¡buenas nuevas de salvación!
Estimado lector: antes de que empiece a leer este libro milenario, debemos decirle que el ejemplar que tiene en sus manos está lleno de ¡buenas nuevas! Muchos entienden que se trata de un libro religioso, pero es en realidad, una historia; la historia de Dios y Su relación con los seres humanos.
Es una historia que comienza con el Señor creando el inmenso cielo y una tierra pródiga y fructífera, y culmina con la creación de nuevos cielos y nueva tierra donde Dios y los seres humanos redimidos vivirán por la eternidad en plena comunión. Podríamos decir, entonces, que tiene entre sus manos toda la historia humana de principio a fin. ¡Fascinante!, ¿no es cierto?
Esta historia tiene una peculiaridad. No es solo un recuento de múltiples circunstancias y eventos pasados y por cumplirse al azar en un prolongado período de tiempo. Por el contrario, uno puede encontrar en toda la Biblia un plan inquebrantable que ha sido establecido únicamente por el Dios Soberano. En las páginas de la Biblia descubrimos cómo, desde la eternidad, el Señor demuestra Su propósito de buscar a los suyos para restituirlos a una plena comunión y cercanía con Él.
La Biblia demuestra con muchas evidencias y pruebas irrefutables, que el ser humano, desde sus propios orígenes, se ha apartado del Señor y Sus normas, y vive en absoluta rebeldía contra su Dios. Lo anterior podría sonar como verdaderas malas noticias, porque realmente lo son. No vivimos como al Señor le gustaría que viviéramos. Justamente, las buenas noticias vienen de parte de Dios y no de nuestra propia historia. Dios ha desarrollado un plan de salvación que está bajo Su completo control y que depende absolutamente de Él.
¿Cuál es ese plan? Que Dios mismo se hizo hombre, en la persona de Jesucristo, para pagar el precio que merecíamos por nuestra separación de Dios, yendo a la cruz del calvario para morir a nuestro favor y resu- citar para que vivamos con Él una vida nueva. Dios el Padre nos llama, el Hijo ocupa nuestro lugar y el Espíritu Santo mora con nosotros y nos guía a la verdad. ¿No son esas excelentes buenas nuevas?
Finalmente, la Biblia es un libro precioso, riquísimo en contenido, milenario y abundante en géneros literarios. En sus páginas hay muchas historias impactantes, personajes inolvidables con los que podemos identificarnos, poemas vibrantes, consejos prácticos, frases célebres, lecciones inolvidables, y mucho más. Sin embargo, por encima de todo eso, este libro es Palabra de Dios viva, única y perfecta, en donde el Señor nos muestra Su corazón y voluntad para con nosotros. Por eso, al conocer la unidad de su propósito y de su inmenso contenido, nos unimos con el salmista para decir, al momento de empezar a leer esta Biblia: «Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley» (Sal. 119:18, RVR1960).
Plan de lectura bíblica –52 semanas
Panor ama histórico de la biblia
“Biblia” deriva del término griego biblos (“libros”), y se refiere al Antiguo Testamento (A.T.) y al Nuevo Testamento (N.T.). Los 39 libros del A.T. y los 27 del N.T. forman el “canon” de las Sagradas Escrituras. “Canon” originalmente quería decir “caña”, y pasó a significar regla o vara para medir. En este sentido, la Biblia es la regla o el modelo de autoridad para los creyentes. El concepto de “canon” y el proceso de “canonización” se refieren al momento en que los libros obtuvieron la condición de “Sagradas Escrituras”, los patrones de autoridad para la fe y la práctica.
Organización de la Biblia
El A.T. se escribió fundamentalmente en hebreo, con algunas porciones de Esdras, Nehemías y Daniel en arameo. El A.T. hebreo está dividido en tres secciones: la Ley o Torá (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio); los Profetas, divididos en Profetas Anteriores (Josué, Jueces, 1–2 Samuel, 1–2 Reyes) y Profetas Posteriores (Isaías, Jeremías, Ezequiel y el libro de los Doce, Oseas a Malaquías); y los Escritos. A su vez, los Escritos incluyen tres grupos: Libros Poéticos (Job, Salmos, Proverbios); los Rollos de las Festividades o Meguilot (Rut, Ester, Eclesiastés, Cantar de los Cantares y Lamentaciones), y los Libros Históricos (1–2 Crónicas, Esdras–Nehemías y Daniel). El orden actual de los libros del A.T. está basado en la Septuaginta, la traducción griega del A.T..
El N.T., escrito en griego, está organizado con los libros narrativos (los cuatro Evangelios y Hechos) seguidos por las Epístolas (Paulinas y Generales) y concluye con Apocalipsis. En muchos manuscritos griegos del N.T., las Epístolas Generales (Santiago, 1–2 Pedro, 1–3 Juan y Judas) preceden a las Epístolas Paulinas (Romanos hasta Santiago más Hebreos) debido probablemente a los lazos más directos entre Jesús y Jacobo, Pedro, Juan y Judas.
Formación y canon del Antiguo Testamento
La opinión crítica común es que la triple designación de los libros del A.T., Ley (Torah), Profetas (Neviim) y Escritos (Kethubim), esté basada en la aceptación gradual como parte del canon de cada una de estas tres “colecciones”. Esta opinión se basa en gran medida en las premisas de que Moisés no pudo haber sido el autor del Pentateuco y que los libros históricos del A.T. se recopilaron después del reinado del rey Josías (Judá, 640–609 a.C.). Se
piensa que los Profetas cesaron para el año 200 a.C., y esto explica por qué el profeta Daniel no estaba incluido en esa sección (su libro se encuentra en los Escritos del canon hebreo); los eruditos críticos ubican la fecha del libro en el siglo ii a.C. Generalmente se dice que las Escrituras fueron establecidas en una reunión de rabinos en Jamnia (Jabneh) entre los años 70 y 135 d.C.
