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Una nota para los adultos

¡Hola!

Estoy segura de que tienes a un niño al que amas en tu vida, y que esperas que aprenda a conocer más sobre Dios y Su amor. Tal vez seas un padre que usará este recurso durante el tiempo devocional familiar, un abuelo que leerá estas historias cada vez que pueda, un tío que quiera ayudar a discipular a los niños que le encanta malcriar, o (como yo) un maestro de escuela dominical que está buscando algún recurso adicional para usar con los niños a los que les enseña cada semana.

Hace casi dos décadas que enseño la Biblia a adultos, adolescentes, preadolescentes y niños en edad preescolar. Sin excepción, los párvulos son los que más aprenden, pero los que requieren más preparación para enseñar. Cuando se les presenta el material resumido a través de una lente que puedan entender, con un contexto concreto para ellos, pueden aprender las grandes verdades que vienen de Dios, y aceptar lo que sigue siendo un misterio sobre este mismo Dios.

Eso es lo que quise lograr con este libro. He aprendido que el hilo de las promesas de Dios es fácil de aprender y entender para los niños. Va uniendo las historias desde la creación hasta el cielo nuevo y la tierra nueva, mientras las transforma en algo personal. Este hilo, junto con una estrategia didáctica que usa palabras que los niños conozcan o define palabras importantes que quizás no conozcan, hace que las historias más complejas de la Biblia sean

comprensibles para niños de hasta tres años de edad, pero también capta la atención de niños de hasta nueve o diez años.

Dios nos ha dado todo lo necesario para que los niños entiendan el evangelio, el gran relato de la Biblia, y las promesas que se cumplirán finalmente en el pueblo de Dios como herederos que reinarán con Jesús en la nueva tierra. Escribí estas historias para leerlas en voz alta, y espero que enseguida captes el tono emotivo, a veces gracioso, siempre claro y lleno de imaginación cuando es bíblicamente adecuado.

Mi oración es que todos los niños a los que se les lea este libro terminen con un corazón más blando hacia el Dios que los creó. Y también oro para que tú, el que lee, descubras lo mismo en tu corazón. Que al leer estas verdades sencillamente profundas a los pequeñitos que amas, recuerdes cuánto te ama nuestro gran Dios, quien establece y cumple Sus promesas a Su pueblo.

Él es bueno.

Y siempre cumple Sus promesas. ¡Bendito sea el nombre del Señor!

Jennifer Lyell

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