3 de diciembre Mano poderosa Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. Éxodo 14:8. Aunque no le gust aba la medicina, Lucía, obedeciendo a su madre, había int ent ado seguir la carrera. Hubiera hecho lo imposible por conseguir la aprobación del ser que la t rajo al mundo; sin embargo, jamás pudo pasar del segundo año. Y se sent ía un f racaso. Ese sent imient o de derrot a la llevó al camino de las drogas, sin que la madre lo percibiese. Cuando por f in la verdad salió a la luz, ya era demasiado t arde: la pobre joven se encont raba esclavizada. Hay cosas que no t ienen explicación. ¿Por qué, a veces, creemos que huir es la mejor salida para los problemas que enf rent amos? Los vicios son cuevas donde nos escondemos, por miedo de enf rent ar la realidad; cuevas oscuras y prof undas, donde nos at orment an los monst ruos imaginarios que f abrica nuest ra imaginac ión enf ermiza. Lucía se sent ía así: perseguida por mil demonios; at orment ada por un verdugo implacable; desesperada y con ganas de morir. Parecía el pueblo de Israel, huyendo de las manos impiadosas de Faraón. Mient ras camines por las sendas escabrosas de est e mundo, t e vas a encont rar inf inidad de veces con las f uerzas del mal, que int ent an dest ruir t u vida; circunst ancias adversas, barreras indest ruct ibles, muros gigant escos, imposibles de ser escalados. En esas horas, no t e escondas, no huyas, no busques mulet illas: enf rent a a t us enemigos en el nombre de Jesús. Recuerda que el Señor libró a Israel con mano poderosa, y aunque el enemigo t ambién t iene poder, nada puede hacer ant e el Rey del universo. Hoy puede ser un día de vict oria para t i. No t rat es de ganar la guerra; vence solament e la bat alla de est e día. Los grandes t riunf os son la sumat oria de las pequeñas vict orias. Haz de est e día un día de vict oria. ¿No t ienes f uerzas para luchar? Israel t ampoco las t enía. ¿Qué podría hacer un bat allón de past ores de ovejas y f abricant es de ladrillos f rent e a un ejércit o armado hast a los dient es? Pero, aquel pueblo humilde no est aba allí por su propia volunt ad: Dios lo había libert ado, y el Señor no conoce de derrot as. Por lo t ant o, enf rent a hoy t us leones, t us t orment as y t us f araones recordando que " Faraón rey de Egipt o, siguió a los hijos de Israel; los hijos de Israel habían salido con mano poderosa" .
4 de diciembre Si despojas, serás despojado Por cuanto tú has despojado a muchas naciones, todos los otros pueblos te despojarán, a causa de la sangre de los hombres, y de los robos de la tierra, de las ciudades y de todos los que habitan en ellas. Habacuc 2:8. La ret ribución es una ley nat ural de la vida: " Siembra vient os, y cosecharás t empest ades" , han repet ido las personas desde los t iempos ant iguos. Y no exist e verdad más concret a. Si realizas act os de bondad, ciert ament e las personas t e ret ribuirán de la misma f orma. Pero, en los t iempos del prof et a Habacuc, la nación caldea era el icono mismo de la perversidad. La perversidad es la int ensif icación de la maldad. ¿Puede haber mayor maldad que despojar al que f ue derrot ado? ¿Hacer leña del árbol caído? El mensaje de hoy es un mensaje de advert encia en cont ra del abuso de la superioridad. No import a en qué nivel t e encuent res ni cuál sea t u posición, siempre exist en personas más débiles que t ú. Respét alas; no abuses de t us f uerzas o de las condiciones f avorables en las que t e encuent ras. Los caldeos eran sanguinarios. No se conf ormaban con derrot ar a sus enemigos sino que avanzaban como f ieras hambrient as sobre sus víct imas indef ensas y abusaban de ellas. Esa act it ud, más t arde o más t emprano, les t raería consecuencias cat ast róf icas. El prof et a Habacuc prof et izó que la hora de los caldeos había llegado y ellos sorberían el cáliz amargo que hicieron beber a ot ros. Haz de est e un día de just icia. A lo largo de t u camino, vas a encont rar gent e que no puede luchar con t us armas: respét alas, sé hum ano y compasivo. Las personas golpeadas por la vida ya est án suf riendo las consecuencias de sus decisiones equivocadas; el peso de la culpa las at orment a. ¿Para qué hacerlas suf rir más? ¿Para qué echarles en cara que no prest aron oídos a los consejos que les dist e un día? Es f ácil reírse del que suf re, del herido, del que no t iene más f uerzas. Pero, se necesit a de mucho valor para perdonar, para ext ender la mano al que un día t e hirió. Sin embargo, Dios est á dispuest o a dart e f uerzas para est o: en la medida en que cult ives el compañerismo diario con Jesús, su caráct er se ref lejará en t u vida, y serás capaz de ayudar al caído. No olvides el mensaje de Habacuc a los caldeos: " Por cuant o t ú has despojado a muchas naciones, t odos los ot ros pueblos t e despojar án, a causa de la sangre de los hombres, y de los robos de la t ierra, de las ciudades y de t odos los que habit an en ellas" .