Roger Beckwith (1985) llegó a la conclusión de que la colección del A.T. pudo haberse establecido ya en el siglo iv a.C., aunque es más probable que haya sido en el siglo ii a.C. Cuando Dios decidió revelarse a Su pueblo y establecer una relación permanente con ellos, utilizó el principio del pacto, un concepto conocido en la cultura del antiguo Cercano Oriente. La formación de un pacto incluía comúnmente la creación de un documento. Además, la historia del pacto se reflejaba naturalmente en la actualización de ese documento. Por lo tanto, junto con el pacto mosaico llegó el documento mosaico y, a medida que se escribía cada uno de los libros del A.T., su autoridad como palabra de Dios revelada hacía que la comunidad israelita en surgimiento la adoptara inmediatamente como algo sagrado a lo cual había que someterse. Moisés, como mediador del pacto, escribió la Torá bajo la guía divina. El resto de las Escrituras, los profetas anteriores y posteriores, la literatura poética y de sabiduría, y los libros posexílicos fueron aceptados de manera igualmente inmediata a medida que cada uno de ellos se le entregaba a la comunidad israelita y esta los recibía. La conclusión de este proceso pudo haberse producido cuando se aceptó el último libro como autoridad y vinculante (a lo que se hacía referencia como que “contamina las manos”). Este libro pudo haber sido Malaquías (reconocido comúnmente como el último profeta) o Crónicas (el último libro del orden canónico hebreo). Cualquiera sea el caso, los 39 libros que los protestantes reconocen como el canon del A.T. (igual a los 22 o 24 libros de la comunidad judía [por ej.: los profetas menores se contaban como un solo libro; Jeremías y Lamentaciones como uno; Esdras y Nehemías como uno, etc.]) se estableció muy cerca de la época en que se escribió el último libro.
Formación y canon del Nuevo Testamento
El proceso de canonización del N.T. es más fácil de determinar, aunque existen preguntas
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GÉNESIS
La creación
1En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
3 Y dijo Dios: Sea la luz;a y fue la luz. 4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.
7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 8 Y llamó Dios a la expansión Cielos.b Y fue la tarde y la mañana el día segundo.
9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. 10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. 11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. 13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero
14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto. 20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.
22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares,
y multiplíquense las aves en la tierra. 23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto.
24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,c conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.d 28 Y los bendijo Dios,e y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
2 Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. 2 Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.f
3 Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó,g porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.
El hombre en el huerto de Edén
4 Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos, 5 y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, 6 sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra. 7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la
tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.a
8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. 9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vidab en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 10 Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos.
11 El nombre del uno era Pisón; este es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; 12 y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. 13 El nombre del segundo río es Gihón; este es el que rodea toda la tierra de Cus. 14 Y el nombre del tercer río es Hidekel; este es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates.
15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. 16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. 21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona,c porque del varónd fue tomada.
24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.e 25 Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.
Desobediencia del hombre 3
Pero la serpientef era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que
comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses? 12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó,g y comí. 14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido,h y él se enseñoreará de ti. 17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá,i y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva,j por cuanto ella era madre de todos los vivientes.
21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida,k y
huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. 24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.
Caín y Abel
4Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquiridoa varón. 2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. 3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;b 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. 6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.c
8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.d 9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? 10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. 11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra. 13 Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. 14 He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. 15 Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.
16 Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod,e al oriente de Edén.
17 Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. 18 Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec. 19 Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila.
20 Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados.
21 Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta. 22 Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama.
23 Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón mataré por mi herida, Y un joven por mi golpe.
24 Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será.
25 Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set:f Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. 26 Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.
Los descendientes de Adán (1 Cr. 1:1-4)
5 Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. 2 Varón y hembra los creó;g y los bendijo,h y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados.
3 Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set. 4 Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas. 5 Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió. 6 Vivió Set ciento cinco años, y engendró a Enós. 7 Y vivió Set, después que engendró a Enós, ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas. 8 Y fueron todos los días de Set novecientos doce años; y murió.
9 Vivió Enós noventa años, y engendró a Cainán. 10 Y vivió Enós, después que engendró a Cainán, ochocientos quince años, y engendró hijos e hijas. 11 Y fueron todos los días de Enós novecientos cinco años; y murió.
12 Vivió Cainán setenta años, y engendró a Mahalaleel. 13 Y vivió Cainán, después que engendró a Mahalaleel, ochocientos cuarenta años, y engendró hijos e hijas. 14 Y fueron todos los días de Cainán novecientos diez años; y murió.
15 Vivió Mahalaleel sesenta y cinco años, y engendró a Jared. 16 Y vivió Mahalaleel, después que engendró a Jared, ochocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. 17 Y fueron todos los días de Mahalaleel ochocientos noventa y cinco años; y murió.
Vivió Jared ciento sesenta y dos años, y engendró a Enoc. 19 Y vivió Jared, después que engendró a Enoc, ochocientos años, y engendró hijos e hijas. 20 Y fueron todos los días de Jared novecientos sesenta y dos años; y murió.
21 Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. 22 Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. 23 Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. 24 Caminó, pues, Enoc con Dios,a y desapareció, porque le llevó Dios. 25 Vivió Matusalén ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec. 26 Y vivió Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas. 27 Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años; y murió.
28 Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo; 29 y llamó su nombre Noé,b diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo. 30 Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. 31 Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años; y murió.
32 Y siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet.
La maldad de los hombres
6 Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, 2 que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. 3 Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. 4 Había gigantes en la tierra en aquellos días,c y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. 6 Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. 7 Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. 8 Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.d
Noé construye el arca
9 Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo,e era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé. 10 Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet. 11 Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. 12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. 13 Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra. 14 Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. 15 Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura. 16 Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero. 17 Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. 18 Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. 19 Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán. 20 De las aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida. 21 Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá de sustento para ti y para ellos. 22 Y lo hizo así Noé;f hizo conforme a todo lo que Dios le mandó.
El diluvio
7 Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación. 2 De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra. 3 También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra. 4 Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice. 5 E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová.
6 Era Noé de seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra. 7 Y
por causa de las aguas del diluvio entró Noé al arca,a y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos. 8 De los animales limpios, y de los animales que no eran limpios, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobre la tierra, 9 de dos en dos entraron con Noé en el arca; macho y hembra, como mandó Dios a Noé. 10 Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.
11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas,b 12 y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. 13 En este mismo día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos, con él en el arca; 14 ellos, y todos los animales silvestres según sus especies, y todos los animales domesticados según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro de toda especie. 15 Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida. 16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.
17 Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra. 18 Y subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas. 19 Y las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos.
20 Quince codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes. 21 Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre. 22 Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra, murió. 23 Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca. 24 Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días. 8
Y se acordó Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él en el arca; e hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y disminuyeron las aguas. 2 Y se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas de los cielos; y la lluvia de los cielos fue detenida. 3 Y las aguas decrecían gradualmente de sobre la tierra; y se retiraron las aguas al cabo de ciento cincuenta días. 4 Y reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete
días del mes, sobre los montes de Ararat. 5 Y las aguas fueron decreciendo hasta el mes décimo; en el décimo, al primero del mes, se descubrieron las cimas de los montes.
6 Sucedió que al cabo de cuarenta días abrió Noé la ventana del arca que había hecho, 7 y envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra. 8 Envió también de sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la tierra. 9 Y no halló la paloma donde sentar la planta de su pie, y volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la tierra. Entonces él extendió su mano, y tomándola, la hizo entrar consigo en el arca. 10 Esperó aún otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del arca. 11 Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra. 12 Y esperó aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él.
