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PESOS
from LJA26102020
by LJA MX
a loMo de Palabra Oleaje y rebrotes
gerMÁn Castro
Un fenómeno permanece inexplicable en tanto el margen de observación no es suficientemente amplio como para incluir el contexto en el que dicho fenómeno tiene lugar. Paul Watzlawick, Teoría de la comunicación humana.
El martes pasado El Financiero publicó en primera plana los datos de la epidemia correspondientes a México, y abajo informaba: “Contagios. Supera el mundo los 40 millones, en medio de la segunda ola”. Cierto: el rebrote en Europa es terrible, y allá la segunda ola es abrumadora —aunque, afortunadamente, ha sido mucho menos letal que la primera—, pero por ahora la expresión segunda ola en el mundo es falaz. ¿Por qué? Porque el primer brote de la pandemia no se ha detenido desde enero. La ola global es una. Hablar de una segunda ola de la pandemia es una metáfora eurocentrista y equívoca.
El mismo diario divulgó el 15 de octubre que la mayoría de la gente en nuestro país percibe que la pandemia durará cinco meses más: seis de cada diez mexicanos creen que “saldremos de la pandemia del coronavirus” por allá de marzo de 2021… Bueno, ¿y? ¿Qué puede decantarse de eso? ¿Será que los mexicanos somos muy buenos adivinos o que la mayoría tenga sólidos conocimientos en epidemiología? En este tipo de asuntos, ¿la mayoría tiene razón por ser mayoría? En este caso es obvio: lo que se expresa no es una realidad sino una percepción de la realidad. Con todo, la divulgación de esa encuesta, aplicada telefónicamente apenas a cuatrocientas personas, seguramente provocó sensaciones y actitudes indudablemente reales entre los miles que conocieron sus resultados.
Lo que llamamos realidad es resultado de la comunicación. Paul Watzlawick no se equivocó al sentenciar: “El desvencijado andamiaje de nuestras cotidianas percepciones de la realidad es, propiamente hablando, ilusorio, y… no hacemos sino repararlo y apuntalarlo de continuo, incluso al alto precio de tener que distorsionar los hechos para que no contradigan a nuestro concepto de la realidad, en vez de hacer lo contrario, es decir, en vez, de acomodar nuestra concepción del mundo a los hechos incontrovertibles”. La comunicación no es la forma que tenemos de referirnos a la realidad y de informar a los otros acerca de ella, sino el proceso por medio del cual, interactuando, construimos la realidad. Todos los procesos de comunicación, obviamente, son colectivos, sociales, de tal suerte que la realidad es necesariamente una construcción social.
La más peligrosa manera de engañarse a sí mismo es creer que sólo existe una realidad. Se dan innumerables versiones de la realidad, que pueden ser opuestas entre sí, y todas ellas son resultado de la comunicación, y no reflejo de verdades objetivas.
El miércoles, como era previsible, los periódicos mal llamados de circulación nacional subrayaron las maneras diferentes de comunicar una misma realidad que expresaron, por una parte, el secretario de Salud, el doctor Alcocer, y por la otra, el presidente López Obrador. Reforma, en primera plana: “Asoma rebrote: Salud; Vamos bien, revira AMLO”. Milenio, también en primera: “AMLO rechaza un rebrote del virus, pero LópezGatell alerta repunte”. El Financiero, en su portada: “Rechaza AMLO rebrotes, mientras titular de Salud ve riesgo en ocho estados”. La Razón colocó la nota como la principal, y etiquetó el asunto como una “polémica”. También en primera, ContraRéplica dio cuenta sólo de la postura del presidente. El Heraldo no le dio tanto espacio, pero igual en portada editorializó: “Polemizan AMLO y Salud por rebrote de COVID19”. Ovaciones detalló: “Hay rebrote: Alcocer; No hay rebrote: AMLO; Rebrote temprano: Gatell”. ¡No, bueno…! A estas alturas, seguramente usted ya estará más intrigado en saber qué dijo exactamente cada uno de los funcionarios involucrados, y eso en el mejor de los casos, porque quizá estará más bien molesto por lo que los medios reportan como una polémica entre quienes deberían estar actuando en total acuerdo para enfrentar la emergencia sanitaria. Y esto ya está mal, porque lo importante, la situación de la pandemia en México, queda relegado a un opaco y muy lejano segundo plano. En realidad, no existió diferencia alguna respecto a las cifras con que se mesura el fenómeno. El presidente, el secretario de Salud y el subsecretario López-Gatell comparten los mismos datos; es la manera de interpretarlos y en la perspectiva en donde hay diferencias. Curiosamente, fue Publimetro el periódico que mejor presentó las cosas: en su portada, una pregunta, ¿Se puede hablar de rebrote en México?, una pregunta que se refiere no a la realidad, sino a la manera de interpretar la realidad, y publica una gráfica. En las x, el tiempo, en las y los casos diarios confirmados; se despliegan los comportamientos de la epidemia en México y en cuatro países europeos: Francia, España, Italia y Reino Unido. De golpe, salta a la vista: aquí, un solo brote, largo y moderado, con un primer pico a mitad de camino, en tanto que en Europa el rebrote que están padeciendo es franco, drástico… En este contexto, no tiene ningún sentido hablar de un rebrote en nuestro país. Incluso si lo observamos en forma aislada, no se aprecia repunte alguno… ¿Entonces? ¿Los funcionarios de la Secretaría de Salud mintieron? Tampoco: alertaban oportunamente. El día anterior, martes, durante la conferencia vespertina López-Gatell había advertido que el índice de positividad efectivamente está aumentando: en días pasados estaba por debajo del 38% y el viernes se ubicó en 42 puntos porcentuales. El subsecretario también mostró otra gráfica en la que sí se aprecia claramente un repunte en las hospitalizaciones diarias.
