Igualdad de genero y discriminacion

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Opin

COCHABAMB FORO REGIONAL DOMINGO 21

SECCIÓN D

s la n e y n tie es rse r d a ga da uc ho uni ed s u t a le Zona Metropolitana e s por par na d s s o res sio e 691% er a b fe uj ism om pro m s m s h ser o La el 18,4% qu 1,0%

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2

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DICIEMBRE

5

de

2014

ANÁLISIS

Igualdad de género y discriminación 52,4%

Valles 16,2%

1,0%

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2

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4

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5

Cono Sur 28,1%

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6

7 Muy de acuerdo

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2

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4

5

María Teresa Zegada Ceres

18,8%

6

7 Muy de acuerdo

En el último año, alguna vez se ha sentido discriminado en los siguientes lugares

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Mujer

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En alguna organización política? 7,2% 30,8% Sí

En las oficinas del gobierno, juzgados, ministerios y alcaldías

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Género: cultura, norma y realidad

Trópico

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de

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Hombre

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FUENTE: Encuesta departamental sobre condiciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública

62,3% Mujer

No

INFOGRAFÍA: Los Tiempos/Ramiro Moncada Averanga

SÓLO EL 31,5 POR CIENTO AFIRMA QUE SE SIENTE CON LOS MISMOS DERECHOS Y OBLIGACIONES QUE LOS VARONES

Mujeres creen que aún no son tratadas con igualdad Redacción Central Pese a leyes, más espacios en la política y discursos de autoridades, sólo el 31,5 por ciento de las mujeres en Cochabamba afirma con seguridad que es tratada con los mismos derechos y obligaciones que los varones, según la encuesta departamental del Foro Regional sobre condiciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública. El Foro Regional, formado por Ciudadanía, el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) y Los Tiempos, presenta su quinto estudio, esta vez enfocado en la temática de género. De acuerdo con la investigación, el 49,5 por ciento de las mujeres consultadas indicó que está entre muy en desacuerdo o más o menos de acuerdo con la idea de que existe igualdad entre hombres y mujeres respecto al trato. Hay diferencias entre las percepciones de las mujeres de la región metropolitana, que incluye Cercado y los municipios del eje, y las de regiones de provincias. En el área metropolitana, el 36,4 por ciento afirmó que cree que es tratada con los mismos derechos y obligaciones que los hombres, mientras que el por-

centaje en los valles baja a 27,3, en el cono sur a 24,5, en el trópico a 24,8 y en la zona andina hasta 17,3. Aunque la percepción de las mujeres cochabambinas respecto a la igualdad de trato no es tan positiva, sí creen que sus oportunidades de acceso a educación y a ser profesionales son mejores. El 60,5 por ciento de las consultadas dijo estar muy de acuerdo con la idea de que las mujeres, dentro de su hogar, tienen las mismas oportunidades que los hombres para educarse y se profesionales. Una similar percepción tienen los varones, el 61,5 por ciento estuvo muy de acuerdo. En este tema también se observan diferencias al comparar las regiones del departamento, especialmente con el cono sur y el área andina. En la zona metropolitana, el 69 por ciento de los entrevistados dijo que las mujeres tienen las mismas oportunidades que los hombres para educarse y ser profesionales. En los valles el porcentaje cae a 52,4 por ciento, en el cono sur hasta 37,1 por ciento y en la zona andina hasta 31,7. En el trópico, sin embargo, el 63,3 por ciento cree que hay igualdad en esos temas.

Discriminación La mayoría de la gente opina

en Cochabamba que la discriminación de la mujer en Bolivia es un problema, pero un porcentaje importante indica que no es una prioridad. Según los datos de la encuesta, hombres y mujeres coinciden en que la discriminación contra las mujeres es un gran problema, más del 75 por ciento. Pero, en ambos casos, entre el 21 y 22 por ciento considera que en el país se discrimina a las mujeres, pero no es un problema. En cambio, 2,5 por ciento de los varones y un 3 por ciento de las mujeres afirmó que no existe discriminación contra la mujer en Bolivia. ¿Y por regiones cuál es la percepción? Es en los valles donde menos gente cree que la discriminación contra las mujeres es un problema, casi un 60 por ciento respondió afirmativamente. En cambio en el área metropolitana casi el 80 por ciento indicó que es un problema, casi 75 por ciento en el cono sur, 74 por ciento en la zona andina y 71 por ciento en el trópico cochabambino. Es también en los valles donde los ciudadanos más minimizan el problema, señala el estudio. Un 11,5 por ciento respondió que no existe discriminación contra la mujer en Bolivia y casi 29 por ciento aseguró