13 Y sucedió que en el año seiscientos uno de Noé, en el mes primero, el día primero del mes, las aguas se secaron sobre la tierra; y quitó Noé la cubierta del arca, y miró, y he aquí que la faz de la tierra estaba seca. 14 Y en el mes segundo, a los veintisiete días del mes, se secó la tierra.
15 Entonces habló Dios a Noé, diciendo: 16 Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo. 17 Todos los animales que están contigo de toda carne, de aves y de bestias y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, sacarás contigo; y vayan por la tierra, y fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra. 18 Entonces salió Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él. 19 Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca.
20 Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. 21 Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. 22 Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche.
Pacto de Dios con Noé
9 Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.c 2 El temor y el miedo de vosotros
estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. 3 Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. 4 Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.a 5 Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. 6 El que derramare sangre de hombre,b por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.c 7 Mas vosotros fructificad y multiplicaos;d procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella.
8 Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: 9 He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; 10 y con todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra. 11 Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra. 12 Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: 13 Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra. 14 Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. 15 Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne. 16 Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra. 17 Dijo, pues, Dios a Noé: Esta es la señal del pacto que he establecido entre mí y toda carne que está sobre la tierra.
Embriaguez de Noé
18 Y los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet; y Cam es el padre de Canaán. 19 Estos tres son los hijos de Noé, y de ellos fue llena toda la tierra. 20 Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña; 21 y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda. 22 Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera. 23 Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos
sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre. 24 Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven, 25 y dijo: Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos.
26 Dijo más: Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, Y sea Canaán su siervo.
27 Engrandezca Dios a Jafet, Y habite en las tiendas de Sem, Y sea Canaán su siervo.
28 Y vivió Noé después del diluvio trescientos cincuenta años. 29 Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años; y murió. Los descendientes de los hijos de Noé (1 Cr. 1:5-23)
10 Estas son las generaciones de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes nacieron hijos después del diluvio. 2 Los hijos de Jafet: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras. 3 Los hijos de Gomer: Askenaz, Rifat y Togarma. 4 Los hijos de Javán: Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim. 5 De estos se poblaron las costas, cada cual según su lengua, conforme a sus familias en sus naciones.
6 Los hijos de Cam: Cus, Mizraim, Fut y Canaán. 7 Y los hijos de Cus: Seba, Havila, Sabta, Raama y Sabteca. Y los hijos de Raama: Seba y Dedán. 8 Y Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer poderoso en la tierra. 9 Este fue vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová. 10 Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar. 11 De esta tierra salió para Asiria, y edificó Nínive, Rehobot, Cala, 12 y Resén entre Nínive y Cala, la cual es ciudad grande. 13 Mizraim engendró a Ludim, a Anamim, a Lehabim, a Naftuhim, 14 a Patrusim, a Casluhim, de donde salieron los filisteos, y a Caftorim.
15 Y Canaán engendró a Sidón su primogénito, a Het, 16 al jebuseo, al amorreo, al gergeseo, 17 al heveo, al araceo, al sineo, 18 al arvadeo, al zemareo y al hamateo; y después se dispersaron las familias de los cananeos. 19 Y fue el territorio de los cananeos desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza; y en dirección de Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboim, hasta Lasa. 20 Estos son los hijos de Cam por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones.
21 También le nacieron hijos a Sem, padre de todos los hijos de Heber, y hermano mayor de Jafet. 22 Los hijos de Sem fueron Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. 23 Y los hijos de Aram:
Uz, Hul, Geter y Mas. 24 Arfaxad engendró a Sala, y Sala engendró a Heber. 25 Y a Heber nacieron dos hijos: el nombre del uno fue Peleg,a porque en sus días fue repartida la tierra; y el nombre de su hermano, Joctán. 26 Y Joctán engendró a Almodad, Selef, Hazar-mavet, Jera, 27 Adoram, Uzal, Dicla, 28 Obal, Abimael, Seba, 29 Ofir, Havila y Jobab; todos estos fueron hijos de Joctán. 30 Y la tierra en que habitaron fue desde Mesa en dirección de Sefar, hasta la región montañosa del oriente. 31 Estos fueron los hijos de Sem por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones. 32 Estas son las familias de los hijos de Noé por sus descendencias, en sus naciones; y de estos se esparcieron las naciones en la tierra después del diluvio.
La torre de Babel
11 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. 2 Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. 3 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. 4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. 5 Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. 6 Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. 7 Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. 8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
9 Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundiób Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.
Los descendientes de Sem (1 Cr. 1:24-27)
10 Estas son las generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. 11 Y vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas. 12 Arfaxad vivió treinta y cinco años, y engendró a Sala. 13 Y vivió Arfaxad, después que engendró a Sala, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. 14 Sala vivió treinta años, y engendró a Heber. 15 Y vivió Sala, después que engendró a Heber, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. 16 Heber vivió treinta y cuatro años, y engendró a Peleg. 17 Y vivió Heber, después
que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. 18 Peleg vivió treinta años, y engendró a Reu. 19 Y vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas. 20 Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug. 21 Y vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas. 22 Serug vivió treinta años, y engendró a Nacor. 23 Y vivió Serug, después que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas. 24 Nacor vivió veintinueve años, y engendró a Taré. 25 Y vivió Nacor, después que engendró a Taré, ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas. 26 Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán. Los descendientes de Taré
27 Estas son las generaciones de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot. 28 Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos. 29 Y tomaron Abram y Nacor para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca. 30 Mas Sarai era estéril, y no tenía hijo. 31 Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí. 32 Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán.
Dios llama a Abram 12 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.c 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.d
4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. 5 Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.
6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra.
7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu
a 10:25 Esto es, División b 11:9 Compárese la palabra hebrea balal, confundir c 12:1 Hch. 7:2-3; He. 11:8
d 12:3 Gá. 3:8
descendencia daré esta tierra.a Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.
8 Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Betel al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová.
9 Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev.
Abram en Egipto
10 Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra. 11 Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; 12 y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. 13 Ahora, pues, di que eres mi hermana,b para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.
14 Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera. 15 También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón. 16 E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos. 17 Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram. 18 Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? 19 ¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete. 20 Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer, con todo lo que tenía.
Abram y Lot se separan 13
Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot. 2 Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro. 3 Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai, 4 al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová.
5 También Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas. 6 Y la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y no podían morar en un mismo lugar. 7 Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra. 8 Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los
tuyos, porque somos hermanos. 9 ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda. 10 Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová,c como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. 11 Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. 12 Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. 13 Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera.
14 Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. 15 Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.d 16 Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. 17 Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré. 18 Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová.
