La gente que olvidamos en Pereira Los estudiantes que asistieron en las mañanas de los jueves al Taller de Expresión Escrita, de la Licenciatura en Comunicación e Informática Educativa de la Universidad Tecnológica de Pereira –UTP–, se dieron a la tarea de buscar rostros de personas anónimas que construyen a diario la realidad de Pereira. Se trataba de que descubrieran a aquellas personas y voces que habitan las zonas más representativas de la ciudad, con el objetivo de sacarle pruebas a la cotidianidad. Este es un recorrido de personas, de caras, de opiniones, de testimonios y de emociones de ciudadanos que cada día caminan por las calles de esta Pereira. Este es un documento digital que procura interpretarnos. Queremos dejar este testimonio para anclar el tiempo. Hacer inolvidable lo que siempre olvidamos. Y ayudar a comprender nuestra realidad en la medida en que seamos capaces de narrarla. Estos jóvenes cultivaron la crónica y de esa manera la posibilidad de contarnos con sus plumas a nosotros mimos. Franklyn Molano Gaona Docente 07/06/2014
Algo que aprender, algo que enseñar y algo por que llorar Por: Alan Guarín Silva Suena una invitación a video llamada en el computador que está entre el comedor y la sala. María se acerca cojeando y con la mirada clavada ya en el monitor. Se sienta en el borde de la silla y agarra suave y torpemente el ratón. Sigue el cursor con sus ojos, moviendo al tiempo el cuello y su cuerpo como si ese meneo le diera vida al cursor. Le da click en aceptar y empieza a saludar a destiempo a su hija “! Hola flaca ¡” la flaca es Marta, su hija rubia y plástica que reside en Miami. María sigue aprendiendo y definitivamente enseñando a la edad de ochenta y un años. Los primeros veinte de esos ochenta y un años se desenvolvieron en la zona rural del municipio de Marulanda Caldas. Alejada de la ciudad y olvidada por el gobierno. Posee una temperatura media de trece grados centígrados. Allí en una pequeña caja de fósforos que usaban como hogar sus hermanitos: Susana, Néstor, Cristóbal, Fausto, Teresita, Josefina y la menor Rosita. Su padre, Arcadio Quintero, Artesano en madera “Un alma justa” como María lo describe y la cuñadita (su esposa) Rosario Manrique, se quedó con ese ocasional apodo porque en realidad ella había tenido hijos con el hermano de arcadio, el cual murió de un ataque al corazón pocos años atrás. Rosita era una mujer recia, de temperamento templado y un carácter tenaz. Los niños que como paticos, andaban detrás de Rosario. A menudo caminando a Pensilvania a través de la cordillera central. Salían de madrugada en un clima bajo cero. Oían el primer canto del gallo en el camino y con el amanecer veían el humo de los fogones de leña en las fincas el cual les alborotaba el hambre que no iban a saciar por la determinación de su madre de caminar sin parar. Su tío José Manrique, el cual tenía leche y comida en abundancia les recibía la visita amablemente en su finca de Pensilvania, sabiendo en el fondo que en realidad la visita tenía el propósito de calmar hambres represadas. Don Joaquín Arenas y doña Esther Restrepo, vecinos de la vereda de Marulanda donde vivían María y su familia. Los invitaron a quedarse en una pequeña pieza que les sobraba en la finca que administraban. Se apiñaron pareja e hijos en este espacio pequeño y rústico. Arcadio Seguía haciendo bateas de madera por encargo, vendiéndolas o haciendo trueque por comida o cacharros y Rosario Remendando una que otra prenda de vestir ajena o prestando a uno de sus hijos varones mayores para que sirviera como mensajero.
Allí en la finca “El Edén” sucedería algo extraordinario. María, en un juego infantil descubrió su vocación y por lo que la seguirían conociendo a lo largo de su vida, ese día con los hijos del administrador de la finca, jugaron a la escuelita. El juego se repitió y se formalizó. Se regó la voz y empezaron a llegar niños de otras fincas a ser instruidos por María. La profe empezó enseñando a rezar el rosario y a cantar, se volvió muy popular y viajó por varias fincas enseñando a los niños que se congregaban en alguna finca en especial a recibir la instrucción dela joven profesora. El inspector del pueblo que en primera instancia la había proveído de material para educar, cartillas tiza y otros materiales. Debido al éxito de María como profesora, le ofreció enseñar en “El páramo” una escuela rural que estaban construyendo poco a poco. Lamentablemente por esos días, el reciente esposo de una de sus hermanas, Josefina, la había invitado a conocer Medellín, oferta que era ineludible, las luces, los carros, los edificios, el tren, viajar a otro mundo no era una propuesta que alguien pudiera rechazar fácilmente. Viaje a nuevo mundo en el que también encontraría la maldad de la ciudad. Elías Hurtado. Marido de Josefina. No muy acaudalado chofer de camión. Le pagó el viaje en avión a su linda y joven cuñada. Desde el aeropuerto Matecaña en Pereira a La ciudad de Medellín en La aerolínea SAM. Una aerolínea que apenas dejaba su especialidad en carga para empezar a transportar pasajeros. La generosidad de Don Elías en lugar de ser dudosa siempre fue aplaudida. Cierto día en una conversación doméstica María mostró a Josefina y a don Elías un interés por unos zapatos de pulsera. Don Elías que seguía muy generoso ofreció llevar a maría a comprarle los zapatos, con el consentimiento de Josefina que no los acompañó por lo aparatoso que serían las compras con un hijo a punto de nacer de su vientre. Don Elías llevó a María después de comprar los zapatos a un supuesto zoológico. Del cual María que tiene muy buena memoria no recuerda haber visto ningún animal, pero sí de haber probado por primera vez, de la mano de don Elías una fría Coca cola. Extrañamente don Elías también le agregó ron a la extraña y nueva bebida. Cuando se sintió mareada el hombre la llevó a una habitación solitaria para que reposara con el pretexto de que su hermana Josefina no se diera cuenta ya que supuestamente la embriaguez de María la podría enfadar. María muy inteligente, cuando adivinó las oscuras intenciones del malvado. Protagonizó el alboroto más estrepitoso posible que había hecho en su vida, situación que a la larga caducó en el regreso de maría a Marulanda. La finca ya no era lo mismo. Después de haber visto tantas cosas raras en la ciudad, tanta luz, tantas comodidades. Las fincas, enseñar y ocasionalmente coser no eran tan divertidos. Un buen hombre le ofreció volver a Pereira, Antonio Giraldo, viejo amigo de su hermano Néstor. Se conocieron en el ejército y ahora laboraban para la policía, Antonio le ofreció a María ir a Pereira. Allí él iba a trabajar y se iba a casar rápidamente con ella, ella accedió y viajó pero con fausto como escolta, la honestidad y rectitud de un hombre debían ser cuidadas al máximo hasta que no se formalizara el matrimonio. Se hospedaron Fausto y María en la casa del primo Pedro Luis Quintero hombre extremadamente formal al igual que su esposa Ritica Gómez. Poseían puestos de verduras en la galería en los que les dieron trabajo a los hermanos Quintero. El policía Antonio se fue para su tierra natal en Quindío, dejándole nada más que una promesa a María. Volvería con dinero para casarse con ella. Ella nunca lo esperó, en lugar de eso, un maestro de obra que estaba remodelando la fachada de bareque de la casa de don Pedro Luis, pasaba por la sala de la casa y le coqueteaba con sutiles miradas a María.