5 de diciembre Extendió su mano Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche. Éxodo 14:21. Est ela nunca supo cómo pudo llegar a su casa; sent ía que las f uerzas la habían abandonado. Se t iró, lánguidament e, en la cama, y por horas su mirada, enajenada, permaneció absort a en el t echo. En su ment e, giraba un solo pensamient o: su aut omóvil había sido sost enido por manos invisibles; de ot ro modo, a esas horas ya est aría muert a. La manera en que el vehículo f ue devuelt o a la carret era, cuando est aba práct icament e en el abismo, había sido un milagro. Solo que había un pequeño problema: ella no creía en milagros. ¿Exist en los milagros? ¡Claro que sí! La Biblia, y la vida, est án llenas de ellos. El versículo de hoy present a uno. El pueblo de Israel había llegado a las orillas del mar Rojo. No había más salida; desde la perspect iva humana, había llegado el f in. Pero, ent onces, Moisés levant ó la vara y el milagro sucedió: apareció un vient o orient al, y el mar se abrió, para dar paso al pueblo de Dios. Para muchas personas, est o no t iene lógica; no hay razón que lo explique. Pero, si quieres pasar a la hist oria como alguien que escribió una de sus líneas, en más de una oport unidad es necesario rechazar la razón, como si f uese un t rast o viejo, y volar en alas del espírit u: si deseas ent enderlo t odo con la razón, no volarás jamás. La vida crist iana es una vida de f e. Con f recuencia, es necesario sacar el pie del barco y colocarlo en el agua, aunque el mar est é embravecido; es la única manera de andar sobre el mar. ¿Cuál es el Mar Rojo de t u vida, hoy? ¿Cuál es el problema que parece no t ener solución? ¿Ya hicist e t odo lo que humanament e podías haber hecho? Ent onces, dale una oport unidad a Dios; deja que él t e conduzca por los valles y por las mont añas de la f e. Busca al Señor. Ora, clama a él. Reconoce t u incapacidad, ríndet e a sus pies, acept a t u dependencia; vuélvet e como un niño. ¡Y t e sorprenderás con los result ados! No empieces las act ividades de hoy sin la seguridad de que hay una vara en t us manos. Pero, más que eso, hay un Dios Todopoderoso a t u lado: " Y ext endió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se ret irase por recio vient o orient al t oda aquella noche" .
