25-30 junio 2011 matutina adultos

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Sàbado 25 de junio Propósito del dolor Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Juan 15:2. Diego se despertó jadeando. Había tenido pesadillas toda la noche. Al amanecer el nuevo día y mirarse en el espejo, vio las marcas de una noche mal dormida. Hace tiempo que Diego vivía un tormento; y sabía que era necesario cambiar de rumbo. Se quedaba hasta altas horas de la noche mirando películas de terror. Después, esas imágenes volvían a su inconsciente durante las horas de reposo, y dificultaban su descanso. Pero, la angustia de Diego iba más allá. Como el apóstol Pablo, se arrodillaba muchas veces y clamaba a Dios: "¿Por qué hago el mal que no quiero y el bien que deseo, no puedo?" El versículo de hoy trae la respuesta. ¿Puede una fuente emanar agua salada y dulce al mismo tiempo? La respuesta es obvia. Eres lo que lees, oyes y miras. Son los mensajes que colocas en tu mente los que alimentan a la naturaleza de Cristo o a la naturaleza pecaminosa, que habitan dentro de ti. Si deseas andar en los caminos de Dios, tendrás necesariamente que alimentar a la naturaleza de Cristo. La incoherencia, en el comportamiento de Diego, era que anhelaba ser un buen cristiano, alimentando a la naturaleza mala. En el momento del accionar, su mente decía una cosa, teóricamente sabía qué camino seguir; pero, el cuerpo lo llevaba a andar por senderos extraños. Si eres higuera, afirma Santiago, producirás higos. Pero, la tragedia de muchos es que, siendo higuera, quieren producir aceitunas. Y eso no funciona; es contrario a la naturaleza. Haz de hoy un día de revisión de tus fuentes. Coloca en tu mente mensajes que alimenten y edifiquen a la naturaleza de'Cristo. Revisa tu biblioteca, la colección de tus discos o tus videos. Piensa en los lugares que concurres cuando navegas en Internet. En fin, hazte la vida cristiana más fácil. Dios está siempre dispuesto a dar fuerzas al cansado. Nada hay que él no pueda hacer en tu vida, si con humildad lo buscas. Antes de ir hacia tus actividades diarias, recuerda la pregunta de Santiago: "Hermanos míos, ¿puede la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede hacer agua salada y dulce".


Domingo 26 de junio El amor El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece. 1 Corintios 13:4. Intentemos definir el amor. Digo "intentemos" porque, si Dios es amor, definir el amor será tan difícil como lo es definir a Dios. La palabra imposible encuadraría mejor. Lo que me impresiona de las enseñanzas bíblicas es que los escritores no enfatizan definiciones y conceptos; eso sería caer en el terreno peligroso de la teoría desprovista de practicidad. El énfasis de los escritores sagrados está en la aplicación de los conceptos teóricos. Por eso, en la Biblia resulta difícil encontrar una definición teórica del amor; más bien, encontramos la descripción del amor en la vida práctica. Esa descripción está registrada en el versículo de hoy. El propósito de Pablo es llevarnos a pensar en este tipo de amor, y compararlo con la manera en que nosotros amamos. ¿Cómo sería nuestro hogar si estas características del amor estuviesen presentes en cada miembro de la familia? Pero, estas características son propias del amor, fruto del Espíritu. Y los frutos no aparecen de un momento para otro, involucran crecimiento y desarrollo. No te desesperes si mañana mismo no aparecen estas características en tu amor. Simplemente ve a Jesús, búscalo cada día en oración, suplícale que desarrolle en ti la capacidad de amar con un amor auténtico, y te sorprenderás con los resultados. Fue eso lo que sucedió en la vida del apóstol Juan. Él llegó a Jesús como "el hijo del trueno". Pero, en la convivencia diaria con Jesucristo, se fue desarrollando en él el amor de Dios; apareció el fruto del Espíritu. Y, cuando lo encontramos en la isla de Patmos, años más tarde, ya no es más el "hijo del trueno": se ha transformado en el "discípulo del amor". Levántate, asómate a la ventana. Ha empezado un nuevo día, y para ti puede ser una linda experiencia de compañerismo con Jesús. No te asustes con las tormentas que ves aproximarse; escóndete en Jesús. Vive a su lado, y prepárate para ver las maravillas que él es capaz de hacer en tu vida. ¡Ah! Y recuerda que "el amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece".


