The Stefan's Diaries: Bloodlust

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Sinopsis

Stefan y Damon Salvatore, son vampiros ahora y tienen que lidiar con las consecuencias de su destino. Ellos escapan de su pequeña ciudad natal; Mystic Falls, que está invadida por cazadores de vampiros y viajan a Nueva Orleans. Mientras Stefan se deleita con sus poderes, Damon sigue afligido por la pérdida de Katherine; la preciosa vampira que estuvo alrededor de ambos. Pero Nueva Orleans ofrece tentaciones y peligros. Stefan se enamora de otra humana y sus poderes serán puestos al límite. Damon termina capturado por un sádico y malo cazador de vampiros. Stefan sabe que debe salvar a su hermano, pero le costará a él, su nuevo amor?...


Capítulo 1

Era Octubre. Las hojas sobre los árboles en el cementerio, se habían vuelto marrones y descompuestas y una fría brisa había silbado sustituyendo el calor sofocante de verano en Virginia. No es que yo lo sintiera mucho. Como un vampiro, la única temperatura que mi cuerpo registraba era la de la sangre caliente de mi próxima victima templada por la anticipación de su sangre caliente a través de mis venas.

Mi nueva víctima estaba solo a unos pocos metros de distancia, una chica de pelo castaño que actualmente estaba escalando sobre la cerca de la propiedad de Harnett, que estaba junto al cementerio.

—¿Clementine Haverfod, que estas haciendo fuera de la cama tan tarde?— mi comportamiento vacilón estaba en contra con la sed caliente y pesada recorriendo a través de mí. Clementine no había supuesto estar aquí, pero Matt Harnett había sido siempre agradable con ella. E incluso aunque Clementine estuviera comprometida con Randall Haverfod, su primo con sede en Charleston, estaba claro el sentimiento era mutuo. Ella había estado jugando a un juego peligroso. Lo poco que hizo, ella sabia que volvería mortal.

Clementine entrecerró los ojos hacia la oscuridad. Yo podría hablar sobre su expresión con sus parpados pesados y unos dientes manchados de vino, que ella había tomado la pasada noche—¿Stefan Salvatore?— ella exclamó—.Pero tú estas muerto.

Tome un paso más cerca hacia ella.—¿Lo estoy ahora?

—Sí, yo asistí a tu funeral—.Ella ladeo su cabeza hacia un lado. Sin embargo no se vio tampoco preocupada. Estaba prácticamente andando dormida, con unos embriagadores sorbos de vino y besos robados—.¿Eres un sueño?

—No, no soy un sueño— dije roncamente.

La cogí por los hombros y la puse hacia mí. Ella se cayó contra mi pecho y el fuerte tambor de sus latidos lleno mis oídos. Olía a jazmín, justo como el pasado verano, cuando mi mano había rozado el corpiño de su vestido mientras jugamos a los juegos de besos de Damon, debajo del puente Wickery. Recorrí con un dedo su mejilla. Clementine había sido mi primer amor. Estaba a veces asombrado, de que sentiría al cogerla. Puse mis labios en su oído.—Soy más parecido a una pesadilla.


Antes de que ella pudiera hacer algún sonido, hundí mis dientes a través de su vena yugular, suspirando cuando el primer flujo golpeó mi boca. A diferencia de su nombre podría sugerir la sangre de Clementine no fue tan dulce como yo había imaginado. En cambio era al gusto del tabaco y bitters, parecía café quemado sobre una estufa caliente. Aún asi, bebí profundamente, tragando hacia abajo hasta que ella paro de quejarse y su pulso era lento como un susurro. Se quedo sin vida en mis brazos y el fuego que quemó en mis venas y en mi vientre se apagó.

La semana pasada había estado cazando en mi tiempo libre, descubriendo que mi cuerpo requería dos comidas al día. En su mayoría yo solo escuché el vital fluido recorriendo a través de los cuerpos de los vecinos de Mystic Falls fascinado de tan rápido que podría conseguirlos. Cuando ataque, lo hice cuidadosamente alimentándome de huéspedes de la pensión o cogiendo uno de los soldados de Leestown. Clementine seria mi primera victima, que una vez fue mi amiga, la primera victima de Mystic Falls que perdería.

Soltando mis dientes de su cuello, lamí mis labios permitiendo a mi lengua saborear la mancha de sangre húmeda en la esquina de mi boca. Asi que la arrastre fuera del cementerio a la presa, donde mi hermano Damon y yo habíamos permanecido desde que nos habíamos convertido.

El sol estaba cauteloso sobre el horizonte y Damon estaba sentado indiferente en la orilla del agua, echando un vistazo hacia las profundidades como si ellos tuvieran los secretos del universo. Él había estado asi cada día desde que nos despertamos como vampiros siete días antes, de luto por la perdida de Katherine; la vampira que nos convirtió en lo que somos ahora. Aunque ella me convirtió en una poderosa criatura, celebré su muerte diferente de mi hermano. Ella jugo conmigo por idiota y la memoria de sus recuerdos me hacen ver lo vulnerable que fui una vez.

Cuando vi. a Damon, Clementine gemía en mis brazos, con un ojo abierto palpitando. No era por la sangre filtrándose hacia el azul cordón de su arrugado tul del vestido, parecía como si fuera solamente un sueño.

—Shhh— murmuré, tomando unos pocos mechones de su pelo al lado de su oído. Una voz en alguna parte de mi mente me dijo que yo debería lamentar coger su vida, pero no sentí nada. En su lugar yo la reajuste en mis brazos lanzándola sobre mi hombro, como si ella fuera simplemente un saco de avena y ande hasta el borde del agua.

—Hermano— .Tire bruscamente el cuerpo sin vida de Clementine cerca de sus pies.

Damon agito su cabeza y dijo—No—.Sus labios tenían una blanca textura calcárea. Los vasos sanguíneos retorcidos oscuramente en su cara, parecían grietas de mármol. En la débil luz de la mañana el parecía una de esas estatuas rotas en el cementerio.


—Debes beber!—Dije aproximándome y poniéndole hacia abajo, sorprendido de mi propia fuerza. Sus orificios nasales se ensancharon. Pero justo cuando hacia mi, el olor de la sangre de ella fue intoxicando su débil cuerpo y tan pronto como sus labios encontraron la piel de ella a pesar de sus protestas. El empezó a beber lentamente al principio, después bebió a lengüetazos el líquido, como si fuera un caballo desesperado por agua.

—¿Por qué tienes que hacerme esto?—él pregunto lastimoso. Limpiándose su boca con la parte trasera de su mano y haciendo una mueca de dolor.

—Tú necesitas recuperar tu fuerza.—Le empuje a Clementine con la punta de mi bota cubierta de suciedad. Ella refunfuño levemente como si aún estuviera viva. Por ahora, al menos. Pero su vida estaba en mis manos. La comprensión vibro a través de mí, enteramente como si fuera fuego. Esto, la caza , las conquistas, la recompensa de una agradable somnolencia que siempre siguió a una alimentación eternamente y unas interminables aventuras.¿Porque no podría Damon entenderlo?

—Esto no es fuerza. Es debilidad— Damon siseo alzándose hacia sus pies—.Esto es el infierno en la tierra y nada podría ser peor.

—¿Nada? ¿Prefieres estar muerto como Padre?—Agite mi cabeza incrédulo—.Tienes una segunda oportunidad.

—Yo nunca la pedí— Damon dijo bruscamente. Nunca pedí nada de esto. Todo lo quería era a Katherine. Ella se ha ido, asi que morirme ahora seria por ella.—Damon me entrego una rama de roble recortada —aquí— dijo poniéndose con sus brazos abiertos ampliamente, con su pecho expuesto. Solo un golpe en su corazón y él tendría su deseo.

Los recuerdos destellaron a través de mi mente: de Katherine ,su calidez, oscuros rizos, sus colmillos brillantes a la luz de la luna, su cabeza arqueada hacia atrás antes de que me mordiera en el cuello, su siempre presente lapislázuli colgando y asentándose en el hueco de su cuello. Ahora entendí, porque asesino a mi prometida, Rosalyn porque ella nos había obligado a Damon y a mí, porque ella uso su belleza y cara inocente para que la gente la desee de verdad y la proteja. Era su naturaleza. Y ahora la nuestra. Pero en lugar de aceptar su regalo ,como yo hice, Damon parecía pensar que fue una maldición.

Rompí la rama sobre mi rodilla y la lancé a trozos al río.—No— dije. Aunque nunca lo había admitido en voz alta, el pensamiento de vivir para siempre sin un amigo en el mundo me asustaba. Deseé que Damon y yo aprendiéramos a ser vampiros juntos.


—¿No?—Damon repitió. Sus ojos abiertos de golpe.—Tu eres suficientemente hombre para asesinar aún antiguo amor* , ¿pero no tu a hermano? Me empujo al suelo. Se avecino hacia mí, sus propios dientes resistiendo, a continuación escupió en mi cuello.

—No, te avergüences de ti mismo— dije a gatas por mis pies. El era fuerte, pero yo era de lejos más fuerte por mi regular alimentación.—Y no seas un idiota pensando que Katherine te amaba—gruñí—.Ella amaba su poder y amaba lo que podía hacernos por ella. Pero ella nunca nos amo.

Los ojos de Damon se encendieron. El se abalanzo hacia mí con la velocidad de un caballo galopante. Su hombro duro como una piedra se estrelló contra mí tirándome atrás hacia un árbol. El tronco se rajó con una fuerte grieta.—Ella me amaba.

—¿Entonces porque estuvo conmigo, también?—Le desafié, girando mis pies como si rechazara su siguiente golpe.

Las palabras hicieron su efecto deseado. Los hombros de Damon flaquearon y se quedo pasmado mirando hacia atrás.— Bien. Yo haré solo lo mío.—Él murmuró, escogiendo otro palo y recorriendo el final afilado a lo largo de su pecho. Tire la estaca fuera de su mano y retorcí sus brazos hacia su espalda.—Eres mi hermano, de carne y hueso. Todo el tiempo que este vivo, estaré contigo. Ahora, vamos.— Le empuje hacia los bosques.

—¿Dónde vamos?—Damon pregunto apáticamente, permitiéndome llevarle arrastras lejos.

—Al cementerio—Contesté.—Tenemos que asistir a un funeral.

Los ojos de Damon mostraron una chispa aburrida de interés.

—¿De quién?

—De Padre. ¿No quieres decir adiós al hombre que nos mató?

*old flame: antiguo amor


Capítulo 2 Damon y yo nos agachamos en el bosque de abetos del cementerio detrás de los mausoleos que alberga los huesos de los fundadores de Mystic Falls. A pesar de la temprana hora, ya los pueblerinos estaban encorvados en torno a algún agujero en el suelo. Bocanadas de aire enroscados hacia el cielo azul cerúleo aparecían con cada exhalación de la gente, como si toda la congregación se fumara cigarros de celebración en lugar de tratar de calmar su castañeo de dientes.

Mis altos sentidos tomaron la escena que teníamos ante nosotros. El olor dulzón a verbena, una hierba que a los vampiros les da impotencia— suspendida en el aire. La hierba estaba cargada de rocío, cada gota de agua caía a la tierra con un plateado sonido, y muy lejos en la distancia, campanas de iglesia intervinieron. Incluso desde esta distancia, pude ver una lágrima presentada en la esquina del ojo de Honoria Fells.

Abajo en el púlpito, el alcalde Lockwood arrastraba los pies de uno a otro, claramente ansioso de conseguir la atención de la multitud. Pensé que podía distinguir la figura alada por encima de él, la estatua del ángel que marcó a mi madre en lugar de descanso final. Dos parcelas vacías estaba un poco más allá, donde Damon y yo debíamos haber sido enterrado.

La voz del alcalde cortó el aire frío, con una voz tan fuerte que mis oídos sensibles, lo hicieron parecer como si estuviera de pie junto a mí. "Nos reunimos hoy para decir adiós a uno de los mejores hijos de Mystic Falls, Giuseppe Salvatore, un hombre para quien el pueblo y la familia siempre vinieron antes que el mismo.” Damon dio una patada al suelo. "La familia él mató. El amor él destruyó, la vida él destrozó" murmuró.

"Shhh" dije en voz baja mientras presionaba mi mano contra su antebrazo.

"Si tuviera que pintar un retrato de la vida de este gran hombre" continuó Lockwood sobre los estornudos y suspiros de la multitud.


"Giuseppe Salvatore estaría rodeado por sus dos hijos caídos, Damon y Stefan, héroes de la batalla de Willow Creek. Podemos aprender de Giuseppe, imitarlo, y ser inspirado para liberar a nuestro pueblo del mal, ya sea visto o no visto".

Damon dejó escapar un bajo sonido de mofa. "El retrato que pinta" dijo, "debe contener el fogonazo del rifle del Padre." Se frotó el lugar donde se había arrancado la bala del rifle de su padre a través del pecho sólo una semana antes. No había ninguna herida física, nuestra transformación había sanado todas las heridas, pero sería grabada la traición en nuestras mentes para siempre. "Shhh" repetí cuando Jonathan Gilbert se acercó hasta estar al lado de alcalde Lockwood, con un marco de grandes veladas. Jonathan parecía haber envejecido diez años en siete cortos días: líneas arrugadas en su bronceada frente, y rayas blancas ya eran visibles en su pelo castaño. Me pregunté si su transformación tuvo algo que ver con Pearl, la vampiro que él amaba, pero había condenado a muerte después de descubrir lo que ella realmente era.

Vi a los padres de Clementine en la multitud, con los brazos cruzados, aún no consciente de que su hija no estaba, entre las chicas con cara sombría en la parte posterior de la multitud.

Ellos la encontrarían muy pronto.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un insistente clic, como un recuento de reloj o una uña golpeando contra una superficie dura. Examinó la multitud, tratando de rastrear el tic-tac de su punto de origen. El sonido era lento y constante y mecánico, más estable que un latido del corazón, más lento que un metrónomo. Y parecía venir directamente de la mano de Jonathan. La sangre de Clementine se precipitó a mi cabeza.

La brújula.

Regrese cuando el primer padre comenzó a sospechar de los vampiros, habiendo creado un comité de hombres para librar a la ciudad de la plaga demoníaca. Yo había asistido a las reuniones, que tuvieron lugar en el ático de Jonathan Gilbert. El había tenido planes para un artilugio para identificar los vampiros, y yo lo había presenciado utilizándolo en acción la semana anterior. Era como el había descubierto la verdadera naturaleza de Perla.

Me dio un codazo Damon. "Tenemos que irnos" me dijo, casi sin mover la mandíbula.

En ese momento, Jonathan miró hacia arriba, y sus ojos se clavaron directamente en los míos.


El dejó escapar un grito impío y señaló a nuestro mausoleo. "¡Demonios!"

La multitud se volvió hacia nosotros como una sola, sus miradas cortando a través de la niebla como bayonetas. Entonces algo pasó conmigo, y explotó la pared detrás de mí. Una nube de polvo se elevó a nuestro alrededor, y astillas de mármol recortaron a través de mi mejilla.

Yo desnudé mis colmillos y rugí. El sonido fue fuerte, primitivo, aterrador. La mitad de la multitud se cayo de las sillas en su prisa por huir del cementerio, pero se mantuvo la otra mitad.

"Maten a los demonios” exclamó Jonathan, empuñando una ballesta.

"Creo que nos quieren, hermano” dijo Damon con una corta risa, sin sentido del humor.

Y así que agarré Damon y corrimos.


Capítulo 3 Con Damon detrás de mí, corrí a través de bosque, saltando sobre las ramas caídas y evitando las piedras del camino. Salté por encima de la enorme y pesada reja de hierro del cementerio, girándome brevemente para asegurarme de que Damon aún estuviera siguiéndome. Zigzagueamos hasta las profundidades del bosque, los disparos sonando como fuegos artificiales en mi oído, los alaridos de los habitantes del pueblo como vidrio quebrándose, su pesada respiración como un trueno retumbando bajo. Incluso podía oír las pisadas de la multitud persiguiéndome, cada paso enviando vibraciones a través de la tierra. Silenciosamente maldije a Damon por ser tan testarudo. Si él hubiera estado dispuesto a beber más temprano hoy, tendría toda su fuerza, y nuestra recién descubierta velocidad y agilidad ya nos hubiera llevado lejos de este desastre.

A medida que pasamos a través de la espesura, ardillas y ratones de campo se dispersaron en la maleza, su sangre corriendo más rápido en presencia de los depredadores. Un relincho y un resoplido sonaron desde el borde más lejano del cementerio.

—Vamos. —Agarré a Damon por la cintura y lo levanté sobre sus pies otra vez—. Tenemos que seguir moviéndonos. — Podía oír la sangre bombeando, oler el hierro, sentir la tierra temblando. Sabía que la turba tenía mucho más miedo de mí que el que yo tenía de ellos; pero aun así, el sonido de los disparos hacía que mi mente girara, y mi cuerpo se lanzara hacia adelante. Damon estaba débil y yo sólo podría cargarlo hasta cierto punto.

Otro disparo resonó, más cerca esta vez. Damon se puso rígido.

—¡Demonios! —La voz de Jonathan Gilbert se deslizó a través del bosque. Otra bala pasó zumbando junto a mí, rozando mi hombro. Damon se dejó caer hacia adelante en mis brazos.

—¡Damon! —La palabra hizo eco en mis oídos, sonando tan parecida a la palabra demonio que me sorprendió—. ¡Hermano! —Lo sacudí, luego comencé a arrastrarlo incómodamente detrás de mí otra vez, hacia el sonido de los caballos. Pero a pesar de haberme alimentado recientemente, mi fuerza no duraría para siempre, y las pisadas se acercaban más y más. Finalmente alcanzamos el borde del cementerio, donde varios caballos estaban atados a los postes de enganche de hierro. Ellos pateaban el suelo, tirando de las cuerdas que los amarraban con tanta fuerza que tenían los cuellos hinchados. Una yegua negra como el carbón no era otra que mi viejo caballo, Mezzanotte. La miré fijamente, hipnotizado ante lo desesperada que parecía por alejarse de mí. Sólo un par de días antes, yo era el único jinete en el que ella confiaba.


Pisadas fuertes sonaron otra vez. Tiré de mi mirada lejos, sacudiendo mi cabeza por ser tan sentimental. Saqué el antiguo cuchillo de caza de mi padre de la parte superior de mi bota. Había sido la única cosa que había tomado cuando había caminado a través de Verita, nuestro patrimonio familiar, por última vez. Él siempre lo había llevado con él, aunque nunca le había visto usarlo. Padre nunca había sido uno de los que trabajaban con las manos. Aun así, en el ojo de mi mente, el cuchillo estaba cubierto del poder y la autoridad que todos asociaban con mi padre.

Puse el cuchillo contra la cuerda que ataba a Mezzanotte, pero no hizo ni siquiera el más pequeño corte. Mirando hacia abajo, vi el cuchillo por lo que era: una hoja sin filo que apenas podía cortar a través del hilo, pulido para parecer importante. Se adaptaba perfectamente a padre, pensé con disgusto, lanzando el cuchillo al suelo y tirando de las cuerdas con mis manos desnudas.

Las pisadas se acercaban y miré frenéticamente detrás de mí. Quería liberar a todos los caballos para que así Jonathan y sus hombres no pudieran montarlos, pero simplemente no había tiempo.

—Hola, chica —murmuré, acariciando el elegante cuello de Mezzanotte. Ella pateó el suelo nerviosamente, con su corazón latiendo fuerte—. Soy yo —susurré mientras me balanceaba sobre su espalda. Ella se envaró, y por la sorpresa, la pateé tan fuerte en los flancos que pude oír el chasquido de una costilla rompiéndose. Instantáneamente, ella se rindió en sumisión, y la guié hacia Damon.

—Vamos —grité.

Una sombra de duda pasó a través de los ojos de Damon, pero luego se alargó hasta el ancho lomo de Mezzanotte y se irguió a sí mismo. Ya sea que fuera miedo o instinto, su voluntad de huir me dio esperanzas de que no estuviera determinado a morir, después de todo.

—¡Mátenlos! —gritó una voz, y alguien lanzó una antorcha encendida hacia nosotros que se arqueó y aterrizó sobre el pasto a los pies de Mezzanotte. Instantáneamente, el pasto comenzó a arder, y Mezzanotte escapó en la dirección opuesta a la cantera. Los cascos resonaron a nuestras espaldas, los hombres habían montado sobre los otros caballos y ahora venían rápidamente a nuestra cola.

Otro disparo sonó detrás de nosotros, seguido por el sonido de la cuerda de un arco. Mezzanotte se encabritó, dejando salir un fuerte relinche. Damon se deslizó, se agarró fuertemente del costado inferior del cuello de Mezzanotte, mientras yo tiraba de las riendas de cuero, intentando mantenernos derechos. Sólo después de unos cuantos pasos hacia atrás los cuatro cascos de Mezzanotte estuvieron de regreso en la tierra. Mientras Damon se enderezaba, vi una delgada flecha de madera sobresaliendo de las ancas del caballo. Era una táctica inteligente. A la distancia, la turba tenía muchas más posibilidades de ralentizar nuestro caballo que de atravesarnos el corazón a uno de nos nosotros.


Encorvados sobre Mezzanotte, galopamos bajo las ramas y seguimos avanzando. Ella era un caballo fuerte, pero ella prefería su lado izquierdo, donde la flecha había sido alojada. Un rastro de mi propia sangre corría por mi sien y sobre mi camisa, y el agarre de Damon sobre mi cintura estaba peligrosamente flojo.

Aun así, urgí a Mezzanotte a seguir avanzando. Estaba confiando en el instinto, en algo más allá de pensar y planificar. Era como si pudiera oler la libertad y la posibilidad, y sólo tenía que confiar en que nos guiaría hasta ellos. Tiré de las riendas y salí del peligro del bosque e ingresé al campo detrás del Estado de Veritas.

En cualquier otra mañana lluviosa hubiera habido luces en las ventanas de nuestra antigua casa, las lámparas dándole al vidrio burbujeante el aspecto amarillo-anaranjado del atardecer. Nuestra criada, Cordelia, hubiera estado cantando en la cocina, el conductor de padre, Alfred, hubiera sido un centinela apostado junto a la entrada. Padre y yo hubiéramos estado sentados en compañía silenciosa en el salón de desayudo. Ahora la propiedad era una cáscara vacía de lo que solía ser: las ventanas oscuras, las tierras completamente silenciosas. Sólo había estado vacía por una semana, y aun así parecía que Veritas hubiera estado abandona por años.

Dimos un salto sobre la acera y aterrizamos tambaleándonos. Apenas logre mantenernos con un fuerte agarre sobre las riendas, el metal chasqueando contra los dientes de Mezzanotte. Luego trotamos alrededor de uno de los lados de la casa, mi piel se enfrió y humedeció cuando pasamos junto a la plantación de Cordelia de verbena, los pequeños tallos alcanzando la altura de mis tobillos.

—¿A dónde nos estás llevando, hermano? —preguntó Damon.

Oí tres conjuntos de golpeteos de pezuñas cuando Jonathan Gilbert, el alcalde Lockwood, y el sheriff Forbes a parecían cerca del estanque en la parte posterior de nuestra propiedad. Mezzanotte resollaba, una espuma melocotón revistiendo su boca, y sabía que escapar montando no sería una posibilidad.

Repentinamente, el ronco sonido de un tren resonó a través de la mañana, bloqueando el de los cascos, el viento, y el chirrido metálico de las armas al cargarse.

—Nosotros vamos a subirnos a ese tren —dije, pateando a Mezzanotte en los flancos.

Reclinándonos, ella cogió velocidad y voló por encima de la pared de piedra que separaba Veritas del camino principal.

—Vamos chica —susurré. Sus ojos eran salvajes y aterrorizados, pero corrió rápido por el camino hacia Main Street. La iglesia quemada apareció a la vista, ladrillos negros elevándose como dientes de la tierra cenicienta. La botica también


había sido incinerada hasta sus cimientos. Crucifijos estaban fijados sobre los marcos de cada puerta de la ciudad; ramitas de verbena colgaban como guirnaldas en la mayoría. A penas reconocí el lugar en el que había vivido durante todos mis diecisiete años. Mistic Falls no era mi hogar. Ya no.

Detrás de nosotros, los caballos de Jonathan Gilbert y del alcalde Lockwood se aproximaban más y más rápido. Delante de nosotros, podía oír el tren acercándose, avanzando contra los rieles. La espuma en la boca de Mezzanotte se estaba volviendo rosa con la sangre. Mis colmillos estaban secos, y lamí mis labios resecos, preguntándome si este constante deseo de sangre venía por ser un nuevo vampiro, o si siempre se sentiría de esta forma.

—¿Listo para irnos, hermano? —pregunté, tirando de las riendas de Mezzanotte. Ella se detuvo, y dándome el tiempo justo para saltar antes de que ella se desplomara en el suelo, con la sangre corriendo de su boca.

Se escuchó un disparo, y la sangre brotó del flanco de Mezzanotte. Tiré a Damon por las muñecas y logré ingresarnos en la última cabina de la cola justo antes de que el tren rugiera fuera de la estación, dejando los gritos enfadados de Jonathan Gilbert y el alcalde Lockwood muy atrás.


Capitulo 4 El coche era de un tono negro, pero nuestros ojos adaptados para la visión nocturna, nos permitió elegir un camino a través de las pilas de carbón de hollín entre la furgoneta. Finalmente salimos por una puerta en lo que parecía ser un coche-cama de primera clase. Cuando nadie estaba mirando, robamos algunas camisas y pantalones, y nos las pusimos. No encajaba perfectamente, pero tenia que hacerlo.

A medida que nos aventuramos a salir al pasillo del vagón de asientos, el tren gruñó por debajo de nuestros pies, una mano me agarró de los hombros. Reflexivamente, abri mi brazo hacia mi atacante y gruñó. Un hombre con uniforme de conductor voló hacia atrás y golpeó el muro de un compartimento con un ruido sordo.

Cerré mi mandíbula para mantener mis colmillos dentro. "Lo siento! Me has asustado y. . . " Tenia que irme. Mi voz era desconocida para mis propios oídos. Durante la semana pasada, la mayoría de mis interacciones había estado en susurros roncos. Me sorprendió lo humana que sonaba. Pero yo era mucho más poderoso que mi traicionera voz. Subí al hombre a sus pies y se ajustó la gorra azul marino. "¿Estás bien?" "Yo creo que sí", dijo el conductor con voz aturdida, acariciando sus brazos como si quisiera asegurarse de que aún estaban allí. Parecía tener unos veinte años, con la piel pálida y pelo rubio. "¿El billete?" "Oh, sí, sobre los boletos", dijo Damon, su voz suave, sin traicionar el echo de que hace unos pocos minutos haya estado galopando con la muerte. "Mi hermano tiene de esos."

Lanzé una mirada enojada hacia él, y me sonrió, tranquilo, burlándose. Lo Sus botas manchadas de lodo estaban desatadas, y su camisa de lino arrugada, pero había algo en él, más allá de su nariz aguileña y aristocrática mandíbula que lo hizo parecer casi real. En ese momento, apenas lo reconocí: Este no era el Damon con quien crecido, e incluso el que yo había llegado a conocer durante la semana pasada. Ahora que estábamos marchandonos de Mystic Falls hacia algún punto invisible, desconocido en el horizonte, Damon se había convertido en alguien más, alguien sereno e impredecible. En este ambiente poco familiar, no estaba seguro si eramos socios en el crimen o enemigos jurados.

El conductor dirigió su atención hacia mí, sus labios se encresparon mientras miraba mi aspecto desaliñado. A toda prisa acomode mi camisa. "Estábamos corriendo, y. . . "Arrastraba las palabras, esperando que mi acento sureño haría que las palabras sonaran sinceras y humanas. Sus ojos como peces de colores sobresalían con escepticismo, y entonces me acordé de una habilidad vampira que Katherine había utilizado en mí con un gran efecto: Convencer. ". . . Y yo ya te mostré mi billete" dije lentamente, dispuesto a que me crea.


El conductor frunció el ceño. "No, no", respondió tan lentamente, teniendo cuidado de enunciar cada palabra, como si yo fuera un pasajero especialmente aburrido. Maldije en silencio, luego se inclino para acercarse más a mi. "Pero te lo presenté antes." Me miró a los ojos. El conductor dio un paso atrás y parpadeó. "Todo el mundo necesita un boleto en persona todo el tiempo." Mis hombros caídos. "Bueno. . . uh. . . " Damon se puso delante de mí. "Nuestros boletos están en el coche-cama. Nuestro error ", dijo, su voz baja y adormecedora. Él no parpadeó una vez, contemplandolo. La cara del cobrador se aflojó, y él dio un paso atrás. "Mi error. Adelante, señores. Lo siento por la confusión. "Su voz era distante cuando él se quitó el sombrero, se puso de pie a un lado para dejarnos a pie en el coche del club de caballeros.

Tan pronto como se cerró la puerta detrás de nosotros, agarré el brazo de Damon.

"¿Cómo hiciste eso?" Le pregunté. ¿Katherine le habia enseñado a como hablar, mirar a su victima a los ojos, y a actuar al muchacho contra su voluntad? Apreté la mandíbula y me pregunte si hubiese sido asi de facil controlarme. Las imágenes vinieron a mi mente: Katherine ampliando sus ojos, rogándome mantener su secreto, para detener a mi padre de su caza. Negué con la cabeza, como si pudiera lanzar las imágenes de mi cerebro. "¿Quién manda ahora, hermano?" Arrastrando las palabras Damon colapsó en un asiento de cuero vacío y bostezó, estiró sus manos sobre su cabeza como si estuviera listo para sentar cabeza de una larga siesta. "¿Vas a dormir ahora? ¿Entre todo lo que paso?", Exclamé. "¿Por qué no?" "¿Por qué no?" Repetí en silencio. Me tendió los brazos, señalando a nuestro entorno. Nos sentamos entre los hombres bien vestidos con sombreros de copa y chaleco, que, a pesar de la hora, estaban ocupados condescendiente en el bar con paneles de madera en la esquina. Un grupo de hombres mayores jugaban al póquer, mientras que los hombres con uniformes de capitán susurraban más vasos de whisky. Nos pasó desapercibido este grupo. No hubo vampiro revelando nuestra verdadera identidad. Nadie siquiera miró en nuestra dirección donde nos sentamos. "¿No ves?" Le dije. "Nadie nos conoce aquí. Esta es nuestra oportunidad. " "Tú eres el que no ve". Damon respiró hondo. "¿Hueles eso?" El olor caliente, picante de la sangre llenó mi nariz, y el golpe de bombeo se hizo eco en los corazones a mi alrededor como las cigarras en una tarde de verano. Al instante un dolor punzante atravesó mi mandíbula. Me cubrí la boca con las manos, buscando frenéticamente alrededor para ver si alguien había visto los colmillos largos que había disparado fuera de mis encías. Damon dejó escapar una risita irónica. "Nunca vas a ser libre, hermano. Estás atado a la sangre, a los seres humanos. Te desesperan y necesitas ser un asesino " La palabra asesino , un hombre con una barba de color rojizo y las mejillas teñidas por el sol mirando bruscamente hacia nosotros desde el otro lado del pasillo. Forcé una sonrisa benigna.


"Me vas a meter en problemas", susurré en voz baja. "Sí, bueno, solo te puedes culpar a ti por eso ", respondió Damon. Y cerró los ojos, que marcó el final de nuestra conversación. Suspiré y miré por la ventana. Estábamos probablemente a sólo treinta kilómetros de Mystic Falls, pero se sentía como si todo lo que había conocido antes había dejado simplemente de existir. Incluso el tiempo era nueva, la lluvia había terminado, y el sol de otoño ya se asomaba entre las nubes tenues, penetrando en el cristal que separaba el tren del mundo exterior. Era curioso: mientras nuestros anillos nos protegían del sol abrasador nuestra carne, el astro ardiente me hizo sentir un poco somnoliento. Empujandome a mí mismo de pie, me refugié en los pasillos oscuros que me llevaron al compartimiento de la cabina. Pasé en pie entre los asientos de terciopelo de los coches de primera clase a los bancos de madera de segunda clase. Por último, yo me acomodé en la cabina donde habia una cama vacia, corrí las cortinas, cerré los ojos, y abrí los oidos. Espero que los muchachos de la Unión se vayan de Nueva Orleans y nos dejaran solos... Una vez que vea las bellezas de la calle Bourbon, la virgen de Virginia no tendrá el mismo aspecto. . . Tienes que tener cuidado. Hay vudú ahí abajo, y algunos dicen que es donde los demonios salen a jugar. . . Sonreí. Nueva Orleáns parecía el lugar perfecto para llamar casa.

Me instalé en la cama improvisada,tratando de relajarme y dejando que el tren me dirja a una especie de sueño. Me encontré con que me alimentaba mucho mejor después de haber descansado.