Don Carlos Guarin Tamayo, experto en acabados, pidió ayuda a Ritica la cual ayudó tan bien a don Carlos que en unos meses María estaba viviendo en la casa de Judith Guarín, la hermana de don Carlos, la cual la cuidaba de que nunca estuviera sola con su novio, esto solo se le permitiría cuando se casaran. Doña Rosa no aprobaba este matrimonio ya que don Carlos le triplicaba la edad a María. O tal vez porque un sexto sentido le predecía un mal futuro. En efecto cuando maría tuvo su primer hijo en medio de las tensiones, las peleas, el estrés, en una acalorada discusión. María perdió el juicio. Se arrojó por el balcón. Un médico vulgarmente dijo “solo que para que no quede la muerta tan fea” le dió una fuerte palmada en la cara para acomodar la mandíbula de la joven madre. Su cadera destrozada fue acomodada halando tortuosamente sus piernas, una de las cuales estuvo con un tratamiento por meses para evitar el encogimiento, que consistía en un ladrillo colgado que halaba la pierna desde su tobillo. Fué en vano, la cojera caracterizó el caminar de María durante toda su vida. Empezó un largo calvario para María. Las piernas destrozadas. Su corazón roto desde el momento en que se dió cuenta de la muerte de su hijo recién nacido. Una muñeca que no se podía mover por un tornillo que sobresalía después de una improvisada cirugía. El dolor de su familia que para visitarla debía pasar por encima de los muertos, ya que por los gritos debieron confinarla en un lugar al fondo de la morgue del hospital. Y su espíritu que estaba destrozado por un anciano tirano. A lo largo de los meses no sanaba ni la mente ni el cuerpo de María. Su hermana Susana había encontrado un buen puesto en “La Rosa” el cual abandonó para hacerse cargo del cuidado de la convaleciente. Un día, don Carlos Guarín, con propósitos que aún se desconocen. Engañó a Susana y secuestró a María. La torturó durante semanas. Susana la buscó por todas las calles de Pereira. Un día un chofer le contó donde estaba, con la sola condición de que no le dijera a nadie porque este hombre le tenía miedo al arma que cargaba don Carlos Guarín en su bolsillo, un martillo de carpintero. De inmediato Susana Con ayuda de Néstor, el policía, la rescataron de su cautiverio. Amarrada desnuda y delirante la encontraron. Néstor llevó personalmente a la desequilibrada jóven a un asilo de mujeres en Bogotá. La llevaba, sin quererlo realmente, con las manos esposadas, ya había tumbado un rancho, mordido y golpeado a más de uno. Sin embargo Néstor se atrevió a quitarle las esposas, casi lo mata con su propio revólver. Seis meses sin visitas, torturada, sin buena comida, con agujas enterradas diariamente en sus ojos, sin cama cómoda y con electrochoques diarios, volvió a un ranchito que había construido Néstor a sus padres en la Popa Dosquebradas. La situación en la casa de don pedro Luis Quintero y Doña Ritica había cambiado, durante los meses que había pasado maría en Bogotá la galería de la ciudad de Pereira había ardido en llamas y con ella los negocios de la familia. Poco a poco don Carlos Guarin endulzó de nuevo a María con regalos. Uno de los cuales fue determinante para su futuro, una máquina de coser Singer de pedal. Desde muy niña había mostrado un gran interés por la modistería, incluso había recibido alguna clase en Pensilvania y desde muy niña había destruido y construido ropas de sus padres y las había convertido en manteles o ropas para muñecos. La máquina a pesar de ser una bendición también fue una maldición. Estando en dieta de su segunda hija, Dolly, don Carlos le arreó una paliza a María celoso de un sastre que había ido a darle clases en su ausencia. Esto provocó, de nuevo, el regreso de maría con sus padres. Escondida del tirano. Cuidando a su hija. Soñando con algún día coser y enseñar en un ambiente pacífico y tranquilo. Vino el perdón y vinieron más hijos. El anciano Guarin ya estaba muy débil para golpear a María. Desesperada por estar activa y tener su propio dinero. María hizo algunos trabajos
de costura, los cuales llevaba a cabo con un modus operandi bastante arcaico. Pedía a su clienta, que llevara una muestra de la prenda que quería. María copiaba las formas y costuras pero no terminaba el vestido sin literalmente probárselo docenas de veces a sus pocas y en ocasiones, insatisfechas clientas. Cierto día vió a una vecina sacar la basura a la calle con un cinto amarillo colgando del cuello. A lo lejos y de inmediato, María se dio cuenta de que la cinta amarilla era un metro. Salió corriendo y conversó con ella acerca del trabajo, concretaron clases de corte, de trazos, de molduras, y de todo lo que doña Ofelia le podía enseñar. Don Carlos compró amablemente los materiales. Ofelia se sorprendió al ver que maría ya sabía casi todo lo que le estaban enseñando. Con las clases de doña Ofelia, María creó su propio método, no solo de costura sino de enseñanza, con el cual cosió y enseñó. Le sirvió para levantar a 9 hijos inquietos y tragones. Dice María orgullosamente que nunca faltó ni una agua de panela en el hogar. Nunca faltó algo para enseñar, para aprender y algo por que llorar.
Memorias de un pueblo: El lente de Patiño Por: Brahiam Acevedo Son las 10:08 minutos de las mañana, y ya se siente a las espaldas la creciente del sol picante y cegante, toco la puerta, toc toc, y sale don Alfonso, mecánico, músico, político y reconocido fotógrafo del dulce puerto de La Virginia. Me saluda con su pausada y grave voz, en el rostro sus arrugas enseñan el mapa de una larga trayectoria, vida artística marcada fuertemente por la teoría autodidacta. Proveniente del municipio de Risaralda, Caldas. Llega al municipio de La Virginia alrededor de los años cuarenta, y allí se desarrolla toda su infancia. Clarinetista del primer conjunto musical del municipio, mecánico de bicicletas por necesidad, fotógrafo por pasión. Don Alfonso Patiño o mejor conocido como “Foto-Patiño” iniciado en la fotografía a los diecisiete años, o sea a mediados de los cincuenta. Me cuenta resumidamente su encuentro frente a lente con éste campo, modo de expresión digno de admiración y remuneración. Su inmersión se fue dando paralelamente con la mecánica, pues era el plasmar imágenes solo algo que hacía en los momentos de esparcimiento y esto aún no era una posibilidad de sustento. Alfonso Patiño, en el génesis de su vocación, acostumbraba tomarle fotografías a las jovencitas que consideraba hermosas, mientras estas estaban desprevenidas. Luego las revelaba, y estas cumplían como ornamentos temáticos en su taller de bicicletas Sin embargo su tiempo como mecánico culmina pronto, la oportunidad de ejercer política en su municipio surge y es elegido concejal en dos ocasiones. Don Alfonso nunca dejó la fotografía esta la seguía ejerciendo siempre en los espacios libres. Luego se vendrían una serie de propuestas que lo llevaría a tomar este arte como su empleo oficial. —Y trabajé la reportería, fui periodista en los setenta, trabajé en el Imparcial de Pereira, un periódico alternativo regional, también en la Patria de Manizales, y en el diario del Otún, este oficio lo ejercí durante 20 años— Me dice Foto-Patiño, mirando hacia afuera observando las personas y concluyendo con una reflexión, a cerca del apoderamiento del ocio en las nuevas generaciones, y la relegación que ha venido sufriendo la literatura justo ahora en el nuevo milenio por parte de los propios contemporáneos. —Todo ha sido por los libros, ahí está la fuente del conocimiento universal—comenta, y paralelamente observa una pila de ellos puesta en un rincón de la habitación, me dice que posee una colección de alrededor de 1500 ejemplares de variadas temáticas, y asegura haberse leído todos.
Luego se levanta Don Alfonso y mirando hacia la calle, me cuenta lo complicado que era el proceso de revelado, y las presentaciones como se entregaban las fotografías. Luego de esto me comunica la dificultad con la que era llevado el proceso de revelado para fotografías a color, pues estas debían tomar varios envíos por el país, hasta salir de él, en el extranjero era revelada, y luego regresaba al país a las manos de la empresa o el fotógrafo que había mandado a hacer esta gestión, el tiempo desde que se tomaba la imagen, mientras viajaba y se le entregaba a las manos del cliente, tomaba en promedio dos meses, sin mencionar lo costoso que era, pero que el solicitante estaba dispuesto a pagar. Tomo la palabra y le pregunto por la trascendencia que tuvo en él la aparición de la cámara digital, —me siento orgulloso de haber vivido para presenciar este momento histórico, en menos de 100 años hemos dado pasos agigantados—me dice Don Alfonso con su mirada perdida, y cabizbajo; Sin embargo también dice que para sostenerse en la fotografía hoy, se debe de tener sofisticados equipos, y hay demasiada competencia. Ha sido de enorme relevancia la obra de Don Alfonso para La Virginia, pues fue por alrededor de 20 años el único fotógrafo del pueblo, y posee un archivo fotográfico muy importante para la construcción de memoria histórica en el municipio. Don Alfonso Patiño, o mejor conocido como “Foto-Patiño” iniciado en la fotografía a finales de los 50, se levanta de su silla, me ofrece la mano en señal de gratitud por interesarme en su historia, luego de esto, cierra las puertas de su negocio, y desaparece en el horizonte, montado en su bicicleta, la cual aún conserva desde hace décadas, con un letrero que dice: “Se toman fotos a domicilio”.
Imágenes tomadas del archivo fotográfico de Alonso Patiño bajo su autorización
Hombre solitario, pero polifacético — Cámbiese y lo espero en la piscina. Son las 7:00 de la mañana del día martes y Steven llega a la Villa Olímpica dispuesto a entrenar. El día está un poco frío. Llueve y las nubes están un poco grises. Aún no se sabe si puede nadar con el clima de esa manera. El, camina lentamente acercándose hacia a mí, lleva puesta una sudadera azul con una línea en cada lado de color blanco, una chaqueta que en los hombros es de color negro y en la parte de abajo blanco, unos tennis azules oscuros con suela blanca. — Hola Luisa. Me saluda en un tono serio. Caminamos juntos por un lado de las piscinas, hablando lo necesario. Nos dirigimos al club Calypso al cual hace un año aproximadamente hace parte Steven. Saluda a su entrenador, cruzan un par de palabras, Andrés Gonzales le da indicaciones. Steven sale del club, se quita la chaqueta dejando ver de este modo que lleva puesto un esqueleto de color rojo y me indica que debe dar 10 vueltas a un salón que queda muy cerca de calypso. Después de las 10 vueltas que él hace, respira profundo e ingresa nuevamente. Lentamente se quita el zapato derecho, seguido de la media y así continua con el otro zapato. Se quita el reloj, que por cierto lo lleva puesto en la mano derecha, algo raro porque usualmente todas las personas lo usan en la izquierda. Steven ingresa al baño para ponerse el traje respectivo para poder nadar. Sale con el traje de baño y se dirige a la piscina con los implementos necesarios. Aletas, tuba, gafas, paracaídas, tabla y pullboy. Todo esto para que el entrenador le diga que el día de hoy tiene que hacer. 400 metros de afloje, 200 de patada, 200 de brazada, ocho por 25 apnea, entre otros ejercicios dentro de la piscina. En silencio Steven se sienta en el bordo y comienza a ponerse los implementos, respira. Se sumerge bajo el agua. Al lado izquierdo se encuentran siete jóvenes dentro de la piscina jugando “tingo, tingo, tango” todos tiemblan de frio, pero ninguno de ellos tiene intención de salirse.