DISCRIMINACIÓN, MAYOR EN LAS OFICINAS La encuesta departamental revela que más hombres y mujeres han sido discriminados en oficinas del Gobierno, ministerios, juzgados o alcaldías. Casi el 57 de los varones que dijo haber sido discriminado alguna vez indicó que pasó el mal momento en oficinas públicas, en el caso de las mujeres, el 48 por ciento hizo la misma afirmación. Más hombres (27 por ciento) que mujeres (21 por ciento) afirmaron que sufrieron de discriminación en el trabajo o cuando estaban buscando un empleo. En cambio, más mujeres (22 por ciento) que varones (19 por ciento) indicaron que fueron discriminadas en lugares públicos como en la calle, plazas, tiendas o el mercado. La misma cantidad de varones y mujeres dijeron que fueron discriminados en alguna organización social, sindicatos, OTB y otros. Más varones afirmaron que se sintieron excluidos en organizaciones políticas.

que sí existe, pero que no es un problema. En el cono sur del departamento, casi el 75 por ciento de los consultados dijo que la discriminación contra las mujeres es un problema importante y un 4 por ciento señaló que no existe discriminación. En la zona andina, entretanto, el 74 por ciento ve que el problema es importante, mientras que un 4 por ciento asegura que no existe. Finalmente, en el trópico, casi un 71 por ciento de la gente considera a la discriminación un problema importante y sólo un 2 por ciento que no existe.

En las últimas décadas, y particularmente en los últimos años, se han dado pasos agigantados en relación con la incorporación de los derechos de las mujeres en la legislación boliviana, no sólo en relación con los derechos humanos, civiles y económicos, sino también políticos, como la histórica conquista de la paridad que ahora tiene rango constitucional. No obstante, el sentimiento en las propias mujeres de que la discriminación y la condición de desigualdad en relación con los varones no ha disminuido es evidente en los estudios de opinión. Sin desmerecer en absoluto los avances normativos logrados, ni las luchas de los movimientos de mujeres que han hecho posibles estos cambios, es fundamental comprender que estas disposiciones necesitan estar acompañadas por otros dispositivos y transformaciones concretas; de lo contrario, su impacto es muy limitado y se reduce al plano formal. ¿Cuales son estos dispositivos? Para comenzar, aquellos que tienen que ver con la aplicación de las normas, es decir, instancias públicas multinivel que garanticen y velen por el cumplimiento de los derechos de las mujeres de manera eficiente; y la necesaria contraparte de una sociedad civil organizada que, a través de sus liderazgos institucionales pueda constituirse en vigilante riguroso de la aplicación de la ley. No obstante, el problema principal se encuentra en el reconocimiento de una mentalidad fuertemente patriarcal que rige la vida cotidiana de hombres y mujeres, y por lo cual, a pesar de los grandes avances normativos, la calidad de dichas relaciones no parece modificarse. De ahí que resulta necesaria una transformación en los imaginarios sociales y en la conducta de los y las ciudadanas, tanto en espacios privados como la familia, laborales, barriales, de esparcimiento, pero también en los ámbitos públicos como las organizaciones sociales y políticas, o la función pública, donde el empoderamiento de las mujeres resulta limitado por las prácticas cotidianas. El hecho de que esta percepción sea más intensa en provincias y en las zonas andinas, muestra justamente la relevancia de dichas prácticas sociales, que en su caso sobrepasan el carácter universal y vinculante de la ley.

FICHA TÉCNICA DE LA ENCUESTA DEPARTAMENTAL

La encuesta fue levantada por Ciudadanía empleando una muestra representativa de toda la población del departamento mayor de 18 años de edad. Fue realizada entre el 15 de noviembre y el 3 de diciembre de 2014. La muestra total incluye 1.044 entrevistas divididas en cinco macroregiones: la zona metropolitana, la región de valles, del trópico, del cono sur y la zona andina del departamento. Estas cinco macroregiones constituyen los estratos de la muestra. La muestra tiene un margen de error de hasta +-3% para un nivel de confiabilidad del 95 por ciento representando a toda la población del departamento. El diseño de la muestra permite realizar comparaciones a nivel de macroregión con representatividad de la población en cada uno de los estratos, para un nivel de confiabilidad de 95 por ciento y un margen de error de 6,7 por ciento en cada macroregión.