Capitulo 5 Un dia despues, el tren se detuvo con un chirrido. “Baton Rouge!” un conductor llamó en la distancia. Estabamos mas cerca de New Orleans, pero el tiempo pasaba muy despacio para mi gusto. Puse mi espalda contra la pared del carro, los pasajeros se dieron cuenta y empezaron a preparar sus pertenencias para desocupar sus cuartos, mis ojos se posaron sobre un boleto verde, adornado con la impresión de un gran maletero, me arrodillé y lo levante. Mr. Remy Picard, Richmond para New Orleans. Lo puse dentro de mi bolsillo y con garbo camine hacia atrás a través del tren, hasta que sentí que alguien estaba mirándome curiosamente. Me di la vuelta. Dos mujeres me estaban sonriendo a través de la ventana de un cuarto privado, sus expresiones me desconcentraron. Una estaba trabajando en una pieza de bordado y la otra estaba escribiendo en un diario encuadernado en cuero. Ellas estaban siendo observadas con intensamente por una mujer baja, regordeta de unos sesenta años, estaba vestida de negro, probablemente era su tia o su tutora. Abrí la puerta. “¿Señor?”- dijo la mujer volviéndose a mí. Fijé mi mirada en sus ojos azules. “Creo que dejaste algo en el coche del comedor”- dije. “Algo que necesitas”- continue copiando la voz baja y estable de Damon. Sus ojos se desplazaron, pero sentí que esto había sido diferente a la forma en que el conductor había reaccionado a mis palabras. Cuando había tratado de obligar al conductor, era como si mis pensamientos chocaran con acero; ahora, era como si mis pensamientos atravesaran por la niebla. Ella meneo su cabeza para escuchar con claridad. “Olvide algo…”- repitió, sonando confusa. Pero pude sentir algo en mi mente, una especie de fusión de nuestras mentes, y supe que ella no podría pelearme. Inmediatamente, la mujer se levantó. “¿Por qué?, ah, creo”- dijo dando media vuelta hacia el pasillo sin mirar atrás. Cerré la puerta metalica del coche con un click y corri las cortinas azul marino sobre la pequeña ventana del pasillo. “Es un gusto conocerlas”- dije con una reverencia a las dos chicas. “ Mi nombre es Remy Picard”- dije, mirando disimuladamente hacia el billete que sobresalía de mi bolsillo. “Remy”- la chica mas alta repitió despacio, como tratando de recordarlo. Senti mis colmillos vibrar contra mis encías. Estaba tan hambriento y ella era tan exquisita… Apreté mis labios y me obligue a controlarme. Ahora no. “¡Por fin! ¡Tia Minnie nunca nos deja solas!”- dijo la chica mayor. Ella se veía como de unos 16 años. “Ella cree que no somos de fiar” “¿Lo son ahora?”- bromeé facilitando el flirteo como los elogios y las respuestas de volea de ida y vuelta*. Como humano, hubiera esperado que este intercambio terminara con un apretón de manos o con un beso en la mejilla. Ahora, todo en lo que podía pensar era en el curso que llevaba la sangre a través de las venas de las chicas.


Me sente enseguida de la chica mayor, los ojos de la menor me veian con curiosidad. Ella olia a gardenias y a pan recién salido del horno. Su hermana- ellas tenían que ser hermanas, con el mismo cabello castaño rojizo y ojos azules- olia bien, como a nuez moscada y hojas recién caídas. “Soy Lavinia, y ella es Sarah Jane. Nos vamos a mudar a New Orleans.”- dijo la primera poniendo el bordado en su regazo. “¿Sabes? Estoy aburrida, vamos a extrañar Richmond horrible.”- dijo quejumbrosa. “Nuestro papá murió”- añadió Sarah Jane, su labio inferior temblo. Asentí con la cabeza, pasando mi lengua a lo largo de mis dientes, sintiendo mis colmillos. El corazón de Lavinia latia mucho mas rápido al igual que el de su hermana. “Tia Minnie quiere casarme. ¿Podrias decirme como es, Remy?”- Lavinia apunto al anillo en mi cuarto dedo. Poco sabia ella que el anillo nada tenia que ver con el matrimonio y todo lo que tenia que ver con cazar niñas como ella a la luz del dia. “Estar casado es lindo, si encuentras al hombre correcto, ¿Crees que podras encontrar al hombre correcto?”- dije, mirando hacia sus ojos. “Yo… yo no sé. Supongo que si es como tu, entonces podre considerarme afortunada”- su aliento era caliente en mi mejilla, y sabia que no podría controlarme por mucho. “Sarah Jane, creo que tu tia necesita ayuda”- dije mirando a sus ojos azules. Hizo una pausa por un momento y despues se disculpo y fue a encontrar a su tia. No tenia idea si la había obligado o simplemente había seguido mis ordenes, porque era una niña y yo un adulto. “Oh, que malvado eres, ¿Sabias?”- dijo Lavinia, sus ojos brillaban al sonreírme. “Sí”- dije bruscamente. “Si, soy perverso, querida” Descubri mis dientes, observando con gran satisfacción como sus ojos se agrandaban con horror. La mejor parte de alimentarse es la anticipación, viendo a mi victima temblar, indefensa, mia. Me incline poco a poco, saboreando el momento. Mis labios rozaron su suave piel. “No”- jadeo. “Shh”- susurre tirando de ella y permitiendo a mis dientes tocar su piel, sutilmente primero, después con mas insistencia, hasta undir mis dientes en su cuello. Sus gemidos se convirtieron en gritos, y tuve que posar mi mano sobre su boca para callarla mientras succionaba el dulce liquido. Gimio ligeramente, pero pronto se convertirían en maullidos felinos. “Proxima parada New Orleans”- grito el conductor, rompiendo mi concentración. Mire por la ventana. El sol se hundía en el cielo, y el cuerpo casi muerto de Lavinia se sentía pesado en mis brazos. Por fuera de la ventana, New Orleans se levanto como en un sueño, y podía ver el océano continuar para siempre, era como mi vida estaba destinada a ser: interminables años, interminable saciedad, interminables chicas lindas con dulces suspiros y dulce sangre. “Siempre anhelante, siempre joven”.- susurre satisfecho de cómo las líneas del poema de Keats citaban mi nueva vida. “Señor”- el contuctor toco a la puerta. Me salí del compartimiento, limpiando mi boca con mi manga. Era el mismo conductor que nos había detenido a Damon y a mi a las afueras de Mystic Falls, y vi un destello de sospecha atravesar su rostro.


“Estamos en New Orleans, y luego?”- dije, el sabor de la sangre de Lavinia aun estaba en mi garganta. El conductor pelirrojo asintió. “¿Y las señoritas? ¿Están consientes de?” “Oh, si ellas están concientes.” Dije, sin desviar mi mirada sacando el boleto de mi bolsillo. “Pero ellas pidieron no ser molestadas al igual que yo. Tu nunca me viste. Jamas has estado en este compartimiento. Después, si alguien pregunta, dices que pudieron haber sido ladrones que subieron al tren a las afueras de Richmond. Parecian sospechosos. Soldados de la Union”.- invente. “¿Soldados de la Union?”- repitió claramente confundido. Suspire. Hasta no estar completamente bajo control, tendría que recurrir a borrar la memoria. Rápidamente agarre al conductor del cuello y lo rompi tan fácil como aplastar un chicharo. Después lo lanze dentro del compartimiento con Lavinia y cerre la puerta detrás de mi. “Si, los Soldados de la Union siempre hacen un caos sangriento de las cosas ¿No?”- dije retóricamente. Luego, fui por Damon al coche club de los caballeros.


Capítulo 6 Damon estaba desplomado justo donde lo dejé, un vaso de whiskey sin tocar sudaba sobre la mesa de roble en frente suyo.

“Vamos.” dije con brutalidad, levantando a Damon del brazo.

El tren se estaba deteniendo, y todos los pasajeros a nuestro alrededor tomaban sus pertenencias y se alineaban detrás de un conductor quien estaba parado frente a una puerta de hierro negro que daba hacia el mundo exterior. Pero mientras nosotros no teníamos pertenencias y estábamos bendecidos con fuerza , sabía que nuestra mejor apuesta era salir de la misma forma que entramos: saltando al final del furgón. Quería que ambos estuviéramos lejos antes de que alguien notara que algo andaba mal.

“Te ves bien, hermano” Su tonalidad era clara, pero el pálido de su rostro y el púrpura debajo de sus ojos delataban cuan cansado y hambriento estaba. Por un instante, deseé haber dejado algo de Lavinia para él, pero rápidamente descarté la idea. Tenía que tomar mano firme. Así era como Papá solía entrenar a los caballos. Negándoles comida hasta que finalmente dejaban de tirar las riendas y se sometían a ser cabalgados. Era lo mismo con Damon. Necesitaba que lo quebrara.

“Uno de nosotros debe mantener las fuerzas” dije a Damon, dándole la espalda mientras caminaba hacia el último vagón del tren.

El tren seguía deslizándose, las ruedas haciendo chispas contra las vías de hierro. No teníamos mucho tiempo. Nos apresuramos a través de la locomotora hacia la puerta, la cual abrí fácilmente.

“¡A las tres! Uno… dos…” Tomé su muñeca y salté. Nuestras rodillas golpearon el lodo que había debajo con un sonido seco.

“Siempre tienes que lucirte ¿no es verdad, hermano?” dijo Damon, haciendo una mueca. Noté que sus pantalones estaban rasgados en las rodillas por la caída, y sus manos estaban salpicadas de grava. Yo estaba intacto, salvo por un rasgón en el codo.


“Deberías haberte alimentado” dije levantando los hombros.

El silbido del tren chilló, y miré alrededor. Estábamos al borde de New Orleans, una ciudad bulliciosa llena de humo y un aroma como la combinación de mantequilla, leña y agua turbia. Era mucho más grande que Richmond, la cual había sido la ciudad más grande que había conocido jamás.

Pero había algo más, un sentido de peligro que llenaba el aire. Aquí estaba la ciudad en la que podríamos desaparecer.

Comencé a caminar hacia la ciudad con la súper rapidez a la que aún no me acostumbraba, con Damon siguiéndome, sus pisadas ruidosas y torpes, pero firmes. Hicimos nuestro camino hacia Garden Street, claramente una arteria principal de la ciudad. Nos rodeaban hileras de casas tan elegantes y coloridas como casas de muñecas. El aire estaba pesado y húmedo, y voces hablando francés, inglés, y lenguajes que nunca escuché creaban un mosaico de sonidos.

A Izquierda y derecha, podía ver callejones que conducían al agua, e hileras de vendedores se situaban en las calles vendiendo de todo desde frescas tortugas a piedras preciosas importadas de África. Inclusive la presencia de los soldados de traje azul de la Unión en cada esquina, con mosquetes en sus caderas, parecían de alguna manera festivos. Era una feria en todo sentido de la palabra, el tipo de escenario que Damon habría amado cuando éramos humanos. Me giré para mirar sobre mi hombro. Completamente seguro, los labios de Damon estaban curvados en una pequeña sonrisa, sus ojos brillando de una manera que no había visto en años. Estábamos juntos en esta aventura, y ahora, lejos de memorias de Katherine, recuerdos de nuestro padre y Veritas, quizás Damon podría finalmente aceptar y abrazar quién era.

“¿Recuerdas cuando dijimos que viajaríamos por el mundo?” pregunté dándome la vuelta hacia él. “Ahora este es nuestro mundo.”

Damon asintió levemente. “Katherine me habló de New Orleans. Una vez vivió aquí.”

“Y si estuviera aquí, ella querría que hicieras de esta ciudad tu hogar -vivir aquí, estar aquí, tomar tus cosas y hacer tu lugar en el mundo.”

“Siempre el poeta” Damon sonrió, pero continuó siguiéndome.

“Quizás, pero es verdad. Todo esto es nuestro.” Dije incentivando, extendiendo mis manos a lo grande.


Damon se tomó un momento para considerar mis palabras y simplemente dijo “Muy bien entonces.”

“¿Muy bien?” Repetí, difícilmente esperando creer. Era la primera ver que me miraba a los ojos desde nuestra pelea en la mina.

“Sí, te estoy siguiendo.” Se giró en un círculo, señalando los varios edificios. “¿Así que, dónde nos quedamos? ¿Qué hacemos? Muéstrame este desafiante nuevo mundo.” Los labios de Damon se torcieron en una sonrisa, y no podía descifrar si se estaba burlando ó estaba hablando seriamente. Elegí creer en lo último.

Olfateé el aire e inmediatamente capturé una brisa de limón y jengibre. Katherine. Los hombros de Damon se pusieron rígidos; él debió haberlo sentido también. Sin decir una palabra, ambos nos giramos y caminamos hacia un callejón desmarcado, siguiendo a una mujer llevando un vestido lila satinado, con una cofia sobre sus oscuros rizos.

“Señora” llamé.

Ella se dio la vuelta. Sus blancas mejillas pesadamente maquilladas y sus ojos rodeados de tinte. Parecía estar en sus treinta, y líneas de expresión arrugaban su amplia frente. Su cabello caía en ondas alrededor de su rostro, y su vestido era corto, revelando demasiado de su busto pecoso de lo que era estrictamente decoroso. Supe instantáneamente que era una prostituta, una de las cuales habríamos murmurado de niños y señalado cuando estábamos en la taberna de Mystic Falls.

“¿Están buscando pasar un buen momento, chicos?” dijo lánguidamente, su mirar pasando de mí a Damon, y luego otra vez. Ella no era Katherine, ni siquiera estaba cerca, pero pude ver un parpadeo en los ojos de Damon.

“No creo que encontrar un lugar para quedarnos sea un problema” Susurré bajo mi respiración.

“No la mates” Susurró Damon en contestación, su mandíbula apenas moviéndose.

“Vengan conmigo. Tengo unas muchachas a las que les encantaría conocerlos. Parecen el tipo de chicos que necesitan aventura ¿verdad?”

Una tormenta se estaba formando, y vagamente podía escuchar relámpagos en la distancia.


“Siempre estamos buscando aventuras con una linda dama.” dije.

De reojo, vi a Damon endurecer su quijada, y supe que estaba luchando la urgencia de alimentarse. No luches, pensé, fervientemente esperando que Damon bebiera de ella mientras la seguíamos por las calles de adoquín.

“Aquí estamos” dijo ella, usando una larga llave para abrir la puerta de hierro forjado de una mansión cubierta de flores azules al final del callejón sin salida. La casa estaba bien cuidada, pero los edificios vecinos parecían abandonados, con pintura astillada y jardines repletos de malezas. Podía escuchar adentro el sonido alegre de un piano.

“Es mi Casa de Huéspedes, de la Señorita Molly. Excepto, claro, en esta casa de huéspedes mostramos verdadera hospitalidad, si es eso para lo que están de humor.” dijo, batiendo sus largas pestañas. “¿Vienen?”

“Sí, señora.” Empujé a Damon a través de la puerta, y luego la cerré detrás de nosotros.


Capítulo 7 La noche siguiente miraba contento la puesta de sol sobre el puerto. Miss Molly no había exagerado: Las chicas en su casa eran hospitalarias. Para el desayuno yo había tenido una con el largo, pelo de seda de maíz y legañosos ojos azules. Aún podía saborear la sangre de vino atada en mis labios. Damon y yo habíamos pasado el día vagando por la ciudad, bebiendo en los balcones de hierro forjado en el Barrio Francés y las chicas que nos saludaron desde sus posiciones privilegiadas, las tiendas de sastrerías finos con cerrojos de seda suntuosa en las ventanas, y las tiendas de cigarros embriagadores donde los hombres con panza redonda firmaban acuerdos de negocios. Pero de todos los lugares, me gustó el puerto lo mejor. Esta era la parte vital de la ciudad, donde altos barcos llevando mercancías exóticas entraban y salían. Corta el puerto, y cortas la ciudad, por lo que es tan vulnerable e indefenso como la chica Miss Molly había sido esa mañana.

Damon miró hacia afuera de los barcos y, frotando la barbilla, pensativo. Su anillo de lapislázuli brillaba la luz del sol desapareciendo. "Casi la salvé."

"¿A quién?" le pregunté, volviéndome bruscamente, la esperanza hinchazón en el pecho. "¿Te escabulles y te alimentas de alguien?"

Mi hermano mantuvo sus ojos en el horizonte. "No, por supuesto que no. Me refería a Katherine."

Por supuesto. Suspiré. En todo caso, la noche pasada había hecho descontento a Damon, más que nunca. Mientras yo disfrutaba de la compañía y la sangre dulce de una niña cuyo nombre nunca sabría, Damon se había retirado a una habitación propia, tratando al establecimiento como si se tratara simplemente de la pensión que pretendía ser.

"Deberías haber bebido” le dije por enésima vez ese día. "Deberías haber tenido tu selección."

"¿No lo entiendes, Stefan? ", preguntó Damon rotundamente. "Yo no quiero mi selección. Quería tener un mundo que entienda, no uno que no puedo controlar."

"¿Pero por qué?", pregunté, perdido. El viento cambió, y el olor a hierro, mezclado con el tabaco, el polvo de talco, y el algodón, invadió mis fosas nasales.


"¿Alimentándome a tiempo?", preguntó Damon con ironía. "¿No has hecho suficiente daño?"

"¡A quién le importa una puta en un burdel asqueroso!" grité en la frustración. Hice un gesto hacia el mar. "El mundo está lleno de seres humanos, y tan pronto como uno muere, otro aparece. ¿Qué importa si alivio un alma miserable de su miseria?"

"Estás siendo descuidado, ya sabes" gruñó Damon. Su lengua se lanzó de su boca para lamer sus labios secos, agrietados. "Alimentarte siempre que te apetezca. Katherine nunca lo hizo."

“Sí, bueno, Katherine murió, ¿verdad?" le dije, mi voz mucho más dura de lo que yo quería que fuera.

"Ella odiaría en lo que te has convertido" dijo Damon, deslizándose fuera de la cerca y de pie junto a mí.

El olor de hierro era más penetrante ahora, encrespándose a mi alrededor como un abrazo.

“No, ella te habría odiado a ti" repliqué. "Así asustado de quien eres, incapaz de perseguir lo que quieres, perdiendo tu Poder."

Yo esperaba que Damon argumentara, golpeándome aún. Pero en vez de eso movió la cabeza, las puntas de los caninos se retractaron apenas visibles entre los labios parcialmente abiertos.

"Me odio a mí mismo. No esperaría nada diferente de ella", dijo con sencillez.

Negué con la cabeza en la decepción. "¿Qué te pasó? Solías estar tan lleno de vida, así, listo para la aventura. Esto es lo mejor que nos ha pasado. Es un regalo, que Katherine te dio."

Cruzando la calle, un anciano pasó cojeando, y un momento después, un niño corrió a hacer un recado por en la dirección opuesta.


"Escoge una y aliméntate. Escoja alguna, cualquier cosa. Cualquier cosa es mejor que aquí sentado, dejando que el mundo pase.”

Con eso me quedé, tras el hierro y el aroma del tabaco, sintiendo el pulso de los colmillos con la promesa de una comida nueva. Agarré a Damon, que se quedó a unos pasos detrás de mí, hasta que nos encontramos en una salida de carril inclinado fuera del alcance de las luces de gas. La poca luz se había reunido en un único punto: una enfermera de uniforme blanco, apoyada en un edificio de ladrillo, fumando un cigarrillo.

La mujer levantó la vista, su expresión de sorpresa se convierta en una lenta sonrisa mientras miraba a Damon. Típica. A pesar de ser un vampiro sediento de sangre, Damon, con su mata de pelo oscuro, largas pestañas, y anchos hombros, causaba que las mujeres lo miraran dos veces.

"¿Quieres un cigarrillo?", preguntó ella, soplando el humo en círculos concéntricos que se mezclaban con la niebla en el aire.

"No," dijo Damon a toda prisa. "Vamos, hermano."

No le hice caso, dando un paso hacia ella. Su uniforme estaba salpicado de sangre. No podía dejar de mirarla a ella y la forma en que el rojo intenso contrastando con el blanco puro. No importa cuántas veces lo había visto desde el cambio, la sangre seguía asombrándome con su belleza.

"¿Teniendo una mala noche?" le pregunté, inclinándome a su lado contra el edificio.

Damon me agarró del brazo y empezó a tirar de mí hacia las luces del hospital. "Hermano, vámonos."

La tensión en espiral en mi cuerpo. "¡No!" Tomé un golpe violento de mi brazo para tirar contra la pared.

La enfermera dejó caer su cigarrillo. La ceniza chispeó, entonces se apagó. Sentía el bulto de mis colmillos detrás de mis labios. Era sólo cuestión de tiempo.

Damon se puso en pie, agachado como si yo le iría a atacar de nuevo.


"No voy a ver esto ", dijo. "Si haces esto, yo no te perdono."

"Tengo que volver a mi turno", murmuró la enfermera, dando un paso lejos de mí, como si fuera a correr.

Agarré su brazo y tiré de ella hacia mí. Dejó escapar un grito corto antes de que se cubriera la boca con la mano. "No hay necesidad de preocuparse por eso" la susurró, hundiendo los dientes en su cuello.

El líquido sabía a hojas podridas y antiséptico, como si la muerte y la decadencia del hospital hubieran invadido su cuerpo. Escupí el líquido todavía caliente en el canal y arrojé a la enfermera a la tierra. Su cara estaba torcida en una mueca de temor.

Chica estúpida. Ella debería haber sentido el peligro y correr mientras aún podía. No hubiera sido aún una cacería. Sin valor. Ella gimió, y envolví mis dedos contra su garganta y apreté hasta que oí el crack satisfactorio de romper los huesos. Su cabeza colgaba en un ángulo antinatural, la sangre aún goteaba de la herida.

Ella no estaba haciendo ruido ahora.

Me volví hacia Damon, que me miró con una expresión de horror en su rostro.

"Los vampiros matan. Es lo que hacemos, hermano” le dije con calma, mi mirada cerrada en los ojos azules de Damon.

"Es lo que haces", dijo, quitándose el abrigo sobre los hombros y lanzándolo sobre la enfermera. "Yo no. Nunca yo."

La ira impulsó como un corazón en el centro de mi ser. "Eres débil", gruñí.

"Tal vez sea así", dijo Damon. "Pero yo prefiero ser débil que un monstruo." aumentó su voz fuerte. "No quiero participar en tu matanza. Y si alguna vez nuestros caminos se vuelvan a cruzar, te juro que vengaré todos tus asesinatos, hermano."

Luego giró sobre sus talones y corrió a toda velocidad de vampiro por el callejón, al instante desapareció en la niebla que se arremolinaba.


Capítulo 8 04 de Octubre de 1864

Como humano, pensé que sería la muerte de mi madre lo que formaría el hombre en que Damon y yo nos convertiríamos. Me llamaba a mí mismo medio huérfano en los primeros días luego de su muerte, encerrándome en mi habitación, sintiendo como si mi vida hubiera terminado a la temprana edad de 10 años. Papá creía que estar de duelo era para débiles y afeminados, así que Damon había sido quien me había confortado. El cabalgaba conmigo, me dejaba jugar con los niños mayores, y golpeó a los hermanos Giffin cuando se burlaban de mí por llorar acerca de mamá durante un juego de baseball. Damon siempre fue el fuerte, mi protector.

Pero estaba equivocado. Fue mi propia muerte lo que me formó.

Ahora las mesas estaban invertidas. Yo soy el fuerte, y he tratado de ser el protector de Damon. Pero mientras siempre estuve agradecido a Damon, él me desprecia y me culpa por lo que se ha convertido. Lo forcé a beber a Alice, una camarera en la taberna local, lo que completó su transformación. ¿Pero eso me hace un villano? Pienso que no, especialmente porque el acto salvó su vida.

Finalmente, veo a Damon como Papá lo ha visto: muy arrogante, muy caprichoso, muy rápido para cambiar de opinión, y demasiado lento para cambiarla.

Y como me di cuenta esta noche, mientras estoy parado en el tenue resplandor de la lámpara de gas, con el cuerpo muerto de la enfermera a mis pies: Estoy solo. Un completo huérfano. Justo como Katherine se presentó así misma cuando llegó a Mystic Falls y se quedó en nuestro cuarto de huéspedes.

Así que, entonces así es como los vampiros lo hacen. Aprovechan la vulnerabilidad, consiguen que los humanos confíen en ellos, y luego cuando todas las emociones están firmemente en su lugar, atacan.

Así que eso es lo que haré. No se como y quién será la próxima víctima, pero se, más que nunca, que la única persona a la que puedo cuidar y proteger es a mí mismo. Damon está por su propia cuenta, y también lo estoy yo.

Escuché a Damon robar por la ciudad, moviéndose a velocidad de vampiro por las calles y callejones. En un momento, se detuvo, susurrando el nombre de Katherine una y otra vez, como un mantra o rezo. Luego, nada…


¿Estaba muerto? ¿Se habría ahogado? ¿O simplemente estaba muy lejos para poder escucharlo?

De cualquier manera, el resultado era el mismo. Estaba solo -había perdido la única conexión con el hombre que una vez fui: Stefan Salvatore, el hijo obediente, el amante de la poesía, el hombre que se ponía de pie por lo que era correcto.

Me preguntaba si eso significaba que Stefan Salvatore, sin nadie que lo recuerde, estaba realmente, verdaderamente muerto, dejándome ser… cualquier persona.

Podría mudarme a diferentes ciudades cada año, ver el mundo entero. Podría asumir cualquier identidad que quisiera. Podría ser un soldado de la Unión. Podría ser un empresario Italiano.

Podría ser Damon inclusive.

El sol se zambullía en el horizonte como un cañón cayendo a la Tierra, sumergiendo la ciudad en oscuridad. Me volví de una calle iluminada a la otra, la suela de mis botas sonando contra los adoquines de grava. Un periódico suelto voló hacia mí. Lo pisé en una noticia, examiné una foto aguada de una chica con cabello oscuro, largo y ojos pálidos.

Se veía vagamente familiar. Me pregunté si sería un familiar de alguna chica de Mystic Falls. O quizás una prima sin nombre que asistía a las barbacoas en Veritas. Pero luego vi el encabezado: Asesinato brutal a bordo del Expreso Atlántico.

Lavinia. Claro.

Ya la había olvidado. Me incliné para tomarlo y lo arrugué, arrojándolo lo más lejos posible dentro del Missisipi. La superficie del agua estaba turbia y turbulenta, moteada con la luz de la luna. No podía ver mi reflejo -no podía ver nada más que un abismo de negrura tan profundo y oscuro como mi nuevo futuro. ¿Podría seguir eternamente, alimentándome, matando, olvidando, y repetir el ciclo?

Sí. Cada instinto e impulso que tenía gritaba sí.


El triunfo de acercarme a mi presa, tocando mis colmillos en la suave piel que cubría sus cuellos, escuchando sus latidos pausarse a un sordo ruido y sentir su cuerpo aflojarse en mis brazos… Cazar y alimentarme me hacían sentir vivo, completo; me dieron un propósito en el mundo.

Era, después de todo, el orden natural de las cosas. Los animales mataban animales débiles. Cada especie tenía su enemigo. Me estremecí al pensar que monstruo sería lo suficientemente poderoso para cazarme.

La brisa salada flotando del agua estaba atada con el hedor de cuerpos sucios y comida podrida -muy lejos de los aromas al otro lado de la ciudad, había esencias de perfume floral y polvo de talco colgaba pesadamente en el aire de las amplias calles. Aquí las sombras abrazaban cada esquina, susurros se levantaban y caían con la corriente del río, e hipos de ebrios perforaban el aire. Estaba oscuro. Peligroso.

Me gustaba bastante.

Doblé la esquina, siguiendo mi olfato como un sabueso siguiendo el rastro de una coneja. Flexioné mis brazos, listo para atacar -un ebrio empapado en gin, un soldado, una dama en la oscuridad. La víctima no importaba.

Doblé nuevamente, y el aroma metálico de la sangre se acercó más. El olor era dulce y humeante. Me concentré en él, en la anticipación de sentir mis colmillos hundirse en un cuello, en preguntarme de quien sería la sangre que estaría bebiendo, que vida estaría robando.

Continué caminando, apresurando mi paso mientras rastreaba el aroma hacia una anónima calle trasera alineada con un boticario, una tienda, y una sastrería. La calle era una réplica de nuestra Calle Principal en Mystic Falls. Pero mientras nosotros teníamos solo una, New Orleans debía tener una docena, si no cientos, de estos corredores con comercios.

El óxido olor a hierro era más fuerte ahora. Seguí giros y vueltas, mi hambre creciendo, quemando, abrasando mi piel hasta que finalmente, finalmente llegué a un bajo edificio color melocotón. Pero cuando vi la señal pintada sobre la puerta, me detuve. Salchichas colgaban en la sucia ventana del edificio, trozos de carne colgaban del techo como un grotesco juguete para niños; costillas restaban en hielo debajo del mostrador, y al final, completas carcasas colgaban, drenando sangre en largas cubetas.

¿Era una… carnicería?


Suspiré con frustración pero el hambre me obligó a empujar la puerta de todas maneras. La cadena de hierro se rompió fácilmente, como si no fuera más resistente que un hilo. Una vez adentro, miré las carcasas ensangrentadas, momentáneamente hipnotizado por la sangre cayendo a las cubetas, una gota a la vez.

Sobre el ruido de la sangre cayendo, escuché un ligero ping, no más fuerte que el sonido de un ratón moviendo sus bigotes. Seguido por leves pisadas sobre concreto.

Me eché hacia atrás, mis ojos mirando de esquina a esquina. Ratones corrían debajo del suelo, y el reloj de alguien sonaba en el edificio continuo. Todo lo demás estaba silencioso. Pero el aire a mi alrededor repentinamente se sentía espeso, y el techo más bajo, y extremadamente me di cuenta de que no había puerta de salida en este cuarto de muerte.

“¿Quién está ahí?” Llamé en la oscuridad, dando vueltas, mis colmillos expuestos. Y luego vino el movimiento. Colmillos, ojos, el ruido de pisadas me encerraron desde todas las esquinas.

Un bajo gruñido gutural hizo eco en las paredes ensangrentadas de la tienda, y con un repugnante choque me di cuenta que estaba rodeado por vampiros que lucían demasiado listos para atacar.


capitulo 9 e incliné lentamente, mis colmillos alargados. La pesada esencia de la sangre penetró cada rincón de la habitación, haciendo mi cabeza girar. Era imposible saber donde atacar primero.

Los vampiros gruñeron de nuevo, y emití un gruñido bajo en respuesta. El círculo se cerró aun más estrecho a mí alrededor. Había tres de ellos, y estaba atrapado, como un pez en una red, un ciervo rodeado por lobos.

— ¿Que crees que estás haciendo? —uno de los vampiros preguntó. Él parecía estar a mediados de sus años veinte y tenía una cicatriz que corría a lo largo de su cara, desde su ojo izquierdo hasta la esquina de su labio.

—Soy uno de ustedes —Dije, levantándome ligeramente, mostrando mis colmillos.

—Oh, ¡Él es uno de nosotros! —Dijo un viejo vampiro con una voz cantante. Él llevaba lentes y un chaleco sobre una camisa blanca de cuello. Pero por los colmillos y sus ojos enrojecidos, él podría haber sido un contador o un amigo de mi padre.

Mantuve mi rostro impasible. —No tengo problemas contigo, hermanos.

—Nosotros no somos tus hermanos —Dijo otro con el cabello rojizo. Él no parecía mayor de quince. Su cara era suave, pero sus ojos verdes eran duros.

El más viejo dio un paso adelante, metiendo su dedo huesudo contra mi pecho como si fuera una estaca de madera. — Entonces, hermano, agradable noche para cenar… o morir. ¿Qué piensas tú?

El joven vampiro se arrodilló a mi lado, mirando dentro de mis ojos. —Parece que él va hacer las dos cosas esta noche. Chico afortunado —Dijo moviendo mi cabello. Traté de darle una patada, pero mi pie se mantuvo en el aire sin causar daño.


—No, no, no —Mientras el vampiro con cicatrices miró sin decir nada, el chico agarró mis brazos y tiró de ellos tan bruscamente y abruptamente desde atrás en mí que me quedé con la boca abierta. —No seas irrespetuoso. Nosotros somos tus mayores. Y tú has hecho ya más que faltas de respeto, si la casa de la Srta. Molly es alguna indicación —Él arrastró su nombre como si fuera un benigno, un amable distinguido caballero del Sur. Sólo que las garras de acero en mis miembros traicionaban que él no era nada de eso.

—No hice nada —Dije, pateando de nuevo. Sí iba a morir, entonces iba a morir en una pelea.

— ¿Estás seguro? —preguntó, mirando abajo hacia mí con disgusto. Traté de girarme lejos, pero aun no podía moverse.

El vampiro mayor rió entre dientes. —No puede controlar sus ansias. Impulsivo, eso es. Démosle una probada de su propia medicina —con un gran impulso, él me libero de su agarré, empujándome hacia adelante con una fuerza que nunca antes sentí. Me golpeé contra la pared de yeso con un crujido y caí sobre mi hombro, mi cabeza agrieto los suelos de madera.

Me agaché bajo mis atacantes, comprendiendo que si sobrevivía de este encuentro, no sería por la fuerza. —No quise hacer nada. Lo siento —Die, mi voz quebrándose en la palabra.

— ¿Tú no querías hacer qué? —preguntó el joven vampiro, un destello en sus ojos. El sonido de madera rompiéndose asalto mis oídos. Me estremecí. ¿Podría un vampiro estacar a otro? No era una pregunta que quería responder de manera difícil.

—Sí. ¡Sí! No era mi intención entrar aquí. No sabía que alguien estaba aquí. Sólo acabo de arribar de Nueva Orleans — Dije, luchando por un pretexto.

— ¡Silencio! —Ordenó, avanzando hacia mí, una pieza de madera en su mano. Presioné mi espalda contra la pared dañada. Así que esta era la manera en que iba a terminar. Con mi muerte en una improvisada estaca, muerto por uno de mi propia especie.

Dos manos aplastaron mis brazos, mientras que otras dos apretaban mis tobillos juntos con tanta fuerza que sentía como si estuviera atrapado bajo rocas. Cerré mis ojos. Una imagen de Padre yaciendo boca abajo en el piso de su estudio pasó en mi mente, y sacudí mi cabeza en agonía, recordando su sudor, su cara aterrada. Por supuesto, estuve tratando de salvarlo, pero él no sabía eso. Sí él estaba mirando, como un ángel o un demonio o un mero fantasma condenado a rondar por el mundo, él habría estado encantado de ver esa escena desenvolverse.


Apreté mis ojos con más fuerza, tratando de evocar más de otros recuerdos para que pasaran por mi mente, uno que me llevara a otro lugar, otro tiempo. Pero todo lo que podía pensar era en mis victimas, en el momento cuando mis colmillos se deslizaban dentro de su piel, sus gemidos lastimeros descendiendo hacia el silencio, la sangre brotando bajo mis colmillos y mi barbilla. Pronto, toda la sangre que había tomado sería liberada, filtrándose fuera de mi propio cuerpo y regresada a la Tierra, estaba a punto de dejarme morir, esta vez de verdad, para siempre, en este piso de madera.

