10-17 diciembre 2011

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10 de diciembre Mi t esoro Ahora, pues, si dieres oído a mi voz, y guardareis mi pact o, vosot ros seréis mi especial t esoro, sobre t odos los pueblos; porque mía es t oda la t ierra. Y vosot ros me seréis un reino de sacerdot es, y gent e sant a. Éxodo 1 9 :5 ,6 . Siet e de julio de 1 7 3 0 . Isla de Reunión, ant igua Bourbon, en el mar Indico. Un pirat a va a ser colgado en la horca; los soldados vigilan y el público observa. Ha llegado el f in para uno de los más ricos pirat as del índico, Oli- vier Levasseur, apodado " La Buse" [ " El halcón" ] . Con la soga al cuello, ant es de ser ejecut ado, el int répido ladrón de los mares asombra a la mult it ud desde el pat íbulo. Muest ra un document o que había escondido ent re sus ropas, y exclama: " ¡Mis t esoros para quien lo comprenda!" Fue de esa f orma que se dio inicio a una carrera desenf renada, en busca del supuest o t esoro de Levasseur. El desaf ío era descif rar un cript ograma escrit o por el pirat a, en el que indicaba algún lugar, en el mar índico, donde est aría escon dido el t esoro. Hast a el día de hoy nadie ha logrado encont rar el t esoro de Levasseur. En las últ imas décadas, ha sido buscado en las islas Seychelles, pero t odavía sin result ado. Levasseur asalt ó inf inidad de barcos port ugueses y f ranceses, por t odo el ín dico. Su mayor golpe f ue en 1 7 2 1 , cuando capt uró un barco port ugués cargado de ricos t esoros. Para disf rut ar de sus riquezas, Levasseur se ret iró a una isla cercana a Madagascar. Y llegó a un acuerdo con Francia, con la int ención de devolver alguno de los t esoros usurpados y conseguir el perdón. Pero, est o no pudo evit ar que, t iempo después, t erminara siendo capt urado y ajust iciado. El versículo de hoy t ambién habla de un t esoro; solo que, en est e caso, el t esoro eres t ú, y quien buscó el t esoro y lo encont ró es Jesús. Por lo t ant o, vales mucho. No f uist e adquirido con oro ni con plat a, sino con la preciosa sangre de Jesús. Para él, habría sido más cómodo crear ot ra generación de seres humanos y dejarnos abandonados a nuest ro dest ino de muert e. Desde el punt o de vist a humano, habría sido lo mejor, en mat eria de cost o/ benef icio. Pero, el amor de Dios no t e valora por lo que eres o por lo que haces; Dios simplement e t e ama a despecho de lo que hagas o no hagas: lo único que él espera de t i es que des oídos a su voz. Con esa visión de t u valor, sal a enf rent ar los desaf íos de est e día. Y recuer da la promesa divina: " Ahora, pues, si dieres oído a mi voz, y guardareis mi pact o, vosot ros seréis mi especial t esoro sobre t odos los pueblos; porque mía es t oda la t ierra. Y vosot ros me seréis un reino de sacerdot es, y gent e sant a" .