Steven está concentrado en lo suyo y empieza a realizar sus actividades. A mi lado se encuentra Andrés, su entrenador, quien entre los dientes afirma que lo está haciendo muy bien. Durante 15 minutos el entrenador y yo, solo observábamos en silencio. Cuando de pronto. — Lo estoy entrenando para que vaya a Villavicencio a competir, natación con aletas, lo hace muy bien, dice Andrés. Desde los 11 años de edad Steven practica natación clásica, se retiró un tiempo y hace aproximadamente un año ingreso pero a especializarse en natación con aletas. Después
de 200 de brazadas, llega Steven un poco agotado, se quita las gafas y el tubo, coge su tarro de gatorade, toma un poco y sigue a realizar las apneas.
Pasado una hora, ya ha terminado las actividades de hoy, sale de la piscina, con todo su cuerpo húmedo. Recoge lentamente los implementos que están en el suelo, mientras de fondo se escucha las voces de los jóvenes cantando “tingo, tingo, tango”. Ingresa de nuevo al club, se seca con una toalla mientras habla con su entrenador, entra al baño, se viste y vuelve y sale, tarda media hora hablando con Andrés, se ríe mientras se acuesta en una camilla que hay dentro de Calypso, lo veo de esa manera y me pregunto. ¿Dónde está el joven que permanece solo en la Universidad, aquel que tiene conflictos con sus compañeros?
Después de larga espera, juntos, nos retiramos de la Villa y nos dirigimos a esperar el bus, la ruta siete que nos lleva a la U, y mientras vamos en el recorrido, suena “En un beso la vida” de Orlando Contreras. De paso Steven me cuenta que es de Jericó Antioquia — El pueblo de la hermana Laura, comenta entre risas. Desde muy niño vino a vivir a Pereira con sus padres. Al crecer, formo un grupo de Ska, del cual se retiró hace algún tiempo, fue fotógrafo de un grupo de música, Pero ahora solo se dedica a la natación con aletas, desde mediados del 2009 pertenece a la Sinfónica de Pereira y hace poco presento un nota para el periódico vecinos. Con 19 años de edad este joven se ha desarrollado en varios campos y todos los hace de una manera óptima. En un día normal de Steven. Entrena natación, luego va al gimnasio, de ahí se dirige a clase y ya en la tarde va a ensayos de la sinfónica. En la Universidad es un joven solitario. Inició sus estudios en música pero al ver que solo le daban una hora de clase semanal de saxofón que es lo que le gusta, se desanimó y se salió, actualmente está en tercer semestre de Licenciatura en Comunicación e Informática Educativas, aunque su sueño es estudiar fotografía, se esfuerza mucho por desempeñar su rol de estudiante de una manera excelente.
Algunos compañeros de clase indican que es grosero, presumido, y se cree el más intelectual. Por el contrario, Abad, un compañero de la carrera y que casualmente son de la misma ciudad, ha tenido la oportunidad de conocer un poco más a Steven, quizá ya descifró por qué él es una persona poco deseada para sus compañeros. — Steven está en un tratamiento, porque tiene una especie de ansiedad, entonces por eso se irrita fácilmente, si una persona dice algo que no es, el de inmediato refuta y no lo hace de buena manera, eso es lo que no le gusta a la gente, pero es un persona comprometida con sus cosas, no le gusta que lo arrastren, hay que aprenderlo a conocer. Comenta Abad Así mismo, “el negro” como le dice Steven a un amigo que estudia en la universidad pero que está en la carrera de ambiental, este joven dice que hay que tenerle paciencia, que Steven es una buena persona a la cual si se aprende a conocer, se le puede llegar a coger cariño. Aunque Steven no se la lleve bien con la mayoría de sus compañeros, se puede notar que tiene comunicación con personas de otras carreas, que fácilmente se podría crear un grupo de trabajo con él, sin embargo, permanece solo. Tampoco es que le interese estar rodeado de gente. Él sabe que para sus compañeros es presumido y egocéntrico. — ¿dejaría de ser presumido? Le pregunto. A lo que él responde. — Depende de quién me lo diga, depende de los argumentos que me dé, de porqué debo cambiar y si me demuestra que soy así. Lo hago. Hasta el momento nadie le ha dado unos buenos argumentos para que este joven cambie su actitud, o quizá sus compañeros aún no se han dado a la tarea de conocerlo un poco más, de seguro se enterarían que en realidad es un hombre inteligente y simpático. Ese joven que al reír, muestra que pronto terminará el tratamiento de ortodoncia porque se le ve muy bien cuando sonríe, es muy probable que ningún compañero sepa que Steven tiene los ojos café oscuro y que le brillan cuando habla de la música o de natación. No saben que sus pestañas son alargadas dándole un toque interesante a su mirada. Ama tanto lo que hace que ha recorrido varios lugares de Colombia, tocando el saxofón, ese instrumento que le ayuda a liberar la tensión y que le da la oportunidad de compartir su pasión con otras personas.
Las Noches De Toño El día se apaga con el brillo del sol pintándose entre naranja y azul o por el contrario se oscurece tornándose gris. Sin importar como caiga la tarde son las seis y José Antonio Pescador lo sabe, no por el himno nacional que suena en la estación radial o por las campanadas de la iglesia, sino porque es la hora pico en la ciudad; mientras unos salen de sus trabajos rumbo a sus casas en medio del apogeo del tráfico, él se prepara para iniciar su jornada laboral.
Por: Carolina Molina
C
on un café en sus manos ese que lo ayuda a resistir la noche entera, Antonio se prepara para velar por la seguridad de quienes llegan a su hogar “Que mas ome Toñito, como te va” es la bienvenida que le brinda un habitante del sector de San Fernando, el primer barrio al llegar a Cuba al sur - occidente de la ciudad. La noche asoma totalmente su cara. Son las 7:30 pm pero parece que fueran las 10:00. La calle recta de la Mz 8 se funde en silencio. Entre el frio, el viento y el murmullo de televisores prendidos Antonio empieza a cerrar las rejas que están ubicadas alrededor de la cafetería, para refugiarse allí hasta las 6:00 am del día siguiente. A lo largo de 11 años José Antonio ha viajado diariamente en la ruta 18 trasladándose desde Dosquebradas hasta Cuba para desempeñar su rol de vigilante. Nunca ha vivido en San Fernando pero conoce cada característica de aquel barrio. Lo percibe como tranquilo y “no tan peligroso”, dice que ve muchas cosas, entre ellas ladrones que solo dan el pasón. Su labor de inevitable fisgoneo se basa en observar al mejor estilo de un búho; de hecho es tan sigiloso como ellos, aunque la diferencia es que por más que intente sus ojos no duran abiertos toda la noche como la de esas aves nocturnas. Es común pasar por su lado y verlo cabecear.
Toño como le dice la gente del barrio, siempre se acomoda en una silla de madera unida de un cojín. Cuenta que tiene que vigilar la panadería, el café internet, la esquina donde Don Carlos, la notaria, los colegios Cenla y Suroccidente, “toda esa gente me colabora a mi” sus ingresos provienen de cada uno de estos sitios. Sin embargo, él no está solo, cada noche tiene una fiel compañera. Se trata de “Niña”, su perra, quien lo acompaña en las seis o siete rondas que hace en la madrugada. Antonio comenta que siempre que da la ronda “Niña” se va adelante, pero cuando pasan por la esquina de la Mz 6 a una cuadra de un Colegio siempre se devuelve ladrando y asustada, sin embargo cuando él mira para ver que hay nunca encuentra nada “yo creo que la noche no solo trae ladrones sino también cosas raras, por eso Niña se asara” relata Toño. El tiempo no se queda quieto, no obstante la noche se hace lenta. Son las 9:30 pm, aún faltan nueve horas para que termine la jornada de inagotable trasnocho pero que significa su sustento “Me ha tocado dedicarme a este oficio porque va uno a otra parte, como a una construcción y ya no lo reciben a uno” confiesa Toño, quien se ha desempeñado como administrador de fincas y minero de carbón en Río sucio. Este oficio no lo espera tener siempre, desea retirarse en algún momento. Es consciente del riesgo que conlleva esta labor, es así como en dos ocasiones se ha visto en peligro de muerte. La primera vez ladrones lo acecharon en la esquina de la notaria séptima- ubicada en el barrio- le pusieron un revolver en la cabeza exigiéndole que tenía que entregar las llaves del lugar “yo les dije: hagan lo que quieran yo no tengo las llaves porque el patrón se va y deja eso cerrado” cuenta Toño añadiendo que fue golpeado. La segunda vez fue cerca de un colegio del sector, cinco hombres le exigían lo mismo que en la primera ocasión: las llaves de la notaria. Esta vez le quitaron la peinilla que siempre lleva consigo. Al contrario de lo que muchos pensarían este hombre testigo de las demencias que trae consigo la noche no es un ser autoritario, grotesco o agresivo, como se podría catalogar a cualquier persona que en determinado momento tiene que utilizar un bolillo para defender a alguien o a sí mismo; él es dócil, tan inocuo como los ladridos de “Niña” que se acuesta al lado de la silla de Toño para eludir la luz que destella de los postes de alumbrado. Toño por su parte se escudriña en sus revistas para no sentir el tiempo. Entre sus cosas personales no falta su ruana. Una chaqueta roja. Capa por si llueve. Bolillo. Todas arrinconadas en donde ubica su silla. Se aproximan las 6:00 de la mañana. El día empieza a iluminarse mientras Toño se prepara para tomar su primer café del día en la panadería de la esquina. Así son las madrugadas
de José Antonio Pescador, quien espera con ansias cada Diciembre para contar con un poco más de dinero ya que recibe por parte de los vecinos lo que él llama: sus aguinaldos.