6 de diciembre ¿POR QUÉ? Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? Éxodo 14:11. A Marina le gust aba salir a caminar t odos los días t emprano, p or la mañana. No lo hacía solo por su salud: esa rut ina de andar una hora por el parque de la ciudad, además de report arle un benef icio f ísico t remendo, t ambién le t raía paz, alegría, y le daba una oport unidad para medit ar. Le f ascinaba ver los f rondosos árboles, a ambos lados del camino; el riachuelo, que se deslizaba como una serpient e, a su lado derecho; los primorosos jardines, bien cuidados... en f in. No se cansaba de mirarlos. Pero, aquella mañana, nada de eso parecía t ener import ancia, porque en sus oídos resonaban, con f uerza, las palabras llenas de ingrat it ud de su mejor amiga. ¿Alguna vez t e has sent ido incomprendido por personas a quienes ext endist e la mano en un moment o de necesidad? Peor t odavía, ¿f ueron ingrat os cont igo? Si ya pasast e por una experiencia parecida, t al vez logres ent ender cómo se sent ía Moisés ant e la act it ud rebelde y cont umaz de aquel pueblo ingrat o. Moisés solo había querido ayudarlos: Dios le había ordenado libert ar a aquel pueblo de la esclavit ud de Egipt o, y él había acept ado el ret o, a pesar de conocer las dif icult ades que encont raría en el camino. Pero ahora, f rent e al menor obst áculo, aquel pueblo ingrat o acusa al líder de haberlo t raído al desiert o para morir. ¿Cómo t e sent irías t ú, en el lugar de Moisés? Necesit as saber lo porque, mient ras peregrines en el desiert o de est a vida y t engas una misión que cum plir, enf rent arás muchas veces a personas ingrat as, que t e herirán sin piedad. No t e desanimes; cont inúa cumpliendo t u misión. La ingrat it ud es part e de la vida en est e mundo; es la amnesia del corazón que ha perdido el camino de los sueños. Dicen los psicólogos que la necesidad de reconocimient o es una de las necesidades básicas del ser humano; es posible. Pero, si deseas llegar a la t ierra promet ida de t us sueños, t ienes que llenar ese vacío con la presencia de Jesús en t u vida; de ot ro modo, serás part e de los cadáveres que yacen en el desiert o. Levant a la cabeza, y sal hoy, para enf rent ar t us responsabilidades, sin esperar grat it ud de los seres humanos, mot ivado únicament e por el deseo de servir. Y recuerda: " Dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipt o, que nos has sacado para que muramos en el desiert o? ¿Por qué has hecho así con nosot ros, que nos has sacado de Egipt o?"
7 de diciembre ¿Creyeron? Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo. Éxodo 14:31. El día que Jaime se unió al grupo de Alcohólicos Anónimos, t odas las miradas se concent raron en él: alt o, delgado, de cabello abundant e y cort o, emblanquecido premat urament e, vest ía con esmero. Tenía un port e que lo dest acaba de inmediat o. Con voz calma, pero segura y f irme, se present ó: empresario de éxit o, sólida sit uación económica, viudo, dos pequeñas hijas. Tenía t odo lo que, aparent ement e, se necesit a para ser f eliz. Pero, su vida había perdido sent ido. Est aba en el grupo después de un int ent o f racasado de suicidio. Y cont ó que, después de la muert e de su esposa, se había ref ugiado en el alcohol, con idea de esconderse de su dolor. Lo que impresionaba, en la experiencia de Jaime, era que él jamás había creído en Dios; t odo lo que había alcanzado en la vida lo había hecho gracias a su espírit u emprendedor y a su t rabajo incansable. Pero, ahora se encont raba en una sit uación sin salida. Reconocía que era un pobre alcohólico, y que no podía liberase del vicio por sus propias f uerzas. Una de sus pequeñas hijas había sido sanada milagrosament e de leucemia, y ese hecho lo llevó a reconocer la exist encia y el poder t ransf ormador de Dios; había ent regado su vida al Señor. Pero, ahora necesit aba de un programa de rehabilit ación para librarse del vicio. Hay muchas personas que, como Jaime, solo ent regan la vida a Dios después de una gran manif est ación del poder divino. Ese f ue el caso de Israel: sus dudas y sus quejas acabaron al presenciar el act o prodigioso, a t ravés del cual el Señor los libró de las manos de los egipcios, en el Mar Rojo. No les quedó ot ra alt ernat iva, sino creer en el poder libert ador de Dios. ¿Crees en Jesús? ¿Crees en él porque presenciast e sus grandiosos hechos? ¿O eres capaz de creer, simplement e, por su amor maravilloso? Es admirable la manera como el ser humano cree en ot ro ser humano. Cuánt as víct imas de engaños y est af as exist en solo porque deposit aron su conf ianza en promesas humanas, palabras bonit as que vendían ilusiones; pero no son capaces de creer en el Señor Jesús. Haz de est e un día de f e. Cree en Jesús de t odo t u corazón aunque, aparent ement e, no t engas mot ivos para hacerlo. Cree, simplement e. Pero, prepárat e para ver los grandes hechos prodigiosos que él es capaz de hacer en t u vida. Y recuerda: " Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecut ó cont ra los egipcios; y el pueblo t emió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo" .
