El "Centro de Atención Juvenil" de Castañares se divide en celdas de varones, de mujeres, una escuela, un patio y una cancha. La mayoría de los chicos está allí por algún robo, pero en los pasillos se pueden conocer en pocos minutos historias que hablan de abandono, abuso, pobreza y pérdidas. Textos Gimena Granados