D2

Los Tiempos | Cochabamba | Año 2014 | Domingo | 21 de Diciembre DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

participación política estudio | El

71 por ciento de los encuestados en Cochabamba por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública percibe que las mujeres tiene más participación en la política que hace años

Sólo 6,5% de mujeres participa en las organizaciones políticas Redacción central Contrariamente a lo que percibe el 71 por ciento de los encuestados en el departamento de Cochabamba de que la mujer participa más en la política que hace unos años, sólo alrededor del 6,5 por ciento de las consultadas dijo que asiste una vez al mes a una reunión de un partido o organización política, según una última encuesta sobre condiciones de vida en Cochabamba, levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública y Ceres, entre el 15 de noviembre y el 3 de diciembre de 2014. En cambio, el 29 por ciento de los encuestados dijo que considera que los hombres siguen teniendo más poder de decisión que las mujeres. Asimismo, un 75 por ciento está de acuerdo que hay igualdad entre hombres y mujeres en la política boliviana y que esto ya no es un problema, en contraposición a un 24 por ciento que no está de acuerdo con esta afirmación.

Quehacer político En cuanto a la consulta de si tendría interés en ser dirigente de una organización social, de ser autoridad, representante o ejercer algún cargo público, el 64 por ciento manifestó que no le interesa y un 36 por ciento que sí. Del total de los que quisieran ocupar un cargo dirigencial, el 38 por ciento son varones en contraposición a un 33 por ciento de mujeres. Otro es el resultado si se ve por regiones, el 50 por ciento de los encuestados de la zona andina dijo que estaría interesado en ser líder, seguidos por el 46 por ciento del trópico, el 43 por ciento del Cono sur, el 40 por ciento de los valles y 29 por ciento del área metropolitana. A la pregunta de si asiste a las reuniones de un comité o junta de mejoras para la comunidad, el 40 por ciento de los encuestados señaló que una vez a la semana o dos veces al mes, el 20 por ciento una vez al año y el 40 por ciento dijo que nunca. En comparación entre las regiones, la participación alcanza a 54 por ciento en la zona metropolitana, el 55 por ciento en los valles, 71 por ciento en el cono sur, 76 por ciento en el trópico y 75 por ciento en la zona andina de Cochabamba. A la consulta de qué posición ocupan en estas organizaciones, el 92 por ciento dijo que son miembros y el 8 por ciento ocupan cargos directivos. De los que están entre los líderes, 9 por ciento son varones y 6 por ciento mujeres. La misma pregunta por regiones, el 97 por ciento de la zona metropolitana señaló que asiste como miembro y el 3 por ciento como dirigente. En los valles esta relación es de 94 por ciento de integrantes a 6 por ciento de líderes. Otra cosa es en el cono sur, en el trópico y zona andina, donde los dirigentes alcanzan a 13, 17 y 16 por ciento, respectivamente. En algo varían los porcentajes de participación de la gente cuando se trata de reuniones de una asociación de profesionales, comerciantes y organizaciones productivas. El 18 por ciento asegura que asiste por lo menos dos veces al mes, el 22 por ciento dos veces al año y el 78 por ciento nunca. Por regiones, lideran con 36 por ciento los de la zona andina, seguidos con 33 por ciento por los del cono sur, con 27 por ciento los de los valles y el trópico y 15 por ciento los del eje metropolitano.

Participación política Sobre la participación de los encuestados en una organización o partido político, el 11 por ciento aseguró que asiste a reuniones entre una vez a la semana a una vez al año en contrapo-

La mujer en la política: participación y empoderamiento 19%

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Trópico

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Muy en desacuerdo

Muy de acuerdo

Mujer FUENTE: Encuesta departamental sobre condiciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública

INFOGRAFÍA: Los Tiempos/Ramiro Moncada Averanga

Foto: Los Tiempos

sición con un 89 por ciento que djo que nunca. De ese total, 91 por ciento interviene como miembro y un 9 por ciento como dirigente. Sin embargo, lo llamativo es que cuando los datos se desagregan por sexo, se puede ver que el 88 por ciento de las mujeres asiste como integrante y el 12 por ciento como líder, en comparación con un 92 por ciento de varones como miembros y 7 por ciento como cabecillas. Por otro lado, el 93 por ciento de las mujeres afirmó que nunca asistió a una reunión de un partido y el 6,5 por ciento por lo menos una vez al año. En cambio, el 85 por ciento de los varones dijo que nunca y el 15 por ciento por lo menos una vez al año. De manera general, según regiones, a la consulta de si asisten sólo como miembros o dirigentes, el 24 por ciento de los de la zona andina dijo que son dirigentes, seguidos por los del trópico con 11 por ciento, en la zona metropolitana con 6, en los valles con 5 y en el cono sur con 4 por ciento.