—¡Suficiente! —Una voz femenina rebano a través del montaje en mi mente. Inmediatamente, los vampiros dejaron mis manos y pies. Mis ojos se abrieron de golpe, y miré a una mujer deslizándose a través de una estrecha puerta de madera detrás de ella. Su largo cabello rubio descendía en una sola trenza bajando por su espalda, y ella vestía unos pantalones de hombre negros y tirantes. Era alta, aunque ligera como un niño, y todos los otros vampiros se apartaron de ella con miedo.

—Tú —Dijo ella, arrodillándose junto a mí—. ¿Quién eres? —sus ojos ámbar miraron fijamente los míos. Ellos eran claros y curiosos, pero había algo sobre ellos—la oscuridad de las pupilas, tal vez—que parecía ser mayor y muy sabia, lo cual mantenía un contraste con sus sonrosadas mejillas, su cara sin arrugas.

—Stefan Salvatore —Le respondí.

—Stefan Salvatore —Ella repitió en un perfecto acento italiano. A pesar de la burla, su voz no parecía cruel. Corrió un dedo amablemente a lo largo de mi mandíbula, luego puso su palma contra mi pecho y me presionó contra la pared, con fuerza. La rapidez del movimiento me sorprendió, pero mientras me senté, con pesar y desamparado, ella llevó su otra muñeca hacia su boca, usando sus colmillos para a travesar la vena. Arrastró su muñeca a lo largo de sus dientes, creando un pequeño chorro de sangre.

—Bebe —ordenó, acercando su muñeca a mis labios.

Hice lo que me dijeron, obteniendo unas cuantas gotas del líquido bajando por mi garganta antes de que ella tirara de su mano lejos. —Eso es suficiente. Esto debería arreglar tus heridas, en todo caso.

—Él y su hermano has estado causado estragos en todo la ciudad —Dijo el vampiro mayor, su improvisada estaca me señalaba como un rifle.

—Simplemente yo. —Dije apresuradamente—. Mi hermano no tuvo parte en eso —Damon nunca podría sobrevivir a la ira de esos demonios. No es un estado debilitado.


La vampira rubia arrugó su nariz mientras se inclinó aun más cerca de mí.

—Tú tienes qué, ¿Una semana de edad? —preguntó, inclinándose hacia atrás en sus talones.

—Casi dos semanas —Dije desafiante, levantando mí barbilla.

Ella asintió con la cabeza, un atisbo de sonrisa en sus labios, se puso de pie, escaneando la tienda. La pared de yeso hundida en una parte, y la mancha de sangre en el suelo y las paredes manchadas, como si un niño hubiera estado en el centro de la habitación y diera vueltas con un pincel mojado. Ella chasqueó la lengua, y tres vampiros hombres simultáneamente dieron un paso hacia atrás. Me estremecí.

—Percy, ven aquí, y trae ese cuchillo —Dijo ella.

Con un suspiro, el joven vampiro sacó un largo cuchillo tallado desde atrás de su espalda.

—Él no estaba siguiendo las reglas —Dijo él con petulancia, recordandome a los chicos rudos regresando a casa. Ambos eran abusivos, siempre listos para patear un niño en el jardín de la escuela y luego dar vuelta y decirle a un maestro que ellos no habían tenido nada que ver con eso.

Ella tomó el cuchillo y lo miró fijamente, corriendo la yema de su dedo sobre la cuchilla reluciente. Entonces ella extendió su mano de regreso hacia Percy. Él vaciló un momento, pero finalmente dio un paso hacia adelante para tomarla. Justo entonces los caninos ojos de la chica se ampliaron y enrojecieron. Con un gruñido, ella apuñalo a Percy a la derecha de su pecho. Él cayó de rodillas, doblándose sobre un agónico silencio.

—Tú cazaste este vampiro por hacer una escena en la ciudad —Ella hervía, hundiendo el cuchillo más profundo—. Y sin embargo, ¿Tu intentas acabar con él en este espacio público, en esta tienda? Tú eres simplemente tan tonto como él.

El joven vampiro se puso de pie. Sangre corría hacia abajo por la parte del frente de su camisa, como si él hubiera derramado el café sobre sí mismo. Él hizo una mueca mientras tiraba del cuchillo fuera con un sonido de succión. —Lo siento —Jadeó.


—Gracias —La mujer sostuvo su muñeca hacia la boca de Percy. A pesar de su aspecto juvenil y aparentemente temperamento violento, ella también tenía una calidad de madre que los otros vampiros parecían aceptar, como si las puñaladas fueran tan normal para ellos como un ligero golpe podría ser para un alegre niño.

Ella se giró hacia mí. —Lamento tus problemas, Stefan. Ahora, ¿Puedo ayudarte a seguir tu camino? —preguntó.

Miré a mí alrededor salvajemente. Había pensado que no podría escapar de esta habitación. —Yo…

—… No tengo algún lugar hacia donde ir —Dijo ella con un suspiro, terminando mi pensamiento. Miró hacia los otros vampiros, quienes estaban ahora acurrucados en la esquina de la habitación, inclinando las cabezas en una conversación.

—Simplemente me iré —Dije, arrastrando mi pie. Mi pierna estaba bien, pero mis brazos estaban entumecidos, y mi respiración se volvió errática. Con vampiros locales mirando cada movimiento mío, ¿Dónde podría ir? ¿Cómo podría alimentarme?

—Tontería, tu vendrás con nosotros —Dijo, volviéndose sobre sus talones y saliendo por la puerta. Señaló hacia el joven vampiro y el único que llevaba lentes—. Percy y Hugo, quédense y limpien este lugar.

Tuve que prácticamente correr para caminar a su ritmo y el alto vampiro con cicatrices que había visto mi tortura. — Necesitas a alguien que te muestre alrededor —explicó ella, pausando únicamente un poco—. Este es Buxton —Dijo, agarrando el codo del vampiro con la larga cicatriz.

Caminamos calle tras calle hasta que nos acercamos a una iglesia con una alta torre.

—Nosotros estamos aquí —Dijo, volviéndose bruscamente al entrar en la puerta de hierro forjado. Sus botas hicieron eco contra el camino empedrado que conducía a la parte trasera de una casa. Ella abrió la puerta, y un olor a humedad me saludo. Buxton inmediatamente caminó a través de la sala y subió por un conjunto de escaleras, dejándome a mí y a la joven vampira femenina solos en la oscuridad.

—Bienvenido a casa —Dijo ella, extendiendo sus manos a lo ancho—. Hay un montón de habitaciones sin usar escaleras arriba. Encuentra una que se adapte a ti.


—Gracias —mientras mis ojos se ajustaron a la oscuridad, miré mi entorno. Negras cortinas de terciopelo atadas con una cuerda de oro bloqueaba cada ventana. Motas de polvo flotaban en el aire, y marcos dorados de pinturas cubrían las paredes. El mobiliario era gastado, y solo podía distinguir dos amplias escaleras con lo que parecían como corredores orientales y, en la siguiente habitación un piano. Aunque en algún momento debería de haber sido una grandiosa casa, ahora las sucias paredes estaban agrietadas y sin pintura, y telarañas colgaban sobre los candelabros de oro y cristal por encima de nosotros.

—Siempre entra por la parte de atrás. Nunca corras hacia atrás las cortinas. No vueltas a traer a nadie aquí. ¿Entiendes, Stefan? —Ella me miró intencionalmente.

—Sí —Dije, corriendo un dedo a lo largo de la chimenea de mármol, cortando una ruta en el polvo de un centímetro de espesor.

—Entonces, creo que podría gustarte aquí —Dijo.

Me giré encarándola, asintiendo en acuerdo. Mi pánico se había calmado, y mis brazos ya no temblaban.

—Soy Lexi —Dijo ella, tendiendo su mano hacia a mí, me permití subirla a mis labios y besarla—. Tengo la sensación de que tú y yo seremos amigos por mucho tiempo.


capitulo 10 Me desperté cerca de cuando el atardecer se asentaba sobre la ciudad. Desde mi ventana, podía ver el sol naranja brillante hundirse detrás de una blanca aguja. La casa entera estaba en silencio, y por un momento, no podía recordar donde estaba. Luego todo volvió a mi mente: la carnicería, los vampiros, yo siendo arrojado contra la pared.

Lexi.

Como si fuera el momento justo, se deslizó en la sala, apenas hizo ruido mientras abrió la puerta. Su cabello rubio estaba suelto sobre los hombros, y ella llevaba un sencillo vestido negro. Si se miraba rápidamente, podría confundirse con una niña. Pero me di cuenta por los ligeros pliegues alrededor de los ojos y la plenitud de sus labios que ella “había sido una mujer hecha y derecha, probablemente alrededor de diecinueve o veinte años. No tenía idea de cuántos años ella había vivido desde entonces.

Ella se sentó en la orilla de mi cama, peinando hacia atrás mi cabello.

—Buenos tardes, Stefan, —dijo ella, un brillo travieso en los ojos. Ella agarró un vaso de líquido oscuro entre los dedos— . Te dormiste, —señaló.

Asentí. Hasta que no me sumergí en la cama de plumas en el tercer piso de la casa, no me había dado cuenta que poco había dormido en la semana pasada. Incluso en el tren, siempre estaba en movimiento, cauteloso de los suspiros y ronquidos de mis compañeros de viaje y siempre, siempre del repiqueteo constante de la sangre corriendo por sus venas. Pero aquí no había latidos de corazones que me impidiera dormir.

—Compré esto para ti, ?dijo ella, levantando el vaso. Lo alejé. La sangre olía rancia, amarga.

—Necesitas beber, —dijo ella, sonando como cuando le hablo a Damon que no me ayudo sino que me dio una pequeña punzada de irritación, y pena. Me acerqué el vaso a los labios y bebí un sorbo pequeño, luchando contra el impulso de escupir. Como esperaba, la bebida sabia como agua estancada y el olor me hizo sentir vagamente enfermo.


Lexi se rio para sí misma, como si disfrutara de una broma privada—. Es sangre de cabra. Es Buena para ti. Te ibas a enfermar, en la manera en como estabas comiendo. Una dieta hecha exclusivamente de sangre humana no es buena para la digestión. O el alma.

—No tenemos almas, — me burlé. Pero traje la copa a los labios una vez más.

Lexi suspiró y tomó el vaso, colocándolo en la mesita de noche junto a mí—. Hay tanto que aprender, —susurró, casi para sí misma.

?Bueno, no tenemos más que tiempo, ¿no es así? —señalé. Fui recompensado con una sonrisa amplia, que fue sorprendentemente alta y gutural proviniendo de su cuerpo, de niña abandonada.

—Captas rápido. Vamos. Levántate. Es tiempo de enseñarte nuestra ciudad, ?dijo ella, y me entregó una camisa blanca y pantalón claro.

Después de cambiarme, la seguí por las estridentes escaleras de madera, donde los otros vampiros se arremolinaban en el salón de baile. Iban vestidos, pero todos parecían ligeramente pasados de moda, como si hubiesen salido de uno de los muchos retratos en la pared. Hugo estaba sentado al piano, tocando una melodía de Mozart fuera de tono, mientras usaba una capa de terciopelo azul. Buxton, el más corpulento y violento de los vampiros, estaba usando una blanca camisa suelta con flecos y Percy se había desvanecido en pantalones y tirantes que le hizo parecer como si estuviera llegando tarde a jugar un partido de pelota con sus compañeros de escuela.

Cuando me vieron, los vampiros se congelaron. Hugo logró una leve inclinación de cabeza, pero el resto sólo se quedó en un silencio sepulcral.

—¡Vámonos! ?ordenó Lexi, liderando nuestro grupo hacia la puerta, pasando el camino de pizarra, a través de callejuelas zigzagueantes, y, finalmente, a una calle marcada Bourbon. Cada entrada llevaba a un bar poco iluminado, de los cuales los clientes ebrios tropezaban en el aire de la noche. Las mujeres vestidas sugestivamente se reunían en grupos por debajo de toldos, y parranderos actuando como estúpidos, listos para reír o luchar en cualquier momento. De inmediato supe por qué Lexi nos trajo aquí. A pesar de nuestras vestimenta extrañas, no llamábamos más la atención que cualquiera de los excitados parranderos.


Mientras caminábamos, los otros me flanqueaban, manteniéndome en el centro de su círculo todo el tiempo. Sabía que estaba siendo observado rigurosamente, y traté de no estar afectado por el olor de la sangre y el ritmo de de los palpitantes corazones.

—¡Aquí! —dijo Lexi, sin preocuparse de consultar al resto del grupo mientras ella empujaba una puerta de salón que decía MILADIES en letra floreada. Estaba impresionado por su osadía, allá en Mystic Falls, solo las mujeres de dudosa reputación entrarían en un bar. Pero como me estaba dando cuenta rápidamente New Orleans no era Mystic Falls.

El piso de Miladies estaba cubierto de serrín, e hice una mueca al abrumador olor agrio de sudor, whisky y agua de colonia. Las mesas estaban repletas de hombro a hombro con hombres jugando cartas, apostando y chismeando. Un lado entero del salon estaba lleno de soldados de la Union, y en otro rincón, un grupo heterogéneo formado por músicos con un acordeón, dos violines y una flauta que estaba tocando una versión desenfadada de "El Himno de Batalla de la República."

—¿Qué piensas? —preguntó Lexi, llevándome al bar.

—¿Esto es un bar de la Union? ?pregunté. La Armada Union había capturado a la ciudad meses atrás, y los soldados se mantenían centinelas en casi todos los rincones, manteniendo el orden y recordando a los Confederados que la guerra que estaban peleando parecía ser una causa perdida.

—Si. ¿Sabes lo que significa, cierto?

Escanee la habitación. Aparte de los soldados, era una muchedumbre solitaria. Los hombres solteros ahogaban su soledad en las mesas de madera, apenas reconociendo a sus vecinos. Los camareros llenaban los vasos con un aire mecánico, no pareciendo visualizar las personas a las que le vertían su mercancía.

Lo entendí inmediatamente?. Aquí todo el mundo es un extraño de paso

?Exactamente, ?sonrió Lexi, claramente satisfecha de que lo estuviese entendiendo.

Buxton aclaró su garganta en desaprobación. No puedo decir que no le agradara, que el estaba esperando por un desliz mío para que pudiera estacarme sin incurrir en la ira de Lexi.


—¡Hugo, consíguenos una mesa! —ordenó Lexi. Hugo caminaba con su cuerpo fornido a una mesa tosca junto a la banda. Antes de que pudiera abrir la boca, los soldados de azul en la mesa se miraron y se levantaron, dejando tazas a medio llenar atrás.

Lexi sacó dos sillas—. Stefan, siéntate a mi lado.

Me senté, vagamente avergonzado de ser tan obediente, como un niño. Pero me recordó que incluso Hugo siguió su ejemplo. Lexi tenía poder, y sabía cómo usarlo.

Percy, Hugo y Buxton también se sentaron alrededor.

—Ahora, —dijo Lexi, teniendo una de las jarras de cerveza abandonada y agitándola en el aire, mientras la camarera se acercó a nosotros—. Vamos a enseñarte como comportarte en público.

Mis mejillas se enrojecieron con ira?. Me estoy comportando, —dije con los dientes apretados—. A pesar del hecho de que hay tanta gente que es casi imposible concentrarse.

Percy y Hugo se rieron.

—El no está listo… —dijo Buxton en un tono áspero.

—Si, lo esta. —Las palabras de Lexi eran bajas y con una ligera amenaza. Buxton apretó la mandíbula, claramente tratando de controlar su temperamento. Me revolví en mi silla. De repente me sentí como de diez años otra vez, con Damon protegiéndome de los hermanos Giffin. Solo que esta vez era una chica defendiéndome. Estaba a punto de señalar que no necesitaba que Lexi respondiera por mi cuando puso una mano en mi rodilla. El toque fue gentil y me calmó.

?Se vuelve más facil, ?dijo ella, brevemente capturando mis ojos—. Asi que, lección uno, —afirmó, dirigiéndose a todo el grupo. Una bondad de su parte, me di cuenta, ya que yo era el único quien no sabía los puntos más finos de ser un vampiro—. Lección uno es aprender a obligar sin llamar la atención a ti mismo. —Ella se echó hacia atrás y miró a la banda—. No me gusta esta canción. Stefan, ¿qué canción te gustaría escuchar?


?Uh… ?mire alrededor de la mesa, confuso. Percy rio de Nuevo, pero paró cuando Lexi lo miró?. ¿ God Save the South? ?dije dudoso. La primera cosa que vino a mi cabeza fue un tono que Damon solía silbar cuando estaba de permiso del ejército.

Lexi deslizó su silla hacia atrás, las piernas levantando una capa de aserrín. Ella se paseó hacia la banda y miró a cada uno de los miembros en el ojo mientras decía algo que no podía escuchar.

La banda se detuvo en el medio del coro e inmediatamente cambió a “God Save the South.”

—¡Hey! —gritó un soldado. Sus camaradas se vieron uno al otro, claramente preguntándose porque un bar de la Union se había repentinamente inspirado tocar una canción en favor de Sur.

Lexi sonrió, —como si stuviese encantada con su truco—. ¿Estas impresionado?

—Mucho, —dije, de verdad.Hasta Percy y Hugo asintieron en acuerdo.

Lexi tomo un sorbo de su cerveza—. Tu turno. Elige a alguien, ?dijo ella.

Miré alrededor del bar, mis ojos capturaron una camarera de pelo oscuro. Sus ojos eran de color marrón oscuro, y su pelo recogido en un moño bajo en la nuca de su cuello. Sus labios estaban separados, y ella llevaba un colgante camafeo en la muesca de su cuello. En una fracción de segundos entre ver y reconocer, me recordó a Katherine. Pensé en mi primera visión de la Señorita Molly, y cómo confundí a ella con Katherine también. Se sentía como si mi creadora estaba decidida a atormentarme en Nueva Orleans.

—Ella, —dije, asintiendo hacia la chica.

Lexi me miró bruscamente, como si ella sabía que había una historia detrás de esta decisión. Pero ella no se entrometio.

?Aclara tu mente, ?dijo en su lugar, y permite que tu energia entre en ella.


Asentí, recordando el momento en el tren cuando mis pensamientos habían tocado los de Lavinia. Fijé la mirada en la camarera. Ella se reía, con la cabeza inclinada hacia atrás hacia el techo, pero tan pronto como mi enfoque se concentró en ella, sus ojos bajaron hacia mi, casi como si hubiese ordenado que lo hiciera.

—Bien, —murmuró Lexi—. Ahora, usa tu mente para decirle lo que quieres de ella.

Esa era la pieza que me faltaba. Cuando trate de obligar al conductor, había tenido cientos de pensamientos acerca de los posibles escenarios que podían haber pasado durante nuestra interacción, pero no pedí ninguno de ellos.

Ven aquí, demandé, mirándola a sus ojos de chocolate líquido. Ven a mí. Por un momento ocupó su lugar detrás de la barra, pero luego dio un paso vacilante hacia adelante. Sí, sigue adelante. Dio un paso hacia adelante de nuevo, esta vez con más confianza, haciendo su camino hacia mí. Había esperado que luciera aturdida, casi como si estuviera sonámbula. Pero ella no parecía estar en trance. Para cualquier transeúnte, simplemente podría haber venido a nuestra mesa para tomar nuestros pedidos.

—Hola, —dije cuando nos alcanzo.

—No pierdas el contacto visual, —susurró Lexi—. Dile lo que quieres que haga ahora.

Sientate, ?pensé- Y casi instantáneamente la muchacha se acuñó entre mí y Buxton, su muslo caliente contra el mío.

—Hola, —dijo sin parpadear—. Esta es la cosa más extraña, pero de repente simplemente sabia que necesitaba sentarme contigo.

—Soy Stefan, —dije, estrechando su mano. Mis colmillos se alargaron, y los extremos de mi estomago se encogieron. La quería. Demasiado.

?No nos avergüences, ?fueron las últimas palabras de Lexi antes de que se volteara a ver a la banda. Era claro mientras que ella no toleraba ninguna de mis acciones posteriores, no estaba necesariamente condenándolas.

Invitame afuera, pensé, poniendo mi mano en el muslo de la camarera. Pero así como yo pensaba las palabras, miré a Lexi, rompiendo mi relación con la chica.


La chica se movió, se agarró el cabello y luego lo dejó caer sobre su espalda. Echó un vistazo a la banda, frotando su dedo índice en el borde de un vaso.

Invítame afuera, pensé otra vez, reenfocando mi atención totalmente a ella.

El sudor picaba en mi sien. ¿Había perdido la conexión para siempre ¿

Pero luego dio una leve inclinación de cabeza—. Sabes, muy fuerte el sonido aquí, y quiero hablar contigo. ¿Te importaría si salimos? , —preguntó, mirándome fijamente.

Me levante, mi silla raspando contra el suelo—. Me gustaría mucho eso, —dije, ofreciendo mi brazo.

?Tráela de vuelta viva, chico, o me tendrás que dar cuentas, ?dijo una voz tan baja que me pregunte si la imagine.

Pero cuando me di la vuelta, Lexi sonrió apenas mientras ondeaba su mano.


capitulo 11 Fuera, deje que la chica me guiará fuera de la ebria multitud y hacia un callejón detrás de un bar llamado Calhoun’s. —Lo siento —ella dijo casi sin respiración— No sé que me paso. Usualmente no soy tan descarada, es sólo que… — Estoy agradecido por eso —dije, interrumpiéndola. Ella se estremeció, y puse mis brazos alrededor de su delgada figura. Instantáneamente, ella se apartó. — ¡Estás tan frio! —ella dijo con un tono acusador. — ¿Lo estoy? —pregunté, fingiendo indiferencia. Quieres besarme, pensé.

Ella se encogió de hombros. —Está bien. Es sólo que soy tan sensible al cambio de temperatura. Pero es una manera en la que ambos nos podemos calentar —Ella sonrió tímidamente, luego se levanto sobre la punta de sus pies. Sus labios se presionaron sobre los míos, y por un momento, me permití disfrutar su calor y sentir la sangre de la chica corriendo por sus venas mientras ella se entregaba a mí. Luego me lance por su cuello. — ¡Au! —Ella protestó, tratando de apartarme. — ¡Detente! Sucumbirás, porque si lo haces te dejare vivir, pensé, usando cada fibra de mi ser para obligarla en este momento crucial. Ella me miró, había confusión en sus ojos, antes de que cayera en mis brazos, con su rostro como una máscara con satisfacción por el sueño.

Tome unos cuantos sorbos más de la sangre, todo muy consciente de que Lexi y los demás estaban adentro. Luego levanté a la mujer sobre sus pies. Había sido cuidadoso. Los agujeros que le había hecho en su cuello eran diminutos, casi imposibles de ver con la visión humana. Aún así, ajuste su bufanda alrededor de su cuello para cubrirlos. — Despierta —susurré suavemente.

Sus ojos se abrieron, con la mirada desenfocada. — Que… ¿Dónde estoy? —Podía sentir su corazón latiendo más rápido, podía sentirla lista para lanzar un grito.


—Estabas ayudando a un cliente borracho —le dije—Puedes irte. YO simplemente me estaba asegurando de que estuvieras bien.

Ella me puso atención, relajando su cuerpo. —Me disculpo, señor. Usualmente, los clientes no se ponen tan ruidosos en Miladies. Gracias por ayudarme. Le daré un whiskey, va por cuenta de la casa —ella dijo, guiñándome el ojo. Camine hacia Miladies detrás de ella, y fui recompensado con la lenta sonrisa de Lexi desde la mesa de la esquina. Buen trabajo, chico. Seguí a la chica hasta que regreso a su posición a salvo detrás del brillante mostrador de madera del bar. — ¿Cuál es tu veneno? —ella pregunto, con la botella de whiskey en la mano. Parecía pálida, como si estuviera padeciendo de una ligera gripa. Mientras tanto, su sangre estaba caliente en mi estómago. — He bebido lo suficiente, gracias señorita —dije, mientras tomaba su mano y la llevaba a mis labios, besándola tan suavemente como había marcado su cuello.


Capitulo 12

La siguiente noche Lexi llamó a la puerta de mi dormitorio. Llevaba un abrigo negro y unos pantalones a juego. Una gorra ocultaba la mayoría de su cabello, con excepción de un poco de mechones que caían a perderse en la figura de su rostro.

"Me sentí orgullosa de ti la otra noche" dijo ella. Sonreí, a pesar de mi mismo. Era sorprendente lo rápido que me tomó buscar la aprobación de Lexi. "Cuánto tomaste de la camarera?" "No demasiado. Pero quiero más" Admití.

Una mirada que no pude descifrar verdaderamente pasó sobre su rostro. "Yo Solía ser como tu, sabes. Pero cuanto más comida de humanos, más hambriento te pones. Es una maldición. Pero hay otras maneras. Has buscado por la "sangre" de animales?"

Negué con la cabeza. "Bien, afortunadamente para ti, voy a cazar ahora" dijo ella "y tu vas a ver conmigo. Ponte ropa oscura y encuentrame escaleras abajo en cinco minutos"

Me encogí de hombros sobre una oscura, chaqueta de militar que había encontrado colgando en el armario y corri de prisa escaleras abajo, poco dispuesto a alejarme cazando con Lexi ni siquiera por cinco minutos. Mientras me erizaba ante los comentarios de Buxton sobre lo inexperto que era, cuando lo escuché de Lexi, yo solo estaba impaciente por una leccion sobre cómo nuestra especie sobrevivia.

Salimos de la puerta, ninguna huella de la luz del sol en el cielo negro como la tinta. Inhalé el aire, descubriendo el olor de el humano más cercano, luego me detuve cuando vi que Lexi me estaba mirando con una mirada conocida.


En lugar de girar a la izquierda, a través del bullicio de la Avenida Bourbon, se giró hacia la derecha, deslizando a través del costado de los árboles hasta que alcanzamos un bosque. Sobre nosotros los árboles estaban desnudos y fantasmales contra el oscuro cielo nocturno, la luna nuestra única luz.

"Hay ciervos aqui" dijo Lexi "y ardillas, osos, conejos. Creo que hay una madriguera de zorros en ese camino" agregó ella, caminando dentro de los espesos, musgosos bosques. "Su sangre huele lo más mundano que la sangre humana, y sus corazones laten mucho más rapidamente"

Seguí su ejemplo. Rápidamente y silenciosamente, nos precipitamos desde los árboles hacia un arbusto sin molestar la maleza. En una forma, se sentía como si estuvieramons jugando un juego de escondidas , o solo jugando a cazar, de la forma en que los escolares lo hacen. Después de todo, como un humano. Siempre había llevado un arma para la caza. Ahora todo lo que tenía eran mis colmillos.

Lexi alzó una mano. Me detuve, a medio paso, mis ojos precipitándose hacia todos lados. No vi nada menos que gruesos troncos y carreras de hormigas en los dentados troncos cortados. A continuación, sin aviso, Lexi dio una estocada. Cuando se levantó , la sangre estaba goteando desde sus colmillos, y una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro. Una criatura tendida sobre las hojas caidas, sus piernas dobladas como si tuviera en mente correr.

Hizo un gesto hacia el trozo de pelaje rojo-anaranjado. "El zorro no esta mal. Te gustaría intentarlo?" Me arrodillé , mis labios encrespandose mientras hacían contacto con el pelaje en bruto. Me forcé a mi mismo a cautelosamente tomar un sorbo de liquido, siquiera, en calidad que sabía que era lo que Lexi quería. Lo sorbí, e inmediatamente la sangre cauterizó mi lengua. La escupí violentamente.

"El zorro es un gusto adquirido, supongo" Lexi dijo mientras se arrodillaba en la tierra a mi lado. "Más para mi, por lo menos!" Mientras Lexi se alimentaba, me incliné contra el tronco de un árbol y escuché a los sonidos susurros del bosque. La brisa cambió, y de repente el olor de la sangre rica en hierro estaba en todos lados. Era dulce y picante, y no venía del zorro de Lexi.

En algun lugar , cercano, había un corazón de un humano, batiendo a 72 tu-tus* por minuto. Cautelosamente pasé desapercibido de Lexi, y me aventuré pasando el perimetro del bosque. Establecido sobre el borde del lago estaba una barriada pobre. Tiendas de campaña estaban colocadas en cada ángulo, e improvisadas lineas de ropa corrian entre los postes de madera. La instalación se veía accidental. como si los habitantes supieran que tendrían que recogerla y trasladarse en cualquier momento.


El campo se veía desierto salvo por una mujer que estaba bañándose, la luz de la luna golpeando su piel de marfil. Ella estaba tarareando para si misma, lavando la pasta de suciedad de sus manos y rostro. Me escondí detrás de un largo árbol de roble, pretendiendo tomar a la mujer por sorpresa.

Pero entonces un grande cartel pintado sobre un arbol de vecinos captó mis ojos. Di un paso hacia el. Una rama sonó, la mujer dio vueltas alrededor, y pude sentir a Lexi detrás de mi.

"Stefan" murmuró Lexi. Obviamente consciente de la escena que se desarrollaba . Pero esta vez, era el único que alzó la mano para silenciarla. La niebla flotó sobre el retrato sobre el cartel, pero la impresión era clara:

EL ESPECTÁCULO DE MONSTRUOS* DE PATRICK GALLAGHER: VAMPIRO VS BESTIA. EN BATALLA HASTA LA MUERTE! OCTUBRE 8.

Parpadeé, y el retrato nadó en mi visión. Era de un hombre con cabello oscuro con características cinseladas y unos pálidos ojos azules. Sus dientes estaban al desnudo, sus caninos alargados , y él estaba agachado frente a un leon de montaña gruñendo. Conocía el rostro sobre el cartel mejor de lo que me conocía. Era Damon.

* thud-thuds (ruidos sordos, en este caso del corazón: tu-tus, mmm, yo lo he interpretado asi ) * Freak Show también llamado Espectáculo de fenómenos, o de Monstruos


capitulo 13

Damon. Muerte. Las palabras nadaron en mi mente mientras trataba de darle sentido a lo que estaba viendo. Damon estaba vivo. Pero, ¿quién sabía por cuánto tiempo? Si hubiera sido capturado,Estaba sin duda débil. ¿Cómo iba a enfrentar a una bestia hambrienta, en una batalla y sobrevivir? La ira atravesó mi cuerpo, junto con el dolor familiar de mis colmillos alargándose. Arrancando el cartel con un gruñido. "¿Qué es?" Dijo entre dientes, sus propios colmillos al desnudo. Alcé el papel. "Mi hermano," le dije, mirando sin comprender el cartel. La imagen lo hacía parecer un monstruo. Mis ojos se tensaron. "La batalla es en dos días." Lexi asintió con la cabeza, mirando la hoja. "Gallagher lo encontró", dijo, casi para sí misma. Negué con la cabeza, sin entender lo que quería decir. Ella suspiró. "Es un gran hombre de negocios. Es dueño de una gran cantidad de lugares de la ciudad, incluyendo un circo . Siempre en busca de curiosidades para mostrar, y la gente siempre parece encontrar el dinero para asistir. Como su hermano " "Damon", le dije, cortandola. "Su nombre es Damon." "Damon", dijo Lexi suavemente, dibujando su nombre en el aire. "Él no se merece esto", dije casi para mi mismo. "Tengo que ayudarlo. Pero. . . " Perdia esperanzas. Pero, ¿qué? ¿Cómo podría salvarlo? "Tendremos que encontrarlo", decidió Lexi. aparto las hojas y sacudio la suciedad de sus pantalones. "¿Confías en mí?" ¿Tenía otra opción? Mi hambre estaba olvidada, la seguí a través del bosque y de nuevo a las calles anchas, en silencio en la ciudad. "Gallagher vive en algún lugar en el Garden District con todos los Nuevos ricos. En la calle Laurel, creo ", Lexi murmuró mientras tejía el camino hacia el centro de la ciudad. "Esto ha sucedido antes, poco después de Gallagher llegara a Nueva Orleans hace cinco años". "¿Qué pasó?", Pregunté, siguiendola de cerca detrás de su sombra.


"Encontró un vampiro. Es bueno para encontrarnos. O tal vez es bueno en encontrarlos. Pero el otro vampiro no era parte de mi familia. Y. . . "De repente se detuvo. "¿Qué pasó con él?" Pero Lexi simplemente negó con la cabeza. Habíamos llegado al Garden District, donde las calles eran anchas y los jardines de las casas victorianas eran exuberantes y expansivos. "Aquí." Se detuvo en una mansión en tonos pistacho, cerrado por una verja de hierro forjado. Magnolias y lirios derramados sobre la puerta, y el aire olía a menta. Un poco más allá, podía ver un jardín de hierbas enormes que ocupaban una quinta parte de la propiedad. Yo retrocedí a medida que nos acercamos, en el jardin creia una generosa cantidad de verbena. Lexi arrugó la nariz. "El sabe todos los trucos", dijo con ironía. Abrimos la puerta, nuestros pasos apenas crujian con la grava en el camino que rodeaba la casa. Cigarras zumbaban en los árboles de plátanos por encima de nosotros, y yo podía escuchar el ritmo de caballos en el establo. Y entonces oí un gemido. "Es la parte de atrás", le dije. Lexi miró hacia el cielo, rayas naranja comenzaban a asomarse sobre el horizonte, faltaba una hora para el amanecer. "Es demasiado cerca de la madrugada", dijo Lexi. "No me di cuenta de lo tarde que es. Tengo que irme. " La miré bruscamente. "No estoy protegida." Sus dedos revolotearon a mi anillo, y me miró con timidez. El adorno Lapiz Lazuli se había convertido en una parte tan importante de mí, que me había olvidado de lo diferente que era a otros vampiros, me hizo capaz de caminar en la luz del día. Katherine había dispuesto que tanto Damon como yo tengamos esa protección. "Vamos a volver mañana. Los demás nos pueden ayudar entonces ", insistió Lexi. Negué con la cabeza. "No puedo dejarlo." Los pájaros cantaban en los árboles por encima de nosotros, y desde algún lugar cercano llegó el sonido de cristales rotos. Las rayas de color naranja en el cielo se pusieron más anchas, más brillantes. "Lo entiendo", dijo Lexi finalmente. "Ten cuidado. No te hagas el héroe. " Asentí con la cabeza,pensando, cuando volvi a levantar la cabeza, Lexi se había ido y estaba solo. Fui rápidamente a la parte posterior de la casa,y me dirigí hacia el establo. Los caballos pateaban el suelo con nerviosismo, obviamente, sintiendo mi presencia. Las puertas estaban seguras cerradas con un pasador de hierro. Agarré la cadena, fuerte, y a pesar de que apenas me había alimentado desde la noche anterior, fue bastante fácil rasgar las cadenas con las manos desnudas. Pero algo me detuvo. No te hagas el héroe. Lexi palabras resonaban en mi mente. Se habían convertido en mi guía durante el último par de días,y yo sabia que tenia tiempo de sobra para repararla. Mejor no dejar ninguna prueba de un intruso, mejor para conseguir la guia del terreno antes de hacer nada precipitado. Solté la cadena, y cayó contra la puerta con un sonido fuerte metálico. Un caballo relinchó. Caminé hacia el otro lado de la cuadra, donde una ventana cubierta de polvo tapaba una abertura.