BORGITA Por: Viviana Maribel Andrade Código: 1087132357 Gustavo Adolfo Borja. Hijo de las grandes olas del mar, que se cobijan bajo el sol ardiente de cada mañana de 1990, hijo de las grandes palmas que se mueven con un gran vaivén gracias a los grandes vientos que mueven las aguas. Así es la perla del pacifico, un archipiélago ubicado en el sur este de Colombia, que se encuentra a dos metros sobre el nivel del mar y es aquí donde hace 29 años nació un niño con dotes musicales. Sus primeros pasos fueron acompañados de pequeñas canciones de los 80, esas que sus padres escuchaban en las mañanas y que él repetía con pequeñas entonaciones, pero también fueron el argumento perfecto para su primer sobrenombre. “ Cariño mio… Mm Mmm… seguir con el Mmmmm” ¡Cariño mío!, así lo llamaba su madre (Rosa María Jiménez), una mujer que con una voz dulce y con gran afinación cantaba sobre el eco de su casa, resonando en los pequeños oídos de una criatura que tan solo podía con un fragmento de la estrofa de la canción, “ Carño mio… Mm Mmm… seguir con el Mm mmm”. Poco a poco llego a la juventud; con él crecieron las estrofas de las canciones y aumentaron las entonaciones fuertes y armoniosas de sus cuerdas bucales, las que con gran contundencia, armonizan la interpretación de sus canciones en este momento. La versatilidad musical y su excelente voz hizo que el Director Julián Lombana (director artístico la Via dei Concerti), invitara a participar a Gustavo Borja a la Tercera edición del Festival VIA DEI CONCERTI en Italia, Su voz será una de las pocas que por Colombia compartirá escenario con los más grandes intérpretes a nivel mundial en un evento magno que rescata lo valioso del patrimonio humano musical. Gustavo, con su sencillez y sonrisa aplaude uno más de los logros, que ha alcanzado con lo más importante y lo más valioso que él dice: “Le ha regalado Dios. Su voz” El Director Julián Lombana no sería el único en reconocer sus dotes musicales ya que desde la escuela se perfilaba como una promesa musical, por ello participo en todos los eventos culturales de su escuela. Una Tarde de 1998 en Instituto Técnico Industrial Nacional mientras corría de un lado a otro en la cancha de microfútbol detrás de un balón, se detuvo a escuchar el megáfono, era una voz fuerte que decía: - “Los estudiantes interesados en pertenecer a un grupo de teatro, danzas o canto, acercarse a la Coordinación de arte y cultura con el profesor Mario Marcelino Macuacé” Pasaron unos cuantos segundos cuando él corrió hacia la oficina del profesor. Al llegar, lo único que preguntó fue si era para cantar. El profesor es un Cantautor de la región y un gran intérprete de la música. Le dijo: “Que sabes hacer” En ese momento Gustavo le contestó “sé cantar”; seguido de una posición para empezar a interpretar la canción del ya desaparecido Diomedes Díaz “sin Medir Distancias”. -
"La herida que siempre llevo en el alma no cicatriza, inevitable me marca la pena que es infinita, quisiera volar muy lejos, muy lejos sin rumbo fijo..."
La invitación del profesor Macuacé fueron los sábados para empezar a ensayar, desde ese día Gustavo sintió que eso era lo que quería.
Como haciendo una reflexión y con una sonrisa, Gustavo, me cuenta que para él los sábados eran sagrados, Macuacé se había convertido en un segundo padre, las invitaciones trascendieron y los ensayos aumentaron, con ellos las pretensiones musicales. Poco a poco Gustavo fue más que un aprendiz, se convirtió en un colega del maestro Macuacé, a quien nombra de esta manera por ser la persona que creyó en su talento. Su padre tocaba guitarra en sus momentos de descanso, Gustavo lo miraba con ansias de que quería aprender, aunque por la falta de empatía, quizá, en ningún momento fue capaz de pedirle que le enseñara. Tan solo se conformaba en esperar que dejara sobre la cama la guitarra, para él poderla tomar sobre sus brazos y acariciar sus delgadas cuerdas, dando unos cuantos incoherentes toques, esto dejo de suceder cuando su cuñado le enseño tres acordes, desde ese momento crecieron las sensaciones de agrado y apego hacia sus prácticas musicales, aunque finalmente conoció a Olindo Cabezas, a quien lo recuerda como el hombre de la guitarra, porque la llevaba a todas partes, fue uno más de los músicos de trayectoria que le regalo muchos acordes y quien llamó en algún momento “Colega”. Una de las tantas experiencia, pero la que le trajo grandes emociones fue cuando ya se había catalogado como el cantante del colegio y reconocido por una gran parte del pueblo. Gustavo preparó las pistas que le asentaban mejor a su voz, para dirigir su viaje al municipio de Túquerres -Nariño para concursar como músico en el Festival Internacional San Luis Gonzaga, representando al colegio donde estudiaba (ITIN). Hace una pausa en su narración, busca una pista, y más que hablar le gusta revivir momentos cantando, pero antes de eso me dice: “ahora canto mejor que antes”. “Y como es él, en qué lugar se enamoró de ti, de donde es, a qué dedica el tiempo libre, pregúntale, porque ha robado un trozo de mi vida. Es un ladrón, que me ha robado todo…” Pasamos unos cuantos momentos escuchando esa voz que no se intimida, y que está llena de alegría, porque su carisma es único. Por ello, en aquel festival fue la sensación del momento, el lo describe como algo espectacular. “ver la gente gritar, ¡era algo impresionante!, todos los asistentes aplaudían fuertemente la interpretación, todos quedaron totalmente emocionados al igual que yo” Finalmente ganó el festival internacional San Luis Gonzaga. Aun recuerda las sensaciones al ver un público tan grande que aplaudía con emoción su voz, estas fueron un de las muchas experiencias que tuvo en el colegio, porque crearon la confianza y los apetitos de un artista que buscaba algo grande. Al terminar el bachillerato, le apostó a prestar Servicio Militar en la Policía, a estudiar un técnico en el Sena, y estudiar en la Universidad de Nariño Economía; esta última la interrumpió por proyectos musicales, porque era uno de los integrantes de una banda (Reflejos) que crearon con cuatro amigos, los cuales llegaron a tener contacto con Alexis Lozano director de Guayacán Orquesta, quién les abrió las puertas de su estudio de grabación en Cali. Viajaron y grabaron tres canciones e hicieron unas cuantas giras, pero les faltó Ingrediente económico por lo que no tuvieron éxito en la promoción.
Regresaron a Tumaco, Gustavo quiso seguir estudiando Economía, pero realmente a él le apasionaba más la música, aunque aclara que era de los buenos estudiantes. Dejó de estudiar y pasó un tiempo sin hacer nada, hasta que empezó a tocar guitarra y piano en las misas de una iglesia, en ese instante no tenía una estabilidad económica y no sabía qué hacer, así que el sacerdote le propuso ir al seminario, (no por vocación si no porque le mostró lo bueno de ser cura en la parte monetaria).
Gustavo Borja en el estudio de grabación Finalmente se resolvió a ir, porque quería ocuparse en algo y hacer algo. Estuvo seis meses encerrado en la casa cural en el seminario menor, al terminar el 2006 lo trasladaron al seminario mayor, estando allá pertenecía al grupo de alabanzas, ya que no dejaba escenario alguno para seguir cantando. Gustavo Borja me dice que fue una experiencia bonita, pero ese no era el lugar donde quería estar, porque no compartía algunas prácticas religiosas. Por otra parte pensaba, “ahora que voy hacer”, lo suyo era la música indudablemente, y quería estudiar música; buscó y buscó hasta que encontró la Universidad Tecnológica de Pereira, fue la más acertada porque conocía a un amigo que estudiaba en esta universidad. El proceso fue inscribirse, reunir dinero para viajar a la ciudad de Pereira y para poder pagar arriendo y comida, quedó satisfecho cuando ocupo el cuarto lugar de la lista de los aprobados. En el 2008 ingreso a la universidad. Los dos primeros meses pudo sostenerse económicamente. Me dice Suavemente: “de ahí en adelante empecé a padecer”, el desayuno era un banano, el almuerzo un banano y la cena un banano. “si yo veía que tenia 1000 pesos o 2000, no me los gastaba al instante porque pensaba en comer luego, así que compraba algo que me llenara el estomago. (Bananos)”. Duro algún tiempo así, hasta que el profesor Efraín Suarez Licenciado y Magister, llegó como un ángel a la vida de Gustavo, el profesor muy comedidamente le ofreció brindarle un apoyo, para que por casi dos semestres no se preocupara por las tres comidas diarias.
Concierto- Gustavo Borja Sus compañeros lo llaman “Tumaco”, fue con este nombre que lo contactaron cinco orquestas principales de Pereira para hacer audición (Yancó, Naborí, Linaje, Trietnias, y un tiempo en Tropicalísima), en cada una quedó como vocalista, los viajes eran continuos; llegó a un clímax.