Trópico

Hombre

29,3%

54,3%

Cono Sur

Mujer

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Valles

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No

En desacuerdo

17,6%

14,7%

relación con su municipio

En cuanto al interés de los encuestados sobre las instituciones municipales y sus servicios, de manera general, a la pregunta de si asistió a una asamblea o sesión de Concejo durante los últimos 12 meses, sólo el 15 por ciento dijo que si, en contrapartida con un 85 por ciento que respondió que no. Estos porcentajes se incrementan cuando se desglosa por regiones. El 28 por ciento de los encuestados del cono sur manifestó que asistió a una reunión en el Concejo Municipal, seguido por los de la zona de los valles con 24 por ciento, la zona andina con 22 por ciento, del trópico con 19 por ciento y el área metropolitana con 10 por ciento. Sobre si los consultados presentaron alguna petición a alguna oficina, funcionario o concejal de la municipalidad durante los últimos 12 meses, el 14 por ciento respondió que si y el 85 por ciento que no.El porcentaje más alto, con 21 por ciento, fue registrado en los valles, le sigue la zona andina con 20 por ciento, trópico con 17 por ciento, cono sur con 14 por ciento y, por último, 12 por ciento en la zona metropolitana.

Análisis ¿Quiénes quieren ser autoridades o dirigentes? Olivia Román Arnez Ciudadanía

En Bolivia hay avances en materia legislativa orientada a promover la igualdad entre mujeres y hombres, sin embargo, se sabe que además se tiene que modificar la cultura ciudadana para que realmente alcancemos igualdad en el acceso a puestos de decisión. Esto pasa por la motivación y el interés, los datos de la encuesta muestran que las mujeres del trópico tienen mayor interés (40%) de ser dirigentes o autoridades que el resto de las mujeres del departamento, en cambio en los valles solo el 29% de las mujeres tiene interés. Mientras que entre los hombres, los de la zona andina tienen mayor interés que el resto (66%) y los que menos se interesan están en la región metropolitana (26%). La participación política de las mujeres rurales pasa por un paso previo que es el desarrollo de destrezas en organizaciones de mujeres en las que participa el 14% de todas las mujeres del departamento. En la región donde existe mayor participación de este tipo es en la zona andina donde el 26% lo hace al menos una vez al mes y el 10% al menos una o dos veces al año, mientras que en la región metropolitana el 93% de las mujeres señala que nunca lo hace. El contexto político y las presencia de organizaciones indígena originaria campesinas inciden en una mayor participación e interés de participar en el trópico y zona andina, en cambio el interés y participación son menores en la ciudad o los valles que tienen mayor influencia y contacto con la región metropolitana. La igualdad pasa también por el acceso a puestos de decisión en espacios institucionales y éstos todavía son masculinos, solo el 6% de las mujeres participa en partidos políticos 8 puntos por debajo de los hombres y entre quienes acceden a la dirigencia partidaria las mujeres equivalen a dos tercios de los hombres. Más allá de las restricciones u oportunidades para el acceso, cabe tomar en cuenta que la construcción de la masculinidad se vincula a la política y no así la feminidad.


Los Tiempos | Cochabamba | Año 2014 | Domingo | 21 de Diciembre D3 DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

PARADOJA | Las

mujeres tienden a ser más tolerantes con la violencia machista en casos de infidelidad, mal cuidado de los hijos o cuando la esposa se emborracha

Todos la rechazan, pero a veces se acepta la agresión en la pareja A T S I H C A M A I C N E VIOL

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Ni bu s ni malo

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En qué casos se justifica que el esposo o la es

posa golpeen a su pareja

64,6%

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Cuando se pierde sin avisar

72,5%

Cuando le insulta, le grita o le dice palabras feas

85,0%

27,5% 15,0%

9,8%

Fuente: Encuesta departamental sobre condiciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública

hombres y mujeres como causas que justifican que las parejas lleguen a los golpes. A esa conclusión se llega al desmenuzar las respuestas de la gente, pues casi la mitad de la población (48,5 por ciento) considera que no cuidar bien a los hijos justifica que un esposo o una esposa golpee a su pareja. Más de la mitad de los hombres 56,7 por ciento así opina, frente a 39,6 de mujeres que ve como legítima esa causa de agresión. En segundo lugar como causa aceptada de violencia figura la infidelidad. Al llegar a este punto del cuestionario llama la atención el dato según el que los hombres serían más tolerantes que las mujeres ante la infidelidad de pareja, o por lo menos dispuestos a llegar a la violencia por esa causa. En efecto, de un total de 35,4% de personas que cree que un acto de infidelidad es buen motivo para que un esposo o esposa golpee a su pareja, resulta significativamente mayor (42,7%), el porcentaje de mujeres, frente a 28,8 por ciento de varones que justifican la violencia si esta es causada por un acto de infidelidad. “Cuando se emborracha o va de fiesta”, causa aprobada por 27,5 de la población (28,2 por ciento de mujeres y 27,0% de varones), aparece como el tercer motivo que justificaría una agresión de pareja. Una vez más, como en el caso de la infidelidad, son más las mujeres que los hombres los que así opinan. “Cuando le insulta o le dice palabras feas”, “cuando se pierde sin avisar” “cuando coquetea con otra(o)” y “cuando