"¿Hermano?" Me susurró con voz ronca a través de la ventana. El olor dulzón de la verbena estaba en todas partes, me mareaba y daba nauseas. En la esquina, una figura sucia luchó por sentarse. Damon. Sus manos y pies estaban atados con cadenas, y su piel estaba cubierta de ronchas de color rojo furioso. Las cadenas se habian empapado de verbena. Hice una mueca de disgusto. Los ojos de Damon estaban fijos en los míos. "Me encontraste" dijo, sin emoción en su rostro. "¿Si eres feliz de ver que estoy a punto de morir, hermano?" "Estoy aquí para salvarte", dije simplemente. Los caballos levantaban el aserrín alrededor de la agitacion de sus pies, yo no tenía mucho tiempo antes de que alguien en la casa oyera la perturbación. Damon se encogió de hombros, un esfuerzo que claramente tuvo toda su energía. Sus ojos estaban enrojecidos y vidriosos. Un gran corte alineados en la frente, y un corte en la ceja. Se veía horrible y demacrado, era claro que no había comido en días. Miré a mi alrededor, esperando que pudiera encontrar algo, una ardilla, un conejo, para matar y tirarla a él, pero no había nada. "Así que el asesino de sangre fría me va a salvar". Damon intentó una débil sonrisa. Se recostó contra la pared, sacudiendo sus cadenas. "Sí, tenemos..." De repente, oí el sonido de un portazo, a continuación, el ladrido de un perro. Di la vuelta hacia la casa principal. "¿Qué crees que estás haciendo?", Gritó una voz. Y me quedé, con las manos levantadas al cielo, sin saber de quién-o qué-me había encontrado ahora.


Capítulo 14

Mis manos todavía estaban en el aire, apreté los labios. Ya había aprendido que cualquier signo de estrés causaba que mis colmillos sobresalieran y mis pupilas se agrandaran; no quería prepararme para atacar hasta que supiera con que estaba tratando.

“¿Jake? ¿Charley?” llamó una voz femenina mientras dos hombres corpulentos corrían hacia mí desde la casa principal. Aunque eran del doble de mi tamaño, definitivamente eran humanos. Cada uno agarró uno de mis brazos, aunque me fije calculando fríamente que me llevaría a cabo sólo un rápido giro para sacudirme de ambos antes de que me lance a atacar.

Pero luche con todo mí ser para quedarme quieto, con las manos en el aire, esperando parecer sólo un simple vagabundo. No había ninguna garantía de que luchar me llevaría a rescatar a Damon.

Una muchacha se acercó a mí desde el porche y se detuvo a un pie de distancia.

“Les pido disculpas,” le dije. Traté de hacer que mi voz sonara como si estuviera nervioso, sin aliento. “No sabía que esto era propiedad privada. Soy nuevo en la ciudad, y yo estaba en la taberna, y, bueno...” Baje la voz, inseguro de si mis mentiras me estaban metiendo en problemas aún más profundos.

“¿Pensaste en robarme?” La muchacha dio un paso hacia adelante. Su cabello caía en rizos rojizos por la espalda, y llevaba lo que parecía sospechosamente una corona de verbena en la cabeza. Llevaba un camisón blanco, sin embargo, llevaba puestas las botas de un hombre, y pude ver los callos en sus manos. A pesar de que era claramente de una familia acomodada, no se trataba de una muchacha mimada de la ciudad.

“No. ¡No! Yo no estaba robando, sólo estaba buscando al vampiro,” dije.

Ella frunció las cejas. “¿Para robarlo...?” me preguntó con firmeza, y las manos en las caderas.


“¡No!” Le dije de nuevo, sacudiendo mi brazo involuntariamente. Uno de los hombres que me sostenía soltó el agarre de mi brazo en sorpresa. “No,” dije de nuevo, obligándome a permanecer inmóvil. “Vi el cartel de su espectáculo allá abajo por el lago, y, bueno, supongo que mi curiosidad saco lo mejor de mí.” Me encogí de hombros.

Un gallo cantó. La luz del sol poco a poco se extendió por el patio trasero. Le eche un vistazo a mi brillante anillo, agradecido de que Lexi lo dejara.

“Muy bien, entonces,” dijo la muchacha. Ella chasqueó los dedos, y los dos grandes hombres soltaron mis brazos. “Si usted es nuevo en la ciudad, entonces ¿de dónde vienes?”

“Mys... Mississippi,” le mentí. “Justo cruzando el río.”

Abrió la boca como para decir algo, luego la cerró. “Bueno, bienvenido a Nueva Orleans,” dijo. “No sé cómo son las cosas por allá en Mississippi, pero no puedes ir a escondidas a los patios traseros de la gente mirando a su ganado. Y la próxima vez puede que no te encuentres con alguien tan amable como yo.”

Luché contra mis ganas de resoplar ante su idea de la amistad, dado el estado miserable de mi hermano.

“Entonces, ¿cuál es tu nombre, forastero?”

“Stefan,” le dije. “¿Es usted la Señorita Gallagher?”

“Inteligente,” observó con sarcasmo. “Esa soy yo. Callie Gallagher.”

Uno de los grandes hombres dio un paso hacia ella protectoramente.

“Déjennos,” ordenó. “Voy a acompañar el Sr. Stefan hasta fuera.”

“Gracias,” dije sonando arrepentido mientras la seguía todo el largo camino de grava, más allá del solar de la casa, y hacia la puerta. “Gracias por confiar en mí,” le dije.


“¿Quién dice que confío en usted?” preguntó bruscamente, pero una sonrisa divertida se dibujó en sus labios.

“Bueno, entonces, tal vez debería darle las gracias por no dejar que sus brutos me mataran.”

Ella volvió a sonreír, esta vez más amplio. Sus dientes eran como blancas perlas, y uno de sus dientes de enfrente estaba ligeramente torcido. Algunas pecas espolvoreaban su nariz hacia arriba. Ella olía dulce, como naranjas. Me di cuenta que había pasado mucho tiempo desde que había encontrado a una mujer hermosa por más que el dulce olor de su sangre. Pero la crueldad dejaba a un lado su belleza, porque esta mujer era responsable de la reclusión de mi hermano.

“Tal vez eres demasiado guapo para ser asesinado. Y todo el mundo merece un poco de amabilidad, ¿no te parece?”

Miraba sus manos callosas, y un pensamiento entro en mi mente. “¿Sería demasiado atrevido de mi parte pedir más de su bondad?”

Callie entrecerró los ojos. “Depende de lo que pidas.”

“Un trabajo,” dije, enderezando los hombros.

La muchacha negó con la cabeza con incredulidad. “¿Quieres que te contrate? ¿Después de que traspasaste mi propiedad?”

“Piensa en ello como una expresión de mi impulso y mi entusiasmo por... los monstruos,” le dije, las mentiras ahora flotaban fácilmente de mi lengua. “Al ser nuevo, he tenido problemas para encontrar trabajo, y para ser honesto, siempre he querido ser parte de un circo.”

Ella apretó la mandíbula, y estaba preocupado que de pronto llamara a sus secuaces a por mí. Pero entonces miró hacia arriba y hacia abajo de mis descoloridos pantalones y suspiró. “Tengo la sensación de que me arrepentiré de esto, pero ven abajo hasta el Lago Road mañana por la noche. Necesitamos un nuevo receptor de tiquetes —nuestro último se fugó con una de las señoras gordas. Tendrás que llegar temprano —y quedarte hasta tarde. Va a ser ajetreado mañana por la noche a causa de la lucha.”

“Cierto. La lucha,” dije, una vez más apretando los puños y tragándome las palabras de ira.


“Sí.” Ella sonrió con cierta tristeza. “Entonces, tendrás la oportunidad de ver a tu vampiro en acción.”

“Supongo que sí,” dije, volviendo sobre mis talones y saliendo por la puerta de hierro forjado. Pero si era por mí, nadie vería al ‘vampiro en acción’ porque Damon y yo nos estaríamos bien lejos antes de que la pelea comience.


Capítulo 15 7 Octubre, 1864

Algo ha cambiado. Quizás se trate simplemente de la edad, una clase de súper maduración hacia el papel de un vampiro adulto. Quizás se trate de la tutela de Lexi. Ó el hecho, que estoy enfrentado con un real desafío, un reto desafiando la muerte y simplemente sé que no puedo gastar mi energía matando como deporte. Cualquiera que fuera la causa, el resultado es el mismo. Aunque el olor de la sangre todavía esta en todas partes, ya no me siento obligado a cazar por deporte. La caza es distracción. Mi hambre es algo que tiene que ser saciado rápidamente en lugar de ser divertido.

Naturalmente, la pregunta es ¿Cómo liberaré a Damon? ¿Atacando a todo el mundo a la vista, causando una riña de destrucción? ¿Convencer a Callie para derramar su corona de verbena, así puedo obligarla hacer lo que le pida?

Pero Callie, parece tener todo un poder propio de ella. Es muy claro para sus secuaces y para mí.

Por supuesto, mi Poder es mucho más fuerte. No tengo duda de que perseveraré. Salvaré a Damon y entonces tendré mi recompensa con una bebida del cuello de Callie.

Pasé el día entero, caminando en mi habitación, cortando un camino a través del polvo que había revestido el piso de madera. Los planes para liberar a Damon revolotearon a través de mi cabeza, uno por uno, pero tan rápidamente como vinieron los rebatí por ser demasiado atrevidos, demasiado arriesgados. Ya había aprendido desde el asedio* a los vampiros en Mystic Falls que un falso movimiento puede causar un efecto dominó de violencia y desesperación.

—Pareces un animal enjaulado — dijo Lexi, apareciendo en mi puerta. Su voz era suave pero las líneas de preocupación arrugaron su frente.

Dejé escapar un gruñido débil y removí mis manos a través de mi pelo.—Me siento como un animal enjaulado.

—¿Ya has pensado, en un plan?


—! No!—Expire ruidosamente—.Y aún no sé, porque lo estoy intentando. Él me odia—.Miré hacia abajo, de repente avergonzado—.Él me culpa por convertirle en lo que somos ahora.

Lexi suspiró y cerró la distancia entre nosotros. Me cogío mi mano.—Sígueme—.Me sacó fuera de la habitación y caminó lentamente hacia debajo de las escaleras, recorriendo con sus dedos pálidos los retratos a lo largo, que habían forrado las paredes. Todas las pinturas estaban cubiertas por una capa de suciedad. Quise saber cuanto tiempo habrían estado colgadas en las paredes e incluso si alguno de los sujetos aún vagaría por la tierra, vivo ó muerto viviente.

En la parte inferior de la escalera, Lexi se detuvo y sacó un retrato de la pared. Era más nuevo que los demás con un gran marco de oro y el cristal pulido para brillar. Un niño pequeño rubio y de aspecto serio ,mirándome fijamente. Sus ojos azules contenían una pizca de tristeza y su hoyuelo* en la barbilla rebeldía. Parecía increíblemente familiar.

Mis ojos se ampliaron.—Es ese tú…

—..hermano — dijo Lexi—.Si.

—Él es…—Me fui apagando, sin querer terminar la frase.

—No, él no es como nosotros— dijo ella, trazando el hoyuelo de la barbilla del chico con su dedo índice.

—¿ Cómo murió?—pregunté.

—¿ Eso importa? —dijo ella, con su voz aguda.

—No, supongo que no—.Toqué el borde de la foto—.¿ Por qué la tienes?.

Ella suspiró.— Es una conexión al pasado, de lo que solía ser antes—Señaló hacia abajo a lo largo de su cuerpo—.Antes de que me convirtiera en esto. Es importante no perder ese hilo final de apego a la humanidad—.Su mirada aumentó seriamente.


Sabía lo que ella quería decir: Quedando conectada a su humanidad era como mantenía el control y por lo que ella hizo la elección de solo alimentarse de animales.

—Así que, ¿ Estás preparado para salvarle?

Como de costumbre, Lexi no esperó por una respuesta y tuve que darme prisa fuera de la puerta, al lado de ella. Juntos, caminamos en silencio hacia el sitio de Gallagher debajo de la cubierta noche oscura.

Quince minutos más tarde giramos la esquina hacia la calle Laurel y tuvimos a la vista la casa. Un hombre alto con el pelo entrecano* estaba subiendo las escaleras de la estructura blanca zapateando cada paso con un bastón de oro en la punta*. Detrás de él, habían dos hombres trajeados de negro. Los tres estaban ocupados con una intensa conversación.

Lexi puso su mano sobre la mía.—Gallagher.

Los hombres se detuvieron en el porche.—Te estoy diciendo que el vampiro que tengo, es real. Podría haberle matado y vender su sangre. Podríais hacer una fortuna con el marketing como fuente de la juventud ó un elixir de la vida.—dijo Gallagher en términos generales.

Mi estómago se desplomó. El cuerpo de Damon estaba siendo divido incluso antes de que estuviera muerto.

—Sangre—reflexionó un hombre fornido, frotando su calva como si fuera una bola de cristal.—No, estoy seguro de cómo la gente trataría eso.¿ Pero por cuanto venderíais los colmillos?

Los hombres entraron en la casa, cerrando la puerta de madera , con un definitivo ruido sordo.

Olí el aire. El olor empalagoso de la verbena quemándose en mi nariz, pero no sentía a Damon en ningún sitio.

Lexi empujó las puertas abiertas y se adelantó al césped.

—¿Qué estás haciendo?—dijo entre dientes—.No, creo que Damon esté aún aquí.


—Sí, pero necesitas saber exactamente a que y a quien te estás enfrentando. Contra más sepas , mejor podrás calcular cual será el mejor curso para tomar—dijo ella.

Asentí, y juntos nos escabullimos a través de las sombras a la casa principal. Nos agachamos por debajo del borde una ventana y nos arrodillamos en orden para escapar del aviso, solo podríamos salir de escena desplegándonos por el salón en la parte trasera de la casa. La voz de Gallagher se distanció a través de la ventana abierta, cuando él tomó asiento en una silla marrón de cuero del club, con sus pies en alto y un vaso de vino de oporto,ya en sus manos.Él llevaba un gran anillo de oro en su dedo.

En la esquina lejana, Callie Gallagher estaba sentada con un mono degradado y una camisa de lino blanca. Su pelo rojo le caía por la espalda, con una trenza atada con verbena y su cabeza torcida cuando estudiaba minuciosamente un libro de contabilidad. Una guirnalda de verbena estaba colgando a lo largo de un manto de mármol y me dí cuenta de unos pocos bozales para vampiros, de la misma clase que mi padre había usado para someter a Katherine arrojados descuidadamente sobre el final de la mesa.

—Tengo algo más que podría interesarte—dijo Gallagher cerrando los ojos de hombre anciano, mientras el otro se sentaba silenciosamente.—No quería sacarlo fuera de la calle.

—¿Sí?—El hombre se inclinó hacia delante. Su voz sonaba desinteresada, pero él frotó sus dedos rechonchos juntos impacientemente.

—El monstruo lleva un anillo. Es inusual. Plata con una piedra azul, pero parecía darle una energía adicional. Ninguno de mis hombres ha sido incapaz de quitárselo de su dedo, pero cuando él estaba muerto….

—!Padre!—Callie se interpuso. Los dos hombres mirándola fijamente.

—¿ Sí, chica?—preguntó Gallagher, su voz peligrosamente baja.

—He estado mirando en los libros y haremos una fortuna, si él se mantiene vivo. Es lo mejor para el show.—Aunque su expresión era todo negocios, su tono realmente no sonó mercenario.


—Mi jefe—Gallagher sonrió tristemente.pero en la forma que la vena palpitaba en su sien, podría decir que no apreció la interposición de Callie.—¿ Chica, puedes traernos algo de brandy?

Callie se puso de pie y salió fuera de la habitación. Estaba sorprendido de sentir una astilla de simpatía y parentesco con ella.Sabía lo que era tener un padre testarudo. Nada me hubiera gustado más que agradecérselo pero Guiseppe Salvatore siempre pensé que me conocía mejor.Me atreví solamente una vez, en estar en desacuerdo con él y me mató por ello.

—Como estaba diciendo, el anillo..—dijo Gallagher. Recuperé la atención.

—Si matas a ese monstruo, te lo compraré todo.Los colmillos, la sangre, el anillo. Todo. Y te daré a ti un precio muy bueno—dijo el hombre anciano con una voz temblorosa,apenas ocultando su emoción.

Antes de que pudiera saltar, aplastando el cristal que me separaba del hombre que estaba intentando vender a mi hermano en piezas y pedazos , un puño fuerte de hierro apretó mis brazos detrás de mí y me arrastró fuera hacia la calle.

—Agarraté a ti mismo, Stefan—Lexi dijo entre dientes cuando me arrastró a lo largo de la acera.

—Ese hombre . . . es un sádico!—Eché chispas.

—Él es un hombre de negocios. Quiere matar a tú hermano, y si ellos te descubren a tí sin duda te matarán también,— dijo Lexi, empujando su trenza rubia sobre su hombro.

Mi mente giraba. —¿ Qué pasa con la chica?—pregunté.

Lexi gruó burlándose.—¿Qué pasa con ella?

—Ella cree que Damon debe mantenerse vivo. Quizás ella pueda convencer a su padre de eso—dije desesperadamente. —No pienses en ello siquiera. Ella es humana, y seguirá las ordenes de su padre hasta el final de sus días.—dijo Lexi dejando caer su voz tan baja como un susurro cuando otra pareja caminó hacia nosotros,


Al pasar, el hombre inclinó su sombrero de copa y Lexi le devolvió una reverencia. Para todos los demás, nosotros eramos una pareja joven fuera fantaseando entre sí, bajo la luz de la luna.

—La vida de Damon esta en juego—dijo fustrado,Lexi se había ofrecido a ayudar, pero todo lo que había hecho hasta ahora había parecido solo por disuadirme.—Tenemos que hacer algo.

—Lo sé, encontraras la forma de salvarle,—dijo firmemente.

Giramos otra esquina y la aguja de la iglesia enfrente de la casa de Lexi entró en la vista.—Pero Stefan, debes recordar que tienes que estar controlado alrededor de los humanos, que es mucho más que simplemente,no solo atacarles.— Cuando alcanzamos el porche trasero, ella se paró y puso sus manos sobre mis hombros, obligándome a mirar a sus ojos claros ámbar.—¿Sabes la verdadera razón, por la que nosotros no bebemos sangre humana?

—¿Por qué?—pregunté.

—Porque si bebemos sangre humana, no necesitaremos humanos— dijo ella, con una voz firme. Empujó para abrir la puerta. Buxton, Hugo y Percy estaban sentados alrededor de la mesa del café, jugando al póker. Nos miraron cuando entramos y Buxton estrechó los ojos hacía mí.

—Chicos, vamos a bailar esta noche. Necesitamos algo liviano— Anunció Lexi, poniéndose un vaso de sangre del decantador de la otra parte de la mesa.Miró alrededor de la habitación. Los tres asintieron.—¿Te vendrás, Stefan?

Sacudí mi cabeza. No estaba de animo para algo liviano.—No—dije, entonces me dirigí hacía arriba de las escaleras, para planear el rescate de Damon solo.

*siege: asedio *cleft: hoyuelo * salt and pepper hair: pelo entrecano ( canoso sobre el color natural de su pelo) * gold-tipped: de oro en la punta


Capítulo 16

Busqué en vano por un sueño tranquilo pero nunca lo encontré. En cambio cuando cerré los ojos vi a Damon, sus piernas enrolladas alrededor de una fuerte silla de madera, con los brazos atados en cuerdas. Su piel sangraba, las gotas de un color marrón oscuro donde las cuerdas empapadas de verbena mordían en su carne.

Luego vinieron las imágenes de Callie, su cabello color fuego fluyendo detrás de ella, sus ojos iluminados con una pasión aterradora. Ella y su padre bailaban alrededor de Damon, la forma de mi hermano tendida sobre el suelo. Lanzaron sus manos en el aire insultantemente, agarrando estacas de madera, los extremos tan afilados que alcanzaban una punta fina. Sus movimientos se hicieron más frenéticos a medida que se acercaban, preparando sus armas...

Pero lo peor de todo eran las visiones de Katherine. Me gustaría verla, luciendo hermosa como siempre, su cara de porcelana cernida sobre la mía y su brillante melena cosquilleando mis hombros. Con una tímida sonrisa, sabiendo que ella se inclinaría hacia mí, y luego abriría su boca. Sus colmillos brillaron a la luz de la lámpara mientras ella caía en mi cuello.

Mis ojos se abrieron de golpe. El sueño no me permitiría ningún descanso. Mi mente se quedó en los recuerdos de Katherine. La parte humana de mí —o lo que quedaba de ella— la odiaba con cada fibra de mí ser. Mi mano se curvó involuntariamente en un puño al pensar en ella, y cómo había destruido mi familia.

Pero la parte del vampiro en mí extrañaba lo que había representado —estabilidad y amor. Y así como esa parte de mi alma iba a durar para toda la eternidad, también lo sería la parte de mí que la anhelaba. La quería ahora, a mi lado, acurrucada entre mis sábanas. Quería que ella se apoyara en el alféizar de la ventana y escuchara mientras le contara sobre Damon, y que me dijera, en su calma, incluso fría, de hecho de forma práctica qué hacer. Estar con Katherine me había hecho intrépido, con confianza. Ella hacía parecer todo posible.

A pesar de que confiaba en Lexi, sabía que ella no confiaba en mí para cuidar de las cosas... no creía que cualquier plan que hiciera funcionaría. Por eso Lexi me recordaba constantemente todos los obstáculos en mi camino. Anhelaba a la Katherine por la que había caído, aquella que parecía ambas intrépida y realmente preocupada por mí. Quería tenerla a mi lado en este momento para así sentirme menos solo. Pero sabía que no podía ser. Que Katherine nunca había existido realmente. Además, ella se había ido, y no iba a volver.


La puerta se abrió, y Lexi se quedó allí, con una copa de sangre animal en sus manos. La llevó a mis labios. Tomé profundos sorbos unas cuantas veces, a pesar de la repugnancia que despertaba en mí.

Cuando había agotado la copa, ella la puso en la mesita de noche, luego peino mi cabello fuera de mi frente. —¿Todavía vas a ir a la pelea de esta noche?

—¿Vas a tratar de detenerme?

—No. — Lexi se mordió el labio. —No lo haré siempre y cuando sólo vayas a ir para salvar a tu hermano. La venganza es para los seres humanos —y matando a Gallagher no le va enseñar a los humanos alguna lección.

Asentí con la cabeza, sabiendo todo el tiempo que haría uso de la fuerza bruta, si era necesario para liberar a Damon.

—Bien. — Lexi dio la vuelta para marcharse. A mitad de camino hacia la puerta, se volvió y fijó sus ojos en los míos, y suavizó su expresión. —Has engañado a la muerte una vez. Espero que la engañes por segunda vez.

Después de vestirme, caminé hasta el Lago Road a la velocidad humana. Para el momento en que llegue allí, el atardecer había pasado. Se colocaron linternas y antorchas en todo el perímetro del recinto ferial, por lo que toda el área parecía como si estuviera bañada por la luz del día. La carpa del circo era de rayas rojas y blancas, y estaba rodeada por juegos a mitad de camino y cabinas individuales. “¡Se dice la Fortuna!” decía un cartel encima de una lectura. “¡Vea a la Mujer Más Fea del Mundo —Si Te Atreves!” proclamaba otro. Podía escuchar el parloteo de algún tipo de animal procedente de un rincón, pero no lograba percibir donde estaba Damon.

En ese momento, Callie salió de la carpa principal, seguido por su padre y sus dos secuaces. Llevaba el mismo par de monos que había vestido la noche anterior encima de la camisa de lino de hombre, y su cabello caía sobre sus hombros. Había una mancha de suciedad debajo de su ojo. Tuve un repentino deseo de limpiarla, pero metí la mano en el bolsillo en su lugar.

—¡Stefan! — gritó, con el rostro rompiendo en una sonrisa. —Estás aquí. Padre, éste es el hombre del que te hablé.

El Sr. Gallagher parecía aún más imponente de cerca. Él se elevaba por encima de mí, sus cejas oscuras se unían en el centro. Mantuve mi expresión abierta, inocente. Lexi había dicho que Gallagher era un experto cazador de vampiros… ¿sería capaz de detectar la verdad con sólo mirarme?


—Mi hija dice que eres curioso sobre los vampiros, — dijo. —Demuestra que eres serio y trabaja en el mostrador de boletos. Después podemos hablar.

—Sí, señor. — Asentí con la cabeza, sintiéndome como Stefan el niño obediente.

—Y, ¿chico? — Preguntó Gallagher, volviéndose hacia mí.

—¿Sí?

—¿Quieres hacer una apuesta en la lucha? El ganador se va a llevar mucho. Podrías hacer una fortuna. — Y levantó una ceja.

Mis ojos se estrecharon, y la sangre corrió por mis venas, rápida y caliente. ¿Cómo se atreve este hombre a pedirme que apostara por la vida de mi hermano? ¿Cómo se atreve a actuar de manera auto-importante cuando podía rasgar su garganta en un instante?

—¿Stefan? — preguntó Callie con cautela.

Obligándome a calmarme, metí la mano en los bolsillos de mis pantalones bien gastados y los puse del revés. —Me temo que no tengo dinero, señor. Es por eso que estoy tan agradecido de tener este trabajo.

Gallagher dio un paso más cerca de mí. —¿Dices que eres de Mississippi, muchacho? — Él me miró con curiosidad. —Tú acento suena más del norte… de Virginia, tal vez.

—Mis padres eran de Virginia. Supongo que su acento se me pego. — dije con una voz tan casual como pude reunir.

Después de un largo rato, asintió con la cabeza. —Bueno, cuando te pase algunas moneda, ven a buscarme. Mientras tanto, Callie te mostrará la maroma. ¿Y, hijo? — Gritó, girando sobre sus talones.

—¿Sí, señor? — Le pregunté.


—Te estaré mirando.

Capitulo 17

"No te preocupes por el" dijo Callie, una vez su padre estaba a salvo a distancia. "No lo estoy" mentí. Sus ojos verdes dieron de golpe un brillo sobre mi, como si ella no creyera mis palabras. Pero no presionó el tema.

"Te daré un rápido paseo" dijo ella, llevándome dentro de una de las más pequeñas tiendas. En una esquina, una mujer estaba encorvada sobre un espejo. Se volvió, y dio un paso atrás. Su rostro estaba cubierto con tatuajes, los cuales, tras una inspección más cercana fueron cortesía de un rápido secado de tinta india.

"La mujer tatuada" dijo Callie "Y las gemelas unidas" La mujer y las gemelas cercanos a ella nos saludaron con la mano. Los cuerpos de las gemelas estaban conectados contra la cadera. Eran lindas,con un cabello dorado y expresiones tristes. Un hombre con aletas en lugar de brazos susurró algo en uno de sus oidos. Se miraron entre ellas y luego irrumpieron en risas.

"Este es el espectáculo" Callie abrió sus anchas manos,y por primera vez note una estaca de madera colgando sobre una cadena de plata desde su muñeca. También ella tenía una fuente de verbena plegada detrás de su oido. "Señorita Callie!" Una gigantesca, montaña de siete metros de altura de hombre se agachó debajo la puerta de la tienda y caminó directo a nosotros. Él la levantó por su pequeña cintura y la giró alrededor.

"Arnold!" dijo ella alegremente. "El hombre más fuerte del mundo. Casado con la mujer barbuda" me explicó ella despues de mirar de vuelta a Arnold. "Cómo se siente Caroline?" El gigante se encongió de hombros "Le esta yendo a bien. No puede esperar a regresar y presentar a cada uno de los bebes."


"Ellos acaban de tener gemelos" Callie dijo afectuosamente.

Incliné la cabeza en saludo hacia el hombre y mire sobre el hombro de Callie. Dónde guardaban a Damon? "Estas bien?" Preguntó Callie. Frotó mi brazo, y retrocedí cuando la verbena tocó mi piel. "Solo necesito aire" Dije, saliendo corriendo de la tienda. Callie corrió detrás de mi. "Lo siento Stefan" dijo ella, su voz fría. "A Algunas personas no les gusta aqui. No es cómodo. Pero de alguna manera pensé que tú serías diferente"

"No, no es eso" Incluso rodeado de estas curiosidades humanas, era el fenómeno más grande de todos ellos: el vampiro que pretendía ser humano. "Solo he tenido mucho en mente. Te lo prometo, me gusta aqui" "De acuerdo" dijo ella, sin sonar muy convencida. Pero continuó conduciendome más adentro en los terrenos. Pasamos un gato con dos cabezas, un mono viendose triste jugando "Old Tom Dooley" con un armónica, y el esqueleto de lo que indicaba ser declarado un monstruo marino.

Algunos fenomenos dando vueltas eran actores obviamente , usando tubos llenos con paja para simular extremidades adicionales, mientras otro habían nacido de esa manera.

"Ven conmigo" dijo Callie mientras tiró de mi brazo . Pero yo me quede. Un vagón negro apareció por la tienda, similar al que Papá había usado para reunir a los vampiros durante el calvario en Mistic Falls. Se detuvo,y el conductor saltó de la carreta. Inmediatamente, cinco fuertes hombres corrieron por el con estacas. Una vez ellos estaban en lugar, el conductor desbloqueó la parte posterior del vagón. El olor de verbena flotaba en el aire, haciendo que mis articulaciones dolieran. Damon.

"Y aqui esta tu vampiro" dijo Callie, su boca se fijo en una linea firme mientras los hombres arrastraban a Damon desde la parte posterior del vagón. Un hombre corpulento, su camiseta manchada de sudor lo movia por las mangas, manteniendo una estaca firmemente posicionada sobre su corazón.

"Se suave ahora, Jasper! Lo necesitamos vivo antes de la pelea!" gritó Callie, su voz aguda. Damon se dio la vuelta, descubriendo sus dientes en nuestra dirección. Yo estaba sorprendido en sus ojos, los cuales rápidamente se volvieron de desprecio.


"Mi hermano pequeño, el buen Samaritano" susurró bajo su respiración, apenas moviendo su barbilla. Afortunadamente, lo dijo lo suficientemente bajo que solo yo lo escuché. Su voz envió un temblor a través de mi cuerpo. Callie ladeó su cabeza, y me di cuenta de lo arriesgado que era por Damon y yo estando tan cerca. Le ocasionaria a él gritarme como un demonio igual? "Estas segura que no puedo ayudarte con el vampiro?" Le pregunté. "Escuchaste a mi padre. Nos pondremos en marcha en los billetes de los boletos. Y si alguien intenta colarse, dejare que Buck se encarge de ellos" Dijo ella, haciendo un gesto hacia el pesado hombre flotando varios pasos detrás de ella como una sombre distendida.

Una conmoción se escuchó en frente de la tienda. Callie solotó un silbido mientras nos acercamos, la solapa del frente estaba bien cerrada, y una masa de personas habían rodeado una cabina de madera de los boletos. Algunos, vestidos en pantalones andrajosos y con manos sucias manchadas, eran claramente de la barriada alrededor del lago. Pero otros estaban vestidos en sus mejores vestidos: los hombres en sombreros de copa y chaquetas de esmoquins de seda, las mujeres con plumas adornando los sombreros y vestidos de seda, la piel alrededor de sus senos cubierta de estolas.

Callie se giró hacia mi, sus ojos brillando. "Nunca ha sido tan concurrido. Papá estará tan feliz!" dijo ella, poniendo sus manos juntas. "Ahora, vamos a ayudar a Buck" mandó ella antes de ir corriendo de vuelta alrededor de la tienda. Me quedé en la entrada de la cabina de madera, escuchando a Damon. Pero en su lugar mis oidos se llenaran con trocitos de conversaciones humanas.

"He dado cien dolares por el león" "No, el vampiro. Los monstruos siempre ganan sobre las bestias" "Le he dicho a esa linda dama aqui que ella me de un beso si la bestia gana" Un hombre hipó obviamente borracho.

No deje salir mis dientes, queriendo arremeter , morder a todos y cada uno de ellos, enseñarles una lección. Pero recordé la palabras de Lexi sobre la venganza. Asesinando a estos hombres no ayudaría a Damon. Una mano se puso sobre mi hombro. Giré rápidamente, listo para descubrir mis dientes. Era Gallagher, su rostro ruborizado con emoción. "Debemos darnos prisa, hijo! La pelea esta por empezar, y empacaremos dentro, la mayor paga del dia" Él saltó sobre un cajon de manzanas volcado quedando de pie fuera de la entrada.


"Pasen y vengan amigos! Bienvenidos a mi Oditorium*" Miren a la mujer más fea del mundo, el prodigio del hombre más fuerte del mundo! Pero eso es solo el acto de calentamiento. Porque esta noche, tenemos una batalla real, aficionados de lo que nunca jamás han visto. Mostruo frente a Bestia. Quién ganará? Y quien quiere apostar? Porque esta es una muerte que conducirá a la riqueza algunos. La multitud se presionaba más adentro y alredor de mi, hormigueandome como una masa de insectos hambrientos. Gallagher me sonrió. "Entra, y ten una oferta"

Y asi le tendí mi mano, recogiendo sus monedas y talones anaranjados de papel, todo al mismo tiempo resistiendo el impulso de llegar y romper sus cuellos, tan facilmente como lo haría a una rama bifurcada y beber el liquido en su interior.

