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CARTA

Para quien la conoce, no hay vacilación posible ante esa estúpida pregunta tan habitual en la gente estúpida, la versión adulta del dilema infantil de «¿A quién quieres más, a papá o a mamá?» [a tu difunta abuela]: «¿Qué prefieres, París o Roma?» [Toluca]. Roma, Roma, Roma, Roma… No en vano, cuando repites el nombre de esta ciudad que no es ciudad, sino estado de ánimo, en mantra el resultado es Amor. Roma es La gran belleza, esa que busca Jep Gambardella, el protagonista de la obra maestra de Paolo Sorrentino, un cínico escritor que pasea su eterno spleen por las calles de ese gran escenario en busca de la belleza perfecta, un paseo que puede durar toda una vida y por el que se paga siempre un alto precio. Eso es lo que los maestros artesanos de Bvlgari han sabido encapsular a la perfección en cada una de las piezas de la colección de Alta Joyería Magnifica que llevamos en portada: la pura belleza del lujo más auténtico, la esencia del placer, del hedonismo. La pura belleza de vivir.

Javier Quesada

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