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SEMANA UNO // GALAAD: El punto de partida
Galaad EL PUNTO DE PARTIDA
FE: COMPROMETERSE CON EL PROCESO DE DIOS
SEMANA UNO EL INICIO DE UN PROCESO
DÍA UNO
LA HISTORIA REAL
«Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca».
1 PEDRO 5:10
Un día, mientras navegaba sin pensar en mi página de Instagram®, una imagen en particular captó mi atención. Me sorprendió. A decir verdad, me dio un poco de asco al asomarse desde debajo de mi mano paralizada. Ya sabes, como cuando miras algo un poco perturbador, un poco provocativo y, aunque en realidad quieres dejar de mirar, simplemente no puedes hacerlo. Así fue, más o menos.
La mitad de la imagen mostraba el pie de una bailarina, con una postura impecable, un arco perfecto. Liso, elegante, delicado. Su zapatilla de color crema le ajustaba a la perfección como un guante de seda, mientras que la cinta de seda meticulosamente cosida completaba la apariencia clásica. Todo era de esperarse. Como una obra de arte fino. Tan hermosa. Tan precisa.
Pero, entonces, estaba el otro lado.
Y este otro lado contaba una historia sumamente diferente. La historia real.
Directamente a un lado del perfecto pie derecho de la bailarina se encontraba su otro pie. Su pie descalzo. Sin zapatilla. Y el contraste era impresionante. Le faltaban varias uñas. Varios de los nudillos, hinchados y rojos, estaban cubiertos de vendajes, de ampollas o de sangre. Había fragmentos de gazas viejas y manchadas pegadas en las heridas abiertas. Bultos de hueso retorcido y deforme se veían debajo de la piel.
Y, junto con la imagen, venía la siguiente leyenda, o algo bastante similar:
TODOS QUIEREN LA GLORIA, PERO POCOS ESTÁN DISPUESTOS A PAGAR EL PRECIO PARA OBTENERLA.
Semana uno
«Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella»
(HEB. 12:11, NVI). Bueno, ¿no es eso verdad?
Queremos la sesión de fotos, pero no la sesión de entrenamiento. No queremos los años de trabajo. No queremos el constante patrón de sacrificio. No queremos repetir una y otra vez los mismos pasos y movimientos. El estiramiento. El dolor. Levantarse adormilado de la cama en una mañana fría. El lento, lento trabajo de paciencia para lograr la perfección sin importar el costo.
A decir verdad, cuando miramos nuestras páginas en redes sociales, lo único que queremos ver es la zapatilla. Es más hermosa y más agradable. Las partes desgastadas y golpeadas apagan el fuego de nuestra imaginación romántica. La realidad resulta ser más de lo que podemos soportar. No vinimos a mirar de cerca las horas de preparación, los años de trabajo duro y el tremendo costo que requiere alcanzar la meta. Así que, de manera conveniente, ignoramos esa parte.
Si somos honestos con nosotros mismos y con los demás, así también es como solemos leer la Biblia.
Cuando piensas en estos personajes del Antiguo Testamento, ¿qué cosas vienen a tu mente de inmediato? Escribe tus pensamientos a continuación.
NOÉ
ABRAHAM
MOISÉS
SAMUEL
ESTER
ELÍAS
Ahora, piensa en alguien que esté vivo cuya vida admiras, aunque tal vez no lo conozcas personalmente. ¿Qué características personales de él o de ella te impresionan más?
Hace algunos años, decidí leer la Biblia completa en un año. A decir verdad, fue un poco abrumador. (Probablemente, batallar con la crianza de tres hijos pequeños tuvo algo que ver con ello). Tal vez necesitaba un plan de dos años para poder ir más lento y digerir las cosas con más cuidado. Sin embargo, recuerdo especialmente que, al llegar a la historia de Elías en 1 Reyes ese año, me sentí completamente consumida por la increíble audacia de su fe, en especial durante ese gran suceso que se destaca de su historia: el monte Carmelo.
Ve ahora a 1 Reyes 18:19-39. (Es un pasaje de buen tamaño, pero es sumamente emocionante. Hay mucha acción. Te encantará). Mientras lo lees, enumera aquí los elementos de este encuentro santo que demuestran la fe del profeta, su valentía, su compromiso y su oración.
Semana uno
ELÍAS • Ahora, revisa la lista que escribiste. ¿Cuáles de estas cosas demuestran con claridad su fe en acción? (Escribe una «F» junto a ellas). • ¿Su valentía de cara a la oposición? (Márcalas con una «V»). • ¿La audacia de su testimonio? («A», por supuesto). • ¿Su gran habilidad para orar? («O»).
Con esto en mente, imagina que Elías estuviera sentado junto a ti ahora mismo. ¿Cuáles son las tres preguntas principales que le harías sobre sus recuerdos de ese día?
1.
2.
3.
A medida que pienso en la conversación que me gustaría tener con Elías, trato de imaginarme cómo interactuaría él conmigo. Mientras que yo estaría enfocada en los momentos espectaculares de su historia, me pregunto si él señalaría de manera intencional hacia otras cosas más sencillas, más fundamentales, aun cosas difíciles que formaron la base de su andar con Dios. Me pregunto si resaltaría esos sucesos más silenciosos de su vida previa, pasajes que preceden a 1 Reyes 18 donde constantemente fue refinado y podado.
Estos encuentros que preceden al monte Carmelo fueron precisamente los que el Espíritu Santo pareció enfocar con reflectores durante mi lectura. Me atraparon. Estos sucesos relatan que Elías no apareció de la nada con el pleno conocimiento de exactamente qué hacer y cómo hacerlo. Toda esa fe, toda esa valentía, toda esa audacia y confianza en la oración… ¡todo ese fuego!, no salieron de la nada. Cada una de estas impresionantes fortalezas que vemos en él fueron edificadas por sus luchas anteriores, en sus retos anteriores, a través de sus incursiones previas en los terrenos de la confianza y la obediencia.
