Colectividad japonesa

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LOGROS Y METAS Circulación Nacional e Internacional Boletín Semanal Virtual Nº 716 Lima, domingo 21 de diciembre de 2014 EDITORIAL

director: daniel o. tagata asano subdirectora: marta elvira silva de tagata

LIBERTAD DE EXPRESIÓN BASE DE LAS LIBERTADES Y DERECHOS DEL HOMBRE.

El periodismo es una profesión muy especial. Mientras otras, merecedoras de acatamiento, tienen una relación directa y a veces momentáneas al que se presta un servicio, el periodista asume un compromiso mucho más extenso porque su trabajo trasciende espacios y hasta es vencedor del tiempo. Su palabra se despliega sin fronteras y el bien o el mal que haga repercute como una onda expansiva. El destinatario de los contenidos de la prensa no es únicamente un ser individual, identificable, sino una heterogeneidad de personas de toda edad, condición social y nivel cultural, cuya capacidad para comprender, seleccionar, elegir y asimilar es casi imposible de saber con exactitud. Esto obliga a considerar la profesión periodística como un hacer convencional y metódico, de máxima calidad y buen sentido; un hacer superior -semejante al magisterio-, y con objetivos específicos dentro de la multiplicidad de temas de que se ocupe. Es una labor que exige vocación, sacrificio y libertad competente, limpia de abrojos, así como propósito cierto e irrevocable de contribuir al bien común, como derecho que corresponde a todos. Y, aunque es importante vivir con sosiego, tanto los periodistas como los responsables de los medios de comunicación social no deben tener como objetivo preferente la insaciable apetencia económica. Lo utilitario no es nunca un fin, sino un medio regulado por la honestidad y ética personal. Lo contrario es transgredir elementales principios éticos. Adjunto dos artículos que he escrito para los diarios de la colectividad peruano japonesa. Perú Shimpo, que fui director por el lapso de tres años, y Prensa Nikkei que lo dirige un Antiguo Scout del Callao 3, que serán publicados este domingo y martes próximo.

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LA SONRISA EMPIEZA CON OTRA SONRISA.

daniel o. tagata a.

Hablar del tío Ricardo Takeda es decir Caritas Felices del Estadio La Unión. Dicha entidad es muy rica en talentos y capacidades para trabajar en equipo, compuesto por jóvenes con habilidades especiales, padres de familia, profesores y simpatizantes. Don Ricardo se ganó el respeto y el cariño de la institución dándoles capacidad de razonamiento y de discernimiento moral. Entre sus principales virtudes ha hecho que se refuerce la vida familiar nucleándola pues asimila, desarrolla y trasluce el perfil social y moral del grupo y mucho de eso se extiende a los que tenemos la suerte de ver las realizaciones de Caritas Felices.