Abram liberta a Lot
14 Aconteció en los días de Amrafel rey de Sinar, Arioc rey de Elasar, Quedorlaomer rey de Elam, y Tidal rey de Goim, 2 que estos hicieron guerra contra Bera rey de Sodoma, contra Birsa rey de Gomorra, contra Sinab rey de Adma, contra Semeber rey de Zeboim, y contra el rey de Bela, la cual es Zoar. 3 Todos estos se juntaron en el valle de Sidim, que es el Mar Salado. 4 Doce años habían servido a Quedorlaomer, y en el decimotercero se rebelaron. 5 Y en el año decimocuarto vino Quedorlaomer, y los reyes que estaban de su parte, y derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim, 6 y a los horeos en el monte de Seir, hasta la llanura de Parán, que está junto al desierto. 7 Y volvieron y vinieron a En-mispat, que es Cades, y devastaron todo el país de los amalecitas, y también al amorreo que habitaba en Hazezontamar. 8 Y salieron el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboim y el rey de Bela, que es Zoar, y ordenaron contra ellos batalla en el valle de Sidim; 9 esto es, contra Quedorlaomer rey de Elam, Tidal rey de Goim, Amrafel
rey de Sinar, y Arioc rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco. 10 Y el valle de Sidim estaba lleno de pozos de asfalto; y cuando huyeron el rey de Sodoma y el de Gomorra, algunos cayeron allí; y los demás huyeron al monte.
11 Y tomaron toda la riqueza de Sodoma y de Gomorra, y todas sus provisiones, y se fueron.
12 Tomaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, que moraba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron.
13 Y vino uno de los que escaparon, y lo anunció a Abram el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram. 14 Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan. 15 Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco.
16 Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente.
Melquisedec bendice a Abram
17 Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 18 Entonces Melquisedec,a rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.
21 Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes.
22 Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 23 que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram; 24 excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte.
Dios promete a Abram un hijo
15 Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. 2 Y respondió
Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? 3 Dijo también
Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. 4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará. 5 Y lo
llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.b 6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.c 7 Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. 8 Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? 9 Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. 10 Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. 11 Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba. 12 Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. 13 Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.d 14 Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.e 15 Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. 16 Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. 17 Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. 18 En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra,f desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates; 19 la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, 20 los heteos, los ferezeos, los refaítas, 21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.
Agar e Ismael
16 Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. 2 Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. 3 Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. 4 Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. 5 Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo. 6 Y respondió Abram a Sarai: He aquí, tu sierva
MANUAL DEL MINISTRO
c eremonia de bodas. eJ em P lo 1.
Desde el inicio de la iglesia cristiana, los creyentes han celebrado el matrimonio Jesucristo mismo avaló el matrimonio al asistir a las bodas de Canaán, y el autor de Hebreos dice solemnemente: «Honroso sea en todos el matrimonio» (Hebreos 13:4)
Las diferentes denominaciones cristianas celebran la ceremonia de bodas con ligeras diferencias Por lo tanto, el ministro debe estar al tanto de las costumbres no solamente de su propia denominación, sino también de la cultura en la que se encuentra
A continuación se proveen varios ejemplos que pueden usarse como orden de ceremonia
Orden
• Preludio:
• El preludio es una oportunidad excelente para preparar los corazones de las personas en agradecimiento a Dios Se puede tocar una selección de himnos/coros, alguna pieza de música clásica, o una melodía seleccionada por los novios
• Himnos sugeridos:
–A Cristo coronad
–A nuestro Padre Dios
–Al rey adorad
–Con cánticos, Señor
–Eterno, invisible, el Dios de poder
–Loores dad a Cristo el Rey
–Oh, criaturas del Señor
–Santo, Santo, Santo
–Te loamos, ¡oh Dios!
• Piezas clásicas sugeridas:
–Canon en D
–Claro de luna
–El danubio azul
–Jesús, alegría de los hombres
–Las cuatro estaciones
–Oda a la alegría
–Para Elisa
–Romanza: Andante
• Bienvenida:
• Ministro: «La Biblia dice que debemos amarnos los unos a los otros Esto se debe a que la naturaleza de Dios es amor Así lo dijo el apóstol Juan:
“Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él” (1 Juan 4:16)
»Al igual que Juan, el apóstol Pablo habló del amor como la máxima virtud en el cristianismo: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13:13)
»Hoy nos hemos reunido para celebrar el amor entre dos personas El amor entre pareja es una de las máximas expresiones del amor, ya que se asemeja al amor de Cristo por Su iglesia Hoy seremos testigos de ese pacto sagrado que estas dos personas hacen, al declarar su amor mutuo delante de Dios y de nosotros como testigos
»Les doy la más cordial bienvenida a todos ustedes, familiares y amigos, a esta celebración de boda Ahora daremos paso a la entrada de la corte»
• Entrada de la corte:
• La procesión se hace en parejas, con las damas a la izquierda Orden sugerido para la corte:
– Novio con su madre
Damas y caballeros
– Parientes y padrinos
– Niña de las flores, y/o niño de los anillos (los anillos se entregan al ministro)
– Padres
• Nota: Mamá de la novia con padre del novio
– Novia acompañada por su padre
• La marcha nupcial anunciará la procesión de la novia
• Entrega de la novia:
• Cuando la novia termine su procesión y esté junto al ministro, este dirá:
• Ministro: «¿Quién entrega a la novia?»
