Verdeluz

VERDELUZ Revista del taller de escritura del IES Aljanadic Posadas

ESCRIBIR CON TRABAS Relatos que omiten una vocal e introducen onomatopeyas

MATRIMONIO FUGAZ (Sin la E) Un otoño – muchos años atrás – cuando más olían las rosas y mayor sombra daban las acacias, un microbio muy conocido atacó, rudo y voraz, a Francisco Ramos: la furia matrimonial. Y, ¡boom!, soltó la mayor bomba: “Hay un matrimonio próximo, pollos” –advitió como saludo a sus amigos. “¿Un matrimonio?” “Un matrimonio, sí” – corroboró Francisco. “¿Tuyo?” “Mío” “¿Y cuando ocurrirá la boda?” “No conozco aún a la novia. Ahora voy a buscarla…”

Francisco Ramos salió como una bala a buscar novia por la ciudad. A las dos horas, conoció a Marisa, una chica rubia, bajita, guapa, algo rica… Y al otro año, sin imaginarlo, ¡oooh!, ¡la boda! Una boda como todas: galas blancas, alfombras rojas, música, sándwich duros, almohadón para hincar las rodillas… Y ¡yiuum! Una fuga súbita por la sacristía y un auto pasó raudo. Unos gritos brotaron: “Adiós, adiós, vivan los novios!” Pero para Francisco Ramos, la boda no había acabado ahí. Al subir con su novia al auto vio claro, clarísimo: ni amaba a Marisa ni notaba inclinación al matrimonio. “Soy un idiota” – murmuró Francisco- “No valgo para marido” Ansiaba su gozo sin dañarla. Marisa lloró cuando Francisco saltó.

Ana Montero, 4º ESO C

La niña maléfica (Sin la o) Cuenta la leyenda que en una casa encantada en el sur de Málaga, cada siete de abril se escucha un Aaahh. Dicen que allí vivía una familia y que en la pared había una imagen de una niña maléfica enseñando sus delicadas garras. Cada mañana, al amanecer, se escuchaban diferentes estridencias a manera de caídas: ¡Pluf!, el celular, ¡Ring, ring! Y que nadie hablaba al descolgar. Las figuras que hacían más bella la casa, amanecían cambiadas de lugar, hasta que la casa fue deshabitaba. La vivienda fue investigada sin que se pudiera saber qué enigma vivía allí.

Elena Rodríguez, 4º ESO C

El hombre (Sin la i) Este es el relato de un hombre que nunca supo lo que era el amor hasta que ella pasó por delante de sus ojos. Era una hermosa joven, marrón como el café llamada Marta. Loco de amor, su corazón daba fuertes “Pam, pam” sobre su pecho, deseando estar junto a ella. Andrea, que le acompañaba en todo momento, ayudó a este hombre en su lucha por Marta. Un ocho de octubre, el sol mostraba su mayor resplandor, las abejas no dejaban de zumbar: “Sssssss”. El hombre le declaró su amor. Ella calló durante un segundo pero, acabando con esa dura espera, sobresaltó cantarina al tic-tac de su corazón. Hoy ese hombre permanece junto a ella. Ese hombre no es otro que yo.

Miguel Ángel Múñoz, 4º ESO C

LA NOCHE (Sin la i) Todas las noches eran hermosas. Las estrellas estaban bellas aunque se escuchaba un pequeño murmullo. Estaba con su bella amada. Estaban tan enamorados que su amor semejaba un cuento de hadas. Pero llegó un zagal nuevo a la clase de ella. Alto, guapo, agradable… Sus ojos eran de color azabache, el sueño de toda mujer. Poco a poco, su amada y el compañero comenzaron a forjar una gran lealtad entre ellos, hasta el punto de que estaba a punto de perderla. Ellos ya eran algo más que compañeros. Se comenzaron a gustar. Estaban a punto de besarse cuando el teléfono de su amada sonó: “Run, run”. Ella colgó. Pero llamaron a la puerta: “Toc,toc”. El perro ladró: “Guau, guau”. Ella pensó: “No es lo correcto”. Se apartó.

Ordenó al joven que se fuese. Aunque fuera por una vez, ganó el amor.