Odditorium: se refiere a espectaculo, pero mal pronunciado.


Capítulo 18 Tan pronto como había recibido cada boleto entregado y aceptado hasta el último dólar, me escabullí en la carpa detrás de un obeso hombre sosteniendo un sudoroso fajo de billetes de la Confederación en cada puño. El aire estaba cargado con el hedor a sudor, aserrín, y, por supuesto, sangre.

La gente se arremolinaba a nuestro alrededor, pagando dinero extra para observar al Hombre Más Fuerte y a la Dama Tatuada, todos los cuales estaban ocultos detrás de las gruesas cortinas negras en varios intervalos a lo largo del perímetro de la carpa. Pero la mayoría de la multitud clamaba por Jasper. Se habían hecho grandes apuestas, con un montón de gritos y señales de mano y pilas de billetes grasientos se pasaban de ida y vuelta. Jasper alegremente mordía a su esponjoso tabaco y se echaba a reír.

Los marineros tiraban billetes extranjeros de sus billeteras. Unos pocos adolescentes juntaban sus monedas. Elegantes hombres en trajes ondeaban monedas de oro.

—¡Pelea, pelea, pelea! —un hombre con la cara roja comenzó a gritar. Al instante, la gente de pie junto a él comenzó a aclamar también. Tres mujeres bien vestidas, con sus cabellos rizados, se miraron entre sí, riendo, y se hicieron eco de los gritos, sus voces de contralto contrastando con la de los hombres, con voces de barítono.

Gallagher se dirigió a la carpa, su bastón abriéndose paso por el aserrín. La gente se volvió y estiró el cuello para echarle un vistazo; en la carpa del circo, era tanto una atracción como un monstruo. Después de todo, éste era el hombre que, había atrapado a un vampiro.

Se fuerte, hermano, susurré en voz baja, recordando todas las veces que Damon había ganado peleas atrás en Mystic Falls. Damon nunca había provocado esas peleas pero siempre había sido un buen luchador, siempre deteniendo un golpe rápido cuando se desataba una pelea. Es por eso que había sido tan respetado en el ejército. Pero ahora, en una batalla contra un puma, especialmente después de no haberse alimentado durante días... Me estremecía.

—¿Hermano? —Susurré tentativamente, en un decibelio que sabía que sólo sus oídos podrían detectar. Tenía la esperanza de algún tipo de respuesta, aunque no estaba seguro de si podría haberme de hecho escuchado. Si lo hizo, no dijo nada en respuesta.


—¡Y ahora, vamos a presentar a nuestros combatientes! —La voz de Gallagher rompió mi ensoñación. Dos cuidadores de animales, con las manos en guantes de cuero y usando botas que subían más allá de sus rodillas, se acercaron al ring, llevando a un sarnoso puma. El puma tenía una capa de color gris amarillento y dientes amarillos, y, a pesar de su cuerpo delgado, parecía brutal. Y hambriento. Como si fuera el momento justo, lanzó un rugido.

—En un extremo de su ring, tienen al puma. Pero este no es un gato común. ¡Esta bestia es el Vengador de Alberta! Ha venido desde Canadá hasta encontrar el cazador que mató a su compañera. Evisceró al cazador, a su esposa, y a todos sus hijos excepto al más joven, cuyas piernas se las comió dejando el resto vivo para que contara la historia. Desde entonces, han seguido al puma en los periódicos mientras se hacía un festín con inocentes sin prejuicios en su camino hacia la Unión y Confederación. Esta noche, está aquí sólo después de que lo capturáramos tratando de escapar como polizón en un barco con destino a la Cordillera de los Andes en América del Sur. ¡El puma, señoras y señores! —gritó Gallagher, con su talento para el espectáculo en plena acción.

El público aplaudió diligentemente con entusiasmo, y algunos incluso aclamaron.

—Su oponente es un vampiro legendario que ha aterrorizado a niños y a sus padres durante siglos. Viktor el Cruel nació en 1589 y era el heredero del Imperio de los Habsburgo hasta que probara por primera vez la sangre, de su hermana, y comenzara un frenesí alimenticio de trescientos años que ha dejado un rastro de cuerpos drenados por todo el mundo. Con un estimado de dos víctimas por día, lo que nos da que Viktor ha matado a un millón y medio de personas, más del doble del tamaño de Italia. Ese deseo imparable de sangre continúa esta noche.

El aplauso fue más nervioso ahora, pero las aclamaciones fueron más fuertes.

Gallagher extendió las manos separadas con un broche de oro, y Damon entró en el ring, rodeado por cuatro cuidadores. Sus manos y pies estaban encadenados, y su rostro estaba oculto en parte por un bozal. Su piel estaba sangrando por la verbena, sus ojos estaban inyectados en sangre, y la expresión de su rostro era una que nunca visto.

Podía entender el odio que sentía, estaba luchando con todos mis instintos para no matar a la gente que lo tenía cautivo. Pero su encarcelamiento le había cambiado. Damon me había llamado un asesino a sangre fría. La mirada en los ojos de Damon no era una de deporte, o de supervivencia. Era pura sed de sangre.

El silencio llenó la carpa. El puma tensó sus cadenas, pero Damon simplemente se quedó en su rincón del ring, como si desconociera lo que el futuro inminente tenía para él.

—¡Y... Empiecen! —gritó Gallagher. Inmediatamente, los cuidadores desbloquearon las cadenas de Damon y abrieron la puerta de hierro de la jaula del puma, y luego salieron corriendo del escenario. El puma saltó hacia Damon, haciendo


contacto en su pecho. Damon dejó escapar un angustiante gemido y cayó hacia atrás. Luego, con la misma rapidez, se puso de pie y gruñó, su cara enrojeciendo de pronto, sus colmillos saliendo plenamente. Sabía que esto era instintivo: el Poder de Damon saliendo a la superficie tan pronto como había sentido el ataque. Había aprendido esto de nuestra especie en las últimas semanas: nuestro Poder nos lleva a hacer cosas antes de que siquiera sepamos que estamos haciendo. A pesar de la debilidad externa de Damon, su Poder estaba aún intacto.

El puma saltó de nuevo, y Damon le paso por debajo, agachándose bajo las garras y levantándose justo en el momento adecuado para cavar sus manos en el cuello del puma. Pero el puma lanzó a Damon por el aire; rodó hasta detenerse sólo cuando se estrelló contra la verja que rodea el escenario.

Damon dejó escapar otro gruñido y yació en el suelo. El puma empezó a acechar demandando su presa.

La gente se volvió eufórica, amigos golpeándose unos a otros en el brazo y arañando el aire como si ellos mismos estuvieran en la pelea.

Uno de los cuidadores posicionado a lo largo del margen empujó a Damon, claramente para conseguir que se moviera. Damon se deslizó sin mirar, golpeando al hombre con las gradas. Cuando el cuidador luchó para levantarse, dos clientes cercanos le dieron una patada en el estómago y luego lo dejaron sobre el respaldo a la barandilla de la tierra abajo, fuera de la vista.

Damon no prestó atención a la refriega y se adentró en el ring, dejando que el puma lo rodeara lentamente.

Después de un largo silencio, Damon dejó escapar un gruñido salvaje y corrió hacia el puma. Este rugió en respuesta y avanzó, pero esta vez Damon se hizo a un lado, y cuando el puma falló, Damon enganchó un brazo debajo del cuello del puma. Con la fuerza que nadie parecía esperar, Damon lanzó el puma sobre su espalda. Estaba a punto de sumergirse en la parte superior e ir a matarlo cuando el puma se levantó y lanzó un zarpazo justo a través del brazo de Damon.

El puma golpeo con toda la fuerza de sus patas, balanceando a Damon por el aire como una mosca en una línea de pesca. Por fin, la carne cedió y Damon, con un arco rojo de sangre por detrás de él, se disparó en el aire, luego aterrizó con un ruido sordo que ni siquiera yo podía oír por encima del rugido infernal de la multitud celebrando.

Damon se puso en pie, sosteniendo el brazo herido en su lugar con el otro. Él no estaba sanando tan rápido como los vampiros suelen hacerlo, me preguntaba si la verbena había empañado ese Poder.


Necesitaba sangre, eso estaba claro. Su instinto de supervivencia y la adrenalina que la acompañaba estaban disminuyendo. Estaba a punto de correr hacia adelante al ring, con el hombre robusto frente a mí como una ofrenda para mi hermano, cuando una mano tibia cayó sobre mi brazo.

Callie.

—Esto es horrible, —dijo. Sus nudillos se habían puesto blancos alrededor los rellenos de su vestido. Sus labios colgaban sueltos y temblaban—. No puedo ver esta barbarie por mucho más tiempo.

—Entonces dile a tu padre que lo detenga, —susurré.

Las pisadas fuertes en las gradas de madera fueron aumentando de velocidad junto con los acelerados latidos del corazón de las personas. Las manchas de sangre en el aserrín no eran suficientes para satisfacerlos, necesitaban ver una muerte.

Ahora Damon estaba rodeando al puma, mientras el animal se encorvaba, en espiral, en el centro del ring, moviéndose lo menos posible al seguir a Damon con sus ojos reflexivos. De pronto, Damon se fue, moviéndose a una velocidad borrosa alrededor del puma para que el animal tuviera que dar vueltas rápidamente y varias veces, como si estuviera persiguiendo su propia cola.

Un silencio se apoderó de la multitud, y sólo el jadeo pesado de Damon y del puma se hizo eco en la lona de la carpa. Damon rodeo a su presa, moviéndose más rápido de lo que el puma podía comprender.

La multitud se quedó sin aliento cuando Damon se lanzó hacia el puma, y antes de que la bestia pudiera decir en qué dirección venía, Damon se aferró al músculo detrás de la cabeza del puma. Mordió y se mantuvo allí, dejando que el animal pateara y tirara violentamente.

Callie agarró mi brazo. Mis ojos estaban clavados en la escena, y mi cuerpo estaba preparado para correr a la jaula con la necesidad de intervenir.

El puma estaba desacelerando. Cada vez que se resistía, más sangre aparecía en el aserrín en pequeños ríos rojos. Su pata trasera izquierda buscaba débil ahora; tambaleante, comenzó a caer hacia el suelo. Damon desbloqueó sus colmillos y se echó hacia atrás, listo para ir a la vena en el cuello del gato.


En ese momento, el gato agitó los cuartos traseros y tiró a Damon. Cuando Damon intentó estabilizar sus pies, el puma se movió y clavó sus mandíbulas alrededor de su costado.

La multitud se quedó sin aliento de nuevo, y luego, comenzó a abuchear.

Pelea, insté con cada fibra de mi ser, apretando los puños a los costados.

Damon seguía lánguido y estaba siendo lanzado por ahí como una zapatilla vieja en la boca de un perro. El puma arrojó a Damon al suelo, luego echó su cabeza hacia atrás y la abrió en grande. Pero justo cuando el animal se lanzó hacia adelante, Damon rodó alejándose. Arrojó su hombro hacia un lado de la bestia confusa, lanzándose y levantando los pelos cortos blancos de su garganta.

Damon rompió la vena con sus colmillos. El puma tembló su camino hasta la quietud mientras un charco de sangre se hizo más y más grande hasta que fue un gran lago de sangre dentro del ring de pelea. En su centro estaba mi hermano, de rodillas sobre un puma muerto.

Se puso de pie y se tambaleó hacia atrás un paso. Miró a la multitud con una amplia sonrisa en su rostro, sus colmillos estaban fuera y toda su cara incluyendo la frente chorreaba sangre. La multitud aclamaba y abucheaba a partes iguales, y Damon sólo giro en un pequeño círculo, de vez en cuando lamiéndose los labios.

Gallagher golpeó sus gordas manos juntas. Los que habían hecho dinero saltaban y se abrazaban unos a otros. Los que habían perdido lanzaban sus sombreros al suelo o miraban en blanco hacia delante.

Di un salto hacia adelante, tratando de empujar mi camino hacia mi hermano, pero los cuidadores ya se habían movido, con estacas y redes de verbena atadas en la mano. Damon estaba claramente borracho en tal masiva comilona después de no comer durante tanto tiempo que parecía no darse cuenta. Antes de que pudiera gritar una advertencia, los hombres lo envolvieron en las redes y comenzaron a arrastrarlo fuera de la arena.

Incluso con mi mayor velocidad, no pude pasar de la multitud que había llenado todo por detrás de ellos y ahora bloqueaban todo el camino. Todos los juerguistas, aullando y babeando, se interponían entre la salida y yo, y para el momento que empuje y presione mi salida, el vagón estaba saliendo ya del recinto ferial.

Un látigo rompió el aire. Cascos golpeaban el suelo. Y así de simple, Damon se había ido.


Capitulo 19 Corrí mas allá de las barrancas establecidas alrededor del circo a través de la espesura del bosque, siguiendo las vías del vagón hasta que perdí completamente el olor del vehículo en las afueras de la ciudad. Un borracho estaba apoyado en un edificio de ladrillo, silbando desafinadamente.

En una rabia ciega, yo casi caí de rodillas y lo agarro, mordiendo su cuello y chupando su sangre antes de que el incluso antes de que él tuviera tiempo de respirar. Tenía un sabor amargo, pero seguí bebiendo, bebiendo de él hasta que no pude más.

Sentándome en mis talones, limpie mi boca con mi manga, y vi alrededor. Confusión y odio corrieron por mis venas. ¿Por qué no pude salvar a Damon?, ¿Por qué solo vi como Gallagher incitaba al publico a hacer mas apuestas, cuando el puma se abalanzaba sobre mi hermano? ¿Y por qué Damon se había dejado capturar poniéndome a mí en esta difícil situación?

En primer lugar, aun deseaba no haber insistido en convertirlo en vampiro. Si él no estuviera aquí, y yo estuviera solo en la ciudad, todo sería mucho más fácil. Trataba de ser un buen hermano, y un buen vampiro, y sin embargo había fallado en todo.

Camine a vasa, subiendo las escaleras de la casa. Cerré la puerta, causando que las bisagras sonaran y que una de las pinturas en la sala cayera estrepitosamente.

Instantáneamente, vi a Buxton mirándome desde el lado opuesto del cuarto, sus ojos brillaban en la oscuridad. – “¿Tienes algún problema con la puerta?”

Trate de pasar de largo, pero bloque mi camino.

“Perdón”- murmuré, aventándolo.

“Te perdono”- dijo Buxton, cruzando sus brazos sobre su pecho. “Cuida lo que dices”- susurre, mostrando mis dientes.


Pero Buxton solo rio por lo bajo.- “Cuidare lo que digo cuando tu cuides tus actos”

“¿Chicos?- Lexi llamo desde arriba, su voz melodiosa contrastaba con la tención de la escena. Ella se deslizo por las escaleras, sus suaves ojos con preocupación se posaron en mi. – “¿Damon esta…?”

“Está vivo”- murmure.- “Pero no pude llegar a él.”

Lexi se sentó en el borde de una desvencijada mecedora, sus ojos largos y comprensivos.

“Buxton, ¿Podría conseguirnos un poco de sangre de cabra?”

Buxton entrecerró los ojos, pero salió de la sala y entró a la cocina. En la sala, podía oír a Hugo tocando en el piano una animada Marcha Francesa.

“Gracias”- dije hundiéndome en un mudillo sillón. No quería sangre de cabra. Yo quería atragantarme con galones y galones de sangre humana, beber hasta enfermarme y perder el conocimiento en total olvido.

“Recuerda, él es fuerte”- dijo Lexi.

“No estoy preocupado por Buxton”-dije.

“Me refiero a tu hermano, es como tú, fuerte”

Me miró. Ella se acercó y tomó mi barbilla entre sus manos.

“Eso es lo que tienes que creer. Es lo que creo. El problema contigo es que lo quieres todo de inmediato. Eres impaciente.”

Suspire. Lo último que necesitaba era otra lectura de acerca de cómo no tenía idea de la forma de trabajar de los vampiros.


Además, no estaba impaciente. Estaba desesperado.

“Tienes que pensar en otro plan. Uno en el que podamos ayudar.”- Lexi miró como Buxton entró, llevando una bandeja de plata con dos tazas.

Buxton hizo una pausa a medio paso.- “¿Faut-il l’aider?”- dijo en francés.

“Nous l’aiderons”- contestó Lexi.

Ni Lexi o Buxton sabía que yo había aprendido francés en las rodillas de mi madre; era extraño escuchar hablar de si me ayudaran a liberar a Damon. Miré mis manos, estaban aun cubiertas de costras de sangre de mi búsqueda anterior por la tarde.

Buxton aventó la bandeja en la mesa de madera de cerezo pulido. –“No nos pondrá en peligro”,- gruñó con sus colmillos a centímetros de mi cuello. Me empujó con todas sus fuerzas contra la pared, y la parte posterior de mi cabeza trono en contra de la capa de la chimenea de mármol.

Mi energía se hizo cargo, y empuje sus hombros. Pero Buxton era viejo y fuerte como yo, me mantuvo clavado contra la pared, con sus manos firmes sobre mi pecho. Podía sentir como la sangre comenzaba a filtrarse en mi cráneo, donde me golpee la cabeza.

“Tú egoísta, desagradecido monstruo”- Buxton susurró, el odio goteaba de su voz.-“Ya he visto vampiros como tu antes. Creen que el mundo es suyo para tomarlo. No les importan los otros. No les importa a quien matan. Ustedes nos dan mala reputación.”

Yo me retorcía y lo retorcía, tratando de escapar de su agarre, cuando de pronto sentí el alivio de la presión de mi pecho, seguido de una gran caída de Buxton al piso.

“Buxton”- dijo Lexi, mirando el cuerpo del decúbito prono a sus pies.-“¿Cuántos siglos mas pasaran antes de que aprenda a tratar a un invitado? Y Stefan, ¿No está de acuerdo con que la sangre humana simplemente no le va? Esto no era necesario.”- Lexi giró su cabeza como una maestra de escuela enojada.- “Ahora, voy a beber mi sangre en paz. Sean buenos chicos.”- dijo mientras se deslizaba fuera de la habitación, con la taza de sangre en sus manos.


¿Cómo podía irse con tanta indiferencia, sabiendo que mi hermano estaba ahí afuera aprisionado y torturado? Había llegado a depender de Lexi para muchas cosas, y apoyándola en la búsqueda y rescate de Damon que ahora era mi única prioridad.

Como si hubiera leído mi mente, se detuvo en el arco de su cuarto, mirando desde uno de nosotros a los demás.- “Y cuando digo salvar a Damon, lo haremos. ¿Está claro para ambos?”

“Si, señorita Lexi”- Buxton murmuro mientras lentamente sobre sus rodillas se ponía de pie.

Asentí con la cabeza, apenas conteniendo mi mueca. ¿Lo haría?

Buxton cojeaba fuera de la habitación, pero no antes de lanzarme una mirada


Capítulo 20

A la mañana siguiente, desperté mientras alguien sacudía mi hombro.

—Vete —murmuró. Pero el sacudido era insistente.

Mis ojos se abren de golpe, y notó que estaba acurrucado junto a una de las tiendas de campaña del circo Gallagher.

— ¿Dormites aquí? —preguntó Callie, cruzando sus brazos sobre su pecho. Me senté, frotando mis ojos adormilados, pensando en la noche anterior. Yo había regresado hacia los terrenos del circo, sin saber a dónde ir y había caído durmiendo aquí.

—Buenos días, Srta. Callie —Dije, ignorando su pregunta. Me puse de pie y sacudí la tierra de la parte de atrás de mis pantalones—. ¿Cómo puedo ayudarte?

Ella se encogió de hombros. Estaba vestida con un vestido de algodón rosa que mostraba su pequeña cintura y sus pecosos brazos. El color mantenía un contraste con su fluido cabello rojo, y me recordó a un rosal silvestre. —Vamos a tomarnos unos días de descanso del espectáculo. Padre está haciendo mucho dinero, quiere que el siguiente evento sea aún más grande. —Callie sonrió—. Dejarlos queriendo más.

— ¿Cómo está Da… el vampiro? —preguntó, protegiendo mis ojos del sol. Si bien mi anillo me protegía de la agonía de los rayos, el sol me hacía sentirme expuesto y torpe. La oscuridad encubría más mis colmillos, y en la luz de día, constantemente tenía que comprobar que no estaba moviéndome a la velocidad de la luz, respondiendo las preguntas de no debería ser capaz de escuchar, o seguir mi urgencia a alimentarme.

Callie colocó un mechón de su cabello rojizo detrás de la oreja. —El vampiro está bien, supongo. Padre tiene controlado que lo atiendan todo el día. Ellos no quieren morir. Aún no, de todos modos.


Aún no era un pequeño consuelo, pero era algo. Significaba que todavía tenía tiempo.

Ella frunció su ceño ligeramente. —Por supuesto, no creo que ellos debería morir en absoluto. Lo que nosotros estamos haciendo, y hacia los animales para que peleen, es totalmente bárbaro —Dijo suavemente, hablando casi para sí misma.

Levanté la mirada hacia las palabras. ¿Estaba ella siendo más simpática sobre la difícil situación de Damon de lo que yo me imagine? — ¿Puedo verlo? —pregunté, sorprendido por mi atrevimiento.

Callie me golpeó el brazo. — ¡No! No a menos que pagues, como todo el mundo. Además, él no está aquí.

—Oh.

—Oh —Dijo burlándose de mí. Entonces sus ojos se suavizaron—. Todavía no puedo creer que durmieras aquí. ¿No tienes una casa?

Me encontré con su mirada directamente. —Tengo… un desacuerdo con mi familia. —No era exactamente una mentira.

El circo estaba comenzando a despertar. El fuerte hombre caminaba, con su cara soñolienta, fuera de la tienda de campaña. Abruptamente, él se dejo caer hacia el suelo y empezó a hacer flexiones. La adivina se dirigió a la parte aislada del lago, con una toalla en la mano, no había duda de que iba a darse un baño. Y dos de los hombres de seguridad estaban mirándonos a Callie y a mí con curiosidad.

Callie claramente también lo notó. — ¿Quieres ir a dar un paseo? —preguntó, señalando el camino de tierra en la orilla del lago, fuera de la vista del circo. Ella cogió una piedra y la arrojó al agua, donde golpeó con un sonido sordo.

—Nunca pude hacer que las piedras brincaran en el agua —Dijo, con una voz tan triste que no pude evitar una carcajada.

— ¿Qué es tan gracioso? —preguntó, golpeándome el brazo de nuevo. El golpe era juguetón, pero las pulseras que usaba tenían enredado verbena, y el contacto envió una ola de dolor subiendo por mi brazo. Puso su mano sobre mi hombro, la preocupación frunció su ceño—. ¿Estás bien?


Hice una mueca. —Sí —mentí.

—Está bien… —Dijo, lanzándome una mirada escéptica. Se agacho para recoger otra piedra y levantó su ceja café hacia mí antes de lanzarla en el agua. Se hundió con un inofensivo plop.

— ¡Que tragedia! —Recogí mi propia piedra y la lancé a través del agua. Saltó cinco veces antes de caer por debajo de la superficie.

Callie rió y aplaudió. — ¡Me tienes que enseñar!

—Tienes que girar tu muñeca. Y recoger una piedra plana —Miré una suave piedra café con una banda blanca en una punta—. Aquí —Puse la piedra en sus manos—. Ahora gira la muñeca —Dije, tocando con cautela su piel, haciendo que mis dedos no rosaran la verbena.

Ella cerró sus ojos y lanzó la piedra, que saltó una sola vez antes de caer en el agua. Levantó sus brazos en deleite. — Gracias, Stefan —Dijo, sus ojos parpadeando.

— ¿No más, “extraño”? —bromeé.

—Me has enseñado algo. Eso significa que somos amigos.

— ¿Por hacer esto? —Dije, tomando otra piedra y arrojándola en el agua. Damon y yo habíamos hecho saltar piedras en el estanque cerca de nuestra casa en Mystic Falls. Nosotros pedíamos deseos y pretendíamos que se harían realidad si podíamos adivinar el número de saltos que una piedra podría hacer.

Cerré mis ojos brevemente. Si saltaba cinco veces, voy a tener una oportunidad de liberar a Damon, pensé. Pero esta piedra era pesada y se hundió después de dos saltos. Negué con la cabeza, molesto conmigo mismo por caer en un juego tan infantil.

—Entonces, ¿Cuál es tu mayor preocupación en el mundo? ¿Qué no puedas hacer saltar las piedras? —bromeé, tratando de recuperar el tono ligero de nuestro paseo.


Ella sonrió, pero sus ojos parecían tristes. —No. ¿Pero no crees que estos problemas son mucho más manejables de los de verdad?

—Sí, lo creo. El sol estaba elevándose constantemente, dándole al lago un resplandor naranja. Varios botes pequeños ya estaban en el agua, echando sus redes, y el viento susurraba alrededor de nuestros oídos, un recordatorio que aunque el sol estaba caliente, el invierno estaba en camino.

—Nunca he hablando con nadie sobre esto. Esa es la regla número dos en los negocios de la familia Gallagher—no confíes en nadie —Dice.

—Tu padre parece difícil —Aventuré, si entiendo su frustración—. ¿Quizás demasiado duro?

—Mi padre está bien —Espetó Callie. Frunció el ceño hacia mí, con las manos en sus caderas.

—Lo siento —Dije, levantando mis manos en señal de rendición. Noté que estaba presionándola demasiado, demasiado pronto. —Eso estaba fuera de línea.

Callie dejó caer sus manos a sus costados. —No, yo lo siento. Sólo estoy protegiéndolo. Es todo lo que tengo.

— ¿Dónde está tu madre? —pregunté.

—Murió cuando tenía seis —Dijo Callie simplemente.

—Entiendo —Dije, pensando en mi propia madre—. Es duro, ¿no?

Callie arrancó un puñado de hierba de la tierra y lo destrozó entre sus uñas. —Trato de ser fuerte. Pero después de que mi madre murió, papá se dedicó a trabajar.

—Me parece que tú también haces eso.


—Ahora que Padre tiene el acto del vampiro elaborado, siento como si las cosas cambiaron para mejor. Él tiene una entrada de dinero fácil.

La mención del acto del vampiro hace que pateé las piedras alrededor del borde de la orilla. Una ráfaga de piedras voló por el aire y cayeron a varios metros en el lago con violentas salpicaduras en el agua.

— ¿Qué fue eso? —preguntó Callie, su voz alarmada.

Me obligué a sonreír, para parecer tranquilo—humano. Cuando me enojo, olvido ocultar mi Poder. —Tratando de que las piedras salten.

Calle arqueó una ceja, como si buscara retarme. Pero todo lo que ella dijo fue: —Tenemos que regresar. Papá quiere limpiar el terreno.

Asentí. —Buena idea —Solo aquí con Callie, había estado muy cerca de perder el control.

—Stefan —Dijo Callie—. Estaba pensando… ya que nosotros no tendremos funciones un par de noches, ¿Crees que podrías mostrarme la ciudad?

—Pero yo no conozco la ciudad —apunté—. Tú has estado aquí más tiempo que yo.

Las mejillas de Callie se sonrojaron, —Mi padre no me deja salir de casa, a menos que sea para trabajo. Pero hay tantos espectáculos y aventuras en New Orleans. —Levantó su mirada hacia a mí por debajo de sus pestañas—. ¿Por favor? Me sentiré segura si estoy contigo.

Casi me reí de la ironía de esa declaración, pero la sonrisa se atoro en mi garganta. Calle se había equivocado: Ella no estaría necesariamente a salvo conmigo, pero podría utilizarla para garantizar la seguridad de mi hermano. Después de todo, ella sabía todo acerca del Circo Gallagher—incluyendo donde su padre mantenía a Damon.

—Está bien, vamos a hacerlo —Dije.


—Oh, ¡Vamos a divertirnos tanto! —Callie apretó mis manos y dio vuelta a mi alrededor—. Nos encontraremos en el parque al final de mi calle a las nueve en punto. —Ella se levantó de puntillas y me besó en mi mejilla.

Ella estaba tan cerca, que casi podía sentir su corazón latiendo contra mi pecho. Me aleje abruptamente, mi cabeza dolía y mi mandíbula cerrada fuertemente. Giré dándole la espalda mientras dientes sobresalían con un click. Tuve que tomar cinco respiraciones profundas antes de que los dientes regresaran a la normalidad.

— ¿Estás bien? —preguntó, poniendo su mano sobre mi hombro.

Plasme una sonrisa en mi cara y me giré hacia ella. —Sólo estoy emocionado por esta noche.

—Bien —Dijo Callie, cantando para sí misma mientras caminábamos de regreso hacia el terreno del circo.

Corrí mi lengua sobre los dientes. Era cierto: estaba emocionado por esta noche. Pero la emoción era similar al deseo, y desde que lo había conocido desde que conocí a Katherine, nada bueno provenía del deseo.


Capítulo 21

Llegué a casa al anochecer y encontré a Lexi sentada en el sofá, con los brazos cruzados sobre el pecho, y su pie ligeramente tocando el suelo. Parecía una mamá gallina disgustada. Hugo y Percy estaban descansando, como un gato, sobre sus camastros en la esquina. Buxton, noté con alivio, no estaba a la vista. Me pregunté cuánto tiempo habían estado esperándome.

—Has decidido volver, por lo que veo, —dijo Lexi, una mueca atravesando su expresión.

—Así es, —dije, tratando de reprimir una sonrisa.

—Y algo ha cambiado, —añadió. Olfateó el aire—. Pero no te has alimentado, eso es bueno. —Frunció las cejas.

—Hola, —le dije a Hugo y Percy, ignorando la observación de Lexi. Me miraron con sorpresa. Nunca había hecho ningún esfuerzo por hablar con cualquiera de ellos en el pasado.

—Hola, —gruñó Percy.

Hugo solo se me quedó mirando.

Lexi siguió mirándome, con las manos en las caderas. —Ya suéltalo, Stefan. No guardamos secretos en esta casa.

—Tengo un plan para liberar a Damon, —dije, haciendo una mueca ante el sonido vertiginoso de mi voz.

—¡Eso es fantástico! —aplaudió Lexi—. ¿Cómo lo vas a hacer?


—Bueno, eh, comienza con ir a una cita, —confesé.

—¿A una cita? —Las cejas de Lexi volaron—. ¿Con quién?

Me aclaré la garganta tímidamente. —Con la hija de Gallagher, Callie.

—¿Tienes una cita con un humano? —dijo Percy justo cuando Lexi soltó—, tienes una cita con Callie Gallagher.

Puse mis manos en alto a la defensiva. —Quiere que la lleve a pasear a la ciudad esta noche. Y ya que estamos allí, voy a sacarle información sobre Damon. No puedo influenciarla por lo de la verbena, pero hay otras maneras de conseguir que una chica hable.

Percy y Hugo se miraron, las expresiones de desaprobación cruzaban sus caras como nubes de tormenta.

—Yo no haría eso si fuera tú, —dijo Hugo. Le mire con sorpresa. Aparte de la noche en que me habían encontrado, era la primera vez que le había oído hablar.

—Estoy de acuerdo. Querrás matarla o besarla, y ninguno de los dos escenarios terminará bien para ti. —dijo Percy. La frase sonaba fuera de lugar procedente de su flacucho cuerpo, con cara de niño.

—Tienen razón, —dijo Lexi con urgencia—. Ellos han aprendido la lección de la manera más difícil. Quién puede decir lo que vas a hacer cuando estés a solas con esa chica, por no hablar de lo que ella quiere hacer contigo. Viste su casa... las armas que tiene. Sólo me preocupa que…

—Lo sé, lo sé. Soy joven, no puedo controlar mis impulsos, y voy a cometer algún tipo de error, —le interrumpí con molestia.

Lexi se puso de pie y me miró. —Todas esas cosas son ciertas. Eres fuerte, pero me preocupa que dejes que tus emociones saquen lo peor de ti.

—No lo hare, —protesté—. Sólo voy a salir con ella para ver si puedo aprender algo más acerca de Damon. Si voy a rescatarlo… pacíficamente… ella es mi mejor opción.


Lexi apretó la mandíbula, pero luego dejó escapar un suspiro. —Sólo ten cuidado.

—Si vas a salir, no puedes usar eso, —dijo Hugo, pasando encima de una silla—. Percy, tráele algo agradable para vestir.

Percy miró a Lexi suplicante. Ella se cruzó de brazos. —¿Qué? Ya escuchaste al hombre.

Percy salió de la cama y se dirigió a las escaleras.

—Si vas a salir con una dama, necesitas verte bien, —explicó Hugo bruscamente—. Y Lexi, necesitas llevarlo de compras.

—Sí, vamos a salir mañana por la noche, Stefan, —contestó ella.

—¿Por qué de repente me quieres ayudar? —le pregunté a Hugo sospechosamente.

Hugo le mostró sus dientes puntiagudos en una pequeña sonrisa. —Si liberas a Damon con la ayuda de los humanos, no habrá necesidad de que nos involucremos. Ahora, ¡anda a vestirte!

Puse los ojos en blancos, pero seguí a Percy por las escaleras. Me entregó una camisa de lino blanca y un pantalón negro.

Por un momento quise tener ropa nueva de marca y pomada para deslizar hacia atrás mi cabello. Pero luego me recordé lo que le había dicho a Lexi: En este momento, sólo tengo que centrarme en conocer a Callie Gallagher, y, posteriormente, aprender que hace ceder a Patrick Gallagher.

Pero a pesar de que me decía a mí mismo que Damon era mi motivo para ir a esta cita, no pude dejar de notar que mi mente se desviaba al momento en que Callie me besó en la mejilla.


Capítulo 22 Enderecé las cadenas de mi camisa y abotoné mi saco. Los brillantes botones de cobre destellaban a la luz de los faroles mientras daba vuelta la esquina hacia Laurel Street. Limpié mi rostro con la mano, asegurándome que no quedara rastro de sangre sobre mis labios. Había visitado a mi camarera de Miladies, saciando mi hambre antes de marcharme del pueblo con Callie. El sabor de la camarera había sido dulce, como lirios sumergidos en miel. El segundo en que la calidez tocó mi lengua, mis sentidos se afilaron y el mundo se había intensificado.