• Padre: «Yo, su padre»
• El padre se despide y entrega la mano de su hija al novio
• Entrega de la Biblia:
• La Biblia se entrega antes del sermón para que los novios puedan recibir su primer sermón como pareja con su propia Biblia
• Los padrinos de Biblia pasan al frente
• Ministro: «Quiero pedirles que nos pongamos de pie para la entrega de la Palabra de Dios»
• Los padrinos entregan la Biblia
• El ministro pide que todos se sienten
• Ministro: «La Biblia es la Palabra de Dios, la única regla de fe y práctica en nuestra vida diaria, incluyendo la vida matrimonial Mediten diariamente en ella, atesórenla en su corazón, úsenla para resolver cada situación en la vida que hoy inician juntos Recuerden que la Biblia dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”» (Josué 1:8-9)
• Sermón
• Himno:
• El himno da gracias a Dios por la Palabra predicada y sirve como transición para celebrar los votos
• Votos:
• Los novios:
– Los novios se ponen de pie ante el ministro
– Ministro: «Ahora ustedes dos vienen a mí para ser presentados delante de la iglesia, ya que espontánea y espiritualmente han unido sus corazones»
– Se recomienda que los novios repitan los votos después del ministro
– Voto del novio: «Al cumplir con las leyes de nuestra nación, te recibo a ti como mi legítima esposa, dejando a mi padre y a mi madre, para amarte, respetarte, y presentarte continuamente como una esposa sin mancha, santa e irreprensible, para sustentarte y cuidarte Y prometo dedicarte solamente a ti todos mis afectos conyugales, todo el tiempo que Dios nos conceda de vida para vivir como esposo y esposa, hasta que la muerte nos separe»
– Voto de la novia: «Al cumplir con las leyes de nuestra nación, te recibo a ti como mi legítimo esposo, dejando a mi padre y a mi madre, para amarte, respetarte, sujetarme a ti y atenderte Y prometo dedicarte solamente a ti todos mis afectos conyugales, todo el tiempo que Dios nos conceda de vida para vivir como esposo y esposa, hasta que la muerte nos separe»
• Anillos:
– Los padrinos de anillos pasan al frente
– Ministro: «Desde tiempos antiguos el anillo se ha usado para confirmar pactos importantes Cuando quería confirmarse un convenio real, se fijaba con un gran sello con el símbolo del monarca reinante; y también existía la costumbre entre amigos de regalarse unos a otros bandas de oro; alianzas como señal de buena voluntad En tiempos más recientes, el anillo se ha dedicado a un propósito simbólico más precioso: el matrimonio Para sellarlo, la pureza se simboliza con el oro puro y sin mancha, y el amor se representa con el círculo perfecto que no tiene principio ni fin»
– El novio pone el anillo a la novia y se toman de las manos
– Voto del novio: «Te entrego este anillo como símbolo del amor que siento por ti Al entregártelo, te hago partícipe de todos los bienes que Dios me ha dado y de todos los bienes que Dios me dará»
– La novia pone el anillo al novio y se toman de las manos
– Voto de la novia: «Te entrego este anillo como símbolo del amor que siento por ti Al entregártelo, te hago partícipe de todos los bienes que Dios me ha dado y de todos los bienes que Dios me dará»
• Arras:
– Los padrinos de arras pasan al frente
Ministro: «La Biblia dice: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”» (Efesios 1:13-14)
– Voto del novio: «Así como el Señor Jesucristo nos dio Su Espíritu Santo desde que le recibimos, como sello de que le pertenecemos, yo quiero entregarte estas arras, como un símbolo de que me has
recibido como esposo y como un sello de que me perteneces, así como que he de velar por ti, espiritual y materialmente, con la ayuda y en la voluntad de Dios»
– Voto de la novia: «Así como el Señor Jesucristo nos dio Su Espíritu Santo desde que le recibimos, como sello de que le pertenecemos, yo recibo estas arras, como un símbolo de que me has recibido como esposa y como un sello de que te pertenezco, así como que he de velar por ti, espiritual y materialmente, con la ayuda y en la voluntad de Dios, administrando todo lo que me confíes para la gloria de Dios»
– Se dan las arras: el padrino al novio, el novio a la novia, la novia a los padrinos
• Lazo y cojines:
–Los padrinos de lazo y cojines pasan al frente
–Los novios se arrodillan y les ponen el lazo
– Ministro: «La Biblia dice: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo!, que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto”» (Eclesiastés 4:9-12)
–Los padrinos quitan el lazo
• Símbolo extra, en caso de que haya alguno
• Presentación:
• El ministro (o padres) oran por los novios
• Ministro: «Tengo el honor y el privilegio de presentar delante de ustedes a una nueva familia Al haber puesto en las manos de nuestro Dios sus vidas, por causa de su unión espiritual, y al llegar a la constitución del pacto que se llama matrimonio, los presento como la flamante familia [apellido/s de la nueva familia]
»Como testimonio de recibirla como su legítima esposa, el novio entonces puede dar ahora el beso a la novia
»Nos ponemos de pie para despedir la reunión iniciando con el novio y la novia, la corte nupcial, y luego todos nosotros»
• Al sonar la música de procesión, salen los novios, después la corte
c eremonia de boda. eJ em P lo 2.
El siguiente es un ejemplo de una boda con un orden más corto Este orden es común en las iglesias hispanas, al igual que en algunas iglesias en Latinoamérica y España
Orden
• Preludio:
• El preludio es una oportunidad excelente para preparar los corazones de las personas en agradecimiento a Dios Se puede tocar una selección de himnos/coros, alguna pieza de música clásica, o una melodía seleccionada por los novios
el nue V o testamento
SAN MATEO
Genealogía de Jesucristo (Lc. 3:23-38)
1Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
2 Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. 3 Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. 4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón. 5 Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí.
6 Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. 7 Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. 8 Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. 9 Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. 10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. 11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia.a
12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. 13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. 14 Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. 15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; 16 y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.
Nacimiento de Jesucristo (Lc. 2:1-7)
18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José,b antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. 19 José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. 20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombrec JESÚS,d porque él salvará a su pueblo de sus pecados.e
22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:
23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
Y llamarás su nombre Emanuel,f que traducido es: Dios con nosotros.
24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió
a su mujer. 25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.g
La visita de los magos
2Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentaráh a mi pueblo Israel.i 7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 8 y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. 9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. 12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Matanza de los niños
13 Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. 14 Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, 15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.j
16 Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. 17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo:
18 Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron.a
19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. 21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel. 22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea, 23 y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret,b para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.c
Predicación de Juan el Bautista
(Mr. 1:1-8; Lc. 3:1-9,15-17; Jn. 1:19-28)
3En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielosd se ha acercado.e 3 Pues este es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas.f
4 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos;g y su comida era langostas y miel silvestre. 5 Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras!h ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre;i porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.j
11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 Su aventador está en su mano,
y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
El bautismo de Jesús (Mr. 1:9-11; Lc. 3:21-22)
13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. 14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. 16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.k
Tentación de Jesús (Mr. 1:12-13; Lc. 4:1-13)
4Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.l
2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4 Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.m 5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti,n y,
En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.o
7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.p 8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.q 11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
Jesús principia su ministerio (Mr. 1:14-20; Lc. 4:14-15; 5:1-11; 6:17-19)
12 Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso,r volvió a Galilea; 13 y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum,s ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que
se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:
15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles;
16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.a
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielosb se ha acercado.c 18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.
21 Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. 22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.
23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.d 24 Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. 25 Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.
El Sermón del monte: Las bienaventuranzas (Lc. 6:20-23)
5Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran,e porque ellos recibirán consolación.
5 Bienaventurados los mansos,f porque ellos recibirán la tierra por heredad.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sedg de justicia, porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón,h porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia,i porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda
clase de mal contra vosotros, mintiendo.j
12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetask que fueron antes de vosotros.