Blas Domínguez, 4º ESO A

UNA TARDE ESPECIAL (Sin la 0) Es un día de primavera. Julia y sus padres están tranquilamente en la Sierra de Málaga. De repente suena el tic-tac de una alarma para avisarles de que tienen que merendar. María, la madre de Julia, decide sacar la tarta, que aún tiene de su cumple, para terminarla mientras divisan aquellas estupendas vistas. Después, una vez terminada la merienda, su hermana decide caminar a través de aquella inmensa sierra. Inesperadamente sale un gran mastín de detrás de una madriguera y ladra fuertemente: “Guau, guau”. El padre, sin pensar tres veces, grita: “pum” al can y así salva a su hija pequeña.

Mónica González, 4º ESO A

La leyenda de la vocal (Sin la i) Cuenta la leyenda que por un pueblo de Jaén hubo un ladrón de vocales que se aprovechaba de sus allegados para robarlas, porque no le gustaban los poemas hechos con ellas. En uno de sus robos, la gente del pueblo lo detuvo. El ladrón fue encerrado y no pudo volver a robar. Cuando cerraron la puerta de la cárcel, se escuchó: “¡Buaaaa! Yo solo deseaba poemas con consonantes. ¡Puaf!” Y la gente contestó: “¡Yuujuuu!”

Abraham Lucas, 4º ESO A

EL REGALO DESEADO DE DANIEL (Sin la U)

Daniel tiene seis años. Es espabilado y alegre. Hace tres días, comenzó a escribir la cara de los Reyes Magos.

La semana anterior, la hermana de Daniel, llamada Elena, paseaba por la calle y se acercó a la tienda favorita de Daniel, donde se encontraba el regalo deseado por él. Elena lo compró y sigilosamente lo escondió bajo la cama en el dormitorio.

Ya llegó el día de Reyes. Sonó el timbre: “Ding, dong! Daniel bajó las escaleras impacientemente para recoger los regalos. Los abrió todos menos el escondido por Elena. Estaba triste por no tener lo pedido. Oía el tic-tac del reloj. Entonces, Elena se lo dio y tras abrilo, le cambió la cara y, ¡zas!, era ese coche tan bonito de la tienda por donde pasaba todos los días. Daniel sonrió permanentemente toda la noche.

Raquel Benítez, 4º ESO A

EL pequeño oso fredo (Sin la i) El 24 de diciembre, Susana estaba en su terraza jugando con sus muñecos. De repente empezó a llover y se los llevó todos a casa. Después de ducharse y cenar, se asomó por la ventana y observó a Fredo, su oso de peluche más adorado, en el suelo de la terraza. Probó a cogerlo pero su madre no le dejó.

Estuvo en vela pensando en Fredo bajo la tormenta y escuchando el toc-toc del tacón de su madre que andaba a acostarse. A Fredo le cayó un relámpago y comenzó a moverse. Estaba muy mojado pero comenzó a escalar por las enredaderas. Al llegar a la altura de la ventana, su perro Lobo comenzó a ladrar, guau-guau. Oyó: “Plaf”. Fredo, asustado, se cayó al suelo.

Lobo fue a la terraza, a pesar de su terror a los relámpagos. Lo agarró, lo llevó al cuarto de Susana, lo acurrucó mientras se echaba. Papa Noel le trajo un hueso a Lobo por ser tan bueno. A Fredo lo transformó en un oso de peluche normal otra vez.

Zaira Carvajal, 4º ESO A

Pedro y la maldición de la bóveda celeste (Sin la i) En una lejana época, Pedro era un novato conductor de motos que se alojaba en la aldea de Ugutrungu, un lugar donde se trabajaba el agua de una forma extremadamente secreta. Pedro, a duras penas lograba perdurar con lo que ganaba con su trabajo, pero poco a poco lo efectuaba. Una tarde observó a su padre en el otro lado de la calle, después de un fogonazo de luz, ¡Flasss! Su padre le susurró: “Pedro, no hables con la letra que va detrás de la “e” o antes de la “o”, porque se acabará el mundo solo por tu culpa, Ufff” Pedro no escuchó el consejo de su padre sino que habló con esa letra. El mundo empezó a explotar, ¡Katabumbaaaaa!, hasta destruirse.

Juan Bermúdez, 4º ESO A