Este momento de proporciones bíblicas en la cima del monte Carmelo fue el resultado de un proceso mucho menos público que Dios comenzó en Él años atrás, un proceso que ya está ocurriendo en ti también y que tu Padre amoroso continuará desarrollando durante este estudio.
Espero que ahora más que nunca comiences a reconocer y a valorar esta progresión de crecimiento.
Asumo que te encuentras conmigo en estas páginas porque ambos queremos lo que Elías tenía.
Queremos:
• fe, valentía y audacia; • una vida de oración que hace retroceder a la oscuridad; • un carácter inquebrantable; • una convicción santa que no se rinde ante la opinión pública.
Queremos ser:
• repletos de la llenura del Espíritu Santo y de Su poder; • lo suficientemente valientes para hablar la verdad a las autoridades con amor y gracia; • llenos de un enfoque único para inspirar la lealtad de otros hacia el único Dios verdadero; • personas que dejan un impacto duradero en las generaciones futuras.
Estas aspiraciones son increíblemente nobles. Sin embargo, la pregunta para nosotros es:
¿ESTAMOS DISPUESTOS A HACER LO QUE ELÍAS HIZO PARA OBTENER LO QUE ÉL OBTUVO?
¿Qué te entusiasma más al contemplar esta pregunta?
¿Qué te asusta más de ella? ¿Qué consideras lo más retador de ella?
Semana uno
«Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman»
(SANT. 1:12, NBLA). No tienes idea de cuánto me gustaría poder echar un vistazo a tu cuaderno de estudio ahora mismo y mirar lo que con oraciones respondiste. Luego, me quitaría del camino y te permitiría echar un vistazo al mío. Porque este es el campo de batalla, esta estrecha línea que separa nuestra anticipación entusiasta por el siguiente nivel al que Dios nos llama y el miedo punzante que nos provoca pensar en lo que nos costará llegar allí
En una o dos oraciones, resume lo que cada uno de estos pasajes señala como el costo potencial de edificar tu…
FE (HEB. 11:13-16)
VALENTÍA (1 COR. 2:1-5)
TESTIMONIO AUDAZ
PODER EN LA ORACIÓN (MAT. 6:5-6)
En Hebreos 11 veo héroes de la fe que no hicieron de la comodidad su principal ambición de vida.
¿Cómo podría formar parte de tu proceso el cambiar el enfoque de la comodidad hacia el llamado?
ELÍAS En 1 Corintios 2 veo a un hombre que no era motivado por la aceptación cultural, que era indiferente a la aprobación de los demás y que no le interesaba impresionar a otros con sus propias habilidades.
¿Cómo podría formar parte de tu proceso el estar menos preocupado por tu imagen pública?
En Lucas 21 veo a los discípulos de Jesús con el reto, no de evitar la persecución, sino de prepararse para ella y de ser testimonios de la gloria de Dios en medio de ella.
¿Cómo podría formar parte de tu proceso el aprender a soportar la oposición?
En Mateo 6 veo a multitudes de religiosos instruidos por Jesús a deshacerse del disfraz de la tradición piadosa e intercambiarlo por una relación real, auténtica y ferviente con Él.
¿Cómo puede formar parte de tu proceso el desarrollar una pureza y un fervor más profundos en la oración?
Escúchame, hermano; escúchame bien. El proceso de trabajar hacia estas metas no será fácil. De hecho, te aseguro que en más de una ocasión terminarás con los callos pisados. Aun así, valdrá la pena. Este es el patrón que he detectado en los hombres y mujeres de Dios que más admiro. Personas que viven relaciones apasionadas con Él. Personas que se mantienen firmes en medio de la adversidad. Personas que lo experimentan de manera real y viva. Personas cuyas oraciones resuenan con poder. Personas que escuchan la voz de Dios y ven Su obrar. Personas que no se avergüenzan de su fe.
Semana uno
Permíteme relatarte lo que han estado haciendo todos estos años mientras que todos los demás se colocaban sus zapatillas de bailarina y ajustaban la iluminación de sus sesiones de fotos en redes sociales. Ellos han estado en la cámara oscura de revelado con el objetivo de:
• dedicar tiempo en la presencia de Dios;
• consagrar sus talentos y tesoros para Él y Sus propósitos;
• priorizar lo que el mundo ridiculiza y minimiza;
• sacrificar sus propios deseos y ambiciones egoístas;
• sentirse con frecuencia marginados y excluidos;
• romper con relaciones no sanas;
• afirmar sus disciplinas espirituales;
• atreverse a demostrar una lealtad audaz a Su Palabra;
• resistir un estilo de vida de legalismo y perfeccionismo condenatorio;
• recibir cada día el flujo constante de la gracia de Dios;
• rehusar la corrección política y escoger la justicia;
• alcanzar a los débiles y desamparados;
• creer en que Dios hará cada vez más y
• orar con audacia para demostrarlo.
Ellos se han comprometido con las cosas que el pueblo de Dios hace para recibir lo que solo Dios puede dar. Toma paciencia y práctica, espera y resistencia. Toma tiempo. Y, como resultado, han desarrollado golpes, magulladuras, raspones, cicatrices y heridas. Sin embargo, solo aquellos que están dispuestos a investigar de manera más profunda (¿como tú y como yo?) tendrán la oportunidad de ver y aprender de los procesos que han soportado.
Eso es lo que haremos con Elías durante las siguientes semanas.
ELÍAS