Diccionario del diablo

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cínico–adj.–Canalla que, por un defecto ocular, ve las cosas como son y no como deberían ser.

diccionario–s.–Malévolo recurso literario para entorpecer el desarrollo de un idioma y darle dureza y rigidez. Sin embargo, este diccionario es una obra extremadamente útil.

D ICCIONARIO DEL D IABLO A MBROSE B IERCE — R ALPH STEADMAN

diablo–s.–El autor de todas las desgracias y propietario de todas las cosas buenas de este mundo.

Lo creó el Todopoderoso, pero lo trajo al mundo una mujer.

a mbrose b i erce Selección y traducción de

m a r c i a l s o u to

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diccionario del diablo

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I L L U S T R AT A

© 2003, de las ilustraciones: Ralph Steadman Esta edición se ha publicado por acuerdo con Bloomsbury Publishing Plc. © 2011, de la selección y la traducción: Marcial Souto © 2017, de esta edición: Libros del Zorro Rojo Barcelona – Madrid – Ciudad de México Este libro es una realización de Libros del Zorro Rojo www.librosdelzorrorojo.com Dirección editorial: Fernando Diego García Dirección de arte: Sebastián García Schnetzer Corrección: Sara Díez Santidrián

isbn: 978-84-946506-8-0

Depósito legal: b - 5 4 1 2 - 2 0 1 7

Primera edición: marzo de 2017 Impreso en España por Unigraf, s.l.

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual.

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a mbrose b ie rce

Selecciรณn y traducciรณn de

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n ota s o b re l a e d i c i ó n Joseph Conrad es, hay que decirlo de inmediato, un novelista genial, una de las más altas cumbres de la literatura inglesa y, al mismo tiempo, un escritor incómodo en aquel privilegiado Olimpo. Es distinto a sus contemporáneos, y también a sus antecesores, por la opulencia tonal de su lenguaje, por el tratamiento de sus temas, por la mirada con que contempla el mundo y a los hombres. Es un moralista a quien repugnan los sermones y las moralinas. Es el autor de extraordinarias obras de aventuras donde estas terminan por convertirse en experiencias interiores, viajes al fondo de la noche, hazañas que ocurren en los pliegues más secretos del alma. Es un conocedor profundo del mapa inmenso conformado por el Imperio inglés, y un testigo cuya mirada desnuda cualquier empresa colonizadora. Es un «raro» en el sentido más radical de la palabra.

Un novelista ajeno a cualquier escuela, que enriqueció la literatura inglesa con un puñado de novelas excepcionales, entre otras Lord Jim, Bajo las miradas de Occidente, Victoria, Nostromo, El agente secreto, La línea de sombra y este Corazón de las tinieblas que, a juicio de algunos, es su obra maestra.

Llegar a Conrad marca uno de los momentos inolvidables que puede registrar un lector. Volver a él es, ciertamente, una experiencia de mayor resonancia. Significa poner los pies, una vez más, sobre una infirme tierra de portentos, perderse en las varias capas de significación que esas páginas proponen, postrarse ante un lenguaje construido por una retórica soberbia, agitada, cuando al autor le parece conveniente, por ráfagas de ironía corrosiva. Sobre todo es encontrarse de nuevo ante los Grandes Temas, esos que uno encontró en los trágicos griegos, 5

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abad–s.–Padre que ha prometido no ser marido. abadesa–s.–Padre mujer. abandonar–v. tr.–Corregir a un amigo equivocado o reprender a uno necesitado. Conceder a otro la ventaja de quitarnos de encima. abdicación–s.–Acto mediante el cual un soberano acredita la elevada temperatura del trono. abdomen–s.–Templo del dios Estómago, a quien todos los hombres verdaderos rinden culto. abelianos–s.–Secta religiosa africana que practicaba las virtudes de Abel. Tuvo la desgracia de florecer en la misma época que la de los cainianos y se extinguió.

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aberración–s.–Cualquier desviación de nuestra forma de pensar que otro comete y que no tiene suficiente gravedad para considerarse locura. abnegación–s.–Renuncia a placeres poco rentables o a ganancias dolorosas. abogado–s.–Experto en burlar la ley. abominable–adj.–Cualidad de las opiniones ajenas. aborígenes–adj.–Personas de poca valía que estorban el paso por las tierras de un país recién descubierto. Pronto dejan de molestar y fertilizan. abstemio–adj.–Persona débil que cede a la tentación de privarse de un placer. absurdo–s.–Afirmación o creencia que no concuerda con nuestra propia opinión. Argumento de un adversario. academia–s.–Escuela antigua donde se enseñaba filosofía y moral. Escuela moderna donde se enseña a jugar al fútbol. accidente–s.–Suceso inevitable producido por la acción de inmutables leyes naturales.

