365 días acompañados por los santos Volume I

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365 días acompañados por los

SANTOS Por

c a r m e n f. ag u i n ac o

VOL

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© 2019 Loyola Press Todos los derechos reservados. Los textos bíblicos corresponden a La Biblia de Nuestro Pueblo © 2009 Pastoral Bible Foundation y © 2009 Ediciones Mensajero. Textos impresos con los debidos permisos. Todos los derechos reservados. Diseño de la portada: Loyola Press Ilustraciones de la portada: Rafael López ISBN: 978-0-8294-4857-3 Número de Control de Biblioteca del Congreso USA: 2019938008 Impreso en los Estados Unidos de América. 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 Versa 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1


En memoria de mi abuela Virginia, que, sin darse cuenta, me empujó al conocimiento de los santos. Y de su amiga Josefa, que dio lo que tenía y sabía. En memoria agradecida a mi madre, que, con su vida, me enseñó el sentido de la fidelidad y la generosidad. En agradecimiento a mi tía Carmina, que me inculcó el gusto por la liturgia desde muy pequeña. A todos los miembros de la Institución Teresiana que entregan su vida diariamente en misión con la convicción de que los hombres y mujeres de Dios son inconfundibles, no por su brillantez, sino por el ardor de sus corazones al escuchar la Palabra. A los niños Miguel, Álvaro y Rut. Que siempre escuchen la llamada a la cercanía y el amor de Dios. Y, sobre todo, a mis hermanas, Pilar y Virginia, que viven su llamada a la santidad intensa, sincera, apasionada y alegremente desde las cosas pequeñas de la vida diaria y desde un servicio generoso y sacrificado a los demás.



Índice Introducción................................................................... ix Enero .............................................................................. 1 Febrero ........................................................................ 35 Marzo ........................................................................... 67 Abril............................................................................ 101 Mayo .......................................................................... 133 Junio .......................................................................... 167 Julio ............................................................................ 199 Agosto ....................................................................... 233 Septiembre ............................................................... 267 Octubre ..................................................................... 299 Noviembre ................................................................ 333 Diciembre.................................................................. 365 Índice de santos ........................................................... 399 Acerca de la autora .................................................... 412

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Introducción Cuando tenía unos ocho años, decidí firmemente no ser santa. Fue una decisión totalmente contraria a decisiones anteriores, de cuando tenía cinco o seis años y sentía grandes deseos de ser amiga de Jesús. . . Tan rara decisión de apartarme de la fe fue provocada por una estancia en una casa de campo de una amiga de mi abuelita; mi abuela y la buena señora pensaban que el aire del campo les haría bien a mis delicados pulmones y tuve que marchar de la ciudad, en una especie de exilio no deseado. La señora Josefa era una bellísima persona, pero, a mi infantil entender, estaba totalmente obsesionada con los rezos y las devociones. En aquel lindo lugar no había más niños y el único entretenimiento, aparte de paseos por la huerta, eran vidas de santos. Las historias se presentaban de manera dulzona; los santos eran ridículamente austeros, excesivamente piadosos o absurdamente milagrosos. Era la suya una virtud totalmente inalcanzable y para mí nada atractiva, lo cual me hizo incluso dudar de la verdad y la solidez de la fe. Parece que, de todas maneras, la estancia allí y la vida de esos santos raros me marcó, porque el interés por la auténtica virtud, la heroicidad de vida, la intensa y apasionada amistad con Dios de los santos se quedó conmigo por muchas décadas, y, a los dos o tres años, la decisión de no ser santa desapareció. . . aunque no me parece que mi nueva decisión de serlo se haya cumplido en absoluto. Ni hace ninguna falta. Porque, después de leer y entrar en las vidas de muchos santos, por fin he llegado a entender que la santidad no consiste en una decisión personal, sino en una llamada, una relación de amistad, una serie de gracias y de hitos en el camino de la vida, que dependen casi totalmente de Dios. A lo largo de los años, el ejemplo de los “amigos fuertes de Dios”, tanto los canonizados como los vivos y cercanos (que son muchos), ha sido estímulo, razón de esperanza, desafío, y motivo de conversión una y otra vez. Aunque muchos de ellos siguen siendo inimitables y cada uno es muy distinto de todos ix


