íN BIZ
jueves, 8 de octubre de 2015
jueves, 8 de octubre de 2015
PARA ÍNDICE / TERESA CANINO
ALBERTO LUGO, fundador de INVID
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IMPULSAN LA ECONOMÍA
“La gente se queja de lo difícil que puede ser abrir un negocio aquí, pero, créeme, por experiencia en otros lugares puede ser peor”
La crisis económica que vive Puerto Rico no destruye los deseos de varios puertorriqueños que con poco hicieron realidad su negocio LILLIAN E. AGOSTO MALDONADO / lillian.agosto@gfrmedia.com
Encuentra fuerza Regresa a la Isla a Un compromiso fundar su empresa social en cada taza en la exportación Vicente Gascó, dueño de Tredé
“Nosotros nacimos en la crisis así que tengo que decir que amo la crisis porque es nuestra madre” AMÍLCAR COTTO, cofundador de Latte que Latte
“Volver siempre está en la mente, regresar al país y aportar algo de lo que aprendimos en el exterior. Se extrañan muchas cosas” VICENTE GASCÓ, fundador de Tredé
PARA ÍNDICE / JOSÉ CRUZ CANDELARIA
PARA ÍNDICE / JOSÉ REYES
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VOLVER AL país que lo vio nacer fue una de las ideas que siempre estuvo latente en la mente de Vicente Gascó cuando partió hacia Barcelona, España, para estudiar su maestría. Egresado de la Escuela de Arquitectura del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, el joven de 26 años vivió, estudió y trabajó en la ciudad europea, pero siempre pensó en el regreso. “Ya hacía falta. Siempre está la mentalidad de querer volver. Estuve casi dos años y medio afuera y ya estaba pensando que si en España estaba difícil, me iría a Puerto Rico a ver qué pasaba y con una oferta de trabajo”, recordó Vascó. Establecido en Puerto Rico, una fractura en el hombro derecho lo obligó a detener sus labores por no poder manejar equipo pesado. “Perdí movilidad en mi mano derecha que es mi extremidad de agarre principal”, dijo. Para ese instante ya Vicente había adquirido su máquina para impresiones tridimensionales que se convirtió en algo más que su pasatiempo durante la recuperación. El profesor en Atlantic College
comenzó a crear un concepto de negocio desde noviembre de 2013, pero no fue hasta el próximo año que estableció una reunión con un cliente y entonces nació Tredé, su compañía de fabricación de impresiones en 3D. Con una inversión inicial de $800 compró su primera de siete máquinas de 3D printing con reproducciones en plástico y, recientemente, materiales flexibles. Con cuatro personas colaborando con la iniciativa, busca ahora a dirigir sus esfuerzos a iniciativas de impacto social para ayudar a personas con enfermedades como artritis, Parkinson, entre otras. “Queremos ver de qué manera podemos usar estas tecnologías para cubrir las necesidades de las personas que padecen de alguna enfermedad, y muchas veces son desatendidos porque desconocen la manera de crear la ayuda que necesitan fuera de la forma tradicional”, explicó.
Cristina Martínez y Amílcar Cotto, de Latte que Latte DESDE LOS seis años, Cristina Martínez sabía que quería tener un coffee shop diferente donde se inspiraran vidas a través de cada sorbo. Su gran sueño se hizo realidad cuando estableció Latte que Latte. El popular negocio de café se fundó inicialmente en 2009 en un carretón ubicado en el Conservatorio de Música de Puerto Rico en Miramar. “Yo le dije a mi mamá: ‘Yo quiero un café’; y literalmente estoy viviendo mi sueño. Yo me gradué de high school, estudié Artes Culinarias en la Universidad del Este y tuve una clase de barista”, recordó Martínez. Tiempo después, se reencontró con un amigo de su adolescencia, Amílcar Cotto, quien se convirtió en el nuevo aliado de la aventura con aroma a café aportando en la administración de la empresa como socio. “De las cosas que establecimos en el plan de negocios, una fue que queríamos ser de impacto a la comunidad. Todo lo que nosotros hacemos tiene como fin ayudar a alguien”, explicó Cotto. Hoy Latte que Latte cuenta con su establecimiento en la avenida Domenech, un local habilitado con muebles reci-
clados que “busca restaurar almas” de quienes lo visiten, expresó Cristina. Levantar el negocio no fue tarea simple. Con una inversión menor a $10,000, los empresarios hicieron del espacio uno de bienestar para el cuerpo, pero también el corazón. De dos personas que iniciaron el proyecto, ya son 17 empleados. “Esto ha sido una labor en comunidad. Nosotros creemos mucho en eso, en que si todos nos ayudamos, todos vamos a echar pa’ lante y así fue”, dijo Cristina, de 32 años de edad. A través del empresarismo social de Latte que Latte, una escuela fundó su coffee shop, negocios se han creado con su mentoría y personas sin hogar ya tienen su casa, trabajo y en ellos una familia. También con cada café que se vende, un Pizzelle, galleta característica del negocio, lo acompaña. Debido al gran auge que ha tenido el producto, han decidido establecer una fábrica que lo elabore.
Alberto Lugo, presidente de INVID
LA LAPTOP de Alberto Lugo fue su inversión inicial para el desarrollo de INVID, una empresa puertorriqueña que lleva 12 años creando programas y aplicaciones cibernéticas para negocios. Con sede en Puerto Rico y República Dominicana y una oficina satélite para Miami, su norte radica en la exportación de productos digitales. “La única manera en que vamos a ayudar a la economía local y vamos a poder crecer es con la exportación. Nosotros tenemos un nicho de desarrollo de software y trabajamos con plataformas específicas de Microsoft, que no todo tiene expertise en esa área. Es, sin duda una ventaja competitiva para trabajar en otros mercados”, explicó Alberto Lugo, presidente y fundador de INVID. Lugo recordó cómo al iniciar su experiencia empresarial contrató a sus primeros dos consultores que resultaron un par de excompañeros de clase. La experiencia no fue sencilla, pero tampoco imposible. “Muchas personas se quejan del Gobierno y que no nos ayudan y los procesos son
complejos, pero son así en todas partes. En Puerto Rico hay decretos de exportación, que te ayudan a pagar una tasa preferencial cuando estás exportando servicios; Juvempleo, para dar la primera oportunidad de trabajo; fondos de mercadeo para exportar productos e iniciativas para crear empleos. Hay muchas ayudas, pero hay que saber accederlas y saber navegarlas”, explicó. Para comprar equipo realizó un préstamo con la Corporación para el Financiamiento Empresarial del Comercio y de las Comunidades. Sin siquiera saber cómo iba a lidiar con los pagos, aprovechó la petición de un cliente para establecer su negocio en República Dominicana. “Entrevisté gente en el lobby de un hotel y creamos empleos allá también”, especificó el programador de 35 años. Le empresa ya cuenta con 25 consultores empleados.