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Revista fotografía y literatura . Dirección: Liubka Solórzano y Sandra Fernández . clise.com.mx

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AÑO 1 / NÚMERO 1 / ABRIL 2013 / $30.00



Editorial

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sta publicación, en su primer número, ha elegido la gráfica como el elemento esencial que acompañará el contenido de la revista, la cual se enfoca en la literatura. Ésta la entendemos como imagen, sonido, sabores, olores. Es por ello la selección de los elementos visuales como los que tomarán de la mano a éste que es uno de los temas principales de esta publicación. La elección de la gráfica que, más que complementar, forma parte del contenido de la presente revista, específicamente, la fotografía como forma de conceptualizar las ideas que se han de plasmar. Esta edición se especializa en la literatura moderna, Whalt Whitman, Virginia Wolf, Emily Brontë, vanguardias y simbolistas franceses. Todos los temas de la mano con la fotografía conjugándose en un mismo contenido y forma.

Clisé Dirección General: Sandra Fernández . Liubka Robles Solórzano Coordinación Editorial: Liubka Robles Solórzano . Sandra Fernández Reportero: Sandra Fernández sandra.fernandez.cc@gmail.com Fotografía: Liubka Robles Solórzano fresachocolate_186@hotmail.com Diseño Editorial y Formación: Sandra Fernández . Liubka R. Solórzano Portada: Fotografías de Liubka Robles Solórzano Sugerencias, información: sandra.fernandez.cc@gmail.com fresachocolate_186@hotmail.com

Prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de los editores.

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Sumario BUCÓLICA Los poetas malditos Cumbres y náuseas

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RESEÑA Las olas

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POEMARIO Poema 14 Cíñete a mí

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NOTAS Ven

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ITÁLICA Vanguardias y actualidad Rebelde profesional

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CINEMA Total eclipse

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-Buc贸lica

Los poetas malditos Texto: Sandra Fern谩ndez Fotograf铆a: Liubka Sol贸rzano


Se diría cubierta de vapor tu mirada; Tu mirar misterioso (¿es azul, gris o verde?) C. Baudelaire

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a poesía del simbolismo francés, representado principalmente por Baudelaire, Mallarmé, Rimbaud y Verlaine está repleta de insinuaciones al subconsciente, es una sutil invitación al lado amargo y pasional de la vida, es necesario escuchar, sentir las formas, los sabores, los olores y observar las imágenes que estos cuatro artistas nos presentan en cada uno de sus versos. Una vez empapados de las sensaciones, la atención se centra en desentrañar la infinidad de metáforas que le caracterizan. Comprender la poesía simbolista implica un juego, un juego de búsqueda de algún significado. En el trayecto nos encontramos con un sinfín de imágenes, aromas, sonidos, texturas y sabores. Al final del camino lo inesperado protagoniza el sentido, algo que muchas veces no buscábamos, pero que hace de esta poesía algo excepcional, único. No se trata de hablar de romanticismos de bolsillo, sino de hablar de los temas encasillados en lo prohibidos, lo profano, ante lo que todos cerramos los ojos. Una invitación a la observación de los recatos detalles cargados de peligro, muerte y tristeza que hay en todo, nos invitan a bellos jardines repletos de faunos que parecen emanar sangre de los colmillos. En contraste la invitación es también para a ver el lado bello de la muerte, del dolor, el deseo desenfrenado y la soledad. Uno de los elementos predominantes en esta poesía es la imagen de la mujer pero no una según la percepción romántica, no una mujer dulce y novelesca. La mujer es siempre la misma, la que despierta la lujuria, las bajas pasiones, la que arrastra al vicio, la perdición y Clisé

