joe paprocki
una fe
bien construida
Gu铆a cat贸lica para conocer y compartir lo que creemos
Por el mismo autor del best-seller La caja de herramientas del catequista
Cristianismo/Catolicismo.
E
¡El recurso esperado para dar razón de tu esperanza!
l Catecismo de la Iglesia Católica tiene más de 900 páginas, de ahí que no sea tan sorpresivo el que muchos católicos perciban las enseñanzas de su propia fe como algo complejo –¡y más complejo aún el compartirlo con los demás!–. Una fe bien construida, escrito usando el vocabulario de una construcción, hace que el compartimiento de la fe sea algo fácil y divertido para cualquier persona católica dispuesta a compartir sus creencias y convicciones con los demás. Este libro de 18 capítulos, en algunas ocasiones muy profundo y en otras muy chistoso, siempre es sumamente práctico, pues sigue la estructura de los cuatro pilares del Catecismo de la Iglesia Católica (Credo, sacramentos, moral y oración). Joe Paprocki, el aclamado autor y catequista, aborda los temas de la fe católica de tal forma que son accesibles y relevantes para la vida de los católicos de nuestro tiempo, sin por ello dejar de lado la riqueza y profundidad de la enseñanza y tradición católica.
J P, DMin, ha sido ministro de pastoral más de 25 años, maestro de preparatoria y de adultos, además de ser catequista de niños. Joe es autor de varios libros, incluyendo el best seller La caja de herramientas del catequista. Puedes visitar su blog de experiencias catequéticas en www.catechistsjourney.com.
Guía para el líder GRATIS disponible en www.loyolapress.com/una-fe
una fe
bien construida
Otros libros escritos por Joe Paprocki y publicados por Loyola Press En español La caja de herramientas del catequista: cómo triunfar en el educación religiosa La caja de herramientas del catequista: guía para el líder Los planos de la Biblia: una guía católica para entender y acoger la Palabra de Dios Los planos de la Biblia: guía para el líder En inglés A Well-Built Faith: Catholic’s Guide to Knowing and Sharing What We Believe A Well-Built Faith: A Leader’s Guide The Bible Blueprint: A Catholic’s Guide to Understanding and Embracing God’s Word The Catechist’s Toolbox: How to Thrive as a Religious Education Teacher The Catechist’s Toolbox: A Leader’s Guide Living the Mass: How One Hour a Week Can Change Your Life (en colaboración con el padre Dominic Grassi)
joe paprocki
una fe
bien construida Guía católica para conocer y compartir lo que creemos Traducido por María Martínez Cuadrado
Por el mismo autor del best-seller La caja de herramientas del catequista
© 2008 Joe Paprocki. Todos los derechos reservados. © 2010 Loyola Press, versión en español. Todos los derechos reservados. Título original en inglés: A Well-Built Faith: A Catholic’s Guide to Knowing and Sharing What We Believe (Chicago, IL: Loyola Press, 2008). Traducción al catellano de María Martínez Cuadrado. Conforme al canon 827 del Código de Derecho Canónico, Reverendo John F. Canary, Vicario General de la Arquidiócesis de Chicago, ha otorgado, en el día de la fecha 20 de mayo del 2010, aprobación para la publicación. La aprobación para la publicación es una declaración oficial de la autoridad eclesiástica, la cual establece que el material en cuestión carece de errores morales o doctrinales. De lo establecido no se infiere que quienes han otorgado la aprobación están de acuerdo con el contenido, opiniones o expresiones vertidas en el trabajo ni asumen responsabilidad legal alguna relacionada con la publicación.
Diseño de la portada: Mia Basile Diseño interior: Maggie Hong y Donna Antkowiak Todas las tiras cómicas son propiedad intelectual de © Doug Hall, 1991. Reproducidas con los debidos permisos. Los textos bíblicos corresponden a La Biblia de nuestro pueblo (© 2007 Pastoral Bible Foundation y © 2007 Ediciones Mensajero). Library of Congress Cataloging-in-Publication Data Paprocki, Joe. [Well-built faith. Spanish] Una fe bien construida: guía católica para conocer y compartir lo que creemos / Joe Paprocki. p. cm. ISBN-13: 978-0-8294-3299-2 ISBN-10: 0-8294-3299-X 1. Catholic Church—Doctrines. 2. Theology, Doctrinal—Popular works. I. Title. BX1754.P3418 2010 282—dc22 2010015264 First ePub edition, October 2010 ePub ISBN 78-0-8294-3319-7
Índice
Agradecimientos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ix
Introducción — Los cuatro pilares. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xi
Primera parte — El credo: Asirse a la fe
Capítulo 1
Poner unos cimientos firmes: transmitir la fe. . . . . . . . . . 3
Capítulo 2
Construir usando una cadena de montaje: el deseo humano, la Revelación y la fe. . . . . . . . . . . . . . . . 11
Capítulo 3
¿Quién es el que manda? Las Sagradas Escrituras y la Tradición. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Capítulo 4
Utilizar equipamiento de marca: la Santísima Trinidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Capítulo 5
El bulldozzer: el pecado, la salvación y la cruz de Jesús. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Capítulo 6
Los trabajadores del sindicato: la Iglesia, la Virgen María, los santos y la eternidad . . . . . . . . . . . . 37
Capítulo 7
Usar un nivel de burbuja láser para la alineación: el culto y la liturgia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Capítulo 8
Señalización de seguridad de zonas en construcción: el misterio y la sacramentalidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Capítulo 9