Ahora las cigarras chillaban en mis oídos y el aroma a rosas asaltaban mi nariz, pero mi estómago estaba calmado y mis venas saciadas. Estaba listo para mi cita.

El parque al final de la calle estaba lleno de magnolias y viejos árboles de olmo., y en el centro, una fuente de mármol tenía en la cima una estatua de mujer. A través del sonido de la fuente, podía sentir un corazón humano latiendo.

“¿Hola?” llamé

“¡Stefan!” Callie salió de detrás de un querubín de mármol hacia la tenue luz de un farol. Su cabello rojo, una llama en la parpadeante luz, suelto y rizado en sus hombros. Vestía un simple vestido color crema con un corsé de encaje y una pollera ligera cubriendo sus pequeñas caderas.

Sangre se aceleraba por todo mi cuerpo.

“¿Qué?” dijo Callie, sonrojándose ante mi mirada.

“Te ves, uh, como una chica.” dije. Se veía hermosa.

“Caramba, gracias.” Callie rodó sus ojos y palmeó mi hombro. “Estás acostumbrado a verme con ropa de trabajo.” Ella me miró. “Tú te ves bastante apuesto.”


Aclaré mi garganta y apreté mi abrigo. De pronto mi ropa se sentía incómoda y apretada, y el aire congestionado. Me pregunté brevemente si la camarera habría tenido algo en su sangre que no compatía con mi cuerpo. “Gracias” dije formalmente.

“¿Stefan?” Callie levantó su brazo expectante.

“On, por supuesto.” Tomé su brazo en el mío. Su mano pecosa rozaba mi palma. Me estremecí y me reajusté para que su mano quedara sobre la suave fábrica de mi saco.

“A dónde, Señorita Gallagher?”

Ella levantó su vista hacia mí, con una sonrisa en su rostro. “Bourbon Street, por supuesto.”

Callie me guió a través de calles empedradas, donde gardenias colgaban sobre los balcones. En un capricho, tomé una y la coloqué detrás de su oreja. De regreso en casa en Mystic Falls, era una costumbre llevar flores ó un pequeño ramo al visitar a una dama.

“¿Quieres saber un secreto?” susurró Callie.

“¿Qué?” pregunté, curioso. Yo mismo ya era portador de muchos. Pero quizás los de Callie podría llevarme a Damon…

Se puso en puntas de pié y encerró mi oreja con su mano. El sonido de su sangre palpitando debajo de su piel era diez veces magnífico. Apreté los dientes, forzando mis colmillos a retractarse. “Tu camisa está suelta.” susurró.

“Oh” dije, volviendo a ponerla en su lugar. “Gracias.”

Callie dejó salir una risa de alegría. “¿Sabes lo que realmente quiero ver?” preguntó, tomando mi brazo.

“¿Qué?” pregunté, tratando devotamente de no prestar atención al tambor de su sangre.

“Un show de burlesque. Madame X tiene un show del que todos están hablando.” dijo.


Caminamos justos a través del pueblo, pasando muchedumbres bulliciosas y carretas ondulantes, terminando en un vecindario bien cuidado en frente de una majestuosa casa prístina. Una simple placa junto a la puerta leía Madame X en tinta negra. Suave luz de lámpara brillaba desde todas las ventanas, y carrozas de detenían, una detrás de la otra, frente a la puerta principal, liberando a sus bien vestidos pasajeros en las profundidades del club.

Me entró el pánico momentáneamente. Yo no tenía dinero. Y yo estaba vestido como un chico escolar que no había tenido estilo desde el cambio de siglo.

—Callie, creo. . . —Empecé a decir, tratando de llegar con una idea alternativa para nuestra noche, cuando la puerta se abrió para darnos la bienvenida.

—Buenas tardes. ¿Son ustedes clientes de la casa? —Los ojos del hombre recorrieron de arriba abajo mi vieja ropa. Yo estaba tremendamente mal vestido en esta sala, y yo lo sabía. Callie, sin embargo, se veía radiante.

—Sí. —Saltó en Callie, enderezando los hombros.

—¿Y sus nombres?

Por la manera en que los labios de Callie se aplanaron, me di cuenta de que no se había dado cuenta de que había una lista de invitados. Di un paso delante de ella, de repente inspirado. —Nosotros somos los Picard. Remy y su esposa, Calíope.

—Un momento, Señor. —El hombre estaba balanceándose en sus zapatillas a más de un podio agarrando una lista que casi con toda seguridad no incluye el nombre del Sr. Remy Picard. Dio vuelta una página, luego la volteo de nuevo.

—¿Qué estás haciendo, Stefan? —Callie susurró.

—¡Ya lo tengo bajo control —dije en voz baja—. Sólo sonríe y da una mirada bonita.

El hombre regresó, luciendo genuinamente apenado.


—Lo siento mucho, Señor, pero su nombre no aparece en nuestra lista para esta noche. —Miró a su alrededor, como si fuera a llamar a un guardia de seguridad como si hubiéramos causado problemas.

Quiero que nos permita la entrada sin antes consultar con nosotros cualquier pregunta más, pensé, canalizando toda mi energía. —Realmente nos gustaría entrar —dije en voz alta, concentrándose en buscar profundamente en sus ojos, haciendo caso omiso de la curiosa mirada aburrida de Callie en mi espalda—. ¿Está seguro de que usted no vio nuestros nombres en la lista?

Los ojos del hombre parpadearon.

Vamos sin mirar en la lista.

—Sabe, creo que podría haber visto sus nombres. De hecho, estoy seguro de que hice. ¡Los Picard! Lo siento. Fue mi confusión. Por aquí. —Dijo, una expresión un poco vacía en su rostro. Él nos llevó a través de grandes puertas dobles y una suntuosa sala. Candelabros de cristal colgaban del techo, y el aire olía a jazmín, magnolia, y fresia.

—Disfruten de su estancia en Madame X. Y si puedo ser de alguna ayuda para cualquiera de ustedes, no duden en venir a buscarme. —Dijo el hombre, girando sobre sus talones.

—Gracias. —Le dije.

Callie simplemente se quedó allí, mirándome boquiabierta. —¿Cómo hiciste eso?

Me encogí de hombros. —Yo sólo le hice dudar de sí mismo. Él no quiere decir que no a los Picard, sean quienes sean. Además, ¿qué pasaría si nuestros nombres estaban en la lista, y dijo que no a nosotros, y entonces nos quejamos con la dueña? —En secreto, yo estaba muy emocionado. Mi energía se estaba fortaleciendo.

—¿Así que debo considerar que esta no es la primera vez que entras a escondidas en donde no perteneces?

La mire con picardía. —Tú de toda la gente, deberías saber que es verdad.


Ella se rió, y le di un giro improvisado. La gente nos miraba. A pesar de que un pianista tocaba una melodía alegre en la esquina, esta sala no era donde la gente bailaba. En cambio, los clientes derivan de una conversación a otra, aspiran los puros y beben champán.

—¿Conoces a alguien aquí? —Le pregunté mientras cepillábamos de par en par, todos vestidos de gala.

Callie se encogió de hombros, la sombra de un ceño fruncido atravesando su expresión. Ella miró a su alrededor. — Todos odian a Padre. Dicen que es un unionista que está tomando ventaja de Nueva Orleans con su negocio. Y tal vez lo es, pero al menos su programa no pretende ser algo que no es. —Dijo, con la barbilla sobresaliendo.

Me moví en mi asiento. ¿No era eso exactamente lo que estaba haciendo? ¿Fingiendo ser alguien que no era? Yo no podía mirarla, en caso de que ella pudiera ver el fondo de mí encontrándose en mis ojos.

Un mesero vino con una bandeja cargada con champán. Tomé dos copas.

—Salud. —Le dije, entregándole una a Callie.

A medida que bebía el líquido burbujeante, las conversaciones giraban a nuestro alrededor, cada vez más fuertes y ruidosas con cada bandeja de bebidas que los meseros trajeron para servir. Los movimientos de los hombres crecieron más lánguidos, las mujeres se echaron a reír con más facilidad.

—¿Está tu padre listo para el próximo show? —Le pregunté, obligando a una nota de conversación con mi voz.

—Supongo que sí.

—¿Quién va a luchar contra el vampiro?

—No lo sé —dijo Callie—. Un cocodrilo, o tal vez un tigre. Depende de lo que Padre pueda conseguir en tan poco tiempo. ¿Por qué?

Me encogí de hombros sin comprometerme. —Quiero hacer una apuesta.


—Padre quiere algo barato. Está preocupado de que la gente no quiera apostar el dinero para otra pelea de animales. Parece que el monstruo es mucho más fuerte que una bestia.

—Oh. —Dije, tratando de procesar la información.

—Pero no vamos a hablar de trabajo. ¡Esta noche se supone que es divertida! El Señor sabe que no tenemos bastante de él en nuestra vida real —la voz de Callie creció con melancolía—. Hablando de diversión —dijo, señalando a una pequeña multitud en movimiento a través de un conjunto de puertas dobles en la parte posterior del club—, creo que el espectáculo burlesco está de vuelta allí.

—¿Vamos? —Pregunté, ofreciendo el brazo.

En el cuarto de atrás, mucho más pequeño que el primero, había numerosas mesas de madera en el suelo. Un escenario se estableció en la parte delantera de la sala, y el espacio estaba débilmente iluminado por velas. En lugar de unirnos a la muchedumbre hacia el frente, Callie y yo no sentamos en una de baja altura, con un banco de terciopelo rojo debajo de un gran espejo en el fondo de la sala.

Tan pronto como todo el mundo se instaló en los asientos, un maestro de ceremonias, subió al escenario. Me sorprendí al ver que era un hombre que llevaba un traje y gorro de cocina. Me había imaginado un espectáculo burlesco más fuerte, más grande que esto, con mucha música y las mujeres con poca ropa.

—¡Buenas tardes! Como todos hemos oído hablar, tenemos un vampiro en medio de nosotros. —Dijo dramáticamente.

El público se reía nerviosamente. Eché un vistazo a Callie con el rabillo de mi ojo. ¿Era esta una especie de trampa? ¿Sabía lo que era? Pero Callie se inclinaba hacia adelante, como hipnotizado por las palabras del hombre.

El maestro de ceremonias sonrió, empapado en el suspenso. —Sí, un vampiro. Abajo en el circo de dos mordidas por el lago.

Burlas llenaron la habitación. Callie no había exagerado cuando ella dijo que su padre era famoso en esta ciudad. Me volví para mirarla. Aunque tenía las mejillas tan rojas como su pelo, ella miraba hacia delante, los codos sobre las rodillas.


—Y dicen los testigos que Gallagher lo tuvo con una cadena de modo que no se escape. Pero, aquí en casa de Madame X, nuestro vampiro ha venido a visitarnos a todos por su cuenta.

—Nos podemos ir si quieres. —Le susurré.

Pero Callie sacudió la cabeza y estrechó mi mano. Se sentía caliente contra mi piel fría, pero esta vez no la aleje. —No, quiero quedarme.

Un hombre delgado caminaba hacia el escenario, vestido con un manto negro. Su rostro estaba en polvo, y las líneas finas de sangre falsa fueron extraídas de las esquinas de sus labios. Le sonrió a la multitud, revelando colmillos falsos. Me moví en mi asiento.

—¡Soy un vampiro, y todos ustedes son mi presa! ¡Vengan a mí, mi bellezas! —Se rió él, con voz exagerada que me hizo retorcerme. El "vampiro" acechaba por el escenario, sus dientes al descubierto y sus ojos explorando a la audiencia. Una mujer con un vestido bordado de perlas-se levantó de una mesa en el frente y caminó hacia el escenario como si estuviera en trance, emitiendo un gemido con cada paso.

—El vampiro tiene ojos especiales que pueden ver a través de la ropa. Y a este vampiro, Señoras y Señores, ¡le gusta lo que ve! —El maestro de ceremonias miró de reojo a la audiencia.

En esto, el público aplaudió con entusiasmo.

Eché un vistazo a Callie de nuevo. ¿Ella sabía que esto era un espectáculo sobre vampiros?

—Pero, ahora, el vampiro ha despertado con hambre. Y no van a creer lo que voy a hacer para alimentar el hambre. — Dijo el maestro de ceremonias cuando el vampiro en el escenario agitó las manos hacia la mujer, como si dirigiera una orquesta. Cuando lo hizo, un trompetista comenzó a tocar una melodía lenta y triste. La mujer comenzó a mover sus caderas, lentamente al principio, y luego más y más rápidamente hasta que parecía que iba a caerse.

—Tal vez Padre deba dar a nuestros vampiros clases de baile. —Callie susurró, su aliento cálido en mi mejilla.


Entonces, de repente, el vampiro se detuvo agitando los brazos. La música se detuvo, y lo mismo hizo la mujer. El vampiro se lanzó hacia ella, se apoderó de la manga de su vestido, y la rompió un poco, dejando al descubierto sus brazos de color blanco lechoso.

—¿Se sienten esta noche malvados? —El vampiro llamo a la audiencia, meneando la tela hacia la multitud. Luego arrancó la otra manga.

Mi estómago se revolvió.

—Les pregunto, ¿se sienten malvados esta noche? —Llamó de nuevo, lanzando la tela a la audiencia.

La multitud aplaudió cuando la bailarina continuó sus giros, frotando su espalda contra el "vampiro". Poco a poco, se desprendió de su ropa, punto por punto, enviando de una media de seda hasta ropa interior a la audiencia hasta que la mayoría de su cuerpo estaba en exhibición.

Cuando la música se aceleró, se puso más cerca de estar totalmente desnuda. Por fin, se sentó en una silla en el escenario cuando el maestro de ceremonias le quitó la última parte de sus prendas superiores, obligándola a taparse con las manos.

—Como él es una bestia del infierno, la única manera de detener a un vampiro es con una estaca en el corazón. Pero también pueden estar alejados con un crucifijo. . .

En este, el bailarín de la pantomima hizo una búsqueda vana en los bolsillos que podrían contener una estaca o un crucifijo.

Me dejé caer en la silla, pensando en mis propios ataques. De Alice, de Lavinia, de la enfermera cuyo nombre nunca había conocido. No había nada hermoso o romántico en esos ataques. Ellos fueron rápidos, sangrientos y mortales. Yo había acabado sus vidas sin pensarlo dos veces, con violencia y rapidez por la sed de más.

—¿Estás bien? —Preguntó Callie.

Por primera vez, me di cuenta de lo fuerte que había estado agarrando su mano. Solté sus manos, y al instante se acurrucó más cerca de mí en mi asiento. Su sangre bombeada como música dulce a través de su cuerpo, y la calidez de


su cuerpo calmaba mi ira. Me relajé en ella, teniendo la suavidad de su voz mientras se reía de la obra. Callie era cálida y suave y tan viva muy viva. Yo quería que este momento se congelara, que durara hasta la eternidad, sin nada más que yo y Callie y su corazón latiendo. No había nada más que yo necesitara en ese momento, no sangre, no poder, no D—

Mi cuerpo se tensó y me senté hacia arriba. ¿Qué estaba haciendo? ¿Había olvidado a mi hermano, lo que le había hecho a él, tan rápidamente?

Me puse de pie.

—¡Abajo, en frente! —Gritó una voz unas cuantas filas detrás de mí.

—Yo-yo lo siento. Tengo que irme. —Le dije, tropezando hacia la puerta.

—¡Stefan, espera! —Gritó.

Pero seguí adelante hasta que estaba en la calle, que va desde el bullicio nocturno de todo el camino hasta la orilla del río. Cuando me quede mirando mi reflejo en el agua arremolinada, las palabras de Percy se hicieron eco en mi cabeza. — Querrás matarla o besarla, y ningún escenario terminará bien para ti.

Estaba en lo cierto. Porque aunque yo realmente no sabía si quería besar o morder a Callie, sabía que la quería.


Capitulo 23

09 de octubre 1864

No se supone que deba tener corazón. Una bala me lo atravesó hace casi tres semanas, y ni siquiera mi propia sangre podrá bombearlo nunca mas. La única sangre que ahora corre por mis venas es la de aquellos a los que he atacado. Y aun así, algo sobre Callie hizo que mi corazón muerto aleteara y volviera a bombear de forma acelerada como nunca antes lo había hecho.

¿Es real? ¿O es un simple recuerdo de algo que solía ser? Damon me dijo una vez que en el campo de batalla, los niños que habían sufrido amputaciones todavía se despertaban con un dolor agonizante en sus piernas o lloraban por la mano que les dolía, aunque sus miembros ya no fueran parte de ellos. Y así, mientras esos chicos cuentan con miembros fantasmas, ahora pareciera que tengo un corazón fantasma.

En mi corto tiempo en Nueva Orleans, he aprendido bastante sobre mi poder. Es lo que me ha mantenido, con lo que he prosperado, lo que me hace un vampiro. Pero eso no es lo unico que poseo. El otro tipo no es emocionante, espeluznante o peligroso. Es mundano y aburrido-el ejercicio de control sobre mi propia energía.

He tenido que aprender a reprimir mis impulsos de integrarme y permanecer con Lexi.

Sin embargo, cuando estaba con Callie en el show, era como si mis dos poderes tuvieran propósitos cruzados, cada una amenazando con destruir al otro durante una batalla privada en mi cerebro.

Ahora la siento en mis pensamientos constantemente. La red de pecas en su piel, sus largas pestañas, su sonrisa vibrante. No puedo dejar de admirar la forma en que ejerce su propio poder. No solo cómo domina la atención y el respeto de los empleados de su padre, sino también cómo crece suave a mi alrededor, acercándose cuando cree que nadie está mirando.

Siempre pienso en mi mano entrelazada con la suya.


Y cada vez que la imagen de Callie vuelve a mi conciencia, me maldigo. Deberia ser más fuerte que esto. No debo pensar en ella. Deberia sacarla fuera de mi mente, minorizarla, como a una niña tonta que tiene suerte solo porque la dejo vivir.

Pero en el fondo, a pesar de mi poder, reconozco que Callie tiene control sobre mí y mi corazón fantasma. A la mañana siguiente, volví al circo, con una sola cosa en mi mente: Liberar a Damon.

"Hola, amigo!" El hombre fuerte, Arnold, me saludó mientras traspasaba la puerta de entrada.

"Hola", murmuré.

La mujer tatuada se le acercó por detrás y me miró con curiosidad. Sin sus diseños Indues, se veía, de hecho, muy bonita, con pómulos salientes y ojos muy abiertos y curiosos."¿Qué estás haciendo aquí?"

Le lancé un gruñido como respuesta. "Querrás pedirle disculpas a Callie." Señaló a un lado de la tienda.

Así que Callie ya le había dicho a sus amigos sobre de nuestra noche desastrosa. Tal y como lo había temido. Caminé por el recinto hasta que la vi arrodillada sobre un pedazo de madera. Había pintura salpicada en su mono, y su cabello rojo estaba trenzado en la parte superior de su cabeza y sostenido en su lugar por un delgado y largo pincel.

El letrero decía: Un centavo por Persona: Un Vampiro vivo, Real y Hambriento. ENTRA si te atreves!

Debajo había un dibujo grotesco de un vampiro: los colmillos alargados, con los ojos entrecerrados, y la sangre corría por ambos lados de su boca. Los rasgos eran los de Damon, pero estaba claro que Callie había dibujado la inspiración artística significativa del espectáculo burlesco de la noche anterior.

Alzó la vista, capturando mi mirada. Su boca se curvo en una O, y dejó caer el pincel sobre el lienzo. Un punto negro grande apareció de repente en el rostro de Damon.

"Mira lo que me hiciste hacer", dijo enojada.

Me metí las manos en los bolsillos, sutilmente olfateando el aire en busca de rastros de Damon. "Lo siento".


Callie suspiró de fastidio. "No necesito tu lastima. Sólo necesito que dejes de distraerme, así puedo trabajar un poco. "

"¿Quieres que te ayude a arreglar la pintura?" Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas. Flotaron entre nosotros durante un buen rato, y aparentemente los dos estabamos sorprendidos por mi oferta.

"¿Arreglar la pintura?" respondió Callie al fin, curvando sus manos en las caderas. "¿Te oí bien? ¿Arreglar la pintura?”.

"¿Sí?" Pregunté, un poco incomodo.

"¿Eres consciente de que anoche me dejaste ir a casa sola, sin ninguna explicación?" Su barbilla sobresalía, y su actitud era agresiva, pero se su labio inferior tembló un poco, y me di cuenta de que estaba herida.

"Callie,…”, comencé. Muchas excusas pasaron por mi cabeza. Yo trabajo para tu padre. No deberíamos escaparnos. No eres más que una niña, y yo soy un vampiro. . . A pesar de que una parte de mí estaba furioso con ella por permitir a su padre exponer a Damon como ganado, y dejarlo pelear hasta que llegara su muerte, la otra parte sabía que tenía tan poco dominio sobre su padre como yo lo había tenido sobre mi. Y ahora todo en lo que podía pensar era en cómo hacer que su labio dejara de temblar.

"Es mejor así", dije, torciendo mi anillo alrededor de mi dedo.

Ella negó con la cabeza y clavó la afilada punta de madera de la brocha en la tierra. Se quedó allí, como si se tratara de una pequeña bandera de rendición después de una batalla. "No necesitas darme explicaciones. Solo tenemos una semana de habernos conocido. No me debes ninguna explicación. Eso es lo mejor con los extraños: No les debemos nada ", dijo secamente.

En ese momento me balanceé sobre mis talones, El silencio se interpuso entre nosotros. La imagen de Damon parecía observarme, burlándose de mi ineficacia.

"Bueno, ¿no vas a ir a trabajar?" Me preguntó. "¿O solo te estamos pagando para que te quedes ahí parado?"

Antes de que pudiera dar la vuelta y salir Jasper salió de una pequeña tienda ubicada en el borde de la propiedad. "Necesitamos unas manos extra!"


Un hombre desgarbado se arrastraba detrás de él, sosteniendo su brazo cerca de su pecho.

Callie saltó a sus pies. "¿Qué pasó?"

A medida que el hombre le tendia la mano, la sangre corría por su brazo hacia el suelo. Aparté los ojos. Aun así, el dolor onduló a lo largo de mi mandíbula mientras sentía como mis colmillos empezaban a crecer.

"La Lucha de Vampiros programada para hoy. Necesitamos más hombres. "Jasper jadeó sin aliento, sus ojos se posaron sobre mí.

"Stefan", dijo Callie en un tono que no era de pregunta.

Jasper y el hombre fornido se quedaron mirándome.

"Pues bien, vamos, chico nuevo. Muestranos lo que tienes”, dijo Jasper, señalando con la barbilla en la dirección a la tienda.

"Por supuesto," dije lentamente, con un plan formándose en mi mente. Podía diferenciar cuatro latidos diferentes en la tienda. No habría grandes cantidades de verbena, por supuesto, y yo me había estado alimentando con regularidad, lo suficiente como para ser capaz de vencer a los hombres. Cuatro eran fáciles de manejar, pero cinco. . . Me volví hacia Jasper. "¿Por qué no van Callie y tu a cuidar de su hombre aquí presente mientras yo voy a reunirme con los demás en la tienda?"

"Ya voy, hermano", agregué que en voz baja.

Callie enseguida me miró. "¿Has dicho algo?"

“No”, dije rápidamente.


Jasper pasó de un pie al otro, escudriñandome con sus ojos. "Callie se hará cargo de Charley, y yo me ocuparé de ti. Te enseñaré los trucos para acabar con los monstruos ", dijo, dándome un a palmada en la espalda, empujándome hacia la tienda.

Con cada paso el aroma de la verbena se hacia más fuerte, coagulando la sangre en mis venas.

Entramos juntos en la tienda. El interior era cálido y oscuro, y el olor de verbena casi me ahoga. Me tomó hasta el ultimo estrago de mi fuerza no doblarme por la cintura y gritar de la agonía. Me obligué a abrir los ojos y mirar a mi hermano, que estaba encadenado en una esquina. Cuatro hombres tiraban de sus ataduras, tratando desesperadamente mantenerlo en su lugar.

Al segundo, los ojos de Damon se posaron en mi, su rostro se iluminó.

"Bienvenido al infierno, hermano”, susurró Damon, sus labios apenas se movian mientras fijaba sus ojos. Luego se volvió hacia Jasper. "Entonces, Jasp”, dijo en tono coloquial, como si tan solo fueran dos hombres participando de una agradable conversación en una taberna. “Encontraste un nuevo tonto para hacer un trabajo sucio. Bueno, adelante hermano, veamos si puedes arriesgarte conmigo"

"Su ladrido es peor que su mordisco", dijo Jasper, manteniendo su juego para mí. Gracias a su olor me di cuenta de que había sido empapado con verbena.

"Dame tus guantes", dije con un aire de autoridad. Tocar la madera directamente me alejaría instantaneamente.

“No te darán mucha protección. Esos colmillos pueden traspasar por cualquier cosa ", protestó Jasper.

"Sólo damelos”, dije entre dientes. Damon miró fijamente el intercambio, claramente disfrutando con mi situación.

"Esta bien, si te hacen sentir mas comodo…”, Se encogió de hombros y me dio sus guantes de cuero. Me los coloqué y tome la estaca de Jasper, notando un pequeño temblor en mis manos. ¿Cómo puede algo tan ligero ser tan mortal?

Damon dejó escapar una risita baja. "¿Esto es lo mejor que pudiste conseguir? Él parece como si estuviera a punto de desmayarse"


Miré a mi hermano. "Estoy tratando de salvarte", le susurré.

Damon resopló con sorna.

-Por favor-añadí-.

"Por favor, ¿qué? -Dijo, envolviendo las cadenas alrededor de sus manos.

"Por favor, déjame salvarte."

"Lo siento. No puedo ayudar ", dijo, antes de dar un tirón de las cadenas. Dos de los guardias cayeron al suelo por la sorpresa.

"Haz algo!" Jasper dijo con aspereza. "Tienes que atravesarlo. Hazle saber cual es su lugar.”

"Escucha a tu jefe", se burló Damon. "Sé un hombre y apuñalame. Un hombre de verdad no le tiene miedo la sangre, ¿no es cierto? "

Jasper se inclinó hacia abajo y agarró una estaca del suelo.

"Vamos, muchacho. Junta coraje", dijo, usando el lado de la estaca para empujarme hacia adelante. Di un grito ahogado. Un intenso dolor se disparó por toda mi piel, como si hubiera sido tocado por un atizador caliente.

Damon se rió de nuevo.

El colgajo se abrió, y Callie asomó la cabeza a través de la tienda.

Giré violentamente hacia ella. "Callie, que no debería estar aquí!"


Tanto ella y Damon me miraron desconcertadamente. Una sensación repugnante se difundió a través de mis extremidades. La verbena, el calor, la estaca. . .

En ese momento, con un simple giro de sus cadenas, Damon se liberó y se lanzó hacia Callie. Ella gritó, y Jasper se lanzo a protegerla como un escudo.

El tiempo pareció detenerse, y sin pensarlo, lancé mi estaca hacia el vientre de Damon. Cayó hacia atrás, jadeando, con sangre brotando de la herida.

"Dije, por favor!" Le susurré violentamente, con una única voz que solo Damon podía oír. Callie se acurrucó cerca de la entrada, con los ojos muy abiertos mientras saltaban entre Damon y yo.

Damon miró hacia arriba, jadeando mientras removia la estaca de su estomago. Entonces fue cuando oí el más débil y ronco susurro en los gritos de Jasper y los entrenadores, mientras movían a Damon de vuelta a las cadenas

“Date por enterado que tu infierno ni siquiera ha comenzado todavía, hermano. "


apítulo 24

Corrí hacia el lago, el sonido de la estaca rasgando a través de la carne de Damon resonaba en mi mente. Una vez que llegué a la orilla, miré fijamente a mi reflejo en el agua. Mis ojos avellanas me miraron de regreso, mis labios apretados en una línea delgada. Con un tirón de enojo, lancé una piedra en el estanque, destrozando mi imagen en mil pequeñas ondas.

Parte de mí quería saltar en el lago, nadar hasta el otro lado, y no volver nunca más. Condenando a Damon al infierno si la muerte era lo que él quería tanto. Pero no importa lo mucho que deseaba que muriera, no podía matarlo. A pesar de todo, éramos hermanos, y yo quería —necesitaba— hacer todo lo que estaba a mi alcance para salvarlo. Después de todo, la sangre era más espesa que el agua. Me reí con amargura mientras pensaba en los significados más profundos de la metáfora. La sangre también era más complicada, más destructiva y más desgarradora que el agua.

Me hundí en la arena ligeramente salada en la orilla del agua y me eché hacia atrás con un suspiro, dejando a la pálida cascada del sol de Noviembre sobre mí. No sé cuánto tiempo permanecí así antes de que sintiera pasos sordos vibrar la tierra debajo de mí.

Suspiré. No sé lo que había esperado encontrar, bajando hacia el lago, pero mi tranquilidad se arruinó cuando Callie se sentó a mi lado.

—¿Todo bien? —Ella preguntó, lanzando una pequeña piedra en el lago con un ruido sordo. Ella no se volvió a mirarme.

—Yo sólo… ¿podrías dejarme sólo? —murmuré—. Por favor.

—No.

Me senté y observé su cuadrado en su cara. —¿Por qué no?

Callie frunció sus labios, arrugando su frente como si estuviera trabajando por un problema complicado. Luego, vacilante, se acercó con su pequeño dedo meñique y trazó el contorno de mi anillo de lapislázuli.


—El monstruo tiene un anillo como éste —dijo.

Sacudí mi mano lejos en horror. ¿Cómo pude haber olvidado nuestros anillos?

Callie aclaró su garganta. —Es el vampiro, es él tu… ¿hermano?

Mi sangre se heló, y me puse de pie.

—¡No, Stefan! Quédate. —Los ojos verdes de Callie eran amplios, sus mejillas encendidas—. Por favor. Quédate. Sé lo que eres, y no tengo miedo.

Di un paso atrás, mi aliento entrando en rápidos jadeos. Mi mente giró, y sentí náuseas de nuevo. —¿Cómo puedes saber lo que soy y no temerme?

—Tú no eres un monstruo —dijo simplemente. Ella se puso de pie también.

Por un momento, nos quedamos allí, sin hablar, apenas respirando. Un pato cortó un arco por el lago. Un caballo relinchó en la distancia. Y la esencia de pino me hacía cosquillas en la nariz. Me di cuenta entonces que Callie había quitado toda la verbena de su cabello.

—¿Cómo puedes decir eso? —le pregunté—. Te podría matar en un instante.

—Lo sé. —Ella examinó mis ojos como si buscara algo. Mi alma, tal vez—. ¿Por qué no lo haces? ¿Por qué no ahora?

—Porque me gustas —dije, sorprendiéndome a mí mismo con las palabras.

Un susurro de una sonrisa se dibujó en sus labios. —Tú también me gustas.

—¿Estás segura de eso? —Tomé sus muñecas en las mías y ella se alejó un poco—. Porque cuando te toco, no sé si quiero darte un beso o… o…


—Bésame —dijo ella sin aliento—. No pienses en la alternativa.

—No puedo. Si lo hago, no me detendré allí.

Callie se acercó a mí. —Pero tú me salvaste. Cuando tu… hermano se abalanzó sobre mí, lo estacaste. Estacaste a tu propio hermano. Por mí.

—Sólo en el estómago, no en el corazón —señalé.

—Aun. —Ella colocó su mano sobre mi pecho, directamente sobre donde mi corazón solía estar. Me puse rígido, tratando de no inhalar la esencia de ella.

Antes de que yo pudiera reaccionar, ella sacó una aguja de su bolsillo y pinchó su dedo índice. Me quedé helado.

Sangre.

Sólo una gota de ella, como un rubí único y equilibrado en la punta de su dedo.

Dios, la sangre de Callie. Olía a madera de cedro y al vino más dulce. Mi cara comenzó a sudar, y mi respiración se hizo pesada. Mis sentidos se afilaron, y mis colmillos palpitaban. El miedo brilló en los ojos de Callie e irradió de su cuerpo.

Y justo cuando mis colmillos se retractaron. Me tiré hacia atrás, jadeando.

—Lo ves, no eres un monstruo —dijo ella firmemente—. No como él.

El viento se levantó, haciendo que el cabello de Callie se ondulara detrás de ella como las olas en el lago. Ella se estremeció, y me puse de pie, tirándola cerca.


—Tal vez —susurré en su oído, bebiendo de la embriagadora esencia de ella, mi boca a pulgadas de su cuello. No podría soportar decirle sobre todas las vidas que había tomado, como Damon pensó que yo era el monstruo. —Pero él es mi hermano. Y es mi culpa que él este allí.

—¿Quieres que te ayude a liberarlo? —dijo ella pesadamente, como si hubiera sabido todo el tiempo que nuestra conversación sería llegaría a esto.

—Sí —dije simplemente.

Callie mordió su labio mientras jugaba con un mechón de su cabello, envolviéndolo en su dedo, una y otra vez.

—Pero tú no tienes que hacerlo. —Evité sus ojos, así yo sabía que no la obligaba.

Ella me miró con cuidado, como si mi cara fuera una cifra que podría descifrar.

—En dos días —dijo—, encuéntrame a medianoche. Allí es cuando Damon será trasladado a nuestro ático.

—¿Estás segura?

Ella asintió. —Sí.

—Gracias. —Tomé sus mejillas con mis manos y me incliné hacia delante, presionando mí frente a la suya. Y luego la besé.

Mientras estábamos, palma con palma, pecho con pecho, podría haber jurado que sentí mi corazón volver a la vida, golpeando en perfecta sincronía con el suyo.


Capitulo 25

Cuando regresé de vuelta a la casa de los vampiros, la luna brillaba fuertemente en el cielo. Lexi estaba tendida en el sofá, con sus ojos cerrados mientras escuchaba a Hugo tocar el piano. El piano estaba tan fuera de tono como la música que él tocaba, la cual supuse que era una marcha revolucionaria rusa, que sonaba mas como a un canto fúnebre. Sin embargo, yo no podía dejar de tirar de Lexi, girando alrededor en una danza improvisada.

“Llegas tarde”- dijo Lexi, agachándose fuera del giro.- “¿O es que tuviste otra cita?”