Sin embargo, seguía persiguiendo una estabilidad espiritual, una mayor relación con Dios, la cual encontró en la iglesia Misión De Restauración Y Avivamiento a las Naciones, (liderada por el pastor Pablo Portela), lo que llevó a Gustavo a dejar con gran dolor las orquestas, después de haber estado en un momento cumbre. Por vínculos laborales con la Iglesia dejo la universidad por tres semestres, y empezó a cantar siendo parte del ministerio de Alabanza y Adoración. Para el segundo semestre de 2013 regreso a la universidad a culminar sus estudios, pero esta vez con grandes proyectos los cuales está sacando a flote, como la grabación de “Confío en tu Palabra”, una de las tantas canciones que ha compuesto, pero esta vez con la inspiración que le da Dios. Gustavo Borja, conocido como Borjita, en estos momentos está celebrando un incentivo más, que lo llevará a Europa a ampliar su bagaje musical, y que él aplaude dándole gracias a Dios por el gran don que le regaló. La sorpresa de Gustavo hace dos meses, fue que no necesito hacer audición, porque al Director Artístico La Via Dei Concerti en Italia Julian Lombana, ya le habían recomendado a Gustavo Borja, como una excelente voz de las que necesitaba para hacerlo parte de los jóvenes que representaran a Colombia en la Tercera Edición de la VIA DEI CONCERTI que se realizará del 11 al 30 de julio de 2014. Son Diez y Seis (16) músicos los que asistirán de Pereira que se suman a los más de 18 por Colombia a la tercera edición de 2014 que propone “la pasión según San Marcos del compositor Osvaldo Golijov”.
REVOCANDO MEMORIAS Con 50 años de edad, Sofía Mena Rentería sigue metiéndole el hombro a la vida para sacar adelante a sus cuatro hijos, con el único trabajo que ha conocido y con el que se ha sostenido durante toda su vida. Por: Stephania Puerta Jaramillo La madrugada se acerca en la ciudad de Pereira, en la oscuridad todavía característica de las 4 am Sofía Mena Rentería comienza su día preparando el salpicón que tanto gusta y refresca a los estudiantes de la Universidad Tecnológica de Pereira. Seguido de esto va sagradamente a la galería a comprar las “fruticas”, – de ahí me vengo contenta a las 8 am a atender a mis niños –me dice con alegría en el rostro – refiriéndose a sus compradores, que más que simples consumidores para ella son sus “amigos”. Es media mañana, el sol resplandece en un día cotidiano y “sofí” con su rostro sonriente me atiende echándole mucho limón al chontaduro que le pedí. Me siento al lado suyo en un pequeño banco de madera mientras veo como pela las manzanas y habla al mismo tiempo con un estudiante de Medicina. En su puesto de trabajo que se encuentra fuera de la facultad de Ciencias Ambientales, Las abejas. Bocinas de automóviles. La música de su pequeño radio. La alegría son protagonistas de su negocio de frutas. La bocina de un Bus suena repentinamente, el conductor grita –Sofí un chontaduro con harta sal por favor – Ella contesta –Ya va papito –. Atiende al conductor y comienza diciéndome “mija yo amo Pereira”.
Las calles de la capital Risaraldense Fueron testigo hace 17 años de la llegada de Sofía junto con sus cuatro hijos. De las carencias que tuvieron que pasar. De la invasión en la que vivieron enseguida del aeropuerto. De las calles que tuvo que recorrer día y noche vendiendo chontaduros y dedos. Y sobre todo de cómo se superó y de cómo creció esta mujer desde que llegó de Chocó. Su tierra natal es Bagadó, se crio en Urabá donde ayudaba a su padre en las bananeras.
Su llegada a Pereira se dio por una situación lamentable en su vida, el asesinato de su esposo a mano de los paramilitares. –Mi esposo era profesor allá en Chocó, cuando hacían paseos de profesores en el río yo iba con ellos y les cocinaba oí el tiro donde él estaba y me dijeron “sofí, sofí, sofí mirá que están matando a Luis Fernando”– ¡se me bajo hasta la presión!–exclamó con tristeza.
Entre angustias y desilusiones por todo lo que había vivido en Chocó Sofía pisó tierras Pereiranas con la fe de dejar atrás el pasado abrumador que había vivido hace poco tiempo con la pérdida de su esposo, hizo borrón y cuenta nueva con la plena certeza de que construiría un futuro más próspero para ella y sus hijos. Con la llegada de Sofía a las tierras cafeteras, nació una nueva vendedora “informal” para la ciudad, pero no una vendedora cualquiera, sino una vendedora agradecida a cada instante por las puertas que le abrió la ciudad y por las oportunidades que le brindo, sin duda alguna un oasis para la desolación que vivía en ese momento. –en principio fue duro mami, no lo voy a negar, eso de trabajar por las calles es muy duro porque mucha gentes es muy grosera con uno. La ciudad es dura–. La clientela en el puesto de sofí no para de llegar, la mayoría de estudiantes que se disponen a abordar el bus no se van sin antes probar el salpicón, la guayaba manzana, los chontaduros o algunas de las frutas frescas que allí venden. Diana una estudiante que se queda allí en muchas ocasiones para ayudarla es graciosa y molesta a Sofí con los estudiantes diciendo
que todos son los pretendientes de esta mujer emprendedora. –Sofí se ríe y le sigue todos sus juegos– Sofía continua contando cómo gracias a las ventas podía ir pagando “piecitas” durante unos cuantos meses, ella era inquebrantable y se esforzaba mucho por conseguir un techo para su familia, pues tenía la certeza de que al quedarse en la invasión en la que vivió en un principio sus hijos podrían aprender “malas mañas” y esto era lo último que quería. La vida se encargó de darle a Sofía con el paso del tiempo la Oportunidad de tener su propia casa, con un subsidio del gobierno pudo conseguir su “casita” en Tokio, lugar donde vive desde hace 8 años y donde se radico al mismo tiempo en que empezó a trabajar en la UTP. Para Sofí la universidad es su vida, es como un hogar que le abrió las puertas dándole paso a una mejoría económica, “de los universitarios depende mi vida, mi economía, mi comida, todo. Para mí la universidad es todo, china” –Dice con firmeza– Los paros estudiantiles se han convertido para Sofía en su mayor enemigo, no por el hecho de que esté en contra de ellos, sino que a raíz de estos su vida económica se ve afectada en gran amplitud. –Me estoy empezando a preocupar mamita, porque ustedes salen y yo me aburro me toca empezar a vender chontaduros y cocadas por las calles. Además vendo comidas rapidas en mi barrio pero ya me da un miedo– comenta ella colocando sus manos en el rostro–
Prosigue relatando que la inseguridad en Tokio se incrementa cada día más, las bandas criminales ejercen poder sobre la comunidad a tal punto de pedir vacuna a los habitantes para Salvaguardar la vida de quienes viven allí. –Yo soy afortunada a mí no me toca pagar eso, porque como vivo allá desde que
construyeron en Tokio ya me conocen, y no me hacen nada ni a mí ni a mi familia– Aunque sofí afirma esto, también dice que le da miedo sacar su “carrito” de comidas rápidas por las noches, porque en muchas ocasiones ha podido presenciar vandalismo y hasta asesinatos. “Todo eso me deja de trauma porque yo viví cosas muy feas en Chocó y esas cosas me hacen recodar” –Sofía alude con nostalgia a estas memorias–. El carácter de esta mujer ha sido tan fuerte como un roble, Su tenacidad y humildad actuaron como el pilar para desenvolverse en una ciudad desconocida, han sido también las dos cualidades básicas para sacar adelante una familia que comenzó con cinco personas en búsqueda de un mejor futuro para convertirse en un hogar de 11 integrantes (contando a sus seis nietos) que ahora viven y agradecen a una ciudad que los vio crecer y fortalecerse en vista de la ausencia de su esposo, amigo y compañero.
''Nunca mates al artista que llevas dentro'' Por: Nicole Arboleda Granados esde muy temprana edad Nathalia Velásquez se mostró interesada por el tema de la música. Le agradaban los juguetes musicales. Sus padres al ver este interés por la D música la ingresaron a la escuela musical de Risaralda desde muy temprana edad, a ellos les pareció que la música sería una gran opción para estimular su creatividad, allí le recomendaron el piano para empezar, ya que este instrumento servía como base para sus primeros aprendizajes. Inició con las clases de piano y todo marchaba sumamente bien, avanzó rápidamente con destreza, era bastante musical, tenía agudeza con el oído y a ella le encantaba. Para ella, la pasión por la música comenzó desde ahí.
Unos cuantos meses después su madre le compro una organeta para que ella pudiese practicar en casa. A Nathalia se le complicó un poco debido a que no tenía instructor allí y debía practicar con la memoria lo cual hizo que mejorara considerablemente. Continuó en la academia por tres años más hasta que se empezó a aburrir y a desmotivar a causa de que le enseñaban organeta y ella quería piano clásico, así que decidió retirarse.
Duró un par de meses practicando sola y luego tuvo un instructor particular con el cual mejoro considerablemente su aprendizaje, enseñándole no solo a dominar bien su instrumento sino también a la lectura musical con partituras, solfeo y canciones de música clásica. Pasados varios años Nathalia sentía cierta inquietud por la guitarra, siempre fue un instrumento que le llamo la atención, a su mama no se encontraba muy conforme tras la idea de que su hija dejara de tocar el piano. “Yo veía las guitarras en las tiendas y yo las veía como tan lejos detrás del vidrio”, dice Nathalia, para ella era divertido imaginarse tocando la guitarra, se imaginaba en una banda tocando la guitarra eléctrica aunque lo veía tan distante porque el instrumento era costoso y ella creía que su madre ya no la apoyaría por lo sucedido con el piano. En grado decimo Nathalia conoció a una persona que tocaba el bajo, un amigo llamado Johan quien inició a explicarle como se tocaba la guitarra acústica. Le presto una, le enseño a leer una tabulatura y por sus propio medios, durante tres meses, ella empezó a aprender practicando sola. Todo marchaba a su favor hasta que sus proyectos se vieron frustrados por un viaje a España.