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la muerte. Otro Sin dejar de mencionar a los seres mitológicos, sobre todo la imagen del fauno, que representa la parte sensible y humana, y la parte bestial de los individuos. Es el contraste que representa perfectamente la forma en que los simbolistas perciben al hombre y a la vida en general. Baudelaire, inspirado en la literatura lúgubre de Poe, nos muestra esa parte venenosa, triste y peligrosa de la vida, con sutiles escenas de sexualidad. Su herencia romántica le permite conocerla muy bien y mofarse de ella: inicia con la visión placida de un cuadro romántico, nos toma de la mano sobre ese sendero, pero en algún punto desvía el camino hacia la muerte, la perdición y la pasión. Mallarmé, heredero de la esencia lúgubre y pasional de Baudelaire, experimenta con la gramática, es defensor del verso libre y de la informalidad en la poesía. Él nos invita a un juego de azar, en donde las palabras se interpretan de mil maneras, es también un juego de movimiento, formas, espacios en blanco y de una dificultad considerable para mantener al lector interesado bastante tiempo. Verlaine es música: ritmos de violines, pianos y mandolinas. Cada sonido tiene matices de pasión y de deseo, muchos de sus poemas tratan estos dos temas de manera persistente y su comprensión no implica la misma dificultad, sin embargo, su poesía es de gran intensidad y ritmo. Rimbaud, sus detalladas descripciones excitan a los sentidos, se puede sentir la brisa que menciona tan constantemente en sus versos. Expone la belleza en las tristezas normales de toda existencia: en la muerte, la soledad y el vicio; y también es capaz de encontrar dolor en la belleza. Estos cuatro genios de la poesía dejaron una profunda huella en el desarrollo no sólo de la literatura, si no de el arte en general. Ese mar de sensaciones, esa búsqueda de lo oscuro en lo bello y de lo bello en lo oscuro y esa esencia erótica representaron una gran influencia e inspiración para los artistas futuros y sin duda una poesía magnífica para degustar.


-Bucólica

Cumbres y Náuseas Texto: Sandra Fernández Fotografías: Liubka Solórzano

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s frecuente escuchar comentarios que señalan a “Cumbres Borrascosas” como una “historia de amor”, pero difícilmente se puede conceptualizar de esta manera, al menos no desde la visión clásica del término, si acaso lo fuese, definitivamente no estaríamos hablando de un amor romántico, un amor dentro de la visión clásica. Sin escudriñar demasiado, la naturaleza de los sentimientos de los personajes descritos en la novela, y no únicamente los que los protagonistas, Heathcliff y Catherine compartían, sino también del resto de los personajes. Es muy fácil caer en dicho término para definir esta obra de arte, incluso puede decirse que es una salida rápida: “Cumbres borrascosas como una historia de amor”, no obstante, adentrarse en la historia genera una profunda náusea hacia esta conclusión. La cultura occidental, por fuerza de costumbre y al menos desde el siglo XIX, ha definido “amor” como un sentimiento inherente al cariño, la ternura y el sacrificio, con tan sólo un toque muy recato de obsesión, un ideal que una realidad. La literatura clásica se ha identificado perfectamente con este ideal, y ha definido muy bien las “historias de amor”, al punto que podríamos formular una lista con las características necesarias para que una narración sea denominada como tal, ¿con cuántas de éstas cumple cumbres borrascosas? Acaso con una: la obsesión característica de toda historia de amor, dejando fuera el resto. En la tradición clásica de la literatura estamos acostumbrados al amor dantesco,


al amor platónico, al amor idealizado y más específicamente al amor romántico. Emily Brontë fue una artista moderna y hemos dado cuenta de cómo dentro de esta corriente el término clásico de amor ha sido transgredido. Lo hemos visualizado, por ejemplo, desde el simbolismo francés: el amor como una obsesión, como un sentimiento impetuoso e insensato, incluso enfermizo; inherente no al sacrificio o a la ternura, sino a la muerte misma, a la locura, a la vehemencia y al impulso; un amor que no respeta reglas, ni moral; un amor que no teme ocultar su lado impúdico. Y así como se hace esta comparación, se puede hacer con muchos otros ejemplos de artistas modernos como Oscar Wilde, Virginia Woolf o Walt Whitman, que manejan temas como el individualismo, la soledad y el escudriñamiento de los conflictos hasta al punto de la locura, de manera constante. Y todos estos son elementos que conforman la esencia de la obra de Emily Brontë. Tomando en cuenta estas definiciones, probablemente sí estemos hablando de una historia de amor: Cumbres

borrascosas como una visión del amor moderno, un ejemplo de la trasgresión a las definiciones de la tradición clásica. La modernidad en su obra se evidencia no sólo en esta nueva definición del amor, sino en la constitución misma de la novela, anteriormente que rompe también con las reglas de narración y cronología de los hechos establecidos por la literatura clásica. Cumbres borrascosas es una obra de gran valor para la literatura moderna, desgarradora y que despierta sentimientos inesperados en el lector: ira, impotencia, desesperación y tristeza. De gran fineza en el lenguaje y complejidad en la narración. Emily Brontë ofrece una exquisita obra de arte que se convierte en cómplice para la comprensión de sentimientos con profundas raíces humanas negados durante siglos: odio, locura, obsesión y desprecio. Una obra para deleitarse y sucumbir bajo los encantos de su pasión.


-Reseña

Las Olas La obra de Virginia Woolf como todo lo característico de la modernidad, toca lo más hondo de los sentimientos humanos desde la individualidad. Texto: Sandra Fernández Fotografía: Liubka Solórzano

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sta obra relata la historia de seis personajes: Susana, Jinny, Rhoda, Luis, Bernardo y Neville, todo ellos unidos por una amistad que surgió desde la infancia. En la novela se narra el desarrollo interno de los personajes: su madurez y complejidad. La obra está construida por un conjunto de monólogos internos que cada uno de los personajes narra desde su propia visión del mundo, la vida, la muerte y ellos mismos. Una particularidad es que en ningún momento estos personajes hablan entre sí, sin embargo, parecen tener una conexión que les permite conocer con detalle sus pensamientos y sentimientos. La identidad y la personalidad de los personajes está perfectamente definida desde el comienzo, con el paso del tiempo ésta se refuerza y se esfuerzan por diferenciarse cada vez más entre sí, incluso si eso implica remarcar sus defectos y aferrarse a sus obsesiones. Nos encontramos, entonces, con que hay diferencias sustanciales entre ellos que enriquecen a la novela de forma magistral. El tiempo es un elemento clave en la historia, ya que al separar a los personajes por largos periodos, en sus reencuentros surgía una especie de comparación de sus vidas siempre ligada a sus recuerdos de infancia. Se convertía en un festín de sentimientos y personalidades cada vez más diferenciadas. Es aquí en donde se puede constatar los cambios de cada uno de los personajes y de la compleji-

dad cada vez mayor de sus personalidades. Pero algo los unía a todos ellos, además de su amistad de la infancia, el recuerdo y su amor hacia un personaje que es el gran misterio en esta obra: Percival. Este ser es mencionado en toda la narración, es motivo de amor, sufrimiento y admiración de los seis personajes, pero con todo esto sigue resultando un misterio: jamás se dice que clase de relación tiene con cada uno de ellos, de donde surgió, como lo conocieron, porqué es tan importante. Los personajes lo traen a colación incesantemente en sus reflexiones, todos y cada uno de ellos siente algo por Percival, quizá en diferentes grados, pero a nadie le fue indiferente. ¿Quién es Percival? La obra de Virginia Woolf tiene dos características sumamente importantes: una amplia y profunda descripción de la naturaleza y las calles de Londres. Así como una gran compilación de análisis acerca de la vida y la muerte; de la felicidad y el dolor; del odio y el amor; entre más sentimientos y situaciones contrastantes entre sí. Los personajes son la vía por la que la escritora expresó sus ideas, apenas resultan un pretexto para desenvolver los argumentos. La obra de Virginia Woolf, característica de la modernidad, toca lo más hondo de los sentimientos humanos y el sentido individualista de su narración nos atrapa en la novela, involucra al lector de manera sorprendente y mueve las fibras más humanas.


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-Poemario


Poema 14 Pablo Neruda Juegas todos los días con la luz del universo. Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua. Eres más que esta blanca cabecita que aprieto como un racimo entre mis manos cada día. A nadie te pareces desde que yo te amo. Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas. Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur? Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías. De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada. El cielo es una red cuajada de peces sombríos. Aquí vienen a dar todos los vientos, todos. Se desviste la lluvia. Pasan huyendo los pájaros. El viento. El viento. Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres. El temporal arremolina hojas oscuras y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo. Tú estás aquí. Ah tú no huyes. Tú me responderás hasta el último grito. Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo. Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos. Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas, y tienes hasta los senos perfumados. Mientras el viento triste galopa matando mariposas yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.

tes.

Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí, a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan. Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos giranMis palabras llovieron sobre ti acariciándote. Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado. Hasta te creo dueña del universo. Te traeré de las montañas flores alegres, copihues, avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos. Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos.


-Poemario

Cíñete a mí Walt Whitman

C

íñete a mí, noche del seno des-

nudo; cíñete a mí, noche ardiente y nutricia.

Noche de vientos del Sur, noche de grandes y pocos luceros, tú, que en la paz cabeceas, loca, desnuda noche de estío. Voluptuosa sonríe, ¡oh, tierra de fresco aliento! Tierra de árboles adormilados y líquidos, tierra ya sin luz del ocaso, tierra de montes con cumbre de niebla, tierra donde derrama cristales el plenilunio azulado, tierra con manchas de luz y de sombra en las aguas del río, tierra de límpido gris y de nubes que para mí son más vivas y claras, tierra de abrazo anchuroso, tierra ataviada con flor de manzano sonríe ya, que tu amante se acerca.


Fotos : Liubka Sol贸rzano

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-Bucólica -Poemario

“No te quiero para mí, porque me pertenecerás nunca. Sólo quiero soñarte despierto y en todo momento. Soñarte debajo de las hojas y encima de mis ojos”.


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Fotos : Liubka Sol贸rzano


-Notas

Ven "Sé guardar silencio y sé que tú también" Texto: Sandra Fernández

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o recordé anoche cuando escuché una canción que nada tenía que ver con él, pero que me hizo pensar en las tardes que lo veía, y había música. Decidí perderme en ella como lo hacía las veces en que me enredaba con sus manos, con la música revoloteando alrededor de nosotros. Me envolví en ella como me envolvió él con cada gota de sí, la última vez que me perdí bajo su cuerpo. Lo recordé ahora porque no es prudente, como el puente transgresor entre él y yo. Aún con la intención de desafiar el desorden de la memoria, no supe ubicar el instante exacto en el que cualquier acercamiento con él hubo de resultarme tan fácil como deseable. Su propuesta fue genérica, pero sutilmente expuesta ante mí. Para ese entonces ya muchas barreras morales las había saltado. Llegó el día en que se concretaría nuestro primer encuentro de tantos que vendrían, siempre furtivos. Pues bien, lo vi aquella mañana, lo vi sin dirigirnos una palabra, el nerviosismo no cesó hasta el instante en que tendió su mano para tranquilizarme, para acercarme al milagro de sus labios. Entonces me entregué al recuerdo de la tibieza de su pecho, de sus brazos apretando suavemente mi frágil cuerpo contra el suyo, sus manos acariciando mi espalda y caminando por mi cintura. La humedad que lubricó el ardor entre mis piernas, su vientre impetuoso que no calmó la música de sus movimientos hasta el último

espasmo, y su charla tibia. En los largos intermedios entre uno y otro encuentro, siempre bajo la esperanza o la promesa implícita de volver otra vez: un regalo, un abrazo instantáneo que siempre deseé prolongar, un beso que necesariamente buscaba su fin por las circunstancias, juegos, risas, despedidas y susurros peligrosos, encuentros que no fueron privados y todas esas cosas que ambos sabemos. Lo que veo, siento y escucho de nuevo son sus manos, sus brazos fuertes alrededor de mi cuerpo que tiembla porque no ha perdido por completo el nerviosismo que siente en su presencia. Están el olor de su cuello, su lengua quemante y los efectos de mi vientre que siente abultarse el suyo, de mis senos entre sus manos, y la música otra vez. De repente gotas de sudor sobre mi pecho, mi cuello, mi cuerpo completo. Palabras que explotan en mi boca y en la suya y que jamás gritaríamos juntos en otras partes. Finales tensos y palpitantes dentro de mi cuerpo. Luego su voz, su mente, sus historias inagotables. Un abrazo y la despedida. Lo recordé anoche sin más razón que la música, y lo recuerdo también ahora, en este momento en que sentada miro el fondo blanco de la pared que tengo enfrente y no encuentro nada, ni siquiera un punto gris. Me recuerda a que también observo de vez en cuando el fondo blanco de mi propia existencia y tampoco veo nada, ni si quiera un poco

de esa tierna seducción. No es verdad que recordar es volver a vivir, porque los recuerdos son sombras y las sombras no viven, apenas son copias borrosas de la realidad. Eso, por más hermoso, es casi siempre triste. Cuando son buenas, se convierten en recordatorios de los momentos que nos hubiera gustado suspender y no se pudo, porque la vida jamás ha sido así. Extrañamientos de esas cosas a las que, sin embargo, nos asimos porque no hay otra forma de saborear lo que ya no está, porque son una necesidad del espíritu. Confieso, entonces, que uno de esos momentos que me hubiera gustado suspender fue esa ocasión en que dije su nombre al oído con la voz ahogada por el placer que corría de mi vientre hacia todas partes, con los leves golpeteos que movían mis senos de arriba hacia abajo y hacían mi respiración intermitente; mientras apretaba una de sus manos entre la mía, y ya no podía decir ni pensar bien nada; cuando sólo podían explotar dentro de mi pecho, mi garganta y mi boca los reclamos cada vez más fuertes de su cuerpo o también ese momento cuando solamente hablamos y él me narró sus anécdotas de cuando todo era el ser o la nada. Lo recuerdo con la esperanza de que, aún cuando no somos dueños de la voluntad de regresar a lo que fue, él vuelva, yo vuelva.


-Itálica

Vanguardias y Actualidad Texto: Sandra Fernández Fotografía: Liubka Solórzano

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l sentido general de las vanguardias era la innovación y la creatividad. Si algo hemos aprendido de ellas es la importancia de reconocer que existen distintos caminos para expresar una misma idea, que no existe una “método” para desarrolla y plasmar ideas. Existen muchos campos desde los cuales se enfoca el arte y las vanguardias nos han dado los ejemplos: la fantasía creacionista, el carácter subconsciente del surrealismo, la abstracción cubista, la brillantez impresionista, y mucho más. Uno de los sentidos que solían tener las vanguardias durante su época era ir unas contra otras. Eso no es necesario en la actualidad, ya que cada una de las manifestaciones del arte son caminos distintos que nos llevan a desarrollar un concepto. Es importante la variación de perspectivas para no hacer del arte un dogma, las diferentes vertientes del arte le enriquecen y exaltan una de sus características más importantes: la libertad de creación. No todas las manifestaciones y caminos para expresar el arte son de agrado para todos, pero han de estar ahí, han de existir para manifestar esa característica. En tiempos de las vanguardias, esta “lucha” era necesaria, ya que el arte se encontraba un tanto sistematizado y con normas bien definidas. Las diferencias que existieron entre los distintos ismos fueron importantes para hacer del arte contemporáneo lo que es, ya que la síntesis de cada uno de los elementos más importantes de cada uno han dado como resultado, además de grandes obras, la filosofía artística actual. Actualmente, se acepta que cada uno de los ismos tiene una individualidad, es decir, características propias, pero podemos notar ciertas características en común para todas ellas: todas pretendían innovar, presentar visiones nuevas del arte e ir en contra de lo establecido. Todo esto ha contribuido a

que arte actualmente tenga muchas mayores posibilidades creativas y hasta una filosofía del arte distinta a la que se conocía décadas atrás. Ahora que el tiempo nos permite conocer los objetivos de cada vanguardia, visualizarlas de una forma más objetiva, conocer sus puntos más importantes y sus puntos débiles, podemos entenderlas de una forma más amplia y objetiva, pudiendo así, conjugar los elementos más importantes de ellas para crear un concepto del arte actual y una filosofía en conjunto. Al visitar los museos y galerías se hace evidente la gran influencia que han tenido las vanguardias en el arte actual. En cada uno de los cuadros podemos ver elementos cubistas, surrealistas, creacionistas, futuristas y de todas las vanguardias existentes durante el siglo pasado. Todas estas transformaciones artísticas que se suscitaron en la primera mitad del siglo XX han permitido conocer distintas percepciones y conceptos del arte. Gracias a este periodo podemos cuestionarnos qué es el arte por el arte; qué es el arte mismo; cuáles y si a caso han de existir estándares para denominarse artista; cuáles son los límites del artes y, sobre todo, cuáles son la posibles reglas que lo rigen y si a caso existen. Ahora podemos concebir a las vanguardias como un conjunto de movimientos artísticos que pretendían romper con el sistema anterior a ellas, buscaban constantemente la innovación y el cambio. Todas ellas incluían no solo cualidades estéticas, si no todo un estilo y filosofía. Cada una de las vanguardias ha contribuido al desarrollo del arte como una actividad cuya gran máxima es la creatividad, han ayudado a visualizarla como una actividad donde la libertad de expresión y la constante búsqueda de los distintos caminos que para expresar una sola idea son esenciales.


-Itálica

Rebelde Profesional Texto: Sandra Fernández Fotografía: Liubka Solórzano

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ara muchos, Whitman es precursor de diversos “rebeldes profesionales” como Allen Ginsberg, pero sus dos descendientes directos son, desde luego, los poetas T.S Eliot y Wallace y es indudable la influencia que ha tenido sobre otros poetas, ya sea de manera directa a su texto o simbólicamente, como lo fue, por ejemplo, para Pablo Neruda. La originalidad de Whitman radica en sus metáforas y sus razonamientos rítmicos, incluso más ingeniosas que sus innovaciones métricas. Explica Harold Bloom en su texto Walt Whitman Como Centro del Canon Norteamericano que la medianoche es el punto de epifanía del poeta estadounidense y su gran poema en relación a este tema es “Los durmientes”, en donde Whitman encarna en la oscuridad al Jesús norteamericano, algo que repite en el poema “Canto de mí mismo” en donde registra una identificación más cercana con este Jesús. Bloom nos habla de que este Jesús de Norteamérica no es el hombre de la ascensión, ni el crucificado, sino un hombre resurrecto de un pasaje bíblico del cual el nuevo testamento no dice casi nada. Whitman se convierte en el mayor representante del hombre resurrecto en las últimas secciones de “Canto de mí mismo. La palabra clave para este Whitman nocturno es “pasar” y su salvación es ser un transeúnte. Se considera que Whitman tenía un impulso homoerótico. Pero más que eso, su orientación sexual se puede describir como onanista, y esto queda evidenciado en una imagen que prevalece en su poesía: el derramar su semilla en el suelo tras la masturbación. La universalidad de Whitman no se ve entorpecida por su amplio repertorio sexual. Su poesía no reconoce límites en el aspecto sexual y divino. Estas características de su poesía han logrado que diversos personajes lo rechazaran en un principio, tal como lo hiciera Henry James en su reseña de redobles de tambor, aunque posteriormente habría de arrepentirse. Pero la gran excepción a este tipo de críticas fue sin duda alguna Emerson, que al recibir el escrito por correo le escribió a Walt Whitman que había creado la obra de inteligencia y saber más importante escrita por un estadounidense e incluso acertó en considerarlo el chamán norteamericano, entendiendo la idea del chamán como un ser con un yo dividido, poco distinguible de lo divino, y ambiguo en el aspecto sexual. Por eso, en palabras de Harold Bloom, es Whitman el