El proceso de soldadura: los sacramentos de iniciación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Índice
Segunda parte — Los sacramentos: Expresar la fe
[ vii ]
Capítulo 10
Apisonadoras: los sacramentos de curación. . . . . . . . . . 75
Capítulo 11
Instalar ventanas nuevas: los sacramentos al servicio de la comunidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Una fe bien construida: Guía católica para conocer y compartir lo que creemos
Tercera parte — La vida moral: Vivir la fe
[ viii ]
Capítulo 12
Tratar con cuidado: la dignidad humana, el pecado y la misericordia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Capítulo 13
Construir de acuerdo con la normativa: los Mandamientos, . las Bienaventuranzas y las virtudes . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Capítulo 14
Cementar, pintar y renovar los entablados: las obras de misericordia y de justicia social . . . . . . . . 115
Capítulo 15
Medir dos veces, cortar una: la conciencia y la toma de decisiones desde la moralidad . . . . . . . . . 123
Cuarta parte — La oración: Una fe que se expresa orando Capítulo 16
Excavadoras y grúas: la oración. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
Capítulo 17
Walkie-talkies: maneras de rezar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
Capítulo 18
Áreas de acceso restringido: el Padrenuestro y el funcionamiento de la oración. . . . 149
Conclusión
Una palabra más para aprender. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
Introducción — L os cuatro pil are s
Las herramientas adecuadas y unos cimientos firmes Mientras esperaba un día a que me cambiaran las ruedas del coche, noté algo muy interesante en la sala de espera del taller. Allí, delante de mí, había una pared entera cubierta con los certificados enmarcados de todos los mecánicos que trabajaban en el taller. Estaba claro que tenían la formación, tanto el conocimiento teórico como la técnica necesaria para poder reparar coches como es debido. No sólo habían aprendido cómo utilizar las herramientas que usan los mecánicos, sino que por su formación habían conseguido la buena base necesaria para poder hacer un buen trabajo. Más impresionante todavía era el que algunos de los mecánicos más veteranos habían seguido compilando certificados. A medida que la tecnología y los coches habían progresado y cambiado, también lo habían hecho los mecánicos. Nosotros, como católicos, tratamos de ser personas que tienen las herramientas adecuadas y unos cimientos firmes para servir a Dios y a los demás. ¿Cómo lo logramos? Con la formación de la fe. La catequesis es el proceso por el que conseguimos las herramientas y la base firme que necesitamos para vivir la vida a la que se nos introduce en el Bautismo. Este es un proceso que nunca terminamos; siempre está en marcha y dura toda la vida. Pero todos tenemos que empezarlo en algún momento, y es aquí donde Una fe bien construida tiene su lugar. Este libro está pensado para darte una cimentación firme desde la que comenzar ese proceso que te va a llevar toda la vida culminar: edificar una fe que haya sido bien construida. Ya seas un catequista, un párroco, un miembro del comité pastoral de tu iglesia, un catecúmeno o un candidato en el RICA o un católico sin más pretensiones y que sólo trata de mantenerse fiel a la llamada que se nos hace en el Bautismo y de acercarse más a Dios, Una fe bien construida está pensado para ti “con lo cual el hombre de Dios estará formado y capacitado para toda clase de obras buenas” (2 Timoteo 3:17).
[ xi ]
Una fe bien construida: Guía católica para conocer y compartir lo que creemos
Unos cimientos firmes son capaces de sostener aquello que se construye sobre ellos. En la antigüedad, los pilares daban soporte a aquellas estructuras mastodónticas, que de otra forma se habrían colapsado por el peso de las toneladas de materiales de construcción utilizados. En lo que se refiere a nuestra fe, la Iglesia Católica ha organizado una enorme variedad de doctrinas y creencias en algo así como una estructura mastodóntica que conocemos como el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC). Esta estructura se sostiene sobre cuatro pilares, que son los que dan una base firme a nuestra fe.
[ xii ]
1. El Credo
3. La vida moral
2. Los sacramentos
4. Una vida de oración
Esta simple forma de organizar más de 2.000 años de una Tradición viva nos ofrece una manera fácil de acceder a nuestra fe. Aunque por otra parte, el Catecismo de la Iglesia Católica, que consta de 900 páginas, no ha El Catecismo de la Iglesia Católica sido escrito para ser leído por los está organizado en cuatro partes: católicos “de a pie”, sino como “LaProfesión de la Fe”, “La libro de referencia para los obisCelebración del Misterio pos y para aquellos que enseñan Cristiano”, “La Vida en Cristo” y la fe católica. Por ello, los obispos “La Oración Cristiana”. de los Estados Unidos produje(CCEUA, pg. X V II) ron una obra más fácil de leer: el Catecismo católico de los Estados Unidos para los adultos (CCEUA), que sigue la misma organización que el Catecismo de la Iglesia Católica. Aun así el Catecismo católico de los Estados Unidos para los adultos tiene más de 600 páginas, lo que todavía supone una tarea ardua para muchos lectores. Los católicos siguen pidiendo ayuda para que el aprendizaje de la fe pueda hacerse más accesible. Con este libro, Una fe bien construida, esa ayuda ha llegado.
Los cuatro pilares Después de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 en muchas partes de los Estados Unidos se produjo una gran tensión entre musulmanes y no-musulmanes. Tratando de responder a la situación con los principios del Evangelio, invité al imán de una comunidad musulmana de los alrededores de Chicago para tener un diálogo con algunos líderes catequéticos de parroquias católicas también de la zona. Él aceptó y los líderes catequéticos estaban encantados de tener la oportunidad de participar en una experiencia interreligiosa positiva.
Una semana antes de la reunión, el imán me llamó para decir que sintiéndolo mucho no iba a poder asistir, pero que enviaría a una persona en su lugar. En el mitin los líderes catequéticos y yo escuchamos como este señor tan afable nos explicaba los preceptos básicos del Islam de una forma sencilla y directa. Al final de la reunión, después de darle las gracias por reunirse con nosotros y por compartir su conocimiento del Islam, le pregunté cuál era su trabajo en la mezquita. El se rió y dijo: “No, yo no trabajo en la mezquita. ¡Tengo una tienda de videos en la calle 95!”. Me quedé pasmado, al igual que todos los que estaban cerca y lo oyeron. Pensábamos que era el equivalente musulmán a un líder catequético o un párroco. Lo que había pasado era, en esencia, que ¡el “párroco” (el imán) había invitado a uno de sus “parroquianos” a hablar sobre el Islam en su lugar! ¿Podrías hacer lo mismo si tu párroco te pidiera que le representaras en una reunión de no-católicos que querían aprender más sobre la fe católica? Le he hecho esta pregunta a muchos grupos de católicos, especialmente catequistas, y el número de personas que sentían que tenían la formación adecuada para poder representar la fe católica es bajo en extremo. ¿Por qué sucede esto? ¿Es tan compleja la fe católica que no podemos resumirla y presentarla de una forma sencilla? Los musulmanes pueden hablar de los cinco pilares del Islam —los cinco deberes que se requieren de cada musulmán— y los budistas de las cuatro nobles verdades y del noble sendero óctuple. Entonces, ¿de qué pueden hablar los católicos? Para contestar a esta pregunta podemos ir, como se nos muestra en el Catecismo de la Iglesia Católica, a los cuatro pilares de nuestra fe católica. Si alguien nos pidiera que le explicáramos nuestra fe, deberíamos poder referirnos, como guía, a esos cuatro pilares: el Credo, los sacramentos, la moralidad y la oración. El Credo resume todo lo que nos ha sido revelado por las Escrituras y la Tradición Mediante los sacramentos y la liturgia de la Iglesia expresamos nuestra fe.
Rezamos nuestra fe manteniendo una vida activa en la oración.
Sosteniéndonos en estos cuatro pilares podemos hacer lo que San Pedro nos pide en su carta: “Honren a Cristo como Señor de sus corazones. Estén siempre dispuestos a defenderse si alguien les pide explicaciones de su esperanza” (1 Pedro 3:15).
Introducción — Los cuatro pilares
Vivimos nuestra fe de acuerdo con la moral católica.
[ xiii ]
[ xiv ]
He tenido la suerte de poder ver cómo se construye una casa justo al lado de la mía. A lo largo de las semanas y los meses que duró la construcción, ví como una hermosa casa se levantaba desde los cimientos y pasaba a ser la más grande de nuestra manzana. Fue algo digno de ver. Más tarde, cuando los dueños se instalaron y pude hablar con ellos para darles la enhorabuena por una casa tan hermosa, me llevé una sorpresa: el vecino no dejó de quejarse de lo mal que la habían construido. Aunque bonita desde fuera, la mala construcción les estaba dando numerosos quebraderos de cabeza. También nuestra fe debe de estar bien construida y no sólo tener una apariencia atractiva para los que la ven desde fuera. Este libro ha sido pensado para ayudarte a edificar unos cimientos firmes para tu fe. Una formación continua de la fe es una acción que dice, en esencia, “Dios es tan magnífico, maravilloso y lleno de amor que, con cada célula de mi ser, y quiero llegar a conocerle de una forma mucho más íntima”. Dios está presente en nuestras vidas de una forma activa, moldeándonos para ser reflejo de su propia imagen. Aprender sobre nuestra fe no es sólo un ejercicio intelectual. Es un movimiento del corazón. San Anselmo nos enseñó que podemos pensar en la teología como “la fe que busca ser entendida”. Queremos entender a Dios nuestro Señor para que nuestra fe se fortalezca y, al igual que San Ricardo de Chichester, podamos “verle de forma más clara, amarle más profundamente y seguirle más de cerca… día tras día”. Con una fe bien edificada, podemos hacerlo. Miércoles de Ceniza, 2008
© Doug Hall, 1991. Reproducido con permiso.
Una fe bien construida: Guía católica para conocer y compartir lo que creemos
Una fe bien construida
“Siempre vuelven aquí. Debe ser que les dan . de comer”.
primer a parte
El Credo Asirse a la fe
Capítulo uno Poner unos cimientos firmes: transmitir la fe
Me encanta trabajar con cemento y hormigón. Supongo que es algo que viene de mi niñez. Una de las cosas que más me gustaban hacer era mirar a las hormigoneras trabajar en las obras. ¿A qué niño no le gusta ver cómo se echa el hormigón y el cemento? ¿Qué niño puede resistirse a inmortalizar sus iniciales en el cemento cuando todavía está húmedo? No es que yo lo haya hecho, por supuesto. Pero, por si encuen“Los cristianos se hacen, no nacen”. tras las iniciales J P en los cimientos de tu —Tertuliano, Padre de la Iglesia, casa, estas puede que sean de mi hermano siglo II a.C. John. En cualquier caso, cuando hablamos de la fe, es importante tener unos cimientos firmes. Afortunadamente la fe católica está asentada sobre cuatro pilares.
Materia prima de Dios
Poner unos cimientos firmes: transmitir la fe
Uno de los Padres de la Iglesia, Tertuliano, en el siglo II de nuestra era escribió que “los cristianos se hacen, no nacen”. Tertuliano nos dice que es responsabilidad de la Iglesia convertir personas para hacerlas cristianas y que para ello se necesitan ciertas herramientas que se han de usar de una cierta manera. Tertuliano no hacía más que recordarnos lo que Jesús nos dijo justo antes de su Ascensión a los cielos: “Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos, bautícenlos consagrándolos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado” (Mateo 28:19–20).
© Doug Hall, 1991. Reproducido con permiso.
Haciendo cristianos
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Una fe bien construida: Guía católica para conocer y compartir lo que creemos
Jesús deja claro que hacer discípulos es nuestra gran misión e incluso nos indica cómo lo debemos de hacer: bautizando y enseñando. Jesús mismo nos indicó aquello que necesitamos para tener unos cimientos firmes en la vida cristiana: fe, esperanza, amor, misericordia, compasión, bondad, justicia, etcétera, pero no terminó ahí. Nos enseñó, con el El seguir a Jesús requiere no sólo ejemplo de su propia vida, cómo se información sino transformación. construyen unos cimientos firmes y cómo lograr que se hagan aún más fuertes. Esta labor de edificar la fe y hacer discípulos de Cristo se llama evangelización, y es la labor más importante de la Iglesia. El Papa Pablo VI dijo claramente en su exhortación apostólica Evangelii nuntiandi acerca de la evangelización en el mundo contemporáneo: “La Iglesia existe para evangelizar”. Evangelizar es convertir a las personas; es lograr que las personas que siguen caminos equivocados sigan a Jesús, que es el Camino, la Verdad y la Vida. Hacer un cristiano significa impartir una forma de vida. Esto significa que convertirse en seguidor de Jesús, en discípulo, requiere no sólo información sino también transformación. Tenemos que saber ciertas cosas para ser discípulos de Jesús, pero también tenemos que hacer cosas específicas para vivir como seguidores suyos.
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Comenzar sabiendo cuál es la meta Cuando construyes algo siempre es bueno empezar sabiendo cómo quieLa Iglesia ofrece a todas las res que termine. personas la posibilidad de Cuando se trata de forencontrarse con el Dios vivo hoy y mar a católicos en la fe, también encontrar en ‘El un significado y nosotros deberíamos comenzar una esperanza duraderos’. teniendo la meta en nuestra mente. (CCEUA, pgs. 533–534) Entonces, ¿a qué se supone que se debe de parecer un católico adulto? La respuesta simplemente es: todos estamos llamados a convertirnos en santos. Por supuesto muy pocos, si alguno de nosotros, llegará a ser oficialmente canonizado como santo. Pero la Iglesia siempre ha entendido la palabra santos de una manera diferente. La Iglesia primitiva se refería a todos los fieles seguidores de Jesús como los santos. ¿Y cómo vivían los santos? “Se reunían frecuentemente para escuchar la enseñanza de los apóstoles y para participar en la vida común,
en la fracción del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42). Dicho de otra manera, los santos (los primeros seguidores de Jesús) se dedicaron a hacer lo siguiente: Asirse a su fe
Vivir la fe
Expresar su fe
Rezar su fe
Estos son los cuatro “pilares” de nuestra forma de vida católica, entonces y ahora.
Poner unos cimientos firmes: entender los cuatro pilares de nuestra fe Cuando alguien argumenta algo sin que tenga mucho sentido, decimos que su argumento “no se sostiene”; como católicos nosotros tenemos cuatro pilares en los que sostenernos. El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que nuestra fe está sólidamente asentada en la base firme de los cuatro principios siguientes: 1. El Credo (asirnos a la fe)
3. La moralidad (vivir la fe)
2. Los sacramentos (expresar la fe)
4. La oración (rezar la fe)
Los cuatro pilares de todas las relaciones Cada relación amorosa incluye los cuatro principios siguientes: 1. Amas a esa persona porque crees que ciertas cosas sobre el o ella son verdad: la persona es buena, amable, sabe perdonar, es divertida o puede que tenga otras muchas cualidades. 2. Expresas tu amor por esa persona de muchas maneras: le escribes cartas o mandas postales, flores, regalos, le das besos, caricias o un abrazo apasionado.
4. Te comunicas con esa persona con frecuencia, incluso si están separados por la distancia. De una forma parecida, cada uno de nosotros hemos sido bautizados en una relación profunda, íntima y amorosa con Dios y los unos con los otros. Esta relación se sostiene en: >> Nuestra creencia en Dios (el Credo) >> La forma en que expresamos nuestro amor por Dios y cómo Dios expresa su amor por nosotros (los sacramentos) >> Cómo nos comportamos con Dios y con los demás (la moralidad) >> Cómo nos comunicamos con Dios (la oración)
Poner unos cimientos firmes: transmitir la fe
3. Te relacionas con esa persona de una manera que muestra que la amas y respetas.
[5]
El Credo (asirnos a la fe) Creer es algo que hacemos no sólo con nuestra cabeza, sino también con nuestro corazón. La siguiente historia lo ejemplifica:
Una fe bien construida: Guía católica para conocer y compartir lo que creemos
Un equilibrista estaba cruzando las cataratas del Niágara en un monociclo, con una persona en los hombros y sobre un simple alambre que iba de un lado al otro de las cataratas. Cuando ambos desmontaron, ya en tierra firme, la multitud rompió en un frenético aplauso. El equilibrista les dio las gracias y les preguntó: “¿Cuántos estáis convencidos de que lo puedo hacer otra vez?”. Después de acabar de verle hacer la proeza, todos levantaron la mano. Entonces el equilibrista se volvió a montar en su monociclo, señaló a sus hombros y preguntó: “Muy bien, entonces, ¿quién es el siguiente en subirse a mis hombros?”.
[6]
Creer es involucrarse en una relación con otro y poner nuestra confianza en esa persona. Hasta que eso ocurre lo que tenemos no es una creencia, sino una Ni el creer ni la fe son ciegos. idea. Una idea se convierte en creencia Están cimentados en la razón. cuando hace el salto de la cabeza al corazón. Ni el creer ni la fe son ciegos. Están cimentados en la razón. No amamos íntimamente a una persona a no ser que tengamos una buena razón (y un cierto grado de evidencia) para pensar que esa persona es digna de confianza. Del mismo modo ponemos nuestra fe en Dios, no a ciegas, sino basados en las buenas razones que tenemos y en un cierto grado de evidencia de que se puede confiar en él. ¿Cuál es la evidencia? A saber: la historia de la salvación y el testimonio vivo de otros seguidores de Jesús. Las Sagradas Escrituras nos cuentan la historia de cómo Dios ha sido fiel a su pueblo desde el momento de la Creación. El testimonio vivo de los santos (tanto los canonizados como los que pasando desapercibidos viviendo sus vidas en la fe) nos da evidencia creíble de que Dios merece nuestra confianza. Nuestra propia experiencia también nos puede llevar a creer que podemos confiar en Dios. A pesar de todo realmente no tenemos prueba de ello, ni garantías; sólo se nos invita a que confiemos. Es por ello que cuando decimos en el Credo: “Creo en un solo Dios”, lo hacemos bajo nuestra propia responsabilidad.
Los sacramentos (expresar la fe) Ser sacramental es expresarse más allá de las palabras. Los católicos son seres sacramentales porque los seres humanos son seres sacramentales. Los humanos
expresamos amor de una gran variedad de formas que van más allá de las palabras. No sentimos que nuestro amor se ha expresado en su totalidad a no ser que podamos acercarnos a otra persona y la conmovamos de alguna forma. Somos criaturas corpóreas que sentimos el mundo espiritual físicamente. Es por ello que, como católicos, sentimos a Dios y nos comunicamos con él de forma física. Usamos nuestros cuerpos (poniéndonos de pié, arrodillándonos, inclinándonos, alzando las manos, señalándonos) y usamos objetos físicos (agua, aceite, pan, vino, fuego, vestimentas, cuentas del rosario, incienso) para encontrarnos con Dios aun cuando él está más allá de las palabras. Adoramos a un Dios intangible usando realidades tangibles.
La moralidad (vivir la fe)
Marvin y Tina no eran una pareja muy religiosa pero lo intentaban; sólo acudían a la iglesia una vez al año. En una ocasión, cuando ya salían de la iglesia, el sacerdote les dijo: “Marvin, me encantaría verlos a los dos en la misa más de una vez al año”. “Ya lo se”, contestó Marvin, “Estamos muy ocupados y tenemos una vida muy ajetreada, pero al menos seguimos los Diez Mandamientos”. “Eso es fantástico”, dijo el sacerdote. “Me alegro de saber que cumplen los Mandamientos”. “Sí, claro que lo hacemos”, dijo Marvin con orgullo. “Tina cumple seis y yo los otros cuatro”.
Poner unos cimientos firmes: transmitir la fe
Las canciones de la música tradicional suelen estar llenas de corazones rotos; hablan de amores que se han convertido en desamores. Dos personas que se aman deben de tratarse mutuamente de una manera que así lo muestre, porque cuando esto no se hace, se pierde la fe en la relación. Al igual que unas maneras de comportarnos expresan amor, otras muestran rechazo a ese amor. Dios nos ama y por ello nos invita a que, a nuestra vez, le amemos a él y a los demás. Si decimos que amamos a Dios debemos de actuar de una manera que demuestre ese amor y no de una manera que muestre rechazo a ese amor. Es así de simple. Entonces, ¿por qué es tan difícil? Vivir con una moralidad cristiana no debería ser tan difícil. Sólo hay diez reglas que seguir (los Diez Mandamientos), y Dios es tan bueno y nos ama tanto que ¿quién podría siquiera pensar en hacer algo que no debiera por él? Aunque nos duela admitirlo, la verdad es que los seres humanos nunca estamos satisfechos con lo que tenemos. Siempre queremos más. Nuestros corazones insaciables buscan satisfacción en otras cosas y lugares y no en Dios. Al igual que una
[7]
persona casada que parece “tenerlo todo” pero aun así comete adulterio, también nosotros podemos fácilmente olvidar lo bueno que Dios es con nosotros e ir a buscar la satisfacción en otro lado. Vivir la vida desde la moralidad cristiana no es sólo cuestión de simplemente evitar las cosas malas. Se trata de ser conscientes de lo mucho que somos amados y de responder a ese amor de la manera en que nuestro Dios del amor nos pide que lo hagamos: buscando la saciedad sólo en él y amando a nuestro prójimo. Dios nos es fiel y no le podemos hacer daño con nuestros actos inmorales. Los únicos corazones que corren el riesgo de “romperse” son los nuestros.
Una fe bien construida: Guía católica para conocer y compartir lo que creemos
La oración (rezar la fe)
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En una encuesta llevada a cabo hace unos años se le preguntó a personas felices en su Matrimonio cuáles eran las diez características más importantes de un Matrimonio feliz. Uno podría pensar que el sexo, dada la atención que se le dedica en nuestra cultura, sería el número uno. Pero esa no fue la respuesta. ¿Cuál fue el número uno? ¡La comunicación! Las relaciones duran cuando las personas se comunican. La oración es la forma mediante la que nos comunicamos con Dios. La comunicación es una calle de doble dirección: hablar y escuchar. A muchos de nosotros se nos enseñó que rezar es “hablar a Dios”. Pero esta es sólo una parte de la dinámica de la oración. Si la oración se entendiese solamente como hablar a Dios, entonces la El objetivo del Catecismo de la insistencia de San Pablo en que Iglesia Católica es ayudar a debemos de “rezar siempre” sigfacilitar la conversión de la nificaría que deberíamos de persona en su totalidad, a lo largo hablar a Dios constantemente. de su vida, a la llamada del padre ¡Pobre Dios! ¡Imagina tener que a la santidad y la vida eterna. escuchar a alguien que habla sin (CCEUA, pg. X V II) cesar! Cuando no escuchamos perdemos la oportunidad de oír la voz de Dios. En los próximos capítulos vamos a tratar de cómo nos habla Dios y de lo que significa oír la voz de Dios. De momento es suficiente decir que la oración es el cuarto pilar de nuestra fe católica y que sin la oración corremos el riesgo de derrumbarnos, al igual que una mesa que sólo tiene tres patas.
¿Y qué importa esto? ¿Qué le importa a un católico creer que “los cristianos se hacen, no nacen”? Es importante, porque significa que somos llamados a ser receptivos. La fe es algo que recibimos. No nos pertenece; se nos hace llegar como si fuera una reliquia familiar que atesoramos, protegemos y pasamos a los otros miembros de la familia. Ser receptivo significa pensar en Dios como el alfarero y en nosotros como la arcilla. Dios, a través de la Iglesia, nos da forma. La arcilla no le dice al alfarero qué forma quiere tener.
Sagradas escrituras “Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos, bautícenlos y consagrándolos al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. (MATEO 28:19–20)
Oración
Poner unos cimientos fi rmes: transmitir la fe
Señor.Dios,.cada.día.trae.una.oportunidad.nueva.para.que.me.hagas. uno. de. tus. discípulos .. Si. recientemente. te. he. fallado,. rehazme. para. que.pueda.asirme.a.mi.fe.en.ti,.expresar.la.fe.que.te.tengo,.vivir.esa.fe. y.rezarte.desde.esa.fe ..Y.¡gracias.por.estar.conmigo.siempre!.Amén .
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Muchas de las cosas de las que dependemos en nuestro día a día se construyen o se fabrican en cadenas de montaje. Probablemente el ejemplo que nos resulte más familiar sea la cadena de montaje de coches. Cada obrero hace su contribución al producto a medida que este se avanza en la cadena. Cada vez que un producto le llega a un trabajador, este ha sido “comenzado” por otro. Los obreros de las cadenas de montaje siempre trabajan con lo que otros les han enviado. Lo mismo ocurre en nuestras vidas de fe. No empezamos a construir desde la nada. Dios ha comenzado el proceso y ahora nos invita a que lo compartamos y participemos en su creación.
Buscando amor En los últimos años se ha puesto de moda entre los solteros jóvenes el acudir a lugares donde se organizan “citas rápidas”. El funcionamiento es el siguiente: un grupo de hombres y mujeres jóvenes se reúnen en un bar o restaurante y cada tres o cinco minutos cambian la persona con la que hablar; durante ese tiempo se hacen preguntas el uno al otro tratando de descubrir si puede haber una conexión entre ellos. Durante ese período tan corto de tiempo, cada persona habla de sí misma y trata de impresionar a su pareja para conseguir tener una cita romántica. Cuando el proceso termina las mujeres pueden indicar con cuáles de los hombres les gustaría concertar una cita. ¿Por qué hacen esto las personas? Porque quieren tener una relación. Las relaciones surgen cuando las personas se abren a los demás. Por supuesto que de tres a cinco minutos no es tiempo suficiente para que una persona pueda revelar la
Construir usando una cadena de montaje: el deseo humano, la Revelación y la fe
Capítulo dos Construir usando una cadena de montaje: el deseo humano, la Revelación y la fe
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Una fe bien construida: Guía católica para conocer y compartir lo que creemos
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No podemos tomar la iniciativa espiritualmente En el libro Los siete hábitos de las personas altamente efectivas de Stephen Covey, publicado en 1990, el autor identifica el ser emprendedor como uno de los siete hábitos y nos anima a tomar la iniciativa en nuestras carreras y nuestras relaciones. Esta forma de pensar a menudo la llevamos a nuestra vida espiritual y tomamos la iniciativa de rezar más, vivir una vida más virtuosa y con una
© Doug Hall, 1991. Reproducido con permiso.
esencia de su ser o para mostrar que se puede confiar en uno, pero cuando la gente siente que han descubierto algo único y atractivo sobre otra persona quieren entablar una relación con ella. En una relación Dios quiere hablar con usted. Consulte su . ambas partes quieren listín telefónico local. revelar y descubrir, y en el fondo, amar. La fe católica se trata, en última instancia, de relaciones. Dios busca de una forma apasionada el establecer una relación profunda e íntima con cada uno de nosotros. Para lograrlo, Dios se nos revela. Aunque Dios ya nos conoce íntimamente a cada uno de nosotros, nosotros tenemos que llegar a conocer a Dios. Dios se nos ha estado revelando desde la creación; ha invitado a los hombres y las mujeres a lo largo de los siglos a establecer una relación con él. Este acto por el que Dios se auto-revela es lo que conocemos como Revelación. Puede que esto sea una sorpresa. A menudo se piensa que la Revelación es algún tipo de experiencia mística reservada para profetas, santos y visionarios. Pero el término “Revelación” se refiere simplemente al acto por el que Dios se nos revela para La Revelación es cuando el Dios poder entrar en una relación viviente se da a conocer a sí mismo. más profunda con nosotros. Lo (CCEUA, pg. 15) importante es que es Dios quien toma la iniciativa. A veces podemos pensar que hemos tomado la decisión de profundizar en nuestra relación con Dios… de ser más espirituales… de hacernos religiosos. Pero la verdad es que cuando hacemos estas cosas, lo hacemos respondiendo a la invitación de Dios. Dios lo empezó.
disciplina espiritual más rigurosa. Todas estas son, por supuesto, cosas buenas, pero hay un problema con esta forma de pensar: crea la Dios desea más profundamente ilusión de que nosotros somos los que hemos tener una relación íntima tenido la idea, como si nuestros propios contadas las gentes. esfuerzos pudieran lograr que Dios nos pres(CCEUA, pg. 16) tara atención. Las Sagradas Escrituras están llenas de historias de gente que tratan de tomar la iniciativa espiritualmente: Adán y Eva decidieron que podían tomar la iniciativa y llegar a ser como Dios si comían del árbol del conocimiento del bien y el mal. Las gentes que construyeron la torre de Babel pensaron que podían tomar la iniciativa y tratar de alcanzar los cielos (lugar en el que habita Dios) construyendo su rascacielos.
No hace falta decir que ninguna de esas historias tuvo un buen final para aquellos que pensaron que podían tomar la iniciativa con Dios. Por ello nos inspiramos en los ejemplos de personas que respondieron a la iniciativa de Dios: Abrahán y Sara se dieron cuenta de que Dios les llamaba para empezar una nueva vida y respondieron yéndose a vivir a una tierra extraña. Moisés reconoció la presencia de Dios en una zarza en llamas y respondió a la invitación de Dios de liberar a su pueblo de la esclavitud.
Un científico decidió tomar la iniciativa y crear vida humana desde el principio. Llamó a Dios y le dijo: “Dios, ya no te necesitamos. La ciencia ha llegado al punto en que podemos crear vida humana sin tu iniciativa”. Dios le respondió: “¿De verdad? Vamos a hacer un concurso de crear seres humanos, pero tenemos que ponernos de acuerdo en hacerlo como yo lo hice en los tiempos de Adán y Eva”. “Hecho”, dijo el científico, quien para entonces se había agachado y tomado un puñado de tierra para poder empezar. Dios le interrumpió y sonriendo le dijo: “No, no, ¡primero tienes que hacer tu propia tierra!”.
Construir usando una cadena de montaje: el deseo humano, la Revelación y la fe
Judas pensó que podía tomar la iniciativa y motivar una confrontación en la que Jesús podría revelar su poder.
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Dios empezó. . . y ellos respondieron Echa una ojeada a estos ejemplos de las Sagradas Escrituras para ver cómo Dios inició la invitación y cómo las personas respondieron: >> Génesis 12:1–9 (la llamada a Abrahán) >> Éxodo 3:1–14 (la llamada a Moisés) >> Isaías 6:1–10 (la llamada a Isaías) >> Jeremías 1:4–10 (la llamada a Jeremías) >> Mateo 5:18–22 (la llamada a los primeros discípulos) >> Lucas 1:26–38 (la llamada a la Virgen María) >> Hechos de los Apóstoles 9:1–9 (la llamada a San Pablo)
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El hilo conductor de las Sagradas Escrituras es la búsqueda incasable de Dios a su pueblo y el reto de este pueblo a responder a la invitación de Dios. La misma dinámica sigue funcionando hoy día. El hecho es que simple y llanamente no podemos tomar la iniciativa en el terreno espiritual. Dios ya ha dado el primer paso. Desde el momento de nuestro nacimiento Dios nos ha buscado y nos ha invitado a tener una relación más profunda con él. Los santos no fueron personas que tomaron la iniciativa espiritualmente. Fueron personas que respondieron una y otra vez a la invitación de Dios. El entender esta dinámica es crucial, porque, para entendernos, nos permite poner el caballo espiritual antes del carro espiritual. En lugar de convertir en responsabilidad nuestra la búsqueda de Dios, podemos poner nuestra atención en la manera en que Dios nos busca (su revelación) y en encontrar la forma de responder. Al igual que si trabajásemos en una cadena de montaje, no comenzamos desde el principio. Dios empezó.
