera, c o m o es su brazo. hoi efímera su gloria i preponderancia. F u é l e adversa la fortuna, mas n o la gloria, q u e es bas¡ A h ! . . . confiamos en que esos castillos aéreos d e la i m a tante hidalga para n o cubrir c o n sus alas protectoras a los q u e saben p o r q u é mueren i que mueren c o n bravura ginación vacía de Justo Arteaga A l e m p a r t e habrán d e ; desvanecerse c o m o el h u m o . i c o n arrojo. Solo lo racional, l o justo i lo verdadero tienen bases Goicolea, el c o m p a ñ e r o d e T h o m p s o n en la suerte del c o m b a t e i su subordinado en las filas del Huáscar, ora ; sólidas e i n c o n m o v i b l e s . hermano político de Serrano. S u sangre i su agonía se han c o n f u n d i d o sobre una misma madera, c o n la sangre i la agonía d e aquel héroe, .hermano d e Prat en el sacrificio i en la gloria. A s í el deber c u m p l i d o p o r los unos, i n vita a los demás a seguir el e j e m p l o , enlazando dentro de una m i s m a senda i aun en una misma familia, tradiciones a tradiciones, todas d e honor, de patriotismo i d e bravura! ¡Memoria do gratitud eterna para los heroicos muertos! ¡Consuelo i recompensas a la altura d e l sacrificio para sus deudos, i u n h o m e n a j e de respeto, u n aplauso e n t u siasta para los que u n a v e z mas, h a n tenido la fortuna d e derramar su sangre en defensa de su patria! ¡Honor a Thompson! ¡ H o n o r a Goicolea! LO

Q U EPENSAMOS

SOBRE

LA

CAMPAÑA

D E ARICA.

(Editorial do L A PATRIA de Lima.)

Lima,

Marzo

16 de 1880.

Chile cuenta para después del soñado triunfo de Arica, c o n u n a utopía, c o n una creación de su deseo insensato, \ cuenta c o n el m o t í n ¿qué m o t i n ? . . . c o n el espíritu d e r e vuelta encarnado en el ejército d e reserva, c o n el despres¡ tijio de Montero i c o n la probable fuga d e P i é r o l a . . . i C o n tales fantasías, c o n presunciones tan antojadizas : ¿quién n o augura triunfos i asegura victorias? i D a n deseos de preguntar ¿pero estos hombros están ; locos?... o el periodismo es una burla i se presta a los disparatados c o n c e p t o s do u n a h i n c h a d a soberbia? | ¿Hai p o r ventura algún p u n t o d e c o n t a c t o entre el p u silánime i desgraciado Prado i el valeroso i enérjico P i é rola?... i

;

¿De d ó n d e ha sacado Justo Arteaga A l e m p a r t e la idea de q u e Piérola habrá de seguir ol d e s d i c h a d o c a m i n o de su antecesor?... A u n q u e fuera m e j o r dejarlos en sus desengaños ¡jara j q u e la d e c e p c i ó n c u a n d o venga sea mas cruel, no querei m o s , n o consentimos en dar pábulo a quimeras s e m e i jantes.

Soñad, soñad c o n glorias i triunfos, mientras el Perú espera, p o r q u e mas sensato i c u e r d o q u e vosotros, sabe T e n e m o s de n u e v o a la prensa chilena fallando sobre que es varia la fortuna, inconstante la suerte d e las armas. la suerte d e las armas aliadas, apropósito d e la campaña Entre tanto ¿qué hacen esas lejiones q u e os empeñáis que se inicia sobre Arica. en llamar acaso p o r sarcasmo, gloriosas e invencibles?... Su eterno tema de las glorias anticipadas, d e los laureles futuros, continúa llenando de h u m o i soberbia esas i eluden el c o m b a t e igual, buscan las encrucijadas i alturas i tendiendo a los soldados peruanos celadas i asechancabezas vanas i esos espíritus h i n c h a d o s . T O M O ir—59


