A Betty le encantaba mirar el cielo y ver pasar los aviones.
Estos brillaban al sol cuando se elevaban sobre su casa en Medina, EE. UU.
Betty era la única niña entre cuatro hermanos. ¡Jugar con sus hermanos era muy divertido!
Se perseguían entre ellos por los campos, montaban a caballo y escuchaban las historias bíblicas que sus padres relataban a los niños que vivían en su calle.
Cuando su hermano mayor, Joe, empezó a tomar clases de vuelo, Betty lo observaba desde abajo. Ella también deseaba aprender a volar.
Entonces, una Navidad, un tío bondadoso le dio a Betty algo de dinero.
Betty sabía exactamente cómo gastarlo.
¡Clases de vuelo!
«¡Iupiiiiiii!».
Cuando empezó una gran guerra llamada la Segunda Guerra Mundial, Betty se unió a las Mujeres Pilotos del Servicio de la Fuerza Aérea, conocidas también como WASPs. Su labor era ayudar a los hombres durante su entrenamiento.
¡Incluso volaban con grandes marcas de tiro detrás de sus aviones para que los soldados practicaran!