los demás en su momento histórico, con su personalidad, su estilo de vida y sus grandes o pequeñas hazañas —su gloria o su humildad escondida— todos tienen en común algo que parece ser el núcleo de su santidad: la atención dirigida únicamente a la voluntad de Dios para ellos; la pureza de intención en sus obras; la convicción profunda de no tener nada propio, sino todo de Dios, la salida de ellos mismos en amor a los demás. Conocía a algunos de los santos que se presentan en este libro. Otros me resultaron totalmente desconocidos. Reyes, mártires, amas de casa, niños, religiosos, monjas, ermitaños, predicadores, fundadores, misioneros, grandes intelectuales y personas de baja capacidad intelectual, enfermos y personas de gran energía, de todos los tiempos y lugares del mundo iban apareciendo sucesivamente y trayéndome a la memoria aquellos días en el campo, que para mí habían sido grises y algo tristes. Ahora, sus vidas de amistad, generosidad, y pasión se me hacían llenas de color y alegría. Y abiertas a toda clase de posibilidad alcanzable. Alcanzable porque no hay límite de espacio, tiempo y condición a la llamada a la santidad, ya que ellos respondieron en su propia medida, en su propio tiempo y circunstancias, con los muchos o pocos talentos que se les habían entregado, a la constante llamada de Dios a andar por sus caminos. Al ir escribiendo, cada figura se hacía viva y desafiante para el momento presente, haciendo puentes entre momentos muy distintos a los míos y a los de hoy y al mismo tiempo, señalando una profunda relación. Estas 365 vidas, entre los miles de vidas dedicadas a Dios y abiertas a la gracia, hablan, una y otra vez, de una vida diaria orientada a Dios en medio de dificultades y triunfos, de dificultades de relación e intensa amistad y amor, en oscuridad y luz, en muerte y dolor, y en fiesta. A veces en el fuerte contraste con la vida de hoy y otras, en el asombroso parecido de circunstancias sociales, políticas y religiosas. . . ¡Entre los primeros siglos y el siglo XXI! Son 365 vidas para 365 días, pero al leerlas, podemos darnos cuenta también de que esos 365 se multiplican y reaparecen en las personas más cercanas, en quienes han tenido y tienen una fuerte influencia en nuestras vidas. Es la encarnación de la Palabra de Dios, la gracia inmensurable de su misericordia, repetida una y otra y otra y otra vez. Millones de veces, pero para cada uno de nosotros. x


Enero



1 DE ENERO

San Telémaco Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, convence, reprende, exhorta con toda paciencia y pedagogía. —2 Timoteo 4:2

San Telémaco fue un santo asiático y eremita del siglo IV. Sin embargo, no estaba tranquilo en su soledad. Le preocupaban los problemas del mundo y sobre todo, le repugnaba la idea de los espectáculos sangrientos e inhumanos de gladiadores. Sentía, sobre todo, que algunos cristianos cedían a las presiones de su sociedad y llegaban a pensar que todo estaba bien. Telémaco sintió la llamada a hacer algo. Salió de su soledad para ir a Roma y confrontar a los grandes poderes y exigir que se abolieran esos espectáculos en los que se atentaba contra la vida humana y contra la verdad y la voluntad de Dios. Habló, denunció, insistió, y eso le costó la vida. Hoy día hay muchos espectáculos violentos o inmorales a los que poca gente se opone. Basta con encender el televisor para encontrarse con cosas que, en un tiempo pudieron parecer ofensivas y hoy se han vuelto casi normales. Más profundamente escondidas para algunas personas, están las imágenes y los mensajes que a menudo pueblan las páginas de internet y que quizá los más jóvenes absorban sin mucho pensamiento crítico. En la actualidad, es prácticamente imposible, e incluso desaconsejable, aislarse de todo y no entrar en contacto con imágenes, espectáculos o realidades ofensivas que desfiguran la imagen de Dios en las personas. Telémaco podría haberlo hecho. Pero no se quedó en su aislamiento, ni en su propia comodidad. A veces es necesario salir, hablar, denunciar.

¿Qué estamos dispuestos a arriesgar? 3


2 DE ENERO

San Gregorio Nacianceno [. . .] y entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas. —Sabiduría 7:27

Fue un santo entre santos, ya que sus padres, Gregorio el Viejo y Nonna, también fueron canonizados. Era una familia acomodada de terratenientes, del siglo IV en Capadocia (Asia Menor). Parece ser que el padre de Gregorio se convirtió al cristianismo por influencia de su esposa y luego fue ordenado obispo. El padre de Gregorio veía en él un potencial, que quizá el propio joven, que hubiese preferido el silencio y la soledad, no veía. Por la presión de su padre y de su amigo Basilio, que estaba de acuerdo con el padre de Gregorio, al fin accedió a ser ordenado. Desde entonces, predicó brillantemente, escribió obras magníficas sobre el Espíritu Santo y la Trinidad, fue obispo y lideró el Concilio de Constantinopla. Hizo un gran bien a la Iglesia y ha tenido una profunda influencia en la teología y espiritualidad cristianas, tanto de oriente como de occidente, pero todo a costa de renunciar casi continuamente a lo que él mismo hubiera querido. No es fácil encontrar y seguir la propia vocación. A menudo, Dios se vale de las circunstancias y de influencias de amigos y familiares para usar a las personas como instrumentos para su misión. Pero no siempre es fácil.