Ya en España ella se alejó de la música, se dedicó a adaptarse a aquel contexto, a los estudios, lo cual hizo que se alejara de la música por el transcurso de un año. Estando allá conoció a un grupo de personas que hoy día son sus amigos, con los que compartía varios gustos, entre ellos la música, entre esos amigos Felipe amigo con quien encontró una afinidad y mismo gusto por la guitarra. Felipe le prestó una guitarra acústica y ella comenzó a aprender con él, aunque a causa del género que tocaba llamado Punk, solo tenía conocimientos básicos de acordes entonces se limitaba lo que podía enseñarle. Aun así esto logro que Nathalia se interesara de nuevo en la guitarra y que quisiera aprender otros ritmos y géneros musicales alternativos. En diciembre, al ver que Nathalia estaba bastante emocionada con la guitarra y que quería una hace tiempo, su mamá le regaló una eléctrica de sorpresa, “a mí en ese tiempo me encantaba mucho Hello Kitty, entonces me dio una guitarra de Fender de con la de Hello Kitty y yo no cabía en la dicha”, dice Nathalia. Ese fue el inicio de todo, de ahí en adelante se dedicó a aprender, a buscar información, aunque le toco por si misma porque no tuvo una escuela, fue autodidacta. Dio inicio a aprender y el avance fue con rapidez, las personas quienes estuvieron en el proceso quedaron impactadas. Unos pocos meses después ya se encontraba tocando guitarra junto a un baterista y un vocalista con los que empezó a aprender temas de metal y ya que este género tenia cierto grado de complejidad
Nathalia comenzó a progresar significativamente. en este sentido, ahorro y se compró una nueva guitarra con mejores características y así tener ambas para poder tocar diferentes cosas en distintas afinaciones.
La banda duro cierto tiempo pero se separaron a razón de que el vocalista no tenía el compromiso suficiente. A raíz de esta separación se conforma una banda nueva más sólida y estable la cual nombraron The Forgotten Sharon Tate, con más integrantes como lo fueron otro guitarrista, bajista y nuevo vocalista. Iniciaron sus ensayos y aunque muy novatos no encontraban afinidad al principio se divertían y eran constantes los ensayos para así encontrar mejor afinidad musicalmente. A raíz de esto y después de varios meses ensayando se les dio la oportunidad de tocar en público, en donde Nathalia a pesar de los nervios se sintió muy cómoda y esto hizo que se enamorara más de la música. Unos meses después, en medio del proceso y realización de sus proyectos, Nathalia tuvo que regresar a Colombia debido a las condiciones económicas las cuales enfrentaba, viéndose obligada a abandonar sus metas actuales, su banda y sus amigos. Este viaje lo veía como algo temporal, no planeaba quedarse en Colombia y por ello dejo la mayoría de sus pertenencias, incluyendo sus instrumentos, “yo sentía como que me iba a enloquecer porque yo quería tener mis guitarras ya”, pero era muy difícil que las enviaran, debido al costo del envío, y el miedo de que arruinaran sus instrumentos. En ese tiempo Nathalia conoció la banda de un amigo quienes necesitaban un bajista de reemplazo para algunos toques que tenían planeados, ella acepto y toco el bajo con ellos durante un tiempo. En estos eventos los compañeros de Nathalia subieron algunas fotos a redes sociales, una persona de una banda de Metal las vio y se contactó con ella para preguntarle qué instrumentos tocaba y demás ya que estaban necesitando guitarrista, ella acepto pero les dijo que no tenía guitarra en el momento. Los nuevos compañeros de banda de Nathalia fueron muy pacientes por lo dificultoso de la situación, ella debía aprender las canciones a oído y no tenía el instrumento para practicar, sin embargo esto generó más afinidad a su oído y terminó siendo de ayuda. Poco tiempo después llegaron sus guitarras y un amplificador y ya de esta forma pudo aprender los temas de mejor manera y practicar. Esta banda es llamada Wasted y Nathalia aún sigue tocando con ellos. Ultimadamente han comenzado con proyectos más serios y eventos de gran talla que han sido pagados, han tocado en el festival musical Convivencia Rock, tienen varias grabaciones discográficas y videos, para ella ha sido una experiencia muy gratificante.
Ahora Nathalia está tocando la guitarra eléctrica y ha estado estudiando la guitarra acústica porque le gusta bastante. También recuperó la organeta que tuvo cuando era pequeña, ha estado retomando el piano y en sus tiempos libres le dedica tiempo a la danza Tribal Fusion, la otra cara de la musica que tanto ama. “El proyecto es seguir mejorando y seguir en la música, nunca mates al artista que llevas dentro”
MANDALAS, MITOS Y LEYENDAS DE ORLANDO GALLEGO B No es solo tomar un lápiz y empezar a crear una variedad de formas, ni tomar un pincel y empezar a llenar de color el lienzo para hacer una bonita imagen. Los mándalas de Orlando Gallego B. constituyen todo un proceso de elaboración que puede tardar meses. Por. Jorge Eduardo Santana López
H
ablar de sueños y mitos en nuestra época moderna suena un poco fantasioso. No obstante, para los nativos australianos “Altjiranga” es un término de una importancia capital –explica Orlando Gallego- porque hace referencia a los seres eternos del sueño, a lo que ellos llaman los antecesores míticos, a los ancestros, a los seres que aparecen en el sueño de las personas y a una historia. Pero no se trata del pasado sino de un presente eterno al que se puede acceder a través de un ritual. Pero ¿por qué este pueblo habla de los antepasados y por qué dan tanta importancia al ritual, si en nuestra época “moderna” estas palabras resultan algo mágicas y supersticiosas? Lo que sucede –expresa-, es que hoy día hemos perdido la conexión con lo sagrado, y son precisamente los sabios habitantes de la Polinesia quienes conocían los secretos de una vida dichosamente conectada y los practicaban todos los días, lo que constituía su ritual. Eran los científicos más completos, interpretaban el mar, construían piscifactorías. Hacían largas travesías en sus canoas pequeñas con sus instrumentos de navegación. Sabían interpretar las indicaciones de las olas, las estrellas y de las criaturas del mar. Cientos de años antes de que los Vikingos se hicieran a la mar para conquistar y saquear a otros pueblos, los polinesios ya habían conquistado el mar Pacífico aprendiendo de él y aceptando alegremente sus misterios.
Aquellos isleños tenían
algo que conmovía profundamente a los
primeros navegantes procedentes del Atlántico e incluso los entristecía pues no comprendían cómo hicieron estos pueblos para recorrer en sus navegaciones el mayor de los océanos del mundo siglos antes de que ellos aprendieran incluso a navegar. No comprendían cómo aquellos seres
“salvajes”, sencillos, armoniosos, humildes, podían ser unos exploradores tan consumados ni cómo podían tener unas comunidades tan bien organizadas y tan eficientes. Quizás veían en ellos sus propias posibilidades desaprovechadas al tratar de hacer una vida más dichosa. En el ensayo que Orlando tituló “Altjiranga” y en su libro Las Voces del Mito, se refiere a este conocimiento ya que considera que ellos son el prototipo del ideal de vida tanto anhelado por nuestra cultura actual, inmersa en la locura individual y colectiva, claramente referenciada por autores como William Faulkner, Thomas Pynchon quienes describen el absurdo y lo que llaman la “locura metafísica”, que no es otra cosa que la misma culpa. La falta de un sentido de vida que ahoga a las comunidades de Occidente con su cacareada modernidad y su cultura “Pop”, tan bien descrita por Robert Johnson, constituye el verdadero cáncer de nuestra época, donde los seres hemos perdido toda conexión con lo sagrado, con el númen. Incluso Oriente con su búsqueda fundamentada en la autorrealización y autoiluminación del individuo hace parte de esta confusión vital. La tradición polinesia glorifica todo. Para Paul Gaugin la Polinesia es un lugar donde uno puede entrar en la verdad, ser uno con la naturaleza y donde, tras la enfermedad de la civilización, la vida es una vuelta a la salud. Para Orlando, psicólogo egresado de la universidad de Manizales que ha dedicado parte de su vida al estudio y pintura del mándala, esta vocación que ha venido construyendo día a día desde su época de estudiante universitario, siendo inspirado por la psicología del Jung lo ha llevado a investigar más allá sus orígenes y significados, interpretadas hoy día en sus obras de arte. Orlando gallego se ha dedicado la mayor parte de su carrera profesional a trabajar la psicología desde este arte budista que representa lo sagrado, la creación, el mundo, el ser humano; Empezando a trabajar por este medio partiendo de su propia búsqueda, de encontrarse con sí mismo, a manera de crecimiento personal e intelectual. Sus estudios lo han llevado a interesarse no solo por conocer más acerca de este arte, sino también al estudio del mito, desde un aspecto social e individual en la interpretación y construcción de imaginarios a partir de los mitos y leyendas. En el 2009 saca su libro ‘’las voces del mito, mundo leyenda y valor’’ escrito en compañía con Gonzalo Hugo Vallejo filosofo de la universidad Santo Tomas, reconocido escritor y ensayista. En su obra una recopilación de los mitos y leyendas que se han enmarcado culturalmente en todo el mundo, haciendo una reflexión desde un punto de vista psicológico y filosófico a nivel individual y colectivo de los aspectos culturales,
sociales e ideológicos que trascienden a través del mundo mítico e imaginario, dándonos una visión ‘’lógica’’ del mundo en su relación entro lo objetivo y lo subjetivo. Orlando ha participado en festivales de arte en escenarios culturales como corto circuito en la ciudad de Pereira, en donde ha tenido la oportunidad de expresar y dar a conocer sus mándalas pintados en óleo y de presentar su libro ante el público, donde ha Recibido reconocimiento por parte de sus amigos y familiares por su gran talento y labor como artista y pensador. Sus investigaciones sobre lo mítico y las leyendas han despertado interés de intelectuales y humanistas en el campo de la psicología y lo social a partir de lo fantasioso y lo real de los aspectos encontrados en diferentes contextos sociales, en donde lo imaginario cobra sentido en las transformaciones mentales de los individuos. Otros trabajos. Orlando en su tiempo libre se ha dedicado también a trabajar con diferentes libros, a estudiarlos y analizarlos, ha traducido libros de psicología analítica tales como: ‘’Psychotherapy’’ de Marie LouiseVonfranz, ‘’The living Symbol’’, de Gerdhard Adler, ‘’Psychosyntesis’’, de Roberto Assaggioli, ‘’FindingMeaning in thesecondhalf of life’’, de James Hollis, y actualmente trabajando con el libro ‘’Puerpapers’’, el cual se encuentra en proceso de traducción
Orlando ha llevado una larga vida académica a través de sus pasatiempos, y compromiso permanente en el campo investigativo que hoy día lo convierten en una joya en para el campo intelectual.