“¿O mataste mas humanos?”- dijo Buxton, entrando en el cuarto.

“¿Estas enamorado?”- pregunto Pierce, poniendo los codos en sus rodillas y mirándome celoso desde la esquina de la mesa, donde jugaba un solitario. Percy claramente amaba a las mujeres, pero su rostro infantil le hacía parecer un muchacho de 15 años y muchas veces las mujeres que más le atraían por asumir Lexi, eran como su madre. Estaba agradecido por haber sido transformado en vampiro a la edad que tenia.

Menee mi cabeza.- “No estoy enamorado”- dije, preguntándome si lo decía para convencerme a mí mismo.- “Pero ya solucione lo de la rutina en el circo. Creo que estoy aprendiendo tipo New Orleans”

“Son buenas noticias”- respiro Buxton sarcásticamente.

“Buxton”- Lexi lo miro reprochándole antes de volver su atención de nuevo a mi.- “¿Has olvidado nuestros planes?”

Me devane los sesos, pero finalmente negué con la cabeza.- “Lo siento”


Lexi suspiro.- “Recuerda que te llevare de compras. Tal vez seré un vampiro, pero sigo teniendo la vanidad de una mujer, y simplemente no me ajusto a estar rodeada de hombres con ropa mal hecha. ¿Qué pensarían los vecinos?”- rio, divertida por su propia broma.

“Oh, de acuerdo.”- avancé hacia la escalera.- “Tal vez podríamos ir mañana. Estoy cansado.”

“Es enserio Stefan”- dijo Lexi, tomándome del brazo.- “Necesitas ropa, y es una costumbre de clase. Tome a esos dos caballeros como accesorios y míralos ahora.”- dijo, cabeceando hacia Buxton y Hugo como si estuviera satisfecha de su trabajo. Era cierto. Desde el abrigo azul de cuello alto de Buxton, hasta los pantalones bien cortados de Hugo, se veían guapos.- “Además, no tienes opción.”- dijo maquiavélicamente.

“¿No tengo?”

“No”- Lexi abrió la puerta con una reverencia.- “Chicos, estaremos fuera. Cuando regresemos, no reconocerán a Stefan, ¡Se verá guapísimo!”

“¡Adiós guapo!”- gritó Buxton sarcásticamente al tiempo que la puerta hacia click para cerrarse. Lexi meneó su cabeza, pero no me importo. En una manera extraña, me había acostumbrado a Buxton. El era como un hermano de clase. Un hermano con mal genio potencialmente fatal, pero me había acostumbrado a manejarlo.

Juntos, Lexi y yo caminamos amigablemente con el aire fresco de la noche. Había visto a Lexi mirándome por el rabillo de su ojo, y me preguntaba que vería.

Sentía como si viviera tres diferentes vidas: en una, era un hermano leal, en otra era el miembro de un nuevo Club que no comprendía bien, y en la tercera era un hombre joven poniendo mi confianza en una humana, humana en la que había arriesgado mi propia carne y sangre para salvar. El problema era que no estaba seguro de cómo vivir las tres vidas.

“Estas callado”- dijo Lexi a medio paso.- “Y”- olisqueo el aire- “No has estado bebiendo sangre humana. Estoy orgullosa de ti Stefan.”


“Gracias,”- murmure. Sabía que no podría estar orgullosa de mí si le dijera de la conversación que Callie y yo habíamos compartido. Diría que había sido riesgoso, muy ingenuo, que había cometido un gran error al decirle a Callie mi secreto. Aunque yo no le había dicho tanto como para confirmar sus sospechas. “Llegamos”- dijo Lexi, deteniéndose en una indescriptible puerta de madera en la calle Dauphine. Tomo un delgado gancho de metal de su bolsillo y lo sacudió en la cerradura de la puerta de entrada. Después de un momento, se abrió con un click. “Y ahora la tienda está abierta para comprar”- Lexi extendió sus manos hacia el todo, posándose sobre una otomana de cuero rígido.- “Escoge lo que quieras.”

Una docena de maniquís con el pecho hinchado por su corte en la tienda. Uno con una chaqueta de lana y el brazo levantado en una ola, mientras que el otro tenía un brazo sobre sus ojos como marinero, como mirando directamente al mar. Pernos de telas finas apoyadas contra la pared del fondo, y una fila de mancuernillas brillaban bajo el cristal. Las pilas de camisas confeccionadas estaban al fondo de la tienda, y unos pañuelos en un cajón.

Lexi cruzó sus tobillos por debajo de la falda y me miró, con una mirada de orgullo en su rostro mientras me ponía una chaqueta de pelo de camello de un maniquí sobre mis hombros.

Me quede quieto, en espera de su aprobación, como lo hubiera hecho si mi madre me hubiera llevado de compras.

“Bueno, no podre decir nada mientras estés parado como un maniquí de madera. Camina un poco. Ve si te gusta.”- dijo Lexi con un impaciente movimiento de mano.

Rodee mis ojos pero camine alrededor de la habitación, actuando como los hombres ricos que Callie y yo habíamos visto en el show burlesco. Extendí mi mano hacia Lexi con un ademan.- “¿Quieres bailar?”- dije con un exagerado acento ingles.

Negó con la cabeza, había diversión en sus ojos.

“Está bien, lo entiendo. Es un poco dandi. ¿Qué tal ese?”- levantó su barbilla hacia un maniquí con pantalón negro, abrigo gris y ribete rojo. Removí la chaqueta y puse el abrigo sobre mis hombros.


Lexi asintió, sus ojos me miraron lejanamente.

“¿Qué piensas sobre este?”- le pregunte.

“Mi hermano”- dijo. Pensé en el niño del retrato, sus ojos eran muy parecidos a los de Lexi.- “¿Qué hay de él?” Lexi cogió un pañuelo de seda y encaje entre sus dedos. No me miró mientras hablaba.- “Después que nuestros padres murieran, empecé a salir con un chico que era vampiro. Me preguntó si quería vivir para siempre. Y por supuesto acepté, porque era joven, ¿Y quién no quiere ser siempre joven y bella? Además, si me convertía, eso quería decir que jamás tendría que dejar a Colin. Ya había perdido mucho, y bueno, pensé que al menos el podía saber que nunca iba a perderme.”

“¿Colin era un vampiro?” Lexi sacó el pañuelo de entre sus dedos agrietado como si fuera un látigo.- “Nunca le haría eso a alguien que amaba.”

La imagen de mí forzando a Damon a beber de Alice, la camarera de la taberna de vuelta a casa, cruzó por mi mente. Miré hace abajo, queriendo que Lexi no supiera que yo lo había hecho con alguien que amaba.- “Así que, ¿Qué pasó?”

“La gente empezó a sospechar. Yo no sabía entonces lo cuidadosos que teníamos que ser. Mi hermano crecía, y yo me quedaba igual. La gente se preguntaba. Así que nos sitiaron, y nuestra casa fue incendiada. E irónicamente, yo escape y Colin no. Y él era el inocente. Tenía solo dieciséis.”

“Lo siento.”- dije finalmente. Trataba de imaginarme a Lexi como humana, apoyándose del brazo del hombre quien le había prometido el mundo para ella, justo como Katherine me había prometido el mundo a mí. Me lo imaginé llevándola a un callejón oscuro, tomando primero un poco de sangre, diciéndole que bebiera de él, para luego una puñalada en el corazón y así completar la transformación.

Lexi agitó su mano, llevándose la imagen de joven de ella.- “No te disculpes. Eso fue ya hace más de un siglo. Estaría muerto ahora de cualquier forma.”- me miró.- “Esa chaqueta se ve bien en ti.”


“Gracias”- dije. De repente, el peso de mi discusión con Callie se sintió pesada en mi estomago.- “Tengo un plan para salvar a Damon.”- solté.

La cabeza de Lexi se sacudió para arriba. Sus ojos brillantes.- “¿Qué?”

“Mañana en la noche. Me ayudara Callie.”- deje que mis ojos se encontraran con los de Lexi.- “Damon regresará a la calle Laurel. Su padre estará fuera de casa en un juego de cartas, así soltaremos a Damon.”

“¿Le contaste a Callie lo que eras?”- me preguntó, su voz era baja y dura.

Me mordí el pulgar.- “No.”

“¡Stefan!”

“Ella lo suponía,”- dije a la defensiva.- “Y confío en ella.”

“¡Confiar!”- escupió. Se levantó abruptamente y la otomana se volcó.- “No conoces el significado de esa palabra. Callie es la hija de Patrick Gallagher, que forzó a tu hermano a luchar con un león de la montaña a muerte. ¿Cómo sabes si esto no es un elaborado plan para encarcelarte también?”

“¿Qué tan estúpido crees que soy?”- cuestione, dando un paso hacia Lexi.- “Tal vez soy joven, pero tengo buenos instintos.” Lexi dio un resoplido burlón.- “¿Te refieres a los mismos instintos que te llevaron a una carnicería con tres vampiros rodeándote? ¿Los mismos instintos que te llevaron a asesinar a esa mujer en el tren?”

-“Aun estoy aquí, ¿No?”

“¡Gracias a mí! Y los chicos de la casa. Pero no voy a permitir que nos arrastres a enfrentarnos con Patrick Gallagher, y todas las personas.”


“¡Nadie va a arrastrarte a nada!”- grite frustrado.- “¡Solo porque tu dejaste morir a tu hermano, no significa que yo voy a dejar al mío! Le debo mucho.”

“Eres un malagradecido”- escupió, empujándome con toda su fuerza contra un espejo de marco dorado. Caí como el espejo roto a mí alrededor. Un fragmento grande cortó mi brazo, pero apenas dolió. En su lugar, me sorprendí por la fuerza de Lexi. La había visto antes, pero nunca había estado en el lado receptor.

Lexi voló por encima de mí, sus ojos brillaban.- “Necesitas ubicarte en tu espacio, y hacerlo rápido. Eres un vampiro. Y los vampiros no hacen trato con humanos.”

Salté a mis pies y la empuje lejos de mí. Voló a través de la tienda y cayó contra los pernos de tela.

“Lo hago, si esto significa salvar a Damon,”- gruñí. Luego me salí de la tienda y me sumergí en la oscuridad de la noche.


Capítulo 26

Pasé la noche en el lago nuevamente, pero esta vez no dormí. En su lugar me senté a lo largo de la ribera, a escuchar el zumbido del mundo a mí alrededor, como si yo fuera miembro de la audiencia en un espectáculo musical.

Las ranas craqueaban melódicamente, soplando sus pechos con orgullo. Los peces nadaban en la superficie del lago, sumergiéndose en las profundidades con lanzamientos de sus colas. Las aves volaban en formación de V y los pequeños animales arrasaban a través de las cañas, persiguiendo como rastreando a su próxima comida.

Luego llego el broche de oro, el sol, un orbe enorme y acuoso, subió a su lugar de prominencia en el cielo, señalando que era el Rey Todopoderoso y la tierra su súbdita. Me senté allí, viendo lo único que podía matarme en un instante, si no fuera por el anillo que Katherine me dio. Una sensación de calma que cundió a través de mi cuerpo.

Agarré una piedra plana, perfectamente redonda. Me levante y miré por arriba del agua. Cerré mis ojos. Conté 4 rebotes, todo estará bien. A continuación tiro la piedra y levanta vuela. Salta una vez… dos veces… tres veces…

---¡Cuatro rebotes, impresionante! ---Una voz gritó seguida por aplausos entusiastas. Me di la vuelta y Callie saltó a mis brazos.

----Está de buen humor hoy. ---Dijo con u a sonrisa.

----Lo estoy. Y todo gracias a usted.

Ella puso su brazo a través del mío. ---¡En ese caso, se cómo puede agradecerme! Sentí su pulso derrotando a mi escudo, su sangre casi irresistible. Pero la piedra había rebotado cuatro veces, y entonces me incliné para besarla.


Callie y yo pasamos todo el día junto, luego esa noche dormí en el lago de nuevo. Cuando llegue a casa al atardecer del día siguiente, encontré una pila de ropa en el piso de mi habitación, incluyendo el pantalón negro con el escudo gris que había modelado para Lexi.

En la parte superior de la pila había una nota escrita de su puño y letra. “Sigue tu corazón. Tienes suerte que todavía tienes uno”

Recogí el paquete en mis brazos, sintiéndome raro, aliviado y un poco triste a la vez. Me cambié la ropa, por un pantalón blanco y camisa de chombray azul. Alisé mi cabello frente al espejo. Me miré como cualquier joven preparándose para una cita con una guapa chica. Solo quería que fuera así de simple.

Me filtré por las escaleras, esperando por alguien para embestir en las sombras y detuve, para decirme que mi plan nunca funcionaria. Pero hice todo el camino hacia abajo a través de la cocina y a continuación salí por la puerta trasera, sin que eso sucedería.

Una vez fuera caminé dos millas hacía la calle Laurel, con mis manos en los bolsillos. Silbando las notas de “Dios guarde al Sur”. Me detuve a recoger una magnolia blanca de un arbusto, en frente de una mansión de color melocotón, en la parte baja de la calle de Callie.

-¡Stefan! -Un urgente susurro llegó desde atrás de un árbol, en la parte inferior de la calle Gallagher.

Callie se cruzó por mi vista. Su pelo estaba suelto y caía por su espalda. Llevaba un camisón blanco recortado con encaje, al igual que la primera vez que la había visto, excepto esta vez ella estaba lo suficientemente cerca de mí, que pude ver que aunque llevaba un chal de lana gris grueso, no estaba usando las enaguas. Repentinamente me puse tímido.

-Stefan, -murmuró, acariciando mi brazo-. ¿Estás bien?

-Sí -dije, tomé la flor y la coloque detrás de su oreja.

Ella sonrió.


-Eres tan caballero.

-Y tú tan hermosa. -Respondí, llegando a empujar unas hebras de sus cabellos detrás de su oreja. Sus mechones eran tan suaves, como pétalos de rosas y olían a miel. Quería permanecer allí para siempre, viendo sus bocanadas de aire delante de mí.

-Callie… -Comencé, cuando las campanas de una iglesia distante, sonaron en el aire helado. Doce campanadas medianoche… La hora de las brujas.

-Es tiempo. El turno de Jasper dura hasta las 12 y 30, pero puedo decirle que estas aquí para suplantarlo más temprano. Ganamos algún tiempo. Una vez que se aparece el otro guardia, ya hace mucho que ha desaparecido. Pero tenemos prisa. -Dijo sonando muy segura de sí misma, pero había temblado demostrando sus emociones.

Quería poner mis brazos alrededor de ella, meterla en la cama y susurrarle al oído “Dulces Sueños”. Pero yo era un vampiro y estaba dependiendo de esta niña para protegerme. Callie junto sus dedos en silencio. Entonces, asintió y me dio una sonrisa apagada. -No tienes miedo, -dijo presionando sus palmas en mis manos.

Me llevó a través de la puerta de hierro y por todo un camino de grava. Abrió una puerta de al lado de la casa.

-Estate quieto. -Callie dijo mandando, como ajustando sus ojos a la oscuridad. A diferencia del resto de la casa, de mármol pulido y roble brillante, esta puerta era estrictamente de utilería, diseñada para los proveedores tengan acceso fácil al espacio de almacenamiento, pase sin molestar a los residentes de la casa.

Delante nuestro una escalera empinada de vigas de nogal, callie inclinó su cabeza hacia arriba, en la escucha de algo.

Seguí su ejemplo, aunque mis pensamientos no podían escuchar las palabras específicas debido al zumbido demasiado fuerte.

De repente oí un sonido de arrastre de pies encima de nosotros. Callie miró hacia mí, ella lo había oído también.


-Jasper –explicó-. Debemos irnos.

Caminamos hasta los pasos, rápidamente. Una vez que llegamos a la puerta agrietada, golpeó dos golpes rápidos seguidos de una pausa y un golpe más.

Un click y luego escuchamos el cerrojo contra el metal. Por último, Jasper abrió la puerta, acunando su cuerpo, junto al borde por lo que no podíamos ver al interior.

-Bien, bien, bien. Callie y el hombre que acusan de vampiro, corran por su vida. ¿A qué tenemos el placer? -Jasper nos acosaba.

Pase incomodo, tratando de obtener una visión dentro de la sala.

-Hola Jasper ---dijo callie rozándolo al pasar motivándome para a seguirla.

En la oscuridad, sólo podía ver una jaula grande en la esquina. Un bulto grande, estaba inmóvil en el interior.

---Padre necesito tu estudio. Stefan se hará cargo hasta que llegue el próximo turno. —Dijo Callie

-¿Encontrarás a Jasper en el estudio? -Dijo en voz alta.

-Pero aquí estoy.

Gallagher se congelo.

El padre de Callie fue a sentarse a una mesa, detrás de la puerta, una mano de cartas delante de él. En el centro de la mesa había una vela temblorosa.

-Padre. -Callie rio tontamente, la risa sonó forzada, fuera de lugar-. Debo haberme confundido. Yo sabía quería jugar a las cartas esta noche, y supuse que estarían más cómodos en el estudio o … -Su voz comenzó a vacilar. Ella lamia sus labios y se sentó al otro lado de Gallagher.


-Eres generosa, chica -Gallagher dijo bruscamente.

-Mr. Gallagher, -dije de manera insignificante-. Me han dicho que me presente para el puesto, pero quizás interprete mal. -La confusión no era difícil de fingir. Callie había jurado que su padre estaría fuera de la casa.

---¿De verdad, Jasper? ---Preguntó Gallagher---. Supongo que lo es. Él no es malo. Un poco nervioso, pero cuando pega, pega bien.

Gallagher asintió, asumiendo la información.

-¿Este es el chico en el que confía, Miss Callie? -Le pregunto a su hija. Callie asintió, sus mejillas se sonrojaron bajo sus pecas. A continuación Gallagher se levantó de la silla arrastrándola contra el suelo.

-Bueno entonces dejemos a las chicas -dijo teniendo su whisky.

-Así que es un chico gallagher ahora. ¿Es usted? -Jasper pregunto empujando un juego empapado en mis manos. Mi piel se quemó y el dolor se disparó a través de mi brazo. Luche contra el impulso de gruñir, reprimiéndolo con mi lengua. La tensión la sentí con los dedos, tratando de minimizar el contacto que tuvo la madera envenenada con mi cuerpo.

-Bueno, este no va durar -Jasper dijo a continuación-. El vampiro de esta noche está hambriento. Espero que te cómo, y mientras lo hace voy a pasar algún tiempo con Miss Callie y su papá. Les voy a mostrar que no eres el único hombre que puede ser amable y gentil. ---Dijo Jasper y sus movimientos fueron sueltos y pude oler el whisky en su respiración.

-¿Hermano? -Susurré.

Damon alzando los colmillos desnudos, salté a causa de la sorpresa.

Se rio en silencio, se desplomo contra un lado de la jaula, agotado por el esfuerzo. -¿Qué hermano, tienes miedo de un vampiro? -Dijo.


Lo ignoré, empecé arrancar la puerta de la estructura. Damon observaba con curiosidad y luego lentamente se arrastró hacia mí. Cuando llego a mi lado, sentí un agobiante dolor irradiar de mi columna, atravesando todo mi cuerpo.

-¡Te atrapé! -Dijo una voz.


Capítulo 27

Mis pesados parpados cayeron a la deriva abiertos. No sabia cuanto tiempo había pasado. ¿Era una noche? ¿dos? ¿una semana? Estaba oscuro, donde estaba.Vagamente consciente, escuchando pisadas y gritando y una voz que sonaba parecida a Callie , llamándome por mi nombre. Pero un día, me levanté sin caer de repente en la conciencia. Levanté mis brazos, dándome cuenta que estaba encadenado a la pared. Tenía quemaduras de verbena en mis brazos y piernas. Costras de sangre seca en mi cuerpo entero, haciendo imposible saber donde estaba herido. Junto a mí, Damon estaba sentado con sus rodillas en su pecho. La sangre cubría su cuerpo y sus mejillas estaban demacradas. Las sombras oscuras habían cercado sus ojos hundidos, pero una sonrisa lenta se estaba propagando por toda su cara.

“Ahora, no soy tan poderoso ¿ y tú, hermano?

Me esforcé para sentarme. Me dolían los huesos. El ático estaba empapado por una luz gris tenue que venia desde una ventana sucia. El relleno y rastreo de un ratón sonaron en alguna parte lejos a través de la habitación. Agitó el hambre dentro de mí y me di cuenta que no había comido desde que estaba aquí. En la esquina, dos guardias desconocidos estaban sentados ajenos a nuestra silenciosa y cercana conversación.

Sacudí mi cabeza disgustado.¿ Como podría haber sido tan estúpido? Lexi tenia razón. Por supuesto, ella la tenia. Callie me habia traicionado. Debia haber sido su plan todo el tiempo, desde el segundo que ella notó el anillo en mi dedo que coincidia con el de Damon. Debería haberme dado cuenta en el momento que ví a su padre en la habitación. ¿ Como habia caido en una trampa tan estúpida y obvia? Merecia estar encadenado como un animal.

“¿ La amabas?”Damon preguntó, como si pudiera leerme los pensamientos.

Mire hacia el frente.

“Ella no tiene que venir de visita, en caso de que tuvieras curiosidad.”Damon continuó familiarmente.”Ella es bonita, aunque en mi humilde opinión, podrias hacerlo mejor.

La ira empujó mis colmillos a su sitio.”¿ A donde quieres ir a parar con esto?”Gruñí.


Damon señaló los barrotes.”A ningún sitio, aparentemente. Excelente trabajo, con el intento de rescate.

“Al menos lo intenté”dije con mi ira disminuyendo y la resignación fluyendo en su lugar.

“¿ Por que te molestastes, incluso? Los ojos de Damon brillaron.”¿ No te he dejado mis sentimientos sobre ti, perfectamente claros?

“Yo……”Comencé antes de darme cuenta de que no tenia ni idea de por donde incluso empezar.¿ Como podria decirle a él, que rescatarle no fue una elección? Que nuestra sangre corre en cada una de las venas del otro, que estabamos obligados entre si.”No importa”dije.

“No, no es asi”dijo Damon, tomando un tono filosófico.”Después de todo, ambos estaremos muertos bastante pronto. La pregunta es ¿ Serás asesinado por un cocrodillo ó por un tigre? Escuche a Gallagher diciendo los cocodrilos son los mejores oponentes en la lucha, porque no van por asesinar. Ellos lo alargan.

En ese momento la puerta del atico se abrió con una fluritura, y Gallagher ando a zancadas hacia la habitación, con sus botas haciendose eco en el suelo.

“Los vampiros están despiertos”él rugió.

Los dos guardias saltaron apresuradamente a la ordén, pretendiendo que nos estaban mirando todo el rato. Gallagher andó a zancadas hacia la jaula, arrodillandose a nivel de nuestros ojos. Su traje de tres piezas estaba impecable , como si él hubiera hecho su fortuna como un financiero en lugar de por torturar vampiros.

“Bueno, bueno, bueno…….la semejanza familiar es obvia. Estoy avergonzado de no haberlo notado antes.”Él llegó a través de los barrotes y cogió la parte delantera de mi camisa , tirandome contra el lado de la jaula. Mi cara se golpeó contra los barrotes e hice un gesto de dolor como si algo de madera sobresaliera en mi pecho.

Una estaca.

“Y tú casi te escapas, actuando como un humano”Gallagher lanzó su cabeza de vuelta y sonrió, como si fuera la cosa más divertida del mundo.


“No, te saldrás con la tuya”dije entre dientes, roto de dolor a través de mi cuerpo cuando él clavó la estaca más alla de mi piel. “!Presta atención, vampiro!”dijo Gallagher, sus labios curvados de nuevo en un gruñido. “Ya sabes, creo que puedo apostar que serás el único que asesinaré. Si, creo que lo haré muy bien.”Se volvió hacia los dos guardias.”¿Escuchan eso? Un pronóstico del jefe. Apuesto por el del pelo oscuro.”dijo Gallagher, torciendo la estaca contra mi cuerpo.”Creo que su hermano tiene más odio en su vientre.

No podía ver la cara de Damon, pero pude imaginar la sonrisa que sin duda tendria en sus labios.

Gallagher me engañó con sonrisas y tiro la estaca empapada con verbena al suelo.”Oh, no quiero que useis las estacas con los vampiros como deporte, nunca mas.”dijo en la dirección de los guardias. El corpulento miro con culpa hacia el suelo.

“¿Por qué no?”preguntó el otro indignado.”Es bueno para ellos. Les enseña su lugar.

Porque les queremos en excelente forma para su lucha”dijo Gallagher,con su voz exagerada parodia de paciencia. A continuación, nos sonrió. Eso es correcto, chicos. Vosotros dos vais a estar luchando por la muerte. Es la solución perfecta. Tendré un vampiro muerto para vender por partes, un vivo para presentaciones y beneficios más allá de mi imaginación. Sabeis, seria un sacrilegio, pero doy,gracias a Dios por los vampiros!.

Con eso, Gallagher se giró para dejar el atico, cerrando de golpe la puerta tras él. Me hundí contra los barrotes. Damon hizo lo mismo, cerrando sus ojos. Los dos guardias nos miraban a través de los barrotes.

“Sé lo que dijo el jefe del de pelo oscuro, ¿pero no parece un poco débil? Mis peniques, van por ese chico”comentó uno.


Capitulo 28

“¿Recuerdas cuando rompimos el tazón de cristal de mamá? ¿Y yo estaba muy preocupado llorando por la reacción que tuviera ella?”- le pregunte.

“Si, y después padre decidió que yo tenía la culpa y me azotó y me llamó malvado,”- Damon dijo debidamente.- “Traté de hacer tu vida fácil, hermanito. Pero terminó. Ahora, quiero que obtengas exactamente lo que te mereces.”

“¿Qué me quieres decir, Damon?”- dije con enojo, tan fuerte que los dos guardias me miraron con sorpresa.

Damon pausó, con ojos entrecerrados.- “Te voy a decir exactamente lo que quiero decir… antes de matarte.”

Rodé mis ojos con coraje y frustración.- “Pensé que eras el que quería morir. ¿Y ahora vas a matarme?”

Damon rio entre dientes.- “Sabes, ahora que lo pienso, ser una bestia del infierno no puede ser tan malo. De hecho, creo que es un papel que yo también podría tomar, inmensamente. Tal vez no era yo el que me despreciaba. Eras tú. Pero que te hayas ido-“


“Si me hubiera ido estarías en el monstruoso show de Patrick Gallagher por siempre.”- le interrumpí.

“Pero lo admito, hermano. ¿No crees que es más divertido el monstruoso show de Patrick Gallagher que el mismo infierno? Y una vez que consiga algo de fuerza, creo que puedo planear un escape con facilidad.”

“Y después estoy seguro que te atraparan, en la primera oportunidad.”- dije disgustado.

Apoye mi cabeza contra las barras de la jaula. La pelea fue de poco más de una hora, y yo no había renunciado a involucrar a Damon, para provocar cualquier posible nexo entre nosotros. Pero no importaba lo que dijera, el se burlaba o me ignoraba.

Era imposible saber cuánto más estaríamos atrapados. Desde que me había convertido en vampiro, veía la vida de modo diferente. El tiempo no importaba. Estar enjaulado hizo que me diera cuenta de la importancia del tiempo, porque cada segundo transcurrido acercaba más nuestra batalla. Mientras esperaba, imaginaba los diversos escenarios que la batalla podría tomar. Visualicé a Damon rompiendo mi cuello, rugiendo triunfante ante la multitud. Me veía a mi mismo sucumbiendo ante la ira, robando accidentalmente la vida de mi hermano- otra vez.

Pero, ¿Qué pasaría si ambos nos negáramos a luchar? ¿Podríamos enfrentar a la audiencia? ¿Podríamos de alguna manera ingeniar una forma de escaparnos? Si, los secuaces de Gallagher tenían verbena y estacas, pero nosotros el Poder. Si tan solo Callie estuviera a mi lado…


Mi corazón palpitó dolorosamente ante la idea de la traición de Callie. La imagen de su pelirroja cabellera y sus brillantes ojos se vinieron a mi mente, alimentando mi ira- y lastimándome una y otra vez. Apreté mis puños. Si tan solo hubiera escuchado a Lexi. Si tan solo no hubiera dejado de ser humano.

Mi único objetivo para la batalla era que, si tenía que morir, cerraría mis ojos y no buscaría su entre la multitud.

“¡Vamos chicos!”- nos gritó Gallagher, abriendo la puerta como si estuviera despertando a dos niños para una caminata muy temprano. Llevaba un chaleco negro y un nuevo reloj de oro el cual brillaba ante la tenue luz solar. Tronó sus dedos, e instantáneamente los guardias brincaron a sus pies, animando a ponerse el improvisado uniforme de cazador de vampiros:

Guantes, botas, y guirnaldas empapadas de verbena.

La puerta de la jaula abierta voló, los guardias de alrededor nos tiraron hacia afuera, apretando bozales alrededor de nuestros colmillos, y encadenando nuestras manos detrás de la espalda. Nos vendaron los ojos, después salimos del ático a la parte trasera de un vagón de hierro negro. El vagón se despegó de golpe bajando hacia el lago.

Cuando llegamos a la tienda, nos dirigimos en direcciones opuestas.

“¡Boo!”


“¡Raro!”- oía el siseo de la gente desde detrás del escenario. Me pregunté si Lexi se preguntaría donde estaba, si pensaba que ya estaba muerto.

A pesar de que aun tenía los ojos vendados, conocía cada centímetro de esta tienda. A la izquierda estaba la mujer tatuada, y a la derecha Caroline, la mujer barbuda. El suelo se hundía, y sabía que estaba en la arena.

Sentí algo tomar mi brazo.- “Le he dicho a mucha gente de lo astutos que son. Pero no se esfuerzan demasiado para mi beneficio, Sr. Salvatore. Mi apuesta está a favor de su hermano,”- dijo Jasper alegremente.

Finalmente me quitaron la venda de los ojos. La carpa se iluminó como si fuera mediodía, y todas las gradas estaban repletas de gente. En el centro del ring, Gallagher había creado un grupo de apuestas, donde la gente agitaba frenéticamente los billetes en el aire. Música de órgano llenó la carpa, y el aire olía a manzanas acarameladas y a ponche de ron.

Y después, por el rabillo de mi ojo, la vi.


Callie estaba en las tribunas, y detrás de ella estaba Buck, con una caja de estaño. Su cabello estaba trenzado con tallos de verbena, y tenía el rostro pálido. Ella obviamente había sido enviada a recoger las apuestas por las gradas. Era sin duda hija de su padre, y ella cumplía bien sus deberes.

No me miró ni una vez.

Aleje la vista de ella y me forcé a fijarla sobre Damon al lado opuesto del ring. Damon siempre había sido un buen luchador, y sus recientes episodios solo lo habían fortalecido. Si Damon quería matarme, lo haría.

Por otra parte, lo dejaría. Le debía mucho.

Jasper golpeó la campana de inicio, y la multitud se calló. Gallagher se levantó de su puesto de apuestas y gritó:

“Bienvenidos damas y caballeros, a otra gran noche de deporte hecha posible por su servidor, Patrick Gallagher. Hace unos días, les traje la primera pelea entre un vampiro y un león de montaña. Esta noche, les traemos la primera pelea entre dos vampiros, incluyendo al ganador de la primera batalla. Y no solo eso,”- dijo, bajando la voz y haciendo que la gente callara y se inclinara hacia enfrente,- “estos dos monstruos son hermanos. Ellos vinieron del mismo vientre, y ahora uno de ellos se irá directo al infierno.”


Una piedra me golpeó atrás de la cabeza, y me di la vuelta. Había verbena en todos lados, haciendo que el mar de caras se mezclara como un collage de pesadilla con ojos, narices y bocas abiertas.

“Hermano, discúlpame por todo lo que he hecho. Por favor, si muero, no quiero morir con ira. Somos todo lo que tenemos,”- susurre, apretando mi mandíbula y tratando, por última vez, alcanzar a Damon. Damon miró hacia arriba por una fracción de segundo y sacudió la cabeza, pero su expresión era difícil de leer. En el centro del ring, Gallagher todavía estaba atrayendo la atención del público.

“El libro estará abierto por otros cinco minutos para apuestas finales. ¡Pero!”- levanto su mano al aire, tratando de silenciar a la multitud. El ruido en la carpa embotado, aunque solo ligeramente.- “Quédense después del espectáculo, estaremos vendiendo la sangre del perdedor. Incluso muerto, la sangre de un vampiro tiene poderes curativos. Cura todos los males. Incluso los de la habitación.”-Gallagher guiñó un ojo con mal gusto. La gente vitoreo. Me puse rígido, preguntándome si la gente pensaba que esto era todo un acto: que nosotros éramos los actores en turno y que la sangre que Gallagher vendería después del espectáculo seria algún tipo de licor de cereza. ¿Nadie sabía era que toda esa sangre era real, que el perdedor en el ring no podría levantarse y regresar a casa una vez que la carpa estuviera vacía?

Callie sabia, Callie sabia, y ella había decidido que fuera este mi destino. Apreté la mandíbula de nuevo, listo para pelear, listo para darle a la audiencia el espectáculo que esperaban. De repente, me encontré siendo llevado alrededor del ring por Jasper, dándole al público la última oportunidad para examinar mi fuerza antes de subir sus apuestas. Pude oír trozos de conversaciones por todos lados de la carpa:

Ese tiene una pulgada más que el otro. Estoy cambiando de parecer.


¿Cómo que tú vieja quiere una de esos para su aniversario?

Me pregunto cómo se haría frente a un león de verdad.

Un hombre vestido con ropas de oficina se paró enseguida de Gallagher, levantando los brazos para calmar a la multitud. Lo reconocí como el encantador de serpientes del espectáculo.

“¡Que todos salgan bien librados de esta lucha y que el alma del perdedor regrese purificada de los fuegos del infierno!”gritó, haciendo a la carpa estallar en una cacofonía de ruidos. Un silbato, y la pelea habían empezado.

Damon rodeo hacia mí, con posición baja a la tierra, como cuando éramos niños y practicábamos boxeo. Imité su postura.