466

GUERRA

DEL

zas les arrebatan laureles que habéis de pagar caro c u a n d o llegue la ocasión. N o . . . el triunfo o la derrota en Arica, que importa para Chile mas de la mitad de la empresa perdida, solo será para nosotros, c o m o antes lo h e m o s d i c h o , un contraste doloroso i funesto, pero n o decisivo. N o h e m o s reunido todas nuestras esperanzas en aquel p u n t o , n o es esa la carta a la que h e m o s j u g a d o toda nuestra fortuna, ni el p u e b l o peruano es semejante a l c h i - ' leño que n o discierne, i hace a cada desastre tambalear el edificio gubernativo. N i el fracaso c o n M o n t e r o seria un mal irremediable para el país hoi en armas, ni su triunfo seria j a m á s una amenaza contra la paz d o m é s t i c a o contra el G o b i e r n o actual. Si n o tiene Chile otros aliados, que la turbulencia atribuida al p u e b l o peruano o la a m b i c i ó n insensata atribuid a al contra-almirante, ya p u e d e desconsolarse desde ahora, porque tales aliados no son en m o d o alguno temibles, ni hai indicio alguno de su existencia. El Perú de hoi n o es la n a c i ó n adormecida, mal dirijida, sacrificada de ayer. La rejeneracion h a principiado i c o n ella la seguridad c o m p l e t a del triunfo futuro. Armas,-dinero, elementos, h o m b r e s , actividad c o n s t a n te i patriotismo que n o d e s m a y a ni vacila, h é aquí lo que o p o n d r e m o s a vuestro n u e v o e m p u j e , una vez terminada la campaña de Arica. La alianza se consolida, un n u e v o ejército boliviano se prepara a trasponer las c u m b r e s del Tacora, mientras de los confines del Perú llegan a cada paso al ejército de reserva, lejiones de guerreros, ansiosos de l u c h a i sedientos de venganza. En nuestro c o n c e p t o , la guerra principia ahora i n o ha de tardar m u c h o la é p o c a de la reparación de los agravios, c o m o de la d e v o l u c i ó n de los caudales sacrificados a la c o d i c i a i rapacidad chilenas. S o ñ a d c o n triunfos i victorias, así el despertar será mas amargo. JULIO

L.

JAIMES.

En la tumba de los héroes Thompson, Ramírez, Cuevas, Carretón i tioicolea.

¡Cómo? Ese poco de materia inerte Que revistió el espíritu del fuerte, Dará de su existencia la medida? Vivir para morir: esa es la muerte; Morir para vivir: esa es la vida! Thompson, ltamirez, ínclitos jemelos Del valor i la gloria: vuestros nombres La patria ufana mostrará a los hombres Cual nueva luz que alumbrará sus cielos.

PACIFICO.

¡No! no es aquí la fúnebre morada, Asilo de esos pálidos despojos, Vuestra mansión: os miran nuestros ojos En la lid auimada, Como la imájen sempiterna i pura Del deber, de la audacia i la bravura. Estáis eternamente Tú allí, de pié sobre el sangriento llano, Herido el brazo, impávida la frente, Firme el acero en la robusta mano En el fragor de la batalla ardiente; Tú allá, paseando altivas las miradas, Ebrio con el rujir de los cañones Do tu nave que ajitan las olas. Tu noble sien lanzando irradiaciones, Dominador augusto del océano, La ola por trono, el cielo azul por techo, Con desden soberano, Contemplando apuntadas Veinte siniestras bocas a tu pecho! Espíritus jigantes De la inmortalidad ya revestidos, Desafiando atrevidos El plomo i ei acero amenazantes, Sois la visión sublime i duradera Del supremo valor que nada altera

ir. También vosotros, almas jonerosas, De juventud risueña corouadas Carretón, Cuevas, Groicolca, hermosas Víctimas inmoladas En aras de la patria: sois ejemplo De radiante elocuencia Que hallará la impetuosa adolescencia De nuestra historia en el grandioso templo. Pueblos: ese trozo do materia inerte Que revistió el espíritu del fuerte, No da de su existencia la medida: Vivir para morir: esa es la muerte; Morir para vivir: esa es la vida! S. Escim ORRKOO.

A IWamiel F. Villa» icencio ¡Vedlo! ;Vedlo!...allí está...aquel marino Que al Sur llevó terribles batallones. Jinetes i corceles i cañones En el Chalaco, con valor i tino. Nunca encontró barrera en su camino I siempre populares afecciones, I gritos de entusiasmo: corazones Que le deseaban esplendente sino! I hoi con la Union, su pecho retemplado En el espíritu de Grau, inerte Al enemigo deja, aunque es mas fuerte: Sepa entre tanto Chile avergonzado, Que en la pendencia a que nos ha movido Vencedor nos verá, jamás vencido!! CARLOS LATURK.


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