Lo mataron por bueno. Por Ana María Galindo Marín Universidad Tecnológica de Pereira. “Los asesinos de sueños segaron una vida comprometida con los demás, amante del arte y la naturaleza, dador de alegrías y amor al prójimo. Murió en su lugar favorito pero no de la manera que esperaba.” – Dice su hermana con nostalgia al recordar a su fallecido hermano, Roger Marín. Las palabras, valiente, ejemplar, honorable, admirable no le alcanzan a las personas que le conocieron para describirle, tan solo saben que les han arrebatado un poco de esperanza y al mismo tiempo les han otorgado recursos y recuerdos que fortalecen aquellas fuerzas para cambiar la realidad en que se encuentran. Roger era hijo de una madre trabajadora quien muere a la edad de 44 años, a causa de una gripa que le arrebató la vida en una semana. Al final, un cáncer del que nunca supo, que se camufló con su adicción al cigarrillo y con las condiciones de trabajo que tenía. Hijo de un padre machista y abusivo, al que se tuvo que enfrentar a lo largo de su vida ya que no aceptaba la necesidad de Roger de querer estudiar, salir del campo y su núcleo familiar. Además de esto no le quería ya que intuía de sus inclinaciones homosexuales, las cuales él nunca confirmó con su familia. Se desconocen las causas de esto, más allá de su carácter fuerte, que lo impulso a seguir adelante. En 1990 termina sus estudios universitarios y se gradúa como abogado. Aquel campesino, (adjetivo que el mismo se asignaba con orgullo), se había pagado su universidad trabajando de día en la cafetería del colegio María Dolorosa, para así estudiar en la nocturna de la universidad libre. Empezó trabajando con empresas como Induval, siendo asesor jurídico del aeropuerto internacional Matecaña y administrador del conjunto el Campin en Pereira, en el cual era dueño de un apartamento. Ya en el año 1998 se independizó e inició con su propia oficina de abogados. Aquel hombre, tercero entre diez hermanos, nacidos en los pueblos y campos de nuestro país, era un apasionado por el estudio, el arte, la fotografía, las aves, la fauna, la preservación del medio ambiente, pero especialmente a lo largo de su vida, primó siempre ayudar a quién le rodeara.
El cambio era su meta, y así lo demostró siempre. Roger inició sus labores como trabajador comunitario en la junta de acción comunal del barrio Parque industrial, ubicado en Pereira. Tiempo después, al vender sus dos propiedades en la ciudad, decidió adquirir una finca hecha de bareque en la vereda Guayabal. Allí se une a la junta de acción comunal de esa zona y se convierte en presidente de la misma, para así comenzar con diferentes labores por su comunidad, logrando crear una biblioteca para los jóvenes, llevar el transporte de servicio público, además de lograr la aprobación de la alcandía para crear una plaza cívica, asimismo incentivó la práctica del deporte creando torneos y activando de nuevo los ciclo paseos los fines de semana. En el 2007, fundó el periódico “ La tribuna”, en el que él mismo era el editor, investigador, reportero, de todo hacía y su distribución era totalmente gratuita, funcionó muy bien durante tres años hasta el momento de su muerte, e incluso fue galardonado con un premio a la cultura de la legalidad; me cuenta su hermana, quien tuvo que recibirlo. Entre risas y nostalgia recuerda cuando lo molestaba por los crucigramas que ponía, solía decirle “Roger ni yo soy capaz de responder esto no me imagino a los campesinos” A lo que el respondía casi siempre con una sonrisa y diciendo, “así los pongo a estudiar”. Roger también era un amante de la naturaleza, así que hizo de su hogar su lugar para disfrutar de ella donde se podía encontrar todo tipo de flores, desde heliconias y orquídeas, además de diversidad de aves. Así mismo en compañía con la CARDER le dio vida al sendero ecológico que se iba a inaugurar en marzo del año en que murió. Aquel hombre que había abandonado el traje de chaqueta y corbata por bermudas y gorras, amaba los niños, a tal punto que cada año, en cada navidad, Tribunas, era realmente una fiesta llena de amor y alegría para ellos, en ocasiones cuando no lograba recoger fondos, sacaba el dinero de su propio sueldo, así estuviese mal económicamente. “Habían días en que teníamos que comprar una almuerzo para ambos”, comenta Don Gerardo, su compañero de trabajo, su amigo y su hermano como lo llamaba. “Roger era un ejemplo a seguir, incluyendo su orgullo, si uno lo ofendía, y lo hacía enfrente de otras personas, las disculpas debían ser siempre enfrente de esas personas ante las cuales uno lo había ofendido”.
“Todo iba bien en su vida, todo hasta que un día los asesinos de sueños segaron una vida comprometida con los demás, amante del arte y la naturaleza, dador de alegrías y amor al prójimo. Murió en su lugar favorito pero no de la manera que esperaba” dice su hermana con nostalgia al recordar a su fallecido hermano, Roger Marín, quien un día como cualquier otro, murió asesinado a sangre fría, por quienes parecían ser amigos o conocidos, pues él mismo les había autorizado la entrada con su ayudante, que minutos después de llegar lo que parecía una simple reunión se marchó; la muerte llegó aquel día a su casa de visita, con las más despiadadas intenciones. Yo era de las que pensaba, “a nadie lo matan por bueno”, pero sí, eso también existe. Por esa época fueron varios los casos que se presentaron y a pesar de que el tiempo transcurra, aún sigue la caza continua de aquellos que reclaman lo que pertenece al pueblo.
El bolso, de bolsa Yurcais Vannesa Castaño Barreto —No soporto ser como la juventud de hoy en día, que entre más quietos estén, es mejor, dice María Esperanza. María Esperanza una mujer morena y un poco robusta, 1.70 de estatura, con ciertas manchas en su rostro, tal vez por causa del sol, sus labios, tal vez, un poquito abultados, dejan ver una boca grande, cuando la risa se apoderaba del momento. Un oscuro lunar, cerca de su ojo, y unas cuantas pecas en su cara. Su cabello con una raíz entre blanco y negro, quizás por el pasar de los años, y sus cejas un poco pobladas, y unas pestañas larguísimas, que dan la impresión de formar un arco muy gracioso. María Esperanza, perteneciente a la iglesia pentecostés unida de Colombia.
Se pasa el día arreglando matas, lavando, cocinando y realizando manualidades, también ayuda con la comunidad, realiza curaciones, y aplica inyecciones. Estudió en la escuela nacional de enfermería en Manizales, donde trabajaba en una asociación de evangélicos, allí ayudaba con adultos y los motivaba a que realizaran las cosas que les apasionaban, también les enseñaban a coser, a bordar, y hacer cuadros. Estudió su primaría en un colegio de monjas, donde aprendió todo lo relacionado con las manualidades. —Fue una situación bastante difícil, porque la monja que enseñaba las manualidades era muy egoísta, y no tenía paciencia para enseñar y repetir las lecciones. En los ratos libre cuando la monja tejía, no le gustaba que nadie la mirara, ni observara su trabajo, entonces cuando tenía tiempo libre, me asomaba por una pequeña ventana, y podía observar a la monja, y mirar su forma de tejer y su manera de coger las agujas, comenta María Esperanza. —Un día, en el que había terminado mis labores en el convento, observe en una caneca de basura, una sombrilla dañada, e inmediatamente la mire y le saque dos varillas, y el resto lo volví a depositar en la caneca, con las dos varillas, me hice dos agujas, dice María. —En el piso, buscaba pedazos de hilo, que las monjas botaban cuando tejían, y de tantos retazos que guarde, logré armar una madeja, y con eso hice un abrigo, cuando la madre superior, se dio cuenta del abrigo que había hecho, y de las agujas, no lo podía creer.