“¡Sangre!”-gritó un hombre borracho, colgando prácticamente de la barandilla del ring.

“¡Sangre! ¡Sangre! ¡Sangre!”- la carpa completa parecía estar animando. Damon y yo continuamos circulándonos.

“No hagamos esto,”- dije.- “Neguémonos, ¿Qué podrían hacernos?”

“Estamos más allá de eso, hermano,”-dijo Damon.- “Dos de nosotros no pueden sobrevivir en el mismo mundo.”

La ira se filtró del centro de mí hacia mis piernas. ¿Por qué no podíamos? ¿Y por qué Damon no podía perdonarme? Ya no pensaba que era perseguido por la memoria de Katherine. En su lugar, creía que el me perseguía por ella. No sé quién era yo, pero él pensaba que yo era un monstruo que asesinaba sin miedo y sin pensar en las consecuencias. ¿Cómo se atrevía a ni siquiera reconocer las longitudes a las que había ido al tratar de hacerlo feliz, para salvarlo? Me levanté, conectando la mejilla de Damon. Sangre brotó debajo de sus ojos, y la multitud rugió.

Damon la limpió y se giró de nuevo, golpeándome en el hombro tirándome a la tierra.


“¿Por qué hiciste eso?”- siseó Damon, mostrando sus dientes para el deleite de la multitud.

“Porque tu lo querías”- sisee de regreso, mostrando mis dientes, para luego volcarlo en una llave de cabeza.

Se liberó rápidamente y regresó a su esquina. Nos paramos en lados opuestos del ring, mirándonos el uno al otro, confusos, enojados, solos.

“¡Pelea!”- la multitud rugió de nuevo. Gallagher nos veía sin saber qué hacer. Tronó sus dedos, y Jasper y Buck corrieron hacia nosotros con estacas, determinados a forzarnos a pelear el uno contra el otro. Nos empujaron hasta que nuestros cuerpos estuvieron a solo pulgadas de distancia y nuestros puños se suscitaron cuando un enorme “Crack” se hizo eco en lo alto.

“Fuego”- una pánica voz gritó.

Mire salvajemente alrededor. Una parte de la carpa estaba en llamas y la gente corría en todas direcciones.

“¡Vamos!”

Sentí una mano empujar mis hombros. Callie. Mis ojos se abrieron de la sorpresa.-“¡Vamos, vamos, vamos!”- gritaba Callie, empujándome. Sostenía un hacha en su mano, y despacio empecé a reconstruir lo que había pasado. ¿Había realmente reducido los soportes de la carpa cuando estalló en fuego?

“¡Muévete!”- Callie me empujó una vez más. Era sorprendentemente fuerte para ser humana, después de unos segundos de pie parpadeando estúpidamente, agarré a Damon por la muñeca, y corrimos, pasamos la carpa, lejos del rio, más y más rápido, dirigiéndonos a mi hogar.


Capitulo 29

Damon y yo corrimos a la velocidad de un vampiro por las calles de Nueva Orleans. A diferencia de cuando llegamos por primera vez, Damon estaba detrás de mí, de mala gana, nos encontramos al lado del otro, las casas de ladrillo y adobe se veian borrosas por delante de nosotros como si estuvieran fusionadas a la acera Algo había cambiado entre nosotros en ese terreno, lo sentí con mi propio ser. Algo había cambiado en los ojos de Damon cuando lo habia conciderado y se habia negado a atacar, incluso cuando la gente se burlara. Me preguntaba cómo el partido habia terminado sin que la tienda hubiera terminado en llamas, ¿le hemos dado otra oportunidad al humano o un hermano Salvatore habrie estado muerto y ensangrentado en el polvoriento suelo? La imagen de la iglesia de Mistic Fall ardiendo como una antorcha de gran tamaño saltó a mi mente. El pueblo había incendiado la iglesia y a los vampiros atrapados dentro de él la noche, en que nuestro padre nos mataron, y el vampiro Damon que habiamos querido. Pero Damon y yo estabamos todavía aquí, como aves fénix renaciendo de las cenizas de los vampiros que vinieron antes que nosotros. Tal vez por el fuego de este circo en nuestra ciudad, nuevo hogar, un nuevo parentesco entre nosotros y la primavera a la vida... como la nueva vida que surgió en las praderas tras las cosechas del año anterior que se había quemado hasta el nivel del suelo. Damon y yo continuamos corriendo, nuestros pies golpeando contra las piedras al unísono, por los callejones y calles que había aprendido tan bien en mis pocas semanas de vivir aquí. Pero a medida que nos hacercabamos a la esquina que nos dirigiria a Dauphine, la misma calle donde Lexi me había llevado de compras, me detuve en seco. Colocado en la ventana de la sastrería habia un dibujo crudo de mí y Damon, nuestros colmillos, y nosotros agachados. La pelea del siglo , se leia en la cartelera. Me pregunté si Callie lo había dibujado. Probablemente. Damon se inclinó cerca, examinando el cartel. "Ese dibujo te hace parecer un poco robusto, hermano. Podría ser tiempo de despedir a la la camarera. " "Ja, ja", le dije secamente, mirando a su alrededor. Notas sonaban detrás de nosotros, en la dirección al circo. Tuvimos un buen comienzo pero si Callie habia distribuido estos carteles tan ampliamente como tuvimos la impresion con Damon... entonces no estariamos seguros hasta que estuvieramos en el nterior La aguja delgadas de una iglesia se levantó en la distancia, la iglesia que estaba en la esquina del gatito de Lexi. "¡Vamos!" Me empujó Damon en dirección de la iglesia, y no hablamos hasta que llegamos a la casa blanca desvencijada. "¿Aquí es donde vives?" La cara de Damon, desde sus labios hasta sus ojos se sacudieron de repulsion: porche blanco, ventanas oscuras. "Bueno, entiendo que no puede medir tus exigencias, pero todos deben hacer sacrificios de vez en cuando" dije sarcásticamente mientras lo llevaba hacia la puerta de atrás.


La puerta se abrió, permitiendo que una porción triangular de luz se derramase sobre el patio oscuro. Puse mis manos en alto cuando Lexi apareció en la puerta. "Sé que me dijiste que no traiga visitantes, pero..." "¡Entra rápidamente!", Dijo ella, cerrando la puerta al segundo que cruzamos el umbral. En la sala principal, las velas ardían, y Buxton, Hugo, y Percy se habían encaramado a todas las sillas y sofás, como si estuvieran en medio de una reunión. "Tu debes ser Damon." Lexi asintió con la cabeza hacia él un poco. "Bienvenidos a nuestra casa." Yo era consciente de que Damon la observaba, y se preguntaba lo que veia. "Sí, señora" dijo Damon con una simple sonrisa. "Y me temo que durante nuestro tiempo en cautiverio, mi hermano, de alguna manera no mencionan nada de ti ni de su"-sus ojos se movieron hacia Percy y Buxton, "familia". La medio cerda Percy se levantó de su asiento, pero Lexi puso una mano para detenerla. "Soy Lexi. Y como eres hermano de Stefan, mi casa es tu casa ". "Hemos escapado..." comencé a explicar. Lexi asintió con la cabeza. -Ya lo sé. Buxton estaba allí. " "¿Tu fuiste?" Me di la vuelta, sorprendido. "¿Tu apuestas para mí o contra mí?" Damon dejó escapar un resoplido. Lexi puso una mano en mi antebrazo. "Tiene que ser agradable. Él estaba allí para ayudarte. " Mis ojos se abrieron. "¿Me vas a ayudar?" Buxton se reclinó en su silla. "Lo estaba por hacer. Pero entonces alguien tuvo la brillante idea de incendiar todo el lugar, así que me fui. "Cruzó los brazos sobre su pecho, mirando complacido consigo mismo por ser parte de la acción. "Fue Callie. Inicio el fuego, "dije. los ojos de Lexi se abrieron de sorpresa. "Me equivoqué", dijo simplemente. "Sabia que podia suceder." "Tienes que perdonar a mi malos modales en la interrupción, pero ¿tienes algo para comer?" Damon le preguntó, sin apartarse del retrato de una anciana que estaba examinando. "He tenido un par de semanas un poco dificiles." Por primera vez desde que se había escapado, miré a mi hermano. Su voz era ronca, como si él no estuviera acostumbrado a usarla. Algunas heridas con sangre le cubrían los brazos y las piernas, su ropa eran harapos, y su mata de pelo negro y lacio estaba sucia contra su cuello pálido. Ojos enrojecidos y sus manos temblaban ligeramente. "Por supuesto. Los niños deben de estar muriendose de hambre ". Lexi chasqueó la lengua. "Buxton llevalos de caceria. Que coman hasta hartarse. Dudo que los seres humanos sean suficientemente en Nueva Orleans para saciar su sed. Y esta noche, al menos, se merece a comer como un rey. " "Sí, señora" dijo Buxton, inclinándose ligeramente a medida que se habia levantando de la mayor parte de su silla. "Voy a reunirme con él" le dije en dirección hacia la puerta. "No" Lexi sacudió la cabeza y me agarró duro del brazo. "Tengo té para usted." "Pero. . . "Protesté, confuso y molesto. Yo casi podía saborear la sangre del cerdo en mi lengua. "No hay peros", dijo Lexi bruscamente, que suena casi igual que mi madre.


Buxton abrió la puerta a Damon, quien se movió frente a mí, como si dijera: "¡Pobre muchacho!" Si Lexi lo vio, fingió no darse cuenta, en lugar tomo la tetera mientras se desplomaba en una de las desvencijadas sillas colocadas alrededor de la mesa, con la cabeza apoyada en sus manos "Cuando te conviertes en un vampiro, no solo los dientes ni la dieta cambiara", dijo Lexi avivando el fuego de la estufa, con la espalda hacia mí. "¿Qué significa eso?" Le pregunté a la defensiva. "Esto significa que usted y su hermano seran quienes eran. Tu has cambiado tanto, y no sabes cuanto a cambiado Damon, no es como lo piensas"dijo Lexi, con dos tazas humeantes en las manos. "Sangre de cabra." "No me gusta la sangre de cabra," dije, empujando la taza a distancia con ira. Sonaba como un niño petulante, y al que no le importaba. "Y nadie conoce a Damon mejor que yo." "Oh, Stefan", dijo Lexi, me miraba con sinceridad. "Ya lo sé. Pero yo prometo que voy a tener cuidado. Estos son tiempos peligrosos para todos ". En la palabra peligrosa, algo hizo clic en mi mente. "¡Callie! ¡Tengo que encontrarla! " "¡No!" Me empujó Lexi para quedarme sentado. "Su padre no le hará daño, pero voy a matarlo, parecera una casualidad, y ademas no estás en forma para una pelea." Abrí la boca para protestar, pero Lexi me cortó. "Callie está muy bien. Tu puedes ver su futuro. Pero por ahora, bebe la sangre. Y concilia el sueño. Cuando se despierte, te curare a ti y a Damon, y Callie se darán cuenta de todo entonces ". Lexi salió de la cocina limpiandose las manos en su delantal y apagó la lámpara. De pronto el agotamiento cayó sobre mí como una manta pesada, y el deseo de luchar mas los consejos de Lexi drenaron mi cuerpo. Con un suspiro, levanté la taza y tomó un pequeño sorbo. El líquido era cálido y aterciopelado, y yo no podía dejar de admitir que esto era bueno. Lexi estaba en lo cierto, me gustaría ver mañana a Callie y decir adiós. Pero yo necesitaba descansar. Todo mi cuerpo estaba lastimado, hasta mi corazón. Por lo menos sabes que tienes uno , me imaginaba a Lexi diciendo, y sonriendome en la oscuridad.


Capitulo 30 19 de octubre, 1864

Estoy fuera de peligro, pero no me siento seguro. ¿Me pregunto si algún días volveré a sentirme seguro nuevamente, ó si siempre buscaré alcanzar un deseo que nunca lograré satisfacer? ¿Me acostumbraré al dolor? ¿Doscientos veintidós años desde ahora, seré capaz de recordar esas semanas? ¿Y recordaré a Callie y su cabello rojo, su risa?

Lo haré. Tengo que hacerlo. Callie me había salvado y me había dado otra oportunidad en la vida. De una manera, es como si ella fuera la luz del día que seguía la sombra que Katherine habías impuesto en mi existencia. Katherine me había transformado en un monstruo, pero Callie me transformó nuevamente en el Stefan Salvatore del cual estaba orgulloso.

Le deseo amor. No quiero nada más que lo mejor para ella. Quiero que viva en el día y encuentre un hombre -un humano- que la aprecie y la adore, quien la lleve lejos de la casa Gallagher para siempre hacia una casa tranquila cerca de algún lago, donde pueda enseñarle a sus hijos como rebotar piedras.

Desperté a mitad de la noche por lo que parecía ser granizo golpeando contra la ventana de cristal. A pesar de las reglas de Lexi, eché un vistazo por una pequeña abertura de las cortinas y entre cerré los ojos ante la oscuridad. Los árboles estaban pelados, sus ramas como brazos fantasmales se extendían al cielo. Aunque era una noche sin luna, podía ver una mapache correr por el patio. Y luego, una figura parada tímidamente detrás de una de las columnas del pórtico.

Callie.

De prisa me coloqué una remera y bajé las escaleras, cuidando de no hacer ningún ruido. Lo último que quería era que Buxton o Lexi se enteraran que una humana me había seguido a casa.


La puerta se cerró con un golpe sordo y Callie saltó.

“Estoy aquí” susurré, sintiéndome emocionado, confundido, y agitado, todo al mismo tiempo.

“Hola” dijo ella tímidamente.

“¿Irás a algún lugar?” pregunté mirando su bolso.

“Eso espero.” Ella entrelazó sus manos con las mías “Stefan, no me importa lo que eres. Nunca me importó. Y quiero estar contigo.” Me miró “Te… Te amo.”

Miré al suelo, con un nudo en la garganta. Cuando había sido humano, pensé que había amado a Katherin hasta que la vi encadenada, amordazada, y con espuma en la boca. No había sentido más que disgusto ante aquella visión. Y aún así Callie me había visto inconciente, sangrando a causa de verbena, apuñalado por captores, y dándole una paliza a mi hermano en un cuadrilátero, y ella aún me amaba. ¿Cómo era eso posible?

“No tienes que responder.” se apresuró Callie “Solo debía decírtelo. Y me marcho de cualquier forma. No puedo quedarme con Papá, no después de todo lo que ha pasado. Tomaré el tren, puedes venir conmigo. Pero no tienes que hacerlo. Pero me gustaría que lo hicieras.” balbuceó.

“¡Callie!” interrumpí, posando un dedo sobre sus labios. Sus ojos se abrieron de par en par, con miedo y esperanza.

“Iría contigo a donde fuera” dije “Yo también te amo, y lo haré siempre por el resto de mi vida.”

“Querrás decir tu no-vida” dijo ella, con sus ojos danzando.

“¿Cómo supiste donde vivía?” pregunté, repentinamente tímido.

Callie se sonrojó “Te seguí a casa una vez. Cuando huiste luego de la primer pelea de vampiros. Quería saber todo sobre ti.”


“Bueno, ahora lo sabes.”

Incapaz de restringirme, la tomé en mis brazos y bajé mis labios hacia los de ella, ya no temeroso de escuchar su sangre correr por sus venas ó escuchar su corazón acelerarse con anticipación. Ella estrechó su agarre a mi alrededor, y nuestros labios se tocaron. Ferozmente la besé, sintiendo sus suaves labios contra los míos. Mis colmillos no crecieron, mi deseo estaba en ella, en su forma humana, como ella lo era.

Era suave, cálida y sabia a mandarinas. En esos momentos, imaginaba nuestro futuro. Tomaríamos el tren tan lejos de New Orleans como fuera posible, tal vez hacia California, ó inclusive navegar hacia Europa. Nos anidaríamos en alguna casa de campo y conservaríamos animales con los cuales pudiera alimentarme, y Callie y yo viviríamos cada día juntos, lejos de los insistentes ojos de la sociedad.

Un inoportuno pensamiento tiraba en el fondo de mis pensamientos: ¿La convertiría? Odiaba la idea de hacerlo, de hundir mis colmillos en su blanco cuello, de hacerla vivir una vida donde ansiara sangre y temiera la luz del día, pero tampoco podía soportar el pensamiento de verla envejecer y morir frente a mí. Sacudí mi cabeza, tratando de alejar esos pensamientos. Podía encargarme de ellos luego. Ambos podíamos.

“Stefan,” murmuró Callie, luego el murmullo se tornó en suspiro, y se soltó de mi agarre y cayó al piso. Un cuchillo de carnicero hundido en su espalda, sangre desbordando.

“¡Callie!” grité, arrodillándome “¡Callie!”

Frenéticamente, desgarré la vena de mi muñeca, tratando de alimentar a Callie con mi sangre para curarla. Pero antes de que pudiera pegar mi muñeca a su boca, un brazo me levantó por el cuello de la remera.

Una ligera, risita familiar cortó el aire de la noche. “No tan rápido, hermano.”


Capítulo 31

Me di la vuelta, mi mano lista para atacar, mis colmillos alargándose. Antes de que pudiera moverme, Damon agarró mis hombros y me arrojó cruzando la calle. Mi cuerpo golpeo contra la calle, fuerte, mi brazo se doblo en un ángulo antinatural. Me tambaleé en mis pies. Callie estaba tendida en la hierba, su cabello rojo caía sobre su hombro, un charco de sangre se oscurecía alrededor de ella. Ella dejó salir un gemido silencioso, y sabía que estaba agonizando.

Comencé a correr de regreso hacia ella, mi sangre bombeaba a través de mi herida abierta por lo que ella podría alimentarse fácilmente. Pero Damon me interceptó, bajando su hombro hacia mi pecho y golpeándome hasta lanzarme hacia atrás.

Me tambaleé sobre mi pie, — ¡Esto tiene que detenerse ahora! —grité, listo para atacar. Salté volando hacia él, dispuesto para rasgarlo, para darle lo que él ha querido durante tanto tiempo.

— ¿Tiene que detenerse ahora? ¿Antes de cenar? —preguntó Damon, una lenta sonrisa se formo en su cara. Mire con horror como Damon se arrodillaba, alargaba sus dientes, y los hundía dentro del cuello de Callie, bebiendo prolongadamente y con fuerza. Traté de empujarlo lejos, peor él era demasiado fuerte. ¿De cuantas personas se había alimentado desde nuestro escape?

Me mantuve allí, tratando de liberar a Callie, pero Damon se mantuvo en la misma posición como si él fuera una escultura de mármol.

— ¡Ayuda! ¡Lexi! —rugí, mientras Damon me enviaba volando hacia atrás con un rápido golpe de su codo.

Golpeé contra la hierba con un ruido sordo. Damon seguía bebiendo. Noté con horror que Callie había dejado de gemir. Comenzando a desaparecer el constante sonido del zumbido de su sangre que tanto me había acostumbrado a escuchar de la presencia de Callie. Caí sobre mis rodillas.

Damon se giró hacia mí, su rostro manchado de sangre. La sangre de Callie. Palidecí ante esa vista. Damon se rió entre dientes. —Tenías razón, hermano. Matar es lo que hacen los vampiros. Gracias por la lección.


—Voy a matarte —Dije, corriendo hacia él una vez más. Lo lancé hacia el suelo, pero Damon se aprovecho de mi brazo lastimado y lo agarró para girarnos, poniéndome contra el suelo junto a Callie.

Damon negó con su cabeza. —No creo que vaya a morir esta noche, gracias. Tú serás el único que tomara las decisiones de vida-y-muerte —susurró.

Él se puso de pie, como si fuera a caminar lejos. Me arrastré hacia Callie. Sus ojos estaban abiertos ampliamente, su cara pálida. Su pecho estaba todavía subiendo y bajando, pero a duras penas.

Por favor, vive, pensé, mirándola hacia los ojos sin pestañear, en un intento desesperado para darle ánimos. La miré comenzar a subir y bajar los parpados. ¿Podría ser posible que estuviera funcionando?

Quiero que vivas. Quiero amarte mientras estés viva, pensé, exprimiendo la sangre de mis heridas dentro de su boca abierta.

Entonces, mientras las gotas caían sobre su rostro, sentí un dolor agonizante en mi abdomen. Volví a estar tumbado sobre la hierba mientras Damon me pateó una y otra vez en el estómago, con una mirada demoniaca en sus ojos.

Reuniendo todas mis fuerzas, tomé un poco de tierra húmeda y la lancé hacia Damon.

— ¡Ayúdenme! —llamé nuevamente hacia la casa.

— ¡Ayúdenme! —Damon se burló con voz cantarina—. ¿Donde quedo el gran hombre, pequeño hermanito? ¿Qué ocurrió con apoderarse del mundo? ¿Estuviste demasiado ocupada teniendo fiestas del té con tus pequeños amiguitos y enamorándote de los humanos? —Él sacudió su cabeza con disgusto.

Algo dentro de mí me golpeó. De alguna manera, me obligue a mi mismo a ponerme de pie y correr hacia Damon, con mis colmillos alargados. Tiré de él contra el suelo, mis colmillos le hicieron un largo corte irregular a través de su yugular. Él estuvo en el suelo, con la sangre saliendo de su cuello, con sus ojos cerrándose.

Por un momento, él parecía mi hermano nuevamente. No ojos inyectados de sangre, no voz mezclada con odio. Sólo sus hombros anchos y el cabello oscuro que siempre caracterizaba a Damon. Y sin embargo él no sería Damon nunca más. Él


era un monstruo con un frenesí de destrucción, que nada podría detenerlo de hacer su amenaza de que mi vida se vuelta miserable en realidad.

Analicé el suelo que nos rodeaba, finalmente vislumbré una pequeña rama de un árbol, a unos metros, que caía después de una tormenta. Me arrastré hacia la rama y levanté mi mano por encima de su pecho.

—Vete al infierno —Susurré, sintiendo fervientemente el significado de cada palabra.

Pero mientras las palabras salían de mi boca, Damon se levantó del suelo, con sus ojos rojos y mostrando sus colmillos. —Esa no es la manera de hablarle a la familia —se burló, lanzándome hacia el suelo—. Y esa no es la manera de sostener una estaca.

Él alargó el brazo hacia la rama sobre mi pecho, con un brillo en sus ojos.

—Aquí está la muerte que tu no me dejaste tener. Lenta, y dolorosa, y voy a disfrutar cada segundo de ella —dijo Damon, mientras atraía la estaca hacia abajo con toda su fuerza contra mi pecho.

Y entonces todo se volvió negro.


Capítulo 32

Stefan— susurró una voz incorpórea.

Yo estaba en el laberinto de Veritas, los exuberantes verdes setos se levantaban por encima de mi cabeza, el sol golpeaba sobre mis hombros. Mi cuello me picaba y se encogía por alguna razón, era mi mejor Domingo.

Desde alrededor de la curva, Damon se acercó, sus ojos azules amplios e inocentes.—¿Quieres competir, hermano?—él me desafió.

De acuerdo, acepté.

De repente, estábamos sentados en el columpio del porche, con Katherine apretujada entre nosotros, haciendo diabluras con sus ojos oscuros mientras que ella arrancaba los pétalos de una margarita. Su pierna estaba tan cerca, que la sentí rozándome. Cuando su mirada se desplazó de delante a hacia atrás, me dí cuenta del juego que estaba haciendo: La flor debería determinar quien de los dos elegiría. Cuando mostró el último pétalo, sus ojos bloqueados hacia mí, supe que era el ganador. Ella se inclinó para besarme y cerré los ojos, anticipando el suave toque de sus labios.

Pero en su lugar, sentí una estaca enfrascarse en mi corazón. Mis ojos se sacudieron abriéndose y allí estaba mi hermano riendo que había clavado la madera más profunda en mí, los pétalos de flores se aplastaron debajo de mi propensa forma.

Mi cabeza colgó a un lado y mis ojos se engancharon en la chica que estaba sangrando hasta morir cerca de mí en la hierba. Su pelo era rojo fuego y su piel estaba pálida como la luna debajo de sus pecas.

Callie! Intenté gritar.Pero Damon me quitó las palabras en su puño antes de hundir un cuchillo una y otra vez hacia la espalda de Callie.


—! Stefan!—una voz llamó de nuevo, más fuerte esta vez. Reconocí el cantarín contralto*.Lexi —Noooo…..—gemí. No podía permitir que Damon la matara a ella, también.—!Lárgate!

—Stefan….—ella vino más cerca aún, arrodillándose abajo al lado de mí, metiendo una copa en mis labios.

—No— dije , de nuevo.

Ella sacudió mis hombros violentamente. Mis ojos saltaron abriéndose. Los muros alrededor de mí, estaban pintados con pintura roja quebrada.

—¿Lexi?—pregunté densamente.

—!Si!—Ella sonrió, claramente aliviada—.Estas despierto.

Miré hacia debajo de mi cuerpo. Mi brazo todavía latía y tenia sangre seca por debajo de mis uñas.—¿ Estoy vivo?

Ella asintió.—Apenas.

—¿Damon? — No le cogimos—dijo Lexi misteriosamente—.Salió corriendo. —¿ Callie?—pregunté. No quería escucharlo, pero necesitaba saberlo.

Lexi miró por debajo de sus uñas durante un momento largo y a continuación levantó sus ojos color ámbar hacia los míos.—Lo siento, Stefan. Nosotros intentamos…..Incluso Baxton intentó salvarla….

—Pero ella se había ido lejos también—Terminé por ella. Mi cabeza palpitó—.¿Dónde esta ella, ahora?


Lexi apartó mi mata de pelo fuera de mi sien. Sus dedos estaban fríos contra mi piel ardiendo.—En el río. El pueblo entero la esta buscando…—La voz de Lexi se apagó, pero entendí todo lo que no estaba diciendo.

—Antes descansa, necesitas beber— murmuró Lexi, ayudándome a sentarme de nuevo—.Es tu favorita, sangre de cabra— dijo con una sonrisa triste.

Puse mis labios en la copa. Probé el líquido salobre nada tan dulce, como un cuerpo humano lleno de sangre, pero estaba cálido. Y contenía algo de sangre humana que nunca habría: una pálida provocación a la redención. Bebí más de esto, al menos la sangre humana correría a través de mí.

Sin embargo, no era ingenuo. La culpa siempre correría a través de mis venas. Había matado a muchos también en mi corto tiempo como vampiro, destruyendo demasiadas vidas. Incluso bebiera de ella ó no. La muerte de Callie estuvo en mis manos también. Debería haber vuelto con ella, decirle que nunca quise verla. Pero fui débil.

—Buen chico— murmuró Lexi, cuando acabé de beber la copa.

No me sentía bien. Me sentía enfermo y asustado y no sabía que hacer. Damon estaba fuera en el mundo, en alguna parte todavía y la sangre de Callie estaba corriendo por sus venas. Mi estómago se tensó.

—No, sé que hacer—Admití , buscando los ojos de Lexi para encontrar respuestas.Pero Lexi estaba en silencio.

—No sé, que decirte— dijo ella finalmente—.Pero sé, que eres un buen hombre.

Suspiré, preparado para señalar que no era un buen hombre del todo. Era un monstruo. Pero Lexi se puso de pie y recogió las tazas de la mesita de noche. Contralto: Voz femenina más grave


Capítulo 33.

Cuando me desperté, me di cuenta por la luz que entraba por la rendija de las cortinas que era de día. Levanté mis pies en el piso de madera y tome la pila de ropa limpia de la salida de compras con Lexi. Parecía que había sido hace toda una vida.

Me puse una camisa nueva, peine mi pelo hacia atrás, y puse el resto de la ropa en un montón improvisado formado a partir de la camisa hecha jirones de Mystic Falls-el único elemento que todavía tenía de mi antigua vida.

Eché un vistazo alrededor de la habitación, mis ojos viendo las familiares capas de polvo en las esquinas. Me preguntaba cómo muchos vampiros habían pasado por esta casa y si Lexi encontraría a otro vampiro joven para tomar bajo su ala. Tenía la esperanza, por él, así como por ella, que tendría un mejor tiempo en esta ciudad del pecado del que yo había tenido.

Lexi estaba sentada en la sala de estar. En sus manos estaba el retrato de su hermano. Tan pronto como entré, ella levantó la vista.

—Stefan. —Dijo.

—Lo siento. —Yo corte. Por mí y por todo ello. Por venir a Nueva Orleáns. Por interrumpir en tu vida. Por llevar el peligro al pequeño punto de seguridad que los vampiros habían conseguido labrarse.

—Yo no lo hago. Es un privilegio que tienes —su mirada se puso seria—. Siento lo de Callie y lo de tu hermano.

—Él no es más mi hermano. —Le dije rápidamente.

Lexi puso el retrato en la mesa de café. —Tal vez ya no. Pero, como tú mismo has dicho, lo fue en tu vida humana. ¿Te acuerdas de eso y olvidas el resto?

Me encogí de hombros. No quería recordar a Damon. No ahora, ni nunca.


Lexi cruzó la habitación y puso su mano sobre mi brazo. —Stefan, la falta de los seres humanos y la vida humana duele. Pero se hace más fácil.

—¿Cuándo? —Pregunté, mi voz ligeramente quebrada.

Ella miró hacia atrás al retrato sobre la mesa. —No estoy segura. Esto ocurre gradualmente —hizo una pausa, luego se rió, el sonido tan inocente y alegre que quería sentarme y permanecer en la casa para siempre—. Déjame adivinar. Quieres que suceda ahora.

Sonreí. —Me conoces bien.

Lexi frunció el ceño. —Tienes que aprender a frenar, Stefan. Tienes una eternidad por delante.

Un silencio cayó entre nosotros, el sonido metálico de la palabra eternidad en mis oídos.

Con un tirón, le di un abrazo a Lexi, inhalando el aroma reconfortante de nuestra amistad, a continuación, salí rápido de la casa sin mirar atrás.

Una vez fuera, me reprendí por mi sentimentalismo. Yo tenía mucho que expiar, y sintiendo lástima por mí mismo era auto-indulgente. Me detuve en el lugar en la calle donde Callie había muerto. No había manchas de sangre, nada que recordara el hecho de que había existido siquiera. Me arrodillé, mirando por encima del hombro antes de que besara el suelo.

Entonces me puse de pie y eche a correr, cada vez más rápido. Era el amanecer, y la ciudad estaba despertando. Los chicos mensajeros con sus paquetes en su bicicleta para entregarlos, y soldados de la Unión marchando por las calles, con sus fusiles encontrándose en sus brazos como si fueran bebés. Los vendedores ya en la acera, y el aire olía a azúcar y humo.

Y, por supuesto, el olor penetrante de la sangre y el hierro.

Rápidamente llegue a la estación de tren, donde la plataforma ya estaba animada. Hombres con abrigos para la mañana se sentaban en desgastados bancos de madera en la sala de espera, leyendo los periódicos, mientras que las mujeres


agarraban sus bolsos con nerviosismo. En toda la estación había un aire de festiva transitoriedad. Era el terreno de caza ideal. Y antes de que pudiera evitarlo, mis colmillos sobresalían de mis encías.

Inclinando mi cara en mis manos, conté hasta diez, la lucha contra el hambre corría a través de mí esperando a que mis dientes hicieran clic de nuevo en su forma humana.

Sonó el silbato y el tren rugió en la estación, levantando una nube de polvo que a última hora me sacó de mi ensoñación.

Seguí al soldado a bordo, preguntándome si él y su amante experimentarían un final feliz. Tomé consuelo al saber, al menos, que no debía, no sería por mi culpa.

Entré en el compartimiento de entrenador.

—¿Boleto, Señor? —Preguntó un conductor, tendiendo su mano.

Cerré los ojos, mi estómago revuelto con disgusto por tener que confiar en mi poder.

Déjame pasar. —Te lo mostré a ti —dije en voz alta—. Debes haberlo olvidado.


PREFACE BLOODLUST Todo ha cambiado. Mi cuerpo, mis deseos, mis necesidades, mi apetito.

Mi alma.

En 17 cortos años, he vivido con más tragedias que nadie y fui la causa de muchas de ellas. Conmigo llevo en la memoria mi muerte y la de mi hermano. El sonido de nuestro último aliento en los bosques de musgo de Mystic Falls, Virgina obsesionándome. Veo el cuerpo sin vida de Padre en el suelo de su estudio en nuestra magnifico estado de Veritas. Ya huelo la iglesia carbonizada donde los vampiros de la ciudad fueron quemados. Y casi puedo probar la sangre que cogí y las vidas que robe por pura hambre e indiferencia después de mi transformación. Mas claramente veo el curioso soñador de un chico, que una vez fui y si mi corazón podría vencer, pudiera romper la despreciable criatura, en la que me he convertido.

Pero a través de cada una de las moléculas en lo que me he convertido, transformándome en más allá del reconocimiento, el mundo continua girando. Los niños crecen haciéndose mayores, sus caras marcadas adelgazando con el paso del tiempo, Los jóvenes amantes cambiando sonrisas secretas como si ellos hablaran del tiempo. Los padres durmiendo, mientras la luna vigila, despertando cuando los rayos del sol los impulsa fuera del sueño, comer, trabajo, amor.Y siempre sus corazones laten con rítmicos ruidos sordos, firmes, fuertes ,hipnóticos, la sangre cuando me atrae es como una melodía de serpiente, como una cobra.

Una vez me burlé de la tediosa vida humana, creyendo que el poder había hecho más por mí. Pienso por ejemplo, en mi creadora Katherine que me enseño que desde hace tiempo, no se dominaba sobre los vampiros. Yo pude convertirme en divorciado por ello, viviendo momento a momento, moviéndome desde un placer carnal a lo siguiente sin miedo a las consecuencias.

Pero ahora la fuerza que tengo es una responsabilidad, la constante sed de la sangre es una maldición y la promesa de la inmortalidad; una terrible cruz para aguantar.

Antes de que dejé Nueva Orleans. Luché contra el monstruo en el que mi hermano Damon se había convertido, un monstruo que había creado. Ahora yo mismo me dirijo hacia el norte, tan lejos como cualquier persona que jamás me hubiera conocido como un ser humano o un vampiro, el único demonio que tengo que luchar por mi propia hambre.


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