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aclimatado–part. pas.–Protegido contra enfermedades endémicas por haber muerto a causa de una. acreedor–adj.–Individuo de una tribu de bárbaros que viven del otro lado del Estrecho Financiero, temidos por sus devastadoras incursiones. acusador–adj.–Antiguo amigo, en especial la persona a quien hicimos un favor. acusar–v. tr.–Aseverar la culpa o la indignidad de otra persona, comúnmente para justificarnos por haberle hecho daño. admiración–s.–Nuestro cortés reconocimiento del parecido que otros guardan con nosotros. adolescente–adj.–Que se está recuperando de la niñez. adorno–s.–Algo colocado de manera atractiva, por ejemplo, un alborotador colgado de una farola. adversario–s.–Miserable sinvergüenza que nos impide hacer algo. afirmar–v. tr.–Declarar algo con sospechoso aplomo cuando no tenemos que desprestigiarnos haciéndolo bajo juramento.

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aflicción–s.–Proceso de aclimatación que prepara el alma para otro mundo, más amargo. africano–s.–Negro que vota por nosotros. agitador–s.–Estadista que sacude los árboles frutales de sus vecinos para que caigan los gusanos. agonía–s.–Grado superior de repugnancia corporal. agravio–s.–El objetivo de todo debate. Ocurrencia ingeniosa e irrefutable. aguardiente–s.–Genéricamente, bebidas alcohólicas fuertes que producen locura en los abstemios totales. agudeza–s.–Comentario ingenioso y lúcido que con frecuencia se cita y casi nunca se advierte; al inculto le gusta llamarlo «chiste». aire–s.–Sustancia nutritiva suministrada por la pródiga Providencia para engordar a los pobres. alabanza–s.–Especie de niebla intelectual a través de la cual las virtudes de los objetos se ven ampliadas varios diámetros.

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alentar–v. tr.–Confirmar a un necio en una insensatez que empieza a perjudicarlo. alianza–s.–Unión de dos o más partidos, facciones o asociaciones para promover algo, casi siempe canallesco. alma–s.–Entidad espiritual sobre la que ha habido muchas disputas. Platón sostenía que las almas que en un plano de existencia anterior (previo a Atenas) habían atisbado con mayor claridad la verdad eterna se instalaban en los cuerpos de quienes se convertían en filósofos. El propio Platón era filósofo. altivo–adj.–Arrogante y desdeñoso, como un camarero. amanecer–s.–Hora a la que se acuestan los hombres razonables. amazona–s.–Miembro de una antigua raza que no parece haberse preocupado mucho por los derechos de la mujer y la igualdad de los sexos. Su irreflexivo hábito de retorcer el pescuezo a los machos ocasionó la extinción de su especie. ambición–s.–Irresistible deseo de ser vilipendiado por los enemigos en vida y ridiculizado por los amigos una vez muerto. ambidextro–adj.–Capaz de robar con la misma destreza del bolsillo derecho que del izquierdo.

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ambrosía–s.–La dieta de los dioses: el moderno cacahuete. amistad–s.–Barco de tamaño suficiente para llevar a dos con buen tiempo pero a uno solo en caso de tormenta. amnesia–s.–Don que Dios confirió a los deudores por su pobreza de conciencia. amnistía–s.–Magnanimidad del Estado para con delincuentes a los que resultaría demasiado caro castigar. amor–s.–Locura transitoria que se cura con el matrimonio o con el alejamiento del paciente de las influencias bajo las cuales ha sufrido el trastorno. La enfermedad, como las caries y muchos otros achaques, solo predomina entre pueblos civilizados que viven en condiciones artificiales; las naciones bárbaras, que respiran aire puro y comen alimentos sencillos, disfrutan de inmunidad ante sus estragos. A veces es fatal, aunque más para el médico que para el paciente. angustia–s.–Enfermedad que se contrae al exponerse la prosperidad de un amigo. animal–s.–Organismo que, al requerir una gran cantidad de otros animales para su sustento, ilustra con notable claridad la generosidad con que la Providencia preserva la vida de sus criaturas.

