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Citas con la crema de cacahuate En verdad que me he comportado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma. Salmos 131:2
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arla tiene una tradición por las noches después de un largo día en el trabajo. Después de haber llegado a su casa, cocinado la cena y pasado tiempo con su esposo, ella tiene lo que le gusta llamar una «cita con la crema de cacahuate». Alguna vez fue un tiempo de «meditación con la crema de cacahuate», pero eso implicaría que puede pasar ese tiempo sola. Su esposo le da el tiempo a solas que ella necesita, pero pareciera que siempre hay algo que entra a su espacio personal. Cada noche sin falta, ella abre la alacena, saca un bote de crema de cacahuate, toma una cuchara del cajón y, justo en el momento en que gira la tapa del bote, se da cuenta de que hay un par de ojos café mirándola. Este pequeño perrito mueve su cola y se sienta pacientemente esperando a que su «mamá» se voltee a verlo pretendiendo estar molesta. Sin falta, sin embargo, después de comer su cucharada de crema de cacahuate, ella siempre se sienta en el piso de la cocina a un lado de su fiel compañero y lo deja lamer la cuchara. Muchos pensarían que esto es fastidioso, pero Karla diría lo contrario. Para ella, es una de las pocas cosas que le traen paz. Para ella, este perrito 7 7