La sal de la tierra
13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.l
La luz del mundo
14 Vosotros sois la luz del mundo;m una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero,n y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.o
Jesús y la ley
17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.p 19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos. 20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Jesús y la ira (Lc. 12:57-59)
21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás;q y cualquiera que matare será culpable de juicio. 22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. 23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. 25 Ponte de acuerdo con tu
adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. 26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
Jesús y el adulterio
27 Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.a 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.b 30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.c
Jesús y el divorcio
31 También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio.d 32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.e
Jesús y los juramentos
33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás,f sino cumplirás al Señor tus juramentos.g 34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera;h ni por el cielo, porque es el trono de Dios;i 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies;j ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.k 36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. 37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
El amor hacia los enemigos (Lc. 6:27-36)
38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.l 39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; 40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; 41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. 42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo,m y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No
hacen también lo mismo los publicanos? 47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.n
Jesús y la limosna
6Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos;o de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, 4 para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Jesús y la oración (Lc. 11:2-4)
5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres;p de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta,q ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. 9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria,r por todos los siglos. Amén. 14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.s
Jesús y el ayuno
16 Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Tesoros en el cielo (Lc. 12:32-34)
19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen,a y donde ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
La lámpara del cuerpo (Lc. 11:33-36)
22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; 23 pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
Dios y las riquezas (Lc. 16:13)
24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.b
El afán y la ansiedad (Lc. 12:22-31)
25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloriac se vistió así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
El juzgar a los demás (Lc. 6:37-38,41-42)
7 No juzguéis, para que no seáis juzgados.
2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.d 3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
La oración, y la regla de oro (Lc. 11:9-13; 6:31)
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
La puerta estrecha (Lc. 13:24)
13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Por sus frutos los conoceréis (Lc. 6:43-44)
15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.e 20 Así que, por sus frutos los conoceréis.f
Nunca os conocí (Lc. 13:25-27)
21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.a
Los dos cimientos (Lc. 6:46-49)
24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.b
Jesús sana a un leproso (Mr. 1:40-45; Lc. 5:12-16)
8 Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. 2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 3 Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. 4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés,c para testimonio a ellos.
Jesús sana al siervo de un centurión (Lc. 7:1-10)
5 Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, 6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. 7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. 8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. 9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;d 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.e 13 Entonces Jesús dijo al
centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.
Jesús sana a la suegra de Pedro
(Mr. 1:29-34; Lc. 4:38-41)
14 Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de este postrada en cama, con fiebre. 15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía. 16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; 17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.f
Los que querían seguir a Jesús (Lc. 9:57-62)
18 Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado. 19 Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. 20 Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza. 21 Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. 22 Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.
Jesús calma la tempestad (Mr. 4:35-41; Lc. 8:22-25)
23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. 24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 26 Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. 27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?
Los endemoniados gadarenos
(Mr. 5:1-20; Lc. 8:26-39)
28 Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino. 29 Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? 30 Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos. 31 Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos.
Él les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas. 33 Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados. 34 Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.
Jesús sana a un paralítico (Mr. 2:1-12; Lc. 5:17-26)
9 Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad. 2 Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados. 3 Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema. 4 Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? 5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? 6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa. 7 Entonces él se levantó y se fue a su casa. 8 Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.
Llamamiento de Mateo (Mr. 2:13-17; Lc. 5:27-32)
9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. 10 Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11 Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?a 12 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 13 Id, pues, y aprended lo que significa:b Misericordia quiero, y no sacrificio.c Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.
La pregunta sobre el ayuno (Mr. 2:18-22; Lc. 5:33-39)
14 Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? 15 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. 16 Nadie pone remiendo de paño
nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. 17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.
La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús (Mr. 5:21-43; Lc. 8:40-56)
18 Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. 19 Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos. 20 Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; 21 porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. 22 Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora. 23 Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto, 24 les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. 25 Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó. 26 Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
Dos ciegos reciben la vista
27 Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! 28 Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. 29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. 30 Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. 31 Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra.
Un mudo habla
32 Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado. 33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel. 34 Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.d
La mies es mucha
35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia en el pueblo.a 36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.b 37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. 38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.c
Elección de los doce apóstoles (Mr. 3:13-19; Lc. 6:12-16)
10Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.
2 Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; 3 Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo, 4 Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó.
Misión de los doce (Mr. 6:7-13; Lc. 9:1-6)
5 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. 9 No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos;d 10 ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento.e 11 Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis. 12 Y al entrar en la casa, saludadla. 13 Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros. 14 Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.f 15 De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra,g que para aquella ciudad.h
Persecuciones venideras
16 He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos;i sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. 17 Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; 18 y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. 19 Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo
o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. 20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.
21 El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.j
22 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre;k mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.l 23 Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.
24 El discípulo no es más que su maestro,m ni el siervo más que su señor.n 25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú,o ¿cuánto más a los de su casa?
A quién se debe temer (Lc. 12:2-9)
26 Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.p 27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. 28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. 29 ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados. 31 Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. 32 A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.q
Jesús, causa de división (Lc. 12:49-53; 14:26-27)
34 No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. 35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; 36 y los enemigos del hombre serán los de su casa.r 37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama
38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.a 39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.b
Recompensas (Mr. 9:41)
40 El que a vosotros recibe, a mí me recibe;c y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.d 41 El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. 42 Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.
Los mensajeros de Juan el Bautista (Lc. 7:18-35)
11 Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.
2 Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, 3 para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? 4 Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. 5 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen,e los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;f 6 y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí.
7 Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 8 ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. 9 Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.
10 Porque este es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz,
El cual preparará tu camino delante de ti.g
11 De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. 12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. 13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.h 14 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.i 15 El que tiene oídos para oír, oiga. 16 Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros, 17 diciendo: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis. 18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene.
19 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos. Ayes sobre las ciudades impenitentes (Lc. 10:13-16)
20 Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo: 21 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidónj se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. 22 Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras. 23 Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hadesk serás abatida;l porque si en Sodomam se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. 24 Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma,n que para ti.