Vale la pena repetirlo: se dan versiones de la realidad, que pueden ser opuestas entre sí, y todas ellas son resultado de la comunicación, y no reflejo de verdades objetivas.
@gcastroibarra
roMPeCabezas urbano La educación ¿un reto para el 2030?
Miguel Ángel Pérez Pérez Doctor en Estudios Urbanos y Ambientales
La educación es considerada como un elemento central en la promoción del desarrollo y el bienestar social puesto que influye en cuestiones fundamentales como la reducción de la desigualdad, el mejoramiento del nivel de ingresos, la cohesión y movilidad social, entre otros.
Tal es su importancia que es uno de los diecisiete aspectos considerados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 que en conjunto tiene como meta la protección del planeta, la prosperidad de la población mundial y la protección social. En este sentido, nuestro país al ser una de las naciones signatarias del acuerdo, ha emprendido una serie de reformas en el rubro educativo que no solo pretenden llevar el servicio a cada rincón del país, sino que también se eleve la calidad para hacer competitiva a su sociedad.
De acuerdo con datos proporcionados por el Inegi entre el año 2000 y 2015 en México la escolaridad promedio de la población de 15 años y más, aumentó de 7.5 a 9.2 años aprobados en el sistema educativo nacional. A pesar de este avance se observan grandes diferencias si adentramos nuestro análisis en el ámbito estatal, puesto que las entidades con mayor concentración de población en espacios urbanos presentan valores superiores al promedio nacional tal es el caso Aguascalientes, Baja California, Ciudad de México, Baja California Sur, Coahuila, Nuevo León, Sonora que alcanzaron en 2015 más de 9.7 años de escolaridad promedio. Por otro lado, se encuentran Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca que en 2015 tenían valores promedio inferiores a 8 años de estudio.
En lo que respecta al porcentaje de población con algún grado escolar a nivel nacional se observan grandes avances, ya que entre el año 2000 y 2015 las personas sin escolaridad descendieron de 9.9 a 5.8 respectivamente. En el caso de la educación media superior el 21.7 por ciento de la población de 15 años y más contaba en 2015 con ese grado, cifra superior al 16.7 expresado en el año 2000. Por último, con educación superior el indicador promedio nacional se elevó de 10.9 a 18.6 entre el año 2000 y 2015.
A pesar de los resultados sobresalientes de nuestro país, las diferencias regionales son aún muy notorias, ya que mientras en el año 2015 Aguascalientes reportó que el 3.1 por ciento de su población de 15 años y más no contaba con escolaridad, esta cifra se situaba en 13.2 por ciento Guerrero y 14.6 en Chiapas. Respecto a la educación superior se acentúan las desigualdades regionales, puesto que en Ciudad de México el 32.1 por ciento de la población de 15 años o más reportaba este grado, mientras que en Oaxaca se situaba en 11.6, ambas cifras en el 2015.
En lo que respecta a la eficacia terminal (porcentaje de alumnos que concluyen el nivel educativo oportunamente) en México se han tenido avances significativos en los últimos años, muestra de los anterior se observa en las cifras alcanzadas entre los ciclos escolares 20002001 y 2015-2016. Por ejemplo, en nuestro país se elevó la eficacia terminal en primaria de 86.3 a 98.3, en secundaria de 74.9 a 87.7 y en media superior de 57 a 64.8, respectivamente. No obstante, lo anterior, comparativamente hay diferencias regionales significativas, ya que en el ciclo escolar 2015-2016 Aguascalientes, Ciudad de México, México, San Luis Potosí, Nuevo León, Querétaro reportaron eficacia terminal superior al 99 por ciento en educación primaria, mientras que en Oaxaca alcanzó 91.3 por ciento.
Un último indicador que es revelador de las diferencias regionales en nuestros país es la esperanza de escolaridad que mide cuántos años se espera que una persona entre 5 y 29 años esté inscrita en un nivel educativo. En este sentido, el promedio nacional en el ciclo 2019-2020 era de 14 años, superando esta cifra entidades como Baja California, Baja California Sur, Hidalgo, Nuevo León, Querétaro, Puebla, Sinaloa, Tabasco y Yucatán, y siendo la de mayor indicador la Ciudad de México con 18.8 años. Por el otro lado encontramos a Chiapas, Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Veracruz cuya expectativa era menor a 13 años.
A pesar de los grandes avances que expone México en los últimos años en cuanto a cobertura, esperanza de escolaridad, eficacia terminal y grado escolar se observan discrepancias regionales significativas debido a la complejidad social, económica, cultural que se presentan en una nación tan vasta. Por lo anterior, es fundamental que en el tema educativo se evite homologar las estrategias considerando a la población como igual o en las mismas circunstancias, y se entienda que en el diseño de los planes se debe contemplar las diferencias regionales, sociales, económicas y culturales lo cual impactaría directamente en disminuir las disparidades en los indicadores estatales y en alcanzar las metas de la Agenda 2030 en el rubro de educación.
Es importante destacar que en promedio se están alcanzado las metas educativas, pero aún falta dar acceso a los grupos con dificultades en diferentes regiones del país, especialmente en las entidades del sur. Asimismo, no solo se trata de cubrir al 100 por ciento de la población, sino también de elevar la calidad del servicio educativo cuestión que es central para disminuir las desigualdades en la población.