8 de diciembre Intercesor Que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Éxodo 32:32. ¡Salvación! Dios t rat a de explicar, al ser humano, el precio de la salvación, de muchas maneras y en muchas f ormas. Cada incident e, cada hist oria, cada det alle de la Biblia, t iene que ver, de una u ot ra f orma, con el t ema de la salvación. En el Jardín del Edén, es sacrif icado un cordero: su sangre es derramada y, con su piel, se resuelve el problema de la desnudez humana. Supongo que, para Adán y para Eva, en aquel moment o no había bendición más grande. Para ellos, la bendición f ue grat uit a, pero no para el cordero: el inocent e animal, sin t ener culpa de nada, t uvo que morir a f in de resolver la t ragedia causada por los seres humanos. El cordero era un símbolo de Jesús, que un día derramaría su sangre en la cruz del Calvario. El versículo de hoy present a a Moisés como ot ro símbolo de Crist o. El pueblo había pecado, y la consecuencia del pecado es la muert e; por lo t ant o, aquel pueblo debería morir. Pero, ent onces se levant a Moisés, o mejor dicho, se arrodilla y suplica a Dios que perdone a su pueblo, aunque para eso f uera necesario que él muriera. Moisés no había hecho nada de malo; él no merecía morir. Quien merecía la muert e era el pueblo; pero Moisés se of rece a morir en su lugar. ¿Coincidencia? ¡No! ¿Nobleza de part e de Moisés? ¡Tampoco! Lo que Dios est ab a haciendo era enseñar a su pueblo que la única manera de salvar se del pecado es creer en la muert e de un inocent e, en su lugar. La Biblia es una cart a de amor, escrit a con la t int a roja de la sangre de Crist o. El amor de Dios es el t ema cent ral: un amor que sale de la simple let ra y ent ra en el dolor de la acción. ¿Por quién int ercedía Moisés? ¡Por un pueblo rebelde! Y ¿por quién mu rió Jesús? El prof et a Isaías describe a la raza cont umaz y egoíst a, mencionando que t odos se descarriaron; cada uno se f ue por un camino dif erent e. Pero, a pesar de eso, Dios hizo recaer t oda su culpa en una Persona inocent e que, como un cordero, f ue llevado al mat adero y, como una oveja muda delant e de sus t rasquiladores, enmudeció y no abrió su boca. ¿Hast a qué punt o est o conmueve t u corazón? ¿Hast a qué punt o eso t e mot iva a amarlo y a andar en sus caminos? Deja de lado la inercia espirit ual; abandona la monot onía y la rut ina. Renueva t u ent rega al Señor. Y hoy, ant es de salir a la lucha de la vida, piensa en las palabras de Moisés: " Que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de t u libro que has escrit o" .
9 de diciembre ¡Santifícalos! Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos. Éxodo 19:10. Es un jueves de un mes cualquiera, de un t iempo que vuela, presuroso, hacia un mañana et erno, cuando escribo est e devocional. En mi mesa de t rabajo, en la comput adora y en mi ment e, muchas ideas buscan el ropaje adecuado para salir a la vida. El versículo de hoy habla de sant idad. El pueblo de Israel se alist aba para uno de los moment os más sublimes de su hist oria: el propio Dios escribiría, con su dedo, los et ernos principios de su Ley, en t ablas de piedra. Y la orden que Moisés recibió f ue: " Ve al pueblo y sant if ícalo" . Hay dos ideas básicas relacionadas con la sant idad: la primera es la consagración de la exist encia. Tú eres propiedad divina, comprado por la sangre de Crist o. Tu vida debe const it uirse en el desarrollo de la volunt ad de Dios, en t odos los aspect os. Fuist e separado por Dios para un propósit o especial, y no puedes vivir sin la conciencia de que est ás en est a vida para cumplir una misión. La ot ra, es la idea de la pureza. Dios es sant o y, si deseas servirlo de f orma acept able, t ambién debes ser sant o. Los crist ianos no pueden vivir ya más como lo hacían ant eriorment e, pract icando el pecado; ni pueden permit ir que los deseos que una vez mot ivaban sus vidas det erminen el propósit o de su exist encia. Ambos, la conduct a ext erna y los móviles ínt imos del corazón, deben ser purif icados por la gracia de Dios. El poder de Dios y sus promesas garant izan, al crist iano, la posibilidad de pureza de corazón y de vida. Hoy puede ser, en t u vida, un día de consagración y de pureza. Al t ransit ar por los int rincados laberint os de la realidad humana, recuerda que eres especial, nacido con un propósit o y comprado a un alt o precio. No t e dejes engañar por las luces de est e mundo, que brillan y at raen: t ú no nacist e para vivir revolot eando alrededor de las luces art if iciales y mezquinas de est a vida, sino para vivir al lado del Creador de t odas las luces del mundo. No pierdas la conciencia de t u sant idad y de la pureza que deben orient ar t us pasos. Por eso, ant es de iniciar t us act ividades, recuerda lo que Dios indicó a Moisés: " Ve al pueblo, y sant if ícalos hoy y mañana; y laven sus vest idos" .