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El amor es un estado de ánimo que pone en juego toda la capacidad de sentir de las personas. Eso sentimos de las personas que están con Caritas Felices, todos trabajando juntos, con corazón, uniendo a sus integrantes, siempre en busca de construir un mañana mejor para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que han demostrado que si pueden mejorar la calidad de vida y crear lazos de amistad, de superación, de paz que superan las diferencias entre personas. Así se cultiva una gran hermandad, de mutuo respeto; una fraternidad para participar y buscar siempre la superación, sin desmayo, en la noble tarea de fortalecer conocimientos, fomentar la comprensión mutua, gracias a la obra de los directivos y voluntarios. Residiendo en Chile, por asuntos profesionales scouts, conocimos a Juan Shimabukuro Inami (1993), quien conversó con mi esposa Marta Elvira, y mis hijos Danny, Cecy y Lucy, sobre la gran labor en beneficio del programa de Caritas Felices. Cuando volvimos al Perú nos invitó a una ceremonia especial y nos encontramos con él, Mónica Miyahira, Patty Yagui, Luis Baba Nakao, Luis Tamamoto y el Tío Ricardo; y conocimos a Nancy, Marco, Kio, Jiro y otros chicos interactuando entre ellos mismos, mostrando grandes habilidades y destrezas y nos sorprendimos por los resultados positivos, y por alegría que mostraban y que irradiaban. Sin duda, al mencionar al tío Ricardo, hay involuntarias omisiones pero estas líneas son un reconocimiento a todos los que están involucrados en el programa de Caritas Felices, estoy seguro que, cada día, con el concurso de ellos y ellas, amigos y comprometidos, será enriquecida la institución. Sin embargo, son muchos los que, en el anonimato, difunden y promueven el trabajo de los que se dedican a las personas con habilidades diferentes. Se puede decir que la colectividad peruano japonesa, comparte los esfuerzos que realizan los directivos, padres de familia, profesores y simpatizantes, pues tienen el sitial de nuestro afecto. He tenido la oportunidad de participar, casi un año por medio, hemos hecho varios descubrimientos sorprendentes con respecto a lo que se ha dado en llamar “niños y niñas con habilidades especiales”. Las observaciones han sido las siguientes: Estos muchachos parecen estar mejor disciplinados que los muchachos a quienes denominamos “normales”; dan la impresión de apreciar en lo que valen la cantidad de tiempo y la atención que reciben de los adultos; muchos de estos chicos y chicas se han adaptado a la educación formal utilizando ayudas visuales como, por ejemplo, el pizarrón, libros para colorear y gráficos; entre estos muchachos y muchachas hay líderes innatos que guían a sus compañeros. Nos están dejando profunda impresión y dulces recuerdos en nuestras mentes. . A través de estas líneas, al saludar al tío Ricardo, testimoniamos el reconocimiento a todos los que tienen que ver con Caritas Felices, pues se han ganado un sitial en nuestros corazones y, no está demás decirles, prosigan con ese mismo espíritu por el bien de los chicos y chicas “super especiales”. Lima, 19 de diciembre de 2014

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LOS NIKKEI EN EL PERÚ daniel o. tagata a.

Leí en El Comercio el titulo “Los Nikkei en el Perú, escrito por el Dr. Félix Alvarez-Brun (17 de julio de 1989), y trataba sobre la ejemplar conducta o vivencia del nikkei y especialmente acerca del alumno y amigo Hiroshi Uetani, quien estudió en la Universidad Nacional de San Marcos. La presentación fue realizada en presencia del Grupo Generación 64: Víctor Aritomi, Samuel Matsuda, Tomás Kudaka, Antonio Yamakawa, Alberto Wakabayashi, Vicente Higa, José Yagui, Bernardo Maezono, Rosa Fujimori, Aurora Shimooka, Elena Yoshimoto, Virginia Yoza y Julia Sano. En vista del importante testimonio, reproduzco el artículo del Dr. Alvarez que escribió en el decano de la prensa nacional que enaltece la buena imagen que heredamos de nuestros padres.