Venid a mí y descansad (Lc. 10:21-22)
25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre, porque así te agradó. 27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre;o y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo,p y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. 28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;q 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Los discípulos recogen espigas en el día de reposo (Mr. 2:23-28; Lc. 6:1-5) 12
En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo;r y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas s y a comer. 2 Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de
Ayud A s pA r A estudi A r L A Bi BL i A
Nombres y atributos de Jesús
Abogado 1 Jn. 2:1
Admirable, consejero Isa. 9:6
Adán 1 Cor. 15:45
Alfa y Omega Apoc. 1:8; 22:13
Alimento espiritual 1 Cor. 10:3
Amado Ef. 1:6
Amigo de pecadores Mat. 11:19
Amén Apoc. 3:14
Apóstol de nuestra profesión Heb. 3:1
Autor de la salvación Heb. 2:10
Autor de la vida Hech. 3:15
Autor y consumador de la fe Heb. 12:2
Bebida espiritual 1 Cor. 10:4
Bienaventurado y solo de la tierra Apoc. 1:5
Brazo Isa. 59:16; 63:12
Cabeza de la iglesia Ef. 5:23; Col. 1:18
Cabeza de todo varón 1 Cor. 11:3
Cabeza sobre todas las cosas Ef. 1:22
Cabeza Ef. 4:15; Col. 2:19
Camino Juan 14:6
Carpintero Mar. 6:3
Cetro de Israel Núm. 24:17
Consolación de Israel Luc. 2:25
Cordero de Dios Juan 1:29,36
Cordero Apoc. 5:6; 13:8
Cristo Jesús Señor nuestro Rom. 8:39; 1 Tim. 1:12
Cristo Jesús Rom. 3:24; 8:1; 1 Cor. 1:1–2:30
Cristo el Señor Col. 3:24
Cristo el Señor Luc. 2:11
Cristo, un rey Luc. 23:2
Cristo Mat. 1:16; 2:4; 16:20; Mar. 8:29; 14:61
David su rey Jer. 30:9; Ezeq. 37:24; Os. 3:5
Dios con nosotros Mat. 1:23
Dios fuerte Isa. 9:6
Dios nuestro Salvador 1 Tim. 2:3
Dios Juan 1:1; Rom. 9:5; 2 Ped. 1:1; 1 Jn. 5:20
Don de Dios Juan 4:10
Edificador Zac. 6:13
El Cristo de Dios Luc. 9:20; 23:35
El primero y el postrero (último) Apoc. 2:8; 22:13
Escogido de Dios Isa. 42:1; Mat. 12:18
Esperanza de gloria Col. 1:27
Esperanza 1 Tim. 1:1
Esposo 2 Cor. 11:2
Esposo Mat. 9:15; 25:1,10
Estrella de Jacob Núm. 24:17
Estrella resplandeciente de la mañana Apoc. 22:16
Gloria de Israel Luc. 2:32
Gloria de Jehová Isa. 40:5
Gran pastor de las ovejas Heb. 13:20
Heredero de todo Heb. 1:2
Hermano Mar 3:35; Heb. 2:11
Hijo amado Mat. 3:17; Mar. 1:11; 2 Ped. 1:17
Hijo de David Mat. 9:27; 12:23; Mar. 10:47-48; Luc. 18:38
Hijo de Dios Mat. 4:3; 8:29
Hijo de María Mar. 6:3
Hijo de hombre Dan. 7:13; Mat. 8:20
Hijo de los dioses Dan. 3:25
Hijo del Altísimo Luc. 1:32
Hijo del Bendito Mar. 14:61
Hijo del Padre 2 Jn. 3
Hijo del carpintero Mat. 13:55
Hijo Isa. 9:6
Imagen del Dios invisible Col. 1:15
Inmortal 1 Tim. 1:17
Invisible 1 Tim. 1:17
Israel Isa. 49:3
Jefe y maestro Isa. 55:4
Jehová de los ejércitos Sal. 24:10
Jehová el fuerte y valiente Sal. 24:8
Jehová, justicia nuestra Jer 23:6; 33:16
Jesucristo Señor nuestro Rom. 1:3; 5:21; 7:25; 1 Cor. 1:2,9
Jesucristo hombre 1 Tim. 2:5
Jesucristo nuestro Salvador Tito 3:6
Jesucristo Mat. 1:1; Juan 1:17; 17:3
Jesús de Nazaret Hech. 10:38
Jesús el Hijo de Dios Heb. 4:14
Jesús el nazareno Mat. 26:71; Mar. 10:47; Luc. 18:37; Juan 18:5
Jesús, el hijo de José Juan 6:42
Jesús Mat. 1:21; 1 Tes. 1:10
Juez de vivos y muertos Hech. 10:42
Juez justo 2 Tim. 4:8
Justo Mat. 27:19
Legislador Isa. 33:22
León de la tribu de Judá Apoc. 5:5
Libertador Rom. 11:26
Linaje de David Apoc. 22:16
Lucero de la mañana 2 Ped. 1:19; Apoc. 22:16
Luz de las naciones Isa. 42:6
Luz del mundo Juan 8:12; 9:5
Luz perpetua Isa. 60:20
Luz verdadera Juan 1:9; 1 Jn. 2:8
Luz Juan 12:46
Maestro bueno Mar. 10:17
Maestro, venido de Dios Juan 3:2
Maestro Mat. 26:18; Mar. 14:14; Luc. 22:11; Juan 11:28
Maestro Mat. 26:25,49; Mar. 9:5; 10:51; 11:21
Manantial para purificación de pecados Zac. 13:1
Mediador 1 Tim. 2:5; Heb. 9:15
Mesías Juan 1:41; 4:25
Ministro del santuario Heb. 8:2
Ministro del verdadero tabernáculo Heb. 8:2
Misericordioso y fiel Heb. 2:17
Médico Mat. 9:12
Nazareno Mat. 2:23; Mar. 1:24; Luc. 24:19
Niño Luc. 2:12,16
Ofrenda y sacrificio Ef. 5:2
Pacto al pueblo Isa. 42:6
Padre eterno Isa. 9:6
Pan de vida Juan 6:48
Pan del cielo Juan 6:51
Pan vivo Juan 6:51
Pastor de almas 1 Ped. 2:25
Paz, nuestra Ef. 2:14
Piedra o cabeza del ángulo Mat. 21:42; Ef. 2:20; 1 Ped. 2:6-7
Piedra para tropezar; de tropiezo Isa. 8:14; 1 Ped. 2:8
Piedra probada Isa. 28:16
Piedra viva 1 Ped. 2:4
Poder y sabiduría de Dios 1 Cor. 1:24
Poderoso Salvador Luc. 1:69
Precursor Heb. 6:20
Primicias 1 Cor. 15:20,23
Primogénito de entre los muertos Col. 1:18; Apoc. 1:5
Primogénito de toda creación Col. 1:15
Primogénito entre muchos hermanos Rom. 8:29
Primogénito Sal. 89:27; Heb 1:6
Principio de la creación de Dios Apoc. 3:14