le esconde cuánto dinero gana”, en ese orden, son otras de las razones por las que un significativo número de personas, entre hombres y mujeres, justifica las agresiones. Al plantearse de ese modo la pregunta, se pudo constatar que si bien en términos generales la gente tiene una opinión negativa de la violencia de pareja, no lo es tanto que no considere que, aunque sea excepcionalmente, ésta pueda justitificarse. Así lo confirma el hecho de que sólo 6,9 por ciento de las personas haya sostenido que descartando todas las anteriores opciones, haya optado por afir mar que “Nunca se justifica”. Para indagar sobre la medida en que las opiniones de las personas están motivadas en su propia experiencia, se les pidió que contesten: “Pensando en la relación con su pareja, ¿han tenido problemas que se manifestaron en alguna de las siguientes formas?” 1.- Si recibe o recibió insultos, comentarios humillantes o hirientes, ¿amenazas?, 2.- Si recibe o recibió empujones. 3.- Si recibe o recibió golpes con la mano o con el pie. 4.- Si recibe o recibió golpes con algún objeto y si no tuvo ninguno de los problemas anteriores fueran las opciones entre las que las personas encuestadas eligieron su respuesta. Según las respuestas obtenidas, las parejas cochabambinas serían relativamente pacíficas, pues 30,8 por ciento de los varones y 24,1 de las mujeres afir mó que nunca tuvo que afrontar alguna de las situaciones descritas.

Nunca se justifica

,1%

14,9%

2,7%

n dato aparentemente alentador, sobre todo si se lo compara con los de anteriores estudios similares, es el que indica que la mayoría de la población cochabambina, tanto entre hombres como entre mujeres, considera que en ningún caso se justifica que un hombre le pegue a su mujer. En efecto, cuando a la gente se le preguntó: “Algunas veces se justifica que un hombre le pegue a su mujer. ¿Qué tan de acuerdo está usted con esa afirmación?”, un total de 86,8 por ciento de las personas encuestadas dijo estar “En desacuerdo” o “Muy desacuerdo” con esa afirmación. Visto el asunto desde el punto de vista de género, no se hallan diferencias muy significativas pues es muy leve la variación entre el 86,58 de varones y el 86,98 de mujeres que se manifestaron intolerantes contra cualquier forma de violencia contra la mujer. Sin embargo, el optimismo sobre lo que tales respuestas pueden reflejar de la mentalidad colectiva se encuentra con un límite cuando ante las mismas personas se abordó el tema desde un diferente ángulo y se les preguntó: “En qué casos se justifica que el esposo o la esposa golpee a su pareja?” Al plantearse el problema en esos términos, y cuando a la gente se le da razones concretas, los resultados indican que “Cuando no cuida bien a los hijos”, “Cuando le ha sido infiel” y “Cuando se emborracha o se va de fiesta” son las tres razones que son consideradas por un porcentaje muy alto de

85,1%

48,5%

90,2%

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51,5%

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Cuando se emborracha o se va de fiesta

Cuando coquetea con otra/o

Cuando no cuida bien a los hijos

93

Cuando le ha sido infiel

Cuando le esconde cuánto dinero gana

6,9% Infografía: Los Tiempos / Wilson Cahuaya

Mujeres, las más agredidas Entre quienes sufrieron alguna de las formas de agresión señaladas, los insultos, comentarios humillantes o amenazas aparecen como las más comunes un 21,2 por ciento de hombres y 32,5 de mujeres afirmó haberlas sufrido. Formas extremas de violencia, como haber recibido golpes con la mano o el pie afectan a las mujeres en una proporción notablemente mayor que a los hombres. En efecto, mientras sólo 3,1 por ciento de los hombres afirma haber sufrido una agresión física directa (con manos o pies), ese porcentaje se eleva a 10,9 cuando se trata de mujeres. Exactamente la misma tendencia se observa cuando de agresiones más graves, para las que el o la agresora utilizó algún objeto se trata. Sólo 0,3 de los hombres afirmó haber sido víctima de esa forma de agresión, lo que contrasta con el 3,0 por ciento de las mujeres encuestas que reveló haber tenido que afrontar esa forma de violencia en algún momento de su relación de pareja.