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“He leído con mucho interés y hasta con emoción el artículo de Ricardo Blume sobre su amigo issei. Y no puedo dejar de decir algo que se vincula a la noble estirpe de los nikkei, grupo humano que reúne cualidades de singular valor, dignas de señalarse como ejemplo. El nikkei, nombre genérico de "los hijos y nietos de japoneses, nacidos en el Perú, por regla general dice Blume- "se mantiene entrañablemente unido a sus raíces japonesas, de las que siente legítimo orgullo. Pero se ha integrado de tal manera al país que nadie podría decir que no es un peruano más”. He aquí dos virtudes: una, la de conservar su inquebrantable vínculo al ancestro japonés que posee, y otra, la de haberse compenetrado con el alma y el sentimiento del país que los tiene entre sus hijos. Junto a esas altas cualidades que hacen del nikkei un peruano especial, están otras muy importantes que Blume destaca con sutileza, producto de severa observación. Dice, "si bien se ha peruanizado en muchos de sus gustos y costumbres, no se ha acriollado en el mal sentido del término. Mantiene esa reserva de respeto, honradez y cortesía exquisita que le viene de siglos”. Y agrega, "No sólo eso. Conserva como legado racial la laboriosidad, la tenacidad y la paciencia”. Comparto plenamente con Blume esta apreciación, porque he tenido la suerte de tratar muy de cerca a muchos nikkei. Comparto también su afirmación sobre que, al establecer contacto con un nikkei, de inmediato se encuentra uno frente a persona poseedora de "dignidad, decencia, pulcritud y tantas otras virtudes morales y cívicas”. Durante varios años presidí o integré jurados de ingreso a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Hablo de cuando todavía no se usaban las pruebas objetivas y las computadoras. Los exámenes se realizaban entre jurados constituidos por tres catedráticos. La prueba consistía en un examen escrito y otro oral. Este último tenía la virtud de poner al postulante frente a los profesores. Venían las preguntas y respuestas sobre materias que incidían en la especialidad que el postulante se proponía seguir. Luego se dialogaba acerca de algún tema general para descubrir cuál era la manera de razonar, la inteligencia, la preparación y el nivel cultural del postulante. Por lo general, cuando llegaba un nisei al examen, los miembros del jurado nos hallábamos siempre ante un postulante serio, capaz, responsable y seguro de sí mismo. Podría afirmar, sin temor a equivocarme, que todos o casi todos los nisei superaban la prueba sin dificultad. Así descubrí que nuestra primera Universidad podía contar con alumnos enteramente idóneos en los nisei que ingresaban a ella. Otras de mis experiencias ha sido con estudiantes japoneses llegados a San Marcos, por el prestigio que ésta tiene en el mundo. Sin detenerme en peculiaridades ni mucho menos en precisar méritos y calidades con relación a otros estudiantes extranjeros, puedo afirmar que los japoneses realizaban sus estudios con seriedad, ahinco e interés. En esta forma culminaban la especialidad o la materia que habían escogido, y recibían el diploma respectivo, casi siempre con nota sobresaliente.

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En el curso de los estudios se establecía franca comunicación entre profesores peruanos y alumnos japoneses. Esto permitía a los últimos sentirse cómodos y con la mejor disposición para cumplir con las exigencias académicas. Así surgía, con frecuencia, una cordial amistad entre maestros y educandos. Indico el hecho porque me permite ofrecer un caso verdaderamente interesante para apreciar la calidad del espíritu japonés. Un día de diciembre tocaron el timbre de mi casa y quien lo hacía era uno de mis alumnos japoneses. Estaba vestido a la usanza de su país, lo que me llamó la atención. Lo invité a pasar. Al momento, con gran compostura y respeto, me dijo: "Vengo a saludarlo y a entregarle un modesto regalo (se trataba de un encendedor japonés). Es costumbre en mi país que los alumnos saluden antes del año nuevo al maestro que más estiman como prueba de reconocimiento por sus enseñanzas y consejos”.

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Agradecí la deferencia, conversamos un rato y se despidió, después de saludar también a mi esposa. Pues bien, ese alumno japonés Hiroshi Uetani, hoy convertido en destacado peruanista. En San Marcos estudió Historia Literatura Peruana (1961-1965). Regresó al Japón y se graduó en la Facultad de Estudios Extranjeros y Lengua Castellana de la Universidad de Tenri. En la actualidad es Decano de dicha Facultad y profesor de Lengua Española lo mismo que de la Universidad Internacional de Osaka y de Kioto, donde enseña Historia de América Latina. Lo expuesto demuestra fehacientemente en el espíritu japonés, en sus costumbres su manera de ser existen virtudes extraordinarias, las mismas que los nikkei mantienen tangibles, como ha señalado Ricardo Blume. El nikkei, descendiente de japoneses, nacido en el Perú, cumple un rol significativo en el campo socioeconómico de nuestra patria, ama a nuestro país sin olvidar el de sus padres, sintiéndose orgulloso de pertenecer a ambos”. Lima, 19 de diciembre de 2014

LOGROS Y METAS Circulación Nacional e Internacional Boletín Semanal Virtual Nº 716 Lima, domingo 21 de diciembre de 2014

Y METAS Circulación Nacional e Internacional Boletín Semanal Virtual Nº 714 Lima, domingo 21 de diciembre de 2014.

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