Lunes 27 de junio Dependencia y plenitud Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5. En esta vida, todo pasa. Pasa el tiempo, el verano, la época de las lluvias, las palabras... en fin. Un día, te miras en el reflejo del agua, y descubres que la juventud también pasa. El otro día, alguien me dijo: "Siempre me decían joven. Joven para aquí; joven para allá... Hasta que un día me sorprendí cuando una buena señora, en el mercado, me llamó señor. Entonces corrí a casa, me miré en el espejo, y descubrí, espantado, que la señora tenía razón. ¡Yo había dejado de ser un joven! Me había vuelto un señor". Desdichadamente, cuando se es joven, da la impresión de que la juventud es eterna; que las oportunidades estarán siempre allí, al alcance de las manos. Tal vez por eso, un poeta renegado escribió: "La juventud es un don precioso que se desperdicia en la mano de los jóvenes". ¿Qué hacer para que, al llegar a los años maduros, puedas mirar para atrás y saber que valió la pena haber vivido? El versículo de hoy trae la respuesta. ¿Quieres frutos? ¿Plenitud de frutos? ¿Frutos abundantes? Entonces, recuerda que "Yo soy la vid", dice Jesús; tú solo eres la rama. Una rama separada de la vid está condenada al fuego; para nada sirve. Pero, una rama conectada a la vid recibirá vida, y el resultado será fruto abundante en todas las áreas. La palabra que destaca en el versículo de hoy es el verbo "permanecer". Expresa continuidad, durabilidad, persistencia; lo contrario a fugacidad o intermitencia. El secreto de una vida plena es la permanencia. "Permaneced en mí" indicó Jesús. ¿Cómo se permanece en Jesús? Buscándolo todos los días, abriéndole el corazón cada mañana y diciéndole: "Señor, yo no sé vivir solo. Necesito de ti. Enséñame a caminar por los caminos de victoria". Esto significa renuncia del propio yo y dependencia de Jesús. Una dependencia que, lejos de llevarte a la esclavitud o al servilismo, te conduce a la realización y a la vida llena de significado. Hoy puede ser la media vuelta de tu vida. Si hasta aquí sientes que tus esfuerzos son infructuosos; si trabajas con ahínco, pero nada da resultado, conéctate a Jesús. Aprende a depender de él, y prepárate para los frutos abundantes, porque él dijo: "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer".


Martes 28 de junio ¿Vacío? Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma, no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 10:28. Dolores llegó a la casa cansada del trabajo, y encontró las luces apagadas, un silencio atemorizante, profundo; y las cosas bañadas de soledad. Antes de encender la luz, trató de escuchar. Nada. Solo el vacío; ese vacío que duele en el interior y va creciendo lentamente, hasta llegar a los ojos. Hacía dos años que había salido de la casa de sus padres, esperando encontrar su "espacio". Ahora tenía "demasiado" espacio, aunque su departamento, de un solo ambiente, era pequeño. Aquello que la joven abogada llamaba "su espacio", en realidad era libertad para vivir sin restricciones. Le molestaba que los padres le estuviesen hablando de lo que debía o no debía hacer. Se consideraba lo suficientemente grande como para escoger su propio camino. Y lo hizo. Al principio, todo le parecía fascinante: tenía un buen empleo, automóvil propio, y estaba pagando el pequeño departamento que comprara. Vivía una vida sin reglas; no quería siquiera oír hablar de ellas. Se dejaba llevar por el instinto. Y empezó a experimentar sensaciones que jamás imaginó que existiesen. Pero, los días fueron pasando. Y las cosas empezaron a parecerle demasiado huecas. Esto la llevó a continuar buscando nuevas sensaciones. Pero, su vida parecía una pompita de jabón: bella y atractiva por fuera, y nada por dentro. El vacío de aquella tarde, al llegar a casa, en realidad era el vacío de su corazón. Físicamente, todo le iba bien; interiormente, se caía a pedazos, y se negaba a aceptarlo. Cuando el Señor Jesús, en cierta ocasión, dijo que no se debía temer a los que matan el cuerpo, sino al que mata el espíritu, estaba hablando justamente de lo que Dolores sentía. Las grandes necesidades no son las del cuerpo. Lo que da sentido a las consecuciones materiales es la satisfacción interior. Y esa satisfacción solo puede proporcionarla Jesús. La soledad del espíritu, el hambre del corazón y la sed del alma son experiencias tan traumáticas que transforman la vida en una rutina torturante y sin sentido, capaz de anular, incluso, las ganas de vivir. Por eso, hoy, acuérdate de las palabras de Jesús: "Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno".


