32 ESCUELA Núm. 3.898 (464)
17 de marzo de 2011
Entrevista VICTORINO MAYORAL, PRESIDENTE DE LA LIGA DE LA EDUCACIÓN Y LA CULTURA POPULAR
“Se trata de educar practicando un diálogo que asume, valora y respeta las diferencias” fectamente compartidas. Conforme a ellas, la interculturalidad es tarea que concierne al equipo directivo, al claustro de profesores, al centro en su totalidad y, en consecuencia, a su proyecto de convivencia y a su programación anual; a las relaciones profesor alumno, al aprendizaje de las lenguas y por supuesto, a la valoración positiva de la diversidad cultural. También proponemos que la educación para la ciudadanía en valores no ha de tener una posición marginal respecto a las restantes materias, sino que el centro ha de otorgarle significativa relevancia por su contribución al proyecto de interculturalidad.
LOLA GARCÍA-AJOFRÍN El alumnado español cambió de color. Y de acento. Y multiplicó sus culturas. Esta heterogeneización de las aulas en la última década implica también un cambio de actitud que convierta la pluralidad en valor añadido. Así lo entiende Victorino Mayoral (Almoharín, Cáceres, 1940), presidente de la Liga de la Educación y la Cultura Popular y la Fundación CIVES. Le gusta recurrir a la Constitución para explicarlo, posiblemente por su larga trayectoria política. Fue miembro del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado; consejero de Presidencia y Trabajo y de Educación, Juventud y Deportes de la Junta de Extremadura de 1993 a 2000; delegado Federal de Educación del PSOE de 1979 a 1989; portavoz de la Comisión sobre Régimen de las Administraciones Públicas; y diputado en las legislaturas II, III y IV. “Lo establece el art. 14 cuando se refiere a la igualdad de todos los ciudadanos ‘sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social’”, expone en el prólogo del libro que acaba de presentar la Liga de la Educación, Interculturalidad y ciudadanía: Red de Escuelas Interculturales. En la práctica, con este y otros proyectos, también lleva años puesto manos a la obra. ¿Cuáles son los rasgos de una escuela intercultural? La escuela intercultural es un intento riguroso para dar una respuesta positiva a la pregunta de cómo gestionar acertadamente la diversidad que se ha ido creando en el seno de las comunidades escolares como consecuencia de las nuevos cambios acaecidos en las modernas sociedades abiertas, que son crecientemente plurales, no solo debido a las migraciones de un mundo económicamente globalizado sino también por el respeto que se ha ido afianzando en los sistemas democráticos a los valores y libertades de todas las personas. Se trata de una reacción constructiva ante el cambio que la diversidad social origina en las relaciones de los miembros que integran los colectivos escolares y comporta evidentemente partir inequívoca y necesariamente de la existencia de comunidades escolares que deben ser construidas y preservadas. No se trata de resolver un problema de mera coexistencia entre los individuos diferentes entre sí, como puede ocurrir con los usuarios de transporte público, sino de convivencia practicada en una actividad esencialmente educativa, como es la que se debe realizar en las escue-
“No se trata de resolver un problema de mera coexistencia, como si fuera el transporte público, sino de convivencia practicada en una actividad esencialmente educativa” las. Significa educar practicando un diálogo que asume, valora y respeta las diferencias. ¿Y lo que no es? No es, pues, solamente evitar la discriminación o el choque entre personas que pertenecen a etnias, culturas, nacionalidades, religiones o ideologías distintas. Erradicar la xenofobia, el racismo con los diferentes comportamientos sectarios excluyentes no basta, aunque sea imprescindible, para convertir en intercultural a una escuela. El plus que aporta la interculturalidad consiste en resaltar la centralidad que en el proceso educativo tienen las prácticas de diálogo y de los procedimientos democráticos en las relaciones interpersonales, el respeto al pluralismo asumido como tolerancia y también como valor constructivo, el reconocimiento mutuo de la
dignidad de todos y cada uno de los miembros de la comunidad escolar, como ciudadanos libres e iguales en derechos, y la garantía de la aceptación de las personas y de los colectivos diferentes. Por otra parte la escuela intercultural debe afrontar su labor con realismo y con rigor, huyendo de fantasías irrealizables y asumiendo que han de ser abordadas situaciones extraordinariamente difíciles y complejas que requerirán el esfuerzo de todos los implicados y de modo especial de los equipos de educadores. ¿Donde está el límite entre el derecho a la diferencia de todos y una sociedad construida como proyecto común? La interculturalidad no es un programa más especializado o una actividad complementaria de las que habitualmente se plantean para
enriquecer la actuación educativa. Se trata, por el contrario, de un modelo integral que debe ser construido en profundidad. A una sociedad abierta que asume y practica los valores democráticos como modo de vida debe corresponder un modelo de escuela igualmente abierta, diametralmente opuesta a aquella que construye un muro acorazado sobre idearios cerrados, excluyentes o reduccionistas de toda diversidad. En el seno de tales escuelas abiertas ha de desarrollar su actividad una comunidad escolar que se reconoce y acepta en sí misma como plural y diversa. Es en este ámbito en el que se debe organizar el proceso educativo intercultural. Nuestra propuesta incorpora como rasgos definitorios que permitan reconocer a quienes integran la Red de Escuelas Interculturales que queremos promover hasta 17 características per-
¿Cómo trabajan desde la Liga de la Educación y la Cultura Popular para conseguirlo? El libro Interculturalidad y Ciudadanía y su propuesta de configurar una Red de Escuelas Interculturales que permita el reconocimiento, el intercambio de buenas prácticas y el apoyo mutuo entre centros que asuman y trabajen la interculturalidad da continuidad al trabajo que en este campo viene realizando la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular desde hace seis años, cuando iniciamos el proyecto de sensibilización denominado ‘Por una escuela intercultural’, en el año 2005. Año tras año hemos venido elaborando publicaciones y recursos didácticos para promover la interculturalidad escolar, en 2005, ‘Esta es mi escuela’; en 2006, ‘Buenas prácticas. Escuela y Convivencia intercultural’; en 2007 ‘Entre vidas. Tan lejos, tan cerca’ y en 2008 y 2009 ‘Por una escuela intercultural’. En otro orden de actividades relacionadas con la integración de inmigrantes venimos realizando diversos programas de alfabetización y aulas de español, centros de apoyo y orientación a inmigrantes y aulas abiertas interculturales. Finalmente, en las Jornadas Cívicas Europeas 2010, ‘Por una ciudadanía social europea’, organizadas por la Fundación Cives en Málaga con ocasión de la presidencia española de la Unión Europea y con su apoyo, 700 representantes de organizaciones no gubernamentales de 21 países de la Unión Europea aprobaron las conclusiones del taller sobre “Interculturalidad en el marco de la convivencia civil europea”, ampliamente compartidas y divulgadas en el espacio de la Unión. Para que la escuela de hoy sea realmente intercultural, ¿qué hace falta? ¿Una legislación que lo regule, una estrategia pedagógica o recursos? Las tres cosas son necesarias. Por lo que se refiere a la legislación, ya sabemos que la LOE incorpora la interculturalidad como uno de