Principio y fin Apoc. 22:13
Profeta Luc. 24:19; Hech. 3:22-23
Propiciación 1 Jn. 2:2; 4:10
Príncipe de Paz Isa. 9:6
Príncipe de los pastores 1 Ped. 5:4
Príncipe y Salvador Hech. 5:31
Príncipe; jefe Jos. 5:14; Isa. 55:4
Príncipe Dan. 9:25
Puerta de las ovejas Juan 10:7,9
Raboni Juan 20:16
Rabí Juan 1:38,49
Raíz de David Apoc. 5:5; 22:16
Raíz de Isaí Isa. 11:10; Rom. 15:12
Redención 1 Cor. 1:30
Redentor Isa. 59:20; 60:16
Renuevo de justicia Jer. 33:15
Renuevo justo Jer. 23:5
Rescate por todos 1 Tim. 2:6
Resurección y la vida, la Juan 11:25
Rey de Israel Juan 1:49
Rey de gloria Sal. 24:7-10
Rey de los judíos Mat. 2:2; 27:37; Mar. 15:26; Luc. 23:38
Rey de los santos Apoc. 15:3
Rey de reyes Apoc. 17:14; 19:16
Rey sobre Sion Sal. 2:6; Zac. 9:9; Juan 12:15
Rey sobre toda la tierra Zac. 14:9
Rey Mat. 21:5
Roca espiritual 1 Cor. 10:4
Rocío Os. 14:5
Sabiduría de Dios Luc. 11:49; 1 Cor. 1:24
Sacerdote Zac. 6:13; Heb. 5:6; 7:17,21
Saeta bruñida Isa. 49:2
Salvación Luc. 2:30
Salvador Jesucristo 2 Ped. 1:1
Salvador del cuerpo Ef. 5:23
Salvador del mundo Juan 4:42; 1 Jn. 4:14
Salvador Isa. 19:20; Luc. 2:11; Hech. 5:31; 13:23; Fil. 3:20
Santificación 1 Cor. 1:30
Santo Hijo Jesús Hech. 4:27,30
Santo de Dios, el Mar. 1:24
Santo ser Luc. 1:35
Santo, inocente, sin mancha Heb. 7:26
Santuario Isa. 8:14
Segundo hombre 1 Cor. 15:47
Señor Dios Todopoderoso Apoc. 15:3
Señor Jesucristo Rom. 5:1; 16:18; Hech. 11:17; 16:31; 20:21; 1 Cor. 1:3
Señor Jesús Hech. 7:59; Col. 3:17; 1 Tes. 4:2
Señor aun del día de reposo Mar. 2:28; Luc. 6:5
Señor de gloria 1 Cor. 2:8
Señor de señores Apoc. 17:14; 19:16
Señor de todos Hech. 10:36
Señor en Israel Miq. 5:2
Señor y Salvador Jesucristo 2 Ped. 1:11; 3:18
Siervo de los tiranos Isa. 49:7
Siervo justo Isa. 53:11; Hech. 7:52; 22:14
Siervo Isa. 42:1; Mat. 12:18
Simiente de la mujer Gén. 3:15
Soberano de los reyes
Soberano 1 Tim. 6:15
Sol de justicia Mal. 4:2
Sumo sacerdote Heb. 3:1; 6:20; 7:26
Testigo fiel y verdadero Apoc. 1:5; 3:14
Testigo Isa. 55:4
Todopoderoso Apoc. 1:8
Ungido con el Espíritu Santo Hech. 10:38
Ungido del Señor Luc. 2:26
Ungido más que Sus compañeros Sal. 45:7
Unigénito del Padre Juan 1:14; 3:16; 1 Jn. 4:9
Varón de dolores Isa. 53:3
Varón de tu diestra Sal. 80:17
Varón Hech. 2:22; 17:31
Verbo de Dios Apoc. 19:13
Verbo Juan 1:1,14; 1 Jn. 1:1
Verdadero, el 1 Jn. 5:20
Verdad Juan 14:6
Vestido de bodas Mat. 22:12
Vida Juan 14:6; Col. 3:4
Vid Juan 15:1,5
Vástago; renuevo Isa. 11:1; Zac. 3:8
Vástago Isa. 11:1
Yo soy Juan 8:58
Ángel de Jehová Jue. 13:18; Zac. 1:12
Ángel del pacto Mal. 3:1
Único Dios, nuestro Salvador Jud. 25
921 Nombres y atributos de JesúsPalabras de alie N to
Para tu cami N ar co N d ios
El Espíritu Santo en nuestra vida
7:37-39; 14:15-21;
El poder de la Palabra de Dios
32:46-47
8:16-17; 17:20
Amor por quienes no conocen a Cristo
5:14-16,19; 10:40-42;
18:3-5,10-14;
20:23, 26-28; 25:21;
Deseo de bendición espiritual
6:35,37-40;
Nuestra identidad en Cristo
Cuando hay engaño e incomprensión
11:40; 14:6
Dios es poderoso, fiel, y nos escucha
7:14-15; 15:2-3; 20:15,17
66:20; 116:1-3,5-6
Dificultades financieras
8:2-3,6-10; 15:10
37:18-19; 55:22; 100
19:17
25:21
Nuestra herencia celestial
Preocupación y angustia
7:24
11:9-10,13; 12:7
Cuando la vida parece desmoronarse
15:2-3,7; 20:15,17
55:22
29:11-14
7:24-25; 11:28-30
5:36; 9:23
8:12; 11:40
8:28
924 Palabras de alieNto
Dios como sanador
Tiempos de conflicto
Poder sobre el enemigo
35-36; 10:10; 14:6
Vivir para agradar a Dios
La presencia de Dios
El poder de la oración
18:18-20; 21:11-22;
Necesidad de paz
1:32-33; 16:7
20:21
1:37; 11:9-10,13
14:12-14; 15:2-21; 16:24
4:16-17
3:10-12
3:21-22; 5:13-15
5:1; 8:6; 15:13
14:33
13:11 Hebreos�
10:18-23
Cuando necesitamos sabiduría
Seguridad en Cristo
4:10,13-14; 5:24-25,39; 6:27,35,37-40,47, 51,57-58; 8:35-36; 10:9-16, 27-29; 11:25-26; 14:6; 20:31
3:19; 4:12; 5:31; 10:36,43; 13:32-34,38-39; 16:31
Tiempos de sufrimiento
103:2-14,17-19
Libertad
1
Salmos
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23:14
30:5 Romanos
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3:3-4
1:20-22
5:24
3:4-6,18 Efesios
1:17-18 2
Corintios � � � � �
V del que clama en el desierto
él la v del Señor
7:31 ha salido la v de ellos Ro. 10:18
Si oyereis hoy su v He. 3:7
una v que decía 2 P. 1:17
v como de trompeta Ap. 1:10
YUGO descargarás su y de su cerviz Gn. 27:40 las coyundas de vuestro y Lv. 26:13 no se haya puesto y Nm. 19:2
pondrá y de hierro Dt. 28:48 quebraste su pesado y Is. 9:4 El y de mis rebeliones Lm. 1:14 quebraré su y Nah. 1:13
ZABULÓN y llamó su nombre Z Gn. 30:20 la suerte tocó a los hijos de Z Jos. 19: 10
ZARZA una z; ... y la z ardía Ex. 3:2 ni de las z ... uvas Lc. 6:44
ZOFAR amigos de Job, ... Z Job 2:11