En el tiempo libre María Esperanza, después de haber realizado sus labores domésticas, se la pasa tejiendo, el material con que teje es material reciclable. ¿Por qué su interés por coser con bolsas plásticas?.
María Esperanza siempre ha tejido con hilos, lanas, pero cierto día, cuando se encontraba en la cocina de su casa, justo al lado de la estufa, en un caneca del mercado, observo que se encontraban demasiadas bolsas plásticas, se quedó observando detalladamente estas bolsas, y de repente comenzó a recortarlas en tiras largas un poco delgadas, e inmediatamente cogió sus agujas de la mesa, y comenzó a tejer en forma de trenza, hasta formar varias, cuando ya las tenía todas unidas, comenzó a darle forma de bolso, a medida que iba observando su trabajo, lo comenzó a ver hermoso, fácil y productivo. —Tejer es uno de mis mejores pasatiempos, y que mejor forma de tejer, dándole un buen uso al material reciclable, para el beneficio de nuestro planeta, comenta María Esperanza. María Esperanza, lleva tejiendo con bolsas reciclables, un año, y desde que realiza esta manualidad, la gente no se ha preocupado por conocer su trabajo, ni mucho menos, por destacar esta labor que realiza ella tan importante para el medio ambiente y para su vida.
Ama tanto lo que hace, que ha fabricado una gran cantidad de bolsos, mochilas, sombreros, manteles, alfombras, que ha perdido la cuenta, realizar esta manualidad, le ayuda a des estresarse, a ocupar el tiempo en algo pr谩ctico y a despertar en otras personas la pasi贸n por realizar algo nuevo.
Golpes con sonrisas Yuliana Echeverry Por más luchas que le dio la vida, se levanta siempre con una gran curva en sus mejillas
. Sin más preámbulos, los días le resplandece el alma. Como dice la canción, a pesar de que dicen que los años son sabios todavía se siente el dolor. José Albeiro Cardona Rivera, no deja esa manía de vivir el día a día con una sonrisa. “me gusta las historias de vida de las personas. Es alguien muy polémico en el barrio así que quien más bueno que èl para divulgarlo”. Este personaje que nació el 29 de diciembre 1951 estudio solo 8 años de su vida, toda su primaria y dos años de bachillerato ya que los gastos no daban para más. Es ahí donde empezó a trabajar a la edad de 12 años y comenzó su “martirio”. Su padre José Aristóbulo Cardona Aguirre que en paz descanse, era de esos padres tradicionales, de esos que le daban mala vida a su familia, y por lo tanto a José Albeiro por ser el mayor de 7 hermanos fue el que tuvo más desdicha con él, José Albeiro empezó vendiendo verduras en la galería y paso mucho tiempo allí, se topó con todo lo malo que se puede encontrar en dicho sitio, probo de todo, hizo de todo, pero nunca sufrió las consecuencias de esto ya que siempre ha sido un buen hombre y no se fue por mal camino, el padre de él le pegaba como a un animal, con lo que sea, como sea, por lo que fuera, no le daba buen trato y eso cada día le iba generando marcas para su vida, le pegaba con lo primero que cogiera, palos, rejos, piedras etc. y José Albeiro sin embargo seguía allí como debía hacer un buen hijo. Hasta que un día se cansó de tanta violencia, de tanta mala vida que le daba su padre y con el dolor en el alma por dejar a su madre que también la hacía sufrir, Albeiro Cardona rivera se fue de la casa buscando rutas buenas para su vida. Pasaban los días, meses, años y su vida seguía ya común y corriente, pero esa marcas le generaban más odio y convirtiéndose en alguien un poco diferente. A las 21 años conoció a su primera mujer la cual tuvo un hijo con ella, pero eso no duro mucho, en este caso las mujeres no pagaron bien. El dejo todo así, pero seguía velando por si primer hijo. La vida
le dio una segunda oportunidad y al irse para Palmira conoció a su segunda mujer si se le puede determinar así, “según jose” con la cual tuvo una niña, pero la vida no lo considero muy bien del todo y los cuernos salieron a flote otra vez. Tras todo lo que le sucedió el siguió de pie, siempre como un hombre luchador, trabajando en una cosa, y en otra hasta que consiguió trabajo en una fábrica de repuestos para carros, ya radicado en Palmira, conoció a una familia muy especial, que le ayudaron a salir a adelante y fue ahí, en esa misma familia que conoció ya el amor de su vida, Yolanda Satizabal una morena grandota, pelinegra y hermosa, con la cual tuvo dos hermosas hijas gemelas y la vida le dio la oportunidad de compartir juntos buenos y malos momentos. La vida le dio y le quito, muchas cosas lindas. Pues hoy en día, es un buen padre, hijo, hermano, etc. Todas esas experiencias que vivió lo marco, tanto así, que se refiere a su padre como “señor” y el día que murió, tan solo se le hizo un nudo su garganta, porque sus lágrimas no recorrieron por sus mejillas y su dolor siguió intacto. A pesar de haber perdonado, por la forma que su padre había criado a sus hermanos y a el fue un poco brusca y atroz. Dicen que a veces uno levanta a sus hijos dependiendo de cómo lo hicieron con uno. A pesar de todas las circunstancias que tuvo que pasar don José Albeiro en su infancia, ha sabido ser un hombre con valores y principios. Brindándole a su familia todo ese amor y respeto que él no tuvo en su hogar. VALERIA CARDONA(hija) Mi papá es una excelente persona, vive el día a día, sonríe, molesta, juega, es inquieto y toda su familia lo ama. Es el mejor padre del mundo y doy gracias a dios por dejar que en este momento de su vida tenga una recompensa por todos esos malos momentos que tuvo que vivir en su niñez. Ahora de viejo cogió costumbres no muy buenas, pero la edad todo lo cambia. Él es un hombre machista en muchas cosas que no se pueden cambiar jamás. (Quizás herencia de su padre) pero no todos somos perfectos y en la vida todo se sabe llevar, por más que queramos es ahí el resultado de que las personas si razonan adecuadamente cuando sus vidas se ven afectadas por una u otra razón en un futuro, a pesar de todo siguen luchando por lo que desean y más cuando sea tenido dificultades. José Tal vez no sea la mejor persona, pero siempre quise ser hombre el cual yo mismo me sintiera orgulloso. Y siento que lo he logrado tengo a mi lado a una mujer espectacular y unas hijas maravillosas que han hecho que mi vida tenga otro rumbo. Gracias a ellas he logrado olvidar las tristezas que llevaba en mi corazón. “por mas marcas que me allá dejado la vida, existe tan solo una sonrisa que alimenta mi alma”
Importancia para algunos, ignorancia para otros. Estiven García Palacios 1088325979 Sang Uk Hank es un coreano que recién llegó a la ciudad de Pereira con el fin de cambiar la suerte de los competidores y aumentar medallas de oro para las competencias en el Taekwondo. Con rasgos marcados y gran humor, iniciado en el arte marcial natal de su país, a los 12 años llevando ya 10 años en la práctica teniendo hoy en día un el 4to dan de cinturones negros ha ganado medallas muy importantes en la competencia de figuras, tanto así que el gobierno de tal país le paga a él, por entrenar, estudiar y hasta dar clases para que muchas personas tengan un mejor nivel cada día. Desde sus inicios ha sido muy resaltante por la parte técnica de esta disciplina demostrando cada día que se puede hacer mucho mejor las cosas desde que haya una gran dedicación. Sang Uk Han expreso entrenar seis horas y estudiar ocho horas es su rutina diaria y en temporada de vacaciones entrena 12 horas diarias. Para Sang Uk lo que más curiosidad le ha causado es que a pesar de que él aquí no conoce a nadie pues muchos de sus compañeros taekwondistas tratan de que se sienta más cómodo, más en familia ya que en notadas ocasiones ha expresado que en su cultura los jóvenes tienen un gran honor por sus padres y les atrae mucho estar en contacto con sus familias.
Aunque hasta ahora solo he observado a este personaje, lo que más se le nota es su amor por lo que hace y es lo que él trata de transmitir ante las personas que van a sus entrenamientos siendo momentos específicos en los que dice -“ánimo, las figuras son duras por la técnica pero a penas la tengan Uds serán los mejores”. Contextualizado con Colombia, pocas personas tienen el privilegio de poder hacer algo que quieran y sobrevivir con ello. En cuanto al tema gastronómico se ha notado la unión entre estos dos mundos ya que él mismo es quien está cocinando aunque se le ha notado el gusto por la comida colombiana como el ajiaco, las empanadas, arroz con leche, bandeja paisa. Sang Uk con apenas 22 años es una de las personas más conocidas e importantes en la modalidad de figuras de Taekwondo, como ya lo mencioné tiene las medallas más importantes de los últimos campeonatos a su nombre, por esto su país lo ha otorgado con sueldos honorables, una casa para su familia, le pagan todo para poder salir del país. A demás de la pasión por el Taekwondo, las segundas cosas que más le agrada es coleccionar figuras de acción y cocinar platos típicos de su país 1ra foto: tomada el 15 de febrero de 2012 por Yunhee Lee en la universidad de Kyunghee (extraída desde la red social de Sang Uk)
Foto tomada el 23 de mayo de 2014 por Sang Uk exhibiendo su colección de figuras de acción (tomada de su red social).
Aquí un almuerzo que él nos compartió. (Foto tomada por el escritor).