arte
t: luce santos
lamono / núm. 48 / noviembre ’08
KATHERINNE FIEDLER
Tinieblas blancas
Katherinne Fiedler es un hada que emerge de misteriosas brumas peruanas. Cándida. Su varita mágica desprende un halo de luz blanca y deslumbrante. Simpática. Ella es creadora de niñas pelirrojas, de tez pálida, con ojos negros, penetrantes y amargos, que habitan en lienzos inmaculados, ambiguos y diáfanos. Me gustan los cuervos, las golondrinas, la niebla, la lluvia, los lobos, los objetos, las cartas, lo fantástico y últimamente siento algo muy especial por los mapas. Me gusta sentarme y recordar las primeras imágenes de mi vida, con sus lugares y paisajes. Mi nombre tiene origen alemán, concretamente procede de mi bisabuelo. ¡Tengo parentesco irlandés, francés y español, que mezclados con mi raza india sale esta ensalada que soy yo: un combinado peruano de antepasados europeos! En el 2003 cogí mis maletas y me vine a Barcelona. Aquí he encontrado la mayoría de las cosas que me hacen feliz, la luz, las calles, el mar. De Lima me quedo con caminar por barranco y por el centro, con la imposibilidad de ver algo debido a la intensa niebla, el punto melancólico que tiene la ciudad. Cuando vine a vivir aquí, no sabía que quería pintar. De pronto empecé a recordar, a sentirme ligada al sentimiento de pérdida por estar fuera y de alguna manera volví a la niñez. En mis lienzos, no hablo de la infancia en sí misma, tampoco son retratos en el sentido tradicional de la palabra. Las niñas son una referencia cercana y están en lo real y en lo imaginario. Creo que de alguna manera estoy ahí, pero ni yo misma sé cómo. Hay algo muy íntimo que emerge de lugares profundos de mí misma, algo muy abstracto y casi impalpable. Estoy en cada cuadro, sólo que no podría especificar de qué manera. Exploré desde dentro deseos y frustraciones. Utilicé fotos propias del álbum familiar, las descontextualicé y las situé en superficies difusas, como los recuerdos mismos. Después busqué en blogs de internet y fotos tiradas en mercadillos, recuerdos de personas que no conocía. Me apropié de las imágenes para manipularlas, hacer montajes y luego pintarlas. Al principio utilizaba mucho color, sin embargo cuándo llegué aquí el blanco se fue convirtiendo en el color principal. Sobretodo tras el viaje a Suiza. Fui a los Alpes y por primera vez en mi vida vi todo blanco, cubierto de nieve, fue increíble, mágico. Allí todo, todo era blanco y se reflejaban miles de colores. Me impactó muchísimo y creo que eso fue decisivo para mí. Me impresionó su fuerza visual. Es un color muy poético si lo piensas, además, me interesa la tensión que crea. Algo tan blanco, con tanta luz, esconde oscuridad. La luz es el silencio y desvela las cosas, pero yo busco aquello que ayude a ocultarlas, para mí es algo inalcanzable. En la luz encuentro la belleza y la pureza como acción corruptora. A medida que estas características se fueron acentuando más, comencé a introducir el tema de los animales. Me cuesta pensar en el futuro, estos meses he decidido vivir sólo el presente, por muy cliché que pueda sonar, a veces la vida (y para mí sobretodo estos últimos meses) te sale con cosas que no esperabas. Puede ser decepcionante, pero si lo piensas, ahí radica la belleza de lo inesperado. Sí que me veo pintando y viajando. Creo que jamás dejaré de pintar, es algo absolutamente necesario para mí. www.myspace.com/katherinnefiedler