¿Qué personas han influido más en las decisiones más importantes de tu vida? ¿De qué maneras han sido esas mismas personas los mayores apoyos para seguir el camino que parecía ser la voluntad de Dios para ti? ¿En qué momentos ha sido eso una sorpresa y marcado un cambio de planes? 4


3 DE ENERO

Santa Genoveva Sabemos que, si esta tienda de campaña, nuestra morada terrenal, es destruida, tenemos una vivienda eterna en el cielo, no construida por manos humanas, sino por Dios. —2 Corintios 5:1

Era solamente el siglo V y Genoveva, una niña de apenas quince años, ya tenía una visión del futuro. Vivía en París, y organizó una comunidad de jóvenes laicas misioneras en la propia ciudad. Vivían tiempos muy difíciles: los guerreros de Atila amenazaban con invadir París y la gente quería huir, pero Genoveva los convenció de quedarse y orar. Inesperadamente, Atila cambió de rumbo y la ciudad se salvó. Más tarde hubo una gran escasez y, de nuevo, fue Genoveva quien logró reunir víveres y ayuda para la ciudad. Era muy admirada en la ciudad y su bondad le valió también el que los gobernantes de la ciudad liberaran a los presos políticos. Murió a una edad muy avanzada, pero ya hacía tiempo que la ciudad la había considerado su patrona.

Dios, Padre nuestro, tú nos has colocado en este mundo para que hagamos el bien de las maneras en que seamos capaces. Miramos a nuestro alrededor y vemos conflicto, división, falta de respeto a la dignidad de cada persona, abuso de poder por parte de algunos. No permitas que nuestra “ciudad interior” sea invadida por las fuerzas del desánimo y la falta de esperanza. Sigue guiándonos, como a santa Genoveva, en nuestra búsqueda de modos de superar las dificultades para el bien de tus hijos y de tu pueblo. Y llévanos, al fin, a tu morada eterna, que nada puede destruir. 5


4 DE ENERO

Santa Ana Isabel Seton Sé lo que es vivir en la pobreza y también en la abundancia [. . .] Todo lo puedo en aquel que me da fuerzas. —Filipenses 4:12–13

Ana Isabel Seton nació en Filadelfia en 1772. Su padre era un rico banquero episcopaliano que siempre enseñó a sus hijos a ser caritativos. Ana Isabel era muy bella y resultaba ser un gran partido para muchos pretendientes. Se casó joven con un negociante acaudalado, y fueron felices, pero la pareja pronto tuvo que soportar desgracias y dolores. Él perdió su fortuna, cayó enfermo y murió, dejando a Ana Isabel viuda a los treinta años y con cinco hijos. Durante la enfermedad del esposo, la familia había estado en Italia con una familia católica amiga, y Ana Isabel regresó a Estados Unidos resuelta a ingresar en la Iglesia católica. Sufrió rechazos por parte de algunos de sus parientes y, para poder mantener a su familia, abrió una escuela católica en Boston. Pronto, llena de entusiasmo, fundó la Congregación de Hermanas de la Caridad, abrió el primer orfanato católico en el país y rápidamente su obra se extendió con la fundación de escuelas que habrían de ser la semilla de la red de escuelas católicas actuales. Un gran rasgo de madurez y entereza, que podría parecer algo bastante extraordinario en una persona tan joven como Ana Isabel, es saber vivir en la abundancia y en la escasez, y siempre ser capaz de convertir las circunstancias en una oportunidad de servicio, de generosidad y de entrega a los demás.

¿Qué momentos difíciles de mi vida he podido convertir en algo positivo para mi familia y las personas a mi alrededor? 6


5 DE ENERO

Santa Genoveva Torres Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. —2 Corintios 12:10

Genoveva nació en 1870 en España y de niña pasó muchas privaciones. Siendo muy pequeña, quedó huérfana de padre, y tuvo que dedicarse desde los ocho años al servicio doméstico. En las noches, Genoveva leía los libros piadosos de su mamá, pero no podía ir a la escuela. A los trece años, debido a una grave enfermedad, le tuvieron que amputar una pierna. Algo más tarde, volvió a enfermar gravemente, por lo que tuvo que ser asilada en la Casa de la Misericordia que llevaban las Hijas de la Caridad. Allí profundizó en su espiritualidad y quiso ser carmelita, pero no pudo ingresar en el convento por su enfermedad. Con dos de sus compañeras fundó la Sociedad Angélica, para dar acogida a mujeres solas y pobres. Su obra se difundió rápidamente por toda España, y Genoveva, siempre con muletas, visitó cada una de sus fundaciones. Durante la guerra civil española se destruyeron todas, y cuando finalizó, Genoveva, con entusiasmo, se dio a la tarea de reinaugurar las seis casas. Nunca perdió la libertad de espíritu ni el sentido del humor, y su vida entera fue un testimonio de bondad y de apertura a todos. No sorprende mucho que una persona que sufre dolores físicos constantes esté algo amargada. Sorprende mucho más que, con todos los dolores, se mantenga en pie, activa y con buen humor. Debe haber algún secreto para esa alegría extraña que, ciertamente, no es el resultado de las posesiones materiales, ni de una vida fácil. Ese secreto únicamente puede ser su unión con Dios.

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