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antigüedad–s.–Probablemente algo de cuero. anormal–adj.–Que no se ajusta a la norma. En cuestiones de pensamiento y conducta, ser independiente es como ser anormal, y la anormalidad provoca rechazo. Por tanto, el lexicógrafo aconseja que cada uno intente parecerse más al hombre común que a sí mismo. Quien lo logre tendrá paz, un porvenir de muerte y la esperanza de ir al Infierno. año–s.–Período de trescientos sesenta y cinco desilusiones. apelar–v. tr.–En derecho, meter los dados en el cubilete para volver a probar suerte. aplauso–s.–El eco de una frivolidad. aplausos–s.–Monedas con las que el pueblo paga a quienes le hacen cosquillas y lo devoran. aplazamiento–s.–Suspensión de las hostilidades contra un asesino condenado para permitir que el Ejecutivo determine si no puede haber cometido el asesinato el fiscal. apología–s.–Encomio de una persona que disfruta de las ventajas de la riqueza y el poder o que tiene la consideración de estar muerta.

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abnormal / anormal [pรกgina 13].

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zoology / zoologĂ­a.

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A MBROSE B IERCE Ohio, 1842 ‒ ¿1914?

Escritor, periodista y editor estadounidense, prestó servicios en el Ejército de la Unión durante la Guerra Civil, en la que fue herido de gravedad. Su primer cuento, «The Haunted Valley», fue publicado en 1871 en la revista Overland Monthly. En 1877 inauguró su famosa columna «Prattle» en el semanario Argonaut. En 1887 empezó a trabajar para los periódicos de William Randolph Hearst y su fructífera relación duró más de veinte años, período en el que su envenenada pluma combatió la impostura de políticos, predicadores, abogados, poetas, racistas, capitalistas, anarquistas e inescrupulosos de todo tipo. La prosa de Bierce —heredero literario de Poe, Melville y Hawthorne— se caracteriza por la lucidez y el cinismo y cierta fascinación por el horror y la muerte.

Entre sus obras sobresalen Cuentos de soldados y civiles (1891), El monje y la hija del verdugo (1892) y El diccionario del diablo (1911).

La muerte de Ambrose Bierce está rodeada de incertidumbre. A fines de 1913, a los 71 años, viajó a México, en plena Revolución, y en su última carta dice que va a trasladarse a Ojinaga, ciudad donde unos días después se libró una sangrienta batalla. Bierce escribió: «Debe de ser horrible morir entre sábanas; si Dios quiere, a mí no me ocurrirá».

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RALPH STEADMAN Wallasey, Inglaterra, 1936

Dibujante y caricaturista, sus ilustraciones de sátira social y política le han valido el reconocimiento internacional. Sobre su personal manera de trabajar, declaró: «De joven iba a cambiar el mundo, pero el mundo empeoró, mi estilo se fue cargando de furia y empezaron a surgir manchas; como parecían muy naturales, estrellaba el pincel o la pluma contra el papel y conseguía maravillosos dibujos borrosos». Ha trabajado para Punch, Private Eye, The Daily Telegraph, The New York Times, The Independent y Rolling Stone.

Fue, con el escritor Hunter S. Thompson, precursor del periodismo gonzo, cuya expresión máxima es Miedo y asco en Las Vegas, que él ilustró y Terry Gilliam llevó al cine. Como autor contó la vida de Sigmund Freud; la de da Vinci en I Leonardo, ganador del W. H. Smith Illustration Award; y la historia de Dios en The Big I Am. También ha ilustrado Rebelión en la granja de George Orwell y Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, por el que recibió el Francis Williams Book Illustration Award y el American Society of Illustrators Certificate of Merit. Reside en Kent, por cuya universidad es doctor honoris causa.

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cínico–adj.–Canalla que, por un defecto ocular, ve las cosas como son y no como deberían ser.

diccionario–s.–Malévolo recurso literario para entorpecer el desarrollo de un idioma y darle dureza y rigidez. Sin embargo, este diccionario es una obra extremadamente útil.

D ICCIONARIO DEL D IABLO A MBROSE B IERCE — R ALPH STEADMAN

diablo–s.–El autor de todas las desgracias y propietario de todas las cosas buenas de este mundo.

Lo creó el Todopoderoso, pero lo trajo al mundo una mujer.

a mbrose b i erce Selección y traducción de

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