Así suele ser la vida, de José Woldenberg pdf

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AsĂ­ suele ser la vida Micro homenajes



AsĂ­ suele ser la vida Micro homenajes

JosĂŠ Woldenberg


Primera edición en Cal y arena: 2017

Portada: Fernando Montoya

© 2017, José Woldenberg © 2017, Nexos Sociedad Ciencia y Literatura, S. A. de C. V. Mazatlán 119, Col. Condesa, Delegación Cuauhtémoc México 06140, D. F.

ISBN: 978-607-9357-97-9

Reservados todos los derechos. El contenido de este libro no podrá ser reproducido total ni parcialmente, ni almacenarse en sistemas de reproducción, ni transmitirse por medio alguno sin el permiso previo, por escrito, de los editores.

IMPRESO EN MÉXICO


Índice

Entrada 11

Política Arnoldo Martínez Verdugo.........................................................15 Adolfo Sánchez Rebolledo.........................................................23 Rolando Cordera.........................................................................31 Regreso a Pereyra.......................................................................41 Arnaldo Córdova: Recuerdos......................................................47 Raúl Álvarez Garín.....................................................................51 El legado de Don Rafael Galván.................................................55 Hugo Gutiérrez Vega: Una estampa............................................67 Jorge Carpizo: Cuatro viñetas.....................................................71 Alonso Lujambio........................................................................83 Porfirio Muñoz Ledo, 1994-1996...............................................99 Reyes Heroles y la reforma de 1977.........................................109 García Márquez y Petkoff.........................................................113 Churchill y Gran Bretaña solos.................................................117 Mandela.....................................................................................121

Literatura Camus.......................................................................................131 El coronel y la esperanza..........................................................135


Eraclio Zepeda..........................................................................139 JEP, apenas tres notas................................................................143 José Joaquín Blanco..................................................................147 La muerte de un escritor...........................................................161 Leñero.......................................................................................165 Una ocurrencia de Gore Vidal...................................................169 Vargas Llosa: 80 años...............................................................173 Zaid, la obra y el autor..............................................................177 Luis González de Alba..............................................................181

Academia Dahl y la poliarquía...................................................................187 Deportaciones. Todorov............................................................191 Hitchens y su pleito con Dios...................................................195 José María Pérez Gay................................................................199 Juan Molinar, académico..........................................................203 Roberto Escudero......................................................................207 Ignacio Méndez en el ife..........................................................211 Raúl Rueda: Conocimiento con causa......................................221

Cine Alfredo Joskowicz: Maestro, cineasta, funcionario..................229 Cazals: Cuatro guiones.............................................................235 Jorge Fons.................................................................................243 Pedro Armendáriz. Un recuerdo...............................................247 Bertolucci. Tres películas..........................................................253 El cine es mejor que la vida......................................................261


Hoover, obsesión por el control................................................265 Noche y niebla...........................................................................269 No..............................................................................................273 Palabras mágicas.....................................................................277 Relatos salvajes: La ira y la venganza......................................281 ¡Salve, César!...........................................................................295 Violencia e indefensión.............................................................299 A treinta años de La víspera. El dedazo y el destape................303



Entrada

Éste es un libro de reconocimientos. De micro homenajes a amigos y compañeros, a creaciones y trayectorias, a personajes ejemplares en situaciones críticas. En una época marcada por la maledicencia y un agrio humor público no está de más recordar las obras –novelas, películas, estudios, ensayos– y a las personas –conocidas o no, cercanas o lejanas– que han coadyuvado a hacer mejor –o menos peor– la vida. Vivimos un momento crispado, no proclive al reconocimiento de los otros. Un país marcado por sucesivos actos de corrupción que quedan impunes, por una nube de violencia que deja una potente cauda de muertos, desaparecidos, familias quebradas, sumados a una economía que no le ofrece un horizonte productivo a millones de jóvenes, más nuestras ancestrales desigualdades que impiden referirse a un México medianamente integrado, son el caldo de cultivo de un humor social desencantado, colérico, tenso y en muchas ocasiones cínico. Parecería que en esa situación no hay espacio para los agradecimientos, para los recuerdos gratificantes, para registrar que en el transcurso de la vida seguramente hubo y hay personas y obras que la han hecho más placentera, ofreciendo sentido a la existencia. La baraja de textos que ahora se ofrecen, es una especie de continuación –aunque totalmente independiente– de mi libro Nobleza obliga. Semblanzas, recuerdos, lecturas, publicado en el año 2011 (Cal y arena). En ambos casos se trata de agradecimientos 11


a políticos, académicos, literatos y cineastas a los que algo debo. Son textos breves, muchos de ellos elaborados con premura o mejor dicho en los tiempos que marca la labor periodística, y por desgracia no pocos son obituarios. Pero así suele ser la vida, se arma a retazos y uno no debe –porque sí puede– olvidar a aquellos y a aquello que la alimentó, que la hizo más colorida e interesante, más legible y atractiva, incluso por momentos emocionante. El libro está dividido en cuatro partes: política, literatura, academia y cine. Pero el lector se dará cuenta que las fronteras son porosas. Textos políticos surgieron de la academia; obras literarias o cinematográficas tienen un componente político, o las tareas de investigación pueden nutrir a los otros campos. En fin, la colocación de los artículos en los diferentes apartados no deja de tener algunas dosis de discrecionalidad. Pero el conjunto parece decir que en tiempos aciagos (quizá todos), siempre hay un espacio para valorar y corresponder a quienes –cercanos o distantes e incluso inaccesibles– nos han ayudado a transitar por eso que llamamos vida. Es posible incluso que el resorte profundo que pone en pie este manojo de artículos sea el de la necesidad de suavizar el (mi) profundo pesimismo; un esfuerzo para equilibrar los platos de la balanza anímica: subrayando que no todo es territorio sombrío e infame. Quiero de nuevo agradecer la hospitalidad de Rafael Pérez Gay, director de Cal y arena, amigo querido que acepta publicar este puñado de textos, y a Alberto Román, editor meticuloso y sagaz cuyas sugerencias –incluido el título del libro– mejoran y hacen más armónico el presente tomo.

