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INTRODUCCIÓN

UN LARGO CAMINO

En 2014, comencé a estudiar y a enseñar sobre la vida y el ministerio de Elías. Tras compartir secciones de su narrativa en pequeños fragmentos, supe que algún día tendría que escribir sobre él. No tenía idea de que este recurso en tus manos tardaría otros siete años en materializarse.

Existen múltiples razones. Otros proyectos se entrometieron en el camino, ganaron prioridad y empujaron este hacia atrás. Mientras mis hijos crecían y se convertían en jóvenes adultos, sus vidas se llenaron de ocupaciones y mis compromisos con ellos crecieron exponencialmente. Sin embargo, la mayoría de los retrasos vinieron por una serie de tragedias inesperadas y consecutivas (de las que contaré más adelante), cada una de las cuales presionaron el botón de pausa en mi vida y me forzaron a pasar por largos periodos de recuperación física y emocional.

Antes de que esto sucediera, me sentí llamada a iniciar un diario con el propósito específico de registrar mi propia travesía espiritual, la fidelidad de Dios, mis conversaciones sinceras con él y los cambios a veces imperceptibles que Su Espíritu obraba en mí ocasionalmente. Y, aunque nunca sabré las razones de mi Padre para todos estos retrasos ni para todas estas pérdidas, heridas y retos que los provocaron, sí sé que, al menos en parte, fueron para tu beneficio.

Al hojear de nuevo estas entradas escritas a mano, al volver a vivir todas las cosas que Dios reformuló y refrescó en mi corazón, no puedo sino remarcar cómo Su obra en mí ha añadido capa tras capa de franca profundidad que, de otra manera, se habría quedado fuera de estas lecciones si se hubiera cumplido el cronograma original. En su providencia, todos estos retrasos se han convertido en rodeos que nos alinean a ti y a mí en esta etapa particular de nuestras vidas. Estoy convencida de que Dios ha infundido esta obra con el poder que solo viene del quebranto, la debilidad y la lucha. Oro por que, de alguna manera, la prueba de este impacto santo se vea reflejada en cada página de tal modo que no solo aprendas algo, sino que también experimentes algo.

Una fe renovada. Un fuego auténtico.

Más que nunca, nuestro mundo anhela que se levanten los hijos y las hijas de Dios en el espíritu de Elías. Por eso creo que este puede ser el momento perfecto para que se crucen nuestros caminos, para que Dios pueda consolarte, fortalecerte, alentarte y prepararte para los montes Carmelo que vienen adelante.

Amigo mío, bienvenido, te he estado esperando. Y ha sido un largo camino.

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