11 de diciembre Dioses Se acercaron entonces a Aarón y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Éxodo 32:1. Habían pasado algunos días desde que Moisés subiera al Mont e Sinaí, para encont rarse con Dios. El pueblo, cansado de esperar, buscó a Aarón y le dijo que, t al vez, Moisés no volvería más, y sería mejor buscar ot ros dioses. ¿Ya t e pusist e a ref lexionar sobre la f ragilidad de las promesas humanas? Aquel pueblo había promet ido a Moisés que est aría allí, esperando a que él regresara con el mensaje de Dios. Habían sido los hijos de Israel quienes pidieron a Moisés que lo que Dios quisiera decirles se lo dijese a él, porque ellos t enían miedo de oír la voz del Señor. Y ahora, t ranscurridos pocos días, el pueblo no solo se había olvidado de su promesa, sino t ambién buscaba ot ros dioses. El ot ro día, me encont ré con una persona que durant e años había sido f iel a Dios y había predicado el evangelio. Hoy, no cree más en un dios personal, sino en un dios como energía, que se manif iest a en muchas f ormas. Le pregunt é por qué había perdido la f e en Dios. Y su respuest a me hizo recordar al pueblo de Israel: " Esperé mucho t iempo" , me dijo, " pero Dios no m e respondía. Busqué, ent onces, la medit ación t rascendent al, y descubrí que no necesit o de un Dios ext erior: la energía vit al est á dent ro de mí, y a eso, si quiero, puedo llamarlo dios" . ¿Hace cuant o t iempo t ienes la impresión de que Dios no at iende a t us o raciones? ¿Cuánt o t iempo más lo esperarás? ¿Buscarás ot ros dioses, pensando " no sé qué le acont eció a Moisés" ? Hoy puede ser un día para f undament ar t u conf ianza en el Dios invisible, Creador del cielo y de la t ierra. No busques la f uerza de las cosas creadas: busca al Creador; deposit a t u conf ianza en él. Cuando pienses que est á demorando en respondert e, él est á preparándot e para lograr conquist as más grandes. Pero, para no buscar ot ros dioses, necesit as aliment ar t u f e mediant e la oración y el est udio de la Biblia. Si no lo haces, en poco t iempo acabarás f abricando amulet os, que sat isf arán t u curiosidad pero no la sed del alma, que solo Dios puede calmar. Enf rent a la bat alla de est e nuevo día. Pero, recuerda: " Se acercaron ent onces a Aarón y le dijeron: Levánt at e, haznos dioses que vayan delant e de nosot ros; porque a est e Moisés, el varón que nos sacó de la t ierra de Egipt o, no sabemos qué le haya acont ecido" .


12 de diciembre Meditad Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Hageo 1:5. Una mañana, ni bien su marido salió a caminar por el parque, Laucení encont ró, en la mesa de t rabajo de su esposo, una libret a de anot aciones abiert a. Al acercarse, percibió que se t rat aba de un diario. La let ra era indudablement e f emenina, y la f echa de la página abiert a dat aba de muchos años at rás. Juliet a no resist ió la t ent ación de leerlo. Los primeros renglones le dieron escalof ríos: " ¡Ya no puedo más! [ ,..] no t engo más f uerzas para cont inuar siendo la segunda mujer de t u vida. Pienso que sería mejor, para t odos, que est a pesadilla t erminara de una vez [ ...] ¡Tengo t ant o miedo!" Laucení se echó a llorar, desesperada. Sent ía que el mundo caía encima de ella: ahora t enía la cert idumbre de que su esposo la engañaba. Lo había sospechado desde el día en que se casaron, pero él siempre lo había negado. No obst ant e, ahora t enía la prueba y pediría el divorcio. Al ser conf ront ado con la " verdad" , el esposo calló. No respondió, ni ar gument ó, ni negó ni acept ó; simplement e se encerró en un mut ismo absolut o. Ella grit ó, lloró, lo agredió f ísicament e... Y pidió el divorcio. Se separaron. Dos años después de la separación, f ue publicado el Diario de la mujer de azul, y t odo quedó aclarado: el esposo de Laucení era correc t or, y est aba en posesión del diario como part e de su t rabajo. Laucení buscó a su esposo, pero ya era demasiado t arde: él no quería vivir más al lado de una mujer que durant e quince años lo había asf ixiado con sus celos. El versículo de hoy es un llamado a la ref lexión: ¿Qué est ás haciendo con t u vida? ¿Qué camino sigues? ¿Hacia dónde t e diriges? Cuánt os hogares son dest ruidos porque los esposos no t oman t iempo para la medit ación: medit ar, primero, en la Palabra de Dios; después, en las act it udes, a la luz de las enseñanzas bíblicas. No es f ácil. Porque la medit ación demanda t iempo y, a veces, pref erimos correr como enloquecidos, dejándonos llevar por la corrient e de la vida, ant es que det enernos y ref lexionar en lo que est amos haciendo. Ant es de enf rent ar los desaf íos de est e día, medit a: ¿Qué cosa podría ser hecha de un modo dif erent e? ¿Por qué las cosas no salen co mo deseas, a pesar de que t e esf uerzas porque t odo salga bien? Prest a at ención al consejo divino: " Pues así ha dicho Jehová de los ejércit os: Medit ad bien sobre vuest ros caminos" .


13 de diciembre Tu gloria Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. 1 Pedro 4:11. ¡La gloria de Dios! Lo que somos y t enemos es para su gloria. No somos nuest ros: somos hechura suya, y el propósit o de nuest ra vida debe ser glorif icar su nombre. En el Ant iguo Test ament o, una de las t areas de los levit as era cuidar los ut ensilios que se ut ilizaban en el Tabernáculo. Imagino que eso signif icaba lavar, limpiar y pulir los enseres, que eran de oro, plat a y piedras preciosas. Cada vez que se necesit asen esos element os, debían est ar list os, limpios y bien cuidados. ¿Cuál es la aplicación de est e incident e para t u vida? Los ut ensilios, en aquellos t iempos, eran inst rument os que servían a f in de apoyar el servicio al Señor. Est aban en el Tabernáculo para asist ir en lo que t enía que ver con el minist erio al Señor. Por eso, era import ant e que el inst rument o siempre est uviera list o, dispuest o y preparado. Esos " ut ensilios" , hoy, podrían ser los dones y las habilidades que Dios t e dio. Pero, es necesario recordar que los dones que t ienes son para la gloria de Dios, y no para t u gloria. Por eso, es import ant e que, como " sacerdot e" , asumas el compromiso de mant enerlos en ópt imas condiciones: en el moment o en que Dios requiera de ellos, deben est ar pulidos, brillant es, limpios y list os para dar realce al servicio del Señor. Para que est o sea una realidad en t u vida, Jesús necesit a ser el cent ro de t u experiencia; de ot ro modo, los dones y los t alent os que recibist e por part e de Dios se colocarán al servicio de t us propios sueños y planes personales, humanos y egoíst as. Conocí jóvenes brillant es, con dones ext raordinarios, que usaron sus capacidades para buscar f ama, gloria y aplausos humanos. Alcanzaron alguna cosa, t al vez. Pero ¿dónde est án hoy? Y peor aún, ¿t ienen paz en su corazón? ¿Pueden dormir t ranquilos, al llegar la noche? Haz de est e un día de servicio al Maest ro. Dedícale t us dones: " Si alguno habla, hable conf orme a las palabras de Dios; si alguno minist ra, minist re conf orme al poder que Dios da, para que en t odo sea Dios glorif icado por Jesucrist o, a quien pert enecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén" .


14 de diciembre Envidia Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová. Números 12:2. Sucedió en el desiert o. De repent e, sin mot ivo, los hermanos de Moisés se sint ieron post ergados, olvidados, relegados a un segundo plano, y dieron lugar a la envidia en su corazón. La envidia es t errible: es propio de la nat uraleza humana, y t odos, de una u ot ra f orma, la llevamos dent ro. Algunos, incluso, por doloroso que suene, corremos el riesgo de llevarla bast ant e af uera. Allá, en el desiert o, el Señor reprobó la act it ud de Aarón y de Miriam. Ella quedó leprosa y, si no f uese por la int ercesión de Moisés, t al vez habría muert o. ¿Cuál f ue la disculpa de ellos, para anidar a la envidia en su corazón? La import ancia que el pueblo le daba a Moisés: ¿Por qué solo a él? ¿Por qué no t ambién a nosot ros? Ellos t enían su lugar: Miriam era la direct ora del coro de Israel, además de coordinar las act ividades de las damas; Aarón era el sumo sacerdot e. ¿No podrían haber desarrollado sus respect ivos t rabajos sin f ijarse en el t rabajo del hermano? Podrían haberlo hecho, sin duda, pero el problema de la envida es just ament e ese: el envidioso vive enojado con t odos, por sent irse inf erior; y las ot ras personas ni siquiera adviert en su presencia. Él deambula ent re la gent e, f ijándose en lo que los ot ros t ienen y él no t iene, en lo que ellos hacen y él no puede hacer. La vida pasa, y no se da cuent a de que ese sent imient o es, precisament e, el que lo hace cada vez más pequeño e insignif icant e. Dios t e conf ió algún don; t rabaja con él para gloria del Señor. No mires los dones que Dios conf ió a los demás; en est e mundo, hay un t rabajo que solo t ú puedes hacer, porque nadie más es igual a t i. Tienes un nuevo día delant e de t i. Sé f eliz, haciendo el t rabajo que sabes y puedes hacer; a f in de cuent as, est e mundo es como un inmenso cuerpo, en el cual cada miembro es import ant e y en el que exist e una misión para cada uno. No pierdas el t iempo, queriendo hacer el t rabajo de ot ro solo porque t e parece bonit o, encant ador o más int eresant e. Si crees que nadie not a t u t rabajo, sigue adelant e. No esperes que t u sat isf acción nazca del recono cimient o ajeno, sino del deber cumplido. Y recuerda que, un día, Aarón y Miriam dijeron: " ¿Solament e por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado t ambién por nosot ros?"


15 de diciembre Miedo No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Números 13:31. El miedo paraliza; acaba con los sueños, con los planes y con las ganas de vivir. El miedo es larva insidiosa, que come por dent ro sin que t engas conciencia de t u drama. Cuando despiert as a t u t rist e realidad, ya es demasiado t arde. Dicen que, de cada siet e personas, una vive presa de algún miedo; es un dat o alarmant e. Las personas se encierran en sus t emores y crean monst ruos asust adores que solo ellas ven. Exist en muchos t ipos de miedos: miedo de la gent e, miedo de perder el empleo, miedo de salir a la calle, de t rabajar, de t omar el ómnibus, y hast a de ir a la iglesia, et c. De t odos esos miedos, creo que el más t errible es el miedo a ser f eliz. El versículo de hoy habla de ese miedo, y muest ra que la causa del miedo, en las personas, es la f alt a de f e en Dios y en sus promesas: cuando dejo de creer en Dios, t odo a mi alrededor se vuelve amenazador; y si Dios no habit a en mi corazón, con t oda seguridad el miedo se apoderará de mi corazón. Israel había llegado a la f ront era de la Tierra Promet ida. Un paso más, y se apoderaría de la herencia of recida a sus padres. Las promesas de Dios eran seguras: nadie sería capaz de resist ir en pie delant e de ellos. Pero, en la hora primordial, permit ieron que el miedo se apoderase del corazón, y no quisieron avanzar. " No podremos subir cont ra aquel pueblo porque es más f uert e que no sot ros" . ¡Ment ira! La razón de su t emor no era la f ort aleza del enemigo, sino la f alt a de conf ianza en las promesas de Dios. Todos encont ramos enemigos en el camino; es la lucha diaria: obst áculos, dif icult ades, preconcept os, desaf ios aparent ement e dif íciles de ser vencidos. Si piensas que f racasast e, no int ent es más luchar: ya est ás f racasado. Pero, a la hora de enf rent ar los problemas, que t us ojos no se f ijen en el adversario, sino en el Dios que t e promet ió que t e llevará a Canaán y t e ent regará la t ierra. ¿Cuáles son t us adversarios hoy? ¿Qué es lo que t ant o t e asust a? Piensa en Dios: jamás un hijo de Dios, escondido en las manos del Todopodero so, perdió una bat alla. Est e puede ser el grande día de vict oria que esperas. Solo que no repit as el error de Israel, que pensó: " No podremos subir cont ra aquel pueblo, porque es más f uert e que nosot ros" .