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Literatura



JEP, apenas tres notas

1. La promesa quebrantada. Un muy joven José Emilio Pacheco, que aún no cumplía los 24 años, escribió: Atrás de las jaulas se levanta la estación del ferrocarril. Un buen número de niños sube a él, a veces acompañados por sus padres. Suben con entusiasmo y cuando el tren inicia su marcha se sobresaltan y luego miran con júbilo la maleza, los bosques, el lago artificial. Lo único singular en este tren es que nunca regresa –y cuando lo hace, los niños que viajaban en él son ya hombres que, como tales, están llenos de miedo y de resentimiento». [«Parque de diversiones», El viento distante. era, 1963.]

Esa imagen se convertirá en una constante en su escritura. La vida, el transcurrir del tiempo, el viaje, nos transforma, nos convierte en otros, nos malforma, y además no hay regreso posible. No existe en JEP idealización de la niñez o la juventud; no obstante, lo natural de las biografías son las esperanzas defraudadas. Más de cuarenta años después insistió: «A los veinte años nos dijeron: “Hay / Que sacrificarse por el Mañana” /. Y ofrendamos la vida en el altar / Del dios que nunca llega. / Me gustaría encontrarme ya al final / Con los viejos maestros de aquel tiempo. / Tendrían que decirme si de verdad / Todo este horror de ahora era el Mañana». («El mañana», Como la lluvia. Poemas 2001-2008. Era, 2009.) 143


Por ello, creo, sus textos irradian una nostalgia profunda. Pero no por un paraíso perdido –hay suficiente evidencia en sus cuentos, novelas y poemas de los pavores que la niñez porta– sino por una promesa incumplida. La ilusión de que el futuro sería superior, más luminoso, más promisorio. Quizá fue el espejismo del progreso o las simples ganas de que las cosas fueran mejores. Pero lo cierto es que «tendrían que decirme si de verdad, todo este horror de ahora era el mañana». 2. La indomable realidad. A quienes andamos navegando por ese mar alambicado al que llamamos ciencias sociales, plagado de causalidades imaginadas, vastas armonías teóricas y simplismo especulativo, no nos haría mal acercarnos a un poema de José Emilio Pacheco. Dice así: «El tremendismo de la realidad, / Su incurable tendencia / Al melodrama y a lo absurdo. // La realidad es psicópata: / Jamás se compadece de sus víctimas. / Hace trampa al jugar con la esperanza. // Todo lo escribe mal con letras chuecas / Llenas de errores de sintaxis. / Ignora el ritmo, el tono, la armonía. / Confunde los papeles asignados. / Olvida lo que dijo en la otra página. // Debería entrar en un taller literario, / Aprender cuando menos rudimentos / De verosimilitud, coherencia y orden. // Sin embargo posee en alto grado / Una virtud artística suprema: / No se repite nunca, / Siempre es nueva, / Siempre nos deja con la boca abierta». («Literatura y realidad», ibid.). La rebeldía de «la realidad» es suprema, no se deja domar por las más bravas construcciones conceptuales; suele rebasarlas, desbordarlas, desmentirlas. Su fuerza radica en su capacidad para contrariar nuestras expectativas y lanzar por la ventana prescripciones, ilusiones, supuestas leyes de las cosas. La pretensión 144


de someterla, de explicarla, de subyugarla a nuestros designios, resulta vana y pueril. Disculpen, diría JEP, «no se repite nunca, siempre es nueva, siempre nos deja con la boca abierta». Olvídense de determinismos huecos, de códigos omnicomprensivos, eso que llamamos realidad es algo mucho más complicado que cualquier esquema y sin duda, mucho más bronca. 3. El miedo y el pasmo. Sorpresa y miedo acompañan la existencia y se encuentran de manera recurrente en la obra de JEP. «La figura del huésped solitario en la ciudad hostil resume el paso por la vida». («De paso», El silencio de la luna. era, 1994). Y esas características aparecen ya desde El viento distante: el linchamiento de quienes nunca entendieron los códigos de sus vecinos («Algo en la oscuridad»), la agresión, al parecer gratuita, que un padre y su pequeña hija contemplan de un niño negro por una banda de blancos («No entenderías), o la pobre gorda que sueña con su príncipe azul y que es ofendida, rebajada, mal tratada en el carnaval veracruzano («La reina»), son cuentos que trasmiten asombro y miedo porque la conducta de los otros resulta incomprensible y siempre acechante. Paradójicamente, sin embargo, JEP pudo escribir y con razón: «Si vuelvo alguna vez por el camino andado / no quiero hallar ni ruinas ni nostalgia. // Lo mejor es creer que pasó todo / como debía. / Y al final me queda/ una sola certeza: / haber vivido». («Certeza», Ciudad de la memoria. era, 1989.) Reforma, 30 de enero de 2014.

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