Mièrcoles 29 de junio Conocedores del bien Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal Génesis 3:5. La mirada vacía y sin rumbo de Carlos se perdía en la oscuridad de la fría noche de sábado. Con un resto de cigarro que había encontrado en la calle, pensó: "¡Llegué al fondo del pozo! Si alguien me hubiese advertido que eso iba a ocurrir conmigo, simplemente me reiría de él; pero ahora, ¿qué quedó de mi?" Carlos había vivido durante años lo que muchos llaman "sueño". Libre, sin tener que dar cuentas a nadie, iba y venía por donde quería, a la hora que quería. ¿La iglesia de sus padres? ¿Quién necesitaba del peso de la iglesia para malograr el sueño?, pensaba. La iglesia te ciega; no te permite ver. La Biblia es un libro de fanáticos, y solo sirve para reprimir las ganas de ser feliz. Pero, ahora el cuadro de felicidad que había dibujado era un garabato, y el sueño se había convertido en una pesadilla. Una de las armas del enemigo es burlar. El texto de hoy es una prueba de eso. Acusa a Dios de no querer la felicidad de sus hijos; de impedir que sus hijos vean "lo bueno que hay en esta vida". Ese tipo de discurso es fuertemente aplaudido por la sociedad moderna, que insiste en probarlo todo, experimentarlo todo; vivirlo todo. Dios es un Dios de opciones, y una de esas opciones es conocer lo malo. Pero, por más que esa manera de pensar parezca "cultura", conocimiento y aprendizaje, este conocimiento siempre trae frustración y amargura al alma. Era noche fría de sábado, y Carlos se levantó. Echó el cigarro a la basura, y exclamó: "¡Estoy cansado de conocer el mal! Voy a buscar lo que es bueno". Las palabras no habían salido de sus labios, cuando el Señor Jesús ya le abrió los brazos y lo recibió. Tienes un nuevo día delante de ti. Y cada nuevo día trae una nueva oportunidad. No esperes a llegar, como Carlos, al fondo del pozo, para reconocer que necesitas de Jesús. El mal existe, pero no tiene nada de bueno para enseñarte. El bien, por el contrario, es todo un mundo inagotable de conquistas y de aventuras del espíritu. Escoge el bien, y no le hagas caso al enemigo cuando venga y te diga: "Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal".


Jueves 30 de junio ¿Hasta cuándo? Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey. 1 Samuel 16:1. Samuel era un profeta. Pero, también era un ser humano. Los profetas eran personas, con todas las virtudes y los defectos de cualquiera. Su amigo, el rey Saúl, había sido destituido, por Dios, del trono. Continuaba en el cargo pero, para el Señor, era como si él no existiese. Y Samuel lloraba, por causa de la nostalgia; tal vez, por miedo del futuro. Quién sabe. Dios sí sabía el motivo de la tristeza del profeta. A pesar de los designios divinos, y aunque Dios no aceptaba más a Saúl como rey, Samuel se aferraba del pasado y se negaba a entender que las cosas cambian, y que era necesario avanzar. Una noche, Dios habló con Samuel y le preguntó: "¿Por qué lloras?" Cada vez que Dios pregunta algo al ser humano, no es porque no sepa, sino porque desea que el hombre piense; pensar es la mejor manera de entender. La intención de Dios era que Samuel entendiese que la vida tiene etapas. Es triste cuando el adulto se comporta como niño o cuando el joven tiene la actitud de un anciano. La etapa de Saúl había pasado; la causa de su destitución no es tema de este devocional. El pensamiento que deseo destacar es que había llegado la hora de terminar una etapa y comenzar otra. Pero el profeta se resistía a hacerlo. Existen personas para quienes los tiempos antiguos siempre fueron mejores. Puede ser. El asunto no es si antes fue mejor o peor; lo que importa es que el presente está en tus manos y es necesario vivirlo. Cada vez que vives el presente mirando hacia el pasado, corres el riesgo de chocar contra cualquier obstáculo. Hay mucha gente herida porque no miró para el frente. Trató de vivir el presente con la mirada hacia atrás. Hoy puede ser un día diferente para ti. Todo día puede serlo. Observa que, aunque la luz del sol es la misma todos los días, siempre existe un nuevo matiz en cada amanecer. Por lo tanto, prepárate para los grandes desafíos y las victorias que el Señor Jesús preparó para ti. Pero no olvides lo que Dios preguntó a Samuel: "¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey".


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