Las Lucecitas
Copyright © 2021 por R.C. Sproul
Ilustraciones: © 2006 por Justin Gerard
Todos los derechos reservados. Derechos internacionales registrados.
B&H Publishing Group
Nashville, TN 37234
Traducción al español: José Mendoza
Ligonier Ministries reconoce con gratitud el generoso apoyo de Planted Ministries (www.plantedministries.com) para hacer posible la publicación de este libro en español.
Publicado en inglés bajo el título: The Lightlings
© 2006 R.C. Sproul y publicado por Reformation Trust Publishing, Una división de Ligonier Ministries
A menos que se indique otra cosa, las citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS,
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Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación o transmitida de ninguna forma ni por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros, sin el previo permiso por escrito de B&H Publishing Group. La única excepción son las citas breves en reseñas impresas.
Dirección creative y diseño interior: Chris Larson
Ilustraciones: Justin Gerard
Library of Congress Cataloging-in-Publication Data
Sproul, R. C. (Robert Charles), 1939-2017
Las Lucecitas / por R.C. Sproul; ilustraciones por Justin Gerard.
p. cm.
ISBN: 978-1-0877-4250-2
Impreso en China
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Para mis amados nietos: Darby, Campbell, Shannon, Delaney, Erin Claire, Maili y Reilly.
-R.C. SproulNA NOCHE , en una casa de un vecindario tranquilo, un niño se preparaba para ir a dormir. El nombre del niño era Carlitos Costa. Mientras su mamá lo arropaba, lo cubrió con mantas para que se sintiera abrigado y cómodo. Ella se arrodilló junto a su cama y oró con él. Luego se puso de pie, se inclinó y lo besó en la frente.
Carlitos la miró y le dijo: «Mami, por favor, no olvides encender la lamparita antes de salir de mi habitación». La señora
Costa le sonrió y dijo: «No te preocupes, cariño. Me aseguraré de encender la luz. No te dejaré en la oscuridad».
Entonces, la madre de Carlitos le dio un último beso, terminó de abrigarlo y encendió la luz de la lamparita junto a su cama. Justo cuando ya estaba lista para irse, Carlitos dijo: «Mami, ¿por qué le tengo miedo a la oscuridad?».
Ella le dijo: «Esa es una pregunta difícil de responder, Carlitos. Creo que tendremos que dejar esa pregunta para el abuelo. Él viene mañana a cenar y le podrás preguntar».
«Está bien, mami», dijo Carlitos. «Esperaré hasta mañana para preguntarle al abuelo».
Al día siguiente, tal como lo había prometido la mamá de Carlitos, el abuelo vino a cenar. Antes de pasar a la mesa, Carlitos fue y se sentó en las rodillas del abuelo y le dijo: «Abuelito, ¿puedo hacerte una pregunta que realmente me inquieta?».
El abuelo sonrió y dijo: «Por supuesto, Carlitos, dime qué te gustaría saber».
Carlitos le dijo: «Abuelito, ¿por qué le tengo miedo a la oscuridad? ¿Y por qué tanta gente que conozco parece que también le tiene miedo a la oscuridad?».
El abuelo miró a Carlitos y le dijo: «Esa es una muy buena pregunta. Pero, sabes, mucha gente no solo le teme a la oscuridad, hay muchos que también le temen a la luz».
«¿Temor a la luz?», dijo Carlitos. «¿Y eso por qué?».
El abuelo dijo: «Para que entiendas eso, debo empezar por el principio, de hecho, desde el principio».
A Carlitos le encantaba cuando el abuelo le contaba historias.
Así que se acurrucó junto a su abuelito y esperó a que él
comenzara. El abuelo empezó su historia como siempre lo hacía: