Benemérita Escuela Normal Superior Manuel Ávila Camacho
Licenciatura en Educación Preescolar
Autobiografía
Titular del curso: Maestra Aneli Galván Cabral
Por: Lizbeth Salazar López
Primer semestre
Autobiografía En el siguiente trabajo les hablaré de mi vida y el por qué decidí ser maestra, fueron varios los factores que me llevaron a tomar tal decisión, puesto que durante la adolescencia viví un lapso de indecisión, sin más mi nombre es Lizbeth Salazar López, nací un 10 de enero de 1996 en Tucson, Arizona, ahí pase el primer año de mi vida, regresando a vivir a una comunidad llamada San Juan del Salado, en la cual viví once años, donde adquirí mi residencia mexicana. Cuando llegué a vivir a mi comunidad, mi mamá y yo duramos viviendo unos cuantos meses en casa de mi abuela materna mientras terminaban de construir mi casa. Me bautizaron a los dos años de edad en el municipio de Villa de Cos, Zacatecas. A los tres años de edad entre al jardín de niños Juan José Martínez, mi maestra se llamaba Lucia. Desde niña fui introvertida, y prefería la individualidad (autonomía que nos permita tomar el control de nuestras acciones y que conduzca a fortalecer la capacidad de hacer juicios independientes, ejerciendo la libertad de criterio personal y la iniciativa propia. Mercado. El Oficio de Ser Maestro, pág. 156) aun así tuve algunos amigos. En segundo año de preescolar participé en la escolta, y gran variedad de festivales, donde participaba en bailables, declamaba poesías. Mostraba desde pequeña una inclinación y facilidad para declamar en público, cosa que no a todos se les daba bien. En esa época también nació mi primer hermano llamado Gustavo Adolfo. En tercero de preescolar participé en una obra de teatro en la cual me aprendí los diálogos de todos mis compañeros, y yo les ayudaba a recordarlos, me gustaba orientarlos y que disfrutaran tanto el aprender como yo lo hacia, transmitir el conocimiento a mis compañeros provocaba en mi gran satisfacción conmigo misma. Tenía la cualidad de memorizar todo aquello que era de mi interés. Para esa obra nos llevaron a concursar a otro Jardín de niños y obtuvimos el primer lugar, mi etapa de preescolar fue de las mejores, tenía un modo de aprendizaje espontaneo y formal a la vez. Pronto me enseñé a leer y a identificar todos los colores, desarrollé muy bien mis capacidades, siempre
me intereso todo lo relacionado con la escuela, me emocionaba el aprender cosas diferentes cada día. Desde pequeña mostré una inclinación hacia la docencia tal vez sin tener la noción de ello. Así es como concluye mi etapa de preescolar. A los seis años entre a la escuela primaria Vicente Guerrero, estuve en un grupo multigrado, mi maestra tenía por nombre Rosalba, ella me enseñó los números, a leer correctamente, a dibujar, a escribir, ya que siempre me interesó leer, en mi primaria de vez en cuando llegaban cajas de libros y siempre procuraba leerlos todos, y para ello me llevaba a casa unos cuantos para leerlos, sentía que me podía meterme a la lectura, me producía cierta motivación era mi pasatiempo favorito a pesar de mi corta edad, además siento que el vivir en una comunidad pequeña sin grandes distracciones contribuyó a que mi mente se enfocara en cosas simple pero provechosas como la lectura. A causa de ello participé por primera vez en un concurso llamado El Niño Lector donde quede en tercer lugar. Segundo y tercer grado de preescolar transcurrió de manera similar, seguí participando en el concurso del Niño Lector, aunque me costaba cierto trabajo relacionarme con los niños nuevos con los que participaba ya que era un tanto individualista, sin embargo siempre obtenía buenos resultados, a partir de ello, surgió en mi una admiración a mi maestra, observar la manera en que impartía el conocimiento, me daba una representación social de la docencia, ya que me daba las bases para salir adelante y siempre tener el interés de leer y sobre todo de aprender, me dio las pautas para formarme. ‘’Proceso de desarrollo individual tendiente a adquirir o perfeccionar capacidades’’. (Ferry, El trayecto de La Formación, pág. 52). Los siguientes tres años mi grupo también fue multigrado, aunque con un docente distinto, ya que eran pocos alumnos, aún así el maestro nos enseñaba de manera congruente a todos, siempre nos daba un panorama del conocimiento, que al menos a mi, me resultaba sumamente interesante, mostrando un gusto por convivir y trabajar con niños, sin embargo fue en cuarto año cuando empecé a tener problemas con las matemáticas, no comprendía cómo resolver los problemas matemáticos que venían en los libros de texto, y eso me frustraba, ver que todos entendían los problemas matemáticos, aún así
durante cuarto y quinto grado seguí yendo a los concursos del Niño Lector, en los cuales seguía obteniendo primeros lugares, también asistí a concursos del Himno Nacional y de escoltas. Desde el primer grado escolar hacía diferentes actividades como concurso de altares del día de muertos, concurso de disfraces, participé en todos los festivales como los del 10 de mayo o para festejar las fiestas patrias, participé en desfiles escolares, pero todo se dio dentro de mi comunidad, con poca gente y todos nos conocíamos, lo cual hacia fácil el ambiente y el aprendizaje. Sexto fue mi último año viviendo en el rancho. Al entrar a la secundaria me vine a vivir con toda mi familia a Guadalupe, Zacatecas, la secundaria la curse en la escuela secundaria general José Árbol y Bonilla, fue algo difícil adaptarme al ambiente de la ciudad, pero traía buenas bases de la primaria, estuve en el grupo B. En primer año obtuve buenas calificaciones, menos en matemáticas, el maestro infundía miedo y no mostraba gran vocación hacia su profesión, era estricto y le daba preferencias a quien obtenía altas calificaciones. Tuve dos mejores amigas con las cuales siempre salía a algunos lugares, íbamos al cine, a cafés, al parque, nuestros papás siempre nos llevaban y nos recogían. Fue una época muy divertida, en la cual hice muy buenos amigos. En segundo de secundaria, mis calificaciones mejoraron en matemáticas y en la mayoría de las asignaturas, participé activamente en varios proyectos, se me daba hablar frente al grupo, y también tuve buenos resultados en mis exámenes. En el fin de segundo año nos llevaron a Aguascalientes al museo Descubre y después a un parque que esta ahí. También en esa época nació mi segundo hermano llamado César Isac. En tercero de secundaria participé en un concurso de villancicos, y realizamos muchos eventos ya que pertenecí a la sociedad de alumnos, hicimos eventos para navidad, para el día del estudiante, para recaudar fondos. En ese grado escolar fue cuando empecé a preguntarme qué es lo quería estudiar, fue un momento de indecisión, a pesar de que en mi infancia mostré tendencia hacia la docencia.
Así concluyó una de las mejores etapas de mi vida en la cual aprendí muchas cosas, las cuales me sirvieron de base para todo lo que seguiría haciendo en mi vida escolar. Ingrese a la educación media superior en el Colegio de Bachilleres Plantel Víctor Rosales, el primer y segundo semestre estuve en el grupo B, fue un grupo algo conflictivo debido a que la mayoría de los alumnos no trabajaban ni ponían atención a nada, pero eso no fue impedimento para que descubrir que tenia capacidades para la materia de química en la cual siempre exentaba los exámenes al igual que los de ingles, y eso se vio reflejado ya que me fue bastante bien en las materias. Al pasar a tercer semestre elegí la capacitación de Higiene y Salud para lo cual cambié de grupo, fue un semestre relajado, obtuve buenas calificaciones y los demás semestres se me fueron rápidamente, mi maestro tutor nos llevo a muchos lugares, como el Zigzag, museos, laboratorios etc. Aunque al pasar el tiempo me di cuenta que no era la capacitación que realmente quería, ya que me aburría, no lo encontraba interesante, mi inclinación se empezaba a tornar hacia otra dirección. En ese momento fue cuando me encontré en la controversia de que estudiar, por un momento me llamaba la atención química (ya que por eso había elegido dicha capacitación), aunque me parecía algo difícil, después me interese por turismo, me llamaba la atención, pero hubo un momento en el que me di cuenta que me estaba inclinado más por los niños, sobre todo por la educación, me di cuenta que los valores y la educación se estaban perdiendo y yo realmente quería hacer algo para ayudar, una de mis principales motivaciones fue mi hermanito César, comencé a desarrollar una vocación que en cierto momento de mi vida tuve aunque por cuestiones de buscarme a mi misma y querer buscar en otro lugar que tal vez no me correspondía, lo olvidé, sin embargo la recupere; ‘’La vocación es un llamado, una predisposición que se define como innata, no adquirida’’ (Tenti, El Arte del Buen Maestro, pág. 182). Sin embargo, Psicología también comenzó a llamarme mucho la atención, en especial la de los niños. Me gradúe el 25 de junio del 2014 en el teatro Ramón López Velarde.
En ese tiempo mi hermanito comenzó a ir a un Centro Psicopedagógico a terapia de lenguaje en la cual yo comencé a observar, no solo las terapias de mi hermano sino las de otros niños y con varias maestras, todo eso fue una gran motivación para mi, con imaginarios (‘’representaciones sociales no concretas, sino esquemas abstractos ‘subjetivos’ de representación de los fenómenos sociales que rigen los sistemas de identificación y de integración social’’. Jiménez, Aprendices de Maestros, pág. 31-32) donde descubrí que realmente me gustaba todo lo relacionado con el aprendizaje y el desarrollo del niño, a partir de ahí la coordinadora del Centro me ofreció un curso para capacitarme y poder trabajar en el Centro Psicopedagógico. El curso duró un mes, el cual abarcó todas mi vacaciones de verano, aprendí infinidad de cosas, que abarcaban desde el lenguaje hasta la conducta, podría decir que eso me motivo aún más para decidirme a ser educadora, porque pude conocer de cerca lo que es trabajar con niños, aunque fuera en contextos diferentes. Una vez concluidos los cursos de capacitación comencé a trabajar en el Centro Psicopedagógico con dos niños, sin embargo por cuestiones de tiempo no pude continuar trabajando. A la par realicé dos exámenes de admisión para cursar la Universidad, el primero de ellos fue para psicología en la UAZ y el segundo para Educación Preescolar en la Benemérita Escuela Normal Superior Manuel Ávila Camacho. Sentía nerviosismo, ya que las dos carreras me interesaban mucho, sin embargo mi prioridad siempre fue la BENMAC para poder cursar la Licenciatura en Educación Preescolar, ser maestra: ‘’Un buen maestro es una combinación históricamente variable de vocación, cualidades morales, conocimiento pedagógico y conocimiento de contenido’’. (Tenti, El Arte del Buen Maestro, pág. 196) por el hecho de querer contribuir al desarrollo infantil mediante la educación, creo firmemente que la niñez es la base donde se adquieren los valores, las ganas de aprender y querer ser alguien en la vida. Aunque seguía conservando mi motivación hacía lo que había elegido ser, sentía algunas aflicciones y porque no decirlo miedo, pero ¿Miedo a qué? Digamos que mi padre era el principal en infundirme tal miedo, él no estaba de acuerdo en que yo decidiera ser maestra, y me daba un desagradable panorama acerca de la profesión. Debido a que se ha criticado la enseñanza,
mi papá se dejo llevar por eso, quitándole crédito a la educación, a pesar de todo, tuve el apoyo de mi demás familia. Obtuve los resultados de admisión de las Universidades donde realice examen, en las cuales fui aceptada en ambas, me provocó gran alegría saber que podría realizar mi meta y llegar a convertirme en maestra. Actualmente curso el primer semestre de la Licenciatura en Educación Preescolar en la BENMAC, ahora tengo una noción más clara acerca de lo que es ser una futura docente, y sé que es una excelente carrera con sus pros y sus contras, aspiro a ser una docente innovadora (‘’Una de las propuestas innovadoras en la educación, apuntan a que el maestro promueva el conocimiento transformando su labor docente en una tarea de creatividad científica’’. Mercado, El Oficio de Ser Maestro pág. 128), en la que demuestre mi ética y mis valores para inculcarlos a mis futuros alumnos (Hay muchos valores que la escuela tiene el deber de inculcar, como el respeto, la honradez, la generosidad y la tolerancia; pero de ninguna manera será posible si los profesores no los viven personalmente, pues los alumnos esperan que se les eduque con el ejemplo’’. Mercado, El Oficio de Ser Maestro, pág. 133).
Bibliografía Ferry, Guilles, “El trayecto de la formación: los enseñantes entre la teoría y la práctica”, México, Paidós educador, 1ª edición, 1990. Jiménez, María de la luz, “Aprendices de maestros: la construcción de sí”, México, Pomares, Sin edición, Sin año. Mercado, Eduardo, “El oficio de ser maestro: Relatos y reflexiones breves”, México, Sin edición, 2007. Tenti, Emilio, “El arte del buen maestro”, México, Pax México editorial, Sin edición, Sin año.