16 de diciembre Mi gozo Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Juan 15:11. El t ránsit o es int enso en el puent e más agit ado de Minneapolis. Es una t arde t rist e a pesar del verano: ayer, el huracán Dolly golpeó con f uerza el sur de Texas; a Ant onio le hubiera gust ado est ar allí, para que el huracán acabara con él. Como no f ue posible, est á aquí, encima de la carret era 3 5 , con la idea absurda de quit arse la vida. Cualquiera que viese a est e joven desesperado, jamás imaginaría que hace solo 4 2 días él desf ilaba por el corredor de una iglesia, para recibir a su novia. ¡Cómo son las cosas! No se complet aron dos meses, y Ant onio cree que no vale la pena seguir viviendo. Durant e la luna de miel, pensó que era el hombre más f eliz. Su esposa era un regalo divino. Cuando sonreía, se le f ormaban dos hoyuelos en el rost ro; parecían dos ent radas hacia un mundo de f elicidad. Pero, la dicha y el gozo les duraron poco. Verdades dichas a medias habían levant ado, ent re ellos, una pared de dolor e incomprensión. ¿Qué hacer ahora? Ant onio nunca t omó el crist ianismo en serio. Acept ó casarse en una iglesia, porque su novia insist ió; para él, no hacía mucha dif erencia. En su opinión, la f elicidad de una pareja no debe dejarse en las manos de Dios: es el result ado de la disciplina y del esf uerzo humano. Pero, él no cont aba con las circunst ancias absurdas que t rae la vida. Toda su disciplina era incapaz de t rast ocar la det erminación de la esposa: est aba decidida a divorciarse. " Es injust o" , pensaba él. " Dos vidas jóvenes no pueden ser dest ruidas solo porque se omit ió la verdad" . Pero, la vida es así. La verdad puede ser dolorosa, pero es limpia por ser verdad; la ment ira disf raza la herida, pero cuando quit as la venda, t e sorprendes con una gangrena incurable. Ant onio no sabe lo que el Señor Jesús dijo un día. El gozo, el verdadero gozo, la aut ént ica f elicidad, la dicha plena, no es f rut o del esf uerzo humano: es un regalo divino. " Que mi gozo est é en vosot ros" , dijo Jesús. Solo cuando el gozo de Jesús est é en t u corazón, " t u gozo" será cumplido. La f elicidad plena es el result ado nat ural de la presencia de Jesús en la vida: t odo lo que int ent es llamar f elicidad, sin Crist o, es alegría hueca. Es lament able que, para ent ender algo t an simple, t engamos que llegar, como Ant onio, al puent e más agit ado de Minneapolis. Part e hoy, para los desaf íos de la vida, recordando que Jesús desea que " su gozo est é en t i, para que t u gozo sea cumplido" .


17 de diciembre Amor eterno Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Jeremías 31:3. ¡A mor et erno! ¿Qué signif ica et erno? Que no acaba nunca; que no t iene principio ni f in; que siempre es el mismo. Pero, hay muchos crist ianos que creen que el amor, la gracia y la misericordia divinos son act it udes de Dios que aparecen solo en el Nuevo Test ament o, y que el Dios del Ant iguo Test ament o es un Dios de ira, de just icia y de venganza. Si est o f uese verdad, Dios no sería Dios. ¿Qué t ipo de Dios es ese, que cambia de personalidad? ¿Hizo t ant o mal a los seres humanos en el Ant iguo Test ament o, y después se arrepint ió, y se volvió bueno en el Nuevo Test ament o? Si hacemos un est udio det enido del Ant iguo Test ament o, veremos que la not a que más se dest aca es el amor de Dios: desde el principio, cuando creó al ser humano por amor; pasando por la solución que present ó al problema del pecado, después de que Adán y Eva cayeron; y most rando su paciencia con un p ueblo cont umaz y rebelde, como el pueblo de Israel, el amor de Dios siempre est uvo present e. Si un día el ser humano se pierde, no será porque Dios haya dejado de amarlo, sino porque el propio hijo habrá llegado al punt o de volverse insensible al amor divino. El ot ro día, un joven me abordó con la siguient e pregunt a: " Si Dios me ama, ¿signif ica que no debo preocuparme por vivir una vida just a, porque el amor de Dios f inalment e me salvará?" ¡Est e puede ser un error cat ast róf ico! El amor de Dios no acaba nunca, pero t u corazón puede llegar al punt o de que el amor de Dios ya no t enga más ningún valor para t i. Nadie se va a perder porque Dios dejó de amarlo; pero, el amor de Dios no salvará a quien jugó con su misericordia. Cuando f inalment e el Señor Jesús apar ezca en las nubes de los cielos, vendrá para dest ruir el pecado para siempre. Del mal no rest ará ni raíz ni rama, y los únicos seres humanos que serán dest ruidos, junt o con el pecado, serán aquellos que no quisieron abandonarlo, y se af erraron del pecado hast a el f in. Por eso, la Biblia af irma const ant ement e que hoy es el día de buena nueva. Y hoy es el día de salvación. Haz de est e un día de decisiones sabias. Ent régale el corazón a Jesús, no juegues con su amor, y sal rumbo a los desaf íos de est e día oyendo la voz de Dios, que t e dice: " Jehová se manif est ó a mí hace ya mucho t iempo, diciendo: Con amor et erno t e he amado; por t ant o, t e prolongué mi misericordia" .


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