ANÁLISIS Percepciones y experiencias sobre la equidad Roberto Laserna Ceres

Los cochabambinos tienden a sostener que la desigualdad de género ya no es un problema serio en Bolivia y que con los avances de los últimos años las mujeres tienen similar poder de decisión que los varones. Sin embargo, también se inclinan por apoyar el establecimiento de cuotas que garanticen la participación femenina en los órganos de poder y a que el gobierno impulse políticas firmes para que los ingresos de las mujeres no sean inferiores a los de los varones. Si uno considera estos datos en conjunto encuentra fácilmente que se contradicen. Si tienen similar poder, ¿para qué las cuotas? Y si la desigualdad ya no es un problema. ¿para qué las políticas? Estas contradicciones se explican porque las respuestas de los encuestados revelan sus opiniones o percepciones, pero también sus experiencias. Y aunque ambas dimensiones no siempre son diferentes, una encuesta puede descubrir que con frecuencia sí lo son. Eso es lo que sucede en el tema de la desigualdad de género. Los gobiernos han estado enfatizando la problemática de la discriminación hacia la mujer y lo ha hecho con discursos, con actos y con leyes. Se habla del tema, hay mujeres en el gabinete y en las asambleas, y hay nuevas leyes que son publicitadas por los medios. Todo esto moldea la opinión de la gente e influye en sus percepciones: las cosas han cambiado. Pero la vida diaria, donde tienen experiencias concretas, les dice que no es así, y que aún queda un largo camino por recorrer. Las percepciones no coinciden con las experiencias, y la encuesta del Foro Regional plantea preguntas en ambas dimensiones, de manera que nos permite detectar, precisamente, esta disociación. Lo interesante es que, en este caso, las percepciones parecen estar alentadas también por el deseo de que se hagan realidad, como lo prueba el hecho de que en general la gente tiende a favorecer políticas más eficaces cuando se le plantean no cuestiones generales sino problemas concretos.

LA MIRADA FEMENINA ES MÁS ESCÉPTICA

Uno de los temas que se quiso indagar a través de la encuesta fue la manera cómo las personas perciben que las leyes, normas e instituciones vigentes en nuestro país para combatir la violencia doméstica han servido, desde su experiencia personal, para afrontar el problema. Para ello, a la gente se le hizo el siguiente planteamiento: “Y pensando en los servicios de asesoramiento legal a mujeres y familias, como el SLIM, la defensoría municipal y la Brigada de Protección a la Familia ¿Diría usted que estos servicios son: Muy buenos, buenos, ni buenos ni malos (regulares), malos o muy malos (pésimos). La mayoría de la población encuestada (56,6 por ciento) no tiene una opinión categórica sobre la calidad de los servicios de asesoramiento legal a mujeres y familias. Y aunque es ligeramente menor el porcentaje de mujeres que optan por calificarlos como “regulares”, no es mucha la diferencia frente al 58 por ciento de los varones que así lo hace. Es en cambio significativa la diferencia cuando se disgregan los datos de quienes los califican como “buenos” y “muy buenos” (23,6 por ciento) , o “malos” y “pésimos” (19,9 por ciento) pues la opinión negativa entre mujeres (21,9 por ciento) es muy superior al 17,8 por ciento de varones que así opina. “¿Hasta qué punto diría que el Gobierno actual promueve y protege los derechos de las mujeres?” fue otra de las preguntas y se propuso a la gente que otorgue una calificación de 1 a 7. Agrupadas las respuestas en tres segmentos (calificación reprobatoria, de 1 a 3, regular (4) y aprobatoria 5, 6 y 7), el balance final resulta muy positivo para la gestión gubernamental. Entre los hombres son más (58,3) quienes la valoran positivamente ), 25 por ciento quienes la califican como regular y sólo 16,98 por ciento quienes consideran que merece una nota desaprobatoria Entre las mujeres, en cambio, sin dejar de ser positiva, la percepción no lo es tanto pues las calificaciones aprobatorias llegan a 54,20 por ciento, mientras que las reprobatorias se elevan hasta 23,49 por ciento.


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Los Tiempos | Cochabamba | Año 2014 | Domingo | 21 de Diciembre DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

Roles y el cuidado del hogar

EL ROL DE LA MUJER Y LA ECONOMÍA DEL CUIDADO 0,6% 1,2%

38,3

ACTIVIDADES LABORALES

16,1

12,3 Muy en desacuerdo

3,5 1,3 5,1

1

2

3

4

5

6

7

5

¿Hasta qué punto está de acuerdo o en desacuerdo con esta frase?

Muy de acuerdo

Muy de acuerdo

6

Algunas personas sienten que tienen libertad de elegir lo que hacen con sus vidas y que tienen control total sobre ellas, y otras personas sienten que lo que hacen no tiene ningún efecto en lo que pasa en sus vidas, que no las controlan. Por favor indíquenos en la escala

4 11,0%

El trabajo de cuidar a la familia y el hogar debería distribuirse por igual entre hombres y mujeres.