10 de diciembre Mi t esoro Ahora, pues, si dieres oído a mi voz, y guardareis mi pact o, vosot ros seréis mi especial t esoro, sobre t odos los pueblos; porque mía es t oda la t ierra. Y vosot ros me seréis un reino de sacerdot es, y gent e sant a. Éxodo 1 9 :5 ,6 . Siet e de julio de 1 7 3 0 . Isla de Reunión, ant igua Bourbon, en el mar Indico. Un pirat a va a ser colgado en la horca; los soldados vigilan y el público observa. Ha llegado el f in para uno de los más ricos pirat as del índico, Oli- vier Levasseur, apodado " La Buse" [ " El halcón" ] . Con la soga al cuello, ant es de ser ejecut ado, el int répido ladrón de los mares asombra a la mult it ud desde el pat íbulo. Muest ra un document o que había escondido ent re sus ropas, y exclama: " ¡Mis t esoros para quien lo comprenda!" Fue de esa f orma que se dio inicio a una carrera desenf renada, en busca del supuest o t esoro de Levasseur. El desaf ío era descif rar un cript ograma escrit o por el pirat a, en el que indicaba algún lugar, en el mar índico, donde est aría escondido el t esoro. Hast a el día de hoy nadie ha logrado encont rar el t esoro de Levasseur. En las últ imas décadas, ha sido buscado en las islas Seychelles, pero t odavía sin result ado. Levasseur asalt ó inf inidad de barcos port ugueses y f ranceses, por t odo el índico. Su mayor golpe f ue en 1 7 2 1 , cuando capt uró un barco port ugués cargado de ricos t esoros. Para disf rut ar de sus riquezas, Levasseur se ret iró a una isla cercana a Madagascar. Y llegó a un acuerdo con Francia, con la int ención de devolver alguno de los t esoros usurpados y conseguir el perdón. Pero, est o no pudo evit ar que, t iempo después, t erminara siendo capt urado y ajust iciado. El versículo de hoy t ambién habla de un t esoro; solo que, en est e caso, el t esoro eres t ú, y quien buscó el t esoro y lo encont ró es Jesús. Por lo t ant o, vales mucho. No f uist e adquirido con oro ni con plat a, sino con la preciosa sangre de Jesús. Para él, habría sido más cómodo crear ot ra generación de seres humanos y dejarnos abandonados a nuest ro dest ino de muert e. Desde el punt o de vist a humano, habría sido lo mejor, en mat eria de cost o/ benef icio. Pero, el amor de Dios no t e valora por lo que eres o por lo que haces; Dios simplement e t e ama a despecho de lo que hagas o no hagas: lo único que él espera de t i es que des oídos a su voz. Con esa visión de t u valor, sal a enf rent ar los desaf íos de est e día. Y recuer da la promesa divina: " Ahora, pues, si dieres oído a mi voz, y guardareis mi pact o, vosot ros seréis mi especial t esoro sobre t odos los pueblos; porque mía es t oda la t ierra. Y vosot ros me seréis un reino de sacerdot es, y gent e sant a" .