2
Calificaciones No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios. Eclesiastés 2:24
P
ara Carlos, el tiempo de entrega de los boletines de calificaciones era un tiempo turbulento. Él era un joven inteligente, pero le resultaba difícil concentrarse en ciertas clases, especialmente en ciencias. Cada nueve semanas, recibía el final del trimestre con frustración y temor. Él se enfocaba en lo bueno de sus calificaciones, pero temía que su madre viera solo lo malo. No era necesariamente un joven que causara muchos problemas o un mal estudiante. Siempre terminaba aprobando algunas materias con 100, un par con 80, pero en ciencias siempre sacaba 70 o incluso 60. En su último trimestre, sin embargo, él tomó una decisión. Iba a concentrarse. Decidió estudiar y trabajar para asegurarse de obtener el tipo de calificaciones que lo separaría del resto de su clase. Por las siguientes nueve semanas, él se sentaba en la mesa de la cocina tan pronto como llegaba de la escuela y estudiaba todos los días hasta que se servía la cena. Abría su libro, tomaba notas y se adelantaba en clases que usualmente no disfrutaba. Los sábados se levantaba una hora más temprano e invertía tres horas extra volviendo a leer capítulos que todavía no entendía bien. Visto desde afuera, él era un estudiante estrella. 5 5