46,4% 7

23,4

1 2 3 4,6%

¿Cuánta libertad de elegir y de control siente usted que tiene sobre la forma en que le resulta su vida?

14,9%

Nada 1,0% 2 1,1% 8,0% 3 24,6% 4 5 28,0% 22,6% 6 14,7% Mucho

21,3%

in ci p a l m

en

d ic

te?

1,1%

2 3 3,3%

¿A q u

1,4% 1

4 15,7%

30,6% 7 Usted se siente respetado y valorado en su comunidad

a ust

Muy en desacuerdo

ed pr

Ud. cree que las instituciones públicas deberían responsabilizarse por el cuidado de niños, ancianos y discapacitados para facilitar que las mujeres puedan dedicarse a ESTUDIOS O

Análisis

5 20,3%

Trabajando No está trabajando en este momento pero tiene trabajo Está buscando trabajo activamente Es estudiante Se dedica a los quehaceres de su hogar Está jubilado pensionado o incapacitado permanentemente para trabajar No trabaja y no está buscando trabajo

¿Diría usted que la gente de por aquí prefiere hacer estudiar a sus hijos hombres o a sus hijas mujeres?

6 27,5%

educar a los hijos hombres educar a las mujeres

8,6%

0,7%

No hacen diferencias

90,7%

ed és

e

2,8% 1,8% 15,5% 16,8% 3,6%

55,6%

3,8%

Infografía: Los Tiempos / Wilson Cahuaya Fuente: Encuesta departamental sobre condiciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública

contradicciones | En el discurso, varones y mujeres consideran que hay igualdad en la distribución y corresponsabilidad de las tareas de cuidado en el hogar, pero los datos de la realidad muestran desigualdades sustanciales

La mayoría de las mujeres carga con todo el trabajo del cuidado Jenny Cartagena T. Casi el 45 por ciento de las mujeres encuestadas en el departamento de Cochabamba admite tener la responsabilidad principal de realizar las tareas asociadas con el cuidado del hogar y de los miembros de la familia, vale decir cuidar a los niños y niñas, a las personas mayores y con alguna capacidad especial, además de realizar tareas de limpieza, elaboración de los alimentos y otras tareas. Contrariamente, sólo un 11,7 por ciento de los varones dice cumplir con esas obligaciones, según una última encuesta departamental sobre condiciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública entre el 15 de noviembre y el 3 de diciembre de 2014. La encuesta fue realizada a una muestra de 1.044 personas (513 varones y 531 mujeres) mayores de 18 años de las 5 macroregiones del departamento, conformadas por los municipios en función a sus características geográficas y culturales. Esta realidad, que refleja la brecha aún grande en la distribución en razón de género del trabajo del cuidado de la vida (no remunerado), sin embargo se contrapone a lo que piensan sobre el tema los encuestados. Mujeres y varones, en un 61 por ciento expresaron estar de acuerdo en que las instituciones públicas deberían responsabilizarse por el cuidado de niños, ancianos y personas con capacidades especiales para facilitar

que las mujeres puedan dedicarse a estudios o actividades laborales. Consultados los encuestados si ¿el trabajo de cuidar a la familia y el hogar debería distribuirse por igual entre hombres y mujeres, el 67 por ciento respondió estar de acuerdo, frente a un 18 por ciento que manifestó estar en desacuerdo con eso. Por otra parte, son las mujeres en mayor porcentaje (74%) con relación a los varones (61%) que están convencidas que las responsabilidades deben ser compartidas, percepción que no se refleja en la realidad.

Horas de trabajo Esa carga de las responsabilidades de las tareas del cuidado del hogar en las mujeres es ratificada en la cantidad de horas al día que éstas le dedican a ese trabajo. El 17,2 por ciento de las mujeres entrevistadas señaló dedicar entre 10 a 24 horas promedio al día al cuidado de su hogar y de los miembros de su familia, frente a un 5,6 por ciento de varones que dice ocupar esa cantidad de horas para esas tareas. El 70 por ciento de las mujeres le dedica entre 1 y 5 horas a las tareas del cuidado del hogar, mientras que un 83 por ciento de los varones destinan esas horas. Un 7,1 por ciento de las varones señala dedicarle cero horas a esas tareas, mientras sólo 2,6 por ciento de las mujeres hace lo mismo, no destina nada de su tiempo para ese trabajo. Menos horas mayor porcentaje de hombres, más horas el porcentaje de las mujeres aumenta.