Hágase tu voluntad
Centro de orientación vocacional
La vida de Jesús no es sino un retrato de cómo responder a Dios. En el musical Jesucristo Superstar hay una escena estremecedora en el “¿No podría hablarle a una zarza en . llamas de algo?”
© Doug Hall, 1991. Reproducido con permiso.
Una fe bien construida: Guía católica para conocer y compartir lo que creemos
La Virgen María respondió al mensajero de Dios, el ángel Gabriel, aceptando la invitación de Dios de convertirse en la madre de su Hijo.
jardín de Getsemaní; en ella el personaje de Jesús habla a su Padre celestial sobre su inminente muerte: Después de todo lo que he intentado durante tres años, parece que han sido noventa. ¿Por qué, entonces, tengo miedo de terminar lo que he empezado? Lo que tu empezaste. Yo no lo empecé. El personaje de Jesús se da cuenta de que no Hay dos clases de personas: han sido sus acciones las que le han llevado aquellas que le dicen a Dios a ese momento, sino que es el resultado de “Hágase tu voluntad” y aquellas a seguir la voluntad del Padre. Sólo después quien Dios dice: “Está bien, de ser consciente de ello el personaje de Jesús haz lo que quieras”. puede pronunciar las palabras: “Pero no se — C.S. Lewis haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Sólo cuando reconocemos a Dios como el instigador, como el que toma la iniciativa, nos damos cuenta de que nuestro cometido en la vida es discernir cuál es la voluntad de Dios y responder como lo hizo Jesús, diciendo: “Hágase tu voluntad”.
Entender cuál es la dinámica de la revelación (que Dios ha tomado la iniciativa de revelarse a nosotros con la esperanza de establecer una relación de amor) es el primer paso para vivir la vida con humildad. ¿Por qué? Porque es el primer paso necesario para darnos cuenta de que “no se trata de nosotros”. Se trata de Dios y de la obra de Dios en nuestras vidas. La revelación trata de cómo Dios se nos revela, llamando nuestra atención para que le podamos reconocer de una forma más clara y podamos así responderle. Los santos son las personas que no ponen el centro de su atención en ellas mismas sino en Dios.
¡No se trata de ti!
La sociedad en que vivimos hoy nos dice de muchas maneras que “¡se trata de ti!”. La revelación nos recuerda de una manera clara y directa que “no se trata de ti… se trata de lo que yo (Dios) hago en tu vida”. Para muchos de nosotros esto es como la revolución de Copérnico. ¿Te acuerdas de Copérnico? Fue el astrónomo y matemático polaco que descubrió que la Tierra gira alrededor del Sol y no al contrario. Para nosotros la revelación es la forma en que Dios nos recuerda que nuestras vidas giran entorno a él, no al contrario.
Construir usando una cadena de montaje: el deseo humano, la Revelación y la fe
Humildad
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San Juan Bautista dijo: “El debe crecer y yo disminuir” (Juan 3:30). La Virgen María dijo: “Mi alma canta la grandeza del Señor” (Lucas 1:46). San Ignacio de Loyola enseñó a sus seguidores, los jesuitas, a hacer todas las cosas ad majorem dei gloriam, es decir, para la mayor gloria de Dios. El profundizar en nuestra vida espiritual no es tanto una ardua escalada al pico de una montaña muy alta, sino el desplegar una vela para coger el viento que nos ha de llevar a otro destino. En la vida espiritual lo mejor que podemos hacer es conspirar con Dios. Ya es hora de que dejemos de pensar que podemos nadar nosotros solos por el gran mar de la vida, y es el momento de dedicarnos a determinar en qué dirección sopla el espíritu y desplegar nuestras velas, dejándonos guiar hacia otras costas lejanas.
Una fe bien construida: Guía católica para conocer y compartir lo que creemos
¿Y qué importa esto?
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¿Por qué es importante para los católicos el creer en la revelación? Porque nos recuerda que debemos de ser conscientes y responder con entusiasmo a la iniciativa de Dios. Ya que el propio ser de Dios nos ha sido y nos está siendo revelado, entonces esto implica que tenemos que prestar atención a cómo y cuándo está ocurriendo para que podamos ser capaces de, como dijo San Ignacio de Loyola, “encontrar a Dios en todas las cosas”. Lo que significa que se nos pide que respondamos a la revelación de Dios, conscientes de que no tratamos de llamar la atención de Dios, sino que respondemos a los esfuerzos de Dios para conseguir nuestra atención.
Sagradas escrituras Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; una vez llevó el rebaño más allá del desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: “Moisés, Moisés”. Respondió él: “Aquí estoy”. (ÉXODO 3:12,4)
Oración Señor Dios, desde antes de que naciera has deseado establecer una relación conmigo. Ayúdame a reconocer las muchas maneras en las que te revelas a mí y me llamas por mi nombre. Ayúdame a responder a tu invitación de amarte amando a los demás. Por favor, dame la gracia que necesito para decir en oración: “Hágase tu voluntad”.