"El mundo le daría la razón porque se lo debía"

poeta de la religión norteamericana de estos tiempos. El poeta estadounidense, al igual que un chamán, sabía que el único cambio definitivo era la muerte. Ya en edad avanzada, Whitman habría de recordar las palabras de su mentor Emerson, las cuales afirmaban que al final el mundo le daría la razón, porque se lo debía. Y es necesario mencionar que las cosas que unían a ambos poetas eran más vitales que las que los separaban. Whitman cambia el yo y la religión estadounidense y cambia la representación de los yoes, por tanto es que el poeta centra el canon norteamericano. Goethe en un principio fue exportable a todo el mundo, pero que actualmente ha quedado prácticamente confinado a los lectores de su país de origen. Bloom nos plantea un cuestionamiento: “¿Quedará –Whitman- con el tiempo confinado a los lectores de su propia lengua, como Goethe?”. Es importante mencionar que las elegías del yo son el género que caracteriza a la poesía norteamericana gracias a Whitman y el enigma es el porqué se trasmitió tan inevitablemente después de él. Centrar un canon nacional asegura vigencia dentro de una lengua pero es muy raro que permanezca más allá de esta. En la literatura nacional estadounidense cualquier consideración de la muerte siempre los lleva de nuevamente a Walt Whitman y que gran parte de su lugar como centro del canon estadounidense se debe a su posición como poeta religioso nacional. El poeta de la religión norteamericana, a pesar de decir que es una multitud, en realidad camina solo, acompañado de Jesús o de la muerte. Entonces, Whitman es una gran poeta religioso, no del cristianismo, sino de la religión norteamericana. Para Whitman, a conocer se la llama hacer inventario y va asociado con la escritura de poemas y con el autoerotismo. Este “inventario” es una metáfora whitmaniana para el conocimiento absoluto de la divinidad (gnosis), sobre todo el conocimiento trascendente de la religión norteamericana. Nuestro narrador considera que desde el extranjero la literatura estadounidense es en primer lugar Walt Whitman. Lawrence contribuyo de gran manera a la tradición norteamericana de redescubrir a Whitman, el verdadero, el de una gran originalidad canónica. El poeta norteamericano fundó lo que es exclusivamente estadounidense en su literatura.

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-Cinema

Total Eclipse “El amor debe ser reinventado”

Texto: Sandra Fernández Fotografía: Liubka Solórzano

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a película nos relata la relación de los poetas Arthur Rimbaud y Paul Verlaine, sumidos en el conservadurismo característico de su tiempo. Rimbaud es un joven brillante y desentendido de las normas morales que imperaban en aquel entonces. Su visión del mundo es profundamente distinta: “ser toda la gente”, “El amor debe ser reinventado”. Hombre soñador con voz de metáfora. Representa toda la pasión y la impulsividad encarnada en la figura de un “libertino” de las relaciones humanas. Rimbaud era libre en diversos sentidos: libre pensador; libre de prejuicios morales; libre de ideas preconcebidas del amor y las relaciones; libre de las normas de comportamiento; libre de tantas cosas que lo inmortalizaron, porque nada mejor para nutrir el alma de la poesía que un espíritu libre como el de Arthur Rimbaud.

Paul Verlaine experimentaba una vida incoherente con su pensamiento, expresando su desprecio hacia la burguesía estando casado con una. No obstante su vida tradicional, siempre se hizo presente la inestabilidad emocional del poeta: su constante estado de embriaguez y llevar hacia los extremos sus emociones. Verlaine tenía una vida que aparentaba perfección, sin embargo, eso no le era suficiente, no lo era para alguien con un espíritu tan similar al de Rimbaud, quien fue el torbellino en la vida de Verlaine, Arthur se volvió su obsesión, y ambos complementaron sus vidas para la creación de su poesía. La misma pasión que les llevó a la embriaguez de los placeres fue la que los arrastró a su infortunado final.


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