Estas diferencias nuevamente se contraponen a lo que piensan las mujeres, cuando el 50,6 por ciento señala que siente que es tratada con los mismos derechos y obligaciones que los varones, sólo el 5,6 por ciento considera que no es así. Los resultados de la encuesta con relación a la responsabilidad de las tareas del cuidado del hogar, que no muestran grandes variaciones con relación al nivel educativo, edad ni macroregión, están demostrando que discursivamente los cochabambinos y cochabambinas, en cuanto al ideal que tienen, son muy igualitarios y equitativos, pero en la realidad, a momento de distribuirse entre varones y mujeres las responsabilidades, las diferencias son sustanciales, el trabajo efectivo del cuidado del hogar recae sobre las mujeres. Esa carga, el que sea mayor o menor, según la encuesta no está determinada o condicionada a factores como el nivel de ingresos o de educación; el que las mujeres tengan los mismos ingresos y nivel educativo que los varones, no va suponer que tenga menor responsabilidad en las tareas de cuidado del hogar. Es así que la inserción de las mujeres al mercado laboral, no ha significado que deje de cumplir con las tareas del cuidado del hogar, contrariamente duplicó su responsabilidad dificultando relativamente su participación en los ámbitos de la vida laboral, política y social, en general y ha contribuido a profundizar la desigualdad social y de género.

responsabilidad compartida • Para subsanar la brecha existente en materia de servicios de cuidado del hogar, para que las responsabilidades entre varones y mujeres sean menos asimétricas, para que las necesidades de cuidado no sean solamente asumidas por las familias y, dentro de las familias, por las mujeres, sino más bien por la sociedad en su conjunto, se vienen debatiendo en diferentes niveles medidas y acciones que hagan frente a esta realidad. • Las propuestas, ante el reconocimiento de que el cuidado del hogar es un derecho de los miembros de la familia, apuntan a que esas tareas se consideren una responsabilidad de la sociedad en su conjunto, es decir que sea compartida por las familias, las organizaciones y el Estado. • El cómo se organiza una sociedad para “cuidar” a la familia, refleja en gran parte el grado de desarrollo social y el nivel de calidad de vida que esa sociedad ha logrado alcanzar. Una sociedad donde las necesidades de cuidado de los hijos son asumidas casi exclusivamente dentro del hogar, por las madres, muchas de las cuales son “penalizadas” por combinar tareas de cuidado familiar con su participación laboral, es definitivamente una sociedad que está todavía muy lejos de lograr “vivir bien”, afirman los expertos.

El trabajo del cuidado en el hogar Jaqueline Garrido Cortés Ciudadanía

La economía del cuidado se refiere a la relación entre el funcionamiento del sistema económico (bienes, servicios, actividades relacionadas con la reproducción y bienestar de las personas) y la organización social del cuidado, es decir de alimentación, educación, salud y medio ambiente que implica tiempo, energía y afectividad. Un aspecto central de la economía del cuidado es el trabajo realizado en el hogar y que no es remunerado, ni se calcula monetariamente. No es una encuesta especializada en uso del tiempo, sin embargo, sus datos permiten ver las diferencias del trabajo de cuidado que realizan hombres y mujeres y las diferencias entre lo que se “piensa” y se “practica” en la llajta. Respecto a las horas que dedican hombres y mujeres de la sociedad cochabambina al trabajo de cuidado, las respuestas muestran que, en general, las mujeres realizan más que el doble de trabajo de cuidado, una faceta más de las desigualdades de género. Estos datos presentan matices por macroregiones. Las mujeres de los valles y la zona andina tienen mayor carga de trabajo de cuidado y se advierte que las mujeres de la zona metropolitana -al igual que los hombres- realizan menos trabajo de cuidado en comparación con otras macroregiones. Si se consideran las variables de educación e ingresos se mantienen las diferencias entre hombres y mujeres respecto a su dedicación al trabajo de cuidado, inclusive en aquellos sectores con niveles educativos e ingresos similares donde las mujeres son las principales responsables de esta tarea. Si consideramos a personas menores y mayores a 30 años las desigualdades en el trabajo de cuidado se mantienen. Ambos tienen similar comportamiento, lo que relativiza la influencia positiva que podría tener el acceso a mayor información por parte de los jóvenes. Estas “prácticas” contrastan con las “ideas” que pregonan los entrevistados, pues una gran mayoría declara estar muy de acuerdo en que el trabajo de cuidado debe ser distribuido por igual. ¿Cómo cambiar este patrón de conducta que imposibilita a las mujeres insertarse en el mercado laboral, participar en la vida pública y capacitarse en mejores condiciones? Ese es un desafío para la sociedad, pero también para el Estado.

Foto: Carlos López

Dentro de las familias, la responsabilidad de las tareas del cuidado del hogar son asumidas, en la mayoría de los casos, por las mujeres.


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